Hacia Psicologías de Liberación – Capítulo 1: Más allá de Universales: Regeneración Local – 10

1 Más allá de Universales: Regeneración Local Por revolución de la mente, no me refiero simplemente a la negativa de status de víctima. Estoy hablando sobre un dar rienda suelta a las capacidades más creativas de la mente, catalizadas por la participación en los esfuerzos por el cambio. (Robin Kelley, 2002a, p. 191) Hablar de psicología en singular ha sido siempre erróneo. Desde sus principios el propio foco de la psicología ha sido refutado, lo cual ha resultado en muchas aproximaciones a teorías y prácticas, o a lo que nosotros llamamos “psicologías” en plural. Aunque ciertas aproximaciones indudablemente han prevalecido en crear lo que podría ser llamado una corriente principal que contiene la mayor parte de puestos de trabajo y la financiación institucional, muchas aproximaciones alternativas a la psicología se han desarrollado en pequeños bolsillos. Estas personas psicológicamente orientadas hacia la psicología que han sido formadas en la corriente principal, y que luego han sido capaces de improvisar y unir los tipos de trabajo cultural necesarios para transformar los legados colonial y postcolonial, han experimentado una reorientación en cómo se acercan al sufrimiento psicológico y a la curación. ¿En qué consiste esta re-orientación? En este capítulo, discutiremos algunas de las deficiencias de los modelos actuales de la corriente principal, y proponemos una aproximación alternativa. Daremos varios ejemplos de exitosa psicología de la liberación y discerniremos sobre lo que han conseguido y qué tienen en común. La deficiencia de los modelos psicológicos actuales Aunque hemos sido formadas como psicólogas, ambas hemos encontrado necesario desertar de interpretaciones profesionales centradas totalmente en individuos y familias, y en constructos mentales separados de los mundos cultural, social y económico en los que están insertados. No queremos asumir que el papel de la psicología es ayudar a individuos y familias a adaptarse al status quo cuando el orden presente contribuye masivamente a la miseria humana, psicológica y otras diferentes. Nuestra psicología no debería existir en un vacío de teorías desconectadas donde clases, investigación, y encuentros clínicos son considerados aparte de los conflictos y el sufrimiento en la sociedad, donde la historia personal es amputada del contexto histórico y las instituciones sociales que cada uno ha heredado. La psicología individual empezó a principios del siglo veinte y floreció en los Estados Unidos dentro de un modelo médico que enmarcaba al psicólogo profesional como un experto casi médico, que podría trabajar con cuestiones demasiado problemáticas, repetitivas o tabú para tratarlas casualmente con amigos. Para quienes pudieran permitirse regularmente un tratamiento individual, y vivieran en contextos culturales donde varios tipos de silenciamiento hacen las visitas al psicólogo una estrategia curativa, el proceso podría ser extremadamente provechoso. Muchas personas todavía se benefician de una terapia individual. Sin embargo, la situación alrededor de la terapia y su foco original ha cambiado dramáticamente. Incesto, abuso infantil, violencia doméstica, sexualidad, y abuso de las drogas y el alcohol son ampliamente tratados. Muchas personas ven tales problemas no solo como problemas individuales, sino también vinculado a asuntos de las estructuras de poder normalizadas, relaciones de género y trauma general en desarrollo. Además, la incidencia de cuestiones de

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trauma colectivo, donde la víctima no es un solo individuo sino un grupo entero, ha crecido astronómicamente. Aquí, simples números hacen el trabajo individual no práctico. Las cicatrices psicológicas y el estrés postraumático de la guerra, la violencia, el terror, el genocidio, la polución tóxica repentina, las catástrofes naturales, y los resultantes desplazamientos y migración forzada han conducido a una necesidad de prácticas psicológicas que pueden reparar las heridas entre las personas además de los hilos narrativos de una historia de vida individual. Rituales perdidos, sistemas sociales, creencias, y confianza son no sólo cuestiones individuales sino colectivas, y no pueden ser reconstruidos en espacios privados en soledad. Otras formas de trauma grupal en desarrollo, tales como racismo, sexismo y homofobia, afectan a un gran número de personas que no necesitan ser silenciadas por más tiempo sobre sus sufrimientos, pueden quizás mejor ser tratados en marcos públicos en lugar de privados, ambientes donde la gente pueda reconocer que su sufrimiento tiene raíces comunes y es compartido. Aún más, hay asuntos conectados con la memoria histórica y la amnesia, el rechazo de discursos nacionales a respetar propiamente y a enseñar la historia de acontecimientos tales como la esclavitud y el genocidio nativo americano en los Estados Unidos, las dictaduras y el terror en Latinoamérica, o el Holocausto en Europa. Estos requieren un acuerdo público de explicaciones psicológicas que sobrepasa las capacidades del encuentro clínico individual. Redefiniendo los límites interdisciplinarios Hay importantes psicólogos y activistas en todo el mundo que están improvisando nuevas prácticas y teorías para hacer frente a este cambio climático. Ellos son a menudo ignorados por los profesionales de la corriente principal y las fuentes de financiación. La mayoría de la psicología, porque esta aspira a ser una ciencia, carece de conexión con el trabajo interdisciplinario relacionado contemporáneo en las humanidades así como con innovadores proyectos que están siendo llevados a cabo por trabajadores culturales progresistas que no son psicólogos profesionales. Esta represión artificial de potenciales afluentes a la psicología ha dejado un desierto alrededor de una disciplina que ha tenido la esperanza de verse a sí misma como una ciencia más que un intento interpretativo e interdisciplinario. Cuando los ríos son contenidos, áreas enteras son privadas de nutrición mientras otros son desbordados. La biodiversidad es reducida, y a menudo una única especie invasora coloniza lo que una vez fue un bosque rico o un pantano donde muchas especies florecían. En psicología, el proceso de represión de ejemplos de transformación de comunidades activistas y cuestiones de interdisciplinariedad y teoría crítica ha conducido a una situación donde las ideas universalistas y eurocentristas han reducido la posibilidad de múltiples psicologías indígenas que podrían estar unidas en enriquecedores diálogos. Nos encontramos a nosotros mismos a menudo intentando romper la contención alrededor de la disciplina académica de psicología, uniendo teorías psicológicas, investigación y prácticas a proyectos de la comunidad y las artes en todo el mundo. Trabajando en esta desértica área fronteriza hemos encontrado regeneración asistida –un modelo de restauración ambiental- útil para el pensamiento sobre el trabajo comunitario y psicológico restaurativo. Prácticas de regeneración asistida Los ecologistas contemporáneos hablan de regeneración asistida, un proceso por el cual los humanos colaboran para servir a la biodiversidad dentro de medioambientes devastados. La idea de regeneración asistida sirve como metáfora para el trabajo que queremos hacer en psicología y en este libro. Basado en un sentido de lugar, que difiere según la localización, cultura local y tejido social; la regeneración asistida en ecología debe significar diferentes cosas en diferentes ecosistemas.

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Eileen y Juan Bradley inventaron el método Bradley de regeneración de los arbustos en Australia. El método es aplicable en lugares donde el sobrepastoreo o la deforestación han producido extensiones de tierra que son despojadas de vida y convertidas en desierto. También es útil en lugares donde las plantas exóticas o los pastos han sido importados y ahora requieren grandes cantidades de agua lo cual ya no es posible costear. El método requiere que busquemos áreas donde haya todavía elementos restantes de la biodiversidad local que queremos fomentar. El primer paso debe ser vallar un área donde trabajar, mantener a raya a vacas, cabras, o personas. Necesitamos ser capaces de identificar todas las especies de plantas que están presentes y ser capaces de reconocerlas tanto en su forma madura como en planta de semilleros. Luego gradualmente con el paso del tiempo fortalecemos la diversidad de especies sostenibles, incluso nuevas e híbridas especies que empiezan a emerger, mientras se reducen las especies colonizadoras e invasoras. El método está basado en una profunda confianza en las capacidades regenerativas de la naturaleza y la paciencia de esperar pequeños cambios para crear otros más grandes (Seed, 2001). Idealmente, cada año más especies emergen y algunas comienzan una sucesión que crea condiciones para que otras aparezcan. El microclima gradualmente cambia ya que algunas especies comienzan a reparar la tierra con sombra y abono de hojas, y luego gradualmente las especies clímax que no han sido vistas en el área desde hace cientos de años pueden empezar a emerger. Queremos fortalecer los intentos de la regeneración asistida para la teorización y práctica de la psicología, centrándonos en áreas en el límite de la disciplina donde nuevas conversaciones puedan desarrollarse. Lo que estamos intentando desarraigar son las asunciones universales y occidentales que incluyen la noción de expertos formados en las tradiciones donde estas asunciones que quedan indiscutidas puedan ser colocadas a cargo del bienestar de los otros. En la práctica lo que estamos intentando proteger y construir son casos donde los individuos y comunidades han encontrado soluciones participativas, creativas y locales a condiciones problemáticas; e instituciones que transforman sus relaciones psicológicas para sí mismas y los demás, a veces en diálogo con psicólogos que están transgrediendo las fronteras académicas. Estos proyectos son los que regeneran la esperanza y un sentido de autonomía a través del nacimiento de nuevos espacios psicológicos para el diálogo creativo. Queremos ser capaces de reconocer tales intentos tanto en el semillero que justo empieza como en su forma más madura, donde han empezado los procesos de transformación que empiezan a influir en comunidades enteras y regiones, incluso en los gobiernos y políticas nacionales. Asociación de Mujeres Maya Ixil, Guatemala. Un ejemplo del tipo de proyecto que hemos estado estudiando es uno que ha sido creado en el resultado de muchos años de guerra y violencia en Guatemala por un grupo de mujeres en la región Ixil, que formaron una organización llamada “Association of Maya Ixil Women – New Dawn (ADMI)”. En diálogo con varios consultantes, educadores públicos, trabajadores culturales, y activistas, incluyendo el psicólogo de paz M. Brinton Lykes, el grupo creó y coordinó una biblioteca, varios proyectos de desarrollo, un programa educacional para niños y un proyecto de investigación-acción participativo en desarrollo para recopilar testimonios sobre los efectos de la guerra en mujeres y niños en su región. Como las mujeres se reunieron para documentar sus vidas con fotógrafos y compartir su historia y sus relatos, sus voces construyeron una comunidad narrativa que fue más allá de un reportaje en “hechos”: Ellos entierran su registro del número de muertes en una serie de interrogaciones que sitúan su entendimiento del suceso dentro del contexto de sus derechos como seres humanos y como personas indígenas. Ellos expresan su pena y rabia junto a su solidaridad con aquellos que han fallecido y sus familias. La inocencia de las víctimas claramente implica los asesinos en una guerra injusta. Igualmente importantes, las

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mujeres psicoanalistas nos cuentan sobre los rituales para llorar y conmemorar las vidas de las familias fallecidas, rituales que también fueron perturbados por la guerra. Por consiguiente los “hechos” están insertados en prácticas pasadas y reflejan los sistemas simbólicos que están destruidos en la secuela de la guerra. Las mujeres de ADMI están al lado de aquellos que han sido asesinados mientras afirman su compromiso por luchar por una paz mejor y más justa. El final de la guerra fue una ocasión para recuperar los cuerpos perdidos y para retomar prácticas rituales dentro de un contexto contemporáneo, de este modo reclaman no solo a sus seres queridos sino también las historias del pasado y los retos que proponen para el futuro. (Lykes, Blanche, & Hamber, 2003, p.4) Este trabajo con mujeres sufriendo desde el impacto de la guerra fue mucho más allá de un intento de tratar victimas individuales sufriendo desde el trauma. Esto empezó a curar desavenencias en la comunidad y a reconstituir un sentido de valor en un futuro compartido. Algunas mujeres que se implicaron en el proyecto aprendieron nuevas estrategias en tecnología, se convirtieron en consultoras en otras comunidades, hablaron públicamente en fórums nacionales, escribieron propuestas de becas, comenzaron proyectos de desarrollo económico, y unieron esfuerzos nacionales y regionales para construir una sociedad más justa. En un ambiente señalado por una clase rígida y las fronteras étnicas, este trabajo ha creado una ruptura transnacional a través de la cual las tecnologías de la investigación científica social y algunos de los privilegios de la élite para participar en el discurso de los derechos humanos, han sido reclamados por las mujeres rurales con solo una formación de quinto o sexto grado. Sus voces se han desarrollado a través del compromiso con los medios internacionales y no son simplemente “auténticos testimonios” de la “marginalidad”, sino el resultado de un proceso colaborativo de diálogo y representación que se desarrolla poco a poco. Mientras que la violencia y la represión continúan contra individuos y comunidades que trabajan por los derechos humanos en Guatemala, ADMI da testimonio de sus efectos públicamente en el foro internacional. El movimiento Cinturón Verde (The Green Belt Movement), Kenya Wangari Maathai y el Movimiento Cinturón Verde instauró un proyecto muy diferente con valores similares en Kenya. El Movimiento Cinturón Verde comenzó con el afortunado encuentro en 1977 de Maathai, trabajando con un grupo de kenianos interesados en asuntos medioambientales, y el Consejo Nacional de Mujeres en Kenia “National Council of women of Kenya” (NCWK). El NCWK había emergido desde el periodo del colonialismo como una organización que representa todos los sectores de las mujeres kenianas que habían sido previamente segregadas por motivos raciales y étnicos. Discusiones y seminarios estaban siendo promovidos por la organización a través de los cuales las mujeres kenianas podrían empezar a analizar críticamente su propia situación. Las mujeres rurales identificaron sus necesidades como leña, agua limpia potable, dietas equilibradas, refugio e ingresos. Esto señalaba la reducción de recursos para mantener a sus familias. Maathai, una bióloga, fue invitada a hablar a un grupo sobre problemas de deforestación y desertización en Kenia que le había preocupado durante años y, luego, fue elegida para trabajar en el comité ejecutivo en cuestiones de medioambiente y hábitat. Durante un seminario de NCWK al que asistió Maathai, miembros del grupo discutieron los problemas crecientes de malnutrición en Kenia debido a la transición hacia una economía de mercado globalizado en áreas rurales, donde la disminución de comida estaba siendo mayor. Un proceso de discusión, experimentación, e innovación dentro de NCWK llevó a una campaña nacional de plantación de árboles para empezar a dirigirse a las necesidades identificadas por las mujeres rurales. A través del cuidadoso aprendizaje de cultivar, plantar y sembrar, muchas mujeres rurales no alfabetizadas eran capaces de ganar un ingreso.

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Parte de la dificultad inicial para acoger el trabajo era psicológico. Muchas de las mujeres pobres sentían que carecían no sólo de los recursos sino también del conocimiento y habilidades para dirigir sus retos. Estaban condicionadas al creer que las soluciones a sus problemas debían venir de afuera. Ellas habían colocado la fuente de poder fuera de ellas mismas, pero no habían entendido el contexto más amplio que estaba afectando a sus vidas diarias. Hacerse consciente de las injusticias en las disposiciones económicas internacionales les permitió ver la conexión entre los menguantes suministros de comida y las políticas económicas que no estaban teniendo en cuenta su bienestar. Su desarrollo de la conciencia crítica en programas de educación ciudadana incluía una creciente conciencia sobre la unión de la degradación ambiental y la incrementada pobreza y violencia. La conciencia crítica incluye decodificar las mentiras sociales que naturalizan el status quo, mientras buscan interpretaciones alternativas de la situación de cada una. Maathai entendió que la plantación de árboles podría también ser la plantación de ideas y el desarrollo del entendimiento. “Cuando tienes el entendimiento”, dice Maathai, “tienes la energía, estás inquieto. Cuando no la tienes, vas a dormir” (2003). La campaña estaba integrada dentro de una tradición de orgullo cultural histórico, cogiendo el término “harambee spirit”, que ha sido popularizado durante el primer gobierno después de la independencia. Esto significa “vamos todos a una”. Cada año se organiza una celebración “Salva la Tierra Harambee”. En la primera, y muchas otras celebraciones locales, los árboles fueron plantados en honor a los líderes locales y nacionales que habían hecho importantes contribuciones para la liberación de Kenia pero cuyo papel histórico no estaba siendo enseñado ni honorado. La actividad empoderadora de plantar árboles y sembrar permitió a las mujeres conectar sus acciones con la solución de cuestiones que habían identificado como problemáticas; además de exigirle cuentas al gobierno por abusos de poder, corrupción y mala gestión medioambiental. Ellas hicieron un cambio al sentirse responsables de dar vida a los valores de liderazgo de justicia, integridad y confianza que deseaban ver en sus líderes nacionales. Hoy, las mujeres del Movimiento Cinturón Verde han plantado y nutrido más de 30 millones de árboles, han creado 6000 viveros productores de ingresos en Kenia y han provisto de trabajo a 100.000 personas, la mayoría mujeres. Cuando Maathai ganó el Premio Nobel en 2004 por su trabajo, ella comunicó la relación recíproca entre sanar la tierra y sanarnos a nosotros mismos: “Estamos llamados a asistir a la Tierra para curar sus heridas y, en el proceso, curarnos a nosotros mismos”. La restauración del medioambiente iba de la mano de la restauración política, de la comunidad y psicológica. El Movimiento Cinturón Verde incluye como sus logros el empoderamiento de miles de individuos y comunidades rurales, la inspiración y movilización de comunidades, una imagen mejorada de las capacidades de la mujer, un incremento de las actividades de defensa y el establecimiento de contactos, la supervivencia del movimiento a pesar de la persecución política, la documentación histórica extensiva y el reconocimiento de su trabajo, y el movimiento hacia la democracia. El Movimiento Cinturón Verde siguió adelante hacia un profundo entendimiento de la interdependencia de la preservación del medioambiente con democráticos y pacíficos procesos de gobierno, y tomó parte en la puesta en marcha de la Fundación para una pacífica transición a la democracia en Kenia en 2002. Maathai y sus colaboradores recurren a los líderes africanos para construir sociedades equitativas, democráticas y justas, en las que la creatividad y la energía de sus ciudadanos puedan florecer, uniendo el contexto macropolítico con el bienestar íntimo de cada persona. Maathai sobrevivió a palizas, encarcelamiento, divorcio y amenazas de muerte, todo ocasionado por su activismo. En 2002 fue elegida al Parlamento keniano con el 98% de los votos. Dinámicas de trabajo liberatorio

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Cuando miramos a estos dos diferentes proyectos a través del prisma de la psicología de la liberación podemos ver una serie de valores relacionados y temas que emergen influenciados por condiciones locales. Cada proyecto ha organizado un espacio psicológico donde múltiples frentes que abren un diálogo a través y más allá del sufrimiento individual. Cada proyecto se desarrollaba en su ámbito y propósito, a medida que la experiencia e identidades de las mujeres que participaban en él empezaban a transformarse. Empezando con un análisis de la historia, necesidades y condiciones de la vida diaria para mujeres en el presente y el pasado; el trabajo continuó con una interrogatorio de causas y un análisis crítico de política, religión, económico y dinámicas de género que impactan en la historia personal. Fotografías, monumentos, representaciones, teatro, medios de comunicación, y otras formas de documentación eran utilizadas para empezar a dar voz a asuntos que agitan un presente que todavía no ha encontrado una articulación pública (ver capítulo 12). Se formaron nuevas relaciones, además de nuevas posibilidades y esperanza para la comunidad y la solidaridad. Las discusiones se desarrollaron hacia proyectos económicos que podrían afectar a la supervivencia y al bienestar psicológico, y la transformación de condiciones para la próxima generación. Estas discusiones tuvieron lugar en un ambiente donde la violencia en desarrollo continuaba; y el grupo empezó a profundizar en la cuestión de cómo prevenir más a fondo la violencia y transformar el contexto social y político más amplio. Pequeñas comunidades empezaron a unirse con otras para compartir experiencia y tecnologías, para construir una crónica pública de su trabajo y educar a otros sobre las condiciones que los afectan. Lo que coloca a estos proyectos en el campo de la psicología es que lo central a su éxito es un grupo de individuos que están atravesando un proceso de re-imaginar sus vidas, desarrollándose como narradores y protagonistas de su propia historia. Sus proyectos no son campañas de una sola cuestión, aunque muchos de los proyectos que emprenden son críticos. Incluso más importante que cualquier acción individual es el proceso de desarrollo psicológico a través del cual los participantes se hacen más fuertes en sus capacidades para la supervivencia, el análisis crítico, la aparición de nuevas ideas, la flexibilidad de acción, la construcción de comunidad y los procesos de una prometedora auto-organización. Uno de los objetivos de tales proyectos no es la homogeneidad de pensamiento o acuerdo en todas las cuestiones, sino la capacidad psicológica de sostener un diálogo con diferencias, de tolerar experiencias conflictivas y puntos de vista, mientras todavía se encuentra un terreno común y se construye un futuro compartido (ver capítulo 10). En ambos proyectos, la gente de diferentes antecedentes étnicos y con diferentes posiciones políticas, sin un acuerdo total en muchos asuntos, eran capaces de trabajar juntos para transformar sus futuros. Volviendo a la imagen de regeneración asistida en áreas devastadas, notamos la renovada vitalidad y energía de los individuos y comunidades que se han involucrado en el trabajo de ADMI y el Movimiento Cinturón Verde. Pequeños cambios locales han sembrado cambios en comunidades vecinas cercanas. Las ideas que organizan su trabajo han actuado como el polen en distintas localidades. Interrupciones simbólicas Una forma en la que exitosas prácticas de psicología de la liberación pueden ser particularmente efectivas y reveladoras es inventar proyectos que simbólicamente interrumpan el discurso represivo del gobierno y la amnesia pública sobre el sufrimiento. A pesar de que los proyectos operan a nivel local, a menudo tienen un significado nacional o incluso internacional. Quizás la más famosa de tales prácticas fue empezada por “la Marcha de la Sal” de Gandhi hasta Dandi en 1930 (Gandhi, 1972). El Gobierno Británico colonial había aplicado un impuesto de sal a principios de los años treinta que impedía la venta o producción de sal en la India por cualquiera que no fuera británico. Por supuesto, todo el mundo en la India usaba y necesitaba sal, y aquellos que vivían en zonas costeras eran usados para recogerla. Gandhi instó a sus seguidores a usar la “desobediencia civil no violenta” para

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continuar haciendo sal por ellos mismos. Él empezó una caminata de 78 millas durante 23 días desde Sabarmati a Dandi, recogiendo miles de personas para acompañarle en el camino. La sal era vendida ilegalmente por todo el país. Más de 60.000 personas fueron arrestadas en un mes, incluyendo a Gandhi. La prensa internacional siguió de cerca la marcha. Típico de muchos proyectos de psicología de la liberación, la marcha de la sal y su resistencia no violenta posibilitó que grupos locales vieran la relevancia de la resistencia en sus vidas. Ellos eran capaces de participar cooperativamente a nivel local, rompiendo con la pasividad y la desesperación. El asunto fue lo bastante importante para movilizar un seguimiento masivo, pero al mismo tiempo lo suficiente inocuo para no alienar a los partidos centristas. Esto rompió la fachada de control y dominación mantenida por los británicos. Finalmente, esto fue valiente, inteligente y satisfactoriamente contrario en rechazar la dominación colonial tanto a nivel simbólico como práctico, cambiando el curso en el movimiento de la independencia. Un proyecto contemporáneo con potenciales similares es el Arliston West Memorial organizado en Santa Bárbara y Santa Mónica por Veterans for Peace, Veteranos por la paz (VFP). Cada domingo el grupo erige un memorial de cruces en la playa, uno por cada soldado americano muerto en Iraq, además de un monumento a los ahora más de 655.000 iraquíes que han muerto. Como el número de cruces ha crecido, cada vez más voluntarios locales han venido a levantarlos y bajarlos cada domingo. Un rico proceso de diálogo y crítica sobre la guerra, junto con el duelo personal y la reflexión, ha evolucionado a medida que miles de turistas llegan y descubren los lugares. Familias y amigos de los soldados muertos vienen a colocar nombres y recuerdos en las cruces y a formar parte del proceso. Veteranos por la paz ha invitado a otros grupos de comunidad locales a levantar monumentos similares, y el proyecto ha sido cubierto ampliamente en la prensa internacional. Mientras que a primera vista, el proyecto podía parecer inocuo y local, este se concibió en un tiempo en el que el gobierno estadounidense estaba negando los costes de la guerra y frenando la publicación de fotografías de ataúdes de soldados volviendo a EEUU desde Iraq. Al intervenir para representar simbólicamente los costes físicos y personales de la guerra, el VFP ha interrumpido las mentiras, las distorsiones, y los encubrimientos a nivel nacional, contribuyendo al crecimiento de un masivo intento antiguerra. Tanto los proyectos de Kenya como Guatemala que hemos mencionado más arriba tienen también esta cualidad de empezar de alguna manera como proyectos discretos; al mismo tiempo que desarrollan intervenciones simbólicas críticas en un discurso represivo nacional. En Guatemala, nunca ha habido una contabilidad de la violencia y el terror impuestos por el gobierno en comunidades indígenas entre 1960 y 1996. Esto incluye 150.000 muertes, 580 masacres y la destrucción de 440 pueblos. Más de un millón de personas, fueron desplazados internamente rasgando el tejido de culturas locales. Recopilando historias, creando exposiciones fotográficas y hablando públicamente, las mujeres Ixil están contribuyendo a un esfuerzo por todo el país de romper el silencio y exigir una explicación y una justificación pública verdadera sobre lo que ha sucedido. Como las mujeres están organizándose ellas mismas, el proyecto también destapa estereotipos étnicos y de género en un país donde las mujeres indígenas raramente tienen oportunidades de hablar públicamente sobre sus experiencias. De manera similar en Kenia, al centrarse en mujeres rurales pobres como agentes expertos para el cambio medioambiental y económico, el proyecto invalidaba estereotipos. Este también interrumpió el silencio sobre las prácticas corruptas y antidemocráticas del gobierno. Aunque la terapia individual en un escenario clínico no era el objetivo de ninguno de estos proyectos, cada uno ha tenido un profundo efecto en la psicología de los individuos participantes. A lo largo de muchos meses de testimonio, análisis, discusión y acción, las construcciones de identidad simbólica fueron interrumpidas y transformadas individualmente. De hecho, los organizadores de tales proyectos han argumentado que la terapia individual podría ser contraproducente en tales efectos. Según el Dr. Roberto Cabrera (1998b) de la Oficina de Derechos Humanos de la Archidiócesis de Guatemala,

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Solo rescatar las memorias de las víctimas es una inútil re-experiencia de dolor. Esto debería ser un espacio político y social, donde la sociedad como un todo se atreva a construir una historia común, se atreva a aceptar la responsabilidad de lo que ha ocurrido y esté dispuesta a adoptar los cambios para asegurar que tales atrocidades no volverán a suceder. (p. 3) Cabrera cree que el recuerdo debería guiarnos a soñar proyectos de acción social para el futuro: “No hay razón para mirar atrás si no ayuda a soñar un futuro mejor” (p.3). En localizaciones rurales donde los individuos no han sido expuestos a una educación basada en suposiciones de individualismo y competitividad, es particularmente importante reforzar las tradiciones comunes tras los violentos disturbios. La identidad es construida en parte a través de símbolos culturales que pueden ser heridos y reparados. Colocando estos diversos proyectos uno al lado del otro, tenemos la esperanza de juntar las prácticas y construir la teoría para el campo de la psicología de la liberación. La vitalidad de estos múltiples riachuelos de trabajo demuestra el éxito de estos ingeniosos y creativos proyectos participativos que alimentan las comunidades que han sido impedidas, separadas unas de otras, aterrorizadas, controladas, y colonizadas. La psicología necesita aprender de experiencias en comunidades donde las personas resisten la opresión organizándose de maneras creativas. Este conocimiento se desarrolla en la calle, en las artes y en escenarios rurales –a menudo en el calor de la lucha. El rio de psicologías de liberación también se extrae de otras contribuidoras corrientes de pensamiento como son: teología de la liberación, Teatro del Oprimido, liderazgo femenino, artes colaborativas, psicologías profundas dinámicas, psicología crítica de la comunidad, psicología de la paz, estudios postcoloniales, espiritualidad compartida, teoría queer, investigación crítica y participativa, estudios de rendimiento y otro trabajo interdisciplinar en las humanidades. Cada uno incluye un rechazo de una psicología colonial, etnocéntrica euroamericana que pretende ser universal, ya que se orienta hacia múltiples psicologías indígenas que surgen en procesos de transformación y diálogo unas con otras. Ya que damos testimonio de la confluencia de trabajo que puede ser caracterizado como psicologías de liberación, emergen principios compartidos. En lugar de ofrecer una exhaustiva encuesta de la historia de cada afluente o dar una meticulosa historia de profesionales, nuestro deseo es describir los principios básicos de tal trabajo y trazar las líneas generales de los tipos de investigación y prácticas de la comunidad que se están desarrollando fuera de esta perspectiva teórica, y recontribuyendo a ella. FIN CAPÍTULO 1

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