Nayelii

Nayelii

AuRose

Curitiba

Aria

Susanauribe

Laura Soto

lectora

Yanli

Carosole

Nelly Vanessa

Sweet Nemesis

Mona

Vettina

Azuloni

Paloma5

Rihano

Florah1

francatemartu

Angeles Rangel

Brenda Carpio

sttefanye

Nanis

clau

Dennars

Florah1 y Nanis

francatemartu

Sinopsis

Capítulo 19

Capítulo 1

Capítulo 20

Capítulo 2

Capítulo 21

Capítulo 3

Capítulo 22

Capítulo 4

Capítulo 23

Capítulo 5

Capítulo 24

Capítulo 6

Capítulo 25

Capítulo 7

Capítulo 26

Capítulo 8

Capítulo 27

Capítulo 9

Capítulo 28

Capítulo 10

Capítulo 29

Capítulo 11

Capítulo 30

Capítulo 12

Capítulo 31

Capítulo 13

Capítulo 32

Capítulo 14

Capítulo 33

Capítulo 15

Capítulo 34

Capítulo 16

Capítulo 35

Capítulo 17

Sobre el Autor

Capítulo 18

A

shton Summers está en camino a convertirse en la chica más popular de la escuela, y nada o nadie va a interponerse en su camino. Especialmente no Luca Byron, su raro vecino, con sus tatuajes, su música fuerte, y sus

atrayentes ojos verdes. Luca Byron tiene tres metas en la vida: pasar a través de la preparatoria con un perfil bajo, asegurarse de que su banda de garaje se convierta en algo más que un pasatiempo, y tratar de olvidar a su insufrible ex mejor amiga, Ashton, a quien no puede sacar de su mente. La última cosa que Ashton y Luca quieren hacer es revivir su amistad, pero cuando la escala social de Ashton cae, Luca, con su nuevo cambio de imagen, es el único que puede ayudarla a subir otra vez fingiendo ser su novio. Al principio, estar juntos es molesto e insoportable, pero las cosas comienzan a cambiar mientras descubren las verdaderas razones por las que se distanciaron siete años atrás. Ahora, mantener sus manos fuera del otro parece imposible.

Ashton Traducido por Nayelii Corregido por Floraah1

―A

puesto cien dólares a que huele como alcantarilla infestada de ratas ―dijo, mi mejor amiga, Kance, a mi lado con su voz gruesa llena de disgusto.

Askance Logan, o Kance como todo el mundo la llama, peinó un mechón de su cabello café chocolate fuera de su cara mientras terminaba de aplicar su brillo de labios. La escuela acababa por terminar y, como siempre, Kance me estaba llevando a casa. Estando sentadas en su auto discutíamos sobre mi enamoramiento, cuando mi vecino de al lado, Luca Byron, paseó por su entrada vestido como alguien que va a una convención gótica. ―¿En verdad toca esa cosa? ―preguntó Kance mirando con desdén la guitarra roja que colgaba sobre su espalda. Asentí, haciendo una mueca. ―Sí, creo que se considera algún tipo de estrella del rock. Sus raros amigos están todo el tiempo haciendo un montón de ruido. ―Y apuesto a que pasan todo el rato fumando hierba y bebiendo cerveza barata. Miré a Luca mientras entraba en su casa y cerraba la puerta. No era sólo mi vecino de al lado. Tan extraño como parecía, mientras crecía había sido mi mejor amigo. Antes de que se convirtiera en un marginado social o tuviera tatuajes sobre todo su cuerpo.

Cuando éramos más jóvenes, habíamos sido inseparables. Lo que uno hacía, el otro también. Durante el verano conducíamos nuestras bicicletas hasta el arroyo y pasábamos todo el día ahí nadando y tomando el sol. Nuestros padres estaban seguros de que algún día nos casaríamos porque no podíamos vivir el uno sin el otro. Sí, cómo si eso fuera a pasar. Las cosas cambiaron después de que el papá de Luca murió. Luca se convirtió en un retraído y no salía de su habitación ni para verme. Repetidamente traté de hablar con él, pero no quería saber nada de mí. Entonces la secundaria comenzó e hicimos nuevos amigos. Me uní al equipo de porristas y pasaba el rato con los chicos populares. Luca estaba en su propio mundo, con sus nuevos y extraños amigos, y no había lugar para mí en él. Dos veranos atrás, dejó el pueblo y, cuando regresó, su apariencia había cambiado drásticamente. Su cabello castaño era un dramático negro, todo levantado como un puerco espín, y sus brazos estaban cubiertos con tatuajes. El chico dulce que una vez conocí estaba reemplazado por un extraño que apenas reconocía. Era increíble cómo alguien podía cambiar tanto. ―Tierra a Ashton Summers, ¿puedes oírme? ―La voz de Kance irrumpió en mis pensamientos y la miré con confusión. ―Lo siento, ¿qué dijiste? Kance suspiró. ―Dije que es seguro para ti salir ahora. El fenómeno se ha ido. Me ericé ante el apodo, pero no dije nada, Kance tenía permitido pensar lo que quisiera, y no era como si Luca fuera completamente inocente en todo esto. Él lo trajo sobre sí mismo. No tenía que vestir todo de negro o usar delineador de ojos como una chica. ¿Creía que las personas no se burlarían de él? En nuestro pequeño pueblo de Statlen, Iowa, donde todos se conocen, llamaba la atención. ―Gracias, Kance. Te veré mañana.

Salté fuera del auto y la miré irse. En cuanto a amigos, Kance estaba en algún lugar en el medio, a pesar de ser mi “BFF ”1. Nos conocimos en la secundaria, e inmediatamente quise ser su amiga. Ella era una de esas chicas que todos los chicos deseaban y como todas las chicas querían ser, incluyéndome. Su cabello castaño chocolate era espeso y atractivo, tenía una increíble figura delgada y curvilínea en los lugares correctos, siempre vestía las últimas ropas. Cuando me eligió para ser su compañera en laboratorio, salté a la oportunidad de conseguir estar más cerca de ella. Desde entonces, había adoptado su estilo y su personalidad, y ahora, me gustaba pensar que era tan deseable y popular como ella. Mientras caminaba a través de mi patio delantero, buscando mis llaves, fruncí el ceño al ver cuán largo se había puesto el césped. No tener un hombre alrededor definitivamente se notaba. La pintura de nuestra desgastada casa estaba descascarada y tenía la desesperada necesidad de un retoque. El cobertizo abandonado requería una nueva puerta, y las canaletas del techo necesitaban una buena limpieza. Verás, mi mamá quedo embarazada de su novio justo al salir de la secundaria, siendo el chico “decente” que era, la dejó cuando averiguó las buenas nuevas. Aparentemente, era suficientemente buena para el sexo, pero no adecuada para casarse. Después de que nací, mamá comenzó a trabajar como camarera en el café local para mantenernos, y sus padres nos acogieron. Esta casa había pertenecido a mis abuelos, y tenía increíbles recuerdos al crecer con ellos. Mi abuela solía hacer las más deliciosas tortas de manzana que hacen agua la boca, que Luca y yo devorábamos en cuestión de minutos. Mientras que el abuelo, bueno, era un maestro contando cuentos. Había estado raptada por las historias fantásticas con las que salía. Cuando fallecieron, la casa se había convertido en nuestra.

1

BFF: Best Friends Forever. Mejores Amigas por Siempre.

―¡Ashy! Mi medio hermano de cuatro años gritó antes de que incluso hubiera cerrado la puerta. Probablemente había estado mirándome desde la ventana de la sala de estar, como hacía cada día. ―Blaze, baja la voz, por favor ―regañé, aunque no podía evitar sonreír ante su entusiasmo. Blaze dejó caer su cabeza dorada y puso una cara triste. ―Perdón, Ashy. ―Está bien, bebé Oso. ―Dejé caer mi bolsa y abrí mis brazos para un abrazo. Su cara brilló y corrió hacia mí―. ¿Dónde está el Sr. Rochester? Blaze frunció el ceño y señaló a mis pies. ―Estás parada sobre él. ―Whoops. ―Levanté mis manos y di un paso hacia atrás―. Lo siento, Sr. Rochester. Casi cuatro meses atrás, Blaze había introducido al Sr. Rochester en la familia. Era su amigo imaginario quien estaba de visita de Londres, y tenía afición por el té, los panecillos y los Wiggles2. ―El Sr. Rochester dice que quiere galletas de mantequilla de maní y leche. ―Hmm... ―Coloqué una mano en mi cadera―. ¿Eso lo quiere él o tú? Blaze me dio su mirada seria la cual, por cierto, era tan malditamente linda. Quería pellizcar sus mejillas. ―El Sr. Rochester dice que vino aquí para probar buenos primos3. Ahogué una risa. 2

Wiggles: The Wiggles es una banda de Sídney, Australia, que está especializada en música para niños en edad de preescolar. El grupo es conocido por sus discos, vídeos y programas de televisión.

3

Confusión entre cousin y cuisine, en español significan primo y cocina respectivamente.

―Buena cocina, bebé Oso. ―Eso es lo que dije. Él quiere probar eso. ―Está bien, cariño. ―No sabía cómo las galletas de mantequilla de maní y leche contaban como cocina fina, pero no se discutía con un experto culinario como el Sr. Rochester. Las galletas de mantequilla de maní eran bastante deliciosas, así que tal vez estaba en lo cierto―. Déjame cambiarme, saludar a mamá, y luego le conseguiré algo de leche y galletas al Sr. Rochester. La imaginación del abuelo claramente se había contagiado a mamá porque, a unos años después de que nací, había renunciado a su trabajo de camarera y se convirtió en una escritora a tiempo completo. Le había tomado unos cuantos años de consultar y presentar sus manuscritos a las agencias, pero eventualmente había vendido una serie e hizo buen dinero de ello. Trabajaba desde casa, en su estudio, en el primer piso lo que le hacía más fácil cuidar de Blaze desde que su papá y ella se habían separado. Bryan Turner y mamá se casaron cuando tenía doce, y lo había odiado desde entonces. Era estricto y controlador, y le hizo la vida miserable. No mucho después de que Blaze naciera, Bryan y mamá consiguieron el divorcio y compartieron su custodia. Bryan lo tenía cada segundo fin de semana, incluso aunque tenía un profundo disgusto por Bryan, estaba agradecida de que tuviera una relación con su padre. Mamá era desafortunada en el amor, dos intentos fallidos y dos hijos, se había quedado soltera. Quería verla feliz con alguien, pero ella no estaba para salir, siempre enfocada en su trabajo y en sus hijos. Levanté mi bolso antes de dirigirme arriba, a mi habitación. Había cambiado un montón sobre los años. Una vez había estado llena con legos y muñecas, y las paredes habían estado cubiertas de coloridas pinturas que había hecho en la primaria. Ahora, en las paredes estaban clavados posters de mis celebridades favoritas y fotos de mis amigos. La laptop nueva que mamá me compró en mi último cumpleaños estaba sobre mi escritorio, al lado de gruesos libros de texto de la escuela. Un set de estantes sostenía fotos mías con mis abuelos, varias baratijas que había coleccionado a través de los años, y una piedra en forma de corazón que

Luca y yo habíamos encontrado en el bosque. Un par de pompones estaban en el piso al lado de los zapatos que siempre uso para la práctica de porristas. Caminé hacia mi armario para agarrar ropa limpia, estaba a punto de cambiarme, cuando noté que mi persiana estaba abierta. Mi ventana enfrentaba la casa de Luca y su antigua habitación. Cuando su papá falleció, Luca se había cambiado de dormitorio y así ya no podía escribirle notas. Desde que teníamos cinco años, nos quedábamos despiertos hasta tarde presionando notas contra la ventana y alumbrándolas con una linterna así el otro podía leerla. Incluso aunque la habitación ahora vacía, cerré las persianas por hábito. Una vez que me cambié, me dirigí de vuelta abajo y revisé a Blaze, quien estaba viendo caricaturas, antes de ir a ver a mamá. Su habitación de trabajo había sido una habitación para huéspedes y luego una de juegos de Bryan, cuando se fue finalmente, la convirtió en un estudio para ella. Era una habitación práctica con un largo escritorio, su computadora, y sus estantes de libros llenos de todos aquellos que la inspiraron. Al lado de su escritorio, montó un set de estanterías en la pared las cuales sostenían los libros que había publicado. Hasta ahora había cinco libros en su serie Hijos de la Luz, pero estaba actualmente trabajando en el sexto y tenía contrato para escribir al menos tres más. ―Hola mamá ―saludé, inclinándome contra el marco de la puerta. ―Hola, Ashy. ―Se levantó de su escritorio y caminó para darme un abrazo―. ¿Cómo estuvo la escuela? ―Igual. Tenemos un examen de Matemáticas el lunes y nuestra primera práctica de porristas en la tarde ―respondí―. ¿Qué hay de ti? ¿Cómo va la escritura? Mamá empujó su lacio cabello rubio fuera de sus ojos, y una vez más recordé cuán similares éramos. Había heredado su cabello rubio dorado, ojos azul cielo y piel bronceada. Blaze había tomado de nosotras la apariencia, sólo que tenía el cabello rizado de Bryan el cual le da una apariencia de querubín. ―He hecho cuarenta mil palabras y necesito el doble.

Cubrió su boca mientras bostezaba, y noté cuán exhausta lucía. Las últimas noches y la falta de sueño se notaban en ella. Se mantenía a sí misma funcionando con montones de café, pero eso no funcionaría por mucho más tiempo si no descansaba. ―¿Cómo está Luther de momento? ¿Sigue tratando de esconder los cristales de las fuerzas de Nazabah? Luther era el personaje principal de las series de fantasía de mamá, y estaba al tanto de lo que iba a sucederle. A veces tomaba mis ideas, y siempre me dejaba leer el borrador final antes de enviarlo a su editor. ―No, él encontró la manera de aprovechar los poderes… y bueno eso es todo lo que he hecho hasta el momento. En verdad necesito tramar estas cosas un poco mejor. Como sea, suficiente de mí. ¿Necesitas ayuda estudiando para tu examen de Matemáticas? ―Debería estar bien, además, ¿no se supone que vas a ir a la Recaudación Anual de la Escuela mañana? ―Es cierto, casi lo olvido ―dijo, mordiendo su labio―. Estoy tan cansada esta noche, así que haré los pasteles en la mañana antes de irme. ―¿Estás llevando a Blaze contigo, cierto? Porque puedo usar el tiempo tranquilo para estudiar algo. ―No te preocupes, lo llevaré ―contestó con una sonrisa―. Entonces, ¿has visto a Luca en la escuela? Mi mamá era la maestra al cambiar de temas. Un momento estabas completamente cómodo mientras le hablabas y al siguiente, estaría preguntándote algo de lo que en realidad no quieres hablar. En este caso, Luca. ―No, mamá, no lo he hecho. Tenía esa mirada en sus ojos que siempre conseguía convencerme de hacer algo. ―Deberías hablar con él. Gruñí.

―Mamá, él es la última persona que quiero en mi camino para hablar. Me frunció el ceño. ―Ashton, cariño, no te críe para ignorar a tu mejor amigo. ―No somos mejores amigos. La última vez que hablamos fue cuando teníamos diez, y en verdad quiero olvidarme de él. Es simplemente espeluznante. ―Eso no sonó como algo que dirías. Más a una cosa de Kance. Agaché la cabeza y miré hacia el piso. Era alucinante la razón que tenía. En realidad era algo que Kance diría. Tal vez estaba sólo copiando sus comentarios acerca de Luca en vez de formarme o tener mi propia opinión de él, pero Kance tenía un punto. La manera en que Luca se vestía era aterradora y rara. Todo el mundo pensaba así. ―Mamá, has visto la manera en que luce ahora. Su madre probablemente tuvo un ataque al corazón cuando comenzó a vestirse así. ―Tal vez es lo que todos los chicos cool están usando ―dijo, con un brillo en sus ojos. ―Sí, tal vez es la última moda en el Inframundo, pero no aquí en Statlen. Mamá rió y despeinó mi cabello. ―Puedo decir que no voy a convencerte de ningún modo, pero si te cruzas con él, háblale, ¿está bien? Ha tenido unos años difíciles. ―Todos hemos tenido unos años duros. Ella calló, sabía que comprendió lo que quise decir. Desde que Bryan se fue, la forma en que algunas personas del pueblo hablaban de ella, podría igual tener una letra escarlata estampada en su frente. La atención negativa puso un gran estado de estrés sobre nosotras. Antes que mamá pudiera decir nada, el timbre sonó y sus cejas se fruncieron. ―¿Verías quién es, cariño? Estaré otra media hora terminando el capítulo que estoy escribiendo pero comenzaré la cena después de eso.

―Claro, mamá. Caminé a través de la cocina y del pasillo hacia la puerta de enfrente, agradecida por la interrupción. Mamá preguntaba por Luca al menos una vez por semana y mi respuesta siempre era la misma. No sé por qué está tan decidida en conseguir que hable con él. No es como si tuviéramos algo en común. Éramos personas completamente diferentes. Luca pasaba sus almuerzos con esos amigos raros, cuyos nombres no me molestaba en recordar. Estaba, o bien haciendo ruido con su banda después de la escuela o en detención casi cada semana por romper alguna regla o algo. Por otro lado, yo pasaba el rato de mis almuerzos con las porristas y los deportistas. Iba a las fiestas más calientes y con la gente más cool. No había terreno en común. La única clase que compartíamos era Historia Americana, y él pasaba la mayoría de la lección con los audífonos metidos en sus oídos. Qué podíamos tener que decirnos el uno al otro, y, ¿por qué diablos mamá quiere que sea amiga de un delincuente? Seguro, habíamos sido mejores amigos cuando éramos pequeños, pero eso fue antes de que Luca hubiera empezado con drogas, beber y tocar con su molesta banda de garaje. En serio, estaría feliz si nunca tenía que hablarle otra vez. Abrí la puerta y miré boquiabierta a la persona que estaba afuera de pie. Usaba un vaquero negro que colgaba bajo y una camiseta negra que decía “hacer o morir” en el frente. Su cabello no estaba levantado como normalmente, era favorecedor de algún modo y caía sobre sus ojos, aunque aún tenía una apariencia puntiaguda, como si se hubiera esforzado mucho para peinarlo de esa forma. Ambos brazos estaban cubiertos con tatuajes, pero el brazo derecho no tenía tantos como el izquierdo, nunca había estado lo suficientemente cerca para notar esto antes. Había olvidado cuán hermosos y verdes eran sus ojos e incluso aunque la mitad de su cabello estaba cubriéndolos, todavía podía ver la intensidad en ellos, mientras me miraban de vuelta. Hubo un incómodo silencio mientras nos mirábamos. Cuando me sonrío, tuve que pestañear otra vez para asegurarme que Luca Byron estaba realmente al frente de mi puerta.

Luca Traducido por Aria Corregido por Floraah1

A

shton se me quedó mirando como si hubiera visto un fantasma. Miré por encima de mi hombro sólo para asegurarme de que esa mirada era para mí y no para alguien más. Nop, no había nadie ahí. Solamente yo.

―Um, ¿puedo ayudarte? ―preguntó finalmente, sus preciosos ojos azules estaban muy abiertos. ―Necesito harina. ―¿Huh? Ashton parecía confundida, y su mano se quedó en el borde de la puerta como si quisiera cerrarla en mi cara. ―HA-RI-NA ―repetí lentamente, pronunciando cada letra―, la necesito. ―¿Por qué la necesitas? ―¿Qué eres, la policía de la harina? ―Suspiré y metí mis manos en los bolsillos. Lo último que quería era venir aquí y pedirle harina a Ashton Summers, pero mamá estaba cocinando y me había hecho ir en su lugar. Echaba de menos los días cuando no estaba demasiado distraída que se le olvidaba la mitad de las compras de la lista. Ashton cruzó sus brazos sobre su pecho y se apoyó contra el marco de la puerta, mirándome como si fuera un sucio roedor. ―Bueno, si vienes a mi casa y me pides harina, quiero saber lo que harás con ella. ¿Y si dañas la propiedad de alguien?

En serio, ¿pensaba qué iba a dañar la casa de alguien con harina? ¿Cuándo se había vuelto tan arrogante? ¿Había olvidado cuando teníamos nueve años y tiramos huevos al coche del Sr. Krasinky porque dijo que su perro era un peligro? ―Mi mamá la necesita para cocinar. Está haciendo un pastel para la recaudación de fondos de mañana. Ash inclinó su cabeza hacia un lado, su expresión se suavizó. ―¿Oh, qué tipo de pastel está haciendo? ―Un pastel de vaca, ¿qué diablos te importa? ―Mi voz tembló con ira―. ¿Si estás tan interesada por qué diablos no llevas tu culo remilgado hasta allí y se lo preguntas tú misma? ¿O tal vez eres demasiado buena para eso, princesa? El rostro de Ash se puso rojo brillante y puso su boca en una fina línea. ―Espera aquí. Cerró la puerta y se fue dejándome fuera. Whoa. No quise atacarla de esa forma, pero las palabras simplemente habían salido disparadas una atrás de otra. Quiero decir, supongo que estaba enfadado con ella por muchas cosas, pero no era como si fuera a sacar mis sentimientos a ella para que pudiéramos ser mejores amigos para toda la vida. Eso no pasaría nunca. Ashton Summers era una animadora snob que pensaba que era mejor que los demás. Seguro, era muy caliente con su cabello rubio y largo, esas piernas kilométricas y esa sonrisa que resaltaban los hoyuelos de sus mejillas, pero era demasiado creída. Se reía de las chicas que pensaba que eran tan lindas como ella, e ignoraba completamente a los chicos que no llegaban a sus increíblemente altos estándares. La había visto suficiente en la escuela para saber esto. No era la misma chica que hacía skateboard y no lloraba cuando se golpeaba la rodilla, o quien jugaba en la tierra conmigo durante horas hasta que su mamá gritaba para que ambos volviéramos dentro y nos bañáramos porque estábamos peor que los cerdos en el barro. Ya no sabía quién infiernos era y, francamente, me importaba un comino.

Tomando una profunda respiración, me di la vuelta y miré a través del césped. La hierba estaba ahora muy alta. Lástima que ya no tuvieran alguien alrededor para que se los cortaran. Mirando más de cerca, me di cuenta de que la pintura se estaba pelando en algunos sitios de la casa. Realmente necesitaban a alguien para mantener esas cosas. Está bien, ahora me sentía bastante mal por gritarle a Ash de esa manera. Obviamente, tenían sus propios problemas y simplemente había ido y actuado como un total estúpido cuando todo lo que hizo fue hacer una pregunta. No era ningún misterio que la madre de Ash había dejado a su marido y se había quedado atascada con otro niño al que cuidar. Sólo tienes que ir al pueblo y oirás a las viejas charlatanas hablando de ello. Eso es, si no estuvieran hablando sobre mí y mis amigos. La puerta principal se abrió con un portazo y Ash irrumpió trayendo un recipiente. ―Aquí. ―Lo empujó hacia mí con fuerza―. Dile a tu mamá que lo traiga de vuelta cuando termine. ―Sí, claro ―dije, pasando una mano por mi cabello gelificado. No se me escapó que había pedido específicamente que mi madre lo trajera. Supongo que le había molestado. Nos quedamos ahí incómodamente, realmente quería decir algo. Quiero decir, debería disculparme por enfadarme antes, pero simplemente no me atrevía a hacerlo. Mientras luchaba por encontrar las palabras adecuadas para decir, Ash me disparó una mirada fría. ―Bueno, me encantaría quedarme y charlar, porque eres todo un placer, pero tengo cosas que hacer aparte de hablar con adoradores del diablo. Adiós, Luca. Se dio la vuelta, su cabello dorado ondeando detrás de ella, y volvió al interior. La puerta se cerró de un portazo en mi cara por segunda vez, pero me quedé clavado en el sitio, sin poder creer en mis oídos. Realmente me había reconocido. Me llamó por mi nombre.

Negando con la cabeza, empecé a ir de vuelta a mi casa intentando comprender lo que acababa de suceder. Quiero decir, era estúpido estar asombrado porque dijera mi nombre. Por supuesto que lo sabía, pero diciéndolo significaba que tenía que admitir que todavía existía, sin importar lo mucho que intentaba ignorarme y actuar como si no lo hiciera. No estaba exactamente seguro de cuándo se había venido abajo nuestra amistad, pero había sido en algún momento después de la muerte de papá. Necesité tiempo y espacio para superarlo, y cuando me di la vuelta ella había seguido adelante y había hecho nuevos amigos. Amigos que eran más guapos, más ricos, y más divertidos. No miserables y deprimidos como yo lo era. Parecía más feliz, así que la dejé ir. Y luego encontré la música para llenar el vacío que ella había dejado. Siempre había estado a mi alrededor, pero re-entró en mi vida cuando más la necesitaba. Un día, simplemente tome la guitarra de papá y empecé a tocar. Noche y día. Apenas dormía o comía. Simplemente seguí tocando esa guitarra y cantando hasta que toda la tristeza estuvo fuera de mí, hasta que el pensamiento de papá trajo una sonrisa a mi rostro, y Ashton fue sólo una chica que una vez conocí. La música se envolvió alrededor de mi mente y mis pensamientos. Se convirtió en una forma para comunicarme, para desestresarme, para vivir y respirar. Para seguir con mi vida y redefinirme. Me hizo fuerte y débil, pero era una parte importante de mí. Mientras abría mi puerta principal, algo más de lo que dijo Ash volvió a mí. ¿Me había llamado adorador del diablo? ¿Tomaba crack la chica? No pude evitar echarme a reír cuando entré a la cocina. Mi mamá se dio la vuelta, limpiando sus manos con un delantal alrededor de su cintura, y me miró con sorpresa. ―¿Luca? ―Me miró como si fuera otra persona―. No te he oído reír así desde… Su voz se fue apagando. No terminó la frase, pero sabía qué iba a decir. No me había oído reír así desde que murió papá. Mi madre era de una altura y complexión promedio y, aunque acababa de cumplir cuarenta, todavía se veía como si estuviera en los mediados treinta. La única señal

de su envejecimiento eran las arrugas alrededor de sus ojos marrones. Tenía el cabello castaño oscuro el cual había heredado, excepto que prefería el color negro que tenía ahora. ―Oh, um, no es nada ―dije cuando tomó la harina. ―¿En serio? ―preguntó, elevando su ceja―. Porque vi a Ashton abrir la puerta. ¿Cuánto tiempo ha pasado desde que hablaron por última vez? ¿Seis, siete años? Maldita sea. Me había olvidado de que tenía una visión alternativa de la puerta principal de Ash desde la ventana de nuestra cocina. Por supuesto había estado observando, esperando que Ash y yo nos hablemos otra vez. ―Sí, algo como eso. ―¿Qué dijo ella? Puso la harina en el mostrador y se volvió hacia mí, sus ojos llenos de curiosidad. Me encogí de hombros. ―Nada. ―¿Es eso lo que te hizo reír? Juro que nunca se le pasa nada. Me conocía tan malditamente bien. ―Me llamó adorador del diablo. Mamá se echó a reír, y no pude evitar sonreír. ―No estoy sorprendida. Te ves como si durmieras en un ataúd. ―Su rostro se volvió serio―. No sabe lo que haces en el garaje, ¿no? Estoy segura de que si se lo enseñaras, cambiaría su opinión sobre ti. Negué con la cabeza. ―No hay manera de que la lleve al garaje. Probablemente ya piensa que soy raro sin añadir eso. ―No eres raro, Luca ―dijo frunciendo el ceño―. Sólo estás preocupado de que ella vea cómo es el tú real.

Levanté la cabeza y miré al techo, suspirando profundamente. No estaba de humor para ser psicoanalizado por mi madre. Después de mi encuentro con Ash, todo lo que quería era salir con mis amigos y olvidar que el encuentro con ella hubiera pasado. Me había acostumbrado a pensar que la chica de mi niñez era otra persona, alguien que se había mudado hace años. No la snob creída que vivía al lado y me odiaba. ―¿Está bien si salgo esta noche? ―pregunté, mirándole otra vez. Ver a mis amigos y emborracharme me distraería de los pensamientos sobre Ashton. ―Cambio de tema muy delicado ―dijo mamá. Se dirigió al mostrador y empezó a verter la harina prestada en un cuenco―. Supongo que puedes ir, pero llega a casa para las once. No más tarde, ¿bien? ―Claro que sí, mamá. Me dirigí hacia arriba por las escaleras, con la intención de ir a mi habitación, pero encontré que mis pies me llevaban a otra parte. Continué por el pasillo y abrí una puerta a la izquierda. Un olor rancio me dio la bienvenida cuando entré. Esta había sido mi habitación de pequeño, pero después de que mi padre muriera en un accidente de coche, me mudé a una diferente. Esta habitación me lo había recordado constantemente, hasta que no pude aguantarlo más

y tampoco había querido enfrentarme a Ashton. Sólo quise

alejarme de su preocupación y los recuerdos de papá, así que me mudé al otro lado del pasillo y lejos de la persona que fui cuando dormía aquí. Pero, ahora, podía entrar aquí sin deprimirme. Todavía pensaba en papá, pero recordaba lo bueno en su lugar, y equilibraba el dolor. Caminé al centro de la habitación y miré los alrededores desnudos. Era una habitación de buen tamaño y mucho más grande de la que tenía ahora. Podría ser capaz incluso de poner un conjunto aquí si los posicionaba bien. Mi habitación en este momento apenas me daba espacio suficiente para moverme.

Una luz del exterior llamó mi atención y me acerqué a la ventana. La luz venía de la habitación de Ashton. Estaba sentada en su cama con su espalda contra la ventana. Demonios, era muy difícil deshacerse de esa chica. Presioné mi frente contra el cristal y le observé durante un rato. Estando ahí en mi antigua habitación, era muy fácil recordar cuando éramos más jóvenes y nos hacíamos muecas el uno al otro para divertirnos. Nunca volveré a tener eso con ella. Negando con la cabeza, me di la vuelta y me dirigí a mi habitación. Había tenido suficiente de Ashton Summer para que me durara toda una vida.

Ashton Traducido por Lectora y Nayelii Corregido por Brenda Carpio

E

l sábado por la mañana, tan pronto como mamá y Blaze se habían ido a la recaudación de fondos de la escuela, me dejé caer en el sofá y llamé a Kance.

―¿Qué pasa? ―preguntó ella, cogiendo su teléfono al segundo timbrazo. ―No mucho ―le dije, acomodándome―. Mi mamá y hermano están en la recaudación de fondos y estoy por estudiar para mi examen de matemáticas. ¿Qué hay de ti? ―Toda mi estúpida familia está en esa recaudación de fondos también. ¿No es gracioso cómo básicamente ninguno de los seniors van? ―¿Crees que Oliver estará allí? ―Bajé la voz y me mordí el labio. Oliver Carson era el mariscal de campo del equipo de fútbol americano con quien tenía un enorme capricho. Por el momento era soltero, pero pensaba cambiar eso muy pronto. Desde que me había convertido en capitana del equipo de porristas durante el verano, me había decidido a invitarlo a salir. Todo el mundo esperaba que la capitana de las porristas y el mariscal de campo se unan. Era como una tradición. ―Lo dudo. Tiene una reputación que mantener. Cualquier persona decente no sería atrapado muerto en esa cosa. Pensé en todos los raros de la banda y marginados sociales que estarían en la recaudación de fondos, y me reí. La única razón por la que aquellos estudiantes pasan su fin de semana en la escuela es porque no tienen vida. Era triste y patético.

―Lo haré ―declaré―. Lo voy a invitar a salir después del rally de pep. Será mi novio el martes. ―Si dice que “sí”. ―Por supuesto que va a decir “sí”. ¿Con quién más saldría? Todo el mundo sabe que el mariscal de campo y la capitana de animadoras están destinados a estar juntos. ―Si tú lo dices. ―Hubo una pausa en el otro extremo de la línea y Kance rió―. Me tengo que ir ahora. Voy a practicar un poco de volteretas. ―Sí, mejor me voy a estudiar para ese examen de matemáticas. ―Que te diviertas, nerd. Después de colgar el teléfono, me moví a través de mi libro de texto de matemáticas y comencé algunos problemas de álgebra. Matemáticas no era mi tema más débil, pero todos esos complicados algoritmos me estaban dando dolor de cabeza. Me recosté en el sofá y me distraje pensando en Oliver Carson. No era el chico más popular de la escuela, un par de los otros atletas le ganaban, pero era sin duda el más apuesto. Tenía el cabello corto, rubio oscuro y ojos azules que parecían atravesarte el alma. Estar en el equipo de fútbol había hecho maravillas para su cuerpo, era alto, de hombros anchos y con buena musculatura. Dudaba de que hubiera una sola chica en la escuela que no estuviera encaprichada con él, pero era mío. Había estado imaginando este momento desde hace años, y éste era mi año. Este era el año en que me convertiría en la chica más popular de la escuela. Nadie se atrevería a hablar una mierda acerca de mí. Amaba a mi madre, pero, en nuestra pequeña ciudad, quedarse embarazada a los dieciocho y fracasar en un matrimonio, está destacado en la lista de las principales fallas. Cuando caminaba por la calle, veía la forma en que la gente me miraba, como si fuera una especie de enfermedad. No quería eso. Quería que me vieran por mí.

Si empezaba a salir con Oliver finalmente sería asociada con algo bueno. La gente aún hablaría de mí, pero sería porque querían ser yo, no porque estaban juzgando mi vida y los errores de mi madre. No podría vivir más en la sombra de sus fracasos. Tenía que hacer mi propio camino en el mundo. Mis ojos revolotearon de nuevo a mi libro de texto y suspiré. Si quería una buena reputación, entonces dependía de mí hacer esa reputación. Y empezaba con tener buenas calificaciones. Al pasar mi lápiz por encima de la X, traté de calcular su valor en relación a Y. Mi estado de ánimo se iluminó cuando lo descubrí, y llené rápidamente los espacios antes de pasar al siguiente problema. Hice esto durante unos 15 minutos antes de que un sonido fuerte, seguido por un estruendo me interrumpiera. Salté de mi asiento, miré alrededor, sorprendida. ¿De dónde diablos vino ese ruido? Cuando el estruendo se puso en marcha otra vez, y fue acompañado por una guitarra, la ira me inundó. El disturbio venía de la casa de Luca, en realidad, de su garaje. Sus perdedores amigos estaban otra vez matando la música. No había manera de que pudiera estudiar para mi examen con el ruido que había al lado. En serio, ¿cómo se atreve a hacer tanto ruido en primer lugar? ¿Pensaba que el mundo giraba en torno a él y su estúpida banda de garaje? Cada vez que había querido ir allí y quejarme, mamá me decía que no hiciera gran cosa de eso y fuera razonable, que si la mamá de Luca no se oponía, entonces, ¿quiénes éramos nosotras para decir algo? Entonces los ojos de mamá se ponían vidriosos y soltaba algo acerca de los artistas y la creatividad y que mi mente analítica no lo entendería. En serio, ¿cuándo mi mamá se había convertido en un hippie? Afortunadamente, ella no estaba aquí y tampoco la mamá de Luca. Esta era la oportunidad perfecta para ir allí y darle un pedazo de mi mente. Me puse mis flipflops, y pensé en diversos escenarios de lo que iba a decir a Luca y cómo reaccionaría. Existía la posibilidad de que Luca se disculpara y rogara por mi perdón. Sí, claro. Eso nunca sucedería. Lo más probable es que él y sus amigos se rieran en mi cara y me echaran. Esto parecía más realista.

Cuando salí, la brisa fresca de otoño peinaba mi cabello, y envolví mis brazos alrededor de mi cuerpo. El tiempo no era demasiado malo en este momento, pero se volvió impredecible mientras el otoño avanzaba. Los días todavía tenían su calidez, pero pronto los árboles perderían su coloración y luego el frío comenzaría a establecerse. Marché a través de nuestro césped y en la propiedad de los Byron, deteniéndome brevemente para admirar su casa de ladrillos rojos. A pesar que el papá de Luca se había ido, se las habían arreglado para mantener su casa en buenas condiciones. Sin embargo, no siempre había sido así. El Sr. Byron había mantenido siempre la casa, pero a raíz de su muerte, la casa se había vuelto irreconocible. El jardín se había convertido en una atrocidad, el pasto mucho más alto que el nuestro, y parecía que la casa se estaba cayendo a pedazos. Entonces, hace unos tres años, Luca había sacado la cortadora y cortado el césped. Era como si alguien hubiera dado vida nuevamente a la casa de los Byron. Desde entonces, él había arreglado cada pequeño problema que la casa tenía, después de llegar el señor Woodley, que vivía al otro lado de la calle y era el rey de mejoras para el hogar, para mostrarle las cuerdas. Al menos Luca hacía algo que no era cantar como un alma en pena. El ruido se hizo más fuerte y fui hecha una furia hasta el garaje y llamé a la puerta varias veces. Cuando un minuto pasó, y la música no cesó, me di cuenta de que probablemente no podían oírme. Por suerte, sabía que la señora Byron mantenía la llave de repuesto, o al menos donde siempre la había mantenido. Eso fue hace siete años. Caminé a la izquierda, dentro del porche de los Byron. Había numerosas macetas de plantas colgando desde el techo y colocadas pulcramente en el suelo. Me moví hacia la alta planta de cactus verde en la esquina y clavé mis dedos en lo sucio, sintiendo alrededor por las llaves. No tuve que buscar mucho tiempo antes del familiar tintineo de metal encontrado con mis dedos. Sonriendo, las saqué e impacientemente me dirigí hacia la puerta de enfrente para desbloquearla. Esos chicos estaban cerca de conseguir la sorpresa de sus vidas. Había pisoteado mis nervios por última vez.

Cuando la puerta se desbloqueó, metí la llave en el bolsillo trasero de mis pantalones cortos de mezclilla y sin hacer ruido cerré la puerta detrás de mí. No lo pude evitar pero me sentí un poco culpable por abusar de un privilegio que me fue dado por la señora Byron hace tantos años. Técnicamente, esto era allanamiento de morada. Pero situaciones drásticas ameritan acciones drásticas. Además, la señora Byron nunca sabría nada al menos que Luca le dijera, y dudaba que lo hiciera. La casa no había cambiado mucho en los años. Era casi exactamente como la recordaba de la niñez. La puerta que conducía al garaje estaba conectada a la lavandería la cual era una puerta localizada a la derecha de la cocina. Noté que tenían un nuevo refrigerador y me detuve para mirar las fotos que estaban pegadas con magnetos en él. Había muchas fotos familiares desde cuando Luca había sido más joven hasta unos más recientes, representando su transformación en el Príncipe de la Oscuridad. Cuando estaba a punto de girar lejos, mis ojos cayeron en una foto de mí con Luca y su papá. El recuerdo de ese día era tan claro en mi mente que podría haber pasado ayer. Era del verano en que cumplí cinco y el papá de Luca nos llevó a Willow Creek para enseñarnos cómo pescar. En lugar de atrapar algún pez, caí en el agua y casi me ahogué. El papá de Luca había saltado dentro y salvado. El señor Byron había sido como un padre para mí, la única cosa cercana a un padre que conocí. Había quitado las ruedas de entrenamiento de mi bicicleta, me enseñó cómo patear una pelota de fútbol, y me llevó a los juegos locales de fútbol de Penthill contra Statlen. Cuando murió, fue como si hubiera perdido a mi propio padre, perdí una parte de mí. Secando la lágrima que había escapado de mi ojo, removí la foto y la metí en mi bolsillo lateral. Ojalá la señora Byron o Luca nunca notaran la foto perdida. Cuando estaba un poco más compuesta, caminé de puntitas, no es que nadie podría oírme sobre todo ese ruido, dentro de la lavandería y abrí la puerta contigua al garaje.

La música era tan fuerte que podía, de hecho, sentir mis tímpanos vibrando. Quería cubrir mis oídos, pero decidí que luciría más imponente con mis manos en mis caderas. Luca estaba tocando su guitarra y cantando en un micrófono. Había otros dos chicos que reconocí de la escuela cuyos nombres no podía recordar. El que estaba tocando el bajo era alto con rostro delgado y tenía cabello negro y puntiagudo con rayas azules. El otro chico, quien estaba golpeando un conjunto de tambores, era más bajo, corpulento y tenía un montón de piercings en sus orejas. Su cabello no era de un color artificial como el de Luca y el otro guitarrista, era un matiz de rubio sucio. Alguien más estaba en la habitación también. Una chica con un atroz sentido de la moda estaba sentada en una silla con su espalda hacia mí, mirando a los chicos actuar. Hoy estaba vestida en un feo chaleco púrpura y un largo vestido gris, que la había visto usando hace unos días. Asqueroso. Tenía largo y brillante cabello rojo que colgaba en un nudo desordenado bajo su espalda. Lucía como si no lo hubiera lavado en semanas. No necesitaba darse la vuelta hacia mí para saber quién era. Su nombre era Stacey Parker y siempre estaba pasando el rato con Luca. No estaban exactamente saliendo, pero sospechaba que estaban durmiendo juntos. Al principio nadie notó mi entrada. La música estaba demasiado fuerte, y los ojos de Luca estaban cerrados mientras se inclinaba hacia el micrófono y cantó unas pocas palabras que me las arreglé para entender.

Profundo en mis ojos ¿Puedes ver la luz? Y lucho por ti Pero se vuelve tan difícil Y no quiero estar llamando a tu puerta No quiero ver Que no me quieres más Pues haces esto real

Esto es lo que siento Di la verdad Tú y yo Nunca va a funcionar.

Los ojos de Luca revolotearon abiertos y vaciló cuando me vio. Una arruga se formó entre sus cejas, no lucía feliz de verme. ―¿Qué diablos estás haciendo aquí? ―Su voz estaba amplificada por el micrófono y los otros dos chicos dejaron de tocar sus instrumentos y miraron alrededor, sobresaltados por el sonido de su voz. Stacey giró alrededor de su asiento y, viéndome, me disparó una fiera mirada. ―Puedo preguntarte lo mismo ―dije, mirándolo. No estaba cerca de ser intimidada por un montón de perdedores, y mayormente no por Luca Byron. ―Quizás la Barbie Malibú se perdió en su camino a la playa ―intervino Stacey, haciendo a los otros dos chicos reír. Sentí mi cara calentarse con humillación y, por un segundo, perdí mi calma. Luca miró sobre su hombro y disparó a los chicos una mirada la cual los hizo callarse. Suavemente colocó abajo su guitarra y caminó hacia mí, su cara era una mezcla de emociones ilegible. ―Todavía no has respondido mi pregunta. ¿Qué estás haciendo aquí en mi casa, Ashton? ¿Y cómo diablos entraste? ―Aprende a contar. Esas son dos preguntas. ―Metí mi mano en mi bolsillo y saqué la llave―. Usé la llave extra, genio.

Luca Traducido por Nelly Vanessa Corregido por Clau

M

is cejas se alzaron cuando vi la llave de plata en la mano de Ash. ―¿Recuerdas dónde guardaba mamá la llave de repuesto?

Los ojos de Ash brillaron triunfantes cuando metió la llave en el bolsillo trasero de sus pantalones cortos de mezclilla. ―¿Por qué no habría de hacerlo? Verla aquí en mi espacio personal me hacía sentir tanto enojado como nervioso. Enojado, porque, ¿quién demonios irrumpiría aquí como si fuera el dueño del mundo? Y nervioso, porque estaba en mi espacio personal y, maldita sea, se veía bien. Los pantalones cortos le llegaban hasta el lugar perfecto, mostrando sus piernas largas y doradas. La camiseta sin mangas que llevaba me tomaba el pelo, con una astilla de vientre plano y abrazaba su pecho apretadamente haciendo que sus senos se destacaran. ―¿Qué estás haciendo aquí, Ashton? ―le pregunté de nuevo, doblando los brazos sobre mi pecho. Ash siguió mi movimiento y dos manchas de color rosa aparecieron en sus mejillas. ¿Me estaba checando? Sus ojos azules como el cielo bloquearon los míos de nuevo y ella frunció el ceño. ―A diferencia del resto de ustedes, raspa fondos, yo, en realidad tengo aspiraciones de ir a la universidad y hacer algo de mí misma. Eso me obliga a estudiar, pero no puedo hacerlo cuando están haciendo tanto ruido.

―Hey, no hacemos ruido, hacemos música ―insistió Riley detrás de mí. Apoyó su bajo contra la pared del garaje, mirando fijamente a Ash. Riley Adamson, Eddie Cavallari Parker y Stacey habían sido mis amigos desde la secundaria. Mientras Stace no era de los que evitaban una pelea, Eddie era un poco más suave. Le gustaba tomar las cosas a zancadas, mientras Riley era el loco, el extrovertido. Siempre estaba coqueteando, siempre tratando de conseguirse una novia. Sin embargo, no sabía a quién trataba de engañar. Empezaba a ser evidente que sentía algo por Stace. Cuando perdí a Ash, encontré a estos tres. Habíamos crecido juntos durante los últimos años, formado una banda y cambiado nuestras apariencias. Habían estado ahí cuando los necesité y Ash no tenía derecho a irrumpir en mi casa e insultarlos. Ash soltó un bufido. ―En unos años más, ustedes todavía vivirán en casa y harán que su madre les lave la ropa. Si de alguna forma logran encontrar un trabajo real, bombear mi gasolina será el punto culminante de sus carreras. Mi boca se abrió y miré detrás de mí para ver las miradas ofendidas en las caras de Eddie y de Riley. Stace, por otro lado, se veía claramente enojada. Esto no iba a terminar bien. ―¿Qué demonios dijiste? ―Stace se levantó muy rápidamente y estuvo a mi lado en un segundo, lista para tomar a Ashton―. ¿Crees que eres mucho mejor que nosotros por tu ropa cara y tu personalidad plástica? La mirada de Ash parpadeó hacia Stace y sonrió. ―No, no creo que soy mejor que todos ustedes. Creo que soy mejor que tú. Al menos estos chicos están haciendo algo. Tú sólo estás sentada por ahí como una acosadora, mirándolos tocar. Stace dejó escapar un silbido, como un gato furioso y dio un paso hacia adelante. Sabía que no dudaría en darle a Ashton un puñetazo en la cara. Lo que Stace no sabía era que en aquel tiempo cuando éramos niños, Ash podía vencerme en una pelea. La muchacha sabía cómo sostenerse por su cuenta.

La situación tenía que ser disuelta antes de que se saliera por completo de las manos. Estiré un brazo para detener a Stace de llegar más cerca de Ash. ―La única raspa fondos aquí eres tú, Ashton. Tocaremos nuestra música, tocaremos tan fuerte que te sangrarán los oídos y luego tocaremos un poco más. Así que, por favor, vete de aquí. Puse una mano en el hombro de Ash y la conduje fuera del garaje, pateando la puerta y cerrándola detrás de mí. Ash se encogió bajo mi mano y se dio la vuelta, con la cara roja y brillante. A pesar de ello, todavía me parecía totalmente sexy. ―¡Cómo te atreves a hablarme así! Tú y tus perdedores amigos… La ira corría a través de mí y la inmovilicé contra la pared. ―No te atrevas a hablar de ellos de esa manera, tú, pequeño pegote esnob. ―¡Suéltame! Trató de liberarse de mis manos, pero me apreté contra su cuerpo para que dejara de moverse. ―Te dejaré ir si pides perdón por lo que dijiste ahí. Traté muy fuerte en concentrarme en lo que estábamos discutiendo, porque rápidamente me estaba distrayendo con su cuerpo retorciéndose contra el mío. La mirada que Ash me disparó estuvo llena de desprecio. ―En tus sueños. Nunca me disculparé con esos satanistas. ―¿Cuándo te hiciste tan perra, Ash? ¿Cuándo las personas comenzaron a significar tan poco para ti? No puedes entrar en mi casa y tratar a mis amigos como mierda. Has cambiado mucho y estás completamente arruinada. ―¿Y tú no has cambiado? Mírate. ―Me miró de arriba abajo con disgusto mientras seguía retorciéndose―. Te vistes como un completo monstruo, tu cabello está negro, tienes tatuajes en todo tu cuerpo y dices que he cambiado. Estás delirando. Su comentario fue como una bofetada en mi cara.

―Sólo porque me vea diferente no me convierte en un bicho raro, pero a ti te hace superficial. Y resulta que me gusta mi cabello negro. ―No soy superficial, ¡tú eres una persona repugnante! ―gritó Ash, sus ojos estaban llameantes―. Ahora, ¡quítate de encima! La frustración y la ira se apoderaron de mí, e hice la única cosa que sabía que realmente se metería en su mente, la única manera de ganar esta discusión y conseguir que callara su maldita boca. La besé. Y no uno de esos besos delicados y suaves tampoco. Este fue caliente y lleno de pasión, alimentado por la tensión que se había acumulado entre nosotros. No tenía la intención de entrar en ello, pero me encontré profundizando el beso y deslizando una mano por el brazo desnudo de Ashton. Lo que realmente me sorprendió fue que Ash también me estaba besando. Sus besos enviaron una emoción a recorrerme la espalda, y apreté mi ingle contra ella, deseándola. Sin previo aviso, Ash me empujó y me golpeó fuerte en la cara. La solté y me llevé una mano a la mejilla, desgranándome del escozor que se extendía a un lado de mi cara. ―¿Qué demonios fue eso? ―exigí. La boca de Ash se separó y su rostro enrojeció cuando intentó darle sentido a lo que acababa de suceder. ―Tú... ¡Me besaste! ―Tú me devolviste el beso ―le dije, mi boca curvada en una sonrisa. Ashton me empujó. Fuerte. ―Yo... ¡No te besé! ¡Me das asco! Mi sonrisa desapareció y la irritación llenó cada parte de mí. ―Si te doy asco, no deberías haberme besado.

―¡No lo hice! ¡Pero tú sí! ―Ashton me pinchó con un dedo acusatorio―. ¿Por qué? ¿Por qué lo hiciste? Bueno, realmente me estaba haciendo enojar en estos momentos. Tuve la tentación de alejarme, pero quería una última cosa antes de hacerlo. ―¿De verdad quieres saber por qué? Actúas como si fueras tan alta y poderosa, pero mírate ahora. Eres la chica que besó a Luca Byron, el bicho raro. ―Me apoyé cerca con la cólera irradiando de mi cuerpo, para que se oyera cada palabra―. Así que, chúpate esa, Princesa. Parecía que Ash quería llorar, y me sentí enfermo de satisfacción al verla tan derrotada. Su labio inferior temblaba y me di cuenta de lo mal que estaba a pesar de que parecía que quería apuñalarme en el intestino. Se abrió la puerta detrás de nosotros, y oí la voz de Eddie. ―¿Está todo bien por aquí? Sólo era Eddie, viniendo y checándonos. Se preocupaba demasiado para su propio bien. Aunque Ash había sido completamente grosera, era su instinto natural cuidar a los demás. Ashton no merecía su compasión. ―Sí, todo está bien ―le contesté, mirando a Ash intencionadamente―. Ella ya se iba. Mis palabras parecieron sacudir a Ash de sus pensamientos y me lanzó una mirada asesina antes de caminar alrededor de mí para irse. Rápidamente, estiré la mano y la agarré del brazo antes de que pudiera llegar más lejos. ―¿Cuál es tu problema? ―exigió ella, tratando de liberarse de mi agarre. ―Te estás olvidando de algo. ―Estiré la mano y la metí en el bolsillo trasero de sus pantalones, para conseguir una buena comprensión de su trasero, antes de llegar a la llave de repuesto―. No te queremos por aquí siempre que quieras, ¿no? ―¡Eres un completo idiota, Luca! ―Hervía. Mi mano rozó su bolsillo, lo que hizo un sonido de arrugado y levanté una ceja. ―¿Qué tienes ahí?

La cara de Ashton cayó y, sin esperar respuesta, saqué el papel, no, era una foto, de su bolsillo. Me quedé mirándola y luego miré la cara enrojecida de Ash, tratando de averiguar qué diablos estaba pasando. ¿Por qué tenía una foto de nosotros con mi papá en su bolsillo? Al volverla a mirar, la reconocí como la foto que mamá tenía pegada en la nevera. Mis ojos se abrieron y miré de nuevo hacia Ash, estaba tratando de formar palabras. Ninguna palabra salió. Ashton se vio mortificada y apretó los labios para detener su temblor. Se las arregló para dispararme una mirada de puro odio antes de andar por el pasillo. Un segundo más tarde, la puerta delantera se cerró de golpe, sacudiendo la casa. ―¿Qué fue todo eso? ―preguntó Eddie. Me encogí de hombros, tratando de jugar, pero por dentro mi estómago estaba retorciéndose como si alguien hubiera dejado una lata de gusanos sueltos allí. Agarrando la foto, me dirigí de nuevo a la nevera para pegarla otra vez. No importa cómo mirara la situación, había sido un idiota total. No podía dejar de sentir que había cometido un enorme error.

Ashton Traducido por Susanauribe Corregido por Francatemartu

E

n la mañana del domingo me quedé en la calle fuera de mi casa, rogándole a Dios para que Kance llegara aquí antes de que Luca se fuera a la escuela. No quería verlo después de lo que pasó el sábado. Estaba furiosa, más allá

de las palabras, por la forma en cómo actuó conmigo y completamente mortificada de que me hubiera atrapado con la foto. Solamente podía imaginar lo que pensaba de mí. Apuesto que él y sus amigos habían pasado el resto del día riéndose de mí. El solo pensamiento me hizo empuñar las manos y entrecerrar mis ojos. De todas maneras, ¿quién demonios se creía que era? Hubo un beep y miré alrededor para ver que Kance estacionaba junto a mí. Sintiéndome aliviada, subí al auto e intercambiamos un rápido abrazo antes de que nos alejara de la calle. ―¿Estás lista para la práctica? ―preguntó, cubriendo un bostezo con su mano.

―¡Por supuesto! ―Esperaba que mi voz sonara con confianza porque de repente no la sentí. Tal vez era que estaba nerviosa en mi primer día oficial como capitana o porque mi encuentro con Luca me había jodido la mente―. Quiero decir, simplemente estoy impaciente por el show de mañana para poder invitar a salir a Oliver. Pareciendo satisfecha con mi respuesta, Kance cambió de tema. ―Entonces, ¿qué hiciste este fin de semana? Volteó su cabeza en mi dirección con expectativa. Es como si ya supiera lo que sucedió con Luca. Está bien, ahora estaba siendo simplemente súper paranoica. No había forma de que lo supiera.

―No mucho ―mentí―. Solamente estudié para matemáticas y repasé las rutinas de hoy. Mi corazón se detuvo cuando unos pensamientos sobre los labios de Luca contra los míos llenaron mi mente. Cuando me presionó contra la pared, sentí cada uno de los músculos de su estómago bajo su camisa ajustada. Tenía abdominales que ni siquiera sabía que existían. A diferencia del cuerpo de Oliver que era como el de Hulk, Luca era musculoso y delgado. Tal vez secretamente levantaba pesas en su tiempo libre. Había tantas cosas que no sabía de él. Pero ese beso, había incendiado mis labios… y lo había besado de regreso. Lo negué pero ambos sabíamos la verdad. Había besado a Luca Byron, el raro de la escuela y a una parte de mí le había gustado. Apuesto que amaba tener eso. De alguna manera, había sabido que esa sería la única cosa que podría conseguirme. ―Ashton, ¿estás escuchando? Kance interrumpió mis pensamientos y mi cabeza se volteó hacia ella. ―Sí, lo siento ―me disculpé, dándole mi atención a mi mejor amiga. No pensaría en Luca Byron. No pensaría sobre Luca… Kance puso sus ojos en blanco y volteó a la calle donde estaba nuestra escuela. ―Estaba diciendo que Elly Marles le dijo a Francine que estaba enamorada de Oliver. ¿Puedes creer eso? Me río cuando imagino a la gorda de Elly saliendo con el quaterback de la escuela. Sin embargo, no podía culparla porque le gustara. Oliver era una joya. Muchas chicas estaban enamoradas de él. ―¿Estás bromeando? Ganó como diez kilos en el verano. Nadie va a querer salir con esa chica. Kance se estaciona en un espacio vacío afuera de la escuela y pone el freno. ―¿Sabes qué escuché? ―Se desabrochó el cinturón y se volteó en su asiento para mirarme, sus ojos brillando―. Va a intentar vencerte mañana. Va a pedírselo a Oliver antes del show.

Mi boca se abrió. ―¡De ninguna manera! ―Sí ―dijo Kance mientras salía del auto y se dirigía a la escuela―. Aparentemente, alguien le dijo que ibas a preguntárselo a Oliver así que ella quiere hacerlo primero. ―¿En verdad cree que tiene una oportunidad con él? ―pregunté mientras caminábamos por el jardín de los de último año. Era un jardín lo suficientemente grande para todos los alumnos pero no todos pasaban el rato aquí. Había unas cuantas sillas de picnic y mesas puestas en toda la extensión las cuales los deportistas y las porristas habían hechos suyas. Los otros estudiantes podían tener lo que fuera que sobrara. Nos sentamos en nuestra mesa esperando que sonara el timbre para el primer periodo. Kance sacó un espejo compacto y comenzó a arreglar su cabello. ―Eso es lo que ha estado diciéndole a sus amigas. Dijo que tiene más oportunidades de conseguirlo que tú. La irritación me sobrecogió y mordí mi labio. ―¿Quién se cree que es? No era nadie hace unos años. ¿Recuerdas cuando tenía frenillos y ese desagradable cabello? ―Creo que necesita que la pongan en su lugar. ―Kance movió su espejo y miró alrededor, su expresión iluminándose―. Arregla ese fruncimiento. Los chicos vienen. Siguiendo su mirada, noté que Oliver y un montón de sus amigos estaban dirigiéndose hacia nuestra mesa. Entre ellos estaba Bennett Anderson, mi buen amigo de la primaria. Ayudaba ser amiga de un deportista que salía con Oliver. De esa manera, siempre obtenías todos los detalles del chico que estabas intentando conquistar. Benett no siempre había sido popular o atleta. En la primaria, había sido callado e incómodo hasta que lo había acogido después de perder a Luca, pensando que él podía llenar el vacío. Mi lógica no funcionó, Ben no era para nada como Luca sin

embargo gané un buen amigo. Ben pasó de ser gordo, cubierto de acné y tan interesante como un papel tapiz a convertirse en uno de los chicos más lindos de la escuela. Y todo era gracias a mí. No éramos tan cercanos como solíamos serlo, Ben siempre estaba con los chicos pero sin embargo nos cuidábamos. Rápidamente enderezo mi atuendo, preguntándome por qué decidí usar un vestido en vez de una falda y me pongo de pie cuando los chicos llegan hasta nosotros. Los ojos de Oliver se mueven hacia Kance y finalmente descansan en mí. Bajo su mirada azul intenso, un calor se esparce por mi cuerpo por la atención. Está bien, tal vez el vestido fue una buena decisión después de todo. ―Hey, ¿qué pasa? ―dijo Oliver mientras todos los chicos se sentaban. Se veía increíble como siempre, en jeans que abrazaban todos los lugares adecuados y una ceñida camisa blanca que enviaba mi imaginación en caos. ―Muy bien ―dijo Kance, una sonrisa acechando sus labios. Ugh. Odiaba cuán compuesta siempre estaba con él, mientras yo perdía completamente mis nervios. ―Sí, ustedes se ven muy bien ―molestó Bennett. Él alzó una taza hacia sus labios e hizo una mueca a lo que fuera que contenía. ―¿Café? ―pregunté, atrapando la mirada de Ben. Matthew Sutton lo codeó en las costillas y se rió. ―Sí, está tratando de ser maduro y sofisticado para impresionar a una chica. Ben le devolvió el codazo. ―No es cualquier chica. Su nombre es Hadie. Hadie. El nombre tocó un recuerdo en mi mente. Hadie, no estaba en nuestro círculo pero la reconocía. Había estado en mi clase de arte en segundo año y parecía una chica agradable. Ben no se merecía nada menos. Me reí y le hice pucheros a Ben.

―Aw, y yo pensando que teníamos algo. Bennett sonrió y me puso en su regazo. ―Claro que lo tenemos, Ash. Nunca te engañaría de esa manera. Noté a Oliver prestándonos atención y no pude evitar sentirme feliz. Todos sabían que Bennett y yo solamente éramos buenos amigos y siempre bromeábamos con salir. En verdad, teníamos una relación muy platónica pero amábamos molestarnos. Era la forma como operábamos pero era bueno ver que le estaba llegando a Oliver. Riéndome, me puse de pie y vi a dos personas que acababan de entrar al patio. Luca y Elly. De repente, me sentí nerviosa al preguntarme de qué hablaban. Por favor, por favor, no dejes que él le cuente sobre el beso. Estaba tan cerca de conseguir a Oliver. La última cosa que necesitaba era un escándalo como ese. Codeé a Kance, que estaba en una conversación con Oliver y asentí en dirección a Luca y Elly. Los ojos de Kance se oscurecieron cuando los vio. ―No podemos tener eso ahora, ¿verdad? ―No, no podemos ―estuve de acuerdo y estudié la taza de Bennett en su mano―. Hey, si no vas a beber eso, ¿me lo puedo tomar? ―Sí, pero sabe a mierda ―advirtió Bennett. ―Y mancha como una perra ―murmuré entre dientes mientras tomaba la taza de sus manos. Kance estaba lo suficientemente cerca para escucharme y trató de esconder su sonrisa. Elly caminó hacia nosotras de manera entusiasta, su corto cabello cobrizo moviéndose detrás de ella. Cuando vio a Oliver sus ojos se iluminaron. Estaba usando un top color crema. Perfecto. ―¡Buenos días, a todos! ¿Qué pasa? ―Eso es lo que nos gustaría saber ―dijo Oliver, asintiendo en dirección a donde Luca se había sentado en el pasillo a unos pocos metros de distancia―. ¿Qué hacías hablando con él?

Mientras las palabras de Oliver adquirían significado, la sonrisa de Elly se desvaneció y su rostro se sonrojó. ―Oh, um… le enseña guitarra a mi hermano pequeño algunas veces. Simplemente estaba preguntándome cómo estaba. Eso es todo, nada más. ―Se veía mortificada. Una oleada de calor llenó mis adentros con sus palabras. ¿Luca pasaba su tiempo enseñándoles a niños cómo tocar la guitarra? Eso era un poco… dulce. Simplemente estaba lleno de sorpresas. ―Con cuidado ―dijo Matt―, no quieres que tu hermano se convierta en un rarito como él. Además, eso es si en verdad puede tocar bien. ―Un burro hablando de orejas. Con su enorme cuerpo y dedos callosos probablemente rompería las cuerdas de la guitarra. ―N-no, no quiero. Elly estuvo de acuerdo con un asentimiento, mirando a Oliver como para medir su reacción. Los celos rápidamente reemplazaron el calor. Era tan obvio que le gustaba. ¿Por qué no lo había notado antes? Di un paso más cerca de Elly. ―Hola, Elly, ¿estás emocionada por la práctica de animadoras de esta tarde? De alguna manera me las arreglé para sonreírle, a pesar del desagrado que sentía por ella. La expresión de Elly se iluminó por el cambio de tema. ―Sí, ¡estoy súper emocionada! Sabes que es mi primera vez pero hice gimnasia cuando estaba en… Mi pierna accidentalmente no soportó mi peso y grité cuando perdí mi equilibrio. Me estiré para agarrarme de Kance y derramé el contenido de la taza de café justo en el rostro de Elly. El líquido caliente golpeó en su barbilla, cuello y el top de color crema que estaba usando. ―¡No! ―grité, tratando de quitar el café de su camisa. No haría nada. El café ya estaba entrando en la delicada tela y se esparcía entre más trataba de limpiarlo. Todos nos reímos y le hice una cara de lástima.

―Oh no, lo siento tanto, Belly. Que eso sea un recordatorio para la próxima vez que decidas hablar con perdedores como Luca y trates de estar en mi escuadrón luciendo como una ballena. Los labios de Elly temblaron y parecía como si estuviera al borde de las lágrimas. Honestamente, se lo merecía, tratando de encajar con personas a las que no pertenecía. No nos tomamos bien los impostores como ella. Estaba muy por debajo de nuestros estándares. ―Yo-yo… pero, entré al equipo. La corté. ―Cariño, nadie va a ser capaz de levantarte. Pobrecita. Kance miró a Elly, una mueca en su hermoso rostro. ―Que tengas un buen día. Me encanta tu camisa, por cierto. Tan a la moda. Todos reímos de nuevo y Elly dejó escapar un sollozo. ―¡Ashton! ¿Qué demonios está mal contigo? Una voz enojada dice desde detrás de mí, haciendo que mi corazón se detenga.

Luca Traducido por Paloma5 Corregido por Sttefanye

A

shton se volvió lentamente hacia mí, con los ojos muy abiertos. Vaciló, mordiéndose el labio, pero una mirada de su amiga, Kance, cambió su actitud por completo.

―¿Qué es lo que acabas de decirme? Miré hacia Elly y vi que estaba llorando. Era horrible verla así. Era una buena chica y había venido a algunos conciertos de Skeptic Coil el verano pasado. No se merecía ser humillada de esa manera. No por Ashton. No por cualquiera. ―¿Qué carajo te pasa? ―repetí, enojado con su comportamiento―. ¿Qué consigues con derramar tu bebida sobre ella? Ash parecía como si no sabía qué decir, pero luego su expresión se volvió oscura. ―Cómo te atreves a hablar conmigo, perdedor. ¿Crees que me importa lo que tengas que decir? Aléjate de mí antes de que vomite en tu cara. La gente como yo no habla con gente como tú. Sus amigos se reían de mí y realmente quería darle un puñetazo en la cara, pero me contuve. Había demasiados de ellos y yo sabía cuando iba a perder una pelea. Esos corpulentos deportistas patearían mi culo. ―La gente como tú merece ser fusilada. ―Caminé hacia Elly y puse mi brazo alrededor de ella―. ¿Vas a estar bien? Me miró con los ojos rojos hinchados y asintió. ―Eso creo.

Me sentí peor por no intervenir antes para ayudarla. Al principio, todo parecía bien hasta que Ashton derramó el café en ella. En serio, ¿qué había hecho para merecer esta humillación? Esta vez, Ash había ido demasiado lejos. ―Ahora, toma esto ―le dije quitándome la camisa y entregándosela a ella―. Tengo una de repuesto en mi coche. Elly olfateó y cautelosamente tomó mi camisa. Sería demasiado grande para ella, pero era una alternativa mejor que el top manchado que llevaba puesto. ―Muchas gracias, Luca. ―Oye, por qué no sales de aquí y consigues limpiarte ―sugerí gentilmente. Elly asintió y me dio una pequeña sonrisa antes de dirigirse hacia los baños. Me di la vuelta para mirar a Ashton, sin importar que no tuviera una camisa. Había estado trabajando mucho últimamente y sabía que mi cuerpo se veía bien. Juzgando por la forma en que los ojos de Ash se fijaron en el centro de mi pecho, podría decir que lo había notado y me complació que no pudiera apartar los ojos de mí, como si no pudiera creer lo que estaba viendo. Sin embargo, eso no cambió lo furioso que estaba hacia ella. ―Espero que estés orgullosa de ti misma, Ashton. ¿Eres realmente tan patética que tienes que meterte con los demás para hacerte sentir mejor? Eres todos los tonos de mierda, ¿lo sabías? Ashton despertó de mirarme el pecho y levantó la vista con ojos azules furiosos. ―No me hables como si fueras mejor que yo. ―Entonces no actúes como si tu mierda no apesta. No eres perfecta, no estás ni siquiera cerca. Crees que todos los demás están por debajo de ti, cuando, en realidad, tú eres la única que no eres suficientemente buena. ¿Por qué no te llevas tus problemas con tus padres y vas a ver un terapeuta? Pero deja de molestar a los demás para hacerte sentir mejor sobre tu propia vida de mierda. Las fosas nasales de Ash se ensancharon y abrió la boca para decir algo, pero Kance habló en su lugar.

―Eso viene del tipo que estaba en mal estado después de que su padre murió que la única manera de lidiar con eso era vestirse como un emo e hiriéndose. Ella dio un paso hacia mí y se burló. Detrás de ella, Ash se puso pálida y sabía que las palabras de Kance habían llegado a ella también. No importa lo mucho que trató de odiarme, ella siempre amó a mi papá. Esperé a que hablara, pero era una cobarde de mierda, lo único que hizo fue quedarse allí mirándose patética. ―Sólo porque me visto así no quiere decir que soy un emo y que me lastimo. Uno de los chicos, Oliver Carson, se puso de pie y se unió a Kance. Lo conocía como el mariscal de campo del equipo de fútbol y uno de los idiotas que solían empujarme un par de años atrás. ―Eres un fenómeno de la naturaleza. Ella solamente lo dice como es. Lo hice apartar la vista, una vena palpitante en mi cuello. ―Entonces eso debe hacerte un deportista idiota. Sabía que no debería haber dicho eso, pero estaba tan enojado con ellos que las palabras salieron de mi boca antes de que pudiera detenerme. El estúpido lo había merecido. Me golpeó contra las paredes, saco el aire de las ruedas de mi bicicleta y me empujó por años. Sólo se detuvo una vez que me hice musculoso y empecé a defenderme. ¿Qué sabía él de mí? ¿Qué sabía de mi padre? Absolutamente nada. Oliver gruñó y se tambaleó hacia delante, con los puños levantados y dirigidos a mi cara, pero se detuvo de repente. Mirando alrededor, vi que Ashton lo había agarrado y le estaba tirando hacia atrás. Él la miró con sorpresa, como si no pudiera creer lo que ella estaba haciendo. ―No me detengas, Ashton. Me llamó idiota. Voy a golpearlo hasta que ya no pueda pararse derecho. ―No vale la pena ―dijo Ash, sus ojos suplicantes―. Serás expulsado del equipo si el entrenador se entera que te metiste en una pelea. El cuerpo de Oliver se aflojó y sus ojos iban de Ash a mí cuando su diminuto cerebro procesó las palabras. Finalmente, se alejó de mí y agarró su bolso. Me lanzó

una última mirada antes de irrumpir atravesando el patio, sus amigos siguiendo tras él como zombis sin cerebro. Una vez que se hubo marchado, me di la vuelta y atraje la mirada de Ash. ―Ash, tu madre estaría tan avergonzada de ti por tratar a Elly así ―le dije, contento de que tuvo la decencia de parecer un poco culpable―. Y lo mismo sucedería con mi papá. Sin esperar una respuesta, me alejé hacia la entrada de la escuela para poder tomar la camisa de mi coche. No podía creer la clase de persona en la que se había convertido Ash. Y la cosa que me frustraba más que nada era que no podía verlo. La Ashton que yo conocía nunca rebajaría a alguien así. Sería la primera que saltara para detenerlo, pero ahora era la que lo inició. Le di una patada a la valla metálica que rodeaba la escuela y me apoyé contra ella, ignorando las miradas que recibía de los demás estudiantes. Sin camisa o no, todavía tengo la apariencia. Todos pensaban que era alguien que debería evitarse. Unas ancianitas cruzaron la calle cuando me vieron venir. Poniéndome una camisa no iba a cambiar eso. ―¿Hay alguna razón por la que no tienes una camisa? ―dijo una voz detrás de mí―. No es que me queje ni nada. No tenía necesidad de girar para saber que Stacey estaba de pie detrás de mí. Conozco su voz en cualquier parte. Habíamos sido amigos desde la secundaria y "amigos con derechos" el año pasado. Stace quería llevar nuestra relación al siguiente nivel, pero no buscaba comprometerme. Quiero decir, no había nada malo con Stace. Era una chica bonita con el cabello rojo oscuro, una figura curvilínea y ojos marrones leonados. Simplemente no quiero tomarlo en serio o invitarla a salir a citas y sostener su mano. Me preocupaba por ella, pero no estaba enamorado. Funcionábamos bien sólo de la forma en que estábamos. Además, desde que Stace y yo habíamos empezado a enganchar, Riley había estado actuando extraño. Si él hubiera tenido interés en Stace antes de eso, nunca lo había mostrado, pero ahora podía ver la forma en que su mirada permanecía en

ella cada vez que estaba cerca. Tal vez había necesitado que Stace estuviera con otro chico para darse cuenta de que le gustaba. Si él sentía algo por ella, tenía que decirle. Le lancé una media sonrisa cuando se me unió. ―Ashton Summers. Las cejas de Stace se alzaron. ―Ustedes dos tuvieron se… ―No, nada de eso. ―La corte, tratando de ignorar la angustia que sentía por ser asociado con Ashton y el sexo―. Sólo me está volviendo loco. ―Eso es un alivio, pero todavía no explica por qué no llevas una camisa. Suspiré, pasando una mano por mi cabello. ―Lanzó el café sobre Elly, así que le di mi camisa. La expresión de Stace se ensombreció. ―¡Estás bromeando! No puede ser tan horrible, ¿verdad? ―Sí, no podía creerlo tampoco. ―Oh, no puedo creerlo. Ashton es una pequeña mocosa insoportable. Anda por ahí actuando como si fuera dueña del mundo en su pequeña falda de porrista. Maldita sea. Ash en su falda diminuta era algo que no se podía ignorar. Mostraba esas largas piernas sabiendo muy bien el efecto que causaba en la población masculina de la escuela. Incluso yo, no era inmune a eso. ―Necesita una buena patada en la cabeza ―decía Stace―. No puedo soportarla. Tal vez estaba aferrándome a una imagen de la niña pequeña que solía conocer y no quería ver la realidad, en quién se había convertido. Estaba esperando por ella, esperando que cambiara y demostrara que todos estaban equivocados. Es por eso que estaba tan enojado. Porque quería que fuera alguien que claramente no era. Dios, era un cretino estúpido. No había esperanza para esa chica.

―Sí, lo sé ―dije, mis entrañas apretándose―. No la soporto tampoco. Por mucho que quería creer en mis propias palabras y olvidarme de Ash, en el fondo una parte de mí estaba mintiendo. Era insoportable y una mocosa, pero era imposible olvidar aquel beso. ¿Por qué la había besado en primer lugar? Estaba tratando de convencerme que era para avergonzarla y hacerle sentir mal consigo misma, pero entonces, ¿por qué había una parte patética de mí disfrutándolo? No debería disfrutar besando a Ashton Summers. No debería disfrutar la forma en que su cuerpo se sentía contra el mío. No debería estar despierto en la cama por la noche pensando en hacer algo más con ella. Si sabía que no debería tener estos sentimientos, entonces, ¿por qué no pueden detenerse? ¿Qué haría falta para que me olvidara de ella? Lo único que me queda por hacer es centrarme en su lado malo. Tenía que recordarme a mí mismo la manera en que trataba a la gente hasta que estuviera impresa en mi cerebro. Tenía que olvidarme de esa pequeña niña que había sido mi amiga. Tenía que olvidar que una vez se preocupó por la gente, se preocupó por mí. Esta era la única manera de dejar de pensar en ella. Tenía que odiar a Ashton Summers.

Ashton Traducción por AuRose, Aria y Paloma5 Corregido por Dennars

―H

ola, sexy ―dijo una voz baja detrás de mí. Un hormigueo me recorrió el estómago mientras cerraba el casillero y me daba la vuelta. Oliver estaba detrás de mí, con

una sonrisa jugueteado en sus labios. Debió tener clase de gimnasia en el último período ya que vestía short y camiseta y el sudor le brillaba en la frente sobre la línea del cabello. De alguna manera, eso aumentaba por diez el factor sexy. Se veía muy bien. Para comérselo. ―Hola, tú ―le dije, parpadeando y con una amplia sonrisa. Oliver se inclinó sobre los casilleros que estaban a mi lado mientras estudiaba mi atuendo de porrista. Me ruboricé por su atención. Sí, sabía que me veía bien pero no hay mejor sentimiento en el mundo que recibir atención especial del chico por el que estás encaprichada. El chico que estaba a punto de ser mi novio. ―¿Vas a la práctica de porristas? ―me preguntó. ―Sí, mi primera práctica como capitana. Con suerte, Elly capta la indirecta y no se aparece. ―¿No tiene que ponerlo por escrito y entregárselo al entrenador? ―Es solo una formalidad ―le dije dando un paso más cerca―, todo el mundo sabe que lo que el capitán dice, se hace. Oliver levantó una ceja y tocó con un dedo, burlándose, la parte superior de mi escote. ―¿Y así es?

―¿Dudas de mí? ―En tono juguetón incliné la cabeza con los ojos clavados en los suyos. Oliver posó casualmente una mano sobre mi cadera y acerco sus labios a los míos. ―Sé que no la necesitas, pero buena suerte. ―Hizo presión con los labios en mi mejilla antes de alejarse. Con ese beso inocente me golpeó la decepción como una tonelada de ladrillos. Lo había deseado tanto. Quería que hiciera un poco más obvio el hecho de que se sentía atraído hacia mí. Aparte de las miradas y el coqueteo, nunca había tratado de hacer otro movimiento conmigo. Este había sido el momento perfecto y no lo había aprovechado. Me sacudí la decepción y forcé una sonrisa. ―Mejor me voy. Ya se me hizo tarde. ―Esperaba que notara la renuencia en mi voz para que no pensara que me estaba librando de él. Librarme era la última cosa que quería. ―Nos vemos, capitana ―dijo guiñando un ojo. Se volvió y empezar a caminar por el pasillo hacia la salida. Cuando desapareció, solté un suspiro y me fui en dirección opuesta hacia el gimnasio. De repente estaba nerviosa por encarar a las chicas, y chicos, por primera vez como capitana. La ex-capitana, Erica, había sido bastante popular en el equipo. Había sido eficiente, había traído nuevas ideas y parecía llevarse bien con todos. Algunas de nuestros mejores porristas habían venido por ella. Durante el verano, el equipo había pasado por muchas rutinas dirigido por Erica. Me ayudó a prepararme para el show de porristas y se aseguró de que el equipo supiera qué hacer. Pero Erica ya no estaba aquí para guiarme. Tenía unos zapatos enormes que llenar. En este momento, tenía el estómago lleno de nervios, saltando, brincando, hundiéndose. Eso estaba haciendo que me sintiera mal.

Había tanto que dependía de esta práctica: mi reputación entera, el show de porristas de mañana y mi futuro como señora de Oliver Carson. Está bien, tal vez no la parte de la señora Carson, todavía. Pero podría pasar algún día. Había un extraño silencio cuando entré al gimnasio. No había voces excitadas recibiéndome, lo que era extraño considerando que todo el equipo estaba ahí, incluyendo a los dos yellers4 y al entrenador Morgan. Mis ojos se estrecharon mientras captaba la presencia de alguien más. Elly. Obviamente, la chica no sabía interpretar una indirecta. Aún usaba la camisa de Luca, cosa que por alguna razón me molestó. Mis ojos seguían estrechándose mientras caminaba hacia el equipo y me encontraba con la mirada de Kance. Le sonreí, pero no me devolvió la sonrisa, ¿qué pasaba con ella? Me encogí de hombros, ignoré a Elly y cambié mi atención al entrenador Morgan que estaba parado al lado de ella. Traté de parecer entusiasta a pesar del hueco en el estómago. Algo andaba mal. Muy, muy mal. ―Entrenador, ¿estamos listas para empezar? ―pregunté alegremente. El entrenador me miró severo. ―No totalmente. Me gustaría hablar contigo primero. ―Hizo un gesto hacia Kance para que se uniera a él. ―¿Qué está pasando? ―dije acercándome a Kance y hablando bajo―. ¿Estás molesta conmigo por algo? ―¿Cómo podría estar molesta contigo, Ashton? Eres demasiado perfecta. Sus inesperadas palabras me causaron conmoción. El corazón me latía tan fuerte que no había manera de que nadie lo escuchara. Los ojos de todas estaban sobre mí y, por primera vez, deseé que su atención estuviera sobre alguien más. Había algo seriamente mal. Tenía que haberlo. El entrenador

4

Yellers: En esta ocasión, hace referencia a las personas que gritan animando al equipo.

nunca me había visto así, como si estuviera decepcionado y Kance nunca me había tratado como hace un momento. ―Ashton, tengo reportes de abuso bastante serias ―comenzó el entrenador. ―¿Sí, entrenador? ―pregunté, cuidando de no hacer contacto visual con Elly y la camisa de Luca. No lograba entender qué tenía que ver eso conmigo. ―He tenido conocimiento de un incidente que ocurrió esta mañana, el cual te incluye. Le lancé una mirada a Kance, pero ella estaba mirando intencionalmente al entrenador con una sonrisa burlona en la cara. Mi estómago dio un vuelco. ―Um, no estoy segura a que incidente se refiere. El entrenador cruzó los brazos impaciente. ―Elly está diciendo que le echaste café, te burlaste de su peso y le dijiste que no podía estar en el equipo. ―¡Esa es una acusación ridícula! ―Aunque en el fondo sabía que no era cierto y que era una persona horrible por haberlo hecho. Pero no podía tener a una persona mayor dentro del equipo. No podía tenerla compitiendo por el afecto de Oliver y definitivamente no podía tenerla hablando con Luca. El entrenador me frunció el ceño. ―Esta vez, Kance está defendiendo a Elly. Ella es la que me ha llamado la atención sobre el incidente. Se sintió horrible por la forma en que la trataste y quería que yo lo supiera. No veo por qué tu amiga mentiría sobre algo tan serio. No necesitaba darme la vuelta para ver la expresión presumida en el rostro de Kance. Prácticamente podía sentir su aura de satisfacción irradiando. Me había tendido una trampa. Me había metido la idea en la cabeza, para que me enojara con Elly. Quería que le hiciera algo para meterme en problemas. Lo que no podía entender era por qué lo hacía. ―¿Lo niegas, Ashton? ―exigió el entrenador cuando no respondí.

―No. Sí pasó ―dije en voz baja―, me reí de su peso y le dije que no la quería en el equipo. El rostro del entrenador se ensombreció y tomó una respiración profunda. ―Lo que le hiciste a Elly no demuestra espíritu de equipo, Ashton. Se supone que tenemos que apoyarnos los unos a los otros como una familia, sino, las grietas destruirán nuestro equipo. Es muy decepcionante saber esto porque pensé que serías una maravillosa capitana, pero no puedo permitir este tipo de comportamiento en el equipo. No puedo dejarte ser la capitana. Negué con incredulidad. ―No, por favor, no tiene idea de lo mucho que quiero esto, lo duro que he entrenado para esto. Castígueme de cualquier otra forma, pero no me quite esto. La boca del entrenador se convirtió en una línea firme. ―Ashton, lo siento, pero tu comportamiento es inexcusable. No puedes sabotear y abusar de alguien de tu propio equipo y nosotros no podemos permitirte liderarlo. Llamaré a tus padres para hacerles saber lo que ha pasado y la escuela tomará medidas disciplinarias contra ti. Los ojos se me llenaron de lágrimas y me tomó toda la voluntad que tenía no echarme a llorar delante de todas. Había una pregunta que me quemaba. ―¿Quién va a ser la capitana ahora? El encuentro es mañana y soy la única que se sabe la rutina de arriba a abajo. ―No exactamente ―dijo el entrenador masajeándose la frente―. Kance se sabe la rutina muy bien. Es una excelente animadora y su compasión por Elly hoy fue realmente sobresaliente. Además, tu otro castigo será una suspensión. ―Tiene que estar tomándome el pelo. ―Intenté permanecer calmada, pero por dentro mi corazón latía demasiado rápido. Kance era una animadora asombrosa, probablemente mi mayor competencia, pero nunca había mostrado ningún interés en ser la capitana. A menos que fuera algo que siempre había querido y me hubiera interpuesto en su camino.

De repente, todo tenía sentido. Le había ganado la posición y esta era su forma de manejarlo. Kance parecía segura de sí misma cuando habló, empezando a echarse el cabello hacia atrás en una coleta alta. ―¿Por qué? ¿Eso es un problema para ti? Su tono me sorprendió y mi rostro se calentó cuando noté a las otras chicas observándonos con curiosidad. ―No, no es un problema. Solo pensaba que me habrías dicho si querías ser la capitana. Eso es lo que hacen las amigas, ¿cierto? ―Fruncí el ceño ante el temblor de mi voz. Odiaba admitirlo, pero Kance a veces me intimidaba. Esta era una de esas veces. ―Sí, somos amigas, ¿correcto? ―dijo con burla. El desprecio en su voz era claro. No le importaba que fuera su amiga. Esto era algo que quería y lo había querido lo suficiente como para traicionarme. ―Vamos, Ashton, hay que hablar con tus padres. ―No me molesté en aclararle que solo tenía madre. No parecía importante en ese momento. Colocando una mano en mi hombro, el entrenador me guió fuera del gimnasio y lejos de mis esperanzas y sueños. Mis ojos escocían mientras las lágrimas pugnaban para salir. En algún lugar, detrás de mí, sabía que Kance se regodeaba en su victoria, pero yo no olvidaba fácilmente. Si pensaba que iba a rendirme, le esperaba una gran sorpresa.

***

Mamá se detuvo en el camino de entrada y nos quedamos ahí, en un silencio aún más incómodo. El viaje a casa había sido doloroso. Normalmente mamá era locuaz y alegre, pero hoy no tenía nada que decirme. Sabía que estaba decepcionada de

mí, pero no había nada que pudiera hacer para cambiar lo que había pasado. No podía deshacer lo que le había hecho a Elly, sin importar lo mucho que lo deseara. Mamá salió del auto primero y abrió la puerta de atrás para poder soltar a Blaze de su asiento. Salí del coche y me paré incómodamente en el jardín delantero, mirando mientras ella tomaba a Blaze y se dirigía hacia la puerta principal. Blaze me frunció el ceño por encima del hombro de mamá. ―Ashy, ¿por qué estás triste? ―No lo estoy, bebé Oso. Solo estoy cansada. ―Intenté sonar convincente, pero creo que fallé. Estaba a punto de seguir a mamá por el porche pero me detuvo. ―No, espera aquí. Voy a meter a Blaze y luego volveré. Tenemos que hablar. Abrió la puerta y entró, dejándome afuera como un perro travieso. Solté un suspiro y me acerqué al coche para apoyarme contra él. Tenía un gran problema si no quería hablar delante de Blaze. Nunca había visto a mamá así. Siempre había sido su niña de oro, pero ahora me sentía como una farsante. Mamá me estaba viendo como una persona horrible y eso no era lo que quería. Las anteriores palabras de Luca también me acechaban, ¿si su padre todavía viviera estaría avergonzado de mí? Era bastante obvio que mamá lo estaba. Cuando llegó a la oficina del entrenador parecía preocupada, como si pensara que algo malo me había pasado. Deseé que fuera así. Era mejor que la decepción que vi en sus ojos cuando el entrenador le contó lo que había hecho. Permaneció callada durante la conversación, simplemente asintiendo mientras el entrenador repetía mi castigo. No ser la capitana de las animadoras. Suspensión indefinida del equipo. Y suspensión de clases durante toda una semana. La vida era tan injusta. La puerta se abrió y mamá salió. Solemne. Se sentó en el escalón de la entrada y palmeó el lugar junto a ella. Una vez que estuve sentada respiró hondo y me miró a los ojos. ―¿Quieres contarme lo que pasó hoy? Escondí la cabeza entre las manos.

―El entrenador ya te dijo lo que pasó. ―Sí, pero quiero oírlo de ti. ―Su tono era autoritario y sabía que tenía que ser honesta con ella. Tal vez esperaba que le dijera algo diferente y que de alguna manera el entrenador se hubiera equivocado. Bueno, si ese era el caso, entonces iba a estar más decepcionada. Exhalé despacio. ―Me burlé de Elly por aumentar de peso durante el verano y luego le derramé

encima el café de Bennett. ―Ay, Ash ―me dijo suspirando―. ¿Por qué tenías para hacer algo así? Mamá sabía cómo hacer que me sintiera mal y créanme, me sentía mal. ―Kance me dijo que a Elly le gustaba Oliver y no quería que ella... bueno, hiciera algo para ganárselo. No importa, de todos modos ahora no tengo ninguna oportunidad con él. ―Miré hacia arriba tratando de no llorar por segunda vez ese día―. Y estaba hablando con Luca. Tenemos que mantener un cierto tipo de imagen y no es bueno para una porrista asociarse con alguien como él. Una arruga apareció entre las cejas de mamá. ―Esa no es razón para atormentar a la pobre chica. Solo porque a ella le guste alguien que te gusta y trate a Luca como un ser humano, no significa que esté bien burlarse de ella. Me puse de pie rápidamente, sin querer que me regañara mi propia madre. ―Está bien, mamá, lo entiendo. No tienes que hacer de esto el gran problema. Mamá se levantó también, con las manos firmemente plantadas en las caderas. ―Este es un gran problema, Ashy. Me siento como si ya no te conociera, ¿qué le pasó a mi dulce, pequeña niña? ¿A dónde se ha ido? Ella nunca le haría algo así a otra persona. ―Bueno, lo hice. ¿De acuerdo? Cometo un error y tú me arrancas la cabeza. ¿Por qué no lo superas? ―La enfrenté absolutamente furiosa. Ya había tenido un día terrible y no necesitaba esto. Quería que mamá me abrazara y me dijera que todo iba a estar bien, no que me mirara como si fuera una extraña.

―Ashton Blake Summers, no sé por dónde empezar a decirte lo decepcionada y molesta que estoy contigo. Puedo entender que estés devastada por la pérdida del cargo de capitana y tu posición en el equipo. Eso debería ser suficiente castigo, pero no quiero que le hagas a nadie más lo que le hiciste a esa pobre chica, nunca más ―hizo una pausa y me estudió con una expresión triste en su rostro―. Estás castigada toda la semana. No puedes usar Internet a menos que sea para la tarea, no puedes salir después de la escuela, y definitivamente, no puedes salir el fin de semana. ―Mamá, ¿estás bromeando? ¡Eso no es justo! ―Es perfectamente justo. Una vez que olvides tu actitud, puedes tener tus privilegios de vuelta. ―Habiendo dicho esto, se dio la vuelta para entrar. Solo porque hubiera terminado, no significaba que yo también. Estaba tan enojada que no me importó lo que salió de mi boca después. ―¡Todo esto es culpa tuya y lo sabes! ―Mamá se detuvo y me miró confusa. ―¿Mi culpa? ¿Cómo que es mi culpa, Ashton? No te dije que intimidaras a nadie. ―Por tu culpa la gente siempre habla de nosotros. ¡De cómo te quedaste embarazada cuando eras una adolescente y cómo fracasó tu matrimonio! ¡Sólo intento encajar, mamá! ¡Quiero que la gente me vea a mí, no a la hija bastarda de un perdedor! ―Mi mamá se quedó con la boca abierta. ―Ashton cariño, no es necesario rebajar a otras personas para hacerte parecer mejor. Deja que las otras personas hablen. Las palabras no van a hacerte daño. ―¡Es un consejo estúpido, mamá! ¡Por supuesto que las palabras me lastiman! ¡Y te lastimarían a ti también si no estuvieras aquí adentro todo el día pegada a tu computadora! La razón por la que te quedas en casa y creas esos mundos y personajes imaginarios es porque no quieres salir al mundo real y enfrentar lo que la gente está diciendo sobre ti. ¡Me estás regañando cuando ni siquiera puedes hacerle frente a tus propios problemas! ―¡Eso no es cierto! ―dijo mamá, levantando la voz.

―¡Sí! Lo es ―continué implacable―. Has fallado en la vida. Tuviste un fracaso de matrimonio con Bryan, y también cuando me tuviste a los dieciocho años. No quiero ser como tú ―pronuncié las palabras y, en ese mismo momento, me hirieron profundamente. ―Es suficiente ―gritó mamá, respirando conmocionada―. ¡No tienes ni idea de lo que estás hablando! No fracasé en la vida. Lo mejor de mi vida eres tú, Ashton. El día en que naciste, fue el día en que gané. La expresión de mamá era dolida cuando se dio la vuelta y se metió. En diecisiete años nunca, ni una vez, me había levantado la voz. Aunque me lo mereciera. Le dije cosas horribles, cosas que no tenía derecho a decirle. Era una persona insignificante, patética y ahora, también mi madre me odiaba. Y me lo merecía. Cayendo de nuevo sentada en el porche tomé respiraciones profundas pero no pude contener las lágrimas. Todo el cuerpo sacudido en sollozos por mi fracaso. Había arruinado mis posibilidades de ser la chica más popular de la escuela. Nunca saldría con Oliver Carson. Y había perdido a mi mejor amigo.

Luca Traducido por Susanauribe y Aria Corregido por Angeles Rangel

C

asi estaba de regreso de casa de Riley y había dado vuelta en la esquina de mi calle cuando vi a Ashton y a su mamá saliendo de su auto. Tanto como me gustaba su mamá, no quería encontrarme con Ash después de que lo

había hecho hoy. Esa chica me daba migraña. Si conducía, simplemente podía estacionar mi auto en mi camino de entrada y escabullirme dentro pero la casa de Riley estaba a dos casas de distancia y parecía sin sentido conducir hacia allí cuando era tan fácil caminar. Disminuí la velocidad, jugando con el pico de guitarra de mi bolsillo. Había sido el primer pico que había tenido. Mi papá lo compró para mí y siempre lo había conservado para la buena suerte. Parecía un poco tonto pero me hacía sentir como si una parte de él todavía estuviera conmigo. Deteniéndome afuera de la casa de los West, la cual está a dos casas de distancia de la mía, traté de mirar si Ash y su mamá ya habían entrado o no lo habían hecho. No había señales de ellas. Me agaché detrás del arbusto de hortensias cuando vi a la mamá de Ash saliendo de nuevo. Ash se alejó del auto y desapareció de la vista. Como tampoco podía ver a su mamá, asumí que están sentadas en su porche. ¡Demonios! ¡Casi dejé que me vieran! Tenía que ser más cuidadoso. Probablemente, ahora era el mejor momento para entrar. Mi cerca y su coche me bloqueaban de su vista. Me detuve en mi césped. Voces alzadas llegaban de la puerta del lado y me di cuenta que Ash y su mamá estaban peleando. Con curiosidad, me acerqué a la cerca que dividía mi casa de la de Ash y la vi a ella y su mama de pie. Rápidamente me agaché antes de que pudieran verme. Sus voces ahora eran más fuertes y finalmente podía escuchar qué decían.

―… ¡Enfrenta lo que las personas dicen de ti! ¡Me estás regañando cuando ni siquiera puedes hacerle frente a tus propios problemas! Whoa. Estaba siendo muy grosera con su mamá. Nunca me atrevería a hablarle de esa manera a la mía. ―¡Es suficiente! ―gritó la Sra. Summer―. ¡No tienes idea de qué hablas! No fallé en la vida. Lo mejor de mi vida eres tú, Ashton. El día que naciste, fue el día que gané. Wow. Eso era algo poderoso. Me pregunto qué había dicho Ash para obtener esa reacción. Un segundo después, la puerta delantera se cerró. No estaba seguro de quién había entrado hasta que escuché un fuerte sollozo que me destrozó por dentro. Era Ashton. No la había escuchado llorar así desde que mi padre murió. Escuchar esos sollozos destrozadores de corazones me recordó a la niñita de la que había sido mejor amigo. Cuando su abuelo murió y ella lloró de esa forma, envolví mi brazo a su alrededor y dejó que todas las lágrimas salieran. No la había soltado hasta que la última lágrima se secó. Una vez que estuve seguro de que la mamá de Ash no iba a regresar, me puse de pie con la intención de entrar. Quiero decir, ¿qué podría ser más vergonzoso que ser atrapado escuchando la pelea de alguien más? Pero por alguna razón, no pude moverme hacia la puerta. Me quedé quieto, escuchando los sollozos de Ash y tomé una decisión. Respirando profundamente, salté la cerca y aterricé al lado de Summer. Mierda. ¿Qué estaba haciendo? No sabía qué decirle. Ni siquiera sabía por qué estaba haciendo esto después de la forma en cómo Ash había tratado a Elly. Estaba jodido. Estaba determinado a odiar a Ashton y olvidarme de ella pero seguía regresando a su vida. Cuando me paré en unas hojas secas, el sonido alertó a Ash de mi presencia y la vi limpiarse las lágrimas. Cuando me vio, su rostro languideció y miró el suelo.

―Oh, eres tú. ―Su voz estaba ronca por llorar y no pude evitar sentirme triste por ella―. ¿Qué quieres? ―Te escuché a ti y a tu mamá pelear. Sólo quería asegurarme de que todo estuviera bien. ―Moví mi pie en el concreto de su camino de entrada, sintiéndome completamente fuera de lugar. Ashton se sorbió la nariz y me miró con sus ojos azules. ―¿Por qué te importa? Siempre soy una perra contigo. ―No te equivocas con eso. ―Sonreí, apoyándome contra su coche mientras

intentaba no mirarla. Incluso cuando tenía mascara corriendo por su rostro, todavía era preciosa―. Supongo que sólo me regocijo en tu miseria. Ash se levantó y me disparó una mirada. ―Y ahora sabes por qué soy tan perra contigo. Te encanta reírte de mí.

Al levantarse sólo me hizo mirarla más fuerte. No quería parecer un asqueroso, pero era difícil ignorar lo jodidamente caliente que era. Dando un paso más cerca de ella, asimilé toda su figura. Ese uniforme de porrista hacia maravillas con su cuerpo. Era una pena que no lo usaría más. Y esas piernas parecían no terminar nunca, y algo más, su top cortado por la mitad para mostrar su vientre plano y tonificado. Era la fantasía de cualquier hombre. Hice mi mejor esfuerzo para responder a lo que ella había dicho, a pesar de que me estaba resultando casi imposible. ―Sólo me río de ti porque es muy fácil.

Ash frunció el ceño y levantó la mano para darme un golpe en el brazo, pero la agarré en su lugar. Tiré de ella hacia mí, divertido por su mal genio. Siempre intentaba actuar toda correcta y formal, pero en el fondo seguía siendo luchadora e impulsiva. Justo como a mí me gustaba. Justo como la recordaba. Me miró desde bajo la mata de sus espesas pestañas, sus mejillas volviéndose rosadas. ―¿Vas a besarme otra vez?

Incliné mi cabeza más abajo de manera que nuestras narices casi se estaban tocando. ―Si quieres que lo haga.

Se mordió el labio y miró mi boca. Maldita sea, ella estaba haciendo esto difícil para mí. Demasiado para intentar odiarla, tenía que dejar de pensar sobre querer besarla en primer lugar. Besarla y hacer muchísimo más. ―Sólo me besaste porque querías humillarme. ―No te besé por eso. ―Dijiste… ―Mentí ―admití frunciendo el ceño―. Te besé porque me recordaste la forma en la

que solías ser antes de convertirte en una mega perra. ―Wow, gracias ―dijo Ash, poniéndose el cabello sobre su hombro. Luego inclinó la cabeza hacia un lado cuando realmente entendió mis palabras―. ¿Qué quieres decir? ¿Cómo te recordé la forma en que solía ser? Una sonrisa asomó en mi rostro. ―Allanamiento de morada, ¿es eso algo que la Princesa Ash haría o algo que haría

la vieja Ash? Me recordaste a cuando éramos niños. Sin preocuparse, rompiendo las reglas, siendo estúpida. Por eso te besé. ―No pensaba que fuera tan diferente de cuando éramos más jóvenes. ―Si realmente crees eso entonces eres una ilusa ―declaré.

Ash me dio una mirada de asco y dio un paso atrás. ―Si esta es tu forma de hacerme sentir mejor entonces apestas en ello. ―Ya no estás llorando, ¿no?

Dobló los brazos sobre su pecho, sin parecer complacida. ―Esa no es la cuestión. No tienes ni idea de cómo hablarle a una chica.

Me encogí de hombros y metí las manos en los bolsillos.

―Soy un rockero, nena. Hago lo que me da la gana. ―No, eres un alterador del orden público y tienes problemas de control de ruido.

Sonreí ante el fuego en sus ojos. Era tan malditamente hermosa cuando se calentaba de esa manera. ―Tú dices to-ma-te, yo digo to-maa-te5. ―¡Ugh! ―gritó, y realmente estampó su pie―. ¡Eres tan frustrante!

Ash cogió su bolsa del suelo y me disparó otra mirada antes de abrir su puerta principal y entrar. Me reí mientras me dirigía a mi casa, recordando nuestro encuentro. Aunque dijo que me encontraba frustrante, sabía que una parte de ella estaba fascinada conmigo, justo como yo estaba fascinado con ella. Podría odiar admitirlo, pero a una parte de ella le gustaba. Realmente le gustaba. La forma en que había mirado mis labios dejó muy claro que todavía estaba pensando en nuestro beso. Al menos mis burlas hicieron que se olvidara de sus problemas, aunque fuera por un momento.

5

Expresión para indicar que uno dice una cosa y él otra. Que cada uno se refiere a un tema.

Ashton Traducido por Aria Corregido por Brenda Carpio

¡M

aldito ese Luca Byron! ¿Quién se creía que era haciéndome sentir de esa forma? Quiero decir, seguro que había conseguido alejar mi mente del horrible día que había tenido, pero él estaba seriamente fumando algo si pensaba que lo besaría otra vez. Seguro, había

pensado en ello, pero nunca iba a besar al raro de la escuela por segunda vez. Todavía me quedaba dignidad. Sólo porque ya no era la capitana de las animadoras no significaba que no podía salir con Oliver. Estaba claro que le gustaba, así que todo lo que tenía que hacer era trabajar mi magia en él. Todavía podía ser la chica más popular de la escuela si jugaba bien mis cartas. Hubo un golpe en mi puerta, y me senté en mi cama. ―Entra. La puerta se abrió un poco y la cabeza de Blaze quedó a la vista. ―Ashy, mamá dice que la cena estará pronto. ―Está bien, chiqui, dile a mamá que estaré en unos minutos. Blaze dudó en la entrada, sus facciones angelicalmente tristes. ―¿Están enfadadas tú y mami? ―¿Qué? ¿Por qué dices eso, cariño? ―Me levanté y me acerqué a donde estaba mi hermano pequeño. ―Tú y mami estaban gritando antes ―dijo, su labio inferior temblando.

―Hey, está bien ―dije arrodillándome y sonriéndole suavemente―. Mamá y yo sólo estábamos hablando sobre algo importante. Todavía nos queremos y definitivamente te queremos, cariño. No hay nada de qué preocuparse, ¿de acuerdo? Blaze asintió y le besé en la mejilla. ―Dile a mamá que estaré pronto abajo. Te quiero, bebé Oso. Suspirando, me levanté y caminé a mi cama. Involucrar a Blaze en esto no había sido mi intención. Sabía de primera mano lo que era ser una niña y tener que escuchar a tu familia peleando. Te sientes muy indefenso y solo, como si fueras la criatura más pequeña del mundo. No quería eso para Blaze. Mamá y Bryan habían peleado de forma regular cuando estaban casados. Cuando empezaban los combates de gritos, me metía debajo de mi cama y me tapaba los oídos. A veces escuchaba cosas siendo tiradas y la mañana siguiente cuando bajaba abajo, encontraba un jarrón roto o una abolladura en la pared. Odiaba vivir en ese infierno, y cuando Bryan finalmente se fue, mamá me prometió que nunca pasaríamos por eso otra vez. Es por eso que nunca me gritó. No hasta hoy. No hasta que la empujé hasta el límite. Nunca quise que Blaze estuviera en la situación donde se sintiera indefenso. Lo mínimo que podía hacer era no hacerle pasar por algo que yo misma había experimentado. Algo que se quedaría conmigo para siempre y dejaba un sabor amargo en mi boca cuando pensaba en ello. Mi habitación estuvo de repente bañada con una luz y, sorprendida, miré alrededor buscando la fuente. Mi búsqueda me llevó a la ventana de mi habitación y más allá de ella. ¿Qué demonios? La luz en la antigua habitación de Luca estaba encendida. Observé con asombro cuando Luca entró en la habitación con una gran caja y la puso en el suelo. ¿Una caja? ¿Qué estaba haciendo con una caja? Con suerte, sólo estaba dejando cosas que no necesitaba, y no mudándose ahí otra vez. Quiero decir, no podía, ¿no?

Como si me sintiera observando, miró a mi ventana. Rápidamente me agaché, esperando que no me hubiera visto. Pasó un minuto entero antes de que me atreviera a echar un vistazo por mi ventana otra vez. Mi ritmo cardíaco se aceleró cuando vi que Luca estaba exactamente en el mismo sitio mirándome. ¡Maldita sea! Me había visto. Ahora me sentía como una completa acosadora. Con tanta dignidad como pude reunir, me levanté y puse mi cabello sobre mi hombro. Luca Byron no iba a intimidarme. Miré directamente hacia él y vi que había desaparecido y que la luz estaba apagada. Bien. Había pillado la indirecta. Cuando estaba a punto de darme la vuelta, dos destellos de luz llamaron mi atención. Mirando a su ventana, vi que había vuelto. Los destellos habían venido de una linterna, y tenía un trozo de papel presionado contra la ventana. Encendió la linterna e iluminó el papel. Hola, vecina. Disparándole una mirada arrogante, salí de mi habitación. Si pensaba que íbamos a ser muy amigos otra vez, le esperaba una gran sorpresa. No importaba que se estuviera moviendo justo enfrente de la ventana de mi habitación o que mi corazón daba saltitos cada vez que pensaba en ese estúpido beso. No me importaba que los recuerdos de nuestra infancia me hubieran inundado cuando él presionó esa nota contra la ventana. No había tenido nada que ver con Luca durante los últimos siete años y tenía la intención de mantener las cosas de esa manera.

***

La mañana siguiente estaba a un lado de la curva esperando a que Kance me recogiera. Después de diez minutos finalmente me di cuenta de que Kance no me recogería hoy. Nunca más me recogería. Intenté llamarle anoche, pero no cogió su móvil o respondió a mis mensajes. Había valido la pena ver si podíamos arreglar las cosas, aunque estaba intensamente enfadada. Obviamente, a ella no le importaba ignorarme y eso estaba bien. Si era así como quería jugar, yo también jugaría. Mirando mi reloj, me di cuenta de que sólo faltaban diez minutos antes de que empezara la escuela. Mamá, cuya actitud había sido, comprensivamente, fría hacia mí esta mañana, se había llevado a Blaze con ella a hacer las compras. Pedirle no era una opción y ya había perdido el autobús escolar. Iba a tomarme más de diez minutos llegar a la escuela si andaba. Ya estaba metida en muchos problemas y no necesitaba meterme en más. Un auto arrancó y miré alrededor para ver a Luca dando marcha atrás a su camioneta en la calzada. Genial, justo lo que necesitaba a primera hora de la mañana. Deliberadamente miré hacia otro lado, esperando que Luca no me viera. Por favor no me veas. Por favor no me veas. ―¡Hey, princesa! ―gritó Luca. Genial. Mis poderes telepáticos de persuasión necesitaban más trabajo. Me volví hacia el auto para descubrir que había bajado la ventana del lado del copiloto y me estaba mirando con diversión, como si su cumpleaños hubiera llegado temprano. Apreté los labios. ―¿Qué quieres? Luca se inclinó y abrió la puerta del copiloto. ―Parece que necesitas que te lleven. Era bastante obvio que lo necesitaba, pero no había manera de que fueran a pillarme en el auto de Luca. Preferiría llevar zapatos de la temporada anterior que

meterme en ese auto. Si iba a reconstruir mi reputación entonces tendría que permanecer leal a mis estándares, lo que significaba mantenerme lo más lejos de Luca como pudiera. ―¿Estás de broma, no? Como si alguna vez fuera a aceptar un viaje contigo. ―Mi tono era arrogante, pero no me importaba. Tenía que entender la indirecta y mantenerse alejado de mí. ―Aw, vamos, no muerdo ―dijo Luca―. Si realmente no quieres ser vista conmigo puedo dejarte alrededor de la esquina de la escuela. ¿Qué te parece eso? Mordiéndome el labio, sopesé mis opciones. Por un lado, podía llegar tarde y meterme en más problemas con mamá, o podía aguantarme y aceptar su oferta. Miré al auto, la aprehensión construyéndose dentro de mí. Tuve que tomar unas pocas respiraciones profundas para calmar la ansiedad, antes de tomar mi decisión. Con un suspiro, subí al auto y cerré la puerta. Luca estiró la mano y su brazo rozó el mío. Por un momento, paré de respirar. Estaba tan cerca y olía tan bien, para nada como lo esperaba que hiciera. Había un aroma limpio y fresco a su alrededor, e inhalé profundamente, disfrutando de su proximidad. Definitivamente no olía como una cloaca infestada de ratas. Los ojos verdes claros de Luca aterrizaron en los mío y me di cuenta de que no estaban rodeados con delineador de ojos negro hoy. Se ató el cinturón de seguridad y se instaló otra vez en su asiento, pareciendo satisfecho de sí mismo. Mi respiración se volvió normal y quería pegarme a mí misma por estar tan afectada por él. Realmente tenía que ponerme bajo control. Luca me asqueaba, no estaba atraída hacia él ni lo más mínimo. Había una pregunta que me estaba molestando, una pregunta que me había mantenido despierta en la cama pensando toda la noche. ―¿Estás mudándote a tu antigua habitación? ―Temía la respuesta. Luca me miró y me dio una sonrisa que probablemente hacia débiles las piernas de Stacey Parker. Aunque no funcionaba conmigo.

―¿Te has dado cuenta de eso, eh? ¿Estabas espiándome, Ashy? ¿Te quedaste despierta toda la noche pensando en mí? Puse mi boca en una línea firme, sin la intención de hacerle saber cuánta razón tenía. No se me escapó que él me había llamado por el apodo que me había puesto cuando éramos niños. Mi madre y mi hermano me llamaban así todo el rato, pero era diferente viniendo de Luca. Cuando lo dijo, significó mucho más. ―No te estaba espiando. Tengo cosas mejores que hacer que observarte. ―Cuando no replicó con un comentario sabelotodo, continué―. Así que, ¿por qué te estás mudando a tu antigua habitación? ―Estás realmente obsesionada conmigo, ¿no? ―No estoy obsesionada contigo; te he hecho una pregunta simple. Si no quieres responderla entonces no podría importarme menos. ―Me sentí indignada de que él pudiera pensar eso. ―Por supuesto que te importa. ―Su tono petulante sólo me enfadó más. Me dio esa estúpida sonrisa otra vez, y luché contra la tentación de golpearle en la cara―. La vista es mejor. Su respuesta simple me hizo sentirme agitada por dentro, lo cual era estúpido porque no podía soportar estar cerca de él. ―No para mí ―refunfuñé. ―Ouch, eso duele. ―Riendo, apoyó su brazo sobre el alfeizar de la ventana―. Así que, ¿dónde está Kance? Te recoge todas las mañanas, ¿no? ―Oh, um, tenía que hacer unas cuantas cosas. ―Mi rostro se ruborizó por la mentira y podía decir que Luca se dio cuenta. Me conocía demasiado bien y sabía cuándo no estaba siendo sincera. ―Entonces, ¿por qué has estado ahí delante durante diez minutos esperándola? ―habló en un tono tan casual que me sentí como una completa idiota por mentir. Por supuesto que sabía que estaba pasando algo. Cualquier persona con un cerebro podía decir que algo estaba mal.

Suspiré y miré por la ventana a las casas caras que pasaban. Cuanto más nos acercábamos a la escuela, mejores eran las casas. Si ibas más allá de Statlen, y la escuela, entrarías a Jackson Heights donde vivían todas las familias adineradas. ―Realmente no quiero hablar de ello. ―Está bien, princesa, lo que digas. ―Pasaron unos pocos minutos antes de que Luca hablara otra vez―. ¿Cómo es que no conduces? ―¿Huh? ―Me volví para mirarle, sorprendida por su pregunta. ―Nunca antes te he visto conducir ―repitió Luca, mirándome por el rabillo del ojo―. Sólo me preguntaba por qué nunca conseguiste tu licencia. El dolor se disparó a través de mí y sentí como si estuviera siendo asfixiada. Esto era algo sobre lo que no quería oír o hablar. Mi respiración se volvió desigual mientras las lágrimas me pinchaban los ojos. ¿Por qué Luca tenía que preguntarme esto de todas las cosas que podía preguntar? ¿Por qué tenía que ser el que preguntara? Se estaba volviendo más difícil respirar y dejé escapar un sonido de ahogo que llamó la atención de Luca. ―Whoa, Ash, ¿qué demonios está pasando? ―El auto se desvió cuando Luca se detuvo y rápidamente desabrochó mi cinturón de seguridad―. ¡Ash, cálmate! ¡Te estás dando un ataque de pánico! Intenté hacer lo que me decía, pero no pude. En mi cabeza, unos frenos chirriaban y los neumáticos resbalaban. Imágenes de sangre y un cuerpo sin vida pasaron por mi mente. Lágrimas calientes rodaron por mi rostro, y no pude detenerlas, no sabía cómo. Esto no me había pasado en años. Hoy pasó por Luca, porque había sido el que preguntó. Sólo sentí la negrura, como si mi cuerpo estuviera apagándose. Mi cabeza se estaba mareando mientras intentaba tomar profundas bocanadas de aire. Pero no funcionaba; no podía frenar la sensación. Tenía el pecho apretado y oprimido por el dolor. Me estaba perdiendo a mí misma. Unas manos firmes me agarraron por los hombros.

―Respira, Ashy, sólo respira. Encontré sus ojos verdes y, usándolos como un ancla a la que agarrarse, sentí que mi respiración se calmaba. Había algo en él que hizo que me relajara. Él había sacado esto y sólo él podía detenerlo. Me enfoqué en cada respiración. ―Dentro. Fuera. Dentro. Fuera ―hasta que, finalmente, me sentí más calmada. Luca exhaló, el alivio pasando por su rostro, mientras se dejaba caer en su asiento. ―¿Ash, qué demonios pasa contigo? ¿Qué he dicho para hacerte reaccionar así? ―No quiero hablar de ello. Sólo llévame a la escuela ―dije, limpiándome las lágrimas. ―Ash. ―La preocupación en su voz me estaba matando. Quería estar lejos de él, olvidar que esto alguna vez había pasado―. Háblame. ―¡No tengo nada que decirte! ¡Llévame a la escuela ahora! Luca maldijo y aceleró el resto del camino a la escuela. Estaba demasiado abrumada para decirle que redujera la velocidad. Sólo quería llegar a la escuela y perderme en la multitud. Por una vez, sólo quería desaparecer. Cuando estábamos alrededor de la esquina de la escuela, Luca apretó los frenos. Se volvió para mirarme, y podía decir que quería decir algo. A pesar de la animosidad que nos teníamos el uno al otro, podía decir que todavía se preocupaba por mí. Eso es lo que más me dolía, que realmente se preocupaba. Antes de que él pudiera decir algo, abrí la puerta y salté fuera. ―Esto no ha pasado nunca.

Luca Traducido por Yanli y Sweet Nemesis Corregido por Clau

T

odo el día había estado pensando en Ashton. Me estaba volviendo loco. Primero, había actuado como una total esnob. Luego, habíamos estado compartiendo un momento en el que no quería arrancarle la cabeza de un

mordisco. Y ahora, después de su ataque de pánico en el coche, no podía entenderla. Había estado devanándome los sesos todo el día tratando de darle sentido a lo que había dicho para hacerla reaccionar de esa manera. Le había hecho una simple pregunta y casi tuvo un colapso emocional. ¿Qué demonios estaba pasando con ella? Luego estaba la foto de mi papá que ella tenía en su bolsillo. La única razón para que se hubiese llevado esa foto era que extrañaba los viejos tiempos. Extrañaba a mi papá y, tal vez, me extrañaba. A pesar del duro exterior que trataba de poner, se estaba haciendo obvio que se estaba rompiendo por dentro. Había un lado vulnerable en ella y si presionaba lo suficiente, tal vez saldría. ―Hey, hombre ―dijo Riley, uniéndose a mí en nuestro lugar habitual en la pared. ―¿Qué pasa? ―Me encogí de hombros mientras tomaba de mi lata de soda. ―No mucho. ¿Llenamos el sitio hoy? ―Estoy en eso. Sólo tengo que ver si Eddie puede hacerlo. Riley sacó dos emparedados de su bolso y me entregó uno. Asentí en agradecimiento y lo devoré. Odiaba la mierda que servían en la cafetería y la mamá de Riley hacía la mejor comida. Siempre le daba a Riley comida extra para mí y no era de los que rechazaban.

Hubo un tiempo, antes de la muerte de papá, cuando mamá solía hacerme el almuerzo, pero ahora ella estaba perdida en su propio mundo. Sin embargo estaba mejorando poco a poco. Había vuelto a trabajar hace unos años y parecía utilizarlo como una distracción para no pensar en papá. Algunos días ni siquiera podías decir que había algo en su mente, ahogándola. Ésos eran los días en que vivía. Como si fuera una señal, Eddie entró al patio en una conversación con Stace. Ella sacudía la cabeza hacia él y parecía estar tratando de convencerla de algo. Estaban tan metidos en su discusión que no miraron alrededor hasta llegar a nosotros. ―Oh, hola, chicos. ―El rostro de Stace estaba sonrojado y parecía sin aliento. Me lanzó una sonrisa seductora y se sentó a mi lado. ―¡Hey, Stace! ―dijo Riley muy entusiasmadamente. Saltó a sus pies, quizás en un intento de ser caballeroso, embelesado por ella. Rodé mis ojos y me dirigí a la única persona normal en nuestro grupo. ―¿Eddie, estas libre para tocar esta tarde? Eddie sacudió la cabeza. ―Nah, no puedo. Mi mamá trabaja un doble turno esta noche, así que tengo que hacer de niñera de Hailie. Hailie era la hermana de seis años de Eddie. El papá de Eddie estaba en el ejército, por lo que se ausentaba mucho y su madre trabajaba a tiempo completo en el hospital, así que Eddie tenía que intervenir y cuidar de su hermana. Así es cómo nos habíamos conocido. Nuestras madres trabajaban como enfermeras en el hospital y nos habían presentado. Si las personas no estuvieran tan obsesionadas con la cantidad de perforaciones que tenía Eddie, verían el chico increíble que era. Eso es lo que más me molestaba. Todos éramos chicos geniales; solo queríamos hacer música, pero la gente no podía pasar por alto algo tan insignificante como nuestras apariencias. Nos etiquetaban como monstruos porque nos atrevimos a ser diferentes. Todos nos llamaban molestias y alborotadores porque nos gustaba la

música rock y estábamos en una banda. Era malditamente estúpido. Esta ciudad se estaba yendo de veras a la mierda. ―Bueno, tenemos que practicar mucho más. Tenemos el concierto en Berkeley en un mes ―dije, a pesar de que no necesitaban recordatorio. Era imposible olvidarse de nuestro próximo concierto. Cuando pensaba en ello, mi estómago se torcía en nudos. Claro, nos habíamos presentado en algunos bares alrededor de la ciudad, pero las personas de allí no apreciaban nuestra música. No nos comprendían. Pero Berkeley era un bar donde la escena de la música subterránea era popular. Teníamos que cruzar la frontera del estado y conducir durante un par de horas para llegar hasta allí, pero todo valía la pena. Las personas en la industria musical exploraban Berkeley buscando las bandas más recientes en ascenso. Teníamos que clavar nuestra presentación. ―Necesitamos nuevo material ―dijo Riley, quitando su atención lejos de Stace―. ¿Tienes algo en elaboración? ―Estoy jugando con algunas ideas, pero nada con lo que esté contento todavía. No puedes presionar el genio musical ―dije con una sonrisa. Eddie escupió la bebida energética de la que acababa de tomar un trago. ―Sí, eres un verdadero Mozart, Luca. Riley y Stace se echaron a reír y fruncí el ceño. ―Vaya amigos que son. Unos segundos más tarde, no pude evitar unirme. A medida que nuestra risa se calmaba, me di cuenta de que una pequeña multitud se reunía alrededor de los bancos donde siempre se sentaban los deportistas y porristas. Nunca dejaban que nadie más se sentara allí a menos que se considerara “popular”. Esas personas sufrían seriamente un complejo de superioridad. Fue entonces cuando noté a Ash de pie dándome la espalda. Estaba hablándole a esa perra, Kance, quien estaba burlándose de ella. A pesar de que no podía ver la cara de Ash, mi instinto me dijo que algo estaba mal.

―Me pregunto qué está pasando con las Barbies hoy. ¿No saben cómo jugar bien? ―comentó Stace. Ella también había notado la hostilidad entre las supuestas mejores amigas. Ese lenguaje corporal era inconfundible. Había tensión en el aire y todos los ojos estaban sobre ellas. La gente por aquí podía sentir una pelea de la forma en que un tiburón podía sentir una gota de sangre en el agua. ¿Iban a tener un enfrentamiento, estilo mexicano? ―Ashton fue expulsada del equipo de porristas ―dijo una voz tranquila a nuestra izquierda. Pertenecía a Elly, que estaba a pocos metros de distancia, con los ojos fijos en Ash y Kance. ―¿Ella qué? ―Mi boca cayó abierta ante la inesperada noticia. Sabía que Ash estaba molesta ayer, pero nunca le había preguntado por qué. Pensé que era debido a su mamá. ―Creo que es lo mejor que he escuchado en todo el año ―dijo Stace al mismo tiempo. Elly se unió a nosotros en la pared y comenzó a juguetear con un mechón de su cabello rubio fresa. ―Sucedió ayer en el entrenamiento. Kance se sintió culpable por la manera en que Ashton me había intimidado, por lo que le dijo al entrenador todo. El entrenador suspendió a Ashton por tiempo indefinido. Dudaba seriamente que Kance se sintiera culpable por nada. La muchacha no tenía conciencia alguna. ―¿Entonces hay una nueva capitana? ―preguntó Stace. Incluso antes de que Elly dijera nada, ya sabía la respuesta. Kance era la única persona lo suficientemente vengativa como para lograr que Ash se metiera con Elly y luego volverse contra ella, así conseguía echarla del equipo y podría convertirse en la capitana del equipo de animadoras.

Ahora, tenía sentido por qué Kance no había recogido a Ash esta mañana. Obviamente ellas no se hablarían después de algo como eso. ―Kance es la nueva capitana ―dijo Elly simplemente y continuó girando su cabello alrededor de un dedo―. Quiero decir, no puedo decir que lo siento por ella. No después de lo que me hizo o la forma en que trata a todos los demás. Kance fue la única lo suficientemente valiente para enfrentársele. Lo qué Elly decía era verdad, pero eso todavía me fastidiaba. Una parte de mí tenía que defender a Ashton, independientemente de la forma en que actuaba hacia mí. ―Kance no es valiente. Es una perra y cien veces peor de lo que fue Ash alguna vez. Mis amigos se quedaron mirándome en atónito silencio, como si no me conocieran. Finalmente, Riley rompió la incomodidad. ―¿Tú... acabas de defender a Ashton Summers o toda la hierba se me subió a la cabeza? ―Sabes, has estado actuando realmente extraño desde que Ashton vino a tu casa. ¿Hay algo entre ustedes dos? Eddie era perceptivo. Sólo él notaria un pequeño cambio en mí e inmediatamente lo enlazaría con Ash. ―Chicos, ya déjenlo. Por supuesto que no hay nada entre ella y yo. ―La mentira vino tan fácil a mis labios que incluso me sentí culpable por ello. Además, realmente no había nada entre nosotros. Claro, ella había irrumpido en mi casa y me había besado. Y cuando había estado molesta le había hecho sentirse mejor, y hoy la había traído a la escuela. Pero esas cosas no tenían importancia y definitivamente no cambiaban lo que sentía por ella. Era arrogante y egocéntrica y tenía que recordarme eso contantemente. ―Sí, déjalo en paz. Como si alguna vez fuera tras alguien como ella. Luca tiene mejor gusto que eso. ―Stace me disparó una sonrisa coqueta mientras rozaba su mano contra mi muslo.

Sabía lo que esa mirada significaba. Quería un enganche y estaba feliz de hacerlo. Además, conseguiría que dejara de pensar en toda esta mierda de Ash. Stace era una chica atractiva, lo más importante, era relajada y fácil de tratar, y si estaba encantada conmigo, no iba a rechazarla. Agarrando a Stace alrededor de la cintura, acerqué mi cabeza más hacia la suya. ―Ven a mi casa esta tarde y te mostraré cuán bueno es realmente mi gusto. El marrón de sus ojos brilló con emoción y asintió entusiasmadamente. ―No puedo esperar. Llevó sus labios a los míos y me dio un beso breve antes de alejarse. Riley gimió, dejando de lado su emparedado. ―¿Tienen que hacer eso aquí? Estoy tratando de comer. En momentos como estos mis sospechas parecían muy acertadas. Estaba empezando a ser obvio que Riley realmente sentía algo por Stace, pero ella nunca acababa de notarlo. Y aquí me estaba metiendo en el camino. Rodé mis ojos y miré hacia donde se encontraba Ashton. Era bastante obvio que Kance estaba diciéndole cosas desagradables, la malicia en su cara lo decía todo. Maldición, me moría de ganas de ir allá y averiguar lo que estaba pasando, pero tenía que aprender a no preocuparme por ella. Así como ella no se preocupaba por mí. Había estado avergonzada por ser vista conmigo esta mañana y quiso fingir que no le había hecho un favor. Por mucho que yo intentara romper sus defensas, no me dejaba. Todavía quería saber lo que estaba escondiendo, pero no tenía que involucrarme con ella personalmente. Si quería mantenerse alejada de mí, le daría exactamente lo que quería, sin importar lo difícil que fuera.

***

Ashton Una pequeña multitud estaba formándose alrededor de mí y de Kance mientras discutíamos, pero no me importaba. Lo que me importaba era hablar del asunto con ella y arreglar el problema antes de que se pusiera peor. Sabía que Kance estaba pasando un rato difícil por el divorcio de sus padres y era como si se las estuviera cobrando conmigo. Estaba enojada con ella, pero podía perdonarla. Mi reputación era importante para mí. ―¿Cómo puedes hacerme esto Kance? ―demandé―. Sabes lo importante que es ser porrista para mí. No entiendo qué fue lo que hice para que me odiaras. Kance se veía aburrida por mi afirmación. ―No estoy enojada contigo, tontita. Te compadezco. Necesitaba separar a las buenas de las malas. De todas las personas, tú deberías entenderlo. Después de todo, ¿no fue eso lo que intentaste hacer con Elly? No puedo tener a alguien como tú en el equipo. Por lo que sé, podrías ser la hija de un proveedor de drogas, o de un ex convicto. Mi boca estaba seca y tenía dificultad para hablar. De alguna manera y sin saberlo, me había convertido en una forastera. Kance me había usado para conseguir lo que quería y, ahora era ella la que estaba a cargo. Lo tenía todo, excepto por una cosa. No tenía a Oliver. Yo aún tenía una oportunidad con él, aún tenía una oportunidad de restaurar mi reputación. Oliver estaba sentado en la mesa observando la confrontación entre Kance y yo. Bennett estaba sentado detrás de él, con una mezcla de sorpresa y simpatía en su rostro. Al menos él aún se preocupaba por mí. Sabía que siempre podría contar con él. Ignorando a Kance, caminé hacia Oliver. No me sonrió como usualmente hacía, había algo extraño en la forma en que me miraba. Estaba segura de que Kance no lo tenía aún. ¡Sólo había pasado un día, por el amor de Dios! ―Esto es una estupidez, ¿no te parece? ―le pregunté. Oliver se encogió de hombros, mirando más allá de mí.

―No lo sé, Ashton. Intento mantenerme al margen del asunto. De acuerdo, eso era bueno. Aún tenía una oportunidad en eso. Aún podía invitarlo a salir, mantener una buena reputación y refregárselo en la cara a Kance. Le iba a dar su lección por sacarme del equipo. No podías librarte de Ashton Summers tan fácilmente. Acaricié el brazo de Oliver y le disparé una tímida sonrisa. Siempre había habido química entre nosotros y esperaba poder usar eso a mi favor. ―Has estado entrenando tan duro. Deberías salir y divertirte un poco. ¿Por qué no hacemos algo esta noche? Antes de Oliver pudiera decir algo, Kance me empujó a un lado y enlazó su brazo con el de él. ―No está interesado en salir con una perdedora como tú. Está más interesado en chicas que estén a su nivel. Alguien que no sea una bastarda como tú. Oliver colocó un brazo alrededor de la cintura de Kance y le susurró algo al oído. Kance se rió y dejó que le diera un suave beso. Mi corazón se hundió ante su indiscreción. Y me di cuenta de que ya no tenía nada que perder. Kance me lo había robado todo. ―Entonces, ¿están juntos ahora? ―pregunté―. Qué rápida eres, Kance. ―De hecho ―comenzó Kance, con una expresión de satisfacción en el rostro―. Oliver y yo pasamos un increíble fin de semana, ¿cierto? Oliver asintió y le plantó un beso en el cuello, prácticamente amasándola en el proceso. Mientras los miraba, sentía cómo rápidamente perdía el control sobre mi vida. Oliver era el único chico al que verdaderamente quería, ahora Kance me había quitado eso también. La extensión del peso de la traición me aplastaba y me mordí el interior de mi mejilla, insistiendo en que no derramaría ni una lágrima frente a ellos. Sólo había una cosa que podía hacer. Me llevaría a un par de amigos conmigo y comenzaríamos nuestro propio grupo, lejos de Kance y de su juguetito. Bennett era

uno de mis amigos más cercanos y el único con el que podía contar. Había sido mi amigo por más tiempo que Kance y era todo lo que me quedaba. Cuando lo miré, estaba mirando fijamente hacia el piso. ―¿Bennett? Levantó la mirada al oír mi voz y liberó un suspiro. Levantándose, me tomó por el codo y me alejó de los otros. ¡Gracias a Dios tenía a Bennett! No sé qué habría hecho sin él. Sabía que no escucharía a Kance o me dejaría sola. Bennett dejó de caminar y me volteó para que lo enfrentara. No dijo nada al principio y comencé a preocuparme porque eso no era típico de él. Para este momento él habría estado quejándose de lo que Kance me había hecho. Su silencio era mortificante. Tal vez estaba molesto porque había tenido que dejar el grupo por mí. Era un sacrificio que tenía que hacer y ambos tendríamos que acostumbrarnos a que nos trataran diferente. ―Gracias por hacer esto ―dije, esperando que mis palabras lo alentaran a hablar. Ben miró hacia arriba con sus oscuros ojos y mi corazón se hundió. No, no. No podía ser lo que parecía. Ben siempre había estado de mi lado. No había forma de que los eligiera a ellos, en vez de a mí. Obviamente había malinterpretado su expresión. Estaba exagerando. ―No me agradezcas, Ashton ―dijo―. No lo merezco. En ese momento supe que me estaba abandonando. Había elegido quedarse de lado de Kance y Oliver en vez de mí. Las lágrimas luchaban por escapar de mis ojos, pero me rehusaba a llorar. Ya había llorado demasiado en las últimas horas y no les mostraría mi lado débil de nuevo. Tenía que ser fuerte, sin importar lo que sucediera. A pesar de que sabía la respuesta, quería oír su justificación por ser tan idiota. ―¿Por qué, Ben? ¿Por qué me haces esto? Ben suspiró, y parecía como si la decisión se lo estuviera comiendo por dentro.

―Eres una de mis mejores amigas, pero este es mi último año. No quiero ser un exiliado, quiero estar con esos chicos. ―Asintió hacia la mesa donde estaban los idiotas―. Somos un equipo, jugamos juntos y no puedo abandonarlos. No puedo elegirte, lo siento. El dolor y la furia hervían en mi pecho, hasta que sentí como si estuviera por explotar. Todos los que me importaban me estaban dejando. Primero Byron, luego Luca y ahora Bennett. Tal vez estaba maldita. Tal vez perdería a mamá y a Blaze también. Quiero decir, mamá ya pensaba que era una persona horrible. No había forma de volver de eso. ―No. Te. Atrevas. A. Disculparte. ―Mi voz tembló con cada palabra. No quería la media disculpa de Bennett. Sólo quería que me dejara tranquila. La preocupación inundó sus ojos, colocó una mano en mi brazo, probablemente creyendo que me reconfortaría. En realidad, tuvo el efecto contrario, sólo sirvió para enfurecerme. ―Ashton, no seas así. Aún podemos ser amigos. Su toque, lo empujé tan fuerte como pude. ―No, Ben. No podemos ser amigos. Los amigos no se traicionan. Tú y Kance son iguales. Los ojos de Bennett se endurecieron. ―Bien, si quieres actuar toda alta y poderosa, entonces adelante, pero tienes lo que te mereces. Se dio la vuelta y regresó con sus amigos, dejándome sola en el medio del patio. Respiré hondo y decidí ponerme a salvo en la biblioteca donde estaría sola con mis ardientes pensamientos. Mientras me dirigía al interior del edificio, noté que Luca me miraba intensamente. Estaba claro que había escuchado mi conversación con Bennett, pero su expresión era difícil de descifrar. Lo más probable era que pensara que me lo merecía. Stacey, quien prácticamente estaba sentada en su regazo, mostraba claramente sus sentimientos. Sus ojos brillaban y tenía una enorme sonrisa en su rostro. Parecía a

punto de estallar de alegría Al parecer mi humillación pública le había hecho el día. Disparándoles a Luca y a sus amigos una mirada, bajé la cabeza y apresuré mi paso. Luca era igual que el resto. Me había dejado, se burlaba de mí con sus espeluznantes amigos, me trataba como si yo fuera el problema. No necesitaba gente como esa en mi vida. No necesitaba a nadie. Todo lo que necesitaba era preocuparme por mi misma. Superaría esto sola.

Luca Traducido por Vettina Corregido por Francatemartu

C

uando entré a detención, tuve que salir solo para asegurarme que estaba en el salón correcto, aunque había estado aquí tantas veces con los años era como un segundo hogar para mí. Asombrado, me quede mirando a la

mesa en la segunda fila que estaba más cerca a la pared. ¿Qué estaba mal con esta imagen? Bueno, para comenzar, estaba bastante seguro que Ashton estaba sentada en detención. Era eso o estaba alucinando. Tratando de no verme desconcertado, caminé tranquilamente dentro del salón y tomé el asiento directamente detrás de ella. Me notó, por supuesto, y pude darme cuenta que estaba realmente tratando de no girarse. Cepillo su cabello dorado a un lado, solo lo suficiente para que atrapara un vistazo de la parte trasera de su cuello. Me quedé mirando a esa parte de piel hasta que Ashton lanzó su cabello hacia atrás, como si sintiera mis ojos sobre ella. Podía darme cuenta de cuán consciente de mí estaba. Su mano estaba sujetando su escritorio y se estaba inclinando hacia adelante como si estuviera a punto de saltar fuera de su asiento. Había esta atracción entre nosotros que no podía explicar. Siempre estábamos consientes si uno de nosotros entraba en el área. A pesar de que queríamos estrangular al otro la mayor parte del tiempo, aun así estábamos atraídos el uno al otro. Quería hablar con ella, pero me detuve. No había manera en el infierno de que pareciera desesperado. Ya había dejado claro que no era suficientemente bueno para ella. Si quería hablar conmigo, podía hacerlo ella misma.

Inclinando mi silla, continué mirando la parte trasera de su cabeza, esperando, a que hiciera el primer movimiento. No tuve que esperar demasiado. Ashton se giró en su asiento, sus ojos azules con irritación. ―Puedo sentirte haciendo agujeros en la parte trasera de mi cabeza. Me encogí de hombros y me incliné hacia adelante así estábamos a centímetros. ―Es bueno ver llevando tu obsesión al siguiente nivel. No pudiste mantenerte lejos de mí, ¿es por eso que estás aquí? Rodó sus ojos. ―No te alagues. Como si me perdiera el espectáculo de porristas por ti. ―Cierto, esa cosa esta ahora, ¿eh? ―golpeé mis dedos en la mesa―. Lástima, no estarás en esa pequeña falda agitando tus pompones. La cara de Ash se puso roja y su boca formo una línea apretada. ―Eso es enfermo. Estás enfermo. Hombre, era linda cuando estaba enojada. Levanté mis manos en defensa ―Hey, no soy el único pensándolo, créeme. Ash estaba a punto de decir algo, pero el Sr. Kowalski entró sacudiendo su nariz ruidosamente. Algún otro chico se escabullo detrás de él y tomó asiento en la fila trasera. El Sr. Kowalski miró alrededor del salón y sacudió su nariz otra vez. ―¿Tienen alguna tarea que hacer, chicos? Los tres asentimos con poco entusiasmo. ―Está bien, bien ―dijo él―. Voy a ir rápidamente al salón de empleados a conseguir unos ensayos que necesito calificar. Espero que todos ustedes estén haciendo algo de trabajo cuando regrese.

Sin esperar por una respuesta, salió, los sonidos como de bocina de su nariz hicieron eco por el corredor. Esta vez no esperé que Ashton hablara primero. Había un millón de preguntas que quería hacerle, pero dos estaban en lo alto de mi lista. ―¿Qué te paso esta mañana en mi auto? Cuando Ash se giró, sus ojos sin brillo, como si hubiera perdido toda la lucha en ellos. Comenzó a recorrer sus ágiles dedos a través de las puntas de su cabello, perdida en su pensamiento, como si estuviera tratando de encontrar la mejor manera de responder mi pregunta. Finalmente, sus ojos miraron los míos. ―Los autos me ponen nerviosa. Mis cejas se elevaron. Esa era lo último que esperaba escuchar. ―¿Te ponen nerviosa? Pero vas a la escuela en uno cada día. Ash se encogió de hombros. ―Estoy acostumbrada a ellos ahora, pero aún me asustan. Mi siguiente pregunta era obvia. ―¿Por qué? Envolvió sus manos cuidadosamente sobre su regazo y las miró como si fueran las cosas más interesantes en el mundo. ―No quiero hablar de eso. Por un momento, la estudié con asombro absoluto. Era raro ver a Ashton tan vulnerable, tan transparente, y era tan increíble. La manera en que su boca hacía un mohín hacia abajo, y la vaguedad alrededor de sus ojos, como si estuviera derrotada, me hizo querer tirar de ella a mis brazos y sostenerla. Era un instinto natural, pero mantuve mi distancia. ―Está bien, lo voy a dejar ―dije, moviéndome hacia mi siguiente candente pregunta―. ¿Por qué quitaste esa foto de mi refrigerador? La de nosotros con mi papá.

―¿No es obvio? La estudié, observando la forma en que sus ojos se alejaban para no hacer contacto con los míos. Sí, supongo que era obvio. ―¿Lo extrañas? Ashton tomo un profundo respiro y me miró directamente a los ojos. ―No estoy segura de qué estas intentando hacer aquí, pero no estoy interesada en confesar mis más profundos pensamientos a ti. ―Se giró de vuelta para mirar el frente, sus ojos fríos y duros de nuevo, toda la vulnerabilidad en ellos se había ido. Tan fuerte como ella trataba de actuar como la reina de hielo, como si no le importara nadie o nada más, las grietas estaban comenzando a mostrarse. No compraba más la fachada. En algún lugar, debajo de su pretenciosidad, estaba mi Ashy.

***

Ashton Aún estaba mirándome. Podía sentir sus ojos sobre la parte trasera de mi cabeza. ¿Por qué tenía Luca que estar aquí al mismo tiempo que yo? No importaba a donde fuera, no podía escapar de él. Estaba de regreso en su antigua habitación, me lleva a la escuela, y, ahora, estaba en detención conmigo. Lo que lo hacía incluso peor era cuán fuertes eran los ánimos del gimnasio. Nunca me había perdido un espectáculo de animadoras, aun así aquí estaba yo, sentada en detención como una inadaptada social. Supongo que de verdad era una perdedora. Tenía sentido que nadie quisiera conocerme o ser mi amigo. Excepto Luca.

Era el único que me hablaba. Tal vez tenía alguna extraña satisfacción del verme caer. De cualquier manera, no entendía cuál era su asunto, y eso me frustraba. Él me frustraba. Pero lo que me frustraba más de todo era la manera en que mi cuerpo reaccionaba cuando estaba cerca. Confía en mí, no quería, pero pasaba de cualquier manera. Los pequeños vellos en mis brazos se pararían y un temblor corría a través de mi cuerpo entre más cerca estaba de mí. Tal vez era una reacción natural que se tiene cuando algo que no te gusta se acerca demasiado. Si continuaba diciéndome eso lo suficiente, tal vez comenzaría a creerlo. ―Entonces… ―Esa única palabra envió un cosquilleo a través de mí. Su aliento cosquilleo mi oído cuando hablo―. ¿Por qué estás aquí? Medio me giré en mi asiento, renuente de hacer contacto visual con él. Esos ojos verde amarillentos eran demasiado penetrantes, demasiado invasivos ―¿No lo sabes ya? Eres el mejor amigo de la razón. ―¿De qué estás hablando? ―Elly ―dije, girándome el resto del camino alrededor y asegurándome que estaba mirando más allá de él y no a él―. Estoy aquí por burlarme de ella. Luca sacudió su cabeza. ―Supuse que tenía algo que ver con eso. ¿Por cuánto tiempo? ―Una semana. ¿Qué hay de ti? ―Tres días. Mañana es el último. Genial. Así que tenía que pasar el resto de la semana aquí sola. No me gustaba Luca exactamente, especialmente cuando comenzaba a hacer preguntas que eran difíciles de responder, pero al menos alguien familiar estaba aquí conmigo. ―Así que, ¿qué pasa contigo y ese chico? ―¿Qué chico?

―Ese chico con el que estabas hablando hoy. Te veías bastante enojada con él. Luca se inclinó para sacar una libreta y un lapicero fuera de su bolsa, sus ojos nunca dejando los míos. Las preguntas difíciles habían comenzado nuevamente. ―¿Por qué estás tan obsesionado con mi vida? ―No estoy obsesionado con tu vida ―dijo, poniéndose derecho y abriendo el libro en una página en blanco―. Solo soy curioso. Suspiré. ―Ese chico solía ser mi mejor amigo. Excepto, no creo que lo sea aún. Luca alzo una ceja. ―¿Por qué es eso? Porque es un maldito idiota y quiero patearlo en la cabeza. ―Porque él prefiere ser popular. ―Huh ―dijo Luca, una arruga apareciendo en su frente―. Que idiota. No podía estar más de acuerdo. Wow. En verdad estaba de acuerdo con algo que Luca dijo. ¿Quién lo habría pensado? ―Eso es lo que obtienes por ser amiga de personas así ―agregó con el ceño fruncido―. De manera que es tu propia culpa. Y pensar que en realidad estaba comenzando a agradarme. ―Gracias por tu comentario. Es invaluable ―dije bruscamente. Fulminándolo con la mirada, me giré, insistiendo en que lo ignoraría por la duración de la detención. Mi más grande error había sido permitirme ser llevada a una conversación con él. Pasando la mayor parte del día no hablando con alguien me hizo desesperada. Y un poco senil.

Cuando Luca dejo escapar una risita, apreté mis dientes y miré duramente el frente del salón, decidida en mi silencio.

Luca Traducido por Nayelii Corregido por Sttefanye

S

tace se dio la vuelta alrededor de mi cama y se levantó sobre su codo. Sus ojos cafés lucían casi negros en la tenue luz. ―¿Qué está mal, Luca? Pareces… distraído.

Tenía razón. Estaba distraído. Habíamos estado haciéndolo por los últimos diez minutos, pero no podía concentrarme en tener sexo. Ella tenía la mitad de su ropa fuera y seguía sin poder traerme para hacerlo. Por lo general venía naturalmente a mí. Era un chico, tenía necesidades, pero no sabía por qué Stace no me estaba poniendo de humor. ―Sí, uh… ―No podía incluso pensar en una razonable excusa. No estaba ni siquiera seguro de qué estaba mal conmigo. ¿Qué se suponía que le dijera? Stace me dio una mirada de entendimiento. ―Es la habitación, ¿cierto? ―¿Huh? Gesticuló con una mano a mi habitación. ―Cambiaste de habitación y eso te desanima. No te preocupes, te acostumbrarás. Cuando me quedé en la cabaña de mi tía May el verano pasado, fue lo mismo conmigo… Procedí a ahogar el sonido de su voz mientras parloteaba. Sí, volví a mi antigua habitación y eso podría tener algo que ver con mi falta de interés en hacérselo, pero era mucho más que eso. Estaba más cerca de Ash. Si miraba fuera de mi ventana,

podía ver su habitación. Cuando sus luces estaban encendidas, podía ver justo dentro de su habitación y esta tarde había estado acostada en su cama llorando. Mierda. ¿Por qué era tan jodidamente difícil ignorarla? No es como que quería pensar en ella. La chica era una chiflada y la manera en que me había disparado una mirada de puro odio en detención hoy hizo sus sentimientos hacia mí bastantes claros. Traté de tomarlo a risa, pero esa mirada había cortado a través de mí, afectándome en una forma que no podía comenzar a explicar. A ella no le gustaba; no quería nada que ver conmigo. Incluso aunque había sido pateada fuera del equipo de animadoras y caído de su pedestal social, seguía siendo una perra. Claro y simple. No había que pasar por alto eso. ―Luca, ¿estás escuchando? Pretendí que había escuchado todo lo que dijo y asentí. ―Sí, supongo que tienes razón. Es la habitación. Stace se puso a horcajadas sobre mí y lamió mis labios, enviando escalofríos bajo mi espina. ―No me importa intentar otra vez. Mis padres trabajarán hasta tarde esta noche, así que no tengo que estar en casa hasta las diez. Eso era tan tentador entrar en ella y no quedar mal, quería hacerlo. Pero algo me estaba deteniendo. Necesitaba tiempo para averiguar exactamente qué era eso. Si era suficiente para sacarme del sexo, entonces necesitaba ser arreglado inmediatamente. Miré al reloj y traté de lucir decepcionado. ―Mi madre sale del trabajo bastante pronto. No quiero que me dé un sermón acerca del sexo seguro si te atrapa en la cama conmigo. Oye, eso no era una mentira por completo. Mamá saldría del trabajo en media hora y patearía mi trasero si encontrara a Stace desnuda en mi cama. Desde que mamá era una enfermera, no vacilaría en darme un sermón del embarazo adolescente. En frente de Stace. No sería agradable.

Stace gruñó mientras se enderezaba. ―Bien, si eso dices, pero la próxima vez iremos dentro del bosque si tenemos que hacerlo. No puedes dejarme colgando así. Manejé un medio encogimiento de hombros porque era lo mejor que podía hacer. No estaba cerca de hacer ningunas promesas que no podía mantener. No lo habíamos hecho en un par de semanas, pero ya su aferramiento estaba llegando a mí y era un chico al que le gustaba su espacio. Tal vez era tiempo de que comenzara a darle un codazo en dirección a Riley. No era que no respetara a Stace. Lo hacía, un gran trato, pero no estaba buscando una relación seria. Era simplemente una amiga con beneficios, pero no quería decir que cada chica era eso para mí. Solo no era la chica correcta. Una vez que Stace se fue, fui a la cocina y salpiqué mi cara con agua fría. Mis manos agarraron el borde del lavabo mientras miraba fuera de la ventana hacia al patio delantero de los Summers. El auto de la señora Summer no estaba en frente, lo cual era inusual desde que trabajaba en casa y no salía demasiado. La luz estaba encendida en la habitación de Ash así que debía estar sola en casa. Mientras tamborileaba mis dedos sobre el frío metal del lavabo, mis ojos cayeron sobre el contenedor de harina que habíamos pedido prestado a los Summers. Mamá no lo había regresado aún lo cual significaba que tenía una excusa para dejarme caer por la casa de Ash. Está bien, ¿por qué diablos quería dejarme caer por su casa? Ella había dejado perfectamente claro que no quería nada de mí, así que, ¿por qué quería ir hacia ahí y regresar el estúpido contenedor de harina? Porque quería asegurarme de que estaba bien. Había tenido una dura semana y no quería que estuviera deprimida por eso. ¿Qué si hizo algo estúpido como tratar de matarse? Las chicas se ponen realmente angustiadas acerca de ese tipo de cosas. Sin retrasar otro segundo, agarré el contenedor y me dirigí a la puerta. El aire frío envío un escalofrío a través de mí y me arrepentí de no ponerme otra capa de ropa. Aunque no es que realmente importara, Ash probablemente me diría que me perdiera y estaría de vuelta en mi cálida casa en segundos. No esperaba nada más de ella.

En la ligera luz de la lámpara de calle, fruncí el ceño a la altura del césped. Seguían sin conseguir a alguien para cortar la maldita cosa. Supuse que la mamá de Ash estaba en un estado mental similar al de mamá. Su esposo no había muerto, pero seguía sufriendo de un mal matrimonio. Vacilé en su porche de enfrente y, honestamente consideré huir, cuando la puerta se abrió. Ashton se inclinó contra el marco de la puerta con una mano en su cadera y todo lo que planeé decirle escapó de mí. Mi mente se quedó completamente en blanco cuando recibí su apariencia. Estaba usando unos ridículamente pequeños shorts que mostraban mucha de su suave piel. Su top cortado a medio camino dejando su plano estómago desnudo. Mi pulso subió mientras traté de no mirar, realmente traté, pero era imposible. Quiero decir, ¿a quién estaba tratando de impresionar a esta hora? ―¿Estás devolviendo eso? ―preguntó ella. ―¿Qué? ―Mi mente no podía tener sentido de lo que estaba diciendo. Ash señaló al contenedor en mi mano. ―La harina. ¿Estás devolviéndolo? Miré hacia abajo a mis manos y me di cuenta que estaba agarrando el contenedor tan fuerte que mis nudillos se volvieron blancos. Mi agarre aflojó y el color volvió a mis manos. ―Sí, uh, aquí. ―Le pasé el contenedor y entonces reanudé mi mirar. ¡Mierda! ¿Qué estaba mal conmigo? Estaba haciéndolo jodidamente obvio, pero no podía apartar mis ojos de ella. ―¿No tienes frío? ―No. Esas palabras no podían posiblemente haber salido de mi boca. No había forma de que pudiera ser tan imbécil, ¿cierto? ¿En serio necesitaba hacerlo incluso más obvio que la estaba mirando? Ashton levantó una ceja hacia mí, su cara divertida. ―No, estaba haciendo algunos estiramientos, así que… ―Su voz se apagó, pero mi mente estaba ya llena de sucias imágenes de Ash estirando.

Maldición. Como si necesitara otra excusa para fantasear con ella. Hubo un incómodo silencio que se estiró hasta que Ash se aclaró la garganta. ―¿Algo más? ―¿Estás bien? ―Dejé escapar y entonces me sentí como un total perdedor cuando levantó una ceja―. Quiero decir, después de romper tu virginidad en detención. Mierda. Eso no había salido de la forma en que quería. En vez de sonar preocupado, había venido como si estaba regocijándome. La cara de Ash se oscureció. ―Luca, no puedo hacer esto más claro. No tengo interés en tener una conversación contigo. Sí, estoy fuera del equipo, pero planeo convertirme en una animadora otra vez. Va a tomar algún tiempo, pero lo conseguiré de vuelta. Mientras tanto, no puedo ser vista asociándome con alguien como tú. Es malo para mi reputación, lo que sea que quede de ella. Era difícil de creer lo poco que Ash había aprendido con lo que le sucedió. Iba a estar siempre ensimismada. Me estaba engañando cuando vine hacia aquí queriendo conectar con ella de algún modo. Había estado equivocado cuando pensé que la vieja Ash aún estaba ahí. No quedaba nada de mi Ash. Era una persona diferente. ―Cierto, porque soy un fenómeno, no puedes ser vista hablándome ―dije, rodando mis ojos―. Tienes una mente pequeña. ―No tengo la mente pequeña. ―Las fosas nasales de Ash se ensancharon con furia―. Sólo tengo ojos, algo de lo que claramente careces. Ve y mírate en el espejo antes de venir y juzgarme. Tienes el cabello negro grasiento, vistes como si fueras a un funeral y estoy bastante segura de que usas más maquillaje que yo. ―Tus amigos te dejaron y sigues pensando que vas a volver con ellos otra vez por actuar como una perra. Cariño, no vas a conseguir nada. No amigos, nadie a quien le gustes, absolutamente nada. ―Eso es solo temporal ―dijo Ash, con el ceño fruncido―. Mira, si viniste aquí a restregármelo en la cara entonces no tengo tiempo para ti.

―No tienes tiempo para mí de todas formas ―dije―. Recuerdas, ¿no puedes ser vista conmigo? Tal vez succionaré tu sangre. Ash entrecerró sus ojos. ―Tienes razón; en verdad no tengo tiempo para perder con gente como tú. Fue a cerrar la puerta, pero detuve la puerta con una mano. Siempre salía luciendo como un maldito imbécil cada vez que hablábamos. Solo porque era una total esnob no significa que quería tratarla de la misma manera. De lo contrario ambos fuéramos tan malos como el otro. ―Mira, la razón por la que vine aquí era porque quería ver cómo estabas. Quería asegurarme de que todo estaba bien contigo. No vine a regocijarme, tan divertido como eso sería. Nos quedamos de pie ahí por un momento mirándonos el uno al otro. Los ojos de Ash estaban llenos de confusión, como si no supiera cómo reaccionar a lo que dije. Su labio inferior tembló y lanzó un profundo suspiro. ―Adiós, Luca ―dijo suavemente y cerró la puerta en mi cara.

Ashton Traducido por Nelly Vanessa Corregido por Dennars

L

a escuela al día siguiente fue peor que el anterior. La mayoría de las personas que normalmente me hablaban, me evitaron como si llevara colgando un mal olor, el resto se susurraron unos a otros

cuando entré. Esa era la peor parte de todo este asunto: el hecho de que la gente estaba hablando de mí y no cosas buenas. Mi reputación estaba peor de lo que había estado antes. Cuando llegó la hora del almuerzo, evité la cafetería y el patio. Me dirigí a la biblioteca. Estaba empezando a sentirme como una gran nerd. Este era el segundo día consecutivo que me pasaba en la biblioteca y las cosas no parecían mejorar. Por lo menos en la biblioteca los estudiantes no cuchicheaban a mi alrededor. Se me quedaban viendo, pero era más una mirada del tipo: “¿qué diablos está haciendo Ashton Summers en la biblioteca?”. Me encaminé hacia una esquina desierta y me senté en el suelo, entre dos estanterías que se elevaban por encima de mí. Aquí me sentía segura, nadie podía dañarme con sus susurros y miradas. Encogí las rodillas y apoyé la cabeza sobre ellas, tratando de dejar fuera los leves sonidos que me rodeaban. Me quedaría aquí hasta que el almuerzo terminara y luego iría a mi última clase del día, Historia Latina. Después de eso, tendría detención de nuevo. Tenía que reunir el valor necesario para entrar a esa clase, porque era la única que tenía con Kance. Estaba segura de que no me dejaría sentarme con ella, pero lo intentaría de todos modos.

Tal vez si insistía, ella finalmente se rendiría y empezaría a hablar conmigo otra vez. ―Ah, ¡hola! No te había visto. Al mirar hacia arriba, vi a la chica de pie a unos metros de distancia. Era menuda, con una figura delgada y con el cabello castaño de un largo medio. Tenía facciones comunes, pero aun así era muy bonita. Llevaba un par de libros en la mano y, sin duda, buscaba más. La reconocí de inmediato como la chica con la que Bennett había empezado a salir: Hadie Swinton. Habían empezado a verse el fin de semana, pero no había salpicado mucho en el radar de chismes por mi culpa. Parecía ser el tema más popular de discusión, por todas las razones equivocadas. ―¿Estás hablando conmigo? ―Me sorprendió que lo hiciera, sobre todo cuando Bennett se había negado a estar de mi lado. Hadie dio un paso tentativo hacia mí y asintió. ―Sí. Te veías solitaria. Quiero decir, a menos que quieras que te dejen sola, entonces puedo irme. ―Oh. ―Por lo menos parecía genuina. Me preocupaba que empezara a burlarse de mí―. ¿Deberías estar hablando conmigo? ―No dejo que la gente me influya ―dijo, cambiándose los libros de mano con el ceño fruncido―. Hablo con quien quiero. Ya me gustaba. ―Pero estás saliendo con Bennett... ―Salí con él porque, bueno, siempre me ha gustado y finalmente me invitó a salir. No ando con él o sus amigos, no me importa lo que piensen. ―Parpadeó rápidamente, como si hubiera estado mirándome fijamente―. Sin ánimo de ofender. Quiero decir, eres una de sus amigas, o lo fuiste, pero… umm... creo que mejor me callo.

Me reí, preguntándome cómo una chica tan bonita quería salir con Bennett. No la merecía. Bueno, siempre había sido un buen chico, cariñoso, amable y considerado, pero el instituto lo había cambiado poco a poco. Estaba concentrado en su reputación y en ser popular. Era como yo. ―Oh, está bien. Supongo que ya no es mi amigo. ―Lo siento. Pueden ser muy malos a veces. ―Hadie inclinó la cabeza hacia un lado y luego se aclaró la garganta―. Bien, será mejor que me vaya. Tengo una tarea para dentro de pocos días y nuestro profesor insiste en que usemos libros de investigación. ―Rodó los ojos. ―Para eso está internet. ―Es exactamente lo que le dije ―dijo ella―. Bueno, nos vemos, Ashton. Con un gesto, se dirigió por el pasillo y fuera de mi vista. La vi irse, sorprendida por la determinación que había mostrado. Ella no dejaría que nadie le dijera qué hacer. Lo haría y punto. Tal vez no todo el mundo me trataría igual que mis ex amigos. Tal vez aún había gente ahí afuera que quisiera hablar conmigo. Tendría que quitar la mala hierba de la gente de la que me había burlado en el pasado, pero habría personas que no me odiarían por completo. ¿Cierto? Nadie más se acercó durante el almuerzo y, cuando entré a Historia treinta minutos más tarde, me sentía un poco más segura en la misma habitación que Kance. Ya me había hecho a la idea de que hablaría con ella sin importar lo que pasara. Kance pensaba que me había bajado el ánimo, pero todavía tenía algunas patadas que dar. Ashton Summers no se agachaba ni se moría. Kance ya estaba sentada en la mesa del fondo con dos porristas, Ciara y Francine y con Gabe, que estaba en el equipo de fútbol con Oliver. Empezaron a susurrar mientras me acercaba y Francine estalló en un gran ataque de risa. El estómago me dio un vuelco. Obviamente, yo era lo más destacado de su conversación.

―Hola. ¿Habrá un espacio para mí? ―pregunté con una sonrisa. Un silencio cayó sobre el salón y, sin mirar alrededor, supe que todos los ojos estaban puestos sobre mí. Lo último que necesitaba era una audiencia presenciando mi potencial humillación, pero tenía que actuar como si todo estuviera bien si quería recuperar mi popularidad. Todo se redujo a Kance mirándome. ―Umm... ―Me repasó de arriba abajo y agregó con desdén―. ¿Qué tal no? ―Siempre me siento aquí. ―Ya no. Encuentra a alguien de tu propio nivel para sentarte con ella ―dijo Kance sarcástica―. Apuesto a que incluso los perdedores no te lo permiten. Después de todo, tienen sus normas también. Y ahí estaba. Había sido humillado públicamente por segunda vez en la semana. Francine se echó a reír de nuevo y juro que las otras personas en la clase también se rieron en voz baja. Mi sonrisa no se derrumbó. Años como porrista hicieron que mi fachada se quedara intacta. Había aprendido hace tiempo que pasara lo que pasara, ya sea que me cayera, me lastimara o estuviera molesta, tenía que mantener la sonrisa en la cara. Por lo tanto, eso fue lo que hice. Seguí sonriendo. Luego vino el otro tema, ¿dónde me sentaría? Me volví para contemplar la habitación, tratando de averiguar dónde me sentaría. No había mucha gente que conociera en esta clase. Nunca se me había pasado por la cabeza socializar con la gente fuera de mi círculo. En retrospectiva: había sido un gran error. En algún momento de mi humillación, Luca y sus amigos entraron caminando. Era bastante vergonzoso que alguien como Luca tuviera amigos y yo no. La mirada de Luca parpadeó hacia mí, pero rápidamente desvió la mirada.

Haciendo caso omiso de él, me dirigí directamente a la parte delantera del salón, donde un tipo llamado Winston estaba sentado. La única razón por la que sabía su nombre era porque siempre estaba ganando premios por varios logros académicos. Winston era del tipo gordito con un montón de acné y gruesas gafas de montura. A veces, otro chico se sentaba con él, pero hoy estaba solo. ―¿Está ocupado este asiento? ―le pregunté, manoteando el cabello hacia atrás. Winston quitó la vista de su libro de texto para mirarme con ojos desinteresados. ―Se ve bastante vacío para mí. ―¿Puedo sentarme aquí? ―Me mordí el labio mientras él me estudiaba. ―Sí, supongo que puedes. ―Winston inmediatamente volvió a la lectura de su libro y me ignoró mientras yo sacaba mis cosas de la bolsa. Una vez instalada, eché un vistazo por encima del hombro y vi que Luca me miraba fijamente. Junto a él estaba Stacey y el otro amigo de los tatuajes cuyo nombre no podía recordar. Su amigo dijo algo a Stacey y este me sonrió. Grandioso. Ahora los amigos de Luca me estaban ridiculizando. Claro que probablemente se habían burlaban de mí antes, pero en aquel entonces había tenido gente que me respaldara. Ahora se abría la temporada de cazarme. Me hundí más en el asiento y deseé que esta clase terminara ya. Mis planes de querer llegar al lado bueno de Kance obviamente no funcionarían. Tenía que pensar en otra estrategia.

***

Detención estaba mucho más concurrida de lo que había estado el día anterior. En el rally, alguien había cambiado la música para animar al equipo por algo muy inapropiado. Los culpables habían sido capturados y los tres estaban sentados unas cuantas filas detrás de mí.

En cuanto a Luca, una vez más tomó la mesa directamente detrás de la mía. Traté de no reaccionar a su presencia, pero era muy difícil cuando estaba prácticamente respirando en mi cuello. El Sr. Kowalski se quedó en la habitación durante los primeros treinta minutos pero después de eso se fue, pensando que todos estábamos ocupados con nuestra tarea. Un momento después, Luca pateó mi silla. No entiendo por qué quiere hablar conmigo. Las cosas que le dije anoche fueron francamente desagradables. En ese momento mi emoción básica era de enojo y quería arremeter contra cualquiera y contra todo el mundo, aunque tratara de ayudarme. Era mejor no hablarnos. De esa manera no diría cosas de las que me arrepentiría. Hice lo imposible por ignorarlo y continué trabajando en el ensayo de inglés que debía presentar el viernes. La tarea era la última prioridad en mi mente, pero ya era una porrista caída y no deseaba agregar algo más a mi lista de fracasos. Luca pateó de nuevo la silla y mi pluma hizo un largo garabato atravesando la página, ¿por qué simplemente no me dejaba en paz? Sin una palabra, recogí mis cosas y a grandes zancadas me dirigí a un escritorio al otro lado de la habitación. Quería estar lo más lejos que pudiera. Mientras dejaba mis cosas, Luca se levantó y me siguió al otro lado de la habitación, arrastrando su bolsa por el suelo. Se metió en el escritorio detrás de mí. Y pateó la silla. Una vez más. ―¿Estamos jugando a las sillas con música? ―No quiero hablar contigo. ―Estaba agarrando la pluma con tanta fuerza que pensé que se rompería por la mitad. ―¿Por qué? ¿Te sientes culpable por toda la mierda que me dijiste ayer por la noche? Me volví en mi asiento para encontrarlo estudiándome con diversión.

―¿Por qué estás hablando conmigo? ―Porque me entretienes. ―No soy tu payaso. No estoy aquí para entretenerte. ―Podrías serlo. Tienes los pies grandes. ―Sus labios se curvaron en una sonrisa torcida. Resistí a la tentación de darle un puñetazo en la cara. ―¡Eres tan molesto! ¿Puedes dejarme en paz? ―Me oí más desesperada que enojada. ―Responde primero a mi pregunta. ―Recogió las mangas de su camisa―. ¿Te sientes culpable? ―No lo sé. ―Me encogí de hombros con los ojos pegados a su compleja red de tatuajes. ―Puedo decir lo llena de remordimiento que estás ―dijo rodando los ojos―. Por lo tanto, esa lección de Historia fue algo, ¿no? Esos hechos de la Guerra Fría me dejaron alucinando. ―¿Estás tratando de decir algo? Luca comenzó a tocar el violín con la manga. ―¿Qué se siente ser uno de nosotros? ―¿Perdón? ―Mis ojos se estrecharon por su descaro. ―Ya sabes. ―Levantó la vista―. ¿Ser un bicho raro, un perdedor? ―No soy una perdedora. No soy como tú. ―Sigue diciéndote eso. ―No lo soy ―insistí señalando su brazo desnudo―. No me veo como tú y, desde luego, no tengo cientos de tatuajes en mi cuerpo. No entiendo por qué te los haces en primer lugar.

Luca miró su brazo en silencio. Finalmente lo empujó hacia mí y señaló la piel con un dedo. ―Míralo tú misma. Intrigada me acerqué más y miré lo que había señalado. Todo lo que podía ver eran espirales de telaraña negras que no tenían sentido para mí. Entrecerrando los ojos traté de darle sentido a lo que estaba viendo. Lo que en un principio me parecieron marcas sin sentido, se convirtieron en palabras. Bueno, en realidad era un nombre. Un nombre que era dolorosamente familiar. Grant Byron. El padre de Luca. Durante todo este tiempo había pensado que Luca era estúpido e imprudente al haberse tatuado el cuerpo, sin embargo, nunca me había molestado en entender cuál era la razón por la que lo había hecho. Fui una mega estúpida ignorante. Sin embargo, eso no excusaba su sentido de la moda. ―Bien, los tatuajes tienen sentido pero tu cabello, maquillaje y ropa de color negro no. Así que no me pongas en la misma categoría que tú. Las cejas de Luca se unieron estrechamente al fruncir el ceño. ―¿Y qué si me veo así? Podría cambiar mi apariencia mañana, pero no tendría nada que ver con nadie. Me visto como me gusta y me veo de la forma en que quiero. Frunciendo los labios me volví hacia el frente terminando con la conversación. ―Entonces, disfruta ser un monstruo toda tu vida.

Ashton Traducido SOS por Aria, Paloma5 y Azuloni Corregido por Angeles Rangel

E

l sonido del cortacésped me despertó. Gimiendo, me di la vuelta y miré a mi reloj de mesilla con ojos legañosos. ¿7:13 a.m.? ¿Quién en su sano juicio cortaría la hierba tan temprano un sábado por la mañana? ¿Acaso no

habían oído hablar de algo llamado dormir hasta tarde? De alguna manera me las arreglé para salir de la cama sin tropezar con las sábanas. El sol brilló en mi habitación y frente a mi ventana, las persianas de Luca estaban subidas. Confiaba en que sería capaz de dormir con todo este ruido. Me dirigí por el pasillo y eché un vistazo por la ventana que daba a nuestro jardín delantero, esperando ver al molesto vecino que había perturbado mi sueño. Mi boca cayó abierta y vi que nuestra hierba estaba siendo cortada… por alguien absolutamente hermoso. Estaba de espaldas a mí, así que lo único que podía ver era el cabello castaño oscuro y una espalda bronceada y musculosa, pero santo infierno esta era una forma maravillosa para despertarse un sábado. Mamá debió haber contratado a alguien finalmente para cortar el césped, ¿pero realmente tenía que ser a esta hora tan intempestiva? ―¡Mamá! ―grité mientras bajaba maldiciendo al mundo. Mamá estaba sentada en la mesa con una taza de café. Me miró por encima del periódico y chasqueó la lengua. ―¿Ash, puedes hablar más bajo? Acabo de meter a tu hermano a la cama hace una hora. Ha estado despierto toda la noche con un dolor en el oído.

―Yo también estaba intentando dormir, pero ese ruido me ha despertado. ―Gesticulé salvajemente con mis manos―. Quiero decir, ¡el chico es bastante guapo, pero aun así! Mamá levantó una ceja. ―¿Le has visto realmente? ―Sólo por la espalda y qué espalda más bonita. Se formó una sonrisa en los labios de mamá lo cual me confundió. ¿Por qué estaba tan contenta? No es que me quejara. Era agradable conseguir una sonrisa sincera de ella después de toda la debacle de Elly. Supongo que lo empeoré peleando con ella y culpándola de todos mis problemas, pero realmente quería superarlo. ―¿Por qué no le llevas una jarra de limonada? ―sugirió mamá―. Estoy segura de que él debe tener sed. ―¿Por qué no? ―Me encogí de hombros―. No es como si no pueda volver a dormir. Agarrando una jarra de limonada de la nevera y un vaso del armario, me puse mis chancletas y abrí la puerta principal. La luz del sol inundó directamente mi visión y entorné los ojos, haciendo sombra con una mano. Los septiembres en Statlen normalmente variaban en temperatura. Algunos días hacía frío y otros días, como hoy, se sentía como si estuviéramos en la mitad del verano. Mis ojos vagaron alrededor del jardín y vi que la mayor parte de la hierba había sido cortada y solo quedaban los bordes alrededor de la valla. El chico estaba agachado sobre el cortacésped y no me había visto, pero yo me di cuenta de algo sobre él. Algo que me inquietó. Tenía una manga de tatuajes en su brazo izquierdo. No podía ser. No había manera de que fuera él. ―¿H-hola? ―le llamé tentativamente, todavía sin estar segura de lo que estaba viendo.

Él se levantó y mi boca cayó abierta. Oh, dulce bebé Jesús. Era él. Luca Byron estaba de pie sin camisa en mi jardín delantero con gotas de sudor chorreando por sus abdominales duros como una piedra. Quiero decir, parecían duros como una piedra. No es como si los hubiera tocado antes pero, chico, quería hacerlo. Lo que era todavía más extraño era que se veía, bueno, normal. Para empezar, su cabello era castaño, no negro. Debió haberlo teñido de su color natural, y no estaba en punta como un puercoespín. Su cabello parecía suave y simplemente caía sobre sus ojos, también se había hecho un corte de cabello. Tampoco había delineador de ojos negro alrededor de sus ojos. Se veía… no había palabras para describir cómo se veía. Estaba asombrada. Luca inclinó la cabeza a un lado y caminó hacia mí lentamente. ―¿Eso es para mí? ―¿Huh? ―Mi cerebro no funcionaba. No podía recordar lo que había venido a hacer aquí fuera. ―La limonada. ¿Es para mí? Tengo bastante sed. ―Se detuvo justo frente a mí y cruzó los brazos sobre su pecho, haciendo que los músculos de sus brazos se abultaran. Oh. Dios. Mío. Iba a tener que retirar todo lo que alguna vez había dicho sobre Luca Byron. Él era hermoso, era caliente y era sexy. ¿Cómo? ¿Cómo podían estos cambios tan pequeños en su apariencia tener un impacto tan grande en la forma en la que se veía? Quiero decir, sí, siempre había sido guapo, pero el chico rockero había ocultado eso de alguna manera. Y esos músculos, ese cuerpo, esos abdominales… ¿De dónde habían venido? ―Ashton ―dijo, con una sonrisa en los labios―. Si sigues mirándome así, entonces voy a tener que hacer algo al respecto. Mi rostro se puso rojo caliente y rápidamente le entregué el vaso. Me observó de cerca cuando vertí la limonada en él, mi mano temblando todo el tiempo. Luca estaba teniendo un efecto tan profundo en mí que ni siquiera podía manejar algo tan simple como el vertido.

Rápidamente se bebió el vaso y se lo volví a llenar, tratando de conseguir mi temblor bajo control. En un momento dado, Luca cubrió mi mano con la suya para controlar el temblor, y pensé que me iba a desmayar debido a su proximidad a mí. Cuando él había tenido un tercer vaso, me lo devolvió y jaló su camisa de donde la había metido en la parte trasera de sus pantalones vaqueros. Sus ojos verdes brillaban mientras se limpiaba el sudor de su pecho, sus ojos nunca dejando los míos. Ni una sola vez miré lejos. No pensé poder ser capaz de moverme, y él parecía estar disfrutando de la atención que le estaba dando. Se metió la camisa en la parte trasera de sus pantalones vaqueros, con una sonrisa en su boca. ―No has dicho una palabra. ―Se inclinó más cerca hasta que sus labios estaban a centímetros de los míos―. Esto no se parece a ti en absoluto. Normalmente, estarías llamándome bicho raro ahora. ¿Estás enferma? ―Um... ―¡Vamos! Tenía que controlarme. Esto se estaba volviendo ridículo―. Yo estoy... Sólo sorprendida, eso es todo. ¿Qué pasó con el cabello loco y la ropa fea? Luca se encogió de hombros. ―Ya era hora de un cambio. ¿Por qué? ¿Te molesta? ―Hubo un atisbo juguetón en su voz, y me di cuenta que me estaba tomando el pelo. Probablemente le gustaba mi reacción. ―No, ¿por qué me molestaría? ―espeté. ―Oh, no lo sé. Tal vez te gusta lo que ves. ―¡No lo hago! ―discutí, pero a juzgar por su amplia sonrisa, me di cuenta de que no sonaba muy convincente. Tiempo para un cambio de tema―. ¿Por qué estás cortando nuestro césped de todos modos? ―Sólo por ser un buen samaritano. ―Uh, huh ―dije, no queriendo tragármelo por completo “chico bueno" actuando por un segundo―. ¿Y esto es algo que ustedes, adoradores del diablo hacen para divertirse?

Parecía divertido de que lo hubiera llamado “adorador del diablo”. ―Sí, cada luna llena. Entonces vamos y sacrificamos corderos y usamos su sangre para... ―¡Puf, eres asqueroso! ―lo interrumpí, no queriendo oír más. ―Tú lo empezaste ―dijo y me pinchó en la clavícula. Su dedo permaneció allí y me estremecí. ―¿Es esto lo que consigue tu humor? Bastante pervertido. Se rió mientras le disparaba dagas e irrumpía de vuelta al interior, salpicando por todas partes limonada mientras me alejaba. ¿Tenía que ser tan molesto y caliente al mismo tiempo? ¡Puf! ¡Y yo acababa de pensar que él estaba caliente! ¡Mátenme ahora! La puerta se cerró de golpe detrás de mí y pisoteé en la cocina donde mamá estaba sentada con esa expresión satisfecha en su rostro. Levantó la vista cuando yo golpeé la limonada sobre la encimera. ―El chico lindo que cortó nuestro césped bebió mucha limonada ―comentó en tono ligero cuando dobló el periódico y lo puso a un lado. No me molesté en mencionar que había derramado la mitad de ella en mi camino de regreso al interior. ―¡Mamá! ―Rabié―. ¡Sabías que era él y me enviaste fuera a propósito! No lo soporto, ¡está tan lleno de sí mismo! ―Contente, tú hermano aún está durmiendo ―advirtió mamá―. Y te envié allí fuera porque creo, y la señora Byron está de acuerdo, el que ustedes dos se eviten entre sí se está volviendo ridículo. Crecieron juntos, jugaban juntos, y ahora actúan como completos desconocidos. Uno de ustedes tiene que dar el primer paso o se van a arrepentir algún día. Fueron tan importantes el uno para el otro hace tiempo y pueden tener eso otra vez. Deja ir lo que te está deteniendo. Como de costumbre, mamá entró de lleno en su regaño semanal sobre mí y Luca. ¿No podía entender que no teníamos nada en común? Ni siquiera podíamos tener

una conversación sin morder la cabeza del otro y entrar en una discusión. Nos rozábamos completamente el uno al otro de la manera equivocada. Antes de que pudiera decir nada, sonó el timbre y mi madre hizo un gesto hacia la puerta principal. ―Ve a ver quién es y si se trata de Luca, déjale entrar. Quiero darle las gracias por su ayuda. ―Sí, mamá ―le dije, sabiendo muy bien que probablemente era Luca. ¿Quién más podría estar en la puerta tan pronto por la mañana? Me dirigí por el pasillo y abrí la puerta y como había supuesto, Luca estaba de pie fuera, con su camisa todavía metida en la parte de atrás de sus pantalones vaqueros. Suspiros. Oh no. Acababa de suspirar en mis pensamientos. No estaba bien, definitivamente no estaba bien. Traté de parecer tan molesta como me fue posible. ―¿Qué pasa? Luca sonrió con esos carnosos labios suyos. ―He acabado. Dile a tu madre... ―¡Díselo tú mismo! ―le espeté y dejando la puerta abierta, entré a la cocina. Había estado esperando que Luca no me siguiese, pero él estaba a sólo unos pasos detrás de mí mientras me di la vuelta. ―Hola, Sra. Summers, he terminado de cortar el césped. Sólo pensé que debería decírselo ―dijo Luca en un tono cortés que no reconocí. Mamá se puso de pie, con una cálida sonrisa en su rostro. ―Muchas gracias, Luca. Voy a darte algo de dinero por las molestias. ―No, no, por favor, no lo haga ―dijo Luca con un movimiento de cabeza―. Iba a cortar nuestro césped de todos modos y me di cuenta de cómo de largo se había puesto el suyo. Realmente, no es un gran problema. Estaba feliz de hacerlo. Por el rabillo de mi ojo, me di cuenta de que Luca estaba mirándome.

Sacudiendo la cabeza, me apoyé en la mesa de la cocina con los brazos cruzados, echando humo en silencio. Qué completo adulador. Actuaba como si fuese tan dulce e inocente cuando sabía lo contrario. El tipo no podría ser más arrogante. ―Eso es muy amable de tu parte ―dijo mamá, radiante―. ¿No es así, Ash? Me quejé en respuesta y me quedé mirando al techo en lugar de a los pectorales de Luca. ―No se preocupe por eso, Sra. Summers. ―A propósito, me gusta el nuevo estilo, Luca. Ash estaba diciéndome lo bien que te queda. Oh. Mi. Dios. Esto era una pesadilla. ¿No había forma de que mi madre pudiese avergonzarme tanto, no es así? No podía creer que mamá me hiciese eso. Estaba mortificada. Me quedé horrorizada. La muerte no podía llegar con la suficiente rapidez. Luca se echó a reír y quise que la tierra se abriera y me tragara. ―Será mejor que me vaya, Sra. Summers. Gracias por la limonada. ―Hizo una pausa―. Adiós, Ashy. Cuando escuché la puerta del frente cerrarse, me volví hacia mi madre con frustración. ―¿Tenías que mencionar eso último? ¡Ahora va a pensar que me gusta! Mamá puso la limonada en la nevera y enjuagó el vaso de Luca. ―¿Y por qué no te gustaría? Está bastante bien. ―Mamá, eso es tan asqueroso. ―Lo último que quería escuchar era a mi madre de treinta y seis años de edad diciéndome lo atractivo que encontraba a Luca. Mamá cerró el grifo y se volvió hacia mí con una sonrisa burlona. ―Hey, el chico se ha criado bien. Puedo apreciar eso.

Sabía que estaba, en su mayor parte, diciendo esto para conseguir una reacción de mi parte, pero todavía me molestaba. No estaba segura acerca de por qué exactamente estaba molesta, pero la sensación estaba todavía ahí. ―Mamá, ¿no tienes trabajo que hacer? Tu editor necesita esas revisiones hechas para la semana que viene ―le dije con el ceño fruncido―. Voy a hacer el desayuno de Blaze para cuando se levante. ―Sí, mamá ―dijo ella, poniendo los ojos en blanco en dirección a su despacho―. Te veré en el almuerzo. Te quiero bebé. Por lo menos estaba actuando más cariñosa hacia mí. Quizá Luca la había hecho derretirse un poco. ―Te quiero. Cuando escuché cerrarse la puerta de la oficina, salí corriendo al fregadero, casi tropezando con la mesa de la cocina con las prisas. Vi como Luca cortaba el césped, y bebí abiertamente la vista de su sudoroso cuerpo bronceado. Sin que nadie me viera, me quedé mucho tiempo, imaginando lo que se sentiría pasar mis dedos por la firmeza de sus músculos. Mientras estaba ahí, las palabras de mamá volvieron a mí. Uno de ustedes tiene que dar el primer paso. Sus palabras resonaron en mí y un plan comenzó a formularse en mi mente. Sonreí para mis adentros mientras Luca finalmente se dirigía hacia el interior. Mi madre estaría muy feliz de saber que estaba a punto de dar el primer paso.

Luca Traducido por Rihano Corregido por Brenda Carpio

E

l olor más increíble superó mis sentidos mientras salía de la cama el domingo. Mamá debe estar horneando hoy. Cuando mi padre estaba vivo ella había horneado casi todos los días, pero después de que él murió lo

había dejado completamente. No fue sino hasta hace un par de años que poco a poco había empezado de nuevo. Nunca olvidaría a papá, pero era agradable verla finalmente superar su muerte. Frotando mis ojos, me tambaleé por las escaleras, mientras el olor se hacía más fuerte. La cocina quedó a la vista y me detuve de repente en el último escalón, sin poder creer a mis ojos. Esto era un sueño. Un sueño muy extraño. Ashton estaba parada en mi cocina mirándome con diversión. Estaba usando este mini vestido azul que era increíblemente corto y me dejó golpeado. Y yo estaba parado aquí en mis calzoncillos de seda. Maldita sea. Yo no podía correr exactamente al piso de arriba y ponerme unos pantalones o una camisa. Además, mi mamá me había notado también. ―Luca ―dijo mamá, con una sonrisa―.

Baja y desayuna. Ashton ha estado

cocinando conmigo. ―De alguna manera, ella alcanzó a decir las palabras, naturalmente, como si Ashton llegara a nuestra cocina a hornear cada fin de semana, cuando, de hecho, habían pasado siete años desde la última vez que había ayudado a mamá a cocinar algo. ―Ah. ―Fue lo único que alcancé a decir mientras me sentaba en la mesa y jugueteaba con el mantel. Esto era como un episodio sacado de La Dimensión

Desconocida. Quizás ladrones de cadáveres habían llegado y sustituyeron a Ashton con un clon. ―Tu mamá y yo hicimos bollos de queso ―dijo Ashton y colocó un plato delante de mí. Luego procedió a servirme un vaso de jugo de naranja. Sí, Ashton definitivamente había sido sustituida por otra persona. Escruté los dorados bollos, el más increíble olor emanaba de ellos y mi boca se hizo agua. Pero las apariencias pueden ser engañosas. ¿Era posible que ella los hubiera envenenado? Yo no los pondría delante de ella. Tomé uno y lo olí, pero todo lo que podía oler era el aroma de productos recién horneados. Lanzando, una mirada de sospecha a Ash, lo mordí. El bollo era ligero y mantecoso y, en pocos minutos, había devorado cuatro de ellos. Mientras tragaba el vaso de jugo de naranja, vi a mamá pasar una mano por el cabello largo Ashton. ―Un cabello tan hermoso ―comentó mamá, y luego señaló con la cabeza hacia mí―. ¿Te gusta el peinado nuevo de Luca? Oh, mamá, ¿en serio? ¿Era eso necesario? Ashton volteó esos ojos azul cielo hacia mí, y sentí que mi interior se derretía un poco. Inclinó la cabeza hacia un lado mientras me estudiaba. ―Creo que se adapta mucho a él, señora Byron. ―Se parece tanto a su padre ―dijo mamá, sonriendo distraídamente mientras jugaba con el paño de cocina―. De todos modos, Ashton, ¿no quieres hablar con Luca de algo? La miré con sorpresa. ¿Ashton había venido aquí para hablar conmigo? ¿Se había congelado el infierno y nadie me había hablado de eso? Ashton era la que había dicho que ni muerta sería atrapada hablándome, sin embargo, aquí estaba. ¿Qué acerca de su preciosa reputación ahora? Claro, había ido a su casa para cortar su césped, pero no estaba avergonzado de ser visto con ella. Ashton tomó la botella de jugo de naranja de la mesa y se acercó a la nevera con esta. Se inclinó en ese increíblemente corto vestido suyo, para guardar el jugo de

naranja y, lo juro por Dios, si mi mamá no hubiera estado allí, se lo habría hecho a Ashton Summers sobre la mesa de la cocina. Odiaba a la chica, pero ella estaba tan malditamente caliente y había tantas cosas que quería hacer con ella. Incluso si deseaba empujarla a un precipicio casi todo el tiempo. ―Sí, si eso está bien con Luca. ―Ella fijó esos ojos azules en mi otra vez y no había manera de que yo pudiera negarme. Esos ojos podían convencerme de hacer casi cualquier cosa por ella. ―Puedes ir a la habitación de Luca ―dijo mamá, en un agradable tono―. ¿Sabes que, él se mudó de nuevo a su antigua habitación? ―En serio, creo a veces que mamá se olvida de que soy un varón adolescente. ¿Cómo ella iba a estar bien con una chica subiendo a mi habitación? Estaba más allá de mí, pero lo que sea. No estaba complacido. ―Sí, me di cuenta ―dijo Ash, con una sonrisa cortés. Subimos las escaleras y la llevé a mi habitación, muy consciente de que estaba detrás de mí. Podría fácilmente haber dado la vuelta y besarla si quería, pero me contuve. El primer beso lo había hecho pasar como una broma, pero, ¿qué excusa tenía para besarla otra vez? Además, ¿por qué estaba pensando en besarla? Entramos en mi habitación y agarré la camiseta más cercana que pude encontrar y me la puse. No era como que Ashton no me hubiera visto sin camisa antes, sólo ayer, de hecho, pero algo acerca de ella estando en mi habitación me ponía nervioso. Cuando miré a mi alrededor, vi que Ash estaba sentada en mi cama. Por alguna razón, la simple visión de ella en mi cama hacía cosas locas a mi cabeza. En cuestión de segundos, podría tener a Ash acostada de espaldas conmigo sobre ella, pero tenía que sacar esos pensamientos. No tenía sentido pensar en cosas que nunca iban a suceder. Un beso era plausible. Sexo estaba fuera de discusión. ―Tienes razón ―dijo Ash, asintiendo con la cabeza hacia la ventana donde su habitación era claramente visible―. Es una mejor vista.

―¿Qué pasa con el acto de la chica buena? ―le pregunté, pasando una mano por mi cabello―. Todos sabemos que eres, como, Medusa. ―Ja, ja, muy divertido ―dijo ella secamente y luego comenzó a jugar con mi manta. Parecía nerviosa por algo―. He estado pensando... ―Eso siempre es una buena señal. ―Me senté en mi silla de escritorio y sonreí. ―¿Vas a cortarlo? ¡Estoy tratando de hablar en serio aquí! ―Tomó una respiración profunda como para calmarse―. Estoy segura de que te has dado cuenta de que he… eh... tenido un tropezón social. ―Fue muy difícil no darse cuenta. Ash actuó como si no me hubiera oído y continuó. ―Traté de ser amistosa con Kance, pero esa bruja no quiere tener nada que ver conmigo. Personas a las que ni siquiera conozco me odian. Suspirando, estiré la espalda contra la silla y traté de parecer serio. ―Me sorprende que incluso notaras que existen personas fuera de tu círculo. A Ash parecía molestarle que estuviera haciendo una broma de su crisis social. ―Luca, esto no es gracioso. Mi vida social completa de la secundaria está en juego aquí. Tengo que llegar a ser popular otra vez y volver al equipo. Al pasar los años no quiero ver hacia atrás que mi último año está siendo un completo fracaso. Suspiré, tratando de entender cuál era el gran problema de ser una porrista. Ellas saltaban arriba y abajo agitando pompones, y escupiendo un poco de mierda sobre el espíritu de la escuela. Incluso en un millón de años, nunca lo entendería. ―¿Esto realmente te importa tanto a ti? ―¿De verdad crees que malgastaría mi aliento hablando contigo si no fuera así? Por Dios. Ella nunca deja la actitud de perra ni por un segundo. ―¿Qué diablos tiene esto que ver conmigo? ¿No tienes amigas para este tipo de cosas donde se sientan y se pintan sus uñas de los pies y gimotean acerca de sus vidas? No soy una chica o tu amigo, ¿y qué demonios quieres de mí?

―Has cambiado. ―Su voz era tan suave que tuve que moverme hacia adelante para escucharla―. La gente va a notarte... en el buen sentido. ―¿De qué diablos estás hablando? ―Era difícil de creer que Ash me había hecho un cumplido. La música de Dimensión Desconocida se puso en marcha en mi cabeza. La mirada de Ash bajó y se quedó mirando fijo al suelo, como si esto fuera la cosa más fascinante en la habitación. ―Tu cabello, tu ropa... ¿por qué los cambiaste? Obviamente, hubo una razón. ―Parecía casi avergonzada de admitir que había notado el cambio. Se dio cuenta y le gustó. Maldita sea. ¿Qué era ella? ¿Mi maldita terapeuta? ¿Lo siguiente de lo que íbamos a hablar es de mi infancia? ―Me cansé de oír que todo el mundo me llamara raro. ―¡Ves! ―Ella se inclinó hacia adelante con entusiasmo―. Lo entiendes. Quieres encajar al igual que yo. ―No quiero encajar... ―Callé. No sabía muy bien lo que quería, pero tenía algo que ver con lo que Ash me había dicho la otra noche. Me dijo que mirara en el espejo y lo hice. Cambiar mi aspecto no había cambiado mi personalidad, así que si la pequeña señorita Prissy estaba impresionada por esto, entonces iba a estar muy decepcionada―. ...Fue más para joderte a ti. La expresión de Ash se oscureció y una mueca apareció en su cara bonita. Su persona resistente como clavo me molestó mucho, me había gustado mucho más la vulnerable Ash que había visto en detención. ―¿Tiene que ser así? Negué con la cabeza. ―No tengo que hacerlo, pero me hace sentir mejor. Su ceño se profundizó. ―Eres un imbécil.

―Por lo que he oído. ―Rodé los ojos. ―¡Vete al infierno! ―Se paró, con los puños apretados a los costados. Por mucho que quería empujarla hacia mi cama y hacérselo, no había manera de que estuviera cerca de ella sin amordazarla primero. La chica nunca cerraba la maldita boca. Esta era la razón de por qué no podíamos estar cerca el uno del otro. Siempre terminábamos entrando en una pelea. Cada momento disponible. No era estúpido. Sabía lo que mamá y la madre de Ash estaban tratando de hacer. Las había visto hablando la una con la otra sobre la cerca en las tardes, a veces. Era bastante obvio que estaban tratando de conseguir que Ashton y yo seamos amigos otra vez. Si pudieran vernos ahora, estoy bastante seguro de que ambas cambiarían de opinión. Rápido. Ash suspiró profundamente, como si quisiera estar en cualquier lugar menos aquí conmigo. Ella realmente no se manejaba bien cuando las cosas no iban como quería. ―Mira, lo siento. Déjame intentarlo otra vez. Necesito tu ayuda. Levanté una ceja y me paré también. Esto se estaba volviendo interesante. La Princesa Ash necesitaba mi ayuda. Bueno, eso era un comienzo. ―¿Con qué? ―Sal conmigo. ―Las palabras salieron de su boca tan rápido que estaba bastante seguro de que la había oído mal. O eso, o todo el consumo de alcohol estaba jugando con mi cabeza. ―¿Qué dijiste? Ash respiró hondo y dio un paso más cerca, sus ojos azules desesperados. ―Sal conmigo. Quiero decir, en realidad no salir, sino pretender. ―Ella volvió a respirar e intento de nuevo―. Quiero que salgas conmigo, así en realidad existiría en el radar social. Mi ceño se frunció y la confusión me inundó.

―¿Por qué demonios querrías salir conmigo? ¿No soy un paria social? ¿Tu reputación no se volverá irredimible si salimos? ―En serio los chicos son tan tontos ―dijo Ash con exasperación―. ¿Te has mirado en el espejo? ¿Te has visto? ¿No puedes decir que todo el mundo va a estar hablando de ti en la escuela mañana? Me encogí de hombros. ―¿Y qué? Todavía estoy en una banda de rock que todo el mundo piensa que adora al diablo, y todavía tengo los mismos amigos. ¿Realmente esto va a cambiar tanto las cosas? Ash rodó los ojos. ―Um, amigo. Las chicas en la secundaria sólo piensan en una cosa. Chicos lindos. Crucé los brazos sobre mi pecho. ―Así que, déjame ver si lo entiendo. ¿Quieres que me haga pasar por tu novio porque soy "lindo", así tú volverás a ser popular, volverás a convertirte en una porrista de nuevo, y volverás a burlarte de mí con tus amigos idiotas? ―Exactamente. ―Estás delirando. ―Estoy desesperada. La frustración se apoderó de mí. Cuando Ashton había dicho que quería hablar conmigo, esto no era lo que tenía en mente. ―Eso realmente me hace sentir pena por ti sabiendo que soy el último recurso. ―Oh, vamos. Es lo menos que puedes hacer por mí después de todo lo que pasó entre nosotros en el pasado. No necesitaba explicarse para que yo atrapara su significado. Se estaba refiriendo obviamente a cómo la había alejado en el pasado después de la muerte de papá.

Sin embargo, no iba a dar marcha atrás tan fácilmente así Ash podía llegar a ser popular otra vez y volver a aterrorizar al resto de la escuela. ―Tengo que sacar algo de este acuerdo también. Ash se cruzó de brazos, con aspecto derrotado. Claramente estaba lista para discutir conmigo. ―Bien, nombra tu precio. Hum. ¿Qué puede hacer Ashton por mí? No había nada inmediatamente que me viniera a la mente, pero eso no significaba que no se me ocurriría algo más tarde. ―¿Qué acerca de que me debas un favor que me puedo cobrar en un momento más tarde? ―No me besaré contigo ―dijo ella de inmediato, lanzándome una mirada que podía matar. ―¿Qué te haría pensar que me gustaría besarte? Eso la calló y no dijo nada más. Sintiéndome presumido, tendí la mano. ―Así que, ¿tenemos un trato, Ashy? Sus ojos se encendieron como luces de color azul mientras estrechaba mi mano. Una parte de mí quería tirar de ella a mis brazos, pero resistí la tentación. ―Es un trato.

Luca Traducido por Yanli Corregido por Clau

A

la mañana siguiente Ashton fue a la escuela en mi coche y esta vez, no

me hizo dejarla a la vuelta de la esquina. Al principio nadie nos había prestado mucha atención, pero cuando entramos en el patio supe que

alguna mierda estaba a punto de descender. ―Luca, ¿qué te pasó? ―Stace fue la primera en notarme. Estaba sentada en la pared con Elly y Riley, quien parecía que estaba tratando de sacar el mayor provecho posible de mi ausencia. Sin embargo, no parecía como que Stace mostrara mucho interés y no pude evitar sentirme mal por el hombre. Me pase una mano por el cabello libre de gel, sintiéndome cohibido. ―Ya era tiempo de cambiar. ―Me gusta. Mucho ―dijo Stace, levantando sus cejas sugestivamente. De repente, cambió toda su actitud y estrechó sus ojos hacia algo detrás de mí―. ¿Qué quieres, Barbie? Mi corazón se hundió y miré sobre mi hombro para ver a Ashton de pie detrás de mí pareciendo condenadamente nerviosa. Mierda. Casi me había olvidado de ella. Le hice señas para que Ash se acercara, y dio un paso junto a mí, torciendo una parte de su cabello alrededor de un dedo. Cuando puse mi brazo alrededor de ella, las cejas de Stace se dispararon tan altas que casi desaparecen en el nacimiento de su cabello. ―Está conmigo.

―¿Ella qué? ―La boca de Riley colgaba abierta mientras nos miraba como si esperara a que alguien saltara y gritara: ¡Día de los inocentes! ―Ya me oíste. Está conmigo. Estamos saliendo. La cara de Elly se volvió pálida, y agarró la cadena alrededor de su cuello, como si eso la protegiera de mis palabras. ―Eso es... um... eso es... ―…¡Una mierda! ―Stace terminó con voz tan fuerte que atrajo la atención de todos. Genial. Ahora teníamos audiencia―. Quiero decir, esto es obviamente una especie de broma, ¿no es así, Luca? Sólo estás jugando con nosotros, ¿no? Bueno, nos atrapaste, así que Barbie puede largarse ahora. Antes de que pudiera decir algo, Ashton habló. ―Mi nombre es Ashton, no Barbie, y la única broma por aquí es tu cabello grasiento. Oh, mierda. ¿Por qué no podía Ashton sólo mantener su maldita boca cerrada? Stace parecía como si quisiera caerle a palos a Ash. ―¿Qué acabas de decir? ―¿Tienes problemas de audición? ―preguntó Ash fríamente, levantando una ceja―. Puedo arreglar eso para ti si lo deseas. ―Está bien, es suficiente de dulce conversación para un día ―dije y puse una mano sobre la boca de Ash. Luchó contra mi agarre mientras me inclinaba hacia su oído―. No me hagas besarte otra vez, porque lo haré. ―Inmediatamente dejó de luchar y me lanzó una mirada furiosa. Con una sonrisa, la solté y volví hacia mis amigos. Stace estaba viendo nuestro intercambio con furia en sus ojos. ―Así que esa es la verdadera razón por la que no conectaste conmigo el otro día, el por qué desde entonces no me has invitado, debido a ella.

―Stace, sabías que las cosas entre nosotros no eran serias. ―Me sentí como un completo idiota, pero no sabía qué más decir. ―¡Lo sé! ―espetó Stace―. Pero no pensé que me cambiarías por una egocéntrica, egoísta estúpida. ―¿Qué sucede? ―preguntó una suave voz detrás de nosotros. Genial. Eddie estaba aquí. Era él, al que me preocupaba más enfrentar. Eddie me conocía mejor, y mis sentimientos eran generalmente bastante transparentes para él. Era el único con el que tendríamos que esforzarnos de convencer de toda esta farsa. De lo contrario, vería a través de ella en diez segundos. Puse un brazo alrededor de la pequeña cintura de Ash y la atraje hacia mí. Ella pareció sorprendida por mi franqueza, pero no se alejó. Si lo hubiera hecho, habría sido evidente que no estábamos juntos. Teníamos que hacer que todo el mundo pensara que éramos una verdadera pareja, no que simplemente estábamos fingiendo. ―Están saliendo ―dijo Riley lentamente, haciendo un gesto con la cabeza hacia mí. Eddie miró de Ashton a mí, con una expresión neutra. Se rascó la cabeza de manera cómica antes de abordarme. ―¿Estás malditamente loco? ¿Estás saliendo con ella? La odias. ―Lo dijo en un tono tan casual que a Ash le tomó un momento asimilar sus palabras. Ella levantó la cabeza para estudiarme. ―¿Le dijiste que me odiabas? ―preguntó en voz baja―. ¿Realmente nos hundiste en un agujero, no? Las miradas de todos estaban dirigidas a mí, a la espera de respuestas, esperando una explicación. Ayer, habíamos pasado posibles escenarios que tendríamos que afrontar, pero era un infierno mucho más difícil tratar de recordarlos cuando tus

amigos te estaban mirando como si estuvieras llevando un tutú. Era como si tu mente se pusiera en blanco mientras mirabas el cañón de un arma. Tragué saliva. ―Chicos, no los culpo si no entienden, pero respeten que Ash y yo estamos juntos y dejen de molestarme. Sucedió y nos estamos conociendo. No es gran cosa. ―Por lo tanto, ¿no fue gran cosa cuando ella lanzó café sobre Elly y la humilló frente a mitad de los estudiantes? ―exigió Stace. Era natural que Stace defendiera a Elly, aunque sospechaba que también tenía sus propias razones. Elly había estado siempre en buenos términos con nosotros, pero después de la semana pasada empezó a estar con nosotros a tiempo completo. Normalmente, estaba tratando de hacerse amiga de los deportistas y porristas, pero no querían nada que ver con ella ahora que había dejado a las porristas. Así como no querían nada que ver con Ashton. Ashton y Elly estaban en el mismo barco. La única diferencia era que Elly era una chica agradable y Ash era, bueno, una perra. ―¿Es ese el por qué tu cabello esta diferente? ―preguntó Eddie―. ¿Por qué ella quería que lo cambiaras? Sacudí mi cabeza. ―No, no tiene nada que ver con ella. Lo cambié antes de que nos juntáramos. Estaba harto de la misma apariencia, así que volví a mi color natural. ―En serio, ¿por qué mi cabello era un tema de conversación importante? Era cabello, supérenlo ya. ―Entonces, ¿va a pasar el rato con nosotros ahora? ―preguntó Riley. Ash se puso rígida a mi lado y cuando la miré, estaba fulminando a Riley con una mirada que podría matar. ―En primer lugar, tengo un nombre, utilízalo. En segundo lugar, deja de hablar de mí como si no estuviera parada aquí. Tengo oídos, ¿sabes?

―Solamente te trato de la manera en que siempre nos tratas. No es muy agradable cuando estás en el extremo receptor, ¿verdad? ―La boca de Riley formó una línea apretada y parecía como si quisiera patear algo―. Y apuesto a que ni siquiera sabes mi nombre. Ash inclinó su cabeza hacia un lado mientras lo estudiaba. ―¿Es Mitchell, no? Gemí internamente. Estaba dándole el punto a Riley, y estaba en lo cierto. Ash siempre nos había tratado como a la mierda y él sólo estaba regresando el favor. No podía culparlo por eso y definitivamente no podía hacérselo igual que ella. Riley se rió fríamente y meneó la cabeza. ―Ni siquiera estás cerca. Corté para impedir que Ash dijera algo provocativo otra vez. ―Para responder a tu pregunta, sí, Ash va a salir con nosotros de ahora en adelante. No hay que guardar rencor por las cosas que ha hecho en el pasado. No es así ahora. ―Realmente no sabía cuán convincente sonaba, porque sabía que Ash no había cambiado en absoluto. ―Bien ―dijo Stace incrédulamente―. En una semana ha tenido una gran transformación. No queremos a alguien así en nuestro grupo. Cuando no estemos prestando atención nos apuñalará por la espalda. ―Déjalo, Stace. Ash se queda. ―Mi tono era final y nadie discutió conmigo después de eso. No era que creyera lo que estaba diciendo, pero sabía que cualquier individuo se pondría de pie por su novia. Si queríamos que todos compraran esto, teníamos que prestar atención a los detalles para convencer a los demás desde todos los ángulos. Pasar tiempo con Ashton y pretender salir con ella no era mi idea de diversión, pero hace siete años la había alejado y terminado nuestra amistad por mis propias razones egoístas. Una parte de mí sentía que le debía algo. ―No puedo creerte, Luca. ¿No ves cuán malvada es? ―exigió Stace.

Su animosidad realmente estaba poniéndome de los nervios. ―Mira quien habla, Stace. No puedes ver ni siquiera lo que está ante tus propios ojos. Stace frunció el ceño. ―¿De qué estás hablando? ―Automáticamente, me volví en dirección a Riley. Su rostro estaba rojo brillante mientras Stace lo miraba fijamente confundida. Finalmente, ella me lanzó una mirada asqueada antes de agarrar a Elly―. Ven, vámonos. No puedo soportar estar cerca de ella. ―Salieron y entraron al edificio de la escuela, dejando a Riley y a Eddie detrás. Eddie se encontró con mi mirada y ladeó su cabeza hacia la derecha. ―¿Podemos hablar, Luca? Mierda. Realmente esperaba que no me fuera a interrogar. No sabía cómo podía mantener esta mentira con Eddie haciéndome veinte preguntas. ―¿Estaría bien? ―le pregunté a Ash. Se encogió de hombros y arregló hacia atrás su cabello largo y sedoso. ―No necesito que me cuides. Voy a estar bien. Era increíble cómo alguien tan dulce podría tener tanta actitud. La dejé por la pared y me alejé con Eddie a pocos metros. Riley nos siguió, claramente no queriendo quedarse a solas con Ashton, y parecía estar recuperándose de la sugerencia que le había hecho a Stace sobre él. ―¿Qué está sucediendo contigo? ―preguntó Eddie tan pronto como estuvimos fuera del alcance del oído de Ashton. Me hice el loco. ―¿Qué quieres decir? ―Se refiere a que pareces realmente extraño hombre. Estas actuando... extraño ―dijo Riley con el ceño fruncido―. La semana pasada juraste cuánto odiabas a la

chica y esta semana estás ligando con ella. Es como si te hubieras convertido en una persona diferente durante el fin de semana. Puede que Ash no tenga verdaderos amigos, pero seguro como el infierno que yo sí, y estos chicos me conocían demasiado bien. Nunca había ocultado mi aversión hacia Ashton y eso haría que fuera difícil convencerlos de lo contrario. ―Ha tenido una semana de mierda. Perdió a todos sus amigos y la echaron de las porrista. Eso la cambió. ―Parece la misma para mí ―dijo Eddie. Incluso Eddie, la brújula moral del grupo, no estaba comprando la idea de Ashton y yo saliendo. Eddie era generalmente razonable, pero había un límite para nivelar lo que podría soportar. ¿Realmente valía la pena hacer todo esto por una chica que, hasta ayer, no había dado una condenada cosa por mí? Y todavía no lo hacía. Ash ya había perdido todo, no tenía nada más que perder, pero yo todavía tenía a mis amigos y no había manera de que dejara que Ash arruinara eso para mí. Sin embargo, me quedé pensando en cuando éramos niños y la forma en que siempre habíamos estado allí el uno para el otro. Algunos días ella había ido a ver a otros niños con sus papás y cuando regresaba a casa, lloraba. Había odiado verla así, así que iba a su casa, me subía a la cama con ella y la abrazaba hasta que se calmaba. Entonces le decía que podría pedir prestado a mi padre cuanto quisiera y su rostro se le iluminaba. Había vivido por su sonrisa y habría hecho cualquier cosa para hacerla reír. Siempre me hacía sentir como si hubiera logrado algo cuando aparecía ese hoyuelo en su mejilla. Ahora las cosas eran diferentes, pero eso no significaba que no pudiera ayudarla esta vez. La había lastimado en el pasado cuando la alejé y terminé nuestra amistad. Esto era lo menos que podía hacer por ella. Cuando todo esto terminara y ella tuviera a sus amigos otra vez, podría volver a mi vida y fingir que nada de esto había pasado. Era lo mejor. Queríamos vivir en mundos completamente diferentes y sabía que tenía que dejarla ir.

―Denle una oportunidad, sólo por esta vez. ―Hubo un toque de desesperación en mi tono, y vi la caída de los hombros de Eddie. ―Muy bien ―dijo Eddie, sonando derrotado―. Sólo mantenla lejos de Stace. Suceden cosas malas cuando están cerca la una de la otra. ―Gracias, hombre. ―Choqué los puños con Eddie y Riley antes de meter mis manos en los bolsillos de mis vaqueros―. Entonces, ¿ensayo esta tarde? El rostro de Riley se iluminó y el tema de Ashton se olvidó rápidamente. ―¡Sí, definitivamente! ¿Estás libre, Eddie? Eddie asintió. ―No tengo que cuidar a Hailie esta noche, así que puedo hacerlo por unas horas. Tenemos que ser perfectos durante la práctica. Sin errores. ―Sin errores ―coincidió Riley, antes de lanzarse con una serie de ideas que tenía para el logotipo en nuestras camisetas de la banda. Escuché mientras Eddie y Riley intercambiaron ideas, pero mi mente estaba en otra parte. Había logrado convencerlos sobre Ashton en esta ocasión, pero tenía la sensación de que la próxima vez las cosas no serían tan fáciles.

Ashton Traducido por Nayelii Corregido por Francatemartu

―P

ssst. Estaba fuera de mi mente en el quinto período de Cálculo. Estaba más allá de mí por qué me decidí a tomar esta clase. El

semestre acababa de comenzar, así que había una oportunidad de que aún pudiera dejarla. Las matemáticas me interesaban lo suficiente. Pero no quería decir que fuera un completo friki como algunos de los otros estudiantes en la clase. No había notado nunca hasta hoy que el amigo de Luca, Eddie, estaba en esta clase. Él se sentó solo al frente y no me reconoció ni una vez durante la clase entera. La mayoría de la clase pasé mi tiempo fascinada por todos los piercings que tenía en sus orejas. Qué lleva a alguien a conseguir tantos piercings era un misterio para mí. ―Pssst, Ashton. Esta vez giré mi cabeza para buscar la fuente del sonido. Directamente detrás de mí, estaban dos porristas sentadas que habían tomado una postura neutral en mi expulsión del equipo. No eran BFF conmigo, pero tampoco se estaban burlando de mí. Kendall Olsen era una linda chica con cabello castaño, espeso y rizado, y piel pálida llena de pecas. A su lado estaba Yuki Kishida quien, en completo contraste, tenía mortal cabello negro lacio y una tez bronceada, era absolutamente impresionante. ―¿Sí? ―pregunté. Sorprendida de que se estaban dirigiendo a mí. Nunca habíamos sido cercanas, pero les había hablado de vez en cuando. Eran chicas

agradables, pero las reinas del cotilleo de la preparatoria Statlen. No sabían cómo mantener un secreto. Yuki se inclinó hacia adelante, sus oscuros ojos brillando con emoción. Su cabello estaba restirado hacia atrás en una alta cola de caballo, lo cual enfatizaba esos increíbles pómulos suyos. Sí, era definitivamente impresionante. ―¿Mis ojos me engañan o eras tú con Luca Byron en el almuerzo de hoy? Asentí, no dando demasiada información hasta que pueda decir a dónde está yendo esto. ―Sí, era Luca. La boca de Kendall formó una “o”. ―¿Me estás tomando el pelo? La última vez que revisé, Luca no lucía así. Traté de esconder la sonrisa que estaba formándose en mi cara. ―Sí, tuvo un pequeño cambio de imagen. ―¿Está soltero? ―dejó salir Yuki. Kendall le dio un codazo y ambas estallaron en risas. ―Chicas, ¿hay algo que les gustaría compartir con el resto de nosotros? ―Uh, oh. Me giré de vuelta al frente para encontrar a la Sra. Cope dándonos una enfadada mirada. ―No, Sra. Cope ―dice Kendall mientras sofoca una risa con su mano. La Sra. Cope nos da una mirada severa antes de girar de vuelta al pizarrón, murmurando algo bajo su aliento. Ni un segundo paso antes de que alguien pateara mi silla. Giré alrededor otra vez y levanté una ceja preguntando. ―Así que, ¿está soltero o está viendo a alguien? ―preguntó Yuki en un susurro. ―Pasa el rato con Stacey. Creo que están durmiendo juntos ―dice Kendall con el ceño fruncido. Las dos se quedan calladas y me miran expectantemente, esperando por una respuesta. Había estado esperando que Luca y yo fuéramos notados, pero no había

pensado que sería tan pronto. Aparentemente, las chicas en verdad eran tontas cuando se trataba de chicos lindos. ―Bueno ―digo, arrastrando el suspenso un poco más―, como que tengo algo con él. Sus ojos se ampliaron y tenían casi la misma expresión en sus caras. Ahogué una risa y traté de lucir seria. ―De ningún modo ―dijo Yuki. ―Sí, hay un modo ―dije simplemente. ―¿Es espeluznantemente raro o algo? ―preguntó Kendall. Sacudí mi cabeza. ―No, es sólo caliente. ―Sin esperar una reacción, me di la vuelta de nuevo en mi asiento y dejé a la sonrisa separar mi cara. Mi plan estaba ya funcionando, y muy pronto tendría todo lo que quería. Le mostraría a Kance quién era en realidad el alfa de la escuela.

***

―¿De verdad crees que es una buena idea? ―Me mordí el labio inferior mientras Luca me dirigía a través de su casa y dentro de su cocina. Nos detuvimos mientras Luca agarraba algunas bebidas del refrigerador y las colocaba en un banco. Sus manos rozaron contra la piel desnuda de mi brazo y me estremecí ante el toque. Él se dio la vuelta hacia mí, una sonrisa jugando alrededor de su boca. ―No me digas que estás intimidada por mis amigos. ―No es eso. Es sólo… ―Muerdo mi labio y me cortó. ¿Qué era exactamente? Ni siquiera estaba segura, así que, ¿cómo podía explicárselo?

Suspiré y levanté la vista a la cara divertida de Luca. Sus ojos eran de un vivido verde con un círculo de amarillo alrededor del medio que encontraba hipnotizante. Por un momento, me perdí en ellos y olvidé de lo que habíamos estado hablando. ―¿Qué es? ―preguntó, colocando sus manos en el mostrador a ambos lados de mí. Su cuerpo irradiaba calor y sólo quería acurrucarme contra su musculoso pecho. En vez de su usual vestimenta negra, tenía puesta una camiseta blanca que resaltaba su bronceado, y un par de descoloridos jeans azules que colgaban bajo en sus caderas. Tendría que comer mis palabras, porque Luca Byron no era un fenómeno, era humeantemente caliente. Sacudiendo los inapropiados pensamientos lejos, fruncí el ceño. ―No tienes que pasar el rato conmigo porque sientes pena por mí. Tengo otras cosas que hacer. ―¿Cómo qué? ¿Práctica de porristas? Sabía que estaba bromeando, pero su broma aún me lastimó. ―Eso fue un tiro barato y lo sabes. Luca trajo su cabeza más cerca de la mía así que podía ver cada línea y cada marca en su cara. Era extraño como esos pequeños defectos no arruinaban su apariencia, sólo se añadían a él. ―Cierto, no debí decir eso, pero si vamos a hacer que esto funcione, ¿no necesitamos mostrar a la gente que en verdad estamos juntos? Quiero decir, no es como que me importe este estúpido plan. Entre más rápido pueda dejarte, mejor. Parecía que pensaba que no tenía sentimientos y podía decir lo que quisiera. Tenía que recordarme que no éramos en realidad amigos y que era todo fingido. ―Supongo que ambos tenemos que hacer una declaración en la escuela y salir de esto. Tiene que parecer tan real como sea posible. No quiero que la gente piense que te estoy pagando para salir conmigo. Luca frunció el ceño y sus ojos se pusieron serios. ―¿Podría pagar por esto?

Rodé mis ojos, y lo empujé lejos y se rió mientras caminaba hacia el armario y agarró dos paquetes de papas. Asintió a la botella de soda. ―¿Puedes llevar eso? A regañadientes, tomé la botella del mostrador y lo seguí a la lavandería. Abrió la puerta al garaje y la sostuvo abierta para mí. Supongo que era ahora o nunca. No podía evitar a sus amigos por siempre. ―Hey, chicos, Ash quería unirse a nosotros. Espero que eso esté bien. ―La voz de Luca era demasiado animada. Estaba obviamente tratando de compensar la falta de emoción de todos a mi llegada. Eddie y Riley. Sí, finalmente me había molestado en aprender su nombre, estaban ya posicionados por sus instrumentos y lucían impacientes. El cabello azul y negro de Riley estaba extra puntiagudo esta tarde y estaba usando una camiseta que decía Skeptic Coil. ¿Qué diablos significaba eso? Elly y Stacey estaban sentadas en el largo sofá enfrentando a los chicos, ninguna parecía particularmente feliz de verme. La mirada en la cara de Stacey era una de puro odio, mientras que Elly parecía más incómoda y nada más. No podía culparla. Había sido en verdad desagradable con ella y no merecía eso. ―Lo que sea hombre ―dijo Riley―. ¿Podemos empezar ya? Tengo que irme en media hora. Vamos a tratar de sacar esa nueva cosa que escribiste. ―Sí, seguro. Sólo dame un segundo. ―Luca fue hacia la mesa en la esquina y puso los bocadillos en ella. Lo seguí e hice lo mismo con la soda. Miró sobre su hombro entonces bajó su voz―. Mantén tu maldita boca cerrada, ¿oíste? Esto es importante para nosotros y puede no gustarte nuestra música, pero no necesitamos oír tus comentarios. Hice un mohín ante el firme tono que usó conmigo y lo miré caminar para recoger su guitarra. Stacey saltó y envolvió un brazo alrededor de su espalda. Le susurró algo en su oído y me disparó una mirada presumida. Era bastante obvio que estaba tratando de ponerme celosa, pero su patético intento para conseguir una reacción de mí no iba a funcionar. Luca era la última persona por la que me pondría celosa.

La única persona por la que estaba celosa era Oliver, a pesar del hecho de que estaba durmiendo con mi ex mejor amiga. Era el chico por el que había tenido un enamoramiento por los últimos dos años y no iba a dejar que Kance lo alejara de mí. Oliver y yo continuaríamos saliendo en la universidad. Después de la graduación él se propondría y tendríamos una hermosa boda en el océano. Entonces, nos mudaríamos a una mansión y tendríamos veinticinco hijos. Sí, ya tenía mi vida con él planeada. Ahora sólo necesitaba que se interesara en mí otra vez. Stacey podía intentar su más duro intento de ponerme nerviosa lanzándose a Luca, pero era bastante obvio que él sólo estaba interesado en dormir con ella. Ella estaba en el mismo nivel que Kance. Ambas eran fáciles, y cuando los chicos querían un rapidito, iban a chicas como ellas. Tenía clase y no era fácil, lo cual era por qué Oliver me escogería al final. Aunque primero, tenía que ponerlo con Luca y su insufrible actitud antes de poder conseguir lo que quería. Eso valía la pena. Oliver valía todo esto. Rodando los ojos a la mezquindad de Stacey, me giré de vuelta a la mesa y agarré un vaso de plástico así podía servirme bebida. Tomé un sorbo y miré alrededor del garaje, viendo lo que Luca había hecho con el espacio. Aparte de los tambores, guitarras y otros instrumentos musicales, había una televisión, y libreros llenos de DVD y juegos puestos al lado. Luca probablemente venía aquí a relajarse a veces. ―No sé lo que está haciendo aquí. La última vez, irrumpió aquí y actuó como si le perteneciera todo el mundo. Luca está loco por traerla. Mirando hacia atrás al sofá, vi que Stacey reasumía su asiento al lado de Elly y estaba disparándome miradas de superioridad. El sofá era lo suficientemente grande para que dos personas más se sentaran cómodamente, pero no había manera de que fuera a sentarme con Stacey. Preferiría quedarme de pie hasta que mis piernas cayeran que estar cerca de ella. Luca se paró enfrente del micrófono sosteniendo su guitarra. Su cabeza estaba inclinada mientras entonaba la guitarra, largas hebras de cabello chocolate se rizaron alrededor de su cara. De repente, como si sintiera mi mirada en él, levantó la vista. Sus ojos volaron hacia el sofá y de vuelta a mí. Quería que fuera a

sentarme. Sacudí mi cabeza y envolví mis brazos alrededor de mi pecho testarudamente. Sonrío y sacudió su cabeza, se inclinó sobre su guitarra otra vez. Haciendo mi mejor intento de ignorar a Stacey, giré completamente así que estaba enfrentada a la pared de atrás y no tendría que mirarla. Si su mal trabajo de tinte y su crecimiento no eran suficientes para sacarme, esa mirada superior en su cara definitivamente lo era. Honestamente, preferiría mirar a la pared en blanco que tenerla en mi línea directa de visión. Excepto… la pared de atrás no estaba blanca. Había un largo tablero de corcho que estaba colgado en el centro el cual estaba completamente cubierto de imágenes. Hubo un sonido de estruendo y mi corazón casi salta fuera de mi pecho. Entonces me di cuenta que era de hecho Eddie golpeando los tambores mientras los chicos se lanzaban en una canción. Ugh. La música era sólo tan mala de cerca como lo era desde mi casa. Luca estaba cantando, pero sus palabras no se registraban porque la música estaba golpeando. Deseando estar en cualquier lugar menos aquí, volví mi atención de vuelta a la pared. Curiosa, caminé hacia ella y comencé a estudiar su contenido. Mi boca cayó abierta cuando me di cuenta de lo que estaba viendo. Era un lugar sagrado para el papá de Luca. Las imágenes eran principalmente de Luca, su mamá, y su papá juntos. Eran de momentos más felices de cuando habían ido a pescar, celebraron un cumpleaños, o de viaje en una festividad. Había incluso unas cuantas de mí con el Sr. Byron. Una foto era tan vieja que estaba bastante segura que nunca la había visto antes. Lucía cerca de un año de edad en ella y estaba tratando de estar de pie. El Sr. Byron estaba sosteniendo mi pequeña mano y yo estaba mirando hacia él con una enorme sonrisa en mi cara. Una lágrima escapó de la esquina de mi ojo y apresuradamente la enjugué. Sabía que no debía llorar, que obviamente había sido un día feliz, incluso aunque no lo recordaba. Pero, Dios, lo extrañaba.

Había este dolor en mi pecho cada vez que pensaba en él. Estaba tan acostumbrada a empujarlo lejos y esconder mis sentimientos, pero todas las veces en un rato el dolor se expandiría hasta que doliera respirar. Después de que el papá de Luca falleció, había comenzado a tener ataques de pánico cada vez que veía su imagen o pensaba en él. Eso era el por qué mamá había llevado todas las fotos del papá de Luca que teníamos al ático. Estaban en cajas que tenían largo tiempo olvidadas. Era difícil venir a la casa de Luca y ver cosas que me recordaban a él. Hacía el dolor en mi pecho latir con dolor. Tomé respiraciones profundas dentro y fuera en orden para calmarme. No quería tener otro ataque de pánico como el que había tenido en el auto con Luca. Cuando estaba más en control de mis emociones, estudié el resto de las imágenes. Había un montón que lucían tan viejas que estaba segura que habían sido tomadas mucho tiempo antes de que naciera. Estudié una donde el Sr. Byron estaba de pie con un grupo de hombres que estaban usando camisetas que decían Skeptic Coil. ¿No era lo que estaba escrito en la camiseta de Riley? El Sr. Byron y uno de los otros chicos estaban sosteniendo guitarras. Con ojos entrecerrados, miré más cerca a la guitarra en las manos del Sr. Byron. Mi corazón latió más rápido y giré mi cabeza tan deprisa, que pensé que iba a dislocar mi cuello. La guitarra en la foto lucía idéntica a la que Luca estaba tocando. De hecho, ¡era exactamente la misma guitarra! Anonadada, miré a Luca, de repente viéndolo en una luz diferente. Mi corazón se hundió en el suelo. Todo este tiempo había estado llamando a Luca un fenómeno y un perdedor por la forma en que vestía y la música que tocaba, sin darme cuenta que todo lo que estaba haciendo no era por él mismo. Era por su papá. Luca estaba siguiendo los pasos de su papá. Y yo era la perra que le había dado el infierno por eso.

Luca Traducido por Curitiba Corregido por Sttefanye

U

na vez que Eddie se marchó, me dirigí al garaje a limpiar antes de que mamá llegara a casa. El ensayo resultó muy bien y practicamos la nueva canción que había escrito. Todavía nos falta trabajar mucho más antes de

tocar en Berkeley, pero esta noche habíamos estado malditamente impresionantes. Sólo había que mantenerlo y tal vez realmente podríamos hacer una marca en el escenario musical. Me sorprendió lo tranquila que Ash había estado. En todo el proceso durante dos horas, había estado de pie en el fondo del garaje con una mirada extraña en su rostro. Le había dado a todo el mundo medias sonrisas en el momento que se despidieron, pero no había hecho ningún comentario sarcástico sobre lo mal que nuestra música era o cómo no íbamos a llegar a ninguna parte en la vida. Tal vez mi advertencia le había tocado y había decidido lucir un mejor comportamiento. Entré de nuevo en el garaje con la esperanza de que Ashton estuviera lista para irse a casa. Esto era sobre cuánto ella como yo podríamos estar de pie en un día. Al principio, no podía verla, ¿había entrado a la casa y no la había notado? Di un paso al centro de la habitación hasta que estuve detrás del sofá y fue entonces cuando la vi. Estaba tumbada en el sofá, enroscada como una pelota, su rostro surcado de lágrimas. Al verla, mi corazón se sentía como si se hubiera partido en dos. Nunca antes la había visto tan vulnerable. Se me rompió el alma al verla así. Mis pies me llevaron alrededor del sofá y me senté en el suelo, junto a ella, así que estábamos a la altura de los ojos, el uno del otro. Trató de secar sus lágrimas, pero

la detuve. Tomé su mano en la mía y dejé escapar un suspiro de alivio cuando no se apartó. Entonces esperé. Si quería hablar de lo que la estaba molestando, la escucharía. Me sentaría allí toda la noche si eso era el tiempo que le tomaría para que me dijera, pero no había manera en el infierno de que me fuera hasta que ella consiguiera sacar todo fuera de su pecho. Ash se sorbió los mocos y el labio inferior le temblaba. ―No me di cuenta al principio, pero esto era suyo. Enseguida supe que hablaba del sofá. Y tenía razón. Había sido de mi papá. Él lo había mantenido en su estudio donde nos dejaba a Ash y a mí relajarnos con él y jugar videojuegos. Algunos años después de su muerte, mamá había querido convertir el estudio en un cuarto de costura. Se había deshecho de muchas cosas de papá y quería hacer lo mismo con el sofá, pero se lo impedí. No había manera de que pudiera dejar de lado el lugar donde Ash y yo nos habíamos abrazado con papá durante las noches de tormenta. Había demasiados recuerdos conectados allí; en lugar de tirarlo a la basura, lo trasladé aquí. En los días cuando más echaba de menos a papá, me gustaba venir aquí y simplemente sentarme. No había ningún sentimiento como el de sentirse seguro y eso es lo que el viejo sofá de mi padre hacía por mí. Sabía que no iba a estar con él de nuevo, pero todavía me gustaba tener una parte de él aquí conmigo. ―Amaba esta cosa vieja ―le dije y lo toqué con mi mano libre. Partes de él se estaban deshilachando, pero nunca se me había pasado por la mente tirarlo a la basura. ―Me hace sentir como si estuviera todavía aquí ―dijo Ash, cerrando su ojos―. ¿Recuerdas cuando había leído El viento en los sauces para nosotros e hizo todas las voces de los diferentes animales? Mi garganta estaba apretada y no podía hablar, así que asentí en su lugar. Era difícil escuchar a alguien hablar de papá, pero con Ashton era diez veces peor.

Ashton suspiró y abrió sus deslumbrantes ojos azules que brillaban por las lágrimas. ―Luca, he sido tan estúpida. ―¿Por qué? ―logré preguntar. ―Todos estos años te he estado llamando monstruo y quejándome de ti, pero nunca me molesté, ni una vez, en venir a ver cómo estabas o qué hacías. Si hubiera sabido que estabas haciendo todo esto por él, entonces... no te hubiera tratado de la forma en que he estado haciéndolo todo este tiempo. Por lo tanto, mis peores pesadillas se habían hecho realidad. Había visto la pizarra de corcho. Excepto, que en mis pesadillas, ella se reía en mi rostro y me insultaba. Su reacción era completamente diferente a lo que había esperado que fuera. Mamá tuvo razón desde el principio. Ash habría entendido si la hubiera traído hasta aquí y realmente dicho por qué estaba haciéndolo y para qué. ―Así que, ¿no crees que soy un perdedor por hacer un disco dedicado a mi papá? Ash negó con la cabeza. ―No, Luca. Yo soy la perdedora. He sido tan egoísta y he estado tan obsesionada conmigo misma desde la secundaria. ―Ella bajó su mirada―. He sido tan fría con todo el mundo cuando debería haber hecho todo lo contrario. Te dejé afuera, me cerré hacia tu mamá y apagué mis sentimientos. Hice cosas horribles a tantas personas y no me importó. Una parte de mí estaba en total incredulidad de que Ash hubiera reconocido sus errores, pero ambos sabíamos que yo también era culpable. ―Te alejé primero. ―La verdad cayó de mi boca y Ash me miró sorprendida. ―¿Te acuerdas? ―preguntó ella en un susurro. Extendí la mano y le acaricié la cabeza. ―Por supuesto que me acuerdo. Esto me ha estado comiendo por dentro durante los últimos siete años. Después de que papá murió, trataste de hablar conmigo, pero no dejaba que te acercaras a mí. Cambié de habitación, así no tendría que

verte. Empecé a evitarte en la escuela. Te alejé completamente de mí. Después de un mes, dejaste de intentarlo y finalmente, cuando realmente quise hablar contigo, era demasiado tarde. Tenías nuevos amigos y seguiste adelante. Te había perdido. Nuevas lágrimas corrían por la cara de Ash cuando agarró mi mano. ―Pensé que no me querías en tu vida nunca más. Había perdido a tu padre y te estaba perdiendo también. No sabía qué más hacer, Luca. Solamente no quería estar sola. ―Shh... Vas a estar bien ―dije con dulzura mientras le enjugaba sus lágrimas. ―¿Por qué me apartaste de ti? Desvié mis ojos de su cara angustiada y centré toda mi atención en la guitarra de mi padre que estaba apoyada contra la pared. ―Fue más fácil que estar cerca de ti. Sabía que te gustaría hablar de ello y me ayudarías a través de todo, pero lo único que quería era olvidarme y seguir adelante. Sabía que estabas devastada y no quería lidiar con eso. Me tomó muchos años poder hablar con mamá sobre eso. Tenía diez años, Ash, y cometí un estúpido error. Ash tocó mi mejilla, enviando un escalofrío a través de mi cuerpo, y giró mi cabeza así estábamos en el mismo nivel de miradas nuevamente. ―Sólo quería estar allí para ti. Ambos estábamos atravesando por lo mismo, por lo que podríamos habernos consolado el uno al otro. ―Lo siento. ―Las palabras quedaron atrapadas en mi garganta y tragué. Esto había llevado años para salir, pero finalmente lo había dicho. La culpa me había estado pesando durante tanto tiempo y ahora estaba libre de ella. Nos sentamos en silencio, perdidos en nuestros propios pensamientos. Su mano todavía estaba en la mía y no me atrevía a alejarme. Varios minutos pasaron antes de que Ash volviera a hablar. ―¿Por qué? ―preguntó, su voz ronca de tanto llorar―. ¿Por qué la gente que amo siempre me abandona?

Sus palabras me rompieron por dentro y quería tomarla en mis brazos y abrazarla hasta que se sintiera a salvo de nuevo, pero no podía. Había perdido ese derecho hace mucho tiempo atrás. No me necesitaba más. ―¡Oye, no digas eso! Todavía tienes a tu madre y a tu hermano. ―Y a mí. Cerró los ojos y de nuevo gruesas lágrimas se derramaron. ―Lo echo tanto de menos, Luca. Él era como mi papá también. Me trataba como si fuera suya. Nunca tendré esto otra vez. Nunca seré capaz de decirle mis problemas. Nunca me consolará cuando esté triste. ¿Cómo seguir adelante con eso? Me gustaría tener una respuesta para cada una de sus preocupaciones, pero no las tenía. ¿Cómo podría hacerlo, cuando esas eran las mismas preguntas que me atormentaban todos los días? ―No puedo ―le dije con sinceridad―. Lo único que podemos hacer es recordarlo y a su sonrisa. Eso es lo que hubiera querido. No nos quiere sentados aquí llorando por él. Hubiera querido que pensáramos en él, en los buenos tiempos que fuimos felices con ellos. Tú sabes, ¿aquella mierda toda de: “Es mejor haber amado y perdido”? Ash se rió y se apoyó sobre un codo, con los ojos bailando. ―Lo estabas haciendo bastante bien hasta la última parte. ―Su rostro se puso serio y me miró con una pequeña sonrisa en su cara―. He echado de menos esto, ¿sabes? Echaba de menos tenerte como amigo. Sus palabras enviaron una emoción a través de mí, y la miré incrédulo. Si alguien me hubiera dicho hace una semana que estaría sentado aquí teniendo esta conversación con Ashton, le diría que estaba loco de remate. ―Sí, es una mierda. ―Podríamos hacerlo de nuevo. Ser amigos, quiero decir. No necesitamos de un arreglo estúpido entre nosotros para que sea la única razón por la que hablemos el uno al otro. ―Amigos, ¿eh? ―Suspiré y pasé mi otra mano por el cabello mientras pensaba en ello―. ¿Por qué no?

La sonrisa de Ash era brillante y me dio un guiño. ―Amigos.

Luca Traducido por Laura Soto Corregido por Dennars

A

shton y yo fuimos a la escuela juntos al día siguiente, pero rápidamente me dejó para ir a hablar con ese chico Bennett. Me había imaginado que no hablaría con ninguno de ellos, pero parecía decidida a hablar con él,

sola, así que continué hacia el patio, perdido en mis propios pensamientos. Sentado en la pared, saqué un par de baquetas de mi mochila y comencé aprovechar el tiempo con los ladrillos de la pared. Los chicos dependían de mí para una nueva canción y si pudiera llegar a un ritmo que hiciera clic conmigo, lo conseguiría. Cerré los ojos y seguí jugando con las baquetas hasta que algo empezó a formarse en mi mente. Tap-tap-tap. Tap-tap. Tap. Tap-tap-tap. Tap-tap. Tap No me puedes romper. Estoy roto, roto. Por este amor. Mira mis ojos. No te amo. Tenemos que alejarnos. Tengo que olvidarme de ti. Estaba tan concentrado que no había oído las voces hasta que estaban justo al lado de mí. ―¿Se lo pides tú? ―No, ¡tú! ―¡Ah, Dios mío, se ve tan sexy con esos palos! ―Yuki, probablemente te escuchó.

―¡Uups! Se estaban riendo. Abrí los ojos y vi a dos chicas con uniforme de porristas, de pie a unos metros de distancia, observándome con interés. Una chica tenía rasgos asiáticos y estaba bastante bien. Tenía la piel color canela, las piernas delgadas y el cabello largo y negro. Era el tipo de chica que quería que otros la vieran con alguien. La otra chica era muy linda también. Su cabello era una masa de rizos de color marrón cálido. No conocía a ninguna, pero sí parecían conocerme. ―¿Decían algo? ―les pregunté colocando las baquetas a un lado. ―Tal vez ahora sí recuerdes quiénes somos ―comenzó la niña del cabello rizado. ―En realidad, no tengo idea de quién eres ―le dije moviendo la cabeza. ―Ah. ―La chica frunció el ceño, claramente forzada a terminar su juego―. Soy Kendall y esta es... ―Yuki. ―La otra chica prácticamente empujó a su amiga y me ofreció una mano. Sorpresa. Me sacudió la mano con tanta fuerza que tuve que jalar un par de veces antes de que me soltara. Tenía un agarre de acero. ―Soy Luca. ―Lo sabemos. ―dijo Yuki con una sonrisa―. Sabemos todo sobre ti. Kendall disparó a Yuki una mirada que no pude entender. Al parecer las chicas podían comunicarse telepáticamente, porque Yuki se serenó un poco. ―Umm… Así que, ¿es cierto que estás en una banda? Teniendo en cuenta que básicamente habían admitido ser mis fans, me pregunté por qué estaban indagando cuando era evidente que sabían la respuesta. ¿Para qué demonios querían saberlo de todos modos? ―Sí, ¿por qué? Los ojos de Kendall se encendieron como si fuera Jack, el espíritu de Halloween.

―Eso es genial. ¿Tal vez podamos acompañarte y oírte tocar alguna vez? Estas chicas me estaban empezando a asustar en serio. Miré alrededor con inquietud tratando de descubrir algún tipo de salida estratégica. ¿Dónde diablos estaban mis amigos y por qué se tardaba tanto Ashton? ―¿Qué están haciendo ustedes dos? ―preguntó alguien sorprendida, detrás de Kendall y Yuki. Aliviado por la interrupción, me apresuré a poner mis baquetas en la bolsa y ponerme de pie, con la intención de alejarme de las chicas. Mi alivio no duró mucho cuando me di cuenta de que era Kance la que había hablado. El mariscal de campo, Oliver, estaba de pie a su lado con un brazo posesivo alrededor de su cintura. ―Luca, ¿no es lindo? ―susurró Kance. Su expresión era fría, a pesar de que me sonreía. Si las serpientes pudieran sonreír, ella era una. Esa sonrisa fría, llena de hielo era lo normal en ella. Oliver se erizó a su lado y me lanzó una mirada de puro odio. Supongo que todavía tenía algo contra mí por enfrentarlo cuando estaba con sus amigos Neanderthal. El chico lindo necesitaba superarlo. Mi boca se convirtió en una línea firme y preferí ignorar a Kance. No valía la pena perder el tiempo ni el aliento conversando con ella. Lo único que quería ahora era alejarme lo más posible de esta gente. ―¿Sabías que Luca está en una banda? ―preguntó Kendall, volviéndose hacia Kance, quien me lanzó una mirada de asco. ―¿En serio? ¿Es por eso que estás hablando con él en público? Pensé que les había quedado muy claro que no tratamos con gente como esta. La forma en que se refirió a mí sonó más como si fuera un escarabajo de estiércol estudiando en el instituto. El alivio me atravesó cuando vi que Ashton venía hacia nosotros. No era fácil pasarla por alto, con marginamiento social o no. Los ojos de todos se sintieron inmediatamente atraídos hacia la rubia de piernas largas.

Ashton siempre había tenido ese efecto en la gente desde que éramos niños. Siempre extrovertida, con salidas divertidas, mientras yo era el tímido y callado que se escabullía en las esquinas. Ash fue la que me sacó del ostracismo. Kendall apretó los labios y se encontró con la mirada dura de Kance. Era evidente que no le gustaba que le dijeran qué hacer. ―Sólo estoy siendo amable y socializando fuera de nuestro grupo. ¿No es eso lo que el entrenador nos dijo que hiciéramos? El resplandor de Kance se opacó y disparó a Kendall una mirada de odio. Obviamente no le gustaba ser desafiada delante de tanta gente. ―No me importa lo que el entrenador dijo. Soy la capitana de este equipo. ―Entonces actúa como tal ―sentenció Yuki, saltando en defensa de su amiga. Ashton llegó a nosotros y me pasó el brazo por la cintura. Si fue lanzada por el círculo que estaba aquí reunido, no lo mostró en absoluto. Sus brillantes ojos azules buscaron los míos antes de volverlos a sus viejos amigos. Tomando su ejemplo, apreté los labios contra la parte superior de su cabeza e inhalé el aroma a fresa de su cabello. Hicimos el show y, como Ash había dicho, la gente empezaba a notarnos. Los ojos entrecerrados de Oliver pasaron de Ash a mí. Apretó los puños con el rostro tenso como si estuviera preparándose para una pelea. Mierda. ¿Sentía algo por Ash? Kance ignoró a la otra chica ahora que su enemiga mortal, Ashton, estaba aquí. Las otros dos eran, probablemente, pequeñas molestias que habría que tratar más adelante. Suministró a Ash esa misma sonrisa enfermiza que me había dedicado minutos antes. ―¿Así que estás saliendo con Luca ahora? Qué tierno. Ash levantó la vista hacia mí y me sonrió de una manera que me hizo sentir cosas extrañas por ella. Empujando el sentimiento, se la devolví.

―Sí, es tierno, ¿verdad? ―Miró a Kance y luego a Oliver―. Es bueno ver que tu cita va progresando bien, viejo Oliver. Por un momento, sus palabras no tuvieron sentido para mí hasta que vi la mezcla de rabia y celos en la cara de Kance. Por lo tanto, Kance estaba enojada porque Ash estaba saliendo conmigo y porque, miré de Kendall a Yuki y comprendí de repente, era el nuevo sabor del mes. Ahora Oliver, ¿era viejo y aburrido? A Kance no le gustó la cantidad de atención que Ash y yo estábamos recibiendo. Nada para sí misma, a pesar de salir con el mariscal de campo. Wow. Estas niñas estaban mal, realmente. ―Es bueno que hayas encontrado a alguien de tu calibre ―dijo Kance sarcásticamente―. No quiero que estés sola. ¿A qué lugar irás con él? ¿Al cementerio para llamar a Satán? Oliver dejó escapar una risa retumbante y quise pegarle en la cara de niño lindo. El tipo se lo merecía. Uno de estos días le dedicaría un poco de tiempo. ―No ―dijo Ash, absolutamente cómoda―. Lo acompaño a ensayar con su banda. ¡Son increíbles! Los ojos de Yuki se encendieron. ―Oh, wow. Me encantaría ir a verlo, quiero decir, en otro momento. ―Claro, te avisaré. Genial. Ash acababa de hacerles a las "gemelas-sonrisas" una invitación abierta a mi casa. ¿Qué diablos era esa mierda? ¿Acaso no se daba cuenta que, pese a estarla ayudando, no tenía ningún interés en ser amigo de ellos? Definitivamente no iban a ir a divertirse a mi casa, eso seguro. ―Yuki, presta atención a lo que vas a decir ―advirtió Kance―. No voy a tolerar esto en mi equipo. ―Oh, supéralo Kance ―dijo Kendall y se volvió hacia Ash―. Mándame un mensaje también a mí con los detalles Ashton. Nos vemos luego.

―Sí, te veo luego Luca. ―Yuki me echó una última mirada antes de entrelazar el brazo con el de Kendall e irse caminando las dos. Ashton apoyó la cabeza en mi hombro, su pequeña mano se posó en mi pecho. Mi estómago dio un vuelco con su tacto. Todavía me tenía que acostumbrar a estar tan cerca de Ash y abrazarla, como si fuera mía. Había un asesino grabado en el rostro de Oliver cuando nos miró. Kance no dijo nada más, pero no era necesario. Su expresión lo decía todo. Quería que nos muriéramos de horribles y ardientes formas en el infierno. Sin decir una palabra, Oliver agarró a Kance por el brazo y la arrastró, a través del patio, a su lugar en las mesas. Una vez que estuvieron fuera del alcance, Ash se volvió hacia mí con ojos emocionados.

Ashton Traducido por Nayelii Corregido por Angeles Rangel

U

na cálida sensación corrió a través de mí mientras miraba a Kance y Oliver irse con paso airado. Noté la forma en que Oliver estaba mirándonos a Luca y a mí. Si había un chico que podía ponerlo celoso,

ese era Luca. Ya lo tenían el uno por el otro, y ahora Oliver tenía otra razón para odiarlo. Era todo una parte de mi plan para conseguir que Oliver dejara a Kance y me pidiera salir, y estaba definitivamente funcionando. Oliver había salido con un montón de chicas e incluso aunque flirteábamos bastante, nunca salimos o conectamos. Era la única que él no podía tener y con Kance diciéndole que no quería que me reconociera, me quería incluso más. La fruta prohibida y todo. En cuanto a Kance, no tenía tanto poder sobre todos como le gustaba creer. Kendall y Yuki eran dos chicas que pensaban por sí mismas y era bastante obvio que pensaban que Luca era un nene total. Lo cual era cierto. Tenía ojos y podía ver lo que veían, pero estaba sólo detrás de un chico y ese era Oliver. Cuando me di la vuelta hacia Luca, mi emoción palideció ante la mirada en su cara. ―¿Qué está mal? Luca exhaló y miró a la distancia. ―No puedes solo invitar a la gente a mis ensayos sin decírmelo antes. Especialmente esa gente. Fruncí el ceño ante su tono.

―Suenas como Kance cuando dices eso. Suspiró y me miró de vuelta, la frustración grabada en sus rasgos. ―Pensé que las cosas serían diferentes después de ayer. Después de que hablamos de papá. Pensé que tirarías toda esta cosa de querer ser popular. ―No es una cosa, Luca, esto es mi vida. ―¿Por qué era eso tan difícil de entender para él? Quiero decir, sí, era genial que no teníamos esa enemistad entre nosotros ya. Éramos amigos otra vez, y una parte de mí había querido eso por un largo tiempo, pero eso seguía sin cambiar las cosas. No había cambiado todo lo que pasó desde entonces―. Esto es importante para mí. Es algo que tengo que hacer. Metió las manos en el bolsillo de sus jeans y marcó el piso con una zapatilla de deporte. ―¿A quién estás tratando de impresionar? ¿Ese chico, Oliver? ―Había una insinuación de amargura en su voz que me sorprendió. ―Luca, eso no es de tu incumbencia. Tengo mis razones para hacer esto. Dijiste que me ayudarías y eso es todo de lo que tienes que preocuparte. ―Está bien, soné totalmente cruel, pero no quería entrar en esto con él ahora. Las cosas finalmente estaban yendo a mi manera y deseaba mantenerlo de esa forma. Todo lo que Luca tenía que hacer era jugar y después de que consiguiera lo que quería, podría volver a su mundo. Claro y simple. ―Lo que sea, Ash. Eres una perra. ―Colgó la bolsa sobre su hombro y de dirigió en la dirección de la puerta frontal. Tristeza y culpa atravesaron a través de mí, pero no podía dejarlo mostrarse. Quería seguirlo y disculparme, pero no quería que nadie sospechara que teníamos problemas. Luca tendría sólo que superarlo.

***

Luca me evitó todo el día. Había tenido una sensación enferma en la boca de mi estómago todo el día, lo que podía o no tener algo que ver con eso. Durante el almuerzo, él y los chicos habían desaparecido, dejándome sola con Stacey y Elly. Stacey todavía me odiaba y Elly siempre miraba a cualquier parte menos a mí. Decidí cambiar eso hoy, así que me dirigí a donde Elly y Stacey estaban sentadas. ―Hey, chicas ―dije. Stacey me ignoró, pero Elly consiguió una débil sonrisa. Está bien, bien. Merecía un poco eso. ―Elly, quería decirte algo. Elly miró hacia arriba a mí con ojos tímidos y mordió su labio. ―¿Sí? ―Sólo quería disculparme por la forma en que te traté. No tenía que burlarme de ti o ponerte abajo frente a todos. Merecías estar en ese equipo tanto como el resto de nosotros. Sus ojos se ampliaron, como si no supiera si tomarme o no en serio. ―Oh. Um… está bien. Stacey se mofó. ―Tienes que estar bromeando. ¿En verdad crees que puedes intimidar a alguien y entonces esperar que te perdonen sólo así? Elly levantó una mano para silenciar a Stacey. ―No, en verdad. Está bien. Superé todo el asunto. Eso me hizo sentir culpable de que la chica que había humillado estaba dispuesta a perdonarme tan fácilmente. Probablemente sólo quería olvidar todo el asunto y continuar. Tenía que admitir, había estado preocupada de que comenzara a grítame. No merecía nada menos.

―Lo que sea ―dijo Stacey con una mirada feroz. Seguiría odiándome sin importar lo que hiciera y en verdad no podía culparla. Afortunadamente, Kendall y Yuki vinieron entonces y pasaron la mayoría del almuerzo hablándome de Luca, entre varias otras cosas. Había visto a Kance mirándonos a través del patio, pero no se había acercado a nosotras o dicho nada. Punto uno para mí. Luca había estado trayéndome a la escuela y luego de vuelta a casa cada día desde que empezamos toda esta farsa, pero hoy, mientras rodeaba la esquina de la calle donde siempre estacionaba su auto, lo vi conduciendo tan rápido como era posible. ¡Qué imbécil! Maldiciendo, saqué de repente mi celular así podía pedirle a mamá que viniera a recogerme. No había manera de que fuera a hacer frente al frío clima de invierno durante los quince minutos de camino a casa. Podía ir y esperar dentro del edificio de administración hasta que ella llegara. Mientras rodaba a través de mi lista de contactos, escuché a alguien llamando mi nombre. Miré sobre mi hombro perezosamente y detuve lo que estaba haciendo, mis ojos ampliándose. Oliver estaba trotando hacia mí ondeando su mano. Guardé el teléfono en mi bolsa y enderecé el vestido que estaba usando. Dios, esperaba que mi cabello luciera bien. ―Hey, Oliver, ¿qué pasa? Oliver ralentizó para detenerse y me miró de arriba abajo en apreciación. Supongo que mi cabello estaba bien después de todo. Aunque, dudaba que fuera eso lo que había llamado su atención. Probablemente tenía más que ver con el vestido purpura que tenía puesto. A pesar del clima, puse mi mejor cara de juego y fui por todo. El vestido era corto, de corte bajo en el top y se pegaba a mis muslos. En un intento de estar de temporada, me había puesto leggings negros y un par de botas de tacón bajo. Sus ojos volvieron rápidamente a mi cara. ―Yo… uh… vi a Luca irse. ¿Está todo bien?

―Sí, sólo tenía que hacer algo. ―Puse una sonrisa falsa en mi cara y esperaba que fuera convincente. Oliver me destelló una sonrisa blanca. ―Bueno, debe ser mi día de suerte. ¿Puedo darte un paseo a casa? Me resistí a la tentación de saltar a sus brazos con alegría. Estoy tan encaprichada con este chico, que habría aceptado su goma de mascar usada si la hubiera ofrecido. Está bien, quizá no. Eso era un poco asqueroso, pero todavía. Él no necesitaba preguntarme dos veces. Asentí, tratando de no parecer demasiado entusiasmada. Los hombres disfrutan la caza y si parezco fácil, o desesperada, tal vez lo podría alejar. Entonces otra vez, Kance era fácil y él estaba con ella. Todavía tenía bastante qué aprender acerca de la especie masculina. ―Claro, si no es demasiado problema. ―No, en absoluto. ―Sus ojos azules se arrugan con una fácil sonrisa―. ¿Sigues viviendo en Enson Drive, cierto? Traté de aparentemente no reaccionar por el hecho de que Oliver sabía la calle donde vivía, incluso aunque mi estómago estaba haciendo volteretas en el interior. Me las arreglé para asentir. ―Sí, es cierto. ―Genial. Mi auto está en ese camino. ―Oliver se dirigió calle abajo y lo seguí en silencio, tratando de pensar en algo que decirle que no me hiciera sonar como una tonta. Nada vino a mi mente hasta que alcanzamos su auto, un BMW negro nuevo de paquete. ―Wow, vi esto hace unos cuantos días ―admití mientras lo admiraba―. Pensé, que tal vez, le pertenecía a un profesor. Oliver se rió mientras abría la puerta del lado del pasajero y esperaba para que entrara. ―Como si pudieran permitirse este auto con su patético salario.

Traté de ponerme cómoda, pero la sensación inquieta que siempre conseguía cuando estaba en un auto desconocido se arrastró en la boca de mi estómago, rehusándose a ceder. Tomé una respiración profunda para calmarme y miré a Oliver subirse al lado del conductor. Una vez que las ventanas estuvieron abajo, me sentí ligeramente mejor y conseguí una sonrisa. Oliver giró la llave en la ignición y el auto ronroneó a la vida. Condujo fuera del estacionamiento y noté que estaba tomando el camino largo a mi casa. Si era intencional o no, iba a pasar un poco de tiempo extra con él de todas formas. Era bastante obvio que Oliver quería pasar tiempo conmigo, eso era seguro. En vez de llevar a Kance a casa me estaba llevando a mí. Los chicos no hacen eso sin razón, eso significaba algo. ―¿Así que, tú y Luca, huh? ―preguntó. Asentí mientras la emoción en mi pecho aumentaba tanto que estaba segura que estaba cerca de estallar. ―Sí, Luca y yo. Oliver me miró de soslayo. ―Nunca lo hubiera pensado como tu tipo. Era un perdedor hasta la semana pasada cuando dejó de vestirse como un emo. Ahora, todas las chicas se sientan alrededor y hablan de él. Mujeres. ―Sacudió la cabeza y apretó su agarre sobre el volante. Oh. Mi. Dios. Oliver estaba celoso de Luca. Si eso no tenía nada que ver conmigo, no estaba segura. Sólo tenía que jugarlo bien hasta que averiguara más. ―Sí, tiene ese efecto en las chicas. Nunca lo vi hasta hace poco tampoco, pero ahora me alegro de darle una oportunidad. Es increíble… ―Dejé a mi voz apagarse―. Oops, no debería estar hablando de eso contigo. Podía jurar que escuché a Oliver gruñir y suprimí una risa. ―Entonces, ¿vas a ir a la fogata el viernes en la noche? Me encantaría verte ahí.

Sacudí la cabeza. Kendall y Yuki habían estado hablando sin parar de eso hoy, y querían que fuera, principalmente, así Luca estaría ahí. Kance estaba organizando la fogata, lo cual era raro porque por lo general era la única organizando esas cosas. ―No creo que esté invitada. Oliver entró en mi calle y ralentizó. ―Bueno, te estoy invitando, así que tienes que venir. Quizá podamos pasar el rato. A solas. ―Sus palabras tenían un doble significado del tipo sexual. ―No creo que a Kance le guste eso. Oliver golpeó el volante con frustración. ―¡No me importa lo que Kance crea! Estoy cansado de ella diciéndome qué puedo o no hacer. Está sólo durmiendo conmigo; no es mi maldita novia. No tiene el control de mi vida. Tratando mi mejor esfuerzo por mantener la sonrisa en mi voz, señalé a mi casa. ―Puedes parar aquí. Oliver obedeció y se detuvo. Miró fuera de la ventana con incredulidad. ―¿Vive a tu lado? Abrí la puerta y agarré mi bolsa, tratando de actuar inocente. ―¿Quién? ―¡Luca! ―dijo Oliver furioso, señalando la camioneta plateada en el camino de entrada―. Reconocería ese pedazo de porquería en donde sea. ―Oh, sí, hemos sido vecinos por años. ―Cerré la puerta y comencé a avanzar a mi camino de entrada―. ¡Gracias por el paseo! ―¡Hey, Ashton! ―Me di la vuelta alrededor para ver que Oliver tenía abajo la ventana del lado del pasajero y me miraba fijamente―. Trata y hazlo el viernes, ¿sí?

―¡Lo intentaré! ―grité de vuelta con un asentimiento. Pareciendo satisfecho con mi respuesta, subió la ventana y condujo despacio la calle en su impresionante auto. Cuando el BMW desapareció, dejé salir un chillido de victoria y corrí a la puerta de la casa de Luca.

Luca Traducido por Rihano Corregido por Nanis

¡M

aldita sea! Ashton venía hacia acá. Lo último que quería hacer era hablar con ella. Todavía estaba enojado por invitar a esas chicas a mi casa y por su obsesión por querer ser popular. ¿No podía ver que estaba bien de la forma como

era? No necesitaba algún estúpido título para definirla. Sólo tenía que dejar de preocuparse por lo que los demás pensaran de ella. Alejándome de la ventana de la cocina, estaba parado en el centro de la cocina, con los puños apretados. Había visto todo lo que necesitaba ver. Ese imbécil limpión, Oliver, la había llevado a su casa. Apuesto a que ella había disfrutado cada segundo de eso. Quiero decir, había estado tan malditamente enojado con ella por alejarme, es por eso que la había ignorado durante todo el día y yéndome sin ella. A pesar de que realmente habíamos conectado ayer, todavía estaba concentrada en toda esta mierda sin sentido. Pensé que las cosas iban a cambiar entre nosotros, pero todavía tenía sus paredes levantadas, todavía quería distanciarse de mí. Tal vez era mi culpa, o tal vez era de ella. De cualquier manera, estaba bastante enfermo y cansado de su doble moral. El timbre sonó y contemplé no contestar. Podría enviarle un mensaje a Ash y decirle que no podía seguir con este juego que estábamos jugando. Probablemente me rogaría que cambiara de opinión, pero me mantendría terco. Si volvía a odiarme, no podría importarme menos. No la necesitaba, o su drama, en mi vida. Suspirando, fui a abrir la puerta. Sí, se lo mostraría. Se lo diría a la cara. Me aseguraría de que nunca viniera por aquí de nuevo.

Yo... no haría ninguna de esas cosas. Era un maldito mentiroso. Me estaba mintiendo a mí mismo acerca de lo que sentía por ella. Me preocupaba por ella y, ahora que estaba de vuelta en mi vida, no quería que se fuera de nuevo. Tenía miedo de perderla por segunda vez. Me ponía de los nervios, me hacía molestar, pero, mierda, era mi Ashy. No la de Oliver. Cuando abrí la puerta, Ash me lanzó una mirada firme, pero me di cuenta de que estaba intentando muy fuerte de no sonreír. Las esquinas de su boca estaban levantándose, y tuvo que apretar los labios para evitar que la sonrisa se mostrara. Estaba enojada conmigo, pero también extasiada, sin duda, de su paseo a casa en coche con Oliver. ―¿Qué? ―le pregunté con tono apático. Ash puso una mano en su cadera en un intento de mirada severa. En realidad, sólo parecía demasiado malditamente bonita. Quería levantarla y sostenerla contra mí. ―¿Por qué me estás ignorando? Me encantaba cuando era directa. Era tan caliente. ―Porque me enojas constantemente. ―Eres tan inmaduro. ―Ash rodó sus ojos y pasó junto a mí para entrar. ―¡Oye! ―Cerré la puerta y corrí tras ella cuando entró en la cocina. Su cabello fluía detrás de ella como seda dorada―. Esto es allanamiento de morada, sabes? Ashton se detuvo y se apoyó contra el mostrador, mirándome con expresión divertida. ―Entonces arréstame. ―Sus labios formaron una sonrisa burlona. Vaya. ¿Estaba coqueteando conmigo? No podía negar el brillo en sus ojos. Sí, definitivamente lo estaba. El infierno debe haberse congelado. Una vez más.

Me acerqué a donde estaba de pie y coloqué ambas manos a cada lado de ella. Ashton siguió mis movimientos y luego me miró, su rostro lentamente volviéndose rosa. ―Sólo podría salirme de este plan estúpido tuyo. ¿Cómo sabes incluso que va a funcionar? ―Debido a que Oliver realmente me vio, y Kendall y Yuki están tratándome como si yo existiera. Es por ti. ―Su aliento era cálido sobre mi cara y mi mirada se detuvo en sus labios de color rosa. Había este olor increíble viniendo de ellos, como fresa y nata. Solté un suspiro y traté de recuperar el hilo de mis pensamientos. Se suponía que debía estar enfadado con ella, pero seguía distrayéndome cada vez que estaba cerca de mí. No, tenía que decirle. No podía seguir con esto. Acercarme a ella de nuevo, había sido una mala idea. Las cosas no iban a terminar bien. Una vez que consiguiera lo que quería, no le importaría una mierda sobre mí. Di un puñetazo en la mesa y sacudí la cabeza. ―No voy a hacer esto más. Puedes encontrar a alguien más para utilizarlo. No soy tu juguete, Ashton. No puedes jugar más conmigo. Los ojos de Ashton se abrieron como platos y brillaban con lágrimas que estaba luchando por contener. Genial. Ahora me sentía como un completo idiota por hacerla molestar. Nunca hacía nada bien. ―No te estoy usando. Me preocupo por ti. Siempre me he preocupado de ti. Tú eres el que me alejó hace tantos años. Tal vez si no lo hubieras hecho, las cosas serían diferentes entre nosotros. El hecho es que no confías en mí. ―Por supuesto que ya no confío en ti más ―me quejé―. Solías pasar tu tiempo burlándote de mí y de mis amigos. Metí la pata a lo grande cuando te empujé lejos todos estos años, pero eres la que lo llevó a un nivel completamente nuevo. Si sólo hubieras seguido adelante y actuado como si no existiera, no me habría importado, pero en su lugar decidiste hacernos un objetivo, menospreciarnos como si fuéramos nada. ―Dejé escapar un suspiro y continué―: Por supuesto, llegamos a un entendimiento ayer, pero puedo ver lo feliz que estás de que Oliver te llevara a

casa. Harías cualquier cosa para conseguir estar en el lado bueno de esas personas. Todo lo que te importa es ser popular y una vez que estés con esa gente otra vez, volverás a tratarnos de la forma como lo hiciste antes. ―Eso no es cierto. Siempre piensas lo peor de mí. Su voz vaciló, y me di la vuelta así no tendría que mirar su cara aterrorizada por la culpa. Podía negar todo lo que quisiera, pero en el fondo sabía que tenía razón. Con el tiempo me cambiaría por los chicos populares. Su mano tocó mi mejilla y volteó mi cabeza así que estuve obligado a mirarla de nuevo. Hubo un destello de cabello rubio, y luego los labios de Ash estaban sobre los míos. Por un segundo, pensé que estaba soñando. En realidad no podía estar besándome, ¿verdad? La tensión en mi boca se alivió y finalmente recuperé el control de mis sentidos. La empujé hacia atrás y aplasté mis labios contra los suyos. Un gemido escapó de la boca de Ash mientras me presionaba más fuerte contra ella. Esos dulces labios suyos estaban hambrientos, desgarrándose contra los míos como si pudiera morir si no me tenía. Sus besos me estaban volviendo loco. Claro, había besado chicas antes, pero ninguna se comparaba con esto. Tal vez porque ninguna de esas chicas era esta chica. Ninguna de esas chicas había sido Ashton. Me aparté y Ash me miró con sorpresa, con las mejillas de un rosa profundo. Colocando las manos en su cintura, la levanté sobre la encimera. Antes de que tuviera la oportunidad de decir nada, volví a besarla. Ella suspiró profundamente contra mi boca y envolvió sus piernas alrededor de mí, así no había espacio entre nosotros. Podía sentir cada centímetro de su cuerpo y ella podía sentir cada centímetro del mío. Incluyendo la erección que estaba empujando contra ella. Ashton comenzó a tirar de mi camisa con una urgencia que me confundió. Mierda.

Había estado entusiasmada con todo el asunto de Oliver, sin embargo, aquí estaba tratando de desnudarse conmigo. Quiero decir, entiendo eso de que me veía diferente, pero, ¿era suficiente para hacerla querer tener sexo conmigo? No podía racionalizar su comportamiento, y, francamente, no quería hacerlo. Sólo quería lo que mi cuerpo me estaba diciendo, y eso era a ella. La había deseado durante mucho tiempo, y me había estado mintiendo a mí mismo. A juzgar por su reacción, ambos nos habíamos estado mintiendo. Mis dedos se deslizaron por debajo de su vestido corto y tiré de sus pantalones elásticos hacia abajo. Presionó mi erección y gemí, empujándola sobre la superficie de la encimera. Un tazón de frutas y algunos periódicos viejos cayeron al suelo mientras me subía encima de ella, y Ash dejó salir un chillido. Riendo, la inmovilicé y la miré con asombro. Era tan hermosa, y estaba acostada ahí mirándome con esos ojos brillantes. El mensaje de ellos era tan claro. Me quería. Su mirada se desvió por encima de la parte superior de mi cuerpo y había lujuria en cada mirada que me dio. No necesitábamos palabras para expresar cómo nos sentíamos. Nos queríamos el uno al otro, y eso era algo que ambos entendíamos. El darme cuenta me hizo marearme. Iba a tener sexo con Ashton Summers en la encimera de mi cocina. Ashton se acercó y envolvió sus brazos alrededor de mi cuello, tirando de mí en contra de su cuerpo. Estaba cálida y tan viva debajo de mí, esto estaba haciendo cosas locas en mi cabeza. Quería sacarle ese maldito vestido, pero no quería apresurar las cosas. Quería disfrutar cada segundo de esto. Seguimos besándonos, hormigueos se disparaban a través de mi estómago cada vez que la lengua de Ash tocaba la mía. Mi cabeza se sentía ligera y sin peso, como si todo lo demás estuviera apagándose a mi alrededor. Ese fue probablemente mi mayor error.

―¡Luca! ―La voz de mi mamá cortó mis pensamientos, y salté fuera del mostrador como si hubiera recibido un disparo―. ¿Ashton? El cambio de tono en su voz mostraba cuán sorprendida estaba de encontrar que la chica desaliñada debajo de mí era Ashton. Probablemente, había asumido que era Stace, teniendo en cuenta la cantidad de veces que nos había encontrado besándonos fuertemente en mi habitación. Era muy embarazoso ser capturado por tu madre, pero no estaba ni de cerca tan humillado como Ash lo estaba. Se arrastró fuera de la encimera, subiendo sus pantalones al mismo tiempo, y se quedó mirando el suelo mientras se dirigía a mi mamá. ―Sra. Byron, lo siento tanto... oh, Dios mío, no sé lo que... um... Puse una mano en el hombro de Ash y ella saltó. ―¿Por qué no te vas a casa? Te llamaré más tarde. Ash asintió con la cabeza y, sin encontrar los ojos de mamá, dijo: ―Adiós, señora Byron. Los labios de mamá se crisparon. ―Adiós, Ashton. Fue un placer verte. Ash estaba demasiado avergonzada como para darse cuenta, pero había un dejo de risa en la voz de mamá. Sin decir otra palabra, salió de la cocina a un ritmo apresurado, dejándome a solas con mamá. La puerta principal se cerró cuando estaba tirando de mi camisa. No había manera de que fuera a decir algo, así que mientras esperaba a que mamá diera el primer paso, tomé el cuenco de fruta y lo llené con los plátanos y las manzanas esparcidas. Estaba en el proceso de enderezar los periódicos cuando mamá habló. ―¿Qué demonios está pasando con ustedes dos?

Mamá se sentó a la mesa de la cocina y me uní a ella, apoyando mi cabeza sobre mis brazos. ―No tengo ni idea de lo que quieres decir. ―No me vengas con esas tonterías, Luca. Tú y Ashton estaban yaciendo medio desnudos en el mostrador de mi cocina. Creo que merezco algún tipo de explicación. Ustedes apenas se reconocieron el uno al otro durante siete años y luego, de repente, Ashton está por aquí todos los días. No es que me esté quejando. Amo a esa chica como si fuera mía. ―Mamá estaba intentando muy fuerte no sonreír y me di cuenta de que estaba realmente contenta con que Ash y yo nos reconectáramos de nuevo. Sonaba mucho como la vieja mamá que había conocido cuando era niño. La que en realidad tenía su tren de pensamiento de regreso y era capaz de tener una conversación sin tener esa mirada lejana en sus ojos. Dejando escapar un profundo suspiro, me encontré con los cálidos ojos color avellana de mamá. ―Realmente quisiera saberlo, mamá. Es tan caliente y fría, como si no supiera lo que quiere. En un minuto está con otro tipo y al minuto siguiente está... nosotros estamos... ya sabes. ―Ustedes dos están jugando un juego peligroso el uno con el otro. Uno de ustedes va a salir lastimado si siguen así. Suspiré y dejé que las palabras de mamá penetraran. Estaba en lo cierto. Si seguíamos jugando a este juego el uno con el otro y evitando el problema real, las cosas iban a terminar siendo mucho peor de lo que habían sido antes de que hubiéramos empezado a hablar de nuevo. Tenía que arreglar las cosas con ella. Y rápido.

Ashton Traducido por Nelly Vanessa Corregido por Floraah1

M

i teléfono sonó y no tuve que mirar la pantalla brillante para saber quién era. Era la octava vez que ignoraba el llamado de Luca esa noche, por no mencionar los numerosos mensajes de texto que me envió.

El último de ellos apareció en la pantalla y lo miré. ¡Contesta el teléfono maldita sea! Empujé mi teléfono lejos y me acurruqué en una bola en mi cama. Me sentía muy mal por ignorar a Luca, pero no sabía qué decirle después de lo qué pasó entre nosotros esa tarde. Todo lo que sabía era que Luca había estado enfadado y molesto y me quería cerca de él, de la forma en que había sido cuando éramos niños. Por alguna razón, mi cuerpo había querido un poco más y antes de que supiera lo que estaba pasando, había empezado a besarlo. No podía culparlo en este momento. Todo había sido mi culpa. La parte más humillante había sido cuando la madre de Luca había entrado. ¿Qué tal si se lo decía a mi mamá? Nunca oiría el final de ello. Mamá ya estaba un poco obsesionada con emparejarnos a Luca y a mí. Habría tenido un día de campo si se enteraba y entonces me daría conversaciones de naturaleza sexual. Sí, realmente no quería ir allí. Luego estaba Luca. Oh, señor, no. ¿Significaba esto que me sentía atraída por él? ¿Qué lo deseaba igual que deseaba a Oliver? ¿Eso significa que era una puta? Si la señora Byron no se hubiera entrado, no sabía cuándo nos habríamos detenido. ¿Nos habríamos detenido? ¿Habríamos tenido sexo?

Esta se suponía que era una relación falsa. No se suponía que realmente hiciéramos todas las cosas que un novio y una novia hacían. Es por eso que no podía hablar con Luca. No sabía cuáles eran mis propios sentimientos por él. No quiero verlo ni estar a solas con él. Estaba preocupada de que lo mismo pudiera suceder de nuevo. No quería que Luca tuviera una idea equivocada de nosotros. No podía haber nada entre nosotros. El teléfono volvió a sonar y suspiré. En serio, Luca necesitaba dejar de llamarme. ¿No era obvio que no quería hablar con él? Eché un vistazo a la pantalla y mi corazón se detuvo. No era Luca quien llamaba esta vez. Era Oliver. Con un sobresalto, me senté y tomé el teléfono de la mesita. ¿Por qué me llamaba Oliver? Sólo lo había visto un par de horas atrás. ¿Habría dejado algo en su coche sin darme cuenta? ―¿H-hola? ―Fruncí el ceño al terremoto de mi voz y me aclaré la garganta. ―Hola, ¿Ash? Mi corazón saltó ante el sonido de su voz, y traté de recuperarme ―Sí, ¿quién habla? Estaba tratando de actuar indiferente, de sonar calmada. Oliver me desearía más si jugaba a la dura de conseguir. Desearía lo que no podía tener. Pondría emoción al intentar conseguir a una chica que estaba con otro hombre. Sobre todo si ese hombre era Luca. ―Habla Oliver. ―Sonaba como expulsando mi pregunta―. Eh... sólo quería decirte hola. ―Oh, hola, Oliver. No reconocí tu voz. ―Mentira. Todas eran mentiras. Soñaba con esa voz―. ¿Qué puedo hacer por ti?

―¿Tú... eh... pensaste en si o no vas a venir a la fogata? ―Él sonaba nervioso lo que me sorprendió. Normalmente Oliver era resbaladizo y lleno de encanto. Me pregunto qué pasaba con él. Tratando de quitar el entusiasmo de mi voz, me las arreglé para sonar indiferente. ―Hablé con Luca al respecto y probablemente vayamos si no sale nada. ―Oh. ¿Él vendrá también? ―El desprecio en su voz no fue difícil de notar. Cuando los chicos se ponían celosos, era la cosa más obvia en el mundo. ―Sí, estamos tratando de ver si tendremos una cosa seria o no. Quiero decir, es el tipo del que más se habla en este momento, así que quiero ser vista con él. Ya sabes cómo es. ―Quería que Oliver supiera que Luca y yo teníamos algo, pero que sólo era casual. Si pensaba que las cosas eran en serio entonces existía la posibilidad de que pudiera perder el interés. ―Correcto. Eso... está bien. ―Su voz fue tensa―. Así que tú... ¿Necesitas que te lleven a la escuela mañana debido a que te abandono totalmente esta tarde? Mi pulso se aceleró y traté más fuerte de no romper a chillidos. ¡Oliver Carson me preguntaba si podía llevarme a escuela! ¡Esto no estaba sucediendo! Tomé una respiración profunda, tratando de recuperar algún tipo de compostura. ―Bien, si es lo que deseas. Quiero decir, por lo general Luca me lleva, pero si vas en la misma dirección... ―Sí, sí, genial. Puedo hacer eso ―dijo Oliver rápidamente. Un poco demasiado rápido. Sonreí. ―Entonces, ¿qué pasa contigo y Kance? ¿No estará molesta si me llevas a la escuela? ―Peleamos esta tarde. Terminé con ella.

El placer burbujeó dentro de mí, amenazando con derramarse. Intentaba no parecer demasiado contenta, pero se estaba haciendo muy difícil suprimir mis sentimientos. ―Es una pena, pero si ustedes dos no están saliendo más entonces supongo que está bien si me recoges. ―Está bien, genial. ―Oliver parecía aliviado de que no lo hubiera rechazado―. Te recogeré a las ocho. Colgamos y me apoyé en mi cabecera, sosteniendo el teléfono contra mi pecho. Los últimos minutos parecían haber sido un sueño. Oliver estaba interesado en mí y en realidad quería ser visto conmigo, a pesar de los intentos de Kance de condenarme al ostracismo. Las cosas estaban cambiando más rápido de lo que esperaba y todo era debido a Luca. Con un suspiro, me asomé a través de un hueco en mis persianas a la ventana de Luca. Él no estaba en ninguna parte a la vista, así que dejé caer las persianas en su lugar. No podía hablar con él. No podía enfrentarme a lo que había sucedido entre nosotros porque estaba demasiado asustada de que fuera a suceder de nuevo.

***

De alguna manera me las arreglé para evitar a Luca el resto de la semana. Lo que no fue tan fácil como parecía. En historia, él había tratado de arrinconarme después de clase, pero me las había arreglado para deslizarme fuera de la habitación y unirme a Bennett, que pasaba por delante en ese momento. Bennett había comenzado a hablar conmigo otra vez, pero todavía no había superado lo que me había hecho. Era algo que no podía perdonarle. En cuanto a Kance, seguía manteniendo su distancia de mí. No había malicia en sus ojos cada vez que hacía contacto visual, lo que enviaba un escalofrío por mi columna vertebral. No era el tipo de chica que tomaba las cosas

con calma y parecía como si estuviera esperando su momento, como una serpiente enroscada a la espera de atacar. Había empezado a salir con Yuki y Kendall quienes estaban interesadas en Luca, y estuvieron felices de saber que mi relación con él no había ido a ningún lugar. Le había dado a Yuki su dirección y las dos habían pasado por la casa de Luca el jueves después de la escuela para verlo ensayar con su banda. Luca no había tratado de llamarme ni de mandarme un texto de nuevo. El viernes fue la fogata y el día en que no podía ignorar a Luca. Después de que Oliver me dejó en casa con la promesa de recogerme para que pudiéramos ir a la fogata juntos, me dirigí a la casa de Luca en torno a las cinco. Su coche estaba en el camino de entrada, pero su mamá no estaba a la vista. La había visto, presumiblemente, irse a trabajar hace unos veinte minutos y decidí que este era el mejor momento para ir allí y enfrentarme a Luca. Iba a decirle que esta noche sería la última vez que necesitaba fingir que había algo entre nosotros. Tenía que ser lo suficientemente convincente como para empujar a Oliver a mis brazos. Durante toda la semana Oliver me había llevado a la escuela, pero aparte de algunos inocentes coqueteos, no había habido ninguna novedad importante. Necesitaba golpearlo con el pie una muesca más. Dudando en el porche delantero de Luca, finalmente tomé el valor para tocar el timbre. Transcurrieron cinco minutos antes de escuchar un ruido al otro lado, y Luca finalmente abrió la puerta. ―¿Qué? ―Me miró con una mirada fría mientras salía. Esto no iba a ser fácil. ―Necesito hablar contigo. ―Así que, cuando quieres hablar tengo que escuchar, pero cuando quiero hablar, ¿me ignoras durante días? Suspiré e intenté dar mi mejor expresión de cachorro de perro hacia él. Su frío exterior no se derrumbó ni un poco. ―Siento eso, ¿de acuerdo? Es que... no sabía cómo actuar a tu alrededor.

―Lo que sea. ―Él cruzó los brazos sobre el pecho―. Ya lo superé. ―Sabía que estaba mintiendo, pero no insistí en el asunto más lejos―. ¿Qué quieres ahora? ―La fogata de esta noche ―comencé―. Necesito que estés ahí. Oliver parece querer hacer un movimiento, pero está frenándose por alguna razón. Quiero darle celos sin ir al agua. ―Ah, entonces encontraste otra manera de usarme. Supongo que debería simplemente dejar todo y venir a hacer tu voluntad, oh, grandioso. ―Luca, tienes que hacer esto por mí. ―No quería rogar, pero si eso era lo que me tomaría, entonces lo haría. ―No tengo que hacer nada. Los amigos no se utilizan mutuamente de la forma en que me utilizas tú. Ya he terminado con todo esto. He terminado de jugar y mentirle a mis amigos sobre nosotros. ―El borde de acero en su voz debilitó mi decisión y di un paso atrás. ―Está bien. ―Miré hacia él con ojos determinados―. Si no puedes hacer esto por mí, entonces terminamos. Me importa poco lo que... ―Mi voz se apagó y lo miré con sorpresa. ―Hola, Ashton ―dijo Yuki con una sonrisa brillante, colocando una mano en el hombro de Luca. ―¿Regresarás, Luca? Se siente solitario sin ti. ―Se rió y volteó sus ojos hacia él. ―Sí, estaré allí en un segundo ―dijo Luca, su cara se relajó un poco mientras le daba una sonrisa. Mis entrañas se congelaron mientras observaba su intercambio. Solamente habían pasado tres días desde que Luca y yo casi habíamos tenido sexo en el mostrador de su cocina y él ya me había cambiado. ¡Con Yuki de todas las personas! Esa cabeza hueca no sabía la diferencia entre la izquierda y la derecha. Yuki sonrió y me guiñó un ojo. ―Te veré en la fogata, Ash. ―Se volvió y regresó al interior de la casa.

―Así que tú y Yuki, ¿eh? ―No controlé la furia de mi voz. No sabía por qué estaba tan enfadada. Quiero decir, no me importa con quién se acostaba Luca. No era como que significara algo para mí. Sin embargo, era un dolor sordo en mi pecho que me daba náuseas―. No pierdes el tiempo, ¿verdad? Las cejas de Luca se alzaron y dio un paso hacia mí, su expresión era de dolor. ―Ash, espera... ―¡No! ―Di un paso fuera de su alcance y retrocedí en el porche―. Estoy muy feliz por ti, Luca. En serio, lo estoy. Espero que ustedes dos tengan una gran vida juntos. Con eso, empecé a saltar a través de su jardín y a ir hacia el camino de entrada. Mi visión era borrosa y me tomó un segundo darme cuenta de que las lágrimas nublaban mi vista. ¿Por qué estaba llorando? ¿Por qué era importante? No me importaba lo que él hiciera, o con quién lo hacía. Yo no... Tropecé al final del camino de entrada y vi el suelo venir hacia mí. Antes de que pudiera prepararme para el impacto, un par de brazos fueron alrededor de mi cintura y me enderezaron. ―¡Luca, quítate de encima! ―Me moví salvajemente en sus brazos, queriendo llegar lo más lejos que podía. No quería su simpatía. No quería que me infundiera aliento. Sólo quería distancia. ―Ash, cálmate. Soy yo. ―La voz no era la de Luca, pero pertenecía a alguien familiar. Mis ojos se aclararon y vi a Eddie delante de mí, su rostro estaba lleno de preocupación. Me apresuré a pasar una mano por mis ojos en un patético intento de ocultar mis lágrimas. Estaba bastante segura de que parecía como un mapache feo. ―Siento mucho haberte golpeado. Pensé que eras...

―Pensaste que era Luca ―Eddie revolvió en sus bolsillos y sacó un pañuelo de papel que me entregó. Examinándolo y al ver que parecía relativamente limpio, murmuré un agradecimiento y me sequé los ojos con él. ―¿Qué pasó entre ustedes dos? ¿Qué está pasando? ―No sabía por qué Eddie estaba siendo tan amable conmigo debido a que había sido nada más que mala con él durante los últimos años. Aspire, y arrugué el pañuelo en mi mano. ―Acabo de ir a ver a Luca y estaba con Yuki. ―No podía creer lo que acababa de admitir con Eddie, pero lo que me sorprendió más fue que, por una vez, estaba realmente siendo honesta en lugar de enfrentarlo. Si Eddie se sorprendió no lo demostró. ―Así que, ¿estás molesta porque ignoraste a Luca y él se fue con otra persona durante ese tiempo? Una vez más, me encontré derramando todos mis sentimientos más profundos con Eddie. Era mucho más fácil hablar con alguien que no conocía tan bien. ―Sí, pero no sé por qué. Quiero decir, lo que hay entre Luca y yo, no sé qué tan real es. No sé por qué me afecta tanto. Debo seguir adelante y no pensar en él. Eddie se quedó pensativo mientras yo terminaba de hablar. ―Tú y Luca pertenecen a mundos completamente diferentes. Tendría sentido que siguieras adelante con alguien de tu círculo, ahora que estás con las porristas y los deportistas de nuevo. ―Eddie hizo una pausa y luego dejó escapar un suspiro antes de continuar―. Tú y Luca totalmente rozan uno con otro el camino equivocado. Al principio, cuando anunció que ustedes dos estaban saliendo, pensé que no había manera de que fuera a funcionar. Pero cuanto más los veía juntos, más parecía tener sentido. Cuando Stace empezó a enojarse por eso, pensé que era porque te odiaba. Entonces me di cuenta que era porque lo veía también. Realmente había algo entre tú y Luca que no tenía con él. Contuve la respiración mientras Eddie hablaba, sin atreverme a creerle. Era un buen tipo y tenía tanta fe en Luca que no podía soportar la idea de llevar esto

adelante. Les había mentido a tantas personas y creo que una parte de mí quería limpiar mi alma.

―Eddie, tengo algo que decirte. ―Tomé una respiración profunda―. Luca y yo, realmente no estuvimos saliendo. Sólo estábamos... ―¿Fingiendo? ―terminó Eddie sin pestañear. Mi boca se abrió y lo miré fijamente. ―¿Cómo lo sabes? ¿Luca te lo dijo? Eddie negó. ―No, sólo lo conozco lo suficientemente bien como para saber cuándo está mintiendo sobre algo. Riley sospechaba también, pero traté de quitárselo de encima. ―Tú... ¿qué? ¿Por qué hiciste eso? ―Todavía estaba tratando de envolver mi cabeza en torno al hecho de que Eddie se había dado cuenta de la farsa. Si con tanta facilidad se había dado cuenta de que estábamos fingiendo entonces, ¿cuántas otras personas habían hecho lo mismo? Eddie se encogió de hombros y dio patadas en el suelo. ―Me di cuenta de que tenías tus razones, y que no tenía nada que ver conmigo. Sin embargo, los dos realmente tienen sentimientos el uno por el otro, ¿verdad? Es por eso que tanto te molesta lo de Luca y Yuki. Te enamoraste de él sin ni siquiera darte cuenta de que era posible. Para ser un chico, Eddie tenía una visión increíble. Era gracioso que lo hubiera escogido y juzgado desde lejos sin saber lo que era realmente. Nunca lo había visto como una persona con sentimientos. Siempre lo había visto como un objeto de burla. Por primera vez en mi vida, estaba disgustada conmigo misma realmente. Era una persona terrible y no merecía su amabilidad.

Me mordí el labio, tratando de no llorar de nuevo. Las últimas dos semanas todo lo que había hecho era llorar, nada más. No había estado tan emocional en un largo tiempo, tal vez fue hace mucho tiempo. ―Cuando está conmigo, me recuerda la persona que solía ser. Nunca tengo que impresionarlo, sólo me acepta por lo que soy. No sé lo que siente por mí, pero es bastante obvio que no es de la manera en que me siento por él, y eso está bien. Sólo quiero terminar con todo esto. Los profundos ojos azules de Eddie estaban analizándome mientras me miraba en silencio. El silencio no era incómodo, aunque me pareció reconfortante. Nunca hubiera pensado que podría sentirme tan a gusto con alguien como él. ―Eh ―dijo Eddie finalmente―. Creo que todavía no lo conoces tan bien como creías que lo haces.

Ashton Traducido por Vettina Corregido por Brenda Carpio

C

omo siempre la fogata era en el lago Verdana el cual estaba ubicado en la ciudad parpadea-y-no-la-verás de Verdana. Verdana principalmente consistía en bosques y arroyos y no mucho más. El pueblo tenía una

pequeña tienda general, pero los residentes normalmente iban a Statlen o uno de los pueblos de alrededor a comprar. El aislamiento que proporcionaban los arboles hacían el lugar perfecto para una fogata sin que la policía se enterara. La única manera de llegar al lago era conduciendo a través de un claro en los bosques y luego yendo a pie el resto del camino que era una caminata de diez minutos a través del bosque. Para los fuereños, solo se veía como un montón de maleza y árboles, pero los locales sabían acerca del camino que había sido impreso ahí hace mucho tiempo. Hemos estado yendo al lago por años, así que no había forma de perderse en esos árboles. Cuando Oliver condujo hasta el claro, que solo era un espacio del tamaño de un auto entre los árboles, ya habían otros chicos de la escuela consiguiendo alcohol y comida fuera de sus autos. Oliver estacionó en uno de los últimos espacios restantes y salimos del auto mientras Oliver ponía seguro a su BMW que se veía completamente fuera de lugar. Personas llamaron a Oliver al entrar en el bosque, pero hizo un gesto con la mano y siguió caminando. Parecía distraído esta noche y quería preguntarle qué estaba mal. Pero no pensaba que fuera mi lugar. Tal vez se arrepentía de haber terminado con Kance, pero cuando tomó mi mano, todos esos pensamientos rápidamente desaparecieron de mi mente. Maldita sea. ¡Oliver estaba sujetando mi mano!

No hablamos mucho, pero mi mano en la suya hizo todo la conversación por nosotros. Estaba definitivamente interesado en mí y eso era todo lo que importaba. No estábamos solos en el camino, y unas pocas personas nos lanzaron miradas curiosas al pasarlos. Finalmente salimos al gran claro que rodeaba el lago Verdana. El lago no era el más grande alrededor de estas partes, y probablemente podría caminar alrededor de él en menos de diez minutos. Había una fría brisa esta noche que estaba causando que pequeñas olas aparecieran en la superficie del lago. La brisa me heló hasta los huesos y estaba esperando estar más cerca a ese fuego. Nuestros pasos hicieron sonidos de crujido al caminar sobre un terreno de piedras y hacia la gran fogata que se avecinaba adelante. El humo, se apiñaba como gruesas nubes, y ruidosas voces llenaba el aire. Habían cerca de cien personas, todas riendo y hablando, o bebiendo y bailando. Alguien había traído mesas plegables que estaban apoyadas contra una pared de piedra, que estaba cubierta con una variedad de comida, carne, malvaviscos, papas fritas, dulces y bebidas. Mi boca se hizo agua por el olor de humeantes salchichas asadas, y recordé conseguir una antes de que se acabaran. Atrapé un vistazo de Riley y Stace que estaban de pie juntos en una esquina, ocupados en una conversación bastante intensa. Eddie y Elly estaban de pie cerca hablando con Kendall y Yuki, todos se veían como que estaban pasando un buen rato. Una parte de mí, deseó estar con ellos, pero no podía dejar a Oliver. No cuando estaba tan cerca de conseguir lo que quería. Oliver me guió hasta una esquina donde algunos otros chicos, incluido Bennett, están sentados en algunos troncos. Nos saludaron a los dos e hicieron espacio para que me pudiera sentar. Oliver se inclinó y susurró en mi oído. ―¿Qué quieres beber? ―Lo que sea que tomes ―dije con una sonrisa tímida.

―¿La cerveza está bien para ti? ―preguntó, sus ojos azules con un extraño color en el brillo naranja del fuego. Ew. Odiaba la cerveza. Sabía como a vomito. Asentí, sonriendo. ―Suena genial. ―Está bien, ya vuelvo. ―Desapareció en la multitud, y mi atención fue atraída a una risa cercana. Era Bennett. Me sonrió. ―Así que, tu y Oliver, ¿eh? Me encogí de hombros. Aún estaba enojada con él, pero considerando que también era uno de los amigos de Oliver, tenía que ser linda. Incluso si quería golpearlo en la cara. Fuerte. ―Sí, parece que sí. Matthew Sutton giró su cabeza en mi dirección. ―Oliver lo tiene mal por ti, Ashton. Estuvo hablando de ti toda la semana. Mi interés picó y me incliné hacia adelante ansiosamente. ―Entonces, ¿qué paso exactamente con él y Kance? Ellos estaban bastante bien la semana pasada. Matthew tomó una larga calada de un cigarrillo de apariencia sospechosa antes de responder. ―Sí, pero la encontró acostándose con su hermano, así que la dejó. Mis cejas se elevaron. Así que esa era la razón por la que terminaron las cosas. Entonces había llegado en el momento correcto y prender de nuevo el fuego de su interés en mí. Eso había sido bastante suerte. Algunos chicos se partieron de risa y los escuche decir:

―¡Miren a ese perdedor bailando! ¡Parece constipado! Asumí que estaban hablando de Luca, pero no podía verlo en ningún lugar. Además, él dejó bastante claro que no iba a presentarse, así que era estúpido buscarlo. De cualquier manera, estaba aquí con Oliver y no debería siquiera estar pensando acerca de otro chico con él a mi lado. Había tantas chicas que matarían por mi posición. Siguiendo sus miradas, noté que estaban apuntando a Eddie. Mis entrañas se hundieron y una oleada de ira me llenó. ¿Quién demonios eran ellos para juzgar a Eddie? Ellos no lo conocían. Eddie era diez veces más hombre que todos ellos juntos eran. ―¡Déjenlo en paz, idiotas inmaduros! ―dije bruscamente, lanzando mi cabello sobre mi hombro―. Solo está pasando un buen rato. ¡No hay necesidad de burlarse de él! Los chicos se detuvieron y miraron con sorpresa. Antes de que las cosas se volvieran más extrañas, Oliver volvió con las bebidas. Los chicos me lanzaron oscuras miradas, pero no dijeron nada más. ―¿Qué está pasando? ―Oliver me entregó una cerveza y se sentó junto a mí, poniendo su brazo libre alrededor de mi hombro. Se sentía bien tenerlo tan cerca de mí, pero había algo faltando de alguna manera. Mi pecho estaba tenso, pero forcé una sonrisa. ―No mucho. Sólo poniéndome al corriente con Ben y Matt. Tu próximo juego está cerca, ¿cierto? La cara de Oliver se iluminó. Fútbol era un tema por el que estaba apasionado y no tomó mucho antes de que él y los otros chicos se lanzaran en una intensa discusión sobre cómo iban a derrotar a la escuela rival, Penthill High. Sonreí y asentí a través de la conversación. En una parte tomé un trago de mi cerveza y, cuando nadie estaba mirando, la escupí de regreso en la lata. Cuando la conversación de fútbol terminó, el brazo de Oliver se apretó alrededor de mí y lo miré tímidamente.

―¿Estás pasando un buen rato? Asentí, dándole la sonrisa artificial que había estado pegada a mi cara la noche entera. ―Sí, esto es divertido. Bennett se rió, y asintió algún lugar a su derecha. ―No eres la única que lo piensa. Miré a la multitud, y al principio no entendí lo que estaba diciendo. Mis ojos escanearon a las personas de pie alrededor del borde de la fogata; algunos bailando y algunos cocinando malvaviscos en varitas. Luego mis ojos cayeron en una pareja que estaba bailando en una esquina. La chica estaba moviéndose contra el chico cuyas manos estaban sobre todo su cuerpo. Mi estómago cayó. Eran Luca y Yuki. ―¿Él se mueve rápido, eh? ―comentó Matt al pasarme el cigarro que definitivamente no era un cigarro. Se lo di a Oliver sin siquiera probarlo. Las drogas no eran lo mío y nunca lo habían sido. No estaba a punto de cambiar mi opinión. Oliver lanzó su lata de cerveza al suelo y tomó una calada de la sustancia enrollada. Alejé la mirada, de vuelta a Luca y Yuki. Eran indiferentes de las personas alrededor de ellos. Cuando no pude aguantar más la vista, me giré a Oliver. ―¿Quieres ir a caminar? Oliver asintió y tomó otra larga calada del rollo antes de pasarlo de vuelta a Matt. Los amigos de Oliver se dieron codazos mientras nos levantábamos. Obviamente pensaban que íbamos por algo de privacidad. Pero no podían estar más equivocados. No estaba de humor de conseguir “algo” esta noche. Luca y Yuki habían arruinado eso para mí. Dimos un paseo cerca del lago y nos dirigimos hacia el claro donde Oliver había estacionado, y más allá del ruido de la fogata. Oliver tenía un brazo envuelto alrededor de mi hombro todo el tiempo lo que normalmente habría pensado era dulce, pero esta noche me hizo sentir agobiada. Estábamos en silencio cuando nos

detuvimos en un tronco caído y nos sentamos debajo de él, las sombras de los arboles ocultándonos. ―Me has estado volviendo loco toda la semana, Ashton. Eres todo en lo que he estado pensando. ―La voz de Oliver rompió el silencio y me volví hacia él, tratando de verme sorprendida. Sus amigos ya habían dicho todo así que no había sorpresas en su admisión. ―¿De verdad? ―Traté de sonar de alguna forma interesada, pero mi mente estaba en otro lugar. Fijada en ojos verde amarillento. ―Sí, de verdad. ―Y entonces, sin advertencia, los labios de Oliver estaban en los míos mientras me empujó al suelo. Apestaba a alcohol y su aliento sabía a cerveza barata y lo que sea que estuviera fumando. Estaba completamente apagada, entonces coloqué mis manos en su pecho para empujarlo. ―Oliver, yo… No estaba escuchándome sin embargo. ―Sé que me quieres. No necesitas decir una palabra. ―Me empujó debajo de nuevo y traté de empujarlo lejos, pero era demasiado pesado para que lo moviera. Esto no era lo que quería. Sólo lo quería fuera. ―¡Oliver, detente! ―dije bruscamente―. ¡No quiero hacer esto aquí contigo! Se detuvo y me miró con ojos vidriosos. ―¿Quieres ir a mi auto? ―¡No! ¡Sólo quiero alejarme de ti! ―Empujé su pecho sólido, pero atrapó mi mano en la suya, aplastándola fuerte. Grité de dolor y traté de retirarla―. ¡Detente! ¡Me estás lastimando, idiota! La ira brillo en sus ojos.

―Tú, estúpida zorra. ¿Estabas acostándote con Luca toda la semana y ahora no vas a dormir conmigo? Arrogante, ¿te acostarás con un perdedor como él, pero no conmigo? ¿Crees que eres mejor que yo? Oliver comenzó a luchar con el cinturón alrededor de su cintura y traté de alejarme. Tiró de mí otra vez y me atrapó debajo de él al tirar abajo sus pantalones. Grité y lo golpeé con la rodilla en la ingle. Mis gritos resonaron a través de los árboles, pero se perdieron en el estruendo de la fogata. Nadie estaba alrededor para escucharme. Nadie iba a ayudarme. Oliver gruñó y giró agarrándose por dolor. Me puse de pie rápidamente, esperando poner tanta distancia entre nosotros como pudiera, pero una mano firme sujetó alrededor de mi tobillo y me arrastró hacia abajo otra vez. ―¡Perra! ¡Vas a arrepentirte de eso! Lo pateé con ambas piernas y abrí mi camino a través del suelo, clavando mis uñas en la tierra, mientras trataba de alejarme de él. No hizo ningún bien porque un segundo después, me tiró atrás hacia él y me golpeó en la cara. ―¿A dónde crees que vas? El golpe envió un agudo pinchazo de dolor a través de mí, y me encogí de miedo detrás de mis manos. Mientras Oliver se sentó a horcajadas sobre mí, mi cuerpo se sacudió con sollozos y todo lo que quería era que me dejara ir. Porque sabía lo que venía después de eso, era lo que más me asustaba. ―¡Por favor! ¡No, Oliver! ¡Por favor! El peso de Oliver repentinamente se levantó de mí y aterrizó en algún lugar a mi izquierda con un ruido sordo. Miré alrededor sorprendida cuando vi a alguien de pie frente a mí. Mi corazón comenzó acelerarse. Era Luca. ―Mierda, Ash. Mierda, mierda, mierda. ¿Estás bien? ―Se inclinó sobre mí, su voz llena con preocupación y algo más que no podía identificar. Traté de decir algo, pero mi cara dolía demasiado. Ya se estaba inflamando, así que todo lo que pude hacer fue gemir.

Luca gruñó y se puso derecho. ―¡Mierda! ¡Lo voy a matar! Corrió hacia Oliver, que estaba de pie ahora, y comenzó a lanzar patadas y puñetazos. Oliver era mucho más grande que Luca, pero parecían bastante iguales. Luca era mejor luchador, lo cual me sorprendió. Los miré, llena de miedo, no atreviéndome a respirar o moverme. ―¡Maldito fenómeno, voy a disfrutar ponerte en tu lugar! Oliver se giró y Luca lo evadió fácilmente, contraatacando con una patada en el abdomen. Oliver se desplomó y Luca lo golpeó con más patadas. Cuando Luca se detuvo, Oliver dejó escapar un rugido y se apresuró hacia él con un golpe de cabeza. Lo golpeó directamente en el estómago y Luca se dobló, agarrando su sección media maldiciendo de dolor. Olvidando mis heridas, me apresuré a su lado para ayudarlo a ponerse de pie, pero Oliver me giró por mi cabello y me lanzó a un lado. ―¡Quédate fuera de esto! Iré por ti pronto. Grité de dolor y caí al suelo otra vez. Mi cabeza ardía y luché por ponerme de pie. Pánico cegador corrió a través de mí ante la visión del cuerpo inerte de Luca. ¡No, no, no! No se levantaba. No se estaba moviendo. Tenía que estar bien. Por favor, Dios, permite que esté bien.

Luca Traducido por Azuloni Corregido por Clau

M

e acosté boca abajo en el suelo, tratando de no moverme. Ash estaba llorando en voz alta y cada gemido hacía doler mi pecho. Probablemente pensaba que me había desmayado o algo peor. Quería

consolarla, pero no quería moverme. No podía decirle que estaba bien, que sólo estaba esperando la oportunidad adecuada para patear la mierda de ese bastardo. ―¡Cállate! ―le gritó Oliver a Ash―. O enviaré a tu novio a tomar un pequeño baño. ¡Ese imbécil limpión! Pensaba que estaba inconsciente y quería tirarme al lago, sin importarle si vivía o moría. Bueno, pasaría otra cosa. Era fácil oír sus pasos en el suelo y lo supe en el segundo que llegó y se paró a mi lado. Una punzada de dolor me golpeó de lleno en el costado. Tenía la desfachatez de patearme mientras estaba tirado. Me tragué el dolor y traté de mantenerme lo más tranquilo que pude, a pesar del dolor enloquecedor. Me pateó un par de veces más y entonces sentí que me daba la vuelta. ―Quédate donde estás, Ashton. Si haces tan sólo un ruido, voy a asegurarme de que nunca vuelva a ver a luz del día. ¿Me entiendes? Con la atención de Oliver en Ash, hice mi movimiento. Salté a mis pies y, haciendo caso omiso del dolor que me atravesó las costillas, tiré a Oliver al suelo. Ashton gritó cuando golpeé a Oliver con los puños, empujándolo hacia abajo cada vez que trataba de levantarse. Hijo. De. Puta. Iba a pagar por lo que le había hecho a Ash. No volvería a dejar que la hiriese de nuevo. Iba a romperle todos los huesos del cuerpo. Mientras lo

golpeaba, lo único que podía ver era en rojo. No pararía hasta que consiguiese lo que se merecía. Unas suaves y gentiles manos me tiraron hacia atrás, pero me liberé y me preparé para golpear de nuevo a Oliver. Las manos se pegaron a mí otra vez y luego oí la única voz que podía calmarme. ―Luca, está bien. Puedes parar ahora… está inconsciente. Déjalo. ―Los brazos de Ash se envolvieron a mi alrededor desde atrás y me derrumbé en mis rodillas, llevándola conmigo. Nos quedamos allí durante varios minutos hasta que mi respiración volvió a la normalidad. Miré por encima de ella, la culpa mordiéndome mientras veía sus lesiones. A la luz de la luna que se filtraba a través de los árboles, pude ver que un lado de su cara estaba aumentando rápidamente y que tenía un rasguño justo debajo de su ojo. Si sólo hubiera llegado allí antes. ¿Por qué había tardado tanto? Debería haber ido tras ellos inmediatamente. Esto era mi culpa. ―Deja que te lleve a casa ―le dije mientras le alisaba su cabello dorado. Ashton trató de hablar, pero su voz se quedó atascada en su garganta cuando miró más allá de mí, con los ojos muy abiertos por el miedo. Oliver gruñó detrás de mí, y me di cuenta de que se estaba despertando. Me puse de pie y tomé la mano de Ash. No necesitó ninguna incitación más y me siguió sin decir palabra. Mientras desaparecíamos profundamente en los árboles, una cadena de palabrotas sonaron en voz alta y clara en la noche.

***

Una vez que tuve a Ashton en mi coche, me di cuenta de lo mucho que estaba temblando. Me giré para agarrar la chaqueta de repuesto tirada en el asiento de atrás y la envolví alrededor de sus hombros. Todavía no había dicho nada y estaba empezando a preocuparme de que estuviese en estado de shock. Mamá estaría en casa pronto. Tal vez debería pedirle que le echase un vistazo a Ashton.

Mi primer pensamiento había sido llevarla a su casa, pero ahora no estaba tan seguro de si eso era una buena idea. La Sra. Summers tendría un centenar de preguntas para Ash, y sabía que no querría ser interrogada por su madre. Probablemente era mejor si nos íbamos directamente a mi casa antes de que mi madre volviese. ―¿Quieres pasar la noche en mi casa? ―le pregunté. Ash me estudió con los ojos abiertos ampliamente y asintió lentamente. Esa fue toda la confirmación que necesité antes de que sacase mi teléfono y enviase un mensaje a Yuki. ¿Puedes cubrir a Ash si su madre te llama? Diez segundos más tarde, mi tono para mensajes sonó. Claro. ¿Por? Va a pasar la noche en mi casa. Oh. Ok. Diviértanse ;) Yuki probablemente pensaba que por fin había marcado con Ash. Poco sabía lo que realmente pasaba. Era irónico que hasta hace una semana, apenas había reconocido la existencia de Yuki, pero ahora ella era alguien a quien podía considerar una amiga. Había sido demasiado crítico cuando se había tratado de los chicos "populares". Excepto por Oliver. Lo había juzgado con toda la razón. Era el imbécil enfermo y limpión que siempre había pensado que era. Me volví hacia Ashton que estaba mirando por la ventana frontal con ojos vidriosos. Realmente esperaba que no estuviese reviviendo el ataque. ―¿Me dejas tu teléfono? Me miró con sorpresa, pero me dio su teléfono, sin dudar. Luego volvió a mirar por la ventana con la misma mirada en blanco en sus ojos. Le envié un breve mensaje a su madre, esperando que no hiciese demasiadas preguntas.

Hey mamá, voy a quedarme a dormir en casa de Yuki después de la hoguera. Iré a casa mañana. Te quiero. Sin esperar una respuesta, retrocedí en el estacionamiento y me fui tan rápido como pude, dentro de los límites de velocidad, de modo que llegase antes que mi madre a casa. No quería que viese a Ash hasta que hubiese tenido la oportunidad de hablar con ella sobre eso primero. Cuando entré en el camino de entrada de mi casa media hora más tarde, el teléfono de Ash sonó. Le eché un vistazo antes de devolvérselo a Ash, quien se quedó mirando el mensaje con curiosidad. Ok, diviértanse pero no se queden fuera hasta muy tarde. Déjame saber si quieres que te recoja mañana. También te quiero. Me bajé del coche y caminé alrededor para ayudar a Ash a salir. Me tomó la mano y ambos caminamos adentro antes de que su madre pudiera mirar por la ventana y verla entrando en mi casa. Cuando estuvimos en la cocina, le di un vaso de agua. ―¿Quieres algo de comer? ―Bajo las brillantes luces de la cocina, vi lo mal que sus lesiones estaban en realidad. Tenía la cara enrojecida, con moretones y bultos y recé a Dios para que Oliver pareciese aún peor que ella. Ash negó con la cabeza y me devolvió el vaso mientras trataba de no mirarla. ―Quiero preguntarte algo, ¿de acuerdo? Y no quiero que tengas miedo de decirme la verdad. ―Me quedé mirando directamente a esos ojos azules que parecían tristes y rotos―. Cuando llegué allí, te vi en el suelo con él encima de ti. ¿Hizo algo? Quiero que seas totalmente honesta conmigo. Ashton parpadeó rápidamente mientras las lágrimas asomaban a sus ojos. Mi corazón se constriñó dolorosamente. ¡Maldita sea! ¡Le había hecho algo! Ese baboso, malnacido… ―No, no hizo nada ―dijo Ash, rompiendo finalmente su silencio. El alivio inundó a través de mí con esas simples palabras. Había llegado a tiempo para detenerlo. Si hubiera llegado un minuto más tarde, o si hubiese decidido irme a casa, entonces nunca los hubiese encontrado ahí. Nadie habría oído a Ash gritando y llorando. El ruido de la hoguera era demasiado fuerte.

Ese pensamiento envió escalofríos por mi columna vertebral. ―¿Quieres ir al hospital o informar de esto a la policía? Negó con la cabeza. ―Me dio una bofetada, pero nada más aparte de eso. Realmente no quiero contarles a diez personas diferentes al respecto. Quiero olvidar que alguna vez me gustó una escoria como él. Sólo quiero descansar y olvidarme de todo. Ashton se veía tan derrotada, y lo único que quería hacer era protegerla, pero tenía que asegurarme una vez más. ―¿Seguro que no quieres decirle a la policía al respecto? ―Estoy segura, Luca ―me aseguró―. ¿Podemos por favor, sólo ir a tu habitación? Estoy tan cansada. Tomándola de la mano, la conduje escaleras arriba. Ash se quedó en silencio y no traté de hacer una pequeña charla. Necesitaba su espacio. Una vez dentro, encendí la lámpara de la mesita. El cálido resplandor iluminó la habitación y puso en relieve el cabello de Ash mientras se sentaba en la cama. Me quité los zapatos y me dejé caer a su lado, la cama hundiéndose bajo mi peso. Supongo que Ash podría llevarse la cama y yo dormiría en el suelo. Parecía que era lo decente por hacer. ―¿Puedo ofrecerte algo? ―le pregunté, metiéndole un mechón de cabello detrás de la oreja. ―No, sólo quiero dormir. Sus ojos estudiaron mi cara y luego parpadearon hasta mi boca. Había una hinchazón en mi pecho que me hizo querer cuidar de ella. Me dieron ganas de comerme el mundo por ella. Tenía muchas ganas de tirarla en mis brazos y abrazarla, pero habíamos estado en una pelea por eso esa tarde y no estaba seguro de si estaría de acuerdo con ello. En su lugar, me puse en pie y tiré de la colcha de mi cama. ―Muy bien, puedes tomar la cama. Voy a tomar una almohada y dormir en el suelo.

Ashton se quitó los zapatos y se metió en la cama, arrastrándose de nuevo hasta que su espalda estuvo pegada a la pared. Me miró con nostalgia y mis entrañas se retorcieron de los nervios. Mierda. Ashton Summers estaba en mi cama. Nunca pensé que eso fuera posible. Dio unas palmaditas en el espacio vacío a su lado. ―Duerme conmigo. ―Sus palabras no tenían ningún doble significado o insinuación sexual. Sólo me quería a su lado para consolarla. No tenía por qué preguntarme dos veces. Cada parte de mí quería estar ahí para ella, era un instinto. Estiré la mano y apagué la lámpara de la mesita antes de quedarme en bóxers. Con suerte, no se extrañaría mucho de verme medio desnudo. Así era como me dormía y cualquier otra cosa se me hacía incomoda. Saqué mi teléfono del bolsillo de mi pantalón y lo coloqué en la mesita de noche junto a mí antes de subirme a su lado. Nos quedamos allí el uno frente al otro, en la oscuridad, con una brecha entre nosotros. No quise decir nada por si acaso estaba intentando dormir, así que dejé que el silencio se prolongase. Si no estaba lista para hablar, entonces no la iba a presionar.

No estoy seguro de cuánto tiempo estuvimos allí antes de que el tono de mensaje de mi teléfono sonase. Tomé el teléfono de la mesita de noche y miré hacia el brillante resplandor de la pantalla. Era un mensaje de mamá. Acabo de llegar a casa. He visto el coche en la entrada. ¿Has tomado el coche de Riley o estás en casa? Rápidamente le envié un mensaje de vuelta y puse el teléfono en silencio. En casa. No me encontraba bien. Estoy intentando dormir. Mi teléfono vibró cuando mi madre envió un mensaje nuevo. ¿Quieres venir y que compruebe tu temperatura? No, estoy bien. Sólo quiero dormir.

Avísame si necesitas algo. Empiezo a las 8 de la mañana, así que te veré en la cena. Buenas noches. Te quiero. Buenas noches. Dejé el teléfono en su sitio y me giré de nuevo, así estaba frente a Ashton. ―¿Quién era? ―Su voz salió de la nada y me hizo saltar. ―¡Mierda! Pensé que estabas dormida. ¿Te desperté? ―No, no estaba dormida. ―Oh ―dije, sintiéndome increíblemente estúpido―. Era solo mi madre dejándome saber que trabaja mañana. Le dije que me encontraba mal y que me había ido a la cama temprano. Ashton suspiró. ―Me siento mal porque tengas que mentir a tu madre por mí. Se lo mucho que odias cuando mientes a tus amigos sobre nosotros. Lo que ni siquiera ha funcionado, por cierto. Eddie lo ha descubierto todo. Sus palabras me sorprendieron. ¿Cómo había conocido ella a Eddie? Nunca le había dicho nada a él. Incluso cuando él y Riley me había enfrentado sobre todo este asunto con Ash, lo negué todo. ―¿Quién te dijo eso? ―Eddie. Me lo encontré esta tarde en tu entrada. Me dijo que ha sabido todo el tiempo que estábamos fingiendo todo el asunto, pero que no había dicho nada porque no era asunto suyo. ―Ashton hizo una pausa y cuando habló a continuación, sonaba increíblemente triste―. He pasado años burlándome de ustedes y pensando que era mucho mejor que todos. Al final, Eddie fue quien me tranquilizó sobre ti y me habló como si fuera un ser humano, que es más de lo que puedo decir de mi propia conducta hacia él. Y al final, fue Oliver el que me atacó y tú fuiste el que me salvó. Su voz se quebró y extendí la mano y tomé su mano en la mía. ―Shh, no necesitamos hablar de esto ahora. Es demasiado pronto.

―Quiero hablar de eso ahora

―insistió―.

He sido tan horrible, Luca. Me

merezco lo que me ha pasado esta noche. Ha sido el Karma por todas las cosas malas que les he hecho a otras personas. ―Se rompió en un mar de lágrimas y me apretó la mano. ―No vuelvas a decir eso otra vez. No mereces lo que te ha pasado. Esto no es culpa tuya, Ashton. Es culpa del imbécil. No tenía derecho a poner sus manos sobre ti. Debería habérselas roto. ―Una vez más, la ira se precipitó a través de mí. El enfado por lo que había hecho Oliver. La ira conmigo mismo por no haberlo detenido antes―. Si hubiese dejado la fogata antes podría haberle impedido hacerte daño. Mi voz estaba mezclada con la culpa y Ashton lo notó inmediatamente. Se acercó a mí y puso su brazo a mi alrededor. Estar tan cerca de ella hizo que mi corazón se acelerase. Olía tan malditamente increíble. ―Esto no es tu culpa, Luca. Tú eres el que me ha salvado. No sé qué haría sin ti. ―Tomó una respiración entrecortada―. He intentado ser otra persona durante años, pero sé que ahora mismo estoy exactamente donde debo estar. Sus palabras me llenaron de alegría y las dejé colgar en el silencio, saboreándolas. Pensé que se había dormido hasta que volvió a hablar. ―Ni siquiera había pensado en esto antes, pero tú y Yuki... No quiero crear problemas entre ustedes. La incertidumbre en su voz me hizo sonreír. ―No te preocupes por eso ahora. No vas a crear ningún problema con Yuki, porque no hay nada ahí. ―Pero los vi bailando juntos. ―La incertidumbre fue reemplazada rápidamente con incredulidad. ―Eso es todo lo que estábamos haciendo, Ash. Bailando. Fui allí para verte, pero cuando tú y el idiota desaparecieron, decidí irme. Quiero decir, tenías todo lo que querías así que, ¿cuál era el sentido de quedarme ahí? ―Así que... ¿te ibas de la hoguera cuando me oíste gritar? ―preguntó en voz baja.

―Uh-huh. Ashton vaciló antes de continuar en voz baja. ―Jamás he estado tan asustada en mi vida como cuando te tiró. Pensé... pensé que estabas muerto. No sabía lo que iba a hacer sin ti. Me quedé recordando ese día cuando estábamos en tu cocina y cómo te he ignorado toda la semana después de eso. Y lo último que te dije… fui una gran perra. ―Hey, no pienses en eso. Estoy bien. No me ha pasado nada. ―Sí, pero, ¿y si te hubiese pasado? Lo último que te había dicho era cierto comentario sarcástico sobre ti y Yuki. Soy tan estúpida. He sido una estúpida con todo. Sin embargo, tú siempre has estado ahí para mí. Todavía estás cuidando de mí, aunque yo me di por vencida contigo. Quería besarla. Mucho. Pero todo por lo que había pasado hoy ya era suficiente. En su lugar, me decidí por poner mis brazos a su alrededor y acercarla más a mí para que su cabeza estuviese apoyada en mi pecho. ―Está bien. Ahora estás a salvo. Nunca dejaré que nadie te haga daño otra vez. Lo prometo.

Ashton Traducido por Curitiba Corregido por Francatemartu

M

e escapé de la casa de Luca a las seis de la mañana siguiente, mientras dormía. Su mamá no se había despertado tampoco, así que pensé que era el mejor momento para mi fuga. Mi mamá no se levantaría hasta

dentro de una hora más o menos, y definitivamente no quería que me viera así. Me gustaría asearme y certificar lo mal que me veía. Cuando me había despertado, nuestros cuerpos estaban atrapados uno con el otro. Mi vestido elevado hasta que mi pierna descansaba sobre su muslo, y Luca me tenía ceñida a su pecho con su brazo alrededor de mí. La luz del sol que se filtraba por las persianas había iluminado su piel bronceada, dándole un aspecto dorado, y me fijé en la pacífica fisonomía por un momento antes de mala gana dejarlo. Una vez que estaba dentro de mi casa, de inmediato subí al baño y me encerré en él. Mi cabeza daba vueltas con los pensamientos de Luca y lo inocente que se veía durmiendo. No me atreví a despertarlo, así que garabateé una nota rápida agradeciéndole por lo de anoche y hacerle saber que había ido a casa. Me dirigí al lavamanos y abrí el grifo, salpicando mi cara con agua. Entonces me quedé allí, mirando hacia abajo, hasta que finalmente reuní el coraje suficiente para inspeccionarme en el espejo. No me veía bien, pero podría verme mucho peor. Mis ojos rojos e hinchados y la piel alrededor de ellos estaba inflamada. No sólo eso, sino que el lado izquierdo de mi cara donde Oliver me había abofeteado estaba un poco abultada también. Había también una magulladura desagradable en el lado izquierdo de mi cara junto con un rasguño que se había secado durante la noche. ¿Cómo diablos iba a explicarle esto a mamá?

Cautelosamente toqué el lado hinchado de mi cara y me estremecí cada vez que sentía una punzada de dolor. Gracias a Dios que era sábado y tenía el resto del fin de semana para sanar, pero no podía evitar a mamá. Me veía lo suficiente mal para que mamá me hiciera preguntas al respecto. Cuando sonó el teléfono, casi salté fuera de mi piel. El nombre de Luca apareció en la pantalla y de inmediato contesté. ―¿Dónde estás? ¿Estás bien? ―preguntó Luca, antes de que pudiera incluso saludar. Su preocupación hizo que las esquinas de mi boca volvieran hacia arriba en una media sonrisa. ―Estoy en casa. Te dejé una nota en tu mesita de noche. ¿No la viste? ―Espera. ―La cama crujió y se oyó un crujido, probablemente Luca recogiendo el papel―. Sí, lo veo ahora. Cuando me desperté, lo único que noté fue que te habías ido, nada más. ―Oh. ―Sus palabras hicieron que mis mejillas ardieran, y lamentaba haberlo dejado. No había nada que me hiciera sentir más segura que acurrucarme a su lado―. Tengo un problema, Luca. Mi cara está tan gorda como un pez globo. Luca se rió en el otro extremo. ―Ven a la ventana. ―Está bien, espera. ―Con una mirada decepcionada de mi reflejo, abrí la puerta del cuarto de baño tan silenciosamente como pude y me fui de puntillas por el pasillo hasta mi habitación. Cerré la puerta con llave antes de caminar hacia la ventana. Incluso desde esta distancia podía ver los moretones oscuros en el rostro de Luca. Había tumbado de culo a Oliver, pero antes de caer logró lanzarle un par de golpes. Inmediatamente, me sentí mal que Luca se hubiera herido por mi culpa. Mis ojos se desviaron y no pude dejar de admirar a Luca en toda su gloria sin camisa. No era la última vez que me preguntaría cómo había conseguido un cuerpo así.

Ahora sí que lamentaba dejarlo. Había sentido la mayor parte de su desnudo superior anoche, pero al verlo a la luz del día era una cuestión completamente diferente. ―Diría que podrías verte peor, pero entonces estaría mintiendo. ―La voz en mi oído me sorprendió y se me cayó el teléfono. ¡Maldita sea! Me había olvidado de que Luca estaba todavía en la línea. Rápidamente agarré el teléfono y lo apreté contra mi oído. ―¡P…perdón! ¿Qué…? ¿Qué has dicho? ―Nada. Sólo una broma de mal gusto. ―Hizo una pausa―. La inflamación desaparecerá en el próximo par de días y tus moretones se desvanecerán al final de la semana. ¿Ustedes chicas no tienen algún tipo de maquillaje mágico para cubrir esa mierda? ―Estás muy optimista al respecto. ―Está bien, está bien. Tengo una agenda oculta. Quiero sacarte hoy. ―Ladeó la cabeza mientras esperaba mi respuesta. Inmediatamente, mi mano se disparó a la cara y le di la espalda a la ventana para que no pudiera ver la devastación que se había deslizado en mi cara. No quería salir. No quería ir a ninguna parte. No quería ojos puestos en mí. No quería que la gente hablara de mí. Sólo quería meterme debajo de mis sábanas y no salir nunca. ―Ashy, ¿qué pasa? ―La preocupación en su tono de voz era inconfundible. Realmente se preocupaba por mí y no era su culpa que estaba teniendo dificultades para dejar ir lo que había sucedido la pasada noche. Yo sabía que él estaba tratando de hacerme dejar de pensar en todo. ―No quiero que nadie me vea así. Voy a tener un tiempo suficientemente difícil de explicar a mamá. No quiero que la mitad de la ciudad chismeé sobre ello tampoco. ―Y sabía que chismearían. En eso era lo único que este pueblo fantasma era bueno. ―Confía en mí, a donde vamos no va a haber ningún alma.

***

De alguna manera, dejé que Luca me convenciera de encontrarme con él delante de su casa en una hora. Mamá sin duda estaría despierta para entonces y tendría muchas explicaciones que dar sobre mis lesiones. Entonces, tomé el consejo de Luca. Sentado frente a mi espejo del tocador, puse todo mi maquillaje en una pila y pasé los siguientes treinta minutos aplicando capa tras capa en la cara. El corte y los moretones eran bastante fáciles de ocultar, pero era la hinchazón en la cara que no lograba disimular. Con un suspiro, finalmente me di por vencida y decidí que tomaría mis riesgos y vería qué reacción mi mamá tendría. Cuando me puse un par de pantalones vaqueros y una camiseta, y me estudié en el espejo, decidí que no me veía tan mal como esta mañana. La parte blanca de los ojos no estaban más inyectados en sangre, se veían algo normal. Eso es lo que pensaba de todos modos, o tal vez estaba desesperada por convencerme de esto. Mientras me dirigía abajo, podía oír el movimiento en la cocina. Genial. Mamá se había levantado. No había manera de que me pudiera colar a través de ella, así que puse una sonrisa falsa y esperé que mamá creyera la mentira que estaba a punto de darle. Mamá levantó la vista al oír el sonido de mis pasos y luego sus ojos se ampliaron por encima del borde de la taza que estaba tomando un sorbo. Depositó de golpe la taza y el oscuro líquido se derramó por la mesa y sobre el suelo, y se levantó de su asiento. Apenas había tomado dos pasos antes de que pasara una mano por mi cabello y me diera esa mirada como si estuviera a punto de caerme muerta en cualquier momento. ―¡Ashton! ¿Qué en el mundo te ha pasado? ¡Te ves absolutamente horrible! ―dijo esto como si no supiera ya que mi cara era del tamaño de un globo de helio ―Por Dios, mamá. Sí que sabes cómo hacer que me sienta mejor ―le dije rodando mis ojos mientras trataba de escapar de sus garras.

Dio un paso atrás y me observó con sus severos ojos azules. ―Ashton Blake Summers, dime quién te hizo esto. Forcé una sonrisa y la alejé con la mano. ―Oh, mamá, estás reaccionando de una forma exagerada. Nadie me hizo esto. Me caí en el camino a la hoguera. Mamá me miró incrédula y levantó una ceja. ―¿Tienes este aspecto porque... te caíste? ―Eso fue lo que dije. ―Suspiré y me acerqué a la nevera para que no pudiera ver mi cara. Agarré una jarra de jugo de naranja y me serví un vaso―. Mi cara no estaba hinchada hasta cuando me desperté esta mañana. Fue por eso que vine temprano a casa. Así podría hacerme ver un tanto decente antes de salir. ―¿Vas a salir? ¿Dónde? Realmente debes quedarte en casa y descansar un poco. ―Estoy bien, mamá ―dije encogiendo los hombros―. Voy salir con Luca. La boca de mi mamá se abrió y se quedó boquiabierta como si le hubiera dicho que estaba embarazada. ―¿Vas a salir con Luca? Para alguien que supuestamente lo odia, has estado pasando mucho tiempo en su casa. Tomé un trago del jugo de naranja y rodé mis ojos. ―Mamá, eres tan sobre dramática. No vamos a salir de salir en una cita. Sólo vamos a caminar, pero no dijo dónde. La mirada en la cara de mamá decía claramente que pensaba que algo más estaba pasando entre Luca y yo. Ugh. Mi mamá estaba tan atrapada en su “mundo de la escritura” que no se dio cuenta de que personas reales no funcionan de la manera en que los personajes de sus libros lo hacen. No había una épica historia de amor cuando se trataba de Luca y yo. Había sólo confusión. Mucho de esto. ―Bueno, asegúrese de volver a casa si no te siente bien, ¿de acuerdo?

―Te preocupas demasiado. ―Su preocupación me hizo querer decirle la verdad. Acurrucarme en sus brazos y decirle todo lo que había estado ocurriendo durante las últimas semanas. Quería que me sostuviera y me abrazara mientras lloraba, pero no podía hacerlo. Sólo quería seguir adelante y olvidarme de él. No quería tener que repetir la misma historia una y otra vez, porque sabía que mamá me haría ir a la policía y no era algo con lo que quisiera lidiar. ―Estaré en mi trabajo ―dijo mamá, besándome en la parte superior de mi cabeza. Cada vez que lo hace, me siento como una nena de nuevo. ―Adiós, mamá. Dile a Blaze que lo amo. Estaba tan contenta de estar fuera de la casa y lejos de mamá. Ella me amaba muerte, pero tenía este talento increíble para conseguir la información de mí. La noche pasada era sin duda algo que no quería confiarle, aunque me estaba comiendo por dentro. No había secretos entre nosotras, y le estaba ocultando algo importante. Si alguna vez se enterara, sabía que iba a quedar devastada por eso. Las hojas secas crujían bajo mis sandalias mientras caminaba por la entrada de mi casa y di la vuelta en la cerca de la propiedad de los Byron. La camioneta de Luca estaba estacionada en la calzada con el maletero abierto. Estaba de espaldas a mí mientras ponía algo dentro y rápidamente cerró la puerta. Se veía un poco como su antiguo yo, vestido de jeans negros vaqueros y una camiseta que decía The Clash 6, ¿era el nombre de una película o algo así? Mis ojos se detuvieron en la camiseta mientras admiraba la manera que encajaba perfectamente en él, mostrando sus hombros anchos y cintura delgada. Había un ligero crecimiento de barba en su mentón que francamente le hacía atractivo. Sus ojos centelleaban, como si supiera lo que estaba pensando, y me dedicó una radiante sonrisa que me debilitó las rodillas. Consideré pellizcarme de modo que me distrajera y dejar de mirarlo fijamente, pero no quería hacer más obvio que lo estaba mirando. ―Así que, ¿a dónde vamos? ―le pregunté en cambio.

6

The Clash: banda británica de punk que estuvo activa entre 1976 y 1986. Fue uno de los grupos más importantes e íconos de la primera ola de punk originada a finales de los años 70.

La sonrisa en su rostro se amplió, y juro, mi estómago me abandonó. ―Ya verás muy pronto ―dijo con un guiño.

Luca Traducido por Nayelii Corregido por Sttefanye

¿P

or qué tenía que ser tan malditamente atrayente? Mis palmas estaban sudando sobre el volante, mi voz seguía golpeando esas raras notas que no había escuchado desde que golpeé la pubertad, y mi corazón estaba latiendo tan fuerte debajo de mi

playera que no había manera de que Ashton no pudiera oírlo. La miré por el rabillo de mi ojo y tragué el nudo que estaba construyéndose en mi garganta. Mis ojos se dispararon de vuelta al camino en frente de mí mientras trataba de hacer una pequeña charla. ―Así que, huh, ¿cómo fueron las cosas con tu mamá esta mañana? ¿Te vio? Ashton giró alrededor en su asiento, así que estaba mirando directo hacia mí. ―Estuvo bien. Maldición. No quería hacerla sentir incomoda. En verdad necesitaba mantener mi gran boca cerrada. Eran los nervios. Estaban llegando a mí. Sentía como si necesitara llenar el silencio con conversación. Mi método claramente no funcionó. Quizás debería mantenerme callado como ella. Continuamos el resto de camino en silencio hasta que tomé un giro cerrado hacia la izquierda fuerte al descolorido letrero que leía “Willow Creek”. Ashton jadeó y presionó su cabeza contra la ventana como si fuera una niña en una dulcería. ―¿Estamos yendo al riachuelo? No he estado ahí en años, no desde… ―Su voz se apagó y se quedó callada otra vez.

No necesitaba terminar la oración. Ya sabía lo que quería decir. No había estado ahí desde que papá había fallecido. Desde que dejamos de ser amigos. Desde que comenzamos a actuar como extraños. La última vez que los tres estuvimos aquí fue en algún momento de la primavera del 2005 cuando acampamos toda la noche más allá del riachuelo. Nos sentamos alrededor de la fogata tostando malvaviscos y salchichas, y contando historias de fantasmas tarde en la noche. Ashton había sido natural en inventar sus propias historias, pero yo apestaba en eso así que comencé a repetir escenas de películas de horror. No fue hasta que me lancé en un resumen de The Grudge7 que papá y Ashton finalmente averiguaron lo que estaba haciendo. Desde la muerte de papá, había estado en el riachuelo unas cuantas veces para pescar, pero nunca fue lo mismo sin él y Ash conmigo. Sólo había algunas cosas que no podías hacer solo, sin reparar en los grandes recuerdos que traía de vuelta. No pude traer a Eddie, Stace o Riley conmigo porque no habían sido mis amigos cuando papá estaba vivo. Ash era la única que podía entender lo que el lugar significaba para mí porque era igual de importante para ella. Entré en el pequeño estacionamiento y apagué el auto. El silencio se arrastró mientras golpeaba un pulgar contra el volante preguntándome si había sido una mala idea. Solo porque estaba listo para compartir este lugar con ella otra vez no significaba que estaba lista para hacer lo mismo. ―No tenemos que hacer esto ―dije finalmente cuando el silencio se convirtió en insoportable―. Siempre podemos volver a mi casa y ver una película. Ash negó con la cabeza. ―No, esto es exactamente lo que necesito. Quiero hacer esto. ―Fijó sus determinados ojos azules en mí―. Vamos, vamos. Salimos y Ash me esperó mientras agarraba la cesta de picnic del camión. Cuando la vio, levantó una ceja pero, afortunadamente, no dijo nada. Había pensado 7

es la adaptación estadounidense de 2004 de la película japonesa Ju-on: The Grudge. La Maldición en

Hispanoamérica. El filme es la primera entrega en la serie de películas de horror estadounidenses The Grudge.

mucho en lo que contiene que no pensé que pudiera tomar la crítica o comentario sarcástico de ella. Dios, en verdad esperaba que no pensara que era patético que fuéramos a un picnic. ―¿Vamos a subir al riachuelo? ―preguntó mientras dábamos nuestros primeros pasos en el bosque. ―Río abajo, de hecho. Al estanque de roca. A menos que prefieras ir a algún otro lugar. En verdad no me importa. ―No, el estanque de roca está bien. Solo no te pierdas porque, tan vergonzoso como es admitir esto, no recuerdo el camino de vuelta al auto. ―Entonces mejor te pegas cerca, nena ―dije, tirándola a mi lado con mi mano libre. Mis dedos rozaron su cintura mientras me inclinaba―. No te preocupes. No me importa. La cara de Ash se puso rojo brillante y murmuró algo que no alcanzó mis oídos. ¿La acababa de afectar de la forma en que me había estado afectando todo el tiempo? El pensamiento trajo una sonrisa a mis labios y giré mi cabeza, pretendiendo concentrarme en el camino así ella no vería la estúpida sonrisa que tenía. Unos poco segundos después, su mano se deslizó en la mía. Traté de no dejar que la emoción se mostrara en mi cara porque entonces luciría como un total imbécil. Estaba tratando de impresionarla, no venir a través como un idiota. Sin embargo, Ashton, quien declaró que no estaría cerca de mí con un palo de diez metros, estaba voluntariamente sosteniendo mi mano. No estaba seguro de qué significaba exactamente, pero tenía que ser algo bueno. Las chicas no mostraban afecto al menos que quisieran. Al menos eso es lo que me gustaba decirme a mí mismo. El seco crujido de hojas y el chasquido de ramitas podían ser escuchados mientras nos dirigíamos más profundos en el enredo de árboles. Estábamos tomando la ruta más directa a la piscina que recordaba de mi memoria. No había estado aquí cerca de un año, pero los alrededores eran todavía familiares para mí. Aunque no me arriesgaría a venir de noche. No estaba tan seguro de mí mismo.

Bastante pronto, escuchamos el sonido del agua corriendo cerca. El riachuelo estaba en una pendiente, así que el agua corría río abajo por varios kilómetros hasta un largo estaque de roca. Dependiendo de dónde entraras al bosque, o cuál ruta tomaras, podía tomarte treinta minutos llegar al estanque, o unas buenas horas. Afortunadamente, no iba a tomarnos tanto. Salimos al claro, el cual era en realidad solo el espacio rodeando el estanque. La luz del sol entraba por la gran abertura en el dosel de los árboles que hacen que parezca como si alguien estaba iluminando con un gran foco de luz sobre la superficie del estanque. Ash miró alrededor con excitación mientras ponía la cesta de picnic abajo contra un árbol. ―Este lugar no ha cambiado ni un poco. ―Lucía como una niña en un parque de atracciones. La forma en que sus ojos estaban moviéndose de ida y vuelta mientras absorbían cada pequeño detalle. Noté que sus ojos se quedaron en el columpio de neumático que papá había puesto tantos años atrás. Entre tanto, había sacado la sábana y la había puesto en el suelo con algunos sándwiches, muffins de banana que mamá había hecho un par de días atrás, y dos botellas de jugo de manzana. Ashton caminó de vuelta hacia mí y sus ojos se ampliaron cuando miró mi pequeño campamento. ―Eso es lindo, Luca ―dijo y entonces asintió a los sándwiches―. ¿Qué hay en ellos? ―Atún con cebolla, encurtidos, aceitunas, y mayonesa. ―La combinación sonaba asquerosa, pero era la favorita de Ashton. O lo había sido cuando era más joven. Al principio lo encontraba desagradable, pero siempre me forzaba a comer hasta que mis papilas gustativas se hicieron inmunes a los sabores acres. Ahora, tenía que admitir, como que me gustaba. ―¿Todavía recuerdas mi sándwich favorito? ―Había sorpresa en su voz mientras me miraba. La mirada en su cara era suficiente para hacerme querer agarrarla,

tirarla en la sábana y aplastar esos malditos sándwiches. Pero no quería venir a través como un completo asqueroso. Por lo contrario, solo me encogí de hombros y actué como si no fuera la gran cosa. ―Hay un montón que recuerdo de ti, y además, me gustan también. Diversión se levantó en sus rasgos y sacudió su cabeza, riendo. ―De ninguna manera. Recuerdo perfectamente teniendo que forzarte, subir encima de ti, y sostenerte abajo así podía meterlos en tu boca. ¡Los odiabas! Maldición. No me importaría tenerla encima de mí y sosteniéndome abajo en este momento. No había manera de que odiara eso. Sacudí mi cabeza, tratando de sacudir los pensamientos sucios lejos. Hombre, tenía una mente de una pista a veces. ―Me gustaron con el tiempo. Así que, ¿lista para comer? Ashton mordió el interior de su mejilla y pensativamente miró a través del estanque. ―Como que quiero ir a nadar. Si me hubieras dicho a dónde estábamos yendo hubiera traído mi bikini o algo. Me pateé mentalmente por no decirle. Verla en un bikini habría hecho mi día entero. No, mi año entero. ―¿Por qué no solo te quitas la ropa? ―Oh no. Eso salió mal―. Quiero decir, puedes solo ir a nadar en tu sostén. Soné como el más grande pervertido del siglo. Ahora probablemente pensaba que quería verla desnuda. Quería verla desnuda, pero ese no era el punto. No necesitaba saber cada pensamiento sucio que cruzaba mi mente. Si corría lejos gritando no la culparía. Ashton me miró directo a los ojos. ―Supongo que funcionaría si estuviera usando un sostén.

Oh, mierda. No podía hablar en serio, ¿o sí? Naturalmente, mis ojos cayeron en su camiseta, y finalmente noté el tenue contorno de sus pezones a través del material. ―Oh. ―Era la única palabra que mi boca logró formar. Mi mente estaba completamente en blanco de hormonas corriendo. ―Aunque estoy usando ropa interior, así que puedo ir en topless. ―Inclinó su cabeza de lado―. Tan pronto como prometas no mirar. ―No voy a hacer promesas que no puedo mantener ―dije, cruzando mis brazos a través de mi pecho. Al diablo si sonaba como un pervertido, solo quería entrar al agua con ella. ―Al menos eres honesto. ―Remarcó mientras me miraba sacar a patadas mis zapatos y sacar mis jeans para revelar mis bóxers. Cuando procedí a sacar mi playera, los ojos de Ashton se plantaron justo en medio de mi pecho. Esta vez definitivamente no estaba imaginando cosas. En verdad me estaba revisando. Incluso aunque me había llamado un fenómeno numerosas veces, estaba atraída por mí. ―¿Quieres una mirada de más cerca? ―bromeé mientras lanzaba toda mi ropa en una pila. Ella aspiró por la nariz y giró su cuerpo lejos. ―Yo no… no es. Ugh. Solo entra al agua y no voltees hasta que entre. Encogí mis hombros y a propósito la rocé al pasarla en mi camino. Ella se estremeció contra mi piel, y mordí de vuelta una sonrisa mientras me sentaba en el borde del estanque. El sol había calentado el agua a una agradable temperatura cálida cuando metí mi pie en ella. El agua se sentía increíble contra mi piel y felizmente deslicé el resto del camino dentro. Metí la cabeza debajo del agua y nadé unos pocos metros para salir en el medio del estanque, tratando de no dar vuelta. El agua estaba tan cristalina que podías casi ver a través de ella. Si Ashton pensaba que podía esconderse aquí, tenía otra cosa viniendo. Iba a ver todo, lo quisiera o no. Podía ser un caballero si lo quería, pero no era ciego.

Empecé a flotar en el agua, aún con cuidado de no voltear. No quería alucinar a Ashton por coquetearle abiertamente pero iba a hacer mis intenciones claras hoy. Ese había sido todo el punto de esta expedición. Para el final del día, Ashton iba a saber exactamente cómo me siento acerca de ella. ―Puedes voltear ahora ―dijo desde algún lugar detrás de mí. Ni siquiera la había escuchado entrar al agua. Giré, perturbando el agua alrededor de mí y deteniéndome. Mi mandíbula cayó. Qué. Diablos. Miré y miré, y luego miré un poco más, porque esto obviamente era un sueño e iba a despertar pronto con una enorme erección. La razón por la que no había escuchado a Ashton entrar al agua era porque no lo hizo. Estaba de pie en su ropa interior negra con sus alegres pechos expuestos a mí para verlos. Quería que la viera. Estaba tratando de volverme loco. Ashton puso sus brazos juntos en frente de ella y se zambulló en el agua. Oh, mierda. Mi erección empujaba contra mis bóxers, queriendo salir. Comencé a sentirme inquieto mientras miraba a Ash nadar hacia mí. La deseaba tan mal, pero no quería que tomara esto de la forma equivocada. Su dorada cabeza rompió la superficie del agua y me sonrío. ―Me imaginé que ibas a ver todo de todas formas ―dijo en respuesta a la expresión en shock que probablemente estaba en mi cara. No era como si nunca hubiera estado con una chica antes, visto una desnuda o tenido sexo, pero Ashton me hacía sentir como si fuera inexperto. Alguna pequeña, miserable parte de mí se sentía inadecuada, como si no fuera lo suficientemente bueno para estar con alguien como ella. Alguien que lucía como la chica dorada completamente americana, mientras yo era el fenómeno de al lado. Joder. Estaba pensando que no era lo suficientemente para ella. La quería y no iba a dejar que este momento pasara. Me rehusaba a permitirme actuar como un completo perdedor en frente de ella. Tenía que conseguirme a mí mismo bajo control. ―Creo que es lo justo, si estoy sin playera entonces tú también.

Sus ojos se ampliaron. No había estado esperando que dijera eso, pero por la forma en que me estaba mirando podía decir que la excitó. O tal vez yo medio desnudo la excitaba. Como sea, algo estaba funcionando. ―¿Es eso lo que piensas? ¿De las chicas en topless? ―Su tono era ligero y juguetón, así que sabía que no estaba molesta conmigo. ―No. ―Sacudí mi cabeza―. La única chica en la que pienso en topless eres tú. Sus mejillas se pusieron del más profundo matiz de rojo imaginable. Me moví más cerca de ella y miré abajo a donde sus pechos eran claramente visibles a través del agua cristalina. No se movió lejos, solo esperó por mí para hacer el primer movimiento. Y, hombre, iba a hacer el primer movimiento.

Ashton Traducido por Paloma5 Corrección Dennars

E

l exterior frío y tranquilo que me había impuesto se derrumbó con rapidez en el momento en que Luca comenzó a moverse a través del agua, su cuerpo delgado y musculoso alcanzándome, los tatuajes al descubierto para

que pudiera verlos. Muy bien, correcto. Así que perdí mi aspecto frío tan pronto como se sacó la camisa y los pantalones vaqueros. Honestamente, así nadie podía mantener la calma. Luca se detuvo muy cerca de mí y me quedé inmóvil mirándolo con los dedos clavados en el fondo rocoso del estanque. Estaba demasiado nerviosa para moverme. Demasiado nerviosa para hablar. Demasiado nerviosa para hacer cualquier cosa. ¿Por qué estaba actuando como una absoluta tonta? No quería que pensara que no estaba interesada, cuando lo estaba. Muy, muy interesada. La ironía de todo esto es que ya no me importaba lo que parecía, ni cómo se vestía, si llevaba delineador de ojos, o si él mismo se había perforado como Eddie. Seguro, era absolutamente caliente, pero eso no me importaba tanto como antes. Oliver, que había sido un mirón con ojos de bebé, cabello rubio y cuerpo musculoso, había resultado ser casi un violador. No, lo que me llamó la atención sobre Luca fue lo mucho que se preocupaba. Se preocupaba por los demás y se preocupaba por mí, más de lo que merecía. Me desafió y me puso en mi lugar cuando actué como una completa snob, que era la mayor parte del tiempo. Era amable, divertido y súper talentoso. Y creo que lo amo. Mi cuerpo anhelaba apretarse contra el suyo. Ansiaba tener sus labios sobre los míos. Esperé sin aliento a que él hiciera algo. Con la esperanza de que me tocara.

No tuve que esperar mucho tiempo. Luca puso una mano sobre mi hombro y luego la subió hasta descansar en mi cuello. A pesar del calor del agua, los vellos de los brazos se me erizaron. Atrajo mi cabeza hacia él y sus labios suaves estuvieron sobre los míos. Su lengua se deslizó en mi boca y le di la bienvenida, acariciándola con la mía. Un brazo se deslizó hasta mi cintura y me atrajo contra su cuerpo mojado. La fricción enviaba una emoción que recorría todo el cuerpo y estaba empezando a perderme en las sensaciones a pesar de que cada centímetro de mi cuerpo estaba tan vivo. Llegó abajo para jugar con mis pechos y gemí, presionándome más contra él. El beso se profundizó y aferró mi cara con ambas manos, como si temiera que pudiera desaparecer. Le acaricié los músculos de los brazos y repasé su abdomen, saboreando la firmeza. No había nada que me detuviera. Era todo mío. Nos besábamos y queríamos más, con los labios hinchados y sensibles. Nunca era suficiente. Cada vez que necesitábamos aire, solo eran unos segundos antes de que nuestros labios volvieran a unirse. Luca arrastró besos por mi cuello y alrededor de mis pechos quemando mi piel. Queríamos más. Mucho más. Pero el agua era un obstáculo. Cuando me presioné contra su palpitante erección, Luca se detuvo. Su cara estaba enrojecida y la desesperación en sus ojos hizo que mi estómago saltara. Trazó una línea a lo largo de mi clavícula, provocándome un estremecimiento. Quería que siguiera tocándome. Quería que me besara de nuevo, pero no lo hizo. ―No en el agua ―dijo con voz ronca. Señaló hacia la orilla y asentí. Mi corazón latía con fuerza, lleno de nervios y ansiedad a medida que lentamente salimos del estanque, ni una sola vez apartando nuestros ojos el uno del otro. No necesitamos palabras para comunicar lo que ambos deseábamos, nuestras acciones hablaban alto y claro. Cuando nos tumbamos en la manta de picnic con los cuerpos presionados uno contra el otro, supe que no había mejor lugar donde quisiera estar.

***

Después de que terminamos, nos acostamos juntos envueltos en la manta de picnic mientras el sol hacía cosquillas en las partes de mi piel que no estaban cubiertas. Luca jugaba con un mechón de mi cabello mientras yo miraba los contornos de su rostro, tratando de imprimir cada marca, cada línea en mi mente. Especialmente aquellos ojos. No quería olvidar el verde pálido o el amarillo-verde que los rodeaba. Luca enterró su cabeza en mi cuello y me reí cuando su nariz me hizo cosquillas. ―Maldita sea. Hueles tan bien ―murmuró. Y luego sus labios estaban en mi cuello de nuevo, quemándome. Arqueé la espalda contra él mientras lamía suavemente mi piel. Me atrajo arriba de él, manteniendo sus labios en mi cuello mientras mechones de mi cabello húmedo caían sobre su rostro. Cuando gemí sobre su boca, Luca se detuvo y me miró con expresión divertida, como si el mundo le estuviera jugando algún tipo de broma. ―¿Qué pasa? ―le pregunté sin aliento―. ¿Por qué te detuviste? Luca suavemente me sacó de encima y se apoyó sobre un codo, su expresión inescrutable. ―Cuando regresemos a la escuela mañana las cosas serán diferentes. ¿Cómo vamos a actuar uno con el otro? No sé si debo evitarte o tomarte la mano. ―Estás pensando demasiado. ―Me senté y miré por mi ropa―. Cuando estábamos fingiendo estabas bien. Luca se puso de pie, mirándose frustrado mientras recogía sus calzoncillos y pantalones vaqueros y se los ponía. ―Eso fue diferente, Ash. Eso no era real. Esto lo es. No tenía miedo de perderte, ahora sí. No sabía qué decir a eso. En alguna parte oscura de mi mente, me afectaba profundamente que dijera cosas como estas. No estaba acostumbrada a tener gente alrededor de mi vida. Mi única constante era mi mamá. Toda otra figura masculina simplemente me había abandonado. Mi padre biológico, el padre de Luca, y Bryan también. Tuve mis defensas arriba por años porque me mantenían a salvo.

Enfocada. No quería ser débil. Realmente nunca quise enamorarme de alguien y dar todo. Tenía miedo de ser descartada. Sin embargo, Luca parecía diferente. Parecía realmente preocupado por mí y, tanto como había tratado de negarlo, mis sentimientos hacia él nunca se habían ido. Estaban grabados en cada parte de mí, la risa, la sonrisa, la tristeza. Lo rechacé porque esa parte oscura de mí pensó que me iba a dejar tarde o temprano, pero eso no era cierto. Luca nunca me haría eso. Éramos uno y el mismo. Me necesitaba tanto como lo necesitaba a él. Deseando una distracción de la realidad que me negaba a enfrentar, busqué mis jeans y camiseta. Antes de que pudiera levantarme, Luca ya los estaba recogiendo y entregándomelos. A pesar del momento tan especial que habíamos compartido, el estado de ánimo era melancólico. Una vez que mis ropas estaban de vuelta, Luca habló por fin. ―No puedes ignorar lo que acabo de decir, Ashy. Di algo, por lo menos. Puedes marcharte de aquí y nunca tener nada que ver conmigo o podemos darle a esto, sea lo que sea, una oportunidad. ―Se pasó una mano por el cabello en señal de frustración―. Lo que sea que quieras, necesito oírlo de ti. No quiero asumir nada. El miedo serpenteaba a través de mis venas y se adueñó de mi corazón, oprimiéndolo. Si no le decía nada, ¿iba a dejarme? ¿Nunca volvería? Si le decía que no quería volver a verlo de nuevo, ¿simplemente me dejaría ir? ¿Así de fácil? El miedo se convirtió en pánico y me aferre el pecho, tratando de mantener la respiración bajo control. La alarma era visible en los ojos de Luca mientras llegó hasta mí y tomó mi cara entre sus manos. ―Ashton, ¿qué te pasa? Cálmate. Todo va a estar bien. Lo siento, te presioné. No tenemos que hablar de esto. Lágrimas amargas me llenaron los ojos. Lo aparté con un gesto de la mano. ―No puedo creer que no quieras tener nada que ver conmigo. Luca gimió de frustración y puso sus manos firmemente sobre mis hombros. Sus ojos verdes atravesándome mientras hablaba.

―Déjame decirte esto una vez, solo una vez. Lo que dije, fue para que no te sientas obligada a estar conmigo porque... tuvimos sexo. Te lo dije, tengo miedo de perderte, ¿crees que diría eso si no fuera cierto? Mordiéndome el labio, bajé la cabeza para fijar la vista al suelo. ―A veces la gente dice cosas, pero hace algo diferente. Luca me levantó la cabeza para que pudiera mirarlo a los ojos. ―Ashton, nunca te haría eso. Si me dices que me aleje de ti, créeme, no podría hacerlo. Trataría de hacerte cambiar de opinión. Antes las cosas eran diferentes, pero ahora no puedo estar sin ti. Tengo que tenerte. Te amo. Mis entrañas se estremecieron cuando nos miramos el uno al otro. La mirada en sus ojos hizo que mis rodillas temblaran. ―Tú... Asintió. ―Te amo, Ashton. El aliento se me quedó atrapado en la garganta. Un millón de pensamientos corrían por mi mente, pero una idea comenzó a formarse con claridad, abriéndose camino al frente. ―También te amo. Luca acarició mi mejilla. ―¿Recuerdas cuando hicimos ese acuerdo donde fingía salir contigo a cambio de un favor? Asentí, preguntándome a dónde iba todo esto. ―Bueno, estoy cobrándolo ahora. No me dejes nunca. No dejes que me vaya. Mantente siempre conmigo. ―Luca, no necesitas sacar provecho de ese favor estúpido para que esté contigo. Quiero estar contigo por ti, no porque te lo debo. Nunca tendrás que preocuparte,

porque nunca te dejaré ir. ―Me incliné hacia delante para besarlo, pero Luca dio un paso atrás. ―¿Qué pasa? Me miró como si yo fuera un fantasma. ―Estoy tratando de asegurarme de que esto no es producto de mi imaginación. ―No ―le aseguré, acercando su caliente y deliciosa boca a la mía, donde pertenecía.

Luca Traducido por Aria Corregido por Angeles Rangel

M

i mano descansaba en el muslo de Ashton en el viaje de vuelta a casa. No había dicho mucho y no sabía si eso era algo bueno o algo malo. Esperaba que no se estuviera sintiendo incómoda sobre lo que había

pasado entre nosotros. No quería alejarla. No había sido mi intención tener sexo con ella, sólo había querido recordarle los buenos recuerdos que habíamos tenido en Willow Creek de niños, pero el momento se sintió el correcto. Realmente esperaba que no creyera que la había llevado ahí con segundas intenciones. ―¿Estás bien? ―pregunté, mirándola por el rabillo del ojo. Sorprendida por el sonido de mi voz, me miró y sonrió. Esa sonrisa era por la que vivía, y me llenaba de orgullo que todavía pudiera traerla a su rostro. ―Estoy bien. Todo está bien. Satisfecho con su respuesta, concentré mi atención de vuelta en la carretera. No había ni un indicio de decepción en su voz. No estaba intentando sacarme de encima. Realmente estaba bien. ―¿Luca? ―¿Hmm? ―¿Crees que soy una completa idiota? Girando una curva, me volví para mirarla otra vez. ―¿Por qué dices eso?

Ella suspiró. ―Porque estabas justo delante de mí todo el tiempo, pero seguía yendo detrás del chico equivocado, saliendo con la gente equivocada. Todo este tiempo desperdiciado que podía haber pasado contigo. Nunca me arriesgué; nunca intenté conocerte otra vez. ¿Eso me hace estúpida? Negué, odiando que Ashton todavía estuviera anclada al pasado. ―Todo eso ya no importa. Soy tan culpable como tú. Tal vez más. Pero no tiene sentido repetir lo mismo una y otra vez. Tenemos que superarlo. ―Suenas viejo y sabio ―dijo Ash con el indicio de una sonrisa en su voz. ―Me llevó mucho tiempo superar la muerte de papá. Aprendí mucho de todos los tristes y solitarios meses que pasé odiando al mundo. ―¿Cómo lo hiciste? Volví a pensar en el momento en que había estado en un lugar tan oscuro, atormentado por la ausencia de mi padre. La brusquedad de su muerte, el hecho de que no pude decirle adiós, me estaba destrozando por dentro. Entonces un día, fui abajo al garaje y encontré su guitarra. ―La música ―dije―. Eso fue lo que me ayudó. ―¿La música, en serio? Asentí, mis ojos encontrándola otra vez. ―Cuando estoy cantando, cuando estoy tocando la guitarra, siento que estoy en mi propio mundo. No veo a nadie, no oigo a nadie. Sólo soy yo dejando salir todo. Me siento muy libre. ―Eso es increí… ¡Luca! ¡CUIDADO! Mis ojos volvieron bruscamente a la carretera frente a mí. Un coche que se aproximaba viró en nuestro carril para evitar una gran rama que estaba en medio de la carretera. La adrenalina se apoderó de mí, y pisé los frenos y me desvié a la derecha.

El coche se salió de la carretera de asfalto sobre la tierra, evitando el coche que se aproximaba el cual siguió conduciendo. Paramos a metros de un gran árbol. Si hubiera frenado más tarde, estaríamos muertos. Apagué el motor y miré para ver si Ashton estaba bien. Desde su grito de advertencia, había estado callada. Dios, esperé que no tuviera una conmoción cerebral. Ashton estaba mirando a su regazo, agarrando el cinturón de seguridad con una mano, los nudillos blancos. Estaba temblando y, cuando miró arriba, sus ojos estaban vacíos y ciegos. ―¿Ashy, estás bien? ―pregunté con preocupación, mientras desataba mi cinturón de seguridad para poder alcanzarla mejor. Ashy levantó su mano y la estudió. ―Sangre. Demasiada sangre. ―¿Q-Qué? ¿Dónde? ¿Estás herida? Estaba realmente preocupado ahora. Trepé alrededor de mi asiento, intentando llegar a ella, pero me alejó, negando con la cabeza. ―No, yo no. Él. ¿Qué demonios? ¿El tipo en el otro coche se había herido y no me di cuenta? ―¿Ashton, de qué estás hablando? ―Había demasiada sangre, Luca. ―Me miró otra vez, sus ojos brillando con lágrimas. ―¿Ash, qué…? ―¿Recuerdas cuando me preguntaste por qué no conducía? ―Rió como si hubiera dicho algo gracioso―. ¿Cuáles eran las probabilidades de que me preguntaras eso? Asentí, preguntándome qué tenía eso que ver con nada. Estaba más preocupado por ella y si estaba bien. Definitivamente no estaba actuando normal. Tal vez

salvarnos por los pelos se había sumado a su mala experiencia con Oliver. Tal vez la había empujado sobre el borde. ―Te dije que los coches me ponían nerviosa, pero nunca expliqué por qué. Nunca te conté toda la historia, porque nunca me diste una oportunidad. ―¿Ashy, qué está pasando? ―La preocupación se apoderó de mí. Preocupación por la chica a la que quería. Su agarre sobre el cinturón de seguridad se aflojó y dobló sus manos cuidadosamente sobre su regazo. Mientras miraba abajo hacia ellos, me recordaba mucho a una niña, vulnerable, asustada y débil. Me miró con ojos muertos. ―Estaba ahí, hace siete años, cuando tu padre murió. Sus palabras no tenían sentido. Negué para aclarar mis pensamientos. ―No estoy seguro de qué estás intentando decirme. Exhaló. ―Tu padre murió delante de mí. ―Pero murió en un accidente de coche… ―Mi voz se apagó mientras la ansiedad de Ashton por los coches empezó a tener sentido. ―Sí, murió en un accidente de coche en el pueblo. Acababa de salir del supermercado. Tenía ese helado de chocolate negro con el que estabas obsesionado. Estaba planeando sorprenderte porque lo habías hecho muy bien en tu examen de inglés. ―Hizo una pausa, respirando profundamente―. Llegó al coche y se metió dentro. Estaba ahí de pie mirándole, porque mamá había ido a la oficina de correos y estaba esperándole. Tan pronto como él arrancó, el otro coche le golpeó. Mierda. Ashton había tenido que pasar por algo tan traumático por su cuenta y fui el idiota que la alejó. Estuve consumido por mi propio dolor, tan sólo pensando en mí

mismo que nunca pensé en ella. Sólo había querido evitarla, para no tener que hablar sobre mis sentimientos, sin saber por lo que ella estaba pasando. Había perdido a mi padre, pero ella vio cómo pasaba. ―¿Cómo es que nunca me lo dijiste? ¿O a mamá? ―Nunca me diste una oportunidad, Luca. No hablaste conmigo durante semanas. Cuando esas semanas se volvieron en meses, mi madre me dijo que siguiera adelante. Así lo hice. Nunca le dijimos a tu madre porque ya estaba pasando por mucho. Mamá no quiso sumarlo a eso. ―Me dio una sonrisa irónica―. Sabes, todas las fotos que tenemos de tu padre están en el ático porque no podía pasar frente a una sin tener un ataque de pánico. Caminé a la escuela durante meses porque no podía meterme en un coche. Cada vez que lo hacía, pensaba en el accidente y tenía un ataque de pánico. No mejoró hasta que empecé a ver a un psicólogo, pero todavía odio meterme en los coches y nunca conduciré uno. ―Maldición, Ash. Lo siento mucho. ―Alcanzándola, la tomé en brazos y la abracé contra mi pecho. Ella suspiró en mí, y levantó la cabeza para que pudiera ver esos brillantes ojos azules suyos. Emociones diferentes se estaban reproduciendo alrededor de ellos mientras hablaba. ―No es culpa tuya. Por mucho que intenté culparte por distanciarnos en el pasado, no es culpa tuya. Podría haberte esperado hasta que estuvieras preparado para hablar conmigo pero… ―… Tenías miedo de estar sola. Tenías miedo de no tener a nadie. No necesitaba explicarme. La entendía perfectamente. El mayor miedo de Ashton era ser abandonada. ―Pero no tienes que preocuparte ―dije, besando su cabello suave―. Siempre estaré aquí para ti.

Ashton Traducido por Curitiba Corregido por Nanis

―N

o quiero alarmarte ―dijo Luca, su voz cerca de mi oído, enviando escalofríos corriendo por todo mi cuerpo―. Pero Kance está parada en tu camino de entrada.

Mi estado de ánimo se hizo añicos cuando miré hacia mi casa y vi que Kance realmente estaba allí, parada. Tuve que parpadear varias veces para asegurarme de que no estaba perdiendo la cabeza. ¿Qué demonios estaba haciendo aquí? ―Creo que es mejor ir a ver lo que quiere ―le dije, reacia en dejarlo. Una sonrisa torcida se formó en la boca de Luca. ―O simplemente podría atropellarla y decir que el sol me molestó los ojos. ―Eso no es gracioso ―le regañé, dándole mi mejor mirada severa. Realmente solo tomé prestada esta mirada de mi mamá. Era la maestra en ellas. Luca se encogió de hombros y me atrajo hacia él. Sus labios rozaron las mejillas, la frente, la nariz y, finalmente, mis labios. ―Voy a estar adentro. Déjame saber si necesitas algo. Al verlo entrar en su casa, tuve la tentación de seguirlo. Prefiero estar con él que hablar con Kance. En realidad, cualquier cosa era mejor que estar en torno a ella. Bueno, tenía que ir. No importa lo que dijera, tenía que ser madura y no dejar que me afectara. Alzando la barbilla, me dirigí con confianza hacia ella con larga zancadas. Cuando me acerqué, Kance echó el suave cabello oscuro por encima del hombro y me

dedicó una sonrisa. Como de costumbre, estaba impecablemente vestida con pantalones negros, una blusa de seda color crema y una chaqueta recortada. En comparación, parecía un completo desastre en mis pantalones vaqueros y una simple camiseta. Además, mi cabello era fibroso y húmedo, probablemente parecía una rata ahogada. Mi confianza se desplomó. Los ojos de Kance se abrieron como platos cuando me vio. ―¡Oh, Dios, Ashton! ¿Qué te pasó en la cara? Esto no me hizo sentirme mejor acerca de mi apariencia. ―Nada. Me caí. ―Oh. Umm... ¿estás bien? Ignoré su pregunta. ―¿Quieres algo? ―Mi tono era seco. No me importaba si por casualidad sonaba grosero. Ella me lo había hecho peor. ―Um... ¿podemos hablar, Ashton? ―preguntó, jugueteando con un hilo flojo en la manga de su chaqueta. La miré con recelo. ―Estamos hablando. Kance echó un vistazo hacia la casa de los Byron. ―Así que, tú y Luca están bastante en serio, ¿eh? ―Sí, es un gran tipo a pesar de lo que algunas personas podrían pensar ―le dije, cruzando los brazos sobre el pecho para que ella tomara la indirecta. Kance levantó las manos en señal de rendición. ―Hey, no he dicho nada malo de él. Nadie lo hace. Desde que las chicas en el equipo comenzaran a pasar su tiempo fantaseando con él, me he vuelto inmune al tema sobre Luca Byron.

Las chicas del equipo no estaban solas en esta actividad. Hice mi parte justa de fantasear también. Era imposible no hacerlo. Cuando Kance me miró con una expresión desanimada en su rostro, me di cuenta de que ella también lo hizo. Era algo que nunca admitiría, pero apostaría cualquier suma de dinero que lo encontraba atractivo. Era una estirada, presumida, no ciega. ―¿Qué es lo que quieres exactamente? Porque estoy bastante segura de que no hay nada más que puedas quitarme. ―No podía ocultar el enojo de mi voz. Kance me había tratado como si fuera una sabandija desde hace semanas. Cada vez que había intentado hablar con ella, para entender lo que podía hacer para arreglar las cosas, me menospreciaba y me humillaba. Esas heridas aún estaban frescas y no estaba de un humor particularmente indulgente. Al menos Kance tuvo la decencia de parecer culpable. ―Sé que es demasiado tarde para decir "lo siento", pero todavía quiero de todos modos hacerlo. No debería haber hecho lo que hice. No puedo decirte por qué lo hice. Supongo que es porque me haces sentir débil e insegura. Levanté una ceja. ¿La hacía sentir débil e insegura? ¿Estaba siendo honesta en este momento? Mientras buscaba su rostro, pude ver que ella estaba luchando con varias emociones conflictivas. No debía serle fácil admitir esto a alguien, y mucho menos a mí. ―¿Tú, insegura? ¿Qué podría posiblemente dejarte insegura, Kance? Eres preciosa, popular y tienes una tonelada de amigos. ―Eso no significa que agrade a esa gente. Estaba celosa de la forma que te veían. Eres más bonita y mejor porrista. Otras personas solían venir y hablar contigo antes de que te hiciera creer que eras mejor que ellos. Esas personas, que se dicen ser mis amigos, me odian. Hablan de mí a mis espaldas y sé que secretamente esperan que caiga en un agujero y me muera. Mi única verdadera amiga eres tú. Y ambas sabemos que metí la pata en esto. Su admisión me ablandó un poco. Estaba enojada con ella, pero todavía era mi mejor amiga. Habíamos pasado por muchas cosas juntas durante años. Sin embargo, había un problema enorme pesando en mi mente.

―Sabías que me gustaba Oliver, sin embargo, te has acostado con él a mis espaldas. Las amigas no hacen eso. ―Fui una perra completa, Ashton. No puedo poner excusas para lo que hice. Todo lo que puedo hacer es decirte que lo siento y esperar que eso sea lo suficiente para recuperarte. ―Había un dejo de desesperación en sus ojos que me entristeció. Claro, había sido francamente horrible para mí, pero no podía mantenerme en contra de ella para siempre. Además, eché de menos a mi mejor amiga. ―No estoy diciendo que estoy completamente conforme sobre eso, pero te perdono ―dije simplemente. Era tan honesta como podía ser sin lastimar sus sentimientos. Los ojos de Kance se iluminaron y, sorprendentemente, me dio un abrazo rápido antes de dar un paso atrás. ―Oh, Ash, hay tantas cosas en las que tenemos que ponernos al día. ¡Principalmente sobre aquel pajero, Oliver! Me dejó y luego hizo lo mismo contigo, supongo. ¡Pero ahora tienes a Luca, y eso es emocionante! Tienes que presentarnos correctamente. No sabía lo que Luca pensaría de eso. Estaba bastante bien enterado de Kance y sus fechorías, pero convenientemente había olvidado la forma en que había tratado a Luca y sus amigos en el pasado. No creo que Luca se animaría con ella tan pronto. Kance todavía estaba hablando, así que centré mi atención en ella. ―... Y los padres de Kendall están fuera de la ciudad este fin de semana entonces está preparando una gran fiesta en su casa el viernes. Irá la mitad de la escuela. ¡Tú y Luca deberían venir! Me encogí de hombros, sin saber si Luca participaría en ese tipo de cosas. Que apareciera en la hoguera había sido un milagro. Ir a una fiesta en una casa era una historia diferente. ―No lo sé, Kance. Tiene un gran concierto en la noche del sábado que viene y no podrá realmente aparecer.

Kance puso mala cara un poco. ―Pensé que esto sería una gran manera para que todos nosotros volviéramos a conectar. Tenía muchas ganas de resolver las cosas entre nosotras, Ashton. Quiero que las cosas vuelvan a ser como antes. ―Ella sonaba tan sincera que no me atreví a decepcionarla. Solté un suspiro. Tal vez si hablaba con Eddie y Riley sobre ir, Luca estaría más abierto a la idea. ―No voy a prometer nada, pero lo intentaré. Kance sonrió y me apretó el brazo. ―Eso es todo lo que esperaba. Sólo otra oportunidad para demostrarnos la una a la otra lo mucho que nos importa. El entusiasmo de mi mejor amiga era contagioso y le di la primera sonrisa genuina desde que habíamos empezado esta conversación. ―Yo también. ―Y lo decía en serio. Luca ―¿Es esto una especie de broma de mal gusto? ―le pregunté. Estábamos al frente de nuestras casas antes de la escuela el lunes, cuando Ashton me sorprendió con la noticia. Mi humor había tomado definitivamente un giro para lo peor. Había estado tan contento de ver a Ash esta mañana. Alegre de que la hinchazón había bajado en la cara y que sus moretones eran apenas perceptibles. Parecía mucho más feliz también. Sus ojos estaban brillantes y había un saltar en su caminar. Sin embargo, estaba diferente. Había cambiado debido al dolor que el hijo de puta había infligido a ella. Tal vez nunca volvería a la normalidad, pero a pesar de todo, siempre iba a estar allí para ella. Ash estaba mordiendo el interior de su mejilla, sus ojos inseguros mientras me estudiaba. ―Creo que sólo se siente mal por todo lo que pasó.

La miré con malicia. ―¿Y le llevó tanto tiempo para sentirse mal? Fueran semanas, Ash. Lo siento si parezco un poco escéptico, pero creo que es una sarta de sandeces. ―Luca, sólo déjalo ir, ¿de acuerdo? ―El tono de voz de Ash me picó. Ella exactamente no había gritado, pero definitivamente había un dejo de irritación allí. ―Bien ―murmuré, metiendo las manos en los bolsillos de mis jeans―. ¿Estás lista para ir? Ashton vaciló, y había una mirada en sus ojos como si estuviera discutiendo consigo misma. Se mordió el labio, sin mirarme a los ojos. ―Um... no te lo tomes a mal, pero Kance dijo que vendría a recogerme hoy. Mi mandíbula casi golpeó el pavimento. Esto sí que realmente era una broma de mal gusto. No había manera de que Ash pudiera ser tan estúpida. Kance le había hecho la vida un infierno, y ahora estaba haciendo un viaje a la escuela con ella. Qué. Infiernos. ―Estás loca. Has perdido tu maldita mente. Cuando me di la vuelta para subir en mi carro, la mano de Ash me haló por la camiseta. Ese pequeño toque hizo que mi estómago se retorciera y quise tomarla en mis brazos. Mi humor se desvaneció cuando giré para encontrarme con sus brillantes ojos azules. ―Luca, por favor, sólo escúchame. Antes de que pudiera decir nada, sonó una bocina, interrumpiéndola. Mirando de nuevo hacia la calle, vi el SUV negro de Kance estacionado. Así de sencillo, mi mal humor regresó y me encogí de hombros desconectándome de Ashton. Me di cuenta de que mi rechazo le había hecho daño, pero no presionó el asunto. Estaba claro que no quería hacer una escena frente a Kance. En serio, Kance sólo había regresado a la vida de Ashton durante dos días y ya estaba causando problemas entre nosotros.

Kance saltó de su coche y se acercó a nosotros, saludando. Ashton le devolvió el saludo, y simplemente la miré con desconfianza. Más bien me cortaría la mano que saludarla. No confiaba en esa chica para nada. Era fría y manipuladora. ―¡Buenos días, Ashton! ―dijo con una sonrisa dulzarrona. Volvió sus grandes ojos sobre mí―. Y Luca, ¿cómo estás? Un gruñido fue mi respuesta. Ese es todo el reconocimiento que esa diabla iba a obtener de mí. Me volví hacia Ash, esperando que mis ojos le transmitieran lo mucho que quería que no se fuera a la escuela con Kance. No se dio por aludida. ―Nos vemos en la escuela ―dijo, alzándose para plantar un beso rápido en mi mejilla. ―Espero que eso esté bien, Luca ―dijo Kance brillantemente―. Ash y yo tenemos mucho para ponernos al día. Nos encontraremos contigo en la escuela. Mientras las veía caminar hacia el coche de Kance, Ash miró por encima del hombro y me lanzó una sonrisa tensa. No me atreví a devolverla, así que me limité a asentir. Cuando Kance se fue, di una patada a la parte trasera de mi coche y me apoyé contra él, echando humo. Esto no era bueno. No importa cuánto Kance sonriera, podía ver la hostilidad revolviendo en sus ojos cada vez que nos miraba a Ashton y a mí. Esa chica tenía algo planeado y no iba a dejar que Ash se quedara a su alrededor el tiempo suficiente para averiguar lo que era.

Ashton Traducido por Azuloni y AuRose Corregido por Floraah1

U

gh. Odiaba que Luca estuviese enfadado conmigo. Por fin habíamos llegado a un buen punto en nuestra relación y entonces Kance apareció. Una parte de mí quería gritarle a Kance que se detuviese, para que así

pudiese salir e ir corriendo a los brazos de Luca. Nada valía la pena si se metía entre nosotros. Sin embargo, me quedé en el coche, ya que, a pesar de todo lo que había sucedido, Kance me importaba demasiado. Podía parecer una niña mimada y rica, pero se estaba recuperando del divorcio de sus padres. Esta era su manera de hacerle frente. Tomando toda su frustración en la gente. Ayer por la noche, algunas de las cosas que me había dicho se habían quedado conmigo. Me vi a mí misma en ella. Pagué también mis problemas con otras personas. Me había hecho sentir mejor meterme con los defectos de los demás, así no me centraba en los míos. Me daba una salida de escape, pero no era lo correcto. Era tan mala como ella, y nunca habría cambiado si Luca no hubiese vuelto a mi vida. Él era mi ancla, el que lo mantenía todo junto. No se había dado por vencido conmigo y si Kance estaba dispuesta a cambiar, tampoco podía abandonarla. ―¿Cómo te estás tomando todo el asunto de Oliver? ¿Qué había entre ustedes de todas formas? ―le pregunté. En cierto modo, no quería saberlo, pero realmente quería saber. Kance tamborileó con sus uñas acrílicas en el volante mientras doblábamos una esquina. ―Dormíamos juntos, eso es todo. Cuando quise tener una relación seria, me dijo que era una puta y que sólo era buena para una cosa.

Mi boca se abrió. ―¡Eso el algo horrible! ¡No puedo creer que alguna vez me gustó! Me da asco. ―Entonces, ¿qué pasó con ustedes dos? Un minuto estás con Luca y al siguiente, Oliver te llevaba a la hoguera. Ahora estás de vuelta con Luca. Decídete. Antes de la ruptura total entre Kance y yo hubiese pasado, se lo hubiese contado todo, pero ahora no puedo. Aparte del hecho de que era algo que no quería hablar, no tenía ganas de compartir algo tan importante con ella. Tal vez dentro de un tiempo, si de verdad lo superaba, y podía empezar a confiar en ella como mi confidente de nuevo, pero por ahora, no podía dejarla entrar. ―Me di cuenta de lo perdedor que era. No puedo estar con alguien así. Luca es mucho mejor persona. ―Puedo decir que te hace feliz ―dijo Kance mientras estacionaba en un espacio vacío―.

Además, se ve mucho mejor después de ese cambio de imagen. A

cualquiera le gustaría. ―Confía en Kance para moverse rápidamente hacia lo físico. ―Es magnífico. ―Salgo del coche y espero a Kance que está haciendo algo en su teléfono. ―¿Sabes lo que he oído? ―pregunta Kance, metiendo su teléfono en el bolso, y bloqueando el coche. No había tardado mucho tiempo en poner en marcha su habitual sesión de cotilleo. Algunas cosas nunca cambian―. Que Oliver está mayormente colgado de ti. Estábamos casi en el patio cuando me detuve y la miré con total sorpresa, apenas creyendo lo que oía. Oliver había tratado de asaltarme sexualmente, ¿pero iba por ahí diciéndole a la gente que me quería? ¿En qué universo alternativo estábamos que incluso creía que alguna vez tendríamos una relación? Qué psicópata, enfermo idiota. Espero que se pudriese en el infierno. ―¿Quién te ha dicho eso?

―Todos los amigos de Oliver están hablando de ello ―dijo Kance en un tono de dalo-por-hecho―. Él realmente te quiere. Matt piensa que es porque lo has abandonado por Luca. ―¡Nunca estuvimos juntos! ―grité, sintiéndome frustrada porque no podía escaparme del tema de Oliver―. ¡Se está engañando si se cree que algo pasó o va a pasar alguna vez entre nosotros! ―Ashton, ¿puedo hablar contigo? Mi piel se puso de gallina al oír el sonido de su voz y miré a mi alrededor, de repente sintiéndome insegura. Mi instinto natural era salir corriendo, pero no me atreví a moverme. Oliver estaba a unos pasos de distancia, y dándome la mirada de un abatido cachorrito. No hace mucho tiempo, esa mirada me habría hecho ir como loca sobre él, pero ahora sólo me hacía estremecer. Su apariencia y su personalidad no coincidían. Nadie sabía el monstruo que realmente era, lo que era capaz de hacer. En una segunda inspección, me di cuenta de lo machacado que estaba. Mis heridas no tenían nada que ver con Oliver. Su rostro estaba prácticamente repleto de lesiones. Su ojo izquierdo estaba casi cerrado por lo hinchado que estaba. Luca realmente había dejado su marca. ―¡Mantente a un infierno lejos de mí! ―le grité, retrocediendo y yendo hacia Kance. Tomé una bocanada de su caro perfume y me dieron ganas de vomitar. Oliver miró a Kance, con ojos suplicantes. ―Kance, ¿puedo tener un momento a solas con Ashton? Realmente tenemos que hablar. ―Um, sí, supongo ―dijo Kance mirando entre nosotros dos con curiosidad. Su mente estaba funcionando a toda marcha mientras trataba de adivinar qué era exactamente lo que estaba pasando entre nosotros. Renunciando, empezó a caminar a mi alrededor. ―Kance, no te vayas. ―No quería quedarme con este cretino. No quería tener nada que ver con él. Quería irme lo más lejos que pudiese.

Kance se detuvo e inclinó la cabeza hacia un lado mientras jugaba con una pulsera alrededor de su delgada muñeca. ―Creo que tienes que escucharle, Ashton. ¿No estamos con lo de darle a la gente una segunda oportunidad? Antes de que pudiera decir nada más, empezó a caminar hacia el patio, y me dejó en una incómoda situación con el chico al que quería dar una patada en las pelotas. Tal vez si dañaba sus partes masculinas, se lo pensaría dos veces antes de hacerle algo así a otra chica. Oliver esperó exactamente dos segundos antes de lanzarse a una serie de disculpas que sólo me enfurecieron más. ―Ashton, lo siento mucho. No quería que las cosas saliesen como lo hicieron el viernes. Fui un gran, borracho idiota. ―¿Vas a utilizar al idiota borracho como escusa? ―le pregunté, mi ira subiendo―. ¿En serio? No creía que pudieses ser más patético, pero supongo que estaba equivocada. ―Fue un honesto error ―dijo, pareciendo sorprendido de que no le hubiese perdonado en dos segundos―. Estaba bastante seguro de que estabas en ello. Me diste todas las señales. No me hubiera dejado llevar de esa manera. ―Su disculpa se convirtió rápidamente en un juego de culpa. ―¿De verdad vas a decirme eso, idiota? ¡Me golpeaste cuando me negué a tener relaciones sexuales contigo! Me forzaste cuando te dije claramente que no. ¡No pedí esto! ¿Eres uno de esos cobardes que necesita atacar a una chica para sentirse un hombre? La cara de Oliver se puso roja y dio un paso hacia mí. ―No te atrevas a decir eso. Repentinamente me sentí como un pequeño animal que acaba de ser acorralado. Mi corazón se aceleró y trate de permanecer calmada. Había gente alrededor, pero nadie estaba prestándonos mucha atención. Si las cosas se salían de las manos, tendría que gritar.

Así como me aleje de Oliver, alguien me agarro de los hombros y me jaló hacía atrás. ¡Era Luca! Luca camino hacia Oliver y tiró de él por el cuello de su camisa. ―¡Cómo te atreves a hablar con ella! Si alguna vez la miras de mala manera, ¡te mato! Los dos se estaban mirando entre ellos, midiendo al otro. Oliver sin duda era más grande; más alto, sus hombros eran más anchos y sus músculos estaban hinchados a través de su camisa. Luca también tenía músculos, pero su cuerpo era delgado. Sin embargo era más rápido y mucho más inteligente. Además, estaba impulsado por la ira, mientras que Oliver solo funcionaba por su idiotez. Si terminaban en una pelea, estaba dispuesta a poner todo mi dinero en Luca. ―Vete de aquí. Esto no tiene nada que ver contigo ―dijo Oliver con los ojos entrecerrados mientras se salía del agarre en que Luca le tenía―. Quiero hablar con ella. A solas. Luca se rió como si Oliver estuviera delirando. ―¿Crees que te voy a dejar a solas con ella después de lo que le hiciste? Ser golpeado por el balón tantas veces realmente daño tu cerebro, ¿no es así, señor gran mariscal de campo? Oliver le dio una mirada oscura. ―Piensas demasiado en ti, ahora que un montón de chicas estúpidas lo quieren hacer contigo. No estás en el mismo nivel que yo. Nunca lo estarás. El resto de nosotros sigue pensando que eres un pedazo de mierda. Un fenómeno. Mejor cuidas tu espalda, Byron.

―Mira quien habla. No soy yo el que tiene el culo golpeado, imbécil ―dijo Luca con frialdad.

Oliver gruño y elevo sus puños como si quisiera golpear a Luca, pero decidió no hacerlo. Tal vez no era tan estúpido como parecía. Oliver me lanzó una mirada de frustración antes de girarse y caminar con paso despreocupado por las escaleras hacia el patio. El alivio paso a través de mí mientras lo observaba irse. Estuve tan tensa todo el tiempo que él estuvo cerca, demasiado asustada como para moverme. Demasiado asustada como para hacer cualquier cosa. Ahora, mis hombros se hundieron y mi respiración volvió a la normalidad mientras mis ojos se posaban en el chico que me había salvado más veces de las que merecía. Luca no quito la mirada de Oliver hasta que desapareció por la esquina. Cuando estuvo seguro de que Oliver no iba a volver, se volvió a mirarme, sus hombros temblando por toda la ira que estaba tratando de contener. Luego suspiro y se acercó a mí, atrayéndome en un abrazo que hizo que mi interior pegara un chillido. Era la medicina perfecta para mi encuentro con Oliver.

Ashton Traducido por rihano Corregido por Nanis

E

l resto de la semana fue bastante tranquilo. Bueno, a menos que tomes en cuenta el extraño comportamiento de Kance.

No había otra palabra para ello. Estaba actuando tan extraña, como si hubiera sido tomada por un ejército alienígeno que quería aprender más acerca de la raza humana. Excepto que, en este caso, Kance estaba tratando de aprender más sobre Luca, sus amigos y su música. El lunes, ella se había pasado todo el día conmigo, así que no me había unido a Luca y los demás para el almuerzo, pero el martes algo realmente loco ocurrió. Kance sugirió que nos sentáramos con Luca y sus amigos en el almuerzo. Mi mente me había dicho que no era una buena idea porque, bueno, Kance podría ser demasiado para manejar a veces. Kance había insistido, sin embargo, y al final me había rendido y la llevé hasta la pared donde ella se había presentado a los amigos de Luca. Lo que ocurrió después fue aún más loco. Se había sentado y empezó a conversar con ellos. Luca había mirado a Kance como si quisiera estrangularla y luego compartió una mirada privada con Stacey que me hizo hervir la sangre. Sabía que eran amigos, pero de repente me había sentido tan desconectada de él. Sabía que él estaba molesto conmigo por pasar tanto tiempo con Kance. N le gustaba y no podía culparlo, pero deseaba que me hubiera reconocido más. Lo que me frustraba más que nada era que todo esto era culpa mía. Yo fui la que alejé a Luca y lo regresé directo a los brazos de Stacey.

A pesar de que Luca no había admitido nada, era bastante claro que había habido una relación sexual entre ellos. Las cosas parecían ser platónicas entre ellos en este momento, pero quién sabía lo que podía pasar si yo cometía un solo error. Stacey, evidentemente, todavía sentía algo por Luca y estaba esperando hasta que yo estuviera fuera de la foto. Bueno, no iba a dejar que eso sucediera. El miércoles, Luca y Stacey no estaban en ninguna parte para ser encontrados. Eddie, Riley y Elly se habían unido para enfrentarse a la invasión Kance, y ninguno de ellos sabía dónde estaba Luca. Le había enviado mensajes un par de veces, pero él no había respondido a ninguno de ellos. Esto me hizo confeccionar diversas teorías inverosímiles de en dónde podría estar, y lo que estaba haciendo con Stacey. Después de la escuela, fue más o menos la misma historia. Desde que Skeptic Coil tenía su concierto el sábado que viene, los muchachos habían estado practicando todos los días después de la escuela durante horas. Luca finalmente me había enviado un texto breve dejándome saber que estaban teniendo ensayos cerrados. Cuando le había enviado un mensaje de vuelta para preguntarle cuándo podía verlo, no había respondido. No había ido allí en absoluto, queriendo darle espacio, pero había visto a Stacey salir de cada ensayo, sola, a altas horas de la noche. Para el jueves, ya había tenido suficiente de sus juegos y estaba decidida a enfrentarme a él, no importa lo privado que sus ensayos fueran. Cuando Kance me dejó en casa el jueves por la tarde, me dirigí directamente a la casa de Luca, decidida a hablar de esto con él sin importar lo que pasara. ¿Quién se creía que era para tratarme así? Después del fin de semana increíble que habíamos pasado juntos, no podía solo evitarme como si yo no importara nada. ¡Iba a mostrarle! Él me conocía lo suficiente para saber que cuando quería algo, iba tras esto. Y esta vez él estaba en mi línea de visión. Mientras entraba por el camino, alguien me agarró por la cintura. Jadeé y caí de espaldas contra un pecho firme. Brazos tensos y musculosos me rodearon y me

esforzaba por luchar contra mi agresor. Fue entonces cuando un olor familiar, crujiente, me envolvió y dejé de luchar. Mi cuerpo se relajó y apreté los ojos cerrándolos, disfrutando de la sensación del cuerpo de Luca contra el mío. Me tensé contra él, sintiendo cada centímetro de músculo bien definido bajo su camisa. Toda mi ira y frustración hacia él se estaban desvaneciendo rápidamente, sustituidas por un ardiente deseo. Tenía que tenerlo. ―Te quiero malditamente tanto ―gruñó en mi oído. Mis piernas se doblaron, pero me levantó y me apretó contra él. Sus dedos levantaron mi camiseta y rozaron la piel allí, enviando estremecimientos a través de mí con cada toque. Empujó su erección contra mí, y yo quería desesperadamente quitarme la molesta ropa para que así no hubiera obstáculos entre nosotros. ―Ven a mi habitación ―susurró, dándome vuelta para que estuviera mirando a sus hipnóticos ojos verdes―. Déjame enseñarte lo mucho que te quiero. ―Él se inclinó hacia abajo y me jaló hacia un beso que rizó los dedos de mis pies. Un vago recuerdo se agitó en un rincón de mi mente y, suspirando, me alejé. ―No puedo. Me voy de compras con mi mamá para conseguir un vestido para mañana. Luca gimió y apretó su frente contra la mía, así que estábamos cara a cara. ―Apenas te he visto en toda la semana. Quiero pasar tiempo contigo. Te necesito. Su comportamiento durante la semana pasada empezó a llegar de nuevo a mí y puse una mano en mi cadera, fijándolo con mi mejor mirada. Era difícil hacerlo cuando él me estaba mirando como si quisiera tomar un bocado. ―No parecía así cuando me evitaste durante toda la semana. La mirada en sus ojos cambió y se alejó, su boca formando una línea apretada.

―No quiero estar cerca de ti cuando estás con Kance cada día. Odio cómo ella te trataba como una mierda, trataba a mis amigos como mierda, y ahora está actuando como si nunca hubiera sucedido. No puedo soportar estar cerca de ella. Esto era algo en lo que no quería entrar. Él tenía que aceptar mi decisión y a mis amigos, sin importar cómo se sentía acerca de esto. ―Ella sólo quiere olvidarse de todo eso. Está tratando con todas sus fuerzas de cambiar y ser una mejor persona. ―Es fácil olvidar algo cuando eres el que cometió el error ―disparó Luca en respuesta―. No puedo dejar eso de lado. ―Al igual que yo no puedo dejar de lado todo lo que está pasando contigo y Stacey. ―Las palabras salieron de mi boca antes de que pudiera detenerme. No, no, no. No quería que pensara que estaba celosa, o extraña, o espeluznante. Una arruga apareció en la frente de Luca, y me miró como si hubiera dicho que creía en el hada de los dientes. ―¿Stace y yo? ¿De qué estás hablando? Suspiré y miré alrededor de su patio en vez de a él. Me sentí estúpida y mezquina por incluso tocar el tema, pero el gato estaba fuera de la bolsa ahora. No podía mentirle. ―No creas que no me he dado cuenta de cuánto tiempo Stacey y tú han estado pasando juntos. ¿Sabes que ella tiene un enamoramiento contigo? No puedo culparla. Eres hermoso, y ella es bonita, por mucho que odie admitirlo. Si todavía te siente atraído por ella, tienes que hacérmelo saber. Las palabras salieron a toda prisa, y me hizo sentir mejor tenerlas fuera de mi sistema. Había esperado que Luca se molestara, incluso se enojara. En cambio, comenzó a reír, profundas risas rugientes, que me dieron ganas de unirme. Salvo que se estaba riendo de mí, lo que me hizo fruncir el ceño. Él negó con la cabeza, agarrándose el estómago.

―Ash, no puedes estar hablando en serio, ¿verdad? ―Limpió una lágrima mientras encontraba mi mirada―. A Stace le gusta Riley. Ellos han tenido una cosa en marcha desde la hoguera. Mi ceño se profundizó, y no estaba dispuesta a ceder por el momento. ―La vi dejar tu casa tarde las últimas tres noches. Me dijiste que era un ensayo cerrado, así que, ¿qué estaba haciendo ella allí? Bueno, sonaba totalmente como una acechadora, pero demonios, ya había llegado tan lejos. Luca tomó mi cara suavemente con sus manos. ―Bebé, sólo voy a repetir esto una vez. Stace le gusta a Riley. Riley preguntó si podía venir a los ensayos para que pudieran pasar más tiempo juntos. He estado esperando que se juntaran durante mucho tiempo, así que no iba a decir que no. No hay nada, nada, pasando conmigo y Stace. ¿Qué razón tendría yo para mirar a otras chicas cuando te tengo a ti? Tú eres todo lo que necesito. Sus palabras me hicieron sonrojar. También me hizo sentir como una completa idiota. Una vez más, me había comportado como una perra completa porque no había entendido toda la situación. ―Uf. Me siento tan estúpida. Estaba dispuesta a luchar con Stacey por ti. Luca se rió y envolvió sus brazos alrededor. ―Tan agradable como es saber que estás dispuesta a luchar al estilo cavernícola, no tienes que preocuparte por ello. Sólo tengo ojos para ti, Ashton Blake. Cada parte de mí se fundió con sus palabras, y consideré no ir al centro comercial con mamá y Blaze. Siempre podía llevar uno de mis viejos vestidos. Tenía muchos de todos modos. Me mordí el labio y me acerqué más. ―Tal vez no tenga que ir de compras, después de todo. Una sonrisa se dibujó en la boca de Luca.

―Por mucho que me encantaría eso, creo que deberías ir y pasar tiempo con tu mamá. No quiero que piense que me estoy poniendo en medio de las dos. ¿Qué tal si te llamo esta noche? Suspiré y asentí a regañadientes. Ahora que mi ira y desconfianza se habían retirado, no quería dejarlo. Aquellos ojos verdes me atraían hacia él y la sonrisa en esos labios prometían un beso que haría estallar mi mente. Aun así, acepté su ofrecimiento de acompañarme a mi puerta, recibir el beso, y luego parada en el porche observarlo alejarse.

* * *

Mis brazos me estaban matando, cuando finalmente me derrumbé en el sofá, soltando cinco bolsas de compras a mis pies. Blaze se subió a mi lado con el coche nuevo de juguete que le habíamos comprado. Él condujo el coche a lo largo de mis piernas vestidas de vaqueros, deteniéndose ocasionalmente para sonreírme. Mamá dejó escapar un “Hum”, mientras ponía sus propias bolsas en la mesa de café y caía en el sillón frente a mí. Todos estábamos agotados del viaje de compras, incluso Blaze aunque no lo parecía. El agotamiento lo golpearía pronto y se apagaría como una luz. ―¿Vas con Luca mañana por la noche? ―preguntó finalmente mamá, soplando los mechones de cabello que le habían caído en sus ojos. Estaba viendo a mi hermano cuando me preguntó, y volteé de golpe la cabeza para mirarla. ―Oh, um... ¿Por qué pensarías eso? ―Soy vieja, pero no estúpida. Me he dado cuenta de cuánto tiempo pasas con él ―dijo mamá rodando sus ojos―. Incluso Blaze sabe, ¿verdad, cariño? Los oídos de mi hermanito se animaron ante el sonido de su nombre, y asintió con su rubia cabeza con vigor.

―¡Sí, vi a Ashy y Loooca besándose! Sentí mi rostro acalorarse, y me tapé la cabeza con un cojín para que mi mamá no pudiera verme. ―Eso no es tan agradable. ―Mi voz sonó extraña y ahogada. Blaze se subió a mi regazo y trató de quitarme el cojín. ―¿Qué ssucede? ―Ella solo es tímida porque tiene un novio. ―Oí decir a mamá. Lancé el cojín a mamá, pero ella simplemente lo atrapó y empezó a reír. Cuando su risa se había calmado, miró a Blaze. ―Cariño, ¿por qué no te vas y sacas una taza de pudín de la nevera para merendar? Estaré allí en un minuto. Blaze saltó del sofá, llevando su coche con él. ―¿Puede el señor Rochester tener una también? ¡Él ama las tazas de pudín! La frente de mamá se arrugó y puso el cojín a su lado. ―Creo que al señor Rochester le da dolor de estómago cuando come cosas dulces. Por qué no consigues el tuyo y voy a hablar con el señor Rochester acerca de su diabetes. ―Die Betty’s. ―Blaze asintió, pareciendo satisfecho con el diagnóstico del señor Rochester―. Está bien, mami. Rodé los ojos mientras él se dirigía a la cocina. ―No puedo esperar hasta que pase de esta fase del Sr. Rochester. Es muy molesto tener que comprar para el Sr. Rochester un regalo de cumpleaños, o accidentalmente sentarme sobre él. Mamá sonrió y levantó las cejas arriba y abajo. ―Tú solías tener un amigo imaginario a esa edad también.

―¡No lo hice! ― Oh, sí, lo hiciste ―dijo ella, viéndose satisfecha consigo misma―. Su nombre era Sra. Potts y tenía un gusto por las perlas y mi maquillaje caro. De alguna manera, la mayor parte del maquillaje terminaba en ti. Gracias a Dios, no duró mucho tiempo. Sin estar aún segura de si creerle o no, decidí dejar el embarazoso tema. Empecé a levantarme. ―Bueno, gracias por ir de compras conmigo. Voy a subir a mi habitación para probarme mi ropa nueva. ―No, todavía no te vas. ―El tono de mamá era lo suficientemente firme como para hacerme sentar―. No hasta que me cuentes más acerca de Luca y tú. Gemí y me hundí más profundamente en el sofá, cruzando los brazos. ―Mamá, realmente no hay nada que decir. Somos amigos y pasamos el rato, eso es todo. Ella arqueó una ceja que claramente significaba “no me mientas”. ―¿Amigos o amigos? No quería escuchar a mi mamá haciendo referencias sexuales. Eso era tan, tan malo. ―Uf, mamá, eso es tan rudo. ¿Podemos no hablar de esto? ―Cuanto más rápido lo cuentes, más rápido te puedes ir. De lo contrario, voy a tener que seguir haciendo suposiciones. ―Hizo una pausa y acarició su mentón de una manera cómica―. ¿Todavía van de manos agarradas? ¿Besado? ¿O...? ―Sus ojos se abrieron mientras se quedaba callada. Mis entrañas se estaban retorciendo. Lo último de lo que quería hablar con mamá era sobre mi vida sexual con Luca. ―Muy bien, antes de que dejes que tu imaginación de escritor corra contigo, sí, estamos saliendo. Sí, nos hemos besado. Sí, me gusta. Eso es todo lo que necesitas saber.

―Estoy feliz por ti, Ashy ―dijo mamá con una amplia sonrisa―. Dios sabe que Amelia y yo hemos estado esperando esto durante mucho tiempo. Oh, vaya. La mamá de Luca quería en realidad que Luca y yo saliéramos. La señora Byron y mi mamá en realidad hablaban de cosas como esta. Eso era raro y muy embarazoso. Traté de no darle importancia. ―Bueno, no se emocionen demasiado y empiecen a planear nuestra boda, o nombrar a sus futuros nietos. Incluso mientras me levantaba, mi corazón latió un poco más rápido ante el pensamiento de Luca y yo casándonos. ¿Mantendría mi apellido o lo cambiaría al suyo? ¿Viviríamos en su casa o en mi casa? ¿Nuestros hijos serían rubios o morenos? Negué con la cabeza, tratando de ordenar mis pensamientos dispersos. Esto era lo último que necesitaba estar pensando. Éramos demasiado jóvenes y demasiado inexpertos sobre el mundo. Los dos todavía teníamos mucho por crecer, por hacer. Mientras agarraba mis bolsas y salía de la sala de estar, la voz de mamá me siguió escaleras arriba. ―Ambas estuvimos de acuerdo en Beryl si tienes una niña.

Luca Traducido por Laura Soto, Aria y Carosole Corregido por Nanis

S

i no tenía el agarre tranquilizador de Ashton en mi brazo, me daría la vuelta y saldría corriendo de la fiesta de Kendall como el viento. No fue hasta las 8 p.m., sin embargo, que hubo varias personas dispuestas a

arrojarse en el patio delantero. Nosotros ni siquiera lo habíamos hecho todavía, y en el interior algún imbécil tropezó conmigo y había cerveza derramada en mis zapatos. Maldita sea. Me gustan estos zapatos. Limpiando la sustancia pegajosa en la hierba lo mejor que pude, permití a Ashton arrastrarme al interior donde la música era tan fuerte que incluso me desconcertó. Me sorprendería si los vecinos no enviaran a la policía muy pronto. Me agaché para hablar al oído de Ash para que realmente pudiera oírme. ―Sabes que los policías van a romperlo todo en unos cinco minutos, ¿no? Y Kendall va a tener en un montón de problemas para tener alcohol aquí. Ashton me observó con diversión y abrió mucho los ojos. ―¿Alcohol? ¿Qué quieres decir? No veo nada de alcohol. Me resistí a la tentación de besar esa sonrisa en su cara y asentí con la cabeza hacia el idiota borracho más cercano. ―Estas personas están borrachos con algo. Ashton se rió.

―Puedo decir que nunca has estado en una de estas cosas antes. Hemos evolucionado desde los partidos de aficionados en el que quedan atrapados con el alcohol. No hay nada aquí. Todo el alcohol está en el sótano. Tienes que tomar turnos para ir a beber allí, pero es mejor que ser arrestado por la policía. Levanté una ceja. ―¿Y no van allí a comprobarlo? Ashton negó con la cabeza. ―Nunca tienen la oportunidad de hacerlo. Tan pronto como hay señales de la policía, la puerta del sótano se bloquea y se oculta la llave. Cuando la policía quiere que la puerta se abra, sólo decimos que no sabemos dónde está la llave. Simple. ―Ingenioso. ¿Quién iba a pensar que ustedes podrían en realidad tener cerebro para algo como esto? ―bromeé. ―Hey, cuando se trata de alcohol y fiestas, podríamos darle una carrera a Einstein por su dinero. Esta vez no me pude resistir. La acerqué y le bese profundamente. Ella suspiró contra mí y me pasó las manos por el cabello. De alguna manera, conseguimos avanzar mientras nos seguimos besando, y nos encontramos una pared vacía. Ashton lo golpeó con la espalda, y me apretó contra ella. Yo no era el tipo de persona que lo hacía en público, pero no podía apartar mis manos de mi chica. No veía la hora de llevarla a casa, así realmente podría demostrarle lo que pensaba por la escasa ropa que llevaba puesta. Una vez más, se trataba de otro vestido corto, pero éste tenía la espalda abierta y un escote bajo, lo que me hizo querer hacer cosas sucias con ella. Me iba a llevar mucho controlarme esta noche. Cuando mi teléfono vibró en mi bolsillo, en realidad estaba aliviado. Necesitaba un poco de alivio para no dejarme llevar por Ashton y su vestido. Ella me miró inquisitivamente con sus ojos brillantes, las mejillas sonrojadas, su cabello un poco más desordenado de lo que estaba hace un rato, y me señaló con la mano al teléfono delante de ella.

Parecía decepcionada, y vio mientras revisaba mi teléfono. Era un texto de Riley. ¿Dónde stas? ¿Dentro? ¿U? Afuera. ¿Me atrevería a entrar en la casa de una animadora? Un funeral. ¿Hay alcohol? Síp ¿Seguro? Apuesto mi vida ¡Llego rpdo! Riendo, Guardé mi teléfono y me encontré con los curiosos ojos de Ash. ―Es Riley. Al parecer, esa fue la explicación suficiente, porque Ash asintió con la cabeza con el conocimiento en sus ojos. ―¿Hizo alguna grieta sabia sobre la fiesta? Asentí con la cabeza en respuesta. Fue increíble cómo, en tan poco tiempo, conocía a mis amigos tan bien. Supongo que ayudó que ahora los viera como personas, en vez de como "cosas". Ellos se habían acercado a ella también. Hubo un tiempo en que la habían evitado en los pasillos, pero, ahora, era una de nosotros. Bueno, una versión más caliente. Ash de repente tiró de mi brazo, los ojos llenos de alarma. Siguiendo su mirada, miré a través de las puertas de cristal y en el patio trasero finalmente me di cuenta que estábamos en la cocina, vi a dos personas en una acalorada discusión. Uno de ellos era una chica que había visto alrededor cuyo nombre no conocía. Era delgada y menuda con el cabello castaño y corto. El tipo

era fácilmente reconocible. Era el idiota que había dejado a Ashton para poder permanecer popular. Bennett. Ellos tenían la cara roja mientras se gritaban el uno al otro y, a medida que se acercaba a las puertas, sus voces eran lo suficientemente fuerte y lo suficientemente lejos de la música para que pudiéramos escuchar. ―¡No puedo creer que me hagas esto! ―estaba gritando la niña. ―¡Hadie, no hagas gran cosa de esto! Ella lo pinchó con un dedo en el centro del pecho. ―Yo merezco algo mejor que esto, Ben. Una pequeña multitud se había formado alrededor de la pareja, y los ojos de Bennett giraron a su alrededor mientras observaba a las personas que lo observaban. Parecía más enojado, probablemente por tener que enfrentarse a Hadie delante de tanta gente. Sus ojos regresaron de nuevo a ella y le empujó la mano. ―Al diablo con esto y que te jodan. ―Se fue más allá de la multitud y dejo a Hadie de pie allí, sola. Los hombros de Hadie se hundieron y parecía que estaba llorando por la forma en que estaba temblando. Por último, una chica con el cabello rojo rizado se abrió paso entre la multitud y pasó un brazo alrededor de la chica. Después de unos segundos, las dos se fueron. ―Pobre Hadie ―dijo Ashton a mi lado. Me volví hacia ella con curiosidad. ―¿La conoces? Antes de que pudiera responder, alguien me golpeó en la espalda. ―¡Hey, hombre! Empujé a Riley hacia atrás y le asentí a Eddie, antes de darles a Stace y Elly un abrazo rápido. Me calentó ver a Eddie, Riley e incluso a Elly enfrascados en una

conversación con Ashton, quien estaba sonriendo y asintiendo. Stace estaba parada atrás, pero sabía que ahora que estaba con Riley, sus problemas con Ashton desaparecerían pronto. Ashton tenía esta forma de encantar a todo el mundo. Especialmente a mí. ―¿Esto es una fiesta, huh? ―me comentó Stace. ―Sí, quién pensaría que alguna vez iríamos a algo así ―dije. ―Y no como intrusos ―murmuró Stace―. Realmente fuimos invitados. Algunos chicos del equipo de fútbol, que estaban pasando, realmente me asintieron. No había esperado que ninguno de ellos me reconociera fuera de la escuela. Supongo que salir con la chica más caliente de la escuela hacía mucho por tu reputación. No es que me importara de todas formas. ―Siempre pensé que todos eran personas horribles. Ya sabes, que iban por ahí derribando a mujeres viejas y pateando perros, pero no son así para nada. Los ojos de Stace se oscurecieron y movió la cabeza ferozmente hacia la entrada de la cocina. ―Bueno, la mayoría no lo son de todas formas. Siguiendo su mirada, noté a Kance acercándose a nosotros y gemí internamente. Era la última persona con la que me quería encontrar. Tal vez podría inventarme una excusa para irme. ―¡Hey, Ashton! ―Kance se detuvo frente a nosotros y Ashton se volvió y la abrazó. Kance nos dio al resto de nosotros una de esas sonrisas falsa que le salían tan naturalmente―. Hola Luca, Eddie, Riley, Elly. ―Sus ojos marrones parpadearon al mirar a Stace―. Y Gracie, ¿cómo estás? Stace le fulminó con la mirada y pude sentir la ira emanando de su cuerpo. ―Es Stacey, tú imbécil. ―Se volvió hacia mí con ojos furiosos―. Eso es todo lo que puedo soportar de Cruela DeVil por una noche. Estaré alrededor si me necesitan. ―Salió corriendo, Riley siguiéndola, y pude decir que ya estaba despotricando sobre Kance con él.

Genial. Eso nos dejó al resto de nosotros atrapados con la encarnación del diablo. Me volví hacia ella con cautela. ―Sabes que su nombre es Stacey. Kance se vio sinceramente molesta. ―Lo juro, pensé que era Gracie. Todo lo que quería hacer era llegar a su lado bueno, pero ahora me odia incluso más. Sé que les he hecho muchas cosas desagradables en el pasado, chicos, pero quiero recompensárselos. Ashton le disparó una mirada comprensiva y frotó su brazo. ―Está bien; yo tampoco sabía sus nombres al principio. ―Sí, pero ahora ella tiene algo más por lo que guardarme rencor. No quiero ser la chica a la que todo el mundo odia ―dijo Kance con un suspiro. No pude evitar reír. ―Creo que ya eres la chica a la que todo el mundo odia. Kance bajó la mirada y se rió tristemente. ―Sí, supongo que lo soy, ¿no? Por estúpido que pareciera, realmente me sentí mal por la chica. Quiero decir, Ashton había sido de la misma manera y había pensado que nunca cambiaría. Aun así aquí estaba, saliendo con ella. A veces las cosas que parecían imposibles podían pasar. Era posible que Kance hubiera cambiado de verdad, y si quería ser agradable con otros, ¿quién era yo para detenerle? Me encontré con los ojos de Eddie y él se encogió de hombros como si tampoco pudiera comprender a Kance. Tal vez estábamos siendo demasiado críticos. Este asunto de Kance me estaba confundiendo. Hombre, necesitaba una bebida. ―Chicos, voy por algo de beber. ¿Quieren algo? Eddie, Elly y Ashton negaron, pero Kance me miró expectante. ―No me importaría tomar algo. Iré contigo.

Ser acompañado por Kance no era mi idea de diversión y estaba intentado encontrar una manera de salir de eso, cuando Ashton me miró intencionadamente. Sabía lo que significaba esa mirada. Quería que fuera agradable. Forcé una sonrisa. ―Uh… seguro. Kance, quien obviamente había estado antes aquí, se abrió camino por el pasillo a la puerta del sótano. Consideré marcharme en la dirección opuesta mientras ella no estaba mirando, pero resistí la tentación. Una vez que llegamos al final de las escaleras del sótano, vi la disposición de todo el alcohol. Había tres mesas grandes llenas de todo lo imaginable. Cerveza, vodka, ginebra, ron, e incluso refrescos de vino. Kendall realmente sabía cómo hacer una fiesta. Hablando de Kendall, estaba junto a una de las mesas regañando a un montón de chicos por mezclar vodka y ron. Cuando nos vio a Kance y a mí, saludó y me lanzó una sonrisa confusa. Kendall sabía que no soportaba a Kance. La saludamos de vuelta y Kance se volvió hacia mí, sus ojos abatidos. ―Así que, supongo que nunca encajaré con ustedes, ¿no? ―¿Por qué lo estás intentando de todas formas? Pensé que eras demasiado buena para eso. Kance sostuvo mi mirada interrogante. ―Porque no encajo en ninguna parte, Luca. Nadie realmente quiere estar cerca de la perra de la escuela. La única persona que me aguantaba era Ashton, y ahora ni siquiera creo que vayamos a ser cercanas de la forma en la que solíamos serlo. Tampoco tengo oportunidad en encajar con ustedes chicos. Me encogí de hombros. ―No duele intentarlo, sin embargo. Stace es difícil de impresionar una vez que se hace una idea sobre alguien. Sugiero que te comuniques con Eddie y Elly primero. Kance me miró a través de sus espesas y oscuras pestañas.

―¿Y qué hay de ti? ―¿Yo? ―pregunté, confundido por su franqueza. ―Sí ―dijo, bajando el tono―. ¿Cómo me comunico contigo? ―Uh. ―Me froté la frente. Hombre, esta conversación de repente se había vuelto incómoda. ¿Estaba coqueteándome o sólo estaba siendo amistosa? Kance empezó a reír y me golpeó en el brazo. ―¡Oh Dios mío! ¿Has pensado que hablaba en serio? ¡Sólo estoy jugando contigo, Luca! De alguna manera, me las arreglé para reír para que ella no pensara que estaba actuando como un idiota. Tal vez me estaba tomando esto demasiado en serio. Era como si estuviera esperando a que me sacara un cuchillo. Estaba tan paranoico porque hiciera algo malvado, que estaba actuando tenso alrededor de ella. Necesitaba dejarme llevar y conseguir un poco de alcohol. ―Sí, uh, lo siento. Supongo que todavía no estoy acostumbrado a la idea de ti siendo tan… amistosa. ―Dices eso como si fuera algo malo. ―Sólo toma un poco acostumbrarse a ello. Kance asintió en comprensión, y lanzó su cabello sobre un hombro. Estaba sorprendido de que se lo estuviera tomando tan bien. ―Así que, ¿qué hay de esa bebida? Asentí, mirando hacia la mesa llena de alcohol. ―Sí, me he desviado un poco. ―Oh, siento haberte distraído. ¿Qué tal si te lo recompenso y te consigo tu bebida? ―No, está bien. No te metas en ningún problema. ―Puedo hacerlo por ti. Prometo que no la envenenaré ―dijo ella con una sonrisa.

Está bien, ahora me sentí muy estúpido otra vez. ―Sí, bien. Consígueme lo que sea que tú vayas a tomar. Kance sonrió, pareciendo complacida por conseguir lo que quería, mientras caminaba hacia la mesa de las bebidas.

* * *

La música estaba demasiado fuerte. Thump. Thump. Thump. Como si alguien estuviera pateando una pelota contra mi cabeza. Las luces eran tan brillantes que me dolieron los ojos cuando salimos del sótano, riendo de algo tan gracioso que no podía recordar lo que era. ―¿Dónde está Ashton? ―pregunté, chocando contra Kance. Me miró inocentemente, y señaló hacia la cocina, ―Creo que está allí. ―Oh ―dije y luego volví a reír. Era extraño que estuviera en la cocina. Cocina. Que palabra graciosa. Risas estallaron a mi lado y me acerqué a un grupo de gente que no conocía. Le di un golpe en la espalda a un chico. ―Hombre, lo sé ―dije, sacudiendo mi cabeza con incredulidad―. Es. Tan. Malditamente. Divertido. Me miraron como si fuera un alienígena y me alejé. Como sea. No necesitaba a esos aguafiestas de todos modos. Kance y yo estábamos pasando un buen momento. ―La cocina es por aquí, Luca ―dijo Kance, agarrando mi brazo y dirigiéndome al pasillo.

Al entrar en la cocina miré a Kance asombrado. ―¡Eres malditamente increíble! ¡Eres como un GPS! Kance rió y me llevó a la parte de la cocina más cercana a las puertas corredizas que llevaban al patio trasero. Había un par de personas en la esquina, pero no había señales de Ash por ningún lado. ―¿Dónde está mi Ashton? ―Estará aquí pronto. Me dijo que la esperes aquí. ―Los ojos de Kance brillaron mientras se acercaba―. ¿Por qué no te sientas? Asentí con la cabeza. Esa era una gran idea. Sentarse era tan divertido como estar de pie. ―Si me siento, ¿va a ser capaz de verme? ―Por supuesto. ―Kance me guió hacia una silla y me dejé caer en ella―. Me aseguraré de que lo haga. ―Eres una buena amiga, Kance. No sé por qué todos te odian tanto. Kance sonríe en respuesta. ―Sabes, realmente tiene suerte de tenerte. El aroma del perfume de Kance era tan embriagador que me incliné más cerca. Estaba usando una mierda cara. ―¿Eso crees? Asintió y puso una mano en mi brazo. ―No lo creo. Es un hecho. Me gustaría tener a alguien como tú. Incliné la cabeza hacia un lado, y mi mundo se dio la vuelta. ―Tal vez lo tendrás ―dije mientras tomaba su mano en un gesto de consuelo, y así no perdía el equilibrio y caía de la silla.

Cuando miré a Kance para darle mi mejor cara tranquilizadora, noté que sus ojos no estaban puestos en mí. Estaba mirando a algo más allá de mí, hacia las puertas de cristal y más lejos. Sus ojos se abrieron y me miró. ―Um, Luca... no te va a gustar esto. Volví mi cabeza para que pudiera ver de lo que se estaba quejando. Las chicas eran las reinas del drama, pero también eran tan calientes. Especialmente Ashton. Ella era la más caliente... Mi cabeza comenzó a dar vueltas como si alguien me hubiera empujado en un vuelo interminable de escaleras. Qué. Diablos. ¡Ashton estaba en el patio hablando con ese idiota, Oliver! Y no estaba alejándose como debería ser; ¡de hecho estaba en una conversación con él! Él puso una mano sobre su hombro y ella no hizo ni un movimiento para sacarla. En cambio, lo miraba con adoración. Esto era una mierda. Le iba a poner fin ahora mismo. Mientras luchaba con mis pies, Kance me empujó hacia abajo en la silla. ―No, Luca, déjalo ir. Estás demasiado borracho. Oliver fácilmente podría vencerte en una pelea. La empujé y traté de levantarme de nuevo. ―¡Me importa una mierda! ¡Voy a patear su trasero! ¿Cómo puede estar allí hablando con él como si nada hubiera pasado? La mirada de Kance era compasiva. ―Siento decírtelo, pero esa es la clase de chica que es Ashton. No se preocupa por los demás. Sólo se preocupa por sí misma, y sólo ve el número uno. No importa a quién le hace daño en el proceso. ―No ―dije, mi estómago se hundía con cada palabra que Kance estaba diciendo―. No, no es más así. Ha cambiado. ―Luca, esto podía ser difícil de escuchar, pero Ashton siempre ha tenido sentimientos por Oliver. Desde la secundaria. Nunca va a superarlo. Ellos se

pertenecen. ―Los ojos de Kance se mantuvieron firmes, y una parte de mí sabía que estaba diciendo la verdad. Enterré mi cabeza en mis manos, así estaba envuelto en la oscuridad. No, no, no, no. Me senté allí y me mecí hacia adelante y atrás. No me podía hacer esto. No podía elegir a Oliver sobre mí. La necesitaba más que nunca. ¿Cómo pudo mentir sobre sus sentimientos? Habíamos compartido todo juntos, y ahora me iba a dejar por él. ¿Cómo pude ser tan iluso? ¿Cómo pude creer sus mentiras? Las piernas de Kance rozaron las mías y susurró en mi oído. Ese aroma increíble nublaba mi mente. ―Puedo hacerlo mejor para ti, Luca. Puedo ayudar. Levantando mi cabeza, me di cuenta de lo cerca que estaba. Noté lo hermosos y suaves que eran sus labios. Tragué saliva mientras la tiraba en mi regazo. ―¿Cómo? Sin decir una palabra, Kance presionó sus labios con los míos, envolviendo sus brazos alrededor de mi cuello. Sus labios me quemaban con cada beso y casi me empecé a olvidarme de una chica llamada Ashton. Casi, pero no del todo.

Ashton Traducido por Nayelii Corregido por Nanis

L

a mano de Oliver tocó mi hombro, y me quedé inmovilizada, mi mente corriendo con repulsión mientras lo miraba. No había manera de que me alejara sin hacer una escena. Él me tenía bastante acorralada y estaba

tratando de hacerme escuchar sus razones de mierda por lo que había hecho en la fogata. La última cosa que quería hacer era estar ahí y reconocer su existencia. ¿Dónde estaba Luca de todos modos? Había pasado una hora desde que se había ido a conseguir bebidas, y me estaba distrayendo mientras charlaba con algunas chicas que sabía que estaban en el escuadrón universitario de la secundaria Penthill. Luca me había enviado un mensaje de texto hace cuarenta minutos diciendo que volvería pronto, pero no lo había visto todavía. Para hacer el asunto peor, no podía parecer encontrar a Riley y Stace, quienes sospechaba estaban enganchados en este momento. Eddie y Elly también se habían alejado para encontrar algo para botanear. Sin embargo, deseaba que uno de ellos viniera e interrumpiera a Oliver. Más que nada, esperaba que Luca pudiera aparecer. Era el único que me hacía sentir segura. ―Sabes, no puedo disculparme lo suficiente ―estaba diciendo Oliver―. Lo que hice estuvo mal y, lo juro, nunca haré nada como eso otra vez. Rodé mis ojos. En verdad no me importara lo que tuviera que decir. Lo superé y no quería hablar de eso más. ―Está bien, lo que sea.

―Así que, tú y Luca en verdad están saliendo, ¿huh? ―preguntó, sus ojos llenos de interés. Suspiré, preguntándome cuántas veces tenía que decirle la misma cosa una y otra vez. ―Sí, Luca y yo estamos saliendo. Nada ha cambiado desde la última vez que me preguntaste. Y la próxima vez que me preguntes, mi respuesta será exactamente la misma. Oliver dijo con desprecio: ―Sólo quería asegurarme. Tú sabes, considerando cómo tu supuesto novio está succionando la cara de tu mejor amiga. ¿Qué? Giré mi cabeza así miraba a través de las puertas de cristal y directo a la cocina. Mi estómago cayó mientras trataba de dar sentido a lo que estaba viendo. No había mucho para dar sentido, considerando cómo Kance estaba sentada en el regazo de Luca, y estaban cerrados en un apasionado abrazo. Mi cuerpo comenzó a temblar. No. Esto no era real. Luca nunca me haría esto a mí. Sin embargo, la prueba estaba justo frente a mis ojos. Él estaba besando a Kance, sus manos vagando por todo su cuerpo. Las mismas manos que me habían acariciado y sostenido estaban ahora sobre ella. Tuve esta repentina urgencia de vomitar, pero lo sostuve dentro. Por lo contrario, calientes, gruesas lágrimas se deslizaron bajo mi cara mientras los miraba, sin moverme. Ellos se alejaron y Kance miró afuera y me vio mirándolos. Dijo algo a Luca y saltó fuera de su regazo. Luca se giró en mi dirección y nuestros ojos se encontraron. Mis pies me llevaron pasando a Oliver y hacia las puertas de cristal. Las deslicé abiertas justo cuando Luca se paró, luciendo confundido. Cuando entré en la cocina, me estaba mirando con ojos vidriosos. No podía formar ninguna palabra. Me sentía tan rota. No quedaba lucha en mí. ¿Qué puedo hacer? Él dijo que me quería, pero me había traicionado. Había desperdiciado mis sentimientos en él.

Luca se tambaleó hacia adelante. Estaba muy borracho, pero eso no cambiaba nada. Él todavía lo hizo con Kance sin preocuparse por mí. ―Ashy, yo… ―No, no quiero escucharlo. ―La rabia estaba pulsando a través de mis venas como veneno―. He visto suficiente. Él sacudió su cabeza, sus ojos dudosos. ―Déjame explicar. Lo sien… ―¡No te atrevas a pedirme disculpas! Eres sólo tan malo como Oliver. No puedo creer que caí por tu acto de chico agradable. ―Mi voz temblaba con furia―. Terminé contigo. Luca se quedó callado, probablemente porque su mente borracha no pudo pensar en nada que decir. Mi mirada cayó sobre Kance quien estaba bebiendo delante de nosotros con una expresión engreída en su cara. ―Y tú ―dije, señalándola―. ¿Te llamas a ti misma una amiga? Eres la más baja, más manipuladora persona que nunca he conocido. Kance dijo con desprecio: ―¿Crees que en realidad me importa lo que piensas de mí? Pensabas que eras tan buena con tu novio sabor-del-mes. Bueno, sólo probé que él no es nada especial, sólo otro perdedor que todos olvidarán en una semana. No era una persona violenta, pero en ese momento todo lo que vi era rojo. Marché hacia Kance y la abofeteé tan duro que todo lo que escuché fue un resonante crujido mientras mi mano hacía contacto con su mejilla. Kance se tambaleó hacia atrás por la fuerza del golpe mientras su mejilla rápidamente se volvía una fea sombra de rojo. Me dio una mirada que podría matar. ―¡Te vas a arrepentir de esto, Ashton! ¡Me voy a asegurar de que nadie nunca quiera nada que ver contigo!

―Me gustaría verte tratar, tú puta. ―Mi voz estaba increíblemente calmada mientras me giraba alrededor. Una multitud se había reunido alrededor de las puertas de cristal mientras miraban el intercambio entre nosotros tres. Empujé a través de ellos, ignorando todo lo que estaba pasando alrededor de mí. Mi mente estaba enfocada en una cosa, y lo repetía una y otra vez en mi mente. Estaba sacando a Luca Byron de mi vida para siempre, y nunca iba a permitirle a nadie entrar de la manera en que se lo permití a él. La gente que amaba siempre terminaba lastimándome, y nunca iba a dejar que sucediera de nuevo otra vez.

Luca Traducido por Mona Corregido por Nanis

―¿E

so es todo? La voz me sacó de mis profundos pensamientos y miré alrededor, buscando la fuente de ello.

―¿Huh? Eddie era el que había hablado. ―Pregunté si conseguimos todo. Asentí distraídamente. ―Sí, creo que sí. ―Miré de nuevo hacia la casa de Ashton, preguntándome si ella estaba en casa y si hablaría conmigo. ―¿Cuántas veces la has llamado? ―¿Qué? Eddie suspiró. ―¿Cuántas veces has llamado a Ashton desde anoche? No podía mentirle. ―Cinco veces a su casa, nueve veces a su celular, y he estado ahí un par de veces. ―Dame un segundo. Déjame decirles a las chicas que comiencen a salir. Asentí, miré a Eddie caminar hacia el lugar donde la furgoneta de Riley estaba estacionada sobre la calle. Riley, Stace, Elly, Kendall y Yuki se reunieron alrededor

de él, hablando y riendo. Eddie las interrumpió y dijo algo en voz baja, que hizo que echaran una mirada hacía mí. Genial. No tenían nada mejor que hacer que hablar sobre mí. Y no era difícil de adivinar de qué hablaban tampoco. Anoche, el enfrentamiento entre Ashton y yo se había extendido rápidamente por la fiesta, incluso antes de que Eddie hubiera logrado sacarme de allí. Y todo fue mi culpa. Había sido un estúpido borracho que se había besado con la amiga de ella. ―¡Nos vemos pronto, Luca! ―gritó Elly. Kendall y Yuki me saludaron, dándome tristes sonrisas. No me habían hablado mucho, y solo podía asumir que era debido a su lealtad a Ashton que mantenían distancia de mí. Levanté una mano en respuesta mientras los observaba a los tres entrar en el auto de Kendall. Eso fue todo lo que me atreví a hacer. Estaba tan agotado, me sentía como derrumbado. Riley tomó a Stace de la mano y ambos caminaron hacia mí con Eddie. Era extraño verlos como una pareja real, pero me alegré de que hubiera funcionado para ellos. Stace merecía un tipo como Riley, no un tipo como yo. Estaba feliz por ellos, pero también estaba triste. Mi oportunidad con Ashton había terminado. Ella terminó conmigo. ―¿Elly no va contigo? ―le pregunté a Eddie una vez que ellos me alcanzaron. Eddie negó con la cabeza. ―Pensé que quizás ustedes necesitan hablar. Elly venía con nosotros, pero todavía no estaba tan cerca como nosotros cuatro lo estábamos. De todos modos realmente no quería revivir los acontecimientos de la noche anterior. Mi resaca era un recordatorio suficiente. Mi cabeza palpitaba y mis ojos estaban entrecerrados y afectados por la luz. ―Bueno, no lo necesito.

―¿Vas a dejar de actuar como un bebé, y superarlo ya? ―dijo Stace, cruzando los brazos sobre su pecho. Ella nunca tuvo paciencia para cosas como esta, entonces no entiendo por qué estaba aquí participando en esta intervención apenas encubierta. ―Es fácil para ti decirlo. Siempre odiaste a Ashton ―le respondí. Estaba siendo un completo estúpido con mi mejor amiga, pero no podía hablar de Ashton. No quería hacerlo. Era demasiado doloroso. Era demasiado pronto. Stace suspiró y dejó ir la mano de Riley. Se acercó a mí y me miró airadamente. ―En realidad, no la odio. Estoy enojada contigo porque ayer actuaste como un completo idiota. ¿Cualquier imbécil podría decir que Kance estaba tramando algo, pero tú solamente tenías que seguir siendo el chico bueno, verdad? ―¿No estás contenta de que termináramos? ―Ella me estaba confundiendo. Pensé que Ashton era su enemiga mortal o algo así. Stace lucía incómoda. ―¿Tengo que explicártelo detalladamente? ¿Ella te hace feliz, entonces cómo puedo odiarla por eso? Te equivocaste a lo grande, y si no te perdona entonces no puedo culparla. Te besuqueaste con Kance que básicamente equivale a vender tu alma al diablo. Enterré mi cabeza en mis manos. ―¿Qué he hecho? Ella fue lo mejor que alguna vez me pasó, y yo fui lo bastante tonto para creerle a Kance cuando me dijo que a Ashton le gustaba Oliver y que ella realmente nunca había cambiado. ¿Por qué fui tan estúpido? ¿Qué hice? ―Tienes que ir a hablar con ella ―dijo Eddie. ―No, no puedo. Ella no querrá tener nada que ver conmigo. Me he equivocado en el pasado, pero esto es completamente diferente. Le dije que nunca la dejaría o haría algo que la lastimara. Rompí mi promesa. Nunca me perdonará. ―La llevé a su casa anoche. ―Riley finalmente habló―. Todo lo que hizo fue llorar todo el tiempo. Nunca dijo nada sobre ti. Tal vez todavía tienes una posibilidad.

El saber que había derramado lágrimas por mí me hizo sentir mucho peor. Después de las semanas increíbles que habíamos pasado juntos, ¿cómo podía hacerle esto? No la merecía. Merecía tener a alguien que se preocupara por ella más que yo. ―No ―dije, apretando mis dientes―. No quiero otra oportunidad. Quiero que tenga mejores oportunidades. Merece algo mejor que esto. No soy bueno para ella. ―¡Luca, estás siendo increíblemente estúpido ahora mismo! ―gritó Stace. ―¡Ve allá, rompe la maldita puerta, y hazla que regrese contigo! ―No ―repetí―. No voy a hacerla estar con un tipo que le hizo esto, incluso si ese tipo soy yo. Estará mejor sin mí. No quería que mi resolución se derrumbara, a pesar que cada vez que pensaba en mi vida sin ella, era como un puñetazo en el estómago. Pero tenía que dejarla ir. Ella lo superaría y, un día, encontraría a alguien mejor. Olvidaría todo sobre mí, al igual que lo había hecho antes. Yo no sería nada más que el estúpido que la había engañado con su mejor amiga. ―¡Luca, no tomes decisiones por ella! ―Stace echaba humo―. Déjala tomar sus propias decisiones. ―Por lo menos ve allá y habla con ella, hombre ―insistió Riley. ―Ella no tiene que tomar una decisión. Ya lo he hecho. Mi corazón dolió con cada palabra que dije, pero las cosas estaban mejor de esta manera. Tenía que enfocarme en nuestro concierto y olvidarme definitivamente de Ashton. ―Chicos, mejor nos vamos si queremos llegar a tiempo. ―Luca, no puedes hablar en serio sobre esto. ―Stace me miró con incredulidad mientras Riley envolvía un brazo alrededor de ella.

No le hice caso a Stace porque el asunto estaba cerrado para mí. Esta no era una discusión. Esta era mi decisión. ―Riley, los chicos y tú deberían ponerse en marcha. Tú tienes todo el equipo. Eddie y yo ya estaremos justo detrás de ti. Riley iba y venía sobre las puntas de sus pies, como si quisiera decir algo. Finalmente, se encogió de hombros. ―Seguro. Nos vemos allí. ―Él guió a Stace a su auto, mientras ella me lanzó una última mirada de desaprobación. No me importaba lo que ella pensara de mí. Ya no me importaba nada. La única persona que me había importado no estaba más en mi vida. Me aseguré de eso cuando la traicioné con su mejor amiga. La única cosa que podía hacer era lo que hacía mejor. Tenía que alejar a Ashton. La única cosa que iba a lograr ayudarme a superar el dolor era mi música. La música era lo único con lo que podía contar. Me perdería en ella, sería consumido por ella, y la usaría para olvidar a Ashton. Lo que sea que quedara de mí, cualquier parte oscura que permaneciera en mí, iba a ponerla en dar el mejor maldito espectáculo que alguna vez había dado. Por mi padre. Y por la chica que amaba.

Ashton Traducido por Mona Corregido por Nanis

N

o me importaba que fueran las cuatro de un sábado por la tarde. No iba a dejar mi habitación. Iba a quedarme aquí por el resto de mi vida si esto significaba que no tendría que enfrentarme a nadie nunca más.

Anoche, había tratado de dejar todo fuera y actuar indiferente, pero en la mañana toda esa resolución se había derrumbado. No podía conseguir sacar la imagen de Luca y Kance besándose de mi cabeza. No podía perdonar su traición. La peor parte era, que sin importar cuánto intentara olvidar a Luca, simplemente no podía hacerlo. Era difícil imaginarme no estar en sus brazos, o nunca besarlo otra vez. ¿Con quién compartiría todos mis problemas? ¿Quién alguna vez me entendería de la manera que él lo hacía? La respuesta era simple. Nadie. Nadie me conocía como Luca lo hacía. Nadie me entendía de la manera que él lo hacía. Nadie podía hacerme reír tan fácilmente como él podía. Podía pasar mi vida buscando, pero nunca encontraría a nadie como él. Tenía que ser honesta conmigo. Lo amaba. Lo amaba con cada fibra de mi ser, con mi alma. Sin embargo, no podía perdonarlo. Se había emborrachado y se había besuqueado con Kance sin pensar en mí. El hecho de que esto fuera tan fácil para él me mató. Enfrentar esa realidad hacía que mi corazón doliera. Me había prometido que nunca me dejaría, pero bastó con que se emborrachara para que se olvidara de todo lo que nosotros habíamos compartido. Esto tomaría tiempo, mucho tiempo, pero me curaría. Tenía que curarme.

Alguien llamó a mi puerta, y levanté el cobertor de mi cabeza. ―Adelante ―grité, sabiendo muy bien que era mi mamá. La puerta se abrió un poco y mi mamá asomó su cabeza. Sus ojos vieron las persianas bajadas, la habitación oscura, y luego finalmente aterrizaron en mí. ―¿Oh, Ashton, cariño, qué pasó? ―No esperó una respuesta antes de entrar en la habitación y sentarse sobre mi cama. Sus ojos estaban llenos de preocupación mientras me estudiaba, esperando una respuesta a mi comportamiento parecido al de un ermitaño. Exhalando, me senté y miré hacia abajo a mi cobertor. Quería contarle todo, pero no quise cargarla con mis pequeños problemas cuando ella había tenido problemas mucho peores con los hombres en su vida. Mis problemas con Luca parecían tontos en comparación. ―No es nada, mamá. Solamente estoy cansada. Mamá me miró con un ojo crítico. ―Si vas a quedarte en la cama hasta las cuatro por la tarde entonces al menos piensa en una mejor razón que estar cansada. Suspiré, jugueteando con el borde de mi edredón. ―Bien, no estoy cansada, pero todavía no tengo ganas de hablar de ello. ―¿Ashton, piensas que soy una tonta? ―me regañó―. Sé que esto tiene algo que ver con Luca, las cinco veces que él llamó por teléfono a casa y las tres veces que vino. La miré fijamente con sorpresa. ―¿Él vino? ―Ni siquiera me había dado cuenta. Probablemente había estado bajo mi edredón entonces. Mamá asintió y alisó la parte posterior de mi cabello. ―¿Qué pasa con ustedes dos? Todo iba tan bien hasta anoche. ¿Pasó algo en la fiesta de Kendall?

Mi mamá era demasiado perspicaz. Era demasiado difícil guardar algo de ella. Los acontecimientos de la noche pasada me sobrecargaban, y de repente, solamente quería sacarlo todo a la luz. Durante la mayor parte de mi vida, había reprimido mis emociones porque era más fácil que hablar de ellas. No quería parecer débil, pero me había vuelto fría. Tal vez no me sentiría tan pesada una vez que dejara de reprimir todo. Continué jugando con el edredón. ―Luca besó a Kance anoche. Hubo una larga pausa, y luego mamá habló. ―¿Estás segura? Mirando hacia arriba, asentí. ―Lo vi con mis propios ojos. ―No, quiero decir, estás segura de que él la besó. ¿O ella lo besó a él? Me encogí de hombros. ―¿Importa eso? Todo es lo mismo. El rostro de mamá estaba muy serio cuando habló. ―No, cariño, todo no es lo mismo. Podría ser que Kance lo atrapó desprevenido y resultó que los viste en el momento equivocado. ―Aun así eso no cambia lo que hizo. ―Mi corazón se apretó con dolor―. Pensé que él se preocupaba por mí. Dijo que me amaba… Mi voz se quebró en mi garganta, y mamá envolvió un brazo a mi alrededor, estrechándome. Apoyé mi cabeza en su hombro, disfrutando el simple momento con ella. Nuestra pelea de hace unas semanas estaba olvidada y me amaba independientemente de las cosas horribles que le había dicho. Su amor era incondicional. De la manera que pensé que el de Luca había sido.

―Cuando tenía tu edad también estuve enamorada, ¿sabes? ―dijo mamá, su voz suave―. Mis amigos me dijeron que él estaba mal para mí, pero no me importaba. Estaba cegada por mis sentimientos hacia él y no podía verlo por lo que realmente era. No dije nada. Sabía que mamá hablaba de mi padre biológico, un asunto que nunca mencionaba. Había aprendido a lo largo de los años que le molestaba demasiado y evité preguntar por él. Fue increíble realmente escuchar una conversación como esta, sobre él. Mamá tomó una respiración temblorosa y cambió de lugar entonces nos quedamos mirando la una a la otra. ―Cometí un error cuando era adolescente. Mi error fue enamorarme del tipo incorrecto. No quiero que tú también te equivoques. Tú y Luca son el uno para el otro, solamente lo sé. Puedo sentirlo. Dos personas no pueden cuidar el uno del otro tanto y no ser el uno para el otro. ―Sus ojos brillaron con lágrimas―. No te equivoques como yo lo hice, Ashton. Escogí al tipo incorrecto, pero tú puedes escoger el correcto. Cuando las palabras de mamá se hundieron, empecé a tener esta incómoda sensación en la boca del estómago. Kance había admitido que había querido que la viera besando a Luca y que había estado jugando con nosotros todo el tiempo. En cuanto a Luca, yo no le había dado una oportunidad para explicarse. No había querido escuchar sus mentiras y excusas. Tal vez ese había sido mi mayor error. Mamá tenía razón. Tenía que tomar la decisión correcta. Y la opción correcta era Luca. ―Mierda. ―Mi mente corría cuando salí de la cama y me dirigí a mi armario para encontrar algo para cambiarme―. Tengo que ir a hablar con él. Mamá se levantó y se acercó para abrir mis persianas. Cuando me cambié a un par de pantalones vaqueros y una camiseta, mamá dio vuelta hacía mí con el ceño fruncido.

―Cariño, lo vi marcharse de su casa hace una hora. Uno de sus amigos trajo una furgoneta y colocaron sus guitarras en la parte posterior. ―Su concierto ―dije inmediatamente―. Él tiene un concierto esta noche. Me derrumbé sobre mi cama, dejando a mi cabello caer en mi rostro. Era demasiado tarde. Él ya se había ido. Tendría que esperar a que regresara, y no sabía cuándo sería. Tenía que verlo ahora. No podía dejarlo actuar en una noche tan importante sin saber cómo me sentía acerca de él. Que había cometido un error al no escuchar su lado de la historia. Que lo amaba. Los dedos de mamá apartaron el cabello de mi rostro, y miré hacia arriba para verla darme una sonrisa tranquilizadora. ―No te preocupes por nada. Te llevaré a cualquier parte que necesites ir.

***

Estaba bastante segura de que si mamá supiera que el concierto de Luca era a dos horas de distancia, y requería que cruzáramos la línea estatal, no se habría ofrecido a llevarme. Por otra parte, en el fondo era una romántica empedernida, entonces no me sorprendería que lo hiciera. Mamá giró alrededor de la esquina, evadiendo apenas un poste metálico sobre la acera. Su conducción había sido más o menos lo mismo el tiempo entero, como si estuviéramos en una de esas películas donde tenía que detener al amor de mi vida de subir un avión. Su mala conducción me tenía agarrándome al borde de mi asiento, pero no sentía la habitual ansiedad que tenía cuando estaba en un auto. Tal vez hablar con Luca sobre ser testigo de la muerte de su papá finalmente me había ayudado a seguir adelante.

Desde el asiento trasero, Blaze se rió tontamente. Parecía que él estaba en un paseo en el parque de diversiones. Al menos tenía al Sr. Rochester para entretenerlo en el largo viaje, tanto como su amigo invisible me ponía de los nervios. El auto frenó ruidosamente y miré por la ventana, notando que el auto de Luca y la furgoneta de Riley estaban estacionados fuera del bar. Berkeley no era uno de esos bares de aspecto sórdido que teníamos en nuestra ciudad. En realidad lucía nuevo, como si hubiera sido renovado recientemente, con un exterior blanco limpio y las ventanas oscurecidas. Incluso había un guardia de seguridad apostado fuera. ―Voy a encontrar un lugar para comer así Blaze puede tener su cena ―decía mamá―. Llámame cuando necesites que venga a recogerte, ¿está bien? ―Sí, lo haré. Gracias mamá. ―Me deslicé fuera del coche y me apresuré hacia la entrada de Berkeley y al guardia de seguridad. Él era un hombre grande con la cabeza afeitada. Las gafas de sol que llevaba le daban un aspecto intimidante, y me paré delante de él, insegura de qué decir. Él me miró de arriba a abajo. ―¿Beberás esta noche? Su pregunta me tomó por sorpresa, y rápidamente negué con la cabeza. ―Uh… um, no. No soy lo suficiente mayor para beber. Solamente vine aquí para ver actuar a una banda… un amigo mío está en la banda. ―Las palabras salieron de mi boca en una loca prisa. El guardia de seguridad me miró durante un minuto antes de sacar un sello y agitarlo hacia mí. ―El sello quiere decir que puedes beber alcohol. Ningún sello quiere decir que no puedes. ―Guardó el sello en su bolsillo―. ¿Estás llevando algún arma, drogas, o alcohol? Levanté mis manos, negando con mi cabeza. ―No, y no tengo un bolso tampoco. Sólo tengo mi teléfono. ―Lo saqué de mi bolsillo para mostrarle.

―Bien, puedes entrar. Y no le pidas a tus amigos que te compren nada de alcohol ―advirtió él con un ademán mientras yo entraba. Incluso aunque el exterior de Berkeley luciera bien, el interior todavía olía igual como cualquier otro bar. El olor a humo de cigarrillo, alcohol y calcetines sudorosos de gimnasio colgaba en el aire. Arrugué la nariz ante el olor, y dejé que la multitud me empujara a la parte posterior del bar. Berkeley estaba repleto de gente, todos estaban amontonados. Dejé que mis ojos vagaran, buscaba cualquier señal de Luca o los demás, pero no tuve suerte. No había ningún modo de distinguirlos del resto de la multitud. Entonces mi corazón se detuvo. Reconocí la voz que cantaba. ¡Era Luca! Skeptic Coil estaba sobre el escenario interpretando lo mejor que alguna vez había visto. Recordé la canción de uno de sus ensayos, y me dio un sentimiento de satisfacción por ver la multitud completamente encantada por ellos. Mis ojos se dispararon hacia Luca y aprecié la vista de él mientras rasgaba su guitarra con su cabeza inclinada sobre ella. Cuando la canción se terminó, levantó la vista, y habló en el micrófono con falso entusiasmo. ―Damas y caballeros, gracias por venir a vernos esta noche. Esta última canción está muy cerca de mi corazón. Escribí sobre esta chica que me vuelve loco, pero a quién no puedo sacar de mi cabeza. Les ofreceré: ¡Nunca se acabará! Maldición. Sólo había llegado a tiempo para verlos tocar su última canción. Las cosas no iban de la manera que hubiera querido. Luca comenzó a tocar notas suaves sobre la guitarra. Levantó su cabeza y comenzó a cantar, y me olvidé de todo lo demás, de todo lo que había estado molestándome. Solo tenía ojos y oídos para Luca y para el hermoso sonido que venía de él.

Hay este recuerdo Que me lleva de regreso

A aquel verano Que no quería que terminara

Eddie comenzó a tocar la batería, y Riley en el bajo. Todos parecían estar absortos por lo que estaban haciendo. La cabeza de Eddie se movía al ritmo del tiempo, y Riley tenía los ojos cerrados y parecía como si estuviera en su propio mundo. Mis ojos se desviaron de nuevo a Luca y la expresión afligida sobre su rostro mientras cantaba. Me pregunté qué estaba pasando por su cabeza para hacerlo verse así.

Cuando tus ojos encuentran los míos Todo lo que quiero de ti es que te quedes conmigo Pero los días se han ido, estaré siempre solo, y no puedo permitirlo. Así que quiero que sepas que aún lo recuerdo; no sé cómo podríamos olvidar todo lo que supimos. Este amor nunca se acabará, y mi corazón siempre te necesitará.

Escuché con asombro mientras Luca cantaba, su voz era tan hermosa, tan encantadora. Sus palabras me atormentaron. Las palabras que eran tan obviamente sobre mí. Mi corazón dolía solamente de escucharlas. La expresión sobre su rostro tenía sentido ahora. Estaba sufriendo porque cantaba sobre mí. Luca miró a la multitud, como si buscara algo, y de algún modo sus ojos cayeron sobre mí. Sus cejas se levantaron y casi dejó de cantar porque estaba tan enfocado en mí. La incredulidad floreció en su rostro, pero siguió cantando, un borde de pura desesperación en su voz. Él me llamaba. Me decía que fuera a él, y eso era exactamente lo que iba a hacer. Me abrí paso entre la multitud, acercándome hacia el escenario, y fue entonces cuando algo realmente asombroso sucedió. Luca se quitó la guitarra, agarró su micrófono y saltó del escenario. Riley y Eddie lo vieron en shock, pero siguieron tocando como si nada hubiera pasado. Mi corazón latía más rápido mientras Luca se acercaba a pasos largos y decididos, al mismo tiempo seguía cantando. Cantando para mí.

Pero los días se han ido, estaré siempre solo y no puedo permitirlo. Así que quiero que sepas que aún lo recuerdo; no sé cómo podríamos olvidar todo lo que sabíamos. Este amor nunca se acabará, y mi corazón siempre te necesitará.

Cuando Luca me alcanzó, la canción terminó y la multitud se volvió frenética. Pensaron que esto era la parte del espectáculo y lo estaban amando. Luca estalló en una enorme sonrisa. ―¡Damas y caballeros, somos Skeptic Coil. ¡Buenas noches! La multitud estalló en aplausos y gritos alrededor de él, pero no participé. No podía apartar la mirada de Luca. No podía apartar la vista de la intensidad en sus ojos. Riley saltó del escenario y se acercó a nosotros. Me dio un guiño antes de agarrar el micrófono de Luca y dejarnos a nosotros solos. La multitud se levantó alrededor de nosotros, pero a ninguno nos importaba. Sólo teníamos ojos el uno para el otro. Era como si nadie más estuviera aquí. Estábamos en algún lugar, por un riachuelo, en nuestro propio mundo donde solo nosotros existíamos. Hablé primero. ―Luca, lo siento tanto. Cometí un gran error. Dejé a Kance nublar mi juicio. Trataba de hacerme dudar de ti, y le creí. Luca frunció el ceño. ―No puedo actuar como si fuera inocente en todo esto. Esto es mi culpa también. Dejé que sucediera. Debería haber sabido que no había nada entre Oliver y tú. La dejé engañarme. ―Jugó con nosotros dos. Caí directamente en su trampa. Debería conocerte mejor que eso, y comprenderé si no quieres tener algo que ver conmigo. Yo solo… quería que supieras cómo me sentía. Él dio un paso más cerca y presionó sus labios contra los míos, enviando a mi corazón en un frenesí mientras me besaba profundamente. Cuando se apartó, sus ojos brillaban. ―Esta es mi respuesta final, Ashton. Si me dejas, vas a tener un infierno de tiempo tratando de deshacerte de mí.

Mi boca cayó abierta. ―¿Entonces, no hemos terminado? ―No, a no ser que tú quieras que lo hagamos. No podía creer que, después de todo, todavía quisiera estar conmigo. El hecho de que todavía me quisiera era asombroso. ―¿Entonces estás… seguro? Luca pasó su pulgar sobre mi labio inferior. ―Ashton, ambos hemos cometido errores, pero lo que importa es que nos perdonemos el uno al otro. Si pudiera recompensártelo un millón de veces, lo haría. Si pudiera cambiar lo que viste anoche. Lo haría. Pero no puedo hacer eso, Ashton. Todo lo que puedo hacer es decirte cuánto te amo y cuán asustado estoy de perderte. No puedo hacer esto solo. Te necesito. Sin aliento, dejé que me atrajera hacia su pecho. Lo miré desde abajo de mis pestañas, tratando de digerir todo lo que había dicho. ―Te necesito también. Eres el único que me mantiene sensata, y quien me pone en mi lugar cuando soy una mocosa engreída. Siento mucho haber dudado de ti… Él negó con la cabeza y colocó un dedo sobre mis labios para hacerme callar. Dejé de hablar, dejé de pensar, y solamente lo dejé ser. Me perdí en las profundidades de los ojos verde amarillento de Luca mientras miraba hacia mí. ―No me importa, Ashton. Todo lo que me importa es que estás aquí ahora mismo. Conmigo.

Komal Kant, vive en Sidney, Australia, con su esposo, y demasiados perros y gatos (aunque ella nunca parece pensar que tienen demasiados!). Es la autora de Impossible (With me #1), un romance contemporáneo YA, acerca de una chica que hará todo por ser popular, y el roquero de al lado. Actualmente, Komal está trabajando en el segundo libro en la serie With Me, Falling For Hadie, el cual es acerca de una chica tratando de superar una mala ruptura, y el chico nuevo en el pueblo que la ayuda a recuperarse. Su segundo lanzamiento del 2013 será Runaway Mortal, la primera novela en una serie paranormal YA. Komal habla demasiado, ríe muy fuerte, canta fuera de tono, y generalmente dice las cosas inapropiadas en los momentos apropiados. Es demasiado entusiasta acerca de los video juegos, libros de cómic, Spiderman, las películas de Batman, los héroes Byronic, películas de horror, hornear y zapatos bonitos.

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