FARO

LA PLUMILLA ANTONI COLL I GILABERT

Lasantayladuquesa En vísperas de su boda, a la respetable edad de 85 años, Cayetana de Alba hace feliz a la prensa rosa. Quizá sea el momento de recordar que una duquesa de Alba, María de Toledo, atendió a santa Teresa al final de su vida. La santa estaba enferma y agotada cuando recibió indicación de que, en vez de quedarse en su convento de san José de Avila, fuese a Alba de Tormes, pues la hija de la duquesa iba a dar a luz y requerían su presencia. Llegó a la población, donde los duques vivían en su castillo, el 20 de septiembre de 1582. Hasta el 4 de octubre, en que murió, Teresa fue atendida por sus hermanas, pero también por la duquesa, que no se separaba de su lado y le daba alimentos y medicinas. He leído que el sepulcro de la santa en Alba tiene nueve llaves. Tres las tienen las religiosas, otras tres, el confesor de ellas y las tres restantes, la duquesa de Alba. Por si esto no saliera en el ‘Hola’, quede dicho.

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‘Los mensajes iban a 300 Km/h’ PERFIL | Jordi Farré (Tarragona, 1965) es el presidente de la Associació Autonòmica Catalana d’Enginyers Técnics de Telecomunicacions (AACETT). Accedió al cargo el año pasado. Es ingeniero técnico de comunicaciones por la Salle de Barcelona. Está recopilando información sobres la torres de telegrafía óptica de Tarragona.

A la búsqueda de información ■ En Tarragona se tiene constancia de al menos once torres de telegrafía óptica: en Tarragona, Coma-ruga, Sant Carles de la Ràpita, Camarles, El Perelló, L’Ametlla, Miami, Cambrils, Salou, Altafulla y L’Arboç. «La idea es recuperar estas torres; es un patrimonio de Tarragona que se debe conservar», dice Farré. «Si alguien tiene cualquier información sobre ellas se puede dirigir a nosotros a través de la web www.acett.cat».

POR JAVIER DÍAZ PLAZA

¿Cuántas torres de telegrafía óptica se conservan en Tarragona? Once. Pero puede que hubiera alguna más en L’Hospitalet de l’Infant y en Amposta. ¿Para que servían? Fue el primer sistema de telecomunicación a distancia. Funcionaba los 365 días del año. Los mensajes se enviaban a 300 kilómetros por hora de una torre a otra. En cada una había dos torreros y un ordenanza, que, cuando no había canal, se encargaba de llevar los mensajes urgentes. ¿Qué tipo de mensajes se enviaban? De todo tipo: información oficial, económica, militar... Los enviaban los gobernadores civiles de cada sitio, militares o personas con suficiente influencia. Los mensajes estaban encriptados para que no los pudiera leer cualquiera. Sólo sabían su contenido el que lo codificaba y el que lo decodificaba. ¿De qué época estamos hablando? La telegrafía óptica funcionó desde 1844 hasta 1855. Después

◗ Jordi Farré, con un mural que muestra fotografías de las torres de telegrafía óptica de Tarragona. FOTO: MARIA VESES

llegó la telegrafía eléctrica, que era más rápida y tenía menos errores.

acromático para ver si había alguna variación. Se entendían mediante símbolos.

¿Cómo era el oficio del torrero? Tenían que mirar la torre anterior con un catalejo terrestre

¿Qué símbolos? Encima de cada torre había un aparato metálico de unos cinco metros de altura, con unas muescas y un cilindro que se movía en el centro. Ese cilindro tenía trece posiciones y cada una significaba una cosa diferente.

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Las torres de telegrafía óptica estaban a unas tres leguas de las ciudades

¿Y qué pasaba si había poca visibilidad a causa, por ejemplo, de la niebla? Tenían que ir anotando los mensajes y esperar a que el canal se reestableciera para volverlos a mandar, algo parecido

a lo que ocurre ahora con internet. Se podían enviar mensajes en ambas direcciones, pero de uno en uno. Si llegaba un mensaje prioritario había que interrumpir el otro. ¿Era una profesión dura? Los torreros solían ser militares. Era una vida muy castigada. Trabajaban 24 horas al día. Por la noche, cuando no había canal, tenían que ir a dormir al pueblo. No se podían quedar en la torre. Volvían cuando salía el sol. Las mujeres no podían entrar en las torres. ¿Era un trabajo de riesgo? Como había una pieza metálica en lo alto de la torre, los ra-

yos tenían tendencia a caer allí. Hubo algunos muertos por el impacto de un rayo: lo llamaban muerte por exhalación. ¿Dónde se ubicaban las torres? Estaban en mitad del campo. Se intentaba que estuvieran cerca de una ciudad pero no dentro. Estaban a unas tres o cuatro leguas (10 ó 16 kilómetros). No estaban situadas en los puntos más altos porque si en invierno hacía mal tiempo las personas enfermaban mucho. Lo interesante es que hubiera visibilidad de una torre a otra. Estaban a una distancia de 12 kilómetros y medían unos 15 metros de alto.