Índice Sinopsis ............................................................... 4 Prólogo ............................................................... 5 Capítulo 1 ........................................................... 7 Capítulo 2 .........................................................18 Capítulo 3 .........................................................24 Capítulo 4 .........................................................34 Capítulo 5 .........................................................46 Capítulo 6 .........................................................57 Capítulo 7 .........................................................74 Capítulo 8 .........................................................83 Capítulo 9 .........................................................94

Capítulo 12 .................................................... 123

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Capítulo 11 .................................................... 117

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Capítulo 10 .................................................... 103

Capítulo 13 .................................................... 129 Capitulo 14 .................................................... 138 Capítulo 15 .................................................... 146 Capítulo 16 .................................................... 158 Capítulo 17 .................................................... 171 Capitulo 18 .................................................... 182 Epílogo .......................................................... 195 Próximo libro................................................... 199 Sobre el autor: .................................................. 201

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Créditos.......................................................... 202

Sinopsis

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oseph Anderson ha decidido que es el momento en que sus tres hijos exitosos encuentren novias. Joseph quiere nietos para llenar su enorme mansión, y él los quiere de inmediato.

Su hijo mayor, Lucas, tiene éxito en todas las áreas de su vida, excepto el amor. Él no tiene ningún deseo de tener a la mujer que entre en esa vida, causando el caos, o utilizando el nombre de su familia. Amy Harper se crió en circunstancias trágicas y no le gustan los hombres, ricos mimados que se han transmitido todo con una cuchara de plata. Pasó años en terminar su educación y la suerte de conseguir un trabajo con la famosa Corporación Anderson.

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Amy y Lucas lucharán su atracción el uno al otro, pero descubren que no pueden resistir las chispas que vuelan. Toman un viaje juntos para aprender a desafiar, la confianza y, en definitiva... el amor.



Prólogo Traducido por B!! Corregido por Alyshia Cheryl

¡Esto no está bien, Katherine! —Joseph golpeó su puño contra la mesa, haciendo temblar la vajilla—. Estos chicos simplemente no nos escuchan, ninguno de ellos. ¿No pueden darse cuenta de que no estamos haciéndonos más jóvenes? Debería haber tenido nietos dando brincos en mis rodillas hace años. Katherine sonrió mientras escuchaba a su esposo quejarse de sus hijos desobedientes. Sabía que lo que decía no era nada más que palabras vacías. Él adoraba a sus hijos tanto como ella lo hacía. Ella tenía que estar de acuerdo con él, además, el hecho de tener a unas hermosas mujeres embarazadas sería un excelente complemento a la casa. Siempre había soñado con mecer a sus nietos bebés en medio de una mesa rodeada por la gente que amaba. —Ahora Joseph, sabes que si te entrometes de nuevo, los muchachos van a desconocerte —advirtió Katherine a su marido. —Si ellos no hacen algo acerca de esta situación de darnos nietos, voy a desheredarlos —gruñó él, aunque sin convicción. —Desde que te retiraste el año pasado, has tenido demasiado tiempo libre, Joseph Anderson. Los chicos ya han asumido muchas responsabilidades. ¿Estás seguro de que quieres poner más en sus manos? —finalizó, sabiendo ya la respuesta.

Katherine suprimió un suspiro, sabiendo que no había nada que pudiera decir para cambiar la mente de su caprichoso esposo. ¿De dónde cree él que sus hijos adquirieron ese rasgo particular? A pesar de sus defectos,

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La decisión había sido tomada. Tendría por lo menos un nieto en su casa vacía antes de Navidad.

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—Los muchachos están listos para el amor y el matrimonio. Sólo necesitan un pequeño empujón para avanzar.

ella no podría amar a cualquiera de ellos, incluyendo a su esposo, más de lo que ya lo hacía. —Lucas será el primero —dijo Joseph con su voz estruendosa, sacando inesperadamente a Katherine de su ensueño—. Ya le he encontrado la novia perfecta. Joseph se reclinó hacia atrás en su silla con una expresión de satisfacción en su rostro. Finalmente, tenía un proyecto para mantenerse ocupado, con el premio de sus nietos como recompensa. Lucas tendría que prepararse para algunas aventuras salvajes cuando llegara la mañana del lunes.

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Katherine observó la expresión de satisfacción en la cara de Joseph, y pensó en advertirles a sus hijos acerca de lo que estaba por venir. Pero decidió no hacerlo, ya que si bien no estaba de acuerdo con la intromisión de Joseph, ella realmente deseaba esos bebés…

Capítulo 1 Traducido por liiaa!! & Alyshia Cheryl

P

Corregido por Xhessii

uedes hacer esto. Entrar por allí con total confianza. ¿A quién le importa si esta familia es más valiosa que Bill Gates y Donald Trump juntos? Fuiste contratada para este puesto, y necesitas

este trabajo. Ellos obviamente vieron algo en ti, así que mantén la frente en alto. Amy Harper continuó dándose una conferencia a sí misma en el ascensor durante el largo paseo hasta el vigésimo-quinto piso de la Compañía Anderson. Sintió que se formaban nudos en su estomago a medida que se adentraba cada vez más en el mundo corporativo. Se cepilló el mechón de pelo dorado que escapó de su rostro, más por nerviosismo que por necesidad. Se consideraba de apariencia promedio, y trataba de restar importancia a los rasgos atractivos que le habían sido dados. Ella quería ser respetada… no codiciada, al igual que su madre. Tenía el pelo largo y aún no encontraba la voluntad suficiente para cortarlo, aunque al fin y al cabo, siempre lo colocaba en un moño poco favorecedor. Ella siempre ocultó sus curvas al mundo. Había sido bien dotada, en lo que un ex-novio había llamado en “todos los lugares correctos”. Sus ojos verdes mostraban todas las emociones que estaba sintiendo, y por mucho que lo intentara, no conseguía eliminar lo que ella consideraba un defecto fatal.

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Su empresa tenía muchas divisiones diferentes, que requerían mucho personal. Trataban de todo, desde la construcción y la agricultura de alta gama a las adquisiciones corporativas. Aunque su sede era en los Estados

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Todavía no podía creer que hubiera sido contratada como secretaria ejecutiva de Lucas Anderson. Todos los que vivían dentro de un radio de mil millas alrededor de Seattle, Washington, sabían quiénes eran los Anderson.

Unidos, hacían negocios en todo el mundo, y estaba emocionada por ser parte de todo eso. Su empleo era en la oficina principal, trabajando para el reciente presidente, Lucas Anderson. Lo único que ella realmente sabía era que se había hecho cargo de la posición de su padre hace un año. Aunque ella se había graduado con honores, recién acababa de salir de la universidad y se sentía un poco abrumada por la perspectiva de trabajar para un hombre tan poderoso. Ella aún no conocía a Lucas, sin embargo, conocía a su padre. Originalmente había conocido a Joseph en una feria universitaria hacia el final de su último año de la Universidad. Él le había dado su tarjeta y le dijo que le llamara después de su graduación. Lo había hecho, y la puso en una entrevista más rápido de lo que esperaba. Mientras continuaba el largo viaje en el ascensor, su mente retrocedió a la semana anterior, cuando había sido entrevistada para el puesto de trabajo. Amy respiró profundamente mientras salía del taxi, alzando la vista hacia la enorme casa que estaba frente a ella. Antes de que pudiera parpadear, el auto amarillo se alejó, dejándola congelada en los primeros peldaños de la extensa escalera de cemento. No había vuelta atrás, ahora. Ella subió lentamente los escalones y se acercó a la puerta, que era lo suficientemente grande como para que pasara un camión a través de ella. Parecía que al Señor Anderson le gustaba hacer las cosas a una escala mucho mayor que una persona promedio. Tocó el timbre, aunque él debía saber que ella ya estaba allí ya que había abiertos las rejas de la entrada para la entrada del vehículo. En cuestión de segundos, la puerta fue abierta por un señor mayor, quien por suerte, estaba sonriendo.

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—Buenos días, Señorita Harper. Es un placer conocerla. Por favor, sígame hasta la sala de estar, donde el Señor Anderson se le unirá en breve — ofreció el hombre.

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—Hola, soy Amy Harper. Tengo una cita con el Señor Anderson.

Amy asintió, y siguió sus pasos rápidos mientras la conducía a través de la asombrosa casa. Ella no podía dejar de mirar a su alrededor mientras sus pasos resonaban en las paredes. La casa estaba llena de lujos, desde los maravillosos pisos de mármol hasta las invaluables obras de arte que adornaban las paredes. Cuanto más caminaba, más fuera de lugar se sentía. No podía entender cómo alguna vez siquiera pensó que podría hacerse cargo de un empleo tan prestigioso como trabajar para una corporación multi-millonaria. Pasaron a través de un conjunto de puertas dobles de gran tamaño, y Amy miró alrededor de la tibia habitación mientras sus hombros se relajaban. Había una chimenea tan grande que literalmente podría caminar dentro de ella, estaba ardiendo y olía a cedro, dándole a la habitación una calidad reconfortante. Aunque la habitación estaba bien iluminada, las lámparas eran de una tonalidad suave, por lo que la habitación era increíblemente acogedora. —¿Quiere algo para tomar mientras espera? Amy negó con la cabeza y le dio una pequeña sonrisa al hombre. No quería parecer grosera. —Adelante, póngase cómoda en la sala de estar. Le informaré al Señor Anderson que usted ha llegado. Antes de que Amy pudiera responder, él se fue, dejándola cerca de la entrada. Finalmente logró que sus pies respondieran a su cerebro, y se acercó al cómodo sofá. Se dejó caer en el cuero suave y se echó hacia atrás. No tuvo que esperar demasiado tiempo, ya que una voz retumbante la hizo sentarse recta, asustándola. Ella estaba agradecida de no haber aceptado la bebida o la hubiera derramado toda sobre sí misma. —Buenos días, señorita. Harper. Lamento haberla hecho esperar. A veces, es difícil colgar el teléfono —dijo Joseph.

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—El placer es todo mío. Ahora, dejemos las formalidades de lado. Llámame Joseph, por favor —dijo él, mientras le ofrecía su mano.

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—No he estado esperando demasiado tiempo, Señor Anderson. Gracias hacerme una entrevista tan pronto. Realmente lo aprecio. —Amy se levantó del sofá, y se adelantó para estrechar su mano.

Amy sintió como si estuviera atrapada antes de que un tren se aproximara. No sabía cómo reaccionar. No podía ser grosera, pero se sentía incómoda llamándolo por su nombre de pila. Ella tomó su mano. —Gracias. Puede llamarme Amy —respondió finalmente ella, decidiendo simplemente no llamarlo por ningún nombre. —Ahora que dejamos las formalidades de lado, vamos a sentarnos y charlar ¿Te han ofrecido algo de beber? —Sí, pero no necesito nada. —Ella no creía que fuera capaz de tragarse nada con el nudo de nervios dentro de su garganta. Joseph la invitó a sentarse nuevamente en el sofá, lo que hizo rápidamente, así podría descansar sus temblorosas piernas. Él se sentó en una silla frente a ella, y luego posó sus ojos azules en ella. El hombre era bastante intimidante, más de seis pies de altura, con los hombros más amplios que recordaba haber visto. Tenía el pelo de color blanco nieve, un bigote bien recortado y una blanca barba. De hecho, era bastante guapo para un hombre que debía tener unos cincuenta años, al menos. —Me quedé impresionado con tu hoja de vida durante la feria de trabajo en la Universidad. Si mal no recuerdo, has tenido trabajos regulares desde que tenías catorce años, entonces trabajaste a tiempo completo durante toda tu escolaridad, ¿correcto? ¿Cómo te las arreglas para regular el tiempo y mantener estos niveles impresionantes?

—No he tenido mucho tiempo para pensar acerca de dónde quiero estar en diez años, pero mi objetivo siempre ha sido conseguir un empleo en una gran corporación, como la suya, y trabajar para conseguir mis planes. Sé que no es una tarea fácil, pero aprendo muy rápido, y no tengo miedo de

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—Muy impresionante, Amy. Tu hoja de vida dice que te graduaste con un título en finanzas empresariales con especialización en relaciones públicas. ¿Cuáles son tus planes para el futuro?

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—Siempre he creído en el trabajo duro. Me aseguré de no sobrecargarme con tareas y tomé mis clases un poco más tarde en la mañana, para poder coger el ritmo de los turnos en mis trabajos. No quería graduarme con una gran deuda —dijo Amy, feliz al saber que había hecho exactamente eso, y que estaba más o menos libre de la deuda.

trabajar duro o durante extensos horarios. Voy a hacer lo que sea necesario para aprender todo lo que necesito para ser un gran complemento a su empresa. —¿Qué pasa con el matrimonio y los bebés? —preguntó él, sin apartar la mirada de sus ojos. Amy sintió que sus mejillas se enrojecieron debido a la pregunta. Ella sabía que la mayoría de las grandes empresas tenían miedo de contratar a mujeres jóvenes debido al hecho de que a veces se casaban, y luego necesitaban tiempo libre para tener hijos y cosas así. Ella no quería mentir, pero sabía que por su respuesta podía perder el trabajo. —No estoy con nadie en este momento, pero estaría mintiendo si dijera que no quiero que eso suceda. Finalmente, si me interesa tener hijos, tanto si lo hago de la manera tradicional o a través de la adopción. Siempre he querido ser madre, pero puedo garantizarle que no dejaría que nada afecte mi rendimiento en el trabajo. Sé cual es el precio de tener un empleo seguro, y no puedo ser una gran madre sin tener un hogar sólido para mi hijo — respondió ella. Sabía que él no la conocía, pero podía obtener cartas de recomendación. Ni una sola vez había tomado un día libre por enfermedad en el trabajo y sus tareas de la escuela siempre habían sido entregadas a tiempo, si no antes del tiempo establecido. Joseph continuó observándola durante mucho tiempo, tanto así, que a ella le dieron ganas de moverse inquietamente en su asiento. Con mucha voluntad, se quedó quieta mientras esperaba su respuesta. —¿Tienes familia o amigos cercanos dispuestos para ayudarte?

Joseph comenzó a hacer algunas preguntas más relacionadas con el trabajo y ella se relajó, segura en su conocimiento del mundo de los negocios. Había estudiado mucho, y ocupaba el poco tiempo libre que tenia para investigar a

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—Tengo algunos amigos, pero no tengo familia aquí —respondió finalmente, sintiéndose segura y satisfecha con la elección de sus palabras. La realidad era que no tenía familia, y punto.

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Amy se sorprendió por sus preguntas. Nunca antes había tenido una entrevista con tantas preguntas personales. Estaba perdiendo el control de la situación. Tenía todas las respuestas para las preguntas de una entrevista típica, pero no para las cosas que le estaba preguntando. Ella no quería que nadie supiera las verdaderas circunstancias de su vida personal.

las grandes corporaciones, sabiendo que quería un trabajo de salario alto cuando se graduara. Sus objetivos reales incluían un trabajo sin parar durante varios años, en los cuales ahorraría cada centavo extra que pudiera, así podría formar una familia. Había estado sola desde que era una niña, y no quería morir de esa manera. Lo que Amy no sabía era que Joseph ya había verificado exhaustivamente todos sus antecedentes, sabía que era huérfana, y tenía ideas mucho más grandes en mente que sólo un puesto de asistente ejecutiva. Él estaba buscando una potencial nuera. —Amy, ha sido un verdadero placer hablar contigo hoy. Eres mi última entrevista, así que con seguridad puedo decirte que el empleo es tuyo si te gusta. Amy miró de vuelta a Joseph en completo estado de shock. Ella no había esperado oír nada sobre el empleo durante al menos una semana, por lo que se encontró sin palabras. Él sonrió mientras esperaba a que ella recobrara la compostura. —Uhm... gracias, señor Anderson. Yo... Por supuesto, me quedo con el trabajo —tartamudeó ella, olvidándose por completo de su solicitud de llamarlo por su nombre de pila. —Eso es grandioso. Bienvenida a la Corporación de la familia Anderson... Amy regresó de nuevo a la realidad cuando el ascensor sonó anunciando su llegada. No estropees este trabajo, Amy. Si todo sale bien, podrías tener ese hijo. Podrías estar completamente segura dentro de un año.

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Cuando llegó al piso veinticinco, estuvo paralizada momentáneamente por el miedo. Era la oficina más hermosa que jamás había visto. Las puertas daban paso a un vestíbulo enorme, con una mesa redonda de madera de cerezo. Detrás del escritorio había una rubia impresionante, quien parecía

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Con sus últimas palabras de ánimo a sí misma, ella respiró hondo y esperó a que se abrieran las puertas.

ser mucho más eficiente de lo que Amy esperaba ser. Columnas de mármol blanco flanqueaban la puerta de entrada, la que llevaba a las oficinas. Exquisitas pinturas colgaban de las paredes, añadiendo una profundidad de colores cálidos. En la esquina había un área con muebles de cuero y una mesa de café. Una lámpara araña que actuaba como pieza central se elevaba por el techo. Se sentía cada vez más anticuada e inadecuada mientras avanzaba por la habitación. —¿Puedo ayudarle? —le preguntó la mujer a Amy. Amy salió de su parálisis temporal y caminó hacia ella. —Sí, soy Amy Harper. Soy la nueva secretaria ejecutiva para el señor Anderson. Empiezo hoy —concluyó ella con la máxima confianza que pudo reunir. La mujer la miró fijamente durante un momento antes de tomar el teléfono. —Señor Anderson, tengo a Amy Harper aquí, dice que es su nueva secretaria ejecutiva. —Hizo una pausa por unos momentos—. Está bien… Sí, señor. Colgó el teléfono y se volvió hacia Amy. —El señor Anderson dice que ya cuenta con una secretaria ejecutiva y que no ha contratado a nadie nuevo. También dijo que si usted es una reportera tratando de averiguar acerca de alguna historia sobre su familia, todas sus respuestas son “sin comentarios”. —Miró con desdén a Amy y luego dijo—: Que tenga un buen día, señora Harper.

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—Um, perdón. —Amy miró la placa de identificación de la secretaria—, Shelly, fui entrevistada la semana pasada por el señor Anderson. Me dijo que viniera a la oficina a las ocho en punto, así que es posible que desee que pase, si sólo puedes volver a intentarlo —dijo ella un poco más potente. Shelly alzó la mirada, como si le impactara mucho que la mujer inquietante todavía siguiera allí.

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Ella no le dio a Amy otra mirada. Ella se volvió hacia su ordenador y se comportó como si Amy no estuviera en la habitación. En lo que a ella concernía, Amy fue despedida.

En ese momento, sonó el ascensor y entró una mujer mayor sonriendo a través de sus ojos azules. —Tú debes ser Amy. Lo siento, llegué tarde. Me quedé atrapada detrás de un accidente de autos —dijo la mujer mientras se acercaba—. Mi nombre es Esther, y voy a estar trabajando contigo esta semana… una vez que estés capacitada, estarás por tu cuenta. Joseph me llamó y me hizo saber que encontró mi reemplazo perfecto —dijo con humor en su voz. Amy respiró hondo, y sintió alivio al saber que el trabajo no estaba sólo en su imaginación. —Es muy bueno conocerte, Esther. Estaba un poco nerviosa cuando Shelly dijo que no tenía trabajo —concluyó ella, sin siquiera mirar a la secretaria. Esther miró a la mujer en cuestión con desaprobación. —Ella contesta los teléfonos aquí temporalmente y no sabía que me estoy retirando. Lo siento por la falta de comunicación —dijo Esther. Era obvio que no había amor entre ellas dos. —Camina conmigo, y te voy a mostrar tu nueva oficina mientras te hablo un poco acerca de la historia de esta maravillosa compañía. El edificio original fue creado hace poco más de cien años atrás, pero la ciudad ha crecido y muchas instalaciones han sido añadidas desde entonces. El abuelo de Joseph, Benjamín, comenzó la Corporación Anderson con poco más que una oración y unos pocos dólares. Como estoy segura que tú sabes, su trabajo duro valió la pena. Ahora somos una empresa a nivel mundial, con oficinas en todos los Estados y en todo el mundo.

—Oh, se necesita un equipo completo, cariño, créeme. No te pongas nerviosa por nada. La forma de mantener la cordura en este lugar caótico

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—Tengo que ser honesta, todo esto es un poco abrumador. Quiero decir, la historia de esta familia rica, la cantidad de negocios que tienen, incluso el edificio en sí. No sé cómo un hombre hace un seguimiento de todo —dijo Amy con asombro.

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Joseph fue el próximo Director Ejecutivo electo después de la muerte de Benjamín, pero su hijo, Lucas, se hizo cargo del puesto el año pasado, y sin duda seguirá sus pasos. Él es un hombre brillante, y estoy segura de que te encantará trabajar para él.

es simplemente hacer una tarea a la vez. Mira la imagen más pequeña, y antes de que te des cuenta, el día terminara y habrás logrado mucho más de lo que imaginabas —le aseguró Esther. Caminaron por el pasillo y a través de una puerta de roble grande hacia una oficina masiva. ¿Era todo en el edificio hecho a una escala mucho más grande que una casa normal? Había ventanas del-piso-al-techo contra la pared del fondo, dejando entrar el brillo de luz de la mañana. Ella agradeció la luz natural. En el centro de la habitación había una enorme mesa de tres lados. En la superficie había una computadora de último modelo. Había cajas en el suelo. Dos sillas fueron puestas delante de la mesa, y un sillón grande detrás de éstas. Una biblioteca ocupaba la mayor parte de la pared, los estantes alineados de arriba a abajo con un montón de títulos. Amy esperaba que no le hicieran leerse todos los libros en un período corto de tiempo. Esperaba que sólo estuvieran allí, ya sea por decoración o para cuando se necesitara una respuesta específica. Aunque, gracias a la internet, podría buscar todo lo que necesitara mucho mas rápido. La luz natural inundó la habitación desde el suelo hasta las ventanas del techo alineadas en la pared del fondo, detrás del escritorio. Amy estaba agradecida por las ventanas descubiertas, si se estresaba demasiado, podría tomar un minuto para admirar a la increíble ciudad de Seattle, así su estrés disminuiría. Realmente era una oficina ideal. —Entra. Entra. Toma asiento. Te voy a mostrar lo que necesitas para empezar y, antes de que te des cuenta, serás excelente por tu cuenta, y no necesitarás mi ayuda —dijo Esther amablemente.

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—Gracias, Amy. ¿Te importa si te llamo por tu nombre de pila? Nunca he sido buena con las formalidades. Siento que un entorno de oficina debe ser agradable, y que realmente debemos saber con quiénes trabajamos, eso hace una gran diferencia. Joseph se convirtió en un querido amigo mío, al igual que su bella esposa, Katherine. He visto crecer a sus hijos en apuestos jóvenes, y he sido tratada como parte de su familia. Es algo muy bueno, también, porque hay semanas en que verás mucho más esta

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—Tengo mis dudas acerca de esto, pero me alegro de que sea usted la que me entrene. Es muy agradable.

oficina que tu propio hogar. Necesitarás una relación de trabajo saludable con tu jefe. —Me encantaría mantener un clima informal. Joseph me dijo lo mismo durante la entrevista, y no sabía cómo responder, pero estoy empezando a ver que este lugar no es lo que yo pensaba que sería. Me esperaba una plantilla rígida y trabajo sin fin —dijo Amy. Hasta se dio cuenta de lo que dijo, y rápidamente trató de corregirlo. —Yo no estaba tratando de decir que el trabajo duro es malo, o ser profesional es algo negativo. Yo sólo… —No es necesario dar explicaciones, Amy —interrumpió Esther—. Entiendo exactamente lo que estás diciendo. Antes de que yo tuviera la suerte de conseguir un trabajo con Joseph, trabajé para una gran inmobiliaria en el otro lado de la ciudad. El jefe era grosero conmigo y con sus clientes, nunca sonreía a nadie, y no se preocupaba por las personas que trabajaban para él. Él sólo se preocupaba por sus ganancias. Hay una gran cantidad de empresas como esa, pero esta no es una de ellas. Ellos esperan mucho de ti, pero también están dispuestos a compensar el trabajo. Ellos tratan a su personal, desde las posiciones más bajas a las más altas, con respeto. Los beneficios son casi alucinantes, pero pronto te darás cuenta. Ellos ahorran mucho dinero al tener un índice de rotación de trabajadores muy bajo, y casi nunca sufren en las finanzas, ya que tienen una oferta de negocios para el cliente muy valorada en todas las áreas de la compañía. Incluso en tiempos económicos difíciles, no sólo sobreviven, sino prosperan.

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Las dos mujeres trabajaron juntas el resto de la mañana. Amy se sentía un poco abrumada, pero disfrutaba de la compañía de Esther y estaba cogiendo el ritmo de algunas de las tareas que estaba haciendo. Además, ella realmente disfrutaba de la compañía de Esther. Ellas trabajaron muy bien juntas, y a Amy le hubiera gustado tener más de una semana de entrenamiento con ella. Amy no tenía madre y tendía a disfrutar de la compañía de las mujeres mayores, especialmente cuando eran amables y solidarias.

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Amy se relajó mientras escuchaba a Esther. La mujer debería ser una reclutadora para la corporación, aunque no necesitaran una. Antes de ese momento, Amy no se había dado cuenta de lo afortunada que era al haber conseguido ese puesto de trabajo. No importaba, sin embargo. Ella iba a trabajar duro, no importa cuanto, no había otra manera.

Esther dejó que Amy trabajara en un proyecto mientras ella limpiaba el correo electrónico. Amy se alegró al descubrir que era capaz de hacer la tarea asignada sin pedir ayuda. Se sentaron en un silencio cómodo, y trabajaron durante un par de horas antes de ser interrumpidas. —Esther, necesito esos informes, por favor, y, ¿puedes cancelar mis citas para el resto del día? Tengo que ir a casa de mi padre. —Amy alzó la vista mientras el hombre más impresionante que jamás había visto entró por la puerta. Él estaba mirando un papel que tenía en la mano, lo que le dio tiempo para observarlo secretamente desde la cabeza hasta los pies. Lo primero que notó fue su estatura. Tenía que ser por lo menos de un metro noventa, con amplios hombros. Los músculos ágiles que se podían ver perfectamente, incluso a través de su traje de negocios oscuro, obviamente hecho a la medida, lo que claramente acentuaba su bronceado dorado. El conjunto se completaba con una corbata floja, que lo hacia lucir como si acabara de salir de la portada de la revista GQ. Tenía el pelo castaño oscuro y parecía como si hubiera estado corriéndole la mano toda la mañana. Luego de unos segundos, él por fin levantó la mirada, y sus profundos ojos azules observaron a unos asustados ojos verdes. —Lo siento, Esther. No me di cuenta de que había un cliente aquí. Hola. Soy Lucas Anderson —terminó él y le tendió la mano a ella. Amy descubrió que no podía hablar, y lo vio levantar las cejas inquisitivamente. Su rostro se volvió una sombra agradable de color rojo, y entonces finalmente rompió el contacto visual. Ella salió de su trance, dándose cuenta de que la estaba esperando para presentarse, por lo que se levantó para darle la mano. —Hola, soy Amy Harper.

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Amy se quedó completamente paralizada en el lugar donde estaba cuando sus dedos se cerraron alrededor de los de él, quedándose sin aliento.

Capítulo 2 Traducido por liiaa!! & Alyshia Cheryl Corregido por Xhessii

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uando sus manos se tocaron, Lucas sintió una oleada de adrenalina a través de su cuerpo, dirigiéndose directamente a su ingle. Él le apretó la mano, tirándola un poco, no lo suficiente como para botarla, pero lo suficiente para que ella lo sintiera. No le gustaba esta repentina atracción instantánea, ni un poquito. Era hermosa, sí, pero también lo fueron muchas otras mujeres que estuvieron con él, aunque ninguna tenía el poder de electrificarlo con un simple toque. Lo que acaba de ocurrir con Amy era una novedad para él. Una mirada llena de emociones cruzó el rostro de Amy, Lucas se vio fascinado por sus expresiones. Él era conocido por su habilidad para leer a una persona. Era la forma en que tuvo tanto éxito en el mundo corporativo. La mujer parecía estar pasando por una gran variedad de emociones, desde nerviosismo al deseo y todo lo que ella hacía era mirarlo. Él quiso acercarse más, apretarla contra él, y besar esos deliciosos labios rosados, pero de alguna manera se las arregló para alejar esos pensamientos. Había trabajo que hacer, un trabajo importante. Desde luego, no tenía tiempo para jugar con aquella mujer, obviamente inocente.

—¿No has hablado con tu padre, Lucas? —preguntó Esther, deteniéndolo. —¿Hablar sobre qué?

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—Cuando tu invitada se vaya, pasa a mi oficina y agarra el papeleo en mi escritorio. Tengo varias cartas que necesito que envíes hoy, y unas cuantas otras tareas que quiero que estén listas antes de las cinco.

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Lentamente, Lucas se volvió hacia Esther, liberando la mano de Amy al mismo tiempo.

—Les he enviado mi renuncia el mes pasado, y tu padre dijo que quería contratar a una asistente nueva —indicó. —Te dije en ese entonces que yo necesitaba que te quedaras por más tiempo. Supuse que el asunto estaba resuelto —dijo con demasiada dureza. —Lucas, no te atrevas a usar ese tono de voz conmigo. No lo olvides, te he visto correr con nada más que un pañal. Sabías que cuando tu padre se jubiló estaría dejándote tan pronto como pudiera, y que me quedé para asegurarme de que tuviéramos una transición sin problemas, pero ahora es mi turno para jubilarme. Me encanta esta empresa, pero, al igual que tu padre, creo que a veces lo mejor es seguir adelante con las cosas y traer una nueva generación. —Lo siento por el malentendido. ¿Puedes trabajar un mes más para que pueda encontrar un reemplazo adecuado para que tome tu posición? Voy a doblar tu salario, sabiendo que es un inconveniente —declaró él, tratando de olvidar que Amy estaba en la habitación. —Tu padre ya realizó las entrevistas, y Amy es tu nueva ayudante. La he estado entrenando toda la mañana, y está haciendo un trabajo extraordinario —finalizó Esther y le dio unas palmaditas en la mano de Amy. Su mirada se volvió de inmediato a la mujer en cuestión, la única que lo había encendido con nada más que el toque de sus dedos. No había forma posible de que pudiera trabajar para él, ni siquiera una oportunidad.

Ella trató de enderezar sus hombros y poner una expresión de indiferencia, pero estaba segura de que no lo estaba consiguiendo.

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De repente, Amy era el objeto de su mirada intensa. En el momento en que él puso de nuevo sus helados ojos azules en ella, sintió que su estómago se derretía. El hombre tenía el suficiente calor, un calor que llenaba sus ojos, para que fueran considerados como un incendio peligroso. Ella nunca había reaccionado tan fuertemente a nadie antes y no estaba contenta con los sentimientos desconocidos que la inundaban.

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—Voy a hablar con mi padre acerca de esto, pero debería haber sido informado de las entrevistas. No se sienta demasiado cómoda en su nueva posición, señorita Harper —habló con la máxima autoridad, a continuación, pasó por la puerta, cerrándola un poco más fuerte de lo necesario. —Pensé que sabía que me habían contratado. Él ni siquiera sabía que te estás yendo —dijo Amy con aprehensión en su voz. Ella podría estar perdiendo su trabajo soñado antes de incluso de empezar. —Ahora, no te preocupes por nada, Amy. Todo va a estar bien. —Sé que has trabajado aquí durante mucho tiempo, Esther, pero la expresión en su rostro no era la de un hombre feliz. Yo no me adelantaría tan pronto a una jubilación si fuera tú —dijo Amy, tratando de hacer una broma, aunque sonó seria. —Te darás cuentas de que Lucas no es tan desagradable como parece. Está irritado en este momento, pero se le pasara pronto. Vamos a terminar nuestro trabajo para el día de hoy. Para mañana este asunto se aclarará y será olvidado —prometió Esther. Amy tenía sus dudas, pero no tenía sentido preocuparse por ello. Daría lo mejor de sí misma, y así tal vez su posición estaría a salvo. Ellas se absorbieron en su trabajo, y el incidente fue puesto en un segundo plano… aunque seguía ahí, pero lo dejarían pasar por el momento.

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—Bueno, hijo. Cuando me fui, te dije que Esther se retiraría una vez que te hubieras establecido. También dije que me encargaría de su reemplazo. No es mi culpa que lo olvidaras. Y no es culpa de Esther que no tomaras en serio su renuncia.

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—Papá, ¿cómo esperas que dirija esta empresa cuando tú estás interviniendo y haciendo cosas sin avisarme? —Lucas se paseaba delante de su padre, de un lado para otro a través de la sala de estar de la casa de sus padres.

—Me tomo todo en serio. Por lo menos, podrías haberme dicho de las entrevistas, así hubiera participado en ellas. Tendrías que haberme dejado encargarme de esto. —Sé que tú estás más que capacitado para hacer tu trabajo. Sin embargo, cuando te hiciste cargo, prometí dejar todo resuelto antes de mi partida. Éste fue el último punto que tuve que resolver —dijo Joseph, dejando a Lucas sin argumento alguno. —Papá, sé que estás tramando algo. Aún no puedo averiguar lo qué es esta vez, pero soy capaz de contratar a mi propio personal —dijo él con frustración. Era mucho más difícil discutir con el hombre cuando él estaba siendo razonable—. No se ve exactamente bien cuando el presidente de la compañía no sabe lo que está pasando en sus propias oficinas —concluyó él. —Hijo, entrevisté a una treintena de personas, y la señorita Harper era, por lejos, la candidata más calificada. Créeme, no tendrás ningún problema con ella. La he verificado exhaustivamente antes de enviarla a ti. —Su hijo no tenia la menor idea de que en realidad él estaba verificándola como su futura nuera y lo que menos le importaba eran sus capacidades como asistente ejecutiva, a pesar de que ella lo había hecho muy bien en la universidad y lo más probable es que hiciera un trabajo extraordinario en la oficina. Joseph sintió que Amy era la candidata perfecta para Lucas. Ella era inteligente, fuerte, y había pasado por mucho en su corta vida. Ella necesitaba una familia, y Joseph necesitaba una nuera. Eran la pareja perfecta. Lucas no tardaría en darse cuenta de eso.

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—Por supuesto, Lucas —accedió rápidamente su papá, queriendo cambiar de tema—. Ahora, sigamos con otro negocio —Joseph sabía que no podía darle demasiado tiempo a Lucas para pensar en el asunto de la familia. Era un chico inteligente, y Joseph no quería que él averiguara lo que estaba haciendo. Si Lucas tenía idea de cuánto Joseph quería que sus hijos se casaran, Lucas saldría corriendo por las colinas antes de que tuviera la oportunidad de enamorarse de Amy. Y eso no estaría bien para los planes de Joseph. Él quería esos nietos, y cuanto antes, mejor.

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—Me has dejado con pocas opciones. No creo que haya forma de hacer cambiar de opinión a Esther, ahora que ya ha tomado una decisión. Está bien. Veré cómo ella funciona, pero si no trabaja sólidamente conmigo, entonces la despediré y la siguiente persona será alguien que yo encuentre, no tú —dijo él.

Los dos pasaron el resto de la tarde repasando el nuevo paquete de beneficios que Joseph había modificado. Joseph se había retirado de los negocios, pero a él le gustaba seguir participando. Iba a volverse loco si dejaba la empresa por completo. Le había prometido a su esposa Katherine que no trabajaría setenta horas a la semana nunca más, pero él nunca accedió a olvidarse de la corporación que su abuelo había comenzado. Ella lo entendió y apoyó su decisión de ser un miembro activo en el departamento de recursos humanos. Después de todo, ella tenía un corazón enorme. Fue por eso que la quería mucho, incluso después de treinta y cinco años de matrimonio.

**** Cuando Lucas dejó la casa de su padre, su frustración había disminuido considerablemente. Cuando Lucas volvió a la oficina, todo el mundo se había ido. Mientras se dirigía a su oficina, podía oler un persistente olor a vainilla en el aire, apenas una indirecta, pero suficiente para recordarle a su nueva empleada. Él no creía que su nueva contratación se desempeñaría bien. Tenía el presentimiento de que su nueva empleada iba a ser nada más que un problema para él. Lo mejor para ambos sería simplemente despedirla. Sabía que su padre se enfadaría, pero tendría que apoyarlo. Mientras estaba de pie en el umbral de las puertas que conectaban sus oficinas, luchó consigo mismo al recordar su expresión inocente, tan abierta y legible.

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Con esa determinante resolución, se acercó a su escritorio y cogió un archivo. Tenía mucho trabajo para terminar esa noche. Él se recostó en su sillón y comenzó a leer un archivo, quedándose dormido antes de que se diera cuenta. Eso no era inusual. Él dormía en la oficina tanto como lo hacía en su propia casa.

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Con una firme resolución, él se irguió y dio la espalda a la habitación, cerrando la puerta silenciosamente detrás de él. Estaba en control de sus emociones, y no había forma de que una extraña se metiera bajo su piel. Las mujeres iban y venían en su vida, sirviendo a un propósito esencial, y saliendo sin hacer ruido. Su nueva empleada no iba a conseguir la ventaja y el control de cualquier parte de él, ciertamente no de sus emociones.

Lucas pasaba a menudo las noches en la oficina después de quemarse las pestañas. Siempre había puesto al trabajo por delante de cualquier placer. Él había sabido desde muy joven que iba a hacerse cargo de la empresa familiar. Estaba en su sangre.

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El último pensamiento de Lucas, antes de sucumbir al sueño, fue el de unos vivos ojos verdes llenos de hambre.



Capítulo 3 Traducido por Kachii Andree & Alyshia Cheryl Corregido por Alicadi

Creo que estás lista para pasar unos pocos días por tu cuenta. Solo lláma por teléfono por si me necesitas. Pero creo que te voy a ayudar en las playas al sur de California —dijo Esther mientras recogía su chaqueta y su bolso. Era la segunda semana de Amy y lo estaba haciendo mucho mejor, pero el pánico la consumía ante la idea de que Esther la dejaría sola. Bueno, no exactamente sola por su cuenta, Lucas no era más que un pedazo de madera a la distancia. No podía decir que era grosero, pero tampoco era amable. Sus azules ojos la mantenían cautiva mientras ella y Esther se sentaron delante de él en su escritorio, con su tono de mando, pero siempre profesional. Ella todavía lo veía sonriéndole. —Voy a estar bien Esther pero te voy a extrañar —Amy finalmente le aseguró. —Te voy a extrañar demasiado querida, pero no te preocupes por nada. Voy a estar de vuelta el lunes para comenzar con tu horario de entrenamiento final. Estás entendiendo todo esto de forma mucho más rápida de lo que yo hice, y no era tan técnico cuando estaba empezando. Creo que eres una gran adición para el equipo.

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—No pasará mucho tiempo antes de que estés volando por todo el mundo. Parte de tu trabajo es viajar a las diferentes divisiones de la corporación con Lucas. Algunos de esos lugares son increíbles. Es muy difícil trabajar en una suite cuando puedes ver el sol brillando sobre una hermosa playa blanca. Joseph siempre fue bueno en asegurarse de que tuviera un poco de diversión. Sin embargo, estoy segura de que Lucas lo hará de la misma manera —le aseguró Esther.

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—Eres demasiado buena para mí. Asegúrate de llenarme una botella con arena, así al menos puedo fingir que de vez en cuando voy a una playa cálida —dijo Amy con una sonrisa.

Amy tenía serias dudas al respecto, Lucas no parecía estar familiarizado con cualquier cosa que tuviera que ver con diversión. La idea de verlo en un traje de baño, inmediatamente envió mariposas a su estómago. —Sí, probablemente tengas razón —respondió Amy por fin, dándose cuenta de que Esther la miraba de manera extraña. No ayudaba que su respuesta fuera un poco sin aliento. Deja de soñar despierta acerca de tu Jefe. El hombre que te odia tal como eres. Tú de ninguna manera, necesitas cambiar esta situación que empeora por desearlo a él —se reprendió Amy. —Muy bien entonces, ahora me voy. Que tengas un gran día —dijo Esther antes de salir de la oficina. Amy se sentó en su escritorio, un poco perdida. Ella tenía sus asignaciones, pero su primer día sola... Después de un par de minutos ella se fue. No era como si pudiera estropearlo todo. Un par de horas más tarde, se sorprendió cuando su intercomunicador zumbó. —Amy, te necesito en mi oficina. Lucas fue breve y al grano, nunca agregó más palabras de las que necesitaba. Era un poco desconcertante. Ella tomó su libreta y rápidamente se dirigió a la puerta. Antes de girar el pomo, tomó un aliento fortificante y luego entró. —Buenas tardes, Sr. Anderson.

—Sí señor —respondió ella mientras se sentaba frente a él.

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Ella se movió sobre sus pies sintiendo como si acabase de recibir un regaño por ser nueva. Ella sabía que no debía decir nada a cambio, pero se sentía como pidiendo disculpas, sin saber por qué.

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—Necesito que tomes unos memos para mí, luego escribes las cartas. Los necesito de vuelta en una hora. Me han llamado para una emergencia y no sé cuánto tiempo estaré fuera. Normalmente, vendrías conmigo, pero como estás en formación todavía, quedas fuera del asunto —dijo él con tono cortante.

Lucas tuvo que mirar su computadora mientras él maldijo su reacción hacia Amy, de cómo su esencia se apoderaba de él. Si no ganaba cierto control sobre la reacción de su cuerpo hacía ella, él nunca lograría conseguirlo a través de las próximas semanas, y mucho menos siendo un empleo de largo plazo. Decidió en ese momento que si un nuevo asistente era contratado por él, debería ser hombre o una mujer mucho mayor. Sabía que había estado trabajando por muchas horas, pero obviamente, era hora de que llamara a una de sus amigas. Necesitaba encontrar alivio antes de que él terminara haciendo algo estúpido como lanzando a su nueva asistente sobre su escritorio. No era que él fuera un adolescente lleno de hormonas. No podía entender por qué diablos estaba reaccionando tan fuertemente por ella. Sí, ella era atractiva, pero había visto mejores mujeres, que eran mucho más pulidas, y aun más, que conocían las puntuaciones. Él tenía cero dudas de que su ayudante no era el tipo de mujer de una sola noche... Y ese era el único tipo de mujeres con las que él salía. No tenía tiempo ni deseo para una relación seria. Lucas se recompuso, entonces dictaba las notas que quería a máquina. Si, esto era lo que hacía bien... Los negocios. La mayoría de las personas dejan que sus trabajos los gobiernen, causándoles estrés, pero eso no le pasaba a Lucas. Él prosperaba en el mundo de las altas finanzas. Finalmente alzó la vista. Se le cerró la garganta por un momento mientras la miraba con furia, al tiempo que ella escribía para mantenerse al corriente con él. El mismo pedazo de pelo obstinado que siempre estaba escapando de su moño, estaba ahora acariciando su mejilla, al final haciendo cosquillas en la comisura de su boca, prácticamente enmarcando sus deliciosos labios rosados.

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Cuando ella alzó la mirada, sus ojos se abrieron, las emociones intermitentes a través de su cara expresiva. El hecho de que no podía ocultar nada no le servía de mucho. Él sabía que su empleada estaba tan atraída por él como él de ella.

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Su entrepierna estaba apretada mientras pensaba en esos labios deslizándose por su piel, sacando su lengua y enfriando su cuerpo acalorado.

Su entrepierna palpitaba mientras sus miradas se encontraron, ninguno de ellos parecía capaz de alejarse. Sus hermanos tendrían un momento divertido si vieran lo que su diminuta asistente estaba haciendo con él. Siempre les gustaba burlarse de él por ser siempre de acero, por ser siempre el que está en control, incluso desde que eran adolescentes. Conseguiría una verdadera patada por su falta de control debido a una pequeña mujer. —Eso es todo —dijo finalmente, sabiendo que su voz era dura, pero no era capaz de detenerlo. Vio como ella saltó de su silla y luego como sus mejillas se ruborizaron con una sombra roja tentadora que le hacía querer decir “al diablo con todo” y solo tirar de su regazo. —Uhm… está bien. Yo… uhm… voy a tener esto a tiempo —tartamudeó con voz temblorosa antes de colocarse de pie. Vio como poco a poco se abrió paso de su oficina con inestabilidad en sus pies. El suave balanceo de sus caderas no ayudaba en la situación, no en todo. Finalmente, él se colocó de pie necesitando salir de su oficina. Tomó su maletín de deporte y salió por su entrada privada. Se sintió aliviado por dejar la oficina a tiempo. Para cuando regresara, él sabía que tendría sus hormonas bajo control.

—Buenos días Amy, he escuchado cosas maravillosas acerca de ti ¿Cómo te va? —Esto vino de Joseph segundos después de que se acercara y pasara un brazo por sus hombros.

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—Amy, ven y toma un poco de torta —escuchó a Esther llamarla—. Es mi fiesta de despedida. —Amy alzó la vista para encontrarse con cientos de empleados que llenaban la sala de conferencias. Todo el mundo estaba charlando, comiendo y parecían tener un buen momento.

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Amy salió del ascensor con un rebote adicional en su paso. ¿Qué diferencia hay? Es sólo un mes —pensó ella con una sonrisa sincera. A parte de la tensión superior que tenía con Lucas, ella realmente no pasaba mucho tiempo con él, por lo que sus días eran soportables. Le encantaba su trabajo y se sentía segura en el desempeño de sus asignaciones, incluso sin Esther a su lado. Se sentía bien, muy bien.

—Es muy bueno Sr. Anderson, gracias por darme esta oportunidad —dijo ella tímidamente. El hombre todavía era intimidante, pero con su sonrisa amable y sus ojos amistosos, no era difícil relajarse en su presencia. Estaba creciendo su cariño por el gigante gentil. —Tonterías, hija mía, ganaste esta posición por estudiar mucho y tener una ética de trabajo excelente. Esther dijo que te estás ajustando muy bien y haciendo un trabajo fantástico. —Se rió con ganas—. Ven conmigo. Quiero que conozcas a algunos de los otros empleados. —Envolvió su brazo en el suyo y la arrastró por la habitación durante varios minutos, por lo que estuvo en decenas de presentaciones, antes de detenerse frente a un hombre bien vestido—. Mike, quiero que conozcas a Amy. Ella es la nueva asistente ejecutiva de Lucas —dijo Joseph en voz excesivamente alta, provocando que varios jefes dieran vuelta en su dirección. Amy podía sentir su cara colocándose más caliente, no le gustaba la sensación de ser observada. —Encantado de conocerte, Amy —dijo Mike mientras sus labios se curvaron. Él extendió la mano y tomó la de ella, sus pulgares acariciando su muñeca. Ella no tenía muchas citas, así que no estaba al tanto de las señales sutiles que estaba enviando él. Ella sintió el calor de su rostro un poco más. —Mike trabaja en las oficinas de una planta más abajo como asistente. Pensé en presentarlos por lo que si tienes alguna pregunta, él puede responderlas. Voy a dejarlos para que charlen —dijo Joseph con una sonrisa antes de marcharse.

—Conozco un pequeño restaurante justo bajando la calle. ¿Te gustaría cenar el viernes?

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Mike era el tipo de hombre que normalmente le interesaba a Amy. Era de aspecto medio, no alguien a quien pondrías un calendario, pero que definitivamente le daría una segunda mirada. Era ingenioso y su sonrisa era atractiva. Aun así, él no revolvió su estómago, o hizo que sus mejillas se colocaran de color. Él estaba a salvo.

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Después de un momento incómodo, Amy se encontró disfrutando de la compañía de Mike. Era un buen tipo con un sentido del humor y una gran cantidad de conocimientos.

Amy miró al apuesto hombre y deseo sentir aunque sea la más mínima chispa de interés en él, pero no lo hizo. Pero ella realmente no quería salir con nadie en este momento. Estaba concentrada en su trabajo y tenía metas en mente. No tenía tiempo para citas, pero no quería herir sus sentimientos. Estaba entre la espada y la pared.

**** Al otro lado de la habitación, Lucas fulminó con la mirada a su nueva empleada. Ella nunca sonreía de esa manera cuando él hablaba con ella. Por supuesto, estaba normalmente dándole órdenes. Aun así, no le gustaba la atención que estaba dándole a otro hombre. Realmente no le gustaba el interés que vio en los ojos de Mike. A medida que Lucas la miró pausadamente de arriba hacia abajo, pudo comprender ese interés. ¿Qué creyó su padre que hacía, presentándosela a Mike? Todo el mundo sabía que él cambiaba de mujer mucho más rápido que cuando se cambiaba de ropa. Muchas mujeres habían sido engañadas por sus demostraciones de afecto, pero Lucas sabía que el chico sólo tenía un objetivo en mente, y Lucas estaba seguro de que Amy no estaba preparada para las consecuencias de un romance fallido de oficina. Lucas estaba aun más irritado por preocuparse de eso. Se consoló pensando que estaba preocupado sólo porque si ella era dejada por Mike, su rendimiento en el trabajo se vería afectado, por lo tendría que despedirla. Luego tendría que tomarse un tiempo de su apretada agenda para contratar a una nueva empleada. Él estaba a punto de ir hacia allá, agarrarla el brazo y arrastrarla lejos, cuando su padre se le acercó.

Estaba pensando en que la fiesta de la oficina había ido demasiado lejos. Era el momento de alejar a su empleada de Mike, y volver al trabajo.

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—Bien, padre. ¿Y tú? —respondió automáticamente, sin apartar los ojos de Amy.

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—¿Cómo estás, hombre? —preguntó con demasiada astucia.

Joseph estaba pensando que su plan estaba funcionando a la perfección mientras veía a su hijo lanzando dardos por los ojos a una Amy que reía con Mike. Lucas se estaba enamorándose de Amy rápidamente, y él ni siquiera se daba cuenta. Joseph también pudo llevar todo de forma mucho más rápida… agilizando las cosas. En el juego del amor, nadie podía perder. Joseph casi podía sentir el peso de su primer nieto descansando en sus brazos. No podía imaginar un regalo de Navidad más perfecto para Katherine y él. —¿No crees que Amy y Mike se ven bien juntos? Ella parecía algo sola la semana pasada. He estado preocupado por ella, teniendo en cuenta que no tiene familia. Ella se ha mantenido en silencio acerca de sus circunstancias, pero creo que le vendría muy bien un amigo —dijo tan sinceramente como fue capaz. No había nada como un poco de celos para hacer que un hombre reaccionara. —Mike es un canalla. Voy a poner fin a esto. Necesitas dejar de entrometerse en la vida de las personas, padre —dijo Lucas con enojo. —Lo siento, hijo. No sabía que estabas interesado en ella. Sabes que un jefe no debería involucrarse en un romance con su empleada —agregó. Conocía bien a su hijo. No había nada que le gustara más que un desafío, y decirle que no podía tener a Amy, lo haría quererla aun más. —No estoy interesado en ella —dijo Lucas, sin engañar a su padre en lo más mínimo—. Sólo sé qué tipo de hombre es Mike. Él va a romperle el corazón, y entonces su trabajo se verá afectado. Estoy sólo pensando en el ambiente de trabajo.

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—El trabajo ha estado bien, papá. Es que no me gusta que vengas aquí, causes un caos con mi empleada, y luego actúes como si todo estuviera bien. Todavía no estoy muy feliz por lo que hiciste a mis espaldas y la contratación de Amy, pero ella está haciendo su trabajo realmente bien, y no tengo tiempo para encontrar un reemplazo en este momento. Tengo cosas mucho más importantes en las cuales preocuparme. Ahora, si me disculpas, tengo trabajo que hacer. —Con esas palabras de despedida, él empezó a caminar en dirección a ella.

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—¿El trabajo ha sido estresante, Lucas? Pareces algo cansado.

Joseph rió para sus adentros, sintiéndose francamente eufórico. Oh sí, su hijo estaba cayendo con fuerza. Él había escogido a la esposa perfecta para él. Se acercó a Esther y le dio un codazo en el brazo para que pudieran apreciar el espectáculo. —Sabes, Joseph Anderson, uno de estos días, cualquiera de tus hijos averiguara todas las acrobacias que haces para manejar sus vidas y no podrás seguir haciéndolo —dijo Esther con una sonrisa. —Ah, Esther, ¿cómo me subestimas de esa forma? Soy demasiado astuto como para ser atrapado. —Puedes pensar que tienes a todo el mundo engañado, pero no eres tan listo como crees —respondió ella, aunque sus ojos estaban pegados a Lucas mientras éste caminaba a través de la habitación… —Tendremos que esperar y ver…

**** —Amy, tenemos trabajo que hacer —dijo Lucas mientras se acercaba a ella y Mike. Amy notó que él ni siquiera reconoció la presencia de Mike, y este hecho aparentemente no pasó desapercibido para el otro hombre, tampoco. Mike, quien obviamente no quería hacer enojar al jefe, se fue a escondidas sin palabra alguna. Amy perdió un poco de respeto hacia él y suspiró para sus adentros. Luego, se volvió hacia Lucas.

—No me gustan los romances de oficina. Causan nada más que problemas, no es bien visto —le informó él en su tono de voz más

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Lucas la siguió hacia la oficina y luego se metió dentro de ésta mientras ella se sentaba, sabiendo que él aún no había dicho todo.

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—Sí, señor Anderson. Lo siento, pero todo el mundo estaba aquí y no estaba segura de lo que se suponía que debía hacer. Me pondré a trabajar ahora mismo —respondió Amy con su cabeza erguida, y se dirigió hacia su oficina. Ella no entendía por qué él sonaba tan irritado. Todos estaban en la fiesta. No era como si la fiesta hubiera sido su idea.

imponente, lo que causó que el vello en la parte trasera del cuello de ella se erizara. Ella tuvo que contar en silencio hasta diez antes de responder. —En primer lugar, señor Anderson —dijo ella con los dientes apretados—. Yo simplemente estaba socializando con otro empleado. Y, en segundo lugar, que elija tener un romance con alguien no es de su incumbencia. — Amy se sorprendió por el ácido tono en su propia voz. Era la primera vez que ella le había hablado así. De repente, él estaba a sólo unos centímetros de su cara. —Cuando usted trabaja para mí, va a escuchar lo que digo. Mike es un mujeriego, y no quiero hacerme cargo de las repercusiones cuando él la deseche como pan añejo, y créame, lo hará. Amy inclinó la cabeza hacia atrás alejándola de la suya, su ritmo cardíaco acelerado. Ella estaba segura de que su corazón latía tanto que era visible para él, incluso a través de su camisa. Se olvidó por completo de su ira contra el hombre mientras la necesidad de extender la mano y acariciarlo la abrumó. Quería a Lucas. Todo en él gritaba a sexo, y si él se apoyaba un par de pulgadas más cerca y reclamaba su boca, ella le correspondería. Sabía que era irracional, y debía pensarlo mejor, pero había estado tratando de esquivar esas oleadas de calor que sentía cada vez que estaba cerca de él hace semanas y se preguntó si su imaginación hacía justicia a lo que se sentiría besarlo. ¿Qué tan malo podría ser un beso? Por lo menos, se daría cuenta si todo era parte de su imaginación o no: las chispas, el deseo y la química.

Al darse cuenta de lo cerca que él estaba de ella, y también el deseo intenso que tuvo de besarla sorprendió a Lucas, quien se irguió y se retiró de su oficina. Antes de que pudiera pensar en ello, él cerró la puerta,

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Durante lo que pareció una eternidad, donde no pudo romper el contacto visual con él. Sintió calor líquido cerniéndose dentro de ella. Mira hacia otro lado, desvía la mirada, mira hacia otro lado, se gritó a sí misma hasta que por fin encontró la fuerza de voluntad para desviar la cabeza, preguntándose cuánto tiempo habían estado de pie allí cara a cara.

haciendo que las imágenes en la pared se tambalearan. Su cuerpo estaba duro como una roca y una ligera capa de sudor cubría su frente. Lucas se apoyó contra la puerta y deseó que su cuerpo volviera a la normalidad. No había sentido tanto deseo por una mujer desde su época universitaria. Incluso en ese entonces, sabía que había poseído un mayor control. Si ella no hubiera roto el contacto visual, él podría haber terminado tomándola allí mismo, sobre su escritorio, sólo a unos pocos metros de distancia de cientos de empleados que podrían haber entrado en cualquier momento. No pudo alejar la imagen mental de ella retorciéndose debajo de él en la mesa de madera, con su cabello libre del horrible moño. Era sin duda tiempo de ir al gimnasio y gastar algo de su energía reprimida. Tomó su bolso y salió de la oficina, montando en su ascensor privado para no tener que hablar con nadie. No estaba de humor, y no quería descargar su frustración en alguien inocente. Después de un intenso trabajo de dos horas, Lucas todavía se encontraba duro, había disminuido su frustración, pero no por completo. Cuando volvió a la oficina, buscó la lista de teléfonos en su computadora. Se quedó mirando los nombres durante diez minutos, antes de hacer clic en la X y cerrar la pestaña. Sabía que lo mejor que podía hacer, era llamar a algunas de las mujeres con las que se encontraba a veces, pero no pudo hacerlo.

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Con un suspiro de disgusto consigo mismo, obligó a su mente a concentrarse. Tenía trabajo que hacer y no iba a permitir que su cuerpo lo controlara. Se volvió hacia su ordenador y se puso a trabajar. Evito a Amy el resto del día, eligiendo comunicarse con ella solamente a través de correo electrónico. Parecía ser mucho más seguro para ambos.

Capítulo 4 Traducido por Auroo_J & BUTY_MADDOX Corregido por Alyshia Cheryl

E

l tiempo pasó volando rápidamente para Amy cuando aprendió su nuevo trabajo. Después del intenso momento con Lucas el día de la fiesta, ella había estado asustada por la conservación de su trabajo como asistente ejecutiva. Afortunadamente, él había sido bastante profesional respecto a ese punto, en vez de despedirla inmediatamente. Lucas estaba fuera la mayor parte del tiempo, y la comunicación se realizaba a través de correo electrónico. Lo que no podía entender era por qué eso la molestaba. Ella debería estar aliviada por tenerlo lejos, sin estar en lo más mínimo molesta cuando él no estaba cerca. Ella apenas conocía al hombre y él provocaba todo tipo de emociones diferentes en su interior. La lujuria estaba sin duda en la parte superior de la lista. Siempre había sido de las chicas buenas, saltándose ciertas cosas para estudiar, postergando las relaciones por el trabajo, y guardándose para el hombre adecuado. Bueno, tenía veinticuatro años y todavía no había conocido al indicado, o eso se decía a sí misma.

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De pronto se encontró fantaseando con su apuesto jefe, preguntándose cómo se vería si se aflojaba la corbata un poco, si se desabrochaba el primer botón de sus pantalones ajustados. Se preguntaba muchas cosas inapropiadas, y tuvo que detenerse. Tener una aventura con su jefe no era parte de sus planes para futuro.

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Todavía recordaba cuando escuchaba a las chicas riendo en la biblioteca de la escuela mientras hablaban de sus citas de la noche anterior. Amy había sentido una punzada de celos al ver que ellas tenían tiempo para divertirse, además de estudiar, pero nunca había sentido que se estaba privando de algo. Un mes en cuartos reducidos con Lucas Anderson, y todo estaba cambiando.

—Perdona la interrupción, Amy, pero Joseph Anderson está aquí y quiere verte —dijo Tom a través del intercomunicador, asustándola. —Iré inmediatamente —dijo ella tras una breve pausa. —No te preocupes, él ya se dirige hacia tu oficina, cariño. Lucas había despedido a la recepcionista rubia, emocionando a Amy, ya que la mujer le había disparado dagas cada vez que entraba y salía de la oficina. Amy quería gritarle que no estaba interesada en el jefe y que podía tenerlo, pero de alguna manera se las había arreglado para mantener la compostura. El nuevo recepcionista era un gran tipo, y con el jefe fuera, cuando tenía tiempo libre, ella se sentaba con él, y charlaban de todo. Sólo había estado trabajando con él durante un par de semanas, y estaba convirtiéndose en su mejor amigo. —Gracias por el aviso —dijo ella, luego se enderezó rápidamente antes de que Joseph llenara la habitación con su presencia. —Buenos días, Amy. Yo estaba aquí y pensé en pasar y ver cómo estabas. —Eso es muy amable de su parte, Sr. Anderson, pero estoy bien. —Creo que voy a tener que visitarte todos los días hasta que te sientas lo suficientemente cómoda para llamarme Joseph —dijo con una sonrisa mientras se sentaba, dando la impresión de que se quedaría un rato. —Está bien, está bien, iré en contra de todo lo que me enseñaron y te llamaré por tu nombre. Sólo quiero que sepas que eso parece una falta de respeto para mí —dijo ella, sonriendo. Era difícil discutir con Joseph.

—Eso es cierto. Hemos estado casados por más de treinta años, y le doy gracias a Dios todos los días por tenerla a mi lado Yo sólo quiero lo mismo para nuestros hijos —dijo, mirándola directamente a los ojos.

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—Su esposa parece una mujer increíble y elegante.

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—Puedo ser duro cuando tengo que serlo, pero me he dado cuenta que la mayoría de las personas responden mucho mejor a un trato amistoso. Cuando era joven, al igual que mis hijos, tendía a ser un hijo de puta, la arrogancia irradiaba de mí en oleadas. Mi bella esposa, Katherine, me curó de eso. Ella nunca me permitió perder el control.

Amy sintió pánico en su interior, como si él estuviera enviándole algún tipo de mensaje. Ella finalmente se echó a reír, haciendo poco caso a su comentario. Sólo estaba siendo él mismo, un tipo simpático. Es por eso que ella disfrutaba tanto de su compañía. —Estoy segura de que cada uno conoce a alguien en el momento indicado. Cuando estaba terminando la universidad, en ese entonces en busca de trabajo, supe que las relaciones eran la última cosa en mi mente. Sus hijos probablemente sienten lo mismo, especialmente con Lucas haciéndose cargo de su antiguo trabajo, y sus otros dos hijos haciendo lo que sea que ellos hagan —terminó ella sin convicción, dándose cuenta de que no tenía idea de lo que sus otros hijos, Alex y Mark, hacían. —Oh, esos chicos tienen un montón de tiempo libre. Creo que simplemente se niegan a casarse porque están demasiado ocupados jugando. No me preocupa, sin embargo. Se casaran algún día —dijo, como si estuviera compartiendo un secreto con ella. —Esa es una actitud positiva.

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Su voz era hipnotizante mientras hablaba de su familia. Siempre usaba una voz más grave y fuerte que la de una persona promedio, pero mientras hablaba de sus hijos, cambió de tono, obviamente mostrando el gran amor por su esposa e hijos. Amy tuvo que luchar contra la melancolía repentina de querer recibir parte de ese amor. Una de las cosas que más quería era una familia. Era algo que le había sido negado, y sabía que cuando

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—He descubierto que la vida es demasiado corta para ser otra cosa que positiva. Cuando algo no va como lo deseas, entonces tienes que buscar en otra dirección y hacer un cambio —dijo—. Mira a mi hijo menor, Mark. Él me echo una mano cuando lo necesite, pero él nunca tuvo la intención de ser parte de este mundo empresarial. Siguió los pasos de su abuelo y se convirtió en un hacendado. Sin embargo, no podía ocultar ese gen Anderson que tenemos para el éxito. Ha hecho que el rancho de la familia prospere durante su estadía en él. A Alex le gusta viajar por el mundo, y se ocupa de la mayor parte de nuestro negocio internacional, y es realmente bueno en eso, también, constantemente trayendo más negocio. Luego, por supuesto, está Lucas. Él siguió los pasos de su bisabuelo, y los míos también. Cada uno de nosotros tiene la necesidad de trabajar para ser el número uno. La única cosa que mis hijos tienen en común, sin embargo, es que tienen corazones de oro. Cuando se enamoran, será para toda la vida. Es por eso que han estado esperando mucho tiempo, en mi opinión.

tuviera a sus hijos propios, los amaría tanto como Joseph amaba a sus hijos. Como le gustaría tener un padre como él, ahí para ella. Ella sacudió la cabeza, alejando esos pensamientos. Había aprendido hace mucho tiempo que no debía pensar en lo que no tenía. Era mucho mejor centrarse en las cosas que podía cambiar, y las que había logrado. No tenía sentido regodearse en la autocompasión. Antes de que Amy se diera cuenta, había pasado una hora y se encontró riendo de otra de las historias de Joseph. Sintió una punzada de culpabilidad al darse cuenta de la cantidad de tiempo que había pasado con él en lugar de trabajar. No debía sentirse mal, ya que ella fue sorprendida al máximo, pero aun así... —Yo podría sentarme aquí y hablar contigo durante todo el día, querida, pero será mejor que te permita volver a tu trabajo. Gracias por complacer a un anciano durante un tiempo —dijo Joseph mientras se levantaba. —El placer ha sido mío, Joseph. Gracias por tomarte un tiempo de tu apretada agenda para charlar. Podría olvidar todo lo demás mientras estás hablando —dijo ella con sinceridad. —Eres una verdadera dulzura, Amy. Estoy muy contento de haber tenido la suerte de encontrarte —dijo, y entonces, para su sorpresa, en lugar de estrecharle la mano, extendió los brazos y la abrazó. Amy tuvo que luchar contra las lágrimas repentinas que querían brotar mientras sus manos suaves llegaron a su alrededor y el olor reconfortante de menta invadió sus sentidos. Gracias a Dios que no esperaba que ella dijera algo más. Él la soltó y salió de la habitación. Se dejó caer en su silla, sin saber cuánto tiempo se quedó mirando la puerta vacía antes de que el timbre sonara de nuevo.

Amy sabía que probablemente debería quedarse en la oficina durante el almuerzo para ponerse al día, teniendo en cuenta que había pasado demasiado tiempo con Joseph, pero necesitaba salir y dar un paseo.

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—Estoy en camino. Dame cinco minutos para terminar este mensaje para el Sr. Anderson, y entonces, yo soy toda tuya.

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—Amy, cariño. Es hora de almuerzo. Tengo que salir de este lugar antes de que me vuelva loco. Saldremos a comer pizza extra grasosa y refrescos de soda. —La voz energética de Tom se oyó a través de su altavoz.

Joseph había despertado muchas emociones en su interior, y estar rodeada de un muy enérgico Tom, le ayudaría a volver a Tierra. Amy salió de su oficina, sonriendo, y Tom tiró su brazo alrededor de su cintura mientras se dirigían a los ascensores. La puerta se abrió justo cuando estaba inclinado hacia ella en lo que parecería ser un momento íntimo para un observador. Los dos estaban en esa posición, y para suerte de ella, justo cuando Lucas entró por las puertas abiertas. —¿Qué está pasando aquí, Amy? —gritó casi él—. ¿Has olvidado que este es un lugar de trabajo? Me he ido un par de semanas, ¿y piensas que puede desfilar a tus novios y salir de aquí? ¿Y si hubiera sido un cliente? —Amy estaba demasiado aturdida por su ira como para ser capaz de pronunciar alguna palabra. ¿Qué estaba pasando con él? Amy captó la leve sonrisa en la cara de Tom, volviéndose, así su nuevo jefe no podía verlo. Amy frunció el ceño. Ella se preguntó para sus adentros si debería cancelar el almuerzo y volver a trabajar. —Hola, Sr. Anderson. La señorita Harper y yo estábamos saliendo en nuestro almuerzo. Ya hemos establecido los teléfonos y estaremos de regreso en una hora. —Con eso, él tiró de ella en el ascensor, y se fueron antes de que ella tuviera la oportunidad de cambiar de opinión. Oh, sabía que iba a tener problemas por eso. Lucas no era exactamente el tipo de hombre al que le gustaba ser contra-decido. Estaba un poco asustada por la reacción de su jefe cuando ella regresara al trabajo. Ya era demasiado tarde para hacer algo al respecto en ese momento.

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Estuvo a punto de seguirlos para poder arrastrarla de nuevo a las oficinas. Sólo años de control bien gestionado le hicieron quedarse donde estaba. Lo que realmente quería hacer era echar a Tom por una ventana y arrastrar a Amy en sus brazos. La había evitado tanto como fue posible con la esperanza de que superaría su obsesión, pero la forma en que lo miraba no ayudó. Él podía ver que era una atracción mutua, y ambos luchaban contra los sentimientos que tenían el uno al otro.

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Antes de que Lucas tuviera tiempo de reaccionar, las puertas se cerraron, dejándolo aturdido y más que un poco enojado.

Él hizo un par de llamadas, imaginándose que el hombre con el que Amy estaba era Tom. Lucas había pensando que estaría bien para su padre encontrarle una nueva recepcionista. No era tan difícil encontrar a una persona para contestar los teléfonos. Pero en lugar de una bonita mujer de sesenta años, su padre contrató a un joven atractivo, quien obviamente tenía los atributos suficientes como para atraer a la asistente de Lucas. Él sabía que no debía preocuparse, ni en lo más mínimo, que no debería importarle en absoluto, pero en el fondo, le importaba, le importaba mucho más de lo que debería. Se quedó en su despacho durante toda la hora que se fueron, no consiguiendo hacer nada. Sólo se paseaba de un lado de la habitación a la otra, esperando con impaciencia su regreso.

**** —Sabes que le permitiste pensar que estábamos escabulléndonos por alguna aventura ilícita durante nuestra hora de almuerzo. Voy a estar en el infierno por eso. —Amy trató de decirlo tan severamente como era posible mientras ella y Tom se sentaban en su restaurante favorito sólo a una cuadra de las oficinas. —No pude resistirlo. Tenía una expresión de amargura en su rostro al verte encerrada en los brazos de mi hermoso ser. —Se rió entre dientes. Amy había estado luchando contra su atracción por Lucas desde el momento en que lo conoció. Ella sabía que él la quería, pero también sabía que era una mala idea involucrarse con su jefe. Ella no era una de esas mujeres que dormían con sus jefes para alcanzar la cima. Ni siquiera estaba cerca de ser una de esos tiburones corporativos. Ella estaba trabajando duro para que un día pudiese proporcionar un hogar estable para la familia que siempre había querido.

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—Él no está caliente por mi cuerpo —dijo—. Simplemente le gusta estar en control de todo, incluyendo a sus empleados. Sólo espera... Él va a estar diciéndote con quién puedes salir, también —dijo ella, comenzando a ver el humor en la situación. Ella sabía que ambos terminarían superando la atracción pronto, y de ninguna manera, quería que Tom supiera que ella

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—Estabas ocultándomelo, sabes. No tenía idea de que el jefe estaba caliente por tu cuerpo —prosiguió Tom.

pensaba que su nuevo jefe era impresionante y que le hacía perder el aliento cada vez que entraba en la habitación. —Cariño, ya puedo decir que no soy su tipo, por desgracia. —Suspiró, siendo demasiado dramático—. Me gustaría cambiarlo, pero hay algunos hombres que sólo tienen ojos para el reloj de arena. Pobre de mí, que estoy destinado a la angustia, al ver ese pedazo de hombre a diario y nunca tener una oportunidad. Tom la había sacado exitosamente de su melancolía. Sabía que iba a tener que soportar el mal humor de Lucas cuando regresaran, pero por el momento, ella y Tom estaban teniendo un gran almuerzo. Se reían y hablaban entre bocado y bocado de comida y, antes de que ninguno estuviera listo, caminaban de regreso a la oficina, asegurándose de no tener ningún contacto físico. Amy no sentía ninguna necesidad de presionar su suerte más allá ese día. Ella no quería perder su trabajo porque el jefe pensaba que era la fulana de la oficina. Antes de que pudiera sentarse, ella estaba siendo telefoneada desde la oficina de Lucas. —Srta. Harper, ¿puede venir por favor? Tenemos mucho que repasar esta tarde y, debido a su prolongado almuerzo, estamos retrasados —espetó su voz por el intercomunicador.

Lucas supo al segundo en que entró. Ella no hizo ningún ruido, pero su perfume le envolvió. A continuación, sintió el cambio en el aire, mientras ella se sentó en voz baja en la silla frente a él, siendo el único sonido

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Lucas no levantó la vista cuando entró en la habitación. En silencio cruzo el suelo y se sentó en el lado opuesto de la mesa. Se sentaron por unos minutos en un silencio incómodo. Ella comenzó a retroceder, lo que la hacía notar aun más. Cómo se atrevía a hacerla sentir como una niña de escuela que se sienta en la oficina del director, ya que había sido capturada besuqueándose en el campus.

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Amy suspiró, sabiendo que su día de paz estaba oficialmente terminado. Recogió su laptop y se dirigió a la puerta que comunicaba sus oficinas. Ella refunfuño un poco para sí misma, sin embargo, como ella se había asegurado de no tener un almuerzo extendido y había, de hecho, regresado de nuevo unos diez minutos antes de lo que tenía que ser.

apenas audible el cruzar de sus piernas, el ligero ruido mientras sus medias de nylon se rozaban. Sus ojos estaban fijos en la pantalla del ordenador mientras él ciegamente golpeaba botones en el teclado, sin tener ni idea de lo que estaba haciendo. Por lo que sabía, podría haber regalado millones de dólares en apenas un segundo. Lo que más le asustaba, sin embargo, era el hecho de que ni siquiera le importaba si lo hacía. Él sabía que tenía que hacer una observación más pronto o más tarde, pero aún estaba demasiado cerca de agarrarla de la silla y hacerle olvidar a cualquier otro hombre, excepto él. Se imaginaba echándola sobre la mesa y poniéndole fin a la tortura para ambos. Podía marcarla como suya, y ella no tendría pensamientos hacia otro hombre. La idea de ella gritando su nombre era casi su perdición. —¿Terminaste el informe de Nielson que envié por correo? —Él habló por fin y se mostró satisfecho de ver su salto al oír el sonido de su voz. Por alguna extraña razón, su reacción lo relajaba. A él le gustaba la forma en que la ponía nerviosa. Se preguntaba qué más podría hacerla saltar. Lucas se puso de pie, caminó alrededor de su escritorio y se sentó en el borde de la misma, sus piernas a sólo unos centímetros de distancia. Se dio cuenta de que ella se sentó más recta incluso, si eso era posible. Sus piernas estaban cerradas tan herméticamente juntas que le sorprendió que no gritara de repente por un calambre muscular. Después de lo que parecieron horas, pero en realidad fueron sólo segundos, Amy le entregó el expediente sin palabras, ya había anticipado que él estaría pidiéndolo. Tomó la carpeta, asegurándose de que sus dedos se rozaran. Notó la piel de gallina aparecer en su brazo.

Él sabía que ella era demasiado fuerte para admitir que la hacía sentir algo, y no había manera de que fuera a llorar de misericordia. Había aprendido mucho de ella desde el primer día que se conocieron. Si hubiese lucido molesta de alguna manera, entonces él habría encontrado la fuerza

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—Muy bien. —Ella saltó una vez más, como si hubiera olvidado que estaban sentados juntos en la habitación.

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Él comenzó a sentirse mucho mejor, sabiendo que estaba de nuevo al mando. Fingió leer el archivo, tomándose su tiempo, disfrutando de la cercanía.

de voluntad para apartarse, pero podía ver la pasión brillando en sus ojos, a pesar de que tratara de ocultarlo. Su respiración estaba acelerada, haciendo que sus pechos subieran y bajaran por debajo de su blusa, y pudo ver la huella de sus pezones endurecidos presionando contra la tela. Quería agacharse y sentir el pulso de sus pechos bajo sus labios. Su excitación era un afrodisíaco. Lucas cambió su peso, haciendo que su pierna se presionara contra la de ella. Se sentó congelada. Era evidente que quería moverse, pero no sabía cómo hacerlo sin previo aviso. Era un juego de voluntades, y él realmente no sabía cuál de ellos cedería primero. Él estaba probando su resistencia hacia la atracción que sentía por ella, eso era seguro. Sabía que lo más inteligente sería dar marcha atrás y sacarla de su oficina, pero no podía hacerlo. Si ella le pedía retirarse, él la dejaría ir, pero esperaba que no lo hiciera. Le gustaba su juego. Sabía que estaban llegando a su límite. Se estaba poniendo demasiado caliente sentado tan cerca de ella, por lo que les dio a ambos un descanso y empezó a caminar por la habitación para crear distancia. —Muy buen trabajo —dijo finalmente, con respecto al archivo. Se metieron en una cómoda rutina después de eso, y trabajaron bien el resto de la tarde. El aire estaba lleno de tensión, pero hicieron un buen equipo cuando ambos se concentraron. El tiempo pasó rápidamente, como solía ser cuando estaba junto a ella.

La idea de que ella dejara las oficinas dejó una sensación desagradable en él. Pensó en lo que iba a hacer, nunca lanzaba sus jugadas antes de crear un plan, y mucho menos cuando su mente se encontraba tan desorientada.

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Ya era hora de que pusiera fin a la tortura. Solo una noche juntos, eso es todo lo que necesitaban. Trató de razonar consigo mismo que esta situación no heriría a nadie. Si era incómodo entre ellos después de que estuvieran satisfechos, entonces él la trasladaría hacia otra división de la empresa, por lo que no pasaría nada.

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Él no quería dejarla ir. Disfrutaba de la embriaguez de su olor. Se complacía en la forma en que sus ojos se lanzaban hacia él y luego miraba hacia otro lado. Sus curvas seductoras hacían que su cuerpo se apretara.

**** Amy luchó contra sus propias emociones mientras pasaba el día con Lucas. Un minuto él estaba dándole órdenes, y al otro, la seguía como una pantera, cada vez un poco más cerca con cada paso que daba. No entendía su atracción hacia Lucas. Sí, él era guapo, pero que nunca le había importado antes. A muchas mujeres les gustan los hombres fuertes, alfa, que piensan que el mundo debe inclinarse ante ellos. A ella no. A ella siempre le habían gustado los tipos de hombres que había encontrado durante la escuela. Así que tenía que decirse continuamente que no podía soportar a los de su tipo. Ella no necesitaba, ni quería, un hombre para hacerla sentirse completa. Le gustaba su vida mucho y no quería que nadie interviniera y le dijera cómo vivir. No era más que otro hombre, al igual que tantos otros hombres que habían existido. Si ella rompía sus reglas y se involucraba con alguien, nunca iría por un rico egocéntrico millonario como su jefe. Sería un hombre cálido, cuidadoso, alguien que quisiera una docena de niños y le trajera flores por lo menos una vez a la semana. Sexo que durara sólo unos minutos, una relación que durara toda la vida. Podía vivir con mal sexo, pero no podría vivir con un imbécil de marido. Mentirosa. Tú quieres emoción. Has estado trabajando en vez de distraerte desde que apenas comenzaste a caminar, con miedo a desobedecer, con miedo a decir alguna insolencia o impertinencia, con miedo a pedir algo. Ahora, ves a este hombre, este dominante y magnífico hombre, y quieres que él tome el control. Quieres que te obligue a salir de tu caparazón. Lo quieres a... él. Y algo mucho más importante que eso, quieres que él te desee, para que tome la decisión por ti.

—Entre —habló Lucas. Tom se asomó a la habitación.

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A las cinco de la tarde, alguien llamó a la puerta.

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Amy se sentó paralizada mientras luchaba una batalla interna consigo misma. Su mente cuidadosamente controlada para acallar a su corazón. Ella iba a ganar la pelea, lo que no sabía era que quedaría en mil pedazos cuando todo estuviera terminado.

—Hola, Sr. Anderson —dijo antes de volverse hacia Amy—. ¿Estás lista para salir? Tengo los teléfonos alterados, y me muero por un Bloody Mary y unas alitas picantes. Amy empezó a levantarse de su asiento cuando Lucas habló: —Tenemos demasiado trabajo para terminar esta noche, Tom. Amy tendrá que perderse la hora feliz —dijo, un poco grosero, en su opinión. —Está bien, Tom, voy a coger el autobús a casa esta noche. De todas formas, agradezco el paseo en la mañana. Nos vemos el lunes. —Ella le dio una sonrisa de disculpa antes de volver a trabajar en su portátil. —Está bien, dulzura. Nos vemos el lunes. —Le guiñó un ojo—. Que tenga un buen fin de semana, Sr. Anderson. —Tom salió rápidamente y, una vez más, Amy estaba sola con Lucas. Ella se quedó mirando a Tom por unos minutos con anhelo. Le encantaría simplemente sentarse y tomar una copa con su mejor amigo. Sus nervios habían estado en el borde de toda la tarde. El estado de ánimo de Lucas pareció deteriorarse después de que Tom se fue. —¿Por qué no trajiste tu propio auto para venir a trabajar hoy? —le preguntó por fin, poniendo fin a veinte minutos de incómodo silencio. —Yo no tengo un auto. Normalmente sólo viajo en autobús al trabajo, pero Tom no vive muy lejos de mí, así que el último par de días hemos estado compartiendo el automóvil. No tengo ningún problema con el autobús, sin embargo. —Le molestaba el tener que explicarle las cosas. —Te voy a dar un paseo a casa esta noche ya que te estoy manteniendo hasta tarde —dijo, como si el asunto se resolviera al instante. No esperaba nada, sólo su cumplimiento.

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—No necesito un paseo a casa. Ya le dije que estoy acostumbrada a viajar en el autobús. Voy a estar bien —dijo ella con los dientes apretados. Sabía que no sería el final de la discusión, pero ella no lo dejaría caminar sobre ella, jefe o no.

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Se sentó por un momento antes de responder.

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Estaba cansada de luchar consigo misma y él. Tenía miedo de que si no se alejaba pronto de él, terminaría por levantarse, golpearlo, o peor todavía, rasgar de su camisa hasta sacársela, de preferencia con los dientes.

Capítulo 5 Traducido por Auro_J, BUTY MADDOX & Alyshia Cheryl Corregido por Samylinda

S

u respuesta lo enfurecía. ¡¿Cómo se atrevía a decirle que no, cuando le estaba ofreciendo un paseo?! Por primera vez, ya que no pudo recordar a alguien que le hubiera dicho que no antes, y se encontró con que no le gustó, en absoluto. ¿Cómo podía preferir viajar en el autobús a aceptar un viaje con él? ¿Era su compañía tan repulsiva que no podía soportar estar en su presencia, aunque sea sólo por un momento? Estaba confundido ya lo suficiente acerca de cómo se sentía. No queriendo decir algo de lo que se arrepentiría, decidió no decir nada más. Si realmente creía que iba a permitirle viajar en el autobús, entonces no era tan inteligente como él creía que era. Podía ser terca, pero ciertamente podía superarla y llevarla a su apartamento. Estaba acostumbrado a que la gente hiciera lo imposible por él. Fue un poco sorprendente, pero no era tan desagradable, encontrar a alguien que estaba dispuesto a discutir. Descubrió que le gustaba Amy un poco más cada vez que lo desafiaba, pero no había manera de que la diminuta zorra fuera a salirse con la suya esa noche, no cuando se trataba de su propia seguridad.

—Sr. Anderson, no quiero quejarme, pero son las once. ¿Puedo venir mañana si esto realmente tiene que hacerse? —preguntó proyectando

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Después de que su enojo inicial disminuyera, se involucró en sus propias tareas, quedándose hasta medianoche cuando terminó el proyecto. Perdió la noción del tiempo.

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Podía ver que estaba cansada, pero siguió acumulando el trabajo sobre ella. Por un lado, él todavía estaba enojado de que se negara a viajar con él, y en segundo lugar, sólo quería estar con su compañía.

fatiga. Se sentía un poco culpable de que hubiera dejado a su temperamento anular, perdiendo su buen juicio. Él normalmente nunca hubiera permitido que se quedara tan tarde. —No me di cuenta de la hora, lo siento. Podemos terminar esto el lunes — dijo—. Vamos a salir de aquí. —Puso su trabajo de fin de semana en su maletín y se dirigió con ella a su oficina. Se puso de pie junto a la puerta mientras Amy ordenaba su trabajo y recogía su bolso y abrigo. Levantó la vista, y podía decir que estaba sorprendida de ver que todavía estaba allí. —Está bien, Sr. Anderson. Nos vemos el lunes. —Trató de hacer una salida rápida y se dirigió directamente hacia los ascensores. Él sonrió para sí mismo, disfrutando del canto de su voz. Le resultaba cómico que pensara que podía ser fácilmente dejada en paz. Por lo general, las mujeres lo perseguían por todo el lugar. Le gustaba el juego del gato y el ratón con su nueva ayudante. Esperaba muchísimo su captura. Amy apretó el botón del ascensor, y los dos dieron un paso dentro para el largo camino hacia abajo. Ninguno de los dos habló. Estaba sonriendo para sí, y sabía que ella estaba luchando contra la irritación. Cuando llegaron al vestíbulo, él la siguió mientras se dirigía hacia las puertas. —Hola, Amy. Estás trabajando hasta tarde. No hay ningún autobús. ¿Le gustaría que llamara a un taxi? —preguntó el guardia de noche. —Eso sería genial, Paul. —Le dio su mejor sonrisa—. ¿Cómo está haciéndolo esa hermosa niña tuya? ¿Entró al equipo de baloncesto?

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—Paul, la señorita Harper no necesitará que llame un taxi. Voy a darle un paseo a casa ésta noche —dijo Lucas con la confianza de saber que su palabra se tomaría sin preguntas. Paul miró a la cara rígida y con una expresión inflexible de su jefe, y decidió que no estaría en el medio de todo lo que estaba pasando.

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—Sí, entró al equipo universitario y ha dado volteretas alrededor de la casa desde hace dos días. Te voy a mostrar las imágenes tan pronto como mi esposa las revele —continuó—. Buenas noches, Sr. Anderson. Tenga un viaje seguro a casa —le dijo a Lucas, como si acabara de darse cuenta de que estaba allí con ellos dos.

—Está bien, entonces. Disfrute de su fin de semana. —Se volvió y regresó a su escritorio. Lucas sacó a Amy a través de las puertas delanteras, tomando su brazo. Ella no quería causar una escena delante de Paul, así que se fue sin protestar, pero se iba dar una idea de Lucas en su mente una vez que estuvieran afuera. Había estado conteniéndose un mes y la tensión que se había estado acumulando, estaba por encima de su tope. Tan pronto como estuvieron fuera, se volvió hacia él, dispuesta a dar rienda suelta a toda la ira que había tenido a en las últimas horas. Maldita sea, se veía increíble cuando estaba furiosa y con ira. Él quería arrancarle el moño y hundir sus dedos sobre su sedoso cabello. —Mira... —le espetó, pero él no le dio tiempo para terminar la frase. No podía aguantar más, así que se acercó y la tomó en sus brazos, aplastando sus labios contra los suyos. Se quedó tan estupefacta y rígida en sus brazos durante unos tres segundos, mientras sus labios acariciaban los de ella. Él supo el momento de su rendición, cuando toda la ira, la frustración y toda la atracción crecieron entre ellos. Sus brazos alcanzaron su cuello y sus labios se abrieron en una invitación, permitiéndole el acceso total de su boca. Una vez que tuvo su rendición, sus labios se suavizaron, comenzando a persuadir en vez de exigir. Sus brazos se movían arriba y abajo de su espalda, moldeando su cuerpo al de él. Se sentía como si no pudiera acercarse lo suficiente. Necesitaba más, mucho, mucho más.

Lucas estaba listo para tomarla allí en la acera. Empezó a levantar la parte inferior de su camisa, olvidando que estaban de pie a la vista de quien quisiera caminar.

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No podía respirar, pero no tenía ninguna necesidad de oxígeno. Su único deseo era que su cuerpo fuera presionado contra el de ella y sus labios, para seguir trabajando su magia. En su estómago había un millón mariposas revoloteando alrededor, y chispas de electricidad atravesándola.

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No había pensamientos de protesta o ira. Nunca había sido noqueada en sus pies antes, pero había una primera vez para todo. Su cuerpo estaba en llamas, y no quería que parara ese sentimiento.

Amy fue la primera que se topó abruptamente con la realidad. ¿Qué estaba haciendo? Estaba a punto de que su jefe la tomara en la pared exterior del edificio. Inclinó la cabeza hacia atrás y lo empujó. Antes de que ella supiera lo que hacía, su mano se acercó y le dio una fuerte bofetada en la mejilla. Acabando con toda la lujuria dentro de él. Se quedó allí, jadeando, sus ojos redondeados con el doble de su tamaño normal. Había casi hecho el amor con su jefe en una pared, en público, y luego le dio una bofetada en la cara. No podría hacer otra cosa que mirarlo con horror. Lucas no podía decir si estaba aturdido por los besos, por la bofetada, o por ambos. Ella también parecía ruborizada y despeinada. Él dio un paso hacia atrás para que no lo golpeara de nuevo. Él ganaría el control de sí mismo, porque sabía más allá de toda sombra de duda que sería suya. Sabía que no sería capaz de romper el hechizo que ejercía sobre él hasta que ambos derrumbaran los sentimientos corriendo a través de ellos. —Dejaré pasar esto, pero debe estar preparada para enfrentar las consecuencias si me abofetea de nuevo —dijo, mientras se frotaba la mandíbula. Ella había puesto realmente su peso en el golpe. No era una mujer indefensa que no podía sostener su posición ante él. —¿Cómo se atreve? —escupió—. No puede ir por ahí besando a quien se le apetezca. Puede ser rico y de gran apariencia, pero no le pertenezco. Yo soy su empleada y nada más. Con éstas palabras se dio la vuelta y empezó a alejarse. Tomó cerca de cinco pasos antes de que Lucas la cogiera del brazo y la hiciera girar.

—Lamento eso —apenas salió, obviamente teniendo dificultades para disculparse—. He perdido la cabeza por un momento, pero si cree que

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Su cuerpo todavía estaba en llamas, y caliente o fría, estaba haciendo estragos en él. Él quería echarla abajo en la acera y tomarla en un movimiento rápido. Su inagotable deseo por ella escandalizó el infierno fuera de él.

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—Yo no sé qué especie de juego estás jugando, Amy, pero le da igual que la tome de nuevo allí —le espetó.

tomé esta posición porque podría dormir con mi jefe, entonces tiene otra cosa en mente. Olvide que ésta noche pasó. Yo lo haré. Nos vemos el lunes, Sr. Anderson. Luchó para liberarse de su mano de hierro. Sus palabras fueron aumentando su temperamento. Era como si hubiera tirado un vaso de agua helada en su cara. ¿Se olvidaría de lo que había pasado? Como el infierno que lo haría. Él estaba cerca de recordarle una vez más su composición química. Sólo un montón de años de ser un experto en el autocontrol le impidió hacer precisamente eso. Él no se olvidaría de ella pronto, y se dio cuenta de que no quería que ella se olvidara de él tampoco. Estuvo tentado a tomarla de nuevo entre sus brazos, pero sabía que no tenía la fuerza de voluntad para ser dejado dos veces en unos pocos minutos. La próxima vez que empezaría algo sería en algún lugar en donde podría ser también terminado, y se aseguraría de que fuera una participante activa y que no jugara a la víctima. En lugar de besarla, dio la vuelta y tiró de ella. Luchó contra él cada paso del camino, pero supuso que sabía que sus palabras no servirían de nada porque se quedó en silencio. Él llegó a su auto y lo abrió. No tardó en meterla al asiento delantero, y luego caminó alrededor del auto para meterse en el asiento del conductor. Dio la vuelta al coche y se retiró de la zona de aparcamiento. —¿Dónde vives, Amy?

**** Estaba tan enojada que tenía que contar en silencio hasta diez antes de que pudiera hablar de nuevo.

Una vez más, tenía que contar en su cabeza. Se sentía atrapada entre una roca y un lugar duro. Lo último que quería era que su jefe extravagante

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—Bueno, si querías el viaje o no, lo conseguiste, por lo que sería de gran ayuda si acabaras de decirme en dóndes vives. Es decir, a menos que quieras venir a mí casa y terminar lo que empezamos de nuevo allí en la calle. Yo estaría de acuerdo con eso, también —ofreció.

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— ¡Le dije a que no quería ir con usted! —finalmente escupió.

supiera donde vivía. Pensaba en renunciar en cuanto ahorrara el dinero suficiente. Pensó por un momento, y entonces le dio la dirección de un complejo de apartamentos cercanos. Sabía que si él realmente quería encontrar su casa, era perfectamente capaz, pero por el contrario, no vio nunca una razón para que fuera a buscarla. Se detuvieron en el edificio, y vio que el auto y las luces de reversa se apagaron. Sabía que tendría que actuar con rapidez, o él la acompañaría hasta la puerta. Se detuvo para esperar que el auto parara. Saltó antes de que él pudiera detenerla y corrió por el costado del edificio. No le dijo nada, ni siquiera miró hacia atrás para ver su expresión. Asumió que estaba furioso con ella por tomar ventaja. De vez en cuando el hombre tendría que perder una batalla, incluso si estaba segura de que él siempre ganaría la guerra. Amy no quería correr ningún riesgo y, tan pronto como estuvo fuera de su vista, corrió tan rápido y se escondió detrás de unos arbustos. Se quedó allí por mucho más tiempo de lo que era probablemente necesario. Finalmente, cuando pensó que se había ido, se arrastró hacia fuera y se coló en la parte delantera del edificio, mirando alrededor en busca del auto. La costa estaba vacía. Suspiró para sus adentros. Tenía alrededor de una caminata de tres kilómetros para volver a su hogar, y los zapatos que llevaba no estaban hechos para ello. Ah bien, pensó, creo que será bueno comenzar.

Tuvo que quedarse por mucho tiempo para terminar su universidad. Trabajó a tiempo completo mientras asistía a la escuela, apenas tenía lo suficiente para cubrir la matrícula, y mucho menos para cubrir sus gastos.

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Pasó una hora antes de que Amy llegara a su casa. Suspiró con disgusto. La casa centenaria estaba muy degradada porque no había sido mantenida. Había limpiado su espacio de arriba abajo durante dos días antes de dormir allí.

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Dijo una oración en silencio para que no la asaltaran en el camino. El barrio no era exactamente lo que se llama "Familia Feliz", y por lo general no salía tan tarde sola.

Siempre había estado dispuesta a hacer lo que fuera para hacer su futuro mejor. No le tenía miedo al trabajo duro y se lo había demostrado a sí misma y a los otros a lo largo de los años. Su madre soltera había sido el peor padre imaginable y la había llevado de una casa vieja a otra. Amy siempre tenía hambre, estaba sucia y tuvo que rechazar a muchos amigos de su mamá diariamente. Estaba agradecida por haber descubierto las bibliotecas locales como sus santuarios y se enamoró de la lectura. Había pasado horas revisando todos los libros inimaginables, desde el inicio hasta el final. La biblioteca había sido cálida, y fue allí donde supo que iría a la universidad y que nunca viviría de esa manera otra vez. La madre de Amy murió cuando ella tenía sólo catorce años, y había sido una de las pocas afortunadas que había sido llevada a una buena casa de acogida. Fue allí donde había recibido su primera verdadera ruptura en la vida. Amy había llorado a su madre, aunque no merecía que estuviera de luto. Al mismo tiempo, supo que era una de las afortunadas que habían conseguido salir de tan mala situación. Había pasado de un apartamento infestado de drogas a un barrio familiar con una gran escuela, e incluso había ganado algunas becas. Ya sabía cómo sobrevivir en la nada y, una vez que se graduó y obtuvo el gran trabajo en la Corporación Anderson, sus sueños finalmente, eran casi una realidad. En un mes más, por fin tendría un verdadero hogar. Amy volvió de nuevo a la realidad, la cual seguía en su alquiler compartido y miró a su alrededor a su habitación en ruinas. Levantó la cabeza en alto porque pronto iba a estar fuera de aquel lugar horrible, y nunca miraría hacia atrás una vez más.

No podía pasar una hora sin dejar de pensar en su nombre. Hasta sus sueños estaban llenos de su jefe. ¿Por qué tenía que ser tan impresionante? ¿Por qué tenía que atraerle tanto? Si fuera la única que

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Lucas.

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Se metió en su cama, acostándose en la oscuridad mientras pensaba de nuevo en el último mes. Muchas cosas habían cambiado en su vida. Se había graduado, consiguió el trabajo de sus sueños, y desarrolló una gran amistad con un chico genial.

sintiera la atracción, no sería tan malo, pero, obviamente, después de ésta noche, ni siquiera podía fingir que él no sentía el mismo deseo. Deseaba que él no quisiera. Sería mucho más fácil para ella mantener su distancia. Con una nueva resolución, se comprometió a mantener un aire profesional, no importaba lo mucho que su cuerpo ardiera cuando estaba cerca de él. Tenía que mantener su trabajo, no podía vivir en barrios de crack nunca más. Quería salir de ahí. Después de dar vueltas durante horas, Amy finalmente se quedó dormida en el momento que apareció el sol en el cielo. Estaba agradecida que era fin de semana.

**** Sábado por la mañana, Tom estaba a punto de salir por la puerta y tomar su auto para ir a la casa de Amy cuando el teléfono sonó. —Diga —dijo con su habitual voz alegre. —Estoy buscando a Tom, por favor —respondió muy formal Lucas Anderson. —Éste es Tom. ¿En qué puedo ayudarle, señor Anderson? —¿Por qué el jefe estaba llamando un Sábado? —Tom, estoy buscando la dirección de Amy. La que está en su expediente personal parece estar mal. Dejó su bolso en el auto la noche anterior, y tengo que devolvérselo. Ya que ustedes siempre viajan juntos, usted debe saber la dirección.

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—Voy a ver a Amy éste fin de semana, Sr. Anderson. Yo podría tomar el bolso. Se encontrará conmigo en el bar esta noche —dijo. Tom pensó que esto haría más fácil todo. Obviamente, él había calculado mal, sin embargo.

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Tom casi le dio la información sin pensar. La forma en que su jefe habló, salió mucho más parecido a una orden de un sargento. Se sentía como si debiera estar saludando y gritando, "¡Sí, señor!" Él se detuvo en el último momento, recordando que Amy tenía una dirección incorrecta por una razón.

—Tom, no entrego las pertenencias de un empleado a otro empleado. Me encargaré de que Amy consiga su bolso de mi parte. Si usted fuera tan amable de darme esa dirección ahora, entonces yo podría darle el bolso. Su voz había sido formal antes. Ahora era fría como el hielo. Wow, Tom estaba pensando, éste tipo lo ha malinterpretado todo. Si quiero mantener mi trabajo, será mejor que le haga saber que no estoy interesado. —Um, ¿Sr. Anderson? Amy y yo sólo somos amigos. Ella realmente, realmente, no es mi tipo, si sabe lo que quiero decir. Por lo tanto, usted no tiene que preocuparse acerca de las citas entre oficinas o cualquier cosa con nosotros. Lucas pensó que era un tipo inteligente y podría sumar dos y dos. Hubo una breve pausa en el extremo de la línea, y luego con un sonido más agradable Lucas habló de nuevo—: Todavía necesito la dirección.

**** Lucas no estaba contento de tener que volverlo a hacer. Todavía estaba molesto de que Amy corriera de su vehículo la noche anterior. No le gustaba ser ignorado, y nunca nadie lo había rechazado por su presencia hasta sentir la necesidad de huir de él. Ahora tenía dos empleados que no le quisieron dar lo que necesitaba. Él estaba tratando de no estrangular a los dos.

Le dijeron que no era actualmente un residente, pero, a principios de la semana, se había puesto en solicitud uno de sus apartamentos. Tenían una unidad que estaba disponible en tres semanas, y lo había reservado. Al ser nueva en la mano de obra, había sido rechazada, pero habían

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Lucas apenas pudo mantener su temperamento bajo control. Había descubierto que ella había mentido acerca de dónde vivía. Había sido bastante fácil. Él simplemente había llamado a la sociedad de gestión de los apartamentos y les pregunto si vivía allí.

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—Mire, entiendo lo que está pidiendo, y por qué lo está haciendo, pero Amy es mi amiga, y le prometí que no daría a conocer su dirección. Si traiciono su confianza, nuestra relación se vería afectada. Realmente me encantaría ayudarle, y sé que usted puede despedirme, pero no puedo darle algo que no es mío.

hablado con su padre a principios de la semana y, como la solicitud venía desde Joseph, ellos estuvieron encantados de tenerla como una inquilina. —Lo siento, Sr. Anderson, realmente me tengo que ir. Sé que ella está en un lugar realmente horrible en éste momento, pero yo le voy a ofrecer un lugar para alojarse por un par de semanas hasta que consiga un nuevo apartamento. Me dijo que acaba de terminar la universidad y que la contrataron para su empresa y estaba emocionada de tener un buen lugar en primer lugar. Tom habló rápidamente antes de que Lucas pudiera ser capaz de cortarlo. Lucas fue sorprendido por el silencio una vez más. Con Tom despidiéndolo tan fácilmente como Amy lo había hecho la noche anterior. Estaba empezando a sentir que estaba perdiendo su toque. —Hablaré con la Srta. Harper personalmente. —Colgó el teléfono sin molestarse en decir adiós. Tom fue olvidado en el segundo que el teléfono tocó su base. Todo en lo que Lucas podría pensar era en el siguiente paso para encontrar a Amy. Después de una hora de hablar con varias personas, Lucas tuvo la información que quería. Había crecido con el dinero, pero le habían enseñado desde temprana edad no usarlo en contra de las personas. Sin embargo, hubo momentos en los que tener dinero le hizo la vida más simple, y ésta era una de esas situaciones.

Él había estado haciendo trabajo voluntario desde que era un muchacho, al igual que sus hermanos. Cuanto más ocupado tenía su día a día, más fácil era que se olvidara de la gente necesitada, pero consideró lo de la

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¿Qué estaba haciendo ella allí? ¿Cómo pudo por casualidad poner en riesgo su propia seguridad? No le deseó ni a su peor enemigo la casa, o el barrio en el que residía. Cuando vio lugares como la casa en la que ella se estaba hospedando, fue una experiencia humillante para él, y sabía que tenía que tener más tiempo para su trabajo voluntario porque había tanta gente que necesitaba ayuda.

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Se sintió incómodo mientras se acercó a su casa. El barrio no estaba para pasar el rato cómodamente durante el día ni mucho menos por la noche. En el momento en que vio el lugar en el que ella estaba viviendo, estuvo horrorizado.

casa una excusa pobre, hizo un voto de que apartaría el tiempo, pase lo que pase. Lucas cuidadosamente subió los escalones, temiendo que fuera a caer a través del porche podrido en cualquier momento. La puerta no parecía mejor, y estaría agradecido de tener algo de desinfectante para después de poner sus manos en cualquier cosa que tocara. De mala gana, levantó el puño y golpeó con fuerza, entonces podría ser oído por encima de los chillidos de los animales, que parecían venir de todas las partes. El olor característico de la orina, que esperaba que pertenecieran a animales que vagaban a través de los carriles del porche podrido. Cuanto más tiempo permanecía allí, más enojado se ponía. Amy había estado con su compañía durante un mes, demasiado tiempo para que siguiera residiendo en los barrios pobres. Trajo a casa una computadora de trabajo con información confidencial sobre la empresa. Si caían en las manos equivocadas, podría causar enormes horas de trabajo.

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Debería haber pedido un adelanto, hecho algo para salir de éste lugar. Aun el necio orgullo tenía sus límites.

Capítulo 6 Traducido por Alyshia Cheryl Corregido por Samylinda

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espués de unos cinco minutos, la puerta fue abierta por fin por un hombre que apestaba a alcohol, quien llevaba nada más que un par de calzoncillos sucios. A Lucas le resultó difícil conservar para sí su expresión de asco mientras miraba el rostro del sucio hombre, quien parecía no saber lo que es un cepillo y para qué servía. —Hey caballero, no pareces el chico de la pizza. ¿He ganado algo? — balbuceó el hombre. —Estoy buscando a Amy Harper. —Lucas no iba a hablar con el hombre. Iba a recoger a Amy y sacarlos a los dos lejos de aquí. —Era de esperarse que la primera persona que visitara a esa snob vistiera de traje —murmuró el toxico hombre. Miró a Lucas de arriba a abajo y luego murmuró—: Yo debería haber cobrado mucho más alquiler. A ella obviamente le está yendo mucho mejor que a mí si tiene a alguien como usted. ¿Qué es? ¿Una prostituta de tarifas muy caras? Apuesto a que alguien como usted le gusta la ilusión de la inocencia, y ella tiene eso con creces. Yo sabía que no era nada más que una actuación. Supongo que simplemente no tengo suficiente dinero para pagar por sus servicios. El hombre continuó entre dientes, provocando que Lucas sintiera ganas de golpearlo contra la pared. Tenía que encontrarse con Amy antes de que hiciera algo precipitado de lo que luego se arrepentiría, sin embargo.

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Lucas escuchó un crujido de una puerta abriéndose, y, a continuación, Amy estaba de pie delante de él. No existen otras palabras para describir la mirada de horror que le dio. Lucia como un ciervo atrapado por la flecha de una ballesta y sabía que preferiría hundirse en el piso de la inmunda casa que hablar con él.

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—Amy, hay un tipo grandote que quiere verte —gritó antes de salir por la puerta. Lucas esperaba que fuera la última vez que viera al hombre. El tipo estaba loco, y Lucas tenía que llevársela lejos. No podía entender cómo se sentía segura en cualquier lugar cerca de ese tipo.

A Lucas le hubiera parecido divertida la expresión de Amy en cualquier otro momento, pero al verla en la casa de un sucio hombre, cualquier rastro de humor acerca de la situación se esfumó. Él estuvo cerca de tomarla de un hombro y alejarla de ese lugar. —¿No vas a invitarme a entrar? —preguntó Lucas con los dientes apretados. —Sr. Anderson, ¿cómo encontró éste lugar? Estoy aquí sólo temporalmente, lo juro. Voy a mudarme a uno de esos apartamentos en un par de semanas. Sonaba ansiosa. —Hice un par de llamadas. Tenías tanta prisa por alejarte de mí anoche, que dejaste tu bolso en mi auto —respondió. Ella bajó la mirada y notó lo que estaba sosteniendo. Amy se acercó a tomar el bolso, pero él la detuvo antes de que entrara por la puerta. Ella se apartó de él, evitando el contacto físico. —Sr. Anderson, no hay necesidad alguna de entrar. Le agradezco por traer mi bolso, pero estaba a punto de salir. No hacía contacto visual con él, y apenas pudo evitar las ganas de agarrar su barbilla y enderezar su cabeza para que lo mirara a los ojos. —Vamos a buscar tu abrigo. Necesitamos hablar. —Fue todo lo que dijo él en respuesta. Esas palabras finalmente la hicieron alzar la mirada, su cara lavada recupero algo de color. Bueno, él pensó, preferiría verla enojada que avergonzada y derrotada. —Puede ser mi jefe, de lunes a viernes, Sr. Anderson, pero los fines de semana son míos y puedo hacer lo que quiera —dijo con vehemencia—. Usted puede irse.

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Obviamente, estaba equivocada si pensaba que él se iría. Su actitud arrogante estaba alterándolo. Él la siguió en silencio y cerró la puerta de su habitación detrás de ellos. Se dio la vuelta ante el sonido de la puerta al cerrarse. Cuando le devolvió la mirada, él vio fuego ardiendo en ellos.

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Se volvió hacia su habitación, al parecer esperando ser obedecida.

—No escuchó, ¿cierto? —espetó ella—. Se lo dije, tengo cosas que hacer hoy. Estoy más que dispuesta a dejar que usted sea el jefe durante la semana, pero mi tiempo personal es mío, y yo no le debo ninguna explicación. —Tenía las manos en las caderas, los labios apretados, y estaba dando golpecitos con el pie al piso sucio. Era verdaderamente un espectáculo digno de contemplar. Finalmente, logró esquivar su mirada para centrarse en observar a su alrededor, a un espacio pequeño. Su habitación era casi... hogareña. Él no creía que hubiera una sola mota de polvo a la vista. Era pequeño, muy pequeño. Su armario era más grande que la habitación, pero estaba impresionado con la forma en que todo estaba limpio y ordenado. Tenía un alambre colgando a través de la pared del fondo para la ropa, algunas de las cuales le darían un par de noches de insomnio. También tenía una especie de cubo en la esquina con jabón para lavar a su lado. En la otra pared había un pequeño aparador con una especie de mininevera y una pequeña cocinilla. En el centro de la sala, a sólo un par de pies delante de él, estaba la cama. Hecha con un tejido muy elegante en la parte superior. La cama parecía estar asentada en una especie de bloque. Podía ver que había hecho un esfuerzo real en su pequeño hogar, pero por desgracia, colocar una taza de porcelana en el alcantarillado no hacia al alcantarillado mejor. No verías a la hermosa taza. Todo lo que verías sería la porquería que lo cubre.

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Lucas dio un paso hacia Amy. Estaba perdiendo la voluntad y no sabía si podría resistirse a ella por algún minuto más. Su paciencia estaba comenzando a agotarse y juró no comenzar algo hasta que pudiera finalizarlo, y aunque la casa fuera tan repugnante como lo era, había una cama limpia delante de él, que funcionaría bien. Repentinamente la puerta fue abierta de un empuje y de ella salió el compañero borracho de apartamento de Amy, mayormente desnudo. Lucas iba a golpear al tipo, algo que no había hecho desde sus días de universitario.

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Lucas por fin pareció darse cuenta de que estaban de pie a solas en un espacio reducido, y una cama invitándolo frente a él. Su mirada se centró en Amy, quien estaba totalmente enojada y su ira disminuyó de repente, necesitaba tomarla en ese lugar.

—Bueno, Amy, ya que parece que me has mentido —dijo arrastrando las palabras—. Tu renta se triplicará y la quiero ahora o puedes sacar tu culo adinerado de mi casa. Obviamente, tienes una clientela adinerada, por lo que no deberías tener problemas con dinero en efectivo. —Yo no tengo ese tipo de dinero... —comenzó ella. Él rápidamente la interrumpió. —Tú siempre estás caminando por aquí como si fueras mejor que el resto de nosotros. Siempre hablas de cosas que no entiendo y tienes esa mirada de desprecio en tu cara. Al ver a uno de tus novios, supe que tienes un montón de dinero. Ese auto que él está manejando vale más que tres de estas casas. ¡Quiero mi dinero, ahora! —gritó y dio un paso amenazador hacia ella. Lucas rápidamente intervino en su camino, y la mirada en sus ojos paró al hombre, quien no se acercó más. Normalmente, Lucas habría parado al tipo por hablarle de esa forma, pero las cosas estaban saliendo mucho mejor de lo que esperaba. Él había planeado exigirle que dejara el lugar, pero ahora él no sería quien luciría como el malo. El inútil pedazo de basura se estaba convirtiendo en un héroe para Lucas. Él conseguiría sacarla de la casa y el haragán borracho sería el responsable —Eres un bastardo borracho, nunca te he soportado, ni a éste pedazo de mierda de lugar, casi destruido. Siempre te he pagado a tiempo cada mes sólo para puedas tomar mi dinero y te drogues. Me he alojado aquí sólo porque no he tenido otra opción, y para tu información, me voy de aquí en un par de semanas, de todos modos. ¡Estoy harta de tu pestilencia! — terminó con lágrimas en los ojos. —¡Sal ahora puta snob ...! —gritó antes de ser interrumpido por Lucas.

—Amy, no es necesario de que te lleves algo de aquí. Voy a reemplazar todo. Nos iremos.

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El hombre dio un paso atrás e hizo una rápida retirada. Incluso él sabía que no debía desobedecer a Lucas.

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—Ya es suficiente. Ella se irá, pero hasta que lo haga, sal de su habitación. Si le hablas de esa manera otra vez, te las vas a ver conmigo —dijo Lucas.

Lucas estaba tratando de ser amable, una actitud nueva de parte de él hacia ella, pero sonó como si no creyera que sus pertenencias valieran la pena de conservarse. —Usted puede hacer más dinero en un día de lo que he hecho en toda mi vida, pero todavía me siento orgullosa de mis posesiones —dijo bruscamente. —Amy, yo no intentaba insultarte, o a tus pertenencias. Es sólo que tu compañero de apartamento es muy inestable, y quiero sacarte de aquí lo antes posible. Ella finalmente rompió en llanto. —¡No recibo limosnas! Lucas se acercó y la tomó en sus brazos. Trató de empujarlo, pero era como mover a una roca de dos toneladas. Dejó de luchar contra él y luego sollozó en su hombro durante unos pocos minutos. Rápidamente llamó a su hermano en busca de ayuda, mientras seguía abrazándola. Por último, cuando se podía decir que se había calmado lo suficiente como para comenzar a empacar, la ayudó a recoger sus pertenencias. Para cuando terminó, su hermano Alex, estaba allí con su camión. —Oye, Lucas, ¿estoy interrumpiendo? Amy alzó la vista cuando Alex entró en la habitación. —¿Es una regla en su familia que todos los chicos nacen más guapos que los dioses griegos?

**** —Tú debes ser la famosa señorita Harper, la causa de las noches de insomnio de mi hermano —habló Alex, se acercó y la levantó de inmediato

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Lucas de repente sonrió, una sonrisa por primera vez en mucho tiempo. Le gustaba que Amy lo comparara con un dios. Realmente le gustaba que pensara que él era sexy. Ciertamente no era tan inmune a él como estaba tratando hacerle creer.

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Podía ver que había hablado antes de pensar en ello. Lucas vio cómo la cara de Amy se puso roja en cuanto las palabras salieron de su boca.

en un enorme abrazo de oso. Amy estaba demasiado aturdida como para decir algo. Después de que Alex por fin la soltó y gentilmente la puso en el suelo, lo miró sorprendida y un poco consternada, al descubrir que no sentía la más mínima agitación de deseo por él. Era tan guapo como su hermano, con un cuerpo bien formado, y sin embargo no hubo fuegos artificiales al estar en contacto con él. El hecho no fue del agrado de Amy. Si se sentía atraída por él, entonces podría explicar su atracción por Lucas, también. Él era caliente por lo que cualquier mujer podría sentirse atraída. Mientras miraba más de lo que debería a Alex, se dio cuenta de que era inútil. Parecía que el único Anderson con el cual su cuerpo traidor respondía era el que estaba frunciendo el ceño hacia ella. —Alex, si pudieras dejar de maltratarla, para presentarte. Amy, éste es mi desagradable hermano menor, Alex. Él era el único disponible que tuviera un camión grande, así que no podía dejar pasar su ayuda —se quejó Lucas. —Gracias —murmuró Amy, sin saber realmente qué más decir. —Un placer, Amy. Siempre estoy disponible para ayudar a una dama en apuros —dijo él con un guiño, causando que sus mejillas se calentaran. —Sí, Alex, lo entendimos, te gusta coquetear. Si pudieras poner tus hormonas bajo control durante cinco minutos, podríamos conseguir sacar las cosas de ésta habitación y salir de una vez por todas de aquí. No sé cuánto tiempo pasará hasta que el loco vuelva y yo realmente no tengo ganas de recibir un disparo hoy —murmuró Lucas.

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Antes de que Amy supiera lo que estaba pasando, tenían su habitación completamente vacía y sus cosas cargadas en el camión de Alex. Estaba de pie en la acera mirando hacia la casa a la que se vio obligada a vivir durante años. Mirando a través de los ojos de Lucas, era pequeña. Estaba un poco horrorizada por haber logrado vivir en un agujero por tanto tiempo.

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—Sí, señor —dijo Alex con un saludo burlón, antes de reírse. Lucas lo miró ferozmente antes de que los dos hombres comenzaran a moverse.

Amy fue sacada de sus reflexiones, cuando las palabras de Alex la sorprendieron. —No puedo esperar para robarte de mi hermano mayor, Amy. Eres impresionante y demasiado buena para él. No rompas mi corazón. —Él terminó de hablar, y le dio un beso rápido en los labios, luego se volvió y trotó hacia su camioneta. Se quedó clavada en el cemento durante unos segundos, levantó la mano hacia sus labios. Nunca había estado tan cerca de hombres seguros de sí mismos y le resultaba difícil de entender cómo se suponía que debía actuar. Los chicos normalmente no la besarían en la mejilla, por no hablar de los labios. Finalmente, cedió a su buen humor natural y comenzó a reír. ¿Cómo no disfrutar de la compañía de un hombre tan divertido? Descubrió que le gustaba ése tipo de coqueteo inofensivo. La hacía sentir mucho mejor acerca de su día. Lucas, por su parte, no parecía tan divertido. —Tienes que hacer caso omiso de mi hermano. Ha dejado que las hormonas controlen toda su vida, y le gustan las mujeres bonitas, pero es inofensivo. Le tomó la mano y la condujo hacia su coche. Vio que Lucas estaba irritado, pero no furioso. Y se dio cuenta de cómo los hermanos se preocupaban por los demás. También parecía que les gustaba irritar al otro y viceversa si podían. No quería meterse en medio de eso. No era lo suficientemente fuerte para eso.

Se obligó a calmarse porque sabía que Alex estaba tratando de fastidiarlo. Había funcionado.

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Lucas no le admitiría a ella cómo él había querido destruir la cara de su hermano por atreverse a besar a su mujer. También, él no admitiría lo celoso que estaba en ése momento porque ella no había golpeado a su hermano por haberla besado.

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****

Cuando llegaron a las puertas del auto, Amy de repente dudó. —Espera un minuto. —¿A dónde llevaran todas mis cosas? Yo no sé a dónde ir, todavía. Esto ocurrió tan rápido que no he tenido tiempo de pensar en lo que pasará después. Lucas podía ver que estaba empezando a entrar en pánico. —Amy, cálmate. Voy a llevarte a casa de mis padres, por ahora. Mi hermano le dijo a mi padre lo que pasaba, y mi padre quería hablar contigo. —Empezó a sacudir la cabeza cuando él la miró a los ojos—. Amy, no es prudente decirle a mi padre que no. Amy no dijo nada más. Sólo subió en el vehículo y se abrochó su cinturón de seguridad. Lucas rió mientras caminaba alrededor del auto. Él sabía cómo se sentía. Cuando su padre hacia una seña, tú ibas. Tú no ibas porque él estaba a la cabeza de la familia. Ibas porque el hombre se había ganado tu respeto. Ibas porque era el tipo de hombre por el cual podrías inclinarte en una reverencia. Había sido un padre excepcional, nunca colocó el trabajo por delante de su familia, y siempre fue el primero que estaba cuando cualquiera de los chicos tenía un problema o una buena noticia, si era el caso. Era consciente de la situación de Amy porque la familia siempre le dijo todo. Lucas y Amy no hablaron durante el viaje a la mansión de la familia. Él sabía que ella necesitaba tiempo para recuperarse. Había pasado por muchas cosas en las últimas horas y estaba feliz de saber que no era el chico malo de la situación actual.

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Su padre siempre decía que el nacimiento de su esposa era un gran motivo de celebración. Era la luz de su vida y que su mundo hubiera estado vacío sin ella. Sentía que su cumpleaños debía ser un día de fiesta nacional. Amy interrumpió sus pensamientos cuando por fin habló mientras se acercaban a la casa.

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Amy necesitaba tiempo para sí misma porque estaba a punto de ser arrojada en el caos de su familia. Todo el mundo estaba en la casa este fin de semana por el cumpleaños de su madre. Cualquier día de fiesta era motivo para que la familia celebrara junta, pero el cumpleaños de su madre era algo más grande.

—Sr. Anderson, perece que tiene visita en su casa. Probablemente no es el mejor momento para que me quede aquí. Por favor, ¿me dejaría usar su teléfono para poder llamar a un taxi y dejar de ser un problema para usted? —habló casi en un susurro. —De ninguna manera. —Fue su única respuesta. Amy se miró a sí misma y luego de vuelta hacia él. —Estoy usando unos viejos pantalones vaqueros —suplicó—. Por favor no me haga entrar ahí con este aspecto. Él sólo se rió al ver la expresión de pánico en su rostro y su voz horrorizada. Su familia había sido bendecida con más que la mayoría, pero no eran lo que pensaba que eran. Nunca habían tratado mal a alguien por la forma en que estaban vestidos, o porque no tenía mucho dinero. —Actúas como si fuéramos un grupo de snobs. Somos gente normal, como cualquier otra persona. ¿Y qué si nos gustan las cosas bonitas? Tú eres una snob en estos momentos, al juzgar a mi familia por lo que tenemos — dijo en tono acusador. Sus palabras funcionaron muy bien. Sus ojos se abrieron mientras pensaba en lo que había dicho, entonces vio el fuego que tanto le gustaba en sus ojos. Bueno. Le gustaban sus defensas, su confianza. No quería un ratón de mujer sentada a su lado. Quería una mujer fuerte, terca, alguien que lo desafíe y haga arder su sangre. Además, había algo que Amy tenía que aprender de él, que siempre conseguía lo que quería, y en ese momento él la quería con él.

Lucas la condujo a través del vestíbulo hacia la parte trasera donde la risa se oyó venir por los pasillos. Mientras caminaba hacia adelante con ella a su lado, Lucas sintió cómo se iba la tensión. Le gustaba estar a su lado,

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Había ido a la mansión por su entrevista de trabajo hace un tiempo, por lo menos no tenía por qué sentirse tan intimidada ahora. A pesar de que había estado allí antes, él se dio cuenta de cómo perdió el aliento al ver toda la belleza del lugar. Era el hogar de su infancia, pero él sabía cómo se vería para un extraño. Era impresionante.

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Lucas dio la vuelta alrededor del auto y la ayudó a salir. Él puso su brazo en el suyo y la arrastró por el camino.

aunque sabía que no debía. No importaba, sin embargo, estaba en casa y Amy estaba a salvo. Se sentía muy bien. —Finalmente, llegaste. ¿Qué has hecho, tomar la ruta del turista? He estado aquí durante media hora ya, y yo no era el que conducía el auto de carreras. —Alex se acercó y le dio un codazo a su hermano en las costillas—. Estás perdonado, sin embargo, ya que trajiste a mi futura esposa hermosa. ¿Cómo estás, preciosa? Hemos estado separados por mucho tiempo ya. ¿Quieres huir conmigo a Las Vegas y casarnos? — bromeó. Puso su brazo alrededor de ella y la arrastró por la habitación para tomar una copa. Lucas sacudió la cabeza mientras rodaba los ojos. Sabía que a su hermano le daba aun más miedo el matrimonio que a él. Iba a mantener un ojo en ella, sin embargo, porque si alguien podía cambiar a su hermano de playboy a un hombre felizmente casado, sería Amy. Se había asegurado de hacerles saber que era suya, por lo que sus dos hermanos sabían que Amy no estaba en el mercado. Se sorprendió al ver los celos corriendo a través de él. Nunca había sentido lo mismo por cualquier otra mujer con la que había salido. Si alguna hubiera tenido ganas de correr al lado de sus hermanos, con mucho gusto les hubiera dicho adiós. No es que hubiera sido un problema, ya que ninguno de sus hermanos se interesaba por la mujer del otro. Tenían un código entre ellos y nunca lo romperían. Tú no ibas y robabas a la chica de tu hermano. Por otra parte, que se sintieran celosos el uno del otro era un asunto completamente diferente, y a los chicos les encantaba fastidiarse entre sí. Empezó a caminar para recuperar a su mujer... uhm, empleada... de nuevo, cuando Esther le salvó de hacer eso. y

la

estás

—Estoy muy bien. Realmente estoy tratando de entender ese programa del computador, y no creo que tenga que llamarte el lunes. Hoy es sólo otro imprevisto de último momento. Nada de qué preocuparse —dijo Amy a Esther con valentía. Lucas se dio cuenta de que Amy no estaba acostumbrada a que la gente se preocupara por ella, ni que la quisiera, si era el caso. Tendría que

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descaradamente

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—Alex, déjala. Estás coqueteando avergonzando. ¿Cómo estás, Amy?

acostumbrarse a ambos. Los considerados parte de la familia.

empleados

de

los

Anderson

eran

Se preocupaban de ellos. Sus días de soportar el peso del mundo sobre sus hombros habían terminado.

**** —Sé que estás haciendo un excelente trabajo. Quiero decir, ¿qué estás haciendo con tu vida? Me enteré de lo de tu hogar —dijo con simpatía. Antes de que Amy supiera lo que estaba pasando, ella se vio envuelta en un abrazo. Se formó un nudo en su garganta mientras Esther la abrazó. —Ahora, no tengas miedo de pedir ayuda de vez en cuando. Vamos a llegar a conocernos muy bien porque esta familia se preocupa de las personas que aman —dijo. —Gracias, Esther. Es muy bueno tener excelentes patrones —Amy finalmente logró decir. —Sí, fue difícil al principio retirarme. Me encantó trabajar tanto en las oficinas de Joseph todos estos años. Vi a sus hijos crecer mientras corrían por los pasillos en el trabajo. Entonces, me hice muy amiga de Katherine. La mejor parte de la jubilación, sin embargo, es que son mi familia ahora, así no los perdí, acabo de conseguir más días para dormir. —Estoy un poco abrumada por todo esto. No estoy acostumbrada a que las personas se preocupen por mí. Se siente un poco surrealista, como si fuera a despertar en cualquier momento. Realmente espero que no sea el caso —admitió Amy.

—Hoy es el cumpleaños de mi increíble esposa, y todos nos reunimos para celebrar la llegada de esta hermosa mujer al mundo. Vamos, vamos, quiero que la conozcas, junto con algunas otras personas. Le he hablado acerca de nuestra reciente empleada —concluyó.

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—Amy, estoy tan contento de que estés aquí. Tenemos mucho de qué hablar, pero eso vendrá más adelante. Estoy seguro de que te has dado cuenta de que hay mucha gente alrededor. —Joseph se coló entre ellas y su entusiasmo causó que Amy saltara un poco. Él siguió hablando antes de que tuviera oportunidad de responder:

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—Puedes relajarte, Amy. Estás en buenas manos —prometió Esther.

Él puso su brazo en el suyo, y tuvo que correr un poco para mantener su ritmo. Puede que se retirara de ser presidente, pero él había dirigido la compañía durante muchos años y todavía estaba muy activo. —Katherine, me gustaría que conocieras a Amy, la nueva asistente ejecutiva de Lucas. Está haciendo grandes cosas por allá. Yo no creo que sea posible reemplazar a Esther, pero tenemos mucha suerte al tener a Amy —dijo Joseph mientras se dirigía a una mujer hermosa, quien no parecía tener más de cincuenta años. Su pelo de longitud media estaba perfectamente estilizado sobre sus delgados hombros. Era casi de la misma altura que Amy, a pesar de sus tacones de cuatro o cinco centímetros. Sus brillantes ojos castaños tenían pequeñas líneas alrededor de ellos, obviamente, demostrando que sonreía mucho. —Es maravilloso conocerte, Amy. He oído hablar mucho de ti. Lamento tanto tu situación, querida. No dejes que ésta gente te abrume demasiado. Sé que hay mucha testosterona en ésta sala, pero todos estos chicos sólo hablan mucho. Cuando llegas a conocerlos, son nada más que gentiles gigantes —dijo Katherine mientras se inclinaba hacia adelante. Antes de que Amy pudiera hablar, Katherine tiró de ella en un abrazo. Se estaba acostumbrando a lo cariñosos que eran los Anderson. No tenían ningún problema con abrazos o besos. Realmente tuvo que luchar contra las lágrimas mientras Katherine la abrazó por un momento, el dulce aroma de la canela flotando a su alrededor. La madre de Amy nunca la había abrazado. ¿Cómo podía cuando había estado tan ocupada consiguiendo su próxima dosis?

—Gracias por invitarme a su fiesta —logró decir Amy cuando Katherine la soltó.

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La mayoría de las veces pensaba que estaba bien con no tener familia, pero viendo a los numerosos y afectuosos Anderson, todos juntos en una habitación, se daba cuenta de que no estaba tan bien con eso. Quería ese vínculo familiar.

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Hacerse cargo de su familia era un compromiso que se había hecho cada día cuando tuviera sus propios hijos. Se encontró queriendo aferrarse a Katherine por unos minutos más.

—El placer es todo mío, querida. Me encanta mi cumpleaños porque siempre es maravilloso tener a mi familia y amigos cercanos. Vamos a vernos muy seguido ahora que trabajas para nosotros. Es por eso que Joseph siempre ha sido tan exigente con quien contrata en esas posiciones, porque sabe que no es sólo un empleado, sino una parte de nuestra familia, también. Amy no sabía qué decir. Le había dicho que los Anderson trataban a sus empleados muy bien, pero no podía entender porque los invitaban a su casa, tratándolos como iguales. No es extraño que su tasa de rotación de personal fuera tan baja. Estaba agradecida de nuevo por la suerte de haber conseguido ese trabajo. Con aun más determinación, supo que tenía que luchar contra atracción hacia Lucas, porque de ninguna manera quería perder posición en la Corporación Anderson. No tanto por su cheque, sino que necesitaba desesperadamente, le gustaba la idea de ser parte de familia.

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—Te llevaré a conocer a más gente, Amy. Hay una gran cantidad de ejecutivos de las oficinas que probablemente conocerás, pero sé que siempre me toma un tiempo aprender sus nombres. Este es un buen lugar para hacerlo. Algunas de las personas que están aquí se han retirado ya hace un tiempo, pero en general se los ve en las oficinas ayudando a la nueva generación. Una vez que seas parte del acelerado mundo de los negocios, es difícil desprenderse de él, incluso si sabes que es hora de retirarse —dijo Joseph con una sonrisa Durante los siguientes veinte minutos, Joseph la arrastró por toda la enorme habitación para hacer tantas presentaciones que sabía que nunca los recordaría a todos.

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Mientras hacían sus rondas finales, se produjo un gran revuelo en la sala. Levantó la vista para ver lo que causó la conmoción, cuando de pronto otro dios griego estaba de pie delante de ella.

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A pesar de que la gente estaba vestida de manera informal, todavía se sentía incómoda de pie entre ellos usando sus viejos pantalones vaqueros y una sudadera. Nadie la miraba con disgusto, al menos no lo había notado pero todavía estaba acomplejada por su aspecto.

En serio, ¿crecían en los árboles? Vio el parecido de familia y sabía que éste debía ser el último hermano. Santo cielo, era tan sexy como el pecado con su piel firme, sus desgastado jeans Wrangler y un sombrero negro de vaquero que había visto días mejores. La sonrisa que se extendía por su cara remataba su aspecto devastador. A pesar de que su ropa estaba casi tan desgastada como la de ella, él con ella o sin ella lograría verse increíblemente bien. —Oye chico, ¿qué te tomó tanto tiempo? Sabes que tu madre ha estado preguntándose dónde estaba su hijo menor. Pensó que habías olvidado por completo su cumpleaños —dijo Joseph, antes de inclinarse y darle a su hijo un abrazo. —Ah, papá… Isabelle estaba dando a luz, y tenía que asegurarme de que iba a estar bien. Chad está con ella ahora, así que me apresuré para llegar hasta acá —dijo tímidamente a su padre. —Sólo porque has llegado antes de que se cortara el pastel —dijo Joseph, perdonando la llegada tardía de su hijo. —¿Dónde está Lucas? Tengo que hablar con él —preguntó Mark, antes de que sus ojos se encontraran con ella. Vaya, se parecía a su hermano mayor, pero era un poco más robusto. Los tres juntos harían que cualquier mujer se derritiera a sus pies. —Tu hermano está al otro lado de la habitación, y si no me equivoco, te está lanzando el mal de ojo —le dijo Joseph con un guiño a Mark, el cual Amy no comprendió.

—Ahora dime, ¿quién es ésta hermosa mujer que llevas del brazo? ¿Mamá finalmente recobró sus sentidos y te mando a pasear? —Se dio la vuelta, dándole a Amy toda su atención.

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Amy no tenía forma de saber que la mirada que Lucas le estaba dando a su hermano, claramente diciéndole que no era solamente su asistente, Lucas le estaba dejando en claro a todos los hombres en la sala que aquella mujer era solamente suya.

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Mark miró a Lucas, y una enorme sonrisa se formó en su rostro, luego se volvió hacia ella. Pensó que sus propias rodillas temblarían. El tipo tenía el atractivo sexual escrito sobre él, y tuvo que admitir que no le dolían los ojos al mirarlo.

Sintió un rubor cubriendo sus mejillas, luego bajó la mirada, no quería que se diera cuenta de que estaba avergonzada. —Mark, deja de avergonzar a nuestra invitada. Ésta es Amy Harper. Es la nueva secretaria ejecutiva de tu cobarde hermano de allá, que por cierto, está dándote una mirada muy fea —le incitó Joseph. —Bueno, señorita Amy es un verdadero placer conocerla. Tengo una gran oferta de trabajo, si es que usted se cansa de trabajar para un aburrido y pedante hermano mío —dijo, mientras le dio un guiño coqueto. Antes de que Amy pudiera parpadear, tiró de su brazo, consiguiendo un casto beso en frente de una sala llena de extraños. Rápidamente se giró con la espalda recta y le echó el brazo por los hombros. —La oferta de trabajo sigue en pie si quieres. Eres simplemente impresionante y una besadora espectacular —dijo él con un guiño. Amy temía que su rostro permaneciera ruborizado durante todo el tiempo que estaba en torno a los hombres Anderson. Con su belleza y confianza, tenía la sensación de que cada uno tenía una visión diferente del mundo. Debió sentirse ofendida por haber sido besada por los tres hermanos, pero no tenía ganas de quejarse. Ni Alex ni Mark, habían tratado de profundizar sus besos. Tenía la sensación de que serían buenos amigos, a pesar de que podría haber aprovechado la oportunidad de hacerles saber que nada estaba pasando entre ella y Lucas.

—Está bien, Mark, puedes quitar tus manos de Amy. Me la llevaré para conseguir algo de comida. Por cierto, no está disponible —dijo Lucas mientras sacaba el brazo de Mark de sus hombros. No se había dado

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Sabía que los dos hermanos de Lucas estaban coqueteando inofensivamente, pero por lo general cuando una mujer era besada por hombres tan afables y francamente guapos como Mark y Alex, ella no podría controlar las respuestas naturales de su cuerpo. Estaba pensando en lo que debía hacer cuando Lucas se acercó a ellos.

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Mientras Amy pensaba en los tres besos por separado, se quedó consternada al darse cuenta que sólo el beso de Lucas había causado un deseo ardiente dentro de ella. Sabía que Lucas no era el único hombre elegible en esta sala, pero se sentía atraída hacia él. No estaba contenta de darse cuenta de eso.

cuenta de que su brazo aún estaba alrededor de ella hasta que Lucas lo dijo. Con esto, se cambió de un hermano a otro. Estaba empezando a sentirse como un juguete nuevo y brillante. Definitivamente, recordaría corregirlo cuando le dijera a la gente que no estaba disponible. No quería salir con nadie en este momento, pero no era el lugar adecuado para hacer ese anuncio. No era de su incumbencia, y ciertamente no tenía derecho a decirle a nadie acerca de su vida amorosa, o mejor dicho, la falta de una. A medida que su mano se posó en su hombro, sus dedos la tocaron, acariciando su clavícula, Amy sintió el tirón familiar de calor deslizándose a través de ella. Su pulgar rozó su cuello y la piel de gallina al instante estalló. ¿Por qué él? ¿Por qué tenía que ser Lucas el que despertara su libido dormido? —Lo siento por mi hermano, por cierto, mis dos hermanos. Sólo están tratando de fastidiarme, pero deben involucrarte a ti para hacerlo —se quejó Lucas mientras la conducía hacia el área de alimentos, donde los platos eran ilimitados para los huéspedes. —Creo que lo positivo de la situación es que ahora puedo decirles a todos que he besado tres de los mejores hermanos que he visto nunca. Hará que me vea más mundana de lo que soy —dijo con una sonrisa. Amy se imaginó que tenía dos opciones en la materia. Bien podría irritarse o podría encontrar lo divertido de la situación. No todos los días una chica era besada por tres hombres increíblemente calientes, así que decidió que tomaría la opción número dos y reiría. —¿Le gusta jugar con diferentes hombres? —preguntó con voz tranquila. —Sus hermanos son inofensivos —dijo finalmente. Lucas miró hacia abajo y ella no entendía por qué estaba tan molesto.

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Amy se detuvo en seco por ése comentario. No, no había estado riendo cuando él la había besado, pero luego, su cuerpo había estado en fuego todo el tiempo, haciéndola olvidar dónde estaba. Lucas le daba miedo, le hacía olvidar que no quería una relación. No podía darle un beso, era demasiado peligroso.

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—No estabas riendo cuando me besaste.

—¿No dijiste algo acerca de la comida? —preguntó, tratando de cambiar de tema, esperando que él lo hiciera. Él la miró intensamente durante unos momentos antes de que siguiera caminando. Exhaló un suspiro de alivio al dejar que el asunto pasara. Un incómodo silencio los rodeaba mientras cada uno cogió un plato. Amy perdió todo el apetito mientras permanecía de pie junto a Lucas, preguntándose exactamente cómo iba a continuar trabajando para él. Si él la dejaba, estaba segura de poder superar su enamoramiento, pero con él tocándola, no estaba segura de durar más de un mes antes de que estuviera rogándole para que terminara lo que había iniciado en la calle oscura. Trató de alejarlo de su mente mientras Lucas la condujo a una mesa y se sentaron. No pasó mucho tiempo para que otros se unieran. Pronto, fueron rodeados y Amy se sorprendió al descubrir que estaba disfrutando de la noche, la fiesta continuó hasta bien entrada la noche.

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Amy soltó sus problemas e incluso olvidó que estaba técnicamente sin hogar por el momento. Se relajó y se tomó el tiempo para conocer a otras personas de la oficina, incluso programando almuerzos durante el mes. Todo saldría bien. Así sería, porque estaba empezando a sentirse segura, por primera vez en su vida.

Capítulo 7 Traducido por Alyshia Cheryl Corregido por Alicadi

A

my no tenía ni idea de lo tarde que era hasta que estuvo sentada cómodamente en una silla, balanceándose en la terraza de atrás y viendo cómo la fiesta comenzaba a acabarse.

Los problemas vinieron a su mente. Ella no tenía mucho dinero guardado. Tenía sus primeros dos cheques de pago, que eran impresionantes, pero ese dinero se suponía que era para el pago inicial de su nuevo apartamento. Si ella gastaba el dinero para alojarse en un hotel, le tomaría mucho más tiempo instalarse en un lugar fijo. Oh, bueno, pensó. No tenía más remedio que hacerlo. Simplemente retrasaría sus planes por un mes o dos. Eso no era un problema que no pudiera resolver. Estaba tan cerca de sus metas que nada iba a detenerla. En el gran esquema de cosas, esto era sólo un contratiempo menor. —Ahí estás, Amy. Me sentaré en este columpio para darme un rato a mí mismo —dijo Joseph, sacándola de su concentración—. La fiesta finalmente terminó, así que vamos a entrar en mi oficina y nos preocuparemos por los negocios —continuó.

—Ahora que hemos solucionado el problema de los nombres, ven conmigo —dijo él con una sonrisa. Ella no pudo evitar sonreír ante su buen humor.

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Ella sólo estaba nerviosa y su primera reacción fue de pánico ante la idea de hablar sobre los negocios. Le preocupaba no estar lo suficientemente calificada para el trabajo y que él la despidiera cualquiera de estos días. Ella sabía que no la invitaría a la fiesta sólo para despedirla después, pero el vivir como siempre lo había hecho, causaba un instinto natural de temor.

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—Sí señor —respondió ella sin pensarlo hasta que él levanto una de sus cejas—. Lo siento, Joseph —dijo con una pequeña sonrisa, cada vez más acostumbrada a llamarlo por su nombre de pila.

Amy se levantó y rápidamente siguió a Joseph a través de un laberinto de pasillos, preguntándose cómo él no se perdía en el inmenso palacio de su casa. Debió haberle tomado años a Katherine el decorar toda la casa. Amy miró a su alrededor pensando que la decoración realmente le gustaba. Había considerado la posibilidad de estudiar diseño de interiores en la universidad, pero sabía que los empleos eran difíciles de conseguir en el mercado, así que ella había sido inteligente y había elegido a los negocios en su lugar. A pesar de que le hubiera gustado tener el lujo de poder elegir un trabajo que realmente le gustara, no lo hizo. Su primera prioridad era asegurar su futuro. Ella nunca viviría en un entorno inseguro otra vez. Quería una familia y no podía tenerla hasta que asegurara su vida. Tuvo que recordarse que aún era joven y tenía mucho tiempo. A medida que se acercaban a su oficina, ella se detuvo en seco cuando se encontró con un cuadro en particular. Era una obra de su artista favorito, Thomas Kinkaid. Se veía como un original. Era uno de sus favoritos, con una hermosa casa de campo al lado de un arroyo. La pintura era impresionante como todas sus demás obras. La forma en la que estaba pintada hacía parecer como si el agua estuviera realmente en movimiento, y las luces de la casa encendidas, haciéndole señas para que entrara. Ella podía imaginarse a sí misma sentada en el porche rústico mientras sus preocupaciones desaparecían por la corriente. Sonrió ante la idea tentadora, feliz al ver la bella imagen en el momento de su vida en que más lo necesitaba.

****

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Se enorgullecía de su habilidad para leer a una persona en un corto período de tiempo. Así era como él había tenido tanto éxito todos los años que había sido el Director Ejecutivo. Y él había leído a Amy muy

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Ella no se dio cuenta de la sonrisa de Joseph al verla extasiada viendo la pintura. Cuanto más tiempo pasaba alrededor de Amy, más sabía que había tomado la decisión correcta. Ella no estaba impresionada por las estatuas de millones de dólares o autos de lujo. Estaba impresionada con las verdaderas obras de arte. Realmente sería una gran adición a su familia.

rápidamente. Estaba sola, necesitaba una familia, y tenía miedo para confiar en la gente. También tenía un corazón de oro. La había observado la mayor parte de la noche, cómo interactuaba con la gente en la sala. Siempre estaba haciendo lo que podía para hacerlos sentir más cómodos, a pesar de que tenía que preocuparse de su vida en ese momento. No podía imaginar lo que se sentía no tener un hogar seguro. Sería una maravillosa esposa para su hijo. Los dos estaban buscando algo más en su vida, lo que pasaba era que ninguno de los dos se daba cuenta, o estaban dispuestos a aceptar el hecho. Joseph pudo darse cuenta de que Lucas no podía apartar los ojos de Amy. Era obvio que ella estaba desarrollando fuertes sentimientos por Lucas, también. Joseph esperaba una boda para la primavera. Así podría conseguir un nieto antes de Navidad. Y no habría mejor noticia que esa.

**** Amy salió de su ensueño, murmuró una disculpa, y siguió a Joseph dentro de su oficina en la casa. Como todo lo demás en la vida de Joseph, su oficina era enorme, pero sorprendentemente acogedora. Una enorme chimenea dominaba la mitad de una pared, ardiendo en su interior, el crujido de la madera, enviando el olor a pino dulce al aire. Había varios sillones cerca del fuego, y una biblioteca que recorría toda la pared. Se acercó a la biblioteca, y encontró algunos de sus títulos favoritos en los estantes. Se contuvo, justo a tiempo, antes de agarrar una de las copias de la estantería. Ella podía imaginarse acurrucada en el sofá, junto al fuego, leyendo hasta que se durmiera. Eso sonaba casi perfecto en ese momento.

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Se olvidó de que Joseph estaba cómodamente en una de las sillas de la habitación que estaban cerca del fuego, viendo en silencio el intercambio entre ellos dos. El calor se extendió a través de ella al verlo, a pesar de que había estado con él hace una hora antes.

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Lucas entró en la habitación, sus ojos lo tragaron antes de que ella pudiera detenerse.

Algo en el ambiente íntimo de la oficina hizo que sus pensamientos fueran sobre sexo. Esquivó su mirada y miró hacia la alfombra suave que estaba delante de la chimenea. Podía verse a sí misma atrapada en sus brazos mientras él tomaba uno de sus pezones y lo lamía. ¡Alto! ¿Qué estás haciendo? Se preguntó a sí misma. No vas a enamorarte de tu jefe. Ella repitió eso unas diez veces. Finalmente consiguió la fuerza de voluntad para mirar hacia otro lado, y se centró en Joseph. Después de un silencio incómodo, Joseph le ofreció una sonrisa reconfortante. Parecía como si pudiera leer su pensamiento, y eso la asustó. Ella se sentiría horrorizada si él sabía el tipo de pensamientos que estaba teniendo sobre su hijo. —Amy ven y siéntate para que podamos hablar. Amy inmediatamente se adelantó y se sentó en el sofá frente a él. Trató de relajarse, pero sus manos estaban un poco inestables, por lo que las agarró firmemente en su regazo y se sentó erguida mientras esperaba a que continuara. —Amy, nos gusta cuidar de nuestros empleados. Nuestra filosofía es que, si tratas bien a tus empleados, ellos seguirán siendo felices en su trabajo y, por lo tanto, más felices en sus vidas. Todo se resume al punto de partida. Un empleado feliz es igual a clientes felices —comenzó Joseph.

Amy tomó un profundo suspiro de alivio.

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—Estás haciendo un trabajo increíble, querida. No tengo ninguna queja acerca del rendimiento de tu trabajo, estás lista. Esther y Lucas han dicho que eres una verdadera adición para el equipo. Esta conversación no se trata de ningún problema de trabajo —consoló él.

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—Estoy muy feliz en mi trabajo, señor. Sé que estoy luchando un poco con el sistema informático, pero si me da un poco de tiempo, voy a manejarlo. Estoy más que dispuesta a trabajar los fines de semana y quedarme hasta tarde, así no estoy usando su tiempo mientras aprendo el sistema —dijo Amy cuando encontró su voz. Ella haría lo que fuera necesario para mantener su trabajo.

—Te he traído hasta aquí para hacerle saber acerca de sus beneficios, mientras trabaje para la empresa. Has pasado tu período de prueba por lo que el trabajo es tuyo permanentemente —dijo él. Amy estaba preocupada ante la posibilidad de perder su trabajo, pero él sólo quería hablar de sus beneficios. Ella estaba tan emocionada que tuvo dificultades para mantenerse en su lugar. Quería saltar y bailar. El alivio se deslizaba a través de su cuerpo. —Sr. Anderson, muchas gracias por la confianza en mí. Realmente significa mucho. Prometo no defraudarlo, y seguiré ocupando todo mi tiempo libre para asegurarme de estar dando mi cien por ciento. Éste es el mejor trabajo que pude haber conseguido alguna vez, sobre todo después de salir de la universidad —dijo con verdadera gratitud. Joseph sonrió ante el entusiasmo en su voz. —Amy, eres un soplo de aire fresco, pero ¿no le gustaría escuchar acerca de sus beneficios antes de darme tanto las gracias? —preguntó. —Sí, por supuesto, señor —dijo.

Pensó que obtendría un paquete médico y jubilación, pero no sabía que las corporaciones ofrecían más beneficios.

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Amy esperó a oír lo que estaba diciendo.

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—Sabes que yo estoy oficialmente retirado, y mi hijo está a cargo de la empresa. Está haciendo un trabajo condenadamente bien, pero él me preguntó, desde el principio, si yo todavía me encargaría de todas las cuestiones del personal. Él tiene muchas responsabilidades ya, y esto es algo que realmente disfruto, como él sabe bien. Nuestra empresa se enorgullece de ofrecer más beneficios que otras compañías en promedio. No revelamos esto a los nuevos empleados porque, en primer lugar, quiero que tomen la posición en la que quieren trabajar aquí, y en segundo lugar, si el empleado no funciona, entonces no hay daño causado —continuó—. Nosotros nos encargamos de todos los empleados, desde la parte superior de la cadena de mando, todo el camino en medio, hasta el fondo. Cada cargo ejecutivo obtiene un bono, sin embargo, según el trabajo que hace. Trabajas para el presidente de la empresa, y por lo tanto, queremos asegurarnos de que seas aun más premiada —dijo Joseph antes de detenerse.

—En primer lugar, recibirás un automóvil de la empresa. Lucas te llevará a la concesionaria para que lo compren mañana. El favorito de Esther siempre fue la LX Mercedes, pero puedes elegir lo que te acomode mejor. Vas a estar manejando un montón para nosotros, y queremos que disfrutes el paseo. Tenemos siempre en cuenta la seguridad como factor número uno. —Sonrió él. Amy sabía que muchas empresas ofrecían vehículos para el trabajo pero ni siquiera había pensado que podía ser un beneficio suyo. Esther le había advertido que estaría haciendo un montón de corridas después de que el entrenamiento hubiera finalizado, pero no se había preocupado de cómo iba a hacerlo. Estaba casi mareada de tanta emoción. ¿Podría llevárselo a casa con ella? Quería preguntar, pero tenía miedo que sonara mal. —El vehículo también será para tu uso personal y puedes mantenerlo — dijo, como si le leyera la mente—. Si no hay problemas de rendimiento con el auto, lo cambiaremos cada dos años. La seguridad es una gran preocupación nuestra, y nosotros no queremos que colisiones en alguna parte de la carretera —agregó. —Eso es muy generoso, gracias —masculló asombrada que no pudo decir mucho.

ella,

sintiéndose

tan

—Mi querida esposa colgó un par de llamados de mi empresa en el lago cuando nosotros estábamos de vacaciones. Ella siempre me dijo que había un tiempo para trabajar y un tiempo para relajarse.

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Amy no tenía problemas con el trabajo duro. Habría estado dispuesta a hacerlo de todos modos sin los beneficios añadidos, pero con ellos, no había cosa alguna que no hiciera por la empresa. Si tenía que trabajar veinte horas diarias, lo haría con una sonrisa.

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—No hemos terminado aún, también te daremos un celular nuevo —dijo, entregándoselo junto a un trozo de papel—. Tu número está en el papel. Tiene minutos ilimitados, por lo que también puedes usarlo como celular personal y puedes desocupar tu celular viejo. La comunicación es clave para un buen negocio, y tenemos que ser capaces de comunicarnos entre sí en todo momento… bueno, excepto en la noche, cuando el trabajo debería ser la última cosa en la mente de alguien —agregó con una sonrisa—. Desafortunadamente, en el mundo empresarial, el tiempo se olvida, y habrá algunas noches de desvelo y fines de semana largos.

Después de conocer a Katherine, Amy podría imaginársela haciendo eso. El pensamiento la hizo sonreír. —Por supuesto, tendrás el mejor seguro médico, que comienza el lunes, y todas las demás políticas de la empresa, que he enumerado aquí. Puedes leerlas más tarde. Te ayudarán a conciliar el sueño. Ahora, el mayor beneficio, que me parece bastante justo, teniendo en cuenta tu situación actual que Lucas me ha informado —agregó sin ninguna condena en su voz—. A todos nuestros ejecutivos se les ofrece vivienda. Tenemos un edificio de apartamentos fabuloso, reservado para nuestro personal de las empresas y empresarios que nos visitan junto a sus esposas. Hacemos un montón de negocios con personas en el extranjero y han descubierto que ahora prefieren estos apartamentos que un hotel. La renta es muy barata, y todos los servicios están incluidos. Varios de los miembros de nuestra junta permanecen en el complejo durante años, mientras ahorran para la compra de sus viviendas propias. No hay límite de tiempo en la duración de su estadía. Es tuyo mientras sigas trabajando. Si estás con licencia por enfermedad, el apartamento es todavía tuyo. Quiero que te sientas como en casa y segura en tu nuevo lugar. Amy tenía la sensación de que él sabía un poco acerca de su pasado. Por supuesto, él sabía de su pasado. Se imaginó que él hizo extensas comprobaciones de antecedentes de las personas que habían trabajado para su compañía, sobre todo en un cargo tan alto. —Tu nuevo apartamento estará listo para el lunes, y podrás instalarte allí. Tuvimos que pintarlo y hacer un poco de limpieza, ya que es donde Esther estaba viviendo desde hace bastante tiempo —agregó—. Creo que lo encontrarás muy cómodo. Ya está amueblado, pero Lucas te llevara para comprar, y puedes escoger tus propias decoraciones. Tus cosas ya han sido trasladadas, a excepción de unas pocas ropas que están junto a la puerta para que las ocupes en el futuro.

Amy se quedó atónita. Ella no sabía qué decir. Tenía su propio apartamento. ¡Su propio apartamento! Incluso estaba amueblado. Se

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—Perfecto, entonces podrás ir por la mañana. Luego te encargas de los asuntos de negocios que tienes. ¿Alguna pregunta?

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—Me encantaría aceptar el apartamento. El edificio que me aprobó para un par de semanas queda muy lejos del trabajo. Los complejos más cercanos estaban fuera de mi alcance —dijo Amy con vergüenza.

ahorraría unos cuantos billetes. Estaba tan emocionada que se olvidó de todo por un momento y se levantó de un salto, lanzando sus brazos alrededor de Joseph. —Muchas gracias —dijo ella al verse al borde del llanto. Amy se dio cuenta de lo que había hecho y lo poco profesional que había sido de parte de ella, y retrocedió. —Lo siento mucho, Sr. Anderson. Eso fue completamente poco profesional. Es que... nunca me imaginé que algo así podría ser parte de mi trabajo… —De repente ella se ahogó en su propias palabras, y no pudo hablar. Joseph se levantó del sofá, y la abrazó. —Está bien, querida. Nunca rechazaría un abrazo. Eres una buena persona y muy inteligente. Te has ganado todo lo que has recibido. No lo olvides, jovencita. —Él acarició su espalda, antes de soltarla—. En cuanto a este fin de semana, entiendo que no tienes un lugar donde quedarte, así que me gustaría ofrecerte la casa de huéspedes de mi propiedad. Ahora, no rechaces la oferta. Nos gusta que la gente se quede allí. Es por eso que se llama casa de huéspedes. No hay necesidad de que te quedes en un hotel —dijo, sonando como su hijo, sin dejar espacio para la discusión. —Te ves como si estuvieras a punto de caerte, así que Lucas tendrá que llevarte hasta allá. Me di cuenta de que estabas mirando algunos libros. ¿Te gustaría llevarte alguno para leer esta noche? —ofreció. Amy sabía que no tenía sentido discutir con el hombre. Ella perdería de todos modos. —Eso sería genial.

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Su familia se merecía todo lo que tenía ya que ellos lo devolvían diez veces. No podía creer la suerte que había tenido al trabajar en la empresa. Ella definitivamente controlaría la atracción por Lucas porque no valía la pena perder todo lo que tenía por eso.

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Amy no podía hablar en ese momento, o estallaría en llanto. Nadie había hecho tanto por ella antes. Nunca había tenido a alguien que tuviera tanta fe en ella, o le demostrara tanto cariño. Era increíble lo maravilloso que era Joseph. Y comprendió por qué ellos tenían tanto.

Sí, tenía la sensación de que sería caliente, pero una noche en la cama con él le llevaría años de arrepentimiento. No había forma de encontrar otro trabajo tan bueno como el que tenía, y lo perdería si se acostaban. Sabía que no había forma de que pudieran ser una pareja. Él estaba fuera de su alcance por lo que tendría que mantener distancias. Sabía que él la deseaba, era obvio. Lo más probable es que él diera esa misma mirada a todas las mujeres entre veintiuno y cincuenta, sin embargo. No era más que un hombre increíblemente sensual. Ella estaba más preocupada por comprender sus miradas que sobre lo que estaba pasando actualmente ahí. Su mente repetía el beso explosivo de hace un tiempo atrás. Incluso podía justificar eso. Habían estado hasta tarde trabajando y comenzaron a discutir. La ira tenía una tendencia a convertirse en deseo, eso era todo. Amy se dio cuenta de que estaba allí de pie, así que se obligó a moverse, se dirigió directamente a la estantería y cogió el enorme libro que había estado mirando antes. No podía esperar para perderse dentro de la historia. Ella ya se estaba imaginando a sí misma en el mundo de fantasía. —Gracias de nuevo, Sr. Anderson. De verdad ha sido muy bueno conmigo. Espero no defraudarlo. —Ya sabes, vas a tener que comenzar a llamarme Joseph sin que tenga que recordártelo —bromeó él—. Tengo fe en ti, Amy. Tengo la sensación de que nosotros vamos a trabajar juntos durante muchos años. Voy a dejar que Lucas te lleve a la habitación de huéspedes. Necesito encontrar a Katherine y despedir a los últimos invitados. Disfruta tu noche, querida.

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Finalmente se dio cuenta que él no había dicho ninguna palabra durante la conversación. Ella realmente quería saber qué estaba pensando.

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Con estas palabras, Joseph dio media vuelta y salió de la habitación. De repente, la habitación gigante, parecía más pequeña que un armario, con ella y Lucas dentro de ella.

Capítulo 8 Traducido SOS por BUTY_MADDOX Corregido por Catleo

L

ucas observó todo el convenio entre Amy y su padre. Había esperado ver la misma mirada de codicia entrar en sus ojos como generalmente les ocurre a las mujeres cuando están alrededor de su familia. Sorprendentemente, lo que avistó en su rostro era solo sobresalto, mezclado con gratitud. ¿Podía realmente no importarle la cantidad de dinero que tenía? Iba a averiguarlo. Lucas sabía que era cínico cuando se trataba de mujeres, pero todavía no había encontrado a nadie que no demostrase que estaba en lo correcto. Es por eso que no tenía citas, y por supuesto no llegaba a empezar relaciones. Solo salía con mujeres para satisfacer sus necesidades y, como las trataba bien, no se sentía culpable por ello. Conseguían lo que querían de él: joyas caras, viajes ocasionales y la asistencia a las más altas funciones de publicidad de la ciudad. Era capaz de satisfacer sus necesidades y ellas de conseguir cinco minutos de fama y regalos caros. Eso le funcionaba o, al menos, había estado funcionando hasta que conoció a su ayudante.

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Dejando a un lado la ridícula dirección que su pensamiento había tomado, se obligó a concentrarse. Cuanto más pronto estuviera resuelto el asunto con ella, más rápido podría salirse de esto antes de que hiciera algo estúpido, como besarla de nuevo.

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Parecía inocente, pero sabía que si se acostaban juntos, ella —al igual que todas las mujeres— cambiaría. No podía entender su fascinación hacia ella. Al principio sí, era nueva, aparentemente intocable, fue como una bandera roja para un toro. Quiso conquistarla y reclamar su derecho sobre ella. Sin embargo, esos sentimientos deberían haber acabado ya, en lugar de fortalecerse. Se puso serio ante la idea de ser la única mujer capaz de someterlo y derrotarlo.

—Ven conmigo, Amy. Te voy a mostrar el lugar donde dormirás las próximas noches —dijo mientras tomaba su brazo. Cuando salieron de la oficina y comenzaron a caminar por el largo pasillo hacia la parte trasera de la casa, Lucas sintió como si sus dedos se quemasen. Sólo su determinación persistente por superar el deseo le hizo seguir agarrando su brazo. No dejaría que la lujuria lo controlara. Cuando salieron y se vieron afectados por el frío de la noche, tomó una bocanada grande de aire esperando que el viento frío de alguna manera lo enfriara. No funcionó. En el momento en que llegaron a la casa de huéspedes, estaba agradecido porque no pudiera leer su mente, porque en ese momento estaba desvistiéndola lentamente, pieza por pieza, tirando de su pelo suelto de la cola de caballo, y esparciéndolo por la almohada, sujetando los hilos de seda entre sus dedos, tirando de su cabeza cerca de... —Oh, esto es hermoso —exclamó Amy, sacándole de sus pensamientos. Miró a la pequeña casa de campo rodeada de árboles y flores. Un camino de piedra conducía a un pequeño porche cubierto que tenía un par de mecedoras cerca de la pared. Recordaba haber pasado horas entrando y saliendo de la casa con sus hermanos. Una semana eran Robin Hood y sus alegres muchachos, la siguiente vez G.I. Joe1 luchando por la salvación de América. La cabaña era el territorio enemigo o un refugio, dependiendo del juego. Se habían metido en problemas más de una vez por asustar a los invitados al salir de los arbustos tendiendo una emboscada.

1

G. I. Joe: (Government Issue, Joe): En referencia a la representación del gobierno estadounidense en sus soldados, apodados durante la 2da Guerra Mundial "JOE") es el nombre de una línea de figuras de acción concebida por Stanley Weston, quien tuvo la idea de crear unos muñecos militares enfocados a los niños, que pretendían emular el éxito de Barbie entre las niñas.

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Amy suspiró, sacándole de su visita al pasado. La miró con curiosidad, pero ella se negó a mirarlo a los ojos.

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Lucas casi sonrió ante el recuerdo. Sus hermanos y él no habían querido atacar realmente a los invitados, sólo fingieron que iban a capturarlos. Algunas de las personas no vieron divertido que unos niños enmascarados los persiguieran.

—Entra, Amy. Te mostraré dónde está todo. Mis padres han abastecido la cocina por lo que tendrás un montón de comida. Hay sábanas en la cama y toallas limpias en el baño. Es un lugar pequeño, así que no creo que te pierdas. Por favor, utiliza lo que necesites de la casa. Es para los clientes, después de todo —dijo, aunque no creía que ella lo escuchara. Estaba demasiado ocupada dando vueltas. Trató de ver a través de sus ojos, dándose cuenta de las flores cortadas frescas que estaban puestas en la mesa de la cocina pequeña, de la variedad de jabones y lociones alineados en el mostrador del baño, y de la bañera de gran tamaño en el jardín donde podía imaginarla metiéndose. Con ese último pensamiento, Lucas sabía que era hora de irse. De ninguna manera necesitaba una foto de ella cubierta de burbujas que quedase en su cabeza. —Me voy para que puedas relajarte —dijo él antes de escaparse rápidamente por la puerta principal. Se detuvo en el porche delantero y respiró hondo. Si no hubiera salido en ese segundo, habría cedido y la hubiera tirado en la cama, haciéndole el amor hasta que ambos fueran incapaces de caminar. Mientras estaba de pie en el silencioso porche, decidió que tal vez era mejor si se acostaba con ella. Quizá podía funcionar, razonó. Simplemente le diría que desde el principio fue evidente que se sentían muy atraídos el uno por el otro, y eso era lo más inteligente. Ella parecía razonable, lo entendería.

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Lentamente volvió a la casa grande para hablar con su padre. Se tomó su tiempo para entrar, no queriendo que su padre lo viese hasta que su cuerpo estuviera bajo control. Le tomó mucho más tiempo de lo que era aceptable para que se enfriara.

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Era la única forma que se le ocurría para poder sacarla de su sistema. Una vez que tuvieran relaciones sexuales su salud mental volvería a la normalidad. Si ella hubiera dejado de mirarle intensamente con miradas ardientes, entonces él podría haber sido capaz de mantener el control un poco más. Que el rostro de ella fuera como un libro abierto, pensó, no ayudaba mucho. Sabiendo lo mucho que ella lo deseaba alimentaba más su propio deseo.

Finalmente entró, encontrando a su padre sentado en el estudio con un vaso de whisky en la mano. Eso parecía una idea excelente. —¿Hiciste que Amy se sintiera como en casa? —le preguntó Joseph. —Sí, papá. A ella le encanta el lugar —respondió mientras caminaba hacia el mini-bar. Se sirvió un trago triple de whisky y se lo bebió de un sorbo. Sintió que sus nervios se empezaban a calmar a la vez que el fuego quemaba su garganta y sus ojos se volvían acuosos. El dolor de la bebida vale la pena, pensó, si podía calmar sus nervios a flor de piel. Inclinó de nuevo la botella y vertió una pequeña cantidad en el vaso antes de darse la vuelta y caminar a la zona de estar. Después de sentarse se obligó a tomar un sorbo de la bebida en lugar de tragarlo. No necesitaba un zumbido en su cabeza. Lucas no vio la sonrisa de complicidad en el rostro de Joseph. Tal vez si lo hubiera hecho estaría más preparado para la próxima conversación. No tenía ni la menor idea de lo lejos que su padre iría a fin de tener nietos y asegurarse de que sus hijos no estuvieran solos el resto de sus vidas. —¿Dónde encontraste a la Srta. Harper, papá? —Tuvimos una feria de trabajo en su universidad hace unos meses, y me dieron su currículum entonces. Hice un poco de investigación sobre ella y supe que era perfecta para el trabajo. Ya sabes, se necesita alguien especial para trabajar para el presidente de nuestra compañía —respondió Joseph. —Sí, lo hace mucho mejor de lo que pensé que lo haría. Es un poco parlanchina, pero estoy seguro de que se acomodará el tiempo que esté con nosotros.

—Crecí, muchacho, y tú deberías hacer lo mismo. No te estás haciendo más joven, ¿sabes?

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—He oído hablar a mamá acerca de algunas de las cosas que le has dicho tú mismo, viejo —dijo Lucas, la sonrisa en su rostro restándole cualquier mérito a sus palabras.

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—¿Un poco parlanchina? ¿De verdad acabas de decir eso? —preguntó Joseph sorprendiendo de Lucas. Miró a su padre ante las preguntas. Poco a poco, se dio cuenta de lo que había dicho. Sus labios se curvaron en una sonrisa. Bueno, sólo la estaba llamando como él la veía.

—Solo tengo treinta. No es como si tuviera un pie en la tumba —dijo Lucas con exasperación. —Cuando tenía treinta años tenía ya dos hijos, y otro a la vuelta de la esquina —respondió Joseph. —¿Me estás tomando el pelo? ¿Crees que debería casarme? —dijo Lucas nombrando la palabra "matrimonio" como si fuera una palabrota. —Tú eres el mayor, Lucas, el que debería ser un ejemplo a seguir para sus hermanos más jóvenes. ¿Sabes? Tu madre y yo no nos estamos volviendo más jóvenes. Quizá solo nos queden unos años... —La voz de Joseph se fue apagando, desplomándose un poco en su asiento. —Oh, por favor, papá. Eres uno de los hombres más fuertes que he conocido. Ni se te ocurra pensar en actuar frágil para que me haga sentir culpable por no estar siguiendo a las mujeres arriba, izquierda y derecha para que pueda tener nietos. Además, tú no tienes un pie en la tumba, tampoco. Tú y mamá todavía hacen caída libre —dijo Lucas mientras levantaba las manos en señal de frustración. —Uno nunca sabe lo que puede pasar mañana. Tengo una gran chica creo que deberías conocerla. Es la hija de un amigo mío y creo que se llevaran bien. —Para justo ahí, papá. No necesito que me arregles citas. Al contrario de lo que puedas creer, no tengo ningún problema en encontrar mis propias mujeres. Si realmente quieres hacer algo de emparejamiento deberías centrarte en Mark. De todos nosotros, es el más probable en sentar la cabeza y darte una generación de nietos —dijo Lucas mientras miraba a su padre.

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—Voy a dejarlo por ahora, pero hay que empezar a pensar en tu futuro — dijo Joseph, como si le estuviera haciendo un favor. Lucas pensó que sería mejor si lo dejaba pasar.

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Su padre había comenzado a quejarse acerca de nietos hace un par de años atrás, pero Lucas no se preocupó, mas si Joseph trataba de establecerle citas a ciegas entraría en modo de pánico. No tenía ningún deseo en caminar hacia el altar, nunca.

Los dos charlaron un rato más sobre el negocio y Lucas comenzó a relajarse. Su día había sido largo y estaba listo para ir la cama, a pesar de que odiaba acortar su poco tiempo con su padre. —Tengo que ir a casa, papá. Te veré por la mañana, ¿de acuerdo? —Eso está bien, estoy un poco cansado —dijo Joseph mientras se giraba— . Espera, Lucas, Amy se olvidó de tomar sus papeles. ¿Puedes ir a dárselos antes de salir? El estómago de Lucas se encogió ante la idea de volver a verla esa noche, pero no tenía ninguna excusa buena que darle a su padre del porqué no podía hacerlo. Tal vez la suerte estaría de su lado y ella estaría dormida y así podría dejárselo en la puerta principal. —Claro, papá. Dile a mamá que la quiero, y que mañana voy a verla. Le dio a su padre un rápido abrazo antes de caminar desde la habitación. Rápidamente se dirigió a la cabaña, viendo sólo una tenue luz brillante a través de la ventana de la parte delantera. Llamó a la puerta, pero no hubo respuesta así que comprobó el pomo. No estaba cerrado todavía. Iba a tener que hablar con ella sobre eso. Entró y estuvo a punto de gritar su nombre cuando ella dobló la esquina.

Lucas se obligó a sí mismo a dar la vuelta y salir por la puerta principal. Sabía que era lo que tenía que hacer, pero de alguna manera comenzó a moverse. De pronto, estaba de pie delante de ella con los brazos alrededor de su cintura.

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Su olor se arrastró hasta él, llenando su nariz con algún tipo de especias, como canela. Fuera lo que fuese, le dio ganas de tomar unos cuantos bocados de ella. Una pulgada más de movimiento en cualquier dirección y sería capaz de ver todos sus secretos.

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Se quedó congelado en su lugar mientras sus ojos la consumían. Ella estaba de pie delante de él sin nada más que una toalla pequeña que apenas estaba cubriendo su cuerpo. Podía ver todo el camino desde los pies hasta la parte superior de sus muslos blancos cremosos. La parte superior de la toalla estaba tan abajo que podía ver la elevación de sus pechos abundantes. Como si su cuerpo apenas vestido no fuera suficiente para empujarlo hacia el borde, todo su cuerpo estaba todavía brillante de su baño.

Empujó su cuerpo húmedo, casi desnudo contra el suyo, y después estaba devorando sus labios. La sintió endurecerse durante un milímetro de segundo, antes de que lo estuviera agarrando hambrienta. Nunca había deseado tanto a una mujer, hasta el punto de sentir que moriría si no la tomaba. Durante medio segundo su cerebro trató de recuperar el control, pero cuando oyó un suave gemido escapar de sus labios, perdió su compostura completamente. Si ella le hubiera empujado lejos, o le hubiera rechazado, de alguna manera hubiera sido capaz de liberarla, pero ella se esforzaba en estar más cerca de él, gimiendo mientras enredaba su lengua con la de ella. Ella se retorció entre sus brazos, ninguno pareciendo conseguir suficiente del otro. Con un rápido movimiento le arrancó la toalla, dejando que sus manos corrieran libremente de arriba a abajo por su cuerpo. Acarició sus curvas, disfrutando de la sensación de la suavidad de su piel mientras su mano flotaba sobre la curva de su cadera, luego hacia arriba a un lado de su pecho. Sin romper el beso, él la levantó y caminó la corta distancia hasta el dormitorio. Suavemente la recostó en la cama, se desnudó y tiró su ropa fuera, sintiendo un vacío en los pocos segundos que estuvo lejos de ella. Su mirada fue atraída por la belleza de su cuerpo, haciendo que su erección se hinchara aun más, la sangre corriendo a través de él, centrándose en una sola área, urgiéndole a tomarla.

Mientras exploraba su exquisito cuerpo olvidó todas las dudas restantes y simplemente disfruto del intenso placer que tocarla le traía. Ella comenzó

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Se unió a ella en la cama, cubriendo su cuerpo. Ella se inclinó hacia él, buscando su boca. Con gusto la complació y mordió su labio inferior antes de chupar su boca, los sonidos provenientes de su garganta instándole. Finalmente, se separó para mover los labios hacia abajo. Lamió un camino por su cuello, mordisqueando un poco antes de la piel sensible, haciendo que otro gemido escapara de sus labios.

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Lucas vio los ojos de Amy ir de la excitación a la timidez mientras miraba su cuerpo desnudo. De repente sintió miedo de que ella cambiara de opinión si le daba mucho tiempo para pensar en lo que estaban haciendo. Estaba seguro de que él explosionaría. A pesar de que desnudarse no tomó más de medio minuto, ya estaba dolorido de nuevo por tocarla.

a moverse debajo de él, abriendo las piernas a modo de invitación para que empujara dentro de ella. Lucas sabía que Amy estaba rogando por la finalización, pero se negó a hacerla suya hasta que supiera que estuviera lista. A pesar de que no iba a durar mucho más, sobre todo con su roce contra él; lo lamentaría si terminaba demasiado rápido. Necesitaba que ella sintiera tanto placer y satisfacción como él. Cuando sus manos se deslizaron sobre sus pechos redondeados, pellizcando los pezones con sus pulgares, su espalda se arqueó hacia arriba, su cuerpo temblando. Ella envolvió las manos alrededor de su cuello, tirando de él hacia ella. El mirar hacia sus ojos desenfocados de deseo la consumió. Él la agarró del cabello y aplastó sus labios contra los de ella, hundiendo la lengua profundamente dentro de su boca. No se cansaba de ella: su sabor, su olor, su sonido. Todo en ella lo excitaba. Cuanto más su lengua acariciaba el contorno de su boca, más se retorcía de deseo. Terminó el beso para explorar el resto de su cuerpo, lo que la hizo gritar de frustración. Su propio cuerpo le estaba pidiendo poner fin a la tortura de ambos. Iba a hundirse profundamente dentro de ella y hacerla suya, ¡únicamente suya!

Ella estaba un poco débil en sus brazos cuando él empezó a besar el camino hasta su estómago. Sentía como si pudiera adorar su cuerpo el

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Su boca finalmente la probó, sintiendo su sabor, haciendo que sus caderas se arquearan de la cama mientras gritaba de placer. Sus gemidos le dio la fuerza para seguir adelante. Probó su dulzura, sintiéndola temblar debajo suya. De repente se puso tensa, y luego todo su cuerpo se sacudió y gritó liberándose. Estaba temblando bajo su hábil boca así que movió su lengua una última vez contra su húmedo calor húmedo antes de que poco a poco hiciera su camino de regreso a arriba de su cuerpo.

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Probó la suave seda de su estómago, sintiendo que temblaba debajo de su boca. Mientras movía la cabeza hacia abajo y pasaba la lengua por el interior de los muslos, todo su cuerpo tembló. Nunca había estado con una mujer tan receptiva antes, y le resultaba imposible mantener siquiera un aspecto de control.

resto de la noche. Arrastró la lengua por sus pechos hinchados y suavemente tomó una de sus pezones apretados en su boca. Ella comenzó a temblar mientras su cuerpo se agitaba de nuevo a la vida. Se tomó su tiempo pasando de un pezón sensible al otro hasta que ella gritó por él. El grito profundo de placer rompió el último pedazo de control que le quedaba. Rápidamente trasladó su cuerpo sobre el de ella, presionando la punta de su erección sólida contra su apertura. Su boca tomó la de ella otra vez mientras su mano se deslizaba hacia abajo para asegurarse de que estaba lista. Movió los dedos sobre su sexo hinchado, y luego entró. Todo su cuerpo se arqueó de la cama, presionando contra él mientras gemía de placer. —Por favor —rogó. Ella estaba más que lista. —Abre los ojos. Quiero verlos cuando te haga mía —susurró. Poco a poco, como si un peso estuviera manteniéndolos cerrados, sus ojos se alzaron medio abiertos. En un empuje, se enterró profundamente en ella. Casi explotó con el primer contacto de su apretado color agarrándolo. Sintió su cuerpo rígido, y un sonido de dolor escapó de sus labios mientras se ajustaba a él. Sus ojos muy abiertos, mientras su boca formaba una expresión de sobresalto. Todo el cuerpo de Lucas se puso rígido cuando se dio cuenta de que ella era virgen. ¿Cómo una mujer, especialmente una tan atractiva y sexualmente seductora como ella, llegaba a la edad de veinticuatro años siendo virgen?

Sabía que tenía que hacer las cosas bien y parar, pero cuando sus caderas se movían hacia arriba, agarrándolo con más fuerza, dejó de luchar contra ello. Empezó a moverse con un ritmo constante, pero a medida que su respiración se hizo más pesada, y sintió el cuerpo de ella estremecerse, no

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Empezó a retirarse de ella cuando su rostro se relajó y suspiró en éxtasis mientras su cuerpo se ajustaba al de él.

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La sorpresa le trajo de vuelta un poco de su control perdido. Tenía que parar. No dormía con mujeres que no sabían la partitura. Él no era el tipo de chico de "felices para siempre", lo que significaba que las vírgenes estaban estrictamente fuera de los límites.

pudo aguantar más y empezó a empujar rápidamente. Sus caderas empujaron hasta él, y lo apretó de placer. Cuando ella gritó y su cuerpo empezó a temblar a su alrededor, se corrió derramando su semilla profundamente dentro de ella, sacudiéndose con el poder de su liberación. Se puso encima de ella, sin moverse durante varios minutos mientras su respiración volvía a la normalidad. Dándose cuenta de que era más probable aplastarla, se volvió, llevándola con él. No sabía qué decir, así que no dijo nada. Solo se quedó quieto frotando su espalda hasta que oyó su respiración constante, lo que indicaba que se había quedado dormida. Se quedó donde estaba durante una hora, mirándola dormir plácidamente en sus brazos. En el sueño, ella no pudo acercarse lo suficiente a él. Su pierna estaba envuelta alrededor de su parte inferior del cuerpo, y su cabeza descansaba sobre su pecho. Ella era la mujer más increíble que jamás había visto, y ahora era suya. De repente, la cabeza de Lucas se agotó rápidamente. Había estado a punto de quedarse dormido cuando la constatación de que no había usado protección lo golpeó. ¿Qué había estado pensando? Él nunca había tenido relaciones sexuales con una mujer sin usar condón. No era tan estúpido como para quedar atrapado en la trampa de un bebé. Sus pensamientos corrían en un millón de direcciones diferentes. Sabía que no había manera de que ella hubiera planeado tener sexo sin protección. ¿Cómo podía haber sabido que iba a volver a la casa esa noche?

Miró a Amy, sintiéndose de repente atrapado. Había estado decidido a eliminarla de su sistema, pero podría terminar costándole todo. Era la primera mujer que había logrado atraparlo con la guardia baja. A medida que se deslizaba de la cama y se vestía, sus ojos volvieron a ella,

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Estaba enfadado consigo mismo, pero volvió la ira hacia ella. De ninguna manera se vería obligado a contraer matrimonio, pero si su noche de pasión los conducía hasta a un niño, no iba a marcharse. La familia era todo para él, y un niño no es un error, nunca.

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Tampoco era posible que fingiera su intensa reacción hacia él. Él había estado con mujeres que sólo habían fingido, pretendiendo que les gustaba el sexo. Lo hubiera sabido rápidamente y se hubiera ido. Quería una mujer que estuviera caliente y dispuesta en su cama, no actuando como si estuvieran realizando una tarea.

pareciendo tan inocente mientras dormía, con una pequeña sonrisa en sus labios. Se movió, estirando el brazo y moviendo su cuerpo hacia el centro de la cama. La manta se deslizó, dejando al descubierto uno de sus hermosos pechos, y su cuerpo reaccionó al instante.

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Con enojo consigo mismo por todavía desearla, salió como un vendaval de la casa de campo, corriendo escaleras abajo. Lo que quería hacer era volver a entrar y subir a la cama junto a ella. Tenía que salir de allí y refrescarse, averiguar lo que iba a hacer a continuación. Porque no tenía ni idea.

Capítulo 9 Traducido por Auroo_J y Deby92 Corregido por Curitiba

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my se despertó en mitad de la noche y se estiró. ¡Ouch! Estaba dolorida. Le tomó un minuto para despertar completamente, y cuando ella llegó a ser más consciente, sólo tardó unos segundos para que se enderezara en la cama. ¿Qué había hecho? Se había acostado con su jefe. ¡Se había acostado con su jefe! ¿Qué tan estúpida había podido ser? ¿Tenía ahora que estar a su entera disposición en cualquier momento que él se sintiera necesitado de satisfacer sus necesidades? Él probablemente pensaba que sólo podía pasar por allí, tener sexo con ella, y luego escabullirse en medio de la noche. No había manera en el infierno que él fuera a usarla y tirarla. ¿Cómo iba a manejarlo? Tenía un par de opciones. Podría hacer una gran escena, gritarle, y renunciar a su trabajo, a pesar de que no sonaba atractivo. Su otra opción era fingir como si no hubiera pasado nada. Le gustaba esa opción mucho más. Acababa de asegurarse de que no se colocaría en cualquier posición más comprometedora. Ella no lo tendría en su casa a solas, nunca.

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Ella inventaría un novio. Eso le impediría pensar que podía tomar ventaja de ella. Le diría que estaba en una relación a largo plazo, y que había cometido un error. Sintió un poco de pena, sabiendo que no llegaría a repetir esa experiencia.

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Sabía que un simple toque de él le haría olvidar toda su cuidadosa planificación y cualquier idea de resistencia. No podía permitirse estar en posiciones donde estaría tocándola.

Para su primera vez haciendo el amor, había sido increíble. No tenía idea de que una persona podría sentir tanto. Su cuerpo estaba dolorido, pero había valido-tanto-la-pena. Había leído que el sexo por primera vez no era una buena experiencia. Esa gente no debió haber estado haciendo el amor con alguien como Lucas Anderson. Ella tuvo que sonreír ante la ironía. El hombre parecía un dios griego, tenía más dinero del que nadie necesitaba, y hacia el amor como la fantasía de cada chica convertida en realidad. Nada de eso importaba, sin embargo. Fue un error, y no iba a repetirlo. Un error no iba a cambiar sus planes de vida. Amy fue al baño y se limpió. Estaba tendida hacia abajo cuando por fin se dio cuenta de que no habían usado protección. Se incorporó rápidamente en la cama de nuevo. Estaba consternada al pensar en la estupidez de tener relaciones sexuales sin protección. No estaba preparada para ser madre todavía. Siempre había soñado con tener su propio hijo, pero no de esta forma. No iba a dar en adopción al niño si quedaba embarazada, pero ¿cómo iba a ser capaz de manejar todo esto? Tendría que meditarlo y resolver todo más tarde. Ella no sabía nada. Estaba muy probablemente exagerando. Sólo habían tenido sexo una sola vez. No había muchas probabilidades de que ella tuviera un bebé la primera y única vez que tuvo sexo.

Amy se despertó aterrorizada. El sueño parecía tan real. Se sorprendió al ver las lágrimas reales cayendo por sus mejillas. Se consideraba una mujer fuerte, pero había una cosa que la podía poner de rodillas. Ella no podría

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Empezaron a hablar la jerga legal, y de repente bajó la mirada y ella ya no estaba cargando al bebé. Lucas la tenía. Entonces entró una alta y rubia mujer despampanante, y le entregó el bebé a ella. "Aquí tienes, cariño. Te dije que conseguiría un bebé para ti. Todo lo que quieras es tuyo", dijo mientras salían juntos, dejando a Amy llorando por su bebé en la fría habitación de hospital.

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Amy durmió a ratos el resto de la noche. Soñó que acababa de dar a luz a la niña más hermosa. Ella estaba sosteniéndola cerca de su pecho, la unión con su hija recién nacida. La criatura era perfecta en todos los sentidos. De pronto, Lucas entró en la habitación con tres hombres, todos con trajes de diseñador.

sobrevivir si alguien fuera a llevarse a la familia que tan desesperadamente quería. Se rindió tratando de dormir y se levantó de la cama para prepararse el desayuno. Trató de leer un rato, pero no podía concentrarse. Decidió que tomaría un paseo por los jardines y disfrutaría del hermoso y limpio aire de la mañana. Era exactamente lo que necesitaba para despejar su mente. Vagó durante un par de horas, cuando Joseph se acercó a ella y casi la hizo saltar de su propia piel. —¿Cómo estás, señorita? Espero que hayas dormido bien. —Se preguntaba cómo un hombre tan enorme podría fácilmente acercarse sigilosamente a ella. —Dormí muy bien —respondió ella automáticamente. Los círculos bajo sus ojos delataban su mentira, pero era demasiado caballero para señalárselo. —Pareces un poco nerviosa por algo. Si hay algo en que pueda ayudar, todo lo que tienes que hacer es preguntar. —Todo está bien, señor Anderson. Sólo estoy pensando en la mudanza y el trabajo. Ha sido ya muy amable, y no quiero aprovecharme. Me siento un poco culpable por quedarme en la cabaña anoche —respondió ella. —Ahora, Amy, no hieras mis sentimientos. Me pareció que la cabaña era muy confortable. He dormido allí yo mismo un par de veces cuando mi esposa se enfermaba de mi actitud. —Se rió entre dientes.

Se estaban riendo mientras tomaban el desayuno cuando Lucas entró. Amy podía ver que estaba instantáneamente en alerta.

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—Katherine todavía está durmiendo. Ella debe conseguir su descanso de belleza. —Se rió entre dientes—. Por favor, ven y únete a mí en la terraza para el desayuno. Me encanta tener a una mujer joven y hermosa como compañía para comer. Esto hace que la comida sepa mucho mejor. — Luego extendió el brazo hacia ella que lo tomó. Caminaron cogidos del brazo a la casa principal.

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—Oh, no, señor Anderson, me encanta la cabaña. Es simplemente muy difícil para mí aceptar ayuda. Aprecio tener un lugar para quedarme, y tengo que decir, ya me he enamorado de la cabaña. Es perfecta en todos los sentidos posibles —respondió rápidamente, sin querer ofenderlo.

—Buenos días, papá —dijo mientras se sentaba—. Srta. Harper, espero que los alojamientos fueran de su agrado —agregó formalmente. Amy lo miró por un momento, tratando de entenderlo. Tardó unos diez segundos. El hombre ya había conseguido lo que quería, y ahora estaba haciéndole saber que era tiempo de volver al trabajo y nada más. Ella ya sabía que así era cómo tenía que ser, así que ¿por qué le dolía tanto su actitud? Bueno, pensó, dos podían jugar el juego de "frío como el hielo". —Dormí perfectamente, señor Anderson. Al comienzo de la noche tuve estas náuseas y un dolor de cabeza horrible, pero luego se fue, y el resto de la noche fue perfecta —dijo ella con voz aún más fría que la suya. Sus ojos se convirtieron en rendijas y si ellos pudiesen matar, pensó que sería una pila de cenizas. Decidió tentar su suerte un poco más y le sonrió antes de alejarse e ignorarlo por completo.

**** Joseph miró su pequeña representación, ambos pensando que estaban siendo tan astutos. Se preguntó lo que había pasado la noche anterior. Se veía para él como que los niños podrían haberse acercado y ambos corrían asustados, ahora. Bueno, él no iba a dejar que se evitaran el uno al otro, no cuando parecía que las cosas habían empezado finalmente a calentarse. —Come, Lucas. Tienes un día ocupado. Necesitas llevar a Amy a conseguir su auto y ayudarla a comprar para su apartamento. Es mejor empezar temprano, por lo que estará listo para que ella viva allí. —Entonces miró a Amy—. Creo que serás feliz allí. —Sr. Anderson... —empezó a decir, pero él la detuvo.

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—Um, bueno, señor... digo, Joseph. Creo que el Sr. Anderson. —Ella asintió hacia Lucas—, está muy ocupado, y no me importa hacer esto por mi cuenta. Si se trata de una cuestión de una firma, podrían enviar por fax el papeleo. Yo simplemente puedo tomar un taxi hasta el lote de autos. Realmente, realmente no me importa —declaró ella hacia él.

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—Ahora, Amy, eres una invitada en mi casa. ¿No crees que es hora de que empieces a llamarme Joseph?

Joseph miró el vapor prácticamente saliendo de los oídos de su hijo ante su declaración. Parecía que Lucas podría repartir actitud, pero no le gustaba recuperarlo. Él disfrutaba bastante ver a su hijo retorcerse. Se había quedado impresionado con Amy desde el momento en que la había conocido, pero al poner a su hijo en su lugar, le gustaba aun más. Ella era buena para Lucas. Necesitaba una mujer que no le permitiera pisotearla. Ella le recordaba mucho a su Katherine. Joseph había sido un tonto cuando había conocido a su esposa por primera vez, pero por suerte lo había perdonado. No podía imaginar lo que habría hecho si no ella. Él la amaba más cada día que pasaban juntos. No le importaba presionar los botones de su hijo un poco, sobre todo si lo apresuraba. —Si Lucas está ocupado esta tarde, siempre podría llamar a Mark y preguntarle si no le importaría escoltarte alrededor. No creo que eso sea un problema. Él es mi único hijo que realmente disfruta ir de compras — dijo Joseph, viendo a Lucas por el rabillo del ojo. Pensó que el chico podría realmente encender la mesa tan brillante como el fuego que ardía en sus ojos. Bueno. Tenía que ser presionado.

****

Lucas rápidamente se puso de pie y se dirigió a su padre.

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Además, no había manera de que él se fuera a sentar ahí mientras su hermano llevaba a Amy por la ciudad. Podía ver fácilmente a Mark enamorándose de ella. Su hermanito tenía un corazón de oro. Se negaba vehementemente quererse casar algún día, pero Lucas podía ver el anhelo en los ojos de Mark cuando se quedaban viendo alguna tonta película de amor, o una pareja romántica se encontraba cerca. Tal vez Mark decía que no quería casarse, pero Lucas sabía muy bien que era sólo parloteo.

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Lucas no quería pasar el día con ella, pero que tratara de zafarse simplemente lo fastidiaba. ¿Cómo se atrevía a no querer estar con él? Tenían una plática pendiente, y ella iba a malditamente pasar el día con él.

—Claro que no estoy muy ocupado para llevar a salir a la Srta. Harper — dijo, su voz chorreando veneno. Por fin la miró a la cara con una sonrisa afectuosa. —¿Por qué no te adelantas y te alistas para que podamos irnos de inmediato? —dijo, mirándola de arriba abajo. Él ya sabía que estaba vestida para la ocasión, pero sólo quería ser un imbécil. Sonrió al ver como el fuego surgía en los ojos de ella. Prácticamente podía escucharla gritándole en su cabeza. Sin importar lo mucho que quería evitar reaccionar ante ella, instantáneamente tuvo una erección; todo en él quería levantarla sobre su hombro y llevarla a la cama más cercana. Había pensado que en una noche la sacaría de su sistema. Había estado muy equivocado. Sentía que un mes completo no sería suficiente.

**** Él estaba un poco nervioso como para mirarla por completo. Amy estaba luchando por mantener sus emociones bajo control. Se veía sólo bien, no estaba tratando de impresionarlo, de ninguna manera. Iría con él, sólo para mostrarle que podía estar en su compañía sin ser afectada por eso. La única cosa que la mantenía de decirle lo que realmente pensaba sobre él, era el hecho de que estaba sentada en la mesa de su padre, y ella respetaba a Joseph. Tan lejos como fue Lucas, más le valía ser cuidadoso, porque podría resbalar y atropellarlo cuando estuviera probando su nuevo carro.

—Bueno, ustedes chicos parecen estarse llevando muy bien —dijo Joseph con completa sinceridad. Ella no pudo saber si lo decía enserio o no. Parecía que sí. Tal vez los dos no habían sido tan obvios como ella había

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Sus ojos se estrecharon aun más antes de que se levantara de la mesa y entrara a la casa sin decir otra palabra. En silencio Amy se rió entre dientes, disfrutando de la victoria de ganar su pequeña guerra. Se sentía bien el tirar al todo poderoso Lucas de un solo golpe.

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—Estoy lista, Sr. Anderson —dijo con voz melosa, chorreando vinagre— . Aunque tal vez quiera alistarse usted, y limpiar la mermelada de su cara —añadió con satisfacción.

pensado. Se imaginó que se podía haber rebanado la tensión entre ambos con un cuchillo, pero era bueno que Joseph no lo hubiera notado. —Es un gran jefe. —Fue todo lo que dijo antes de bajar la mirada y comenzar a picar su desayuno. No vio la sonrisa divertida en la cara de Joseph. —Me alegra escuchar eso, ya que ustedes dos estarán pasando mucho tiempo juntos. Amaba mis viajes de negocios. Esther era invaluable al tener todo en orden cuando estábamos de viaje. No pude haber hecho mi trabajo tan bien sin ella. Katherine nos acompañaba con frecuencia, especialmente cuando íbamos a lugares tropicales. Así fue como las dos se convirtieron en grandes amigas. Amy sintió un momento de puro pánico mientras Joseph hablaba sobre ella viajando con Lucas. ¿Cómo le podría ser posible mantenerse calmada si estuvieran encerrados solos en su jet, o en una suite de hotel? Ni siquiera escuchó el resto de lo que estaba diciendo Joseph. Algo sobre Katherine y Esther. No importaba, lo que si importaba era que tal vez terminaría en alguna isla tropical con un jefe al que al parecer ella no le podía quitar las manos de encima. Trató de relajarse, pensando de nuevo en la conversación que habían tenido. Él no estaba interesado en tener sexo con ella, ya no. Ya había obtenido lo que él quería. Ella podía lidiar con su sarcasmo, incluso con sus groserías; pero no podía lidiar con su contacto, al menos no sin derretirse.

****

—Tenemos que hacer muchas cosas hoy padre, sólo quiero que ya nos vayamos porque tengo planes con Vienna está noche —añadió, mintiendo al decir que tenía una cita.

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—Ahora, Lucas, deja de estar tan impaciente. No es educado apresurar a una señorita —regañó su padre.

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Lucas regresó y se quedó de pie a su lado, esperando impacientemente, mientras Amy tomaba unos cuantos bocados más de su comida, masticando tan despacio como le era posible. Miró intencionalmente a su reloj, tratando de hacer que apresurara su paso.

Notó que Amy se tensó en su asiento. Excelente, pensó. No estaba tan despreocupada como le quiso hacer creer a él. Estaba sorprendido de cuán bien lo hizo sentir ese pensamiento. Él no reaccionaba bien a los rechazos, incluso si no quería a la mujer. Sin embargo, ese no era el caso para nada. Él todavía la quería, incluso ahora más que nunca. Se puso de pie y tomó su bolso del respaldo de la silla. —No quisiera hacer esperar a tu cita —dijo con una voz perfectamente calmada—. Muchas gracias por el desayuno, Joseph. Estuvo delicioso. Su compañía fue la manera perfecta de comenzar mi día —dijo y luego caminó tranquilamente por la puerta, dejando a Lucas para que la alcanzara. Parecía que había estado persiguiendo en muchas ocasiones desde que la conoció. Él sonrió para sí mismo mientras miraba el meneo de sus caderas, y los pantalones ajustados que le moldeaban su exquisito trasero. Tenía que admitir que no le molestaba esa vista por detrás. Perseguirla no estaba mal, para nada mal. —Que se diviertan, chicos. —Lucas escuchó a su padre gritar, pero no se preocupó en responderle. Estaba muy ocupado manteniendo la vista en su increíble sensual y frustrante asistente.

**** —¿Joseph Anderson, que estás tramando?

—Para cuando se dé cuenta, estará muy enamorado de su esposa y me lo agradecerá. —Joseph lo dijo con la misma actitud muy seguro de sí mismo que Lucas había heredado. Joseph, esperó que indudablemente así fuera

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—Los dos sabemos que eso es mentira. Estas de Cupido, y por cómo se ven las cosas entre estos dos, te está yendo muy bien. —Lo dijo con un tono de desapruebo—. Cuando el chico se entere de lo que estás tramando, te dejara de hablar. Sólo que ya te lo advertí.

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—Buenos días, hermosa. Sólo estaba tomando el desayuno con una hermosa señorita y tu hijo gruñón. —Joseph levantó la mirada en lo que Katherine entró por la puerta. Incluso con el ceño fruncido, era absolutamente exquisita.

el caso. Porque, de otra manera su esposa estaría en lo correcto, y su hijo no estaría nada feliz con él. Era un riesgo que estaba dispuesto a tomar. —Vamos a dar un paseo —dijo al levantarse de la mesa y jaló a Katherine a sus brazos, se inclinó y le dio un beso de buenos días. Su intención era que fuera un beso corto, pero para cuando se alejó, se había quedado sin aliento. Sonrió al ver como Katherine se sonrojaba y sus ojos se ponían vidriosos. ¿Estaba tan mal el querer que sus hijos tuvieran un amor como el que él tenía con Katherine? No creyó que hubiera nada de mal con eso. Decidió que ese día iba a ser un gran día. Ya había empezado maravillosamente con Lucas y Amy rumbo a una apasionada relación. Y terminaría aun mejor con Katherine a su lado. —Joseph Anderson, sólo estás tratando de sacar mi lado bueno al distraerme —dijo casi sin aliento. —¿Y está funcionando? El rostro de Katherine se suavizó cuando miró en sus ojos. No podía estar molesta con él por mucho tiempo, lo cual era algo muy bueno, considerando que él hacía muchas cosas estúpidas. —No debería dejarte salirte con la tuya y tus misterios, pero de repente ya no me importa. Vamos a ese paseo —dijo, su rostro suavizándose en lo que alzaba su mano y le acariciaba la mejilla. —Nada me haría más feliz —le dijo Joseph antes de inclinarse y besarla de nuevo.

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No, definitivamente no había nada malo en querer que sus chicos tuvieran lo mismo que él. Le agradecerían su intromisión cuando tuvieran a una buena mujer a su lado.

Capítulo 10 Traducido por Alyshia Cheryl Corregido por KatieGee

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my subió al auto con Lucas, inmediatamente absorbida por su olor. ¿Por qué tenía que oler tan bien? Podía sentir una agitación en su estómago mientras permanecía inmóvil junto a él. ¿Cómo iba a querer estar con él después de lo que le había dicho y hecho? Ella estaba tratando de no ver lo bueno en él, porque era mucho más difícil mantener las distancias cuando ella bajaba la guardia. Anduvieron en el auto en silencio durante varios minutos, hasta que él aparcó en un estacionamiento. Éste no era el concesionario de autos. ¿Qué estaba haciendo? Tal vez él iba a dejarla en algún lugar con la esperanza de que fuera secuestrada. —Vamos de compras primero. De esta forma los artículos pueden ser entregados y llevados a tu apartamento —explicó. No esperó a que ella respondiera. Salió del vehículo y se acercó a la puerta para abrirla. Cuando él hacía esas cosas pequeñas, como tratarla como una dama, le hacía ver su lado más humano. Ella deseaba no ver ese lado, era mucho más difícil resistirse a él. Prefería que actuara como un arrogante bastardo para poder justificar su propia distancia. Ella se bajó del auto y caminó junto a él hacia la gran tienda.

Pronto descubrió que era mucho más fácil ir con él que discutir. La llevó a través de cada departamento, preguntándole por sus preferencias en colores y estilos. Su estado de ánimo parecía mejorar a medida que avanzaban a través de la tienda. Nunca lo habría imaginado, pero parecía que Lucas disfrutaba de las compras mucho más que ella.

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—Vamos a hacer esto —dijo con una voz que decía “Acéptalo, vamos a hacerlo”.

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—Realmente no necesito ningún tipo de decoración. Estoy segura de que el apartamento está bien como está —Trató de decírselo. Se sentía incómoda con toda esta situación, por todo lo que los Anderson habían hecho por ella. Se sentía mucho más que una ayuda.

Nunca había tenido el dinero para gastar frívolamente, por lo que la compra siempre había sido algo tedioso, nunca algo divertido. Cuando terminaron las compras en la tienda, Lucas hizo los arreglos para que los artículos se entregaran a su apartamento inmediatamente. —Terminamos antes de lo previsto, Amy. Creo ya podrás mudarte esta noche —dijo mientras salía de la tienda—. Tengo hambre. Vamos a almorzar antes de ir a la concesionaria de autos. Él no preguntó si tenía hambre. No preguntó si quería compartir una comida con él. Él simplemente dijo que iban a almorzar, y por eso en su mente, eso es exactamente lo que estaban haciendo. Si ella no hubiera estado tan hambrienta, se habría negado a comer sólo para demostrar un punto, pero ella sabía que él no se daría cuenta, y entonces ella sería la que sufriría por el resto del día. Él se detuvo en un pequeño restaurante y de nuevo se acercó para abrirle la puerta del auto. A medida que comenzaron a caminar en el interior, él colocó la mano en la parte baja de su espalda, enviando escalofríos por todo su cuerpo hacia los pies. Una vez adentro, el camarero les dejó patatas fritas y salsa, y rápidamente regresó y tomó su orden. Mientras esperaban la comida, Amy pensó que éste sería uno de sus momentos más incómodos. —Tú y mi padre parecen llevarse muy bien —dijo Lucas, con un tono que sonaba más como una acusación. —Me agrada Joseph. Él siempre ha sido muy amable conmigo. Pasa de vez en cuando a las oficinas mientras que te has ido, y honestamente siento como si yo pudiera hablar con él durante horas y horas —respondió ella.

—Usted puede pensar que todo el mundo está tratando de hacerle daño, y que todo el mundo quiere algo de su familia, y que incluso puede ser el

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Amy movió la cabeza con brusquedad y miró a Lucas con incredulidad. ¿De verdad la estaba acusando de utilizar a su padre? Así sonaba para ella aquella frase. Quería golpearlo tan fuerte que sus manos estaban prácticamente temblando, pero en su lugar, tomó una respiración honda antes de abrir la boca.

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—Tiene un gran corazón. Yo no quiero que nadie se aproveche de ese hecho.

caso de una gran cantidad de gente que conoce. Como sea, usted no me conoce lo suficiente como para hacer una acusación asquerosa como esa. No siento nada más que profundo respeto por su padre, e incluso, nunca podría imaginarme a mí misma haciendo algo para causarle daño. Sólo porque usted está cansado y amargado con el mundo, por alguna razón desconocida, no le da el derecho de hablarme así. Tiene dos opciones: o bien pedir disculpas ahora mismo, o me voy caminando de este restaurante. Me encanta mi trabajo, pero no me hablará de esta manera. Es inaceptable. Ella lo miró a los ojos, la furia hirviendo en su interior. Vio la sorpresa en su rostro mientras hablaba. No tenía ni idea de cómo no estaba llorando. Sabía que él podía despedirla en ese momento, y probablemente se arrepentiría de sus palabras en el momento en que se encontrara durmiendo en una habitación de hotel esa misma noche, pero por el momento, estaba demasiado exaltada como para preocuparse. Después de varios minutos de silencio, Lucas sonrió. Las comisuras de sus labios se levantaron y aparecieron pequeñas líneas alrededor de sus ojos. La sonrisa luego se convirtió en una risa. Amy lo miró con sorpresa. ¡Ahora se estaba riendo de ella! Ella empujó su silla hacia atrás y se levantó. Una persona no podía aguantar tanto. —Amy... para —dijo entre risas mientras ella rápidamente se abrió camino a través del restaurante. De ninguna manera volvería. Sabía que tenía menos de treinta segundos antes de que su ira se desvaneciera y comenzara a llorar. Ella quería estar lejos de él antes de que sucediera. Salió y comenzó a correr, logrando llegar al callejón de al lado del edificio.

Él se acercó lentamente, como si estuviese tratando con un animal salvaje, lo cual no estaba demasiado lejos de la realidad. Se sentía muy impredecible en ese momento.

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Oyó unos rápidos pasos y quiso gritar. Lucas vio la primera lágrima que caía por su mejilla.

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Ella dio unos pasos en el interior, luego se apoyó contra la pared, con las piernas temblorosas mientras la realidad comenzaba a atormentarla.

—No me estaba riendo de ti, ¿de acuerdo? Lo siento. Sé que no estás usando a mi padre. No sé por qué hable del tema. Yo sólo... sólo eres... ¡No sé! Dio un paso atrás, pasándose los dedos por el cabello mientras caminaba delante de ella. Unas cuantas lágrimas más resbalaron mientras lo observaba. La agitación era evidente en sus movimientos, pero ella aún estaba enojada, no sentía simpatía por su frustración. —Mira, me estás volviendo loco. No sé qué diablos está mal conmigo ahora mismo, pero no ayudas a la situación cuando me miras con los ojos llenos de lujuria. No estás ocultando exactamente tus emociones —espetó cuando se volvió y se puso justo delante de ella. Las lágrimas de Amy se secaron mientras se alzaba sobre ella, sus cuerpos a un sólo pie de distancia. Aun queriendo estrangularlo, todavía la excitaba. Él había abierto las compuertas dentro de ella y una oleada de deseo se había propagado por su cuerpo. Ahora tenía sexo en el cerebro constantemente. Ella lo quería, aunque no le agradara mucho. Sus ojos se clavaron en los de él y vio cómo sus profundidades azules se dilataron. Su respiración se hizo más pesada, mientras el oxigeno se convirtió en una sesión de ejercicio. —Al diablo —murmuró Lucas antes de que sus manos se establecieran contra la pared a cada lado de ella, rápidamente encerrándola. Antes de que tuviera tiempo de parpadear, sus labios estaban sobre los de ella. Necesidad, ira, frustración y deseo. Todo estaba en su beso. Su boca aplastando la de ella mientras empujaba su lengua dentro, obligándola a rendirse.

El beso continuó mientras sus caderas empujaban contra ella, presionando su erección en su calor. Aprisionándola aun más contra la

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No podía luchar contra lo que tanto deseaba. Trató de permanecer rígida contra la pared de ladrillos, pero cuando la mano de él se levantó, deslizándose a la parte delantera de su blusa, se dio por vencida. Ella le devolvió el beso mientras la palma de él tocaba su pecho, masajeando la carne suave, presionando su pezón endurecido.

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Ella no tenía otra opción.

pared. Sabía que estaba mal, sabía que no debería hacerlo, pero a ella no le importó. Una bocina sonó cerca, sorprendiendo a Amy. Lucas se retiró, sus ojos nebulosos de deseo. De repente, una sirena sonó, y ambos se dieron la vuelta, viendo como un auto de la policía entraba dentro del callejón. Lucas dio un paso atrás y juró mientras Amy estaba de pie contra la pared, preguntándose qué diablos acababa de hacer. —Esto no debería haber ocurrido. Parece que una vez más tendré que disculparme. Se está convirtiendo en una mala costumbre, que no me gusta. Olvidémonos de mi comentario anterior, olvídate de este beso, y terminemos el almuerzo, y luego seguiremos adelante con el día. Lucas la miró, sus ojos desafiantes mientras hacía la oferta. Podía aceptar sus disculpas e irse, o ella podría alejarse de todo: su trabajo, la seguridad, y nuevos amigos. Era una decisión fácil. Sin decir una palabra, se apartó de la pared y se dirigió hacia el restaurante. Se negaba a pensar en las cosas que había imaginado que hubieran hecho. Ella sabía que su pelo estaba desordenado, y sus labios tenían que estar inflamados. Era evidente que acababa de ser besada a menos de un metro de distancia. Con la gracia que más pudo, volvió a su asiento y cogió una fritura de maíz2, comiendo un bocado. El sabor era como el aserrín, pero se obligó a masticar y tragar, y luego repitió el proceso.

Fritura de maíz: Corn Chip. Es un aperitivo elaborado a partir de harina de maíz frita en aceite o al horno, generalmente en forma de pasta o a una cucharada pequeña. Las frituras de maíz son gruesas, rígidas y muy crujientes. Tienen un fuerte aroma y sabor de maíz tostado, y son a menudo muy espolvoreados con sal. 2

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La presión del día comenzaba a asentarse sobre sus hombros, y ella sólo quería terminar con esto. Cuanto más pronto estuviera sola, mejor estaría. Entonces ella tendría tiempo para pensar.

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El resto de la comida fue en un incómodo silencio hasta que, afortunadamente, él recibió una llamada telefónica que lo mantuvo ocupado hasta que terminaron de comer.

En silencio se dirigieron al estacionamiento después del almuerzo. Ella nunca había tenido un auto antes, ni siquiera uno rentado. Sabía que iba a tener uno después de la universidad, pero no había tenido el dinero todavía. Había tomado un curso de manejo en la universidad, así que sabía cómo manejar, pero todavía no estaba muy cómoda al volante. No quería que Lucas supiera sobre su inseguridad, así que decidió, aguantar y enfrentar la situación. —¿Quieres uno manual o automático? —Fue la primera pregunta. —Yo preferiría un automático —Si quieres mi opinión, creo que deberías comprarte el Mercedes ML450 Hybrid SUV. Tenemos alrededor de diez opciones para ti, pero he hecho la investigación en este caso, y es muy valorado en seguridad. Ocupa el combustible de muy buena manera y se recomienda en los informes de los consumidores —ofreció, sonando como un vendedor de autos. —Realmente no sé nada de autos, Lucas. No sabría por dónde empezar — respondió ella.

**** Su cabeza se giró para mirarla, pero ella estaba mirando al lote de autos como un niño perdido, por lo que no se dio cuenta de su desliz. Era la primera vez que había usado su nombre de pila. Descubrió que le gustaba el sonido de su nombre en sus labios.

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Se detuvo, apenas. No estaba dispuesto a abrir su corazón a cualquiera. Tenía que mantener el control de sí mismo, y así sería capaz de olvidarse de lo que había hecho la noche anterior y antes de la tarde. Ninguno de los dos necesitaba entrar en una aventura que terminaría con la pérdida de un trabajo y el arrepentimiento de él. Tendría que resolver las cosas cuando él tuviera más tiempo para pensar.

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Sabía que ella no se había dado cuenta de lo que había dicho. En su nerviosismo por estar en una situación incómoda, temporalmente había bajado la guardia. Le gustaba ese lado de ella. La Amy sin la armadura parecía mucho más dulce y más inocente, y él quiso envolverla en sus brazos, protegerla. Deseaba tanto llevarla de vuelta a sus brazos, sus dedos se movieron involuntariamente en los costados.

—Si no sabes mucho sobre autos, entonces, espero que tomes mi consejo, pero la elección es tuya. Tú serás la que conduzca el vehículo. Lucas la encaminó dentro del edificio y pasó por el lado de los vendedores, dirigiéndose directamente a la oficina del gerente. —Lucas, es bueno verte de nuevo. Llegas temprano, pero ya he sacado el auto que pediste —dijo el hombre detrás del escritorio, el cual tenía una sonrisa sincera y se levantó para estrechar la mano de los dos. —Gracias, Frank. Te lo agradezco. —Lucas ya estaba volviéndose para llevar a Amy a través de la sala de exposición y las puertas laterales. Mientras caminaban hacia el exterior, vieron un hermoso y pulido vehículo carmesí estacionado en la acera. Lucas la llevó al auto y abrió la puerta del conductor. Ella lo miró con sorpresa y alegría en sus ojos. Lucas no podía apartar los ojos de su cara mientras ella luchaba por contener las lágrimas mientras miraba el coche delante de ella. De repente se dio cuenta de que eso debió haber sido un logro para ella. Sabía que ella nunca había tenido un verdadero hogar, al pasar de una casa casi en ruinas a una verdadera casa. Seguramente, no estaba acostumbrada a recibir regalos con demasiada frecuencia. El vehículo debe parecer un juguete nuevo y brillante. Miró a través de sus ojos, y se sintió humillado. De repente, su rostro estalló en una enorme sonrisa mientras subía en el asiento y comenzó a buscar el arranque de encendido.

Pulsó el botón y las luces se encendieron, pero no había sonido. Ella lo miró de nuevo por la confusión.

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—Una de las nuevas características de los autos híbridos es que funcionan con electricidad cuando viajan a velocidades más lentas. El gas se iniciará cuando sea necesario.

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—¿Dónde está la llave? Ni siquiera veo un lugar en dónde ponerla — preguntó ella, mirándolo con una confusa, pero eufórica expresión. Lucas se echó a reír y le explicó que era un botón de arranque.

—¿Cómo sabes que encendió si no hay ningún ruido? —preguntó, genuinamente desconcertada. Lucas no pudo evitarlo. Se echó a reír a carcajadas, realmente se estaba divirtiendo. Ella era tan diferente a las mujeres con las que normalmente salía, no es que ellos estuvieran saliendo, se recordó. Su sofocada risa borró la sonrisa de su cara. Él sabía lo suficiente sobre ella como para saber que no le gustaba que se burlaran de ella, y probablemente parecía que eso era lo que él estaba haciendo. —No me estoy riendo de ti. Acabo de encontrarte siendo un soplo de aire fresco3 —continuó, riendo entre dientes—. Pon el auto en marcha. Confía en mí. Conducirá por ti —dijo. —¿Qué es esto, un auto espacial? —murmuró ella en voz baja. Él se las arregló para no reír y fingió no haber oído el comentario. Tenía la sensación de que podía reír a menudo con ella en su vida. Trató de endurecer su determinación, sabiendo que no quería llegar a sentirse demasiado cómodo a su alrededor. Era un camino muy peligroso

**** Amy recorrió las carreteras secundarias de Seattle por alrededor de una hora. Lucas la llevó a las afueras de la ciudad, no quería que su primer viaje fuera estresante, y ella estaba agradecida por eso. Le encantaba el vehículo. Conducirlo era como si estuviera al interior de un cristal. Incluso una vez que el motor se encendió, no era más que un ronroneo el que se oía. Era maravilloso, y ella no quería detenerse. Casi se olvidó de que Lucas estaba aún con ella, lo cual era una hazaña bastante sorprendente para sí misma.

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Soplo de aire fresco: Llega a ser algo o alguien que renueva o da alivio.

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Estaba un poco decepcionada por terminar el viaje, pero ella asintió con la cabeza y volvieron hacia la concesionaria. A regañadientes salió del auto cuando llegaron, sus ojos se volvieron hacia éste, casi con miedo de que se alejara, de que se lo quitaran.

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—Amy, parece que te encanta este auto. ¿Por qué no nos dirigimos de nuevo a la concesionaria y firmamos los papeles para que puedas llevártelo a casa?

—Es todo tuyo, no tienes que preocuparte —dijo Lucas mientras ella estaba todavía de pie en el lugar. —Lo siento —murmuró Amy, mientras sintió calor subiendo por su rostro. Se dio la vuelta y lo siguió adentro. Se obligó a no dar la vuelta de nuevo. La documentación sólo tardaría unos veinte minutos, ya que Lucas era un cliente preferente, y tenían todo preparado para él. Tendrían que hacerle una limpieza final, así que les dijeron que sería entregado a su casa esa noche. Ella estaba extremadamente decepcionada al no poder llevárselo consigo de inmediato, pero no discutió con ellos. Lucas la llevó hasta su auto, y ella se dejó caer en el asiento después de que se retiró de la tienda. Sabía que era ridículo, pero no había tenido una infancia como la mayoría de los niños, conseguir un montón de regalos en las fiestas, y ropa nueva cada vez que quería. La primera vez que había recibido un regalo de Navidad fue cuando estaba en cuidado de crianza, y a pesar de que eran buenas personas, no tenían mucho dinero, así que cada niño tenía sólo un pequeño artículo. Todavía tenía los regalos, y apreciaba a cada uno de ellos. El auto, sin embargo, el auto estaba muy bien. Era algo que nunca había esperado tener. Aunque en realidad no era suyo, lo podría usar durante el tiempo que trabajara para ellos. Eso era muy emocionante. —Hemos terminado todo lo que necesitamos hoy, y tu apartamento está listo. ¿Quiere ver tu nuevo hogar? —preguntó Lucas.

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A medida que se acercaban al edificio grande, ella se sorprendía aun más. Se veía más como un hotel de lujo que un complejo de apartamentos. Una fuente de agua enorme con luces de colores estaba en el centro de una calzada circular, rodeada de flores coloridas y exuberantes. El lugar estaba pavimentado con piedras de varios colores, con aspecto de un camino de salida de un libro de cuento de hadas. Miró hacia las puertas delanteras, que fueron adornadas con un borde dorado y adornos de latón. Un portero

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—Sí, definitivamente —respondió ella, sintiendo como su estado de ánimo aumentó. Tendría que permanecer impacientemente sentada por mucho rato mientras se abrían camino a través de la ajetreada ciudad. Pasaron por la Corporación Anderson, y luego manejaron un kilometro antes de dejar la carretera.

con esmoquin estaba justo en el interior y saludó mientras el auto de Lucas pasaba. Ella se asomó por la ventana y miró hacia el techo, donde tres lámparas arañas colgaban, alumbrando con un arcoíris de color mientras conducían bajo el dosel. Era abrumador pensar que ella estaría viviendo en un lugar tan sofisticado. Se detuvieron en el interior de un túnel de un estacionamiento subterráneo, donde él utilizó una tarjeta para entrar, antes de que estacionaran frente a un signo reservado. —Aparcarás aquí —dijo, mientras señalaba otro espacio reservado cerca del ascensor. Él caminó alrededor del auto antes de que ella desabrochara su cinturón, y luego abrió la puerta, algo a lo que se estaba acostumbrado. No podía admitir lo mucho que le gustaba. Ella se quedó en silencio mientras entraban en el ascensor de lujo y apretó el único botón disponible. —Este ascensor sólo llega hasta el vestíbulo. Es otra medida de seguridad que tenemos en este lugar. Nos tomamos la seguridad de nuestros inquilinos muy en serio. Cuando se abrieron las puertas a un enorme vestíbulo, el cual podía competir con los mejores hoteles en Nueva York, Amy no podía dejar de jadear sorprendida. Había un escritorio grande asentado contra la pared del fondo con un guardia de seguridad mirando los monitores delante de él. —Buenas noches, Sr. Anderson. Vino temprano esta noche —dijo antes de sonreír a Amy. —Hola, Fred. ¿Cómo estás?

—Es muy bueno conocerla, señorita Harper. Espero que usted disfrute su estancia aquí. Es un gran lugar. Yo trabajo por las noches de martes a sábado, pero vivo aquí, en el apartamento 2-A, si alguna vez me necesita. Ya he puesto una lista de números del lugar, así que no dude en llamarme en cualquier momento.

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—Fred, esta es nuestra nueva inquilina, la Srta. Harper. Ella va a estar viviendo en el 19-A.

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—Bien. Bien. No me puedo quejar.

A Amy le agradó Fred al instante. Parecía tener unos cincuenta años y tenía una de esas sonrisas que te hacían sentir bienvenida. Con las nuevas medidas de seguridad se sentía segura, así el resto del mundo no podía llegar a ella, si no lo permitía. Vivir en Seattle, y siempre en las partes más pobres, la había hecho muy consciente de las cuestiones de seguridad. Había estado demasiado asustada para dormir, en más de una noche, durante toda su vida. —Ven conmigo, y te voy a dar un gran tour antes de mostrarte tu apartamento —dijo Lucas. La condujo por un pasillo a la izquierda. La primera puerta por la que entraron los llevó a un gimnasio de última generación, y caminaron a través del lugar rápidamente. Quería hacer una pausa y observar el equipo, pero él parecía tener prisa, así que rápidamente siguió su ritmo. La siguiente habitación albergaba una piscina de tamaño olímpico. Su boca se abrió en sorpresa. ¿Podría ser real? Ella no sólo tenía un hogar, al que a ella ni siquiera le importaría si fuera del tamaño de una caja de zapatos, sino que también una piscina, gimnasio y mucho más. La cabeza le daba vueltas mientras él le mostraba una bañera de hidromasaje y sauna, y varios otros lugares, como una sala de juegos. Amy sintió que Lucas la miraba mientras recorrían las instalaciones, y ella hizo un intento de controlar su expresión. No podía ocultar el placer corriendo por su rostro, sin embargo. Le mostró el jardín privado con varios bancos escondidos en diferentes lugares. Al pasar por una de las zonas cubiertas de arbustos, ella vio a una pareja joven muy ocupada besándose como para notar a Lucas y Amy,

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—¿Qué te parece hasta ahora? —preguntó él. Amy intentó mantener una expresión fría, trató de actuar como si estuviera acostumbrada a vivir en lugares similares. No era como si él no supiera nada de su casa anterior, sin embargo. Finalmente renunció a fingir y dio una vuelta mientras se

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Su pulso empezó a correr al ver a la pareja, que obviamente al estar enamorados no podían mantener sus manos fuera del otro. Ella no notó si Lucas lo vio o no, pero quería volver a entrar antes de que tuviera alguna idea más erótica con su jefe.

reía en voz alta. Ella casi le agarró en medio de su euforia, pero en el último momento, se apartó. —No puedo creer que viviré aquí. Sé que debería actuar toda fría y serena, pero me da igual. Me encanta este lugar, y creo que nunca querré mudarme —dijo ella, con una enorme sonrisa en su cara. —Bueno, es posible que desees reservar tu opinión hasta que veas tu apartamento actual —dijo, mientras se dirigía al vestíbulo. Lucas apretó el botón del ascensor y entró cuando las puertas se abrieron. Subieron al piso diecinueve en silencio. A medida que bajaban y miraba a su alrededor en los pasillos extra anchos con hermosas pinturas colocadas estratégicamente, Amy finalmente se dio cuenta del enorme tamaño del complejo. Cuando le dijeron que era un edificio de apartamentos corporativos, ella había asumido que sólo tenía un par de pisos, con unidades mínimas. Pero, por lo que estaba viendo, debía haber cientos de apartamentos. Mientras caminaban por el pasillo, se dio cuenta de que casi no había puertas. Llegaron casi al fondo, cuando Lucas se detuvo y puso una llave en la puerta a su izquierda. —No hay muchas puertas aquí. ¿Cuántos apartamentos hay en cada piso? —preguntó, casi con miedo a ver lo grande que era el suyo. —Este piso sólo tiene dos apartamentos. Tenemos cuatro pisos que disponen de tres dormitorios cada uno, seis pisos con dos dormitorios, y el resto son todos los apartamentos de un dormitorio. Los primeros dos pisos son departamentos temporales, donde los socios se quedan cuando vienen por viaje de negocios. Todos los demás pisos son residencias permanentes —respondió—. Este piso también se utiliza para conferencias y dispone de varias salas disponibles para reuniones. Llevamos a cabo negocios aquí, a menudo.

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Entraron, y el aliento de Amy salió corriendo. El apartamento era enorme. Tenía una gran entrada, baldosas en tonos tierra, dando lugar a una hermosa sala de estar. El mobiliario parecía nuevo, y la habitación estaba equipada incluso con una gran pantalla de televisión y cientos de DVD’s en

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—Oh —dijo Amy, sin saber qué más decir.

un estante junto a él. Ella rápidamente examinó los títulos y vio varias comedias románticas. ¿No había algo en lo que ellos no pensaran? —Esther te trajo unas cuantas películas que creía que disfrutarías como un regalo de bienvenida a casa —dijo Lucas mientras miraba en el estante. Ella se conmovió al ver que Esther hizo algo tan agradable para ella. Tendría que asegurarse de enviarle tarjeta de agradecimiento, y luego llevarla a almorzar. Lucas dio un paso atrás y dejó que ella deambulara por el apartamento. Había una habitación de buen tamaño para un invitado, si traía alguno. El baño principal estaba decorado con nuevas fundas de baño y unos toques adicionales al inodoro y al lavado. Ella abrió la puerta al final del pasillo y se sorprendió al ver el dormitorio principal. Había una enorme cama con dosel en el medio de ella, cubierta con el edredón púrpura que había elegido. Era el tipo de cama que siempre había soñado con tener. Se acercó, saltó en medio de ella, y soltó una risita. —No sé qué decir. Nunca he conocido a una empresa tan generosa. Me hacen sentir culpable con todo lo que me han dado cuando tantas personas no tienen ni siquiera un tercio de esto. ¿Qué pasa si la empresa me odia en seis meses más? ¿Qué pasa si soy un fracaso total y no puedo hacer el trabajo, después de todo? Es tanta la presión. —Amy, no habríamos hecho esto por alguien a la que no le tuviéramos la suficiente confianza. Has estado haciéndolo muy bien, y odio repetirlo, pero ofrecemos esto a todos los funcionarios ejecutivos.

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Amy volvió a la sala de estar. Lucas estaba de pie con la espalda contra la pared, mirándola. Aquí va, pensó ella. Él no lucia como si fuera a irse pronto, y ella sólo quería eliminar el estrés y disfrutar de su nuevo lugar. Si las cosas fueran diferentes, sería capaz de imaginar a los dos acurrucados en el sofá, viendo una de sus comedias románticas, pero eso nunca iba a suceder. Tenía que dejar sacar toda la emoción acumulada,

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Amy sonrió mientras Lucas salió de la habitación. Ella no estaba recibiendo ningún tratamiento especial, lo que hizo que se sintiera mejor. Ella no quería destacar. No quería sentirse culpable por lo que le habían dado. Quería simplemente disfrutar de lo que tenía y por ahora, al menos, era todo suyo.

sonreír enormemente, y bailar alrededor de su nueva sala de estar. No podía hacer eso hasta que él se fuera. —Gracias por tomarse el tiempo de su apretada agenda para hacer todo lo que hizo hoy. Este lugar es increíble. Es mejor de lo que podía haber imaginado o esperado, aunque yo realmente no necesito todo el espacio. Si quiere puedo mudarme a un apartamento más pequeño y guardar este para un empleado con una familia, estoy bien con eso. —Ella hablaba rápidamente, por lo que no podía interrumpirla—. No estoy diciendo que no me encanta la vivienda, porque si me encanta. Es en serio más increíble que cualquier otro lugar que he visto, si menciono en dónde he vivido antes, pero sólo parece ser un desperdicio de espacio para mí — continuó ella, casi sin respirar. Amy pensó que si ella hablaba primero, él no haría la demanda que ella pensaba que estaba a punto de hacer. No iba dormirse en los laureles en su camino a la cima, no importa lo que él pensara de ella después de la forma en que se había comportado la noche anterior. No estaba tan hambrienta de éxito. Bueno, ella tenía hambre, sólo que era un hambre muy diferente. Lo superaría en cuanto tuviera algo de tiempo a solas para pensar realmente. Ella seguía diciéndose a sí misma eso, pero tenía serias dudas acerca de su propio razonamiento.

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Un incómodo silencio flotaba en la sala cuando se detuvo. Parecía que no se iría hasta que ella se lo pidiera.

Capítulo 11 Traducido SOS Alyshiacheryl Corregido PaolaGP

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ucas sabía que Amy estaba balbuceando por lo que no le daría tiempo para hablar. Él pensó en dejarla hablar y luego darle su opinión

Cuando por fin dejó de hablar y lo miró, sus miradas se encontraron. La vio subir ligeramente la barbilla, y sus hombros estaban visiblemente firmes. De repente, parecía enfadada y no podía entender por qué. —Creo que debería irse ahora, señor Anderson. Tengo mucho que hacer esta noche, y me gustaría acomodarme —dijo ella firmemente. Se puso de pie al otro lado de la habitación, lejos de él, con los brazos cruzados, luciendo como si quisiera decir muchas cosas más. Lucas finalmente se apartó de la pared y comenzó a caminar hacia ella. Él estaba tomando su tiempo, sin prisa para la conversación que estaban a punto de tener. Ella dio un paso atrás mientras él se acercaba. —Sr. Anderson —Ella enfatizó su nombre—, lo de anoche fue un error. No debió haber sucedido, y no habrá una segunda vez. Lo siento si usted pensó que tenia el derecho o que yo iba a entregarme a usted en agradecimiento por la generosidad de su familia, pero yo no soy una puta barata —finalizó.

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Lucas estaba más enfadado de lo que él recordaba haber estado antes. Tuvo que quedarse donde estaba porque temía que pudiera estrangularla si se acercaban demasiado. ¿Cómo se atreve a pensar que él esperaba que ella pagara la generosidad de su empresa con su cuerpo? ¡Ella fue quien estuvo persiguiendo el premio gordo! Ella no había sido inocente cuando gritaba su nombre en medio del placer. Lo había querido tanto como él la había deseado.

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Él sabía por la mirada en sus ojos que estaba aterrorizada, además ella retrocedió un paso, lo que hizo que su temperamento empeorara aun más. Nunca antes había golpeado a una mujer, y nunca lo haría, aunque si alguien lo presionara a hacerlo, nunca seria ella.

Se quedó mirándola durante un par de minutos antes de que finalmente se calmara lo suficiente como para hablar. —Te dije antes que teníamos que hablar un par de cosas, que aún tenemos que hablar. Pero ahora mismo, vamos a arreglar esos comentarios que acabas de hacer. Nunca he pagado por sexo, en cualquier forma, en mi vida. Cualquier mujer que he tomado en mi cama ha llegado de buena gana, y cuando ella se va, sigue pidiendo más. Anoche estabas tan dispuesta a saltar en la cama conmigo, como yo quería estarlo contigo. Había dos de nosotros entrelazados entre las sabanas, y me niego a tomar toda la culpa. Vio la fuga de miedo en sus ojos mientras la ira tomaba su lugar. A medida que sus palabras siguieron apuñalándola, ella extendió la mano para abofetearlo, pero él le agarró la mano antes de que lo hiciera. —Te lo advertí, yo sólo te dejaría salirte con la tuya una vez —dijo él con una sonrisa. Luego la tiró a sus brazos y aplastó sus labios contra los de ella. Estaba tan enojado que el beso fue casi agresivo en su intensidad. Él no fue gentil mientras hacia que ella se rindiera ante él. La agarró del pelo y tiró de su cabeza hacia atrás por lo que tuvo mucho mejor acceso, su cuerpo palpitante de deseo desatado. Ella luchó contra él por unos segundos, pero luego le devolvió el beso con la misma pasión. Cuando él supo que tenía su entrega total, la rechazó, a pesar de que tuvo que usar cada onza de control que tenía, para hacerlo. Ella tenía los ojos vidriosos de pasión, y su ira se había vuelto a reavivar. Se quedaron en un punto muerto, jadeando, cada uno luchando contra sus intensas emociones.

Mientras recuperaba la compostura, Amy se reprendió a sí misma. Ella se dijo que no iba a hacer nada con él y luego, con un solo toque de sus labios, todo pensamiento racional se fue, y no podía hacer otra cosa que

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—Siéntate, Amy —dijo él finalmente, un poco más calmado mientras se acercaba al sofá. Ella no quería enfrentarse a su ira si seguía desafiándolo.

acercarlo más. Estaba empezando a darse cuenta de que había una delgada línea entre el amor y el odio. No era tan hostil hacia Lucas como quería serlo. Cuanto más estaba a su alrededor, más notaba las cosas atractivas de él, no sólo su gran aspecto. Lo que era aun más atractivo que su aspecto, sin embargo, era la forma en que hablaba con los demás empleados y la forma en que estaba dispuesto a echarles una mano. Tal vez ella lo había juzgado antes de tiempo y eso era lo que les había hecho ser tan hostiles el uno con el otro. Sabía que ella había estado emitiendo una actitud negativa desde el primer día que empezó. Estaba dispuesta a hacer un cambio. No quería involucrarse con él en una relación, pero podía respetarlo como un jefe. Finalmente, se imaginó que ella podría terminar bien con este asunto, así que se sentó en la silla frente a él. —Estoy físicamente atraída por ti. No significa nada, sin embargo; eso fue lo que quise decirte antes. Lo de anoche no debió haber ocurridó. Fue un momento de debilidad para mí. No quiero perder mi trabajo, y no quiero tener una aventura con mi jefe. Tenemos que seguir siendo profesionales a partir de ahora —afirmó en lo que esperaba que fuera un tono profesional. Él la miró como si hubiera perdido el juicio.

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Amy estaba tan sorprendida por las palabras de Lucas, ella no respondió durante varios segundos. Ella no había pensando que él consideraría esa opción. Ella hubiera asumido en el caso de un embarazo no planeado, que él le pediría un aborto. Ella nunca lo haría, pero sabía que muchos hombres no querrían la responsabilidad. Cuanto más pensaba en ello, sin embargo, el sentido le hizo ver que él lo haría porque lo consideraría correcto, para cuidar de su hijo. Venía de una familia amorosa, que nunca negaría a uno de los suyos.

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—Estoy de acuerdo contigo, Srta. Harper —dijo él, volviendo a nombrarla por su apellido—. Lo de anoche no debió haber ocurrido. Pero tenemos que lidiar con las consecuencias de la noche. Me olvidé de utilizar protección, es la primera vez que me sucede. Sé que eras virgen y probablemente no estás en control de la natalidad —dijo finalmente—. Yo no me desligo de mis responsabilidades, así que si estás embarazada, necesito saberlo en cuanto lo sepas. No tendré un hijo que se críe sin mí. Nos casaríamos inmediatamente. ¿Entiendes?

Amy tomó unas cuantas respiraciones profundas antes de hablar con Lucas. Ella repitió a sí misma que no podía permitirse el lujo de perder su trabajo, y si estaba embarazada no podía darse el lujo de que supiera al respecto. Él podría fácilmente demostrar que podía cuidar mejor al niño. No necesitaba ni quería un hombre en su vida. Tenía que concentrarse en sí misma. Había visto a su madre con más hombres de lo que nadie podría contar. También había visto cómo esos hombres abusaban de su madre diariamente. Era sólo su voluntad de supervivencia que le había salvado del mismo abuso. Había aprendido a una edad joven a ocultarse cuando los amigos de su madre se acercaban. Ella no había conocido todavía a un hombre en el que pudiera confiar. —¿Vas a estar ahí mirándome, o te vas a comportar como una adulta y hablar? —le espetó él. —En primer lugar, sólo porque soy una empleada suya no le da el derecho a hablarme de esa forma. En segundo lugar, nunca me casaría con usted, por cualquier motivo, especialmente, no para atormentar a cualquiera de mis hijos —dijo ella con frialdad. —Si hay un niño, maldita sea, bueno... — Lucas comenzó a exigir de ella otra vez, pero ella lo interrumpió. —Si hay un niño, será mío y sólo mío. No se trata de los viejos tiempos en que una mujer tiene que hacer la voluntad de un hombre. Así que un niño no es algo de lo que tiene que preocuparse. Ya he comprobado mi calendario, y no hay nada que temer. Lo de anoche fue un error. He estado saliendo con un hombre durante un año y había estado reacia a dar ese último paso. Dado que con usted no fue demasiado incómodo, ahora puedo consolidar nuestra relación —mintió ella.

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Sin decir nada, Lucas se inclinó y tiró de su cabeza hacia atrás, moviendo su cara con una precisión a un centímetro de la de ella. Se quedó congelado en su lugar hasta que ella empezó a temblar de necesidad.

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Había una mirada sigilosa en la cara de Lucas, mientras caminaba lentamente hacia ella. Se quedó de pie firmemente, no retrocediendo de nuevo. Ella tenía que mostrarse firme, a pesar de que estaba temblando sin control en el interior.

—Así que lo de anoche fue sólo una prueba para tu novio y para ti —dijo con una voz tan tranquila que era mucho más aterradora que si hubiera estado gritando. Podía sentir la energía acumulándose en sus brazos. No tenía miedo de que él la golpeara. Tenía mucho más miedo de que la besara de nuevo. Su resistencia se encontraba en su punto más bajo, y si él tomaba sus labios otra vez, ella acabaría rogándole para que no se detuviera. El calor mantuvo a su cuerpo a la espera de lo que estaba a punto de pasar. —No me gusta ser utilizado, Srta. Harper. Para nada. Realmente no me gusta que me mientan. Puede que lo pasó anoche no fue nada para ti, pero mientras yo estaba duro y profundamente dentro de tu cuerpo, no había otro hombre en tu mente. Estabas estremeciéndote por mí y sólo por mí. Cuando te acuestes con tu novio, será mi cara la que verás. No te hará temblar de la forma en que yo lo hice. No te hará gritar de placer. Desde luego, no te dejará satisfecha, tu cuerpo sólo quedara agotado. —Se detuvo un momento mientras su corazón bombeaba y sus piernas temblaban, tratando de aliviar el dolor insoportable que estaba causando con nada más que sus palabras—. Puedes pensar en eso. Él la empujó y salió del apartamento.

Ella permaneció en el mismo lugar por más tiempo del que debería, llorando y sintiendo lástima de sí misma. Al final, se levantó. No iba a dejar que esto la afectara más. Iría a trabajar con su escudo de armadura. Era la cosa más inteligente que podía hacer,

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¿Por qué había permitido que esto sucediera? Si ella hubiera tomado un baño después y no hubiera estado sólo una toalla... Si tan sólo hubiera sido capaz de decir que no, entonces tal vez —sólo tal vez— hubieran sido capaces de estar en la misma habitación sin atacarse el uno con el otro, o tratando de quitarse las ropas. Incluso, podrían haber mantenido una actitud profesional. Incluso mientras lo pensaba, sabía que era una fantasía. La atracción salvaje era demasiado fuerte, aun desde el primer día.

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Amy esperó hasta que oyó cómo la puerta se cerró antes de perder la compostura. Una vez que ella oyó el chasquido de la chapa de la puerta, se dejó caer contra la pared, con las rodillas temblando mientras se deslizaba hacia abajo. Luego, lloró un buen rato.

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Ella había sido inteligente por los primeros veinticuatro años de su vida. Tendría que perdonarse este error de juicio. A todo el mundo se le permitía cometer un error de vez en cuando.

Capítulo 12 Traducido por Alyshia Cheryl Corregido Alyshia Cheryl

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my tenía sentimientos encontrados cuando fue a trabajar el lunes. Estaba flotando en las nubes, porque su nuevo auto había sido entregado la noche anterior, y le encantó conducirlo. Era una sensación excitante el conducir la hermosa maquina y saber que nunca tendría que luchar con la multitud en el transporte público de nuevo. Definitivamente había estado un par de veces aterrorizada en el autobús cuando había estado en contacto con algunas personas poco respetuosas. Estaba aterrorizada, por otra parte, del ambiente de trabajo al entrar por esas puertas dobles. ¿Lucas iba hacerle una escena? ¿Iba a enviarla a empacar? ¿Podía despedirla? No podía hacerlo simplemente por su relación física. Lucas podría, sin embargo, despedirla por no ser lo suficientemente buena en su trabajo. Ella ya estaba nerviosa por lo bien que hacia su trabajo. Aparcó el auto y se dirigió hacia el interior. Acababa de ver cómo podría ir su día. No había nada que pudiera hacer al respecto, por lo que tendría que hacer lo que pudiera e ir allá. Las puertas del ascensor sonaron, y la puerta se abrió junto a la cara sonriente de Tom. —Me preguntaba cuando ibas a llegar. He estado rebotando en mi asiento durante media hora —dijo, sin tiempo para saludos.

—Está bien, Amy, es hora de hablar. ¿Qué ha pasado? Me abandonaste totalmente este fin de semana. La forma en que el jefe estaba actuando la noche del viernes, yo ni siquiera sabía si iba a estar aquí esta mañana —se quejó él.

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—Hola, Tom. Si has estado saltando en tu asiento por media ahora, entonces, has estado aquí por mas de una hora porque llegué media hora antes —respondió ella. Él pasó un brazo alrededor de sus hombros y la llevó a su escritorio.

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Amy suspiró.

—Todo está bien, Tom. El jefe y yo sólo teníamos un pequeño malentendido. Te prometo que voy contarte todo más tarde, pero tengo que empezar a trabajar en mi trabajo antes de que la persona antes mencionada entre y tenga una razón para despedirme por ser una vaga — dijo ella mientras se dirigía a su oficina. Tom caminó junto a ella. —Llegaste temprano. No puedes meterte en problemas por hablar conmigo en tu tiempo libre. —No creo que sea nuestro tiempo libre cuando estamos en estas oficinas. Por favor, sólo déjame ir a trabajar, y vamos a salir esta noche, te lo prometo —dijo, mientras lo empujaba y sacaba de su oficina. Amy estaba ocupada en su escritorio cuando Lucas llegó dos horas más tarde. Debe ser bueno ser el jefe y aparecer cuando te apetezca, pensó ella hostilmente, y luego se arrepintió inmediatamente. Ella no era una especie de exnovia de la secundaria que iba a tener pensamientos mezquinos. Lo que él hacia con su tiempo libre, era su asunto, sin duda no el de ella. —Srta. Harper, necesito que vengas aquí, por favor —dijo por el intercomunicador, haciendo que su frente sudara. Se secó la frente y agarró su cuaderno, apretó sus rodillas para no temblar. Con la mayor calma que podía fingir, dio un paso a través de sus puertas comunicadas y se acercó a su mesa. Él estaba en el teléfono, de espaldas a ella, mientras miraba por la ventana con una vista espectacular de la ciudad.

—Toma asiento. Tengo que dictarte algunos archivos para que los escribas —dijo en su tono más profesional.

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Finalmente, él colgó el teléfono y se volvió hacia ella, su cara completamente inexpresiva. Ella parpadeó mientras sus miradas se juntaron. Ella creyó detectar una oleada de fuego en sus ojos, pero él parpadeó y ese fuego desapareció, haciéndola pensar que no era nada más que su imaginación.

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Esperó cinco minutos, demasiado nerviosa para sentarse, pero muy inestable sobre sus pies, ya que su cuerpo temblaba.

Ella se sentó temblorosamente mientras se dispuso a tomar notas. Él comenzó a hablar, y pronto se vio envuelta en el trabajo, sin tiempo para preocuparse por nada que no sea conseguir una redacción correcta. —Gracias, eso es todo. Estaré fuera de la oficina el resto del día, así que me los envías a través de correo electrónico antes de esta noche. Lucas se volvió hacia su ordenador y empezó a escribir algo, despidiéndose de ella. Estuvo sentada un momento más, y finalmente consiguió marcharse y se dirigió a su oficina. Se dejó caer en su silla y dejó escapar un suspiro de alivio. Parecía que realmente iba a actuar como si nada hubiera pasado. Ella estaba aliviada, e irracionalmente dolida a la vez. De inmediato empezó a escribir sus cartas, y el día transcurrió rápidamente. Él se fue antes del almuerzo, dándole a ella finalmente la oportunidad de respirar. No era fácil hacerlo cuando sólo tenía una puerta delgada entre ellos. El resto del día transcurrió sin incidentes. Lucas se comunicaba con ella estrictamente por correo electrónico, y a las cinco de las tarde su humor se había disipado considerablemente. —Mi ordenador está apagado, los teléfonos fueron desconectados, y si no haces lo mismo, voy a tener que sacarte a la fuerza de este lugar —dijo Tom mientras se dirigía a su oficina y se sentaba en el escritorio. —¿Cómo pudiste conseguir un trabajo cuando estás más interesado en salir corriendo por la puerta que trabajar? —bromeó ella.

Tom saltó del escritorio y tomó su abrigo antes de que ella pudiera. Se lo ofreció, y ella sonrió mientras se lo ponía. Era un gran tipo. Realmente era tan malo que fuera gay. A ella le encantaría tener a un hombre como él en su vida.

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—Eres justo lo que recetó el doctor, Tom. Necesito música a todo volumen, comida chatarra, y un montón de soda —dijo Amy mientras apagaba su computador.

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—Cariño, estoy en mi puesto actual por mi personalidad burbujeante. Todo el mundo quiere que le conteste sus teléfonos —respondió con un guiño sugerente.

Bueno, si ella estuviera saliendo con alguien, eso era. —Gracias, Tom. Eres un bombón. —Que se lo digan a mi ex. Me dijo que estaba coqueteando demasiado. Le dije que había una gran diferencia entre el coqueteo y ser amable. Algunas personas son muy celosas. ¿Quién tiene tiempo para todo ese drama? —Amen. Ahora, vamos a irnos antes de que Sr, Anderson aparezca con un proyecto que me mantenga ocupada toda la noche —dijo con una sonrisa, pero ella no estaba lejos de la verdad. El hombre lucía como si pudiera trabajar día y noche, sin siquiera detenerse para comer o dormir. —Cariño, el único proyecto en que Lucas trabajaría toda la noche no me involucra, por desgracia. Tú, en cambio, probablemente podría quemar su aceite a la medianoche, o en cualquier momento —se burló Tom. Amy golpeó su brazo antes de colocar el suyo a su alrededor, y lo siguió hasta el ascensor. Éste abrió rápidamente y caminaron fuera del edificio. Llegaron a su lugar favorito, con tiempo suficiente para encontrar todavía un asiento. Después de ordenar, Tom la miró expectante. —¿Qué? —No te hagas la tonta conmigo. He estado esperando todo el fin de semana largo. Tú convenientemente comiste en la oficina hoy, así que ahora quiero que todos los detalles interesantes. No te atrevas a dejar una cosa fuera — exigió Tom.

Amy finalmente dijo todo, desde las candentes escenas entre ellos, a partir del primer día, el sexo excepcional, y finalmente la escena en su apartamento. Los ojos de Tom estaban muy abiertos mientras la miraba con deleite conmocionado.

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—Está bien, pero te advierto que es una larga historia... —dijo ella. Él sólo levantó las cejas y esperó mientras descansaba la barbilla entre sus manos entrelazadas, haciéndole saber que tenía toda la noche.

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Amy contempló la posibilidad de mentirle, pero como ella no podía mentirle por cosas que valían nada, sabía que perdería el aliento. Además, ella realmente necesitaba alguien con quién hablar, y ella sabía que sus secretos estarían a salvo con él.

—Di algo —exigió ella cuando él continuó allí sentado con la boca abierta. —Oh mi, mi, el ambiente de Capitol Hill4 estaba caliente. Mataría por haber sido uno de esas moscas en la pared cuando todas las chispas explotaron. ¿Cómo diablos hiciste para mantener tu virginidad a la madura edad de veinticuatro años y no hacerlo en el asiento trasero del coche de un musculoso adolescente? —De todo lo que acabo de decir, ¿esa es la pregunta que tienes para mí? —Bueno, sí. No puedo creer que eras virgen. ¿Te dolió? Para Amy esta conversación hubiera sido extraña si hubiera sido con cualquier otra persona, pero ella ya conocía la actitud sin límites en el bar de Tom. No ocultes nada nunca. —Sí, durante unos dos segundos, pero luego era sólo... ni siquiera bueno… era increíble —suspiró ella. —Oh —respondió Tom, recogiendo el menú de bebidas para avivar su rostro. Ella no pudo evitarlo y se rió, se rió realmente, por primera vez en semanas. Ella debería haber llamado Tom el domingo y él habría ido. Ella se habría sentido mucho mejor para venir a trabajar al día siguiente. —Gracias, Tom. Tenía que sacar todo esto de mi pecho, y realmente necesitaba reír —dijo mientras sus ojos ardían de emoción. —Te amo, Amy, y voy a estar allí para ti en cualquier momento, de día o de noche. Ahora, tienes que estar ahí para cuando aparezca en tu puerta a las 3 de la mañana con el corazón roto. —Mi puerta siempre estará abierta para ti —prometió ella.

—Si que te gusta aplastar a mis sueños, ¿no? —dijo mientras se dejó caer en su asiento.

4

Capitol Hill: zona residencial de Washington.

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—No tienen ni siquiera un centenar de dólares, por lo que está fuera de tu alcance.

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—Al parecer, eres una puta —dijo con una sonrisa mientras bromeaba con ella—. Yo habría dado un millón de dólares si Lucas me hubiera presionado contra la pared.

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La comida llegó y continuaron con las bromas. En el momento en que se fueron, se estaba haciendo tarde, y Amy llegó a su casa en un estado de ánimo mucho mejor que cuando había salido esa mañana. Ella comenzó a sentirse optimista ya que su mundo comenzaba a relajarse. Se quedó dormida con una sonrisa aún en su rostro.

Capítulo 13 Traducido SOS por Alyshia Cheryl Corregido por Curitiba

A

my entró en el ascensor, con algo de miedo y una emoción indefinida comprimiendo su pecho. Ella necesitaba hablar con Tom. No podía decírselo por teléfono, así que había estado esperando nerviosamente desde la noche anterior, y se le había hecho imposible dormir. Ella estaba en su quinto mes como asistente de Lucas, y le encantaba su trabajo, bueno al menos una parte de él. Ella sabía lo que estaba haciendo, y ahora estaba segura de sus habilidades. Esther se había detenido en varias ocasiones para elogiar su trabajo, diciendo que era como si Amy hubiera estado en la compañía durante diez años en lugar de unos pocos meses. Las dos habían estado muy cerca, y Amy nunca la rechazó cuando la invitaba a comer o a ver una película. Ella tenía dos grandes amigos ahora. Tres, si contaba a Joseph, quien la iba a ver por lo menos una vez a la semana para saber cómo estaba. Insistió en llevarla a comer, diciéndole que estaba demasiado delgada y que necesitaba un poco de carne en sus huesos antes de que fuera arrastrada por un fuerte viento. Era un hombre sabio, y no era algo malo decirle a una mujer que estaba flaca. Obviamente había estado felizmente casado durante muchos años, y no sólo eso, sino que sabia escuchar a su esposa.

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A menudo se encontraba mirándolo mientras él dejaba la habitación, más a menudo de lo que debería, y estaba en camino a enamorarse de él, pero hacia un muy buen trabajo ocultándolo. Él había sido más que profesional, que era lo que quería, por lo menos lo que debería querer.

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Lucas era estrictamente profesional con ella. Le había dado sus asignaciones de trabajo a Amy, con muy poca conversación entre ellos, y luego la dejó sola. Nunca se detenía y era siempre cortés.

Se decepcionaba cada vez que Lucas salía de la habitación, se sentía muy vacía. Incluso había intentado ir a una cita con un chico de contabilidad, pero había sido un desastre. La había aburrido hasta las lágrimas, y cuando él la había besado al final de la noche, no había sentido la más mínima pizca de pasión. Casi todas las noches se despertaba en las primeras horas de la mañana con el nombre de Lucas en sus labios, su cuerpo mojado y dispuesto a él. Ella estaba agradecida de que él estuviera manteniendo las distancias, porque ella nunca tendría la fuerza de voluntad para alejarlo si hacía un movimiento. Sus hormonas estaban por todo el lugar, al menos sabía por qué ahora. No tenía otro hombre para comparar a Lucas, como también no podía imaginar un sexo mejor que el que había tenido con él. Parecía estar en un constante estado de excitación, su cuerpo deseaba lo que su mente no necesitaba. ¿Por qué no podía ser simplemente fácil? ¿Por qué Lucas? Si ella iba a comenzar una relación, superar su miedo a los hombres, entonces ¿por qué no podía ser de un tipo como Bob de contabilidad? Claro, era aburrido, pero con él estaría a salvo, segura y sería fácil. No haría que su presión arterial subiera. Él sería fácil, suave, ¿por qué no él? Sabía por qué no. Ella podía creer que no quería pasión, pero sólo un sabor haría cambiar su opinión. Un sabor que era como una droga, que le hacía querer más. Algunos días eran más fáciles que otros, y sabía que hoy iba a ser uno de esos días difíciles.

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Las puertas del ascensor se abrieron y ella salió, caminando directamente hacia el escritorio de Tom. Estaba en el teléfono, por lo que zapateó con impaciencia a la espera de él. Llevó un dedo a sus labios en una disculpa. Obviamente, podía ver que ella realmente necesitaba hablar con él.

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Amy había pospuesto tomar una prueba de embarazo por mucho tiempo porque ya sabía la respuesta. Había estado lidiando con las náuseas matutinas durante dos meses, y hubo cambios sutiles en su cuerpo. Ella era naturalmente pequeña, así que la mayoría no se dio cuenta de la pequeña protuberancia en la parte inferior de su estómago, pero lo hizo. Finalmente colapsó y tomó la prueba, luego la tiró a la basura. Ya sabía que la respuesta era afirmativa.

—Me alegro de que hayas llegado temprano, Srta. Harper. ¿Puede venir a mi oficina? —preguntó Lucas mientras se acercaba al escritorio. Amy le envió a Tom una mirada de pánico, pero él estaba ocupado en el teléfono. No había nada que pudiera hacer para salvarla de todos modos. No era como si Lucas supiera algo. Ella no sabía lo que iba a hacer, pero no podía decirle, a pesar de que sabía que estaba mal. —Sí, por supuesto, Sr. Anderson —respondió finalmente, al mismo tiempo que Tom colgó el teléfono. Articuló traidor a él mientras caminaba detrás de Lucas. Tom le envió una mirada inquisitiva, pero ahora tendría que esperar aun más tiempo para hablar con él. De ninguna manera se arriesgaría a que Lucas oyera su conversación. —Déjeme ir a mi oficina y sacar mi bloc de notas —dijo Amy cuando llegaron a sus puertas. —No lo necesitas. Adelántate, deja tu bolso y tu abrigo y luego entra —dijo Lucas mientras pasaba a través de su propia puerta. Amy tomó su tiempo para dejar sus cosas. Sabía que Lucas no era paciente, pero ella apenas había dormido, y su corazón estaba corriendo a toda velocidad. Necesitaba hablar con su amigo, conseguir un poco de perspectiva, no estar sentada frente a Lucas, absorbiendo su esencia, viendo a sus ojos azules brillantes, y luchando contra el impulso de saltar sobre su regazo.

—Tengo un viaje de negocios la semana que viene y necesito que vengas conmigo —dijo, todavía sin volverse.

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Se sorprendió al encontrarlo de pie junto a la ventana. Estaba con la mirada fija hacia la ventana, con las manos detrás de la espalda mientras miraba hacia abajo en la niebla de la mañana de Seattle. Ella se puso de pie cerca de la mesa, sin saber si debía decir algo o no.

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Caminó lentamente hacia la oficina de Lucas, esperando que la conversación no durara demasiado tiempo. No estaba preparada para enfrentarse a él, y muchos menos, después de haberse hecho la prueba. Ella no debería haberla hecho durante la semana. ¿En qué estaba pensando?

El corazón de Amy comenzó a latir con fuerza. Ella no había ido a ningún viaje con él, sin embargo, había salido mucho en los últimos meses. Se preguntó qué era todo esto, y por qué la necesitaba allí repentinamente. —¿A dónde? —preguntó finalmente ella, sin que importara realmente. Todo lo que realmente importaba era el hecho de que ella estaría con él, completamente solos. —Australia. Contamos con un viñedo allí, y hemos estado teniendo problemas. Parece que alguien está deliberadamente tratando de sabotear nuestros cultivos. Nos ha tomado muchos años desarrollar nuestra gran reputación por nuestros excepcionales productos, pero un envío malo puede destruir todo eso —dijo Lucas mientras finalmente se volvía hacia ella. Amy podía ver la frustración que sentía, pero todavía no entendía por qué tenía que ir con él. —Esto podría tomar un par de semanas y necesito una asistente. Esther ha estado yendo a los viajes conmigo, pero finalmente puso sus pies en el suelo y se niega a viajar más, así que necesito que vayas —dijo, obviamente pensando que ella estaba confundida. Ante sus palabras, sintió ira al rojo vivo hervir en su interior. Él le había dado la espalda y no le había permitido hacer su trabajo. Había pensado que lo estaba haciendo tan bien, cuando todo el tiempo, él no había confiado en ella. Se sentía traicionada, la cual era una extraña emoción respecto a su trabajo. Ella todavía no había dicho ni una palabra cuando él volvió a hablar. —Mira, Amy, nada de esto ha tenido que ver con tu desempeño laboral. Vamos a dejar las cosas así —dijo mientras se pasaba los dedos por el pelo.

—No, estoy bien —respondió ella, pensando que era hora de irse. Estaba obviamente enfadada con él.

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—Eres tan increíblemente ingenua. Puedo ver que estás enojada y herida por no pedirte que vinieras conmigo. ¿De verdad quieres que te lo explique? —Prácticamente gritó.

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—Ya veo —respondí con frialdad, aunque ella no lo hacía para nada.

—Yo no te lleve, porque sabía que el momento en que el jet se pusiera en el aire, acabaríamos en mi muy grande y cómoda cama... y no dormiríamos en ella —dijo, mirando directamente a sus asombrados ojos. Amy quedó sin aliento ante su audacia. No había nada más claro que eso, pensó ella. —Bueno, yo... uh... ya veo —tartamudeó ella mientras daba un paso atrás. —Tengo una reunión a donde ir. Vamos a terminar esta conversación más tarde —dijo, despidiéndose. La forma en que sus palabras fueron pronunciadas, como una amenaza. Ella no tenía ninguna duda de que se estaban acercando a una confrontación. No podía saber si estaba más asustada o excitada por la perspectiva. Rápidamente se retiró a su oficina, donde pasó el resto del día en su computadora. No tuvo un momento a solas con Tom ya que Lucas le enviaba más y más trabajo. Se sobresaltó cuando Tom entró y saltó sobre su escritorio. —Amy, es tarde, y estoy más que listo para la hora feliz. Vamos, chica. Te llevaré lejos de aquí. —Lo siento, Tom. No me di cuenta de la hora. Ha sido un día inusualmente estresante. He estado tratando de hablar contigo desde esta mañana, pero luego me he hundido en trabajo —dijo, mientras la tensión de la noche anterior se desplomaba de nuevo sobre ella. —Bueno, no te preocupes, el día ha terminado, y te voy a sacar a pasear por la ciudad —dijo él, prácticamente saltando en su asiento.

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—Si intimidad es lo que quieres, entonces eso es lo que obtendrás. Sé de un club increíble al que no te he llevado antes. Vamos a ir allí, tomar unas copas y luego los dos podemos buscar chicos calientes. Justamente hay unos saliendo de la oficina, y se ven bien en su traje de negocios —dijo con un silbido.

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—En primer lugar, Tom, es un día de semana, y no todos podemos quedarnos hasta las tres de la mañana y luego funcionar al día siguiente. Más importante, sin embargo, es que realmente necesito hablar contigo en algún lugar más tranquilo que el lugar al que acostumbramos a pasar el rato —dijo ella, tratando de mantener la voz baja.

Amy no pudo evitarlo y se echó a reír. Era imposible estar preocupada cuando estaba en presencia de Tom. Él estaba tan lleno de vida, y tenía una manera de hacerle ver fácil el lado positivo de las cosas. —Estoy dentro. No podría evitar el encuentro con mi futuro príncipe encantador —bromeó ella, no sabiendo que significaba eso en lo más mínimo. Sus pensamientos se desviaron a Lucas, sentado solo en su oficina, pero ella se negó a seguir pensando en él. Tenía que desahogarse con Tom, y la realidad era que no iba a poder salir por un tiempo muy largo, si es que salía alguna vez, porque en unos seis meses, tendría un bebé recién nacido.

**** Lucas estaba en su oficina, con las puertas conectadas entreabiertas, y oyó el intercambio entre Amy y Tom. Se sorprendió por los celos que corrían a través de él. No le gustaba cómo se reía fácilmente con Tom, y estaba seguro como el infierno que no le gustaba la idea de que ella ligara con otros hombres. Nunca había sentido celos antes de conocer a Amy, y estaba sorprendido por el tirón en sus entrañas. Ya se había convencido a sí mismo de que no había forma de que pudieran ser una pareja, así que por qué le importaba con quién salía. No debería sentir nada hacia ella, pero incluso después de meses, no podía dejar de pensar en ella, sin parar, al parecer.

Incluso la idea de que ella fuera a trasladarse a otra parte del edificio hizo que sus músculos se tensaran.

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Había considerado la idea de despedirla, pero había descartado la idea de inmediato. No podía dejarla ir, no todavía. Tal vez sería capaz de hacerlo eventualmente. Superaría la extraña crisis que su cuerpo estaba pasando, y después sería capaz de trabajar con ella muy bien. Si no lo hacía pronto, no tendría más remedio que trasladarla a otra división de la empresa.

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Se sentó un poco más erguido en su silla. Estaba completamente fuera de sí, lo cual divertiría a sus hermanos sin fin. Puso su cabeza entre las manos y esperó a que ella se fuera. No tenía la menor queja respecto a su labor. Había aprendido más cada día y estaba haciendo un trabajo excelente.

Lucas se levantó y decidió salir a tomar algo. Encontraría una distracción agradable para pasar la noche. Cualquier mujer estaría feliz de ir a casa con él. Era Lucas Anderson, después de todo. Había varios mensajes para él ya. Sólo que no tenía ningún deseo de llamar a cualquiera de las mujeres que normalmente hacía cuando su cuerpo le estaba alertando que había dejado de lado al placer por demasiado tiempo. A pesar de que la idea de una mujer diferente a Amy ni siquiera era un poco atractiva, tendría que esforzarse en eso. Sabía que una vez que saliera, él comenzaría a sentirse mejor, y estaba seguro de que algo atraería bastante su atención, al menos lo suficiente por una noche. Lucas fue a un club en el cual no había estado hace mucho tiempo y se sentó. Él pidió una bebida y no habían pasado más de cinco minutos, cuando una pelirroja excepcionalmente atractiva se sentó junto a él. Ella le dio la mirada que decía: Cómprame una bebida, y puedes llevarme a casa. Él echó hacia atrás la bebida antes de darle toda su atención. —¿Puedo comprarte algo? —Puso todo el encanto a su disposición en su voz. Ella acarició con el dedo su mano. —Quiero un Martini sucio, con azúcar. Él le compró varias bebidas y la escuchó mientras ella trataba de seducirlo durante más de una hora que parecía no tener fin. Él sabía que todo lo que tenía que hacer era tronar un dedo y ella estaría en su auto, iría casa con él. Estaba tratando de obligarse para hacer justamente eso, pero sabía que no iba a suceder.

—En caso de que no lo hayas notado las señales, nene, estoy ofreciéndote ir contigo. Confía en mí, no te arrepentirás de una noche o más, conmigo —ronroneó ella.

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—Gracias por tu compañía esta noche —dijo mientras lanzaba varios billetes sobre la mesa—. Buenas noches.

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Lucas no sintió deseo alguno por las curvas de la mujer que se encontraban en exhibición a cualquiera que quisiera una visión clara.

Lucas la miró por un momento, y luego se volvió y se alejó. No había sentido nada. Normalmente, él la habría llevado a su casa y aceptaría lo que le estaba ofreciendo. Una noche sin ataduras y sólo con buen sexo. Él hubiera querido hacer eso, excepto por el hecho de que durante todo el tiempo que había estado sentado allí, en la única mujer que había sido capaz de pensar era Amy. Ella era suave y femenina, no era promiscua y temeraria. También fue la mayor experiencia sexual que jamás había tenido. Él no estaba sobre ella. Salió del club y estuvo de pie al lado del auto, respirando el aire casi helado. Cuando su cuerpo seguía ardiendo varios minutos más tarde, él sabía que nada iba a saciarlo, nada más que una rubia curvilínea, que de alguna manera había vuelto su mundo al revés desde que la conoció. Rápidamente se alejó del club y llegó a casa en tiempo récord. Aparcó y se percató inmediatamente del auto de Amy. Se sorprendió por la sensación de alivio corriendo a través de él al saber que ella estaba en casa. Por supuesto, eso no duró mucho cuando empezó a pensar que podría estar un hombre con ella. Ella había ido a buscar a alguien. De repente, tenía que saber si estaba con alguien, o sólo ella. Sabía que si estaba con ella una noche más, él saldría de su extraña atracción por ella. Tenía que tomarla otra vez, y entonces tal vez se daría cuenta de que no era tan grande como lo recordaba. Lucas tenía prisa para llegar a su apartamento. Ella todavía no había descubierto que la otra unidad en su piso era de él. Había sido muy cuidadoso cuando él iba y venía. Él no quería que ella supiera que estaba tan cerca. Las puertas se abrieron, y Fred levantó la vista del papel. —Hola, Sr. Anderson. ¿Cómo fue su día, señor?

La señorita Harper se encuentra actualmente en la piscina, señor. —Gracias, Fred. Que tenga rápidamente de dirección.

una

buena

noche.

—Lucas

cambió

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—Ha sido fantástico, Fred. ¿Sabe si la señora Harper está en su apartamento?

Si ya estaba nadando, ella debe de haber estado fuera durante sólo media hora. Esta fue una noche rápida. Tal vez los ligues habían sido escasos por ser un día de semana. Era eso, o tal vez ella tenía la intención salir cuando la vida nocturna realmente comenzara. Bueno, podría poner esos pensamientos en espera, porque había decidido que ella iba a pasar la noche con él. Se metió en el vestuario de los hombres y se cambió. Lucas salió de los vestuarios y se quedó desapercibido durante varios minutos mientras Amy nadaba sola en la piscina. Se veía espectacular en su traje de baño. Mostraba sus curvas a la perfección. Él quería poseerla, pero la anticipación era parte de la diversión. Mientras ella estaba nadando lejos de él, se zambulló en la piscina sin esfuerzo. Hizo el menor ruido, y Amy no notó su entrada. Se dio la vuelta y estaba haciendo su camino de regreso a él. Se metió en el agua, asegurándose de que estaba en su línea directa. Esperó el impacto. Ella no reaccionó cuando su cuerpo golpeó contra el suyo. Bajó por un segundo, y rápidamente llegó el agua de pulverización. —Oh, perdón —dijo ella mientras empezaba a mirar hacia arriba. Cuando lo reconoció, se congeló—. ¿Qué estás haciendo aquí?

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—Yo pensé que era un buen momento para darme un baño —contestó y se fue a un ritmo más rápido a través de la piscina, con el cuerpo energizado. Él se sentía mejor en ese momento que en meses. Sonrió durante todo el camino hasta el otro lado de la piscina, esperando que ella aceptara su desafío. Vería si ella se escaparía, quedaría o discutiría.

Capitulo 14 Traducido por Alyshiacheril y PaolaGP Corregido por PaolaGP

A

my se quedo en el sitio, sosteniéndose de la orilla de la piscina, tratando de decidir si terminaba de dar su vuelta o se iba. Ella estaba sobre la salida de la piscina cuando decidió que no dejaría que él la persiguiera de esa forma. Comenzó su última vuelta. Cuando Amy salió, Lucas seguía nadando. Ella se dirigió a las duchas calientes, que formaba parte de su rutina. Ella se sentó y dejó al agua caliente recorrerla. Amy supo el momento en el que Lucas se le unió, su cabeza estaba de espalda y con los ojos cerrados, pero ella podía sentirlo. No dijo nada. Pretendió que no existía. Si él buscaba hacerla sentir incomoda estaba haciendo un gran trabajo, pero ella no lo iba a mostrarlo. Ella pensó que estaba haciendo un buen trabajo no mostrándolo. Su cuerpo podría no mostrar nada en traje de baño, por lo menos. Si ella hubiera sabido que estaba viendo sus pezones en ese momento, se hubiera fundido en el agua.

—¿Qué tal la piscina? —preguntó Fred. —Como recetó el doctor —respondió—, estoy cansada, sin embargo. Nos vemos mañana. —Mantuvo pulsado el botón del ascensor. No importaba qué tanto Lucas la irritara, ella nunca se desquitaría con Fred.

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Después de tomarse su tiempo cambiándose, ella finalmente salió del vestuario. Cuando vio a Lucas sentado encima del escritorio, ella le envió una mirada feroz antes de irse pisando fuerte al ascensor. No le importó si se veía como una niña haciendo un berrinche. Ciertamente no podría superar su enamoramiento con él si lo veía tanto en el trabajo como en la casa

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Estuvo en la ducha por un poco más de minutos y decidió que era suficiente. Trepó fuera rápidamente y se enrolló en la toalla que tenía cerca. No dijo nada, sólo se dirigió al vestuario para cambiarse.

En el momento en que las puertas se abrieron, ella entro rápido y hundió el botón de su piso. Cuando las puertas comenzaron a cerrarse, exhaló un suspiro de alivio, hasta que Lucas saltó dentro en el último segundo. —¿Hay algo que necesites decirme? —Ella le lanzó la pregunta—. ¿O sólo sigues a todos tus empleados a sus casas y actúas como acosador? —¿Acosador? —él se cuestionó—. Sucede que vivo aquí también, Amy, o no te informaron de espacio en el estacionamiento. —¿Vives aquí? —preguntó, asombrada. ¿Por qué, en todo el mundo, él tenía que vivir en esos apartamentos, cuando podía vivir en cualquier lugar que quisiera? Ella lo miró sin saber qué contestar a esa reciente información. Ella no lo había visto alrededor del edificio, y había asumido que el puesto del estacionamiento era porque tenía mucho trabajo allí. —Sí. —Le tomó un momento procesar la respuesta a su pregunta. —¿Por qué vives en un apartamento cuando puedes vivir en una casa? — Se dejó llevar por la curiosidad, anulando su necesidad de no hablar con él. —Prefiero los apartamentos porque soy un hombre ocupado, y aquí no tengo que preocuparme por nada, como la limpieza de una casa — respondió.

Ahora se le haría todavía más difícil dormir, sabiendo que tan cerca y lejos estaba al mismo tiempo.

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La puerta se abrió en su piso y él salió con ella. Fue en ese momento que ella se imaginó quién era el que vivía en el otro apartamento de ese piso. ¿Cómo ella no imaginó en los meses que llevaba viviendo ahí? Ellos en el trabajo y en el mismo lugar, y hasta ahora sabía que lo tenía a pocos pasos de su apartamento.

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Ella resopló. Como si él tuviera que mantener limpio algo, de todas formas. Sus subalternos hacían su trabajo sucio. Él no era el tipo de persona que tomaba su maquina de césped y cortaba toda una yarda. Se encogió de hombros y volvió a ignorarlo.

Ella recuperó el paso y casi corrió hasta la puerta. Estaba teniendo dificultades con la cerradura cuando él dio un paso adelante y tomó la llave. Su cuerpo rozó el suyo y ella casi saltó fuera de su piel. Él se sintió tan bien contra ella, aunque fuera sólo por un momento. Le quitó la llave y la metió en la cerradura, frotándose contra ella todo el tiempo. Su aroma la rodeaba, haciéndole extrañar su toque. La puerta finalmente se abrió y ella se deslizó en el interior, girando, con su mano la llave. Él la miró por un momento y se metió adentro, cerrando la puerta detrás de él. ¿Cuánto más se suponía que tendría que soportar? Su paciencia comenzaba a agotarse. —¿Puedo usar el baño? Luego, tenemos que hablar. —Él no esperó una respuesta. Sólo se dirigió a su cuarto de baño. Ella se apoyó contra la puerta y trató de mantener la compostura. Ella podía manejar esto. Ella manejaría el estrés de estar en la misma habitación que él, tan bien como en el trabajo. Su apartamento no era diferente, ella trató de convencerse a sí misma. Realmente quería un trago en ese momento. Sabía que no podía, pero podía desearlo.

**** Lucas respiró hondo mientras caminaba hacia el baño. Podía ser civilizado. Tal vez incluso podría iniciar algún tipo de relación. Él no era bueno con los compromisos, pero estaba dispuesto a darle una oportunidad. No podía dejar de pensar en ella, así que tenía que haber algo allí que valiera la pena.

Lucas se sentía satisfecho con su decisión, mientras caminaba hacia el baño. Terminó y luego se lavó las manos. Se dio la vuelta para irse, y fue entonces cuando su mundo de repente se detuvo. Casi no lo vio.

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Los dos tendrían una agradable, razonable, y adulta conversación, y entonces podría llevarla a la cama sin sentirse culpable por ello.

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Es posible que haya sacado conclusiones apresuradas acerca de ella, de todos modos. Ella no era ni parecida a como él había pensando originalmente. Él sonrió tímidamente. No solía admitir que se equivocaba en algo, ni siquiera a sí mismo.

En el bote de basura había una caja de test de embarazo. ¿Qué demonios? Nunca había sentido tanto miedo como el que tuvo para llegar a esa caja. Él miró en su interior y encontró el cartucho. Había dos líneas en ella. ¿Qué significaba eso? Rápidamente, leyó la parte de atrás de la caja. Todo su mundo cambió en un instante. Ella estaba embarazada. ¡Mierda, estaba embarazada! ¿Había planeado el embarazo? ¿Cómo pudo hacerlo? Él ni siquiera podía pensar mientras se ponía de pie mirando fijamente a la prueba de embarazo. Algunas de sus ex novias habían intentado retenerlo a través matrimonio quedando embarazadas, y él las evitó hábilmente. De alguna manera, sin embargo, su asistente se había quedado embarazada la primera y única vez que habían tenido relaciones sexuales. Estaba enojado consigo mismo y con ella. Sabía que no estaba siendo racional, pero no podía ser racional en ese momento. Muchas mujeres habían tratado de atraparlo para que les diera su nombre, y todo el dinero que el él tenía, pero ninguna había tenido éxito hasta ahora. Bueno, será mejor enfrentar a la futura señora Anderson, pensó con amargura. Lucas se tomó un poco de tiempo para componer su rostro antes de volver a donde estaba ella. Amy estaba sentada en el sofá cuando él entró en la sala de estar. Ella no lo miró, y estaba agradecido porque estaba haciendo un gran esfuerzo por componer su expresión. —Volveré en un momento. Hay un par de llamadas de teléfono que necesitó hacer. —Eso fue todo lo que dijo mientras pasaba por al lado de ella y por la puerta grande. Cogió el teléfono tan pronto como se sentó en el despacho de su casa.

—Hola, hijo, ¿cómo estás? —Me voy a casar y quiero que se haga esta semana, la próxima a más tardar. Estoy ocupado con el trabajo, así que, ¿puedes hacerte cargo de los

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—Un momento, Lucas. —Él tuvo que esperar un minuto.

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—Necesito hablar con mi padre —exigió Lucas, sin preámbulos.

arreglos? Normalmente, tendría a mi asistente para hacerlo, pero ya que ella es la novia, necesito a alguien más. —¿Te vas a casar con Amy? Estoy tan feliz por ti, hijo. Ella realmente vale la pena. Yo me encargo de todos los arreglos. ¿Fijamos la boda para el viernes siguiente, de esta semana o la próxima? —dijo sin sorpresa en su voz. Lucas se sorprendió un poco por la actitud de su padre. Estaba en estado de shock como para sospechar, sin embargo. —El viernes estará bien. Amy está embarazada, así que quiero mantenerlo con discreción, por favor. Sólo tú y mamá, y Amy y yo —dijo él con cautela. Él sabía que a su padre le encantaba organizar fiestas, y no quería a una masa de gente allí para presenciar la farsa. Lucas terminó de hablar con su padre y luego llamó a su abogado para redactar un acuerdo prenupcial, asegurándose de que ella estaba protegida. Las llamadas de teléfono le llevaron una hora. Terminó y luego bebió un trago de whisky. —Está bien, Amy, vamos a terminar con esto —murmuró en voz alta. Sabía que estaría en una lucha una vez que ellos estuvieran casados. Caminó por el pasillo y usó la llave que no había devuelto para entrar, Amy todavía estaba sentada en la sala de estar. Al principio parecía como si no si hubiera movido siquiera, y entonces se dio cuenta del cuenco sobre la mesa. Bueno, supuso que su embarazo no había arruinado su apetito. Dio un vistazo más de cerca y no vio ninguna diferencia al principio. Sólo tenía unos pocos meses, después de todo. Luego, notó algunos cambios. Sus pechos parecían más grandes, aunque ella los escondió muy bien en su ropa holgada.

Ella vaciló por un par de segundos mientras lo miraba, su cara perdió todo color. Era obvio que la había sorprendido. Ella rompió el contacto visual y rápidamente miró al suelo.

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—¿Por qué no me has dicho que estás embarazada? —preguntó.

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En lugar de lucir como si hubiera aumentado de peso, sin embargo, ella parecía un poco más delgada. Él no sabía como eso era posible.

—Yo no creí que fuera de su incumbencia. Mi rendimiento en el trabajo no se ha visto afectado por eso, y en los tiempos en los que estamos no es asunto de nadie si uno es madre soltera o no. No puedes despedirme por estar embarazada. Él la miró fijamente, con la boca abierta. ¿No era su asunto? ¿Cómo demonios podía decir que el hijo que llevaba en su vientre no era su asunto? —No vas a ser una madre soltera, Amy, y lo sabes. No voy a permitir que mi hijo sea criado como un bastardo. Él tendrá mi nombre. —Su voz le dijo que su camino era la única forma en la cual se llevaría a cabo la situación. Si a ella no le gustaba, entonces sería una lástima. —Este no es tu hijo. —Amy lo miró directamente a los ojos mientras decía esas palabras. No había emoción en su voz. Él la miró, estupefacto. ¿No era su hijo? ¿Qué estaba diciendo? Él sabía que ella era virgen cuando había tenido relaciones sexuales con ella. El ajuste de escala de tiempo. Por supuesto que era su hijo. —Si no es mi hijo, entonces ¿de quién es? —Él decidió ver lo que ella diría. Estaba observando cada movimiento que hacía. No había manera de que ella fuera capaz de llegar a una historia de la nada. —Yo le dije que estaba en una relación. Ésta progresó, pero él no quería al bebé, así que terminamos. Vio el pequeño parpadeo en sus ojos cuando ella mintió. Él sabía que ella no le estaba diciendo la verdad. Sabía que el bebé era suyo, pero no podía entender por qué ella le decía lo contrario. ¿Y si le permitía convencerlo de que el bebé no era suyo? Él no podía entender que ganaría ella con eso.

Lucas finalmente entendió por qué estaba negando que él fuera el padre. Ella pensó que él realmente se llevaría al niño. Estaba furioso porque ella

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—No estoy jugando contigo, Lucas. Este es mi bebé, y nadie lo alejara de mí —dijo casi suplicante—. Te estoy diciendo la verdad. El niño no es tuyo.

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—¿Qué clase de juego estás jugando, Amy? No lo entiendo. Los dos sabemos que el bebé que llevas es mío, así que ¿por qué me mentiste sobre eso? —En su confusión, él bajó la guardia y le habló en voz baja, desconcertado en lugar de enojado.

pensó tan mal de él, que podría separar a niño de su madre. Si ella quería pensar que él era un bastardo sin corazón, eso es lo que ella conseguiría. —No te preocupes, Amy. Tendrás la oportunidad de ser madre y esposa. Nos casaremos dentro de dos semanas, con suerte una. Ya he hecho los arreglos. —Lucas se inclinó de repente, atrapándola entre el sofá y sus brazos—. No me malinterpretes, sin embargo, mi novia querida. Si tratas de cruzar, o huir con mi hijo, nunca los volverás a ver. ¿Ha quedado claro? —susurró con una voz calmadamente mortal. —Lucas, lo siento, pero no es tuyo. Esa noche que tuvimos juntos fue genial, pero... ya pasó. No sé qué más decirte… —Bien, si dices que el niño no es mío, vamos a hacernos una prueba de ADN mañana. El procedimiento será algo doloroso para ti, pero no causará ningún daño a nuestro hijo —dijo, y la arrinconó. Amy se puso completamente blanca con sus palabras. Se dio cuenta de que ella no tenía idea de que esta prueba existía. Ella probablemente pensó que él habría estado contento de no ser el padre. Ella, obviamente, no lo conocía. Ella comenzó a hablar, y entonces, se rindió. Juego. Set. Partido. Él sonrió sin humor. Sabía que casarse era algo que ninguno de los dos quería, pero no había manera posible de que alguna vez hubiera otro hombre que criará a su hijo o hija, o incluso de que él fuera un padre de fin de semana. Amy llevaba a su bebé, por lo que la única solución para ellos para era casarse.

Lucas había tenido suficiente por una noche. —Vamos a terminar este asunto mañana. Disfruta de tu última semana como una mujer soltera. —Fue todo lo que dijo antes de salir por la puerta principal.

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No era algo que él haría.

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Él nunca había entendido cómo un hombre podía alejarse de su familia.

Él caminó tranquilamente a su apartamento y entró, dejando su chaqueta en el respaldo de la silla, y luego se dirigió directamente a su gabinete de licores. La noche había comenzado con una gran promesa. Él debería haber estado en la cama, en ese momento, con ella gritando su nombre, no tragando un whisky doble. Apagó las luces y entró en su dormitorio, dejando la ropa en el lugar que cayera, y luego se metió en la ducha y se metió bajo el chorro caliente. Lo que más le asustaba acerca de la situación entera era lo tranquilo que se sentía. Él se iba a casar en una semana, sin embargo, él no tenía miedo. Estaba enfadado con ella por no decirle, enojado por no haber investigado y asegurado de que ella no había quedado embarazada. Pero, él no estaba enojado por convertirla en su esposa. La idea de yacer junto a ella todas las noches debería aterrorizarlo, pero en su lugar, enviaba una extraña dosis de euforia a través de su cuerpo. Él no podía sacar de su cabeza la imagen de su cuerpo tembloroso, con la cabeza echada hacia atrás en éxtasis, cuando ella se desmoronó mientras él se enterraba profundamente dentro de ella. Mientras el chorro de agua seguía cayendo sobre él, se puso completamente duro, su cuerpo todavía estaba en necesidad de liberación. Sintió la tentación de regresar a su apartamento y darles lo que realmente querían ambos. Un par de noches más. Puedes esperar un par de noches más.

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Con un gemido de frustración, él cambió el agua a fría, y luego se puso bajo la ducha mientras un millar de pequeñas gotas de agua que caían sobre su piel se sentían como maquinillas de afeitar. Después de un par de minutos, el agua hizo su trabajo y él salió de la ducha, tembloroso, pero con su cuerpo bajo control, al menos por unos minutos.

Capítulo 15 Traducido por Alyshia Cheryl Corregido por Deyanira

A

my se derrumbó en el sofá y lloró un buen rato. ¿Cómo había podido dejarse engañar pensando que le haría creer que el hijo no era suyo? ¿Por qué no se había librado de esa prueba? Si ella hubiera vaciado la basura, podría haber guardado el secreto durante unos preciosos meses más, tal vez incluso más, si es que hubiese encontrado la ropa adecuada. Sólo había confirmado el embarazo recientemente. Ella comenzó a sentirse mal y se topó con el baño de invitados, el cual era el más cercano. Rara vez lo utilizaba a menos que ella se enfermara. Ella vomitó mientras todo el estrés de la jornada caía sobre ella y luego se sentó sobre la baldosa fría por un momento. Cuando ella se levantó para lavarse la cara, miró hacia abajo y gimió. Estúpida, estúpida, estúpida, se reprendió ella cuando vio la prueba en cuestión. Ella no podía creer que hubiese dejado prueba donde él pudiera verla. Sintiéndose derrotada, Amy se arrastró de vuelta a su habitación y lloró hasta quedarse dormida. Ella sólo quería que el día acabara de una vez.

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Sabía que estaba perdiendo peso, ya que su ropa le estaba quedando suelta, lo que debería haber sido todo lo contrario. No se había preocupado demasiado por eso, como todo lo que había leído hasta ahora había mostrado que la enfermedad de la mañana era una parte normal del primer trimestre.

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A la mañana siguiente, Amy se despertó, sintiéndose miserable. Corrió al baño y vació su estómago entero y algo más. Se duchó y vomitó de nuevo. Ella acababa de empezar su segundo trimestre. La enfermedad de la mañana5 debería haber estado disminuyendo.

5

Enfermedad de la mañana: hace referencia a los mareos y nauseas del embarazo.

Ella débilmente se sentó en el suelo de la bañera mientras el agua humeante caía sobre ella. Ella vomitó de nuevo, y cuando ya no quedaba nada, continuó con arcadas, Amy cerró el agua mientras el último de los líquidos de su estómago era llevado por el desagüe. Se sentó en la bañera, temblando, pero estaba demasiado cansada como para salir. Estaba asustada por la debilidad de su cuerpo. —Por favor, Dios. No dejes que nada le suceda a mi bebé. Soportaré esta extraña enfermedad durante nueve meses, si salvas a mi hijo —murmuró en voz baja. Dado que no podía encontrar la energía para salir de la bañera, cogió las toallas cercanas y las arrojó sobre ella en un esfuerzo para mantenerse tibia. Ni siquiera podía levantarse para llamar a su trabajo. Sería despedida, sin duda, ya que Lucas asumiría que ella no llamaba o se presentaba en un intento de evitarlo. Ella se quedó dormida del puro agotamiento que había envuelto a todo su cuerpo. Dio las gracias a la oscuridad, ya que no tendría que sentir el frío abrumador y dolores musculares consumiéndola.

**** Lucas decidió esperar hasta que Amy se fuera antes de irse a trabajar, por si acaso ella intentaba huir. Había estado en estado de alerta durante la noche, en cualquier momento, por si ella intentaba salir del edificio. Los empleados de su empresa eran leales a él, ya que fueron bien tratados. No hicieron preguntas. Simplemente le dijeron que le notificarían cualquiera cosa que pasara.

Marchó a su apartamento y entró. Ella no estaba en la sala de estar o la cocina.

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¡Por encima de su cadáver! Ella no lo iba a evitar para tratar de llegar con más mentiras.

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No había dormido bien y estaba de mal humor. Cuando empezó el horario del trabajo, y ella todavía no había salido del edificio, se puso furioso. Así que, ella pensó que ahora que estaba embarazada, podía faltar al trabajo.

Estaba aun más furioso. No se había molestado en levantarse de la cama. Bueno, había conseguido un marido, así que él se imaginó que ella no quería trabajar por más tiempo. ¿Por qué trabajar cuando se podía conseguir todo lo que quería de forma gratuita? Se dirigió a su habitación y abrió la puerta, listo para tirar de las mantas de encima y tener una pelea salvaje. Necesitaba dar rienda suelta a su ira, y ella era el objetivo previsto. Estaba enfadado por todo, y necesitaba desesperadamente algo para sacar sus frustraciones. Cuando abrió la puerta y la cama estaba vacía, empezó a sentirse inquieto. ¿Se había ido sin que él lo supiera? Eso no era posible. Tenía un edificio seguro. Ella no era una prisionera, pero su personal le habría dicho si ella se hubiera ido. El comprobó su teléfono para asegurarse de que no había perdido de alguna manera una llamada. Volvió a entrar en la sala cuando se dio cuenta que la puerta del baño estaba cerrada. Se acercó y escuchó un momento. No había ningún sonido desde el interior. Sin pensar en su vida privada, abrió la puerta y entró. Lucas estaba aterrorizado cuando vio que su pequeño cuerpo yacía allí, apenas cubierto en la bañera. ¿Se había quitado la vida? ¡No! Corrió hacia ella y cayó al suelo. Luego, dio un suspiro de alivio al ver que su pecho subía y bajaba. Ella estaba temblando, incluso en sueños, y tenía manchas moradas oscuras bajo los ojos. Tomó un buen vistazo de su aspecto y lo pequeña que parecía. Había bajado de peso significativamente.

Sabía que nadie podía falsificar este tipo de enfermedad. De inmediato se sintió culpable por lo que le había hecho pasar la última noche. Mirando hacia atrás, podía ver lo agotada que lucía, y que a él no le había

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Esa era una pregunta fácil de responder. No se había dado cuenta porque él había hecho todo lo posible por evitar mirarla muy de cerca. La había evitado tanto como fue posible para no tomarla en su escritorio. Había esperado superarla esta vez, ya que nunca había estado tan enganchado a otra mujer.

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¿No era que las mujeres embarazadas aumentaban de peso? ¿Cómo no había notado los cambios en su cuerpo?

importado. A él sólo le había importado que ella estuviera tratando de engañarlo. Lucas la envolvió en sus brazos y se puso de pie, sacándola de la bañera. Ella inmediatamente se acurrucó en sus manos, en busca de calor, incluso en sueños. Las toallas cayeron de su cuerpo, y su estomago se apretó por el shock. Había perdido peso, incluso más de lo que primeramente había pensado. Ella no estaba teniendo un buen embarazo. Él debería haber estado prestando atención. La puso en la cama y la tapó, mientras su cuerpo se hacía un ovillo apretado. Ella dejó escapar un suave gemido de dolor, sin despertarse. Notó el ligero golpe en el estómago por primera vez. Vaya, pensó, ese bulto es mi hijo. Eso significaba que él realmente iba a ser padre en seis meses. Ahora que su ira había disipado, la idea de un hijo era increíble. En seis meses, estaría sosteniendo a su bebé. Estaría saltando sobre sus rodillas y luego jugaría a la pelota con él en un par de años. Él se sorprendió al descubrir que ya amaba a su hijo por nacer. Le encantaba el precioso bebé que crecía dentro de ella. No dejaría que nada le sucediera a él, ni a su madre. Lucas llamó al médico de la familia, y luego subió a la cama y acercó a Amy junto a él. Él simplemente quería que ella entrara en calor. Necesitaba protegerlos. Nunca había sentido tanto terror como cuando la vio acostada en esa bañera vacía. Se acurrucó a su alrededor y dejó escapar un suspiro. Después de unos minutos, su temblor disminuyó. La sostuvo y le frotó la espalda, deseando que ella y su hijo estuvieran bien.

—¿Amy? Vamos. Abre tus ojos. Eso es bueno. Soy el Dr. Scott, y te voy a revisar, ¿de acuerdo? ¿Sabes lo que pasó esta mañana? —Eso fue lo que despertó a Amy.

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****

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Cuando Lucas oyó el timbre de la puerta, el dejó que el doctor entrara, estaba asustado con la idea de que algo malo estuviera pasando.

No tenía idea de cómo se había metido en la cama, pero el calor se sentía tan bien. —Yo estaba vomitando mucho y luego me metí en la ducha y no podía salir —murmuró con voz quebrada. Por fin miró a su alrededor y se dio cuenta de que Lucas estaba detrás del doctor. —No sé cómo llegué aquí, o realmente lo que pasó. Tenía tanto frío y cansancio —finalizó. —No gastes tu energía, Amy. Nos vamos a asegurar que tú y tu hijo estén bien —dijo el doctor, consolándola. Cerró los ojos de nuevo, ya que sentía que tenía diez libras de pesas en cada uno. Ella sintió que él la tocaba y luego sintió un ligero pinchazo, pero la peor parte de todo el examen fue ser destapada seguidamente. Ella se desvaneció dentro y fuera del sueño. Finalmente, oyó al doctor hablando tranquilamente con alguien. Parecía más como un sueño. Tal vez lo era. —Ella estará bien. Tiene que permanecer en cama hasta que se haga unos exámenes de nuevo, pero parece que las náuseas matutinas severas la han llevado a la deshidratación. No hay sangrado, pero está desnutrida. El bebé parece estar bien. Su hijo toma de Amy lo que él y ella necesitan, pero Amy no ha sido capaz de comer lo suficiente para alimentarse a sí misma. Yo quiero que venga a al consultorio en un día o dos para un ultrasonido, pero parece que ella tiene alrededor de tres meses. Necesita tomar muchos líquidos, tales como sopas y jugos. Cuantas más calorías, mejor. —Eso es genial, Scott. Aprecio que vinieras aquí tan rápido. Nos vemos el viernes. —Entonces oyó unos pasos y la puerta se cerró. Ella volvió a la bienaventuranza del sueño.

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Lucas se paseaba por el apartamento después de que llamó y canceló todas las citas del día. Quería sacudirla para despertarla y forzarla a comer, pero el doctor le dijo que el descanso era tan importante como la comida. Scott la había ayudado con somníferos y pastillas contra las náuseas y le dijo a Lucas que debía mantener un ojo en ella para asegurarse de que comiera y bebiera cuando se despertara.

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Ella despertó parcialmente varias veces, y Lucas la forzó prácticamente a comer. Murmuró quejas, pero ella los digirió. Para cuando llegó la oscuridad de la noche, Lucas estaba agotado. Entró en la habitación y se metió en la cama junto a ella. La atrajo hacia sí y cayó en un sueño profundo y exhausto. Sentía que podía dormir una semana entera con ella en sus brazos.

**** Lucas sintió a Amy moverse y abrió los ojos. Estaban frente a frente, y ella lo miraba con sorpresa, vergüenza y pánico. —Buenos días —murmuró—. ¿Has dormido bien? Sus ojos se abrieron aun más por sus palabras casuales. Él sabía que ella estaba confundida. Podía verlo. Era probable que estuviera preguntándose como llegaron a meterse a la cama juntos y si habían hecho algo. —No pongas esa cara de pánico. Todo lo que hicimos fue dormir. Estuviste congelándote todo el día y noche hasta que me acosté para compartir el calor de mi cuerpo —dijo él perezosamente. Se sentía bastante bien despertar a su lado. No había dormido tan bien en mucho tiempo. No se había despertado ni una sola vez durante la noche. —Disculpa —dijo mientras trataba de desenredarse de él—. Yo eh, necesito ir al baño, por favor. —Ella se puso colorada. Él la dejó ir, y ella rápidamente se metió en el baño.

Amy estuvo en el baño el tiempo suficiente para que Lucas se preocupara. Estaba a punto de ir tras ella cuando la puerta finalmente se abrió. Llevaba la bata que había visto colgando de la parte de atrás de la puerta. Ella le quitó el aliento.

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Continuó allí, sin poder salir de la cama. Él llevaba nada más que un bóxer que demostraba el esfuerzo que había necesitado para dejarla ir. Cuando oyó el sonido de la ducha, decidió que lo mejor era vestirse.

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Lucas estaba agradecido de haberla vestido. No habría sido capaz de controlarse al verla caminar desnuda de la cama. No después de que su cuerpo había sido moldeado al suyo durante toda la noche.

Incluso pálida, delgada y sin maquillaje era espectacular. Estaba empezando a pensar que el despertar con ella día a día no sería tan malo. Comenzó a creer que realmente podría hacer que el matrimonio funcionara. En poco tiempo, él sería capaz de sostener a su bebé —el bebé de ambos— en sus brazos.

**** —Gracias por llamar al médico. Yo... eh... no sé lo que pasó ayer. Creo que tal vez no he estado comiendo lo suficiente o algo. El bebé consume gran parte de mi energía —dijo con una sonrisa mientras se frotaba el vientre. Estaba nerviosa y no sabía cómo lidiar con él, o qué decir. Nunca se había despertado con un hombre antes. No creía que hubieran tenido relaciones sexuales, pero ella no estaba cien por ciento segura de eso. Ya estaba enamorándose de Lucas y necesitaba proteger a su corazón y entender las cosas. En un momento el hombre estaba siendo un idiota arrogante, y luego al siguiente estaba preocupándose por ella y asegurándose de que estaba bien. No podía entenderlo. Era confuso, y estaba más asustada que antes. Eso decía mucho, teniendo en cuenta la forma en la que había crecido. Lucas pasó el día con ella en el apartamento. Ella dormía la siesta de vez en cuando y comenzó a recuperar algo de color. Por la tarde, estaba lo suficientemente bien como para un viaje a la oficina del doctor. No hablaron en el camino, ambos pensando en cosas diferentes. Amy estaba ansiosa por ver que el bebé estaba sano y salvo. Ella no podía creer que iba a ver las primeras imágenes de su dulce bebé. Una vez que supiera estaba bien y viera a su bebé moviéndose dentro de ella, Amy se sentiría mucho mejor.

La puerta se abrió.

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A continuación, se sentaron y esperaron juntos por el Dr. Scott. Ella habría hecho esperar a Lucas demasiado tiempo en la entrada de la oficina del doctor, pero ella sabía que no había manera de que él fuera a perderse el ultrasonido.

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Caminaron directamente hacia la parte trasera del consultorio del médico, donde él le dio privacidad mientras se cambiaba.

—Bueno, te ves mucho mejor esta tarde, Amy. Vamos a ver cómo tu pequeño está creciendo, ¿de acuerdo? —dijo el doctor, yendo directamente al monitor de ultrasonido. Frotó un poco de gel en su vientre, y ella disfrutó la frialdad. No se vio nada por unos momentos y luego, en el monitor, vio una carita perfectamente clara. —Este es el nuevo monitor de ultrasonido tridimensional. Obtenemos una imagen mucho más clara de los bebés antes de nacer. Aún es un poco pronto para determinar el sexo, pero parece que está sano y salvo — aseguró el Dr. Scott a los dos. Acercó la imagen. —Parece que la fecha de nacimiento será en diciembre. Tienes un poco más de tres meses. Tu hijo está completamente formado y del tamaño de un maní en su cáscara, pero el latido del corazón es fuerte y se está desarrollando muy bien. ¿Te gustaría escuchar ahora? —continuó. Amy y Lucas asintieron. De repente, el único sonido en la habitación era un golpeteo suave que se movía rápidamente. Nadie dijo una palabra mientras el ritmo continuaba.

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Lucas llevó a Amy a almorzar, y las dos estaban muy emocionados porque el bebé estaba en buen estado de salud, así que bajaron la guardia y lo

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Es posible que hayan comenzado las cosas mal, pero sabía que todo saldría bien. El Dr. Scott les imprimió algunas imágenes de la ecografía y se las pasó. Ninguno de los dos habló mientras salían de la oficina. Los dos estaban pensando en las imágenes que acababan de presenciar, imaginando al recién nacido que luego alumbraría sus vidas.

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Lucas miró desde el monitor a la cara de Amy y vio las lágrimas que corrían por sus mejillas. El momento fue tan emocionante para él, se vio superado por la emoción del momento y tuvo que alejarse. Su hijo estaba fuerte y seguro. Amy era hermosa, y él estaba tan contento de que ella llevara a su bebé. Podía ver el amor y la emoción a través de ella. Podía ver que ya estaba enamorada de su bebé, y él sabía que sería una madre fenomenal.

pasaron muy bien juntos. Después del almuerzo, la condujo hasta la casa de la familia. —¿Por qué estamos aquí? —preguntó Amy con nerviosismo. —Tenemos algunos planes de boda para hablar con mis padres. —Lucas, no me voy a casar. No voy a ser obligada a contraer matrimonio por cualquier motivo. Puedo que sea anticuada, pero creo en casarse por amor y nada más. —Amy, yo también soy anticuado, y creo que un niño necesita a ambos padres. No vas a criar a mi hijo sola. No voy a discutir sobre esto. Él va a tener dos padres. No se puedes alejar a mi hijo de mí.

**** El tono de su voz la aterrorizaba. Sólo había pura convicción, sin ira, sin súplica. Ella sabía que él no iba a dar marcha atrás. Amy bajó la cabeza y se resignó. Tendría que casarse con un hombre por el bien de su hijo, no porque él la amaba. Él no le estaba dando otra opción respecto al tema. Se sentía frustrada por haber cometido el error pobre de dormir con él. Ella no se arrepentiría de su hijo. Ella sólo deseaba haberlo hecho con alguien que hubiera pasado e ido de su vida sin mirar nunca hacia atrás, o que la hubiera amado incondicionalmente. No estaba dispuesta, ni preparada, para compartir a su bebé con otra persona. Claro, sería bueno tener una familia feliz y amorosa, pero no podía pensar en muchas parejas que vivieran juntas. La tasa de divorcios aumentaba cada año, y ella nunca hubiese querido añadirse a la lista de las estadísticas.

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—Lucas, Amy, estoy tan contento de verte. Tenemos mucho que discutir. Todos los arreglos se han hecho. Amy, ve junto a Katherine y elige tu vestido para que podamos hacer las modificaciones —dijo Joseph, hablando rápido.

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Entraron en la casa sin decirse nada el uno al otro. Él había dicho lo que se haría, ella había aceptado y él había ganado. Sabía que él siempre ganaría. Tenía la esperanza de que a él sólo no le gustara jugar en el juego de la paternidad.

Amy fue llevada a través de la casa y le mostraron opciones de flores y pastel. Ella se puso un vestido que era mucho más hermoso que cualquier cosa que jamás había pensado en usar. Amy había imaginado el día de su boda cuando ella era joven, como la mayoría de las niñas hacían, y esto era una boda de ensueño. Hubiera sido perfecto si el novio hubiera estado enamorado de ella. Hubiera sido aun más perfecto si ella creyera que su matrimonio podía durar para siempre. Bueno, ella estaba obteniendo más que lo que la mayoría de las mujeres obtendrían. Tendría un hogar seguro y llegaría a ser madre. Podía tratar con cualquier cosa, siempre y cuando ella tuviera su hijo en sus brazos. Sabía que era un matrimonio de conveniencia, pero ella tendría que lidiar con eso. Estaría sola, pero, ¿cuán realmente sola podría estar, teniendo a su bebé con ella? Además, había planeado ser madre soltera, por lo que sólo tendría que verse como ser una madre soltera con un compañero de cuarto que también amaba demasiado a su hijo.

Cuando Lucas la llevó de regreso al edificio de apartamentos, Amy estaba casi dormida de pie. Ella había pasado un día muy agotador, pero, en su mayor parte, había sido un buen día. Siempre disfrutaba visitando a Joseph y Katherine, y nada era más grande que ver el ultrasonido de su bebé que estaba por nacer.

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Ambos eran amables y atentos, y la escuchaban como si dijera la cosa más importante del mundo. Sólo deseaba haber crecido con unos padres como ellos. Pero, puesto que ella se casaría con Lucas, ellos serían sus padres. Fue algo positivo que esperaba con ansias. Ella todavía pensaba que el matrimonio era una mala idea, pero cuanto más tiempo pasaba con Lucas fuera de la oficina, más pensaba que su vida no estaba completamente destrozada.

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Se quedaron en la casa la mayor parte del día y cenaron con Joseph y Katherine, a quienes ya amaba. Katherine estaba tranquila y parecía subyugada por Joseph una gran parte del tiempo, pero era obvio para cualquier persona a su alrededor que él la adoraba de una manera que hacía que el corazón de Amy doliera. Ella tenía una serena dignidad a su alrededor, para que todos supieran que, a pesar de que Joseph hablara mucho más, ella era la que realmente estaba a cargo. Era la clase de madre que Amy hubiese soñado con tener en sus miserables años de infancia y adolescencia.

Debió mirar la foto un centenar de veces a lo largo del día. Se había formado un nudo en su garganta cuando Lucas le había entregado la foto a su padre, y ella había visto el brillo de las lágrimas en sus ojos. Ella sabía más allá de toda duda que su niño sería amado más allá de comparación. Tendría una infancia mucho mejor que la mayoría de los niños. —Bueno, hijo, este es el mejor regalo que podría habernos dado alguna vez a tu madre y a mí. —Fue lo único que dijo mientras envolvió sus brazos en él en un abrazo de oso. Amy sonrió para sus adentros al pensar en el hombre maravilloso que era. Lucas puso la mano en su espalda mientras caminaban hacia el edificio y se dirigió directamente hacia el ascensor. Sintió un estremecimiento recorriéndole la espina dorsal cuando la tocó. Ella se había esforzado por resistir su atracción por él, y dio todo de ella para mantener una cierta distancia. Entraron en el ascensor, y Amy se dirigió a la puerta. —Esta noche no, Amy. Usaremos mi apartamento. —Lucas la sacó de sus pensamientos. —Yo sólo quiero irme a casa, Lucas —dijo ella—. Ha sido un día muy largo, y necesito tiempo para mí —terminó en un tono suplicante, con un dejo de fastidio. Lucas suspiró en voz alta y simplemente la llevó más allá de la puerta y por el pasillo.

—Está bien, Lucas. He aceptado la idea de que nos vamos a casar y pienso cumplir con mis "deberes de esposa", pero por los próximos días, yo no soy

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De repente estaba muy alerta y furiosa. Estaba harta y cansada de todas sus órdenes y que sólo esperara que ella siguiera al pie de la letra todo lo que él le exigía.

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—Amy, vas a ser mi esposa en unos días. No sólo te estoy tomando como esposa en el papel. Vamos a vivir juntos, dormir juntos y estar juntos en todos los sentidos en un esposo y una esposa lo están. Sólo me casaré una vez. Yo te proporcionaré muchas cosas y, a su vez, espero ser atendido. Vas a compartir mi cama. —Una vez más habló con esa voz que no admitía lugar a discusión.

tu esposa, y me gustaría disfrutar de mi apartamento antes de que mi sentencia en la cárcel comience —replicó, con ganas de golpearlo y herirlo.

**** Ella logró un efecto contrario a hacerlo enojar. Lucas tuvo que dejar de sonreír. Si veía eso, pensaría que se estaba riendo de ella, que, en cierto modo, lo era. Pensaba que iba a disfrutar definitivamente de su matrimonio. Él no habría sido feliz con una mujer que atendía a todos sus caprichos. Tenía suficientes personas dispuestas a hacer eso. Le gustaba cómo su futura esposa tenía una personalidad fuerte y sintió el deseo de luchar contra él. Sabía que no se aburriría con ella, nunca. Sabía que podía impulsar el tema y que se quedaría con él, pero también sabía que para ganar la guerra era mucho más importante ganar la batalla todos los días. Ya la había hecho enojar, y su salud era más importante que cualquier otra cosa. Tendría que dejarla ganar esta vez. —Está bien. Lo haremos a tu manera. Esto hará que la luna de miel sea mucho mejor —dijo al tiempo en que le abrió la puerta. Justo cuando estaba a punto de entrar por la puerta abierta, envolvió sus brazos alrededor de ella y la besó, largo y duro. Te dejaré pensado sobre lo que te perderás esta noche, pensó mientras observaba su sumisión.

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Se alejó, sintiendo bastante bien hasta que llegó a su apartamento, solo y necesitado de liberación. Suspiró y se volvió hacía el grifo de agua fría y se preparó para un infierno de larga semana.



Capítulo 16 Traducido por Xhessii y Alyshia Cheryl Corregido por KatieGee

Respira, Amy. Sólo respira. —Ella se sentía como que iba a hiperventilar mientras se paraba en el vestidor de la gigantesca mansión. Había pasado la mañana siendo mimada por su día de bodas. Su cabello estaba en un moño, con rizos cayendo por su cuello y su rostro. Su maquillaje había sido expertamente aplicado para borrar los círculos negros y resaltar sus ojos y su boca. Sus uñas fueron extendidas y pintadas. No se sentía como ella misma. Ellos la habían puesto en un vestido magnífico y miraba en el espejo a una extraña. ¿Quién era la chica que la miraba? Ellos le habían dado unos benditos minutos para calmarse, por los cuales estaba agradecida. —Es hora, Amy —Escuchó que Joseph dijo suavemente. Eso fue lo suficiente para que girara su cabeza. Ella nunca lo había escuchado hablar sin su tenor normal. Él se miraba guapo en su esmoquin. Ella definitivamente sabía que los chicos se miraban geniales en ellos. Él era tan parecido y tan diferente de Lucas. Joseph había envejecido bien. La más grande diferencia entre Joseph y Lucas eran sus ojos. Los ojos de Lucas siempre estaban enfocados y determinados, mientras que los de Joseph tenían líneas de la risa alrededor de ellos y siempre parecían brillar. Él se miraba muy relajado. Ella se preguntó si habían sido así toda su vida, o habían estado en un momento tan enfocados como los de su hijo.

Esas palabras significaban mucho para ella. Él sabía cuánto necesitaba ella ser incluida en una familia amorosa. Hubiera dado cualquier cantidad de dinero para ser amada de la manera en que Joseph amaba a sus hijos.

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—Estoy tan feliz de que finalmente tengo una hija en la familia. Eres hermosa por dentro y por fuera. —Envolvió sus grandes brazos alrededor de ella en un abrazo gentil.

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Joseph caminó y la besó en la mejilla.

Ella estaba obteniendo un pedazo de eso ahora, y no quería que nunca se fuera. —Como tu padre no está aquí, quería saber si pudiera tener más que el honor de que me permitieras caminar contigo por el pasillo —dijo él con lágrimas en los ojos. Los ojos de Amy ardían y ella contestó a su gentil oferta. —Sería para mí un honor que tú me escoltaras. Eres la clase de padre que siempre soñé tener. —No podía decir nada más porque ella se había atragantado mientras miraba a los ojos amables de él. Él la acercó en un abrazo, y ella se colgó a él, esperando que él nunca la dejara ir. Había sido cuidadosa a través de los años de no encariñarse demasiado de la gente, y en unos cuantos meses, ella amaba a toda la familia de Lucas. —Ahora, ahora, no quieres ponerte toda llorosa y arruinar tu maquillaje. No creo que mi hijo pueda aguantar cualquier retraso. Él ya está caminando en el pasillo. El sacerdote lo acaba de conducir a su punto en el altar —Se rió por lo bajo Joseph. Amy tomó una última mirada final en el espejo y tomó un respiro hondo. —Estoy lista —dijo ella. Tomó el brazo de Joseph y él la condujo fuera de la habitación. La música llenaba el aire mientras ellos pasaban la entrada. Ella jadeó, y lo único que la sostuvo de correr fue Joseph agarrando su brazo. —Pensé que sólo unas cuantas personas estarían aquí —murmuró ella.

Miró a Lucas al final del pasillo, justo a una corta distancia de ella. Él le quitó la respiración con lo hermoso hombre que era. Sus ojos se

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Amy tomó un respiro hondo y sintió los nervios corriendo por todo su cuerpo mientras tomaban el primer paso por el pasillo hermosamente decorado. Ella miró directo al frente porque temía que si miraba a los extraños, se giraría y huiría.

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—Ahora, Amy, no tengas miedo. Mi hijo mayor finalmente se está casando, y no podíamos herir los sentimientos de nadie al no ser incluidos en el asunto —dijo él, haciéndola sentir culpable por no querer que todos esos extraños la miraran.

encontraron y se sostuvieron. Él le dio una sonrisa que parecía decirle que todo estaría bien. Amy sintió como si el viento la golpeara. Se paró para respirar. Joseph la miró curiosamente, pero ella no se dio cuenta. No se dio cuenta de nada, sólo que su cuerpo se estremecía. Estaba enamorada de él, y se dio cuenta que no podía imaginar su vida sin él. Él iba a ser su esposo, pero no la amaba. Ella no sabía cómo se iba a poner después de la boda. ¿Cómo podría estar con él todos los días, haciendo el amor y criando a sus hijos sin saber si él la amaba? Ella apenas se podía sostener. Joseph le dio un toquecito, y finalmente se puso de nuevo a caminar hacia adelante. Ella tuvo que luchar para alejar las lágrimas. Quizás él al final se enamore de mí, trató de confortarse. Si él pensaba que ella de alguna manera lo había atrapado en el matrimonio, ¿cómo podría confiar en ella, mucho menos amarla? Él sabía que ella no había planeado el embarazo, pero él era honorable por hacer esto por su hijo, y, por lo tanto, siempre se sentiría como si fuese atrapado. No había nada que al momento ella pudiera hacer, así que continuaría caminando por el pasillo y terminaría con la boda. Ella era una persona fuerte. Tenía que almacenar y alejar su amor e intentar sobrevivir todo el evento.

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Él apenas escuchó las palabras del sacerdote. Se concentró lo suficiente para decir las palabras que necesitaba decir; al contrario, su mente estaba consumida por su hermosa novia.

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Suspiró de alivio cuando empezaron a caminar de nuevo hacia él. Cuando su padre puso la mano de ella en la suya y ella caminó a su lado, una calma silenciosa cayó sobre él. Él la tenía en sus brazos, y no iba a dejarla ir.

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Lucas sintió un momento de pánico cuando Amy se detuvo a medio camino en el pasillo. ¿Iba a girarse y correr? Él no dejaría que ella llegara lejos. Él sabía cuánto ella quería el bebé y, aunque le doliera mucho que la atrapara, no podía dejarla ir. En los meses que la había conocido, ella había invadido cada sentido, y no podía imaginar su futuro sin ella en él.

Ella era toda una visión. Él había salido con modelos y herederas. Había estado con más mujeres de las que debería estar, pero ninguna de ellas había sido capaz de causar el endurecimiento en sus intestinos como Amy lo hacía. Ella era una belleza natural y eso opacaba a las más brillantes estrellas de Hollywood. Él movería el cielo y la tierra para tenerla a ella como su esposa para siempre. Se había enamorado de ella. Estaba conmocionado por los sentimientos más profundos de su alma con esa revelación. No podía dejar que ella se enterara de sus sentimientos porque entonces sabría que tenía el poder para ponerlo de rodillas y que rogara por clemencia. Él no dejaría que ella lo destruyera. Él sería un buen esposo, ella aprendería a amarlo y no por su nombre o su dinero. Por favor, Dios, deja que ella me ame y no por lo que puedo darle, agregó secretamente a sus votos de amor, honor y obediencia. Terminaron la ceremonia, y el sacerdote le dijo que podía besar a su novia. Lucas le dio una sonrisa amplia. —Felizmente. —Luego él la dejó caer sobre su espalda y consumió su boca. Se olvidaron de que estaban parados en una habitación llena de gente. Ninguno de ellos tenía idea de cuánto tiempo había durado el beso. Podrían haber estado solos en su dormitorio. Había pasado mucho tiempo de que había sostenido y saboreado el dulce néctar de sus labios. —Ah, hijo, tienes mucho tiempo para hacer eso en la luna de miel — interrumpió Joseph al par y le dio una palmada en la espalda a su hijo. La multitud se rió por el entusiasmo de Lucas. Amy se volvió escarlata, y Lucas se miraba como un marido muy orgulloso.

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Caminaron por el pasillo mientras Joseph conducía a un vasto grupo de gente al patio trasero. En el verdadero modo Anderson, ellos hacían una boda espectacular que al menos durara una semana. Lucas miró las expresiones faciales de su novia mientras pasaban por la multitud. Ella estaba atemorizada.

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Para todos aquellos que atestiguaron la boda, el matrimonio se veía como una unión de amor que iba a durar para siempre. La manera en que ellos se miraban sólo podía ser descrita como atontada.

El patio tenía glamurosas carpas, llenas con tablas cubiertas con lino. Había una pista de baile con luz suave, y toda una banda tocando música. Los meseros pasaban bandejas con champán y comida, atendiendo a los invitados. En cada mesa había cristal, porcelana y los arreglos florales más fragantes y coloridos. Lucas quería todas esas cosas tontas y tradicionales. No sabía por qué. Dios sabía que no era una boda convencional. Amy probablemente pensaba que era más apropiado tener guardias con armas indicándoles a las personas dónde sentarse de mesa en mesa, desde que él la había llevado a la fuerza a su matrimonio. Él se sorprendió al ver que ella parecía estar disfrutando. O su novia estaba llena de sorpresas, o era una actriz fenomenal.

**** —Sabes, estás absolutamente impresionante esta noche —dijo Tom a Amy cuando finalmente se las arregló para tener un momento a solas con ella. Ella lo abrazó, agradecida de que su mejor amigo estuviera entre el mar de extraños. —Gracias por estar aquí, Tom. Esto es abrumador —dijo con un sollozo. —Eso sí, no te olvides de mí ahora que estás casada y embarazada —dijo con una sonrisa burlona. Ella pudo ver la inseguridad debajo de las bromas, sin embargo.

Lucas y Amy cortaron el pastel y se lo dieron mutuamente. Brindaron su unión y bailaron con los miembros de la familia. Lucas estaba sorprendido por los celos intensos que sentía cuando cada uno de sus hermanos se acercaba demasiado a Amy, quien era una mujer casada, y la llevaban alrededor de la pista de baile.

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—No he tenido verdaderos amigos durante toda mi vida. Tú eres el primero, y te prometo que siempre serás la primera persona que llame cuando necesite un hombro para llorar. Sabes que también me puedes llamar en cualquier momento. Siempre seremos los mejores amigos —dijo. Ella le dio un abrazo antes de que fuera llamada a cortar el pastel.

Cuando ella estaba bailando con Alex, dejó escapar una risa alegre por algo que él dijo. Lucas se alejó de su compañera sin decir palabra alguna y reclamó a su novia. Su hermano se rió aun más fuerte y besó en la mejilla a Amy antes de liberarla para que se fuera con su marido. —¿De que se reían ustedes dos? —preguntó él con celos cuando la hizo girar en torno a la pista de baile. —Me dijo que si recobraba mis sentidos podía llamarlo, y que le encantaría llevarme lejos de su aburrido hermano mayor —dijo sonriendo, deleitándose aún de la broma de su hermano. —Tú eres mía, y sólo mía, y el único que puede llevarte a cualquier lugar voy a ser yo —dijo él y tiró de ella con más fuerza para que así ella tuviera espacio sólo para él en su mente. La besó hasta que casi no pudo soportarlo más, y luego decidió que ya habían pasado suficiente tiempo con la gente. Ya era hora de empezar la parte de luna de miel de la boda. —Es hora de irse. Vamos a darle las buenas noches a mis padres y huir de aquí —habló él mientras le tomaba la mano y la conducía en dirección a su mamá y papá.

**** Amy se asustó mientras él la conducía hacia sus padres. Esto era todo. Iban a estar solos muy pronto, y estaba aterrada. No sabía cómo actuar como una mujer casada.

—Mamá, papá, muchas gracias por la boda. Sé que no les dio mucho tiempo pero aun así les salió hermoso. Nos vamos ahora —dijo Lucas mientras abrazaba a sus padres.

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En un matrimonio regular, no tendría que preguntarse ese tipo de cosas, pero esto no era un matrimonio normal, y no sabía lo que se esperaba de ella. Era aterrador.

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Ella no estaba preocupada por el sexo. Definitivamente había química, pero estaba preocupada por el antes y el después del sexo. ¿Podría besarlo cuando se le diera la gana? ¿Podría tomar su mano? ¿Podría decirle cuando el bebe estuviera pateando, para que así pudieran compartir ese momento? ¿Eran esas cosas demasiado íntimas?

—Gracias a los dos. Son personas realmente increíbles. Estoy muy contenta de ser parte de su familia —agregó Amy con timidez. —Querida, nosotros somos los agradecidos de tenerte en nuestras vidas. Ahora por fin tenemos a la hija con la que no fuimos bendecidos años atrás —dijo Joseph, tomándola en un abrazo y luego pasándola a su esposa. —Ustedes dos tendrán una maravillosa luna de miel, y nos juntaremos a comer la próxima semana. Ahora que la boda ha terminado, es hora de prepararnos para nuestro primer nieto —añadió Katherine mientras la abrazaba. Amy estaba tan emocionada por su increíble familia política, no sabía qué más decir. Su niño sería amado más allá de comparar y sin medidas. El amor ciertamente sobrepasaría todo lo demás en su inusual unión. —Danos unos minutos para subir las escaleras y Amy se cambié para su salida —dijo Katherine, mientras la llevaba al interior de la casa. Lucas lucía como si no fuera a dejarla ir ni por un minuto hasta que Joseph se echó a reír y lo tiró hacia un lado. —Ella volverá, hijo. A Amy le encantaba esa risa. Rápidamente subió las escaleras con Katherine. Estaba nerviosa cuando entraron a la habitación y vio el bello equipo que Katherine había comprado para ella. —Amy, sé que todo esto ha sido abrumador para ti pero quiero que sepas que estoy muy feliz de tenerte en nuestras vidas —dijo Katherine, lo cual provocó lágrimas en Amy. Ella deseaba tanto tener una madre.

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—Sé que mi hijo puede ser terco y un poco duro de cabeza. Él ha sido herido antes. Cuando a una familia se le ha dado todo lo que tenemos, la gente tiende a aprovecharse de uno. Lucas ha estado con mujeres que lo han lastimado. Él nunca lo admitiría, pero una madre puede ver cosas que otros no pueden. Aprenderás todo esto muy pronto —dijo Katherine suavemente.

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—Gracias, Katherine. Es sólo que todo sucedió tan rápido —respondió ella. No quería decir nada malo de Lucas, pero, a veces, el hombre realmente era abrumador.

—Simplemente no quiero que él me odie por pensar que de algún modo lo he atrapado —dijo Amy, sintiendo que podía ser honesta. —Oh, cariño, no tienes nada de qué preocuparte. El gruñido de Lucas es mucho peor que su mordida. Será un buen marido. Ya puedo ver que te adora, y cómo mi corazón se llena de placer al ver la manera en que lo miras. No mires con pánico. No estoy esperando a que hables abruptamente de tu amor por él, pero sé que los dos estarán bien —dijo Katherine. Luego se acercó a Amy otra vez, y las dos mujeres se abrazaron, compartiendo un primer momento entre madre e hija. —Gracias de nuevo. Todo esto significa más de lo que podrías imaginarte —le dijo Amy mientras se limpiaba las lágrimas. —Yo soy la que debería estar agradecida. Nunca pensé que mi hijo encontraría a una mujer como tú. Ahora, será mejor que vuelvas con Lucas antes de que él venga a buscarte —terminó Katherine. Amy se cambió rápidamente y se puso una hermosa blusa y falda, y luego las dos bajaron. Lucas y Amy dejaron la casa en medio de gritos de buena voluntad y mucho alpiste. Se dirigieron a la limusina que los esperaba, la cual estaba decorada con "Recién casados" en la parte trasera. Tan pronto como estuvieron en la parte trasera, Lucas la tomó en sus brazos y de nuevo arrebató su boca.

Sus pezones alcanzaron la cima del deseo con cada una de sus caricias. Cuando su boca llegó a una punta de color de rosa, ella echó la cabeza

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Lucas estaba obviamente tan hambriento de ella como ella lo estaba de él. Le desabrochó la blusa y le despojó el sujetador en cuestión de segundos. Amy se quedó sin aliento mientras él se deleitaba de sus pechos con las manos y labios. Él estaba moldeando su cuerpo adolorido con un toque dulce de amante. Ella presionó aun más su toque, porque no quería que se detuviera nunca.

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Ella lo deseaba tanto, no tenía ni un sólo pensamiento relacionado con alejarlo. Su respiración se profundizó mientras ella enredó las manos en su pelo grueso y oscuro para tirar de él más de cerca. Él estaba presionando fuertemente contra su cuerpo dolorido, y ella todavía se sentía como si no pudiera acercarse lo suficiente a él. ¡Oh, cómo amaba al hombre que ahora era su marido!

hacia atrás y gimió. Él cambió de lado, dándole a su cuerpo la atención que necesitaba y quería. Ella se dio cuenta de inmediato de que su cuerpo era más sensible ahora que estaba embarazada. Él la había convertido en lava fundida la única otra vez que habían hecho el amor, pero esta vez, sentía que iba a hundirse en el asiento. No podía tener suficiente de sus manos o boca sobre ella. Cuando él soltó su pezón endurecido y arrastró su boca hacia la parte inferior de su estómago, lo cual era apenas una muestra de lo viva que se podía sentir por dentro, ella empezó a temblar. Le quitó la falda y se deshizo de la ropa interior en un sólo movimiento suave, y luego puso los labios y la lengua sobre la piel sensible en la parte interior de sus muslos. No podía quedarse quieta. Ella quería más. Trató de acercarlo de nuevo a su cuerpo, pero él la miró con ojos ardientes y sacudió la cabeza. Comenzó a acariciar sus piernas otra vez, mientras sus manos recorrían de arriba a abajo su estómago, pasando cerca de sus pechos y luego de vuelta otra vez. Ella sintió su aliento cálido sobre sus partes más sensibles, segundos antes de que fuera reemplazado por la humedad de su lengua acariciando su carne hinchada. Su cuerpo se sacudió por el contacto íntimo. A continuación, todos los pensamientos se fueron, y no podía hacer nada más que sentir. Habían pasado sólo segundos, y ella se caía a pedazos, temblando mientras su cuerpo estallaba en éxtasis total. Antes de que tuviera tiempo de parpadear, Lucas estaba desnudo y, una vez más, besándola apasionadamente.

Ella explotó en éxtasis por segunda vez, temblando en sus brazos, y eso fue todo lo que se necesitó para enviarlo al abismo. Él empujó en su interior por última vez y luego cayó frente a ella, completamente saciado.

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Él metió la lengua dentro de su boca, y luego le abrió las piernas. De repente, él estaba en lo profundo de sus pliegues. Su respiración se mezclaba con el sonido de sus gemidos mientras su cuerpo se apretaba alrededor de él.

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Su cuerpo empezó a arder de nuevo a la espera de su unión.

Ninguno de los dos habló mientras sus respiraciones volvían lentamente a la normalidad. Ella no quería dejarlo ir. Sabía que una vez que se separaran, el silencio incomodo comenzaría. Por ahora sólo eran dos amantes que disfrutaban de las consecuencias de lo que habían compartido. Ellos aún estaban enredados cuando el conductor anunció que llegarían a su destino en unos cinco minutos desde el intercomunicador del auto. Amy se ruborizó, de forma rápida luchó por ponerse la ropa. —¿Dónde está mi sujetador? —preguntó ella con pánico.

**** Lucas se echó a reír en voz alta por el horror en su rostro ante la idea de ser descubierta desnuda en la parte de atrás de un auto con su marido. Sacó el sostén que estaba detrás de él y se lo pasó. Ella terminó de vestirse en un tiempo récord y se alejó de él. Lucas se enderezó, pero sabía que la ropa volvería a ser arrancada en unos minutos. Le resultaba muy entrañable que su esposa tuviera miedo de ser atrapada besuqueándose en la parte de atrás de la limusina. Acababa de hacerle el amor a Amy, demasiado rápido, y ahora quería tomarla de nuevo, mucho más lento y delicadamente. Ya podía sentir su cuerpo endurecido por el sólo pensamiento de hundirse en ella. No podía entender cómo él podía desear con tanta rapidez tras haber quedado totalmente satisfecho.

—Sí, Lana, gracias. Cenaremos, y tomaré un whisky americano. ¿Qué te gustaría para beber, querida? —le preguntó a Amy. —Me encantaría un poco de leche, por favor —respondió ella, dándose cuenta por primera vez de que se estaba muriendo de hambre. Le

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—Vamos a despegar en unos treinta minutos, señor y señora Anderson. ¿Hay algo que pueda hacer por ustedes mientras esperamos? —preguntó una señora rubia demasiado linda y alegre cuando entraron.

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Se detuvieron en el aeropuerto, donde el avión privado esperaba su llegada. Lucas la dirigió al interior, mientras que el equipaje era cargado.

encantaba la expresión de cariño saliendo de sus labios. La hacía sentir como una verdadera esposa. —Aquí está su leche, señora Anderson. Su comida estará en tan sólo unos minutos —dijo la azafata alegre cuando regresó puntualmente. Amy la miró con un poco de shock. Ella la había llamado señora Anderson en dos ocasiones. Era la señora Anderson. No había pensado realmente en eso. Continuamente había pensado en el poder del nombre Anderson, y ahora lo tenía. Estaba tan fuera de sí en su mundo que no sabía cómo podría posiblemente encajar —¿Cómo te estás sintiendo? —preguntó Lucas. —Muy bien, en realidad —contestó ella—. Me olvidé de comer hoy, así que me muero de hambre. Creo que podría comerme una vaca entera en estos momentos. ¿Sería grosero de mi parte pedir dos de las cenas pequeñas? — preguntó ella, un poco avergonzada. Lucas se echó a reír a carcajadas ante su pregunta. —Tenemos una comida completa preparada para nosotros, Amy. No creo que tengas que preocuparte por tener hambre. Yo estoy bastante hambriento. No he tenido tantas oportunidades para comer con todas las cosas que han pasado. —Aquí está su primer plato. —Amy miró hacia las bandejas que Lana colocaba en frente de ella, y su boca comenzó a salivar. Había varios aperitivos en la mezcla, de los cuales se desprendían los aromas más sorprendentes. Su estómago gruñó con la fuerza suficiente para que tanto Lucas como Lana la oyeran perfectamente. —Será mejor que comas antes de que mi hijo empiece a gruñir más —dijo Lucas y le dio unas palmaditas en el estómago.

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—Tu hijo o hija —subrayó con humor—, está perfectamente bien. Es la mamá la que podría consumir todo lo que está a la vista. —Ella agarró el tenedor y murmuró en voz alta lo bien que sabía.

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Amy estaba tan sorprendida por el momento íntimo, las lágrimas llenaron sus ojos de nuevo. Ella se inclinó y lo besó impulsivamente.

Lucas la miró, disfrutando de su placer durante unos momentos antes de comenzar a comer su propia comida. —Les serviré sus ensaladas después de haber despegado —dijo Lana y luego se fue a comer. Amy acabó con su comida y miró lo que quedaba en el plato de Lucas con anhelo. Él se rió de su patética expresión y luego clavó un bocado y la alimentó. Ella cerró los ojos y gimió de placer, y él se olvidó de la comida mientras la sangre se agolpaba en su ingle. Lo que ella hacía con él era increíble. La quería todo el tiempo. Disfrutaba tanto de todo. Ella no tenía esa mirada de éxtasis en su rostro cuando miraba los objetos de valor a su alrededor. Lo hacía cuando tomaba un bocado de comida que se derretía en su lengua, y definitivamente cuando él estaba empujando dentro de ella. —Amy, ¿podemos empezar esta luna de miel con el pie derecho? Lo siento por las acusaciones que hice en tu contra. Realmente me gustaría que dejáramos pasar esas cosas y tuviéramos un buen viaje —dijo al tiempo que tomaba su mano entre las suyas. Los ojos de Amy se llenaron de lágrimas, y asintió con la cabeza. —Estas hormonas del embarazo me hacen llorar a cada instante, te lo advierto ahora —dijo ella con una risita—. Yo no suelo ser tan emocional. —Me gustas así —susurró y la besó un poco más.

Lucas se echó a reír. Ella realmente era vigorizante. —Estoy de acuerdo contigo.

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—Nunca he volado en un avión antes, pero he visto las películas, y tengo que decir que esto es mucho mejor que compartir una fila de asientos con un tipo grande y sudoroso a tu lado y un niño gritando detrás —dijo Amy con entusiasmo.

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—Estamos listos para el despegue, Sr. Anderson. Por favor, abróchense los cinturones de seguridad, tendremos un viaje tranquilo. El viento va en nuestra dirección, por lo que deberíamos aterrizar en París a las nueve — dijo la voz del piloto por el intercomunicador.

**** Durante el despegue, el rostro de Amy estuvo pegado a la ventana. Estaba fascinada por todo el procedimiento. Le encantaba cómo el jet de pronto despegó con velocidad. La sensación de estar levantada en el aire era diferente a todo lo que antes había experimentado. No tenía miedo. Se sentía llena de adrenalina. Definitivamente tendría que añadir volar a su lista de cosas favoritas que le gusta hacer. Tendría que ver si su esposo la llevaba a volar hacia otros países. Tal vez durante su aniversario el próximo año. Una vez que llegaron a una cierta altura, Lana les trajo el segundo plato. Comieron varios platos, incluyendo una suculenta langosta. Eso definitivamente no provenía de los congelados del supermercado del congelador de su apartamento. Después del final del último plato, ella se echó hacia atrás y se frotó el estómago. —Tenías razón, Lucas, Estoy llena —dijo medio dormida mientras se le escapó un bostezo. —Vamos a tomar una siesta. Te ves agotada —dijo mientras se levantaba y la ayudaba desde su asiento. —¿Quiere que le traiga algo, señor Anderson? —preguntó Lana. —No, gracias, Lana. Vamos a retirarnos por el resto de la noche — respondió.

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Lucas pasó la siguiente hora mostrándole repetidamente lo deseable que era. Luego la tomó en sus brazos, y ella se quedó dormida en cuestión de segundos. Se sentía muy afortunado de tenerla como novia. Puede que no hubiesen empezado de buena manera, pero él sabía que iban a ser muy buenos el uno para el otro.

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Se fueron y se acostaron en la cómoda cama. Lucas desnudó lentamente a su novia. Se tomó su tiempo para mostrarle lo mucho que la quería.

Capítulo 17 Traducido por Ale Rose & Deby92 Corregido por Deyanira

A

my y Lucas tuvieron un tiempo increíble en su luna de miel. Él la había llevado a París por un par de semanas. No sacaron a colación ninguno de los problemas que alguna vez habían estado tan presentes en su relación desde el principio. Simplemente llegaron a conocerse mutuamente. Pasaron cada noche en el hotel haciendo el amor, aferrándose el uno al otro, ninguno de los dos dispuestos a dejar ir al otro. Amy pensó, si su relación se mantenía progresando de este modo, podrían tener un futuro juntos después de todo. Lucas la llevó por todo París. Estaba como una niña en Disneylandia. Amaba toda la historia y antigua belleza de todo. Sabía que no era nada nuevo para Lucas y calculó que estaba aburrido como una ostra. Estaba equivocada al respecto. Lucas estaba visitando Paris por primera vez a través de sus ojos. Era increíble ver las cosas que él había visto en innumerables ocasiones a través de ella. Ella tenía tal amor y reconocimiento de todo a su alrededor.

La luna de miel terminó demasiado pronto. El viaje fue increíble, pero estaba ansioso en mostrar a su esposa su regalo de bodas. Ambos durmieron más en el vuelo red eye a casa, ya que no durmieron mucho en París. Cuando llegaron de vuelta a Seattle, temprano en la mañana, ni siquiera tuvieron que lidiar con el jet lag.

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Le hizo el amor a ella y después podía volver y hacerlo de nuevo cinco minutos después. No podía tener suficiente de ella, y ella parecía igual con él. Ella no solía ser la que tomaba la iniciativa en hacer el amor, pero lo compensaba con total entusiasmo una vez que empezaban.

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Lucas hubiera preferido quedarse en su lujosa habitación de hotel todo el tiempo y recorrer su cuerpo en su lugar, pero a regañadientes se la llevó por la ciudad del amor. Se preguntó cuando su sed por su esposa sería en cierto modo saciada.

**** El avión de la compañía era bastante cómodo, era como si ni siquiera volara. Amy estaba feliz con su matrimonio y no podía conseguir lo suficiente de su esposo. Estaba encantada con sólo seguirlo a cualquier lugar. No podía obtener lo suficiente de sus manos sobre su cuerpo. Se tensaba con anticipación al pensamiento de sus dedos mágicos acariciándola. La invitó para un maravilloso desayuno en un pequeño comedor familiar, cuya especialidad era un voluminoso omelet. Consumió toda su comida y apenas se llenaba. Estaba seriamente preocupada, iba a ganar cien libras si no se cuidaba. —No puedo creer la cantidad de alimentos que estoy comiendo. Mejor detenme antes de que sea tan grande como una ballena —dijo preocupada a Lucas. Él rió en voz alta. —Recuerda, Amy, estás comiendo para dos y te puedo decir ahora, si estás llevando mi niño, será muy exigente, incluso desde el vientre. Oh bueno, pensó ella, de todos modos él no estaba con ella por su cuerpo. Se casó con ella porque llevaba a su niño. Ese pensamiento puso de nuevo un poco de malestar en su buen humor. Amy decidió olvidarlo y no pensar en ello. Estaba disfrutando su tiempo con Lucas demasiado para dejar que algo le afectara.

También se sintió mal, porque no tenía nada que darle a él. —No sabía que teníamos que darnos regalos. No tengo nada para ti.

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Deseaba que él pudiera darse cuenta de que lo único que quería era su amor. No le interesaba su dinero o su poder. No le importaban los viajes a París o el gran diamante que ahora descansaba en su dedo. Sólo quería que la amara tanto como ella lo amaba.

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—Tengo un regalo de bodas para ti. Espero que te guste porque sería difícil devolverlo —dijo Lucas a Amy. Ella no tenía ni idea qué otra cosa podría darle.

—Déjame mostrarte lo que es —le dijo mientras la ayudaba a entrar al auto. Se dirigían a la casa de sus padres y ella calculó que era su casa, aunque no entendía por qué ellos tenían dos apartamentos en la ciudad. Se dio la vuelta y condujo por un largo camino y ella estaba aun más confundida. ¿Hacia donde iban? Continuó bajando la interminable entrada sombreada con hermosos árboles por todo el camino. Detuvo el auto frente a una casa de estilo colonial que era más grande de lo que cualquier persona necesitaba. Salió del auto y llegó a su lado, abriendo la puerta. Ella dio un paso hacia fuera y le miró curiosamente. Subieron los escalones y él abrió la puerta, de repente levantándola en sus brazos y llevándola a través del umbral. —Bienvenida a casa —dijo antes de colocar sus labios sobre ella. Amy estaba sin palabras. Había conseguido un nuevo hogar. ¿Había tenido esto todo el tiempo y sólo se quedó en los apartamentos para estar más cerca para trabajar? ¿Vivió allí antes con otra mujer? Tenía tantas preguntas, pero tenía mucho miedo de las respuestas para preguntarle en voz alta. —¿Ésta es realmente nuestra casa? ¡Tenemos una casa real! —exclamó finalmente y dejó asumir su emoción. Siempre había soñado con tener un verdadero hogar, con una familia de verdad en ello, pero nunca había pensado que le sucedería. Sabía que iba a tener un hijo, pero tener un marido, también, parecía tan irreal. Apenas podía respirar y tenía miedo de parpadear, con el temor de que todo pudiera desaparecer.

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Una escalera enorme circulaba alrededor, lo que permitía dos formas de subir o bajar. Tenía el tipo de barandilla en el que veías a la realeza descender en todas las películas románticas. Arrastró su mano a lo largo de la barandilla mientras corría escaleras arriba. Varias habitaciones eran absolutamente impresionantes.

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Lucas la dejó en el suelo, y ella salió corriendo de una habitación a otra. El lugar era enorme. Había algunos muebles, pero no muchos. La cocina tenía todos los electrodomésticos conocidos por el hombre, y ella no podía esperar para utilizarlos todos.

Se sorprendió por la falta de mobiliario. Tal vez los entregaran más adelante. Entró en una habitación y se quedó sin aliento. No había nada en él, pero si una hermosa cuna antigua con ropa de cama de encaje. Caminó lentamente hasta la cuna y pasó su mano, imaginándose a su niño durmiendo bajo el delicado edredón. De pronto, Lucas estaba detrás de ella, envolviéndola en sus brazos. —Esta era la misma cuna en la que yo dormía cuando era un bebé. Sé que la mayoría de las madres quieren diseñar su propio cuarto, pero significaría mucho para mí y para mis padres si usamos esta cuna para nuestro hijo, —le susurró al oído. —Mi madre hizo esta misma colcha. Pasó meses en ella mientras estaba embarazada de mí. Ella hizo una para una para cada uno de sus hijos y luego la guardó para sus futuros nietos —continuó él. Amy quedó sin habla. Se sintió tan conmovida por este pedazo de historia de su familia, sabía que no sería capaz de pronunciar las palabras. En su lugar, dio la vuelta en sus brazos y decidió mostrarle lo mucho que le gustaba la cuna. Lucas suavemente la levantó y la llevó a su habitación. Se centró sobre todo él y no en terminar su recorrido por la casa hasta mucho más tarde. Mientras yacían en la cama juntos y ella se acurrucaba bajo su barbilla, él le frotaba la espalda mientras hablaba.

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Amy sabía lo que él quiso decir. Podría haberse negado, pero ella amaba a sus padres y no creía que sería capaz en negarles algo. Había disfrutado, pasando el rato con su madre y aprendiendo de ella. Katherine sabría todo acerca de lo que los bebés necesitaban. Amy no sabía nada.

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—Debes haber notado la falta de mobiliario. Algunas de las piezas aquí vienen de mis padres, y los otros es lo que he recogido a lo largo de los años. El resto de la casa es para ti para decorar. Puedes hacer lo que quieras. Si quieres algo de ayuda, mi madre me ha pedido que te informe que ella disfrutaría trabajar contigo para hacer de este nuestro hogar. En otras palabras, ella te está pidiendo que dejes que ella te lleve por toda la ciudad en un frenesí de compras. Mi madre le gusta mucho ir de compras, especialmente cuando es para alguien más. Estarás suplicando misericordia, pero, sinceramente, si lo quieres hacer por tu propia cuenta, prepararé una excusa —dijo.

—Estaría muy contenta de ir con tu mamá, pero no sé cuándo voy a tener el tiempo —dijo. Lucas respiró hondo, como si estuviera tratando de ganar valor. Eso la sorprendió, ya que parecía que nunca tuviera miedo de nada. —¿Qué es? —preguntó. —Amy, honestamente no estoy tratando de controlarte, pero creo que sería mejor si tuvieras que centrarte en ti y el bebé. Ya has tenido problemas de salud y estarás muy ocupada preparando las cosas para nuestro nuevo hogar y el bebé. No creo que debas de trabajar más para la empresa. —Él finalmente llegó al punto. Amy tenía muchos sentimientos encontrados. Se sorprendió de que la emoción más fuerte que sintió fuera la de alivio. Ella lo estaba haciendo bien en su trabajo, pero no le gustaba. Había tanta tensión implicada, y todo lo que podía pensar era en su futuro hijo y su marido, de todos modos, lo que hizo que trabajar tanto fuera más difícil. El médico no la había liberado del reposo en cama, y podría una vez más centrarse en su carrera después de que ella diera a luz a su hijo en forma segura. No quería ser completamente dependiente de Lucas. Ya tenía una buena cantidad de ahorros, debido al hecho de que tenía muy pocos gastos. Esa era su manta de seguridad. No era lo suficiente para durar mucho tiempo si ya no estaban juntos, pero sería suficiente para conseguir instalarse en un nuevo lugar mientras ella encontraba un trabajo.

—¿Quién es esta nueva persona? —preguntó con suspicacia. No quería que alguna joven delgada y linda pensara en trabajar con su marido por incontables horas a la semana. Sabía que había muchas mujeres por allí que no tendría ningún problema para dormir con un hombre casado, y a

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Lucas parecía aliviado. —No tienes que preocuparte sobre el entrenamiento de alguien. Mi padre ya ha tomado cuidado de todo eso mientras estábamos en nuestra luna de miel —dijo alegremente.

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—Tendría que entrenar a una nueva persona. Estoy de acuerdo con no trabajar por ahora, especialmente desde que el Dr. Scott dijo que tengo que permanecer en reposo tanto como sea posible. Quiero conseguir un trabajo después de que el bebé esté con unos meses de edad, sin embargo, tal vez sería mejor si yo no trabaje para mi esposo —dijo.

través de esa puerta de conexión entre sus oficinas era demasiado fácil para escabullirse. La idea de que otra mujer colocara sus manos sobre Lucas era lo suficiente para acelerar su respiración, y estaba lista para rasguñar los ojos de esta persona inexistente. Ésta era su familia, y haría cualquier cosa a su alcance para no soltarlo. Lucas se rió. Sabía exactamente lo que estaba pensando. —No te preocupes. Ella es una abuela felizmente casada con seis nietos, que está más que calificada. Ella en realidad trabajaba para otra división en la empresa, y mi padre sintió que era hora de que ella consiguiera un ascenso —le aseguró. —Esther ha estado trabajando con ella la semana pasada y se ha adaptado en el trabajo rápidamente. Creo que lo hará bien para nosotros en las oficinas corporativas. Por supuesto, ya no será un placer para mí trabajar cada día, sabiendo que no estás allí. Me he acostumbrado a tu olor, invadiendo cada aspecto de mi área de trabajo. Desesperadamente lo voy a extrañar —dijo, acariciando su cuello. —Creo que todo ha sido tomado con cuidado, entonces —dijo, sintiendo un poco de suerte, ya que había sido sustituida tan fácilmente—. Voy a centrarme en conseguir que nuestra casa esté lista para el bebé. —Amy estaba asustada, como siempre había trabajado tan duro, y ahora no se esperaba mucho de ella salvo para conseguir que la casa estuviera lista y esperar a su pequeño por nacer. No sabía lo que iba a hacer con el tiempo extra en sus manos.

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Fue triste para ella saber cuántas personas utilizaban a Lucas y su familia para sus propias necesidades egoístas. ¿No podían todas ésas personas ver que los Anderson eran gente increíble, con o sin el dinero y el poder? Bueno, ella planeaba mostrarle lo mucho que lo amaba por él mismo —y nada más— por el resto de su vida.

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Además, ella no tomaría nada de su marido si alguna vez él decidía que el matrimonio había terminado. Ella lo amaba, y no se convertiría en la mujer que él creía que era al comienzo de su relación.

Amy pasó los próximos dos meses consiguiendo que su hogar estuviera decorado y listo para su recién nacido. Con frecuencia dejaba lo que estaba haciendo y frotaba su vientre. Estaba feliz por el hecho de que pronto iba a ser madre. Su relación con Lucas estaba marchando bien, pero también le hacia falta algo. Hacían el amor con frecuencia, y era asombroso. Cuando estaban juntos en la cama, ella se sentía querida, como la mujer más hermosa del mundo. Cuando estaba en sus brazos, todo era perfecto. Él todavía no le había dicho las palabras mágicas, pero se sentía amada por él. Tal vez él no sería capaz de decirle que estaba enamorado de ella. Todos los días peleaba consigo misma para no gritarle esas palabras. Cada vez que hacían el amor, ella las decía en su mente una y otra vez. “Te amo, Lucas”. “Te amo”. Como deseaba tener la confianza para decirle lo que sentía. Temía que si se lo decía, él pensaría que era demasiado pegajosa, y después se alejaría de ella. No sabía si podría sobrevivir si él ya no la quisiera. Se había comenzado a imaginar el “felices para siempre” que había leído en muchas novelas románticas. Siempre había pensado que sólo era posible en ficción, pero ahí estaba, viviendo en su propia novela. Amy estaba perdida en sus propios pensamientos en lo que intentaba leer un libro fuera de la piscina. Su estomago estaba más grande, ya que estaba en medio de su tercer mes de embarazo. Se mantuvo esperando a que Lucas sintiera repulsión por su cuerpo, pero parecía pensar que los cambios eran sexis, si su reacción del cuerpo era una indicación.

Continuó hacia arriba de su cuello con un beso con los labios abiertos que hacía su pulso se disparara.

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—Hola, sexy —dijo Lucas mientras se sentaba y le acariciaba el cuello—. ¿Cómo te sientes hoy?

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Incluso en las raras noches que no hacían el amor, podía sentir la evidencia de que él la quería al estar presionado en la suavidad de su espalda.

—Me siento muy bien —ronroneé—. ¿Quieres que te lleve arriba y te muestre? —declaró, mientras sus besos ya estaban haciendo a su cuerpo llenarse de necesidad. Él se rió y tiró de ella hacia su regazo, donde unieron sus bocas en un profundo beso. Para cuando se separaron para tomar el aire que tanto necesitaban, ella pudo sentir la evidencia de su excitación, y ya estaba lista para él. Deslizó su falda hacia arriba y la tomó ahí mismo en la sala de estar con ella sentada arriba de él. Ella se vino rápido y fuerte y después colapsó en sus brazos. —Bueno eso fue un gran acariciándole la espalda.

Hola

—susurró

él

mientras

continuó

—La cena está lista —escucharon una voz que venía de adentro de la casa.

**** Lucas tapó rápidamente a Amy, olvidando que su sirvienta pudo haber entrado en cualquier momento. Olvidaba que el resto del mundo existía cuando ella estaba envuelta en sus brazos. A él no le gustaba perder el control de esa manera, y se sentó incomodo mientras su cuerpo trataba de regresar a la normalidad.

—Eres hermosa, Amy, y tu cuerpo cambiando con nuestro hijo creciendo dentro de ti, sólo hace engrandecer esa belleza. Siempre te querré, y eso no cambiará. —Continuó acariciándola.

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Él la miró a los ojos de manera profunda y habló honestamente:

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—Lo siento —dijo un poco tímido—. Sólo venía a saludarte, pero me vuelves un poco loco —continuó. Ella puso la mano sobre su rostro mientras miraba sus ojos—. No lo lamentes. Yo también te deseo así, y nadie nos descubrió —dijo ella, sonando un poco a la defensiva—. Quiero hacerte el amor tanto como nos sea posible antes que nuestro hijo tome toda la habitación, y ya no puedas tocarme —terminó con poca conciencia.

Se sentaron juntos por un rato más hasta que el hambre finalmente los hizo levantarse e ir a la cocina, donde compartieron una silenciosa y agradable cena. Se fueron temprano a la cama e hicieron el amor de nuevo. Cuando Amy llegó al clímax, susurró finalmente en voz baja sin poder ya contenerse: —Te amo. Ella lo sintió ponerse rígido con sus palabras y temió que de alguna manera hubiera roto las reglas de su matrimonio. Él no dijo nada, pero no la apartó. Ella reposó en sus brazos, sintiéndose desolada y esperando que él le repitiera las palabras. Sintió que él la amaba, pero tal vez se equivocó. Lagrimas silenciosas rodaron por sus mejillas hasta que finalmente se quedó dormida de puro agotamiento. Lucas se quedó ahí, sosteniendo a Amy, en lo que su respiración se tranquilizaba, para estar seguro que estaba realmente dormida. Ella lo amaba, pensó con asombro. Ya había visto los signos de su apego y sintió que ella se estaba enamorando, pero él tenía tanto miedo de abrirse. Había habido muchas mujeres que habían dicho esas mismas palabras, no porque lo amaran, si no porque amaban su dinero, su poder, y todo lo que él les podía dar. En el interior, él sabía que Amy no era una de esas mujeres, ella ya lo tenía completamente envuelto alrededor de sus dedos. Al darle su amor también, parecería que él estaría dando la última pieza de él. No estaba listo para hacer eso. Tenía que quedarse con algo, trató de razonar.

La estaba matando cada día un poco más, ver que él se alejaba de ella. No le volvió a decir que lo amaba, temiendo que, si lo hacia, él le pediría que durmieran en habitaciones separadas. Hacían el amor con menos frecuencia, también, parcialmente porque se iba más, mucho más tiempo.

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Después de que le dijo a Lucas que lo amaba, él comenzó a llegar tarde cada noche. Lo veía muy poco. Podía sentir que lo perdía sin antes realmente haberlo tenido. Se imaginó que iba a dar todo de ella, o dejarlo ir. Ya no podía vivir a la mitad del matrimonio.

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****

Había tenido algunos meses a la mitad de su embarazo donde se había sentido muy bien, pero el principio había sido duro, y el final era aun peor. El doctor la mantenía vigilada, ya que se estaba hinchando mucho, y estaba preocupado que su presión arterial estuviera muy alta. La había puesto en reposo en cama el noventa por ciento del día, y ella se estaba cansando de eso. Cuando su presión arterial finalmente se controló, el doctor le dijo que se podía mover un poco más, y que algo de aire fresco le haría bien. Decidió salir de la casa por un rato. Iba a ir a la oficina para sorprender a Lucas con una comida romántica, hacer el amor y una confesión. Le iba a decir cuanto lo amaba y cuanto quería que el matrimonio fuera real. Si él no respondía a sus sentimientos, entonces lo dejaría ir y seguiría con su vida. Ella sabía que él querría ser parte de la vida de su hijo y eso tendría que arreglarse, pero ya no podían vivir como compañeros de habitación. Sabía que él todavía tenía el poder de quitarle a su hijo, pero con el tiempo llegó a conocerlo, no creyó que él pudiera separar a un niño de su madre. De todas formas, no había manera de que Joseph y Katherine estuvieran de acuerdo con eso. Tenían mucho amor y respeto por la familia. Amy se sentía nerviosa en su camino a la oficina. No había estado ahí en un tiempo, y temía que él no estuviera feliz con su interrupción. Planeó su visita cuando supo que él estaría solo y así podría sólo entrar. No quería correr hacia Tom. No le había contado sobre lo que estaba pasando, sintiendo como si estuviese traicionando a Lucas al decir algo negativo sobre su matrimonio.

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Entró en su vieja oficina, la cual estaba vacía, y apretó su abrigo un poco más fuerte. Era largo y la cubría muy bien, pero sabía que todo lo que tenía puesto debajo era una pequeña lencería negra. Le había sido difícil encontrar algo sexy cuando su estomago sobresalía como por un pie del resto de su cuerpo, pero increíblemente, había dado en el clavo y se sentía sexy de alguna manera por primera vez en hacía ya mucho tiempo.

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Esperaba que él la pudiera amar. Por favor, oró, déjalo amarme tanto como él ama a nuestro hijo que todavía no nace.

No estaba realmente consciente de su cuerpo, ya que su esposo pasaba mucho tiempo frotándole el estomago y hablándole a su hijo. Él parecía tan emocionado como ella al saber que tendrían un bebé. Algunas de las cosas que no se planean resultan mucho mejor. Entreabrió la puerta de comunicación silenciosamente y se detuvo donde se encontraba, su corazón se rompió. Lucas no estaba solo en su oficina. Había una delgada pelirroja envuelta alrededor de él, y estaban atrapados en un abrazo muy apasionado. Su cabello era un desastre, como si hubieran estado haciendo el amor por horas. Su blusa colgaba abierta, y su falda estaba levantada mostrando sus bragas. Ella era tan deslumbrante en un modo que Amy nunca esperaría serlo; pensó en agonía. Esta era la razón por la cual él ya no iba más a casa con ella. Tenía una aventura. Había dudado que él la pudiera amar, pero había habido un crecimiento en su relación, o eso había creído. No importa qué, sin embargo, ella nunca se dio cuenta que él era el tipo de hombre que era infiel. Hacían el amor todo el tiempo. Pensó que estaba satisfecho –incluso más que satisfecho, ya que al hacer el amor todo era muy frenético, como si no pudieran tener suficiente uno del otro. Siempre estaba listo para hundirse profundo dentro de ella, y eso era algo que un hombre no podía fingir. Estaba horrorizada al pensar que tal vez él se imaginaba a su amante al hacerle al amor a ella. Tal vez así era como siempre estaba tan listo. Sabía que nunca podría competir con alguien como la deslumbrante pelirroja, y Amy tenía el corazón roto.

Nunca se quedaría con un hombre que le fue infiel. No podía hacerlo.

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Amy cerró la puerta y corrió hacia el elevador. Podía sentir lágrimas calientes rondando por su rostro, mientras corría rápido al carro y aceleraba a casa. Tuvo su respuesta.

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Se quedo ahí por unos segundos, pero le pareció una eternidad. Todo su mundo comenzó a desmoronarse, y no sabía cómo es que todavía seguía de pie.

Capitulo 18



Traducido por Vafitv. Corregido por Cristinita <3.

¿Qué crees que estás haciendo, Laura? —dijo Lucas de forma exaltada a la pelirroja, con quien había estado saliendo antes que él y Amy se hubieran involucrado.

Ella había entrado en su oficina momentos antes, con su famosa expresión de pucheros, declarando que debían tener una charla. Él le había dicho que no había nada de que hablar, pero ella había venido a su escritorio y se había sentado delante de él, extendiendo sus piernas abiertas, de modo que él no tuviera más remedio que darse cuenta que ella no llevaba nada debajo de su falda demasiada corta. Él no podía creer que en algún tiempo la había deseado. Ella era tan falsa, mientras que Amy era auténtica, y él la quería fuera de su oficina de inmediato. —Tienes que irte. No hay nada más entre nosotros —dijo con los dientes apretados mientras retrocedía la silla lejos de ella—. También sabes que soy un hombre casado y ya no estoy en el mercado.

Él hizo uno de sus juegos. Marchó a su escritorio y pulso un botón. —Seguridad, los necesito en mi oficina inmediatamente —gruñó.

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—Cariño, tú sabes que me quieres —dijo ella, sonando falsamente triste.

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Ella acabó sonriéndole con lo que pensaba era una mirada seductora y abrió su camiseta para mostrar sus pechos abundantes, los cuales se desbordaban del sujetador. Él se había puesto de pie para sacarla de la habitación cuando ella se envolvió alrededor de él y cerró sus labios en los suyos. Él estaba tan sorprendido, que se quedo allí durante unos segundos antes de que sus manos pasaran a su cintura y la empujara lejos de él.

Al cabo de unos minutos, dos hombres corpulentos entraron en la habitación para ver a la mujer todavía medio desnuda tratando de envolverse alrededor de su jefe. —Por favor, acompañen a esta mujer y sáquenla del edificio. Nunca más dejen que entre otra vez —dijo con fuerza, incapaz de controlar su ira. —Sí, señor Anderson. De inmediato —respondieron profesionalmente, mientras cada uno de ellos la tenía de un brazo, y se la llevaron. Lucas se echo atrás en su silla y apoyó las manos sobre su cabeza. Todo lo que podía pensar era que gracias a Dios su esposa no estaba allí para haber sido testigo de esa situación. Estaba seguro de que ella hubiera pensado que él había invitado a la mujer. Ella tenía una buena razón para estar insegura en su matrimonio, ya que él había estado excluyéndola últimamente. La había alejado íntimamente hasta llegar a un nivel tan alto. Se sentó allí, reconociendo que estaba enamorado de Amy, ese razonamiento se apoderó de él. No se sentía como una carga, para nada. Él amaba a su esposa. Ella lo amaba. Ellos iban a tener un hijo juntos. Entonces, ¿por qué estaba todavía sentado allí?

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Una hora más no haría ninguna diferencia, aun cuando pareciera toda una vida. Rápidamente volvió al trabajo para poder volver rápidamente a casa. No pudo evitar la sonrisa en su cara. Se detendría por rosas en el camino. Se dio cuenta de que debía comprar algunas cosas para ella.

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De repente, todo lo que quería hacer era ir a casa y envolverse en sus brazos y decirle repetidamente lo mucho que ella significaba para él. No entendía por qué estaba alejándola de su vida. Empezó a levantarse para dirigirse a la puerta, pero recordó que tenía que terminar lo que estaba trabajando. El contrato estaba previsto para la tarde, y él estaba casi terminándolo.

Amy no pudo evitar que las lágrimas cayeran mientras conducía desde la oficina a su hermosa casa. Ella se sentó en el auto, mirando el lugar con una profunda tristeza, sabiendo que nunca volvería a dormir allí de nuevo en los brazos de su marido. ¿Cómo podía haberla engañado? Ella le había entregado su cuerpo libremente, y su amor, también. Se arrastró lo suficiente para caminar hacia dentro. Subió lentamente las escaleras que conducían a su dormitorio y, una vez más, unas cuantas lágrimas se deslizaron de sus ojos. No le tomaría demasiado tiempo empacar, ya que no llevaría nada que no considerara exclusivamente suya. Empacó algo de ropa y artículos de bebé y luego tomó la maleta de regreso a su habitación. Miro a su alrededor una última vez y luego se quitó su anillo de bodas. Se sentó en el tocador y le escribió a su marido una nota. Puso su anillo en la parte superior de la carta, agarro sus maletas, y salió por la puerta sin permitirse mirar atrás otra vez. No tenía ni idea de donde se dirigía o que iba hacer cuando llegara allí. Solo sabía que tenía que escapar. Tenía tanto miedo, que si él atravesaba aquellas puertas y envolvía sus brazos alrededor de ella, se derretiría y le pediría que la amara y que no corriera a los brazos de otra mujer. Ya le había entregado su corazón. Ya no tenía nada más que ofrecer. No tenía nada que él quisiera. Amy condujo por la autopista y se dirigió hacia el sur. Después de unas horas, ella pasó por Salem, y no se sentía lo suficientemente lejos. Comenzaba a sentir un poco de dolor, sin embargo, se detuvo en una parada para descansar y estirarse. Quería llamar a Tom y hablar con él, pero estaba en el trabajo, y ella tenía demasiado miedo de que Lucas por casualidad oyera la conversación. Tendría que llamarlo más tarde porque realmente necesitaba un amigo en este momento.

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Salió de la autopista, al distrito financiero, y comenzó a buscar un hotel barato. Pasó por el Hilton y negó con la cabeza. Esto estaba más allá de su rango de precio por el momento. Por último, se encontró saltando a un pequeño lugar y estaciono.

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Se puso de nuevo en camino y siguió conduciendo hacia el sur. Después de un par de horas más, estaba en Springfield, al lado de Eugene. Siempre había querido visitarlo, así que tomó la siguiente salida que la llevaría al centro.

Ella entró, tan cansada que apenas podía mantener la cabeza erguida. El hombre detrás del mostrador estaba mirándola de reojo de una manera que le daba miedo, sobre todo con el olor a alcohol que emanaba de él. —Me gustaría una habitación para la noche, por favor —pidió en voz baja. —¿Tiene tarjeta de crédito? —le dijo él. —No, tengo dinero en efectivo —respondió, no queriendo usar su tarjeta de crédito, y además, no confiaba en que el tipo tuviera su información. —Bueno, normalmente requerimos tarjeta de crédito, en caso de que robe algo… —Él la miro de reojo otra vez. —Oh, entonces supongo que tendré que encontrar otro lugar —dijo ella con calma, a pesar de que se sentía como si fuera a caerse en cualquier momento. —Creo que podemos hacerlo en efectivo en este momento —dijo, un poco desesperado. Ella no iba a quedarse en el lugar si no había una doble cerradura en la puerta. No confiaba en el tipo. —Gracias, respondió Amy. —Y llenó la pequeña tarjeta que él le dio. Luego recibió su llave. Fue a su auto y lo condujo al punto de aparcamiento en frente de su puerta.

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Gracias a Dios por su cansancio porque cayó en un sueño inquieto casi inmediatamente.

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Salió cansada del vehículo, agarró su maleta y abrió la puerta de la habitación del motel. Se quedó sin aliento ante el olor horrible de cigarrillos y cerveza rancia, sintió que su estomago daba vueltas. Suspiró y dio un paso dentro. Estaba demasiado asustada para abrir incluso una ventana, ya que el barrio en donde ella estaba no parecía el más seguro. No sería más la señora Anderson y tendría que acostumbrarse a la vida como lo había sido antes de su matrimonio. En realidad no se preocupó por la habitación, estaba tan vacía por la traición y el engaño de su marido. Ella había estado en sus brazos la noche anterior, y luego él estaba en los brazos de otra, sólo unas pocas horas más tarde.

—Entonces, ¿a dónde demonios se fue…? —gritó Lucas a su cocinera, Rosa. Sabía que no era su culpa que Amy se hubiera ido, pero no tenía a nadie más para sacar su miedo e ira. Él había vuelto a casa, anticipando la celebración con su esposa y decirle lo que sentía. Las rosas se aferraban a su pecho. Había abierto la puerta y la había llamado. Cuando no hubo respuesta, no había sentido pánico, subió la escaleras, pensando que ella estaba tomando una siesta. Ella había estado muy cansada últimamente, y él había estado preocupado por su salud, así como la de su hijo o hija. En silencio, entró en su dormitorio y miró alrededor. Frunció el ceño ligeramente cuando no la encontró allí, pensó que estaría en el cuarto de baño. Caminó hasta la puerta. No estaba allí, tampoco. Él estaba a punto de salir de la habitación para preguntarle a Rosa donde se encontraba Amy, cuando echó un vistazo y vio su anillo en la mesa sobre un pedazo de papel. Al instante, se puso furioso. Ella lo había dejado. Lo sintió. Ella le había dicho que lo amaba, y aun así lo abandonó. El la traería de regreso, sin importar a donde se hubiera ido. Ella no iba a convertirlo en un idiota y dejarlo plantado, solo y vulnerable. Le había mentido. Estaba seguro de que ella había tomado todo lo que pudo en sus codiciosas manos en el proceso de dejarlo. Todo este tiempo, ella sólo había jugado con él. Lentamente se acercó al papel y lo miró, no queriendo saber lo que había escrito, pero sin parar de leerlo.

Amy. El leyó la nota aproximadamente 10 veces, sin entender lo que estaba pasando. Él no la estaba engañando. ¿Por qué creería eso de él? Él pasó de la ira a la confusión en menos de un segundo.

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Siento mucho que no fueras capaz de amarme. No puedo evitar lo mucho que me he enamorado de ti, a pesar de que nunca fue el acuerdo entre nosotros. Ya no puedo vivir contigo si me vas a dejar para estar en los brazos de otra mujer. Sé que amas a nuestro hijo, y no trataré de alejarlo de ti, pero tengo que escapar por el bien de mi propia salud. Me pondré en contacto contigo después de que el bebé nazca, y nosotros podremos concretar algo entonces. Te devolveré el auto tan pronto pueda conseguir que las cosas se resuelvan. No estoy tratando de tomarlo. Solamente no tenía otro modo de marcharme.

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Lucas.

Se calmó y volvió a leer la nota una vez más. Tenía que averiguar lo que estaba pasando y no solamente sacar conclusiones apresuradas. El caminó lentamente por las escaleras, casi como si estuviera en trance. Se dirigió a la cocina donde Rosa estaba cocinando. —Hola, Sr. Anderson. Llega temprano —dijo ella, como si no pasara nada. Esta actitud hizo que su mal genio volviera. —¿Has visto a mi esposa? —preguntó con enojo en su voz. Ella se volvió hacia él, con el ceño fruncido. —Ella se fue hace un rato —dijo perpleja, como si él supiera eso. Fue en ese momento cuando él le gritó. De inmediato se sintió mal y se calmó a sí mismo. —Discúlpame, Rosa —dijo él—. Es sólo que ella se ha ido, y todo lo que tengo es esta nota —dijo mientras empujaba la nota delante de ella. Ella escudriñó la nota, y luego su aliento se enganchó cuando la volvió a leer. Ella miró a Lucas con sospecha sobre su rostro. Él sabía que Amy se había hecho amiga de Rosa y las dos pasaban mucho tiempo juntas. —No engañé a mi esposa —comenzó a defenderse. No tenia que explicarle nada a ella, pero no le gustó la censura que vio en sus ojos. Ella inmediatamente bajo la mirada, como si supiera que había estado mirando airadamente a su jefe. —Esto no es mi asunto —afirmó ella.

Lucas de repente se hundió en la silla a su lado. Sentía que sus piernas no lo apoyarían por más tiempo.

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—¿No lo ve, señor Anderson? Le empaqué un almuerzo, y ella se lo llevó a su oficina. Me dijo que quería sorprenderlo con un almuerzo romántico porque usted había tenido que trabajar tan tarde todas las noches. Estaba muy emocionada cuando se fue. Volvió a casa mucho antes de lo que esperaba que lo hiciera, pero supuse que sólo había olvidado algo, porque estuvo aquí por unos quince minutos, y luego se precipitó hacia la puerta sin decir una palabra.

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—¿Me puedes decir dónde Amy ha estado hoy? —preguntó él.

—No —gritó él, con tal devastación en su voz que Rosa le puso su mano en su hombro. Él supuso que ella debió haber pasado por la oficina cuando Laura estaba allí. Si ella hubiera estado allí en el momento oportuno, podría haber parecido que él estaba teniendo una aventura. Lentamente se puso en pie. —Tengo que hacer unas llamadas telefónicas —dijo mientras salía de la habitación. Una hora más tarde, de nuevo tenía la cabeza entre sus manos. Él había hablado con sus guardias de seguridad y averiguó que ella había estado allí al mediodía y se había marchado después de cinco minutos. Había estado allí sólo unos minutos antes de que ellos hubieran escoltado a su visitante no deseada hacia fuera. Entonces, pensó que él estaba teniendo una aventura. Le parecía que el hecho de que ella no confiara en él era un poco conveniente. ¿Por qué se había marchado y sin preguntarle que estaba haciendo? Él asumió que ella pensaba que encontrarlo con otra mujer rompería el acuerdo prenupcial y que podría tomar todo lo que él tenia. Ella pensó mal. Él llamó a los bancos para averiguar cuánto había tomado ella. Después de otra media hora él colgó el teléfono y otra vez sintió vergüenza. Ella no había tomado nada. Él había puesto un rastro en todas las tarjetas de crédito para averiguar dónde habían sido usadas y se había dado cuenta de que ella no había ocupado ninguna de ellas.

El miró la pequeña caja de joyas que su madre le había dado a Amy y se dio cuenta de que las pocas piezas que había comprado para ella seguían allí. Ella había tomado nada más que un poco de ropa y el auto, que dijo que devolvería.

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El vagó por su dormitorio, sintiendo una dolorosa necesidad porque ella estuviera allí. A él le gustaba salir con ella de compras para su bebé. Estaba tan entusiasmada con cada nueva compra. Pensó en esos viajes, cuando ellos habían pasado por los centros comerciales, y ella ni siquiera había mirado las joyerías o boutiques de modas.

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Y no sólo el día de hoy, sino que ella no las había utilizado nunca desde que su madre y ella habían amueblado la casa. Había cero compras. ¿Por qué él no le prestó atención a nada de esto? Nunca notó que ella no había ido de compras, o que no había ido a ninguna parte.

¡El auto! Él salió corriendo de vuelta a la oficina. Había estado sintiéndose desesperado sobre como posiblemente encontrarla, ya que ella no usó las tarjetas de crédito, cuando se dio cuenta de que podía rastrear el vehículo. Él siempre lo añadía, en caso de robo o accidente. En sólo unos segundos, él había localizado el vehículo. Echó un vistazo a su reloj. Eran las ocho de la noche. Llamó a su piloto y le dijo que tuviera el avión listo. Ellos llegarían a Eugene en una hora. Lucas subió en su auto y llamó a su padre cuando se dirigía al aeropuerto de Seattle. Su padre escuchó a Lucas mientras explicaba todo lo que había sucedido. —Recupérala, hijo. Ella es lo mejor que te ha pasado —dijo su padre cuando Lucas dijo todo. —He sido tan terco y estúpido papá, la amo y tenía miedo, si le daba mi corazón, ella lo tendría todo. Finalmente me di cuenta que no importa más porque sin ella en mi vida, no me interesa si tengo un corazón que lata o no —terminó él con una nota estrangulada. Su padre le dio un momento para que él recobrara la compostura y luego le hizo saber que él y su madre estarían allí si necesitaba algo. Lucas se sintió un poco mejor después de hablar con su padre. Él sabía lo mucho que amaban sus padres a Amy. No podía tener una sola conversación con ellos sin escucharlos alabar a Amy por una cosa o la otra. Amy a menudo se encontraba en su casa durante el día, trabajando en algo para él bebe.

Lucas llegó al aeropuerto y estaría en el aire en tan solo treinta minutos.

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—Significa mucho más cuando viene del corazón. Cuando nuestro niño crezca, sabrá que su abuela y su madre lo querían tanto que querían hacer de su primera habitación el mejor lugar del mundo —había dicho ella.

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Su madre también había ayudado a Amy a terminar la guardería. Habían hecho hermosas diseños de plantilla en las paredes y cocido cortinas, él había preguntado un día porqué no acababan e iban a comprar los artículos, y ella lo había mirado como si fuera un niño.

—El vuelo sólo tardara unos cuarenta minutos, Sr. Anderson —vino la voz del piloto por el intercomunicador. Su asistente le trajo una bebida que era muy necesaria una vez que estuvieron en el aire. Él sabía que ella estaba allí al ver su auto estacionado en el frente, mirándose fuera de lugar. —¿Quiere que lo espere? —preguntó el conductor. Lucas le entregó varios billetes. —No, gracias. Tengo otro medio de transporte —dijo mientras caminaba hacia la puerta principal. El empleado detrás del mostrador parecía sucio y miró a Lucas de arriba abajo con temor. —¿Está buscando una habitación? —le preguntó, mirando mas allá de él. Lucas pensó que el hombre estaba buscando a la puta barata que creía que él llevaría allí. Lucas comenzaba a enojarse, pero también sabía que el chico no acostumbraba a clientes como él. —Mi esposa se registró aquí el día de hoy. Necesito saber en qué habitación está. Ella dejará el hotel —dijo Lucas con autoridad. —No puedo dar información sobre mis clientes. —La voz del tipo tembló, no lo bastante, pues él esquivó la mirada de Lucas. Lucas estaba listo para agarrar a la comadreja de hombre de la camisa y tirarlo contra la pared, pero sabía que si se mostraba seguro, conseguiría lo que buscaba. Lucas puso cien dólares prácticamente babear.

en

el

mostrador,

y

vio

al

hombrecito

Él se quedo escuchando y no oyó ningún ruido, insertó la llave y giró la perilla fácilmente. Empezó a empujar la puerta cuando una cadena lo

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—Ella está en la habitación doce —dijo el tipo sin más argumentos. Le entregó la llave a Lucas y le arrebató el billete del mostrador antes que el hombre rico cambiara de opinión. Sin decir una palabra, Lucas salió y no se detuvo hasta que llego a la puerta doce.

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—La habitación de Amy Anderson, por favor. —Fue todo lo que dijo mientras seguía con los dedos sobre el billete.

detuvo. Se asomo por la rendija y la vio tendida en la cama, tiritando mientras dormía, acurrucada sobre sí misma con la mano de manera protectora sobre su estomago. Lucas empujó la puerta hacia él unos centímetros. Luego le dio un tirón rápido hacia adentro, y la cadena se rompió sin mucho esfuerzo. Estaba horrorizado por la falta de seguridad en el edificio. Amy ni siquiera se despertó cuando él entró en la habitación. El olor del lugar era suficiente para hacer girar su estómago. La tenía que sacar de ahí rápido, antes de que hubiera algún daño duradero a ella o a su hijo. Él se sentó en el borde la cama y suavemente la sacudió. Amy se despertó y se sentó, sus ojos miraron alrededor con terror. —Oh, gracias a Dios que eres solo tú, Lucas —dijo, mientras su respiración se tranquilizaba. Teniendo en cuenta la zona de la ciudad en que se encontraba, al igual que el tipo de mala calidad en la recepción, él entendía su desasosiego. Su felicidad al ver que era él, obviamente fue rápidamente olvidada cuando ella se despertó lo suficiente como para darse cuenta de lo que estaba pasando.

Él no esperó que Amy dijera algo. Sólo recogió sus cosas, que eran pocas, teniendo en cuenta que nada fue desempacado. Sacó su maleta por la puerta que seguía abierta y la colocó en el vehículo.

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—Estaba rastreando tu auto, Amy, y antes de que comiences a gritar acerca de mí espiándote, hay rastreo de todos nuestros vehículos. Es una medida de seguridad en caso de que alguno de ellos sea robado. —El levantó su mano mientras trataba de retrasar la pelea—. Sé que tienes mucho que decir sobre lo que crees que ha pasado, pero estoy realmente incómodo con tenerte a ti y a mi hijo en este entorno poco saludable. Ya he reservado una suite en el Valley River Inn, que está a solo unos kilómetros de aquí. Vamos a dirigirnos allí, conseguiremos algo de comida y tendremos una conversación —dijo él con su habitual calma y voz al mando.

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—¿Cómo has llegado hasta aquí? ¿Cómo sabias dónde estaba? —preguntó ella.

Como Amy todavía no se había movido, él entró en la habitación, la levantó en sus brazos como si ella no pesara nada, y la depositó suavemente en el asiento del copiloto del auto. Coloco un par de billetes de cien dólares sobre la mesa de noche con una nota que decía: “Por la cerradura”, y luego rápidamente se retiró del estacionamiento del motel de barrio bajo.

**** Amy tenía tantas emociones corriendo a través de ella y no sabía en cual concentrarse. La emoción a la vanguardia era el amor. Ella amaba tanto a este hombre. Su vida sin él parecía tan interminable y vacía. Lo amaba demasiado como para no poder recostarse mientras él mantenía relaciones con diversas mujeres. Sabía que la pelirroja no sería la última. Él era vibrante, hermoso, y el sueño de toda mujer. Mira lo rápido que se había enamorado de él. Ellos llegaron al hotel, y ella lo siguió obedientemente, estaba demasiado agotada —física y emocionalmente— como para luchar con él más esa noche. Racionalmente tendría que explicar que ella no era el tipo de mujer que se recostaría mientras su esposo dormía con otras. Ellos entraron en la hermosa suite, y sus nervios aumentaron. No había hablado con ella desde que la había sacado de ese motel asqueroso. No estaba triste de ver al lugar al que iban. Tal vez, después de que hablaran, él la dejaría quedarse en su antiguo apartamento hasta que el bebe naciera. Sabía que ella estaba bajo órdenes estrictas de no trabajar en ese momento, ya que podría causarle daño al bebé. Ella nunca haría nada para lastimar a su hijo. Su mano acarició su estómago mientras estaba sentada en el sofá y esperó a ver lo que él tenía que decir.

Ella abrió la boca para responder, pero el negó con la cabeza suavemente y la atrajo hacia su regazo.

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—Amy, nunca he estado tan aterrorizado cuando me di cuenta que me habías dejado. ¿Cómo no te das cuenta lo que significas para mí? — comenzó hablar.

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Lucas se acercó al teléfono y realizó un pedido de comida. Luego se sentó a su lado.

Ella sabía que tenía que luchar, pero a pesar que él era el motivo por el que ella estaba con tanto dolor, quería la comodidad que él le estaba ofreciendo. Él comenzó a frotar su espalda en círculos lentamente y tuvo que luchar contra las lágrimas que querían caer de nuevo. No sabía cómo ninguna sola lágrima salió de su cuerpo. —Mírame, por favor —le suplicó él. Ella finalmente se volvió para mirar sus ojos. Ellos parecían tan llenos de amor y sinceridad—. Te amo — declaró él. Ella finalmente perdió la batalla para contener las lágrimas. Cayeron libremente por sus mejillas, y su cuerpo se sacudió suavemente por los sollozos al oír finalmente las palabras que había deseado durante tanto tiempo. —Te amo y sólo a ti —dijo de nuevo mientras él con cuidado enjugó sus lagrimas—. Lo que viste hoy no era yo adhiriéndome a otra mujer. Ella es una ex novia que estaba tratando de recuperarme. Si te hubieras quedado un momento más, me habrías visto apartarla en cuanto ella hizo su movimiento. Hice que seguridad la sacara de las instalaciones. Hablé acerca de estar en el lugar equivocado en el momento equivocado — terminó con una tímida sonrisa en su rostro. Lo miró fijamente, empezando a sentir un rayo de esperanza. Él decía que la amaba, y tal vez realmente ella había sacado conclusiones apresuradas. —¿Por qué crees que te engañaría? Hacer el amor contigo es la mejor experiencia sexual que he tenido en mi vida, pero es mucho más que solo sexo. Nunca puedo tener suficiente de ti. ¿Por qué en el mundo tendría que ir a buscar a otra mujer cuando te tengo a ti todas las noches? — preguntó él con confusión.

—Amy, admito que no comenzamos de la mejor manera, pero ya nada de eso importa. Lo único que importa ahora es como nos sentimos el uno

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Lucas levantó su barbilla y puso sus labios sobre los suyos. Ella respondió de inmediato, como siempre hacía, incluso a su más ligero toque. Él se apartó rápidamente, pero con suavidad.

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—Tiene más sentido para mí que te guste una mujer como ella. Yo no soy sofisticada o hermosa. Te quedaste atrapado conmigo debido al bebé. Simplemente tiene más sentido que tú en realidad seas capaz de amarme. —Ella rompió en un sollozó apagado y no pudo decir nada más.

sobre el otro y como nos sentimos acerca de nuestro hijo —dijo él mientras ponía su mano sobre su estómago. —Te amo tanto. Lo siento, he sido un idiota. Tenía miedo de darte mi corazón porque ya me posees en todo lo demás. Caminaría sobre el fuego por ti. Te perseguiría hasta los bordes del universo. No puedo, y no voy a vivir sin ti. Tú y nuestro hijo son mi razón para sobrevivir. Sin los dos no hay alegría ni pasión en mi vida. No tendría sentido —dijo él. Ella le creyó. Él la amaba. ¡Él la amaba! Ella nunca en su vida, sintió alegría tan enorme como en ese momento, sentada en el regazo de su marido con sus brazos envueltos apretadamente alrededor de ella. Podía ver el amor en su rostro y sentirlo en su cuerpo. Sabía que todo iba a estar bien. Sabía que iban hacer la pareja que vencería las probabilidades. —Te amo tanto, Lucas. Creo que te amado desde la primera vez que nos conocimos. Traté de luchar contra ello, pero no se puede luchar contra un hombre como tú. Eres con quién quiero estar el resto de mi vida —dijo ella con pasión.

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Amy le echó los brazos alrededor del cuello de su esposo y lo besó con un hambre que los mantendría hasta muy tarde en la noche, o por lo menos hasta que fueran interrumpidos con su cena.

Epílogo



Traducido por Mona Corregido por Cristinita <3

Puja, nena, puja. Lo estás haciendo tan bien. Veo su cabeza —masculló Lucas en un susurro aterrorizado.

—Arrrgggggg... —gruñó Amy cuando utilizó su última fuerza restante y dio un empuje final. Ella se derrumbó de nuevo contra la cama cuando escuchó el sonido más dulce imaginable. El primer llanto de su hermoso bebé. De repente el doctor colocaba a su recién nacida sobre la cima de su pecho, Amy examinó el rostro arrugado de su hija lanzando su primera rabieta. —Ella definitivamente tiene el temperamento de su papá. —Lucas se rió mientras él frotó a su hija desde la cabeza hasta los pies, asegurándose de que ella estaba bien en todos los sentidos—. Creo que ella tiene hambre y deja que todos lo sepamos. —Se rió entre dientes.

Los doctores rápidamente limpiaron a Amy y Jasmine, luego los tres se trasladaron de habitación. Estaban allí no más que unos minutos cuando alguien llamó a la puerta. —¿Podemos entrar? —dijo la voz tenue de su suegro normalmente potente.

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—A Jasmine le gustaría tener a su padre abrazándola ahora —le dijo Amy a Lucas. Él con cuidado la recogió y la sostuvo estrechamente contra su pecho. El movimiento diminuto de su respiración era el sentimiento más asombroso en el mundo. La noche anterior, había estado sintiendo sus patadas de dentro de la segura matriz de Amy. Ahora, él la sostenía en sus brazos.

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Incluso agotada, Amy miró de su marido a su bebé y sintió el orgullo y la felicidad de cómo su familia creció. Ella podía ver el amor y el orgullo brillando en los ojos de Lucas, y era la cosa más hermosa en el mundo.

—Entra, entra, papá. Conoce a tu primera nieta, Jasmine Katherine Anderson —dijo Lucas con orgullo. Joseph con cuidado tomó a su nieta, una lágrima se derramó por su mejilla. Las cosas no habían resultado mal en absoluto, pensó para sí mismo. Él estaba en un hospital, sosteniendo a su nieta recién nacida y su hijo estaba felizmente casado. Su hijo debería agradecerle, pero Joseph sabía que era mejor no pedir cualquier alabanza por todo lo que había hecho para conseguir a estos chicos juntos. Su hermosa nieta eran todas las gracias que él necesitaba. —Ustedes dos lo han hecho realmente bien aquí —dijo Joseph mientras él sonreía de Amy a Lucas—. Ella es la bebé más hermosa que alguna vez he visto en mi vida —continúo él. Él de mala gana le dio la bebé a Katherine y miró un brillo venir sobre su rostro cuando ella se sentó en la mecedora y la alimentó con el preciado don de su pecho mientras tarareaba una canción de cuna. —Casi conseguimos un bebé de navidad. —Joseph rió. Era veintitrés de diciembre. Todos convinieron que Jasmine era el regalo perfecto para la familia entera. —Supongo que tendremos que trabajar en darle un hermanito a Jasmine para que nazca en la navidad del próximo año —dijo Lucas mientras miraba ávidamente a su esposa. Ella era todavía la cosa más hermosa en el mundo, aun después de los trabajos forzados que ella había soportado.

El corazón de Joseph se amplió un poco más por cuánto él amaba a su nueva hija. Le había pedido llamarle papá porque sabía que ella no tenía uno. Él realmente la amaba como si fuera uno de sus propios hijos. Ya que

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—El dolor ya está olvidado, papá. Amo a esta criatura más que a nada en el mundo, y quiero darle muchos hermanos. Amo a Lucas tanto y este amor tiene que ser compartido con los maravillosos niños que sé que haremos.

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—Ahora, hijo, de verdad quiero un montón de nietos corriendo por todas partes de la vieja mansión vacía, pero tú no puedes querer asustar a tu esposa. No es una buena idea hablar del segundo niño cuando aún se siente el dolor del primero. —Él guiñó a Amy.

ella estaba casada con su hijo, era su familia ahora. Todavía le gustaba oírselo decir, sin embargo. Él se inclinó y besó su mejilla. Hubo otro golpe en la puerta, luego la cara de Amy estalló en una enorme risa cuando Tom dio un paso por la entrada, llevando un enorme osito de felpa, globos y una bolsa grande de chocolates. —Tom, estoy tan contenta de que finalmente estés aquí —dijo Amy a su mejor amigo. —Hubo un accidente en la autopista, o yo habría estado aquí hace una hora —dijo Tom mientras él se inclinó y la besó en la mejilla. —Ven y conoce a tu ahijada —dijo Amy. Los ojos de Tom al instante se llenaron de lágrimas cuando él tomó el precioso bulto en sus brazos. —Ella es perfecta, Amy. Justo como su mamá —él le dijo, tratando de mantener sus emociones bajo control. Todos la visitaron durante aproximadamente una hora, el corazón de Amy casi rebosaba por cuánto amor ella tenía por las personas en la habitación con ella. —Lo has hecho bien, Amy. Estoy muy orgulloso de ti. Los dejamos solos con su niña ahora —dijo Joseph mientras ayudaba a su esposa a ponerse de pie. Katherine se acercó a la cama y pasó a su nieta a su madre, donde inmediatamente empezó a rebuscar el alimento. Eso les dio risa a todos. —Te amo también, mamá. Estoy tan contenta de que estuvieras aquí — Amy se emocionó. Katherine rozó un beso a través de sus mejillas y luego caminó de la mano fuera de la habitación con su marido.

—Ahora, Joseph. Admito que esto resultó bien, pero tú no te entrometerás más en la vida de tus hijos. Ellos pueden encontrar a sus propias compañeras y encontrar su propio camino —dijo ella severamente a su marido, aun cuando supiera que era una batalla inútil. Joseph solamente envolvió su brazo alrededor de su esposa, silbando una melodía mientras

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—Bien, Katherine… uno ya está, faltan dos. Me gusta ser abuelo y me estoy volviendo codicioso ahora. Quiero nuevos bebés cada año durante los próximos diez años o así —declaró él, como si de verdad obtuviera su deseo.

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Los dos giraron en la esquina, los ojos de Joseph centellearon.

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ellos se dirigían a su auto. Él ya tenía la novia perfecta elegida para su hijo intermedio, Alex…

Próximo libro The Billionaire’s dance

Alex es un soltero empedernido al que le encanta viajar por todo el mundo y tener tantos romances como sea posible. Eso es hasta que conoce a Jessica Sanders. Una noche con ella y está cambiando su punto de vista

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Joseph Anderson ha decidido que es el momento en que sus tres hijos exitosos encuentren novias. Joseph quiere nietos para llenar su enorme mansión, y él los quiere de inmediato. Tuvo éxito con el casamiento de su hijo mayor y en este intrigante libro nos trae la historia de Alex y Jessica.

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Sinopsis

acerca de la soltería y comienza a pensar que la vida matrimonial es el nuevo camino para él. Jessica proviene de una familia rica, y ha tenido a muchos hombres guapos que se han aprovechado del dinero de su familia. Cuando conoce al confirmadísimo soltero y conocido playboy, Alex Anderson, ella desconfía de su coqueteo, y trata de evitarlo a toda costa. Hasta que terminan atrapados en un ascensor, y su miedo a la oscuridad en un reducido espacio es mayor que el miedo al hombre con el que está atrapada.

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Alex la consuela haciendo el amor eróticamente en el ascensor, y cuando ella sale corriendo una vez que están libres, se aleja con ganas de más. Un año más tarde, él descubre que es padre, y se asegura de que Jessica no tenga más remedio que dejarlo hacer lo honorable. Ellos tienen pasión, romance, amor y a la familia para guiarlos en medio de este caos.

Sobre el autor: Melody Anne es la autora de la popular serie Billionaire Bachelors, y Baby for the Billionaire. Ella también tiene una serie de Adultojoven; Midnight Fire y Moon Midnight—Rise of the Dark Angel. Ella ha estado escribiendo durante años y publicó el 2011. Ella tiene un título de licenciatura en negocios, por lo que le encanta escribir sobre fuertes y poderosos empresarios. Cuando Melody no está escribiendo, le gusta pasar tiempo con su familia, amigos y mascotas. Ella vive en un pequeño pueblo que ama, y está involucrado en muchos proyectos comunitarios. Puedes visitar su sitio web en: www.melodyanne.com. Ella responde a todas sus fans. También puedes unirte a ella en Facebook en: www.facebook.com/authormelodyanne, o en twitter: @authmelodyanne.

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Ella espera con interés tus opiniones y espera que disfrutes de sus historias.

Créditos Staff de Traducción Moderadoras

Kachii Andree & Alyshia Cheryl Traductores

Ale Rose Alyshia Cheryl Auroo_J BUTY_MADDOX Deby92 Liia!!

Kachii Andree Mona PaolaGP Vafitv Xhessii

Staff de Corrección Moderadora

Alyshia Cheryl

Fher_n_n KatieGee Paola GP Samylinda Xhessi

Revisión

Diseño

Kachii Andree

KatieGee

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Alicadi Alyshia Cheryl Catleo Cristinita <3 Curitiba Deyanira

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Correctores

¡Visítanos!

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Traducido, corregido y diseñado en

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