PORTADA

SINOPSIS Sean deseaba tener el amor de su vida, el tipo de amor que alguna vez había tenido, pero había perdido trágicamente… Había sido un largo y duro camino, y estaba empezando a perder la esperanza, cuando Brynn entró en su vida. Ella fue un soplo de aire fresco. Pronto se dio cuenta de su forma no convencional de ganarse la vida, y la inesperada total falta de experiencia sexual, aunque se impresionó por su independencia y su resistencia a la tentación. Se dio cuenta de que ella podría ser la que había estado esperando; su segunda oportunidad en el amor. No obstante, para lo que Sean no estaba preparado, era su propio miedo de amar otra vez, y su incapacidad para seguir adelante. Brynn, de 23 años, se las arregló para hacer lo que tenía que hacer, hasta que finalmente fue capaz de alejarse de esa mansión en Richmond Avenue... Acababa de salir de un tratamiento y estaba lista para comenzar un nuevo capítulo en su vida cuando conoció a Sean. Él era dulce y sexy, pero lo más importante, no la juzgaba por las decisiones que había tomado. Sean estaba completamente abierto y dispuesto a ser su pareja, mientras ella experimentaba con las cosas que sólo había leído en los libros. Sólo había un problema... él no estaba dispuesto a admitir sus verdaderos sentimientos por ella. Mientras se centra en nuevas oportunidades para una vida mejor, Brynn pronto se da cuenta que ella se merece algo mejor que ser siempre la segunda opción de alguien... Y justo cuando él piensa que lo tiene todo, Sean no sólo se encuentra de nuevo donde empezó, sino que también se entera de que Brynn no es exactamente quién él pensaba que era...

Sean Losing Control, #4 (Spin-off) Desiree Wilder

Derechos de autor © por Desiree Wilder. Primera edición impresa: Abril de 2014. Esta traducción no tiene fines de lucro; es el producto de un trabajo realizado por un grupo de aficionadas que buscan ayudar por este medio a personas que por una u otra razón no pueden acceder a estos libros. Ninguno de los miembros que participaron de esta traducción recibió, ni recibirá ganancias monetarias por su trabajo. El material antes expuesto es propiedad intelectual del autor y su respectiva editorial. Si te gustó esta historia y está en tus posibilidades, apoya al autor comprando este libro.

DEDICATORIA Para el amor.

CAPÍTULO UNO Traducido por Tessa_ Corregido por Koko

Observé a Gia dirigirse a través de seguridad hasta que estuvo completamente fuera de vista. Quería que se quedara. La iba a extrañar como loco. Ella había sido un torbellino de diversión, emoción y una renovada fe en el amor para mí en el último mes. Ahora estaba sólo, otra vez. Mientras caminaba de vuelta a mi auto tenía lágrimas, no exactamente del tipo triste, más bien amargas. Sabía que Ethan iba a cuidar de ella. Ellos tenían un vínculo inquebrantable, un amor de por vida. Estaba celoso de él. Tenía todo de ella, hasta su núcleo. Yo quería tener todo de alguien, alguien como Gia. Ella era impresionante. Me senté en mi auto escuchando el rugido de los aviones yendo y viniendo. Gia estaba en alguno de esos. Desafortunadamente era uno de los que se iban. Ella me hizo sentir feliz. Irradiaba su personalidad divertida-amorosa, incluso después de todo por todo lo que había pasado. Su espíritu nunca se había roto, aunque había llevado una carga muy pesada de dolor y culpa. Esto le cobró su cuota de seguro, pero ella perseveró y ganó. Era una inspiración. Conduje a casa. Tenía que alistarme para el trabajo pronto y quería relajarme antes. Puse una película para ahogar el silencio de mi apartamento mientras limpiaba la cocina. Gia había querido lavar nuestras tazas y doblar nuestras sábanas antes de irse, pero insistí en que lo dejara. Sabía que estaría solo y buscando algo que hacer cuando volviera del aeropuerto. Levanté la almohada en la que había dormido la noche anterior. Olía a ella.

Mi turno en el hotel fue tranquilo, considerando el humor sombrío en el que estaba. Recibí un mensaje de texto de Gia que decía que había llegado a casa a salvo. Me sentí aliviado. Y nuevamente, agridulce, sabiendo eso y que estaba muy lejos. Cada vez que el elevador se detenía en el piso en el que ella se había quedado, deseaba que fuese quien estuviese al otro lado de la puerta cuando se abría, pero nunca pasó. Cuando volví a casa hice algo de comer y me desplacé por los canales. No encontré nada que valiera la pena ver, así que puse una película e intenté relajarme. Mientras veía a las dos personas enamorarse en la pantalla me sentí esperanzado. Quería con tantas ganas a alguien de quién enamorarme. Alguien disponible, alguien que pudiera devolverme ese amor, como lo hizo Gretchen. Antes de conocer a Gia, casi

había abandonado la posibilidad, pero ella y Ethan me inspiraron a volverme un creyente de nuevo. Vi otra película después de esa y luego decidí dormir un poco. Me desperté cuando mi teléfono sonó. “Brynn McDonald” decía en el identificador de llamadas. Guou. Gia no perdió tiempo para darle mi número. Estaba nervioso cuando respondí. ―Hola, Sean ―dijo ella―. Espero que esté bien, Gia me dio tu número y me preguntaba si te gustaría que nos reuniéramos alguna vez. ¿Tal vez podríamos tomar un café, cocoa o algo? Sonreí sabiendo que Gia probablemente le había dicho que dijera eso. Sonaba dulce y tímida. ―Seguro, eso suena bien. Me acabo de despertar, pero puedo encontrarme contigo en una hora.

No tengo nada más que hacer hoy, así que, ¿por qué perder el tiempo? ―Uhm, ¿en una hora? Vale, puedo hacer eso ―Estaba vacilante. Decidimos encontrarnos en el bistró afuera del hotel. Creo que estaba sorprendida de que yo hubiese sugerido que nos conociéramos tan pronto, pero yo tenía curiosidad sobre ella y quería hacer algo nuevo y diferente. No había estado en una cita hacía mucho tiempo. Quería empezar a tenerlas ahora. Permanecí frente al espejo después de haberme bañado y afeitado, me di una buena mirada a mí mismo. Mi cabello oscuro necesitaba un corte así que agregué un poco más de producto y lo despeiné con mis dedos. Los últimos pares de viajes a la playa realmente me habían bronceado y ese nuevo entrenamiento que había empezado con mi amigo del hotel hace un par de meses le agregó definición a mi pecho y abdominales considerablemente. Me hizo sentir bien cuando Gia me dijo que yo era ardiente y esperaba que Brynn me encontrara atractivo, también. Caminé frente a mi armario y me pregunté qué debería vestir. Normalmente vestía cualquier cosa medio esnob, pero desde que conocí a Gia y fui al espectáculo de Hairball, he comprado algunas ropas de “chico malo”. Me puse un par de buenos jeans y una camiseta polo. No sabía si estaba suficientemente cómodo con mi nuevo look para vestirme así e ir a conocer a Brynn para nuestra primera cita.

CAPÍTULO DOS Traducido por Tessa_ Corregido por Koko

Había llegado alrededor de diez minutos antes, así que tomé una mesa en la acera y esperé por Brynn. No sabía mucho sobre ella, sólo que había estado a su alrededor durante un corto tiempo mientras estaba en terapia con Gia, así que estaba ansioso de sentarme con ella uno a uno, y llegar a conocerla mejor. ―Hola, Sean. ―Se me acercó desde atrás. Me puse de pie mientras ella rodeaba la mesa. ―Hola, Brynn, ¿cómo estás? ―Saqué su silla. Ella era más bonita de lo que recordaba. Por supuesto, estaba enfocado en Gia cuando la había visto, así que no me había fijado en nadie más. Ella llevaba pantalones cortos de mezclilla y una camiseta rosa Nike en su diminuta figura y podía decir, por su bronceado dorado, que pasaba mucho tiempo al aire libre. Aunque era pequeña, se veía muy en forma y supe qué hacía ejercicio. Su cabello rubio era largo y lacio, casi brillante, y cuando tomó asiento, la brisa voló a través de él, empujando una dulce esencia de vainilla a través de mis fosas nasales. ―Estoy bien, gracias. ¿Cómo estás tú? ―Su voz era pequeña y tranquilizadora, pero noté un poco de nerviosismo en ella. ―Estoy bien. Gracias por llamar. Espero que no haya problema con que nos hayamos reunido tan pronto. Tenía el día libre y ningún plan. ―Me sorprendió, pero en una buena forma ―su rostro se tornó rosa―. No tenía planes para el día, tampoco. El mesero vino y Brynn ordenó té caliente y un omelet vegano, diciendo que no había tenido tiempo de cocinar el desayuno antes de venir. Yo tampoco había tenido tiempo. ―Que sean dos ―le dije. ―Así que, Gia me dice que vas a ser un terapeuta ―dijo Brynn. ―Sí ―asentí―. Un año más para graduarme. ¿Qué hay de ti? ¿Qué haces? ―Soy bailarina ―miró hacia abajo, como si estuviera abochornada. Pensé que era extraño. ―¿En serio? Eso es interesante, ¿qué tipo de baile? ―Me preguntaba si ella estaba en el nuevo musical que había visto anunciado últimamente.

El camarero trajo nuestros tés y ella le agradeció mientras vertía rápidamente el agua sobre su bolsita. ―Uh, bueno, bailo en un lugar llamado Sashay. ¿Has oído de él? ―No levantó la mirada. Sonaba familiar. Pensé un momento. ―Creo que fui a una fiesta de solteros allí una vez. ¿No es un club de strip? ―Comenzaba a caer en cuenta―. ¿Eres una stripper? ―Mis ojos se ensancharon. Ella dejó caer su cabeza todavía más, pero entendí el asentimiento. Mierda, ella pensaba que la estaba juzgando, pero no era así. Sólo estaba asombrado cuando me di cuenta. Extendí mi mano a través de la mesa y la puse en su antebrazo. ―Brynn, lo siento. Eso salió mal. Me tomó por sorpresa, eso es todo. Despacio me miró de vuelta. ―Está bien. Estoy acostumbrada a la forma en que la mayoría de personas reaccionan. No sabía cómo lo tomarías, pero Gia dijo que no me juzgarías. ―Le sonreí. Ella parecía tranquila y tímida. Nunca habría adivinado que era una stripper. ―Bueno, Gia tenía razón. La gente también me juzga a veces ―le dije―. Se hacen una idea de mí cuando digo que trabajo en un elevador, y todavía otra cuando se dan cuenta que tengo dinero. ¡No puedo ganar! ―Reí entre dientes y eso la hizo sonreír y, visiblemente, relajarse un poco. ―Me alegra que eso esté fuera del camino ―dijo―. Es sólo un trabajo, un trabajo con una paga muy buena. Me permite vivir por mí misma y ahorrar para la universidad, así que estoy preparada para pegarme a esto a tiempo completo durante al menos otro año. ―¿Irás a la escuela? ¿En un año? ―No podía imaginar tener que hacer algo de lo que te avergonzabas para conseguir entrar a la escuela. Esta es una chica fuerte. ―Sí ―su rostro se iluminó―. Seré maestra. ―Sus pequeños hombros se encorvaron mientras sonreía abiertamente. Sonreí ante su entusiasmo. ―Bien por ti, Brynn. “Los mejores maestros enseñan desde el corazón, no desde el libro”. Escuché eso en algún lugar una vez y sólo con verte mareada sobre tu futuro como maestra me hizo recordarlo. No tengo duda de que serás una de esos. ―Cuán refrescante era ver su emoción. Me recordaba a mí mismo cuando decidí volverme terapeuta. ―Me encanta. Gracias. ―Sus ojos estaban vidriosos cuando miró rápidamente hacia su té. Nuestros omelets llegaron, rompiendo el incómodo silencio. Sentí que, tal vez, había tocado algo personal. Había picado mi curiosidad de saber más sobre ella. Era interesante y quería que estuviera cómoda a mí alrededor. Decidí aligerar las cosas.

―¿Quieres ir a la playa después del desayuno? ―le pregunté, recordando la historia sobre ella y Gia divirtiéndose allí en su grupo de excursión. ―¡Seguro! ―Sonrió y asintió―. Tengo que correr a casa, buscar mi vestido de baño y algunas cosas. ―Puedo seguirte a casa y luego conducir desde ahí ―sugerí. ―Oh, yo no tengo auto ―se encogió de hombros y dio un pequeño mordisco―. Tomé un taxi. ―Bueno, bien, te daré el aventón hasta tu casa para que recojas tus cosas, entonces. ―Necesitaba dejar de asumir cosas referentes a ella. Brynn era diferente a las engreídas chicas esnobs con las que estaba acostumbrado a estar en la escuela, y no quería hacerla sentir avergonzada o juzgada. ―Suena bien. Gracias, Sean. ―Empujó a un lado su omelet que apenas había tocado. Insistió en pagar por el desayuno, dado que fue ella quien me llamó. Odié la idea, pero podía decir que se sentiría mal si la contrariaba, así que cedí. Cuando nos acercamos a mi auto, levantó la mirada hacia mí con los ojos muy abiertos. ―¿Conduces un Corvette? Asentí y le abrí la puerta. ―¿No me estás juzgando, o sí? ―No ―negó con la cabeza y entró lentamente. Actuó como si tuviera miedo de tocar algo y romperlo. Me metí de un salto, abroché el cinturón y la observé mientras ella tiraba del suyo, se lo colocaba y lo abrochaba cortésmente. Luego puso las manos sobre su regazo y me sonrió antes de mirar hacia adelante. ―¿Estás cómoda? ―le pregunté. ―Sí, gracias. ―Se veía lo contrario. ―Brynn, ¿pasa algo? ¿Te sientes muy incómoda ahora mismo? Dejó salir un suspiro. ―Lo siento ―sacudió la cabeza―. No me había dado cuenta cuán fuera de mi liga estabas. Tal vez deberíamos olvidar lo de la playa ―parecía decepcionada. Yo estaba sorprendido. ―¿Te hice sentir incómoda? ―No, tú eres dulce. Lo siento. No sé qué pasa conmigo. ―Si no quieres ir, entonces está bien, te llevaré a casa, pero me gustaría pasar el día en la playa contigo. Creo que deberíamos llegar a conocernos mutuamente

antes de decidir a qué liga pertenecemos. ―Me sentí mal de que ella se hubiese convencido a sí misma que yo era demasiado bueno para ella porque conducía un lindo auto. Me pregunté cuál era su historia, aquella por la que estuvo en terapia. ―Lo siento. Tienes razón. Tengo algunos problemas de autoestima en los que estoy trabajando ―dio un profundo respiro y sonrió―. Vayamos a la playa. Sonreí de vuelta. ―¡Bien! Ahora, ¿dónde vives? ―Encendí el auto y salí en reversa. ―En el lado norte, junto al viejo teatro. Los apartamentos Parkside. ―Miró mi expresión. ―Sip, conozco el área ―le dije, sin decir nada respecto a que sabía que no era un lugar muy seguro para que viviera una chica joven y soltera. Cuando me detuve en un espacio, apagué el auto y salí, lo que pareció sorprenderla. ―¿Querías que esperara en el auto? ―No quería exceder los límites. ―No, está bien ―dijo, convenciéndose a sí misma. Di una rápida mirada alrededor, preguntándome por qué había tantas personas que parecían estar pasando el rato simplemente. Algunos me miraron, luego a mi auto, y nuevamente a mí. Reconsideré esperar en el coche, pero entonces Brynn, quién repentinamente estaba caminando con una confianza renovada, miró hacia ellos. ―Él viene conmigo, ¡déjenlo en paz! ―vociferó. Ellos asintieron. Yo le sonreí, impresionado por su tenacidad. La seguí adentro y subimos las rechinantes escaleras hasta su apartamento en el segundo piso. Observé mientras usaba dos llaves diferentes para abrir dos cerraduras distintas, una en el pomo y la otra en un cerrojo de seguridad. Cuando abrió la puerta, este era todo un nuevo mundo, diferente del rancio y polvoriento pasillo. Un dulce aroma, el aroma que había captado de su cabello más temprano, escapó del interior y llenó mis fosas nasales nuevamente. La seguí adentro y miré alrededor mientras ella iba a la otra habitación a cambiarse. Todo estaba muy pulcro y ordenado, limpio. Los muebles eran viejos, pero estaban en buena forma y ubicados adecuadamente en el pequeño espacio para hacerlo lucir confortable, no apretado. Su pequeña mesa de cocina era de Formica amarilla, con sólo dos sillas y tenía un pequeño jarrón con tres flores. Su cocina consistía en un fregador de un solo compartimento, un refrigerador con la mitad del tamaño del mío, y una pequeña estufa con una tetera amarilla igual de pequeña encima. Todo estaba impecable y me pregunté si ella alguna vez cocinaba. Había unos cuantos libros en la mesita del café, y eso era todo. No vi ninguna película, CDs, juegos, computadora, ¡ni siquiera una televisión! Me pregunté si tenía una en su habitación.

―¡Lista! ―Ella era toda sonrisas mientras emergía de su habitación vistiendo el mismo conjunto que antes, pero podía ver los hilos de la parte superior de su bikini, atado detrás de su cuello. Se veía sexy, más sexy de lo que había considerado antes. Ella estaba metiéndose en mí.

Encontramos un espacio en la playa y extendí la manta que siempre tenía en mi auto, junto con un par de bañadores. Brynn se quitó la camiseta y los pantalones cortos y los colocó en la manta mientras yo iba al baño y me cambiaba. Nos aplicamos mutuamente el protector solar en aerosol que ella había traído y silenciosamente deseé que hubiese sido del que hay que frotar. ―¡El último es un tonto! ―ella gritó alegremente mientras lanzaba el protector solar en la manta y salía corriendo hacia el agua. Eso me hizo reír y salí corriendo tras ella. Era rápida y corrió hasta adentro, paró cuando estuvo suficientemente profundo para zambullirse, cosa que hizo hábilmente. La seguí y reímos cuando finalmente salimos del agua. ―Pensé que el último era un huevo podrido ―le dije. ―Bueno, tú perdiste así que te dejaré elegir lo que quieras ser ―Se veía linda mientras esperaba por mi respuesta. ―Bien, supongo que seré un tonto. ―La salpiqué y se convirtió en una guerra de agua. Ella era muy divertida. Jugamos hasta que estuvimos cansados y decidimos ir por unas bebidas y relajarnos en la manta un momento. ―Dos licuados de fresa ―le dije al vendedor en la ventana. ―Mmm ―dijo Brynn mientras sorbía por la pajilla―. Gracias. ―De nada ―le dije―. Gracias a ti por venir. Me estoy divirtiendo mucho. ―Yo también ―me dio una sonrisa tímida. Nos sentamos en la manta y observamos las olas mientras teníamos una pequeña charla y bebíamos nuestros licuados. Fue lindo aprender algunas cosas sobre ella. Tenía veintitrés años, amaba nadar, hacer deportes y actividades al aire libre, no tenía televisión ni computadora y apenas hace unos días había comprado un teléfono inteligente y aprendido a enviar mensajes de texto, amaba hornear y escuchar rock ‘n roll, nunca había ido a un concierto en vivo y creció en un hogar difícil. No se abrió mucho sobre la última parte, pero no esperaba que lo hiciera, puesto que nos conocíamos de hace muy poco tiempo. Le dije que yo tenía veintinueve años y también amaba nadar, disfrutaba de actividades al aire libre, pero a diferencia de ella, era adicto a la tecnología. Yo

amaba ver películas y usaba el internet a diario. Le dije que escuchaba rock ‘n roll también y que deberíamos ir a un concierto alguna vez, y aunque no sabía hornear, me encantaba comer productos horneados, así que ella podía sentirse libre de hornear algo para mí en cualquier momento. ―¿Alguna vez te has casado? ―preguntó. ―No, pero estuve comprometido hace cinco años. Mi prometida murió en un accidente de auto y apenas hace poco, en el último año o los últimos dos, empecé a vivir nuevamente ―le dije. ―Lo siento, Sean ―dijo mientras ponía su mano en mi brazo. Se sintió realmente agradable. ―Gracias ―le dije―. ¿Te gustaría cenar conmigo esta noche? ―Estaba disfrutando su compañía. ―Desafortunadamente no puedo. Tengo que trabajar. ¿Qué hora es, de todas formas? ―Las cuatro ―dije después de revisar mi teléfono―. ¿A qué hora tienes que trabajar? ―A las ocho ―se quedó mirando el océano―. ¿Alguna vez has deseado detener el tiempo? Sonreí. ―¿Estás disfrutando la playa? ―Sí…. Y a ti. Eres muy disfrutable, también. ―¿Tienes que trabajar mañana? ―Quería verla de nuevo, pronto. ―No. Tengo libres los lunes y martes ―respondió. ―¿Te gustaría que hiciéramos algo mañana? ―Sí ―me dio una hermosa sonrisa y quise inclinarme y besarla, pero no lo hice. Estaba nervioso y creo que ella también. Esperaría hasta mañana. ―Bueno. ¿Qué te gustaría hacer? ―Estaba emocionado. ―Uhm, no sé ―se encogió de hombros―. ¿Por qué no planeas algo? Sorpréndeme. ―Vale. Puedo hacerlo. ¿Quieres nadar otra vez antes de irnos? ¡El último es un pavo vaquero! ―Salí corriendo hacia el agua. Podía escucharla riendo, era un sonido hermoso, casi musical. Ella se estaba cansando y le tomó un tiempo llegar nadando hasta mí. ―Supongo que soy un pavo vaquero ―rio.

Tomé sus brazos y los puse en mis hombros así podría descansar sin tener que mantenerse a flote. Ella me rodeó y envolvió sus brazos alrededor de mi cuello. Sentí sus pechos contra mi espalda y su mentón en mi hombro. Giré la cabeza y le di un beso en la mejilla. Ella se inclinó más cerca de mí y observamos las olas pasar. Fue realmente lindo.

―¿Cómo vas y vienes al trabajo? ―le pregunté mientras me detenía frente a su edificio. ―Me voy con otras chicas con las que trabajo ―dijo―. Ayudo con la gasolina, usualmente funciona bien. Una vez cada cierto tiempo tengo que tomar un taxi, pero no muy a menudo. ―¿Te irás con ellas esta noche? ―Sí ―sonrió―. Gracias por todo. Me divertí mucho. Entonces, ¿te veo mañana? ―Tenía la puerta abierta y un pie afuera. ―¡Estoy esperándolo! ―le dije. La observé hasta que entró al edificio. Llamé a Gia cuando llegué a casa. ―Brynn y yo tuvimos un día grandioso en la playa ―le dije. ―¡Eso es maravilloso! Tenía la esperanza de que ella hubiese tenido el coraje suficiente para llamare. Es realmente dulce, Sean, sé cuidadoso con ella ¿vale? ―Gia y yo nunca habíamos hablado sobre el pasado de Brynn o por qué estuvo en terapia. Eso habría sido inapropiado, sin mencionar que una falta de respeto a la privacidad de Brynn así que supe que esa era la forma de Gia de recordarme simplemente que Brynn era como nosotros, y necesitaba aceptación incondicional. ―Lo haré. ¿Cómo va todo por allá? ¿Es bueno estar en casa? ―Todo está perfecto. Ethan tenía muchas sorpresas para mí. Sé que lo ayudaste con algunas de ellas, gracias. ―Él es un buen hombre, Gia, sin mencionar que suertudo como el demonio. ―La tenía a ella. ―Awww, qué dulce eres. Te envié un correo con una lista de los conciertos para el resto del verano. Prometiste que vendrías así que déjame saber cuándo y me encargaré de todo. Tengo que irme. Ethan y yo vamos a la tienda. Te hablaré pronto, te quiero. ―Vale, también te quiero. Salúdame a Ethan.

Saqué la lista que había enviado Gia. Había un montón de buenos conciertos. Necesitaba pensarlo un poco. No podía esperar a verla y pasar algún tiempo con ellos, lejos de California. Se habían convertido en mis mejores amigos, especialmente Gia. Me cambié de ropa y pensé sobre mi cita con Brynn. Quería hacer algo divertido. Tuve la sensación de que ella no iba muy lejos nunca, dado que no tenía auto, así que quise llevarla fuera de la ciudad.

CAPÍTULO TRES Traducido por Tessa_ Corregido por Koko

Estaba emocionado mientras tocaba a su puerta. Escuché sus pequeños pasos viniendo hacia mí, luego el clic y el deslizamiento de los cerrojos al ser liberados. Cuando abre la puerta, el torrente de su dulce esencia me golpea. Sonrío. ―Buen día ―le digo a su hermosa cara sonriente mientras le paso el ramo de flores amarillas que he recogido de camino hacia aquí. ―Buen día ―sus ojos se ensanchan mientras toma las flores e inmediatamente las sostiene debajo de su nariz, absorbiendo la fragancia―. ¡Gracias! ―De nada. Te ves hermosa esta mañana ―Ella llevaba puestos pantalones cortos de mezclilla y una camisa de lino que fluía cuando se movía. Podía ver debajo la parte superior blanca de su bikini y el contraste entre este y su piel bronceada oscura era sexy como el infierno. Su cabello estaba recogido en una trenza francesa y tenía un toque de brillo en sus párpados y mejillas. ―Gracias ―dijo en voz baja. Se inclinó y me dio un besito en la mejilla. Mi corazón se aceleró y le di un guiño. ―No estaba seguro de lo que íbamos a hacer, pero por lo que veo que llevas puesto, ¿diría que estoy vestido apropiadamente? ―Sí, estás vestido perfectamente. Observé mientras ella cerraba la puerta con llave. Tomé su pequeña y suave mano mientras caminábamos hacia el auto. Se sintió realmente bien y la atrapé sonriendo así que creo que también le gustó. ―Quiero llevarte a la tirolesa esta mañana. ¿Te parece bien? ―le pregunté mientras salía del estacionamiento. Ella jadeó. ―¿En serio? Me encantaría… Creo… Es decir, nunca lo he hecho, pero siempre he querido. ¡Gracias! ―Nos vamos a divertir mucho hoy ―digo. Ella se relajó en su asiento y suspiró mientras miraba hacia afuera por la ventana. Me alegraba que ella se sintiera más cómoda conmigo. Quería que ella se divirtiera y fuese ella misma para así yo poder ver quién era realmente.

No conversamos mucho mientras subíamos a la montaña, pero no fue un silencio incómodo. Ella estaba captándolo todo mientras observaba los árboles hacerse más gruesos entre más subíamos. Parecía estar viéndolo por primera vez así que la dejé estar en paz. Cuando me detuve en el estacionamiento, se volvió hacia mí y me dio una sonrisa ansiosa. ―¿Estás nerviosa? ―Pregunté levantando una ceja. Ella asintió. ―No lo estés ―tomé su mano y le di un beso―. Estaré justo ahí contigo, y es muy seguro, ¿vale? ―Apretó mi mano y asintió. ―¿Ya comiste? ―le pregunté mientras atravesábamos el estacionamiento, tomados de la mano. ―Comí un poco cuando me levanté. ―Aquí tienen buena comida. Comamos antes de empezar. Asumí que estaba nerviosa porque apenas tocó su comida, a pesar de que mientras comía le dije sobre el verano que había trabajado allí. Creo que la hizo sentir mejor, saber que yo tenía mucha experiencia en esto. Fue justo después de que yo terminara mi propia terapia, pero antes de que hubiese decidido convertirme en terapeuta. Había algo en flotar entre los árboles y perderme en la impresionante vista, que me hacía ver mi vida con mucha más claridad. También sentí como si estuviera viendo muchas cosas por primera vez, que es la forma en que se sienten muchas personas después del tratamiento, y esperaba que Brynn estuviera en ese punto de su vida. Terminamos de comer y fuimos a colocarnos nuestros arneses. Me alegré al ver a unos de mis antiguos compañeros, Adam, quién todavía trabajaba allí. Le presenté a Brynn y charlaos un poco mientras nos poníamos los arneses y él buscaba uno más pequeño para Brynn. Terminé justo cuando él encontró uno y se arrodilló frente a ella. Ella me miró con nerviosismo. ―Oye, Adam, lo tengo ―le dije mientras me arrodillaba junto a él y tomaba la mano de Brynn. Se la apreté y ella dejó escapar la respiración que estaba conteniendo. ―Oh, está bien ―dijo Adam―. ¡Diviértanse! ―Y se fue hacia el siguiente grupo de personas. Sostuve el arnés mientras Brynn se metía. Lo levanté y lo apreté alrededor de sus caderas, asegurándome de que era seguro y cómodo. Trabajé con cuidado con las correas en la parte superior de su cuerpo y alrededor de su cintura, tratando de no ofenderla de ninguna manera. Ella me observaba cuidadosamente y cuando había terminado, me asintió en agradecimiento. Le guiñé el ojo y tomé su mano, dirigiéndola hacia nuestra primera plataforma.

―Esta es su primera vez, ¿podemos ir en pareja? ―le pregunté al chico que esperaba para sujetarnos. ―Seguro ―dijo mientras hacía los ajustes necesarios. ―Relájate ―le dije a Brynn al verla contener el aliento nuevamente. Ella asintió y lo liberó. Tomé su mano y navegamos sobre los árboles. No podía apartar mis ojos de ella, pero ella no podía apartar sus ojos de la vista debajo de nosotros. Rio y me miró, sólo por un segundo. Luego se inclinó hacia atrás ligeramente y cerró sus ojos, riéndose tontamente. Le encantó. Me sentí aliviado. ―¡Oh Dios mío! ―dijo cuando llegamos a la siguiente plataforma―. ¡Eso fue maravilloso! ―Sus ojos brillaban por el viento. ―Estoy tan aliviado de que te haya gustado ―le dije, sonriendo de oreja a oreja―. ¿Quieres ir sola esta vez? ―No, no, todavía no ―apretó mi mano y nuestras miradas se encontraron. Sin embargo, ella no la apartó esta vez, sus ojos permanecieron sobre mí y la vi por primera vez. Yo contenía el aliento y ella estaba relajada, para variar. ―Préstale atención a la vista esta vez ―dijo cuando estábamos a punto de volar otra vez. ―¿Qué quieres decir? La vista que tuve la última vez fue una de las más bellas que he visto. ―No podía apartar mis ojos de ella. Ella soltó una risita y observé al viento robarle el aliento cuando nos lanzamos. Miró hacia abajo otra vez y luego hacia los lados, antes de volver a mí otra vez. Se inclinó hacia mí y tomé la oportunidad al instante mientras me inclinaba el resto de la distancia y besaba sus suaves y dulces labios. Mi arnés se tensó entorno a mi excitación y cuando alcanzamos la plataforma sentí como si pudiese explotar por el impacto. Brynn se acercó como una profesional y me pregunté si el beso la había afectado en absoluto. Ignorando las instrucciones del chico en la plataforma, tomó mi rostro en sus manos y presionó sus labios contra los míos. Separó mis labios con su lengua y me perdí en la perfección de su ejecución. Ella se rio al apartarse y ver mi expresión. Estaba mudo y me quedé ahí mirándola boquiabierto. ―¡Vamos, ahora! ¡Tendremos gente aterrizando en un minuto! ―El chico no estaba de humor. ―Uh, lo siento ―dije, intentando recordar dónde estaba y qué estaba haciendo. Brynn estaba brillando y su sonrisa iluminó mi camino hacia el presente. Nos montamos rápidamente, de nuevo. ―Inclínate hacia atrás y cierra tus ojos conmigo esta vez ―dijo Brynn. Ella estaba haciendo de cada trayecto una nueva y memorable experiencia mientras que yo actuaba como un adolescente de

dieciséis años que tiene su primera erección. Hice lo que me pidió e intenté ignorar mis hormonas. Sabía que solo nos quedaba una línea hasta llegar a la catarata en la que nadaríamos. Esperaba besarla de nuevo luego. Brynn vio la catarata desde el cielo y la señaló. ―¡Mira! ―¿Quieres ir a nadar? ―le pregunté. Me miró con los ojos muy abiertos. ―¿Podemos? ―Por supuesto. Ese era el plan, de todas formas. Cuando llegamos a la plataforma, la ayudé a quitarse el arnés. Se sintió como si la estuviera desvistiendo y eso me excitó otra vez. Me alegraba que mi camiseta fuese suficientemente larga para cubrir mi situación. Descendimos rápidamente los escalones hasta el suelo del bosque y nos detuvimos por un respiro. ―Sean, esto es realmente grandioso. Muchas gracias. ―Gracias a ti, Brynn. Me estoy divirtiendo mucho, también. Especialmente lo que pasó allá atrás en la plataforma. ―¿Te refieres a cuando por poco no alcanzas el rellano? ―Se rio tontamente y eso me puso caliente. ―No ―dije, poniendo mis manos en su rostro―. Cuando me quitaste el aliento. Ella sonrió y puso sus manos en mis brazos. ―Ah, eso. Sí, eso fue bastante divertido para mí, también. ―Estaba perdido en su dulzura―. No necesitas mi permiso… ―Eso fue todo lo que necesité. Puse mis labios en los suyos y nuestras lenguas se encontraron nuevamente. Deslizó sus manos por mis brazos hasta mi cabello, haciéndome recordar lo bien que se sentía ser tocado de esa manera. Sus labios eran suaves. Su lengua era dulce y perseguía la mía con diversión erótica. Me encantaba la manera en que ella besaba y no querían detenerme cuando se apartó. Apoyamos nuestras frentes juntas, recuperando el aliento. ―Vayamos a nadar ―dijo. Tomé su mano y caminamos una corta distancia antes de dar la vuelta en la esquina. Ella se detuvo sobre sus talones y absorbió el momento. El agua rugía y la niebla golpeó nuestros rostros. La observé mientras cerraba sus ojos y lo sentía. Ella era tan impresionante para mí, como todo eso lo era para ella en ese momento. Me encantó observarla hacer lo que asumí había aprendido en terapia, absorber plenamente los momentos bellos. Ella no daba nada por sentado. Abrió sus ojos y continuamos acercándonos. Tan pronto llegamos al borde, ella se quitó la camiseta y los pantalones cortos. Mmm, su cuerpo es impresionante.

Simplemente me quedé mirándola. Su bikini era completamente blanco; la parte inferior se ataba a los lados y tenía un pequeño bordado alrededor. Sus pezones estaban erectos y no quería quitarme la camiseta porque yo también lo estaba.

Joder.

―¿Qué quieres ser hoy? ―ella preguntó, sacándome de mi dilema. ―¿Eh? ―¿Un tonto, un huevo podrido o un pavo vaquero? ―Se rio con la última antes de zambullirse en el agua. Me quité la camisa, agradecido de que ella no estuviera ahí para atestiguar lo que había estado escondiendo, y me metí de un salto tras ella. Afortunadamente el agua estaba un poco fría, lo que se hizo cargo de mi situación antes de que la alcanzara detrás de la cascada. Ella me agarró y envolvió sus manos alrededor de mi cuello. Estaba sonriendo y resollando por la zambullida. Gotas de agua bajaban por su rostro antes de que sacudiera su cabeza y las mandara a volar de vuelta a de donde habían venido. Su cabello seguía goteando y los mechones que se salían de su trenza se pegaban a su piel. Nadé llevándola unos cuantos metros más allá para llegar al fondo. No podía mantenerme a flote y besarla al mismo tiempo y estaba muriéndome por besarla. Mientras mis pies se estabilizaban en el suelo arenoso, puse mis manos alrededor de su estrecha cintura. Sus ojos eran juguetones y permanecieron abiertos mientras besaba sus suaves labios y chupaba su lengua. Pasé mis manos por su espalda y se sintió tan suave como nada que hubiese sentido. Sus ojos sonrieron, así que subí y bajé mis manos nuevamente mientras ella se inclinaba hacia mí. Deslizó sus dedos a través de mis cabellos y luego lentamente hacia abajo por mi espalda, arañando toda mi espina poniéndome la piel de gallina y dándome otra erección. ¡Maldición! ―¿Qué pasa? ―se detuvo. ―Me estás enloqueciendo ―le dije. ―Disculpa ―Echó sus brazos hacia atrás. ¡No!―. ¿Tal vez deberíamos ir más lento?

Hmm, ¿eso fue una pregunta? ―Primero que nada, no tienes que disculparte por

ser tan ardiente como el infierno y excitarme. Segundo ―puse sus manos de vuelta a mis hombros―, no tienes que dejar de tocarme. Y por último, ¿es eso lo que quieres? ¿Ir más lento?

―Uhm, no, no quiero, pero, realmente no sé cómo funciona todo esto. Sólo estoy viviendo el momento y haciendo lo que viene naturalmente. ―Fue realmente honesta y dulce, pero yo estaba un poco confundido. Incliné mi cabeza hacia un lado y miré profundamente en sus ojos inocentes. Su rostro se volvió rojo y levanté una ceja. ―Soy virgen ―Apartó la mirada de mí y hacia la distancia, avergonzada. Jadeé.

¡Mierda! ¿Qué carajos? ¡Mierda! Di un profundo respiro. Empecé a decir algo pero nada salió. Di otro profundo respiro. ¡Joder! ¿Qué voy a hacer? Estaba completamente anonadado. No estaba manejándolo muy sensitivamente. ¿Qué me pasa? Puse mi mano bajo su barbilla y volteé su rostro hacia mí. Ella intentó mirar hacia abajo, por lo que la besé. No estaba seguro todavía que era lo correcto para decir, pero sabía que no quería hacerla sentir avergonzada sobre algo que la mayoría de las personas habrían aplaudido. Ella era dulce e inocente, justo como la había visto, así que ¿cuál era mi problema? Oh, sí, mi problema estaba en mis pantalones, rogando por un poco de atención. Ese era mi problema. ―Di algo, lo que sea ―dijo―. Sólo dime lo que estás pensando. Así que lo hice. ―Honestamente, estoy anonadado. Lo siento. Es muy raro para mí estar sin palabras, como estoy ahora. ―Bajó la mirada. Doblé mis rodillas hasta que estuve bajo ella, mirando hacia arriba a su triste rostro―. Oye ―susurré―, no estoy, de ninguna manera, decepcionado ni nada por el estilo. ―Mantuvo sus ojos en los míos mientras lentamente me enderezaba de nuevo―. Mi cuerpo está diciendo una cosa y mi consciencia está diciendo otra. Simplemente estoy tratando de solucionarlo. Me alegra que me lo hayas dicho antes de que las cosas fueran más lejos. ―A mí no. ―Intentó mirar hacia abajo nuevamente, pero no la dejé―. Ahora tienes miedo de tocarme, y quiero que sigas tocándome, como lo estabas haciendo. Y también quiero seguir tocándote. ―Respiró profundamente. Eso fue duro de decir para ella. ―No tengo miedo de tocarte ―La atraje hacia mí y la abracé por primera vez. Ella puso sus brazos a mi alrededor y apoyó su cabeza contra mi pecho―. Créeme, quiero tocarte con tantas ganas como hace diez minuetos, pero tengo que cambiar la marcha un poco, eso es todo. Y respecto a que me toques…, bueno, sólo digamos que soy un participante voluntario en lo que sea que tus manos tengan en mente. ―Besé la coronilla de su cabello de aroma dulce. Ella soltó una risita y dio un paso atrás, mirándome. ―¿Por qué tienes que cambiar la marcha? ¿Qué significa eso? ―Necesito saber tus límites ―dije.

―¿Qué límites? ―Se veía confundida, lo que me confundió a mí. ―Bueno, como las cosas que quieres hacer y las que no. A dónde quieres ser tocada y en donde no. Es decir, quiero ser capaz de complacerte sin cruzar la línea. Ella todavía parecía confundida y eso me estaba poniendo un poco nervioso. ―Brynn, lamento lo que estoy a punto de decir, espero que no te ofenda, pero estoy teniendo la sensación de que necesito ser tan específico como pueda ahora mismo. ―Esperé. Ella asintió. ―Dijiste que querías que te siguiera tocando. Necesito saber dónde puedo tocarte. ¿Puedo darte un orgasmo? ¿Si sí, cómo? ¿Puedo usar mis manos, dedos, boca, lengua, juguetes? Algunas personas que se reservan simplemente no tienen relaciones sexuales, algunos ni siquiera tienen orgasmos. Necesito saber exactamente cuál es tu posición. ―Esperaba haberme dado a entender sin sonar como un pervertido en potencia. Ella sonrió, su rostro se puso colorado y luego se rio tontamente. Me pregunté en qué me había metido. ―Lo siento, Sean. No tenía idea de que ese fuese tu pensamiento ―¿Eh?―. No soy virgen porque me esté reservando. Soy virgen porque nunca tuve realmente la oportunidad de cambiarlo. Nunca he conocido a nadie quien me hiciera querer compartir mi cuerpo con ellos. Es tan simple como eso. ―Mis ojos y boca se abrieron de par en par, estoy seguro, y ella sólo se encogió de hombros. ―En terapia tuve que estudiar el cuerpo femenino y masculino. Cuando fui adolescente nunca tuve que sentarme a tener la conversación de ‘los pájaros y las abejas1’. Quiero decir, sabía qué era tener relaciones sexuales, el acto, de todas formas, pero no entendí cuál era la gran cosa. De cualquier manera, mientras estudiaba, me interesó más y más, lo que me hizo leer y hacer más investigación, no sólo en nuestros cuerpos, sino también sobre el sexo, orgasmos y todo tipo de otras cosas que no me importa admitir ahora mismo. ―Mi boca seguía abierta, mi polla estaba dura como roca y mi pecho subía y bajaba rápidamente mientras escuchaba cada dulce e inocente palabra que Brynn decía. ―Ahora, aquí estoy, frente al chico más sexy y más dulce que he conocido en toda mi vida y estoy más deseosa que nunca. No sé si es sólo curiosidad o ambas, pero podría explotar pronto. ―Yo estaba tan impresionado como cuando me dijo que era virgen. Sacudí mi cabeza y sonreí de oreja a oreja. ―Estás llena de sorpresas, ¿no es así? ―Agarré su mano y la besé largo y con fuerza. Ella envolvió sus brazos alrededor de mí, nuevamente, poniendo sus manos en mi cabello y empujándome incluso con más fuerza hacia su boca. La levanté ligeramente y envolvió sus piernas en torno a mi cintura, haciéndonos 1

Expresión utilizada para referirse a la tarea de explicarle a los niños las relaciones sexuales.

gemir a ambos con el tacto. Caminé fuera del agua y ella mordisqueó mi cuello mientras iba hacia un lugar privado en las rocas que conocía. Me arrodillé con sus piernas todavía enroscadas alrededor mío, desaté la parte trasera de la parte superior de su bikini antes de recostarla en la arena. Besé y chupé su cuello y orejas antes de moverme lentamente hacia abajo por su hermoso cuerpo, hasta sus hermosos pechos que subían y bajaban. Mientras los tentaba y complacía ella arqueó su espalda y cerró sus ojos al sol. Me moví hacia abajo entre sus piernas y desaté los laterales de la parte inferior del traje de baño. Sus caderas eran salvajes mientras anticipaban mi tacto y yo estaba más que feliz de complacerlas. Pasé mis dedos sobre sus suaves labios y a través de su perfecta pista de aterrizaje2. Todo en ella era sexy y excitante. Levanté la mirada y me sorprendió agradablemente encontrarla mirándome. Puse sus muslos sobre mis hombros y mi lengua justo donde ella quería. Masajeé su clítoris y alrededor, chupando, soplando, provocando y torturando hasta que ella silenciosamente me rogaba que le diera lo que necesitaba. Puse mi pulgar contra su abertura mientras lamía su clítoris lleno con todo lo que tenía, manteniendo un ritmo rápido y constante mientras la sentía construyendo su descarga. Apenas puse mi pulgar dentro de ella, pero le di una presión constante, dentro y fuera, mientras mantenía mi lengua yendo tan fuerte y constante como podía. La sentí detenerse y aguantar la respiración, así que fui por el oro y empujé mi pulgar un poco más adentro mientras mantenía el masaje oral. Ella se arqueó y gimió mientras se derrumbaba alrededor mío. Me vine mientras la veía llegar al orgasmo. Fue así de intenso. ―¡Oh, por Dios! ―dijo ella mientras los temblores se esparcían por todo su cuerpo―. ¡No hay formas de que el coito pueda sentirse mejor que lo que acaba de sentirse! Me moví a un lado y ella giró su cabeza para verme a la cara. Ambos teníamos miradas satisfechas en nuestros rostros. Bajó su mano de mi pecho, y cuando alcanzó mi miembro semi-flácido, me miró con sorpresa. ―¿Qué cara… ―Me perdí en el momento ―le dije. ―Eso no pudo haber sido muy satisfactorio ―dijo. ―¿No parezco satisfecho? ―Bueno, estás mucho más calmado, y estás sonriendo.

Patrón de vello púbico bien recortado por encima de la vagina, que consiste únicamente en una estrecha línea, nada más. 2

―Lección número uno, así es como tu pareja debería verse después del sexo si está satisfecho. ―Me reí entre dientes. ―Ooooh, ¿así que vas a darme lecciones? ―Su expresión era de emoción anticipada. ―Tú eres la maestra, y quien estudió todo, así que tal vez deberías estarme dando lecciones ―levanté las cejas. ―Definitivamente no necesitas lecciones ―dijo, lo que me hizo sentir bien―. ¿Por qué no quieres tener relaciones sexuales conmigo? ―Fue como si acabara de darse cuenta de que no las tuvimos. Reí. ―No iba a desvirgarte aquí en la arena, pero créeme, ¡lo quería! Por favor, deja de llamarlo ‘relaciones sexuales’, esa palabra lo hace sonar bastante nodivertido. ―Vale. ―Se rio. Escuchamos algunas voces así que nos levantamos de un brinco y le até la parte superior mientras ella ataba la parte inferior de su bikini. Caminamos de vuelta a la cascada tomados de la mano mientras media docena de personas estaban saltando al agua. Nadamos durante un momento, principalmente porque así podríamos lavarnos el depósito que había dejado en mi bañador, y luego nos dirigimos de vuelta a la tirolesa. Nos detuvimos dos veces para besarnos y le dije a Brynn que ella no iba a ser dulce e inocente durante mucho tiempo si seguía besándome de la forma en que lo estaba haciendo. Convencí a Brynn de lanzarse sola en la última línea. Ella estaba nerviosa pero la admiré por enfrentarse a su miedo e ir por ello. Cuando llegué a la plataforma, después de ella, me encantó la forma en que ella estaba esperándome con una sonrisa sexy y los brazos abiertos. ―Gracias, Sean. ¡Esto fue lo más divertido que he hecho en toda mi vida! ―Lo dijo con tanta convicción que era difícil no creerlo. ―¿Cuál parte? ―dije bromeando. ―Todo ―Me besó. Mientras bajábamos la montaña y volvíamos a la ciudad, Brynn observó por la ventana justo como lo había hecho cuando subíamos. ―¿Has estado aquí mucho, en la montaña? ―Pregunté. ―Nunca ―dijo―, pero siempre había querido, así que realmente aprecio que me hayas traído hoy. ―Apretó mi mano pero mantuvo sus ojos hacia la ventana.

―¿Has vivido en la ciudad toda tu vida, pero nunca viniste a la montaña? ―Era difícil de creer. ―Ajá. ―¿Dónde vivías antes? ―Asumí que era cerca de donde vivía ahora. ―En Richmond, por donde está el campo de golf. ―¿Te refieres a Vista? ―Seguramente no, eso era incluso más rico que mi vecindario. ―Sí ―dijo. ―¿Tus padres aún viven allí? ―No podía imaginarlo. Se dio la vuelta para mirarme. ―Sí, Sean, mis padres todavía viven allí. Son bastante ricos, como acabas de descubrir. Crecí con dinero y nunca quise nada, excepto todas las cosas que el dinero no podría comprar. Era sólo una niña, un ‘accidente’, y esta era una existencia solitaria mientras me volcaba en la comida, la televisión, drogas, alcohol, y cualquier cosa que pudiera encontrar que me hiciera ‘sentir’ algo mientras mis exitosos padres me traían a casa no sólo el beicon, sino todo el maldito jodido cerdo. ―Se secó el ojo y miró de vuelta afuera por la ventana. Mi corazón latía rápido mientras yo consideraba lo que ella acababa de decirme―. Lo siento ―dijo. Besé su mano. ―¿Por qué lo sientes? ―Por enfadarme tanto. ―¿Eso era enfado? ―Me reí―. ¿Por qué? ¿Por qué dijiste ‘jodido’? ―Ni siquiera había levantado la voz. ―El tono, el llanto, y la parte de ‘jodido cerdo’ ―dijo―. He estado un largo tiempo en terapia, lo cual es porqué fui capaz de admitir ante ti todo lo que acabo de admitir, pero sigo enojándome cuando hablo al respecto ―Me preguntaba quién fue su terapeuta. Si eso era enojo, supongo que era bastante retraída antes. ―Brynn, tienes todo el derecho a estar enojada. Puedes gritar, llorar, y maldecir hasta que lluevan vacas. Todo es parte del proceso de sanación, no te disculpes por eso, es una necesidad para la mayoría de las personas. ―Besé su mano nuevamente. ―No me gusta estar enojada. Solo quiero ser feliz. ―Y yo también quiero que seas feliz ―le dije―. ¿Te haría feliz si te digo que no quiero llevarte a casa todavía? ¿Qué no quiero que nuestra cita se acabe? ―Sí ―sonrió.

―¿Te gusta la pizza? ―Pregunté. ―La pizza me hace feliz ―Se rio nerviosamente. ―Bueno, entonces, pizza. Nos sentamos en una pequeña mensa en la pizzería, tomados de la mano mientras esperábamos nuestra orden. ―Está helado aquí ―dijo Brynn, temblando. ―Tu ropa todavía está húmeda del baño. ―La envolví con mis brazos―. Lo tomaremos para llevar ―le dije a la camarera mientras caminaba hacia nuestra mesa. Llevamos la pizza a mi apartamento y le conseguí una camiseta seca a Brynn, y un par de pantalones de chándal con un cordel que podía ajustarse considerablemente. Cuando salió del baño vistiéndolos, silbé sonoramente, lo que la hizo reír. ―No voy a lavarlos nunca, una vez que dejen tu cuerpo ―le dije. Ella caminó tranquilamente hacia mí y me besó con aquellos suaves labios suyos. Pasé mis dedos a través de su cabello y a lo largo de ambos lados de su cuello. Sus labios dejaron los míos e hicieron pequeños senderos de humedad desde una oreja hasta la otra. Se apartó y me miró con una sexy inocencia. ―Eres la única mujer que he conocido que puede verse ardiente como el infierno, pero completamente inocente al mismo tiempo ―le dije. ―Cuando me dices cosas como esa, me siento sexy ―sonrió―. Nunca nadie me había hablado como tú lo hiciste en la cascada hoy. Eso me excitó y me dio el coraje para hablar contigo sobre sexo. Es realmente agradable ser abierta al respecto. ―Brynn, tú eres sexy, y siempre que estés conmigo, no te dejaré olvidarlo. También creo que es maravillosa la forma que fuimos capaces de hablar sobre sexo hoy. Mientras permanecía en el agua, observándote y escuchándote hablar sobre estudiar nuestros cuerpos e investigar sobre sexo, me puse muy caliente por ti. Ahora, comamos, porque estoy a punto de tomarte en mi sofá y debemos tener otra charla antes de que eso pase. ―Ves, a eso me refiero ―dijo mientras agarraba un pedazo de pizza―. Presionas mis botones con esas cosas. Sólo podía imaginar lo que la verdadera charla sucia le haría, si esas pequeñas cosas presionaban sus botones. Tenía que sacar eso de mi mente si quería tener una conversación seria con ella.

―Brynn, ¿quieres seguir viéndome? ―Sí, por supuesto. ―Bien, yo también quiero seguir viéndote. Quiero que pienses en nosotros teniendo sexo. Cerró sus ojos. ―Mmm. Reí. ―¡No me refería a eso! Quiero que pienses en perder tu virginidad. Es una gran cosa y debería ser especial, un momento para recordar. No quiero que te arrepientas nunca de ello. Deberíamos estar de acuerdo en un plazo de tiempo, si decides que todavía es algo que quieres, y luego apegarnos a él. ―Vale ―miró alrededor de la habitación―. Sí, esto es lo que quiero. Nunca me arrepentiré si es contigo, y estoy pensando… uhm… en una hora más o menos. ¿Puedes apegarte a eso y permanecer en ese sexy buzo todo ese tiempo? Agito la cabeza. ―No. No lo vamos a hacer en una hora. Si es lo que quieres, entonces creo que deberíamos esperar al menos un mes. Ella tosió. ―¡UN MES! ¡De ninguna manera! Sean, estoy segura de esto. He pensado mucho en esto. Incluso he considerado simplemente irme a casa con cualquier tipo de Sashay sólo para hacerlo. ―Mierda, Brynn, ¡ni lo digas! Eres mejor que eso. Piensa al respecto, mientras esperamos el mes para seguir, podemos experimentar con un montón de otras cosas. ―Eso le picó la curiosidad y me miró. Juro que podía escuchar las ruedas girando―. Eso es ―le guiñé el ojo―. Hablar sucio, tocarnos, besarnos, sexo oral, juguetes, lo que sea que tu pequeño corazón desee. Estoy dentro. ―Yo estaba deseándolo. Pensé que podría ser bastante interesante, sin mencionar muy creativo. Además, Brynn todavía estaba trabajando en algunos asuntos en nuestra terapia de paciente externo, y no quería que hiciera algo que lamentaría, ni que se interpusiera en el proceso de su tratamiento. ―Vale ―se encogió de hombros―. Me lo vendiste. Me reí con su rápido cambio de humor. ―¿Qué fue exactamente lo que te vendí? ―Honestamente, cada palabra que dijiste. Me calentó, y me di cuenta que probablemente me podrías hacer llegar al orgasmo sólo con hablarme. Sería divertido, de seguro, y mantendré tu declaración de “lo que sea que tu pequeño corazón desee”. ―Por favor hazlo. ―Estaba curioso por decir lo menos. Comí cuatro pedazos de pizza mientras la observaba comer su primer pedazo. Daba pequeñas mordiditas y masticaba despacio, como si estuviese siendo obligada a consumirla.

―Creí que la pizza te hacía feliz. ¿No te gusta? ―Sí, está buena ―dice, pero no muy convincentemente. ―¿Vas a comer sólo un pedazo? Suspiró. ―Sean, tengo una especie de relación amor/odio con la comida. He recorrido un largo camino, pero es algo en lo que todavía trabajo. Soy muy sensible al respecto y te agradecería grandemente si no nos concentramos en ello. Asentí. ―Gracias por decírmelo. Es bueno que lo aceptes y lo enfrentes. ―Le di un beso. Estaba orgulloso de ella y sabía cuán difícil era admitir tus debilidades. ―Tu apartamento es verdaderamente agradable ―dijo, cambiando el tema. ―Gracias, ¿te gustaría quedarte a pasar la noche? ―Sabía que era pronto, pero ya habíamos hablado de los asuntos íntimos. ―¿No tienes que trabajar en la mañana? ―Sí, pero podría llevarte a casa primero… o podrías quedarte aquí si quieres. ―Odiaba el edificio en el que ella vivía, y la parte de la ciudad era peligrosa, también. ―¿Quieres que me quede esta noche? ―Ella necesitaba sentirse querida. Era difícil creer que alguien como ella necesitara un empujón en su confianza. Me estiré, agarré su taburete, y con un rápido tirón la tuve frente a mí. La sorprendí, que era lo que buscaba, y ella se veía un poco nerviosa, que no era lo que buscaba. Puse mis manos en su rostro y la besé tan seductoramente como pude. Pasé mis dedos a través de la parte posterior de su cabello, retorcí un mechón en mis dedos y lentamente halé hacia atrás su cabeza, dándole espacio a mi hambrienta boca para devorar su cuello. La dulzura de su piel podría hacerme arrodillar y yo quería estar junto a ella toda la noche. ―Sí ―suspiré en su oreja―. Quiero ―pausé para dar un efecto dramático― que ―pausé otra vez― te quedes. ―Chupé el lóbulo de su oreja y exhalé en su oído antes de apartarme y encontrar su mirada. Era brillante, feliz y sonriente. ―Vale ―suspiró. Fui hasta mi iDock y coloqué su teléfono. Estaba de espaldas a mí cuando la música empezó, se movió hacia ella. Sus caderas y cabeza se inclinaron en lados opuestos, perfectamente al unísono con las pulsaciones de los tambores. Sus caderas giraron mientras la guitarra hacía su entrada, pero mantuvo su cabeza yendo al ritmo con los latidos en mi pecho. Coño, ella es caliente. Separó sus piernas y se inclinó hasta abajo contra una de ellas, antes de moverse con el sonido hacia la otras, dándome una impresionante vista de su trasero bajo mi pantalón de chándal. Cerró bruscamente sus piernas, e inmediatamente dobló sus rodillas

balanceándose de una forma y luego de tora. Cerré mi boca y tragué con dificultad. Mi camiseta se levantó y voló en una fracción de segundo; sus manos estaban cubriendo sus plenas copas C y su cabeza inclinada hacia atrás con el ritmo. Tragué otra vez y cambié de posición en mi silla. Sus manos masajeaban firmemente sus pechos mientras su cuerpo encontraba cada compás con un movimiento preciso. Se mueve jodidamente bien. Su cabeza sigue inclinada hacia atrás, exponiendo su dulce cuello que acabo de chupar, mientras ella desliza una mano hacia abajo a su plano y bronceado estómago, dentro de los pantalones. Estoy duro como una maldita roca. La música era fuerte, pulsaba rápido, mientras ella giraba sus caderas hacia atrás y adelante con el ritmo. Podía decir por el aspecto de su rostro, que su mano estaba justo donde ella quería. Justo cuando la música alcanzaba la cima, con un rápido movimiento, haló el nudo en sus pantalones y cayeron al suelo, mientras levantaba su cabeza. Nunca he presenciado nada como esto. Mi cabeza cayó abierta nuevamente y empecé a jadear. La siguiente canción empezó inmediatamente y era más lenta. Ella estaba desnuda y hermosa mientras se movía hacia mí con sus ojos fijos en los míos. Su cuerpo nunca falló mientras con gracia se unía a cada riff perfectamente. Sentí como si me estuviera haciendo el amor, y con cada respiración que tomaba quería más. Cuando llegó a mí, puso una mano en mi pecho, manteniéndome a un brazo de distancia, mientras su cuerpo me rogaba que lo tocara. Yo estaba hipnotizado. Movió su mano a la parte posterior de mi cabeza, empujando mi cabeza hacia su pezón mientras ponía una pierna y luego la otra sobre mí, montándome a horcajadas en el taburete. Chupé y jugué con sus tetas mientras mis manos fueron como proyectiles hacia el resto de su perfecto cuerpo bronceado. Su desnudez era algo que contemplar, y la forma en que ella se movía era igual de impresionante. La levanté de mi regazo y la puse en la superficie del banco donde yo acababa de comer. Ella se inclinó hacia atrás, manteniéndose vertical con sus brazos, dándome acceso completo a su cuerpo. Pongo mis manos en sus hombros y despacio me muevo hasta sus pechos, notando cada pulgada en todo el camino que seguían mis ojos. Su cuerpo continuó sacudiéndose con cada compás. Mmm, sexy. Ella era paciente, disfrutaba cada sensación mientras yo observaba crecer sus pezones en expectación de mis dedos. Me incliné y chupé cada uno mientras giraba el otro entre mis dedos y pulgar. Me eché hacia atrás y observé mientras mis manos continuaban su travesía hacia sus perfectos labios rosados que brillaban mientras su humedad escapaba de ellos. Quería enterrarme entre ellos y ser el primero en hacerla venir con una polla dentro de ella. ¿Por qué tuve que

decirle sobre esperar un mes?

Deslicé mi dedo dentro de ella, lentamente. Su cabeza se inclinó hacia atrás mientras gemía y estuve a punto de entrar en ella. Me miró nuevamente y puse el dedo que acababa de tener dentro de ella en mi boca y chupé. Ella agarró mi mano y puso el mismo dedo en su boca y chupó. Mierda, eso es caliente. Chupó más fuerte y mis caderas se movieron con el mismo ritmo dentro y fuera. Fue hacia mí

como un animal y antes de que lo supiera, me tenía en el suelo con mis pantalones alrededor de mis rodillas. No perdió más el tiempo. Mi polla estaba metida en su garganta completamente hasta mis bolas, y mantenía un rápido ritmo. Succionó y gimió y yo quería hacerle lo mismo. Me senté y halé sus caderas, así cuando me recosté hacia atrás nuevamente, ella se agachó sobre mi boca expectante. En el momento en que toqué su clítoris con mi lengua, dejó escapar un casi agonizante gemido. Sonreí a su abertura para mostrar gratitud, pero tan pronto me tuvo de vuelta en su boca, hice lo mismo con mi propio jadeo y gemido. Fue hacia mí con el ritmo que sabía que quería sobre sí misma, así que cumplí con velocidad determinada. Su coño estaba chorreando y sabía tan dulce como un caramelo mientras empujaba sus caderas hacia abajo con más fuerza contra mi lengua y dedos. Respondió agradecida tomándome más profundamente, y la tercera vez que sentí mi cabeza golpear el fondo de su garganta, me vine, con fuerza. Ella se vino, también, y nuestros húmedos cuerpos convulsionaron uno contra el otro. Esas fueron las mejores no-relaciones sexuales que he tenido. Ella cayó sobre su espalda junto a mí, intentando recuperar el aliento. Pasé mi mano hacia arriba por su pierna y besé sus pies, que permanecían junto a mi cabeza. ―¡Una maldita A! ―dije. Ella se rio a carcajadas. ―¡Una maldita A es lo correcto! ―dijo―. Generalmente no uso esa palabra, pero ahora aplica malditamente bien. ―Ambos nos reímos mientras nos girábamos en el suelo y juntábamos nuestras afanosas bocas. Nos besamos despacio y largo mientras manteníamos nuestros ojos uno en el otro. ―Eres impresionante, Brynn ―le dije. ―Tú también, Sean. ―La forma en que te mueves es como nada que haya visto. Podrías hacerme arrodillar y conseguir lo que quieras, cuando quieras, sólo para que sepas. ―Gracias por el consejo. Lo aprecio. ―Se rio. ―¿Quieres bañarte? Ella asintió, así que la ayudé a levantarse y la dirigí hacia el baño. Mientras entrábamos a mi habitación, la escuché jadear. ―¡Tienes una cama King! ¡Con enormes almohadas esponjosas y edredón! ¿Aquí es donde voy a dormir esta noche? ―Estaba realmente emocionada y eso me hizo reír mientras asentía con la cabeza. Nos lavamos entre los dos juguetonamente y nunca estuve tan agradecido por el gel de baño. Lo observé correr por sus pechos y estómago. Se deslizó lentamente sobre sus pezones y en su ombligo, bajando hasta los huesos de sus caderas y sobre

sus muslos. Mmm, ella es perfecta. Necesitaré recordar comprar uno para ella así no tenía que oler a Axe para hombre después de bañarnos aquí, lo que esperaba fuera a menudo. La volteé y lavé su espalda para poder ver el jabón correr por su trasero y sus muslos. Ella miró hacia atrás por sobre su hombro y me sonrió. ―¿Cómo va todo allá atrás? ―preguntó. ―Lo lamento ―Me di cuenta cuánto tiempo había estado disfrutando la vista―. No puedo obtener suficiente de tu hermoso cuerpo. Es la primera vez que me he sentido tan celoso de la espuma de jabón ―ella me besó mientras se deslizaba contra mí. Se sintió cálido e impresionante, y me estaba poniendo duro otra vez. De hecho, mordí el labio inferior con tanta fuerza que me rompí la piel. Me agarró y me haló bajo la ducha, enjuagándome rápidamente y cerrando la llave del agua. Me secó primero y usó la misma toalla para ella, enrollándola a su alrededor después. Ella no podía esperar para meterse en mi cama y me reí mientras corría y saltaba sobre ella. Se extendió justo en el medio, cerró sus ojos y suspiró. ―Eso es celestial. Voy a dormir como bebé esta noche. Me subí junto a ella. ―Oh, ¿en realidad vamos a dormir algo? ―Suspiré y pasé mis labios por su cuello. Ella soltó una risita y puso sus manos en mi cabello. ―Tal vez, en algún momento. Froté más mi boca mientras ella acariciaba mi cuero cabelludo y jugaba con mi oreja. Se inclinó hacia adelante ligeramente, y mientras me movía de vuelta a su cuello, ella gimió y su cuerpo se retorció. ―Creo que encontré tu punto débil ―susurré. ―Mmm, no te detengas ―dijo. La di la vuelta, subiéndome sobre ella por detrás. Empujé su cabello mojado a un lado y besé la parte trasera de su cuello. Desplegó sus brazos sobre su cabeza y puso su cara en la cama, permitiéndome cubrir cada pulgada con mi lengua, chupando y mordiendo mientras se retorcía debajo de mí. Le encantaba y sonreí mientras descubría su debilidad. ―Mmm, eres suave ―dije contra la piel de su cuello. Ella se rio y meneó su cuerpo por las agradables cosquillas. Rodé a mi costado, tirando de ella hacia el suyo colocándola en posición de cucharita. Abrí la toalla y pasé mis dedos por su cálido y suave estómago, directo hasta su clítoris. La froté mientras continuaba en la parte trasera de su cuello con mi boca. Ella empujó su

trasero contra mi bulto y me presioné contra ella mientras deslizaba mi dedo dentro de ella. Gimió y se presionó contra mí con más fuerza. ―Estás tan mojada ―dije contra su piel. ―Sí ―respondió entre respiraciones pesadas. Agarré mi KY3 de la mesita de noche y lo froté en mi polla. Cuando volví a mi posición detrás de ella, se la deslicé justo debajo de su trasero entre sus piernas. Continué con mis manos y mi boca, ella continuó con movimientos circulares, lo que se sintió casi tan bien como lo real mientras me deslizaba dentro y fuera de ese espacio. ―Brynn, me pones locamente cachondo ―susurré en su oído. ―Mmm, Sean, dímelo. ―Le encantó. La froté más rápido, más duro, sabiendo que estaba acercándose. ―Observarte venir va a hacerme venir ―susurré a través de respiraciones laborosas. Ella gimió y me agarró por detrás de la cabeza, apretándome más contra ella. Su cuerpo se tensó. ―Suéltalo, nena ―Resollé en su cuello y hombro, sí que lo hizo. Retiró su mano de mi cabello y golpeó la parte superior de la mía, deteniendo mi masaje pero manteniendo la presión mientras temblaba y jadeaba. Agarré mi polla y tres estrujones después me vine sobre su delicioso trasero. Yacimos allí, resollando. La apretujé contra mí y me di cuenta que necesitábamos limpiarnos. Agarré unos Kleenex y cuidadosamente limpié mi semen de sus nalgas y mi estómago. Ella estaba quieta. Sus ojos estaban cerrados pero estaba sonriendo. Besé su hombro. Se estremeció ligeramente así que halé mi edredón, cubriéndola y poniendo una almohada debajo de su cabeza. Ella se acurrucó en ella sin abrir sus ojos. Limpié la cocina y revisé mi teléfono. Tenía un mensaje de Gia en el que me pedía que la llamara cuando tuviera tiempo de charlar. Miré la hora. Era demasiado tarde así que decidí que la llamaría en mi hora de almuerzo el día siguiente. Me aseguré de que todo estuviera cerrado y coloqué la alarma antes de alistarme para meterme a la cama. Me detuve y bajé la mirada hacia Brynn. Ella era absolutamente adorable mientras dormía. Era difícil creer que la callada, dulce e inocente chica que conocí ayer para tomar un té estuviera durmiendo ahora en mi cama después de haberme dado un día lleno de sorpresas divertidas y orgasmos no-coitales.

3

Gel lubricante íntimo.

Me desperté antes de que sonara la alarma, así que me estiré y la apagué. Brynn estaba acurrucada contra mí y fue la mejor sensación en el mundo. Besé su frente y ella abrió os ojos. ―Bienvenida de nuevo ―le dije. ―Mmmm ―dijo y cerró sus ojos nuevamente. ―¿Quieres quedarte aquí mientras voy al trabajo? ―No, iré a casa ―susurró. ―¿Estás segura? Podrías quedarte en esta cama tanto tiempo como quieras. ―No, mejor no. ―Piénsalo mientras me baño. Por cierto, estás tan sexy cuando duermes que como cuando estás despierta. ―Besé su frente otra vez antes de levantarme. ―Gracias ―dijo justo antes de que yo entrara al baño. Me volteé y la vi asomándose desde debajo del edredón―. Lo siento, no soy del tipo de persona mañanera. ―Está bien. Tómate tu tiempo. Mientras me bañaba reflexioné sobre todo en mi mente. La tímida, de hablar dulce, Brynn, con su niñez solitaria y relación amor-odio con la comida, estaba acostada en mi cama, desnuda, después de un día lleno de diversión, honestidad y experiencias eróticas. Aunque sabía que tenía que ser muy cuidadoso, también sabía que ella estaba luchando con algunos asuntos, y por mucho que quisiera ayudarla, sabía dónde estaba mi lugar si quería que nosotros tuviésemos una oportunidad. Quería ser su novio, no su terapeuta. Cuando caminé de vuelta a mi habitación, Brynn estaba sentada, pero todavía en la cama. Me miró y sonrió. ―Sean ―Empezó pero vaciló. Me senté junto a ella. ―¿Qué pasa? Me miró a los ojos. ―Nada ―dijo y sacudió la cabeza. ―Vamos, dime. ―Ayer fue asombroso. La mejor cita que he tenido. ―Parecía triste.

―¿Has tenido muchas citas? ―pregunté. Sacudió la cabeza negando―. ¿Si la nuestra fue asombrosa, por qué esa cara? ―Porque terminó ―Miró hacia la ventana. ―Sólo hasta más tarde. ¿Por qué no pasas el rato aquí mientras voy a trabajar? Me encantaría volver a casa y que estés aquí. ―Ese pensamiento me emocionó. ―No, tengo una cita hoy y algunos mandados, pero aprecio la oferta. ―¿Tomarás un taxi para ir a tu cita y a hacer tus mandados? ―Ella asintió, sin apartar la vista de la ventana―. ¿Por qué no te llevas mi auto? Giró la cabeza rápidamente para mirarme mientras empezaba a reír histéricamente. Cayó hacia atrás y rodó a su costado, riéndose. ―¿Qué? ―No lo entendía, pero su risa me estaba haciendo reír. ―No, pero gracias. ―Estaba poniéndose seria. ―¿Por qué eso fue tan divertido? ―Disculpa ―dijo―, no sé conducir, e incluso aunque supiera, no puedo creer que me permitas usar tu auto. ―Es sólo un auto ―le dije―. ¿No has aprendido a conducir? ―No. ―¿Te gustaría? Se encogió de hombros. ―No sé. ―Bueno, te enseñaré si quieres. Me abrazó y la manta que había usado para cubrir su pecho se cayó. Sus pechos estaban contra mi pecho y quise repetir la noche anterior. Fui a besarlos, pero atrapó mi barbilla con la mano. ―Lo tendré en mente ―dijo y me besó―. Como dije, no soy una persona mañanera. Luego se bajó de un salto de mi cama y caminó con su sexy trasero al baño.

Mmm.

―¿Cenarás conmigo esta noche? ―le grité mientras me vestía. ―Por supuesto. ―Fue a recoger sus ropas del baño de invitados. La seguí mientras me abotonaba y cerraba la cremallera.

―Verte caminar por ahí desnuda me está haciendo querer llegar tarde al trabajo ―le dije. ―Ya basta ―Se volteó y sonrió, pero siguió caminando. Juro que consideré llamar para decir que estaba enfermo. La alcancé, aparté el cabello de la parte trasera de su cuello y fui justo a su punto débil. ―Por ti valdría la pena el castigo ―susurré en su piel. ―Estás jugando sucio ―dijo. ―Sí, pero pensé que te gustaba… ―Mi celular me interrumpió. No iba a responder, pero Brynn aprovechó la oportunidad para escapar de la seducción. ―¿Hola? ―Contesté. ―Oye, hombre, habla Corey. ―Él era un buen amigo mío de la escuela―. Tendré un gran arrancón el cuatro. Mucha comida, tragos, mujeres y fuegos artificiales. ―Suena bien ―dije―. ¿Puedo llevar a alguien? ―¡Puta madre! Es decir, como… ¿una chica? ―Se rio. ―Eres un imbécil ―dije. ―Claro, trae tantas como quieras. ¡Te veo entonces! ―Colgó. Corey era un buen chico. Se graduó el año pasado y se unió a la práctica de su padre como cirujano plástico. A veces bebía demasiado y se convertía en un imbécil bocón con una astilla en el hombro, pero cuando estaba sobrio era muy divertido. Él había intentado arreglarme citas con un par de amigas de sus exnovias, pero siempre tuve una excusa para no ir. No quería la presión agregada de tener a alguien más observando cuando yo entrara en la escena de las citas. ―¿Qué harás el Cuatro de Julio? ―le pregunté a Brynn a través de la puerta cerrada del baño. ―Uhm, no estoy segura todavía ―Sonaba como si tuviera algunas opciones que estaba considerando. ―Me gustaría llevarte a una fiesta en casa de un amigo. ―Tendré que pensarlo. ¿Puedo decirte luego? ―Abrió la puerta y pasó volando frente a mí para tomar su teléfono, que seguía en el iDock. Tuve una sensación extraña. ―Parece que estás apurada por irte. ¿Pasa algo?

―No ―negó con la cabeza―. Sólo creo que es demasiado temprano para estar conociendo amigos y familias, ese tipo de cosas. Me hace sentir incómoda. ―Estaba siendo reservada, tímida otra vez. ―Vale ―caminé hacia ella y tomé su pequeña mano―. Tienes razón. Estoy siendo presuntuoso y me disculpo. Si no estás ocupada el Cuatro, entonces me gustaría pasar un tiempo contigo, sólo nosotros dos. Piénsalo ―Asintió y la abracé. Estuvo bastante callada mientras la llevaba a casa. No me gustaba la vibra que me estaba dando y quería hablar al respecto, pero no quería hacer un problema de ello. ―¿Puedo recogerte a las seis para cenar? ―Seguro. Gracias por todo. En serio la pasé bien. ―Me besó rápidamente en los labios y la observé hasta que entró al edificio.

CAPÍTULO CUATRO Traducido por Tessa_ Corregido por Koko

El trabajo estuvo agitado, como asumí que sería hasta después del fin de semana festivo venidero. Para cuando tomé un almuerzo tardío, estaba muriendo de hambre y devoré mi hamburguesa como nadie. Ni siquiera me tomé toda la hora, sólo el tiempo suficiente para comer. Me alivió ver a Carl a las cinco en punto para relevarme. Revisé mis mensajes mientras me apresuraba hacia mi auto para ir a casa y tomar una ducha antes de mi cita con Brynn. Ella me había enviado un mensaje.

Acepté cubrir un turno en el trabajo. Lamento lo de la cena. ―¡Joder! ―Estaba decepcionado, por decir lo menos. No podía evitar preguntarme si ella estaba evitándome. Lamenté no hablarle sobre eso esta mañana. Intenté llamarla, recordando que su turno comenzó a las ocho la otra noche. No respondió. Le dejé un mensaje para que me llamara cuando tuviera un descanso o saliera del trabajo. Le dije que podría darle un aventón si quería. Cuando llegué a casa, me bañé y puse una película. Recibí un mensaje de Gia.

¡¿Qué parte de “sé cuidadoso con ella” te dijo que le pidieras pasar la noche después de una cita?! Se me aceleró el pulso mientras llamaba a Gia. ―Oh, claro, te pedí que me llamaras hace veinte cuatro horas y no recibí nada, pero te envío un mensaje sobre Brynn ¡y me llamas en dos segundos! ―Se estaba riendo. ―Lo siento, quise llamarte durante mi descanso hoy, pero el trabajo estaba tan agitado que no tuve oportunidad. ¿Qué te dijo Brynn? ¿Cuándo hablaste con ella? ―Estaba ansioso. ―¡Oh, cielos! ―se burló―. ¡Ya lo tienes mal por ella! Cálmate, chico amoroso. Le hablé hace unas horas. Dijo que eres grandioso. ―¿Eso es todo? ―Vamos, Gia, sabes que necesito más que eso. ¿Qué dijo ella sobre pasar la noche? ¿Parecía como si lo lamentara? ―Dijo que pasó la noche, pero que seguía siendo virgen. ―Podía ver a Gia sonriendo al otro lado―. No lo dudé, dado que pasé la noche contigo tres veces y

tú tuviste… ¿cómo lo llamaste? ¡Oh, sí! “Impresionantes habilidades de autocontrol”, y nunca me tocaste. ―Se rio. Brynn debió no haberle dicho lo que hicimos en lugar de “relaciones sexuales”. Sonreí. ―Sí, sí, sigue con eso ―le dije. ―Dijo que eras sexy, dulce y que le pediste que cenaran hoy. ¿Por qué no estás cenando, y por qué ella debería lamentarlo? ―Me envió un mensaje mientras estaba en el trabajo diciéndome que iba a cubrir un turno en el club y lamentaba lo de la cena. Cuando la llevé a casa esta mañana, estaba un poco callada en comparación con la noche pasada, así que he estado paranoico todo el día de que ella podría estar teniendo segundos pensamientos respecto a verme. ―Soné patético. ―Sean, ve lento con ella. Estoy orgullosa de que estés interesado en ella incluso después de darte cuenta que ella es una stripper virgen, pero no la asfixies. Ella ha pasado por mucho, y necesita una mano lenta y firme, no un novio autoritario de buenas a primeras. ¿Qué se te ha metido? Lo sabes muy bien. ―Ella tenía razón. Mierda. ―No puedo creer que me estés diciendo esto ―me reí entre dientes―. Ella es tan… caliente y dulce al mismo tiempo. Es muy intoxicante. Pero sí, voy a tener bajar la velocidad, un poco. ―Buen chico ―molestó―. Ahora, ¡tengo noticias, también! ―Estaba emocionada. Debió ser la razón por la cual llamó anoche. ―Adelante ―le dije. ―¡Estoy comprometida! ¡Ethan y yo nos casaremos! ―Me quedé sin aliento y sentí el viento ser sacado de mí. ―Wow ―me las arreglé para decir―. Felicitaciones. ―Gracias, Sean. Sé que es apresurado, pero vamos a tener un compromiso largo, y como dijiste, a veces lo sabes de inmediato, y no tengo ninguna duda ―dijo efusivamente. ―Gia, eso es genial. Dile a Ethan que es el bastardo más afortunado que conozco ―Intenté bromear porque no quería que se diera cuenta de mis sentimientos reales. ―Sean, has hecho una gran parte ayudándonos a Ethan y a mi mientras estuve en tratamiento y estamos muy agradecidos contigo. Odio pensar en dónde estaríamos si no hubiese sido porque te conocí en el elevador.

―Ustedes dos estaban hechos el uno para el otro ―Realmente lo creía―. Y ustedes dos hicieron todo el trabajo, así que ahora vas a cosechar la recompensa y la vida que siempre te has merecido. ―Te quiero, Sean. Eres mi mejor amigo. ―Estaba emotiva. ―Ídem ―Yo estaba emotivo, también. Tenía que salir de la casa. Salté al auto y pronto me encontré a mí mismo en el gimnasio del hotel. Ejercité como loco. Estaba intentando ponerme de acuerdo en cómo me sentía respecto a el compromiso de Ethan y Gia. Sabía que estaban hecho el uno para el otro. Sabía que él le daría todo lo que ella merecía. Sabía cómo eso se sentía, porque una vez lo tuve, una vez, con Gretchen. ¿Por qué tuve que

perderla antes de poder darle todo lo que se merecía?

¿Estaba celoso de Ethan porque tenía a Gia? ¿Estaba celoso de ambos por lo que compartían? ¡Coño! No estaba seguro. ¿Estaba enamorado de Gia? Intenté con

todas mis fuerzas no enamorarme de ella, pero era casi imposible. Ella y yo compartimos algo especial, pero también Ethan y ella. Ellos lo tenían todo. Yo no había compartido una relación física con ella, pero si Ethan no hubiese estado en medio, lo hubiese intentado. ¿O no? Me había quedado dormido pensando en Gia cada noche desde que la conocí. ¡Bueno, excepto por la última noche, y la noche antes de esa! Brynn apartó mi mente de Gia. Brynn era un respiro de aire fresco y aunque no había sentido una atracción inmediata hacia ella como con Gretchen y Gia, estaba atraído por ella, no obstante. Intenté pensar en todas las cosas que me gustaban de ella, además de lo físico. Ella era dulce, tímida, virgen, buena bailarina, amaba nadar y pasar tiempo al aire libre, y estaba enfocada en su futuro. Era independiente, atenta, abierta y honesta. Sí, me gustaba ella, y no sólo porque era sexualmente desinhibida y abierta, eso era un bono. Me bañé en el gimnasio y me convencí a mí mismo de no conducir a Sashay. Sabía que tenía que parar y dejar que Brynn me devolviera el mensaje a su propio tiempo. Justo cuando aceptaba eso, mi teléfono sonó y me aceleré cuando vi que era un mensaje de ella.

Salgo a las 11, me encantaría que me llevaras. :) ―¡Sí! ―Le di una mirada al reloj, eran las 9:21. Le envié un mensaje de vuelta.

Estaré ahí :) Di la vuelta en la tienda, tomé unas cuantas cosas, y las llevé a mi apartamento. No sabía si ella quería pasar por aquí después del trabajo, pero esperaba que sí. Sólo quería estar con ella, junto a ella, toda la noche.

Estaba nervioso mientras esperaba en el aparcamiento. No estaba seguro si debía entrar y buscarla o esperar afuera. Permanecí al lado de la puerta del pasajero y justo cuando estaba a punto de enviarle un mensaje, la vi. Mi mandíbula cayó. Su cabello estaba ondulado y rebotaba con cada paso que daba en sus tacones de aguja negros. Mallas de red negras recorrían sus piernas hasta debajo del chaquetón negro, que asumí escondía algún pequeño conjunto que indudablemente se veía ardiente como el infierno en su hermoso cuerpo. Sus labios era de un delicioso rojo y sus mejillas eran rosa intenso. Sus ojos brillaban con párpados ahumado oscuro y definidas líneas color negro trazaban la parte inferior hasta las esquinas. ―¡Ángel! ―gritó algún tipo. Ella miró detrás de ella y saludó―. ¿A dónde vas, nena? Todavía no he tenido un baile en mi regazo. ―Lo lamento, cariño ―le lanzó un beso―. Tal vez mañana por la noche. ―Se dio la vuelta y después de unos cuantos pasos me vio. Su rostro se iluminó. Calidez se disparó a través de mí y le sonreí de vuelta. Le abrí la puerta y me dio un suave beso en los labios antes de entrar. ―¿Cómo estuvo el trabajo? ―le pregunté poniéndome el cinturón. ―Las propinas fueron buenas ―dijo, mientras luchaba con el suyo―. Aparte de eso, lo mismo de siempre. ―Me quité el mío y alegremente me estiré para ayudarla―. Gracias por ofrecerte a recogerme ―dijo en voz baja. La miré a los ojos. ―Gracias a ti por aceptar mi ofrecimiento ―No podía detenerme; tenía que besarla, larga y apasionadamente. Ella no pareció importarle, cuando puso su mano en la parte trasera de mi cabeza y mordió mi labio cuando me aparté. ―Estoy intentando mantener mi autocontrol alrededor tuyo, Brynn, pero es difícil para mí cuando estás vestida normalmente, así que te podrás imaginar con lo que estoy luchando cuando estás vestida así…, es imposible. Soltó una risita, lo que me excitó más. Puso ambas manos en mi cara. ―Sé cómo te sientes. ―Me besó otra vez. Finalmente recuperé mis sentidos y nos abroché el cinturón a ambos. ―¿Quieres quedarte en mi casa otra vez? Prometo no presionar nada. Sólo quiero realmente estar junto a ti, Brynn. ―Eso es dulce. ¿Podemos pasar por mi apartamento para recoger algunas cosas? ―Por supuesto. ―Estaba emocionado de que se quedara otra vez, pero intenté actuar de alguna forma normal―. ¿Te vas a cambiar en tu casa? ―Pregunté mientras conducía.

―Sí, ¿por qué? ―sonrió―. En realidad, no, sólo voy a tomar mis cosas y me cambiaré en tu casa. ¿Qué hay con eso? ―Fui sincero sobre no presionar nada y sólo quiero estar junto a ti, pero al menos tengo que ver lo que llevas puesto debajo de ese abrigo. Me está enloqueciendo no saber. ―Estaba respirando pesadamente sólo de pensarlo. ―Está bien. Me halaga que quieras verme. Es lindo sentir que tengo a alguien como tú observándome, para variar. ―¿Alguien como yo? ―pregunté. ―Sí, alguien que no está empujando dinero en mis pantaletas sólo para obtener una leve emoción, o susurrando obscenidades en mi oído con su agrio aliento a whisky. ―Pensar en eso me provocó náuseas. Definitivamente no me gustaba su trabajo. ―Hay muchas cosas que estoy reprimiendo ahora mismo ―le dije―. Sólo para que sepas. Ella sonrió y estrujó mi mano, sabiendo que lo que estaba sintiendo respecto a su trabajo y las guarradas que lo acompañaban. ―Gracias. Por cierto, no me importa cuando susurras obscenidades en mi oído, para que quede claro. ―Me reí mientras nos aparcábamos frente a su edificio. Salí y corrí alrededor para abrir su puerta. ―Quítate los zapatos ―le dije, dándome cuenta cuán lento estaba caminando por la acera. ―¿Y dejar que mis pies descalzos toquen la suciedad de este lugar? No lo creo ―dijo. La levanté rápidamente por detrás y la cargué hasta arriba, amando el sonido de su risa mientras subíamos. Había un olor diferente cuando abrió la puerta esta vez. Tomé una gran bocanada. ―¿Has estado horneando? ―Sí, para ti ―dijo con una mirada experta―. Esta mañana, después de que me dejaste, me sentí mal por ser fría contigo. Después de pensar en todo lo que había pasado entre nosotros, supe que estaba siendo injusta, así que quise hacer las paces contigo. Me senté y la halé a mi regazo. ―¿Qué te molestaba? ―Amaba cómo siempre ella terminaba calmadamente llegando a un acuerdo con las cosas y hablando al respecto. ―Sentí como si todo lo que querías de mí esta mañana fuese algo físico. Luego, cuando me invitaste a la fiesta de tu amigo, antes de que siquiera tuviéramos una

oportunidad de conocernos realmente el uno al otro, me hizo sentir como si quisieras exhibirme o algo así. Estaba preocupada pensando que bajé la guarda contigo porque pensé que eras algo que no eras. ―Me sentí mal mientras ellas hablaba, dándome cuenta que algunas de mis acciones eran definitivamente causantes de su intranquilidad. ―Pero luego, pensé sobre las dos citas que tuvimos y todas las cosas que habías dicho, y la forma en que respondiste a mi trabajo y mi virginidad, y me di cuenta que tú eras alguien con quien podía bajar la guardia, y que permití que mis propias inseguridades me hicieran dudarlo. ―Ella era toda una dulzura. ―Tú realmente eres algo, ¿lo sabes? Amo el hecho de que racionalices y reconsideres hasta que llegues a una conclusión educada. Realmente estás hecha para ser maestra, no tengo duda. ―Puse mis manos en su sonriente rostro―. Gracias por cambiar de parecer sobre que soy un mal chico. Lamento lo de esta mañana, no me enorgullece mi comportamiento y espero nunca hacerte sentir de esa forma otra vez. ―La abracé. ―Yo estaba caminando por ahí desnuda ―dijo―. Lo lamento. ―Nunca me quejaré por eso, o te pediré que dejes de hacerlo ―me reí―. Eso no va a pasar nunca. ―Me abrazó. ―Voy a agarrar algunas cosas y nos podremos ir. Tus golosinas están en el mostrador, empacadas para llevar. ―Giré mi cabeza para mirar. Ella se rio y desapareció por el pequeño pasillo hacia su habitación. Hice saltar la tapa del contenedor y me sentí como un niño en la mañana de Navidad cuando ve lo que hay dentro. ¡Galletas de chispas de chocolate, brownies y barras de arroz Krispy! Agarré una de cada una y cerré la tapa nuevamente. Mientras los devoraba, me di cuenta cuán limpia estaba la cocina. Había una hoja de galletas y una espátula en el escurridor, pero aparte de eso, estaba tan limpia como cualquier otro día. Ella tenía que estar exhausta después de hornear toda la mañana, limpiar e ir al trabajo. ―Después de que horneé, pedí un favor que me debían ―dijo Brynn desde su habitación. ―¿Ah, sí? ―María, una chica con la que trabajo, me debe un feriado. La cubrí en el primer turno esta noche así que ella trabajará por mí el Cuatro. Caminé hacia su voz y me paré en la entrada de su pequeña habitación. Era pequeña, pero tan limpia y bien mantenida como el resto de su apartamento. ―¿Así que podremos pasar el día juntos? ―Pregunté, esperando que mi suposición fuese cierta. ―Sí.

Me quedé ahí de pie, observándola poner las últimas cosas en su pequeña bolsa de playa. ―Gracias ―le dije. Ella había pasado el día entero haciendo algo por mí. Iba a asegurarme que fuera el mejor Cuatro de Julio que hubiese tenido. ―Vale, estoy lista ―dijo. En el camino a mi casa, Brynn se voltea en su asiento para verme a la cara y supe que lo que fuera que estaba a punto de decir era importante para ella. ―Sean, espero que no hayas tomado una mala impresión sobre lo que todavía quiero de ti. No quiero que te contengas porque tienes miedo de presionar demasiado fuerte o rápido. Quiero hacer lo que salga naturalmente e ir con la corriente. ¿Tenemos que preguntar para besarnos o por cualquier movimiento que hagamos? Eso sería pedir problemas, ¿no crees? ―Me observó a mí y a mis expresiones mientras hablaba. ―Sí, lo sería. Aunque, no tomaremos ese camino. Creo que necesitamos confiar en nuestros instintos y continuar siendo honestos mutuamente. Si estoy presionándote mucho, como esta mañana, por favor dime que pare, y sabré que tengo que controlarme. Ambos somos muy físicos y tenemos mucho que queremos dar y recibir sexualmente, pero aun así, no podemos asumir nada cuando se trata de la otra persona. ―Bien. Estoy de acuerdo. Todavía soy la chica que quiere todas esas cosas de las que hablaste ayer. Todavía quiero que me hables sucio y presiones mis botones, ¿lo sabes, cierto? ―Ella estaba preocupada de que yo fuera a echarme para atrás por completo. ¡Ja! ―Sí, Brynn ―sonreí―. Ya sé lo que te gusta y no planeo negártelo de ninguna manera. ―Ella no se había dado cuenta todavía que estaba agarrándole el dedo meñique. Suspiró. ―Qué bueno, porque estoy realmente cachonda ahora mismo. ―Se tiró hacia atrás en su asiento pero mantuvo sus ojos sobre mí. Pasé por la gasolinera y la vi sonreír por el rabillo del ojo. Cuando llegamos a mi casa, Brynn llevó sus cosas a mi habitación. Puse música suave y encendí algunas velas que había comprado antes en la tienda. Quería servirle una copa de vino, pero no sabía si ella bebía alcohol, o si era parte de su tratamiento, así que vacilé. ―Esto es muy romántico ―dijo mientras caminaba de vuelta a la sala―. ¿Te importa si me quito el jacket ahora? ―Sacudí la cabeza y tragué. Se movió con la música mientras lentamente caminaba hacia mí y me sentaba en el taburete frente a ella. Desabrochó cada botón, despacio. Me removí en mi asiento mientras me ponía duro con anticipación. Una vez que abrió todos los botones, buscó mi camiseta y la sacó despacio por mi cabeza. Torpemente pateé

mis zapatos por el suelo mientras ella ponía sus dedos sobre el botón superior de mis pantalones. Sonrió mientras vacilaba ligeramente y luego lo abrió de un tirón, separando los cinco botones de un solo. Ella no sólo era realmente buena desvistiéndose a sí misma, sino que también a mí. Me puse de pie y me quitó los pantalones, dejándome sólo en mi bóxer. Giró su cuerpo, pero sostuvo sus ojos sobre los míos. Tragué nuevamente mientras la observaba abrir el abrigo y lentamente bajarlo, exponiendo sus hombros y espalda. Finos tirantes negros abrazaban su hermosa piel. Ella lo bajó un poco más, inclinando su cabeza hacia atrás mientras lo hacía, y cerró sus ojos. Joder, ella era sexy. Finalmente dejó que el abrigo cayera al suelo y devoré su cuerpo con mis ojos. El corpiño de encaje negro abrazaba su espalda baja y las apretadas bragas de encaje se aferraban a su trasero perfectamente. Las medias de red se mantenían por sí solas, sin ligas, y acababan a unas pulgadas por debajo de donde empezaban sus bragas. ¡Joder! Estiré mis manos y las pasé por sus hombros, hacia abajo hasta sus muslos y de vuelta arriba. Ella se volteó para enfrentarme, y de inmediato mis manos fueron a sus pechos, los cuales subían y bajaban bajo el corpiño de encaje. Las bajé hacia su estómago, que estaba parcialmente cubierto y brillaba parcialmente con la luz de las velas. Sus bragas ajustaban perfectamente; abrazando sus caderas y haciendo que sus labios se vean más deliciosos que nunca. Deslizo mis ojos por todo su cuerpo hasta que llego a ellos. ―Eres hermosa. Ella sonrió de una manera que todo su rostro se iluminó. Sus ojos brillaron, al igual que sus recién lamidos labios. ―Bésame ―susurro. La levanté, justo como había hecho antes, y la cargué hasta mi habitación, recostándola cuidadosamente en la cama que sabía ella amaba. La besé suavemente antes de volver y tomar dos velas. Puse una a cada lado de la cama y me subí junto a ella. Mientras nos besábamos, le toqué el rostro y pasé mis dedos por la línea de su cabello. Quería que se relajara por primera vez en todo el día, pero sabía que había trabajado duro para darme lo que ella pensaba que yo quería. Cuán poco sabía, todo lo que yo quería era complacerla. Me alejé y fui hacia el guardarropa. Traje de vuelta una corbata de seda, que froté por su cuerpo mientras ella se reía debajo de ella. Ella estaba respirando pesado y sus bragas brillaban con su humedad. ―¿Confías en mí? ―Susurré. ―Sí. ―Asintió. Le até las manos sobre la cabeza con la corbata. ―Quiero que te relajes completamente ―susurré―. Cierra tus ojos si quieres. Deja ir todo lo del día, y derrítete en la cama. ¿Puedes hacer eso por mí? ―Le hablé bajo y

tranquilizadoramente, quería que me diera su cuerpo completamente, sin estar cohibida o atemorizada de ninguna forma. Ella asintió y cerró sus ojos. Le besé la cabeza y por todo su rostro, suavemente, despacio, asegurándome de no omitir ninguna pulgada. ―¿Estás cómoda? ―Susurré. ―Sí. ―Susurró ella. ―Todo es sobre ti, lo que quiero hacerte y tu bello cuerpo. Puedes moverte si eso hace que lo que te estoy haciendo se sienta mejor, de otra forma, relájate ―susurré. Ella asintió y vi una pequeña sonrisa. A ella le gustaba, y eso me encantaba. Me moví hacia abajo, le quité los tacones y masajeé sus pies, despacio aunque firmemente. La observé liberar su aliento y hundirse más profundamente en el edredón. Lentamente le quité las medias de red, y las puse en la cama. Masajeé sus tobillos y continué con cada pierna hasta que llegué a la parte superior de sus muslos. Su piel era suave y sabía dulce mientras la besaba y lamía de arriba a abajo, incluso levantando cada pierna para llegar a la parte trasera de ellas, enfocándome en la parte de atrás de sus rodillas, lo que parecía gustarle. Me moví de vuelta a su oído. ―Estás siendo muy paciente ―Susurré―. Voy a asegurarme de recompensarte por hacer lo que te pedí ―Ella mantuvo sus ojos cerrados, lamió sus labios y tomó una respiración profunda. Chupé su cuello y besé sus hombros antes de moverme hacia abajo hasta sus pechos. Se veían como si estuvieran a punto de escaparse del corpiño de encaje gracias a sus brazos atados por encima de su cabeza. Tomé una imagen mental antes de liberarlos, empujándolos por encima del encaje. Me tomó mucho autocontrol evitar devorarlos ávidamente, pero seguí manteniendo un ritmo lento y tan sensual como podía. Sus pezones estaban perfectamente grandes y duros como mármol cuando los lamí y mordisqueé, haciendo que Brynn moviera sus caderas por primera vez. Entre más fuerte chupaba, más se retorcía, y me preguntaba con cuántas ganas ella quería esto. Me moví hacia su estómago, enfocándome en su ombligo y los costados de su cintura, ya que esos eran los lugares que la hacían retorcerse más. Bajé sus bragas y sus caderas empezaron a moverse antes de que la tocara siquiera. Volví a su oído. ―¿Todavía estás relajada? ―Sí. ―Susurró. ―Quiero hacerte el amor. ―Por favor. ―Ella suplicó en voz baja.

―Pronto ―Susurré contra su piel―. Ahora mismo voy a hacerte venir con más fuerza y durante más tiempo que nunca. ―Tan pronto lo dije y vi una sonrisa en su rostro, esperé poder cumplirlo. Besé sus labios antes de moverme hacia abajo entre sus piernas. Ella estaba chorreando y yo estaba complacido con cómo ella había respondido a mis intentos de seducirla. Masajeé su clítoris y alrededor con mis dedos. Ella dio un respingo y jadeó; y supe que mejor empezaba si quería darle lo que dije que le daría. Deslicé mi dedo dentro de ella sólo lo justo antes de enroscarlo hacia arriba contra el interior de su pared. Inmediatamente toqué el punto esponjoso y puse la cantidad justa de presión contra este. Ella dejó escapar un gemido y arqueó su espalda, empujando sus ya agitados pechos hacia arriba. Sonreí. Usé mi mano libre para separar más sus piernas y luego sus labios vaginales, para que mi lengua hiciera su magia. Le di un golpe al clítoris con ella y lo presioné por completo mientras aplicaba presión adelante y atrás contra su punto G. Ella gimió y su cuerpo respondió balanceándose e impulsándose mientras yo continuaba implacablemente. ―Sean, oh dios ―resolló. Quería hablarle sucio, pero no me atrevía a distraerme de mi trabajo. ―Sean… ―Se levantó de la cama―. Oh, ah, ah ―chilló. Seguí, determinado, mientras empujaba mis propias caderas contra la cama. Escucharla decir mi nombre me estaba empujando más allá de lo que pretendía llegar. Intensifiqué mi velocidad e incrementé la presión en ambos lados, dentro y fuera, mientras Brynn gritaba y perdía el control. ―¡Coño! ¡Sean! ¡Aaahhh! ―Se corrió con fuerza, liberando todo alrededor mío mientras yo mantenía mi presión en ella. Ella gimió y convulsionó durante un tiempo, y yo estaba emocionado de haber mantenido mi palabra. Mientras me apartaba lentamente su cuerpo saltó con las réplicas. Rápidamente desaté sus manos y traté masajearlas, pero ella tenía otras ideas. Me bajó el bóxer y se aferró a mi polla en tres segundos, que fue casi el mismo tiempo que me tomó mirar hacia abajo y ver sus manos firmemente acariciándome hasta la completa sumisión. Me quedé quieto mientras mi polla liberaba casi dolorosamente lo que había acumulado durante la última hora o más. ―Mmm, Brynn. ―Me derrumbé a su lado. Ella se rio y frotó sus muñecas. ―¿Estás bien? ―Me hice cargo de acariciarle las muñecas. ―No. ―Pudo haberme engañado, pero la risa la traicionó―. He sido atada, obligada a no mover mis manos, me hablaron sucio, me hicieron cosquillas, fui

provocada, y torturada hasta que finalmente se me permitió sucumbir en las manos de mi captor. ―Oh, Dios mío, pobre de ti ―dije. ―Lo sé. Estuve bajo tanta coacción que de hecho, grité una mala palabra, cosa que no hago nunca. ―Arqueó las cejas, tratando de parecer asustada. ―¿Crees que eso es malo? Yo fui prácticamente violado, aquí en mi propia cama. ―Levanté las cejas también. Se dejó caer en la cama y se echó a reír mientras miraba hacia el techo. ―Eres hermosa ―le dije en serio. ―También tú. ―Nos miramos el uno al otro por un momento―. ¿Quieres ducharte conmigo? ―preguntó en voz baja. ―Sí, y luego quiero quedarme dormido contigo en mis brazos. ―Suena perfecto ―dijo ella.

Ella todavía estaba en mis brazos cuando me desperté. La recordé diciendo que no era una persona mañanera así que cuidadosamente me retiré y me levanté sin despertarla. Calenté el agua para el té y corté vegetales para el omelet antes de sentir sus manos alrededor de mí desde atrás. ―Buen día ―dijo. Me volví hacia ella y la abracé. ―Buen día. ¿Cómo dormiste? ―Mmm, muy bien. ―Suenas bastante feliz para ser una persona no-mañanera. ―Le besé la parte superior de la cabeza. ―Debe ser la compañía ―dijo. ―Quiero hacerte el desayuno. Omelet vegano y té, justo como la vez pasada en el bistró. ¿Cómo se oye? ―Esperaba que comiera, pero no iba a presionarla. ―De hecho, estoy muriéndome de hambre. ―Parecía sorprendida por eso―. ¿Puedo ayudar? ―No, no puedes. ―La senté en el taburete―. Aquí está el periódico y acá tu té. Relájate.

―Pero, no leo el periódico. ―Vale, ¿qué haces? ―Me ocupé en la estufa. ―Me levanto, malhumorada generalmente, alrededor de las nueve o por ahí, dado que trabajo tarde. Hago la cama, preparo una taza de té, limpio mi apartamento, me baño, hago mis mandados si es necesario y luego me alisto para ir al trabajo. Cosas bastante aburridas. ¿Qué haces tú? ―Esperaba que su vida no fuera tan aburrida así, pero tenía la sensación de que sí. Tenía que ser duro volver a eso después de los atareados días en tratamiento. ―Hago casi lo mismo que tú, pero también añado cosas divertidas. Ya verás. ―¿Veré? ―Estaba sorprendida. ―Sí, si quieres, así será. Me gustaría pasar una seria cantidad de tiempo contigo cuando no estemos trabajando. Una vez que empiecen las clases no tendré mucho tiempo libre, así que quiero sacar provecho de esto ahora, contigo. ―Amaba tener alguien con quién pasar el tiempo, finalmente. ―Eso sería… ―Bajó la mirada hacia su té―. Bueno, no sé cómo qué sería eso, pero sólo pensarlo es realmente emocionante. ―Volvió su mirada hacia mí. Su expresión era difícil de leer. Era feliz, pero también triste. ―¿Entonces por qué no pareces muy emocionada? ―Es sólo tan diferente de lo que estoy acostumbrada. Tener a alguien que quiera pasar tiempo conmigo. Espero no defraudarte. ―Ella era tan honesta. Me di cuenta que ella nunca había tenido lo que yo quería tener con ella. Incluso, al crecer, estuvo sola la mayoría del tiempo. Esto sería diferente y aterrador, salir de lo que había sido tu zona de confort durante toda tu vida. Y, por supuesto, estaba preocupada sobre defraudarme. Ella no creía tener nada para ofrecerme. Me senté en el banco junto a ella. ―Brynn, me encanta pasar tiempo contigo. Estoy emocionado de haberte conocido en este momento de mi vida. He tenido angustias y dolores, al igual que tú. He pasado años en lugares oscuros, queriendo sentir algo nuevamente, pero pensando que nunca lo haría. Decidí que esa no era una forma de vivir, así que conseguí ayuda, tratamiento, justo como tú, y finalmente me siento como mi antiguo yo otra vez, incluso mejor. Quiero vivir, amar, sonreír y reír con alguien que quiera compartir esas cosas conmigo. La primera cita que tuvimos, en la playa, lo vi en ti. Jugando en el agua y observando las olas llegar. Sentí una cercanía contigo y consideré el hecho de que podrías ser con la que quiero compartirlo. Entonces, cuando fuimos a la tirolesa el siguiente día, y te vi apreciar la belleza de tu entorno, escuché tu honestidad y sentí tu dulce inocencia, supe que era con quien quería sanar, compartir y sonreír tanto como sea posible. Esta mañana, cuando desperté contigo en mis brazos, después de

pasar estos últimos días juntos, se sintió tan bien. Es tarde para que te preocupes sobre defraudarme, hemos pasado ese punto. ―Ella se quedó mirándome, sin creer lo que acabé de decirle, pero deseando hacerlo. ―¿Me estás diciendo que quieres que sea tu novia? ―Ella era tan dulce e inocente, que era difícil creer que pudiera hacer cosas tan impresionantemente talentosa con su cuerpo para hacerse sentir a sí misma de otra forma. ―Sí, Brynn, mi novia ―Sonreí y sacudí mi cabeza cuando su rostro iluminó toda la habitación. La palabra significaba algo para ella, algo grande, algo nuevo y emocionante. Tal vez algo que ella había querido durante mucho tiempo, pero un título que nunca portó, hasta ahora. ―Gracias por decirme cómo te sientes. No tengo las palabras, como tú, para expresarme como quiero. Estoy acostumbrada a expresarme a través del baile, lo cual espero hacer para ti mucho más. ―Me gustó escuchar eso―. Me gustaría que sepas, de cualquier forma, que uno de los mejores momentos de mi vida fue cuando te besé en la plataforma de la tirolesa y la reacción que tuviste. Nunca, nunca, lo olvidaré. Fue la primera vez que fui tras algo que quería sin preocuparme sobre las consecuencias, el rechazo, o siquiera el chico irritado parado junto a nosotros. Fue un momento perfecto en mi memoria y he compartido varios momentos cercanos a ese contigo estos últimos días. Me haces sentir algo fuerte y bueno, fácilmente podría convertirse en una adicción. ―Eso me llenó y quise seguir haciéndola sentir poderosa y buena. Quería que ella tuviera momentos como ese conmigo cada día. ―Me encanta cómo te expresas. No hay nada mal con las palabras que usas, de hecho, es refrescante lo crudas que son. No tienes que adornar tus palabras si son honestas. Y cuando te expresaste a través del baile la otra noche, santo dios, Brynn, nunca había presenciado nada como eso. Eres muy talentosa. Podría mirarte por horas. Es como si la música estuviera saliendo de tu cuerpo, como si estuvieras emitiendo las notas con cada movimiento que haces. Es impresionante. ―Esperaba ver más de eso, pronto. ―Gracias ―dijo―. Solía vestirme con la ropa de mi madre y bailar alrededor de la casa cuando era niña. Coreografiaba mis propios pequeños espectáculos y colocaba mis animales de peluche como audiencia. ―Bajó la mirada hacia su té mientras recordaba y se echó a reír―. Una vez nuestra criada me vio, sin que yo me diera cuenta y ella les habló muy emocionada a mis padres cuando volvieron a casa sobre lo talentosa que pensaba que yo era. ―Su rostro se volvió triste y paró de contar la historia. Levanté su barbilla para que me mirara. Ella sólo sacudió su cabeza y llevó su taza hacia la estufa. Se acercó y llenó mi taza primero y luego la suya. Mojó su bolsita de té y colocó la cuchara encima para mantenerla debajo del agua. Luego volvió a mirarme. ―No estaban impresionados. ―Fue todo lo que dijo.

―¿Por qué? ―Quería sentir su dolor y quería estar dentro de ella, para ayudarla a expulsarlo. ―Bueno, mamá se enojó porque me había puesto su ropa y papá se enojó porque hubiese jugado con sus cintas y estéreo. Siempre había colocado todo en su lugar cuidadosamente, así que nunca supieron. Juanita se sintió horrible por haberme metido en problemas, pero no la culpaba, ella no sabía que ese era mi pequeño secreto. De hecho, eso me hizo quererla incluso más, el hecho de que ella pensara que yo era talentosa y que quisiera decírselo al mundo. ―Sonrió en esa parte. ―Pero, ¿por qué no se impresionaron con tu baile? ―pregunté. Su sonrisa se desvaneció. ―Nunca pidieron verme. ―Se encogió de hombros como si no fuera la gran cosa. Pero, era la gran cosa. Una jodida gran cosa para mí. ―¿Alguna vez te han visto bailar? ―Estaba presionando y sabía que eso podría salir de una de dos formas. Esperaba que fuera la mejor. ―Sí ―dijo mientras endulzaba su té―. Tenía una amiga en la escuela, Nora, quién me convenció de que aplicara para el papel de Sandy en la producción de Grease en nuestra escuela. De alguna forma me convenció de que nadie podría interpretarlo mejor que yo. Sabía la película de memoria, la había visto muchas veces, y por supuesto soñaba con ser Sandy, como cualquier chica que la haya visto. Practicaba en mi habitación cada día durante horas cuando volvía de la escuela, y con cada práctica mi confianza aumentó. Para el día antes de las audiciones, no tenía duda de que los jueces iban a estar embelesados conmigo y no sólo conseguí el papel principal, sino posiblemente un boleto fuera de mi noexistente vida hacia una nueva vida llena de baile. ―Se rio y sacudió su cabeza. Yo estaba fascinado por ella y aunque sabía que la historia iba a ir cuesta abajo a partir de aquí, estaba animándola a seguir. ―Mi habitación no tenía el espacio abierto que necesitaba para practicar uno de mis números completamente, así que practicaba abajo, en el vestíbulo a veces. Quería hacerlo simplemente perfecto y perdí el sentido del tiempo ese día, en particular. ―Se detuvo y llenó la tetera con agua. La devolvió a la estufa y encendió el quemador―. No escuché a mis padres entrar, pero por la expresión en sus caras cuando apagaron la música, supuse que habían visto suficiente. ―Dio un profundo suspiro y sorbió de su té―. Mi mamá empezó a gritar sobre las ralladuras que había hecho en el piso y mi papá dijo que yo estaba demasiado gorda para estar bailando y vistiéndome como una prostituta. “¡Ni siquiera pienses en avergonzarnos intentando esta ridiculez!” gritó mi papá. Luego mi mamá resonó, “¡Ya casi tienes dieciocho años, es tiempo de que empieces a pensar sobre tu futuro y pares con esta fantasía irreal tuya!” Yo estaba aplastada. Sentí como si alguien me acabara de decir que tenía que dejar de respirar, dejar de soñar, dejar de tener confianza y creer. ―Rápidamente se limpió una lágrima que de alguna forma había dejado escapar de su ojo. Me lanzó una mirada, probablemente esperando que no me hubiese dado cuenta, pero yo no había apartado mis húmedos ojos de ella. Ella pareció asombrada al principio de que estuviera sentimental sobre su historia, pero entonces la suavidad llenó sus

ojos y dejó salir una, esta cayó silenciosamente. ―Es innecesario decir que no lo intenté. Pamela Johnston consiguió el papel. Ella era delgada y hermosa, siendo la perfecta Sandy. Ella no podía cantar ni bailar una mierda, pero me di cuenta que eso no importaba, y que mis padres tenían razón. Si hubiese aplicado para el papel, hubiese sido una vergüenza. Para los ricos esnobs no se trataba del talento o el duro trabajo, se trataba de cómo te veías, vestías y alardeabas de tu dinero. No quería ese tipo de vida ya, así que tan pronto me gradué, me fui. ―¿Todavía piensas que tenían razón? ―Estaba medio asustado. ―Todavía estoy lidiando con eso ―dijo. Se me hundió el corazón. Estaba en pánico total. ―¿Me pones en esa categoría? ―Tenía miedo de preguntar, pero tenía que hacerlo. ―¿Qué? ―Se veía confundida por un segundo, pero mientras estudiaba mi rostro, leyó mi miedo―. Oh, Dios mío, Sean, no, para nada. ―Estaba en su banco junto a mí nuevamente, mientras tomaba mi rostro en sus pequeñas manos suaves―. Sé que todas las personas con dinero no tienen un corazón de piedra, tanto como sé que no todas las stripper son prostitutas. Estaba nerviosa sobre ti, al principio, cuando vi tu auto y me di cuenta que eras muy poderoso, pero decidí darte una oportunidad, justo como tú me diste una cuando supiste sobre mi trabajo. Nunca te he puesto en esa categoría. Eres lo opuesto de ellos. Ya me lo has probado. ―Me besó dulcemente y suspiré de alivio. ―Quiero profundizar en tu historia con tantas ganas. Quiero hacerte ver todo lo que estaba mal sobre lo que tus padres te hicieron pasar y todo lo bueno sobre lo que tú hiciste, pero no puedo. Estoy seguro que has escuchado todo eso en terapia y espero que continúes descubriéndolo en la orientación. Quiero ser tu terapeuta ahora mismo, pero más quiero ser tu novio, y no puedo ser ambos. No sería justo para ti, o para nosotros. Es genial la forma en que hablamos, como lo hacen las parejas, y eso es lo que quiero. Si alguna vez quieres hablar de algo específico, estoy aquí para ti, pero a menos que pidas mi ayuda, voy a ser el novio siemprecariñoso que te apoya y comprende, ¿de acuerdo? ―Eso es todo lo que podría esperar ―dijo―. Ahora, ¿no me ibas a hacer desayuno? ―Nos sonreímos mutuamente, sabiendo que habíamos perdido la noción del tiempo. ―Esa es mi chica ―dije mientras me levantaba de un salto y volví a la estufa. ―Mmmm ―dijo―. Me encanta que me llames así. Le guiñé. ―Bueno, eso es lo que eres. ―Su sonrisa lo dijo todo. Estaba feliz. ―¿Qué te gustaría hacer mañana? ―le pregunté.

―Ver los fuegos artificiales en algún lugar, pero aparte de eso, sólo estar contigo sería maravilloso. ―Te gusta ver los fuegos artificiales ¿eh? ―¡Sí! Un año Juanita y yo nos trepamos por la ventana de mi habitación ¡y los vimos desde el tejado! Ella colocó una pequeña sábana en las tejas y tuvimos un picnic. ―Brynn se rio―. Ella había usado unos corta-galletas para cortar emparedados de queso en forma de estrellas y tuvimos galletas de azúcar decoradas muy festivamente, que habíamos hecho juntas más temprano. Ella era muy divertida. ―¿Tus padres se unieron a ustedes dos? Brynn se rio. ―No, usualmente viajaban los días festivos. ―Siguió sonriendo mientras comía. ―¿Incluso en Navidad y Pascua? ―No podía imaginar ser un niño solitario en Navidad. ―Sí, generalmente. ―Ella levantó la mirada y vio mi expresión―. Sean, yo no quería ir con ellos, de ninguna manera. Quería estar en casa, con los empleados. Ellos eran mi apoyo, ellos me querían y yo los quería. Lo he aceptado, y estoy bien con eso. ―Bueno, ¡yo no!―Honestamente, los días festivos con ellos son de los recuerdos más felices que tengo. Ellos los hicieron muy especiales para mí, nos divertimos mucho. No te atrevas a mirarme como si sintieras lástima por mí. Ya he pasado por eso. ―Lo siento ―le dije. Ella era mucho más fuerte que lo que me había imaginado―. ¿Te mantuviste en contacto con Juanita, o cualquiera del personal? ―No. Mis padres me desconocieron y les prohibieron tener contacto conmigo. ―¿Qué? ¿Cómo les fue posible prohibirles eso? ―Estaba anonadado. ―Tienen mucho dinero, así es como. ―Terminó su omelet y llevó nuestros platos al fregador. Me levanté para ayudar. ―Siéntate ―dijo―. Tú cocinaste, yo limpiaré. ―Oh, ¿esa es la regla? ―Bromeé. ―Sí. No quiero que me sirvas cuando esté aquí. Quiero ser tu novia, no tu invitada. ―Ella era independiente, de seguro. No quería que nadie cuidara de ella. Eso iba a ser difícil para mí. Todo lo que quería era ocuparme de ella y protegerla. ―Estoy aprendiendo mucho sobre ti esta mañana ―le dije―. Has tirado de mis fibras sensibles, me has inspirado, sorprendido y ahora estás sacando la mierda de mí.

Se rio. ―¿Cómo estoy sacando la mierda de ti? ―Estoy muy incómodo con esa regla. Simplemente no puedo hacerlo. ―Abrí el lavaplatos y empecé a cargarlo. ―Guau. Eres todo un bebé ―dijo mientas me agarraba y me giraba para enfrentarla. De un salto puso su pequeño trasero sobre la encimera y me haló hacia sus labios. Me besó apasionadamente y chupó mi lengua mientras pasaba sus dedos hacia arriba y debajo de mis brazos. ―Mmm, amo cuando haces eso ―le dije. ―¿Hacer qué? ―Preguntó. ―Todo esto. ―¿Incluso llamarte bebé? ―Especialmente eso. ―Se rio, pero seriamente, eso me encendió. Envolvió sus brazos alrededor de mí y besé su cuello. Ella intentó inclinarse hacia atrás, dándome acceso completo, pero metió la mano en el fregador en lugar de ponerla sobre la encimera y cayó hacia atrás, golpeándose la cabeza con la esquina de la despensa. ―¡Auch! ―dijo mientras se devolvía y agarraba su cabeza. ―¿Estás bien? ―La ayudé a sentarse. ―Sí ―dijo, pero luego apartó la mano de su cabeza y vio la sangre. Mi corazón se aceleró y jadeé mientas la atrapaba cuando caía contra mí. Estaba inconsciente. ―¡Brynn! ―La sacudí―. ¡Brynn! ―No obtuve respuesta―. ¡Joder! ¡Brynn! ―Estaba hiperventilando mientras la llevaba al desayunador y marcaba 911 en mi celular. ―Cálmese, señor ―dijo la operadora después de que le gritara mi dirección en el oído―. La ayuda va en camino, pero quiero que se calme para que pueda ayudar a su novia, ¿está bien? ―Vale ―dije, e intenté tomar respiraciones profundas. ―Quiero que la recueste y consiga una toalla limpia. ―La recosté justo al lado del armario, así no tendría que alejarme de ella―. Ahora, dóblela y aplique una firme presión en la herida. ¿Ella todavía está inconsciente? ―Estaba orando silenciosamente mientras sostenía su hermosa cabeza―. ¿Señor? ―dijo la operadora. ―Sí, sigue inconsciente ―dije.

―Bien, mantenga la presión. Los paramédicos están llegando ahora. Permanezca en la línea hasta… ―Colgué, corrí hacia la puerta cerrada, la abrí de un tirón y volví corriendo hacia Brynn. Ella intentaba abrir sus ojos. ―Mierda ―Creo que dijo, pero no estaba despierta del todo. Intentó llegar a su cabeza. ―Brynn ―Susurré―. Sólo relájate, vas a estar bien. ―Cuidadosamente empujé su brazo de vuelta a su costado. ―¿Sean? ―Sí, Brynn, soy Sean. ―Le sonreí a sus ojos desenfocados. Ella bizqueó y luego sonrió un poco. ―Me caí ―dijo. ―Sí, lo hiciste ―Me reí entre dientes. ―Estabas siendo un bebé ―dijo. Va a estar bien. ―Sí, así era. ―Ella era divertida cuando estaba delirando. ―¿Cuál es su nombre, Señorita? ―El paramédico repentinamente estaba en su cara. ―Brynn ―dijo ella. ―¿Qué pasó? ―Preguntó él. ―Estábamos besuqueándonos y caí hacia atrás contra la esquina de la despensa. ―Sólo sacudí mi cabeza y le sonreí. Tan honesta, todo el tiempo. El paramédico me miró y se echó a reír. ―Bueno, tienen que ser más cuidadosos la próxima vez. ―Seguro ―dijo ella. Él la revisó y dijo que iba a necesitar unas puntadas. También estaba preocupado respecto a la pérdida de consciencia y dijo que necesitaban revisarla en el hospital. Tan pronto llegamos allí, llamé y logré que me cubrieran mi turno por la noche, sabiendo que no había manera de que la fuera a dejar sola. Su doctor era realmente genial y cuando Brynn le dijo que nos habíamos estado besando en la encimera cuando se cayó hacia atrás, pensé que se iba a morir de la risa. ―Eres un tipo afortunado ―me dijo. Él estaba menos preocupado sobre la pérdida de consciencia cuando supo que fue después de que ella viera la sangre, pero le hizo un par de exámenes, de todas formas. Él dijo que sus habilidades

motoras estaban en perfecto estado y que no preveía ningún tratamiento adicional, además de los seis puntos de sutura... Le dijo que no usara champú durante dos días, pero que podría lavarse cuidadosamente en la ducha para remover la sangre. Necesitaba que alguien le limpiara el puntaje una vez al día con un hisopo y un poco de jabón y agua para remover cualquier resto de sangre o costras que se formaran, le pusiera algún ungüento y vendajes limpios. Tendría que volver en siete días para que le quitaran las puntadas. ―¿Puedo trabajar? ―Preguntó ella. ―No, no por al menos cinco días. Si se ve como que está sanando adecuadamente, entonces puedes después de eso, pero hablo de cosas ligeras hasta después de quitarte las puntadas. ―Soy bailarina ―dijo ella. ―No, durante los próximos siete días no lo eres. ―Él sacudió su cabeza. ―Mierda ―dijo ella. La apreté y le besé la mano que había estado sosteniendo todo el tiempo. ―¿Estarás con ella esta noche? ―Me preguntó. Yo asentí―. Está pendiente por cualquier señal de alarma en esta página, especialmente en las próximas veinticuatro horas, sólo por si acaso. ―Me pasó un papel sobre las heridas en la cabeza y los signos de recaídas que vigilar. ―Está en buenas manos ―le dije. Brynn estaba un poco triste sobre que tuvieran que raparle un poco de cabello, pero ellos hicieron un trabajo realmente bueno al quitar únicamente lo que tenían que quitar. Le dije que las capas por encima de la herida cubrirían el hueco bastante bien. Realmente no podía decirlo con el vendaje puesto, pero eso la hizo sentir mejor así que me fui con eso. Tan pronto volvimos a mi apartamento, Brynn llamó a su jefe. Él fue realmente amable al respecto y le dijo que intentara disfrutar un poco de su tiempo libre dado que ella nunca tomaba vacaciones. Ella se veía triste cuando colgó. ―Lo siento ―le dije. ―No es tu culpa. ―En parte. ―Bueno ―sonrió―, estaba siendo codiciosa al querer que me besaras el cuello completo. No podía estar satisfecha solo con una parte, nooooo; tenía que tenerlo todo. ―Me reí con ella.

―Me encanta tu codicia, es muy sexy ―dije. ―¿Esto es sexy? ―Señaló su cabeza. ―Sí, lo es, porque cada vez que lo veo, recuerdo cómo pasó. ―Levanté mis cejas y eso la hizo soltar risitas―. ¿Quieres tomar una ducha? Podría ayudarte a sacar el resto de la sangre de tu cabello. Luego podrás relajarte mientras nos preparo algo para cenar y después ¿tal vez una película o algo? ―Me iba a encantar cuidar de ella durante los próximos siete días. ¿A quién quería engañar? Ella nunca dejaría que eso pasara, pero al menos dos o tres días serían buenos todavía. ―Sí, eso suena realmente bien, gracias. Creé un pequeño escudo para su herida así podría lavarle el cabello sin mojar su recién puesto vendaje. Funcionó bien y unos minutos después estaba tan rubia como antes. Podía decir que ella no estaba sintiéndose bien, así que después de que la mimé en la ducha, la ayudé a vestirse y la puse cómoda en el sofá. ―Gracias, Sean, eres dulce ―dijo, apenas manteniendo sus ojos abiertos. ―También eres dulce ―le dije―. Ahora, descansa un poco y comeremos cuando despiertes. ―Ella asintió y cerró sus ojos. Limpié la cocina del desayuno y el accidente. Me sorprendió cuánta sangre había perdido allí, a la cual no le había prestado mucha atención mientras estaba en estado de pánico. Saqué algunas pechugas de pollo y preparé una ensalada para la cena. Puse una carga de ropa a lavar, coloqué música suave y me senté en la silla frente a Brynn con mi laptop. Quería estar justo ahí cuando despertara. Era difícil concentrarme en la pantalla de la computadora con ella en el fondo. Miré la lista de conciertos que Gia había enviado otra vez. Estaba esperando tal vez poder convencer a Brynn de ir conmigo a finales de mes, pero dado que iba a faltar una semana al trabajo ahora, sabía que no se tomaría un tiempo libre hasta unas semanas más tarde. Me di cuenta que los shows para el próximo fin de semana eran buenos. ¿Podría convencerla de ir este fin de semana? ¿Se sentirá mejor para eso? Iba a mencionárselo y vería cómo reaccionaba. Quería pasar en grande el Cuatro de Julio, pero el incidente con la despensa puso todos esos planes en la cuerda floja. Busqué ideas divertidas en la red que no involucraran nadar o hacer esfuerzos físicos. Sólo tenía el resto del día para hacer un plan, lo cual no me dejaba con muchas opciones. Ella iba a estar dolorida y probablemente un poco cansada, así que sabía que mejor permanecíamos cerca de casa. Hice un plan y puse en orden unas cuantas cosas. No podía creer que Brynn todavía estuviese durmiendo, pobrecita. Me mantuve checándola, pero estaba bien, no se había movido. Necesitaba conseguir algunas cosas del supermercado, pero esperaría hasta la mañana, tal vez se sintiera mejor como para salir por un

rato para entonces. Me senté en la silla otra vez e hice una lista de las cosas que necesitaba. Noté algún movimiento por el rabillo del ojo y cuando di un vistazo, vi dulces ojos soñolientos mirándome. Fui hacia ella. ―¿Cómo te sientes? ―Adolorida, pero no tan aturdida. ―¿Quieres una píldora para el dolor? ―¿Tienes ibuprofeno? Creo que la píldora para el dolor fue lo que me sacó de combate. Le conseguí dos y un vaso de agua. ―Gracias, Sean. ―Se sentó sólo lo suficiente para beber sin derramar. No se veía como si ella se sintiera tan bien como yo esperaba. ―¿Puedo ponerte una película o algo? ―Seguro, elígela tú ―dijo. Agarré el control remoto y chasqueé en Netflix. Encontré de inmediato le película y tan pronto empezó la música ella sonrió. ―Grease ―dijo. La besé en la frente y fui a terminar la cena. Escuché unas risitas tenues un par de veces y eso me hizo sentir mejor. Para cuando tuve la comida lista, Brynn estaba sentada. Se veía como si se sintiera mejor. Comimos en el sofá y terminamos de ver Grease. Brynn dijo que se sentía bien como para levantarse, pero cuando lo hizo se mareó. ―Sé que es sólo por culpa de esas asquerosas píldoras y el hecho de que he estado acostada durante mucho tiempo. ¿Podrías pararte conmigo por un minuto hasta que me vuelva el balance? ―Por supuesto ―dije mientras la ayudaba a permanecer de pie y la recosté contra mí. ―Sí, esto es bueno ―dijo mientas se acostumbraba―. Por mucho que me gustaría permanecer inclinada contra ti, tengo que orinar. ―Voy contigo ―le dije. Lo último que quería era que se cayera de nuevo. ―¡No, claro que no! ¡No puedo orinar si me estás mirando! ―¡No voy a mirar! Sólo te ayudaré a ir al baño ―Me reí―. Ahora ¿quién está siendo un bebé?

Se rio. ―Oh, entonces bien. Estuvo bastante estable durante el trayecto hasta el baño así que confié en que no se desmayaría. Todavía esperaba fuera de la puerta cuando ella la abrió, me sacudió la cabeza. ―Estoy bien ―dijo―. Pero, tengo que admitir que seguro es bueno tenerte a mi entera disposición. ―Me dio un dulce beso. ―No te dejes llevar tanto ―le dije―. Así fue como te metiste en este predicamento, en primer lugar. ―Valió la pena ―Sonrió. Pasamos el resto de la noche jugando a las cartas y viendo películas. Ella sabía un montón sobre los juegos de cartas. Dijo que solía jugarlos mucho con Juanita, junto con juegos de mesa y dados. Le dije que sabía cómo jugar al póker, pero eso era todo, así que me retó a un juego de strip-póquer cuando se sintiera mejor. Yo no podía esperar. ―No puedo creer que mañana sea Cuatro de Julio ―dijo mientras se acurrucaba en mi cama. ―Lo sé. Los veranos siempre pasan muy rápido. Estaba pensando, mientras tú dormías, sobre ir a un par de conciertos en The Lock. Me encantaría llevarte. De hecho, ni siquiera quiero ir si no vas conmigo. De todas formas, te iba a hablar sobre ir a final de mes, pero dado que ahora no puedes trabajar, quiero llevarte este fin de semana. ―¡Bueh! Lo dije, ahora se viene el caos. Ella levantó rápidamente la cabeza y me miró. Aquí viene. ―¡Oh, mi dios! ¡Eso sería maravilloso! ¿Ahí es donde está Gia, cierto? ―Estaba placenteramente asombrado. ―Sí. ¿Estás diciendo que irás? ―¡Demonios, sí! Es decir, ¿por qué no? Nunca he estado en ninguna parte, y no puedo trabajar de todas formas, las propinas fueron realmente buenas la semana pasada, así que reforcé mi dinero para diversión, el cual se ha acumulado dado que no hago nada divertido. ¡Demonios, sí! ―Estaba sentada para entonces, y sus ojos brillaban. ―¿Tienes dinero para diversión? ―Me reí. Nunca había oído al respecto. ―Sí, dinero apartado para hacer cosas divertidas. Una de mis amigas en Sashay me dio la idea cuando empezaba por primera vez ahí. Al final de cada semana, después de que pago mis cuentas, setenta y cinco por ciento de lo que me queda va para mi ahorro escolar y el otro veinticinco por ciento entra en mi cuenta de dinero para diversión. Fue emocionante al principio, verlo crecer y pensar sobre

lo que iba a hacer con él, pero entonces la vida pasó y el tratamiento pasó y ahí se encuentra. ―Creo que esa es un idea realmente buena ―le dije―. Pero creo que olvidaste lo que te dije. Quiero llevarte ―repetí. Ella suspiró e inclinó su cabeza hacia atrás, mirando el techo, pensando. Me miró. ―He trabajado largas y duras horas por lo que tengo. He soportado mucha mierda de borrachos y pervertidos mientras mantengo una sonrisa dulce en mi rostro. Sólo voy, hago mi trabajo y cuento mi dinero al final del día. Nunca he ido de vacaciones, o a un concierto en vivo. Nunca he volado o tomado un bus de paseo o viajado en tren. Dejé la casa de mis padres cuando tenía dieciocho años con la ropa en mi espalda y una pequeña bolsa de lona con artículos personales. Eso fue hace cinco años, y aunque he tenido un par de años difíciles en el trayecto, estoy en un lugar realmente bueno ahora mismo. Nunca he conocido a nadie como tú, alguien con quien disfruto estar, más que estar sola. ¿Sabes cuánto significaría para mí ir a este viaje, contigo, con el dinero que gané trabajando duro y ahorrando? Sería realmente gratificante para mí, y estaría realmente orgullosa de mí misma. ―No tenía palabras. Es decir, ¿qué podría decir? Ella era impresionante. Ella era absolutamente impresionante. ―Si no estuviese tan conmovido por lo que acabas de decir, estaría diciéndote cuán terca e irritantemente independiente eres, pero tus palabras me inspiraron a mirar más allá de lo obvio. Ella me sonrió y le guiñé. ―Deberías estar orgullosa de ti misma. Yo estoy orgulloso de ti y estoy todavía más orgulloso de que me permitas llamarte mi novia. Lo has tenido difícil, sí, pero no lo utilizas como una muleta o una excusa, lo utilizas para sobrevivir y tener éxito. Supe de inmediato que no podía asumir nada contigo y sigues recordándomelo. Gracias por ser como eres. ―Ella me abrazó tan fuerte que pude sentir los latidos de su corazón.

CAPÍTULO CINCO Traducido por AnitaLen Corregido por Koko

―¡Despierta! ¡Será un día realmente genial! ―Escuché decir a Brynn mientras mis ojos seguían cerrados. Sonreí ante su entusiasmo. ―Creí que no eras una persona madrugadora. ―¡Usualmente no tengo cosas emocionantes esperándome! ¡Feliz día de la independencia! ―Me dio un beso rápido. ―Igual para ti. ¿Cómo está tu cabeza? ―Dolorida, pero mejor. Tuve que levantarme hace unas horas y tomar un Ibuprofeno, calmó el dolor. No sé qué querías hacer hoy, pero debería tomarlo con un poco de calma, Lo siento. ― Planeé algo “para tomar con calma”, así que es perfecto. Duchémonos y desayunemos algo. Mientras Brynn terminaba de prepararse, chequeé algunos vuelos y llamé a Gia. Estaba tan emocionada por que fuéramos. No podía esperar a verla. Brynn y yo nos decidimos por un vuelo y lo reservamos. En veinticuatro horas estaríamos en camino. Desayunamos y fuimos al apartamento de Brynn, así podía empacar y encargarse de algunas cosas antes de irnos. Era tan organizada que sabía exactamente qué era lo que tenía que hacer. Paramos en la tienda en el camino a mi casa y me sentí tan mareado como ella cuando llegamos allí. ―¿Hornearás algo? ―Preguntó mientras me ayudaba a descargar las bolsas. ―Hornearemos algo ―Le dije. Para entonces, notó las granas y los dulces para decorar. ―¿Galletas de azúcar? ―Dijo tranquilamente. ―Galletas de azúcar ―asentí―. Pareciera que te gusta el recuerdo con Juanita, y como hoy lo vamos a tomar con calma, pensé que también sería nuestro recuerdo divertido. Sonrió y me miró fijo. Me llenó con su calor. ―Me encanta. Gracias.

Hicimos galletas con forma de estrellas, banderas y petardos. No podía evitar que mi masa se pegara a la mesada por más harina que le pusiera, pero la de Brynn parecía profesionalmente perfecta. Trató de ayudarme, pero me estaba excitando al mirar sus manos trabajando la masa, entonces finalmente enrollé el resto de la masa en pelotas e hice galletas redondas. ―¿Qué son esas? ―preguntó. ―Uh, Lo verás luego que las decore. ―Todavía no te nía ni idea de lo que iban a ser. ―Bueno. ―Soltó una risita. Creo que estaba por descubrirme. Entre limpiar el desastre de la guerra de harina en la que nos metimos y parar para besarnos cada cinco minutos, habíamos pasado un par de horas en la cocina y decidí esperar un tiempo antes de decorar. Concluí que sería mejor empacar, así Brynn se acostaría en mi cama para hacerme compañía ―¿Has viajado mucho? ―preguntó. ―Nos íbamos mucho de vacaciones mientras crecía, y he hecho varios viajes de adulto, entonces sí, creo que sí. ―¿Cuántos hermanos tienes? ―Dos. Una hermana, Samantha, y un hermano, Scott. ―¿Eres cercano a ellos, y a tus padres? ―Bastante. Quiero decir, no hablamos todos los días, pero sí una vez a la semana. ―Me sentí mal hablando de mi familia, sabiendo que sus padres eran la peor escoria de la tierra. ―Eso es lindo ― dijo―. ¿Quieres tener hijos? ―Creo que sí. Gretchen y yo habíamos planeado empezar una familia en seguida, pero como la perdí, no he pensado seriamente en ello por un tiempo. ―Era verdad. ―¿Qué hay de ti? ¿Quieres tener hijos? ―Probablemente. Creo que me daré cuenta una vez que pase por ello y si lo hago. Tengo un implante, no porque necesite un método anticonceptivo, sino por mi trabajo, así que no tengo mi periodo, sólo por si te lo preguntabas. ―Su cara se volvió rosa. ―Es bueno saberlo. Sí, consideré lo del método anticonceptivo la otra noche, cuando quise hacerte el amor, así que me alegro que lo hayas mencionado. Nunca hubiera pensado en que te pusieras un implante para detener tu periodo.

―La mayoría de las bailarinas en Sashay lo tienen. La última cosa por la que quieres preocuparte es por ocultar tu hilo, cuando todo lo que usas es un hilo. ―Nos reímos. ―¿Es tu nombre Ángel? ―Si. ¿Cómo lo supiste? ―Cuando te recogí la otra noche, ese tipo te llamó Ángel, el que quería un baile privado ―dije. Estaba celoso. No quería que nadie más viera su cuerpo excepto yo. Sabía que tenía que soportarlo, pero que sería difícil. ―Oh, sí. Es uno de mis clientes habituales ―dijo. ―¿Haces muchos bailes privados? ¿Para clientes habituales? ―Quería ser su único compañero de bailes privados. ―Sólo depende de los bailes privados. Despedidas de soltero y cumpleaños mayormente, pero en general son los habitué los que dan propinas generosas. ―¿Qué es una propina generosa? ―Me entró curiosidad. ―Cualquiera entre cien y doscientos. ―Se encogió de hombros. Dejé de empacar y giré mi cabeza para mirarla. ―¿Alguno de tus habitué te dejan doscientos dólares de propina por un baile privado? ―No podía creerlo. Se rio ante mi reacción. ―Si. Loco, ¿eh? Creo que estarías realmente asombrado por la cantidad de dinero de propinas que traigo a casa. Ellos pagaran mi educación universitaria. ―Santa mierda. Eso es increíble. Yo quiero que me hagas un baile privado alguna vez, pero primero tengo que pasar por el cajero automático. ―Reí. ―Tu primer baile es gratis ―Sonrió―. Eso me recordó, tenemos que conseguir algunos cigarrillos y alcohol para muestra noche de póker. A no ser que… ¿tomas? ―Algunas veces, sí. Me estaba preguntando lo mismo sobre ti. Habías mencionado drogas y alcohol antes, pero no estaba seguro acerca de tu tratamiento. ―Mi tratamiento está centrado en las relaciones, depresión y trastornos alimenticios ―dijo. Me senté en la cama frente a ella―. Traté de usar drogas y alcohol, pero la marihuana no parecía hacer cosas por mí además de darme dolor de cabeza y era tan floja para el alcohol que podía estar vomitando antes de que realmente hubiera tenido algo de diversión ―Se rio―. Mi droga preferida era la comida. Era mi amiga, y mi enemiga, me hacía sentir bien y me hacía sentir miserable. La comida es difícil de dejar, puesto que la necesitas para sobrevivir. Es

por eso que tengo una relación de amor-odio con ella. Tengo que enfrentarla todos los días, en cada comida. ―Lo estás haciendo muy bien, ¿No es así? ―Me di cuenta de lo que comió y cuando, porque lo había mencionado cuando le pregunté si sólo iba a comer una rebanada de pizza. No pude evitar tenerlo en mi mente. ―Sí, la mayoría del tiempo. Tengo mis momentos, pero si mantengo la calma y no dejo que las cosas me lleguen, lo hago muy bien. Parte de ello también es que no quiero volver a ser gorda, así que no me verás comiendo comida chatarra muy a menudo. Una vez o dos veces al mes tengo que comer chocolate, pero no es nada grave. ―¿Qué tipo de chocolate? ―Asumí que era por su ciclo y sus hormonas. ―¡CUALQUIERA! ―Rio. ―Es bueno saberlo. ―Sofoqué una risa. Me encantaba aprender nuevas cosas sobre ella. Era muy interesante―. Eres tan diminuta. Es difícil imaginar que alguna vez tuviste sobrepeso. Probablemente es algo que alguien puso en tu cabeza. ―Recordé su historia y cómo su padre la había llamado gorda. ―Era aproximadamente cuarenta libras más pesada de lo que soy ahora, así que sí, era gorda. Aprendí bastante rápido que si quería ganar dinero suficiente para hacer mis sueños realidad, tendría que perder peso. Ahí es cuando apareció mi desorden alimenticio. No perdí el peso de manera saludable, eso seguro. ―¿A dónde te fuiste cuando dejaste tu casa? ―A las calles ―dijo―. Conocí algunas chicas. Ellas me acogieron. Fue un viaje loco, no era a lo que estaba acostumbrada, por supuesto, pero una en particular me tomó bajo su ala. Probablemente salvó mi vida, mi virginidad seguro. Ella fue quien me convenció en comenzar mi fondo de “dinero para diversión”. ―¿Por qué dices que salvó tu virginidad? ¿Alguien intentó lastimarte? ―Las chicas que conocí eran prostitutas y salía mucho con ellas. Podría haberme metido fácilmente en eso, pero María no quería oír hablar de ello. Ella dijo que era especial y que tenía lo que se necesitaba para lograr algo de mí. Me dejó quedarme con ella en su apartamento de dos dormitorios. A veces traía a sus clientes allí y yo me quedaba en mi habitación con la puerta cerrada. Los chicos no sabían que yo estaba allí, y he oído mucho más de lo que quería. María nunca los dejó acercarse lo suficiente a mí para hacerme daño. Nunca traería a alguien que no conociera. Era sólo tres años mayor que yo, pero ella era como una madre para mí, sigue siéndolo, supongo. ―Trabaja contigo en Sashay, ¿verdad? ―He oído su nombre antes, creo que está

cubriendo los turnos de Brynn esta noche.

―Sí. Empezó allí unos meses después de que yo lo hice. Ella trató de disuadirme de trabajar allí, pero después de tres años de mesera y limpieza de habitaciones de motel por el salario mínimo, estaba dispuesta a hacer algunos cambios. Apliqué y fui contratada el mismo día, pero no podía empezar hasta que tuviera veintiún años, que fue una semana más tarde. Cuando le dije cuánto dinero estaba ganando, aprendió a bailar. Creo que se sintió mejor siendo capaz de mantener un ojo en mí, también. ―Estoy tan contento de que haber visto lo especial que eras, y estoy orgulloso de ti por haber hecho tu propio camino y mantenerte a salvo. ―La abracé. ―Yo también ―dijo―. ¿Estás listo para decorar las galletas? ―Sip, ya empaqué todo. ―Gentilmente la bajé hasta a cama y la sostuve―. De todos los viajes a los que fui, debo decir, estoy más emocionado por este de lo que estuve por ningún otro. Me encanta verte experimentar y ver cosas por primera vez. Me inspiras y me siento muy suertudo por haberte conocido. Nos vamos a divertir mucho. ―Yo también me siento muy suertuda. Gracias por dejar que Gia me diera tu número. ―Me besó, lentamente al principio, pero luego más seductoramente. No sabía por cuánto tiempo iba a lograr mantenerla satisfecha, o a mí mismo para el caso. Un mes parecía un largo, largo tiempo. Nos divertimos un montón glaseando y decorando. Las galletas de Brynn parecían compradas de la panadería y las mías, bueno, se veían muy diferentes. Glaseé los círculos con el glaseado rojo, blanco o azul y los cubrí con azúcar del mismo color. Le dije a Brynn que eran las bolas de fuego que explotan en el aire de los fuegos artificiales grandes, como los que íbamos a ver más tarde. ―Muy creativo ―se rio―. Ahora, ¿Qué vamos a hacer con todo esto? Creo que debemos envolver algunas y entregar el resto ¿Hay niños o gente mayor en el edificio? ―Eso es muy dulce ―le dije―. Pero, uh… ―No te preocupes, te puedes quedar con algunas, pero mañana nos vamos y todavía tienes lo que te preparé el otro día. ―Tenía razón. ―¿Cuántas me puedo quedar? ―Comencé a llenar una bolsa para el congelador―. Puedo congelarlas y disfrutarlas durante las próximas semanas. ―Era un poco egoísta cuando se trataba de golosinas caseras. Se inclinó contra el mostrador de brazos cruzados y negando con su cabeza. – Y creí que yo era la que tenía un problema con la comida ―dijo―. Hornearé para ti en cualquier momento, Sean. No tienes que ser un acaparador de comida.

Me reí. ―Bien, pero voy a hacer que sigas con esa idea. ―Le descrucé los brazos y los puse a mí alrededor. ―Eres dulce y mandona al mismo tiempo. Me excita cuando me regañas. ―Es sólo que no me gusta desperdiciar, y es divertido compartir cosas que hayas disfrutado haciendo. ―¿Me mangonearás algunas veces? ¿Me dirás qué hacerte y qué no hacerte? ―Le hice cosquillas en los costados. ―¿Cómo llegamos de hablar de galletas a eso? ―Se rio. ―Luego, si hiciera algo mal, podrías regañarme. ―Estás realmente en el tema, ¿no es así? ―¿Te estás enojando? ¿Quieres darme nalgadas? ―Estaba intentando parecer serio, pero sus ojos se abrieron amplios y me quebré. Me agarró y me besó, duro. Estoy bastante seguro que después de todo la excitó. Volvimos a la pista. Gia llamó a Brynn para saber cómo estaba su cabeza y hablaron un largo rato. Traté de no escuchar a escondidas, aunque tenía curiosidad, así que envolví algunas galletas mientras esperaba. ―¿Te importaría si volvemos a mi casa otra vez? Olvidé algunas cosas ―dijo cuando colgó. ―Para nada. ¿Qué tal si volvemos a tu casa, repartimos algunas galletas, y tenemos una cena agradable antes de mirar los fuegos artificiales? ―¿Decidiste compartir después de todo? ―Algo ―dije―. Sólo no mires el congelador. Nos refrescamos y nos cambiamos. ―¡Esto apesta! ―dijo desde el baño. Caminé hacia la puerta. ―¿Qué? ―pregunté. ―Mi cabeza, mi pelo. Mírame. Tengo una cosa grande y transparente en la parte trasera de mi cabeza. Ni si quiera puedo ponerme una gorra. No me siento atractiva. ―Estaba frustrada, pero hermosa. Caminé detrás de ella y puse mis brazos a su alrededor, descansando mi barbilla en su hombro mientras la miraba en el espejo. ―Es increíble que viendo el mismo reflejo que yo, veamos cosas diferentes. No hay nada acerca de ti que no sea atractivo, aún las cosas que no puedes ver en tu reflejo. Puso sus manos en las mías y sonrió.

Cuando llegamos a su apartamento fue a su habitación y volvió rápidamente con una bolsa. Parecía que contuviera ropa y tal vez algunos zapatos. Dejamos algunas galletas en Sashay y ella salió con otra bolsa. ―Dejo algunos zapatos y ropa aquí ―me explicó―. Decidí llevar algunas de ellas a nuestro viaje. ―Mmm, suena sexy ―sonreí―. No puedo esperar. Llevamos algunas galletas para Carl al hotel. Su turno estaba terminando y se dirigía a casa para una barbacoa. Dijo que sus nietos estarían encantados cuando apareciera con ellas. Besó a Brynn en la mejilla y le dio un abrazo. Ella brillaba. Ella creció para dar y era una cualidad atractiva. Debería dar más. Cenamos en una de mis restaurantes favoritos en el hotel. Nos sentamos en una pequeña mesa cerca de la ventana y fue romántico. Iluminación suave, música suave y una mujer suave y hermosa frente a mí, era un lujo. Hablamos de nuestro viaje y de los conciertos que íbamos a ver. Estaba tan agradecido de poder compartirlo con ella. Verla disfrutar me llenaba. No me había perdido mucho, por no decir nada, mientras crecía, pero ella se había perdido tanto que era injusto. Cuando volvimos a mi casa, agarré algunas cosas y nos dirigimos al tejado. Tendí una manta y vimos la puesta del sol. Brynn se acurrucó contra mí y yo la sostuve fuertemente mientras suspiraba por los hermosos colores. Era otro momento romántico y estaba feliz de compartirlo con ella. ―Te traje algunas luces de bengala ―le dije. ―¡Lo hiciste! ―Se sentó emocionadamente. Le di dos. Ella las sostuvo y yo las encendí. Le tomé un par de fotos mientras las giraba y escribía su nombre en el aire. Se rio y me pidió que me uniera a ella. Lo hice y me trasladé a la época en la que giraba las bengalas con mis hermanos en el césped cuando éramos niños. Escuchamos las explosiones en la distancia y sabía que comenzaba el espectáculo de los grandes fuegos artificiales. Nos acurrucamos en la manta otra vez y nos besamos mientras esperábamos. Nos alejamos y miramos hacia la explosión en el cielo. Era como en las películas. En realidad, era incluso mejor, porque no teníamos esa cosa que se cierne sobre nuestra relación como todas las parejas en las películas. Éramos honestos y abiertos y nos estábamos aceptando mutuamente por quienes éramos. ―Ohh, mira ese ―señaló Brynn. Estaba disfrutando el show. ―Esos son mis favoritos ―dije mientras miraba el fuego caer en líneas serpenteantes. ―No puedo elegir uno favorito ―dijo―. Son todos tan lindos.

Alcancé mi teléfono y tomé una foto de los dos. Quería recordar ese momento en el techo con ella. Era agradable estar viviendo un momento de comedia romántica y no sólo mirarla. Me paré y tomé una foto de Brynn sobre la manta mirando hacia el cielo. Su sonrisa era sincera y también lo era el beso que le di cuando volví a sentarme junto a ella. ―Gracias. ―Susurró mientras besaba mi cuello y mi oreja. ―Gracias a ti. ―Susurré. Cuando volvimos a entrar en el apartamento podía notar que Brynn estaba ansiosa por ir a la cama. También sabía que tenía que levantarse temprano, pero la convencí para que antes comiera conmigo una paleta helada Popsicle Bomb Pop de color rojo, blanco y azul. ―No he comido una de estas en años ―dijo mientras la empujaba lentamente entre sus labios y chupaba mientras la volvía a sacar. Me moví nerviosamente. ―Mmm, haz eso otra vez y puede que no terminemos éstas antes de que te lleve a la cama ―dije. Alzó sus cejas y lo hizo otra vez, muy lentamente, incluso con los ojos cerrados. Cuando lo sacó todo afuera, lamió la punta, sonriendo. ―¿Por qué no sólo los llevamos a la cama con nosotros? ―Estaba detrás de algo, y yo estaba dentro. Mantuvimos nuestros ojos el uno en el otro mientras lamíamos nuestras paletas y nos desvestíamos. Su boca estaba color cereza brillante de la paleta congelada y su lengua era fría cuando la chupé en mi boca. Ella retrocedió e inclinó su cabeza mientras tocaba la paleta con su mentón y descendió lentamente hasta su vello púbico, donde el hielo derretido se agrupó y goteó. Caí de rodillas y lo tomé con la boca. Gimió con deleite mientras seguía el rastro con la lengua, que se calentaba lentamente contra su dulce piel. Metimos las paletas en la boca del otro y yo me removí mientras la miraba tratar de evitar que la mía goteara. La viscosidad roja y azul escapó de sus labios y corrió por su barbilla mientras ella sacaba su paleta de mi boca y caía de rodillas. Mordió un pedazo y lo masticó, pero no lo tragó antes de tener mi polla en su boca. ¡Joder! Estaba frío, pero dolía tan estoy bien mientras ella chupaba y tragaba. El desbordamiento se le escapó, corrió hacia abajo y me estremecí cuando golpeó mis pelotas y goteó al suelo. Se sentó en la cama y se inclinó hacia atrás mientras tocaba sus pezones con mi paleta chorreante. Gimió y sus tetillas se hincharon respondiendo al helado. Me arrodillé frente a ella y puso sus pies en mis hombros mientras yo jugueteaba suavemente con su clítoris, el frío y el calor de mi lengua. Mordí lo último que quedaba y dejé que corriera libremente sobre ella mientras yo lamía, chupaba y frotaba alrededor de su clítoris y su entrada.

Me empujó con sus pies y al segundo estaba encima mío mientras yo caía otra vez al piso. Estaba peligrosamente cerca de ser follada por primera vez mientras montaba mi polla contra su clítoris. Me ponía nervioso y me tuve que sentar para reposicionarla. ―Sean, te deseo. ―Susurró contra mi cuello mientras seguía en busca de la sensación que tanto deseaba. ―Yo también te deseo, Brynn, pero justo ahora, estoy más allá del punto de hacer el amor. ―Estábamos mucho más allá de como quería que fuera su primera vez. ―Necesito sentirte, por favor ―rogó. ―Estarás satisfecha en un minuto, lo prometo. ―La mantuve en mi regazo y llevé una mano alrededor de su trasero y le di a su humedad chorreante una pulgada de mi pulgar. Su pezón estaba en mi boca mientras tomaba mi polla en sus manos y me apretaba, dejando que mi punta masajeara su clítoris. Muy inteligente. Sabía exactamente lo que necesitaba para venirse, y no tenía miedo de conseguirlo por sí misma. Amaba eso. Puso su otra mano en la parte trasera de mi cabeza y me atrajo más fuerte contra su pecho. Meneó sus caderas y apuró su mano alrededor de mi polla. La sentí empezar a contraerse y quería venirme con ella al mismo tiempo. Gimió y tiró su cabeza hacia atrás. Tenía mi polla tiesa contra ella mientras me venía y miró hacia abajo sonriendo cuando lo sintió en su piel. ―Mmm ―dijo. ―¿Te gusta eso? ―Pregunté cuando recuperé el aliento. ―Me gusta. ―Sonrió ampliamente. ―Eres traviesa ―le dije―. Cómo me excita. ―La besé suavemente―. Realmente necesitamos ir de compras cuando volvamos de nuestro viaje. De hecho, deberíamos haber ido hoy, pero no pensé en ello. ―¿Comprar qué? ―preguntó. ―Juguetes. ―¿Juguetes sexuales? ―Preguntó esperanzada. Asentí. ―Oohhh, no puedo esperar. ―Tampoco yo ―dije―. ¿Quieres saltar a la ducha antes de ir a la cama? Mira hacia abajo y el caos que tenía encima. ―Seguro, aunque sólo me enjuagaré. Me quiero duchar en la mañana. Tengo que prepararme para una cita muy caliente. ―Me guiñó un ojo.

Puse mis manos en su cuello y la besé suavemente. ―Envuelve tus piernas a mí alrededor ―le dije. Me paré y la llevé hasta la ducha. Mantuvo sus piernas a mí alrededor mientras me besaba el cuello y arañaba mi espalda―. Eso se siente muy bien ―dije. ―Si sólo pudieras tener mis manos o mis labios, ¿Cuál querrías? ―Me miró a los ojos, sonriendo. ―Hmm, esa es difícil ―le dije. Pensé en ello por un momento mientras miraba su hermoso rostro―. Por mucho que ame que me toques, amo besarte aún más, así que elegiría tus labios. ―Eso es lindo. ―Me besó y liberó sus piernas. Lavó rápidamente su cuerpo y yo revisé los puntos. Estaba sanando bien. Apenas tocamos las sábanas nos dormimos en los brazos del otro.

CAPÍTULO SEIS Traducido por AnitaLen Corregido por Koko

Me desperté solo. Traté de escuchar, pero no oí a Brynn en el baño. Me levanté y lo chequeé. Todavía no había estado en la ducha. No estaba en la cocina. Me di cuenta que el cuarto de baño de invitados estaba cerrado. ―¿Brynn? ―golpeé la puerta. ―Buenos días ―dijo―, decidí usar este baño así no te despertaba. Ve a bañarte y estaré lista cuando tú lo estés. ―habló a través de la puerta ―¿Está todo bien? ¿No quieres abrir la puerta y darme un beso de buenos días? ―Sí quiero, y también quiero que me veas hasta que esté lista. Estoy muy emocionada por mis primeras vacaciones, te estaré besando mucho durante los próximos tres días, no te preocupes. ―Bien ―me reí―. Yo también estoy emocionado. Voy hacia la ducha. Luego de ducharme terminé de empacar mis artículos de tocador. Estaba feliz de haber expandido mi guardarropa para el concierto de Hairball e incluir artículos menos juveniles. Me puse unos Levi’s rotos en las piernas y la remera de Daughtry que me quedaba ceñida en el pecho y en los bíceps. Me coloqué un poco más de mousse en el pelo que de costumbre y tiré mi chaqueta de cuero en la maleta. Puse un poco de agua a hervir y esperé a Brynn pacientemente en la cocina. Cuando salió del baño, juro que me fallaron las rodillas. Su pelo rubio estaba ondulado y rebotaba mientras caminaba, su maquillaje era sensual y atrevido, como lo era la noche que la pasé a buscar por Sashay. Tenía unos jeans ajustados, un poco rotos, con un dobladillo de diez centímetros, mostrando sus piernas brillantes y bronceadas sobre sus botines de tacón igual de alto. El chaleco negro, mitad cuero mitad encaje que lucía tenía un escote pronunciado casi hasta su ombligo, mostrando sus abdominales tonificados. ―Dios mío, Brynn ―la miré fijo. ―Santa mierda Sean. Te ves sexy como el infierno ―empujó su cuerpo contra el mío y me besó como si no me hubiera visto en días. Sus labios eran suaves y ella olía fantástico. Nunca había sentido ese aroma antes y me estaba excitando aún más. Sus tacones llevaban sus labios mucho más cerca de los míos y usó su nueva altura para apoyarse en mí en los lugares correctos.

―No voy a ser capaz de mantener mis manos alejadas de ti ni por un segundo ―dije. ―Eso es lo que esperaba. Solo tú y yo, todo el fin de semana. ―Me gusta cómo suena eso ―le dije mientras recorría con mis manos sus brazos desnudos y sexys, las lleve dentro de la sisa del chaleco y arriba hasta sus hombros. Sonreí malvadamente cuando me di cuenta que no llevaba sujetador. ―Eso es ―dijo ella―, todo para ti. Tuvimos tiempo para una taza de té rápida mientras comprobábamos si teníamos todo lo necesario. Mientras seguía a Brynn hacia el taxi, miré dos veces lo malditamente sexy que lucía y cómo se movía increíblemente, aún con tacones. Nos besamos todo el camino hasta el aeropuerto y fuimos de la mano a través del registro y la seguridad. Se sentía tan bien y no había sido así de feliz en un largo tiempo. Tomé muchas fotos y puse de fondo de pantalla una en donde ella estaba en las puertas de abordaje. Era una toma de cuerpo completo y tenía la punta del dedo en su boca, sólo para mí. Mmm. ―¿Lista para abordar tu primer avión? ―le pregunté. ―¡Sí! ―Su entusiasmo era contagioso. Tomé su mano y la observé llenarse de todo. Cuando se sentó al lado de la ventana, brillaba. Nos inclinamos hacia ella y miramos toda la acción de las pasarelas. Era divertido, aunque yo había volado mucho, con ella era diferente. Notaba las mismas cosas que ella, y algunas eran nuevas para mí también. Sus ojos se ampliaron y apretó mi mano cuando nos deslizábamos por la pista. Giró su cabeza hacia la ventanilla mientras nos elevábamos y yo sólo la miraba. Deseaba que no tuviera nauseas. ―Mira allí afuera ―dijo―, Mira cuán rápido está desapareciendo todo. Me incliné hacia la ventana otra vez. Podía sentir el latido de su corazón mientras mi cuerpo se inclinaba contra el suyo. Mi cara estaba detrás de su oreja y le susurré. ―Preferiría mirarte a ti. Sonrió y apretó mi mano. ―Estoy volando ―susurró. ―Sí, lo estás. ¿Cómo te sientes? ―Libre ―dijo―, Me siento libre y orgullosa… y agradecida. Le sonreí, sabiendo que significaba mucho para ella estar financiando sus vacaciones como fruto de sus ahorros para la diversión. ―Esa es mi chica ―le dije.

Jugamos a las cartas mientras peleábamos para no toquetearnos, y antes que nos diéramos cuenta, estábamos nuevamente en tierra con un corto tiempo de dos horas antes del próximo vuelo. Almorzamos poco y miramos algunas tiendas antes de abordar nuevamente. Estaríamos allí en un par de horas y ya estaba deseando ver el lugar del que tanto me habló Gia. También quería verla y asegurarme que estaba bien. ―¿Sigues aquí? ―Brynn debió haber notado mi desconexión. ―No hay ningún otro lugar en el que quisiera estar ―Le dije con una auténtica sonrisa. Era verdad. Me encantaba estar con ella y me hacía sentir algo intenso. No había estado pensando mucho en Gia desde que conocí a Brynn y eso era bueno. Estaba deseoso que la conexión entre Brynn y yo siguiera creciendo más y se hiciera fuerte, pero sobretodo deseaba que pudiera poner mis sentimientos por Gia donde correspondían, en la zona de amistad y nada más. ―Yo también ―dijo mientras despegábamos―, amo esa parte. Es enérgica y me quita el aliento, parecido a ti. ―Exactamente como tú ―le dije―. ¿Alguna vez oíste hablar del club de la milla4? ―alcé mi ceja. Soltó una risita. ―Sólo bésame. Nos besamos y nos volvimos a sentar, mirándonos el uno al otro. Nos estábamos enamorando y lo sabíamos. Se sentía fácil y honesto. Ella era abierta conmigo, diciéndome cosas que la mayoría de las mujeres de su edad jamás le dirían a alguien con quien están comenzando a salir. Sabía que estaba recién salida de terapia y que estaba acostumbrada a contar sus historias. Deseaba que siempre fuera abierta conmigo. Miramos fuera de la ventanilla mientras descendíamos en la ciudad. Era muy hermoso y Brynn estaba completamente asombrada mientras disfrutaba de todo. Traté de imaginar lo que estaba sintiendo; estando lejos de la única ciudad que conoció en toda su vida. Volando por primera vez con alguien que apenas conocía. Estaba orgulloso de ella por haber venido. Era muy valiente al salir de su zona de confort. Besé la parte trasera de su cuello y tome un profundo respiro de su aroma embriagador. ―¿Lista para comenzar nuestra aventura? ―le susurré. ―Si ―susurró, sin quitar sus ojos de la nueva ciudad descubierta. Aterrizamos suavemente y finalmente se giró hacia mí. Sus ojos estaban brillosos y tomó una respiración profunda―, Estoy un poco abrumada ―admitió. Apreté su mano. ―Es un nuevo lugar para mí también ―le dije―. Podemos experimentar esto juntos, ¿Cuán genial es eso? 4

Club exclusivo para los que les gustan las alturas.

―Muy ―dijo, apretándome de vuelta. Vi a Gia inmediatamente cuando entramos al aeropuerto. Se veía fantástica, por supuesto. Corrí y la abracé mientras le daba vueltas. Gritó y rio solo como ella podía hacerlo, acelerando mi corazón. Apenas la liberé, agarró a Brynn. ―Santa mierda, Brynn ―La sostuvo a un brazo de distancia―. ¡Te ves caliente!― Se giró hacia mis con los ojos abiertos como platos―. Niño rico malcriado con la chica más caliente del lugar. ¡Eres un muchacho suertudo! ―La cara de Brynn se volvió rosa mientras Gia la abrazaba. ―Sí, soy muy suertudo ―dije mientras le lanzaba un guiño a Brynn―. Ethan, es bueno verte hombre ―sacudí su mano y se lo presenté a Brynn. ―Nos conocimos brevemente en California ―dijo Ethan mientras estiraba su mano hacia Brynn―. Es bueno verte de nuevo, Brynn. ―Igualmente, Ethan ―dijo mientras le daba la mano―. Gracias por recogernos. No puedo esperar a ver The Lock. Ethan y Brynn caminaron hacia el área donde se retira el equipaje mientras él le contaba sobre el lugar y qué esperar durante el fin de semana. Gia y yo hablábamos detrás de ellos, tomados del brazo, charlamos acerca de lo que habíamos hecho el 4 de julio. Mientras la escuchaba, miré hacia otro lado por un segundo, y no pude evitar notar los ojos de todos sobre mi novia. Estaba parada frente a Ethan, riendo de alguna historia que él le estaba contando y tenía la atención de cada hombre a nuestro alrededor. ―Jesús, estarás ocupado este fin de semana ―dijo Gia cuando notó lo mismo que yo―. Estoy acostumbrada a verla como una pequeña niña dulce y tímida, no como una sexy zorra. Debe tener a los hombres de Sashay comiendo de su mano. No la dejaría sola mucho tiempo en The Lock, si es que la dejaría. ―No planeo hacerlo ―dije. Me adelanté, puse mi mano en la parte baja de su espalda y besé su mejilla. ―Ethan me Estaba contando acerca del show de fuegos artificiales que planean para esta noche después de los conciertos ―dijo con una sonrisa radiante.

Cenamos temprano en la ciudad antes de dirigirnos al Norte hacia The Lock. No podía esperar para estar a solas con Brynn, así que iba a ser un largo viaje de dos horas para mí. Hubo conversaciones y risas durante todo el camino, pero desde que la vi con una luz diferente en el aeropuerto, en lo único que podía pensar era en lo mucho que quería tocarla y besarla. Ella miraba hacia afuera, haciendo preguntas acerca de esto y aquello, absorbiendo tanto como podía del nuevo

territorio que la rodeaba, y ahí estaba yo, ignorando todo lo que me rodeaba, excepto a ella. No parecía consciente de mi adicción, pero agarró mi mano mientras se sentaba contra mí en el asiento trasero del Camaro de Gia. Finalmente Ethan se detuvo frente a una cabaña de aspecto acogedor no muy lejana a una multitud de vehículos y gente. Dijo que seguirían llegando al campamento y que esperaban que estuviera lleno para el fin de semana. Brynn tenía los ojos bien abiertos mientras salía del auto y suspiraba ante la vista. Gia nos mostró la entrada del campamento, la puerta principal del estadio y la casa de ella y Ethan, no muy lejos de la nuestra. ―Ethan les guardó la mejor cabaña ―dijo mientras ponía un brazo alrededor de él―. Están cerca de nosotros, del gimnasio y de la entrada principal. Brynn y yo les agradecimos mientras caminábamos hacia la cabaña. Había un pequeño porche con arbustos perfectamente podados y flores rodeándolos. También dos mecedoras rústicas colocadas sobré él, haciendo juego con una mesa ratona que tenía un jarrón de flores silvestres en el centro. Ethan puso la maleta de Brynn en el porche y me entregó las llaves. ―Los dejaremos para que se instalen ―dijo mientras tomaba la mano de Gia―. Llámenos cuando estén listos para dar una vuelta y les enseñaremos los alrededores. Brynn y yo dimos un grito ahogado cuando abrí la puerta de la cabaña. Era una habitación grande, con un baño privado aparte y era increíble. El foco de atención era definitivamente la cama tamaño King de tronco con un dosel de seda que adornaba hermosamente todo alrededor, desde arriba hasta el piso. A la derecha estaba la cocina, toda de roble cuadriculado y cálido, con un pequeño bar rodeado de cuatro banquetas. A la izquierda había un sofá de cuero marrón de dos plazas con una silla haciendo juego, una mesa de café de roble oscuro y una TV de pantalla plana. Las ventanas tenían cortinas cuadriculadas con persianas de roble y los pisos eran del mismo material con varias alfombras dispersas alrededor. Era acogedor, romántico y perfecto. Cerré la puerta y agarré a Brynn. Saltó hacia mis brazos y envolvió sus piernas a mí alrededor, riendo. ―He deseado estar a solas contigo desde hace cinco horas ―le dije. ―Mmm… ―sonrió―. Bueno, ahora lo estás. Así que muéstrame los que has estado pensando. Cerré con llave y la cargué mientras cerraba las persianas y la solté hasta llegar a la cama. Encontré la entrada del dosel y la bajé suavemente. Tomé distancia y la miré. Agarré mi teléfono y le hice una foto. Era lo más hermoso que había visto.

―Ven aquí ―palmeó la cama. Me trepé y nos sostuvimos, besándonos apasionadamente y frotándonos mutuamente de inmediato ―Sean ―susurró. La miré sosteniendo su cara en mis manos. Sabía lo que iba a decir―. Este sería el lugar perfecto para hacer el amor. Quiero que pase mientras estemos aquí. Por favor, di que harás eso por mí ―Ella tenía razón. Sería perfecto, Y no podía seguir diciéndole que no. ―Sí, Brynn ―le dije. Sonrió y me abrazó―. Fui un tonto al pensar que podía resistirme a ti por un mes. Justo ahora, sin embargo, necesitamos una rápida liberación. ¿Qué te gustaría que te haga justo ahora? ―Deseaba que me lo dijera, específicamente. Era tan caliente. Se paró en la cama, con tacones y todo, sus piernas a cada lado de las mías. Puse mis manos detrás de mi cabeza y miré hacia arriba, con asombro. Ella me miraba y no sólo me lo dijo, sino que también me lo enseñó. ―Quiero que me toques aquí ―dijo mientras su mano viajaba a través de su estómago―, quiero sentir tu lengua y tus labios aquí ―Ella dibujó su ombligo varias veces con el dedo. Sí, quiero hacer eso. Me lamí los labios y tragué—. Luego —dijo mientras se quitaba sus jeans de un tirón rápido, exponiendo una pizca de sus bragas de encaje negras―. Quiero que me toques aquí ―Sus dedos descendieron dentro de sus bragas y su cabeza fue hacia atrás mientras ella misma se tocaba. ¡Joder! Me senté, pero ella me miró, levantó su pierna y presionó uno de sus tacones afilados contra mi pecho, empujándome hacia abajo. ―Quítate la camisa ―dijo. Amaba hacia donde iba esto, inmediatamente mi camisa golpeó el otro lado de la cabaña. Ella sonrió mientras desabrochaba su chaleco―. Quiero tu boca―. Abrió el chaleco y pellizcó sus pezones parados. Gemí mientras iba por ella―. Desabróchate los pantalones ―dijo―. Quiero que me enseñes lo que quieres ―Tomé una respiración profunda mientras empujaba mis pantalones y los bóxer lo suficientemente lejos para exponerme. Ella me estaba matando con esto, y tenía tantas ganas de follarla. Cuando hice contacto con mi polla, que estaba a punto de explotar, ella puso una mano en sus bragas y un dedo de la otra entró lentamente en su boca. Cerró los ojos mientras lo succionaba y se masajeaba a sí misma. Gemí otra vez, y si no me liberaba pronto, estaba seguro de que mis bolas quedarían azules para siempre. Verla era lo más erótico que jamás había presenciado y quería tocarla por todos los lugares que ella quería. ―Brynn, déjame tocarte, por favor ―supliqué, pero ya era demasiado tarde. Gimió y su cuerpo se apretó―. Joder, eres hermosa cuando te vienes ―susurré. Ella sonrió y cayó de rodillas inmediatamente para llevar mi polla a su boca y todo el camino hasta la garganta antes de que siquiera me diera cuenta de lo que estaba haciendo. Ella me miró mientras volvía a subir y arremolinaba la punta con su

lengua―. Brynn, eres increíble ―quedé boquiabierto. Me volvió a meter dentro y me vine tan fuerte que no recuerdo lo que dije, pero sé que hice jaleo. Ella rio mientras yo trataba de tomar el control de mí mismo. ¿Qué demonios ha pasado? Me hizo perder la cabeza con su charla sucia y su demostración. ―Lo siento ―ella rio otra vez―. Me dejé llevar mostrándote lo que quería, así que me perdí en ello. ―Eso fue lo más sexy que he visto en mi vida ―le dije―. De hecho, estoy un poco más nervioso sobre hacer el amor contigo ahora, porque no va a ser tan caliente como eso, seguro. Eres lo mejor que nunca he tenido ―Sacudí mi cabeza mientras la miraba con asombro. ¿Cómo podía hacerme eso? ―Supongo que estoy abierta porque bailo prácticamente desnuda delante de los hombres todo el tiempo. Estoy acostumbrada a esa parte. El resto, el hablar y tocarme, tú lo trajiste a mí, y me alegra que lo hicieses. Es muy divertido ―Me besó―. No estés nervioso por hacerme el amor, no dudo que lo harás memorable, tal como lo hiciste con cada experiencia que viví contigo. ―Brynn ―puse mis manos en su rostro y miré sus hermosos ojos ahumados―. He accedido a ello porque me estoy enamorando de ti. Nunca aceptaría eso de alguien por quien no me sintiera fuertemente atraído. Sin mencionar el hecho de que eres tan sexualmente abierta, que sé que me dirías sí estuvo bien o si no lo estuvo. Confío en ti completamente ―No es del tipo que se tumba y espera; ella me guiará y me dirá lo que quiere. ―¿Te estás enamorando de mí? ―ella susurró. ―Sí. ¿Qué piensas de eso? ―Mierda, sonaba como un terapeuta. ―Como si todo fuera posible ―Parecía casi asustada. ―¿Qué piensas de mí? ―Quería que me dijera que se estaba enamorando de mí también. ―Eres la razón por la que ya no odio las mañanas ―¡Eso fue suficiente para mí! La besé suavemente. ―¿Deberíamos revisar el lugar, o qué? ―Sí ―Ella sonrió con entusiasmo. Me vestí y llamé a Gia mientras Brynn tomaba un baño para refrescarse. Cuando ella salió, parecía tan fresca como lo estaba esa mañana. Caminamos fuera, de la mano, justo cuando Ethan y Gia llegaron en un carro de golf. Nos subieron a la parte de atrás y nos llevaron por los alrededores. El campamento era hermoso. Había muchos árboles, flores y podíamos oler la hierba recién cortada.

Aparcamos fuera de la puerta principal y entramos. Intenté comprar pulseras pero Ethan no quiso ni oír hablar de ello. Me dijo que me lo debía por haberlo ayudado a él y a Gia. ―Nos quedamos en la tienda de camisetas ―gritó Gia mientras tiraba del brazo de Brynn e iban hacia allí. Brynn sólo se encogió de hombros y me sonrió mientras la seguía. ―Ya que estamos solos, quería preguntarte algo ―dijo Ethan. Le di mi atención―. ¿Te pararías conmigo como uno de mis padrinos en la boda? ―¡Mierda, hombre! Por supuesto, sería un honor ―Fui a darle la mano, pero en cambio me abrazó. Estaba realmente feliz. ¿Por qué no lo estaría? Estaba casándose con una mujer maravillosa. ―Gracias, Sean. Has sido un salvavidas para Gia y para mí ―Sonrió―. Brynn parece genial ―añadió. ―Ella lo es ―Asentí―. Soy consciente de que lo es más y más cada día que paso con ella. ―Bien por ti ―dijo―. Gia está emocionada con el hecho de que los dos estén saliendo. Ella cree que son perfectos el uno para el otro. Las niñas salieron de la tienda; Ethan y yo nos las comimos con los ojos mientras caminaban hacia nosotros. Ninguna de ellas parecía notarlo mientras charlaban y reían. Tomamos sus manos y nos dirigimos a la plataforma VIP. Era genial pasar tiempo con el propietario. Todo fue lo mejor que podíamos conseguir, y era gratis. Subimos los escalones; Brynn y yo estábamos asombrados con la vista. Eran los mejores asientos en la casa. ―¿Qué beberán?― preguntó Ethan. Miré a Brynn y me miró. No habíamos bebido alcohol juntos todavía, y creo que ambos nos preguntamos lo que el otro iba a pedir, por si acaso. ―Tendré un Michelob Ultra ―dijo Gia. Brynn asintió con la cabeza. ―Que sean tres ―le dije a Ethan. Todos tomamos un taburete y brindamos cuando Ethan volvió. ―Un amigo nos acepta como somos, sin embargo, nos ayuda a ser lo que debemos ―dije y alcé mi cerveza. Todos asintieron y Gia me dio un guiño. Un par de amigas de Gia, quien había conocido en California se unieron a nosotros y les presenté a Brynn. ―Brynn, esta es Dana y Jo, son amigas de Gia. Ella es mi novia, Brynn ―dije.

―Mucho gusto ―contestó Brynn. ―Eres preciosa ―Dana le dijo―. Sean, estoy impresionada. Supongo que esto responde a la pregunta de si eres gay o no, de una vez por todas. Brynn se atragantó con su cerveza. ―¿Qué fue eso? ―Ella rio. ―Oh, nada ―dijo Jo―. Dana simplemente no puede entender que dos personas hermosas como Sean y Gia pueden ser amigos, y nada más. ―Bueno, la mayoría de los hombres que se encuentren durmiendo junto a una mujer caliente en una suite de un lujoso hotel dos noches seguidas armarían una jugada, a menos que fueran gay ―Dana defendió su teoría. Los ojos de Brynn eran grandes mientras analizaba todo. ―O tal vez, sólo tal vez ―le dije―, respetan el hecho de que estaba enamorada de otra persona, y que alguien más la amaba de vuelta, y estaban destinados a estar juntos ―Levanté mi botella hacia Ethan y Gia. ―Eres un buen hombre ―dijo Ethan. ―Un caballero ―dijo Gia―. Del que Dana aquí no sabe nada ―Todos nos reímos. ―Bueno ―dijo Brynn, sorprendiéndome―. Yo puedo aclarar las sospechas sobre la parte gay. Sean definitivamente no es gay ―Ella misma se había posicionado entre mis piernas mientras yo me sentaba en el taburete, me besó con el tipo de pasión que me puso duro al instante. Envolví mi brazo alrededor de su cintura y apreté contra mi más fuerte mientras aceptaba su prueba con hambre. Casi me alejé cuando oí los silbidos y los vítores alrededor de nosotros. Yo no soy mucho de dar demostraciones públicas de afecto, especialmente aquellas tan calientes, pero se sentía muy bien, así que me quedé con ella hasta que se alejó. ―Wow ―dijo Ethan―. ¿Cómo te suena una ducha fría ahora Sean? ―Me reí, pero mantuve los ojos en Brynn. Todavía tenía lo mío también, y podía leer su pequeña mente sucia. Dios, me encantaba su pequeña mente sucia. Me pregunto

cuántas cosas tendría que aguantar si la llevaba a la cabaña ahora, antes de que el primer concierto terminara, y nadie escuchaba de nosotros otra vez hasta que en algún momento mañana por la tarde. Le di una sonrisa traviesa y me guiñó. ―¡Vamos Romeo, tomemos otra ronda! ―Ethan me dijo. Mierda.

Mientras esperábamos por nuestras bebidas, le pregunté a Ethan si Brynn y yo podríamos tomar prestado un vehículo y conducir a la ciudad por la mañana. Dijo que estaría más que feliz de prestarnos el suyo y que él estaba seguro de que Gia nos daría el de ella si preferíamos.

Tomamos las bebidas, y mientras nos acercábamos a las chicas, supimos que había un programa en nuestra zona. Las chicas estaban bailando, habían adquirido una gran audiencia. Brynn fue la estrella, por supuesto, y los otros estaban vigilando y tratando de hacer lo que ella estaba haciendo. Ethan giró lentamente la cabeza hacia mí. ―¿Se ve y se mueve bien? Supongo que es virgen, también ―Él se rio y casi tiro las bebidas―. ¿Estás bromeando? ―dijo mientras leía mi reacción―. Algunos de nosotros tenemos toda la suerte, ¿no es así? ―Sonrió. Miró a Gia, que sostenía su trago. ―¡Como el demonio que sí! ―dije. Nos paramos detrás de la multitud y vimos a nuestras mujeres hermosas reír, bailar y pasar un buen rato. Brynn podía moverse como nadie. Ella era tan precisa y cada movimiento que hizo fue premeditado en el momento. Parecía que estaba sintiendo el alcohol, aunque sólo tomó dos cervezas, pero era lógico ya que ella no bebía mucho y era tan liviana. La canción terminó y el público alrededor de las chicas vitoreó. Brynn inmediatamente fue abordada por un par de tipos. Mi pulso se aceleró cuando uno de ellos puso su mano en la parte baja de la espalda y se inclinó a susurrar algo en su oído. Decidí que ser el tipo de novio que estaba parado atrás y dejaba que su novia hiciera lo propio estaba sobrevalorado, así que me acerqué a ellos. Brynn sonrió y me alcanzó. ―Este es mi novio, Sean ―les dijo mientras me acercaba a ella. Desaparecieron rápidamente. Las chicas me quitaron sus tragos. ―No puedo dejarte sola por un segundo sin que alguien quiera robarte ―le dije a Brynn. ―Entonces no lo hagas ―Envolvió sus brazos alrededor de mi cuello y puso sus labios suaves sobre los míos. Su beso fue provocador mientras ella apartaba su lengua y mordía suavemente mi labio. ―Va a ser una larga noche ―le dije―. Estaba listo para llevarte de vuelta a la cabaña hace una hora. ―Lo sé ―dijo, sonriendo―. Tenemos dos bandas más para ver, lo que son tres o cuatro horas más ―Ella se inclinó hasta mi oído―. La anticipación va a estar matándome. Visitamos al grupo y conocimos a Trey. Era el mejor amigo de Ethan y novio de Dana. Trabajaba para Ethan y parecía que lo hacía hace bastante tiempo. Al iniciarse la segunda banda, Brynn y yo nos pusimos cómodos en un taburete. Ella se sentó entre mis piernas y hablamos, se reía mientras escuchábamos la música. Ella estaba cuidando su cerveza y dijo que iba a saltarse la siguiente ronda. ―¿Te sientes bien? ―le pregunté.

―Estoy perfecta y muy alegre ―sonrió―. Tratando de mantenerme así, de lo contrario no seré muy divertida después. ―Lo entiendo ―Asentí. Estaba feliz de que tomara con responsabilidad. Odiaría que uno de nosotros se excediera y arruinara nuestra escapada de fin de semana. Durante la pausa entre bandas, Gia se llevó a Brynn y a las chicas y yo me quedé con Ethan, Trey y algunos de sus otros compañeros que aparecieron. Fue muy gracioso escuchar algunas de las historias que ellos tenían de diferentes noches allí, en The Lock. Sonaba como si el lugar se pusiera un poco loco a veces. Cuando el locutor subió al escenario, todos nos emparejamos nuevamente. Ethan y Gia estaban compartiendo un taburete, tal como nosotros, y parecía que estaban teniendo un gran momento. Fue bueno para mí verlos juntos. Había pasado mucho tiempo a solas con Gia y eran los momentos que siempre deseé. Podría reemplazar a esos recuerdos con los de ella y Ethan juntos. Eso me ayudaría a superar lo que fuera que sentía por ella, más allá de la amistad. Había reorientado mi atención a Brynn. Ella merecía a alguien que pudiera darle todo eso que ella se había perdido a lo largo de su vida. La apreté más fuerte y besé la parte posterior de su cuello. Ella alcanzó su mano detrás de mi cabeza y corrió sus dedos por mi cabello. Nos quedamos así durante la mayor parte de la muestra, incluso mientras las otras chicas bailaban, Brynn se quedó junto a mí. ―¿No quieres bailar? ―Le pregunté cuando el resto la llamó a la pista. ―No. Sólo quiero sentarme aquí, contigo ―dijo ella. Una canción lenta comenzó. ―¿Ahora quieres bailar? ¿Conmigo? ―le pregunté. Se levantó y tomó mi mano. Bailamos pegados. Mi pierna estaba entre las suyas y ella se movía como la profesional que era. Dios, me excitaba cuando se movía. Cuando la música rápida comenzó nuevamente, fuimos al bar a conseguir otra ronda. El tipo que había tocado a Brynn y le había susurrado en el oído antes estaba inclinado hacia la barra cuando nos acercamos. Podía notar que estaba bastante tomado y que no le sacaba los ojos de encima a Brynn mientras ordenábamos nuestros tragos. Me pare entre ellos, deseando bloquear su vista, pero se inclinó hacia atrás para mantener contacto. ―Estas bloqueando mi vista, amigo ―masculló. ―Ese es el punto, amigo ―contesté. ―Estuve mirando su dulce trasero toda la noche, y lo seguiré hacienda cuando vuelvas a tu asiento, así que no pienses que estas logrando nada, imbécil. ―Sólo ignóralo ―dijo Brynn―. Por favor.

La mesera puso los tragos en la barra y le di una propina. Mientras nos volteábamos para volver, el idiota se me puso en frente. ―Te estaba hablando, imbécil ―dijo él. ―Mira ―le dije―. Mi novia me pidió que te ignorara, así que eso es lo que estoy tratando de hacer. Sal de mi vista y vuelve a tu lugar antes que te ponga allí ―No pude evitarlo, vino tras de mí. Se rio y me empujó, haciendo que la cerveza se derramara de la botella. ―¡Me gustaría ver eso! ―dijo. Puse las cervezas nuevamente en la barra y agarré su maldito cuello, mandando su cuerpo hasta su lugar inicial. ―¿Quieres ver chicas calientes? Sí, lo entiendo, pero mírate a ti mismo antes de que te pateen el culo ―Lo solté, pero yo estaba preparado para lo pudiera pasar a continuación. Puso sus manos en su cuello y su rostro enrojecido. ―¡Púdrete, hombre! ―Se balanceó hacía mí, pero retiré mi torso hacia atrás y vi su puño lento e inestable pasar. ―Ten una buena noche ―le dije y agarré las cervezas. Me moví hacia Brynn para volver a nuestro lugar. Ethan nos encontró a mitad de camino. ―¿Todo bien? ―preguntó. Asentí. Miró hacia el borracho y el cantinero. Ella asintió. ―Camisa roja ―dijo en su radio―. Pónganlo en el transbordador hacia el campamento. Gracias.

Impresionante. Gran equipo tienen aquí. Repartimos las bebidas y regresamos a

nuestro lugar en el taburete.

―Gracias por mantenerte tranquilo ―dijo Brynn. Sonreí y la besé. ―De nada. Disfrutamos el resto del concierto y amamos el espectáculo de fuegos artificiales. Fue una noche para recordar, pero estaba listo para regresar a la cabaña y tener un tiempo a solas con Brynn. ―Ethan va a cocinar algo para cenar en nuestra casa ―dijo Gia―. ¿Contamos con ustedes? Miré a Brynn y leí su expresión. ―Gracias, Gia, pero yo creo que daremos por terminada la noche ―le dije. ―Creí que lo harían ―guiñó―. Entonces nos vemos mañana. Brynn y yo bajamos los escalones hacia nuestra cabaña. Tenía mi brazo a su alrededor y ella tenía su cabeza contra mi hombro. Habíamos tenido un gran día

y estábamos los dos exhaustos. No podía esperar para acomodarme al lado de ella en la cama cubierta de dosel. ―Gracias por un gran primer día ―dijo Brynn mientras se desvestía para ir a la cama. ―Gracias a ti, Brynn ―le dije mientras la miraba sacarse por completo su ropa interior negra. Abrí un par de persianas apenas, solo para dejar que entrara un poco de luz de luna antes de apagar las luces y meterme con ella en la cama. ―Aquí es donde quise estar toda la noche. Y ahora que estamos aquí, todo lo que puedo pensar es en dormir ―dijo a modo de disculpa. ―Estoy perfectamente bien con dormir. Ceo que nuestro día cargado de cosas nuevas nos agotó hace alrededor de una hora ―La jalé cerca. ―Por favor, dime que mañana no madrugaremos ―dijo mientras envolvía su brazo y su pierna a mí alrededor. ―Puedes dormir tanto como quieras ―Besé la parte superior de su cabeza―. Luego quiero llevarte a la ciudad y ver los alrededores, tal vez hacer algunas compras. ―Suena divertido ―Me besó―. Buenas noches ―Apenas podía mantener sus ojos abiertos. Yo sonreí. ―Buenas noches.

CAPÍTULO SIETE Traducido por Tessa_ Corregido por Koko

Cuando desperté estábamos exactamente como nos habíamos dormido. Me levanté silenciosamente y me bañé. Me llevé una taza de té al porche y disfruté el olor de las flores y el cielo azul. Era tan fresco y silencioso comparado con la ciudad. ―Buen día ―dijo Brynn mientras salía y se unía a mí. Tenía una sábana envuelta a su alrededor y sus ojos todavía estaban somnolientos. Se sentó en mi regazo y puso su cabeza en mi hombro. ―Buen día, sexy. Te ves como si no estuvieses completamente lista para estar levantada todavía. ―No lo estoy, pero no quiero desperdiciar estas vacaciones durmiendo. Me reí entre dientes. ―¿Para qué crees que son las vacaciones? Descansar y relajarse. ―Estaré despierta cuando salga de la ducha. Sólo quería verte primero ―dijo. Entró y se bañó, luego le puse crema y un nuevo vendaje en la cabeza. Caminé y conseguí el auto de Gia mientras Brynn se alistaba. Gia me mostró todas las cosas que Ethan le había hecho a este lugar mientras ella estaba en California. Me impresionó. Me llevó al cuarto de la meditación que él había agregado para ella y me mostró las palabras enmarcadas que yo le había dicho después de que Ethan y yo observáramos las cintas de sus recuerdos reprimidos. ―Esto es impresionante ―le dije―. Te ves como si estuvieras realmente bien. ―Nunca imaginé que la vida podría ser así de buena ―dijo―. Me estoy pinchando constantemente, pensando que voy a despertar en el sofá de mi antiguo apartamento. ―Se rio. Su rostro brillaba con felicidad―. ¿Qué hay de ti? ¿Todo marcha bien? ―Preguntó. Brynn emergió en mi cabeza y me eso me hizo sonreír. ―Sí, las cosas mejoran en el departamento del romance, te lo aseguro. ―Fue agradable verlos a los dos juntos anoche ―dijo―. Quiero que ambos sean felices y se diviertan. Si no funciona, está bien, porque hicieron un nuevo amigo.

―Estoy de acuerdo, aunque tengo altas expectativas de que esto salga bien. Ella se ha abierto conmigo sobre algunas cosas ya, y sé que tengo que ser cuidadoso con ella pero, sin ser específico, ¿estoy arriesgándome a una desilusión? No me habrías liado con ella si hubiera algunos problemas serios, ¿verdad? ―Sentí que estaba bien preguntar mientras no presionara mucho sobre los detalles. ―Por supuesto que no le habría dado tu número si pensaba que iba a herirte. Ella es una chica dulce y sola, quien resulta ser virgen y stripper. Ella tuvo una crianza difícil y está trabajando en algunos problemas personales. ¿Temes que vaya a herirte? Creo que necesitas ver esto desde su perspectiva y asegurarte muy bien de que no eres el que está hiriéndola. ―Ella estaba casi regañándome. ―Tienes razón. Lo siento. ―Me sentí mal por preguntar sobre Brynn a sus espaldas. Ella había sido tan abierta y honesta conmigo, probablemente ella me diría todo lo que yo quisiera saber. ―No. No te dejaré salirte con la tuya. Hay algo más. ―Me miró y cruzó los brazos―. ¿Qué es? Me senté en el sofá y lo ponderé. ¿Qué es? No estaba seguro, exactamente. ―Tengo miedo ―Admití. Ella se senté junto a mí. ―¿De qué? ―Supongo que de enamorarme. ―Me encogí de hombros. ―No, no tienes. Estás muriéndote por enamorarte. ―Me tomó la mano y eso envió calor por mi cuerpo―. Tienes miedo de perderla. Tienes miedo de que sea apartada de ti al igual que Gretchen. Eres más listo que eso, Sean. ―Se detuvo y respiró profundo―. Sé que sentiste más por mí que una amistad. ―Mi corazón palpitó en mi pecho. No sabía si quería tener esa conversación. ―Lo quieres tanto ―dijo―. Quieres lo que tuviste con Gretchen, pero sabes que si no te permites enamorarte entonces nunca tendrás que lidiar con la posibilidad de perderlo. Eso no es justo ni para ti, ni para la chica con la que estés pasando tu tiempo. En cuanto a mí, creo que sabías que yo no estaba disponible, así que te permitiste sentir algo que querías sentir durante algún tiempo, sabiendo que era seguro. ―Oh, Dios mío. ¿Será cierto? Ella levantó las cejas, esperando por una respuesta. ―No era seguro ―dije, mientras miraba en sus hermosos ojos―. Todavía dolía cuando te fuiste, incluso aunque estaba feliz de que tú estuvieras feliz. ―No podía creer que estuviera diciéndole eso―. Fue amargo, al igual que lo fue verte a ti y a Ethan juntos anoche. Sé que es bueno para mí, pero no puedo evitar pensar cómo podría haber sido para nosotros si hubieses estado disponible en California. ―Listo, lo dije. Era necesario abordarlo y yo tenía que admitir mis sentimientos, a pesar de que ella ya lo sospechaba.

―Sí, no puedes evitarlo y tienes que parar con esto. Tú y yo tenemos algo especial. Una conexión y adoración mutua que es más fuerte de lo que son muchas relaciones románticas. Cuando realmente te enamores de alguien otra vez, te darás cuenta, sabrás que lo que sentiste por mí fue sólo una probada de lo real. ¿Crees que es justo lo que le estás haciendo a Brynn? Sacudí la cabeza. ―No. ―Por favor, Sean, deja de estar asustado. Tienes una oportunidad con una chica genial. Puedo decir que ella te importa y que te atrae. Ella no merece menos que tú le des toda tu atención. ―Tenía razón respecto a eso, pero no estaba seguro de que tuviera razón sobre la forma en que me sentí por ella porque sabía que era inaccesible. ―Lo sé ―dije. Me levanté y caminé hacia la ventana. Vi a Brynn sentada en el porche de nuestra cabaña―. Brynn está lista. Debería ir por ella ―dije. Gia y yo hicimos planes para juntarnos para los conciertos de la tarde y fui a recoger a Brynn. Ella me dio una dulce sonrisa cuando me bajé de un salto del auto, y me sentí culpable sobre mi conversación con Gia. Esperaba darle toda mi atención por el resto de nuestro viaje, y por la forma en que mi estómago se retorció cuando ella se inclinó y me besó, no creí que tuviera muchos problemas haciéndolo.

Tuvimos un desayuno-almuerzo tan pronto llegamos a la ciudad y luego visitamos algunos de los lugares turísticos que tenía para ofrecer. Fue agradable experimentar algo que era nuevo para ambos. Fue un mundo completamente diferente de California, y Brynn lo asimiló todo justo ante mis ojos. Ella sabía cómo vivir el momento y detenerse para oler las rosas. Antes de que fuéramos al norte hacia The Lock, me detuve en un pequeño estacionamiento de una tienda en encontré en Internet. Brynn leyó el cartel en voz alta. ―The Naughty Spot ―dijo, y me miró con ojos enormes. Apagué el auto y me volteé hacia ella. ―Si vamos a hacer lo que dijimos que haríamos, entonces necesitamos algunas cosas. ¿Estás segura que es lo que quieres? ―Pregunté. ―Sí. ―Sus ojos se iluminaron mientras asentía con entusiasmo. Fuimos adentro y disfruté muchísimos observarla checar todos los juguetes sexuales. Ella estaba un poco tímida al principio, pero cuando se excitó, se abrió.

Escogimos unos lubricantes, un vibrador, condones y unas cuantas cosas en las que Brynn estaba interesada. ―Eso me puso cachonda como el demonio ―dijo Brynn cuando volvimos al auto. ―No eres la única ―dije. Nos besamos en el estacionamiento y consideré conseguir una habitación en la ciudad para pasar la noche. ―Va a ser un largo trayecto de dos horas ―dijo Brynn. Estaba leyéndome la mente―. Te quiero ahora mismo. ―Me besó el cuello y la oreja. Pasé mis manos por su cabello y respiré su dulce esencia. ―Nos divertiremos esta noche ―le dije―. Puede que no lleguemos a ningún concierto si planeas usar todo lo que hay en esa bolsa. ―Lo último que tengo en mi cabeza ahora mismo es ver un concierto ―dijo mientras bajaba su mano por mi pecho y descubría mi erección. ―Mmm, ¿tienes ganas de ver un concierto? ―No. Tengo ganas de pasar una impresionante noche contigo, Brynn. ―Le besé el cuello y deslicé mi mano hacia sus pechos―. Estoy dispuesto a lo que sea que tengas en mente para esta noche. ―Mi mente dice que deberíamos volver, pero mi cuerpo tiene una sucia mente propia y quiere que trepe sobre esta consola y te monte justo aquí en este estacionamiento. ―Me encanta tu pequeña mente sucia, pero entre más rápido estemos en la carretera, más rápido volveremos a nuestra pequeña cabaña romántica. Dio un profundo respiro y asintió, así que encendí el auto y salí hacia la autopista. Quería que su primera vez fuera algo especial. Sabía que las cosas que ya habíamos hecho harían el acto real mucho más fácil, pero sería algo que ella siempre recordaría y eso significaba mucho para mí. No quería que tuviera ningún arrepentimiento. ―¿Estás segura que esto es lo que quieres? ―Pregunté otra vez. ―Sí. ―Sólo quiero que sepas que estoy pasándomelo genial contigo y las cosas que hemos hecho juntos han sido muy satisfactorias. Podemos mantenernos haciendo lo que estamos haciendo si no estás absolutamente segura. ―Como dije, no soy virgen porque me esté guardando. Sólo he besado a otros dos chicos aparte de ti, y sólo uno de ellos resultó en una intensa sesión de besuqueo. Ambos teníamos diecisiete y estábamos en la fiesta de cumpleaños de una amiga. Él levantó mi camiseta, pero eso fue todo. Nunca he tenido una

oportunidad, y para ser honesta, nunca fue algo en lo que pensé mucho, hasta recientemente. ―¿En terapia, cierto? ―Pregunté. ―Sí. Mientras estudiaba el cuerpo, me sintonicé más con el mío, dándome cuenta cómo funcionaba todo y cuánto. Me interesé mucho en la sección de orgasmos y después de darme uno, bueno, me obsesioné. ―Ella rio y su rostro se puso rosado―. Empecé a leer todo lo que pude encontrar sobre sexo. Me estimulaba tanto que podía darme un orgasmo con sólo cruzar las piernas y balancear mis pies. Resulta que soy muy fácil de excitar si estoy abierta a ello. ―Me di cuenta ―dije―. Es una cualidad atractiva. ―Apreté su mano―. Así que, ¿estás diciéndome que nunca habías dado sexo oral antes de mí? ―Lo encontré difícil de creer dado que ella era impresionante. De hecho, ella estaba tan sintonizada que era difícil creer que no tenía experiencia en nada de lo que habíamos hecho. ―Fuiste el primero. Había querido intentarlo desde que investigué sobre ello, tanto como todas las otras cosas que hemos hecho. Realmente no puedo compararte con nadie, pero no puedo imaginar que nada de esto se siente mejor de lo que se ha sentido contigo. Sé que serás cuidadoso conmigo y sé cuánto te importo. Es por eso que quiero que seas ese. ―Tienes razón, me importas y seré cuidadoso. Aunque, tengo que admitir que después de toda la investigación que has hecho, estoy un poco nervioso de cumplir con tus expectativas. A veces la primera vez no es tan genial. ¿Lo sabes, cierto? ―Esperaba que ella no estuviera soñando con alucinantes orgasmos múltiples y trompetas sonando. De repente me sentí un poco menos que ansioso. ―Sí, Sean, lo sé. También sé que puede ser maravillosa la primera vez si sabes lo que estás haciendo. ―Levantó la bolsa de El punto atrevido―. Creo que lo tenemos cubierto. Sonreí. ―Sí, eso creo ―Sentí un poco de alivio―. Sabes, es la fantasía de cada hombre, estar con una virgen. ―Bueno, es la fantasía de cada mujer tener a un hombre como tú que le haga el amor su primera vez, así que supongo que tendremos una noche espléndida. ―Sonrió y buscó su teléfono, que había vibrado. Leyó el mensaje y se rio antes de escribir algo y lo devolvió. Era la primera vez que la había visto usar su teléfono en absoluto, desde que había estado con ella. Zumbó otra vez y lo respondió nuevamente. Miró por la ventana en silencio. Tenía mucha curiosidad sobre quién era y qué había dicho, pero no era de mi incumbencia. ―¿Todo bien? ―dije finalmente, preguntándome si su humor había cambiado.

―Sí ―dijo. Luego se rio entre dientes y agregó―: María cree que debo audicionar para Grease. ―¿Dónde? ¿Cuándo? ¡Deberías! ―Estaba emocionado por esa noticia. ―¿En serio? No lo creo ―dijo como si fuse absurdo―. Las audiciones empiezan en un mes aproximadamente, en el teatro de Sherman. Es un espectáculo de primera, no una versión de secundaria. ―Sí, ¿y? ―No veía el problema. ―¿Y? Sólo porque quisiera el papel en la secundaria no significa que lo quiera ahora. Además, no tengo experiencia en teatro. Me sacarán a carcajadas. ―Sacudió la cabeza y miró por la ventana nuevamente. ―No lo creo ni por un segundo ―dije―. Te mueves como nadie que haya visto, sin mencionar que conoces la película prácticamente palabra por palabra. ¿Cómo sabrás si nunca lo intentas? Podrías sorprenderte a ti misma. ―Quería que fuera a por ello. Quería que construyera la confianza en sí misma, como la tenía en la secundaria, antes de que sus padres la derribaran y pisotearan. Ella tenía talento y quería que viera que podía mostrárselo a muchas más personas que a los pervertidos de Sashay. ―Gracias, pero no gracias ―dijo. Había dicho la última palabra al respecto. Devolvimos el auto de Gia y luego prácticamente brincamos hasta nuestra cabaña. Estaba emocionado porque sabía lo que pasaría allí más tarde. Decidimos caminar alrededor de la arena por un rato y conseguir algo para comer mientras nuestras hormonas todavía estaban estables debido al viaje. Nos compramos unos recuerdos y nos detuvimos para bailar una canción lenta mientras una de las primeras bandas tocaba. Vimos una pequeña mesa frente a una parrillada, así que Brynn la tomó mientras yo conseguía un par de cerveza y algo de comer. ―Mmmm ―Cerró sus ojos mientras saboreaba las costillas. Me incliné hacia adelante y quité de un beso la salsa de sus labios. Soltó una risita. Amaba ese sonido. Las costillas estaban fantásticas y me sorprendió placenteramente ver a Brynn casi terminar las suyas. Ella se estaba sintiendo bien y eso era importante. Tomamos otras cervezas y continuamos caminando por el borde exterior de la arena, checando las tiendas. Pasamos frente a una tienda de tatuajes y perforaciones, observamos mientras un chico era tatuado. ―¿Alguna vez has querido un tatuaje? ―Le pregunté a Brynn. Ella sacudió su cabeza. ―Me desmayo ante la visión de mi propia sangre, ¿recuerdas? Pero, había pensado en un piercing ―dijo―. Un piercing en el ombligo.

―Eso se te vería muy sexy ―le dije―. ¿Quieres hacerte uno? ¿Ahora mismo? ―Pensé que sería un recordatorio verdaderamente genial de nuestro viaje, si era algo que ella quería. ―De hecho, sí, lo haré. ―Parecía sorprendida por su inesperado momento de decisión. Antes de que yo supiera, ella había escogido un aro y estaba sosteniéndole la mano mientras se recostaba en la mesa acolchonada. Levanto su mirada hacia mí mientras yo observaba una aguja hueca pinchar a través de su perfecta piel. Ella apretó mi mano durante un par de segundo y estuvo listo. Dios, se veía sexy. ―Por la expresión en tu rostro, ¿tomé la decisión correcta? ―Levanté la ceja y asentí con entusiasmo, lo que la hizo reír. ―No sabía que te gustaran tanto los piercings ―dijo. ―Tampoco yo, pero estoy excitado ahora mismo. ―Brynn se rio y su cara se puso roja cuando la muchacha que acababa de perforarla se rio ante mi reacción. ―Que se diviertan ―dijo―. No olvides limpiarlo y girarlo todos los días. Le agradecimos, y tan pronto volvimos a la arena, agarré a Brynn y la besé, intensamente. ―¿Mencioné cuán excitado estoy? ―Creo que hoy hemos visto todo lo que hay aquí para ver, ¿no crees? ―Me susurró al oído. Eso envió un escalofrío por mis hombros y quise levantarla y volver corriendo a nuestra cabaña. ―Sí. ―Tomé su mano y corrí a través de la multitud como si mi trasero estuviese en llamas. Ella se rio mientras intentaba mantener el ritmo. ―Discúlpenos, lo lamentamos ―la escuché decir una y otra vez mientras caminábamos hacia la puerta. Ella era muy dulce y eso me hizo desearla todavía más. Logramos pasar la puerta, doblar la esquina y pasar por la cabaña de Ethan antes de que aminorara la marcha y la cargara. Ella envolvió sus piernas alrededor de mí y me acarició con la nariz el cuello mientras yo subía los escalones y abría el cerrojo. ―¡Oigan! Ustedes dos, ¿a dónde creen que van? ―Me volví y vi que Ethan y Gia habían doblado en la esquina por la que acabábamos de pasar. ―Tomaremos una noche ―grité―. ¡Tenemos jet lag! ―Abrí la puerta y llevé a Brynn dentro, quien todavía estaba riéndose. Podía escuchar las carcajadas de Ethan mientras cerraba la puerta. ―¡Buenas noches! ―Él y Gia dijeron al unísono.

Cerré con llave la puerta y puse a Brynn en la mesa. ―¿Jet lag? ―Se echó a reír mientras le soltaba sus piernas y se recostaba hacia atrás. Mis ojos viajaron inmediatamente a su ombligo. ―Fue todo lo que se me ocurrió. Como el demonio, amo esa cosa ―dije. Ella pasó su dedo alrededor de este, provocándome. ―Me encanta cómo te pone. Perseguí su dedo con la lengua antes de atraparlo y chuparlo por completo. Ella gimió y presionó sus muslos juntos. ―¿Vi una botella de vino en el refrigerador? ―Preguntó. Asentí mientras succionaba. ―Me gustaría una copa ―dijo―. ¿Me traerías una mientras me cambio? ―Por supuesto. ―La bajé de la mesa y la observé mientras caminaba hasta el baño. Cuando cerró la puerta, abrí el vino y encendí unas velas que estaban dispersas alrededor. Encontré un canal decente de música y la puse en volumen bajo. Cuando apagué las luces, me alegró la forma en que brillaba la habitación. Era perfecto. Hablando de perfección, la puerta del baño se abrió y Brynn salió. Mi mandíbula cayó mientras la repasaba con la mirada, de arriba abajo, nuevamente. Su cabello estaba recogido, pero largos mechones de cabello rubio yacían contra su piel bronceada. Llevaba puesto un teddy5 rosa de satén con tiras negras que tenía una abertura en la parte frontal de su pecho y terminaba justo por encima de su trasero. Las bragas a juego eran cuerdas de encaje negro con sólo un pedazo de satén cubriendo su virginidad. La piedra tipo diamante en su ombligo brillaba cuando la luz de las velas le pegaba, y sus piernas y pies desnudos brillaban como la luz de luna en un lago. Yo estaba sin palabras. Ella caminó hacia mí con una sonrisa de complicidad, pero se giró antes de llegar y fue hacia la encimera donde estaba nuestro vino. Tomó su copa y la sorbió mientras se inclinaba contra ésta, inocentemente. Sus ojos se cerraron y su cuerpo repentinamente tomó una postura perfecta. Me confundí por un segundo. Luego escuché el ritmo de la música y me di cuenta que estaba enhorabuena. Mi corazón se aceleró cuando levanté el control remoto y subí el volumen. Su cabeza cayó hacia un lado y luego lentamente giró, y cayó de nuevo. Su cuerpo empezó a moverse y yo estaba hipnotizado. Se tomó el resto de su vino en un fácil trago, lo que me hizo tragar, aunque no tan fácilmente. Sus ojos se abrieron y me lanzó una sonrisa voy-a-estremecer-tu-maldito-mundo. No lo dudaba.

5

Lencería de una sola pieza, sexy, atrevida.

Ella giró y se agarró del mostrador mientras me miraba por sobre su hombro y balanceaba su trasero con un ritmo perfecto. La cuerda negra permaneció en su lugar incluso cuando ella se agachó hasta el suelo y se levantó en un instante. Wow. Agarró la botella de vino y tomó un trago directo de esta, antes de subirse al taburete, y luego encima de la mesa del bar como una gata. Joder. Una vez que estuvo sobre la mesa, el espectáculo realmente empezó. Señaló a uno de los taburetes y yo fui dando traspiés hacia él, sin apartar mis ojos de ella ni por un segundo. Bebió otro trago de vino y me pasó la botella. La levanté hacia mis labios y di un trago. Mi garganta estaba seca, como si hubiese estado resollando con la boca abierta de par en par desde que la puerta del baño fue abierta. Me encantaba observarla moverse y ella me dio el espectáculo de mi vida mientras me sentaba en primera fila. La música cambió a una más lenta, y mientras ella bajaba el ritmo, se metió entre mis muslos y se sentó en la mesa frente a mí. Pasé mis manos hacia arriba, desde sus pantorrillas hasta sus caderas y la bajé de la mesa, poniéndola sobre mi regazo. Ella aterrizó con una risita y ahí estaba mi dulce Brynn nuevamente. ―Me encanta bailar para ti ―dijo. Tomé su cara entre mis manos y la besé tan apasionadamente como sabía. Ella respondió hermosamente y el momento fue grabado a fuego en mi mente para siempre. Estaba completamente abrumado por ella y repentinamente quise que ella se sintiera igual respecto a mí. De hecho, estaba ansioso por el hecho de que ella podría no estar tan loca por mí, como yo me estaba volviendo por ella. Tenía que estremecer su jodido mundo, de vuelta. Pasé mis manos bajo su teddy y hacia su espalda, haciéndola arquearse hacia mí. Ella inclinó su cabeza hacia atrás y a un lado mientras yo delineaba su mandíbula con mi lengua. Sus pezones estaban duros cuando mis labios finalmente los saludaron a través de la suavidad del satén que llevaba puesto. Ella tiró de la parte trasera de mi cabeza y nuestros ojos se encontraron. ―Llévame a la cama ―Susurró. La levanté y la llevé a la abertura en el dosel. La acosté y ella mantuvo sus ojos en mí mientras caminaba por la habitación, bajaba el volumen de la música y traía nuestro vino de vuelta a la cama. Levanté la botella y ella asintió, así que le serví un poco y se la di. Tomó un sorbo. Observó mientras me desvestía, hasta quedar en bóxeres y sacaba algo de nuestra bolsa de la compra. Sus ojos se ensancharon mientras yo tomaba su vino y lo ponía en la mesita de noche. ―No tuve oportunidad de decirte cuán absolutamente hermosa estás esta noche ―le dije. Sonrió. ―Sí, lo hiciste. Lo dijiste con tus ojos.

―¿Qué dicen mis ojos ahora? ―Levanté y bajé mis cejas, y crucé mis ojos. ―¿Quieres hacerme venir tan fuerte que se me salgan los ojos? Me reí. ―Algo así. Besé sus labios, cuello y orejas mientras me mantenía sobre su hermoso cuerpo. Ella pasó sus dedos por mi cabello y espalda, gimiendo cuando la mordía en todos los lugares correctos. Abrí la parte frontal de su teddy y pasé mi lengua hacia atrás y adelante entre su ombligo y sus pezones. Ella estaba moviendo sus caderas para entonces y me presioné contra ella, dándole un poco de lo que quería. Le bajé las bragas y lamí sus dulces labios. Sabía tan pura como el azúcar y respondió a mi toque empujándose por más. Me encantaba su entusiasmo y mi polla creció. Encendí el vibrador que habíamos comprado más temprano y ella jadeó cuando escuchó el zumbido. Se levantó recostándose de en sus codos y observó mientras yo lo pasaba de arriba abajo por sus muslos. Lo sostuve contra su abertura y su cabeza cayó hacia atrás. Sus pechos subían y bajaban y sus caderas se mecían. Separé sus labios, y en el segundo en que coloqué el vibrador entre ellos, ella gimió y apartó los codos, dejando caer su cuerpo en la cama. Puse un dedo dentro de ella, a medias. Ella estaba empapada, amando su nuevo juguete. Sabía que el tiempo era correcto y que ella estaba bastante excitada, así que me quité los calzoncillos y su teddy. Busqué en la bolsa y conseguí el lubricante y un condón. Sabía que tenía el implante, pero quería ser extracuidadoso con ella. Además, podía durar más con un condón, así que me lo puse y los cubrí con lubricante. ―Brynn, si algo no se siente bien, ¿me lo dirás, cierto? ―Sí. ―Voy a usar el vibrador en ti mientras estoy dentro de ti porque quiero que te vengas en tu primera vez. ¿Te parece? Ella sonrió y asintió. Tuve que detenerme y chupar sus pezones en mi camino hacia sus labios. Estaban implorándome. Estaba contra su abertura y la besé y mordisqueé su labio inferior. ―Te quiero ahora ―le dije. ―Sí, por favor ―Imploró. La observé mientras me presionaba contra ella y encendía el vibrador. Ella sonrió y la parte superior de su cuerpo se relajó mientras ella luchaba para mantener sus ojos abiertos.

―Sólo relájate, Brynn ―susurré―. Cierra tus ojos si quieren cerrarse. Quiero que te sientas abierta y desinhibida. Sus ojos se cerraron y sus caderas se balancearon hacia mí. Empujé lentamente y entré en ella mientras observaba su rostro cuidadosamente. Ella estaba tan estrecha como nunca había sentido, y se sentía tan bien. ―Brynn, te sientes impresionante ―Susurré mientras besaba su cuello. Salí despacio y entré en ella nuevamente mientras besaba lentamente sus labios. Nuevamente salí y entré despacio, sólo a medias cada vez. ―¿Está bien hasta ahora? Ella abrió los ojos y me sonrió, así que la próxima vez fui un poco más profundo y ella gimió. ―Más rápido ―susurró. Aceleré y puse un poco de presión en el vibrador. Ella se arqueó y movió sus caderas más fervientemente. La penetré por completo la próxima vez y ella jadeó. Me detuve. ―¿Te herí? ―Solté. Rápidamente sacudió su cabeza en señal de negación. Estaba respirando rápido, sus caderas se movían con un ritmo perfecto. ―Más rápido y más fuerte, como lo hiciste esa vez ―exigió. Le sonreí. Retomé la velocidad nuevamente y se lo di todo, una y otra vez. Ella estaba al borde, y yo sentía como si estuviera a punto de explotar, pero ella estaba aguantando la respiración, o conteniéndose. ―Suéltalo, Brynn. No te contengas. ―¡Sean! ¡Joder! ―gritó―. Te sientes…ahhh… muy bien. Ella estaba poniéndome al borde al gritar mi nombre. Podía sentir la vibración del vibrador en mis bolas y no iba a durar mucho. ―Eres tan jodidamente sexy ―le dije―. Quiero que te corras. Eres Hermosa cuando te corres. ―Ahhhhhhhhhhhhh, Sean, sí, ¡Sean! ―La sentí estremecerse y contraerse alrededor de mí, así que aparté el vibrador y me vine con fuerza mientras decía su dulce nombre. ―Brynn ―repetí mientras recostaba mi cuerpo sobre el de ella―. Eres impresionante. Ella abrió sus ojos y sonrió. ―La próxima vez quiero estar arriba.

Me reí mientras suavemente salía de ella. ―Dame media hora. ―La besé y fui al baño para deshacerme del condón. ―Gracias, Sean. No pudo haber sido de esta forma con nadie más ―dijo cuándo me subí a la cama de vuelta. Eso me hizo sentir increíble y nos acurrucamos. Me sentí muy cercano a ella, no sólo físicamente. Tomé su mano y entrelacé sus dedos con los míos, amando su suavidad. ―Tienes razón; no pudo haber sido de esta forma con nadie más. Gracias, Brynn. ―Observé nuestras manos mientras las abríamos y cerrábamos alrededor de la otra―. Dijiste que te encanta bailar para mí, ¿por qué? ―Eres como un ciervo frente a los faros cuando me observas. En el club llamamos a los chicos como tú, vírgenes. Sus bocas caen y observan cada movimiento. Es excitante ser el centro del universo de alguien, aunque sea durante sólo tres minutos ―Soltó una risita―. Aunque contigo, es más intenso de lo que sentí nunca. Me miras diferente a cómo me ha mirado cualquier otro. ―Tú me hipnotizas. Me encantaría verte bailar en Sashay. ―No se permiten novios, por razones obvias. ―¿Qué? ¿No puedo ir y verte bailar? ―Eso apestaba. ―¿Quieres presenciar mientras le hago un baile erótico al chico que esté junto a ti? ―¡Joder, no! ―Me puse celoso de solo pensarlo. ―Como dije, por razones obvias. Son muy estrictos respecto a eso. Perdería mi trabajo. ―Voy a hacer mi mejor maldito intento para no ser uno de esos novios enfermos de celos cuya novia es una bailarina, pero va a ser todo un reto. Tengo que ser honesto respecto a esto. Cuando tus sentimientos por alguien crecen, también lo hace la necesidad de proteger y resguardarlos. Sé cuán perjudicial para una relación pueden ser los celos, así que haré mi mejor intento, pero es posible que tengas que controlarme periódicamente. Hazme saber si estoy cruzando la línea. ―Sabía en lo profundo de mi mente que ella planeaba dejar de bailar y empezar la universidad el próximo año, así que tenía que enfocarme en eso si quería estar con ella. ―Hasta ahora, todo bien ―dijo―. Sólo imagina que estoy en una oficina de trabajo o un almacén cuando trabajo. Ni siquiera pienses en los detalles. Es sólo un trabajo. ―Lo intentaré ―le dije. Nuevamente, me recordé a mí mismo que ella lo dejaría el siguiente año.

Brynn se incorporó lentamente y me sonrió. Su cabello cayó cuando lo hizo y se vio tan sexy. Ella pasó por encima de mí y fue al baño. Suspiré al girarme sobre mi costado y me quedé mirando la puerta cerrada. Me preguntaba lo que estaba pensando. ¿Se siente ella diferente? ¿Significaré más para ella ahora? ¿Querrá experimentar con otros tipos? ¡Mierda! Mi estómago dio un vuelco. De pronto me arrepentí. No quería que ella deseara eso. Debí haber insistido en que esperamos el mes como habíamos hablado. Al menos para entonces, habría desarrollado más sentimientos hacia mí y yo me sentiría más estable. Negué con la cabeza. No, no era así. Teníamos sentimientos mutuos, y me dijo que no habría sido así con nadie más. Tenía que dejar de sobre-analizar estupideces y ser el hombre del que ella se iba a enamorar. La puerta se abrió y ella se veía diferente. ―¿Brynn? ¿Qué pasa? ―Salté de la cama y fui hacia ella. Ella me dio una de sus dulces e inocente miradas y sacudió la cabeza ligeramente. ―Nada ―dijo―. Estoy bien. Sabía que podría sangrar un poco, así que no sé por qué me afecta tanto. Estoy un poco abrumada por todo. Joder, creo que podría llorar. ―Ella no era de decir joder o llorar, así que me preocupé, aunque también me hizo un poco de gracia. ―Brynn ―Sonreí y tomé sus manos, dirigiendo su desnudez de vuelta a la cama―. Está bien mostrar un poco de emoción. ―Le coloqué en el borde de la cama y me puse los bóxeres. Levanté mi camiseta del suelo y me la puse por encima de la cabeza mientras ella extendía sus brazos y los metía bajo las sábanas―. Por supuesto que estás un poco abrumada. ―Encontré sus bragas y se las puse―. Has tenido un montón de nuevas experiencias en los pasados últimos días, date un respiro. ―Me senté junto a ella y la abracé fuerte mientras besaba la parte superior de su cabeza―. Eres tan abierta y honesta conmigo a través de tus palabras. No me dejes fuera cuando se trata de mostrar tus emociones. ―No te estoy dejando fuera ―dijo―. Sólo no me pongo sensible. ―Las palabras me hirieron. ¿Por qué no lo había notado antes? Todas las veces en que habló tan abiertamente de su niñez solitaria y sueños truncados, sin lágrimas o emoción. No lo vi porque no quería ser un terapeuta para ella. Quería ser su novio y su amante. Quería mi propia comedia romántica de la vida real, e ignoré el hecho de que ella no estaba lista. Se suponía que debía ir lento y dejarla que se concentrara en su tratamiento. ¡Coño! No podía presionar “volver”; era muy tarde para eso. Así que debía presionar “pausa”. ―Lo siento. No me refería a eso. Una de mis cosas favoritas sobre ti es que eres muy abierta y honesta cuando hablas conmigo. Tuve miedo por un segundo cuando saliste del baño de que te estuvieses arrepintiendo de lo que habíamos hecho. Luego, me dijiste exactamente lo que estabas sintiendo y eso tranquilizó mi mente, así que enfoquémonos en hacerte sentir mejor.

―Como dije, estoy bien. Definitivamente no me arrepiento. Fue impresionante y quiero hacerlo otra vez… y otra vez. ―Besé la parte superior de su cabeza―. Sólo necesito un momento. No creo que vaya a llorar ahora. ―Se veía tan dulce y frágil, a diferencia de cuando estaba siendo física. Todo esto me hizo querer saber más sobre ella. ―¿Quieres recostarte? ―Pregunté. Ella se deslizó hacia atrás y se metió bajo las sábanas. ―Amo esta cama ―dijo―. Algún día, cuando tenga un lugar más grande, voy a tener una cama tamaño King, tal vez una con dosel, como esta. ―Cerró sus ojos. Quería deslizarme junto a ella, pero cuando ella dijo que necesitaba un momento asumí que se refería a solas. Recogí nuestros vinos y copas, y agarré una cerveza. Me senté en la terraza y escuché un par de canciones del concierto que se estaba llevando a cabo. Esperaba que Brynn se sintiera mejor cuando se despertara. Me pregunté cuánto tiempo dormiría. Como una señal, la puerta crujió al abrirse. ―¿Sean? ―Sí, nena, aquí estoy. Se sentó en mi regazo, con una enorme sonrisa brillando en su rostro. Levanté la botella y ella tomó un trago. ―Creo que es noche de póker ―dijo. ―¿Te sientes mejor? No tomaste mucho tiempo. ―Aprendí unas técnicas geniales en meditación ―dijo―. Puedo apartar todo y enfocarme completamente en mí misma en menos de un minuto. Generalmente, mientras estoy ahí puedo relajarme y encontrar paz. De cinco a diez minutos, he comprendido lo que necesitaba y seguí adelante. ―¿Puedo preguntarte qué comprendiste esta vez? Ella sonrió y asintió. ―Claro. Esta vez necesitaba una revisión de la realidad y una inyección de confianza. Estaba pensando demasiado en esto y en nosotros, y tenía que re-convencerme a mí misma de que todavía eres un buen chico, y que de hecho estás interesado en mí. Tengo que seguir siendo yo misma, a ti parece gustarte. ―Su rostro estaba rosa cuando se encogió de hombros y bebió otro trago de la botella. ―Oh, me gusta. Creo que más de lo que te imaginas. Si alguna vez necesitas convencerte, sólo pregúntame. ―Besé sus labios y sostuve su rostro. Ella pasó sus manos por mi pecho y entre mi cabello antes de voltear mi cabeza y tener mi lóbulo en su boca, chupándolo y mordiéndolo. Levanté mis caderas cuando sentí la sensación pulsante bajar entre mis piernas. Su aliento era cálido y entrecortado mientras lo sentía en mi cuello y a través de mi hombro. ―No puedo

esperar ―susurró y mi cuerpo se tensó con expectación de las palabras que ella estaba a punto de suspirar―. Para patearte el trasero en el póker. Me reí y envolví mis brazos alrededor de su cintura mientras la levantaba y llevaba adentro. ―¿Cómo puedes pensar en póker en un momento como este? ―dije mientras me sentaba en el sofá con ella todavía acomodada en mi regazo. ―¿Y qué hora es? ―Bromeó aún más mientras me montaba a horcajadas. Miré mi muñeca desnuda. ―Las hacerle-el-amor-a-mi-hermosa-novia y media. ―Mmm, me encanta cuando usas esas dos palabras juntas. Mi. Novia. La primera vez que me llamaste así, en tu cocina, se me debilitaron las rodillas. Nunca lo olvidaré. ―Sonrió mientras sostenía mi rostro y frotaba sus pulgares contra mis mejillas―. No creas que porque te diste cuenta de la hora, vas a librarte de jugar al póker conmigo. ―Ni se me ocurriría. Tengo muchas ganas de ver que te desnudes hasta quedar en nada cuando yo gane todo. ―Ella se sentó derecha y movió sus caderas contra mi erección. Luego bajó la mirada hacia su muñeca desnuda. ―¿Ves eso? ―dijo―. Ya es mi-turno-de-estar-arriba y cuarenta y cinco. ―El tiempo vuela cuando te diviertes ―dije mientras le quitaba mi camiseta y pasaba mis manos sobre sus pechos y pezones hinchados. Inclinó su cabeza hacia atrás y se frotó contra mí nuevamente, con más fuerza. Fui entre sus piernas y puse mi dedo medio dentro de ella mientras masajeaba su clítoris con mi pulgar. Ella gimió y se arqueó mientras yo aliviaba su dolor por un minuto. Luego se puso de pie y tomó mis manos, llevándome a la cama. Me empujó y me quitó los calzoncillos. Se arrodilló y me tomó profundamente en su garganta mientras yo observaba. Lamió, chupó, gimió y jugó hasta que le advertí de mi orgasmo a punto de ser liberado. Entonces se levantó y miró hacia abajo, mientras se quitaba las bragas. Me escabullí hacia la cama y ella me observó ponerme un condón. Luego me lubricó y se montó a horcajadas sobre mí. Sus caderas se movieron hacia atrás y adelante mientras ella pasaba mi polla contra su clítoris. Se inclinó hacia adelante y me besó, me dio la impresión de que a ella le gustaba tener el control. Eso era ardiente como el infierno y estaba bien para mí. Estaba completamente tranquilo y deseando hacer lo que ella deseara. Acerqué mi cabeza y besé sus pechos. Ella gimió cuando mordí su pezón pero empujó mi cabeza más cerca así que continué. Su piel era dulce y sabía a vainilla. Desde que la conocí, esta se ha vuelto mi esencia favorita. Giré un pezón entre mi dedo pulgar e índice mientras mamaba el otro. ―Sean, me vuelves loca. ―Tiró hacia atrás mi cabeza y me besó. Su lengua estaba hambrienta mientras intentaba atrapar la mía. La chupó en su boca y sentí

el movimiento en mi polla mientras ella montaba con el mismo ritmo. Cuando se apartó, tomó mi labio inferior y sonrió. ―¿Me vas a follar pronto? ―Jadeé en su cuello y lo chupé. ―¿Estás cansado de jugar? ―Se veía sorprendida. ―Jugaré contigo toda la noche ―le dije―. Pero el condón es un poco depresor durante el juego. ―Aww, mierda ―dijo―. Lo siento. ―Soltó una risita mientras me empujaba hacia abajo y deslizaba su cuerpo hacia mis muslos. ―Simplemente nos desharemos de esto ―dijo mientras me quitaba el condón―. Pobrecito ―Acarició y besó mi polla antes de pasar sus labios de arriba abajo en el tronco. ―¿A quién le hablas allá abajo? ―Se deslizo hacia arriba, deteniéndose cuando sus pechos se movieron contra mi polla―. ¿Es necesario que usemos condón? ―Probablemente no, pero más vale prevenir que lamentar. ―Vale ―Consiguió otro y el lubricante―. ¿Te gustaría compartir una cerveza? ―¿Estás haciendo tiempo? ―¿No dijiste que jugarías conmigo toda la noche? ―Saltó de la cama y fue al refrigerador. ¿Quién se levanta a mitad de los juegos previos para buscar una bebida? Ella abrió la cerveza y dio un trago antes de subirse nuevamente y montarme a horcajadas. ―Sí, eso dije, y lo mantengo, pero mis bolas se están poniendo azules. Ella se rio antes de llenar su boca nuevamente. Se inclinó hacia abajo y dejó que fluyera de su boca a la mía. Luego lamió lo que se había derramado. ―Mmm. Ya ves, estaba recordando nuestra fiesta con la paleta… ―Tiró de mí hasta quedar sentado―… y pensé que sería ardiente…―Llenó su boca nuevamente y dejó que corriera por mi pecho, mientras chupaba mi pezón. La sensación fría mientras esta corría me hizo estremecer―… intentar con otro comestible en nuestros cuerpos. ―Sostuvo la parte trasera de mi cabeza mientras inclinaba la botella contra mis labios. Seguí su ejemplo y fui por su pezón. Cuando el líquido frío bajó hasta su estómago plano, ella gimió. Agarré la botella y tomé un trago. La levanté y la pasé contra su cuello y barbilla. La empujé hasta que inclinó su cabeza hacia atrás y entonces la pasé desde su barbilla, hasta su ombligo, antes de dar otro trago. Cuando sus ojos se encontraron con los míos, estaban llenos de hambre y la besé mientras empezamos a balancearnos uno contra el otro. ―Te deseo, Brynn.

―Sí ―dijo ella. Puso la botella en la mesita de noche y abrió el condón. Me lo puse y ella lo lubricó. Me recosté hacia atrás y ella me besó mientras se posicionaba sobre mí. Me metió despacio en ella y se sintió increíblemente bien. ―Dios, Brynn ―gemí. Ella encontró un ritmo que le gustaba y lo mantuvo dulce y lento mientras me miraba fijamente a los ojos. Me tomó más profundo y experimentó con la forma en que movía sus caderas. Fue impresionante verla y sentirla cuando ella muy abiertamente compartía algo tan personal conmigo. Aumentó la velocidad una vez que lo probó todo y yo estaba a punto de explotar. Tenía que ayudarla a llegar a donde yo estaba. ―Brynn, nena, te sientes impresionante. Bésame. ―Cuando se inclinó hacia mí, presioné sus caderas más fuerte contra mi cuerpo. Ella gimió en mi boca cuando su punto sensible se frotó contra mí. Se mantuvo apretada mientas construía su orgasmo. Chupé su lengua y mordí su labio antes de moverme a su cuello y oreja. Ella aceleró nuevamente y presionó con más fuerza. Sabía que estaba cerca. ―Esa es mi chica ―Susurré. Ella se corrió tan bella como siempre y eso me llevó a mi propio orgasmo. Colapsó sobre mí, jadeando y sonriendo. Fue un momento bastante asombroso para nosotros. Le di la vuelta y me deshice del condón en el baño. Cuando trepé de vuelta a la cama, ella se acurrucó contra mí, con fuerza y seductoramente. Su cuerpo estaba cálido y desnudo, y yo estaba contento. Quería pasar el resto de la noche así. Ella tenía su cabeza contra mi hombro mientras pasaba su dedo alrededor de mis pectorales, trazando formas y dibujando líneas. ―Tu cuerpo es perfecto ―dijo. ―Me alegra que pienses eso. ―Me reí, sabiendo que mi cuerpo estaba lejos de ser perfecto―. He pensado lo mismo sobre el tuyo, especialmente cuando te veo moverte. ―Gracias. ―Y esa risita… Amo escucharte reír. ―Le saqué una. ―Gracias, Sean, por todo. He vivido una aventura desde que te conocí y ha sido muy divertido. ―Suenas como si estuvieses terminándome o algo. ―Sentí un nudo en mi estómago―. La aventura acaba de empezar para nosotros.

―Oh, lo sé. No fue lo que quise decir. Solo quiero que sepas cuánto aprecio que me des una oportunidad, que nos des una oportunidad, y que me estoy divirtiendo mucho. ―Yo también. ―Besé la parte superior de su cabeza mientras ella continuaba dibujando en mi pecho. Todavía sentía una inquietante sensación debido a su comentario, pero tenía que confiar en ella. Ella no había sido más que honesta conmigo hasta ahora. Me recordé a mí mismo que todavía estaba en modo pausa, y tenía que llevar las cosas lentas―. ¿Estás cansada? ―Sí. ¿Y tú? ―Preguntó. ―Sí. ¿Quieres algo antes de dormir? ¿Una bebida o una picada? ―No, gracias. ―Dejó de dibujar y se acurrucó todavía más cerca. Se sintió celestial y nos dormimos de inmediato.

―Sean ―susurró. Abrí mis ojos para encontrar a Brynn de pie sobre mí con una enorme sonrisa―. Vamos, tienes que ver esto. ―Tiró de mí para levantarme y me pasó una sábana. La tiré sobre mis hombros y la envolví alrededor para cubrirme el frente como ella había hecho con la suya. La seguí a la entrada y al lado este. Su rostro brilló cuando señaló el resplandor rosa en el horizonte. Me paré detrás de ella, enrollando mi sábana alrededor de ambos cuando ella se recostó contra el enrejado de la entrada. ―Es hermoso ―dije. Ella asintió y suspiró. Observamos mientras el sol se elevaba y enviaba pequeños rayos de luz a través del cielo matutino y por encima de las verdes planicies. Esto realmente era lo más majestuoso que había visto y se me puso la piel de gallina. ―Gracias por despertarme. Esa fue una manera inspiradora de empezar el día. ¿Qué estás haciendo despierta tan temprano, de todas formas? ―Sabía que ella no era madrugadora. ―Me levanté para ir al baño y me sorprendí de que todavía estuviese oscuro afuera. Miré por la ventana y lo vi. Guau… eso fue hermoso. ―Dio un profundo respiro y cerró sus ojos cuando el sol brilló en su rostro―. ¿Tú corres? ―Preguntó. Antes de saberlo, estábamos comiendo bananas y estirándonos. La seguí mientras ella trotaba a través del campamento. No vi a nadie más despierto, excepto por un par de empleados que estaban trabajando en varias cosas. El trasero de Brynn estaba provocándome y casi me tropecé dos veces por estarlo mirando, en lugar de ver por dónde iba. Ella corrió a través del área de estacionamientos y empezó a subir una colina. Estaba bastante empinado, pero cuando llegamos a la cima, supe exactamente dónde estábamos.

―Esta es la Puesta del Sol ―le dije a Brynn―. Ethan plantó esos tres pequeños árboles mientras Gia estaba en tratamiento. Representan los tres bebés que ella perdió. ―Era hermoso. ―Eso es muy dulce ―dijo―. Tal vez no deberíamos estar aquí arriba. Me siento como si estuviéramos en su lugar privado. ―Está bien. Gia dijo que quería que yo lo viera. Cuando pasé por su auto ayer, ella me mostró las cosas que él había hecho en la casa. Le construyó una habitación para meditar. ―Él realmente la ama ―dijo ella―. Puedes decirlo por la forma en que la mira. ―Sí, lo sé. Ella realmente lo ama, también. Bastardo suertudo. ―Miré hacia The Lock. ―Voy a volver a darme un baño ―dijo Brynn. Para cuando me di la vuelta, ella ya había partido. No la alcancé, y para cuando entré a la cabaña, ella ya estaba en la ducha. Es rápida. La puerta del cuarto de baño estaba cerrada, así que toqué. ―¿Quieres compañía? Debería limpiarte las suturas. ―Está bien. Casi he terminado ―dijo. Hmmm… Eso es extraño. ―¿Todo bien? ¿Brynn? ―Intenté girar el pomo, pero tenía seguro. Muy extraño. ―Sí. Todo en orden ―respondió. Supuse que sólo necesitaba un momento y me recordé a mí mismo nuevamente que debería estar en pausa. Ella pasaba la mayoría del tiempo sola, así que estaba seguro de que necesitaba un respiro alguna vez ya que no había tenido mucho tiempo a solas durante días. Tenía que retroceder un poco. Ir lento. Calenté un poco de agua para el té y encontré algo en la televisión. Cuarenta y cinco minutos más tarde la puerta del baño se abrió y tuve que mirar dos veces. Me incliné en el respaldar del sofá y silbé. Ella se había hecho una transformación a la sexy zorra que ahora sabía que era realmente a puerta cerrada, y era ARDIENTE. Sus desgastados pantalones cortos de mezclilla colgaban bajos en sus caderas y su ajustada camiseta negra abrazaba sus pechos antes de terminar abruptamente justo por encima de su ombligo, que brillaba con el piercing. Su camiseta caía de sus hombros, insinuando que no llevaba puesto sujetador, y sus pezones erectos lo confirmaban. Brazaletes negros y plateados cubrían la mitad de su antebrazo izquierdo y grandes aretes de plata estaban casi ocultos en sus bucles rubios. Tenía los ojos ahumados, sexys y provocadores. ―Gracias ―Ella sonrió mientras dejaba caer sus botines negras en la puerta. La observé hacerse una taza de té.

―Estaba pensando en que tal vez podríamos tomar un desayuno real antes de que empiecen los conciertos ―dije. ―Un té está bien para mí hasta el almuerzo. ―No me gustó esa respuesta, pero sabía que sus hábitos alimenticios eran algo en lo que ella estaba trabajando y fuera de los límites de discusión. ―Bueno ―le di un beso mientras pasaba―. Voy a bañarme. Intenté verme tan rockstar como pude con mis Levi’s rotos y una camiseta de Kid Rock6, pero me sentí como si no fuese partido para mi cita, quien sin duda haría girar varias cabezas allí afuera. Puse un poco de producto en mi cabello y lo despeiné con mis manos, una y otra vez, pero estaba sintiéndome fuera de mi alcance. ―Gia llamó ―dijo Brynn en la puerta―. Nos invitó a desayunar. ―¿Quieres ir? ―Abrí la puerta. ―Seguro ―Se encogió de hombros, como si a ella realmente no le importara. ―Bien. Sólo dame un par de minutos más. ―Puse mis manos en el lavabo y me mire al espejo. ¿En serio? ¡Nunca antes en mi vida me había preocupado por cómo me veía! ¿Qué pasa conmigo? Brynn apareció en el espejo junto a mí. ―¿Qué pasa? ―Preguntó. ―Nada ―Sonreí. Ella levantó las cejas―. Es estúpido. Ella me giró para verme a la cara. ―Inténtalo ―dijo. Suspiré. ―No me veo suficientemente bien para ti. Ella cerró sus ojos y sacudió la cabeza confundida. ―¿Eh? ―Eres definitivamente “todo eso”, y yo soy… sólo esto. ―Levanté mis manos. Su rostro se suavizó y ella sonrió exquisitamente. ―Jesús, Sean, eres uno de los chicos más guapos que he conocido en mi vida. Eso fue lo que pensé en el primer momento que puse mis ojos en ti, en el centro de tratamiento. Eres como, no sé, ¿quién es el tipo a quien todas las mujeres aman en las películas? ―Chasqueó los dedos mientras intentaba recordar su nombre. Yo estaba sonriendo para entonces, debido a lo que ella había dicho, y no importaba quién era, porque ella dijo que yo era uno de los chicos más guapos que había conocido, y eso era todo lo que importaba para mí.

6

Kid Rock, cantante, compositor y actor estadounidense conocido por su estilo musical, que fusiona rap con heavy metal, blues rock, southern rock, funk y country.

―Gracias ―La besé―. Realmente no importa, siempre y cuando pienses así. ―Podría ayudarte con tu look de hoy… si quieres. Asentí. Ella me miró de arriba abajo. Giró en torno a mí, deteniéndose detrás de mí por un momento. ―No te quites méritos ―dijo―. Tu trasero es “todo eso” en esos jeans. ―Me dio una nalgada. Me reí. ―Estás pidiéndolo ―le dije. ―¿Ah sí? ―Se inclinó frente a mí y puso uno de sus dedos a través de una de las roturas en el pantalón y tiró, rompiéndolo más. Mi cuerpo saltó y fue sorprendentemente erótico. Hizo otro agujero en la otra pierna. Sacó un par de hilos blancos para que colgaran debajo del hueco. Agarró mi cinturón negro y lo pasó alrededor de mi cintura, a través de todas las presillas. Cuando sus dedos tocaron mi piel, un calor se extendió por mi cuerpo y quise que dejara de vestirme y empezara a desvestirme. Abrochó el cinturón y metió sólo la parte frontal de mi camiseta bajo el pantalón, detrás de la hebilla. Joder, ella estaba cerca de mi erección, pero seguía trabajando. Buscó en su maleta y sacó un pañuelo blanco y negro. Saltó hacia el estuche con su pequeño trasero levantado y dobló el pañuelo antes de elevarse y ponerlo sobre mi cabeza, sobre mi cabello y atado atrás. Sonrió. ―Una maldita A ―dijo. Me miré en el espejo. El pañuelo parecía una pañoleta por la forma en que lo había doblado y atado. Me gustaba. A veces usaba uno cuando trabajaba, pero nunca pensé que llevaría puesto uno en una cita con una hermosa mujer. Los pantalones se veían mejor, no tan nuevos, y el truco de la camiseta bajo el pantalón fue ingenioso. La agarré cuando se sentó en el retrete. Puse mis manos en su rostro y la besé. Chupé su lengua y labios, mientras halaba sus caderas hacia mí. ―Gracias por el cambio de imagen, me excitó. ―Me di cuenta. ―No parecía ni cerca tan emocionada como yo. Decidí desistir con la seducción.

―¡Buen día! ―Gia nos recibió en la puerta. Se veía impresionante, como siempre. Cuando me abrazó, tuve que respirar profundamente su esencia. Me quedé en compañía de Ethan en la cocina mientras Gia le mostraba los alrededores a Brynn. ―¿Cómo va el jet lag esta mañana? ―Ethan se rio entre dientes. ―Mejor. ¿Cómo estuvieron los conciertos? ―Pregunté.

―Realmente bien. Todo transcurrió sin problemas, también, considerando el público que tuvimos. Charlamos un poco hasta que las chicas se nos unieron. ―Ethan, Brynn se puso un piercing anoche ―Gia chilló. Ethan silbó cuando lo vio. ―Es muy sexy ―dijo Gia―. Si yo fuera más joven, me haría uno. ―Picante, si quieres uno, deberías ponerte uno. Eso no tiene nada que ver la edad que tengas. Además, tienes el cuerpo de una veinticinco-añera, de cualquier forma. ―Ethan le dijo y la besó. Ella se ruborizó al mirarlo los ojos. Fue como si Brynn y yo ni siquiera estuviésemos ahí. Gia preparó cocteles mimosa y nos sentamos a comer. Brynn tomó un pequeño pedazo de tocino y una cucharada de huevos revueltos. No dijo mucho mientras Gia, Ethan y yo hablábamos. Había estado muy retraída desde nuestra carrera y esperaba que no fuese por algo que hice. Intenté meterla en la conversación. ―Brynn y yo terminamos en la Puesta del sol esta mañana cuando salimos a correr ―dije. Le sonreí y apreté su muslo. ―Es hermoso ―dijo ella. Ethan le contó respecto a eso y lo que significaba para Gia y para él. Brynn sonrió y asintió mientras él hablaba. Terminó su segunda mimosa y podía decir que se había relajado un poco, aunque todavía estaba bastante callada. Limpiamos entre todos y Gia junto con Brynn se prepararon otro coctel. ―Voy a salir a fumar ―dijo Gia. Estaba entusiasmada. ―¿Puedo gorronearte uno de esos? ―Preguntó Brynn. Eso me sorprendió. Nunca la había visto fumar, ni siquiera había sentido el olor en ella. Ethan y yo las seguimos afuera y los tres encendieron uno. Observé a Brynn. Parecía bastante cómoda. Obviamente era algo con lo que había experimentado. Se sentó en el suelo y observó el rollo de humo mientras exhalaba. Eso me hizo querer uno, pero las pocas veces que lo había intentado, había tosido terriblemente. Luciría como un tonto, no confiado y sexy, como ella. Los cuatro pasamos el tiempo todo el día. Ethan nos mostró los bastidores y nos llevó al bar VIP. Observamos conciertos y bebimos mucho. Dana y Trey se unieron a nosotros durante un par de horas y ella se disculpó conmigo por el comentario gay del viernes por la noche. No era la gran cosa, así que se lo dije. Brynn permaneció bastante discreta todo el día, aunque estuvo muy perceptiva conmigo y pareció disfrutar agarrarnos las manos y besarme cuando lo inicié. Nos quedaba un concierto y sabía que mejor conseguía algo de comer si planeaba durar hasta entonces. Estaba preocupado por Brynn dado que ella no había

comido mucho en el desayuno, y había estado bebiendo todo el día, pero ella parecía mantenerse firme. Justo cuando estaba a punto de preguntarle, un tipo caminó hacia ella y le puso un pase a bastidores alrededor de su cuello. Lució confundida por un segundo, pero luego pareció reconocer al chico. ―Los chicos te vieron más temprano y les gustaría saludarte ―le dijo. Ella asintió. ―Vale. ¿Puedo llevar a mi novio? Él me miró y se rio. ―No lo creo, Ángel. ―¿Te importa? ―Me preguntó―. Son amigos míos, de Sashay. ―Sí. ¡Me importaba! Me importaba mucho; por supuesto no se lo dije. ¿Quién era yo para decir con quién ella podía o no hablar? Aunque, no me gustaba la idea de que fuera sola. ―Eh… ―Comencé. ―Iré con ella ―dijo Gia. ¡Gracias a Dios! Al tipo le gustó la idea mientras miraba a Gia de arriba abajo. ―Mi prometido es el dueño de este lugar, así que si yo fuera tú, no haría ningún movimiento repentino ―Gia le dijo. Él pareció menos emocionado entonces. Me reí entre dientes y Ethan le asintió en aprobación. Las chicas se fueron y tuve una mala sensación. ―No te preocupes ―dijo Ethan―. Tengo un gran equipo allá atrás. Ellos no toleran ningún tipo de mierda de las bandas, y tampoco Gia. Asentí. ―Tengo que comer algo ―le dije. Conseguimos unos emparedados y nos sentamos en una mesa de picnic cerca de la entrada a los bastidores. Quería estar justo ahí cuando las chicas volvieran. ―¿Sabes que soy dueño del lugar, cierto? ―Ethan preguntó con una sonrisa de suficiencia―. Y como mi amigo e invitado, tienes acceso completo. Ese pendejo no te puede decir a dónde puedes ir o no. ―Le hizo gracia que yo hubiese pasado por alto ese pequeño detalle. ―Qué manera de apoyarme antes ―le dije. ―Oye ―se rio―, no sabía si querías ser esa clase de tipo. Es decir, si fuera una situación diferente, habría dicho algo, pero las chicas están seguras. Si hubiese sido el bar VIP, entonces no, las chicas no habrían ido allí sin nosotros. Terminamos de comer y charlamos un rato antes de que Ethan recibiera un mensaje de Gia. Mientras leía el mensaje para sí mismo una sonrisa se extendió lentamente por su rostro y levantó la mirada hacia mí.

―¿Qué? ―Pregunté. ―Eh… Creo que mejor buscamos una vista clara del escenario. El concierto está a punto de empezar. ―Se levantó y agarró nuestra basura. ―Esperaré aquí ―dije―. Si el concierto está por empezar, las chicas estarán saliendo. ―Créeme. Vas a querer estar al frente y al centro cuando comience. ―Todavía estaba sonriendo. No me gustaba lo que estaba pasando, pero seguí a Ethan mientras él me dirigía a través de un cerco, hacia un camino que llevaba a lo largo del escenario. ¡Justo al frente del escenario! Ethan asintió hacia la puerta que separaba a miles de personas gritando del camino en el que estábamos. El de seguridad la abrió sólo lo suficiente para que Ethan y yo pudiéramos entrar. Estaba seguro que la gente que había estado de pie allí durante horas, sólo para que a un par de tipos los hicieran pasar frente a ellos estaban molestos, pero nadie dijo nada. Sólo hicieron espacio. Un millón de cosas estaban pasando por mi mente. Había demasiado ruido para tener una conversación con Ethan, así que no me molesté. Lo sabría bastante pronto. El presentador encendió todavía más al público antes de gritar en el micrófono. ―¡Reciban a Buckcherrrrrrrry! Respiré profundo cuando los miembros de la banda corrieron al escenario. La música empezó de inmediato y mis ojos se dispararon hacia la izquierda. Brynn estaba de espaldas a la multitud mientras movía su cuerpo de manera experta con el ritmo. La multitud se enardeció cuando All Night Long fue reconocida como la canción de apertura. Ethan me sonrió mientras observaba mi reacción. Tenía la boca abierta, como cada vez que presenciaba a Brynn moverse. Ella se veía como si hubiese sido entrenada específicamente para el papel. Todo su cuerpo estaba involucrado con cada compás. Sus movimientos eran agudos y sexys mientras provocaba a los miles antes de darse la vuelta, parar y levantar sus cejas. La multitud explotó mientras ella sonreía y les daba un pequeño giño antes de ir por todo lo alto. Fue diferente verla bailar allí arriba, sabiendo que no era sólo para mí, pero no estaba menos impresionado. De hecho, estaba sorprendido por su confianza y completa tranquilidad, mientras mantenía a la multitud alrededor de su meñique. Estaba asombrado. ―¡Aplausos para Ángel! ―dijo el chico tatuado al final de la canción. El público gritó, silbó y escuché varios comentarios gritados por tipos a mí alrededor. Tenía tantas ganas de gritar “¡Esa es mi novia!” pero no lo hice. Estaba realmente orgulloso de ella. Ethan le hizo señas al chico de seguridad y él se acercó y nos abrió la cerca otra vez.

Volvimos para encontrarnos con las chicas. Cuando salieron por la puerta estaban obviamente a mil. Parecía como si acabaran de bajarse de una montaña rusa, o algo igual de estimulante. ―¿Fue eso jodidamente impresionante, o qué? ―Gia dijo sin aliento. ―¡Sí, demonios! ¡Buen trabajo, Brynn! ―Ethan le dio un abrazo. ―Gracias. ―Brynn jadeó. Me miró vacilante. ―Jodidamente impresionante es quedarse cortos ―dije―. Estoy sin palabras. ―Ella tiró sus brazos alrededor de mí y me dio un beso candente. ―¡Vayamos por tragos! ―dijo Gia. ―Creo que tuve suficiente allá atrás ―Brynn señaló la puerta por donde habían salido―. Pero ustedes vayan por ellos. ―Bueno, necesitabas un poco de coraje líquido ―Gia se rio―. ¿Qué tal sólo una cerveza? Estoy seca. Fuimos al bar más cercano y mientras Ethan y yo conseguíamos las bebidas, Brynn fue rodeada por “fans”. ―¡Échense para atrás de una puta vez! ―Oí gritar a Gia. Ethan se estiró sobre la barra y golpeó algo, en cinco segundo él y otros tres tipos habían roto el enjambre. ―Gracias, bebé ―Gia le dijo a Ethan―. ¿Estás bien? ―Le preguntó a Brynn. ―Estoy bien ―Brynn respondió―. Sólo estaban tonteando. Puse mi brazo alrededor de ella y ella se giró hacia mí. ―Tal vez deberíamos ir a la plataforma VIP para el resto del show, ―dijo Ethan―. Ahí es donde perteneces, de todas formas ―le dijo a Brynn―, dado que eres una celebridad y todo eso. ―Sonrió y guiñó. Cuando llegamos allí, Brynn y yo nos acomodamos en nuestro taburete de la noche anterior. Era agradable tenerla toda para mí nuevamente. ―Gracias por tomar bien lo del baile ―dijo. ―Estuviste asombrosa allá arriba. Realmente estoy orgulloso de ti. ―¿Lo estás? ―Parecía sorprendida―. Tenía miedo de que no te pareciera bien. Gia los ayudó a convencerme. ―Quiero que hagas lo que te hace feliz ―le dije―. No te preocupes por lo que yo o cualquier otra persona piense, mientras te haga feliz. Lo mereces. ―Sabía qué tipo de persona era, y sabía que podía decir eso con seguridad.

Disfrutamos el resto del concierto juntos y luego pesamos el rato con Gia y Ethan hasta que volvimos a la cabaña para nuestra última noche bajo ese dosel. Nos iríamos en la mañana y estaba ansioso por estar a solas con Brynn otra vez. ―Bebí mucho esta noche ―dijo mientras se desvestía. Estaba medio inestable, pero no parecía estar lo que yo consideraba “ebria”. Tenía la sensación de que estaba intentando decirme algo. Había estado diferente todo el día. Nos divertimos y no pareció que estuviese molesta conmigo, solo parecía un poco retraída. ―¿Te gustaría algo de comer? ―Pregunté. ―No. Sólo necesito dormir. ―Observé mientras se subía a la cama y se colocaba las sábanas hasta el cuello. Me desvestí hasta quedar en bóxer y me acosté junto a ella. Me dio un beso en los labios y dijo buenas noches antes de voltearse para su lado y cerrar los ojos. Me quedé mirando la parte posterior de su cabeza, preguntándome si debería estar preocupado sobre lo que ella estaba pensando. Me recordé que no quería ser un novio autoritario que saltaba a conclusiones cuando su normalmente callada novia necesitaba su tiempo. Estuvimos bastante apurados en la mañana dado que apenas teníamos nuestras cosas empacadas cuando Gia y Ethan pasaron para llevarnos al aeropuerto. Brynn estaba de buen humor y lucía feliz de volver a casa. Había sido un fin de semana grandioso, pero yo también estaba listo para volver a casa. Estaba emocionado por volver a la rutina con Brynn. No una aburrida rutina de hacer las mismas cosas todos los días, sino de citas divertidas, largas charlas, reírnos, hacer el amor, ese tipo de rutina. Brynn se despidió rápidamente y caminó hacia seguridad. Aprecié que ella me dejara tener un momento con Ethan y Gia antes de irnos. Ethan me dijo que más valía que me aferrara a ella y que creía que ella realmente era algo. Estuve de acuerdo. Gia dijo que mejor fuera cuidadoso con ella o iba a “joderlo todo antes de siquiera darme cuenta”. Me encantó que no lo disimulara; sólo dijo exactamente lo que le parecía. La abracé súper fuerte, sabiendo que pasaría un tiempo antes de volver a vernos. Me recosté en Brynn mientras ella miraba por la ventana del avión. ―Gracias por venir con migo a este fin de semana. Me divertí mucho. ―Gracias por invitarme. Nunca olvidaré todas las primeras veces. ―Sonrió y estrujó mi mano mientras observamos la ciudad desaparecer.

CAPÍTULO OCHO Traducido por AnitaLen y A.Lara Corregido por Koko

Tuvimos un viaje divertido a casa y me sentí mejor acerca de donde estábamos cuando aterrizamos en California. Mientras recogíamos nuestro equipaje y esperábamos un taxi, me moría de hambre. ―¿Comida china y una película en mi sofá? ―Le pregunté a Brynn. ―En realidad, voy a ir a casa ―dijo―. No estuve ahí en casi una semana. ―¿Estás segura? ―Tal vez no estaba tan relajado con donde estábamos. ―Sí. No puedo quedarme contigo todas las noches. También me gusta mi propio lugar. Casa, ¿sabes? Asentí. Si no me hubiese quedado en mi casa durante casi una semana, yo hubiera querido hacerlo también. Le di la dirección de Brynn al taxista. Nos acurrucamos en el asiento trasero. ―Podría traer comida China a tu casa, si quieres. Parecía sorprendida mientras lo reflexionaba. ―Bife de Brócoli suena realmente bien ―dijo. Mi pulso se aceleró mientras agarraba mi teléfono y hacía nuestro pedido en línea. Sonreí y la besé, agradecido por la oportunidad de pasar más tiempo con ella. Llevé su equipaje hasta su apartamento mientras el taxi esperaba para llevarme a mi casa. Le dije que estaría de vuelta pronto con nuestra cena. Ella parecía feliz, lo que me hizo sentir maravillado. No perdí el tiempo, tiré mi equipaje en mi habitación y me dirigí a mi auto. Recogí la comida y unas flores frescas antes de apresurarme a salir para estar con ella. Se había duchado e hizo un poco de té desde que la había dejado, y la sonrisa con la que me recibió cuando abrió la puerta fue sincera. Cerró los ojos mientras olía las flores y me llevó de vuelta a nuestra segunda cita. Habían pasado muchas cosas desde entonces, pero todavía era la misma chica que me besó en la tirolesa y me sorprendió con su sexualidad sin experiencia, sin embargo, bien investigada. Envolví mis brazos alrededor de su cintura, la recogí y lentamente la columpié lentamente mientras la besaba. Reía mientras me besaba de vuelta. ―Eres hermosa ―le dije.

Reemplazó las flores viejas con las nuevas y compartimos nuestra cena de las cajas. Hablamos de la próxima semana y fines de semana cuando comparamos los horarios, intentando encajar ambos donde podíamos. Me disgustaba el hecho de que ella trabajaba por la noche hasta las 2 a.m., pero yo estaba seguro de que podría cambiar un par de mis turnos de día con el tipo de la noche, dando Brynn y yo un horario similar varios días a la semana. Por supuesto, cuando la escuela comenzara en el otoño, tendríamos horarios enfrentados otra vez, pero por lo menos tendríamos el resto de julio y agosto para construir lo que habíamos empezado. ―¿Quieres pasar la noche? ―Brynn preguntó. ―Me encantaría. ―Mi cama es un poco pequeña ―dijo―, tendremos que dormir muy cerca. ―Quizás deberíamos quedarnos aquí más a menudo ―Le guiñé el ojo. Ella comprobó dos veces todas las cerraduras de la puerta y se disculpó por no tener un televisor. Le dije que no era gran cosa y que tendríamos que hacer nuestro propio entretenimiento. Parecía gustarle esa idea. Ella configuró su teléfono en el puerto de su dormitorio y puso algo de música. Ayudó a ahogar a algunos de los ruidos que parecían no parar alrededor de su edificio. Dijo que ella no lo notaba, excepto cuando hubo disparos; fue cuando se dio cuenta. ―Jesús, Brynn ―dije. Sabía que no había nada que pudiera hacer al respecto, pero realmente odiaba el hecho de que ella vivera en un barrio peligroso, sola. ―¿Podemos probar cosas nuevas esta noche? ―Ella cambió de tema drásticamente. Me reí por lo bajo. ―¿Que tienes en mente? ―Estaba curiosamente emocionado. ―Posiciones. Diferentes posiciones. ―Piensa en mí como tu comprobador personal de posiciones ―le dije―. Voy a hacer mi mejor esfuerzo para complacerte. Ella sonrió. ―Ya vuelvo. ―Desapareció en el dormitorio. Mmm. Cuando volvió llevaba la bolsa de The Naugthy Spot y se había puesto una camisa de seda blanca hasta la rodilla con correas de espagueti. Se veía increíble en ella y me sentí muy caliente. ―Me encanta ―le dije mientras buscaba dentro de la bolsa. ―Gracias ―Se volvió hacia mí, ocultando algo. Sus pezones se endurecieron bajo la seda―. He estado pensando sobre esto desde que lo tenemos ―Era el anillo vibrador Screaming O―. Vamos a ver si le da vida a su nombre ―Me paré

y ella me quitó la camisa. Sus labios se encontraron con los míos y pude sentir su corazón latiendo. Ella se había excitado pensando en lo que quería hacer. Me encendía tanto. Arrancó mis jeans como si no hubiera tenido sexo en meses y me empujó en la silla del comedor. Abrió sus piernas y me montó mientras la seda se levantaba hacia sus ansiosas caderas. ―Te deseo ―ella jadeó en mis labios mientras ponía una mano entre nosotros y levantaba mi polla para tocar justo donde quería. Su mano fue contundente y gemía mientras ella apretaba. Me puse el condón y ella lo lubricó mientras chupaba su pezón a través del tejido sedoso. Le ayudé cuando se deslizó el anillo por mi eje y encendió los dos vibradores. El que era para mí en la base de mi eje se sentía increíble mientras vibraba a mis muchachos. Brynn se colocó y deslizó mi polla en su coño mojado, caliente. Dios, todavía se sentía como una virgen. Gemía mientras montaba conmigo, tratando de conseguir un compás. Se paró, insatisfecha con cómo se sentía esa posición y dándose vuelta. Levanté la seda mientras se echaba en mi regazo. La vista que tenía desde ese ángulo me estaba haciendo perder la cabeza. Su culo moviéndose hacia arriba y abajo mientras veía mi polla desaparecer en ella una y otra vez. Sostenía mis tobillos y me imaginaba qué estaba viendo desde el fondo. Me iba a venir, pero ella quería algo diferente. Se levantó otra vez y vi su frustración. Yo la recogí y la llevé a su cama. La acosté y llevé sus rodillas a su pecho. Separé sus piernas ligeramente y entré completamente, presionando la vibración directamente sobre su clítoris. ―Ahh ―sonrió. Ahí vamos. Trabajé ida y vuelta, manteniéndolo apretado y rítmico, como ella quería. Ella lamió sus labios. ―Sí ―susurró. Me sentía tan bien, que ojalá la pudiera follar toda la noche, pero sería afortunado si duraba dos minutos más. Sus pechos se elevaban y rebotaban al igual que mis caderas contra su culo. Giré mi cabeza y dirigió mi lengua a lo largo de su pantorrilla luego de que rozara mi mejilla. Ella bajó las piernas y me empujó fuera de ella. En un instante estaba encima de mí, llevándome a su interior. Ella se agachó y me besó con los ojos abiertos mientras empujaba profundo. La vibración fue apretada contra su clítoris de nuevo y cuando gimió, sus ojos se clavaron en los míos. Puse mis manos en lo bajo de su espalda mientras empujaba hacia arriba para encontrarme con su movimiento. Su cabeza fue hacia atrás y su respiración era rápida. Subí mi cabeza para chupar su cuello, pero ella me empujó hacia abajo. ―No te muevas ―dijo mientras ella cavaba profundo dentro de mí y se movía levemente. ¡Joder! Ella estaba en un buen lugar. Su intensidad me empujó al precipicio y me vine largo y duro. ―Joder, Brynn. Joder ―susurré. Ella se tensó y cerró los ojos―. Vamos nena, déjate ir ―le dije. Ella se vino desarmadamente.

―Oohhh, Sean, ahh ―Ella alcanzó la parte entre sus piernas, apagó los vibradores y se desplomó encima de mí, enterrando su cara en mi cuello―. Ah, sí ―susurró mientras se iba su orgasmo. Su coño pulsaba alrededor de mi polla mientras su espalda se elevaba y caía con su respiración rápida. Corrí mis manos arriba y abajo de la seda en su espalda. Ella tembló y acarició mi cuello. Podía sentir la sonrisa contra mi piel y calentaba todo mi cuerpo. ―Cada vez es la primera vez contigo ―le dije. ―Mmm ―gimió contra mi cuello, enviando escalofríos a través de mi hombro. Entonces se le escapó una risa―. Lo siento por mi vocabulario... Me dejé llevar... un poco. ―Puedes ponerte mandona y perderte conmigo en cualquier momento. Me encantó ―La apreté. Ella salió de mí, permitiéndome librarme de la Screaming O y el condón. Cuando volví, ella estaba debajo de la manta, sonriendo. Me deslicé en junto a ella y me recibió con los brazos abiertos. Nos besamos larga y apasionadamente. Se sentía suave y caliente mientras ella presionaba su cuerpo cubierto de seda contra mí. ―Gracias por estar aquí conmigo esta noche ―dijo―. Es bueno estar en casa y tenerte junto a mí. ―Es bueno estar aquí, a tu lado. Mañana es nuestro último día libre de trabajo por un tiempo. Debes elegir algo divertido que hacer juntos. ―Podría ir por un día a la playa ―dijo. ―Perfecto.

Pasamos el día siguiente en la playa y unos cuántos días más por el resto del verano. Tuvimos los mejores momentos juntos riendo, nadando y disfrutando de nosotros. Brynn fue una bocanada de aire fresco de la que no me cansaba. Si no estábamos en la playa, estábamos en el gimnasio o en las películas, o en su casa o la mía. Tuvimos un picnic en las montañas y revisitamos la cascada, hicimos tubing7, jugamos boliche e hicimos ciclismo. Pasamos nuestro tiempo libre con el otro. El sexo era increíble. Hacer el amor con ella era tan dulce como algo que jamás había sentido y follar era alucinante y crudo. Ella era intensa y sabía exactamente lo que quería y donde ella quería. Aprendió lo que también le gustaba y amaba tomar el control y verme desarmarme. Vestía para mí. Comenzó como una ayuda 7

Actividad en donde se deslizan por el río dentro de un bote inflable redondo.

visual para imaginar su trabajo como algo distinto de lo que era. Fingió ser una profesora, secretaria y una enfermera, pero pronto nos dimos cuenta de que el sexo era aún más como resultado del traje, así que se convirtió en un ritual semanal. Pudo rockear malditamente con el uniforme de pequeña colegiala y nunca había visto un nerd tan sexy. Cuando se acercaba septiembre, sabíamos que nuestros días de diversión y retozar iban a ser limitados. Estaría la mayor parte del día en la escuela y ella todavía estaría trabajando casi todas las noches. He intentado transferir algunas clases nocturnas, pero como era mi último año, las clases fueron fijadas. Quería traer a Brynn a vivir conmigo, pero me dijo que era demasiado pronto. Ella prometió que conseguiríamos atravesar este momento y que nos veríamos más de lo que pensaba. Yo esperaba que ella tuviera razón. En nuestro último día libre antes de comenzar la escuela, recibí una llamada de Gia. Brynn y yo sólo íbamos a la playa. ―Es Gia ―le dije a Brynn―. Sólo será un segundo. Brynn suspiró y se tiró en el sofá, como si alguien hubiera dejado todo el aire fuera de ella. Odiaba que actuara así cuando Gia llamaba. Ella sabía que éramos buenos amigos y que nos manteníamos en contacto. Además, ella y Gia eran amigas, aunque Brynn no parecía muy dispuesta a mantener la línea de comunicación a larga distancia cuando volvimos de The Lock en julio. Tengo que preguntarle sobre eso. Molestaría a Gia. ―¡Oye, Sean! ―Gia dijo―. ¡Ethan nos consiguió cuatro boletos para el concierto de Kid Rock/ Hank Jr. allí en octubre! ―¡Genial! ―Le dije. Ya habíamos hablado de verlo juntos, pero no sabían si serían capaces de hacer el viaje o no―. Me alegra que pudieran hacer que funcione. Yo no trabajaré después que empiece la escuela, así que sólo le tengo que decirle a Brynn. ―Hablando de Brynn, ¿dijo algo acerca de mí? Parece que ella me está dando la espalda ―Gia parecía preocupada. ―No, no ha dicho nada. Puedo preguntarle si quieres ―Me sentí mal porque sus sentimientos fueron heridos. ―No. Le daré una llamada más tarde. Probablemente estoy paranoica. Dale saludos y diviértanse en la playa. ―De acuerdo. Te quiero. Después de colgar, le dije Brynn sobre el concierto. Ella asintió y dijo que intentaría salir del trabajo para él. No parecía muy entusiasmada. La agarré por la cintura y la levanté. Normalmente ella hubiera envuelto sus piernas a mi alrededor, pero no lo hizo.

―¿Qué pasa? ―Le pregunté. ―Pensé que íbamos a la playa. ―Lo haremos ―Besé sus labios suaves―. Me pareciste desanimada. Sólo intentaba levantarte el ánimo. Ella forzó una sonrisa. ―Estoy bien. Vamos. Paramos para desayunar, pero Brynn apenas comió. Odiaba cuando lo hacía, pero no lo hizo muchas veces por lo que nunca he hablado de ello. Todavía iba a consejería y terapia una o dos veces por semana, dependiendo de sus necesidades, así que sabía que ella estaba trabajando en ello. ―He decidido hacer una prueba para Grease ―dijo de repente. Mis ojos se volvieron grandes. Me sorprendió. Ella no lo había mencionado en absoluto desde julio. Ni una palabra. ―¡Bien por ti! No sabía que estabas considerándolo siquiera ―Estaba un poco herido de que no me había hablado de ello. ―No lo estaba. Sólo vino a mí esta mañana. Necesito algo que hacer mientras estás en la escuela todo el día. Podría comenzar a practicar mañana, probar en unas tres semanas, y luego si consigo un papel, todavía tengo todo el día abierto para ensayar―. Ella no tenía mucho entusiasmo en ello. ―Por supuesto que obtendrás un papel ―Me incliné y la besé―. Estoy emocionado por ti y orgulloso de que lo harás. ―Sí, veremos. ¿Estás listo? ―Se paró. —¡Sip! —Terminé mi jugo y la seguí al auto. Tenía la esperanza de que su humor se aligerara un poco. Estaba inusualmente irritable. Se calmó un poco finalmente y tuvimos un lindo día. Hasta se comió la mitad de su comida cuando paramos por una cena adelantada camino a mi casa. Mientras la seguía a través de la puerta, me sentía ansioso por haber estado juntos la última noche antes de que nuestras agendas se llenaran con la escuela, tareas, ensayos y su trabajo. —Desearía que te mudaras conmigo —le dije—. Quiero verte siempre. —Estará todo bien —Puso sus brazos a mí alrededor—. No estoy lista para dejar mi propio departamento. Significa mucho para mí. —Sé que así es —A veces me molestaba lo independiente que ella era, pero cuando me detenía a recordar cómo había logrado estar donde está, estaba agradecido por eso—. Por favor, dime que te quedarás aquí durante la noche. Te llevaré a casa en la mañana antes de la escuela.

—Sí. Me quedaré con una condición —Me lanzó una sonrisa traviesa. —Acepto —dije. —Aun no has escuchado la condición —Ella se rio. —Créeme; tu sonrisa traviesa te delató. Lo acepto. —¡Bueno! —Estaba emocionada y yo también lo estaba, aunque no sabía qué tenía planeado exactamente. Sabía que no me decepcionaría, fuera lo que fuese. —Tengo que usar la computadora e imprimir mi horario final y checar de nuevo algunas cosas de la escuela. Sólo tomará unos veinte minutos o algo así —dije excusándome. —Está bien —cantó—. Me bañaré mientras estás haciendo eso y luego tú te puedes bañar mientras yo preparo algunas cosas para nuestra gran noche —Saltó fuera de la cama. Era tan dulce cuando tenía algo bajo la manga. Me hice cargo de todas mis cosas de la escuela en cuanto salió de la habitación. Tenía puestos unos shorts cortos, una camiseta de tirantes y un bra. Estaba apenas bronceada por el sol de la playa y su piel brillaba. Rocé mis manos sobre sus brazos suaves como la seda y respiré ese suave aroma a vainilla del que nunca me he cansado. —¿Qué pasa con el sujetador? —Le susurré al oído después de besar su cuello. —Deja más a la imaginación —dijo ella. Estaba intrigado y entré a la regadera. Mientras me secaba, escuché sonar el teléfono de Brynn. No pasaba muy seguido, así que siempre me daba cuenta cuando sonaba. Me puse un par de shorts de básquetbol y me dirigí de vuelta con Brynn cuando sonó mi teléfono. Era Gia. —Hola, Sean. Quería que supieras la información de mi vuelo con Ethan, así tal vez tú y Brynn pudieran acomodar sus horarios y tomarse otro día libre en lo que estamos ahí. Tomé mi laptop y salté a la cama. Metí toda la información y chequé mi horario. Iba a ser perfecto para mí. Ellos venían el viernes en la tarde y estarían aquí hasta la mañana del lunes, no iba a tener que perderme tanto de la escuela y sólo iba a estar internado una semana por mes. ¡Tal vez Brynn podía tomarse el sábado y domingo libres y podríamos pasar un gran fin de semana! —Eso es genial —le dije a Gia. —¿Quieren quedarse en el hotel? —No lo sé. Es tentador, seguro.

Me metí al sitio web del hotel y revisé la disponibilidad. Estaba teniendo problemas para sacar la información, así que tuve que reiniciar mi computadora. Había algunas suites disponibles e inmediatamente reservé una para ellos. Le dije que era un regalo por el compromiso. Ella tuvo un ataque y me dijo que no, pero yo sabía cuánto amaba la suite en que se había quedado don las chicas, así que me hacía feliz hacerla feliz. —Está reservada y pagada, así que creo que me puedes decir que no, todo lo que quieras, pero está hecho. —Muchísimas gracias, Sean. Ethan se va a caer cuando vea el lugar. ¡No puedo esperar! Seguimos hablando del fin de semana que ella pasó ahí. Era divertido recordar los coqueteos en el elevador y el viaje al techo antes de que nos conociéramos de verdad. Nos reímos cuando le recordé sobre el tipo que intentó hacerla ir a su cuarto y le dijo “diviértete en tu cita de juegos” cuando salió del elevador. Perdí la noción del tiempo mientras estaba en el teléfono con Gia. Estaba sorprendido de que Brynn no hubiera ido a sacarme. —Lo siento, Sean. Tampoco me di cuenta del tiempo. Intenté llamar a Brynn antes de a ti, pero ella no contestó. Tal vez no quería que los molestaran en su tiempo libre, y entonces vengo yo y te tengo en el teléfono por una hora. Dile que lo lamento e intentaré llamarla de nuevo mañana mientras tú estás en la escuela. ¡Que tengas un buen primer día! —Está bien; me tiene por el resto de la noche —Reí—. Sí, gracias. Estoy emocionado de comenzar mi último año. Te hablaré pronto. Te quiero. Apagué mi computadora y fui a la sala de estar. Al principio no vi a Brynn, pero vi porqué había estado tan emocionada. Había cartas, cigarros y cerveza en la mesa. Ella había querido jugar strip póker conmigo desde esa primera semana que pasamos juntos en julio. Cada vez sacaba el tema, terminábamos haciendo alguna otra cosa, pero yo sabía que eso era algo que ella de verdad quería hacer. ¡Mierda! Me sentía como un completo idiota. Giré y la encontré en el sillón. Tenía una sábana encima y se había quedado dormida. Me senté en el piso frente a ella y acaricié su cabello. Se veía triste. —Brynn —susurré. Ella abrió los ojos solo un poco antes de cerrarlos y voltearse de cara a la parte trasera del sillón. Ouch. Eso dolió. Ella nunca había estado de verdad enojada conmigo antes, que yo supiera. —Lo siento —dije—. Aún es temprano. Tenemos suficiente tiempo para jugar póker —Ella ni se movió.

—Estaba teniendo problemas con la computadora para buscar un cuarto para Ethan y Gia. Entonces, nos pusimos a hablar y juro que no me di cuenta de cuánto tiempo había pasado. Lo siento tanto —Acaricié de nuevo su cabello. —Acepto tus disculpas. Ve una película. Voy a tomar una siesta —Su tono era suave e indulgente. Besé su cabeza. Había arruinado la noche, la última noche de verano. Era el idiota número uno. ¡Mierda! Tomé una cerveza y puse el resto de vuelta en el refrigerador. Me senté en el bar y me la tomé mientras me preguntaba cuánto tiempo dormiría y cuán desilusionada estaba conmigo. ¿Por qué no le dije a Gia que la llamaría luego?

¿Por qué tuve que haberme metido en todo eso de la reservación? ¿Por qué Brynn no entró por mí? ¿Sabía con quién estaba hablando? ¿Ignoró la llamada de Gia a propósito? Claro que lo hizo. Justo como dijo Gia, probablemente no quería a nadie que molestara en la divertida noche que había planeado. Luego tenía que ir yo y no sólo contestar la llamada de Gia, como siempre lo hacía, pero pasar la hora siguiente en mi cama hablando y riendo con ella. Ni si quiera pensé en eso cuando sucedió. ¿Qué mierda estaba mal conmigo?

La cerveza me hizo sentir cansado. Debería haberlo pensado mejor antes de beberla. Brynn y yo siempre estábamos exhaustos después de un día en la playa. Puse una película, me incliné en mi silla y en menos de media hora estaba luchando contra mis pesados párpados. Quería estar despierto cuando Brynn despertara, pero no podía mantenerlos abiertos más tiempo y me quedé dormido. Difícilmente dormí soñando con nadar, jugar póker y Brynn. Para cuando desperté, eran casi las cinco de la mañana. Mis ojos inmediatamente fueron al sillón vacío. Brinqué para buscarla, pero se me encogió el corazón cuando encontré una nota en el bar.

Decidí levantarme temprano y no quise despertarte. Que tengas un buen primer día. Brynn. —¡Carajo! —La llamé. No hubo respuesta. Mandé un mensaje. No hubo una respuesta inmediata. La llamé de nuevo y dejé un mensaje.

—Brynn, sé que estás enfadada conmigo por lo de anoche y no te culpo. Lo siento mucho y quiero hablar contigo sobre eso. Nunca te lastimaría intencionalmente y me está comiendo saber que lo he hecho. Estoy preocupado por ti. Por favor, sólo tómate un segundo para hacerme saber que estás bien. Podemos hablar luego, pero tengo que saber que has hecho todo lo que has hecho de manera segura. Esperé. Nada. Me metí a la regadera y mientras me vestía, sonó mi teléfono. Corrí hacia él. Era un texto.

Estoy bien. Le escribí de vuelta inmediatamente.

¿Dónde estás? Desde luego no hubo respuesta. Comí el desayuno mientras pensaba mi siguiente jugada. Sabía que debería dejarla en paz, pero tenía que saber que estábamos bien antes de ir a la escuela. ¿Qué me haya texteado significaba que estábamos bien? Mi teléfono sonó de nuevo y casi me caigo del taburete al saltar por él.

Estoy trabajando fuera. Hablaremos en la noche. Estaba agradecido por eso. Respiré hondo. Al menos me había contestado. Eso era una buena señal. Me sentía mejor, pero obviamente no genial. Tenía que arreglarme con ella. Busqué en línea y ordené para ella el mejor ramo de flores que mostraban. Me alejé del ‘más grande’ sabiendo que Brynn no se impresionaba con lo que el dinero compraba. Ella apreciaba la belleza y cosas que la hicieran detenerse y suspirar. Me tomé un tiempo y pensé en lo que Brynn significaba para mí. Pensé en el verano que pasamos juntos y las cosas que compartimos. Pensé en su dulzura, su honestidad y la manera en que me miraba. Dios. Había estado aprovechándome de ella. La había tomado por sentado, asumiendo por alguna razón que ella estaría conmigo cuando yo quisiera que estuviera. Llamé a mi terapeuta. Creo que escuchó el pánico en mi voz y accedió a verme en media hora. Tomé mis cosas para la escuela y me dirigí a su oficina. Sólo lo había estado viendo una vez al mes durante el último año y aun entonces hablábamos sobre un montón de cosas, no sólo yo. Como sea, lo recuerdo diciéndome que me había visto más cuando empecé a salir con alguien en serio. —Entonces, Sean, ¿qué pasa? —Preguntó el Dr. Miller cuando me senté en su oficina. —He estado aprovechándome de Brynn. Se ha vuelto la persona más importante de mi vida, y no he sido consciente de sus sentimientos. Anoche la dejé sola durante una hora y ella me estaba esperando. Ella se fue esta mañana antes de que despertara y estoy jodidamente asustado de poder perderla. —¿Qué estabas haciendo la hora que la dejaste? —Hablando por teléfono con Gia. —¿Has estado hablando mucho con Gia? —Cada dos o tres días. —¿Algo ha cambiado entre Gia y tú desde la última vez que te vi? —No. —¿Aún la quieres?

—Claro que sí. Es mi mejor amiga. —¿Quieres a Brynn? Me le quedé viendo. —No lo sé. —Hace cinco minutos me dijiste que se había vuelto la persona más importante en tu vida. —Sí. —¿Eso es verdad? —Sí. —¿Entonces por qué la dejaste sola anoche para hablar con Gia por una hora? —Soy un idiota. —No, Sean, no lo eres. ¿Por qué sigues en modo pausar? —Porque Brynn no está lista. —¿No está lista para qué? —No está lista para una relación seria. —¿Por qué? —Ella no es emocional. —¿Y tú? —No. —¿Crees que tienes que ser una persona emocional para enamorarte? Reflexioné sobre eso un momento. —No. —¿Crees que Brynn te quiere? Las lágrimas corrieron por mi rostro —Eso espero. —¿Por qué? —Porque yo la quiero —Me deshice. —Ahí lo tienes. ¿Por qué habías estado luchando tanto? —Estoy asustado —Recuperé algo de control.

—¿De qué? —Amarla, perderla, decepcionarla, no ser capaz de ayudarla o hacerla feliz. —Esas son grandes cosas, ¿o no? —Enormes. —Tal vez deberían tomarse un descanso el uno del otro por un tiempo. Jadeé —¿Qué? ¿Por qué? —La idea de estar solo de nuevo me aterraba. —¿Qué acaba de pasar por tu mente? —No quiero estar solo otra vez. —¿Por qué? —Tengo miedo. —¿De qué? —No tenerla en mi vida. —¿Quién? Sonreí. —Mi chica. Brynn. —¿Estás listo para decirle a Brynn lo que sientes por ella? —No. —¿Por qué? —Tengo miedo. —¿De qué? —Hacer que se aleje. —¿Y si es lo que ella quiere escuchar? —¿Y si no? —No me podía arriesgar. —¿Y si la perdieras? —No puedo —Pensar en eso me llevó a pensar en Gretchen. Sentía como si me fuera a enfermar. Tomé el pequeño bote de basura que estaba cerca del escritorio del Dr. Miller y volví mi desayuno. —Lo siento mucho —le dije.

—Está bien. Sean, quiero que pienses sobre algunas cosas y luego quiero hablar contigo de nuevo mañana —Asent—. Gretchen era una persona emocional, ¿estás de acuerdo? —Absolutamente—. Sonreí mientras pensaba en ella y la manera en la que se emocionaba tanto con las películas, libros, hasta los comerciales. Ella me decía todos los días lo que sentía por mí y su cara brillaba cuando yo le decía lo mucho que la quería. —Gia es una mujer emocional también, ¿verdad? —Oh, sí —Ciertamente lo era. Cuando le conté mi historia, la vi sentir mi dolor. Ella también me hizo sentir su dolor, cuando compartió la suya conmigo. Ella amó tan profundamente como yo jamás había visto y lo compartió con todos. —Quiero que pienses en ellas y lo que las hizo ser así de emocionales. Quiero que pienses en Brynn y lo que la hace diferente y porqué. Luego, quiero que pienses en ti mismo y qué te atrajo de esas tres mujeres. —Vale. Fui a la escuela. El Dr. Miller me había dado mucho en qué pensar, pero tenía que enfocarme en sobrevivir este día primero. También tenía que hablar con Brynn más tarde. Tenía que arreglar las cosas con ella.

CAPÍTULO NUEVE Traducido por Tessa_ Corregido por Koko

Tan pronto llegué a casa de la universidad llamé a Brynn. Mi corazón saltó cuando escuché su voz. ―Hola, Sean ―respondió. ―Hola, Brynn. ¿Qué tal tu día? ―Estuvo bien. ¿Y el tuyo? ―Largo. ¿Puedo pasar por ti para ir a cenar? Quiero verte ―No me gustaba la poca charla. Hace mucho habíamos pasado por eso. ―Sí. Acabo de tomar una siesta, dame tiempo para bañarme ―Se oía triste. Eso me produjo una sensación de ansiedad y quise recogerla lo más pronto posible. ―Vale. Te veo pronto ―Me incliné hacia atrás en la silla y respiré profundamente. No podría esperar para verla. Me metí rápidamente a la ducha sólo para hacer que el tiempo pasara más rápido. Elegí un par de pantalones que sabía que ella amaba y la camiseta que me había ayudado a escoger cuando fuimos al centro comercial.

Me sentí nervioso mientras escuchaba los cerrojos abrirse. Cuando ella abrió la puerta y vi su hermoso rostro, mi nerviosismo se disipó. La abracé y aspiré su dulce aroma. Ella me abrazó en respuesta y sentí un poco de alivio. ―Lamento lo de anoche ―le dije―. Quería hablarlo. Quería arreglarlo y hacer bien las cosas. No quiero que estés molesta conmigo. ―Está bien ―dijo―. Sé que no querías hacerme sentir como lo hiciste. Sólo quería pasar un par de horas juntos antes de alistarme para ir a trabajar. Me aparté y la sostuve a un brazo de distancia. ―Creo que deberíamos hablar al respecto.

―Sean, ambos tuvimos un largo día después de una noche corta. Lo he superado y quiero comer. ¿Podemos, por favor, sólo olvidarnos de anoche? ―Ella era sincera y se veía cansada. Me sentí mal por la noche corta, sabiendo que fue por mi culpa. ―Vale. Si eso es lo que quieres. Nos agarramos de la mano mientras caminábamos hacia el auto. Ella se inclinó contra mi brazo, y antes de abrir su puerta, me incliné para besarla. Me encontró a medio camino y se sintió tan bien como siempre. La llevé al hotel, a uno de nuestros restaurantes favoritos. Había llamado y les había pedido que nos reservaran una mesa semi-privada, así podríamos hablar. ―Háblame sobre la práctica ―dije mientras esperábamos nuestra cena. ―Va a patearme el trasero ―dijo―. Bueno, el hecho de que esperé hasta el último minuto para aprender las rutinas va a patearme el trasero. Si hubiera empezado hace un mes como todos los demás, habría estado bien. ―No obstante, eres una bailarina fantástica; puedes aprendértelo y le patearas el trasero ―sonreí. ―La mayoría de esas chicas han estado bailando desde que eran niñas. Han tenido entrenamiento profesional y han estado en grandes espectáculos como este. Estoy metida en camisa de once varas, pero iré por ello, tengo que hacerlo. ―¿Por qué tienes que? ―¿De qué estaba hablando? ―Sólo tengo que hacerlo ―miró por la ventana. Se veía triste. No quería estuviera triste. ―Te ves decaída. Quiero animarte. ¿Me hablarás de ello? Lentamente volvió su cabeza para mirarme. ―Sólo estoy cansada ―Se veía cansada. ―Brynn, quiero que sepas que estoy aquí para ti si alguna vez quieres hablar. ¿Cuándo fue la última vez que viste a tu doctor? ―Hoy ―Miró por la ventana de nuevo―. Él cree que necesito un descanso. ―Tiene razón. Tal vez deberías tomarte un par… ―comencé. ―De ti ―susurró. Me quedé en silencio mientras observaba su triste rostro mirándome. ―¿Por qué? ―No puedes darme lo que necesito ―Sus palabras me apuñalaron en el corazón.

―Sí, sí que puedo ―Supe que podría y se lo probaría a ella y a su maldito doctor. Tenía que salir del modo pausa y mostrarle que podía darle todo. Moví mi silla lo más cerca posible de ella y tomé su mano―. Brynn, no renuncies a lo nuestro todavía, te lo mostraré: dame otra oportunidad de hacer las cosas bien y de darte lo que necesitas. Ella me miró a los ojos, y vio que los míos le estaban rogando. Quería decir mucho más, pero vi su dulzura y eso me tranquilizó. Había dicho suficiente para hacerla darme una oportunidad, pero no demasiado. No podía arriesgarme a asustarla. No podría perderla. ―Por favor ―dijo―. Dame lo que necesito. ―Lo prometo ―le dije. Ella sonrió y apretó mi mano. Mi corazón se llenó de esperanza y emoción. Nuestra comida llegó y me quedé justo a su lado mientras comíamos. Sólo la había visto comer una merienda completa en dos ocasiones, y esta fue una de ellas. Ella estaba feliz. Volvimos a su apartamento después de la cena e hicimos el amor. Fue lento y romántico, hermoso y completamente apasionado. Quería abrazarla por el resto de la noche, pero tuve que dejarla en su trabajo, en lugar de eso. Cuando volví a casa, hice algunos deberes y luego me puse a pensar seriamente en lo que el Dr. Miller me había preguntado esa mañana. Estaba abrumado con todo esto para el momento en que finalmente me quedé dormido.

―Bien, Sean ―dijo el doctor Miller cuando me senté en una silla de su oficina a la mañana siguiente―. ¿Pensaste en algunas cosas ayer? ―asentí―. ¿A qué conclusión llegaste? Tomé una profunda respiración. ―Gretchen y Gia fueron recibidas con amor y emoción cuando niñas. Ambas tenían familias fuertes que las criaron y les dieron aceptación. ―Muy bien ―sonrió y asintió―. ¿Y Brynn? ―Brynn fue criada como un “accidente”, como dice ella ―Mi corazón se sintió pesado mientras decía la palabra, preguntándome cómo podría alguien pensar o decir tal cosa―. Ella estuvo sola y fue ignorada durante la mayor parte de su vida, nunca se le dio la oportunidad de sentir muchas emociones ―Estaba triste por ella. ―¿Y tú?

―Yo he estado sobrecargado de emociones. Las más altas seguidas por las más bajas. No deseando sentir durante un tiempo, pero entonces deseando sentirlo todo nuevamente. Cerrándome a mí mismo, y luego abriéndome otra vez. Atemorizado, aunque dispuesto. Dispuesto, pero atemorizado. Todo es un conflicto conmigo. Lo quiero todo, pero no ―niego con la cabeza, sabiendo que había estado en una montaña rusa y que, o bien iba a tener que saltar o iba a tener que descarrilarme. ―¿Quién te hace sentir que lo quieres todo? ―Ethan y Gia ―Ellos lo tienen todo. ―¿Quién te hace sentir que no lo quieres? ―Gretchen ―Ella me lo quitó. ―¿En dónde entra Brynn? ―En algún lugar en el medio ―Ella podría dármelo todo, pero podría llevárselo todo. ―¿Tuvieron tú y Brynn oportunidad de hablar ayer? Asentí. ―Sí. ―¿Siguen saliendo? ―Sí ―Gracias a Dios. ―¿Le dijiste que la amabas? ―No. ―¿Qué le dijiste? ―Le prometí que le daría lo que ella necesitaba. ―¿Qué necesita ella? ―Necesita amor incondicional y aceptación. ―¿Puedes darle eso? ―Sí. ―¿Cuándo? ―Pronto. ―¿Por qué no ahora?

―Ella no está lista. ―¿Lo estás tú? ―No. ―¿Por qué? ―Tengo miedo. ―¿De qué? ―Ser herido. ―Estás herido ahora. ―Sí. ―¿Cuál es la diferencia? ―Ella todavía está conmigo. ―Por ahora. Respiré profundamente. Él me estaba advirtiendo. Sabía que tenía razón, también. Le hice una promesa a Brynn y le rogué que me diera otra oportunidad. Estaba haciendo tiempo. Todavía me encontraba en modo pausa. Estaba esperando a saltar, pero, ¿por qué estaba esperando? ¿Cuánto tiempo esperaría ella por mí? ―Reunámonos nuevamente en un par de días ―dijo el doctor Miller. Quería saltarme las clases e ir donde Brynn. Quería pasar el día con ella en la playa, viviendo en pausa y disfrutando la compañía mutua, despertarme sabiendo que habíamos pasado el día juntos, riéndonos y teniendo sexo, pero sin preocuparme sobre el futuro o cualquier cosa después del verano. La llamé. ―Buen día ―respondió. Sonreí ante el sonido de su voz. ―Te extraño ―le dije. Ella soltó una risita. ―Acabo de llegar al estudio. Tengo un montón de cosas con las que ponerme al día. Ve a la universidad, ten un buen día, y ven a buscarme tan pronto salgas. Y justo así, estábamos de nuevo en marcha. Pasamos un par de horas juntos los miércoles, jueves y viernes entre mis estudios y su trabajo. La había recogido después de la labor el viernes por la noche y pasó el fin de semana conmigo, a excepción de las horas que trabajó. Pasamos los lunes y martes por la noche juntos dado que ella no tenía que trabajar, y allí estaba. Nos ocupamos de nuestras

responsabilidades e hicimos tiempo para estar juntos. No fue perfecto, pero funcionó durante septiembre.

CAPÍTULO DIEZ Traducido por AnitaLen y LucíaL Corregido por Koko

La noche antes de las audiciones Brynn se sentía en la cima del mundo. Estaba tranquila, confiada y lista. Ella había trabajado muy duro todo el mes y no podía estar más orgulloso de ella. Habíamos cenado en mi casa y nos acurrucamos en el sofá mientras ella hablaba con entusiasmo acerca de la experiencia increíble que eso había sido y lo que significaría para ella para ser elegida. Me encantó lo que le había dado y esperaba que ella consiguiera el papel. ―Ojalá pudiera estar contigo mañana ―le dije―. Tienes que llamarme en cuanto hayas terminado y contarme todo. ―Lo haré ―Ella asintió. Su sonrisa se volvió malvada mientras se ponía a horcajadas sobre mí. Mi corazón dio un salto como siempre que me miraba y el deseo se reflejaba en sus ojos. ―¿Recuerdas la noche que tuvimos nuestra primera pelea? ¿La manera en que hicimos el amor en mi casa? — Sí —le dije. Era un bonito recuerdo. La primera y única vez que habíamos tenido sexo “de reconciliación”. ―Quiero hacer el amor así esta noche ―Me besó suavemente. Se sentía amoroso y puro. Yo la levanté y la llevé a la cama. Nos desvestimos lentamente con nuestras miradas concentradas en el otro. Sus ojos eran tan azules como el océano, y a menudo me perdía en ellos. Nuestros cuerpos solían estar cerca y encajaban uno con el otro como piezas de un rompecabezas. Vi su rostro mientras acariciaba su pelo y sentía su aliento subir. Nuestras bocas se unieron como lo hicieron nuestros cuerpos. Trabajaban al unísono, sabiendo lo que el otro necesitaba y satisfaciendo las necesidades gentilmente. No necesitábamos un montón de juegos sexuales en la cama. Los principios comenzaban en cuanto nos veíamos. Eran una mirada, un toque, una palabra no dicha, y era eléctrico como viajaba entre nosotros. Brynn me puso un condón y sostuvo mi mirada mientras yo entraba en ella lentamente. Ella suspiró, sus piernas abrazándome, entrando en ella aún más. Se sentía caliente y dulce mientras me deslizaba dentro y fuera lentamente, todavía por

completo. Su cuello era como estar en casa mientras lo besaba y probaba la vainilla familiar. Llegué detrás y toqué su cadera antes de correr mi mano en su muslo y la espalda otra vez. Siempre estaba suave y mis manos intentaron mostrarle cuan agradecidas estaban por ello. Ella elevó sus caderas para encontrar mi empuje y apretar su punto sensible contra mí. Le encantaba tener ambas formas de estimulación y quería darle lo que ella quería. Mojé mis dedos en la boca antes de alcanzarla y masajearla. Gimió y presioné firmemente contra ella. Fue duro mantenerme mientras veía cómo construía su liberación. ―Vente conmigo, bebé ―le dije. Encontró mi empuje con sus caderas y la abracé fuerte mientras movía mis dedos firmemente sobre su clítoris. Nos vinimos juntos y me sentí como olas rompiendo. Nunca tendría suficiente de ella, jamás. Me levanté temprano a la mañana siguiente y cociné a Brynn un desayuno saludable para su gran día. Ella me agradeció llevándome a la cama después de comer y follándome como sólo ella podía. Dijo que era un calentamiento para lo que iba a darme más tarde y yo estaba esperando por otra noche caliente de martes. Nos duchamos juntos y la dejé en el teatro camino a la universidad. ―Buena suerte, bebé ―le dije―. Llámame luego. Si no puedo contestar, te llamaré de vuelta. ―De acuerdo. ¡Ten un buen día! ―Me dio un beso caliente y seguro. Ella iba a patear el culo de los demás, estaba seguro de eso. Las clases pasaron sorprendentemente rápido, considerando que estaba ansioso por escuchar de Brynn. Me dirigía a mi última clase cuando llamó finalmente. ―Arrasé ―Ella me dijo. Sabía que lo haría―. No sabremos nada durante uno o dos días, pero estoy emocionada sobre cómo me fue en la audición. ―Quiero llevarte a cenar para celebrar ―le dije―. Te veré en un par de horas.

Silbé cuando abrió la puerta. Ella llevaba un vestido negro y tacones. ―Mmm, cariño, ¡te ves bien! ―La agarré y le di vueltas alrededor, haciéndola reír. Ella estaba de un humor fantástico. ―Gracias. Fui de compras.

Besé su cuello y enterré mi nariz en sus rizos revoltosos. ―Mmm, hueles bien también ―Llevaba perfume, pero todavía cogí un toque de la vainilla. ―Mejor deja eso si quieres ir a cenar ―advirtió―. He estado pensando todo el día en ti y ya estoy a punto de entrar en combustión. ―¿Oh, de verdad? Dime lo que pensaste ―Dije en voz baja, todavía besando su cuello. ―He estado pensando en atarte a tu cama, pero ahora me conformo con tomarte aquí mismo ―Ella tenía sus dedos en mi pelo y una pierna alrededor de mis muslos. ―¿Qué te detiene? ―Me agaché y con ambas manos tomé su trasero con forma de manzana, apretándola contra mí. Sus labios encontraron los míos y me estaban devorando al instante. La levanté y ella envolvió sus piernas a mí alrededor, trabando los tobillos. Gimió mientras empujaba su espalda contra la pared y presionaba mi dureza contra ella. Se inclinó, encontró mi botón y tiró abriendo mi cremallera. Empujó ligeramente hacia abajo y antes de darme cuenta, ella había liberado mi polla y la estaba acariciando. Mis rodillas se volvieron débiles y mi cabeza fue hacia atrás. Ella me manejaba tan bien como si lo estuviera manejando yo, o mejor. ―Brynn, vas a hacer que me venga ―le advertí. Ella sonrió mientras alcanzaba entre sus piernas, corría sus bragas de encaje negras a un lado y frotaba mi pene contra su apertura y hasta su clítoris. Gimió y sus piernas se apretaron alrededor de mí. ―A la mierda el condón ―dije y me inserté en ella. Se sentía increíble y por la mirada en su cara, ella se sentía igual que yo. La sostuve contra la pared mientras me hundía profundamente dentro de ella, una y otra vez. Era cálido y húmedo, y la sensación en mi polla se multiplicó por diez sin condón. Chupó mi cuello y presionó sus dedos contra mi cuero cabelludo. Su cuerpo se tensó y su boca fue a mi oído. ―Sí, Sean, ah ―Logró mi liberación instantáneamente y nos fundimos uno en el otro, jadeando. ―Eso fue increíble ―susurró. ―Sí, lo fue ―Me quedé agarrado a ella mientras me dirigía al baño, caminando como pato con los pantalones hasta las rodillas. La puse en el lavabo y sostuve su cara mientras la besaba con los ojos abiertos. ―Eres increíble ―le dije. Nos limpiamos y nos dirigimos a cenar. Hablamos y reímos, alimentándonos mutuamente mientras nos besábamos en nuestra mesa. Estoy seguro que era repugnante para cualquiera que nos viera, pero no nos importaba. Nuestra mesa era bastante privada y estuvimos uno sobre el otro toda la noche. Se sentía tan bien, tan bien, tener a alguien tan cerca de mí como ella lo estaba. Me hizo sentir

como que yo era lo único que importaba, la única persona que veía, y me encantó cada segundo. Ella me ató esa noche, tuvo su lado travieso conmigo. Era alucinante y genial como ella tocaba y burlaba cada centímetro de mí antes de sentarse a horcajadas sobre mí y llevarme a la luna con ella. Quería experimentar y probar cosas diferentes y me encantaba ser su rata de laboratorio. Brynn estuvo impaciente por un par de días mientras esperaba la llamada proveniente de la audición. Para el viernes estaba al borde de la depresión cuando llamé durante mi hora de almuerzo. ―Quizá oigas algo esta tarde ―le dije―. Si no, entonces será el lunes, estoy seguro. ―Si tengo que esperar hasta el lunes podría tener un colapso. ―No, no. Te volaré los sesos durante el fin de semana ―coqueteé. ―Sí ―suspiró. Ella no quería coquetear, aparentemente. ―Te llamaré después de clases, ¿vale? Anímate, bebé. ―Bueno, adiós. Estuve pensado en ella el resto de la tarde, esperando que consiguiera la llamada. Cuando llegué a mi coche después de mi última clase, recibí un mensaje.

No lo conseguí. Tengo una cita, te llamaré más tarde. La llamé inmediatamente. No hubo respuesta. ¡Mierda! Me preguntaba qué tipo de cita era la que tenía. Le dejé un mensaje.

Soy yo, lo siento, nena. Sé lo mucho que lo querías. Por favor, llámame en cuanto puedas. Me gustaría verte antes de que vayas a trabajar. Fui a casa y me duché. Tenía hambre, pero quería esperar hasta escuchar de Brynn en caso de que ella quisiera ir a comer antes del trabajo. Hice algunos deberes y hablé con Gia. Ella y Ethan se emocionaron por su viaje el fin de semana, yo también lo hice. Le dije que Brynn no había conseguido el papel y se sintió mal por ella. ―Dile que lo siento y que bailaremos mucho en el concierto del próximo fin de semana ―dijo Gia. ―Espera ―le dije a Gia―. Creo que es ella en la otra línea ―Hice clic sobre la llamada.

―Oye ―dijo Brynn. Sonaba triste y quería estar con ella―. Recién llegué a casa. Voy a tomar una siesta antes de ir a trabajar, así que hablaré contigo más tarde. ―¿Estás segura? Podría traer algo para cenar después de la siesta, y podemos comer juntos antes de que tengas que trabajar. ―No me apetece hablar. Sólo siento que necesito un tiempo para mí. ―No me gustó oír eso en absoluto. Tenía que verla y asegurarme de que ella estaba bien. Que, al menos, iba a darle un aventón al trabajo. ―Un segundo, Brynn. Tengo a Gia en la otra línea ―Hice clic y me despedí rápidamente de Gia. Me ha recordado que estarían en el próximo viernes y luego hice clic para volver a Brynn. Ella no estaba allí. La llamé. ―Lo siento ―le dije―. ¿Por qué colgaste? ―No tenía ganas de esperar. Como he dicho, voy a dormir la siesta. Quiero sentir lástima de mí por un tiempo, sola. ―Estoy preocupado por ti ―le dije―. Déjame ser tu novio y apoyarte como hacen los novios cuando su chica está triste. ―No. Voy a estar bien ―Ella estaba irritada por mi insistencia. ―De acuerdo ―Di marcha atrás―. ¿Te puedo dar un aventón al trabajo, por favor? ―Suspiró. ―Si dijera que no, aparecerías de todos modos, así que está bien. No voy a abrir mi puerta hasta las 7:30, no aparezcas temprano. ―Gracias. Dulces sueños. No podía estar sorprendido o molesto con la forma en que Brynn quería manejar su rechazo. Ella siempre había estado sola y era todavía así cómo se sentía más cómoda. Quería cambiar eso, pero tenía que dejarlo entre ella y su terapeuta. Cené y estudié mientras mantenía un ojo en el reloj. Sabía que a Brynn no le haría gracia si iba más temprano. Además, no me sentía como para presionar mi suerte con ella. Ella era muy importante para mí. Me fui unos cinco minutos antes, por si el tráfico era pesado, sabiendo que podía esperar en el auto si debía. Llamé a la puerta exactamente a las 7:30. Respiré un suspiro de alivio cuando escuché sus pequeños pasos viniendo hacia mí. Ella forzó una sonrisa hacia mí antes de cerrar. Tomé su mano mientras empezamos a bajar las escaleras.

―Sigues siendo hermosa con ojos tristes y sonrisa falsa ―le dije. Apreté su mano y ella luchó contra una sonrisa. ―Lo siento por no obtener el papel... ―Empecé. ―Tengo un papel ―dijo en voz baja―. Simplemente no el que debí haber obtenido. Fui su segunda opción para tomar la delantera. ―¡Brynn! ¡Es increíble! El segundo lugar dentro de todos los que acudieron es algo para estar orgullosa. ―No podía creer que ella le fuera a restar importancia. ―Siempre la segunda opción ―Susurró mientras miraba por la ventana―. La chica a la que se lo dieron ni siquiera estaba entre los cinco mejores bailarines. No sólo eso, ni siquiera era una de los diez mejores cantantes. Es como si estuviera en la secundaria. ―Dijiste que obtuviste un papel, sin embargo, es impresionante ―Estaba emocionado por ella, pero ella estaba amargada. Estaba seguro que había vuelto a tener algunos recuerdos no tan felices, pero ella podría darle la vuelta y hacer algo grande. ―Es algo así como una de los bailarines de respaldo. Tres canciones en todo el show con un gran grupo. ―Bueno, creo que es fantástico y estoy muy orgulloso de ti. ―Apreté su pierna y casi vi el atisbo de una sonrisa tratando de salir a través de sus sensuales labios rosados. ―Lo estarías ―dijo mientras ella meneó la cabeza. Me reí. ―¿Qué significa? Sólo quieres que me una a tu fiesta de compasión, pero no voy a hacerlo. De hecho, creo que deberíamos estar celebrando y quiero presumir delante de todos acerca de que mi talentosa novia se encuentra en un gran espectáculo. Ella meneó la cabeza otra vez y apareció una pequeña sonrisa. ―Gracias por traerme ―dijo. Me acerqué al aparcamiento y estacioné. Me volví hacia ella y tomé sus manos, forzándola a mirarme a la cara. ―De nada. Yo voy animarte un poco más cuando te recoja a las dos. ―De acuerdo ―Ella asintió. ―Esa es mi chica ―Le di un beso. Me sentí mucho mejor mientras la veía caminar hasta la puerta. Ella me había permitido estar allí para ella, aunque fue solo por un corto trayecto en coche, pero lo aprecié y sé que ella se sintió un poco mejor, también. Me detuve en la tienda de comestibles en el camino a casa y recogí algunas de las cosas favoritas de Brynn.

Quería mimarla este fin de semana. Me había quedado dormido viendo una película y me desperté a medianoche cuando sonó mi celular. ―Hola, ¿Sean? ―dijo una voz del otro lado. ―¿Sí? ―María es mi nombre y trabajo en Sashay con Brynn. ¿Puedes venir lo más rápido posible y recogerla? Me levanté. ―Por supuesto. ¿Qué pasa? ¿Está bien? ―Mi corazón latía violentamente mientras a garraba mis zapatos. ―Ella está bien. Estaciónate en la parte trasera. Nos vemos allí ―Colgó. ¿Qué diablos está pasando? Corrí a mi auto y fui lo más rápido que pude por la ciudad. Me acerqué al estacionamiento en la entrada trasera. Vi a tres mujeres escasamente vestidas por una puerta abierta. Una de ellos estaba bailando y cantando. Cuando me acerqué vi que era Brynn. Me levanté y caminé fuera del coche. ―Awww, es mi caballero de brillante armadura. ―Me señaló. Estaba borracha. Me reí mientras me acercaba y abría la puerta del lado del pasajero. ―¿Teniendo una mala noche, cariño? ―No. No realmente. ¿Por qué dices eso? ―Se rio descostillándose. Una de las otras chicas se acercó y me tendió su mano. ―Oye, Sean, soy María. Gracias por venir tan rápido. Hemos tenido que esconderla del jefe después de que le dijimos que se iba a casa enferma. Perdería su trabajo si la viera así. ―No hay problema. Gracias por llamar. Cuidaré de ella ―Me giré hacia Brynn. ―Oye, bella, ¿por qué no vamos a dar un paseo? ―Yo estaba ligeramente divertido por su comportamiento rebelde. Ella tropezó hacia mí. ―¿Me estás hablando a mí? ―Se señaló a sí misma, sonriendo. La encontré a mitad de camino y la recogí en mis brazos. ―Sí, te estoy hablando a ti ―Envolvió sus brazos alrededor de mi cuello y puso su cabeza en mi hombro. ―Le dieron mi parte a la sobrina de alguien. Estoy cansada de esta mierda ―Sonaba muy somnolienta―. Nunca seré lo suficientemente buena, siempre segunda ―Estaba afuera.

La puse en el asiento y até su cinturón. ―Eres la primera en mi libro ―le susurré y besé su frente. Incluso cuando cerré la puerta ella ni se inmutó. ―Gracias de nuevo, Sean ―dijo María― Estaba bien en un minuto y como una cuba al siguiente. Nunca lo vi venir. ―No creo que ella necesitara mucho ―le dije― Me alegra que te tenga para que mantengas un ojo en ella. Estoy seguro que ella lo aprecia y yo también lo hago. ―Sí, es un peso ligero con certeza. Hasta las buenas chicas a veces son llevadas al límite. Estará como nueva mañana ―Ella caminó hacia la puerta y yo me dirigí al coche―. Está loca por ti, sabes ―Se dio vuelta y se detuvo―. Has sido muy bueno para ella. Me di vuelta para enfrentarla. ―Sólo estoy comenzando ―le dije con una enorme sonrisa.

Brynn no se despertó en la vuelta a casa o cuando la cargué y la tendí en la cama. La desvestí hasta que quedó en su ropa interior y le puse una de mis camisetas antes de arroparla. Me tendí a su lado y sonreí. Era tan irritante y linda al mismo tiempo. Desperté antes que Brynn y comencé a preparar el desayuno. Ella se me unió al poco tiempo. ―¡Buen día, cielo! ―reí entre dientes. Ella fue directo por el ibuprofeno y tomó dos, pegando su boca directamente bajo el grifo. Luego, se cruzó de brazos y recostó su espalda contra la mesada. ―Buen día ―dijo―, perdón por lo de anoche. ―No hay nada por lo que pedir perdón ―le respondí―. Todos nos sentimos desalentados a veces, ¿asumo que por eso decidiste emborracharte? Ella suspiró y asintió. ―Espero que no estés esperando que coma. ―Probablemente te haría sentir mejor. ―Brynn sacudió su cabeza. ―Volveré a la cama un rato. Volvió a entrar en el dormitorio. Estaba decepcionado, pero la dejé ser. Comí mi desayuno, limpié la cocina y tomé una ducha. Pensé que quizás iríamos a la playa, pero no parecía algo prometedor. Era casi mediodía para cuando Brynn apareció de nuevo. ―¿Te sientes mejor? ―Pregunté.

―Un poco. ¿Me llevarías a casa? ―Por supuesto ―asumí que querría conseguir algo de ropa―. Pensé que podríamos ir a la playa, pero podemos hacer lo que tú quieras. ―Hay algunas cosas que tengo que hacer en casa hoy ―recogió su ropa de la noche anterior―. Lo lamento. Aún seguía con su mal humor del ayer. Odiaba que le hiciera querer estar sola. Tomé sus manos e hice que me mirara. ―Si me dejaras, podría alegrarte hoy. ―No necesito “ser alegrada”. Necesito algo de tiempo para pensar. ¿Podrías darme eso? Ella estaba cansada, irritable y quería que me alejara. Yo no quería. Quería que ella supiera que estaría ahí para cuando las cosas se pusieran difíciles. ―Tu parte en la obra es… ―Sean, esto no es solo acerca de la obra ―me interrumpió―. Hay muchas cosas sobre las que necesito pensar, la obra es solo una de ellas. Un nudo se formó en mi estómago ―¿Nosotros?¿Estás pensando acerca de nosotros? ―Necesito hacerlo, sí ―Ella se alejó de mis manos y caminó hacia la puerta. ―¿Qué pasa con nosotros? ―necesitaba saber―. Pensé que estábamos bien. Tomé sus manos de nuevo. Su cara era triste y solitaria. ―Solo dame algo de tiempo, por favor. Asentí. Tenía que hacerlo, incluso aunque no quería. De alguna forma me conforté pensando que ella observaría los hechos y tendría una decisión educada. Se daría cuenta de lo maravillosos que éramos juntos y cuánta diversión habíamos tenido. Eso esperaba, de todas maneras. No podía ver ninguna razón por la que ella quisiera terminar nuestra relación, por lo que tenía que relajarme y darle lo que ella quería. ―Estoy realmente emocionado acerca del concierto del fin de semana que viene ―le dije mientras arrancaba mi auto. Quería solidificar nuestros planes y asegurarme de que aún quería hacerlo. ―Si, debería ser divertido ―dijo. ―Será bueno pasar tiempo con Gia y Ethan también. Me gustaría llevarlos a la tirolesa y la playa que amamos. ¿Cómo suena eso?

―Suena como un montón para ajustar en mis horarios. Tendrás que arreglártelas sin mí para algunas de esas cosas. Sólo tengo libre la noche del sábado. ―De acuerdo, haremos que funcione ―dije. Estaba aliviado de que estuviese de acuerdo con una parte al menos. Nos quedamos callados por un momento y lo odié. Quería saber lo que ella pensaba sin presionarla demasiado. No habíamos estado discutiendo y no creía haber hecho algo para molestarla, por lo que estaba confundido. Los sábados eran normalmente un día para divertirnos juntos, y allí estaba yo, llevándola a su casa para que pudiera estar sola. Apestaba. ―Sabes que estoy aquí para ti y puedes hablarme de cualquier cosa ―le dije. Ella asintió. ―Normalmente me dices lo que está en tu mente, por lo que estoy un poco inestable ahora, sin saber qué estás sintiendo. Por favor no me evites, Brynn. Si hay algo que está pasando entre los dos y puedo solucionarlo, quiero hacerlo antes de que sea peor o demasiado tarde. ―Me siento atascada ―dijo. Era algo, y lo apreciaba, pero no sabía exactamente qué significaba eso―. Siento que hay más y lo quiero. ¿Alguna vez has sentido que sólo estás teniendo una probada de lo que en verdad mereces? ¿Como si pudieras estar totalmente completa si tan solo tuvieras un poco más? Quizás solo estoy siendo egoísta, sobre eso necesito pensar. Era normal que ella se sintiera de esa manera después de que le dieran el papel por el que ella había dado todo a una persona que no lo merecía. Me sentía mal por ella, teniendo que aliviar el doloroso rechazo, pero estaba más tranquilo sabiendo que, con mi ayuda, se daría cuenta que ella merecía tener todo. ―No, no estás siendo egoísta, y nunca deberías contentarte con estar completa a medias. Tú sí lo mereces todo ―le dije y besé su mano. ―Gracias ―dijo mientras me detenía frente a su edificio―. Te llamaré más tarde. Me dio un beso en los labios y la observé hasta que pasó por la puerta. Pasé las horas siguientes en la playa. Pensé un montón en lo que Brynn había dicho en el auto. Sentía como si estuviera obviando algo. Había tristeza en sus ojos. Ella estaba siendo herida. Sus padres realmente la habían tratado muy mal. Aunque finalmente se estaba dando cuenta de lo que quería y lo que merecía. Eso era un gran paso. Por lo general, eso pasaba al final del tratamiento y estaba encantado de que ella estuviera llegando allí. Estaba orgulloso de ella. Había trabajado duro. Cuando llegué a casa recibí un mensaje de Brynn.

María y yo cenaremos antes del trabajo. Hablamos mañana.

Supongo que no quería que la recogiera después del trabajo, tampoco. Me tomó todo lo que tenía no rogarle para que viniera después de que acabara y durmiera a mi lado.

Diviertete! Si quieres que te lleve a casa a la noche, dímelo:) Aún era mi novia. No había roto conmigo. Tenía que recordarlo constantemente. Fui al gimnasio, cené y miré películas el resto de la noche. Esperé a que Brynn enviara un mensaje, pero nunca llegó. No quería dormir solo en mi cama, por lo que dormí en el sofá. El domingo comenzó como una decepción, pero un mensaje de Brynn a las once me animó.

Playa? Definitivamente! Estaré lista en 30. Estaré allí en 29 ¡Me envió una cara sonriente! ¿Quién hubiese pensado que la pequeña y estúpida cara sonriente podría significar tanto para mí? No podía esperar a ver su cara sonriente, ni podía quitar la mia de mi cara. Ella abrió la puerta inmediatamente, incluso antes de que yo golpeara, y la esencia de vainilla hizo mis rodillas debilitarse. Su sonrisa era genuina y mi corazón latió más rápido mientras la observaba. Me besó como si me hubiese extrañado y me sentí un hombre nuevo. Tomó su bolso, y mientras volvía a caminar hacia mí, noté su confianza. ―Eres un soplo de aire fresco esta mañana ―le dije. ―Como tú ―dijo―. Te extrañé anoche. Fue música para mis oídos. Caminamos hasta el auto tomados de la mano. ―Dormí en el sillón ―le conté―. No podía enfrentar mi cama sin ti en ella y pensando que podrías estar enfadada conmigo. Se volvió hacia mí mientras sostenía la puerta del auto abierta para ella. ―Nunca he estado enfadada contigo ―Me besó. Tuvimos un día fantástico en la playa, y mientras volvíamos a mi casa, reímos y bromeamos como siempre. Sabía en ese momento que tenía que hacer todo lo que pudiera para que Brynn se desatascara. Solo tenía que descubrir cómo podía hacer eso.

―Me muero de hambre ―dijo cuándo traspasamos la puerta. La conocía lo suficientemente bien como para saber que eso era una buena señal. Estaba feliz. ―¿Qué te gustaría? ―Abrí la nevera y evalué su contenido. Ella echó una ojeada. ―Mírate ―dijo―. Asegurándote de siempre tener mis cosas favoritas. Se estiró y tomó un yogurt. ―Gracias ―Besó mi mejilla. Sonreí mientras sacaba los ingredientes para una ensalada con salmón. ―Es un pequeño precio a pagar por mi persona favorita ―Le dije. ―Mmm, salmón ―dijo. Se trepó a la encimera y llevó una cucharada de yogurt a su boca―. Tú también eres mi persona favorita. Me incliné contra la encimera donde estaba sentada y ella puso sus piernas a mí alrededor mientras me daba una cucharada de yogur. Descansé mis manos en sus muslos mientras compartíamos el resto. Me ayudó a hacer la cena y comimos en el mostrador mientras disfrutábamos del otro. Fue un día perfecto. La dejé en el trabajo y luego la recogí al terminar la noche. Volvíamos a nuestro esquema y estaba realmente feliz por eso. Brynn también parecía feliz.

CAPÍTULO ONCE Traducido por BelusiMG y SharitoH Corregido por Koko

No asistí a mi última clase el viernes para que Brynn y yo pudiéramos recoger a Gia y a Ethan en el aeropuerto. Estaba entusiasmado por el fin de semana y por pasar tiempo con mis mejores amigos. Me detuve en la casa de mi amigo John y cambié mi Vette por su Tahoe8 antes de pasar a buscar a Brynn y dejar que la diversión comenzara. Cuando abrió la puerta, me dejó sin aliento. Se veía absolutamente hermosa en sus jeans ajustados con tacones, camiseta azul de algodón sin hombros, cabello ondulado, y su maquillaje impecable. Me encantó que ella ya se hubiera arreglado el cabello y maquillado para el trabajo porque eso significaba más tiempo conmigo. La agarré y enterré mi cara en su cuello, haciéndola reír y retorcerse en mis brazos. ―Dios, eres tan sexy ―le dije. ―Tú también ―empujó mi cabeza hacia atrás y encontró mis ojos―. Hueles lo suficientemente bien como para comerte ¿Cuánto tiempo tenemos? Estoy hambrienta ―Alcé mis cejas, sonriendo. ―Amo cuando estás hambrienta ―dije―, especialmente cuando yo soy el plato principal. Tuvimos lo que para Brynn sería un “rapidín”, aunque la mayoría de la gente lo consideraría media hora besando, acariciando, lamiendo, chupando, tocándonos y teniendo sexo más que eso. Ella me pidió que usara condón ya que no teníamos tiempo para ducharnos, entonces la limpieza fue más rápida y ya estábamos en camino. Hablamos sobre nuestro día mientras manejábamos hacia el aeropuerto. Ella dijo que los ensayos eran geniales y que podía decirse que estaba haciendo algunos buenos amigos entre sus compañeros bailarines. Estaba feliz por eso, pero no tan feliz porque uno de ellos la invitó a salir unas cuantas veces. Ella decía que era inofensivo y que no era su tipo, de todas formas. ―No estás celoso, ¿verdad? Es decir, me invitan a salir básicamente todas las noches en Sashay, a veces hombres ricos y atractivos, y ¿Tú estás preocupado porque un joven y dulce bailarín me invitó a cenar? ―Se rio. 8

El Vette es un auto deportivo, el Tahoe una ben o camioneta.

―Sé lo que sientes por los hombres que frecuenta Sashay ―le dije―. Ellos ni siquiera saben tu nombre real, pero este joven y dulce bailarín, como lo llamas tú, sí, me pone un poco celoso. Perdón ―No me gustaba la idea de estar celoso, pero tenía que admitir que casi despreciaba al joven y dulce bailarín que no había conocido nunca. ―Está bien ―asintió―. Yo también me pongo celosa a veces ―Miró afuera de su ventana mientras yo rodaba la mía hacia abajo para recibir un ticket de estacionamiento. Vi un gran lugar de inmediato y fui capaz de maniobrar en él. Tomé la mano de Brynn antes de que pudiese salir del vehículo. ―Solo tengo ojos para ti ―le dije. ―Eso es dulce ―dijo―, pero no son tus ojos los que me preocupan ―Saltó afuera del auto y me reuní con ella. No tenía idea de lo que quería decir pero no tuve oportunidad de preguntarle mientras nos dirigíamos hacia la abarrotada terminal. Vi a Gia inmediatamente, y nos encontramos el uno con el otro en la mitad del camino con nuestro usual abrazo y giro. Se veía hermosa y su risa era contagiosa. Ethan la seguía y me dio un abrazo de hombre en vez de nuestro usual apretón de manos. ―Pensé que Brynn no vendría ―dijo Gia. ―Lo hizo ―me di vuelta pero Brynn no estaba, solo un mar de personas yendo en diferentes direcciones ¿Dónde diablos se había ido? Tomé mi teléfono y le mandé un mensaje.

¿Dónde estás? Ella me respondió: Justo donde me dejaste. Le dije a Gia y a Ethan que fueran a reclamar su equipaje y yo caminé hasta donde estaba cuando corrí a saludar a Gia. Ahí estaba Brynn, tal y como ella dijo, justo donde la dejé. Me sentí el imbécil número uno. ―Lo siento ―le dije. ―Me distraje por un segundo y ya no estabas ―Se veía media asustada, media enojada ―¿Dónde fuiste con tanto apuro? ¿Por qué tardaste tanto tiempo en volver a buscarme? ―Vi a Gia y simplemente fui hacia ella. Pensé que estabas justo detrás de mí. ―No importa ―Sacudió la cabeza y agitó su mano―. Debí adivinarlo ―Miró hacia arriba y dio un gran suspiro. Estaba visiblemente molesta. Traté de abrazarla pero ella giró su cuerpo de mi ―Solo condúceme el camino ―dijo.

―Lo siento, Brynn ―Traté de tomar su mano pero la metió en su bolsillo. Enganché mi brazo con el de ella, aunque ella no quisiese y caminé hacia el reclamo de equipaje. ―No te enojes conmigo ―le susurré al oído. ―No lo estoy. Estoy decepcionada de ti, y enojada conmigo misma ―¡Mierda! Prefería que estuviera enojada conmigo que decepcionada de mí, ¿Por qué estaba enojada consigo misma? Desearía poder ir atrás en el tiempo. Nos acercamos a Gia y a Ethan. Brynn tomó la oportunidad de deshacerse de mi brazo. ―¡Brynn! ―Gia le dio un gran abrazo y un beso en la mejilla que Brynn correspondió. ―Ahí está nuestra bailarina favorita ―dijo Ethan con los brazos abiertos. Brynn cayó en ellos y la giró haciéndola reír. ―¡He oído que tienes un nuevo concierto! No te olvides de nuestras pequeñas personas cuando los dejes sin palabras en Broadway cada noche ―le dijo. ―¡Ethan y yo vamos a ir a tu show! ―le dijo Gia―. Él tiene razón, tú eres nuestra bailarina favorita y estamos tan orgullosos de ti. Brynn tenía un rubor brillante en su cara mientras se paraba en medio de los dos. Sus rostros eran orgullosos, tal y como los padres, mirando a su hija. Me di cuenta por primera vez que Brynn era en realidad lo suficientemente joven como para ser su hija, y el hecho de que ella no tuviese ese tipo de amor y apoyo en su vida era desgarrador. Estaba tan agradecido de que ellos le dieran eso a ella. Se veía tan sorprendida y tocada, de recibir eso. ―Gracias chicos ―les dijo Brynn―. Eso significa mucho para mí. Ethan y yo tomamos su equipaje mientras que Brynn y Gia no seguían al Tahoe tomadas del brazo. Podía oírlas hablar sobre Grease y yo estaba feliz por el giro de acontecimientos que habían animado a mi chica. Todavía me sentía un idiota, y sabía que la había decepcionado, pero al menos ella estaba abierta a los demás. Me aseguré de no cagarla otra vez antes de que pudiese demostrarle lo mucho que lo sentía. Ella y Gia se subieron al asiento trasero, mientras que Ethan y yo guardábamos el equipaje. Las chicas hablaban y reían, era como música para mis oídos. Mis dos personas favoritas en el mundo estaban felices. ―¿Qué haremos esta noche? ―preguntó Ethan. ―No estoy seguro ―dije―. Brynn tiene que trabajar, así que somos solo nosotros tres. ― ¡Quiero ir a Sashay! ―dijo Gia. Hizo que Brynn riera.

―Tú y Ethan están más que bienvenidos ―dijo Brynn―. Pero no se permiten los novios ―Ella sonrió. Yo suspiré. Todavía estaba molesta conmigo. ―¿Nunca pudiste verla en acción en la discoteca? ―Ethan estaba en shock. Negué con la cabeza. ―No se permiten los novios. ―Eso es mierda ―dijo Gia―. Bueno, yo iré a Sashay esta noche. No sé qué harán ustedes dos ―nos dijo a Ethan y a mí. Ethan rio. ―Lo siento, amigo, pero estás solo esta noche ―dijo―. Yo estoy con las chicas ―Les guiñó el ojo. ―Tal vez puedes ponerte al día con alguna tarea o algo… ―dijo Brynn. Ella estaba disfrutando esto, y yo la iba a dejar. Se lo merecía. ―Estaré bien ―dije―. Creo que está bien y si tuviese que elegir, sería donde estaré ―Le guiñé a Brynn en el espejo. Ella miró hacia abajo. Mi corazón se saltó un latido. Paramos en mi casa para tomar algo y visitarla por un rato. Cuando llegamos allí, Ethan y Gia fueron a la cama y baño de invitados para refrescarse, así que tomé la oportunidad de hablarle a Brynn a solas. La embosqué cuando salió de mi baño. Había cerrado la puerta de la habitación y me estaba parando en frente de ella. Sabía que era inmaduro, pero estaba desesperado. ―Brynn, tenemos que hablar sobre lo que sucedió en el aeropuerto. ―No, nosotros no. Tú tienes que. ―Vale, yo lo necesito. Perdón, me siento realmente mal. Escuchar que tú estabas decepcionada de mí fue brutal. Nunca quise que sintieras eso de mí. ―Bueno, lo siento, pero lo estoy. Lo merezco, de todas formas, así que no te culpes. Si hubiese confiado en mis instintos un rato antes, no me hubiese puesto a mí misma ante esa situación ―¿Qué? ―¿A qué te refieres con eso? Brynn, me estas asustando ―No podía respirar ¿Qué estaba diciendo? ¿Quería siquiera saber? ―No te preocupes. No arruinaré este fin de semana para ti, sabiendo cuanto lo has esperado. ―¿Qué quieres decir? ¿Estás rompiendo conmigo? ―Estaba lamentando la emboscada. ―Creo que necesitamos un tiempo. ―Parecía tranquila e inmóvil.

―¿Por qué fui un idiota y corrí sin saberlo en el aeropuerto? ―Si esa era la razón, entonces sería terrible, igual lo que estaba sucediendo. ―¿Qué fue lo que te hizo correr y dejarme? ¿Quién era más importante para ti que yo? ¿Por qué siempre soy la segunda opción? ―Se sentó en el borde de la cama y puso sus manos en su cara ¡Mierda! ¿Qué hice? ¿Cómo pude haberla hecho sentirse así? Me senté al lado de ella y la rodeé con mis brazos. ―Brynn, tu nunca, jamás has sido la segunda opción para mí. El hecho de que te hice sentir así es desgarrador ¿Me darías una chance de repararlo? ¿Podrías sentarte conmigo el lunes una vez que nuestra compañía se vaya, así podemos hablarlo? O aún mejor, ¿Cuándo salgas del trabajo esta noche? Podemos quedarnos despiertos toda la noche hasta que lo arreglemos. No quiero perderte ¡No puedo perderte! No me importa nada este fin de semana si significa que te perderé. Tu eres mi chica, mi chica número uno, y no me importa un carajo nada más en este momento ―Estaba temblando y estaba asustado. Sus ojos estaban llenos cuando me miró. ―Vale. Lo hablaremos el lunes. Ahora mismo soy tu chica número uno. ―Hablaba suavemente y me tomó la mano. Podía decir que algo que dije la hizo reconsiderar y di un profundo suspiro. Lágrimas de alivio caían por mis mejillas y su cara se suavizó aún más. ―Sean ―me susurró―, yo sé que lo estás intentando ―puso sus brazos a mi alrededor y atrajo mi cabeza a su hombro mientras acariciaba mi cabello―. Quiero que este fin de semana sea asombroso para nosotros. Quiero que me dejes en claro cualquier duda que yo tenga sobre quién soy yo para ti. ―Por favor, dime como hacer eso ―le supliqué. ―Lo estás haciendo bien por ahora ―dijo. Seguía acariciándome mientras besaba mi frente―. Empecemos nuestro fin de semana otra vez ―susurró―. Quiero intentar algo contigo ¿Estás listo para un desafío? Alcé la cabeza y la miré a los ojos. ―¿Nos ayudará a mejorar esto? ―Ella asintió―. Entonces estoy dentro. ―Bien ―Sonrió―. Quiero que nosotros dos mantengamos en mente la conversación que tenemos que tener el lunes. Nos recordará este momento, lo que nos significamos el uno al otro, y cuanto queremos estar juntos. Debemos pensar en este fin de semana como el que nos arregla o nos rompe. Si supiéramos que solo tendremos un par de días más juntos, ¿Podrá eso cambiar la forma en que nos tratemos? ―Era una idea interesante. Me gustaba. Puse mis manos en su cara y acaricié sus mejillas con mis pulgares. ―Bebé, para el lunes ni siquiera recordaras lo decepcionada que estas hoy. Gracias por darme esta oportunidad, darnos esta oportunidad. Somos geniales

juntos ―La besé suavemente y ella respondió igual de suave. No podía esperar para estar a solas con ella luego. Caminamos hacia la cocina mano a mano. Ethan y Gia seguían “refrescándose”, así que tomamos una cerveza y yo puse algo de música. Bailamos lento y nos besamos. Brynn paró cuando ellos emergieron del baño, pero yo la atraje de nuevo y continué hasta que la canción terminó. Sonrió y me guiñó el ojo, y creo que se dio cuenta que me estaba tomando este desafío muy seriamente. Los cuatro nos sentamos y tomamos un par de bebidas juntos mientras compartimos historias y risas. Hice que la limo del hotel nos pasase a buscar. Ethan y Gia se registraron y todos tomamos una copa de champagne en su suite antes de ir a cenar. Brynn estaba sintiendo el alcohol y yo sabía que tenía que comer algo, y ponerla sobria antes de que se fuera a trabajar. ―Desearía que tuviésemos una habitación. ―Susurró mientras íbamos en el ascensor. ―¿Por qué? ―Yo sabía, pero quería oírla decirlo. ―Estoy caliente y quiero que cuides de mí. ―Me dio un escalofrío a través de mis hombros y calor abajo en mi bulto. ―Puedo encargarme de la habitación si tu inventas una excusa ―le dije. Ella sonrió con su sonrisa pervertida y sabía que estaría solo con ella en un segundo. Justo después de que ordenamos, Brynn buscó en su cartera y jadeó. ¡Aquí

vamos!

―Dejé mi móvil en la suite ―dijo. ―Aquí tienes ―Ethan me dio su tarjeta. No parecía sospechar nada y Gia se había ido al baño. ―Disculpa ―me dijo Brynn―, iré contigo. ―Bueno ―me encogí de hombros―, si tú quieres. Ambos miramos a Ethan, que estaba ocupado revisando su propio móvil. ―Vayan, antes de que venga la comida ―No tenía idea. ―Iremos al infierno por mentir ―Llevé a Brynn al ascensor de servicio y apreté el botón. ―Conseguí la excusa y la habitación ―dijo. ―¿Quieres ir a su habitación? ―¿Por qué no?

Apreté el botón de su piso y negué con la cabeza ―Eres una chica mala, muy mala ―le dije Nos apuramos en el pasillo. Una vez dentro, Brynn me dio el mando y me dirigió al pequeño baño. ―Probablemente ni utilicen este ―dijo. Pateó sus tacones y se sacó sus jeans. Seguí su ejemplo y estaba sin nada abajo también. Tomó mi erección y la acarició mientras me besaba seductoramente. Masajeé su clítoris y la toqué con firmeza mientras gemía contra mi boca. La levanté y la senté en el tocador antes de ponerme de rodillas a probar su dulzura. Sus pies estaban en mis hombros y su cabeza fue hacia atrás contra el espejo. Tomé un condón de mi billetera y ella saltó del tocador y me agarró dentro de su boca antes de que yo pudiese seguir. Se sentía genial mientras chupaba con un ritmo perfecto y corría sus dientes alrededor de la cabeza. ―Brynn, bebé, eso se siente tan bien. Ella me levantó y saltó de nuevo en el tocador mientras me ponía el condón. Lentamente deslicé dos dedos dentro de ella, comenzó a gemir. ―Estoy lista ―jadeó―. Te quiero ―tomó la parte delantera de mi camisa y me atrajo hacia su boca. Sus piernas me encerraron mientras me deslizaba dentro de ella. Se sentía increíble y la tomé duro y rápido. Nos vinimos juntos y mientras lo hacíamos, encontramos nuestros ojos―. Ahh, Sean ―Ella se apretó a mi alrededor y la encontré fácilmente. ―Sí, Brynn Nos sostuvimos mutuamente mientras tomábamos aire. ―Eso es a lo que se le llama rapidín ―le dije. Ella rio. ―Me gustó mucho ―dijo―. Gracias por estar ahí para mí cuando te necesitaba. ―Es realmente lindo que te necesiten ―La apreté antes de soltarla para limpiarnos y vestirnos. Arreglamos todo y nos reímos mientras nos asegurábamos que el jabón y las toallas se encuentren justo y como estaban antes de que las usáramos ―Me siento como si tuviese dieciséis y mi madre y padre entrarían en cualquier momento. ―Yo me siento como si fueses mi amante secreto y mi marido estuviera a punto de llegar a casa en cualquier momento ―Nos reímos y corrimos a la puerta. Tan pronto como entramos en el ascensor, la tomé en mis brazos y puse mis labios en su oreja.

―Me haces feliz ―le dije. Su sonrisa me decía que yo la hacía feliz también. Me besó hasta que la puerta se abrió. Nos enderezamos mientras nos apuramos de vuelta a nuestra mesa. La comida justo había llegado y la comenzamos a devorar justo y como nos habíamos devorado el uno al otro recién. ―Jesús, ¿Estamos en un concurso de comer? ―preguntó Gia. Brynn y yo nos miramos el uno al otro, preguntándonos si echamos a perder nuestra tapadera. ―Lo siento ―dije―, nos saltamos el almuerzo ―le guiñé un ojo a Brynn. ―Hablando de almuerzo, le dije a Ethan sobre el almuerzo de hamburguesa, papas fritas y licuado que tuvimos un par de veces y esperábamos tenerlo mientras estemos aquí ―dijo Gia. ―Por supuesto ―respondí. ―Supongo que ustedes dos lo tienen todo el tiempo ―Gia le dijo a Brynn―, así que si están hartos de él, está bien. ―En realidad, no creo que lo hayamos probado alguna vez, ¿Lo hicimos? ―Brynn me miró. ―Um, no que yo recuerde ―dije. El silencio fue incómodo y me preguntaba cuál era el gran problema ¿Necesitaba explicarles a todos que la diferencia entre la forma que Gia y Brynn veían la comida era como la diferencia entre el día y la noche? ―Esta comida es fabulosa ―dijo Ethan. ―Siempre lo es. Comemos aquí con frecuencia ―le dijo Brynn―, soy una comedora meticulosa ―Me sonrió―. Sean es muy bueno eligiendo cosas que sabe que me gustarán ―le devolví la sonrisa, sabiendo que me estaba defendiendo por no haberla llevado al lugar de las hamburguesas. Era tan asombrosa. Me incliné y ella encontró mis labios a mitad de camino. ―Ustedes dos son geniales juntos ―dijo Gia. ―Sí, lo somos ―Brynn y yo dijimos al unisonó. El silencio incómodo se fue por el resto de la tarde. Después de la cena, caminamos por los negocios del hotel. Brynn y yo estábamos de la mano todo el tiempo, y me sentí más cercano que nunca a ella. Tomamos un taxi de vuelta a mi casa para agarrar el Tahoe y yo crucé la ciudad lo más lento que pude para poder dejar a Brynn en el trabajo. ―Ethan y yo te veremos en un par de horas ―dijo Gia.

―Y yo te veré a las dos ―le dije. Los tres manejamos por la ciudad un rato. Les mostré la parte de la ciudad que nos había faltado cuando los llevé en sus respectivos tours en junio. Me había saltado la parte fea de la ciudad, la parte dónde Brynn vivía. Señalé su edificio y me preguntaron si era seguro para ella. ―No, no realmente ―dije―. Pero no puedo decirle dónde vivir o trabajar. Le pedí que se mudara conmigo, pero dijo que era demasiado pronto. No está dispuesta a dejar su propio apartamento. Es irritablemente independiente. ―Eso es difícil ―dijo Ethan―. Yo estaría terriblemente preocupado si Gia estuviera sola en un sitio como ese. ―Pasamos la mayoría de las noches juntos ―le dije―. Además, a Brynn no le gusta mucho que le digan qué hacer. Sabía que tenía que aceptarlo y lo hice, por ahora. Me dirigí hacía Sashay y parqueé ―Decidí unírmeles ―dije. ―¡¿Qué?, Brynn podría perder su trabajo! ―Gia gritó. ―Relájate ―le dije―. Sólo dos chicas aquí me conocen y son buenas amigas de Brynn así que estoy seguro que no la delatarán, sólo tengo que mantenerme calmado, lo que creo que puedo hacer, obsérvenme y si ven que hay problemas cerca, me sacan de allí. Ethan se río y Gia sacudió la cabeza. ―Honestamente ―dijo―. ¡Mira a quién tampoco le gusta que le digan qué hacer! Esto será mejor que no repercuta, queremos que Brynn esté mañana en el concierto con nosotros, ¡así que no hagas que te deje justo antes de, solo porque eres demasiado testarudo como para escuchar! ―Ella medió suspiró, medio gruñó. Ethan y yo, explotamos de la risa por su arrebato. ―No te preocupes ―le dije―, si es demasiado, me iré. Lo prometo. Entramos y observé el lugar mientras esperábamos para mostrarle nuestra identificación al bravucón de la entrada, era un buen sitio, muy parecido a lo que recordaba de la despedida de soltero de hace años. El escenario principal estaba alineado con la pared de atrás y había un tubo a cada lado. Otro escenario salía del centro de ese y llegaba al centro del bar. Había sillas alineadas a cada lado y un tubo justo en el medio. Los hombres se sentaban con dinero frente a ellas, esperando por las bailarinas. Las luces parpadeaban al ritmo de la música en donde las bailarinas estaban, pero las mesas estaban poco iluminadas y tenían una buena vibra a su alrededor.

Gia nos llevó a una mesa y en segundos una mesera en topless9 estaba tomando nuestro pedido. Era una morena de aspecto decente con una linda sonrisa pero sus senos eran muy pequeños. Las dos bailarinas en el escenario del bar también eran morenas, tenían buenas piernas y pechos más grandes. Una estaba en el tubo haciendo un muy buen trabajo y la otra estaba gateando hacia el dinero con una mirada de podría comerte y escupirte, me estremecí. No vi a nadie que se le acercara al aspecto o a los movimientos de Brynn, pero bueno, no lo esperaba. Una nueva canción empezó y dos nuevas bailarinas salieron al escenario. ―Hagan ruido por Candy y Bella ―dijo el anunciante. Los tipos de los lados estallaron en gritos y aplausos. Las nuevas chicas eran mejores bailarinas que las anteriores y tenían a la multitud enloquecida. Una de ellas saltó al tubo y giró de cabeza mientras sus piernas hacían un split. La otra tenía la cabeza de algún tipo entre su pecho mientras giraba al ritmo de Welcome to the Jungle. Estaba completamente entretenido, miré a Ethan y Gia y ellos también lo estaban. ―Veintiuno con cincuenta, guapo ―dijo la mesera en mi oído mientras ponía nuestras bebidas en la mesa. ―Conserva el cambio ―le dije mientras le entregaba treinta. Ella sonrió y guiñó. Los tres levantamos nuestras botellas y bebimos, era demasiado ruidoso como para hacer un brindis, pero todos teníamos una sonrisa de oreja a oreja. Iba a ser una noche del carajo. Me interesé en cómo el lugar funcionaba, después de todo, la persona más importante de mi vida trabajaba allí, debería saber algo de él. Observé a las meseras ir de las mesas al bar y de vuelta. Vi a las bailarinas mezclarse con los clientes en las mesas, a veces les hacían un pequeño baile dónde estaban sentados y otras veces los cogían de la mano y se los llevaban a otra área que no podía ver desde dónde me encontraba. Había varios bravucones por todo el lugar e incluso un par de tipos de aspecto importante en traje, mezclándose con los clientes. Escuché algo que hizo girar mi cabeza, y cuando lo hice, allí estaba ella. Mi chica preciosa, estaba apoyándose justo en medio de Ethan y Gia, con sus brazos encima de los hombros de ellos, sacudiendo su cabeza y sonriéndome. Tenía puesto un sexy numerito blanco, y al dirigirse hacia mí, pude ver su bronceada y suave piel casi hasta el piercing de su ombligo. Tuve una erección instantánea. ―Lo siento ―le gesticulé. Me guiñó. ―Compórtate ―Me respondió. Asentí entusiasmado, lo que la hizo reír. Le dijo algo a Ethan y Gia, pasó su mano por mis hombros y cuello y salió por la habitación; observé cómo cada una de las cabezas se giraba al verla acercarse y 9

Sin ropa que cubra sus pechos.

cada cuello se retorcía para verla pasar. No había duda de porqué su nombre era Ángel, lucía como uno. La música se detuvo y las bailarinas volvieron tras bastidores, mientras el anunciante aparecía. ―Ahora, aquí está ella, su favorita y la mía… Ángel. ―El lugar explotó y tuvimos que pararnos para verla. Estaba dándole la espalda al público y su cabeza se movía al preciso ritmo de los tambores. Todo lo que usaba era blanco, desde su corpiño de seda hasta sus pantis de encaje, a sus medias sujetadas por un liguero y, por supuesto, tacones blancos. Mierda, es sexy. Mi corazón latía salvajemente, sintiendo una inyección de adrenalina con cada movimiento que ella hacía. La guitarra empezó y su cabeza hizo movimientos circulares una y otra vez, sacudiendo sus risos rubios cada vez que lo hacía. Reconocí la canción, y en el momento en que se dio la vuelta recordé el momento exacto, en mi sala de estar, cuando la escuché por última vez. Tenía la misma mirada dulce en su rostro mientras Hagar escupía las letras. Le gusta hacerte pensar que nació ayer, con su aspecto inocente y sus costumbres de pueblo pequeño. Sonreí y solté una risa. Me sonrío, tiene ángeles en sus ojos. Oh sí, esa sería ella. Pero he visto cómo se mueve, ella sabe lo que hace, me enseñó algunas cosas que no puedes aprender en los libros. La canción le encajaba perfectamente. Bueno, excepto por la línea principal, a la chica le gusta jugar, pero yo sabía la verdad. Bailó camino al escenario principal, impresionando a todo el mundo por sus movimientos y la manera en la que saltaba al tubo y fuera de él en el momento preciso. Empezó a ir hacia el escenario del bar y sus movimientos eran tan sensuales y seductivos como lo fueron en mi sala de estar, usando mis sudaderas. Saltó al tubo y lo uso como si hubiera inventado la maldita cosa. Yo estaba respirando fuerte en ese instante y cuando la mesera llegó, pedí otra ronda. No iba a ir a ningún lugar. La canción terminó y el lugar casi se cae. Otra empezó y era más lenta, no la reconocí al principio. Brynn apoyó su espalda contra el tubo, cerró los ojos y empezó a subir y a bajar lentamente con las manos sobre su cabeza, su boca se movía con la letra y su expresión me erizó la piel. Sus ojos se abrieron y lanzó sus piernas al aire, y al tubo. Se movía lento, hipnotizando a todo el bar mientras parecía hacer el amor frente a nosotros. Era emocionante y erótico, y no podía quitarle los ojos de encima. ―Veintiuno con cincuenta, sexy ―Alguien con tetas grandes, susurró en mi oído. Cogí mi billetera y se la entregué.

―Jesús, Sean ―Escuché a Gia reír mientras se la quitaba―. Nuestro turno ―dijo y me la devolvió. El lugar estalló de nuevo cuando la canción de Brynn terminó y ella le mandó unos besos a la audiencia, al girar hacia nosotros, nuestros ojos se encontraron y me dio un guiño junto a su radiante sonrisa. Amaba bailar, era obvio. Dos chicas se apresuraron y se unieron a Brynn cuando la música empezó de nuevo. Era una canción de Motley Crue y las tres la bailaban en total sincronía. Una de ellas alcanzó la cita del corpiño de Brynn y la haló. Los tipos gritaron. Luego Brynn hizo lo mismo con ella y antes de que me diera cuenta, las tres se habían desnudado hasta quedar en tangas. Noté que la canción era Same Ol Situation y hablaba de chicas con chicas. Por suerte me di cuenta de eso antes de que empezaran a agarrarse las tetas y a besarse unas a otras, o podría haber tenido un pequeño ataque de pánico, pero era jodidamente sexy y debía admitirlo. La canción terminó y pensé que un par de tipos de la fila del frente podrían necesitar ser revividos después de lo que habían visto, pero parecían estar bien. ―¡Levanten su voz para Ángel! ―dijo el locutor―. Si quieren un baile privado de ella, mejor esperen en línea, porque está reservada para casi toda la noche ―Agregó. Tomé a la bailarina más cercana. ―¿Cómo consigo un baile privado de Ángel? ―Apuntó a una caja cerca a la entrada. Pagué mis cien dólares por diez minutos y no podía esperar hasta mi turno a la 1:30 a.m., caminé de nuevo a la mesa con una gran sonrisa en mi rostro. Me encantaba este lugar. Mi teléfono sonó, era un mensaje de Brynn.

Veámonos en la puerta trasera. Gia puede fumar. Mi corazón se aceleró solo de pensar en verla y hablarle. Era tan increíble. Gia y Ethan estaban felices de ir por un cigarrillo. Dejamos nuestras bebidas en la mesa con la esperanza de que nadie las tomara. Al dar la vuelta para ir hacía la puerta trasera, escuché la risa de Brynn. La chica con la que estaba arrojó su cigarrillo y entró, la levanté y le di vueltas en el aire, haciéndola reír aún más. ―¿Qué tratas de hacer, que me despidan? ―Bromeó. La besé―. ¿Te estás divirtiendo? ―Soltó una risita por mi reacción. ―Sí. Mucho. Demasiado ―Asentí como un idiota. Gia y Ethan abrazaron a Brynn y le dijeron lo increíble que era. ―Y, Sean ―dijo Gia mientras me señalaba―. Ha estado completamente enganchado, ¡le entrego toda su billetera a la mesera! ―Todos nos reímos.

―Me haces perder la cabeza ―le dije a Brynn―. Compré un baile privado a la 1:30 a.m. Sacudió la cabeza. ―Te podrías haber ahorrado cien billetes si hubieras esperado media hora. Asegúrate de no tocarme. Ellos observan y no tienen nada de tolerancia, ¿está bien? ―sonrío―. Me alegra que vinieras. ―A mí también. ¿Subirás de nuevo al escenario? ―Quería que lo hiciera. ―Sí, por turnos. Pero nada de solos, solo cosas en grupo ―Me besó―. Debo irme. Gia y Ethan terminaron sus cigarrillos y caminamos de vuelta al frente. Nuestra mesa no había sido tocada, así que volvimos a sentarnos e inmediatamente fui recibido por la mesera con las tetas grandes. Se me sentó encima, dirigiéndose a mi oreja, apoyando sus senos contra mi pecho. ―¿Listo para otra cerveza, sexy? ―Respiró fuertemente contra mi cuello. ―Claro. Tomaremos otra ronda ―le dije. Sonrío. Mientras se levantaba sus tetas rozaron todo mi rostro. Mire a Ethan, sus ojos estaban a punto de salirse. ―Esas son tácticas de venta de alta presión ―dije. Todos nos reímos. ―¡Si esa perra intenta eso con mi hombre, se ganará un puño en toda la cara! ―dijo Gia. Se estaba divirtiendo, pero de verdad deseé que nadie sobrepasara los límites con Ethan, porque sabía que hablaba en serio. Tenía mi dinero listo, así que cuando Tetas Grandes llegó solo lo puse en su bandeja. Se apoyó en mí de nuevo, y después de haber lamido mi lóbulo, susurró: ―Salgo a las dos, lo que significa que tú puedes estar saliendo a las dos treinta, si te interesa ―¡Guau! ¡Esta chica va al grano! ―No, gracias. Tengo novia ―le dije. ―Ella puede venir también. Me reí. ―No, gracias. Ella es todo lo que puedo manejar. Se veía decepciona, pero estaba seguro que podría acostarse con un tipo diferente cada noche, así que no me sentí mal por ella. Vimos varias bailarinas más, dentro y fuera del escenario. Vimos cómo echaban a los tipos realmente borrachos por cómo reaccionaban al tener una mujer semidesnuda en su regazo, en su cara y sobre sus cabezas. Nos reímos, bebimos y nos divertimos. Sabía que Brynn estaba ocupada en las habitaciones privadas dando bailes, pero también sabía lo que ella había dicho acerca de la no-tolerancia al contacto, así que debía superarlo y divertirme. Vimos como dos tipos ataban

una silla al tubo del escenario del bar y cómo sentaban a otro tipo en ella. Esposaron sus muñecas, mientras todas las chicas caminaban hacía él. La música empezó y las chicas tomaron sus turnos para darle un baile. Brynn se sentó en sus piernas y agarró el tubo sobre su cabeza, impulsándose para sentarse en la cabeza del tipo. El tipo recostó su cabeza para que ella bajara en su cara, pero el de seguridad no dejó que eso pasara, gracias a Dios. ―¡Quiero tu nuca contra el tubo en todo momento! ―le gritó. Brynn bajo y se sentó con sus piernas a cada lado sobre él, mientras le decía que no con el dedo, sonriendo. Él le sonrío de vuelta y se lamió el labio. Quería golpearlo y partirle ese labio. Terminó su turno, exhalé. Cada una de las chicas tuvo su turno y luego se alinearon en el escenario. ―¿Quién será? ―dijo el locutor en el micrófono. ―¡Ángel! ―El tipo gritó y la multitud explotó. Al parecer tiene una prueba de cada una y luego elige a una, para una canción entera. Por supuesto que elegiría a Brynn. Tenía el presentimiento de que la conocía. Probablemente había gastado toda su paga en bailes privados de ella. Consíguete una vida, amigo. Ethan se apoyó en la mesa. ―¿Qué tal si salimos por un cigarrillo? ―Preguntó. Sabía lo que estaba pasando por mi mente. ―Estoy bien ―dije. Respiré profundo. Brynn caminó hacia él, despacio y sexy cuando la música empezó. El tipo estaba jadeando mientras la miraba. Se detuvo algunos pies delante de él, se paró en las manos antes de poner sus piernas sobre él y levantarse hacia su regazo. El tipo empujó su cabeza hacia delante y, ¡le lamió la mejilla! La multitud abucheó y yo me levanté. Seguridad saltó sobre el escenario, pero Brynn sacó su brazo hacía ellos y sacudió la cabeza. ¿Qué? Carajo, Brynn, bájate de ese imbécil. Se alejó de él, sacudiendo su cabeza, pero aun moviéndose al ritmo de la canción. Bailó su camino al final del bar, cayendo en cuatro, dándole una excelente vista de su trasero mientras se inclinaba y tomaba un trapo de una de las bandejas. Él gritaba y aullaba mientras babeaba por su trasero perfecto, pero se calló rápido cuando la vio limpiar la mejilla que él había lamido con el trapo. El público aplaudió y yo me reí. Le daba vueltas al trapo mientras caminaba a paso lento hacía él, sin perder el ritmo. Miró fuera del escenario, ¡directamente a mí! Movió su dedo indicándome que fuera hacia ella. Me levanté y caminé al escenario. Tomó mi mano y la haló, mientras dos tipos me empujaban. Metió la esquina del trapo en la cinta bajo su

cadera antes de poner su mano en mi pecho y rodearme. Yo respiraba fuerte. El de la silla estaba molesto. Lo miró y le sacudió la cabeza, se calló. Me miró de nuevo y nuestras miradas se encontraron. Levantó mi camisa y le dio un tirón a mi cinturón. Levanté mis cejas y ella casi olvidó dónde estaba y río, casi. Lo desabrochó y de un solo movimiento me lo había quitado, y estaba de vuelta con el imbécil. Seguridad me indicó que bajara del escenario, así que salté pero me quedé en primera fila. Hizo sonar el cinturón y él sonrió. Lo hizo de nuevo contra su pierna y él río. El tipo estaba amando cada segundo. Caminó atrás de él y lentamente levantó el cinturón frente a su rostro. Luego lo puso contra su cuello, y ¡ató su cabeza contra el tubo! Todo el mundo enloqueció, incluyéndome, mientras lo amarraba. No estaba emocionado, por decir lo menos. Y no había terminado con él. Aun detrás tomó el trapo de la cinta. Rápidamente se le montó encima y cuando abrió la boca, ¡le metió el trapo! Luego Brynn empezó a bailar como nunca, dándole el baile de regazo de su vida, mientras él estaba sin poder moverse, todo porque no pudo seguir indicaciones. Fue una de las cosas más sexys que jamás haya visto. No podía creer lo increíble que era frente a una multitud y cómo lograba excitarlos a todos. Cuando terminó, le indico al grandote que me volviera subir al escenario. Un par de chicas estaban bailando al final de él, mientras Brynn recuperaba mi cinturón. Lo sostuvo en sus dedos mientras bailaba hacía mí. Sólo me quedé ahí con una sonrisa de idiota. Se detuvo frente a mí y bailó, al pasar mi cinturón por sus pezones, hasta su espalda, la parte trasera de sus muslos y entre sus piernas. El público gritaba. Levantó mi camisa y lentamente pasó el cinturón por cada pasador, tocando mi piel cada vez que podía. ―¡Maldito suertudo! ―gritó algún tipo. ―¡Yo tengo cinturón, Ángel! ―Escuché. Lo bloqueé todo, todo menos ella. Me había rodeado por completo y estaba de nuevo frente a mí, bailando, tomándose su tiempo para apuntarlo. Justo al terminar, la canción lo hizo también, y me hizo hacer una reverencia. Seguridad acercó una silla para que pudiera bajarme. ―Gracias por ser buen apoyo, amigo ―dijo el bravucón mientras me daba la mano. ―Fue un placer ―dije.

―Estoy seguro de que lo fue ―Se rio. Poco después que volví a la mesa mi teléfono sonó. Era un mensaje de Brynn.

Encontrémonos (: ―¿Listos para ese cigarro? ―Pregunté. Ethan y Gia estuvieron de inmediato detrás de mí. Los tres encendimos los cigarros y me sorprendió haber subido y bajado del escenario sin dificultad. Estábamos riéndonos y dando traspiés cuando giramos en la esquina y en ningún momento la vi venir. Aparentemente, Ethan y Gia sí, porque siguieron caminando cuando ella me haló en la esquina y me empujó contra la pared. ―Tenía que tocarte ―dijo Brynn contra mi cuello mientras respiraba profundamente mi aroma―. Me pones húmeda y deseosa. No sé si pueda bailar para ti y no implorar que me pongas tus manos encima ―Puso su boca sobre la mía y persiguió mi lengua febrilmente. La atrapó y la succionó. Sentí la sensación entre mis piernas, y mi polla palpitó contra mis pantalones. Le mordí el labio y ella gimió mientras levantaba una pierna y la envolvía en mi muslo. Metí mi mano debajo de su falda, entre sus piernas y la masajeé. Ella estaba cálida y húmeda cuando deslicé mi dedo dentro de ella. ―Sí, por favor ―gimió. Empujé la parte superior de su cuerpo contra mí mientras arremetía contra ella con un ritmo rápido y constante. Ella estaba tan excitaba como no la había visto nunca, y me complacía estar a cargo de su muynecesitado orgasmo. Enterró su cara en mi cuello y pude sentirla construyéndolo ya. Incrementé la presión y el ritmo, ella empuñó mi camiseta y enterró su cara con más fuerza contra mí mientras se venía. ―Joder ―dijo mientras se fundía en mí. Deslicé sus bragas de encaje de vuelta a su lugar para cubrirla y ella dejó caer su pierna de mi muslo. Besó mi cuello y pasó sus dedos por mi cabello. Me miró, sonriendo―. Te deberé algo cuando salgamos de aquí esta noche. ―Lo disfruté inmensamente ―le dije. Era verdad. Amaba hacerla venir mientras estaba inclinada contra mí, completamente vestida y a una esquina de distancia de nuestros amigos. Era ardiente y ella era el fuego―. No me debes nada. ―Sólo lo dices porque sabes que de todas formas te lo voy a dar ―Sonrió. ―Puede que tengas razón ―Doblamos la esquina y caminamos hacia Ethan y Gia, quienes estaban charlando con otra de las bailarinas. Estaba agradecido de que hubiesen ido lo suficientemente lejos para estar fuera del alcance del oído. ―Oye, Ángel ―dijo la chica―. Buen trabajo con el soltero mal portado. ―Todos nos reímos.

―Gracias ―dijo Brynn―. Parece que has conocido a dos de mis amigos ya. Este es el chico del cinturón, su nombre es Sean. Nos presentamos y saludamos antes de que ella volviera adentro. Brynn se disculpó por llamarme el chico del cinturón, pero dijo que Delilah puede ser un poco lengua-suelta a veces y no quería arriesgarse con ella. ―Entre menos personas aquí sepan que eres mi novio, mejor. De esa forma podremos colarte de vez en cuando ―Me guiñó―. Será mejor que vuelva al trabajo. Te veo en una hora. Volvimos a nuestra mesa y ordenamos otra ronda. Creo que pude haber herido los sentimientos de Tetas Grandes porque no volvió. Le envié un mensaje a mi amigo del hotel y solucioné no solo la limosina para llevar a Ethan y Gia de vuelta allí, sino que también a alguien para que nos llevara a Brynn y a mí de vuelta a mi apartamento en el Tahoe de John. No quería dejarlo en Sashay toda la noche. Levantamos nuestros vasos mutuamente con felices rostros ebrios. Nos reímos, fuerte, sólo porque estábamos teniendo un momento grandioso. Observamos a las bailarinas del escenario y el chico junto a nosotros recibió un baile erótico en su mesa. Él no apartó sus ojos de las tetas en ningún momento. Estaba obsesionado con ellas y era histérico. Cuando ella le sacudió los pechos en el rostro al final, pensé que se iba a morir, pero sobrevivió. A las 1:25, me dirigí a la parte trasera donde estaban las salas privadas. Brynn estaba hablándole a una mesa llena de tipos y ellos se estaban comiendo cada palabra que ella decía. Casi sentí celos, pero sabía con quién ella iba a casa y no era ninguno de ellos. Cuando me vio acercarme, su rostro se iluminó todavía más. Calor surgió por todo mi cuerpo. Ella abrió una puerta para mí y me dijo que tomara asiento. La habitación estaba iluminada en su mayoría con luces en cuerda, que iban de un lado al otro de la pared, techo y suelo. Había un sofá circular de cuero con una mesa redonda al frente. Me senté en el sofá y por alguna razón me sentí nervioso. Mi corazón latía fuerte contra mi pecho y mi frente estaba húmeda. Respiré profundamente mientras miraba de vuelta hacia la puerta. Brynn caminó hacia mí mirándome de arriba abajo. Tragué con dificultad. Se inclinó hacia mí y susurró. ―Pon tus manos detrás de tu espalda ―Hice lo que me dijo―. Pareces asustado. Relájate ―Dejó que su lengua tocara mi lóbulo antes de alejarse. Me removí, ligeramente. Ella se subió al sofá y puso un tacón a cada lado de mis muslos. La música era agradable y lenta mientras ella se movía al ritmo de ésta. Subió sus manos lentamente desde sus muslos y por su estómago. El piercing brilló cuando ella se retorcía y balanceaba. Se tocó los pechos, y mientras lo hacía, tiró la cabeza hacia atrás, exponiendo su brillante cuello. Pasó una mano por su escote y la otra por su impresionante cuerpo hacia sus bragas. Miró hacia abajo, a mí, mientras chupaba su dedo y se frotaba a sí misma,

justo frente de mi rostro. Empecé a inclinarme hacia adelante, quería su dedo en mi boca, pero ella se apartó y caminó a lo largo del sofá. Tragué y respiré. Pasó del sofá a la mesa, y esta se iluminó mientras estaba parada en ella. Me hundí de vuelta en el sofá y observé cada movimiento que hizo. Su piel brillaba y su cabello rebotaba con el ritmo. Ella era la definición de sexy y podría hacer arrodillar a cualquier hombre con la forma en que movía su cuerpo. Para el momento en que se bajó de la mesa y volvió al sofá, yo estaba jadeando, sudando y duro como una roca. Miró hacia abajo y sonrió cuando notó la protuberancia en mis pantalones. Se volteó de espaldas a mí y se montó a horcajadas sobre mis pantorrillas mientras bailaba y agitaba su dulce trasero en forma de manzana justo frente a mi cara. Quería morder ese trasero más fuerte que nunca. Frenó y retrocedió en mi regazo, estirando su cuerpo sobre mí. Su cabeza estaba junto a la mía y observé mientras ella se deslizaba las manos de arriba abajo por adelante. Era increíblemente difícil no tocarla y no podía esperar para salir de allí. La música se detuvo y una luz se encendió. ―Se acabó el tiempo ―dijo―. Gracias por dejarme bailar para ti ―Asumí que eso era lo que le decía a todos. ―Gracias, Ángel. ¿Tienes novio? ―Asumí que le preguntaban eso muy a menudo. ―Sí, lo tengo ―Sonrió mientas se ponía su conjunto otra vez. ―Es un hombre afortunado ―La seguí hacia la puerta. ―¿Cómo fue? ―Preguntó Gia cuando volví a nuestra mesa. Ella y Ethan estaban histéricos. ―Te ves como si acabaras de sacar tus pelotas de un colador ―dijo Ethan. Los dos estaban pasándola realmente bien. ―Bueno. Entonces me veo exactamente como me siento. Si no la llevo a casa pronto, voy cargar contra esta mesa ―Ellos se rieron y se besaron. Quería besar a Brynn. ―Hicieron el último anuncio ―dijo Ethan―. Así que conseguimos tragos para terminar la noche con una explosión ―Los levantamos. ―Por todos, para que terminemos esta gran noche con una explosión10 ―dije. Brindamos ya ebrios, y nos tomó un momento antes de que pudiéramos tragarnos esa mierda. Odiaba el Jäger.

10

Juego de palabras con doble sentido entre tener mucha emoción y tener sexo.

―No me digan que todos van a estar con resaca mañana cuando esté lista para festejar ―Brynn estaba de pie con sus manos en las caderas. Se había vestido con un conjunto menos revelador, pero seguía viéndose caliente. ―De ninguna forma ―dijo Gia―. Bueno, no sé el Sr. Peso-ligero de allá, pero Ethan y yo vamos a estar listos para rockear. ―Nena ―le dije a Brynn―. No te defraudaré. Ella sonrió y me guiñó. ―¡Larguémonos lo más rápido posible de aquí! ―Caminó hacia la puerta. Gia, Ethan y yo la seguimos. Me imagino que parecía algo como los tres patitos feos aprendiendo a nadar mientras intentaban mantenerle el paso a su hermosa madre cisne. Gia y Ethan cayeron dentro de su limosina y yo le lancé las llaves a Luke mientras él esperaba junto al Tahoe. Los ojos de Luke se agrandaron cuando notó a Brynn y se ensancharon todavía más cuando ella se subió al Tahoe. ―Sí, hombre, lo sé ―le dije―. ¡También es mi novia! ¿Puedes creerlo? ―El rostro de Luke se volvió rojo cuando la presenté. Él apenas tenía dieciocho, y estoy seguro que estaba un poco fuera de su zona de confort. Brynn y yo saltamos al asiento trasero. ―Gusto en conocerte, Luke ―dijo Brynn―. Ignora a Sean, está un poco borrachín ―Se rio. ―Dios, amo esa risita ―le dije. Ella se montó a horcajadas sobre mí y agarró mi rostro mientras me besaba. Luke miró de un lado al otro entre el retrovisor y el estacionamiento. El pobre chico estaba confundido. ―¿Qué pasa, Luke? ―Le pregunté mientras Brynn pasaba su lengua por mi cuello y alrededor de mi oreja. ―Uh, ¿no debería la señorita Brynn ponerse su cinturón antes de que salgamos? ―Estaba siguiendo las estrictas reglas del hotel. El transporte no se mueve hasta que todo el mundo tenga puesto sus cinturones. ―Este no es el transporte del hotel, Luke ―le dije, medio divertido, medio irritado. Bynn se apartó de mí y se echó a reír. Se volvió e inclinó hacia adelante, dándome acceso total a su trasero en forma de manzana. ―Tienes razón, Luke. Gracias por estar atento de mí ―Le dio un beso en la mejilla, se sentó y se puso el cinturón. ―De nada, señorita Brynn ―dijo Luke con una sonrisa―. Aquí vamos.

Los cinturones no evitaron que Brynn y yo nos enrolláramos en el asiento trasero de vuelta a mi apartamento. Estaba tan aliviado de poder tocarla y besarla otra vez. La limosina se estacionó detrás de nosotros en mi apartamento y saludamos a Ethan y Gia, que bajaron la ventana y levantaron sus copas de champaña en nuestra dirección. ¡Joder! ¿Todavía están bebiendo? Me reí. ―Gracias por traernos, Luke ―dije cuando él se subió a la parte frontal de la limosina. ―Gracias a ti ―dijo. Creo que disfrutó el cambio de escenario. Brynn y yo nos metimos a la ducha. La enjaboné, asegurándome de lavar cada pulgada de su cuerpo deseado por tantos más temprano. Ella puso sus manos contra la pared de azulejos mientras yo pasaba la esponja enjabonada lentamente desde arriba hasta abajo. Sabía que tenía que estar exhausta, y mientras masajeaba su trasero y caderas, ella dejó caer la cabeza hacia adelante. Pasé la esponja alrededor de sus pechos e hice un montón de espuma antes de pasarla abajo entre sus piernas. Ella las separó más y se inclinó hacia adelante. Pasé la esponja de arriba abajo por su espalda mientras me colocaba detrás de ella. Me deslicé dentro de ella, jadeó mientras juntaba sus piernas nuevamente. Dejé caer la esponja y puse mis manos en sus cadera, guiándola, miré mi polla deslizarse dentro y fuera de su coño. Su trasero era perfecto y cada vez que la penetraba este rebotaba ligeramente. Me incliné hacia adelante y alcancé sus pechos. Sus pezones estaban duros y ella gimió cuando los pellizqué. Tomó mi mano derecha y la deslizó por su estómago hasta su clítoris. La acaricié firmemente mientras ella se estabilizaba con sus manos y cabeza contra la pared de azulejos. Aumenté la velocidad y ella gimió. ―Ahh, sí ―dijo. Estaba alcanzándolo. Mantuve un ritmo constante y se sintió impresionante―. Más duro ―Pidió. Arremetí más duro, más profundo y más rápido mientras la masajeaba rápidamente―. Sí, Sean, ahhh. ―Dejó caer sus brazos, pero su cabeza seguía contra los azulejos. Me reí entre dientes. Cuando me deslicé lentamente fuera de ella, sus rodillas se aflojaron. Puse mis brazos alrededor de ella. ―Ven aquí, nena ―La sostuve y enjuagué rápidamente―. Llevémoste a la cama. ―Tan pronto me cepillé los dientes, estaré lista para la segunda ronda. No hay forma que vaya a dormir con eso acostado junto a mí ―Señaló mi erección. ―Lo siento ―dije―. Bebí mucho. Ahora tengo una polla borracha. Casi se atragantó con su crema dental―. Es cuando has bebido demasiado y te toma mucho tiempo venirte. Una enorme sonrisa se arrastró a través de su cara y supe que no dormiríamos muy pronto.

―Como dije, no hay manera de que vaya a dormir con eso junto a mí ―Me encantaba que ella no quisiera oír hablar de desperdiciar una buena erección. Duró una hora, y para cuando terminamos, habíamos empleado cada movimiento, lubricante y juguete que teníamos. Nos dormimos inmediatamente después, con sonrisas en nuestros rostros.

La cabeza me palpitó cuando abrí los ojos, pero tan pronto me enfoqué y vi a la belleza que me miraba, instantáneamente me sentí mejor. ―Tu habitación se ve como si hubiese habido una orgía en ella ―dijo con una risita―. ¿Cómo se siente tu polla borracha esta mañana? Me reí. ―Palpitante, igual que mi cabeza. ―Te traeré un poco de agua y un ibuprofeno ―dijo―. ¿A menos que quieras un poco de pelo de la misma chancha11? ―Me pregunté a qué se estaba refiriendo, a lo que me pateó en la cabeza, o a lo que me dejó irritado. ―No respondas a eso ―dijo―. La expresión en tu rostro lo dice todo. Fue hacia la otra habitación. Cerré mis ojos y pedí sentirme la mitad de bien que se sentía ella en un par de horas. ―Aquí tienes, sexy ―Me metió las píldoras en la boca y sostuvo el agua mientras yo tomaba un trago―. Si puedes, deberías beberte esta botella entera y volver a dormir. Te sentirás mejor cuando te despiertes más tarde. Me senté y me la bebí completa, esperando que ella tuviera razón. Miré al reloj. Eran las 9:15. Me sentí aliviado, y me recosté. ―Gracias ―le dije. Escuché la música cuando abrí los ojos. Me llevó un minuto recordad qué estaba pasando. Miré al reloj. Eran las 12:29p.m. Ya no me dolía la cabeza en absoluto, y tampoco la polla. Di un vistazo debajo de la sábana, síp, todavía estaba en su lugar. Me recosté y sonreí al pensar en mi increíble novia y en la noche anterior. Luego me senté erguido como un rayo. ¡Olí algo! Me quité la manta y corrí a la cocina. ¡Sí! Ahí estaban, en la encimera, ¡galletas de chispas de chocolate! Me metí una a la boca y la escuché reír.

11

Se refiere a tomar como remedio de lo mismo que causó la incomodidad.

Ahí estaba Brynn en su colchoneta de yoga, de cabeza, con los brazos doblados y las piernas estiradas, en posición sirsasana, riéndose de mí. ―¡Al menos ponte unos calzoncillos! ―dijo. Miré hacia abajo y reí. ―Lo siento, olí galletas. ¡Ya vuelvo! ―Corrí a la habitación y me puse unos pantalones de basquetbol. ―Te hice un omelet ―dijo mientras estiraba sus piernas de vuelta hacia arriba―. Está en el refrigerador. ―Mmm, ¿galletas y omelet? ―Me puse a gatas y anduve hacia ella―. Debo haber sido un buen chico anoche ―La besé, cosa que fue un tanto incómoda, dado que ella estaba al revés. ―Sí, fuiste muy bueno ―sonrió―. Ve a comer. Vamos a la playa en media hora. ―¿En serio? ¿Ya hablaste con Gia? ―Me sorprendió que hubiesen hecho planes. ―Sí. Ve a comer ―Salté, metí el omelet en el microondas, e hice tostadas. Mientras comía, observé a Brynn hacer yoga. Después de verla en el club, supe por qué era tan ágil. Ella terminó y fue a cambiarse. La seguí. ―¿Estás emocionada por esta noche? ―Pregunté. ―¡Sí! ¿Y tú? ―Ella estaba completamente desnuda y a punto de ponerse la parte inferior de su bikini. ―Bastante, principalmente porque es una cita, un sábado por la noche, contigo. Nunca tenemos eso ―Extrañaba los fines de semanas juntos. ―Lo sé ―dijo―. Desearía poder trabajar de lunes a viernes, pero los fines de semanas son cuando hay más dinero. Hice setecientos cincuenta anoche. ―Eso será difícil de dejar, ¿eh? ―Me puse el bañador. ―¿Qué? ―Se dio la vuelta para que pudiera atar la parte trasera de su bikini. ―Sashay… el dinero…, cuando empieces la universidad. Se dio la vuelta y se echó a reír. ―No voy a abandonar Sashay cuando empiece los estudios. ―¿Pensé que habías dicho que sólo tenías que aguantarlo hasta que comenzaras la universidad el próximo año? ―No me gustaba hacia donde iba esto. ―Bueno, me refería como un trabajo de tiempo completo. Planeo seguir trabajando los viernes y sábados por la noche. Sólo porque tendré lo suficiente para pagar la universidad no significa que no tenga que trabajar. Todavía tengo que pagar los gastos de alquiler y de vida. Si puedo hacer mil dólares cada fin de

semana en Sashay, sería bastante estúpido trabajar el doble en otro lugar, por la mitad del dinero ―Habló en voz baja mientras lo explicaba. Estaba seguro de que había dicho que no iba a trabajar más allí, pero tal vez malinterpreté lo que había dicho. No estaba contento, pero no iba a dejar que eso arruinara nuestra noche. ―Debo haber entendido mal antes. Encontrémonos con nuestros amigos.

CAPÍTULO DOCE Traducido por A.Lara Corregido por Koko

Ethan seguía molestándome por dormir hasta tarde cuando nos detuvimos en la playa. Él y Gia se veían completamente descansados y lo seguirían estando después de que yo me diera por vencido. —Déjalo en paz —dijo Brynn—. Trabajé muy duro con él antes de que regresáramos a su piso —Se rieron y ella me guiñó el ojo—. Creí que estabas muy adorable esta mañana con tu cabeza palpitante —me susurró. Brynn y yo elegimos un lugar en la arena y estiramos nuestra manta antes de correr hacia el mar como siempre hacíamos. Fui el tonto de nuevo. Ella era muy rápida para ser tan pequeña. Cuando nos encontramos en el lugar usual, ella envolvió sus brazos y piernas alrededor de mí y vimos las olas venir, igual que siempre. Habíamos ido tanto a la playa durante el verano que ya era una rutina para nosotros. Miré hacia atrás a la playa y vi a Ethan y a Gia tomados de la mano paseando por la orilla. Pensé en lo que ellos habían atravesado y superado. Pasaban todo su tiempo juntos. Trabajaban juntos, vivían juntos y jugaban juntos. Ellos tenían lo que yo siempre había querido, lo que aún quería. Ni siquiera sabía lo que Brynn quería, pero lo iba a averiguar el lunes cuando tuviéramos nuestra charla. —¿En qué piensas? —Preguntó Brynn cuando vio que miraba hacia otro lado. —Estoy feliz por ellos —dije. —Yo también. Es bueno ser testigo de dos personas que obviamente se pertenecen el uno al otro. Son como dos piezas de un rompecabezas que encajan perfectamente. —Sí —Suspiré. —¿Qué pasa? —Espero tener eso algún día —dije mientras los veía caminar y reír. —También espero que lo tengas. Mientras los veía, me preguntaba si se acurrucaban y veían películas compartiendo helado. ¿Pedían pizza y comida china que comían de las cajas mientras coqueteaban y decían tonterías? ¿Aún estaban en el boliche? ¿Ella tenía

pesadillas? ¿Estaban absolutamente seguros de que querían casarse y pasar el resto de sus vidas juntos? ¿Él sería capaz de serle fiel a ella después de tantos años de sólo dormir por dónde fuera? Giré y volví a mirar el océano. Era maravilloso. Me di cuenta de que Brynn se había ido. Miré alrededor, pero no la encontré. Imaginé que estaba nadando. Fui a la playa. Gia y Ethan estaban acostados en la manta. —¿Han visto a Brynn? —Pregunté. —Sí, se dirigía hacia la orilla hace un rato —dijo Ethan. —Me tapas el sol —me dijo Gia. Me senté al otro lado de Ethan. Uhm. Brynn nunca ha ido a la orilla sola. ¿Por qué no vi cuando ella se fue y me dejó ahí? Estaba despistado. Miré tan lejos como pude a la izquierda, pero no la vi. Luego vi hacia la derecha, nada. Estaba un poco preocupado. —¿Hacia qué lado iba? Ethan apuntó a la izquierda. —Voy a caminar con ella —Me dirigí hacia la izquierda. Caminé por algún tiempo. Escaneé a la gente en la costa y en el agua, pero Brynn no estaba. Estaba más que preocupado mientras caminaba de regreso. Mientras me acercaba, noté otro cuerpo en la manta. Corrí hacia ellos y cuando me acerqué, me sentí aliviado de que fuera Brynn. —Jesús—dije—. ¡Estaba preocupado por ti! ¿A dónde fuiste? —Tranquilo. Me acerqué a los baños bonitos y luego conseguí smoothies. Ese es el tuyo —apuntó a una copa en la sombra. —Lo siento —Me senté junto a ella. Ella seguía acostada y mantenía sus ojos cerrados al sol—. Ni me di cuenta de que te fuiste. —¿De verdad? —Fue sarcástica. Aparentemente notó que yo no lo había notado.

Mierda.

—Lo siento —repetí. No hubo respuesta. Me acosté a su lado y tomé su mano. Ella no correspondió, pero no se alejó tampoco. Recorrí lo sucedido en mi cabeza. Me había quedado en Ethan y Gia y dije que esperaba tener eso algún día. Mierda. Luego Brynn dijo que esperaba que lo tuviera también. ¡Doble mierda! Eso era la última cosa que recuerdo haber dicho en voz alta. ¿De verdad era tan malo? ¿Estaba enojada conmigo? ¿Decepcionada? Suspiré y apreté su mano. La llevé a mi boca y la besé. Se giró, se acostó sobre su estómago y puso sus brazos debajo de su cabeza. Su cara miraba hacia Ethan. Eso era una mala señal.

Después de unos cincuenta minutos, Ethan y Gia decidieron ir a nadar. Tan pronto como entraron al agua intenté hablarle a Brynn. —Brynn, no sé por qué sigo decepcionándote. No es a propósito y lo siento mucho —Ella no respondió—. ¿Estás molesta por lo que dije sobre tener algo como lo que tienen Ethan y Gia? Sé que probablemente te lastimó. Soy un hombre, soy humano, decimos cosas estúpidas todo el tiempo. Por favor háblame —Se sentó lentamente y abrazó sus rodillas contra su pecho. —Este no es el momento, o el lugar para hablar sobre esto. Estoy completamente preparada para pasar un rato alegre con mis amigos esta noche y actuar como si nada estuviera mal, pero créeme, algo está muy mal. Dormiré en mi propia cama al final de la noche y estaré sola. ¿Alguna pregunta? —dijo suavemente y miró al frente. ¡Soy un maldito idiota! Todo estaba yendo de maravilla. —¿Estás terminando conmigo? —Mi voz se quebró y contuve las lágrimas. —No —dijo ella. Cerré los ojos y respiré hondo. —¿Aún tengo una oportunidad para arreglar esto? —Sí —Estaba tan decidida. Se quitó los lentes oscuros y los dejó en la manta antes de irse al agua. Miré como nadaba sola. Quería nadar con ella y jugar en el agua como siempre lo hacíamos, pero sabía que no me quería cerca. No había metido la pata por completo y aún me quedaba una oportunidad. Tenía que tranquilizarme. Volví al agua y nadé hasta donde Brynn y yo habíamos estado antes, a donde siempre íbamos. Vi el oleaje y me pregunté qué había querido decir. ¿Qué tenían

Ethan y Gia que no tuviéramos Brynn y yo? ¿Qué es lo que quiero y no tengo?

—¿Recuerdas nuestra primera cita? ¿Cuándo venimos aquí? —Brynn me sorprendió. —Claro que lo recuerdo. ¿Cómo podría olvidar eso? Estabas detrás de mí y pusiste tus brazos alrededor de mi cuello —le sonreí—. Descansaste tu barbilla en mi hombro y yo tenía tantas ganas de besarte —la miré a los ojos—. Igual que ahora —agregué. —¿Y cuando estuvimos aquí el día de hoy? —Su cara lucía triste. —Me quedé atrapado mientras veía a Ethan y Gia juntos. —¿Por qué? —Sonaba herida. —Es lo que estaba intentando averiguar cuando llegaste —Intenté reconfortarla con la Mirada.

—Estoy curiosa por saber lo que pensaste. Significaría mucho que lo compartieras conmigo. No he sido nada más que abierta y honesta contigo y es todo lo que pido de regreso. Cuando finalmente lo averigües claro —nadó de regreso a la orilla. Era como si estuviera tratando de ayudarme a verlo, como si supiera la respuesta pero quería que yo lo viera por mí mismo. Quería ayudarme, ¡ayudarnos! Esa era una buena señal. Si yo no lo conseguía, ella me ayudaría cuando habláramos el lunes. La miré en la orilla mientras enterraba los pies y las manos en la arena. El agua corría, se enjuagaba y se volvía a enterrar. Lo repetía una y otra vez. Un tipo caminando con su perro se detuvo y habló con ella. Ella se rio y cayó en la arena con el perro intentando lamer su cara. El tipo regañó al perro, pero luego se sentó junto a Brynn. Él habló, ella se rio. Nadé hacia ellos. Escuchaba su risa al acercarme. Parece que este chico es algún tipo de comediante, malditamente divertido. Salí del agua a su derecha. El chico me miró y dijo, —Hey, hombre —. y siguió contando su hilarante historia a Brynn, quien ni me había tomado importancia. Caminé hacia la manta y me senté. Me tiré y cerré los ojos por el sol. Estaba celoso de algún tipo que estaba hablándole a mi novia y yo hice un puchero al respecto. Si no hubieras sido un imbécil antes, estarías con ella en vez de él, idiota. Les eché un vistazo. Ella seguía muy divertida. ¿Qué mierda podía ser tan divertido? Tenía que tranquilizarme. Era solo una inocente conversación y yo estaba echando humo como si ella estuviera enredándose con el chico. Tomé algunos respiros hondos y conté hasta veinte. Respiré de nuevo. El tipo y su perro se habían ido y Brynn estaba nadando cerca de Ethan y Gia. ¡Bien! Los miré por un rato antes de que Ethan se acercara a mí. —¿Todo bien, Sean? —preguntó sentándose al lado de mí. —Sí —No soné demasiado convincente. —Tengo que decírtelo, después de pasar tiempo cerca de Brynn, incluyendo el club anoche, ella realmente es algo. La mayoría de los hombres sueñan con tener una mujer que los vea como ella te ve a ti —giró su cabeza para verme, pero yo mantuve la mía hacia las chicas—. Es gracioso cómo algunas cosas son tan obvias, y aun así las dejamos pasar frente a nuestros ojos sin verlas. —¿Quieres llegar a algún lugar con esto? —No sabía de lo que estaba hablando. —Sólo porque tus ojos están abiertos no significa que estés viendo lo que está frente a ti —dijo. —Si hablas de Brynn, la veo claramente. Ella es increíble y no dejaré que se aleje de mi vista.

Ethan se rio. —¿Tú no la vas a dejar? ¿De verdad crees que Brynn es el tipo de chica que recibe órdenes de ti o cualquier otra persona? —Definitivamente no —sonreí mientras veía a Gia acercándose a la orilla—. Creo que no estoy entendiendo lo que quieres decirme. —Sólo creo que debes estar algo distraído. Las chicas se nos unieron. Brynn se sentó junto a mí pero una vez más no me prestó atención. Estaba pensando en lo que Ethan había dicho, pero ciertamente no estaba de acuerdo con él. —El agua estaba fantástica hoy, ¿eh? —le pregunté a Brynn. —Muy refrescante —dijo ella. Se acostó en la manta y cerró los ojos. —¿Quién era el tipo con el perro? —Estaba muriendo por saberlo. —Un cliente habitual en Sashay —dijo. —Oh —Me pregunté porque no me presentó y qué era tan gracioso que ella no paró de reír el tiempo que habló con él, pero no pregunté. Pasamos el rato un poco más y luego decidimos regresar a bañarnos para salir en la noche. Dejamos a Ethan y Gia en el hotel y Brynn me pidió dejarla en su departamento para que se arreglara. —Esperaba que pudiéramos pasar algún tiempo hablando —dije. —No quiero hablar. Quiero bañarme y relajarme. Puedes recogerme antes de que vayas por ellos de regreso. —Quiero que seamos “nosotros” esta noche. No quiero que estés molesta conmigo. Quiero reírme contigo, abrazarte y besarte —le dije. —¿Qué hay de lo que yo quiero? —¿Qué quieres? —Lo quiero todo, igual que tú —Ella estaba triste. —Entonces déjame dártelo todo —supliqué. —Lo haré, Sean, lo haré. Te veo pronto —Saltó fuera y se apresuró a su edificio. Me dirigí a casa, preguntándome qué era lo que ella quería que yo no le estuviera dando. Ella lo quería todo. ¿Qué significaba eso? Le había pedido que se mudara conmigo y ella se negó. Salíamos juntos todo el tiempo, pasando nuestro tiempo libre juntos. Nos llevábamos muy bien, teníamos sexo increíble. ¿Qué quería ella? No podía esperar a sentarme con ella el lunes y hablar.

CAPÍTULO TRECE Traducido por Leon der Slalomdribbler Corregido por Arianna

Brynn me dio una sonrisa que podía iluminar el mundo cuando abrió la puerta e instantáneamente estaba flotando. Podía decir que iba a dejar ir lo de la playa y que íbamos a ser nosotros. Solté el aliento que había estado aguantando y le di las flores que había recogido. Cerró sus ojos y las olió, como siempre lo hacía. —Gracias, son hermosas. —Y tú también. —Estaba fascinado. Usaba unos ajustados jeans con unas botas negras y su playera lucía como una bandana. La parte frontal estaba estirada justo encima de sus pechos y caía en forma de v por encima de su ombligo. Su espalda estaba completamente desnuda excepto donde su camisa se ataba en sus senos y su piel brillaba por su bronceado—. Éste estilo te pertenece. —¿Te gusta? No estaba segura de usar bandana como una camisa. —Me encanta —la besé suavemente mientras presionaba mis manos contra su desnuda espalda baja. —Bien. Eso es todo lo que importa —sonrió y reemplazó las flores en su vaso. —Gracias, Brynn, por darme una oportunidad esta noche. Antes de que nos vayamos, quiero decirte algo. Sus ojos se iluminaron. —Está bien —dijo suavemente. Tomé sus manos. —No he estado en una relación por un largo tiempo. He querido esto, lo que tenemos, por mucho tiempo. El verano pasado fue el mejor de mi vida por ti. Por favor continúa siendo paciente conmigo, especialmente cuando lo arruino, lo cual parece que he estado haciendo últimamente. Me alegra tanto que vayamos a sentarnos y hablar el lunes. Quiero que este sea el fin de semana de “hacerlo” más que cualquier otra cosa. —También yo —sonrió—. También sin duda el mejor verano de mi vida, y odiaría perderte ahora —me besó y mordió mi labio inferior. La atraje hacia mí agresivamente y sostuve su cara firmemente. Estaba asombrado de sentir tanta pasión de alguien. —Nos encontramos con Ethan y Gia en el restaurante del hotel. Estaba bebiendo en le bar mientras nos esperaban. Parecían como la perfecta pareja mientras reían

y coqueteaban como si nadie estuviera mirando. Gia se veía asombrosa como siempre en sus shorts y sus botas vaqueras. Llevaba una camisa a cuadros desabotonada hasta su escote, y atada a su cintura justo arriba de su ombligo. Nunca la había visto en un vestuario country, pero sabía que estaba en este concierto debido a Hank Jr., así que no estaba sorprendido. Se pararon mientras nos acercábamos. Sostuve la mano de Gia y le di la vuelta con un chiflido antes de darle un abrazo. —Yee—haw ―dije. Gia y Ethan abrazaron a Brynn y Gia admiró su sensual camisa de bandana, diciéndole que nunca había visto a nadie hacerlo como Brynn le había hecho. Tenía razón, mi chica se veía caliente. La cena estuvo deliciosa, aunque Brynn apenas tocó la suya, lo cual me preocupó. Ella estaba riendo y estaba pasando un buen rato con Gia y Ethan, a diferencia de su usual comportamiento cuando no comía. Ella estaba sintiendo el alcohol para el momento en el que nos levantábamos y me estaba preguntando cuánto aguataría con un estómago vacío. —¿Estás bien? —pregunté. —No, ¡estoy fantástica! —me dijo. Oh, oh, ella va a ser difícil de controlar esta

noche.

Se rió. —No te preocupes por mí. Soy una chica grande. La limusina del hotel nos llevó al lugar del concierto. Tomamos champán en el camino y Brynn fue el alma de la fiesta. A Gia y a Ethan parecía encantarles pero estaba confundido, era muy inusual en ella. Me pregunté qué estaba en su cabeza y qué había cambiado desde que nos encontramos con ellos en el restaurante. Mientras salíamos del a limo, todos los ojos estuvieron en nosotros. Bueno, todos los ojos estaban en Gia y Brynn, en realidad. Estaban de fiesta y lucían como estrellas de rock. Traté de mantener agarrada a Brynn, pero estaba en su pequeño propio mundo, haciendo excusas para distanciarse, parecía. Se fue al baño mientras esperaba en la fila de la cerveza y entonces habló con un grupo de personas cuando regresaba. Parecía ser la mariposa social que nunca le había visto. —¿Divirtiéndote? —Preguntó cuando finalmente regresó a mí. —¡Sí! —deslicé mi brazo alrededor de su cintura y los cuatro caminamos hacia la arena. La música antes del concierto era buena y también lo fue el baile que Brynn me dio. Me hizo sentir mejor que ella estaba conmigo de nuevo, pero algo se sentía impersonal. No me tocó o me miró a los ojos.

La agarré por la cintura mientras una canción más lenta comenzaba y la miré directo a sus distraídos. Estaba tristes mientras buscaba algo, o alguien, no estaba seguro. Finalmente me miró y miré dolor. La tomé de la mano y la saqué de la multitud. —¿Qué está pasando? —pregunté. —¿Qué? —Algo está pasando. ¿Qué pasa? ¿Hice algo? —Nada de lo ordinario —dijo—. Voy a hacer lo mejor de esto y divertirme. Te sugiero que hagas lo mismo. Nuestros amigos están aquí y están listos para divertirse, así que divirtámonos. ―Bailó de regreso a Ethan y Gia. La seguí. Tan pronto como llegamos allí, antes de que pudiera asimilar lo que Brynn había dicho, o más importante, qué había querido decir, Kid Rock llegó al escenario. La multitud explotó con gritos y aplausos, haciéndome reajustar mi atención al espectáculo. Brynn y Gia bailaron en las tres primeras canciones, las cuales las dos conocían de corazón. Imaginé que Brynn probablemente había bailado en el club algunas de estas canciones y deseé que estuviéramos allí, concentrados uno en el otro, como estuvimos la noche anterior. Sonreí mientras las observaba pasar un gran rato. —Vamos a tomarnos una ronda —Ethan me sacó de mi sueño. —Bryann podría soportar saltarse esta —le dije a Ethan mientras estaba a punto de ordenar. —¿Brynn te dijo eso? —preguntó. —No, pero no comió mucho y ella es como un peso ligero. —Entonces, ¿quieres que regrese allí con una ronda y le diga a Brynn que decidiste que necesitaba saltarse esta? No lo creo, hombre. Creo que se lo dejaré a ella. —Ordenó las cuatro bebidas y me dio dos a mí. —¿Qué demonios sucede contigo? ―dijo, mientras regresábamos con las chicas. —No lo sé. No puedo dejar de intentar arruinarlo. —Si fuera tú, haría una decisión ahora mismo sobre qué es lo que quieres, porque te diré, Sean, si no lo haces, entonces una va a ser hecha por ti —me advirtió Ethan. Sabía que tenía razón, pero no podía adivinar qué era, exactamente, lo que estaba haciendo mal. Les dimos las bebidas a las chicas y Gia se giró y le dio a Ethan un gran beso de gracias. Brynn alzó su bebida y la chocó contra la mía. Sonreí y sacudí la cabeza, así que se inclinó y me dio un besito en los labios. Antes de que pudiera hacerse hacia atrás, puse mi mano en su nuca y la regresé a mi boca deseosa. Ella vaciló

al principio, pero entonces su brazo se puso alrededor de mi cuello y me dio lo que estaba buscando. Como si Kid mismo estuviera contestando mis plegarias, “Blue jeans and a Rosary” comenzó y Brynn y yo nos balanceamos juntos en el compás lento. Sus brazos estaban en mis hombros, una mano en mi cabello y la otra sosteniendo su cerveza. Buscó mis ojos y busqué los suyos. Ambos queríamos esto, pero entonces los dos estábamos buscando algo más. La atraje hacia mí y hundió su rostro en mi cuello. Sentí su aliento en mi piel y me pregunté cómo podía querer o necesitar algo más que ella. Era perfecta. La amaba. Fin de la historia. Tenía que resolver mis cosas, como dijo Ethan, antes de que fuera demasiado tarde. Le besé la cabeza y pasé mi mano de arriba hacia abajo en su espalda desnuda. Ella acarició mi cuello y agarró un mechón de mi cabello entre sus dedos. Alcancé y alcé su barbilla para que mirara a los ojos de nuevo. Sus ojos eran más suaves, más indulgentes, menos decepcionado. Sonreí y llevó sus labios a los míos. Su beso era suave y seguro, lleno de esperanza y amor. Lo sentí totalmente y quería decirle que me sentía de la misma manera, pero sabía que podía sentirlo también. El resto de Kid Rock fue maravilloso. Gia y Brynn bailaron juntas la mayor parte mientras Ethan y yo estábamos atrás y disfrutábamos la música y a nuestras mujeres. Aparentemente estaba equivocado de la cantidad de alcohol que podía soportar Brynn y estaba agradecido con Ethan por señalarme que no era mi decisión para empezar. Me estremecí de pensar cómo hubiera resultado, si él me hubiera dejado. Después de la tocada de Kid, fuimos al os baños y encontramos un lugar en donde sentarnos por un rato. Brynn se deslizó en mi regazo y envolvió sus brazos alrededor de mi cuello. Tomé una bocanada de vainilla mientras lamía el camino de su clavícula a su cuello. —Eres la mujer más sensual aquí —susurré—. Y soy el hombre más suertudo aquí. Se hizo hacia atrás y me miró a los ojos como si mis palabras la hubieran sorprendido. Estaba sonriendo mientras ponía sus manos en mi cara. —Gracias — susurró. Puse un brazo alrededor de su espalda desnuda y la otra detrás de su cabeza y la atraje mientras la besaba. Se rió mientras me besaba y se sostuvo fuerte con sus brazos alrededor de mi cuello. Me encantaba el sonido de su risita. Era puro, inocente, y dulce. Me hizo feliz. —No, gracias a ti —le dije. Conseguimos una ronda más antes de encontrar un lugar para mirar Hank. Gia estaba emocionada de verlo. Estaba como una niña de quince años esperando a que One Direction aparezca en el escenario. Ella dijo que ella y su papá lo

escuchaban mucho mientras crecía, y todavía, especialmente cuando van de pesca. Podía decir significaba mucho para ella. La multitud se volvió loca mientras Hank aparecía y comenzaba una de las favoritas. “All My Rowdy Friends are Coming Over Tonight”. Hubo otras tres que subieron la adrenalina antes de que le bajara un poco. Ethan y Brynn se fueron al baño, así que bailé con Gia una de sus baladas favoritas. La balada se convirtió en otra y cuando terminamos de bailar, Ethan estaba viniendo a nosotros con una ronda. Gia tomó la suya le agradeció a Ethan con un beso mientras tomaba los dos para Brynn y yo. Me di una vuelta de 360 y no la vi. —¿En dónde está Brynn? —le pregunté a Ethan. Se encogió de hombros. —Regresó cuando me dirigí al bar. —Está allí ―Gia apuntó a una pareja bailando a veinte pies de nosotros. Allí estaba mi chica, bailando con algún chico. Parecían haber estado bailando juntos por años. La giraba y balanceaba y la acercaba a su brazo y de nuevo. Ella respondía a cada movimiento con facilidad y tenían una gran audiencia. Estaba celoso y estaba a punto de dirigirme a ellos cuando Ethan tomó mi brazo. —No seas estúpido —dijo—. No hace daño. Además, estabas bailando con alguien más cuando regresó. Asentí, sabiendo que tenía razón. Así que me detuve y miré como todos los demás. Estaba sorprendido cuando terminaron de bailar y Brynn tomó su mano, llevándolo hasta donde estaba yo. —Jake, este es mi novio, Sean —dijo. Jake estiró la mano y puse las botellas en una mano para poder sacudir la suya con la otra. —Gusto en conocerte, Sean —dijo—. Tu novia es una de las mejores bailarinas con las cuales he tenido el placer de trabajar. —Jake está en Grease ―explicó Brynn. Presentó a Gia y a Ethan—. El es Danny, por supuesto ―dijo brynn sarcásticamente mientras lo empujaba. Mi corazón se detuvo, al verla coquetear con él. —Y ella debería de ser Sandy —nos dijo Jake—. Ella realmente lo merecía, todavía, pero como le dije, sólo porque no consiguió el protagónico, no quiere decir que no sea la mejor ―le dio un abrazo—. Gusto en conocerlos a todos ―dijo antes de girarse hacia Brynn—. Te veo el lunes en la mañana. Le di a Brynn su cerveza, sintiéndome un poco decaído. Gia y Ethan gritaron a una canción que Hank había empezado que les gustaba mucho. —¿Estás bien? —preguntó Brynn.

—Sí. —¿Quieres bailar? —No realmente ―no podía soportar el pensamiento de cómo bailaba yo comparado con Jake. Brynn bailó sola mientras yo estaba junto a ella, poniendo mala cara. Incluso se giró hacia mí un par de veces, intentando que me uniera a ella, pero sabía que se lo me vería como un idiota, así que sonreí y sacudí la cabeza. Miré a Ethan y Gia. No podían bailar, no como Brynn y Jake, pero se veían grandiosos mientras se movían y reían juntos mientras cantaban las líricas. Alguien me tocó en el hombro y cuando me giré, Jake estaba allí. —Oye, Sean, pensé que querrías bailar con tu chica, pero ya que no, ¿te importaría? ―su cara estaba tan emocionada con la de Brynn cuando se giró y lo vio con su mano extendida. Me miró para una respuesta. ¿Qué podía decir? Quería que bailara con ella y no quise. Asentí. Sonrió y me besó en la mejilla mientras me daba su cerveza. El tomó su mano y la llevó de regreso con el grupo con el que estaba. Todos bailaban muy bien, pero no tanto como ellos dos. Bailaron hasta que comenzó una balada y miré como Brynn se despedía. Parecía como un gran grupo de maigos, nada más, ¿así que por qué estaba tan celoso? Brynn estaba sin aliento cuando regresó y tomó su cerveza. Le dio un par de tragos sensuales. —¿Quieres bailar conmigo estaba canción lenta? ―preguntó con una sonrisa y las cejas levantadas. —Si no bailo, ¿vas a volver corriendo con Jake? ―tan pronto como esas palabras dejaron mis labios, supe que eran injustas. Miró el escenario, lastimada. La alcancé, pero se giró y me fulminó con la mirada. ―No lo decía en serio ―dije—. Ni siquiera sé por qué lo dije. Lo siento ―estaba siendo un escandaloso novio y no sabía por qué. —Deberías de estarlo ―dijo. Volvió su atención al escenario, en donde la mantuvo por el resto del espectáculo. No se movió y bebió de su cerveza. Sólo observó, inexpresiva. Era por mí y por mi celos infundados e infantiles. Me aliviaba que el espectáculo casi terminase. No podía soportar verla tan triste. —Eso fue genial ―dijo mientras caminaba hacia nosotros. —Sí, lo fue ―le dijo Brynn a ella y a Ethan con una gran sonrisa, no queriendo arruinar su diversión. Ella era mucho más madura que yo. Nos dirigimos a la limo y tomé la mano de Brynn. No me agarró pero tampoco se apartó. Todos entramos y tratamos de decir a dónde dirigirnos. Le preguntamos al chofer si no le importaría solo dar vueltas por un rato. Bebimos champán y

hablamos del fin de semana. Le dije a Ethan y Gia que quería llevarlos a la tirolesa al día siguiente y estuvieron de acuerdo. —¿No es ese lugar a dónde fuiste en tu primera cita? ―preguntó Gia. —Bueno, la segunda, en realidad, pero sí, casi lo mismo ―dijo Brynn—. Es grandioso, les encantará. —¿Vas a venir, verdad? ―le preguntó Gia. —No lo creo. Estoy fuera ―se rio—. Pero tal vez pueda encontrarme con ustedes cuando regresen, antes de irme a trabajar. —Te encanta la tirolesa ―dije, mientras trataba de leerla. No estaba mostrando nada. —Sí, me encantaba, quiero decir, me encanta. Sólo que esta vez no tengo ganas ―sonrió a Ethan y Gia antes de mirar por la ventana. Mi corazón se hundió. Ellos dos me miraron. Decidimos dar por terminada la noche para poder subir la colina temprano por la mañana. Queríamos asegurarnos de regresar a tiempo para tener una buena cena con Brynn antes de que se fuera a trabajar. —Puede dejarme en los apartamentos Parkside primero ―le dijo Brynn al conductor—. Ya que estamos en este lado del pueblo. ―No estaba feliz por eso, pero me dijo antes que estaría en su propia cama para el final de la noche, sola, y que eso es lo que iba a hacer. Era tan exasperante a veces. Me salí del auto para encaminarla aunque me dijo que no era necesario. No quería hablarme pero no me importaba. Tomé su mano pero tan pronto como entramos al edificio la apartó y corrió hacia las escaleras. La seguí. —Brynn ―comencé. Rápidamente se giró y se plantó en mi cara. —No ―dijo—. No comiences siquiera. No estoy se humor para tu mierda. — Nunca la había visto enojada. Me sorprendió. —Brynn —intenté de nuevo. —Sean, te estoy advirtiendo. Si no te giras y te vas de aquí, no te va a gustar lo que te doy a decir. Sólo vete y hablaremos el lunes después de tener tiempo para pensar —estaba más calmada, pero sabía que hablaba en serio cuando decía que no quería escuchar lo que quería decir. —De acuerdo. Lo siento, por todo. No sé qué pasa conmigo. Gracias por querer todavía hablar conmigo el lunes. Te veré cuando regresemos mañana —la besé en la mejilla y miré mientras abría y entraba.

—¿Qué demonios está mal contigo? —gritó Gia cuando entré a la limo. —No lo sé —dije. —Ya tuvo suficiente de tu mierda y no la culpo. Te comportas como un idiota a veces. ¿Tratas de que te deje? Porque parece que sí —Gia estaba enojada. —¿Por qué estás tan enojada? —pregunté. —Porque es mi amiga y se le está rompiendo el corazón. Sean, se supone que eres mi mejor amigo y te quiero, ¿por qué te comportas como un completo imbécil? —ella y Ethan estaban esperando pacientemente una respuesta. —No lo sé. Necesito averiguarlo. La amo —mis ojos se agrandaron y mi corazón latió mientras me daba cuenta de lo que había dicho en voz alta. Gia ajdeó y ella y Ethan sonrieron. —Bueno, ahí tienes ―dijo Ethan—. El amor nos hace hacer cosas locas. Necesitas averiguar por qué te asusta tanto estar enamorado y superarlo, como te dije antes. —Necesitas decirle que la amas ―dijo Gia. El pensarlo me hizo sudar. —No está lista ―murmuré. —Sí, está lista ―dijo Gia mientras tomaba mi mano—. Está esperándote, tontito. ―La miré y luego a Ethan. Ambos estaban sonriendo como padres orgullosos de que su pequeño hijo resolvió su primer enigma. ¿Realmente me estaba esperando? Para nada. Ella era la que necesitaba ir lento; incluso Gia me había dicho eso. Estaba en modo pausa debido a Brynn, no por mí.

Cuando llegué a casa, le mandé un mensaje a Brynn.

La tirolesa no será lo mismo sin ti. Llama si cambias de opinión. No tuve una respuesta. Me bañé y comí algo antes de mandar un mensaje otra vez.

Te extraño. Desearía que estuvieras aquí. Lo siento.

Era realmente patético. No sabía qué decirle a la mujer que amaba para que me hablara. Puse una película y comí Ben & Jerry’s. No podía concentrarme y no sabía qué hacer. Me fui a la cama. Di vueltas mientras reproducía los eventos de los últimos días en mi mente. Había sido un idiota, Gia tenía razón. ¿Pero por qué? Pensé en ello hasta las 3:30 am, antes de quedarme dormido.

CAPÍTULO CATORCE Traducido por Tessa_ Corregido por LimonSalvaje

―Jesús, te ves como la mierda ―dijo Ethan cuando me reuní con ellos en el hotel para desayunar. ―Sí, gracias. Fue una larga noche. No quiero hablar de Brynn hoy. Sólo quiero llevarlos a uno de mis lugares favoritos y disfrutarlo. ―Era la única forma de que pudiera pasar por esto. ―Vale. ―Concordaron. Tuvimos un desayuno agradable y un buen paseo subiendo la montaña. Pensé en Brynn en todo el camino, por supuesto. Mientras vi a Ethan y Gia juntos, me sentí feliz por ellos, no celoso de lo que tenían. Cuando llegué a la tercera plataforma, sonreí. Cuando nos detuvimos y nadamos en la cascada, di una pequeña caminata y me senté al sol donde Brynn y yo habíamos estado aquella primera vez. Mientras estaba sentado allí solo, me vine abajo. Habíamos pasado tantos momentos geniales juntos y todos ellos me golpearon de una vez. No podía perderla. Tenía que pelear por ella. Tenía que mostrarle lo que sentía por ella. Tan pronto bajamos la montaña, Gia llamó a Brynn e hicieron planes para comer pizza juntas antes de que Brynn se fuera al trabajo. No podía esperar para verla. Cuando nos estacionamos en su edificio, ella estaba afuera esperando. Me molestó no tener ese momento a solas con ella en la puerta. Se subió al asiento trasero con Gia e inmediatamente olí su esencia a vainilla. ―Oye, Brynn. ¿Qué tal tu día? ―Pregunté. ―Bien, gracias. ¿Qué tal el de ustedes? ―Miró a Gia. Gia le contó todo mientras yo conducía hacia la pizzería. Estuve mirando por el espejo retrovisor pero Brynn mantuvo toda su atención centrada en Gia. Parecía feliz de venir y se veía hermosa en sus pantalones cortos, camiseta blanca y sandalias. Nos sentamos en una cabina y aproveché para sentarme tan cerca de Brynn que nos tocábamos cada vez que uno de los dos se movía. Hablamos, reímos y pasamos un buen momento, pero no era lo mismo entre Brynn y yo. Ella no me ignoraba completamente, pero no me hablaba directamente a menos que le hiciera una pregunta directa. Me estaba ignorando.

La cena terminó demasiado pronto y temía hablar con Brynn de regreso a su casa. ―¿Necesitas un aventón a tu trabajo? ―Pregunté esperanzado. ―No. María va a conducir esta noche. ―Irás al aeropuerto mañana, ¿verdad? ―Preguntó Gia. ―Tengo ensayo a primera hora de la mañana ―dijo. Gia le hizo una cara triste―. Pero, sí, iré al aeropuerto si quieres. ―Cedió. Mi corazón saltó. ―Te recogeremos a la una ―le dije mientras ella saltaba fuera del Tahoe―. Que tengas una buena noche en el trabajo. ―Ella sonrió y se despidió antes de desaparecer dentro de su edificio. ―Eso no estuvo bien ―me dijo Ethan. ―Dime algo que no sepa ―dije. ―No te preocupes ―dijo Gia―. Lo resolverán mañana, después que nos vayamos. Es por eso que insistí en que fuera con nosotros al aeropuerto. Eso les dará un poco de tiempo a solas. ¡No lo jodas! ―Me golpeó en la parte trasera de la cabeza. ―¡Oye! Aprecio el gesto, pero pude haberlo hecho sin el maltrato ―dije. ―Lo digo en serio, Sean, ¡no lo jodas! ―Repitió. Ethan se rió. Los dejé en el hotel, donde iban a disfrutar una noche romántica juntos en el jacuzzi. Me dirigí a casa. Era otra larga noche solitaria para mí.

Ethan, Gia y yo desayunamos juntos y luego hicimos unas pequeñas compras antes de recoger a Brynn. Nuevamente, estaba esperando afuera cuando aparqué. Se veía cansada cuando se subió al asiento del copiloto, al que Ethan muy generosamente renunció por ella. ―Hola, hermosa ―le dije mientras me inclinaba y la daba un beso en la mejilla. ―Hola a todos. ―Sonrió hacia el asiento trasero. El trayecto al aeropuerto era corto y agradecí que así fuera mientras escuchaba su conversación sobre quién era mejor bailarín, Channing Tatum en Step Up, o Channing Tatum en Magic Mike. Parecían estar inclinándose hacia este último, dado que se quitó más ropa. Ethan y yo sólo negamos con la cabeza.

―Realmente queremos venir a ver tu show ―Ethan le dijo a Brynn mientras le daba un abrazo de despedida―. ¡No te olvides de limpiar tu horario para la boda! Él me abrazó y me dijo que cuidara de ella. Esperaba que ella me lo permitiera Gia y Brynn se abrazaron durante un largo rato. Me calentó el corazón que ellas se hubieran hecho más cercanas durante el fin de semana. Ethan y Gia realmente la apoyaban y estaban orgullosos de ella, y se lo demostraron muy bien. Me abracé a Gia por un momento. Siempre era difícil despedirme de ella y sabía que ella también lo odiaba. ―Cuida de ella ―me susurró. Asentí. ―Te quiero ―le dije. ―También te quiero ―dijo. Observé mientras entraban a seguridad y cuando me volví hacia Brynn, ella se había ido. Mi corazón se aceleró mientras miraba a todos lados. La vi saliendo por la puerta, dirigiéndose al Tahoe. Corrí para alcanzarla y finalmente lo hice en el estacionamiento.

CAPÍTULO QUINCE Traducido por Maru y Aoi Corregido por Mass_

―Eres rápida ―le dije mientras aceleraba para caminar a su lado. ―Sí ―dijo ella―. No podía verte ridiculizarte de nuevo, por lo que decidí salvarme e ir al estacionamiento. ―¿Cómo estaba ridiculizándome? ―Sentía curiosidad. Desbloqué y abrí su puerta. Ella saltó adentro y la cerró. ―¿Cómo te sientes respecto a Gia? ―Preguntó ella. Arranqué el Tahoe y salí marcha atrás del lugar. ―Es mi mejor amiga. La quiero. ―Brynn sabía eso. ―¿Cómo te sientes respecto a mí? ―Preguntó ella. ―¿Qué quieres decir? Sabes cómo me siento respecto a ti. ―Traté de tomar su mano pero se negó. ―¡No! ¡No lo sé! ¡Dime! ―gritó ella. Me sobresaltó. Nunca la había escuchado gritar. ―Eres la persona más importante en mi vida ―dije. ―¿Qué quiere decir eso? ¿Crees que no puedo ver los sentimientos que tienes por Gia? ¿La forma en que la miras y saltas de alegría cada vez que llama o escribe? ―Ella sacudió su cabeza mientras miraba hacia afuera por la ventana―. Cuando te necesita, dejas todo. Cuando estábamos en la Puesta del Sol y dijiste que Ethan era afortunado porque ella lo amaba… ¿cómo crees que eso me hizo sentir? ―Se dio vuelta y me miró. Sus ojos estaban cansados, tristes y lastimados. »―Creí que te estabas enamorando de mí ―continuó ella mientras miraba hacia abajo a sus manos―, creí que podía hacerte olvidarla. Sabía que ella estaba irremediablemente enamorada de Ethan y supuse que tú entrarías en razón. Simplemente estoy agotada de siempre ser la segunda opción. Me merezco ser la primera opción de alguien. ¿No te di lo suficiente para ganarme eso? ―Me miró. Mi corazón se estaba rompiendo por sus palabras y lo que ella pensaba que era verdad.

―Brynn, sí me enamore de ti. Eres mi primera opción. Sí, tú me diste… ―¡Te di todo de mí! ―Me interrumpió―. Fui abierta y honesta. Compartí cosas privadas contigo. Cosas que nunca he compartido con nadie. No puedes darme lo que merezco. Estás guardando eso para alguien que no puedes tener. Estás asustado. Eres un cobarde. Eres egoísta y rompiste mi corazón. Confié en ti y te amé. ―Lágrimas corrían por sus mejillas. Frené en mi casa y corrí a abrir su puerta. ―Brynn, ven adentro así podemos hablar de esto. Por favor, yo no me siento así. ―Traté de sujetarla pero ella solo me empujó. ―¿Qué vas a hacer? ―preguntó ella―. ¿Ir a la boda y oponerte? ¿Decirle a Gia cómo has estado obsesionado con ella? Bueno, no tienes que temer perderla, Sean, porque no puedes perder a alguien que nunca tuviste. A mí, por el contrario, me tenías. Me tuviste desde esa tercera plataforma en la tirolesa y ahora, me perdiste. Todo lo que quería era ser tú chica, como dijiste que era. Nunca había sido la chica de nadie. ―Ella me empujó lejos de ella, fuerte. Caminó hacia la calle, levantó su mano, y estaba en un taxi en dos segundos. Estaba asombrado. ¿De dónde mierda había salido todo eso? Ella me tenía mal por completo. Ella exageró por completo sobre Gia. Corrí a mi departamento y me tiré en el sillón. ¿Cómo era posible que ella creyera todo eso? Necesitaba darle algún tiempo para pensar. Ella se daría cuenta de que siempre había sido mi primera opción, obviamente. Sabía que nunca tuve oportunidad con Gia. Sabía que ella y Ethan pertenecían juntos. Sí, me había preguntado qué podría haber pasado si hubiese hecho una jugada con ella mientras habían cortado, ¿pero entonces qué? ¡La gente se preguntaba sobre los “y si” todo el tiempo! No era como si estuviera obsesionado con ella… ¿no? Nunca había visto a Brynn así. Ella nunca había levantado la voz o llorado. ¡Dios mío! Dijo que me amaba. Dijo que le rompí el corazón. Dijo que la tenía, pero que la perdí. ¡No! No podía perderla. La llamé y me atendió el contestador. ―Brynn, sé que estás molesta y no quieres hablar conmigo ahora mismo, pero tienes que darme una oportunidad para defenderme a mí mismo contra las cosas de las que me acabas de acusar. Por favor, llámame de vuelta. Se suponía que hablaríamos de todo esto hoy. Por favor, solo danos una oportunidad. No sabía si llamaría, pero estaba rezando por que lo hiciera. No podía creer que en verdad se sintiera de la forma en que dijo. Todo era un gran malentendido. Era alguna clase de cosa celosa que tenía por lo cercano que era con Gia. Sabía que ella no estaba lista para una relación seria. Decidí estudiar para un gran examen que tenía pronto. Me senté en el bar en la cocina con todas mis notas y libros. Tuve que leer cada párrafo tres o cuatro veces e incluso entonces, no lo entendía. No podía concentrarme. Solo podía pensar en Brynn. La llamé de nuevo.

―Brynn, estoy preocupado por ti. ¿Podrías llamarme por favor? Todo esto es un gran malentendido y necesito hablarte sobre eso. Sé que puedo hacerte ver la verdad. Puse una película y yací en el sillón. No podía sacarme la imagen de Brynn llorando de la cabeza. Ella debía haber estado realmente herida para permitirse llorar. ¡Mierda! Deje mi departamento sin apagar nada. Aceleré a través de la ciudad al edificio de su departamento y golpeé en su puerta. ―Brynn. ―Apoyé mi cabeza contra su puerta―. Por favor abre la puerta. Necesito hablarte. ―Golpeé de nuevo, y de nuevo. Empuje mi cabeza más fuerte contra la puerta. No podía escuchar nada viniendo de adentro―. Brynn, por favor ―Supliqué. Cuando volví a casa traté de estudiar de nuevo pero no pude. No sabía dónde estaba ella o qué estaba sintiendo. ¿Todavía estaba llorando? ¿Estaba sola? ¿Estaba bien? Estaba enloqueciendo. Estaba perdido. Me desperté en la cama, sin recordar siquiera haber ido ahí. Agarré mi teléfono pero no tenía ninguna llamada perdida. Había un mensaje, pero era de Gia haciéndome saber que habían llegado a casa bien. Me bañé y traté de desayunar algo. Llamé a Brynn antes de ir a la escuela. ―Buenos días, Brynn. Estoy enloqueciendo sin saber si estás bien. Lo siento mucho por todo. Todavía pienso que lo podemos solucionar si me dieras una oportunidad. Por favor llámame. La escuela fue una tortura. Miré el reloj y mi teléfono todo el día. Cada segundo que pasaba sin una palabra de ella era doloroso. No tomé ninguna nota ni escuché ninguna palabra que fuera dicha. Estuve melancólico de un salón al próximo, preguntándome qué estaba haciendo ahí siquiera. Fui directo al apartamento de Brynn desde la escuela y tuve una repetición del día anterior. Golpeé y la llamé, pero nadie contestó. No sabía si estaba en casa o no. Era martes, por lo que sabía que tenía la noche libre. Me senté en frente de su puerta por varias horas. Gente pasaba de vez en cuando, pero no Brynn. Cuando llegué a casa, le deje otro mensaje a Brynn rogándole que me llamara antes de irme a la cama. El resto de la semana pasó más o menos igual. Para el viernes, estaba perdiendo la cabeza. Había decidido que la iba a ver durante el fin de semana sin importar qué. Si tenía que acampar afuera de su departamento o de Sashay, entonces así sería. Estacioné en Sashay a las siete y media de la noche del viernes. Sabía que ella empezaba a las ocho y no me quería arriesgar a perderla. A las nueve y media todavía no la había visto. ¡Al carajo! Entré. Me senté en una de las sillas a lo largo del escenario y me tomé una cerveza. Ella no bailo durante ese tiempo y tampoco

la vi en el piso. Después de una hora, me dirigí a la ventana enrejada para comprar un baile privado. ―Lo siento, Ángel no está trabajando esta noche ―dijo la señorita―. Estoy segura de que una de las otras chicas se podría ocupar de ti. ¿Qué tal Candy? ―¿Dónde está Ángel? ―Exigí. Los ojos de la señorita se agrandaron. ―Ella no está aquí. ―Le asintió a alguien. ―¿Dónde está? ―grité mientras aporré mi puño en el mostrador. Un gran tipo rudo me tiró afuera. ¡Mierda! Fui a su departamento. No había ninguna luz encendida y nadie atendió la puerta. Me senté ahí, hundido en frente de su puerta como un vagabundo hasta medianoche. Manejé a casa y la llamé. ―Brynn, por favor. Ya casi ha sido una semana. ―Me ahogué diciendo su nombre. No deje mi departamento por el resto del fin de semana. La llamé dos veces al día, una vez a la mañana y una vez a la noche. Rogué e imploré, pero ella nunca respondió. Me fui para la escuela temprano en la mañana del lunes así podría pasar por el estudio donde ella había practicado antes. Solo había dos autos en el estacionamiento y el cartel en la puerta decía que no abrían hasta las diez, por lo que colgué mi cabeza y me fui a la escuela.

Las próximas tres semanas pasaron más o menos igual. Llamé a Brynn dos veces al día, todos los días. Algunos días la buscaba, algunos días no. Estaba deprimido, para decir lo mínimo. Había empezado a ver al Dr. Miller todos los otros días. Estábamos trabajando en algunas cosas, pero estaba yendo lento. Mi trabajo escolar era una porquería y por poco había aprobado mis últimos dos exámenes. Llegué a casa del colegio en el viernes antes de las vacaciones por el Día de Acción de Gracias para encontrar una carta que alguien había deslizado debajo de mi puerta. La levanté y mi corazón latió más rápido. Lágrimas rodaron por mis mejillas mientras la sostuve y olí la vainilla. La sostuve contra mi pecho por el tiempo más largo, sin saber si quería leer las palabras dentro. Tomé una respiración profunda y la abrí cuidadosamente.

Sean, Por favor perdóname por alejarme de ti ese día y nunca mirar atrás. Era la única forma en que podía continuar con lo que tenía que hacer para mí misma.

Realmente creí, y todavía lo hago, todo lo que te dije ese día. Vi las señales temprano y debí haber confiado en que fueran reales, pero mis sentimientos por ti y tu seguridad de que sentías lo mismo por mí, me hicieron esperar por más tiempo. Lo siento por eso. Ha pasado más de un mes ahora, Sean, y tengo que pedirte que pares de llamarme y tratar de contactarme. Lo estás haciendo difícil para mí para avanzar y tener la felicidad que merezco. Conocí a alguien y tú también necesitas avanzar. Te deseo todo lo mejor y espero que encuentres toda la felicidad. Brynn. ―¡No! ―grité. Releí la carta. La olí. La releí. Lloré mientras me deslizaba hacia abajo contra la pared en mi cocina y me caí en el piso en un montón. Tomé mi teléfono y la llamé. ―No pararé hasta que hables conmigo, cara a cara. Él nunca puede sentir por ti como lo hago yo. ¡No pararé! Estaba devastado. Me senté por las siguientes dos horas y repasé cada palabra que había escrito. Tenía que verla. No me importaba una mierda que hubiera conocido a alguien. No había forma en el mundo de que él la amara tanto como yo. Me duché y me dirigí a Sashay. Me mantuve callado mientras entré, esperando que nadie me reconociera como el chico loco en el mostrador exigiendo saber dónde estaba Ángel. Tomé asiento en el bar a lo largo del escenario y mantuve mi cabeza baja. Estaba por mi tercera cerveza cuando el anunciador dijo su nombre. La anticipación de verla me hizo débil en las rodillas y duro en el pecho. Tomé un par de largas respiraciones antes de mirar al escenario. La música comenzó y las tres chicas con sus espaldas a nosotros chasquearon sus dedos al ritmo de la melodía. Sabía exactamente cuál era la que estaba ahí para ver y no saqué mis ojos de ella. Las tres estaban en total sincronía entre sí y con la música mientras sonaba. Se dieron vuelta hacia la multitud y giraron sus cabezas mientras articulaban las palabras. Leí los libros de Brynn, “Te quiero esta noche, te quiero conmigo, hazme culpable de amor en el primer grado”, entonces todas ellas tocaron la batería en el aire en perfecta sincronía. Casi me desmayo. Bailaron hacia el caño y Brynn le dio a la multitud un placentero show en él cuando llego ahí. Las otras dos bailaron a cada lado de ella mientras Brynn fue al piso y rodó y se retorció mientras articulaba la letra. “Tómame en tus brazos, llévame a través de la noche, llévame a tu corazón, sacúdeme esta noche”. Mientras ella giraba su cabeza a un lado seductoramente, sus ojos me encontraron. Ella jadeó visiblemente, pero encontró su compostura y continuó con convicción más ardiente.

Continuó duro. Estaba enojada y herida. Estaba molesta. Saltó en la falda del chico que estaba sentado al lado mío y lo montó mientras en verdad cantaba la letra. Me miró de reojo con fuego en sus ojos, mientras se mecía contra él, su pierna rozó la mía. Ella agarró el frente de la camisa de él con sus puños mientras le gritaba “llévame a tu corazón, cógeme esta noche.” Salté, asombrándola para detenerla mientras levantaba mis manos. No quería que continuara completando la fantasía del tipo por mi culpa. El de seguridad agarró a Brynn alrededor de la cintura y la sacó de la falda del chico. ―¡Ángel, es suficiente! ―dijo él. Ella me fulminó con la mirada a través de ojos heridos y llorosos, antes de que él la llevara de vuelta a su habitación. Ella pateó y gritó por un minuto, pero después quedo floja en sus brazos. Los seguí. Tenía que hacerlo, era lo más cerca que había estado de ella en más de un mes y tenía que hablar con ella. ―Oye, Sean, esa no es una buena idea. ―María me detuvo, me dio vuelta, y me dirigió de vuelta a la puerta principal antes de que siquiera la reconociera. ―Tengo que ―dije―. Necesito hablar con ella. ―No ahora. ―Me empujó afuera de la puerta delantera y alrededor de la esquina―. Tienes que alejarte. Vas a hacer que la despidan, ¿eso es lo que quieres? ―No. ―Sacudí mi cabeza―. María, tienes que ayudarme. Estoy perdido sin ella. Tengo que hablar con ella. Esta es la primera vez que la veo en un mes. Ni siquiera sabía si estaba bien. ―Me sequé una lágrima de mi mejilla. Estaba desesperado. María suspiró y miró alrededor. ―Ella se ha estado quedando conmigo. Siempre me voy a asegurar de que esté bien. Ella cambio su horario entero para poder tomar el papel principal en Grease, y para ser honesta, no creo que tenga un segundo de más para ti ahora mismo. ―¿Obtuvo el papel principal? ―Susurré. ―Aww, mierda ―dijo ella―. No escuchaste eso de mí, pero sí, y está pateándole el trasero tratar de acomodar todo en su vida. No ayuda que la llames dos veces al día. Ella está tratando de superarte. ―Ella no estaba endulzando nada. ―Muchas gracias, María, por hablar conmigo. Sé que lo arruiné con ella pero no me puedo alejar y actuar como si los últimos cuatro meses nunca hubieran pasado. Ella tiene que enfrentarme tarde o temprano y le demostraré cuánto lo siento. ―No había forma de que diera marcha atrás. ―Eres persistente, te concederé eso. ―Sacudió la cabeza―. Pero en realidad la estás hiriendo más por ser un recordador diario de su dolor. Ella está luchando, Sean. ¿Eso es lo que quieres? ―¡María! ―gritó algún tipo desde la puerta delantera.

―¡Mierda! Me tengo que ir. ―Se fue. Me metí al auto y me dirigí a casa. Así no era como quiera que pasara la noche, pero estaba aliviado porque Brynn estaba bien y se estaba quedando con una amiga. Sonreí ante el pensamiento de ella consiguiendo el papel principal en Grease. Me pregunté qué había pasado con la otra chica. Me imaginé a Brynn superándola al bailar en frente de una multitud de personas, probando su talento sin igual. Me ahogué. Era la primera vez que había sonreído en un tiempo. Estaba realmente orgulloso de mi chica. Hice mi llamada nocturna cuando llegué a casa. ―Brynn, por favor no te enojes conmigo por irte a ver esta noche. Lucías tan hermosa como siempre. Te extraño. Me sentí culpable mientras pensé sobre lo que había dicho María sobre mí hiriendo a Brynn por ser un recuerdo diario de su dolor. Quizá si fuera un recuerdo diario de cuán increíble era ella, ella tendría más ganas de comunicarse conmigo. Solo quizás. El día siguiente fui al teatro y compré una entrada para Grease. No empezaba hasta el primero de Diciembre, pero estaba listo. También mandé un gran arreglo florar para Ángel en Sashay. Todo lo que escribí en la tarjeta fue “Mi chica”. Me senté en casa el resto del fin de semana y evité llamadas de Gia y mi mamá. Ni siquiera le había dicho a Gia sobre Brynn y yo. Mentía cuando preguntaba sobre Brynn, diciéndole que había estado realmente ocupada y que me aseguraría de que la llamara. No podía soportar decirle a nadie lo que Brynn me había dicho ese día cuando dejamos el aeropuerto. No podía soportar decir las palabras. Entonces tendría que enfrentar la verdad y no podía. Finalmente devolví la llamada de mi mamá la tarde del domingo, asegurándole que estaría ahí para el día de acción de gracias el jueves. El pensamiento de otras vacaciones solo era casi demasiado pero hice un buen trabajo de esconderlo de ella. Mi familia no sabía nada sobre mi relación con Brynn, así que por lo menos no tenía que explicar eso. Cuando me encontré con el doctor Miller en la mañana del jueves, no tenía la menor idea de cuán grande iba a ser para mí. Esto pondría a prueba cuánta esperanza aún había dejado para una vida con Brynn. Mostraría la verdad que, inconscientemente, había estado escondiendo del mundo dentro de mí. Habíamos estado trabajando en mis sentimientos hacia Gia. El doctor Miller había sido firme sobre eso en semanas. Habíamos trabajado sobre los mismos asuntos una y otra vez. Ella era mi mejor amiga y la amaba. Me había devuelto lo que yo había perdido tiempo atrás, cuando perdí a Gretchen. Ella era muy parecida a Gretchen, sexy, dominante y bocazas. No pude entender lo que él veía, cuando la miraba... hasta ese día. El camino a casa era agridulce. Pasé negando lo que era evidente a los ojos del doctor Miller y de Brynn por casi un mes. Si, era verdad que amaba a

Gia, era verdad que yo dejaba todo a un lado cuando ella me llamaba, y por mucho que deteste aceptarlo, la puse primero a ella, antes que a Brynn. Gia era una segunda oportunidad para mí. Desde el primer instante que la vi en el hotel, me obsesioné, era verdad, pero no en la manera que Brynn pensaba. Estaba obsesionado en ayudarla, protegerla y pasar tiempo con ella, de una manera en que aliviara algo de la culpa que aún llevaba por no poder hacer ninguna de ésas cosas para Gretchen. Cuando perdí a Gretchen, estaba agobiado por el sentimiento de estar perdiendo el control. Es muy común perder a alguien en una fracción de segundo y no tener tiempo ni para decir adiós. Después de años que fui cayendo en espiral, pude salir de nuevo a la superficie con la terapia intensiva, enfrente y superé todos esos sentimientos que tenía fuera de control. Cuando ayude a Gia a tomar control de su vida, me llene de un sentimiento reconfortador tan intenso que me sentí instintivamente protector y más cerca de ella. No estaba enamorado de Gia. Estaba enamorado de la manera en que ella me hacía sentir completo de nuevo. No podía creer que Brynn me lo había echado en cara y aun así no pude verlo. Pensé en todas ésas veces que dejé a Brynn a un lado cuando se trataba de Gia y me sentí avergonzado. La única idea que me mantenía cuerdo era que sabía que no lo había hecho intencionalmente. Llamé a Brynn cuando llegué a casa. ―Brynn tenías razón en cuanto a Gia. Lo siento tanto. Puse sus necesidades ante las tuyas en tantas ocasiones. Ahora entiendo por qué te sentiste de esa manera. Me gustaría hablar contigo sobre esto, pero sé que no me devolverás la llamada, y no te culpo de ello. Quiero que sepas que tú fuiste siempre mi primera opción y lo sigues siendo. Hay tanto de Gretchen y de Gia que me di cuenta hoy con el doctor Miller. Es impresionante cuanto aprendí de mí mismo cuando me calle y escuché. Lo siento tanto por todas ésas veces que no me calle y no te escuché, y te decepcioné. ―Me bañe, comí y luego llamé a Gia. Había estado evitándola demasiado tiempo y ahora que comprendí lo que realmente ella era para mí, tenía que enfrentarlo. ―Ya era hora de que llamaras ―me dijo―. ¡Había empezado a creer que caíste en coma o algo así! ―Lo siento ha sido un mes duro. ―Sean, qué pasa. ―Se encontraba preocupada. ―Después de que tú y Ethan se marcharon, Brynn rompió conmigo. No he hablado con ella desde entonces. ―Oí a Gia dar un grito ahogado. Mi corazón pesaba. ―Pero tú me dijiste que ella estaba bien y que estaba ocupada cuando te pregunté por ella. ―Mentí. He estado todo este tiempo tratando de traerla de vuelta. No quería aceptar el hecho de que ella realmente había terminado conmigo. Al final creo que sí lo hizo ―decir esas palabras me mataba.

―Y ¿ahora? ―Ahora no sé, espero tener aún una oportunidad. Aún no me he dado por vencido. Pero hoy me he dado cuenta que varias cosas que le había estado haciendo no fueron muy lindas. No la merezco. Ella es tan pura y dulce. Yo la herí. ―Me sentía como escoria. Era doloroso enfrentarlo. ―Entiendo que has estado viendo al doctor Miller. ―Sí, ¿sabías que tenía una extraña obsesión contigo? ―Tenía que hablar de eso con ella. Tenía que dejarlo en el pasado. ―Sí ―pude escucharla sonreír―. Gracias al cielo que estás trabajando en esto, Sean. ¿Recuerdas la conversación que tuvimos cuando viniste a visitarme? ¿En la que te dije que sólo estabas asustado, y que tú sabrías como te sentirías sobre mí, cuando te enamoraras de alguien más? ―Lo recuerdo ―le dije aunque la verdad lo había olvidado ya que no tenía sentido para mí en ese tiempo y creía que ella se equivocaba. ―¿Estaba en lo correcto? ―Me preguntó. ―Sí, exacto. Yo nunca quise una relación romántica contigo, Gia, yo solo... te quería. ¿Tiene eso sentido alguno? ―Sonaba estúpido. ―Realmente, lo tiene. Tú querías todo lo que yo representaba. Todas las cosas que yo probaba que aún existían, las cosas que compartía con Gretchen. Yo incluso te recordaba a ella. Era la manera perfecta de ayudarnos mutuamente, pero tú no estabas exactamente listo para enamorarte de nuevo, ¿no es así? No estabas listo para Brynn cuando ella lanzo su flecha justo a tu corazón. Tú aun te encontrabas en la tierra lalala. Lejos de darte cuenta que aun podías tenerlo todo de regreso, pero con el miedo de volverlo a perder. ―Ella lo sabía. Me había intentado prevenir pero yo estaba en negación. ―Exacto ―dije―. Siento mucho lo que te hice. Estaba confundido por la manera en que me sentía hacia ti que no podía ver correctamente. Yo sí te quiero, Gia, y mucho. Eres mucho más que una hermana para mí, eres mi alma gemela, solo que no del tipo que Brynn lo es. Estoy tan enamorado de ella. Es todo lo que necesito, y más. ¿Qué voy a hacer, Gia? No puedo perderla. ―Lloré en silencio mientras mi corazón ardía. ―Haré todo lo que pueda para ayudarte, Sean. Cuéntame todo. ―Le conté sobre la ruptura y todo lo que Brynn me había dicho. Le hablé de las llamadas telefónicas, los viajes a su apartamento y de Sashay. Le conté todo lo que recordaba del último mes. ―Sean, ¿le has dicho siquiera que la amas? ―Estaba enojada. ―No, no quería asustarla.

―¡Jesucristo! ¿Qué mierda está mal contigo? Ella prácticamente te rogó para que le dijeras cómo te sentías, y ¿tú te das vuelta y me dices que me amas justo en su cara? ¡Joder, probablemente me odie! ―Suspiró fuertemente, molesta―. Bien, me gusta lo que has estado haciendo, pero como ha pasado un mes tal vez querrías apresurarte un poco. Pienso que tendrá alguna reacción sobre el mensaje que le dejaste hoy. Al menos pensará que has estado trabajando para volverte una mejor persona y que al fin te diste cuenta de tus sentimientos hacia mí. Déjala pensar en ello un día o dos. No la llames. Espera a ver qué pasa. Cuando terminé de hablar con Gia me sentí un poco mejor. Al menos limpié todo con ella y me dijo que iba a intentar llamar a Brynn. Sabía que Brynn no había estado en contacto con ella y era poco probable que le contestara, pero al menos era un intento. Descansé por el resto de la noche y al día siguiente. Cuando desperté la mañana del día de Gracias llamé a Brynn por primera vez desde el mensaje que le dejé de Gia. Me quedé en shock después de oír que luego de tres largos pitidos escuche: ―Lo sentimos, el número que marcó esta temporalmente desconectado o ya no se encuentra en servicio... ―Cerré y volví a marcar. La misma grabación, ¡Mierda! Brynn ya no quería tener que ver nada conmigo. Ya no quería ningún mensaje más de mí. Ni siquiera podría desearle un feliz Día de Gracias. Pasar el día con mis padres fue lo que evito que perdiera la cordura. Hice un gran trabajo escondiendo mi corazón roto de ellos. La última cosa que quería hacer era hablar de ello y arruinar de esa manera un día perfecto con mi familia.

Yo era un manojo de nervios esa noche. Se creería que era yo el que ésa noche tendría su gran debut. Le envié un enorme boquete de flores a Brynn al teatro con una nota que decía simplemente: Felicidades. Llegué al lugar dos horas antes y empecé a vagar por los alrededores, esperando poder verla por ahí. Había posters repartidos por todo el lugar con fotos de Brynn y el resto del elenco. Me pregunte si la persona que ella dijo con la que iba a encontrarse era alguien del grupo del elenco. Inmediatamente borré ese pensamiento doloroso de mi cabeza. Tenía que concentrarme en conseguirla de vuelta, nada más. Después de caminar una hora y media me fui a sentar. No tuve éxito en mi afán de tropezarme con ella, pero sabía que las posibilidades eran remotas desde el principio. Miré un grupo de chicas a las que reconocí como bailarinas del grupo Sashay y me pregunte si habían cerrado el club para venir a ver la presentación. Estaba feliz de ver que Brynn tenía su apoyo. Sentí mariposas en mi estómago en cuanto el telón se abrió, pero en cuanto vi ese hermoso e inocente rostro, se marcharon. La miraba asombrado desde su primera línea hasta la última. Nunca la había escuchado cantar, y su voz era angelical, así como había imaginado. Todo el show se dio en torno a ella, y el lugar entero se enamoró de mi chica. Estaba más que orgulloso de ella.

Soñé con ella ésa noche, y casi todas las otras noches de Diciembre. Hablé acerca de ésos sueños con el doctor Miller y él me ayudo a aceptar el hecho de que la había perdido. Me hizo darme cuenta que era yo el que no estaba preparado, y no Brynn, y que ella había estado esperando por mí tanto tiempo como pudo. Sabía que ella me había dado muchas oportunidades para que yo pudiera poner mi mierda junta, pero yo había continuado en modo Pausa hasta que fue demasiado tarde. No me di cuenta de lo que tenía hasta que lo perdí. Navidad fue duro, como había sido cada año desde que había perdido a Gretchen. Mire al árbol de navidad, recordando cómo me le había propuesto, recordando el que habíamos compartido y en el que luego, frente a él. Habíamos hecho el amor cuando me dijo que sí. Sonreí ante el recuerdo de ella parada frente a mí, con lágrimas en los ojos, cuando saque el anillo. Nunca había estado tan nervioso y emocionado a la misma vez. Mi teléfono sonó devolviéndome al presente. Era mi amigo Corey invitándome a una fiesta de año nuevo que estaba planeando. Acepté ir, sabiendo que año nuevo era especialmente duro para mí, sería una gran distracción. Corey lo sabía también, y yo estaba seguro que intentaría engancharme con alguna engreída chica rica para aliviar mi dolor. Poco sabía que solo había una chica a la que ahora quería y ella, estaba completamente seguro, no estaría en una fiesta en el lado de la cuidad donde Corey vivía. La semana entre navidad y Año Nuevo fue lenta y deprimente. Todas las mañanas cuando me levantaba intentaba ser positivo, pero luego de una hora o dos empezaba a sentir lastima de mí otra vez. Desee haberme hecho voluntario para trabajar en el hotel durante las vacaciones de Navidad. Por lo menos habría estado haciendo más que intentar infructuosamente de estudiar o soñar despierto con los días de playa, tirolesas y de sexo con Brynn. Mientras me dirigía a casa de Corey, tuve una pequeña charla conmigo. Me ordené relajarme y divertirme. Una noche fuera no significaba que me daría por vencido con Brynn. Sólo significaba que me estaba dando unas muy necesitadas vacaciones. Unas cuantas cervezas y luego una charla con viejos amigos, estaba escuchando mi propio consejo y relajándome por primera vez en meses. Corey no me había presentado a ninguna chica por ahora y me sentí aliviado. ―Realmente, estaba saliendo con alguien en el verano ―le conté. ―¿Te refieres a una chica real y viva?―Empezó a molestar. ―Sí ―asentí―. Una chica real, viva y jodidamente sexy. ―Saqué mi teléfono y busqué unas cuantas de mis fotos favoritas de Brynn. ―¡Joder! Hombre no bromeabas con lo de jodidamente sexy. ―Pasó a la siguiente foto. ―¡Oye! ¿No esa no es Brynn Crane? ―Preguntó uno de ellos―. ¿La hija del profesor Crane? ―Me reí.

―No, su nombre es Brynn McDonald. ―No ―me dijo―. Yo fui a primaria y el básico de secundaria con ella. Definitivamente es Brynn Crane, sólo que mayor y delgada. ―Mi corazón se aceleró. Creí que iba a saltar fuera de mí. ¡No! ¡No podía ser cierto! Tomé mi teléfono y me excusé para ir al baño. Vomité y me senté a un lado de la bañera mientras veía la foto de Brynn. Estaba temblando y lágrimas corrían bajo mis mejillas. ―Oye, ¿estás bien? ―Corey llamó a la puerta. ―Sí, solo me siento un poco acalorado. Saldré en un minuto. Gracias por recibirme. ―Me las arreglé para decir tras la puerta. Traté de mantener el control sobre mis emociones. Estaba hecho un desastre mientras me escabullía del baño y salía por la puerta trasera.

CAPÍTULO DIECISÉIS Traducido por Tessa_ Corregido por LimonSalvaje

Conduje una cuadra y me estacioné. Pensé en el profesor Crane, y todo lo que había hecho por mí. Todos los años que él y su esposa habían sido buenos amigos de mis padres, todo el respeto y la admiración que sentía por él. Me había ayudado a entrar a una universidad prestigiosa incluso después del problema en el que había estado durante mis años oscuros cuando perdí a Gretchen. Él había sido un mentor, alguien que siempre había creído en mí, y un profesor muy respetado en otra prestigiosa universidad. ¡No había forma de que él fuese el papá de Brynn! No había manera de que él tuviese una hija de la que yo nunca hubiese sabido o conocido. No había forma de que él fuera el tipo de hombre del que me habló Brynn. Tomé la carretera y fui a toda pastilla a casa de mamá y papá. Durante todo el camino intenté encontrarle sentido. Recé porque hubiese algún tipo de malentendido y que nada fuese verdad. ¿Cómo podría él ser el mismo hombre? ¡No tenía ningún sentido! ―Mamá, necesito hablar contigo ―dije, mientras irrumpía por la puerta delantera. Sus ojos se ensancharon al ver mi comportamiento y sacó una silla. ―Sean, ¿qué pasa? ―Preguntó suavemente. ―¿Joe y Frances tienen hijos? ―Sí. Tienen una hija. ―Me miró extrañada cuando mi expresión pasó de esperanzada a devastada―. Pero algo le pasó hace un par de años y no siguen en contacto ya. ¿De qué va esto, Sean? ―¿Qué le pasó? Mamá, esto es serio. Necesito saber todo lo que sepas de ella y lo que pasó. ―Sabía que Brynn no me había mentido. Tenía que saber qué demonios estaba pasando. ―¿Cariño? Ven aquí ―Llamó a mi padre. Él se unió a nosotros y mamá lo puso al día con la conversación. ―Su nombre es, eh… Brynn, sí, Brynn―dijo él. Se me encogió el corazón todavía más―. Ella hizo algunas malas elecciones, elecciones que pusieron su vida y la de su familia en peligro. Joe y Frances no tuvieron otra opción que desconocerla y hacer que cambiara su nombre. Ellos no podrían ser considerados responsables por los caminos problemáticos de ella. Sabes cómo se pone la gente cuando se

entera que vienes de familia adinerada. Tuvieron que protegerse a sí mismos. Ella era una prostituta, hijo. Andaba en las calles, viviendo situaciones peligrosas con gente mala. ―¿Alguna vez la conocieron? ―Tenía que saber si ellos sabían sobre la forma en que Brynn había sido tratada en casa. ―Uhm, una vez ―dijo―. Ella generalmente estaba en campamentos o en la escuela privada. Joe y Frances siempre se aseguraron de que ella tuviera todas las oportunidades. Es difícil creer que ella lanzara todo eso por la borda. Es una pena. ―Cuéntenme de la vez que la conocieron. ―Estaba desesperado por oír algún tipo de verdad. ―Fuimos a su casa por una fiesta o algo así, ¿cierto, cariño? ―Miró a mamá, quien asintió―. Ella bajó a la cocina y sacó algo del refrigerador. Alguien del personal la vio y entró en pánico. Rápidamente volvió arriba. Supongo que fue un poco extraño, pero me imaginé que tal vez debía estar en la cama o algo por el estilo. ―Se encogió de hombros. ―¿Cuántos años tenía? ―Pregunté. ―Probablemente unos doce o trece. Era linda. Un poco regordeta, pero linda. ―¿Era una adolescente y la enviaron de vuelta a la cama? ¿En serio? ―Estaba enojado. Sabía que mis padres tenían muy buena apreciación de Joe y Frances, pero sabía que no estaban viendo a los Crane reales. ―¿Qué está pasando, Sean? ―preguntó mamá. ―La conocí. ―Respiré profundo y me senté derecho mientras mantenía la cabeza alta―. He estado saliendo con ella. Ella es impresionante. No era una prostituta; era virgen. ―¿Era? ―Los ojos de mamá se hicieron grandes. ―Sí, era. También fue descuidada por Joe y Frances. El personal de la casa era su familia. No fue a campamentos o a prestigiosas escuelas privadas. Estuvo en casa y sola la mayor parte del tiempo, incluso en los días festivos. Se fue cuando cumplió dieciocho años, con nada más que una bolsa de lona con ropa en su espalda. ―Me exalté con los datos que conocía. ―¡Sean, necesitas calmarte! Conocemos a los Crane desde hace quince años. Conoces a Brynn de hace unos meses, y por lo que sabemos de su pasado, ¿realmente crees que todo lo que te ha dicho es verdad? ―dijo papá. ―No. Lo sé. ―Lágrimas corrieron por mi cara mientas defendía a mi chica. ―Sean ―Mamá me tomó la mano―. Tu padre y yo estamos ansiosos por sentarnos y escuchar la historia completa antes de apresurarnos a juzgar a

Brynn―Le dio ‘la mirada’ a papá―.Voy a prepararte un poco de chocolate. ―Le sonreí y asentí. ―Tu madre tiene razón ―dijo papá cuando ella salió de la habitación―. Estamos aquí para apoyarte y te ayudaremos a enderezar todo esto. Hablamos, celebramos el año nuevo, y hablamos un poco más. Era un consuelo estar allí con ellos, diciéndole todo lo que sabía sobre Brynn y su pasado, reviviendo el enamorarme de ella mientras me escuchaban. Les sorprendió que no hubiese mencionado a Brynn antes, pero les expliqué que ella estaba insegura de conocer a la familia demasiado pronto, y el hecho de que yo había estado en modo pausa durante un tiempo después de eso. Estaban emocionados de que hubiese conocido a alguien y podían decir cuánto la amaba, pero era agridulce para ellos saber que tendría que haber algún tipo de confrontación entre el profesor Crane y yo. No importaba si Brynn y yo teníamos una relación en el futuro o no. Iba a confrontarlo y ellos lo sabían. Tenía que defender a Brynn. Tenía que ser la voz que ella nunca había tenido. Alguien que le dijera a sus padres lo afortunados que eran por tenerla, y cuán equivocados habían estado sobre lo que creían que ella se había convertido. Pasé la noche en mi antigua habitación después de quedarme despierto la mitad de la noche con mis padres. Me quedé dormido sintiéndome cálido y amado por primera vez en un buen tiempo. Todos los momentos grandiosos que Brynn y yo habíamos tenido durante el verano y en el otoño se repitieron en mi mente mientras los compartía con mis padres. Había estado repitiendo la ruptura durante tanto tiempo que fue refrescante volver al principio otra vez. Tuve el sueño más dulce de todos sobre mi chica esa noche.

CAPÍTULO DIECISIETE Traducido por Tessa_ Corregido por LimonSalvaje Permanecí erguido mientras tocaba el timbre de la mansión de los Crane en Richmond Avenue. Sabía los hechos y no tenía nada que ocultar. Sonreí a la mujer corpulenta de cabello oscuro que abrió la puerta. ―¿Juanita? ―dije. Ella pareció sorprendida de que la hubiese llamado por su nombre. ―Sí. ¿Puedo ayudarlo? ―preguntó nerviosamente. ―He escuchado un montón de cosas maravillosas de usted por Brynn ―susurré―. Estoy aquí para ver al profesor Crane. Soy Sean Strauss ―dije con convicción. ―Sí, Señor Strauss, el profesor Crane lo está esperando. Por favor, pase ―habló con seguridad, pero todavía tenía una expresión confundida en su rostro por escucharme hablarle de Brynn. La seguí a través del enorme vestíbulo con pisos de mármol. Sonreí mientras pensaba en Brynn rayando el piso con los tacones de su madre mientras practicaba sus rutinas de baile. Cuando llegamos al estudio, Juanita me anunció ante el profesor Crane, quien estaba sentado detrás de un gigante escritorio de roble en una silla de cuero marrón de respaldo alto. Él se puso de pie mientras se quitaba sus gafas, y despedía a Juanita. ―Sean ―Me extendió la mano―, es bueno verte, hijo. ―Nos dimos un apretón y él me hizo señas para que me sentara―. Me gustaría poder decir que me sorprende oír de ti, pero iba a sugerir que nos encontráramos. ―Eso me tomó completamente por sorpresa. Entré en pánico por un momento, pensando que tal vez papá había hablado con él, aunque prometió que no lo haría. ―¿En serio? ¿Por qué? ―Pregunté. ―Bueno, he estado enterado de tus notas, y tengo que decir que estoy un poco decepcionado de ti. Tu promedio del semestre pasado fue considerablemente más bajo de lo que has estado logrando. ¿Es por eso que estás aquí, cierto? ―Imbécil petulante. ¿Obtuvo reportes sobre mis notas? ¿Por qué yo no estaba enterado de eso? ―No, profesor Crane, no es por eso. Voy bien en la escuela, se lo aseguro.

―Cualquiera puede ir bien, Sean ―dijo―. Pero siempre has sido excepcional. Escribo muy pocas cartas de recomendación, para lograr que jóvenes entren a universidades de esa manera, así que estoy seguro que puedes entender mi necesidad de mantenerme al tanto con tus calificaciones. Odiaría quedar en ridículo por comprometerme por ti como hice. ―Estaba siendo severo ¿e insinuando que yo sería una vergüenza para él si me resbalaba un poco? Él se ofreció a escribir la recomendación, y por mucho que lo apreciara, no iba a arrodillarme ante él. ―Mis notas no son la razón por la cual estoy aquí, profesor Crane. Estoy aquí por un asunto mucho más personal. ―Tenía que cambiar el tema antes de decirle que se metiera su carta por el trasero. ―¿Oh? ―Fue tomado por sorpresa. Se inclinó hacia adelante y me dio su atención―. ¿Están bien tus padres? ―Repentinamente era el hombre que siempre había sabido que era, amable, preocupado y sociable. ―Ellos están bien ―dije―. Estoy aquí para hablarle de Brynn. ―Él jadeó mientras se echaba para atrás en sus silla. Su rostro se puso rojo antes de que hablara. ―No conozco a ninguna Brynn ―declaró. Su expresión me dijo que debía tener cuidado. ―¿No conoce a una tal Brynn Crane? ¿Brynn McDonald? ¿Brynn, quien creció aquí en esta casa con usted y Frances? ¿Brynn, su hija? ―Me importaba un carajo si él quería que tuviera cuidado o no…, no iba a irme hasta hacerme escuchar. ―Ella no es mi hija ―dijo con total naturalidad. Su cara todavía estaba de color rojo remolacha. ―¿Cómo puede decir eso? Puede haberla desconocido, pero ella sigue siendo su familia. ―Levanté la voz cuando mis emociones se dispararon. ―Sean ―dijo con un tono malévolo―. Te estás pasando de la raya. No tienes idea en lo que estás cavando. ―¿Por qué no me lo explica, entonces? ¿Explíqueme cómo pudo darle la espalda a su propia sangre? ―Me puse de pie y lo miré con rabia. Él se levantó de su silla lentamente mientras sus ojos me perforaban con disgusto. ―Ella no es mi sangre ―gruñó con los dientes apretados―. Es el producto de mentiras, engaño y traición. ―Su rostro estaba a pulgadas del mío cuando me escuchó jadear―. ¡Es correcto! La última traición de su madre con un modesto miembro de nuestro personal. ―Estaba anonadado, por decir lo menos. Cientos de cosas pasaban por mi mente a la vez. Nunca, nunca esperé nada como eso. ―¿Lo sabe Brynn? ―Pregunté mientras daba un paso atrás.

―No. Hice lo correcto y la críe como hija mía. Ella tuvo lo mejor de todo. Nunca necesitó nada. ―Recuperé la distancia y estábamos cara a cara de nuevo. ―¿Y qué con el amor? ―grité―. ¿La atención? ¡Imbécil petulante! ¿Va a pararse ahí y darse de palmadas en las espaldas, diciendo que hizo lo correcto? ¡No! ¡Ignorar y descuidar a una niña no es hacer lo correcto! ¡Arrancarle sus esperanzas y sueños, no es hacer lo correcto! ―Estaba molesto y no me estaba conteniendo. ―¿Quién eres tú para venir a mi casa e irrespetarme? ¿Después de todo lo que he hecho por ti y tu familia? ―¿Quiere saber quién soy? ―Me eché para atrás y extendí los brazos―. ¡Soy el hombre que está enamorado de su hija! ―Grité. Sus ojos se ensancharon―. ¡Así es! ¡Estoy desesperada, total y completamente enamorado de Brynn! Ella es impresionante, dulce e inocente, no la prostituta callejera que usted intentó decir que era. ¿Alguna vez lo creyó, realmente? ¿O era una forma fácil de renegar de ella y dejarla a su suerte? ―Esperé a que respondiera porque tenía curiosidad de saber si él siquiera la había conocido alguna vez. ―Ella vivía en las calles con prostitutas ―declaró―. ¿Qué pensarías? Ahora es una stripper. Es una vergüenza, ¡inclusive después de que le di todas las oportunidades de ser alguien! ―¿En serio? ¡Realmente no puede creer eso! Ella creció aquí, en esta casa, toda su vida. Nunca fue de vacaciones, o siquiera subió una montaña. Su familia, las personas que la querían, eran sus sirvientes. Cuando encontró algo que amaba, como bailar, la ridiculizó y pisoteó sus sueños. ¡No le dio nada! ―La salve de hacer el ridículo frente a toda la escuela. A veces ser un buen padre significa decirle a tus hijos la verdad, aunque les duela. ―No podía creer que estuviese tratando hacerse sonar como un buen padre. ―¡Bueno, debe ser el padre del maldito año! Sin embargo, ella se lo demostró, ¿no es así? ―Me miró con curiosidad―. Es gracioso que sepa mi promedio, pero no sepa que su propia hija está pateando traseros al interpretar uno de los papeles principales en una de las más grandes producciones teatrales de todos los tiempos. Supongo que no es tan divertido como triste. También es triste que no sepa cuán hermosa, dulce, generosa, trabajadora, talentosa e inocente es. Ella es todo lo que la mayoría de los padres solo podrían soñar que sus hijos fueran cuando grandes, y usted la ha repudiado porque su ego no puede superar el hecho de que su madre lo traicionó. ¡Debería estar avergonzado de sí mismo! ¡Yo estoy avergonzado de estar asociado con usted! Se sentó en su silla y suspiró. ―Creo que es momento de que te vayas ―dijo gruñendo.

―Afortundamente ―dije―. Oh, ¿y profesor Crane? ―Me miró a los ojos―. No se preocupe. Yo la amo suficiente por los dos. ―Sonreí triunfalmente y cerré de un portazo la puerta detrás de mí al salir. Juanita rápidamente fue de puntillas hacia mí mientras me acercaba a la puerta principal. ―Dile a Brynn que estoy orgullosa de ella y que la quiero ―susurró. ―Brynn no me ha hablado en casi tres meses ―le dije―. Pero si alguna vez tengo la oportunidad, ciertamente se lo diré. ―Le guiñé y sonreí a su triste rostro. Conduje por horas después de que me fui de casa de los Crane. Estaba dolido por Brynn después de enterarme que el hombre que ella había pensado era su padre, no lo era. ¿Cómo lo tomaría? ¿Quién era su verdadero padre y dónde estaba? ¿Lo conocía Brynn? ¿Cómo se sentiría de ser el producto de la traición de su madre? Esperaba que ella supiera la verdad algún día. Se merecía eso, por lo menos. Me detuve en el teatro antes de dirigirme a casa. Sabía que el espectáculo había terminado y pensé tal vez, sólo tal vez, que podría tener un vistazo de ella al irse. Me acerqué a la entrada trasera y me estacioné detrás de un contenedor. Sabía que era inmaduro y acosador al límite, pero estaba desesperado. Esperé casi media hora antes de que algunos de los miembros del elenco emergieran de las puertas. Los escudriñé mientras se dirigían en diferentes direcciones. Luego, un grupo de seis salieron juntos y la reconocí inmediatamente, incluso a tal distancia. De hecho, escuché su risita a través de mi ventana abierta y eso me hizo cerrar mis ojos durante un segundo y sonreír. Ella estaba feliz. Uno de los chicos puso sus manos por encima de sus hombros y ella se recostó contra él. Él la besó en la frente antes de que ella y las otras chicas se subieran al auto y se fueran. Los chicos se fueron en otro auto, en la dirección opuesta. Uhmm. No debe ser a quién ella mencionó que había conocido. Pareció más un amigo que alguien. Cuando llegué a casa, hice galletas de azúcar por mí mismo. Estaba bastante orgulloso de ellas. Estaba lleno de recuerdos dulces de Brynn y escuché su risita una y otra vez cuando cerré mis ojos. Estaba feliz de que ella estuviese feliz y también porque sabía dónde podría verla, incluso si era desde la distancia y sólo por un puñado de segundos. Empaqué las galletas, para así poder compartirlas al día siguiente. Dejé unas cuantas en Sashay para Ángel, junto con un pequeño jarrón de flores amarillas. No puse una nota en ellas porque sabría de dónde venían. Dejé algunas para Carl y llevé el resto a la universidad y las compartí. Había empezado a quedarme después de clases a estudiar en la biblioteca. Encontré más fácil concentrarme ahí y sabía que tenía que apretar para hacer que mis notas volvieran a donde me sentía cómodo. Para la segunda semana de febrero, había logrado un poco y fui capaz de relajarme un tanto.

El día de San Valentine fue realmente un bajón. Le envié flores a Brynn y globos a ambos lados, al teatro y a Sashay. Sabía que probablemente serían ignorados pero no podía darme por vencido y no podía soportar la idea de no darle a la mujer que amaba algo por el día de los enamorados. Escribí a mano en cada una de las tarjetas.

Brynn, Te amo. Sean. Cené en el hotel y planeé ir a ver una película, pero terminé solo yendo a casa y viendo una que había visto incontables veces antes. Me quedé dormido en el sofá justo antes de la escena de ruptura y tuve un sueño de que Brynn estaba tocando mi puerta.

CAPÍTULO DIECIOCHO Traducido por LucíaL y SOS MarDeCalle Corregido por Mass_ Mis ojos se abrieron de repente al darme cuenta de que alguien golpeaba mi puerta. Salté del sofá y corrí hacia ella. Cuando la abrí, estaba impresionado de ver a María. —María —dije—. ¿Brynn está bien? Era la única razón en la que podía pensar por la cual ella estaría en mi casa a mitad de la noche. Mi corazón se aceleró. —No, digo, sí, está físicamente bien. —La empujé dentro y cerré la puerta—. Ha tenido un par de días difíciles. Juanita la visitó y le dijo sobre su verdadero padre. Por dios, mi pobre chica. Estaba temblando con nerviosismo y ansiedad. Quería que María hablara más rápido. Tenía que saber cómo estaba Brynn. —También le dijo de la visita entre el Profesor Crane y tú. Escuchó detrás de la puerta y escuchó todo lo que le dijiste. —Sonrió aprobadoramente. Desesperadamente intenté recordar todo lo que había dicho. —María, ¿por qué estás aquí? ¿Dónde está Brynn? No podía respirar. —Sean, la he observado sufrir todos los días al intentar superarte. Es miserable sin ti y te ama tanto como tú la amas a ella. Es un desastre ahora mismo porque está intentando lidiar con la mierda que Juanita le dijo, pero por favor ve por ella. Está en el auto. Solté el aire que estaba conteniendo y envolví mi mente en las cosas que habían salido de la boca de María. Corrí hacia la calle y frenéticamente escaneé los autos estacionados. Vi una puerta abrirse lentamente y no podía llegar hasta ella lo suficientemente rápido. Mis rodillas estaban débiles y mis ojos no se enfocaban por las lágrimas, pero mientras me acercaba, sabía que era mi chica. Tomé su mano y la puse de pie. Tomé su rostro entre mis manos y besé sus lágrimas antes de levantarla y cargarla a mi puerta. María guiñó un ojo mientras pasábamos por el rellano y modulé un “Gracias” para ella. Quería abrazarla pero de ninguna forma dejaría ir a Brynn.

La del mostrador y la sostuve en mi regazo mientras cargué hasta adentro y abrí la puerta de una patada. Sus brazos se aferraban con fuerza alrededor de mi cuello y su cabeza descansaba en mi hombro. Sus pequeñas piernas colgaban libremente y sus pies descalzos se balanceaban cuando me movía. Me senté en un taburete ella lloraba. Acaricié su cabello y su espalda mientras besaba lo alto de su cabeza. La esencia de vainilla que había extrañado tanto llenó mi nariz y me hubiese podido sentar así, con ella, para siempre. —Lo lamento. —dijo entre respiraciones ahogadas. —Shh —le dije—. No hay nada que tengas que lamentar. Yo soy el que lo siento. Solo déjame sostenerte. No tenemos que hablar ahora. Tan solo déjame sostenerte. Estaba totalmente satisfecho con ella en mis brazos. Era todo lo que había soñado por los últimos cuatro meses. Ella quitó sus brazos de mi cuello y los ubicó al rededor de mi cintura al intentar ponerse cómoda sentada de lado en mi regazo. Me levanté y la cargué hacia el sofá. Nunca la dejé, porque me senté primero y luego la dejé abajo conmigo, por lo que estábamos descansando en nuestros costados mirándonos el uno al otro. La abracé fuerte y ella se relajó en mis brazos otra vez. —¿Mejor? —Pregunté. —Sí. —Te amo, Brynn. Me miró con ojos rojos e hinchados y sonrió. —Sé que lo haces. Te amo, Sean. —Comenzó a llorar de nuevo—. No había nadie más. Mentí porque quería que sintieras el dolor que yo sentía cada vez que te veía mirar a Gia. Sollozó en mi pecho mientras se disculpaba. —Shh, bebé. Está bien. Te perdono. Lamento tanto haberte hecho sentir así. Por favor créeme cuando te digo que no era lo que pensabas con Gia. Nunca, jamás sentí por ella lo que siento por ti. Sé que lo hice difícil para ti y me tomó un largo tiempo verlo. Daría cualquier cosa por poder volver atrás, sabiendo lo que sé ahora, y cambiarlo. —Incliné su cabeza hacia arriba para poder verla a los ojos. »Nunca has sido mi segunda opción. Siempre has sido mi única opción. Estaba preparado para pasar el tiempo que llevase para no sólo decirte eso, sino probártelo. Por favor déjame hacer eso. —Peleaste por mí —lloró—. Viniste por mí cada vez. Enterró su cara en mi pecho de nuevo. Sus lágrimas humedecieron mi camiseta y sentí el frío en mi pecho.

—Por supuesto que lo hice —le dije mientras acariciaba su cabello—. Eres mí chica y te amo. Lloró veintitrés años de lágrimas contenidas en mis brazos. —Estoy tan cansada —susurró cuando su respiración finalmente volvió a ser normal. —¿Quieres que te lleve a la cama? —Sí —asintió. La cargué a través de la cocina mientras cerraba la puerta con llave y apagaba las luces. Quité el cobertor y ella suspiró cuando la tendí en el medio. Me quité la camisa mojada y subí a la cama a su lado, dejando el cobertor nuevamente sobre nosotros. La sostuve y ella se acurrucó contra mí. Se sentía perfecto. —Buenas noches. Te amo. Feliz día de San Valentín —susurré. Sentí su sonrisa. —Buenas noches. Te amo. Feliz día de San Valentín —dijo ella.

Me levanté antes que Brynn por lo que tuve la oportunidad de verla dormir. Sus ojos estaban aún hinchados de llorar y se le veía decaída incluso mientras descansaba. Me pregunté cuán locos habían sido sus horarios entre Grease y Sashay. Ahora iba a tener los asuntos de familia para lidiar por encima de ellas. Estaba totalmente preparado para ayudarla de cualquier forma que pudiese. Lentamente me levanté y duché. Mientras hacía el desayuno silbaba una melodía, una y otra vez, y sonreía de todo corazón. Me sentía como un hombre nuevo. Sentí sus brazos alrededor de mi cintura y su cabeza contra mi espalda. —Mmm, buen día —dije mientras me giraba para quedar de cara a ella. Lucía cansada. —. ¿Por qué no te quedas en la cama? Te llevaré el desayuno en seguida. —Eso suena realmente bien —dijo—. Pero no quiero desperdiciar nuestro primer día juntos durmiendo. —Cualquier día que pasó contigo no sería desperdiciado —le dije—. ¿Estás diciendo que tienes todo el día libre? Eso era inesperado. —Sí —sonrió—. Me tomé un par de días libres luego de que Juanita viniera. No podía funcionar. Anoche fue la primera vez que dormí, en un par de días. La levanté en brazos y la llevé de nuevo a la cama. La arropé y besé su frente.

—No te quiero ver al menos hasta el mediodía —le dije mientras cerraba las persianas. —Eres el mejor novio del mundo —dijo ella—. Hay tanto de lo que quiero hablarte. Entre el trabajo, Grease y mi papá… Me incliné y puse mi dedo contra sus labios. —¿Te tengo todo el día y la noche? —pregunté. Ella asintió—. Bien. Para de pensar y relájate. Necesitas descansar. Estaré aquí mismo cuando despiertes. Sonrió y se acurrucó contra su almohada. Creo que se durmió antes de que volviera a la cocina. Gia llamó luego de que comiera y estaba eufórica cuando le conté de Brynn y yo. Ethan se puso al teléfono y me contó cómo había estado considerando un viaje hasta aquí solo para encontrarla y hacer que volviéramos. —No sé cómo lo has hecho por cuatro meses —me dijo—. Pero sé que has trabajado mucho en ti mismo y puedes tenerlo todo de vuelta, amigo. No podría estar más feliz por ti, y por Brynn. Ustedes dos son realmente maravillosos juntos. —Gracias, hombre —le dije—. Gracias por todo. Sabía que estaba genuinamente aliviado y que había estado planeando todo tipo de ideas con Gia sobre qué yo podría hacer para que Brynn me hablase. Estaban planeando ir por Grease y les prometí hacer que Brynn llamará a Gia para discutir sus horarios. Luego de colgarles, puse la ropa de Brynn en el lavarropa junta con la mía. Me paré frente al lavarropa luego de llenarlo y miré la ropa por un minuto con una gran ancha sonrisa en mi rostro. Probablemente hubiera mirado todo el ciclo si no hubiese sido por mi celular sonando. Era María llamando para asegurarse de que Brynn estuviera bien. Le dije que la estaba obligando a dormir y rió. —Ella en realidad te escucha, ¿eh? —dijo—. Todo lo que ella hacía era rodar sus ojos cuando intentaba decirle lo que debería hacer. —Sí, es una persona terca —dije—. Gracias, María, por traerá aquí anoche. No sé cuánto más podría haber esperado antes de haber tenido que ir detrás de ella. —Por nada, y si significa algo para ti, sé que lo quería mucho antes de anoche. Tan sólo no podía. Tenía algo que probarse a sí misma. —Eso significa muchísimo —le dije—. Me alegro de que se tomara el tiempo de hacer lo que tenía qué hacer, pero estoy aliviado de que está aquí ahora y dándome otra oportunidad. La amo, María, y quiero cuidar de ella. —Buena suerte con eso —rio—. Toma esto como quieras, pero mencionó el hecho de qué le habías pedido que se mudara contigo más veces de las que puedo contar.

—¿De verdad? Es bueno saberlo. Gracias. —Realmente esperaba que eso significara lo que yo pensaba. Era la una treinta de la tarde cuando escuché la ducha de mi habitación abrirse. Sonreí. Me sentí todo cálido y confuso por dentro sabiendo que Brynn estaba ahí. Le preparé un poco de té y esperé a que saliera. Ella entró vistiendo mis pantalones y camiseta. Su cabello estaba un húmedo y sexy, y sus pies descalzos golpeaban contra el suelo de madera cuando corrió hacia mí y se subió en mi regazo. Puso sus suaves manos en mi cara y me besó como la primera vez. Cada pelo de mi cuerpo se levantó cuando mi cuerpo respondió a ella. Dios, extrañaba besarla. Me sentí nuevo, aunque familiarizado, y mientras presionaba mis manos contra su espalda, suspiré. Había estado conteniendo el aliento por cuatro meses y por fin era capaz de exhalar nuevamente. ―Usé tu cepillo dental ―dijo. ―Es por eso que sabes a delicioso mentol ―La apreté y ella me apretó de vuelta, brazos, piernas, todo. Di otro profundo respiro y cerré mis ojos mientras exhalaba―. Me haría feliz llevarte a recoger tu propio cepillo de dientes… y tus otras cosas. ―Pensé que te gustaba verme en tus pantalones. ―Pretendió estar ofendida. ―Me encantas en mis pantalones, especialmente cuando los llevas puestos, pero quiero que tengas tus cosas aquí también. ―Se tiró hacia atrás y evaluó mi rostro. Asentí―. Quiero todas tus cosas aquí. Quiero tu ropa y zapatos dispersos por toda nuestra habitación. Quiero tu maquillaje y productos para el cabello abarrotando el tocador del baño. Quiero tu afeitadora, baño corporal y champú metidos en nuestro carrito de baño. Te quiero a ti, en nuestra cama, cada noche. ―Una sonrisa apareció por todo su rostro hasta la línea de su cabello. Ella asintió. Mi corazón latía rápido mientras me ponía de pie y bailaba alrededor de la cocina. Ella inclinó su cabeza hacia atrás, riéndose mientras me agarraba con fuerza. ―¿Sabes que soy muy organizada, cierto? ―Preguntó cuando nos sentamos otra vez. ―Sí ―me reí. La ponía incómoda sólo pensar en sus cosas tiradas por la casa. Ella era límite obsesivo-compulsivo al respecto y a mí me encantaba su peculiaridad. ―Sean, hay mucho sobre lo qué hablar, tanto qué hacer y comprender. Tengo que ser honesta, me he estado sintiendo un poco abrumada estos días, y por mucho que amo cómo estamos ahora, estoy muy ansiosa. ―Ella era todavía dulce y honesta. ―Respira profundo ―le dije―. Mírame a los ojos. Sé que tienes mucho qué considerar ahora mismo. Quiero escuchar todo lo que pasó los últimos cuatro

meses de tu vida y quiero hablar sobre tú y yo, y lo que pasó, y cómo no dejaremos que pase otra vez. Quiero hacer frente a la situación de tu padre y ayudarte a pasar por todo eso. Todas son cosas importantes que están nadando alrededor de tu hermosa cabecita, poniéndote ansiosa. Lo más importante ahora es nosotros. Vamos a enfrentar todas esas cosas juntos, como un equipo. Hoy vamos a apartar cualquier cosa que no sea nosotros, porque mientras te tenga, no tendré miedo ni ansiedad de enfrentar todas esas cosas, ni cualquier otra que la vida me vaya a arrojar, y quiero que sientas lo mismo por mí. ―Ella tomó otro profundo respiro y asintió. ―De hecho, siento lo mismo por ti. Gracias por recordarme detenerme a oler las rosas. He estado tan ocupada últimamente que no me he estado tomando mi tiempo. Sabía que si me detenía por un segundo iba a perder el control. Finalmente puedo dejar de correr y sólo respirar. ―Cerró sus ojos y dio otro profundo respiro. Sonrió y abrió sus ojos―. Hagamos el amor. ―¡Aaaaleluya!

¡Aaaaaleluya! ¡Aleluya, aleluya, aleeeluuuyaaaaaaaa! La llevé a nuestra cama y la desvestí despacio mientras ella me sonrió con deseo. Su cuerpo estaba más suave y olía más dulce de lo que recordaba. Sentí su olor a vainilla debajo de mi baño corporal que ella había usado en la ducha y eso me devolvió por completo al principio. Sus dedos jugueteaban con mi cabello, enviando olas de calor por mis hombros y espalda. Ella arqueó su espalda mientras su cuerpo respondía a mi tacto. Mis dedos trazaron la línea de su mandíbula y bajaron por su cuello antes de sostener sus pechos para mis hambrientos labios. Ella gimió mientras yo chupaba cada pezón y presionaba mi muslo entre sus piernas. Enterró sus dedos en mi espalda mientras levantaba sus caderas con fuerza contra mí. Cuando su muslo se presionó contra mi polla y bolas, jadeé. La sensación me alborozó. Se sintieron como si hubiesen sido liberados después de un mes de encierro, permitiéndoseles permanecer erguidos y ansiosos por complacer. ―Mmmm ―gemí cuando mi lengua golpeó su clítoris y lo rodeó. ―Ohhh… dios, Sean. ―Apretó sus muslos contra mis mejillas y tiró su cabeza hacia atrás. Ella era mi sabor favorito y estaba hambriento. No había intentado hacerla venir oralmente, pero una vez que tuve una probada de ella, no pude detenerme. Separé sus labios con una mano mientras pasaba mi lengua desde encima de su clítoris, hasta abajo y dentro de ella. La humedad se escapaba de ella, lo que creaba una cálida entrada resbaladiza para que mis dedos disfrutaran. Mientras la sentía construir su orgasmo y la observaba arquearse, casi me vine. Siempre había amado lo hermosa que se veía cuando llegaba al orgasmo. Me presioné contra ella mientras se aguantaba, y la lamí suavemente cuando se estremeció después.

―Joder ―susurró―. Quería hacer el amor, no liberarte cuatro meses de orgasmos en una sola vez… Joder… Eso fue intenso. Sube aquí. ―Miró hacia abajo sonriéndome, mientras yo la observaba. ―Me gusta aquí abajo ―le dije―. Pienso quedarme un poco más. ―Besé la parte interior de su muslo mientras deslizaba mi dedo dentro de ella y después hacia arriba y alrededor de su clítoris. Sonrió y observó mientras yo jugaba. Empecé lentamente, provocadoramente mientras ella se recobraba la sensibilidad. Separé sus labios ampliamente otra vez mientras presionaba mi lengua completamente contra ella. Se retorció debajo de mí e incrementé la intensidad mientras ella se excitaba más y empezaba a construir un nuevo orgasmo. ―Sean, olvidé cómo te sientes dentro de mí, por favor ―rogó. Eso me llenó y quise estar dentro de ella inmediatamente. Fui hacia ella y la besé apasionadamente, dándole una probada de sí misma. Tomó control del beso, atrapando mi lengua, chupándola y mordiendo mi labio. Extendí mi mano hacia el cajón―. No. ―Tiró de mi brazo―. Sin condón, quiero sentirte completamente. Está bien. ―Sus ojos eran dulces y confiados. ―También quiero sentirte completamente ―le dije. Estaba totalmente enamorado de ella y de cada pulgada de ella. Sostuvimos nuestras miradas mientras la penetraba. Estaba cálida y estrecha y oh, valió la maldita espera. Mantuve un ritmo lento y saboreé cada pulgada, cada vez. Me apretó el trasero mientras inclinaba sus caderas para encontrar mi ritmo casi agonizantemente lento. La observé mientras me deslizaba dentro y fuera, y ella me observó a mí, sabía que ella apreciaba el gesto, pero estaba esperando ser follada dura en un minuto, o menos. Aceleré el ritmo y respondí a su sonrisa con la mía. Sus caderas se movieron más rápido y la embestí más fuerte mientras ella levantaba su cabeza, chupaba mi cuello y me mordía el lóbulo. ―Te extrañé. ―susurró y lo perdí. Fue intenso, incontrolable y jodidamente alucinante. Casi olvidé hacerla venir mientras estaba tan ocupado con mis ‘oohhs’ y ‘aahhhss’ por mi propio orgasmo. Cuando volví a la tierra y la sentí palpitando alrededor de mí, besé sus sonrientes labios. ―También te extrañé. ―susurré. Caí junto a ella y recuperé el aliento mientras la observaba hacer lo mismo. ―Nunca me sentí tan contenta como ahora mismo. ―dijo mientras volteaba su cabeza hacia mí. La mirada en su rostro era muy diferente de lo que había sido antes. Había hecho lo que le pedí, había puesto todo con lo que tendríamos que lidiar a un lado e hizo tiempo sólo para nosotros. Puse mi mano en su cara y acaricié su mejilla con mi pulgar. ―Eso me hace muy feliz ―le dije―. Aprendí hace aproximadamente dos meses, que la única cosa más difícil que perder a alguien trágicamente, era perder a alguien que amabas de manera egoísta. Sabía que tenía que abrirme otra vez,

completamente, y mostrarte, decirte, probarte que no solo podía, sino que lo había hecho, me había enamorado desesperadamente y alocadamente de ti. Lamento haber permanecido en pausa por tanto tiempo. Tenía miedo y fui un cobarde, como dijiste. Te amo mucho, Brynn. Eres la razón por la cual todo lo que pasó en mi vida antes de conocerte sucedió. Todo llevaba a ti. Eres el último capítulo, la respuesta, la única. Así que, yo también estoy más contento que nunca. Mi vida empieza aquí, ahora mismo, contigo. ―Extendió sus manos y limpió mis lágrimas mientras yo limpiaba las suyas. ―Guau ―Respiró profundo―. No podría haber imaginado nunca, ni siquiera en mi fantasía más romántica, a alguien diciendo algo como lo que me has dicho. Antes de conocerte no podía enfadarme, o levantar la voz, ni siquiera llorar. No tenía pasión. Estaba experimentándolo todo sin sentimientos ni emociones. Tú me hiciste sentirlo todo. Algunas veces fue pura felicidad y algunas veces fue pura agonía, pero no cambiaría nada, porque una vida sin pasión no es vida en absoluto. Tú eres mi pasión, mi emoción, mi amor. ―Jesús, mi corazón estaba latiendo tan rápido que estaba mareado. Ella había llegado tan lejos desde que nos conocimos y estaba muy orgulloso de ella. Nos miramos mutuamente, sonriendo como adolescentes perdidos de amor por un momento. Podría haber permanecido de esa forma para siempre, pero ella dijo que tenía hambre. ¡Tenía hambre! La sonrisa en mi rostro debió ser reveladora. ―Crees que no me doy cuenta cómo reaccionas cuando estoy hambrienta o cuando no lo estoy, o cuánto como o no como, pero lo hago ―dijo acusadoramente. ¡Era tan irritante a veces! ―Te amo, bebé. Nunca cambies ―La agarré y la besé mientras ella se reía, lo que me excitó―. ¿Pizza? ―Pregunté. ―Mmmm ―dijo, lo que me excitó más todavía. Agarré mi teléfono y ordené una. ―Tenemos treinta minutos. ―le dije mientras tiraba mi teléfono al suelo y la ponía encima de mí. ―¿Qué estas sugiriendo? ―Levantó sus cejas―. ¿Sugieres que haga esto? ―Se frotó contra mi erección―. ¿Otra vez? ―Se inclinó hacia abajo y chupó mi cuello y oreja mientras cabalgaba contra mí, estimulándose―. ¿Es eso lo que estás sugiriendo? ―susurró. ―Deja de provocarme y fóllame como tienes ganas. ―le dije. Ella jadeó y se sentó derecha. Levanté mis cejas. Dos podían jugar ese juego. ―Dios, amo cuando me hablas sucio. ―Me agarró la polla antes de bajarse sobre ella. Esta se deslizó agradablemente y ella hizo lo que le dije, me cogió cómo quería. Me vine primero, principalmente porque dejé que su entusiasmo sacará lo mejor de mí, pero diez segundos después de que empezara masajeándola con mi pulgar, saqué lo mejor de ella.

―¿Qué haremos con los próximos quince minutos? ―Soltó una risita. Nos metimos a la ducha y enjabonamos uno al otro, nos enjugamos y lo repetimos. Era innecesario, pero muy divertido. Apenas tenía puestos los pantalones cuando llegó la pizza. Brynn se comió dos pedazos y negó con la cabeza cuando se dio cuenta que yo había contado. Solo le guiñé. ―Creo que es momento para ese juego de póquer ―dije. Ella saltó emocionada. ―¡Sí! ¡Finalmente! ―Fue a la habitación a cambiarse y trajo las cartas, cervezas y cigarros. Me prometí a mí mismo que se lo compensaría si alguna vez tenía oportunidad―. Gracias por lavar mi ropa ―gritó desde la recámara. Sonreí mientras ella se acercaba con sus pantalones cortos, camiseta y sostén en su hermoso cuerpito. La tendré desnuda en cuatro manos. ―Puedo leer tu mente ―dijo―. Piénsalo nuevamente, cariño, y ve a ponerte algo de ropa. ―Me reí por su confianza mientras hacía lo que me había dicho. Me puse un par de bóxeres y pantalones de basquetbol bajo mis pantalones de ejercicio, junto con una sudadera y una camiseta, y encima una corbata. Saliendo del vestidor me puse una gorra, por si acaso. ―¿Eso es todo lo que llevarás puesto? ―Brynn me molestó cuando me unía a ella en el bar. ―¿Qué puedo decir? Me siento con suerte ―dije con un guiño. ―La casa escoge el juego. Cada partida valdrá una prenda de vestir, a elección del perdedor, a menos que aumentes la apuesta, entonces serían dos prendas. No se permite apostarlo todo ―dijo Brynn seriamente―. Jugamos hasta que uno de los dos esté completamente desnudo y el perdedor tendrá que realizar la fantasía del ganador después del juego. ¿Alguna duda? Dios, ella era sexy cuando se ponía mandona. Sacudí mi cabeza al tiempo que destapaba mi cerveza y tomaba un trago mientras mantenía mis ojos en los suyos. ―Bien. Cerrado el trato ―puso las cartas en la mesa. Yo corté y obtuve un cuatro. Ella cortó y obtuvo una Reina―. Five card12, con trucos ―dijo mientras barajaba como una profesional. Mierda, podría estar en problemas. Asentí. Repartió y, antes de ver sus cartas, destapó una cerveza, arrancó con los dientes el filtro de un cigarrillo, lo lanzó al otro lado de la habitación y puso el resto del cigarrillo entre sus húmedos labios. Mmm. Sonreí y miré mi mano. Tenía un par de sietes. Nada mal. Coloqué las cartas descartadas boca abajo en la mesa frente a mí y la vi finalmente tomar sus cartas. Su cara cambió y contempló su mano, finalmente sólo descartando una carta. Obviamente está buscando un flush o una

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Modalidad del póker que emplea cinco cartas

escalera. No tiene ninguna oportunidad con una cara de póker como esa. Me reí por lo bajo. ―Tres, por favor ―le dije mientras empujaba mis cartas sobre la mesa. Una pequeña sonrisa se asomó en su rostro mientras chupaba el cigarrillo sin encender y repartía mis cartas. ―La casa toma uno ―dijo y repartió. Vi su cara cuando la tomó y se reflejó una gran decepción. Casi me sentí mal porque iba a ganar esa mano con un trip13, pero no me sentía lo suficientemente mal como para no subir la apuesta. ―Quisiera subir la apuesta ―dije. Ella sonrió. ―Aceptaré esa apuesta ―ella estaba de vuelta en su confiado y engreído yo.

Huh? ―Tengo tres sietes ―sonreí confiadamente y volteé mi mano en la mesa frente a mí. Su cara se puso triste… por un segundo. Después guiñó y chupó su cigarrillo. ―Tengo cuatro Reyes. Ahora, muestra algo de piel —¡Me había engañado! Y caí en su pequeña trampa de principio a fin. Estaba en shock. Me quité la gorra y la corbata. Inmediatamente ella se puso la gorra hacia atrás y giró la corbata en su dedo―. Puede que esto me sea útil cuando estés cumpliendo mi fantasía más tarde ―dijo. ―No deberías contar tus orgasmos antes de tenerlos ―le dije―. No quisiera que quedaras decepcionada cuando tú estés cumpliendo la mía. Ambos asentimos, serios y toda esa mierda, pero los dos respirábamos pesadamente mientras considerábamos nuestras fantasías. La mía era tan obvia como pensar en ella bailando para mí. ―Seven stud14, sin trampas ―dije. Ella levantó una ceja. Así es. Sé lo que estoy haciendo. De cualquier manera, al final de la partida mientras permanecía sentado mirando a su full house contra mi sobreestimada escalera, supe que ella era alguien de quién cuidarse. Solamente había mostrado un par y yo había asumido, al momento de aceptar mi apuesta, que tenía dos pares, tres iguales máximo, pero me estaba inclinando más a no asumir nada en lo que a ella se refería. Me quité mi camisa y la camiseta. Ella soltó una risita mientras destapaba otra cerveza y chupaba su cigarrillo sin encender. Quince minutos después, sentado con nada más que mis bóxers, tomé un cigarrillo y arranqué el filtro, lo que me tomó tres intentos, y con muy poca gracia lo escupí al otro lado de la habitación. Pensé que, la totalmente vestida, Brynn iba a orinarse de la risa. Ella estaba viva y en su elemento cuando ganó mis bóxers en

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Three of a kind: tres cartas iguales Modalidad del póker que emplea siete cartas.

la siguiente mano. Ahí estaba de pie, desnudo, mientras ella daba círculos a mí alrededor pasando su dedo por todo mi cuerpo. ―Fue como quitarle un dulce a un bebé ―susurró. Traté de no sonreír mientras rodaba mis ojos―. Ahora puedo tener mi fantasía. Asentí y esperé mientras me rodeaba una vez más. Mi erección era muy evidente y yo esperaba que nos ocupáramos de eso pronto como parte de su fantasía. La vi levantar la corbata y atravesar la habitación. Puso su iPhone en mi iDock y tan pronto como la música empezó miró en mi dirección. Sonreí. Me sentó en el banquillo y ató mis manos detrás de mi espalda. Mi pulso se aceleró y supe que lo pasaría en grande. Ella dejó que sus pechos rozaran mi brazo mientras se inclinaba hasta mi oído. ―Mi fantasía es verte… ―se alejó y se dirigió hacia mi espalda, pasando sus dedos por mi cuello y hombros; luego se inclinó en mi otro oído―… mirándome. ―Amé que su fantasía fuera la mía. Montó su pequeño trasero de manzana en la mesa frente a mí y tomó mi gorra. La colocó a su lado y se quedó ahí. Maldición, se veía increíble mientras movía su cuerpo para mí. Lanzó su camiseta y su sujetador al suelo antes de desabrocharse los shorts. Se los quitó mientras movía su cuerpo al ritmo de la música. Mientras caían, ella levantó un pie y luego el otro, dejándolos colgar frente a mí. Levantó su pierna y dejó los shorts volar mientras la música sonaba. Ahí estaba yo, desnudo, atado, duro como una roca frente a ella mientras bailaba cada vez más dentro de mi corazón. Para el momento en que sus bragas cayeron pude decir, por la expresión en su rostro, que ella estaba pensando en algo más divertido que bailar. Puso su pie bajo el borde de mi gorra, la cual seguía en la mesa, y en un instante voló por el aire. La atrapó y se la puso antes de dirigirse hacia mí ponerse al nivel de mi regazo. Miró mis ojos con un suave y más controlado, apetito sexual del que habría esperado. ―Desátame ―susurré. Cinco minutos antes, la idea de tenerla a ella seduciéndome en esa silla era excitante pero repentinamente nos mirábamos mutuamente de una manera distinta. Tan pronto mis manos estuvieron libres, la tomé en brazos y la llevé hasta nuestra cama. ―Te amo Brynn ―le susurré. Permanecimos en los ojos del otro mientras hacíamos el amor, lenta y suavemente. Fue más hermoso que nada que haya sentido antes. ―Gracias por la partida de póker ―susurró Brynn mientras nos abrazábamos. ―. Creo que ambos ganamos ―la abracé más fuerte. Nos quedamos hablando la mayor parte de la noche. Aunque más temprano yo había sugerido que concentráramos éste día sólo en nosotros, terminamos hablando de casi todo. Estuvo bastante bien. Nos dijimos mutuamente las cosas por las que habíamos pasado en estos últimos cuatro meses y rompió mi corazón

escuchar cuánto dolor había soportado Brynn después de nuestra ruptura. Había sufrido tanto, o más, que yo. La pelota estaba en su cancha, ella pudo haber vuelto a mí, pero sabía que no funcionaría entre nosotros hasta que llegara a un acuerdo entre Gretchen, Gia y mis sentimientos por ella, lo cuales estaban en pausa. Mis llamadas diarias y recordatorios constantes halaron las cuerdas de su corazón y probaron sus emociones. Ella dijo que fue doloroso pero necesario y ahí supe que ella era mucho más fuerte que yo. Le dije cómo había descubierto que el profesor Crane era su padre y la noche que pasé en la casa de mis padres. Me dijo que Juanita le dijo todo lo que yo le había dicho a él y que había sido en ese momento en que se había dado cuenta de que yo estaba finalmente listo para ella. Dijo que Juanita lo había escrito todo y que incluso había alzado la voz al momento de decirle a Brynn, “¡Estoy desesperada, total y completamente enamorado de Brynn!” y ella no podía creer lo que Juanita le estaba diciendo. Dijo que no sabía que la había sorprendido más, lo que yo había dicho y hecho, o que su madre hubiese tenido una aventura y le hubiese mentido a cerca de quién era su padre. ―Fue una visita agridulce ―dijo Brynn―. Estaba eufórica por ti, pero destrozada por mi madre. Entonces Juanita me lanzó la bomba. ―Brynn comenzó a llorar. ―¿Qué? Ven acá, amor. ―Tomé su mano. ―Mi verdadero padre fue nuestro jardinero, Patrick. No recuerdo mucho sobre él, pero algunas cosas que sí recuerdo son: estar sentada en su regazo mientras me leía, jugar a la pelota y nadar con él. Juanita dijo que él me adoraba profundamente y que cuando el profesor Crane descubrió la verdad y lo despidió, fue hasta el fondo con las drogas y el alcohol. ―Brynn lloró en mi hombro mientras la sostenía. ―Jesús ―susurré. No hubiese podido anticipar nada de esto cuando aumenté la tensión irritando al profesor Crane. ―Juanita dijo que murió un año después por sobredosis. ―Brynn se sentó y me miró con los ojos vidriosos―¿Sabes algo? ―tenía la sombra de una sonrisa. ―¿Qué? ―Mi verdadero papá, aquél de verdad importa, me amaba y me quería, más que a nada. Juanita dijo que ella solía llevarme a verlo en el parque. Él se sentaba en la caja de arena y jugaba conmigo todo el tiempo que estuviese allí. Ella me dijo que él le dijo que iba a dejar de consumir y a pelear por la custodia. Sabía que nunca podría conseguirla por el dinero y el poder, pero Juanita dijo que le dio una razón para querer dejar de consumir ―Brynn sonrió y secó sus ojos―. Ella me dio una foto de él y de mí que tomó del álbum de fotos de mi madre. Está sosteniéndome y ambos sonreímos.

La abracé fuerte y besé su cabeza. ―Estoy feliz de que lo recuerdes y de que aprecies los recuerdos. Estás lidiando muy bien con esto, Brynn. Estoy orgulloso de ti. ―Lo estoy haciendo mejor ahora mismo de lo que lo hice ayer y el día anterior ―me miró―. Y es por ti y por nosotros. Es el pasado y he encontrado lo bueno en él. Ahora es tiempo de seguir adelante. ―Esa es mi chica.

CAPÍTULO DIECINUEVE Traducido por EnchantendCrown Corregido por Mass La siguiente semana fue una locura. Entre mover las cosas de Brynn, su trabajo, ensayos y presentaciones, y mi escuela e internado, no sabíamos si íbamos o veníamos. Aun así, todo valió la pena; al final de cada día todos dormíamos juntos. Justo cuando nos estábamos acostumbrando a una agradable rutina y a memorizar las agendas de los demás, Brynn me sorprendió. Fue como dos semanas después de que se mudara conmigo y la estaba recogiendo del trabajo, como siempre. Se veía diferente a medida que caminaba hacia el auto. Estaba molesta, y caminaba rápido. Uh-oh. —Bueno —dijo cuando saltó al interior y tiró la puerta—. ¡Renuncié! —Estaba atónito. —¿Qué? ¿Renunciaste a tu trabajo? —Traté de ocultar la alegría que me provocaba, pero mi tono era casi musical. —Sí, renuncié a mi trabajo. Lo siento, sé que debí decírtelo antes, pero estoy cansada de esos bastardos. ¡Tuve suficiente! —Era tan linda cuando estaba molesta. —¿Lo sientes? ¿Debiste consultarme antes? —Me reí tan fuerte que le sonsaqué una pequeña sonrisa. —Me alegro que estés de tan buen humor —dijo—. Cuando tengas que apoyarme porque esté en bancarrota veremos qué tan divertido crees que es. — Cruzó los brazos, tratando de parecer molesta, pero su última declaración me hizo reír aún más. —Bebé —dije cuando logré componerme—. Lamento que estés molesta, pero no mentiré, ¡estoy halagado! Podré pasar más tiempo contigo y no estarás desnuda frente a otros hombres. Es una completa victoria para mí. Y en cuanto al dinero, estás ganando algo con Grease y yo tengo suficiente, entonces, ¿cuál es el problema? Volteó su sensual cuerpo en el asiento lateral para verme. —Cuando me mudé contigo, no era porque esperaba que pagaras mi vida. Como te dije, quiero pagar mi parte. ¿Qué pasará cuando Grease termine y empiece la escuela? Voy a tener que conseguir otro trabajo. No quiero depender de ti o de nadie más.

Dios, ¡era tan irritable! —Brynn, no estoy pagando de más por tenerte viviendo conmigo. Te quiero ahí. Te necesito ahí. Haz juntado el dinero suficiente para pagar tu universidad. Te has mantenido mientras guardabas ese dinero, y hay pocas personas que hacen eso. No tengo duda que nunca dependerás de mí o de alguien más, simplemente no va contigo. Dependencia es una cosa, ser un equipo es otra. Somos un equipo, ¿no? —asintió—. Eres mi chica, ¿no? —sonrió—. ¡De acuerdo, entonces! Despídete de Sashay y los desgraciados que te llevaron más allá de la razón y de tu punto de partida, ¡y vamos a celebrar! —Estaba hasta el tope con felicidad extrema, pero funcionó. —¿Qué tenías en mente? —Trató de esconder su diversión mientras se recostaba y colocaba su cinturón. —Bueno, son las 2:00 A.M., ambos estamos libre mañana, ya estás medio desnuda y yo estoy tan caliente como el infierno... —me volteé a ella con ojos exagerados—. ¿Quieres ir a IHOP? —La hice reír. —Seguro, pero luego quiero ir a casa y desvestirme totalmente —se rio tontamente. —Espero que puedas comer rápido —Me alejé a toda velocidad del parqueo con una enorme sonrisa en mi rostro.

Los siguientes meses fueron una bendición. Brynn y yo nos acoplamos perfectamente bajo el mismo techo. Aunque fuera independiente, ella amaba estar en una relación. Cuando yo volvía a casa de la escuela, me veía con una sonrisa genuina, y un beso que me decía que me había extrañado, y que se alegraba de volverme a tener en casa. Me hacía sentir tan bien y tan desesperado por llegar a casa. Nunca antes había pensado que ese momento del día pudiera ser especial, pero ese era el tipo de mujer que Brynn era. Realmente hacía un esfuerzo por hacerme sentir querido y apreciado. Amaba amarla. —Me estás echando a perder —le dije un día cuando me recibió con galletas recién horneadas y nada más que un delantal por vestimenta. —No más de lo que tú me echas a perder —dijo—. La lasaña está en el horno, el temporizador está puesto, tenemos una hora. ¿Qué te parece si nos ensuciamos y luego nos bañamos? ¿Ves a lo que me refiero? ¿Quién te da eso cuando vuelves? ¡Yo!

La vida con Brynn se sentía fácil y natural aunque estaba llena de diversión y emoción. Podía convertir el lavar la ropa o llenar el lavaplatos en aventuras, y lo hacía. Algunas veces, cuando se suponía que debía estar estudiando, la miraba en secreto. Podría estar pintándose las uñas, o leyendo un libro, pero me hipnotizaba la visión de ella haciéndolo. Nunca me di cuenta cómo una persona podía hacer a otra sentirse tan vivo y feliz con solo estar ahí, pero ella lo hacía. Abril fue un mes ocupado. Gia y Ethan vinieron a ver uno de los shows de Brynn, y pasamos un agradable rato con ellos cuando se quedaron con nosotros. La presentación final de Brynn era la noche antes de Pascua, y mientras la veía tras bastidores, no pude estar más orgulloso. Su confianza y habilidad para hacer a la audiencia amarla me conmovieron. Pasamos el Domingo de Pascua con mi familia, y, aunque conocían poco a Brynn, era la primera vez que todos pasábamos unos días completos juntos. La adoraron, y encajó muy bien luego de relajarse y bajar la guardia. —Solo porque tienen dinero no significa que son esnobs —le dije en el auto cuando íbamos—. Son bastante similares a mí, y pareces disfrutar estar conmigo. —Bueno, te tolero porque me das un lugar donde vivir de gratis —bromeó—. Oh, y por tu cuerpo. Para el momento que nos fuimos esa tarde pude decir que había mandado a volar su opinión estereotípica de ellos. La aceptaron incondicionalmente y nunca podrías saber del pasado y el hecho de que mis padres básicamente cortaron lazos con ella. Pensé que podría ser incómodo al principio, pero realmente no lo fue, y estaba agradecido por eso. Mayo empezó frenético para mí, ya que me acercaba los finales. Brynn prestó atención a sus preparaciones de último minuto para la universidad y planeó nuestro viaje para fin de mes. Íbamos a la boda de Gia y Ethan, y luego a continuar con nuestras pequeñas vacaciones. Mientras caminaba hacia mi auto luego de terminar el último final, quedé en shock al ver a Brynn recostada en él. Sostenía una sola rosa roja y un diploma de broma que había hecho. Saltó a mis brazos y me dio un gran abrazo y beso. —¡Felicidades, bebé! —dijo. —Gracias. ¡Qué agradable sorpresa! —Quería estar ahí tan pronto como cerraras ese capítulo. —Señaló hacia la escuela—. Y estar contigo cuando abrieras el siguiente. —Levantó sus brazos al aire. Me reí mientras la columpiaba alrededor.

—Es muy dulce de tu parte. La primera página de este capítulo también es muy bella, debo decirlo. Si hubiera sabido con quién se juntaban las sensuales terapeutas, habría elegido eso en lugar de un superhéroe cuando tenía cinco. Se rio. —¿Cuál superhéroe ibas a ser? —Batman, por supuesto. —Mmm... Pienso que tal vez un viaje de compras de máscaras y capas está en la lista de actividades de esta tarde. No soy la única que puede disfrazarse, ¿sabes? Brynn se aseguró de que tuviera un último día de escuela memorable. Horneó y cocinó y puso un hermoso juego de mesa con candelas y champán para la cena. Cuando nos sentamos a comer, me pasó una pequeña caja con un perfecto moño rojo en ella. —Brynn... —empecé. —Solo ábrelo —dijo—. Hoy es un día especial. Estoy realmente orgullosa de ti, y quería darte algo para recordarte eso y este día. —Me besó y sentí todo su amor y apoyo. Desaté el moño y abrí la caja. Era un hermoso reloj de oro con una inscripción en la parte trasera. —Mi pasión, mi emoción, mi amor, mi futuro —decía. Mi corazón se desbordaba cuando miré su cara sonriente. —¿Te gusta? —Me fascina. Gracias. —La besé. Disfrutamos nuestra cena romántica y el uno al otro. Brynn estaba mareada mientras hablaba sobre mi graduación y nuestras vacaciones luego de eso. Dijo que íbamos a tener el mejor verano de la vida, y no lo dudé por un segundo. Prometimos hacer que cada día contara y tomar total ventaja del tiempo libre que teníamos antes de que la escuela empezara de nuevo junto con mi nueva carrera como terapeuta. Había considerado abrir mi propia clínica, pero luego decidí unirme a una existente, ya que la oferta que me hicieron era lo suficientemente buena. Tenían un doctor que se retiraba a finales de agosto, lo cual lo hacía un perfecto momento ya que me permitía pasar el verano con Brynn. Su mareo era contagioso, y sentía cómo serían los próximos tres meses con ella. Me di cuenta entonces, mientras la veía tratar de terminarse su cena porque sabía que me haría feliz, que quería pasar el resto de mi vida con ella. Hacíamos un equipo perfecto. Ella volvía cada día algo especial, y yo estaría perdido sin ella.

El día antes de la graduación, dejé a Brynn en el spa para poder comprar un anillo. Estaba agradecido que mi hermana lo hubiera sugerido, porque no podía pensar en una razón para alejarme sin mentir. De todas formas, ella merecía un día de cuidados, y sabía que nunca había tenido uno, y nunca gastaría su propio dinero en dárselo. Tan pronto como vi el anillo supe que era el indicado. Era enorme y extravagante. Cualquier hombre a un kilómetro de ella lo vería brillar y sabría que estaba con alguien. Era absolutamente perfecto. Ahora todo lo que tenía que hacer era decidir cuándo y dónde haría la propuesta. La graduación fue genial. Mi familia cercana y Brynn vinieron a la ceremonia y luego mis padres hicieron una enorme fiesta en su casa para el resto de la familia y amigos. Ethan y Gia se sintieron mal por perdérselo, pero se iban a casar en dos días y ciertamente no esperaba que llegaran. Les dije que celebraríamos cuando Brynn y yo llegáramos allí el día siguiente. Brynn ayudó a mi madre y hermana con la fiesta, y verlas a las tres juntas me llenó de satisfacción. Estaban creando lazos, y eso solo reafirmaba que era la adecuada para volverse un miembro permanente de mi familia. Cuando les dije a mis padres sobre mis planes de comprometerme, tenían lágrimas en sus ojos. Dijeron que habían esperado años para verme así de feliz como Brynn me hacía, y fue con empatía que me dieron su bendición.

Insistí en rentar un auto del aeropuerto para conducir a The Lock. Sabía cuán ocupados estarían Ethan y Gia con la boda, y no quería aumentar su estrés. Le había estado enseñando a Brynn a manejar, por lo que una vez que salimos de la ciudad, cambiamos y ella condujo por el resto del camino. Le salía natural, y no podía esperar a que pasara su examen para comprarle un auto nuevo. Estábamos emocionados por estar en “nuestra” cabaña de nuevo, y tan pronto como entramos, nos deshicimos de nuestra ropa e hicimos el amor bajo el dosel. —Este es uno de mis lugares favoritos en el mundo entero —susurró Brynn mientras estábamos en brazos del otro luego de eso. —También lo es para mí —dije—. Tal vez nos vendan esta cama. —Brynn rió tontamente mientras me apretaba con fuerza. No había momento como el ahora. Fui al baño y tomé el anillo. Sentía nervios en el estómago y pánico por primera vez, mientras consideraba el hecho de que podría decir que no. Descarté esa posibilidad de inmediato, y caminé hacia la cama. Me arrodillé a un lado. —Brynn —dije. Se sentó, y cuando me vió, soltó un jadeo—. Eres todo lo que he soñado alguna vez, todo lo que siempre querré, y más de lo que llegaré a

merecer. Mi parte favorita de cada día es cuando me dices que me amas. No hay nada que desee en este mundo más que ser tu esposo. Nunca te tomaré por sentado, ni te daré una razón para dudar de mi amor. ¿Te casarías conmigo? Parpadeó, y lágrimas cayeron de sus largas pestañas. —Sí —susurró—. Sin dudas ni miedos, sí. Fue la mejor respuesta que pude haber deseado. Mi corazón se encogió cuando la besé y volví a hacerle el amor. Decidimos no decirle a Ethan y Gia hasta después de su luna de miel, ya que este era su momento. Su boda fue hermosa, y tan pronto como Brynn y yo nos pudimos escapar de la recepción, lo hicimos. Pasamos la mayor parte de la noche en la cabaña, y el día siguiente nos fuimos para nuestras vacaciones. Brynn me dijo que se sentía rara con una enorme roca en su dedo, pero cada vez que la atrapaba viéndola, estaba sonriendo. Nos casamos el cuatro de julio en Las Vegas. Hablamos sobre planear una gran boda, pero no queríamos esperar todo lo que eso llevaría. Mis padres, hermanos, Gia, Ethan y Maria estuvieron ahí. Fue el mejor día de mi vida. Brynn era la novia más hermosa en el mundo, y mientras me decía sus votos con lágrimas en sus mejillas, tenía que concentrarme para respirar. Teníamos razón. Ese verano fue el mejor que alguna vez tuvimos. Fue el verano que me hizo su esposo, y, a ella, mi esposa. Había visto cada comedia romántica hecha en los últimos cinco años, y ninguna era nada comparada a mi historia. Brynn hacía a mi corazón palpitar, a mis pulmones llenarse, y a mi pulso acelerarse. Ella era el último capítulo, la respuesta, la indicada. Mi chica, para siempre.

Fin

SOBRE LA AUTORA Desiree Wilder es una autora norteamericana, que reside actualmente en el Medio Oeste de Estados Unidos. Le encanta cocinar, leer, acampar y pasar tiempo con su alocada familia que siempre la apoya. Desiree durante mucho tiempo sintió que algo faltaba en su vida; entonces empezó a escribir y descubrió su pasión. También ama la música e ir a conciertos. Facebook: www.facebook.com/desiree.wilder.56 Twitter: https://twitter.com/DesireeWilder12 Goodreads: www.goodreads.com/author/show/7144062.Desiree_Wilder Amazon Author Page: www.amazon.com/Desiree-Wilder/e/B00EA1N2M

MINISTRY OF LOST SOULS MODERADO POR Tessa_ STAFF DE TRADUCCIÓN Tessa_, AnitaLen, A.Lara, LucíaL, BelusiMG, SharitoH, Leon der Slalomdribbler, Maru, Aoi, EnchantedCrown

STAFF DE CORRECCIÓN Koko, Arianna, LimonSalvaje, Mass

DISEÑO Meeny

http://ministryoflostsouls.foromotion.net/ Esta traducción no tiene fines de lucro; es el producto de un trabajo realizado por un grupo de aficionadas que buscan ayudar por este medio a personas que por una u otra razón no pueden disfrutar de maravillosas obras como esta. Ninguno de los miembros que participaron de esta traducción recibió, ni recibirá ganancias monetarias por su trabajo. El material antes expuesto es propiedad intelectual del autor y su respectiva editorial. Si te gustó esta historia y está en tus posibilidades, apoya al autor comprando este libro.

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