ma, y agenciada frecuentemente por personas que no investigan)6. Con todo, sí hay acuerdo en que la investigación formativa es un medio de formación de los actores que la sociedad reclama para trabajar la generación de conocimientos y sus distintas aplicaciones; en que crea espacios para las prácticas; familiariza con métodos y técnicas; sirve de laboratorio, de ensayo y experimentación para promover a docentes y estudiantes que se dedicarán a la investigación en sentido estricto e integrarán los grupos de investigación. “Allí donde hay buena y variada investigación formativa hoy, florecerá mañana la investigación científica productiva”7. También hay acuerdo en la necesidad de estimular el placer por el conocimiento, a lo cual contribuye la investigación formativa, porque “experimentar muy conscientemente el placer de saber más, es suficiente como premio al esfuerzo”8. Ese disfrute del descubrimiento, permite que los jóvenes se acerquen al conocimiento sin complejos, y por ese camino acrecienten su autoestima. El premio al esfuerzo es también la posibilidad de sobrevivir y crecer en un mundo cambiante y, a la vez, poder cambiarlo. Los hechos científicos, tecnológicos, políticos, culturales acaecidos después de las exhortaciones de escritores y leyes, explican por qué el mundo 2007 es radicalmente distinto. (Hacia el 2020, el conocimiento se duplicará cada setenta y tres días)8. Ya no aceptamos el mundo lineal, acabado, que nos enseñó la física mecanicista. Vivimos un nuevo concepto de realidad. Nuestro universo cambia cada segundo. El aceleradísimo desarrollo científico y tecnológico se refleja en muchas facetas de la vida social: crecimiento exponencial de nuevas teorías, surgimiento de novedosas formas de relacionarse y de asociarse los seres humanos, tecnologías e instrumentos sofisticados, maneras de vincularse con el medio ambiente, relaciones de producción, lenguajes entre las personas y entre éstas y máquinas. En fin, es la sociedad en un frenético movimiento y cambio, que vive bajo el principio de la incertidumbre, o del caos. No vivimos el orden imaginado, sino otro lleno de imperfecciones, desequilibrios y desorden, en la búsqueda de un meta-orden u orden superior, que debe ser construido por toda la humanidad. Para comprenderlo, se requiere una visión sistémica, holística de la acción humana que la impele a generar más y más acelerado conocimiento. La creatividad de los seres humanos se pone a prueba en esta búsqueda de otros órdenes y síntesis. Y, claro está, se imponen actitudes de reconocimiento y aceptación de esa realidad cambiante por parte de la institución educativa y los educadores. Una disposición auténtica a

considerar cosmovisiones diferentes de las propias, nuevas teorías como verdaderas; otras realidades que los estudiantes tienen todo el derecho de buscar y de encontrar. Nuestro deber es reconocer la realidad de hoy, competitiva, globalizada, exigente en valores y conocimientos, y hacer propuestas coherentes. Se impone una actitud de humildad. Pero esta humildad no consiste en inclinar la cabeza y aceptarlo todo con santa resignación. Se trata de otra humildad edificada sobre una absoluta conciencia de las circunstancias cambiantes; de que las cosas no se pueden seguir haciendo como siempre las hemos hecho y nos han salido bien. La convicción de tener la razón, debe acompañarse del convencimiento de que otros también pueden tenerla. Aunque sean niñas, niños, jóvenes -que tienen una facilidad y una sensibilidad especial para captar los signos que marcan los cambios de su tiempo- aunque sean inexpertos, y pertenezcan a otras formaciones disciplinares, otras ideologías y epistemologías que también se necesitan para ver, describir, interpretar, comprender, aprender y cambiar. Una noción de humildad inteligente, entusiasta y democrática. Una humildad docente. Los resultados de nuestra tarea universitaria serán asombrosamente mejores. Bibliografia 1

Martínez Miguélez Miguel. La excelencia en la docencia universitaria de hoy. En: Polis, Revista de la Universidad Bolivariana. Santiago. Año 1 No. 1. 2001. 2

García Márquez, Gabriel. Por un país al alcance de los niños. En: Informe Conjunto de la Misión de Ciencia Educación y Desarrollo. Bogotá. 1994. 3

Ley 115 de 1994 “Por la cual se expide la Ley General de Educación”. Artículo 92.

4

Bernardo Restrepo Gómez. Conceptos y aplicaciones de la investigación formativa, y criterios para evaluar la investigación científica en sentido estricto. www.cna.gov.co. Documentos Consejo Nacional de Acreditación, CNA. S.F. Consultada enero 2007

5

Bernardo Restrepo Gómez. Maestro investigador, escuela investigadora e investigación de aula. En: Cuadernos Pedagógicos No. 14, Universidad de Antioquia: Medellín. 1999. Pp. 97.

6

Investigación formativa. Foro. Universidad de Ibagué. Mayo11 y Junio 6, 2006

7

Carlos Augusto Hernández. Investigación e Investigación formativa. En: Notas Universitarias. Serie Cedip. Universidad de Ibagué. 2006

8

Unesco. World Conference on Science for the Twenty First Century: A new Commitment. Budapest.1999. www.unesco.org/ science/WCS/declaracion/s.htm. Consultado agosto 2007

* Victoria Kairuz Márquez es socióloga de la Universidad Nacional de Colombia y magíster en Ciencias de la Educación de la Universidad de Toulouse. En la actualidad es asesora de la Oficina de Investigaciones de la Universidad de Ibagué. [email protected] Si desea recibir esta publicación, por favor comuníquese con nosotros al Cedip de la Universidad de Ibagué, al teléfono 2753846 o al e-mail [email protected]. Su distribución es gratuita.

La Cuartilla Universidad de Ibagué, CEDIP. Nº 69. Agosto de 2007 - 400 ejemplares

Investigación formativa: deber y humildad docentes Victoria Kairuz Márquez*

Dos mil siete, año de García Márquez. Ochenta años; cuarenta de Cien años de soledad; veinticinco del Nobel; ocasión para evocar facetas poco analizadas de su vida. Gabo educador. Miguel Martínez (2001) recordaba que en 1990, en unas declaraciones a El Nacional, recogidas bajo el título Prefacio para un Nuevo Milenio, Gabo afirmó: “Muchas cosas que hoy son verdad, no lo serán mañana. Quizás la lógica formal quede degradada a un método escolar para que los niños entiendan cómo era la antigua y abolida costumbre de equivocarse”1. Cuatro años después, en 1994, en Por un país al alcance de los niños, escribió: “...Nuestra educación, conformista y represiva, parece concebida para que los niños se adapten por la fuerza a un país que no fue pensado para ellos, en lugar de poner el país al alcance de ellos para que lo transformen y engrandezcan. Semejante despropósito restringe la creatividad y la intuición congénitas y contraría la imaginación, la clarividencia precoz y la sabiduría del corazón, hasta que los niños olviden lo que sin duda saben de nacimiento: que la realidad no termina donde dicen los textos, que su concepción del mundo es más acorde con la naturaleza que la de los adultos y que la vida sería más larga y feliz si cada quien pudiera trabajar en lo que le gusta, y solo eso” 2.

Para la misma época, la Ley 115 ordenó: “Los establecimientos educativos incorporarán en el Pei acciones pedagógicas para favorecer el desarrollo equilibrado y armónico de las habilidades de los educandos, en especial las capacidades para la toma de decisiones, la adquisición de criterios, el trabajo en equipo, la administración eficiente del tiempo, la asunción de responsabilidades, la solución de conflictos y problemas y las habilidades para la comunicación, la negociación y la participación.” 3

El novelista y la Ley están hablando de investigación formativa. Y es que, todas estas competencias tan requeridas para el ser humano hoy, no afloran naturalmente. Es menester la familia, los establecimientos educativos, los maestros y la acción deliberada de la educación como institución socializadora. Se trata del deber de ofrecer desde la infancia, facilidades para formar ciudadanos del mundo, autónomos, responsables, capaces de aprender a conocer y de crear en beneficio social,

en el marco de valores éticos y cívicos. Una de estas acciones es la investigación que da forma: la investigación formativa, cuyos ingredientes son la libertad para hacer preguntas, el deseo auténtico de responderlas, y el estímulo para lograrlo. Si falta uno, la ecuación no se resuelve. La noción de investigación formativa se encuentra implícita en documentos especializados; sin embargo, solamente aparece en la agenda de la educación en Colombia a mediados de los noventa, cuando el CNA la incorporó como criterio de evaluación. Entiende el CNA como investigación formativa, aquella que se realiza entre estudiantes y docentes como parte del desarrollo de un programa y que es propio de la dinámica de la relación con el conocimiento que debe existir en todos los procesos académicos tanto en el aprendizaje de los alumnos, como en la renovación de la práctica pedagógica por parte de los docentes. Existen diversas formas de abordar la investigación formativa. Bernardo Restrepo describe una acepción equivalente a investigación exploratoria; otra, referida a la formación en y para la investigación, “a través de actividades que no hacen parte necesariamente de un proyecto concreto de investigación. Su intención es familiarizar con la investigación, con su naturaleza como búsqueda, con sus fases y funcionamiento. Es el concepto que asume el CNA en sus publicaciones sobre evaluación y acreditación (CNA, 1998)”. Otras perspectivas la asocian con investigación-acción. (4 y 5). En foros organizados por las universidades de Ibagué y del Tolima, se mostró que algunos la definen por el lugar donde se realiza: un plan de estudios, por ejemplo, como equivalente a investigación en el aula, o investigación subjetivamente útil, es decir, para el crecimiento intelectual del sujeto. Se diferencia así de la investigación en sentido estricto, producida por los grupos de investigación (útil para la sociedad). Para otros, sigue siendo la enseñanza de la metodología de la investigación, o metodolatría (veneración por el método, aún a costa de la investigación mis-

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