El siguiente material, es una traducción realizada por fans y para fans. Beautiful Coincidence no recibe compensación económica alguna por este contenido, nuestra única gratificación es el dar a conocer el libro, a la autora, y que cada vez más personas puedan perderse en este maravilloso mundo de la lectura. Si el material que difundimos sin costo alguno, está disponible a tu alcance en alguna librería, te

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invitamos a adquirirlo.

Scherezade

Areli97

Femme Fatale

Leon

CynthiaL

Itorres

Scherezade

johanamancilla

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Scherezade

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Jay Crownover Sinopsis Capítulo 1 Capítulo 2 Capítulo 3 Capítulo 4 Capítulo 5 Capítulo 6 Capítulo 7 Capítulo 8 Capítulo 9 Capítulo 10 Capítulo 11 Capítulo 12 Capítulo 13 Capítulo 14 Epílogo Sinopsis Built Prólogo Capítulo 1 Playlist Lando y Dom

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o hay muchas cosas que decir sobre ella, ama los tatuajes y las perforaciones e incluso tiene gran parte de ellos en su cuerpo. No ha visto su color natural en su cabello desde hace mucho tiempo. Vive en Colorado con sus tres perros, los cuales están totalmente locos, y ama la nieve. Ha sido bartender desde la Universidad, pero su gran sueño es ser estrella de rock en lugar de escritora, aunque lamentablemente no tiene el talento para cantar, así que esto es lo que hay. Ama escribir y leer, sobre todo libros donde los personajes pueden transmitir y hacer que el lector sienta algo. Marked Men fue su primera serie de libros publicados, seguida por su serie Welcome to the Point; The Saints of Denver y próximamente Breaking the Point. Marked Men:      

Rule Jet Rome Nash Rowdy Asa

Welcome to the Point:   

Better When He’s Bad Better When He’s Bold Better When He’s Brave

The Saints of Denver:    

Leveled Built (05/01/2016) Charged (04/2016) Sin Título: Historia sobre Poppy

Honor (10/ 2016) Sin Título: Historia sobre Stark Sin Título: Historia de Booker y Karsen

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Breaking the Point:

Todos necesitamos un héroe... deja que los Saints of comiencen.

Denver

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rlando Frederick sabe lo que es ser derribado por el dolor. En lugar de centrarse en sí mismo, ha hecho suya la misión de ayudar a los demás: estrellas del deporte, veteranos de guerra heridos, sobrevivientes de todos los tipos. Pero cuando Dom, un, dañado y robusto policía pecaminosamente atractivo, hace su camino a la práctica de terapia física de Lando, él puede ser un desafío todavía más grande. Lando amó a un hombre testarudo antes y apenas sobrevivió a las consecuencias. No está seguro de que pueda hacerlo de nuevo.

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Dominic Voss es un protector. La placa de policía que lleva no es solo su trabajo, es su identidad, por lo que cuando está inactivo debido a una lesión, lo único que le importa es volver a las fuerzas. Espera que Lando repare su cuerpo, simplemente no se da cuenta que el entrenador lo tendrá también trabajando hacia un infierno de mucho más. Mientras la atracción hierve a fuego lento y echando bengalas, Dom ve que Lando necesita una reparación propia... si solo el hombre lo dejara acercarse lo suficiente para reparar lo que está roto.

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ivelado. Extendido. Derribado de lado.

Aplastado y colapsado. Sin aliento y conmocionado.

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La segunda vez fue cuando mi mejor amiga en todo el mundo me hizo enseñarle cómo besar cuando estábamos a punto de entrar a preparatoria. Royal Hastings era todo lo que un adolescente debería desear, hermosa, graciosa, y dulce como podía serlo con una delantera que no caería. Besarla debería de haber sido un regalo y no una tarea. La amaba ferozmente, así que cuando nuestros labios se tocaron y me dejó totalmente indiferente y completamente impasible, me obligué a detenerme y realmente considerar por qué. Ese verano cuando me fui a un campamento muy exclusivo de béisbol y conocí a un chico llamado Riley que también quería practicar los besos se hizo claro como el agua por qué tocar a Royal no me causaba nada. Me gustaban los chicos, realmente me gustaban, de una mucho más que amistosa manera. Inicialmente, la revelación me alteró, me dejó perturbado y en negación, pero era demasiado cercano a mi familia, muy apegado a Royal para mantener las revelaciones en silencio

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La alfombra proverbial me había sido arrancada de debajo de mis pies en más de una ocasión en mis veinticinco años. La primera vez había sido cuando el compañero de mi padre se presentó en nuestra puerta sollozando incontrolablemente. Papá había recibido una bala durante un alto del tráfico rutinario y en un abrir y cerrar de ojos pasé de niño pequeño al hombre de la casa. Era mi trabajo cuidar de mi mamá y de mis dos hermanas menores, así que eso es lo que hice.

por mucho tiempo. Y como todo lo demás eventualmente solo acepté que era quien era junto con ser el protector de mi familia y el mejor amigo de Royal. Ser gay era simplemente otra faceta del hombre en el que finalmente me convertiría. Así que tomó un asiento trasero, para terminar la preparatoria y poner a mi difunto padre orgulloso y convertirme en un policía justo como él lo era. Me las arreglé para alcanzar cada meta que me había puesto. Era centrado y diligente, muchas veces trabajando más duro que los demás porque sentía que no solamente tenía un legado con el cual tenía que estar a la altura sino también algo más que probar. Cuando me dispararon en la línea del deber, lo cual llevó a que cayera desde un edificio, lo cual, por supuesto, tomó un precio brutal en mi cuerpo, la incertidumbre de qué sería de mi futuro mientras me curaba casi me paralizaba. Últimamente, estaba malhumorado, conflictivo, y generalmente era un dolor en el trasero alrededor de los demás. Mi familia estaba harta de mí, y me había matado observar a Royal, quien era ahora mi compañera en la fuerza así como todavía mi mejor amiga, zambullirse en una espiral en picada de culpa porque sentía que el que hubiera resultado herido era su culpa. Era un desastre. Yo era un desastre, tanto física como mentalmente. Siempre consideré mí tiempo de recuperación típico bastante rápido cuando las cosas cambiaron y se inclinaron a mí alrededor. Yo era un hombre que mejoraba y se adaptaba a mis circunstancias cambiantes con un labio superior rígido y sensibilidad práctica. Esta vez, estaba confundido. Todo estaba fuera de balance, y no parecía poder encontrar mi equilibrio, sin importar cuantas veces luchaba por mantenerme fuerte y derecho. Me molestaba aún más que mi desorientación actual tenía poco que ver con la cojera dejada por mi pierna recientemente destrozada, y mi cuestionable futuro con el Departamento de Policía de Denver y todo que ver con el hombre de rostro sombrío sentado frente a mí.

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Había tomado meses el hacer una cita con él, y eso era con Royal tirando de los hilos porque compartía amigos mutuos con el hombre. Había esperado por una apertura en su calendario que estaba lleno porque el tipo estaba en demanda por todo el mundo cuando se refería a heridas atléticas. El tipo no era una broma cuando se trataba de arreglar cuerpos rotos y él no tomaba a simplemente cualquiera como cliente.

Se suponía que era un hacedor de milagros, con manos mágicas y el toque perfecto. Él era mi última esperanza de poder no solamente devolver mi cuerpo a un buen funcionamiento sino también a mi lugar en la fuerza. Orlando Frederick también resultaba que era un espécimen hermoso de hombre y me ponía nervioso con la manera en que seguía observándome atentamente con un par de llamativos ojos azul grisáceo. Me estaba observando como si fuera un complicado problema de matemáticas que estaba intentando resolver. No me gustaba ser diseccionado y juzgado. Estaba acostumbrado a ser el que estaba en la posición de autoridad y mando. Así que sentarme ahí silenciosamente mientras mi última oportunidad de recuperar mi vida decidía si iba a ayudarme o no, no era nada divertido, y tomó cada gramo de autocontrol que tenía el no moverme o retorcerme bajo esa mirada tranquila y firme.

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Estaba vestido con una camisa polo negra con el logo de su clínica en ella y cuando se levantó para estrechar mi mano, me di cuenta que era unos centímetros más alto que yo pero de complexión mucho más delgada y de líneas más largas. Estaba en una condición estupenda, me imaginé que tendría que estarlo, considerando su trabajo, y me hizo sentirme pesado y tope mientras me guiaba hacia su oficina. Él parecía construido para la velocidad y rapidez, mientras que yo estaba construido para tomar una golpiza y continuar. No había una pista de sofisticación y refinamiento en mí, y me gustaba de esa manera. Hacía que encajar con los chicos en la fuerza fuera ligeramente más fácil. Todos sabían que era gay, pero yo me salía de mi camino para hacerlo algo de poca importancia.

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Decidí comprobarlo de una manera diferente que la objetiva y calculadora manera en la que parecía estar analizándome. Era pelirrojo. No un pelirrojo completamente naranja, pero su cabello caoba se inclinaba más hacia el lado rojo que el marrón, estaba cortado en un estilo de moda que era súper corto en los lados y mucho más largo en la cima. Tenía una complexión más pálida que la que normalmente encontraba atractiva, y tenía pecas que adornaban el puente de su nariz. ¿Quién sabía que las pecas podían ser tan sexys? Cejas rojizas se arqueaban elegantemente sobre ojos del color de un arroyo de montaña y mientras que todo eso debería de haberlo hecho verse más íntegro y accesible, tenía el efecto opuesto. Todas esas características distintivas y elegantes combinadas lo hacían ver mucho más refinado y sofisticado que los hombres en los que normalmente me encontraba interesado.

Después de una sesión inicial de preguntas y respuestas, donde me hizo preguntas sobre mi accidente, las subsecuentes heridas y qué tipo de terapia física había estado haciendo hasta este punto, cayó un silencio, donde solo pasamos unos buenos cinco minutos observándonos el uno al otro. Estaba esperando que me dijera que no había nada que pudiera hacer. Eso es lo que los doctores dijeron. Eso es lo que el terapeuta físico en el hospital dijo. Eso es lo que el cirujano ortopédico dijo después de mi última cirugía. Siempre iba a tener una cojera, y mi hombro siempre iba a estar rígido, haciendo mis movimientos rígidos y difíciles. Ninguna de esas cosas eran aceptables cuando hacías tu vida persiguiendo a los malos. Se estiró y cerró el historial médico frente a él y se recostó otra vez en su silla. Sus cejas se arquearon, y entrelazó sus dedos y puso sus índices bajo su barbilla —¿Exactamente qué busca, Sr. Voss? —Su voz era suave y modulada. Yo era un desastre, un revoltijo de nervios y ansiedad, y este tipo estaba actuando como si estuviéramos hablando del clima, y no de mi vida entera y todo por lo que me había partido el trasero trabajando. Desafiantemente extendí mis piernas y me desplomé hacia atrás en la silla frente a él, haciendo un punto de lucir una postura que era tan casual como la suya profesional. Traía puesta una camiseta descolorida del DPD y un par de jeans con un agujero en la rodilla, y ambos estaban un poco flojos ya que había perdido algo de mi masa muscular al estar recostado en el hospital después del accidente. Si el tipo frente a mí era un Ferrari rojo cereza, entonces yo era un tractor John Deere golpeado y oxidado en comparación.

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Bajó un poco su barbilla, y el borde de su boca se alzó en la más ligera de las sonrisas. Maldición, el hombre era apuesto. Dejé salir una respiración y alcé mis manos para pasarlas por la cima de mi cabello trasquilado. Estaba sujetándome de mi sanidad por un hilo y mi reacción inesperada ante el tipo

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—Quiero mi vida de vuelta, Sr. Frederick. Quiero ser capaz de moverme de la manera en que solía hacerlo. Quiero pasar el examen físico del departamento para poder volver a patrullar. Quiero ser capaz de caminar sin necesitar una muleta o un bastón. Quiero ser de la manera en que era antes de lastimarme. —Estaba pidiendo lo imposible y lo sabía—. Y por favor llámeme Dom.

en el cual estaba depositando cada esperanza que me quedaba no estaba ayudando en el asunto. —De acuerdo, Dom. Puedes llamarme Lando. Así es como me llaman mis amigos. Sentí una de mis cejas dispararse hacia arriba. —¿Vamos a ser amigos? —No tenía la intención de que saliera sonando tan sugestivo como lo hizo, pero no había forma de tomarlo de vuelta una vez que las palabras pasaron mis labios. Sus cejas rojizas bajaron sobre su nariz, y la sonrisa en su boca tiró hacia abajo en una mueca que no podía perderme. Tuve un momento de pánico de que quizá haya arruinado cualquier oportunidad de asegurar su ayuda al abrir mi bocaza. Nada como poner incómodo al chico especialmente ya que daba cero indicaciones de que le gustaran los chicos del mismo modo que a mí. Como un hombre que raramente discutía o hacía pública su orientación sexual, me di cuenta que hacía un poco más difícil para mí el ser capaz de juzgar instantáneamente si otro hombre estaba interesado en mí de la forma en que yo estaba interesado en él. Siempre jugaba mis cartas cercanas a mi pecho. Ser un policía ya era un trabajo duro. Ser un policía gay hacía el trabajo mucho más desafiante, así que aprendí pronto que mi vida personal no era un tema de conversación que quisiera abierto a discusión. Como dije, algo sin importancia. —No, Dominic, no vamos a ser amigos. De hecho, lo más seguro es que vayas a odiarme. Vas a arrepentirte de haber entrado en esta oficina, y vas a pensar que soy la peor persona en el mundo. Pero haré lo mejor para darte los resultados que buscas. Voy a trabajarte duro y al final vas a agradecerme por ello. Abrí mi boca para arrojar otra respuesta inapropiada acerca de él trabajándome de la manera que quisiera, pero me detuve justo a tiempo. Me mordí la punta de la lengua y asentí lentamente.

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Él sacudió la cabeza ligeramente, y una madeja de cabello rojizo cayó hacia adelante y colgó en su rostro. Quería estirarme a través del escritorio y moverla fuera del camino de esos fríos ojos azules.

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—¿Crees que puedes arreglarme?

Mierda. Eso no era bueno. El Sr. Pantalones Elegantes no me necesitaba deseándolo, y yo no necesitaba la complicación de una erección mientras trabajaba mi camino de regreso a estar al cien por ciento. —Creo que tú puedes arreglarte. La pierna no me preocupa tanto como el hombro, quiero decir sigue estando bastante mal, y cuando te dislocaste el hombro, desgarraste todos esos tendones y músculos. —Sacudió su cabeza con simpatía. Había dolido más que nada de lo que había experimentado, y era refrescante que no me estuviera solo descartando como una causa perdida—. Sé que tuviste cirugía reconstructiva y eso siempre afecta la movilidad y flexibilidad. Me estoy preguntando si podemos trabajar en hacer dominante a tu mano izquierda, para que así no te tengas que preocuparte sobre movimiento limitado en tu lado derecho. Parpadeé hacia él estúpidamente y dejé salir la respiración que estaba conteniendo. ¿Cómo es que eso nunca se me había ocurrido? Estaba en el campo de tiro de dos a tres veces a la semana tratando de hacer que mi brazo volviera en forma y frustrado de que seguía rezagado. ¿Por qué no había pensado en intentarlo con mi lado izquierdo? Aclaré mi garganta. —Uh, ¿de acuerdo? —Me incliné un poco hacia adelante y puse mis manos en mis rodillas—. ¿Esto quiere decir que me tomarás como cliente? Mientras decía las palabras, no pude evitar saborear el alivio y la esperanza que estaba sintiendo. Quería saltar y apretarlo en un abrazo aplasta-costillas. La única cosa deteniéndome de hacerlo era el hecho de que aún no estaba en una condición de saltar exactamente, y no estaba del todo seguro de que si lo envolvía en mis brazos me detendría en un abrazo. No había tenido una respuesta tan abrumadora a nadie en mi vida, y estaba haciéndome sentir impredecible y descentrado. Necesitaba mantenerme bajo control para que me pudiera ayudar, y poder volver al trabajo.

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Algo afilado brilló en su mirada cristalina mientras me miraba y repentinamente la vibra que estaba dando pasó de objetiva y clínica a algo

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Eso era todo lo que importaba. Necesitaba que salvara mi futuro, no que se besuqueara conmigo.

más, algo mucho más como la vibra distintivamente interesada que estaba bastante seguro que yo estaba dando. Una media sonrisa tiró de su boca de nuevo, mientras movía su mano para empujar su cabello fuera de su rostro. —Sí, Dominic, voy a tomarte. Parpadeé de nuevo y sentí llamear un poco a mis fosas nasales ante la sutil insinuación. —Uh, está bien. Gracias. —Alcé una mano, la froté a través de la parte trasera de mi cuello, repentinamente nervioso y malhumorado por razones diferentes que la incertidumbre rodeando a mi futuro. —No me estarás agradeciendo pronto, pero estoy feliz de hacer lo mejor para ayudar a un oficial herido en el cumplimiento de su deber. No puedo hacer ninguna promesa porque no importa cuánto lo intentes o que tanto lo quieras, el cuerpo muchas veces tiene sus propias intenciones y límites. Esos límites ganarán cada vez, pero podemos tratar y soy optimista. Jodidas gracias. Finalmente alguien además de mí que era optimista. Enredé mis manos en puños en la cima de mis muslos para evitar estirarme y agarrarlo. Quería sostenerme de este hombre, este extraño, por muchas razones, y solo un par de esas razones tenían algo que ver con las palabras esperadas durante mucho tiempo que me estaba diciendo.

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Mis manos se apretaron incluso más mientras asentía aturdido. Estaba acostumbrado a ser el que se hacía cargo de todo. Estaba acostumbrado a ser el hombre a cargo, el pilar de fuerza y soporte, e incluso aunque Royal era mi compañera en el trabajo, todavía sentía que era mí deber el cuidar de ella, no porque era una mujer sino porque era mi amiga más cercana y no podía imaginar mi vida sin ella. Realmente nunca había tenido a nadie cuidándome o viendo lo mejor para mí. No estaba del todo seguro de qué hacer con ello. Así que solo mascullé un débil “de acuerdo” y me levanté para estrechar su mano cuando él se alzó detrás del escritorio.

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»Va a ser mucho trabajo. Va a doler. Será frustrante, y los resultados no son una garantía, pero estaré ahí a cada paso del camino y ya sea que tengamos éxito o fallemos, lo hacemos como un equipo. Eso quiere decir que vas a tener que confiar en mí y creer que lo que sea que te estoy pidiendo es lo mejor para ti.

Hubo más que una chispa cuando nuestras palmas se tocaron. Hubo una corriente eléctrica que quemó un ardiente recorrido todo el camino por mi brazo herido e hizo que mi columna cosquilleara ante el contacto. Sostuve su mirada pálida y busqué abiertamente por cualquier señal de que él lo sintiera, sintiera algo. Era inexplicable y abrumador, pero algo estaba pasando entre nosotros dos, y vi su piel oscurecerse ligeramente y sus ojos ampliarse solo una fracción. Era mejor escondiendo su respuesta que yo, pero yo estaba entrenado para buscar el mínimo cambio de expresión, y estos estaban en su apuesto rostro. Estaba afectado por mí como yo estaba afectado por él. Soltó mi mano y carraspeó. »Te veré el miércoles. Iremos a través de los pasos y veremos exactamente en dónde estás para tener una línea base con la cual trabajar. Ven preparado para sudar. No pude contener la risa entre dientes ni la mirada lasciva que cruzó mi rostro. —No me importa trabajar en un buen sudor.

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Aparentemente en esta línea de trabajo podía vivir el sueño de un admirador pero lo que realmente captó mi atención fue una fotografía obviamente personal que sobresalía más entre los autógrafos y recuerdos ostentosos. Era una fotografía de un Lando mucho más joven parado al lado de otro chico a fines de su adolescencia que estaba usando un uniforme de fútbol de preparatoria. Lando estaba sonriendo de oreja a oreja, el brazo envuelto alrededor de las hombreras del rígido y obviamente incómodo chico de cabello oscuro. Este no era un fan emocionado de conocer a un

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Podría haber jurado que se ruborizó, pero no tenía intención de empujar más lejos mi suerte, así que le dije que lo vería el miércoles y me dirigí a la puerta. Dejé que mi mirada recorriera sobre todos los premios y títulos que tenía decorando sus estantes y absorbí las fotografías que tenía decorando el espacio. Estuve impresionado de verlo de pie con su brazo alrededor de Peyton Manning y otra donde estaba con Carmelo Anthony cuando todavía jugaba para los Nuggets. Al parecer Lando era un chico de hockey, porque de todas las cosas de deportes que tenía en los estantes, la mayoría estaban dominadas por los Avalanche, y había más de una foto de él con Patrick Roy y con Gabriel Landeskog, probando que era un admirador de largo tiempo.

jugador de fútbol. Estos no eran dos amigos emocionados después de una gran victoria. Esta foto mostraba a un hombre joven orgulloso de su novio. Había afecto obvio y orgullo en la imagen del rostro de Lando. Ambos chicos eran tan jóvenes y estaban tan obviamente enamorados, por lo menos así me parecía. También podía decir que había algo capturado en esa instantánea inocente que ponía nervioso al chico de cabello oscuro. Interesante. No pude evitar sino preguntarme si el jugador de fútbol extraordinariamente apuesto en la fotografía seguía en la foto actual, como en la vida actual de Orlando. Todos esos pensamientos rebeldes tomaron un asiento trasero a la emoción silenciosa que corrió por todo mi cuerpo ante lo que consideraba prueba irrefutable de que al Sr. Pantalones Elegantes de hecho le gustaban los chicos de la misma forma que a mí, y estábamos a punto de pasar mucho tiempo poniéndonos sudorosos juntos en una base regular.

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Vamos por ello.

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n policía. Un gran, rudo y malhumorado protector de la ley y los inocentes.

Un guerrero y un luchador. Un hombre que empujaría y empujaría hasta que se quebrara y entonces empujaría algo más. Un héroe. Dominic Voss era todas esas cosas y mucho más. Él era la razón por la que tomar casos de aquellos que servían desinteresadamente, de aquellos que daban sus vidas para estar en la primera línea de defensa en un mundo que estaba lleno de cosas realmente terribles era algo que tenía que hacer. Lo hacía en orden de equilibrar la balanza entre tener una buena vida a base de los ricos y famosos, y poder ayudar a las personas que realmente lo necesitaban. Quería tener un propósito. Quería ayudar. Genuinamente quería reparar las cosas que estaban rotas. Quería ayudar a que las personas dejaran de estar heridas cuando sea que pudiera.

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La entusiasta necesidad de curar, el deseo impulsivo de llevar a hombres y mujeres de vuelta a su antigua gloria venía de no ser capaz de salvar el único cuerpo roto al que quería más en el mundo. Mi terapeuta

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Por cada jugador de hockey o de fútbol lastimado que venía a mi clínica, me aseguraba que el costo de su cuidado y rehabilitación sería suficiente para cubrir la rehabilitación de por lo menos dos veteranos incapacitados o de socorristas heridos en el cumplimiento del deber. Mi lealtad era para la salud y el bienestar del cuerpo, no a la billetera adjunta a este y cuan gruesa esta puede o no ser. Cuerpos rotos venían de todos los ámbitos de la vida y creía firmemente que si era capaz de ayudar, entonces lo haría.

había tenido un día de campo conmigo después de que confesé todo acerca de la fea pelea y ultimátum que deje a los pies de mi primer y único novio formal la noche en que murió. Ella lo llamaba proyección. Me contó que estaba culpándome por el accidente incluso aunque Remy había estado conduciendo demasiado rápido para las condiciones lluviosas esa noche, y como resultado yo estaba tratando de salvar a todo el mundo. Por supuesto, me culpaba a mí mismo. Si no hubiésemos estado discutiendo, si no le hubiese dicho a ese terco y hermoso chico que suficiente era suficiente, que necesitaba amarme lo suficiente, amarse a sí mismo lo suficiente, que fuera honesto con quién y qué era, nunca se habría ido esa noche envuelta en despedidas y aceptación silenciosa de que nuestra relación había llegado a su fin. Quiero decir, lógicamente sabía que se habría marchado independientemente de la pelea o no. Su hermano gemelo había llamado necesitando un aventón a casa y cuando sea que un hermano Archer necesitaba algo, los otros estaban justo ahí para ofrecerlo. Especialmente los gemelos. Rule y Remy, dos lados de la misma moneda deslustrada y no habría manera de detenerlo, si Rule decía que lo necesitaba. Pero… el gigantesco “pero” y la incertidumbre que me atormentaba hasta el día de hoy: si no hubiese dicho que había tenido suficiente, si no le hubiese dicho que merecía a alguien que me amara entera, completa y abiertamente de la manera que yo lo amaba a él, entonces quizás, solo quizás le habría estado prestando más atención a la carretera. Quizás habría visto al tráiler que perdió el control y habría evitado la colisión. Y, por supuesto, el quizás más grande de todos, quizás seguiría aquí conmigo.

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Quería odiarlo. Hasta este día, todos estos años desde el accidente, quería odiarlo, pero nunca pude. Mi amor por él era demasiado grande, demasiado fuerte para dejar espacio para cualquier tipo de odio, así que en cambio me había partido el trasero trabajando para curar a las personas que estaban rotas. El cuerpo de Remy se había roto la noche del accidente,

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Le había rogado que se quedara, que me dijera que nuestro amor era suficiente para confesarse ante sus hermanos, y le pedí que liberara a su mejor amiga de las sombras de medias verdades y engaños en las que la tenía atrapada, pero todo lo que pudo hacer fue sacudir su cabeza ante mí y mirarme con esos ojos del color del invierno mientras me decía que no podía hacer nada de eso. No estaba listo, y entendía si eso significaba que yo tenía que seguir adelante con alguien que sí lo estaba.

pero había cosas dentro de él, asuntos fundamentales que debió de haber abordado no solo consigo mismo sino también con su familia mucho antes de que llegáramos a la etapa seria de nuestra relación y definitivamente antes de que nos mudáramos juntos. Remy estaba roto en el interior y alguien, es decir yo, debería de haber tratado de arreglarlo antes de que estuviera perdido para mí para siempre. Pensando acerca de hombres rotos, obligué a que mi atención regresara al que estaba frente a mí mientras mi asistente elevaba la velocidad en la caminadora en la que Dominic estaba corriendo. Íbamos a ver si podía durar una hora completa con la velocidad y la inclinación aumentadas cada diez minutos. Tenía una máscara en su rostro para medir su respiración, electrodos encintados a su pecho desnudo para monitorear su frecuencia cardiaca y varios otros artilugios pegados a él, para así poder tener toda la información para ver cuán en forma estaba su cuerpo después de la caída y todas las cirugías para ponerlo en una sola pieza de nuevo. Estábamos a mitad de camino y todavía estaba manteniendo un paso bastante firme lo cual tenía que admitir me impresionaba un infierno. Ese fémur destrozado no era una broma en cuanto a tener una grave herida de pierna, pero además de un ligero desequilibrio en su zancada, estaba pasando bien esta primera prueba. Estaba sudoroso, pero su respiración parecía estable y su frecuencia cardiaca era mejor que algunos de los atletas profesionales a los que había puesto a través de la misma prueba.

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Yo era más alto que él por algunos centímetros, pero él estaba cortado y duro en todos los lugares correctos y ese cuerpo fenomenal y la intensidad de ese rostro ásperamente labrado adjunto a él estaban causando estragos en mi concentración. Se suponía que estaba prestando atención a cómo respondía a las pruebas, no a la manera en que las gotas de sudor corrían por los costados de su cuello y a través de la impresionante protuberancia

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Dominic Voss estaba construido como un antiguo Espartano. Se veía como si hubiese sido diseñado para ser un guerrero y protector desde su nacimiento. Incluso al haber estado recostado en el hospital mientras sanaba, todavía era imposiblemente ancho y tonificado. Sus hombros se veían como si pudiera sostener el peso del mundo y un poco más y no podía recordar haber visto alguna vez un trasero que se viera tan apretado y perfecto en un par de pantalones deportivos, lo cual era decir mucho considerando que a la mayoría de mi clientela les pagaban exorbitantes cantidades de dinero para verse bien en ropa deportiva.

de sus pectorales. Y realmente, realmente no debería estar preguntándome qué haría si me inclinaba sobre el borde de la caminadora y lamía la humedad salada con mi lengua. Alejé mi mirada cuando mi asistente me atrapó mirando fijamente y asentí cuando preguntó si debería aumentar un poco más la velocidad. Asentí pero observé a Dom encogerse un poco a medida que ajustaba su paso con la máquina. Sus cejas oscuras estaban fruncidas. Su complexión ya bronceada se veía incluso más oscura y podía escucharlo respirar audiblemente detrás de la máscara atada a su rostro. Observé mientras sus brazos empujaban con fuerza a sus costados, el izquierdo fluyendo libre y fácilmente como se suponía que fuera mientras que el derecho se movía rígida y torpemente. No tenía ninguna duda de que podía perseguir a un tipo malo en una carrera a pie, pero estaba empezando a preguntarme si podría retenerlos cuando los atrapara. Su movilidad en el lado izquierdo era fluida y segura; el lado derecho de su cuerpo se veía como si debería estar unido a un hombre mucho más viejo con artritis. Estaba batallando. Pero no podía decir nada. De hecho, cuando la caminadora subió a la configuración más alta, la cual eran los últimos diez minutos, corrió a través de ella y no ofreció una sola queja. Le fruncí el ceño porque sabía que ese tipo de esfuerzo excesivo no era bueno para su pierna. El cuerpo tenía su propio idioma y si te negabas a escuchar lo que te estaba diciendo, las probabilidades eran que le estabas haciendo más daño que bien. Cuando mi asistente preguntó si aumentaba una última vez, sacudí mi cabeza en negación y vi los ojos de un verde muy oscuro de Dom estrecharse hacia mí. Sabía que si no tuviera el ventilador de plástico cubriendo toda la parte inferior de su rostro estaría escuchándolo discutir.

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Después de que Remy muriera, me volví un poco loco. Me imaginé que si él no podía amarme lo suficiente para salvarnos, para salvarse, entonces obviamente el problema era yo. Me imaginé que no era nada especial, indigno de alguien tan fantástico y carismático como Remy Archer, así que toqué fondo. Dormí con uno y con otro como si fuera un deporte. Traté con

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Encontré con su mirada con una templada de mi parte. Yo estaba a cargo aquí y mientras más pronto aprendiera eso, mejor sería nuestra asociación. Mantuve mis ojos fijos en los suyos y lo traté con la misma apreciación lenta y completa que me había dado ayer, solo que yo tuve el beneficio añadido de poder comprobarlo mientras estaba sudoroso y sin camisa.

chico tras chico buscando uno con el que encajara. Quemé a través de hombres como un incendio forestal, buscando sin cesar por ese algo especial que había tenido tan brevemente. Estaba tratando de alejar el dolor y la culpa follando y había habido montones de compañeros dispuestos a ayudarme a hacerlo. Entonces un día obtuve una llamada de la nada que cambió todo. La mejor amiga de Remy, una pequeña cosa dulce llamada Shaw Landon, ahora Shaw Archer, quería que fuera y conociera a los otros chicos Archer. El gemelo de Remy, Rule, y su hermano mayor, Rome, estaban avanzando con sus vidas, encontrando amores y vidas propias, pero la forma en que Remy se fue… todos merecíamos más que secretos y especulaciones. Me convenció para que fuera y conociera a toda la familia y como una persona demente acepté. No tenía ni idea de cómo podría mirar al gemelo de Remy a los ojos y no caerme a pedazos. ¿Cómo podría mirar al rostro del único hombre al que había amado en otro hombre y no derrumbarme? Resultó ser bastante sencillo.

Por eso mi reacción hacia Dom era igualmente sorprendente y emocionante. Cuando vi a Remy por primera vez y empecé a enamorarme, era

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Observar a la familia que amaba al mismo hombre que yo luchando por sanar y haciéndolo juntos con amor y paciencia me hizo sacar mi cabeza de mi trasero. Dejé de dormir con cualquiera, me puse las pilas en la escuela para poder salir e ir a trabajar, y puse toda mi energía en ayudar a otros. Todavía tenía citas aquí y allá, pero nadie tenía el mismo efecto en mí que Remy Archer. Nadie tocaba inmediatamente mi corazón, y estaba demasiado ocupado y demasiado concentrado en mi carrera y hacer una diferencia en las vidas de mis clientes para notar la pérdida.

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Tanto como Rule y Remy se parecían, estaban a mundos y mundos de distancia. Donde Remy había sido pulido y brillante a la perfección, Rule Archer estaba lleno de piercings y tatuajes en un hermoso alboroto caos. El cabello de Remy había sido corto y estilizado, el de Rule era de un rosa fuerte y en punta como un arma. Tenían la misma cara y los mismos ojos, pero ahí era donde el parecido terminaba. Remy había sido amable, amoroso, casi incauto, Rule Archer era un hombre tan en tu cara como ningún otro hombre que hubiera conocido y a él obviamente no le importaba si impresionaba u ofendía.

como estar rodeado por una manta esponjosa de buenos sentimientos y comodidad infinita. Era algo en lo que me hundía y nunca quería estar sin ello. Se sentía fácil y tan natural como respirar. En el instante en que posé mis ojos en el gran y malhumorado policía fue como un asalto de cuerpo completo. No había nada fácil o cómodo sobre eso. Mis oídos empezaron a zumbar como si hubiese sido golpeado en la cabeza. Mi visión se estrechó para que todo lo que pudiera ver era él, y lo que vi hizo que mi sangre se calentara y mi corazón latiera audiblemente. Mi pecho dolía y era difícil respirar porque todo lo que podía oler era ese aroma terroso y almizclado que era demasiado seductor y oh tan masculino, que emanaba de él. Mis rodillas se pusieron ligeramente débiles, por lo cual me alegré de estar parado detrás de mi escritorio, y me tomé unos sólidos tres minutos antes de que pudiera hacer funcionar mi voz. Era de apariencia más áspera, más agresivo y asertivo que los hombres a los que normalmente encontraba atractivos. Se veía como si pudiera cuidar de sí mismo con facilidad en las calles y como si no tuviera ningún problema cuidado a quien sea que estuviera con él en el dormitorio. Todo acerca de él era oscuro y serio, desde su corto cabello negro hasta su profunda mirada color oliva que claramente mostraba su frustración y su miedo. Su voz era profunda y grave y la manera en que hacía que mi piel se ondulara en respuesta me tuvo necesitando sentarme y tomar un minuto para tranquilizarme. No estaba preparado para él. Mis reacciones eran completamente viscerales y primitivas. Todas las respuestas que Dominic Voss sacaba de mí se sentían como si vinieran de un lugar elemental y animalista. Era mi reacción a él lo que me asustaba como el infierno.

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Pero vaya que lo hacía.

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Mientras se obligaba a completar la prueba, sus músculos se hincharon y flexionaron. Su amplio pecho se expandió y contrajo rápidamente, haciendo que las cicatrices blancas que cruzaban su hombro y costado sobresalieran en marcado relieve contra el resto de su piel morena. Había más evidencia de su obviamente riesgosa línea de trabajo en la cicatriz dentada que se disparaba sobre su oreja y a lo largo de costado de su cráneo y contrastaba con su corto y oscuro cabello. Todo acerca del hombre parecía peligroso y brutal, lo cual no era algo que debería encontrar atractivo.

Cuando la hora terminó y la caminadora bajó a un paso de apenas moverse para que se pudiera enfriar, tiró de su máscara respiratoria y resopló: —Nada mal, ¿cierto? Todavía estaba respirando pesadamente, pero había obvio orgullo escondido detrás de su esfuerzo. Fruncí un poco el ceño y marqué algunas cosas en el portapapeles que estaba usando para seguir sus signos vitales. —¿Cómo se siente tu pierna? Alzó una ceja oscura en mi dirección y observé mientras su mano iba a su muslo. Las esquinas de su boca giraron hacia abajo en un ceño. —Está bien. Hice un ruido en mi garganta y encontré su mirada oscura con una propia. Estaba estúpidamente atraído por este hombre, fascinado de que después de tanto tiempo tuviera una respuesta genuina ante alguien, pero tenía un trabajo que hacer y su recuperación a largo término era mi prioridad, no meterlo en mi cama. —Creo que “bien” es una exageración. Creo que te estás empujando demasiado y tu cuerpo está contraatacando. Continuó frotando su muslo mientras que líneas de malestar surcaban a través de su frente. Tomé la oportunidad para observar la tentadora flexión de músculo y tendones que estaba en todas partes a medida que se movía. —¿Nunca has escuchado de jugar a través del dolor? Sí, duele jodidamente, todo duele jodidamente, pero no puedo vivir mi vida esperando que no duela antes de empezar a existir de nuevo.

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—Si trabajas tan duro los músculos nunca tienen la oportunidad de repararse a sí mismos por completo, nunca tendrás de regreso tu zancada

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Inhalé bruscamente y moví mi mirada de regreso al portapapeles. Había tenido mi cuota justa de esperar a que las cosas dejaran de doler antes de volver a encaminar mi vida y el recordatorio, incluso aunque él no sabía nada de mí, dolía, y el miedo de vivir y perder lo que más me importaba heló todos mis sentidos.

natural. Si te esfuerzas demasiado, nunca te recuperarás de tus heridas, y donde estás ahora es lo mejor que estarás alguna vez. Él gruñó y se bajó de la caminadora. —Entonces dime qué hacer y lo haré. Tuve que morderme la lengua, fuerte, para evitar escupir cosas realmente inapropiadas que le quería pedir que hiciera. Cosas como acercarse. Cosas como dejarme tocarlo en todas partes. Cosas por dejarme besar todo lo que dolía para poder mejorarlo. Cerré mi mano alrededor de la pluma que estaba usando para hacer notas tan apretadamente que la cubierta de plástico chasqueó. Mi asistente y mi nuevo paciente me miraron con curiosidad mientras me aclaraba la garganta y torpemente daba un paso lejos del calor que podía sentir viniendo del cuerpo medio desnudo de Dom. —Puedo darte las herramientas para hacer que tu cuerpo trabaje mejor, pero tienes que escuchar lo que se te está diciendo. No estoy diciendo que no deberías empujar más allá del dolor para poder tener resultados, pero necesitas ser capaz de diferenciar entre algo que simplemente duele y algo que está irrevocablemente dañado. Esa era la condición en la que pensaba que iba a estar mi corazón después de que perdí a Remy, pero ahora las punzadas que estaba teniendo, los tirones que estaba mostrando ante la cercanía de este hombre me hacían preguntarme si, como Dom, había sido herido y empujado demasiado para sanar antes de que estuviera preparado.

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—Solo quiero regresar a cómo era.

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La cabeza oscura de Dom se inclinó así que estaba viendo las puntas de sus zapatos deportivos. Colocó sus manos en sus delgadas caderas y vi sus amplios hombros encorvarse hacia adelante. Parecía como si de repente hubiese sido agobiado con la verdad de cuán serie era su situación y que su pelea nacida por naturaleza podría haber estado haciendo más daño que bien.

Estiré una mano antes de poder detenerme y la puse en su hombro. Su piel estaba cálida, vital y palpitante con tanta vida bajo mis dedos. Su cabeza se elevó bruscamente ante el contacto y nuestros ojos se encontraron. Se sentía como si la conversación más significativa que hubiera tenido estuviera sucediendo incluso aunque ninguna palabra era intercambiada mientras nos mirábamos el uno al otro. —No hay manera de regresar pero puedes aceptar tu nueva normalidad. —Esa era una de las lecciones más duras que había tenido que aprender a lo largo del camino. Esos hombros masivos volvieron atrás, sus ojos verde militar brillaron hacia mí, y casi me desmayé ante el impacto completo de la sexy sonrisa que liberó. —Aceptaré que quizás no haya manera de regresar, pero hay manera de avanzar y desde donde estoy parado lo que está frente a mí es todo excepto normal. Tal vez fuera brusco y mucho más franco con su conducta y con sus palabras que lo que estoy acostumbrado, pero mientras continuábamos observándonos tuve que admitir que era un lindo cambio de ritmo el ver la intensidad de las cosas que estaba sintiendo reflejadas de regreso hacia mí.

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No había nada sutil o escondido acerca de Dominic Voss y esa franqueza era irresistible y un bálsamo a las partes escondidas de mí que estaban tan rotas como su cuerpo.

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e dolía todo.

Era un dolor diferente al agudo e inexorable dolor que había tomado residencia en mi hombro y pierna desde el accidente, este era más un dolor constante, un pesado palpitar que vivía profundamente en todos mis músculos y me recordaba durante cada momento consciente que todavía había trabajo por hacer. Siempre me consideré en excelente forma y trabajaba duró para asegurarme de que no solamente podía seguir el ritmo de los tipos malos sino de todos los otros chicos en la fuerza. Después de pasar una semana con mi trasero siendo pateado por Lando entendí que solo por ser capaz de levantar mí propio peso no significaba una mierda sobre estar bien de salud.

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Todavía tenía una ligera cojera pero no era tan notable y la movilidad que había recuperado en mi hombro era asombrosa considerando el corto periodo de tiempo que había pasado con el sexy entrenador. Me empujaba duro y yo en respuesta le gruñía sobre ello y coqueteaba con él desvergon-

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Me tuvo haciendo todo tipo de cosas para devolver mi fuerza y todo tipo de cosas que nunca había hecho antes para estirar las partes heridas de mi cuerpo y construir una nueva flexibilidad y elasticidad que nunca había sabido que necesitaba. Hice todo lo que me dijo que hiciera incluso cuando se sentía como si mis articulaciones fueran a salirse de sus cuencas e incluso cuando se sentía como que mis pulmones se iban a prender en llamas y quemarse. No podía recordar haber trabajado tan duro por algo jamás en mi vida pero el dolor sordo en mi hombro mientras me estiraba por la cerveza frente a mí sin ningún problema o cualquier tipo de torpeza me recordabnan que el trabajo duro y un poco de dolor estaban ciertamente llevando a resultados.

zadamente, en parte para mantener a mi mente fuera de lo duro que eran los ritmos por los que me estaba poniendo, pero mayormente porque era hermoso y encontraba fascinante la manera en que pasaba de caliente a frío conmigo. Él me observaba de la misma manera en que lo observaba y ocasionalmente cuando lanzaba una improvisada ocurrencia sobre nuestra obvia atracción se vería como si estuviera considerando tomar nuestra relación a un nivel diferente pero siempre lo acallaba y mantenía las cosas fríamente profesionales. —Entonces, ¿por qué no simplemente lo invitas a salir? —Royal estaba sentada enfrente de mí en el bar en el que le había pedido que se encontrara conmigo por una bebida después de una ronda particularmente agotadora de terapia. Ella acababa de terminar su patrullaje y podía decir por el tirón apretado de su boca y las sombras en sus ojos color chocolate que no había sido un gran turno. Quería preguntarle qué había pasado, pero honestamente no estaba seguro de poder manejar los celos que se encajarían en mí cuando hablara de hacer la única cosa que yo quería hacer. Royal era la mejor amiga que un chico podría pedir alguna vez y me conocía mejor que cualquiera, aparte de mi familia. No tenía que entrar en detalles sobre la embriagadora tensión sexual que estaba pulsando entre el apuesto terapeuta físico y yo: ella podía decirlo por todas las cosas que no estaba diciendo y por el ceño fruncido que no me podía quitar de encima.

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Hizo una cara y empujó algo de su largo cabello castaño sobre su hombro. ¿Qué podía decir? Los pelirrojos eran mis favoritos, y ella era la chica más linda que había visto alguna vez. Me sentía como si la hubiese estado manteniendo a salvo no solo de chicos demasiado entusiastas sino también de sí misma desde el primer momento que nos conocimos. Ella siempre merecía más que solo ser otra cara bonita y trabajaba duro para probarlo. Éramos espíritus afines en esa manera. Nadie nunca había cuestionado mi habilidad para hacer mi trabajo, pero nunca quería darles la oportunidad de hacerlo.

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—Porque necesito su ayuda más de lo que necesito acostarme con él, y no quiero ofenderlo o ponerlo incómodo si no está para nada interesado. —Incluso si daba vibras bastante interesadas cuando pensaba que no estaba prestando atención.

—Bueno entonces, una vez que estés de vuelta al cien por ciento y de vuelta en la fuerza, puedes pedirle salir y lo peor que puede suceder es que puede decir que no. Gruñí una respuesta, porque ser rechazado por Lando en un nivel personal realmente parecía como la peor cosa que podía suceder, lo cual era demencial considerando la razón por la que lo tenía en mi vida en primer lugar. —Necesito preocuparme por recuperar mi trabajo, no obtener una cita. —Alcé una ceja ante ella a medida que me sonreía un poco triste—. Lo extraño. Te extraño. ¿Cómo está trabajando el nuevo compañero? Se recostó en el asiento frente a mí y jugó con la etiqueta en su bebida. Sus ojos marrón oscuro se movieron a la mesa y la vi morderse el labio. Parpadeé un poco y me regañé a mí mismo por preguntar algo de lo que realmente no quería saber la respuesta en primer lugar. La vida continuaba, lo quisiera o no, y podía decir por su expresión casi culpable que Royal estaba disfrutando estar en patrullaje con un policía que no era yo. —Está bien. Él es bueno. Es diferente a trabajar con alguien que no me ha conocido desde que tenía cinco, pero te extraño también, Dom, y te quiero de vuelta en el trabajo tan pronto como sea posible. Imité su posé y levanté una mano para frotarla sobre la cima de mi cabello corto con frustración. —Me quieres de vuelta, pero ya no quieres ser mi compañera, ¿cierto?

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—Cuando caíste de ese edificio y pensé que estaba observándote morir justo enfrente de mí fue la peor cosa que me ha pasado alguna vez. No podía ser un policía en ese momento debido a que estaba tan preocupada por ti y no podía ser una buena policía después, porque estaba convencida que era mi culpa que terminaras herido. No pienso en el chico nuevo de esa manera. Él es mi compañero, cuido su espalda, somos un equipo, pero no siento que mi vida se va a acabar si le pasa algo malo. ¿Tiene sentido?

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Se ruborizó y golpeteó sus dedos nerviosamente en el costado de su botella de cerveza. Royal era mi mejor amiga en todo el mundo y haría lo que sea por ella, incluso si eso significaba dejarla ir.

Gruñí de nuevo y terminé el resto de mi cerveza. No era lo que quería escuchar, pero tenía sentido. —No hay garantías de que se me considerará lo suficientemente apto para el trabajo de todas formas. Quiero que seas la mejor policía que puedas ser incluso si estás emparejada con alguien que no soy yo. Siempre he querido lo mejor para ti, Royal. Mordió su labio incluso más fuerte y bajó la cabeza, pero no antes de ver el brillo de las lágrimas destellar sobre la superficie de sus ojos oscuros. —Estarás de vuelta, Dom. Sé que lo harás. Era deprimente pensar en cualquier otra opción, así que cambié de tema con toda la sutileza de un tractor. —¿Cómo van las cosas con tu encanto sureño? No era el mayor admirador del nuevo novio de Royal y no era solo porque el chico tenía un historial criminal y una sonrisa que podía encantar fuera los pantalones de incluso el más hastiado de los corazones. No podía confiar en un chico que era así de bonito y así de suave. Creía honestamente que se preocupaba por Royal, pero ya había roto su corazón una vez y era prácticamente imposible recuperarte de eso en mi libro. Trataba de portarme bien porque sabía que estaba loca por el chico y él lo estaba por ella, pero generalmente simplemente me mantenía alejado y fuera de su relación. Sabía que Royal tenía esperanzas de que Asa me terminaría agradando eventualmente, pero yo no lo veía pasando en ningún momento cercano. Una sonrisa apareció en su ya impresionante rostro verdaderamente hermoso de la manera en que solamente el amor podía.

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Ella estaba feliz. Real y verdaderamente feliz y más que eso estaba estableciéndose en la persona que siempre había luchado por ser. No había más dudas sobre las decisiones que había hecho y el camino en el que

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—Las cosas están bien. No estaba segura sobre cómo iba a resultar mudarnos juntos tan rápidamente, pero hasta ahora todo bien. —Se rio un poco—. Además siempre viene a recogerme cuando quedo afuera de un montón de lugares y nunca se queja. Eso automáticamente lo hace un permanente en mi libro.

estaba. Royal estaba apropiándose de las cosas que siempre la habían hecho tan especial y única y no podía estar más feliz por ella. Estaba a punto de decirle eso cuando una alta y familiar figura repentinamente cortó a través de la multitud del bar. No debería de haber estado sorprendido de verlo aquí considerando que el bar que había elegido estaba cerca del gimnasio, para no tener que ir lejos después de mis sesiones de terapia, pero aun así era una sorpresa verlo fuera del marco serio y profesional en el que estaba acostumbrado a pasar tiempo con él. Dejé que mis ojos rodaran sobre él a medida que me veía y titubeaba un poco. En vez de estar vestido con su típica camisa polo y pantalones planchados traía un par de pantalones de deporte similares a los míos y una camiseta blanca sin mangas. Su cabello rojizo estaba desordenado en la parte superior de su cabeza y si tenía que apostar una conjetura, apostaría que acababa de venir de hacer su propio ejercicio. Observé la indecisión destellar por sus ojos pálidos antes de que se desviara e hiciera su camino hacia donde estaba sentado. Se detuvo cerca del borde de la mesa e inclinó su barbilla en un asentimiento ligero. No podía apartar mi mirada de la superficie de pecas que salpicaban las cimas de sus fuertes hombros y que bailaban a lo largo de la curva de sus torneados bíceps. —Hola. Hice un movimiento hacia Royal, quien estaba viendo entre nosotros dos de una manera casi cómica, y los presenté. —Orlando Frederick, esta es mi mejor amiga, Royal Hastings. También solía ser mi compañera en la fuerza.

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—Estoy tan contenta de que hayas aceptado ayudarlo. No podemos esperar para ponerlo a trabajar de vuelta. —Me miró y parpadeó unos ojos demasiado amplios en una manera demasiado obvia—. Fue un placer conocerte, pero tengo que irme. Se supone que me tengo que encontrar con mi hombre para la cena. —Se deslizó fuera del banco y me guiñó el ojo—. Y el postre. Continúen con el buen trabajo y estaré en contacto.

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Ella sacó una mano y le dio al otro hombre una sonrisa cursi a medida que la apretaba. Quería patearla pero supuse que eso sería demasiado obvio.

Antes de que pudiera detenerla, se había ido y Lando se había deslizado en su asiento vacío. Una mesera vino y él ordenó un vodka con tónico y otra cerveza para mí. —Es adorable. —Era bastante seguro en lo que a charla se refería y Royal era uno de mis temas favoritos. —Lo es y lo sabe. De hecho ella es la que me consiguió las referencias que me hicieron entrar y conocerte. Su novio trabaja con alguien que tiró los hilos. Cruzó sus brazos y se inclinó un poco hacia adelante en la mesa y me dije a mí mismo que no babeara o dijera nada estúpido mientras observaba tensarse y flexionarse sus músculos con el movimiento. —Rome Archer. —Sus cejas bajaron ligeramente y ojos del color de la mezclilla destellaron con algo que parecía muy perdido y triste—. No hay mucho que no haría por los Archer. No conocía a la mayoría de las personas con las que Royal había estado pasando tiempo desde mi accidente y desde que se involucró con Asa, pero sí sabía que se veían como un buen grupo de gente que cuidaban de mi chica por mí cuando yo no era capaz de hacerlo. Me encogí de hombros. —No lo conozco, pero estoy agradecido de que dijo cosas buenas de mí. Lando asintió y caímos en un silencio incómodo mientras esperábamos a que llegaran las bebidas. Cuando la mesera puso la copa frente a él, pasó un dedo alrededor del borde y me miró por debajo de sus pestañas. —Realmente no soy mucho un bebedor, pero ha sido una semana larga. —No lo conocía bien, pero podía oír distintivamente la insinuación de acusación en su tono.

Elevó su bebida y la terminó en un solo trago saludable. Bajó el vaso y se levantó para buscar su cartera en su bolsillo. Arrojó algo de dinero en la

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—¿Por qué es eso? —Yo era el de los músculos adoloridos y tendones ardiendo. Yo soy el que debería de estar bebiendo para que mi fuerza continuara, no él.

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Levanté la cerveza y estreché mis ojos hacia él.

mesa y dio algunos pasos para estar parado cerca de mi codo. Alcé la mirada hacia él a medida que torcía su cabeza hacia abajo solo lo suficiente para poder hablar directamente en mi oído. Un escalofrío de cuerpo completo hizo su camino a través de mi piel mientras su voz raspaba. —Eres distractoramente atractivo, Dominic, pero no salgo con mis clientes, y no creo poder involucrarme nunca con un policía. Estaba demasiado conmocionado para reaccionar por un momento y en esos pocos segundos se las arregló para alejarse de la mesa y hacer su camino hacia la puerta. Para el momento en que me las arreglé para buscar a tientas mi propia cartera en mi bolsillo trasero y pagar por mis propias bebidas, él estaba fuera de la puerta, pero yo estaba acostumbrado a perseguir a mi presa incluso si ya no era tan rápido como solía serlo. Lo alcancé en el estacionamiento de la clínica mientras se acercaba a un auto deportivo de apariencia elegante. Puse una mano en su hombro y ya estaba precipitándome hacia él antes de que se girara completamente para enfrentarme. —No sé qué encuentro más insultante, el hecho de que simplemente asumiste que quiero salir contigo o que el hecho de que sea un policía de alguna manera me hace estar por debajo de ti. Tienes mucho coraje, Sr. Pantalones Elegantes, mucho coraje y mucho ego.

Podía parecer distinguido y elegante, pero besaba duro y sucio. Sus manos estaban con fuerza en mis hombros mientras se inclinaba sobre mí y

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Gruñí ante el contacto y la sorpresa del frío metal contra mi espalda mientras mi parte delantera estaba repentinamente presionada a lo largo de un rígido y duro cuerpo masculino.

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Estaba molesto y ofendido. También estaba herido y un poco avergonzado. No me gustaba nada acerca de ello. Seguro, el chico era ridículamente atractivo y nunca había estado atraído por nadie de la manera en que estuve instantáneamente atraído por él, pero eso no quería decir que le estuviera pidiendo que nos mudáramos juntos y nos casáramos. Un poco de coqueteo inofensivo y una inocente jodida con los ojos no debería de haberme hecho aterrizar en la esquina de la vergüenza y quería que lo supiera. Estaba abriendo mi boca para terminar de darle un pedazo de mi mente cuando fui interrumpido por manos duras sobre mis dos hombros empujándome hacia atrás hacia el costado del auto detrás de mí.

me sostenía en el lugar mientras su boca se movía sobre la mía. Puse una mano en la delgada curva de su cintura y me encontré con él movimiento a movimiento porque había besado a montones de chicos en mi tiempo pero nunca a uno que hacía girar mi cabeza hasta el punto que me hacía olvidar dónde estaba. Sus labios eran suaves, pero había pasión dura detrás de ellos. Me besó como si estuviera enojado de que quisiera besarme, pero no me iba a quejar acerca de ser tratado así. Me gustaba tanto la abrasión, como la manera casi desesperada en que se sostenía a mí, y me gustaba que se sentía tan sólido y pesado como yo a medida que continuábamos presionados más y más cerca el uno del otro. Ofrecí cero resistencia cuando la punta de su lengua acarició la unión de mis labios. Lo dejé entrar, de hecho, no podía esperar para dejarlo entrar y acercarme más a él. Tiré de su cintura hasta que estuvimos cadera contra cadera y lo sentí tomar un caliente jadeo que se me escapó cuando sentí su excitación presionada contra la mía. Su piel era suave, casi tan suave como la de un bebé cuando nuestros rostros se tocaron, y encontré el contraste entre esa suavidad y la dureza del resto de él seductora y excitante. Sus músculos estaban tensos y duros, pero se sentía como si estuvieran revestidos en terciopelo y seda. Quería saber si el resto de él se sentía de la misma manera. Una de sus manos se deslizó alrededor de mi nuca y me atrajo incluso más cerca mientras continuaba devorando mi boca como si fuera la única oportunidad que iba a tener alguna vez de actuar de acuerdo a sus impulsos más básicos. Me estaba preparando para poner una mano bajo el dobladillo de su camiseta que se había subido solo un poco sobre un paquete de abdominales que quería tocar y de los cuales estaba ligeramente envidioso cuando un ruidoso pitido de uno de los autos a nuestro lado nos sorprendió alejándonos.

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—No vas a ser mi cliente para siempre, Dom, pero serás un policía en el futuro cercano. Ya perdí a alguien que me importaba y apenas pude regresar del dolor de eso. No soy un hombre lo suficientemente fuerte para

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Ambos estábamos respirando pesadamente y nos observamos el uno al otro con ojos cautelosos mientras poníamos algo de espacio entre nosotros. Lando sopló una profunda respiración y empujó sus dos manos por su ya desordenado cabello. Sus ojos pálidos estaban serios cuando me dijo:

preocuparme por alguien que se pone deliberadamente a sí mismo en riesgo… incluso si eres más que tentador. Me incliné contra el auto contra el que me acababa de atrapar y lo observé silenciosamente mientras se deslizaba detrás del volante de su auto deportivo y salía del estacionamiento.

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Huh… eso fue interesante, por decir lo menos, e incluso aunque solo nos habíamos conocido el uno al otro por una semana, él tenía que saber que yo era el tipo de chico que florecía ante un desafío y el superar obstáculos. Además, toda nuestra relación estaba basada en sanar y estaba empezando a parecer que yo no era el único cuyas heridas necesitaban algo de atención.

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staba esperando que el rítmico golpeteo de mis pies en la caminadora y el sonido de las pesas juntándose sería suficiente para ahogar la interminable charla sobre el sentido común y el control de impulsos que me había estado dando a mí mismo desde que enloquecí y besé a Dom. El "¿en qué estabas pensando?" chocaba contra el "¿cuándo podemos hacer eso una y otra y otra vez’" en una sinfonía de ruido y emoción que era tan fuerte y abrumadora que solo quería esconderme de todo.

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Cuando conocí a Remy, fue amor a primera vista. Había empezado a ver un por siempre y una vida juntos antes de que incluso compartiéramos nuestro primer beso. Con Dom, no podía ver nada, sino esos agudos ojos verde militar y mi propia lujuria arrasaba devolviéndome la mirada. La atracción instantánea podría ser divertida y un buen impulso para el ego, pero lo que estaba pasando entre nosotros dos se sentía más grande que eso. Se sentía lo suficientemente grande como para rivalizar con el temor que siempre quedaba justo debajo de la superficie cada vez que empezaba a desarrollar sentimientos por alguien. Se sentía como si tuviera vida propia y no pudiera ser controlado por cualquiera de mis reglas o mi sentido de auto conservación y eso me aterraba. Por no mencionar el hecho

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Siempre me había permitido amar abierta y físicamente dentro de mi familia y grupo de amigos. No hubo ni siquiera una mala mirada la primera vez que llevé un novio a casa, y no pasó mucho tiempo en mi relación con Remy para que mi mamá hubiera empezado a lanzar indirectas sobre el matrimonio y los niños a pesar de que ninguno de los dos era lo bastante mayor para considerar ninguna de esas cosas en el momento. Nunca había sido tímido para expresar mi interés o disponibilidad para alguien que me atraía, pero nunca antes me había visto obligado a atacar la boca de un hombre.

de que había atacado al chico sabiendo perfecta y claramente que iba a tener que verlo tan pronto como el fin de semana hubiera terminado. Me sentía horrorizado y frustrado de que fuera un beso que iba a tener que pasar por alto... a pesar de que era el mejor beso que podía recordar tener en un muy, muy largo tiempo. Molesto por la patada en el estómago que conseguí mientras recordaba ese beso una y otra vez miré a mi costado a la mujer corriendo en la cinta junto a mí. No la reconocí inmediatamente, lo que significaba que debía ser bastante nueva en el gimnasio y parecía estar pensando en algo con mucho empeño por la manera en que fruncía el ceño y murmuraba entre dientes mientras corría. Era alta y tenía una rubia cola de caballo perfectamente elegante que se balanceaba en la parte superior de su cabeza mientras se movía. Todo lo que llevaba era blanco y negro y bastante aburrido teniendo en cuenta que tenía un cuerpo que fue diseñado para hacer que los hombres heterosexuales hicieran cosas realmente estúpidas. Era impresionante y si me gustaran las chicas, probablemente sería el tipo que me llamara la atención. Demonios, no me gustaban así las chicas y ella todavía me llamaba la atención. Debía haber estado mirándola porque volvió la cabeza y sus atormentados ojos azules se clavaron en los míos. Levanté una ceja, porque a pesar de que estaba corriendo a un buen ritmo, no estaba respirando con dificultad o goteando sudor. Estaba impresionado. Ella tropezó un poco cuando nuestros ojos se encontraron y se sonrojó encantadoramente mientras yo sonreía. Golpeé los controles de la cinta de correr para frenar la cinta a un trote ligero. —¿Eres un nuevo miembro? —El gimnasio estaba debajo de la clínica y mientras que yo normalmente utilizaba el equipo de arriba, me pareció que las otras personas y el ruido podrían distraerme de mis pensamientos descarriados y libido rebelde.

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—Realmente no. Normalmente vengo antes del trabajo durante la semana o trato de atrapar una clase de yoga después de un día en la Corte. —Se encogió de hombros otra vez—. Soy abogada. Puedo utilizar todo el alivio de tensión que pueda conseguir, más ahora que no he estado

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Ella aminoró la velocidad de su máquina también y levantó un hombro en un encogimiento de hombros.

durmiendo bien, así que... —Se interrumpió y se sonrojó de nuevo como si estuviera sorprendida de que le hubiera dicho tanto a un total desconocido. —Ahhh... por lo general estoy con los clientes en la mañana y solo hago yoga con ellos sí creo que va a ayudar con su régimen de tratamiento. En realidad, soy dueño del gimnasio y la clínica de rehabilitación junto con algunos socios. Orlando Frederick. —Extendí la mano, pero tuve que esperar hasta que ella apagó la máquina antes de que la tomara. —Soy tan torpe. Iba a terminar tirándonos a ambos si trataba de tomarla mientras estaba en movimiento. Sayer Cole. Le sonreí cuando me dijo su nombre. —Un nombre muy bonito para una dama muy bonita. Ella parpadeó ante mí como si no entendiera las palabras que estaba usando y luego inclinó la cabeza hacia un lado y me miró pensativamente. —El tuyo es algo inusual. No estoy segura de sí es el cabello rojo o no, pero realmente no te veo como un Orlando. Apagué mi máquina, así dejando que cambie el tema de una manera muy legalista. —Lo sé. Creo que mis padres deberían haber ido con Harry para que pudiera sacar provecho, sobre todo el asunto del Pelirrojo de la Realeza pero no. Mi papá era reclutador de equipos de diferentes deportes cuando era más joven, por lo que nos mudábamos mucho. Todos nosotros, los niños, tenemos nombres de ciudades. Mamá no confirma o niega que es donde fuimos concebidos, pero tengo un hermano llamado Austin y una hermana llamada Phoenix. La mayoría de la gente solo me llama, Lando.

Crucé los brazos en la barra de seguridad y me incliné hacia ella.

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—No importa qué tan rápido o cuánto tiempo corro, no parezco poder alejarme de las cosas que me persiguen, pero fue bueno tener un poco de compañía, mientras que lo intentaba.

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Esperé un segundo para ver si me daba detalles sobre su propio apodo interesante, pero cuando solo siguió mirándome sin decir nada nos sumió en un silencio incómodo. Iba a decirle que fue agradable encontrarme con ella y que esperaba que disfrutara de las instalaciones cuando de repente sacudió la cabeza y me dio una sonrisa triste.

—Estoy un poco en el mismo barco. —Arqueé mis dos cejas hacia arriba—. ¿Problemas con chicos? No podía explicar por qué la estaba presionando, pero había algo en ella que me hacía hacerlo. Parecía muy perfecta, casi pulida y práctica de una forma que la hacía parecer intocable, pero había un atisbo de vulnerabilidad en sus brillantes ojos azules que estaba pidiendo algún tipo de conexión humana básica. Negó con la cabeza lentamente y agarró una botella de agua que estaba a sus pies. —No es un chico en absoluto. Un hombre. Un hombre que se encuentra en todas las formas en el tipo equivocado de hombre, pero eso no importa porque todavía tengo un flechazo por él. —Ella hizo una mueca—. Un flechazo. Nunca he tenido un flechazo por nadie en toda mi vida y no tengo ni idea de qué hacer con él, o con él. Sonaba desconcertada y adorable. Solo quería abrazarla y preguntarle si necesitaba un amigo. Pasé mis manos por mi cabello húmedo porque yo no fui bendecido con agua helada en las venas como mi nueva acompañante y me encontré con sudor. —En mi experiencia, siempre y cuando te trate bien y te aprecie, entonces ningún hombre es el tipo equivocado de hombre. —Hice una mueca mientras mi propio consejo me daba una patada en las pelotas. Un hombre que se ponía en peligro y arriesgaba su vida porque era un protector, un héroe, bueno, ese no era exactamente el tipo equivocado de hombre, pero era equivocado para mí, porque no podía preocuparme por alguien y perderlo de nuevo. Mi corazón no estaba listo para eso, incluso si el resto de mí estaba a bordo.

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—Tienes razón. Él no es en absoluto el tipo equivocado de hombre, pero eso no me impide ser el tipo equivocado de mujer. —Ella dejó caer su mano y dio un paso atrás—. Fue realmente un placer conocerte, Lando. Espero verte de nuevo. —Fue su turno para levantar las cejas hacia mí—. Y espero

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Ella debe haber visto en mi cara la batalla librándose dentro de mí porque extendió una mano y la puso sobre mi hombro y apretó. No parecía ser del tipo sensible, por lo que mi angustia debe haber sido bastante evidente para esta hermosa desconocida.

que resuelvas tu problema de chicos, porque las posibilidades de que resuelva los míos son casi nulas. Se alejó y yo iba directo a las pesas para ver si el tintineo de metal contra metal podía sacar mi cabeza de los pantalones y labios de Dom cuando mi teléfono sonó desde el bolsillo de mis pantalones deportivos. Sabía que era mi mamá por el tono de llamada y si la dejaba pasar al correo de voz sería más que probable que apareciera en el gimnasio para ver cómo estaba. Era cercano a toda mi familia, por lo que no era frecuente que no me pusiera en contacto o los mantuviera actualizados sobre lo que estaba sucediendo en mi vida. Desde que Dominic Voss entró en mi oficina hace apenas unos pocos días, no había estado haciendo nada de lo que normalmente hacía. Toqué la pantalla y puse el teléfono en mi oreja y cambié de dirección para que pudiera ir a mi oficina y hablar con ella sin el ruido de fondo. —Hola, Ma. ¿Qué pasa? —Tu padre y yo conseguimos un nuevo asesor financiero para manejar nuestra jubilación ya que tu padre se encuentra comprando una casa rodante para recorrer el mundo. Es guapo y soltero. Le di tu número. Suspiré y me dejé caer en la silla. Amaba a mi mamá, pero estaba desesperada porque finalmente me asentara y fuera feliz. Tenía la costumbre de entregar mi número de teléfono a cualquier hombre que se encontrara que tuviera un buen trabajo, fuera bastante atractivo y único. No se molestaba en averiguar si eran gay o no, lo que había dado lugar a más de una conversación incómoda que mi padre tenía que suavizar en su nombre. —Ma. —Me pasé una mano por la cara y espeté—: Conocí a alguien. —Inmediatamente quise arrepentirme cuando me gritó al oído, pero siempre había sido abierto y honesto con ella y era como si la verdad solo estuviera buscando una excusa para escapar de algún lugar muy dentro de mí.

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—¿Cómo se llama? ¿Cómo luce? ¿Qué hace para ganarse la vida? ¿Es cercano a su familia? ¿Por cuánto tiempo lo has estado viendo?

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Ella estaba parloteando tan rápido y en una octava tan aguda que apenas podía entenderla.

Dejé que las rápidas preguntas me bombardearan hasta que se cansara. Suspiré y le dije: Es un cliente, Ma, y un policía. Ella se quedó realmente callada en el otro extremo del teléfono y luego susurró en voz tan baja que casi no la escuché: —Oh, Lando… Me froté las sienes y gruñí: —Lo sé, Ma. Créeme que lo sé. La razón por la que vino a verme es porque fue herido en el cumplimiento de su deber. Le dispararon y se cayó de un edificio. —Simplemente decir las palabras me hizo tensarme. Dom tenía tanta suerte de estar vivo, y no podía entender lo duro que estaba trabajando para ponerse de nuevo en la línea de fuego después de una llamada de atención como esa. Ella guardó silencio durante un minuto más antes de preguntarme solemnemente: —¿Estás seguro de que puedes manejar estar con alguien en un campo de alto riesgo? Después de Remy... —Se interrumpió de nuevo y tuve que reprimir el impulso de golpearme la frente en el borde de mi escritorio. —Sé cómo estuve después de lo de Remy, Ma. Sigo estando de esa manera, menos lo de dormir con quien sea. Creo que siempre voy a ser de esa manera. No creo que estar con este chico sea una opción para mí. En primer lugar es un cliente, por lo que algo romántico entre nosotros es malditamente bastante poco profesional, y en segundo lugar, sinceramente, no creo que sea lo suficientemente fuerte como para involucrarme con alguien a quien podría muy bien perder.

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—Nunca has tenido miedo de nada en tu vida, Orlando. El miedo era el mayor problema en tu relación con Remy. Controlaba todo lo que ese dulce chico hacía y todos odiábamos verlo vivir así. Eso rompía tu corazón una y otra vez. Te enseñamos que no debías dejar que el miedo gobernara tu vida y olvidé eso porque me asustaste cuando Remy murió. Dejé que mi

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Ella hizo un pequeño sonido y casi podía verla levantar la mano hasta su boca. Se aclaró la garganta y cuando habló, su voz sonaba como la mujer que siempre me decía estaba orgullosa de quién era y que persiguiera cualquier sueño que tuviera.

miedo se hiciera cargo. Perdiste mucho de ti mismo cuando perdiste a ese chico, y tal vez he estado asustada de verte volver allí, pero eso no es lo que eres y eso no es lo que somos. Nunca has tenido miedo de amar a nadie. No vas a empezar ahora. Le di una pequeña risa seca y me recosté en la silla para poder mirar el techo. —Un poco pronto para estar hablando de amor, Ma. Pero me gustaba. Me gustaba que era carismático y temerario sin esfuerzo. Me gustaba que fuera decidido y directo en el camino en que solo alguien con verdadera dedicación podría estar. Me gustaba que no se molestara en ocultar su atracción por mí, pero se mantenía bajo control y reservado porque obviamente, yo no era de confianza. Me gustaba que pudiera dar tanto como recibía y él se sentía caliente y duro cuando estuvo presionado contra mí. Y me gustaba que él me gustara. Había pasado demasiado tiempo desde que encontré a alguien lo suficientemente interesante como para comprometerme con él y me gustaba la chispa de deseo que encendía bajo mi piel y hacía que mi sangre se calentara cuando estaba a su alrededor. Eso era nuevo. Por supuesto, deseaba a Remy y a algunos de los hombres que habían venido después, pero ninguno de ellos me cegaba por la lujuria. Nadie me hacía sentir como si estuviera siendo enterrado bajo mi propia hambre y luchando para abrirme paso a través de la pasión espesa y resbaladiza. No podía conseguir seguir mi ritmo o encontrar cualquier cosa para sostenerme, lo que significaba que estaba cayendo. No me gustaba la sensación, ni un poco. —No has mencionado a un hombre en un largo tiempo, chico. Sin importar si este es un cliente o no, eso significa algo. Creo que te debes a ti mismo averiguar qué es ese algo, ¿no? —Quizás. Me tengo que ir. Dile a papá que si consigue una casa rodante, se la pediré prestada para ir a acampar.

Puse los ojos en blanco y le dije que la llamaría más tarde.

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—Lo haré. Averigua qué vas a hacer con el policía y luego tráelo a cenar. Me canso de acosar a tu hermana y hermano por mis futuros nietos.

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Ella se rio.

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No tenía ni idea de lo que iba a hacer con el ardiente policía, pero tenía que resolverlo rápido, porque no quería hacer el ridículo cuando se presentara para su sesión de terapia el lunes. Ya lo había atacado con la boca; si no conseguía controlar mi reacción ante él había una gran probabilidad de que pudiera estar inspirado a atacarlo con el resto de mi cuerpo. Algo me decía que Dom no se quejaría de ser atacado, pero mi madre tenía razón. Había algo más allá, algo que no había estado allí por un tiempo muy largo y nos debía a mí mismo y a Dominic, el ser lo suficientemente hombre para enfrentarlo y averiguar qué era ese algo, si tan solo pudiera llegar alrededor de las paredes de miedo para conseguirlo.

L

ando estaba enojado conmigo y haciendo un trabajo lamentable para ocultarlo. No es que pudiera culparlo.

Aparentemente había deshecho toda mejora positiva que había puesto en mi cuerpo durante la semana anterior por no saber cuándo ya era suficiente. Quería fingir que todavía era el hombre que podía hacer todo, aún podía ser con el que todo el mundo contaba cuando necesitaban una espalda fuerte y un buen sudor pasada de moda, pero no lo era. Después de ayudar a mi hermana menor, Ari, a mudarse a su primer apartamento el sábado, debería haberle dicho que no a Royal cuando me preguntó si quería ir de excursión con ella el domingo. Como resultado del uso excesivo de mi muslo sentía como si estuviera hecho de gelatina y estaba bastante seguro de que había un desgarro muscular o un tendón tenso en algún lugar de mi hombro. Estaba de nuevo herido como si todo dentro de mí estuviera en llamas e incluso el más simple de los movimientos me hacía hacer una mueca de dolor. Lando me estaba observando con un furioso ceño fruncido en su hermoso rostro. Quería decirle que la expresión feroz estaba arruinada por sus pecas, pero no creo que estuviera de humor para coquetear. Parecía que quería golpearme y gritarme.

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Sus pálidos ojos se estrecharon solo una fracción ante mí.

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—Vamos. Era mi hermana pequeña. No podría decir exactamente que no cuando me pidió ayuda. Prácticamente la crie cuando mi papá murió cuando éramos más jóvenes. Siempre he sido su chico. No pensé que esto pudiera lastimar algo.

—Estabas equivocado. No hay ninguna razón para tratar de hacerte pasar por tu rutina establecida hoy. Ni siquiera puedes levantar esa mancuerna de diez kilos hasta más allá de tu cintura. Fui a sopesar el peso hacia arriba para demostrarle que estaba equivocado y acabé aullando de dolor y dejando caer de nuevo en el suelo el pesado metal con un ruido sordo. Tuvo que saltar un paso atrás para evitar que sus dedos fueran aplastados mientras yo dejaba salir una letanía de malas palabras y extendía la mano para acunar mí palpitante hombro. Juré de nuevo mientras él me daba una mirada de "te lo dije" y se agachaba para recoger la pesa que no podía levantar como si fuera una pluma. Se acercó para ponerla en el estante y volvió con los brazos cruzados sobre su pecho. Pensé que podría haber un nivel de incomodidad entre nosotros después de su beso y huida, pero estaba tan excesivamente irritado de que me hubiera sobre forzado a mí mismo, que no parecía que hubiera mucho espacio para nada más que trabajar entre nosotros en este momento. —Oye, lo siento, de acuerdo. Me está tomando algún tiempo acostumbrarse a todo esto de "ser la mitad de lo que solía ser", y realmente nunca antes le he dicho que no a Ari.

Gruñí y me alcé en mis pies así que nos encontrábamos cara a cara y casi tocándonos.

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—Estoy molesto porque estás lastimado. Entiendo que estás frustrado, que te gustaría ver resultados inmediatos y volver al trabajo, pero no es así como funcionan este tipo de heridas. No me gusta ver a nadie adolorido cuando se puede evitar. —Dejó caer sus brazos y me atrapó mirándolo con lo que estoy seguro era un brillo bastante depredador en mis ojos. Quería que fuera mi turno para saltar—. Dado que no puedes hacer cualquier trabajo con las pesas vamos a tomar una ruta diferente hoy. ¿Qué tal una hora de yoga caliente y luego un masaje de tejido profundo?

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Él suspiró y alzó sus brazos para poder meter las manos a través de su cabello. Vi la forma en que el movimiento levantó el borde de su camisa sobre la parte superior de sus pantalones negros. Incluso tenía una capa de pecas que zigzagueaban por debajo de su ombligo. Quería ver qué tan bajo iban. Quería saberlo con tantas ganas, que me hacía agua la boca y que mis dedos se hundieran en mis palmas con el esfuerzo que era mantener las manos para mí mismo.

—¿Puedo decir que sí a uno y no a lo otro? —Nunca en mi vida había hecho yoga, ¿y qué demonios era el yoga caliente? Sonaba tonto e incómodo. No podía ver ninguna razón lógica para sudar mí culo. —No. —Su tono era plano y la expresión de su rostro dejaba poco espacio para la discusión—. Si deseas permanecer en el programa, entonces no te hagas daño en tus días libres. Tenemos que trabajar alrededor de tu obstinación. —La esquina de su boca se curvó en una sonrisa que me hizo contener el aliento—. Y no creas que eres demasiado duro para el yoga. Ha derribado a hombres más grandes y más malos que tú, Oficial Voss. Rodé mi hombro e hice una mueca mientras relámpagos de dolor doblaban toda mi espalda. —Correcto. Vamos a acabar de una vez, así podemos pasar a la parte del masaje. ¿Eres tú el que da eso también? —Por favor di que sí, por favor di que sí. La abstinencia hizo temblar todo dentro de mi cabeza, junto con imágenes de él de pie junto a mí con las manos con resbaladizo aceite mientras frotaba todos los nudos y torceduras en mi hombro lesionado. Sí que podía trabajar con eso.

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—Desde que quiero que le des a esto una sincera oportunidad nos mantendremos en privado, por lo que solo somos tú y yo. Dame diez minutos para cambiarme a ropa de gimnasia.

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No respondió a mi pregunta mientras me indicaba que lo siguiera fuera de la zona principal que habíamos estado utilizando para la sesión de terapia física y me llevó más allá de su oficina y por un conjunto de escaleras que desembocaban en una gran sala vacía que obviamente, se utilizaba para las clases y actividades de grupo. Cerró la puerta, jugueteó con los controles en la pared que hicieron que en la habitación subiera de inmediato la temperatura, y de repente me sentí como si estuviera caminando a través de un pantano bochornoso y no de pie en un gimnasio. Tiré el cuello de mi camisa mientras Lando se acercaba y tiraba de las cortinas en las enormes ventanas que daban al resto del gimnasio abajo. Me sonrió mientras efectivamente nos encerraba en la habitación que se calentaba rápidamente. Me dio un par de esteras que se sentían como si estuvieran hechas de goma y me dijo que las pusiera en el suelo a pocos centímetros de distancia la una de la otra.

Fruncí un poco el ceño y tiré de la tela de mi camiseta que ya estaba empezando a pegarse a mi pecho. —Voy a derretirme si te tomas más tiempo que eso. —Bien. Tal vez si te pongo lo suficientemente incómoda, recordarás tomarlo con calma contigo mismo. Ya vuelvo. Volvió por el conjunto de escaleras que nos habían conducido a la habitación y ya que solo había un estrecho banco junto a una pared para sentarse me dejé caer en la colchoneta en el suelo y me quedé mirando al techo. Levantarme de esta posición con la pierna ardiendo iba a ser una perra. Fruncí el ceño ante la idea y solo duré un minuto más antes de tener que quitarme mi camisa. La habitación estaba más caliente que el infierno y cada segundo que pasaba, sentía como que estaba cada vez más caliente. Si no estuviera preocupado de que esto enviaría a Lando huyendo y cruzara totalmente los límites entre lo personal y profesional, me hubiera despojado de mis pantalones y hecho el maldito yoga en ropa interior. Sería mucho más interesante de esa manera. Me estaba riendo para mis adentros al pensarlo cuando le oí hacer su camino de regreso a través de la habitación. Levanté la cabeza para verlo acercarse y casi me trago la lengua. No estaba en ropa interior, pero bien podría haberlo estado. Lo único que llevaba era un par de sueltos pantalones cortos de baloncesto color negro y mucha piel desnuda. Bastante, pálida piel pecosa. Me gustaba. Me gustaba y quería tocarlo. Las líneas de los músculos que flexionaba mientras se abría camino hacia mí y se sentaba en la alfombra junto a mí eran impresionantes. Yo estaba en buena forma, cortado y definido mejor que la mayoría de los chicos con los que trabajaba en la fuerza, pero este chico era perfecto. Se veía como las esculturas antiguas talladas en mármol utilizadas para representar lo que debía ser el perfecto cuerpo masculino. Era distractor por decir lo menos, y me perdí lo que me estaba diciendo porque fui sorprendido frente a él como un adolescente enamorado.

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—No he oído una palabra de lo que acabas de decir. Si quieres que te preste atención, entonces, te estoy diciendo en este momento que tienes que ponerte una camisa. —Estaba hablando muy en serio.

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Me aclaré la garganta y me empujé a una posición sentada.

Fue su turno para dejar que sus ojos vagaran sobre mi torso y no me perdí la forma en que el azul quemaba a través del gris cuanto más tiempo me miraba. Esa mirada me hizo sudar el doble que el remolino de calor alrededor de la habitación. Murmuró algo en voz baja y se puso de pie. —Bien, entonces solo tienes que seguir lo que hago y tratar de concentrarte en la respiración. No trabajar en contra de tu cuerpo, trabajar con él. No creo que te pueda dar toda la perorata de nuevo de todos modos. Me esforcé para levantarme del suelo y casi me derrumbé cuando mi hombro gritó en señal de protesta. Lando inmediatamente extendió una mano para ayudarme a levantarme y fue allí cuando nuestras palmas se tocaron, que esa chispa, ese flash de intensidad, hizo que cada terminación nerviosa que tenía prestara atención y mendigara por estar presionada contra su resbaladiza piel. Siseé dejando escapar un suspiro entre dientes y observé mientras negaba un poco con la cabeza, justo como si necesitara despejarse. —Bueno, primero agáchate y pon tus manos en el piso de esta manera. —Lo vi agacharse con las piernas perfectamente rectas mientras ponía sus manos planas frente a sus pies. Traté de imitar la pose, pero apenas hice la mitad del camino antes de que tuviera que doblar las rodillas. Volvió la cabeza hacia un lado y me miró mientras estaba boca abajo. —Tu flexibilidad podría necesitar un poco de trabajo. Le gruñí y traté de enderezarme. —Gracias por darte cuenta. Él se rio y se movió a una pose en que parecía que estaba disparando una flecha con un arco invisible. Yo hice lo mismo y me sorprendió que el tirón en el hombro doliera, pero no bramara de dolor. También me sorprendió cuando Lando me preguntó en voz baja:

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Era la primera cosa que me había preguntado que no tenía que ver con mi lesión o rutina regular.

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—¿Cuántas hermanas tienes?

—Uh, dos. Ari es estudiante de primer año en la universidad y Greer se acaba de graduar. Ella quiere ser maestra. Cambió su pose de nuevo, esta vez levantando las manos por encima de su cabeza como si estuviera rezando y tirando de ellas lentamente hacia abajo mientras se equilibraba sobre una pierna. Decidí que si iba a mantener el equilibrio sobre una pierna no sería la destrozada y estuve satisfecho como el infierno de no caerme. —Tengo una hermana pequeña que está en último año en la preparatoria y es una total pesadilla para mis padres. Mi papá no puede mantener a los chicos lejos. Mi hermano menor es un año más joven que yo y vive en el extranjero así puede jugar al fútbol profesional. —¿Eres cercano a tu familia? —Estaba respirando con más dificultad de lo que esperaba y casi no podía ver a través de los ríos de sudor corriendo por mi rostro. Era un tipo diferente de entrenamiento al que estaba acostumbrado, pero mis músculos estaban definitivamente forzados y tensos. Se dejó caer en lo que parecía una posición para lagartijas y fui a seguirlo, pero me detuve—. No sé si mi hombro pueda con esto. —Tienes que doblar los codos y equilibrar tu peso. Todo es cuestión de encontrar tu centro y dejar que todo tu cuerpo soporte el peso, no solo los grandes grupos musculares. —Estiré mis piernas por detrás de mí y me fui a empujar hacia arriba pero me detuve antes de que abandonara el suelo cuando sus manos estuvieron en el centro de mi espalda y se curvaron por encima de mi bíceps para meterme en la posición correcta. Sentía como llamas bailaban en cada parte de mi piel desnuda, donde me tocaba—. Soy súper cercano a mi familia. Siempre han sido un gran apoyo para mí. ¿Qué hay de ti?

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—Mi familia son solo las chicas y mi mamá. Mi papá fue asesinado en servicio cuando tenía diez años. Mi mamá nunca se volvió a casar o se puso seria con nadie hasta que nosotros fuimos mayores, por lo que todo lo que teníamos era el uno al otro. —Jadeé un poco mientras mis brazos, finalmente comenzaban a temblar, así que dejé que me empujara hacia el suelo y

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Cuando me enderecé y equilibré en mis dedos esperaba con gran expectación que mi pierna o mi hombro colapsaran bajo la tensión, pero con los codos doblados y sus manos sosteniéndome donde se suponía que debía hacerlo, me sostuve perfectamente horizontal al suelo con un mínimo esfuerzo. Solté un largo suspiro y le dije:

seguí la guía de sus manos mientras él inclinaba mi torso hacia atrás para que me arqueara para mirarlo al revés mientras estaba sobre mí. —¿Tú padre era un oficial de policía también? —Sip. —¿Y a pesar de que lo perdiste querías seguir sus pasos? —Sonaba confundido por mi elección de carrera y no era el único. Mi madre lloró durante una semana completa cuando fui aceptado en la academia. A pesar de que todo lo que siempre había querido hacer era seguir los pasos de mi papá. —Ser un policía era la única opción para mí. Nunca consideré otra cosa. Esa es parte de la razón por la que estoy tan ansioso por volver. No tengo un plan de respaldo, Lando. Esto es todo para mí. —Salió sonando un poco más crudo y desesperado de lo que quería, pero era la verdad. No sabía lo que iba a hacer con mi vida si no podía volver a patrullar y eso era aterrador. —Hmm... —Movió las cosas alrededor por lo que estaba sentado en posición vertical y tenía una pierna doblada delante de mí y todo mi torso envuelto alrededor de ella como un pretzel. Entrecerré los ojos en él, porque él lo hacía sin esfuerzo y yo estaba respirando con dificultad y sudando cubos y no solo por la temperatura en la habitación—. ¿Por qué era así para ti? Perdiste a tu padre; tuviste que ver cómo le dolía a tu madre y hermanas y apuesto que se preocupan por ti todo el tiempo. ¿Por qué elegir eso, como tu única opción? Era una buena pregunta. Una a la que no estaba seguro de que tenía una respuesta.

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—¿Tu masculinidad o tu sexualidad? ¿Querías un trabajo que se asociara con ser hombre, incluso si solo pasaba que estabas atraído por otros hombres?

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—Quería que mi papá estuviera orgulloso. Quería ayudar a la gente. Quería un trabajo en el que nadie pondría en duda mi autoridad o mí... —grité cuando me incliné demasiado lejos y mi muslo protestó. Me di la vuelta y terminé de nuevo sobre mi espalda mientras lo miraba. Estaba brillando de sudor por el calor en la habitación y sus ojos se centraban intensamente en mí.

Crucé mis manos y las apoyé en mis abdominales mientras mi aliento entraba y salía. —Tal vez eso fue en parte a medida que crecía, pero tan lejos como puedo recordar quería usar un uniforme y llevar una insignia. Quería hacer una diferencia. —Cerré los ojos y retrocedí en el tiempo—. Quería asegurarme de que nadie más tuviera que estar junto a la tumba de su padre de la mano de su madre mientras ella sollozaba y sollozaba. —Ella muy fácilmente podrá estar de pie al lado de tu tumba, Dominic. —Las palabras eran tan tranquilas que era casi como si las soplara en lugar de hablarlas y no había nada que pudiera decir para argumentar que se había equivocado, porque no lo hacía. —Lo sé, pero soy policía. Es parte de lo que soy y mi mamá siempre me ha aceptado por cada parte de mí. Parece que los dos somos afortunados en ese aspecto. Puso sus manos en sus caderas y parecía estar meditando mis palabras en su cabeza. Después de un par de minutos en los que solo yacía allí y sudaba por fin habló. —¿Por qué no te tomas cinco minutos y luego me encuentras en el piso de arriba, en la zona de spa. Conseguiremos el masaje y veremos si podemos trabajar ese hombro de modo que el miércoles podamos volver a la pista. Me esforcé de nuevo a una posición sentada y levanté una ceja. —Nunca me contestaste. ¿Eres tú el que da el masaje? Sus ojos se ensancharon calentándose en el centro y las comisuras de sus labios se movieron como si quisiera sonreír pero estuviera luchando con el impulso.

—Si no duele no sirve, Sr. Pantalones Elegantes.

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Gemí mientras lo veía alejarse. Sus pantalones cortos de baloncesto hacían maravillas en él tanto en el ir como en el venir.

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—No debería, tenemos técnicos, pero lo voy a hacer. —La expresión de su rostro se volvió totalmente depredadora—. Tengo la sensación de que mi autocontrol va a salir tan lastimado como tu hombro para el momento en que hayamos terminado.

M

e estaba preparando para el fracaso.

Lo supe tan pronto como entré a la pequeña habitación aislada que usábamos para terapia de masaje. Tenía un personal técnico a quienes podría muy fácilmente llamar para encargarse de esto por mí. Eso habría sido lo más inteligente, la cosa profesional, pero no iba a hacer la llamada,

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Él estaba tumbado boca abajo sobre la mesa y no alzó la mirada cuando entré en la habitación con aroma a salvia. La música New Age que normalmente estaba puesta para relajación estaba apagada, así que los únicos sonidos que llenaban el pequeño espacio eran los sonidos alternados de nuestras pesadas respiraciones. La de él sonaba como si se estuviera preparando para quedarse dormido. La mía sonaba como si acabara de correr una maratón. Su cabello estaba húmedo de su ducha y me tomé un momento para silenciosamente castigarme a mí mismo por estar tan inmerso en mis pensamientos que no me había molestado en asearme después de mi sudorosa sesión de yoga. Todo lo que hice fue ponerme una

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Nop, iba a entrar en esa habitación con un Dominic Voss desnudo desplegado sobre la mesa enfrente de mí y torturarme a mí mismo al poner mis manos sobre kilómetros y kilómetros de músculos gruesos y filamentosos que cubrían su gran cuerpo, sabiendo que no podría llevar a nada. Bueno, sabiendo que no debería llevar a nada, pero mí autocontrol se sentía escaso y fino como el papel, tan tenso como nunca había estado. No podía recordar un punto en mi vida donde la atracción me hubiese arañado, royendo mis entrañas como un monstruo hambriento demandando ser alimentado. Era difícil enfocarse en algo más con esta voraz necesidad pulsando dentro de mí. Estaba más tentado que destinado a entrar en esa habitación y colocar mi manos sobre Dom, pero había alcanzado el punto en que ya no me importaba.

camiseta blanca y tontear en el embrollo de mis pensamientos obstinados. Probablemente olía como el piso del gimnasio, pero no había tiempo para arreglarlo o preocuparme por ello ahora. Me aseguré que la puerta se cerrara con un clic detrás de mí para que así él supiera que estaba en la habitación, pero siguió sin moverse. Me pregunté si él en realidad se había quedado dormido. Aclaré un poco mi garganta y le dije: —Me voy a enfocar sobre todo en tu hombro para ver si podemos recuperar la soltura de ese musculo. Probablemente no se sentirá tan genial al principio y necesitas asegurarte de hidratarte cuando hayamos terminado. Mi voz estaba más ronca de lo que era normalmente y tuve que sacudir mi cabeza para despejarme. Necesitaba recomponerme así podría hacer mi trabajo y sacarlo de aquí sin ponerme en ridículo. Recogí la botella de aceite de infusión con diferentes aceites esenciales y me acerqué a la mesa. Casi salté cuando finalmente volteó su cabeza, la cual estaba alineada directamente con mi entrepierna y alzó la mirada hacia mí con reconocimiento brillando fuera de sus ojos verde olivo. —Hazlo lo más duro que puedas.

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Tan pronto como lo toqué supe que nunca iba a querer parar. Quería memorizar cada musculo, trazar cada pendiente, explorar cada hueco y lamer mi camino a lo largo de cada centímetro de su piel dorada. Era consumidor y me sentía como si me estuviera ahogando bajo capas infinitas de necesidad y deseo. Mi polla ya no estaba escuchando y había cobrado vida propia. Dura como una roca y palpitando, la tensa erección que ahora estaba empujando contra el tejido demasiado delgado de mis pantalones

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Succioné una respiración aguda ante el descarado desafío y le dije a mi polla que se comportara considerando su cercanía con su boca sonriendo con suficiencia. Me froté las manos para calentar el aceite y cuando las coloqué sobre su piel ambos nos sacudimos al primer contacto. Había tenido mis manos en cuerpos que valían millones, en unos que eran esculpidos y pulidos hasta la perfección, unos que pertenecían a hombres que no ocultaban que podría salirme con mucho más que un masaje en este pequeño espacio privado. Ninguno de ellos me hizo reaccionar de la forma que Dominic lo hizo.

cortos estaba muy consciente de cuan cerca estaba de la boca de Dom mientras él inhalaba y exhalaba a un ritmo constante. Hundí mis dedos en el musculo enrollado de su hombro e hice una mueca de dolor junto con él cuando encontré el enredado nudo de tendones y ligamento que había hecho trabajar demasiado durante el fin de semana. Él siseó un sonido de dolor y tuve que reprimir un gemido mientras el calor de este soplaba sobre la punta de mi polla. Esta era una idea terrible y estupenda. —Te dije que iba a doler un poco. —Usé mis pulgares y realmente excavé usando un movimiento circular, y la piel y musculo cedieron bajo la presión. Sabía que no se quejaría abiertamente no importa cuán incomodo estuviera, así que tenía que asegurarme que moderaba mi toque y no lo lastimaba más de lo que ya estaba. Él resopló y abrió un ojo, pero esta vez mantuvo su mirada enfocada en la parte de mi cuerpo que prácticamente estaba rogándole por atención. —Parece que no soy el único un poco adolorido. —Había cantidades iguales de humor y sexo unidas a través de su tono y tomó un esfuerzo hercúleo de mi parte mantener en movimiento mis manos y seguir enfocado en la tarea en cuestión. No era solo el nudo en su hombro lo que estaba tenso y duro. Él era solido de la cabeza a los pies, más que nada solo piel dura estirada sobre kilómetros de musculo que tenían muy poca flexibilidad. Él estaba en mejor forma que un montón de atletas con los que trabajaba. Este era otro indicador de cuan serio era él sobre su trabajo y tomando el rol de héroe. Un hombre no conseguía un cuerpo como el de Dom sin serio esfuerzo y dedicación. Todo lo que él hacía estaba atado a él siendo un oficial de policía e incluso con la evidencia de eso, tangible y real, debajo de las puntas de mis dedos, todavía lo deseaba.

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Ambos nos tensamos y parecimos parar de respirar mientras movía el resto del camino bajando por su espalda y deslizaba la sábana que cubría la parte baja de su espalda. A propósito evité colocar mis manos cerca del

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Quería llegar a conocerlo. Quería ver si su naturaleza atrevida y coqueta se extendía todo el camino hasta la habitación, quería saber si hacía todo lo demás tan bien como besaba. Quería pasar tiempo con él afuera del gimnasio y quería permitirme desearlo.

casi perfecto trasero que estaba mirándome a la cara y fui a trabajar en su pierna lesionada. Estuve sorprendido de encontrarla entrecruzada en varias cicatrices quirúrgicas y rígida con tejido cicatrizando. No había visto todo esto descubierto antes de considerar que él usualmente llevaba puestos pantalones deportivos o de chándal cuando nos encontrábamos para sus sesiones. Lo sentí tensarse mientras distraídamente trazaba mis dedos sobre las brutales marcas que eran duras y pálidas contra su piel oscura. —Tienes un trabajo muy peligroso, Dom. —Las palabras salieron volando antes de que pudiera detenerlas y supe que sonaron acusatorias, pero no podía evitarlo. Su musculo del muslo se sacudió y lo escuché suspirar. —Lo tengo. Pero, ¿a cuántos clientes ves que tienen heridas peores que las mías y están en las fuerzas del orden, Lando? Él tenía un punto valido. Algunos de mis casos más difíciles resultaron de campo o fueron los resultados de accidentes de tráfico que no tenían nada que ver con el tipo de peligro que él enfrentaba cada día. No respondí mientras usaba mis palmas para trabajar los largos músculos de sus piernas. El gesto hizo que los cachetes de su trasero se contrajeran bajo la sábana cubriendo sus caderas y lo escuché gemir. No estaba seguro si fue de placer o dolor, pero mi suposición sería la primera. Quise gemir también. Él de verdad era una vista para contemplar, desplegado como estaba delante de mí. Para cuando llegué a su otra pierna y estaba a punto de decirle que se diera la vuelta así podría torturarme a mí mismo al trabajar en el frente de él, Dom había tenido suficiente. Se dio la vuelta sobre la mesa y se reacomodó.

Exhalé tan fuerte que mis fosas nasales se ensancharon hacia afuera. Me sentí un poco mareado y mis pensamientos entre lo que debería decirle

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—Está bien, solo hay un lugar en el frente de mí donde quiero tus manos, así que necesitas dejarme saber ahora mismo si estas a bordo con esto o no. Sino, muy cuidadosamente voy a levantarme fuera de esta mesa e ir a casa.

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Estiró el brazo y agarró una de mis manos resbaladizas con aceite entre la suya. Sus cejas oscuras estaban inclinadas hacia abajo sobre sus ojos y no había confusión sobre la evidente tienda de campaña en el frente de la sábana donde apenas lo cubría o el calor en su mirada mientras me decía:

y lo que iba a decirle estaban golpeando tan fuertemente entre sí que hicieron que mi corazón doliera…pero no tanto como mi palpitante polla. —Estoy a bordo, no debería estarlo, pero lo estoy. —Parpadeé hacia él por un segundo y entonces sacudí mi cabeza con remordimiento—. Si coloco mis manos sobre tu polla vas a tener que trabajar con un fisioterapeuta diferente, Dom. Sus cejas se dispararon hacia arriba y una sonrisa malvada tiró de su boca. Quería besarlo hasta desaparecerla. —Entonces encuéntrame otro fisioterapeuta con el cual trabajar y coloca tus manos sobre mi polla y ven más cerca así puedo poner mi boca contra la tuya. —De verdad no estaba seguro si tenía la intención de poner su boca sobre mi polla o mi boca, pero realmente estaba de acuerdo con esta estando en ambas así que di un paso hacia adelante. Era un paso monumental. Fui de caer activamente a saltar en lo desconocido con alguien que me asustaba muchísimo y la emoción de ello explotó y chispeó de arriba hacia abajo por mi columna vertebral en una avalancha. Llegué hasta el borde la mesa y coloqué mi mano en su hombro. Asumí que podría preceder para llegar a las cosas buenas, pero sabía que Dom era del tipo impaciente, así que no me conmocionó en absoluto cuando quitó esa mano de su hombro y la puso directamente sobre su muy ansiosa y muy erecta polla. Esta saltó tan pronto como mis dedos se curvaron alrededor del grosor y dejé salir un pequeño gemido mientras su mano resbalaba alrededor de mi nuca y me bajaba hasta que nuestras bocas abiertas se nivelaban. Era su turno para besarme.

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Nuestras lenguas se enredaron. Nuestros pechos se presionaron juntos. Nuestras manos se volvieron ansiosas y acaparadoras y nuestras respiraciones se precipitaron dentro y fuera mientras nos presionábamos más y más cerca contra el otro. Las caderas de Dom se levantaron de la mesa de

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Era menos desesperado y frenético que el beso que yo le había dado en el estacionamiento. Él estaba más en control de lo que yo lo había estado y me gustaba el tira y afloja del uno contra el otro. También me gustaba la manera en que se tensaba todo su cuerpo y se movía hacia el mío mientras comenzaba a mover mi mano a lo largo de la turgente vara. Hizo que mi propia excitación se tensara y pulsara a ritmo con su rápido latido.

masaje mientras la parte plana de mi palma rodaba sobre la punta sensible de su polla. Él ya estaba goteando y estremeciéndose como si no tomaría mucho para empujarlo por el borde y me gustó el disparo de satisfacción que me brindó. Yo estaba muy metido en hacer a la gente sentirse bien y cuando era alguien a quien quería desnudo y encima de mi entonces tomaba extra orgullo en su placer. Y maldición, el placer lucia bien en Dom. Esto lo hizo verse un poco más robusto, un toque más rudo, algo más abrupto de lo ya era y joder si no era sexy como el infierno. Reforcé mi agarre incluso más duro alrededor de él y comencé a bombear mi puño en serio mientras él retrocedía del beso hambriento y me observaba con ojos muy abiertos. Generalmente yo tenía un toque bastante delicado, pero algo acerca de él sacaba a relucir el lado más audaz de mi naturaleza. Era una increíble calentura observar mi puño mucho más pálido trabajar su carne endurecida y tensa. Ambos parecíamos fascinados por el movimiento y él hizo un bajo sonido estrangulado en su garganta mientras comenzaba a estirarse por la tienda de campaña al frente de mis pantalones cortos. Sacudí mi cabeza hacia él y bajé mi cabeza un poco así podía besarlo otra vez. Esta vez hubo un poco de mordida detrás de ello. —Aun no, solo observa. Él estaba jadeando ahora en respiraciones cortas y agitadas mientras ambos nos concentrábamos en mi mano moviéndose sobre él, arriba y abajo, mientras sus caderas corcoveaban hacia arriba ocasionalmente para encontrar el deslizamiento descendente de mi puño. Él estaba húmedo y resplandeciente del aceite que ya estaba en mis manos y su propia excitación. No podía recordar alguna vez haber visto algo más sexy. Lo quería en mi boca y dentro de mi cuerpo. No estaba seguro aun sobre su bienvenida dentro de mi corazón, considerando que no nos conocíamos el uno al otro así de bien, pero podía sentirlo golpeando a la puerta.

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—Si no quieres que esto sea un show en solitario mejor que aflojes y me dejes poner mis manos en lo bueno, señor Pantalones Elegantes.

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Él masculló unas pocas palabras sucias y envolvió su mano alrededor de mi muñeca y apretó mientras enterraba mi nariz en la curva de su cuello. Podía sentir su pulso saltando y escabulléndose irregularmente contra la punta de mi lengua mientras lamia la larga vena que latía justo bajo su piel.

El apodo era ridículo considerando la situación comprometedora en la que estábamos actualmente así que hundí mis dientes en el costado de su cuello en un pequeño mordisco y sacudí su agarre apartándolo así podía terminar el trabajo que comencé. Sus abdominales ya apretados se volvieron duros como una roca y aquellos gruesos músculos del muslo comenzaron a temblar un poco. Usé la yema de mi pulgar para frotar círculos bajo el borde de la muy sensible cabeza de su polla y ambos jadeamos un poco cuando su cuerpo se inclinó hacia arriba y oleada tras oleada de caliente placer salió volando y nos cubrió a ambos. Era brillante y luminoso e incluso sin dejarlo poner una mano sobre mi estaba más cachondo entonces de lo que alguna vez podía recordar haber estado. Dom me sacaba de mi zona de confort, y sabía todo sobre los beneficios de estirarme antes de bajar a cualquier trabajo normal. Levanté mi cabeza de donde aún estaba acariciando su cuello y solté su ahora suave miembro. Quería tocar la evidencia de cuan bien lo había manejado donde estaba salpicado en sus definidos abdominales, pero antes de que pudiera decir una palabra o hacer otro movimiento hacia él, estaba usando el borde de la sábana para limpiarse mientras balanceaba sus piernas hacia el costado y se ponía de pie. Él se acercó enfrente de mí como un atractivo guerrero satisfecho y comenzó a avanzar sobre mí, estaba desnudo y flácido tras el orgasmo, pero la mirada en sus ojos estaba enfocada y determinada mientras merodeaba hacia mí y yo involuntariamente di un paso hacia atrás. Di otro y otro hasta que mi espalda golpeó la puerta y Dom estaba justo delante de mí y mirándome a la cara. Su respiración era caliente mientras él se inclinaba hacia arriba hasta que pudo gruñir directamente en mi oreja:

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No iba a discutir, pero no hubiese conseguido la oportunidad incluso si lo hacía. Su boca estaba de nuevo sobre la mía y él estaba tirando mi camiseta hacia arriba y sobre mi cabeza en menos de un segundo. Sus labios eran duros y dejó una pequeña de si iba en serio sobre conseguir más que sus manos encima de mí por un cambio de ritmo. Suspiré suavemente en su boca mientras nuestras lenguas se retorcían juntas y sus manos comenzaban a deambular sobre mí ahora desnudo pecho. Tan grande y tan enérgico como a menudo daba la impresión de ser, su toque era

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»Siempre pareces estar manejándome, Orlando. En una forma u otra, eres el único dando órdenes. Tengo algunas órdenes de mías que quiero dar.

sorprendentemente ligero y mucho más reverente y delicado de lo que el mío había sido con él. Me tomó un segundo darme cuenta que él estaba tomándose el tiempo para rozar sus dedos sobre todas y cada una de las pecas que salpicaban mi piel. Había un montón de ellas así que para cuando llegó a las de debajo de mi ombligo yo estaba borracho por sus besos y estúpido por el sexo. Quería agarrar su cabeza y obligarlo a arrodillarse enfrente de mí. Podía decir que él también lo sabía. Me estaba sonriendo, lo cual era extra sexy con su boca roja y resplandeciente de estar por todas partes sobre la mía. Deslizó un dedo en la banda elástica en la parte superior de mis pantalones cortos y tiró justo lo suficiente para dejar asomarse a la punta de mi polla. Alzó una ceja ante la punta rojiza y su sonrisa se volvió realmente traviesa. —Quiero ver hasta dónde llegan tus pecas. —Su voz retumbó fuera de su pecho y el profundo tono áspero de esta hizo que mi piel se pusiera dura como guijarro en anticipación. Respire con un poco de dificultad cuando finalmente se arrodilló en el piso delante de mí, tirando de mis pantalanes cortos hacia abajo con él. —Más o menos las tengo por todos lados. —Cuando era joven, las odiaba porque sentía como si fueran solo una cosa más que me diferenciaba del resto de los chicos de mi edad. Ahora me había acostumbrado a ellas y me gustaban. Al parecer Dom era un fanático. Él soltó una risita y se movió a lo largo de mi polla, la cual prácticamente estaba saltando para saludar. —Puedo verlo. Me gustan, quiero unirlas todas con mi lengua.

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Bajé la mirada hacia él justo mientras se inclinaba hacia adelante para envolver una mano alrededor de la base de mi erección y al mismo tiempo rodeaba el resto de la longitud esperando por el calor de su boca. Fue mi turno para maldecir mientras mi visión se volvía borrosa alrededor de los bordes y mis rodillas se ponían un poco débiles. Había tenido a muchos chicos haciéndome una mamada en el pasado en mis días de follar-para-

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—Jesús. —Él rio otra vez y yo dejé caer mi cabeza hacia atrás contra la puerta con un fuerte plop al primer golpe de su lengua sobre la ya goteante punta de mi polla—. No sé si podría sobrevivir a eso.

olvidar, pero nada se sintió como la boca de Dom sobre mí. Anuló los pensamientos. Mató el sentido común. Aniquiló cualquier duda que tenía acerca de entregarme a este hombre. Su boca en la mía, sus manos retorciéndose a tiempo con el movimiento de su cabeza moviéndose arriba y abajo se sentía como que tenía que suceder. Se sentía mejor de lo que cualquier mamada tenía derecho a sentirse. Se sentía más intenso e involucrado que la última vez que tuve sexo real con alguien. Se sentía predestinado y destinado. No podía apartar mis ojos de los suyos mientras él alzaba la mirada hacia mí con un revelador destello en sus ojos. Me ordené respirar porque las cosas se estaban volviendo borrosas y me sentía mareado. Curvé una mano alrededor la nuca de su oscura cabeza y dejé que su corto cabello cosquilleara en la punta de mis dedos mientras lo instaba a ir más y más lejos hacia abajo. Quería que tomara tanto de mi como pudiera y él obedeció solo guiñándome un ojo. Coloqué mi otra mano sobre mi corazón y traté de contralarlo mientras este amenazaba con latir en su camino fuera de mi pecho. La intensidad de todo esto iba a llevarme al suelo. Él hizo un sonido de placer alrededor de la rígida carne en su boca y ya no podía observarlo. En teoría debería haber sido el único a cargo, en control, mientras me paraba por encima de él, mientras me tragaba tan hasta el fondo como su garganta le permitía. Pero era todo Dom. Él era el único a cargo mientras me trabajaba y manejaba como si yo estuviera hecho de arcilla. Era maleable en sus manos, dispuesto a dejarle hacer cualquier cosa que quería, y lo que él quería era hacerme perder el control lo antes posible.

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—Dominic… —jadeé su nombre como una advertencia que estaba muy cerca del punto de no retorno y él hizo un sonido de tarareo que se disparó todo el camino a través de mi polla y mi estómago. Gemí y entonces me sobresalté mientras su mano dejaba mis bolas y saltaba hacia arriba

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Maldecí otra vez mientras su mano libre, la cual había estado cerniéndose sobre su propia erección resucitada repentinamente aparecía entre mis piernas y se envolvía alrededor de mi saco excesivamente sensible. La caricia tuvo a mis ojos poniéndose en blanco y mis dedos hundiéndose en su cuero cabelludo. Rodó sus palmas sobre la delicada piel y el placer latía tan duro en la base de mi columna vertebral, ante el habilidoso toque, que casi dolía.

entre mis piernas, sobre la curva de mi trasero y se metía en lugares que no estaba seguro si estaba listo para dejarle tocar aun. Sin importar si estaba listo o no, a Dom no le importó mientras la punta de su dedo provocaba el lugar apretado y escondido. Dije su nombre, pero salió roto y desgarrado desde mi garganta. Eso fue todo el aviso que tuvo antes de que mi cuerpo se revelara y cediera al devastador placer al que lo estaba persuadiendo. Jadeé, respiraciones superficiales y desiguales mientras curvaba ambas manos alrededor de los lados de su cabeza y lo mantenía quieto mientras el deseo bailaba y goteaba por toda la superficie de su lengua. Sus ojos estaban vivos con orgullo y satisfacción de sí mismo mientras me escurría hasta secarme y me dejaba desplomado, débil y sin huesos contra la puerta. Era un sentimiento desconocido. Nunca antes me había entregado a alguien más así. Ni siquiera con Remy. Con él, todo había sido una exploración suave, un descubrimiento de cómo deberían sentirme el amor y el por siempre. Con Dom, se sentía como si ya estuviera en la cima de la montaña y listo para saltar. Fue la euforia de una batalla ganada y el temor de lo desconocido chocando, lo que aumentó cada toque y cada respiración compartida. Él retrocedió y besó el centro de mi estómago, el cual tenía los músculos tensos. Fue a ponerse de pie de nuevo y se detuvo antes de que estuviera a medio camino hacia arriba mientras su pierna mala lo traicionaba. Su rostro se puso tenso en una mueca de dolor mientras me extendía para ayudarlo a ponerse de pie. Nos paramos enfrente el uno del otro desnudos y tan expuestos como podíamos estar. Él levantó una mano y la restregó sobre la superficie de su cabello corto y me dio una sonrisa arrepentida. —Después de todo, quizás debí haberte dejado enfocarte en los otros músculos que necesitaban tu atención. Aquellos que no son tan fáciles de arreglar.

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—No estoy seguro si algo de esto es fácil.

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Aclaré mi garganta y me ubiqué de regreso dentro de mis pantalones cortos.

Él rodó sus gruesos hombros y se volteó para acercarse a los ganchos en la pared que tenían sus descartadas ropas. —La mayoría de las cosas que son fáciles no valen mucho la pena. Son las cosas por las que tienes que trabajar las que importan más. Aclaré mi garganta de nuevo.

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—Mantendré eso en mente. —Y lo haría, porque “fácil” no era una palabra que alguna vez relacionaría con Dominic Voss, y cómo me estaba comenzando a sentir acerca de él era todo lo contrario.

L

a llamada llegó mientras salía por la puerta para ir a mi primer sesión de terapia física con un entrenador que no era Lando. Estaba bajando las escaleras de mí edificio de apartamentos y dirigiéndome hacia mi auto, cuando el nombre del novio de Royal apareció en la pantalla de mi celular. Consideré ignorarlo, pero imaginé que no me llamaría a menos que fuera algo importante, como que nuestra chica se había encerrado en algún lado de nuevo y estaba más cerca para el rescate.

La llamada a la madre de Royal fue exhaustiva y frustrante. La mujer fue muy dramática, y ya que no tenía ningún detalle que pudiera aliviar sus

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Pregunté a Asa si había llamado a la madre de Royal y solo me gruñó un brusco: "No". Le dije que yo haría la llamada, ya que parecía haber algo de hostilidad de su parte hacia la voluble pariente de mi mejor amiga. La madre de Royal nunca sería puesta en el pasillo de la fama de los padres, pero eran cercanas e iba a querer estar allí si Royal estaba lastimada, incluso si eso significaba enfrentar el silencioso desdén que parecía emanar de Asa cuando ella estaba cerca. Me dijo en qué hospital estaban y troté el resto de las escaleras, llamando no solo a la mamá de Royal, sino también a la mía. Ella querría saber qué estaba pasando con la joven a la que amaba como a una hija también.

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Estaba tan acostumbrado a la lenta y suave pronunciación sureña de Asa, que cuando sus palabras salieron apresuradamente, tuve problemas descifrando lo que intentaba decirme. Los pocos fragmentos que capté como "accidente" "herida" "sala de urgencias”, e "inconsciente" hicieron que el corazón se me subiera a la garganta y el mundo se ladeara en un peligroso desequilibrio. Tuve que agarrar el pasamanos de las escaleras, porque perdí mi equilibrio momentáneamente y casi terminé en mi trasero.

miedos o histerias, comenzó a gritar: “¡Mi bebé! ¡Le dije que iba a terminar lastimada!" una y otra vez. Finalmente, no pude soportarlo más y solo le colgué. Ella iba a tener que controlarse antes de que apareciera por el hospital. Tenía la sensación de que Asa no dejaría que se acercara a Royal a menos que apareciera en completo-modo-mamá, algo que siempre era un problema para la mujer. Mi propia madre tomó las noticias más estoicamente y preguntó si quería que me encontrara con ella en la sala de urgencias. Le dije que esperara hasta que tuviera más información y prometí que la mantendría al tanto cuando supiera más. Estaba preocupada, pero no para enloquecer como la madre de Royal, y su calma hizo maravillas para alentar mi trepidante corazón. No iba a asumir lo peor. No podía. Cuando llegué al hospital, me moví tan rápido como era capaz de hacerlo desde mi propio accidente. Estaba íntimamente familiarizado con el ala de urgencias del hospital, por lo que no me tomó mucho tiempo moverte entre los pasillos esterilizados y el personal con uniformes clínicos. Asa fue fácil de localizar tan pronto como llegué a la sala de espera y la recepción. Estaba parado cerca del escritorio hablando con una adorable mujer pelirroja vestida con un uniforme clínico. Asa era un hombre encantador y estúpidamente atractivo. Parecía atraer la atención femenina a donde sea que fuera, pero no era ni el momento ni el lugar correcto para que él coqueteara. Eso hizo que entornara los ojos ante la escena frente a mí.

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La enfermera pelirroja le regresó el abrazo, le dijo algo más y luego recogió una historia clínica y desapareció por el laberinto de pasillos, dándome la entrada para acercarme. Asa se volteó justo cuando lo alcanzaba y sus ojos del color del whisky se ampliaron en asombro mientras

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La enfermera tenía una mano en su brazo y estaba mirándolo de una forma que parecía más personal que profesional. Había preocupación y simpatía estampadas en cada línea de su expresivo rostro y podía ver que intentaba consolar al alto rubio sureño lo mejor que podía. El asentía ocasionalmente a lo que sea que ella estuviera diciéndole y en cierto momento él estiró los brazos y envolvió a la mujer en un abrazo, lo que me hizo apretar los dientes. Su novia estaba lastimada, supuestamente inconsciente en algún lugar de este hospital ¿y él tenía el valor de tener sus manos en la primera cara bonita que veía? Quería ahogarlo y luego patearlo.

ponía mis manos en su pecho y le daba un fuerte empujón. Dio un paso hacia atrás y se alcanzó a sostener del borde del escritorio en donde había estado acurrucándose con la enfermera un momento atrás. —¿Royal está lastimada y ya estás buscando su reemplazo? Te dije que si rompías su corazón de nuevo iba a destrozarte. —Las palabras salieron bruscas y rápidas, avivadas por la preocupación y la furia. Asa alzó las manos y luego las movió para apartar su cabello arenoso. —Esa enfermera está comprometida con uno de mis amigos más cercanos, en caso de que no hayas visto el diamante en su dedo. —Me alzó sus cejas rubias oscuras—. También solía vivir al otro lado del pasillo de Royal y la considera su mejor amiga, por lo que está tan preocupada como tú y yo. Algo que sabrías si te hubieras molestado en conocer a las nuevas personas en su vida, Dom. Me encogí mientras un relámpago de vergüenza me recorría. Tenía un punto. Cuando salí lastimado, Royal se había ido en espiral abajo hacia una peligrosa depresión y no fui yo quien detuvo su caída. Fue su nuevo grupo de amigos, y este hombre que había estado para ella sin fallar. No había hecho ningún esfuerzo para conocerlos, porque era un doloroso recordatorio de que la vida y todas las personas que más amaba en ella habían seguido adelante, maduraron, cambiaron, mientras que yo estaba atascado esperando a ver si mi cuerpo iba a sanar. Todos estaban yendo hacia adelante y yo estaba atascado en pausa. Odiaba y resentía que, aunque no podía hacer nada con mi situación, la vida de Royal se había vuelto tan próspera y vibrante. Si hubiera estado pensando con claridad, probablemente hubiera unido los puntos y me hubiera dado cuenta de que la enfermera era su amiga Saint, de quien Royal hablaba casi todo el tiempo. Le gruñí una débil disculpa que Asa aceptó piadosamente. —¿Qué pasó? ¿Se lastimó en el trabajo? —Estaba imaginando una fallida persecución a alta velocidad, o un sospechoso desesperado estrellándose con su patrulla al intentar huir de la escena del crimen.

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—Estaba yendo a casa del supermercado y un chico mandando mensajes se pasó una luz roja y la golpeó justo en el lado del conductor. La cuatro por cuatro se volteó, pero tenía el cinturón puesto, gracias a Dios.

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Asa sacudió la cabeza y suspiró profundamente.

—Se frotó la cara con las manos y pude ver el dolor y la preocupación reluciendo en su mirada—. Estaba perdiendo y recobrando la consciencia en la escena, así que la trajeron y se apresuraron a hacerle un escaneo cerebral. Además de eso, tuvo una fea tajada en su brazo por un vidrio roto y decía que le dolía respirar, por lo que podría tener un par de costillas fracturadas. Saint dijo que iría y me haría saber cuándo la movieran a una habitación después del escaneo. —Soltó una respiración y alzó una mano para frotarse la nuca—. No creo que alguna vez haya estado tan asustado en mi vida, como cuando Saint llamó y dijo que hubo un accidente y que Royal iba a ser traída. Asentí un poco y sentí que un poco del resentimiento que tenía por este hombre, que tenía el corazón de mí mejor amiga en sus manos, desaparecía. —Me sentí igual cuando llamaste. Automáticamente pensé que tuvo algo que ver con su trabajo. Maldijo por lo bajo. —Sí. También me preocupo por esa llamada todo el tiempo, pero es lo que hace, así que es solo una parte de amarla. Eso fue sorprendentemente comprensivo, y estaba comenzando a ver realmente lo que Royal vio en este hombre, además de su obvio atractivo físico. —Llamé a su mamá. Así que aparecerá en algún momento. —Miré cómo su mandíbula se apretaba involuntariamente.

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No era exactamente un fanático de la madre de Royal tampoco, pero parecía que había algo más en el por qué Asa la detestaba. Quería preguntarle sobre eso, pero pensé que podría esperar para otro momento. La bonita enfermera pelirroja estaba regresando hacia nosotros y esta vez no me perdí el diamante reluciente en su dedo anular izquierdo. No era llamativo u ostentoso, pero estaba allí y me sentí como un idiota y un policía de mierda por no ser más observador y tener todos los hechos antes de atacar a Asa.

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—Gracias por la advertencia. —Sonaba como si acabara de decirle que el mundo se iba a acabar y que iba a tener que sentarse a un lado y verlo pasar.

—Está de regreso en la habitación. Tuvo una concusión bastante fea por lo que quieren tenerla bajo observación por un poco más, y va a necesitar medicación para el dolor por ese corte en su brazo. Probablemente va a querer tener una cirugía plástica. Parpadeé. —¿Es tan malo? La mujer llevó los ojos grises más suaves y amables que había visto alguna vez en mi dirección y me miró perpleja. Asa señaló entre nosotros. —Saint Ford, conoce al elusivo Dominic Voss, y creo que ya era hora. —Su tono era todo menos dulce cuando lo dijo. La pelirroja dio un paso hacia adelante y pensé que iba a estrecharme la mano, por lo que me asombré cuando rodeó mí mano tendida y fue directo a un abrazo. Tenía que admitir que cuando sus brazos me rodearon por la cintura me sentí un poco mejor. —Eh… gusto en conocerte, Saint. Sonaba como si sorbiera un poco en mi pecho, por lo que le di palmaditas en la espalda. Se apartó de mí y sus ojos en efecto estaban húmedos con lágrimas sin derramar cuando alzó la mirada hacia mí. —Es un gusto conocerte también, Dominic. Siento como si ya te conociera. Royal habla de ti todo el tiempo, y yo estaba aquí la noche en la que te trajeron. Bueno, aquí pero no en función. Recuerdo que el equipo de trauma pensaba que el diagnóstico no era muy bueno, así que estoy muy feliz de verte levantado y andando. —Carraspeó un poco y se volteó a mirar a Asa—. Tiene dos costillas rotas y una que otra lastimada. No se va a mover durante las próximas semanas. Asintió. —Cuidaré de ella.

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—Sé que lo harás, pero si necesita algo quiero que me llames. —Suspiró y sacudió un poco la cabeza—. El chico que la golpeó no la libró tan fácilmente. Se rompió algunas vértebras del cuello y columna. Tiene suerte

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Ella le dio una sonrisa.

de estar vivo, pero su imprudente acción va a tener consecuencias para toda la vida. Es triste, es muy joven. Nos dio indicaciones para ir hacia la habitación en la que tenían a Royal y le dijo a Asa que revisaría a su amiga antes de que le dieran de alta. Asa y yo fuimos en silencio hacia la unidad, ambos rígidos con tensión pero quizá sintiéndonos un poco más fuertes de estar enfrentando lo desconocido juntos. Dejé que pasara primero a la habitación y casi choqué contra su amplia espalda cuando se detuvo abruptamente. Le di un codazo y cuando se movió para poder llegar al pie de la cama de Royal, vi lo que lo había dejado atónito. Royal se veía devastada y maltrecha. Como un juguete frágil y roto envuelta en vendas y cubierta de marcas azules y negras. Su cara tenía un alarmante matiz gris, lo cual solo resaltaba los círculos negros alrededor de sus ojos y la fea cortada que tenía cinta blanca cerrándola en una de sus cejas. El brazo que estaba lastimado estaba envuelto como el de una momia de donde salía de su bata de hospital y pude ver la marca morada en su clavícula que el impacto y sacudida contra el cinturón de seguridad habían dejado. —Si no son mis dos chicos favoritos. —Sus palabras fueron apenas un susurro y pude ver el gran dolor que sentía por tratar de soltarlas. Asa se inclinó y agarró su mano buena en la suya mientras presionaba sus labios en su coronilla. Lo vi cerrar los ojos y susurrarle algo que no pude escuchar. Lo que sea que fuera hizo que salieran lágrimas de los ojos de Royal y le apretara los dedos. »Supongo que finalmente podré tener un auto nuevo. —Sabía que era una broma, pero ni siquiera pude sonreírle. Me sentí como si estuviera congelado en el lugar, inútil e inefectivo mientras ella estaba allí dañada y lastimada. Tuve una alarmante conciencia de que probablemente así fue como se sintió después de mi accidente.

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Parpadeó sus ojos húmedos mientras daba los pasos que necesitaba para llegar al otro lado de su cama de hospital. La comisura de su labio se alzó.

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—Jesús, Royal. Me has dado un susto de muerte. Casi me caí de las escaleras cuando Asa llamó y me dijo lo que pasó.

—Conozco la sensación, héroe. Solté una respiración contenida. —Sé que sí. ¿Qué tal si hacemos un pacto de mantenernos fuera de la sala de urgencias a partir de ahora? Alcé la mano estirando el dedo meñique. Soltó la mano de Asa lo suficiente para enlazar su propio meñique con el mío mientras suavemente los movía de arriba a abajo. —Podemos intentarlo. —Su tono indicaba que considerando que ambos teníamos trabajos peligrosos, las probabilidades de que eso pasara eran pocas. Mi estómago dolió mientras me daba cuenta de que probablemente tenía razón… bueno, tendría razón si podía regresar a las fuerzas. —Hice que Dom llamará a tu mamá, debería de estar aquí pronto. —Alzó la mirada hacia Asa y ocurrió alguna silenciosa comunicación de pareja de la que fui excluido. No estaba acostumbrado a que Royal tuviera secretos y no me gustó. Los fulminé y crucé los brazos sobre mi pecho. —¿Alguien quiere explicarme por qué es tan problemático tener a tu novio y madre en la misma habitación, considerando las circunstancias? Royal iba a encogerse de hombros y luego gritó de dolor. Asa puso una mano en su hombro y me dio una mirada sombría. —Roslyn y yo no vemos muchas cosas de la misma manera en lo que concierne a su relación con Royal. Prefiero no estar con ella en el mismo lugar, pero no eso no importa. Lo que importa es hacer que Royal se sienta cómoda hasta que pueda llevarla a casa. —Sus ojos ámbar brillaron con un peligro que sabía que tenía en él, pero que nunca había visto—. Puedo jugar bien cuando tengo que hacerlo, policía. Royal me estaba mirando con unos ojos que suplicaban que lo dejara ir y como la amaba y estaba lastimada, decidí solo hacer eso.

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—Conocí a Saint. Parece muy agradable. Me alegra que tengas una amiga así cuidándote.

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Suspiré y le dije:

Me dio una sonrisa y alzó la mano de Asa para poder frotarla contra su mejilla lastimada. —Te agradarían todas las personas que han entrado a mi vida, Dom. Solo necesitas darles una oportunidad. Miré entre ellos dos y asentí solemne. —Entendido. Me quedé hasta que el doctor vino y ofreció unas pastillas para el dolor de sus heridas. Querían que se quedara en observación por el resto del día, y estaba claro que Asa tenía las cosas bajo control y que él era a quien ella iba a buscar para ayuda y comodidad, como debería de ser. Me ofrecí para encontrarme con la mamá de Royal cuando llegara, pero Asa me dijo que podría manejarlo y quise creerle. No parecía que hubiera muchas cosas que su encanto sureño no pudiera manejar. No quería estar impresionado por un tipo con un registro criminal tan largo como mi brazo, pero lo estaba, y no había forma de negar la prueba que estaba enfrente de mí, que haría cualquier cosa y todo por mi mejor amiga. Podría tener su corazón, pero era obvio que el sentimiento era mutuo porque Royal también tenía el suyo igual de fuerte. No fue sino hasta que estuve en mi camioneta y me dirigí de regreso al edificio de mi apartamento que recordé que se suponía tenía otro lugar más en el cual estar. Traté de llamar al celular de Lando y fue directo a buzón de voz. Pensé en ir a la clínica, pero no quería interrumpirlo si estaba con otro cliente, así que llamé otra vez a su celular y dejé un mensaje divagando de por qué me había perdido mi cita. No quería que se hiciera ideas de que tenía algo que ver con lo que había pasado entre nosotros durante mi última sesión. Cuando estacioné en mi lugar enfrente de mi edifico, el elegante auto deportivo que estaba estacionado al costado inmediatamente llamó mi atención. También el hombre con un vaso de Starbucks en su mano mientras salía y caminaba en la acera en donde me detuve a mirarlo.

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Se detuvo antes de bajarse del bordillo, así que por una vez tuve una ventaja de altura sobre él.

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—¿Qué estás haciendo aquí, Orlando? —Soné tan sorprendido como me sentí.

—Me preocupé cuando te perdiste tu cita. Tu nuevo entrenador llamó un par de veces y lo mandó a buzón. Fruncí el ceño y saqué mi celular. —Acabo de llamarte y fue directo al buzón. Royal estuvo en un accidente y está en el hospital. Apagué mi celular cuando estaba en su habitación. Su expresión se volvió al instante preocupada. —¿Está bien? —Ha estado mejor. ¿Haces visitas a domicilio cuando todos tus clientes no aparecen? —No estaba seguro de por qué sentía la necesidad de incitarlo, pero no pude detenerme. Nunca podía con él. Murmuró algo por lo bajo y vi sus largos dedos tensarse alrededor del vaso blanco en su mano. —Estaba preocupado. Por ti. Por nosotros… no lo sé. Nunca me pasé de la raya con un cliente o un hombre de esa manera. Solo quería asegurarme de que todo estuviera bien. Su ansiedad era dulce. Él era dulce, y me alegraba en verdad que estuviera aquí. En realidad nunca tuve a nadie más en quien apoyarme cuando las cosas se iban a la mierda. Usualmente yo era el pilar en el que todos los demás se apoyaban. —Tú y yo estamos bien, Lando. De hecho, tú y yo podríamos ser lo único que honestamente puedo decir que está bien a este punto. —Estiré una mano y la puse en el costado de su cuello. Un escalofrío se disparó en mí cuando su pulso inmediatamente se alzó para besar mis dedos.

—Tengo unas cuantas horas.

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Soltó el aire entre los dientes y cerró los ojos brevemente. Cuando se abrieron de golpe, supe que iba a subir conmigo.

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»Ha sido un día de mierda, así que si no tienes que regresar a trabajar, ¿por qué no subes conmigo y podemos desnudarnos y hacernos cosas divertidas y sucias? —lo dije bromeando, pero la forma en la que sus ojos claros brillaron ante la sugerencia me hizo pensar que no había nada gracioso en que los dos nos desnudáramos.

Me reí entre dientes.

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—Puede que sea suficiente tiempo. Vamos a averiguarlo.

S

e sintió como la cosa más natural del mundo el seguir esos amplios hombros por las escaleras dentro del oscuro apartamento. No había ninguna duda, ni segundos pensamientos, y me encontré a mí mismo deseando no tener que regresar a trabajar para mi último cliente del día.

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Mi alivio de que hubiera una razón totalmente lógica del por qué Dom no se había presentado era palpable y probablemente parte de la razón por la que no ofrecí resistencia cuando tomó mi casi vacía taza de café y agarró mi mano para guiarme a un-kilómetro-por-hora a través del apartamento hacia la que asumí era su habitación. La decoración era muy típica de un chico soltero. Pesos muebles negros y grandes y elegantes aparatos electrónicos. Había en la pared fotos suyas y de sus dos hermanas menores que se parecían mucho a él, por eso supe que eran sus hermanas. Había también fotos de él en su uniforme con una atractiva mujer mayor que asumí era su mamá.

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Cuando Dom había estado sin aparecer para su cita, todo tipo de las peores cosas que podrían haberle pasado comenzaron a correr por mi mente. Me pregunté si se había lastimado otra vez, si tal vez nuestra conexión lo había dejado tan desesperado y ansioso por una repetición como me había dejado a mí. Él era positivo y coqueto, pero había una posibilidad de que las cosas hubiesen ido más lejos de lo que nos proponíamos y eso me hizo entrar en pánico a nivel profesional y personal. Lo último que quería era que mis hormonas alborotadas por el caliente policía mancharan mi reputación. El mundo tenía una mente más abierta, como nunca antes lo había sido, pero solo podía imaginar la manera en que algunos de mis clientes podrían reaccionar si pensaran que iban a tener que defenderse de mis avances durante las sesiones.

Verlo a él vestido en su uniforme de policía envió una sorpresiva sacudida de deseo haciendo explosión en mi sistema. Me gustaban los chicos en uniforme, pero esos uniformes usualmente involucraban abultadas almohadillas y ajustados pantalones de fútbol. No tenía ni idea de cuán sexy podría ser un hombre con placa, sin mencionar las esposas. Él tiró de mi mano cuando me detuve y se giró para ver lo que estaba mirando. Me fijé en la foto que lo mostraba a él unos años más joven y realmente sonriendo con su madre en un lado y Royal en el otro vestidos exactamente igual. —Te ves bien en uniforme. Ambas cejas subieron y una sonrisa iluminó su rostro. —Me veo mejor fuera de él. Vamos tenemos el tic tac del reloj en contra de nosotros.

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Dejé que devorara mi boca, pellizcara mis labios y tirara de mi camisa sobre mi cabeza. Él estaba impaciente y sus manos estaban en todos lados. Su prisa me hizo sentir como si realmente pudiera escuchar el tic-tac de un reloj mientras colocaba una mano en el centro de mi ahora desnudo pecho y me encaminaba de espaldas hacia su cama sin hacer en el centro de la habitación. Todo el rato continuó saqueando mi boca como si estuviera hambriento y yo fuera la única manera de conseguir cualquier clase de sustento.

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Típicamente eran unas semanas o incluso meses de citas antes de que me encontrara en la habitación de un chico o dándole la bienvenida a ellos a la mía. Antes de que llegase a este punto había un periodo de llegar a conocer a alguien y aprender que era lo que le gustaba, lo que no le gustaba y si estábamos en igualdad de condiciones en cuanto a lo que se refiere a las expectativas en el dormitorio. Algunos chicos eran todo sobre dar, otros eran todo sobre recibir y luego había algunos que consideraban el sexo un deporte de equipos y podían dar o recibir. Dominic y yo no habíamos estado ni siquiera cerca a esa clase de conversación, y aun así fui de buena gana mientras él me acercaba por la parte frontal de mi camisa y colocaba un beso en mi boca. Era obvio que estaba en el borde, tan duro como era, normalmente cada vez que me tocaba lo hacía con cuidado y esta vez no había nada de eso presente.

Envolví mis manos alrededor de sus bíceps duros como roca para tratar de detenerlo y me retiré un poco mientras mis pulmones comenzaban a quemar con la necesidad del oxígeno. Nunca había sido besado como si mis labios fueran la respuesta a todo lo que antes estaba mal en el mundo y tenía que admitir que era un sentimiento bastante intoxicante. Corrí mi mano sobre la curva de su hombro y apreté un lado de su rostro mientras él atacaba la hebilla de mi cinturón y comenzaba a tirar mis caderas hacia las de él desde que yo no estaba inclinándome y sentándome sobre el borde de la cama como el obviamente quería. —Dom. —Eludí sus malvados y tentadores labios mientras se inclinaba por otro beso—. Deberíamos tomarnos un momento y hablar. Sus cejas tiraron hacia abajo sobre sus ojos color celadón. La impaciencia hizo que cada línea de su fuerte cuerpo se tensara mientras se retiraba hacia atrás y me daba una mirada oscura. —Una charla, ¿sobre qué? Yo solo lo miré porque pensé que era obvio. Puse mi mano libre en el otro lado de su rostro y me incliné hacia adelante hasta que nuestras frentes estuvieran tocándose. —Sobre cómo hacemos esto. Me gustas, Dom, y creo que yo te gusto a ti. Sería una lástima si jodiéramos todo eso por no tomarnos el tiempo que esto que está sucediendo entre nosotros se merece. Él dejo salir una respiración pesada y el peso de esta a través de mis labios separados fue una clase totalmente diferente de beso. —¿Es esta la charla de quieres follar o que te follen? —Fue tan crudo y flagrante que me sacó una sorprendida risa. —Uh... si. Algo así. —Me quedé quieto mientras sus manos se deslizaban alrededor de mi cintura desnuda y dentro de la floja parte superior de mis pantalones así podían descansar arriba de la curva de mi trasero.

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—¿No te importa? —Eso era inusual y levantó una bandera de alarma. Quería que él tomara lo que estaba pasando entre nosotros dos tan seriamente como yo lo hacía. Moví mis manos hacia sus hombros y tiré mi

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—No me importa —respiró las palabras y probé su sinceridad mientras tocaban mis labios.

cabeza hacia atrás así podíamos mirarnos el uno al otro a los ojos—. ¿Cómo puede no importarte? Él me gruñó y se movió así podía tirar su camisa sobre su cabeza. Fui distraído momentáneamente por su flexible, estirado y bronceado torso. —Algunas veces me importa. Depende del chico o la situación. Contigo no me importa. Estoy feliz de que estés aquí así que voy a tomarte de cualquier manera que pueda conseguirte. Eso puede ser lo más halagador que alguien alguna vez me haya dicho y si él estaba dispuesto a lo que sea, entonces podía seguir con ello. Yo era más o menos del mismo sentir. Siempre y cuando tuviera alguna parte de él realmente no me importaba como lo consiguiera. Ahora yo era el que estaba impaciente y lo quería desnudo tan rápido como pudiera. Finalmente fui hacia atrás en la cama y fui detrás de la hebilla plateada de su cinturón con dedos que parecían haber olvidado cómo trabajar. La tarea fue aún más difícil cuando se encorvó para terminar el trabajo que había empezado al tirar mis pantalones el resto del camino hacia abajo por mis piernas. En cuestión de minutos, ambos estábamos en nada más que nuestros bóxers. Yo era la clase de chico que usaba algodón o seda y parecía que Dom era del tipo de bóxers cortos y ajustados. Le quedaban bien, pero estaban en el camino, así que lo alcancé con un dedo y lo enganché en el elástico.

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—Tú te ves bien en mi cama, señor Pantalones Elegantes. —Su voz estaba rasposa y era mi turno de luchar por respirar mientras su mano libre saltaba sobre las curvas de mi pecho y desaparecía dentro del borde de mis bóxers. Él liberó mi erección con un toque hábil y giró su pulgar sobre la punta mientras yo continuaba trabajando su erección arriba y abajo con un firme apretón.

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—Tenías razón, si te ves mejor sin el uniforme. —Él resopló, pero rápidamente se volvió en una respiración pesada mientras movía la tela fuera del camino así esa esperada polla podía caer en mis ansiosas manos. Curvé mis dedos alrededor de su anchura y bombeé el eje. Sus caderas se arquearon hacia mí por lo tanto él se inclinó hacia adelante mientras yo continuaba moviendo mi puño adelante y atrás así él estaba inclinado hacia mí con una mano en la cama al lado de mi cabeza mientras yo caía hacia atrás.

Arqueé una ceja e incliné una rodilla para hacer más espacio para él entre mis piernas. Él parecía estar cómodo en donde estaba, cerniéndose sobre mí, mirándome con ojos acalorados, así que no vi necesidad de cambiar de lugares. —No estoy usando ningunos pantalones, ni elegantes ni de otro tipo. Dom rio entre dientes y bajó su cabeza así nuestros labios apenas podían tocarse. La punta de su lengua se lanzó hacia afuera y lamió el centro de mi labio superior muy suavemente. Era solo la pizca de un toque, la más elemental de las caricias y era casi tan sexy como la manera en que sus dedos se estaban moviendo a través de mi palpitante polla. —Lo sé. Es un buen estilo para ti, Lando. Pecho duro presionando contra pecho duro mientras nuestras bocas se fundían y nuestras lenguas se enlazaban. Ambos hacíamos sonidos estrangulados mientras dura polla cepillaba sobre dura polla mientras más cerca se inclinaba sobre mí. Él dobló su codo así apenas estaba revoloteando sobre mí, nuestros vientres se tocaron y me gustó que él se sintiera más grande, más pesado que nadie más. Él era sustancial. Era importante... y así también era el placer que se enroscaba fuerte y urgente en la base de mi columna vertebral mientras cada uno hacia lo mejor para conseguir que el otro se corriera primero.

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Él movió sus labios a un lado de mi cuello y yo gemí un sonido gutural y me arqueé en él mientras su caliente lengua comenzaba a trazar la larga línea de vena y músculo que estaba estirada y tensa de placer mientras mi estirada polla pulsaba ansiosamente ante su talentoso toque. Estaba en el borde, listo para correrme, y podía sentir el tirón en su aliento y el golpe en su miembro erecto que me dejó saber que él también estaba cerca. Iba a mover mi mano más abajo, incitarlo a que se corriera primero cuando él se enderezó fuera de mí, y de repente dejó ir mi polla y tiró de la suya fuera del alcance de la mía.

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Era un borrón de manos bombeando, puntas llorosas, sacudidas de caderas. Nuestros cuerpos se movían juntos y contra el otro como si lo hubieran hecho por años en lugar de minutos, y otra vez me pregunté cómo algo tan apresurado, tan repentino e inesperado podía sentirse tan necesario, tan vital. No había ninguna advertencia con Dominic Voss; estaba solo el lanzamiento y la caída dentro de un remolino de sentimientos y emociones y yo había terminado tratando de contenerme.

Estaba a punto de demandar que volviera y terminara lo que había empezado cuando lo escuché hurgando en un cajón en la mesita de noche al lado de la cama. Parpadeé cuando regresó, revoloteando sobre mí con un condón en una mano y una familiar botella de lubricante en la otra. Parpadeé porque él estaba tan preparado, tan listo, como si tener a un chico que aparecía en su apartamento listo para el sexo fuera un acontecimiento tan común que tenía que tener cosas a mano para asegurarse de tener sexo sin ningún obstáculo. Hizo que una astilla de inquietud se deslizara a través de la pasión y el deseo que estaba dominando todo lo demás. Algo de mi preocupación debió hacer su camino en mi rostro porque se detuvo con el látex medio encajado en esa impresiónate y poderosa erección y ladeó la cabeza a un lado mientras me miraba. »¿Estás bien? —Se escuchaba genuinamente preocupado, así que me apoyé en mis codos y di un vistazo a su cintura y luego de regreso a sus ojos interrogantes. —Pareces realmente preparado y supongo que realmente no nos conocemos mucho el uno al otro. No me acuesto con cualquiera, Dom. —Mi polla podría asesinarme si él se asustaba por lo que estaba diciendo y daba por terminada nuestra aventura sexual, pero debía ser franco cuáles eran mis expectativas. Eso era justo para ambos. Dom terminó de rodar el condón en su gruesa longitud y le dio a la base un sólido apretón lo que hizo que mi boca se secara. Podía estar totalmente de acuerdo en verlo conseguir correrse el solo. Eso se escuchaba como un buen momento para todos.

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No era como si pudiera dejar pasar cualquier clase de juicio. Hubo un tiempo no hace mucho cuando estaba de acuerdo en tener a un chico en mi vida solo por una noche y siempre y cuando él me estuviera diciendo que ese no era el caso con nosotros, sentí que tenía que creerle. Quería creerle.

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—Soy un policía, Lando. Está en mi naturaleza estar preparado para cualquier circunstancia que pueda aparecer. Tampoco me acuesto con cualquiera, pero he estado soltero por un tiempo y en ocasiones me he encontrado con alguien aquí o allá con quien solo quiera pasar una noche. Tú no eres uno de esos chicos.

Le di un pequeño asentimiento mientras él inclinaba su dedo hacia mí y me decía que me moviera más cerca del borde de la cama con mis piernas dobladas. Tomé una respiración profunda y me cambié a la posición que pidió. Nos miramos a los ojos mientras él se inclinaba sobre mí y mi muy lista polla y mientras su mano cubierta y resbaladiza se enroscaba en mi polla y la movía arriba y abajo en un ritmo lánguido. Mi respiración se atascó mientras se tomaba su tiempo, rodó sobre la punta e hizo círculos en la cabeza con un delicado toque antes de patinar entre mis piernas y frotar mi tenso saco. Los músculos de mis muslos se estremecieron, mis abdominales se tensaron tan apretados como nunca antes lo habían estado mientras su firme toque desaparecía entre mis piernas y encima de ese punto que necesitaba listo para él. Siempre estaba el inicial estirar y tirar y el toque apretado de los músculos preparándose para ceder. Mi corazón pateó en mi pecho y pude ver sus fosas nasales inflarse mientras trabajaba un dedo dentro y fuera de mí mientras yo luchaba con mantener mi respiración controlada. Dom estiró su mano libre y recogió una de las mías mientras esta yacía en la cama. La puso en mi ahora brillante y todavía tirante erección y me dijo:

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Dom se alejó lo suficiente para así poder apoyar una mano en la cama justo al lado de mi cadera mientras usaba la otra para alinearse a sí mismo arriba con mi cuerpo esperando. Él no era un hombre pequeño y sabía que iba a ser un ajuste apretado, pero la quemazón y el dolor mientras él lentamente se deslizaba dentro no hizo nada para disminuir el agarre que el placer tenía en todos mis sentidos. Su oscura cabeza se inclinó mientras nos

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—Tócate. —Era todo tan abrumadoramente íntimo. Tan desenfrenado y desinhibido. Incluso cuando había llevado extraños a la cama sabiendo muy bien que nunca más iba a verlos de nuevo, nunca había sentido esta misma sensación de libertad, de aceptación y aprobación. Y mientras el sexo con Remy siempre había sido dulce y sincero, lleno de emociones y sentimientos, también había estado plagado de inexperiencia, dudas e incertidumbres. Nunca hubo este nivel de comodidad o exactitud con nadie más y ni siquiera sabía el segundo nombre de Dom, o su color favorito, o cual era su banda favorita. Todo era un poco desconcertante y otra vez tuve la sensación de estar siendo cortado en las rodillas y nivelado en el suelo por este hombre.

observaba no solo a si mismo entrando y saliendo de mí, sino también a mi mientras yo continuaba frotando con mi puño arriba y abajo mi polla que estaba ahora golpeando contra la parte baja de su estómago cada vez que se hundía dentro de mi tan lejos como podía ir. Él gruñó mi nombre mientras mi cuerpo instintivamente se apretaba alrededor de él mientras comenzaba a moverse más y más rápido. Él era grande y fuerte así que tenía que colocar una mano en mi cadera para mantenerme anclado al lado de la cama así sus empujes no me movieran lejos de la posición en la que él me quería. Estaba clavado, inmovilizado y muy lleno de Dom. No creo que haya un mejor lugar en el que pediría estar. Sentí mi respiración acelerarse y el deseo comenzó a subir por todo el camino desde mis dedos de los pies. Mi mano se movió más rápido en mi polla y mis bolas se prepararon incluso más apretadas contra mi cuerpo. Los ojos de Dom brillaban con un verde menta que no había visto aún y sus dientes se clavaron en la curva de su labio inferior. »Estás cerca. —La rudeza de su voz, mientras luchaba por hacer su camino hasta correrse era su propia clase de caricias sexys. —Lo estoy. —Estaba jadeando y mis caderas estaban moviéndose involuntariamente mientras él continuaba martillando dentro de mí como si quisiera ponerme al otro lado de la cama. Amé la sensación de él, del estirar y tirar que yo tenía que hacer para que pudiera tomar todo de él. Era sexo que dejaría su marca, dejaría un recuerdo en más de una forma.

Él suspiró pesadamente, salió de mí, y después de dejar un rápido beso en el centro de mi pecho justo al lado de donde mi corazón estaba tratando

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El placer se apresuró progresivamente, brotó y cubrió nuestras manos. Dom gruñó otra vez, empujó sus caderas un par de veces más, y luego dijo mi nombre como si fuera un deseo hecho realidad. Él gimió desde lo profundo de su pecho mientras yo miraba todos sus músculos temblar con satisfacción.

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—Bien porque no voy a durar más tiempo. —Dejó caer su cabeza y gruñó bajo en su garganta mientras movía la mano que tenía en mi cadera así podía palmear mis tensas bolas y eso fue todo lo que necesité para dejarlo ir. No había resistencia a la estimulación dual y a la dura polla moviéndose rápidamente dentro y fuera de mi cuerpo.

de recuperarse, se dejó caer de espaldas al lado de la cama, así ambos estuvimos flojos con nuestras piernas colgando sobre el piso. Ambos estábamos cubiertos de sudor y sexo. Debería haber sido embarazoso o quizás un poco incómodo pero otra vez se sintió como la cosa más natural del mundo. —Tengo entradas para el juego de los Avalanche este fin de semana. ¿Quieres ir conmigo? —dije bruscamente con cero delicadeza o tacto. Ni siquiera sabía si era fanático de los deportes. Dom parpadeó con esos ojos color verde ejército y esa boca que quería sobre mi otra vez se arqueó en una media sonrisa. —¿El mejor sexo del mundo y entradas para el juego de los Aves? No puedes ser real. Me aclaré la garganta. —Soy muy real. Él inclinó su barbilla y me guiño un ojo. —Seguro. Me encantaría ir contigo, pero también me gustaría poner en buen uso el resto del tiempo que tenemos antes de que tengas que regresar al trabajo. Fue mi turno de sonreírle. —Mi objetivo es complacer. Se sentó y alcanzó mi mano. —Bien. Vamos a tomar una ducha y cambiamos lugares.

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Podía hacer eso. También podía dejar que este hombre fácilmente significara todo para mí, y la última vez que había hecho eso, lo perdí todo. Quería a Dom. Quería lo que él tenía para ofrecer, pero también quería mantener mi corazón seguro.

E

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Cuando la noche del juego llegó, estaba realmente emocionado. No solo porque Lando consiguió asientos justo en el centro de la pista de hielo detrás del vidrio sino porque cuando fui al campo de tiro para ver cómo entrenar mi lado no dominante para lidiar con lo que venía, golpeé el punto muerto de cada objetivo, y no tuve problemas cargando y descargando con mi mano izquierda. El retroceso y el tirón ni siquiera le molestaban a mi hombro, lo que era un comienzo. Tomarlo con calma con mi cuerpo y hacerlo más fuerte de la manera correcta, estaba teniendo su recompensa y apenas podía contener la emoción.

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staba luchando por mantener las cosas con Lando suaves y no muy intensas porque podía decir que cada vez que mencionaba el volver a trabajar, ocurría un cambio en su comportamiento. Estaba trabajando con un nuevo terapeuta, una joven mujer quien no me hacía las cosas fáciles y era tan dura conmigo sobre exagerando las cosas que había hecho con Lando. Pero aun cuando estaba con ella el noventa por ciento del tiempo durante la terapia, él todavía me comprobaba durante las sesiones y había pasado las últimas dos noches en mi apartamento y en mi cama. Siempre y cuando el futuro no fuera traído a colación y yo evadía cualquier alusión sobre lo que seguía, las cosas eran geniales, pero tan pronto cualquier insinuación sobre lo que estaba por venir entraba en la ecuación, Lando se volvía bastante pensativo y encerrado en sí mismo. Sabía que él pensaba que mi trabajo era arriesgado y peligroso, que me estaba poniendo a mí mismo en la línea con muy poca recompensa por mi esfuerzo, pero era lo que hacía. Era lo que yo era, aunque el chico me gustaba, realmente me gustaba y podía ver que pasaba algo real y duradero entre nosotros, no iba a renunciar a todo para estar con él. No podía. Si no era un policía, no sabía quién era y eso me estremecía de maneras que me agobiaban.

Le mande un mensaje de texto a Royal primero y obtuve de regreso una carita sonriente porque ella todavía estaba con mucho dolor en las costillas y demasiado molesta por estar de licencia y sin posibilidades de regresar hasta estar médicamente limpia. Le mandé un mensaje de texto a Lando, también, y no obtuve respuesta por más de una hora. Me dije que era porque él estaba con un cliente y no tenía su teléfono, pero en el fondo sabía que ese no era el caso. No estaba emocionado por mi o feliz sobre las noticias porque significaba que estaba un paso más cerca de obtener mi puesto de regreso en la fuerza. Eventualmente, también recibí una carita sonriente de parte de él con un mensaje diciendo que estaba emocionado por verme esta noche. Eso quemó un poco. Quería estar involucrado con él, quería permitirme estar unido a él, pero algo en el fondo de mi mente me advertía que no era una buena idea, que tan pronto estuviera de regreso en las calles, Lando no sería nada más que un hermoso recuerdo. Sanar mi cuerpo fue tan duro como el infierno después de haber estado tan malditamente roto, así que no quería pensar sobre cuán imposible podría ser sanar mi corazón si terminaba destrozándolo también. Decidí que mi mejor apuesta era mantener las cosas divertidas y sexys y solo ver a dónde me llevaban. Era más fácil decirlo que hacerlo cuando cada parte de mi saltaba y palpitaba con emoción y anticipación cuando él me envió un mensaje de texto unas horas después para decirme que estaba esperando afuera. Él me gustaba. Realmente me gustaba y cuando uno de nosotros debiera alejarse iba a apestar.

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Cuando me alejé, ambos estábamos respirando pesadamente y sus pecas estaban resaltando contra el rubor de sus mejillas. Me gustaba que estuviera tan afectado por mi como yo lo estaba por él.

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Esas eran preocupaciones para otro día. Todo lo que iba a hacer era vivir el momento y unirme a él mientras se inclinaba a través del centro de la consola de su elegante auto deportivo para un beso. Un beso que rápidamente tenía a mi sangre calentándose y al interior del auto sintiéndose más pequeño de lo que era. Me gustaba mucho cuando envolvía su mano en mi nuca y sus uñas arañaban la parte rapada. Este hombre entendía lo que me gustaba y a lo que estaba atado para hacerme reaccionar con una habilidad que no podía ser posible en el corto tiempo que nos habíamos conocido.

Me aclaré la garganta y pregunté: —¿Cómo estuvo el trabajo? Él retrocedió el auto deportivo fuera del espacio enfrente de mi edificio y contestó como si no estuviéramos respirando pesadamente y sofocándonos en una tensión sexual: —El trabajo estuvo bien. Observé a un veterano discapacitado que fue herido por un Dispositivo Explosivo Improvisado hace algunos años. Alguien me recomendó y creo que realmente puedo ayudarlo. Necesita aprender cómo usar sus prótesis adecuadamente porque no lo estaba haciendo. —Guau. Eso es algo bastante importante. —Sabía que él estaba en todo sobre ayudar a la gente y detenerlos de lastimarse a sí mismos en la manera que podía, pero no me di cuenta de cuán amplio y profundo iba su racha de salvador. Estaba tan arraigado en él el ayudar a otros como lo estaba en mí. Él se encogió de hombros. —Algunas veces las personas que están heridas se convierten en nada más que sus heridas. Terminan definiéndose por sus limitaciones y lo que alguna vez fueron. Me gusta pensar que puedo mostrarles que siempre hay una nueva “normalidad”. Mi nueva normalidad estaba comenzando a girar alrededor de él y teniéndolo a él en mi vida. —No podía haber hecho nada de eso sin ti. Lo sabes.

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—Tienes más determinación que cualquiera que haya conocido. Habrías encontrado tu camino hacia tu nueva normalidad conmigo o sin mí, Dom. Me alegro que tu viaje nos haya unido, pero tu podrías haber hecho el camino hacia la recuperación con cualquiera y terminar donde tú quieras estar. Tu lucha para alcanzar tu destino nunca ha vacilado.

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El auto se deslizó a través de las calles del centro de la ciudad de una manera más suave y elegante que el ataque de mi gran camioneta. Me preguntaba qué hacía cuando había nieve y hielo en el suelo. Los autos deportivos eran lindos y divertidos pero eran totalmente poco prácticos por cuatro o cinco meses al año en Denver.

Me aclaré un poco la garganta y miré por la ventana mientras el Pepsi Center y todas las luces azules y marrones que iluminaban todo para el juego venían a la vista. —El destino pudo haberse quedado igual en todas partes, pero el camino que he tomado a mi manera tiene suficiente espacio para desvíos y rutas alternativas. —Cambié mi atención hacia el gran edificio con cúpula—. Nunca antes he visto un juego de hockey en vivo. Voy a tener que forzarme a mí mismo a permanecer en mi asiento y no saltar en el hielo para detener todas esas peleas. —Le sonreí para dejarle saber que estaba bromeando, pero él no me devolvió la sonrisa. En su lugar, corrió su mano a través de su cabello y lo vi teniendo una conversación interna con él mismo. Lo que sea que se estuviera diciendo debió haber funcionado, porque le dio a su cabeza una sacudida y alcanzó la puerta del lado del conductor mientras me miraba sobre su hombro. —¿Eres un chico deportista? Quiero decir, supuse que lo eras desde que estas en buena forma y aceptaste rápidamente mi oferta de venir al juego, pero nunca mencionaste nada sobre los atletas que entran y salen de la clínica. Caminamos hombro con hombro hacia la entrada, mi chaqueta de cuero frotando contra el brazo de su chaqueta de lana mientras contemplaba su pregunta.

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Él se encogió de hombros lo que hizo que nuestros brazos de frotaran. Me preguntaba cómo ese pequeño toque sin intenciones podía encender

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—Me gustan los deportes. Jugué béisbol cuando estaba en preparatoria pero eso era más sobre mi mamá diciéndome que necesitaba una actividad más que cualquier pasión real por el deporte. Veía los juegos de los Broncos porque mi papá era un fanático y me gustaba lo suficiente el fútbol que lo intenté y atrapé un juego en el estadio al menos una vez al año. El hockey está bien, pero no se lo suficiente para decirte de los jugadores estrellas y las posiciones. —Me encogí de hombros—. Estoy en forma porque los chicos malos tomarán cualquier ventaja que tengan y lo usarán en tu contra. Trato de mantenerme más fuerte, inteligente y rápido que la mayoría de la gente corriendo en las calles. —Le eché un vistazo—-. ¿Qué hay de ti? Tienes una oficina llena de cosas memorables y dijiste que tu padre era un reclutador pero no hay fotos de ti en un uniforme.

mi sangre más efectivamente que una mano completa en mi polla. Era él. Había algo sobre Orlando Frederick que me excitaba en todos los niveles. —Siempre fui un chico deportista. Creciendo en casa con mi papá, no tenía muchas opciones. Pero lo amé. Jugué soccer, nadé competitivamente, y jugué lacrosse en la universidad. —Él se rio un poco y luego se volteó para verme con humor estampado a través de todo su rostro—. Incluso intenté con el rugby por un tiempo, pero no estaba hecho para eso. Tú, por otro lado. —Elevó una ceja con una sonrisa—. Te ves como si hubieses nacido para estar en un campo de rugby. Si toda la cosa de las fuerzas no funciona, ese puede ser tu plan de apoyo. Creo que estaba bromeando pero considerando que sabía cómo se sentía con respecto a mi trabajo no estaba tan seguro. La imagen de esa foto de él con su brazo alrededor del hermoso chico de cabello oscuro vestido en un uniforme de fútbol apareció detrás de mis ojos. —¿Qué hay del fútbol? ¿No te agrada? —Esquivamos un par de discusiones después de que le di al chico una mirada de “contrólate” y nos pusimos en la fila más corta para la entrada de la sección VIP. —Solía amar el fútbol. Era mi deporte favorito. Justo antes de comenzar la universidad tenía grandes planes de entrar dentro del campo con la idea de que podía ser el entrenador del equipo. Tenía las conexiones gracias a mi papá pero... —Se calló mientras nos movíamos hacia adelante y le entregábamos nuestras entradas al chico del personal vestido de amarillo que estaba en la puerta—. Algo pasó y amargó todo el sentimiento que tenía por el juego. Ya no me apasionaba más. No podía soportar estar en el campo. Cada vez que un jugador viene con una Lesión de Ligamiento Cruzado Anterior o una clavícula rota y heridas en la cabeza que valen el cierre de la temporada hace que mi piel duela. Todos los deportes son brutales pero el precio que lleva el cuerpo por el fútbol es una locura. El ruido dentro del auditorio rebotó e hizo eco mientras los fanáticos emocionados hacían su camino desde la entrada hacia sus asientos. Toqué su codo y Lando se detuvo y me miró con sus cejas levantadas.

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Lo vi inhalar rápidamente y observé mientras debatía cómo responderme. Él estaba abriendo su boca para responder cuando de repente un brazo estuvo colgando de mi cuello en un abrazo estrangulador

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—¿Entonces, qué pasó?

y mi torso fue inclinado mientras una gran mano golpeaba a través de mis abdominales. —Si no es el súper policía. Hace tiempo que no te veo, Dom. Te extrañamos en la estación, amigo. ¿Cuándo vas a tener tu perezoso trasero de vuelta en el trabajo? Gruñí y me enderecé para ver a un par de mis compañeros oficiales de patrulla vestidos de civil y fuera de servicio, claramente aquí por el juego también. El que había saltado hacia mí era Devin Shea y el otro era su compañero, Diego Ramírez. Ambos habían estado en la academia cuando Royal y yo habíamos estado yendo a través de los pasos y ambos habían estado allí la noche que me dispararon y caí. Eran buenos chicos, buenos policías, y parte de la hermandad que más extrañaba por lo que podía saborear la amargura de la pérdida en mi lengua. Froté mi estómago como si el golpe hubiera dolido más de lo que lo hizo y le fruncí el ceño a los hombres. —Estoy trabajando en ello. Qué tal si vas y tomas el borde de un edificio de diez pisos y ves cuán rápido caes, presumido. —Entrecerré mis ojos juguetonamente—. Idiota. Él se rio y luego se puso serio. —Escuché lo de tu chica y el accidente. Apesta tenerlos a ustedes fuera. Estamos cortos de personal como están las cosas, y no es como si los chicos malos no nos sobrepasaran en número. Señalé con el pulgar a Orlando, quien estaba mirando el intercambio con una expresión cautelosa y había dado unos pasos lejos de mí.

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Los tres hombres se dieron las manos mientras Lando ofrecía un reservado hola. Los ojos de Devin se ampliaron y pensé que iba a hacer un comentario inteligente sobre mí durmiendo con el chico responsable de llevarme de regreso al trabajo pero en su lugar le preguntó a Lando si él era el chico que había había manejado la rehabilitación de algún snowboarder profesional del que yo nunca había escuchado. Lando asintió y antes de

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—Gracias a este chico y su magia tengo la esperanza de estar de regreso antes de que se den cuenta. Devin, Diego, este es mi fisioterapeuta, Orlando Frederick.

que Devin pudiera lanzarse en el modo-fanático agarré la mano de mi chico y lo arrastré hacia la pista con un grito de despedida sobre mi hombro. Podía sentir la tensión enrollarse apretadamente en la mano que sostenía y podía verla en el rostro de Lando. Algo había salido realmente mal y nosotros estábamos en una pista con cientos y cientos de personas, así que no podía preguntarle exactamente qué pasaba. Lo hice en el primer intervalo entre el primer y segundo periodo con los Avs arriba por un punto antes de que prácticamente arrastrara a Lando fuera de su asiento y de regreso al estacionamiento. Él bramó y preguntó qué demonios estaba pasando en todo el camino pero yo quería saber lo mismo, y dentro de la pista, rodeados de extraños, no era el lugar para escarbar dentro de esa complicada cabeza suya. Me detuve cuando regresamos al auto deportivo y lo empujé a su lado con una mano en el centro de su pecho. Él estaba tan sorprendido que finalmente dejó de discutir y solo me miró. »Está bien, Lando, solamente somos tu y yo ahora. ¿Por qué demonios te volviste frío como el hielo cuando te presenté a los chicos de las fuerzas? Sé que no te gusta mi trabajo, entiendo que la idea de curarme y que así pueda regresar y muy posiblemente conseguir romperme otra vez te molesta, pero esos son buenos chicos, amigos. Así que, ¿qué es lo que pasa? Su boca se abrió y se cerró como si fuera un gigantesco pez pelirrojo atrapado en la red. Puso su mano sobre la mía y la movió así podía sentir el latido de su corazón a través de la pesada tela de su abrigo. —Me presentaste como tu entrenador. No como tu amigo, no como tu cita. No estaba seguro de que clase de rol estabas esperando que interpretara con la gente en tu vida real, Dom. Solo estaba siendo cuidadoso. No quería darle a nadie la impresión equivocada.

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—Toda la gente con la que trabajo sabe que soy gay, Lando. Cada uno de ellos. No contraté a un escritor del cielo y tuve las palabras “Prefiero una polla a un coño” escritas a través del cielo, pero creo que el hecho de que mi compañera es la chica más hermosa en todo el mundo y hay cero

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Sentí mis cejas elevarse hasta que casi las sentí tocar la línea de mi cabello. Dejé salir un suspiro profundo y di un paso más cerca así estábamos casi tocándonos. Puse mi otra mano en su cadera así no habría ninguna duda de que me estaba aferrando a él, abrazándolo.

química sexual entre nosotros es una gran pista. No soy fanático de hablar sobre mi vida personal en el trabajo porque los policías chismosos son como un puñado de chicas, pero todos lo saben. Algunos están bien con eso, algunos no, pero no doy dos mierdas por eso de cualquier manera. No estoy avergonzado o preocupado sobre quien soy o a quien elijo para pasar mi tiempo, y nunca te pediría ser cuidadoso o ser otra cosa aparte de quien eres cuando estamos juntos. Eres un chico muy bien parecido, no es un esfuerzo para un par de policías entrenados darse cuenta que estamos en una cita y con respecto a presentarte como mi entrenador... —Me encogí de hombros—. Quiero volver al trabajo y tú eres la clave para hacer que eso suceda. En eso es en dónde estaba mi mente cuando estaba hablando con Devin. Nada más y nada menos. —Sacudí mi cabeza y me incliné hacia adelante así podía descansar mi mejilla contra la suya. Su piel estaba siempre tan suave. Incluso cuando estaba llevando una barba de un día color caoba, todavía era suave como bebé y sedosa contra mi piel. »La única impresión que me importa que cualquiera capte es que estamos disfrutando de la compañía del otro. Que nos gustamos el uno al otro. Estamos eligiendo estar juntos por tanto tiempo como dure y eso es todo. Si alguien más tiene algo que decir o pensar sobre la situación pueden joderse. Su mano subió y agarró mi muñeca antes de parpadear esos ojos azul claro en los que podía jurar que vi un destello de emoción lo suficientemente brillante y caliente para manifestarse en lágrimas en esa mirada.

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Me incliné hacia adelante así podría besarlo, así podría demostrarle que no me importaba quién o qué o por qué siempre y cuando fuéramos él y yo. Él me devolvió el beso, pero fue suavemente, con reverencia. Era un beso que decía gracias por algo que ni siquiera sabía que había hecho. Deslicé mi mano sobre la curva de su cintura hasta que pude alcanzar su trasero debajo del dobladillo de su abrigo. Le di al firme globo un juguetón apretón y me estiré hacia atrás.

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—Nunca he estado con alguien como tú, Dom. —Sus palabras fueron un susurro que flotó justo en el centro de mi pecho. Un puñetazo: Podía verlas venir y esquivarlas y maniobrar para evadirlas. Pero esas brillantes palabras convertidas en murmullos eran sigilosas y llegaron dentro de mi demasiado rápidas para ser evadidas.

—Nunca he estado con alguien como tú tampoco, Lando. Tienes un buen corazón, un centro suave, pero las partes que son duras… las que proteges como si fuera a tratar de robártelas… tienen algo realmente filoso y partes feas para ellas. No sé quién las hizo de esa manera pero quien quiera que fuera no lo valía. Él puso sus manos en cada lado de mi rostro y me dio una mirada que hizo retorcer mis entrañas. Había visto corazones rotos antes. Sabía cómo se veían porque mi madre lo había tenido desde que mi padre murió y Royal había sido pintada con el mismo pincel por los pocos meses que les tomó a ella y Asa llegar a la misma página en su relación. Eso era lo que estaba en el rostro de Lando mientras miraba dentro de mis ojos. Un corazón roto, puro y sin filtro. —Él lo valía todo, pero no creía que nuestra relación lo hiciera y no hay vuelta atrás para intentar y arreglar todas las cosas que salieron mal. —Suspiró y se inclinó hacia adelante así sus labios rozaban la concha exterior de mi oreja—. Me dolió por mucho tiempo también, Dom. Era un hombre que no era nada más que mis heridas. Hice lo mejor para sanar, pero no tuve nada que pareciera una nueva normalidad hasta que tú apareciste en mi clínica. Quiero que lo sepas, sin importar cómo terminemos. Fue mi turno de enroscar mi mano alrededor de su nuca y cepillar con mis dedos su largo cabello. —¿Cómo pueden comenzar las cosas, si tú ya estas planeando el final? No parece justo. Su aliento fue cálido e hizo cosquillas en la piel de un costado de mi cuello. —Tienes razón. No lo es, así que, desde el principio es donde las cosas usualmente parecen perfectas y el final siempre es trágico, ¿por qué no solo saltamos a la mitad? Hay cosas buenas en el medio.

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Ciertamente... había cosas muy buenas en el medio y era ese centro, ese corazón protegido el que creo que ambos estábamos tratando de evitar y reclamar al mismo tiempo.

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Fue su turno para correr su mano sobre mi pecho hasta que fue a descansar sobre mi corazón.

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esperté con un pesado brazo envuelto alrededor de mi pecho y un tenso muslo recostado entre el mío. Considerando todo, no era un mal comienzo para cualquier mañana, pero el hecho de que no podía pensar en ningún otro lugar en el que quisiera estar era, de hecho, la mejor manera en la que nunca me había despertado, hizo que campanas de alarma sonaran en mi cabeza y tuve pánico y un malestar viscoso y frío deslizándose bajo mi piel.

—Es domingo. ¿A dónde vas? —Lo había llevado de regreso a mi apartamento después del juego de hockey, mayormente porque estaba

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Traté de deslizarme de debajo de él y de las sabanas sin despertarlo pero tan pronto me moví, sus ojos saltaron abiertos y estaba clavado en el lugar por sus ojos verdes.

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Lo vi tan claro como una campana anoche cuando Dom habló con sus amigos policías. Vi el anhelo, el enojo de que ellos estaban haciendo lo que él no podía hacer y entendí cuánto estaba atado a su identidad ser oficial de policía. Sabía que él iba a conseguir su trabajo de vuelta. Siguiendo su régimen de entrenamiento y finalmente dejando que su cuerpo sane de la manera correcta, ya estaba un setenta por ciento mejor que cuando entró en mi clínica la primera vez. Su cojera casi se había ido y casi no se notaba y, aunque su hombro todavía estaba engañoso y demasiado tieso para que lo usara como su mano dominante, lo estaba consiguiendo tan bien con su lado izquierdo que no parecía importar. Iba a estar de regreso en la fuerza, de regreso directamente a la línea de fuego antes de que lo supiera, y yo iba a estar de regreso en la posición de cuidar a un hombre que se preocupaba por algo más que una relación conmigo. Era desalentador y tan acogedor como estaba, envuelto en los fuertes brazos de Dom, necesitaba algo de espacio para aclarar mis pensamientos.

más cerca de la pista que su apartamento y después de la declaración de que él nunca me pediría ser nada más que yo mismo, no podía esperar a estar sobre él. Estaba impaciente. Estaba agradecido. Estaba enamorándome en gran medida de este brusco policía. Sabía que iba a ser capaz de aferrarme indefinidamente. Mi plan de escape tenía el gran defecto de que no podía abandonarlo y dejarlo en mi cama mientras lo hacía. Quité mi cabello fuera de mis ojos y rasqué mi pecho distraídamente. —Tengo un asunto familiar al que debo ir una vez al mes en domingo. Desde que este es el último domingo del mes, pensé que sería mejor hacer una aparición. Él levantó sus brazos sobre su cabeza y se estiró, dándome un espectáculo de pura fuerza y masculinidad mientras lo hacía. Deslizó una mano sobre su rostro y se sentó así que las sabanas que apenas lo cubrían cayeron todo el camino hacia abajo, alrededor de su cintura. —Debería reunirme con mis hermanas y también pasarme para una visita con mi mamá. No he visto mucho de ella desde que empecé a entrenar contigo, y estoy seguro de que quiere ponerse al día. Debería ver cómo está Royal también. Necesito asegurarme que ese lindo chico suyo está cuidando de ella de manera correcta. —Había un matiz de humor en su voz mientras él balanceaba sus piernas sobre el borde de la cama y se inclinaba para recoger sus jeans desde donde habían sido dejados la noche anterior. Cuando estuvo todo cubierto, se volteó para mirar hacia donde lo estaba mirando sobre mi hombro. Estaba poniéndose la camisa sobre su cabeza cuando me dijo; »Para que conste, cuando necesites que me vaya, todo lo que tienes que hacer es decirlo. Mis sentimientos no van a ser heridos.

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—No es que quiera que te vayas, Dom. —Hice una seña con mi mano entre los dos—. Esto es intenso y está pasando realmente rápido cuando acabo de convencerme a mí mismo que no debería pasar en absoluto. Solo estoy tratando de ponerme al día.

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Me quedé rígido y abrí mi boca para discutir, pero el destello afilado en sus ojos no me dejaría.

Puso sus manos en el colchón y se inclinó hacia adelante así podía darme un duro beso. —Entonces di eso. No inventes excusas. Fruncí el ceño mientras él se dirigía hacia la silla amarilla de IKEA donde había tirado su chaqueta. —No es una excusa. En verdad es un asunto familiar. —No mi familia de sangre pero mi familia sin embargo. Alcanzó su teléfono fuera de su bolsillo y tomó un minuto para mirar sus notificaciones cuando levantó la mirada, tenía las llaves en sus manos y una expresión seria en su hermoso y misterioso rostro. —Para que conste, lo que sea que estemos haciendo no es una carrera, así que no hay necesidad de ponerse al día. Ya decidimos que estábamos en el medio, y si sientes que nos estamos apresurando, entonces eso significa que eventualmente vamos a golpear la línea final. Mantén eso en mente, Lando. Dándome cuenta de que estaba vestido y listo para irse me tiré fuera de la cama y le dije que me diera un minuto. Tomé una rápida ducha y me puse un par de jeans y un suéter gris ajustado. Nunca fui un chico de camisetas. Probablemente porque pasé la mayor parte de mi juventud y adultez en un gimnasio. Quería que mi ropa pareciera ropa real y no cosas en las que fácilmente podría entrenar. Cepillé mis dientes y peiné mi cabello e incluso si todo esto me tomó solo alrededor de veinte minutos Dom obviamente se había aburrido y se fue a explorar el resto de mi casa. Era una linda, pequeña y venerable cabaña por la que había pagado más de lo que quería pagar en la zona montañosa de Denver, pero la artesanía y el amor por el viejo hogar que el vendedor había puesto no pudieron ser ignorados. Rompí con lo lujoso el día que fue al mercado y no me había molestado en regatear.

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Dom estaba parado frente a una pared que tenía unas cuantas fotos de mi familia en ella y una de mis fotos favoritas de Remy y yo de cuando nos habíamos mudado juntos por primera vez. Teníamos nuestros brazos

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Mi casa tenía mucho menos negro que la suya. Me gustaba algo de color pero tenía la indispensable pantalla plana que cubría la pared sobre la chimenea y unas cuantas camisetas firmadas que fueron enmarcadas, eso evitaba que el lugar pareciera cualquier cosa menos sobre cargado.

alrededor del otro, y la mejor amiga de Remi, Shaw, en toda su adorable gloria rubia, estaba abrazándonos a los dos. Por un largo tiempo, Shaw había sido la única persona en la vida de Remy que sabía sobre mí, que sabía sobre nosotros. Los tres nos veíamos felices, como si nada en el mundo nos detendría de vivir las vidas que deberíamos vivir. Que rápido había cambiado todo eso. Dom golpeó ligeramente la foto y me miró sobre su hombro. —Es el futbolista en tu oficina, también. ¿Quién es? —No debería estar sorprendido por su afilada percepción. Era parte de su trabajo después de todo. Encontré mi abrigo donde lo había abandonado junto con todo mi sentido común en mi prisa de tenerlo desnudo y de lograr estar dentro de él anoche. —Alguien que ya no está más en mi vida. —Odiaba hablar sobre Remy, odiaba el tener que admitir en voz alta que estaba muerto, que nunca más volvería a verlo, que el mundo nunca más sería tocado por su naturaleza hermosa y cálida. Dom me dio una mirada cuestionadora y me siguió a la puerta de enfrente. —¿No está en tu vida, pero todavía en tu pared y en tu oficina? Y si tuviera que adivinar, diría que es la razón por la que no te gusta el fútbol. Me ericé un poco mientas nos deslizábamos en mi auto. El clima estaba poniéndose ininterrumpidamente más frío y yo iba a tener que cambiar el auto deportivo por mi camioneta en los próximos meses. Mantenía mi 4x4 guardada en casa de mi familia hasta que el clima realmente lo requiriera, pero amaba mi Jag.

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—Así que, ¿terminó mal pero a ti te importa lo suficiente como para mantener un recuerdo de él a plena vista, en cualquier lugar que mires? —Dom estaba tratando de poner las piezas juntas, pero no podía resolver el rompecabezas cuando había grandes piezas que no estaban siquiera en la mesa.

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—Fue alguien que una vez fue mi mundo entero. Ya no más. —Era tan duro decir “porque murió”. Las palabras siempre parecían quedarse atoradas en mi garganta.

Le disparé una mirada a través del auto que prácticamente le rogaba que renunciara a hacer preguntas sobre este tema en particular y sobre este hombre en particular. —Terminó tan mal como algo podía terminar y pensé que nunca podría superarlo. Estuvo callado por el resto del viaje a través de la ciudad hasta su apartamento. Cuando me detuve frente a este, al lado de su camioneta, lo escuché respirar profundamente y luego lo dejó salir lentamente. —Así que, ¿lo hiciste? —¿Hice qué? —¿Alguna vez lo superaste? —Hizo la pregunta cuidadosamente como si mi respuesta podría bien romper esta frágil cosa que estábamos construyendo entre nosotros. Froté mi pulgar sobre mi labio inferior y contemplé la verdad. Cuando alguien a quien amas muere, era arrebatado trágicamente sin ningún momento para resoluciones o despedidas, no era que pudieras olvidar o seguir adelante. La culpa se quedaba contigo. El remordimiento cubriéndote. Los que-tal-si enterrándote debajo de montañas de posibilidades pero eventualmente, aprendes cómo funcionar con todos esas anclas sosteniéndote hacia abajo. ¿Había superado la muerte de Remy? No, y nunca lo haría, había aceptado los términos de mi rol en esto y en su vida. Esa había sido una dura batalla y nunca hubiera tomado ese progreso o crecimiento a la ligera. —No, no lo he superado, pero cada vez trabajo para estar más y más cerca de estar bien con cosas que sé que nunca cambiarán. —¿La nueva normalidad? Asentí un poco.

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Él tenía más preguntas y ahora algunas serias preocupaciones. Podía verlas arremolinándose y colisionando en sus ojos. Pero no tenía las palabras correctas para calmarlas, así que me incliné hacia adelante y le di la misma clase de beso que él me había dado esta mañana.

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—Sí.

»Te veré en el gimnasio mañana. Estás llegando realmente cerca de tu meta. Probablemente puedas agendar tu físico tanto con tu doctor como con tu trabajo dentro del próximo mes. Solo me miró sin decir nada y cuando salió del auto cerró la puerta con más fuerza de la que era necesaria. Estaba enojado y no lo culpaba, pero tampoco podía decirle que estaba enojado por un hombre muerto. Eso me hizo sentir demasiado expuesto, demasiado vulnerable y donde él estaba preocupado, yo había hecho un buen trabajo insultándome desde el comienzo. Traté de empujarlo todo en la parte trasera de mi mente y enfocarme en los caminos de montañas tortuosas que guiaban fuera de la ciudad de Denver y a las montañas delante de la pequeña y lujosa comunidad de Brookside. Los Archer hicieron un punto para tener una reunión familiar cada domingo y desde entonces, Shaw me trajo al redil y tuve una invitación permanente para unirme a ellos. No siempre podía ir considerando el trabajo y mis obligaciones con mi familia, pero lo intentaba y pasaba una vez al mes justo como le dije a Dom. Rule y Shaw ahora tenían un niño llamado Ry y él se parecía tanto a Remy que me dejaba sin aliento cada vez que lo sostenía. El hermano mayor de Remy, Rome también estaba en camino a casarse y estaba esperando su segundo hijo con su novia del tamaño de un duende, Cora Lewis. Tenían un niñita, un pequeño volcán que era una copia calcada de su madre, llamada Remy... o RJ como el resto de la familia la llamaba. Yo no. Ella fue nombrada como su tío, y su personalidad traviesa y feliz habría deslumbrado a Remy. La llamaba Remy y le daba abrazos por los dos en cualquier momento que la veía.

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Fue Rule quien abrió la puerta cuando toqué y como siempre hacía cuando lo miraba, tenía que tomarme un momento para recordar que él no era Remy. Tenía que sumergirme en la colorida tinta que cubría su cuello y manos. Tenía que concentrarme en las barras de metal que decoraban sus cejas y la argolla que vivía en el centro de su labio inferior. Usualmente

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Mi chico estaba vivo y muy bien a través de la memoria de su familia. Pasar el tiempo con los Archer aliviaba las partes ásperas de mí que el perder a uno de ellos había causado. Nos ayudábamos entre nosotros para recordar y sanar. Remy habría malditamente bailado si pudiera vernos a todos juntos y felices celebrándolo de la manera que tendíamos a hacerlo.

tenía algún loco color de cabello que estaba en puntas o afeitado, pero desde que su pequeño niño había nacido, estaba viviendo con el natural cabello castaño oscuro con el que todos los Archer habían nacido. Estaba más largo que nunca e incluso lo tenía un poco rizado. Si no fuese por su presumida sonrisa y la intensidad en sus ojos azules que eran más pálidos que los míos, lo llamaría lindo. Rule tenía demasiado filo para ser lindo, pero estaba cerca. —¿Estás bien, hombre? —Era lo mismo cada vez que lo veía. La misma pregunta y la misma mirada en sus ojos. Necesitaba un minuto y él me lo daba. —Estoy bien. —Él se estiró y palmeó una mano en mi hombro y me tiró dentro de la cálida y acogedora casa. Olía como a tostadas francesas y tocino. Se sentía como caminar dentro de abrazos de cuerpo entero cuando yo tan desesperadamente necesitaba uno. Mientras subíamos por las escaleras, podía escuchar a Rome discutiendo con Cora sobre algo y a Shaw tratando de interpretar a la pacificadora. Ella siempre estaba intentando calmar las cosas, tratando de asegurarse de que todos estuvieran felices y llevándose bien, algunas veces a costa de su propia felicidad. Al menos ella había sacrificado eso hasta que Rule despertó y se dio cuenta de que era una joven y hermosa mujer quien ha estado enamorada de él la mayor parte de su vida. Fui golpeado en las rodillas por una preciosamente pequeña niña con coletas rubias, quien inmediatamente levantó sus brazos y demandó ser levantada. Levanté a Remy hacia mis brazos y le di a Shaw un abrazo de un brazo mientras ella se dirigía hacia mi lado. —Ego un amigo. —Al menos eso es lo creo que estaba tratando de decirme pero sus palabras estaban atrapadas entre lenguaje infantil y tratar de ser muy clara. Acaricié su cuello hasta que chilló.

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—¿Quién es el amigo, Remy? —Ella se rio de mí y palmeó mis mejillas con sus palmas.

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Miré a Shaw, quien estaba mirando a su esposo quitarle su hijo a Dale, el abuelo del bebé, así el mayor de los Archer podría ir y preparar la mesa. Si alguien alguna vez tenía su corazón ante sus ojos, era la mujer a mi lado.

—Él iene caitos. —Sacó la lengua y procedió a soplar una trompetilla justo al final de mi nariz. Cora se quejó desde el otro lado de la habitación mientras su prometido, Rome, se dirigía a cargar a su descendencia. El gran y retirado soldado tomó a la niña retorciéndose y puso un sonoro beso en su mejilla. —Es una larga historia, pero hay un niño de cinco años en quién ahora tiene puesto sus ojos y no creo que tenga que ver con sus carritos. Me reí y lo seguí dentro de la habitación. Margot y Dale Archer habían tenido que hacer mucho más trabajo que cualquiera de nosotros cuando se trataba de lidiar con la muerte de Remy. Cuando su hijo falleció, las fracturas y los ya delgados lazos de toda la familia se habían roto. Siempre le hizo bien a mi corazón verlos a todos juntos y trabajando, siempre trabajando y poniendo las cosas de regreso en el orden en que deberían estar. Ningún hermano Archer quería que sus hijos crecieran sin sus abuelos, así que tomó un esfuerzo constante de todas las partes. Caminé hacia el sofá donde Cora había plantado su muy embarazado cuerpo y me incliné así podía besarla en la frente. —Te ves bien, mamá. Me alejó juguetonamente con un ceño fruncido y descansó una mano en su hinchado vientre. —Me veo como si me hubiera tragado una sandía. Este niño necesita hacer una aparición como… hoy. —No digas eso —ladró Rome la orden desde donde estaba ubicando a su hija en la mesa—. No tengo ningún deseo de correr a algún pequeño hospital de la montaña porque estás impaciente. Ella hizo una cara y tendió su mano así podía levantarla.

—¿Qué es idiota?

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Rome gruñó algo bajo su aliento que inmediatamente tuvo a Remy mirándolo y preguntando:

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—Solo voy a tener al bebé en el bosque. Eso es lo de ahora. Lo vi en la televisión. —Había una chispa de problemas en sus ojos de diferente color que me dijo que siempre amaría provocar a su gigantesca otra mitad. De hecho, estaba bastante seguro de que ese era su pasatiempo favorito.

Eso tuvo a Margot jadeando y Rule casi rodando en el piso por la risa. Rome se veía igualmente horrorizado y orgulloso de su hija mientras Cora cruzaba sus brazos sobre su pecho y levantaba una ceja hacia su hombre. —Está en esa edad en la que absorbe todo. Qué manera de corromperla tan temprano, Grandote. —Rome tuvo la gracia de verse avergonzado y le dijo a Remy que lo que ella estaba diciendo no era algo lindo para decir a alguien. Pero era claro que en cuanto más trataba de corregirla, la pequeña niña estaba más interesada en repetir la palabra. Era adorable y gracioso ver a un hombre que luchó por su país, recibió una bala por la mujer que amaba, y que dirigía un bar que atiende a algunos desagradables personajes, perder una discusión con una pequeña niña que apenas le llegaba a las rodillas. Cuando se hiciera mayor, el hombresote iba a estar en muchos problemas, y la mirada en su asustado rostro decía que lo sabía. Cuando Shaw regresó a la habitación de cambiar al pequeño Ry finalmente todos nos sentamos para comer. Era una conversación sencilla, qué estaban haciendo todos en el trabajo, cómo iba la escuela ahora que Shaw estaba de regreso en ello, qué era lo que Cora y Rome necesitaban para el bebé, y cómo iba la planificación de su boda. Disfrutaba de la familiaridad de eso, en la comodidad y seguridad de todo. Nada aquí se sentía como si estuviera siendo nivelado, llevado a mis rodillas y forzado a enfrentar algo que no estaba seguro de que fuera lo suficientemente fuerte para manejar. Al menos hasta que Rome me miró desde el otro lado de la mesa, con ojos afilados y conocedores. —Así que, ¿tomaste al compañero de Royal? ¿Cómo está yendo eso para ti? Casi dejo caer mi tenedor, así que lo sujeté con mis dedos con fuerza. —Está yendo. Tiene un daño bastante extenso, pero está llegando a donde necesita estar para ser dado de alta y regresar al trabajo.

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—Saint mencionó que es gay. —Se encogió de hombros—. Nunca se lo pregunté a Royal pero si vino de Saint, tan unidas como son, apuesto a que es una información sólida. —Meneó sus cejas arriba y abajo—. Solo en caso de que quisieras saber.

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Shaw estiró la mano que no estaba sosteniendo a su bebé durmiendo y la puso en mi brazo.

Dejé que mi tenedor cayera y suspiré. —Sé que es gay, Shaw. Su boca hizo una pequeña O de sorpresa y atrapé la mirada de Rule sobre su cabeza. Forcé una sonrisa ante ella. »Nosotros tenemos un secreto apretón de manos con el que nos identificamos. Sus ojos se pusieron incluso más grandes hasta que Rule puso una tatuada mano cubierta de tinta y un sutil anillo de bodas en la parte de atrás de su cuello y lo apretó. —Está bromeando. Lando está caliento por el chico y lo sintió. Es por eso que sabe que está dispuesto a un poco de acción de polla-con-polla. —¡Rule! —ladró Margot su nombre al mismo tiempo que Rome lo hacía. Desde el otro lado de la mesa, Remy nos miró a todos con amplios ojos inocentes y comenzó a cantar: —Polla, polla, polla. Rome le gruñó a su hermano menor, quien una vez más estaba riéndose histéricamente, pero la mujer en la mesa tenía los ojos clavados en mí. —¿Te gusta? El compañero de Royal, quiero decir. —El tono de Shaw era suave y un poco triste. Ella amaba a Remy tan ferozmente como yo lo hacía y pude ver que la idea de mí siguiendo adelante era tan estremecedora para ella como lo era para mí, aunque sabía que nunca me negaría ninguna clase de felicidad. —Sí me gusta. Mucho, en realidad, pero no se cuán seriamente involucrado puedo estar con alguien que tiene un trabajo tan peligroso. —Me moví nerviosamente en mi asiento—. No creo que pueda manejar el perder a alguien que me importa otra vez.

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—Eso es pura mier… —Sus ojos apuntaron hacia su hija y luego hacia mí—. Esa es una excusa vaga para mantenerte a ti mismo afuera, hombre. Me hirieron en casa y eso no tuvo nada que ver con mi muy peligroso trabajo. Shaw se lastimó y nunca ha matado nada más que una araña.

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El ánimo en la mesa cayó y todos estaban callados hasta que Rome de repente se inclinó hacia adelante y apuntó el extremo de su tenedor en mi dirección.

Royal esta de licencia ahora mismo con un brazo roto porque algún chico estaba mandando mensajes y manejando… y Rem. —Él sacudió su cabeza tristemente—. Eso fue un accidente, también. Cosas malas pasan algunas veces y le pasan a personas que nos importan. No puedes vivir una vida aislado porque estás asustado de acercarte demasiado. Pregúntale aquí a mi idiota hermano cuán bien ha funcionado eso para él. Era casi la misma lección que mi mamá me había dado sobre no dejar que el miedo gane, solo que dada de una manera más autoritaria y sin tonterías. Rule asintió en acuerdo y se inclinó para besar a su esposa en la sien. —Me dije que era feliz, me dije que estaba bien. Si no dejaba a nadie entrar, entonces no había oportunidad de ser lastimado, pero tampoco estaba la oportunidad de sentir todas las cosas buenas que alguien especial puede traer con ello. No había nadie para amar, nadie que me empujara para hacerme mejor. Solo estaba yo jodiendo todo una y otra vez. Esa es una existencia bastante solitaria, amigo, y una que sé que mi hermano no hubiera querido para ti. Esas eran unas armas bastante grandes que Rule estaba sacando porque todos sabíamos que todo lo que Remy había querido para mí, para todos nosotros, era tener la mejor vida que podíamos tener. Fue por eso que estaba dispuesto a renunciar a mí. Sabía que necesitaba a alguien que pudiera estar conmigo completamente, que pudiera amarme a puertas abiertas sin vergüenza o arrepentimientos o cualquier clase de excusas. Alguien como Dominic. Gemí un poco y le di una mirada dura. —Juegas sucio. Shaw se rio. —Lo hace, y usualmente funciona.

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—En serio, cuando estás con alguien que tiene un trabajo peligroso te conviertes en el algo que les hace recordar el ser extra cuidadosos cuando ellos están ahí afuera haciendo lo que tienen que hacer. Les das una razón de estar súper concentrados y les recuerdas todos los días qué es lo que ellos

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Rome asintió y pinchó algo en su plato.

tienen que perder. Les das algo a lo que regresar a casa y eso importa. —Estaba seguro que estaba hablando por experiencia. Había pasado un largo tiempo alistado en el ejército y, estaba seguro que había visto a muchos hombres jóvenes ansiosos de regresar a casa con sus familias en los Estados Unidos. ¿Eso era suficiente? Remy no me había amado lo suficiente o a sí mismo para salir del closet y estar conmigo de la manera en la que necesitaba estar con él. No había sido suficiente. ¿Podría dejarme amar a Dom, yendo a todo con él, así tuviera una razón de ser extra-cuidadoso, un motivo para intentar y permanecer tan seguro como fuera posible, ser suficiente para mantenernos juntos?

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No tenía la respuesta, pero sabía sin ninguna duda que mi duda, mi vacilación, y temores eran absolutamente fuertes y poderosos para separarnos si los dejaba.

N

unca nadie me llamaría romántico.

No estaba en mi naturaleza planificar ocasiones o intentar y capturar un momento con alguien más. Era demasiado práctico para cualquiera de esas cosas sensibleras. Bueno, lo era antes de que un cierto adorable pelirrojo hubiera invadido mi vida y la mayoría de mis pensamientos. —¿Qué es todo esto? —El tono de Orlando era suave y un poco sobresaltado mientras le abría la puerta y lo hacía pasar dentro de mi apartamento. —Todo esto. —Era yo necesitando un momento, necesitando una ocasión y queriendo compartir eso con alguien específico: él.

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Mamá me ayudó a hacer la cena y me salpicó todo el tiempo con preguntas sobre lo que estaba pasando. Realmente quería decirle primero a Lando desde que era la razón de mis buenas noticias, pero no podía dejar a mi mamá pendiente después de cuan asombrosa había sido, así que

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Había limpiado mi apartamento, como realmente limpiado, no solo arreglarlo como usualmente lo hacía cuando él estaba aquí. También llamé a mi mamá y le pregunté cómo hacer su lasaña que amaba. Creo que se sorprendió antes de decirme que solo me sentara porque ella podría venir y ayudarme con eso. Rara vez cocinaba y nunca cociné para alguien más. Por suerte mi madre estuvo casada con un policía lo suficiente, por lo que tenía muy buenos poderes de deducción. Cuando apareció, no solo tenía comestibles sino todo lo que podría necesitar para hacer que la pequeña mesa del comedor de mi cocina luciera presentable. No compraba en IKEA así que créanme cuando les digo que el área necesitaba toda la ayuda que se le pudiera dar.

finalmente le dije, después de tres meses de interminable trabajo y horas y horas de entrenamiento, que el doctor me había dado el alta médica para regresar al departamento de policía. Tenía mi físico y mi curso de entrenamiento con el departamento listo para el final de la semana. Estaba de vuelta en la lucha, casi de regreso en el trabajo y tan emocionado y orgulloso que no podía contenerme. Merecía un momento y quería tenerlo con el hombre responsable de llevarme ahí, tan mal que podía saborearlo. Cuando Lando entró al apartamento, sus ojos se ampliaron ante la extensión presentada ante él. Le pedí que viniera a cenar, lo que usualmente significaba pedir comida o dirigirnos a algún lado a comer. La única vez que cenamos dentro fue cuando estábamos en su casa y él cocinó, así que no estaba sorprendido por su sorpresa. »Estamos celebrando. —Tan así que en realidad tenía puestos pantalones negros y una camisa con botones de color verde claro en lugar de mis usuales jeans y camisetas. La última vez que me había vestido bien fue en un funeral de un compañero policía. Tomaba una ocasión muy especial para mí el alejar mis jeans. Inclinó su cabeza y dejó que sus labios tocaran los míos suavemente mientras yo lo empujaba dentro por un beso. No había compartido con él el hecho de que la cita con mi doctor era hoy porque no estaba seguro de cómo iba yo a reaccionar si el hombre me decía que aún no estaba listo. Había trabajado tan duro, nosotros habíamos trabajado tan duro, que no estaba seguro que podía simplemente continuar con alguna mala noticia sin que fuera devastadora. Afortunadamente ese no era el caso y ahora aquí estábamos y estaba listo para tirar mis brazos alrededor de él y bañarlo con gratitud y afecto.

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Debería decirle que estábamos celebrando el estar aquí juntos. Las cosas no habían estado del todo bien por unos días después de que, sin contemplaciones, me echó de su cama y huyó. Por toda la conversación de no golpear un final o ir a una inevitable línea final, se veía exactamente como lo que estábamos haciendo.

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—¿Qué es lo que estamos celebrando, Dominic? —Se escuchaba un poco confundido y entretenido.

Mi ego había tomado un campanazo y me gritó que me concentrara en mejorar, que me concentrara en regresar al trabajo. Mi corazón se había disparado y se sintió como si hubiese sido usado como una pelota de fútbol, todo mientras mi cerebro calmadamente explicaba que las cosas entre Lando y yo estaban, en efecto, moviéndose con bastante rapidez y todavía había muchas preguntas sin respuestas entre nosotros sobre nuestro futuro y, aparentemente, sobre su pasado. Mi sentido común me dijo que esto era solo otro bache en el tortuoso y finalmente bifurcado camino que estábamos actualmente navegando juntos. Mi cerebro era inteligente. Después de unos dos días de tenso silencio y sin contacto, él me llamó y me pidió venir. Cuando apareció, había un perceptible cambio en su comportamiento. Era como si hubiera hecho las paces con algo, pero no estaba siquiera seguro de qué se trataba la pelea. Comimos pizza, hablamos mierdas sin sentido, pretendiendo mirar un loco reality show sobre un hombre y una mujer desnudos tratando de sobrevivir con nada en la jungla, y luego follamos, desinhibido y salvaje, en el sofá hasta que ambos estuvimos exhaustos. Se sintió extrañamente como sexo-de-reconciliación pero por lo que sabía, nosotros no estábamos discutiendo y ninguno de nosotros tenía nada por qué disculparse. Aunque desde esa noche, las cosas habían caído en un patrón bastante fácil. Él trabajaba, yo entrenaba e iba a terapia. Pasábamos la noche juntos ya sea en su casa o en la mía y cada mañana despertaba envuelto alrededor de él. Era agradable. Era adictivo. Era aterrador porque no sabía cuánto tiempo iba a durar y estaba teniendo un tiempo realmente duro recordando cómo era la vida antes de que él tomara mucho espacio y tiempo dentro de esta. Siempre solía ser sobre la ley, sobre mi trabajo, ahora era sobre Lando y qué era lo próximo que iba a pasar.

—Preparas tu casa y a ti mismo. Debe ser algo muy especial lo que estamos celebrando. —Me aclaré la garganta y en verdad hice el gesto

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Él corrió un dedo sobre el mantel y luego se volteó y corrió el mismo dedo en los botones de mi camisa. El ligero toque hizo que mi aliento se atascara y mi pulso saltara.

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»Siéntate y come la cena y te diré lo que estamos celebrando. —Le di una pequeña sonrisa mientras miraba escépticamente la mesa y la comida en ella—. Mi mamá pasó por aquí y me ayudó a cocinar. No voy a envenenarte.

caballeroso de retirar su silla por él. No creo que nunca haya retirado la silla para alguien antes. —Muy especial. —Caminé alrededor de la mesa y me senté frente a él. Le pregunté si quería una copa del vino tinto que mi mamá había traído junto con la cena y pude ver el humor bailando en sus ojos mientras asentía. Por suerte, mi mamá era una mujer inteligente porque yo no tenía nada cercano a un sacacorchos en mi apartamento y la botella que ella dejó tenía una tapa a rosca. Después de verter el líquido rojo profundo en un par de copas, me senté y nos miramos el uno al otro por un largo momento. Finalmente, Lando levantó la copa hacia sus labios y tomó un trago. Cuando la puso de regreso en la mesa, se inclinó un poco hacia adelante y preguntó: —Fuiste a ver a tu fisioterapeuta hoy, ¿no es así? Me frustré un poco y me estiré para acomodar el cuello de mi camisa. —Lo hice. ¿Cómo lo supiste? Ondeó una mano sobre la mesa y todos los adornos. —Esta es una gran pista. Él te dio el alta para volver a trabajar, ¿verdad? —Quería que ahí hubiera alguna clase de emoción, alguna clase de entusiasmo en su tono pero no lo había. En su lugar, se oía resignado y fatalista. —Lo hizo. Pero no es como si regresara y pidiera mi arma y mi placa, y demandara ser puesto de regreso tan rápido. Tengo que ser dado de alta por el psiquiatra del departamento de policía, y luego tengo que pasar las pruebas del departamento de fisioterapia y ser recalificado con mi arma. Nada de eso es tan fácil o un pase garantizado. Pero este es un gran paso en la dirección correcta. Es en lo que hemos estado trabajando desde el comienzo.

Maldijo bajo su aliento y luego se inclinó hacia adelante e imitó mi pose.

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—No estás emocionado por mí. —Levanté una mano cuando abrió su boca para contestar—. Esa no fue una pregunta Lando, fue una observación. Puedo ver que no lo estás.

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Él recogió el vino y lo arremolinó alrededor de la copa. Podía verlo luchando por estar feliz con mi noticia como yo lo estaba y eso apuñaló algo suave e indefenso en el centro de mi pecho. Puse mis manos sobre la mesa y me incliné un poco hacia adelante.

—Estoy feliz por ti, Dom. Soy yo quien no está feliz por mí. Entrecerré mis ojos hacia él y luché para mantener mi irritación en control. —¿Qué se supone que significa eso? —Quiere decir que esta es la única vez en mi carrera que me molesta que soy bueno en mi trabajo. Sabía que finalmente llegaríamos ahí, pero supongo que pensé que tendríamos más tiempo. ¿Más tiempo? Habían pasado tres meses. Tres meses de arduo trabajo, incertidumbre e interminables montañas de dudas. Para mí, se sintió eterno el llegar a este punto. —¿Más tiempo para qué, Lando? ¿Más tiempo para saber si valía el esfuerzo o no? —Eso quemó y la imagen del chico lindo colgando en su pared y aparentemente en su corazón se burlaba de mí desde un lugar realmente oscuro que ni siquiera sabía que tenía. —No se trata sobre ti, Dominic. Se trata de lo que haces y si soy lo suficientemente hombre para mirarte caminar hacia afuera todos los días sabiendo que tal vez no puedas regresar. Siempre ha estado ahí, pero ahora está justo en mi rostro, y todavía no tengo una respuesta.

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—Podría salir por la puerta delantera mañana y conseguir ser atropellado por un conductor borracho mientras camino por la vereda. Podría resbalar y caer por las escaleras cuando este congelado y romperme el cuello. Y si, podría ir a trabajar un día y acabar en el lado equivocado de una bala, pero eso le pasa a mucha gente inocente que no tiene nada que ver con estar en el cumplimiento de la ley. Preocuparse por alguien más, estar con ellos, es un riesgo independientemente de lo que hagan para pagar las cuentas. Entiendo que no quieras que te lastimen otra vez, pero esa no es una promesa que alguien pueda hacer y mantener. —Le clavé una dura mirada—. Me preocupo mucho por ti, Orlando. Más de lo que había planeado mientras lucho por conseguir de regreso mi vida, pero estoy dispuesto a tomar un riesgo por ti. Así que tienes que estar dispuesto a hacer lo mismo si tenemos alguna posibilidad de hacer que esto funcione. — Estaba más allá de frustrado porqué pensé que habíamos pasado este

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Me incliné hacia atrás y froté ambas manos sobre mi corto cabello con agitación.

punto en nuestra relación pero aparentemente no. Nosotros realmente estábamos atorados en el medio, sin ganar nada nuevo o avanzar. Igualó mi mirada por un minuto antes de levantarse y venir alrededor de la mesa así estaba parado a mi lado. Levantó una mano y gentilmente acarició con la parte de atrás de sus dedos mi mejilla. —Tomé un riesgo cuando te anoté en la clínica porque estuve atraído por ti en el minuto que entraste por mi puerta. Tomé un riesgo cuando comenzamos a trabajar juntos porque sabía que ibas a empujar demasiado duro y tenías que aprender que tu cuerpo tiene limitaciones y no es indestructible. Tomé un riesgo cuando dejé que las cosas se hicieran personales porque no me importó nadie de la manera que me importas en un largo tiempo y pensé que esa parte de mi vida y mi corazón nunca funcionarían bien otra vez. —Su pulgar acarició mi labio inferior y movió su mano por lo que estaba ahuecando mi apretada mandíbula en su palma. Era un tierno gesto, pero aun así, había una dureza amarga en sus ojos que parecía anularlo—. No tienes la menor idea de cuán difícil ha sido para mí tomar esos riesgos, Dom, no permitir que el miedo gane. Levanté una mano y la curvé alrededor de la suya donde estaba descansando en mi rostro. Giré mi cabeza así podía presionar un beso en el centro de su palma y luego enrosqué sus dedos alrededor, así él estaba aferrándose a ella. Tal vez este era el momento que necesitábamos tener. Tal vez esta era la ocasión que necesitábamos recordar. Tal vez este era el punto para terminar o lograr estar juntos. El bache en el camino estaba avecinándose y no, parecía que no había otra opción más que escoger por cuál camino ir... juntos o separados.

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Me paré y la silla cayó. La cena fue olvidada mientras enfrentábamos una guerra de indecisión y anhelo en el aire entre nosotros. Miedo y amor

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—Te lo dije, lo fácil es para los débiles, lo duro es para los campeones. Me tienes aquí, me arreglaste. ¿Realmente piensas que voy a salir allí fuera e intentar deshacer todo el trabajo que hiciste? ¿Piensas que voy a ser descuidado y temerario sabiendo el efecto que tendría en ti? En todo caso, el estar contigo, viendo lo mucho que te preocupas no solo de mi seguridad sino de la seguridad y el bienestar de todos, me hace más determinado a regresar al trabajo y hacer mi trabajo mejor y más consciente. No quiero que nadie se lastime, Lando.

eran dos combatientes poderosos y era cuestionable cuál de los dos iba a ganar. El amor tomó su primer movimiento mientras silenciosamente nos movíamos uno hacia el otro, labios colisionando y manos agarrando. Aunque el miedo se coló con un golpe bajo, porque a pesar de que él estaba aquí conmigo, su boca en la mía, podía sentir que también se había apartado. Él estaba de regreso en ese lugar seguro donde los corazones tiernos y sentimientos frágiles fueron encerrados tan fuerte que nada, ni siquiera el amor, podría luchar su camino a través de este. Aunque el amor disparó de regreso. Estaba ahí cuando él arrancó mi camisa abierta, mandando a volar los botones en todas las direcciones a través de la pequeña área del comedor. Estaba ahí cuando el beso se suavizó, y se transformó de algo que era hambriento y ansioso a algo que era satisfactorio y contenido. Sus largos y ásperos dedos aterrizaron sobre mi corazón y dando un fuerte latido, tocando una canción que solo él podía escuchar y eso cambió la sintonía a algo más profundo y oscuro mientras se acercaba a mí.

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Nos besamos otra vez. Esta vez más suave. Esta vez con amor en lugar de miedo en la punta de nuestras lenguas. Sus dientes se clavaron en la parte baja de la curva de mi labio con un mordisco juguetón. Esto incendió todo a niveles de detonación dentro de mí. Tiré su camisa fuera con poca delicadeza con el único objetivo de tener mis manos en esos largos y magros músculos que estaban en todos lados donde miraba cuando él estaba desnudo. Ahora, cada peca de su cuerpo conocía la caricia de mi lengua y el toque de la punta de mis dedos. Pero todavía era divertido conectarlas, dibujar una línea con mis dedos más y más abajo de su ombligo y dentro de la cima de sus pantalones. Esos puntos sexis iban todo el camino hacia la base de su polla y unas cuantas rebeldes marcaban la tensa piel de su eje. No voy a mentir, esas eran mis favoritas y en el buen camino de hacer una aparición mientras abría sus pantalones para dejarlas salir.

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Nuestras pelvis se tocaron a través de nuestra ropa. Duro y duro. Anticipación rodando a través de más anticipación. Nuestros alientos mezclándose y amor y miedo combinados en algo que era igualmente agridulce. Puse mis manos en sus caderas y lo atraje aún más cerca, así no había habitación para correr. Froté el frente ajustado de mis pantalones contra el bulto decorando el suyo y obtuve una respiración profunda y manos temblorosas alisando mi pecho como recompensa.

El miedo estaba de regreso en el temblor de su voz cuando murmuró mi nombre mientras inclinaba su cabeza para cepillar sus dientes contra el lado de mi cuello. Ese era un uno de mis puntos favoritos, uno que él a menudo usaba para distraerme. Chico inteligente. Pero no ahora. Ahora estaba resuelto, concentrado, preparado, e intentando vencer todos los miedos. Esto no era una pelea que estaba dispuesto a perder. Me moví hacia adelante así podía poner mis labios en su piel. Besé su garganta. Besé su cuello. Besé su pecho. Me tomé un segundo para correr mi lengua sobre su pezón plano y fui recompensado con este endureciéndose y rogando por más. Giré mi mano alrededor de su polla y tomé un momento para apretarla. Siempre me emocionó que su polla palpitaba lista y ansiosa en mi mano. Nunca hubo dudas ahí. También amaba que era pálida, suave, larga y dura justo como el hombre que estaba unido a ella. Él hizo un sonido bajo en su garganta mientras sus caderas involuntariamente empujaban hacia mi toque. Sus ojos eran todo menos distantes ahora. Ellos quemaban de un azul brillante y estaban tan atentamente concentrados en los míos que sentí como si él fuera a fusionarnos con el calor en ellos. Estaba más allá de bien con eso. —Me gusta la manera en que me tocas, Dom. —Su voz era suave como la seda mientras se envolvía a mí alrededor mientras iba a trabajar en la abertura de mis pantalones. Levanté una ceja y sentí mis labios torcerse en una sonrisa.

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Mi propia polla hizo su gran aparición y no desperdició tiempo rogando por su atención. Afortunadamente él estaba feliz de dar toda consideración que necesitaba y perdí el aliento y tal vez un buen pedazo de mi mente mientras nos miraba simultáneamente trabajar el uno en el otro. Piel oscura contra clara. Manos ásperas contra superficies suaves. El estiramiento y la fuerza de su tierna carne mientras cedía y pedía por más y más. Ambas pollas más duras de lo que nunca antes estuvieron mientras palpitaban en el momento de la estimulación. Podía sentir los latidos a través de la gruesa vena corriendo debajo de su erección y me pregunté si él podía sentir los míos mientras sus dedos bailaban y pasaban con practicada habilidad sobre mi rígido miembro.

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—Entonces necesitas dejarme tocarte todo, Lando. —Me pregunté si él sabía que estaba hablando sobre ese cuidadosamente guardado corazón suyo.

No había espacio para el amor o miedo ahora, solo espacio para deseo y necesidad. Compartimos otro beso derrite-almas. Uno que tenía nuestros estómagos tocándose y a cada uno luchando por conseguir salir de nuestras ropas. Mi pequeña cocina iba a ver muchas primeras veces esta noche, la lasaña de mamá y el mantel siendo la menos emocionante, aparentemente. Fui de buena gana cuando Lando silenciosamente me urgió a voltearme aunque significaba dejar ir su polla y podía decir que él estaba cerca de correrse en mi mano. Reforcé mis manos a la anchura de mis hombros sobre la mesa y dejé caer mi cabeza hacia adelante. El amor estaba exhausto por la pelea y colgaba pesado alrededor de mi cuello. La mano de Lando trazó mi columna vertebral arriba y abajo unas cuantas veces, dejando golpes de anticipación y excitación en su despertar. Usó su rodilla para separar más mis piernas y no necesité mirar sobre mi hombro cuando escuché el sonido de rasgadura para saber que había encontrado un condón ya sea de su billetera o la mía y se lo estaba colocando. Una de sus manos conectó con el cachete de mi culo en un agudo sonido que me hizo fruncir el ceño y voltearme para mirarlo sobre mi hombro. Dios, él era hermoso y el miedo no estaba a la vista. —¿Por qué fue eso? —No me importaba una pequeña palmada y cosquillas de vez en cuando, pero estábamos por follar sobre la mesa de la cocina y una fría cena, ese era suficiente interludio extremo por lo que a mí respecta. Señaló a su polla ahora cubierta en latex, la cual estaba presionando hacia bajo con su pulgar, y después a mi trasero.

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Bueno, mierda. Usualmente estaba preparado para cualquier situación, pero sexo sobre la cena no era una de ellas... demonios, sexo en cualquier lugar excepto en los confines de mi muy cómoda habitación realmente no era una de ellas. No era como que mantenía una botella de lubricante escondida en cada cajón alrededor de la casa.

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—¿Quieres mover esta fiesta dentro de la habitación o lo quieres duro? —Él levantó ambas cejas hacia mí y esperó por mi respuesta.

—Uh, duro. —No había manera de que cambiara el momento que estábamos teniendo y dejara que el miedo levantara su repugnante cabeza. —¿Estás seguro? —Siempre era cuidadoso y eso era amor. —Estoy seguro. Ahora entra en mí. —Yendo duro y crudo no era mi favorito, pero lo que sea que consiguiera que este hombre entre dentro de mí, podía manejarlo. Me volteé y esperé por la lenta quemadura, el estiramiento, el automático ajuste de músculos contra la invasión... nunca llegó. En su lugar, estaba la calidez y la humedad de una lengua, estaba el sondeo apacible de algo mucho más pequeño y mucho más flexible. Él nunca me lastimaría, no cuando podría ser evitado con un poco de amor y cuidado, incluso si el dolor era solo temporario y bien merecido por lo que venía después. De repente, una de sus manos estaba sobre una de las mías en la mesa, su fuerte pecho estaba contra mi espalda y su mano libre estaba alrededor de mi todavía adolorida polla moviéndose arriba y abajo mientras él se presionaba en mí. —Lo fácil tiene su lugar, Dom. No todo el tiempo necesita ser difícil. —Era un punto justo, uno que él hizo una y otra vez mientras se comenzaba a deslizar dentro y fuera de mí en un elegante ritmo que coordinaba con la dura y errática manera con la que estaba trabajando mi polla en su mano. Eran un montón de sensaciones, un montón de diferentes clases de toques pasando, pero mi favorito probablemente era donde sus labios descansaban contra mi oreja así podía escuchar cada jadeo, cada suspiro, que era sacado de él mientras mi cuerpo lo tiraba y apretaba. Si lo que estaba haciendo entre mis piernas y detrás de mí no era suficiente para correrme, los sonidos que él estaba haciendo en mi oreja lo harían. Para mí, eso sonaba mucho como el amor... no como el miedo en absoluto.

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Nos quedamos así por un largo minuto. Respirando fuerte y tratando de descubrir quién ganó la pelea... miedo o amor. Tan pronto salió de mí y hubo

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No tomó mucho tiempo para que todo su cuerpo se tensara detrás de mí o para que el mío temblara en respuesta. Cuando él se corrió, susurró mi nombre. Cuando me corrí, grité el suyo tan fuerte que estaba bastante seguro que los vecinos pudieron escuchar.

ambas distancias, física y emocional entre nosotros, se sintió como una sacudida. »Lo siento, arruiné la cena. —Se oía tímido e inseguro. Resoplé e inspeccioné el desastre que habíamos hecho de la cena y de nosotros. —Lo compensaste con creces pero no le digas a mi mamá en lo que terminamos usando su mantel. Voy a decirle que lo manché y lo tiré a la basura.

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Él se rio y nuestros ojos se encontraron. El amor estaba allí, claro y brillante, pero ese sucio bastardo miedo estaba todavía colgando en la parte trasera. Parecía como si la batalla hubiera sido ganada, pero la guerra continuaba haciendo estragos.

Y

a era un día muy duro antes de que me encontrara con mi primer cliente. Hoy Dom iba a su última prueba física para conseguir de regreso su placa y aunque nunca preguntó, pude ver en sus ojos cuando salió de mi casa esa mañana, que me quería allí. Era una victoria en la que habíamos trabajado juntos, pero no importa lo mucho que lo intenté no pude decidirme a celebrar con él y me dolía hacerle daño. Simplemente no podía hacerlo. Ni siquiera pude desearle buena suerte mientras le daba un beso de despedida.

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Eran, evidentemente, una familia en crisis. La niña trataba muy duro todos los días para ir a través de los ejercicios que le daba para que pudiera mantener fuerte la parte superior del cuerpo y la base intacta, pero la madre, en lugar de ser alentadora y útil, en lugar de alabar la valentía y la fuerza de su hija, pasaba la sesión lagrimeando y lanzando miradas de odio al niño, que no podría tener más de cinco o seis años. Nunca hablaba, nunca pronunciaba una palabra, pero también nunca se acechaba a su hermana. Era obvio que la madre lo culpaba por el accidente y el estado de su hija. Quería preguntarle por qué no ponía la ira y la culpa en los adultos en la casa que fueron responsables de la seguridad de la pistola, pero no quería causar más de una grieta, y el cuidado de la niña era mi prioridad.

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No solo estaba decepcionando a Dom, lo cual apestaba, sino que también me estaba sintiendo ligeramente desconsolado por otra razón no relacionada. Mi cliente por la mañana era una niña que iba a estar confinado a una silla de ruedas por el resto de su vida porque su hermano menor había encontrado el arma de su padre y accidentalmente le había disparado a corta distancia. Era un caso desgarrador porque era muy joven, pero también porque cada día que venía a verme su madre venía y traía a su hermanito.

Pero, como siempre, no podía soportar ver a alguien herido y con dolor, por lo que la siguiente semana durante la sesión le pedí al niño que me ayudara con algunos de los ejercicios. Al principio se resistió porque su madre le dijo que se mantuviera alejado de su hermana, pero cuando le di una mirada que indicaba que estaba a un ardiente segundo de sacarla a patadas de la habitación, cambió de tono. Coloqué al niño delante de la niña que estaba sentada en el suelo con las piernas inmóviles frente a ella y le entregué una pesada y larga cuerda. —¿Alguna vez jugaste tira y afloja? —Él me miró con sus serios ojos tristes y asintió—. Bueno, de acuerdo, eso es lo que vas a hacer con tu hermana. Ella va a tirar tan duro como pueda y quiero que tires hacia atrás sin moverte, ¿de acuerdo? —Él asintió con la cabeza de nuevo—. Una vez que esté acostada, vas a ayuda a tirar de ella hacia atrás hasta que esté sentada justo así. Tomó un minuto para que los hermanos lo entendieran ella obviamente no estaba tirando tan fuerte como podía y el niño estaba aterrorizado de hacer algo mal. La cuerda se les caía de las manos y aterrizaba en el tapete entre ellos, pero con el tiempo apareció la rivalidad innata que todos los hermanos tienen y comenzaron a realmente tirar y tirar de la manera que yo quería. Solo tomó un par de veces para que el hermano pusiera a la niña de nuevo en una posición sentada y ambos estaban riendo y divirtiéndose con eso. Crucé los brazos sobre mi pecho y miré por el rabillo del ojo a su madre. »Él podría ser una parte instrumental de su proceso de curación. Va a necesitar ayuda por el resto de su vida, sobre todo cuando usted y su esposo ya no estén alrededor. Tratar de alejarlo de ella no va a ayudar en nada en absoluto. La madre se llevó una mano a la garganta.

—Ella lo perdona. No hay ninguna razón por la que usted no debería ser capaz de hacerlo. Fue un accidente, un trágico accidente evitable, pero ahora hay que superar eso. Ella necesita a su familia... a todos ellos.

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Eso no la absuelve exactamente de toda culpa, pero no podía decir que la culpaba.

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—Corrí a mi esposo. Le dije una y otra vez que no quería esas armas en la casa.

—Es muy difícil superar algo como esto. —Su voz se quebró y se excusó para conseguir un poco de agua a medida que continuaba viendo jugar a los niños. La niña no iba a caminar de nuevo y el niño había jugado un papel importante en eso, pero ella, lo único que veía era a su hermanito. Tal vez era porque no se había hastiado de la vida todavía, tal vez porque era solo una dulce niña sin un hueso resentido en su cuerpo, o tal vez era que era más inteligente, más consciente de sí misma a las doce años de lo que yo lo era a los veintiséis y se daba cuenta que nada iba a cambiar. Ella podía odiar a su hermano, culparlo y hacerlo responsable, pero eso no la ayudaría a ponerse de pie. Ella podría estar enojada, amargada y maldecir a todos por estar confinada en esa silla por el resto de su vida, pero una vez más, nada de eso la haría caminar de nuevo. Su nueva normalidad no era algo que le desearía ni a mi peor enemigo, pero la claridad, la capacidad de recuperación que estaba mostrando para volver a vivir la vida era algo mágico y particularmente revelador. Las cosas malas sucedían, era la forma en que después manejábamos las consecuencias lo que realmente definía la que sería nuestra nueva normalidad. Podrías hacerlo con gracia, con generosidad, pensativo como esta preciosa niña, o podrías hacerlo descuidadamente, atropelladamente, y ciegamente como yo había hecho. Me senté en el suelo y le dije al niño que se sentara al lado de su hermana y les dije a ambos que intentaran empujarme. Bufaron y resoplaron y, obviamente, no llegaron a ninguna parte hasta que me rendí y les permití derribarme. Colapsaron en un ataque de risa hasta que los senté de nuevo. —¿Te gustaría que te muestre algunas cosas que pueden hacer juntos en casa, cosas divertidas como estas, que ayudarán a tu hermana?

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—Yo la lastimé. No se supone que esté demasiado cerca de ella nunca más. —Sonaba con el corazón roto y eso hizo que mis dientes posteriores se apretaran con fuerza. Iba a decirle que estaba bien, que cuando hacemos daño a alguien era nuestro trabajo tratar de hacer que el daño mejore, pero la niña luchó para conseguir acercar su cuerpo, un cuerpo que de repente no obedecería sus órdenes, más cerca de él. El niño cayó en sus brazos extendidos y empezó a llorar.

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El niño miró a su hermana y luego hacia el suelo.

Tuve que parpadear para apartar mis propias lágrimas mientras la niña acariciaba la coronilla de su cabeza y murmuraba con dulzura: —Está bien, Sammy. Fue un accidente. No me hiciste daño a propósito. ¿Era esa la clave para avanzar? ¿Comprender que alguien que te ama, al que amabas, podría hacerte daño a pesar de que no querían hacerlo, aceptarlo y seguir adelante? Durante mucho tiempo, tuve problemas con la culpa, con el pesar porque yo presioné a Remy, le puse un ultimátum que iba a hacer que nuestra relación se derrumbara, pero estaba enojado con él, también. Enojado porque se fue. Enojado porque tuve que darle el ultimátum en primer lugar. Enojado porque cuando murió tuve que sufrir y llorar por mi cuenta porque el resto de la gente que lo amó y lo perdió ni siquiera sabía que existía. Tomé toda esa ira para mí mismo, puse mi vida en un espiral fuera de control e hice cosas que justificaban esos sentimientos de ira y culpa, pero ahora... ahora tenía una nueva normalidad con un buen hombre mirándome fijamente a la cara y no podía darle todo de mí porque tenía miedo.

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Cuando la madre volvió a la habitación, tenía a la niña sobre su estómago ejercitándose con la pelota y a su hermano sosteniendo sus piernas mientras rodaba hacia adelante y él la jalaba hacía atrás. Tenía los brazos extendidos como si fuera Superman a pesar de que se suponía que debía utilizarlos para tirar de ella hacia adelante. Vi a la mujer abrir la boca para decirles algo a sus hijos, pero cambió de idea y me miró a mí en su lugar.

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Tenía miedo del amor, mientras que esta niña, esta heroína, este ser humano excepcional, lo abrazaba y lo usaba no solo para curarse a sí misma, sino también a su familia. Ante la vista de tanto valor, tanta calidez y alegría, supe que no había manera de que pudiera seguir dejando que el miedo y la duda ganaran. Puedo haber perdido Remy, pero no cambiaría cualquiera de nuestros momentos juntos por nada del mundo. Ese brillante descubrimiento del primer amor, ese agudo aguijón del primer corazón roto, no renunciaría a nada de eso, incluso sabiendo lo mal que todo estaría al final. Lo mismo sucedía con mi relación con Dom. No estaba dispuesto a darme por vencido con él. Supe desde el primer momento que era un protector y me estaba aferrando a él, pero yo había hecho un pobre y miserable trabajo al permitirme disfrutar de enamorarme de él. El miedo arruinó todo y había tomado suficiente de mí.

—Es como era antes. Como si solo están jugando alrededor y no pueden ni siquiera sentir lo trágico y horrible que es todo esto. —Porque para ellos no es trágico. Ella todavía está aquí. Ella todavía lo ama y encontrará una manera de adaptarse. Y usted también si se abre a ello. —Todavía tenían un largo camino por recorrer, pero si todos seguían el ejemplo de la niña iban a lograrlo. Después de pasar a través de algunos ejercicios que pensé sería divertido que los niños hicieran juntos durante la semana cuando yo no los viera, me dirigí a mi oficina cuando uno de los otros terapeutas vino a decirme que había una policía esperándome en mi oficina. Traté de mantener el frío fuera de mi sangre, porque sabía que Dom tuvo su última prueba con el departamento hoy y no tenía dudas de que pasaría, pero el hielo todavía se deslizaba por mis venas. Cuando abrí la puerta, me sorprendí al ver a la bonita pelirroja que me había presentado en el bar, de pie junto a mi biblioteca mirando las fotos. Estaba vestida con el azul estándar de la policía y debería haber lucido poco elegante y desaliñada, pero no lo hacía. La chica era una impactante belleza e incluso con un uniforme rígido y básico no podía ocultar el hecho. —Es muy raro ver fotografías del otro hermano. Es como mirar a Rule si estuviera en un universo alternativo. —Así es como me siento cuando paso tiempo con él, solo que él luce como un Remy alternativo para mí. ¿A qué debo el placer de esta visita, Royal? —Me acerqué a mi escritorio y me senté detrás de él mientras señalaba las sillas para que tomara asiento en una.

Ella no dijo nada durante un minuto, pero tocó con la punta de sus dedos la parte superior de la gorra que había apoyado en su regazo.

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—Sabía que lo haría. Estuve toda la tarde con un caso difícil. Pasé más tiempo de lo que normalmente lo haría con ella, así que no he mirado en mi teléfono. Estoy seguro de que ha enviado un mensaje con la noticia. Lo llamaré y le diré felicidades.

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—Dom pasó el examen físico de su departamento hoy. Él está consiguiendo su placa de regreso. —Ella me inmovilizó con sus ojos marrón oscuro que parecía chocolate derretido, pero que mantenía un indicio de descontento en el calor.

—Eso es algo grande para él. Ha estado trabajando muy duro para llegar a este punto. Entrecerré un poco mis ojos y sentí un ceño asentarse en mis rasgos. —Lo sé. He estado allí en cada paso del camino justo al lado de él. Ella dejó escapar un suspiro y eso hizo que algo del cabello rojo oscuro que se rizaba a través de su frente se moviera. Mi chico, obviamente, tenía algo por las pelirrojas. —¿Entonces por qué no estuviste allí hoy para él? —Era una simple pregunta, pero la respuesta era complicada. Para empezar, no me pidió que estuviera allí, probablemente porque sabía lo difícil que sería para mí, pero el ver la desaprobación en la cara de su mejor amiga dejó en claro que yo había sido egoísta y manejé todas las cosas mal con él una vez más. —Debería haber ido. Lo estropeé. Lo sigo estropeando con él. —Él está enamorado de ti, ¿sabes? Él nunca se preocupaba mucho más allá de su placa, excepto por mí y su familia, pero el día de hoy... —Ella sacudió la cabeza y se mordió el labio inferior—. Importó que no estuvieras allí. Debería haber estado emocionado. No lo estaba. Juré una vez más y me recosté en mi silla hasta que chirrió en señal de protesta. Moví mis dos manos sobre mi cara y suspiré. —Acabo de tener una revelación con una niña de doce años, de cómo de jodida he estado viviendo mi vida en los últimos años. Debería haber estado allí para Dom, pero si hubiera ido, me habría perdido el momento que me hizo darme cuenta que necesito dejar de ser un estúpido. Arreglaré esto, Royal. Te lo prometo.

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—Puedes comenzar con seguirme hasta el Bar para una celebración con una improvisada fiesta sorpresa. Él estaba obviamente disgustado contigo por que no estabas allí y se marchó a casa tan pronto como fue liberado de la prueba. Envié a su hermana pequeña a sacarlo así que le podemos dar una felicitación adecuada. Algunos de sus compañeros de la fuerza estarán allí y también estará su familia. También reuní a mi gente, por

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Ella asintió de nuevo y una sonrisa torcida cruzó su rostro. Era una persona maravillosa, pero también tenía un corazón muy amable. Pude sentir que eso me sobrecogía mientras me decía:

lo que los Archer también estarán allí. Él se merece más que una llamada telefónica, Lando. La culpa y la vergüenza se deslizaron por la parte trasera de mi cuello. Puse mi mano sobre la temblorosa piel para tratar de frenar la sensación. —Se merece todo. Estaré allí. Solo tengo que llenar algunos archivos antes de dar por terminado el día. Este parece como si fuera el día de inspiración de las mujeres para patearme el culo. Ella echó la cabeza hacia atrás y rio. —Contenta de estar a tu servicio. Ari no saldrá de clase por otra hora, por lo que tienes algo de tiempo. Tráele algunas flores o globos o algo así. Eso sería adorable. —Sus ojos oscuros brillaron. —Yo le llevaría un paquete de seis antes que flores, pero dado que esta fiesta es en un bar, no creo que eso resulte. Ella dio un suspiro melancólico mientras se ponía de pie y acomodaba su gorra de regreso en su cabeza. —También lo amas. Estoy tan aliviada. Estuve revisando de cerca todas las formas de arruinar tu vida si no lo amabas. Iba a pedirle ayuda a Asa y esa habría sido una mala noticia para todos nosotros. Mi hombre resuelve los problemas en una forma de arte. Te veré más tarde. Ella salió de la habitación y me dejó con la sensación de propiamente castigado e impresionado por su visita. Era fácil ver por qué Dom estaba tan enamorado de ella.

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Tecleé el número de Dom y gemí cuando se fue al buzón de voz. Después de que su voz profunda terminó con el saludo, dejé un mensaje corto y dulce.

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Saqué mi celular fuera del cajón del escritorio donde lo dejaba cuando estaba con clientes y lo abrí. Tenía una llamada perdida de mi hermano y un mensaje de texto de mi mamá, pero nada de Dom. Eso hizo que mi corazón se apretara y que un escalofrío de vergüenza se convirtiera en un terremoto lleno de desgracia. Estaba cambiando todo esto en este momento. Yo estaría viviendo la vida y no dejaría que el miedo me mantuviera estancando en un lugar y lejos de todas las grandes cosas en las que yo podría estar avanzando.

—He oído que tenemos razones para celebrar. Estoy muy orgulloso de ti, Dom. No puedo esperar para decírtelo en persona. Colgué y terminé con los archivos que necesitaba para estar al día con la facturación y el seguro y luego me dirigí hacia el bar de Rome. Ni siquiera se me ocurrió que debería estar nervioso porque Royal había dicho que la familia de Dom iba a estar allí y me encontraría con ellos por primera vez. Empecé a sudar un poco a pesar de que afuera hacía frío y reboté mis llaves arriba y abajo en mi mano mientras abría la puerta. El bar ya estaba bastante lleno. Caras conocidas mezcladas con las que yo nunca había visto, pero todos parecían contentos de estar allí y felices de estar reunidos. Había mucha presencia policial y vi a una mujer mayor con el cabello oscuro que tenía que ser la madre de Dom. Cuando una joven mujer con tez similar y los mismos ojos verde olivo que mi chico apareció a su lado, supe que estaba mirando a la familia de Dom. Me iba a poner mis pantalones de chico grande e ir a presentarme cuando me desviaron a causa de un golpe en el hombro. Miré a Rule e involuntariamente inhalé como siempre tenía que hacer con él. —Así que tu chico va a volver a trabajar. ¿Ya lidiaste con todo eso aquí? —Él golpeó un dedo tatuado a un lado de su cabeza. —Sí, no quiero decir que con todo, pero no voy a alejarme a causa de su trabajo. El día de hoy me di cuenta de lo estúpido que eso sería. —Suspiré—. Me quedé con Rem cuando él no quería aclarar las cosas acerca de lo que estaba pasando entre nosotros, cuando esa era una mejor razón para irse.

Él señaló a través de la gran sala a donde su bonita esposa rubia estaba hablando con otra mujer rubia. Me tomó un segundo darme cuenta de que

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—Rome y yo estábamos tan enojados cuando Shaw finalmente nos habló acerca de Rem. Nos sentimos traicionados, engañados, y dado que él se había ido, la única persona con la que podríamos desquitarnos era ella. Ella no se merecía eso y luego yo estuve enojado con él por haberse ido, así que no pude enojarme con la persona adecuada. La ira ocupa mucho espacio y si se lo permites, alejará todas las otras cosas buenas que están esperando para ser vividas.

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Rule asintió y puso una mano en mi hombro.

yo la conocía, bueno, la había conocido. Era la abogada con problemas con hombres del gimnasio, y si tuviera que adivinar, apostaría que el origen de esos problemas era el guapo chico con barba que se alzaba por encima del resto de la multitud y no podía apartar los ojos de ella. Me di la vuelta hacia Rule que seguía hablando. »Tuve que perder todo antes de darme cuenta de que no quería estar enojado con él, yo no quería estar enojado en absoluto. Quería amar y recordar lo especial que él era. Necesitaba apreciar el tiempo que tuvimos y no mancharlo convirtiendo su ausencia en una excusa que podría utilizar para ser un idiota con la gente que se preocupaba por mí. No te pierdas de nada, amigo. Y no uses lo que tenías con mi hermano como una excusa para no amar a alguien más. Él odiaría eso. Me quedé sin palabras. Todo lo que pude hacer fue girar y tomar a esta réplica tatuada y perforada de mi primer amor en un abrazo que finalmente me hizo sentir como si tuviera permiso para seguir adelante. Estaba bien estar enojado porque alguien que amabas te hirió sin querer, siempre y cuando eso no fuera todo lo que eras. El sentimiento y la experiencia podrían haber venido de Rule, pero la amabilidad y comprensión que necesitaba todo eso se sintió como la sombras del perdón y la comprensión de Remy. Él me devolvió el abrazo y justo cuando estaba a punto de darle las gracias por liberarme, la puerta del bar se abrió y oí a Dom quejarse: —Estoy cansado. Fue un día malditamente largo y no me importa si le dijiste a Royal que me sacarías para tomar una copa. Me engañaste para salir de mi apartamento, Ari. La próxima vez que me digas que me necesitas para cambiar tu neumático no te creeré. Una ronca voz femenina gritó en contestación:

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Miré por encima del hombro de Rule desde donde yo todavía estaba sosteniéndolo y mis ojos se fijaron en los de Dom. Lo vi parpadear, sus ojos muy abiertos mientras observaba a la multitud reunida para celebrar su logro y luego se estrecharon en rendijas cuando Rule me soltó y dio un paso a mi lado. Di un paso hacia él mientras él daba uno hacia atrás a la puerta abierta, sus ojos fijos en el mellizo de Remy. El mellizo que compartía la cara del chico en mi pared. El mellizo que él no sabía era el sobreviviente del par,

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—Deja de ser un amargado. Un trago no te hará daño, señor malhumorado.

debido a que Remy estaba muerto. Mi omisión, mi incapacidad para hablar de mi primer amor estaba a punto de golpearme justo en la cara. —No se parece al de la foto después de todo, ¿es él, Lando? —La voz de Dom sonaba como ácido vertiéndose sobre clavos oxidados. —No, Dom... —Pero mi explicación llegó demasiado tarde dado que él salió por la puerta, dejando a una habitación de rostros atónitos mirando tras él y a su adorable hermana pequeña mirándome como si quisiera clavar un cuchillo en mis bolas. —¿Qué demonios? —espetó la pregunta Rule mientras yo corría hacia la puerta. —Él no sabe que Remy está muerto. Nunca se lo dije y todavía tengo fotografías en mi casa de nosotros dos. Le dije que las cosas terminaron muy mal. Él no lo sabe porque fui demasiado cobarde para decirle. —El pánico hizo que mis palabras fueran apresuradas y mezcladas mientras se las decía a Rule por encima de mi hombro. —Y tenemos la misma cara. —La voz de Rule fue de entendimiento, mientras era detenido por la hermana de Dom, quien puso su pequeña mano en mi brazo cuando llegué a la puerta. —Hasta ahora no soy fan tuya, Sr. Pantalones Elegantes. Hieres sus sentimientos por no estar allí hoy y ahora lo tienes huyendo de su fiesta sorpresa. A Royal le gustas y dice que los dos se ven bien juntos, pero si sigues haciéndole daño a mi hermano —sus ojos se entrecerraron y me di cuenta de que eran de un verde mucho más brillante y mucho más nítido que los de Dom—, te haré daño.

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—Voy a arreglarlo. Solo dame una oportunidad. —Estaba haciendo una primera impresión de mierda en las personas que más le importaban a él, pero siempre y cuando Dom me escuchara, me preocuparía por arreglar eso más tarde. Si pensaba que el miedo de perderlo por algo violento e incontrolable en las calles era malo, estaba equivocado. El temor de perderlo a causa de mi propia estupidez, la idea de que podría alejarse debido a mis propios defectos hizo que desechara el miedo y fuera directo al terror paralizante.

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Me solté de su agarre.

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Tenía que hacer lo que mejor hacía. Arreglar algo que parecía irreparable.

C

uando pasé la prueba de condición física y el sargento a cargo de administrarla estrechó mi mano y me dijo que podía recibir mi placa de nuevo la próxima semana, pensé que estaría lleno de tanto éxito y alegría que estallaría fuera de mí. En su lugar, estreché la mano del hombre y me pregunté por qué todo se sentía decepcionante. Pensé que podía deberse al hecho de que no había ningún pelirrojo desgarbado para felicitarme o apreciar lo lejos que habíamos llegado juntos. Tal vez tenía que ver con el hecho de que Royal había estado allí, con su nuevo compañero. Dejándome claro que iba a volver a trabajar, pero que las cosas eran diferentes… yo era diferente. Tal vez tenía que ver con el hecho de que corrí en el campo con otros veinte reclutas, jadeando y resoplando junto a la nueva generación, una generación que no sabía lo malo que podría ser todo allí en las calles, una generación que todavía tenía el mismo brillante idealismo y unidad con los que yo comencé, pero que había dejado escapar y deslizarse en algún lugar a lo largo del camino.

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Sabía que Ari tenía un as bajo la manga cuando se apareció en mi apartamento luego de clase y me dijo que necesitaba que cambiara su neumático. En primer lugar, le había enseñado a mis dos hermanas cómo cambiar un neumático por sí mismas antes de que alguna de las dos pudiera manejar, pero como era mi hermana pequeña y nunca le decía que no, me puse un par de zapatos obedientemente y la seguí por la puerta. Estuve un poco sorprendido cuando me guio hacia el Bar, considerando que ni

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Fuera lo que fuera, solo quería estar solo por un minuto y sacar mi mente del lugar oscuro y nublado en el que había caído. Quería una cerveza y algo de silencio, pero debería haber sabido que mi familia no soportaría eso. Había hecho tanto alarde, tanto escándalo sobre volver a trabajar que no había manera de que fueran a permitirme lanzar una fiesta de compasión cuando era tan fácil lanzar una fiesta regular.

siquiera era lo suficientemente mayor para beber, hasta que vi el Nova de Asa y el Jag de Lando en el estacionamiento. Por supuesto, Royal tendría participación en cualquier celebración que fuera planeada en mi nombre y todo lo que tendría que hacer era susurrarle a su novio que despejara el bar por ella para poder tener el lugar perfecto para reunir a todos. Estaba quejándome acerca de salir del apartamento cuando la puerta se abrió y antes de que pudiera fingir sorpresa y alegría de ver a todos, mi mirada se posó en el hombre del que estaba enamorado en los brazos del hombre del que, obviamente, él estaba enamorado. Siempre había esa división, esa distancia que me impedía llegar a él y el cañón entre nosotros estaba de pie en toda su gloria tatuada y perforada. Seguramente lucía mucho más diferente del chico con el corte prolijo en sus fotos, pero no había forma de no reconocer ese ondulado cabello oscuro o esos poco comunes ojos azules. Puede que hubiera estado indiferente después de la prueba física, pero no lo estaba después de ver a Lando abrazado a ese bombón tatuado. Quería golpear algo o romper algo y dado que lo más cercano a mí era mi hermanita, decidí que necesitaba emprender una rápida retirada. Salí del bar como si estuviera en llamas y corrí hacia mi camioneta. Seguro, era la manera cobarde y había volteado la cola y huido enfrente de todos a los que había estado intentando convencer por tanto tiempo que aún era el mismo chico fuerte e indestructible que siempre fui… probando la mentira que era todo. Solo tenía que salir y conseguir algo de espacio para respirar. Unas manos agarraron mis hombros por detrás y casi me giré balanceándome. Sabía que iba a ser Orlando y por mucho que quería golpearlo, quería amarlo aún más, lo que significaba que nunca podría herirlo. —No quiero hablar contigo ahora. —Tenía las llaves de mi camioneta en mi mano y lo miraba fijamente cuando extendió la mano y las arrebató de mi agarre.

—Obviamente, pero no te preocupes, Lando, nuestro final no será desastroso… solo será el final. —Estaba tan enfadado que apenas podía ver

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Reprimí una carcajada y observé la forma en la que sus cejas descendían sobre sus ojos.

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—Lo sé, pero tienes que dejarme explicarte algunas cosas, Dom. La jodí.

bien, mucho menos el remordimiento y tristeza que delineaba cada centímetro de su hermoso rostro. —¿Realmente piensas que si iba a reavivar algo con una vieja llama, sería lo suficientemente cruel para hacer alarde de ello en tu cara en tu día especial, Dom? ¿Realmente piensas tan poco de mí? ¿No me he pasado los últimos meses diciéndote lo mucho que no quiero que te hagas daño o te lastimen? Había tanta tristeza en su tono que sofocó algunas de las llamas de ira que estaban azotando mi piel. Estreché mis ojos hacia él. —Dijiste que él ya no estaba cerca y también me dijiste que él fue todo para ti en algún momento de tu vida. ¿Cuál esperabas que fuera mi reacción, Lando? Incluso si fue solo un abrazo amistoso, eso es demasiado cuando todavía estás, evidentemente, enamorado del tipo. Nunca tuve una oportunidad. Suspiró y puso mis llaves en su bolsillo. Peinó su cabello con ambas manos y luego las estiró para ponerlas sobre mis hombros, como si estuviera sosteniéndome en mi lugar en caso de que decidiera que quería huir de nuevo. —Ese no es él, Dom. No es el mismo chico. —Estaba abriendo mi boca para espetar que tenía dos ojos en mi rostro que funcionaban cuando sacudió su cabeza—. Mellizos. Eran mellizos. ¿Eran? Relajé un poco mi postura y crucé mis brazos sobre mi pecho. Solo nos quedamos mirándonos el uno al otro por un largo momento hasta que Lando tomó una respiración profunda y la soltó lentamente. —Remy y Rule Archer. Rule, el chico allí dentro, es el único mellizo sobreviviente, Dom. Remy tuvo un accidente automovilístico hace varios años y murió en el acto. Por un largo tiempo pensé que era mi culpa.

Soltó mis hombros y dio unos pasos atrás para poder pasearse de un lado a otro frente a mí.

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—¿Por qué no me dijiste eso cuando te pregunté sobre la fotografía? Me hiciste creer, deliberadamente, que era una relación que solo terminó su curso y terminó mal.

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Estaba intentando seguirlo, pero todavía sentía como si me estuviera perdiendo de grandes partes de la imagen.

—Porque nunca lidié realmente con la muerte de Remy, Dom. Lo amaba… mucho. Fue mi primer todo y estaba locamente enamorado. Quería un para siempre y solo tuve un par de años. Cuando murió, rompió todo dentro de mí y nunca estuve realmente interesado en arreglarlo. No estaba haciendo mucho esfuerzo en hacer las cosas correctamente y entonces apareciste y me mostraste que estoy haciendo todo mal. —Soltó una carcajada amarga y se volvió para mirarme con sus manos en sus caderas—. Te dije cuando nos conocimos que el cuerpo tiene sus límites y necesitas escucharlos. Bueno, también el corazón y pensaba que el mío lo había alcanzado y entonces tú estás ahí y de repente todo parece ilimitado. Daba miedo, Dom. Da miedo. Perdí a alguien que amaba y en el proceso también me perdí a mí mismo. Ni siquiera me di cuenta hasta que empecé a enamorarme de ti. Eran palabras hermosas y quería creer en ellas y en el hombre que me las decía, pero todavía estaba inseguro y confuso. —¿Por qué pensaste que su accidente fue tu culpa? —Entendía lo poderoso que puede ser un motivador de culpabilidad y estaba buscando una lógica en su razonamiento. Lo había visto muy cerca de destruir a Royal con sus garras, pero afortunadamente ella era una luchadora y había luchado hasta que Asa apareció para liberarla. La culpa recorría un largo camino para explicar por qué él todavía estaba tan enamorado del hombre que había sido su primer amor. —Porque peleamos la noche en que murió. Habíamos estado peleando mucho desde que nos mudamos juntos. Se suponía que era un gran paso hacia adelante, pero terminó siendo cien pasos hacia atrás.

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»Remy no le dijo a nadie que era gay, ni siquiera a sus hermanos, ni a sus padres, ni a nadie. Se mudó conmigo y usó a su mejor amiga, una chica preciosa con un alma maravillosa, como su cortina de humo. Dejó que todas las personas a las que amaba pensaran que era su novia y que nosotros solo éramos compañeros de cuarto. Estuvimos juntos durante años, Dom. Nunca conocí a su familia, él nunca conoció a la mía y no quería. Al principio lidié con ello porque lo amaba y pensaba que las cosas cambiarían. Me

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Arrastró una mano por su rostro y pude ver tristeza y recuerdos acompañados de una luz en sus ojos. Eran tan pálidos que casi lucían como la plata mientras continuaba mirándome.

convencí que el amor, como el que teníamos, era evidente e imposible de ocultar y mantener en las sombras. Estaba equivocado. Un ruido escapó de mi garganta a pesar de que estaba haciendo mi mejor esfuerzo para ser impasible y escuchar su historia con mi cabeza y no mi corazón. Pero él se estaba quebrando, rompiéndose frente a mí y eso apuñaló mi corazón directamente. Él estaba temblando y no tenía nada que ver con el frío en el aire y podía decir que la frialdad en su mirada se iba a derretir pronto y que seguirían lágrimas. Había visto muchas partes de Orlando desde que empezamos lo que sea que habíamos empezado, pero este era él mostrándome su alma. Al descubierto, desprotegido y salido de atrás del escudo de miedo que normalmente mantenía. Era hermoso, pero también difícil de ver. »La noche que murió, había sido un mal día. Estaba alistándome para graduarme de la escuela y estaba mirando diferentes equipos en los que pudiera ser pasante. Le conté que quizás era una buena idea irnos de Denver, que quizás deberíamos partir e ir a algún lugar en el que nadie nos conociera así podíamos tener la libertad de ser quienes éramos. Se asustó y me dijo que nunca dejaría a su familia, nunca dejaría a Rule o Shaw.

»Me dijo que me amaba tanto como podía, pero amaba más a su familia, por lo que tenía que tomar lo que ofrecía o dejarlo. Dios, Dom, quería

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»Le dije a Remy que era demasiado obvio a ojos de cualquier persona que Shaw estaba enamorada de Rule y que estaba rompiendo su corazón al usarla para engañar a su familia y le grité por hacerlo a propósito. Todos amaban a Remy. Era el chico dorado en la familia Archer y sabía que lo aceptarían independientemente de a quién amaba, pero se negaba a verlo. Me dijo que podía mudarme a dónde quisiera, pero él se quedaba dónde estaba. Le pregunté por qué no me amaba lo suficiente para ser honesto acerca de quién era, quiénes éramos juntos. —La voz de Lando se quebró en mi oreja y a pesar de que todavía estaba enojado con él, me moví para pasar mis brazos alrededor de su cintura para así poder abrazarlo mientras el terminaba el resto de la desgarradora historia.

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Cayó la primera lágrima, pero antes de que pudiera detenerme, me puse de puntillas y la limpié de su mejilla con un beso. Su mano se enroscó alrededor de la parte posterior de mi cabeza para sostenerme en mi lugar mientras frotaba la superficie lisa contra la incipiente barba oscura que decoraba mi mejilla.

casarme con él, quería tener hijos con él… ¿sabes lo que me hicieron sus palabras? Rule llamó en medio de la pelea y le pidió un aventón a Rem. Siempre dejaban cosas y corrían porque el otro necesitaba algo, así que no era nada fuera de lo normal, pero yo estaba intentando pelear por nuestros futuro y él estaba más preocupado por Rule. No, no sabía cómo se debía haber sentido por él, pero podía imaginar que se sentía mucho a lo que había pasado a través de mí cuando lo vi envuelto en los brazos del otro mellizo. Sentí como si el mundo entero se estuviera derrumbando y como si no fuera a sentir nada bueno nunca más por ello. Quien fuera que acuñó la frase “El amor duele”, dio en el clavo. Tenía la habilidad de hacer más daño que tomar una bala y caerse al concreto desde un maldito edificio. »Le dije que incluso si él no podía amarme de esa manera, me amaba lo suficiente para saber que me merecía algo mejor que ser su secreto y le dije que Shaw se merecía más que ser su encubrimiento. Le dije que si se iba, no quería volver a verlo de nuevo. Estaba llorando de verdad ahora. Podía sentir el líquido deslizándose entre el lugar donde estaban presionados nuestros rostros y todo lo que pude hacer fue apretar mis brazos alrededor de su delgada cintura y aguantar hasta el final. »Me dijo que siempre pensó que me merecía algo mejor y se fue para recoger a Rule. Nunca lo vi de nuevo y cuando Shaw me llamó para contarme que estaba muerto, ni siquiera pude ir al hospital o nada porque su familia no tenía idea de quién era y no quería descubrir su secreto después de los hechos, así que me derrumbé y no había nadie allí para ayudarme a recoger los pedazos porque me había permitido vivir una mentira.

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»Fui a su funeral solo. Me afligí por él de todas las peores maneras posibles porque sentía como si lo hubiera empujado por la puerta, como si no fuera suficientemente bueno para hacer que se quedara. Estaba enojado conmigo, enojado con él por todo e incluso cuando me di cuenta de que la única persona sufriendo por mis acciones era yo y dejé de tratar de castigarme, aun así no seguí adelante. Todavía tengo dificultades para

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Se echó atrás y usó el dorso de su mano para limpiar su rostro. Estaba más pálido de lo normal y sus ojos lucían como el centro de una tormenta de nieve, eran tan fríos y distantes.

admitir que se ha ido y a veces cuando veo a Rule, solo por un segundo, pienso que todo ha sido una enorme broma cósmica. Pero se ha ido, no hay vuelta atrás. Es difícil dar tanto de ti mismo a alguien a quien amas más que nada. Es difícil no tener más que miedo. —Suspiró y sacudió su cabeza—. Te dije que estoy jodido y lo digo en serio. Manejé mal esta cosa entre nosotros desde el primer momento, Dom, y mi única excusa es que no estaba preparado para ti. Pensé que estaba arriesgándome al involucrarme, pero mentí. Te escondí tantas cosas, nunca intenté explicarte por qué involucrarme tanto contigo me aterraba. Nunca tuviste toda la información que necesitabas para entender por qué soy como soy y eso no es justo. Me moví sobre mis pies e intenté decidir cuál era el mejor curso de acción ahora. Quiero decir, el tipo había volcado su corazón en el pavimento agrietado y no podía decirle que no entendía por qué había sido tan cerrado conmigo hasta este punto. Todo el mundo tiene un equipaje y él obviamente no había desempacado y todavía vivía de este. Fue mi turno de suspirar y poner mis manos en mis caderas. —Creo… —Iba a decir que pensaba que la mejor idea sería que quizás nos tomáramos un par de semanas y decidir lo que queríamos realmente. Iba a volver a trabajar y a pesar de que me preocupaba mucho por él y realmente quería estar con él, no estaba listo para renunciar a eso. No significaba que él no fuera suficiente o que mi trabaja significara más; ahora eran igual de importantes para mí. Pero aún no sabía quién era yo si no era un policía y aún no estaba preparado para descubrir la respuesta a eso. Antes de que las palabras salieran de mi lengua, estuvo contra mí de manera que estuvimos pecho contra pecho, puso sus manos a cada lado de mi rostro y dejó caer su cabeza hasta que nuestras frentes se estuvieron tocando y entonces frotó la punta de su nariz contra la mía. —Dom. Solté un suspiro y eso hizo que sus labios temblaran donde se encontraban a centímetros de los míos.

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—Eres más que el miedo. Eres más que cualquier tipo de estúpida excusa que pueda pensar para mantenerme de estar absolutamente loco por ti. Me preocuparé por ti cada vez que salgas por la puerta, sin importar si vas a trabajar o al supermercado porque estoy enamorado de ti. Sé que

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—¿Lando?

tomará un poco de trabajo, pero sé de buena fuente que significa que valdrá la pena porque nos lo hemos ganado. Nadie nunca aparte de mi familia y Royal me había dicho esas palabras antes y estuve sorprendido de que tuvieran el poder de nivelar a un hombre adulto. Puse mis manos alrededor de sus muñecas y dejé que el martilleo de su pulso me calmara mientras cerraba mis ojos. —También te amo, Orlando y nunca se lo ocultaré a nadie. Sus cejas se contrajeron y una pequeña sonrisa tiró de su boca. —¿Sí? Asentí, lo que hizo que nuestras frentes chocaran entre sí. —Sí y lo siento por Remy y reaccionar exageradamente allí adentro. Se sintió como un golpe bajo. Ha sido un día de mierda. Hizo una mueca y luego se inclinó hacia adelante para así poder darme el más ligero de los besos y se retiró. —Lamento todo eso. Debería haber estado allí para ti hoy. Debería haber estado allí para ti todo el tiempo en vez de dejar que lo hicieras solo. Si te hace sentir mejor, tu hermanita me amenazó con quitarme mi hombría si te rompía el corazón y no creo que se tratara de una amenaza en vano. Me reí y permití que pasara su brazo alrededor de mis hombros y me guiara hacia adentro del bar. —Es difícil tratar con Ari, pero es casi inofensiva. —Lo miré rápidamente y estiré mi brazo para envolverlo alrededor de su cintura y lo tiré más cerca de mí—. Mi familia te amará porque te amo. Solo tenemos que aclarar algunas cosas. Una vez más, esos ojos claros se volvieron brillantes con la humedad.

No estábamos en un comienzo, medio o final porque ahora que él estaba aquí conmigo, sin el miedo y el pesar que había usado como una

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—Sí, Lando. —Mi respuesta tenía todas las respuestas en esa única palabra. Sin escondites y sin miedo.

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—¿Sí? —Cuando lo preguntó esta vez, pude oír todas las preguntas que tenía miedo de preguntar.

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barrera, éramos infinitos y nuestros corazones eran de hecho infinitos cuando se trataba del amor que sentíamos por el otro.

4 semanas después…

M

i nueva normalidad era mejor de lo que mi vieja normalidad había sido alguna vez.

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Me las había arreglado para suavizar las cosas con su familia y tenía razón, me amaban porque él me amaba, incluso si Ari me observaba con ojos de águila para asegurarse de que cuidaba mis pasos con su hermano. Eran una unidad muy unida y no había palabras para describir cuán cálido y correcto se sentía ser abrazado por la gente que amaba al mismo hombre que yo. A su vez, llevé a Dom al hogar de mis padres y me pasé toda la visita dando miradas de advertencia a mi madre mientras seguía dejando caer indirectas sobre una futura boda y la posibilidad de nietos. Dom tomó todo con calma y con humor. Cuando mencionó a sus hermanas, pude ver las

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Todavía había algún ajuste aquí y allá y el miedo de que algo fuera a sucederle a Dom mientras estaba en el trabajo nunca se fue realmente, pero confiaba en que podía cuidarse lo mejor que podía y confiaba en que cuidara el amor que nos teníamos al tomar decisiones inteligentes y ser muy cuidadoso. Aun así, hubo una noche que tardó en venir y cuando apareció, tenía un ojo brutalmente negro, un corte en su mejilla y un tajo cerrado en su frente. Lo dejó pasar como una pelea con un sospechoso que se le fue de las manos, pero las heridas, superficiales como eran, me enviaron en completo modo avión y había tenido un momento de locura, lo que significaba que me cerré y me alejé de él… bueno, lo intenté. Porque estábamos juntos en esto, Dom vino tras mí, me molestó, me empujó hasta que salí de mi lugar seguro detrás del miedo y se negó a permitir que me revolcara en el lodo de la preocupación y la duda.

ruedas girando en la cabeza de mi mama mientras le decía que las trajera de visita durante las vacaciones. Supe al instante que estaba pensando que Austin todavía estaba soltero y si este Voss en particular podía hacer sentar cabeza a uno de sus hijos, quizás otro Voss podía hacer milagros y darle a su otro chico una razón para volver a casa. Con su ardiente personalidad y oscura buena apariencia, Ari era justo el tipo de mi hermano, pero no se lo dije a Dom porque él era ferozmente protector de sus hermanas y dudaba que quisiera a mi hermano playboy cerca de las chicas. Dom también estaba haciendo un esfuerzo por conocer a las nuevas personas en la vida de Royal y había aceptado hacer las paces con Asa. El policía y el criminal reformado nunca serían mejores amigos, pero había dejado de mirar al sureño con cabello dorado cada vez que entraba en la habitación. También le había pedido que viniera conmigo a darle un adiós apropiado a Remy y sentí que mi corazón se llenaba con más amor cuando accedió de buena gana. En un día frío y nevado, Dom y yo condujimos al pequeño cementerio en las montañas en donde descansaban los restos del primer hombre que amé. Nunca llegué a llorarle apropiadamente, nunca tuve la oportunidad de compartir el dolor de decir adiós con la gente que entendía cuán profundamente iba la pérdida, así que le pedí a Rule y Shaw que se encontraran con nosotros, al igual que a Rome y Cora. Los seis nos reunimos alrededor de la tumba espolvoreada de nieve y nos despedimos del joven que de alguna u otra manera estuvo involucrado en juntarnos a todos nosotros. Había perdido a un novio cuando murió, pero gané tantas experiencias y una gran cantidad de gente increíble gracias a él. Los consideraba como el último regalo de Remy para mí. Su manera de demostrarme que a pesar de que no podía amarme de la manera que yo necesitaba, la manera en que me merecía, me había amado a su manera. Dom puso su brazo alrededor de mí cuando comencé a sollozar mientras Rule se inclinaba y tocaba con sus nudillos la parte superior de la lápida y decía con voz entrecortada:

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Hubo unos sollozos por parte de las chicas mientras Rome y Dom se aclaraban las gargantas, que era más o menos el equivalente masculino de sollozar y eso me hizo sonreír. Era el adiós que necesité todo el tiempo y el

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—Tu chico lo ha hecho bien, Rem. Todos hicimos cosas bastante buenas y es una jodida pena que no estés aquí para verlas. Te extrañamos.

adiós que Remy se merecía de mí. Me estaba preparando para decirle a los chicos Archer y sus mujeres lo mucho que apreciaba que hicieran esto por mí cuando Cora dejó escapar un gritito que sonó demasiado agudo en la tranquilidad del cementerio. Rome bajó la vista hacia ella con un ceño fruncido que hizo que su rostro lleno de cicatrices luciera incluso más feroz de lo normal. —¿Qué sucede? —La pequeña rubia puso una mano en su gran vientre y parpadeó ampliamente hacia el gigantesco ex soldado. —Uhm… no se asusten, pero creo que tenemos que irnos… ¡ahora! —Siempre era una cosita mandona, pero en esta circunstancia todos saltamos a cumplir sus órdenes. Un momento que era sombrío y pesado fue repentinamente llenado con vertiginosa emoción y caótica alegría. Fue casi como si hubiera alguna especie de intervención divina, alguna mano guía que decidió que era el momento de que se terminara la tristeza, la vida seguía, las familias estaban creciendo y todos estaban exactamente donde se suponía que debían estar. Remy podía no estar aquí en carne para presenciarlo, pero había algo en el aire, un pequeño cosquilleo en la parte posterior de mi cuello que me recordó que todos aquellos a los que amamos vivían dentro de todos nosotros.

Luego de mi locura por su rostro cuando fue herido, noté que la actitud de Dom hacia su trabajo comenzó a cambiar un poco. Durante las primeras

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Poco después de la visita, Dom y yo nos instalamos en la vida del otro sin problemas. Aún había cosas nuevas que estábamos descubriendo ahora que la distancia y la vacilación que se había construido entre nosotros se había ido, pero la mayor parte del tiempo que pasábamos juntos se sentía predestinado, se sentía cómodo y bien usado. Cuando estábamos juntos, era como si el amor se envolviera alrededor de nosotros con una acogedora manta y por toda su charla sobre trabajar por ello y apreciar los resultados de conquistar algo que era difícil, estar enamorado del otro era fácil y no era realmente una lucha en absoluto.

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Fue una carrera rápida por la montaña para llevar a Cora al hospital antes de que el Archer más reciente hiciera su aparición y Zowen Phillip Archer resultó ser una réplica tan pequeña de su gran y rudo padre como podía serlo cualquier recién nacido. Unas pocas horas después y todos estaban felices y a salvo, descansando cómodamente y bien amados.

semanas de su regreso, partía a cada ronda desde mi casa o su apartamento con una sonrisa floja y algo de vigorosidad al andar. Después del incidente que lo dejó ligeramente maltratado y a mi prácticamente inconsolable, noté que estaba yendo a sus rondas con más temor y mucho menos entusiasmo. Se lo pregunté una noche mientras nos estábamos preparando para ir a la cama y le restó importancia diciendo que estaba teniendo algunos problemas para encontrar su ritmo con un nuevo compañero. No creía que fuera así de simple, pero dado que había querido tanto su placa y su trabajo de regreso, no me podía imaginar qué podría estar molestándolo, ya que había conseguido todo lo que quería… incluyéndome. Lo dejé pasar por el momento, pero a medida que pasaban los días, más insatisfecho se volvía. Estaba reservado y hosco. Estaba callado y malhumorado. Estaba actuando muy parecido a mí cuando me di cuenta por primera vez que me estaba enamorando de él, así que se lo pregunté y fui detenido rápidamente de nuevo. Esa mañana antes de que ambos fuéramos a trabajar, le entregué una taza de café a Dom. —Tienes que decirme qué te pasa. No puedo estar en una relación donde nos ocultamos cosas, Dom. Hay mucho en juego aquí para que empieces a alejarme ahora. —Sabía que era hipócrita considerando que lo había mantenido en la oscuridad por mucho tiempo, pero ahora sabía lo que teníamos para perder si no me dejaba entrar. Entrecerró sus ojos hacia mí desde el borde de su taza de café. —Todo está bien, Lando. Solo estoy intentando instalarme. Le sacudí mi cabeza. —Las cosas no están bien. No eres feliz, Dom y puedo verlo.

Bueno, esto era algo, pero no era suficiente.

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—Tú me haces feliz. Venir a ti a casa e irme a la cama contigo cada noche es mejor que todo lo que tenido jamás.

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Sus cejas oscuras se alzaron y se volvió para dejar su taza sobre la encimera.

—También me haces feliz, pero tiene que haber más vida que esa. Trabajaste tan duro para volver a trabajar. Pensé que estarías celebrando, no que estarías abatido. Se encogió de hombros con aire ausente y se movió para agarrar su abrigo y sus llaves. —También pensé que estaría celebrando. No ha funcionado de esa manera. Lo seguí a la puerta y agarré su brazo cuando estaba a punto de irse. Bajó la mirada a mis dedos y luego la alzó a la expresión preocupada que sabía que estaba estampada por todo mi rostro. —Tiene que haber una razón por la que no ha funcionado de esa manera, Dom. No te quiero por ahí, yendo a la deriva en un trabajo tan peligroso como el tuyo. Esa es una receta para el desastre. Abrió su boca para discutir, podía ver el fuego encendiéndose en sus ojos y tuve recuerdos de la última vez que había estado en desacuerdo con alguien que amaba justo antes de que saliera por la puerta. Mi pánico debió haber sido claro en mi expresión, porque vi la batalla tranquilizarse mientras continuaba mirándome y luego se inclinó y me dio un rápido beso antes de gritar por encima de su hombro: —Quizás tienes razón. No te preocupes por mí y te veré más tarde.

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Derivé a mi paciente a otro terapeuta y corrí a mi oficina y me paralicé cuando vi a mi chico de pie delante del juego de estanterías que todavía tenía una foto de mí y Remy, pero ahora se encontraba junto a una foto de mí y Dom en su fiesta sorpresa en el bar. Teníamos nuestros brazos alrededor del otro e incluso desde esta distancia sabía lo felices que nos veíamos juntos.

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¿Nos habíamos conocido? Por supuesto que iba a preocuparme por él y unas horas más tarde, cuando estaba en medio de una sesión con un golfista profesional con una mala lesión en su hombro y uno de los empleados vino y me encontró para decirme que una vez más había un policía esperándome en mi oficina, casi me desmaté. Todo lo que podía imaginar era a Royal o a uno de los otros compañeros de Dom allí para decirme que estaba herido o peor.

—Me asustaste. —Cerré la puerta y me incliné y puse mis manos sobre mis rodillas para poder recuperar el aliento que había estado aspirando por el escalofrío de miedo y en mi carrera a la oficina. Dom lucía genuinamente confundido cuando se dio la vuelta y me miró. —¿Por qué? Hice un gesto con la mano, pensando que él simplemente restaría importancia a mi reacción exagerada y me enderecé para poder ir hacia mi escritorio. Apoyé mi culo en la esquina del mismo y dejé que mis ojos viajaran sobre él. Realmente lucía excepcionalmente atractivo con ese uniforme. —No te estaba esperando. ¿Viniste a almorzar? Estaba con un cliente, pero encontré a alguien más para que terminara su sesión por mí. Se acercó a dónde yo estaba de pie y se sacó la gorra y la arrojó sobre mi escritorio. —No, no vine a almorzar. Vine porque quiero hablar contigo. —¿Oh, sí? ¿Sobre qué? —No podía imaginar qué era tan importante que lo había sacado de su trabajo y traído hasta mí. Tampoco pude evitar el temor en mi voz. Sonrió y calmó mis nervios un poco. —Te dije que no te preocuparas por mí, Sr. Pantalones Elegantes. Solo necesitaba resolver algunas cosas en el trabajo y primero quería explicártelo. Sentí que mis cejas se dispararon por la sorpresa. —¿Qué está pasando con el trabajo? Comenzó a pasearse de un lado a otro frente a mí a un paso relajado. —No he estado contento en el trabajo; estabas en lo cierto al respecto.

Me dio una mirada asesina y siguió moviéndose. Me estaba traumatizando la cervical observarlo, pero sabía que necesitaba sacar lo

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—Obviamente.

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Resoplé.

que lo estuviera molestado de su pecho, así que no me molesté en pedirle que se quedara de pie mientras hablábamos. —No podía entenderlo. Había algo que faltaba luego de que terminé toda la recalificación. Debería haber estado dando saltos mortales, pero todo lo que quería hacer era beber una cerveza y enfurruñarme. —Hizo una pausa por un segundo y puso sus manos en sus caderas y miró las puntas de sus botas negras—. Pensé que solo necesitaba volver a tomar el ritmo en las calles, que tenía que encontrar la rutina de nuevo. —Parpadeó mientras me miraba—. La rutina se ha ido. La pasión que tenía por mi trabajo se ha ido. Ha estado faltando algo y no he podido identificar qué es. Ahora eso era sorprendente. —¿Qué ha cambiado? —Me encantaba la idea de que ya no estuviera en peligro cada día, pero no quería que renunciara a algo que amaba por mí. No quería que mirara hacia atrás en su vida y se arrepintiera de estar conmigo o sintiera resentimiento de que había dejado algo a cambio de mi felicidad. Resopló y comenzó a caminar de nuevo. —Yo cambié. Durante la mayor parte de mi vida adulta, todo lo que he sido es un policía. Esa es la piel con la que estuve más cómodo; ese es el título que blandí cada vez que sentía como si necesitara justificar quién era yo como hombre. Tenía miedo de perder eso, de tener que ser algo más que un oficial de policía porque eso es todo lo que he sido siempre. Te estaba diciendo que tomaras un riesgo y aun así yo me estaba negando a tomar mi propio riesgo. Murmuré en asentimiento, pero no dije nada mientras él continuaba caminando y hablando.

—Un gran novio.

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No pude contener la sonrisa que se asomó en mis labios.

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»Se me empezó a ocurrir recientemente que siempre he sido muchas cosas que son importantes y más impresionantes que ser un policía. Soy un hermano mayor. Son un hijo. Soy un mejor amigo. Soy un sobreviviente. —Se detuvo directamente frente a mí y sus ojos se quedaron fijos en los míos—. Soy un novio.

Me devolvió la sonrisa e hizo que mi corazón se acelerara y mi sangre comenzara a calentarse. —Creo que he estado intentando jugar el papel de policía en vez de realmente ser un policía desde que he vuelto y tienes razón, esa es una receta para el desastre. —¿Entonces cuál es tu plan, Dom? —Lo conocía lo suficientemente bien para saber que no estaría aquí prácticamente saltando fuera de su piel si no tuviera un as bajo la manga. Levantó su brazo y frotó la yema de su dedo pulgar sobre la curva de su labio inferior. La acción llevó mi atención hasta allí y quise remplazar su pulgar con mis dientes. —He pasado el último mes con un compañero novato, un chico recién salido de la academia y aunque puede que yo esté un poco cansado y menos entusiasmado sobre mantener la paz, este chico me recordó cómo se sentía ser nuevo, tener esa dirección y pasión. También me recordó lo que era ser un chico desorientado intentado descubrir cómo llegar a casa cada día cuando los chicos malos nos superaban en número y están mejor armados. Estoy empezando a pensar sobre otra cosa que siempre he sido, algo más que siempre me ha hecho sentir feliz y realizado. —Se detuvo frente a mí y puso una mano en el centro de mi pecho—. Soy un buen profesor, Lando. Les enseñé a mis hermanas a montar bicicletas, les enseñé cómo cambiar el aceite de sus autos y uno de mis recuerdos favoritos al pasar por la academia está vinculado con ayudar a Royal y a los otros cadetes. Estiré mi propia mano y la puse en su cadera. No llevaba su pesado cinturón negro con todo su equipo, por lo que no estuve preocupado acerca de poner mis manos en cualquier lugar peligroso.

—Estaría orgulloso de ti. Estoy seguro. Entonces si ya no vas a estar de patrulla, pero te quedas en la fuerza, ¿qué significa eso?

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Incline mi barbilla hacia abajo en un ligero asentimiento.

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»Todavía quiero ser policía. Quiero estar involucrado en la ley y quiero hacer una diferencia. Eventualmente, quiero trabajar para ascender a detective, pero la necesidad de rondar por las calles y enredarme con los chicos malos no es tan fuerte como lo era antes de que me diera cuenta de que tengo tantas otras cosas que definían el tipo de hombre que soy, un hombre del que sé que mi papá estaría orgulloso.

Dio un paso más cerca y cuando exhaló, su pecho rozó el mío. Hizo que el deseo empezara a agitarse espeso y lento a lo largo de todo mi cuerpo. —Me refiero a que voy a solicitar que me transfieran a una posición en la academia. Entiendo el hambre, el motor que tienen los nuevos policías y creo que puedo ser más útil para mi ciudad fomentando y moldeando a las nuevas generaciones que protegerán y servirán de lo que lo seré derribando traficantes de drogas y arrestando delincuentes menores. Siempre he querido hacer un impacto. Esto me permite hacerlo. Cerró el espacio entre nosotros y besó una comisura de mi boca y luego la otra. Fue un toque ligero, tan suave y delicado que si no hubiera estado mirándolo directamente, me hubiera cuestionado si era real o no. »También me permite hacer algo que amo sin que me des esa mirada como si tu corazón se estuviera rompiendo cada vez que salgo por la puerta, porque tú también eres más que el miedo, Orlando. Vale la pena tomar riesgos y aventurarse a lo desconocido por nosotros. Si él ya no había estirado mi corazón a modo de que fuera lo suficientemente grande para él y entrara en este, podría haber estallado por la repentina ola de emociones que sus palabras habían hecho surgir a través de este. —Sabes que voy a besarte hasta que no puedas más por eso, ¿cierto? —Mi voz era ronca y estaba llena de miles de emociones diferentes. Rio mientras me movía hacia adelante para cumplir mi amenaza. —Adelante. Me encanta que me beses hasta más no poder. Iba a besarlo. Iba a aferrarme a él. Iba a poner mis manos dentro de sus pantalones de policía y sobre su polla.

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En el futuro, iba a mudarme con él. Iba a casarme con él. Iba a tener hijos con él.

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Iba a poner mi boca sobre él y luego me iba a dar la vuelta y permitirle que pusiera su boca sobre mí.

Pero en este momento, iba a amar y ser amado porque Dom me había enseñado cómo cuando lo olvidé.

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Tenía razón, era un buen profesor… entre muchas otras cosas… todas geniales… todas mías.

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uchos meses, primeros besos, compromisos, bodas y bebés en camino...

Había tenido que invertir en más de un par de pantalones y más de un puñado de camisas de vestir en el último año. Todavía me negaba a llevar corbata y moriría antes de ponerme zapatos que eran brillantes, pero Lando estaba bien con mi forma de vestir en la parte inferior, y el estilo al vestir en la parte superior y no había sido expulsado de una boda todavía. De hecho, cuando la primavera dio paso al siguiente año, yo estaba acompañando a mi mejor amiga por el pasillo y entregándosela al encanto sureño que le había robado el corazón para siempre. Solo admitiré ante unos pocos elegidos que pudo haber habido una lágrima o cinco en mis ojos cuando Royal me pidió que hiciera los honores. Le dije que por supuesto que lo haría, incluso si eso significaba que tendría que llevar un esmoquin. Fue un honor y en broma le dije que podría usarla como práctica debido a que mis dos hermanas estaban involucradas en relaciones muy serias y, finalmente, recaería en mí el entregarlas.

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Colorado es llamado el Estado del Centenario y se ajusta de una manera diferente a la que creo que los fundadores previeron. Parecía que había un centenar de maneras de enamorarse en Mile High City y todas

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Parecía que Lando y yo siempre estábamos fuera en alguna fiesta de compromiso, un baby shower o una boda. Ahora que me había sumergido en su vida y las vidas de la gente que Royal consideraba su familia, había más amor y felicidad flotando alrededor de lo que alguien podría tener moviendo una varita mágica.

eran tan majestuosas, imponentes, e inestables como las montañas rodeando la zona. Estaba sentado en una incómoda silla de plástico en el corazón de los jardines botánicos en espera para que otra boda empezara. Estaba inquieto y sudoroso porque Lando había vetado los pantalones cortos negros que quería llevar y me dijo que tenía que ponerme pantalones. No estaba seguro de que lo que llevaba le importara a alguien, no con la novia de pie bajo un hermoso arco de flores vestida con un vestido color marfil con un toque de color lila en la parte inferior. Estaba frente a su enorme y tatuado futuro esposo y la sonrisa en su rostro era radiante. A decir verdad no creía que necesitaran ningún tipo de votos para expresar lo que sentían el uno por el otro. Estaba allí en sus caras y la forma en que nadie más existía, excepto el uno para el otro. Realmente nunca me habían gustado los chicos con una gran cantidad de tinta y un aire peligroso, pero tenía que admitir que entre a más de estos espectáculos asistía, más veía el atractivo. Todos lucían como chicos malos y sin sentido, pero la forma en que eran con sus mujeres era algo especial, algo que merecía ser apreciado y celebrado.

De repente, la pequeña niña de las flores con salvajes rizos rubios y un vestido lavanda con volantes corrió a donde un incómodo niño pequeño

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El cura finalmente le dijo a la pareja que podían besarse y lo hicieron en un coro de fanfarrias y aplausos. Se veían bien juntos, tal vez no como un conjunto combinado sino más bien como un tipo especial de curiosidades que solo sabías que tenías que tener para hacer que tu casa se sintiera como si te perteneciera, como si fuera tu hogar.

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En broma intenté hablar con Lando para que consiguiera una perforación de agujas transversales o una joya y pensé que mi Señor Pantalones Elegantes me mandaría a volar. Para mi gran sorpresa y deleite apareció después de un día de trabajo con una brillante barra perforando a través de la punta de su polla. Era mi nueva cosa favorita de toda la vida, al menos ahora que estaba curado y en realidad podría darle un buen uso. Me encantaba que aún había cosas acerca de estar con él que me resultaban sorprendentes.

estaba de pie en su smoking en miniatura en medio de varios hombres gigantescos vestidos de la misma manera y de golpe le plantó un beso en su sorprendida y abierta boca. Para gran crédito del pequeño, no se inmutó o se desprendió de la niña sacada como de un cuento. En su lugar, pareció dar un suspiro de resignación, le tomó la mano y la guio por el pasillo mientras la música para salir a la recepción comenzaba a sonar. Al igual que un diminuto caballero. Eran adorables. Se robaron el espectáculo y fue el final perfecto para una ceremonia impecable. Cuando la vida avanzaba así, era algo encantador. Todavía estaba riéndome de los niños lo más bajo posible, cuando Lando se volvió hacia mí y puso una mano en mí muslo. Sus pálidos ojos brillaban como los desposeídos no-me-olvides que nos rodeaban y su corazón estaba brillando tan claro como el día. —Estoy tan feliz de que estés aquí conmigo. Mi risa se convirtió en un nudo en mí garganta. Él me hacía eso a menudo. Nivelado con la forma en que me amaba.

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—No hay otro lugar en el que preferiría estar. —Y ningún otro hombre con el que me gustaría estar.

Algunas veces, si eres afortunado, puedes encontrar el tipo de amor que es Construido para perdurar...

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ayer Cole y Zeb Fuller no podrían ser más diferentes. Ella es del Country Club y alta cocina, él de la prisión y el aserrín. Sayer pasa sus días litigando, mientras Zeb hace su trabajo con las manos. Ella es seda francesa, él es todo mezclilla y franela.

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Pero justo cuando las cosas empiezan a calentarse, Zeb es cegado por su vida siendo alterada, por un momento de su pasado. Necesita la ayuda profesional de Sayer para corregir un error y para salvar más que a sí mismo. No puede arriesgar lo que está en juego solo porque su atracción por Sayer se siente como que todo lo consume. Pero a medida que estos opuestos cavan en lo profundo luchando por sus vidas, luchando juntos para salvar a una familia, el vapor creado cuando el fuego y el hielo colisionan, ya no puede ser ignorado.

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Zeb deseó a la impresionante rubia desde el momento en que la vio. No importa cuántos suaves movimientos haga, la reservada abogada parece decididamente ajena a su interés… eso, o no es recíproco. Sayer está segura que el rudo, duro, y caliente-como-el infierno Zeb, nunca podría desear a alguien tan cerrada y restringida como ella, y es una pena porque algo le dice que podría ser el hombre que finalmente derritiera su helado exterior.

L

a conocí en un bar.

Tenía una botella de cerveza en la mano a pesar de que parecía que debería estar bebiendo champán de una cara copa, e inexplicablemente eso me excitaba. Era bonita y parecía completamente fuera de lugar en el bar sin nombre sentada frente a uno de mis amigos de toda la vida, que también resultó ser su hermano perdido desde hace mucho tiempo. Él era el motivo por el que estaba aquí. En esa fracción de segundo que puse mis ojos en ella quise ser la razón por la que se quedara.

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Mi amigo Rowdy St. James alzó las cejas hacia mí, mientras la observaba mientras él nos presentaba. Sayer Cole. Incluso su nombre sonaba elegante y sofisticado. Ella era un enigma, esta bonita mujer que parecía que debería estar en cualquier lugar, excepto en este bar con nosotros dos. Había aparecido inesperadamente hace un par de meses diciendo ser media hermana de Rowdy, alegando que compartían un padre, afirmando que lo único que quería era estar en su vida y tener algún tipo de familia propia. Parecía demasiado delicada para ser tan valiente.

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Sabía que era grosero y que los dos necesitaban un tiempo juntos, un tiempo para averiguar lo que eran el uno para el otro ahora que ella había aparecido en su vida sin previo aviso. Si yo fuera un mejor amigo los habría dejado solos. Estando así las cosas, me dirigí a la pequeña mesa y me senté. Estaba cubierto de aserrín y había barro con yeso endurecido en mi cabello y en mi cara, pero ella no se inmutó, ni siquiera cuando deliberadamente irrumpí en su grupo de dos y me puse lo más cerca de ella que pude sin llegar a tocarla.

Llegó a ser tan valiente para haber dicho "que se joda todo" y empacado su vida para moverla a algún lugar desconocido sin estar segura de ser bienvenida. Se veía como la seda, pero si mi suposición tenía razón sobre ella, era seda envuelta en acero. Por suerte Rowdy era un buen tipo. Después de la conmoción de descubrir que no estaba solo en el mundo, y una vez que se dio cuenta que había alguien ligado para siempre a él por lazos de sangre, había aceptado la idea de tener una hermana y apreciado que esa hermana fuera Sayer. Rowdy me gustaba mucho. Era un hombre con los pies bien puestos en la tierra y un buen amigo, pero tenía la sensación de que su recién descubierta hermana mayor, me iba a gustar aún más. En mi usual falta de tacto le pregunté sin mirar directamente a la arrebatadora rubia: —¿Así que tienes una hermana? ¿Una ardiente y refinada hermana? —Una hermana que era también abogada, muy hermosa e inteligente. Esperaba una risita o que pusiera los ojos en blanco ante el descabellado cumplido, pero lo que me dio fue una mirada de incredulidad con los ojos muy abiertos, los ojos más azules que había visto en mi vida, se movieron entre su hermano y yo como si no estuviera segura de qué hacer con ella misma o mi manifiesto interés en ella.

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En cambio, Sayer me sorprendió y pude ver por la forma en que se puso rígido que también sorprendió a Rowdy. Aunque no estaba exactamente rebosante con la bienvenida y calidez, me preguntó sobre el proyecto actual en que estaba trabajando después de que Rowdy explicó que era un contratista general y había reconstruido la nueva tienda de tatuajes. Ella parecía realmente interesada, y cuando le dije que mi especialidad era rehabilitar casas antiguas y darles nueva vida, sus ojos brillaron prácticamente hacia mí. Quería tocarla para ver si se sentía tan suave y pulida como se miraba. Quería dejar marcas de suciedad en su perfecta cara para

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Pensé que había ido demasiado lejos, empujado a la hermosa desconocida demasiado lejos de su zona de confort. Era un chico grande y sabía que lucía más salvaje y rudo de lo que realmente era. Me imaginé que podría ser demasiado para una mujer ya, obviamente, fuera de su elemento y comodidad.

celebrar el hecho de que la había tocado, que ella me había dejado tocarla. Era una reacción primitiva y visceral que no podía explicar y me gustaba la forma en que se sentía. Me gustaba el peso y espesor de eso en mi sangre, aunque sabía que el sentimiento probablemente no era recíproco. Me dijo todo sobre una fantástica pero arruinada casa victoriana que había comprado y estaba cayéndose a su alrededor. Me pidió una tarjeta de presentación y vi a Rowdy tensarse al otro lado de la mesa. Suspiré y me pasé una mano por el ya desordenado cabello. Vi sus ojos seguir la polvorienta nube que se escapó de los mechones. Era genial en mi trabajo, amaba lo que hacía, pero no podía hacer nada con ella o para ella sin poner todo en la línea. Sobre todo con Rowdy dándome una mirada de muerte a pocos centímetros de distancia. Saqué la tarjeta de mi cartera, y cuando se la entregué nuestros dedos se tocaron. Vi sus ojos abrirse y sus labios separarse, apenas. Pareció un poco aturdida cuando le sonreí. »Toma esta tarjeta, pero entiende que el hombre que te la está dando tiene un pasado. Parpadeó y se aclaró la garganta. —¿Qué clase de pasado?

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—Les digo a todos para los que hago cualquier tipo de trabajo o que consideran contratarme en un proyecto, que tengo antecedentes penales. Pasé un tiempo encerrado durante unos años, y si bien no estoy orgulloso de ello, no puedo negar que ocurrió. Era un chico impulsivo y me metí en problemas, pero soy el mejor en lo que hago, así que espero que no te quite la intención de darme una llamada. —Esperemos que para más que alguna construcción.

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No era algo que me gustara decirle a una mujer hermosa, cuando la conocía. Era algo en lo que me gustaba trabajar, me gustaba demostrar lo que estaba detrás de mí, pero con esta parecía que no iba a conseguir esa oportunidad.

Por lo general, me daban un ceño preocupado seguido por un centenar de preguntas acerca de lo que me había llevado al momento de estar preso. No conseguí nada de eso de la impresionante rubia. Inclinó la cabeza hacia un lado y me consideró en silencio durante un buen rato antes de alcanzar abajo y deslizar mi tarjeta en su bolso. En todo caso, podría haber jurado que tenía una mirada de simpatía cuando me dijo en voz baja: —Veo eso todos los días desde el interior. A veces, el sistema simplemente está mal. —Una leve sonrisa alzó las esquinas de su boca, y quise inclinarme y besarla—. La gente comete errores. Esperemos que aprendan de ellos. No sé si "mal" era exactamente lo mismo en mi caso tanto como equivocado, pero la completa falta de juicio o censura viniendo de ella me hizo querer tirar de ella en mis brazos y aferrarme aún más a ella. Había cometido un error, uno grande, uno que siempre iba a tener que llevar a todas partes conmigo, pero había aprendido de él, todavía estaba aprendiendo de él. Ese tipo de comprensión por parte de un desconocido era tan raro, sobre todo viniendo de alguien en el ámbito jurídico. No estaba acostumbrado a que alguien me mirara y me viera, solo a mí, no a un perdedor ex convicto después de que explicaba dónde había estado. Era tremendamente refrescante y atractivo. No podía tener una idea de cómo era esta mujer íntimamente, pero me gustaría dar la bienvenida a cualquier oportunidad que me diera de averiguarlo. Encontré su actitud hacia el exterior impecable y prístina, lo bastante tentadora como para contaminarla con las manos y modales sucios; y había algo acerca de la forma en que me miraba, la forma en que se volvió hacia mí como si me señalara, que me hizo pensar que tal vez no estaba solo en el departamento de atracción inexplicable.

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Tuvimos un par de cervezas más y hablamos un poco más sobre su casa y lo que quería hacer con ella. Ya había contratado a un contratista, pero se sentía como que el tipo la estaba asfixiando. Sucedía mucho en la industria, por lo que no me sorprendería si el hombre la invitaba a salir. Pasar tiempo con ella era fácil. Era divertido hablar con ella y realmente divertido mirarla. Tenía muchas ganas de poner mis manos en su casa y, por supuesto,

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Rowdy se fue y ella se quedó.

sobre ella, y sentí como si estuviera tal vez, un poco, ligeramente inclinada en la misma dirección cuando cometí el error de preguntarle sobre su pasado. Le pregunté acerca de dónde había estado antes de que se enterara de Rowdy y decidiera mudarse a Denver para que pudiera llegar a conocerlo. Tenía curiosidad por el tipo de vida que tenía donde podía dejar todo atrás y no echarlo de menos. Realmente quería saber si tenía un novio o esposo escondido en alguna parte, pero la simple pregunta debe haber tocado un nervio. Lo siguiente que supe es que había pagado la cuenta por los dos y desaparecido en la noche. Pasó de brillante e incandescente a frígida e intocable en el lapso de un latido del corazón. Pensé que había quemado todos mis cartuchos al ser demasiado contundente, como siempre. Supuse que probablemente tenía a alguien más en la imagen y había sido amable y educada solo porque yo era un buen amigo de su hermano. Pensé que nunca volvería a saber de ella otra vez y estaba desconcertado por qué la idea hacía que me doliera el pecho y mi corazón se sentía como que pesaba dos toneladas. Imaginen mi sorpresa cuando me llamó y me contrató para renovar su casa una semana más tarde y sin una cotización, sin un contrato, sin saber siquiera si era la mitad de bueno que decía ser.

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Por supuesto acepté, pero sabía que una vez que estuviera en el interior, tendría que derribar y reorganizar algo más que las paredes de la casa, con el fin de conseguir algo hermoso y duradero.

6 meses después…

—¿N

o puedes dormir?

La suave pregunta envió a la copa de vino blanco que había estado sorbiendo como si fuera cerveza barata a caer de mis dedos y traquetear ruidosamente en los pisos de madera bellamente restaurados bajo mis pies descalzos. El cristal se hizo añicos y el vino cayó en cascada por todas partes, puse una mano en mi pecho y miré por encima del hombro al pálido fantasma de la joven mujer con la que actualmente estaba compartiendo mi recién renovada sala de estar. Sus ojos castaños estaban enormes en su cara, y, como siempre, parecía un delicado cervatillo listo a desbocarse ante cualquier ruido o movimiento rápido que yo pudiera hacer. Respiré hondo para calmarme y con cuidado pasé por el campo minado de vidrio roto así podría conseguir una toalla y escoba para limpiar el desorden.

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Sabía la respuesta. La vieja Victoriana que compré tan solo unas semanas después de mudarme a Denver era enorme, tenía tres niveles diferentes, estaba hecho de madera robusta y tenía puertas pesadas y sólidas en cada habitación. Nada de eso era suficiente para mantener

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—¿Por qué no estás dormida, Poppy?

acallados los sonidos de gritos de terror de esta joven mujer mientras ella tenía pesadilla tras pesadilla llegando a mí. No eran tan frecuentes como cuando se mudó a mi casa. De hecho, ya casi nunca me sacaban de mis propios sueños con problemas, pero de vez en cuando me gustaría oír su voz a través de las paredes, escuchar los sollozos desgarradores haciendo eco a través de las vigas, y mi frágil corazón queriéndose romper en dos por ella. Ella empujó un poco de su largo cabello color caramelo detrás de sus orejas y levantó una ceja. —Pesadillas. ¿Y tú, Sayer? ¿Por qué sigues despierta? Me aclaré la garganta cuando me agaché para barrer la copa de vino. Era tarde. Estaba realmente cansada. Mañana tenía un día completo en el trabajo y necesitaba levantarme lo suficientemente temprano así podría pasar por el gimnasio antes de ir a mi oficina.

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Solo que mis sueños no inducían al terror, eran buenos. Oh tan jodidamente buenos. Eran mejor que buenos. Eran los mejores sueños que jamás había tenido. Demonios, los sueños eran mejor que cualquier tipo de experiencia sexual real que he tenido mientras estaba completamente despierta. Eran el tipo de sueños que me tenían sacudiéndome de un sueño profundo mientras yo jadeaba y sudaba. Me despertaba retorciéndome en

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También había accedido a tomar unas copas con un compañero abogado después de mi comparecencia ante el tribunal al final del día. Eso era una semi cita que yo ya había reprogramado dos veces, así que no podía retractarme razonablemente sin parecer una completa idiota. Hacer cualquiera de eso con unas cuantas horas de sueño era menos que ideal, pero me estaba acostumbrando a estar muy cansada últimamente. También estaba teniendo sueños que me despertaban en medio de la noche, que me dejaban agitada, caliente, y demasiado cansada para quedarme en la cama.

mis sábanas y tocándome porque el hombre que protagonizaba todos y cada uno de ellos no estaba a mi alrededor. El control era todo para mí, y Zeb Fuller me daba ganas de perderlo incluso cuando él estaba profundamente dormido en su propia cama al otro lado de Denver. Le había pagado una fortuna para convertir esta rota, decaída, pobre excusa de casa en una majestuosa, inmensa y magnífica casa, y así Zeb tenía sus manos sobre mis sueños de la vida real, no solo mis queridos sueños traviesos de medianoche. Él había terminado lo último de la remodelación hace un par de semanas y desde entonces, me encontraba perdiéndome en los sonidos del martilleo, perforación, y el estruendo de su voz profunda. Todas las sexys cosas sucias que secretamente quería que me hiciera me perseguían en la tierra de los sueños, haciendo las mañanas difíciles y poniendo algunos serios círculos oscuros bajo mis ojos. Estaba pálida de todos modos, así que no tenía que ocultar la evidencia del efecto de Zebulon Fuller en mí. Eso era estúpidamente simple. Tenía un flechazo que no podía sacudirme, y me aterraba.

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Juré en voz baja mientras un pedazo de vidrio se deslizaba por mi dedo cuando me agaché para poner el desastre en el recogedor. Metí el sangrante dedo en mi boca y gruñí molesta conmigo misma. Había aprendido antes de que pudiera caminar que mostrar algún tipo de emoción era una debilidad, un defecto fatal que terminaría contigo en lágrimas mientras el vencedor se situaba por encima de tu forma rota y llorosa con una mirada de lástima y asco en su rostro. No debería haber saltado cuando Poppy me sorprendió. Se suponía que debía haberme perfeccionado en más cosas glaciales que esas. Yo no reaccionaba a nada, nunca. Poppy todavía me miraba con sus ojos muy abiertos con curiosidad, así que saqué mi dedo de mi boca y lo limpié en los pantalones de yoga que había usado para dormir.

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Eso me hizo sentir fuera de balance, insegura, y tan condenadamente sexualmente frustrada que quería jalar todo mi largo y rubio cabello de las raíces solo por una distracción.

—También estaba teniendo sueños extraños. Pensé que una copa de vino me ayudaría a regresar a dormir. —Mi tono fue más frío de lo que quería que fuera, pero los viejos hábitos eran difíciles de romper. Era costumbre y eso era una armadura. Ella cambió un poco su peso y de nuevo me recordaba a una tímida criatura del bosque siempre lista para huir del peligro. Ella era tan bonita, tan delicada, y nadie debería haber tenido que soportar las cosas que esta joven había pasado a través de su corta vida. Poppy Cruz era solo unos pocos años más joven que mis veintiocho, pero cuando sus ojos ámbar me evaluaron con un conocimiento que se sintió antiguo, pareció que ella estaba a eones por delante de mí en la vida y la experiencia. A pesar de que yo había sido criada por un padre que era un tirano, y que había tenido que poner a mi madre (que lo amaba y trató de complacer por encima de todo hasta su último aliento) bajo tierra antes de que yo tuviera edad suficiente para conducir. Mis años de formación se habían gastado tratando de vivir de acuerdo con los estándares que nunca podría alcanzar y el luto por la pérdida de una mujer a la que yo amaba y odiaba por igual. —Has pasado muchas noches sin dormir desde que Zeb terminó todo el trabajo en la casa. Te ves... intranquila. Quería poner mis ojos en blanco, exasperada conmigo misma, pero me contuve. No debería mostrarme de ninguna manera ante nadie. Mis grietas se estaban empezando a mostrar y eso me enervaba al extremo. ¿"Intranquila" era otra palabra para bastante caliente como para subir por las paredes? Porque si era así, entonces sí, yo estaba más que definitivamente intranquila. Y ridícula. Nunca antes había tenido el mero pensamiento de que un hombre me distrajera o me costara el muy necesitado sueño. Se suponía que debía tener más moderación que eso.

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—Supongo que me acostumbré a vivir en el caos de la construcción. Todo parece tan limpio y ordenado ahora. Tan nuevo. Estoy segura de que me acostumbraré a ello. Esta es mi casa soñada, la que siempre quise. Creo

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Me deshice de los vidrios rotos en una bolsa de plástico extra y luego tiré todo a la basura. Me tomó unos minutos más el limpiar el vino que estaba en el suelo y que había salpicado en los gabinetes y al fondo de la nevera.

que tal vez el hecho de que finalmente la tengo todavía se está asentando. Eso es todo. —Yo había crecido en un hogar donde lo que quería o necesitaba no estaba permitido, por lo que el hecho de que tenía algo que era solo mío, que era tangible, sólido y real, algo que era virgen de la mancha del pasado todavía me dejaba sin aliento cuando pensaba en ello. Me aseguré de que todo había vuelto a estar impecable y saqué una botella de agua del refrigerador antes de girar hacia Poppy, cuando ella en voz baja dijo: —Pensé que tal vez te estabas perdiendo teniendo a Zeb alrededor. Él es un poco difícil de ignorar. Él seguramente era difícil de ignorar. Alto, tatuado, y construido como un tipo que tiraba cosas pesadas a su alrededor y balanceaba un martillo como Thor lo debería hacer, Zeb era impresionante por decir lo menos. Pero eso iba más allá de los músculos endurecidos por el trabajo, cinturón de herramientas a la cadera y el atractivo encanto que le gustaba lanzar alrededor con tan poco esfuerzo. Había algo tan firme y con tanta certeza que brillaba en sus ojos color verde oscuro cuando miraba al mundo a su alrededor y a la gente en él. Había una confianza inherente y aplomo vertiéndose de él cuando miraba a una persona, como si él supiera sin duda alguna que lo que traía a la mesa era mil veces mejor que cualquier otra cosa de alguien en la habitación. Dios, yo apenas podía manejar cuan caliente se ponía cuando sonreía y se pasaba la mano por su barba bien recortada. Especialmente cuando esa sonrisa y mueca de complicidad era dirigida directamente hacia mí.

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Al final resultó que, lo que realmente encendía el interruptor en mi usualmente inactivo libido era un tipo que parecía que podría cortar un árbol de un golpe, tenía rebelde cabello castaño oscuro que parecía que rara vez vio un peine o cepillo, libre de cualquier tipo de producto. Era un tipo que hacía que una camiseta sudada y jeans rasgados parecieran de

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Yo nunca había sido de barbas, y siempre pensé que prefería a un hombre bien vestido y bien peinado. Un hombre que se veía genial en un traje y corbata y sabía todo acerca de colonia cara y producto para el cabello en las cantidades adecuadas.

alta costura y que me mantenía despierta toda la noche mientras fantaseaba acerca de cómo se sentirían esas manos endurecidas por el trabajo deslizándose a través de mi piel desnuda. No sabía lo que Zeb Fuller me había hecho a mí o a mi sentido común. Todo lo que sabía era que él me estaba manteniendo despierta en la noche, y haciéndome que resintiera cada vez que me volvía helada y fría cuando él coqueteaba conmigo. Odiaba que no podía actuar con normalidad a su alrededor, porque lo único que quería hacer era rasgar su ropa y subir sobre él. No estaba familiarizada con alguna de esas emociones, así que como una defensa las bloqueé a todas ellas. Mi torpeza e ineptitud ante la cara de manifiesta masculinidad de Zeb significaba que nunca podía encontrar ninguna palabra más allá de las bromas corteses y trivialidades cliché, lo cual, no tenía ninguna duda, le dio la impresión de que yo no era nada más que una perra engreída. Nunca intenté tratarlo como personal contratado, pero de alguna manera eso es exactamente lo que había hecho, y ahora que estaba terminado el trabajo, Zeb se había ido, y yo estaba teniendo orgasmos fantasmas simplemente pensando acerca de tener sus manos y boca sobre mí mientras yo daba vueltas en mi muy vacía cama. Así que sí, extrañaba tenerlo alrededor. Extrañaba observarlo, escucharlo, e incluso oler ese aroma único que todos los hombres que trabajaban duro por su dinero parecían tener. El sudor y la realización mezclados con algo que simplemente gritaba trabajo duro y atractivo sexual. Empujé mi largo cabello por encima de mi hombro y levanté mis cejas hacia Poppy en una expresión de cuestionamiento similar a la suya.

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Poppy había tenido una experiencia horrible con su abusivo ex esposo, y en consecuencia, la hermosa joven mujer había evitado todo contacto físico con el sexo opuesto, incluyendo a mi hermano, con quien ella había crecido. Eso era agobiante y cuando empecé a trabajar en la casa me preocupé acerca de cómo iba a manejar Poppy el tener a tantos hombres

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—No pareció importarte que él estuviera merodeando por la casa mientras estuvo aquí —dije casualmente.

extraños dentro y fuera del lugar que había sido su santuario desde que comenzó a recuperarse de su secuestro. Inicialmente se manejó con Zeb y su tripulación golpeando alrededor de la Victoriana nunca saliendo de su habitación. Pasó todo el día encerrada allí con una cómoda delante de la puerta hasta una noche, cuando se suponía que yo debía llegar a casa temprano para ver muestras de pintura con Zeb pero se me hizo tarde. Cuando finalmente llegué, me sorprendió encontrar al gigantesco barbudo y a la frágil flor con sus cabezas inclinadas juntas mientras veían muestras de pintura en mi destrozada cocina. Yo estaba tan aturdida que cuando Zeb mencionó que a Poppy realmente le gustó un tono inusual de color naranja rojizo para las paredes ciegamente acepté la elección, aunque neutral y sereno era mucho más mi estilo personal. Después del impactante rocío de color que se hizo en las paredes me sorprendió lo mucho que me encantó. Me tomó un par de días más darme cuenta de que eran del mismo tono que un campo de amapolas (como su nombre), y entonces me encantó aún más. Cuando Zeb se fue, coaccioné con delicadeza a Poppy acerca de cómo el gran hombre la había engatusado para salir de su fortaleza.

Poppy se aclaró la garganta y se acercó para conseguir su propia botella de agua del refrigerador. Se inclinó a mi lado en la isla con su parte

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Zeb Fuller era un buen tipo. Ugh... un buen tipo en el que no podía dejar de pensar o imaginarme muy desnudo. Tenía tatuajes en ambos lados de su cuello y unos que se asomaban por el cuello de su camisa. Tenía tinta que decoraba la parte posterior de cada mano y espirales salvajes y diseños de eso que cubrían cada centímetro de ambos brazos. Quería ver qué más marcaba su piel y luego quería arrastrar mi lengua por cada centímetro de ella.

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Fue simple en realidad. Él le dijo que necesitaba la opinión de una mujer. Quería asegurarse de que estaba en lo correcto y le dio la elección y el control. Si yo no hubiera ya querido besarlo, su simple comprensión de cómo Poppy necesitaba retomar las riendas de su vida me habría hecho darme ganas de saltar sobre él en el acto.

superior de mármol de lujo y suspiró suavemente. Incluso los ruidos que hizo sonaron como una frágil flor luchando por permanecer de pie ante el viento. —Me gusta Zeb. Me sorprendió que así fuera, pero realmente me gusta. Me recuerda a Rowdy y no me mira como si estuviera rota. Ni una sola vez. Eventualmente voy a tener que salir de esta casa, volver al trabajo, y sé que significa que tengo que dejar de pensar que todos los hombres por ahí van a hacerme daño. Zeb es enorme, me refiero a que es tan GRANDE, pero nada acerca de él es amenazante o aterrador una vez que llegas a conocerlo. Creo que fue buena práctica para mí, y me encanta la forma en que quedó la cocina. Me hubiera muerto si terminaba viéndose terrible, considerando que esa fue la primera decisión que he tomado por mí misma realmente en mucho tiempo. Rowdy era mi hermano menor que no sabía que existía hasta hace un año, cuando mi padre murió dejando sus secretos impresos en blanco y negro en su testamento. Rowdy había crecido en circunstancias totalmente diferentes a la mías, con Poppy y su hermana mayor Salem. Después de un tiempo y un poco de tragedia, Rowdy y Salem habían descubierto que estuvieron siempre destinados a estar juntos, lo cual significaba que él se preocupaba aún más por Poppy y su estado de ánimo actual de lo que normalmente lo haría. Ella era familia, y ahora que yo había encontrado a Rowdy, y había dejado cada parte de mi antigua vida y trasladado al otro lado del país para llegar a conocerlo, yo también lo era. La estaca final de mi padre por la espalda, su último acto cruel de manipulación, había sido en realidad el mejor y único regalo que jamás me había dado.

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—Le puedo volver a llamar, no sé, le pediré que construya una terraza o una cerca o algo si quieres practicar más. —Yo estaba solo medio

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Extendí un brazo y lo envolví alrededor de sus delgados hombros, así podía darle un apretón. A diferencia de su hermana mayor, Poppy carecía de cualquier tipo de curva o espesor en su estructura. Ella era una persona muy delgada y a veces pensaba que iba a desaparecer delante de mis ojos. Tampoco estuve terriblemente sorprendida cuando ella se sacudió de mi agarre. No era la mayor fan de tocar incluso si eso viniera de un lugar seguro.

bromeando. Me encantaría una excusa para tenerlo de vuelta a poca distancia. Poppy rio y eso fue un sonido tan raro y precioso que hizo que mi corazón se apretara con fuerza. Nunca antes había tenido una compañera de habitación, nunca compartí mi espacio con alguien tan estrechamente o tuve a alguien más para dar mi tiempo a excepción de mis clientes. Apreciaba tanto el tiempo que tenía con esta joven que me preguntaba a menudo si Poppy estaba sanando algo más que a sí misma en su viaje para tomar su vida de regreso. Me negué a reconocer las cicatrices y heridas grabadas profundamente en mi psique y eso ulceró toda mi alma al crecer bajo el cuidado de mi padre. Pero de vez en cuando Poppy diría algo o me alcanzaría y tocaría, o mi hermano pequeño solo llamaría para comprobarme, y viejas lesiones deliberadamente ignoradas podían sentirse hormigueando mientras luchaban para entretejerse a sí mismas a pesar de mi persistente negativa de que existían. —No, pero gracias por la oferta. Rowdy me llama todos los jueves por la noche cuando Salem sale con sus amigas y me invita a cenar con él. Siempre digo que no porque me entra el pánico ante la idea de estar a solas con él y salir en público en torno a todas esas otras personas, pero creo que la próxima vez que me pregunte puede que diga que sí. Puedo hacer esto. Asentí y traté de no parecer demasiado emocionada. No quería presionarla de algún modo. —Eso lo hará muy feliz y creo que será bueno para ambos. —Le di un codazo—. Y si necesitas que llegue temprano del trabajo o quieres que vaya porque estás abrumada, solo dilo y haré que suceda. —Rowdy entendería si ella me necesitaba como un amortiguador. Él siempre entiende.

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—Gracias. Eso significa mucho. —Ella caminó alrededor de la gigantesca isla y se dirigió a la habitación que era de ella en el fondo de la casa y lo más lejos posible de mi suite principal en el ático. Ella sabía de sus gritos de terror y había dejado claro que quería ser lo más discreta posible mientras se recuperaba en mi casa—. Buenas noches, Sayer. Dulces sueños.

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Ella me dio una pequeña sonrisa que se pareció a un pajarito tratando de encontrar la manera de volar por primera vez, en su indecisión.

Había una nota de humor en su voz que me hizo pensar que tal vez yo no había sido tan tímida como yo pensaba acerca de eso, o más bien acerca de quien, estaba manteniéndome despierta en la noche. Suspiré y me dirigí a mi habitación. Zeb había transformado el espacio del abandonado y decrépito ático en la casa en un refugio que cualquier persona amaría. Era moderno, pero aún tenía el encanto de época que viene con una casa antigua. Los colores eran pálidos grises y azules suaves. Era un lugar en el que podría aislarme del resto del mundo, después de un mal día en el tribunal o cuando tuviera un cliente y el caso no podría dejarse de lado. Él me hizo un paraíso en mi propia casa y la única cosa que sería aún mejor sería si él se desnudara y metiera en la enorme cama con dosel tamaño king conmigo.

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No había nada malo con Nathan. Él era amable. Tenía un buen trabajo. Se veía bien en un traje y le gustaban las mismas cosas que a mí... bueno, todas las cosas que me había convencido que me gustaban hasta que murió mi padre y mi vida se volcó al revés. Y yo realmente creía que Nathan me amaba a pesar de que yo no era muy emotiva y trabajaba demasiado. Se preocupaba mucho por mí a pesar de que los dos sabíamos que nunca iba a sacudir su mundo en el dormitorio y que él nunca iba a ser mi prioridad. Había costado la muerte de mi padre y el descubrimiento de mi hermano para darme cuenta de que no importaba cuánto esfuerzo puso Nathan y cuanto clamó el aceptar mi helada personalidad, esa en definitiva no fue una relación que elegí para mí misma. Fue una relación que elegí para

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Me llamé a mí misma de todas las clases de tonta que se me ocurrieron mientras me acomodaba en las sábanas revueltas y las almohadas arrojadas en todas direcciones. Mi Zeb imaginario sacó más de una reacción de mí y de mi cuerpo que mi muy real ex novio. Yo había estado involucrada con Nathan por años y ni una vez hizo vibrar a mi cuerpo entero, arquearlo, temblar de pies a cabeza al borde de una explosión que tuvo todo tipo de calor dulce imaginable en ello. Ese era el por qué permanecí en la relación durante todo el tiempo que lo estuve. No había pasión, no había prisa abrumadora de lujuria y deseo con el que no estuviera equipada para hacerle frente. Nathan era seguro, fácil, y yo no tenía que fingir que no sentía nada porque legítimamente no sentía nada que no fuera una templada seguridad que el estar con él ofrecía.

hacer feliz a mi padre y para mantenerlo fuera de mi alcance. Elegí a Nathan porque eso era lo que se esperaba de mí. Sabía que Nathan merecía algo mejor que alguien que solo estaba poniendo por delante el mínimo indispensable para mantener viva la relación, por lo que a pesar de su protesta y su aseguramiento de que yo era todo lo que él quería, sin importar como se veía eso, terminé el compromiso y empaqué y me trasladé a Colorado en busca de una nueva vida y una nueva familia. Conseguí ambas y también una llamada de sorprendente atención, cuando un sucio, sin complejos y resistente guapo Zeb Fuller se había sentado frente a mí en una pequeña mesa de bar mientras yo estaba hablando con Rowdy.

Me acomodé en la cama, puse las almohadas de vuelta a donde pertenecen, y apagué las luces. Me quedé mirando al techo y recé para

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Era un abogado de defensa criminal que tenía una reputación legendaria en Denver. Habíamos llegado a conocernos el uno al otro cuando mi firma manejó su muy desordenado y muy público divorcio no hace mucho tiempo, así que realmente estaba esperando que todo lo que él tuviera en mente fuera una reunión amistosa, porque no había manera de que el hombre pudiera estar listo para saltar a algo serio después de ese tipo de descarrilamiento. Tenía la esperanza de que el tiempo y atención por parte del hermoso abogado rubio obligara a que mis hormonas pusieran su mierda junta y dejaran de gritar el nombre de Zeb. Después de esta noche, no estaba tan segura de que eso funcionaría, pero por el amor de Dios, necesitaba dormir un poco y estaba desesperada.

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La manera en que Zeb me afectó fue una de las principales razones por las que no iba a retractarme de mi semi cita que había arreglado con Quaid Jackson mañana. Quaid era el tipo de chico al que parecían gustarle las rubias reservadas que estaban más cómodas delante de los jueces de lo que estaban entre las sábanas, y no dolía nada que él también fuera asquerosamente guapo y por encima del promedio. El término seductor se había inventado para tipos como Quaid, y la forma en que me sentía a su alrededor, agradable, cálida, pero en general no afectada, era una reacción emocional con la que estaba familiarizada. Quaid no me hacía entrar en pánico ni querer desnudarme y arrojarme a él. Quaid era seguro.

que el resto de la noche estuviera libre de Zeb. Por supuesto, tan pronto como mis párpados se pusieron pesados y el sueño comenzó a presentarse, comencé a preguntarme cómo era besar a una boca que estaba oculta en una barba, lo cual por supuesto, guio a pensamientos acerca de cómo se sentiría el vello facial mientras se frotaba contra otras partes de mi cuerpo. Mis ojos se abrieron de manera amplia así que gemí y me di por vencida. Era o una ducha de agua fría o tiempo con el novio de pilas. Ninguno sonaba tan placentero como los pensamientos que me mantenían despierta en primer lugar, pero una chica tenía que hacer lo que tenía que hacer y por desgracia me había estado haciendo cargo de mis propias necesidades con mucha frecuencia últimamente.

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Estúpido, ilógico enamoramiento. Esto era tortura y el único consuelo que tenía era que en el pasado, había sido siempre muy fría, muy distante de mis emociones para sentir algo como esto antes. Este era mi primer enamoramiento en toda mi vida y era extraordinario.

“All-American Boy” by Steve Grand “I Won’t Let You Go” by Adam Tyler “Damaged” by TLC “Will You Still Love Me Tomorrow? (2011)” by Amy Winehouse “Indestructible” by Robyn “Fall into Love” by Wrathschild “Not a Bad Thing” by Justin Timberlake “Sure Thing” by Miguel “Like a Drug” by Adam Tyler “You and I” by Lady Gaga “STAY” by Steve Grand

“The Beginning” by RuPaul “One Last Time” by Ariana Grande “Alive” by Krewella “I Don’t Have to Sleep to Dream” by Cher “Unusual You” by Britney Spears “If I Had You” by Adam Lambert “Peacock” by Katy Perry “Fuck U Better” by Neon Hitch “Ready for Love (feat. Chloe Angelides)” by Felix Cartal “When Love Takes Over (feat. Kelly Rowland)” by David Guetta “What About Us (feat. Sean Paul)” [The Buzz Junkie Radio Edit] by The Saturdays “Fashion Of His Love” by Lady Gaga “Everytime We Touch” by Cascada “Super Bass” by Nicki Minaj “Insomnia” by Craig David “We Found Love (feat. Chris Harris)” by Rihanna “We Got The World” by Icona Pop “Do It Again” by Royksopp & Robyn “Beautiful Now (feat. Jon Bellion)” by Zedd “End Of Time” by Beyonce “Gypsy” by Lady Gaga

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Playlist de Lando

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Playlist de Dom

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Te esperamos con muchas más Lecturas en:

Serie Saints of Denver 0.5 - Leveled-Jay Crownover.pdf ...

Page 2 of 164. Página. 2. El siguiente material, es una traducción realizada. por fans y para fans. Beautiful Coincidence no recibe compensación. económica alguna por este contenido, nuestra única. gratificación es el dar a conocer el libro, a la. autora, y que cada vez más personas puedan. perderse en este maravilloso ...

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