Agradecimientos. Moderadora de Traducción

Moderadora de Corrección

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Recopilación

Diseño

Índice

Sinopsis. .

Donar el cuerpo a la ciencia. Marcado

Kaitlyn,

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Lucas í é

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Capítulo 1 Traducido por EvaMedina Corregido por Jery_B2uty

Kaitlyn dio vuelta a la esquina y se echó un vistazo en un espejo. Diecisiete años. Largo cabello oscuro, ojos grises. Al menos, su rostro no había sido dañado por accidente, ni por las actualizaciones desde entonces. El resto de su cuerpo no había sido tan afortunado. Medio-humana, medio-máquina. Ella no encajaba bien en ningún mundo. Soy una abominación, pensó, con sus hombros desplomándose. Alejó sus ojos de su reflejo en el espejo y continuó caminando arduamente por el austero corredor. El único sonido era el chirrido de su calzado deportivo sobre las baldosas. Todo —las paredes, las frías baldosas bajo los pies, incluso los cubos de basura eran estériles y blancas. Si nunca volvía a ver una pared blanca, podría ser demasiado pronto. La penetrante iluminación del corredor a menudo le recordaba una luz brillante diferente, la que había terminado con su vida humana y empezó este estado de... existencia, si se podía llamar así. Después de que la volvieron a traer del umbral de la muerte, el personal del IFICS le dijo que debería estar agradecida. Pero ellos no sabían lo que era ser pinchada e investigada, sin tener futuro ni pasado. Si ella sólo no hubiera puesto la opción de ―donar cuerpo a la ciencia‖ en el carnet de conducir, entonces no estaría en esta situación. Aunque, si no fuera por el IFICS —ella todavía no sabía lo que significaba la sigla—, probablemente estaría muerta. A veces, se preguntaba qué era peor. Al menos ya no necesitaba un escolta para llegar a la sala de tratamiento. Eso había sido molesto, considerando que ellos habían reemplazado una parte de su cerebro por una computadora que aprendía mucho más rápido que el de cualquier humano. En los primeros días mientras su cuerpo se aclimataba a la maquinaria, su debilidad hizo necesario que dependiese de ellos para todo. Eso la había humillado. Pasos hicieron eco en la distancia detrás de ella. Sus sensores hicieron efecto, analizando el sonido de los pasos y la longitud de la zancada. Supo quién era antes de que escuchase su voz, y esperó a su saludo familiar.

—Kaitlyn—la saludó Lucas de la misma manera en que lo hacía cada

mañana. —Lucas.

Si ella todavía tuviese un corazón real, seguramente se le pararía el corazón. Lucas era lo único en su loco mundo que hacía que salir de la cama valiese la pena. Él la hacía sentir cuando el Profesor y su equipo decían que no era posible. Al menos, ella pensó que eran sentimientos, y no sólo cargas eléctricas pulsando a través de su sistema. Pero ¿no era eso lo que pasa en el cuerpo humano de todas formas? Kaitlyn se recordó a sí misma. Las emociones y reacciones humanas no eran más que las sinapsis avivadas, diciéndole al cerebro lo que tiene que hacer. Aunque para Kaitlyn, ya no eran tan fuertes, los fantasmas de sentimientos, justo fuera de su alcance. Pero ella sabía que estaban ahí, y sabía que los tenía por Lucas, buenos sentimientos. Ella caminó a su lado por el blanco corredor sin otra palabra. Una parte de ella ansiaba conectar con él, pero el miedo la mantenía en silencio. Había escuchado por casualidad demasiado para saber que si se supiera que ella todavía tenía pensamientos y sentimientos por sí misma, serían borrados rápidamente. Su única amiga, Quess, lo había confirmado. Ella protegía lo que quedaba de su mente demasiado para renunciar a ello, incluso si Lucas sí que hacía que su cuerpo tararease. Con una mirada a su izquierda, Kaitlyn asimiló su hermoso perfil. Ella podría mirar fijamente sus sensuales labios llenos y su fuerte mandíbula durante horas. Él caminaba con un andar relajado, su arrugada bata blanca agitándose en la relativa quietud del pasillo. Su musculosa constitución la habían levantado del suelo más de una vez durante los primeros días de los tratamientos, cuando estaba intentando ajustarse a su nuevo cuerpo. Su rebelde cabello oscuro se curvaba en su nuca, ella notó que necesitaba un corte de cabello. Tenía una abrumadora e ilógica urgencia de estirar su brazo y quitar el cabello de sus ojos. ¿Qué se sentiría al tener esas grandes y firmes manos arrastrándose por su cuerpo? ¿Los labios de él en su cuello? Si ya no sentía dolor, ¿podía sentir placer? Su mente siempre estaba intentando darle sentido a la locura que corría por ello. Paralizada por los pensamientos demasiado humanos, Kaitlyn arrancó sus ojos de su rostro y juntó sus manos frente a ella. Su relación era clínica: ella sabía que Lucas la veía sólo como un experimento y nada más. Él probablemente estaría repugnado si supiera los pensamientos que pasaban por su cabeza cuando él estaba cerca. Incluso peor, ¿qué pasaba si decidía re-programarla? Su única amiga, Quess, le había advertido que mantuviese sus pensamientos para sí. La compañía quería a un robot, no a un híbrido. No podía arriesgarse a que ellos quitasen algo más de ella. Ni siquiera por Lucas. Las grandes puertas dobles se acercaban enfrente. Ella se preguntó distraídamente qué tenían guardado para ella hoy. Hace mucho tiempo que había aceptado que su nueva existencia significaba que era un proyecto

científico. Saber qué pasaba detrás de esas puertas no la llenaba de asco ni de terror como lo haría a un humano real. Lo haría si todavía tuviese la respuesta de huida o de lucha, pero sus sensores anulaban cualquier signo de estrés agudo inmediatamente. Quizá lo que sentía por Lucas no era más que un cortocircuito. Ella lo miró mientras él abría una de las puertas. Un cortocircuito persistente y extendido. Tan pronto como pasaron por la puerta, el Profesor Adams echó hacia atrás su silla de su escritorio y se puso de pie, tirando un archivo al suelo. Su áspero cabello gris estaba despeinado como siempre, y sus pequeñas gafas redondas estaban colgadas de forma torcida del final de su protuberante nariz. Los sensores de Kaitlyn se activaron. La pantalla verde en su ojo derecho se puso en marcha y el punto de su ojo se centró en el Profesor Adams. Hubo el usual sonido de tic-tac en su oreja, pero en menos de un segundo se detuvo y ella tuvo sus diagnósticos: Desarmado. Físicamente fuera de forma. No es una amenaza. Nadie más estaba en la sala; si fuera así, sus calentados sensores le hubieran advertido. Allí sólo estaba el zumbido de las computadoras y el distante zumbido del refrigerador del laboratorio. ―Lucas, hemos vuelto a actualizar el microprocesador de Kaitlyn, así que quiero que compares sus escáneres de la semana pasada —dijo él, como si ella ni siquiera estuviese allí. Mirando sobre sus gafas, el Profesor Adams le dio el portapapeles a Lucas. Él pasó las páginas y luego asintió hacia Adams. ―Sin problema. Kaitlyn se quedó completamente quieta, pero luchó contra la repentina urgencia de poner sus ojos en blanco. No estaba segura de por qué quería poner los ojos en blanco. El movimiento no tenía significado; la mismísima idea no tenía sentido para ella, aunque alguna parte de ella sentía como si debiera tenerlo. ¿Quizá un viejo hábito de su vida previa? Hizo una nota mental para preguntarle a Quess más tarde. Ella ayudaba a llenar los huecos que a menudo experimentaba Kaitlyn. —Kaitlyn—los ojos azul cielo de Lucas se encontraron con los suyos brevemente, luego se fueron igual de rápido. La mirada hizo que el ritmo de su respiración se acelerase, a pesar de los mecanismos que regulaban las funciones de su cuerpo—. Por favor, siéntate para que pueda pegar los monitores.

Sin decir una palabra, Kaitlyn caminó hacia la mesa de hacer sin estaño y se sentó en la silla de plástico blanca con su espalda hacia Lucas. Ella miró hacia delante al gran fregadero doble, sentándose quieta como una estatua y se obligó

a no reaccionar a tu contacto. Ellos querían a un robot, así que eso es lo que les daría. Por ahora. Lucas quitó la parte de detrás del electrodo y suavemente presionó la almohadilla redonda sobre su sien. Él estaba tan cerca que podía oler su aftershave: una mezcla de sándalo y cedro con un toque de romero. Escaneando, ella analizó las esencias y una lista de marcas potenciales fluyeron por su mente. Su cuerpo se tensó cuando Lucas estiró su brazo a su alrededor para presionar la otra almohadilla en su sien izquierda. Por un instante, la cercanía de su cálido cuerpo y su brazo a su alrededor hizo que fuera difícil respirar. ¿Por qué sólo él tenía este efecto en ella? Terminando de poner los electrodos y completamente no-afectado por su encuentro, Lucas se giró sobre sus pies y encendió la máquina. Un pulso de corriente invadió el cerebro de Kaitlyn y se enderezó en su asiento. No era doloroso; era más como una molestia. Como un ligero zumbido entre sus sienes. Quizá incluso un cosquilleo. Los encontró un poco interesante que el test nunca recogiera la conciencia de Lucas de su cuerpo. Obviamente, las computadoras no sabían todo. Ella se sentó derecha mientras se hacía el test. Lucas garabateó notas en su portapapeles, con el rostro iluminado por la pantalla azul de la computadora. La puerta del laboratorio se abrió y una enfermera entró con pasos cortos y rápidos. Su largo cabello castaño estaba levantado en una cola de caballo hoy. La hacía lucir más joven. Kaitlyn había visto a esta mujer cada mañana durante los últimos ochenta y nueve fías, pero nunca se hablaban. La enfermera apenas la miraba. Kaitlyn ni siquiera sabía su nombre. Quess le dijo que a los empleados les estaba prohibido interactuar con ella a menos que sea necesario para las pruebas. ―Casi está hecho —Lucas le habló a la enfermera, que esperaba en un lado, aferrándose a su pequeña cesta llena de viales. Una sonrisa iluminó el bonito rostro de la mujer y sus mejillas se pusieron de un brillante rosa. Lucas parecía ignorante del efecto que tenía en las mujeres. Un par de minutos más tarde, Lucas quitó las almohadillas de la cabeza de Kaitlyn y apagó la máquina. No hubo contacto esta vez, afortunadamente. La enfermera recogió una muestra del brazo de Kaitlyn con una bolita de algodón que apestaba a alcohol fuerte, con cuidado de sólo tocar su piel. Dos dosis fueron administradas y luego su sangre fue recogida. Kaitlyn no sintió nada. Un chip computarizado se implantó en su cerebro para anular los nervios que le decían que estaba experimentando dolor.

A veces cuando estaba encerrada en su habitación sola, se preguntaba lo que sería el dolor. Ella no podía recordarlo. Ellos le aseguraron que era algo bueno que no pudiera recordar su vida pasada ni el accidente que la había traído hasta aquí. Es fácil de decir para ellos. No eran sus vidas las que les fueron arrebatadas. De vez en cuando, Kaitlyn tenía flashes de recuerdos, sentándose detrás de un piano, corriendo por el bosque o flotando en el agua. Siempre estaba sola, pero era como ver a alguien más. No sentía más conexión a esos recuerdos que a los argumentos de las películas. Cualquiera sea la vida que tenía antes, se había ido. —Kaitlyn, necesito que vengas aquí—la voz de Lucas llenó la sala.

Ella no le contó a los empleados sobre los recuerdos por miedo a que las eliminasen, justo como no le dijo a Lucas que sólo él la hacía sentir humana. Sin pesarlo, Kaitlyn se puso de pie y caminó hacia Lucas, que estaba junto a la cinta de correr. La máquina parte de ella obedeció antes de que tuviera tiempo de conscientemente reconocer su orden. Ella se subió a la cinta de correr y esperó a que él ajuste los niveles. —Conoces la rutina—él retrocedió, escribiendo en su siempre presente

portapapeles. Kaitlyn se adaptó al constante ritmo, la sensación de su calzado de deporte golpeando sobre la goma era relajante. No había nada a lo que mirar, salvo al equipamiento del laboratorio —paneles cubiertos de números garabateados, vitrinas llenas a reventar de aparatos y cuadernos. Ella observó a los parpadeantes números rojos de la cinta de correr aumentar lentamente. —Voy a incrementar la velocidad —le dijo Lucas, con su mano bloqueando los números mientras golpeaba la flecha de arriba—. Si necesitas que pare, grita.

Kaitlyn asintió para que él sepa que entendió. Era molesta la forma en que le hablaban como si fuera una idiota cuando ellos eran los que pusieron una computadora en su cerebro. Aunque ella nunca les dio una razón para hacer otra cosa. Dejó que su mente vagara mientras intentaban empujarla hacia el fallo. Mientras corría más y más rápido, con los brazos balanceándose, ella pensó en cómo podían coger su corazón y sus recuerdos, pero una pequeña parte de su mente todavía era ella misma. Algo en lo que ellos fallaron de calcular en sus pequeños experimentos. Todo lo que discutían era su potencial: cómo podían usarla para su beneficio. El lado lógico de ella sabía que nunca hablarían así alrededor de ella si por un minuto pensasen que todavía podía pensar por sí misma.

Eso la pondría enferma de su estómago. Sólo que no se podía poner enferma. Su estómago ahora no era más que engranajes de titanio y quién sabía qué más. Nadie le preguntó su opinión después del accidente, cuando su cuerpo no era salvable y estaba en el umbral de la muerte. Aparentemente, ella había optado por donar su cuerpo a la ciencia, aunque a posteriori, no podía imaginar por qué. El IFICS había visto una oportunidad y la había tomado. Ahora Kaitlyn fue abandonada para pagar el precio de su ambición. Una y otra vez. ―Señor, está llegando a su máxima capacidad—dijo Lucas, claramente impresionado. —Muy bien—una sonrisa se extendió por el rostro del Profesor Adams―.

Ella continúa excediendo las expectativas. Pronto estará lista. El Dr. Harrington estará complacido por las noticias.

Capítulo 2 Traducido por EvaMedina Corregido por xx.MaJo.xx

Kaitlyn oyó a Quess caminando lentamente por el pasillo antes de que abriera la puerta y girara el pomo. La pobre chica tenía que pasar sus veranos con sus abuelos: el Profesor Adams y su esposa. Como castigo a algún acto de agresión adolescente, Quess tenía que limpiar esta sección de las instalaciones, que incluía la habitación de Kaitlyn. No era que le importara, porque eso le daba tiempo para pasar con Quess. Kaitlyn apagó la televisión y se recostó sobre su almohada con sus piernas cruzadas delante de ella por los tobillos. Ya había visto la película Munich varias veces. Disfrutaba de esta bastante, pero le daba la bienvenida a la interrupción. Recientemente, el Profesor Adams había instalado una TV a petición de Lucas. Él pensó que podía aprender sobre la interacción humana mirando películas. Algunos reality shows y las noticias estaban fuera de los límites, lo que no tenía sentido. ¿No aprendería más de un reality show que de las pretensiones? Pasó su cabeza a través de la puerta. ―Srta. Kaitlyn, ¿puedo entrar? ―Sí —La parpadeante luz roja en la esquina de la habitación era un recordatorio siempre presente de que su habitación estaba monitorizada, así que tenía que tener cuidado con lo que decía y hacía. Usualmente no era mucho, de todas formas. Decir que su vida era monótona era un eufemismo. Quess dejó caer su balde sobre el suelo, rompiendo el silencio, y sacó un viejo trapo. Empezó a limpiar el polvo de la habitación de Kaitlyn —no era que hubiese mucho polvo. La habitación era sencilla. Kaitlyn observó mientras la pequeña y pálida mano de Quess limpiaba eficientemente el vestidor blanco y luego se movía hacia la repisa de la ventana. Su rebelde cabello cobrizo parecía fuego en la luz del sol. Ninguna dijo una palabra. Kaitlyn se preguntaba si la forma en la que la miraba fijamente —robótica, silenciosa, casi como si fuera una estatua— le molestaba a Quess. Podía sentarse durante horas sin parar, sin parpadear y con nada que hacer, excepto mirar fijamente a las cuatro pareces a su alrededor. Pero Quess nunca se quejó. Después de que Quess terminase de limpiar con el trapo el suelo de azulejos, se giró y miró a Kaitlyn con un brillo travieso en sus ojos avellana. ―Srta. Kaitlyn, ¿le gustaría caminar por el terreno conmigo? El abuelo Adams sugirió que quizá querrías un poco de aire fresco.

Caminar por los terrenos era lo que Kaitlyn prefería hacer, pero mantuvo su rostro indiferente. No quería demostrar ninguna emoción a la cámara. Ya le habían quitado mucho de ella, no les dejaría tomar nada más. ―Si el Profesor Adams piensa que necesito aire fresco, entonces iré. ―Pensé que lo harías —Quess levantó el balde y esperó a que Kaitlyn la siguiera. Cualquier cosas para salir de esta pequeña habitación blanca y aburrida y alejarme de las pruebas interminables, pensó Kaitlyn. Se levantó de su cama con gracia, alisó el frente de su vestido y siguió a la joven chica. El silencio permaneció durante el laberinto de pasillos, más allá de los laboratorios oscuros y tranquilos y la cafetería aún más apagada. Las cámaras estaban en todos lados: pegadas en esquinas altas y ensombrecidas, escondidas detrás de ventanas de vidrio negro. Kaitlyn vivió toda su nueva vida —o media vida, así como estaba— bajo la observación, como el experimento científico que era. Excepto en las raras ocasiones en que salía con Quess. Incluso entonces no tenían mucha intimidad. Se detuvieron junto al armario de suministros y guardaron el balde de Quess antes de que Kaitlyn pasara por la pesada puerta de metal que dirigía hacia fuera, hacia la tarde iluminada por la luz solar. El frío viento contra su piel era una sensación agradable. Estar guardada bajo llave la hacía apreciar las cosas pequeñas. Donde el laboratorio y el dormitorio eran estériles y blancos, fuera era un mini-paraíso. Kaitlyn creía que las instalaciones eran antiguas, estar rodeada en todos los lados por intenso bosque y ausente de cualquier sonido más allá de esa naturaleza. Una mirada hacia la distante cerca frontal —adornada con alambre de púas y cerrada electrónicamente— demostraba que estaba vigilada por sus usuales guardias armados. Escaneando la zona, se alivió al ver que el patio estaba vacío mientras hacían su camino por el camino de piedra rodeado por cerezos silvestres dirigiéndose al bosque. A veces los miembros del personal se sentaban en las mesas de picnic para comer o cenar, o se agrupaban alrededor de la puerta trasera para fumar. Kaitlyn siempre se sintió rara en ocasiones en las que cruzaba los caminos con miembros del personal que no estaban asignados a ella. La miraban confundidos como si fuera un monstruo o evitaban el contacto visual completamente. Kaitlyn observó con curiosidad mientras Quess extendió sus brazos ampliamente y dio volteretas riéndose. Su cabeza se inclinó hacia arriba, hacia el sol. ―Es tan hermoso —Quess dio una vuelta más y unió su blanco y delgado brazo con el de Kaitlyn.

Kaitlyn encontró el contacto humano muy extraño. Podía sentir el calor del tacto de Quess, pero no entendía por qué la chica querría tocarla. La hacía sentirse incómoda. Miró hacia delante y se concentró en poner un pie delante del otro. Con su sentido del conocimiento agudizado, podía oír a la vida salvaje corriendo a toda prisa a la distancia. Un ciervo madre y su bebé estaban pastando en un campo abierto a cuatrocientos veintidós metros a su izquierda. Un persistente pájaro carpintero golpeaba un árbol. Sólo a unos pies de distancia, una ardilla saltaba de una rama a otra. Una vez pasado el gran árbol abedul —su punto normal de seguridad de ojos entrometidos— Kaitlyn miró a Quess y sonrió, dejando caer la máscara que usaba usualmente. Sólo había cámaras sensoriales, más allá de este punto en caso de que alguien intentase irrumpir la instalación de seguridad. El sensor de calor hacía posible que los guardas distinguieran entre hombres y animales. ―¿Qué te hicieron hoy? —preguntó Quess con su precioso rostro pecoso levantado para encontrar los ojos de Kaitlyn. Desde que Quess le había advertido no mostrar ninguna emoción alrededor de los empleados, había considerado a la chica una compañera. Kaitlyn se encogió de hombros. ―Nada interesante. Más pruebas y actividad física —Recordaba ese asunto de ―poner los ojos en blanco‖ y añadió—. Pero tengo una pregunta para ti. ―Claro —Quess detuvo su paso. ―Quess, ¿qué significa para mí ―poner los ojos en blanco‖? La frase pasó por mi mente hoy en el momento más raro. Siento que debería saber lo que significa, pero no puedo averiguarlo. La joven chica se rió por lo bajo. —Es tan gracioso cuando haces preguntas tan raras. ¿Cómo puedes recordar que debes usar pantalones, pero no lo que significa poner tus ojos en blanco? Kaitlyn suspiró. —Ojalá lo supiera. Mi mente es un lío. Parece que sólo sé lo que ellos quieren que sepa. Es muy frustrante. —Bueno, ahí es dónde puedo ayudar —Quess tocó el hombro de Kaitlyn, una breve demostración de solidaridad o quizás, compasión—. Poner tus ojos en blanco es sólo un decir. Bueno, realmente es una acción. Como si tú piensas que algo es ridículo, pones tus ojos en blanco. Observa —Quess se detuvo. Hizo una demostración con sus ojos avellana haciendo un círculo completo.

Kaitlyn pensó en eso por un momento, su mente ordenando no sólo la definición verbal, sino también la visual. Entendió el significado, pero no podía entender por qué ―poner los ojos en blanco‖ tenía algo que ver con eso. No se molestó en presionar más a la chica. ¿Quién sabía? Muchos dichos no tienen sentido para su lógica mente mecánica. Una vez, Kaitlyn oyó al Profesor decir que estaba ―lloviendo a Cántaros‖. Cuando fue liberada del laboratorio, había vuelto corriendo a su habitación para mirar por la ventana. Quería ver a los animales caer desde el cielo, pero no era más que mucha lluvia. Otra vez, escuchó a la esposa del Profesor decirle que se ―iría al infierno en una cesta de mano‖ por su último experimento. Ni siquiera Quess podía entender la lógica de esa afirmación. La parte de irse al infierno tenía sentido, pero ¿por qué en una cesta de mano? Había muchos misterios en la lengua inglesa. ―¿Cuánto tiempo estarás aquí? ¿No empiezas el colegio pronto? —preguntó Kaitlyn en voz baja. Odiaba el pensamiento de estar sola y, una vez que Quess se fuera, estaría realmente sola. Nadie más le hablaba como si fuera una persona real, como si fuera un ser humano. Era una máquina para ellos. Sólo un experimento con un nombre de proyecto que sonaba más humano que la mayoría. ―Me quedaré aquí para el colegio este año —dijo Quess―. El internado no me va. Alivio corrió por Kaitlyn. Había estado sorprendida de que dejasen a Quess cerca de ella, siendo ―top secret‖ la mismísima existencia de Kaitlyn. Quess le había explicado que el Profesor y su equipo habían usado hipnosis en ella; olvidaría a Kaitlyn cuando diera un paso fuera de las instalaciones. Habían pensado en todo... ―¿Qué pasa con tus padres? Quess se encogió de hombros. ―No les importa mientras que mis notas sean buenas. No es que estén por aquí de todas formas. Siempre están paseando alrededor del mundo en una excavación arqueológica u otra. Kaitlyn podía decir que la chica estaba molesta, pero no tenía ni idea de qué decir. En momentos como éste, deseaba ser más humana. Caminaron en silencio por un rato. —Escuché a algunos guardias hablar de ti el otro día.

A Kaitlyn no le importaba si había oído hablar, pero sabía que Quess disfrutaba con los chismes. E intentaba seguirle la corriente cuando era posible. ―¿Qué dijeron? ―Jimmy piensa que eres sexy y Terry dice que daría su brazo derecho por una fracción de tus habilidades. ―¿Su brazo derecho? —preguntó confusa Kaitlyn. ―Sólo es un decir. Él quiere tener tus habilidades, no importa a qué precio. ―El costo es demasiado alto —dijo Kaitlyn tristemente. A menudo se había preguntado si era la única que Harrington había creado. ―¿Hay otros como yo? —preguntó Kaitlyn. Sus ojos escanearon sus alrededores, la computadora interior chequeándolo todo buscando amenazas potenciales mientras caminaban. Quess negó con la cabeza. ―No que haya visto. Creo que eres la única. Todos los otros experimentos que he visto sólo han sido con máquinas. No con humanos. Kaitlyn había pensado que ése era el caso, pero oírlo en voz alta sólo hacía su soledad mucho más profunda. ―No he estado durmiendo bien —No estaba segura de porque se lo dijo a Quess, pero había estado en su mente. Cualquier cosa fuera de la norma siempre llamaba su atención. ―¿Has vuelto a tener ese sueño? —Quess levantó la vista con sus ojos ampliados. Kaitlyn miró a través del verde patio. El sol se estaba poniendo en la distancia, haciendo que el cielo fuera de una docena de tonos distintos de rojo. —Cada noche que puedo recordar —murmuró. ―Me pregunto quién es ese chico. Debe ser importante si sigues soñando con él. ―No tengo idea. Quizá es alguien de mi antigua vida —Una vida que no podía recordar. ―Quizá podamos encontrarlo —dijo Quess con entusiasmo. Kaitlyn se rió. Su amiga era tan joven y tan humana. ―No creo que eso sea probable, Quess. ―Puedes describírmelo y yo puedo hacer un bosquejo, y podemos hacer una búsqueda. Apuesto a que tiene una cuenta en Facebook.

Kaitlyn no tenía idea de qué era una ―cuenta en Facebook‖, pero sí sabía que podía describir el rostro del extraño hasta la pequeña cicatriz en su barbilla. Desordenado cabello rubio oscuro, ojos verde esmeralda, una sonrisa contagiosa. ―Incluso si él existe, piensa que estoy muerta. Además, lo verán —le dijo Kaitlyn con firmeza, rehusándose a permitir que incluso el más pequeño trocito de esperanza emergiera de su lado humano―. Ellos lo ven todo, Quess. ―Todo no —susurró Quess dando unos pasos―. Hay algunos puntos escondidos, a donde las cámaras no llegan. Kaitlyn bajó la mirada hacia la joven y bonita chica. ―¿Y cómo sabes eso? ―He estado observando a los jardineros. ―¿A los jardineros? ¿Qué tienen que ver con esto? ―Bueno, ellos siempre se toman sus descansos en el mismo lugar. Detrás de uno de los robles grandes. ―¿Y? —Sin ánimo, la máquina de Kaitlyn se encendió, ofreciendo una explicación alternativa. A veces odiaba esa cosa dentro de ella, echando órdenes lógicas para que Kaitlyn no tuviera ni idea si el pensamiento era suyo―. Quizá sólo les gusta estar a la sombra. ―Kaitlyn, vamos. Tú eres la que me dijo que mire los pequeños detalles. ¿Cuántos árboles hay en esta propiedad? Innumerables, y aun así, los tres jardineros descansan en el mismo lugar. Incluso he visto a uno tomándose una siesta. Kaitlyn le sonrió a su astuta amiga. ―Serás una espía genial algún día. ―Quizá, o una artista. No me he decidido —dijo la de catorce años con toda naturalidad. ―¿Dónde está ese árbol, y tienes papel y lápiz? Quess dio unos pasos atrás, sonriendo con orgullo mientras sacaba un pequeño cuaderno del bolsillo de atrás de sus jeans. ―Un artista siempre tiene algo en lo que escribir. Sígueme.

Capítulo 3 Traducido por 3lik@ Corregido por xx.MaJo.xx

Afuera, la lluvia caía sobre una deprimente mañana. A él le había tomado mucho salir de la cama y venir a trabajar. Quería culpar de su mal humor al clima, pero sabía que eso no era posible. Bajar las extremidades completamente funcionales. Lucas chequeó fuera de la caja. Presionando más fuerte de lo que debía, y su pluma rasgó a travesando el papel, causando un agujero en el documento. Suspirando, alisó los bordes irregulares hacia abajo. Contrólate, se reprendió. Mirando hacia arriba desde el portapapeles, Lucas echó otro vistazo a Kaitlyn. Dios, era hermosa. Sólo un vistazo, y sentía débil las rodillas. Sonó su pluma en la página y sacudió su mente para volver a la tarea. Frecuencia cardíaca a sesenta. Anotó el número. Ella es una especie de máquina, no es diferente de la mitad de los equipos que llenan esta sala. Sus pensamientos lo hacían sentirse mal del estómago. ¿Qué le pasaba? Arrojó el portapapeles en el escritorio. Había días en que deseaba nunca haberse cruzado con la mente maestra detrás de este proyecto. Su conciencia le molestaba cada vez más últimamente. Entre más se acercaba a la terminación de Kaitlyn, más se cuestionaba la moralidad del proyecto. Claro, era asombrosa la forma en que el cuerpo humano puede adaptarse a la fusión electrónica, pero aun así ―la pobre chica no dio su consentimiento para ello. Cuando donó su cuerpo a la ciencia después de la muerte, así, más que probablemente, ella pensó que estaría muerta. El solo hecho decía mucho sobre su personalidad. No muchos adolescentes de 17 años considerarían donar sus cuerpos a la ciencia. Pero esta clase de persona que ella es... o lo era. ―Kaitlyn, tenemos que salir afuera hoy ―Lucas habló en la quietud del laboratorio, con voz apenas audible por encima del repiqueteo constante de la lluvia en las ventanas―. Para estar seguros que ninguno de tus hardware haga corto en la lluvia, con los nuevos escudos protectores. Queremos asegurarnos de que sellen correctamente ―Por alguna razón Harrington insistió en que se cambien las cubiertas claras por verde azulado. No era como que ella iba a juego con el color del código de la mecánica. ―Está bien ―No se molestó en mirar en su dirección. Rara vez lo miraba. Por supuesto, no lo hacía, ellos tomaron todo lo humano de ella y lo destruyeron.

Agarró las llaves del borde de su escritorio. Lucas probablemente iba a necesitar un psiquiatra después de este trabajo. ¿Cómo era posible que incluso estuviera metido en esta locura? Sabía exactamente cómo ―el excéntrico millonario, Dr. Harrington, quien compartía con Lucas la obsesión por la electrónica y la ciencia. Su tesis sobre la mutación genética llamó la atención de Harrington. Cornell pasó a ser el alma mater de Harrington, y como uno de sus más grandes contribuyentes, consiguió ser un estudiante prometedor que podría estar a la altura de IFICS. Fondos ilimitados y la ciencia a la vanguardia. Lucas no podía rechazar una oferta que le pareció tanto como un sueño hecho realidad. Sólo el pensamiento, envió un escalofrío a través de él. Ni siquiera lo pensó dos veces antes de aceptar. Pero Lucas nunca soñó que el trabajo implicaría quitarle la vida humana a ella y hacerla una especie de robot de combate. Si fuera honesto consigo mismo, dada las circunstancias, aceptaría de nuevo en un abrir y cerrar de ojos. Se odiaba por ello. ―¿La pista o carrera de obstáculos? ―preguntó Kaitlyn, con su voz monótona. No es que a ella le importara un modo u otro, él lo sabía. Estaba escaneando su hardware, preparándose para lo que necesitara su cuerpo. Así era como estaba conectada ―conoce el reto, cumple con ello, tiene éxito. Por un momento, sus ojos se encontraron. Lucas nunca le escuchó una emoción en su voz. ¿Cómo iba a sonar si podía sentir la felicidad? ¿Tristeza? Nunca lo sabría. Lucas se giró bruscamente, dándole la espalda, pero sin contestar. Cerró los ojos, y agarró el portapapeles descartado que puso en el escritorio. ¿Por qué se sentía atraído por ella? Cada vez que estaba cerca, lo perturbaba. No esperaba que algo destinado a ser un experimento de ciencia de vanguardia le afectara. Después de todo ese tiempo juntos, debería haber desaparecido. No debería seguir pensando en ella como ser humano. ¿Qué se diría de él? Nada bueno, de eso estaba seguro. La culpa no disminuía desde que ella llegó. Es más, había incrementado. Era una persona. Un ser humano. Una hermosa, viviente, indefensa chica que eligió convertirse en una rata de laboratorio del Dr. Harrington, y que tiene borrada hasta la última gota de su humanidad. Ojalá la hubiera conocido antes que ellos alteraran su personalidad. ¿Cuántas noches había perdido el sueño buscándola a través de antiguos sitios de red social y lectura de recortes de periódicos? Había deseado saber todo sobre la chica cuya vida iba a alterar en nombre de la ciencia. Le destrozó ver a la persona que apareció en la pantalla de su ordenador. Fue una persona amable y aventurera, y había cientos de fotos de ella con sus amigos. En sus

fotos, se parecía mucho a la de ahora, con el pelo largo y oscuro que se derramaba sobre sus fuertes hombros. Pero había una gran diferencia ―ella sonreía. Y era real, radiante y reflejaba verdadera felicidad. Su sonrisa era contagiosa, con sus ojos brillantes e inteligentes. Sonreía al pensar en la imagen de ella con el pulgar hacia arriba, antes de que se lanzara desde un avión. Sus amigos la lloraron lo suficiente y mantenían todavía su página en Facebook en su memoria. Todavía publicaban acerca de los momentos de diversión que habían tenido. La extrañaban porque era más que un cuerpo donado a la ciencia. Y Lucas leyó cada mensaje. La forma en que perdió la vida fue trágica. Pero fue un ejemplo más de la personalidad que tomaron de ella. Perdió su vida tratando de salvar otra. Cálmate Lucas, se advirtió a sí mismo. Había trabajo por hacer. Tenía que encontrar una manera de mantenerse profesionalmente. Sí de acuerdo. Olvídalo, enamorarse de la única chica quien no le daría, ni la hora del día. Ya es suficiente. Lucas sacudió su cabeza. Estaba perdiendo el tiempo con sus sueños. Poniéndose de pie, se acercó al respaldo de la silla y cogió su chaqueta. La lluvia era realmente fuerte. Tendría que tomar una dosis de vitamina C cuando llegara a casa, para estar seguro. No podía darse el lujo de enfermarse. No cuando estaban tan cerca de su finalización. ―Vamos a la carrera de obstáculos ―respondió finalmente. Cuando se dio la vuelta para mirarla, descubrió que no se había movido. Ni siquiera una pulgada. Su rostro tranquilo, inquebrantable se limitó a mirarlo mientras se encogía de hombros en su chaqueta. ¿Qué habían hecho? Tenía ganas de ver algo humano en ella, pero lo único que consiguió fue esa familiar mirada en blanco. No estaba seguro de porqué esperaba ver algún día algo diferente. No era como si pudiera pensar por sí misma o incluso sentir. No después de todo lo que le habían hecho. Echaba de menos los días antes de las actualizaciones. Al principio, se había preguntado si sería capaz de mantener una parte de su personalidad, pero pronto fue evidente que le habían despojado cualquier partícula restante por completo. Condujeron en silencio en lo profundo del bosque. Anhelaba hablar con ella, pero no tenía ni idea de qué decir. Un relámpago iluminó el cielo lleno de nubes grises. Lucas pensó que todo era una horrible idea, pero necesitaban saber si los elementos afectarían el proyecto. Ya habían hecho una prueba en la ducha, y le fue bien, pero tenían que ver si el viento y la lluvia podrían afectar sus habilidades. Si tenía un cortocircuito, sería una pesadilla potencial en un trabajo por contrato. Se abrochó la chaqueta y salió del jeep, luego se apresuró para abrir la puerta de Kaitlyn, pero ya había salido del vehículo.

Esperaba que no hiciera cortocircuito y se lastimara. Sintió un repentino deseo de dar la vuelta y decirle al Profesor Adams, que no quería tener nada que ver con esta locura ya. Pero al hacerlo significaría dejarla en manos del Profesor y Dr. Harrington. No podía hacer eso. Sintió la absoluta necesidad de protegerla, que era irónico, ya que había jugado un papel muy importante en convertirla en un cyborg. Frustrado, pasó las manos por su cabello mojado y miró a Kaitlyn. Observaba por cualquier señal de que el clima afectara su mecánica. Ella se quedó inmóvil y lista en nada más que mini shorts y una camiseta. Sexy como el infierno. No parecía molesta por el frío; todos los sistemas deben estar trabajando, su cuerpo se adapta y regula la temperatura según sea necesario. Lucas, por su parte, estaba mojado y helado y deseaba poner sus brazos alrededor de ella para influenciar amabilidad o tal vez ¿humanidad? ―dentro de ella. En ese traje, era obvio que una gran parte de su cuerpo ya no contenía piel. Parches de plástico transparente verde azulado muestran las partes de su cuerpo donde la humanidad y la tecnología se fusionaron. Podrían haber diseñado su cuerpo para parecer más normal, al menos a simple vista, pero Harrington había querido que fuera obvio que ella no se viera humana. Lucas pensó que era pura arrogancia. Afortunadamente, su rostro estaba intacto, y las secciones se colocaron estratégicamente para que pudieran ser cubiertas si es necesario. Lucas puso el cronómetro de su bolsillo de la chaqueta y presiona el botón de inicio. ―Corre ―él gritó. Despegó como un cohete. Había corrido esta pista tantas veces que probablemente podría hacerlo mientras dormía. Él nunca se cansaba de verla. Lucas miró, fascinado, mientras ella saltaba sobre las paredes de troncos y se meneaba debajo de la cuerda de obstáculo. Su corazón estaba atrapado en su garganta cuando saltaba de un lado a otro, y perdió el equilibrio en la lluvia, haciendo un espiral en el suelo. En el último segundo, se lanzó hacia adelante con agilidad inhumana y con gracia agarró una cuerda y se balanceaba con el viento. Debería haber sido una hazaña casi imposible, pero de alguna manera se las arregló, y todo ello sin sudar una gota. Realmente era una magnífica creación. Lucas sintió que su corazón se hinchaba, parte con orgullo que él ayudó a construir, pero sobre todo con admiración. Un escalofrío le recorrió la espalda, y estaba rápidamente tan preocupado por los cielos tormentosos que se atrapo así mismo pensando en ella de como lo hacía, en lugar de una mujer joven que una vez fue humana.

Veinte minutos más tarde, Kaitlyn se dirigía hacia él en una completa carrera de velocidad, sus pies deslizándose en el barro mientras, se detenía. Hizo clic en el botón de parada, y limpió la lluvia fuera de la pantalla. Una lenta sonrisa se dibujó en su rostro. Las mejoras recientes han disminuido su tiempo de dos minutos completos. ―¿Estás bien? ―preguntó Lucas―. ¿Sientes algún cortocircuito? Le devolvió la mirada vacía y embrujada. ―Estoy bien. ―Vamos a llevarte a dentro para que puedas secarte. A continuación, tendrás un examen físico para asegurarse de que todo está funcionando bien. Por una fracción de segundo, le pareció ver algo en sus ojos. Una emoción. ¿Aburrimiento, tal vez? ¿Irritación? Estaba confundido. Kaitlyn no podía sentir el aburrimiento ―o cualquier otra cosa que se le parezca. Temblando, regresó hacia el Jeep, seguido por el robot obediente. Abrió la puerta del copiloto, y ella se deslizó en el asiento. Quería colocar su chaqueta sobre sus hombros, pero la idea era absurda. Su cuerpo estaba equipado para manejar los cambios de temperatura. Regresaron al laboratorio en cuestión de minutos. Una vez dentro, sus ojos se detuvieron en sus largas piernas mientras la enfermera las secaba. El cabello de Kaitlyn estaba pegado a su cara, y todavía se veía preciosa. Sus ojos grises lo encontraron por un segundo. Se preguntó qué estaría pensando, entonces recordó que no estaba programada para tener pensamientos inútiles. La computadora emitió un sonido, salvándolo de una emoción que lo hacía sentir muy culpable. Lucas posó su mirada en ella, mientras se giraba hacia la computadora para comprobar los registros. Todo estaba funcionando sin problemas. El revestimiento resistente al agua era más que suficiente para proteger sus delicadas partes robóticas. Su jefe, Harrington, estaría contento. En sólo una semana, les estaría presentando a Kaitlyn a los funcionarios del gobierno. Lucas todavía estaba sorprendido de que el Dr. Harrington estuviera dispuesto a desprenderse de su preciada posesión. Al parecer, la notoriedad valía más para él. Si el gobierno se comprometía a asumir el proyecto, entonces Harrington comenzaría un nuevo y más avanzado humano. Su sueño era una locura que los humanos, algún día estarían dispuestos a ser sujetos y que haría una súper-raza. Afirmó que la única manera de conseguirlo era tener al gobierno de su lado, incluso si eso significaba entregar su prototipo. La idea de no volver a ver Kaitlyn llenaba de nuevo a Lucas con desesperación. Harrington le había prometido que sería capaz de seguir su proyecto, pero por dentro, Lucas sabía muy bien. Una vez que el gobierno estuviera involucrado, Harrington, Lucas, y toda la unidad estaría excluida. Su chica robot desaparecería en el mundo secreto de la investigación y desarrollo militar, y nunca la volvería a ver.

Capítulo 4 Traducido por krispipe Corregido por Morin

—Quess, ¿qué sabes sobre Lucas?—Kaitlyn retorció una hoja de arce dorada en su mano, mientras caminaba junto a su amiga en la luz del sol desvaneciéndose. Agujas de pino crujían bajo sus pies, como una suave y esponjosa manta sobre el césped amortiguando sus pasos. El rostro de Quess se iluminó. —¿Lucas? Él es lindo, ¿no? —Sí, es físicamente atractivo —respondió Kaitlyn, su maquinaria ya zumbando para verificar su respuesta—. Su cara es muy simétrica y agradable a la vista. Sin embargo, eso no es a lo que me refiero. ¿Sabes algo sobre él como persona? Su joven amiga se agachó para recoger un taraxacum o la planta comúnmente conocida como diente de león del suelo. —Por lo que sé, él es una especie de chico genio. Terminó su master cuando tenía diecisiete años. Está completamente dedicado a su obra. No creo que tenga mucha vida fuera de IFICS. Sé que mis abuelos lo han invitado a cenar, pero él siempre se niega—. Quess se pausó pensativamente, haciendo girar la brillante hierba amarilla entre sus dedos. —No parece muy social, y estoy bastante segura de que está soltero. Tal vez simplemente es tímido. Bueno, pensó Kaitlyn, por lo menos no era sólo ella la que actuaba distante. Lucas era anti-social en general. Ese pensamiento fue algo reconfortante. Kaitlyn no estaba dispuesta a admitir, que fantaseaba con Lucas de forma regular. No podía mirar a sus labios por mucho tiempo, porque se los imaginaba arrastrando por su cuerpo y pasaba mucho tiempo en lo podría sentir. No. Definitivamente no podía contarle a Quess eso. —¿Por qué lo preguntas? ¿Tienes un enamoramiento con él?—Quess sonrió. —¿Un enamoramiento?—preguntó Kaitlyn, confundida. A veces se preguntaba si ella y Quess hablaban el mismo idioma. Kaitlyn estaba programada para entender y hablar siete idiomas, pero no sabía de qué estaba hablando su amiga. —Ya sabes… ¿Piensas que él es caliente?—Quess mordió su labio, buscando las palabras. —¿Hace girar tu mundo y bailar mariposas en tú estómago?

—No sé lo que eso significa—Kaitlyn metió un mechón de su largo pelo detrás de su oreja—. Sólo quería saber más sobre él. Es muy joven para estar trabajando aquí con tu abuelo. —Te lo dije, es un cerebrito. El Dr. Harrington lo sacó de alguna escuela de la Ivy League. Sé que el Abuelo está impresionado con él. Dice que ―el hombre joven tienen una mente brillante.‖ —Quess sostuvo sus manos arriba, inclinó sus dos dedos índices y dijo: --Textualmente. El movimiento enfatizó el hecho de que kaitlyn no podía entender la mitad de las cosas que Quess decía, pero disfrutaba de la compañía de la chica de todos modos. —¿Sabías que los dientes de león son comestibles y en francés el nombre significa diente de león? —Nop, no lo sabía—Sonrió Quess—. Debe ser extraño, tener hechos al azar siempre corriendo a través de tu mente. Kaitlyn no respondió. Para ella era normal, así que no sabía la diferencia. Era agradable salir a la calle. El verano se estaba convirtiendo rápidamente en otoño. Las hojas estaban empezando a cambiar los colores y la temperatura estaba bajando. Kaitlyn sabía que estaban en algún lugar en el norte de Virginia. Había analizado la tierra y las rocas, y comparado con el conjunto de árboles. Eran sobre todo los pinos, los cerezos silvestres, y las ágatas rojas lo que delataron la localización. Por curiosidad, le había preguntado una vez a Quess si estaban en Virginia, y la chica lo había confirmado. Cada vez que miraba a la nada, lo analizaba. Podía mirar el vestido estampado de flores de Quess y era capaz de descubrir que era de American Eagle. Además, supo entonces que American Eagle era una tienda americana popular situada en casi todos los centros comerciales. No sabía cómo lo sabía, simplemente lo hacía. El clip en el pelo de Quess era más difícil de limitar, ya que se venden en muchas tiendas y se producían en varios países. Quess divagaba acerca de sus amigos de Facebook, lo que refrescó la memoria de Kaitlyn sobre su última conversación. —¿Has tenido suerte con el cuadro?—Preguntó Kaitlyn con indiferencia, tratando de ocultar su curiosidad. —Todavía no. No fue tan fácil como pensaba. No creerás cuantos chicos rubios guapos hay por ahí que coincidan con tu descripción. Tengo un montón opciones, pero necesito limitarlas. Desearía saber más sobre tu pasado. ¿No recuerdas nada? Si supiéramos de dónde eras sería de gran ayuda.

—En realidad no. Sólo recuerdo la luz cegadora. Y, por supuesto, el chico de pelo rubio que siempre aparece en mis sueños. A veces veo destellos de escenas, pero no tienen ningún sentido. —Kaitlyn se pausó—. ¿No crees que yo sea de esta zona?—Nunca había pensado mucho en ello. En realidad no le importaba de dónde era. No podía volver. —No. No te habrían tomado de esta zona. Demasiadas posibilidades de ser descubierta por alguien que te conozca. —Quess sonaba segura de sí misma. Eso tenía sentido. Pusieron demasiado dinero en el proyecto para arriesgarse a que alguien reconociera a Kaitlyn. No es que realmente necesitaran preocuparse por esto desde que estaba confinada al enorme recinto. Todo lo que necesitaban estaba dentro de las puertas que rodeaban más de cien hectáreas. Todavía no tenía idea de lo que pensaban hacer con ella. Todo el mundo seguía diciendo que estaba casi lista. ¿Lista para qué? —No tienes acento, así que es difícil de decir. ¿Crees que han cambiado la forma de hablar? —No me sorprendería—Kaitlyn no tenía ni idea cuánto la habían cambiado. A veces se preguntaba qué le gustaba hacer. Ella debe haber tenido aficiones, una comida favorita, una familia… —Voy a hurgar y ver si puedo encontrar algo—continuó Quess—. Tal vez Nanny derrame algunos secretos. Ella siempre ha sido un poco cotilla. Kaitlyn se detuvo y giró sobre sus puntillas para mirar a la chica. —¿Crees que ella sabe algo acerca de quién era yo? Quess volcó su trenza cobriza por encima de su hombro. —¿Quién sabe? Pero si alguien lo hace, diría que es ella. Mis abuelos han estado casados durante casi cincuenta años. Creo que se cuentan todo el uno al otro. Kaitlyn encontraba esto difícil de creer, pero no quería disuadir a Quess. Ella parecía disfrutar del misterio, y eso le daba algo que hacer. La chica había dicho muchas veces lo aburrido que era pasar el verano con sus abuelos. Al menos Quess era capaz de salir del recinto para ir de compras con su abuela. Eso parecía hacerla feliz. Kaitlyn secretamente deseaba ser capaz de unirse a ellas en sus salidas, sin otra razón entonces que ver si el mundo humano le recordaba quién había sido. —¿Por qué no vienes a cenar alguna vez?—Preguntó Quess, sus ojos se iluminaron con emoción. —Sabes que no tengo que comer. —Kaitlyn continuó por el sendero, mirando las hojas flotar a la tierra mientras caían de los árboles. —Pero puedes, ¿verdad? ¿Si quieres?

—Sí, puedo comer lo suficiente para hacerme pasar por humana, si es necesario—. Las palabras la hicieron estremecerse. El lado computadora en ella pensaba en los humanos como seres inferiores, porque carecían del cerebro que ella tenía. El lado humano en ella, sin embargo, deseaba saber más. —Entonces está decidido. Mañana, vendrás a cenar, y podemos interrogar a Nanny sobre tu pasado—dijo Quess. Una parte de Kaitlyn tenía curiosidad por saber más acerca de su pasado, pero otra parte no quería saber. ¿Qué bien le haría saber que tenía familia y amigos que pensaban que estaba muerta? No era como si ella pudiera caminar de vuelta a su antigua vida y comenzar de nuevo. No, esa vida estaba muerta y enterrada. Debe seguir así. Creo. —¿Sabe tú abuela sobre nuestras conversaciones?—Preguntó. —Kaitlyn, no puedo creer que me preguntes esto. Hicimos una promesa de meñique, ¿recuerdas? Kaitlyn sonrió ante el recuerdo. Por alguna razón, una promesa de meñique era muy importante para Quess. Kaitlyn había pensado que era muy extraño en el momento, pero una sensación de calor se había apoderado de ella después del intercambio. —Lo recuerdo —¿Cómo voy a ser una espía si no puedo cumplir una simple promesa? Puedes confiar en mí, Kaitlyn. Sé que sólo soy una niña, pero mi palabra significa algo. —Me gustas, Quess. Eres la única persona que me trata como más que un robot. Si no fuera porque me advertiste de que guardara mis recuerdos para mí, quién sabe qué más me habrían hecho. Por eso tienes mi lealtad. Quess sonrió. —Y tú tienes la mía. Siento que te hicieran esto, pero me alegro de que te salvaran la vida. Este verano habría realmente apestado sin ti alrededor. Continuaron su paseo por el recinto. Después de que el sol se desvaneció por completo, se despidieron y Kaitlyn regresó a las paredes blancas de su habitación. Consciente de lo sola que estaba sin Quess, Kaitlyn se acomodó en la cama para otra noche llena de sueños.

Capítulo 5 Traducido Por AriFue Corregido por Morin

Lucas preferiría ir a cualquier otro lugar esta noche, pero él no había sido capaz de decir no. El profesor Adams insistió, y cuando el hombre tiene algo en su cabeza no había ningún cambio. Era como buldog con un hueso. Lucas levantó dos camisetas: Una luz azul Oxford y una blanca Oxford. Él los miró con cautela, levantando primero una y luego la otra hasta la luz. Deseaba tener ha alguien que lo ayudara a tomar esta decisión. Su gato Domino se frotó contra su pierna. —¿Qué piensas Domino? ¿Azul o Blanca? —el gato ronroneó—. Eres de mucha ayuda. Él podía hacer ecuaciones de computadoras en su mente, pero no podía decir cual ponerse. Ridículo. Escoger una camisa no debería ser tan difícil, se dijo así mismo. Colgando de la camisa blanca de nuevo en el bastidor, él se encogió en el azul. Siempre vestía de blanco para trabajar. Era la decisión lógica. Tal vez debería expandir su guardarropa, pero desde que firmó con IFICS su vida socia había pasado a segundo plano. Tanteando con los botones, Lucas se preguntaba que era tan importante que Adams no podía hablar con él mañana en el trabajo. No se veían lo suficiente el uno al otro de la manera que era. Él esperaba que no hubiese más grandes cambios reservados para Kaitlyn. Cada vez que ellos hacían una actualización, ella se volvía menos y menos humana. Ellos estaban robándole sus experiencias de vida… recuerdos antiguos y el placer de otros nuevos. Ellos estaban removiendo pieza por pieza su alma. Pronto, todo lo que ella habrá dejado será tecnología y no la persona. Sí incluso quedaba cualquier cosa. Después de la primera operación, ella todavía le sonreía, Todavía dejó escapar un suspiro medio divertido cuando tropezó con los cables de alimentación. Después de la segunda actualización, ella dejo de reír. Para la quinta, ella dejo de sonreír por completo. La culpa se apoderó de Lucas, y por más duro que tratara de empujarla a la basura, un nivel bajo permanente de intranquilidad permanecía con él. Era una hora en coche al complejo, que era ridículo, ya que ni siquiera había pasado una hora y media desde que había salido del trabajo. Y aquí estaba, dirigiéndose de vuelta en la misma dirección. El lado bueno, IFICS le reembolsaba el kilometraje y el gas.

IFICS hizo mucho por Lucas, el trabajo en realidad era un sueño hecho realidad. Excelente paga, beneficios generosos, y el trabajo que él amaba. Enserio, ¿Qué más podía pedir? Sí, sólo su consciencia no hubiese comenzado a molestarle. Sin saber por qué lo hacía, Lucas había comenzado a planificar las rutas de escape de Kaitlyn. Él sacudió de su cabeza esos pensamientos, agarrando el volante con fuerza hasta que sus nudillos se volvieron blancos. Debía estar perdiendo la cabeza. Cada vez que él la veía, el quería llevarla lejos de la vida a la que se dirigía. Infiernos, de la vida que estaba viviendo. A quien estaba engañando. La culpa se retorcía en su cuerpo sabiendo que él era prácticamente el cerebro detrás de la transformación de ella en un cyborg. Si no fuera por sus códigos, que no habrían sido capaces de llegar tan lejos como lo habían hecho. Sentía repulsión por sí mismo, por lo que había hecho, y por el hecho de que estaba tan atraído por ella en su forma mitad humana. Y no ayuda que ella fuese hermosa: esas piernas largas, cabello oscuro, cuerpo atlético y su increíble mente. Era lo último lo que había hecho a su corazón tropezar. Dios, ella era tan inteligente. La cantidad de información almacenada en su hermoso cerebro era alucinante. Era como si ella fuera una enciclopedia viviente andante. A sus ojos ella era la perfección, al menos hasta que ellos la despojaron de lo que ella había sido poco a poco. Ahora ella era una cáscara vacía de lo que había sido. Lucas sacudió su cabeza… él tenia problemas. Él manejo el resto del camino perdido en sus pensamientos. Antes de que se diera cuanta él vio la señal¬ de ―Propiedad Privada. Los intrusos serán disparados.‖ El letrero no era una broma. Lucas miró hacia arriba y vio la silueta de un guardia armado patrullando los jardines. Guardias bien entrenados estaban en alerta en toda la propiedad, la mayoría de ellos exFuerzas Especiales y armados con el tipo de armamento que era probablemente ilegal en siete países. Era un constante recordatorio de lo importante que era el proyecto. Dr. Harrington no reparó en gastos. Como un multimillonario, él podía hacer casi lo que sea que él quisiera, que era cómo se formó IFICS. Ni siquiera eran unas siglas, IFICS ni siquiera significaban nada. El seco sentido del humor de Harrington había pensado que sería divertido nombrar a su compañía IFICS: que es Sci-fi al revés. Lucas sonrió para él mismo. Él era inteligente… iba a darle eso. Harrington siempre había estado obsesionado con el futuro y los avances tecnológicos, no sin mencionar su deseo de vivir por siempre. Su compañía estaba en la vanguardia de la ciencia en cuanto a lucha contra el envejecimiento, y había hecho grandes avances en el campo. La compañía era conocida por nanobots utilizados para disminuir drásticamente el proceso de envejecimiento.

Harrington tenía sesenta y tres años y apenas aparentaba cuarenta. El milagro moderno. Pero Kaitlyn era el sueño verdadero. El proyecto secreto. Ahora que Kaitlyn estaba resultando ser un éxito, Harrington había empezado a hacerse codicioso. El excéntrico hombre había empezado a creer que los cyborgs — como Kaitlyn— eran el camino del futuro. En cincuenta años, él creía que sería normal, ella sería normal, y así lo haría muchos más cyborgs viviendo sus vidas entre la población humana. Lucas no acababa de creer eso, pero guardaba sus pensamientos para él mismo. Él no había visto al hombre en bastante tiempo. El profesor Adams le había informado que Harrington estaba fuera en la selva cazando animales exóticos, o algo igual de loco. El hombre tenía un deseo de muerte, pero el destino siempre parecía brillar en su lado. Algunas personas solo eran afortunadas de esa manera. Un hombre con deseos de morir que deseaba vivir para siempre. Tienen totalmente sentido, Lucas pensó irónicamente. Por supuesto, Harrington tendría que regresar pronto antes de que el gobierno ofertara por Kaitlyn. Lucas sabía que no había ninguna posibilidad de que él se perdiera eso. Su visión convirtiéndose en realidad. Rodó su jeep hasta detenerse en la puerta del guardia y asintió a Sam que tenía un rifle de alta potencia colgado del hombro. —¿Qué estas haciendo de vuelta? —Lo se ¿Cierto? —Dijo Lucas—. Adams me llamo de vuelta. Acababa de llegar a casa. Lucas entregó su pase al guardia corpulento. Los brazos del hombre más viejo eran tan grandes como el cuello de Lucas. Sam gruñó y le entrego a Lucas su identificación. Lucas asintió en señal de agradecimiento y puso su Jeep en la unidad y se deslizó a través de la entrada privada. La noche ya había caído y una luna llena colgaba alta en el cielo. Dando al compuesto un misterioso resplandor. ¿Quién iba a pensar que, con solo veinte años tendría un trabajo tan altamente clasificado? Ciertamente, no su padre. No es que se hubiera quedado alrededor para ver cómo le resulto a Lucas. Empujando los pensamientos negativos a un lado. Lucas condujo hacia la parte trasera del compuesto. Se estaciono en su puesto de estacionamiento y salto fuera. La cabaña de piedra del profesor Adams estaba fuera en la distancia con una voluta de humo que salía de la chimenea, vista por todo el mundo como una agradable cabaña de campo. Muy fuera de lugar, pero Harrington quería que Adams viviera en el recinto en caso de que surgiera cualquier problema. La cabaña había sido idea de la señora Adams. Ella dijo que si iba a estar atrapada en el complejo abandonado por Dios que bien podría

tener su casa de ensueño. Harrington la había construido con sus especificaciones. Harrington definitivamente se hizo cargo a su manera. Tenía que darle eso. Lucas caminó hacia adelante por el césped bien cuidado y tocó el timbre. Él sólo quería que la noche terminara. La señora Adams abrió la puerta con una sonrisa amistosa, su cabello blanco cayendo en rizos sueltos alrededor de su cara. Era evidente que la mujer había sido muy guapa en sus días, pero el tiempo había pasado factura, y profundamente había alineado su rostro ovalado y pómulos salientes. Sus brillantes ojos azules, sin embargo, todavía brillaban de juventud. Los Adams no creían en los tratamientos anti-envejecimiento que IFICS habían inventado, pero estaban bien con convertir a una chica en medio humana. La gente rara vez tenían sentido. —Pasa, Lucas. Estoy tan contenta de pudieras unirte a nosotros. Ella se hizo a un lado y le permitió pasar a la cabaña. Podía oler en la cocina pan recién horneado. El aroma era muy apetitoso. —Te ves tan hermosa como siempre, señora Adams. —Oh, tú. Sigue viniendo. Sabes que soy una fanática de elogios. —Ella le dio una sonrisa traviesa que se llevó unos años de su cara. Una chimenea de piedra estaba a la derecha, iluminada con las llamas. Adornos cubrieron los estantes de madera desgastados que se alineaban a ambos lados. Desde el aspecto de los estantes, el manto y finalmente la mesa, la Sra. Adams coleccionaba ángeles y los osos de porcelana. Un sofá de cuero gastado y dos mecedoras llenaban la pequeña habitación. Sonrió al ver la alfombra de colores brillantes en frente de la chimenea. Le recordaba una alfombra que su madre le había hecho a mano hace muchos años. La de su madre no salió tan bien, pero al menos lo intento. Su mamá siempre trataba. —La cena esta casi lista—la señora Adams dijo dulcemente—. Hice asado. Espero que estés de acuerdo. Tú no eres vegetariano, ¿verdad? Sí es así, puedo preparar algo. —El asado esta bien. Gracias, huele maravilloso. —Él no tenía idea que venia para cenar: él había pensado que era una reunión de último minuto con el profesor. Los sonidos que retumbaban en su estomago le recordaron que él no había comido desde el almuerzo, así que una comida hecha en casa era un sorpresa bienvenida. —Quítate la chaqueta y únete al resto de nosotros en la sala de estar.

Lucas se quitó la chaqueta y se preguntó quienes eran “el resto de nosotros. “ Esperaba que no fuera una emboscada con alguna loca actualización del doctor. Estaban demasiado cerca para hacer cambios drásticos ahora. La señora Adams tomó su chaqueta y se fue a colgarla en un armario cercano. —Sígueme. —Ella sonrió y lo condujo por un estrecho pasillo forrado con fotografías en blanco y negro. Casi tropezó con sus propios pies al ver a Kaitlyn sentada en un sofá de dos plazas floral junto a la nieta de Adams. ¿Qué estaba haciendo Kaitlyn aquí? Kaitlyn levantó la vista y atrapó su mirada. Se sentía como un adolescente enamorado. Su corazón se aceleró, y su boca estaba seca y se negó a cooperar, tenía que decir algo, pero nada salía. Ella literalmente le quitó el aliento. Ella se sentó en el borde del sofá de dos plazas con un vaso de agua. El vestido blanco que llevaba era demasiado revelador. Sus largas piernas se presionan entre sí e inclinadas hacia un lado. Podía ver el rollo de codificación a través de sus pantorrillas, y tuvo que obligarse a apartar la mirada. Buscó en la habitación hasta que sus ojos se fijaron en un cuadro en la esquina. Era negro, rojo y blanco y no tenía ni idea de lo que se suponía que debía representar. Parecía un montón de salpicaduras de pintura en él, pero algo le decía que valía una fortuna. —Lucas, estoy tan contento de que pudieras unirte a nosotros. —Dijo el profesor Adams, ofreciendo su mano—. Mi mujer ha estado muriendo por tenerte como invitado a cenar por algún tiempo. —¿Un invitado para cenar? —Lucas balbuceó, estrechando la mano de su superior. —¿Pensé que usted quería verme sobre el trabajo? El anciano chasqueó la lengua. —Mi querido muchacho. A veces el trabajo se debe dejar de lado, y sólo tenemos que disfrutar de la compañía del otro. Lucas sintió que se estaba estableciendo, pero no tenía ni idea de por qué. Que podría ser eso que Adams posiblemente quisiera de él.

Capítulo 6 Traducido por Emi_93 Corregido por Dark Shines

¿Qué está haciendo él aquí? Apartando los ojos de Lucas, ella miró a Quess. Kaitlyn miró a la chica, pero Quess solo le sonrió inocentemente. Kaitlyn sospechaba que Quess sabía todo desde el principio. Ella realmente sabía cómo guardar un secreto. Debería haberle dicho que Lucas venía para la cena. No es que hubiera hecho diferencia alguna. Ella estaba interesada en verlo fuera del entorno de la clínica. Tomando una profunda bocanada, Kaitlyn se compuso. Podía hacerlo. Era sólo una cena después de todo, y Lucas no tenía idea de su oculto deseo de arrancarle la ropa y pasar sus labios por todo su cuerpo. Ella sintió que se ruborizaba, pero su sistema la reguló rápidamente. Él se veía incluso más guapo de lo usual esta noche. Un signo de que estaba incómodo. La camisa azul abotonada hacía juego con sus ojos, haciéndolos resaltar aún más, estaba desabotonada en la parte de arriba, revelando una blanca camiseta debajo. Sus pantalones caquis colgaban holgadamente de sus caderas y se extendía sobre sus muslos musculosos. Kaitlyn se preguntó distraídamente cuándo tenía tiempo de trabajarlos. Él siempre parecía estar en el laboratorio. Lucas cambió el peso de un pie al otro. Un signo de que estaba incómodo. Él parecía tan sorprendido de verla como ella a él. Lucas metió las manos en los bolsillos y luego las sacó, como si no estuviera seguro de qué hacer con ellas. Su mirada se detuvo en la de ella mientras decía: Kaitlyn, es bueno verte aquí. No sabía que visitabas el hogar de los Adams. Su rica y profunda voz envió una extraña sensación por su columna. Era como si hubiera frío en el aire a pesar de que la chimenea de la habitación estaba casi a setenta y ocho grados, según el termostato interno de Kaitlyn. Las sensaciones que Lucas causaba en su interior eran confusas, y ella era incapaz de procesar el significado. Cuando escaneó su mente, éste salió blanco. Otra prueba de que las máquinas no lo sabían todo, pensó ella, un poco molesta.

—Esta es la primera vez que lo hago —dijo Kaitlyn—. Quess me invitó a cenar.

Al menos su mente y boca estaban cooperando, no era siempre así en presencia de Lucas. Sus manos estaban húmedas de sudor y su estómago se sentía gracioso. Ella se preguntó si eso era lo que Quess llamaba mariposas en el estómago. —Abuelita, huele como que la comida está lista —intervino Quess, salvando a Kaitlyn de la incomodidad. La Sra. Adams olfateó el aire y clavó la mirada en su nieta. —¿Por qué?, sí, creo que tienes razón querida. Vamos a la cocina. Kaitlyn se levantó con suavidad dirigiendo sus pasos hacia la cocina, con los demás detrás de ella. El aroma a carne asada, pan fresco y patatas activó algo en la memoria de Kaitlyn; tan cerca, pero no lo suficiente. Decir que era molesto era quedarse corto. A veces le ocurría con ciertos estímulos. No estaba segura de que significaba, y hubiera deseado poder preguntarle a Lucas o al Profesor Adams, pero eso sería pedir demasiado. La cocina era rústica y bien utilizada. Había un pequeño espacio que no estaba ocupado por cabinas de madera pálida, y ese pequeño espacio contaba con viejas sartenes de hierro fundido y ollas de cobre que colgaban del techo. Hacía cinco grados más allí dentro que en el resto de la casa. —Colóquense en donde quieran —dijo la Sra. Adams, moviendo las manos hacia la gran mesa ovalada que estaba en un cuarto junto a la cocina. La mesa estaba cubierta con manteles de color amarillo brillante y servilletas florales. Dudando, Kaitlyn esperó a que los demás se sentaran para asegurarse de no ocupar la silla equivocada. El Sr. Adams se sentó a la cabecera de la mesa, como ella esperaba, Lucas se sentó a su derecha, y Quess se sentó en la otra punta, junto a lo que probablemente era el asiento de su abuela. Kaitlyn se dirigió a la mesa y se sentó frente a Quess, estirando su servilleta y colocándola en su regazo. Como había visto hacer a Quess. Un asiento la separaba de Lucas. Él tiró del cuello de la camiseta como si le estuviera ahogando. Sus mejillas estaban sonrojadas. Ella se preguntó si sería por el calor de la chimenea. ¿En qué está pensando? Se preguntó Kaitlyn. ¿Qué lo hace estar tan incómodo? Quess había dicho que él era antisocial. Tal vez estaba incómodo por comer con otros, pero eso le parecía raro incluso a ella. Lucas se aclaró la garganta. —Profesor Adams, no quiero parecer desagradecido, pero, ¿Cuál es el objetivo de esta cena?

El profesor Adams le dedicó una media sonrisa, sirviéndose un vaso de té helado de la jarra en el centro de la mesa. —A mí no me veas. Pregúntale a la mujer de esta familia. Yo estoy tan sorprendido como tú —Él llenó su vaso y el

de su esposa—. Cuanto antes aprendas que las mujeres dominan el mundo, mejor te irá. Justo en ese momento, la Sra. Adams entró, cargando una bandeja con carne asada, la carne estaba cortada fina, y ligeramente rosada en el centro. Su sonrisa iluminó la habitación.—¡Eso no es verdad! Ella dejó la bandeja en la mesa y regresó a la cocina. Quess se puso de pie y se apresuró a ayudar a su abuela. Pronto, la mesa estaba llena de carne, patatas, rollos y vegetales. El aroma era increíble, pero Kaitlyn temía tener que comer. La carne no sabría diferente que las patatas. Era como si sus papilas gustativas hubieran sido removidas, pero más probable era que hubiera un chip de computadora que no hiciera caso de esos estímulos. A veces deseaba poder apagar todos esos sensores. Pero de nuevo, ¿Dónde dejaría eso a Kaitlyn? ¿Sería capaz de sobrevivir sin las máquinas? Realmente no tenía idea. Quess palmeó a Kaitlyn en el brazo. —Sírvete. Parecía que todos miraban a Kaitlyn mientras ella se servía una pequeña porción de carne, patatas, y frijoles verdes en su plato. Ella pasó de los rollos. Hubiera sido demasiado para comer. Su enciclopedia interna le informó que los protocolos de la etiqueta decían que dejar comida en el plato sería ofensivo para el anfitrión. Ella no quería ofender a la Sra. Adams. Quess se estiró frente a Kaitlyn para agarrar un dorado rollo. —Ey, abuelo, estaba pensando que sería buena idea implantarle a Kaitlyn un chip de jerga. La mitad del tiempo no sabe de lo que estoy hablando. Los ojos de Kaitlyn volaron hacia el Profesor Adams. Él se acarició la barbilla, perdido en sus pensamientos. —De hecho es una idea genial, Quess. Quess sonrió, obviamente orgullosa de sí misma. —¿Tú qué crees, Lucas? —el Profesor Adams se volvió hacia él, esperando su respuesta. Lucas se encogió de hombros. —No creo que haga daño. Si quieren que ella se mezcle con la población, tiene sentido que ella necesite entender coloquialismos. Puedo trabajar en el programa mañana. El Profesor Adams asintió. —Muy bien. Gracias Quess. Nunca se me habría ocurrido algo así. Kaitlyn observó el cambio, sólo un poco interesada. Era como si estuvieran hablando de un extraño y no de ella. A ella no le importaba si podía entender la

jerga, como la llamaban. No era como si ella tuviera algo importante que decir, de todas formas. Ellos siempre hicieron lo que quisieron sin consultarla. Al menos la idea parecía hacer feliz a Quess. Las mejillas redondas de la chica estaban sonrojadas, y sus ojos brillaban con orgullo ante los cumplidos de su abuelo. Entonces los sensores de Kaitlyn la alertaron de algo que se le había pasado durante la conversación. Lucas había mencionado a la población. Kaitlyn tomó eso como una señal de que iba a abandonar el recinto. El pensamiento era excitante y aterrador a un tiempo. —Profesor Adams, tengo curiosidad. ¿Dónde vivía antes de venir aquí? — preguntó Kaitlyn entre bocados de carne. Kaitlyn se encontró con el silencio. Ella no estaba segura de si había sido la pregunta en sí, o que nadie esperaba que hablara. Ella vio como Lucas y el Profesor intercambiaban una mirada. —¿Por qué preguntas? —preguntó el Profesor Adams calmadamente, dejando el tenedor en la mesa y limpiándose la boca con la servilleta. —Solo me preguntaba. Virginia no se siente como mi hogar. —Kaitlyn tomó un sorbo de agua y esperó la respuesta. Todos los ojos, incluso los de Quess estaban abiertos por la sorpresa. Kaitlyn cayó en la cuenta de que había cometido un error. —¿Sentir, Kaitlyn? —preguntó el profesor—. Por favor, explica a qué te refieres con que no se siente como tu hogar. —El Profesor Adams centró su atención a Kaitlyn. Su maquinaria la alertó, y sus neuronas decodificadoras avisaron a su centro de procesamientos que la situación era incómoda. Un momento de análisis le permitió darse cuenta de por qué: había usado la palabra “siente”. Ella lo lamentaba. Algo dentro de ella recordaba un lugar, y ella no podía descubrir cómo, por que, o dónde. Le molestaba cuando no podía entender las cosas. Se suponía que debía ser un ser superior, y aún así las pequeñas cosas no tenían sentido para ella. Pero el profesor –y Lucas– no podían saber eso. Ella pensó cuidadosamente las palabras. —No lo sé. Quess me estaba contando que creció en Ohio. Yo debo ser de algún otro lugar. No tengo idea de dónde crecí. Los hombros del profesor parecieron relajarse. —Tal vez porque de dónde eres no experimentaron el drástico cambio de estaciones. El verano está dando paso al otoño, ¿a eso te refieres?

Kaitlyn pensó en una respuesta. Su banco de cómputos inmediatamente empezó a filtrar estados y patrones del tiempo. El profesor se había inclinado sin darse cuenta. —Tal vez, el cambio en las estaciones es lo que disparó el pensamiento. No importa de dónde vengo, Lo que importa es que estoy aquí ahora. El profesor sonrió, satisfecho. Lucas, sin embargo, se veía más pálido de lo usual. Ellos podrían utilizar esa información para reducir al chico rubio, y tal vez aprender algo de su pasado.

Capítulo 7 Traducido SOS por Emi_93 Corregido por Dark Shines

El profesor Adams sujetó el medidor de presión sanguínea al brazo de Kaitlyn y se volvió, una válvula estaba inflando la pequeña bolsa y llenando el medidor de aire. —No te muevas —le dijo él, sus ojos miraban el medidor. Este sería un buen momento para poner los ojos en blanco, pensó Kaitlyn. Como si ella fuera a moverse. Mientras que su brazo era lentamente agarrado con más fuerza por el medidor, Kaitlyn percibió que alguien se acercaba por el pasillo, pero estaba demasiado lejos para saber quién. Afortunadamente, era Lucas, ella no lo había visto en todo el día. Probablemente estaba trabajando en el nuevo código, la ―jerga‖ de la que habían hablado durante la cena. El día parecía más largo si él no estaba cerca. Ella anhelaba ver su rostro y oír su familiar voz. En su lugar, había estado encerrada todo el día con el Profesor Adams haciéndole pruebas a su corazón artificial. Treinta minutos a máxima velocidad en la cinta, y luego un chequeo en su presión arterial. Treinta minutos sentada quieta, y luego un chequeo en su presión arterial. Aburrido. Monótono. Kaitlyn miró al anciano. Sus anteojos habían bajado tanto por su nariz que era sorprendente que no se le hubieran caído. No por primera vez, ella pensó que lo odiaría por arrebatarle su vida anterior, pero por alguna razón, no lo hacía. Sólo sentía indiferencia hacia el profesor y el resto del equipo. Probablemente la habían programado de ese modo. Kaitlyn estaba cansada de no saber nunca cuales pensamientos eran propios, y cuáles eran producto de la inteligencia artificial. —Bien hecho —el profesor abrió el velcro y liberó a Kaitlyn del medidor. Como si tuviera algo que ver con mi presión sanguínea. Ni siquiera tengo un corazón normal. Con todo su conocimiento, y ella aún no podía comprender como su cuerpo era capaz de funcionar correctamente. Una maravilla médica, a menudo se decía respecto a su cuerpo. El profesor dio vuelta a su silla desde donde Kaitlyn estaba sentada para ver la pantalla de la computadora. Estaba sujeta a electrodos puestos sobre el pecho de ella. Adams estaba obsesionado con sus ritmos biológicos, y estaba

constantemente chequeando sus números buscando anomalías. Él había dicho que era el matemático en su interior —Los ritmos biológicos consistían en tres ciclos: físico, emocional e intelectual—. A ella eso no le parecía muy científico. —Increíble —murmuró él, mirando hacia los datos—. Tus lecturas son siempre las mismas. No importa que te hagamos. Un golpe sonó en la puerta, y Frank, su instructor de armas, entró al cuarto. —Momento de la prueba de tiro. Finalmente, algo que no era aburrido. Kaitlyn tuvo que reprimir una sonrisa que quería extenderse por su rostro. Después de su entrenamiento inicial, ella sólo pasó un día a la semana practicando tiro. Frank dijo que ella era tan precisa, que más tiempo sería un desperdicio de balas. Ellos sólo querían mantenerla entrenada para que no se oxidara. Ella estaba bastante segura de que sus partes no podían oxidarse, pero se guardó esos pensamientos para sí misma. Con prisa se dirigió a la sala de armas y agarró su equipo. Era como si el arma fuera una extensión de su mano. Tal vez tenían razón. Tal vez ella había nacido para esto. O tal vez nunca lo sabría porque no recordaba su vida de antes del accidente. Kaitlyn metió un cargador nuevo en la Browning MK III. Las piernas las tenía plantadas con firmeza, ella se inclinó hacia adelante un poco, los brazos firmes, y apuntó al punto rojo. Dejando escapar el aliento, ella apretó el gatillo repetidamente en rápida sucesión. Bajó el arma y apretó el botón a su derecha. El soporte electrónico trajo la silueta negra hacia adelante, los bordes del papel moviéndose con la brisa mientras se acercaba. Su instructor, Frank, silbó por lo bajo y miró el orificio de un cuarto del tamaño de la mitad de la frente bulbosa del objetivo. —Maldición, chica. Cuarenta y cinco metros. Eso es cosa de leyendas. —¿Leyendas? —preguntó Kaitlyn, mirando a Frank. Kaitlyn tuvo que alzar la mirada porque él era muy alto. Frank la miró, pero no respondió. Se pasó la mano por la barba canosa y abrió la boca para decir algo, pero lo pensó mejor y la cerró. No estaba habilitado para hablarle a menos que fuera de cosas referidas al entrenamiento. —Intentemos eso de nuevo. Sólo que esta vez con el brazo izquierdo. Kaitlyn esperó pacientemente mientras Frank sujetaba dos nuevos blancos y apretaba el botón para enviarlo de nuevo hacia el campo de prácticas. Se apartó y le indicó: Dos al pecho, uno a la cabeza.

Ella asintió y se puso en posición. Esta vez, Frank movió los blancos, hacia adelante y hacia atrás, y de lado a lado. Ella calculó la distancia y apretó el gatillo, mientras los blancos seguían moviéndose. La mente de Kaitlyn les tomó el ritmo como si estuvieran quietos. Los blancos móviles eran mucho más divertidos que los fijos. —Ven aquí y trabajemos en unos ejercicios diferentes. —Frank se alejó, sin molestar en ver si ella lo seguía. Moviendo la cabeza, él miró por sobre el hombro—. Dentro de nada me estarás enseñando tiros desconocidos. Kaitlyn deslizó la pistola en su funda y siguió a su instructor de armas al área de tiro. Por el campo había un equipo de seis placas de acero con forma de cabezas humanas, cada una de alrededor de seis pulgadas de diámetro y sujetas a un soporte. —Está bien, carga y prepárate. Automáticamente, Kaitlyn sacó el arma de su funda y deslizó el seguro por la ranura. Ella chequeó la cámara rápidamente para asegurarse de que estaba vacía, luego sacó un cargador completo de su cinturón de la cadera derecha y lo insertó en la pistola, el movimiento fue natural y se sintió natural. Con un movimiento de su pulgar, el seguro se deslizó hacia adelante, cargando un tiro en la cámara de la pistola. Después llevó a cabo una verificación en el seguro, alcanzando debajo de la pistola, y moviéndola hacia atrás lo suficiente para ver que la bala estaba en la cámara. Al ver el latón, soltó el dispositivo y enfundó su arma. Parada en la posta de tiro, enfrentó a las placas de acero, con las manos a los lados y esperó. Sin volverse, supo que Lucas estaba cerca. A veces venía a observarla durante la práctica de tiro. Él nunca lo mencionó, pero ella siempre supo cuando estaba cerca. Disfrutaba de saber que estaba cerca. El instructor se movió a su derecha trasera, puso su cronómetro en cero, y dijo: ¿Disparadora lista? Kaitlyn asintió con la cabeza una vez, afirmando que estaba lista. —Espera… —y luego sonó un sonoro BEEP desde el cronómetro. Kaitlyn de inmediato sacó su pistola y le dio un puñetazo hacia afuera, los brazos extendidos en lo que ella sabía que era la posición cuatro. Ella ya tenía las miras alineadas hacia el objetivo en el borde izquierdo incluso antes de que sus brazos se estiraran. Al alcanzar su plena extensión, presionó el gatillo y luego movió la pistola hacia el segundo objetivo, usando ambas veces el lapso en que el arma se recargaba y su propio movimiento muscular. Tan pronto como las miras estuvieron en el segundo objetivo, disparó de nuevo, repitiendo el proceso un total de seis veces con un metálico ping marcando cada disparo.

Una vez que terminó, Frank gritó: —Descarga y objetivo limpio. Kaitlyn obedeció, realizando los movimientos rápidos. Reflexivamente. —Enfunda. Metió la pistola en posición y dejó sus manos colgando a los costados, expectante. Una parte de su mente se preguntó qué estaba haciendo Lucas. Ella pudo percibir que él estaba a cincuenta yardas detrás de ella, a la izquierda. Le dio un ligero escalofrío saber que la estaba viendo cuando estaba en su elemento. Mirando al cronómetro, el instructor alzó una ceja y dijo: Dos segundos, treinta cinco décimas. Hagamos eso de nuevo, esta vez de derecha a izquierda. –colocó bien los blancos, y luego repitió las mismas instrucciones: “Carga y prepárate” y “Espera”. El cronómetro se puso en cero y Kaitlyn repitió su actuación. —Dos segundos, treinta y siete décimas —Frank la miró como si quisiera agregar algo más, pero en su lugar negó con la cabeza. –Muy bien, vamos a movernos al siguiente aparato. Caminaron hacia otra posta de tiro frente a tres objetivos de acero que eran cuadrados de doce pulgadas, separados cada tres metros, y a diez metros del puesto de tiro. Kaitlyn robó un vistazo de Lucas. Él alzó la mano y la saludó. Ella sintió que su falso corazón se aceleraba. —Este tiro se llama “El Presidente”. Quiero que tengas dos cargadores de seis tiros cada uno. Enfrenta el ―objetivo superior‖, da la espalda a los blancos, manos a los lados. Cuando oigas el zumbido, te volverás, desenfundarás, y le dispararás dos tiros a cada blanco antes de pasar al siguiente. Una vez que vacíes el cargador, conecta un cambio de arma, y luego vuelve a disparar a los blancos en la dirección opuesta, de nuevo con dos disparos a cada uno. ¿Alguna pregunta? Sin tener ninguna, Kaitlyn no dijo nada mientras comenzaba a preparar los cargadores siguiendo sus instrucciones. Una vez que lo hizo, el instructor repitió sus instrucciones, y luego sonó el zumbido. BAM, BAM, BAM, BAM, BAM, BAM… click, click, BAM, BAM, BAM, BAM, BAM, BAM. —Descarga y objetivo cumplido. Enfunda. Tres segundos, nueve con cinco décimas. Eso es… —él se detuvo para buscar las palabras— … algo que nunca he visto. Vamos a probar eso con una sola mano.

Ella continuó disparando de las diferentes formas que le explicó el instructor. Cada vez, sin que Kaitlyn lo supiera, actuó a un nivel de clase

mundial, algo que les llevaba años de práctica y cientos de miles de tiros a los tiradores profesionales. Ella lo hizo todo sin preguntar, sin dudar, y con precisión casi perfecta. Cuando terminaron, el instructor dijo: Tal vez pueda hacer que los doctores me enrarezcan a mí también… —Él sonrió y negó con la cabeza. Kaitlyn lo miró con expresión vacía. —Está bien, has terminado aquí —Frank se quitó las protecciones de los oídos—. Limpia tu arma y guárdala en la caja fuerte. Ella asintió y abrió el arma. Se volvió hacia la izquierda para ver a Lucas volver al laboratorio sin una palabra hacia ella –como siempre-.

Capitulo 8 Corregido por Lucean Traducido por 3lik@

Al día siguiente, la puerta del laboratorio se abrió y Quess se asomó por la esquina. Kaitlyn nunca había visto a Quess en el laboratorio. —Abuelo ¿Puede Kaitlyn salir conmigo? ¿Por favor? El Profesor Adams miró el reloj en la pared. —Sabes que no puedes venir aquí, Quess. El Profesor Adams tenía reglas estrictas sobre quién puede estar en el laboratorio y con qué razones. Kaitlyn sabía que cualquier cosa que haya hecho venir a su joven amiga es porque debe ser importante. Quess se encogió de hombros y entró en la habitación. —Estoy aburrida, y de todos modos es su hora de almuerzo. Yo ya comí con la Nana. Ella quiso que te trajera las sobras. Ella le entregó un plato que estaba cubierto con papel de aluminio. —Está Bien, hemos terminado por ahora. Pero asegúrate de que esté de vuelta en una hora. El arrugado rostro del Profesor se suavizó en una sonrisa. Cualquier otro habría sido expulsado por poner un pie en su espacio sagrado sin preguntar, pero su nieta siempre había una excepción. El Profesor se quitó el brazalete bio-rítmico y liberó el brazo de Kaitlyn del monitor. Se puso de pie, feliz de tener una razón para salir de la habitación mal ventilada. Quess se puso su suéter ajustado sobre su pecho y miró a Kaitlyn. —Hace frío afuera. —Esta a 61° —dijo Kaitlyn calculando con total naturalidad. Quess miró las largas piernas desnudas de Kaitlyn. —Deberías ponerte algo de ropa‖.

—Ya tengo ropa. Quess suspiró. —Bien. No me culpes si tienes un resfriado. El Profesor Adams sonrió y tiró de su barbilla. —Quess, ella no puede conseguir un resfriado. Ya lo sabes. —¿Cómo pude olvidarlo? La hiciste no-humana —Quess espetó. —Es suficiente, señorita. —El tono juguetón del Profesor se evaporó y su voz se quebró sin ningún argumento—. Ya hemos hablado muchas veces de esto antes. Ahora date prisa antes de que cambie de opinión. Kaitlyn observaba el intercambio con interés. Le resultaba curioso que Quess discutiera con su abuelo por ella. Sin decir una palabra, Quess giró sobre sus talones en una rabieta y salió de la habitación. Kaitlyn fue detrás de ella. Quess golpeó a través de las puertas de metal y en el brillante sol afuera, donde caminaron en silencio hasta que estuvieron a una distancia segura del edificio y de las cámaras. Kaitlyn observaba como el viento agita suavemente las hojas a su alrededor. —Desperdiciaste una muy buena oportunidad, lo sabes —Quess finalmente habló, claramente irritada—. No puedo creer que no los interrogarás más en la cena. Podríamos haber descubierto algo sobre tu pasado. Un escáner superficial le dijo a Kaitlyn que esa carita redonda de Quess estaba irritada y molesta. La frecuencia cardíaca de la niña también estaba elevada, mostrando signos de angustia. Kaitlyn sonrió. —Ganamos información valiosa ¿Cuántos estados no muestran signos del cambio climático? Quess se detuvo en seco y se giró lentamente, su ceño se convirtió en una sonrisa. —¿Cuántos? Buscó el archivo guardado en su disco duro de la noche anterior, Kaitlyn dijo:

—Florida, Nevada, Arizona, California y Luisiana serán un comienzo. ¿Eso debería ayudarte en tu búsqueda? —Por supuesto. Me gustaría que pudieras venir conmigo a la cabaña. Quess suspiró. —Sería mucho más fácil si pudiéramos buscar juntas en mi computadora. —No creo que eso suceda. Me sorprende que te permitan pasar mucho tiempo como lo hacen conmigo. —El abuelo preferiría que no te viera en lo absoluto, pero Nana lo convenció de que necesito una especie de amigo por aquí, aunque sea con un robot. Quess sonrió irónicamente. —Agradece a tu Nana por mí. —No puedo hacer eso. Eso sería revelar nuestro secreto. Kaitlyn sonrió, ella realmente disfruta de la compañía de la niña. Quess parecía tener ese efecto en la gente que la rodea. Ella hace que sea difícil para Kaitlyn mantener ocultos todos-sus-sentimientos-humanos. Ella no finge alrededor de Quess. Al estar con ella se siente capaz de bajar la guardia. Por lo menos un instante. —Entonces, creo que Lucas está totalmente enamorado de ti. —¿Cavándome? —Kaitlyn trató de darle sentido a la frase. Tal vez ella realmente no necesita un chip de jerga. De ninguna manera pensaría que ―excavar‖ tendría algo que ver con ella. Excavar: 1. romper, remover o eliminar tierra, arena, etc, con una pala, excavadora o rastrillo, hacer una excavación. 2. Hacer de la forma o de trabajo o mediante la eliminación o remover material: hurgar a través de los archivos. Ninguna de esas definiciones coincidía con el contexto. —Sí, ¿Viste su cara cuando entró y te vio anoche? El totalmente te desea. Kaitlyn no tenía idea de cómo responder a eso. —No entiendo lo que estás diciendo. —Quiero decir que le gustas. Él está totalmente loco por ti. El cuerpo de Kaitlyn se sentía hiperactivo, sus sentidos hormigueaban. —¿De verdad lo crees?

Tal vez, Lucas piensa quitarle la ropa como ella piensa en la de él. Sin embargo de alguna manera lo dudo. El extraño no está a su favor. Después de todo ella ni siquiera será humana nunca más. —Definitivamente, estaba escrito por todo su rostro. Afortunadamente, el abuelo no se dio cuenta, pero Nana si se dio cuenta de que está atraído por ti. Ella piensa que ustedes dos harían una linda pareja. Kaitlyn no notó algo en su rostro. Quizás Quess estaba imaginando cosas. Ella parecía tener una imaginación hiperactiva, una de las razones porque Kaitlyn disfrutaba tanto de la compañía de la niña. Era agradable ver las cosas a través de los ojos humanos. —¿Estas al menos, un poco emocionada? —¿Por qué? Kaitlyn preguntó confundida. —¡Por Lucas! Le gustas. Obviamente estás interesada en él o no habrías preguntado. —Oh. Realmente no sé qué pensar sobre eso. Quess suspiró. —Me gustaría que sientas las cosas como una persona normal. —También yo —dijo Kaitlyn suavemente. —Entonces, ¿qué vas a hacer si encontramos al hombre misterioso? — Preguntó Quess con curiosidad. Kaitlyn no había pensado en eso antes. Pero en realidad, ¿qué podía hacer? Pararse frente a su puerta y decirle ¿Me recuerdas? Eso probablemente no iría bien. —Tal vez deberíamos detener la búsqueda. —¿Qué? ¿Estás bromeando? De ninguna manera. Necesito algo con qué distraerme en la noche. Voy a encontrarlo, además eso me ayudará a mejorar mis habilidades secretas de espionaje. Ya sabes... por si acaso. —Supongo que eso es cierto‖ —coincidió Kaitlyn. Después hicieron su recorrido alrededor de los jardines, Kaitlyn suspiró.

—Tenemos que volver al laboratorio. El Profesor Adams dice que ésta nueva actualización es importante. —Yo no sé porque te actualizan si eso siempre te cambia. Quess se giró y regresó de nuevo hacia el laboratorio. —Es molesto, pero sé que para eso estoy aquí. —Me gustaría que simplemente te dejarán en paz. No es justo. Las lágrimas brotaron de los ojos de Quess, haciendo que se vean más verdes avellana. Kaitlyn sintió un nudo en la garganta, pero no estaba segura de por qué. —Está bien, Quess. No importa. —Pero debería —Ella apretó sus pequeños puños por los costados. Su pálido rostro era de color rosa brillante, y una lágrima se le escapó, arrastrándose por su mejilla—. Deberías tener una vida normal. No enjaulada como un animal. Ni siquiera puedes comprender lo equivocado que es esto, eso es la peor parte. Kaitlyn observó a la jovencita derramar lágrimas, y se preguntó cómo se sentía llorar. Ella esperaba que no fuera doloroso para su amiga. —¿Eso duele? Kaitlyn tocó el líquido que se derramaba por la mejilla de Quess. Quess sonrió. —Que ¿Llorar? Kaitlyn inclinó la cabeza. —Sí. —No, llorar no hace daño. Quess se puso seria y uso la manga de su chaqueta para enjugar sus lágrimas. Ella tomó la mano de Kaitlyn y se la llevo a su pecho. Por reflejo Kaitlyn trató de retirar la mano del agarre de Quess. Pero Quess se la volvió a tomar con más fuerza. Kaitlyn relajó su mano. Por debajo de la palma de Kaitlyn, sintió la palpitación lentamente y constantemente del corazón humano de Quess.

Quess sostuvo con fuerza la mano de Kaitlyn, manteniéndola extendida sobre su corazón. —Llorar no duele. Pero cuando lloras, es porque tu corazón lo hace. —¿Tu corazón duele por causa mía? —Preguntó Kaitlyn, perpleja. A pesar del fuerte apretón de Quess era un poco inquietante para sus sensores, había algo dentro de ella que se deleitaba con el latir constante del corazón de su amiga; se deleitaba con su calidez y amabilidad. Ese nudo en la garganta no se iría. Quess simplemente asintió mientras más lágrimas llenaban sus ojos. —Entremos —dijo Kaitlyn, todavía tratando de procesar la información. Ella se apartó de Quess—. Tal vez actualicen mi vocabulario jerga, y así nuestras conversaciones no serán tan desconcertante. Quess echó a reír, un sonido maravilloso para los oídos de Kaitlyn, pero ella dejó de reír tan rápido como empezó. —¿Realmente ellos te dejarán salir la semana que viene? —¿Qué? ¿Dónde escuchaste eso? —Escuché a mis abuelos hablar. Ellos dijeron que casi estas completa, y que se acercaba la hora de entregarte para cumplir con tu destino. —¿Mi destino? —Kaitlyn sentía como si no pudiera respirar. Lo cual era ridículo ya que no había nada bloqueando sus vías respiratorias. Por mucho que odia las instalaciones, no quería irse. ¿A dónde iban a enviarla? Ella escaneó las posibilidades en su mente y no encontró nada. No tenía ni idea. Su fuente infinita de conocimientos no podía darle una respuesta. Y eso fue aterrador. Por mucho que odiara admitirlo, había llegado a disfrutar de su tiempo con el Profesor Adams y sus pobladas cejas, Lucas también porque es Lucas, incluso la enfermera que nunca dijo una palabra. La rutina diaria con ellos la hacía sentirse casi normal. No quería pensar en no volver a ver a Quess o Lucas de nuevo. Ella no podía. Su mente se rebeló ante la idea. —Tiene que haber alguna clase de error. Quess no se molestó en contestar.

Kaitlyn empujó a través de las puertas dobles. Lucas estaba sentado detrás de la mesa en el gran laboratorio y se levantó inmediatamente cuando ella las atravesó. Él chocó con una pila de carpetas de archivos con su cadera, y la torre se deslizó hasta el suelo, papeles salieron volando. Un vial se estrelló contra el suelo y astillándose en cientos de fragmentos. —Bien, eso fue agradable —Lucas recogió un archivo desde el suelo. —¿Es verdad? —Exigió Kaitlyn. —¿Qué es verdad? —Preguntó Lucas, apartando su mirada para no meterse con ella, su boca estaba ligeramente abierta. —¿Estoy dejando las instalaciones para ir a una misión? Lucas miró hacia otro lado y no quería mirarla a los ojos y en su lugar se arrodilló y acomodó nuevo las páginas en los archivos. Confirmado. Quess le dijo que no confiara en alguien que no te mirara a los ojos. Se sentía como si estuviera corriendo, pero estaba parada. Su cuerpo estaba acelerado, a pesar de que tenía sus pies plantados en el suelo. —¿Te molesta? La idea de irte —preguntó Lucas, finalmente, le devolvió la mirada. —No me importa. —Kaitlyn mantuvo su tono de voz— ¿Volveré? La expresión de Lucas cambió y reflejaba la misma mirada que había visto en el rostro de Quess antes de que ella comenzara a llorar. Su corazón estába herido. En ese momento, supo que nunca pondría un pie en las instalaciones de nuevo. Nunca vería a Lucas de nuevo. Se preguntó si iban a enviarla a una misión suicida con el fin de finiquitar el proyecto. Ella vio eso una película una vez. O tal vez ellos la acaban de entregar a sus nuevos dueños. Kaitlyn no sabía qué idea sonaba peor. —Tenemos que actualizar el hardware. Quiero añadir expresiones faciales para tu base de datos para que puedas mostrarlas a través de conversaciones y hacerlas más fáciles. Te ayudará a reaccionar a las situaciones, si conoces la reacción que tienen las personas. Es muy probable que aprendas a imitar las expresiones también. —Está bien. —Kaitlyn resignada a aceptar lo que iba a venir. Por supuesto, él no le diría nada.

—Por favor, toma asiento —Lucas asintió con la cabeza hacia su asiento, en el asiento blanco en donde ha estado sentada mucho tiempo. Una vez sentada, Lucas dudó antes en dar un paso adelante. —Por favor, gira a un lado. Esto será un gran procedimiento por lo que estarás inconsciente durante 7 minutos. Más o menos unos pocos segundos. Su cuerpo se movió a pesar de que su mente le decía que no. Odiaba que las partes mecánicas tuvieran control sobre ella. Lentamente, el bajo el cuello de su camisa, dejando al descubierto sus hombros. Ella tembló bajo su toque, o tal vez fue su mano la que estaba temblando. Fue difícil para ella sentir la diferencia. Ella sintió el movimiento, escuchó un suave clic. Quitó suavemente un chip, lo puso sobre el mostrador, y lo reemplazó con otro. Cerró los ojos mientras su cuerpo se relajaba durante la actualización. No tenía idea de cuánto tiempo estuvo sentada en la silla. Finalmente, el zumbido en su cabeza se detuvo y se sentó con la espalda recta. Ella parpadeó un par de veces. El desastre había sido limpiado y Lucas estaba sentado detrás de su escritorio, mirándola directamente. —¿Te sientes diferente? —Preguntó Lucas. Era una pregunta inusual viniendo de él. Ella lo pensó por un momento y sacudió su cabeza. Ella sentía igual. Aún no quería irse.

Capítulo 9 Traducido por pili Corregido por AriannysG

Lucas había visto una chispa de emoción en los ojos de Kaitlyn. Sabía que la había. No podía conseguir apartar la imagen de su mente. Realmente ella parecía molesta a dejar el recinto. La emoción fue tan fugaz que por un momento pensó que se lo había imaginado, pero estaba allí. Él sabía lo que había visto. El laboratorio se sentía más frio y más silencioso desde que se había marchado. Lucas se hundió de espaldas en su silla, su mente revisando el encuentro de principio a fin. ¿Posiblemente todavía podía tener sentimientos después de todo lo que le habían hecho a ella? Era difícil de creer para él. Habían anulado las señales en el cerebro de Kaitlyn, eso no motivó ninguna emoción humana. Ella debía parecer humana, pero no poseer rasgos humanos. Esa era la belleza del proyecto o la tragedia. Depende de cómo se viese. Él deslizó su mano por su cabello, revuelto. Esto fue como su peor pesadilla cumplida. Su justificación para ir junto con la idea consistía en que ella no entendía lo que habían hecho. Ella no se preocuparía. Cuando se despertó del coma, se suponía que no tendría recuerdos de ser humana. En esencia, salvaron su vida. Ella habría muerto a causa de sus heridas. Al menos, eso es lo que él mismo decía. Tenía que averiguar la verdad antes de que la vendieran al gobierno. Si ella abrigase alguna clase de pensamientos humanos o emociones, no sólo plantearía una amenaza para la seguridad del gobierno, si su propia brújula moral afectaba a su toma de decisiones, retrocedería sobre IFICS. Antes de que pudiera cambiar de opinión, Lucas se quitó su bata de laboratorio y cogió su chaqueta de la parte posterior de la silla, sacudiéndola mientras salía de la sala. Hizo su camino a través del patio hacia el dormitorio que Kaitlyn compartía con la gente estudiosa, cocineros y otros trabajadores que vivían en el recinto. Vaciló cuando enfiló su pasillo. En todo el tiempo que había conocido a Kaitlyn, nunca había entrado en su dormitorio. Nunca hubo una razón para ello. Hasta ahora. Tal vez debería limitarse a dar la vuelta. No era asunto suyo. Le habían pagado para asegurarse de que ella estuviera preparada para la cesión, no para

controlar el estado emocional de su mente. No es que ella tuviera un estado emocional. Pero de alguna forma parecía… Las teclas repiqueteaban en sus manos. Atorníllelo. Tenía que saber. En unas cuantas zancadas, él estaba delante de su puerta. Pulsó las llaves ligeramente contra el metal, pensando para sí lo mucho que se asimila a una celda más que a un dormitorio. —Sí —la voz dulce de Kaitlyn flotó hacia fuera de la puerta. —Umm, esto… soy Lucas. ¿Si puedo entrar un momento? —Sí, puedes pasar. Sus manos temblaron cuando giró la llave y empujó la puerta. Kaitlyn está tumbada sobre su cama con sus largas piernas desnudas cruzadas, sus ojos bien abiertos y serenos. La vista de su suave y sedosa piel lo distrae, y Lucas tuvo que apartar sus ojos lejos de sus piernas y de su rostro. Ya no nota las partes verde-azuladas del código de desplazamiento de su cuerpo. Cuando miró a Kaitlyn vio a una mujer joven no a un robot. Se sintió mareado y casi olvidó por qué estaba allí. Para desviar su atención, Lucas echó un vistazo alrededor de la habitación. Era pequeña, no mucho más grande que un armario, y todo era blanco. Incluso las cortinas. A parte de una pequeña televisión, ella no tenía nada. Sólo le permitían ver películas que ellos consideraban aceptables. En su mayoría, películas de espías. Era principalmente para que ella viera a la gente relacionarse fuera del entorno hermético bajo el cual vivía. La idea era que pudiera captar las particularidades y diálogos. ¿Realmente pasaba todo su tiempo sentada en su habitación? Necesitaba libros o revistas, también. Él debería abordar la cuestión con el profesor. No es que realmente importase en este momento. Ponto ella se iría. Kaitlyn lo miraba fijamente sin comprender. —¿En qué puedo ayudarte? —Verás —dijo Lucas, su estómago de repente excitado con nervios—. Sólo resultó y voy a decirlo. ¿Puedes sentir cosas? Ella inclinó la cabeza, como tratando de procesar la pregunta. —¿Cómo el dolor? No, no puedo. —No dolor, emociones, sentimientos. La mirada de Kaitlyn vagó hacia el techo. La luz roja de la habitación parpadeó. —No sé lo que quieres decir. Tienes que ser más específico.

¿Qué en el mundo estaba pensando él entrometiéndose en su dormitorio para esto? Ella incluso no tenía ninguna pista de lo que le estaba diciendo. Soy tan idiota. Lucas suspiró. —Olvídalo. Lo siento, Kaitlyn. No debería haberte molestado. Cuando se dio la vuelta para marcharse, la voz de ella lo detuvo. —Lucas, me gustaría tomar algo de aire fresco. El profesor Adams dice que es bueno para mí. La petición lo sorprendió. Se dio la vuelta, encontrando su mirada vacía y se rascó su cabeza. —Supongo que podría sacarte fuera. —Me gustaría salir fuera. El aire fresco es bueno para mí. —Desenredó sus piernas y levantó sus pies. Lucas la observó hipnotizado, mientras ella deslizó sus esbeltos pies dentro de un par de botas marrón de cuero sin tacón. Sujetó la puerta abierta, ella lo rozó. Cuando su piel lo alcanzó, está cerca de caerse de rodillas. Una sacudida eléctrica arrancó a través de él con sólo el mínimo toque, y sabía que no era porque ella era mitad robot. Una chica nunca había tenido este efecto sobre él, y él había conocido a unas cuantas chicas. Él nunca podía parecer relacionarse con ella. Lucas respiró hondo y se estabilizó. Se preguntó otra vez lo que había estado pensando al venir aquí; ya era bastante malo tener que verla durante cuatro horas en un ambiente clínico. Verla fuera del trabajo era más íntimo, y lo asustaba como el demonio. —Te mostraré adónde puedo caminar con Quess. —Tú caminas con la nieta del profesor Adams. —Sí. ¿Cómo él no sabía esto? El debería estar hablando con Quess en vez de con Kaitlyn. Definitivamente eso sería mucho más fácil. Lucas metió sus manos en los bolsillos para detener la agitación mientras caminaban por los pasillos vacíos hacia el patio. Era un día frío. No se cruzaron con nadie en la estrecha acera que conducía lejos del dormitorio y hacia el bosque. Kaitlyn rompió el incómodo silencio. —¿Sabías que los cerezos silvestres solían llamarse el árbol del perro? Lucas mostró una sonrisa.

—No, no era consciente de ello. —El nombre se cambió en 1614. —Eso es muy interesante. —Echó un vistazo lateral hacia ella—. ¿Te gustan los cerezos silvestres? Kaitlyn lo miró fijamente sin comprender. —Es un árbol. Sus hombros cayeron 25 milímetros decepcionados. —¿Te gustan los árboles? Lucas parpadeó hacia ella sorprendido. —Ellos son necesarios para tener un aire limpio, por lo tanto, sí. Me gustan los árboles. Ella no preguntó nada más. Continuaron caminando, Lucas tan consciente de su presencia junto a él que no podía pensar en otra cosa. Llegaron a un enorme abedul. Kaitlyn extendió su mano y la apretó para pelar la corteza. —Este es mi árbol favorito. Lucas miró hacia arriba al enorme árbol. Ella no fue construida para tener preferencias por algo como eso. Mantuvo el semblante, tratando de aplastar la esperanza que construyó dentro de él. Tal vez no lo había imaginado. Tal vez realmente había visto la emoción en su fondo en el laboratorio. —¿Por qué fuiste a mi habitación, Lucas? —Yo… No lo sé. Fue ridículo. Siento haberte molestado. —No es una molestia. Me gusta salir de la habitación. Esa palabra otra vez. Ella está tratando de decirle algo. —¿Te gusta? Kaitlyn asintió con la cabeza una vez, un gesto horriblemente robótico, y siguió andando. Él se apresuró para alcanzarla. Lucas intentó otra táctica. ―Kaitlyn, si te dijera que no te tienes que marchar, ¿te haría eso feliz? Trató de ocultarlo, pero vio un destello de esperanza en sus ojos azules. —¿Puedes hacer eso?

—Depende. ¿Quieres quedarte aquí? —Él no tenía tal autoridad para hacer el ofrecimiento, pero quería ver su reacción. Tal vez podría exponer su caso a Harrington. Sí, correcto. Bajó la vista al suelo y luego la volvió hacia Lucas. —No quiero irme. No me gusta esto, pero me siento a salvo. Su ritmo cardiaco se aceleró. Santa Mierda. Esto era enorme. Lucas quería regresar y decirle al profesor Adams, pero algo en el rostro de ella le dijo que no. ¿Cómo podría él haber fallado en los indicios de que ella aún tenía sentimientos y emociones, esperanza y miedos? Lucas pensó en las consecuencias. Tal vez debería guardar esto para sí mismo. El profesor Adams quería quitar cualquier emoción, cualquier humanidad que Kaitlyn hubiera dejado. Se descubrió a sí mismo preguntándose cómo sonaba su risa. Qué cosa tan extraña de pensar en un momento como este. La voz clara de Kaitlyn lo sobresalto sacándolo de sus pensamientos. —¿Sabes adónde planean enviarme? —No, sólo sé que será para un contrato con el gobierno. —¿Te veré de nuevo? Respirando hondo, los hombros de Lucas se desplomaron. —Espero que sí. Desde que te creamos y todo, creo que ellos necesitaran que permanezcamos involucrados —Realmente no creía que fuera cierto, pero deseaba que lo fuera. La idea de no volver a verla de nuevo… —Te voy a echar de menos —Se puso rígido, sorprendido. ¿Había dicho esto en voz alta? —¿Lo harás? —preguntó Kaitlyn, contemplándolo con curiosidad—. ¿Así como un sentimiento de pérdida? Él se rio. Sabía que su cerebro analizaba palabras y frases a la velocidad del rayo. —Sí, eso es exactamente a lo que me refería. Hemos pasado mucho tiempo juntos. —¿Puedes realmente ayudarme para quedarme aquí? —Lo puedo intentar.

Capítulo 10 Traducido por Emi_93 Corregido por Yanii

Ellos siguieron por el camino entre los árboles. Kaitlyn no podía creer que estaba sola con Lucas. ¿Cuántas noches había pasado despierta pensando en este momento? Se veía tan guapo a la luz del atardecer. Su cabello grueso y oscuro sobresalía en direcciones extrañas porque seguía pasándose la mano por él. Sus sensores le dijeron que era un gesto nervioso, e intentó indagar más para saber si estaba nervioso a causa de ella. Sus sensores solo parpadearon. No hubo ningún reporte más profundo. Ella luchó contra el impulso de pasar los dedos por su barba, por lo general pulcramente afeitado rostro. Parecía como si no hubiera estado durmiendo bien; hoy, tenía oscuros círculos bajo sus hermosos ojos. Quiso preguntarle si algo lo molestaba, pero eso no era algo que fuera a preguntar un robot. Así que ella se mantuvo en silencio. Era muy duro mantener la fachada, estando tan cerca y tan completamente solos. Algo dentro de ella quería que Lucas supiera que era más que un simple caparazón de lo que solía ser. Su tiempo juntos estaba terminándose rápidamente. Pronto sería enviada afuera a Dios sabía dónde. La idea de no volver a ver su rostro dejó un dolor sordo en su pecho. Tal vez debería hacerse un chequeo para ver si algo andaba mal en ella. Su cuerpo se sentía tan diferente cuando él andaba cerca. —Lucas, ¿tú crees que soy bonita? —Soltó ella. ¿De dónde había salido eso? —¿Disculpa? —Sus ojos se agrandaron y se veían tan azules como si estuviera mirando un cielo despejado. —Pregunté si creías que era bonita. —Los músculos en su estómago se apretaron. Ella mantuvo cautelosamente su expresión impasible. Tenía el repentino deseo de aclararse la garganta y mirarse los pues, pero no lo hizo. —Kaitlyn, ¿realmente te preocupa si te considero bonita? —Él se pasó la mano por la parte posterior del cuello y la miró con intensidad. Curioso y confuso. Le confirmaron las imágenes en su scanner. El calor se extendió hasta su cara.

—No importa. Fue una pregunta estúpida. Sé que crees que soy solo una máquina en un cuerpo humano.

—Eso no es verdad. —Dijo él con voz ronca. —Olvida lo que dije. Kaitlyn no pudo situar la sensación que se extendió en su interior. El calor cubría su rostro y cuello, y ella se alejó de Lucas, incapaz siquiera de mirarlo. Activó sus scanner, buscando lo que estaba mal en ella. ¿Era disfuncional? Un segundo después, sus síntomas se definieron: humillación. —Kaitlyn —Lucas levantó el brazo. Echó a correr, sus pisadas silenciosas sobre la suave hierba. ¿Por qué debería responder a una pregunta tan ridícula? Era absurdo—. ¡Kaitlyn! ¡Espera! Aceleró, más rápido, mientras intentaba poner tanta distancia entre ellos como fuera posible. Los árboles pasaban a su lado, y el frío aire silbaba contra ella. La máquina analizó la velocidad, la dirección del viento, y las pulsaciones por minuto de su corazón artificial, aunque no tenía control sobre el de todas formas. —Kate, ¡por favor! —Gritó Lucas. Se detuvo en seco. Se volvió lentamente, los sensores trabajando para estabilizar sus miembros. Lucas corría para alcanzarla, su abrigo flameando tras él. El ritmo de su corazón estaba acelerado y el sudor se acumulaba en su frente. Mechones de su ondulado cabello oscuro cayeron sobre su ojo izquierdo mientras desaceleraba para detenerse frente a ella, inclinándose para recuperar el aliento. Él obviamente necesitaba trabajar en su salud cardíaca. —¿Por qué me llamaste Kate? —Demandó ella. Lucas se enderezó—. No… no lo sé. Siempre pensé que deberían llamarte Kate. Kaitlyn suena tan formal. —Me gusta Kate. —Ella se detuvo, diciéndola mentalmente—. Me hace sentir extraña que tú lo digas. —¿Lo hace? ¿Te hace sentir? —Preguntó Lucas. Parecía nervioso, como si no supiera qué hacer o qué decir. —No sé por qué. —Kaitlyn pateó el suelo y miró hacia la línea de árboles. El sol estaba empezando a ponerse. El cielo era una Hermosa mezcla de violeta y rosa. Era increíble que tal belleza existiera junto con tanta fealdad en el mundo. Algo como ella –no humana, pero no del todo robot. Lucas estudió su rostro. —Kaitlyn, ¿tú sientes más de lo que nos dejas saber?

Ella cambió el peso de un pie al otro y se encogió de hombros, desconcertada por su mirada. —No sé lo que siento —si lo hago—, la mayoría del tiempo. —Lo entiendo. —No podrías entender por lo que estoy pasando. —Dijo Kaitlyn con sus dientes apretados y retrocedió un paso. Su vehemencia la sorprendió; esa reacción había venido de algún lugar profundo. —Tienes razón —Lucas alzó las manos—. Eso fue insensible e injusto. Para responder a tu pregunta original: Eres la mujer más hermosa sobre la que he posado mis ojos. ¿Él pensaba que ella era hermosa? Kaitlyn frunció el ceño y negó con la cabeza. —No tienes que decir eso. Sé que soy un fenómeno. Una mirada dolida cruzó su rostro. —Kate, no eres un fenómeno. Eres increíble. No hay ninguna mujer que pueda compararse contigo —Sus ojos torturados encontraron los de ella—. Lamento que te hayamos hecho esto. —¿Lo lamentas? —¿Qué tenía que lamentar? No era como si eso hubiera sido idea de él. Solo trabajaba allí. Si había que culpar a alguien, era a Harrington por llegar con la idea de fusionar humanos con máquinas. —Deberías haber tenido la oportunidad de vivir tu vida sin interferencias. —Ríe Lucas, pero no era con humor. Los sensores de Kaitlyn le dieron una definición para ―ironía‖—. Kate, eres increíble. Eres hermosa, y la persona que eras… Te arrebatamos eso. —Lucas, ¡mírame! —Dijo Kaitlyn, levantando el dobladillo de su camisa hasta la línea del sostén—. Tengo tantos chips implantados que no sé dónde empiezo yo y dónde empieza la máquina. Las cicatrices cubren mi cuerpo, y por no mencionar esto. —Señaló la parte translúcida de su brazo. Los parches de plástico transparente estaba desparramados por varias partes de su cuerpo—. ¿Cómo podrías pensar que soy hermosa? Soy repulsiva -un fenómeno de la naturaleza. Una extraña sensación en su rostro la hizo detenerse. Ella alzó la mano y tocó su mejilla, y luego se secó las marcas de su lágrima. ¿Era… era una lágrima? Su corazón latía en sus oídos mientras miraba su mano, cautivada. Después de todo el tiempo que había pasado en la instalación, de todo por lo que había pasado, nunca había llorado. No creía que pudiera.

Frente a ella, Lucas la miró. —Oh, mi Dios. Kate. Ella no sabía que decir, así que solo alzó la mano y murmuró. —Estoy llorando. Lucas tomó su mano, la humedad de sus lágrimas manchaba su piel mientras acortaba la distancia entre ellos. Él presionó su frente contra la de ella. Su mente le gritó que corriera, pero su cuerpo estaba enraizado en el lugar. Estaba tan confundida por el modo en que la hacía sentir. Su cercanía era estimulante y aterradora a la vez. —Kate, lo lamento tanto. Yo no sabía. —Sus pulgares alejaron las lágrimas gentilmente, haciéndola enrojecer. —¿No sabías qué? —Sollozó, y luego se reprendió a sí misma por mostrar debilidad. Ahora que él sabía su secreto… —Que podías sentir. —¿Por qué importa eso? ¿Vas a regresarme al laboratorio y borrar lo que queda de mí? —No, Kate. Todos hemos hecho la programación. Sabemos hasta dónde llegan las emociones. De hecho, es increíble. Nos muestra lo impresionante que es la mente humana en realidad. —Solo eres tú el que me hace sentir cosas. Bueno, supongo que Quess también. Me gusta ella. Lucas la miró un momento. —¿Nadie más? —Negó con la cabeza y apartó la mirada—. ¿Sientes lo mismo por mí que por Quess? —Definitivamente no. Me gusta Quess como amiga.

—¿Y yo? —Me haces sentir como si mi cuerpo estuviera entrando en calor incluso cuando estoy de pie quieta. No sé cómo describirlo. Me despierto solo para verte y me voy a la cama pensando en ti. —Dijo Kate quedamente. Lucas avanzó un paso, y luego se inclinó hacia adelante y presionó gentilmente sus labios contra los de ella.

Kaitlyn se quedó helada, insegura de cómo reaccionar. Se había imaginado esto tantas veces, pero ahora que había ocurrido sentía como si su cuerpo se estuviera sobrecargando. Sus firmes labios presionaron más contra los suyos, y ella los entreabrió. Quería saborearlo. Quería arrastrarse dentro de su cuerpo y no salir jamás. Solo un beso, y sintió que el mundo se había caído por debajo de ella. Podía sentir el corazón de él latiendo en su pecho. Su ritmo: ciento treinta. Demasiado alto para una actividad no física. Ella se alejó, su sabor a canela y menta en sus labios. —Lucas, ¿estás enfermo? Tu ritmo cardíaco es tan alto. Él sonrió levemente. —Eso es lo que tú me haces. Alarmada, Kaitlyn tocó su pecho. —¿Yo te hice esto? —Está bien, Kate. —Él colocó un mechón de su cabello detrás de su oreja. El roce de su mano la hizo estremecer por dentro—. Me vuelves loco. Estar cerca de ti. No puedo explicarlo. He soñado con este momento. Nunca nadie ha tenido este efecto sobre mí. Nunca. Kaitlyn sollozó ante la palabra ―soñado‖. El chico rubio pasó por su mente. ¿Quién era él? ¿A quién le importaba? Todo lo que ella quería era a Lucas. Su cuerpo se fundió con el de él. La calidez de su piel era casi demasiado para poder soportarlo. ¿Podía él desearla del modo que ella lo hacía? Sus manos querían explorar cada parte de su cuerpo. Quería conocerlo desde adentro hacia afuera. La boca de él recorrió su cuello, causándole una sobrecarga sensorial. No podía concentrarse o pensar; todo lo que pudo hacer fue sentir. Era increíble. Él calmaba todos sus pensamientos, el análisis, las definiciones y patrones y la intrusión de sus pensamientos. No había proceso de análisis, no había patrones, y no había pasado; solo existía el ahora. —Lucas —Su nombre escapó de sus labios con un jadeo. Él volvió hacia arriba, y sus labios se encontraron con los de ella. Su beso estaba lleno de urgencia, y se sintió como que iba a perder el control. Su aliento se atoró en su garganta. ¿Cómo podía un beso quitarle la respiración? El efecto que Lucas tenía sobre ella no era racional, pero se sumergió en esa sensación de todas formas. Él la hacía sentir viva. Cuando él se alejó, sus ojos buscaron los de ella.

—¿Qué vamos a hacer? —Preguntó Lucas. Instantáneamente, su mente recorrió las posibilidades. Ninguno de ellos parecía positivo. Simplemente negó, incapaz de responder. Ni siquiera estaba segura de lo que él quería decir. ¿Estaba hablando sobre el beso, sus sentimientos, o sobre dejarla pronto? —Pensaremos en algo. —Sus palabras sonaban vacías. Ambos sabían que nada bueno saldría de esa situación. Ella era demasiado vital para Harrington como para que la dejara ir.

Capítulo 11 Traducido por krispipe Corregido por Yanii

La puerta del dormitorio se cerró suavemente detrás de ella, bloqueándose automáticamente. Le tomó mucho autocontrol detener la sonrisa propagándose en su cara. No sabía que era posible sentir esta vida. Esta felicidad. Lucas era el responsable de las emociones; lo sabía con absoluta certeza. Si hubiera sabido que iba a ser así le habría dicho hace tiempo lo que sentía por él. Pero ella pronto se iría. El pensamiento la golpeó con fuerza. El pánico creció, pero fue anulado rápidamente por sus sensores enviando señales a su microprocesador. El familiar zumbido se apoderó de su cuerpo, sosteniéndola. Era extraño —cuando no había distancia entre ellos, su cuerpo podía manejar la reacción, pero cuando él estaba cerca, parecía perder el control. Antes de que ella llegara a su cama, alguien llamó a su puerta. Se congeló. ¿Había vuelto por ella? No, era Quess. Kaitlyn se alisó el vestido y volvió hacia la puerta. —Entra. Cuando la puerta se abrió, Quess se apresuró a entrar, su rostro se iluminó con entusiasmo. —Vine antes y no estabas aquí. ¿Dónde estabas? —Di un paseo con Lucas. —¿Qué? ¿Hablas en serio? —Farfulló Quess, su mandíbula cayendo abierta—. ¿Cómo sucedió eso? Mantuvo su rostro impasible, a pesar de que quería contarle todo a Quess. La idea de romper la cámara pasó por su cabeza, pero la empujó a un lado. En cambio, señaló la cámara con sus ojos. —Tenía que hacerme algunas preguntas para asegurarse de que mi programación estaba funcionando correctamente. Quess miró hacia el punto intermitente y luego a Kaitlyn. —Bueno, ahora tienes que venir a caminar conmigo, ahora. Mi abuelo me envía. —Habló un poco demasiado fuerte, como para el beneficio de las cámaras.

—Está bien. —Ella se dirigió hacia la puerta, intercambiando una mirada con su amiga cuando la pasó. Se abrieron paso por el largo pasillo mientras música clásica brotaba de los altavoces sobre ellas. Había dos mujeres de pie frente a la salida. —Hey. —Quess saludó y sonrió. Una de las mujeres le dio una sonrisa forzada y la otra evitó mirarlas. Como si la parte superior de sus zapatos fuera más interesante. Parecía ser la reacción normal de la mayoría del personal cuando veían a Kaitlyn. Se movieron para dejarlas pasar. Quess abrió la puerta y entró en las sombras. La oscuridad empezaba a caer. Una niebla amarilla resplandecía de las luces de seguridad iluminando los terrenos mientas se encendían en el crepúsculo. Quess caminó tan rápido como sus piernas podían hacia su zona de seguridad, el lugar donde Kaitlyn había llevado a Lucas. Se preguntó qué tenía a su amiga tan emocionada. Por lo general, se trataba de un nuevo vestido sobre el que quería hablarle, o que su niñera había hecho galletas especiales. Todo parecía hacer excitar a la chica. Cuando por fin llegaron al árbol abedul, Quess gritó. —Yo estaba en lo cierto, él estaba en Facebook. Lo encontré. —¿En serio? —Preguntó Kaitlyn, sorprendida—. ¿Estás segura de que es él? —Sí, estoy segura. Su nombre es Evan. Tiene veintiún años, tiene un perro labrador llamado Spike, dos hermanas más jóvenes; ya sabes el tipo porristas, y sus padres se divorciaron cuando él tenía doce años. Es muy caliente, como el fuego. La mente de Kaitlyn giró mientras comprendía lo que estaba diciendo Quess. No estaba muy segura de qué tomar de esa noticia. Por un lado, tenía curiosidad, pero, por otro lado, estaba Lucas. Él era su realidad ahora. —Eso es impresionante, Quess. ¿Cómo sabes todo esto? —Te lo dije. Facebook. Es como un vistazo al mundo privado de alguien. —Pero… ¿En llamas? ¿Veintiuno? clasificando a través de la información.

—Preguntó

Kaitlyn,

su

mente

Quess sonrió tímidamente. —Él no está realmente ardiendo. Como en llamas. Él es sexy. Eso es lo que quiero decir. —Oh. Eso no es todo…

—Bueno, entonces cuéntame el resto. —Hay un montón de fotos tuyas allí. Kaitlyn se congeló. —¿Mías? —Parecías tan feliz. —Dijo Quess pensativamente—. Aunque, tengo que decir que tu gusto en la ropa no demasiado bueno. Kaitlyn de repente se sintió mareada. Los bosques empezaron a dar vueltas en su visión. ¿Era un cortocircuito en su procesador? Ella oyó un ruido sordo, —Kaitlyn, ¿estás bien? Lo siguiente que supo, sólo había oscuridad. ***** Alguien la estaba sacudiendo. —Kaitlyn. Por favor, despierta. —La voz de Quess estaba aterrada. Los ojos de Kaitlyn se abrieron, y ella entrecerró los ojos. ¿Por qué estaba en el suelo? Sentía la cabeza más pesada que de costumbre mientras miraba alrededor, sus ojos rápidamente ajustándose. —Estoy bien. —Se empujó a una posición sentada, usando un árbol cercano para apoyarse. Fue una suerte que no se cayera contra él cuando se desmayó. —¿Qué pasó? —Preguntó Quess, sus ojos preocupados. —No lo sé. —Deberíamos llevarte a ver a mi abuelo. —No. Estoy bien. —Entonces volvió a ella lo que estaban hablando cuando se desmayó… o cuando su cuerpo dejó de funcionar. Quess asintió. —Como quieras. Kaitlyn accedió a sus archivos de memoria y ordenó a través de los pensamientos de su anterior conversación. —Creo que mencionar detalles sobre mi pasado causó que mi cuerpo dejara de funcionar. Debe ser eso. —¿Cómo una medida de seguridad o algo así? —Quess se sentó en la hierba y puso las rodillas en el pecho.

—Sólo necesito un momento. —Kaitlyn cerró los ojos y esperó a sentirse normal de nuevo. Sus ritmos se instalaron en los patrones familiares. Los mecanismos previstos habían tenido éxito. Lo que fuera que sucedió había pasado. ¿Era posible que el IFICS hubiera conectado de alguna manera sus verdaderos recuerdos a algún tipo de sistema de bloqueo a prueba de fallos? —Estoy bien ahora. Dime qué más has visto —Se detuvo—. Pero no uses sus nombres. Sólo por si fue el detonante de mi apagado. Quess asintió comprendiendo. La chica tenía una mente rápida. Hizo una pausa como si tratara de componer cuidadosamente sus palabras antes de decirlas. —Había una chica que falleció, y todo el mundo que iba a la escuela con ella estaba devastado, pero sobre todo su novio. Él comenzó una página conmemorativa en su honor. Publicó fotos de ellos juntos, y sus amigas lo hicieron, también. Al día de hoy, incluso comentan y le dicen feliz cumpleaños. Como un santuario. Su novio no fue capaz de seguir adelante sin ella. Fue dulce, pero un poco extraño. —¿De dónde era ella? —Cerca del mar. Kaitlyn quería hacer tantas preguntas, pero tenía miedo de que esto la hiciera volver a la oscuridad de nuevo. —¡Kaitlyn! —Gritó una voz a lo lejos. Kaitlyn se puso de pie y miró a su alrededor. Sus sensores analizaron los patrones de la voz. Era Lucas, y estaba a más de doscientos metros de distancia, pero moviéndose rápidamente. Su voz sonaba tensa, sin aliento. Unos momentos más tarde, él estuvo a la vista. —Ahí estás. Gracias a Dios. Tenemos una alerta de que uno de tus sensores tuvo un cortocircuito. —Estoy bien. Me sentí rara y entonces como que dejé de funcionar. —Sus ojos buscaron los de ella. —¿Qué estabas haciendo en ese momento? —Sólo hablando con Quess. Lucas entrecerró los ojos y miró a Quess. —¿Dé que estaban hablando? —Nada importante —dijo Kaitlyn un poco demasiado bruscamente. —Claro que lo es.

—¿Qué, no monitoreas lo que ella dice? —Quess saltó y puso las manos en sus estrechas caderas. —Tienen cámaras por todos lados. Pensé que sabrías cada palabra que ella dice antes de que la diga. —No es así. —Dijo Lucas rotundamente. Kaitlyn notó que no había mucha convicción en su voz. Sus ojos azules volvieron de nuevo a Kaitlyn. —Kate. Por favor, dime de qué estaban hablando. Tenemos que resolver esto. Tiene que haber un fallo en alguna parte, y tenemos que arreglarlo todo antes de tu inauguración. —Cierto. No podemos dejar que tu precioso proyecto se rompa, ¿verdad? — Dijo Kaytlin con frialdad. Por supuesto, eso era lo más importante para él. ¿El beso que compartieron significaba algo para él? —Kate, hay maneras para que podamos saber, pero no creo que quieras que hagamos eso, ¿verdad? El Profesor Adams también ha sido alertado de la parada. Probablemente ya está en el laboratorio luchando para averiguar qué salió mal. Su cuerpo se puso rígido. Ella sabía que él tenía razón. Podrían darle el suero de la verdad, tal vez de alguna manera entrar en sus datos del archivo histórico. O peor. —Bien, sólo estábamos hablando de mi pasado. ¿Feliz? —¿Tu pasado? —Lucas levantó una ceja—. ¿Exactamente qué de tu pasado? ¿Qué sabes sobre eso? Kaitlyn vaciló. No quería renunciar a la información sobre el hombre de sus sueños, sobre todo después de escuchar lo que Quess había encontrado sobre él y su ―santuario‖. Incluso después de todo este tiempo, él no la había dejado ir. Y sin importar el beso, la principal preocupación de Lucas era claramente el proyecto. —Le estaba contando a Quess que he estado teniendo sueños sobre el océano. —¿El océano? ¿Eso es todo? —Sí. Sueños de mí nadando en el océano. ¿Por qué podría eso causarme un cortocircuito? Lucas pasó la mano por la línea de su mandíbula y apartó la mirada, perdido en sus pensamientos.

—¿Estás segura de que no hay nada más? No veo por qué eso habría causado un cortocircuito. ¿Han surgido otros recuerdos? —No tengo recuerdos, Lucas. Tú y el Profesor Adams se encargaron de eso. Él la miró fijamente durante mucho tiempo antes de que finalmente concediera. —Tal vez sólo fue un fallo aleatorio. Haremos más pruebas mañana. —Por supuesto que sí —escupió Quess—. Eso es todo lo que hacen con ella. ¿Por qué no pueden dejarla en paz? Una expresión de dolor cruzó su hermoso rostro. —Vamos a llevar a ambas de vuelta al dormitorio. Quess, no sé si es buena idea que pases más tiempo con Kaytlin. Quess lo miró fijamente. —Pues, es bueno que eso no depende de ti. Kaitlyn dio a su amiga una mirada consoladora, y luego tomó a Lucas por el brazo, alejándolo de su amiga. Se inclinó hacia adelante, hablando en voz baja. —Lucas, no alejes a Quess de mí, por favor. Ella es la única persona que me habla. Te prometo que no volveré a sacar el tema de mi pasado de nuevo. Sólo no la alejes. Sus ojos se suavizaron. —Veré que puedo hacer. —Gracias. —Quería lanzar sus brazos a su alrededor, pero eso no sería apropiado. Su mente daba vueltas. Demasiado había pasado en un corto período de tiempo. No estaba segura de cómo se sentía sobre la nueva información relativa a su pasado, o de lo que estaba pasando entre ella y Lucas. Si es que era algo.

Capítulo 12 Traducido por Violet~ Corregido por Yanii

Ellos lo arruinaron. De alguna manera, lo arruinaron. —¿Cómo es esto posible? —Murmuró Lucas a sí mismo mientras entraba en el edificio tenuemente iluminado. No solo era que Kaitlyn exhibía emociones, ella estaba experimentando recuerdos. Tampoco deberían haber escapado a través del control manual. Él no podía creer la forma que ella lo había besado. Nunca se había sentido tan querido o necesitado en su vida. Si alguien sentía emociones, esa era Kate. Pero, ¿qué si sus sentimientos se ponían en el camino de su trabajo? Ella estaba diseñada para un muy específico propósito, y que no implicaba la formación de conexiones emocionales. Ese interruptor debería estar firmemente en posición de apagado. Debería ser capaz de hacer cualquier cosa sin preguntar o miedo. Esto no es bueno. Lucas empujó para abrir la puerta de su oficina, un espacio tamaño closet escondido en una esquina cerca del laboratorio. El pensamiento le golpeó que el objetivo de su propia existencia era ponerse en el camino del peligro. Lo odiaba. Y ahora, con las emociones humanas filtrándose en su conciencia, podría ser incluso más peligroso para Kaitlyn. ¿Qué si ella dudaba en un trabajo y conseguía que la mataran? Lucas tomó grandes zancadas a su computadora y la silla crujió ruidosamente mientras se hundía en ella. Descargó los archivos de Kaitlyn en su computadora. Harrington iba a cabrearse cuando los encontrara. Comenzó leyendo cuidadosamente a través de cada línea del código, la codificación que él había escrito, buscando por una respuesta. Después de cuatro horas, sus ojos estaban borrosos de mirar números por tanto tiempo. Quizás no había manera de apagar las emociones, y ellos se habían estado engañando a sí mismos todo el tiempo. Haciéndose ilusiones. Tenía que haber una explicación científica. Y entonces, lo vio. Su corazón cayó. No. No. No. No puede ser.

Él nunca cometía errores, pero ahí estaba. Un número equivocado, y toda la secuencia estaba defectuosa. Era un arreglo fácil. ¡Maldita sea! ¿Qué demonios iba a hacer? Un par de golpes en el teclado, y una nueva actualización, y Kaitlyn estaría arreglada. Sin emociones y como nueva. Ella nunca lo miraría con ese anhelo, con la misma intensidad de nuevo. Se dejó caer en su silla y se frotó la cara. Tan loco como sonaba, supo que se había enamorado de Kaitlyn. Había pasado poco a poco, todos los días que habían pasado juntos, solos, probando sus habilidades, todas las veces que había admirado su fuerza y resistencia. Había luchado contra ello durante mucho tiempo, pensando que era un idiota por esencia, enamorarse de una robot. Un no-humano. Pero no se podía negar sus sentimientos ahora que ella se los devolvió. No era un robot, después de todo. Era real. Ella siempre estaba en su mente, y sabía que era mutuo... ¿Cómo podía borrar eso? Se quedó mirando el código a través de la pantalla, el cursor parpadeando en el error evidente. Había esperado ingenuamente que la codificación fuera correcta y lo que sentía por él, había anulado la computadora de alguna manera, como una de esas cursis películas románticas. Tenía la esperanza de que una pequeña parte de ella hubiera quedado, y esa parte lo quería. Pero su deseo por él había sido nada más que un pedazo de una combinación de teclas. Lucas tuvo un repentino impulso de tirar el ordenador. En cambio, cerró los ojos y respiró profundamente. Tenía que obtener control. El proyecto era lo primero. Eso era por lo que se le pagó, asegurarse de que ella era la más elegante, más apta, más fuerte, más inteligente soldado mecánico en el planeta. Su vida dependía de ello. Tenía que hacerlo. No podía arriesgar su desmantelamiento porque egoístamente la quería para sí. Por mucho que le doliera, sabía lo que tenía que hacer. Era la única opción que tenía, la elección correcta. Pero, ¿para quién? Si tan sólo pudiera tener una noche más con ella. Si tan sólo pudiera aplazar el arreglo de la codificación hasta el día después de mañana... No, tenía que hacerlo ahora. Si pasaba un día más con ella, sabía que no sería lo suficientemente fuerte como para arreglarlo en absoluto.

Sus dedos vacilaron sobre el teclado. Se imaginó su hermoso rostro y la emoción en sus inusuales ojos grises. Al menos él tendría el recuerdo de su noche juntos. Ella no tendría nada. Es lo mejor. Antes de que pudiera cambiar de opinión, hizo la corrección y vio como la codificación de barras se desplazó por la pantalla del ordenador, la actualización de sus comandos del sistema. Él insertó el nuevo chip y esperó a que los datos se transfirieran. Mañana iba a implantar el nuevo chip, y ella sería un verdadero cyborg. La idea hizo que Lucas se enfermara del estómago. Era un monstruo. Todo en nombre de la ciencia. A la mañana siguiente, Kaitlyn entró en el laboratorio usando nada más que una bata de hospital blanco rígido, con los pies descalzos. Lucas señaló que evitaba el contacto visual con todos en la sala mientras ella se acercaba y se sentó en la fría mesa de acero, y esperó. Sus manos se posaron suavemente en el borde de la mesa, y sus pies colgaban inmóviles. La enfermera corrió y sacó su sangre, y rápidamente salió de la habitación. Su corazón dio un vuelco. Sin decir palabra, se alejó del profesor Adams, y se dirigió a su escritorio para recoger el chip de actualización. Viendo a Kaitlyn por la esquina de su ojo. Ahora sabía que sus movimientos fluidos, su mirada fija en blanco, que era todo un acto. No podía imaginar lo que había estado pasando por todo este tiempo, sentada inmóvil, sin expresión, delante de ellos. En frente de las cámaras. Su nivel de autocontrol era impresionante. Al menos podía consolarse con el hecho de que iba a eliminar la angustia mental que debía haber estado lidiando todos los días. Claro, Lucas. Sigue diciéndote eso. Apretó los puños a su lado, tentado de poner a ambos a través de la ventana más cercana. Un poco de dolor y sangre podrían despejar su mente y le quitarían su frustración por lo que iba a suceder. La eliminación de la única chispa de vida que le quedaba. Abrió la mano derecha y se quedó mirando el pequeño chip inocuo, y cruzó la habitación hacia ella. Tenía que hacerlo. En dos días, ellos iban a entregarla al Departamento de Defensa. Aspiró profundamente, armándose de valor. —Kaitlyn. Vamos a darte otra mejora que debe evitar otro apagado —Dijo— . También estamos implantando el chip de jerga así las conversaciones serán más fáciles para que las sigas, así como un programa de reconocimiento facial que le dará la capacidad de decir lo que la gente piensa y siente por sus expresiones. Estoy seguro de que usted ha recogido una gran cantidad de su

cuenta a través de observar como los demás interactúan, pero esto hará que sea más fácil. Está programado para ser muy adaptable. Con el tiempo, usted será capaz de imitarlo por su cuenta durante la interacción. También voy a quitar los sentimientos que tenías por mí. Él gimió para sus adentros. Ella asintió con la cabeza ligeramente en reconocimiento. Sus ojos encontraron que no había una pizca de desconfianza en sus ojos grises. Lo que lo hacía incluso aún peor. Lo estaba matando. Se obligó a respirar lentamente y trató de calmar las emociones que ardían en su mente. Ella confiaba en él por completo. Si supiera lo que iba a hacer, él sabía que iba a rogarle que no lo hiciera, y sería incapaz de decirle que no. Le temblaba la mano mientras caminaba detrás de ella y desató con cuidado la parte superior de la bata de hospital para exponer el plástico y la puerta metálica en el centro de la espalda. Abrió el plástico en la espalda. La piel de ambos lados era suave, completamente exenta por cualquier cosa sino la puerta verde azulado transparente. Con un clic, Lucas desconectó y retiró el viejo chip del procesador e implantó el nuevo, preguntándose si ella sentiría los cambios. Probablemente no. Cerró la puerta de plástico de nuevo y lo encajó en su lugar. Su mano se demoró en su piel más de lo necesario. Al estar tan cerca de ella era demasiado. Cerró los ojos y respiró hondo. Su procesador se fue actualizando mientras observaba. Él acababa de terminar cualquier oportunidad que tenía de una verdadera relación con ella, la única mujer que él quería. Nunca se había conectado a otra mujer como lo hizo con Kaitlyn. Claro, que había tenido un par de novias, parejas sexuales, realmente, pero nunca habían significado nada para él. Tal vez él estaba destinado a estar solo. Se merecía estar solo después de lo que ellos, él, habían hecho a Kate. Se aclaró la garganta. —Tengo que ir a hacerme cargo de algunas cosas. —Dijo Lucas mientras alejaba su mano. Kaitlyn no respondió. Su cuerpo había caído un poco hacia delante, y ella ni siquiera podía oír. Mintió. No había nada que tuviera que hacer, pero no podía soportar estar en la misma habitación que ella, sabiendo lo que había hecho. Era como si ella

era su espejo y no podía soportar ver su propio reflejo. Cogió su abrigo y salió corriendo de la habitación sin decir nada más, dejando a Kaitlyn completamente sola. Qué cobarde, pensó disgustado consigo mismo. Él no la merecía.

Capítulo 13 Traducido por pili Corregido por AriannysG

Lucas salió del laboratorio, pasando a Adams en su camino. El profesor lo saludó, pero Lucas no respondió. Raro, pensó Kaitlyn cuando la puerta hizo clic cerrándose detrás de Lucas. Ella no se sentía diferente, pero eso no era una sorpresa. Rara vez podía decir cuando ellos habían realizado cambios en estos días. Los pequeños retoques no eran tan violentos como habían sido las grandes actualizaciones del principio. —Kaitlyn, creo que has recibido tu última actualización-mejora —dijo Adams con una sonrisa. Él escribió algo ininteligible en la pizarra mientras hablaba. —¿La última? —Sí, al menos que surja algo más. Deberías estar lista para la entrega. —¿Entrega? El profesor continuó como si ella no hubiera hablado. —En la medida en que ellos quieran, por supuesto. Existe la pequeña posibilidad de que podrían no estar interesados, pero eso sería terrible para todos nosotros. Eres el ser humano más avanzado del planeta. Humana, sí, apropiado. —¿Adónde seré enviada? El profesor se volvió para mirarla fijamente. —Bueno, supongo que no tiene sentido mantener el secreto, ya que eres tú la que te irás. He oído rumores de un centro secreto de proyectos especiales como tú. —¿Hay otros? —Kaitlyn mantuvo su voz neutra. Esta era la charla más larga que había tenido con el profesor. Él se rio. —No, no como tú. Aún no. En su mayoría, aeronaves no tripuladas y otros equipos robóticos que se usan en el lado oscuro. —¿Lado oscuro?

—Sí, en secreto. No hay presupuesto. Ningún rastro de papel. Las cosas que existen en un vacío. Estar en un vacío no parecía demasiado atractivo, pero como de costumbre se guardó sus pensamientos para sí. El cuerpo de Kaitlyn entró en el modo alerta y un enorme amarillo de ―Precaución‖ brilló en su visión. Alguien se acercaba al laboratorio desde el pasillo. Cada músculo de ella se tensó, preparándose para la acción. Unos momentos más tarde, la puerta se abrió de golpe. El hombre que entró fue fácilmente clasificado por la maquinaria de Kaitlyn: 183 centímetros, noventa y ocho kilogramos, pelo negro azabache canoso en las sienes y afilados ojos azul-grisáceo. Su cara estaba curtida, pero envejeció bien. Edad actual: sesenta y tres. Con precisión mecánica, Kaitlyn clausuró las miradas fijas con el hombre. Tuvo que luchar contra el impulso de saltar y envolver sus manos alrededor de la garganta del Dr. Harrington. Fue programada para observar a cualquier sujeto con una categoría de ―precaución‖, pero no actuar hasta que se elevase a una ―advertencia‖. Su cuerpo se sintió extraño, y rápidamente analizó la sensación como rabia. Eso era nuevo. Sus analizadores comenzaron el listado de las muchas maneras en que podría matar a Harrington, pero entonces asumió la lógica. Si ella lo matase, eso no le haría ningún bien; probablemente sería desactivada y desmontada. Desmontada no sonaba bien. Su cuerpo moriría. No tenía lo bastante de humana para sobrevivir sin la ayuda de los ordenadores. Tanto como le disgustaba su nueva vida, no estaba lista para dejar de existir. Han pasado sesenta y cuatro días desde que había visto por última vez a su creador, Matthew Harrington, dueño y fundador de IFICS. Llevaba su gran cuerpo con gracia atlética, y se veía igual, excepto que su piel era un tono o dos más oscuro. Ella debería haberle advertido que la exposición excesiva al sol era peligrosa, pero mantuvo la boca cerrada. —Profesor. ¿Está el sujeto preparado? —Él hombre dijo en voz llana y profunda, no apartando la vista de Kaitlyn. —Dr. Harrington —el profesor tendió la mano y apretó la mano de Harrington en la suya—. Es agradable que se deje caer por aquí. Sí, el tema está más que listo. Magnífica obra de arte, tengo que decir. Ella los va a dejar sin sentido en su inauguración. —Como debería ser. Sólo tenemos cuatro días hasta que nos reunamos con el Comité.

—Estoy seguro de que estarán encantados. En efecto, muy complacidos —El Profesor Adams cambió incómodamente. Kaitlyn hizo un zoom de su cara y la palabra ―nervios‖ brillo a través de su campo de visión. Recordando su comportamiento sesenta y cuatro días atrás, ella llegó a la conclusión de que siempre se veía así cuando Harrington estaba en el lugar. Kaitlyn no comprendía por qué. Adams era sencillamente el cerebro detrás de la operación, Harrington sólo suministraba el dinero en efectivo y cargaba con los méritos. Al menos, eso era lo que ella había sido capaz de juntar durante el tiempo que había estado despierta y alerta. Después de que su cuerpo se curó del accidente y las actualizaciones. —Es mejor que ellos estén contentos —dijo Harrington bruscamente y volvió su atención a Kaitlyn—. Nosotros tenemos todo apostado en esto. El Dr. Harrington era claramente un hombre acostumbrado a conseguir sus propósitos. ―Un huevón arrogante‖ pasó por su cabeza. Lo tuvo que analizar durante un momento para comprender que era parte de su actualización. Interesante. Así que huevón tenía dos sentidos completamente diferentes. Harrington cruzó la habitación hasta que estuvo a sólo centímetros de ella. Traje de Armani, reloj de bronce sumergible de Panerai, colonia de Clive Christian, 375 $ por frasco, zapatos negros de Barker. Solamente lo mejor. Él deslizó su mano hacia abajo en un lado de su cara, e hizo todo su camino hasta abajo de su brazo. Su piel era cálida contra la suya. —Va a ser muy duro entregarte. Tú eres el trabajo de toda mi vida. He soñado con crearte desde que era un niño pequeño. —Sus sensores la informaron de que su expresión era sincera, como si en efecto estuviera haciendo un enorme sacrificio. Si eso era cierto, entonces ¿por qué tenía que entregarla? No una amenaza. Su cuerpo se relajó. Ella no dijo nada. Solo le respondía si él le hacia una pregunta, lo cual raramente hacía. Los ojos de color azul-grisáceo de Harrington la miraban fijamente. —Es lo que tiene que hacerse. Tú eres el futuro de la humanidad. Esto me da rabia, voy a tener que entregarte a otra persona. Es como dar a mi primogénito. No tenía idea de lo que eso significaba. La idea de abandonar lo que se había convertido en su casa la hacía tambalearse. No debería importarle adónde la enviaban, pero dejar a un propietario por otro era espantoso. Por no mencionar que nunca vería a Lucas o a Quess de nuevo. Su cuerpo se activó, y a continuación se enfrió tan rápidamente. Nadie se dio cuenta.

Justo en ese momento, Lucas regresó a través de las puertas dobles. Sus ojos azules buscaron su rostro como buscando algo. Sus hombros caídos, y sus ojos parecían cansados. —Dr. Harrington, Hola —dijo Lucas, cambiando su atención a donde procedía. Harrington cruzó la sala para reunirse con él. Puso su brazo alrededor del hombro de Lucas. —Mi querido muchacho, lo hicimos. —La cara del viejo irrumpió en una enorme sonrisa, y Harrington contempló a Kaitlyn, lleno de orgullo. Parados al lado, los dos hombres se veían como si ellos pudieran estar relacionados. —Me satisfacen sus actualizaciones —dijo Harrington a Lucas cuando salieron por la puerta sin otra palabra a Kaitlyn o al profesor Adams. Pudo escucharlos hablar hasta que bajaron por el pasillo y salieron por la puerta principal. Lucas no mencionó su conversación de la noche anterior al Dr. Harrington. Al menos, no todavía. Había prometido que la guardaría para sí mismo. Confiaba en que él fuera un hombre de palabra. Algo en ella le dijo que podía confiar. Tanto como en Quess y su promesa con el dedo meñique.

Capítulo 14 Traducido por 3lik@ Corregido por Morin

Lucas, sentado en su escritorio, daba golpecitos con el pie. Él era el único que quedaba en el laboratorio, todos se habían ido a casa. Había una razón para ello, más allá de su habitual exceso de trabajo, formas autoexigentes: Se moría por ver a Kaitlyn a solas. Él quería asegurarse, ver por sí mismo que la actualización funcionaba, a pesar de que la confirmación lo separaría. Lo que necesitaba era una excusa legítima para ir a su habitación. Miró alrededor de la oficina y tomó una carpeta del escritorio. Tenía que hacerlo. Tenía que llevar algo en caso de que fuera detenido, no es que ellos, los guardias, por lo general lo dejaban solo. Sin embargo, con Harrington de vuelta, él prefirió ir a lo seguro. Corrió hacia la puerta y por el pasillo largo. Él estaba ansioso por ver a Kaitlyn, pero sentía una punzada de miedo en su pecho. No sabía si podía manejar la probabilidad de una mirada completamente en blanco. Al ver como ella lo miraba era como sentir una bala en su corazón. Auto-infligida. ¿Ella recordaba lo que había pasado entre ellos la noche anterior? La codificación no debería borrarle la memoria, pero podría estar confundida o simplemente escribir algo fuera de lo común. No estaba seguro de cómo su cerebro accede a la información. Ella no lo reconoció en todo el día, no es que ella realmente haya tenido la oportunidad. Si ella todavía estaba allí habría encontrado una manera de hacerle saber. A simple vista, cualquier cosa, pero ella había sido robótica todo el día. Dio la vuelta por el pasillo en forma de J que conducía a los dormitorios, se detuvo. Un conserje de pie en medio del pasillo, empujando una escoba. El señor levantó la vista y reconoció a Lucas con la punta de su sombrero. —Buenas noches —respondió Lucas, esquivando al hombre y agarrando la carpeta. Lucas no dijo nada más, dejando al conserje atrás y el sonido constante de la escoba mientras caminaba. Cuando por fin se paró frente a la puerta, cerró los ojos y respiró profundo y calmado. Antes de que tuviera la oportunidad de tocar, su voz se filtró a través de la puerta. —Entra, Lucas.

Por supuesto que sabía que iba a venir. Ella probablemente lo sabía antes de que entrara por el segundo pasillo. Era una de las cosas en la que ella estaba programada para hacer. Podía detectar el movimiento y las amenazas potenciales. Su mente filtraba los sonidos a un ritmo sin precedentes, y su cuerpo estaba siempre en alerta. La llave raspó la cerradura y Lucas abrió la puerta. Su cuerpo se tensó. Kaitlyn estaba sentada en el borde de la cama con los pies plantados en el suelo, mirando al frente. La televisión estaba encendida y ella estaba viendo un documental de National Geographic con el volumen bajo. Agarró el control y lo apagó. Lucas se frotó los brazos, tenía la piel como carne de gallina, la habitación estaba fría más de lo que un ser humano normal podía soportar, aunque el vestido de algodón fino de Kaitlyn mostraba que ella no estaba afectada por eso. —Kaitlyn ¿quieres venir conmigo a dar una vuelta? Me gustaría hacerte algunas preguntas. —Abrió la carpeta para acentuar su declaración, pero la cerró rápidamente cuando se dio cuenta de que no había nada en él. Tranquilo. —Está bien —Kaitlyn se levantó y se alisó el vestido antes de caer en sus zapatos. Lucas luchó contra el impulso de decirle que tomara una chaqueta, que hacía frío fuera. Eso le dolía, que él tan a menudo le diese características humanas, quería que ella fuera completamente humana. Para reaccionar a las condiciones meteorológicas. Nunca la había visto temblar. —¿Cómo te sientes? —Preguntó mientras sostenía la puerta abierta. Se deslizó junto a él, lo que le hizo inhalar bruscamente cuando su piel lo tocó. Aunque sabía que ya no podía sentir por él, ella todavía lo trae de cabeza. Él probablemente nunca conseguiría más de ella. Y lo había hecho así. Esa era la peor parte. Esto no iba a ser fácil. Kaitlyn inclinó la cabeza. —Estoy bien. Gracias. Lucas estaba perdido por sus palabras por lo que siguieron su camino al exterior. El sol se hundía en el horizonte, lo suficientemente bajo para que las luces de las aceras se encendieran. El olor fragante de una chimenea ardiente llenó el aire frío de noche. La miró de reojo, con la esperanza de una respuesta al frío, pero ella se puso a caminar a su lado, con los brazos colgando en los costados. —¿Te gustan las nuevas actualizaciones? —Lucas inclinó la cabeza hacia la izquierda para ver con claridad.

—Son interesantes. El chip de jerga y el reconocimiento facial serán de mucha utilidad. Los humanos se expresan tanto con sus rostros —Kaitlyn respondió estoicamente mirándolo brevemente. —El 60 a 70% del significado se deriva de la conducta no verbal en la comunicación. Creo que entiendo mejor a la gente—. Su mirada exploró cuidadosamente el perímetro. Lucas sabía que ella buscaba amenazas. Tal como fue programada. Él se estremeció ante la referencia de —humanos —Como ahora —ella habló de nuevo, con sus ojos grises moviéndose para fijar su rostro—. Te sobresaltaste. Sé que te molestó cuando dije los humanos. No la habría elegido antes. —Deberíamos haber pensado en añadir el programa antes. —Estoy de acuerdo. No me daba cuenta de que muchas palabras tienen doble sentido‖. Se acercaron al árbol favorito de Kaitlyn. Se preguntó si ella se fijaría hoy en abedul robusto. El nuevo chip debería haber eliminado la preferencia de su mente. Lucas tenía mucho en común con el árbol. Kate no debía estar atraída por él, si es que así había sido. Ella no dijo nada cuando pasaron el gran árbol. Una ola de tristeza se apoderó de él, la vieja Kaitlyn se ha ido. —¿Podemos ir por ese camino? —Ella señaló hacia la derecha, donde el cobertizo del jardinero estaba iluminado por una luz de seguridad. —Por supuesto —Lucas estaba perplejo de que ella querría cambiar de dirección. Tal vez sus censores habían captado algo en esa zona. Una vez que llegaron a un gran roble, Kaitlyn se sentó y se movió a un lado para hacer un espacio para él. Después de una ligera vacilación, Lucas se sentó en el suelo junto a ella. Se preparó para el frío, distante de Kaitlyn. Su rodilla rozó la suya provocándole una sacudida dentro de él. Deseaba tocarla, inclinarse y capturar sus labios otra vez y sentir su calor, pero mantuvo sus manos quietas. Tendría que vivir con su decisión. Su tristeza por el bien del proyecto. Dios Santo, ¿En qué me he convertido? —¿Qué quieres preguntarme? —Preguntó Kaitlyn, las palmas de sus manos descansaban suavemente sobre sus muslos. En el crepúsculo, sus piernas lucían largas y pálidas. Lucas se sonrojó. —Oh. Umm, lo inventé. Quería verte.

—Tenía la esperanza de que lo hicieras. —¿En serio? —Dijo, sorprendido. Él no lo esperaba en lo absoluto. Ella asintió con la cabeza y alzó sus ojos grises para que se encontraran con los suyos. En el momento en que sus miradas se encontraron, se sentía como si se estuviese enamorando. No podía parar, era como sí, tirara de él hacia ella, atrayéndolo. Lo siguiente que supo fue que sus labios se estrellaron con los de ella, y que sus brazos estaban detrás de su cabeza, acercándolo más. Sus ojos se abrieron con la sorpresa, y dejando caer la carpeta. Ella era suave y flexible bajo sus manos, su boca moviéndose contra la suya, tímida, y luego necesitada. Ella sigue ahí pero eso es imposible. Todo pensamiento se alejó de su mente, y cerró sus ojos, dejando que su cuerpo se relajara con el de ella. Nunca nada se sintió tan bien en su vida a pesar de que sabía que eso no estaba bien. Se separó jadeando. Esto no era posible. Ella no debería estar actuando de esta manera. Él modificó la codificación personalmente. —Kate... —¿Por qué te detienes? —Jadeó ella, curvando los dedos en su camisa como si intentara acercarlo de nuevo. Lucas dejó caer sus manos de sus hombros y trató de ordenar sus pensamientos. —¿Qué es lo que sientes por mí? —Yo-yo no lo sé. Me gusta la forma en que me haces sentir cuando me besas. Todo se desvanece, y es sólo nosotros. Mi mente se relaja. —¿Eso es lo mismo que sentiste ayer? —Sí. ¿Por qué estás haciendo estas preguntas? ¿No quieres besarme? —¿Qué? —Lucas no pudo evitar la risa que salió de él. Él trazó una palma por su mejilla—. No, no es eso. Quiero besarte más de lo que he deseado en toda mi vida. Simplemente no tiene sentido. No debías tener emociones hacia mí. No deberías tener emociones en lo absoluto. No fuiste programada de esa manera. Tan pronto como las palabras salieron de su boca, le gustaría poder haberlas regresado de nuevo. Su rostro se quedó inmóvil, como si una máscara había caído. —Tienes razón. No fui programada de esa manera. —Kate, por favor... —dijo—. Tú no lo entiendes. Ayer, me enteré de que había un error en la codificación que te dejaba vulnerable para demostrar

cariño. Demostrar cariño como... pero lo arreglé. Así que esto no puede ser. No debería ser posible. Él sabía que su mente zumbaba, el procesamiento de la información. Había una cierta mirada a sus ojos cuando sucedió. Tal vez nadie más que Lucas podría decirlo, y sólo porque él la había estudiado durante tanto tiempo, y no sólo como una robot. —¿Me reparaste? —Preguntó con frialdad. —Yo no quise decir eso. Quise decir que arreglé la codificación. Si todavía te sientes de esta manera, es increíble. Es asombroso.... — Él se pasó una mano por su cabello, tratando de recoger sus palabras. —No debería ser, pero lo es. No hay más que codificación, aquí. —Así que cuando me reparaste—dijo Kaitlyn, como si él no hubiera dicho: —¿Se supone que no debería estar atraída por ti? Lucas hizo una pausa para tomar una respiración profunda. —Si, eso es lo que yo esperaba. —¿Y lo hiciste de todos modos? — Sus ojos grises brillaron con ira y su mandíbula se tensó. OH, mierda, está enojada. Se puso a pensar en las palabras para mejorar la situación—. Tú no entiendes. Lo hice por ti. Su voz se elevó. —¿Por mí? —Sí, podría ser una desventaja cuando salgas de aquí. No podía soportar el riesgo de que te lastimes. — ¿Así que querías quitarme lo poco que me quedaba de sentimientos? ¿Lo poco que quedaba de mi humanidad? Lucas miró hacia el suelo, la vergüenza se fijaba sobre él. —Bien, siento informarte, pero eso no sirvió—. Ella se movió para levantarse, y Lucas la agarró del brazo. —Kate, por favor, sólo escúchame. Te vas en un par de días. No sé si vamos a vernos otra vez. ¿De verdad quieres perder el poco tiempo que nos queda discutiendo? Te lo ruego. Por favor, fui un idiota, pero realmente pensé que estaba haciendo lo mejor para ti. Ella apartó la mano y lo miró fijamente. Varias emociones brillaron en su rostro. Lucas vio la lógica por un momento en sus pensamientos, y sus ojos grises se suavizaron. Estaba agradecido que era capaz de ver la situación objetivamente. A pesar de que estaba claramente molesta hace sólo un momento. Si ella nunca le hablara de nuevo, él nunca se lo perdonaría.

Una delicada mano, de dedos largos revoloteó hasta descansar en su brazo. Lucas se puso de pie a la atrajo hacia él tímidamente. Cuando ella no se resistió a sus hombros relajados. —Por mucho que me cueste admitirlo, no puedo comprender por qué pensaría que era una buena idea. Pero deberías haberme preguntado primero. Merezco una elección. Tú la tomaste por mí. No te puedes imaginar lo que se siente que otros tomen decisiones por ti. —Tienes razón. Debí haber hablado contigo. Lo siento. Realmente lo siento. —Por lo tanto, no debería tener sentimientos por ti, pero los tengo. ¿Qué significa eso? —Kaitlyn se mueve hacia atrás para mirarlo. Su labio tembló. —¿Que soy irresistible?—Él apartó la mirada, avergonzado. Eso fue una excusa barata. —Lo hace parecer de esa manera, ¿no es así? —Ella tenía una mirada pensativa —Supongo que no entiendo por qué no quieren que tenga sentimientos o emociones. Hay soldados de hoy en día que hacen bien su trabajo, y tienen familias y personas que les importan. —Sin embargo, no se supone que seas cualquier soldado —dijo Lucas—. Se supone que superes al mejor soldado. Y las emociones se interpongan en el camino—. Lucas tocó su mejilla. Tenía la piel tibia. Hubo un largo silencio antes de hablar de nuevo. —¿Vas a decirle al profesor Adams? Lucas se metió las manos en los bolsillos y miró a lo lejos en los altos árboles. El sol había desaparecido por completo, había caído la noche. Sabía que debía decirle al profesor. —A menos que quieras que lo haga. En lo que a mí respecta, la codificación es correcta. Yo hice mi parte, estas lista para un trabajo convincente que engañe a todo el mundo. —No quiero que les digas. —Ella le tendió el meñique. —¿Aprendiste eso de Quess? — Él se rió. Ella asintió con la cabeza y esperó. Lucas extendió su mano, mucho más grande que la suya. Engancharon sus dedos meñiques, sacudiéndolos.

Capítulo 15 Traducido SOS por 3lik@ Corregido por Morin

Kaitlyn se dejó caer al suelo, tirando a Lucas con ella, y descansando en el árbol. Ella se sintió mejor después de su promesa del meñique. Tuvo que admitir que estaba un poco aliviada al saber que los sentimientos de Lucas eran reales, y no un error de cálculo. Lucas abrió los brazos y tiró de ella hacía él. Ella apoyó la cabeza contra su pecho y escuchó el ritmo constante de su corazón. Incluso en la fría noche que podía sentir el calor de su piel a través de la ropa. Ella debería estar enojada con Lucas, pero estar con él, la hizo sentir tan bien. Ella no quería desperdiciar el poco tiempo que les quedaban juntos, con no llevarse bien. La idea de no volver a verlo le enviaba una breve oleada de pánico a través de ella que sus sistemas anularon rápidamente. —¿Cómo eras cuando eras más joven? —Preguntó Kaitlyn, levantando la cara para mirarle a los ojos. —No puedo creer que aún quieras estar conmigo —dijo Lucas en voz baja y le pasó el dedo lentamente por su labio inferior—. Pensé que te había perdido para siempre. —Eso se siente bien—Kaitlyn cerró los ojos con el toque de su mano. —¿Qué tal esto? —El cálido aliento de Lucas en su cuello la hizo jadear mientras quitaba el cabello de su hombro y la besaba ligeramente desde la clavícula hasta la sien. —Eso también. Sus labios se movían a través de la piel sensible en la base de su cuello, el toque de su lengua le enviaba una corriente eléctrica. Ella se estremeció, con una mano atrajo su rostro hacia ella para estar más cerca. Su toque era embriagador, si pudiera su sangre estaría hirviendo, haciendo que su cuerpo se ruborizara con el calor. Kaitlyn se perdió por completo a sí misma cuando estaban tan cerca. —Bésame—susurró. Sus labios se encontraron con los suyos, explorando lentamente con una urgencia que la dejó sin aliento. Eventualmente, ella se apartó y lo miró a los ojos. —¿Me estás distrayendo con placer para evitar mi pregunta?

Lucas se echó a reír, prolongado y elevado, su cuerpo temblaba bajo su toque. Se inclinó hacia delante y la besó de nuevo, un corto, y cariñoso besito. —Eres muy astuta. Kaitlyn se enderezó, poniendo un poco de espacio para respirar entre ellos. Ella tomó su rostro y lo miró a los ojos. —Háblame de tu infancia. No tenemos mucho tiempo juntos, y me gustaría saber más sobre tu pasado. Yo apenas sé algo de ti. —Digamos que me alegro de que no me conocieras cuando era más joven—. Él tiró de un mechón de su cabello, pero sus ojos eran oscuros y tristes. —¿Por qué? —Bueno, yo era lo que uno llamaría un ‗nerd‘. Alto, flaco, sin habilidades sociales y con gafas gruesas como la botella de coca-cola. Kaitlyn trató de coincidir con la imagen mental con el hombre sentado a su lado, pero no parecía coincidir. —Cuando tienes un coeficiente intelectual tan alto como el mío, es difícil de encajar. Me salté los grados en la escuela, así que siempre estaba alrededor de niños mayores, y ellos no querían tener nada que ver conmigo. Además me gustaba perderme en mi propio mundo y no me importa nada más. —¿Qué ha cambiado? Se quedó en silencio por un momento. —Mi padre se fue cuando yo tenía doce años. Él siempre quiso un hijo atlético, alguien por quien sentirse orgulloso. Quería que fuera a los juegos de fútbol, y no a ferias de ciencias. Un día, él se alejó de mí y de mi mamá y nunca regresó. Supongo que pensé que si podía ser el hijo que quería, volvería. —¿Regresó? —No. Kaitlyn no sabía qué decir. Por último, dijo —no creo que se fuera porque no estabas lo suficientemente atlético. Eso no parece tener sentido. —Tienes razón, pero yo era un niño, y no lo supe en ese momento. Supongo que, en cierto modo, me alegro. Me alegro de que se fuera, me alegro de que no regresara. Fue bueno para mí salir de mi zona de confort. Empecé a correr y a levantar pesas. Me uní a un par de clubes en la escuela y aprendí a ser más social. Cuando llegué a la universidad, ya no era un desastre. —No recuerdo como lucía cuando era más joven. Lucas entrelazó sus dedos con los de ella. —Estoy seguro de eras increíble.

—Quess encontró una página de Facebook que tenía fotos mías. Ella dijo que necesitaba ayuda en el departamento de estilo. Que mi ropa era de mala calidad, pero eso no dice mucho acerca de mi personalidad ¿o sí? Lucas le apretó la mano. —Creo que lo importante es lo que eres ahora. Tienes una segunda oportunidad en la vida. Sé que es fácil para mí decirlo porque no estoy en tus zapatos, pero Kate odiaría que fueras miserable por el resto de tu existencia. Kaitlyn ni siquiera pensó en las consecuencias de su siguiente pregunta, ella no tomo en cuenta lo incómodo que sería para él responder. —¿Por qué quieren quitarme mis recuerdos? Lucas se puso rígido, con su rostro herido. Le tomó un minuto para reunir sus pensamientos y ser capaz de responder. —Pensamos que sería más fácil para ti poder ajustarte a tú nueva vida si no podías recordar la anterior. —Ni siquiera sé si tengo familia. —Si supieras que tienes familia, ¿te gustaría verlos? Kaitlyn lo pensó por un momento y sacudió la cabeza. —No. Sé que esa vida terminó. Ellos piensan que estoy muerta. También entiendo porque es un secreto. Supongo que me gustaría poder recordar. —Lo siento, Kate —Lucas tiró de ella en un abrazo de oso, hablando contra su pelo. —Estábamos trabajando a ciegas. No teníamos ni idea de lo que estábamos haciendo. Tú eres la primera de tu clase. Kaitlyn se apartó y lo miró a los ojos. —Tal vez lo harás mejor con el siguiente proyecto. Ella captó un destello en sus ojos. El programa escaneó las imágenes faciales, buscando su equivalente. La respuesta apareció rápidamente en su pantalla interna, Remordimiento, o tal vez tristeza. —Sería de gran ayuda en nuestro próximo proyecto si les dijéramos a Harrington y Adams que aún tienes emociones. De esta manera, sabremos que no es necesario borrarlos en la próxima persona... Kaitlyn se alejó. —Yo no quiero eso. Al menos, no en este momento. No se lo digas. Por favor. —Tu secreto está a salvo conmigo. El viento soplaba. Lucas se estremeció y Kaitlyn se preguntó cómo se sentía. Ella estaba sentada de espaldas a él, contemplando el patio oscuro. La valla era visible en la distancia, la cerca que ella escribió. —Lucas, ¿cuándo me marcharé?—preguntó en voz baja.

—Pasado mañana te reunirás con el comité. Entonces negociaran. No estoy seguro de cuánto tiempo te tomará. Podría ser días, semanas o incluso meses. —¿Hay alguna manera de salir de esto? —Como sabrás, siempre hay escenarios alternativos. Pero Harrington se muere, por entregarte al gobierno. No puedo pensar en una sola razón por la que le convenciera de lo contrario. Créeme, he estado desvelándome tratando de llegar a algo con Harrington. —Podría huir. Lucas se giró hacia ella. —Sí, puedes huir, pero luego, ¿qué?, Serías por tu cuenta. ¿Qué pasaría si algo pasa con tu programación? Si se apaga como el otro día. Sería imposible para ti ocultarte en la sociedad. Las mejoras han ayudado, pero aún tendrías problemas mezclándote en un largo período de tiempo con la población general. Por no hablar de que tienes instalado un GPS. Te localizarían. Por mucho que ella odiara admitirlo, sabía que él tenía razón. Tal vez la nueva vida no sería mala. Tal vez llegaría a disfrutar de su nueva vida como lo había hecho en las instalaciones. Sin duda, sería más fácil aceptar los cambios si Lucas estaba allí con ella. —¿Puedes venir conmigo? ¿Tal vez trabajar para el gobierno y supervisar el proyecto? Lucas suspiró y se pasó la mano por el cabello. —Si sólo fuera así de fácil. Pero no estoy dispuesto a renunciar. Voy a hostigar a Harrington para asegurarme de que insista en que tengamos algún tipo de supervisión del proyecto. Debe ser lo suficientemente fácil para convencerlo de que se necesita con el fin de proceder con la segunda etapa. —¿Más Cyborgs? —Con el tiempo. Nos tomará mucho tiempo en encontrarte, y yo no creo que vaya a ser más fácil de encontrar un nuevo sujeto. Hemos estado buscando todo este tiempo sin suerte. No muchas personas ofrecen donar su cuerpo a la ciencia dentro de los requisitos de edad y en buenas condiciones. —Yo estoy... —Kaitlyn escanea sus archivos de memoria, tratando de llegar a la palabra correcta para adaptarse a la situación—. Agradecida por el tiempo que pasamos juntos. Lucas le tomó el rostro con sus manos y se inclinó para besarla suavemente. El beso se intensificó rápidamente. Cuando él la besó, todo lo demás se desvaneció. Lo único que sentía era su esencia, sus labios sobre los de ella, y lo cálido que sus manos se sentían en su cuerpo.

De pronto, sus censores detectaron otra presencia. Al parecer, él no podía bloquearlo todo. Los ojos de Kaitlyn se abrieron, y ella se alejó, de un salto. —Alguien se acerca. Lucas miró a su alrededor y no vio, ni oyó nada, pero sabía que no debía cuestionarla. Se levantó, sacudiéndose los pantalones. —Tenemos que regresar. —Me hubiera gustado quedarme aquí para siempre. Lejos de todo el mundo. —Yo también —dijo en voz baja. Se acercó y la besó por última vez. Mientras caminaban de regreso, uno de los guardias los interceptó. —Allí están. Los perdimos en las cámaras después de un tiempo y nos preocupamos. ¿Todo está bien? Lucas asintió con la cabeza. —Estamos bien. Estábamos dando un paseo y poniendo a prueba nuevas actualizaciones de Kaitlyn. Debimos estar en un punto ciego. —Hay un par de ellos, por desgracia. Tal vez deberíamos tener un guardia patrullando las zonas con más frecuencia— dijo el guardia, más para sí mismo que para ellos. —No es una mala idea— Lucas trató con indiferencia, pero su voz le sonó tensa a Kaitlyn. Con un rápido movimiento, el guardia caminó en la dirección contraria. —Ese escondite era muy bueno— dijo Kaitlyn con tristeza. —Vamos a tener que encontrar otro. Kaitlyn, repentinamente se inundó de tristeza. Incluso si es sólo por un día más...

Capítulo 16 Traducido por EvaMedina Corregido por Morin

El Sr. Harrington entró paseando al laboratorio en una ola de colonia que olía a caro. ―¿Quién se apunta al Paintball? ―dijo él, rompiendo el silencio tan abruptamente que el Profesor Adams saltó de su escritorio―. Necesito estirar mis piernas, y deberíamos probar el nuevo equipamiento. Kaitlyn se mordió el interior de su labio y bajó la mirada a sus zapatillas para no sonreír. Amaba las raras ocasiones en que tenía que deambular por el bosque, y jugar a un verdadero deporte en lugar de exámenes en escenarios. Esto sólo pasaba cuando el altamente competitivo Harrington estaba por aquí. ―Yo me apunto ―dijo Lucas desde detrás de su escritorio. Miró con discreción a Kate y sus ojos se encontraron a través de la sala. ― ¿Qué dices tú, Adams? ― preguntó Harrington con una sonrisa. El profesor se rio por lo bajo, levantando ambas manos. ―Creo que esta vez paso. Mi viejo cuerpo no puede seguir el ritmo de ustedes los más jóvenes. La última vez que jugamos, tuve cardenales por una semana. Estoy seguro de que Quess estaría interesada. ―Llámala. Algunos guardias también van a jugar ―Harrington se giró hacia Kaitlyn, evaluándola―. Les gustará un desafío. Adams levantó el teléfono para llamar a su nieta mientras Lucas preguntó: ―¿Equipos o individuales? ― Individuales —respondió Harrington con una sonrisa lobuna. Lucas gimió. Kaitlyn siempre ganaba cuando jugaban individuales. ―Vamos a vestirnos ―Harrington se frotó las manos frete a su rostro. Kaitlyn, sin mecanismos corporales para ti. Ella asintió. Ellos tendrían el camuflaje para ayudarlos, y su piel pálida sería como un faro a la luz del sol, dándoles un poco de ventaja. Teóricamente, pensó en ella con una sonrisa interior, con su disco duro ya computarizando las probabilidades. Media hora después, los jugadores se reunieron en el recibidor y salieron a las profundidades de la propiedad. Era un día fresco de otoño y el sol brillaba a

través de las desnudas ramas de los árboles encima de ellos cuando se detuvieron en la zona que usaban para el Paintball. Después de definir los límites, el Dr. Harrington expuso algunas reglas de terreno básicas. ―De acuerdo, es una pelea general. Todos contra todos. Si son golpeados y salen, vayan a esta zona ―él apuntó a un lugar en el mapa—. Una vez que sólo quede una persona, ésa es la ganadora. Tendremos un período de tres minutos para conseguir un lugar, luego empezaremos. ¿Alguna pregunta? Las cabezas negaron. Algunos guardias tenían sonrisas en anticipación a la diversión. Harrington aplaudió una vez. ― Sepárense. Tres minutos. Vamos. Hubo una loca lucha mientras los guardias se empujaban unos a otros y luego salían corriendo hacia el bosque, pero Kaitlyn entró calmadamente en la arboleda más cercana y se detuvo. Agachándose, observó al reloj interno en su cabeza haciendo la cuenta atrás de los tres minutos mientras cerraba los ojos y se concentraba en los sonidos a su alrededor. Su computadora táctica integrada funcionaba a través de diferentes estrategias basadas en su conocimiento de la zona y sus cálculos en todos los jugadores y en lo que ellos podrían hacer por sus experiencias, estado físico, heridas, e incluso actitudes que había observado en el pasado. Antes de que los tres minutos se acabasen, había decidido un curso de acción. No necesariamente la táctica más sensata, pero, dadas sus mejoras, sería una buena prueba de la mucha ventaja que en realidad tenía. Una lenta sonrisa se extendió por su rostro. Amaba cazar. Justo con la señal, abrió sus ojos y salió corriendo a toda velocidad a través de los matorrales y los árboles. Tenía una imagen mental de dónde deberían estar los objetivos, y esa imagen se actualizaba docenas de veces en un segundo mientras asimilaba más vistas y sonidos. No podían haber llegas muy lejos en tres minutos. Una sensación de calma envolvió su cuerpo. Estaba en su elemento. Sin dejar de avanzar, empezó a enfrentarse. Uno a la vez, eliminó al enemigo. Los objetivos ni siquiera la oían llegar antes de que sintieran el agudo picor de las bolas de pintura haciendo ¡plaf! contra ellos. Un par de veces, alguien la vio antes de que les disparase, pero las otras ocho personas jugando, sólo uno de los guardias llegó remotamente cerca de golpearla, algún estilo de ataque de rociar y rezar cuando pensó que se expondría a sí misma en un espacio entre algunos árboles.

Después de una sesión que duró sólo nueve minutos, Harrington decidió ordenar una desventaja para Kaitlyn para la siguiente sesión. ―Bueno, eso fue interesante. Y doloroso ―dijo Harrington―. Veamos si podemos prolongar el siguiente partido sólo un poco. Kaitlyn, te voy a emparejar con Quess. Ella es tu jefa, a la que tienes que proteger. Lucas, tú también serás un jefe, con Tim, Jimmy y Cal en tu equipo. Yo seré el tercer jefe con Craig y Terry en mi equipo. Si son golpeados, están fuera. Si su jefe es golpeado, el equipo entero está fuera. Tres minutos para posicionarse. ¿Preguntas? Otra vez, nadie dijo nada, y los equipos se alejaron de los demás y entraron al bosque. ―¿Qué haremos? ―preguntó Quess con impaciencia. ―Que no nos disparen ―Kate sonrió. Quess asintió, agarrando su arma de Paintball con fuerza con ambas manos. Kaitlyn hizo un análisis de su amiga, notando las gotas de transpiración en el nacimiento de su cabello y la tensión entre sus cejas. ―Estás nerviosa. Quess se rió. ― ¡No hagas eso! ―No estés nerviosa ―Kaitlyn sonrió―. De cualquier manera, si ganamos nos perdemos, esto será divertido. Vamos. ―Tengo que decir que es bastante asombroso lo jodida que eres ―Quess murmuró mientras seguían adelante. Kaitlyn no respondió, pero, en momentos como éste, ella casi disfrutaba de su nuevo cuerpo. Con la nueva configuración de equipos, la segunda sesión duró más del doble, veintiún minutos, pero el resultado fue el mismo. El equipo de Lucas perdió un miembro por un compromiso pronto con el equipo del Sr. Harrington antes de que rompiesen el contacto y saliera corriendo, pero, después de eso, Kaitlyn hizo el trabajo corto de los otros dos equipos. En lugar de correr, esta vez Kaitlyn se movió silenciosamente hacia delante a través de los matorrales con Quess posicionada a más o menos un metro en su retaguardia. Cada minuto se paraban, se agachaban y Kaitlyn asimilaba las vistas, sonidos y olores a su alrededor, actualizando su mapa táctico interno y cambiando la dirección o la velocidad de sus movimientos.

Ella estaba agachada en lo alto de una colina, escuchando, cuando oyó el chasquido de una rama en la distancia. Kaitlyn le hizo señas a Quess para que se eche boca abajo detrás de un árbol y se cubriera. Estudiando la más probable vía de acercamiento, Kaitlyn se mantuvo agachada y esperó. Después de sólo unos minutos, vio al primer miembro del equipo de Harrington, Terry, cruzar perpendicularmente a su posición a unos 40 metros de distancia. Sin querer desperdiciar su oportunidad de sacar a todo el equipo de una vez, Kaitlyn esperó hasta que tuvo a los tres miembros identificados y rastreados, luego, en sucesión, disparó a cada uno en el pecho. Hora del compromiso: tres segundos. Oyó unas palabras de jerga murmuradas mientras hacían su camino fuera del terreno del juego. Repitió la misma táctica con el equipo de Lucas, otra vez esperando hasta que los tres miembros restantes estaban a la vista. Fusto antes de que disparase, un breve pensamiento pasó rápidamente por su mente: me pregunto si a Lucas le caerá mal que le dispare. Lucas levantó la mirada y sonrió, negando con la cabeza. Kaitlyn le devolvió la sonrisa privada, antes de que se moviera al siguiente objetivo. Una vez que todos volvieran al punto de comienzo, Harrington concluyó el juego. Aunque disfruté esto inmensamente, es hora de volver al laboratorio. No creo que sea el único en ya no querer que Kaitlyn le dispare. Varios guardias miraron a Kaitlyn, asintiendo por estar de acuerdo mientras murmuraban su admiración. Harrington sorprendió a Kaitlyn al poner su brazo alrededor de su hombro. ―No podría estar más orgulloso. Eres simplemente increíble. Ella no estaba segura de por qué estaban tan impresionados. Estaba programada para ser así.

Capítulo 17 Traducido por MewHiine Corregido por krispipe

—¿A dónde vamos? —Kaitlyn susurró mientras se arrastraban más allá de otro grupo de edificios de ladrillo ennegrecido por la oscuridad. Quess sonrió misteriosamente. —Ya lo verás... Kaitlyn nunca había estado en esta parte del campus y no podía dejar de preguntarse qué era lo que Quess estaba haciendo. La joven la había sacado de su habitación después de la cena y actuaban como si fueran bombarderas invisibles escondiéndose a través del campus, ya que se agachaban detrás de las paredes a medida que pasaban los empleados, sin darse cuenta. Mañana era el gran día. El 'descubrimiento' de Kaitlyn, como a Harrington le gustaba llamarlo. Por mucho que le gustase pasar tiempo con Quess, ella estaba realmente esperando a ver a Lucas a solas. Ahora en el exterior, en la noche fría y oscura, revoloteando por debajo de los círculos de color naranja de las luces de las lámparas, Quess instaba a Kaitlyn a moverse más rápido. —¿Por qué tenemos tanta prisa? —Dijo Kaitlyn con una risita. Quess se detuvo en seco, mirando hacia un gran edificio de ladrillo sin ventanas visibles e ignoró la pregunta. —Por aquí. —Quess agarró la mano y tiró de ella hacia la puerta. Kaitlyn hizo una exploración de la parte exterior del edificio: Todo despejado. La puerta chirrió contra el hormigón, y luego estaban dentro. En el interior, lo que parecía ser un almacén grande, con poca luz. Los pasillos y pasillos de estanterías metálicas estaban llenos de alimentos y otros suministros, pero una exploración térmica demostró que estaban solas. ¿Qué en el mundo está tramando Quess ahora? Ellas zigzaguearon por los pasillos hacia la parte trasera del edificio, donde un jeep abierto estaba aparcado en el muelle de carga, estacionado a mitad de camino del edificio. Lucas saltó del vehículo y abrió la puerta de atrás. Sólo la visión de él hizo que un rubor se extendiera por su cara mientras su temperatura corporal subía varios grados.

—Entra. No tenemos mucho tiempo. Sin dudarlo, Kaitlyn se subió a la parte trasera del Jeep. Lucas cubrió su cuerpo con una suave manta. Kate levantó la manta y se asomó. —¿Qué pasa con Quess ? Quess miró hacia abajo en la parte trasera del jeep. —Sólo soy un cómplice en esta ocasión. Mantente a salvo, Kaitlyn. Kate asintió y tiró de la manta sobre su cabeza. —Estate quieta. Sólo tenemos que conseguir pasar a través de la puerta del guardia. Si nos pillan, deja que yo asuma la culpa, no dañes al guardia. —La puerta trasera hizo clic en el lugar y momentos más tarde, el motor volvió a la vida y rodó lentamente por el camino. Los sentidos de Kaitlyn estaban en estado de alerta, atentos a cualquier señal de peligro. Siete minutos más tarde, el Jeep se detuvo. Podía oír el eje de la ventanilla. —Hey, Matt. ¿Qué tal el día? —Lo mismo de siempre. Hemos estado haciendo controles aleatorios de vehículos. Qué suerte, te ha tocado. Sal del vehículo por un momento, ¿quieres Lucas? —¿Desde cuándo? —Preguntó Lucas . —Comenzó esta mañana. Baja, ¿quieres? —Mira, ha sido un día largo, hombre. Sólo quiero volver a casa —dijo Lucas sin problemas. La respiración de Kaitlyn se mantuvo estable, y su mente corría para averiguar la mejor manera de actuar. —Fuera del coche, Lucas. Se abrió la puerta y hubo un ruido sordo cuando Lucas se dejó caer al suelo. —Esto es ridículo —murmuró en voz baja. —Levanta el capó—voceó el guardia, todo negocios. Kaitlyn oyó un ruido sordo cuando el capó se abrió, y un momento después, Lucas murmuró. —¿Satisfecho?

Kaitlyn se tensó, esperando que el guardia exigiera a Lucas abrir la puerta de atrás. Ella había sido advertida de no hacer daño al guardia, por lo que su mecanismo se puso en marcha, en busca de una alternativa. —Todavía no. —El capó se cerró de golpe—. Abre la parte trasera, y luego haré un rápido barrido debajo. Kaitlyn escuchó sus pisadas resonar en el asfalto. La puerta se abrió. La quietud se apoderó de ella. A través de la manta, vio una sola vez la linterna posarse sobre ella. —¿Hasta cuándo haréis esta tontería? —Preguntó Lucas, distrayendo al guardia. —Quién sabe. Ellos dijeron que sería al azar. —La puerta se cerró de golpe. —¿Puedo irme ahora? —Preguntó Lucas. —Sí, hombre. Nos vemos mañana. Sólo sigo órdenes. —Entiendo. Es sólo que es una molestia. He estado aquí doce horas y estoy listo para terminar la noche. —Lucas cerró la puerta y encendió el motor. —Tómalo con calma —dijo el guardia mientras el Jeep rodaba hacia delante. Por los pelos. Kaitlyn dejó escapar el aliento que no se había dado cuenta que estaba conteniendo. Dio un salto hacia arriba cuando pasaron un badén. Lucas se había puesto en peligro por ella. ¿Qué significaba esto? ¿Estaba realmente escapando? Su cuerpo se aceleró ante la perspectiva. Condujeron por un corto tiempo antes de Kaitlyn sintiera los engranajes del vehículo cambiar y comenzar a reducir. Se detuvieron, y la puerta trasera se abrió. Kaitlyn se lanzó hacia Lucas, envolviendo sus brazos alrededor de su cuello. —No puedo creer que me sacaras del campus. Su rostro se veía más pálido que de costumbre. — Tuvimos suerte. De todos los días para hacer una estúpida verificación de vehículos. Si hubiera sido alguien a parte de mí, el Jeep habría pasado por un peine de dientes finos. — Metió un mechón de pelo detrás de la oreja. —¿Y ahora qué? ¿A dónde vamos a ir?

El rostro de Lucas cayó, y sus hombros se hundieron. —No se trata de eso, Kate. No vamos a dejarlo para siempre. Ellos nos cazarían, yo iría a prisión, y probablemente apagarían tu sistema. — Oh —Kaitlyn se alejó de él, de repente triste. Esto no era un escape, ella volvería de regreso al complejo. Se vio a sí misma como una súper soldado secreto. Se centró en el hecho de que ella estaba sola con Lucas, y que por ahora tendría que ser suficiente. Y él pensó que valía la pena perder su trabajo cuando terminaran. Sólo eso lo decía todo. —¿Por qué has hecho esto? Podrías perder tu trabajo o terminar mal. —Quería pasar un tiempo a solas contigo. Mañana, es posible que te hubieras ido para siempre. —Se inclinó y presionó sus labios a los de ella. De mala gana, él se apartó—. Mereces que tomara el riesgo. —¿No se darán cuenta de que estamos fuera de la propiedad? —Sólo tendremos un par de horas. Si alguien revisa las cintas, te verán salir con Quess, y ellos esperaran que hayas estado con ella todo el tiempo. También puse un fallo en tu GPS para hacer que parezca como si no la hubieras dejado. Kaitlyn pensó en esta información. Podría coger a Lucas y largarse, dejando el complejo para siempre. Pero tan pronto el GPS se pusiera en marcha de nuevo serían capaces de encontrarla. Lucas perdería su trabajo, o algo potencialmente peor. Ella se puso de puntillas y besó sus cálidos labios, una vez más. — Gracias. ¿Hacia dónde vamos? —No podemos ir demasiado lejos, me temo. — No me importa, siempre y cuando esté contigo. Lucas la tomó de la mano y la condujo hacia el lado del pasajero. Ella se sentó en el asiento delantero. Una vez que Lucas estaba en el lado del conductor, puso su mano sobre el regazo de Kaitlyn. Su cálida mano sobre su piel fresca envió escalofríos a través de ella. Estar cerca de él la hacía sentir como una mujer, no una cosa. Su cuerpo respondía a su toque de manera que hacia girar su mente. Ella no quería apartarse nunca de su lado. Pasaron ocho kilómetros después de que Lucas encendiera el intermitente y girara por una estrecha carretera secundaria sin asfaltar. La zona era remota, sin casas a la vista. El Jeep estaba rodeado por todos lados entre altos árboles. Parecía que todo lo que veía era árboles.

—Vengo aquí a veces. —dijo— A pensar. Kaitlyn inclinó la cabeza hacia un lado. —¿Hay un lugar al que vas a pensar? —Le preguntó, desconcertada. Lucas le apretó la mano. —Es relajante. Ya verás. Siguió conduciendo. El camino se estrechó y empinó. El sol se había puesto hacía mucho tiempo, y el cielo estaba más oscuro que el camino por el que estaba conduciendo en medio del bosque. Por último, Lucas estacionó el Jeep deteniéndose en la parte superior de lo que parecía ser un mirador. Dejó las luces encendidas y se apresuró a abrirle la puerta, pero Kaitlyn ya se había bajado. —Un minuto. Tengo que tomar algo de la parte de atrás. Regresó con una manta en sus brazos. La anticipación corría por el cuerpo de Kaitlyn . —Lo siento, no puedo llevarte a una cita adecuada, pero el tiempo es limitado y el complejo está demasiado lejos de la civilización. Toma una eternidad ir a cualquier parte. Iba a hacer un picnic, pero me acordé de que no necesitas comer. Así que pensé que podíamos ver las estrellas, y llegar a conocernos mejor. —¿Una eternidad? ¿Realmente está tan alejado de la civilización? Lucas se echó a reír. —Eso fue una leve exageración de mi parte. Kaitlyn miró hacia el cielo y vio destellos blancos en la oscuridad. Los grillos cantaban en la distancia. Podía oír la prisa constante del agua en algún lugar cercano. Su mente destelló con probables ríos, reduciendo la ubicación. Lucas extendió la manta en el suelo. Vacilante, Kaitlyn cerró la distancia entre ellos. Las manos de Lucas se deslizaron por sus brazos y la atrajeron hacia sí, su cuerpo se amoldó en el de él como si estuvieran hechos el uno para el otro. El calor irradiaba de él, y su respiración aumentó. Sonrió para sus adentros, sabiendo que había causado la reacción. Sus labios rozaron los de ella ligeramente, y una urgencia se propagó a través de su cuerpo. No podía acercarse lo suficiente. Liberándose del beso, Kaitlyn lo atrajo hacia abajo sobre la manta. Lucas volvió a besarla, y sus piernas se enredaron. Él rompió el beso, rodando hacia un lado para que se enfrentaran entre sí. Él deslizó su mano suavemente por la cara de ella, el brazo y el muslo. Su cuerpo se sentía como si estuviera en llamas.

Kaitlyn hizo subir su camisa y le pasó las manos sobre su pecho. Era duro y cálido. No podía creer lo que estaba sucediendo. Era como un sueño hecho realidad. Sus labios bajaron por el cuello de ella, lo que la hizo jadear de placer. ¿Cómo podía tener tal efecto en ella? Era alucinante. Ella cerró los ojos y dejó que el sentimiento se hiciera cargo. Su corazón latía con fuerza, y era música para sus oídos. Kaitlyn se apartó y levantó su propia camisa, preocupándose sólo del plástico verde azulado en su piel. Lucas gimió, sus ojos eran puro fuego mientras recorrían su pecho. Kate perdió el botón de sus pantalones y Lucas tomó su mano. —Kate, ¿estás segura? Sus ojos se abrieron con sorpresa. —¿Qué quieres decir? Por supuesto que estoy segura. Esto es lo que los hombres y las mujeres hacen. Como en las películas. Lucas se sentó bruscamente y tiró de su camisa hacia abajo. —Kate, esto no está bien. No debería haber dejado que llegara tan lejos. —No entiendo. —Me estoy aprovechando de ti. Ni siquiera comprendes lo que está pasando. Lo que implica una relación. Diablos, ni siquiera sabemos si eres virgen. Kaitlyn cogió su camisa y la pasó sobre su pecho. —¿No quieres tener sexo conmigo? —No así. —Se frotó las manos por la cara—. No es justo para ti. No es para lo que te traje hasta aquí. —¿No lo es? —No, yo sólo quería pasar tiempo con contigo. —Oh. —Kaitlyn trató de procesar ese pensamiento, y su procesador comenzó a discutir el punto—. Siempre tienen sexo en las películas. Cuando vi la manta... —Me importas más que un rollo en el heno. Kaitlyn miró a su alrededor. —¿Hay? No veo más que hierba.

—A eso me refiero, Kate. Las cosas todavía son confusas para ti. Ven y siéntate a mi lado. Kate se deslizó y Lucas puso su brazo alrededor de ella, luego lo retiró. — Por favor, ponte la camisa de nuevo. Esto es bastante difícil, para que estés así. Kaitlyn tiró de su camiseta por encima de su cabeza. —¿Mejor? Lucas no respondió. En su lugar, se puso sobre su espalda y le indicó que se pusiera a su lado. Cuando ya estaban instalados, señaló hacia las estrellas. — ¿Puedes localizar Orión? Kaitlyn se concentró en las estrellas y señaló hacia la izquierda. — Está ahí. Se parece a un reloj de arena. ¿Sabías que en el medio—oeste, Orión, se conoce como Al- Jabbar, 'el gigante'? Lucas negó con la cabeza. —Lo único que sé es que era conocido como El Cazador, de la mitología griega. Se quedaron en silencio por un largo momento, acurrucados uno contra el otro sobre la manta. Kaitlyn miraba hacia la vasta extensión del cielo estrellado de puntos por encima de ellos, muy consciente de su presencia a su lado. Él habló, su brazo apretando sus hombros. —Me encanta estar bajo las estrellas. Parece que pone todo en perspectiva. Somos sólo un pequeño bache en el universo. —Puedo ver por qué te gusta estar aquí —dijo Kaitlyn suavemente y apoyó la cabeza en su hombro. —Gracias por mostrarme donde vienes a pensar. ¿Alguna vez piensas en mí estando aquí? Lucas asintió con la cabeza, un movimiento que pudo sentir por encima de su propia cabeza. —Todo el tiempo. He luchado con mis sentimientos sobre ti durante mucho tiempo. Pasó más de una hora con ellos sentados en pacífico silencio. De vez en cuando, Lucas recordaba otra constelación, y Kate le informaba de hechos al azar que coincidían con ese grupo de estrellas en particular. Se rieron de su interminable pozo de conocimiento. —Probablemente deberíamos regresar. Los guardias habrán cambiado turnos. Debería ser capaz de ayudarte a regresar sin ningún problema. —Me gustaría poder quedarme aquí para siempre—dijo Kaitlyn con nostalgia.

—Veremos qué pasa mañana. Con suerte, no tendrás que salir de inmediato. Creo que por fin he convencido a Harrington para hacer una condición de la venta que yo sea capaz de vigilarte. —¿En serio? —Kaitlyn se mordió el labio inferior. Si aún podría ver a Lucas, podía manejar cualquier cosa. —En serio. Yo sé que es difícil de creer, pero realmente no quiere renunciar a ti. Él está muy metido en este proyecto. Ahora vamos a volver antes de que Quess se meta en problemas.

Capítulo 18 Traducido SOS por lililamour Corregido por krispipe

Kaitlyn permaneció sentada en el estéril cuarto por dos horas, trece minutos y seis segundos antes de escuchar pasos familiares haciendo eco en las baldosas en el pasillo. Normalmente, el sonido provocaba que el latido de su corazón aumentara, pero hoy la llenaba de temor. Con los hombros caídos, Lucas entró en el laboratorio. Su rostro lucía tenso. Su cabello estaba despeinado como si acabara de salir de la cama —Kaitlyn. Es hora. —No quiero ir —susurró—. ¿Puedo quedarme aquí? —Lo siento, Kate —Sus ojos estaba llenos de pesar—. Está mucho más allá de ese punto. Haré todo lo que pueda para asegurarme de que me pueda quedar como parte del programa. Eso es lo mejor que tenemos en este momento. Ella quería discutir, empezar a enumerar alternativas tácticas a su situación. En cambio, su voz se endureció—: Vamos a terminar con esto. —Kate, tienes que creerme. Realmente desearía que las cosas pudieran ser diferentes. —Sostuvo la puerta para ella, y ella pasó a su lado. Incluso ahora, su toque envió una carga eléctrica hacia su columna. No es justo, pensó Kaitlyn, sorprendida por la cantidad de emoción que salió de su interior. En el pasillo, Harrington estaba tan rígido como una tabla esperándolos. Kaitlyn nunca antes lo había visto tan tenso. Se preguntó si oiría por casualidad su conversación, pero eso era imposible, estaba demasiado lejos. El oído humano no era tan efectivo. —Sólo sé tú misma, Kaitlyn, y todo irá bien —dijo él con dulzura como si estuviera hablando con un niño. ¿Ser yo misma? Se quería reír. Ni siquiera sabía lo eso significaba gracias a él. No tenía idea de qué o quién era además de lo que él la había hecho. A pesar de su deseo de golpearlo, asintió como el obediente robot que era. Echó un vistazo a la puerta y debatió en correr a través de ella. Probablemente podría evadir a los guardias ya que conocía todas sus localizaciones, pero el hecho era que con el click de algunas teclas de computadoras podrían apagarla. Su vida no estaba en su control.

El pensamiento la molestó, pero sus pies se movieron hacia adelante aunque prefería quedarse pegada al suelo o irse corriendo en la otra dirección. El paseo por el largo pasillo se sentía como si estuviera caminando a su fin. Cada paso hacia adelante la hacía querer dar la vuelta y correr tan rápido como podía, para llegar lo más lejos que pudiera. Abandonaron el edificio y cruzaron el campus. El sol estaba brillando, el olor a pasto recién cortado llenaba el aire y un azulejo trinó mientras los miembros del personal iban a sus asuntos. La vida como siempre, pensó amargamente. Mientras tanto, su vida estaba a punto de ser desarraigada de nuevo. En todo en lo que Kaitlyn podía pensar era que probablemente se estuviera alejando del laboratorio IFICS por última vez. El pensamiento le llenó de una tristeza insoportable. A pesar de que el recinto era estéril y frío, había llegado a ser su hogar. Y el exterior, lo que sea que hubiera ahí, era aterrador y desconocido. Echó un vistazo a Lucas y su garganta se cerró. Tal vez los sentimientos humanos no eran lo que se suponían ser. Casi deseaba que hubiera un interruptor para ‗apagar las emociones‘. Harrington les guió a un edificio a diez minutos del laboratorio a otra sección del gran recinto en el cual Kaitlyn nunca había entrado. La habían mantenido demasiado aislada durante su estancia en la instalación. Ahora era demasiado tarde, nunca tendría la oportunidad de explorar el recinto completo. Brevemente se preguntó si tendría más o menos libertad una vez que fuera vendida. Probablemente menos. Cuando entraron en el desconocido edificio, Kaitlyn miró a su alrededor, absorbiendo el nuevo entorno. A diferencia del austero y esterilizado laboratorio, no había una pared blanca para ser vista. Montones de marrones, verdes y rojos encendidos. Pinturas abstractas colgando estratégicamente en las paredes, y un gran fantástico florero sentado sobre la mesa de recepción frente a la puerta principal. Mientras se acercaban, una mujer rubia curvilínea se levantó de detrás del escritorio de recepción y sonrió. —Buenos días. Están esperando adentro. —Gracias, Gracie. Harrington lideró el camino y continuó a través de un conjunto de enormes puertas dobles de madera y entró en una gran sala de conferencias. Había varios hombres y mujeres sentados detrás de una gran mesa, espaldas rectas y todos los ojos solamente sobre Kaitlyn al entrar. Muchos estaban vestidos con uniformes militares. La computadora de Kaitlyn escaneó a cada uno para su identificación: Oficiales de alto rango de tres diferentes ramas: Ejército, Marina y Fuerza

Aérea. ‗Precaución‘ parpadeó en su pantalla interna. Gracias computadoras, pensó, ligeramente molesta. Soy bien consciente de que la situación es problemática. Se sentía extrañamente separada de sí misma. Tenía que aceptar su nuevo destino. Lo que sea que la estuviera esperando, lo podría manejar. Después de todo, había sido programada y exhaustivamente preparada para este día. Sus ojos se desviaron hacia Lucas y supo que sólo estaba tratando de engañarse a sí misma. Realmente no quería irse. Los ojos de él encontraron los suyos y su corazón se hundió. Harrington se acercó a la cabecera de la mesa y Kaitlyn permaneció parada a un lado con Lucas a su izquierda. Se sintió más tranquila con su presencia. Se sorprendió al ver que el Profesor Adams no estaba en la habitación. El Sr. Harrington subió al podio. —Damas y caballeros, es con gran orgullo que me gustaría presentarles a Kaitlyn. El primer verdadero cyborg de nuestro tiempo. Sus habilidades superan incluso al soldado más experimentado, y con más entrenamiento, sólo mejorará. La naturaleza humana y la tecnología han colisionado, y como pueden ver, el resultado es espectacular. Donde otros han fallado, nosotros hemos superado incluso nuestras expectativas más altas. Un murmullo de aprobación recorrió la mesa. —Kaitlyn, sube aquí. Kaitlyn se movió sin pensar y se dirigió al lado de Harrington. Todo el mundo estaba mirándola, viéndola de arriba a abajo, de la cabeza a los pies. Aunque estaba acostumbrada a estar en exposición, por alguna razón la gente que la estaba viendo ahora hizo que su piel se pusiera de gallina. Un hombre mayor con cuatro estrellas en el cuello, y una mueca en su rostro habló desde el centro de la mesa. Tenía un parche de punta de flecha en su manga derecha, la cual su escáner identificó como JSOC (Joint Special Operations Command). Supuso que era un ex comandante de la Fuerza Delta. —Perdóname por no tomar tu palabra, Harrington. ¿Vamos a verla en acción? —Por supuesto. Hemos elaborado un cortometraje para usted. Con el clic de un botón en el podio, las luces se apagaron y una pantalla bajó en la pared derecha. Curiosa, Kaitlyn volteó a verla junto con sus futuros propietarios. La película comenzó en la sala de combate. Kaitlyn fácilmente volteó a Jeff sobre su hombro, azotándolo contra el suelo. En su metro con noventa centímetros había sido seis centímetros más alto que ella y la superaba en peso

por casi cincuenta kilos. El hombre luchó para ponerse de pie, y con una rápida patada, Kaitlyn barrió su rótula, llevándolo hasta sus rodillas. El hombre aulló de dolor y se balanceó a ciegas, pero Kaitlyn fácilmente bloqueó el golpe. Como un animal, Kaitlyn rodeó a su presa. En un abrir y cerrar de ojos, sus brazos estaban envueltos alrededor de su cuello, y él se aflojó. Inconsciente. Fuego en vivo brilló en la pantalla, y luego ahí estaba Kaitlyn, corriendo por el bosque, desarmada. De repente, cayó recta en el suelo en tanto una bala pasó zumbando. Se arrastró entre la maleza. En cuestión de segundos, localizó el objetivo, esperó hasta que estuvieron encima de ella, saltó sobre sus pies, y se puso en acción. En un abrir y cerrar de ojos tenía el arma del tirador en sus propias manos y presionada contra su sien antes de que él supiera qué pasó. El hombre sonrió y levantó las manos. Kaitlyn bajó el arma. Se corta con Kaitlyn en el campo de tiro. Cincuenta y cinco metros se proyectaron a través de la pantalla. Kaitlyn sostenía una pistola y disparó tiros, primero utilizando sólo su mano derecha y luego la izquierda. El blanco se acercó y mostró un pequeño círculo en la frente de la silueta. Alguien murmuró—: Imposible. Varias cabezas se volvieron hacia ella. Se sorprendió al sentir una oleada de placer por su asombro. Hubo unas cuantas escenas más breves mostrando sus habilidades, y luego la sala se oscureció brevemente antes de que las luces se encendieran.

Todo el mundo miró a Kaitlyn con renovado interés. Incluso el sereno caballero mayor del medio se sentó en su lugar y parecía impresionado. —¿Cómo sabemos que esto no está adulterado? —preguntó una mujer morena de rostro severo. Su cabello estaba recogido con tanta fuerza en un moño que sus ojos estaban sesgados hacia atrás. Kaitlyn se preguntó si le daba dolor de cabeza. No vestía uniforme así que Kaitlyn no tenía ni idea de a quién estaba representando. —Es bienvenida a observarla en el campo. Sólo quería darles una rápida mirada de su potencial. Damas y caballeros, lo que acabamos de ver solo araña la superficie. Puede sentir objetivos antes de que siquiera se conviertan en una amenaza. Su temperatura corporal se controla a sí misma en cualquier ambiente. La lista sigue y sigue. No quiero revelar todos sus secretos hasta que sepamos a ciencia cierta que hay interés.

Una mujer del final de la mesa habló—: Oh, de acuerdo, hay interés. ¿Cuál es el aspecto negativo? —Kaitlyn parpadeó ante las preguntas y esperó por su reacción. Nunca había pensado en sus desventajas. Seguramente, debe haber algunas.

Harrington caminó de un lado a otro frente a ellos por un momento.

—Realmente, la única desventaja es la percepción. La sociedad no está preparada para algo de esta magnitud. Ella tendría que ser máximo secreto.

—Bueno, eso es bastante fácil —respondió la mujer—. ¿De todos modos quién querría arriesgar tal mina de oro ante la opinión pública? La mantendríamos bajo llave hasta que se necesite. Kaitlyn se tensó. Así que ella tenía su respuesta: una vez más estaría encerrada. Sólo que esta vez no habría Lucas o Quess. —Entonces. —Harrington juntó las manos en una palmada, frotándolas—. ¿Dónde deberíamos comenzar la licitación? —No tan rápido. —Dijo el tosco hombre al centro de la mesa. El escáner de Kaitlyn lo calculó como el más peligroso de grupo a pesar de su edad. Una persona no llega a su nivel, sin ser una amenaza—. Un video puede ser lo suficientemente bueno para captar nuestra atención, pero necesitamos verla en un ambiente real antes de hablar de dinero. —Muy bien. Puede usar mi recinto para montar cualquier escenario que desee. Le aseguro que lo pasará con gran éxito. Un hombre alto y delgado en la mitad de los cuarentas se puso de pie. Usaba un uniforme de la Fuerza Aérea, y el nombre en su placa decía Fenderson. —Me gustaría hablar con el sujeto. Harrington asintió a Kaitlyn, y ella dio un paso adelante. El hombre dirigió su pregunta a ella. —¿Qué nos puedes decir sobre ti? —Mi nombre es Kaitlyn. Estoy programada para ser eficiente y letal. Sigo órdenes sin dudar. —Estaba parada con las manos a los costados, inmóvil, y habló con una monótona voz. Asentimientos de aprobación recorrieron la sala. Al igual que Harrington ellos también querían un robot sin mente. La idea la hizo apretar sus manos en puños. Otra mujer, con el pelo corto y gris, habló—: Creo que tendría un momento difícil mezclándose. Suena como un robot. Con su aspecto atraerá mucha atención. Algunas misiones requerirán que interactúe en público, aún si es de manera limitada.

—Hemos estado trabajando en eso. Hemos instalado un chip de jerga y un programa de reconocimiento facial para que pueda imitar emociones cuando lo necesite. Lo cual nos lleva a otra cuestión. Si están interesados, nos gustaría que nuestro programador principal se mantuviera involucrado. —Asintió hacia Lucas. —No es mucho más que un muchacho. Tenemos nuestra propia gente — dijo uno de los hombres secamente. El anciano asintió—. Me temo que la única forma en que podríamos estar de acuerdo con respecto a este proyecto es si tenemos un control total. Una vez que ella abandone este recinto, todo estaría en la oscuridad. Máximo secreto, incluso para usted. Si usted y su equipo estuvieran involucrados habría un aumento en el riesgo. —No es aceptable —dijo Harrington firmemente—. Mi equipo permanecerá con Kailtlyn o no habrá negociaciones. —¿Realmente quieren ser quien asuma el riesgo si algo va mal? —otro hombre preguntó—. Si el sujeto es entregado al gobierno, ustedes no serán responsables de ninguna de las reacciones negativas. Lo que hicieron al crear a un cyborg es ilegal. Al entregárnosla, serían libres y limpiados de cualquier reacción legal cuando el conocimiento de ella golpeé los medios de comunicación. —Me importa una mierda la reacción —dijo Harrington—. Ella era mi visión. Y perdóneme por no tomar precisamente su palabra. El gobierno ha sabido tirar a la gente debajo del autobús cuando conviene a sus necesidades. —Entonces debería buscar otro comprador. —El hombre mayor al centro cruzó sus manos tranquilamente frente a él sobre la mesa. Exteriormente parecía tranquilo, pero su ritmo cardíaco había aumentado considerablemente. Kaitlyn sabía que estaba mintiendo. Pero él parecía estar a cargo del espectáculo. Todo el mundo permaneció quieto. La usualmente tranquila mandíbula de Harrington estaba cerrada, y un rubor subió a su cara. —Bien. Creo que esta reunión ha llegado a su fin. Cuando estén listos para ser sensibles, ya saben cómo contactarme. No creo que tenga que recordarles que hay otros compradores potenciales. Por lealtad a mi país les di la primera oportunidad. —Se dio la vuelta y salió de la habitación. Kaitlyn y Lucas lo seguían de cerca. Harrington azotó la puerta con un golpe seco. —Esos idiotas arrogantes. ¡Ella es mía! No pueden esperar que entregue algo en lo que he puesto mi corazón y alma y simplemente alejarme. —Pensé que esperaba esto. —Lucas levantó una ceja. —Lo sé, pero cuando estamos tan cerca de entregarla, no puedo hacerlo. Necesito tiempo para pensar. Asegúrate que esos tontos salieron del recinto.

Por primera vez, la esperanza creció en el pecho de Kaitlyn. Tal vez Harrington podría encontrar una forma de mantener el control. Lo cual significaba que podría conservar a Lucas. —¿Por qué no hizo la oferta a otros? —preguntó Kaitlyn confundida. —No era una oferta de guerra. Todas las ramas ayudan a SOCOM (Special Operations Command), así que habría sido un proyecto en conjunto. Harrington nunca planeó darle a nadie el control sobre ti. Solo los quería para que ofrecieran la máxima cantidad de dinero. Harrington es un montón de cosas, pero no es un traidor a la patria. Kaitlyn permitió que la información se captara. Si los funcionarios gubernamentales no cambian su manera de pensar, ¿qué sería de ella?

Capitulo 19 Traducido Por AriFue Corregido por krispipe

Kaitlyn estaba sentada en su cama con los brazos envueltos alrededor de sus piernas, perdida en sus pensamientos. Ella había estado sentada en la misma posición por una hora— desde que regresó de la reunión—pero apenas había notado el paso del tiempo. De ida y vuelta sus emociones la lanzaban en distintas direcciones. ¿Podría Harrington convencer al comprador para permitir que Lucas sea parte del paquete? Si no, estaría iniciando una nueva vida de nuevo. Sus sensores captaron a Lucas bajando el pasillo, moviéndose rápidamente en su dirección, pero ella estaba demasiado preocupada para que le importara. Pronto, ella podría irse. Él probablemente estaba viniendo para llevársela ahora. Lucas se apresuró dentro de su cuarto sin molestarse en tocar. —Tenemos que sacarte de aquí, ahora. Kaitlyn saltó sobre sus pies. —¿Qué pasó? —Harrington cedió. Él está dispuesto a darte mientras se lleve el crédito por ti. Realmente pensé que iba a atenerse a sus armas en esto. Deberías haberlo oído la otra noche. Yo sé que él no quiere renunciar a ti, pero cree que es la única opción. Ella miró arriba a la cámara. —Incapacitadas. Por ahora. Apresúrate Kate. No tenemos mucho tiempo. —Lucas le entregó un cambio de ropa—. Ponte esto. —¿A dónde voy a ir? —ella preguntó, agarrando toda la ropa negra contra su pecho mientras lo miraba. —Tan lejos de aquí como sea posible. Tengo dinero ahorrado. Puedes comenzar de nuevo. —¿Comenzar de nuevo? ¿Sin ti?—se sentía como si alguien presionara en su pecho y no pudiera respirar.

—Es lo mejor. Ellos van a convertirte en una asesina, Kate. No puedo soportar la idea de eso. No voy a permitir que suceda. Kaitlyn dejó caer la pila de ropa en su cama. Dio un paso adelante, acunando su cara en sus manos. —No quiero dejarte. Ella se puso de puntillas para darle un beso en un intento de calmarlo. Y por un momento, su ritmo cardíaco se hizo más lento. La mochila que él sostenía cayó al piso con un golpe sordo, y él presionó su cuerpo contra el de ella. A medida que el beso se profundizó, él la agarró por los brazos y la apartó. —Kate, ¿no lo entiendes? De cualquier manera te vas a ir. Ellos nunca van a permitir que estemos juntos. Ellos quieren a alguien sin lazos, sin emociones. Ahora que sé que puedes sentir, no puedo permitirles que te hagan esto. No me importa si pierdo mi trabajo o soy enviado a la cárcel. —Su mirada se extendió por todo su rostro, como si estuviera bebiendo de la vista de ella y hundió las manos en su pelo. —No puedo dejar que ellos te tengan. —¿Adónde iría? No me mezclo exactamente. —Kaitlyn murmuró, sus manos apoyadas en su pecho, su mente filtrando a través de toda la información. —Puedes mezclarte, Kate. Solo tienes que usar ropa larga para cubrir lo que te hemos hecho. No tengas largas conversaciones con las personas. Cuídate a ti misma. —No va a funcionar, y lo sabes —Dijo Kaitlyn—. Estás temblando, y es por eso. —Ella cubrió sus manos con las suyas—. No hay manera de salir de esto por mí. Debería solo ir, Lucas. No vale la pena que te metas en problemas. Es un riesgo demasiado grande. —Es mi riesgo para tomarlo. Tú tienes que intentarlo. Por favor, Kate. Ella mordió su labio, buscando en su mente por opciones. —¿Tienes algún plan? —Por supuesto. Pero, Kate… no puedo saber a dónde vas. Si lo sé, voy a ir a buscarte. No puedo guiarlos hacia ti. Ellos estarán vigilándome, nos vigilarán a todos nosotros una vez que escapes. Escape. Esa palabra sonaba tan ajena a ella. A regañadientes se apartó de su cálido abrazo y se quitó la ropa que llevaba. Ella podía sentir la mirada de

Lucas mientras se vestía con los pantalones negros y tiraba de la camisa negra de manga larga por encima de su cabeza. —¿Qué hay acerca del GPS? —Voy a freírlo. Ellos no van hacer capaces de seguirte el rastro. Siempre que te quedes fuera de los reflectores. —¿De los reflectores?— Kaitlyn frunció el ceño. Lucas sonrió tristemente. —Simplemente que no te atrapen. Él la empujó cerca y la besó profundamente, como si solo tuviera un momento para vivir. Él literalmente le quitó el aliento. —Sin embargo, todavía no entiendo como haces esto por mí. —Ella dijo contra sus labios, robando un beso más. Él apartó un mechón de pelo de su cara. —Lo que sea que sientas es multiplicado por mil por mí. Dios, voy a extrañarte. —Su voz estaba ronca. Kaitlyn abrió la boca para argumentar que semejante cosa no era estadísticamente posible, pero algo invalidó la reacción. Ella se dio cuenta sin que le dijeran que él solo estaba siendo dulce. ¿Pero era su computadora reconociendo el sentimiento, o era la verdadera Kate? —Kate voy hacer algo que debería haber hecho hace mucho tiempo. Espero que puedas perdonarme por todo lo que he tomado de ti. —Lucas, no digas eso, nada de esto es tu culpa. Tú solo eras un peón en el juego de Harrington. —Shhhh —él presiono un dedo en sus labios—. Date la vuelta. —¿Qué vas hacer? —Estoy devolviéndote tu pasado. Los recuerdos de tu vida pasada. La respiración de Kaitlyn se enganchó y detuvo el acto de voltearse para mirarlo en serio. —¿Mi vida real? ¿Mi vida humana?

Lucas asintió. —Las programé de manera de que tus recuerdos no te lleguen por 30 minutos. Eso debería darte tiempo más que suficiente para que salgas del complejo. —¿Pero cómo? Pensé que se habían ido… Él cerró sus ojos, dolorido. —No idos, Kate. Guardados en un disco duro tomados lejos de ti. —¿Ellos guardaron mis recuerdos? Abriendo sus ojos, él dijo. —No. Yo lo hice. Kaitlyn no pudo evitar que su mandíbula cayera abierta. —¿Ellos lo saben? Él negó con la cabeza. —¿Por qué tú las guardarías? —Porque me importaba sobre la chica que eras antes de venir a nosotros.— Antes de que pudiera hacer otra pregunta. Lucas continúo—. No puedo tenerte a través de este tiempo. Necesito una coartada una vez que se den cuenta de que escapaste. Te dará más tiempo. Tengo que sonar la alarma cuando Harrington me envíe para recogerte, y encuentre el cuarto vacío. Pivotante sobre las puntas de sus pies, ella echó los brazos alrededor de su cuello, tirando de él en un último beso. El pensamiento de nunca probar sus labios en los de ella de nuevo la hicieron sentir vacía. —Gracias. —Una pequeña parte de ella estaba enojada de que tuviera sus recuerdos todo este tiempo, pero empujó el pensamiento a un lado. Él estaba arriesgando mucho por ella. Una vez que se separaron, Lucas la miró tristemente. Ella se preguntaba si su corazón estaba tan herido como el de ella. —Permíteme implantar el chip para anular los comandos. Desearía haberte conocido entonces, Kaitlyn.

Kaitlyn vaciló, y entonces lentamente, ella se giró alrededor. Él empujó abajo su camisa y le besó el cuello. Hubo un clic audible y sintió un pinchazo mientras algo era insertado en la computadora central. —De acuerdo, está hecho. Ella se giró para mirarlo y él le entregó un iPhone. Kaitlyn nunca había visto uno antes, pero sería bastante fácil de averiguar. —Hay mapas y acceso a información. El teléfono no es rastreable. Si necesitas información, doble clic en el botón redondo y habla al teléfono, pregúntale lo que necesites. Kaitlyn lo miró como si estuviese loco. —¿Quieres que le hable al aparato, y él me responderá? —Sé que suena tonto, pero de verdad funciona. —¿A dónde voy a ir? —Yo-yo no lo sé. Solo confía en tus instintos. Recuerda, trata de no llamar la atención hacia ti. Harrington no va a parar de buscarte. —No quiero decir adiós. —Es la única manera —Él susurro—. No sobreestimes a los guardias, Kate. Ellos saben lo que están haciendo. Ella le lanzó una mirada. —Voy a estar bien. Soy bastante eficiente, gracias a IFICS. Lucas bajó la mirada al piso. El color rojo cubriendo sus mejillas. —Aún así me preocupo por ti. Cada día. Kaitlyn alcanzó su mano y entrelazó sus dedos con los suyos. Sus manos eran grandes y cálidas en las suyas; se sentía tan natural. ¿Cómo podría ella alejarse de él? ¿Y Quess? —¡Quess!— ella dijo bruscamente. —Le diré que estás segura. Pero tienes que irte. Ahora. —Lucas recogió la mochila y se la entregó a ella—. No asesines a nadie saliendo de aquí. Los

guardias solo están haciendo su trabajo. Creo que algunos incluso te hubiesen gustado. —Nada de daño colateral. Voy a salir sin pérdidas de vida. Ella asintió y se colgó la bolsa sobre los hombros. Lucas se asomó por la puerta primero y le hizo señas para que lo siguiera. Ellos se apresuraron abajo por el pasillo vacío. En la puerta de atrás, Lucas vino a detenerse bruscamente. —Tengo que regresar al laboratorio para que me vean. —Nunca voy a ser capaz de pagarte por devolverme mi libertad. Voy a encontrarte de nuevo. —Kaitlyn le dijo, su corazón acelerado. Los ojos de Lucas brillaban bajo las luces fluorescentes. —Adiós, Kate. Nunca te olvidaré. Empujando para abrir las puertas de metal, Lucas se apresuró a la derecha, y Kaitlyn silenciosamente se fue por la izquierda. Mezclándose en la noche. Su visión nocturna se activó, y sus ojos se ajustaron rápidamente a la oscuridad. Tenía que admitir que la tecnología era útil. Al comienzo, le había tomado un poco para poder acostumbrarse, pero ahora no se sentía diferente a la visión de día. Era un avance que los guardias no tenían, al menos no automática como ella. Ellos tendrían que ir al armario de suministros y agarrar las gafas de visión nocturna, comprándole más tiempo. Kaitlyn sabía la ubicación de todos los guardias, y también sabía que en cualquier minuto ellos serian alertados de que se había escapado. Tenía que actuar rápido. Revoloteó a través del campo, apuntando a los más lejanos confines del complejo. Sólo tardó cinco minutos antes de que escuchara ruido en los matorrales detrás de ella. El rebote errático de los rayos de las linternas bailaban a su alrededor, seguido de gritos excitados. Lucas debió haber hecho sonar la alarma. Una bala pasó silbando por su oreja. Ella oyó ruido sordo mientras golpeaba la hierba. ¡La habían visto! Le tomó todo su autocontrol no girarse y romper el cuello de los guardias. Lucas le había dicho nada de muertes. Ella corrió en zigzag el patrón típico de su entrenamiento. Era difícil darle a un objetivo en movimiento. Y mucho menos a su velocidad. Sectorizando a través de sus sensores de localización, Kaitlyn encontró la pared más cercana casi a cuatrocientos metros de distancia. Tan cerca. Ella

aumentó su velocidad, piernas y brazos bombeando, respiraciones iguales y fuerte. Solo un poco más lejos, y ella sería libre. No pienses. Solo muévete. Deja que tu cuerpo haga lo que fue creado para hacer. La elevada valla se alzaba ante ella. Derrapando hasta detenerse, arrojó su bolso sobre ella. Un vistazo rápido detrás de ella, y escaló la valla. Una vez que estuvo cerca del alambre de púas ella saltó por encima, sus brazos agitándose mientras caía hacia el suelo. Golpeó el suelo, doblando las rodillas y metiendo sus codos para absorber el impacto. Con una última mirada detrás de ella, Kaitlyn se puso la mochila sobre sus hombros. Su corazón se estrechó y un dolor intenso llenó su pecho. Entonces así es como el dolor se siente, ella pensó tristemente. Muévete, Kaitlyn se regañó a sí misma y se fue en una carrera a toda velocidad, desapareciendo en la noche, como si nunca hubiera existido.

Capítulo 20 Traducido por 3lik@ Corregido por Dark Shines

Kaitlyn se coló a través del bosque, las ramas hacían crack bajo sus pies llenando el oscuro silencio. El verde bosque teñido de noche se extendía a su alrededor, tan lejos como ella pudo ver. Ella estuvo huyendo por trece minutos y once segundos. Exploró el bosque para detectar el calor corporal de varios animales asustados. No hubo ninguna forma humana a la vista. Si ellos la estaban persiguiendo, significaba que no estaban cerca por lo menos no todavía. Más rápido. Ella tenía que salir del bosque a la civilización, una ciudad. Tenía que haber un pueblo cerca de aquí, en alguna parte. Ellos estarían escudriñando los bosques buscándola por días, pero ella no planeaba estar allí por mucho. Recordando el teléfono que Lucas le había dado, Kaitlyn se detuvo, tomó la bolsa de su hombro y la dejó caer al suelo. Ella bajó la cremallera del bolsillo lateral y sacó el fino teléfono suavemente. Cuando presionó el botón redondo en la parte inferior, la pantalla volvió a la vida. Un cuadro pequeño en la pantalla decía 'Mapas'. Sin saber que más hacer, ella lo tocó. Ella se sorprendió cuando este abrió un mapa. Ella pasó mucho tiempo con Frank aprendiendo a leer mapas de terreno y navegación. No le llevó mucho tiempo darse cuenta de que el punto de pulsación era su ubicación. Cuando ella se movió hacia adelante, el punto se trasladó con ella. Genial. Había una importante carretera aproximadamente quince millas al norte. Metió el teléfono en la parte posterior del bolso y se fué en esa dirección. La maleza se hacía más gruesa, y las colinas más pronunciadas. Para llegar arriba, ella se aferró a una rama para ayudarse a tirar de ella hacia adelante, y luego otra, hasta que llegó a la cima. Luego de liberarse de los arbustos y de árboles gruesos, ella llegó al borde de un acantilado sobre un arroyo. Un mareo se apoderó de ella, haciéndola tambalear hacia atrás perdiendo el equilibrio. ¿Le habrán causado un mal funcionamiento de forma remota? Cerró los ojos, tratando de contenerse, esperando a que el vértigo se le pasara. Pero en cambio, como un maremoto, volvieron a la memoria sus recuerdos. Fue demasiado. Quería agarrarse los lados de la cabeza y gritar, pero así como las imágenes pasaron por su mente, las emociones la envolvieron, ella

respiró profundamente y se dispuso a retroceder en la pendiente. Tenía que seguir adelante. Las memorias de una joven fluyeron a través de su mente. Una chica joven de cabello oscuro, estaba fuera en un impermeable amarillo y botas, esperando el autobús. Ella se giró y le sonrió a una mujer con el cabello oscuro, piel pálida y brillantes ojos azules. Eso alertó a Kaitlyn, la mujer probablemente era su madre y la niña era Kaitlyn. En el siguiente recuerdo ella estaba un poco mayor, sentada con las piernas cruzadas bajo un árbol de Navidad. Un hombre alto y delgado con el cabello rubio y rizado y de ojos grises le entregó una caja envuelta. La chica chilló cuando abrió la caja y encontró unos patines de hielo. Ella echó los brazos alrededor del hombre. ―¡Papá!‖ Papá. El hombre era su padre. Llevaba un suéter rojo con un muñeco de nieve en él. Tenía la mandíbula cincelada y los ojos del mismo color que los suyos. Sigue avanzando. El exceso de recuerdos la debilitaron. Quería tirarse al suelo en un ovillo, y esperar a que se detuvieran, pero sus perseguidores podrían alcanzarla. Lucas le había dado una oportunidad y ella no iba a fallarle. Ella parecía feliz cuando niña. Ella reía y sonreía mucho. Era atlética, montaba caballos de carreras, jugaba al fútbol, practicaba karate, surfeaba y escalaba rocas. Kaitlyn corrió más rápido entre las sombras de los árboles, presionándose a sí misma. No dejes de moverte. Y entonces ella era una adolescente. Escuela y fiestas. Novios, bailes y besos. Ella se quedó sin aliento cuando vió a Evan por primera vez. Su cabello rubio era más corto, pero sus ojos verdes brillaban igual que en sus sueños. Ellos paseaban tomados de la mano por el parque, tan naturales y felices juntos. Él se giró y la besó. Kaitlyn no dejaba de preguntarse si sus besos la hacían sentir de la manera en que Lucas lo hacía. Casi tropezó con una raíz grande cuando la siguiente imagen brilló delante de sus ojos. Bueno, así que definitivamente no era virgen. Misterio resuelto, como Quess diría. Sólo con ver las imágenes de ella y Evan desnudos y entrelazados en una cama matrimonial hizo que su temperatura se elevara, pero sus sensores regularon rápidamente su cuerpo. Más recuerdos se cruzaron, como si estuviese viendo películas en casa. El aliento de Kaitlyn se atascó en su garganta cuando los recuerdos comenzaron a apagarse y ella estaba caminando sola. Ella finalmente entendió el significado de los pelos de punta en la parte posterior del cuello. Ella se tensó y se detuvo bruscamente.

Estaba a punto de ver algo realmente malo, podía sentirlo. Era como si estuviera de nuevo en su viejo cuerpo y viviera lo que había sentido en ese momento. En su mente, se vió a sí misma cruzando el Boulevard Washington, la calle principal de su ciudad. Ella lo hizo miles de veces durante su vida. Se detuvo en la línea central, a la espera de que un coche pasara. Un camión: El Sr. Freeman de la panadería le sonrió y la saludó con la mano desde el asiento del conductor. Ella se apresuró a cruzar la calle y dobló en Drive Lance, una calle lateral que la llevaba a casa más rápido. Era una noche sin luna, y las farolas despedían un resplandor misterioso. Fué entonces cuando lo escuchó: una mujer gritando, pidiendo a alguien que parara. En su memoria, Kaitlyn se congeló, luego saltó a la acción. Agarró el teléfono celular para marcar 9-1-1, y en voz baja le dijo al operador que, una mujer estaba siendo atacada. Ella miró la calle y cortó la línea. Kaitlyn corrió por la colina en dirección a los gritos que había suavizado en gemidos ahogados. Giró dando vueltas, buscándole. Le tomó un momento darse cuenta de que los sonidos se originaban desde atrás de un gran contenedor de basura. Kaitlyn se quedó sin aliento cuando vió a un hombre encima de una mujer, sus ropas estaban rotas y la cara ensangrentada. El hombre estaba demasiado concentrado en la mujer para notar que Kaitlyn se acercaba. Miró a su alrededor en busca de algo para usar como arma. Un poste de metal sobresalía del contenedor, así que lo sacó tratando de estar tranquila. Kaitlyn agarró el poste como un bate de béisbol y le pegó tan duro como pudo a la espalda del hombre. —¿Qué demonios? —Él gritó, desplomándose hacia delante, agarrándose la espalda. —Ayúdame —dijo la mujer, el rímel le corría por sus mejillas—. Por favor. —Aléjate de ella, idiota. —Las manos de Kaitlyn se estrecharon mientras sostenía el arma de metal. El hombre no le hizo caso y siguió golpeando a la indefensa mujer, como si tener a Kaitlyn observándolo lo excitara aún más. —¡Aléjate de ella! —Ella retrocedió de nuevo y lo golpeó en la cabeza. Eso llamó su atención. Él se levantó, tropezando lejos de la mujer tendida. —Perra —La sangre le corría por un lado de su rostro. Él se subió sus jeans, pero dejó su miembro colgando. Kaitlyn echó un vistazo a la mujer, ella estaba congelada del miedo.

El hombre se giró y miró a Kaitlyn, exponiéndose completamente a sí mismo. Él agarró su miembro y le gritó: —¿Quieres un poco de esto?‖ Kaitlyn se negó a mirar hacia abajo. Ella se giró, pero el hombre la bloqueó y le quitó el poste. Kaitlyn quiso echarse a correr, pero él fue más rápido. Él la tiró al suelo y se bajó sus pantalones. Su cuerpo desnudo presionando el suyo. Su rostro estaba sobre el pavimento. -¿Te gusta rudo? Te voy a dar rudo. Él la hizo rodar y se subió encima de ella. —¡No! —Kaitlyn gritó, empujando su rostro a un lado. Él la agarró por los brazos, sujetándola y luego le dio un puñetazo en el rostro. -No eres tan difícil ahora, ¿Verdad? Hizo una pausa mientras las sirenas sonaban fuera del callejón. —Llamé a la policía, idiota —escupió Kaitlyn. Él se levantó de un salto y se subió los pantalones y comenzó a patearla varias veces en el costado. Un dolor punzante atravesó a Kaitlyn, enviándole puntos negros a través de su visión. Él le dio a sus pies y ella se abalanzó, dándole en el rostro. El hombre aulló. -¡Perra estúpida! Él la empujó con fuerza tirándola al suelo. Su cabeza se golpeó contra la acera. Todo comenzó a desvanecerse y lo último que vio fue una brillante luz blanca. Lo siguiente en la memoria de Kaitlyn eran sus ojos parpadeando para ver los ojos cansados de Lucas que la miraban en una cama de hospital. Así fue como ella murió. —¡Está despierta! —Gritó. Enfermeras y médicos fueron hasta allí. Entonces, aparecieron varios destellos de imágenes de Lucas: leyéndole, ayudándole a caminar, cepillándole el cabello. Él realmente estuvo a su lado todo el tiempo... Kaitlyn negó con la cabeza mientras los recuerdos llegaban a su fin, y pudo oír el movimiento. No supo por cuánto tiempo se había detenido, pero al menos estaba oculta entre las sombras.

Conmovida completamente por el regreso de sus recuerdos, ella negó con la cabeza, tratando de recuperar el impulso. Tenía que mantenerse en movimiento o ellos podrían acercársele pronto.

Capitulo 21 Traducido Por AriFue Corregido por Dark Shines

Lucas levantó la mirada de su computadora, como si hubiera estado concentrando en algo importante, cuando Harrington irrumpió en la habitación. El rostro del hombre era de un rojo oscuro, una vena palpitaba en su frente, él había apretado los puños. La puerta se estrelló detrás de él. —¿Como diablos ha ocurrido esto? —Siempre hay un riesgo —dijo Lucas seriamente. Componiendo cuidadosamente una expresión calmada en su rostro—. ¿Por qué si no tenemos guardias armados y la hemos mantenido bajo candado y llave, no habíamos visto esa posibilidad? Tu le diste tanta tecnología a alguien… — Lucas se recostó en su silla y frunció el ceño frotándose las sienes. —Ella debió de haberse sentido amenazada. Estaba programada para reaccionar a las amenazas. Deberíamos estar contentos de que ella corrió en vez de asesinar a todos en el cuarto. Eso silenció a Harrington. Él se metió las manos en sus bolsillos y miró por la ventana, su mirada era distante, perdido en sus propios pensamientos. —Maldición —estalló—. Tenemos que traerla de vuelta. ¿Por qué su GPS no está funcionado? ¿Para qué diablos utilizamos toda esa tecnología si incluso no va a funcionar? ¿Te das cuenta que esto podría ser el final de todos nosotros si los medios se apoderan de esta historia? —Éramos consientes de esa posibilidad cuando firmamos por el trabajo con los amplios formularios de no divulgación que nos hizo firmar. — Lucas se inclinó hacia delante y dió un golpecito en el teclado. -No estoy seguro de lo que está pasando. Mira esto, la señal muestra que ella todavía está en su habitación. Harrington vió alrededor del escritorio y miró sobre su hombro. —¿Podría ser que ella regresó? Lucas no respondió. —¿Piensas que ella es lo sufrientemente inteligente para reprogramar el sistema para despistarnos? ¿Podría haber tenido acceso a los programas? Lucas empujó su silla hacia atrás y se levantó.

—Sabes, apuesto a que es exactamente lo que pasó. Nunca pensé en eso. Ciertamente tiene suficiente conocimiento almacenado en su base de datos. —La hicimos demasiado bien —Harrington pensó con amargura. —Podría ser simplemente un problema técnico. Como tú sabes, las computadoras no son a prueba de fallos. —O tal vez yo la ayude a escapar, Lucas pensó irónicamente. Desde que había dado sonado alarma, Lucas había sido un manojo de nervios. Con el fin de evitar sospechas en él, fue él quien tuvo que notificar a los guardias sobre su escape. Después de verla dentro de la noche, él había sonado la alarma. Él tenía que ocultar su sonrisa. Para Kaitlyn, escapar del recinto le tomaría solo minutos. Con suerte, él había hecho lo suficiente para mantenerla a salvo. De acuerdo con el reporte inicial, hasta el momento había logrado evadir al equipo de seguridad. En un momento, ellos estuvieron tras su rastro, pero la perdieron. Lucas ni siquiera por un segundo dudó de sus habilidades para evadir su captura. Estaba más preocupado de lo que sucedería una vez que ella intentara mezclarse con los civiles. Harrington se paseó por la habitación. El hombre corpulento parecía que estaba a punto de quemar un fusible. —Se supone que debo renegociar los términos de la mano con la Secretaria de la defensa. Mañana. ¿Cómo diablos voy a explicarles que perdimos el paquete? Lucas sabía que Harrington encontraría la manera. Siempre lo hacía. —Podrías llamar y decirles que tienes que retroceder las negociaciones debido a un programa en conflicto. — Lucas sugirió. Harrington giró y miró a Lucas como si hubiera perdido la cabeza. —Hijo, estamos hablando del Gobierno De Los Estados Unidos. Ellos no esperan por nadie. —Bien, entonces diles que están teniendo dudas y necesitas más tiempo. Esto es, después de todo, un gran compromiso para IFICS.

El normalmente tranquilo y sereno Harrington gruñó con frustración, y enojado golpeó fuertemente el portalápices sobre el escritorio que cayó al suelo, algunos bolígrafos rodaron a través de las baldosas blancas del suelo. —Parece que no tengo otra opción. Lucas ignoró su arranque y regresó a su computadora. Harrington dejó el cuarto sin otra palabra. Por supuesto, él no se molestó en recoger su desastre. Ahora, Lucas pensó, Kate tenía acceso a sus recuerdos. Él se preguntaba como ella manejaba la experiencia traumática de caer en las manos de IFICS. Si solo ellos hubiesen tenido más tiempo juntos antes de que ella se fuera, él podría haberla ayudado a través de eso. Ella estaba tan sola. Dios, él deseaba poder estar allí para ella. Nadie debería tener que recordarle lo que pasó. Tendría que haberle dicho que la policía había capturado a los bastardos, gracias al ADN que habían sacado de debajo de las uñas de Kaitlyn. Si él alguna vez la veía de nuevo, él se aseguraría de hacerle saber que había salvado a otras mujeres de ser atacadas. No que eso le fuese a devolver la vida que ella perdió esa noche. Pero su antigua vida había terminado. No habría vivido si no hubiese tenido a Lucas en IFICS. El profesor Adams entró por la puerta, con el rostro avergonzado y agotado. Él cruzó el cuarto, sus mocasines pasaron en silencio sobre las baldosas, y se acomodó en el escritorio frente a Lucas. Apoyándose sobre los codos, él atrapó la atención de Lucas. —¿Sabes algo acerca de su escape? La mano de Lucas se detuvo el en aire antes de llegar a la siguiente tecla. —No puedo creer que me pregunte eso. El profesor suspiró y levantó las manos en el aire. —He repasado esto un millón de veces, Lucas. No hay manera de que ella hubiese escapado sin ayuda. —Su rostro se endureció y sus ojos se estrecharon en Lucas. —He hablado con los guardias y ellos dicen de has pasado tiempo con ella después del trabajo.

—Por supuesto que yo no la ayude. — Lucas dijo enojado, con el corazón desbocado—. Pensé que usted sabía cuan importante es este trabajo para mí. He dado todo por esta compañía. —Era sorprendente cuan fácilmente las mentiras salían de su lengua. El profesor Adams subió las gafas por la nariz y sacudió la cabeza con tristeza. —He visto la manera en que la mirabas, Lucas. Parece que ha llegado a Quess, también. Si tú sabes cualquier cosa que nos pueda ayudar a traerla de vuelta, necesitas decirme. No es seguro para ella allá afuera. Ella necesita un ambiente controlado. —¡No es exactamente seguro para ella aquí, tampoco! — Lucas no pudo detener las palabras, y una vez que estuvieron fuera, apretó los dientes. —¿Qué estas diciendo, Lucas? La mirada de Lucas se movió automáticamente a la cámara de seguridad en la esquina del techo, apuntándolo directamente a él. —Mira, de acuerdo, ella me llegó. — Lucas dijo—. Y si, me gustaba. Pero no la ayude a escapar. Si supiera donde está, te lo diría. Honestamente no tengo idea. Ella podría estar en cualquier parte. Ella está programada para ser evasiva y evitar ser capturada, después de todo. Era mayormente la verdad, pensó Lucas, no había dicho nada para protegerla. El profesor esperó un segundo y comentó: —Podríamos apagarla. El corazón de Lucas se estrelló contra su pecho. Adams no sería capaz de hacer eso. No podía. —Si la apagamos, ella morirá. —Pero ya no será capaz de herir a nadie. Si dan la noticia de que una cybor escapó, y que ella —siendo una maquina táctica y letal— está suelta en la población general, eso será el fin. Sería todo por hacer. Enviados a la cárcel. Estoy demasiado viejo para ir a prisión. Ni por un segundo pienses que no vamos a ser los chivos expiatorios de ésta desgracia. El Departamento de Defensa podría señalarnos para cubrir sus traseros. —Sabíamos el riego cuando aceptamos el trabajo — Lucas dijo con los dientes apretados—. Si la apagamos, entonces, quién sabe quien la encontraría con el GPS fuera de línea, y no pienso que Harrington apruebe que cientos de millones de dólares en tecnología sean tirados de esa manera.

Adams miró alrededor del laboratorio. Cuando la unidad de calefacción hizo clic, se levantó y se sentó en una silla cerca de Lucas. En voz baja, dijo: —Tú podrías convencer a Harrington. Él confía en tu opinión. Si le dices que es el mejor curso de acción, él te escuchará. —Olvídalo. Solo dale al equipo de seguridad tiempo. Estoy seguro de que ellos pueden traerla de regreso. Adams se rio con amargura. —Ambos sabemos que no hay manera en el infierno de que ellos puedan capturarla. Eran las palabras más verdaderas que nunca se habían dicho. Ellos ya lo sabían desde que fueron ellos quienes la hicieron. —Hablaré con Harrington yo mismo. Adams dejó caer su cabeza. Parecía mayor de lo habitual, cansado, como si la vida estuviese siendo arrastrada fuera de él con cada segundo que pasaba desde que Kaitlyn se había ido. —Yo no me molestaría, Harrington es muy consciente de las opciones. Eso solo lo molestará. Que haga su propia decisión. —Tal vez tengas razón —Adams dijo—. Tal vez debería largarme. Dios sabe que tengo suficiente dinero ahorrado después de todos los años que he estado aquí. Soy demasiado viejo para la prisión. Tengo a mi esposa y a Quess en quien pensar. —No hagas nada precipitado — Lucas le dijo—. Solo dale tiempo para que se desarrolle. Y pareciera que las autoridades van a venir de tras nosotros, entonces tu puedes actuar. Simplemente pon tus asuntos en orden, pero mantente firme por ahora. —Eres un chico muy listo, Lucas. Me quedaré en el transcurso por ahora. Pero la primera señal de que esto vaya al sur… —No te culparé. Lucas se puso de pie y se acercó a la cafetera para volver a llenar su taza. Estaba cansado y sabía que dormir no estaría en un futuro próximo. Sigue corriendo, Kate, y no mires atrás. —¿A dónde podría ir? Deberíamos ser capaces de descubrirlo. Después de todo, nosotros la programamos. —dijo Adams, pensativo—. Quizá podemos pensar más que ella y dirigir un equipo con ella.

Lucas se sentó en una silla con su café y trató de pensar en una respuesta. Tal vez podría hacerles perder su rastro, pero realmente no tenía idea de dónde podría ir. Adams no estaba al tanto de que ella tenía sentimientos y ahora tenía acceso a toda su memoria. ¿Ella regresaría a su antigua casa? Lucas no lo creía. Al menos no por ahora. —No tengo idea de dónde iría. Podría estar en una ciudad enorme para poder mezclarse o encontrar una cueva en el medio del bosque. Me temo que ninguno de nosotros puede pensar como Kaitlyn, aunque lo hiciéramos, su programa, su software es tan avanzado que nuestras mentes no podrían comenzar a seguirle el ritmo. —Supongo que tienes razón —Adams se quejó en voz baja—. Solo desearía poder encontrar la manera de arreglar este desastre, antes de que regrese para perseguirnos. Tomando otro sorbo de su café, Lucas permaneció en silencio.

Capitulo 22 Traducido por Melusanti Corregido por Lucean

El sol comenzaba a elevarse. Kaitlyn había logrado evadir la captura en dos ocasiones diferentes. Por ahora, ella estaba a salvo. Su reloj interno le informó que sólo estaba a veintitrés minutos de la civilización si seguía el mismo ritmo. El pensamiento trajo una sensación de alivio, junto con una punzada de miedo y ansiedad que tiró de sus mangas hasta sus muñecas. A pesar de que la ropa cubría sus irregularidades, todavía se sentía cohibida. Tal vez ella no sería capaz de lograr el bienestar humano ¿Qué pasaba si la gente podía deducir que no era normal, simplemente mirándola? No podía dejar de preguntarse que tipo de extraño nuevo mundo la esperaba ¿Ella encontraría alguna vez su lugar en el? Una vez que llegó a la ciudad, no tenía ni idea de a donde iba, y por primera vez, empezó a dudar del plan que había sido puesto en marcha. La vida, perpetuamente en fuga no sonaba mucho mejor que su previa existencia. Después de un análisis de la zona para confirmar que no había amenazas cerca, sólo el normal corretear de los animales, Kaitlyn se dejó caer al suelo y rebuscó en el bolso. ¿Qué era exactamente lo que Lucas había empacado para ella? Él había estado planeando su fuga durante un tiempo, el parecer. Una licencia de conducir, pasaporte, y un montón de dinero en efectivo. Kaitlyn estudió la licencia de conducir, Sarah Granger. Por lo tanto, tenía que empezar de nuevo, con un nuevo nombre. Sarah, jugó con el nombre en su mente, y decidió que no le gustaba el nombre en absoluto. El ID Tenía domicilio en Colorado. Tal vez ahí es donde debía ir. Sacó una gorra de béisbol azul marino y gafas. Estaba impresionada. Frank había profesado en su cabeza los pequeños detalles que más importaban. Los accesorios que la ayudarían a mezclase, volverse invisible. Kaitlyn retorció su cabello en una cola de caballo, bajando el sombrero en su cabeza, y deslizó las gafas. Sería suficiente como disfraz para sacarla —por ahora—. Sólo en caso de que tuviera a la policía buscándola, lo cual dudaba. Ellos no querían llamar la atención sobre ella. Para estar en el lado seguro, ella sabía que tenía que cortarse el cabello y cambiar el color cuando descubriera a dónde iba. Lucas había dicho que confiara en sus instintos. Más fácil decirlo que hacerlo. Su mente trabajaba en la lógica, no en el instinto. Una vez más, sus pensamientos se desviaron hacia sus nuevas memorias. No podía dejar de pensar en la mujer que había sido violada. ¿Estaba bien? ¿Fue el atacante…su asesino…atrapado? Por alguna razón, sabiendo que su

antigua vida había terminado tratando de salvar a otra persona, la hizo sentir mejor que si hubiese estado en un accidente de auto. No tenía la menor idea de porque se sentía así. Los sentimientos y las emociones, eran tan confusas. Ella deseaba que fuera una especie de manual para ayudarla a ordenarse a través de ellos. Hora de moverse. Kaitlyn continuó en el camino y pronto estalló en una carretera principal. Saltó por encima de la barandilla y se adelantó, sacando su teléfono y consultando el mapa. El pueblo más cercano estaba a sólo tres kilómetros por la carretera. Una vez que llegara allí, tendría que encontrar un transporte para llegar más lejos. Tenía que poner la mayor distancia, entre ella y el complejo, como fuera posible. Eventualmente, tendría que descansar. No quería sobre-estresar a su sistema. Podía durar, técnicamente, durante días sin dormir, pero Lucas le había dicho que era mejor tener descansos periódicos, siempre y cuando ella no estuviera en peligro. Un sedán negro se detuvo y un hombre mayor se asomó por la ventana. —¿Necesitas un aventón, cariño? Precaución. Insegura de cómo responder, Kaitlyn no hizo caso, y siguió caminando. El hombre se apartó y siguió su camino. Delante había un letrero que decía Maryville, población 1725. Cuando la ciudad quedó a la vista, Kaitlyn se preguntó si sería capaz de llevarlo a cabo. Ella nunca había interactuado con nadie fuera del complejo antes. No había mucho de una ciudad a partir de lo que ella podía ver. Algunas casas se alineaban en la calle, con una estación de servicio en decadencia por un lado, enfrente un restaurante con una flecha parpadeante. Kaitlyn abrió la puerta de la estación de servicio. Una campana sonó por encima de su cabeza y se tensó ¿Eso era una advertencia? —Bueno días, querida —Una mujer regordeta con una bonita sonrisa y pelo gris, la saludó. La insignia en su camisa, decía que su nombre era Marcy. —Buenos Días —Respondió Kaitlyn. —¿Puedo ayudarte en algo? Te ves un poco perdida. Genial. Su primera interacción, y ellos ya sabían que estaba perdida —¿Hay una estación de tren o parada de autobús en algún lugar cerca? —Claro que lo hay. Esta Greyhound a unos tres kilómetros de la carretera, y puedes tomar ese para conectarte con la estación Alexandria Unión. ¿A dónde te diriges?. —Fort Lauderdale, Florida —Kaitlyn frunció en ceño y se preguntó por qué esas palabras salieron de su boca. En algún lugar profundo de su subconsciente, sabía que eso era de donde debía ser. Deseó poder retomar las palabras, una

vez que se escaparon. El equipo de seguridad que probablemente vendrían a buscarle y preguntar si alguien había visto a alguien a juego con su descripción. Podría matar a la señora, pero eso parecía duro. Si la siguieron a Florida tendría que perderlos. —Bueno, eso es todo un viaje. Es posible que desees tomar unos aperitivos. Los humanos comían todo el tiempo, se recordó. Si quería mezclarse, tendría que hacer el papel. —Tienes razón —Dijo ella sonriendo—. Estoy muerta de hambre. Ella se dirigió a la parte trasera de la tienda y tomó un par de bolsas de patatas fritas y dos barras de caramelo. Cuando llegó a los dedos de mantequilla, un recuerdo cruzó su mente. Parecía tener alrededor de doce años de edad, y estaba hurgando en una calabaza de plástico llena de dulces, en busca de dedos de mantequilla. Una lenta sonrisa se extendió por su cara. Estaba empezando a dar la bienvenida a los recuerdos. Eran como si fueran piezas de un rompecabezas lentamente encajando. Una vez que ella tuviera todas las piezas, tendría una imagen clara de lo que ella solía ser. —No te olvides de agarrar una bebida —Marcy inclinó la cabeza hacia el enfriador. Claro. No se puede olvidar la bebida, pensó Kaitlyn con ironía cuando llegó por una botella de agua. —Eso será siete dólares con noventa y nueve centavos. Kaitlyn se quedó confundida por un momento hasta que su procesador destello dinero. Rebuscó en su bolso y sacó su dinero y dejó caer un billete de cien dólares sobre el mostrador. Marcy miró el billete —¿No tienes nada más pequeño que eso? Kaitlyn hojeó los billetes; realmente debería haber investigado más. Por último, encontró uno que tenía el número diez en el, y le dio ese a la mujer. —Gracias, este es mejor. Y ten cuidado al mostrar ese dinero alrededor. El mundo esta lleno de gente mala. —La mujer entregó dinero de vuelta que Kaitlyn metió en el bolsillo lateral de su bolso. —¿Gente mala? —Preguntó Kate. —¿No ves las noticias? Ella negó con la cabeza.

—Sólo veo películas. La mujer la miró extrañamente, y Kate se dio cuenta de que dijo algo mal, llamando la atención sobre sí misma. —Gracias por el consejo. Voy a ser más cuidadosa de ahora en adelante — Kaitlyn volvió a salir del edificio. —Que tengas un buen viaje. —Gracias —Kaitlyn podía entender porque los IFICS estaban preocupados por su interacción con los seres humanos. Ella no era muy buena en eso. Se sentía como un pez fuera del agua. El refrán acababa de estallar en su cabeza, un elemento del chip de jerga, sospechaba ella. Le recordaba a Quess y la hacía sentir extraña. No tenía tiempo para analizar sentimientos, tenía que llegar a la estación de autobuses. Era como si estuviera establecida en piloto automático. En la estación de autobuses, un amable caballero de rostro en un uniforme, la ayudó a encontrar el autobús correcto. Ella subió al autobús y se dirigió a la parte trasera. Quería ser capaz de ver quien entraba, y también tenía un acceso rápido a la salida de emergencia. El recuerdo del ataque siguió jugando en su mente mientras observaba el paisaje al pasar. El autobús rodó por la carretera en la madrugada, de vez en cuando pasaban pueblitos tranquilos. Ella no podía dejar de pensar en la mujer de la estación de servicio y sus palabras ―gente mala‖. ¿Por qué había tanta maldad en el mundo? ¿Qué haría que alguien le hiciera daño a una mujer indefensa? Kaitlyn escaneó la unidad de información y se horrorizó al ver que en Estados Unidos se reportaban anualmente más de 1.2 millones de incidentes de crímenes violentos. Más de 90.000 de estos incidentes involucran violaciones. Ella se perturbó sobre las estadísticas por muchos kilómetros y eso alimentó su deseo de hacer del mundo un lugar mejor. ¿Puede una persona, realmente tener mucho de un impacto? Una mujer menos siendo abusada sería algo. Sin ser obvia, observaba a los pasajeros. Era interesante ver a la gente fuera del entorno del complejo. Se preguntó si alguien en el autobús había sido víctima de un delito, o si había delincuentes a bordo. Lo más probable es que hubiera de los dos. Había una pareja de jóvenes sentados en diagonal a ella. Ellos no parecían muy felices. La joven tenía los brazos cruzados sobre su pecho y el hombre miraba por la ventana. Se preguntó si estarían en una pelea y si era así ¿Por qué era? Sintió una punzada de soledad por Lucas. Probablemente ella nunca lo volvería a ver.

Una anciana se sentó frente a Kaitlyn. Tiró del hilado de su bolso y comenzó a tejer. Kaitlyn observó sus viejas manos moverse a un ritmo rápido. Estaba fascinada de cómo el hilo empezó a convertirse en un cuadrado grande. La anciana la miró a los ojos y sonrió. —¿Tu tejes? Sorprendida, Kate negó con la cabeza. —Es relajante. Ayuda a hacer que el tiempo pase. Podría enseñarte si quieres. —No, gracias. La mujer se encogió de hombros y volvió a tejer. Tal vez podría encajar. Hasta ahora, nadie la había tratado de manera diferente. Aparte de un tipo bruto con bigote que se daba vuelta de soslayo hacia ella. Haciendo un análisis, Kaitlyn se dio cuenta que el hombre estaba excitado sexualmente. La idea le dio repulsión. Quería utilizar un punto de presión para que el hombre se desmayara, pero sabía que no era una buena idea. No necesitaba llamar la atención sobresíi misma en un ambiente cerrado. ¿Por qué Fort Lauderdale? ¿Por qué no podía recordar si esa era su casa? En Alexandria, cambió al tren, sin incidentes. Cuanto más al sur iban, al menos las hojas cambiaban. Del impresionante rojo, oro y naranja se volvía todo verde. Vio al sol ponerse, y levantarse desde su asiento en la ventana. Se quedó dormida con la cabeza apoyada contra la fría ventana y soñó con Evan. Sólo que esta vez, los sueños eran más que destellos. Eran escenas completas. Había estado enamorada, eso era evidente. Kaitlyn despertó de un recuerdo de Navidad, particularmente vivido. Sólo había estado a punto de abrir un pequeño paquete de Evan, con las mejillas encendidas de felicidad. Buscó en su memoria pero no pudo encontrar ese. Cuando el tren se desvió de la estación, se preguntó qué significaba lo que estaba soñando y pensando en Evan, cuando su corazón sufría por Lucas.

Capítulo 23 Traducido por 3lik@ Corregido por Lucean

Después de veintiún horas en la carretera, entre paradas y abordaje de trenes, el tren finalmente llegó a la estación. Estaba segura de que no la habían seguido. Los equipos de búsqueda estaban todavía probablemente buscándola en los bosques. Cuando Kaitlyn se bajó del tren en Fort Lauderdale, tenía la sensación de que había estado allí antes. ¿Podrían sus instintos haberla llevado a casa? La idea la asustaba. ¿Qué iba a hacer, simplemente volver a antigua vida? Ella estaba muy alejada de esa opción. Tal vez podría volver al tren e ir más al sur, o incluso al oeste. Pero había algo en la orilla de la costa que la atraía, por lo que cargó su mochila y empezó a caminar. Las palmeras se alineaban en la carretera. Por alguna razón, esto la hizo extrañar a Quess y sus paseos. Una palmera nunca podría reemplazar a su árbol de abedul favorito. Kaitlyn vagó por la carretera, siguiendo las señales que indicaban ―playa‖. Cruzó un puente grande. Los coches pasaban a gran velocidad, y algunos de ellos hacían sonar sus bocinas. No tenía idea de lo que eso significaba. El olor del aire salado la hacía recordar. Estaba recordando fragmentos, pero nada concreto y poderoso como los recuerdos anteriores. Ella debe haber pasado mucho tiempo cerca del mar en su vida pasada, lo que explicaría la atracción. Un estacionamiento estaba contra la arena y Kaitlyn lo uso para dar un paseo marítimo que la llevó a la playa. Las luces de neón ubicadas a lo largo del paseo marítimo. Gente sentada en los bordes, ciclistas en la carretera y pocas personas patinaban por delante de ella. Salió de la acera para pararse sobre la arena de la playa. El océano gris azulado se extendía ante ella bajo un cielo de nubes blancas y esponjosas. Había parejas caminando de la mano o sentados sobre mantas cerca del agua mientras sus hijos hacían castillos de arena. Kaitlyn se quitó los zapatos y caminó descalza sobre la arena caliente, trazando una línea recta para el agua. Nadie le daba una segunda mirada. Por primera vez en su nueva vida se sentía invisible. No era más que otra persona que gozaba de la playa. La idea era reconfortante, aunque sabía que estaba lejos de la verdad. Ella nunca sería verdaderamente una humana de nuevo.

Se sentía tan natural entrar en el mar. Las olas del mar rompían contra la arena y sus pies tenían un efecto calmante sobre ella. Casi como la forma en que Lucas calmó su mente. Ella notó que algunas personas estaban durmiendo en la playa, y se preguntó si debería hacer eso también, pero sus sensores brillaban en señal de alerta. Después de un análisis rápido, se dio cuenta de que necesitaba encontrar un hotel. De mala gana, Kaitlyn hizo su camino a través de la playa y de vuelta a la carretera principal. Varios hoteles se alineaban en la calle, muchos de ellos con rótulos parpadeantes que decían Vacantes. Entró en el primer hotel y saludó al empleado detrás del mostrador. —Me gustaría pasar la noche, por favor —dijo Kaitlyn. —Por supuesto —La mujer se concentró en su computadora y comenzó a hacer clic en el teclado—. Una noche será de noventa y siete. Kaitlyn alcanzó en su bolso y le entregó cien al empleado. —No, lo siento. Necesitamos una tarjeta de crédito para registrarla. Kaitlyn miró sin comprender. —Una tarjeta de crédito. Ya sabes, la tarjeta de plástico con uno de estos símbolos —El empleado le señaló un cartel en el mostrador. Kaitlyn hizo un escáner de reconocimiento de los cinco coloridos emblemas. En cuestión de segundos, ella sabía cada uno ellos, también sabía que no tenía una. —No tengo una de esas —dijo ella, tendiendo el billete de cien dólares—. Sólo tengo efectivo. —La política de la empresa. ―Sin tarjeta, no hay habitación‖. Kaitlyn metió el dinero en el bolsillo lateral de la mochila antes de echarla sobre los hombros. —¿Sabe usted de cualquier hotel en el área que no requiera tarjetas de crédito —preguntó ella con frialdad. —Lo siento, querida. El tipo de moteles de una noche están al otro lado del puente en el lado malo de la ciudad. ¿Por qué todo el mundo sigue diciendo la palabra mal? Gente mala. Malo de la ciudad. Kaitlyn empujó la puerta de cristal abierta y salió al exterior. Ella no necesitaba dormir, pero su cuerpo necesitaba recargarse, y si se quedaba despierta demasiado tiempo podría drenar su energía. Y como estaba

escapando, eso no era ideal. Tenía que encontrar un lugar para descansar por la noche. Ella también tenía que encontrar una muda de ropa. Seguir sus instintos. Kaitlyn caminaba, dejando que sus pies la llevaron a donde sea. Fuera de la carretera principal y profundamente en una zona residencial de la ciudad, pasaba por casas españolas con colores brillantes y césped verde bajo el chorro de los aspersores. Ella estuvo vagando durante dos horas cuando una ola de familiaridad se apoderó de ella. Ella había estado aquí antes. El sol se había puesto y las luces de la calle volvían a la vida. Ella giró a la izquierda por Green Street y caminó hasta el final del callejón sin salida. Sin pensarlo, ella se detuvo frente a una gran casa de estuco blanco. La luz del porche estaba encendida y las luces brillaban en varias ventanas. Se quedó mirando el columpio de madera en el porche, y las imágenes aparecieron ante ella sentada en el columpio con sus padres, y más tarde, con Evan. Esta casa había sido su hogar. Su cuerpo se estremeció de emoción. Sus padres estaban detrás de la puerta. Ella luchó contra el impulso de salir corriendo por las escaleras y tocar el timbre. Sería cruel volver de entre los muertos. Sus padres nunca lo entenderían. Su entusiasmo se convirtió rápidamente en tristeza abrumadora. Kaitlyn bajó la cabeza y le dio a una bola con su pie, sin mirar atrás. En piloto automático, Kaitlyn giró a la izquierda por Sanders y a la derecha por Oakwood Drive. Evan. Su cuerpo la empujaba hacia Evan. Quiso resistirse, pero sus pies siguieron avanzando. Sólo un vistazo. Ella quería verlo, tenía que hacerlo, y luego se iría. Ella estaba mirando el suelo, perdida en sus pensamientos, cuando escuchó una risa. Ella levantó la vista para encontrarse con una pareja caminando hacia ella un chico de cabello rubio y una hermosa chica rubia. El cuerpo de Kaitlyn se aceleró, y con la misma rapidez su cuerpo se estabilizó cuando sus sensores anularon el impulso de luchar o escapar. Evan. Sus ojos se encontraron, y ella se obligó a poner su rostro en blanco. —¿Cassidy? —Su voz era incrédula. De repente soltó a la mujer y dio un paso adelante. Cassidy. No sólo IFICS había tomado su antigua vida, también le había dado un nuevo nombre.

—¿Disculpen? —Kaitlyn tiró su gorra hacia abajo. Él permaneció en silencio por un largo tiempo, su novia se movía incómoda detrás de él, y Kaitlyn de frente con un pie inmóvil y su corazón martillando. —Lo siento —él sacudió su cabeza, con el rostro pálido—. Te pareces a alguien que conocí una vez. Kaitlyn sin que se notara escanea a Evan y se sorprendió al ver que tenía un anillo de bodas en su mano izquierda. Miró a la rubia—que llevaba un anillo similar. Kaitlyn apretó los dientes, él no perdió su tiempo de seguir adelante. Ella mantuvo su rostro inexpresivo. —Es extraño, la verdad. La semejanza afligido—. Es como ver un fantasma.

—El rostro de Evan parecía

La mujer rubia se acercó y le agarró la mano, apretándola. —Lo siento, cariño —dijo ella. Dirigiéndose a Kaitlyn, agregó: —Él perdió a alguien una vez. Cualquier chica con el pelo oscuro y tu físico siempre lo detiene en su camino. —Está bien —Kaitlyn estaba orgullosa de que su voz no vacilará—. Vi una película donde se dijo que todo el mundo tiene un gemelo. —Tenemos que irnos cariño —la rubia le murmuró a Evan. Los ojos de Evan estaban fijos en el rostro de Kaitlyn. Él la hacía sentir incómoda. —¿El nombre de tu amiga era Cassidy? —Kaitlyn hizo la pregunta antes de perder el valor— ¿Qué pasó con ella, si no te importa que pregunte? —Ella fue asesinada. Hace mucho tiempo. ¿Hace mucho tiempo? Kaitlyn abrió la boca para preguntar :—¿Hace cuándo? — Pero Evan volvió a hablar, dirigiéndose a su esposa. —El parecido es realmente asombroso, ¿verdad, Rachel? La mujer asintió con la cabeza, su mirada de zafiro puesta sobre Kaitlyn. —Sí. Es espeluznante. Vamos, cariño. Dejamos en paz a esta pobre chica. Sentimos molestarte. Kaitlyn asintió, pero no dijo nada más cuando la mujer tomó el brazo de Evan y lo empujó hacia ella. Ella pudo oler su colonia cuando él pasó con sus ojos puestos en ella por última vez. Kaitlyn respiró profundamente, el aroma le

era tan familiar. Ella continuó por la acera, con las manos todavía temblando por el encuentro. ¿Cómo pudo haberla reemplazado con tanta rapidez? ¿Estaba casado? Algo no andaba bien. Quess le dijo que Evan tenía veintiún años, y eso no le importo a Kaitlyn en ese momento, pero no estaba segura de por qué. ¿Si ella sólo tenía diecisiete años, sus padres la habían dejado tener cita a los veintiún años? Le dio un rápido escáner a las leyes estatales diciéndole que era ilegal. Fue asesinada. Hace mucho tiempo. ¿Hace cuanto? Kaitlyn esperó hasta que Evan y la rubia dieran la vuelta en la esquina y estuvieran fuera de su alcance, entonces se echó a correr. Lucas le había advertido que era más rápido que los humanos, y que era necesario tener cuidado para no llamar la atención sobre sí misma. A seis millas por hora parecía un ritmo adecuado. Corrió por las calles y se detuvo ante la primera tienda que encontró. La tienda tenía rejas en las ventanas. Era evidente que se había adentrado en el lado malo de la ciudad. Tomando una respiración profunda, Kaitlyn entró por la puerta y tomó un refresco y algo de carne seca. Después de pagar en la caja, preguntó: —¿Qué día es hoy? —Lunes. Todo el día ha sido lunes. Kate sacudió la cabeza. —Me refiero a la fecha y el año. La mujer la miró con los ojos entrecerrados. —¿Estás bromeando conmigo, niña? —No. Tuve un accidente y a veces olvido cosas. —Oh, pobre de ti. ¿Amnesia? Kate escudriñó la definición y asintió. —Sí, señora. Amnesia. —Es 28 de septiembre de 2014. Kate se tambaleó sobre sus pies, pero logró recomponerse ante la cajera que notó su pánico. El mecanismo lo anuló y dejó su equilibrio estable, se dio la vuelta sintiéndose mejor. 2014.

—Gracias —Kaitlyn camino hacia la puerta perdida en sus pensamientos. —Cariño —La cajera empujó la bolsa sobre el mostrador, con sus ojos oscuros de preocupación—. Se te olvida tu bolsa. Kaitlyn le dio las gracias tomando la bolsa, y casi corriendo del edificio. Se detuvo en la acera, el sol caía sobre ella. Su mundo se había derrumbado. Tres años habían pasado desde su accidente. No meses, como ella pensaba. ¿A dónde estuvo todo ese tiempo? Kaitlyn necesitaba respuestas, y había una sola persona que podría dárselas. Lucas. Su mente estaba maquinando. ¿Cómo puede ser posible? Ella estaba tan distraída que no se dio cuenta del grupo de chicos más adelante. Oyó que alguien silbó y su cabeza se levantó, y se detuvo en seco. —Oh no, ¿qué hace una chica como tú en este lado de la ciudad? ¿Abandonada? ¿Abandonada? Ella no respondió. Había cuatro de ellos, y no necesitaba sus sensores para saber que iban a ser un problema. En realidad, no estaba de humor. —¿Te comió la lengua el gato? —¿Por qué un gato comería mi lengua? —Ella preguntó inocentemente a pesar de que, gracias al chip de jerga, ella sabía que era otro refrán humano que no tenía sentido. —Un comediante Tenemos una chica con sentido de humor. —Dijo un tipo alto, con tatuajes en todo sus musculosos brazos y cuello dando un paso adelante. El líder. Su pecho se hinchó como el de un gallo. —Yo no quiero problemas —Dijo Kaitlyn calmada, pero en su mente buscaba posibilidades de ataque. —Bueno, lindura estás en el lado equivocado de las vías. Problemas es todo lo que encontrarás aquí. —Es una pena. No deberías dejar las vías del tren sin decidir si es bueno o malo. Un par de chicos se rieron en el fondo. —Feisty, me gusta. —¿Cómo te llamas? —Preguntó Kaitlyn. —¿Para qué lo quieres?

—Me gustaría saber tu nombre antes de patearte el trasero. —¿Tú y quienes más? Te diré lo que va a pasar —Sacó un cuchillo de su bolsillo—. Voy a rasgar tu ropa, y luego hacerte rogar por ella. Una vez que haya terminado contigo, mis chicos van a tener su turno. —No lo creo —Kaitlyn, sintió que su cuerpo se relajaba. Bienvenida sea la oportunidad de desquitarse su ira contra estos idiotas. Su mente destello un recuerdo de una muchacha que fue violada y del hombre que provocó el final de su vida y el inicio de su nueva. Por lo que a ella se refería, el mundo sería un lugar mejor sin estos cuatro matones. Alguien tenía que darles una lección, y bien podría ser por ella. El chico se pasó la lengua por los labios dando un paso hacia adelante. En un parpadeo Kaitlyn estrelló su codo en el brazo de él. El cuchillo cayó al suelo. Kaitlyn lo pateó lejos. Los ojos del chico se abrieron con sorpresa. Los otros tres se movieron hacia delante, pero el tipo rudo les dijo retírense con un gesto. —Esta perra es mía —Él gruñó, sus ojos brillaron con ira. Él se lanzó hacia adelante, y Kate dio un paso hacia un lado y éste perdió el equilibrio. Kate tomó ventaja y estrelló la mano abierta en su pecho mientras caía hacia adelante. Escuchó sus costillas crujir, entonces cayó al suelo tosiendo sangre. Los tres chicos se miraron entre sí. Un tipo calvo corpulento de mediana estatura y hombros anchos se adelantó. A ella resultó divertido que ellos vinieran uno a la vez, cuando ellos tendrían mejor oportunidad si atacaban los tres. No es que les sirva de algo, pero aún así. Kaitlyn se puso en posición con las piernas dobladas por lo fácil que era girar y golpear a su oponente. El hombre se inclinó hacia atrás con su brazo y le lanzó un puñetazo salvaje que Kate desvió fácilmente. Ella sintió que el hombre se movía en el suelo, pero ella sabía que no era una amenaza. —Seré tu oponente —Frank le dijo. Sin mostrar miedo. Se desplazó hacia adelante. Sin dudar, ellos no lo esperaban. Las largas horas de entrenamiento habían valido la pena. Ella actuó instintivamente. Kaitlyn girándo sobre las puntas de sus pies, le dio una patada en su garganta, aplastandole la tráquea. El hombre cayó de rodillas agarrándose la garganta. Ella avanzó hacia los últimos dos, pero estos se echaron a correr a toda velocidad. Ella podía perseguirlos, pero tenía que tomar un tren.

Capítulo 24 Traducido SOS por 3lik@ Corregido por Jery_B2uty

Una vez más, Kaitlyn estaba en un tren de regreso en dirección por donde vino. La ira la llenó completamente que no podía ver más allá de ella. Mentiras. Estaba harta de todas las mentiras. Después de que IFICS le quito todo de ella, se merecía la verdad. La decisión había sido tan fácil de hacer. No quedaba nada de su vida anterior, excepto los recuerdos. Ella no podía volver con sus padres en su casa blanca, y Evan había continuado con su vida. No podía aceptar el robot en que ella se había convertido. Por lo que no podía esperar que lo hicieran. Si sus padres se enteraran de lo que le había sucedido. Lucas y los otros irían directo a la cárcel. Necesitaba hablar con Lucas primero. Tal vez algún día encontraría la manera de volver con sus padres, pero ahora no era el momento. La vida continuó cuando ella se fue. Entonces Kate supo que era hora de seguir adelante, también. No estaba segura a donde iría o qué haría, pero empezaría de nuevo. Recordando lo que dijo Lucas sobre el dispositivo de mano, Kaitlyn sacó el teléfono. Ella notó el símbolo en la parte superior que le informaba de que la batería estaba baja. Dudó por un momento antes de tocar el botón y hablar tan claramente como pudo. ―Dirección de Lucas Andrews. Norte de Virginia. Kaitlyn de hecho sonrió Un robot hablando con un robot. Una lista de posibles direcciones se desplazaron en el teléfono y Kaitlyn quedo impresionada. Ella la redujo a tres lugares, y apagó el teléfono para ahorrar la batería. En esta ocasión no se percató del paisaje o de los pasajeros. Su único objetivo era averiguar qué pasó con su tiempo perdido. Sabía que regresar era peligroso. Estarían buscándola. Incluso podrían estar vigilando a Lucas, pero ella tenía que correr el riesgo. Ella tenía que saber. Ella se quedó dormida, y por primera vez desde que pudo recordar, ella no soñó con Evan. Cuando el tren llegó a la estación, ella agarró su bolso y se preguntó sobre el significado de este cambio. Tal vez al verlo en persona y saber que había aceptado su muerte y superarlo, permitirse cerrar esa parte de su subconsciente.

Aún no superaba el hecho de que él estuviera casado, o que su verdadero nombre era Cassidy. Pero lo más alucinante era el tiempo que había pasado. ¿Dónde estuvo todo ese tiempo? Estaba fresco de cuando salió en la madrugada. No se dio cuenta, por supuesto, pero su termómetro interno le indicó 57 grados. La estación bullía de viajeros que iban y venían, ella se detuvo a mirar por un momento. Así es como muchas personas pasan sus días, teniendo momentos sencillos. Ella vio a un hombre vestido con un traje con un maletín. Se veía como si estuviera hablando consigo mismo, pero se dio cuenta de que estaba hablando con un auricular. Una larga fila en el quiosco de café. Una mujer se aferró con fuerza a su suéter por la brisa fresca. No tenían idea de que un fenómeno, un súper mortal soldado, caminaba entre ellos. Encendió el teléfono, mientras curioseaba la función de mapa. A Kaitlyn le tomó casi una hora en llegar a la primera posible dirección a pie. Había un Cadillac modelo antiguo en la calzada, a menos que Lucas viva con alguien, tuvo la sensación de que esto sería una decepción. Aunque como pintan las cosas, eso no sería su sorpresa. Tocó el timbre de la puerta, y un hombre mayor respondió. Sonriendo alegremente, Kaitlyn preguntó: ―Disculpe, ¿Esta Lucas en casa? El hombre la miró durante un largo rato antes de contestar. ―Nope. Lucas está en casa de un amigo. ¿Qué quieres con él? Su mente daba vueltas, tratando de encontrar una explicación plausible. Finalmente, dijo la verdad. ―Fue un tiro a ciegas. El nombre de mi ex-novio es Lucas Andrews. Lo busqué, y esta era una de las direcciones. El hombre chasqueó la lengua. ―Malditos ordenadores que no pueden decir hoy en día. Lo siento, me temo que es la casa equivocada. Creo que mi Lucas es demasiado joven para ti. Buena suerte en tu búsqueda. —Cerró la puerta. Siguiendo su instinto, Kaitlyn pasó al segundo nombre en la lista y se dirigió a la tercera, a pesar de que estaba más lejos. Algo en el fondo de su mente le dijo que era el lugar que estaba buscando. Cuando lo comprobó el mapa, este le dio las distancias al caminar y para cuando se viaja en coche. Decidió tomar un taxi como siempre lo hacían en las películas. Después de permanecer en la calle durante diez minutos, se dio cuenta de las posibilidades de tomar un taxi en una calle lateral en los suburbios no eran buenas, así que caminó a la carretera principal. La primera vez que un taxi amarillo pasó, ella le tendió la mano, pero este pasó por delante de ella. No tenía idea de lo que estaba haciendo mal. Unos diez minutos más tarde, llegó otro por la carretera, y se orilló. Ella se deslizó en el asiento delantero y le mostró al conductor la dirección en su

teléfono. El auto se puso en marcha y ni el uno ni el otro hablaron en el camino, eso estuvo bien para ella. Ella no se sentía conversadora. ―Por favor, conduzca frente a la casa sin detenerse. El conductor levantó una ceja, pero siguió conduciendo. Kaitlyn reconoció el Jeep de Lucas en la entrada. Ella se quedó mirando la pequeña casa de ladrillo. Con suerte, no tenía una esposa en secreto de la que ella no estaba enterada. ―¿Me puedes dejar dos cuadras más adelante? El conductor siguió conduciendo sin decir una palabra. Ella notó una SUV negra estacionada al otro lado de la calle frente a la casa de Lucas. Caminando casualmente, ella giró a la derecha y luego a la izquierda, y caminó dos cuadras hasta que estuvo justo detrás de la casa de Lucas en callejón. Tendría que esperar hasta la noche, pero quería respuestas ahora. Equipo de seguridad de Harrington no era tan grande. Lo más probable es que sólo había un guardia vigilando la casa y él podría no verla entrar. Ella caminó por el patio y saltó la valla metálica. Como lo sospechaba, no había nadie en el patio trasero. Ella se apresuró a subir los escalones y tocó la puerta. La puerta se abrió, y Lucas estaba de pie, mirándola fijamente, con la boca abierta. Él sólo llevaba pantalones de pijama a cuadros y nada más. La visión de su piel desnuda casi la hizo olvidar porque estaba allí. ―¿Kate? ―Él la atrajo hacia el oscuro interior y cerró la puerta. ―¿Qué estás...Cómo...Qué estás haciendo aquí? Hay un guardia en frente. ―Es por eso que entré por la puerta trasera―. Ella apartó la mirada de su pecho y lo miró a los ojos. ―¿Por qué Lucas? ¿Por qué tantas mentiras? ―Ven aquí y siéntate. ¿Qué ha pasado? La llevó a la sala de estar. Las cortinas oscuras estaban corridas y las luces estaban apagadas. Un sofá de cuero desgastado frente a una chimenea de ladrillo, y una gran alfombra roja cubría el suelo de madera debajo de una mesa de café. Las paredes estaban cubiertas de estanterías. Una lámpara de metal pulido se situaba en una mesa auxiliar de madera oscura. Su mente estaba repasando las tiendas donde fueron compradas, pero ella lo ignoró. No le importaba donde Lucas hizo compras. Quería respuestas diferentes. ―Siéntate. ―Lucas hizo un gesto hacia el sofá. Un gato negro con una mancha blanca en la piel alrededor de su ojo izquierdo se acercó lentamente a la sala y se acomodó, moviendo su cola

mientras miraba con recelo a Kate. Ella se preguntaba si este podía saber que ella no era completamente humana. ―¿Cuántos años tengo, Lucas, y... tienes un gato? Él se sentó en un sillón reclinable junto al sofá y bajó la cabeza. ―Tienes veinte, y sí, tengo un gato. Venía con la casa, supongo que se podría decir‖. El gato parecía tener algún tipo de decisión, y saltó en el regazo de Kate. Asustada, le pasó la mano por su piel suave y sin pensar realmente en ello. ―Domino no le agrada a cualquiera. ―¿Domino? ―El gato. Ella es muy solitaria. ―Almas gemelas, supongo. ¿Por qué me dejaste creer que tenía diecisiete años? Lucas suspiró. ―Supongo, que nunca pensé acerca de tu edad. No me di cuenta que pensabas acerca de tu edad. ―No me importa mi edad. Lo que quiero saber es ¿qué me pasó en esos años perdidos? Lucas se inclinó para tomar su mano, pero ella se apartó. Él frunció el ceño. ―Estuviste en coma durante casi tres años. Kaitlyn no dijo nada por un largo tiempo mientras procesaba la nueva información. ―Recuerdo despertar y verte. ―¿En serio?—Él sonrió con tristeza―. Me sentaba junto a la cama todos los días. No estábamos seguros de que lo lograrías. Es un milagro que estés viva. ―¿Es un milagro, o por la ciencia? Él se encogió de hombros. ―A menudo van de la mano. ―Estoy tan confundida, Lucas. Pensé que esto ayudaría, a descubrir quién era yo, pero no ha ayudado en absoluto. —Ella lo miró fijamente―. Vi a alguien de mi pasado. Alguien que una vez amé. Lucas se puso tenso. ―Evan Asentí con la cabeza, ella respondió. —Yo vi a Evan, y eso me confundió aún más. ―¿Qué pasó?

―No te preocupes. No le dije nada. Sólo pensó que era alguien que se parecía a Cassidy. ¿Mi nombre es Cassidy? Eso ni siquiera suena bien. ―Era Cassidy ―dijo Lucas con suavidad―. Es Kaitlyn ahora. ¿A menos que quieras ser Cassidy? Ella negó con la cabeza. ―No, Cassidy murió hace mucho tiempo. ―¿Cómo te sentiste al encontrártelo?—Lucas miró hacia otro lado como si en realidad no quería oír la respuesta. ―Extraña. Está casado ahora. No me sentí atraído hacia él como pensé que lo haría, de la manera que lo hago contigo. Los hombros de Lucas se relajaron y Kaitlyn se dio cuenta que estaba celoso. ―No tienes nada de qué preocuparte, Lucas. ―No sabía por qué le estaba reconfortando después de todas las mentiras. ―¿Por qué has vuelto? Deberías seguir huyendo. Todos te están buscando. Si se enteran de que estuviste aquí... ―No quiero huir—Kaitlyn interrumpió con cansancio―. Huir, ¿a dónde? En el tren lo pensé mucho. ―Dime lo que quieres, Kate, y haré todo lo que esté a mi alcance para que ocurra. ―Pensé en la mujer que fue violada. Cassidy fue valiente y quiso ayudar a los demás. Quiero honrar a la chica que solía ser. Tengo todas estas mejoras y habilidades que quiero poner en uso. Hay mucha maldad en el mundo, tal vez pueda ayudar. Incluso si es sólo un poco. Esto es lo que soy, Lucas, y debemos usarlo para bien. Él se inclinó hacia delante, con los codos apoyados en las rodillas. ―No podemos entregarte, ellos sólo te usaría como un arma. Tengo que pensar sobre esto. Si podemos convencer a Harrington para que te conserve... Sólo tengo que hacerle entender. Vamos a tener que decirle que tienes tus propias emociones y pensamientos, Kate. ―Por mí está bien. Estoy harta de ocultar lo que soy. Estoy harta de todas las mentiras. Él se puso de pie para sentarse a su lado, con sus manos ahuecó suavemente su rostro como si fuera de cristal. ―Si no podemos convencer a Harrington, nos escaparemos juntos. No voy a perderte de nuevo, Kate. Me estaba volviendo loco sin ti. ―¿Me lo prometes?

―Te lo prometo. ―Él tiró de ella en un fuerte abrazo, apoyando su cabeza sobre la suya cuando ella se apoyo en él. El gato saltó de su regazo y salió corriendo de la sala. ―Necesito una ducha y cambio de ropa. Pero en este momento, yo sólo quiero sentarme aquí contigo, ¿si te parece bien?—Preguntó Kaitlyn. ―Más que bien. ―¿El guardia entra en la casa? ―No, él sólo se sienta allí todo el día y la noche. Ellos hacen el cambio a las nueve. ―Inútiles. ―Creo que eso hace que Harrington se siente que está haciendo algo. Él se está volviendo loco. Ella se apartó para mirarlo a los ojos. ―¿Podemos esperar hasta mañana para hablar con Harrington? ―Por supuesto ―Lucas entrelazó la mano de Kaitlyn y lentamente le frotaba con el pulgar sus nudillos―. Cualquier cosa por ti. Además de todos modos es domingo. Cuando él se inclinó y la besó, Kaitlyn se hundió contra él, reconfortada por su presencia, la sensación de su pecho debajo de sus dedos. Había sido un largo par de días, y al final, ella estaba donde debía estar.

Capitulo 25 Traducido Por AriFue Corregigo por Jery_B2uty

Lucas silbaba mientras tiraba la ropa de Kaitlyn en la lavadora y arrojaba una taza de detergente en su interior. Todo estaría bien, se dijo así mismo. De alguna manera, ellos lo resolverían. Él no vacilaría en huir con Kate si eso era a todo lo que se reducía, y ese solo factor le produjo un sentimiento de calma. El haría cualquier cosa para mantenerla a salvo. Incluso s eso significaba alejarse de todo lo que conocía. Hizo una pausa, observando los restos de detergente que se agrupaban en el fondo de la taza. ¿No era eso exactamente lo que habían hecho con ella? La habían despojado de todo lo que hizo Cassidy la noche en que perdió la vida. Por el rabillo del ojo, la vio caminando en la cocina. Ella estaba envuelta en una toalla gris que combinaba con sus ojos… y nada mas. Solo esa visión provocó que su corazón comenzara a latir con fuerza y su respiración cambiara. Él puso la tapa en el detergente y cerró la puerta de la lavadora, pero se olvidó de golpear el botón de encendido. ―¿Te sientes mejor? ―preguntó, incapaz de apartar la mirada. Su cabello estaba mojado y revuelto. Su rostro se veía fresco e inocente. Había desaparecido la mirada vacía que había esperado de ella durante tanto tiempo, sustituida con una mirada maravillosa de ojos muy abiertos. Ella había estado atrapada en el compuesto durante tanto tiempo, bebe haber sido un fuerte contraste ser libre, de ver todas las cosas, las baratijas y los objetos que conforman la casa de una persona. La libertad se veía tan diferente a su habitación insulsa del complejo. Él quería ser el único con que ella compartiera su nueva libertad. Había tanto para ella, para explorar y aprender. Él sonrió con el pensamiento de estar a su lado para experimentar con ella. La visión de sus hombros desnudos era demasiado. La forma en que aferró la toalla empujaba sus pechos, derramándolos en la hendidura de la parte superior. Comenzó una carrera a toda velocidad que sabía que debía dejara sola. Al menos por ahora. Ella no estaba lista para llevar su relación a ese nivel. No todavía. Él aclaro su garganta. ―Te deje algo de ropa en el baño. ―Las vi ―Ella sonrió dulcemente y atravesó el cuarto hasta que estuvo a unos pocos pasos de distancia.

Sin otra palabra, Kaitlyn dejo caer la toalla y se paro ante él, inquebrantable. No había ni una pizca de modestia o timidez. Ella era impresionante. Su cuerpo era fuerte y aun así femenino con curvas que suplicaban que las tocase. Lucas apretó sus manos, concentrándose en respirar profundamente mientras su cuerpo respondía a ella. ―Kate ¿Qué estás haciendo? Ella avanzó un paso, su aroma limpio a cítrico flotando hacia a él y hablo en voz baja. ―Cuando regresaste mis recuerdos, descubrí que no era virgen. Sé que estabas preocupado por eso. Así que pensé que ahora podemos tener sexo. Si tú quieres. Quiero saber cómo se siente. No lo puedo recordar. Lucas cerró los ojos y luego los abrió, barriendo su mirada sobre ella. No podía creer lo que estaba viendo. ―Oh Mi Dios, eres hermosa ―Él susurro. ―¿No me encuentras repulsiva? ―Por supuesto que no. Es lo que eres. Tú me quitas el aliento. Lentamente, ella dio unos pocos pasos más. Él probablemente debería detenerla, pero realmente él no quería. Cualquier control que hubiese tenido se había ido por la ventana en el momento que la tolla se había golpeado el piso. Sus dedos tocaron su mejilla. Lucas miro dentro de sus ojos grises. El color de las nubes en la tormenta, pensó mientras tomaba la mano de la cara y la movió a sus labios. El gentilmente beso su palma, después cada dedo, disfrutando de la forma en que ella se estremeció bajo su toque. Ella cerró la distancia entre ellos, pasando sus manos por sus brazos. Su firme y desnudo cuerpo se presiono contra él, y el calor irradiaba por todo su cuerpo. ―No aquí. Arriba ―Él dijo áspero. Él entrelazó su mano con la de ella y le mostró el camino. La había deseado durante tanto tiempo, él todavía no podía creer que se estaba haciendo realidad. Su cuarto estaba frio, una ventana abierta donde la frisa de la caída del sol se filtraba a través de las cortinas. Afortunadamente, la habitación estaba en la parte trasera de la casa. Él se volteo hacia ella, combatiendo con la urgencia, se obligo a frenarse. ―¿Estás segura? Estoy dispuesto a esperar el tiempo que sea necesario. No tenemos que apresurarnos en esto.

―Mas que segura. Sus palmas estaban húmedas y su respiración irregular. Él estaba nervioso. Nunca en su vida había deseado nada mas como él deseaba a Kaitlyn, y él tenía miedo de arruinar las cosas. Él empujo ese pensamiento a un lado y vacilante envolvió sus brazos alrededor de ella. Él espero, dándole mucha oportunidad de cambiar de idea. Cuando no lo hizo, él empujo su cuerpo hacia el suyo. Sus brazos se deslizaron alrededor de su cuello y presionó su pecho desnudo contra el suyo. Suavemente, él arrastró sus labios por su garganta por el hueco de su cuello y por la suave curva de su hombro desnudo. Un suspiro escapó de sus labios. Era el hombre más afortunado del mundo. Su corazón se sentía como si fuese a salirse de su pecho. Las mano de ella se movían por su estomago y cada nervio de su cuerpo se sentía electrificado. Él aspiró su aroma; ella olía a cítricos y a limpio; como su champú. Quería enterrar la cabeza en su pelo y perderse para siempre. Kaitlyn alcanzo los botones de su pijama, sus manos rozando sobre su piel, lo que lo hizo gemir cuando ella le quito los pantalones. Él deseo se disparo a través de él. Saliendo de sus pantalones, Lucas la acompañó atrás hacia la cama y suavemente la empujó hacia abajo sobre el colchón. Se subió encima de ella. Sus labios encontrando los de ella, su mano arrastrándose por su lado. Kaitlyn arqueo su espalda, y él pensó que se volvería loco. Su mano se movió por la cara interna de su muslo, su piel aterciopelada debajo de sus dedos, y él sintió que su cuerpo se tenso. Él hizo una pausa. ―¿Estas bien? ¿Quieres que pare? Kaitlyn mordió el interior de su boca y su cara estaba ruborizada. ―¿Qué pasa si no se cómo hacerlo? No fui programada para esto. ―No, ciertamente no lo fuiste. ―Lucas rio suavemente. Él rodó fuera de ella y se apoyó en un brazo. Trazó un dedo sobre la curva completa de su cadera, su cuerpo se tensó mientras su mirada se movió sobre él, el hambre en sus ojos. ―No fuiste programada para querer estar conmigo, tampoco, Kate, pero aquí estamos. Hay una atracción entre nosotros que incluso la ciencia no pudo destruir. Sin otra palabra, Kate echó la cabeza hacia la de él y rozó sus labios suavemente contra los suyos. Ella se subió encima de él, su pelo derramándose hacia abajo sobre su pecho mientras ella capturaba sus labios. Sus manos temblaban mientras él los recorría sus fuertes muslos, tirando de sus caderas para asentarse en él. Sus cuerpos encerrados juntos— carne contra carne. Kaitlyn jadeo, su cuerpo tensándose. Lucas tomó sus senos con las manos, su

pulso en la garganta. Él podía oír a su propio corazón saltando en sus oídos mientras ella se inclinaba hacia abajo y lo besaba, y sus cuerpos comenzaron a moverse juntos. Por horas se exploraron mutuamente. Afuera de la ventana, el sol había desaparecido y el cuarto cayó dentro de la oscuridad. Cuando pararon a tomar aire, Kaitlyn tenía las mejillas sonrosadas y los ojos brillantes. Yacieron entrelazados juntos. Lucas esperó hasta que su respiración volvió a la normalidad. ―Vaya ―murmuró ella, con la cabeza apoyada en la curva de su hombro. Él beso su hombro. ―Te lo dije, no tienes nada de qué preocuparte. Eres increíble. ―¿Lo disfrutaste? ― Kate pregunto tímidamente. ―¿Me estas tomando el pelo? No podrías decirlo tu ―Lucas corrió su mano por su largo cabello―. ¿Qué hay de ti? ―Incluso más maravilloso de lo que había imaginado. Kaitlyn suspiró, girándose para mirarlo. Su cuerpo se deslizó contra él, y el deseo construyó entre ellos de nuevo. ―Todos mis sentidos estaban hiper-alerta. No podía pensar en nada más que tú. ―No puedo tener suficiente de ti. ―Lucas concordó, deslizando su palma sobre su abdomen. ―¿Puede esto durar por siempre? ―Ella susurro, besándolo―. Nunca salgamos de esta cama. ―Por mucho que me gustaría decir si… ―Lucas rió entre dientes. ―Todavía tengo mucho que aprender…―él reconoció el brillo el perverso en sus ojos grises mientras ella rodaba y se subía encama de él―. Pienso que debería seguir practicando.

Capítulo 26 Traducido SOS por 3lik@ Corregido por Jery_B2uty

La luz del sol se filtraba a través de las persianas. Kaitlyn amaba el peso del brazo de Lucas envuelto ligeramente alrededor de su cintura mientras él dormía. Ella aspiraba su maravilloso olor a almizcle, pasando su mano sobre su pecho desnudo. Se habían quedado despiertos toda la noche, incapaz de mantener fuera sus manos de sí. La noche había sido mágica. Ella estuvo preocupada de que la eliminación de los sensores de dolor afectara de alguna manera el placer, pero ciertamente parecía que no era el caso. Al menos, no cuando se trataba de Lucas. Un sonido estridente rompió el silencio tranquilo y Lucas se despertó sobresaltado. Él tomó su teléfono en la mesita de noche, cayendo accidentalmente un libro en el suelo en el proceso. ―Hola—dijo con voz ronca. Kaitlyn se alejó cuando Lucas se sentó y parecía ansioso. ―Sí, me has despertado. ¿Qué pasa? No voy a trabajar sino hasta en un par de horas―. Él sonrió tranquilizadoramente a Kate, acariciando su brazo mientras escuchaba por teléfono. Ella siente una carga de electricidad a través de ella cada vez que su piel toca la suya. Ella sabía que podía enfrentarse a cualquier cosa con Lucas a su lado. ―No creo que sea una buena idea ―dijo―. ¿Puedes venir a mi casa? Hay algo que me gustaría hablar con usted en persona. Es privado, y prefiero discutirlo aquí. Solos. Él apretó su mandíbula. ―Sé que trabajo para usted y no al revés. Créame, usted va a querer escuchar esto. Se trata de Kaitlyn, pero sólo hablará con usted en mi casa. Kaitlyn observaba el juego de emociones se cruzaban en su rostro mientras sus cejas se ponían juntas. Cada movimiento que él hacía la fascinaba. ―No lo pediría si no fuera importante. Yo sé lo valioso que es su tiempo. Otra pausa. Kaitlyn se preguntaba si era Harrington en el otro extremo.

―Una hora me parece bien. Su tiempo no será en vano ―Lucas terminó la llamada y se frotó los ojos―. Harrington está en camino. Creo que es mejor si hablamos con él en nuestro territorio y no el suyo. No quiero que él tenga la oportunidad de encerrarte antes de que nos escuche. ―Su ritmo cardíaco se incrementó y su cuerpo estaba tenso. ―¿De qué se trataba esto? ―Kaitlyn se acercó y apoyó la cabeza en su hombro. ―Él quiere tener una reunión para ver si hay que cerrar el proyecto, ya que no te ha encontrado. Sus ojos se abrieron. ―No puedo creer que vaya a hacer eso. ¿Crees que podamos hablar con él de eso? ―Sí. Harrington no ha llegado tan lejos en la vida sin ser un astuto hombre de negocios. Además, en el fondo no quiere entregarte. Una vez que le expliquemos a él, creo que verá las cosas de nuestra manera. Y si no... Bueno, vas a tener que someterlo, y vamos a escapar. Juntos. ―Él podría traer más guardias con él. ―No creo que eso sea un problema para ti. Pero podría dificultar las cosas. Con suerte, se presenta solo. ―¿Deberíamos atarlo cuando llegue así tendrá que escuchar? ―Preguntó Kate. ―Prefiero no hacerlo. Ese será el último recurso. Harrington es un hombre razonable, y él está muy consciente de tus talentos. Sonó el timbre. Sentada a la mesa de la cocina, Kaitlyn estaba tensa, pero sus sensores relajaron rápidamente sus músculos de nuevo. ―Él no está solo. Otros dos están con él ―Dijo Kaitlyn. Lucas se inclinó y le besó la frente. ―Todo saldrá bien. Pensamiento deseoso, pensó mientras seguía a un Lucas alto, de complexión atlética a través de la habitación. Él se giró y le dio una sonrisa tranquilizadora antes de abrir la puerta. ―¿Qué es esto...?―Harrington se detuvo a media frase, su mirada se detuvo en Kaitlyn con los ojos entrecerrados. ―No hagas nada precipitado. Sé que esto se ve mal, pero deme un minuto y le explicaré ―dijo Lucas.

Harrington se detuvo en la puerta, sin dejar de mirar a su posesión más preciada. Terry y Mirko se pararon a cada lado de él. Parecían alerta, pero sin saber qué hacer. Lucas cerró la puerta rápidamente detrás de ellos. Kaitlyn los observaba de cerca, lista para entrar en acción si él se convertía en una amenaza. ―Lucas, ¿qué está pasando aquí? Será mejor que tengas una buena explicación de por qué mi proyecto secreto millonario está sentado en tu cocina, mientras yo tengo mi equipo de seguridad trabajando todo el día buscándola. ―Le pedí que viniera solo. ―Y te dije, trabajas para mí, no al revés. ―Con el debido respeto, creo que todos en esta sala sabemos que los guardias no son más que un espectáculo. Si Kaitlyn quiere, podría encargarse fácilmente de todos sin ninguna una gota de sudor. ―Esperen en el auto ―Harrington les gritó a los guardias. ―¿Está seguro? ―Preguntó Terry. ―Vayan. Ellos giraron y salieron de la casa. Kaitlyn se relajó un poco. Ella no quería hacerles daño. ―Tome asiento, y se lo explicaré todo. ¿Quiere un café? ―No, yo no quiero ningún maldito café― espetó Harrington. ―Y no me sentaré. Quiero que me digas qué diablos está pasando. ―Kaitlyn vino a mí con la esperanza de que pudiera intervenir. Tenemos una propuesta para usted. Harrington rodó los ojos. ―Tienes que estar bromeando. ―Me temo que no ―dijo Lucas con gravedad―. Kaitlyn no desea ser vendida para ser una máquina asesina. Creo que después de que nos escuche, usted estará de acuerdo que será ventajoso mantener a Kate para sí mismo. ―Oh, ¿ella es Kate, ahora? ―Harrington levantó una ceja―. Bueno, vamos, muchacho. Dilo de una vez. ―Sé que esto va a ser difícil de creer para usted, pero incluso después de las innumerables mejoras, Kaitlyn todavía tiene emociones ―dijo Lucas―. Ella no es el robot sin mente que la llevamos ser. Ella es una persona viva real con sus propios pensamientos y sentimientos. Ella no quería abandonar las instalaciones, y ella se asustó que ibas a venderla.

Sus ojos se centraron de nuevo en Kaitlyn. ―¿Ella tiene emociones? ¿Cómo es eso posible? ―El cuerpo humano es complejo. Realmente no deberíamos sorprendernos. ―Bueno, estoy muy muy sorprendido. Ella ha mostrado evidencia de las emociones humanas. Casi no responde cuando alguien la reconoce. Kaitlyn asintió. ―Tenía miedo de que me quitaras mucho más de lo que ya tenía. Así que mantuve mis pensamientos y sentimientos para mí. Harrington se dirigió a Lucas, claramente sorprendido. ―¿Y cómo sería esto lo mejor para mí? ¿Por qué no debo llamar a un equipo a recogerla en este momento? ―Kaitlyn ya ha demostrado que puede escapar de nosotros, y los dos sabemos que su equipo de seguridad no tendría ninguna oportunidad. Ella podría haberse ido por su cuenta y comenzar una nueva vida, pero ella regresó porque quiere ayudar. Kaitlyn se puso de pie y caminó hacia Harrington, quien seguía de pie junto a la puerta. Él dio un paso hacia atrás, claramente incómodo. ―Mi vida anterior se ha ido. Ya lo sé, pero quiero hacer con esta nueva vida la mejor en las condiciones que me encuentro. Tengo todas estas mejoras que me hacen ―súper humano‖. No quiero que se desperdicien, pero también no quiero ser controlada por otros. Quiero hacer lo correcto, pero no a costa de mi libertad. ―Lo que estamos ofreciendo es una especie de sociedad ―dijo Lucas. Harrington se echó a reír. ―Debes estar fuera de tus cabales. ¿Tengo que recordarte quien controla esta situación? Tú me perteneces, cariño. Una palabra mía y Kaitlyn será desconectada para siempre. ―Eso es muy cierto. Pero no vas a desconectarla. Has puesto todo lo que tiene dentro, y ella es perfecta, justo como querías. Harrington, esto realmente en tu mejor interés. Es esto o la pierdes para siempre. Todos sabemos que es más para ti, que un proyecto científico. ―No tengo tiempo para juegos. Dime. ¿Cuál es tu propuesta? Lucas respiró hondo. ―Mantienes a Kaitlyn para IFICS. Usted la contrata como una trabajadora independiente, con salarios y beneficios completos. Claro, usted puede prestarla al departamento de defensa, pero nunca les dará el control. Piense en cuánto más poder tendrá. Estarán arrastrándose a sus pies, y usted no tendrá que rogarles que le permitan permanecer al tanto de ella. ―Yo no quiero ser sólo un arma ―dijo Kaitlyn con firmeza―. Quiero ser una solución. Los ojos de Harrington estaban distantes mientras consideraba la propuesta. Sus dedos se formaron en un triángulo que tocaba sus labios.

―Es una propuesta interesante. ―Usted no tiene que ceder el control ―Lucas recordó que mantener el control era algo que Harrington prosperaba―. Y usted sería capaz de ver todo su trabajo duro en acción, no entregarla al gobierno que no sabe apreciarla en la forma que lo hacemos. ―Me resisto a la idea de entregársela. Independientemente del dinero y el prestigio. ―En realidad no hay mucho prestigio cuando ella está en operaciones secretas como un soldado encubierto. Las únicas personas que la conocerán no serán exactamente sus estimados colegas. Al menos así usted podrá ser el primero en verla en acción, ver de lo que ella es capaz de lograr. ―Por mucho que me cueste admitirlo la idea es atractiva. ¿Estás seguro de que ella no está quitándonos la venda de los ojos? ¿Y si sólo quiere que pensemos que tiene emociones? Lucas miró a Kaitlyn. ―Le aseguro que sus emociones son reales. La he visto llorar. ―¿Lágrimas? Eso es imposible. ―Yo también lo pensé, pero estábamos equivocados. ―Sigues sorprendiéndome Kaitlyn ―Harrington la miró como si la viera por primera vez. ―Por favor, Dr. Harrington, no lo voy a defraudar. Sólo deme una oportunidad. Harrington encontró la mirada de Kaitlyn. ―Vamos a dejar una cosa clara. Si estoy de acuerdo con esto, tú trabajas para mí. Seguirás todas las reglas y regulaciones igual que el resto de mis empleados. No habrá ningún trato especial. Kate asintió con la cabeza. ―Yo no quiero un trato especial. ―Esto sería altamente clasificado y peligroso. Podrían matarte o enviarte a la cárcel. Todos nosotros podríamos ir a la cárcel. Tendría que ampliar IFICS. No tenemos los recursos para realizar este tipo de operación que sugieres. ¿Cuáles son las otras demandas? ¿Evidentemente, eso no es todo? ―Quiero vivir fuera de las instalaciones— Kaitlyn habló, a pesar de que ella no había discutido el asunto con Lucas. ―Estoy harta de esa pequeña habitación blanca, con su estúpida cerradura. Harrington asintió pensativo. ―Estoy seguro de que se puede arreglar si Lucas piensa que estás en condiciones. No hace falta decirte que tienes que mantener tu verdadera identidad en secreto. Él se acercó y se sentó

cansadamente en el sofá de cuero. Lucas se sentó a su lado, pero Kate se quedó de pie. Lucas asintió con la cabeza. ―Podría quedarse conmigo. Todavía necesita entrenamiento de integración. Ella no está absolutamente lista para mezclarse con todo. ―Además, quiero probar la comida de nuevo. Lucas y Harrington la miraron con sorpresa. ―¿Qué? Sé que se puede hacerse. Si puedo oler, debería ser capaz de probar. ―Pero no necesitas comer—dijo Lucas, perplejo. ―Puedo comer, y también podría disfrutar de ella cuando lo haga. Tengo muchas ganas de probar un Butterfinger. ―¿Butterfinger?— Lucas negó con la cabeza y sonrió. ―¿Puedes arreglar eso, Lucas?—Preguntó Harrington. Él se rascó la cabeza. ―Claro, eso es sencillo. Sólo que pensé que no era necesario. ―¿Algo más?— Harrington pidió claramente renunciando a la idea. ―Sí. Quiero uno de esos dentro de mí. —Tomando el iPhone al final de la mesa. ―¿Qué quieres decir?— Harrington sonrió por primera vez desde que caminó a través de la puerta principal. ―¿Por qué no puedo tener este mapa de lujo instalado en mí y ser capaz de preguntarle a Siri1que busque la información por mí en Google? Lucas sonrió. ―Eso podría llevar más trabajo, y estoy bastante seguro que está bajo derecho de autor, pero estoy seguro de que podemos resolverlo. ―Además, quiero ser capaz de ver Quess. ―¿La nieta de Adams?—preguntó Harrington. ―Sí, es mi amiga. Él se burló, sacudiendo su cabeza con incredulidad. ―¿Así que, tú tienes… amigos? ¿Todos saben que eres... bueno... todavía humana? ―Sólo Quess. Ella lo descubrió por su cuenta. Ella es muy brillante. Guardó mi secreto por meses.

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Siri: Aplicación del sistema de operativo de Apple

―Está bien. Supongo que está bien. No me di cuenta de que eran amigas. Caray, yo no sabía que tenías tus propios pensamientos. ¿Algo más? ―Eso es todo lo que puedo pensar por ahora—. Kaitlyn puso las manos detrás de su espalda y le dio una mirada de reojo. ―Esto parece demasiado fácil. Harrington se rió, levantando sus manos hacia el techo. ―No sé lo que quieres decir. ―Créeme—continuó―. Esto no va a ser nada fácil de lograr. Tal vez sea uno de los proyectos más difíciles que he tomado. Crearte a ti era una cosa, pero controlar cómo se utilizan tus ―talentos‖, ese es un tipo diferente de poder, del tipo que vienen con muchas complicaciones. ―¿Por qué no trata de llevarme de vuelta a las instalaciones? ― preguntó Kaitlyn, sospechosa. ―Usted lo está tomando muy bien. Demasiado bien. Pensé que tendría que contenerte hasta que viera las cosas de nuestra manera. Harrington se sentó nuevamente en el sofá. ―He pasado las últimas cuarenta y ocho horas preocupado de cómo iba a explicarles a esos mojigatos, cabezas parlantes jefes militares. Es con gran placer que ahora puedo decirles a todos ¡A la mierda! Lucas pensó que lo vería de esa manera, pero yo no estaba convencida. ―¿Así que nos has engañado todo este tiempo?― Harrington la miró, claramente impresionado―. Eso es increíble. ―Aburridos es mejor. Harrington se echó a reír. ―Me imagino que lo era. Así que dime más. Ella no estaba segura por dónde empezar, pero ella sabía que era vital tener Harrington de su lado. ―Aún tengo mucho que re-aprender. Mi cerebro esta revuelto. Pero lo que realmente quiero hacer es que esto funcione. Estoy dispuesta a hacer cualquier cosa que haga falta. Sólo... por favor no me quiten lo que me queda. Debo advertirle, si pienso que usted o cualquier otra persona tratan de que me alteren de nuevo de cualquier manera que yo no apruebe, me voy. Mi vida tiene valor, y no voy a dejar que la aleje de mí otra vez. Harrington no dijo nada por un momento. ―Entendido. Me hubiera gustado haber sabido antes. ―Podemos modificar las cosas con la programación, pero en el fondo ella tendrá que aprender a mezclarse con la sociedad. Será más fácil con el tiempo―Lucas intervino. ―¿Crees que interfiera con sus habilidades?

―No. No lo creo. Pienso que sólo mejorarán. Ella conoce el bien y el mal, tiene una conciencia. Sus habilidades son muy superiores de cualquier soldado, y tiene un fuerte sentido de la moral y de la justicia. ―Piense en las posibilidades. Yo no sé por qué no se me ocurrió esto a mí mismo―.Harrington murmuró en voz baja. ―Kaitlyn, te das cuenta de que tendrás que completar cualquier misión que estés aprueba. Eso le dio una pausa. ―¿Será usado para bien? ―No siempre es blanco y negro. Es posible que tengas que hacer cosas con las que no estás de acuerdo. Kate se cruzó de brazos y miró a Lucas. ―Siempre ha sido así para los soldados. A veces las líneas blancas y negras pueden tornarse en gris—le dijo Lucas, calmado. Kaitlyn asintió con la cabeza, pero ella sabía que iba a encontrar una manera de sólo hacer el bien. ―Entonces está decidido—Harrington se puso en pie―. Tenemos que volver al laboratorio en este momento y empezar. ―No tan rápido—Lucas levantó la mano―. Kaitlyn debe tener por lo menos un día para ella. Podemos comenzar las mejoras mañana. Estoy seguro de que tiene un montón de llamadas telefónicas que hacer. Harrington se metió las manos en los bolsillos. ―Tienes razón. Kaitlyn, lo siento. Si hubiéramos sabido, estoy seguro de que habríamos hecho las cosas de manera diferente. ―Gracias —Kaitlyn le tomó la mano ofrecida y la estrechó―. Me preocupaba que iba a tratar de meterme de nuevo al laboratorio y tirar la llave. Su rostro se ensombreció. ―Dios, me siento como un idiota. ―Siempre que tenga un poco de libertad y puedo hacer la diferencia, eso es suficiente para mi. ―Vas a tener un poco de libertad Kaitlyn, pero no se te olvide al final del día que estoy a cargo. Tú trabajas para mí. Ella asintió con la cabeza. Ella necesitaba de Harrington tanto como él necesitaba de ella. Después de ver que Harrington saliera, Lucas puso sus brazos alrededor de Kaitlyn con una sonrisa. ―Todo un día de descanso. ¿Qué debemos hacer? ―Podríamos pasar el día en tu habitación. —Kaitlyn se puso de puntillas para besarlo.

―Eso suena tentador. ¿Por qué no pasamos el día fuera y la noche en el dormitorio? Quiero exhibirte al mundo. El rostro de Kaitlyn quedó en blanco. ― ¿A qué te refieres con exhibirme? ―Por ahí no, Kate. Quiero decir, lucir a mi hermosa novia. Me siento honrado de tenerte a mi lado. Ella se sonrojaba, apretándole la cintura. ―Me haces sentir hermosa. ―Estaba pensando que podríamos ir al boliche o al cine. Tener una verdadera cita. Kaitlyn lo pensó, y luego le sonrió. ―Me gusta la idea.

Capítulo 27 Traducido Por AriFue Corregido por MewHiine —¿Estas seguro de que esto luce bien? — Kaitlyn pregunto, mirándose frente a espejo de la tienda de ropa. Desde la silla del área de espera Lucas sonrió. —Te ves genial. —Desearía saber qué me gusta. Ella estaba usando unos vaqueros y un suéter negro. El cuello se sentía como si estuviese estrangulándola. Lucas dijo que lo llamaba Cuello de tortuga lo cual tenia sentido. Había ojeado en su enciclopedia interna y vio una gran cantidad de tortugas y sus cuellos. Pero ella era una persona no una tortuga. —No me gusta el suéter. — Dijo finalmente. Lucas rio. —Ves, ya sabes lo que te gusta. O no lo que no te gusta, de todos modos. Un minuto. Déjame tomar un par más. No te muevas. Lucas regreso con tres suéteres. —¿Te gusta alguno de estos?‖ —Este. — Kaitlyn alcanzó el de cuello V carbón vegetal, y se movió para quitarse el suéter. Lucas tomó de la mano, hablando en voz baja. —No aquí, Kate. Necesitas ir dentro del vestuario. —Oh cierto, lo siento. Lo olvide. Todo el tiempo de haber sido observada por las cámaras. Kaitlyn bajó la cabeza y volvió dentro del vestuario. Ella estaba tan acostumbrada a que todo fuese grabado; iba a tomarle algo de tiempo para ajustarse a la idea de la privacidad. Un momento después, ella salió con el suéter y los vaqueros en sus manos. —Estos servirán. Supongo que nunca seré capaz de usar un vestido de nuevo. Al menos no en público.

Lucas frunció el ceño y miró a su alrededor por fisgones antes de decir: —Siempre podemos cambiar el revestimiento para que parezca piel. —No, me gusta el recordatorio de saber exactamente quien soy. —Tu eres única. Kate sonrió. —Creo que esa es una manera de decirlo. —¿Quieres seguir comprando o terminamos mas tarde? —Más tarde. Solo quería algo para usar en nuestra cita. Comprar no parece tan divertido como Quess lo hizo sonar. —Yo mismo no soy un fan de las compras. — Él la beso dulcemente, sus pulgares acariciando su mandíbula. —Puedes cambiarte en el baño, y entonces podremos ir a nuestra primera cita oficial. — Lucas estaciono a una pista de bolos. —Atención. Yo solía formar parte del equipo de bolos. Me imagine que en realidad podría tener la oportunidad en vencerte en algo por una vez. — Él le dedicó una sonrisa torcida que hizo que su corazón dejara de latir. —Supongo que ya veremos. — Ella le dijo con aire de suficiencia mientras cerraba la puerta del carro y camino alrededor para tomar su mano. ―Mi percepción Visual-espacial es bastante buena.‖ La competitividad estaba integrada a ella, incluso antes de morir. Ella había sido la capitana por dos años del equipo de natación. Ella rompió el récord de tres condados en los encuentros deportivos en su primer año. Kaitlyn se dio cuenta que era la primera ves que recordaba desde que sus recuerdos estaban liberados, y le trajo una punzada de tristeza. Sus padres habían estado en ese encuentro deportivo. Habían estado tan orgullosos de ella. Lucas la miro. Se detuvo y la arrastro freten a él. —¿Qué esta mal? Kaitlyn sonrió tristemente. —Estaba pensando sobre mis padres.‖ Él no dijo nada, pero envolvió sus fuertes brazos alrededor de ella y la sostuvo apretada por varios minutos. Cuando ella estuvo lista, ellos entraron en el apenas iluminado edificio de la mano. Ellos fuero asaltados por el olor de la comida frita y de cerveza rancia. Kaitlyn y dio un paso atrás cuando una morena borracha en tacones altos choco con ella. La chica equilibro el trasparente bazo plástico y se disculpo con Kate antes de alejarse. ―¡Lo siento!‖

—Voy a conseguir nuestros zapatos y carriles. — Lucas le dijo a Kaitlyn, apretando su mano antes de irse. —En seguida regreso. Kaitlyn asintió y escaneo la pista de bolos. Era bastante ruidosa. Había un montón de personas dentro, congregándose en la cancha de los carriles y de paseando por el zona cercana a la barra. Haciéndola sentir incómoda. Ella se volvió para mirar a Lucas, una bonita rubia estaba parada detrás del mostrador sonriéndole. Kaitlyn entrecerró los ojos mientras la chica echó la cabeza hacia atrás y se rió de algo que Lucas dijo. Precaución, parpadeo en su pantalla. Su cuerpo se tenso, y ella hizo su camino hasta el lado de Lucas. Ella deslizó su brazo alrededor de él y miró a la chica. Lucas acarició su mano, y ella se relajó un poco, pero mantuvo sus ojos pegados en la rubia. La chica dejo caer el dinero mientras se lo devolvía a Lucas. Kaitlyn detecto súbitamente su ritmo cardiaco aumentado: Kaitlyn la había puesto nerviosa. Ella se preguntaba que le había hecho cambiar su estado de ánimo tan rápido de estar riendo a ser un manojo de nervios. Ella debió haber hecho algo mal. Lucas agarro sus zapatos y la llevo con él. —¿Qué fue eso, Kate? —Ella era una posible amenaza. —¿Para quien? — él preguntó cansadamente. —No lo se, tuve una advertencia de peligro. Lucas se quejó. —Vamos a tener que hacerte algunos cambios en tu programación ahora que sabemos que tienes sentimientos. ¿Podrías haber estado celosa y verla como una amenaza? Kaitlyn considero sobre la emoción de los celos y asintió. —Eso pudo haber sido. No me gusto la manera en que ella estaba riendo y sonriéndote. Lucas los detuvo en su camino. —Escúchame, Kate. Las emociones no son fáciles de manejar para nadie, y pienso que podrían estar más amplificadas en ti. No hay ninguna mujer viva que pueda ser una amenaza para ti. Tú eres todo lo que quiero. ¿Lo entiendes? —Lo intento, es solo que estoy tan confundida, Lucas.

La beso dulcemente, una sensación de calma se apodero de ella. Por un momento, eran solos ellos en la habitación, abrazados bajo las sombrías luces. Él rompió el beso con una sonrisa engreída. —Vamos a ver si tengo la oportunidad de ganar contra ti. Te lo dije, era el capitán del equipo. Bueno co-capitan. Lucas le explicó como funcionaba el juego. Cuando fue el primer turno de Kaitlyn, ella camino hacia el riel y tiro atrás su brazo, luego hábilmente rodo el bolo por el carril. Se dio un salto sonriendo cuando quebró ruidosamente contra los pines, enviando todos ellos volando. Strike. Seis turnos después, ella golpeo su sexto Strike consecutivo. La gente estaba comenzando a notarlos. —Kate. — Lucas se acercó a ella, moviendo la cabeza con diversión. —Se que esta idea podría sonar extraña para ti, pero tienes que fallar algunos pines en el siguiente turno. —¿Porque? Este juego es muy fácil. —Mezclarse ¿Recuerdas? Kate miro alrededor. La personas mirándola. —Puedo hacer eso. Lucas sonrío. —Ya regreso. Voy a buscar unas bebidas. —Ok. — Kate se sentó en el duro plástico de la silla para esperar que Lucas regresara. Ella se preguntaba si alguna vez iba hacer algo bien. Ella sintió a un hombre aproximarse antes de verlo y Brillo una ADVERTENCIA. Medía uno-noventa y cinco con el pelo oscuro; ella no pudo descubrir el color de sus ojos en la luz tenue, pero estaban pálidos. Su cuerpo se tenso y ella se levantó, lista para saltar a la acción. —Bueno, aquí tenemos algo bonito. Desde luego estas haciendo un gran espectáculo para el resto de nosotros. — Él vino a detenerse solo a unos centímetros de distancia. Las alarmas de Kaitlyn estaban fuera de las graficas. Se levantó con sus pies al ancho de sus hombros, balanceando las bolas con los dedos de sus pies en caso en que ella necesitara actuar. Pero una pequeña parte de ella recordó la interacción de antes con la rubia señalando precaución, y por primera vez, ella estaba insegura. ¿El hombre seria una verdadera amenaza? —¿Qué es lo que quieres? — ella pregunto calmadamente y deseando que Lucas se diera prisa.

—Lo estoy viendo. Su mano fue hacia adelante como si fuera a tocarla, y sin tener en cuenta si estaba haciendo lo correcto. Kaitlyn lo agarró del brazo y lo tiró sobre su hombro. Él golpeó el piso de dura madera en su espalda, y un largo y bajo gemido escapo de él. Lucas corrió, sus ojos muy abiertos mientras se inclinaba para ayudar al hombre, quien, sin aliento, luchaba por ponerse en pie. —¿Qué diablos pasó? — Lucas pregunto, mirando al hombre. —Él trato de tocarme. — Kate dijo, con voz plana. Ahora que ella lo había dejado en el piso, los indicadores habían cambiado a que no era una amenaza. — ¿Eso fue todo? — Lucas gimió. —Tu novia es un fenómeno, hombre. Yo solo quería decir hola, eso era todo, y entonces ella se puso toda ninja con mi trasero. — Se frotó la parte posterior de su cabeza. —Creí que era una amenaza. — Kate murmuró. —A ella no le gusta que la toquen. —¡No me digas! —Deberías irte. — Lucas inclinó la cabeza hacia la puerta. —Eres afortunado de que no llame a los policías por su ataque. — El hombre se marchó, su ego probablemente dolía más que su cuerpo. Lucas cerro los ojos y tomo una respiración profunda. —No estas lista, Kate. Necesitamos salir de aquí ahora. Pánico corrió a través sus venas. Ella agarró sus brazos. —¡No digas eso! Yo puedo estar lista. Lo prometo. Por favor no me hagas regresar. — Sus ojos brillaban por las luces de neón.

—Tenemos mucho trabajo por hacer. — Él dijo dulcemente. —Como estas ahora, supones un peligro para la población. Vamos a traer ayuda. Especialistas. Necesitas aprender las reglas de la sociedad. —No puedo volver allí.‖ Kaitlyn bajó la mirada. —Simplemente no puedo. No es vivir.

—Ah, Kate— Lucas puso un brazo alrededor de sus hombros y la abrazo. —Yo nunca haría que te mudes allí de nuevo. Todavía puedes quedarte conmigo, pero no podemos tener más de estas salidas hasta que consigamos algo de ayuda. —¿Me prometes que puedo quedarme contigo? —Te lo prometo. Pero Kate, esto es serio. Si tú haces algo malo, podrías conseguir que te aparten de mi lado. La seriedad de la situación le pegó fuerte. —Voy a aprender, Lucas. No quiero perderte. Cueste lo que cueste, lo hare. —Salgamos de aquí. — Lucas agarró su mano, y entonces volvieron a la seguridad de su casa, esta cita oficial había terminado.

Capítulo 28 Traducido por 3lik@ Corregido por MewHiine

Seis meses más tarde La Dra. Olivia Chambers miraba detrás de su escritorio cuando Lucas entró a su oficina. Era una mujer atractiva de unos treinta y tantos años de cabello largo y oscuro. Hoy, estaba apilado en un moño desordenado. —Buenos días, Lucas. —Gracias por recibirme. —Usted sabe que siempre es bienvenido. Sigo pensando que deberíamos hablar de la creación de sesiones regulares. — Ella se echó hacia atrás en su silla de cuero y asintió con la cabeza al asiento frente a ella. Lucas se sentó de mala gana. Él no se sentía cómodo con la Doctora. Ella tenía una extraña habilidad para ver a través de las personas. Él no se molestó en responder ante su declaración. Ellos ya lo habían discutido muchas veces antes Lucas no tenía ningún interés en terapias. Él ya tuvo suficientes cuando era más joven después de que su padre se fuera. Pero sabía que la Dra. Chambers era vital para el progreso de Kate. En experiencia en el tratamiento de pacientes con síndrome de Asperger2. Ella estaba en la cima de su campo, Terapia de Conducta Cognitiva. Era un campo basado en la idea de la forma en que pensamos, lo que sentimos y cómo actuamos están entrelazadas entre sí. Específicamente cuando nuestros pensamientos determinan nuestros sentimientos y nuestro comportamiento. A sugerencia de un colega, el Doctor Harrington trajo a la Doctora a trabajar con Kaitlyn, y ya se han visto cambios increíbles. Kate estaba menos ansiosa en público, estaba aprendiendo a reaccionar razonablemente a ciertas señales sociales, y en general parecía más a gusto consigo misma. La Dra. Chambers había sido fundamental en la reintegración de Kaitlyn.

2

Síndrome de Asperger: Es un trastorno severo del desarrollo que conlleva una alteración neurobiológicamente determinada en el procesamiento de la información. Las personas afectadas tienen un aspecto e inteligencia normal o incluso superior a la media. Presentan un estilo cognitivo particular y frecuentemente, habilidades especiales en áreas restringidas.

—Kate ha hecho grandes progresos. Realmente son bastante notables, —dijo la Dra. Chambers. —¿Cree usted que ella está lista? Harrington se muere de ganas de meterla en el campo. —Lucas no estaba seguro de cuánto tiempo podría mantener a raya a Harrington. Mucho dinero se había desperdiciado en el programa para tener lista a Kaitlyn, todo lo que necesitaban ahora era que Kate estuviera lista para sacar adelante el proyecto. —Creo que ella esta tan lista como ella puede estar, dadas las circunstancias. Haberla vinculado con Erik fue una brillante idea. Él se encargará de mantenerla bajo control—, dijo la Dra. Chambers, echándose hacia atrás en su silla, cruzando las manos sobre su abdomen. —Ellos hacen un gran equipo. Lucas sintió una punzada de celos ante la mención de Erik, sabiendo que la vinculación fue correcta. Necesitaban a alguien con ella en todo momento, y por desgracia Lucas no tenía el conjunto de habilidades para ser su compañero. Erik era un súper-soldado en su propio juicio y sin ninguna mejora. Un condecorado ex Marine de reconocimiento en fuerza. Lucas sabía que el soldado sería capaz de manejar cualquier situación que se cruzara en su camino, asegurarse de que Kate fuese capaz de hacer su trabajo era la principal prioridad de Erik. —¿Acaso son celos los que noto, Lucas? —Los superaré. —Él desearía que no le molestara que los dos pasaran tiempo juntos, pero esto era necesario para formar una relación. Ambos tenían que cubrirse las espaldas. Y era Lucas con quien Kaitlyn estaba en casa todas las noches, él recordó. La Dra. Chambers sonrió y no respondió, lo que molestó a Lucas. —¿Así que usted está dando el visto bueno? —Lo estoy. Ya se lo he dicho a Harrington. Como podrá imaginar, él está muy contento. —Estoy seguro de que lo está. —Lucas trató de mantener la aprehensión de su rostro. —Ella aún tendrá que verme en casos regulares. Se trata de una solución a largo plazo. —Lo sé. Gracias por todo lo que usted ha hecho. Ella realmente ha hecho mejoras drásticas. Cada día parece un poco más cómoda‖. —Usted ha sido un factor muy importante en eso también, Lucas. Usted es su ancla.

—¿Ancla? —Sí, usted la mantiene con los pies en la tierra. —La Dra. Chambers lo miró en su manera de ver. —Realmente no sé si podría haberlo hecho sin usted. —Gracias. —Es la verdad. Con un gesto de despedida, Lucas se puso de pie y salió de la oficina. La Dra. Chambers había dicho exactamente lo que necesitaba oír. Ella parecía tener un don para eso. Lucas encontró su camino a la oficina de Harrington. En el momento en que todos habían estado esperando por fin estaba aquí. Sabía que Kaitlyn era capaz de hacer lo que fuera necesario, pero él aún estaría en el borde hasta que ella regresara de su primera misión. Detrás de la mesa en forma de U en la oficina exterior, el secretario le sonrió. —Él te está esperando. Harrington sonrió cuando Lucas entró. —¡Lo logramos, Lucas! —Que logramos, señor— respondió Lucas. El hombre se acercó de donde había estado mirando por la ventana y puso una gran mano en el hombro de Lucas. —Mantener a Kate para nosotros fue una brillante idea. Vamos a ser la envidia de todas las organizaciones de por ahí. —No vamos a celebrar hasta que veamos cómo va. Harrington le despidió con un gesto. —Estoy seguro de que irá bien. —Yo y mi gran boca. — Lucas se pasó la mano por el cabello y se sorprendió al encontrar que estaba temblando. —¿Cuándo se van? —Vuelan por la mañana. 6 a.m. Ellos aterrizan al mediodía hora nuestra. —¿Van a estar a salvo?, — preguntó Lucas, resaltando el ―ellos‖ para Harrington, aunque en realidad sólo se preocupaba por Kate. —Vamos a estar vigilándolos en todo momento, — dijo Harrington. Al menos eso era algo. Él se volvería loco sin saber si Kate estaba bien. Harrington le deslizó un sobre de manila sobre la mesa. —Voy a dejar que hagas el honor. Lucas dudó, y luego aceptó el sobre. —¿Ahora o en la mañana?

—¿Por qué esperar?— Retumbó Harrington. —Deja que su hermosa mente descanse en esto y que pueda desenvolverse en todos los escenarios posibles. —Voy a traerlos ahora, — dijo Lucas con calma. Por dentro, se puso a temblar. Esto era todo. Era la hora del entrenamiento. Lucas los encontró en la sala de combate, y se quedó mirando por la ventana mientras Kate y Erik eran acechados en un círculo alrededor de ellos. Erik se adelantó rápidamente, pero Kate era más rápida. Ambos se complementaban el uno al otro, era como si estuvieran perdidos en un baile que nadie más se le permitía el acceso. Erik giraba su pie en su frente. Lanzando ciertos golpes que Kate los bloqueaba con facilidad. Kate daba vueltas en el aire, cerrando sus piernas alrededor del cuello de Erik derribándolo al suelo. Erik se alzó de nuevo con sus pies. Lucas vio lo suficiente. No podía verlos funcionar tan bien, tan perfectamente juntos a la vez potentes y mortales. Empujó la puerta, pero ni siquiera miraron en su dirección. Kate era consciente de que él estaba en la habitación, ella estaba programada para saberlo. Pero él no era una amenaza, Erik lo era. Una ráfaga de golpes fueron intercambiados, y lo siguiente que Lucas supo, es que Kaitlyn estaba tendida sobre el cuerpo de Erik, y él estaba siendo golpeado. La visión de su cuerpo pegado al de Erik, hizo hervir la sangre de Lucas, pero él cerró los ojos y respiró profundo. Tuvo que aceptar que Erik era parte de su vida ahora. También era un salvavidas, de todo tipo, para ella. Kaitlyn se levantó y caminó hacia Lucas. Estaba tan llena de vida, la energía radiada de ella. Quería envolver sus brazos alrededor de ella, pero estaban en el trabajo. Lucas alzó el sobre. —Te vas mañana. —¿En serio? — Los ojos de Kate bailaban con entusiasmo. Erik se acercó, apoyando su rostro curtido por encima del hombro de Kaitlyn. Desde luego, no era un hombre guapo, pero su intensidad parece atraer a las mujeres hacia él. Lucas había oído a las enfermeras que hablan de Erik en más de una ocasión. Le molestaba a Lucas que Kate no le importaba darle su espacio personal al Marine.

—¿A dónde vamos? —Erik le preguntó con brusquedad. Lucas se encogió de hombros. —Todo está ahí. Voy a dejar que ustedes dos se enteren de los detalles. Kaitlyn parecía que estaba a punto de estallar de emoción. Ella rebotó en la punta de sus dedos de los pies y presionó el sobre en su pecho. —Gracias, Lucas. Por creer en mí. —Siempre voy a creer en ti—dijo en voz baja, pero ella ya se había girado para abrir el sobre con su pareja. Lucas salió de la habitación con un dolor en su corazón. Él realmente necesitaba mantener sus celos a raya.

Kaitlyn apoyó su cabeza en el hombro de Lucas, aspirando su olor almizclado. Hubo un tiempo en que hubiera pensado que la felicidad era imposible para ella, pero ella se había equivocado. La vida era mejor de lo que jamás hubiera esperado. Ella llegó a un acuerdo con su pasado y esperaba con interés el futuro. Ella aún extrañaba a sus padres, pero ella sentía que era mejor que pensaran que se había ido. Lucas pasó las manos por su cabello y le dio un beso en la frente. —Voy a estar preocupado por ti. —No deberías. Sabes que puedo cuidar de mí misma, y Erik estará allí. —Cierto. Erik. Kaitlyn miró a Lucas, con el rostro bañado en la luz de la luna que se filtraba por las cortinas. Su cabello oscuro rizado en la nuca de su cuello, y su fuerte mandíbula la atrajo más cerca. Ella lo besó ligeramente recorriendo desde la punta de la oreja hacia debajo de su mandíbula y se dirigió con entusiasmo a sus cálidos labios gruesos. —Croacia esta tan lejos. —Dijo Lucas en voz baja mientras trazaba su dedo alrededor de la cubierta de plástico en su brazo. —Viste el archivo. Trata de personas. Todas esas jóvenes vendidas como esclavas, —dijo Kaitlyn con disgusto. —Él es un monstruo, y él tiene que ser detenido. —Acordó Lucas. —Por fin voy a ser capaz de utilizar estas habilidades para el bien. Lucas se giró a su lado, con el rostro serio. —Kate. Tengo que decirte algo.

—¿Sí? —Ella se apoyó en un codo y lo miró. —Estoy enamorado de ti, Kate. — Las palabras salieron en un apuro. —Te amo tanto. La idea de perderte es como un peso aplastando mi pecho. Ella sonrió, lo empujó hacia atrás, y se subió encima de él. —Sé que me amas, Lucas. —Ella apretó los labios contra los suyos y pasó sus manos por su pecho musculoso. Nunca tendría suficiente de él. Estar tan cerca, piel con piel, la volvía completamente loca. —¿Sabes? —él preguntó, sonriendo contra sus labios. —He querido decir esas palabras hace meses. No pensé que estuvieras lista. Ella se inclinó y le susurró al oído. —Yo también te amo. —¿En serio? ¿Estás segura? —Él la agarró por los brazos y la empujó hacia atrás para poder mirarla a los ojos. —No tienes que decirlo de vuelta sólo porque yo lo dije primero. Sólo quería que lo supieras. En caso de que algo pase en la misión. —Siento como que siempre te he querido. ¿Me pareció que era obvio? Lucas sonrió. — Supongo que necesitaba oírlo en voz alta. —Te amo, Lucas. ¿Debo decirlo de nuevo? Lucas puso sus brazos alrededor de ella, haciéndola rodar por debajo de él. —Tal vez una vez más.

Continuará...

Próximamente Advertencia: +17 debido al tema sexual y lenguaje. Kaitlyn y Erik son enviados en una misión para localizar a Vance Dasvoik, un monstruo despiadado. Su última emoción secuestrar y vender mujeres jóvenes. La víctima actual de Vance: Aaliyah, una muchacha de diecisiete años de edad que nunca se imaginó que llevar a su hermano a casa desde la escuela en una tarde cambiaría su vida para siempre. La misión se convierte rápidamente en personal para Kaitlyn cuando encuentra a Aaliyah golpeada, con la mente y el alma fracturadas de los abusos de la peor clase. Kaitlyn sabe de primera mano lo que se siente ser perseguida por el pasado y decide hacer justicia al evasivo Dasvoik.

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Sobre Julia Crane Julia Crane es la autora de Coexist: Crónicas de Keegan y tiene una licenciatura en justicia criminal. Julia ha creído en criaturas mágicas desde el día en que su abuela le contó un cuento irlandés por primera vez. Al crecer su madre la animó mucho a la lectura y al uso de su imaginación. A pesar de que ha pasado la mayor parte de su vida en la costa este de EE.UU., en la actualidad vive en Dubai con su esposo y tres hijos.

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