Gianmarco Marcelo Raymundo Moreyra 20141187 SED DE VENGANZA SEGÚN LOS DIRECTORES Si hay algo que no deja de ser importante en el cine, esa es la edición entre los fotogramas. Sigue siendo un elemento importante, más aún en las escenas violentas como Psycho (1960) que realizó 50 cortes en 3 minutos y medio. En las siguientes líneas se discutirá sobre los elementos de edición en las películas Carrie (1976), La ciudad y los perros (1985) y Klass (2007). En primer lugar, una de las escenas más impactantes tanto en el tema sonoro como la puesta de fondo es al momento de los asesinatos que cometerá Carrie, quien ya está bañada en la sangre de cerdo. Brian de Palma puso énfasis al mostrarnos con una exquisitez, los poderes telekinéticos de Carrie. Es tanta violencia que era necesario colocarlo en dos planos unidos. Uno se centraba en los movimientos y expresión facial de la protagonista, mientras que al mismo tiempo, mostraba los alrededores del ya destrozado gimnasio. Asimismo, utiliza el recurso slow-motion convenciendo al espectador que la alegría y felicidad duran más de lo que es en realidad, para que luego, como un baldazo de agua, nos llegue la escena del clímax. En segundo lugar, en La ciudad y los perros, llega el momento de confrontación entre dos personajes principales de la película. Esta escena no se transmite con doble cámara ni con musicalidad. De lo contrario, solo plasma el sonido del lugar en el que se encuentran. Pasan muchos cortes en la edición, desde centrarse en los rostros de los personajes que presentan odio y repudio al saberse la verdad de por qué están allí. Desde los golpes y patadas, hasta terminar estrujando la ingle del adversario. No solo funciona bien el dejarlo con sonido natural, sino las tomas crudas, que no es un mundo colorido el Leoncio Prado, sino es un mundo de supervivencia, que tienes que luchar para seguir vivo, que tienes que sangrar para ganarte un respeto. Este respeto y honor llena al personaje del Jaguar que luego de la pelea, no inmuta su rostro frente a la conducta de los demás cadetes al declararlo como un soplón. Los planos se centran en “el jaguar” y “el poeta” seguido de contrapicado general y conocer que todos observan con mirada de desprecio al personaje de Juan Manuel Ochoa. El único quien sabe que no es soplón, es “el poeta”, que a pesar de todo, no dice nada. Por último, tenemos a Klass, película de Ilmar Raag. En la escena final, se presenta la masacre y el dominio de venganza de los dos estudiantes contra la clase entera en el comedor. Desde que ambos protagonistas ingresan al colegio, no se presentan muchos cortes, todo llega calmado, aunque sabemos que algo sucederá, pues ambos presentan las armas ante las cámaras. En el proceso de llegar hasta la mesa de los estudiantes, sucede algo parecido con Carrie, el uso del slow-motion, y muestra con planos cerrados las miradas de los protagonistas, parecido a La ciudad y los perros. Luego llega el momento del tiroteo, por cada disparo, la cámara inmediatamente cambia para mostrarnos quién es el que ha fallecido. En esta escena, quien presenta mayor tiempo es Joshep, que nos muestra claramente las víctimas que él está asesinando. Con ello, el director desea mostrarnos que se hizo “justicia”, pues ahora ya no lo atacarán más. Sucede lo contrario con Kaspar. El director desea concentrarse en sus sentimientos con planos cerrados de él. Inclusive, desde el principio es Kaspar quien solo quiere asesinar a Anders, el principal antagonista. De estas tres películas se concluye que cada director desea plasmar el proceso de violencia y venganza de manera diferente. Asimismo, el uso de slow-motion funciona más que nada psicológicamente para el espectador para dar el salto de emociones al momento de la explosión gráfica. Por otro lado, luego de estas escenas, cada director enfoca en planos cerrados a los protagonistas, dando énfasis en la transformación que han pasado luego de la violencia.