JUAN LUQUE CARRILLO* Universidad de Sevilla [email protected]

FRAY DIEGO DE ESTELLA (1524-1578), ESCRITOR MÍSTICO DE LA PROVINCIA SERÁFICA DE SANTIAGO RESUMEN: Fray Diego de Estella fue un religioso franciscano, teólogo, humanista y escritor ascético español del siglo XVI. En las décadas centrales del siglo fue nombrado predicador de la corte y consejero del príncipe de Éboli. Sus obras más destacadas son el Tratado de la vanidad del mundo (1562), las Meditaciones devotísimas del amor de Dios (1576) y las Enarrationes (1573), esta última de gran impacto espiritual en la época, corregida y suprimida durante años por el Tribunal de la Santa Inquisición. En el siguiente estudio se analizará su vida y vinculación con la provincia seráfica de Santiago, de la cual fue miembro durante más de 25 años. Palabras clave: Orden seráfica, literatura mística, Estella, Inquisición, provincia franciscana de Santiago. FRIAR DIEGO DE ESTELLA (1524-1578), A MYSTIC WRITER OF THE SERAPHIC PROVINCE OF SANTIAGO Abstract: Friar Diego de Estella was a Franciscan religious, a theologian, humanist and ascetic Spanish writer of the sixteenth century. In the central decades of the century he was named court preacher and advisor to the Prince of Éboli. His best known works are the Treatise on the Vanity of the World (1562), the Most Devout Meditations on the Love of God (1576) y the Enarrationes (1573); the last of these works had a great spiritual impact in his day and for some years was subject to censorship and banned by the Tribunal of the Holy Inquisition. The study which follows will analyze his life and his association with the Seraphic Province of Santiago, of which he was a member for over twenty-five years. Keywords: Seraphic Order, mystical literature, Estella, Inquisition, Franciscan Province of Santiago.

Nacimiento, infancia y primeros años de vocación En 1924, el Venerable Padre Fray Atanasio López F. Ordóñez, de la Orden de San Francisco, publicará en Pamplona, en colaboración con algunos otros miembros de la Orden, una extensa y minuciosa obra biográfica pensada para conmemorar el IV Centenario del nacimiento del franciscano más destacado en el campo de la literatura y mística españolas del Quinientos: Fray Diego de San Cristóbal, más comúnmente conocido como Fray Diego de Estella. La obra se titula Fray Diego de Estella y su IV Centenario, y en ella vamos a encontrar una obra referencial para abordar el estudio de la figura de este religioso franciscano cuyos escritos y reflexiones místicas revolucionaron, a diferencia de los textos de Santa Teresa de Jesús o San Juan de la Cruz, el complejo sistema filosófico y judicial de la España del Siglo XVI. Nacido en 1524 en la popular ciudad del Ega, de ahí su sobrenombre, Fray Diego de Estella será bautizado días después en la Parroquia de San Pedro de la Rúa Mayor. * Licenciado en Historia del Arte por la Universidad de Sevilla XIX CURSO DE VERANO PRIEGO DE CÓRDOBA-JAÉN, 2013

ISBN: 978-84-938148-6-1

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Sus padres, Don Diego de San Cristóbal y Doña María Cruzat y Jasso, pertenecían a las familias más ilustres de la Navarra del momento, de ahí la importancia que la familia desempeñará durante todo el siglo XVI y parte del XVII en la economía y sociedad estellesa1. Durante siglos se creyó que Fray Diego de Estella había sido el primogénito de este célebre matrimonio, el mayor de siete hermanos. No obstante, las investigaciones del Padre Pío Sagües Azcona, de mediados del siglo pasado, demuestran otra realidad muy distinta que no deja lugar a equívocos, dado que todos los datos que ofrece están perfectamente documentados. Al parecer, no fueron siete los hijos de este matrimonio, sino once, y tampoco fue Fray Diego el mayor de todos, sino el sucesor del primogénito. Es decir, el segundo hijo engendrado. Juan sería el mayor de los once, después vendría Diego, Miguel, Ana, Martín, María, Catalina, Pedro, Juana, Águeda e Inés. De estas tres últimas se sabe que, siendo muy jóvenes, ingresaron en el convento de clarisas de Santa Engracia de Pamplona2. De su infancia son muy pocos los datos que se conocen hasta el momento, aunque puede suponerse que la pasaría en su ciudad natal, donde quizá conoció por primera vez a su amigo Don Martín Gaztelú, secretario de Felipe II. Al parecer, sus estudios universitarios los empezó en la Universidad de Tolosa, en Francia, como solía ocurrir con la mayoría de los jóvenes nobles del entonces Reino de Navarra. No obstante, en 1521, estallado el conflicto de Carlos V con el monarca francés Francisco I, Fray Diego de Estella hubo de volver a España y continuar sus estudios en la Universidad de Salamanca3. Por aquel entonces florecían en Salamanca aquellos ilustres profesores de cuya reputación se alimenta todavía la gloria filosófica y, habiéndose aprovechado el joven Diego de sus enseñanzas, supo bien pronto aprender que todo es vanidad de vanidades (como él mismo confesó después en su obra clave El Libro de la Vanidad del Mundo) y, movido por este gran desengaño, en 1541, con diecisiete años de edad, decidió sacrificar su vida y esperanzas, ante el desacuerdo de su padre, tomar el sayal franciscano y refugiarse en el célebre Convento de San Francisco el Grande de Salamanca, donde el estudio diario de las letras y la práctica de las principales virtudes hicieron de él uno de los hombres más insignes del siglo XVI4. Unos diez años más tarde, en 1550, siendo ya sacerdote, sus padres otorgaron testamento en Estella, ante el escribano Martín Murugarren y, según indica Julián de San Cristóbal y Eguiarreta, en dicho testamento se expresa que Fray Diego era heredero de una peonada de viña y cinco sueldos carlines, “la suma y cuantía de treinta ducados de oro viejos para ayuda de comprar libros o para lo que él quisiere y al tiempo que él los pidiere y demandare”. Por lo tanto, este dato nos lleva a preguntarnos si Fray Diego llegó a terminar sus estudios en la universidad salmantina o, si por el contrario, los prosiguió en el convento franciscano. Ante esta interrogante, aún hoy sin descifrar, 1 VARGAS, Marqués de: “Biografía, genealogía y obras de Fray Diego de San Cristóbal, vulgarmente llamado Fray Diego de Estella”. En Revista de Historia y Genealogía española, Número 3. Alicante, 1914. pp. 65-75. 2 SAGÜES AZCONA, Pío: Fray Diego de Estella (1524-1578). Madrid, 1950. p. 43. 3 VARGAS, Marqués de: Opus cit. p. 68. 4 GOÑI GAZTAMBRIDE, J.: “La toma de hábito de Fray Diego de Estella”. En El Príncipe de Viana, Número 8. Pamplona, 1947. pp. 399-400. Cursos de verano XVIII - XIX 2012 - 2013, XVIII, 159-170

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lo cierto es que Fray Diego llegó a alcanzar una gran formación filosófico-teológica gracias, como apunta el Padre Atanasio López, a su posible aprendizaje junto al maestro Fray Alfonso de Castro5. Los méritos del ilustre franciscano navarro fueron pronto conocidos por sus superiores y por la más alta nobleza española. Así, Ruy Gómez de Silva, gran privado de Felipe II, en su viaje de 1552 a Lisboa, en el que también viajaba la Infanta Doña Juana, quiso que también le acompañara Fray Diego de Estella, para que actuara como confesor y predicador durante su estancia en la capital portuguesa6. En Lisboa, entre 1553 y 1554, Fray Diego de Estella escribió su primera obra: Tratado de la vida, loores y excelencias del glorioso apóstol y bienaventurado Evangelista San Juan, dedicada a la hermana de Carlos V, Doña Catalina de Austria. Sabemos con total seguridad que residía Fray Diego en Lisboa mientras escribía esta primera obra, ya que como se dice en el folio 122 v.: “En esta ciudad de Lisboa, que es buena tierra y templada, no es mucho haber naranjas…”7. Probablemente, estando aún en Portugal, Fray Diego escribió la obra con la que ganó la fama a nivel universal, El Libro de la Vanidad del Mundo, terminado ya hacia finales de 1560, pues el 5 de enero de 1561 lo aprobó el doctor Barriovero, por comisión de los Inquisidores de Toledo. Dedicada a la Infanta Doña Juana, viuda del Príncipe Don Juan, se trata de la obra más puramente asceta dentro de su producción literaria, con la que se consagró en el mundo de las letras y humanidades. A finales de 1561, Fray Diego de Estella debió abandonar Lisboa para dirigirse a Madrid, donde residió durante algún tiempo en la corte de Felipe II, convertido en su confesor y consejero espiritual. Ninguna referencia documental tenemos acerca de esta estancia del religioso en Madrid, salvo el dato que aparece en la portada de la segunda edición de su Libro de la Vanidad del Mundo, publicado en Alcalá, en 1570, en cuya portada figura el franciscano como “predicador de corte”8.

1568-1572: el periodo de reclutación en Toro Durante los años 1565-1567, Fray Diego de Estella coincidirá en la capital madrileña con otro célebre franciscano, Fray Bernardo de Fresneda, Obispo de Cuenca y más tarde de Córdoba, con el cual mantendrá una continua tensión y rivalidad espiritual hasta el punto de protagonizar varios enfrentamientos, cuyas consecuencias fueron puestas en tela de juicio, gracias a la intervención del Nuncio Monseñor Castagna, por el propio Papa Pío V. Solo dos motivos fueron necesarios para que, en 1568, Fray Diego de Estella enviara una carta al Papa en la que daba crédito del comportamiento y acciones de su compañero franciscano: por una lado, en esta carta, el religioso criticaba el excesivo boato del que se solía rodear Fray Bernardo de Fresneda, en un contexto y una sociedad que apostaba muy severamente por la labor evangelizadora de la Orden Franciscana. El ejemplo de esta figura no era el que predicaba precisamente Fray Diego. Y por otra 5

SAGÜES AZCONA, Pío: Opus cit. p. 82. LÓPEZ F. ORDÓÑEZ, Atanasio: “Biografía de Fray Diego de Estella”. En AA. VV.: Fray Diego de Estella y su IV Centenario. Estella, 1924. p. 56. 7 Ibidem. 8 SAGÜES AZCONA, Pío: Opus cit. p. 87. Cursos de verano XVIII - XIX 2012 - 2013, XVIII, 159-170 6

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parte también hacía hincapié en el mal trato que éste tenía con sus pajes y sirvientes9. En definitiva, dos cuestiones inconcebibles para un obispo, dado que la labor primordial de esta dignidad había de ser el cuidado de las almas de su jurisdicción encomendada, y especialmente si se trataba de un obispo franciscano, como era el caso. Junto a algunas otras cartas más, Fray Diego firmó esta epístola con la rúbrica de Don Antonio del Castillo, Regidor de Salamanca, y no dudó en mandarla a la sede papal. El motivo por el que el religioso falsificó la firma no se sabe exactamente cuál pudo ser, ni qué idea o propósito le llevó a cometer tal aberración, pero lo cierto es que con esta correspondencia, el franciscano quiso reflejar un aparente descontento de las autoridades civiles sobre el comportamiento de Fray Bernardo de Fresneda, y así, junto a las otras muchas cartas, éstas sí firmadas con la rúbrica del religioso, el peso de la pugna entre ambos franciscanos recayera sobre el Obispo10. Finalmente, Fray Bernardo de Fresneda acabó enterándose del complot organizado por Fray Diego de Estella y, dolido por la contestación que recibió del mismísimo Pío V donde le decía, entre otras cosas, que “viviese más en conformidad con la modestia episcopal y que procurase ayudar, antes de perjudicar, al prójimo”, el futuro obispo de Córdoba no dudó en pleitear y abarcar cualquier proceso judicial contra el religioso navarro, por cuyo delito cometido fue recluido durante meses en el Convento de Toro11. Aquí, en el convento franciscano de esta pequeña localidad zamorana, Fray Diego de Estella tuvo que prestar declaración en varias ocasiones ante los tribunales eclesiásticos. La última comparecencia se tiene constancia que fue el 7 de febrero de 1569, y en ella valoró al procesado una comisión integrada por el Padre Guardián de Toro, Fray Juan Ramírez, Fray Francisco Flórez y Fray Juan de Lobera. Pero como indica el Padre Pío Sagüés Azcona en su detallada obra de 1950, no fue solamente una la firma falsificada por Fray Diego de Estella, sino que también llegó a hacer lo mismo con la rúbrica de Don Juan del Castillo, tío del anterior falsificado. Por este motivo, los señores Juan y Antonio del Castillo, avisados de los fines tan poco ortodoxos con que habían sido utilizadas sus firmas, acudieron ambos a comunicar tal situación al Reverendísimo Padre Comisario General de la Orden, Fray Francisco de Guzmán. Fue entonces cuando éste comisionó al Padre Guardián de Toro para que de todo lo sucedido tomase declaración a Fray Diego de Estella12. La confesión no dejó lugar a dudas. El procesado declaró que las cartas que había enviado al Papa no contenían infamia ni testimonio alguno en contra de Fray Bernardo de Fresneda, sino que solamente suplicaba a S. S. que lo enviase a su Obispado13. Preso, acusado de intentar reformar la Regla Franciscana y con un buen número de hermanos de la Orden en su contra, Fray Diego de Estella únicamente encontró apoyo en su hermano Martín quien, habiendo heredado la casa familiar en Estella, quiso ayudar a su hermano mayor a salir lo antes posible de la acusación. Para ello, 9 SAN CRISTÓBAL Y EGUIARRETA, Julián de: “Noticias de la vida, padre, parientes, patria y ascendentes del Venerable Padre Fr. Diego de Estella, de la Regular Observancia de San Francisco”. En ESTELLA, Diego de: Libro de la Vanidad del Mundo. Madrid, 1785. pp. 21-23. 10 SAGÜES AZCONA, Pío: Opus cit. p. 93. 11 Ídem. p. 92. 12 Ídem. p. 94. 13 Ibidem. Cursos de verano XVIII - XIX 2012 - 2013, XVIII, 159-170

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Don Martín renunció a sus mayorazgos y honores. Seguidamente, no dudó en realizar varios viajes a Andalucía, cuyos gastos sufragó con las ganancias obtenidas de sus mayorazgos y, una vez en Sevilla, defendió incansablemente a su hermano ante el fiscal de los padres franciscanos14. Finalmente, Fray Diego de Estella fue declarado inocente y puesto en libertad. Perseguido por algunos de sus compañeros y abandonado por otros muchos de ellos, Fray Diego decidió regresar, una vez zanjado por completo el tema, a su convento salmantino donde, lejos de los contratiempos y miserias que había experimentado durante su última etapa en Toro, quiso retirarse nuevamente a su humilde celda, como en los orígenes de su vocación, y dedicarse a ejercitar la humildad, paciencia y sabiduría15.

Últimos años de fray Diego: el conflicto de las enarrationes No obstante, se desconoce con exactitud la fecha concreta en que Fray Diego regresa al Convento de San Francisco el Grande de Salamanca. Sí se sabe que el 24 de abril de 1573, estando ya entre los muros del citado convento, el Reverendísimo Padre General Fray Cristóbal de Chefontaines, desde Sevilla, le concede licencia para imprimir las Enarrationes. También el Padre General le da permiso para viajar las veces necesarias a Madrid con el fin de publicar lo antes posible la ilustre obra, y ordena al Provincial de Santiago que le ayudara en todo lo necesario para la publicación de dicha obra16. Restablecidos sus honores, su fama de gran genio místico se extiende por la Península y todo parece indicar que Fray Diego fue propuesto para ser obispo de Salamanca. Pero no habiendo deseado anteriormente admitir la mitra, estuvo completamente seguro de no aceptar tan alta dignidad, negándose a las instancias que le hacían sus afectos. Por este motivo, Fray Diego de Estella, en una de sus últimas apariciones en público, pidió que lo dejasen vivir solo en su celda, donde la lectura diaria, la oración y la reflexión filosófica plasmada en sus escritos serían sus únicas vías de escape ante la continua vanidad terrenal17. En septiembre de este mismo año, 1573, Fray Diego de Estella se encuentra predicando en la ciudad del Tormes con motivo de la traslación de las Carmelitas Descalzas al segundo convento de la Orden, fundado por Santa Teresa de Jesús en Salamanca pocos años antes. Toda la celebración, protocolo, liturgia y procesión estuvieron organizadas por la Mística Doctora, y de hecho por encargo expreso suyo, estuvo presente en el acto Fray Diego que, con un excepcional sermón centrado una vez más en la importancia de la oración frente a la vanidad de lo mundano, supo contribuir al enriquecimiento de tal ceremonia18. A propósito de la traslación, se manifiesta Santa Teresa con el siguiente fragmento: “Pasámonos víspera de San Miguel un poco antes que amaneciere; ya estaba publicado que había de ser el día de San Miguel el que se pusiese el Santísimo Sacramento y el sermón que había de haber […] estaba publicado que debía echar el sermón uno de los 14 ANDRÉS, A.: “Fray Diego de Estella”. En Archivo Ibero-Americano, Número 26. La Coruña. 1942. pp. 145-158. 15 VARGAS, Marqués de: Opus cit. p. 69. 16 SAGÜES AZCONA, Pío: Opus cit. p. 95. 17 VARGAS, Marqués de: Opus cit. p. 69. 18 SAGÜES AZCONA, Pío: Opus cit. p. 95. Cursos de verano XVIII - XIX 2012 - 2013, XVIII, 159-170

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más famosos predicadores que aquí había, que era el P. Estella, para que así se juntara la mayor parte de la ciudad a nuestra solemnidad”19. La actividad literaria y religiosa de Fray Diego durante sus últimos cuatro-cinco años de vida fue verdaderamente fecunda e insuperable. Recluido en la celda de su convento, alternó la predicación con el ejercicio de la pluma, en la preparación de otras obras que, como las escritas años anteriores, sirvieron para enriquecer el tesoro de la literatura española del siglo XVI20. En el Capítulo Provincial de 14 de febrero de 1574, celebrado en Salamanca, Fray Diego será nombrado, conjuntamente con el Padre Gaspar de Tamayo, predicador de dicha ciudad. No obstante, la gran preocupación que en estos últimos años tenía ocupado al religioso era la publicación de las Enarrationes, que tantos disgustos le acabaron acarreando21. Parece ser que apenas terminada la primera edición de la obra, en marzo de 1575, Fray Diego se vio envuelto en una serie de contrariedades ajenas a su propósito, cuyos disgustos, problemas y malentendidos le acompañaron durante el resto de sus días. En efecto, los primeros ejemplares de esta obra no fueron puestos a la venta, cuando la Inquisición prohibió su circulación. En noviembre de este mismo año, en Sevilla, los Inquisidores decomisaron seiscientos ejemplares de la obra, deteniéndolos en el desaparecido convento de San Francisco de la ciudad22. Verdaderamente, mucho debió de sufrir Fray Diego con este duro e inesperado golpe que, como indica el Padre Pío Sagües Azcona, le hería en lo más vivo de su alma23. Pero con todo, a pesar de la dura situación y el gran clima de inestabilidad dentro del propio seno de la Orden, el franciscano no permaneció inactivo. Durante toda la polémica causada por la censura de las Enarrationes, Fray Diego publicó la expresión más genuina y exquisita de su alma verdaderamente seráfica: Meditaciones del amor de Dios, en frases de Ricardo León “braserillo de encendidos afectos”, obra de gran carga doctrinal, en la que se incita al creyente a la vida consagrada como medio para contemplar las maravillas y amor de Dios. Para muchos, especialmente entre los hermanos de la Orden, esta obra debió bastar para atajar y desmentir rotunda y definitivamente las calumnias de sus émulos y perseguidores24. Acosado de tentar en materia de fe, el religioso navarro hizo un viaje a Estella para preguntarle a su madre (el padre ya había fallecido) si quizás su sangre estaba infectada de la raza de los judíos que en aquel momento habitaba el popular barrio de la judería en Estella. A la pregunta, su madre le contestó que, en cierta ocasión, había tenido el descuido de entregarlo de pequeño a una nodriza que, como después se supo, era judía. Pero sobre esta noticia pesaba más para el franciscano la memoria de la noble calidad de sus padres y antepasados, el parentesco con San Francisco Javier, el gran evangelizador de la India y Japón, tío de su madre y, sobre todo, el saber que sus abuelos habían sido miembros del Santo Oficio de la Inquisición en Navarra25. 19

Ibidem. CALAMA, F. R.: “Genealogía del Padre Estella”. En El eco franciscano, Número 41. Santiago de Compostela. 1924. pp. 423-425. 21 CASTRO, Manuel de: Bibliografía de las bibliografías franciscanas españolas e hispanoamericanas. Madrid, 1982. p. 62. 22 SAGÜES AZCONA, Pío: Opus cit. p. 96. 23 Ídem. p. 97. 24 Ibidem. 25 LÓPEZ F. ORDÓÑEZ, Atanasio: Opus cit. p. 68. Cursos de verano XVIII - XIX 2012 - 2013, XVIII, 159-170 20

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Fue entonces cuando, tomando nuevamente la pluma, escribió su libro sobre la crianza de los hijos, del cual muchos historiadores han dudado acerca de su veracidad; otros, en cambio, aseguran que fue una obra excepcional, de gran contenido social y proyección en la época. Pero lo cierto es que Fray Diego vivió muchos años en Salamanca, junto al Padre Gaspar de Uceda, y quizá pudo haber leído la obra titulada Lumen ad revelationem gentium, escrita por Fray Alonso de Oropesa, de la Orden de San Jerónimo. En esta obra, el religioso da una serie de recomendaciones acerca de cómo se debía educar a los críos, con los mejores propósitos y fundamentos cristianos, para que, llamados por la gracia de Dios, dejaran todo cuanto poseían y apostaran por la vida comunitaria, centrada en la evangelización. También en esta obra, el jerónimo critica, e incluso llega a prohibir sin autoridad, el ingreso en las órdenes religiosas de los descendientes de judíos26. Otra interesante obra, anónima en este caso, es el Tratado Apologético en defensa de la Nobleza de España. En ella, el autor contradice la idea del Padre Agustín de Salucio, O. P., según la cual la mayor parte de la nobleza española estaba infectada de sangre judía. Pero lo curioso de esta obra es que, entre las numerosas autoridades que alegan al respecto, no aparece el nombre de Fray Diego de Estella, cuando era evidente que el religioso navarro, tan noble y tan preocupado por la salvación de todas las almas, no apoyaba esta postura tan crítica y radical ante el pueblo judío27. Por tanto, sea como fuere, si Fray Diego escribió este libro sobre la crianza de los hijos, como tradicionalmente se dice, seguramente se habría tenido una mayor constancia documental al respecto, igual que ocurre con el resto de obras suyas, dado que la comunidad franciscana se habría encargado a lo largo de los siglos de hacernos llegar semejante obra referencial. Y junto a ello, la obra no se ha encontrado hasta el momento recogida por ningún bibliógrafo. Pero sin perder el hilo de su vida, volviendo de nuevo a esa etapa de represión moral en la que el religioso se hallaba recluido de sus pensamientos, mientras sigue el proceso de corrección de las Enarrationes, Fray Diego y el reverendo Padre Guardián de Salamanca seguirían manteniendo un fiel contacto con el tribunal de la Santa Inquisición, de cuya aprobación o condena dependería el futuro de la insigne obra. Parece ser que una vez más su hermano, Don Martín de San Cristóbal, tomó cartas en el tema y salió a defender la causa de su hermano, dado que, habiendo contribuido él también en la edición de la obra, la causa era común para los dos hermanos. Al fin y al cabo, ambos perdían intereses al estar la obra detenida sin poder ponerse a la venta. No obstante, tras los muchos sacrificios de Don Martín y sus largos viajes por casi toda la Península, con el fin de que los Inquisidores permitieran la venta de los ejemplares decomisados, no sirvieron de mucho, ya que la obra finalmente no se puso a la venta hasta octubre de 1580, dos años después del fallecimiento de Fray Diego28. La obra fue examinada en Alcalá de Henares, por los más ilustres doctores de la Universidad Complutense, tal y como el religioso procuró. Mientras la obra estaba siendo revisada, Fray Diego trabajó incesantemente en la preparación de otra edición que sirviera para reparar el escándalo que le había podido causar la obra censurada ante el público. Esta nueva edición saldría a la luz a principios de 1578, en Alcalá, y 26

Ibidem. Ídem. p. 70. 28 SAGÜES AZCONA, Pío: Opus cit. p. 98. 27

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por cierto, no fue más afortunada que la primera, pues apenas publicada fue detenida nuevamente por la Inquisición29. Como es natural, este segundo golpe debió afectar aún más al religioso y contribuiría en gran medida a amargarle los últimos días de su vida, sin que ni siquiera lograra ver, antes de su muerte, la resolución definitiva de la causa. Pero lo cierto es que su hermano, Don Martín, y el convento de Salamanca llevaron adelante el asunto, y pronto pudieron venderse los ejemplares de ambas ediciones, pero después de corregidos por los doctores de Alcalá. Así, años después, en 1582, el convento salmantino preparó una tercera edición, adaptándose absolutamente en todo a las correcciones de los censores. Desde entonces, las Enarrationes comenzaron a circular libremente entre los lectores, siendo, curiosamente, muchos los editores que, de todas las ciudades españolas, competían por imprimirlas en sus imprentas y talleres tipográficos. Por último, en cuanto a la muerte de Fray Diego de Estella, nada sabemos a ciencia exacta de la fecha concreta de su fallecimiento. Parece ser, o al menos así lo sostiene San Cristóbal y Eguiarreta, que fue el día primero de agosto de 1578, a los cincuenta y cuatro años de edad, cuando Fray Diego entregó su alma a Dios. Con total seguridad no se puede afirmar este dato, dado que no se ha hallado hasta el momento partida de defunción o algún otro documento (carta, correspondencia, diario…) que nos hable al respecto. La única prueba que poseemos y que nos certifica que el religioso falleció entre agosto y diciembre de este año de 1578 es la serie de cartas que se conserva con motivo de la censura de las Enarrationes, de las cuales se deduce que el franciscano debió dejar de existir en la segunda mitad de 157830. Naturalmente, la causa de la muerte tampoco se conoce, aunque se puede deducir que los numerosos disgustos ocasionados por los reparos que la Inquisición puso a las Enarrationes, debieron perjudicar mucho su salud, sobre todo a raíz de la censura de la segunda edición. Este segundo tropiezo fue terrible para Fray Diego. La segunda edición salió a la luz a principios de 1578, a las pocas semanas fue censurada y, como apunta San Cristóbal y Eguiarreta, en agosto de ese mismo año murió31. Refiriéndose a la muerte de Fray Diego, el Padre Villacampa dice: “Ictu cardiaci ex Dei amoris excessu (Dio el último suspiro en un éxtasis de amor divino).” Y finalmente, respecto a su sepultura, trae este fraile franciscano la siguiente información, suministrada por Don Fulgencio Riesco, Archivero Jefe de la Biblioteca de la Universidad de Salamanca: “De la sepultura de Fray Diego de Estella no hay restos ni vestigios, pues si bien es cierto que fue sepultado en esta ciudad, el sepulcro y lugar de la fosa debió de desaparecer, porque el convento de franciscanos desapareció y los P. P. capuchinos que viven junto al sitio donde estaba el convento nada saben acerca de la sepultura32”.

La actividad misional del P. Estella Respecto a las misiones predicadas por Fray Diego en la Península (tanto en España como en Portugal) poco se puede particularizar. Normalmente, en sus obras, especialmente en los Comentarios sobre el Evangelio de San Lucas, se pone 29

Ídem. p. 100. SAGÜES AZCONA, Pío: Opus cit. p. 101. 31 Íbidem. 32 LÓPEZ F. ORDÓÑEZ, Atanasio: Opus cit. p. 74. Cursos de verano XVIII - XIX 2012 - 2013, XVIII, 159-170 30

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de manifiesto cómo el ilustre franciscano ejercitó continuamente el ministerio de la predicación, y que sus observaciones y enseñanzas sobre la misma están basadas en una larga experiencia33. La licencia ya mencionada del General de la Orden, el Padre Cristóbal de Capitefontium, va dirigida: “Al Reverendo y doctísimo P. Fr. Diego de Estella, insigne predicador de la Provincia de Santiago”; y dice en ella que lo cree digno de sus favores, pues “por testimonios fehacientes sabe lo mucho que ha trabajado en beneficio del pueblo cristiano con sus elocuentes sermones34”. El mismo Fray Diego, en la dedicatoria al Ilmo. Señor Obispo de Segovia, nos dice también que sus sermones eran muy frecuentes; y en los dichos Comentarios de San Lucas hallamos las siguientes expresiones: “¡Cuántos pueblos y ciudades hay, cuántos lugares en los cuáles se predica con frecuencia la Palabra de Dios por insignes oradores, y sin embargo no logran éstos conducir a Dios a sus oyentes! Con muy sobrada razón, nosotros que ejercemos el ministerio de la predicación, en muchas ciudades de España podríamos sacudir el polvo, pues no solo no escuchan la Palabra de Dios, sino que se burlan de sus predicadores35”. Fray Diego no buscaba en sus sermones el lucimiento personal, sino la salvación de las almas que buscaban la redención divina, por lo que se dirigía a las más populares e influyentes ciudades, pero también a las pequeñas y humildes aldeas. Exponiendo estas palabras de San Lucas: Nemo autem lucerna maccedens, operi team vase… dice que hay muchos que huyen de la luz, y añade: “Lo que yo he visto más de una vez por mis propios ojos, no solo en poblaciones pequeñas y humildes de España, sino aún en la misma Corte, quisiera decirlo, pero me parece que debo cubrirlo con un velo, pues es digno de ser llorado amargamente.” A estas palabras, que nos revelan las frecuentes correrías apostólicas del ilustre misionero, siguen otras en que expone la desidia y abandono espiritual de muchos cristianos de su tiempo. Dice así: “Hombres, por otra parte bien educados y muy expertos en el manejo de asuntos terrenos, estando obligados a oír misa los días festivos de precepto, no dejan en manera alguna de ir a la iglesia, donde, haciendo una breve y exterior oración, no tienen capacidad para oír la Misa, cantada o solemne, sino que oída precipitadamente una rezada, emplean el resto del tiempo en hablar; y apenas advierten que el predicador sube las gradas del púlpito, salen del templo como si amenazase ruina o cayese una enorme piedra de las bóvedas36”. Alarde de un carácter enérgico, Fray Diego también estaba dotado de un profundo conocimiento de la ciencia y del medio natural, y todo ello, junto a su don de palabra, humildad y capacidad para llegar a rozar la sensibilidad de los creyentes, fue puesto al servicio de la causa de Dios. Dice en uno de sus sermones: “aquellos religiosos que aventajan a los demás en literatura, en ingenio, en ciencia y en dignidad, deben considerar atentamente su grandísima obligación de servir a Dios y la estrechísima cuenta que habrán de darle, pues habiendo recibido tan extraordinarios beneficios, serán juzgados terriblemente… Si has llegado al más alto honor de las prelacías; si eres predicador eminente; si conoces el secreto de todas las ciencias; si en dignidad, honra, 33

Ídem. p. 58. Ídem. p. 59. 35 Ibidem. 36 Ibidem. 34

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nombre y fama aventajas a los demás hombres, no te envanezcas por ello; no te gloríes vana y arrogantemente, no sea que te suceda como a Cafarnaúm, cuyos edificios han sido totalmente destruidos37”. Pero si importante fue su compromiso con el ministerio de la predicación, no menos fecunda resultó su actividad literaria, cuyo período asceta de máxima expresión coincidió con los años del gobierno del Padre Gutiérrez. Parece ser que a mediados de 1574 ya tenía terminadas las Meditaciones devotísimas del amor de Dios, obra que fue aprobada, por comisión del Provincial de Santiago, por el Padre Gaspar de Uceda, guardián y lector de teología de San Francisco de Salamanca. Dice éste, a propósito de su aprobación, que se trata de un libro “muy útil y provechoso para todo género de personas, porque en él enseña el verdadero amor de Dios, y los medios para alcanzarle, y juntamente el verdadero sentido de muchos lugares de la Sagrada Escritura, como siempre lo hace el autor con su acostumbrado y elegante estilo en los libros de la Vanidad del mundo, todos los libros que escribe38”. Años después, a principios de 1576, ya estaba en la imprenta la siguiente obra del religioso: Modus Concionandi, obra dedicada al Padre Fray Alfonso Gutiérrez, Ministro Provincial de la Provincia de Santiago. Dice el autor en la dedicatoria que se ha propuesto con esta obra extirpar muchos errores y fantasías que se han introducido en la interpretación de la Sagrada Escritura, y al mismo tiempo dar algunas reglas a los predicadores para anunciar decorosamente la divina palabra. Por último, añade al final de este opúsculo seis sermones cuaresmales que había predicado en Salamanca, en los que expone el Salmo Super Flumina Babylonis.39 Y así, dejando atrás los numerosos contratiempos y necedades, llegamos al año de 1578, fecha de gran importancia para la comunidad española de religiosos franciscanos, ya que, en agosto de este año, uno de sus más ilustres e insignes miembros, abandonará su humilde celda conventual para emprender un nuevo camino que le conducirá, lejos de toda vanidad y miseria terrenal, a la elevación más pura de su alma: el encuentro con Dios.

37

Ídem. p. 60. Ídem. p. 67. 39 Ibidem. Cursos de verano XVIII - XIX 2012 - 2013, XVIII, 159-170 38

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FRAY DIEGO DE ESTELLA (1524-1578)

Portada del Tratado de la vida, loores y excelencias del glorioso apóstol y bienaventurado Evangelista San Juan, Fray Diego de Estella. La obra fue escrita en Lisboa en torno a 1554.

Retrato de Fray Diego de Estella, pintado por Javier Ciga en 1924 para conmemorar el IV Centenario de su nacimiento. Estella. Cursos de verano XVIII - XIX 2012 - 2013, XVIII, 159-170

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JUAN LUQUE CARRILLO

Firma de Fray Diego de Estella.

Retrato de Fray Diego de Estella. Javier Ciga, 1924. Estella.

Cursos de verano XVIII - XIX 2012 - 2013, XVIII, 159-170

ACTAS CURSOS DE VERANO XVIII - XIX

MANUEL PELÁEZ DEL ROSAL DIRECCIÓN Y EDICIÓN

APORTACIONES AL DICCIONARIO BIOGRÁFICO FRANCISCANO DE ESPAÑA, PORTUGAL, IBEROAMÉRICA Y FILIPINAS Priego de Córdoba-Jaén (25-27 de julio de 2012 y 24-26 de julio de 2013)

ASOCIACIÓN HISPÁNICA DE ESTUDIOS FRANCISCANOS CÓRDOBA, 2014

A.H.E.F. Sede de Priego de Córdoba

MANUEL PELÁEZ DEL ROSAL (Dir. y ed) XVIII Y XIX CURSOS DE VERANO Primera Edición: Junio, 2014 Páginas: 520; tamaño 17 x 24 cm; resolución: 150 - 200 ppp. Tipografía: Texto realizado en tipo Times New Román 10 ptos., notas y cabeceras en 8 pts. Papel: Estucado de 90 grs. Encuadernación: Rústica, cosido con hilo vegetal y cubierta plastificada Motivo de la cubierta Entrada al antiguo convento de San Francisco de Priego de Córdoba (Hoy: Hotel-Hospedería San Francisco) Motivo de la contracubierta: Texto del vítor dedicado al prof. Galera en el Refectorio del convento

ISBN: ISBN: 978-84-938148-6-1 Depósito Legal: CO-831-2014 © Asociación Hispánica de Estudios Franciscanos (A.H.E.F.) © Manuel Peláez del Rosal © El autor de cada artículo Impresión: Digital Asus, S.L. (Córdoba) IMPRESO EN ESPAÑA - PRINTED IN SPAIN

ÍNDICE

Págs. Presentación, por M. Peláez del Rosal .........................................................................7 I.- APORTACIONES BIOGRÁFICAS .................................................................... 11 Alberto Aguilera Hernández & Manuel Gracia Rivas Miembros ilustres de la familia franciscana de la comarca de Borja (Zaragoza) ......13 José M.ª Alonso del Val, ofm Aventuras apostólicas de fr. Silvestre Vélez de Escalante, explorador y misionero franciscano en las regiones del río Colorado de los Estados Unidos de Norteamérica ..........................................29 Elena Bellido Vela Sor Ana de la Cruz Ponce de León ..............................................................................39 Agustín Boadas Llavat, ofm Ética y vino: san Junípero Serra, los franciscanos y California .................................57 Gloria Centeno Carnero Semblanzas de la vida de la venerable madre sor María de san Bernardino, abadesa en el monasterio de Fuenteovejuna (1667-1747) ..........................................67 Carmen Díez González Franciscanos relacionados con la arquitectura y engrandecimiento de san Francisco de Plasencia ....................................................77 Justo García Sánchez El obispo Antonio del Águila, un terciario franciscano mirobrigense, benefactor de su convento .............................93

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ÍNDICE

Antonio Gil Albarracín Religiosos franciscanos en tierras almerienses: intento de relación de frailes y monjas que han servido a la Orden durante más de medio milenio .................................................................109 Jaime González Rodríguez Fr. Alonso Ponce, comisario general de Nueva España (1585-1589) .......................131 Juan Luque Carrillo Fray Diego de Estella (1524-1578), escritor místico de la provincia seráfica de Santiago ..........................................................................159 Manuel Morales Morales Fray Bernardino de Laredo .......................................................................................171 Manuel Morales Morales El ministro general franciscano fray Juan del Hierro. cuatrocientos años de su muerte y enterramiento en Villaverde del Río ...................185 Rafael Osuna Luque Tres franciscanos de vidas ejemplares y piadosas, naturales de la Villa de Carcabuey ............................................................................193 Manuel Peláez del Rosal Franciscanos observantes del convento de san Esteban de la villa de Priego de Córdoba ................................199 Francisco Javier Quintana Álvarez Breves notas biográficas de franciscanos gibraltareños (Ss. XVI-XVIII)..................219 Salvador Rodríguez Becerra El franciscano Juan Lasso de la Vega, obispo de Cuba ..........................................................................................................237 María del Amor Rodríguez Miranda El beato Nicolás Alberca de Torres, mártir de Damasco ....................................................................................................251 M.ª Teresa Ruiz Barrera Fray Manuel José Fagundez, franciscano descalzo de la provincia de san Diego. Maestro, misionero apostólico y restaurador .....................................261 Cayetano Sánchez Fuertes, ofm Juan Duárez de Santa Cruz, ofm, “fundador” del pueblo de Daraga (Filipinas) y del Seminario de Misiones de Montilla (Córdoba) .................................................271 Cursos de verano XVIII - XIX 2012 - 2013, XVIII, 509-511

CURSOS DE VERANO XVIII - XIX (2012 - 2013)

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Mª. Victoria Triviño Monrabal, osc Sor Eularia Anzizu i Vila, historiadora, biógrafa y poetisa, (1868-1916), clarisa en el monasterio de santa María de Pedralbes (Barcelona) .........................301 Manuel Villegas Ruiz Escritores franciscanos descalzos de la provincia de S. Pedro de Alcántara (1) .............................................................309 Manuel Zurita Chacón Taumaturgia, ascetismo y misticismo en conventos de la Tor de la provincia de san Miguel: el paradigma de fr. Pedro Sánchez ..........................331 II.- OTROS TEMAS ................................................................................................349 Albertina Belo Ordens terceiras do seráfico Padre são Francisco na província franciscana de santo António do Brasil: suas edificações, aspectos humanos e culturais ...........351 Montserrat Moli Frigola Sant Francesc. La catedral del Pla de Girona y los retablos de Joan Boris y Rodrigo de Molina, Pau Costa, Onofre Boet, Josep Germà y Joan Sentís (1641-1703) ...................................................................355 Antonio Moreno Hurtado Dificultades en las primeras expediciones franciscanas al Japón ............................393 José María Palencia Cerezo Santos franciscanos españoles en la iglesia de la Annunziata del Vastato, emporio capuchino de la pintura barroca genovesa ................................................. 411 Salvador Rodríguez Becerra & Salvador Hernández González La religiosidad popular y los mendicantes en Andalucía en el Antiguo Régimen.....425 Maria do Céu Simões Tereno Conjunto monástico de são Francisco de Évora notas sobre a sua conservação ..................................................................................469 Manuel Villegas Ruiz El convento franciscano descalzo de Guadix según una crónica latina inédita del siglo XVIII (1)............................................................481 Manuel Villegas Ruiz El convento franciscano descalzo de Guadix según una crónica latina inédita del siglo XVIII (y 2) .........................................................497

Cursos de verano XVIII - XIX 2012 - 2013, XVIII, 509-511