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STAFF MODERADORA DE TRADUCCIÓN Mich Fraser

&

Fiioree

TRADUCTORAS Mich Fraser Moon Ayrim

TamiMiau

Vaanicai

Drys

Nikky

Maarlopez

Niki

Lauu Chachii Kyoko Panda

Moderadora de corrección 3

Kari

Correctoras Kari

Jessibel

Clari

Daliam

Caile

Nuwa Loss

Lectura final Pagan Moore

Diseño R♥BSTEN

ÍNDICE Sinopsis 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13

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SINOPSIS Un trabajo de verano único hace aterrizar a Eden Saxon, de dieciocho años, en un estilo de vida completamente diferente a la suya. Ella se convierte en la compañera de Finley King, la hija de diecinueve años de una leyenda del rock. Finley sufre de ansiedad severa, y su padre teme que esté sola. Eden deja a sus amados, pero tremendamente disfuncionales, padres y a su triste departamento para entrar en un mundo en el que ningún lujo se pasa por alto. Ella adora al instante a Finley y su encantadora y peculiar personalidad. Toda esta situación tiene sola una falla –El hermano mayor de Finley, Jude. Jude King es engreído, arrogante e irritante. Por desgracia, también es completamente irresistible. Eden se da cuenta que ha subestimado la profundidad de los problemas de Finley y de repente su trabajo soñado resulta ser mucho más de lo que esperaba. Eden pronto se encuentra a sí misma sobre su cabeza... y en su corazón.

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1 Traducido por vaanicai Corregido por Kari

El pequeño dedo de Sophie me empujó con fuerza en el centro de la espalda. —Eden debes venir. Me di la vuelta lejos de ella para caer en el agujero del tamaño de un mamut en el centro del colchón. Un resorte de metal duro pinchó mi cadera cuando el dedo de mi hermana apuñaló mi mejilla. Tiré de la almohada detrás de mi cabeza y la puse en mi cara. —Déjame en paz, Sophie —murmuré. Ella se subió al sofá-cama y trató de apartar la almohada. —Tienes que venir a la cocina. Frustrada, tiré lejos la almohada y le fruncí el ceño. —Si no lo has notado, Sophie, esta cama se encuentra en la cocina. —Pero Janie está pegando un tenedor en la tostadora. Me disparé hacia arriba tan rápido que Sophie cayó al suelo. Pasé por encima de ella y llegué a mi hermana de cuatro años, Janie, justo cuando hundió los dientes del tenedor. La tomé de la mano. El tenedor cayó al suelo, y ella se echó a llorar para unirse a Sophie en un coro de sollozos. Levanté a Janie en mis brazos. —Es peligroso meter un tenedor en la tostadora, J.J. No vuelvas a hacer eso otra vez. Se limpió las lágrimas con la palma de su mano. —Pero tengo hambre. Y mamá lo hizo ayer y salió un panecillo. Como de costumbre mamá fue el modelo de buen comportamiento. —Eso es porque puso un pan en la tostadora, Janie. No aparecen por arte de magia. —La puse en el suelo. Sophie se recuperó después de haber sido expulsada de la cama. Se frotó la parte inferior y saltó en el taburete de la cocina. —Pero no tenemos panecillos. —Entonces, toma un poco de cereal. —Pero no hay leche.

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No venía ningún sonido proveniente de la habitación de mi padre, lo que significaba que mamá seguía durmiendo. No era inusual. Volví a mirar a Sophie. —¿Se ha ido papá al trabajo ya? Sophie me miró a través de las lágrimas agrupadas en sus pestañas y negó con la cabeza. Me acerqué a la puerta de su habitación y llamé. —Mamá, no tenemos leche. —No obtuve una respuesta. Tenía el tiempo justo para ir a la escuela y hacer una carrera hacia la mini-tienda. Me abrió la puerta—. Mamá, voy a necesitar que me lleven a la escuela. Tengo que ir a comprar un poco de leche. Se sentó aturdida. —Shhh, tu papá está durmiendo. —¿No debería estar en el trabajo? —No hice ningún intento por bajar la voz. Mamá sacó sus pies de las cobijas y vino de puntillas hacia mí. Tenía los ojos inyectados en sangre. —Perdió su trabajo ayer, por lo que tuvo una mala noche. —¿Exceso de cerveza? —Bueno, Edén, se sentía molesto. Mi mamá nunca encontraba ningún fallo en mi papá. Supongo que debería haber sido feliz de que mis padres se amaran con pasión, a veces tan asquerosamente. Estaban casados desde que tenían dieciocho años. Yo tenía dos años en ese momento. Ellos encontraron en el otro a su alma gemela para la vida. Desafortunadamente, a veces parecía que se trataba de dos almas gemelas que no podrían haber sido peores para la otra. —¿Hay dinero para la leche? Se acercó y recogió los pantalones vaqueros de papá del suelo y metió la mano en los bolsillos. —Este es de cinco. Devuelve el cambio. —Maldita sea y yo que pensaba usar el cambio para comprar un coche. — Tomé el dinero de su mano y me dirigí al cuarto de baño. La luz del baño tenía un tinte amarillo que hacía que cualquiera que se reflejara en el espejo pareciera como si tuviera una enfermedad hepática. Pero el resplandor amarillo no era sólo en el baño. Paredes manchadas de tabaco y alfombras manchadas de orina le daban un ambiente orinado a todo el apartamento. Les rogué a mis padres que no lo tomaran, pero era todo lo que podían permitirse pagar en ese momento. Mi padre estuvo en su habitual estado de hallarse entre trabajos. Pasó mucho más de su vida entre ellos que en ellos. El agua goteando desde la ducha con moho hacía que lavar el cabello fuera toda una tarea, así que peiné mi largo cabello en un nudo flojo y me salté el champú.

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Sophie y Janie se metieron en mi cama y jugaban a las escondidas bajo las sábanas mientras me ponía mis pantalones vaqueros y camiseta. —Sophie, tienes que ir a la escuela mientras busco la leche. —No voy a ir hoy. Parker Smith me empujó realmente duro ayer, y lloré, entonces mamá me dijo que podía faltar a la escuela hoy. Mamá nunca fue una gran defensora de la escuela y aunque tenía más que su parte de notas desagradables sobre la escasa asistencia de las escuelas e incluso de la oficina del fiscal de distrito, todavía ella me mantenía en casa muchas veces en mis años escolares. Y siempre estuve más que dispuesta a saltarme días escolares y pasar el rato con mamá haciendo collages de fideos y estando en el parque. A pesar de que tuvo a mis hermanas después de llegar a la edad adulta, seguía siendo igual de tonta siendo madre, o al menos siéndolo en la forma de crianza que la sociedad cree conveniente. Al crecer, asistí a más de diez escuelas diferentes y es probable que perdiera el treinta por ciento de mis días escolares. Sorprendentemente, todavía me las arreglé para concluir con éxito el colegio siendo una buena estudiante con un promedio alto y una vez que las becas se entregaran y el verano terminara, me iría del apartamento amarillo y del sofá-cama hacia un dormitorio en la universidad. Sophie bajó de un salto de la cama. —¿Puedo ir a comprar leche? —De ninguna manera. Ya llego tarde. —Besé la cima de su cabeza—. Y caminas como una tortuga. —Janie rió salvajemente. —Entonces tráeme algunos Skittles —gritó Sophie cuando me iba. *** Me encontré una familiar escena cuando entré en el aparcamiento. Nuestro administrador del edificio estaba de forma permanente sin camisa, con los abdominales definidos de un muñeco de nieve, apoyado en el motor de su coche clásico. Afortunadamente, me salvé de la raja del culo en esta hermosa mañana. — Hola, Eden, me di cuenta de que tu padre no salió esta mañana. —¿Sí? Nada se le pasa, señor Deeter. —Caminé por la acera y me dirigí a un amplio espacio alrededor de los botes de basura con olor pútrido. El terreno baldío al lado de nuestro edificio de apartamentos en mal estado era una obra en construcción bulliciosa, y una larga serie de camiones esperaban para entrar. Agité mi mano delante de mi cara para quitar el polvo. En un verdadero estilo de constructores, como si fuera parte de su descripción de trabajo, todos los trabajadores se detuvieron a darme una mirada obscena y silbar. Bajé la mirada a la acera mientras apresuraba mi paso.

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—Lo siento por los chicos —dijo una voz desde el pórtico de la oficina móvil de la construcción. Miré hacia atrás. Un hombre alto, de hombros anchos, un casco y gafas de sol oscuras se situó debajo de una pancarta de plástico que decía Construcción Kingston—. Se quedaron sin espacio en el zoológico. —Incluso desde la distancia, su sonrisa impactaba. Continué en mi búsqueda de leche. Afortunadamente, la multitud para el desayuno no llegó todavía al mini-súper. Agarré un cartón de leche y una pequeña bolsa de dulces para Sophie entonces le pagué al tipo. El cambio precioso de mamá de un dólar y algunos cuantos centavos entró en mi bolsillo. Bajé la cara y me escabullí más allá de la construcción de nuevo. Un aluvión de silbidos fue captado por la valla metálica. Esta vez no era el centro de su atención. Una llamada atravesó el aire fresco de la mañana. Levanté la cara y miré hacia nuestro edificio de apartamentos. Mamá se inclinaba sobre el balcón abotonándose la camisa. —Date prisa, Edén, o llegarás tarde a la escuela. —Hizo un gesto a los hombres y luego se escabulló hacia el interior. Me moví silenciosamente frente al Sr. Deeter y logré pasarlo sin que me notara. Mamá abrió la puerta para mí. —Por qué animas a los tipos así, mamá. Son molestos. —Se están divirtiendo. Voy a cepillarme el pelo y dejarle a tu papá saber que nos vamos. Sophie y Janie se sentaron en la coja mesa con cuencos vacíos y cucharas, esperando por el desayuno. —Aquí, Sophie, sírvele a Janie y un poco a mí también. Tengo que conseguir mi mochila. —Mientras me alejaba oí el sonido característico de los caramelos duros y redondos cayendo en los cuencos vacíos. Me di la vuelta. —No los caramelos, Sophie, el cereal. —No puedo —dijo ella. —No, ¿Por qué? —No tenemos ningún cereal. —Tienes que estar bromeando. —Pisoteé hacia la cocina y abrí los armarios. Aparte de una caja abierta de galletas, un frasco a medio comer de mantequilla de maní, y dos plátanos demasiado maduros, estaban vacíos. Saqué los dos plátanos y agarré la leche y los cuencos vacíos. —¿Qué estás haciendo, Edie? —chilló Janie. —Batido de banana. —Aplasté los plátanos en los cuencos y vertí un poco de leche por encima de ellos.

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—Pero esos plátanos son asquerosos y negros —protestó Sophie. —La cosa negra los hace más dulces. —Puse los tazones en la mesa—. Ahora beban sus batidos. —¿No debería haber un helado en ellos si son batidos ? —dijo Sophie. —Sólo come, Sophie. —Corrí al armario para coger mi mochila. Mamá salió de su habitación con sus sandalias en una mano y el resto de un puro de marihuana en el otro. Miré fijamente su puro de marihuana. —Lo necesito esta mañana para mis nervios. Estoy preocupada por tu padre. Está realmente deprimido por la pérdida de este trabajo. —Lo que sea. Vamos a irnos. Voy a llegar tarde, y quiero hacer una parada en la oficina del consejero para ver si la señora Vickers tiene alguna noticia acerca de mis becas. —Mi pequeño bebé va a la universidad. Estoy muy orgullosa. —Mamá se acercó y besó a Sophie y Janie en la cabeza—. Mantén un ojo en Janie durante unos minutos, Sophie. Y juega en silencio. Tu padre aún está durmiendo. —Ella debería ir a la escuela, mamá. Te vas a meter en problemas otra vez. Agitó la mano con el puro pegado entre los dedos. —El distrito escolar puede besar mi culo. No voy a enviar a mi hija a la escuela para que sea empujada por un matón. Nos dirigimos al solitario coche de la familia, una antigua camioneta oxidada con neumáticos que fueron usados tanto como el vidrio y un motor con un sonido de confusión permanente. Subimos en el interior e inmediatamente mamá empezó a buscar algo en el suelo. —¿Se te cayó la llave? —No. —Continuó su búsqueda. —Se te cayó el puro, ¿no? —Sí, maldita sea. —Suspiró y arrancó el coche—. Y ese era el último. —Voy a tratar de no hacer hincapié sobre eso hoy. Por cierto, necesitamos cereales y Janie pegaba un tenedor en la tostadora esta mañana. Mamá me miró. La hinchazón de sus ojos estaba disminuyendo, se veía hermosa como siempre. —¿Por qué haría eso? Le he dicho que era peligroso.

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—Sí, pero no puedes decirle que algo es peligroso y luego hacer exactamente lo que le advertiste. Pensó que un panecillo aparecería si dejaba atascado un tenedor. Un hoyuelo arrugó su mejilla. —Eso es muy lindo. —Cuando conseguimos meterme en un lugar el tiempo suficiente como para que pudiera hacer amigos, siempre se sintieron celosos de que tuviera la más bonita, joven y fresca mamá. Y a pesar de que era verdad, hubo muchos momentos en los que me hubiera gustado que fuera más como una madre y menos como una hermana mayor. Las cosas no fueron muy diferentes con papá. Todavía llevaba los pendientes y el pelo largo de sus días como baterista en una banda que siempre estaba en el “borde de hacer algo grande”. Durante doce años, fui su única hija, no planeada, por supuesto. No muchos chicos de dieciséis años planean un bebé. Pero a pesar de que estaban bien entrados en los veinte años cuando tuvieron a Sophie hace seis años, nunca maduraron. Era como si se encontraran atrapados en la gloria de sus años de adolescencia para siempre. Mamá suspiró y se inclinó hacia delante para subir la música. —Demonios, me gustaría tener ese puro. —¿Cómo perdió papá su trabajo? —No eran más que un puñado de idiotas. Fue sólo tarde un par de veces. —Un par de veces es un gran problema cuando trabajas por hora, mamá. —Él va a buscar otra cosa. Y vas a recibir esa beca pronto, así que supongo que habrá una boca menos que alimentar. —Su voz se quebró ligeramente. Me incliné y la besé en la mejilla. —No voy a estar tan lejos. Puedo volver a casa en tren. Tengo la esperanza de conseguir un trabajo en el campus. Entonces puedo ayudar un poco. —La universidad sería un mundo completamente nuevo, y trabajé duro para ser aceptada en varias universidades. Pero por muchas ganas que tenía de liberarme de nuestra existencia más bien triste, definitivamente extrañaría a mis salvajes y, a menudo, absurdos familiares. Una larga fila de coches esperaban en frente de la escuela. Era una secundaria salida directamente de una película de adolescentes de los años ochenta en la que dos tercios de la población estudiantil consisten en idiotas ricos y el resto de nosotros no ha llegado justo del otro lado de las vías pero llegamos una y otra vez. Dentro de una semana, vestiré mi toga y birrete y una impresionante variedad de metales académicos. Esperaba con interés mi graduación, pero aún

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más ganas esperaba terminar la secundaria. A mitad de mi último año, empecé a sentir la comezón de seguir adelante con mi vida adulta. La furgoneta farfulló en voz alta, atrayendo la atención de todos cuando mamá se detuvo en el descenso de pasajeros. Bajó la ventanilla. —Eso está bien. Es una belleza y ha sido pagada. La miré. —¿Pagada? Se encogió de hombros. —Bueno, va a estarlo en dos años. —¿No crees que realmente tu belleza oxidada va a durar tanto tiempo, verdad? —Oh, cállate. —Se inclinó y me besó. Una bocina sonó detrás de nosotros—. Date prisa y sal antes de que la señora en el Mercedes detrás de nosotros le de una apoplejía.

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2 Traducido por Mich Fraser Corregido por Nuwa Loss

No había dado ni dos pasos en el largo y concurrido pasillo cuando Chandler, mi nuevo, bueno, mi otra vez novio, me agarró y me empujó al baño de hombres. Un desafortunado tipo a un lado del urinario nos miró y palideció. —Así es, amigo, dale una sacudida y sal como el infierno de aquí —ladró Chandler, y el chico se subió la cremallera y pasó por delante de nosotros con la cara roja. —¿Por qué haces ese tipo de cosas? —Traté de quitar mi brazo de su agarre, pero sólo consiguí que él apretara sus dedos—. Aquí huele a pipi. E levantó su barbilla en el aire. —¿Sabes qué? Tienes razón. Creo que se lo voy a mencionar al director. —Su mirada azul flotó con avidez por mis labios y hacia mi camisa apretada. Cuando Clandler Rockmore mostró interés por mí, había estado encantada con mi mucha suerte. Había conseguido atrapar la atención del chico más rico y popular de la escuela. Pero cuando se hizo evidente que Chandler me quería ver sólo en privado y fuera de la vista de sus amigos, igualmente ricos y brutalmente obstinados, todo el brillo desapareció. Chandler se inclinó para besarme, pero moví mi cara. Sus ojos azules se oscurecieron con ira. —¿Qué demonios, Eden? Primero no devuelves mis mensajes y ahora no puedo besarte. —Puedes besarme, pero no aquí. —Vamos, nena, sabes que no me gusta llamar la atención. —Quieres decir que no quieres decepcionar a tus amigos, haciéndoles saber que sales conmigo. —Eso no es cierto. —Intentó besarme de nuevo y mientras apartaba mi cara lejos, su agarre se apretó dolorosamente en mi brazo. —Déjame ir, Chandler. Llegaré tarde a una cita con el consejero. —Dos chicos abrieron la puerta del baño.

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—¡Lárguense de aquí! Muevan su culo a sus casilleros o algo —gritó Chandler. Ellos rápidamente se hicieron hacia atrás. La interrupción me dio la oportunidad de liberarme y huir por la puerta. Chandler me siguió hasta mi casillero. Furia helada se desprendía de él en olas. Se inclinó hacia un lado de los casilleros y miró a su alrededor casualmente mientras que un grupo de porristas caminaba. —Hola, Chandler —dijeron al unísono. —Qué hay de nuevo —respondió casualmente. Una vez que la costa se aclaró, se volvió hacia mí—. Vamos, Eden, no me vuelvas loco. Ya sabes que me preocupo por ti. Agarré mi libro y cerré de un golpe mi casillero. —Entonces llévame al patio en este momento y bésame frente a tus amigos. Su boca se abrió, pero no dijo nada. Era toda la reacción que necesité. —Adiós, Chandler. —Me aparté de él y fui hacia la oficina de la señora Vickers. Pude sentir la mirada de odio de Chandler en mi espalda mientras me alejaba, pero la verdad es que sentí alivio de terminar con él para siempre. Llamé a la puerta de la oficina. —Adelante —La señora Vickers levantó la mirada de su ordenador mientras que sus gruesas gafas hacían ver a sus ojos enormes. Su cara aplanada tenía un ceño fruncido—. Eden, ven y toma asiento. He oído palabas del comité de becas. —Su tono hizo que mi estómago se apretara en un nudo. Se quitó las gafas y sus ojos se redujeron a su tamaño normal. Su silla chirrió cuando se inclinó hacia adelante y apoyó los brazos sobre el escritorio. —Me temo que las noticias no son buenas. Tus calificaciones fueron estupendas, pero el Comité estimó que tu historial de poca asistencia te hace demasiado riesgosa. Sólo puedes calificar para una pequeña beca. Y puesto que tus padres descuidan sus impuestos, simplemente no serás capaz de conseguir cualquier ayuda financiera. Podrías asistir a una universidad pública en unos años y entonces las puertas se abrirían para ti. Me quedé mirando a la mujer y parpadeé. Ella acababa de cerrar la cortina hacia mis sueños y de alguna manera, estaba segura que una vez que saliera de su oficina, ella continuaría con calma en la mañana, parando en la sala de profesores para un biscocho, café y algo de comida, para después regresar a su papeleo sin fin. Y Eden Saxon no sería más que otro número en su computadora. —Lo siento mucho, Eden.

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Empujé mis pies y recogí mi mochila. No queriendo que ella vea mis lágrimas, enfrenté la puerta mientras acomodaba las correas en mi hombro. Doy un paso. —Espera, Eden. —Su tono pasó de agudo por la compresión a autoritario. Me giré hacia ella para enfrentarla pero ella merodeaba por mi espalda. Se puso frente a mí y levantó sus dedos. —¿Qué es esto? El misterio de la pastilla había sido resuelto. —Señora Vickers —espeté—, eso no es mío. Ella regresó a su silla, se sentó y frotó la frente. Se quedó en silencio durante un rato tortuoso. —Esto es muy grave, Eden. Me temo que tendré que informarle al director Edwards. Puedes explicarle las cosas a él. —Se levantó de su silla, sosteniendo la droga como si estuviera sosteniendo un frasco de bacterias mortales—. Sígueme. —Santa mierda —murmuré mientras caminaba detrás de ellas a través de la oficina, más allá de los curiosos y por el pasillo hacia la oficina del director. Ella señaló el banco que recubría la pared del pasillo. —Toma asiento aquí. —Entró y cerró la puerta detrás de ella. Sin duda, era uno de esos momentos en que deseaba que mi madre fuera más como una mamá de verdad. Unos minutos más tarde, la señora Vickers sacó la cabeza. —Ven adentro, señorita Saxon. —Al parecer algo de pastillas de marihuana en tu mochila elevaba tu nombre a tu apellido. El director Edwards era un hombre alto con una cabeza calva brillante y una sonrisa de bienvenida, pero esa sonrisa no apareció en su despacho cuando yo entré. Miró la pequeña pastilla cuando entró a su escritorio y luego me miró. — Debo decir que estoy muy desconcertado, Eden. Eres una estudiante con honores y nunca has estado en mi oficina más que para recibir elogios. —No es mío. Debe haber caído en mi mochila cuando estaba caminando por el pasillo. —Lágrimas corrían por mis mejillas—. Tiene que creerme cuando le digo que no es mío. Dio unos golpecitos con sus largos dedos gruesos en su escritorio mientras se inclinaba hacia atrás en su silla. La cual chirrió bajo su peso. —No tengo ninguna razón para no creerte, Eden. —Hubo una pausa mientras miraba hacia abajo al cigarrillo—. No informaré de esto a la policía escolar. Las lágrima corrieron más rápido. —Gracias, director Edwards.

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—Sin embargo… voy a tener que revocar tu privilegio de caminar hacia la ceremonia de graduación y tendrás que saltarte la graduación en Disneyland. ¿Has terminado con los finales? —Sí. —Entones llamaré a tus padres. Alguien vendrá por ti. Regresé al banco en el pasillo, dejé caer la mochila al piso y me dejé caer con fuerza. Cerré los ojos con fuerza para detener el flujo de lágrimas. Claro, nunca tuve el dinero para comprar el boleto para la noche de graduación, pero quería ir a la ceremonia. Ahora sólo quería salir de ésta maldita escuela. Ahora sólo quería que esta mañana terrible terminara. El director Edwards sacó su cabeza brillante de su oficina. —Tu padre está en camino. Me sequé las lágrimas, me apoyé contra la pared y cerré mis ojos de nuevo. Entonces, el banco se movió mientras alguien se sentó a mi lado. La señora Vickers estaba junto a mí con sus gruesas gafas y una mirada arrepentida en su cara. Llevaba un pequeño pedazo de papel en su mano. —Mira, Eden, siento mucho las circunstancias. —Creo que mi evaluación anterior de ella fue un poco precipitada de un modo u otro—. Creo que tengo un trabajo para ti este verano si estás interesada. La paga es buena e incluye alojamiento y comida. Sé que tu familia lucha con el dinero. —Su cara se sonrojó como si ella supiera lo que es ser pobre. —¿Qué tipo de trabajo es? —Tenía la garganta seca y dolorida desde esta mañana de mierda. —Mi primo es Nicky King. Me tomó un momento juntar la pieza de información. —¿Se refiere a Nicky Rey, el intérprete de Trueno negro? —Ese mismo —dijo con una sonrisa radiante—. Nuestros padres eran hermanos. —Mi papá ama esa banda, pero, ¿qué tipo de trabajo es? —Nicky tiene una hija de diecinueve años que necesita de compañía —Ella bajó la mirada hacia su regazo por un segundo—. Finley tiene algunos problemas con la ansiedad y realmente nunca deja su casa.

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—¿Quiere decir que ella tiene Agorafobia1? —Sí —vaciló—, entre otras cosas. —Su cara se iluminó—. Pero es una chica maravillosa. Ama a los animales y tiene un gran sentido del humor. A Nicky le gustaría que tuviera una compañera… al menos para el verano. Él estará de gira con la banda y los hermanos de ella siempre están fuera de la ciudad. —Ella guardó el papel en mi mano—. Piénsalo. Este es mi número de móvil. Llámame si decides hacerlo y yo haré los arreglos. Metí el papel en mis vaqueros. —Gracias, señora Vickers. Lo pensaré. ¿Está bien si voy a limpiar mi casillero? Parece que no volveré a la escuela. Sus ojos se humedecieron detrás de sus gafas gruesas. —Claro, Eden. Y en verdad lo siento. La abrecé brevemente y recogí mi mochila. Los pasillos todavía estaban llenos de gente, ya que la gente empezaba a bajar de su primer periodo. Las puertas del final del pasillo se abrieron y mi papá entró. La mitad de su largo cabello estaba recogido y atado y llevaba un aro de plata en cada oreja. Parecía que cada cara en la multitud se giró para verlo. Él definitivamente era diferente a la mayoría de los padres y eso me alegraba. Él me vio y su disculpa silenciosa en su cara me hizo correr completamente. Me encontré en sus brazos abiertos y lloré.

***

Pasé el resto del día en la cama entre mis dos hermanas pequeñas, viendo programas infantiles que aturdían mi mente. Sophie recientemente aprendió a trenzar el cabello y acababa de terminar su décima trenza en mi cabello cuando mamá salió de la habitación. Sus ojos y nariz estaban rojas de tanto llorar y tenía un enorme pañuelo en su mano. Su cabeza cayó en mi hombro. —Tengo que ser la peor madre en toda la historia —sollozó. —No, no lo eres, mamá. Las mamás hámster se comen a sus propios bebés. Además, no es la gran cosa. Todavía tengo mi diploma.

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Agorafobia: Temor obsesivo ante los espacios abiertos o descubiertos que puede constituir una enfermedad.

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—Eres una buena chica. —Me dio un abrazo y me estrujó—. ¿Cómo es que merezco tener a una buena chica? —Tú me criaste, mamá. Creo que te puedes dar un poco de crédito. —Yo había sido la que tenía pesadillas, pero en lugar de que mamá me reconfortara, yo la reconfortaba a ella. Al crecer, era algo que me encontraba haciendo mucho. Y mientras que mis sueños universitarios de una maestría habían sido aplastados temporalmente, me las arreglé para superar la decepción. Había tenido algo de práctica. Ella me apretó el brazo más fuerte y sollozó de nuevo. Janie se retorció en su regazo y apretó un dedo contra la nariz roja de mamá. —Mamá es Rodolfo el Reno. Nos echamos a reír y después una pelea de cosquillas se produjo. Como de costumbre, la suerte de la familia Saxon se echó a perder. Mis sueños habían sido lavados temporalmente e iba a anhelar mi ceremonia. Y aunque teníamos un apartamento de color amarillo manchado, armarios desnudos y un coche que estaba listo para ir al depósito de chatarra, nos teníamos el uno al otro y eso era todo lo que necesitábamos.

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3 Traducido por Lauu Corregido por Nuwa Loss

—¿Estás jodiéndome? Nicky King. El maldito Nicky King —dijo papá por milésima vez mientras se paseaba por la pequeña sala de estar. Mamá y yo mirábamos con total diversión mientras él entraba dentro de su dormitorio y regresaba con su pequeño reproductor de cd y un cd Black Thunder en la mano. —No tan alto, Jack. Las niñas están durmiendo. —Mamá se inclinó sobre la mesa y se apoderó de mi mano—. Pero te vas a vivir con extraños durante todo el verano. Mientras papá estaba listo para enviarme lejos mañana, mamá todavía no se había hecho con la idea. —Nicky Rey no es un extraño. —Papá pulsó play y su canción favorita sonó. Él bajó el volumen y se unió a nosotras en la mesa—. Él es Nicky King, uno de los mejores cantantes de rock de todos los tiempos. —¿Lo conoces personalmente? —preguntó mamá. Papá se llevó la mano al pecho dramáticamente. —Sí, mujer, lo conozco. Justo aquí en mi corazón y en mi alma. —Me sorprende que no tengas su nombre tatuado en tu trasero —le dije. —¿Cómo sabes que no lo tengo? ¿Alguna vez has visto mi trasero? —Sí, por desgracia, fue en el incidente donde se te cayó la toalla hace cuatro años, del cual aún no me he recuperado. —Oh, sí, lo siento por eso. —Se recostó en la silla y se pasó los dedos por el pelo—. Nicky King —murmuró de nuevo. Mamá lo miró con disgusto. —Ni siquiera mi nombre lo dices con tanta admiración.

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Papá se inclinó hacia delante, la tomó de la barbilla y la besó. —Rebecca —pronunció su nombre con deliberada lentitud. —Por favor, papá, comemos en esta mesa. Y no he decidido hacerlo todavía. Quiero decir, mamá tiene razón. Estaría en una casa extraña con gente que no conozco. —¿Dónde exactamente viven? —preguntó mamá. —Beverly Hills, por supuesto —dijo papá—. He conducido por su finca. Es estrafalaria. —Mamá y yo lo mirábamos con las cejas arqueadas. —¿Qué? —dijo—. He conducido por ahí un par de veces. Tenía curiosidad. Me senté más adelante con los ojos muy abiertos. —Oh, Dios mío, has estado acechando a Nicky King. —Conducir por ahí no es acechar. —Sí, Jack, de alguna manera lo es. —Recuerdo el momento en que sentó cabeza para casarse... un par de veces. Y yo sabía que tenía hijos. —Papá se frotó la barba en su mentón pensando—. Creo que fue una tragedia también. Uno de sus hijos murió muy joven. No recuerdo los detalles. —Papá volvió al presente—. Entonces, ¿qué piensas, Edie? ¿Vas a aceptar el trabajo? —Supongo, Beverly Hills no está demasiado lejos. Puedo tomar el autobús a casa los fines de semana. Creo que llamaré a la señora Vickers mañana y averiguaré algunos detalles más. Papá golpeó su mano sobre la mesa con entusiasmo. —Buena idea.

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—Hola, señora Vickers, soy Eden Saxon. Papá acercó una silla a la mesa para escuchar la conversación, pero yo le despedí con un gesto. —Eden, estoy tan contenta de que hayas llamado. Tenía la esperanza de que lo harías. —Pausa silenciosa—. ¿Cómo te sientes? —preguntó con simpatía, como si hubiese dejado la escuela en una ambulancia y no en suspensión.

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—Estoy bien. Estaba preguntándome acerca de ese trabajo para su primo. —Sí, por supuesto. Creo que sería una gran oportunidad para ti y para mi sobrina. Hace un mes, mi primo, Nicky, me preguntó si sabía de una chica que pudiera ser una compañera de verano apropiada para su hija, Finley. Elaboré una lista de nombres, y debo decir, que estabas en la cima de esa lista. El pago del trabajo es de tres mil al mes, más todos los gastos de alojamiento y comida. —¿Tres mil al mes? —Las palabras casi se me atascaron en la garganta. Tanto mamá como papá se levantaron de sus sillas para escuchar. —Pensé que sería un buen comienzo para un fondo para la universidad. Siento que realmente te defraudé, Eden, dándote esperanzas para las becas. Sinceramente, creo que las merecías. —Gracias, señora Vickers. Bueno, he pensado un poco y creo que me gustaría tomar el trabajo. Si le agrado a Finley, obviamente. —Por supuesto, le agradarás, pero habrá una semana de prueba, la cual se te pagará, y entonces si las cosas funcionan puedes quedarte el verano. Llamaré a mi primo hoy. Se marcha a Londres esta noche, pero él estará contento de que he encontrado a alguien. Llamaré a Finley y le haré saber que tú estarás allá... ¿el sábado? —El sábado está bien, pero no estoy segura de cómo voy a llegar. —Yo te llevo —dijo papá rápidamente. Cubrí el teléfono. —Nicky no estará allí. —¿Qué es eso? —preguntó la señora Vickers. —Oh, nada. Sólo quiero saber la dirección y la hora, y estaré allí. —Genial. Te llevaría yo —dijo la señora Vickers—, pero mis hijos tienen fútbol. Podría enviarles un auto para recogerte. —No, no los envíe aquí —espeté más fuerte de lo necesario—. Conseguiré un aventón de mi papá. —Genial. Y Eden. —Se detuvo—… Estoy contenta de haber podido ayudar. Me he estado sintiendo muy mal por todo el incidente, pero yo simplemente no tenía más remedio que decirle al director. —Lo sé, y gracias por considerarme para este trabajo.

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Nuestra familia tenía exactamente una bolsa de lona, y el cierre estaba roto, así que tuve que sujetarlo junto con los alfileres de ganchos sobrantes de los días de pañales de Janie. Pero lo que era peor que la lona rota era la cruda realidad de que tenía muy poco para poner en ella. Tenía mis tres pares de jeans favoritos, cada uno más descolorido y andrajoso que el anterior. Tenía dos pares de shorts y algunas camisetas y poleras sin mangas, adquiridas principalmente en ventas de garaje. Mamá había derrochado en un nuevo par de pijamas, y los metí al último porque eran lo más nuevo y lindo en la bolsa. Janie y Sophie miraban con ojos redondos mientras terminaba de embalar. —¿Volverás esta noche, Edie? —preguntó Sophie, luciendo un gran y mono puchero. Sus ojos se llenaron de lágrimas, y extendí la mano y tiré mis brazos alrededor de los suyos —Sólo si las cosas no salen bien. —Pero voy a tomar el autobús a casa los fines de semana y traeré juguetes cuando venga. —Quiero una muñeca —mumuró Janie tocando con el pulgar su boca. —Una muñeca será. ¿Y qué es lo que quieres, Sophie? Se dio la vuelta en su parte inferior y cruzó su brazo. —No quiero ningún juguete. Sólo quiero que te quedes. —Ahh, Sophie Bear, tendrás a mamá, papá y Janie para hacerte compañía. Y tienes mi permiso para ocupar mi cama y saltar sobre ella cada vez que quieras. Mamá se apoyó en el marco de la puerta. —Gracias. Ahora ella estará haciendo eso todo el día. Su rostro se suavizó y se mordió el labio, lo que significaba que estaba a punto de llorar. Nadie llevaba la tristeza más hermosamente, o más, obviamente, que mi mamá. Me acerqué y la abracé. —Mamá, ¿tú y papá van a estar bien sin mí? —Sonaba como el padre dejando a sus hijos, lo cual, de una manera divertida, era una especie de verdad.

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—Vamos a estar bien. Aburridos y solos, pero bien. —Ella se apoderó de mis brazos y me miró—. Hay que divertirse, pero si algo parece extraño o te das cuenta de que no es para ti, llama de inmediato, y yo echaré a andar el barco oxidado e iré a buscarte. —Se limpió una lágrima que se le había escapado—. Hablando del barco oxidado, tu papá está esperándote afuera. Sophie y Janie se sujetaron cada una a una de mis piernas, y yo caminé con las piernas rígidas hasta la puerta. Mamá las alejó, me dio un beso en la mejilla, y me dio el bolso de lona. —Recuerda llamar. Papá tocó la bocina desde el estacionamiento. Mamá puso los ojos en blanco. —Es como un niño esperando a ver a Santa. —Le he dicho que Nicky King no estará en casa. Y prometió que sólo me dejaría. —Él sabe todo eso. Está muy emocionado por ti. —Adiós, mamá. Te quiero. —Besé a mis hermanas y me dirigí a la camioneta. Arrojé mi bolso de lona en el asiento trasero y me subí en la parte delantera. —¿Es eso un nuevo ruido? Nunca lo he oído antes. —No, es sólo frío. —Papá palmeó el tablero de mandos que se dividía en cuatro lugares abiertos y apenas se parecía a un tablero más—. Ella estará bien. — Me miró—. ¿Estás lista? —Como siempre. Los principios de Junio en California significaban una mañana de niebla que eventualmente se disolvía en un sol brumoso. La niebla estaba empezando a levantar, y el azul del cielo se abría paso. A pesar de que era sábado, la autopista estaba firmemente llena como una lata de sardinas de automóviles. —Ahh, LA, el tráfico de la capital del mundo —suspiró. La camioneta traqueteaba a lo largo de la autopista como si estuviéramos arrastrando una carga de ladrillos detrás de nosotros. El reproductor de CD no funcionaba cuando habíamos comprado la furgoneta al vendedor de coches, pero mi padre se las había arreglado para que funcionara con la ayuda de un clip de papel. Naturalmente, escuchábamos Black Thunder.

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Era un poco demasiado de heavy metal y rock and roll para mí, pero además Black Thunder fue antes de mi tiempo. Como de costumbre, papá tamborileó con los dedos sobre el volante manteniendo el ritmo de la canción. De vez en cuando, él usaba su rodilla para dirigir, para poder utilizar las dos manos sobre su batería imaginaria. Después de unos minutos de su solo de batería, él se inclinó hacia delante y bajó el volumen. —Ya sabes, Edie, si tienes un mal presentimiento sobre esto una vez allí... —Lo sé, papá. Mamá ya me dijo que llamara inmediatamente. —Bueno. Sólo recuérdalo. —Papá, tengo la intención de enviarte dinero para la casa... —Oh no, no lo hagas, muchacha. Es tu dinero. Puedes depositarlo directamente en esa cuenta de ahorros que la abuela te dejó. —Tan desesperados como mis padres siempre estaban por dinero, nunca habían tocado los doscientos dólares que mi abuela me había dejado antes de morir. —Quiero que lo uses para Sophie y Janie. No puedes decir que no cuando es para ellas. —Janie y Sophie estarán bien. Guárdalo para la universidad. Además, tengo algunas buenas ofertas que vienen a mi camino. —Mi papá siempre tenía algunas buenas propuestas, pero eran un triste par de buenas ofertas. Él se quedó en silencio. El único sonido era el ruido ocasional del motor y Nicky King cantando a todo pulmón la letra de su canción, Angel Tears. —Sabes, Edie, no he sido el mejor padre del mundo. —Esa es tu opinión. —No, en serio. Sé que he cometido algunos errores, y no me he preparado bien para ti. —Papá, ¿recuerdas esa vez que encontramos la bici vieja en el contenedor de basura y pasaste toda la tarde enseñándome a montar sobre dos ruedas? Y me caí porque no sabía cómo parar. —¿Cómo podría olvidarlo? Conseguí mis primeras canas ese día. Y sólo tenía veintitrés. —Después de que me estrellé en el lateral del vehículo estacionado, estaba aturdida y dolorida, pero no lloré hasta que vi tu cara. Tú te veías tan asustado cuando me recogiste que me asustaste muchísimo. —Casi caí muerto de un ataque al corazón en ese mismo momento.

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—Exactamente. Eso es porque eres un buen padre. Un buen padre estaría aterrorizado viendo a su niño andar a toda velocidad en el lateral de un coche. Sin importar que hubiesen sacado la bicicleta de la basura, lo que importaba era que estabas preocupado de que me hubiera hecho daño. El silencio nos rodeó de nuevo, y luego habló—: Sabes que estoy muy orgulloso de ti, ¿verdad, Edén? —Sí, lo sé. Y esa es otra razón por la que eres un gran padre. La autopista se abrió finalmente y nuestra furgoneta de mala muerte rodó en Beverly Hills luciendo ridículamente fuera de lugar entre los Corvettes y Porsches. Las casas o, más apropiadamente, las mansiones, parecían pequeñas ciudades con zonas verde oscuro y los arbustos y árboles bien cuidados. Papá sonrió hacia mí. —Ya casi llegamos. ¿Estás nerviosa? —Estaría mintiendo si dijera que no lo estoy. Sólo espero que me guste. Papá tenía el trozo de papel con las direcciones en una mano mientras conducía la furgoneta a lo largo de la calle sombreada. Giró a la derecha hasta otra larga calle llena de árboles de jacaranda púrpura. Tomé las direcciones. —¿Qué calle es ésta? —Este es el camino de entrada. —Oh. —Mi boca se secó y mi estómago se agitaba como si las mariposas estuvieran haciendo una danza irlandesa dentro de éste. Llegamos a las grandes puertas negras. En la distancia, pude ver una imponente mansión que se parecía más a una serie de edificios más que a una casa. La fuente en el frente parecía más grande que nuestro apartamento entero. —Se parece a un castillo de estilo inglés. —King es de Inglaterra originalmente. Muchos de los grandes nombres vinieron de Gran Bretaña. —Papá giró la manivela de la ventana, se asomó, y pulsó el botón del intercomunicador. —Seguridad —dijo una voz profunda a través del altavoz. —Hola —dijo papá sin convicción—. Uh, Eden Saxon está aquí para una cita con la señorita King. No hubo más discursos, y las puertas de hierro adornadas se abrieron. Papá condujo lentamente como si estuviéramos conduciendo a través de un campo de

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minas terrestres. Sus dedos estaban blancos mientras agarraba el volante. Me reí ante la ironía. —¿Qué es tan gracioso? —preguntó. —En la autopista, terriblemente llena, utilizaste la parte superior de la rodilla para conducir, y aquí, en una calzada desierta, estás agarrando el volante como si estuvieras conduciendo a través de una tormenta de nieve en los Alpes. Aflojó el agarre y sonrió. —No sé por qué. Creo que simplemente no quería cometer un error. —Se inclinó hacia delante y miró a través del parabrisas—. Probablemente hay cámaras por todas partes. —Creo que siempre y cuando no estés haciendo donas en el césped, estás a salvo. Las puertas de entrada eran de un corte de madera pulida oscura en la forma de un arco. Miré fijamente las puertas un segundo y respiré hondo. —Bueno, ya llegamos. Papá se inclinó sobre los asientos y me abrazó. —Recuerda, llama si las cosas no salen bien. Puedo estar de vuelta aquí en una hora. —Se inclinó para tener una mejor vista de la casa—. Hombre, este lugar es gigante. —Tenía la mirada clavada en las puertas delanteras brillantes. —Papá, él no está en casa, recuerda. —Lo sé. —Él me besó de nuevo. Me volteé y tiré hacia delante mi bolsa de lona. —Te quiero, papá.

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4 Traducido por TamiMiau Corregido SOS por Nuwa Loss

Las puertas de la mansión estaban a una pequeña distancia. Me paré por un momento reuniendo mi coraje para luego presionar el botón rojo. Esperaba el sonido de un timbre. En lugar de eso, escuché una voz. —Bienvenida. Estaré afuera en un segundo. —De seguro era una niña la que abriría la puerta, pero fue una mujer mayor con mejillas rosadas y con un uniforme de criada muy bien cuidado—. ¿Miss Saxon? —Sí. —Soy Tilly. Le diré a la Señorita King que ha llegado. —Me guió dentro, y aunque me había dicho una y otra vez que no actuase como una bruta al lucir abrumada por el lugar, la entrada hizo que mi mandíbula cayese. Un lizo piso de mármol se esparcía por toda ésta y un brillante candelabro colgaba sobre el centro de un piso de mosaicos azules. El candelabro era más grande que nuestra furgoneta y cada uno de sus cristales habían sido pulidos como diamantes. Me quedé sola en la gran entrada sintiéndome pequeña y completamente fuera de lugar con mis pantalones desteñidos. Unas pisadas sonaron detrás de mí y me giré. —Tú debes ser la nueva institutriz —dijo la chica, y después aparentemente notando la expresión de shock en mi cara, sonrió—. Estoy bromeando. Estaba en el cine viendo a Jane Eyre2. Por supuesto que si tú fueses Jane entonces eso me convertiría en la pequeña chica francesa y haría que mi papá sea el Sr. Rochester, lo que es horroroso, porque él es viejo. Aunque sus últimas novias tenían veinticinco o algo así. Ella era excesivamente pequeña con pelo rubio, casi blanco, pero tan pequeña como era, definitivamente era el tipo de chica que podría caminar en una habitación llena de personas y llamar la atención de todos. Dos gatos anaranjados se enroscaban alrededor de sus piernas mientras ella me sonreía. 2

Jane Eyre: Es una adaptación fílmica de 1996 de la novela homónima escrita en 1847 por Charlotte Brontë.

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—Oh mi dios, eres tan alta. Una de esas chicas con suerte que tienen piernas hasta los dientes, como diría papá. —Caminó hacia mí y agitó nuestras manos—. Soy Finley Tate King. Sí, ya sé que es un nombre de chico. —Tan pequeña como era, tomó mi bolso y lo puso en su hombro—. El brillante y sumamente preparado en el campo de la medicina que hizo el ultrasonido en mi mamá le dijo que había un 90% de posibilidades que fuera un niño —continuó su historia acerca del ultrasonido mientras me indicaba con la cabeza que la siguiese—. Supongo que puedes darle créditos. Al menos no dijo un 100%. De todos modos, mi mamá ya me había nombrado. Le dijo a mi papá que desde el vientre me había conocido como Finley, entonces se negó a cambiarme el nombre. Asimilé la elegante decoración mientras la seguía por una increíble escalera que estaba rodeaba por pinturas y esculturas que parecían sacadas de un museo de París. Finley llamó mi atención al tocar dos de las esculturas en la cabeza y después se paró y tocó la barandilla tres veces. —Te quedarás a dos puertas de mi habitación. Las habitaciones están todas a la izquierda una vez que llegas a la cima de las escaleras. Tu habitación es la tercera puerta a la derecha. —Me miró por encima de mi bolso—. Sólo en el caso de que te pierdas, lo que es bastante fácil en mil novecientos metros cuadrados. —Se detuvo lo suficientemente lejos para señalar una puerta—. Esta es la habitación de Cole. Definitivamente no quieres entrar allí. —Supongo que él se enojaría, ¿o no? —No. —Sus ojos azules lucieron serios bajo el fuerte maquillaje negro y un fleco de pelos rubios—. Calcetines sucios. Apesta como el infierno allí dentro. Sonreí. —Nota mental tomadam —Continuamos por el largo pasillo—. Lo tengo, ¿Cole es tu hermano? —Medio-hermano. —Me miró—. Cole, Jude y yo tenemos madres diferentes. Somos parte del periodo de procreación de mi papá. —¿Tuvo un periodo? Ella comenzó a reír fuertemente y luego se abanicó para parar. Me estaba sintiendo un poco estúpida. —No como el periodo azul de Picasso. Sin tapujos. Su periodo de procreación vino justo después de su periodo cautivado por la cocaína y justo antes de su periodo de lucha en contra de la mediana edad. Con lo que, créeme, sigue luchando. Creo que la única diferencia entre su periodo de mediana edad y el de la cocaína es que en lugar de llevar cocaína en su maleta lleva ibuprofeno.

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—¿Cautivado por la cocaína? Paramos en frente de una habitación y ella abrió la puerta. —Mi padre cree que cautivado es una palabra mucho más feliz que adicto. —Eso es verdad. —Caminamos dentro de la habitación y me tuve que recordar a mí misma cerrar la boca. Una gran cama con cuatro postes, rodeada con cortinas y más cojines de los que podría controlar, estaba puesta en medio de una habitación que se comparaba con la cafetería del colegio en tamaño—. Perderse en la casa, diablos, me voy a perder en esa cama. —Eso es lindo. Me gusta. —Volteó a verme—. Eres realmente hermosa. Siempre he querido ser alta y escultural como mamá. Ella era modelo. Pero yo nací prematura, por seis semanas, y nunca crecí mucho. —¿La ves seguido? —Hablar de su mamá envió una punzada de nostalgia a través de mi cuerpo. —No, ella está viviendo en Venecia o algo así. Mi papá obtuvo la custodia completa de cada uno de nosotros, así que crecimos con él. Ayuda el tener un montón de dinero para buenos abogados. Pero creo que lo tres hubiésemos escogido quedarnos con él, de todos modos. Jude es el mayor. Tiene veintidós. Su madre era una actriz, pero murió en un accidente de autos. Y Cole ve a su madre ocasionalmente. Solía ser la contadora de papá —suspiró—. Oh mi dios, solo dime que cierre la boca si te aburro. —No me aburro para nada. Lo encuentro fascinante. —Entonces, ¿Cómo son tus padres? —Agarró mi mano. Sus dedos estaban llenos de anillos y sus delgadas muñecas estaban rodeadas por brazaletes—. ¿Vives con tu mamá o tu papá? —Ambos, de hecho. —Wow, No escuchas eso muy seguido. —Lo sé. Es un poco triste. Vivo con mis padres y mis dos hermanas pequeñas. Mis padres me tuvieron cuando eran adolescentes, así que son bastante jóvenes. Mi padre está completamente obsesionado con tu papá. Puso su cabello detrás de su oreja, mostrando una larga fila de pequeños aros de oro en ésta. —Déjame adivinar, a la mitad de sus treinta, tocó en una banda, sigue llevando el pelo largo. —Sí, santa mierda, ¿lo conoces? —No, ese es el perfil de los seguidores masculinos de mi papá.

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Puse una mano en mi pecho. —Gracias a Dios. Recién tuve una horrible visión de mi papá parado afuera de tu casa con su camisa de the Black Thunder, sosteniendo un cartel con las palabras “te amo, hombre”. Ella rió. —Oye, estarás sorprendida de lo que hace la gente para llegar a ver a mi papá. Una vez una chica se tiró en paracaídas sobre el patio trasero. Estaba completamente desnuda pero tenía el logo de The Black Thunder pintado en su piel. —¿Qué hizo tu padre? —Esa es la parte triste. Se había metido en todo este problema, pero no se tomó la molestia de haber investigado que mi papá no estaba en casa. Estaba en Europa, Jude se sintió mal por ella. Le dio una foto autografiada antes de que se la llevara la policía. Una nariz húmeda tocó mi mano y me sorprendió. Miré hacia abajo esperando ver a un perro. Un cerdito blanco con negro, con un aro de oro en una de sus orejas movió su trompa hacia mí. —Este es Some Pig 3—dijo Finley. —Seguro lo es. —No, me refiero a que ese es su nombre, Some Pig. Fue rescatado de una horrible granja donde no lo alimentaban bien. Por eso es tan pequeño. Su nombre real era Sheldon, como el personaje de la T.V, porque es sumamente inteligente y obsesivo compulsivo, como yo. —Se acercó—. Pero peor —susurró como si el cerdo pudiese entenderla. —¿Puedo acarícialo? —Se enojaría si no lo hicieses. Me moví hacia él y acaricié su cabeza—. Nunca he tocado un cerdo real. Me acuerdo de haberlos visto durante un viaje de campo a una granja, pero no nos dejaron tocarlos. Todo el tiempo hubo un chico parado cerca de los comederos, diciéndonos toda clase de información acerca de los cerdos. Pero no estaba prestando atención. Solo pensaba, ¿cuándo los vamos a acariciar? Pero nunca tuvimos la oportunidad de tocar ninguno de los animales. Fue el peor viaje de campo de todos. —Me incliné y pasé mis dedos por su espalda. Su pelo era grueso y duro—. ¿Cómo terminó llamándose Some Pig? —Un día, cometí el error de dejar a Sheldon, el cerdo, no el personaje de televisión, ver La telaraña de Charlotte4 conmigo. Después de eso su humor 3

Some pig: Algún cerdito.

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cambió. Se quedó en su camita de paja y no comía, ni siquiera nachos. Esos son sus favoritos. Así que un psicólogo de mascotas vino y tuvo una sesión con él. Nos dijo que cambiáramos su nombre a Some Pig y funcionó. —¿Hay un psicólogo de mascotas? —Sí, ellos tienen una gran demanda en este barrio. Muchas mascotas neuróticas. —Se dirigió fuera de la habitación—. ¿Tienes hambre? —Un poco. —Genial. Vamos abajo a la cocina. Puedes conocer a Jude. Es un imbécil la mayoría del tiempo pero lo amo. —¿Él también tiene el síndrome de calcetines sucios? —Sí, después de todo, es un chico. Pero a Jude le gusta dormir en la casa de la piscina, así que su habitación está libre de olor. Some Pig y yo seguimos a Finley por la larga escalera alfombrada. Tocó dos diferentes esculturas en el camino hacia abajo y otra vez tocó la barandilla tres veces. Debe haber sentido que noté su pequeño ritual. Me miró por sobre su hombro. —Algunas personas rezan para evitar que cosas malas pasen. Yo toco la barandilla. Personalmente creo que mi método es menos complicado. —Un continuo sonido de tambores se esparció por el pasillo hacia la izquierda de la propiedad—. Parece que Jude está en el gimnasio. —¿Hay un gimnasio en tu casa? —Entre otras cosas. Ella tenía piernas cortas y yo unas absurdamente largas, pero me tuve que apurar para seguir su frenético paso. El cerdo tuvo que acelerar sus cortas patas. Llegamos a una puerta que vibraba con una fuerte música. —Quédate —dijo Finley a Some Pig y agarró el pomo. El sistema de sonido hubiese hecho a mi padre babear. Casi me hizo caer. Un gran piso de madera se encontraba bajo un campo de máquinas para ejercitarse y de pesas. La habitación tenía el techo más bajo que las otras habitaciones y la mitad de las paredes estaban cubiertas por espejos. Lucía desierta mientras seguía a Finley alrededor de dos grandes máquinas para levantar pesas hacia la esquina más alejada. A través de la música, escuché los rítmicos gruñidos 4

La telaraña de Charlotte: Es una película en imagen real y animación por computadora, basada en la popular novela del mismo nombre escrito por E. B. White. Fue dirigida por Gary Winick y producida por Paramount Pictures. El guion fue escrito por Susannah Grant y Karey Kirkpatrick, basado en el libro de E. B. White.

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entremezclados con nudillos golpeando un saco de boxeo. El último espejo reflejaba a un chico sin camisa con grandes hombros y una espalda musculosa. El sudor caía por un gran y complicado tatuaje del conocido logo de The Black Thunder. El saco saltaba con cada golpe. Finley caminó a un panel de botones y bajó el volumen de la música, lo justo para parar el eco en la habitación. Las manos vendadas dejaron de golpear el saco, y su hermano miró alrededor. —Mierda, Pequeña, ¿por qué apagaste la música? Arruinaste mi ritmo. —Luego me vio y caminó desde detrás del saco. Ojos verdes me tasaron fríamente mientras él se sacaba su gorro gris. Su corto pelo negro estaba por toda su cabeza. Al igual que los músculos de su pecho y estómago, su cabello estaba empapado con sudor. Él se movió y limpió su frente con su muñeca. —Esta es la chica que papá contrató para acompañarme durante el verano. Ella es del valle. Su boca se elevó en una sonrisa burlona. —Supongo que es verdad. Puedes comprar amigos. —Cállate, Jude. —Apuntó abajo hacia su pie, por primera vez noté la gran esposa alrededor de su tobillo—. ¿Qué fue lo que dijo el abogado? ¿Cuándo te lo puedes sacar? Él miró abajo por un momento como si hubiese olvidado que eso estaba allí y luego levantó su mirada penetrante. No parecía complacido con que ella lo nombrara estando con compañía. —En una semana. ¿Cuándo te vas tú? —Eres un completo idiota —dijo Finley, y aunque no la había conocido lo suficiente no me imaginaba el dolor en su tono. No hubo disculpa en su expresión mientras ponía su atención en mí. Me miró por un largo e incómodo momento. —Así que, ¿Tiene el Valle un nombre? —Soy Eden —respondí de mala gana. —¿Eden? —Su sonrisa burlona volvió—. Oí que tienen algunas manzanas bastante buenas por allí. —Sólo una verdadera serpiente lo sabría —se interpuso Finley. —Entonces ¿Por cuánto tiempo se quedará tu compañía pagada? —Se quedará por el verano. Así que acostúmbrate. —Finley tomó mi mano, y me di cuenta que incluso en una pequeña cantidad de tiempo, ya me había encariñado con ella. Me empujó para salir de la habitación.

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—Creo que papá ha perdido la cabeza —dijo mientras nos íbamos—, y lleva a los perros contigo. Tomaré una ducha. El silbido de Finley me sorprendió pero no tanto como la repentina aparición de dos perros del tamaño de un león caminando con nosotros. Me acerqué a Finley. —Son inofensivos —dijo Finley—, a menos que seas un lobo. Son loberos irlandeses. Los perros trotaron pasándonos como pequeños caballos y pararon para oler a Some Pig quien estaba sentando obedientemente en el pasillo esperando por nosotras. Jadeé con terror por el cerdito, pero él no parecía notar los gigantes animales predadores. Luego ellos elevaron sus hocicos y trotaron delante de nosotras por el pasillo. —¿Cuáles son sus nombres? —pregunté, esperando olvidar el hecho de que su hermano ya me odiaba. —Butch y Sundance —respondió—, al comienzo, los había llamado Leo y Julius pero un día cometí el error de… —Déjame adivinar. Los dejaste ver la película Butch Cassidy and the Sundance Kid y ellos se deprimieron, entonces tuviste que llamar a la psicóloga. 5

—No. Estábamos viendo Bonnie and Clyde6. Solo que ellos no podían ser ambos Clyde y tampoco querían ser Bonnie, así que se quedaron con Butch y Sundance. —Giramos en la esquina y llegamos a otro estrecho pasillo—. Tengo que o parar de dejar a mis mascotas entrar a la sala de cine o hacer un mejor trabajo en ponerles nombre. —O mejor aún, podrías traer a la psicóloga antes de los nombres. —Buena idea. Giramos en una esquina de nuevo y llegamos a la cocina que brillaba con luminosos estantes de granito y de acero inoxidables en la que puedes ver tu reflejo. Incluso había una pequeña área para sentarte con una televisión de pantalla plana y sillones verdes. Los perros se estiraron en las alfombras que estaban en frente de los sillones y Some Pig se recostó junto a ellos.

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Butch Cassidy and the Sundance Kid: Es una película estadounidense de 1969, dirigida por George Roy Hill. Protagonizada por Paul Newman, Robert Redford y Katharine Ross en los papeles principales. 6 Bonnie y Clyde: Es una película de gánsteres estadounidense de 1967 dirigida por Arthur Penn, con Warren Beatty y Faye Dunaway en los papeles principales.

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La casa era realmente magnifica. Todas las instalaciones brillaban. Cada alfombra lucía lo suficiente cómoda para dormir en ellas. Cada mueble lucía caro e importado. Pero aparte de la pequeña horda de mascotas, el lugar por completo le faltaba ese mágico elemento que hacía que una casa se sintiese como un hogar. Tan lujosa como era, se sentía hostil y fría. Igual como el hermano de Finley, Jude. —No como carne de ningún tipom —Finley alcanzó la manilla de un estante. La puerta se abrió y reveló un refrigerado gigante lleno de comida y cerveza—. ¿Está bien un sándwich de queso frito? Lo siento, pero es todo lo que realmente sé cómo hacer. —Queso derretido suena divino. —No tenía idea de cuánto la señora Vickers le había contado a Finley acerca de mí o cuánto la consejera de mi escuela sabía acerca de mi vida. Pero de la manera en que Finley me miraba por debajo de la cortina de largos pelos rubios, pareciese que sabía que había crecido con cereal, sándwiches de mantequilla de maní y almuerzos gratis de la escuela. Y yo sentía que nada de eso le importaba. Solo me basaba en primeras impresiones, y podría estar completamente equivocada, parecía que esta era una chica que había crecido con todo pero que nunca miraría a alguien como poca cosa si tenía menos. Había algo genuino y de confianza en ella. Finley buscaba una sartén en una de las miles estanterías alineadas en la pared. La ayudé a poner mantequilla en el pan y ella puso los sándwiches en la sartén caliente. Mi intuición me dijo que nos podríamos convertir en amigas cercanas. Y sinceramente, me había mudado tanto que nunca he tenido un amigo de verdad. El único obstáculo había sido la fría bienvenida de su hermano. En esos pocos segundos, me había hecho sentir no deseada y frágil. Lejos del largo pasillo del gimnasio, me había quedado en un debate mental entre mencionarlo o no. Me imaginé que todavía era tiempo para arrepentirme de esto si era necesario. —Tu hermano no estaba para nada contento de conocerme. —Hasta este punto me había sentido bastante positiva acerca de toda esa aventura, pero su hermano estropeó todo. —No te preocupes por Jude. Él es muy bueno siendo un idiota. Está enojado porque ha estado bajo arresto domiciliario por cuatro meses. Una vez que no tenga el monitor en su tobillo, estará fuera de aquí. Rara vez se queda en casa. Había hablado tranquilamente de su vida desde que llegué pero obviamente no tenía la intención de decirme por qué Jude estaba bajo arresto domiciliario. Él definitivamente lucía como el tipo de chico que vivía para el problema.

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5 Traducido por Francisca Abdo. Corregido por Clari

—Ta da —cantó Finely mientras deslizaba los sándwiches en los platos—. Medios quemados, pero llenos de queso pegajoso. —Queso pegajoso es definitivamente un bonus. —Me subí a uno de los taburetes que alineaban la encimera de granito. Recogí el crujiente sándwich caliente—. Acabo de darme cuenta de que me estoy muriendo de hambre. Finley nos preparó a cada una un vaso de limonada, sacó su celular de su bolsillo y se sentó a mi lado. —¿Desde cuándo has sido vegetariana? —le pregunté con la boca llena de emparedado. —Desde que tenía cinco. Jude, Papá y yo estábamos en la autopista y pasamos un remolque gigante lleno de cerdos. Sonreí, apunté a los cerditos lindos y pregunté si iban a una granja. Papá me aseguró que sí, pero Jude intervino y me hizo saber que él creía que iban a la fábrica de jamones. No he comido carne desde ese día. —Supongo que es fácil de entender por qué tu hermano te dice Doolittle. —Jude tiene toneladas de apodos para mí. Y el único nombre por el que no me llama es Finley. —Sus pulseras tintinearon mientras alzaba su sándwich y le daba un mordisco. Le dio un sorbo a su limonada—. He estado parloteando como un diario de supermercado sobre mi vida. Dime más acerca de ti. ¿Qué te gusta hacer? ¿Tienes novio? —Soy como una nerd de libros. Me gusta leer y fui estudiante de honor hasta la semana pasada cuando tu tía encontró el porro de mi madre encaramado en la parte superior de mi mochila. Sus ojos se agrandaron. —De ninguna manera. A la Tía Julie le debió haber dado un ataque. —Ella estaba bastante bien con eso. Mi mamá lloró por eso todo el día. Me tuvo cuando tenía dieciséis y siempre hemos sido más amigas que madre e hija. Somos cercanas. Puede mirarme una vez cuando entro por la puerta y saber exactamente qué clase de día tuve. Mi padre y yo también somos cercanos. Él siempre tuvo el sueño de convertirse en una estrella de rock. Creo que eso era lo que se interponía para que él consiguiera un trabajo de verdad. Creo que en el fondo él se dio cuenta de que si se quedaba atrapado en un trabajo mundano de nueve a cinco, como otros tipos de su edad, su sueño se haría añicos para siempre. La gran oportunidad que necesitaba nunca sucedió. —Me reí—. Deberías haberlo visto cuando le dije que vendría por el verano. Se paseaba por nuestro departamento con una mirada soñadora que sólo un hombre verdaderamente aplastado podría tener.

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—Tenemos que reunirlos este verano. —Eso sería genial. Mi papá tendría que ser tranquilizado primero, pero él amaría eso. El celular de Finley vibró. Miró la pantalla y luego volvió a su sándwich. —Recordemos intercambiar números para ponerlos en nuestros celulares. Me quedé mirando al sándwich medio comido en mi plato. Ocasionalmente, nuestra familia derrochaba dinero en un teléfono prepago, pero eso era definitivamente un lujo. Finley pareció sentir lo que estaba pensando. —Soy una cabeza de chorlito. No sé por qué asumo que todos tienen un celular. Honestamente, odio tener uno, pero mi papá insiste en que lo lleve. Él llama un montón para chequearme. —Eso es dulce. Suena como un buen padre. —Lo es. Sólo que está tan ocupado, raramente está en casa. He estado tratando de convencerlo de retirarse de la escena del rock, pero todavía la ama. Me preocupo cuando está en un tour. Siempre se deteriora, y, luego enferma. —Tu papá está viviendo la vida que el mío siempre deseó. Su teléfono vibró otra vez. Lo vio y lo ignoró. —Apostaría a que tienes un millón de amigos escribiéndote —dije—. Eso debe volverse molesto rápidamente. —Nah, sólo un puñado. No doy mucho mi número. Es difícil mantener tu privacidad cuando eres la hija de una leyenda del rock. Mi padre nos ha prohibido utilizar Facebook también. Tenemos todo tipo de publicaciones raras allí. —Guau, no había pensado en eso. Una de las canciones de Black Thunder sonó en el tono de llamada de su celular. Suspiró audiblemente y lo apretó contra su oreja. —¿Qué quieres? —preguntó—. En la cocina. Haz tu propio almuerzo. Tú eres la razón por la que la cocinera renunció. —Bajó el teléfono otra vez. Segundos después, pasos resonaron en el pasillo. Jude entró a la cocina, recién duchado, y vestido con una camiseta negra y jeans. Su mirada escrutadora destelló en mi camino. Al igual que su hermana, era definitivamente una persona que podría robar la atención de una habitación llena de gente. Y parecía muy consciente de ello. Hice un punto para concentrarme en mi sándwich. Tan cómoda como me había sentido almorzando con Finley, su hermano había despojado esa confianza instantáneamente. Los perros levantaron sus grandes cabezas mientras caminaba y se dejaba caer en el sillón. Dejó caer sus pies fuertemente en una mesa de centro muy pulida. —Oye, fenómeno —llamó Jude sin mirar atrás—, tráeme ese cartón de leche, ¿quieres? —Encendió la televisión.

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Los ojos azules de Finley se ensartaron detrás de su cabeza, pero saltó del taburete y fue al refrigerador. Sacó la leche, y, luego, caminó hacia la alacena y la abrió. —No necesito un vaso —dijo de nuevo sin darse la vuelta. —Otras personas podrían querer beber de esta caja, puerco. —Finley me miró—. Cuando es en un contexto insultante, siempre decimos puerco en lugar de cerdo. Some Pig es muy sensible. Jude se dio vuelta esta vez. —¿Cuánto hay ahí? Finley la sacudió. —Todavía está medio lleno, o como tú probablemente dirías, medio vacío. Él se giró para mirar la televisión. —Como dije, no se necesitan vasos. Finley pisoteó y colocó la caja en la mesa con tanta fuerza que parte de la leche salpicó fuera. Volvió al taburete y saltó sobre éste. —Así que, de todos modos, Eden —me habló a mí mirando hacia Jude—, como iba diciendo. —Me guiñó—, nosotros solíamos tener una gran chef. —Cierra la maldita boca, Doolittle. —Jude alzó el cartón y se tragó el contenido. —Pero la semana pasada, Tanya, la chef —habló en voz alta lo suficiente como para estar segura de que Jude escuchara cada palabra sobre el sonido del televisor—, entró en la habitación de Jude, se sacó la ropa y se metió en la cama con él. —Finley estaba tratando de reprimir la risa, y yo no estaba completamente segura de que quisiera que terminara la historia. —Cierra la puta boca, fenómeno. —Levantó el control remoto y subió el volumen. Ella se rió una vez y continuó—: —Bueno, Jude le dijo que se fuera. A la mañana siguiente él vino a desayunar, y ella estaba escupiendo en sus huevos revueltos. —Ooh, asco. Supongo que ese fue el fin de su empleo. —Sip. —Miró a Jude—. Le conté a papá lo que pasó. Dijo que es tu trabajo conseguir a un nuevo cocinero. —Sí, eso no va a pasar. —Sostuvo el cartón en el aire—. Vacío. Este tipo estaba más allá de la arrogancia, y quería darle una bofetada. Sólo esperaba que fuera como Finley dijo, él se iría cuando le quiten el monitor de tobillo. Finley estaba a punto de empujar los taburetes, pero le puse una mano en el brazo. —Permíteme. Estoy acostumbrada a tratar con dos hermanas pequeñas. —Esta vez yo hablé lo suficientemente alto para que él oyera. Me coloqué detrás e intenté agarrar la caja, pero la movió fuera de mi alcance. Negándome a ceder a sus bromas, caminé hacia el frente del sillón. Él estaba centrado en la

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televisión mientras alcanzaba la caja. Mis dedos rozaron los suyos, que estaban inesperadamente encallecidos. Su agarre en el contenedor vacío no se había aflojado. Su mirada endurecida pasó a mí, y me miró fijamente por unos largos segundos antes de aflojarlo. Volví a la cocina y Finley apuntó al basurero. Llevamos nuestros platos al fregadero y los lavamos. El lavavajillas también estaba camuflado en un armario. —Este lavavajillas va a volverse viejo rápidamente —bromeó Finley. —Desafortunadamente, soy bastante buena en ello. Años de práctica. Y sí, se vuelve viejo. —Especialmente sin un lavavajillas pensé, pero no añadí. Jude apagó el televisor, se levantó y se fue de la habitación. Finley se había puesto inusualmente callada. —Tú sabes, Eden —dijo en voz baja—. No he dejado el estado en nueve meses. —Tu tía mencionó algo de ello. —Su cambio de tono hizo que mi garganta se apretara. —Pero no soy un fenómeno. —Lo sé. —Hice una pausa antes de volver a hablar—. ¿Por qué no le dices que pare de decirte así? —Él no quiere decir nada con eso. Sólo se preocupa por mí. —Fue impresionante cómo defendió a su hermano. Él era obviamente un idiota. Entonces, su rostro se iluminó y su tono de voz cambió completamente como si un interruptor se hubiera apagado y prendido otra vez—. ¿Quieres un tour por los jardines? Tenemos una gran zona de piscina. —Claro. —Estaba un poco sorprendida por su cambio de humor repentino, pero algo me dijo que iba a tener que acostumbrarme. —Espera aquí, iré arriba para cambiarme los zapatos. —Abrió un armario y tiró una caja de galletas en el mostrador—. Son deliciosas. —Salió de la habitación, y Some Pig trotó detrás de ella. Me senté mordiendo una galleta y mirando alrededor a la increíble decoración cuando ambos perros alzaron su cabeza de nuevo. La puerta de al lado de la cocina se abrió, y un tipo entró usando una camisa de motocross y un pantalón que estaba completamente salpicado de barro endurecido. Unos anteojos sucios colgaban de su cuello. La piel alrededor de sus ojos color avellana era la única área que no estaba cubierta con lodo. Me miró y asintió. —¿Cómo te va? —Una de sus manos estaba cubierta con un guante de motociclista. Buscó en un cajón, sacó unas tijeras largas y empezó a cortar el guante de cuero. Fue un intento inútil—. Sí, no creí que fuera a funcionar. —Me miró de nuevo—. ¿Podrías ayudarme? Sólo necesito que saques el guante. Me paré del taburete. —Claro. —Definitivamente parecía una tarea que podría manejar. Cogí varios dedos.

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—Espera un segundo —dijo. Agarró el borde del mostrador con su mano sin enguantar—. Ahora. —Respiró hondo y tiré. El guante salió pero no tan fácilmente como esperaba. Su rostro había palidecido un poco mientras levantaba la mano descubierta. —Mierda. ¿Por qué tuviste que tirar tan fuerte? Ahora era yo la que agarraba el mostrador. Su muñeca estaba torcida en una grotesca y poco natural curva. —Lo-lo siento —tartamudeé, tragándome de nuevo el queso asado que había comido hace poco. Su rostro rompió en una sonrisa, una sonrisa que era extrañamente familiar. —Sólo estoy bromeando. Me la disloqué en la pista. Lo siento por eso. No sabía que iba a asustarte tanto. Presioné mi mano en el pecho. —Está bien. Creo que mi pulso volverá en poco tiempo a la normalidad. Extendió su mano sin dislocar. —Soy Cole. ¿Estás aquí por Jude? La pregunta pareció extraña y me tomó un momento responder. —No, estoy visitando a Finley. Para mi alivio, Finley entró en ese momento. —¿Qué demonios, Cole? Parece que tu mano ya no está conectada a tu brazo. Cole la sostuvo en alto y admiró su muñeca retorcida por un momento. —Como que me gusta. Jude pasó delante de todos nosotros, abrió el refrigerador, y sacó un plato de pollo. Echó un vistazo a los brazos de Cole. —Mierda, Cole, aleja esa cosa deforme. Estoy tratando de comer. Cole miró a Jude, y luego a Finley. —¿Sabes qué sería genial? Que mis hermanos no estuvieran atados a la casa. Entonces, uno de ellos podría llevarme a una sala de emergencia para que un doctor pudiera ponerla en su lugar de nuevo. —Podría intentarlo, pero probablemente tendríamos que participar en una persecución policial en el camino. —Jude tomó un muslo y le dio un mordisco estilo medieval antes de limpiarse la boca con el dorso de su mano. Finley giró su cabeza hacia él. —Usa una servilleta, Neandertal. Cole tenía unos lindos ojos avellana para ir con el típico estilo de chico de California.

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—Quizás la caliente nueva amiga de Finley podría llevarme. —Conduce tú mismo —dijo Jude enojado antes de que pudiera responder. Aproveché la oportunidad para disparar una mueca rápida a Jude antes de responder por mí misma. —Me temo que sería más seguro que enderezque tu muñeca. No tengo licencia de conducir. Cole se acercó a mí y aún con una muñeca completamente torcida logró darme una sonrisa coqueta. —¿No? Bueno, quizás podría enseñarte. Jude groseramente empujó entre nosotros, cogió un pocillo de sal del mostrador, y roció un poco sobre el pollo. —Oh, Dios mío, ¿podrían ustedes dos ser más obvios? —Finley se apoderó de mi mano y me alejó de los dos—. Vamos, Eden. Me vendría bien un paseo. La seguí con gusto. —Lo siento por eso —dijo Finley mientras salíamos a un largo camino de ladrillos que conducía a una larga cerca cubierta de hiedra. Los perros nos siguieron, pero Some Pig se quedó dentro. —¿Tu hermano estará bien? Me siento un poco mal de que tenga que llevarse a sí mismo al hospital. Su mano se veía bastante destrozada. —No tiene que conducir. El chofer de papá lo llevará. Sólo estaba buscando algo de simpatía de ti, y aprovecha cada oportunidad que tenga para cabrear a Jude. Continuamos por un camino que estaba rodeado por setos perfectamente cortados y giramos a la derecha a un jardín de rosas que era rico en flores rojas y rosadas. El camino condujo a una piscina que era tan grande que rodeaba una pequeña isla de palmeras. —Ésa no es una piscina. Es una laguna. —Mi papá se volvió loco diseñando la cosa. Quiso hacerla después de ir a un resort en el mediterráneo. Todavía recuerdo el día en el que cavaron el hoyo. Tenía solo seis, por lo que para mí parecía el Gran Cañón. —Caminamos por el borde a la entrada de la playa— . Todos pusimos nuestras huellas en el cemento. —Puso sus zapatos junto a una pequeña huella—. Mis pies no son mucho más grandes ahora. Sonreí a la comparación. —Oye, cambaría mis pies de jugador de baloncesto por los tuyos en cualquier momento. —Tus pies no son tan grandes. Y si fueran de mi tamaño, una brisa fuerte te tiraría. —Creo que mis “barcos” tienen un propósito. También puedo pisotear cucarachas muy grandes. Aprendí ese talento cuando nos mudamos a nuestro último apartamento.

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—Tú sabes, suelo ser bastante tonta para recoger un grillo o incluso una araña inofensiva para llevar afuera, pero debo decirlo, mi empatía termina con la cucaracha. Son realmente un asco. Miré las otras huellas. Ellos escribieron sus nombres debajo. —La caligrafía de Cole estaba mal en ese tiempo. —Confía en mí. No ha mejorado nada con la edad. Las huellas se habían decolorado un poco con el tiempo pero era fácil de ver que había un cuarto par de pies en el cemento. No eran tan pequeños como los de Finley. El nombre era difícil de leer. —Finley, ¿de quién eran las últimas huellas? —Son de Chloe. Era mi hermana mayor. Murió un año después de que grabáramos nuestros pies en el cemento. —Dijo esas palabras casualmente, como si estuviera diciéndome el clima, pero había algo en su expresión que dejó claro que había practicado el tono frío e inafectado. Y estaba aprendiendo rápidamente que había algunos temas que ella hablaría libremente y otros en lo que no lo haría. Su hermana parecía ser uno de los que prefería no hablar. El rostro de Finley se iluminó, saltó con entusiasmo a un diván y se sentó. —Quitémonos los zapatos y mojemos nuestros pies. Me senté en el diván frente a ella, y me quité los zapatos y calcetines. —Tengo que decir que parece una piscina muy divertida. —Podemos nadar mañana —sugirió—. Está en pleno sol todo el día, así que estará lo suficientemente caliente. —Los perros se habían tendido cerca, y otra vez, levantaron sus grandes cabezas. Jude caminó detrás de nosotros por un camino que llevaba a lo que parecía una casa de piscina bastante espectacular. Era una réplica de la casa. Incluso el paisaje concordaba. Nos ignoró completamente y desapareció dentro. Finley brincó y agarró una silla. La arrastró por el cemento a una planta en una gran maceta, se inclinó y golpeó tres veces el plantador adornado. Luego, asintió para que llevara otra silla. Las pequeñas ondulaciones del agua lamían la entrada de la piscina como la orilla del océano. Llevamos las sillas al agua y nos sentamos. Aguas cristalinas cubrían nuestros pies, y el calor del sol disparó sobre nuestras cabezas. Miré hacia arriba. —No estabas bromeando acerca del sol brillando en ella. —Toda esta piscina se calienta como una bañera en agosto. En realidad, se pone muy caliente para nadar. Ahí es cuando a mi papá le gustaba entrar. —Su teléfono vibró y lo sacó de su bolsillo—. Hablando de papá. —Su larga fila de pendientes sonó contra el teléfono mientras lo presionaba en su oído—. Oye, papi, ¿qué pasa? —Hizo una pausa—. Sí, está aquí. —Finley me sonrió—. Pienso que será genial. La tía hizo una buena elección.

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Sus palabras ayudaron a impulsar algo de la confianza que había perdido después de conocer a su hermano. A pesar de que sin duda sufrí algunos sentimientos de nostalgia en la mañana, necesitaba esta aventura. Necesitaba estar por mi cuenta y lejos de mi familia dependiente por un tiempo. Mi universidad y mi futuro habían quedado suspendidos, pero estaba segura que esto demostraría ser una experiencia de aprendizaje. Y el dinero al menos ayudaría a pagar la universidad de la ciudad este otoño. Sin ningún medio de transporte, mis perspectivas laborales de verano iban a limitarse a los mini mercados o restaurantes de comida rápida. Miré alrededor del parque y la piscina estilo resort. No importa cuántas vueltas y revueltas tenga este trabajo, definitivamente sería mejor que estar parada en un mostrador doblando burritos. —No te quedes hasta muy tarde, papá, y toma las vitaminas que envié contigo. Te quiero, adiós. —Gruñó mientras colgaba el teléfono—. A veces me siento como el padre. Me reí. —Sé exactamente a lo que te refieres. Oye, ¿crees que pueda usar tu teléfono para llamar a mis padres? Sólo quiero hacerles saber que todo está bien. ¿Hay algún número que les pueda dar para alcanzarme si me necesitan para algo? Me dio su teléfono. —Por supuesto. Pueden usar mi número. Siempre tengo mi teléfono conmigo. — Sonrió—. En caso de que mi padre me necesite para algo. —Realmente debemos juntar a nuestros padres —dije—. Algo me dice que sería perfecto. —Mientras hacía la llamada, una escultural mujer con cabello castaño y pómulos altos se pavoneó detrás de nosotros hacia la casa de la piscina. Finley se volvió a mirarla y la mujer miró hacia nosotras, pero no había saludo o reconocimiento intercambiado. Como Jude, desapareció en la casa. —Hola, mamá, soy yo. —Eden, ya te extraño. Podía oír el llanto de Janie en el fondo. —¿Janie está bien? —Sí, ella y Sophie estaban peleando por un juguete. Sophie ha sido una total gruñona desde que te fuiste. ¿Cómo es? —Genial. Me estoy divirtiendo. —Con Finley sentada a mi lado, no podía ir con muchos detalles. Mamá habría amado escuchar acerca de eso también—. Quería dejar un número en caso de que me necesites. —Llámanos si necesitas volver a casa —dijo con un enganche de ilusión en su voz—. Papá está fuera buscando trabajo, pero le diré que llamaste. —Besa a las chicas por mí. Adiós, mamá. —Colgué—. Mi pobre mamá. Suena como alguien que acaba de perder a su mejor amiga. Supongo que de una manera es verdad. Mis hermanas son lindas, pero sus temas de conversación son limitados. Finley sonrió. —¿Cuántos años tienen?

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—Sophie tiene seis y Janie cuatro. Las amo, pero confieso que es bueno salir con personas de mi edad por un cambio. —Bien. —Finley relajó su cabeza contra la silla y volvió su rostro al sol—. Entonces esto debería funcionar bien. Miré de nuevo a la casa de la piscina. No había señal de Jude o de la mujer que entró. No había manera de que un tipo como él se quedara una vez que estuviera fuera de arresto domiciliario. —Sí, será genial.

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6 Traducido por Mich Fraser Corregido por Clari

Finley y yo habíamos pasado juntas el resto de la tarde en una profunda conversación de chicas. Cole había regresado del hospital un poco aturdido y somnoliento por los medicamentos para el dolor. Fue directo a su habitación y Jude no había salido de su casa de la piscina. Sólo podía asumir que esa mujer era su novia, pero Finley no había dicho nada sobre eso y no era de mi incumbencia preguntar. Aparte de la tensión con Jude, el día fue bastante bien. Alcancé la botella de pimientos rojos a través del mostrador y los espolvoreé en mi pizza. —Tienes razón; estos pimientos le añaden un toque de elegancia a la pizza congelada. Finley se limpió la comisura de los labios con el dedo meñique. —Te lo dije. Claro, que si no fuera por Jude y su incapacidad de ser encantador — bromeó—, estaríamos comiendo algún quiche de queso en este momento. Tanya era una chef talentosa. Alcé la ceja. —¿De verdad? —Bueno, a excepción del asunto de la saliva. Me reí. —Sólo puedo imaginar la cara de tu hermano cuando entró en eso. Por suerte para él, su cronometraje fue bueno. Las dos nos quedamos en silencio y al mismo tiempo bajamos nuestras rebanadas de pizza. —Perdí mi apetito, ¿y tú? —preguntó Finley. —Sí, creo que también he terminado. Pequeñas pisadas sonaron en el piso de la cocina y Some Pig cruzó trotando por alrededor del mostrador donde Finley había tirado un poco de comida desde su plato. Levantó la mirada hacia nosotras y movió su hocico un par de veces. —¿Terminaste con la cena? —Por último se inclinó y besó la punta de la cabeza de él—. Ten una buena noche.

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Entonces, Some Pig se giró y salió corriendo de la cocina, con su cola rizada en el aire. —La cena siempre le da sueño —explicó Finley. —¿Su arete está inspirado en una película de piratas? —pregunté. —No, pero en la granja le habían marcado la oreja y tenía un agujero feo allí para recordarle de dónde vino. Así que un día sólo le puse un arete por diversión. Amiga, en verdad chilló como un cerdo cuando intenté quitárselo. —Creo que le queda. —Parece que él piensa lo mismo. —Recogió los platos y los puso en el fregadero—. Oye, ya sé —dijo con entusiasmo—, vamos a bajar al cine y ver una película de terror. Oh, sí, vamos a ver la película original de Halloween. —¿Es donde aparece el loco de la máscara de hockey? —Loco incorrecto. Pero creo que la máscara de Michael Myer es aún más espeluznante. —Suena divertido. No veo muchas películas y cuando lo hago, me tapo los ojos y empiezo a cantar. Sin embargo, tengo que preguntarte algo, ¿todos tus animales se sienten satisfechos con sus nombres? Finley sonrió y me agarró del brazo para conducirme al teatro. —Creo que, por el momento, todos están satisfechos, pero no te culpo por preguntar. Una vez tuve un loro y después de una noche en el teatro el insistió en que lo llamáramos Hannibal. Nos detuvimos frente a una puerta color plata brillante. —Tienes un elevador. Tienes un maldito elevador en tu casa. Finley dio tres golpecitos a un botón de abajo y las puertas se abrieron. —Algo excéntrico, estoy de acuerdo. —Entramos y la puerta se cerró—. Y ahora, para tu placer, música de ascensor. —Tarareó en voz alta y me uní a ella hasta que mi risa lo impidió. Después de un tiempo muy corto hacia abajo, la puerta se abrió. La seguí por un pasillo un poco iluminado hasta un conjunto de puertas de madera tallada. Encendió las luces y la puerta se abrió. —Santa mierda. —Miré alrededor con asombro—. Pensé que sería un buen sofá delante de uno de esos aparatos buenos de televisión. Esto es un cine. En verdad, es el mejor cine en el que he estado. Y apuesto que no me iré de aquí con un trozo de caramelo pegado a mi culo o zapato. Finley comenzó a bajar por el pasillo alfombrado y señaló un par de asientos en la parte delantera. —Estos tienen la mejor vista. Me senté en el sillón de felpa.

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—Y no habrá niños corriendo entre las filas o personas pateando mi asiento o moviéndose o molestando con ese crujido de palomitas. Finley se rió. —Guau, en verdad has tenido experiencias traumáticas. —Se acercó a un panel de control y presionó algunos botones. El monitor se encendió—. Así que, Halloween, ¿no? —Claro. No he visto muchas películas, así que cualquiera está bien. La película se puso en marcha y el sonido envolvió a la sala. Finley se sentó a mi lado y abrazó el respaldo de mi silla. Apretó un botón y el asiento se reclinó hacia atrás. —Hay una máquina de palomitas de maíz por si quieres algún aperitivo. —Sigo llena con la pizza. Esta silla es muy cómoda, podría dormir aquí fácilmente. —Yo me duermo aquí todo el tiempo. —Se rió—. Un día, vine para ver una película y a la mitad escuché un ronquido raro. Miré hacia atrás de mi asiento. Cole estaba profundamente dormido en el asiento de atrás con un tazón de palomitas derramadas en su pecho. Se quedó dormido toda la noche y ni siquiera se había dado cuenta que estaba sentado allí. Su móvil sonó, lo miró y respondió—: ¿Qué? —Rodó los ojos—. Estoy en París en un lugar llamado la Torre Eiffel, ¿dónde crees que estoy, señor preguntón? Estamos en el cine. —Hizo una pausa—. Como dije esta mañana, la falta de comida preparada es tu culpa. Encuentra tu propia cena. Estamos ocupadas viendo a personas despedazadas. —Colgó el móvil—. Amiga, ese chico está necesitado. Tiene que conseguir sacar esa cosa de su tobillo antes de que me vuelva loca. —Creo que tiene ganas de salir de aquí, ¿no? —Tenía que hacer un esfuerzo para amortiguar las palabras esperanzadoras en mi tono. —Sí, a Jude no le gusta quedarse en un lugar demasiado tiempo. Este arresto domiciliario lo ha estado matando. Lo peor de todo es que él no hizo nada malo. Todo fue por un amigo. —Señaló la pantalla—. Este prólogo, donde enseñan a Michael como un pequeño niño, siempre me asusta. Aunque parecía que había una noble causa detrás del monitor de tobillo, parecía que no escucharía toda la historia pronto. Nos recostamos para disfrutar de la película y las dos casi saltamos del susto cuando la puerta del teatro se abrió. Jude se dejó caer en el asiento a mi lado y, al instante, todos los músculos de mi cuerpo se tensaron. —Maldición, olvidé mi máscara de hockey. —Loco incorrecto —dijimos al mismo tiempo Finley y yo. —Perdón, mi error. Finley se inclinó hacia delante y lo hizo callar. —Sí, no quieres perderte nada de este fascinante diálogo —dijo Jude—. ¿Dónde están las palomitas? —¿Podrías ser más molesto? —preguntó Finley.

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—Estoy seguro que podría si pongo un poquito más de esfuerzo. —Shhh —les dije a los dos—. Ésta es una escena clave. El móvil de Finley sonó. —Hola, papá. —Salió y me dejó completamente sola con un asesino en serie y su hermano. Por el momento, estaba optando por el tipo de la máscara. —Sabes, esto no será tan fácil como lo imaginas —dijo Jude. Me volví hacia él. Se quedó mirando la pantalla por mucho tiempo. Su perfil no podía ser más perfecto si hubiera sido cincelado por Miguel Ángel. Se volvió hacia mí. —En este momento, ella se encuentra en buen estado, pero eso puede cambiar en un instante. Mi hermana no necesita un amigo, necesita un médico. Pero mi papá está en negación. Es posible que pensaras que conseguiste un buen trabajo de verano, algo cómodo, pero no será fácil. Esperemos que puedas manejarlo, Valle. Una tranquila rabia me llenó con cada una de sus palabras de advertencia. Decidí que teníamos que aclarar las cosas ahora que estaba sufriendo de sus ataques constantes. —No sabes nada acerca de mí o de lo que imaginé —dije en voz baja—. He vivido en apartamentos escuálidos e infestados de ácaros, en la ropa, incluso en el asiento trasero de una camioneta. Me despierto todos los días y me pregunto si habrá algún alimento en la despensa. En la escuela, siempre era la chica nueva más veces de lo que puedo contar con mis dedos y, sin embargo, me las arreglé para entrar a la universidad. Pero ese sueño fue aplastado por la falta de dinero de mis padres. —Odié el titubeo en mi voz, pero estaba lo suficiente enojada para continuar y él no parecía inclinado a detenerme—. He dormido en un colchón que tiene más agujeros que la puta luna, y un día con agua caliente, es un lujo. ¿Fácil? No sabría lo que es fácil si aquello no me abofeteara en la cara. Puedo manejar esto. Se me quedó mirando sin responder, sin embargo, su expresión no mostró arrepentimiento o empatía. Me alegré de ello. Lo último que hubiera querido era derramar mi vida embarazosa sólo para su piedad. Mi único motivo era hacerle saber que no estaba en mal estado, que no era una imbécil del valle, en busca de dinero fácil. Y por la intensidad de sus ojos verdes mirándome, pareció que hice el punto. La puerta se abrió señalando el regreso de Finley. Jude no quitó su mirada de mi cara hasta que su hermana se dejó caer en la silla. Parecía inusualmente tranquila. —¿Papá está bien? —preguntó Jude. Había descubierto una cosa en mi corto periodo de trabajo, los hijos de Nicky King lo adoraban. Eso es algo que no siempre pasa con las estrellas de cine o rock, pero el hombre lo consiguió, obviamente, durante sus años salvajes de fama. —Él está bien —respondió Finley. Como había sido testigo varias veces durante nuestro primer día juntas, su actitud cambió drásticamente. Estaba segura que no había escuchado la conversación que había tenido con Jude, por lo que fue algo que su padre le dijo. Tal vez, él se arrepentía de todo esto. A pesar de que realmente le agradaba a Finley. Nos recostamos y vimos la película sin ningún comentario. Mis hombros se relajaron cuando Jude se levantó y salió de la sala sin decir nada más. Finley también se

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relajó, con el tiempo, pero era obvio que su tensión tenía que ver más con la conversación telefónica que con la presencia de Jude. Terminamos de ver la película y la noche parecía tranquila, o la cierta tranquilidad que una película de terror nos podría proporcionar. Subimos a la cama. Finley nunca dijo qué le molestaba, y desde luego que no le dije de mi charla tensa con Jude. Decidí no preocuparla con eso y conseguir una buena noche de sueño para así ver que traía el siguiente día. Había vivido día a día, nunca sabiendo qué pasaría después y esa habilidad que se me dio, sin ninguna duda, sería muy útil en esta aventura.

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7 Traducido por Drys Corregido por Daliam

Después de estar años durmiendo en un sofá-cama abultado, Estar hundida en la cama exuberante se sentía como flotando en una nube de crema. Todo el mundo en la casa se levantaba tarde, otro lujo que no se me había concedido mientras vivía con dos hermanas pequeñas. Muy temprano todos los sábados se levantaban, como si tuvieran pequeños relojes de alarma, perfectamente sincronizados en sus cabezas, Janie y Sophie. Convirtiendo en un ritual meterse en la cama conmigo a ver sus dibujos animados favoritos. Aunque tenía que admitir, que no eché de menos encontrarme el pie de Janie en la cara. El humor de Finley había regresado a brillante y enérgico, aliviándome. Aún más alivio fue que, con la excepción de los dos perros y Some Pig, teníamos la cocina para nosotras mismas. El trío de mascotas había dejado manchas en el suelo de la cocina, esperando pacientemente por un trozo de huevo revuelto para continuar su camino. Some Pig era especialmente adepto a la mendicidad. Había dominado la mirada de impotente y mendigo hambriento. Al parecer, lavar los platos por un día había sido suficiente para Finley. Dejó caer la sartén y los platos en el fregadero y se volvió hacia mí. —Vamos a tomar un baño. Me vendría bien un poco de color en las piernas. ¿Has traído un traje? Pensé en el desteñido traje de una sola pieza que mamá me había comprado de en caridad para la clase de natación de décimo grado. Lo había guardado en el equipaje, pero no esperaba tener que usarlo. —Traje uno —dije, vacilante. —Genial. Subamos y cambiémonos. Caminé detrás de ella. La habitación de Cole estaba tranquila, y mis esperanzas eran que los dos hermanos durmieran durante toda la tarde. Temía ser vista en mi traje de baño de segunda mano. Finley me había prestado una toalla de playa grande y lujosa, y me envolví en ésta antes de entrar en el pasillo. Uno de los gatos que había visto girando en torno a la pierna de Finley, cuando llegué; se encontraba ahora sentado afuera de la puerta de su dormitorio. Miré en dirección a la habitación de Cole. Aún no había sonido. El medicamento para el dolor lo debía de haber noqueado para todo el día. La puerta de Finley se abrió y el gato se lanzó dentro. Some Pig trotó hacia el pasillo con un bufido. Llevaba una camiseta de impresión hawaiana. Incluso el cerdo estaba mejor vestido que yo. Finley no tenía ninguna razón para esconderse debajo de una toalla. Tenía una figura perfecta y su bikini azul brillante le quedaba como si un sastre lo hubiera cosido a medida para ella. Ahora que pensaba en ello, eso era más que probable.

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Ella me miró y se echó a reír. —Bonita toalla de playa. He oído el rumor de que el aspecto de toalla iba a volver en la revista Vogue. —Ella, obviamente, sintió mi vergüenza y detuvo las burlas—. No puede ser tan malo, Eden. Déjame ver. De mala gana, abrí la toalla para revelar mi miserable traje. Su boca se abrió. —Me equivoqué. Es realmente feo. —Fui a cubrirme de nuevo, pero ella agarró mi mano—. Pero nadie se daría cuenta porque tienes una figura de muerte. Dios, mataría por esas curvas. Tiré de la parte superior del traje para evitar que mis pechos se derramaran. —No tenía tantos pechos cuando estaba en décimo grado. Fue entonces cuando mi madre compró esto. Por lo tanto, no sólo es horrible, sino que además está pasado de moda. Habíamos hecho un largo viaje a través del laberinto de pasillos sin toparnos con nadie, solo para descubrir a Jude acercándose por el camino de la casa de la piscina. Su mirada se desvió de mi cara hasta mis pies. —Bonita toalla. —Gracias —le dije—. Es lo último en trajes de baño. Un fuerte olor a sustancias químicas se aferraba a su andrajosa camiseta, y me preocupaba brevemente que pudiera haber estado introduciendo drogas ilegales en la casa de la piscina. Empujé ese pensamiento de mi mente. Después de todo, él se iría pronto. Finley me agarró la mano y tiró de mí más allá de él. Llegamos a los salones y Finley dejó caer su toalla y loción sobre el cojín. —Me acabo de dar cuenta que no he estado dentro durante este año. —Some Pig se arrastró debajo de una silla y se acurrucó. Finley me miró y suspiró—. Vas a tener que dejar la toalla durante un tiempo. —Lo sé, lo sé. —Desenvolví la toalla y la dejé caer en la parte trasera de la sala. Seguí a Finley a la entrada de la piscina, pero luego recordé que no me había quitado mis sandalias. Me apresuré a regresar al salón. Jude seguía de pie en el camino. Como si se hubiera quedado congelado en el lugar, se quedó quieto y me miró detenidamente. Rápidamente empujé mis sandalias y me escabullí de nuevo al agua. Me dejé caer por debajo de la superficie y luego miré por encima de mi hombro. Jude se había ido, y solté el aliento que había estado conteniendo. —Oh, mierda, mierda, mierda —gritó Finley de repente—. No puedo creer que sea tan boba. —Nadó de vuelta a las aguas poco profundas y se apresuró a salir de la piscina. Yo estaba en el medio de decidir si debía seguirla cuando ella corrió hacia la maceta que había tocado el día anterior. Era algo que debía hacer tres veces al día. Se dirigió de nuevo al agua con el ceño fruncido—. Nunca me olvido de eso. No sé qué me pasó. —Se veía muy angustiada por todo eso. —Podemos salir y empezar todo de nuevo —le dije. Era obvio que esto iba a seguir con ella durante un tiempo. —Estúpida, estúpida, estúpida. —Apareció una sonrisa débil—. Gracias por eso, pero ya es demasiado tarde. El daño ya está hecho. —Miró a su alrededor como si esperara un meteorito o un terremoto masivo en cualquier momento.

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—Tal vez esta sea una buena cosa, Finley. —Sabía que mis palabras tendrían poco consuelo, pero decidí darle una oportunidad—. Si no pasa nada, entonces sabrás que no tienes que tocar la maceta de nuevo. Podría tranquilizar tu mente. —Sí, tal vez —dijo con poca confianza. Se sumergió y se mojó el pelo al parecer esperando que el agua fría pudiera aliviar su preocupación. Apareció y se alisó el cabello hacia atrás—. Oye, Eden, gracias por no ser condescendiente. La mayoría de mis amigos lo son cuando me ven hacer algo ridículo. Creo que es por eso que no salgo con muchos de ellos. No estaban dispuestos a soportar con mi loca, y yo no estaba dispuesta a que ellos se rieran a mis espaldas. —No es tan loco, Finley. Todo el mundo tiene manías. Una vez compré un rizador de pelo en una venta de garaje. Estaba tan malditamente emocionada de tener esa cosa. Me la pasaba durante una hora por la mañana para que no se me encrespara el pelo, pero a pesar de que siempre me aseguraba de desenchufarla, yo iba a verlo como diez veces antes de salir de casa. Aun así empezaba a entrar en pánico acerca de ello en el primer periodo, preguntándome si realmente la había desenchufado o si sería responsable de la quema de todo el edificio de apartamentos. Cuando finalmente se rompió, me sentí molesta y aliviada. Así que en realidad no es tan malo. —No, está bien. Sé que estoy completamente loca. Recuérdame que te muestre mi colección de muñecas de vudú en algún momento. —¿Vuduuú? Muy bien, yo no tengo un comportamiento tan extravagante comparable a las muñecas vudú. En eso estás sola. Sin previo aviso, ella nadó hacia mí y me abrazó. —Oh, hombre, no me esperaba tanta diversión en la piscina. —Cole se pavoneaba por el camino en un traje de baño y un pecho musculoso que casi rivalizaba con el de su hermano. Era ligeramente menos musculoso que Jude pero igualmente atractivo. Su muñeca estaba envuelta en un soporte de apoyo. —Uh, psicópata, ¿has olvidado que yo soy tu hermana? —¿Eh? —preguntó—. ¿De qué estás hablando? —El abrazo de chicas —dijo Finley, aparentemente olvidando el momento de ansiedad anterior—. Pensé que eso era lo que estabas comentando. —No, yo estaba hablando de la diosa parada en nuestra piscina. —Me sonrió, y una vez más, traté de averiguar por qué me era tan familiar. Cole se metió en el agua. —Ah, aquí vamos. —Finley me miró—. Ten cuidado con los pedazos flotantes de mierda de toro, el maestro de coqueteo acaba de entrar en la piscina. —Oye, ¿dónde está la simpatía por un hombre herido? El doctor dijo que era uno de los peores que había visto hasta ahora. —¿También te aconsejó que no utilizaras la mano para impedir que todo tu cuerpo se estrellara contra la tierra? —No, eso lo aprendí por mi cuenta. Aunque, es más fácil devolver una muñeca a su lugar que una cabeza, así que creo que voy a seguir usando mi mano.

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Floté sobre mi espalda. —En la escuela, estaba saliendo con un jugador de fútbol, y él tenía una serie constante de lesiones. No me parece que eso valga la pena. Quiero decir que el chico va a tener un gran dolor de artritis antes de que llegue a los cuarenta. —Ajá, pensé que parecías del tipo de chica que se juntaba con los atletas —dijo Cole. Empujé mis pies hacia abajo y le sonreí. —Lo siento, pero te equivocas. Siempre he estado mucho más interesada en los chicos del club de ajedrez que en los deportistas. —Siempre que los jugadores de ajedrez sean calientes —intervino Finley. —Bueno, ser caliente ayuda —admití. Cole nadó hacia la pequeña isla en el centro de la piscina y se irguió sobre ella. Jude tenía el logo de la banda, un par de alas negras, tatuado en sus hombros, pero Cole tenía las palabras Black Thunder a través de éstos. Se dio la vuelta y se sentó con sus largas piernas colgando en el agua. —Tú eres la que dijo que estaba saliendo con un jugador de fútbol. No me digas que el chico jugaba al ajedrez también. —Supongo que sería una rareza. No, era el típico atleta, y fue una de mis lamentaciones más grandes de la escuela secundaria. Finley se unió a Cole en la isla. —Además de entrar en la oficina de mi tía con un porro en tu mochila. —Sí, supongo que eso también fue bastante lamentable. —Espera un minuto. —La luz del sol se reflejó en la blanca sonrisa de Cole—. ¿Entraste en el despacho de la tía Julie con un porro en tu mochila? —Se rió—. Eso es clásico. Nadé hacia ellos, pero no tenía intención de salir del agua con mi feo traje de baño. Agarré el borde de cemento. —Es gracioso ahora, pero definitivamente no lo creía en ese momento. Y tu tía no estaba riéndose exactamente con alegría tampoco. Finley se echó a reír, y me alegré de ver que el número anterior fue aparentemente olvidado. Voces flotaban por el sendero, y miré por encima del hombro. Jude estaba caminando hacia la casa de la piscina con una mujer, pero definitivamente no era la misma mujer que el día anterior. Al parecer, le gustaba la variedad. Y, por alguna razón, ese pensamiento me enfureció. Nuestra conversación breve pero dura habían jugado de nuevo con mi mente durante toda la noche, pero no estaba completamente segura de qué me molestaba más, el hecho de que él no pensara que pudiera manejar este trabajo o el hecho de que él pensara que yo era poco profunda, una muchacha del valle en busca de dinero fácil durante el verano. La chica a su lado no paraba de hablar, pero se hizo evidente que Jude había perdido el interés en la conversación. Incluso desde la distancia, su pálida mirada se clavaba en la escena en la piscina. Y, como siempre, no parecía contento. Desapareció en el interior con la mujer. Finley y Cole no parecían darse cuenta de su ceño fruncido de desaprobación, o tal vez sólo estaban tan acostumbrados a verlo, que no le importaba.

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—Así que, Fin, voy a dar una pequeña fiesta aquí mañana por la noche, y yo definitivamente creo que tú y tu amiga extraordinariamente caliente tienen que asistir. —No sé, Cole. Creo que vamos a estar ocupadas pintando nuestras uñas de los pies o algo así. Y, por cierto. —Finley hizo un gesto hacia la casa de la piscina—, ¿sabe el emperador a cerca de esta fiesta? —No se lo he dicho todavía. ¿Y qué si él se enoja? Lo aclaré con papá. Sabes que Jude está a la espera de que su tiempo se termine y entonces él se irá de aquí. Le pregunté si iba a volver a trabajar conmigo, pero no quiere. Dice que tiene mejores cosas que hacer. —Ha estado encerrado durante mucho tiempo. No puedes culparlo —dijo Finley con su costumbre habitual de venir al rescate de Jude. —¿Qué tipo de trabajo haces? —le pregunté. —Mi padre es dueño de una empresa de construcción y yo soy el capataz. Y fue entonces cuando se me ocurrió. Su sonrisa era familiar porque yo había estado en el extremo receptor de la misma. —¿Kingston construcción? —Sí, ¿cómo lo sabes? Me encogí de hombros. —Es sólo una conjetura. He visto el cartel antes y pensé que por el nombre, podría ser la empresa de tu padre. —No había manera de que fuera a mencionar que el viejo edificio de apartamento en ruinas junto a su lugar de trabajo era mi humilde hogar. —Buen intento. Kingston es nuestro verdadero nombre. De todos modos, es necesario convencer a mi hermana para traerla a la fiesta mañana por la noche. Finley se echó hacia atrás sobre sus manos y volvió la cara hacia el cielo. —Sus amigos son todos unos idiotas. Cole la miró por encima del hombro. —Oh, supongo que me olvidé de mencionar que Max está de vuelta de Nueva York. Finley se incorporó rápidamente. —¿Cuándo volvió? —Ella hizo un patético intento de sonar indiferente. No hacía falta ser un genio para ver que ella tenía algo con este chico, Max. —La semana pasada. Y él estará aquí mañana por la noche. Se recostó de nuevo y levantó la cara otra vez. —Me alegro por él. ¿Qué me importa que Max haya vuelto? Cole me sonrió. —Y no le dirijas esa sonrisa arrogante a mi amiga —dijo Finley sin tener que abrir los ojos. —¿Cómo demonios sabías que le estaba sonriendo? —Puedo oír la barba negra de tres días de tu cara moviéndose en tus mejillas. Además, eres predecible.

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—Bien, ahora se despertó mi interés. Tengo que ir a la fiesta para ver a este tipo, Max —le dije. —Es un idiota como el resto de ellos —suspiró Finley. Se sentó—. Pero supongo que podríamos hacer acto de presencia. Una puerta se cerró de golpe en la casa de la piscina, y miré en esa dirección. Jude salió a la calle y se sentó en una silla frente a ella. Llevaba gafas de sol negras, pero era obvio que él estaba mirando hacia nosotros. Encendió un cigarrillo y dio una calada larga y lenta mientras observaba la acción de la piscina o, en este caso, la falta de acción. La chica que había entrado en el interior con él no se unió a él. Esta vez, su presencia atrajo la atención de sus hermanos. —¿Qué estás haciendo? —preguntó Finley. —Ella se está preparando, y yo necesitaba una cortina de humo. ¿Alguna otra pregunta? Su respuesta me hizo preguntarme para qué se estaba preparando la chica exactamente. —No, eso lo cubre —dijo Finley lacónicamente. Ella miró a Cole—. Él es un mentiroso de mierda. Creo que salió a ver a mi nueva amiga de natación. —Ella me guiñó un ojo. Cole miró en dirección a Jude y luego volvió a mirar a Finley. —No, te equivocas. Conozco a mi hermano, y él está aquí para mantener un ojo en mí. Finley y yo tuvimos la misma reacción lifting de las cejas. —¿Eh? —preguntó Finley—. Creo que mi teoría es más plausible. Quiero decir que te ves lindo en tu bañador, Coley, pero Jude no está enamorado de ti. —Tú teoría es mejor —dijo Cole—. Es por eso que está manteniendo un ojo en mí. Su conversación más bien críptica se hizo clara para mí después de pensar un poco. —Ambos están totalmente equivocados. Tu hermano ha dejado muy claro que a él no le gusta tenerme aquí. Cole me miró. —¿En serio? ¿Qué te hace pensar que es así? —Sólo puedo decir que él no se preocupa por mí. —Definitivamente no quería hablar de la conversación que tuvimos en el cine. Cole miró a Finley. —¿No es interesante? Finley asintió. —El por qué, sí lo es. —Si ustedes dos van a seguir hablando en código hermano secreto, me voy a tomar un baño a la parte más profunda. Voy a enviar una bengala si me pierdo por ahí. —Empujé y nadé hacia el otro extremo de la piscina, que estaba a una buena distancia. Dos vueltas sería un entrenamiento completo. Estaba a mitad de camino cuando oí que Finley llamaba a Some Pig. La repentina urgencia en su voz me hizo volver atrás rápidamente. —¿Dónde está? —exclamó Finley—. Cole, encuéntralo, encuéntralo, por favor. — Cole salió fuera de la piscina justo cuando llegué a la pequeña isla. Finley estaba aspirando pequeños jadeos de aire, y su rostro estaba blanco por la preocupación—. Sabía que algo

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iba a pasar —exclamó—. Some Pig se ha ido y todo es por mi culpa. —Me subí en la isla y me senté junto a Finley. Sus hombros se tensaron alrededor de sus oídos mientras ella luchaba por respirar un poco. —Estoy segura de que Some Pig está muy bien —le dije , pero ella no oía ni una palabra. Me sentí completamente impotente. Le tomé de la mano, pero no reaccionó a mi tacto. Se estaba desvaneciendo en su propio mundo lleno de pánico. El agua salpicó sobre la isla, y la cabeza de Jude apareció desde el agua. Completamente vestido, subió a la isla y se arrodilló detrás de su hermana. Suavemente le amasó los hombros y bajó su cara cerca de la de ella. —Respira, Finley, respira. —Él me miró—. La tengo. Ve a ayudar a encontrar el cerdo. A él le gusta estar en la sombra del árbol por el jardín de rosas. Salté al agua y nadé rápidamente hacia un lado. Me alcé y corrí hacia el camino. Cole se unió a mí. —No está bajo el árbol. Ya lo he comprobado. —Hizo un gesto hacia la casa—. Ve a ver si regresó a la casa, y yo voy a ver por las canchas de tenis. Volví corriendo a la casa y me di cuenta de inmediato de que la puerta estaba abierta. Some Pig levantó la mirada perezosamente de la alfombra delante de la televisión, sin darse cuenta del caos que había creado. Volví a correr de nuevo a la piscina con la noticia. Some Pig se levantó y trotó detrás de mí. Corrimos lado a lado, como si no quisiéramos separarnos. —Puedes estar seguro de que has causado un escándalo S.P. Démonos prisa para volver. —Tan pronto como mi pie golpeó el camino que conduce a la zona de la piscina los llamé—: ¡Ya lo tengo! Doblé la esquina justo cuando Jude sacaba a Finley fuera de la piscina. Se veía pálida, y sus delgados hombros se sacudieron. —¡Lo encontré! —les llamé de nuevo. Jude y Finley miraron. —Some Pig —gritó Finley cuando nos vio—. ¿Dónde estabas? —Su voz era débil y temblorosa, como si hubiera pasado por algo traumático. Y, supongo que para ella, lo había sido. Jude bajó los pies de Finley al suelo, y Some Pig corrió a saludarla como un modo de disculpa. Apoyé la mano en el pecho para recuperar el aliento. —Estaba acurrucado por la televisión. Cole entró por la parte trasera de la casa de la piscina. —Oh bueno, lo encontraste. —Cole, lleva a Finley de nuevo a la casa. Ella tiene que salir del sol —dijo Jude. Cole puso un brazo alrededor de su hombro y condujo a Finley hacia la casa. Su cerdo la siguió. Estaba recogiendo nuestras toallas y zapatos cuando la sombra de Jude se cernió sobre mí, y aceleré mis movimientos para alejarme de él rápidamente. Tuve esta sensación de hundimiento de que él me iba a dar una conferencia o darme la gran mira de te lo dije. Con los brazos llenos, me di la vuelta y casi me estrellé contra él. Obviamente, mi plan de gran distancia no iba a suceder.

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La camiseta blanca mojada se aferraba a cada curva de su pecho musculoso y de sus brazos mientras me evaluaba fríamente con su mirada desconcertante. —Lo hiciste bien ahí fuera —dijo en voz baja—. Mantuviste tu cabeza. Abrí la boca para hablar, pero yo había estado tan dispuesta a defenderme, que el cumplido me tomó por sorpresa. Metí mi cabello detrás de las orejas con dedos temblorosos. Todo el incidente me había dejado más conmovida de lo que me di cuenta. Tener a Jude de pie tan cerca definitivamente no estaba ayudando a las cosas. Su mirada se detuvo en mi cara y labios y luego flotó lentamente por mi cuerpo a mis pies. Me maldije por no tomarme el tiempo para cubrirme con la toalla. —Ya sé, mi traje es vergonzosamente feo. No tienes que decírmelo. Sus largas pestañas negras se levantaron, y me miró a la cara otra vez. —¿Qué traje? —Se dio la vuelta y se dirigió de nuevo a la casa de la piscina sin más comentarios, y yo medio caminé, medio corrí de regreso a la casa. Me dirigí escaleras arriba para cambiarme y ponerme ropa seca. Cole estaba saliendo de la habitación de Finley. —Está bien ahora. Estoy seguro de que puedes entrar. —Yo sólo voy a cambiarme —le dije. El temblor de mis manos se había calmado, pero mis nervios estaban todavía en el borde. La forma tan hábil en el que los dos hermanos de Finley habían salido a la acción hizo evidente que estos episodios ocurrían con frecuencia, y tuve la sensación de hundimiento que esto había sido sólo un incidente menor. Habíamos resuelto el problema rápidamente, disminuyendo el problema del ataque de pánico. Jude había llegado a ella tan rápido, que ni siquiera le había visto correr desde la casa de la piscina. No estaba segura de que yo hubiera sido capaz de ayudarla en absoluto. Finley parecía responder sólo a Jude en ese momento. Eso hizo que él dejándola pareciera algo desalentador. De hecho, una vez que él se fuera y Cole volviera a trabajar, me quedaría totalmente a cargo de Finley. Odiaba admitirlo, pero esa idea me aterraba un poco.

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8 Traducido por Nikky Corregido por Daliam

Tiré de mi cabello en una cola de caballo, me puse unos pantalones cortos, y caminé a la habitación de Finley. Mis nudillos golpearon ligeramente la puerta. —Soy yo. —Entra, Eden. Finley estaba sentada en el suelo, sacándole la camisa hawaiana estampada a Some Pig. —Creo que los dos hemos tenido suficiente de la escena de la piscina hoy. Él quiere pasar el resto del día en pelotas. Me senté delante de ellos y miré alrededor. Cada pared estaba cubierta con un mosaico de antiguos carteles de películas, fotografías y pinturas. Había un largo estante lleno de trofeos de tenis. —¿Has ganado todos esos trofeos? —Sí, yo fui una muy buena jugadora de tenis una vez. Pero mis problemas de ansiedad se pusieron en el camino, y he perdido mi ventaja en la competencia. —Había tristeza en su sonrisa—. Ahora ni siquiera puedo salir a las canchas de tenis que mi padre construyó para mí. Es como si hubiera un perímetro invisible alrededor de la casa, alrededor de mi mundo, y no puedo cruzarlo porque voy a enloquecer. Mis problemas controlan cada aspecto de mi vida. —Ella levantó sus redondos ojos azules y me miró—. Espero que no te vayas, Eden. Realmente me gusta mucho tenerte aquí. —No estoy planeando irme, si eso está bien contigo. Ella se acercó y me abrazó. —Definitivamente está todo bien conmigo. —Me levanté y me acerqué a las pinturas. Una de ellas era un retrato de Finley sentada junto a uno de los perros. Otro era un retrato de su padre, de sus días de juventud en la banda. Me incliné más cerca, pero no podía distinguir la firma—. Son increíbles. ¿Quién los pintó? —Jude. Es bastante bueno. —¿Tu hermano, Jude? —Lo sé. Él es un tonto, es difícil de creer. Sonreí para mis adentros. —Él es realmente bueno. Eso explicaría el olor químico. ¿Trabaja mucho con diluyente de pintura? Finley se acercó a un armario y abrió la puerta. —Sí. A veces huele como si se bañara en la materia. —Ella caminó dentro del armario, que era más grande que la habitación de mi padre, y reapareció con una enorme caja. La dejó caer sobre la cama, y me dejé caer a su lado—. Te prometí que te mostraría mi colección de muñecos vudú. Los hice yo, y tengo que decir que son bastante buenos. —Abrió la caja, metió la mano y sacó una

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muñeca pequeña cosida a mano con pelo hilados y una camiseta azul con las palabras mal dueño de mascota bordado en hilo negro. Lo levantó y metió la mano en la caja. Esta vez, sacó lo que parecía ser una pieza falsa de caca de perro, como una broma que te dan en la tienda de bromas. —No te entiendo —admití. —Hace un par de años, el Dr. Houston, uno de los muchos tontos que mi padre contrató para escuchar mis problemas, me aconsejó que encontrara una salida para mis frustraciones. —Arrugó la nariz—. El hombre siempre olía a menta, y estaba constantemente alisando las puntas de su bigote. De todos modos, él me dijo que dibuje las cosas que me enojaban, para que pudiera hacer frente a todos mis problemas. Yo no estaba realmente en el dibujo, pero me encantaba coser. Saqué mi máquina de coser y empecé a hacer muñecos vudú. Pero en lugar de los muñecos que representan a una persona, ellos representaban ciertos rasgos humanos que realmente yo despreciaba. Como éste. —Levantó la muñeca de nuevo—. Esta muñeca representa a todas esas personas horribles que no tienen un cuidado decente de sus mascotas, personas que dejan sus perros afuera en la lluvia, o personas que se olvidan de alimentar a sus hámsteres. Representa a todas las personas que son lo suficientemente egoístas como para tener una mascota, pero no lo suficientemente decentes para cuidar de ellos. —Levantó el trozo de excremento de plástico—. En lugar de poner alfileres en la muñeca, decidí a ser más creativa con mis hechizos. Todos los malos dueños de mascotas están malditos a menos que cambien sus costumbres, todo lo que comen huele como caca de perro. —Está bien, eso es inteligente pero también muy retorcido. Tiró la muñeca en la caja. —Se lo merecen. Y aunque parezca extraño me sentí mejor después de haber creado la muñeca. Por supuesto, cuando se lo mostré al Dr. Houston, él le dijo a mi padre que no estaba seguro de cómo proceder con mi tratamiento. —Ella se echó a reír—. Supongo que pensó que estaba demasiado loca para ser salvada. —Obviamente, el hombre no tenía imaginación. O tal vez él era un mal dueño de mascota. —Metí la mano en la caja y saqué otra muñeca. Esta llevaba una camiseta que decía ignorante. La levanté—. Déjame adivinar. ¿La gente ignorante? —Síp. No tolero a la gente estúpida, de mente cerrada, como el Dr. Houston — agregó—. De todos modos, los he maldecido a todos a un viaje sin fin en una montaña rusa. Metí la mano y saqué otra muñeca. —Tú realmente eres una gran costurera. Las costuras en estas muñecas se ven profesionales. —Froté mi pulgar sobre las letras bordadas que describían la palabra virus—. Veo que tu enojo se trasladó desde los seres humanos hasta en los organismos microscópicos. Asintió, pero no dio más detalles al principio. Sentí un cambio del estado de ánimo y me pregunté lo que había desencadenado. Yo definitivamente iba a tener que aprender qué temas debía evitar. Ella había sacado a relucir las muñecas vudú, así que asumí que eran inofensivas. Agarró las muñecas y tomó la que estaba sosteniendo en mi mano y las dejó en la caja. —Fue un ejercicio tonto, y al final, era inútil, al igual que el Dr. Houston y todos los otros psiquiatras.

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Su expresión se volvió sombría mientras llevaba la caja de vuelta al armario. —Tu hermana murió de un virus, ¿no? —Hice la pregunta a sabiendas de que podría ser un grave error. Pero al mismo tiempo, me di cuenta de que ella quería hablar de ello. Finley cerró la puerta del armario y la miró por un momento. Se quedó quieta frente a la puerta mientras hablaba—: Llegué a casa con la gripe un día. Fue una mala, pero la superé en unos días. Chloe había nacido prematuramente como yo. El doctor de mi mamá le había dicho que ella cocinaba bebés demasiado rápido. —Se dio la vuelta y me miró—. Chloe cogió la gripe de mí, pero ella no fue capaz de golpearla. Terminó en el hospital. Papá me llevó a verla, pero ni siquiera se parecía a mi hermana. Había todo tipo de tubos que salían de ella. —Finley se sentó en la cama, y Some Pig trotó como si intuyera su angustia. Jugó distraídamente con la oreja del cerdo mientras continuaba—: Ella no lo logró. Traje a casa el virus, y mi hermana murió de éste. Me agaché para tocar al cerdo. —Y eso es de lo que se trata todo esto. Tu ansiedad, todo tiene que ver con el hecho de que piensas que tú causaste la muerte de tu hermana. Se deslizó hacia atrás y se dejó caer sobre las almohadas. Me uní a ella. —Síp. No hay nada demasiado profundo o complejo en mi psique. Sólo gran remordimiento. Y, por cierto, al Dr. Houston le tomó ocho sesiones de dos horas para darse cuenta de algo tan claro como el día, un misterio. —Supongo que, ¿él fue la inspiración para la muñeca ignorante? —Así es. Some Pig resopló suavemente cuando hurgó en los zapatos de Finley. Me quedé mirando el largo estante de trofeos por un momento. —¿Alguna vez has tratado de superarlo? —¿Superar qué? —El perímetro invisible. —No por un largo tiempo. —Bien, entonces ese será nuestro primer objetivo. —Me apoyé en mi codo y la miré—. Después del almuerzo de hoy, vamos a dar tres pasos más allá del perímetro. —No sé, Eden. Ya ha sido un día terrible. —Hoy, cuando Cole estaba hablando de su fiesta, él mencionó a su amigo Max. Te gusta este chico ¿no es así? —Por desgracia, sí. —Bueno, ¿cómo te vez llegando a una cita con Max, si no puedes conseguir ir más allá de la barrera? —Es inútil. Estoy loca. Me senté. —Finley Tate King, no estás loca. Malditamente excéntrica, sí, pero no estás loca. Y si puedo salir a la zona de la piscina con el traje de baño más feo alguna vez cosido, entonces tú puedes tomar tres malditos pasos fuera de la zona de confort.

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Parecía estar dándole vueltas a mi discurso motivacional. Luego se echó a reír. — Oh Dios mío, ese traje es realmente horrible. —Sí, gracias. Ya lo sé. Ella se sentó. —Tres escalones y nada más. —Sólo tres. Hubo un golpe en su puerta, seguido por la voz de Jude. Un ligero temblor volvió a mis manos al oírlo, y me pregunté qué diablos era eso. Jude abrió la puerta y asomó su oscura cabeza dentro. —Necesito que me prestes a Eden por un segundo. William está aquí. Miré inquisitivamente a Finley, pero ella evitó el contacto visual directo conmigo. Se bajó de la cama, se acercó a su computadora y se sentó. —No por mucho tiempo. Vamos a comprar en línea un traje de baño. Vacilantemente, me deslicé fuera de la cama y me dirigí a la puerta. No tenía idea de lo que estaba sucediendo o quién era William, pero yo seguí a Jude por las escaleras. Terminamos en la cocina, donde un hombre de mediana edad con un traje caro estaba sentado en la barra bebiendo un refresco. Su maletín apoyado en las patas de taburete. Se puso de pie cuando entré a la cocina detrás de Jude. —Hola, señorita Saxon. Soy William Shuster, abogado de Nicky King. —¿Abogado? —Un montón de papeles legales estaban sobre el mostrador al lado de una pluma. —Sí, el Sr. King les hace firmar un contrato a todos sus empleados. Me hizo un gesto para que me sentara en el taburete a su lado. Jude no se unió a nosotros, pero él estaba cerca. Me pregunté si esto era todo lo que él hace. Obviamente, todavía no confiaba en mí, y ese pensamiento formó un nudo en mi estómago. El abogado pasó las páginas a través de sus dedos una vez, como si yo pudiera leer mágicamente. —Soy una excelente lectora, Sr Shuster, pero me temo que mis habilidades de lectura no me permiten leer a la velocidad de la luz. Una pequeña risa provino de la dirección de Jude, pero estaba demasiado enojada como para siquiera mirar en su dirección. —Son todos los términos legales básicos que liberan a mi cliente de la responsabilidad si usted se lesiona o muere en sus instalaciones. También hay una cláusula que le prohíbe transmitir cualquier cosa de carácter personal que ocurra aquí en la residencia King. Como usted puede comprender, señorita Saxon, mi cliente es muy conocido, y los tabloides están constantemente en busca de historias para explotar. Le quité los papeles y eché un vistazo a través de ellos, pero el lenguaje jurídico era extraño y difícil de comprender. —Todos los empleados en este hogar firman este mismo acuerdo. —Se aclaró la garganta—. Diferentes nombres y cargos, por supuesto, pero las mismas cláusulas.

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Mis ojos se dirigieron a la línea por debajo de mi nombre. Las palabras Acompañante de la señorita Finley King fueron escritas en la línea. Volví a pensar en la reacción de Finley cuando Jude me había pedido verme. Ella sabía de todo esto. Me duele que no me hubiera dado una pista ella primero. Una advertencia habría sido agradable. Tenía que confiar en que la Sra. Vickers no me haya enviado a una situación dudosa. Cogí la pluma y firmé con mi nombre. —¿Es todo lo que necesita? El abogado comprobó la firma y asintió. —Eso es todo. Gracias. Salté del taburete y pasé junto a Jude sin mirarlo. Escuché al hombre decir algo, y Jude siguió con las palabras—: Me disculpas un minuto, Will. Pasos pesados golpearon detrás de mí. —Eden. No hice caso a Jude y cogí ritmo por el largo pasillo. —Eden. —Sus dedos callosos y manchados de pintura se enrollaron alrededor de mi brazo, y él me dio la vuelta para mirarlo a la cara. Aún no había aprendido a hacerme de acero contra el impacto de su mirada—. Esto es algo de mi papá, hace que firme todo el mundo. Él tiene que protegerse de las demandas y la calumnia. Esto no tiene nada que ver conmigo. Se me escapó una risa enojada. —Eso es tan gracioso. De repente, estás preocupado acerca de mi opinión sobre ti. —Traté de tirar de su mano, pero su agarre era demasiado fuerte—. ¿Puedo ir al piso de arriba? —Mi traicionera confianza había desaparecido y mi voz flaqueó. —Eden, yo quiero que te quedes. A Finley le gustas. Ella no confía en muchas personas. —Su agarre en mi brazo se aflojó, y dejó caer la mano. Por extraño que parezca, el calor de sus dedos se quedó en mi piel como si todavía me estuviera tocando. —Eres tan cambiante como tu hermana. —Lo sé. Tenías razón anoche... —Él sonrió hacia el suelo y luego levantó la cara—. Cuando tú básicamente me echaste la culpa de mi ignorancia. Lo miré. —Sabes, Finley tiene un muñeco vudú para gente como tú. —Sí. Supongo que estoy destinado a pasar la eternidad en una montaña rusa. Seguí por las escaleras, pero era muy consciente del hecho de que él me vio alejándome. Llegué a la puerta de Finley y llamé, pero no esperé a ser invitada en el interior. Ella estaba mirando el monitor. —Ven a ver esto, Eden. Creo que el color quedaría muy bien con tu piel de oliva. —No tengo dinero para un traje y tú eres una cobarde. Ella no respondió, pero luego giró su silla. —Lo siento, quería advertirte, pero tuve miedo de que hicieras las maletas y te marcharas. —No soy caprichosa como eso. Y habría sido mucho más fácil de tragar viniendo de ti.

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—Realmente lo siento, Eden. No voy a traicionar tu confianza de nuevo. Ahora, déjame hacer las paces contigo comprándote un traje de baño. —No tienes que hacer eso. —Sí —se rió—, de verdad. Por supuesto, probablemente será un gran error. Después de ver a mis dos hermanos reaccionar a ti en ese traje de baño poco favorecedor, no estoy completamente segura de lo que sucederá si sales con un traje impresionante. En caso de que sea entretenido. Echa un vistazo a este bikini de color rosa. Miré por encima de su hombro. —Es lindo. Ella me miró de nuevo. —Hmm, talla seis, creo. —Golpeó el teclado un par de veces—. Listo. Llega en la noche. Ahora vamos a ir a comer. Me muero de hambre y quiero intentar nuestro primer objetivo. He estado pensando en ello, y creo que contigo a mi lado, puedo hacer esto.

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9 Traducido por Mich Fraser Corregido por Daliam

Cole estaba apoyado contra la nevera gimiendo por la falta de almuerzo. Sacó una lata de refresco y cerró de golpe la puerta. —Pensé que Jude tenía que contratar a otro chef. Voy a tener que comer sobras. Finley lo empujó mientras él suspiraba en disgusto. —No, tú también. Por cierto, ¿en dónde está el señor oscuro y gemidos constantes? —Abajo en el garaje, afinando su Harley. Sólo mira, que tan pronto el monitor del tobillo se vaya, volará de aquí como Flash. Y nos dejará morir de hambre sin un chef. —Ustedes chicos son ridículamente inútiles. Hay pan y queso. —Finley abrió la puerta de la nevera y sacó dos tomates y una lechuga—. Hay verduras incluso para hacer un sándwich. —Sí, eso es genial para un conejo como tú, pero yo necesito un poco de carne para roer. Miré hacia abajo a Some Pig. —Cubre tus orejas, S. P. Cole frunció el ceño hacia el cerdo. —Sí, cúbrelos, amigo. Tú eres la razón por la cual la mejor comida en la tierra, el tocino, está prohibida en esta casa. Finley le dio un codazo a Cole mientras salía del camino del mostrador. —Mierda, estás de mal humor. —Lo sé. Mi brazo duele como el infierno y no hay ni una maldita comida para comer. Finley levantó una rebanada de pan. —¿Quieres un sándwich o no? Oferta final. —Nah, saldré para conseguir una hamburguesa. —Se fue de la cocina. Cogí un cuchillo y comencé a cortar los tomates. —En definitiva está de mal humor. —Sí, eso es inusual en Cole. Casi siempre es Jude el que maldice por algo, pero Cole apenas se preocupa del día en su bonita cabeza. —Ella puso un poco de mayonesa sobre el pan—. Creo que él y Jude tendrán una discusión muy pronto. Cole me envió un mensaje sobre él mientras tú estabas abajo con Jude. —¿Ellos pelean mucho? —En realidad no. Se soportan la mayoría del tiempo. Cole invitó a alguien a la fiesta, que a Jude no le agradaba, así que entraron en ello. A veces Cole es simplemente estúpido y a veces Jude es demasiado mandón. Se convierte en un problema. Pero esta vez

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me puse del lado de Jude, así que Cole estaba extra enojado. —Ella cortó el sándwich por la mitad y ambas tomamos un pedazo—. Comamos rápido. Cuanto más pienso en nuestra pequeña aventura, es menos probable que intente hacerla. Decidimos dejar a Some Pig atrás. Era una preocupación menos para Finley y él parecía muy contento sólo de enroscarse frente al televisor. Finley dejó las telenovelas para él y después nos fuimos en un tenso silencio, como si estuviéramos a punto de explorar un nuevo y prohibido planeta. En cierto modo, supongo que lo era para Finley. La misma mujer que había pasado por la piscina ayer, caminó de nuevo. —¿Cómo les va? —murmuró mientras se deslizó por delante de nosotros y luego hacia la casa de la piscina. Finley no le respondió. Estaba sumida en sus pensamientos. —Así qué, ¿dónde comienza la vaya construida por ti? —Donde comienza el tramo masivo de césped, es donde se detiene mi mundo y comienza otro. —Ella se detuvo y agarró mi brazo—. No estoy segura de esto, Eden. Ahora el día comenzó mal. —Correcto. Así que las cosas malas ya están fuera del camino. Vamos a llegar a la orilla antes que decidas dar marcha atrás. La boca de Finley se apretó mientras consideraba mi propuesta. —Bien, vamos, lleguemos al final de la cobertura y después vemos. Pero esto no parece bueno en este punto. Una cobertura increíblemente larga y perfectamente recortada crecía a lo largo de un camino en el patio. Había un camino de ladrillos que corrían en paralelo con él y caminamos por allí en silencio. La tensión y el miedo que irradiaban de Finley eran palpable. Y luego recordé a Sophie y Janie teniendo malos sueños y no pudiendo dormir. Me gustaba distraerla con diferentes cosas de su interés. Para Janie eran las muñecas y para Sophie eran las historias de princesas, pero yo tenía el tema perfecto para Finley. Sabía que el miedo de Finley estaba a un nivel totalmente diferente a un mal sueño, pero distraer a su mente de nuestra tarea parecía una buena técnica. —¿Cómo es Max? —pregunté. El borde estaba a la vista y Finley miró por un segundo con temor antes de responder. —Él tiene el pelo largo y castaño, tiene los ojos marrones y una gran sonrisa. — La tensión se desvaneció lentamente de su voz—. Su papá es un gran productor y ellos tienen millones de dólares, pero Max no deja que se le suba a la cabeza. Tiene los pies en la tierra y me hace reír. —El humor es una de mis cosas favoritas en los chicos. Me refiero a que hay chicos de hombros anchos y una gran sonrisa atractiva, pero si un chico no me puede hacer reír, entonces él es historia —dije. Las cosas iban sin problemas y sin duda Finley había aflojado, pero cuando llegamos al borde, se detuvo bruscamente como si hubiera una pared de vidrio frente a ella. Dio un paso atrás. Algo de color en su rostro desapareció y entonces estaba teniendo dudas acerca de mi brillante idea.

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—¿Qué te pondrás para la fiesta de Cole? —pregunté casualmente. Me quedé allí a un paso de distancia y ella miraba hacia el suelo, aparentemente evaluando el espacio entre nosotras. Para ella debió ser el gran cañón. —Max no es el tipo de persona que le gusta lo lujoso, cosas de diseñador. Probablemente me pondré unos vaqueros. —Eso es todo mi armario, así que supongo que vestiré lo mismo. —Di un paso atrás y Finley me miró como si estuviera a punto de caer en un abismo—. Te prometo que la tierra aquí es sólida. Puedes unírteme si lo deseas. Noté que tus hermanos tienen tatuajes que simbolizan la banda de tu padre. ¿Qué pasa contigo? ¿Tienes tatuajes? —Tengo un par de alas de ángel en mi nalga. —Dio un largo suspiro y un paso como si estuviera pisando el borde de un acantilado. Su pie cayó en la hierba y miró hacia abajo—. Mierda, mierda, mierda, lo hice. —Sí, lo hiciste. —Di un paso atrás y me senté en la hierba—. No puedo creer lo exuberante que tu césped es. Deberías tener algunos caballos aquí para pastar. —Le sigo diciendo eso a mi papá, pero se negó al caballo ya que piensa que son peligrosos. —Seguía de pie en el mismo lugar, pero me di cuenta que sus manos empezaron a liberarse de sus puños que había tenido hace unos segundos antes—. Jude anda en su motocicleta por alrededor de la ciudad y papá piensa que es genial. La ironía de todo. Él piensa que andar a caballo es peligroso, pero ir a exceso de velocidad por los Ángeles en una motocicleta está bien. —Pensé que Jude parecía alguien de motocicleta. —Supongo que sí. —Ella dio otro paso y miró alrededor como si el paisaje hubiera cambiado en el segundo paso. Tomó una ojeada por el hombro al seto y al final de su zona de seguridad y por un segundo, estaba segura que iba a huir. Pero se quedó. —Siempre he querido un tatuaje —dije, decidiendo mantener la conversación. Estaba segura que si ella pensaba en algo malo saltaría de nuevo a la cobertura. —Deberías tener uno. —Algún día, cuando me lo pueda permitir. Nada sofisticado. Sólo quiero una lluvia de estrellas a lo largo de mi hombro. —Eso sería muy lindo. Y se vería genial con tu nuevo traje de baño. —Ese entusiasmo insaciable se colaba varias veces en el día—. Llamaré al artista de tatuaje. Ella va a las casas… bueno por mí, sí. He tenido las ganas de tener a Some Pig en mi hombro. Estoy segura que puede poner unas estrellas sobre ti, también. —Dio un paso y se sentó a mi lado. Sus manos pasaron sobre la punta de la hierba verde—. Ha pasado tiempo desde que he estado en la hierba. Solía jugar futbol aquí con Jude. —Deberías tener una tela de araña por encima de la imagen del cerdo con las palabras Some Pig a través de ella. —¡O por Dios, me encanta la idea! ¿Por qué no pensé en eso? ¿Tu mamá no se enojará si te haces un tatuaje, o sí? Mi papá estaba enojado después de que conseguí el mío. El hombre tiene tatuajes por todas partes e incluso en lugares subidos de tono donde no quiero saber que existen en mi papá. Pero un pequeño tatuaje en el culo y se pone loco.

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Me reí. —¿Mi mamá? Totalmente estará celosa. Siempre ha querido uno. —Tu mamá suena buena onda —dijo Finley. —Supongo que sí. Pero confieso que algunas veces sueño con tener alguna de esas madres anticuadas que llevan suéteres y hornean galletas de avena y siempre hacen lo correcto. Mi mamá era muy joven cuando me tuvo, por lo que entiendo por qué ella a veces no toma grandes decisiones. Realmente pensé que cambiaría una vez que nacieran mis hermanas. Pero aún es bastante inmadura y egoísta. Me suspendieron de la escuela de sus peleas y pasé todo el día consolándola por su sentimiento de culpa. —Eso es bastante malo. Pero ella te ama. No hay duda de eso. Mis padres estarían devastados si nos pasara algo a alguna de nosotras. Finley se quitó las sandalias y clavó los pies en la hierba. —Mi mamá no peleó mucho por mí. Despreciaba a mi papá en ese momento y sólo quería escapar. No es que no estuviera devastada por la muerte de Chloe. Lo estaba. Pero sin embargo me dejó sin mirar atrás. —Eso es brutal. Mi mamá es cobarde pero nunca nos dejaría. —La mamá de Cole le dio una buena pelea, pero al final mi papá obtuvo la custodia. Cole todavía la ve en sus cumpleaños y fiestas. La madre de Jude siempre fue la feroz. Ella dejó a mi papá y luego murió antes de tener cualquier batalla para ganar la custodia. Jude casi no la conoció. Mi papá en verdad la amaba, o al menos eso dice. — Finley miró a su alrededor—. Esto es una locura. Estoy sentada aquí charlando. —Sí. —Miré por encima de su hombro—. ¿Dónde está la cancha de tenis? —Al otro lado de la hierba y por una pendiente. —Miró hacia esa dirección—. Algún día iremos. ¿Juegas? —Sí. Es un deporte que realmente me gusta. Sólo he jugado en la escuela, claro. Hemos decidido no renovar la membresía del club en este año. —Me reí. —Créeme, esas membresías vienen con un montón de reglas, como una que mi promiscuo padre estrella de rock descubrió un día. Fue despojado de la membresía y estoy bastante segura que de inscribirse en todos los clubes de New York. La miré. —¿De verdad? —Sí. Al parecer tener sexo en un carrito de golf. —Levantó sus dedos haciendo comillas—. Está mal visto. —Finley —gritó Jude desde la zona de la piscina. —Por aquí, Jude. El apareció corriendo como si alguien lo persiguiera, con su cara como si el diablo hubiera aparecido. Disminuyó la velocidad y rápidamente recuperó su compostura habitual una vez que vio que su hermana estaba bien. Fue hacia nosotras.

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—Con un abrigo más largo y unas botas altas podría ser el Señor Darcy de Penberley —dije por la comisura de mi boca. El pareció sentir el impacto de su presencia en mí y realmente odié eso. Levantó su teléfono. —¿En dónde está tu teléfono, Doolittle? Estaba tratando de llamarte. Finley presionó la mano contra su bolsillo. —Lo dejé en la cocina. Jude se detuvo al final de la cobertura y le echó una ojeada. Después su mirada se centró en mí y le di una rápida sonrisa confiada. —Fuiste más allá de la cobertura —dijo. —Gracias, capitán obvio —bromeó Finley—. Y no te haré el almuerzo si es por eso que viniste. —No —vaciló—. Estaba preocupado por ti. No contestabas tu móvil. Pero veo que estás bien. —Se dio la vuelta y se fue. Maldita sea si no se miraba bueno caminando a lo lejos. —Es lindo que estuviera preocupado por ti —dije. —Supongo que sí —dijo Finley—. Creo que no está tan preocupado por mí y sí más por mi nueva amiga. Puedo ver la forma en que mantiene un ojo en ti. Me puse de pie y sacudí el césped de mí. —Sí, bueno, es como alguien que mantiene el ojo en otra persona que tiene un grano en la frente. Me agaché y ella puso su mano en la mía. La puse de pie. —Di lo que quieras, pero conozco a mi hermano. —Caminamos de regreso a la cobertura. Finley miró por encima de la hierba—. Fue un pequeño logro, pero uno bueno. Gracias, Eden.

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10 Traducido por Chachii, TamiMiau & Mich Fraser Corregido por Daliam

Finley y Some Pig trotaron por mi habitación mientras yo estaba dormida. Ella se deslizó bajo las sábanas. —Becky vendrá mañana —dijo. Me estiré y bostecé. —¿Quién es Becky? —Miré el reloj—. ¿Son las diez? No puedo creer que me despertara tan tarde. —Sí, me estaba preguntando si te ibas a levantar. Becky es mi tatuadora artística. Bueno, no realmente, pero hace todos los tatuajes de la familia. —Así que ella es la tatuadora oficial de la familia King. Ese es un título prometedor, de hecho. —Lo sé, ¿cierto? Dijo que te haría una lluvia de estrellas en tu hombro sin cargo. Y tengo que convencer a Jude para que me dibuje a Some Pig para el tatuaje. Estaba pensando en ponerle un pequeño traje y corbata. Me senté. —O simplemente podrías dejar que se vea como un cerdo. —¿Eso crees? Tal vez. —¿Escuché voces abajo más temprano? Ella salió de la cama. —Cole tenía algo de comida y cervezas encargadas para la fiesta. Oh sí, la verdadera razón por la que vine aquí fue para decirte que tu mamá llamó. Tuvimos una larga charla esta mañana mientras dormitabas. —¿Sí? ¿Pasó algo? —Apaga el botón de pánico, mi amiga. Nada está mal. Ellos se van al norte para ver algún empleo de comida frita para tu papá, y regresarán en tres días. Oh, y veamos, hablé con Sophie, y resulta que Parker Smith, el chico que le gustaba empujarla, en realidad le gusta. Y le dio un collar de dulces el último día de clases, pero Janie lo lamió y ahora está demasiado pegajoso para usarlo. Le expliqué que esa era una de las desventajas de la joyería hecha de caramelo. Y hablé con tu papá un minuto, pero parecía que estaba hiperventilando cuando mencioné que debería estar aquí cuando mi papá estuviera en la ciudad. Tu mamá tomó el teléfono y le dijo que respire en una bolsa de papel. —Qué manera de mantener la calma, papá —murmuré—. ¿Quiere que la llame? —Nope. Dijo que te llamaría tan pronto como volvieran. —¿Fueron al norte? Me pregunto a qué parte. —Tu mamá dijo algo cercano a Yosemite.

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—Whoa, ¿hasta allí? —Oye, yo sólo soy la mensajera. Ahora sal de la cama. Voy a ir a entrenar en el gimnasio. ¿Quieres unirte? Empujé mis piernas a un lado de la cama. —Probablemente debería hacer algo en forma de ejercicio. Jude no estará allí, ¿no? —Nah, creo que ya está pintando. Vi a una modelo caminando hacia la casa de la piscina. La miré. —¿Esas mujeres que lo visitan son modelos? Ella se rió. —Sí. —Volvió a reír—. Supongo que pensaste que él estaba entreteniendo todo tipo de mujeres allí afuera. No es que Jude no haya tenido una cantidad obscena de novias allí, pero una diferente cada semana sería demasiado incluso para sus estándares. —Sacudió la cabeza mientras caminaba hacia la puerta—. Demasiado divertido. Cerró la puerta a sus espaldas, y yo quise patearme por sentirme ridículamente aliviada de que ellas sólo fueran modelos. Entonces me pregunté cuántas sería una cantidad obscena. Finley y yo renunciamos a los dos ejercicios de bicicleta mano a mano, porque charlábamos más que andar sobre ellas. —Después de la excursión de ayer, creo que ya estoy lista para dar unos diez buenos pasos más allá de lo seguro —dijo Finlay alegremente. —Vamos a hacer que esta vez sea un lugar y no solo diez pasos. Tal vez un árbol o algo. —Hay dos árboles de albaricoques a un tercio del camino cruzando el césped. Solía salir allí y recoger los frutos en verano. —Por unos segundos su mente parecía estar zumbando como los engranajes de las bicicletas—. Hagámoslo. Todavía no hay ningún fruto, pero los habrá el mes próximo y entonces tal vez pueda volver a tomar alguno. Los albaricoques son muy buenos y nunca logro que Jude o Cole salgan a por ellos. —Supongo que si fueran filetes o hamburguesas creciendo del árbol, tendrías mejor suerte con eso. —Muy cierto. Son como un par de cavernícolas cuando se trata de comida. Yo quiero acuchillar filete, no cosa verde. La puerta del gimnasio se abrió y Cole entró. —Hola —gritó Finley—, es día de mujeres en el gym. Él se acercó y se subió de un salto a una caminadora, pero no la encendió. —Genial. Amo el día de las mujeres. Finley detuvo su bicicleta. —Hemos terminado aquí, así que puedes tener el lugar para ti solo. La puerta se volvió a abrir y Jude entró.

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Finley arrojó su toalla sobre su hombro. —Es como si ustedes dos tuvieran un radar o algo. —Me miró—. Confía en mí, por lo general ellos no me siguen así. Todo tiene que ver contigo. —Miró hacia Jude—. Pensé que estabas pintando. —La modelo no era la correcta. No estaba inspirado. —Jude caminó hacia el panel en la pared y la música estalló desde los parlantes. Finley y yo nos escapamos rápidamente. Para el momento en que nos habíamos bañado y comido, Finley se había disuadido a sí misma acerca de la excursión a los albaricoques, y yo decidí no presionarla. Parecía distraída y tensa ante la perspectiva de ver a Max, así que probablemente era un error sacarla de su zona de confort. Tilly, el ama de llaves, nos llamó por el intercomunicador mientras nosotras lavábamos los platos del desayuno. —Señorita King, hay un paquete para usted. Finley rodó los ojos. —Tu traje de baño está aquí. Perfecto. La niebla de la mañana se ha despejado, y podemos ganar algo de color para esta noche. Me quedé mirándome en el espejo, tirando de las escasas cantidades de telas rosas y cuando eso no funcionó, comencé a empujar mi piel para ver si podía meter más de ella bajo el revelador traje de baño. La breve reunión con el abogado me había tenido tan nerviosa, que no había podido darle una buena mirada crítica al conjunto. Definitivamente era el más revelador que había llegado a usar o imaginar alguna vez. Finley tocó la puerta y entró. —No puedo esperar para verlo. —Su labio inferior con demasiado brillo cayó—. Uh oh, será mejor que lo envuelvas en una toalla. —Ta vez debiera ponerme el viejo. ¿Se ve tan mal? —No, ese es el problema. Vamos a tener que tomar un camino sigiloso por la casa para asegurarnos de no encontrarnos con un hermano. Ellos ya pelean contra sus demonios interiores cuando se trata de ti. Y mientras yo encuentro su agitación completamente divertida, no quiero ser cruel. Luces inhumanamente hermosa en ese conjunto. —Me siento más desnuda que inhumanamente hermosa. —Tomé mi toalla y la envolví a mi alrededor como una toga. Finley tocó sus diversos puntos de interés al bajar las escaleras, y nosotras atravesamos los pasillos sin ser vistas. Los taconeos de las pezuñas de un cerdo sonaron delante de nosotras. —Creo que Cole sigue trabajando afuera, y Jude probablemente está saliendo de la casa de la piscina. —Le hizo señas a Some Pig que estaba ubicado en la alfombra frente al televisor—. Tú quédate aquí. No quiero otro problema de desapariciones como ayer. — Finley tomó el control remoto y encendió la TV. Mientras se alejaba, Some Pig bufó audiblemente. Ella se detuvo, se dio la vuelta, y volvió a tomar el control—. Lo lamento, pensé que te gustaba Animal Planet. —Hubo más resoplidos de protesta y Finley finalmente dejó caer su mano—. Sí, sí, resóplale a la mano. Ya lo sé, ya lo sé, ellos son un montón de herramientas peludas. Ya lo has dicho antes. —Finley apuntó el mando hacia la pantalla—. Aquí tienes el canal de cocina en su lugar. Eso sí, no te quejes si alguien hace un sándwich de cerdo desmenuzado. —Some Pig se dejó caer sobre su estómago— . Salgamos de aquí antes de que cambie de parecer acerca del canal.

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Deslicé la puerta de cristal y le hice señas para que pase. —Ustedes dos son como un maldito acto de Vaudeville. El área de la piscina estaba desierta lo que hizo que sacarme la toalla fuera menos intimidatorio. Nos estiramos sobre las reposeras y nos pusimos un aceite bronceador con olor frutal. Expandí la loción sobre mis hombros. —Usualmente no me quemo, pero como no tengo nada de color aún y casi cada centímetro de mi piel está expuesta, será mejor que no me quede demasiado tiempo. Finley estaba tan ocupada ajustando los breteles de su bikini, que no me había escuchado. Los movió hacia arriba y hacia abajo, una y otra vez. Gruñó en frustración. — Sabía que no debería haber usado este traje. Los tirantes van a molestarme. —Se sacudió como un perro arrojando agua—. Ya, solamente voy a ignorar los tirantes y relajarme. — Parecía cualquier cosa menos relajada. Su teléfono vibró lo que hizo que su mente se alejara temporalmente de los breteles. Ella lo miró, sonrió, y escribió algo en respuesta—. Ese era Max. Estaba comprobando si iba a ir a la fiesta de esta noche. —Definitivamente una buena señal. Finley regresó y cerró los ojos. —Ahora yo voy a necesitar esa bolsa de papel. —¿Cuánto tiempo hace que no lo ves? —Cerca de unos tres meses y seis días. No pude evitar una sonrisa. —¿Cerca de unos tres meses y seis días? —Bueno, no estoy exactamente segura de las horas. Me incliné hacia atrás y cerré los ojos. El sol de mediodía de Junio en California ya era intenso, pero se sentía bien en mi piel desnuda. A la distancia, una puerta se abrió y se cerró. Solo había oído la puerta de la casa de la piscina unas pocas veces, pero ya reconocía el distintivo sonido. Finley y yo alzamos nuestras cabezas y protegimos nuestros ojos mientras mirábamos hacia allí. Jude se dejó caer en su habitual silla. —Déjame adivinar —gritó Finley al otro lado de la piscina—, la modelo se está preparando. —Nope —contestó Jude sin mayor elaboración. —Entonces necesitas un cigarro. —Finley se giró hacia mí—. Papá no permite que nadie fume adentro o en la casa de piscina. —Nope —respondió Jude—. Sólo vine aquí para observar. Finley recostó su cabeza y dejó caer su mano. —Supongo que debí haber empezado por eso. Yo también me recosté. —Tienes que darles puntos por su honestidad. Nos quedamos allí aceitadas y preparadas para los rayos UV, pero los tirantes de Finley aún le estaban causando angustia. Y sabiendo que Jude estaba del otro lado mirándonos tomar sol, tampoco ayudaba con mis nervios.

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Aparentemente, la vista de la casa de la piscina era insatisfactoria,y Jude paseó por el camino y se acercó a una silla cerca de las reposeras. Ahora era muy consciente de la ridícula falta de cobertura proporcionada por mi nuevo bañador. Finley gruñó con frustración. —Esto no es bueno. Tengo que cambiarme de traje de baño. Quien sea que lo haya diseñado debe ser quemado en la hoguera y descuartizado. — Se levantó de la reposera y caminó hacia la casa—. Regresaré después de cambiarme y arrojar este traje a la trituradora de papel. Jude la vio marchar y entonces me miró como diciendo “te lo dije”. —Así que a ella no le gustan los breteles de su bañador. —Lo saludé con la mano— . Eso sucede todo el tiempo. —Cierto. Por lo que veo, ayer la convenciste de caminar más allá del seto —dijo él. —Seguro que sí. Y ella estaba realmente emocionada con ese pequeño logro. —Apuesto a que sí. —Eres realmente pesimista, ¿sabes? Levantó los brazos. —¿Qué? Todo lo que dije fue, apuesto a que sí. Pienso que es genial. —¿Pero? —¿Pero qué? —dijo él—. No dije pero, lo dijiste tú. —Ibas a decirlo. Pude ver que tu labio superior se curvó para formar la letra P. Sonrió de lado. —Estás algo loca, ¿sabes? Me eché hacia atrás con un carraspeo. —Crees que todo el mundo está loco. Tal vez tú eres quien necesita que le revisen la cabeza. —No lo discuto. —Apoyó sus pies descalzos, completo por su monitor de tobillo, al borde de mi reposera—. Así que he escuchado que tú y Doolittle van a reunirse con Cole. —Tu hermana quiere ver a Max, y yo no me opongo a una fiesta. —Algunos de los amigos de Cole son unos verdaderos idiotas. Y las chicas son muy venenosas. Lo miré. —¿Juzgas tanto? —No estoy juzgando. Es un hecho. Apuesto a que no duras ni una hora con sus amigos antes de que te escapes devuelta a tu habitación. —No soy tan delicada. Puedo manejar algo de veneno. —Alcé la cabeza y le sonreí—. Pero si te interesa hacer una apuesta…. —Nunca rechazaría una buena apuesta. —Se inclinó hacia adelante y apoyó los antebrazos sobre sus muslos. Su repentina cercanía me puso nerviosa, y tuve que controlar conscientemente mi respiración. Su mirada hambrienta se desvió desde mis labios hasta mis muslos como si pudiera sentir mi piel desnuda con sus ojos. La bolsa de papel comenzaba a sonar cada vez mejor.

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—Entonces, ¿qué estamos apostando? —preguntó él, viéndose más intrigado de lo que debería, lo cual sólo me aturdió más. —Si me quedo más de una hora, incluso un minuto más, entonces me tienes que dar un paseo en tu motocicleta. —Siempre he estado loca por las motocicletas, y esta parecía la oportunidad para hacer realidad un sueño y pasear en una. —Bastante simple. —Acarició mi piel con su ardiente mirada otra vez—. Y si te vas antes de que pase una hora entonces tienes que modelar para una de mis pinturas. —¿De verdad quieres que pose para ti? Espera, ¿tendría que estar desnuda? —No completamente. Me tomé un momento para responder. Sólo tendría que aguantar a los amigos idiotas de Cole por sesenta minutos. No había manera de que pudiera perder. Extendí mi mano. —Es un trato. Mejor le voy sacando brillo a mis botas de motociclista. —Ya veremos. Nuestro apretón de manos duró un poco más de lo necesario. Deslicé mis dedos de su agarre y él se detuvo. Metió la mano en su bolsillo, sacando un cigarrillo, y lo encendió. Luego lo sostuvo entre su pulgar y dedo índice mientras entrecerraba los ojos en mi dirección a través del velo de humo. Su silenciosa mirada fue suficiente para calentar cada centímetro de mi piel ya bañada por el sol. Me moví nerviosamente en la reposera. —¿Cómo puede gustarte mi nuevo traje de baño? Finley lo escogió. Él siguió mirándome mientras le daba una larga calada a su cigarrillo y soltaba el humo. —Nuevamente, Valle, no estaba mirando el traje. —Se alejó, y deslicé mis manos bajo mis muslos para detener el temblor. *** Finley se probó ocho trajes diferentes para la fiesta antes de finalmente decidirse por el par de jeans ajustados y el top que se había probado de los primeros. Yo, por otro lado, solo tengo un par de jeans lo suficientemente decentes para vestir en frente de un gran número de personas haciendo mi decisión un poco más sencilla. Algunas veces menos es mejor. Finley revisó su peinado y maquillaje tantas veces en el espejo que hasta yo estaba empezando a dudar de la aplicación de su máscara de pestañas. —Luces más que adorable, Finley. Deja de agobiarte. Aparte si Max es tan genial como tú dices, él no suena como si fuera el tipo que le repugne que estés usando mucho bálsamo labial. Su mano voló a su boca. —Mierda, ¿estoy usando demasiado bálsamo labial? Sabía que me había vuelo loca con el aplicador. —Ella buscó un pañuelo, pero agarré su mano. —El bálsamo está bien, pero algo me dice que si pasamos tanto tiempo arreglándonos, la fiesta se acabará. Ella ignoró mi sugerencia. —Las fiestas de Cole duran hasta el amanecer o hasta que todos estén borrachos. Cualquiera que venga primero.

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—¿Estará Jude allí? —Mi pregunta causó que Finley levantase una ceja por interés. —Tal vez. ¿Por qué preguntas? —Sin razón. —No le había mencionado la apuesta a Finley, y ahora estaba intentando convérseme que la apuesta era el único motivo detrás de la pregunta. —Oh, Bueno, ya veo. —Una pequeña sonrisa arrugó su mejilla. —No todas las preguntas tienen un significado escondido. —Abrí la puerta y la encaminé afuera hacia el pasillo antes de que tuviera la oportunidad de cambiar nuevamente sus brazaletes. —No —dijo Finley astutamente—, pero esa lo tenía. Decidí ignorar su broma. Música sonó por la casa, y sonaba como si un montón de gente ya se hubiera congregado en el piso de abajo. Había de hecho una habitación para fiestas con un bar y una mesa de pool, lo cual lo debería haber esperado en una casa con ascensor y cine. Un paso dentro de la habitación e inmediatamente me sentí fuera de lugar. La gente se abarrotaba alrededor de la mesa de pool y el bar me recordaba a los presumidos de mi escuela, solo que el esnobismo había subido un nivel. Mi estómago se volvió un nudo nervioso, y de pronto, justo como Jude había predicho, este era el último lugar en que quería estar. —¡Finley! —gritaron dos chicas con falso entusiasmo. —Odio a esas dos chicas —susurró Finley por el lado de la boca. Ambas chicas lucían como si hubiesen pasado toda la tarde preparándose para la fiesta, ningún cabello, ninguna pestaña o uña falsa estaban fuera de lugar. Abrazaron a Finley con incluso más drama que el que habían puesto en su grito. Una de las chicas, que era pasablemente hermosa debido mayormente al maquillaje profesional y el corte de pelo caro, me miró y no hizo ningún esfuerzo por ocultar su desaprobación. El diamante en su nariz se movió un poco mientras ella arrugaba su nariz y miraba a mis jeans. —Lindos pantalones viejos —dijo ella—. ¿Saks en la quinta avenida? —Venta de jardín de alguna familia —respondí—. Tercera Avenida. La chica resopló una risa burlona. —Vamos a buscar unos tragos. —Finley agarró mi mano y afortunadamente me arrastró lejos. —Me puedo imaginar por qué no te gustan —dije—. Y realmente parecía que yo les gustaba. Finley sonrió. —Oye, si no te insultaban deberías estar preocupada. Solo el hecho que ellas te notaran significa que te consideran una amenaza. Alcanzamos el bar y un chico alto y delgado con un par de lentes gruesos nos sonrió. —Hola, Finley, largo tiempo sin verte. ¿Qué les puedo servir chicas? —No suelo beber mucho —le susurré a Finley.

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—Algo dulce con no mucho alcohol —le dijo Finley al chico. Ella miró alrededor casualmente y luego agarró mi mano tan fuerte que sus uñas se enterraron en mi piel—. Ahí está él. Miré en la dirección que ella estaba mirando y encontré a un chico que calzaba con la descripción de Max perfectamente. Él pareció sentir que lo estábamos mirando y nos miró con un amistoso saludo. El barman empujó dos bebidas con hielo hacia nosotras. Me incliné hacia Finley. —Esta es tu oportunidad. Ve a hablar con él antes de que lo pierdas entre la multitud y antes de que hagas sangrar mi mano. Miró al agarre que poseía a mi mano y rió. —Lo siento. —Ve a hablar con él. Esperaré aquí entre la multitud. —Levanté mi vaso—. Tengo flotadores, y si me quedo cerca de la orilla, estaré a salvo. Me siento un poco como una madre nerviosa mirando a su hijo yendo al colegio por su primer día. Definitivamente quiero que las cosas vayan bien para Finley. De hecho, me preocupa lo que podrá pasar si no lo hacen. —Estaba empezando a pensar que no te ibas a presentar. —Jude estaba parado tan cerca que pude sentir el calor de su cuerpo en mi espalda. Decidí que era mejor no mirarlo. —¿No has escuchado la frase hacerse rogar? — Miré a la multitud y noté que Jude se había convertido instantáneamente en el centro de atención. Particularmente con las invitadas femeninas, y en particular, las dos chicas que yo ya había conocido. Jude sacó su teléfono. —Son las diez con ocho minutos. —Ya llevo aquí por lo menos cinco minutos. —Está bien, entonces haremos tu hora de comienzo tres minutos más tarde. Las dos chicas estaban caminando hacia nosotros. Miré por mi hombro hacia Jude y no estaba preparada por lo cerca que su boca estaba de la mía. Parece que nos tomó a los dos por sorpresa y un caliente silencio cayó entre nosotros. —Aquí vienen las gemelas víboras. —Las palabras salieron de mi inesperada garganta seca—. Estás solo ahora. —Tomé mi vaso. —Jude —dijo la que tenía un aro en la nariz, usando el mismo tono falso que había usado con Finley—. Cole dijo que no vendrías. Me alejé con ningún destino en mente. Podría salir a flote por cincuenta y algunos minutos más solo para ganar la apuesta y luego volver a la seguridad de mi habitación. El pelo rubio de Finley era fácil de encontrar. Estaba parada junto a Max, mirándolo con admiración pura. Parecía relajada y emocionada de estar parada allí con él. Miré a través de la multitud. Jude había desaparecido, pero las dos chicas se habían quedado. La otra cara conocida en la multitud era Cole. Él sonrió y me saludó desde el otro lado de la habitación pero parecía estar rodeado, y no sorprendentemente, por un grupo de chicas. —¿Y cuál es tu nombre linda? —No reconocí la voz, pero el aliento era definitivamente de cerveza.

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Me giré de mala gana. El chico tenía hombros anchos, era algo guapo y estaba completamente ebrio. Y obviamente no se iba a ir hasta que le dijese mi nombre. —Soy Eden. —Me alejé de su aliento tóxico. —Estoy enamorado. Me pregunté cuánto tiempo había trabajado en esa impresionante pequeña introducción. —Bueno, qué bien. Él se acercó. Retrocedí muchos pasos y miré alrededor por un escape. Afortunadamente, Cole vino en mi rescate. —Oye, Mike, ¿Por qué no te relajas? Es temprano y ya tienes una cara de mierda. El chico ignoró completamente a Cole y me miró hambrientamente. —¿Con quién viniste? Un fósforo prendido y su aliento podría haber incendiado la habitación. Cole tomó mi brazo y me llevó lejos y tan dificultoso como salía el habla de Mike pudo pronunciar la palaba perra bastante claro. —Disculpa por eso —dijo Cole—. Él ni siquiera estaba invitado. De hecho, nunca es realmente invitado, pero aparece de todas maneras. Su padre es el dueño de una compañía de grabación así que la mayoría de nosotros con familia en el negocio simplemente aceptamos su presencia. Aunque el chico realmente necesita ir a rehabilitación. Su vida va a ser un desastre antes de los treinta. —Cole me llevó hacia donde estaban sus groupies esperándolo ansiosamente por su regreso. Ellas lucían menos que encantadas de verme. Supongo que una chica más solo significa un competidor más—. Oigan, todas, esta es Eden. Ella es una amiga de la familia y se está quedando con nosotros durante el verano. — Supongo que tenía completo sentido que él haya inventado una razón para mi presencia, diferente a la verdadera razón. Pero era difícil saber si lo estaba haciendo para proteger a Finley o a él mismo. De seguro algunas personas en la habitación sabían que Finley tenía problemas. Por un lado, sería ignorante para las personas en esta clase de fiesta de alta sociedad que no notaras que ella nunca dejaba la casa. Por otro lado, todos ellos parecían tan enamorados de ellos mismos, que era completamente posible que nunca lo hayan notado. Asentí educadamente a las amigas de Cole y tomé un sorbo de mi vaso para no tener que conversar. Las chicas no tuvieron problemas ignorando mi presencia hasta que hice la pregunta que pareció llamar la atención de todos. —¿Dónde fue Jude? —le pregunté a Cole. —Él raramente se presenta a mis fiestas. —Él estaba aquí hace un minuto. Una ola de bellas caras se giraron en mi dirección. —¿Jude estaba aquí? —preguntó una chica. Había un tono de esperanza en su voz. —Hace un minuto —repetí y ahora me arrepentí de haberlo traído a flote.

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Una chica se río. —Juro que ese chico solo hace eso para torturarnos. —Me miró y se tomó el tiempo de chequear mi andrajoso vestuario antes de hablar nuevamente—. Si lo vuelves a ver, dile que Kiley y sus amigas están esperando por verlo. Cole me mostró un pequeño, casi imperceptible, encogimiento de hombros. Le sonreí a la chica. —Definitivamente le diré eso. Cole, ¿Qué hora es? Sacó su teléfono. —Son veinticinco minutos pasados de las diez. ¿Tienes que estar en otro lugar? —preguntó con una sonrisa. Él atrapó algo con la vista por sobre mi cabeza y apuntó hacia allá. Finley estaba sentada con Max en un sillón pequeño. Lucía extremadamente feliz y completamente inconsciente de su alrededor. —¿Piensas que estará bien? —pregunté. —Sí, ella estará bien. —¿Quién? —preguntó Kiley ruidosamente. —Nuestra gata. No se estaba sintiendo bien esta mañana —le contestó Cole. —Sabes —dije—. Está un poco lleno aquí, Cole. Creo que saldré por aire fresco. —Puse una sonrisa en mi cara—. Fue agradable conocerlos. Caminé hacia el pequeño patio de la habitación para fiestas. Había varias personas sentadas en las sillas, así que, en lo que a mí respecta, estaba técnicamente todavía en la fiesta. Y de acuerdo a mi estimación, tenía cerca de treinta minutos dentro de esta fiesta. Esperanzadoramente, Finley no estaría tan enojada si me voy antes. Una mano tomó la mía. Mis pensamientos parecían haberla llamado. —Eden, me siento mal. No quería abandonarte así. Es solo que no he visto a Max durante tanto tiempo. Sostuve su mano en la mía... —Finley, por favor no te preocupes por eso. Puedo manejar esto sola, pero probablemente me iré temprano si no te importa. —Mira, ya estás aburrida. Sabía que lo estarías. —En verdad, Finley, está bien. Nunca me han gustado las grandes fiestas. Me alegro que estés pasando un buen rato. —Sonreí—. Así qué, ¿aún te gusta mucho? Sus ojos azules brillaron bajo su flequillo. —Sí, Eden. Él se ha puesto mejor, si eso es posible. Y parece que se quedará en la ciudad más tiempo ahora. Trabajará con su papá. —Genial. Serás capaz de verlo con frecuencia. —Sí. —Una pequeña mueca tiró de su boca. —¿Qué pasa? Ella suspiró. —Es sólo que Max sabe que he tenido unos problemas en el pasado, pero no creo que él sepa que no puedo salir de la casa. ¿Qué se supone que le diga cuando me invite a salir fuera? —¿Cole no le ha explicado?

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—Mi hermano no lo admite mucho ya que se avergüenza de mí. —Entonces será mejor que avances con tus objetivos para que así puedas salir con él. —Mi optimismo sonó un poco forzado, incluso para mis oídos y la mirada en la cara de Finley era sombría con derrota. Sin duda era una situación de enormes proporciones y yo no tenía las respuestas reales para ella, salvo de continuar con pequeños pasos y ver a dónde llevaban. —Tienes razón —dijo Finley en voz baja—. Por esta noche no me preocuparé. Sólo me voy a divertir. —La convicción en su tono y las palabras parecían genuinas y me sentí aliviada al oírla. —Buena idea. Vuelve con él, Finley. Yo estaré bien. Incluso tendré más de esas bebidas dulces para conseguir el ambiente de fiesta. Ella me abrazó y volvió adentro. Segundos más tarde, mi amigo el alcohólico me había encontrado de nuevo. Esta vez tuvo el descaro de agarrar mi brazo. —Ahí estás, el Jardín de Eden. Tenía la esperanza de compartir una manzana. —La verdad es que no tengo ánimo de fruta. —Me aparté de él y salté por las escaleras que conducen al patio. Estaba segura que él no podía bajar las escaleras, pero me demostró que estaba equivocada. La molestia muy rápidamente se convertió en miedo. Miré a mi alrededor, pero pocas personas en la fiesta estaban afuera y estaban demasiadas ocupadas con sus conversaciones para notar al borracho de Mike persiguiéndome como un Frankestein. Con pies grandes era muy rápido. Agarró mi brazo y lo torció. No odiaba algo tanto como protagonizar una escena y me concentré en mantener la calma. Después de todo tenía mi ingenio y una gran ventaja, estaba sobria. Él, por el contrario, estaba teniendo problemas mientras se balanceada adelante y atrás como un árbol gigante a punto de caer. Lo empujé duro, pero era como empujar una pared de ladrillo.Mi teoría de que él era fácil fue rechazada. Salir al patio había sido un enorme error. Di un paso atrás y me di cuenta de que estábamos metidos en una esquina de la pared del jardín de rosas. Muy desgraciadamente, nuestra ubicación no se le escapó. Con una pequeña cantidad de fuerza, me había presionado contra la pared. Metió su grueso muslo entre mis piernas y sujetó firmemente mis brazos. Se inclinó hacia delante y sofocó mi grito con su boca desagradable. Soltó una de mis manos y agarró el hombro de mi camisa. Le di un puñetazo en su estómago, pero la distancia era tan corta que tuvo poco impacto. Entonces, una mano lo agarró de la muñeca. —Joder, ¿eres tú, Cole? Sólo estoy teniendo algo de diversión —murmuró Mike sin apartar la vista de mí. —Adivina otra vez. Esta vez la cara de Mike se rompió y retrocedió. —¿Qué demonios, Jude? ¿En dónde estás? —Mike me agarró del brazo de nuevo—. La encontré primero. —Déjala ir ahora y después lárgate de mi propiedad. —¿Qué eres, el guardaespaldas? —Mike trató de sonar calmado, pero hubo una racha de terror en sus palabras.

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Antes de que pudiera dar otro respiro, Jude había presionado el cuello de Mike contra la pared. —No lo sé. Permíteme rebotar tu cabeza un par de veces y entonces vamos averiguarlo. La cara de Mike se puso roja y apartó el brazo de Jude, pero falló. —Lárgate ahora y no tendremos que llamar a una ambulancia para que te recoja. —El tono escalofriante de Jude hizo que el chico levantara sus manos en señal de rendición. Jude volvió a empujar su brazo en el cuello de Mike un poco más fuerte y después lo soltó. Mike tropezó tosiendo y maldiciendo. Habíamos atraído a una pequeña multitud y miré a través de las caras hasta que finalmente vi a Jude. Sabía que en el momento en que lo mirara iba a estallar en lágrimas. Y no me decepcioné. Sus ojos verdes eran una mezcla de rabia y preocupación. Agarró mi mano, pero la aparté. —Tú ganas —solté entre sollozos y corrí de vuelta a través de la casa y a mi habitación. Estoy bastante segura de que empujé entre la multitud sin notar a Finley. Me alegré de ello. A pesar de que mi noche había sido horrible en media hora, no quería lo mismo para Finley. Un gemido de alivio salió de mis labios cuando llegué a mi habitación. Me dejé caer sobre la cama y hundí mi cara en la almohada mientras que llamaron a la puerta. —Eden, soy yo. Déjame entrar. —El sonido de la voz de Jude empujó más las lágrimas. La puerta se abrió y él entró. No lo miré. —Anda y di te lo dije —murmuré en la almohada—. Tenías razón. No puedo manejar la situación. —En verdad, no vi venir eso. Me refiero a que Mike es un idiota y todo, pero no tenía idea de que él empujaría esa mierda. —Estaba directamente sobre mi cama, pero aún no me atrevía a mirarlo—. Vamos, Eden, saca tu cara de la almohada. Sólo quiero saber que estás bien. —Está bien, pero te tengo que advertir que mi nariz y ojos se ponen muy hinchados cuando lloro. —Me sequé las lágrimas con la palma de mi mano y me senté contra la cabecera. Jude cruzó las manos delante de su cara. —Santa mierda, es aterrador. Le tiré mi almohada, la cual él hábilmente arrebató en el aire antes de que se estrellara. Se sentó en el borde de la cama y una vez más estuve muy consciente de su cercanía, como si cargas eléctricas echaran chispas entre nosotros. —Por cierto, gracias. —Mis ojos se humedecieron de nuevo. Ya había tenido avances no deseados de chicos, pero nunca me había asustado como ahora—. No hay que decirle a Finley. —Estoy acuerdo con eso —dijo—. Esperemos que la gente no trasmita la historia. Por el momento ella está muy ocupada con Max. —¿Es un hombre de confianza? —Max es bueno. —Jude pasó sus dedos por su cabello negro y este sobresalió en todas direcciones. Había estado tan ocupada en sobrevivir en la fiesta, que no me di cuenta de lo

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bien que se veía en su playera y vaqueros—. Fin ha tenido una cosa por el hombre durante los últimos tres años. Y creo que a él le gusta ella, pero… —¿Pero él no se da cuenta de lo grave de sus problemas? —No creo que Cole hable mucho de ello. Pasa lo mismo con papá, le gusta encogerse de hombros como si no pasara la gran cosa. No quiero que ella salga herida. Es lo último que necesita. —Tu hermana puede estar tratando con algunas cosas, pero tiene una comprensión increíble sobre las personas y el mundo. No creo que pierda la cabeza por él. No es más que un chico, después de todo —añadí sin una sonrisa. —Creo que entiendes muy bien, Valle. Conoces a mi hermana desde hace unos días y es como si la conocieras de toda la vida. —Siento que la conozco de toda la vida. Oye, ella mencionó que estabas enojado con Cole por invitar a alguien que no quieres ver. ¿Quién es, es Mike? Él negó con la cabeza. —Nop. Ese es otro. Aunque después de esta noche Mike será el principal. Él otro tipo no se presentó. Creo que Cole le dijo que no viniera después de mi advertencia sutil. Me reí. —¿Algo sutil como lo de Mike? Pensé que se haría pipi en sus pantalones. Hubiera sido tan genial. ¿Quién es el tipo? —Él es la razón por la cual estoy usando esta cosa. —Levantó su tobillo—. Su cocaína, mi libertad. Me detuvieron en mi coche por exceso de velocidad y el tonto dejó caer aquello entre los asientos. Pero mi sentencia está casi terminada. —Entonces, ¿supongo que serás libre pronto? —¿Fin te dijo eso? —El verde de sus ojos se puso gris claro por la luz. —Ella mencionó que estarías fuera de aquí una vez que te quitaran eso. Él asintió y se levantó de la cama. Bajó su mirada hacia mí y la electricidad que sentí cuando se sentó se intensificó. —¿Así que nunca has perdido tu cabeza por un chico? Por la forma en que me miró, me dejó sin aliento y me tomó un momento poder hablar. — No, nunca. Su boca se elevó a un lado. —Tal vez todavía no has conocido a la persona correcta. —Fue hacia la puerta, la abrió y miró hacia atrás—. Creo que lo podemos llamar empate ya que las circunstancias imprevistas se pusieron en el camino. —No, tú ganaste. Pero tengo que advertirte, soy aburrida para la pintura. —Confía en mí, Valle, eres todo menos aburrida. —Cerró la puerta detrás de él.

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11 Traducido por Valeria Lee Corregido por Caile

Estaba sentada en la cama leyendo, esperando a que Finley se despertara. Podía aún escuchar voces escaleras abajo, como si la gente estuviera apenas lo suficientemente sobria para irse. Ella tocó y vino más temprano de lo que esperaba. Corrió por el piso y saltó en mi cama recordándome a mis hermanitas. — Mucha diversión anoche. —Se dejó caer de nuevo y llevó sus manos a su corazón—. Él es tan asombroso como siempre. —Saltó para sentarse. Cuando estaba emocionada por algo, ella tendía a moverse rápidamente y sin previo aviso como un colibrí—. Espero que no estuvieras muy aburrida. No te vi mucho. — Agarró mi mano y sus ojos se agrandaron—. Supuestamente Jude tuvo que venir al rescate de alguna chica anoche en el jardín. El chico que echó es un verdadero imbécil. Todos estaban felices de verlo irse. ¿Viste algo de eso? —preguntó. —No. Tenía un asqueroso dolor de cabeza, así que me acosté temprano. —Tus ojos lucen algo hinchados. ¿Cómo te sientes esta mañana? —Me siento mucho mejor, gracias. Ella salió de la cama. —Bien, Becky estará aquí en una hora para hacer nuestros tatuajes, por lo que te encontraré abajo en la cocina. —Se deslizó por el piso como una niñita emocionada. Fue divertido verla tan feliz, pero siempre había ese enervante sentimiento de que su humor podía cambiar instantáneamente—. Jude me dibujó la imagen más linda de Some Pig7 . No puedo esperar para tener a Becky poniéndolo en mi hombro. —Salió de la habitación. Varios pares de ojos desconocidos inyectados en sangre se asomaron por el respaldo del sillón cuando entré a la cocina. No se veían terriblemente complacidos con el estruendo que Finley hacía. Era obvio que estaba siendo extra ruidosa a

Some Pig: El nombre del puerco hace referencia a Charlotte's Web película basada en la popular novela del mismo nombre escrito por E. B. White. 7

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propósito. Incluso Some Pig parecía estar bufando con ruidoso afán extra en su comida. —¿Huevos está bien? —preguntó ella. —Síp. —Tal vez deberíamos agregar unas cebollas y anchoas —dijo fuertemente en dirección al sillón. Quejidos nauseabundos siguieron lentamente a los invitados de la fiesta fuera de la habitación—. Ta ta y no dejen que la puerta golpee sus lastimosos traseros a la salida. —Uh, solo bromeabas con las cebollas y las anchoas, ¿cierto? —¡Infiernos, sí! Eso sería asqueroso incluso sin una resaca. Nos sentamos a comer, pero Finley sólo picoteaba los huevos y fantaseaba con los ojos brillantes. Tomé un bocado. —Te ves como si estuvieras atascada en la tierra de los cuentos de hadas. —Lo estoy. Es tan divertido y soñador como siempre —dijo ella—. Y estoy muy segura que a él le gusto también. —¿Muy segura? Ustedes dos se sentaron y conversaron como si hubieran estado completamente solos. Una fiesta completa sucedió a su alrededor, pero tampoco se encontraban consciente de ello. —Momentáneamente memorias de la horrible noche pasaron por mi mente, pero los empujé a un lugar lejano. Finley había estado tan absorta en su noche con Max, que solo había escuchado rumores vagos de lo que sucedió, y planeaba mantenerlo de esa forma. No era nada de lo que necesitara oír, y yo definitivamente ni siquiera quería hablar de ello. Finley se estiró y jaló un papel doblado de su bolsillo. —Aquí está el bosquejo para mi tatuaje. Miré al dibujo. Jude había capturado la verdadera esencia de Some Pig en el simple dibujo. —Es realmente talentoso. Finley sonrió con admiración a su puerco que aspiraba el resto de su comida. —Sí, sí lo es. —Me refería a tu hermano. —Pensé en la apuesta y posar para él y me pregunté si podría soportarlo. Me había vuelto absurdamente autoconsciente en su presencia. Y luego estaba el molesto temblor y la inquietud cada vez que me miraba por más de un segundo, lo que parecía suceder bastante. Estar de pie para una de sus pinturas sería absolutamente estar enferma de nervios.

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—Oh, por supuesto. Es en verdad talentoso. Realmente quería ir a la escuela de arte, pero mi papá no era de mucho apoyo. Quería que Jude fuera a la compañía de construcción. Tuvieron una enorme pelea por ello, y Jude golpeó con su puño una pared. Se rompió tres dedos. Por un momento pareció que nunca volvería a pintar otra vez. —Ella sacudió su cabeza—. Jude siempre ha sido su peor enemigo. Tilly anunció la llegada de Becky por el intercomunicador. —Llegó temprano —dijo Finley emocionada—. ¿Quieres ir primero? Tengo que advertirte, es un poco doloroso. —Me imaginé que era un poco más duro que la estampa que llevaba en halloween. Por qué no vas primero. No estoy completamente segura de que voy a pasar por ello todavía. Quiero decir los tatuajes son ciertamente permanentes. —¿Qué tatuaje? —Ninguna de nosotras había oído a Jude entrar a la cocina. Me miró—. ¿Vas a tatuarte? —Sentí un poco de desaprobación en su tono. —Tal vez. —No, ese no es tu asunto —dijo Finley—, pero ella va a conseguir un rocío de estrellas en su hombro. —Tal vez —repetí. Finley se veía un poco decepcionada por mi falta de compromiso. —Mi tatuaje va tomar unas horas, así que tienes plenamente el tiempo de decidir. Pero creo que se te vería asombroso. ¿Quieres verme hacerme el mío? —Me encuentro muy segura de que me haría decidir en contra de un tatuaje. Soy del tipo aprensivo sobre las agujas. —Bien, entonces puedes posar para un cuadro mientras esperas —dijo Jude—. Ya he conseguido un lienzo. Finley me miró con ojos redondos. —¿Vas a posar para él? —Fue difícil de leer si ella estaba aterrada o intrigada por la noticia. Abrí la boca para responder pero Jude habló por mí. —Síp, lo va a hacer. Vamos, Valle, mientras la luz aún es buena. —Se dirigió hacia afuera. Finley se encontraba extrañamente silenciosa mientras yo llevaba los platos al fregadero. —Si no quieres que pose, no lo haré. —¿Eh? —Me miró como si hubiera estado en un profundo pensamiento—. No, no. Creo que es genial. —¿En verdad? Porque no hay nada en tu tono que diga genial.

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Suspiró ruidosamente y supe que sus verdaderos sentimientos estaban a punto de derramarse. —No quiero que Jude te espante. Tiene esta forma suya. Las chicas terminan obsesionadas y con el corazón roto. Y eso es como que… —Solo estoy posando para su pintura, Finley. Además, nunca me he obsesionado con un chico en mi vida. Tendría que ser muy malditamente espectacular para conseguir esa clase de compromiso de mi parte. Estará bien. También, tu hermano aún me trata como una molesta peste que ha aterrizado aquí para alterar su vida. —Ese es el problema —dijo—. La atención de Jude, no importa de qué clase, es una rareza. —Mira, si no quieres que pose para él, no lo haré. Pero prometo que no me asustaré. Mi pequeña charla se sentía como que había funcionado. La preocupación desapareció de su rostro. —No, ve de frente y hazlo. Te veré en unas horas. —Me abrazó como si se fueran a separar nuestros caminos por años en lugar de horas. Salió de la cocina y Some Pig la siguió. Tomé una profunda respiración y me dirigí a la casa de la piscina. Mi confiado discurso había ayudado a convencer a Finley de que mantendría mi cabeza. Ahora necesitaba trabajar en mí.

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12 Traducido por Mich Fraser Corregido por Caile

Caminé entre los dos perros que estaban sentados como leones de piedra fuera de la casa de la piscina. El interior había sido decorado tan bien como la casa principal. La música retumbaba silenciosamente a través de la habitación. En un lado de la habitación tenía una sala de estar, una televisión de pantalla grande y un bar. El otro lado se había trasformado en el estudio de un artista, con bastidores de tela, estantes de suministros de pintor, y una colección de pinturas acabadas y sin terminar. El olor fangoso y aceitoso de las pinturas llenaba el aire. Jude se equilibró sobre un taburete y miró alrededor de su caballete. —Solo estoy afilando mis lápices. Me acerqué a una colección de lienzos. Había varios paisajes pero la mayoría eran pinturas de personas, tanto hombres como mujeres. Hubo emoción en los rostros que sólo un verdadero artista podría capturar. Eran nada menos que increíbles. —Eres muy talentoso. —¿Tú crees? A veces me lo pregunto. Muchas personas pueden dibujar y pintar. —Es cierto, pero no muchos pueden capturar la crudeza del alma interior de alguien como tú lo has hecho en estas pinturas. —Saqué un lienzo de una chica especialmente bonita que llevaba puesto un vestido de gasa pura y miraba por una ventana—. Como esta chica, se puede decir que ella ha tenido alguna mierda en su vida que la ha marcado con una cicatriz para siempre. Puedes verlo en sus ojos. O eso, o ella es una modelo excepcionalmente buena. Se acercó y miró el cuadro que sostenía. —Esa es Ginger. Y tienes razón. Ella ha tenido una vida de mierda. Jude alzó la vista a mi cara. —Algunas personas son fáciles de leer. Veo todas las facetas de su emoción en su expresión, pero tú no eres así.

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Sonreí y coloqué de nuevo la pintura en la pila. —Confía en mí, no soy tan complicada. —¿No? Supongo que lo descubriremos. Sígueme. Entramos en un pequeño armario que estaba lleno de ropa y trajes de época. Él sacó un vestido de estilo campesino lo sostuvo delante de mí y lo echó atrás en el estante. Hizo lo mismo con varios vestidos sedosos, pero luego gruñó y los devolvió al estante. Me miró de arriba abajo. —Los pantalones vaqueros rasgados funcionaran, pero necesitas una camisa diferente. Miré a mis jeans descoloridos que tenían las rodillas arrancadas y un desgarro en el muslo. —¿Voy a llevar puestos estos? Yo como que estaba ansiosa por uno de estos vestidos suaves. —Froté mi mano a lo largo de la fila de los vestidos. —Ellos no te favorecen. —Caminó hasta el extremo del estante, sacó un paquete, y lo rasgó. Miré hacia abajo con total decepción. —Pero esa es la camiseta de un hombre. ¿Eso es lo que me favorece, la prestigiosa camiseta sin mangas? Levantó la vista hacia mí. —¿Quién es el artista aquí? ¿Tú o yo? —Tú, supongo, pero empiezo a cuestionar tu intuición artística. Me entregó la camisa. —El baño es por ese pasillo. —Señaló al doblar la esquina. Agarré la camisa y caminé pesadamente, alejándome. —Y quédate sin sostén —dijo. —Comienzo a lamentar toda esta cosa —grité de regreso. La camiseta me cubría lo suficiente que no me sentía demasiado consciente que estaba sin sostén, pero igual, instintivamente, salí con los brazos cruzados sobre mis pechos. Jude estaba sentado en su taburete y levantó la vista de sus pinturas cuando entré al doblar la esquina. Se echó a reír. —Bueno, eso me hace sentir mejor —dije con rabia. —Lo siento. Te ves muy bien. Es sólo que ayer te expusiste en la piscina en un traje que rivalizaba con dos vendas, y hoy eres tímida vistiendo una camiseta de un hombre. —Y ahora me siento una puta por vestir este conjunto. Esta pequeña empresa no está haciendo nada para mi auto-confianza. —No hay nada malo con un poco de promiscuidad —bromeó.

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—Eso es todo. He terminado. —Giré y me dirigí por el pasillo. Ni siquiera escuché cuando él se movió, pero de repente, él había agarrado mi brazo. —Sólo bromeaba, Eden. —Apartó mi pelo de mi rostro, y el toque de sus dedos callosos quedó en mi piel mucho tiempo después de que él haya dejado caer su mano—. No eres una puta. —Miró mi rostro mucho tiempo—. Eres increíble — dijo en voz baja. Y luego en el pasillo oscuro, poco iluminado, su rostro se acercó más al mío y pensé que seguiría un beso. Pero se contuvo. O era muy posible que sólo había imaginado el beso porque realmente lo quería. Entonces me di cuenta de que la reserva de acero que había trabajado tan duro para convencer a Finley de esta mañana había desaparecido por completo. Mi determinación para no caer en este muchacho se desvanecía rápidamente. Me tomó la mano y me llevó a un taburete que había colocado a tres metros de distancia de su lienzo. Palmeó el asiento, y me subí sobre él. Sus dedos se mantuvieron en mis tobillos más de lo necesario mientras deslizaba las sandalias de mis pies. Entonces, como si ya hubiera tenido la pose completamente trazada en su mente, colocó cada pie en el último peldaño del taburete para que mis muslos estuvieran separados y mis rodillas desnudas se asomaran a través de los pantalones vaqueros desgastados. Se inclinó hacia atrás y me miró como si estuviera evaluando un trozo de mármol de una escultura. Entonces sin previo aviso, agarró el extremo de la camiseta y tiró hacia abajo para que mi escote y los lados de mis pechos se desnudaran. Sorprendida, retrocedí y sus dedos perdieron su alcance. La camisa rebotó hacia arriba. Me levantó una ceja oscura. —Todavía es menos piel que en ese bikini. —Bien —dije—. Pero nunca perdonaré a Finley por sacarme ese traje. Dio un paso hacia adelante otra vez y tiró de la camisa. El aire fresco de la habitación rozó mi piel expuesta mientras tomaba mi mano. —Ahora quieta e inclínate hacia delante un poco. —Se inclinó hacia atrás de nuevo. —¿No se supone que entrecierras los ojos más allá de tu pulgar o algo así? Él sonrió, pero no apartó los ojos de mí. —Nunca he comprendido por qué los artistas hacen eso. —Sus dedos se apoderaron de mi barbilla y aspiré un pequeño respiro. El beso cercano o el beso cercano imaginado en el pasillo me había dejado desequilibrada y vulnerable, y ahora parecía tener un poco de control sobre lo ridículo. —¿Estás bien? —preguntó.

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—Uh huh. —Me tragué un repentino ataque de nervios, y aun después de la última tonta reacción exagerada ante las caricias, estaba completamente desprevenida para su próximo movimiento. Su pulgar áspero se arrastró hacia abajo suavemente sobre mi labio inferior. —Asegúrate de mantener esa mirada sensual, eres tan buena. —Su mirada no se apartó de mi boca mientras hablaba. —No soy sensual… Él levantó una mano. —No te muevas, no hables. Esto es perfecto. —Se acercó de nuevo al sistema de sonido y me miró—. Espero que no te importe, hago un mejor trabajo escuchando a Pearl Jam. —Se volvió hacia la música y luego se sentó en su taburete. Durante unos minutos, rebuscó en sus lápices y finalmente eligió uno. Luego levantó su mirada verde por primera vez desde que se había sentado ante su lienzo. Su boca se abrió ligeramente como si estuviera sorprendido al encontrarme sentada allí. Su manzana de Adam se subió y bajó mientas tragaba con fuerza una vez y luego comenzó a dibujar trazos sobre el lienzo. Él me miró y luego volvió su atención al dibujo. Varias veces negó con la cabeza como si estuviera frustrado con las líneas que había dibujado. Quince minutos después, descubrí que el sentarse en la misma posición durante un largo tiempo era más agotador de lo que hubiera pensado. Una brisa fresca bailó a través de una ventana abierta y a través de la habitación, atravesando un largo mechón de pelo sobre mi cara. —¿Qué hago? —le pregunté. —No te muevas todavía. Estoy terminando con tus brazos. —Pero hace cosquillas. —Moví mi nariz hacia arriba y abajo pero el pelo se quedó quieto. Él colocó su lápiz abajo y caminó a través del suelo hacia mí. La energía crepitante que había sentido entre nosotros la noche anterior, cuando había estado de pie sobre mi cama, ahora regresó y creció con intensidad caliente cuando el espacio entre nosotros desapareció. Yo no era la única en darse cuenta de la carga repentina en la atmósfera entre nosotros. Se detuvo frente a mí e incluso con la música alta rebotando en las paredes, se podía escuchar el ritmo anormalmente rápido de su respiración. Dudó un momento y luego su mano se acercó lentamente y sacó el cabello de mi cara. Sus dedos sólo habían rozado mi mejilla, pero sentí la sensación de su toque por todo mi cuerpo. Me miró como si hubiera alisado sus manos sobre cada centímetro de mi piel. El aire entre nosotros se calentaba y lo que había empezado

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como una sesión informal entre un artista y su modelo había entrado en erupción, de alguna manera, en algo completamente diferente. Sin decir una palabra, y dejando una corriente de tensión caliente a su paso, Jude volvió a su taburete y se sentó. Tomó su lápiz de nuevo y parecía recio a mover la mirada de su lienzo a su modelo. Después de una larga pausa, me miró con una emoción tan cruda y urgente, que perdí el equilibrio y mi pie cayó del taburete. —Perdón. —Rápidamente traté de reposicionarme en el taburete. —Está bien. Toma un descanso. —Se acercó a la barra, encendió un cigarrillo, y extendió su mano por debajo de la barra para sacar una botella de licor. Se sirvió un trago y lo tiró hacia atrás. Luego se relajó contra el mostrador y fumó su cigarrillo en un hosco silencio. Me levanté y caminé alrededor para estirarme. Jude era una persona difícil de leer, y yo no tenía absolutamente ninguna idea de lo que pasaba por su mente. Pero yo sabía lo que pasaba por mi mente. Finley me había advertido y yo lo había agitado como imposible. Qué ingenua y tonta segura de mi misma fui. Jude arrojó el cigarrillo en el fregadero y volvió a su lienzo. Regresé a mi taburete e intenté recrear la misma posición y expresión. —Inclínate más adelante. —Su tono era más frío que antes—. Ya está. Ahora tira el dobladillo de la camisa hacia abajo. Expuse más piel. No dijo nada al principio. —Levanta la barbilla un poco. Seguí sus instrucciones. Se volvió hacia su lienzo y luego volvió su rostro hacia mí. —A la mierda —gruñó y tiró el lápiz a través de la habitación—. Olvídalo. Esto no va a funcionar. —El taburete raspó el suelo mientras se levantaba bruscamente, sacó otro cigarrillo, y cerró de golpe la puerta de la casa de la piscina. Me senté allí momentáneamente aturdida y decidida a luchar contra las lágrimas de dolor que ardían en mis ojos. El taburete casi se cayó cuando salté y corrí al baño para cambiarme. Me temblaban las manos mientras me cambiaba rápidamente, y tomé respiraciones para calmarme para no llorar. Tiré de la puerta y se estrelló directamente en Jude. —Lo siento, Eden.

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—Lo que sea. Te dije que sería una modelo aburrida. —Traté de deslizarme más allá de él pero su brazo me bloqueó. —Esa no es la razón y lo sabes.

—No sé nada excepto que esto fue un error. —Su brazo era como el acero mientras empujaba contra él. Se apoderó de mi cintura y me apretó contra la pared. —Me estaba engañando. Pensé que podía manejarlo, pero parecías tan condenadamente hermosa. —El estrés de la mañana había cobrado precio. Las lágrimas se abrieron paso. —Por favor, Jude, solo deja que me vaya. Lentamente, él se apartó y levantó las manos en señal de rendición. Corrí hacia la puerta. Me golpeé torpemente ante mis lágrimas y luego me abaniqué la cara para que se sequen. Definitivamente no quería que Finley supiera que había llorado, así que me fui directamente a mi habitación y cerré la puerta detrás de mí. Ella aún estaría con la tatuadora artística. Tuve un respiro de contacto humano durante unos minutos, y me aproveché de ello. Me lavé la cara y me dejé caer en la cama sintiendo repentinamente nostalgia. Me preguntaba dónde se encontraba mi familia y si habían llegado bien al norte. Nuestra camioneta familiar no era realmente el tipo de vehículo de larga distancia. Me preguntaba si estaríamos moviéndonos hacia el norte si papa conseguía el trabajo. Y me pregunté cuanto tiempo duraría en este totalmente poco convencional y algo agitado trabajo de verano. Jude definitivamente había añadido una capa de suposición de la cual yo no estaba preparada.

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13 Traducido por Ayrim y Nikky Corregido por Caile

Traté de concentrarme en la lectura de un libro, pero me encontré leyendo las mismas frases una y otra vez . Así que lancé el libro al pie de la cama y, finalmente, me quedé dormida en un agradable, sueño sin sueños, sólo para ser despertada por la llamada de Finley en la puerta. —¿Eden? ¿Estás lista para tu tatuaje? Atontada , me levanté de la cama y caminé lentamente hacia la puerta. — Supongo que me quedé dormida. Finley me miró y parecía saber exactamente lo que estaba pensando. A pesar de que probablemente estaba renunciando a mi única oportunidad de volver a hacerme un tatuaje, no era algo que quisiera desesperadamente. —Está bien, Eden. No tienes que hacerte un tatuaje. Como has dicho, es un compromiso permanente. Voy a dejar que Becky lo sepa. —Ella se dio la vuelta y empujó los tirantes finos por encima de su hombro—. ¿Cómo se ve? —Arrugado, rosa, y doloroso, pero puedo ver a Some Pig. Se ve como un dibujo. Va a ser muy lindo cuando la hinchazón disminuya. Empujó los tirantes hacia arriba. —No puedo esperar hasta que esté curado. Cole se acercó mientras Becky estaba trabajando. Mencionó que iba a invitar a unos amigos —se obligó a volver a sonreír—, entre ellos Max, a una hoguera esta noche. No invitará a ese capullo de la última noche. —Sin previo aviso, sus ojos se humedecieron.

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Cogí su mano. —¿Qué te pasa? —Nada, sólo soy una amiga terrible. —Me apretó la mano—. ¿Por qué no me dijiste que eras la chica que él atacó? —En realidad no fue un ataque, Finley. No ocurrió nada. Jude intervino rápidamente. Ella se tragó lo que parecía ser un sollozo y una leve sonrisa apareció. — Escuché que Jude estaba tan enfadado, que parecía que estaba a punto de matar al chico. Asentí. —El chico tiene temperamento. —Sólo cuando es necesario —dijo—. Estoy contenta de que él estuviera allí porque estaba demasiado centrada en mí misma para darme cuenta siquiera de que estabas en problemas. Espero que puedas perdonarme. —Nada de esto fue tu culpa, Finley. No te culpes por algo que no provocaste. —Lo sé, pero me siento culpable por ello. —Deja de hacer eso. Deja de sentirte culpable por cosas sobre las que no tienes control. Así que, ¿debemos intentar una salida esta tarde? —Sí —dijo Finley con confianza, pero sabía que eso podría cambiar en cualquier momento. —Déjame decirle a Becky que hemos terminado por hoy y entonces podemos hacer nuestros planes. Después puedes ayudarme a decidir lo que debo ponerme esta noche.Supongo que deberíamos empezar temprano, así podemos llegar a la hoguera. Resultó que el perímetro invisible de Finley abarcaba prácticamente la propiedad entera. No había ido más allá del final de la calzada circular y de la gigante fuente en la parte delantera de la casa. Decidimos que nuestro próximo objetivo era los jacarandas8 que se alineaban en el largo camino hasta la casa. Era junio y estaban llenos en todo su esplendor de lavanda y el suelo estaba cubierto con una capa de copos de nieve de color púrpura. Sorprendentemente, Finley no había cambiado de opinión acerca de la salida, y aún más sorprendente, no dudó cuando llegamos al final de su zona de seguridad. Ella siguió el ritmo de mis pies y después de unos pocos pasos nos encontrábamos bajo la sombra púrpura de los árboles. 8

Jacarandas: es un género de unas 50 especies aceptadas, de las 120 descritas, de árboles y arbustos de la familia de las bignoniáceas, típicos de la América intertropical y subtropical.

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Finley levantó la cara a los rayos esporádicos de sol, los cuales se las arreglaban para apretujarse entre las ramas cubiertas de flores. —Siempre me han gustado estos árboles. —Ella bajó la mirada hacia el suelo y pateó las flores caídas con sus pies—. Mi madre recogía jacarandas de la calzada. Estos árboles siempre me recuerdan a ella. —Yo diría que prefirió dejar aquí un trozo inolvidable de ella misma escogiendo jacarandas. Son impresionantes. Unos pasos crujieron en el seco follaje detrás de nosotros, y como una simple tonta, los latidos de mi corazón fueron a toda velocidad. Me di la vuelta con la seguridad de que Jude podría estar allí de pie, pero resultó que Butch y Sundance nos habían seguido fuera de la casa . Varias flores descendieron desde las ramas de arriba y se aferraron a la piel del perro más grande. Finley se echó a reír. —Sundance, te ves bien en púrpura. Creo que voy a tejerte un suéter de lavanda este invierno. No he cogido mis agujas de tejer en un largo tiempo. Quizás debería empezar de nuevo. Es una gran manera de ocupar tu mente y manos. —Me encantaría aprender. Mi madre no sabe cómo tejer o coser o cocinar, de hecho. A pesar de que hace unas tortitas bestiales. —Aprendí por mi cuenta a tejer a través de You Tube —confesó Finley. —Allí puedes aprender un montón de cosas locas. Incluso aprendí cómo cortar las pezuñas de Some Pig de un granjero en Kentucky. —Ella cogió un puñado de flores caídas y las arrojó en el aire como si fuera confeti—. No has hablado acerca de la sesión de modelaje con Jude —dijo ella casi con vacilación, como si sintiera que no había ido bien.

Una flor púrpura flotó hacia abajo. Traté de atraparla en mi palma, pero era igual de esquiva que un copo de nieve. —Digamos que Jude busca una musa diferente de inspiración. —Tomó un poco de esfuerzo, pero mantuve mi tono de voz completamente neutral. Pero en el fondo, seguía sintiendo el dolor de la fría despedida de Jude. —Estarás mejor. Sentada allí, en la misma posición durante horas es trabajo puro y duro. Espero que por lo menos fuera educado al respecto. —Buscó en mi cara una reacción, pero mantuve mi expresión simple y clara al igual que mi voz. —Fue tan cortés como uno puede esperar de Jude.

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—Oh, bueno, olvídalo. Esta noche debe ser divertida. Cole está recogiendo algunos malvaviscos 9 y chocolate para la fogata10. —Se dio la vuelta con los brazos hacia fuera—. Estoy de pie bajo los jacarandas de nuevo. Se siente increíble. **** El cuarto cambio de ropa de Finley fue el último. Su tatuaje aún le dolía, lo que limitaba sus opciones y su paciencia para probarse ropa. —Aún hay esperanza para ti —dije. Torció la boca mientras miraba a la blusa que había tirado. —Sí, pero ¿qué hay de ti? —No quiero ser atrapada usando una sudadera, y es la única blusa de manga larga que tengo. —Extendí los brazos—. ¿Demasiado poco elegante? —Un poco. Aunque se necesitaría una gran cantidad para hacerte lucir poco elegante. —Se puso delante de mí y evalúo la situación—. Sé cómo hacer este trabajo. —Me desabrochó las mangas y las hizo rodar hasta la mitad de mis antebrazos, luego desabrochó los dos botones inferiores y ató el final de la camisa exponiendo varios centímetros de piel. Se echó hacia atrás para admirar su obra—. No es espectacular, pero sin duda mejor. Nos dirigimos hacia abajo. El olor del humo de la hoguera ya había llegado a la casa y olía como una barbacoa de verano en la cocina. No había visto a Jude en el resto del día y estaba aliviada y disgustada por eso. No tenía idea de qué decirle a él o si siquiera quería hablar con él. O si es que quería hablar conmigo, de hecho. El hoyo de fuego adornadamente embaldosado estaba en un área justo después de la zona de la piscina. La casa de la piscina parecía oscura y vacía cuando la pasamos. Voces y risas rodaron por el patio mientras nos acercábamos a la delgada columna de humo que se arrastraba hacia el cielo con colores del atardecer. Cole había colocado un círculo de sillas de playa alrededor del fuego. Aparte de Cole y Max, había otros dos chicos que pude o no haberlos visto en la fiesta. Borré la mayor parte de la miserable noche de mi mente. Dos chicas desconocidas también estaban sentadas junto al fuego.

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Malaviscos : También llamada Nube, es una golosina que en su forma moderna consiste en azúcar o jarabe de maíz,clara de huevo batida, gelatina previamente ablandada y batida para lograr una consistencia esponjosa 10 La fogata: referida en el capítulo es una fogata nocturna tradicional hecha en Estados Unidos y Canadá, que consiste en un malvavisco tostado y una capa de chocolate entre dos trozos de galleta Graham.

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Max tenía una bonita sonrisa, de inmediato se puso de pie y se movió, por lo que Finley y yo pudimos sentarnos juntas. —Oiga todo el mundo, esta es mi amiga Eden. Ella se está quedando con nosotros este verano. Hice un rápido gesto y me senté en el medio de Cole y Finley. Cole me sonrió. —La fiesta de esta noche debería ser más divertida que la de anoche. Pero supongo que eso no es mucho decir. Lo siento por todo eso de ayer por la noche. Max se inclinó hacia adelante. —Hablando de anoche, ¿dónde está Jude? Cole empujó un malvavisco en un palo y me lo entregó. —La última vez que lo vi estaba en el gimnasio echando la mierda fuera de la bolsa de boxeo. —Me hubiera gustado haberlo visto hacer un saco de boxeo de Mike, el idiota —comentó el chico de enfrente. Finley debió sentir mi incomodidad con el tema. —Oigan, chicos, nuevo tema. —Se inclinó por un palo de malvavisco. Cole me dio un codazo. —Oye, tu malvavisco simplemente cayó en picada. —Metió la mano en la bolsa de malvavisco. —Estoy bien. No necesito uno. Nunca tengo suerte tostándolos. —Le devolví el palo. El tema de Jude había reducido mi apetito por los malvaviscos. —Pensé que Jude podría unirse a nosotros esta noche para celebrar su nueva libertad —dijo Cole. Finley y yo nos volvimos hacia él. —¿Qué quieres decir? —preguntó Finley. —Se llevaron el monitor de tobillo hoy, Jude es un hombre libre. No estaba preparada para cuán profundamente ese comentario me afectaría. Max se echó a reír. —Supongo que eso significa que va a estar fuera de aquí pronto. Estar encerrado cuatro meses en esta casa sería una tortura. Max no tenía, por supuesto, ni idea de que su comentario era significativo, pero Cole y yo miramos hacia Finley para medir su reacción. Ella se mordió el labio mientras observaba su malvavisco.

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—Oye, Finley —dijo Max—, mira que todas esas pulseras tuyas no se pongan demasiado calientes por el fuego. Vas a quemar tu piel. Pensé que era dulce de su parte que se preocupara por ello, pero Finley no respondía. Sabía que ella aún estaba molesta por el comentario anterior. —¿Está Jude todavía viendo a esa chica engreída, Remi, o cómo sea que se llamara? —preguntó una de las chicas. —¿Remi? —preguntó Max—. ¿Es esa chica quién juega en todas esas pelis de zombis? —Sí, es ella —dijo Cole—. El arresto domiciliario puso fin a esa relación. Pero la verdad, creo que Jude se alegró de ver que se iba. —Así que ¿no está saliendo con nadie? —preguntó la misma chica. Incluso a través de las llamas danzantes, pude ver el brillo en sus ojos. Cole miró a Max. —Me encanta invitar chicas aquí y después pasar toda la noche entera respondiendo preguntas sobre mi hermano. —Lo siento, Coley —dijo la chica—.Tú sabes cuánto te amo. —Sí, sí. —Él apuñaló a un malvavisco en un palo y lo empujó hacia las llamas. —¿De dónde eres, Eden? —preguntó Max. —Soy de los valles —contesté, y decidí que ninguna elaboración era necesaria. —¿Eres una prima? —preguntó la chica del otro lado de la fogata, y parecía que todos los ojos estaban puestos en mí. —Ella es una amiga de mucho tiempo —dijo Finley bruscamente. Su estado de ánimo definitivamente se había desintegrado por el comentario de Max, y realmente esperaba que ella saliera de esta. Me miró—. Siento que la conozco de toda la vida. Le devolví la sonrisa. —Somos realmente cercanas. Como hermanas. Finley se acercó y tomó mi mano. Un gran chapoteo en la piscina hizo que todos se sentaran hacia adelante. —¿Quién está nadando? —preguntó Max. Cole se encogió de hombros y se recostó.

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—Bueno, Butch y Sundance prefieren convertirse en vegetarianos antes que ir a alguna parte cerca de la piscina, por lo que debe ser Jude. Supongo que decidió refrescarse después de su entrenamiento. Las chicas saltaron de sus sillas. —Vamos a ir a visitarlo a la piscina. —Oh, y yo pensé que me amabas —dijo Cole. —Lo hacemos —respondió la chica—. Pero estamos hablando de Jude King en un traje de baño. Ellas se movieron por el camino de ladrillos que las llevaba de vuelta al patio de la piscina, pero se detuvieron cuando Jude llegó a la esquina, chorreando agua. Pasó junto a ellas sin darles siquiera un guiño. Todo el círculo observó mientras dejaba caer de golpe su enorme cuerpo sobre una silla de playa directamente en frente de mí. El muro de llamas brillaba caliente, pero no eran rival para la mirada ardiente que me disparó. Me miró abiertamente, sin importarle que todo el mundo lo estuviera mirando. Las chicas parecían abatidas mientras tomaban sus asientos de nuevo. —Jude —llamó Max al otro lado del fuego, rompiendo el tenso silencio—. Veo que eres un hombre libre de nuevo. —Sí —respondió Jude sin apartar su mirada de mí. —Cristo, Jude eres un idiota. —Obviamente sintiendo lo que estaba pasando realmente a través de las llamas, Finley habló por fin. Jude se puso de pie y miró a su hermana. —Lo siento, Fin, pero tengo que hablar con ella. Ella suspiró. —Sí, lo sé. Sólo ve. Jude caminó alrededor de la fogata y bajó la mano por delante de mí. Me tomó todo un segundo para decidir colocar mi mano en la suya. Me sacó de la silla, y yo medio tropecé detrás de él cuando me tiró junto a la zona de la piscina con poca luz. Una vez fuera de la vista de los demás, me tiró contra su duro cuerpo. —Estás mojado —dije. —No sabes ni la mitad de eso, Valle. —Me arrastró detrás de él, una vez más, para entrar en la casa de la piscina. La luz vacilante del fuego creaba sombras danzantes en el cuarto oscuro.

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Me sostuvo en sus brazos, y su fría piel húmeda pareció calentarse al instante. Presioné mi cara contra su pecho, su mano se acercó y sostuvo mi cabeza firmemente contra él. —Sabes por qué no podía pintarte, Eden. —Tengo una idea —dije en voz baja. —Desde que te conocí, he memorizado cada centímetro de ti, la pendiente de tu cuello, la curva de tus senos, el sensual puchero de tu labio inferior, y todo lo que podía pensar era que quería poner todo eso sobre el lienzo. Levanté la cara y lo miré a los ojos. Sacó sus dedos por el lado de mi cara. Se rió en voz baja. —Pensé que podría manejar la situación, y lo estaba haciendo bastante bien hasta que me senté frente a ti y te observé a ti en mi lienzo. Entonces todo se vino abajo, yo sabía que había estado engañándome a mí mismo. Tenerte sentada a pocos metros de distancia y sólo poder tocarte con mis ojos era demasiado difícil de soportar. Levantó mi cara con la punta de su dedo pulgar. Su hambrienta mirada flotó hasta mis labios. —Y ahora que te estoy sosteniendo. —Su voz era baja e irregular—, es una vez más, difícil de soportar. Quiero cada centímetro de ti, Eden. —Bajó su boca a la mía, y estaba tan cerca, que podía sentir su aliento cálido en mi piel—. Comenzando con estos increíbles labios. —El espacio entre nosotros desapareció y su boca encontró la mía. Su beso comenzó suavemente, pero a medida que cada segundo pasaba, un sentido de urgencia nos consumió a los dos. Su lengua trazó mis labios y luego el beso se profundizó y apreté mi cuerpo con fuerza contra el de él. Un profundo gemido salió de su garganta mientras sus manos bajaban por mi espalda y se deslizaron por debajo de mi camisa. Acarició la piel de mi espalda y mis manos rodearon su cuello para tirar de su boca aún más cerca de la mía. No podía acercarme lo suficientemente cerca, y él me sostuvo con tanta fuerza que sus manos junto con el beso embriagador me dejó sin aliento y mareada. Levantó su cara y me miró con una abrumadora pasión que me habría asustado si no hubiera sido Jude. Sus manos subieron entre nosotros, y él hábilmente desabrochó mi blusa. Entonces sus largos y ásperos dedos se deslizaron entre los lados abiertos de la blusa y la apartaron. —Ahí está ese maldito sujetador otra vez. —Se inclinó y tiró hacia abajo la parte superior de mi sujetador, dejando al descubierto mi pecho desnudo a su boca. Su lengua trazó círculos alrededor y me empujó con más fuerza contra su boca—. Mierda, Valley, ¿sabes lo que me haces? —murmuró contra mi piel desnuda. Mi muslo presionó entre sus piernas y yo me reí en voz baja.

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—Tengo una idea, sí. Levantó la cara y sonrió con picardía antes de continuar su camino de besos por mi cuello. El calor se arremolinaba a través de mi cuerpo y tiró de mí con una necesidad que sabía que sólo él podía satisfacer. Había estado con otros chicos antes, pero ninguno de ellos había provocado una reacción física tan profunda como esta. Me sentí completamente fuera de control, y me encantó cada segundo de eso. Nos perdimos en el contacto y olor del otro, cuando un golpe urgente hizo temblar la puerta de la casa de la piscina. —¡Jude! —llamó Cole a través de la puerta. Jude suspiró y presionó su frente contra la mía. —Si quieres vivir, Cole, desaparece. —Sus dedos trazaron las cimas de mis pechos. —Es Finley —dijo Cole a través de la rendija de la puerta. Nos separamos como si alguien hubiera tirado un cubo de agua helada sobre nosotros. Jude corrió hacia la puerta, y lo seguí de cerca. Abrió la puerta. Incluso en la tenue luz era fácil ver que Cole parecía molesto. —¿Dónde está ella? —preguntó Jude. —Ella regresó a la casa. Max mencionó que va a... —Jude y yo estábamos en la puerta antes de que Cole pudiera terminar. Mi corazón latía con fuerza en el momento en que llegamos a la puerta de atrás. Jude la abrió con tanta fuerza que casi se cayó de su deslizador. —¡Finley! — gritó. —Finley —hice eco de su llamada. —Estoy aquí. —Una pequeña voz llegó desde el sofá. Aparte de las luces que venían desde los relojes de los electrodomésticos de la cocina, la habitación estaba a oscuras. Jude encendió la lámpara, y Finley levantó la mano para bloquear la molesta luz. El rímel bordeaba sus ojos como si hubiera estado llorando. Se abrazó con las rodillas contra el pecho. Me senté a su lado. —¿Qué pasó? —Nada. Yo nunca voy a ser normal, eso es todo.

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Me sentí aliviada al ver que ella no estaba completamente asustada o en un ataque de pánico. Sólo estaba molesta, y no podía culparla. —Eso no es cierto, Finley. Eres más normal que cualquier chica que he conocido. Nunca he enlazado tan rápidamente con cualquier persona en mi vida. Ella se limpió torpemente la nariz y me miró. —Tal vez tampoco eres normal. —Tienes un punto. Tal vez las dos somos normales de una manera extraña. —Tiré mis brazos a su alrededor, y me devolvió el abrazo—. Vamos a sacarte de este mundo que te has construido a ti misma, Finley. No te rindas. Nos sentamos atrás y Jude se dejó caer al otro lado de ella. Le echó un vistazo a él. —Yo sabía que te gustaba, cabrón. En el momento en que la viste en el gimnasio ese primer día, vi ese brillo de hambre en tus ojos. —Entonces su tono se volvió serio—: Jude no hagas nada para joder esto. Sé que pensaste que era una mala idea… —Me equivoqué —dijo abruptamente—. Estaba total y completamente equivocado. Y, además, Valle afirma que nunca ha perdido la cabeza por cualquier tipo. Así que está todo bien. Me incliné hacia delante, y su sonrisa era tan ancha como la mesa de café. —Bastardo engreído —murmuré mientras me inclinaba hacia atrás contra el cojín del sofá. Cole apareció en la puerta. —Envié a todos a casa. Les dije que todavía me sentía como la mierda por el exceso de la fiesta de anoche. Max dijo que él te llama más tarde. —Finley, por qué no le dices con qué estás tratando —sugerí—. Max parece un tipo decente. Creo que lo entenderá. Ella apoyó la cabeza en el hombro de Jude. —Tal vez alguna vez. Pero no todavía. Cole se sentó a mi lado, y todos nos sentamos en silencio mirando el oscuro televisor. —¿Alguien más está pensando en ver Silence of the Lambs11 abajo en el cine? —sugirió Cole. —Sólo he visto esa película en una televisión pequeña y borrosa y me asusté tanto que me metí en la cama con mis padres —confesé.

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The Silence of the Lambs: Es una novela de misterio y terror, original de Thomas Harris en 1988. Considerada la obra más famosa de la serie Hannibal Lecter.

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—No se puede realmente culparte. Es una película malditamente espeluznante. Realmente podría enloquecer a un niño. Me sorprende que tus padres te permitieron ver eso —dijo Finley. Miré hacia ella. —Yo tenía dieciséis años. Estallamos en un importante ataque de risa y entonces nos dirigimos hacia el cine. Jude estaba detrás de mí en el ascensor, sus dedos enganchados en la cintura de mis pantalones. Tiró el material dos centímetros hacia abajo para luego hacerme cosquillas en mi espalda. Di un grito ahogado y un escalofrío corrió a través de mí. Finley me miró. —¿Estás bien? —Ajah. —El sonido salió agrietado de mi garganta—, sólo un poco de frío en el aire. Como me esperaba, la película era aún más perturbadora en una pantalla grande con sonido envolvente, me pasé la primera mitad de la película con la cara enterrada en el hombro de Jude. —Tengo una nueva apreciación por esta película —comentó Jude, mientras me acercaba más a él con cada escena horrenda. —Sí —dijo Cole desde el asiento que había tomado dos filas más atrás—. Me encargo de demostrarlo cuando estoy con una chica quién estoy seguro subirá en mi regazo antes del final de la película. —Me estoy sintiendo con nauseas —llamó Finley desde la primera fila, donde ella misma se había situado con un cubo gigante de palomitas de maíz. Jude y yo habíamos elegido los asientos entre sus dos filas y habíamos levantado el apoya brazos para hacerlo un asiento de gran tamaño. —Sólo estoy diciendo, si tú vas a ver una película de terror asegúrate de que la chica sea fácil... Toda una lluvia de palomitas voló a Cole desde el asiente de enfrente. Cogió una porción de su hombro y se la comió. —Necesita mantequilla. Y tú no me dejas terminar. Yo iba a decir fácil de asustar. —Más palomitas volaron en su dirección. Jude tiró su brazo alrededor de mi hombro. —El chico no sabe cuándo callarse. Finley se levantó y se estiró.

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—Estoy cansada. Creo que me voy a acostar. Ya sé cómo termina. —Voy a caminar contigo por las escaleras en caso de que haya algún caníbal acechando en el pasillo —dijo Cole—. Oye, Jude, voy a Corky’s Bar and Grille para conocer algunas personas. ¿Quieres venir? —Nope. —Algo me decía que dirías que no. Nos vemos más tarde. Finley y Cole salieron de la habitación y Jude me agarró. —Pensé que nunca se irían. Ahora, ¿dónde estábamos? —Él me tumbó en el asiento y su boca devoró la mía al instante. Pero después de unos momentos, saqué mis labios lejos. La mirada de decepción en sus ojos casi me hizo reír—. Entiendo tu nuevo respeto por esta película y todo, pero ¿de verdad quieres que piense en Hannibal 12 y sus habas cada vez que nos besamos? —Buen punto. —Saltó, silenciando la película, que se volvió música en su lugar. Esta vez él se puso encima de mí lentamente, sin apartar la mirada de mi cara mientras presionaba todo su cuerpo a lo largo de mí. Su boca bajó sobre la mía, y el beso se construyó con urgencia otra vez, la misma urgencia inigualable que había sentido en la casa de la piscina. Sus manos exploraron cada centímetro de piel en mis brazos, estómago y pechos. Mis dedos agarraron el dobladillo de su camiseta y la empujé hacia arriba, dejando al descubierto su piel. Levanté la cabeza y corrí mis labios y lengua a lo largo de los duros músculos de su pecho. Físicamente, me sentí completamente vulnerable, como si no tenía intención de parar lo que habíamos empezado, pero mi mente seguía tirando de mi autocontrol, tirando de mí desde el remolino vertiginoso de placer y de vuelta a la realidad. No estaba preparada para esto todavía. Sabía que, una vez que hube entregado todo, estaba arriesgando todo, incluyendo mi corazón. Jude pareció sentir mi indecisión. Sus manos se movieron hasta mi cara, presionó su mano contra mi mejilla y besó mis labios. —Lo siento, Jude. Todavía no estoy lista. —Lo entiendo —dijo—. Me está matando, pero entiendo. —Se estiró a mi lado en el asiento.

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Hannibal: La serie está basada en los personajes y elementos que aparecen en el libro Red Dragon de Thomas Harris, la cual se centra en la incipiente relación entre el investigador especial del FBI Will Graham y el Dr. Hannibal Lecter, un psiquiatra forense destinado a convertirse en el enemigo más astuto de Graham.

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—Ahora que estás libre de nuevo, supongo que vas a irte pronto. Al menos ese es el rumor que he escuchado. —No estaba completamente segura que causó el tema en este momento en particular, pero de repente, lo quería saber. —¿Rumor , eh? Esta ciudad es famosa por los chismes. —Se inclinó y me besó suavemente—. Mira, Eden, sé que esto complica las cosas un poco… Miré hacia su cara increíblemente perfecta. —¿Eso crees? —Muy bien, que complica mucho las cosas, pero al contrario de lo que mi hermana te haya dicho, no soy un completo idiota. —En realidad, ella utilizó la palabra culo más que idiota. —No soy un completo culo —continuó—. Tal vez un culo parcial, pero no uno completo. —Se quedó en silencio y luego extendió su mano y apartó el pelo de mi cara—. Estoy aquí en este momento porque desesperadamente quiero estar contigo. Y como mi hermana puede decirte, no hay muchas personas con las que quiero estar. Todo habría sido mucho más fácil si mi inseguridad inicial hacia el chico se hubiese quedado, pero se había borrado casi desde el principio. De hecho, se había desintegrado tan completamente que me preguntaba si alguna vez lo odié de verdad. Ahora parecía que no había vuelta atrás. Sólo tenía que recordar mantener mi cabeza. Jude se inclinó y me besó de nuevo, una sensación de hormigueo calentó mi piel. Mantener mi cabeza no iba a ser fácil. —Oye, mañana te llevaré a pasear en motocicleta. Si quieres ir, ¿no es así? Vamos a tener que aclararlo con la emperatriz. Pero nosotros sólo podríamos dar un paseo corto. ¿Qué dices? —Uh, déjame pensar... infiernos sí. ¿Tengo que llevar uno de esos geniales cascos Harley? —Sí, es una clase de ley aquí en Los Ángeles. —¡Estupendo!

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14 Traducido por Lauu Corregido por Jessibel

Finley y yo habíamos pasado la mañana intentando tejer. Ella era bastante hábil en eso, pero yo había pasado más tiempo desenredando el hilo en vez de realmente conseguir pasarlo a través de la punta de la aguja. Levanté mi proyecto. —Luce más como una tela de araña que una bufanda. El teléfono de Finley había sonado varias veces durante nuestra sesión de tejido, y en cada ocasión ella lo había mirado y luego colocado de nuevo en su sitio. —Eres una chica popular esta mañana —dije. —Es Max. Quiere que lo llame. Está preocupado por mí. Bajé mi desastre de hilo a mi regazo. —Entonces llámalo. ¿Sabes cuántos chicos ahí afuera dedican su tiempo a preocuparse por nadie excepto de sí mismos? —¿Tres, quizás cuatros? —Finley rió. —Eso es ser generosa. Llámalo. —Lo haré. Cuando tú vayas de paseo con Jude. —Miró disimuladamente hacia mí. —Oh, ¿él ya te preguntó? —Esta mañana. Pero le dije que no muy lejos. Esa cosa es peligrosa. —Tomó su hilo, y sus dedos se movieron rápidamente con las agujas—. Sólo ten cuidado, Eden. —No estaba planeando saltar a la parte de atrás o algo así. Ella paró de tejer. —Sabes a lo que me refiero. Y eso no tiene nada que ver con el paseo.

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—Lo sé. —Habíamos estado sentadas con nuestras piernas cruzadas, y las estiré para despertar mis pies adormecidos—. Todo lo que puedo decirte es que usualmente soy bastante racional cuando se trata de chicos. —¿Alguna vez has estado con un chico como Jude? —No, definitivamente no. —Es por eso que estoy diciéndote que tengas cuidado. A él definitivamente le gustas. Lo he sabido desde el principio, pero mi hermano no ha sentado cabeza con una chica antes. No estaba segura si ella estaba diciéndome esto por mi protección o la suya. Sabía que enamorarme de Jude arruinaba completamente las cosas, y por mucho que no quería echar a perder este impresionante trabajo de verano, nunca había tenido un tipo como Jude interesado en mí antes. Yo era, después de todo, sólo humana. Finley estiró las piernas también. —Como he dicho antes, lo amo, pero a veces él es un asno. —Nota mental tomada. —Desafortunadamente, en cierto modo, sabía en qué me estaba metiendo con Jude. Para un tipo como él esto era probablemente sólo un amor de verano, o ahora que estaba fuera de arresto domiciliario, esto sólo podría ser una aventura de Junio. O incluso una aventura de una semana. Estaba decidida a no volverme loca por el chico. Incluso si él se iba, me quedaría con Finley y sería perfectamente feliz. Con suerte. Me puse pantalones vaqueros y zapatillas de deporte para el paseo. Sólo deseaba haber tenido un par de botas de moto a la moda para combinar con el casco. Y tal vez una chaqueta de cuero con una calavera en llamas en la parte de atrás. Jude estaba enfrente vestido de pies a cabeza de negro y luciendo completamente impresionante montando a horcajadas en su moto. Su sonrisa igualó a mi entusiasmo por el viaje. Ajustó la correa del casco por debajo de mi barbilla y luego se inclinó y me besó. —Vamos, mamá motorista. —Tiré mi pierna sobre el asiento y envolví mis brazos alrededor de su estómago duro como una roca. —Estoy lista para andar. La moto rugió debajo de nosotros mientras doblábamos por el camino bordeado de árboles y a través de las puertas de seguridad. La experiencia fue exactamente como lo había soñado. Se sentía como que estábamos volando, y reía

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como una niña pequeña mientras él tomaba velocidad y aceleraba por la calle. Recorrimos las calles pintorescas de todo el estado. Grandes mansiones señoriales se alineaban a ambos lados de la carretera mientras recorríamos a un mundo tan diferente al mío, era como estar en otro planeta. Y tan hermoso y grandioso como era todo, todavía extrañaba a mi modesta casita y chiflados padres. A pesar de que estaba pasándolo de maravilla y era el verano de mi vida, sentía el dolor constante de la nostalgia. Nos detuvimos en un camino que conducía a un pequeño parque. La hierba era tan verde como un paisaje Irlandés y las flores se alineaban en la zona de juegos para los niños. Aparte de una mujer mayor con un uniforme de sirvienta que observaba atentamente mientras dos pequeñas niñas jugaban en el tobogán, el lugar estaba desierto. Aparcamos la moto y nos bajamos. Jude tomó mi mano. —Hay una genial y pequeña cascada artificial y un estanque al girar por la curva. —Bueno, por supuesto que hay una. Quiero decir, que todos los parques en los que he estado tienen una cascada y un estanque. Caminamos por un sendero perfectamente pavimentado. Un lado de éste estaba bordeado por un pequeño arroyo que parecía como si cada piedra pulida hubiera sido colocada para crear un perfecto flujo del agua. Largas y lisas rocas y una cascada chispeante estaban asentadas en lo alto de la pequeña colina. Caminamos bajo la sombra de un árbol con ramas bien cuidadas que sobresalían como un paraguas enorme. Jude se apoyó en el amplio tronco y me tomó en sus brazos. —Pareces saber exactamente a dónde llevarme… hacia este árbol maravillosamente aislado. Casi como si has estado aquí a menudo antes —bromeé. —Contrariamente a lo que mis traicioneros hermanos apuñaladores de espalda te hayan dicho, no soy un animal. —Él se acercó y me tomó la barbilla entre el pulgar y el índice—. Me gustas mucho, Eden. Y no me gusta mucha gente. No estoy usándote. —¿No? —Levanté mi cara y besé su mandíbula—. Porque estoy totalmente utilizándote por esa maldita Harley en el fondo. —Sí, ya me di cuenta de eso. Pero estoy dispuesto a aceptarlo, siempre y cuando pases tiempo conmigo. Me sobresalté cuando una ardilla viajó a través de una sobrecargada rama, pero estaba segura de que mis nervios tenían más que ver con el hombre de pie delante de mí que con la pequeña criatura del bosque. Me reí de mi tonta reacción.

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—La vida silvestre en Beverly Hills es temible. —Eché un vistazo alrededor—. Me sorprende que no haya más gente aquí. —Las niñeras no han terminado con sus tareas aún. Este lugar se llena en la tarde. —¿Niñeras? ¿Así que las mamás no vienen, sólo las niñeras? —En su mayoría. —Y eso —le dije—, es donde todo este mundo idílico se desmorona. Me acercó un poco más a él. —¿Qué quieres decir? ¿Estás haciendo un comentario social sobre mi gente? —¿Tu gente? Haces un sonido rico y snob como tu cultura. —De alguna manera lo es. —Supongo. Pero, ¿qué es lo bueno de llegar a un parque si no puedes mostrar a tu mamá lo bueno que eres en la escalada del tobogán? Una niñera no le va a dar un grito por sus logros. —Algunas madres tampoco lo hacen —dijo—. ¿Así que crees que todos estamos fuera de contacto? —Por extraño que parezca, no. A pesar de que ustedes tres han crecido en una magnífica casa con todos los lujos que podrías desear y un padre que es sumamente famoso, o como mi padre diría, el dios del rock, Finley, Cole y tú están completamente con los pies en la tierra. Discutes como todos los demás y cuidas la espalda del otro. Al igual que los hermanos corrientes. Incluso podría decirse normal. Incluso las cosas de las que Finley se ocupa son bastante comunes. Todo el mundo tiene ansiedad. Solía entrar en pánico justo antes de los exámenes. Solía presionarme a mí misma tanto, estaba segura que si obtenía algo menos que una calificación perfecta, todo el mundo se disolvería bajo mis pies. Una vez me empujé a un gran ataque de pánico antes de un examen de cálculo y estaba convencida de que estaba teniendo un derrame cerebral. Así que todo el mundo trata su estrés a su manera. Finley sólo lo trata terriblemente. —Froté la palma de mi mano a lo largo de la barba en su mentón—. Supongo que sabes que se culpa por la muerte de su hermana. —Ya lo sé. Nunca importaba lo duro que hemos tratado de convencerla de lo contrario, ella insistió en que lo causó. —Eso es mucho para tragar para cualquier persona. —Él se quedó en silencio por un momento y me sostuvo contra él.

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—Para Fin eso no es sólo ansiedad. Ella puede deprimirse bastante a veces. Ese entusiasmo que tiene cuando está de buen humor puede volverse oscuro en un segundo. Ahí es cuando realmente me preocupo por ella. Pero sé que ella está contenta de tenerte alrededor este verano. —Él me besó—. Hmm, creo que no he besado alguna vez a una chica inteligente. Quiero decir cálculo, maldita sea. Oye, ¿tú eras una de esas chicas escolares que llevaban la falda corta a cuadros y blusa blanca? —En serio, ¿hay algo en mí que dice escuela preparatoria privada? —Supongo que no. —Su boca rozó la mía—. Pero te verías tan malditamente caliente en uno de esos uniformes. —Su largo y musculoso muslo empujó entre mis piernas, y él extendió la mano y tiró de los bordes de mi sudadera de manera que casi me estrellé contra su pecho. Luego sus manos se deslizaron por debajo de mi camiseta y acariciaron mi piel mientras su boca cubría la mía. Mi piel se sentía encendida mientras sus besos se profundizaron, y sus manos exploraban la piel desnuda de mi espalda y hombros. Me incliné hacia delante y me moví contra su duro muslo, jadeando suavemente con el ritmo de su movimiento. Mis manos se deslizaron por sus musculosos brazos y rodearon su cuello. Sentí la necesidad desesperada de aferrarme a él. Su boca se movió por mi cuello y mi cabeza cayó hacia atrás mientras su lengua se movía ligeramente en el hueco de mi garganta. Me moví contra él una y otra vez, a sabiendas de que me dirigía a un lugar donde no podía volver atrás. Mis manos se metieron debajo de la camisa, y rocé mis palmas sobre los músculos de su pecho y abdomen. Todo sobre Jude me hacía perder el control, y mis manos y boca no podían tener suficiente de él. Su mano se desvió a mi cintura y antes de que pudiera protestar, a pesar de que era poco probable ahora, él lo presionó entre mis muslos. Gemí suavemente contra su boca mientras su pulgar se movía sobre la desgastada tela de mezclilla. Luché contra la intimidad de eso por un momento, y mis dedos se tensaron alrededor de sus hombros. —Maldita sea, Valley, necesito tocar cada parte de ti. —Sus dientes mordieron suavemente mi labio inferior—. Sólo relájate. —Incluso su orden susurrada envió estremecedoras olas de calor a través de mí. Me aferré con fuerza a sus brazos mientras me movía contra su mano hasta que la necesidad que había acumalado en el interior envió temblores de placer a través de mí y luego explotó en todas las direcciones. Mis dedos se clavaron en sus duros brazos, y presioné mi boca contra su pecho para ahogar un grito. Envolvió sus fuertes brazos alrededor

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de mí mientras me desplomaba contra él. Me sentí completamente segura en sus brazos. Mis dedos trazaron su fuerte mandíbula. —Me siento un poco egoísta. —Bueno, deberías. —Levanté la vista hacia él, y sonrió—. Estoy bromeando. Ver tu cara, sin embargo, hizo que valiera la pena. —Besó mis labios—. Me hizo desearte más, pero aun así vale la pena. Un rubor caliente subió a mi cara, y presioné mi mejilla contra su pecho de nuevo. —Para que lo sepas, no soy realmente el tipo de chica que hace esas cosas por el estilo en el centro de un parque público. —¿No? ¿Por qué lo hiciste esta vez? —Debido a que estaba contigo. Y no puedo comenzar a decirte lo mucho que me aterra. Él se apoderó de mi cara. —Como he dicho antes, relájate, Eden. Desesperadamente, quería entregarle mi corazón y alma, pero mi lado sensible, un lado que siempre había alzado su cabeza molesta cuando menos lo quería, me dijo que mantuviera los pies en la tierra. —Supongo que deberíamos regresar. Finley y yo vamos a hacer una excursión por los jardines. Él no dijo nada, pero su expresión puso al descubierto sus pensamientos. —Sé que no es mucho, sólo unos pasos alrededor de la propiedad, pero para ella, es una gran cosa. Él asintió. —Ha sido bueno para ella, pero hay tanta confusión en mi hermana, me preocupa que ella no sea capaz de sobrellevarlo. Me preocupa que un día todo salga hirviendo fuera de ella en una erupción masiva. —Entonces tal vez estos pequeños pasos hacia la normalidad están ayudándola a desahogarse. Ayer por la noche, Max la molestó y ella hizo un mohín, pero no lo dejó pasar. Yo diría que lo manejó bien. Tal vez a largo plazo, los pequeños pasos le ayudarán a sobrellevar esto lo suficiente como para evitar cualquier gran bajón. Él bajó su brazo de mi hombro y me sacó de debajo del árbol.

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—Esperemos que así sea, Edén.

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15 Traducido por Mich Fraser Corregido por Jessibel

El viaje de regreso a casa fue impresionante. No había imaginado en todos estos años que un viaje en motocicleta fuera divertido. Jude apretó más mis brazos a su alrededor y después subió por el camino de la entrada hacia la casa. Detuvo la moto en el frente y me estaba ayudando a sacarme el casco cuando se abrió la puerta. Cole estaba de pie en el marco sosteniendo su móvil. Al igual que la noche anterior, cuando llamó a la casa de la piscina, su cara mostraba algo que en definitiva no estaba bien. —¿Cómo es posible que no contestes tu móvil? Jude señaló su moto. —Realmente no puedo contestar un móvil en esta cosa. —Miró más allá de Cole en la entrada y sentí su cuerpo tensarse—. ¿Qué pasa? ¿En dónde está Finley? Cole miró hacia atrás. —Está adentro. Ray llamó. Papá se derrumbó durante su ensayo. Ellos lo llevaron al hospital. Pudo ser un ataque al corazón. —Mierda. —Jude irrumpió por las escaleras y voló hacia la casa. Fui detrás de Cole. Jude tenía en sus brazos a Finley antes de que Cole entrara a la habitación. Ella estaba llorando histéricamente y sin aliento. —Junta tus labios y respira por la nariz, Fin. —Le frotó la espalda, pero ella lloraba tan fuerte que era difícil controlar su boca o su respiración—. Shhh, respira. Papá está bien. Agarré un paño de la cocina y lo mojé con agua fría. Se lo di a Jude y él lo apretó contra su frente. La cara de ella estaba de un rojo brillante y parecía estar cerca de vomitar. Incliné mi cara frente a la suya. —Finley —dije en voz baja—, piensa en tu respiración. Respira por la nariz lentamente. Unos momentos tensos pasaron y Finley comenzó a relajarse. Estaba débil y apenas podía estar de pie, sin embargo su respiración se había desacelerado y ya no respiraba con dificultad.

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—Ray llamará tan pronto como sepa algo —dijo Cole—. Ellos estaban acabando con el ensayo y después papá se puso pálido y cayó de rodillas. Finley empujó su cara contra Jude. —Cole, mantén lejos las actualizaciones hasta que ella se tranquilice —dijo Jude. Finley se alejó de su pecho y sacudió la cabeza. —No, estoy bien. No soy una pequeña niña. —Sus ojos estaban hinchados y rojos mientras miraba a Cole—. ¿Él está sufriendo? —Su voz era pequeña y débil. —No lo sé. Ray en verdad no ha dicho nada más, excepto que una ambulancia lo está llevando a un hospital en Berlín. Jude llevó a su hermana al sofá y su cerdito preocupado se sentó junto a sus pies. Ella le acarició la cabeza con la mano temblorosa. No estaba completamente segura de qué hacer. En definitiva era un momento íntimo entre familia, y por primera vez, me sentí como una extraña. Finley lucía miserable, así que hice lo que me dijeron mis instintos de amistad. Me senté a su lado y no dije ni una palabra. No tenía nada que decir en este momento ya que había muy poca información. Lo único que sabía que debía hacer era sentarme allí con ella en caso de que me necesitara. Una cosa era segura, su hermano Jude era la persona a la que ella se acercaba cuando las cosas se ponían muy mal. Y él sabía exactamente como consolarla cuando estaba angustiada. Al principio, Finley tenía sus brazos a su alrededor como si quisiera meterse en una bola de ella misma y desvanecerse en el sofá. Me sentí innecesaria y fuera de lugar y como su dama de compañía no tenía ningún propósito real a excepción de evitar que se aburriera. Esa sombría realización pesó por mi pecho. Entonces, sin previo aviso, Finley se acercó y envolvió sus brazos a mi alrededor. La abrecé y juntas lloramos. Sin querer quedarse atrás, Some Pig empujó el hocico entre nosotras y resopló suavemente. Al terminar la sesión de sollozos, Finley y yo nos fuimos hacia atrás y ella apoyó la cabeza en mi hombro. —¿Tu papá tenía problemas del corazón o cualquier problema de salud? — pregunté. Un hombre como Nicky King tenía que tener los mejores médicos y la mejor cobertura. —No, nada —dijo Finley débilmente—. Incluso tiene el colesterol bajo para un hombre cuyo desayuno favorito es la carne y huevos.

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—Suena como bajo riesgo a un ataque al corazón —dije. Mis sueños futuros siempre fueron sobre la medicina y como resultado había leído un montón de revistas médicas. En retrospectiva, era una nerd. Finley sostuvo mi brazo con fuerza. —Estoy segura que tienes razón, Eden. Siento mucho haberme enloquecido por esto. Bajé la vista hacia ella. —¿Me estás tomando el pelo? Yo haría lo mismo si se tratara de mi papá. —Gracias, Eden. La atmósfera de la habitación se había suavizado un poco. Jude y Cole se sentaron en el sofá y esperaron a que sonara el teléfono. De nuevo nos encontramos mirando a una pantalla de televisión sin nada. Some Pig resopló dos veces y se sentó frente a la tv como si esperara que se encendiera en cualquier momento. Finley y yo nos reímos y entonces me di cuenta cuán importante era este cerdo para Finley. Era una pequeña bola rosada de encanto. El móvil de Jude sonó y Finley me apretó la mano. La abrecé fuerte. Jude se levantó del sofá. —Hola, Ray, ¿qué está pasando? —Fue hacia la cocina para hablar y Cole le siguió. —Por favor, por favor, por favor. Que esté bien, que esté bien, que esté bien —dijo Finley despacio. Yo no había tardado en descubrir que para Finley las cosas funcionaban si las decía tres veces. Me incliné sobre la mesa de café y golpeé tres veces, algo que vi a mi mamá hacer a menudo, sólo que nuestra mesa era de plástico en vez de madera. Jude regresó al sofá luciendo un poco aliviado. —Le están haciendo algunas pruebas más, pero no creen que sea su corazón. Sólo deshidratación y agotamiento. Finley dio un salto y echó los brazos alrededor de sus hermanos y lloró. Después de una breve interrupción se sentó junto a mí. —Le dije que tomara sus vitaminas. Apuesto que lo olvidó. Cole abrió una lata de refresco. —Nuestro viejo es sólo eso, viejo, pero sigue teniendo las mismas costumbres que cuando tenía veinticinco. Necesita reducir la velocidad, o la próxima vez será peor. —Entonces, ¿por qué no le dices que le diga adiós a los tours? —dijo Jude. —Tú eres el mayor —respondió Cole.

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—Como si papá me escuchara. Generalmente está demasiado ocupado diciéndome qué estoy haciendo mal. —Fue la primera vez que escuché a Jude hablar sobre la relación con su padre y definitivamente había tensión entre ellos. —Bueno, yo planeo tener una larga charla con él cuando llegue a casa —dijo Finley. —Esa es buena idea —dijo Jude—, siempre toma las cosas mejor cuando vienen de ti. —Oh, mierda, con todo esto lo olvidé por completo —dijo Finley sacando su móvil—. Tu mamá quiere que la llames. Lo siento, Eden. —Finley, por favor no te disculpes. Todo está bien. —Todo está bien, pero creo que ella tiene algunas noticias que contarte. Tuvimos una larga charla sobre los ataques de pánico. ¿Sabías que ella los tenía cuando eras pequeña? De todos modos, me dijo que le dijo adiós a la cafeína. — Sonrió—. Tienes mucha suerte, Eden. Es la mamá más genial. Cogí el móvil de ella. —Sabes una cosa, Finley, soy afortunada. —Salí de la habitación y marqué el número de nuestra casa. —Hola, mamá. —Eden —dijo emocionada. Janie y Sophie se escuchaban en el fondo pidiendo por el teléfono—. Está bien chicas, esperen un segundo. Necesito hablar con su hermana. —Edie, nos estamos mudando hacia el bosque y puede haber osos. Dejaré un plato de miel para ellos. Me reí. —¿De qué está hablando, Sophie? Mamá agarró de nuevo el teléfono y Janie gritó. —Tu papá consiguió trabajo en un pequeño restaurante en un lago en el norte. Es una pequeña ciudad turística. —Sigo sin entender —dije—. ¿Cómo puede tener un trabajo tan lejos? —La verdad es que nos estamos mudando allí. El trabajo viene con una pequeña cabina que ya está pagada, por lo que no habrá renta extra. Era demasiado bueno para dejarlo pasar. El verano e invierno son estaciones ocupadas. —Pero mamá, ¿qué pasa conmigo? ¿Hay alguna universidad cerca? Ella hizo una pausa. —Ese es el único inconveniente. —Ese es un enorme inconveniente.

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—Ya se nos ocurrirá algo. —Mi madre siempre fue buena dejando los problemas con la esperanza de que ellos solos se solucionarían. Pero este problema no se iba a solucionar con el tiempo. —Mamá, he trabajado muy duro para entrar a una universidad, y ahora incluso las universidades menores estarán fuera del alcance. —Había sido un día difícil entre mantener a raya mis emociones por Jude y luego regresar con el drama del padre de Jude. Y ahora con la noticia de que mis padres se estaban mudando a una pequeña ciudad, libre de universidades, de repente me encontré con las lágrimas fluyendo por mi cara. —Eden, ¿estás llorando? No llores, cariño. Se solucionará solo. —A menos que esta ciudad esté mudando una universidad, no veo cómo. —Tal vez con el dinero que ganas y con lo de tu padre, podamos aumentar nuestros fondos y enviarte a vivir en algún campus. —Genial, entonces podré vivir en un campus y simplemente no tendré dinero para la matricula. No importa, mamá. ¿Cuándo se van? Quiero verlos antes. —Así que, ¿este trabajo no está yendo bien? Finley sonaba fenomenal. —Me agrada mucho y creo que está funcionando. Pero es temporal, ¿recuerdas? —Y entonces me di cuenta que con el tiempo me iría de aquí y Finley… y Jude. Y ahora estaría viviendo más lejos. Me limpié las lágrimas y aquello sonó ruidosamente en el teléfono. —Oh, pequeña, no quería molestarte. —Tenía que enfriarme o ella estaría lloriqueando en el teléfono y después Sophie y Janie le seguirían. —Estoy bien, mamá. ¿Cuándo debo ir? Puedo coger el autobús. —El gerente quiere que tu padre empiece de inmediato. Estamos dejando los muebles porque la mayor parte son basura y la cabina está amueblada. Este apartamento es nuestro hasta el final de mes, pero saldremos para el próximo sábado. —¿Tan pronto? Hubo una gran pausa. —¿Por qué simplemente no sales de allí y vienes con nosotros, Eden? Es muy agradable allí. Te extrañamos. —También los extraño a todos, pero necesito el trabajo, mamá. Ha sido bueno estar por mi cuenta. —Lo sé. —Su voz sonaba temblorosa como si las lágrimas hubieran comenzado—. No puedes culpar a tu madre por intentarlo.

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—Me tengo que ir, mamá. No quiero ocupar el teléfono de Finley por más tiempo. Saldré en los próximos días para verte. Te amo. Cole estaba tumbado en el sofá y Finley en la alfombra con Some Pig en sus pies y con los perros. Jude estaba fumando afuera. —¿Todo bien, Eden? —Finley estaba en sintonía con mis sentimientos como yo lo estaba con los de ella. —Mis padres se están mudando al norte por algún trabajo. —Me encogí de hombros como si no fuera la gran cosa—. Iré a verlos en unos días antes de que se vayan, si eso está bien. —Claro que está bien —dijo Finley—. El conductor de papá te llevará. —No, estaré bien en un autobús. He ido en muchos. —No seas tonta —insistió y no estaba de humor para discutir por el punto. Cole se inclinó hacia delante y leyó un mensaje. —Papá estará en casa en un par de días. Su médico quiere hacerle un examen físico completo. —¿En serio? No puedo esperar. ¿Cuándo viene? —Tan pronto como lo liberen —dijo Cole—. Eso significa que tendrá que cancelar algunos de los conciertos. —Bueno —dijo Finley—. Me gustaría que los cancelaran a todos. —Su estado de ánimo había cambiado drásticamente. Euforia total había remplazado la desesperación no controlada. Cole movió el pulgar sobre el móvil y sacudió la cabeza. —El internet ya está loco con las noticias. —Se rió—. Aquí una buena. “Estrella legendaria del Rock estuvo cerca de la muerte en un hospital de Bélgica”. Ni siquiera le atinaron al puto país. —Dejó su móvil—. Estoy hambriento. —Podría hacer algunos sándwiches —ofrecí—. También estoy hambrienta. Finley me guiñó un ojo. —Esos paseos en moto en verdad pueden abrir el apetito. Contrarresté su críptico comentario con uno propio. —No tenía idea de lo emocionante que podía ser. —Apuesto que incluso te dejó sin aliento —dijo. —Quieren parar las dos —dijo Cole—. Así que Jude y Eden están saliendo. Me estoy perdiendo lejos de aquí.

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Jude volvió a entrar mientras estaba preparando los sándwiches. Su brazo fue alrededor de mi cintura y mi espalda se presionó contra su pecho. —Finley me dijo que tus padres se estaban mudando hacia el norte. —Sí, supongo que estaré en los altos bosques sin un título universitario. Creo que seré recolectora de piñas o algo así. —Continué haciendo los sándwiches mientras me sostenía contra él. Tenía la esperanza de que la decepción en mi voz no fuera evidente, pero era demasiado duro—. Lo triste es que de niña hubiera matado por vivir en una cabaña en el bosque. Pero ahora, es lo peor que puedo pensar. Él se inclinó y besó el lado de mi cara. —Entonces, simplemente puedes quedarte aquí conmigo, en la casa de la piscina, preferentemente desnuda. —Sí, señor. Se rió y apretó su brazo alrededor de mí. —Lo siento, Valle. No debería molestarte. Todavía tienes todo el verano. Tal vez mi tía pueda encontrar algo mejor para ti. —Inclinó su boca hacia mi oído—. Aunque era completamente serio sobre la parte del desnudo. Le di un codazo para alejarlo. —Atrás, señor. Estoy armada con un cuchillo de mantequilla y sé cómo usarlo. —Así que tu padre vuelve a casa —dije. —Sí. —Suenas mucho menos entusiasmado por la noticia que Finley. —Me alegro que venga a descansar, pero papá y yo no siempre hemos estado en la misma onda. —En cierto modo me enteré de eso. —Puse las rodajas de tomate en los sándwiches. —Papá tenía la esperanza de que iría en el negocio de la música. Tenía talento para la batería, pero me gustó el arte. En verdad me decepcionó tanto que no quise dedicarme a la música. —¿Qué pasa con Cole y Finley? ¿No querían que fueran músico? —Su mayor sueño era que todos entráramos en el negocio de la música. Pero Cole es básicamente de tono sordo. Sin embargo es bueno con las manos, por lo que mi papá le compró una empresa de construcción. Le quería dar una carrera a Cole. Y papá nunca empujó a Finley en cualquier cosa. Siempre la ha tratado como una frágil muñeca de porcelana que solo necesita ser amada.

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—¿La construcción no es lo tuyo? —En realidad, también me gusta la construcción de viviendas, pero no tanto como a Cole, no trabajamos muy bien juntos. —Eso si parece comprensible. —Corté los sándwiches por la mitad—. Sería difícil trabajar lado a lado con un hermano. —Sí, casi hemos llegado a los golpes un par de veces. Le di dos pedazos y caminamos hacia el sofá. —Bueno, Valle, prepárate. Estás a punto de descubrir cómo es vivir con el rey del rock.

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16 Traducido por Mich Fraser Traducido por Jessibel

Muchas personas llegaron antes de que Nicky King aterrizara y un torbellino de actividad inundó la casa. Finley evitó el circo tanto como le fue posible, dejando a Jude y Cole al frente de todo. Por extraño que parezca, en el momento que la limusina se detuvo en frente, la mayoría de la gente se había ido y las cosas se habían calmado. Finley y yo habíamos estado escuchando música y Some Pig salió de la habitación cuando oyó el coche en la entrada. Ella se puso de pie. —Está aquí. Bajemos. Dudé y me di cuenta de que estaba un poco nerviosa de conocer a su papá. No por quién era él, sino por lo que él pensaba de mí o si es que pensaba en mí en absoluto. —Creo que debes ir sola, Finley. No lo has visto por un tiempo y después de todo está el problema de salud y todo. Sus pulseras tintinearon mientras me hacia una señal de que mi pensamiento era tonto. De mala gana, cogió mi mano y nos dirigimos abajo. Todavía oía voces desconocidas viniendo de la habitación de enfrente, sin embargo la multitud había disminuido. —¿Qué pasa si no le agrado? —pregunté. —Eso es imposible. Si a mí me agrada papá entonces también a ti. Nicky King, la estrella que adoraba mi papá, el hombre cuya voz había escuchado mientras crecía, estaba de pie en la cocina con un móvil apretado contra su oreja. Parecía más pequeño de lo que imaginaba y más delgado y también algo más arrugado, pero su presencia no podía ser ignorada. Miró hacia nuestro camino y sus ojos se iluminaron cuando vio a Finley. —Tengo que irme. —Dejó el móvil y tendió sus brazos. Finley corrió hacia su padre y lo abrazó con tanta fuerza que parecía que no tenía la intención de volver a dejarlo ir. Al instante ella rompió en llanto. —Estaba tan asustada, papá.

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Él besó la parte superior de su cabeza. —No fue nada, Fin Fin, estoy bien. Ella lo miró. —¿No tomaste tus vitaminas, verdad? —Ahora lo haré. Lo prometo. Un hombre con un auricular entró a la cocina. —Nick, no pueden reservar todas las habitaciones, sólo la mitad. —Entonces encuentra otro hotel, Ray. El hombre se fue. Finley regresó a mí y me agarró la mano. —Papá, ella es Eden. Él tendió su mano. —Encantado de conocerte, Eden, Finley me ha hablado mucho sobre ti. Bienvenida. —Encantado de conocerle. —Fueron las únicas palabras que pude sacar. Nunca había conocido a una estrella, y tal vez era más porque mi papá había glorificado tanto al hombre, que realmente me sentía tímida y nerviosa a su alrededor. Su móvil volvió a sonar. —Discúlpenme. Finley metió la mano en la nevera por una lata de refresco. —¿Quieres una? —preguntó. —No, estoy bien. Jude entró a la cocina y me di cuenta que mi corazón se aceleró al verlo. Eso pudo ser una cosa mala. Un pequeño músculo de su mandíbula se contrajo mientras agarraba un vaso. Me di cuenta que estaba molesto y básicamente él me ignoró, lo que hizo que mi corazón latiera lento y mi estómago se revolviera. Su padre colgó. —Mira, Jude, si fuiste la razón por la cual Tanya se fuera entonces lo menos que pudiste haber hecho era conseguir otro puto chef. Jude colocó el vaso con fuerza en el mostrador. —En primer lugar, papá, no soy la razón por la cual Tanya se fue. Ella misma fue la razón. Su padre hizo un gesto con la mano. —Sí, sí. Pudiste haber manejado mejor la maldita cosa. —Que te folles a todas las mujeres que te parpadean, no quiere decir que tenga que seguir los pasos de mi padre. Nicky lo miró con más fuerza. —-Supongo que por eso llamaron a un santo maldito después de ti, Jude.

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Finley agarró mi mano y me sacó de la cocina. —No siempre se llevan bien. Jude sabe cómo presionar todos los botones. —Suena como un bonito botón siendo empujado —dije, y me di cuenta que era un comentario que era mejor no haberlo dicho. Finley no respondió, pero era evidente que no quería escuchar nada negativo de su padre. La puerta de cristal se abrió y Jude salió como un rayo. Finley regresó a la cocina, cogió la mano de su padre y lo arrastró hacia el sofá. —Se supone que debes tomarlo con calma, papá. El sofá estaba lleno de desconocidos, dos estaban en sus teléfonos y uno en una portátil. Me sentía un poco incómoda y fuera de lugar ya que Finley estaba ocupada con su padre, así que salí para encontrar a Jude. Él estaba a cientos de metros por delante del camino hacia la piscina. Me apresuré para encontrarlo, aterrorizada que no quisiera verme. Estaba enojado, pero un saludo frío sería desgarrador. No tenía más remedio que hacerle frente a esa triste realidad. —Jude. —Al principio parecía que me estaba ignorando y sentí un puño en el estómago. Pero luego se detuvo y se dio la vuelta. Su cara era un torrente de emociones; ira y tristeza, hizo que me doliera peor el estómago. Sus largas piernas de inmediato cerraron la brecha entre nosotros y me cogió de los brazos para llevarme a un beso urgente. Sus brazos fueron alrededor de mí. Me sostuvo con tanta fuerza que sentí como si mis costillas se rompieran, sin embargo quería que me sostuviera más fuerte. Después de un profundo y largo beso, mi cabeza se sentía como si pudiera flotar. —Siento que las cosas se pusieran feas para ti —dije. —No es nada nuevo. Papá y yo peleamos por muchas cosas, así que siempre tenemos fricciones. Algunas veces cuando las cosas se calman por aquí, en verdad nos llevamos bien. —Sus brazos cayeron y me cogió de la mano—. Sin embargo tengo que advertirte que cuando papá está alrededor, Finley se olvida que todo lo demás existe. Así que no te sientas mal si ella parece distraída o distante. Cree que él es un Dios. Fuimos más allá de la frontera de Finley, por el césped verde. —El hombre tiene presencia. No hay duda de eso. Hay media docena de hombres en esa habitación y tu papá es…

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—¿Cómo un meteorito que acaba de estrellarse en la habitación? — preguntó. Me reí. —Algo así. No sé si es porque mi padre lo puso en un pedestal o qué, pero tenía totalmente atada la lengua cuando me dio la bienvenida. —Definitivamente roba cualquier habitación en la que entra. —Ustedes dos son iguales. Negó con la cabeza. —Usualmente yo sólo atraigo la parte negativa cuando entro en una habitación llena de gente. —No es cierto. —Nos detuvimos en el borde del césped que descendía hacia una cancha de tenis profesional—. Finley mencionó que había una cancha de tenis. Estábamos planeando jugar algún día. Él se sentó y me dejé caer a su lado. —Fin era realmente buena. Tenía una carrera por delante, pero entonces la vida se interpuso. —Su estado de ánimo no fue tan malo, después de lo que me advertiste. —Confía en mí, ella ha madurado desde que llegaste. Papá no la ve tan a menudo porque nunca está en casa, así que cree que el trabajo se hace por sí sólo. —Suena igual que mi madre. De alguna manera, ella piensa que una universidad mágicamente aparecerá en la pequeña ciudad donde se está mudando. La verdad es que nunca ha sido gran fan de la universidad. Mis padres tuvieron que abandonar la escuela cuando mi mamá quedó embarazada de mí. Yo siempre he soñado con ser médica y estoy bastante segura que necesito la universidad para eso. Puso su brazo a mi alrededor. —¿Médico? Estoy impresionado. —No lo estés. A este ritmo, tendré que comprar esos paquetes de juguetes médicos y fingir. —Bueno, esto sonará loco, pero que hables sobre jugar al doctor realmente me excita. —Sí, un poco demente. Sin embargo… —Me puse a horcajadas sobre su regazo y envolví mis brazos en su cuello—. He tenido mucha práctica con mis muñecas y varios peluches que han sufrido enfermedades terribles. —Le di un ligero beso—. Y debo confesar que soy una médica excelente. —Le di otro beso—. Sólo dime dónde te duele. Sus manos se aferraron a mis caderas. —Bueno, Doc.

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Lo besé de nuevo. —Sí. —Verás, tengo este terrible dolor y sólo hay una manera de aliviar mi sufrimiento. Mi boca se movió sobre la de él. —Suena serio. —Muy serio. —Se echó hacia atrás y me acercó más. Mis ligeros besos se intensificaron mientras que una gigante nariz helada tocó la parte trasera de mi cuello. Volé lejos de Jude y aterricé con fuerza sobre mi culo. Butch se sentó sobre sus patas traseras, aparentemente muy satisfecho de haber salvado a su amo de un ataque. Jude miró hacia al perro y se rió. —Creo que no te vas a reír cuando te cobre factura, señor. —Miré hacia la cancha de tenis—. Creo que bajaré allí y miraré por alrededor. Jude se puso de pie. —Iré contigo. Hay un impresionante lugar para besarnos detrás de la caseta de equipamiento. —Y tú sabes esto porque… —Lo sé porque lo he hecho varias veces. —Comenzó a caminar por la colina—. Vamos, te lo voy a mostrar. —Sigue adelante. No estoy planeando caminar —dije. Se volvió hacia mí con una expresión de desconcierto. Me tumbé en el césped, crucé los brazos y rodé por la pendiente, riéndome histéricamente todo el camino. Cuando la inclinación desapareció, paré repentinamente. Jude me estaba mirando. —No es exactamente el comportamiento de un médico. Miré hacia atrás a la colina por la que acababa de rodar. —Habría matado por tener una colina así en mi patio trasero. —Cogí su mano—. ¿A quién engaño? Habría matado por tener un patio trasero. —En el invierno lo podemos usar para deslizarnos. —Eso sería divertido. —Si no te importa que tenga un buen vistazo de tu culo. —Ambos perros se habían unido a nosotros, pero antes de llegar al cemento un fuerte silbido llevó nuestra atención hacia la casa. —Papá te quiere ver, Jude —gritó Cole a través del césped.

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—Mierda. Bueno, te lo mostraré después. El maestro me convoca. **** Hubo una gran reunión familiar y había tenido la oportunidad de pasar el rato en mi habitación y leer. Definitivamente la llegada de Nicky King me había dejado una sensación oscura y de ser innecesaria, sin embargo la primera semana envió algo de dinero a mi cuenta bancaria y después me dio un extra de cien dólares en efectivo. Miré la cosa como si fuera un billete dorado de Wonka. Nunca en toda mi vida había sostenido un billete de cien dólares. Decidí pagar por un taxi para que pasara a buscarme la siguiente mañana sólo para que me llevara a la estación de autobús. Y a partir de ahí, iría a casa. Finley no me necesitaba, por el momento, y extrañaba a mi familia. Quería verlos antes de que se fueran. Finley llamó a mi puerta y se subió a mi cama. —Odio las reuniones familiares. Papá y Jude se la pasan quejándose de todo del uno contra el otro y nada les complace. Creo que Jude tendrá que regresar al trabajo de construcción hasta que —levantó las comillas en el aire—, decida qué hacer con su vida. —Quiere ser pintor —dije. —Lo sé. Pobre tipo. —Rechazó el sueño de él algo insensible. Fue la primera vez que sentí rabia hacia ella—. Se fue en su moto después de la reunión. —¿Lo hizo? —Estaba segura que mi decepción fue evidente, pero Finley no hizo caso. —De todos modos, papá estaba extra enojado por mi tatuaje de un cerdo en mi hombro, pero hice un puchero y lo superó. Su papá era mucho más flexible cuando se trataba de los deseos de ella que de los de Jude. —El agente de papá, Ray, ordenó algo de comida y papá ha invitado a unas cuentas personas más, que en su mundo significa menos de una docena y la mayoría son mujeres. Podríamos pasar el rato con ellos si quieres. —Creo que tu papá tiene que descansar. —Créeme, para él esto es descanso. —Tengo hambre, así que pronto iré. Pensé que ya que tu papá está en casa, podría ir a ver a mis padres. —Definitivamente tienes que verlos antes de que se marchen. El chofer de papá te puede llevar en la limusina.

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—No, en serio, Finley, me siento tonta llegando a mi apartamento en una limusina. Además, me gusta ir en autobús. Tendré a un taxi recogiéndome aquí y llevándome a tomar el bús. Caminaría, pero estoy bastante segura que me perdería. —¿Segura? —Estoy segura. —Bueno, está bien. —Ella saltó de la cama—. ¿Volverás, verdad? —Estaba planeando hacerlo. ¿Si es que quieres? —Absolutamente. Creo que la comida ya ha llegado. Me muero de hambre y ordenaron un tipo de lasaña vegetariana. Caminé pesadamente detrás de ella, molesta conmigo misma por estar tan angustiada de que Jude se haya ido. Era estúpido pensar que él estaría alrededor sólo por mí. Estuvo atrapado aquí por meses y estoy segura de que tenía amigos que no había visto desde hace mucho tiempo. Y sin duda, alguno de ellos eran chicas y ese pensamiento me dejó aún más angustiada. Había muchas voces procedentes de la zona de la piscina y música a todo volumen. Las bandejas de comida se extendían a través de la encimera de la cocina. Nicky King estaba en la cocina con un vaso de cerveza. —Hola, chicas, sírvanse. Hay un montón de comida. —Miró al otro lado del sofá—. Cole, ¿quieres una cerveza? Cole estaba sentado en el sofá con su cabeza hacia un lado mientras miraba a una chica desnuda en una revista. Su padre se inclinó y miró la imagen. —Creo que conozco a esa chica. Cole hizo un gruñido de disgusto y lanzó la revista sobre la mesa de café. — Bueno, te acabas de robar el brillo de la señorita mes de junio. Gracias, papa, tomaré la cerveza. Finley me dio un plato y escogí algo de lasaña, aunque mi apetito había disminuido con la noticia de Jude. —Así que, Eden. Finley me dice que tu padre es fan de Black Thunder. — Incluso después de hablar varias veces en el día con él, el hombre me ponía nerviosa. Me tomó un momento responder. —La palabra fan podría no captar el verdadero alcance de su admiración. De hecho el adora a Black Thunder. Cuando era pequeña y no podía dormir, en lugar de cantarme una canción de cuna cantaba Angel Tears.

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Su risa resonó en las paredes de la cocina. —No lo conozco, pero me gustaría hacerlo. Algún día tendremos que hacerlo. —Como le dije a Finley, sería genial, pero se necesitarían algunos tranquilizantes. Se río de nuevo. —No es de extrañar el por qué te agrada tanto, Finley. Chicas deberían unirse a nosotros en la piscina cuando terminen de comer. —Con eso, tomó su cerveza, le arrojó una lata a Cole y salió. Finley y yo estábamos solas sentadas en el mostrador. —¿En dónde está Some Pig? Echó algo de queso en su lasaña y me dio el paquete. —Odia las grandes multitudes. Le di de comer arriba para que pueda ir a dormir temprano. —Dormir temprano suena como un plan —dije. Tenía tantas ganas de preguntarle sobre a dónde fue Jude o si ella pensaba que se encontraría con alguien. Y a pesar de que había sentido que podía hablar con Finley sobre todo, decidí mantener mis secretos sobre Jude para mí. Parecía lo más inteligente de hacer. Y por el momento, todavía estaba confundida sobre mis sentimientos. Así que en verdad, no había mucho que discutir.

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17 Traducido por Niki26 Corregido por Caile

Había oído el estruendo de la fiesta continuar hasta bien pasada la medianoche, así que la casa estaba en un completo silencio profundo mientras subía a la cama a las siete. Mientras me duchaba y me vestía, me pregunté si en algún momento Jude había regresado a casa anoche. Más razones para solidificar mi corazón contra todo esto. Jude vivía en un mundo tan diferente al mío, era casi ridículo pensar que alguna vez se comprometería con alguien como yo. Me cepillé el cabello recogiéndolo en una coleta y no pude evitar sentirme entretenida por la cara enfurruñada mirándome en el espejo. Estaba emocionada de ver a mi familia y decidí centrarme en llegar a casa. Ayer, por primera vez desde mi llegada, me sentí terriblemente incómoda y fuera de lugar. La idea de ir a casa a un lugar donde encajaba y donde era importante me hizo sentir ansiosa por ver a mi familia. Tal vez me atrevería a decidir quedarme. Tan silenciosamente como era posible, empaqué algunas cosas en mi lona, metí el dinero en mi bolsillo, y me dirigí escaleras abajo. Había dispuesto que un taxi me recogiera afuera de las puertas de seguridad. Jude dobló la esquina justo cuando llegué al descanso. Estaba sin camisa y sudoroso de una sesión de ejercicios en el gimnasio. Sus ojos se abrieron cuando me vio, y bajó la mirada hacia mi bolsa de lona con confusión. —Voy a ver a mis padres —le dije rápidamente. —Espera un minuto. Voy a ducharme y luego te puedo llevar en la moto. —No, está bien. Voy a tomar el autobús. Además, a mi madre le daría un ataque si ella me viera montar una motocicleta. —Tengo un auto. Te llevaré. —No. La decepción cubrió su rostro. —¿Por qué no?

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Pasar tiempo a solas con Jude tenía sus peligros y definitivamente no encajaba en mi plan para mantenerme firme y constante, pero no tenía otra razón. —Jude, tu papá está en casa y estás ocupado. —Miré hacia abajo en el suelo—. Y, la verdad, yo no quiero que veas el lugar dónde vivo. —Mi garganta se apretó alrededor de las palabras. Me sentía tonta y superficial al respecto, pero era la verdad. Jude rozó mi brazo con sus dedos. —Eden, podrías haber salido arrastrándote de debajo de una seta, y yo todavía pensaría que eres increíble. Sus palabras provocaron las lágrimas, y desesperadamente quería saber que lo decía en serio. Pero nuestras vidas eran tan escandalosamente diferentes que no podía evitar sentirme acomplejada por ello. —Me tengo que ir, Jude. El taxi está aquí para llevarme a la parada de autobús. —Me di la vuelta y corrí hacia la puerta principal. Había conseguido calmarme de camino a la parada de autobús. Afortunadamente todavía había tiempo antes de que el autobús llegara, y me acerqué a un pequeño centro comercial cercano. Fui a la farmacia y compré dos muñecas Barbie, un bollo y un café y volví a la parada justo cuando llegó el autobús. Varios de los asientos delanteros ya estaban llenos, así que hice mi camino a la parte trasera y me deslicé en un asiento. El conductor del autobús se bajó para ayudar a un hombre adjuntar su bicicleta a la parte delantera del autobús, y saqué las muñecas para decidir cuál de ellas le gustaría más a Sophie. Janie sería feliz con cualquier cosa, pero el gusto de Sophie era más exigente. Una muñeca vestía ropa deportiva con zapatillas y gafas de sol, y la otra llevaba un vestido rosa de fiesta con volantes. De repente me estaba lamentando no comprar otra con un vestido de fiesta. Podría haber sido más fácil con dos iguales. Yo estaba en la contemplación profunda sobre mis compras de muñeca cuando alguien se dejó caer con fuerza junto a mí. Reconocí el olor de su jabón inmediatamente. Mi cara se volvió hacia él. El sostenía su chaqueta de la motocicleta y su casco. —Hola, Valle, ¿cómo te va? —Él miró a su alrededor en el interior del autobús. Los asientos parecían como si hubieran sido tapizados recientemente, pero la mitad de los cristales tintados tenían grafitis rayados en ellos—. Agradable transporte.

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—Supongo que nunca has estado en un autobús público antes. —Yo estaba en silencio debatiendo si estaba feliz o disgustado por verlo. —En realidad, lo he hecho. Dos veces. Levanté una ceja de incredulidad ante él. —Historias largas y no tan interesantes. Basta decir que una implicó un litro de tequila y otra una fiesta de Halloween que salió muy mal. —Metió su casco entre sus pies. —¿El conductor del autobús puso tu Harley en la rejilla junto con la bici del otro chico? —Ya quisiera. Tuve que aparcar en el estacionamiento del centro comercial. Esperemos que no quede remolcado. Rompí un trozo de bollo y se lo entregué. —Jude, ¿por qué estás aquí? —Razones puramente egoístas. —Se metió el bollo en la boca, masticó y tragó—. He decidido que prefiero pasar el día contigo que con mi papá. Me senté de nuevo y soplé un mechón de cabello de mi cara. —Es amarillo —dije en voz baja. —¿Qué es amarillo? —Nuestro apartamento. Todo el lugar tiene este resplandor amarillo extraño que hace que todo el mundo parezca tener enfermedad hepática. Y es feo y pequeño y mal ventilado. —¿Podrías parar, huérfana Annie? Te dije que eso me importa una mierda. Ahora dime cómo es tu padre. Quiero asegurarme de que no me odie. Los padres siempre odian a los chicos que sus hijas llevan a casa. Lo miré. —¿Me estás tomando el pelo? ¿No has oído que mencioné la obsesión de mi padre con Black Thunder? —Me recosté de nuevo—. Tú viniste directamente de los lomos de Nicky King. Él se estará cayendo sobre sí mismo cuando te conozca. — Jude estaba en silencio y me di la vuelta para mirarlo de nuevo. Su boca estaba apretada. —¿Qué pasa? —le pregunté. Se aclaró la garganta y se tocó el pecho.

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—No es nada. Es sólo que el panecillo trató de volver a subir después de que mencionaste los lomos de mi padre. —Lo siento, no voy a mencionarlos de nuevo. —Apoyé la espalda y miré por la ventana. Decidí dejar de preocuparme porque Jude me acompañe a casa. No había manera de evitarlo ahora. Había una cantidad frustrante de paradas en el camino a la autopista, y el autobús se llenó rápidamente. Dos adolescentes energéticas subieron en la última parada y se dirigieron a la parte posterior. Se sentaron al otro lado del pasillo y miraron abiertamente a Jude. Lanzó una sonrisa encantadora en su camino. —¿Cómo les va? Ellas casi se cayeron de sus asientos con alegría. —Genial —gorjeó una de ellas—. Te ves tan familiar. ¿Estuviste en la fiesta de Sadie anoche? —Sí. —Las señaló—. Tú eres… —Chasqueó los dedos, tratando de convocar a sus nombres. —Soy Katie y esta es Bree —respondió la chica. —Cierto, cierto. Gran fiesta. —Él se echó hacia atrás y miré largo y duro el lado de su cara. Él parecía estar disfrutando esto y sabía muy bien que me estaba muriendo de la curiosidad. —¿Quién es Sadie? —La pregunta ya no se pudo contener. —Ni puta idea. —¿Y sus amigas groupies menores de edad al otro lado del pasillo? —Nunca las había visto en mi vida. —¿Y la fiesta? —Nop. Después, mi padre y yo fuimos por unos cuantos tragos, necesitaba desahogarse. Fui a un bar en Los Angeles, donde algunos de mis amigos pasan el rato. —Él me miró ahora y su mirada verde era sincera—. Sin chicas, Valle. Sólo unos pocos de los chicos. —¿Por qué actúas como si las conocieras? Él se encogió de hombros. —Obtengo el nos hemos conocido antes mucho. Mi padre siempre ha tratado de evitar que nos fotografíen, pero es imposible evitarlo por completo. La gente me

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ve en las revistas y en línea. Entonces me ven y saben que les soy familiar pero no saben por qué. Es más fácil seguirles la corriente. El autobús traqueteaba a lo largo de la autopista, lo que significaba que las paradas se habían terminado y que se dirigiría hacia el valle. Me deslicé en el asiento y Jude hizo lo mismo. —Tus nuevas amigas no te han quitado los ojos de encima —le murmuré a través del lado de mi boca. —¿Se les puede culpar? —Él tiró su chaqueta por encima de nuestras cabezas, y estábamos en nuestra propia tienda privada. Incluso en el espacio oscuro y estrecho por debajo de su abrigo, se veía irresistible. Me incliné y lo besé suavemente en la boca. —Yo no estaba muy segura de esto al principio, pero ahora me alegro de que estés acompañándome. Su mano se apretó contra el costado de mi cara, y él me dio un beso tan largo que todo el aire por debajo de la capa de cuero se puso caliente y denso. Me sonrió en la oscuridad de nuestro refugio de cuero. —Creo que hemos usado todo el oxígeno aquí. —Estaba pensando lo mismo. Arrojó el abrigo, y el olor a humedad del aire del autobús nos golpeó. Apoyé la cabeza en su hombro. —¿Cuánto tiempo se quedará tu papá? Una carcajada brotó de su boca. —No quise decir nada con eso. Tenía curiosidad. No es que sea asunto mío, es solo… Él enredó sus dedos largos y gruesos entre los míos. —¿Solo qué? —Me siento realmente fuera de lugar en estos momentos. Me siento como un empleado que tiene que quedarse en las sombras y esperar a ser convocado si es necesario. —Papá hace que todos se sientan de esa manera. Incluso yo. Se irá en un día o dos y luego las cosas volverán a la forma en que eran. Además, ayer por la noche, cuando estábamos teniendo nuestra estúpida reunión familiar, Finley fue sin cesar sobre lo maravillosa que eras. Mi padre no sabe realmente cómo mostrar

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agradecimiento, pero sé que está contento de que estés ahí para Finley. Es una cosa menos para él que preocuparse. Levanté la cabeza. —No sabes lo mucho mejor que eso me hace sentir. Honestamente, casi me fui pensando en no volver. Me imaginé que no me extrañarían. Levantó nuestras manos enredadas y besó el dorso de la mía. —En cierto modo me diste esa impresión esta mañana. Fue una de las razones por la cual te he seguido. —No levantó la cabeza del asiento mientras rodaba su rostro hacia mí. El vibrante color de sus ojos contrastaba con el negro de sus pestañas. Él era tan hermoso como una pintura—. Tenía miedo de que fueras a desaparecer, y nunca te volvería a ver. Apoyé la cabeza en su hombro de nuevo y apretó sus dedos entre los míos. Por más que intenté resistirme a sus encantos, él siempre parecía saber exactamente qué decir para hacerme caer. El autobús nos dejó a varias cuadras del edificio de apartamentos. El barrio se volvió en feos bloques, los botes de basura se desbordaban constantemente en las aceras, estaba la pequeña mini-tienda de mala muerte, y el lote de construcción. Me había olvidado por completo del lote de construcción. Jude lo notó de inmediato. —Cole mencionó que había un trabajo en el valle. De hecho, él volverá aquí mañana. Su muñeca se siente mejor, y papá lo quiere de vuelta en el trabajo. También voy a comenzar a trabajar. Pero no aquí. Cole y yo trabajando en el mismo sitio simplemente no funciona. —¿Qué pasa con tu arte? Él se encogió de hombros. —Lo haré en mi tiempo libre. En lo que se refiere a papá, es sólo un pasatiempo estúpido mío. —Tu arte está más allá del nivel de hobby. Tiré de su brazo alrededor de mi hombro y me acerqué más. —Gracias, Valle. Me detuve y miré a través del eslabón de cadena. Había habido un gran progreso desde la mañana que había pasado caminando por ahí para comprar la leche. —Vi a Cole de pie en los escalones del remolque una vez.

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—De ninguna manera —dijo—. Qué casualidad. Un mundo pequeño, supongo. —En realidad no. —Eché un vistazo por delante al desvencijado edificio de apartamentos en ruinas. El asqueroso arrendador, sin camisa, estaba lavando su coche fuera. Alguien había tirado un sofá manchado y roto, y lo apoyó contra el contenedor de basura gigante. Las flores que alguien se había tomado el tiempo de plantar a lo largo del camino de entrada ahora estaban de color marrón y muertas. Levanté mi mano y señalé. —Te presento a mi hogar dulce hogar. Me agarró la mano. —Entonces, vamos. Mi paso se aceleró por las escaleras, no sólo porque estaba casi mareada con la idea de ver a mi familia, sino porque toda la planta superior olía a humo. Llamé a la puerta con fuerza. Dos segundos más tarde, mamá abrió la puerta y los penachos de humo se elevaron hacia fuera de la vivienda. —¿Qué está en llamas? —Tu papá está cocinando. —Entonces ella levantó los brazos en el aire y gritó—: ¡Edie! Ella me agarró en un abrazo salvaje y Janie y Sophie me abrazaron alrededor de las piernas. Saltamos en un abrazo gigante, llorando, gritando y riendo. En el momento en que nos detuvimos para recuperar el aliento, Janie y Sophie me agarraron de la mano y me llevaron dentro. Mi mamá miró a Jude. —Hola. —Ella lo tomó de la mano y lo arrastró dentro de un modo similar a Janie y Sophie—. No sé quién es usted, pero espero que le gusten las hamburguesas. —Usualmente me gusta esperar al menos hasta las diez de la mañana antes de ir por mi primera hamburguesa, pero creo que puedo manejarlo —dijo Jude. Papá estaba de pie junto al horno, con el pelo largo recogido en una cola de caballo y en un delantal que nunca había visto antes. Estaba manchado de grasa y salsa de tomate y se veía completamente en contraste con los aros de plata en sus orejas. —¿Es Edie? Llegas justo a tiempo para una prueba de sabor. —Sostenía una espátula con una espesa y goteante carne Patty mientras le daba vuelta. Sus ojos se abrieron como platos cuando miró a Jude. La grasosa hamburguesa Patty con

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cebolla, queso y todo, cayó al suelo. Janie y Sophie rompieron en risitas estridentemente, y mamá se tapó la boca para reprimir una carcajada. Jude contempló la salpicadura de carne en el suelo. —Creo que voy a dejar la hamburguesa para después. —Estoy segura de que podemos conseguirte una sin la impresión del linóleo —dijo mamá. Papá pasó por encima de la hamburguesa caída y se limpió las manos en el delantal. —Santa mierda, no puedo creerlo. Santa mierda. Janie aplaudió y se rió. —Anta mierda. Mamá le disparó a papá una rara y amonestadora mirada. —Lo siento. Santo Cielo, Santo maldito Cielo. Eres Jude King. Jude sonrió y le tendió la mano, lo que era valiente teniendo en cuenta la condición del delantal en donde papá acababa de limpiarse las manos. —Encantado de conocerlo, señor. —Me siento como si te conociera —murmuró papá—. Todavía recuerdo cuando usted montó su primera bicicleta de dos ruedas en el documental que hicieron sobre tu padre. Jude me miró y sonrió. —Aterrador, ¿no es así? —le pregunté. —No, en absoluto. La cara de papá se puso rígida de repente. —¿Cómo está tu padre? He oído de todo, desde un ataque al corazón a una sobredosis de drogas. —Él está bien. Era sólo agotamiento. Está en casa descansando en este momento. Papá se volvió hacia mí y parecía que se hubiera tragado la lengua. —Sí, papá, me encontré con él, y hablamos de ti. —¡Guau! —gritó papá—. Te reuniste con Nicky King. —Él me miró con más orgullo del que yo le haya visto antes.

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—Por cierto, papá, vi mis últimas calificaciones en línea. Me gradué tercera en mi clase. Bueno, no estoy segura de si cuenta ya que no estaba en realidad en la graduación, pero… —Eso está muy bien, cariño —dijo, sacudiendo mis logros escolares para volver a lo que más importaba—. ¿Así que le diste una buena impresión? ¿Practicaste todos los buenos modales que tu mamá y yo te enseñamos? Mamá y yo nos echamos a reír. —Mi papá quedó impresionado. —Jude sonrió por encima de mí, y mi corazón dio esa pequeña sacudida que daba cada vez que él me miraba—. Estamos todos muy impresionados. —¿Es eso cierto? —Mi mamá miraba mi rostro en busca de pistas de qué tan bien las cosas habían terminado entre nosotros. Afortunadamente, había aprendido cómo poner una cara de póquer cuando se trataba de chicos. Sophie agarró mi mano. —Edie, ¿has traído regalos? —Regalos —repitió Janie. —De hecho, lo hice. —Deslicé la mochila de mi hombro, saqué los juguetes, y mantuve las cajas boca abajo—. Elige uno, y ambas tienen que prometer estar feliz con el que elijan. —Lo prometo —dijo Sophie. Agarró la Barbie deportiva. Le entregué a Janie la Barbie del vestido de fiesta y Sophie inmediatamente estiró el cuello para ver si Janie sacó la mejor muñeca. —Oh, me gusta ese vestido —se quejó. —Sophie, lo prometiste. —Eso está bien, mi muñeca es más bonita —dijo Sophie. —No, la mía lo es —exclamó Janie. —Son las mismas muñecas pero con trajes diferentes. —Miré a mamá en busca de ayuda, pero era obvio que estaba contenta de tener un descanso de ellas. Había pasado mucho tiempo cuidando de mis hermanas y después de que me fui, mamá lo había sentido probablemente más que nadie. —Sabía que debí haberle comprado la misma muñeca a cada una. —Entonces ellas se habrían quejado que querían diferentes. —Mamá puso su brazo alrededor de mí y me llevó al sofá. Papá ya había acorralado a Jude en la

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cocina. Lo sentó a la mesa y le preparó una hamburguesa. Los oí hablar sobre la carrera de Jude en la música y su arte. Al parecer papá sabía mucho sobre toda la familia King. Jude se sentó cortésmente en la pequeña cocina llena de humo escuchando a mi padre contarle la narración de la infancia de Jude, probablemente sabiendo más de él que de la mía. Me senté en el sofá, el familiar sofá lleno de bultos con olor a moho, y apoyé mi cabeza en el hombro de mamá. Echó un vistazo a la cocina. Papá tenía la atención completa de Jude. —En primer lugar —habló ella en voz baja para ser ahogada por la estufa crepitante—, él es impresionante. —Sí —le dije con un suspiro. —¿Qué es exactamente lo que está pasando? Pensé que estabas allí para ser compañera de la hija de Nicky. —Lo soy. Finley es muy divertida. Estamos teniendo un gran tiempo juntas. Nunca he tenido una amiga con la que haya congeniado tan rápidamente como con Finley. Y ella tiene un cerdo de mascota. —Ese comentario sacó la atención de Sophie lejos de la Barbie. Ambas muñecas estaban desnudas ahora, y la ropa estaba esparcida por el suelo. Ella saltó en el sofá. —¿Ella tiene un cerdo? —Sí, y lleva camisetas y pendientes como un pirata. —¿Puedes traerlo aquí para que le podamos acariciar? —No, a Some Pig no le gusta viajar. Mamá se rió. —¿Algún cerdo? Le resté importancia a su pregunta. —Es una larga historia. —Sophie se subió en mi regazo—. Entonces, dime más sobre este trabajo que tomó papá. —Hay osos —dijo Sophie. —Es un lugar hermoso, Edie —dijo mamá—. Me gustaría que vinieras con nosotros. Estamos muy entusiasmados con él, pero va a ser muy difícil dejarte aquí sola. —No estoy sola. —Miré hacia la cocina de nuevo.

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—Realmente no has explicado por qué apareciste con el hermano. Yo podía sentir mis mejillas calientes. —Como que hemos congeniado también. Janie saltó a su regazo sosteniendo ambas muñecas. Sophie cogió la de ella de nuevo, aunque ella tal vez agarró la de Janie. Ahora que ambas estaban desnudas, era difícil saberlo. —El hijo de una famosa estrella de rock, ten cuidado, Edie. Que no te rompan el corazón. —Gracias por el voto de confianza, mamá. —Eden, en la medida que a mí respecta no hay nadie lo suficientemente bueno para ti, pero… —Mamá, yo no soy una tonta. Voy a estar bien. Ella puso sus brazos alrededor de mí y me besó en la mejilla. —Yo sé que no eres una tonta. Te extrañé tanto. —Ella me besó de nuevo y luego Sophie y Janie le siguieron. Las tres me besaron por toda la cara hasta que nos estábamos riendo tan fuerte que todas caímos al suelo en un montón. —¡Yeehaw! —El grito de papá nos sacó de la frenética sesión de besos—. Bueno, yo lo he hecho. Jude King, un verdadero devorador de hamburguesas, me ha dado su sello de aprobación en mi hamburguesa con cebolla, queso cheddar y tocino. Estoy llevando esta receta al norte. Creo que le voy a llamar King. —Me siento honrado —dijo Jude limpiándose la boca con una servilleta. Mamá se levantó y bajó la mano para que yo la tome. —Me alegro de que no tengamos que comer más hamburguesas. Mis válvulas cardíacas se estaban cerrando simplemente con oler la grasa. Me acerqué a la cocina. —Bueno, papá, ¿puedo obtener una hamburguesa o mi opinión no cuenta? Quiero decir que yo sé que no soy una King, pero he tenido mi parte de hamburguesas. —En seguida. —Oh, pero papá, no quiero nada de cebollas o tocino o mayonesa. Papá rodó los ojos hacia mí. —Sí, Edie, eres una conocedora de hamburguesa normal.

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18 Traducido por maarlopez Corregido por Caile

Pasamos el resto de la mañana y la tarde hablando, sobre todo, acerca del papá de Jude y escuchando la música de Black Thunder en caso de que Jude no haya escuchado lo suficiente en su vida. En un momento, Sophie y Janie treparon a cada lado de Jude y se durmieron contra él. Era un cuadro que me gustaría mantener en mi mente para siempre. Las despedidas tardaron mucho tiempo, y mamá, Janie, Sophie, y yo lloramos. Ellos se comprometieron a llamar en el momento que llegaran al norte para darme su nuevo número. Salimos al balcón y allí, situada en la calle fuera de lugar como un oso polar en el medio del desierto, había una elegante limusina blanca. Levanté una ceja a Jude. —Vaya, mira eso, mis vecinos los Peterson deben haber comprado una limusina para ir con su chofer. —La experiencia de autobús fue especial y todo, pero ahora si me decido a besarte, no tendremos que escondernos debajo de mi abrigo. —Uh, después de esa hamburguesa con cebolla, eso no iba suceder de todos modos. Sacó un paquete de goma de mascar de su bolsillo. —Estoy preparado para cualquier cosa, especialmente besar. —¡Whooee! —cantó papá desde arriba. Al parecer, él había tomado exclamaciones de vaquero en mi ausencia. Toda la familia se quedó mirando desde el balcón mientras nos deslizábamos en el asiento trasero. Las lágrimas llenaron mis ojos de nuevo mientras los miraba a través de los cristales tintados. Janie y Sophie saltaban y agitaban sus muñecas desnudas en el aire mientras nos alejábamos del apartamento. Jude puso su brazo alrededor de mí. —Sólo voy a decirlo. Tú familia es tan jodidamente cool.

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Me sequé mis lágrimas con el dorso de la mano. —Lo sé. —Me acurruqué contra él. —Mi padre probablemente no será capaz de dormir esta noche o el resto de la semana para el caso. —Tenemos que presentarle a mi papá. —Entonces podría morir como un hombre feliz. Jude, gracias por no decir nada de lo mal que vivo. Besó la parte superior de mi cabeza. —Sólo te hace mucho más impresionante. Aunque no podía haber un lugar más cómodo, acogedor y prestigioso que la parte de atrás de la limusina para besarse, me sentía incómoda con un conductor sentado a pocos metros de distancia. Jude trabajó duro para ocultar su decepción. Trató desesperadamente de convencerme de que la ventana tintada entre el conductor y los pasajeros era opaca y a prueba de sonido. Señalé que una vez que él planteó la separación, el conductor sabría exactamente lo que estábamos haciendo y que sería aún peor. Gané la ronda, y Jude aceptó la derrota como un caballero, un caballero completamente decaído. La combinación de levantarme de la cama más temprano, la parada monótona y seguir el tráfico de la autopista me había hecho lo suficientemente somnolienta como para quedarme dormida con la cabeza en el regazo de Jude. —Hey, Valle, estamos en mi moto. Le dije a Ben que te trajera un casco. —Él me apartó el pelo de la frente, y me senté un poco asombrada por haberme quedado tan profundamente dormida—. A menos que prefieras quedarte en el coche y dejar que te lleve a casa. Dejé caer mis pies en el suelo y me estiré. —¿Dónde está el casco? Sonrió ante mi entusiasmo y metió la mano detrás del asiento. La limusina había atraído la atención de cada persona en la calle, y oí a algunas personas murmurando detrás de sus manos tratando de decidir quiénes éramos. Se veían igual de curiosos en cuanto nos subimos a la parte trasera de la motocicleta. El aire fresco rompió el aturdimiento de mi cabeza, y me abracé con fuerza a Jude ya que fuimos a través de la ciudad para la finca. Pasamos por la casa y llegamos a una segunda entrada a una buena cuadra de las puertas de seguridad. Aparcó la moto debajo de un árbol. Miré hacia atrás por donde hemos venido.

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—Uh, pienso que omitiste una vuelta allí atrás. —Nope. —Se quitó el casco y me ayudó con el mío y luego los arrojó sobre la pared de ladrillo alta que rodeaba el patio. Se agachó y bajó las manos para darme un impulso—. Sólo tienes que agarrar la parte superior de la pared y levantarte. Yo te ayudaré a bajar por el otro lado. —¿Y exactamente por qué estamos irrumpiendo en tu casa? —Puse mi pie en su mano, y él me levantó lo suficientemente alto como para obtener un buen agarre en la parte superior de la pared. Yo me alcé y casi me caí para el otro lado. Él trepó detrás de mí. —Porque, no estoy dispuesto a compartirte con mi familia disfuncional aún. —Nos sentamos en la parte superior de la pared con una visión completa del patio y las pistas. No había nadie, ni siquiera un perro gigante, a la vista. Jude me miró con esa mirada persistente que siempre envía un remolino de calor a través de mí. —Voy a pintarte, Eden. Incluso si no pinto otra maldita cosa, tengo que ponerte en el lienzo. —Saltó y levantó los brazos hacia mí. Me caí hacia adelante en sus fuertes manos, y me bajó a la tierra, asegurándose de arrastrar mi cuerpo lentamente contra él en mi descenso. Cogió los cascos y luego me agarró la mano y tiró de mí en la dirección de la casa de la piscina. Miré fugazmente hacia atrás en la pared que acabábamos de trepar. —Así que, ¿cuántas veces has escalado esa pared? Pareces muy hábil en eso. —Probablemente un par de veces más que a través de las puertas de seguridad. Esa pared es mi capa de invisibilidad. Se me permite entrar en el recinto sin ser visto. —Pero, ¿qué si tu padre está utilizando la casa de la piscina? —Di pasos largos para mantener el ritmo de su velocidad. —Él nunca sale afuera a la luz del día. —¿En serio? —Las estrellas de rock y los vampiros tienen mucho en común. —Si no hay nadie alrededor, ¿por qué estamos corriendo? Mi pregunta no aminoró el paso. —No quiero que Butch y Sundance se enteren de mí. Entonces todo el mundo sabrá que estoy de vuelta.

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La excursión rápida a través del inmenso patio aumentó mi ritmo cardíaco como si estuvieramos corriendo en una pista. —Sí, yo iba a decir que los perros guardianes eran fabulosos, nosotros escalando el muro y todo. —El lugar es simplemente demasiado grande. Necesitaríamos toda una jauría de perros para mantener este lugar seguro. —Yo estaba casi sin aliento cuando llegamos a la casa. Jude no perdió el tiempo al meternos dentro y fuera de la vista. Cerró la puerta detrás de nosotros. Puse mi mano sobre mi pecho para disminuir la velocidad de mi corazón. — Si tuvieras una verdadera capa de invisibilidad, no habríamos tenido que correr. Podríamos haber casualmente paseado por el césped pasando desapercibido. —Supongo que eso es lo que necesitábamos en la parte de atrás de la limusina. —No me perdonarás por eso, ¿verdad? —Pues no. Yo no perdono fácilmente cuando se desperdició una buena oportunidad perfecta de besos. —Él se acercó y comenzó a organizar sus lápices en la bandeja. El día que corrí fuera de la casa de la piscina, insultada y herida, en realidad nunca miré el dibujo que había empezado. Ahora miré por encima del hombro a la lona. Mis ojos castaños se volvieron hacia mí. —Oh, Dios mío, esa soy yo —mis palabras flotaron en un susurro asombrado—. Es como mirarse en un espejo. —Mi cuello y los hombros se habían esbozado en la ligera, pero incluso en los trazos tenues de lápiz, podía ver el contorno de mi cuerpo—. ¿Son mis tetas realmente tan grandes? —Sí, mi ángel de amplias curvas, lo son. —Él se levantó del taburete—. Voy a conseguir la camisa, y te puedes cambiar. Lo seguí hasta el pasillo forrado con bastidores de ropa. —¿Estás seguro de que no debo ponerme uno de esos bonitos vestidos de encaje? —Pasé mis dedos a través de la línea de ropa. —Estoy seguro. —Estaba cerrando la puerta detrás de mí cuando emitió otra orden. —Y Valle, esta vez , pierde los pantalones vaqueros también. Me quedé helada y luego volví y saqué la cabeza. —¿Qué?

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La expresión que me disparó no dejaba espacio para el debate. —Soy el artista, ¿recuerdas? Era todavía más tela que el traje de baño, y, sin embargo, me sentía muy expuesta cuando salí al pasillo. Tiré hacia abajo la camiseta de los hombros para cubrir mis bragas, pero eso sólo sirvió para exponer mis pechos. Jude levantó la vista de la zona del bar y, por un segundo, parecía como si la respiración se hubiera ido de él. Se inclinó hacia atrás y después alzó la copa. — Una pequeña fortificación. —Golpeó el vaso sobre el mostrador y parecía evitar mirar directamente a mí cuando él pasó a mi lado y tomó mi mano. Me llevó a la banqueta y palmeó la parte superior de la misma. Sus dedos callosos empujaron suavemente sobre mis hombros hasta que me metió en la misma posición que antes. Empujó mi cabeza en alto por lo que mi cara se levantó correctamente. Como un verdadero artista, se quedó centrado en mi posicionamiento. Yo era su objeto, su modelo, y nada más, pero parecía tener todas sus fuerzas para concentrarse. Parecía que un movimiento en falso y la tensión climatizada que estaba saliendo de él en olas saldría en todas direcciones. Sus dedos ásperos se apoderaron de mis rodillas desnudas, y ahora era mi turno para mantener la concentración. Sostuve mi parte superior del torso y la cabeza firme mientras sus manos flotaban sobre mis muslos desnudos, separándolos ligeramente, era casi imposible. Respiré profundamente. No podía evitarlo. Sus manos se deslizaron hasta mis tobillos, y puso mis pies en la misma posición que antes, en los peldaños del taburete. Sus largas pestañas protegían sus ojos, y él no veía mi cara. Sus dedos tiraron el dobladillo de la camisa, y todavía sin levantar la vista hacia mí, tomó mi mano y la puso sobre la tela para mantenerla baja. Luego se inclinó hacia adelante y me susurró al oído. —Respira, Eden. Casi me deslicé fuera de posición cuando solté el aliento que había estado conteniendo. A través de la parte posterior de su camiseta, los músculos de sus hombros y la espalda parecían sólidos y fuertes cuando se acercó a los controles de música. Lo encendió, pero bajó el volumen. Luego volvió a su taburete y se sentó. No había levantado su cara para mirarme todavía. Mientras miraba hacia abajo a su bandeja de lápices, que parecía estar calmándose para mirar hacia arriba, y cuando finalmente lo hizo, oí la misma respiración que yo había tenido momentos antes. Tomó el lápiz y una mirada seria y dura como el acero cruzó su rostro mientras arrastraba la mano a través del lienzo.

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El aire frío rozó la piel desnuda de mis muslos y los hombros, pero cada vez que Jude me miraba, un calor abrasador se desplegaba dentro de mí, como si su mirada me acariciara físicamente. Podía sentirlo mirándome, memorizando cada curva de mi cuerpo antes de transferirla a través de sus dedos sobre el lienzo. Varias veces se detuvo a partir de la pérdida de concentración. Él dejaba el lápiz y se frotaba la cara con las manos como si tratara de quitarse de encima lo que se había apoderado de él y entonces tomaba el lápiz y continuaba. —¿Necesitas un descanso? —Eran las primeras palabras que había pronunciado, y su voz sonaba un tanto tensa. —Creo que estoy bien. —Mis palabras sonaron incluso más crudas que las suyas. Dejó caer los lápices en la bandeja. —Necesito uno. Y tengo que mezclar algunas pinturas, entonces puedes tomar un descanso. —Hubo una distancia fría en su tono de voz, casi como si fuéramos extraños. Yo era la modelo que había contratado para pintar, y él era estrictamente profesional. Por desgracia, yo no había logrado empujarme a mí misma fuera de la realidad, y lo único que podía pensar era en tener a Jude llevándome en sus brazos. Me acerqué a la cama, me senté y tomé una revista, fingiendo que estaba de humor para leer detenidamente los artículos. Jude fue a su mesa de trabajo y clasificó todo por colores de pintura y pinceles. Observé cada movimiento de los hombros, los brazos y la espalda sobre la tapa de la revista. El impulso de que me toque aumentaba con cada movimiento de sus músculos. Le eché un vistazo a la zona del bar. La botella de vidrio y el vaso todavía estaban afuera. Necesitaba una copa también. Me acerqué y me serví una copita. Él me miró por encima del hombro, y me levantó el vaso. —La fortificación, de hecho. —Me fui hacia atrás, tragué, y arrugé la cara ante el dolor—. Oh, Dios, esto es horrible. Es como beber un vaso de trementina. —Esa es una botella de whisky de cien dólares. Llené el vaso con agua. —Muy bien, es como beber trementina muy cara. Volvió a su tarea con una sonrisa. El ardor en mi garganta había relevado temporalmente el ardor que había sentido en todas partes hasta que Jude me volvió a llamar al taburete. Esta vez, el

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reposicionamiento llevó más tiempo, y sus dedos parecían reacios a dejar mi piel. La dulce tortura de su tacto, por más ligera que fuera, hizo equilibrio sobre un taburete de un acto de circo. Dos veces, tuve que agarrar sus hombros para evitar deslizarme fuera y eso pareció romper la determinación de Jude también. Durante un largo y tenso momento en el tiempo, ninguno de los dos tomó un respiro. Mientras sus manos empujaron mis muslos, un suave gemido escapó de mis labios. La manzana de adán de Jude se deslizó hacia arriba y hacia abajo con el sonido del mismo. Su determinación se estaba desvaneciendo rápidamente. En lugar de levantar sus manos de mis muslos para desplazarse hasta los tobillos, dejó que sus dedos se arrastraran hacia abajo, en la piel de las pantorrillas, y como no había colocado mis hombros ya, no tuve más remedio que agarrar el borde del asiento para mantenerme firme. —Vaya —chillé. Y entonces, sin previo aviso, se apoderó de mi pantorrilla y presionó mi pierna contra su boca, besando mi piel desnuda. Su boca se movió lentamente por el interior de la pierna, y me agarré de sus hombros como apoyo cuando se detuvo en la suave piel de mi cara interna del muslo. Mis dedos se cerraron sobre su camisa y mis ojos se cerraron. —Jude —susurré con voz ronca. Era la única sílaba que podía pronunciar, pero la urgencia de todo era la súplica que necesitaba. Se enderezó y envolví mis brazos alrededor de su cuello y mis piernas alrededor de su cintura. Su boca descendió sobre la mía mientras me llevaba al sofá. Él me bajó a los cojines, y sus dedos callosos empujaron la camiseta por encima de mis pechos. —Eres tan jodidamente increíble, Eden. —Su boca cubrió mi pecho, y arqueé la espalda para empujarme con más fuerza contra él. Cada centímetro de mi piel se sentía climatizada y enrojecida, y yo sabía que esta vez no había manera de que pudiera detenerme. Yo quería esto tanto como él. Cogí su cara y le insté a besar mi boca. Mis manos se deslizaron bajo su camisa y mis dedos y las palmas allanaron su espalda, sus músculos se tensaron bajo mi toque. Luego sus manos se deslizaron por mi cintura, y sus dedos empujaron mis bragas hasta mis muslos. Nuestra respiración se había sincronizado en cortos y frenéticos arranques. A regañadientes, sacó su boca de la mía. Sus párpados estaban cargados de necesidad mientras miraba hacia mí. —¿Estás segura, Eden? —Sí.

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Buscó en su bolsillo, sacó su cartera y sacó un condón. —Práctico —murmuré. Él sonrió mientras se levantaba. —Lo he tenido allí durante años. —Cierto. Se sacó la camisa por la cabeza y un débil gemido se elevó de mi garganta. Él me miró descaradamente y tragó saliva. Luego se quitó los vaqueros, y esta vez el gemido fue más un grito de asombro. Se dejó caer sobre mí y me besó en la boca a la ligera. —Ahora, ¿dónde estábamos, mi increíblemente hermoso jardín del Edén?

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19 Traducido por maarlopez (de RTL) Corregido por Caile

Nicky King ha dejado el edificio. Esa frase seguía rebotando en mi cabeza al día siguiente cuando el padre de Finley regresó al resto de su gira. Su partida me recordó a la corriente ascendente que siguía a un avión al despegar. Era como si una aspiradora gigante hubiera absorbido la energía y el frenesí que vino con su llegada, y ahora la casa estaba relativamente tranquila. Jude y Cole se habían ido a trabajar a las obras de construcción por separado, y el personal estaba ocupado poniendo la casa en orden. La marcada diferencia en la atmósfera de la casa me recordó mucho de los cambios de humor bruscos de Finley. Y, francamente, después de unos días con su padre en la casa, no era difícil ver por qué tenía tantos problemas. Mis nervios habían estado en el borde todo el tiempo, y si no hubiera sido por Jude, me habría quedado oculta en mi habitación durante la estancia de Nicky King. Ahora que él se había ido, toda la atención de Finley estaba en mí otra vez. Su estado de ánimo había sido brillante y lleno de energía en los últimos días. La encontré en la planta baja, en la cocina, detrás de una pared de suministros para hornear. —Es el día de la cocción de galletas. Max viene esta noche después de que Cole llegue a casa del trabajo. Ha invitado a esta chica, Teresa, con la cual a veces se junta. Ella es una especie de mala calidad, lo cual, por supuesto, es la razón por la que a Cole le gusta. Vive en Westwood con su padre. Tiene alguna relación con la industria del porno, pero no hice demasiadas preguntas. Pensé que podríamos tener una fiesta de la película cookie slash. Estoy segura de que Jude quiere estar contigo. Será como una cita triple. Jude y yo no habíamos tenido mucho tiempo para estar a solas, fue el único escollo que vino con la ausencia de su padre. Pero él se las arregló para tirarme a los rincones oscuros y los pasillos vacíos para darme besos robados. Y me he vuelto notablemente aficionada a esos besos secretos. Finley sabía muy bien que Jude y yo nos habíamos estrechamente unido, pero no tenía ni idea del alcance de

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nuestra relación. Planeaba que siga siendo así. Me parecía menos complicado. — Cookies y una película suena divertido. ¿Qué debo hacer? —En primer lugar, ayúdame a decidir. —Ella levantó tres bolsas—, ¿chocolate, chips de mantequilla de maní, o pedacitos de toffee? Contemplé las opciones, pero la decisión era obvia. —Te sugiero que utilices los tres. Ella me señaló y guiñó un ojo. —Me gusta tu forma de pensar, mi amiga. Se había sentido como si hubiéramos estado separadas y distanciadas un poco con la llegada de su padre. Ella estaba completamente loca por el hombre, y al igual que Jude me había advertido, sólo había tenido tiempo para su papá mientras estaba en casa. Ahora todo había vuelto a la normalidad, y estábamos totalmente en sincronía con los demás. Finley sacó un tazón. Medí el azúcar cuando ella ablandó la mantequilla. Ella sacó los dos ingredientes juntos y se quedó mirando el interior del recipiente. —¿Existen dos ingredientes más buenos que la mantequilla y el azúcar? —No que yo sepa. —Coge dos huevos de la nevera mientras yo busco la vainilla. —Abrió y cerró varios armarios—. Así que, nunca me lo dijiste, ¿cómo fue la visita a la casa de tu padre? Cogí un huevo que se agrietó en el lado de la taza. —¿Jude causó una buena impresión? —preguntó ella. La cáscara de huevo se rompió y algunos pedazos cayeron en la mezcla de mantequilla. —No hay problema. —Sacó los pedazos con una cuchara. —¿Cómo supiste que fue conmigo? Ella se encogió de hombros. —Es sólo una corazonada. Él se había ido para el día, y los dos surgieron casi al mismo tiempo. —Nosotros nos habíamos movido a hurtadillas a través de una pared y por el patio, luego estúpidamente caminamos juntos en la casa pensando que nadie iba a vernos. Obviamente, Finley lo hizo.

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—Está bien, Eden. Me da lo mismo. Para ser honesta, nunca he visto a Jude de tan buen humor. Realmente le gustas. Yo sabía que ella estaba pescando por mi confesión de lo mucho que él me gustaba, pero rodeé el tema. —Mi padre casi se cayó sobre su rostro. Reconoció a tu hermano al instante. A todo el mundo realmente le gustaba, incluso a mi hermana, Sophie, y ella no es fácil de conquistar. —Jude tiene ese método sobre él. Puede encender y apagar su encanto como un grifo, y la gente se enamorara de él al instante. Normalmente, podía leer los pensamientos de Finley, y parecía como si hubiera mencionado la cosa de encender y apagar su encanto para advertirme. Tuve la clara sensación de que estaba advirtiéndome de no tomar mi relación con Jude demasiado en serio. Definitivamente era hora de un cambio de tema. —¿Cómo se sintió tu padre cuando se fue?¿Descansó lo suficiente para la gira? Arrojó las bolsas de patatas fritas en la masa. —Supongo. Traté de decirle que bebiera más agua y comiera mejor, pero él no es realmente el tipo de persona a la cual le puedes hablar para que haga las cosas. Le presenté la posibilidad de ralentizar los tours, y Ray, su agente, casi tuvo un ataque. Mucha gente mira a mi papá como un producto principal. No parecen entender que es el padre de alguien y que se está haciendo demasiado viejo para tantos conciertos. Agarré una cuchara y la ayudé a dejar la masa de galletas cruda sobre la cacerola. —¿Cuándo volverá? —Quién sabe. —Cargó su cuchara y empujó la masa cruda en su boca—. Oh Dios mío —murmuró con la boca llena—, es tan bueno. —Ella hundió la cuchara nuevamente y la colocó delante de mi boca. —Qué pasa con el huevo crudo —le pregunté, y me pregunté por qué siempre tenía que ser tan práctica. Empujé la masa en mi boca. Está deliciosa—. Maldita Salmonella. Vale la pena el riesgo. —Disculpa —dijo Finley—, pero los pollos de Beverly Hills no llevan la bacteria.

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—Eso suena plausible… si habría pollos en Beverly Hills, pero tengo mis dudas sobre eso. Hizo un gesto hacia la televisión. —Tenemos cerdos. —Es cierto. Pero la mayoría de los cerdos se revuelcan en el barro, no en costosas alfombras importadas. Ella se rió y me abrazó. —Te he echado de menos, Edén. Ahora, mientras se cocina, vamos a ver lo que voy a usar esta noche. No he visto a Max en días, así que esto va a tomar un poco de toma de decisión importante. Las galletas casi se quemaron mientras Finley se ponía vestido tras vestido y los comprobaba contra el volumen de bronceado que tenía. —Algunos vestidos van con ciertas cantidades de bronceado. Por desgracia, todavía estoy en el modo semi-turista, lo que significa que mi piel y el color del cabello son sólo unos pocos matices. —Ella me miró—. ¿Trajiste un vestido? —No, los dos que tengo son obsoletos y no se ajustan a una gran cita. Estoy bien con mis pantalones cortos. —Tonterías. —Ella tomó mi mano y me condujo a través del rellano de la escalera hacia el otro lado de la casa. Finley abrió la puerta de una habitación que estaba decorada fuertemente con satén rosa. La cama era redonda y estaba cubierta con unas peludas almohadas blancas. —Es una habitación de huéspedes para las amigas de mi padre. —Abrió la puerta de un armario profundo lleno de ropa y zapatos de mujer. —A veces se quedan más tiempo de lo esperado, por lo que a él le gusta tener un armario para ellas. No te preocupes, todo ha sido limpiado en seco. — Buscó a través de una línea de vestidos coquetos y sacó un vestido corto, sin mangas, de volantes con un top estilo halter. Estaba hecho de una tela de algodón azul increíblemente suave. Ella lo sostuvo delante de mí—. Esto debería quedarte, e irá perfecto con tu piel. Tu piel siempre luce bronceada incluso sin sol, vaya suerte. —Ha pasado un tiempo desde que me he puesto un vestido. Va a sentirse extraño. —Toda la idea en realidad me emocionó, y no podía esperar a probármelo. Finley y yo nos habíamos llenado de degustación de galletas, y no teníamos apetito para la cena. Ella le envió un mensaje a sus hermanos para hacerles saber que estaban por su cuenta para encontrar comida.

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Jude le contestó que iba a llegar tarde, y yo traté de no mostrar mi decepción. Pero por el lado bueno, el vestido encajaba perfectamente y me encantó. Me paré en el espejo y di la vuelta varias veces para hacer girar la falda alegre. Finley asomó la cabeza dentro de mi habitación. —Wow, ¿puedo escoger yo o qué? —Definitivamente es la cosa más bonita que he usado. Me siento femenina por un cambio. Ella se echó a reír. —Por favor, con ese cuerpo, serías femenina en un par de monos de los agricultores. Max está en camino, y Cole está en la ducha. No estoy segura acerca de Jude, pero estoy segura de que saldrá tarde o temprano. Él se va a caer muerto cuando te vea. Durante la primera mitad de la noche yo era una quinta rueda en mi vestido impresionante de fiesta. Me dediqué a devorar las galletas, y finalmente, la tela cremosa y azul estuvo cubierta de migas. Me quedé hibernando en los cojines del sofá, escuchando la conversación y tratando de no pensar en el hecho de que Jude obviamente no tenía especial interés en volver a casa a verme. La amiga de Cole, Teresa, era una de esas chicas que le gustaban atraer la atención de todos en la sala y trabaja incansablemente en ello. Ella fue costosamente vestida pero de una manera pegajosa, y aparte de ser bonita, era difícil de encontrar lo que Cole podría ver en ella. Ella había coqueteado con Max toda la noche. Finley parecía estar lamentándose toda la noche, pero ella mantuvo la calma. Yo estaba cerca de renunciar a la llegada de Jude, pero me quedé en los alrededores por Finley. Había estado tan emocionada por la noche, pero fue desintegrándose poco a poco en un desastre… con la leve excepción de las galletas, que estaban deliciosas. Teresa nos estaba aburriendo con un monólogo de un viaje al centro comercial, cuando los perros saltaron y trotaron hacia la puerta lateral de la cocina. Jude entró. Se le veía cansado y polvoriento por un largo día en la obra de construcción. Y mi corazón surgió al instante. Su mirada verde cansada se dirigió a mí inmediatamente. Yo no estaba imaginando su reacción con mi vestido.

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—Oye, Jude —llamó Teresa entusiasmada. Por la forma en la que había estado actuando, no estaba ni un poco sorprendida cuando ella saltó del sofá en su corta camiseta sin mangas y una falda de jean corta para darle un abrazo a Jude. Él levantó las manos para detenerla. —No quieres hacer eso. Estoy cubierto de sudor y suciedad. Sus hombros se encogieron un poco en la decepción. Jude se pasó los dedos por el pelo mientras se dirigía a las escaleras. —Eden, ¿puedo hablar contigo un minuto? Miré a Finley sintiendo como si yo debiera obtener su permiso antes de abandonarla. Ella pronunció las palabras date prisa hacia mí, y salí al pasillo. Jude ya había desaparecido por la esquina, y cuando me di vuelta, él se acercó y me tomó en sus brazos. —¿Qué pasa con el sudor y la suciedad? —Limpié su barbilla con mi dedo. —Te lo mereces por llevar ese vestido. —Me besó largo y duro, y al instante, me sentí como la mantequilla derretida bajo su toque. Su mirada fue más allá del hambre, y me agarró los brazos con sus dedos de una manera que parecía que no tenía intención de volver a dejarme ir. —Pierde a tus amigos. No te voy a compartir con nadie esta noche. He estado volviéndome loco todo el día pensando en ti. —Levantó un dedo rojo e hinchado donde la uña había comenzado a volverse de color negro—. Y también eres peligrosa. Agarré su muñeca y le besé el dedo. —¿Cómo es eso? Sus oscuras pestañas bajaron, volviendo a su mirada voraz. —Es un comienzo. —No puedo dejar a tu hermana. La chica que Cole invitó ha sido horrible. Ella está encima de Max, y creo que lo está haciendo sólo para provocar a Finley. —Suena como que Teresa no ha cambiado mucho. —Su dedo áspero recorrió la correa de mi vestido—. Finley sobrevivirá. Te necesito más. Y aquí estaba, la pieza principal de la complicación que había pegado a mi rompecabezas de la vida. Estaba aquí para ser compañera de Finley, pero yo dejé a Jude entrar en mi cabeza y mi corazón, y ahora

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estaba siendo dividida entre la responsabilidad y mis propias necesidades. Puse mi mano sobre su pecho y saqué mis ojos de los suyos. —¿Qué pasa? —me preguntó en voz baja. —Por favor, Jude, no me hagas elegir. Si las cosas hubieran ido mejor allí, encontraría una manera de estar a solas contigo. Pero tu hermana me dijo que no me demore. Tengo que volver allí para ella. —¿Y para mí? Nadie tenía derecho a ver qué tan cansado, sucio y atractivo se veía y eso duele. —Por favor, Jude, no lo hagas. —Mi garganta ardía con las palabras. Dejó caer los brazos. Su decepción era palpable mientras me alejaba de él. Me abaniqué la cara para no llorar. Finley miró por encima del respaldo del sofá mientras oía mi regreso. —¿Bajará Jude luego de ducharse? —me preguntó ella. 152

Me encogí de hombros, segura de que si hablaba yo podría llorar. Finley sabía que algo andaba mal de inmediato. Ella se levantó. —Tengo que ir a hablar con Jude un segundo —dijo—. Cole, vayamos al teatro. Pero nada de horror y una teta gigante mostrándose. Algo decente. La detuve cuando me pasó. —No, Finley. Por favor. —Mis ojos se humedecieron, y podría haberme pateado a mí misma por permitirlo—. No pasa nada, está cansado. Ella miró hacia mí a través de su largo flequillo, parecía estar evaluando si en verdad estaba bien o si aún necesitaba tener una charla con Jude. —En verdad, Finley. No es gran cosa. —Si estás segura. Definitivamente estaba segura. Lo último que quería era que Finley se involucre. Jude probablemente cedería sólo porque él no quería molestarla y luego yo iba a tener que vivir con la amarga verdad de que se había visto obligado a sentarse a través de una película conmigo. Finley tomó mi mano y nos dirigimos hacia el ascensor. —Deberíamos haber comido todas esas malditas galletas nosotras suspiró—. Nos hubiesemos divertido mucho más sin los demás.



Alejé las pocas lágrimas que se habían escapado. —Estoy totalmente de acuerdo en eso. Max y Cole discutieron sobre las películas por un tiempo y luego se establecieron en una de las muchas películas de Batman. Cole tiró de Teresa en la tercera fila, y ella se rió salvajemente al respecto. Finley y yo rodamos nuestros ojos por enésima vez. Ella y Max se sentaron delante en la esquina, y yo me senté en la parte de atrás. Probablemente podría haber ido a buscar a Jude, pero yo no iba a correr hacia él. Me puso en un muy mal lugar y quería que lo supiera. Me hundí en mi silla. El aire acondicionado parecía estar abriéndose paso entre la ventilación por encima de mi cabeza, y me levanté para moverme cuando una mano rozó la mía. Miré hacia atrás. El rostro de Jude se disculpó, e incluso en la oscuridad, pude ver que se veía tan mal como yo me sentía. Él hizo un gesto hacia el último par de asientos, en el rincón más oscuro y profundo de la sala. Me senté y él levantó el brazo y me empujó contra él. Alzó la mano y se metió el pelo detrás de la oreja. Bajó la boca hacia mi oído, y un escalofrío agradable bajó en cascada a través de mí mientras hablaba. —Lo siento, Eden. No sé qué me pasó. Es sólo que nunca he deseado tanto a nadie como te deseo a ti. Me ardieron los ojos de nuevo. Había tanto sentimiento detrás de sus palabras, mi corazón dolía por él, y me di cuenta, que una vez más, había pasado ese punto de no retorno. Pero esta vez era emocional en lugar de físico, una realidad mucho más aterradora. Este tipo me pertenece, en corazón y alma, y sólo había dos maneras de salir ahora – felices para siempre o total y absoluta angustia.

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20 Traducido por Drys Corregido por Jessibel

Cuando una noche va mal la elección más sabia es terminarla lo más rápido posible, pero alguien tuvo la brillante idea de hacer chupitos de tequila y todo el mundo había aceptado a regañadientes. Una vez que la película terminó, nos dirigimos de nuevo a la zona de la cocina y nos sentamos frente a la gran televisión con pequeños vasos de chupitos. Las galletas me habían saciado y estaba segura de que los chupitos las sacarían de mi estómago como un volcán. Jude tomó unas cuantas fotos, me llevó alrededor de sus brazos y cerró los ojos. Estaba cansado y sabía que quería que la noche terminara tanto como yo. Pero me lo tragué por Finley. Finley vació un chupito e hizo la misma cara contorsionada que yo había hecho cuando había probado el whisky caro de la casa en la piscina. Max y Cole estaban tratando de superarse el uno al otro, pero Teresa les estaba poniendo en ridículo. Max se relajó y dejó caer su brazo alrededor de Finley. Ella miró complacida, pero un poco incómoda. —¿Saben lo que todos deberíamos hacer el próximo fin de semana? —dijo Max—. Deberíamos hacer un viaje por carretera a Las Vegas. Un silencio se produjo en la habitación, y yo podía sentir los músculos de Jude tensos debajo de mí. Eché una mirada furtiva hacia Finley. Su cara se veía tensa mientras miraba hacia abajo a su muñeca y giraba sus pulseras. Cole no dijo nada. Siempre parecía lidiar con el problema distanciándose y fingiendo que no era gran cosa. Era la forma completamente contraria a cómo Jude lidiaba con ello. Teresa intervino, sin embargo, y con paciencia dijo—: Eso no es muy agradable, Max. Max frunció el ceño. —¿Por qué no?

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Finley cruzó sus brazos con fuerza alrededor de ella, Jude me soltó y se echó hacia delante. —Cole, Teresa ha bebido demasiado. Llama a un taxi. Tenemos que levantarnos temprano para el trabajo. Jude fracasó al intentar frustrar la escena de Teresa. —Debido a que Finley no sería capaz de continuar —dijo Teresa alegremente, y mi estómago se retorció en un nudo. Cole finalmente intervino. Se puso de pie abruptamente. —Vamos Teresa, te voy a llevar a casa yo mismo. Max miró a Finley quien se encogió lentamente sobre sí misma. —¿Por qué no puedes ir, Finley? —Ella odia Las Vegas. Quiero decir, ¿quién puede culparla? El lugar es una mierda —le dije a toda prisa, pero fue otro intento fallido, y Teresa, que era completamente ajena al mal que causaba, continuó. —No, no es eso. ¿No lo sabes, Max? Finley tiene miedo a salir de casa. — Teresa se dejó caer, borracha y completamente satisfecha consigo misma. Finley voló fuera del sofá y salió corriendo de la habitación. Jude corrió tras ella y yo les seguí. En el momento en que llegamos a su cuarto, Finley ya se había arrastrado debajo de su edredón. Estaba escondida en una bola, haciéndola parecer increíblemente pequeña en la cama gigante. Su cabello blanco se asomó por el edredón. Jude se tendió en la cama junto a ella con aspecto cansado, como si esto fuera lo último que necesitaba esta noche. Me senté en una silla en la habitación en caso de que me necesitara, pero con Jude, ella estaba en las mejores manos. — Vamos, Doolittle —dijo—, a quién le importa algo acerca de cualquiera de esas personas. Y si Max no puede tratar con ello, entonces que se joda. Su delgado brazo y su mano menuda aparecieron fuera de la colcha y ella le despidió en silencio. Una leve sonrisa cruzó su cara y me di cuenta de que me estaba enamorando cada vez más de ese chico. —¿Quieres que me vaya , Fin Fin? Ella puso su dedo pulgar hacia arriba en el aire y luego metió su brazo de nuevo bajo el edredón. Incluso a pesar de que estaba en su mayoría oculta, los gestos humorísticos de su mano parecían tranquilizadores. La adrenalina se drenó

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de mi cuerpo. Parecía que estaba manejándolo mejor, y me sentí aliviada. Jude parecía igualmente aliviado. Él levantó el final de su edredón y se deslizó bajo la cubierta. —¿Sigues todavía viva aquí abajo? Finley se rió. —Esta es una invasión definitiva a mi espacio. Fui de puntillas hacia la puerta, estaba muy emocionada de llegar a mi habitación. Había sido una larga noche, y casi había terminado en un desastre. Cerré la puerta detrás de mí y me dirigí al cuarto de baño para lavarme la cara y prepararme para la cama. El vestido azul bonito brillaba de nuevo en mí en el espejo. Fue fácilmente el mejor vestido que jamás había usado. Me recogí el pelo en una cola de caballo y abrí el grifo, justo cuando un suave golpe sonó en mi puerta. —Valle, soy yo —dijo Jude en voz baja. Me acerqué a la puerta y la abrí. El cansancio de toda la noche se mostró en su cara. Él entró, cerró la puerta y se acercó a la silla. Se sentó con fuerza, dejándose caer y estiró sus largas piernas delante de él. —¿Cómo está? —le pregunté. —No estoy seguro. Parece estar bien, pero eso podría cambiar en cualquier momento. Sé que ella no quiere que Max sepa nada. —Honestamente, el chico parecía más preocupado por Finley que asustado por lo que Teresa le dijo. —Sí, puede ser. —Suenas muy cansado —dije. —Estoy agotado. —Levantó sus pestañas oscuras y me miró fijamente. Era muy consciente del ligero temblor en mis manos y mis rodillas. Ningún chico había producido antes este tipo de reacción en mí, y estaba empezando a sentirme totalmente vulnerable en su presencia. —Estaba a punto de cambiarme el vestido. Se me quedó mirando. —Déjatelo. —No quiero que le pase nada a… Él había cruzado la habitación antes de que pudiera terminar. —Dije que te lo dejaras —su voz era profunda y ronca. Sus brazos rodearon mi cintura, me agarró con fuerza contra su pecho, dejé escapar un pequeño chirrido. Me abrazó

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con fuerza contra él con un brazo, mientras que la otra mano caía en mi muslo y luego poco a poco los dedos levantaron el dobladillo del corto vestido hacia arriba. Con un movimiento fluido, puso mi braguitas alrededor de mis tobillos. Me sentí casi desnuda de pie delante de él, en sólo el suave vestido de verano. El aire frío en la habitación se arremolinó alrededor de mis piernas desnudas y debajo de la falda en mi piel. Me dio un beso y luego miró hacia mí. —Después de todo, este ha sido un día de mierda. De hecho, la única cosa buena de este maldito día es que has llevado este vestido, Valley. —Besó mi hombro y me relajé contra él, sus dedos ásperos arrastraron un camino tentador hasta mi muslo desnudo—. Necesito esto, Eden. Te necesito.

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21 Traducido por Niki26 Corregido por Jessibel

La mañana después de la catástrofe de Teresa, Jude y Cole habían vuelto a trabajar y Finley había dormido hasta tarde. Me quedé en mi habitación y leí, en espera de que se despertara. Cuando finalmente lo hizo, en lugar de detenerse en mi puerta para irrumpir, subir en mi cama y decirme cuales serían las actividades de nuestro día, pasó de largo. Me apresuré a la puerta y me asomé. Finley estaba vestida con una sudadera gris sin pulseras ni otros adornos, sólo una expresión sombría. Some Pig le siguió detrás de cerca, muy probablemente preguntándose por qué el desayuno había sido omitido. Le seguí abajo, pero no dije nada, y ella no me miró para hablar. Un frío nudo se formó en mi pecho, y todos los avisos y predicciones de Jude rebotaron en mi cabeza. Todavía me sentía confiada en que Finley podría salir fácilmente de este extraño estado de ánimo oscuro. Al final de ese primer día con la otra Finley, me di cuenta de que yo era por completo una tonta ignorante. En los próximos días, vi a Finley evolucionar de una fuerza pequeña de la naturaleza que podría iluminar una habitación con su energía a una chica retraída y pálida que flotaba por la casa como una niebla sombría. Aparte de su pequeña estatura, pelo rubio blanco y ojos azules, había perdido su brillo por completo, no había nada en Finley que reconociera. Pasaba todo el día acurrucada en una bola apretada, en impenetrable silencio, diciéndole más palabras a su cerdo que a mí. Ella tuvo unas palabras para sus hermanos también, y la tensión de ella se estaba mostrando en gran medida en sus rostros. Su desplome abrupto en la depresión había llevado todo el estado de ánimo de la casa abajo, e incluso Jude y yo apenas nos mirábamos entre sí. Me sentí completamente impotente y completamente fuera de mi elemento. No había nada que pudiera hacer, excepto sentarme y esperar que de alguna manera se levantara fuera de él. Jude y Cole parecían estar trabajando largas horas extras, y estaba segura de que era a propósito para evitar estar en casa. En varias ocasiones, habían discutido

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sobre si debían o no llamar a su papá a casa, pero se comprometieron en solo hacerle saber que ella estaba sintiéndose decaída. Y sentirse decaída era una subestimación enorme. Sentirse decaída vendría de perder su collar favorito. Sentirse decaída vendría de iniciar tu período el día antes de la fiesta en la piscina de clase. Sentirse decaída vendría de olvidar la tarea que pasaste haciendo dos horas en la noche anterior. Finley había pasado mucho tiempo sentiéndose decaída. Ella parecía haber caído en un túnel largo y negro donde la luz no se podía ver en ninguno de los extremos. *** Un golpe en la puerta me despertó de un sueño inquieto. Eran poco más de las seis. Me arrastré hasta la puerta y la abrí. Jude estaba de pie en el pasillo vestido para el trabajo. Se quedó mirando el teléfono en la palma de su mano. Apenas me había mirado a los ojos durante los últimos días, casi como si estuviera avergonzado por toda la situación, o como si sintiera que le ha fallado a su hermana de alguna manera. —Necesitas un teléfono —dijo en un tono que era completamente ajeno y distante—. Puse nuestros números de teléfono ahí. Llama si nos necesitas. Un bulto del tamaño de una naranja se formó en mi garganta. Me habló como si fuéramos extraños, y de repente, quería estar lejos de este lugar y volver con mi alocada pero normal familia. Finley no había estado llevando su teléfono, y yo estaba segura de que ya no estaba cargado. Así que no tenía manera de comunicarme con mi familia. Ellos habían planeado llamarme con su nuevo número y dirección en el momento en que llegaran. Ahora no tenía ni idea de dónde estaban o cómo llegar a ellos y sin duda, estaban preocupados por la pérdida de contacto. En ese sentido, era difícil no estar enojada con Finley por estar tan ensimismada en sus propios problemas que ahora yo era sólo una empleada que estaba allí para mantener un ojo en ella. Por primera vez desde que llegué, sentí que ella estaba lamentando mi presencia tanto como yo me estaba lamentando estar allí. Le respondí a Jude con el mismo tono distante, sólo que tuve que hacer un esfuerzo consciente para hacer que suene de esa manera. —Muy bien. —Tomé el teléfono, pero cuando saqué mi mano, Jude me agarró fuertemente la muñeca. Aún no me había mirado. En su lugar, miró hacia abajo, a sus dedos largos y gruesos que sostenían los huesos frágiles de mi muñeca.

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—Me advertiste —pronuncié en voz baja, pero las palabras parecieron resonar ruidosamente por el pasillo vacío. Él asintió y luego me tomó en sus brazos. Me abrazó por un largo rato sin decir una palabra y luego más rápido de lo que me había agarrado, me soltó y se alejó. *** Tras la misma rutina en los últimos días, Finley salió de su habitación alrededor del mediodía todavía vestido con sudaderas. Yo estaba bastante segura de que ella estaba durmiendo en ellos. Caminamos en silencio las escaleras, y me di cuenta de que ella ni siquiera se molestó con su rutina de tocar la barandilla. El ama de llaves, Tilly, nos recibió en el piso inferior. —Hay un paquete para usted, señorita King. Miré a Finley, pero incluso la noticia de un paquete no pudo descongelar el ceño fruncido permanente ahora empañando su cara bonita. Cogí el paquete que parecía determinada a ignorar y la seguí hasta el sofá donde inmediatamente encendió las telenovelas que había estado observando durante toda la semana. Puse el paquete sobre la mesa delante de ella. —¿Café y cereal? —le pregunté. Ella estaba comiendo sólo pequeñas cantidades, y el cereal parecía ser el alimento que ella aceptaría. Como de costumbre, ella no respondió, así que me dirigí a la cocina para conseguir algunos. El cerdito Some me siguió y cogió un poco de comida en su plato. Nos sentamos allí por varias horas. Finley se quedó mirando la televisión, y leí un montón de revistas. Ya me había cansado de los artículos mundanos y páginas de anuncios. Eché un vistazo a la caja sin abrir. —Es de tu padre. ¿No tienes curiosidad por saber qué hay dentro? —le pregunté con la esperanza de estimular una conversación. Ella negó con la cabeza. —Adelante, ábrelo. Quité la tira de cinta de embalaje. Había una pequeña tarjeta escrita a mano en la parte superior. —He escuchado que estas hierbas son buenas para cuando te sientes mal. Con amor papá. —Leí para ella, pero no obtuve reacción. Había varias cajas fragantes de té de aspecto costoso en el interior, las levanté y miré. Ahora sabía de lo que Jude estaba hablando. Su padre estaba en negación. ¿Té? Pensó que el

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florido olor del té iba a romper la oscuridad que había tragado a su hija de manera completa, era como si sólo la cáscara de Finley existiera. —¿Quieres que te prepare una taza? —le pregunté. Ella negó con la cabeza. Y ese fue el final de la conversación. Después de seis horas de un maratón de telenovelas y dos tazones de cereal, Finley se tumbó en el sofá y se quedó dormida. La cubrí con una manta y me fui al piso de arriba. Había un ordenador en mi habitación que apenas había utilizado porque yo nunca había tenido internet en casa y casi no sabía a dónde ir en línea. Me decidí a hacer un poco de investigación sobre la depresión. No había mucho más que hacer. Una hora en mi búsqueda, me di cuenta de que podría hablar de cualquier enfermedad o dolencia si lees lo suficiente sobre ella. Y el volumen de información flotando alrededor de la depresión era confuso, abrumador y, bueno, deprimente. Estuve a la deriva por el mundo sin fondo de la información por un tiempo. Me hizo bastante somnolienta por lo que me levanté y subí a la cama para dormir una siesta. Acababa de quedarme dormida cuando un portazo me despertó de nuevo. Unos pasos pesados bajaron por el pasillo y la escalera. Tiré mis piernas a un lado de la cama, mientras buscaba mis sandalias, y bajé las escaleras. Unas voces profundas y enojadas desencadenaron en las paredes del pasillo que conducían a la zona de la cocina donde Finley se había quedado dormida en el sofá. Obviamente, ella ya no estaba durmiendo. —No sé por qué carajo me estás culpando por esto. —Rara vez había oído a Cole enojado, y sonaba extraño a mis oídos. —Max es tu amigo. Deberías haberle advertido o haberle dicho que se quedara lo más malditamente lejos posible si iba a ser demasiado para él de manejar —contestó Jude. Un soplo de miedo se quedó atrapado en mi garganta, cogí el ritmo y corrí hacia la cocina. Sólo podía suponer que Finley había salido de la zona de la cocina. No había manera de que estuvieran teniendo esta conversación en su presencia. Jude estrelló una botella de cerveza contra el mostrador justo cuando llegué a la cocina. —Tú y papá son buenos pretendiendo, pero estoy cansado de eso. Estoy cansado de andar de puntillas a su alrededor. Estoy cansado de vivir en el borde de una crisis de explosión. —Jude no se había dado cuenta de que entré en la habitación. Mi mirada se disparó hacia el sofá. Sólo la parte de atrás era visible desde la cocina, y mi corazón se hundió como una bala de plomo en el pecho.

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—¿Crees que no me afecta? —preguntó Cole bruscamente. —Tú la ignoras la mayor parte del tiempo. —Entré en la línea de la visión de Jude, pero estaba tan emocionalmente cargado que el verme no detuvo su griterío—. Ella necesita ayuda, ayuda profesional… Sin saber qué más hacer, agité mi brazo violentamente sobre mi cabeza. Cole y Jude me miraron, tomando nota real de mí por primera vez. Finalmente parecía asentarse en Jude que mi presencia significaba que Finley estaba cerca. Su mirada atónita se disparó hacia el pasillo detrás de mí. La confusión cruzó su rostro cuando negué con la cabeza. Entonces miré hacia el sofá. Some Pig trotó alrededor de la parte de atrás y se quedó con su hocico en el aire. Un silencio cargado de terror llenó la habitación. —Hijo de puta —masculló Jude. El color desapareció de su rostro. El sofá se sacudió y la manta voló sobre el respaldo mientras Finley saltaba de su escondite y corría hacia el pasillo. Jude se abalanzó para detenerla, pero ella gritó y lanzó sus puños hacia él. Sus uñas atraparon su mejilla y cuatro gotas de sangre cayeron por su rostro. Cole siguió a Finley. Jude se quedó en silencio y observó la sangre escurrirse en un patrón sobre su camisa. —Jude —dije en voz baja. Él no respondió ni levantó la mirada. Sus largas pestañas oscuras cayeron mientras cerraba los ojos. La agonía en su rostro era demasiado para soportar. Las lágrimas rodaron por mis mejillas para coincidir con la sangre corriendo por su rostro. Él había sido la roca de Finley. Había sido su apoyo de vida cuando las cosas se volvían locas. Podía sentir su dolor en lo profundo de la boca del estómago. Me acerqué más a él, pero la energía a su alrededor me dijo que no había nada que pudiera decir o hacer para aliviar su agonía. —Déjame limpiar los arañazos —dije con una voz apenas audible. Se dio la vuelta y casi sacó la puerta trasera de sus bisagras mientras salía de la casa. Me senté en el sofá y acaricié a Some Pig en la cabeza. Incluso él estaba sufriendo por todo esto. Momentos más tarde, Cole regresó. Sus esfuerzos habían sido de corta duración y muy probablemente con la habitual falta de esfuerzo. Pero

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era difícil culparlo en una situación en la que ninguna cantidad de esfuerzo traería algún resultado. —Se ha metido debajo de su edredón —dijo con un determinado grado de disgusto. Y era difícil no sentir un alto grado de simpatía por sus dos hermanos en este punto. A pesar de que Finley era la que sufría, también había un sufrimiento severo en ellos. —¿Ella está durmiendo? —le pregunté. Abrió la nevera y metió la cabeza. —Sí, estoy seguro de que sólo llorará hasta quedarse dormida. —Salió con un cartón de leche, lo abrió, olió, y luego vació el contenido en el fregadero—. ¿A dónde fue Jude? —Se fue. —Pensé que él podría. Eso fue brutal. Finley lo tendrá difícil, pero creo que Jude lo tendrá más difícil. —Cole agarró una caja de galletas de la despensa—. Iba a traer a Max conmigo esta noche, pero a decir verdad, parece un poco asustado por todo. No creo que se diera cuenta de la cantidad de cosas con las que Finley estaba tratando. Sé que le gusta, pero a nadie le gusta tomar el equipaje de mano de otra persona. Todo el mundo tiene su propia mierda que con la que cargar. —Se comió un puñado de galletas y luego tiró la caja sobre el mostrador. Some Pig resopló las migajas que Cole había dejado caer—. Esto tiene que ser duro para ti, tú, trozo de jamón echado a perder. Infierno, la sola mención de jamón me hace darme cuenta que estoy muerto de hambre. —Él me miró—. Sé que ustedes dos han estado comiendo nada más que cereales estos dos últimos días. Tienes que estar hambrienta también. —Un poquito. —Entonces, ponte una sudadera y te llevaré a este gran lugar de hamburguesas en la calle. Si no hay fila, podemos comer y estar de vuelta en una hora. —No —dije—. No quiero dejar a Finley. —Ella está durmiendo. Además, no está sola. Le dejaremos saber a Tilly que estaremos de vuelta en un rato. —Él me lanzó una sonrisa comprensiva—. Sé que has estado atrapada aquí viendo telenovelas todo el día. Finley tiene siempre la misma rutina durante sus tiempos de parada. Estoy seguro de que podrías utilizar una hora fuera de aquí. Por muy tentador que sonaba una gran hamburguesa y un tiempo lejos, tenía dudas.

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—Déjame ir a ver a Finley primero. Necesito llevar arriba a Some Pig de todos modos. Probablemente esté cansado. Cole asintió, pero no se veía muy contento. —Pero date prisa. Tengo hambre. Subí las escaleras con Some Pig siguiéndome de cerca. Hasta los últimos días, había disfrutado de cada minuto con Finley. Había esperado cada día sabiendo que estaría lleno de, al menos, tres grandes ataques de risa. Pero ahora temía verla. Odiaba ver este lado de ella. No tenía ni idea de qué decirle, y la conexión que había llegado tan al instante y con fervor desde el principio se había perdido. Eso me molestó más que nada. Llamé a la puerta, pero no hubo respuesta. Some Pig tenía una caja de arena y la cama de paja en un armario gigante en el dormitorio de Finley. Bajé la vista hacia él, y al igual que un niño pequeño, parecía estar haciendo lo que mi madre siempre se había referido a como la danza pipí. Abrí la puerta sin hacer ruido, y el cerdo trotó a su pequeña habitación y desapareció en el interior. Finley parecía diminuta en su gran cama enterrada bajo las capas de mantas de felpa. Me acerqué de puntillas y con cuidado saqué la cubierta. Tenía la cara roja de tanto llorar, pero ella dormía profundamente. Fue increíble la cantidad de sueño que necesitaba en este estado. Metí la manta en torno a ella, apagué la luz, y salí de la habitación. Con suerte, una larga noche de sueño podría aliviar el dolor de lo que había sucedido con Jude. *** El restaurante de hamburguesas de mi barrio tenía sillas tambaleantes de plástico, comida envuelta en papel, y la fina capa distintiva de grasa en todo, incluyendo el dispensador de servilletas. En el barrio de Cole, el restaurante de hamburguesas era más una boutique que un restaurante. Las hamburguesas de diez dólares eran entregadas en una canasta rústica pero elegantes. Una servilleta de lino acunaba la canasta y el refresco llegó en una copa de vino espumoso. Pero después de los primeros bocados, se me ocurrió que la inmersión grasienta servía mejores hamburguesas. Cole devoró la suya en cuestión de minutos, y le entregué la mitad de la mía. —Aquí. Es demasiada hamburguesa para mí.

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—¿Estás segura? —El sándwich estaba a medio camino de su boca. —Positivo. —No sé cómo ustedes, las chicas, subsisten con tales cantidades pequeñas de comida. —Se llenó la boca con la hamburguesa. Los eventos de la noche sin duda no habían alterado su apetito. Se limpió la boca con la inmaculada servilleta de lino—. Así que supongo que tú y Jude tienen algo. Su comentario me tomó por sorpresa, y no estaba segura de cómo responder. Sobre todo porque realmente no tenía idea de si fuéramos una cosa. La actitud de Jude hacia mí parecía haber cambiado tan drásticamente como los espíritus de su hermana. —En verdad, no tenemos algo —dije finalmente, y me di cuenta que mis palabras eran tristemente ciertas. Por mucho que me hubiera gustado que haya una cosa, me había metido en algo mucho más complejo de lo que imaginé. La relación difícil y frustrante que tuve con Chandler en la escuela había sido bastante sencilla. Bastante temprano había descubierto que Chandler quería estar conmigo con tal de que nadie de importancia lo supiera. Al principio, había estado dispuesta a aceptarlo porque me había enamorado de ese tipo, y ¿quién no quiere estar con el chico más popular de la escuela? Pero mi corazón no estaba en riesgo con Chandler. En el fondo, yo lo sabía, y había sido fácil dejarlo ir. Pero con Jude, mi habitual confianza, las defensas habituales que puse alrededor de mi corazón se habían desintegrado con su primer beso. Supe desde el principio que nada sobre la relación era bueno o sólido, pero me dejé caer por él. Cole se tragó lo último de su cola. —Yo no estoy al tanto de eso. Creo que es algo para mi hermano. Por supuesto, desesperadamente quería preguntarle por qué pensaba así, pero entonces nunca había pensado en Cole como alguien que era bueno en la lectura de los sentimientos de otras personas. Sus pensamientos parecían girar en su mayoría en torno a Cole. Decidí cambiar de tema porque éste estaba empeorando mi mal humor. —Cole, ¿no crees que deberían dejar a tu papá saber que las cosas están mal? Se recostó en el asiento. —Sí, probablemente. Supongo que Jude y yo hemos estado posponiéndolo porque papá por lo general nos echa la culpa cuando Finley está alterada. Luego regresa con su séquito, y sólo causa más caos.

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—Antes que nada, me gusta tu padre, pero no puede haber nada más injusto que el que los culpe tanto por la depresión de Finley. Ella necesita un poco de ayuda profesional y un médico. Tomó las papas fritas de su canasta, pero este tema parecía haber arrojado una curva en su aparentemente interminable hambre. —Creo que mi papá ha tenido tantos problemas con las drogas a través de los años, incluso con la cosas de las prescripciones, que piensa que todos son malos ahora. —Pero todavía bebe. Él se rió entre dientes. —Lo sé, irónico, ¿no? —¿No podrías convencer a tu padre para que vuelva a casa sin su gente por esta vez? Finley lo adora, y él puede ser justo lo que necesita para sacarla de esta. Era raro ver a Cole sumido en sus pensamientos, pero él parecía estar teniendo en cuenta mi sugerencia. —Puede que tengas razón. Voy a hablar con Jude sobre ello y ver lo que piensa. Mientras salíamos del puesto, Cole miró su teléfono. —Eh. Hay tres llamadas perdidas de Jude. —Marcó a Jude—. No contesta. Había dejado el teléfono que Jude me dio en mi mesita de noche. Cole me miró y nuestros pensamientos no podrían haber sido más claros si hubieran estado flotando alrededor de nuestras cabezas en negrita. La hamburguesa hizo un salto completo y una maroma en mi estómago a medida que corríamos hacia la puerta de la camioneta. Cole corrió por la calle hacia su casa. Mis dedos se cerraron con fuerza alrededor del resto del brazo en el coche ya que mi intuición me decía que lo peor había pasado. La tensión y el miedo pulsaban alrededor de Cole también. Vimos las luces rojas intermitentes antes de llegar a las puertas de seguridad. Me temblaban las manos y la sangre se drenó de mi cabeza mientras sus neumáticos chirriaron por el largo camino de entrada a la mansión. Un camión de bomberos, el coche de la policía y la ambulancia estaban bloqueando la curvada calzada. Una simple camilla estaba siendo empujada a la parte trasera de la ambulancia.

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Cole estacionó la camioneta de golpe en el parque y saltamos fuera del auto. Jude apareció de repente en la parte trasera de la ambulancia, luciendo pálido y en estado de shock. Tan pronto como nos vio, la rabia añadió un poco de color a su rostro. —¿Dónde mierda han estado? —dijo. La expresión que me disparó casi hizo caerme de rodillas en la angustia. Jude me culpaba de esto. —¿Qué pasó? —preguntó Cole. —Finley tragó un puñado de pastillas para dormir de papá. —¿Está todo bien? —preguntó Cole. —No lo sé. La están llevando a bombear su estómago en estos momentos. Llamé a papá. Él está en camino. ¿Por qué le dejaron sola? —Una vez más la pregunta estaba dirigida directamente hacia mí. Cole no saltó en mi defensa, y lo único que pude hacer fue llorar. Jude se dio la vuelta. —Me voy en la ambulancia. Sigan en el camión. A través de un mar de lágrimas, me encontré detrás de Cole en el coche y me desplomé en el asiento delantero. Me dejé caer en una niebla de desesperación, preguntándome si todo esto estaba sucediendo realmente. Al principio, el trabajo de verano parecía como un sueño hecho realidad. Era una manera de hacer dinero, obtener un sabor de la independencia, y no podía negar la diversión del lujoso estilo de vida, algo que estaba completamente fuera de mi alcance en la realidad. Pero se había deslizado rápidamente en una pesadilla desgarradora. La cruda realidad del alcance de los problemas de Finley fue sólo la mitad de ella. Me había enamorado de Jude, y ahora, él me había mostrado sin ninguna duda a interpretaciones erróneas que no signifiqué nada para él. Si lo hubiera hecho, nunca me habría visto ni hablado como lo había hecho. Ahora quería nada más que estar lejos de este trabajo y esta familia. Cole no había dicho ni una palabra, y era mejor así. Estaba tan enojada con él por no decir nada en mi defensa. Pero la persona que más me avergonzaba era yo. Había decepcionado a Finley. Había fracasado en mi trabajo. Incluso si era un trabajo que estaba fuera de mi nivel de habilidad, fallé miserablemente y no había nada que odiaba más que eso. Finley ya estaba en el interior para el momento en que llegamos a la entrada de la sala de emergencia. Jude le había seguido hasta la sala. Debido a que era familiar, a Cole le permitieron pasar por las puertas dobles, pero yo tenía que estar en la sala de espera.

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Mis extremidades se sentían pesadas, y la cabeza me palpitaba de llorar mientras me hundía en una silla de la sala de espera. Había cuadros agradables en la pared, y alguien había coordinado un esquema de color de rosa y azul, con arreglos de flores falsas y muebles tapizados. La última vez que había estado en una sala de espera fue cuando Sophie tenía tres años y se había caído y roto la barbilla. Ella había necesitado doce puntos de sutura y se había desangrado tanto que estaba segura de que iba a morir de ello. Me acuerdo de estar sentada, sosteniendo la mano de mi padre, y sentirme enferma del estómago por la preocupación. Y recuerdo que odié la sala de espera fría, lúgubre y llena de gente. No habíamos tenido dinero ni seguro médico, y mamá había apretado un paño contra la barbilla de Sophie mientras papá nos llevaba al otro lado de la ciudad a través del irritante tráfico al hospital del condado. Con la cantidad de sangre que cubría la ropa de mamá y la de Sophie, estaba segura de que la llevarían directo a través de la puerta y con un doctor. Pero en un hospital del condado, en su mayoría atendían las lesiones que amenazaban la vida en primer lugar, y eso significaba heridas de bala. Parecía que había un montón de ellos ese día, y había esperado con ansiedad para que ayuden a mi hermana pequeña. Fue uno de los peores días de mi memoria, y sin embargo, no había sido nada en comparación con el día de hoy. Jude estuvo tan ocupado castigándome, que nos había dejado con poca información. No tenía idea de en qué condición estaba Finley. Sentada allí, con los brazos cruzados con fuerza contra mi estómago revuelto y una sombría sensación amarga inundando mi pecho, de repente supe cuan mal Finley se sintió en los últimos días. Incluso cuando las cosas se habían hundido de la peor manera, y mi familia y yo habíamos pasado varias semanas viviendo en el coche, no experimenté esta sensación de desesperanza total y absoluta. Se drenó toda la energía de mí, y quería rodar hacia un agujero oscuro o caer en un sueño profundo y sin fin… al igual que Finley había querido. Casi no moví ni un músculo desde que me senté, y cuando Cole entró en la habitación, yo estaba completamente tiesa por estar sentada tan quieta. Me tomó un poco de esfuerzo empujar la silla y ponerme de pie. Cole tenía una apariencia decididamente mejor y más relajada que la que tenía una hora antes cuando hubo agarrado el volante con tanta fuerza que pensé que iba a salirse con sus manos. —Ellos bombearon su estómago, y va a estar bien. Me eché a llorar sin darme cuenta de lo aterrorizada que había estado.

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Cole puso su brazo alrededor de mí, y presioné mi cara contra su hombro. Oí unos pasos entrando en la sala de espera. Reuní mis fuerzas y me volví hacia Jude. Su piel apenas había recuperado su color. —Eden, lo siento. —Su voz era baja y ronca y cada palabra causó que el dolor en mi garganta creciera—. Tenía miedo y exploté y… Tragué saliva y traté de producir mi tono más frío. —¿Cómo está Finley? Al parecer, mi intento fue exitoso. Jude me miró como si le hubiera abofeteado. —Ella va a estar bien, y creo que finalmente conseguirá la ayuda que necesita. —Me alegro de ello. —Fue duro como el infierno sonar sin emoción cuando todas las emociones que jamás había sentido se arremolinaban dentro de mí—. Tengo que ir al baño. —Me acerqué a su lado sin darle tan siquiera una mirada. Él se disculpó, pero no había manera de que tomara sus palabras de vuelta. Sus palabras de enojo habían rebanado a través de mí como una cuchilla de hielo, y no había manera de recuperarme del golpe. Me dirigí a través de las dos puertas automáticas y bajé por la pasarela que conducía a la calle. Me encantó mi tiempo con Finley, al menos, la versión original de Finley, y Jude había sido la primera persona con la que sentí que le podría dar mi corazón. Pero en lo que a mí respecta, mi trabajo de verano con la familia King había terminado.

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22 Traducido por Drys Corregido por Jessibel

Milagrosamente, encontré un taxi sin mucho esfuerzo, y pagué por un viaje de regreso a la mansión. Le dije a Tilly que Finley se encontraba bien, pero tuve que volver a recoger algunas cosas suyas. Miré a Some Pig. Se había hecho un ovillo en su cama. Él levantó su hocico mientras lo besaba en la cabeza y luego me fui a mi cuarto a empacar mis pocas pertenencias en mi roto bolso. El único lugar al que pude pensar en ir fue nuestro viejo apartamento. Todavía tenía una llave, y técnicamente, pertenecía a mis padres por unos días más. No tenía idea de cómo encontrar a mi familia, pero era una chica grande y me gustaría entender las cosas una vez que llegara allí. Todavía estaba enferma y entumecida por el desamor, pero lo superaría. Los instintos de supervivencia que había desarrollado a través de mis años tumultuosos de la infancia me habían enseñado a hacerlo. El taxi me dejó en la parada del autobús, y tiré de mi capucha de la sudadera sobre mi cabeza y me dejé caer sobre el banco para esperar el siguiente autobús. Sin querer, mis pensamientos volvieron al día en que Jude había ido conmigo a ver a mis padres. Nos pasamos todo el día juntos, y fue ese día cuando lo vi fuera de su mundo de lujo y privilegio, que supe que valía la pena enamorarse. Me había horrorizado ante la idea de verlo en nuestro apartamento en mal estado, pero él nunca mostró ni una pizca de shock o pena por la forma en que vivía. Y terminamos ese día con el segundo intento fallido de pintarme, un intento fallido que hizo que mi piel se calentara sólo de pensarlo. Una ráfaga de aire me empujó la capucha hacia atrás. El autobús había llegado. Una vez más, mis extremidades se sentían llenas de plomo. Cuando recogí mi bolso y subí a bordo. Esta vez me fui a los asientos de atrás. Mi único temor era que el propietario se hubiera aprovechado y hubiera alquilado el apartamento. En ese caso, tendría que encontrar un hotel barato para vivir, tenía un poco de dinero en el banco de mi primer cheque de pago, pero el pago del hotel se lo comería rápidamente.

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El viaje en autobús parecía interminablemente largo, y suspiré con alivio cuando finalmente paró cerca de la mini-tienda familiar. Di un paso dentro de la pequeña tienda. El gerente de la tienda parecía sorprendido de verme. —¿No te vas con tu familia? —me preguntó. Puse la leche y un periódico en el mostrador y negué con la cabeza. Le pagué y vagué por la acera más allá de la tranquilidad, el sitio de construcción estaba oscuro. Dudaba que Cole estuviera trabajando a corto plazo, pero evitaría ir más allá por si acaso. Estaba segura de que Jude nunca le dijo que mi familia vivía cerca. Los televisores parpadeaban a través de las finas cortinas desgastadas, cubriendo las ventanas del apartamento, y podía oír a los Spencer en uno de sus festivales habituales. Subí laboriosamente las escaleras y estuve feliz de ver que nuestro apartamento estaba completamente a oscuras. El olor a humo flotaba en el aire de la sala fría y vacía. Encendí la luz y comprobé que la electricidad no había sido cortaba. Parecía desolado y sombrío sin Sophie y Janie corriendo alrededor con sus risitas y esponjosos calcetines. Mi asqueroso sofá-cama con bultos, todavía estaba en el centro de la habitación, y no podría haber parecido más atractivo. Mamá había empacado todas las sábanas y mantas, así que me quedé en mis pantalones vaqueros y una sudadera. Bebí una taza de leche para calmar el dolor que quemaba un agujero en mi estómago y luego me arrojé al sofá lleno de bultos y se hundió en un agujero gigante. Tiré de la capucha sobre mi cabeza, acurrucada en una bola, y lloré hasta quedarme dormida. No podría haber sido mucho más allá de las seis de la mañana cuando un fuerte golpe me arrancó de un sueño profundo. —Edén. —La profunda voz de Jude hizo eco a lo largo del balcón del segundo piso. Golpeó la puerta de nuevo—. Eden, déjame entrar por favor. Necesito saber que estás bien. —Hubo una larga pausa que le siguió pero no había oído que sus pasos se alejaran—. Por favor, Eden, Finley me está preguntando por ti. Su voz bajó, y había tristeza en su tono, lo que hizo que casi me propulsara desde la cama a la puerta. Pero me quedé tranquila como una estatua en el centro del colchón desgastado, ni siquiera me atreví a respirar. Me preocupaba que si me dejaba respirar, rompería mi decisión e iría con él. Hubiera dado cualquier cosa por

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arrojarme en sus sólidos brazos reconfortantes, pero había desgarrado mi corazón en dos partes la noche anterior y no había manera de reparar el daño. Finalmente sus pasos pesados golpearon el balcón y la escalera. Su moto se alejó, y él se marchó fuera de mi vida para siempre. No tuve tiempo para permitirme el lujo de regodearme en la angustia y la autocompasión. Necesitaba un trabajo y un lugar dónde vivir. No tenía manera de ponerme en contacto con mis padres, pero en cierto modo, me pareció como una buena cosa. Estar por mi propia cuenta había sido liberador, y por una vez en mi vida, me sentí como si pudiera dar forma a mi futuro en la forma que yo quería que fuera. Además, tenía que ser mucho más cómodo para mis padres tener una boca menos que alimentar. Extendí el periódico en el colchón y leí las ofertas de trabajo durante mucho tiempo antes de encontrar un trabajo prometedor como camarera del restaurante que ofrecía alojamiento y comida gratis en el negocio si estaba dispuesta a abrir el lugar a las seis de la mañana. Era al otro lado de la ciudad en una sección bastante desagradable de Los Ángeles, pero no podía ser exigente. Había trabajado en un restaurante durante mi primer año, y aunque el trabajo era duro, no era del todo horrible. Cogí el teléfono. No había sido desconectado todavía. Llamé y me dieron una entrevista con el dueño, un hombre llamado Billy, que tenía un acento sureño y al que le gustaba usar la contracción en las palabras. Mi mayor problema era la falta de un armario. Entré en la habitación de mis padre, era la primera vez desde que había regresado. Las pocas ropas que dejé en el armario de mamá se habían ido. Aparte de la cama y el tocado, habían dejado vacía la habitación. Me decidí a dar un paseo abajo a la tienda de segunda mano y recoger algunas cosas. El casero estaba subiendo las escaleras con dos chicos. Sus ojos se abrieron como platos cuando me vio en la parte superior. —Eden, tus padres me dijeron que estabas lejos por un trabajo de verano. —Lo estaba, Sr. Deeter. —Eh, estaba pensando en alquilar el lugar. Si te vas a quedar, voy a necesitar una fianza. —No voy a quedarme, pero según mis cálculos, mis padres todavía tienen este lugar hasta el sábado.

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Abrió la boca para protestar, pero realmente no tenía nada que decir. — Tienes que irte el sábado entonces. ¿Está bien si le muestro a estos dos el apartamento? —Sí. —Bajé las escaleras, y cuando los sobrepasé, el Sr. Deeter me detuvo. —Casi se me olvida. Tus padres me dieron un número de teléfono en caso de que te viera. —Buscó en el bolsillo y sacó varios trozos de papeles arrugados. Los revisó hasta que encontró el que necesitaba. Había un número de teléfono garabateado en él. —Muchas gracias. —Tenía que darme prisa y encontrar un vestido, así que podía coger un autobús a través de la ciudad. El emplazamiento de la obra ya estaba en pleno apogeo, pero como era de esperar, no vi el camión de Cole. Corrí mientras me dirigía a la tienda de segunda mano. Tenía el número de mis padres, y los llamaría tan pronto como llegara al apartamento. Si el trabajo de camarera no funcionaba, por lo menos tendría un lugar al que ir.

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23 Traducido por Mich Fraser Corregido por Jessibel

—Bueno, he comprobado las referencias que me diste y ellos lo confirmaron. El gerente del restaurante tenía grandes elogios para ti —dijo Billy. Era un hombre mayor con un esponjoso cabello gris y ojos amistosos. Un hombro se le inclinaba un poco hacia abajo como si su espalda estuviera permanentemente curvada o como si tuviera una pierna más corta que la otra. —Trabajo duro y soy puntual. Me estrechó la mano. —Te creo. Te ves como una chica que no miente. —Gracias. Así es. Billy se dio la vuelta por el mostrador, se sirvió una taza de café y después me ofreció una. Era pasada las nueve y sólo había tres clientes en el lugar. Las cabinas estaban cubiertas de un vinilo color amarillo bastante horrible y el suelo de baldosas blancas estaban raspadas con negro, sin embargo el lugar parecía limpio. Un hombre alto, con una red de cabello en su cabeza casi calva y con un tatuaje de águila cubriendo su brazo, empujó los alimentos desde la ventana de la cocina. Sólo había una chica esperando en las mesas. Ella parecía estar en sus veintes y me seguía sonriendo como si necesitara a alguien urgentemente para ayudarla. —La habitación de arriba no es mucho, pero tiene una pequeña cocina y agua caliente en la ducha. Sin embargo, tengo que advertirte que no hay mucha presión de agua allá arriba. —Suena bien. Suena como un hogar para mí. Él levantó la cafetera y fue hacia el extremo de la barra para volver a llenar la taza de un cliente. —Y necesitas empezar mañana a las cinco. Prepararás las cafeteras, las servilletas y los utensilios. Garth, el cocinero y Rick el lavavajillas, vienen a las seis. Es entonces cuando tienes que abrir. Y aunque no lo parezca el lugar se llena a tope a las seis de la mañana y después de nuevo al medio día. Sólo servimos el desayuno y el almuerzo. El vecindario no es lo suficientemente seguro

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para estar abierto por la noche. Cerramos los lunes, por lo que ese día es tu día de descanso. —Suena muy bien —dije. Billy me miró por un momento y después sonrió y me tendió la mano. — Bueno, te vez muy joven, pero pareces una gran trabajadora. Bienvenida a bordo. La camarera aplaudió y saltó hacia nosotros. —Esperaba que aceptaras. — También me dio la mano—. Soy Charlene, pero me puedes decir Charlie. —Hola, soy Eden. —Te mostraré la habitación de arriba. —Billy miró fijamente la bolsa de lona que había llevado conmigo. Nunca desempaqué y la había cogido por si acaso—. ¿Puedes empezar ahora mismo? —Sí, puedo. Estoy sin casa. Me indicó un conjunto de escaleras en la parte trasera de la cocina. —Dieciocho años es muy pronto para estar por tu propia cuenta —dijo Billy mientras subíamos las escaleras. Se rió entre dientes—. Al menos lo es en estos días. Yo estaba por mi cuenta a los dieciséis, pero los tiempos eran diferentes. —Mis padres se mudaron al norte y realmente no quería mudarme con ellos. Abrió una pequeña puerta. —Aquí tienes. La cama es muy cómoda. —Se veía más como un sofá cama, era una clara degradación a la cama de Finley—. Desafortunadamente —continuó Billy—, ya que la habitación está arriba, se pone demasiado caliente en el verano. No es tan malo en este momento, pero una vez que lleguemos a temperaturas de tres números, lo será. Por otra parte, ya que está en el segundo piso es seguro dormir con la ventana abierta. El teléfono en el restaurante sólo cuenta con llamadas locales, pero aunque no lo creas, todavía hay una cabina de teléfono en la esquina. —Sonrió—. Uno de los últimos dinosaurios. Pero me imagino que eso no importa. Sé que toda la gente más joven tienen celulares. —Al igual que la casa, estoy sin móvil. Parecía más sorprendido por mi falta de móvil que de casa. —Bueno, asegúrate de usar la cabina de teléfono durante el día. Como ya he dicho el vecindario se pone un poco áspero por los alrededores cuando se pone el sol. —Permaneceré en el interior durante la noche. —Sería una promesa fácil de cumplir. No es como si tuviera un lugar al cual ir o amigos a los cuales visitar.

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La gran cama estaba en la esquina de la gran habitación y después de un pasillo había una cocina con una tostadora, cafetera y una parrilla. Incluso había una pequeña nevera. —Creo que esto funcionará muy bien. —Me acerqué a la ventana y miré hacia afuera. Había un sitio de construcción no muy lejos y un remolque estacionado. Afortunadamente no había ninguna señal de Kingston colgado en él. —Están construyendo un desarrollo de viviendas de bajo costo para ocho familias a lo largo de la calle. Es uno de esos grupos de caridad, Hope for Homes o algo por el estilo. Sin embargo ha sido bueno para el negocio. Esos tipos realmente llegan hambrientos. Todos ellos vienen pisando fuertemente con sus botas de punta de acero alrededor del mediodía. Es cuando las cosas se ponen locas abajo. Sin embargo tendrás ayuda de los demás. Además de Charlie, hay una chica llamada Megan que en general está por aquí a las siete. Ella llamó y dijo que estaría en la multitud del almuerzo. Es pequeña pero trabaja duro. Creo que las dos se llevarán muy bien. —Miró a su alrededor—. Bueno, dejaré que te instales. ¿Puedes comenzar el turno de las once? —Claro.

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Billy se fue y me senté en el borde de la cama y miré alrededor. Al igual que la parte baja del restaurante, el lugar estaba decorado muy simple pero limpio. Sin duda nada parecido al trabajo que acababa de abandonar, pero más cerca al estilo de vida al cual estaba acostumbrada. Sólo necesitaba un trabajo duro y un poco de independencia, así pronto olvidaría todo sobre Finley y Jude o las malditas cosas. Me dejé caer sobre la cama y miré el techo también cubierto por amarillo. — Correcto —murmuré para mí misma—, esto es todo lo que necesito. *** La cabina del teléfono estaba cubierta de grafiti, un olor agrio salía desde la esquina. Era un bar de aspecto desagradable que tenía sus ventanas cubiertas de negro y parecía estar abierto a las diez de la mañana. Me tomó un par de intentos abrir la puerta de la cabina y traté de no tocar nada dentro de ella. Mi primera compra sería un móvil. Mamá contestó en un tono ansioso. —Hola. —Mamá, soy yo. Ella rompió en sollozos. —Estábamos tan preocupados. ¿Qué pasó? Llamé, te llamé pero no hubo respuesta. —Bueno, las cosas se pusieron algo locas. Pero estoy bien.

Podía escuchar a papá al fondo, preguntando un centenar de cosas. —¿En dónde estás? —preguntó mamá, finalmente recomponiéndose. —Estoy trabajando en un restaurante en el este de L.A. es una larga historia y no tengo mucho tiempo; es que estoy en un teléfono público. Pero tan pronto como tenga algo de dinero, compraré un móvil de prepago y te llamo de regreso. ¿Cómo van las cosas por allá? —Genial. ¿Por qué no vienes aquí, Eden? No quiero que estés sola. —Su oferta era tentadora y como siempre oír su voz me puso nostálgica. —Si esto no funciona, iré allá. Pero primero tengo que intentar. —Lo entiendo, Edie. Pero por favor vuelve a casa si las cosas no salen bien. —Lo haré. Te amo. Llamaré tan pronto tenga mi propio móvil. Trata de no preocuparte y besa a todo el mundo por mí. —Colgué y me pregunté que tan mal lo tomaría papá por la noticia de que ya no trabajaba con Nicky King y que su sueño de conocerlo estaba desaparecido junto con mi trabajo de verano. *** Megan, una morena con demasiado labial y ojos azules, sin duda era un poco ruda como Billy había advertido, pero no algo que no pudiera manejar. Ella, sin embargo, parecía que yo no le gustaba al principio. —¿Ves este delantal con la M en él? —Señaló Megan con su uña color rosa— . Es mío. Así que no lo toques… nunca. —Voy a intentar mantenerme lo más alejada de él —dije, reprimiendo una sonrisa y preguntándome si era en serio o una broma. Ella era difícil de leer. Charlie se deslizó cerca y puso los ojos en blanco. —¿Y por qué ella iba a querer tocar ese viejo delantal tuyo, Meg? —Porque es el mejor delantal que tenemos. —Aparentemente, ella estaba hablando enserio—. Por eso lo marqué con una M. Ahora, ve y llena los recipientes de servilletas, Eden. La multitud del almuerzo estará entrando por esa puerta en cualquier momento. —Ella fue abajo del mostrador y sacó un paquete de servilletas—. ¿Sabes cómo llenarlos? —Creo que puedo descubrirlo. Charlie fue hacia nosotros con una bandeja con un salero y pimentero. —Por cierto, Meg, él tampoco vendrá hoy. —Lo sé. Lo comprobé antes. El día estará triste por aquí. —Megan empezó acomodar los vasos limpios en el bastidor.

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Abrí el paquete de servilletas. —¿Quién es él? Charlie comenzó a acomodar la sal y pimienta a lo largo del mostrador. — Este tipo de ensueño que trabaja en el sitio de la obra. Los chicos que trabajan allí en su mayoría son voluntarios, por lo que no siempre aparecen. —Pero cuando él viene. —Megan dio unas palmaditas al taburete del mostrador—, aquí es donde se sienta. —Ella me lanzó una mirada fría—. Y es mi cliente, así que manos fuera. —¿También pusiste una M sobre él? —pregunté. La risa de Charlie se detuvo por el ceño fruncido de Megan. —Bueno, no es justo que siempre lo quieras, Meg. —Charlie me miró—. Aparte de guapo, realmente da buenas propinas. —Sólo recuerda que es mío. —Megan nos señaló con su dedo—. Fin de la discusión. Me concentré en mi tarea del servilletero, con la esperanza de que Megan terminara con la demanda de los delantales y clientes. El tiempo pasó rápidamente mientras nos preparábamos para la fiebre del almuerzo. Y como si fuera una señal, un grupo de hombres y mujeres repletos de polvo entraron a través de la puerta al mediodía. Hacía más de un año que no servía una mesa, pero después de algunos tropiezos y algunos más, encontré el ritmo. Hacia el final del turno, mis pies estaban cansados, mi delantal sucio y mis bolsillos llenos de propinas. Estaba contenta y emocionada hasta que Megan se acercó para amortiguar el ánimo. —Oye, volví a dar agua en una de tus mesas en la esquina mientras estabas ocupada con otro cliente —dijo Megan y sabía exactamente a dónde iba esto—, así que la mitad de la propina es mía. La miré. —¿De verdad? ¿Piensas que volver a llenar los vasos de agua vale lo mismo que ir y llevar la comida? —Maldita sea, claro que lo hago. Me encogí de hombros. —Me parece muy bien, porque mientras deambulabas en la parte posterior mandando mensajes a tus amigos, llené el agua a tres de tus mesas. —Me acerqué y toqué los extremos de cada mesa a la que había servido—. Así que supongo que la mitad de cada una me pertenece. La boca de Megan se torció a un lado. —O podríamos dejarlo —dije.

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Megan tartamudeó sobre su respuesta. —B… bien. —Pisoteó más allá de la zona de la cocina. Charlie me dio un guiño y un pulgar arriba. —Está de extra mal humor porque su hombre no vino y es difícil saber si alguna vez volverá. —Charlie comenzó a limpiar mesas y bancos y cogí un paño para ayudarla. Tan rápido como la fiebre había comenzado, la cantidad de hombres en el mostrador bebiendo su café se redujo—. De hecho, ella pensó que tenía una oportunidad con él, supongo. Megan rebota de chico a chico con la esperanza de algo más, pero hasta ahora no tiene suerte. —Ella me miró con la nariz arrugada—. Para ser honesta, creo que ella los asusta. —Después de lo que acabo de ver, no lo dudo. —Metí mi trapo en el cubo de agua caliente con jabón y lo exprimí. Charlie hizo lo mismo. —Sin embargo este tipo no parecía del tipo de ser intimidado. Realmente caliente, con buena actitud. —Se rió—. Lo hiciste bien hoy. Creo que Billy hizo una buena elección. Él viene de vez en cuando para comprobar el lugar. Su artritis está empezando en él. De todos modos, Megan se autonombró la jefa de aquí. Yo sólo le sigo la corriente. —Probablemente eso es más fácil —dije aunque no sería capaz de soportar demasiado de ello. Ya había decidido simplemente mantenerme lo más alejada de ella. —Oye, mi novio vendrá por mí. Iremos a ver una película. ¿Quieres venir? —Es muy amable de tu parte, pero para ser sincera, estoy quebrada. Creo que iré arriba, ducharé el olor a patatas fritas y me dejaré caer en la cama. Ella comenzó a recoger las botellas de kétchup. —Te acostumbrarás a estar de pie. ¿Qué hacías antes de esto? No sabía cómo responder y en verdad no era un trabajo que se podía explicar con una sola palabra o incluso una sentencia para el caso. —Era una especie de persona de apoyo. Sé que suena raro, pero técnicamente eso es lo que era. Las cejas perfectamente depiladas de Charlie se levantaron en confusión, pero ella siguió con el tema. —De todos modos, me alegro que estés aquí. —Inclinó la cabeza hacia donde estaba Megan en la cocina. Bajó su voz a un susurro—. Se estaba poniendo algo difícil con la señorita mandona. —Gracias, Charlie. Estoy contenta de trabajar aquí. —Terminamos. Megan se fue antes de que todo estuviera hecho, pero estaba tan contenta de que se fuera. El novio de Charlie, Cody, fue por ella y yo subí.

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Billy me había dicho que podía comer lo que quisiera de la cocina, así que me hice un sándwich de queso y subí a mi habitación, pensando en el primer sándwich de queso con Finley. Antes, cuando Billy me mostró el lugar, parecía sencillo, limpio y habitable. Ahora parecía aburrido y triste. Me senté en la cama y me di cuenta de lo solitario que era el lugar después de que cerrara. El tráfico zumbaba cada pocos segundos. Mi vida había pasado de miles millas por horas a cero en menos de un mes. La presión del agua de la ducha era tan mala como en mi apartamento amarillo, pero en casa no hubiera tenido que preocuparme por el olor a comida grasienta en mi piel. La televisión era vieja. No había libros o revistas. Levanté la colcha de la cama y me arrastré abajo. Pensé en Finley y en cómo se encontraba. Y pensé en Jude y que nunca volvería a verlo y lloré hasta quedarme dormida.

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Después de tres días de trabajo, como cualquier nuevo animal de la manada, había pautas entre Megan y yo. Ella había hecho varios intentos de demostrar que estaba a cargo, pero al igual que con las propinas, nada de eso funcionó. Así que sólo decidí ignorarla con una mueca de vez en cuando y un gruñido de desaprobación. Por el contrario, Charlie y yo, nos llevábamos muy bien, incluso si ella tendía a ser un poco tonta a veces. Charlie y yo nos movíamos mecánicamente a través de nuestra rutina mañanera, hablando y riendo y tomando ventaja de una hora antes de la llegada de Megan. —Sabes, Cody y yo iremos al club esta noche y hay un amigo que se está muriendo por conocerte —dijo Charlie mientras limpiábamos los servilleteros—. Trey es un total bombón y te encantará. Son el uno para el otro. Terminé de apilar los menús y dejé caer el resto cerca de la caja registradora. —Es realmente genial de tu parte que pienses en mí, Charlie, pero estoy en una especie de recuperación. —Oh, cariño, no tenía idea. ¿Fue una mala ruptura? Tenía que pensar en la pegunta. Era difícil definir como ruptura algo que no fue relación de verdad, pero mi corazón sufrió de igual forma. —Digamos que fue complicado y definitivamente algo que no quiero volver a vivir. La puerta se abrió y Megan entró deprisa como si un demonio la estuviera persiguiendo. —Mierda, ¿por qué él tenía que venir hoy que mi cabello se ve como una mierda? —Corrió por delante de nosotras al baño en la parte de atrás. Charlie miró hacia la ventana. —Su chico de seguro apareció en el trabajo. No habrá forma de lidiar con ella el día de hoy. La multitud de la mañana era ligera así que Megan estaba demasiado ocupada con su cabello y maquillaje para prestarle demasiada atención a los pocos clientes que tenía. Sus clientes habían esperado una cantidad ridícula por su

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comida y ella había desaparecido inmediatamente después de decir los especiales del día frente a los hombres. En el momento en que ella los entregaba, la comida estaba fría y yo había tenido que lidiar con las quejas. Megan salió a la parte trasera sin el delantal y se puso una nueva capa de brillante lápiz labial. —Cubre mis mesas un segundo —dijo—, voy a salir a conseguir el periódico. —Salió de la cafetería tan rápido como había entrado. —¿Un segundo? He estado cuidando tus mesas toda la mañana —dije. Charlie sacudió la cabeza. —Esa chica nunca ha leído un periódico en su vida. Sólo quiere ir más allá de la construcción para llamar su atención. Algo así como un pavo real. Me reí. —Bueno, por el bien de ambas, esperemos que pronto la invite a salir. Algo me dice que es una chica que se obsesiona por un chico. —Cogí la cafetera para volver a llenar las tazas en las mesas de Megan. —¿Eso crees, genio? Un poco más tarde, Megan llegó paseándose, tarareando para sí misma mientras recogía el delantal. —Ese fue un buen periódico —bromeó Charlie—. No se puede dudar. Preparando el almuerzo la multitud fue la misma. Megan se mantuvo revoloteando en la ventana para mirar afuera mientras que Charlie y yo tomábamos relevo. Un día como estos era divertido, sin embargo si este chico decidía aparecerse en el sitio todo se podía poner mal muy rápido. Obviamente, Megan era del tipo de persona que se aprovechaba que el propietario rara vez comprobaba las cosas. Y no tenía reparos en dejar que Charlie y yo hiciéramos parte de su trabajo. Sin embargo yo no lo iba a soportar mucho tiempo. El cocinero, Garth, rara vez pedía ayuda, pero me ofrecí como voluntaria para ayudarlo a cortar los tomates y lavar la lechuga antes de la multitud del almuerzo. Acababa de terminar con la última lechuga cuando la primera ola de gente empezó a llegar. La energía y tensión que rodeaba a Megan era palpable y parecía un cambio bastante entretenido. —Él está viniendo —le gritó a Charlie y después corrió hacia al baño para comprobar su cabello y maquillaje. Segundos después ella salió bien arreglada y lista para atacar. Se ató el delantal, dio una gran respiración profunda y salió de la zona de la cocina. Apilé la lechuga en el colador. —Bueno, Garth, necesito ir allá. —Gracias por tu ayuda, Eden.

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Até mi delantal, cogí algunos menús de la cesta y le mostré a un puñado de clientes una mesa. —Estaré de regreso pronto con agua. —Caminé detrás del mostrador y me incliné para agarrar algunos vasos. Mientras me enderezaba, dos vasos se deslizaron de mi mano y rebotaron. Jude parecía tan sorprendido como yo. Nos miramos un momento y Megan se dio cuenta del intercambio intenso. Ella se deslizó junto a mí y me susurró al oído—: Manos fuera, perra. Ignoré su advertencia y me acerqué a Jude. —¿Cómo está ella? —pregunté. Su mirada se desviaba por mi cara como si estuviera pintando un cuadro en su mente. —Está mejor. Está en un tratamiento, pero es demasiado pronto para decir que está funcionando. Te echa de menos. —Sus largas pestañas se dejaron caer y miró su plato un momento antes de volver a mirarme—. Yo te extraño. Megan se puso detrás de mí. —Uh, la mesa tres está esperando su orden — dijo bruscamente. Me di la vuelta y traté de volver al trabajo, pero fue una lucha. Mis manos temblaban por el breve encuentro y sólo de verlo de nuevo había enviado mi adrenalina a toda marcha. Fui a una esquina en la cocina para recomponerme e intentar llevar los platos calientes de comida. Apoyé mis manos sobre la mesa, cerré los ojos y di unas cuantas respiraciones profundas para calmarme, pero me volví a encontrar con Megan. —Sabía que eras una víbora cuando te vi —se burló Megan. Su drama ridículo era lo último que necesitaba. —Ahora no, Megan. —Me tomó mi último aliento calmarme y me armé de valor contra el hecho de que Jude estaba sentado a pocos pies de distancia. Me deslicé a la ventana y agarré tres platos, esperando que fueran los que mis clientes habían ordenado. Mi mente estaba en una ráfaga de emoción. Milagrosamente, entregué los platos en la mesa. Megan estaba apoyada en el mostrador con un refresco frente a Jude. Ella tenía una sonrisa estampada en su cara mientras hablaba con él. En realidad estaba agradecida que lo mantuviera ocupado. El resto de la hora pasó en un borrón. De alguna manera me las había arreglado para servir a las mesas. Jude se sentó en el mostrador por una hora y podía sentir su mirada en mí cada vez que regresaba a la ventanilla por alimentos. Pero no lo miré. Mirarlo rompería mi resistencia. Por supuesto, ignorar su presencia era algo gigante, era como un meteoro en el centro de la habitación. Megan me miró agresivamente y me pregunté cómo se las arregló para servirle a otro cliente. Por el rabillo del ojo, mientras ponía utensilios en una mesa,

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vi que Jude pagó en la caja registradora. Megan rió salvajemente por algo que él dijo. Se iba y no tenía idea si volvería a verlo. Mi fuerza de voluntad falló y miré en su dirección. Fue hacia la puerta, pero se detuvo y me miró largo y tendido antes de salir. El aliento que había estado conteniendo salió fuera de mí. Megan volvió atrapar el intercambio, pero esta vez parecía más derrotada que enojada. Me sentí aliviada cuando la ola de gente se redujo. Mi corazón, finalmente, se había instalado en un ritmo constante y el temblor absurdo en mis manos finalmente había desaparecido. Pero desesperadamente necesitaba un momento a solas. —Charlie, voy a coger un pequeño descanso —le dije y fui al baño. El agua fría no hizo nada para detener las lágrimas quemando mis ojos. Me senté allí unos diez minutos pensando en todo lo que estaba en mi cabeza. En un momento dado me convencí que había exagerado y no debí haberme alejado de ellos. Pero entonces recordé los momentos horribles cuando Jude me había culpado de todo y volví a sentirme justificada por haberme alejado. Salí del baño todavía en una neblina de pensamientos cuando Charllie me cogió del brazo y me empujó en el interior. Cerró la puerta detrás de ella. —¿Qué demonios fue todo eso? —preguntó. —¿De qué hablas? —Megan está tan enojada, que está lista para escupir balas. —¿Qué hay de nuevo con eso? ¿Tú que piensas? —Bueno, él le dio a Megan una muy buena propina y todo, así que le gusta ella. Pero el tipo no te quitaba los ojos de encima todo el tiempo. —Ella se aprovechó de nuestra pequeña reunión acogedora en el baño para comprobarse el cabello—. Y chica, Megan se dio cuenta. Estaba disparando rayos de muerte con esos ojos azules por todo el comedor. —Dio una gran propina porque el es rico y me estaba viendo porque nos conocemos. Solía trabajar para su padre. —Decidí no decir nada más. había firmado un estúpido contrato cuando me contrataron, el cual básicamente me decía que cerrara la boca sobre los asuntos de la familia, incluso después de irme del empleo. Ahora mismo estaba lamentado todo lo relacionado con el empleo. —¿Es rico? —Al parecer esa era la única pieza de mi confesión que le había interesado—. No ha de extrañar que reparta billetes de veinte dólares como si fueran de uno.

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—No le digas a Megan. Sólo la pondrá más rabiosa por él. Deja que piense que ella le gusta. Eso hará la vida más fácil para nosotras. —Alcancé el pomo de la puerta esperando que nuestra reunión clandestina hubiera terminado. —Sólo cuídate de ella, Eden. Puede ser una verdadera perra cuando quiere y después de hoy, creo que irá por ti. Charlie había estado en lo cierto acerca de la ira de Megan. Las miradas que me daba podrían cortar el cristal. Ella finalmente terminó su trabajo y lanzó su delantal de manera espectacular en el gancho. —Estoy fuera del infierno de hoy. — En caso de que no nos diéramos cuenta que estaba furiosa, hizo el punto al azotar la puerta mientras se iba. Mis hombros se relajaron. No pude haber sido más feliz al ver la parte trasera de ella. —No irá lejos —comentó Charlie mientras terminaba de barrer. —¿Qué quieres decir? ¿Vive cerca? —Ese pensamiento me molestó. —No, ella vive en la ciudad, pero cuando tiene buenas propinas, va al bar de acá cerca y se junta con algunos allí. A veces los trabajadores de la construcción llegan allí después del trabajo para jugar billar y tener algunas cervezas… incluyendo a ya sabes quién. —Charlie se acercó a la puerta y se asomó—. Pero no veo su motocicleta ahí, así que debió saltarse eso hoy. Incluso para mí fue estúpido pensar en ello, pero me pregunté si Jude había estado jugando, posiblemente, con mi nueva enemiga Megan, la noche de la desastrosa fiesta de galletas. Ayudé a Rick, y Charlie se fue a visitar a su mamá. La tranquilidad en la tienda una vez que todos se fueron era reconfortante pero solitaria.Fui arriba para una ducha y a la mitad del tortuoso y lento goteo decidí que necesitaba escuchar la voz de mi mamá. Me sequé el cabello con la toalla, peinándolo hacia atrás y metí unas monedas en el bolsillo de mis vaqueros. Vi la calle y no vi ninguna señal de Jude. Cerré el restaurante detrás de mí y fui hacia la caseta telefónica. Apenas había llegado a la primera esquina cuando Megan salió a la acera con dos chicos con el cabello grasoso y una serie de tatuajes. Se había puesto un pequeño top sin mangas y pantalones cortos. Sus largas uñas se agarraron alrededor de unos de los brazos de los tipos. —Oh, mira lo que la cafetería escupió —se burló Megan.

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La ignoré y me concentré en ir a la cabina. Ella murmuró algo a los chicos y ellos tuvieron una buena ronda de risas sobre sus comentarios, o lo que fueran. Me metí en la cabina y di un vistazo al bar. Afortunadamente había vuelto a entrar. —Hola. —Hola, mamá. —¡Edie! ¿Todo está bien? Había estado trabajando en un entusiasta sí, pero no había manera de que pudiera tener falsos sentimientos con mi madre. —Edie —repitió en un tono que me aseguró que sabía que no estaba bien. —Estoy sola, mamá, pero voy a tratar de aguantar un poco más, sin embargo… —Pero nada. Edie vuelve a casa ahora. Es muy agradable por aquí. La cabaña es pequeña, pero podemos hacer turnos para dormir en el suelo. El nudo en mi garganta hizo difícil que hablara. —¿Cómo están Janie y Sophie? —Janie fue a dar un paseo con tu padre y Sophie está durmiendo. Le picó una abeja por lo que le dio sueño. —¿Está bien? —Lo está. —Se rió en el teléfono—. Pero por la forma en que aullaba, parecía que había perdido una extremidad o algo así. Me asustó hasta la mierda. Fue por una flor silvestre y la abeja la sorprendió. —Suena como si ella sorprendió a la abeja. Mi mamá se rió de nuevo y totalmente me di cuenta que echaba de menos nuestras sesiones de risa. Hubo una larga pausa y aunque las dos estábamos en silencio, se sentía como si estuviéramos hablándonos. —Mamá, tengo que tratar de estar por mi cuenta por un poco más de tiempo. —Lo sé, Edie. Pero ven a casa si no funciona. —Lo haré. Besa a todo el mundo por mí. Bordeé el bar más allá de lo que fue posible. Algo sobre los dos amigos de Megan me hizo sentir incómoda. De repente, fui muy consciente de que estaba sola, y la advertencia de Charlie sobre lo de Megan salpicó mi mente. Abrí la

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puerta con rapidez, entré y volví a cerrar la puerta, pero una bota detuvo mi proceso. Me quedé inmóvil en alarma hasta que miré esos ojos verdes. —Mierda, Jude, me asustaste. —Él entró. Cerré la puerta detrás de él y apreté mi cara en la ventana para ver hacia el bar. No había nadie en el frente. —¿A quién buscas? —preguntó Jude. —Megan, la chica con la que trabajo. Ella me odia y ahora me detesta, así que lo último que necesito es que me vea hablando contigo. Se sentó en el taburete del mostrador. —¿Cómo es que participo en esto? —¿De verdad? Oh, Dios mío, los chicos son tan despistados. Megan está loca por ti, está lista para sacar sus platos de porcelana cara. —¿Quieres decir que esa chica me quiere atrapar? Casi nunca hablo con ella. —Bueno, le dejas esas generosas propinas y parece que ella decidió que eso significa un compromiso serio. —Siempre dejo buenas propinas. —Sacó su móvil, envió un mensaje y después apoyó los codos en el mostrador—. De todos modos, no vine aquí para hablar de ella. —¿Por qué viniste? Se quedó mirando con esa expresión que juré que tuvo que haberla trabajado en un espejo. —Soy un idiota de mierda —dijo. —No hay discusión aquí. —Me enfadé y te ataqué a ti y estaba equivocado. Estaba enojado conmigo mismo y por alguna razón estúpida, lo saqué en ti. —Pudiste sólo alcanzar mi pecho y arrancar mi corazón. Hubiera dolido menos. Se inclinó hacia delante. —Vuelve, Eden. Finley ha estado preguntando por ti. Realmente me armó una buena cuando se enteró de la razón por la cual te fuiste. —Así que esto es sólo una estrategia para salvar tu propio culo. Se levantó del taburete y se apoderó de mi brazo. —No, esto es una maniobra para salvar mi corazón. Me quedé mirando hacia abajo a sus dedos envueltos en mi brazo. Su cara estaba cerca de la mía, pero no iba a ceder. No lo iba a mirar. Su móvil sonó de nuevo y me soltó para responderlo.

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—Hola, sí. Un momento. —Extendió su brazo para entregarme el móvil—. Es Finley. No tenía idea del impacto que sería escuchar que ella estaba al otro lado de la línea en espera de mí. Me quedé mirando el móvil un poco aturdida y después lo cogí. —Hola. —Empujé la palabra en mi garganta. —¿Eden? —Sí, soy yo. —Esta vez las palabras salieron en sollozos. —¿Me odias? —preguntó y sus palabras también me rompieron. —Jamás. —Mi hermano, el asno, ¿está allí escuchando? —preguntó. —Sí, lo está. —Me sequé los ojos. —Te dije que era un asno. —Me lo advertiste. —Pero realmente se preocupa por ti, Eden. Francamente no puedo soportar verlo todo abatido. Como el señor Poopy pantalones. Una risa brotó de mi boca. —¿De nuevo me está diciendo señor poopy? —Jude cogió el móvil, pero agité mi brazo para alejarlo. —Eden, quiero que vuelvas. Creo que eso en verdad me ayudará. Confieso que el medicamento me hace sentir mejor. Como una clase de adormecimiento, pero uno bueno. Como si algunas cosas no fueran tan malas. —Eso está muy bien, Finley. —¿Lo harás? Hice una pausa y miré a Jude. Todo el aire salió de mi aliento, así que no estaba segura si podría manejar aquello de nuevo. —Lo voy a pensar, Finley. —Sólo tengo una cosa más que decir. Vuelve, vuelve, vuelve. —En realidad esas son tres cosas. —No, es mi cabeza. Tres veces es una en mi mundo, de lo contrario habría que repetirlo nueve veces, tal vez eso pudiera ayudar a convencerte. Sonreí. —Suena bien, Finley. Como tu vieja tú, la peculiar. —Gracias... Creo. Prométeme que lo pensarás.

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—Lo haré. Ella colgó. Le entregué el móvil a Jude y levanté una ceja. —Juegas sucio. —Supongo que en cierto modo lo hago. —Miró hacia la pequeña escalera que conducía a mi habitación—. ¿Te quedas sola en este lugar? Me encogí de hombros ligeramente avergonzada de mi situación. —La renta es gratis, siempre y cuando esté aquí para abrir temprano. El propietario es un buen hombre, viejo, así que el lugar es mucho para él solo. —No es seguro, Eden. Este barrio es una mierda y la cerradura de la puerta se abre con un buen empujón. —Cogió mi mano y aunque sólo tocó mis dedos, podía sentirlo en todo mi cuerpo—. Ven conmigo a casa, Valley. —Fue la primera vez que usó mi apodo desde aquella horrible noche y aunque siempre había pensado en el apodo con buen humor y algo molesto, el sonido hizo que doliera mi corazón. —Necesito un poco de tiempo para pensarlo, Jude. —Miré a mi alrededor—. Estoy aquí por mi cuenta, trabajo en este restaurante y me gusta. La independencia se siente bien. —Pero, ¿pensarás en ello? —Se acercó a la puerta y miró hacia atrás—. Bloquea esta cosa tan pronto salga. —Sí, señor. Me miró como si no hubiera nada en este mundo que quisiera más que besarme, sin embargo el incidente todavía estaba fresco. Y él lo sabía. Señaló la cerradura. —Que no se te olvide. —Salió y fue en dirección al bar, y me pregunté si era a donde se dirigía. Después cruzó la calle hasta el estacionamiento de la obra. Lo miré por un momento y entonces arrastré mis piernas hacia arriba. El olor a cebolla era muy resistente y tuve que pasar por el lento proceso de lavar mi cabello dos veces. Levantarse a las cinco me había puesto muy cansada, y con una televisión que era imposible de ver, me quedé dormida con la toalla envuelta alrededor de mi cabello mojado y mi mente voló alrededor de Jude King.

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25 Traducido por Kyoko Panda Corregido por Jessibel

Un grito agudo me despertó de un sueño profundo. Salté de la cama, y la toalla se desenredó y cayó sobre el suelo. El cuarto estaba oscuro. Sentí el interruptor de la luz y lo subí. Una quietud aterradora siguió, y escuché sobre el golpeteo de mi corazón otro sonido, pero el silencio siguió. Momentáneamente, me pregunté si el grito sólo había sido parte del sueño, pero luego escuché voces abajo en la acera. Presioné mi cara contra la ventana para obtener una mejor visión del bar de al lado. Varias de las luces de la calle de arriba estaban rotas, y la acera estaba tenuemente alumbrada pero podía ver varias figuras moviéndose ligeramente en frente de un bar. Entonces volví a escuchar un grito. Era Megan. Me apresuré a ponerme mis zapatos. Corrí al piso de abajo, destranqué la puerta, y corrí por la acera. Un hombre corpulento, con un cuello de la circunferencia de un poste de teléfono y una extensión de hombros que rivalizaba con el edificio detrás de él, sostenía a Megan de su cintura con fuerza. Ella se veía como si había sido sacada del estupor de la borrachera de un shock. Sus párpados estaban pesados y su cabeza se tambaleaba hacia adelante y atrás, pero la expresión en su rostro era de terror. Otros dos hombres gigantescos se paraban cerca observando con entretención mientras el hombre alzaba a Megan y la tiraba sobre su hombro como un saco de harina. Ella gritó de nuevo y golpeó al hombre con sus puños. —Déjala ir, tú simio imbécil. —Grité—. Acabo de llamar a la policía, y estarán aquí en cualquier minuto. —Mientras decía la amenaza, realmente deseaba que me hubiese tomado el tiempo de hacer exactamente eso. Desgraciadamente, la razón y el sentido común me habían abandonado durante mi corrida al piso de abajo. El hombre ladró una carcajada que casi sacudió la acera. —Oye, mira, otra pequeña niña con la que jugar.

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Uno de sus compañeros gigantes aplastó su cigarrillo con su bota y avanzó hacia mí. Retrocedí tropezándome, volteé y fui de vuelta hacia el comedor. Acababa de alcanzar la puerta cuando sus gruesos dedos agarraron mi mano. Levanté mi puño y le acerté a un lado de su cabeza. —Tú, perra. —Agarró mi muñeca, y esperé que mis frágiles huesos se rompieran debajo de la presión de sus dedos. Azoté mi brazo libre contra su cabeza de nuevo, pero el colocó su antebrazo como roca sólida para detener el impacto. —¡Déjame ir! —Varios autos pasaron y los conductores observaban hacia nuestro lugar, pero ninguno se veía inclinado a salir y ayudar. El tamaño de nuestros atacantes era un disuasivo definitivo. Era como si sus madres hubieran llenado a sus bebés con botellas de esteroides. Mi atacante me arrastró de vuelta hacia el hombre que tenía a Megan aún sobre su hombro. Escuché una puerta cerrarse de golpe en algún lugar a través de la calle y esperé a que alguien estuviera viniendo a nuestro rescate. Un gemino de náusea vino de atrás de la bestia que sostenía a Megan, y luego con su cabeza colgando al revés, ella vomitó encima de la parte trasera del pantalón del hombre. Él la arrojó al suelo con un golpe vicioso. Luché para liberarme pero era imposible. —Déjala ir ahora, y no tendré que limpiar ese vómito con tu horrible cara. Las lágrimas fluyeron antes de que Jude hubiera dicho las primeras palabras. No lo había visto aparecer, pero lo podía sentir parado detrás de mí. La atención en la desierta acera se había dirigido hacia el tipo quién aparentemente había aparecido de la nada. El idiota que me sostenía me empujó a un lado y trastabillé. Jude estaba parado con sus manos dentro de los bolsillos de sus vaqueros, encarando a los tres hombres como si estuvieran hechos de papel. Su mirada se ablandó cuando me miró. —¿Estás bien? Asentí. —Son demasiados. —El tono de súplica en mi voz no tuvo efecto. Jude miró hacia Megan—. Sácala de aquí y arrástrala dentro de ese comedor. Llévala a la puerta detrás de ti. El hombre con el vómito en sus pantalones empujó las mangas de su chaqueta sobre sus antebrazos. —Sí, niñita, no vas a querer ver esto. —Ve, Eden —dijo Jude. Mi corazón estaba golpeando contra mi pecho mientras corría y agarraba el brazo de Megan y la levantaba. Ella gimió de dolor y ambas rodillas le sangraban

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mientras trastabillaba hacia el comedor. La empujé a través de la puerta y miré borroso hacia atrás, con mis ojos húmedos. El hombre retiró su brazo y tiró su puño hacia Jude. La sobriedad estaba en el lado de Jude. Él fácilmente lo esquivó, y el gigante tropezó hacia adelante. Jude lavantó su pie y tiró la cara del hombre contra la acera. Sus dos amigos arremetieron contra Jude. —¡Jude! —grité, esperando advertirle, pero tuvo el efecto contrario. Y en el segundo que había tenido su atención, los otros dos saltaron sobre él. Jude se las arregló para sacarse a uno de encima justo cuando otro había conseguido un sólido puñetazo contra su rostro. El primer hombre se había recuperado y la rabia salía a vapor de él mientras se encorvaba, rugía con ira, y cargaba contra Jude como si estuviese en el campo de fútbol sacando a un oponente. Sólo que en este juego no había réferi ni reglas. Jude gimió cuando el hombre lo estrelló con fuerza contra el edificio. Mis pies despegaron antes de que mi cerebro siquiera me dijera que me mueva. La acera parecía haberse estirado mágicamente y se sentía como si me tomase la eternidad llegar a ellos, y en ese tiempo, me pregunté que demonios haría cuando llegase. Mi adrenalina me disparó en el aire y salté sobre la espalda del hombre y arañé su rostro. Él me tiró sin ningún esfuerzo, y caí con dureza sobre la acera. Con la molesta pequeña peste fuera del camino, el hombre se concentró en su verdadera presa. Jude había estado defendiéndose por unos minutos, pero un escenario de tres contra uno había definitivamente volteado la suerte contra él. La sangre resbalaba de la boca y nariz de Jude mientas se tambaleaba hacia adelante para golpear al hombre frente a él. Yo aún estaba en el nivel del suelo y él con su estado ebrio para ayudarme, pateé y derribé a una de las bestias. Cayó sobre sus rodillas con un golpe sordo, y podría jurar que la acera se sacudió con el impacto. El hombre se impulsó para ponerse de pie y se giró con una mirada que me decía que mejor saliera de una maldita vez y corra. Era tiempo de hacer lo que debería haber hecho en primer lugar. Corrí hacia el comedor para llamar a la policía, pero antes de que haya llegado a la puerta unos faros iluminaron la acera. Me volví para observar alrededor. La escena sobre la acera se veía como si estuviese debajo de la iluminación en un escenario. Dos de los hombres sostenía a Jude mientras el tercero le estaba dando una paliza, aparentemente ignorante del auto que había estacionado en frente del bar. Miré de soslayo hacia la fuerte luz de los faros, esperando que fuese un auto de policía. Pero, curiosamente, se trataba de una limosina.

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La puerta del auto se abrió y una figura familiar salió. El hombre administrando la golpiza finalmente se detuvo y miró hacia la persona parada al lado de la limo. Luego otra figura salió del auto, y ésta hacía que los tres atacantes luzcieran pequeños. Había visto al guardaespaldas de Nicky King una vez pero la visión de él golpeó el aliento fuera de mí. Él tenía que estar cerca de los dos metros y medio, y casi esperé que las mangas y piernas de su remera y pantalón se destrozaran, completando su transformación a Hulk. Vagué hacia la escena, preguntándome si había perdido mis sentidos por la caída en la acera o si realmente estaba siendo testigo de la visión en frente de mí. Los dos hombres sosteniendo a un, más bien, sangriento y fláccido Jude mantuvieron su agarre en su víctima, pero sus bocas cayeron abiertas de una forma simiesca perfectamente acorde. —Maldición, no puedo creerlo —murmuró uno de los hombres, —es Nicky King. —Será mejor que te lo creas —respondió Nicky con ese asombroso acento inglés—, y ese a quién le están sacando la mierda a golpes es mi chico. —El guardaespaldas de Nicky tomó varios pasos hacia ellos, quiénes liberaron a Jude y retrocedieron a tropezones con ojos tan abiertos como canicas. Jude cayó al suelo. —¡Jude! —Corrí hacia él y me arrodillé. —Oye —dijo él débilmente. Hice una mueca al dolor en su tono. —¿Estás bien? —Sí, pero todo desde el mentón hacia arriba duele como el infierno y las costillas tampoco se están sintiendo geniales. —Desearía que hubiese algo que pudiera hacer para ayudar. Él dirigió sus ojos verdes hacia mí con un mínimo movimiento de parte de su cara y cabeza. —Estoy seguro de que puedes pensar en algo. Convenientemente habiéndose perdido toda la acción de la pelea, alguno de los clientes del bar finalmente emergieron del oscuro salón para ver qué estaba pasando. Inmediatamente los celulares salieron de los bolsillos y murmullos emocionados rodaron por la línea de espectadores. No importaba que un muchacho estaba desplomado en la acera con la cara hinchada y perdiendo sangre, había una estrella de rock parada enfrente de su bar. Tan rápido como los celulares fueron levantados para sacar fotos, el gigantesco guardaespaldas se paró enfrente de Nicky, escudándolo como una pared de ladrillos. Su voz era tan impresionante y aterradora como su tamaño. — Al menos que quieran perder esos celulares, los volverán a meter dentro de sus

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bolsillo ahora. —El grupo de espectadores se movilizó rápido para seguir su comando. Segundos después, elegantemente tarde, un auto de policía llegó. Los oficiales salieron y se veían tan impresionados por una estrella como todos los demás en la acera. Medio esperé que sacaran sus libros de citas por un autógrafo. Era fascinante ver la reacción de todos. Quizás mi papá no estaba tan lejos de la norma. Uno de los oficiales se compuso más rápido que el otro. Evaluó la escena y apuntó a los tres idiotas parados en la sombra del edificio. —Ustedes tres siéntense justamente donde están con las manos detrás de sus cabezas. —Ellos siguieron su comando inmediatamente. Nicky se acercó a hablar con el policía. Jude se recostó contra mí. —Tenías razón —murmuró a través de su boca hinchada. —Eran demasiados. ¿Qué pasó con bloquear la puerta? —La cerré. —Me refería a que la bloquearas una vez detrás de ella. Levanté mi mano y tracé mi dedo sobre sus nudillos hinchados. —Lo hice, pero luego Megan gritó y después de eso las cosas se fueron al infierno. —Besé sus nudillos—. Esta vez merezco la culpa —dije—. Corrí a ayudar a Megan, pero debí llamar a la policía en su lugar. ¿De dónde saliste de todos modos? Él levantó un débil brazo y apuntó hacia un remolque a través de la calle. — Decidí quedarme en el remolque de construcción y mantener un ojo sobre ti. —¿Te quedaste por mí? —Síp, Valley, lo hice. ¿Eso hace que me saques de la lista de mierda? —Quizás. —Me incliné y besé el borde de su mandíbula, el único lugar sin hinchazón o sangre. —Creo que voy a necesitar mucho más primeros auxilios que eso para arreglar todo lo que duele, doc. —Me dio su mano—. Ayúdame a levantarme, y hablaremos de mi tratamiento médico personalizado luego. —Él gimió sufriendo mientras presionaba su brazo a través de la caja torácica. Tomó algo de esfuerzo para levantarse. —Has sido golpeado fuera de tus sentidos y aún así estás totalmente enfocado en sexo —dije, con un cierto grado de asombro.

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Él se volteó a encararme. Uno de sus ojos estaba hinchado y había un feo corte sobre él. —Eh, sip. —Extendió la parte trasera de su mano y refregó la sangre de su boca—. Tampoco soy tan orgulloso como para aceptar sexo por compasión. Nicky se acercó con los dos policías. —Jude, necesitas una ambulancia. Les estaba diciendo a estos oficiales como fuiste atacado por estos patrocinadores borrachos del bar. —Sin ambulancia. Y sí, eso es básicamente lo que pasó. Ellos iban detrás de Eden, y yo intervine para ayudarla. ¿Pero cómo diablos terminaste tú aquí, papá? Nicky me observó por primera vez y sonrió. —Finley me envió para recoger a alguien. Sus palabras tardaron un momento en registrarse. —¿Ella lo hizo? —No pude mantener el júbilo fuera de mi tono. —Lo hizo. —Una pequeña pero distintiva voz vino de la puerta abierta de la limo, y una cabeza con cabello rubio claro salió detrás de la ventana tintada. Se veía pequeña al lado del vehículo ridículamente largo pero su impacto usual era enorme. —¡Finley! —Me alejé de Jude y él se tambaleó a los costados por un segundo pero su papá lo atrapó. —No te preocupes por mí, Valley. Solo unas cuantas costillas rotas y derrame cerebral —me llamó Jude mientras corría hacia la limo. Casi noqueé a Finley cuando arrojé mis brazos a su alrededor. Ignoramos completamente la escena detrás de nosotros mientras las lágrimas y gritos de felicidad nos mantenía en un abrazo apretado por varios minutos. Finalmente nos separamos por aire. Finley levantó su mirada hacia mí. Ella estaba más pálida y pequeña que la última vez que la había visto, pero la tristeza abrumadora, el aura sombría de depresión habían desparecido. —Por favor ven a casa con nosotros, Eden. Realmente te necesito. —Ella miró hacia su hermano y luego se puso de puntillas de un salto—. Y también lo hace el idiota —susurró. Arrugó su pequeña nariz—. Guau, realmente le dieron una paliza. Miré hacia Jude mientras él hablaba con los oficiales. Sus hombros estaban ligeramente hundidos con dolor y su rostro mostraba lo mismo. —Le dije que habían demasiados. Finley envolvió su mano alrededor de mi brazo y se sintió como si nada de las cosas malas hubiesen pasado, se sintió como si aún estuviéramos conectadas fuertemente por la amistad. —Ese chico nunca escucha. Supongo que probablemente ya habías descubierto eso.

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Jude observó hacia donde estábamos y parecía saber que estábamos hablando de él. El pobre muchacho se veía miserable debajo de los moretones e hinchazón. Le soplé un beso y el dolor en su rostro disminuyó un poco. Tuve que dar a la policía mi testimonio y luego ellos sacaron a Megan del comedor para obtener el de ella. Megan caminó por delante de mí con sus brazos cruzados, apretadamente a su alrededor. Luego sorprendentemente, paró y me observó. —Gracias. Asentí. —No hay problema. Los tres muchachos fueron esposados y puestos en la parte trasera del auto de policía, pero Nicky no estaba seguro de que ellos presentarían cargos. No quería la molestia o publicidad de un juicio. Volví a la limo. Jude estaba dentro sosteniendo una bolsa de hielo en su ojo. Finley estaba escondida a su lado sosteniendo una cerveza helada contra sus labios. Me apoyé en el auto. —Quizás él simplemente podría sentarse en el pequeño refrigerador. Finley rió pero Jude se veía menos entretenido. Nicky volvió al auto. — Llevémoslo a casa. Mi médico personal se reunirá con nosotros en la casa. —Él me hizo un gesto para que entre, pero me frené. —No puedo dejar el comedor. El dueño es realmente un buen hombre, y él está esperando que yo abra en la mañana. De otra manera él perderá el negocio. — No quería quedarme atrás en el solitario y pequeño cuarto de arriba, pero le había hecho una promesa a Billy. —¿Tienes el número del dueño? —preguntó Nicky. —Está al lado del teléfono en el comedor. —Genial. —No dijo otra palabra pero caminó hacia el comedor y desapareció dentro. Miré inquisitivamente a Finley pero ella se encogió de hombros. —Nunca sabes con mi papá. —Palmeó el asiento al lado de ella y trepé adentro. La larga noche ha pasado factura, y descansé mi cabeza contra su hombro. —Jude —dije tranquilamente—, gracias. —¿Así que me perdonas? Finley y yo reímos. —Ya veremos —respondí. Finley bajó la lata de cerveza de su cara. —Yo no lo dejaría ir así de fácil. Me incliné y lo observé. —No lo sé. Él se ve bastante miserable.

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—Soy miserable. Nicky volvió y entró. —Todo arreglado. El individuo no me creyó al comienzo, así que tuve que cantar algunas líneas de Oblivious. Luego él decidió que realmente era yo. De todos modos, va a abrir mañana y buscará a una nueva mesera. Dejé un par de miles en su mostrador para compensarlo por los problemas. —Miró hacia Jude—. Mejor llevamos a rayo de azúcar a casa. Vamos a recoger tus cosas, Eden. —Nicky King me observó, y por una vez él no se veía como la rica y famosa estrella de rock que apenas notaba las personas a su alrededor. Él se veía como un papá, un papá que estaba agradecido de que su hijo esté a salvo y que yo sea su amiga—. Me alegra que estés volviendo, Eden.

*** Finley caminaba alrededor sin ninguna preocupación en el mundo, pero yo estaba al borde de enloquecer. Ella me sonrió mientras bajábamos las escaleras. Se tomó el tiempo para golpear ligeramente la barandilla porque su doctor le aseguró que no había ningún daño real en ello. Una gran sonrisa partió su rostro. —Creo que tú eres la que va a necesitar los tranquilizantes. No tu papá. —Tú no comprendes la profundidad de su locura cuando se trata de Nicky King y Black Thunder. No hay manera de decir cómo él reaccionará cuando conozca a tu papá. Y ni siquiera puedo describir los monstruosamente vergonzosos escenarios que me siguen recorriendo la cabeza. He estado teniendo pesadillas sobre ello, Fin, pesadillas. —Jude dijo que tus padres eran realmente geniales, y yo, por una vez, no puedo esperar a tener una larga charla con Sophie. —Sí, mis padres son geniales… la mayoría del tiempo, pero esto es demasiado grande para mi papá. Y no creo que él va a ser capaz de controlarse, así que prepárate. —Alcanzamos la gigantesca entrada y mi familia estaba parada ahí con la misma reacción de mandíbula abierta que yo había tenido la primera vez que había visto el mar de mármol. Sophie y Janie corrieron hacia mí, pero Sophie se desvió inmediatamente a los brazos de Finley—. Me alegro de verte también, Sophie —dije. El sonido de pequeñas pezuñas castañearon detrás de nosotros, y ambas hermanas chillaron en unísono. —Some Pig, Some Pig. —Sophie saltó arriba y

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abajo y aplaudió pero Janie se paró a una distancia segura para admirarlo desde lejos. Finley caminó hacia mis padres que aún estaban superando el shock del esplendor de la mansión. —Soy Finley King y estoy tan feliz de conocerlos. Estoy completamente loca por tu hija. Una enorme sonrisa se extendió a través del rostro de mi madre mientras me observaba. —Nosotros también estamos bastante locos por ella. El sonido de pisadas golpearon el suelo de mármol detrás de mí, y me congelé preguntándome si éste era el momento que estaba temiendo. —Hey, Jude —llamó papá y luego rió al saludarlo—. Realmente no traté para que eso sucediera. Solo pasó. Pero supongo que podría haber dicho hola, Jude. Pero es medio divertido. —Papá, relájate y toma algunas respiraciones profundas, así no tendrás que pasar el resto de la tarde con una bolsa de papel contra tu cara. Él me miró e inhaló una respiración larga y la sostuvo como si estuviera en clase de yoga. Luego lo dejó salir. —Sabes, Eden, eso ayudó. —Finley, ¿vas a mantener a los visitantes en la maldita entrada? Los ojos de papá se agrandaron, y podía escucharlo jadear en una respiración más y luego lo empujó hacia afuera. —¿Qué tal? Soy Nicky King. —Nicky se acercó y tomó su mano. Y nunca podría haber adivinado la reacción de mi papá. —¿Qué tal? Jack Saxon y esta es mi esposa Rebecca y nuestras hijas, Sophie y Janie. Soy un gran fan —dijo calmadamente, como si estuviera presentando su familia al cartero. —Vamos todos a la sala de estar. El chef nos preparó rápidamente algunos bocadillos, luego los puedo llevar a un recorrido por las tierras —dijo Nicky. Mis padres caminaron con Nicky. Sus cabezas rebotaban hacia adelante y atrás como en un partido de tennis, mientras absorbían todo el esplendor. Finley tenía las manos de Sophie y Janie, y Some Pig trotó detrás de ellas. Janie seguía mirando atrás, sobre su hombro, al cerdo como si no estuviese completamente segura sobre él aún. Jude y yo seguimos al grupo. Él tomó mi mano. —Ves, y tú estabas segura de que tu papá no sería capaz de manejarlo.

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Sacudí mi cabeza. —No lo entiendo. Estaba segura de que él iba a necesitar una camisa de fuerza. Supongo que es más compuesto de lo que pensé. —¿Le has dicho a tus padres que te estás quedando aquí para ir a la universidad en otoño? —preguntó. —Aún no. No quiero arruinar este día en absoluto para mi papá. —Lo observé. Su cara aún tenía algunos moretones amarillentos, pero en su mayoría, había sanado a su estado original de perfección rompecorazones—. ¿Tu padre y tú han llegado a un acuerdo sobre la escuela de arte? Una pequeña sonrisa curvó el lado de su boca. —Creo que él se ha enfrentado a la realidad de que mi pasión es la pintura y no la música. —Tomó mi mano y repentinamente me empujó alrededor de una esquina, fuera de la vista de todos los demás. Me presionó contra la pared y sus brazos serpentearon alrededor de mi cintura mientras me atraía hacia él. Su boca se acercó a la mía—. Y hablando de pasión —su aliento flotó sobre mis labios—, he encontrado una que no tiene nada que ver con pinturas y lienzos. —Sus labios rozaron los míos—. Eden. 199

ACERCA DE LA AUTORA

Tess Oliver es una profesora y escritora que vive en California con su esposo, hijos y un pequeño paquete de perros mimados. Le encantan los libros de caballos, el chocolate y Jade Austen.

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Caile Nuwa Loss. Lectura final. Pagan Moore. Diseño. R♥BSTEN. Page 3 of 201. Tess Oliver - Strangely Ly Normal.pdf. Tess Oliver - Strangely Ly Normal.pdf.

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