Querido Mikel, Me estoy imaginando tu cara de asombro al ver esta carta, pero tengo tantas cosas que contarte…. Quizás haya sido demasiado cobarde y no te haya dicho las cosas en su momento, pero ya sabes que me cuesta mucho expresar mis sentimientos. Mediante esta carta te voy a abrir mi corazón y te voy a contar como me siento. Todo empezó un 22 de agosto de 2009, creo que fue el día más feliz de mi vida, conocí a la persona que me ha hecho feliz durante 4 años. Compartimos momentos muy bonitos que nunca olvidaré, pero sobretodo, me ayudaste a asentar la cabeza y centrarme en las cosas importantes de la vida, de lo cual siempre estaré agradecida. Nunca olvidaré las vacaciones del año pasado, fueron increíbles…. Me di cuenta que de verdad eras tú la persona que quería tener siempre a mi lado. Aquellos viajes en barca, aquellas caminatas al atardecer por el paseo marítimo agarrados de la mano…. Son cosas que nunca olvidaré. Hoy hace exactamente dos semanas que todo terminó, pero se me han hecho eternas; desde entonces, me paso las noches en vela pensando si algún día volveré a tenerte entre mis brazos y susurrarte lo mucho que te quiero. Mis padres, mi hermana… todos te echan de menos; hasta la pequeña Nela, que se ponía tan contenta cuando te veía. Espero que te vaya todo genial en el trabajo; yo en la universidad estoy muy contenta, he conocido a gente muy maja y creo que van a ser 4 años increíbles, de esos que nunca se olvidan. Estar a tu lado fue algo maravilloso; ahora que nos hemos distanciado me siento rara, sé que me equivoqué pero te pido que me perdones; en todas las relaciones hay dificultades, pero yo creo que es mucho más fácil superarlas juntos que tirar la toalla ¿no te parece? Creo que hemos pasado por muchas situaciones que nos han servido para aprender de la vida y hacernos más fuertes; además, todo el mundo tiene derecho a equivocarse y se merece una segunda oportunidad. Me gustaría quedar algún día para tomar un café y charlar un rato ¿Qué te parece? Esto es todo Mikel, espero que puedas entenderme y me perdones.

Un beso,

Naira Rabal