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La “Gruta de los Seis” en la Cueva de los Murciélagos (Zuheros, España). Un descubrimiento de la exploración juvenil Egabrense en el verano de 1938 Pablo Luque Valle Grupo Espeleología Aire Libre (GEAL). Cabra (Córdoba). Email: [email protected]

RESUMEN: Diversas publicaciones nos han relatado, con mayor o menor detalle, las primeras exploraciones realizadas en la Cueva de los Murciélagos de Zuheros (Córdoba). Es cierto que la cavidad y sus primeras salas se conocían desde siempre; sin embargo, el año 1938 fue el inicio de las verdaderas exploraciones de las profundidades de esta célebre oquedad. La expedición castrense baenense realizada en mayo descubrió bellas salas repletas de espeleotemas y el enterramiento Neolítico oculto en su fondo. De esta aventura ya se ha escrito. En cambio, en agosto, una exploración juvenil egabrense, con escasa logística, descendió al interior de la cueva por otra boca, realizó otro itinerario, pasó por las salas descritas por sus antecesores, alcanzaron el yacimiento arqueológico y bautizaron dos nuevas salas, las cuales representan actualmente la cota más profunda de la Cueva de los Murciélagos. En este trabajo, trataremos, por un lado, de ahondar en las circunstancias de las exploraciones realizadas por aquellos valientes y jóvenes Egabrenses en el verano de 1938, y por otro, de identificar a aquellos espeleólogos cuyos apellidos son: Garrido, Sánchez, Peñalba, Pallarés, Prats y Moreno. Aventura que no ha sido estudiada, como la hazaña y sus protagonistas se merecen. Palabras clave: Gruta de los Seis, Cueva de los Murciélagos, Zuheros, Historia de la Espeleología.

The Grotto of the Six in the Cave of Los Murciélagos (Zuheros, Spain). A discovery of the youth exploration Egabrense in the summer of 1938 ABSTRACT: Several publications have told us, in greater or lesser detail, the first explorations in the Cave of Los Murciélagos at Zuheros (Córdoba). It is true that cavity and its first rooms were known forever; however, the year 1938 was the beginning of true exploration of the depths o this famous cave. Baenense made in may military expedition discovered beautiful rooms filled with speleothems and Neolithic burial hidden in its depths. This adventure has been already written. On the other hand, in August, an Egabrense youth exploration, with poor logistics, descended into the inside of the cave by another mouth, made another route, passed through the rooms described by their predecessors, they reached the archaeological site and gave name to two new rooms, which currently represent the deepest dimension of the Cave of Los Murciélagos. In this work, we will try to, on the one hand, delve into the circumstances of the explorations made by those brave and young Egabrenses in the summer of 1938, and on the other, to identify those cavers whose surnames are: Garrido, Sánchez, Peñalba, Pallarés, Prats y Moreno. Adventure has not been studied, as the feat and its protagonists deserve. Keywords: Grotto of the Six, Cave of Los Murciélagos, Zuheros, History of Speleology.

Agosto de 1938. Egabrenses, exploran la Cueva de los Murciélagos En Cabra, aún se recuerda como infinidad de domingos, después de misa, se veía un grupo de zagales rodeando al sacerdote y profesor de Italiano del Instituto y capellán de las R.M. Agustinas de Cabra, Antonio Peña López, camino de los más bellos parajes y cortijos de la Sierra de Cabra. Para el cura Peña, las cuevas y simas eran lugares de obligada visita en aquellas excursiones, entornos que alimentaban el ánimo de los más aventureros e ingenuos adolescentes. “Si descendías a las entrañas de la tierra, era para lograr la pieza arqueológica que tú esgrimías como el lábaro que nos diera brillo”, escribía Soca en su “Carta sin destino” con motivo del fallecimiento del sacerdote, en La Opinión, 1767, 27 de diciembre de 1951: 2. El generoso guía sembró en aquellos/as jóvenes y adolescentes egabrenses el amor por la naturaleza y la curiosidad por explorar cavidades. Pongamos como ejemplo el siguiente fragmento periodístico: 1

La cueva en cuestión es la conocida como Sima del Caracol o Cueva del Puchero.

[…] Hay también otras cavernas muy interesantes, pero a la que ahora me quiero especialmente referir es a una casi desconocida, de probable importancia histórica y humana, que no dudo se explorará como merece. Se trata de una cueva situada a espaldas del Santuario de la Virgen de la sierra y a media ladera descendiendo hacia la Nava1. El que escribe estas líneas [J.D.G.] tuvo ocasión de explorarla parcialmente en compañía del llorado D. Antonio Peña y unos cuantos jóvenes egabrenses (J.D.G., en La Opinión, 1827, 7 de septiembre de 1953: 7). La Cueva de los Murciélagos fue una de las cavidades que visitaría aquel cura-docente con sus jóvenes discípulos. En plena Guerra Civil, y justo después de las exploraciones de los militares, destacados en Baena, del 29 de abril y 1 de mayo de 1938 (Azul. Diario de Falange Española Tradicionalista y de las J.O.N.S., 494, 8 de mayo de 1938: 4 y 540, 1 de julio de 1938: 2 y 15), los Egabrenses por dos veces se acercaron a esta gruta.

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La crónica de aquella exploración fue publicada por el cura Peña en el periódico local La Opinión, 1305, 27 de agosto de 1938: 2 (Fig. 1). En su segunda incursión consiguieron profundizar aún más que las exploraciones castrenses de 1938, lo que les permitió aportar más espeleometría a la cavidad, descubrir y bautizar dos nuevas salas y recoger restos arqueológicos. Nota de prensa que transcribo literalmente por su interés histórico: La “Cueva de los Murciélagos” de Zuheros. El espíritu de solidaridad y las simpatías que sentimos por el grupo de animosos jóvenes que tantas veces nos han acompañado en nuestras repetidas excursiones a la Sierra, más que la novelería, el afán de notoriedad o el insano propósito de atraer sobre nosotros la atención y las miradas del público, moviéronnos a tomar parte en las dos excursiones recientemente realizadas a la «Cueva de los Murciélagos» de Zuheros, en los días 14 y 21 del presente mes de agosto. Y, sin pretensiones científicas de ningún género –somos casi profanos en la materia– y sólo para que sirva de estímulo y acicate a los que aún no están convencidos de su utilidad, ni sienten afición decidida al campo, vamos a reseñar aquellas en este artículo.

Figura 1: La “Cueva de los Murciélagos” de Zuheros. Fuente: La Opinión, 1305, 27 de agosto de 1938: 2.

Urge ante todo declarar que no bajamos nosotros ni tuvimos nunca la pretensión de bajar a la citada cueva, y no ciertamente por miedo insuperable, porque repetidas veces hemos sorteado peligros iguales o parecidos sin sentir esa trepidación de la mente; sino sencillamente por un principio elemental de prudencia. Y conste también que no invitamos a nadie, absolutamente a nadie; todos los

excursionistas fueron espontáneos, y los más decididos que penetraron en ella, todos contaban con el permiso de sus padres. No somos como el célebre marino de agua dulce que embarcaba a la gente y luego se quedaba en tierra, y porque tampoco nos gusta, como el grajo de la fábula, ataviarnos con plumas ajenas, dejemos hablar al propio jefe de la excursión, D. Miguel Moreno Olmedo, el más autorizado de todos ellos, licenciado en Ciencias Exactas, aventajado alumno del Sr. Carandell y por él iniciado en estos estudios, por demás interesantes y nobles, porque nada más noble e interesante después del hecho religioso y divino que el hecho humano, el hecho social, y uno y otro en los albores del mundo. Dice así el Sr. Moreno: «Domingo 14 de agosto. Exploración de tanteo, alcanzando gran profundidad. Domingo 21. Se inicia la exploración a las diez y media de la mañana. Vamos en este orden: Garrido, Sánchez, Peñalba, Pallarés, Moreno y Prats. Seguimos por una galería muy estrecha en su diez primeros metros, que luego ensancha y permite ponerse de pié, al tiempo que se inicia un rápido declive; de nuevo hay que arrastrase otros cuantos metros y llegamos al primer paso difícil. Es una grieta vertical de seis metros de profundidad, seguida de una rampa muy pronunciada que no tendrá menos de los ocho metros, que salvamos por medio de escala y cuerdas. Otra nueva rampa, nuevas galerías dificultosas y nos encontramos en el Salón del Padre Vallejo; no es de grandes dimensiones, pero sí de gran belleza; adornado con estalactitas transparentes y gran cantidad de estalagmitas. Sigue un laberinto de galerías y grietas peligrosas. Después, la gran bóveda de Bárcena, en honor de su descubridor, de dimensiones gigantes y gran efecto, toda cubierta de estalactitas enormes en forma de órgano y flecos de mantón; su suelo es en forma de gradería, por la que hay que ascender para seguir adelante. Una gran pequeñez se siente ante espectáculo tan grandioso. Nuevo descenso por otras galerías y otra nueva rampa que nos obliga a utilizar las sogas. Por fin nos encontramos en presencia del esqueleto y del lago. El esqueleto está entero menos el cráneo, tendido y echado hacia el lado derecho, con las piernas encogidas; las extremidades parecen alcanzar un gran desarrollo en comparación con el resto del cuerpo, lo que hace pensar en una raza muy inferior. Recogemos algunos huesos sueltos y trozos de vasija; al lado encontramos una botella negra con la fecha del descubrimiento y los nombres de los descubridores. El lago carece de interés; es pequeño porque está obstruido en parte por un gran bloque de roca que no permite el paso de una persona. Son las dos menos cuarto y seguimos hacia adelante en busca de lo desconocido; un ascenso, y en seguida seguimos descendiendo por nuevas galerías, abriendo paso entre las estalactitas a golpe de martillo. A una hora del lago, en una profundidad sobre la vertical de 150 m. y 520 m. de la entrada, descubrimos una gruta magnífica, de mayor belleza que todas las anteriores; tal es la cantidad

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Figura 2: Topografía del recorrido turístico de la Cueva de los Murciélagos, 2015. Fuente: G-40.

de estalactitas que es imposible dar un paso en su interior sin utilizar el martillo. En el acto recibe el nombre de Gruta del Padre Peña. Procuramos destrozar lo menos posible para poder seguir; poco después descubrimos otra nueva gruta, gemela con la anterior en magnitud y belleza, que bautizamos con el nombre de Gruta de los Seis [Fig.2], como recuerdo de los que hicimos la exploración. Son las tres y veinticinco; aquí damos por terminada la excursión y a las cinco de la tarde vemos de nuevo la luz solar.» Todos los problemas que plantea el estudio de referida cueva, descrita a grandes rasgos y con el laconismo propio de su carácter por el Sr. Moreno y en cuya exploración gloriosamente le han precedido los Sres. Naranjo, Segovia, Bárcena, Ortiz y Lizcano2, todos ellos verdaderas autoridades en la materia, pueden reducirse a los siguientes: A) Antecedentes históricos de su existencia; B) Determinación de su primitiva puerta de entrada; C) Antigüedad y valor del esqueleto descubierto en una de las márgenes del lago. De todos estos problemas hablaremos en números sucesivos a la luz de los datos recogidos y de los que puedan recogerse en otras exploraciones a la citada Cue3 va . Por hoy cúmplenos dar las más rendidas gracias al cultísimo Jefe de Falange de Zuheros, D. Pedro Tallón Cantero, por la noble acogida que dispensó a los excursionistas de Cabra, y a éstos, entre los que figuran muchos de mis mejores amigos, honor y gracias mil. Antonio Peña 2 3

Detalles de la exploración De la primera aproximación se dice que sirvió como “Exploración de tanteo, alcanzando gran profundidad” (La Opinión, 1305, 27 de agosto de 1938: 2). Efectivamente, Carmen Tallón Poyato aún recuerda aquel día, fueron muchos los jóvenes que acompañados por el sacerdote Peña anduvieron por la Sierras de Cabra y Zuheros, hasta llegar a la Cueva de los Murciélagos. Se acercaron hasta la misma entrada de la oquedad (por la Cueva Grande, recuerda). Dos chavales, con cuerdas (atados por la cintura) y velas se adentraron en la oscuridad. Muchas fueron las horas de desesperación y de incertidumbre porque aquellos amigos no salían… Al fin, los jóvenes vieron la luz, narraron su hazaña y aseguraron que habían alcanzado un “lago”. ¿Quiénes fueron aquellos dos aventureros? Obviamente el párroco egabrense y sus jóvenes discípulos conocían las exploraciones realizadas por los militares meses antes; y por tanto, que la cavidad tenía continuidad más allá de la primera sala. Otra pregunta que habría que hacerse es ¿cuál fue el itinerario seguido por los seis Egabrenses? Si reparamos en el orden de visita de las naves Padre Vallejo y Bárcena y su descripción, como se expone en la nota de prensa, observamos que los jóvenes exploradores tomaron otro camino y confundieron el nombre de las Salas. Según la descripción expuesta en la nota de prensa se dice: Otra nueva rampa, nuevas galerías dificultosas y nos encontramos en el Salón del Padre Vallejo; no es de

Peña olvidó mencionar al Capitán Llamas. Por El Popular, 1311, 6 de octubre de 1943, 6; conocemos que estos artículos nunca se publicaron.

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grandes dimensiones, pero sí de gran belleza; adornado con estalactitas transparentes y gran cantidad de estalagmitas. Sigue un laberinto de galerías y grietas peligrosas. Después, la gran bóveda de Bárcena, en honor de su descubridor, de dimensiones gigantes y gran efecto, toda cubierta de estalactitas enormes en forma de órgano y flecos de mantón; su suelo es en forma de, por la que hay que ascender para seguir adelante (La Opinión, 1305, 27 de agosto de 1938: 2). La sala con estalactitas y con abundantes estalagmitas es la Bóveda de Bárcena y no el Salón del Padre Vallejo, la que conocemos actualmente como Sala de las Formaciones, y la sala donde los espeleotemas conforman un órgano y flecos de mantón no es la Bóveda de Bárcena sino el Salón del Padre Vallejo, nombrada hoy en día como la Sala del Órgano. Por tanto, los Egabrenses accedieron por un itinerario de derecha a izquierda (tal y como se visita hoy la Cueva de los Murciélagos); en cambio, los militares lo recorrieron de izquierda a derecha. Por los indicios expuestos, y por un manuscrito de uno de los exploradores así como una nota de prensa firmado por el sacerdote Peña, expuestos más adelante, podemos asegurar que los exploradores egabrenses no descendieron por el “Camino Largo”; sino que tomaron otra ruta desde la Cueva Grande, posiblemente el “Camino Corto” que describiera brevemente el Delegado Local de Excavaciones Arqueológicas Juan Fernández Cruz (FERNÁNDEZ, 1967). La Gruta de Zuheros, como le nombra SANTOS (1950) o SEGOVIA (1987), proporcionó en sus primeras exploraciones diversas piezas arqueológicas. Los militares donaron sus hallazgos al Museo Arqueológico Provincial de Córdoba; en cambio, de los Egabrenses, no existen registros de sus donaciones, a pesar de que PEÑA (1938: 2) escribe “Recogemos algunos huesos sueltos y trozos de vasija” y de que SANTOS (1950) afirma que el padre Peña donó cerámica a la almagra y que encontraron un brazalete de piedra pulimentada en el esqueleto, el cual no se entregó. Junto al yacimiento arqueológico hallaron la botella negra -con la fecha del descubrimiento y los nombres de los descubridores- que depositaron los militares en su tercera y última exploración. Y por último, entre los méritos que podemos destacar al grupo de Egabrenses, están los de superar la cota inferior alcanzada por sus antecesores, recorriendo 520 metros desde la entrada y alcanzando una profundidad de 150 metros (ciertamente los estudios topográficos de G-40 publicados en 2015, nos indican que los egabrenses alcanzaron una cota de aproximadamente -67 a -74 metros); empleando menor tiempo de estancia en el interior de la cavidad, en total fueron seis horas y media. Asimismo, su recorrido de ascenso fue de una hora con treinta y cinco minutos. Igualmente hay que destacar la falta de experiencia en la exploración del mundo hipogeo, excesiva juventud frente a sus antecesores que estaban en plena madurez y la escasez de materiales; que a tenor de lo descrito en la crónica, de lo que conocemos a través de Tallón y de los restos que aún quedan en la cavidad, éstos

fueron: cuerdas, escala, velas, martillo y algún tipo de pintura con la que marcaron las nuevas salas y posiblemente, el itinerario. Recordemos que la expedición militar consiguió llegar a una vertical de -67 metros (ellos estimaron unos 120 ó -150 metros) y un recorrido de 450 metros, estando durante nueve horas, empleando tres horas en el ascenso; algunos eran aficionados a la espeleología y expertos en arqueología; todos ellos oficiales, por tanto, de mayor edad; y contaron con una mayor y cualificada intendencia. Al respecto de esta exploración, el Jefe Local de Cabra del Sindicato Español Universitario, Antonio Peña, envió el 28 de agosto de 1938 una misiva desde Cabra al Ayuntamiento de Zuheros con las siguientes líneas: El que suscribe, en nombre de los seis exploradores que recientemente descendieron, en visita de investigación, a la cueva de los Murciélagos de ese término municipal, declara que aquellos consiguieron decubrir [sic] dos nuevas cámaras de gran belleza, más allá del Lago, término de la exploración dirigida por el Sr. Naranjo. En dicha exploración se emplearon seis horas y media, llegando a 520 metros de la entrada y descendiendo 150 metros en la vertical. Lo que tengo el honor de comunicar a V.S. y a la Ilustre Comisión Gestora que tan dignamente preside, para su conocimiento y efectos consiguientes (Archivo Histórico Municipal Ayuntamiento de Zuheros). En relación a lo anterior, en la sesión ordinaria de 3 de septiembre de 1938 en las Actas Capitulares del Ayuntamiento de Zuheros en su punto cinco, el texto completo que recoge el mencionado documento dice así: A continuación se dio lectura, por mi [sic] el Secretario, a la comunicación, que con fecha veinte y ocho de Agosto pasado, dirije [sic] a esta Alcaldia [sic], el Sr. Jefe Local de Cabra, del Sindicato Español Universitario, por la que participa a este Ayuntamiento, en nombre de los seis exploradores que recientemente descendieron, en visita de investigación, a la Cueva de los Murciélagos de este término municipal, haber descubierto en dicha Cueva, dos nuevas Cámaras de gran belleza, mas [sic] allá del Lago, término de las primeras exploraciones, dirigidas por el Sr. Naranjo. Comunican, a la vez, que en dicha exploración, invirtieron seis horas y media, profundizando 520 metros, desde la entrada y descendieron 150 metros en la vertical. La Comisión quedó enterada, acordando se notifíquese a los interesados el reconocimiento de este Municipio, alentándoles para que prosigan sus investigaciones en repetida Cueva, para lo que se darán toda clase de facilidades prestándoles el concurso que demanden, uniendo al expediente que al efecto se instruirá en este Ayuntamiento, la mencionada comunicación y copia literal de este acuerdo para que conste en el mismo, la intervención estimable de estos exploradores egabrenses, en los importantes descubrimientos que se están llevando en la repetida Cueva (Acta Capitular del Ayuntamiento de Zuheros, 3 de septiembre de 1938: 56 vuelto y 57). Los señores asistentes a aquella sesión fueron como Presidente Francisco Zafra Poyato, como Vocales Eduardo Romero Porras, Antonio Fernández Vida y como

Actas EspeleoMeeting Ciudad de Villacarrillo, 2016 Secretario Manuel Calles Pérez. Obsérvese que el Ayuntamiento de Zuheros no sólo quedó enterado de la comunicación, sino que indicó que se notificase a los Egabrenses el reconocimiento de esta localidad, que les brindaron su colaboración para posteriores exploraciones y que se abrió expediente de este hecho. Por el contrario, en las Actas Capitulares del Ayuntamiento de Cabra de 1938, estudiadas por este autor, no se hacen referencia alguna a esta exploración. ¿Quiénes fueron los primeros exploradores? Pero, ¿quiénes eran los Garrido, Sánchez, Peñalba, Pallarés, Moreno y Prats? Las firmas de aquellos protagonistas aún se conservan en el interior de la cavidad. Los hombres que se esconden detrás de estos apellidos son hijos de familias bien conocidas en la localidad de Cabra; sin embargo, su hazaña es muy desconocida por la sociedad egabrense e incluso por muchos de los descendientes de aquéllos jóvenes espeleólogos. La siguiente inscripción (Fig.3), se ubica en la base de la fractura que existe bajo la Sala de las Formaciones, junto al gours del enterramiento del esqueleto, conocido popularmente como Mari Pili. En concreto, el emplazamiento se sitúa previo a la entrada de la “Gruta de los Seis”. Posiblemente este lugar sea el que bautizaron como “Gruta del Padre Peña”.

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menores entraran en la cavidad, quizás para encumbrar al Jefe de Expedición, quizás por proteger el nombre de los chavales, quizás… La relación de los nombres que más se acerca a la realidad, por vez primera, salieron a la luz por LUQUE (2015) en su trabajo de la Sima de Cabra. Anteriormente, en 1938, hallamos el nombre de Miguel Moreno Olmedo gracias a la crónica publicada en La Opinión; y en 1962, descubrimos un nuevo nombre en las siguientes líneas: “Posteriormente una expedición organizada por el P. Peña, de laque [sic] formaba parte entre otros D. Jaime Garrido Moreno, actual alcalde de Cabra, visitó la cueva” (BRAC, 84, julio-diciembre de 1962: 193). Jóvenes que para adentrarse en aquella oquedad obtuvieron el “permiso de sus padres” (PEÑA, 1938: 2); aunque como veremos más adelante no parece que sea del todo cierto. Otra rotulación se localiza en el interior de la “Gruta de los Seis”; estampa que presenta la fecha de la exploración, el nomenclátor de la cámara, los apellidos y la insignia de la Falange (Fig.4).

Figura 4: Rotulación en la “Gruta de los Seis”. Fuente: Antonio Moreno Rosa.

Figura 3: Rotulación junto al enterramiento. Fuente: Antonio Moreno Rosa.

No hemos encontrado bibliografía alguna específica sobre la Cueva de los Murciélagos que haya identificado e indagado sobre los protagonistas del descubrimiento de la “Gruta del Padre Peña” y “Gruta de los Seis”. ¿Por qué el cronista no cita los nombres de todos los jóvenes exploradores?, quizás no tuviera la autorización de sus progenitores, quizás por preservarse de las críticas de aquellos que no entendieran que permitiese que unos

En las imágenes aparecen los mismos apellidos pero en orden distinto, aunque mantiene una constante, el apellido Pallarés es el último. Si hacemos un ejercicio de detenida observación en la caligrafía, podemos asegurar que fue escrito por el mismo espeleólogo. La grafía de letras como la N, Ñ, S ó T son exactamente idénticas. No hay duda, fue el mismo autor. Pero, ¿quién?. El hijo mayor de uno de los protagonistas quiere reconocer en estas inscripciones, la letra de su padre. No es otro que Pallarés, que además, como muestra de educación, él se rotula en último lugar en ambos; nos argumenta Alonso Pallarés González (residente en México). El primer listado es encabezado por un símbolo. Al respecto tenemos dos hipótesis. La primera, aparece una gran C que alberga entrecruzadas las letras S y posiblemente una U tumbada, que superpuesta sobre la S nos

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daría la E; probablemente fuera la insignia del Sindicato Español Universitario de Cabra, organización estudiantil común en aquella época. El padre Peña era el Jefe Local de esta institución egabrense. En cambio, la segunda idea, propuesta nuevamente por Alonso Pallarés, se asemeja al diseño de un Hierro con el que se marcan los caballos, su padre era un enamorado de estos animales y un fanático de los Hierros. Éste afirma que se trata de una enorme C de Cueva, que envuelve la S de Seis y una E pequeña de De; por tanto, se trata de la Cueva de los Seis. Opción que me parece más sugerente y, por tanto, creo que es la más acertada. De aquella expedición lo primero que nos debe llamar la atención es que siendo el Jefe de Expedición Miguel Moreno Olmedo, “el más autorizado de todos ellos”4, nos dice PEÑA (1938: 2), fuera el penúltimo en la cordada. Habitualmente el primero de cordada en una exploración es el más experimentado, hábil o conocedor del itinerario. Como recordará el lector en la primera incursión (una semana antes) se adentraron dos adolescentes. De aquella pareja, Carmen Tallón Poyato cree que uno de ellos era Garrido, no atreviéndose a nombrar el segundo. Si reparamos en el orden de la cordada Garrido, Sánchez, Peñalba, Pallarés, Moreno y Prats, y atendiendo a la lógica de que los más capaces fueran delante abriendo camino, podemos concluir que efectivamente Garrido fue quien entrara hasta el “lago” en la primera exploración y su compañero no fuera otro que Sánchez. Moreno no estuvo en aquella primera excursión, afirma Tallón. Otra hipótesis que nos suscita el orden de la cordada, es que el Jefe de Expedición, siendo el mayor de ellos, se colocara atrás para controlar a los dos más jóvenes del grupo, interponiéndose entre ambos. Salvo Moreno, todos los demás aventureros eran compañeros del Instituto Nacional de Segunda Enseñanza de Aguilar y Eslava, según se recoge en los “Expediente Literario del Alumno” que aún se conservan en el Archivo del IES Aguilar y Eslava. Detrás de Garrido se escondía Jaime Garrido Moreno que tenía 16 años -al día siguiente cumplía los 17 años- (su fecha de nacimiento era 22 de agosto de 1921). Éste llegó a ser alcalde de la ciudad de Cabra (1961-1963) y estuvo muy implicado en la primera exploración de la Sima de Cabra de 1963 por el grupo GULMONT de Córdoba, como nos reseña LUQUE (2015). Por Sánchez, erróneamente LUQUE (2015) indica que se trata de Eduardo Sánchez Fernández; sin embargo, posteriores averiguaciones nos descubren que no es posible que fuera este joven Egabrense, dado que falleció como oficial de la Legión el 7 de enero de 1937 en la Batalla de Madrid (ABC, 10498, 22 de enero de 1937: 12). Los testimonios de Carmen Tallón Poyato, mujer que participaba en las excursiones organizadas por el sacerdote y compañera de clase en el instituto de varios de nuestros protagonistas5, nos aclara que se trataba de Fernando Sánchez Fernández. El mismo, en su primera incursión

tenía 17 años; sin embargo, al domingo siguiente ya contaba con 18 años; nació el 18 de agosto de 1920. Este joven fue todo un valiente al adentrase en un terreno desconocido y abrupto, padecía una cojera en su pierna izquierda por la enfermedad de sarampión que sufrió en su infancia, afirma su hija Carmen Sánchez Martínez (residente en Sevilla). Con el apellido Peñalba se refería a Eustaquio Rafael Peñalba Muriel, el cual entró con 17 años (su fecha de nacimiento era el 20 de septiembre de 1920). Llegó a ser taxista, mecánico de automóviles y maestro escuela de mecánica en el Taller Escuela Sindical “Felipe Solís”. Tras el apellido Pallarés de la reconocida familia de exportadores de aceite, se ocultaba, según escribe LUQUE (2015), José María Pallarés de la Yglesia. Sin embargo, posteriores análisis nos descubre que se trata de su hermano mayor Antonio Pallarés de la Yglesia. A esta conclusión llegamos a partir de dos consideraciones. En primer lugar, conversaciones con Mª José Prats Sabater, hermana del siguiente protagonista, nos asegura que el amigo de su hermano era Antonio. En segundo lugar, por la fecha de nacimiento de los hermanos, José nació el 25 de noviembre de 1924 y Antonio nació el 25 de noviembre de 1921. Antonio entró en la cavidad con 16 años, su hermano José tenía en aquél momento 13 años. Por Prats, podemos confirmar que se trataba de un hijo de la familia Prats Sabater, aceiteros catalanes amigos de la familia Pallarés, que en la época de la Guerra Civil fueron acogidos por los egabrenses, también de origen catalán. La conversación con Tallón nos pone en la pista que el joven aventurero pudiera ser Jaime (Jaume) Prats Sabater6, muy amigo de Pallarés. En contacto con su hermana Mª José Prats Sabater (residente en Barcelona), nos confirma tal suceso, asegurándonos que su madre (Rosa Sabater Esteve) autorizó a su hijo a que fuera a la excursión, pero no a entrar en la Cueva de los Murciélagos, pues no sabía nada. Regañando al joven cuando se enteró de lo que había realizado, dada la peligrosidad de la aventura. Este explorador tenía la edad de 16 años (nació el 15 de enero de 1922). Y, por último, estaba Miguel Moreno Olmedo como Jefe de la Expedición, el mayor de ellos con 25 años (nació el 3 de noviembre de 1912). Éste llegó a ser en 1941 docente con la categoría de ayudante de clases prácticas de Física y Química, en el antiguo Instituto Aguilar y Eslava (LUQUE, 2015). Este personaje esconde interesantes y desconocidas aportaciones a la espeleología egabrense (LUQUE, 2015). Los protagonistas de esta aventura podemos contemplarlos en la siguiente imagen (Fig. 5). De aquella aventura, tiempo después, Miguel Moreno Olmedo en sus memorias escribió unas escuetas líneas. Palabras que se tornan muy reveladoras respecto al nivel dónde alcanzaban los murciélagos, la entrada que utilizaron para acceder a la cavidad y a su intuición de que existía, a cota inferior, una entrada distinta por la que ellos accedieron, ignorando que esa fue la que escogieron los

4 Tenemos constancia documental que en mayo de 1938 topografió la Cueva de Jarcas (Cabra-Córdoba). Años más tarde (1941) fue el ideólogo de la colocación de la viga y polea en la Sima de Cabra (LUQUE, 2015). 5 Ésta coincidió en clase en el Instituto egabrense con Jaime Garrido Moreno, Fernando Sánchez Fernández y Antonio Pallarés de la Yglesia. 6 Hermano de Mª José Prats Sabater, compañera de clase de Instituto de Carmen Tallón Poyato.

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Figura 5: Los seis Egabrenses de la Cueva de los Murciélagos.

exploradores castrenses. El manuscrito que aún conserva su familia (residente en Jerez de la Frontera) es el siguiente (Fig.6). Uno de los grandes dilemas que surgió en esta exploración fue “B) Determinación de su primitiva puerta de entrada” (PEÑA, La Opinión, 1305, 27 de agosto de 1938: 2). Esta misma persona, en un artículo denominado “La CUEVA de Zuheros” en el periódico local El Popular en

Figura 6: Manuscrito de Miguel Moreno Olmedo. Fuente: Familia Moreno Molle.

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1943, escribió unas indicadoras palabras al respecto de la boca por la que accedieron: En un artículo que publicamos, hace algunos años sobre esta importantísima cueva prehistórica [se trata del artículo publicado en 1938 en La Opinión], a raíz de haberla explorado con un grupo de animosos alumnos de nuestro Instituto,…sostuvimos, aunque de pasada, que la primitiva puerta de entrada de referida cueva no podía ser la actual. … La Providencia,… ha hecho que nos topáramos con un sobrino de D. Angel [sic] Cruz Rueda, alumno de nuestro Instituto hasta el año pasado, el cual al saludarnos nos dijo a boca de jarro y con el natural alborozo de un joven soñador y amante de las glorias de su patria chica estas palabras que nos sacaron de quicio e inundaron el corazón de alegría: «He descubierto la primitiva entrada de la Cueva de los Murciélagos, pues en diez minutos de recorrido, después del consabido desnivel, para salvar el cual se precisa una escala, me di de bruces con el famoso esqueleto del hombre prehistórico descubierto por los consabidos falangistas, a las órdenes del Dr. Segovia», Auxiliar de la Facultad de Medicina de Sevilla, y espíritu cultísimo– por quien sentimos las más vivas y profundas simpatías. Esta noticia generosa y noblemente comunicada por el Sr. Cruz, confirma plenamente nuestro particular punto de vista sobre la primitiva puerta de entrada de la Cueva de los Murciélagos, de Zuheros, y sin perjuicio de que hagamos una excursión allí para corroborar estos y otros extremos, de tanto interés para la Prehistoria de Andalucía, nos permitiremos artillar nuestro pensamiento con la siguiente argumentación. No se concibe que en la aurora del mundo, cuando el hombre desconoce todas las fuerzas de la naturaleza, y las ha divinizado, por que las teme, no se concibe, repito que el hombre, cuyo esqueleto petrificado está en dicha cueva, subiera unos cien metros, hablando en números redondos, cada vez que fuera a salir de vivienda y descendiera por las faldas de una colina, que no es menor de 950 metros de altura para desenvolver su

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actividad en el llano y procurarse los elementos necesarios para comer y vivir. De esta idea no nos apea nadie, sin que el orgullo nos ciegue ni tengamos tampoco la insensata presunción de que nuestros cálculos sean irreformables, porque no formamos parte de ninguna sociedad de bombos mutuos ni somos representantes del monopolio de la ciencia y de la virtud (PEÑA, El Popular, 1311, 6 de octubre de 1943: 6). Bibliografía ABC (1937). Noticias necrológicas. En sufragio del heroico oficial de la Legión don Eduardo Sánchez Fernández. ABC de Sevilla, 10498, 22 de enero de 1937: 12. Azul. Diario de Falange Española Tradicionalista y de las J.O.N.S. (1938). Importante hallazgo arqueológico en Zuheros. Azul. Diario de Falange Española Tradicionalista y de las J.O.N.S., 494, 8 de mayo de 1938: 4. Azul. Diario de Falange Española Tradicionalista y de las J.O.N.S. (1938). Varios oficiales de Falange hacen un importante descubrimiento arqueológico. Azul. Diario de Falange Española Tradicionalista y de las J.O.N.S., 540, 1 de julio de 1938: 2 y 15. BRAC (1962). Los monumentos de Córdoba. Obras y excavaciones en 1962. Boletín de la Real Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba, 84, julio-diciembre de 1962: 191-193. De los Santos, S. (1950). Guía del museo arqueológico provincial de Córdoba. Madrid: Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos.

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Este artículo se citará de la siguiente manera: LUQUE VALLE, P. 2016. La “Gruta de los Seis” en la Cueva de los Murciélagos (Zuheros, España). Un descubrimiento de la exploración juvenil Egabrense en el verano de 1938. Actas Congreso de Espeleología “EspeleoMeeting Ciudad de Villacarrillo”: 129-136. Villacarrillo (Jaén).

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