MUSEO DE SITIO HUACA RAJADA – SIPÁN

MUSEO DE SITIO HUACA RAJADA – SIPÁN TERCER ANIVERSARIO

MUSEO DE SITIO HUACA RAJADA – SIPÁN IMAGENES TUMBA 14

MUSEO DE SITIO HUACA RAJADA – SIPÁN IMAGENES TUMBA 15

MUSEO DE SITIO HUACA RAJADA – SIPÁN IMAGENES TUMBA 16

HUACA RAJADA – SIPÁN Las investigaciones en Sipán iniciadas en Abril de 1987, facilitaron el excepcional registro documentado de un total de 15 contextos funerarios cuyas características y contenido han permitido establecer la diversidad de jerarquías y funciones en los personajes de la elite Moche o Mochica, su excavación permitió también identificar la secuencia de estos entierros correctamente asociados a definidas fases arquitectónicas. La información brindada por estos contextos que constituyen los más complejos y suntuosos del antiguo Perú, ha cambiado esencialmente el conocimiento de dicha cultura al reconocerse por primera vez la asociación de ornamentos y emblemas con el rol de determinados personajes representados en el universo iconográfico, abriendo una ilimitada posibilidad de interpretación que viene complementándose con recuperaciones en otros sitios arqueológicos (San José de Moro y la Huaca de Cao). La sucesión de patrones de enterramiento y su contenido demuestran también importantes cambios en la dinámica de la estructura social Mochica que van desde señores con autoridad político – religiosa (“Viejo Señor”) a una separación de estas funciones en la clase gobernante (“Señor y Sacerdote”). Las investigaciones Arqueológicas en Sipán desde su momento inicial, cambiaron el planteamiento que la región de Lambayeque constituyo un territorio incorporado tardíamente a la influencia Moche venida del Sur, hoy se habla de las áreas Moche Norte y Moche Sur, igualmente en este valle y en los componentes culturales más antiguos de Sipán tenemos evidencias de una ocupación Mochica temprano (Tumba 15 : denominada del noble guerrero) pero aún se necesita más evidencias para esclarecer este momento.

Sipán como uno de los monumentos más importantes de la cultura Mochica en el valle de Lambayeque, mantiene también importantes cuestiones para resolver en esta nueva temporada de excavaciones. En primer lugar debemos seguir definiendo las características arquitectónicas de las dos estructuras principales, patios y plataformas adyacentes para su correlación formal con la secuencia establecida en la plataforma funeraria. Será particularmente importante identificar la función de cada uno de estos componentes, la existencia de fases y fachadas así como determinar la aparente diacronía de las dos estructuras principales. En la plataforma funeraria debemos definir el más antiguo núcleo arquitectónico probablemente asociado al primigenio uso funerario, donde se ha definido la tumba 15, que explicaría la presencia de fragmentaria Mochica temprano registrado además en uno de los rellenos arquitectónicos. Nos interesa también identificar la existencia de supraestructuras arquitectónicas en los niveles arquitectónicos culminantes. Las evidencias superficiales de actividades domésticas o artesanales identificadas en algunos sectores periféricos brindaran una valiosa información para conocer la vida alrededor del monumento. Finalmente los reconocimientos e identificación de una extensa red de fortificaciones, caminos y estructuras aisladas permitirán una cabal comprensión de la naturaleza de Sipán en el contexto del valle y su comparación con otros monumentos de la época. Esperamos aproximarnos a conocer su vigencia temporal como santuario religioso – funerario o centro de poder multifuncional.

En las dos últimas temporadas de investigaciones (2007 – 2009) se registro nueva evidencia ubicada en los patios I y II, en la plataforma funeraria, plataforma norte y pirámide ceremonial, así como en Huaca Zorro negro, ubicado en el sector I del área monumental; de otro lado se realizo prospecciones superficiales en los sectores II y III. De todo este trabajo se han obtenido resultados satisfactorios en cuanto al cumplimiento de los objetivos planteados para las dos temporadas, como la obtención de una secuencia ocupacional del Mochica temprano (tumba 15), Mochica medio, Mochica tardío donde se evidencias intensas lluvias y actos ofrendatorios; Posteriormente para las ocupaciones Lambayeque, Chimú y Chimú Inca se registran entierros y arquitectura doméstica dentro de las áreas más importantes del sector I. Preliminarmente, esta secuencia fue planteada en base a contextos y elementos cerámicos aislados; Pero en estas dos últimas temporadas tenemos tanto elementos arquitectónicos de la época Mochica en sus fases temprana, media y tardía; así como contextos domésticos y funerarios de grupos Lambayeque, Chimú y Chimú-Inca.

GENERALIDADES Después de 22 años del descubrimiento de las maravillosas Tumbas Reales de Huaca Rajada/ Sipán, con un trabajo mancomunado entre el Fondo Ítalo Peruano, la Universidad de Milán, Asociación Amigos del Museo, el Museo Tumbas Reales de Sipán y el Proyecto Especial Naylamp-Lambayeque / Unidad Ejecutora 005, se construyó el Museo de Sitio Huaca Rajada /Sipán. Para esta obra se siguió las recomendaciones internacionales, y de esta forma evitar una edificación cuya presencia altere la condición de monumento arqueológico. Este importante foco de desarrollo, de promoción turística y especialmente de educación para los alrededores del Complejo Arqueológico, fue inaugurado el 29 de enero del 2009. UBICACIÓN GEOGRÁFICA El Complejo Arqueológico Huaca Rajada/ Sipán y el Museo de Sitio, se ubica a 27 Km. al Este de la Ciudad de Chiclayo, en la jurisdicción del Distrito de Zaña, Provincia de Chiclayo, Departamento de Lambayeque. El área total que comprende el sitio arqueológico es de 15 Km2. Para acceder al sitio, se debe tomar la carretera Chiclayo – Chongoyape, hasta un desvio en la ciudad de Pomalca. Al llegar al Centro Poblado de Saltur se tiene dos opciones: seguir por la carretera a Pampa Grande e ingresar por Huaca Rajada o pasar por el poblado de Saltur hasta llegar al Centro Poblado Sipán. En ambos casos, el tiempo aproximado es de 45 Minutos. MUSEO Y SOCIEDAD El tema principal de la exposición, en el Museo de Sitio Huaca Rajada - Sipán, son los hallazgos arqueológicos recuperados en las excavaciones de la Temporada 2007; así como los logros, propuestas y recuentos históricos de experiencias del trabajo arqueológico y comunitario.

El núcleo de la museografía se desarrolla en la Tumba 14, hallado en la Plataforma Funeraria. El personaje ha sido denominando, según los objetos recuperados, como un “Sacerdote – Guerrero” y ha sido enterrado en una Tumba en cámara con ataúd de madera, sellado por vigas de algarrobo. Dentro del ataúd se hallaron más de 100 piezas de metal y un número superior a 200 piezas de cerámica. La primera parte del museo muestra paneles con información básica de las culturas, luego se muestran un video de las excavaciones de Sipán. Posteriormente se pueden apreciar los ornamentos y ofrendas con las cuales fue sepultado el Personaje de la Tumba 14, dentro de las que destacan una corona con apéndices rectangulares en forma de “V”, una camiseta de placas y orejeras con lentejuelas, que permiten identificar a este individuo como el Personaje “D”, que aparece en la representación iconográfica conocida como el “Tema de la Presentación”. Continuando con el recorrido “histórico” en este enigmático mundo prehispánico, podemos apreciar evidencias de elementos arquitectónicos que conforman y decoran el fabuloso complejo arquitectónico de Sipán, es decir la Pirámide Ceremonial, Político-Administrativo, Plataforma interconectante, Plataforma Norte y Plataforma Funeraria; esta última correspondería al Mausoleo Real, del Complejo Arqueológico. Con la evidencia recuperada a partir del 2007, hemos determinado que después de la ocupación Mochica, Huaca Rajada/ Sipán, fue ocupada por sociedades Tardías como las culturas Lambayeque, Chimú y Chimú – Inca, dentro del área Monumental. Con estas y futuras investigaciones arqueológicas, podremos continuar reconstruyendo nuestro pasado, reforzando nuestra identidad cultural y generar desarrollo en las Comunidades aledañas al Sitio Arqueológico.

La Primera etapa de la Investigación: 1987 – 2000 Los trabajos en el Complejo Huaca Rajada Sipán se iniciaron en el año 1987, como una proeza ante el incesable saqueo que se gestaba alrededor de los monumentos arqueológicos. a primera etapa se inicio en el 1987 y se trabajo sobrellevando muchos inconvenientes hasta el año 2000, en este tiempo se recupero 13 contextos funerarios de élite mochica como el Señor de Sipán, Viejo Señor de Sipán, Sacerdote, guerreros y nobles; paralelamente se desarrollo la acción de reconocer en la arquitectura las diversas fases constructivas de la Plataforma Funeraria, registrándose hasta esa fecha sólo 06, asociándose a cada de ellas las diversas tumbas. Los objetos más destacables en estos personajes son las coronas, orejeras, narigueras y collares que fueron elaborados en oro, plata, cobre; así como piezas de cobre dorado y cobre plateado. Las representaciones muestran impresionantes imágenes de seres míticos y personajes humanos ricamente ataviados, el conjunto de objetos, junto a las amplias cámaras y todas sus ofrendas, nos muestran lo fastuoso de los ritos funerarios que tuvieron como escenario la denominada Plataforma Funeraria. El impacto de la tumba del denominado “Señor de Sipán”, se vio reflejada en el interés de la prensa mundial, quienes colocaban en portada la que era considerada como uno de los grandes sucesos del siglo XX y su difusión fue como la Tumba más rica del nuevo mundo. Así mismo en el ámbito científico se contribuyo con el conocimiento que se tenía de la sociedad mochica, con estos acontecimientos se pudo esbozar con evidencias claras la jerarquizada social y su referencia ideología plasmada en piezas de invaluable riqueza cultural.

Como consecuencia de los hallazgos se sentó las bases para la lucha contra el tráfico de piezas arqueológicas, se constituía el interés de turistas tanto nacionales como extranjeros en la Región Lambayeque, se realizaron convenios con entidades internacionales que permitieron la restauración de los objetos deteriorados en el Museo de Meinz – Alemania, se instalo por primera vez en Lambayeque un laboratorio de donde restauradores Lambayecanos trataron a los objetos que se iban recuperando paulatinamente y finalmente después de una ardua labor de gestiones se logro construyo el Museo que reunieras permita garantizar la seguridad de estos valiosos objetos, hoy conocido como el Museo Tumbas Reales de Sipán. La segunda etapa de investigación: El reinicio de la Investigación En el año 2007, después de una larga gestión para buscar el financiamiento para iniciar la investigación en Sipán y con el objetivo de conocer las características arquitectónicas, los elementos y técnicas constructivas de las estructuras del área monumental y especialmente conocer la secuencia cultural del Sitio, siendo la Ocupación Mochica Temprano la más antigua registrada hasta el momento, seguida por evidencias del Mochica Medio y Tardío; así como la ocupación de grupos del Horizonte Tardío como los Lambayeque, Chimú, Chimú – Inca hasta probablemente la época colonial, se reinicio la investigación en el Complejo arqueológico Saipán; recuperando dos Tumbas en el Mausoleo Real, la primera signada con el número 14, donde fue sepultado el Sacerdote Guerrero, que correspondería al cuarto personaje del tema iconográfico denominado “La Presentación”. El Sacerdote Guerrero A fines del año 2000, cuando las investigaciones debieron ser temporalmente paralizadas por la falta de recursos y por la construcción e implementación del Museo Tumbas Reales de Sipán, en la unidad -IIY, habíamos identificado una probable intrusión funeraria en la arquitectura de la Plataforma Funeraria, localizada en la sección central-Oeste.

Al reiniciarse las investigaciones en el 2007, gracias al apoyo del Fondo Italo-Peruano y el Proyecto Especial Naylamp-Lambayeque / Unidad Ejecutora 005, entidad del estado, confirmamos la asociación de un entierro en la cuarta fase constructiva de la Plataforma Funeraria de Sipán, aunque los pozos de huaquero había llegado a pocos centímetros del contenido de la tumba, el contexto aún estuvo intacto. Después del registro de cuatro niveles de escombros y elementos arquitectónicos, quedo claramente definido el borde de la intrusión, una fosa cuadrangular de 4.20 por 3.90 metros, que estuvo sellado por 13 vigas de madera, de las cuales solo se mostraban las improntas; luego aparecieron los restos de los tablones de madera hundidos hacia el centro formando una “V”, que evidentemente constituyeron la tapa del ataúd que presentaba amarras de cobre en los bordes. La descomposición de textiles desintegrados que debieron envolver el ajuar funerario, dejaban observar una diadema semicircular de 65 cm. de ancho, con apéndices en forma de “V”, llevando engrapada al centro la representación de una cabeza humana, que a su vez estaba adornada con una corona semi-lunar, orejeras, una nariguera y un collar de seis pequeñas cabezas de búho. Esta diadema presenta también diseños grabados representando seres míticos estilizados. Sobre el cráneo se encontraron piezas metálicas que corresponden a dos pequeñas coronas semilunares, una de cobre dorado hacia la derecha y otra de plata a la izquierda. A la altura del rostro se deposito una nariguera trapezoidal de cobre plateado con la representación de una pequeña cabeza humana al centro y lentejuelas colgantes en los bordes. En esta capa se recuperó parte superior del forro metálico de una típica porra de combate, que fuera colocada a la altura del brazo derecho del personaje y luego otras cuatro piezas semejantes de 20cm. de diámetro; así como una diadema de cobre, de forma semicircular y 34 cm. de ancho, lleva engrapada la una cabeza con tocado semicircular

y orejeras, hacia ambos lados se identificaron diseños grabados, representando a la llamada “criatura lunar”. En el ángulo Nor-este del ataúd, emergía parte del forro metálico de una impresionante cabeza de porra de 40cm., con grandes lentejuelas que la decoraban. En el registro y retiro de los objetos, se identificaron después de una reintegración de fragmentos un collar de siete cabezas felínicas de 16 cm. de diámetro, que estaban dispuestas alrededor del cuello y parte del tórax. Cada pieza esta confeccionada en dos tapas metálica de forma lenticular que encajan a presión, en su interior lleva esferas de cobre para sonido y presentan un par de perforaciones a cada lado. Cinco de ellas presentaban una dentadura completa confeccionada en placas de concha spondylus y dos conservaban aun piezas de mosaico de turquesa en los ojos. Posteriormente y entre los restos fragmentados del cráneo, a la altura de la boca, se hallaron restos de trozos de algodón pigmentado de color rojo, que envolvían dos pequeñas masas metálica de aproximadamente 1 cm. de diámetro, una de oro dispuesta a la derecha y otra de plata a la izquierda, equivalente quizá a los ritos griegos al momento de muerte y para el uso en el traslado de las almas al inframundo, sobre los huesos del rostro se encontró una nariguera semilunar doblada de cobre dorado. A la altura del brazo derecho se recuperaron dos discos de orejeras repujadas, con círculos en el borde y líneas concéntricas, llevando también lentejuelas colgantes, cerca de las cuales se hallaba un barbiquejo de cobre cuyas puntas rematan en discos. Sobre el tórax del personaje en un área aproximada de 50 cm. por lado, se hallo una camisa conformada por un textil a la cual se coció laminas cuadradas que rematan en láminas triangulares de 25 cm. de largo en la parte frontal y 42 cabezas humanas de dos centímetros de alto que se colocan en la parte posterior. Ligeramente al Norte reposaban dos coronas en miniatura, una como diadema semicircular y otra con apéndices en forma de “V”.

En una cuarta capa y sobre el tórax se define una segunda camisa metálica, con las mismas características que la anterior. A la altura de los antebrazos, se encontraban colocadas dos copas, la del lado izquierdo contenía escasos restos de un sedimento sin identificar y la segunda colocada a la derecha, se identifico polvo de concha Spondylus en su interior; así mismo se define una nariguera semilunar de oro laminado que aparece claramente sujetada en la mano derecha del personaje, mientras que en la palma de la mano izquierda se hallaba una nariguera de plata de forma semejante. En la quinta capa de registro sobre el tórax un pectoral de cuentas de concha Spondylus sp. y turquesas con barras de cobre a modo de separadores. Cerca al antebrazo derecho encontramos un cetro-cuchillo de cobre solidó que lleva la singular representación escultórica de un pez gato o life. En la siguiente capa del ajuar funerario, en el espacio donde había sido retirado el cráneo se encontraba una impresionante diadema, de 45 cm. de ancho, elaborada de cobre formando volutas lobuladas a modo de tentáculos de un pulpo, en los borde superior tiene lentejuelas colgantes similares a las ventosas del animal y en la parte central lleva engrapada la representación semi-escultórica de un personaje de rasgos felínicos con los brazos extendidos, en la parte central se ubicó el vástago o mango en cobre, de un adorno plumario, con su característico ensanchamiento en la parte superior y perforaciones para sujetar las fibras e hilos que a su vez debieron sujetar plumas. Finalmente a la altura de los pies se encontraron varias láminas metálicas muy fragmentadas, lográndose identificar dos narigueras de plata, una de forma trapezoidal con lentejuelas en el borde, parte de otra similar identificada solo por el sujetador nasal y ganchos de colgajos, otros fragmentos corresponderían de sandalias metálicas. Al iniciar el retiro de la siguiente capa, aparecieron puntas de lanza o remates inferiores de porra, placas de cobre laminado, que cubren gran parte del sarcófago, que serian los forros de estas armas de combate. En la siguiente capa se registraron dos valvas de concha spondylus conteniendo singulares objetos en miniatura representando porras, conos, círculos y diminutas placas, una escultura de cobre sólido, representando al “Hombre-búho”, personaje mítico aparece de pie sobre una plataforma

rectangular-escalonada con diseños geométricos incisos. En el rostro sobresale un pico en lugar de nariz y dientes felínicos en la boca, lleva incrustaciones de turquesa en las orejeras y ojos, cuyas pupilas son de color negro brillante. Aunque el cuerpo y extremidades son humanas, posee en la espalda un búho con las alas desplegadas, que permitiría mostrarse como un ser sobrenatural; se encuentra ataviado con un tocado en forma de búho con las alas extendidas, un collar con siete representaciones de cabezas de búho, con incrustaciones de turquesa en los ojos y finalmente un segundo collar de diez piezas representando cabezas felínicas. Aparentemente la imagen lleva una camisa similar a la descrita entre los ornamentos encontrados en esta tumba, incluyendo una cola de tela o faldón visible bajo la espalda. En la mano derecha porta una porra de combate mientras la izquierda sostiene un escudo circular y una estólica cuyo mango es una cabeza de ave con incrustaciones de turquesas en los ojos. En cuanto a las ofrendas de cerámica se recuperaron tres tipos de vasijas, la primera corresponde cantaros globulares simples, la segunda a botellas simples (Con decoración pictórica) y escultóricas (Con la representación de venados y cabezas humanas) y una botella con decoración pictórica) y la tercera corresponde a cantaros con representaciones de prisioneros. Junto a ellas se encontraron también miniaturas de cerámica, representando caracoles, trompetas, figurinas de guerreros, mascaritas y un conjunto de tubos de cerámica que forman antaras. Al lado sur, se ubico una hornacina central, donde estaba colocada una elaborada cabeza semiescultórica de cobre a manera de pequeña mascara, representando el rostro de la divinidad “Hombrebúho”. Al lado Oeste de la cámara se logro definir la osamenta completa de una llama y al Este la osamenta de una mujer joven colocada decúbito dorsal extendida, las extremidades inferiores estaban ligeramente flexionadas. Cerca de los pies habían sido depositados la cabeza y otros huesos de una llama.

En la hornacina Sur logramos reconocer dos grupos de miniaturas metálicas, separadas por una antara de cerámica, reconociéndose in-situ representaciones de armas, porras, escudos circulares, tubos delgados con madera en su interior, pequeñas diademas semicirculares con apéndices en “V”, copas con pedestal, cuencos, cántaros, cucharas, entre otras. Aquí fue posible identificar 10 miniaturas metálicas de cántaros de cuello alto, trabajados mediante dos tapas embonadas a presión y aseguradas con pequeños alambres en el cuello; en el interior de algunas, se observa restos de ofrendas y sellos de material orgánico, un cuenco pequeño que contiene polvo de concha Spondylus, las demás vasijas carecen de contenido. Detrás de estas agrupaciones de objetos, ubicamos dos personajes sentados con las manos en las rodillas. Miden 15 cm. de alto y están trabajadas en base a dos láminas repujadas y unidas mediante embonado o engrapado. De forma general podemos referir que la edad de este personaje al momento de su muerte es de 30 a 40 años, con una estatura de aproximadamente 1. 64 m., no se detecto ninguna evidencia de enfermedad o patología como causa de muerte. La variedad de ornamentos, emblemas y artefactos por su función, nos permite reconocer que el personaje sepultado ejercía funciones religiosas y militares, razón suficiente para estimarlo como un “Sacerdote-guerrero”. En el ajuar funerario encontramos imágenes de culto como el ídolo principal, la probable representación en miniatura de actos ceremoniales, objetos vinculados a ofrendas y sacrificios como las copas de pedestal y el cetro-cuchillo entre otras. Las prendas y tocados son ricos en simbolismos religiosos relacionados al el agua y aire, al mar y al valle a lo terrenal y a divino. Así mismo, queda demostrado la jerarquía del personaje, siendo los ornamentos, emblemas, atuendos y trajes rituales, los que reflejarían las actividades, funciones y posición social en la nobleza mochica en Sipán, finalmente la disposición de los objetos refleja el concepto del dualismo, donde el oro y la plata, piezas marinas de importancia trascendental en la acciones rituales como el Spondylus.

Joven Guerrero Entre agosto de 1998 y noviembre de 1999, se localizó en la sección sur de la Plataforma Funeraria las primeras evidencias de la tumba número 15, identificándose una sección de la intrusión practicada en el eje Este-Oeste de la arquitectura más profunda, lamentablemente no se continúo con las excavaciones por carecer de recursos económicos. La investigación de la unidad II: B evidencio desde el nivel superficial adobes con “marcas de fabricante” agrupados en bloques con distintas dimensiones y una sucesión de seis pisos que hacen referencia a la morfología y crecimiento del Mausoleo Real

En junio del año 2009, se retomaron los trabajos de excavación, gracias al aporte económico del Proyecto Especial Naylamp-Lambayeque / Unidad Ejecutora 005. Para ello se retiro un relleno de 11 metros, que durante siete años cubrió esta tumba, luego de planificar la excavación se registro un relleno de 1.21 metros, correspondiente a tierra semi compacta, fragmentos de adobe pequeños y las primeras evidencias de material arqueológico que indico la presencia de una nueva tumba, conformado por una agrupación de 10 crisoles . Las primeras evidencias de la osamenta del personaje, cuya orientación está en eje Este- Oeste, fueron acompañadas con el registro de una corona semilunar de cobre dorado que cubría el rostro del personaje, representando un búho con las alas despegadas y con incrustaciones de concha en los ojos. Sobre este objeto, se colocó una nariguera rectangular de cobre dorado; mientras que a la altura de la pelvis y sobre la mano izquierda se reconoció un conjunto de placas de cobre dorado dispuestas de forma circular, evidenciando la presencia de un escudo; mientras que sobre la pelvis del personaje fue colocado una punta de lanza o remate de porra de cobre, que demuestra las funciones que realizo en vida este nuevo personaje que conformo parte de la elite en los inicios de Sipán.

Las ofrendas de cerámica que fueron depositadas junto al cuerpo de este personaje, corresponden a dos botellas escultóricas con la representación naturalista de un búho; como dato trascendental y recurrente en los temas fúnebres o relacionados con la muerte de los señores de Sipán, se debe notar la representación de esta ave, quizá porque este animal tiene la facultad de desempeñarse hábilmente en las penumbras de la noche. Es interesante resaltar que estas piezas tienen como característica morfológica el asa estribo lateral y el reborde, característico de las fases iníciales de la sociedad mochica, registrada en otros valles como Zaña (Úcupe), Jequetepeque (La Mina, Dos Cabezas, Tolón, etc.), Chicama (El Brujo) y Moche. La primera vasija se ubica en el ángulo Nor-este con el rostro del animal orientada hacia el Este; la segunda pieza se localiza a la altura de la mano derecha con la cabeza orientada hacia el oeste. Otro tipo de vasijas identificadas dentro de la intrusión son dos cancheros de fino acabado con mango cilíndrico con una ligera curvatura; el primero fue hallado a la altura de la extremidad superior derecha, mientras que el segundo fue colocado cerca a la mano izquierda. Los emblemas de poder que conforman el pectoral, confeccionado con cuentas tubulares alargadas de tonalidad rojiza e intercalado con otras de color blanco formando paneles con armazón de cuatro varillas de cobre y los brazaletes de 12 cm. de ancho formando secciones delimitadas por 02 varillas de cobre; son objetos confeccionados con moluscos propios de aguas tropicales (Spondyllus sp.), que cumple un importante papel en la religión de los pueblos del Perú prehispánico. Por otro lado, se registró en cada mano del personaje, una nariguera rectangular de cobre; una nariguera doblada, en el interior de la boca, mientras que en la parte superior del cráneo, se ubicaron dos orejeras circulares con lentejuelas de cobre dorado. Bajo la osamenta se recuperaron restos de un pequeño cráneo con colmillos probablemente de un felino o cánido que correspondería a un cubre espalada y finalmente 40 cascabeles de cobre dorado, decorados con círculos concéntricos con punto central, conteniendo piedras pequeñas y en otros casos pequeñas esferas de cobre, dando una característica sonora.

La osamenta del personaje demuestra que fue colocado en posición decúbito dorsal, orientado al Este, con la mirada ligeramente al norte y las manos sobre la pelvis. Al momento de su muerte era un joven fuerte de 21 años, con una estatura de 1.65 metros, no se detectado evidencias de enfermedad o patología como posible causa de muerte. Los Ornamentos hallados dentro de la Tumba número 15, aunque no son numerosos, si reflejan las funciones de guerrero dentro de la jerarquizada sociedad Mochica en los inicios de la ocupación de Sipán; en la iconografía representada en vasija, arquitectura u otros soportes se puede ver a personajes jóvenes portando objetos muy parecidos a los de esta tumba, desarrollando combates rituales. Los emblemas de poder presentes en los principales señores de la sociedad Mochica son las orejeras, el pectoral, los brazaletes, las narigueras , entre otros; las cuales han aparecido en las tumba el Viejo Señor de Sipán, Sacerdote-guerrero , Señor de Sipán y Tumba Saqueada (Alva 2004, 2008; Alva y Chero 2008; Alva y Hurtado 2006) y que también han sido registradas en este tumba de época inicial en Sipán, destacando la ubicación de las dos narigueras, pues aunque en la tumba del Sacerdote Guerrero, son de forma semilunar aun comparten la particularidad de portarlas en las manos como muestra de poder y mayor jerarquía social, significando el símbolo distintivo en el mundo de los muertos, donde debían continuar siendo reconocidos de acuerdo a su status, o tal vez corresponda a un pago o tributo para las divinidades del mundo de los muertos.

Por otro lado, los objetos que han permitido esbozar la idea de un guerrero son una punta de lanza o remate de porra y un escudo circular recubierto con pequeñas placas de cobre dorado. Estas insignias militares (puntas de lanza, porras desarticuladas y en algunos casos escudos de metal), se muestran en el Viejo Señor de Sipán, el Sacerdote – Guerrero y las tumbas 05, 08, 09; así como el acompañante del Señor de Sipán, todos estos últimos personajes ligados a funciones militares. En cuanto a los cascabeles que decoraban el cinturón del personaje de la Tumba 15, le permitiría distinguirse al momento de desplazarse o realizar algún combate. Finalmente otro elemento importante es la cabeza y patas de un felino o cánido que fue probablemente adherido a un posible manto formando un cubre espalda (Fig. 11), similar al reportado para la Tumba 2 de Huaca Dos cabezas; así mismo se puede observar este atuendo, en una botella Mochica Temprano procedente del Valle Jequetepeque (Donnan 2003, 2007). En Sipán se continúa con el análisis de los objetos del Sacerdote – Guerrero (Tumba 14), identificándose evidencias de elementos que conformarían un nuevo cubre espalda. El hallazgo de esta tumba nos permite observar desde los inicios de Sipán, la importancia de la representatividad eterna a través de las pertenencias, que deben ser usadas tanto en vida como en la muerte; así mismo se denota la necesidad mantener el nexo con las divinidades, representados en sus vestimentas, emblemas o insignias.

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