K. C. Falls Saga Year of the Billionaire 01 Conociendo su Secreto 1

Traducido y corregido por

Traductoras por orden alfabético:

Correctoras por orden alfabético:

Astrea Belgy Calora_mm Cate Catherine Elvia Javi Kyoko Chan Mari Mrs. C Vega

Galaciriaca Mari María Pili Sidera Visus Techenita

Revisión final y coordinadora: Mari

2

Índice Argumento…………………………………………………………………………………… Página 4 Prólogo…………………………………………………………………………………………. Página 5 Uno………………………………………………………………………………………………. Página 7 Dos……………………………………………………………………………………………… Página 20 Tres……………………………………………………………………………………………. Página 26 Cuatro………………………………………………………………………………………… Página 41 Cinco…………………………………………………………………………………………… Página 58 Seis…………………………………………………………………………………………….. Página 72 Siete…………………………………………………………………………………………… Página 85 Ocho…………………………………………………………………………………………… Página 94 Nueve………………………………………………………………………………………. Página 104 Diez…………………………………………………………………………………………… Página 116 Once…………………………………………………………………………………………. Página 128 Doce…………………………………………………………………………………………. Página 144 Próximamente…………………………………………………………………………. Página 162

3

Argumento

Él parecía ser el tipo de hombre que incluso mi madre llamaría ardiente. Eventualmente, lo hizo. Lucía como la clase de hombre que no sólo rompía las reglas, sino que hacía otras propias. Lideraba y era seguido… o salías de su camino. ¿Por qué un millonario con una voz de seda líquida y un rostro de ángel malvado le daría una segunda mirada a una chica con pantalones corrientes, con un corte de cabello de quince dólares y un coche desvencijado que ella llamaba “Eep” porque la ‘J’ se cayó hace mucho tiempo? No quería saber el motivo y cuando pensé que lo entendía no quería admitirlo. En el momento en que descubrí su secreto, ya era muy tarde. Su pasión era tan adictiva como una droga. Tampoco perjudicó que salvara del peligro a la gente que quiero. Una mujer puede acostumbrarse a un caballero de brillante armadura, incluso cuando dicha armadura tiene grandes abolladuras en ella.

4

Prólogo Traducido por Mari Corregido por Mari

Si lo hubiera sabido desde el comienzo, quizás no me habría perdido en él. No debería haberme aferrado a mi promesa y a todos mis sueños con un hombre como Tristan. Podría haberme resistido a esa atracción que me absorbía como un agujero negro si alguien lo hubiera susurrado en mi oído y me lo hubiera dicho. Debería haber ignorado el atractivo de su impresionante intelecto y reído un poco menos de su afilado ingenio sarcástico. Podría no haber permitido que su voz satinada hiciera cosquillas en mis oídos o evitar ponerle un nombre al aroma de hombre que parecía seguirlo a todas partes. Principalmente, habría puesto su deslumbrante sonrisa y exquisito rostro en el cajón de ‘se mira pero no se toca’. La primera vez que me senté a horcajadas sobre su leontina figura y lo sentí duro debajo de mí, tendría que haber seguido mis instintos, alejándome de él. No debí permitir que su frustración fuera suficiente para atraerme a su boca. No habría permitido que mi miedo de ser descartada por completo me llevara a ceder ante su lujuria. Le permití reclamar mi deseo antes de tener la oportunidad de considerar lo que significaba para mí, para mi vida. Cuando descubrí sus

5

secretos, ya era muy tarde. Él había domado mi pasión y encendido una necesidad que nunca imaginé poseer. Debió saber que yo sentía la urgencia de alejarme. Es por eso que él hiló mi vida a la suya como un tejido. En el momento en que me di cuenta de cuáles eran los desafíos, ya era demasiado tarde. Él había diseñado el tipo de vida que yo tontamente esperaba tener y se hizo a sí mismo un héroe en el intertanto.

6

Uno Traducido por Vega Corregido por Mari

Jenn y yo habíamos estado trabajando en Berkshires cada verano desde nuestro último año en el instituto. Siempre había un montón de puestos

de

trabajo

—camarera,

supervisora

de

campamento,

dependienta, encargada del parque, salvavidas— lo que se les ocurra, lo habíamos hecho. Las dos proveíamos de sólidas familias de clase media y habíamos crecido juntas en Brooklyn, Nueva York. Cuando llegó el momento de ir a la universidad, era natural para nosotras elegir la misma. No podíamos imaginar estar separadas. Lo meditamos y decidimos solicitar una plaza en Bennington. Al elegir una pequeña universidad de humanidades en Vermont, nos pudimos alejar del ambiente de la gran ciudad tanto como fue posible. Era nuestro último verano juntas. Nos habíamos graduado con un par de títulos sin valor, yo con una licenciatura en Literatura y Jenn con una en Arte Dramático. Ella había decidido ir a por su maestría en Bellas Artes y yo buscaría trabajo en septiembre en la ciudad de Nueva York, con la esperanza de conseguir un empleo en la industria editorial. Ambas habíamos obtenido un puesto de trabajo para el verano cerca de Stockbridge. El mío estaba en Tanglewood, donde trabajaba con un ordenador durante el día, tomando reservas y confirmaba la venta de boletos por correo electrónico. Jenn trabajaba de noche como directora

7

de escena del Mahkeenac Little Theater. Ninguno de esos trabajos era bien remunerado. A mitad del verano hablamos con nuestros jefes para que nos permitieran hacer un intercambio. Jenn estaba cansada de tener sus noches ocupadas y yo estaba aburrida hasta el punto de la locura. El Mahkeenac Little Theater era técnicamente para aficionados, pero los patrocinadores y los actores involucrados tenían tanto dinero que el teatro no carecía de nada. No hay muchos teatros pequeños de ciudad que paguen a sus tramoyistas y directivos, eso es seguro. Relevé a Jenn en la noche del primer ensayo de una famosa obra de teatro sobre unos ex-jugadores

de

fútbol

de

la

escuela

secundaria

y

su

antiguo

entrenador. Había ganado un premio Pulitzer en los años setenta y fue considerada “subida de tono” en su momento debido al lenguaje grosero. Eso es todo lo que sabía de ella. Llegué temprano a la lectura previa. Tom McMurphy era el director. Era un hombre de unos cincuenta años, bastante atractivo para ser un hombre mayor. Me dio un guión y lo hojeé mientras esperaba que el elenco se apareciera. Los dos primeros actores llegaron juntos, seguidos inmediatamente por un tercero. Dos de ellos tenían un poco de sobrepeso, y el tercero era delgado y bajo. Los tres hombres llevaban pantalones caqui y camisetas de polo. Si éstas hubieran sido del mismo color, yo habría pensado que estaban en un club. Parecían conocerse bien. Unos minutos más tarde, llegó un atractivo hombre en atuendo de tenis.

8

El último miembro del reparto, el actor que iba a representar al entrenador, llegó al final. Llegaba cinco minutos tarde. Vestía un traje espléndido, pero rápidamente se quitó la chaqueta y la colgó en el respaldo de una silla. Le siguió la corbata. Yo esperaba que el maquillador fuera bueno, porque iba a necesitar una gran cantidad de talento para hacer que este

tipo pareciera un agriado anciano

moribundo. Medía más de un metro ochenta y cinco, tenía el tipo de cuerpo esbelto que yo asocio con la gente que realmente no trabaja por tener un ‘cuerpazo’, sino que ha nacido con éste. Impecable fue la primera palabra que me vino a la cabeza. Su mirada felina estaba acentuada por el espeso y ondulado cabello castaño-dorado que rozaba justo la parte superior de su cuello. La ropa susurraba discreta elegancia. Me había pasado suficiente tiempo en Berkshires para reconocer un traje hecho a medida. La lana de verano le cubría casi como una seda gris y se amoldaba con precisión en donde sus pantalones se encontraban con sus zapatos de cordones. Tenía un par de tirantes de color burdeo. De alguna forma, los tirantes de seda en un joven como él me parecían terriblemente sexys. La corbata que arrojó sobre la silla era una de esas telas francesas muy caras con un minúsculo patrón geométrico. Sus gemelos de oro y lapislázuli, brillaban bajo las luces del escenario. Era el tipo de hombre guapo que atrae a casi cualquier mujer. Me podía imaginar a mi madre —o incluso a mi abuela— comentando sobre su pulcra y buena apariencia. Su estructura facial era como la de estrellas de cine que la generación de mamá adoraba. Mandíbula fuerte,

9

un pequeño hoyuelo en la barbilla y peinado impecable. No podía ver sus manos, pero no me habría sorprendido si estuvieran perfectas y profesionalmente cuidadas. Sacó la silla del extremo de la mesa y la colocó junto a otra, de modo que estaba frente a la audiencia. Cuando se sentó en la humilde silla plegable, su elegancia la hizo parecer como un trono. Puso sus largas piernas sobre el asiento de la otra silla y una vez instalado, dio una mirada a Tom que decía: “Ya estoy listo, puedes comenzar.” Había una innegable confianza en su actitud, algunos incluso podrían considerarlo arrogante. Los cinco hombres estaban en sus puestos en el escenario, alrededor de una mesa rectangular. El “entrenador” se sentó en un extremo de la mesa y los “jugadores” se acomodaron: tres en un lado y uno en el otro extremo. Tom y yo nos sentamos en el centro de la cuarta fila con el lado vacío de la mesa frente a nosotros. Yo sabía qué esperar de una lectura previa. Jenn me había informado. Había aprendido que los actores estarían utilizando esta lectura para hacerse una idea del ritmo y el diálogo de la obra. Ellos ya la habrían leído para sí mismos, pero esto les mostraría cómo se desarrollarían sus personajes unos con otros. Tom y yo teníamos nuestros lápices y portapapeles listos para tomar notas. Mi papel como directora de escena sería limitado al principio, pero se esperaba que prestara mucha atención. Más tarde, cuando el director “trazara” la obra, yo sería responsable de registrar todos los

10

movimientos que los actores hicieran. Mi deber también consistía en hacer una lista de utilería. Sería mi responsabilidad organizar y mantener el atrezzo. Tom me presentó a los hombres. Pronto llegaría a conocerlos muy bien. Tenía siete semanas para pasar con ellos antes de que la obra se estrenara para sus dos fines de semana de representación. Parecía un montón de trabajo para no ser pagado y no haber mucha actuación real, pero eso era de lo se trataba el Little Theater. No me sorprendí al saber que todos los hombres, cada uno de ellos, contaban con empresas de inversión privadas en Nueva York. Lo que yo no comprendía era la cantidad de patrimonio neto real que estaba asentado en el escenario frente a mí. Tom volvió a la cabina de iluminación y apagó las luces de la sala. Apoyó los pies en el asiento delante de nosotros y dijo a los chicos que comenzaran a leer. A los pocos minutos comencé a apreciar la manera brillante en que Tom había hecho el reparto de la obra. Él combinó perfectamente los hombres con sus personajes. Al hombre menudo le había sido asignado el papel de un nervioso y mediocre director de instituto. El borracho era representado por el chico atractivo que parecía como si hubiera actuado en ese rol varias veces y los dos tipos gordos eran abogados rivales en la pequeña ciudad donde se localizaba la obra. No fue hasta que el ‘entrenador’ abrió la boca, que supe por qué había sido elegido para su papel.

11

Cuando me lo presentaron, Tristan había hablado con una atractiva voz profunda que era suave y sexy, el tipo de tono que casi debería haber tenido un acento extranjero. Cuando asumió el papel del entrenador, era como si otro hombre estuviera hablando. Aplicó una textura grave y un pesado acento sureño que alteró su entonación completamente. Con sólo eso mostraba un talento impresionante. Al final de la lectura casi me había olvidado de que estos actores eran todos hombres entre finales de los veinte y principios de los treinta años, y no, de hecho, cuatro jugadores de fútbol americano de mediana edad y su antiguo entrenador. Realmente nunca me tomé el tiempo para ir a ver las producciones del Mahkeenac Little Theater y ahora tenía motivos para lamentarlo. Estos chicos eran buenos. Al final de la lectura previa, Tom encendió las luces de la sala de nuevo y nos unimos a los hombres en el escenario con el fin de que Tom pudiera hacer su dirección y yo pudiera tomar notas. Estaba asombrada por la atención de Tom a los detalles. Me senté al lado derecho de Tristan con la espalda hacia el teatro. Estaba lo suficientemente cerca de él como para captar el limpio aroma de su tenue loción para después del afeitado. Tuve la tentación de tirar de él más cerca para poder olerle correctamente. Me di cuenta de que tuve razón sobre las manos. Cogió el guión con un conjunto perfecto de dedos y agarró una pluma Mont Blanc con el otro, listo para tomar notas. Sus manos parecía que pudieran hacer magia en el cuerpo de una chica si se presentaba la ocasión. Mi pulso se

12

aceleró ante la imagen y tuve que retroceder. Una estudiante de literatura tiene una imaginación fértil, casi por definición. La mía estaba amenazando con hacer que me dejara llevar por ella. Me volví para escuchar lo que Tom estaba diciendo a los jugadores. “Richard, necesito que ajustes el autoestima un poco hacia arriba en el primer acto. Eso hará mucho mayor el impacto cuando te enteras de que Daniel está follándose a tu esposa. Cole, tú eres el más miserable de todo este grupo de miserables. Trata de ser un poco más grosero. Rezuma un poco más.” Miró sus notas. “Tristan, me encanta la voz, pero creo que necesitas bajarle al acento sureño un poco. Sé qué intentas hacer, pero al entrenador le suceden un montón de cosas, no queremos convertirlo en una caricatura.” “Claro que sí, Tom,” respondió Tristan en su sedoso tono grave. “Puedo controlar eso un poco.” Miró de Tom a mí y me sorprendió observándolo fijamente. Yo empecé a marcar con furia mi guión con... tonterías, realmente, pero necesitaba la distracción. “Está bien, muchachos. Sin libreto en el ensayo del viernes por la noche. Empezaré marcando los desplazamientos en

el escenario

mañana por la tarde.” El hombre menudo, Brian, gimió por el horario. “Esa es una horrible cantidad de líneas para dominar en cinco días, Tom.” “¡Oh, deja de lloriquear! Tú no tienes nada que hacer durante toda la semana salvo contar tu dinero.” Todos se rieron. “Por cierto chicos...

13

voy a necesitar tanto aviso previo como sea posible si alguien necesita perderse un ensayo. Sé que no puedo esperar el 100% de asistencia, pero una obra de grupo como ésta realmente requiere a todos en cada ensayo.” “Tom,” dijo Tristan, “Te lo advertí cuando acepté el papel, me voy a perder algunos ensayos. Estuve a punto de no llegar hoy.” “Sí, Tom. La ‘estrella’ te lo advirtió,” dijo Daniel. “Tenemos que trabajar en torno al ‘Rey’1 ¿verdad?” Tristan levantó su puño cerca de su cara y lentamente estiró su dedo medio. “Caballeros, espero que no sea demasiado duro seguir sin mí. Aquellos que tenemos empresas exitosas solemos, en realidad, trabajar en ellas.” Hubo abucheos y algunos comentarios de buen carácter: “que te jodan”, “en tus sueños” y “bésame el culo”. “Raina está aquí para rellenar cuando Tristan o cualquier otra persona no pueda venir. No puedo esperar a verla en el lugar de Daniel... o Tristan.” Dijo Tom, y me guiñó un ojo. “Serías un grandioso anciano cascarrabias.” Riéndose de eso, todos nos levantamos ruidosamente de la mesa, todas las sillas retumbaron y los hombres charlaban. Vi a Tristan arrojar 1

Aquí hay un juego de palabras, el apellido de Tristan es King, que significa rey en español. (N. de la C.)

14

su chaqueta y corbata sobre el brazo y bajó los escalones del escenario con sus largas piernas de dos en dos. Me preguntaba hacia dónde se apresuraba mientras lanzaba un “Buenas noches” por encima del hombro y andaba a grandes pasos por el pasillo hacia la salida frontal. Yo le había desnudado hasta la ropa interior antes de que alcanzara la puerta. Decidí que era un hombre de boxer de seda justo cuando su culo desapareció de mi vista.

***

Jenn estaba casi dormida en el sofá en el momento en que llegué a casa. Yo había parado en el supermercado por una botella de vino en el camino a casa, porque pensé que podría necesitar una copa o dos para que me ayudara a dormir. Me acordé de mis tiempos como camarera, en donde era difícil salir del trabajo e ir a dormir inmediatamente. Una persona necesita un tiempo para relajarse. Pero era más que eso en esta ocasión. Tristan King ya había irrumpido en el escenario central de mi cerebro y se negaba a abandonar el centro de atención. Había pasado el corto trayecto de regreso a nuestro dúplex especulando sobre él. No había ningún anillo en su bien proporcionado dedo, pero hoy en día eso no significa mucho.

15

Tom me había dado un breve resumen sobre el reparto en general: ases de la inversión veraneando en Berkshires. Eso es todo lo que sabía acerca de cualquiera de ellos, salvo que uno había captado mi atención de una forma que me tomó por sorpresa. No podía entenderlo. Yo no conocía a ese hombre en absoluto. Tenía muy poco en lo que basar mis sentimientos. Pero había un sentimiento. No me estaba engañando a mí misma. Una chica de Brooklyn con un título en humanidades de una oscura escuela de Nueva Inglaterra, sin viajes en mi haber, con sólidas raíces de clase media; alguien como yo no iba a atraer a un hombre como Tristan King. A pesar de ello, las fantasías son mejores con un ser humano ‘real’ en ellas. Mi vibrador y yo habíamos más o menos agotado a Hugh, Ryan, Johnny y Ben. Para las próximas siete semanas, por lo menos, acababa de encontrar mi nuevo ‘hombre más sexy del mundo’. Pensé que sería una elección mucho mejor que una ‘estrella de cine’. Abrí el vino y alcancé un vaso que se hallaba encima del fregadero. “Eh, Jenn, ¿quieres una copa de vino?” Grité hacia la sala. “No,” ella se incorporó y bostezó. “Salí con Isabel y Cally después del trabajo. Dios, fue tan agradable tener una tranquila cena fuera de casa como la gente normal.” “Lo sé. Me comí un sándwich de jamón justo antes del ensayo. Ahora me muero de hambre otra vez.” Me senté en el raído sillón reclinable al lado del sofá. “Aunque realmente creo que voy a disfrutar del trabajo.”

16

“Estupendo, te lo puedes quedar. Ya he terminado con el Mahkeenac Little Theater.” “Me sorprendió lo buenos que eran los chicos en la lectura previa. Hay talento real en ese Little Theater.” “¿A quién seleccionó Tom para los papeles?” Recité de un tirón los nombres de los cinco actores. Jenn silbó. “Eso es un montón de ego en un mismo escenario.” “¿Cómo de bien los conoces?” Tenía la esperanza de conseguir algunos detalles sobre Tristan. “No muy bien. Trabajé con Richard y Brian en Present Laughter pero los otros tres sólo me los topé en fiestas después de la función.” “¿Tristan King?” “Sí, lo conocí. Creo que se estaba tirando a la chica que representaba a Joanna.” “¿Está saliendo con ella?” “Hasta donde yo sé él no está saliendo con nadie. Ninguno de ellos lo está. Este tipo de aficionados al teatro pasan el verano ‘jugando’ entre ellos, pasándose de unos a otros como cajas de palomitas. Hay una pelea de gatos de vez en cuando, pero por lo demás es un grupo sorprendentemente amigable.”

17

“Parecían conocerse bien.” “Todos los chicos, con excepción de Tom, por supuesto, trabajan en Wall Street, a unas pocas cuadras los unos de los otros. Son todos más ricos que Creso, pero Tristan es el reconocido ‘rey’ de todos ellos. Un juego de palabras definitivamente intencional.” Se levantó, volvió a bostezar y se desperezó. “Me voy a la cama.” “Que duermas bien.” Apagué el televisor y llevé el vino a mi habitación. Dejé caer mi ropa en el suelo y me metí sigilosamente en la cama con un tórrido libro que había empezado el fin de semana. El héroe estaba a punto de regresar de una larga ausencia y yo estaba esperando una reunión muy caliente. No me decepcionó. Puse el libro en la mesita de noche y vacié las últimas gotas de vino de mi copa. Entonces metí la mano en el cajón y saqué mi fiel conejo. Una chica en Bennington había organizado una “fiesta de pijamas” en nuestro

dormitorio

y

probablemente

hizo

una

pequeña

fortuna

vendiendo lo último en ‘juguetes’ para chicas. Dejé caer casi un centenar de dólares por mi conejito, pero valió la pena. Teniendo en cuenta el estado de mi supuesta vida amorosa fue una inversión para mi salud mental. Me recosté contra la almohada y ajusté la configuración como a mí me gusta. La pequeña y eficiente máquina funcionaría incluso si yo estuviera pensado en hacer la colada... el aparato era así de bueno. Pero esta noche no estaba pensando en la colada en absoluto.

18

No, tenía el rostro de Tristan King enterrado entre mis muslos y él estaba canturreando ánimos para que me dejara llevar. Sus ojos estaban fijos en los míos mientras trabajaba su lengua en mi clítoris, chupando y amasándolo con su boca. Tenía dos perfectamente acicalados dedos dentro de mi cuerpo y se hallaba acariciando el punto que ningún otro hombre había tratado de encontrar. Yo sé dónde está y lo mismo ocurre con mi conejo, pero Tristan se convirtió en el primer hombre ‘real’ en buscarlo mientras cerraba los ojos y me entregaba a las vibraciones y la fantasía. Mi clímax comenzó intensamente y se estrelló a través de mi cuerpo. Tristan se desvaneció en el momento egoísta del orgasmo donde todo lo que existe es sensación, placer y liberación. Me quedé sin aliento y dejé que mi corazón se desacelerarse hasta un ritmo normal. Mientras caía en la somnolencia me recordé a mí misma tomar nota del color de sus ojos. Si me los iba a imaginar mirando a los míos, sería mejor ser capaz de completar los detalles.

19

Dos Traducido por Carola_mm Corregido por María Pili

Me aseguré de tener una excelente cena la noche siguiente. No quería que mi estómago gruñera durante el ensayo. Fui la primera en llegar al teatro. Abrí las puertas delanteras y encendí todas las luces. Tom obviamente había estado marcando el set con líneas para delimitar las zonas del mismo. Subí al escenario y caminé por el perímetro de la habitación, que era casi idéntica a la del diagrama en la parte posterior del folleto. Volví a la sala verde para poner una taza de café y llenar la jarra de agua fresca con hielo. Cuando volví al escenario, Tristan se hallaba caminando por las líneas establecidas. Estaba sin traje, en cambio, llevaba un par de pantalones cortos blancos y una camisa de color melón. Pude ver el suave bronceado de verano en sus largas extremidades y las líneas doradas en su cabello bajo las luces del escenario. Tenía piernas magníficas. Eran masculinas, definidas, pero naturales. Hiciera lo que hiciera para mantenerse en tan buena forma, no era producto de una gran cantidad de sentadillas, gracias Dios. Se inclinó para recoger su guión del piso y me sentí un poco acalorada viendo su trasero flexionarse bajo los pantalones cortos. Se dio la vuelta justo cuando estaba desnudándolo en mi mente, de nuevo.

20

Oculta en las sombras, lo observé durante varios minutos. Abrió su guión y comenzó a leer los principales soliloquios del final de la obra. Tom había sorprendido a todos con la decisión de ensayar la obra a la inversa. Comenzamos con el Acto 3 y trabajamos hacia atrás. Era una estrategia inusual, más tarde me di cuenta que fue definitivamente brillante. Tristan se paseaba mientras convocaba el carácter y la voz del entrenador. No estaba proyectando su voz como lo haría en una actuación, sino que simplemente estaba recitando el discurso de manera natural. Si cerraba los ojos, podía ver a un hombre viejo y amargado. Si los abría, veía a un hombre maravillosamente dotado y envuelto en un empaque bellamente diseñado. Podía sentir el rubor haciendo su camino desde la parte superior de mis orejas hasta la nuca. Mis pezones se apretaron contra el sujetador y estaba salivando al verlo concentrado y paseándose por el escenario. Por difícil que fuera aceptarlo, esto era un enamoramiento adolescente. Yo apenas conocía a este sujeto. Tristan King era el hombre más sexy del que había estado cerca alguna vez y me estaba encendiendo con sólo existir. Empecé a percibir el mismo tipo de calor en las mejillas que había sentido cuando mi hermana se burlaba despiadadamente de mí por estar enamorada de una estrella de cine cuando tenía trece años. Yo era irracional entonces y me comportaba de la misma manera ahora, oculta en la sombra mirando a un hombre que apenas conocía mi nombre.

21

Con pasos pesados y un pequeño ‘ejem’ desde la cortina izquierda, anuncié mi presencia. “Raina,

no

sabía

que

estabas

aquí.”

La

sonrisa

que

brilló

inmediatamente me recordó el lugar donde yo había puesto esa boca en mi fantasía la noche anterior y el pensamiento me confundió. “Oh, hola. Ummm. Sólo estaba... Quiero decir que yo estaba empezando el café. Y el agua. Bueno, no a partir del agua, sólo poner hielo en...” No pensé que fuera posible sonar más estúpida que como en ese momento. Tuvo la delicadeza de no darse cuenta. “¿Te importaría repasar unas líneas conmigo antes de que llegue todo el mundo?” “Claro, me encantaría,” le dije un poco demasiado emocionada. Él se acercó al borde del escenario y se sentó, con las piernas colgando por el borde de la plataforma. Me senté a su lado e hice lo mismo. “Desde el principio del Acto 3.” “Está bien.” Me quedé sorprendida por la cantidad de diálogo que ya había aprendido de memoria. Él era casi capaz de pasar a través de todo el libreto sin mi ayuda. Vi su boca repetir las líneas, pero me perdí bastante al descubrir que sus ojos eran de un intrincado tono avellana, ocre y oliva, mezclados con toda una gama de marrones amaderados. “¿Raina?”

22

“Oh, lo siento.” Miré fijamente a la página. Él había estado recitando un párrafo bastante largo y hubo varios diálogos en éste. “Daniel,” dijo mientras se inclinaba hacia mí y señaló el lugar en mi guión. “Eres Daniel.” “Por supuesto...” Leí la línea, pero podía sentir el aumento de color en mis mejillas. Él también lo vio. Había la arruga de una sonrisa alrededor de sus ojos. Sabía que me tenía aturdida y le divertía. Me sentí aliviada cuando Brian y Tom entraron por las puertas del teatro. No recuperé la compostura durante el resto de la noche. Afortunadamente la mayor parte de lo que tenía que hacer era tomar notas en el libreto. Tom dirigió cuidadosamente los movimientos de los hombres en todo el espacio de la cinta. El Acto 3 comenzó a tomar forma. Tan pronto como concluyó el ensayo, me deslicé detrás del escenario para apagar la cafetera y enjuagué las tazas. Las estaba guardando cuando escuché el “Buenas noches, a todos” de Tristan que débilmente llegó a la parte trasera. Tom y Cole fueron los únicos dos que quedaban en el teatro cuando salí por detrás del escenario. Me invitaron a la nueva taberna para tomar una copa, pero decidí a volver a casa. Estaba trabajando en mi currículum para enviarlo cuando el trabajo de verano acabase, era tiempo de ser realistas a la hora de buscar trabajo. No quería darme un

23

batacazo, y quería mudarme cuanto antes de la casa de mis padres, en cuanto encontrase un empleo que me permitiera hacerlo. No había manera de evitarlo. Yo iba a regresar a mi casa en Brooklyn y de vuelta al familiar barrio de Park Slope en donde Jenn y yo crecimos. Jenn estaría en Bennington, muy lejos de casa. A veces la idea de estar sin mi mejor amiga era suficiente para comenzar a llorar. Tenía que suceder algún día, pero eso no era mucho consuelo para mí, prácticamente contaba las horas y días antes del final de la era: Jenn y Raina, Mejores Amigas por Siempre. Conseguimos trabajos en sitios opuestos con la separación en mente. Las dos sabíamos que tendríamos que dejar de depender de nuestra compañía constante. Literalmente, nos habíamos estado cruzando, yo en Tanglewood y ella con su trabajo nocturno en el teatro. Estaba un poco más tranquila mientras mirábamos una película de Adam Sandler que habíamos visto una media docena de veces. Jenn me preguntó en qué estaba pensando. “Oh, en un par de cosas.” “¿Como qué?” “Como lo mucho que estoy deseando mudarme definitivamente de la casa de mis padres.” “Te entiendo. Me adoro a tus padres, pero parece como si dieras un paso hacia atrás.”

24

“Y en cuánto te voy a extrañar.” “Ahh, Raina, yo te voy a extrañar también. Eres la única hermana que tengo.” Ella me dio una palmadita afectuosa en la pierna. Jenn provenía de una familia de tres hombres además de ella. En la mía, yo era la menor de tres hermanas. “Y sobre...” “¿Qué?” “Tristan King. Creo que estoy un poquitín enamorada de él.” Jenn se rió tan fuerte que pensé que iba a ahogarse. “Cariño, Tristan King ni siquiera puede deletrear clase media. Él considera que Brooklyn es sólo un pequeño escalón más arriba de Armpit2, Idaho.” “¿Crees que es tan superficial que no podría...?” “Raina, no creo, lo sé. Espera a que empieces a ver todos los otros jugadores en el drama de nuestro incestuoso Little Theater. Ningunas de las ‘reinas’ va a dejar que te acerques a Tristan. Él es uno de ellos.”

Armpit (que literalmente en español significa Axila) es un término peyorativo que utilizan los norteamericanos para describir a una ciudad que posee una baja calidad de vida, económicamente hablando. (N. de la C.) 2

25

Tres Traducido por Belgy Corregido por María Pili

La noche siguiente descubrí a qué se refería Jenn. El miércoles, dos rubias bronceadas y con largas piernas llegaron bailando en medio del ensayo, interrumpiéndolo inmediatamente. Entraron moviéndose como si el lugar les perteneciera y creo, que de cierta forma, así era. Sus familias hacían donaciones al teatro y frecuentemente

tenían

los

roles

principales.

Ocupaban

un

lugar

privilegiado en el “quién es quien” en los carteles del vestíbulo. “Tom, viejo horrible. No creo que pueda perdonarte por querer estrenar esta obra sólo con hombres,” una de las rubias hizo un puchero mientras besaba ambas mejillas de Tom. “Tuve que ofrecerme como voluntaria en vestuario sólo para estar cerca de los chicos,” los ‘chicos’ en el escenario sonrieron con diversos grados de calidez. Con felicidad, noté que Tristan parecía ser el menos impresionado. “Y yo,” continuó la otra, “decoraré el set. Según la descripción no será un gran desafío.” Juguetonamente golpeó la cabeza de Tom con el guión que tenía en sus manos.

26

Las dos siguieron bromeando por varios minutos más con los hombres en el escenario. Hubo un montón de cabello agitándose, roces de hombros y risas sobre cosas que yo apenas encontraba divertidas. Todos parecían conocerse muy bien. Me sentí tan invisible, como una goma de mascar pegada bajo el asiento. Finalmente, cuando se estaban yendo, Tom me presento a ‘Suze y Nicky’. Suzanne Redmond y Nicole Spencer, dos perras adineradas que dejaron en claro que yo fui contratada sólo para ayudar y nada más. Me sorprendió que pudieran comunicar eso sin casi decirlo literalmente. Estas chicas eran las maestras del lenguaje no verbal. La forma en que miraban por sobre el hombro me recordó a la oruga fumadora de Alicia en el País de las Maravillas, diciendo ¿Quién eres? De repente, me sentí muy conciente de mis ropas comunes y mi cabello castaño cortado en una peluquería de segunda. Estaba usando una simple cadena de oro. Era lo más caro que poseía a parte de mi cacharro y había sido un regalo de graduación de mis padres. Me avergoncé de mí misma por pensar que lucía pequeña y barata. Suze y Nicky caminaron por el pasillo hacia la salida y todos los ojos, incluidos los míos, miraron sus delgados traseros meciéndose bajo los hermosos vestidos de verano que usaban. Cuando llegaron a lo alto de éste, Suze se giró y anunció. “A propósito, exijo realizar la fiesta de la noche inaugural y Nicky se queda con la de clausura. Es lo justo. ¡Merecemos algo de la diversión de esta obra!”

27

Llevó unos minutos volver a retomar los ensayos, Tom me dijo que hiciera un cartel que dijera “Ensayo Cerrado” y lo pusiera en la puerta. “Sé que para ellos esto sólo ‘jugar a actuar’, pero yo lo tomo seriamente,” me explicó. “Hay mucho trabajo involucrado en este tipo de producciones. Ya habrá tiempo de sobra para divertirse.” Me dio la sensación de que Tom se sentía tan fuera de lugar como yo. Tom enseñaba dicción y teatro en un colegio local, pero me dijo que aspiraba a cosas mejores. A su edad, debería darse cuenta que nunca llegará ni de cerca al éxito de los cinco jóvenes chicos que dirigía. De hecho, era bastante probable que nunca hiciera nada más creativo que dirigir Little Theatre. Antes me había explicado que yo podría sustituir en el escenario a alguno de los chicos que no llegaran al ensayo. “A veces, alguno de ellos tiene que ir a la ciudad,” me reveló. La mayoría de las veces, si ellos trabajaran durante todo el verano, lo harían de forma virtual. “Desde la orilla de la piscina, con una cerveza en una mano y una chica en la otra,” me dijo, con un dejo de amargura. La segunda semana, Brian no estuvo en el ensayo del martes. Habíamos trazado por completo el tercer acto y se suponían que para ese entonces los actores deberían haberse “aprendido” sus líneas, al menos hasta el acto tres. Así que estaría en el escenario con dos responsabilidades: señalarles cuándo se saltaran una línea o parte de la planificación y leer las líneas de Brian y moverme como se supone que lo haría su personaje.

28

Tom había planeado meticulosamente cada pequeño movimiento que los actores debían hacer. No hay nada más aburrido que una obra pobremente planificada. Hace sentir a la audiencia incómoda y nerviosa. Aunque la gente en la vida real tiende a estar en un lugar por mucho tiempo, en el escenario eso no funciona. Así que el director debe poner la obra en movimiento para que tenga éxito. Estábamos como a mitad del acto e iba bastante bien. Tuve que darle la entrada a Cole en un par de líneas, pero nada importante. Hasta que Tristan se movió a la derecha del escenario siendo que tenía que hacerlo hacia la izquierda. “Tristan,” le dije, “se supone que debes moverte hacia el bar, en la barra.” “No. No es así. Debo moverme hacia la ventana.” Miré el margen de mi ya muy gastado guión donde había escrito “Entrenador al lado de la barra”, Tristan me miraba desafiante. Quería escaparme, pero sabía que yo tenía la razón. Si él se dirigía en dirección opuesta, desbalancearía todo el cuadro. “En serio, tienes que ir hacia el bar al final de esta línea,” él sólo se quedó de pie mirándome fijamente. “Creo que sé dónde debo estar.”

29

“Bueno, parece que no…” miré hacia el teatro donde estaba sentado Tom en la oscuridad. La voz de Tom se escuchó entre las sombras. “A la izquierda del escenario, Entrenador.” Tristan me miró como si lo hubiese traicionado por estar en lo correcto y se movió hacia el bar. Después, volvió a suceder. “Tristan… ahí es cuando se supone que te sientas en el sillón.” Esta vez él sólo murmuró “maldito infierno” en voz baja y se dejó caer en el set de sillas que estaban provisionalmente hasta que llegara el sofá. La silla chirrió en el escenario debido a que su peso hizo que se moviera unos centímetros. Él estaba casi gruñendo cuando logró volver a sus líneas con los demás. Después, había un punto donde Tristan tenía que tomar el rostro de Brian. El entrenador estaba enfurecido porque el personaje de Brian había insultado la integridad del viejo equipo y la línea era: “Ni siquiera cruzaría la calle para mearte si estuvieras quemándote.” Cuando se me acercó, hizo un increíble trabajo diciendo esa línea, mientras tomaba mi rostro entre sus manos. Sus ojos quemaban los míos y el calor de sus manos viajó desde mis mejillas hacia muy abajo. Pareció como si él sostuviera mi cabeza unos segundos más de los necesarios y siseó las palabras con verdadera ponzoña.

30

Tartamudeé las próximas líneas de Brian. “Sería mejor dejarme arder,” y con gracia seguí mi parte y me aparté de Tristan con elegancia y caminé hacia el ‘bar’. Mientras hacía la pantomima de servirme un trago, deseando realmente que fuera de verdad. Se suponía que sería un momento potente en la obra. Sin duda tuvo ese efecto en mí. De todas las noches que podría haber escogido para salir después de los ensayos, Tristan escogió ésta. Regresó al cuarto verde mientras yo me estiraba. Le estaba dando la espalda a la puerta, pero sentí su presencia justo antes de que hablara. “¿Raina?” Mi nombre… su voz. Respiré profundamente antes de girarme. “¿Sí?” esperaba que el esfuerzo de infundirle despreocupación a esa palabra funcionara. “Vamos a tomar algo,” No dijo ¿Te tomas un trago conmigo? O ¿Qué te parece si me acompañas a tomar algo? Él tenía una extraña forma de decir las cosas. Era casi una orden. Como una niña rebelde, al principio quería decirle que no. Pero una profunda parte de mí, la mujer, quería tener a ese hombre para mi sola unos minutos. “Claro,” le dije, “tengo que terminar unas cosas.” Tristan se apoyó en el marco de la puerta sin decir nada, mirándome poner el tazón en su lugar y lavar la cafetera. Mis manos temblaban un poco mientras sostenía el jarro bajo el agua que corría, sabiendo que él se hallaba de pie ahí, con sus ojos fijos en mi espalda. Estaba consciente de la intensa

31

atracción física que sentía por Tristan desde el momento en que pisó el escenario. Su poderosa interpretación del entrenador y su magnetismo personal sólo habían aumentado mi curiosidad y, admito, mi deseo por acercarme más a él. Cuando hube cerrado el teatro, Tristan me ofreció su brazo. “Mi carruaje nos espera,” sonrió. Aparte de mi destartalado jeep en el estacionamiento, el otro coche era un exótico convertible negro, con el capó ya abajo. Era una versión moderada del Batimóvil. “¿Qué te parece si te sigo? Podemos ir a Newly’s. Está cerca de mi casa.” “No lo creo,” cuando no saqué mi mano de su brazo inmediatamente, él puso su mano en la parte baja de mi espalda y me condujo por el estacionamiento.

El

firme

toque,

justo

arriba

de

mi

trasero,

prácticamente alejó cualquier pensamiento. Él abrió la puerta del lado del copiloto y yo me subí inmediatamente… como se esperaba. “Newly’s es para ir con los chicos. Tengo un mejor lugar en mente para llevar a una dama.” Su énfasis en “dama” le dio un tono especial. Miré hacia mis vaqueros y deseé haber escogido usar otra cosa. Él me vio mirando mis pantalones y leyó mi mente. “No te preocupes. No hay código de vestimenta donde vamos.” El motor rugió a la vida con un sonido que era el equivalente mecánico de la voz profunda y gutural de Tristan. El asiento de cuero envolvía mi

32

metro sesenta con puro lujo. No había ningún mueble en mi casa que fuera así de cómodo. Tenía que preguntar. No me importaba sonar como una provinciana sin educación. No reconocía el famoso emblema en forma de corona en el capó del coche en el que estaba por ser transportada. Dado esto, probablemente sería la primera y última vez que me subiría en una bestia como ésta, necesitaba saber su nombre. “Maserati,” me respondió, “es un GT… Gran Turismo.” “Es hermoso,” le dije, “muy elegante sin ser ostentoso.” Como tú. El coche era perfecto para él. “Gracias, me alegra que te guste. No es muy práctico para la ciudad. Un auto como éste es como un caballo pura sangre. No puedes mantenerlo en el granero todo el tiempo.” Estiró la mano y acarició mi muslo con la palma de su mano. “Échate hacia atrás y disfruta el viaje. Es una hermosa noche.” Lo que era hermoso era la forma en que su toque me hacía sentí. Las estrellas parecían brillar con más intensidad, el resplandor de la luna era como una caricia. Habíamos andado unos quince minutos cuando Tristan salió de la carretera principal y manejó por un camino rodeado de árboles, que terminaba en una enorme mansión de piedra que se parecía mucho a un castillo francés que vi en mi único viaje de verano al extranjero. Asumí que era uno de esos muchos hoteles a escala que salpicaban Berkshire. Pero no se veía mucha gente.

33

Se estacionó justo en el frente y me guió por unos peldaños de piedra hasta una enorme puerta doble que se abrió mientras nos acercábamos. “Buenas noches, señor Tristan,” un hombre de complexión delgada y rasgos asiáticos nos saludó. “Hola Kwan. Mi amiga y yo tomaremos nuestras bebidas en la terraza trasera. Pídele a Charlotte que nos prepare unos bocadillos.” “Sí señor,” el hombre siguió su camino, encendiendo las luces a su paso. Tristan se las había arreglado para llevarme a su casa como debía haber hecho con muchas otras mujeres antes que yo. Por mucho que me sintiera atraída hacia él, no apreciaba ser manipulada. Es sólo que fue tan tranquilo. Tan ensayado. Tan malditamente seguro de sí mismo y de su efecto sobre el género femenino. Aunque lo deseaba, había una parte de mí que gritaba por un poco de orgullo. El salón que se iluminó enfrente de nosotros estaba tan ornamentado como esperaba que estuviera. Se encontraba lleno de tapices y el trabajo en las molduras era increíble —bustos y ángeles y todo tipo de cosas talladas en una forma compleja. “No tomes tan en cuenta el lugar. Definitivamente no es como yo.” Él parecía casi avergonzado por la opulencia del lugar. “Lo compré por la propiedad… el terreno. Son más de cien hectáreas y tienen un río increíble que lo rodea.” Me dirigió hacia la ‘terraza’, que era un amplio

34

lugar con vista a una piscina rectangular y césped que parecía no terminar nunca. Oculta al final del patio había una cocina al aire libre y una sala de estar. Obviamente había sido modernizada. “Éste y un par de habitaciones son las que utilizo. Lo que en verdad quiero hacer es donar esta pila histórica a alguna causa noble y construir mi casa cerca del río.” “¿Qué construirás?” Lo miré bajo el suave brillo dorado de las luces mientras se dirigía al bar. Sus movimientos me hicieron preguntar cómo sería bailar con él. “Algo penosamente moderno. Quiero tanto vidrio como pueda, así se sentirá como si viviera en la intemperie. La voy a construir en medio de los bosques para que nadie me vea correr desnudo.” “¿Haces eso a menudo? ¿Correr desnudo?” no pude evitarlo. Saltó a mi imaginación… sus cabellos y piel dorada en contraste con el paisaje de los boques que combinaba con sus ojos. “Tanto como puedo,” me sonrió maliciosamente y me vio sonrojar, nuevamente. “¿Qué deseas de beber?” “Lo que tengas estará bien.” Él levantó una ceja y comenzó a mezclar mientras yo trataba en vano de alejar la imagen de su desnudez de mi mente. Me trajo una copa y

35

se sentó al lado mío en el sofá. Se colocó tan cerca que su rodilla tocó mi muslo cuando se giró para que brindáramos con las copas. “¡Por la obra!” “Rómpete una pierna3.” le respondí. Me tomé un buen trago de la bebida de color verde claro que Tristan había preparado. Casi me ahogué. Era muy amargo y muy, muy fuerte. “¿Qué es esto?” Logré decir finalmente con voz entrecortada. Él echo la cabeza hacia atrás y se rió. “Es un Kamikaze. Vodka, Triple Sec y un poco de jugo de lima rosada. No tienes que beberlo.” “No, está bien… comienza a gustarme,” le dije mientras tomaba otro sorbo. La calidez de su rodilla contra mí y el calor del alcohol extendiéndose por mi cuerpo, hacían que la idea de mi orgullo se fuera como el humo. Su dedo recorrió mi mandíbula hasta mi oreja, donde trazó el contorno con delicadeza y tocó la simple argolla que se balanceaba en mi lóbulo. Respiré profundamente. “Con certeza, tú comienzas a gustarme…” la sugestiva línea pertenecía a un guión. Traté de pensar en una respuesta rápida, pero nada me vino a la mente. Él era intoxicante a pesar de sus movimientos predecibles. No había nada intrínsecamente malo con ser rico, guapo y ególatra, pensé. Pero, si seguía con esto, tendría unas largas y extrañas semanas por delante hasta que la obra terminara. Eso, y que también 3

Expresión inglesa, que desea buena suerte a los artistas. Existe una tradición de supersticiones que rodean al teatro; “rómpete la pierna” tiene su origen en la creencia de que da mala suerte desearse buena fortuna antes de actuar. (N. de la T.)

36

tendría al resto del elenco y a esas maliciosas perras con las que tratar. Ostentaría un tatuaje en la frente de ‘usada’. Los hombres sentirían lástima y las mujeres se reirían de mí. Kwan apareció con una bandeja y la dejó en la mesa de centro frente al sofá. Era una distracción muy bienvenida. La bandeja tenía pequeños pocillos con aceitunas, algunas salsas y algo envuelto en hojas. Tristan quitó las hojas para revelar un pedazo redondo de queso. Partió un trozo de un crujiente pan y lo untó con el empalagoso queso. Lo llevó a mi boca y me dio el bocado. No pude evitar gemir de placer cuando el sabor mantequilloso golpeó mi paladar. “Banon de Chalais,” dijo mientras se preparaba un bocado para él. “De Provence. Envuelto en una hoja de castaño empapada en brandy. Delicioso, ¿no es verdad?” Antes de que pudiera coincidir con él, me dio otro bocado para comer. Esta vez, me acarició los labios con la punta de sus dedos, trazando círculos alrededor de los sensibles bordes. Tragué el bocado de queso y pan, rompiendo la conexión entre sus ojos con los míos. Me giré hacia la mesa y tomé un sorbo de mi bebida mientras él hacía lo mismo. “Este no es el trago adecuado para este tipo de queso… demasiado poderoso para algo tan delicado…” Él tomó mi mentón y me echó la cabeza hacia atrás para mirarlo. Mis labios se separaron con un silencioso ‘oh’ y provocó a mi lengua con su

37

dedo. Frotó la humedad por mi labio inferior. “Tus labios son tan perfectos…” tarareó un ‘mmmm’ de apreciación. Me miró a los ojos y podía ver la pasión lujuriosa en ellos. Su deseo por mí era embriagador. La forma en que me poseía con sus ojos, sus manos e incuso los sonidos que hacía, simplemente me dominaron. Su beso quemó mi boca. Sus labios que había imaginado, la boca que había mirado por tanta noches se sentía cálida y húmeda contra mis labios. Saboreé lima y alcohol cuando su lengua encontró la mía. El leve aroma de su colonia dejaba espacio para sentir el olor de su piel. Su esencia era muy masculina, un tipo de aroma a especies, salado y madera que me gustaría embotellar y conservar. Mi cuerpo reaccionaba predeciblemente a la suave y practicada seducción

de

Tristan.

Sentí

su

beso

bajando

por

mi

cuerpo,

endureciendo mis pezones, jalando detrás de mi ombligo y pulsando entre mis piernas. Ser una entre muchas, de repente, no importaba tanto. Besó mi cuello y acarició mi mentón, pellizcando con gentileza mi piel antes de regresar a devorar mi boca con besos más insistentes. El deseo era increíble. Lo había observado y mentalmente devoraba su cuerpo mientras se paseaba por el escenario. Desde que lo conocí, había logrado tener un orgasmo tras otro imaginando su hermoso rostro presionado junto al mío. La lujuria me envolvía como una cortina pesada de neblina y sentía que mi juicio se cubría con la bruma. Tal vez no había nada malo en ser usada, no había daño en entregarse a un

38

poderosamente atractivo hombre que era divinamente atractivo. Rayos, quizás yo lo usara a él. Me puso en su regazo y pasó su mano por mi costado. “Tan femenina,” ronroneó como un poderoso gato. La profundidad de su voz ronca resonaba en mi interior. Acarició mi cintura y rodeo mi cadera para acunar mi trasero en su mano. “Tan suave. Deliciosa de muchas formas.” Volvió a acariciar el frente de mis vaqueros y agarró mi coño con su mano, presionando con fuerza. Podía sentir la humedad caliente en respuesta, comenzando a mojar mi ropa interior y me preguntaba si mis pantalones ya estarían mojados entre mis piernas. Sentí que desabrochaba el botón y bajaba el cierre. Sus dedos se escabulleron bajo el borde de mi tanga y yo gemí cuando él encontró mi palpitante clítoris. Comenzó a acariciarme con la presión justa y ritmo perfecto. Era como si él conociera mi cuerpo antes de tocarlo. Quitó su mano de entre mis piernas y la llevó a su rostro. Respiró profundamente mi esencia y saboreo los dos dedos que habían estado en mi interior. Mantuvo mi mirada atrapada con la suya mientras el aire a nuestro alrededor se volvía denso. “Qué sensible lugarcito para jugar,” susurró en mi oído mientras sus manos regresaban a complacerme. “Qué lugar tan dulce para mis dedos…” me besó. “Para mi boca…” me volvió a besar. “Y pronto para

39

mi polla.” Esta vez, puso mi mano sobre su erección, la cual era notoria a través de sus ropas. Sus palabras me encendieron. Y el teléfono me enfrió. No le había puesto mucha atención hasta que lo sacó de su bolsillo y lo puso en la mesa. Muchas personas hacían eso. Creo que simplemente no esperaba que sonara. O, que él contestara. Considerando que donde estaba su mano debería ser más importante que una llamada telefónica. Aparentemente no.

40

Cuatro Traducido por Catherine Corregido por María Pili

Desde que llegué a su casa, hasta ahora, toda la velada empezaba realmente a molestarme. Él me lanzó una mirada avergonzada, agarró el teléfono con su mano ‘no usada’ y caminó al final del patio con éste. Pude verlo restregarse la otra mano en sus pantalones cortos y repentinamente me sentí sucia. Subí el cierre de mis pantalones y alisé mi cabello. El momento claramente había pasado. Las únicas palabras que puede escuchar de su conversación fueron improperios. “Joder”, “cabrón”, “una mierda” y “maldito hijo de puta” estaban entre ellas. Era obvio que algo al otro lado de la línea estaba yendo mal para Tristan. Se metió el teléfono en el bolsillo con tanta fuerza que fue una maravilla que no lo rasgara. No hizo contacto visual conmigo de inmediato, pero fue y presionó un botón en el mostrador de la cocina. “Mira, algo ocurrió,” me dijo, “Es Hong Kong.” Supongo que no creyó que fuera necesaria una explicación, porque no me ofreció más detalles. Kwan salió de las sombras.

41

“Kwan te llevará de vuelta a tu coche en el teatro, me temo que tengo que volver al teléfono.” Tristan lucía como una tormenta inminente, todo oscuridad y furia. Se volvió hacia la casa y me dejó parada en el patio con Kwan. No sé que esperaba —un beso de buenas noches, un ‘lo siento’ o un ‘te llamaré’— pero no obtuve nada. Seguí aturdida a Kwan hacia al lado de la casa donde estaba estacionado un sedán BMW. Abrió la puerta del pasajero y entré. Fuimos en silencio hacia la ciudad. Kwan parecía muy poco interesado en mí. Probablemente estaba pensando en cómo Tristan se rebajaba al relacionarse con la gente corriente. Definitivamente yo no estaba en la misma liga de Tristan King. “Así que, Kwan, ¿eres el mayordomo de Tristan?” pregunté un poco bruscamente. Había puesto mis pensamientos en la cabeza del pobre tipo y sentía que debía recordarle su lugar. “En realidad, soy muchas cosas. Mientras estamos aquí, me ocupo de la casa. Cuando nos encontramos en Nueva York, a menudo soy su chofer, cuando viajamos a China, algunas veces soy su traductor. Siempre soy su guardaespaldas.” Kwan parecía medir un metro setenta y siente de altura y pesaba alrededor de setenta kilos. Notó que lo estaba midiendo. “Soy cinturón negro del décimo grado en Taekwondo. Es suficiente para hacer la mayoría de las cosas excepto, tal vez, detener una bala.”

42

“¿Él necesita un guardaespaldas?” “Sí, él lo necesita.” Kwan hizo de sus palabras las últimas de esa conversación. Tenía muchas ganas de preguntar por qué, pero el tono del hombre era inconfundible. Decidí usar un tono más amigable. “¿Eres de Hong Kong?” “No.” De algún modo había ofendido al hombre, hasta el punto de que lo único que iba a obtener de él eran respuestas monosilábicas. Jenn estaba dormida cuando entré, así que me salvé de su ‘te lo dije’. Me senté en el sofá en la oscuridad y me pregunté qué iba a hacer cuando tuviese que enfrentarlo en el ensayo la noche siguiente. Me sentí tonta, barata e inmadura. Sabía que no podía esperar conocer alguien como Tristan King en igualdad de condiciones, pero me dejé seducir por su hermoso rostro y unas cuantas frases que sin duda había usado miles de veces. En un momento, era todo encanto y queso francés y al siguiente era frío como una roca ¿En serio esperaba que yo le importara?

***

43

Por mucho que temiera encontrarlo, obedientemente aparecí en el teatro la noche siguiente. No debería haber estado tan nerviosa. Tom anunció que Tristan estaba ‘fuera’. Tomé su lugar en el escenario y tuve la bizarra experiencia de tener que leer sus líneas toda la noche. Cada palabra que decía, me recordaba su voz y cada movimiento que yo hacía a través del escenario me recordaba su caminar, cómo sus manos elegantes —que habían estado dentro y sobre mi cuerpo hacía poco— mostraban su entrega impecable y cómo su poder en espiral se reflejaba en la acción más pequeña. Mi parte racional me ordenaba que dejara de obsesionarme por un hombre que tenía tan poco respeto por mí. Pero otra parte no podía obedecer. Tenía una conexión primaria con este hombre que ninguna lógica podía quebrar. La segunda noche sin Tristan fue malísima. Yo era una pobre escusa de entrenadora substituta y el resto del elenco no lo estaba sintiendo. Logramos

poco

más

que

una

y

otra

línea,

y

repasamos

los

desplazamientos. Tom acabó frustrado y declaró que el ensayo terminaba temprano. Estaba a punto de cerrar la puerta del frente cuando sonó el teléfono en la oficina de taquillas. “Little Theater Mahkeenac,” respondí. “¿Es Raina Harding, la directora de escena más sexy de Nueva Inglaterra?” La voz de Tristan fue como seda líquida y me dio vértigo.

44

“Tristan.” “Estoy volando sobre San Francisco. Mi piloto me llevará a Teterboro a las 4 a.m. Voy a tomar una siesta y luego iré a la oficina. Tomaré un helicóptero en la tarde y llegaré al ensayo a tiempo.” Por supuesto que sería Teterboro. Tristan King no podría volar en un aeropuerto comercial. “Tom se pondrá feliz.” “¿Tú estás feliz?” Sí. No. No lo sé. “El ensayo no estuvo bien hoy.” “Raina… en cuanto a la otra noche.” “Tenías negocios. Lo entiendo.” “No soy bueno con ciertas… cosas. Espero que esté todo bien conmigo… con nosotros.” “Está bien, en serio.” No, no está bien. Duele… ¿hay un nosotros? Encendió el calor en su voz. “Estoy deseando… más de ti. Eres totalmente follable ¿lo sabías?” Debería estar ofendida. Estaba manejando el incidente como si fuese una cosa que dejas pendiente en medio de la cena. Pero había algo acerca del modo que dijo ‘follable’ que envió una chispa directo a mi coño. Los hombres podían hacer eso. Tristan podía hacerlo. Yo podía

45

hacerlo también. Simplemente poseer a alguien, aunque fuera una vez, sólo porque eran deseables, sólo porque eran ‘follables’. Puse mi mejor voz sexy. “Usted tampoco está nada mal señor King.” “Te veo mañana en la noche,” ronroneó. Me podía imaginar esa sonrisa de medio lado en su rostro perfecto. Un rostro que yo todavía quería ver vagando por todo mi cuerpo desnudo. “Buenas noches, Tristan.”

***

Me vestí con más esmero que de costumbre para el ensayo. Me puse una mini falda de tela vaquera que no gritaba ‘demasiado elegante’ y un top de cuello “halter” anudado a mi cuello, sin mangas. Me veía bien y lo escogí a propósito por la accesibilidad. Si cierto hombre quería tocarme, no habría mucho de por medio. Cuando llegué, Tom estaba sentado con un hombre de cabello oscuro en la tercera fila. Me presentó a Roger Maynard cuando me senté. Me dijo que Roger era un ‘viejo amigo’ del teatro y pasó a saludar a los muchachos. Roger era extremadamente apuesto, con unos rasgos delicados, casi femeninos. Hubiese sido una mujer muy atractiva.

46

El elenco llegó y Roger los saludó a cada uno con una gran calidez. Cuando Tristan apareció, se abrazaron como hermanos, pero vi un rastro de oscuridad momentáneamente en el rostro de Tristan. Cuando el ensayo comenzó, Roger observó hasta el primer corte y luego se despidió. “Tristan, no te pierdas, hombre. Todavía soy tu amigo, sabes.” Roger y Tristan se abrazaron de nuevo. “Lo sé Roger, lo sé.” Había tristeza en su voz cuando contestó. “He estado bastante ocupado. Y… bueno…” “Entiendo. Llámame cuando quieras hablar.” Los actores tomaron sus puestos en el escenario de nuevo, pero el resto del ensayo se notó muy apagado. Había algo sin decir y parecía que todos entendían menos yo. Tristan perdió su concentración cerca de la mitad del acto y lo llamé para que se bajara del escenario. Me miró con el ceño fruncido y bajó. La siguiente vez que lo corregí me dijo, “Habla alto, ¿vale?” Volví a repetir, insegura, porque parecía tan hostil y amenazante. “Recoge el vaso…” le dije interrumpiendo una de sus líneas. “Raina, si vas a corregirme, ¡hazlo de manera que pueda oírte!” “Lo siento. Es solo que tú… me intimidas.”

47

“Bueno,” gritó desde el escenario, “¡no te sientas tan malditamente intimidada!” Podía sentir mis mejillas arder y las lágrimas en mis ojos. Parpadeé para alejarlas y me ocupé con mis notas. Cuando se equivocó de nuevo, no lo corregí. Me imaginé que alguien más lo haría. Pero nadie lo hizo. Parecía que no era la única a la que Tristan intimidaba. El ensayo concluyó y todos parecían tener prisa por salir del teatro. Había un aura melancólica en el aire. El acto 3 era la oscura conclusión de un oscuro drama, pero el estado de ánimo del elenco no era tal. Mientras arreglaba el desastre en el cuarto verde, traté de resolver el misterio de la noche. Claramente, Roger tenía algo que ver con el humor de Tristan. Había esperado coqueteo con un final de seducción. En cambio, me sentía frustrada y confundida. Tristan estaba descansando en una ‘cama’ que estaba atorada en el frente de algún piso de un escenario cuando salí. Las luces de la casa estaban prendidas todavía, pero Tom había apagado las luces del teatro, así que detrás del escenario esa era la única iluminación. Habría sido fácil no verlo en las sombras, pero de nuevo lo sentí antes de verlo. “Ven, acompáñame en la cama.” Él golpeó la plataforma de madera cercana a él. Su torso estaba contra la cabecera y la longitud de la cama no era suficiente para que sus largas piernas pudieran estirarse. Sus rodillas se flexionaban en ángulo.

48

Fui y me senté en el borde la cama, mirándolo. Se veía cansado. Había círculos oscuros bajos sus ojos y parecían brillar menos de lo usual. Me sorprendió cuando me sujetó contra él y me apretó contra su pecho.

Podía

sentir

su

respiración

sobre

mi

cabello.

Me

frotó

suavemente la espalda. Suspiré, mientras mi piel cedía a su toque. Su corazón latía bajo mi mejilla y el olor de su piel me llegaba a través de su franela. Había tanto que quería preguntarle, pero no podía hablar y romper el encanto del momento. Cuando me levantó el rostro hacia el suyo, el beso era todo lo que quería. Las preguntas podían esperar. Fue como si quisiera alejar el mundo. Su boca estaba hambrienta, buscándome con su lengua. Tomó mi labio inferior entre sus dientes y lo mordió rápido, con mordiscos calientes. Cuando mi lengua buscó la suya, él la succionó a su boca hambrienta. Dejó un rastro de suaves besos húmedos bajo mi cuello y sus manos fueron alrededor de mi espalda. No tuvo problema tomando el botón de mi top en el cuello y deslizándolo hacia abajo. Mis pezones gritaban por su toque. Me pareció que el propósito de que se irguieran era dejarlo que los encontrara más rápido. “Tan

perfectamente

hermosa,”

murmuró

mirando

mis

pechos

desnudos. Tomó ambos con sus manos y se inclinó para chupar mis pezones. El toque de su boca en ellos envió ola tras ola de electricidad a mi coño. Los retorció entre sus dedos y su boca volvió a conquistar mis labios.

49

Quería sentir la dura forma de su pene de nuevo. Sólo había tenido un contacto breve y ahora quería más. Mucho. Más. Estaba duro bajo sus pantalones. Le acaricié el eje grueso, tensado bajo la tela y el sonido que hizo a mi tacto era el gruñido que buscaba. Él empujó contra mi mano invitándome a liberarlo y desnudarlo. Los dedos de Tristan estaban dentro de mí otra vez. Hizo a un lado el pequeño triángulo de seda que cubría mi coño y mi cuerpo empapó su mano con el líquido de mi lujuria. Me froté contra sus dedos mientras buscaba ese punto que me enviaría al orgasmo. Su pulgar hacía maravillas en mi clítoris, suave y duro, lento y rápido, dirigido por el movimiento de mis caderas hacia su toque. Desabroché su cinturón y luché contra la tensa cremallera. Cuando alcancé la banda de sus interiores, lo sentí golpear el evasivo lugar en mi interior que pensaba que sólo yo conocía. A pesar de que mi mano se acercaba para liberarlo, podía sentirme cada vez más cerca del clímax. Sólo podía sujetarme a él mientras mi placer crecía y sentí acelerarse el ritmo del orgasmo. “Estás tan húmeda, tan flexible. Dios, qué mujer eres.” Empecé a frotarme más fuerte contra él mientras el clímax empezaba a dibujarse en mí. Sus dedos tenían un efecto en mí que nunca había experimentado con el toque de un hombre. “Es tan bueno. Oh, tan bueno.”

50

“Eso es. Ese es el modo…” me animaba a que me dejara ir para él. Abrí más mis piernas, apoyándome contra un cajón al lado de la cama de madera. Gemí y traté de darle algo de atención al caliente pene que sostenía en mi mano. “Luego, dulce Raina. Seguiré aquí. Déjate ir.” Cada vez que acariciaba, mi interior gruñía con pequeños gemidos de placer. Mi clítoris empezó a demandar más. Tristan me podía sentir frotándome contra él, ayudándolo a tocarme del modo exacto. “Preciosa. Tan intensa, tan bien. Dámelo, Raina, dámelo todo de ti.” Jadeos, gruñidos y gemidos fueron los únicos sonidos que pude ofrecer. Las palabras se perdieron para mí. “Déjame tenerlo, Raina. Córrete.” Tristan me convenció, me animó, me instó a cruzar la línea de necesidad absoluta y egoísta. Sentí un repentino disparo de líquido entre mis piernas. Sabía qué era, pero igualmente me sorprendió. Esta era la primera vez para nosotros. Tuve un momento de duda y vergüenza que Tristan eliminó con su mano y sus palabras. “Hazlo por mí. Oh sí, anda córrete duro para mí, cariño.” Una sensación rara y pura exigió que me ofreciera a ella. La última parte de la persistente inhibición desapareció cuando apreté mis ojos y

51

dejé mi cuerpo reaccionar de un modo que sólo había hecho una o dos veces en la privacidad de la masturbación. El orgasmo rodó sobre mí como una ola y barrió todas mis dudas. Mis intensas contracciones, acompañadas de grandes explosiones de fluido caliente y espasmos, recorrieron todo el camino hasta mi vientre. Me acurruqué sobre mí misma en una espiral de éxtasis y grité de absoluto y total delirio. Me desplomé contra su pecho e inspiré por aire cuando las réplicas finales terminaron. Todavía sostenía su erección en mi mano. Bajé la banda de sus pantalones cortos para liberarlo completamente. Los dioses de las bendiciones físicas no habían descuidado esta parte de su anatomía tampoco. Era largo y grueso, y su eje brotaba de un nido limpio de rizos dorados. Acerqué mi mano a su ingle y lo acaricié allí con mi cara. El aroma varonil de su excitación llenó mi nariz cuando me apreté contra sus rizos. Él gimió mi nombre y me agarró del pelo con una de sus manos. Trabajé la cabeza abultada de su pene con mi lengua mientras sostenía la base de su eje con una mano. Mis labios sentían su erección hincharse todavía más a medida que los envolvía alrededor de su glande. Aunque parecía imposible, se endureció aún más. Yo hacía remolinos alrededor de la corona y exploré la hendidura en la cabeza con la punta de mi lengua. Con el glande justo dentro de mi boca, chupaba, moviéndome dentro y fuera con un chasquido audible.

52

Tristan gruñó de placer. Con sus manos recogió mi cabello para poder verme trabajar en él. Lubriqué su longitud, lamiendo arriba y abajo hasta que me había saturado por completo. Entonces miré hacia él y lo dejé ver cómo lamía mi palma. “Santo Dios, Raina, vas a hacer que me corra fuerte.” “Como lo hiciste conmigo…” Volví a trabajar en él, mi mano se deslizó contra su piel dura y caliente. No podía tomarlo todo con mi boca. Nunca aprendí el arte de la ‘garganta profunda’. Esta fue la primera vez que deseaba haberlo hecho. Usé mi mano al mismo ritmo que mi boca, tratando de darle la máxima sensación posible. Mis dedos se curvaron alrededor de su eje con movimientos

giratorios. Cuando

me aparté, giré mi lengua

alrededor de la cresta de la cabeza y fruncí los labios con fuerza mientras me movía hacia el final. Mi propio cuerpo respondía a la lujuria de los sonidos guturales de placer que él hacía al compás de mis apretones. Puse mi otra mano entre sus piernas y jugué con sus testículos que se apretaron contra su cuerpo, esperando por su papel en el drama de su pasión. Me miró. Me miró con ojos ardientes. Por mí. Sentí mi coño contraerse y mis pezones erguirse. Empecé a añadir mis sonidos a los

53

suyos. Saboreé la primera gota salada en la punta y apresuré mis movimientos. “Más fuerte… aprieta más fuerte,” dijo Tristan con voz ronca. Fue una orden que obedecí con gusto. Apreté mi agarre. Puso sus manos a ambos lados de mi rostro y empezó a empujar en mi boca, sus dedos agarraron mi cabello con fuerza. Lo dejé tomar el control aún cuando lo estaba perdiendo. Follaba mi rostro a su ritmo ahora, moviendo furiosamente mi boca contra él, con sus caderas levantadas y su cabeza echada hacia atrás contra la cabecera de la cama. Me advirtió que estaba a punto de correrse e hizo un movimiento para retirarse de mi boca. Lo tomé lo más profundo que pude y le di mi permiso con el mismo tipo de sonidos que él había hecho cuando su boca estuvo sobre mí. Era inconfundible. Quería probarlo. Quería esa intimidad y él lo sabía. Ese conocimiento lo arrojó por el borde. Se calmó un momento, y luego con un gran gruñido de placer terminó una, dos, tres veces en el fondo de mi garganta. Sentí el semen dentro de mí y lo tragué mientras él se vaciaba. Cada vez que disparaba, hacía el mismo sonido. El inconfundible sonido de puro éxtasis. Me llenó de alegría saber que lo había complacido al igual que él a mí. La respuesta de su cuerpo a mi toque —mi trabajo en su parte más

54

íntima— fue pura y real. Cada movimiento y cada sonido que hacía era eco de su deseo. Mi cabeza descansada en su abdomen mientras su respiración volvía a algo parecido a lo normal. Acaricié su pene mojado y miré que lentamente, muy lentamente, se empezaba a relajar y lo observé. Levantó mi barbilla con un dedo, me llevó a su boca y me dio un profundo beso de agradecimiento. Coloqué mi cuerpo a un lado de él, encogido en la pequeña plataforma. Tenía la cabeza en su hombro y la mitad de su barbilla descansaba en la parte superior de mi cabeza. Nos quedamos así por un tiempo. Lo sentí retorcerse, primero una pierna y luego el brazo que tenía a mi alrededor. Sabía que se había quedado dormido. Mirándolo en esa tonta cama lo hacía parecer vulnerable. La cama estaba pintada en colores chillones y él estaba acurrucado en ésta como un chico desgarbado. Me hallaba sorprendida de que se hubiera dormido hasta que caí en la cuenta de que había estado en Hong Kong hacía menos de 48 horas. Estuvo de acá para allá y su reloj biológico debía estar completamente confundido. Además, lo había secado. “Tristan, tienes que despertar.” Cuidadosamente moví mi mano contra su pecho. “Necesitamos llevarte a casa, a una cama real.” Tristan colocó su pene de vuelta en sus pantalones y se subió el cierre. “Disculpa que durmiera sobre ti.” Me besó ligeramente antes de

55

sacar sus piernas por el otro lado de la cama y estirarse con unos gemidos. “Me temo que agotaste lo último de mi energía.” “Has tenido unos días muy largos.” “Ni te lo imaginas. En verdad necesito una buena noche de sueño, no la he tenido desde hace un tiempo.” “Déjame llevarte a casa.” Estaba preocupada de que se quedara dormido al volante. “Puedes buscar tu coche mañana.” “No, estaré bien, en serio.” Cuando llegamos al estacionamiento, me ofrecí de nuevo a llevarlo a casa, pero se negó rotundamente. “¿Puedes llamarme cuando llegues a casa… sólo para saber que llegaste a salvo?” Tristan me miró de un modo extraño cuando dije eso. “Raina, dije que estaría bien. ¿Lo podemos dejar así?” “Umm… de acuerdo. Bueno, buenas noches entonces.” Me volví hacia mi coche, pero él me detuvo. “Gracias por esta noche. Fue maravillosa.” Me besó suavemente en la frente como a una niña, lo que parecía extraño considerando lo que acabábamos de hacer. Aun así, era mucho mejor que la última

56

despedida y decidí aceptar lo que era, un hombre cansado con nada más en su cabeza que una buena noche de sueño.

57

Cinco Traducido por Javi Corregido por María Pili

El sueño no llegó fácilmente esa noche. Me llevó un tiempo para que el brillo de lo que nuestros cuerpos habían hecho, el uno al otro, desapareciera. Pero cuando se fue, me dejó con mucha confusión. Seguía repasando la semana dentro de mi cabeza y poco de lo que había vivido tenía sentido. Vale, podía entender que una crisis de proporciones épicas en la otra mitad del mundo podría haber causado un lapsus en su forma de comportarse —lo que Tristan llamaba “no ser muy bueno para algunas cosas”. Y podía culpar de alguna manera, lo desagradable que había sido en el escenario, a un ego que odiaba ser corregido. Y, supongo que podría haber razones legítimas para que un hombre con mucho dinero tuviera a un guardaespaldas viajando con él. Pero aún así, había dos cosas que todavía no podía entender. Primero, ¿por qué ese tipo llamado Roger le producía escalofríos no sólo a Tristan, sino que a todo el elenco? Segundo, ¿qué diablos veía Tristan King en mí?

58

Sólo Tristan podía darme la respuesta a ésta última pregunta, pero estaba segura que cualquier otra persona dentro del elenco podía ayudarme con la primera. Cuando desperté el sábado por la mañana, me sorprendí de que fuera cerca de las 10 am. Había estado durmiendo muy mal las últimas noches, debido a varios sueños perturbadores que involucraban camas pintadas de escenario, guardaespaldas chinos y hombres atractivos con caras tristes. El departamento estaba vacío porque Jenn tenía que encargarse de la taquilla virtual en el Tanglewood y de las llamadas telefónicas durante los sábados. El domingo era el único día libre que compartíamos y como el verano llegaba a su fin, tratábamos de aprovechar todos los días que nos quedaban para estar juntas. Jenn me había dejado una nota en la mesa de la cocina. Hey, dormilona. ¿Qué te parece una salida en coche y un picnic mañana? Jenn. Sonaba como un plan para mí. Además, me daba algo en qué concentrarme aparte de la forma extraña y abrumadora en que Tristan se había inmiscuido en mis pensamientos. Él no lo hacía a propósito. Al menos eso lo admitía libremente, aunque fuera sólo para mí misma. Cuando era niña, tenía la tendencia de involucrarme demasiado con las personas y situaciones. Mis hermanas me molestaban, diciéndome

59

que yo era muy ‘sensible’ y que tomaba las cosas muy en serio. Esas cualidades también le habían dado todos los motivos necesarios a más de un hombre para alejarse de mí y evitar una relación. Nunca había sido buena para los ligues casuales. Incluso mis amistades eran profundamente íntimas. ¿Qué excusa podía inventar para permitirme a mí misma involucrarme, aunque fuera un poco, con Tristan? No era que él fuera de las ligas mayores, sino que ni siquiera estábamos jugando el mismo juego. Para unas vacaciones de primavera, en mi segundo año en Bennington, Jenn y yo, junto con dos amigas más, fuimos a la ‘Panamá City Beach’ a pasar los días libres. Jenn y las otras dos muchachas se lanzaron a la ‘escena’ con abandono. Hasta Jenn, que normalmente no era

una

mujer

que

describirías

como

‘salvaje’,

bajo

ninguna

circunstancia, tuvo sexo con tres tipos distintos a lo largo de nuestra estadía de 10 días. Yo, todo lo que conseguí fue hacer enojar a unos tipos, uno de los cuales me llamó Calienta-polla en un bar lleno de desconocidos ebrios. Así que, ¿qué pasaba con Tristan, que me producía un gusto en algo que nunca antes me había interesado? Las relaciones casuales nunca me había llamado la atención. ¿Por qué ahora? ¿Para qué involucrarme con un hombre con quien nunca podría involucrarme realmente? ¿Qué tenía este hombre? Quizás era que estaba madurando. Tal vez había crecido lo suficiente para realizar lo que al resto del mundo le gustaba tanto hacer —ver a

60

alguien atractivo e ir a por él, si es que podías. Dios sabía que encontraba a Tristan atractivo. Al principio, era sólo una respuesta animal hacia un hombre que parecía haber sido creado según mi estándar personal de perfección. Pero, en el corto tiempo en que lo conocía, había encontrado otras cosas sobre él que lo hacían irresistible, atractivo y fascinante. Su talento como actor era excelente. Desde el primer momento en que lo había visto sobre el escenario, me había maravillado por su capacidad de transformarse completamente en otra persona. Cada cosa que hacía en el set reflejaba el entrenamiento que había tenido: su voz, su postura, hasta los movimientos de sus manos. El hecho de que esto fuera sólo un pasatiempo para él me impresionaba aún más. Me gustaba el hecho de que no se tomara muy en serio, al menos no todo el tiempo. Y aunque parecía apreciar las cosas finas con las que se rodeaba, éstas parecían no definirlo. Cuando comencé a esperar que me llamara a lo largo del fin de semana, me di cuenta de que él nunca había pedido mi número de teléfono, aunque yo tenía el suyo, claro, en la lista del elenco. Me sentí tentada a llamarlo, quizás, solo para ‘saber’ si había llegado bien a su casa, pero me dije que esa era una tentación que era mejor contener. El picnic del domingo me ayudó a dejar de pensar sobre todo el tema de la ‘no-relación’ con Tristan. Jenn había sido la encargada el domingo pasado del día Mexicano, así que éste era mi momento para devolver la mano. Comida fría y una buena botella de vino serían geniales para el

61

picnic. Pensé en el queso, las aceitunas y del buen pan que había comido en casa de Tristan y me pregunté dónde había conseguido esos pequeños tesoros. Quizás podía llamarlo para preguntarle, casualmente, dónde los había conseguido. Y mentalmente me abofeteé en la cara por tener ese pensamiento. La tienda local Gourmet tenía una buena selección de la cual elegir. No vi el queso que Tristan había servido —uno envuelto en hojas remojadas con brandy— pero encontré varios que me gustaban. El encargado de los quesos me dio varios para probar y me ayudó a elegir tres que se complementaban entre sí. También compré Salami Italiano, unas aceitunas mixtas y un pácete artesanal con hierbas. Iba a ser un picnic para chuparse los dedos. Hice una parada más en la tienda de vinos, donde compré uno barato, pero respetable para compartir y regresé a la casa para guardarlo todo. Cuando llegué a mi hogar, me encontré sin nada que hacer. Jenn era una obsesiva compulsiva por el orden y la limpieza, y yo no me quedaba muy atrás. Rara vez había cosas que hacer el en dúplex los domingos, excepto, quizás por un poco de ropa que había que lavar, pero Jenn ya se había encargado de eso antes de irse al trabajo. Doblé un par de toallas que había en la secadora y decidí hacer un viaje hacia el teatro para ver cómo se estaban dando las cosas. Ya teníamos las paredes básicas en su lugar, lo que hacía una gran diferencia en el ensayo. Es mucho más fácil tener una pared de verdad que sólo un pedazo de cinta

62

adhesiva en el piso. Incluso la aparición de un sofá el jueves había cambiado la dinámica de la ‘habitación’. Cada pequeño detalle agregaba un nuevo elemento que hacía que cada actuación se convirtiera en una más matizada y le daba más realidad a la situación. Me reí cuando abrí la puerta del teatro y me encontré al equipo de pintores encargándose del interior de la casa del ‘entrenador’ con un fucsia fuerte. Tom había mencionado que le gustaría que la casa diera la sensación de pertenecer a una sala de estar de una ancianita, completada por pañitos hechos a macramé en el respaldo de las sillas. El entrenador había vivido con su madre, nunca se casó y se quedó en esa casa después de que la anciana hubiera muerto. Había una implicación en la línea de la historia, en la cual el entrenador tenía ciertas ‘tendencias’, pero probablemente era muy sutil para que la mayoría de la gente se diera cuenta de ello. Tom se hallaba sobre el escenario con Suze mirando a los pintores. Suze, claramente, estaba actuando estrictamente como un supervisor. Sus calzas perfectas, su camiseta suelta y los zapatos de bailarina no se iban a acercar a esa pintura rosada, eso era seguro. Al verme, Tom me saludó y me invitó al escenario. “Se ve cómo se va armando todo, Tom. Definitivamente no me veía venir el fucsia.” Me giré hacia Suze. “El set se ve genial, Suze.” “Oh, gracias… uh… um.”

63

“Raina, el nombre que buscas es Raina.” “Mil disculpas. Soy tan mala con los nombres.” No me impresionó ni un poco que fuera ‘mala’ con el mío. Suze salió disparada hacia un par de chicos de secundaria que estaba armando el bar en el lado opuesto del escenario. “Niños… Sean muy cuidadosos con esa pieza. Pertenecía a mi abuela.” Tom se rió. “He ahí una de las mujeres más falsas que usó Chanel Número 5.” “¿No te agrada mucho nuestra pequeña Suze?” “Santo cielo, ella es una de las razones por la que elegí una obra sólo de hombres. No creo que pudiera sobrevivir a otra producción más con alguien de su tipo.” “¿Su tipo?” “Oh, vamos Raina. Eres joven, pero no me pareces estúpida. ¿Has conocido a gente más ridícula que las mujeres de aquí?” “¿Por qué sólo las mujeres?” “Los hombres pueden ser desagradables también, pero ellos tienen una vida de verdad. Para la mayoría de las mujeres, ésta es su vida.” Se encogió de hombros como si no le importara mucho el tema. “Vamos a ver el set desde la audiencia.”

64

Nos sentamos a mitad de camino de la sección media y miramos el escenario como su fuéramos la audiencia viendo el set por primera vez. “Ese es uno de los matices de rosado más bilioso que he visto jamás. ¿Estás seguro que no le provocarás nauseas a toda la audiencia?” “Quería que fuera un contraste fuerte. El lenguaje duro, los grandes deportistas, el consumo de alcohol —todo dentro del contexto de la sala de estar de una ancianita.” “Definitivamente lo haz logrado con esta decoración. No puedo esperar a ver cómo el elenco reacciona ante él.” “Los ensayos se verán en otra dimensión con el set casi listo. Creo que todo está yendo muy bien hasta ahora.” Estaba de acuerdo con él… y vi mi oportunidad en ese momento. “Es un elenco increíble el que has juntado, Tom. Pero… me di cuenta de algo extraño en el aire el viernes por la noche. ¿Te molestaría iluminarme?” “No estoy seguro de saber hacia dónde te diriges.” Replicó Tom, con voz cautelosa. “Oh, vamos. El tipo ese, Roger. El ánimo de todo el elenco se transformó en uno sombrío y Tristan estuvo de mal humor toda la noche.” Bueno, quizás no toda la noche, pero yo no tenía porqué compartir esos detalles con Tom. “No es nada importante. Fue algo del pasado.”

65

“¿Y eso qué significa?” “Odio andar chismorreando. Ya hay muchas narices metidas en los asuntos de otras personas en este grupo de teatro.” “Bueno, apesta cuando todos saben un secreto a voces menos yo.” Me había enojado con Tom por no haberme dicho algo que, claramente, era de conocimiento general. “Está bien, está bien. Tristan estuvo comprometido con la hermana de Roger un par de años atrás. El asunto terminó mal.” Eso, definitivamente, no lo había visto venir por ninguna parte. Y me llegó directo en el estómago. “Pero ¿Roger y Tristan siguen siendo amigos?” “Todo lo amigos que se puede ser bajo esas circunstancias.” “¿Fue la ruptura muy fea?” “Oh, no hubo ruptura.” “¿Estás siendo así de vago a propósito? ¿A qué te refieres con que nunca rompieron? Ya no está juntos, ¿cierto?” “Difícilmente. Elsa fue… Elsa está muerta.” Tuve que detenerme unos momentos para asimilar lo que había escuchado. Tristan, mejor conocido como Casanova, había estado a punto de casarse y su novia había muerto.

66

“¿Cómo murió?” “Mira, Raina, fue años atrás y yo no estaba acá en ese entonces. He escuchado varias versiones de cómo ella fue asesinada, pero la verdad es que nadie sabe qué sucedió realmente, a excepción de Tristan. Así que si quieres informarte, le vas a tener que preguntar a él.” Suze lo llamó desde el escenario. “Tom, te necesito acá arriba unos momentos, cariño.” Todos eran cariño o algo por el estilo para Suze. Tom pareció lo suficientemente ansioso como para terminar nuestra conversación e ir a ver lo que Suze quería. “Ella fue asesinada... nadie sabe realmente cómo fue, a excepción de Tristan.” Yo me encontraba atascada con un misterio más y éste último le agregaba un filo ligeramente siniestro a toda mi especulación. Me devolví al dúplex con la intención de investigar en todo el pasado que pudiera encontrar sobre Tristan King y su novia. Me llevó unos momentos de concentración intensa el acordarme del apellido de Roger, pero, a diferencia de Suze, yo sí que era buena con los nombres. Escribí “Tristan King - Elsa Maynard”. De seguro, lo primero que salió fue un anuncio donde hacían público su compromiso. Todo esto había sido hace cinco años atrás y pillé una foto de la feliz pareja. Tristan tan guapo como siempre. Elsa era la versión femenina de Roger. Justo como había pensado, las facciones le quedaban bien a una cara femenina. Ella era bonita, en una forma muy natural, muy de “la-chica-de-al-lado”.

67

Me fijé en la foto de la mujer que Tristan había amado lo suficiente como para querer pasar el resto de su vida con ella. Los ojos de Elsa estaban fijos en él y rebosaban de amor. En ese momento quise llorar, no porque Tristan había perdido el amor de su vida, sino porque él había tenido al amor de su vida. Llené tantos vacíos como pude en el transcurso de una hora. Encontré el obituario, aunque no daba ninguna pista sobre las circunstancias de su muerte. Escribí cada frase que pude inventar: “Muerte de Elsa Maynard”, “Asesinato de Elsa Maynard”, “Accidente de Elsa Maynard”, y seguí de esa manera hasta que había ocupado todas las opciones. No había mucho sobre Elsa. Era la hija de una pareja que, aparentemente, no había hecho nada más importante que participar en un par de comités de secundaria. No había nada sobre el pasado de su familia, nada sobre el pedigrí social de la misma que pudiera encontrar. El anuncio de compromiso mencionaba que Elsa se había graduado en una universidad de un estado pequeño, más allá que eso, su mayor logro en lo que a la fama respectaba, fue haberse comprometido con Tristan King. Cuando busqué ese nombre, me apareció más que suficiente. Leí bastante para saber que él era, probablemente, el gurú de las inversiones privadas más exitoso y reservado de Wall Street. En una profesión que apreciaba la discreción, él parecía ser un maestro en ella. De hecho, la mayoría de lo que leí sobre él era

68

únicamente

especulación. Ignorante como soy del mundo de las finanzas, sabía lo suficiente como para darme cuenta que leía sólo relleno en un artículo. Mucha de la prensa alrededor de Tristan se refería al hecho de que había acumulado un vasto poder y mucha riqueza a una corta edad. Aparentemente, eso era todo lo que los reporteros podían publicar. Lo siguiente que hice, fue hacer una búsqueda de imágenes. Jenn y Tom no habían estado alejados de la realidad. Tristan parecía tener una inclinación hacia el tipo modelo/actriz. Había varias páginas llenas de fotos de él llegando a cierta apertura de una galería, de algún show de arte, al teatro, y así seguía. Cada mujer parecía más hermosa que la anterior. Tristan definitivamente era un conocedor. Retrocedí hasta el anuncio de compromiso de nuevo y el contraste era increíble. Elsa se parecía a Jenn o a cualquier chica bonita con estilo americano que había conocido en la universidad. Las mujeres con las que Tristan aparecía en Nueva York eran mucho más como las modelos de Victoria’s Secret o del tipo Hollywoodense. Habían miles de preguntas que le quería hacer a Tristan, pero ¿cómo una persona puede partir una conversación con: “Busqué tu pasado en Internet durante horas y me enteré de que tu prometida fue asesinada. Hablamos de eso”?

***

69

Jenn y yo tuvimos un muy buen picnic y aproveché para contarle la ‘situación’ con Tristan. Parecía impresionada con que yo hubiera sido lo suficientemente valiente para llegar tan lejos con él, porque ella me conocía bastante bien, quizás mejor que nadie. Jenn sabía qué tan fuera de mi elemento me encontraba. También la incluí en los últimos chismes que había descubierto sobre el susodicho —lo que me había contado Tom y lo que yo había descubierto en Internet. “Tienes un hombre complicado en tus manos.” Me reí. “No iría tan lejos con decir que está en mis manos, Jenn. Pero sí concuerdo contigo en la parte de complicado.” “Más te vale que me mantengas informada. Esto de que las cosas pasen de noche me mantiene completamente ignorante de todo.” “Sólo va a empeorar. Tom me llamó y dijo que Brian está planeando una fiesta mañana con el elenco para celebrar que el set ya está listo.” “Yo sé cómo termina eso. Prepárate para una noche muy larga y una fiesta de las buenas.” “Así me han dicho. Me gustaría poder tener a Tristan a solas, pero no veo muchas posibilidades de que eso pase mañana.”

70

“Raina,” Jenn me tomó de la mano y la apretó un poco. “Te cuidado, ¿bueno? Este tipo es muchas cosas y ahora me pregunto si, aparte de casanova multimillonario, no es un hombre peligroso también.” “¡Nadie dijo algo así! No descubrí ni una pizca de escándalo.” “Pero

no

encontraste

respuestas

tampoco.

Sólo

mantén

tus

distancias hasta que lo conozcas mejor.” “Um… Ya es un poco tarde para decir eso.” “Sabes a lo que me refiero. No tienes que llevar el sexo a ningún lugar más lejos y, ciertamente, puedes controlar todas tus emociones hasta que sepas un poco más.” “Tienes razón, Jenn.” Coincidí. Pero, ¿era verdad que ella estaba en lo cierto? Me sentía como una virgen adolescente que llega hasta tercera base y no puede alejar de su mente los pensamientos sobre cómo se sentiría llegar hasta el final. La idea de follar con Tristan, follar de verdad se mantenía dando vueltas en mi cabeza constantemente. ¿Y la parte emocional? Había mucho más sobre él de lo que me había imaginado en un principio. Y yo, naturalmente, quería saber más. Necesitaba saber más.

71

Seis Traducido por Mrs. C Corregido por Techenita

El ensayo no podría haber estado mejor. De alguna manera, tener el escenario casi completo, hacía que los chicos realmente actuaran mucho mejor. Fue la primera escena durante el acto 2. Los hombres sabían sus líneas al dedillo y yo tomé notas arduamente de los movimientos que podrían hacer los cinco actores. No tuve oportunidad alguna de hablarle a Tristan. De vez en cuando hicimos contacto visual ―el suficiente para elevar el pulso un nivel o dos― y luego tuve que volver al trabajo. Fue muy impresionante ver al equipo evolucionar. Cada vez que subían al escenario, los papeles se conformaban un poco más. Brian no perdió tiempo en comenzar su fiesta un poco antes. Un simple Whisky de malta predominaba en el guión. Fue la bebida de elección para todos los personajes y grandes cantidades se consumieron durante la acción de la obra. Brian había decidido darle vida al ensayo reemplazando el usual té helado que siempre tengo en la jarra. Los chicos reclamaron mucho por mi pésimo té helado. Yo había creado el ‘bar’ con un par de caballetes. Los ‘vasos’ eran tazas de Styrofoam y la jarra era plástica. Con el verdadero bar de la abuela de Suze montado en su lugar, fuimos premiados con una jarra y vasos de

72

vidrio cortado, también cortesía de Brian que parecía saber su jugada con la botella de whiskey. Cuando el ensayo acabó, los actores se relajaron y estaban entretenidos con el guión. Me alegré de que el fin de semana disolviera el mal humor causado por la visita de Roger a los ensayos del viernes. Ahora que sé la causa de tanta pesadez, no estaba ansiosa por verlo regresar. Brian tenía una vieja casa en la ciudad, sólo a un par de cuadras del teatro. Dejé mi coche en el aparcamiento como lo hicieron Cole, Tom y Tristan. No había mucho espacio en lo de Brian y para mi decepción, ‘las chicas’, incluyendo a Suze y Nicky más unos pocos miembros del equipo, estaban ya en su casa preparando la comida. Tengo que admitir se habían esmerado. Había un hermoso jamón y pequeños rollos de la panadería de la ciudad, varias ensaladas, quesos, pequeños pasteles con todos los tipos de rellenos sabrosos y una mesa completa de postres deliciosos. Era mucho más de lo que un grupo de quince personas podría comer. Tom y yo merodeamos en la cocina, mordisqueando esto y lo otro, escuchando al grupo que continuaba en la sala de estar. Quise moverme para estar cerca de Tristan, pero él parecía contento de compartir con el grupo en la sala. No me sentía muy a gusto ahí, no calzaba con ellos. Creo que Tom sintió lo mismo.

73

Suze era toda una experta en el piano. Ella tocaba todo tipo de ritmos mientras que algunos otros cantaban la letra. Tristan había tomado

su

turno

y

tenía

a

todos

cautivado

con

su

excelente

interpretación de “If I Were a Rich Man” de Fiddler on the Roof. Lo hizo con un acento convincente e incluso realizó un pequeño baile para acompañarlo. Comenzaba a sentirme algo triste y abandonada, cuando noté sobre el hombro de Tom que Tristan comenzaba a subir la estrecha escalera de espiral que había tras la cocina. Tristan puso un dedo sobre sus labios y luego me indicó que lo siguiera. Esperé unos minutos hasta que Tom saliera a la sala de estar para conseguir otro plato. Rápidamente ascendí la escalera y desaparecí antes de que alguien regresara a la cocina. Brian había convertido el ático sobre su casa en un desván. No había mucho espacio en algunas partes y en otros un montón de grandes cojines esparcidos alrededor. En un rincón había un Jacuzzi y en el otro extremo vi una enorme pantalla de televisión. “Bienvenida al desván porno de Brian.” Saludó Tristan. Estaba apoyado contra una pila de almohadas y acarició la alfombra junto a él invitándome a que tomara asiento. “En este cuarto, hay una biblioteca pornográfica tan grande que se necesitaría más de una vida para verlo todo.” “Oh ¿En serio?” ¿Qué podría decir ante eso?

74

“Él es un coleccionista. Los hombres pequeños tienen algunos problemas, ya sabes.” “¿Qué pasa con los hombres grandes? ¿Los hombres grandes tienen problemas?” “Ninguno que valga la pena discutirlo esta noche.” Tristan acerca mi cara a la suya y reclama mi boca con un beso violento. Había algo oscuro en la forma en que él me tomó en sus brazos. Me abrazó con fuerza contra sí y sopló mi pelo. “Es hora, Raina. Quiero follarte ahora… aquí.” “Tristan, creo que hay cosas de las cuales necesitamos hablar primero.” Me puso encima de él en una posición que no podía más que sentir su

erección

contra

mi

ingle.

Mi

cuerpo

traidor

reaccionó

inmediatamente. “Raina, sólo hay un tipo de comunicación en la que estoy interesado esta noche. Si no es por eso por lo que has subido, tal vez deberíamos bajar por un poco de leche y galletas con el resto de los niños”. Aquel tono en sus palabras. Fue el mismo que había escuchado desde el escenario cuando le corregí. El mismo siseo que oí cuando él tomó mi cara en la primera noche cuando fui a su casa. Si me apartaba, probablemente jamás sabría qué se sentía tener la gloriosa polla de Tristan dentro de mí. Dejó en claro que iba a ser a su

75

modo o nada en absoluto. No iba a obtener ninguna respuesta ‘antes’. El único tipo de conocimiento que podía esperar en ese momento era del tipo carnal. Sus ojos se habían reducido ligeramente y sus fosas nasales se dilataron. Él no iba a tratar de convencerme. Lo hizo un reto. Era mi decisión, pero había mucho en juego. Me incliné hacia su cara como si fuese a besarlo. En lugar de eso, puse mi boca muy cerca de su oído y moví mi pelvis contra la suya. “Galletas no… sólo leche,” susurré. Él me dio la vuelta sobre mi espalda contra las almohadas. Se levantó y cerró la puerta del desván, deslizando el seguro en su lugar para que encajase. Se arrodilló frente a mí y me sacó el jersey de algodón ligero por encima de mi cabeza. Siguió mi sujetador. Se inclinó y tiró de cada uno de mis pezones con los labios y luego tomando con sus dientes las puntas erectas que se endurecieron ante su toque. Mi falda salió fácilmente y enganchó los pulgares en las bandas elásticas a ambos lados de mi tanga y los tiró al mismo tiempo. Tomó mis rodillas con las manos y abrió mis piernas de manera que estaba completamente desnuda y expuesta ante él. En todo momento, él puntualizaba cada uno de sus toques y sus movimientos con “hermosa”, “perfecta”, “suculenta” y “maravillosa”. “Tócate.”

76

Nunca me había masturbado frente a un hombre. Parecía algo muy íntimo como para hacerlo. “Tócate mientras me desnudo. Mira cómo me desvisto y prepárate para mí.” Puse una mano vacilante entre mis piernas. Vi su rostro mientras él miraba mi mano. Comenzó a desabrochar lentamente los botones de su camisa. “No seas tímida. Sé que sabes exactamente qué hacer con tu propio cuerpo.” Tenía razón, por supuesto. Yo sabía qué hacer con mi cuerpo, pero era extraño ―y totalmente excitante― comenzar a hacer círculos en mi clítoris con los dedos para los ojos de otra persona. Me froté con las yemas de los dedos, pasando hacia abajo para así traer algo de humedad hasta mi clítoris. Él me miraba. Llevó mi mano a su boca y chupó mis dedos mojándolos un poco más. Puso mi mano contra mi coño. “Más, quiero ver más.” Se desabrochó el cinturón y se bajó la cremallera de los pantalones. Me froté con un ritmo más fuerte mientras miraba cómo sus músculos se movían bajo su bronceada piel. Tenía la cantidad justa de pelo en el pecho ―un velludo parche que apenas llegaba a sus pezones― y un pequeño camino dorado hasta el ombligo y por debajo. Se quitó sus pantalones y boxers, solté un pequeño gemido cuando vi su erección salir.

77

Me excitaba de sobremanera saber que era su deseo por mí el que hinchaba su polla. Este hombre… este complejo, oscuro, hermoso y talentoso hombre me deseaba. Separé mis piernas para darle la bienvenida. Se inclinó sobre mí y comenzó a besar y morder suavemente la parte interna de mis muslos. De vez en cuando, chupaba lo suficientemente fuerte la suave piel para que escociera y me hiciera gritar. Sin embargo, los pequeños dolores provocaron que mis dedos trabajaran más y mi clítoris alcanzaba más y más sensaciones. Se sentó en cuclillas y me jaló sobre su regazo. Mi trasero estaba sobre sus poderosos muslos y mis piernas a cada lado de su torso. Mi mano perdió su ritmo. “No dejes de tocarte,” me ordenó. “Quiero verte acabar. Justo aquí, frente a mí.” No sabía si podría. Parecía casi clínico tener su rostro justo por encima del duro trabajo con mis dedos. Cerré los ojos con la esperanza de venirme fácilmente. Si él quería que acabara, entonces yo también lo quería. Aunque no estaba segura de ser capaz de hacerlo. “No, no lo hagas. Abre los ojos y mírame. Quiero ver tus ojos. Quiero que veas los míos.” Me concentré en la profundidad del color avellana y pude sentir su voluntad. Pude sentir la fuerza de su deseo casi tan fuerte como el mío. Estaba más que expuesta. En carne viva, desnuda y completamente exhibida, me esforcé para desprenderme de toda la vergüenza y

78

liberarme al placer que tan insistentemente quería que encontrara. Cuando sentí el primer espasmo del orgasmo en mi clítoris, me entregué a él. Vi sus ojos muy abiertos mientras sentía el clímax tomar el control sobre mí. Las contracciones se apoderaron de mi cuerpo y mi mano libre voló a mi boca para ahogar mis gritos. Él la apartó. “Oh Dios, oh joder…” “Está bien Raina. Dime… nadie puede oírte aquí arriba. Dime lo que sientes.” Dejé que mis gruñidos y gemidos incoherentes hablasen mientras yo me estremecía en los espasmos finales de mi carne temblorosa. Cuando se calmaron, volví mi rostro lejos de él, de pronto avergonzada ante tan íntima exposición. Acercó mi rostro al suyo y besó alejando la duda. “Eso fue increíblemente exquisito.” Empujó sus caderas un poco para que pudiera sentir su dureza, ahora, justo debajo de mí. “¿Sientes cómo me excitas?” Aún recuperando mi aliento, sólo pude asentir. Mi barbilla temblaba y una lágrima resbaló por mi ojo. No era una lágrima de tristeza, sino de éxtasis. Besó el recorrido de la gota por mi mejilla y me bajó suavemente sobre mi espalda. Colocando sus piernas fuera de las mías, deslizó su polla entre mis muslos justo en el punto de entrada. El toque caliente de su cabeza

79

burló los pliegues de mi coño y yo instintivamente traté de abrirme hacia él. Pero me mantuvo inmovilizada en un poderoso agarre. Cuando se deslizó dentro de mí, mi cuerpo se arqueó para recibirlo. Me llenó tan completamente que supe, en ese momento, que ningún hombre me había tocado realmente. En los brazos de Tristan, me sentía como nueva. Él puso mis brazos sobre mi cabeza y me cogió las muñecas con una mano. Me cubría e impedía moverme mientras embestía deliberadamente en mi cuerpo, cada espasmo serpenteaba en mi necesitado clítoris, cada retirada acariciaba con su glande hinchado aquellos lugares secretos. Yo era un recipiente. Nada se me pedía excepto tomar lo que él me ofrecía. La única respuesta que requería era mi placer. El único movimiento que me permitió hacer fue mecer mi monte contra él mientras me cogía. Apreté mis muslos más fuertemente a su alrededor con cada movimiento

hacia

afuera.

Él

respondió

con

un

gruñido,

“Condenadamente bueno”. Se movió más rápido dentro y fuera de mí y su respiración se volvió entrecortada y rápida. Cuando me di cuenta de que acabaría pronto, ardió mi excitación quemándome para unirme a él. Soltó mis manos y de inmediato apreté sus nalgas mientras bombeaba en mi coño. Movió uno de sus muslos entre mis piernas y luego el otro. Yo sabía qué hacer. Extendí mis piernas y agarré mis rodillas hacia arriba tan lejos como pude hacia sus costados. Abriendo

80

mis piernas, fue suficiente para que me llevara hasta el punto sin retorno. Mi clítoris estaba tan duro como una roca al igual que su polla. Tristan empujó una, dos veces y luego mantuvo su verga dentro de mí, tan profundo como pudo. Su cuerpo se sacudió en una liberación violenta. Sabiendo que su semilla estaba llenando mis profundidades, empujó de nuevo. Mis uñas se clavaron en la carne dura de su culo. Mientras mi orgasmo me reclamaba, sentía los espasmos dentro de mi vientre mientras mi cuerpo lo envolvía para beber su esencia. El poder de nuestro acoplamiento me abrumó. Mientras descansaba su cuerpo en mi contra, jadeando, me encontré deseando poder tenerlo siempre dentro de mí. Él salió de mi interior y dio un gran suspiro de satisfacción mientras se relajaba contra los cojines. “¿No estás

contenta

de

no

haber perdido

todo

este

tiempo

hablando?” “Fue

perfecto,”

concedí.

Pero

incluso

mientras

lo

decía

me

preguntaba, si con el tiempo, alguna vez iba a tener derecho a preguntar sobre Elsa. De repente, el rostro de ella llenó la habitación ―inocente y pura― mirando a su futuro esposo con los ojos llenos de devoción. Quise decirle que yo sabía sobre ella, sobre su pérdida. Quise de algún modo asegurarme que, aunque él la había amado, él podría amar de nuevo.

81

“¿Tristan?” “¿Sí, preciosa Raina?” Me encantó cómo sonó aquello. Me encantó la sonrisa que enmarcó las palabras. “Sé que no es el momento adecuado…” cometí un error. “Si sabes que no es el momento adecuado, ¿por qué tratas de arruinarlo?” Su estado de ánimo se volvió frío al instante. “Tú y yo… ¿podemos dejarlo pasar? Sin análisis, sin preocupaciones.” Él comenzó a ponerse su ropa nuevamente, pero pude ver el conflicto de emociones en su rostro. “Lo siento, no quería echar a perder el momento.” Puso sus manos en mi rostro y me besó suavemente. “No lo hiciste. Tal vez no debí darte a conocer… lo que yo sé de mí mismo.” “¿Qué sabes?” Respiró profundamente. “Sé que te deseaba tanto como jamás he deseado a una mujer.” Yo quería que se detuviera allí mismo. No digas nada más, por favor. Déjame vivir con eso. “Yo también conozco mis límites. Respétalos y podemos disfrutar uno del otro, podremos disfrutar de esto por lo que es.”

82

“No puedo respetar tus limites si no se cuáles son.” Sonaba quejumbrosa. “Te lo he dicho. No hay expectativas. Ningún análisis. No lo hagas difícil cuando debería ser tan fácil.” “Tal vez yo debería haber pensado en mis límites.” “Tal vez debiste, pero teniendo en cuenta lo que acaba de suceder aquí ―y fue extraordinario― ¿no estás dispuesta a tomar lo que tengo para ofrecerte?” “¿Y qué es eso?” Petulancia se unió a “necesitada” y “llorona” en mi lista de pecados. “¿Aparte del placer alucinante? ¿El placer que sólo irá de más a más? ¿Has pensando en lo divertido que esto puede llegar a ser? Puedo llevarte a cualquier lugar, puedo proveerte de cualquier cosa material que puedas desear; cualquier experiencia que jamás imaginaste y quieras probar.” “No es eso lo que quiero de ti.” “Esto es lo que puedo darte.” Abrió sus manos, ofreciéndomelas. Me sentí obligada a cogerlas yo misma. Él me tomo en sus brazos y me abrazó fuertemente por un momento. Luego extendió un brazo y miró mi cuerpo todavía desnudo de la cabeza a los pies. Sacudió la cabeza y respiró profundamente. “Tu cuerpo es impresionante, me gustaría poder tenerte desnuda para siempre.”

83

Cogió la ropa y me la entregó. “Desafortunadamente, estamos en el desván de Brian y hay una fiesta en pleno apogeo allí abajo. Vístete y vamos a darles algo de qué hablar.”

84

Siete Traducido por Kyoko Chan Corregido por Galaciriaca

Tristan no exageraba al decir que les daríamos a ‘ellos’ algo de qué hablar. Al final de la fiesta de Brian, quedó claro para todos los asistentes que algo había entre nosotros. Si bajar juntos por la escalera de caracol después de estar un tiempo ausentes del grupo, no fuera pista suficiente, lo posesivo de su lenguaje corporal contaba el resto de la historia. Sólo desearía haber podido contemplar las caras que ponían Suze y Nicky cuando vieron cómo Tristan me traía una copa, me guiaba con una mano en la parte baja de mi espalda, quedándose de pie detrás de mí, con un brazo alrededor de mi cintura, mientras susurraba en mi oído... esa noche tuvo más de una docena de pequeños detalles que decían “es mía”. Me lo tragué entero, tengo que admitirlo. No me preocupaban las preguntas a las que nunca me daría respuestas. Tristan me estaba reclamando públicamente y, en ese momento, era lo único que me importaba. Las

reacciones

de

los

hombres

no

fueron

tan

divertidas

o

satisfactorias como las de las mujeres. De hecho, aparte de Tom, no pareció que hubiera ninguna sorpresa. No sé por qué me esperaba alguna, pero lo cierto es que, desde el principio, había habido algún

85

coqueteo inocente entre ellos y yo. Supongo que era el resultado natural de ser la única mujer en un grupo de seis hombres. Fui consciente de mi recién adquirido atractivo. Después de todo, si le gustaba a Tristan King, debía estar, cuando menos, en la liga de la Rubia y Rucia. Quizá, de forma inconsciente, esperaba que los otros chicos expresaran cierto arrepentimiento porque ellos no habían ganado el premio. Afortunadamente, Tom era sensato y se preocupaba lo suficiente por mí

como

para

hacerme

bajar

de

las

nubes.

Se

me

aproximó

disimuladamente cuando Tristan se acercó al piano para cantar Some Enchanted Evening4. Yo estaba hechizada por su arte y por la forma en que parecía haber elegido la canción sólo para mí. No podía apartar mis ojos de él mientras cantaba. Pero Tom consiguió que, al menos uno de mis oídos, le escuchara. “Espero que sepas lo que estás haciendo, Raina.” “Creo que lo sé.” “Tristan es un playboy y un mujeriego. Valoro mucho su talento y admiro su éxito, pero no dudaría en apartarle violentamente de cualquier hija mía si ésta le hubiera echado más de un vistazo.”

4

Es una canción del musical South Pacific (1958). Significa: Una Noche Encantada. (N. de la T.)

86

“Yo no soy tu hija, Tom,” le espeté suavemente. “Aprecio la advertencia. Pero, ¿se te ha ocurrido que tal vez sólo lo estoy utilizando?” “No me pareces de ese tipo,” dijo, con cierta tristeza. “En realidad no me pareces su tipo.” Miré la perfecta manicura de las manos de Suze tocando el teclado. Llevaba unos elegantes pendientes, refinadas y caras sortijas, así como una pulsera de diamantes. Y esas eran sus joyas informales. Nicky se inclinó sobre el piano de cola frente a Tristan y le ofreció una radiante y blanca sonrisa tipo modelo perfecta. De repente, sentí cómo mis dientes delanteros se alargaban, haciéndose cada vez más grandes, hasta alcanzar las proporciones de un castor. Tristan cantó la última línea de la canción: “Once you have found her, never let her gooooooo.”5 Extendió su mano hacia mí y sostuvo mi mirada. Fue cursi, dramático y me hizo sentir como la reina del mundo. Su público aplaudió con entusiasmo y él hizo una exagerada reverencia antes de regresar a mi lado. Una vez que Suze cerró la tapa del piano de cola, la fiesta terminó con rapidez. Tristan y yo caminamos de vuelta a los coches situados en el estacionamiento del teatro. Era una hermosa noche sin luna, pero a pesar de ello, las estrellas brillaban en el cielo de una noche cálida. Me llevó hasta mi coche.

5

Traducción: “Una vez que la hayas encontrado, nunca la dejes iiiiiiir.” (N. de la T.)

87

“¿No crees que es hora de que tengas un nuevo ‘Eep’?” Me reí ante lo observador que era. La “J” de la palabra ‘Jeep’ se había caído hacía ya varios meses, la cual estaba en la puerta trasera del vehículo. No valía la pena tratar de reemplazarla. Jenn y yo a menudo bromeábamos acerca de montar en mi ‘Eep’. “Estoy un poco apegada a mi viejo Eep. Además, cuando el verano haya terminado y vuelva a Nueva York, en realidad no necesitaré un coche.” Con cariño, pasé la mano sobre la pintura roja oxidada de la puerta del conductor. “Ha sido un buen vehículo. Nunca me ha defraudado.” “Bueno, creo que se merece que lo jubilen. Permíteme regalarte un coche nuevo.” “Tristan, estás loco. No podría aceptarte un coche nuevo. No necesito uno y, desde luego, no sería capaz de explicar algo así a mis padres.” “Podrías decirles que un acaudalado mecenas de las artes consideró tan magnífico tu trabajo como interina durante el verano que te lo regaló. Eso sería más o menos la verdad.” “No, no lo haré. Por favor, vamos a dejarlo. El tema me hace sentir incómoda.” “Muy bien, mi pequeña. Lo dejaré por ahora.” Me movió hacia sus brazos y me besó durante tanto tiempo y tan a fondo, que lo único que pude hacer fue tratar de pegar la mayor cantidad posible de mi cuerpo

88

contra el suyo. No había ni medio centímetro de espacio entre nosotros y podía sentir su entrepierna volviendo a la vida contra de mi vientre. Todo era tan nuevo, que mi cabeza no paraba de dar vueltas. Aquí estaba yo, de pie en un estacionamiento, besando a este hombre maravilloso, sexy y fabulosamente rico. Un hombre al que no le iba a permitir que me comprase un coche nuevo. Me reí ante lo absurdo de la situación. Tristan me miró perplejo. “Esta no era la reacción que esperaba que tuvieras al besarte.” “Lo siento. Supongo que, para mí, se siente como algo surrealista el estar aquí contigo, hasta el punto de que me ha parecido... no sé... que todo es un poco extraño.” Me puse de puntillas y le besé en la mejilla. “Gracias por esta noche, fue... estuviste fantástico.” “Estuvimos fantásticos. Pero los dos estamos cansados, así que supongo que es hora de decir adieu6 por esta noche.” Abrió la puerta del coche para mí. “Te seguiré hasta tu casa.” “No hace falta. Vivo a unas pocas manzanas de aquí.” “Por favor, no discutas conmigo Raina. Dije que te acompañare a casa.” Fue uno de esos momentos en el que debería haber visto ondear una bandera roja, o al menos una amarilla. En cambio, fue la primera de 6

Adiós en francés. (N. de la T.)

89

muchas veces en las que me limité a aceptar sus términos, porque la alternativa no era lo suficientemente importante para mí como para justificar mi discrepancia. Después de todo, era una nadería. Sólo un detallito.

***

Me observó ir por el camino y meter mi llave en la cerradura. Sólo cuando vio que tenía la puerta abierta, me dijo adiós con la mano y se fue. Encendí la luz del pasillo, acababa de poner mi bolso y las llaves en la mesa situada junto a la puerta, cuando sonó el teléfono. Era el número de mi madre. Sentí una oleada de culpa porque hacía un par de semanas que no la llamaba. Esta sensación fue seguida por el apretón de un miedo helado, cuando me di cuenta de que mi madre me llamaba casi a la una de la mañana. “¿Mamá?” “Raina, cariño.” “¿Qué pasa, mamá?” Traté de mantenerme firme. Mi madre nunca, nunca llamaba tan tarde. “No quería llamarte hasta saber que todo iba a ir bien. Pero como estoy segura de que esto va a salir en las noticias, quería advertirte. Tu

90

padre se metió hoy en una pelea con algunos maleantes sindicalistas y acabó herido.” “¿Papá? ¿Dónde está? Quiero hablar con él.” “Todavía está en el hospital, pero los médicos le enviarán a casa en un par de días. De verdad que está bien. Tiene unos puntos de sutura y una o dos costillas fracturadas.” Su voz tembló a pesar de que estaba intentando ser fuerte por mí. “Fue un altercado en el edificio del juzgado. Algunos de los trabajadores no estaban satisfechos con los términos del contrato.” “Así que la situación se volvió peligrosa otra vez.” La empresa de mi padre era una de las mayores contratistas de Brooklyn. Pero él no era un gran simpatizante de los sindicatos. Hacía lo que podía cuando veía que la ciudad negociaba convenios poco ventajosos. A veces, parecía el único preocupado por la gente que pagaba las facturas, y que, en definitiva, eran los contribuyentes como él. Más de una vez me sentí frustrada ante la negativa de mi padre a, simplemente, hacer su trabajo y ocuparse de sus asuntos. Si los sindicatos querían que la ciudad comprase una bisagra de cincuenta dólares en vez de una de diez dólares y a la ciudad no le importaba, entonces ¿Por qué debería importarle a mi padre?

91

“Es como estos pasteles de ángel7,” me decía. “Es gracias a mí por lo que Bob, Vito y el resto de nuestros vecinos se comen todo el relleno. Aunque francamente, yo preferiría un filete.” Le dije a mi madre que conduciría a casa en ese mismo instante. “Ni se te ocurra,” me ordenó. “Es demasiado tarde para eso. No tienes por qué venir. Estará fuera del hospital el miércoles a más tardar. Puedes hablar con él mañana.” Pero conocía demasiado bien a mi madre como para creerme su historia. Bueno, tal vez ya era demasiado tarde para conducir a Nueva York, pero con mis dos hermanas en la costa oeste, yo era la única hija disponible para dar apoyo moral. Mi madre estaba asustada, y por una buena razón. En el pasado, nos habían lanzado ladrillos que atravesaron la ventana de nuestra sala de estar y habíamos recibido amenazas telefónicas. Hasta que papá volviera a casa, ella estaría muerta de miedo. No es que pudiera hacer mucho, pero, al menos, podría hacerle compañía. “Saldré para allá al puñetero amanecer, mamá.” “Raina, esa lengua.” Eso me hizo reír con fuerza. “Mamá, soy la hija de Donald Harding. ‘Puñetero’ ni siquiera merece mención honorífica en la lista de palabrotas de mi padre.” “Tú también eres mi hija...” 7

Pastel de Ángel. Es un pastel esponjoso típico de EEUU. Está hecho a base de bizcocho. (N. de la T.)

92

“Te quiero, mamá. Nos vemos mañana.” “Yo también te quiero, cariño, pero realmente no tienes que...” “Adiós, mamá.” “Adiós.”

93

Ocho Traducido por Cate Corregido por Sidera Visus

Me levanté antes que el sol saliera y tiré unos vaqueros y camisetas en un bolso. Estaba de camino antes que el cielo tuviera un rastro de luz en él. Me di cuenta, a una hora fuera de Stockbridge, que no tenía la lista del reparto conmigo, así que no podía llamar a Tristan si quisiera. Tal vez eso era lo mejor. Si iba a tener esta ‘cosa’ con él, bajo sus términos, llamarlo por una crisis familiar probablemente no fuera un buen movimiento. Tenía el número del teatro en mi teléfono y dejé un mensaje para Tom diciéndole que tendría que perder dos, tal vez tres, noches de ensayo a causa de una situación familiar. Cuando yo creyera que Jenn estuviera despierta, tenía la intención de llamarla y ver si podía sacarme del apuro por lo menos una de esas noches. Le dije a Tom que me llamara cuando recibiera el mensaje y se lo explicaría. Decidí que le dejaría a Tom explicar —si alguien estaba interesado— del por qué me encontraba desaparecida. El trayecto fue silencioso y me dio tiempo para dedicarle una gran cantidad de pensamientos a Tristan. Por mucho que tuviera curiosidad acerca de las circunstancias de la muerte de Elsa, tal vez no era de mi incumbencia. Pero, siendo brutalmente honesta conmigo misma, no era su muerte lo que me estaba comiendo viva. Sino que el hecho de que

94

Tristan la había amado lo suficiente como para tener ‘expectativas’. La había amado lo suficiente como para esperar pasar una vida entera a su lado. Para tener una familia, una vida, amigos, casas, viajes —todas esas cosas que las parejas hacen. Había planeado con ella y soñado con ella. Por irracional que fuera, estaba celosa de una mujer muerta. La única mujer, aparentemente, que alguna vez se ganó el derecho de esperar algo de Tristan King. Me las arreglé para llegar a Upper West Side a las siete y media gracias a que madrugué. Evité lo peor de la hora punta y estuve en casa un poco después de las ocho. Estacioné el Eep, apretujado en una plaza de aparcamiento en frente de la casa Caperelli y caminé los pocos metros a nuestra escalera de entrada. Mamá estaba esperando con la puerta abierta. Era tan genial abrazar a mi fuerte y hermosa madre. Después de la agitación

emocional

de

las

últimas

semanas,

la

encontré

más

reconfortante que nunca. Mis padres son sólidos y enteros —un recordatorio constante de la bondad y el amor en el mundo. No son complicados o misteriosos; son del tipo de bendecir a cada niño que conocían. Abracé a mi madre con gratitud, como siempre lo hacía cuando volvía a casa de vez en cuando en Berkshire. Mamá y papá siempre habían entendido que Jenn y yo trabajásemos en Berkshires, porque era la mejor manera de lograr un buen sueldo en un bonito entorno, sin estar demasiado lejos de casa. Nueva York no es un lugar con abundantes trabajos de verano. El Berkshire Hills nos

95

ofreció puestos de trabajo en las artes y la recreación que no podíamos encontrar en ninguna otra parte. Pero constantemente estuvimos conscientes de que la zona pertenecía a gente como Suze, Nicky, Brian y Cole, y sí, Tristan. Siempre era bueno volver a casa, a un lugar donde no nos sentíamos como extraños. Mamá y yo tomamos una taza de café en la escalera de entrada y vimos el bullicioso barrio vivo con los niños de camino a la escuela, la gente corriendo a trabajar y comprar. La Sra. Caperelli llegó con un pastel de café de la panadería y entramos en la casa para compartirlo. Mamá le dio una actualización sobre papá. Había llamado a las siete para quejarse por estar encerrado en un hospital y para decirle que las enfermeras eran unos ángeles. Dijo que la comida no eran tan mala como la gente siempre dice que es, pero que trajera un sándwich italiano de Delmonico's Deli cuando llegara. La Sra. C se aseguraría de que el informe fuera correctamente ‘distribuido’ por el barrio. Mi padre estaba sentado en la cama viendo las noticias cuando llegamos a su habitación. “¡Papá!” Lo abracé con cuidado, tratando de no moverlo demasiado. Él tenía su brazo izquierdo en un cabestrillo y pude ver las vendas alrededor de su caja torácica. Había un corte sobre su ojo derecho con puntos de sutura. Odié verlo así. “¿Qué estás haciendo aquí, pastelito de ángel? Marjorie, estoy bien. ¿Por qué llamaste a Raina?”

96

“Mamá me llamó para evitar preocuparme cuando te viera recibiendo una paliza en las noticias. Ella no me pidió venir, de hecho, dijo que no me apareciera. Pero yo quería estar aquí.” “Bueno, eres un amor y siempre estoy contento de tener a mi pequeña niña en casa.” “Ojalá fuera en otras circunstancias. Papá, necesitas mantenerte fuera de estos líos. Te estás poniendo viejo...” Me asustó pensar en la cantidad de veces que se había salvado por los pelos a lo largo de los años. Con esto, él se rió más fuerte de lo que debería hasta que su caja torácica se lo impidió. Pero él seguía sonriendo cuando amenazó con ponerme sobre sus rodillas y mostrarme lo viejo y débil que estaba. “Papá, nunca has puesto una mano sobre mí, así que no tendría nada con qué compararlo.” Hablamos casi toda la mañana y compartimos los sándwiches italianos más su almuerzo hospitalario entre nosotros tres. Estaba en lo cierto, la comida del hospital no estaba mal. Después del almuerzo, les dejé dormir la siesta —él en su cama y ella en el sillón a su lado. Les vi dormir juntos como lo hacían la mayoría de los sábados y los domingos después de la comida. Me pregunté si Tristan llegaría a ese punto con... bueno, con cualquiera. ¿Él y Elsa tomaban una siesta de media hora durante el

97

domingo de fútbol como mi hermana Amy y su esposo Phil? ¿O es que él y Elsa se quedaban dormidos junto a la piscina después de dos Mimosa Brunch como Olivia y Ben? Por más que lo intenté, no pude dejar de desear que, de alguna forma, de alguna manera, yo pudiera algún día tomar una acogedora siesta junto a Tristan. Sabía que habría más sexo. Sabía que no había comenzado a experimentar los tipos de placeres íntimos que su cuerpo podría darle al mío. Él me follaría, chuparía, tomaría de una forma u otra. Y me emocionaba pensar en ello, realmente lo hacía. Pero en ese momento, en ese cuarto de hospital, la intimidad que realmente anhelaba era dormitar a su lado en la tranquila paz de una tarde de ocio.

***

Di un paseo por un parque cercano y dejé a mis padres descansar. Saqué mi tablet y hojeé un par de revistas. Miré a padres jóvenes paseando a sus hijos a lo largo de las avenidas, a gente sacando a sus perros para que hicieran el pis de la media tarde y a vendedores terminando su turno del almuerzo. Rodaron sus carritos con perritos calientes, pretzels y refrescos hacia donde sea que los carritos de comida pasaban la noche.

98

Volví al hospital y me pasé una hora o más con papá, entonces mamá y yo dimos fin al día. Estaba cansada del comienzo temprano de esa mañana. Me había aclimatado a las altas horas de la noche y a despertarme tarde. Levantarme al amanecer, combinado

con mi

preocupación por mis padres me habían agotado. Mamá y yo recogimos comida china para llevar, y yo estaba profundamente dormida en mi habitación sobre las ocho y media. “Raina, Jenn está al teléfono.” Mi madre me llamó escaleras abajo a la mañana siguiente y me dio su teléfono. “Hey Jenn, ¿por qué estás llamando al teléfono de mamá?” “¡Raina, he estado intentando llamarte cerca de las diez de anoche!” Jenn parecía hecha polvo y frustrada. Me acerqué a mi bolso donde se hallaba mi teléfono olvidado, ahora muerto, yaciendo en el fondo. “Lo siento Jenn, estaba tan cansada que dejé mi teléfono en el bolso y se quedó sin batería. Creo que ni siquiera traje el cargador. Maldita sea.” “Raina, Tristan King apareció anoche. Dijo que había estado llamando, al número que Tom le dio, durante todo el ensayo. Parecía un poco frenético. Quería saber cómo encontrarte y pensó que tal vez tenía otro número de teléfono.” “Podrías haberle dado el número de mi madre.” Tristan... ¿Frenético porque no podía ponerse en contacto conmigo? ¡Síííí!

99

“Yo no sabía si eso estaría bien, así que le dije que me pondría en contacto contigo yo misma a través del teléfono de tu madre esta mañana. Le dije que había hablado contigo antes y que todo parecía estar bien.” “Si no te importa, adelante, llámale y dale el teléfono de mamá.” “Claro, Rains. ¿Cómo está tu papá?” “Golpeado, pero bien. Es demasiado duro como para que unos matones lo derroten.” “Mantenme al tanto. Ahora tengo que ir a trabajar. Llamaré a Tristan justo después de colgar el teléfono.” “Gracias, Jenn. Hasta pronto.” Ni dos minutos más tarde, el teléfono de mamá sonó de nuevo. Ella me lo entregó. “Raina,” oí decir a Tristan con una voz muy grave. “Dime qué está pasando. Tom sólo mencionó que tenías una emergencia familiar. Ojalá hubieras pensado en llamarme.” “No pensé que debía involucrarte. No quería asumir... esperar nada.” “Vamos a hablar de lo equivocada que estás por lanzarme eso devuelta más tarde. Por favor, ponme al tanto.”

100

Salí del alcance del oído de mamá y le conté todo. Acerca de papá y los sindicatos, sobre las amenazas, los ladrillos y el continuo desafío de mi padre a los hombres más poderosos y despiadados de lo que él jamás sería. Le dije porque quería a alguien en quien apoyarme. Quería saber que alguien tan poderoso como Tristan estaba de mi lado. Él no me defraudó. A las diez de la mañana, Tristan estaba tomando café con mi madre y conmigo. Él había tomado un helicóptero desde Hills. Kwan llegó con él y estaba sentado afuera, en las escaleras de entrada con un periódico. Se hallaba haciendo todo lo posible por parecer casual. Mi madre estaba embelesada por la buena apariencia de estrella de cine de Tristan, como sabía que sería. El encanto que él había encendido a tope por Marjorie Harding no hizo daño tampoco. El lado afilado de Tristan que yo había vislumbrado más de una vez estaba totalmente ausente de la solícita y amable persona que le mostró a mi madre. Sacó mucha más información de ella de lo que yo nunca había sido capaz. Me sorprendí al ver cuán seria se había convertido la situación en los últimos cuatro años, cuando nuestra presencia en la casa de mis padres era ocasional. “Sra. Harding, antes de que llegara, tenía

a mi equipo de

investigación tratando de obtener la mayor cantidad de antecedentes que pudieran sobre los matones que atacaron a su marido. No son sólo ordinarios hombres de trabajo en busca de un trato justo. Estos sujetos son peligrosos y su situación es seria.”

101

“Tristan, estás asustando a mamá.” Me alarmé con lo pálida que mi madre se había vuelto al escucharlo. “Hay muchas razones para que ella se asuste. Y para ti también.” Se volvió hacia mi madre. “Me he tomado la libertad de conseguirles a usted y a Raina un par de habitaciones en un hotel para al menos esta noche. Voy a necesitar algo de tiempo para atender adecuadamente su situación en los niveles correctos.” “¿Es realmente necesario?” Mamá no estaba acostumbrada a que nadie, simplemente interviniera y tomara el control. Ella y papá tenían una relación bastante democrática. “Lo siento si suena como si fuera un alarmista, pero ¿por qué arriesgarse? El hecho de que no tuviese problemas para persuadir al jefe de la policía de la estación de poner un guardia afuera de la habitación del señor Harding me lleva a creer que estoy más en lo cierto que equivocado sobre la situación.” Mamá se veía como si estuviera punto de llorar. Tomé su mano. “Mamá, trata de no preocuparte. Papá va a estar bien. Tal vez con la ayuda de Tristan podemos parar esto de una vez por todas.” Ella inspiró su acuerdo. “No puedo agradecerte lo suficiente, Tristan. Iré para arriba y tiraré un par de cosas en un bolso y estaré lista para irnos.” Ella vaciló, al pie de las escaleras. “¿Cree usted que al menos podríamos pasar y ver a Don antes de ir al hotel?”

102

“Por supuesto.” Tristan se acercó a mí y me envolvió en sus brazos. “Jesús, Raina.” “Gracias por venir, Tristan. No me di cuenta de que la situación había llegado a ser tan mala. Ya sabes, he estado fuera la mayor parte de los últimos cuatro años.” “Lo sé. En este momento me tengo que ir para encontrarme con algunas personas. Hay mucho más en esto que un par de matones con ganas de pelea. Tengo la intención de llegar al fondo de este asunto.” “No te pongas en riesgo tú también.” No me gustaba la idea de que Tristan provocara la ira de personas poderosas. “Hay riesgos hasta para salir de la cama por la mañana.” Él alborotó mi pelo. “Kwan se encargará de acomodarlas y va a estar… cerca. Trata de disfrutar del hotel.” Y con eso, salió por la puerta.

103

Nueve Traducido por Elvia Corregido por Techenita

Nos ocultábamos a plena vista. La noche de la fiesta de Brian, Tristan me había ofrecido “cualquier experiencia que alguna vez imaginaste y que desearas probar”. Sin saberlo, él había elegido algo que había anhelado durante mucho tiempo, tanto que no puedo ni recordar ―una estancia en El Plaza. A mi madre y a mí nos llevaron a través del vestíbulo hasta un cuarto inimaginablemente enorme con vista hacia Central Park. Había dos dormitorios, uno arriba y otro abajo, un comedor, sala, despensa y tres baños. Era tan grande como la casa de mis padres en Park Slope y mucho más bonita. Mi madre se quedó sin habla. Pero ya era casi la hora almuerzo. Los acontecimientos de la mañana me habían dado un gran apetito y le sugerí a mamá para que buscáramos un lugar para comer. “O, ¿prefieres comer en la habitación?” Miré el juego de comedor adornado y reí. “Casi tengo miedo de comer en aquella mesa.” Mamá se levantó para responder un llamado de la puerta. El mayordomo de piso que nos había acompañado desde el ascensor a nuestra suite, tenía un carrito con varios platos de esos que sirven cubiertos con cúpulas de plata.

104

“El Sr. King pensó que tendrían hambre. Envió esta selección para ustedes.” “Desde luego, piensa en todo, ¿no es cierto?” Preguntó mi madre. Yo no le respondí. Estaba demasiado ocupada con mi boca hecha agua al ver las delicias que el mayordomo estaba poniendo sobre la mesa de comedor. Deben tener por lo menos veinticinco ingredientes diferentes.

Pequeños

cuencos

de

diferentes

ensaladas,

quesos,

embutidos, aceitunas, tortas y bollos estaban dispuestos en una presentación perfecta. Nos sentamos para un festín completo, con un poco de vino blanco fresco y afrutado que parecía ir muy bien con cada bocado. Mi madre no se queda sin habla a menudo y cuando ella lo hace, no dura mucho tiempo. Yo sabía que iba a enfrentarme a las veinte preguntas antes o después. “¿Cómo conociste a Tristán?” “¿Lo conoces de hace mucho?” “¿A qué se dedica?” (Y la siempre favorita pregunta personal) “¿De dónde es él?” Y la última, eternamente incómoda, que en realidad nunca respondo, “¿Va en serio?” “No, no es en serio, mamá. Él tiene algunos conflictos... prefiero no entrar en detalles.” “¿Cómo qué?”

105

“¿No escuchaste lo que dije? Tristan ha establecido unos límites muy claros sobre qué tipo de ‘relación’ debe y no debe tener.” “Ah, ¿sí? ¿Y tú no tienes que decir nada sobre eso?” “No, si quiero seguir viéndolo.” “Ya veo.” “Me alegra que tú lo veas, porque yo estoy totalmente confundida.” “Bueno, parece un joven muy agradable. Es exitoso, guapo y, obviamente,” barrió su mano alrededor de la habitación. “Se preocupa mucho acerca de tu bienestar.” “Mamá, no estoy segura de que Tristan sea capaz de cuidarme de la manera que tú y yo definiríamos. Pero, sí, ha sido muy amable y generoso. Se ha esforzado mucho para tomar el control de nuestro problema.” “¿Detecto una nota de incertidumbre?” “No estoy segura de lo cómoda que me siento con la forma en que irrumpió en nuestras circunstancias y se hizo dueño de todo.” “Creo que deberías sentirte halagada. Muchos hombres no habrían querido tener nada que ver con eso. ¿Y Raina?” “¿Sí, mamá?”

106

“Todavía hay algunos hombres en el mundo que no son capaces de expresar todos sus sentimientos. Ustedes chicas quieren convertirlos a todos en mujeres con cuerpos de hombres. Quedan algunos hombres que no son tan ‘emocionales’, como las mujeres parecen exigir hoy.” “Bueno, tu no tienes que preocuparte de Tristan siendo sensible o demasiado expresivo. Es mucho más que eso, pienso que tu generación lo definiría como ‘todo un hombre’.” “Tu padre es ‘todo un hombre’ y ha sido el mejor marido que una mujer puede pedir,” dijo mamá con un toque de actitud defensiva. “No te equivoques, mamá. Papá bajaría la luna por mí y lo sabes. Tal vez eso es parte de lo que me atrajo a Tristan en primer lugar. Él es totalmente masculino.” “Bueno, en ese sentido es igual a tu padre, junto con una impresionante buena apariencia y una fortuna más grande que muchos países pequeños.” Las dos nos reímos con eso. Mi padre es un hombre curtido que nunca ganaría un concurso de belleza y cualquier cosa material ha sido duramente ganada, centímetro a centímetro. “¿Está bien si exploramos el hotel? Parece que aquí hay mucho más que hace veinte años atrás. Creo que ha pasado tanto tiempo desde que estuve dentro del Plaza.” “Claro, vamos a tomar el tour.”

107

***

Mamá y yo caminamos todo el gran primer piso del Plaza. Había un patio de comidas gourmet que nos llamó la atención de inmediato a pesar de que acabábamos de terminar un gran almuerzo. Las tiendas eran elegantes y la decoración en todas partes era impresionante. Kwan mantuvo un perfil bajo, pero no se encontraba muy lejos. Si mamá se fijó en él, nunca lo mencionó. Yo no estaba segura de si me sentía a salvo al tenerlo como una sombra sobre mí. Alrededor de las tres y media, mamá quería volver a la habitación y telefonear a papá antes de tomar un pequeño descanso. Tan pronto como llegamos al cuarto, sonó su teléfono celular. Ella lo sacó de la maleta y contestó. “¡Bueno, hola Tristan!” Todavía tenía mi teléfono muerto, así que era lógico que llamara mamá. Mi cuerpo reaccionó al instante al saber que él estaba en el otro extremo de la conexión. Todos mis nervios se pusieron en alerta y casi me podía imaginar la orden de ‘incremento sanguíneo a los órganos sexuales’ saliendo desde el centro de mando de mi cerebro. “Eso es muy amable de su parte, pero estoy realmente agotada. Tengo mi ojo puesto en esa bañera maravillosa que tiene el baño

108

principal. Realmente, esta suite es apta para la realeza.” Él dijo algo que hizo a mi madre reír como una chica de dieciséis años. “Bueno, tú eres dulce al decirlo.” “Por

supuesto,

voy

a

estar

bien. De

todos modos,

mi hija

probablemente merece un descanso de mí.” Mamá me miró y sonrió. “Aunque será mejor que sea pizza o hamburguesas. No ha traído nada que ponerse, sólo el uniforme habitual.” En ese momento, fruncí el ceño y tendí mi mano hacia el teléfono. “Te pongo a Raina, entonces. Es un placer hablar contigo, también.” “Hola Tristan.” “Hola Raina. Quería llevarlas a ti y a tu madre a cenar esta noche, pero... bueno, ya has oído.” “Ha estado bien todo el día, pero sé que la preocupación y el estrés la han agotado.” “Entiendo. ¿Te sentirías cómoda dejándola en el hotel para tener una cena conmigo? Estoy seguro de que estará a salvo.” “Me encantaría. Aunque ella tiene razón acerca de los pantalones vaqueros y la camiseta. Tendremos que hacerlo casual.” “Lo único casual que me gusta lo hago en casa. Hay también muchos restaurantes alrededor del Plaza como para perder la oportunidad de

109

una comida espectacular. Te voy a cocinar la mejor pizza que jamás has comido nunca, en mi horno de barro, cuando regresemos.” A regañadientes ofrecí comprar algo de ropa en Bloomingdale o Macys, pero mi corazón se hundió ante la perspectiva de saber lo que iba a costarme. Yo debería haberlo sabido mejor. “Tonterías. Estás sólo un par de manzanas de Bergdoff. Kwan te llevará allí y se hará cargo de todo lo que necesites. Nunca te he visto vestida formal. Sorpréndeme.” “Pero...” “Tienes bastante tiempo y seguro que ellos tendrán algo que te gustará.” “Pero...” “Raina, Estás repitiendo. ¿Es mucho pedir que tengas una cena adecuada conmigo? Compláceme.” Luego me sentía culpable e ingrata. “Por supuesto, Tristan. ¿A qué hora?” “Voy por ti a las siete treinta. Me gustaría decir hola a tu madre antes de salir.” “A ella le gustará eso.”

110

“Trata de disfrutar de las compras. A muchas mujeres les encantaría tener carta blanca en Bergdoffs.” Tuve la tentación de decir que yo estaba segura de que a ‘muchas les gustaría’, pero me mordí la lengua. “Nos vemos a las siete treinta, entonces.” “Muy bien, entonces. Adiós.” Media hora después, estaba sentada en un salón con una mujer que estaba trotando de allá para acá dentro de una habitación oculta buscando vestidos para mí. Kwan me escoltó tras bastidores, pasando junto a pilas y pilas de hermosos atuendos e ingresamos a una habitación trasera con un sofá, un espejo triple y una mujer sin aliento que se presentó como la señora Summerland. Después de haber rechazado el champagne, el vino, el café y el té, trajo una bandeja con un poco de agua de marca que apareció en la mesa junto a mí. Me preguntó acerca de mis ‘gustos’. Estoy bastante segura de que en el momento en que las tres primeras frases salieron de mi boca, se dio cuenta de que yo no tenía ‘gusto’, por lo menos no del tipo que pudiera utilizar como guía. Le dije que me gustaban los colores brillantes, el blanco y el negro, pero que casi no usaba tonos tierra. Ella me preguntó sobre los diseñadores que me gustaban. Sólo me encogí de hombros. Kwan estaba junto a la puerta y llevaba la misma expresión de siempre ―ilegible.

111

Cuando ella se fue, miré al ilegible rostro de Kwan. “Mira, Kwan,” comencé. “Tengo la sensación de que no te gusto mucho, pero me vendría bien un poco de ayuda aquí. No sé nada acerca de este tipo de ropa o cuál será la expectativa de Tristan. ¿Puedes al menos asentir con la cabeza cuando algo se me vea bien o sacudir la cabeza si es horrible?” Creo que esa fue la primera sonrisa auténtica que le vi dar al pequeño asiático. “Creo que puedo ayudar.” “Y no me tiendas ninguna trampa, ¿de acuerdo? No elijas algo horrible a propósito. Por favor.” “Yo no le haría eso a usted, señorita Raina.” Creí en él. Algo en su actitud había cambiado. Tal vez fue mi madre, nuestra vida, la forma en que nuestra familia estaba junta. Pero me sentía agradecida por el nuevo aliado. Al final, me encontré con un vestido muy elegante, casi con un look vintage, que tenía unas pequeñas mangas cortas, un pequeño soporte en el cuello alto y una abertura en el lado derecho a la mitad del muslo. Era rojo amapola, con botones negros sobre un hombro. Se ajustaba perfectamente, abrazaba mis curvas y acentuaba mi pequeña cintura. “¿Qué tal éste? Me gusta más de todo lo que hemos visto.” Yo daba vueltas frente a Kwan quien me sonrió.

112

“Posee una cierta reminiscencia a un cheongsam. Que es un vestido tradicional chino. Me encanta. Es elegante, pero el rojo lo hace más atrevido, así que… buena elección.” “Está bien, el rojo está genial. ¡Gracias por tu ayuda, Kwan!” “Sólo una cosa...” “¿Qué?” “No puedes ponértelo con esa... ropa interior. Tienes todo tipo de líneas.” Cuando Tristan me recogió para la cena, mi atuendo consistía en ese mismo vestido rojo, un corpiño negro, liso y transparente, una tanga a juego todo de raso, ligueros hasta el muslo y un par de zapatos negros de Christian Louboutin, cuya suela roja se adaptaba perfectamente al vestido. Kwan insistió en un bolso clutch a juego de color negro. “Tristan tiene una predilección por los pequeños detalles, por lo que tienes el aspecto deseado.” Encontramos algunos pendientes en el departamento de la ‘joyería de fantasía’ en Bergdoffs que se veían geniales, grandes botones negros esmaltados con un símbolo chino y con incrustaciones en cristales rojos. Los pendientes eran la única parte del conjunto que había logrado encontrar a un precio bajo. “Mierda, Kwan, ¡estos pendientes cuestan 424.00 dólares¡ ¡Y ni siquiera son reales!”

113

“Tienes razón, son unas baratillas de mierda, pero Tristan va a entender. Tenías que usar algo en tus oídos.” “¿Kwan...?” Él me dio una mirada que decía ‘Déjalo’. “Eres muy bueno en esto. ¿Tristan tiene que hacer este acto de Mujer Bonita con frecuencia?” “Francamente, yo sólo he sabido que lo hizo una vez... hace mucho tiempo.” Elsa. ¿Debo pensar que es algo bueno o malo? “Las mujeres de Tristan por lo general pueden darse el lujo de vestirse con estilo. Vienen mucho más que un sólo vestido de cóctel y gastan un par de miles en zapatos.” Sonrió ante la conmoción en mi cara mientras me agarraba a la bolsa de zapatos, apretándola un poco más. “Además, Raina, nadie tiene mejor gusto que un hombre gay. Si alguien puede ayudar a una mujer bonita a lucir lo mejor posible, ese soy yo… Sólo si así lo quiero.” “Tú eres...” “Sí, yo soy el guardaespaldas de un hombre alfa que no tiene un hueso gay en su cuerpo. Funciona bien para nosotros. Algún día te lo diré todo acerca de cómo nos conocimos, pero en este momento, creo que necesitas empezar a arreglarte.”

114

Él me hizo pasar a mi suite y cuando Tristan tocó el timbre, yo me veía como si perteneciera a El Plaza, lista para tener una cena en Le Bernardin con un multimillonario.

115

Diez Traducido por Astrea Corregido por Mari

Desearía poder decir que recordé cada detalle de esa comida, cada momento de esa velada, pero no puedo. Un hombre como Tristan toma control de más de una ‘situación’. Fui capaz de mantener mi mente ocupada durante el día con el completo dilema de enfrentar a mis padres, con la deslumbrante experiencia en el grandioso hotel Plaza, con los detalles de mi vestimenta para la noche y la salida de compras con Kwan —pero sólo porque Tristan no estaba en realidad conmigo en carne y hueso. Él acechaba en cada rincón de mi psiquis, siempre como una influencia, orquestando el progreso de mis horas. Pero sin su presencia física, yo retenía un sentido de mí misma que parecía evaporarse una vez que veía a Tristan, olía a Tristan y sentía el calor de su mano sobre la mía. No podía mirarlo sin recordar cómo era besar esa boca. O cómo esa boca se sentía sobre mis pechos y cuánto deseaba sentir el empuje de esos labios sobre la entrada entre mis piernas. Nos sentamos uno al lado del otro en un banco en el que el mantel cubría nuestros regazos. Él movió sus largos dedos por encima del borde superior de la abertura de mi vestido y jugueteó con el encaje de mis medias de liga. Un elegante dedo siguió la línea donde mis piernas

116

se unían al resto de mi cuerpo. Podía sentir mi clítoris tensarse cada vez que él llegaba a cualquier sitio en su cercanía. Mis pezones permanecían en un estado de constante alerta cuando él se encontraba cerca de mí. Me quité un zapato y jugueteé con la parte de atrás de su pierna con los dedos cubiertos de mis pies. Tomó unos mechones de mi cabello que caían por mi cuello. Besó mi mejilla; yo toqué su mano. Había demasiado de ‘asombrada contemplación’ en sus ojos. Para cualquiera que nos estuviera observando, sería obvia nuestra condición de amantes. Era algo completamente emocionante el notar que estábamos sentados en público y que Tristan me estaba reclamando a la vista de todos. Fue el mismo tipo de arrebato que sentí cuando él me dio toda su atención en la fiesta de Brian. Una especie de revoloteo interno de “¡mírenme y vean quién me desea!” Algo que me había tenido sonriendo completamente en mi interior. Intenté concentrarme en las cosas importantes que Tristan me estuvo diciendo durante la cena. Preocupada como estaba por la seguridad de mis padres, se podría pensar que no era algo que requiriese de mucho esfuerzo. Pero así era. Finalmente tuve que pedirle que dejara de tocarme. “Tristan, no puedo pensar en lo que me dices cuando estás acariciando mi cuello de esa manera.”

117

“Lo siento. No puedo quitarte las manos de encima. Agradece que estamos en un restaurante o jamás hubiera sido capaz de darte un reporte de lo que hemos obtenido hoy.” “Por favor, necesito oírlo. Dime.” Me dijo que había contratado un excelente investigador privado para ver quiénes eran los bandidos que agredieron a mi padre y que había encontrado un trabajador interno que podría darle una perspectiva más exacta sobre lo estaba ocurriendo. “Sabré más en un día o un poco más. Pero pienso que hasta que podamos llegar al fondo de esto, tus padres estarán mejor fuera de su casa.” “Vas a tener dificultades para convencer a papá de que no podrá recuperarse en su propia cama. Sé cómo es él.” “Y yo sé que la seguridad de la mujer que amas es más importante que la comodidad o las costumbres.” Hizo esta declaración con tal solemnidad que supe que se estaba refiriendo a algo más que a mis padres. La mirada perdida de sus ojos también lo traicionó. Sabía que estaba pensando en Elsa. Me tomó toda mi fuerza de voluntad intentar no encauzar la conversación hacia ese peligroso terreno. Yo puedo ser mi peor enemiga cuando se trata de esos asuntos.

118

Afortunadamente, el postre llegó y llené mi boca con una deliciosa tarte tatin en lugar de mi propio pie.8

***

Ambos sabíamos cómo acabaría esa noche. A excepción de nuestra breve charla acerca de mis padres, la velada entera había sido una larga seducción.

La

comida

fue

increíblemente

buena

y

ni

un

tanto

pretenciosa como había imaginado que sería. Nuestra conversación, aunque difícilmente podía calificarse de profunda, sí contuvo una nueva intimidad. Hablamos de temas seguros, y nada peligrosos: gustos en música y libros, pasatiempos favoritos, cómo era su trabajo, qué tipo de trabajo esperaba yo encontrar cuando el verano acabara. Nos reímos del Little Theater y colmamos de elogios al dramaturgo por su brillante trabajo. Finalmente estuvimos frente a la puerta de la suite del Plaza. Mi madre hacía tiempo que estaba durmiendo en la habitación principal de arriba. Tristan tiró de mí hacia sus brazos y me besó larga y duramente. “¿Estás segura de que Marjorie se encuentra durmiendo?” 8

Tarte tatin: tarta de manzana caramelizada. En esta frase “Meterse el pie en la boca”, es una expresión en inglés que se refiere a decir algo tonto o hiriente, de lo que luego se pueda arrepentir. (N. de la T.)

119

Asentí. “Ella dijo que tomaría algo para evitar despertarse en medio de la noche. Estoy segura que nada le perturbará el sueño.” Deslicé la tarjeta por la ranura. Mientras yo empujaba la puerta para abrirla, Tristan se apoyó en mí desde atrás y susurró en mi oído. “Eso está muy bien. Porque estoy listo para joderte en una cama de verdad.” Me arrastró hacia él y presionó su ya erecta polla en mi espalda. Movió mis caderas con sus manos en contra de su cuerpo para enfatizarlo. Fuimos directamente a mi habitación. Las cortinas habían sido cerradas y la ropa de cama había sido abierta en uno de los lados. “Eso es invitador,” dijo mientras yo me salía de mis zapatos y cuidadosamente los ponía debajo de la mesa de luz. Aún estando completamente lujuriosa, no podía dejar de tratar mis nuevos zapatos de tacón de Louboutin con otra cosa que no fuera respeto. “Déjame quitarte el resto de la ropa.” Tristan estaba a mi lado abriendo el cierre trasero de mi vestido, dejándolo caer al piso. Él dio un bajo y lento silbido cuando vio el sostén, la tanga y las medias de liga con encaje que llevaba debajo del vestido. “Tendré que insistir en que te pongas esos zapatos de nuevo, sólo un momento.” Hice lo que me pidió y volví a ponerme delante de él. Se había quitado el saco y la corbata, y yo comencé a desabotonar su camisa. Parecía que habían pasado meses desde la última vez que vi su hermoso cuerpo desnudo, aunque sabía que sólo habían sido unos días.

120

En cuanto su camisa estuvo lo suficientemente abierta, enredé mis dedos en las suaves curvas del dorado vello de su pecho. Luego, le acaricié allí con mi nariz, respirando la intoxicante fragancia de su piel. El hombre olía mejor que ningún otro ser humano que hubiera olido. De todas las sutiles señales que llevan a la atracción de una persona hacia otra, siempre pensé en el sentido del olfato como el más complejo y el menos comprendido. No podía definir a qué olía Tristan, sólo que su aroma era completamente correcto. Él buscó la parte de arriba mi sostén y bajó las copas para que mis pechos quedaran expuestos; acunados por semicírculos de satén blanco por debajo. Mis pezones enrojecieron y se distendieron de mi cuerpo en la estrechez de la feliz anticipación. Él se agachó y tomó uno en su boca mientras retorcía el otro con sus dedos. Murmuró “mis perfectas, perfectas niñas” al tiempo que las presionaba para juntarlas, enterrando su rostro en ellas. Cada vez que chupaba un pezón, podía sentir un tirón que iba hacia mi clítoris. Era como un cable o una cuerda entre un punto y el otro. Él se levantó mientras yo deslizaba la camisa por sus anchos hombros y arrastraba mis húmedos pezones por su pecho cubierto de sedoso vello. A los besos en mis clavículas siguieron pequeños mordiscos y lamidas justo en el hueco de mi brazo. Me estremecí cuando mantuvo mis brazos por encima de mi cabeza con una mano y recorrió la piel sensible desde el interior de mi codo hasta la axila con las suaves yemas de sus dedos.

121

Todo lo que sentía era a Tristan. Mi mundo se restringió rápidamente a esa habitación, a ese momento, a ese hombre. Creo que aunque hubiera habido un temblor o un huracán no me habría percatado cuando sus pulgares engancharon las tiras en mis caderas y tiraron de mi diminuta tanga hasta que cayó al piso. Podía sentir la rapidez de la cálida humedad corriendo sin impedimentos hacia abajo por mis piernas. Me puso de espaldas contra la cama, su boca duramente contra la mía y sus dedos jugando contra los húmedos pétalos plegados de mi sexo. Me senté al borde de la cama y lo miré liberar su erección dura como una roca de sus pantalones mientras se quitaba la última de sus ropas. Se arrodilló en frente de mí y me empujó de nuevo hacia la cama poniendo su cuerpo entre mis piernas. Tomó una de mis piernas y me dobló la rodilla sobre su hombro. Dirigió la otra rodilla hacia la cama con lo que quedé abierta de par en par. Me sentí vulnerable pero absolutamente deseable al mismo tiempo. La suela roja del zapato negro apuntando hacia él, de repente se volvió mil veces más sexy. Él volteó su cabeza y mordisqueó la rodilla que cruzaba su hombro mientras su pulgar masajeaba mi clítoris con ese toque maestro que jamás podré olvidar. Su boca tardó una agonizante eternidad en llegar hasta abajo en el interior de mi pierna. “¿Qué quieres Raina?” “A ti.” “No es suficiente. Dime lo que quieres que haga.”

122

Dudé. “Son sólo palabras. Dime. Di las palabras.” Jamás había pedido algo así. No en la manera en que yo sabía que él quería que lo pidiera. “Yo quiero… quiero que me chupes. Tómame con tu boca. Cómeme.” Dios, se sintió tan sexy, travieso y erótico decirle algo así. Mi deseo se transformó, como un sutil y suave cambio de marcha ascendente hacia otra velocidad. Sonrió e inclinó su cabeza un poco. “Mi reina.” Luego puso su boca entre mis piernas. Primero sentí la calidez de su respiración y supe que estaba

inhalando

mi

aroma.

Su

lengua

dio

unos

golpecitos

atormentadores contra mi clítoris antes de succionar los labios de mi vagina con su boca, uno después de otro. Usó toda la extensión de su lengua para desparramarla en mis pliegues desde abajo hacia arriba antes de finalmente dirigir su atención a mi erección que prácticamente gritaba por ser aliviada. Empujándome hacia su boca, mantuvo mi palpitante perla entre sus labios mientras su lengua la trabajaba hacia atrás y hacia adelante. Curvé mi mano alrededor de la rodilla que yacía en la cama y empujé mi pierna para abrirla aún más a su toque. El placer me quitó la respiración, la intimidad golpeó profundamente en mi centro. Con dos dedos en mi interior, él me trabajó mientras su oh-tantalentosa boca movía mi clítoris en los más rápidos y más duros círculos de construida lujuria. La urgencia del orgasmo me tuvo de pronto

123

montando contra su boca. Una parte de mí temía dejarse llevar. Debió sentirlo porque agarró mi trasero con su mano libre y comenzó a empujarme hacia su cara, más duro. Todo el tiempo hacía sonidos en mí… sonidos para animarme a por ello, gruñidos de excitación, cantitos de apreciación. “Oh, Tristan. Eso es… oh, no pares.” Estaba allí. La habitación se hizo más angosta, como en una vieja película en un pequeño foco circular en el medio del cuadro. No había nada más que la cara de Tristan enterrada en mi cuerpo así como lo imaginé el día que nos conocimos. Únicamente mi imaginación y mi conejo eran una apagada y descolorida imitación del verdadero Tristan. Presioné mi cabeza contra la cama y sujeté con fuerza su cabeza con una mano, y tomé con la otra un puñado de la sábana. Cuando la primera contracción provocó que me apretara alrededor de su mano, él metió sus dedos más profundamente en mi interior y empujó duro contra mi clítoris, literalmente sorbiendo mi clímax con su boca. Me vine desde muy adentro, desde el centro mismo de mi deseo. Sollocé ante la total perfección de esto —la insoportable belleza del placer que nunca había pensado posible. Tristan no me dio tiempo para disfrutar del placer posterior a tan magnífica experiencia esta vez. Me volteó sobre mi estómago mientras aún mis pechos subían y bajaban por la falta de aliento producida por el orgasmo. Puso su brazo debajo de mis caderas y me levantó para que

124

mis rodillas quedaran al borde del colchón. Yo tenía mi trasero expuesto y él iba a tomarme por detrás. “Me gustaría que pudieras ver cuán jodidamente delicioso se ve tu trasero de esta manera.” Tristan golpeó, no suavemente, en las mejillas de mi trasero. Lloré más por la sorpresa que por el dolor. “Te tomaré duramente por el ano algún día. ¿Te gustaría?” Como nunca había sido tomada analmente, no sabía. Sonaba fantásticamente sexy y, positiva y extremadamente, doloroso. Golpeó mi trasero de nuevo, esta vez más fuerte. “Te pregunté si te gustaría ser jodida por el ano.” “Quiero entregarte mi cuerpo,” respondí. “En cualquier manera que quieras tenerlo.” Deslizó la cálida cabeza de su polla arriba y abajo en los húmedos pliegues de mi coño y se detuvo en el orificio anal. Presionó contra mí y tuve urgencia por presionar en respuesta hacia él para averiguar qué se sentía ser penetrada allí. Pero Tristan entró en mi coño con un fuerte empuje que casi me deja inconsciente. Agarró rápido mis caderas y bombeó su pene en mi interior con urgentes y desapegados azotes.

Era como si no pudiera

contenerse. Yo no quería que lo hiciera. Quería que él me tomara con la fuerza brutal de su mayor deseo primitivo. Su deseo me alimentaba y sostenía. Con cada empuje, podía sentirlo chocando contra la boca de mi útero. No podía entrar más profundo.

125

Desaceleró por un momento y su ritmo se tornó suave y sensual. Sentí un dedo trazando mi esfínter, yendo hacia abajo para tomar prestada un poco de la humedad de mi goteante sexo. Luego lo sentí dilatar el tenso músculo hasta que cedió. Una vez que su dedo estuvo dentro de mi ano, su ritmo aumentó una vez más y mi cuerpo se acopló al suyo. Se sentía perverso y prohibido tenerlo dentro de mí en dos lugares a la vez. La sensación de tener mi ano penetrado por primera vez fue de una emoción completamente inesperada. Era una intimidad única. El ser tomada de esa manera por Tristan me hizo más feliz de lo que había imaginado —sólo por Tristan. “Frota tu clítoris,” ordenó. Su uniforme voz sedosa tenía un tono ronco que no había escuchado antes. “Quiero que te vengas conmigo. Oh Dios… pronto.” Sus palabras, el sonido de su carne golpeando contra la mía y el sonido del húmedo coño contra su duro pene, hacían que la música del deseo llenara la habitación. Me empujé hacia el orgasmo con rápidos y duros golpes que armonizaban con su urgente aporreo hacia el interior de mi cuerpo. Escuché los sonidos de su crescendo y me sentí llegando a la cima. Él se sacudió en mi interior, vertiendo su semen en mí con grandiosas explosiones de gruñidos mientras mis músculos lo masajeaban desde dentro. Podía sentir mi ano contrayéndose alrededor de su dedo y supe que él podía sentirlo también. Acompañé cada espasmo con un llanto de

126

puro y desatado placer hasta que, extinguido, él colapsó contra mi espalda y yo me arrojé contra la desordenada cama. Su peso se sentía glorioso sobre mí. Tenía a todo ese hombre sobre mí, y dentro de mí. Estaba completa y era totalmente suya. Tristan siguió murmurando mi nombre una y otra vez sobre mi cabello, mientras tragaba aire profundamente por la satisfactoria liberación. Cuando finalmente se alejó de mí, lancé un maullido de pequeña protesta. Detestaba que hubiera acabado. Dio una palmada en mi trasero suavemente. “Eres asombrosa. La más sensible y entregada amante que cualquiera pudiera pedir. Dios, Raina. Eres perfecta.” Me sostuve sobre mis codos y me recosté hacia su cara para besarlo. “Y tú, mi insoportablemente sexy Tristan, sacas lo mejor de mí.”

127

Once Traducido por Mari Corregido por Mari

Tristan se escapó luego que me quedara dormida en sus brazos, como supe que lo haría. A pesar de que mi mamá claramente sabía que éramos algo más que amigos y ciertamente no pensaba que yo era una virgen pudorosa, seguía siendo de mala educación darle la bienvenida en nuestras batas de hotel cuando desayunáramos en la mañana. Lo sentí besar mi mejilla y lo oí vestirse, pero parecía apropiado fingir que dormía y le dejé hacer una salida con elegancia. Mi mamá y yo comenzábamos a acostumbrarnos al hotel. Pedimos desayuno a la habitación. Yo comí huevos Benedict con salmón ahumado y mamá comió los suyos con una tarta de cangrejo. Sería una lástima ir al comedor cuando teníamos la privacidad de nuestra suite. Tristan llegó alrededor de las diez y envió a mi mamá en un coche con Kwan para que fuera a visitar a papá. Hablamos con él a primera hora de la mañana y se hallaba muy ansioso para que le dieran el alta médica lo más pronto posible. Tan pronto se fue, Tristan se sentó y me dijo lo que había descubierto de los atacantes.

128

“No son tipos que pertenezcan al sindicato de construcción local. Están conectados a un muy reservado vínculo de la mafia. Han estado causando problemas en cualquier parte en donde encuentran a un sujeto como tu papá, alguien que está dispuesto a cuestionar un remache de cuarenta dólares o un clavo para techumbre de diez.” “Desearía que papá se quedara fuera de todo esto. Le quedan unos diez años más para trabajar… ¿por qué no puede dejar que alguien más pelee estas batallas?” “Lo hecho, hecho está. Tu padre se ha ganado una reputación como un caballero de blanca armadura y tiene enemigos entre las filas del sindicato y en el Ayuntamiento. Alguien ha optado por hacerlo un ejemplo. La próxima vez podría obtener algo mucho peor que un par de costillas rotas.” “¿Entonces qué hacemos ahora?” “Me gustaría sugerir que tus padres se marchen de la ciudad. Las lesiones de tu padre son lo suficientemente serias como para impedirle trabajar por varias semanas… incluso más, si un médico así lo considera.” “Él estará discutiendo sobre volver a trabajar lo más pronto que pueda. Conozco a mi padre.” “Quizás, pero cuanto termine de contarle toda la historia, creo que recapacitará.” Tristan se paseó frente a la ventana y de la increíble vista

129

de Central Park. “No va a querer poner a Marjorie en peligro y estoy muy seguro que puedo convencerlo de que estos matones no dudarán en hacer de tu madre un blanco… o a ti también.” “¿Yo?” “No te preocupes pequeña. Voy a mantenerte cerca de mí. Estaremos lo suficientemente a salvo de regreso en Berkshire Hills.” Al final del día, Tristan no sólo había convencido a mi padre de la seriedad de su situación, sino que persuadió a mis padres de pasar algún tiempo en su ‘cabaña’ en Maine cerca de Bar Harbor. Él les aseguró que allí estarían cómodos, a salvo y bien lejos del peligro. Kwan los acompañaría. Antes de la puesta de sol, mamá y papá estaban de camino al norte, mientras que Tristan y yo nos subíamos a un helicóptero en dirección a Berkshire. Yo quería quedarme otra noche en Nueva York, disfrutando de la ciudad en la que crecí a través de una perspectiva que nunca antes había visto. Pero Tristan se sentía responsable por la obra. Me dijo que ambos habíamos hecho un compromiso y que habría mucho tiempo para divertirnos en la ciudad más tarde. Por supuesto que eso me complació enormemente. Yo quería —anhelaba— cualquier indicación de que hubiera un ‘nosotros’ y que tuviéramos un futuro, aunque éste sea vago o lleno de preguntas sin contestar. Sabía que íbamos muy rápido, al menos en el aspecto físico, pero aún no conocía a Tristan tan bien como me gustaría de muchas otras

130

maneras. Su talento me sorprendía, su poder me seducía y ese comportamiento suyo de ‘tomar las riendas’ me hacían sentir segura y protegida. Pero estaban sus destellos de mal genio, las limitaciones que él imponía sobre lo que podíamos hablar y su misterioso pasado —ya sea reciente o lejano— era lo que más me frustraba. Me preguntaba si me estaba engañando a mí misma. Me cuestionaba si toda esa solicitud, la forma obscena en la que gastaba su dinero en mí y en mis padres, y el sexo alucinante fue diseñado cuidadosamente para dar una ilusión de cercanía cuando en realidad no la había. Presionarlo no me iba a llevar a ningún lado, de eso estaba segura. Pero en algún momento, tenía que haber una tranquilidad sin que estuviera obstaculizada por alguna crisis o seducción, en donde podría realmente llegar a conocerlo mejor. No podía cerrarse en sí mismo para siempre. ¿O sí?

***

Tom estaba agradecido por el esfuerzo que hicimos para regresar a los ensayos, teniendo en cuenta lo que le había dicho sobre las lesiones de mi padre y el susto que tuvimos. El ensayo esa noche fue irregular, y era bastante obvio que Tristan y yo estábamos agotados. Al momento en que terminamos, me encontraba lista para hacer sólo una cosa:

131

tomar un baño caliente e ir a la cama. Me sentía dolorida por todas partes, como si fuera a coger un resfriado. Tristan me llevó a casa y nos despedimos fuera del dúplex. “Luces pálida,” me dijo mientras que gentilmente me daba un beso de buenas noches. “Descansa esta noche. Hablaremos mañana.” El baño caliente casi me dejó durmiendo en la bañera. Apenas pude peinar mi cabello y luego me dejé caer en la cama. Cuando desperté a las tres de la mañana, me hallaba cubierta en sudor, obviamente con fiebre. Mi garganta se sentía como si estuviera en llamas y cada articulación en mi cuerpo palpitaba. Tenía gripe y una muy fuerte. Cuando Tristan

me llamó a

la

mañana siguiente, le prohibí

absolutamente que se acercara a más de diez metros de mí. Insistió que debería tener a alguien que me cuidara. Fue mi turno de ser intransigente. “He tenido la gripe antes. Dos veces en la universidad, de hecho. Sólo déjame sola y prometo beber muchos fluidos y estaré mejor en poco tiempo.” Tosí y sonó como si expulsara medio pulmón. “No quiero estar así. Créeme.” Increíblemente, él aceptó mi sabiduría y prometió llamarme al final del día a mi teléfono. “Hablaré con el investigador privado a eso del medio día. Te haré saber qué es lo que dijo.”

132

Antes de poner mi teléfono en la mesita de noche, llamé a mi mamá en Maine. Todo lo que quería hacer era caer de vuelta a la cama, pero sabía que necesitaba hablar con ella. “Siento mucho que estés enferma, cariño,” dijo ella. “Probablemente te contagiaste en el hospital. Dios sabe que ahí es el mejor lugar para contraer gérmenes.” “Es sólo la gripe, mamá.” “Bueno, si se siente como algo fuera de lo común, prométeme que irás al médico. Nunca se sabe.” “Lo prometo. ¿Cómo es la cabaña?” Mama rió con fuerza y llamó a mi padre. “Ella quiere saber si nos gustó la ‘cabaña’.” Pude oír en el fondo las carcajadas de mi papá. “La ‘cabaña’ es una mansión junto al mar que luce como si hubiera salido de una película del histórico Maine. Conté ocho habitaciones anoche, pero podría haberme saltado un par. Todo está hecho de cedro revestido, empizarrado, y tiene murallas de piedra. Me imagino que la revista Architectural Digest lo llamaría ‘elegancia rústica’. Parece haber una chimenea en todos los cuartos.” “Su casa aquí es mucho más extravagante.” “Bueno, esta casa no lo es. Es perfecta, cómoda, hogareña, y sencilla de una forma costosa. Mataría por una cocina así. Es el paraíso de un cocinero.”

133

“Suena mucho más parecido a Tristan que el Chateau francés que tiene aquí. Me gustaría verlo.” Tosí otra vez, tan fuerte que me mareé. “Pero no ahora, mamá. Tengo que volver a dormir.” “Cuídate, cariño. Nosotros estamos bien.” “Okay. Te quiero.” “Yo también te quiero.” Antes de las tres de la tarde, ya me habían sacado de la cama cuatro veces. El mensajero de la farmacia trajo un vaporizador —algo que no había visto desde que era una niña— y un botiquín lleno de remedios de venta libre. Otro repartidor dejó sopa de pollo y galletas. El florista trajo un enorme ramo de lirios orientales. Finalmente, un gran oso de peluche llegó con globos de helio y una caja de caramelos. Tristan llamó a las tres treinta. “Gracias por todas tus atenciones.” “Desearía hacer más.” “Ya has hecho tanto. Y no sólo por mí. A mamá y papá les encanta la cabaña.” “Genial. Necesitan quedarse ahí. Artie, el investigador privado, llamó.” “¿Y?”

134

“Se trata de unos personajes muy peligrosos. Corre el rumor que ellos quieren ‘hacer un ejemplo’ de tu padre. Va a llevar algo de tiempo descubrir cómo detenerlos.” “Quizás deberías hablar con la policía.” “Aún no, no hasta que descubramos exactamente quién está involucrado y a qué nivel.” “Tristan, no quiero que te involucres en ningún tipo de problema.” “Confía en mí, eso no va a suceder. Nadie sabe que yo estoy involucrado. Artie es quien está haciendo todas las indagaciones. No quiero que nada ni nadie conecte todos los puntos.” “¿A qué te refieres?” “Me refiero a que cuando regreses al teatro creo que tenemos que mantener un bajo perfil. Estas personas son criminales profesionales. Si te comienzan a seguir…” “¿Por qué, en nombre de Dios, harían eso?” “Tu padre acaba de desaparecer. ¿Quién mejor para hacerlo aparecer que su propia hija?” “Oh vamos… ¿realmente lo crees?”

135

“Realmente lo creo. Y si te conectan a mí no sería muy difícil descubrir en dónde se encuentran tus padres. Mi casa en Maine no es exactamente un secreto de Estado.” “¿Estás seguro que no eres demasiado paranoico?” “Raina, voy a tener a Kwan cuidando de ti. No te preocupes si lo ves rondando. Si lo llegas a ves, hazte la desentendida.” “De verdad, Tristan, esto es ridículo.” “No es ridículo. Hay hombres que les hacen daño a personas inocentes todo el tiempo. Hay hombres que asesinan simplemente porque están conectados con el verdadero objeto de su maldad. Se llama daño colateral y es parte del juego de la guerra.” Sonó como si se ahogara. “Algunas veces, la mejor manera de herir a una persona es apuntar a alguien que a ellos les importa. Esa es la manera más fácil de obtener lo que quieres.” Tuve la extraña sensación que no estábamos hablando de mi padre o de mí. No había pensado en Elsa por casi todo un día. Hasta que descubriera qué le había sucedido, ella iba a ser una sombra sobre nosotros. Pero, una vez más, este no era el momento. “Bueno, justo ahora, nadie podrá ver ninguna conexión entre tú y yo, o yo y cualquier otra persona. Estoy fuera de combate. Me siento como la mierda.”

136

“Lo

lamento.

No

quise

preocuparte.

Descansa

y

hablaremos

después.” “Dile a Tom y a los muchachos que lo siento.” “Ellos entenderán.”

***

Apenas pude levantar mi cabeza de la almohada por cuatro días. Tristan mantuvo entregas constantes de provisiones y otros obsequios. Era

mucho

más

de

lo

que

podía

consumir,

pero

Jenn

estaba

impresionada. “De seguro es una lástima que no tengas apetito. No he comido así de bien en años,” me dijo. Tristan llamaba, al menos, dos veces al día. Me mantuvo informada en el lento proceso de investigación de Artie y cómo todo iba progresando. Después del ensayo del jueves por la noche él me dijo que todos estaban ensayando sin sus libretos en mano y los desplazamientos en el escenario comenzaban a moverse como un ballet. “Tom realmente es un

137

maestro coreográfico,” dijo. “No hay movimientos estáticos en las escenas.” Él también me explicó que Suze había ido una noche para ‘ayudar’ en mi ausencia. Eso ciertamente no me hizo sentir mejor, pero me dio una maldita buena razón para recuperarme. Para el domingo por la tarde ya pude sentirme como un ser humano otra vez. Decidí llevar a mis piernas debilitadas por la gripe en un paseo bajo el sol del verano. Caminé unas pocas cuadras antes de regresar, exhausta. No habrá maratones para mí en un futuro cercano. Las calles se encontraban bastantes vacías. Kwan estaba leyendo su periódico en una banca frente a la tintorería en la intersección cerca del dúplex. Sonreí cuando lo vi y él me ignoró por completo. Una mujer pasó junto a mí haciendo footing, dirigiéndose hacia el parque y un par de coches pasaron también. Tan pronto como ingresé al dúplex, Tristan llamó. “Kwan piensa que es posible que hayas sido marcada.” “¿Marcada?” “No está seguro. Pero él quería que te dijera que te mantuvieras alerta.” Me atravesó un sentimiento de pánico. “No te preocupes. Kwan es el mejor. No dejará que nadie se te acerque. Pero justo ahora, tenemos que observar y esperar.”

138

“Tenía la esperanza de que pudiéramos cenar juntos esta noche. Me siento mucho mejor y realmente me vendría tu compañía.” “Ni pensarlo.” “Tenía la esperanza de que me extrañaras como yo te extraño a ti…” “Si tan sólo supieras.” “¿Por qué no me lo dices?” “Haré un trato contigo,” respondió con esa forma gutural que tiene cuando está a punto de decir algo sexy. El ronroneo era música para mis oídos luego de tanta charla espinosa. “Te llamaré a las ocho. Cena, relájate en la tina, bebe una o dos copas de vino. Cuando te llame, quiero que te acurruques en la cama, esperando por mí.” Pareció que las ocho de la noche nunca llegaban. Seguí sus instrucciones y me tomé una gran copa de vino que casi había acabado cuando llamó. “Voy a decirte algunas de las cosas que le voy a hacer a tu glorioso cuerpo. Mientras lo hago, voy a imaginar que te tocas a ti misma y yo haré lo mismo.” “¿Sexo telefónico?” Solté una risita.

139

“Prepárate para ser gratamente sorprendida por cuan caliente puede ser una llamada… Justo ahora me encuentro acostado en mi cama, completamente desnudo. ¿Te lo estás imaginando?” “Puedo imaginarte desnudo, pero no en tu cama. No la he visto, ¿recuerdas?” Tristan se aclaró la garganta. “No importa la cama. Piensa en mi verga que pide a gritos ser acariciada. Sólo está medio despierta, esperando a que me digas qué vas a hacer con ella.” “Lo primero que quiero hacer es tomarte con mi mano y sostenerte mientras siento que la sangre bombea dentro de tu eje. Te siento crecer justo bajo mi agarre.” “Muy bien. Mientras tú me sostienes, puedo sentir tus suaves dedos jugando con mi polla, yo bajo la mano y ahueco mis bolas, tocándolas gentilmente.” “Comenzaría a mover mi mano hacia arriba y abajo por tu eje, jugando con el glande, llego hasta el final y lo exprimo, ligeramente.” “Eres buena en esto, Raina. Mi verga se está endureciendo cada vez más.” “¿Te estás tocando?” “Oh sí.”

140

La idea de que Tristan, al otro lado de la línea, estuviera acariciando su erección envió una ráfaga de placer por mi cuerpo. “Mi mano está entre mis piernas y puedo sentir que ya estoy mojada con sólo saber…” “¿Con sólo saber que me voy a hacer la paja al escucharte decirme cómo te masturbas? ¿Sabiendo que ya hay una gota brillante filtrándose en la punta de mi pene?” “Si estuviera ahí, la lamería. Probaría tu esencia dulce y salada, y giraría mi lengua alrededor de la suave cresta sensible…” “Estoy bombeando mi polla dentro de tu boca, pero no me correría ahí esta vez. Porque quiero follarte.” “Oh, Tristan, realmente quiero follarte.” “Lo harás, dulzura. Ahora sólo imagínalo. Llévame dentro de tu coño. ¿Cómo quieres hacerlo?” “Yo sobre ti. Quiero montarte.” “Empálate a ti misma sobre mí y comienza a moverte.” “Quiero presionar mi clítoris contra tu dureza.” “Tus pechos están en mis manos. Tus rodillas alrededor de mi cintura.” Su respiración era más rápida. Él me hablaba y al mismo tiempo acariciaba su magnífica verga mientras nos provocábamos con nuestras

141

palabras. Era difícil de creer que yo dijeras las cosas que había dicho. Antes de que llegara Tristan, mi vocabulario sexual se limitaba a unngghh y oh Dios. Ahora le estaba pidiendo que me follara, que se corriera dentro de mí, que me comiera, que me jodiera con sus dedos, que tomara mi concha y mi culo. Él me dijo que me sentía como un túnel apretado de seda húmeda cuando me penetraba. Describió que sentía las crestas y pliegues en mi interior y cómo lo acariciaban con cada embiste. Describió mi orgasmo con tanto detalle, que yo estaba sorprendida. Todo eso sucedía mientras nos tocábamos a nosotros mismos, a kilómetros de distancia. Él se corrió primero. Dejó de hablar. Todo lo que pude escuchar fue el sonido gutural de su liberación. Le animé a que se corriera para mí. Le dije que bebería su semen con mi boca, coño y culo. Le dije que viera su simiente volar hasta mi cara, mis senos y mi estómago. Pude oírlo volverse loco mientras todas las palabras llegaban a sus oídos. Su deseo y satisfacción era el mejor goce de todos. El éxtasis que le escuché liberar, me liberó a mí. Me acaricié con mis dedos y se lo dije. “Estás lista. Ahora. Es tuyo… tu cuerpo, se está corriendo para ti.” Entonces cerré mis ojos y dejé que el placer se hiciera cargo. Nos reímos de nosotros mismos después, ¿y por qué no? Estaba aprendiendo que había muchas formas distintas de acariciar, de encontrar satisfacción. Podía ser suave, rudo, apasionado, lujurioso, necesitado e incluso en algo tan cómico como el sexo telefónico. Tristan

142

era un torrente de descubrimiento en tantas maneras posibles. Me encontré a mí misma esperando que esta travesía nunca terminara.

143

Doce Traducido por Mari Corregido por Mari

Las siguientes semanas fueron una combinación de tortura y triunfo. Él permaneció fiel a su convicción de que nuestra relación debía permanecer en secreto. Tenía grandes temores de que los maleantes lo conectaran a él conmigo y, en consecuencia, también a mis padres en su casa de Maine. Mi padre se estaba recuperando muy bien gracias a los cuidados de mamá y al hermoso entorno que Tristan había proporcionado para ellos. Mamá

incluso

dio

a

entender, luego

de

unos

días,

que

había

redescubierto algo en mi padre que no veía desde hacía mucho tiempo. No pregunté. No quería avergonzarla. Pero leí entre las líneas y estaba feliz por ella. Me molestaba, pero tampoco me sorprendía, que nadie en el grupo de teatro pareciera cuestionar que la ‘pareja’ que habían visto en esa única noche en la fiesta de Brian se disolviera tan rápidamente como se había formado. Tristan y yo éramos lo suficientemente amigables el uno con el otro y supongo que todos asumieron que sólo fue otra ‘hora de recreo para adultos’ en el mundo de Mahkeenac Little Theater. Al parecer, todos en algún momento estuvieron relacionados de esa manera y yo simplemente fui otra del montón.

144

Habiendo sido iniciada, por así decirlo, provocó que recibiera mucha más atención de los otros actores. Supongo que pensaron que yo ahora era un blanco fácil. Les seguí el juego un poco, coqueteando aquí y allá. A Tristan no le hizo gracia. “Me doy cuenta que estás frustrada con nuestro acuerdo, Raina,” me dijo una noche. “Pero me parece muy preocupante ver que te comportas como una fulana barata en el teatro.” “¿Fulana?” pregunté, incrédula. “¿No estarás exagerando un poco? Sólo estoy tratando de encajar. Suze y Nicky ciertamente coquetean de forma inocente con todo el mundo.” “No hay nada de inocente en sus coqueteos. Y ellas son unas putas, así de simple.” “No parece importarte las putas.” Sí estaba frustrada. Y cabreada. “Definitivamente has sido visto con muchas de ellas.” “¿He sido visto por quién?” preguntó fríamente. No podía admitir que estuve husmeando en Internet y, además, estudiando sus fotografías. “Olvídalo.” “Debes saber que no he tenido ningún tipo de relación sexual con nadie en ese teatro.” “Pero todos…” Estaba sorprendida. O mentía o la suposición predominante era errada.

145

“Todo el mundo debería ocuparse de sus propios asuntos y no meterse en los míos.” Pretendía pasar más tiempo reconsiderando cuán verdadero era lo que alguien más me decía que ‘sabía’ sobre Tristan King. Pero no todo fue frustrante. En más de una ocasión, Tristan me tomó entre sus brazos dentro de los oscuros rincones del teatro. Decía que me extrañaba, que necesitaba el consuelo de mis caricias, quería la consumación de nuestro deseo. Vivía por esas palabras. Por más que yo quisiera garantizar la seguridad de mis padres, me encontré peligrosamente cerca de tirar la precaución por la ventana. Sólo la convicción y el control de Tristan me hicieron posible evitar involucrarlo en algo que podría haber explotado en mi cara. Tenía que creerle. Él había usado recursos considerables para lidiar con el predicamento de mi padre y estaba convencido que las personas que lo acosaban eran cualquier cosa menos aficionados. Tristan parecía tener un conocimiento personal sobre cómo funcionaban este tipo de asuntos y yo era completamente ingenua. Confiar en él fue mi única opción. Al final, si manteníamos la distancia entre nosotros, sólo haría la reunión aún más dulce, o eso me decía a mí misma. Había otra ventaja. Cada noche, después que los ensayos terminaran y ambos nos encontrábamos arropados en nuestras camas, Tristan me llamaba y charlábamos. Nos volvimos expertos en sexo telefónico, pero eso sólo te puede servir hasta cierto punto. Quizás era porque no

146

estábamos cara a cara, pero estar acostados en dormitorios separados en la oscuridad, le permitió bajar la guardia. Él comenzó a dejarme entrar. Supe que era hijo único de Maryann y Bradley King de Oak Park, Illinois. Creció en un suburbio de lujo en Chicago, fue adorado por una madre que vivía como ama de casa y fue bien mantenido por su padre, quien trabajaba en la Junta de Comercio de Chicago. Su papá era distante, pero Tristan dijo que casi no lo notó, porque su mamá fue su mundo y él era el suyo. Su madre hizo un viaje poco común a Loop para hacer unas compras navideñas en un frío día de invierno. Se esperaba una tormenta de nieve esa noche y Maryann le aseguró, a su entonces hijo de once años, que estaría de regreso antes de que comenzara a nevar. Lo dejó en casa de su mejor amigo y se despidió con un beso mientras le revolvía el cabello y le decía que se portara bien. Tristan nunca más vio a su madre con vida. Su coche derrapó debido al hielo en la autopista Eisenhower y colisionó contra otro vehículo. Él me contó que los días siguientes estuvo en un confuso estado de shock y el dolor fue tan profundo que estuvo seguro que iba a matarlo. Quería meterme a través del teléfono y tomar entre mis brazos al pequeño Tristan cuando dijo que su padre nunca, ni siquiera una vez, lo abrazó luego de que Maryann falleciera. Él, en ese entonces, desahogó su dolor con la almohada hasta que ya no le quedaron más lágrimas que derramar.

147

Al finalizar el Año Nuevo, había abandonado la gran y confortable casa, aún decorada con adornos de navidad, y se mudó a un enorme edificio en Lake Shore Drive. Era costoso, moderno y no era en lo absoluto parecido al lugar en donde había pasado casi toda su vida en ese entonces. A sus amigos, por supuesto, dejó de verlos. Su padre lo instaló en la mejor escuela privada que el dinero pudo comprar y contrató a un ama de llaves profesional para que lo cuidara. Como tenía casi doce años, vio que en realidad no necesitaba una niñera y ciertamente no le contrataron una. Él recordó que la señora Humbolt había sido casi tan fría como su padre, sólo que estaba más presente. Incluso cuando su padre se encontraba en casa, en realidad no era así. Se encerraba en su oficina y pretendía trabajar hasta que estaba lo suficientemente cansado y con bastante whisky en su sistema para quedarse dormido. El joven Tristan aprendió a vivir solo. “Cuando, por fortuna, la escuela secundaria terminó, podía elegir la universidad que quisiera. Tuve la mejor educación y todo el tiempo del mundo para dedicarme a ser un buen estudiante,” dijo una noche. “Escogí Wharton. En una rara conversación acerca de mi vida, mi padre dijo que le gustaría verme en Harvard o Princeton. Wharton no fue mencionado.” Odiaba el tono que usaba Tristan cuando hablaba de su padre. Había una fragilidad que hacía muy poco por ocultar cuán dolorosa esa relación debió haber sido. “¿Tu padre aún está con vida?” Le pregunté una noche.

148

“Hablo con él una o dos veces al año. Me llama para mi cumpleaños. A veces yo lo llamo para el suyo.” No podía imaginar tal cosa. Mi familia es tan diferente. Mi papá siempre ha sido el más cálido y reconfortante ser humano que conozco. Hablar con él una o dos veces al año sería impensable. La narración de Tristan se prolongó durante muchas noches y pude ser capaz de construir el complejo rompecabezas del hombre por el cual me estaba enamorando cada día más. Dijo que había sobresalido en la universidad. El mundo académico era cómodo y reconfortante para él. Estudiar era todo lo que conocía realmente. “Así que, luego de graduarme, vine a Nueva York. El resto, como dicen, es historia.” Esta fue la recapitulación que hizo una noche justo antes

de

despedirse.

La

velada

siguiente,

cuando

retomó

la

conversación otra vez, habló en tiempo presente, contándome acerca de lo que su firma hacía y cómo trabajaba. ¡Espera! Quería decir. ¿Qué hay sobre Elsa? ¿Qué hay sobre la chica con la que ibas a casarte? ¿Aquella que fue asesinada? Pero algo me detuvo. Sabía que si él quería contarme, lo haría. Sabía que si le preguntaba, se cerraría. El satisfacer mi curiosidad tendría que esperar. No podía arriesgarme a ahuyentarlo.

149

***

El ensayo general finalmente llegó. Pude ver a Tristan con el sorprendente cambio que nuestro genio maquillador había aplicado en un atractivo y joven rostro para hacerlo verse viejo, deslavado y cansado. Habían hecho un trabajo asombroso. A pesar de que los espectadores nunca verían algunos de los detalles —como las pequeñas venas en la nariz y mejillas de Tristan— tenía su valor para el resto de los actores en el escenario. Tom y unos pocos del equipo de construcción eran las únicas personas en la audiencia. Yo me encontraba detrás del escenario comprobando y revisando las utilerías, el telón, las luces y cada pequeño detalle que pudiera pensar. Si lo peor sucedía y alguien olvidaba una línea, yo tenía mi guión a mano para ayudarlo. Los hombres hicieron un trabajo grandioso. Iba a ser una obra increíble. Tristan estaba en el escenario casi todo el espectáculo. Sólo había tres instancias en las que debía dar un paso fuera de los reflectores y meterse detrás de la cortina en donde yo me encontraba. Cuando vino a pararse a mi lado la primera vez, él alzó la mano y agarró mi culo. La segunda vez deslizó su mano por entre mis piernas desde atrás y me acarició. La última vez susurró en mi oído: “Cuando esta obra termine la próxima semana, va a ser nuestro tiempo. Ya no puedo esperar más.” Luego regresó al escenario para la escena final.

150

“Gran trabajo muchachos,” anunció Tom cuando el ensayo terminó. “El estreno de mañana por la noche debería estar asegurado. Rómpanse una pierna y los veré mañana a las siete en punto. Que ninguno de ustedes intente provocarme un ataque al corazón y lleguen tarde.” El teatro estuvo lleno para la apertura del jueves. La obra fue un gran éxito. De pronto entendí por qué Tom la ensayó a partir de la última escena. Fue una jugada brillante de su parte. Porque los actores sabían cuan oscuro y horroroso era el final, por lo que fallaron en reconocer el humor que se infiltraba en la primera mitad de la obra. Pero la audiencia no lo sabía. El público pensó que el primer acto era hilarante. Así, los actores en el escenario nunca intentaron forzar las risas de los espectadores. El resultado fue una entrega completamente natural. Cuando Tristan vino a los camerinos para el primer receso, él y los chicos estaban atónitos ante la divertida respuesta que obtenían del público. “Tom es verdaderamente astuto. Nunca podría haber imaginado que seríamos tan graciosos,” se rió Brian. “Fue un golpe de genialidad, eso es seguro,” agregó Tristan. “¿Te diste cuenta cómo de chistoso es el primer acto, Raina?” “Así como ustedes, yo tampoco sabía nada.”

151

Después de las reverencias que dieron todos en conjunto, era tiempo de dirigirnos a la casa de Suze para unas de las primeras fiestas de esa noche del elenco, Jenn me dijo que eran el momento cúlmine de toda la producción del Little Theater. Cada anfitrión intentó tener la fiesta más lujosa, el mejor licor y la música más animada. Suze tenía una casa hermosa justo a las afueras de la ciudad. Todo el jardín fue transformado como si fuera un cuento de hadas gracias a la iluminación y un trío de jazz tocó discretamente en un pequeño escenario. Tristan me levó a las sombras a la primera oportunidad. “No sé cuánto más de esto pueda soportar. Te necesito, Raina.” “Y yo a ti.” “Mi verga duele por tu causa. Se me hace agua la boca cada vez que estás cerca de mí.” Sus palabras hicieron que mi clítoris bailara feliz. “Mamá y papá van a regresar a Nueva York la próxima semana, Tristan. ¿Así que cuál es el punto de ocultar nuestra relación? Si los matones quieren encontrarlos en Nueva York les será bastante fácil. La conexión con tu casa en Maine es irrelevante.” “Aún me preocupo por tu seguridad.”

152

“Estar contigo no me hace menos segura. Sino que todo lo contrario.” Me jaló en su contra y me sostuvo en un feroz abrazo. “Cuando la obra termine, nos iremos lejos. Tengamos una semana o dos sólo para nosotros.” “Tristan, ya te dije la otra noche que tengo tres entrevistas programadas para la semana siguiente al termino de la obra. Yo necesito conseguir un empleo.” “¿Estabas hablando en serio?” “¿Por qué bromearía acerca de una entrevista de trabajo? No he construido exactamente una vasta fortuna este verano.” “Asumí que me estabas lanzando un farol. Seguramente ya sabes que no te permitiré obtener un empleo de baja categoría que va a gobernar tu vida y que absorberá todo tu tiempo.” “¿A qué te refieres con que ‘no me lo permitirás’?” “Justamente eso. Por amor de Dios, Raina, ¿de verdad crees que te permitiré que te alejes de mí?” Estaba atrapada entre las ganas de abofetearlo por asumir que podía dictar mi vida y el deseo de que me contara cómo pretendía impedir que ‘me alejara de él’.

153

“¿Qué sugieres que haga?” Puso su mano bajo mi barbilla y me levantó la cara para enfrentarlo. “Yo sugiero que luego de nuestra presentación final el sábado por la noche, nos saltemos la tortuosa fiesta del elenco y nos subamos a un avión que se dirija a… no sé dónde, pero algún lugar espectacular. Después de haber follado hasta quedar sin sentido y que estemos al borde de un coma inducido por la pasión, sugiero que juntemos nuestras mentes y pensemos en algo que te gustaría hacer cuando tus piernas no estén envolviendo alguna parte de mi anatomía.” Cuando no respondí inmediatamente, él siguió. “Asumo que no me permitirás que te ‘mantenga’.” Sacudí mi cabeza. “Eso pensé. Marjorie y Donald lo desaprobarían y eso no puede suceder. Así que sólo nos quedan algunas opciones. Podrías trabajar para mí…” “¿Haciendo qué?” Sacudí mi cabeza. “No creo que esa sea una buena opción.” “¿Qué tal un negocio? ¿O una consultoría? O puedes ser escritora independiente… ¡Compraré cualquier cosa que produzcas! O páginas web. Las posibilidades son infinitas.” “Lo haces sonar sencillo.” “Es sencillo. Lo resolveremos en nuestras vacaciones.” “Te las arreglas bastante bien para tomar muchas vacaciones.”

154

“Soy inmensamente rico y no tengo jefe. Es algo hermoso.” “Y modesto también.” “La modestia está sobrevaluada.” Sonrió ampliamente. “¡Ajá! Acabo de decidir hacia dónde nos iremos de vacaciones.” “¿Dónde?” “¿Así que estás de acuerdo en que nos iremos de vacaciones después de la obra?” “Eso es hacer trampa.” “Una muy efectiva, ¿verdad?” “¿Dónde, Tristan?” “En un lugar en donde no se permite la modestia. Deja que sea mi secreto.”

***

Tristan se fue a Nueva York el domingo por la noche, justo después de que su actuación de matinee terminara. Tom había pedido un repaso para el miércoles en la noche antes de la última puesta en escena del jueves, pero eso le valió un montón de pulgares hacia abajo. Todos los

155

hombres estaban atando los cabos sueltos del verano y sus mentes ya estaban en ‘modo de trabajo’. Todos usarían los pocos días entresemana para resolver las últimas cosas que tenían que hacer con el fin de cerrar sus casas y regresar a la ciudad tan pronto como presentaran la última actuación de la temporada. El lunes por la noche mamá llamó y me hizo saber que habían decidido regresar a la ciudad unos días antes. “Tu Tristan fue un regalo de Dios. Por algún motivo él parece ser la única persona que tu padre ha conocido en años que ha podido ser capaz de doblegar la terquedad de ese hombre.” “No lo llamaría ‘mío’, mamá. Pero me alegra que él esté de tu lado.” “Su detective privado nos vino a ver y nos informó sobre lo que averiguó acerca del hombre que atacó a Don.” “¿Y?” “No son buenas noticias. No diría que tu padre está asustado, porque a parte de esa vez que ustedes chicas se perdieron en Mahattan, nunca lo he visto aterrorizado, pero aceptó que esto es algo que no puede manejar con sus puños y una llave inglesa.” “Así que, ¿cuál es el plan?” “El hombre de Tristan, Kwan —que muchacho tan agradable— ha conseguido que un par de sus asociados se queden con nosotros hasta

156

que estemos convencidos de que la amenaza ha sido ‘neutralizada’ como ellos dijeron. Supongo que eso significa arrestarlos.” “Eso es una manera de verlo.” Mamá optó por ignorar las implicaciones. “Tristan hizo que una empresa ‘asegurara’ la casa en Park Slope. Creo que descubriré lo que eso significa cuando lleguemos.” “Bueno, he estado diciéndote por años que pongas barras en las ventanas que dan a la calle, así que espero que eso sea parte del arreglo.” “Odio las rejas.” “¿Te sientes más segura?” “Sí y no. Todo el alboroto me ha demostrado que esta es una situación bastante seria.” “Es mejor saberlo antes que algo peor pueda sucederle a papá.” “Tienes razón. Sin la ayuda de Tristan y del señor Archie, seríamos blancos fáciles.” Pensé que era un buen momento para hablarle sobre mi viaje con Tristan. “Mamá, Tristan y yo nos iremos de vacaciones por unos días después de que la obra termine. ¿Te parece bien?” Ella rió. “¿Desde cuándo me pides permiso para ir a algún lado?”

157

“Desde que descubrí que estaban en peligro.” “Vete. No hay nada que tu presencia pueda hacer para ayudar. De hecho, sería un cuerpo menos de qué preocuparnos.” “Eso es lo que Tristan piensa también.” “¿A dónde van?” “Es un secreto… pero Tristan me dijo que llevara mi pasaporte.” “Eso suena excitante.” “Con Tristan, casi todo lo es.”

***

Las luces del aeropuerto de Teterboro se extendieron bajo nosotros. Estaba en el segundo viaje de helicóptero de mi vida. La emoción no había desaparecido. Después de aterrizar, un pequeño y veloz carro de golf nos dejó junto al avión de Tristan. Una vez más, no estaba realmente preparada para lo que me esperaba. Me dijo que iríamos en su jet, pero en realidad no había esperado subir las escaleras de un avión del tamaño de una aerolínea comercial.

158

Tristan también había sido muy específico sobre el hecho de que no podía traer nada conmigo, aparte de mi pasaporte. Nada en lo absoluto. “Este viaje marca un nuevo comienzo y quiero que todo sea fresco y perfecto,” había dicho. “¿Confiarás en mí para velar que seas bien atendida?” Cuando abrí mi boca para protestar que no se trataba de confianza, él continuó. “Dime que tomarás el riesgo…” No se trataba de la ropa o el maquillaje que dejaría atrás y él lo sabía. Sabía cuan vulnerable una mujer se sentiría al subirse a un avión, dirigiéndose

lugar

desconocido

sin

sus

cosas.

Quería

que

esa

vulnerabilidad le fuera entregada. Me estaba poniendo a prueba y se ponía a prueba a sí mismo conmigo. El avión tenía un espacioso salón, comedor y cocina. Se hallaba amueblado con un diseño elegante y moderno, me recordaba un poco a un vehículo recreativo de alta calidad, que supongo eso era. Sólo que su RV9 era más grande y volaba. Él me dio el gran recorrido y yo traté muy duro de no actuar como una niña deslumbrada. Por supuesto que entendía que era posible tener un dormitorio de gran tamaño y una bañera de hidromasaje en un avión. Es sólo que nunca pensé que yo estaría parada a los pies de una cama matrimonial, preparándome para despegar hacia el cielo nocturno con un hombre que literalmente estaba cambiando mi vida de la forma más radical posible. 9

RV es un vehículo recreacional, utilizado para viajes y otras actividades de ocio. (N. de la T.)

159

El piloto anunció que era tiempo de tomar nuestros asientos. “¿Quieres decir que incluso en un avión privado como éste tenemos que abrocharnos el cinturón de seguridad?” Pregunté mientras nos sentábamos en uno de los sofás de cuero gris y buscábamos nuestros cinturones. “Quiero mantenerte a salvo. Lo sabes, ¿no? Hay tantas cosas que no podemos controlar. Tantos factores desconocidos. Incluso un pequeño peligro puede crear otro enorme.” Él apretó el cinturón de seguridad en la parte baja de mis caderas y vi un destello de tristeza cruzar su rostro. Tomé su mano con la mía. Era mi turno de pedir su confianza. “Estaré a salvo, Tristan. No voy a abandonarte. Nada me sucederá. Estaré aquí… para ti.” Las luces en la cabina se atenuaron y el avión se elevó hacia el cielo estrellado. Mientras nuestros labios se encontraron, supe que sellamos un pacto tácito que aún estaba por definirse. Era una promesa de compartir algo, pero ese ‘algo’ tenía bordes suaves. Todavía había secretos que se escondían tras el límite impreciso de ese nuevo nosotros. Sin importar lo que el futuro nos depare, Tristan alteró para siempre lo que pensé que era capaz de sentir por un hombre, lo que era capaz de hacer con un hombre. Él había cambiado mi mundo de una forma sutil y profunda. No conocía nuestro destino final y quizás eso era algo bueno. Creí que tal vez era cierta la importancia de la travesía. Mientras

160

el avión se elevaba más alto en el cielo, me prometí a mí misma que iba a disfrutar del viaje.

161

Próximamente

K. C. Falls – Saga Year of the Billionaire 02 – Tomando su Riesgo

Iba volando a través del océano, muy alto, con destino desconocido. Traía un pasaporte y nada más. Él parecía determinado a hacer que todo en mi vida fuera nuevo. Me develó, quitando capa tras capa hasta que lo único que quedaba era mi crudo e íntimo núcleo. Y aún así, apenas lo conocía. Locura es una muy buena palabra para describir el tipo de incertidumbre que viene con un hombre como Tristan King. Nunca sabía lo que el día traería, pero comencé a esperar sorpresas. Ese era el mayor problema. Controlar mis expectativas con un hombre que me dijo que yo no podía tener ninguna. Para una chica normal, enamorarse de un hombre como él era tomar un gran riesgo. ¿Era realmente posible amar un día a la vez?

162

01, Conociendo su secreto.pdf

Page 2 of 162. 2. Traducido y corregido por. Traductoras por orden alfabético: Astrea. Belgy. Calora_mm. Cate. Catherine. Elvia. Javi. Kyoko Chan. Mari. Mrs. C.

1MB Sizes 2 Downloads 134 Views

Recommend Documents

Trilogía Hermanos McCabe-01-Enamorado de su enemiga.pdf
Page 1. Whoops! There was a problem loading this page. Retrying... Whoops! There was a problem loading this page. Retrying... MayaBanks- Trilogía ...

0.5 Conociendo a Raúl.pdf
Sign in. Page. 1. /. 25. Loading… Page 1 of 25. Page 1 of 25. Page 2 of 25. Page 2 of 25. Page 3 of 25. Page 3 of 25. 0.5 Conociendo a Raúl.pdf. 0.5 Conociendo a Raúl.pdf. Open. Extract. Open with. Sign In. Main menu. Displaying 0.5 Conociendo a

Conociendo a Raul - Blue Jeans.pdf
El Club delosIncomprendidos-0,5. ePUB r1.0. Eibisi 19.01.14. Page 3 of 72. Conociendo a Raul - Blue Jeans.pdf. Conociendo a Raul - Blue Jeans.pdf. Open.

QCVN 01-MT-2015-BTNMT - Nuoc thai so che cao su thien nhien.pdf ...
Apr 29, 2015 - Tài nguyên và Môi trường. Page 3 of 9. QCVN 01-MT-2015-BTNMT - Nuoc thai so che cao su thien nhien.pdf. QCVN 01-MT-2015-BTNMT ...

1720-01-01
Mar 28, 2017 - (6) All classifications shall be subject to the Eligibility Verification for .... (9) A “covered individual” under the federal Veterans Access, Choice, ...

REVIERTA SU DIABETES PDF GRATIS
Revierta su diabetes libro gratis, revierta su diabetes libro pdf, revierta su diabetes tom robertson pdf gratis, revierta su diabetes tom robertson descargar gratis, revierta su diabetes tom robertson gratis, revierta su diabetes tom robertson pdf,

03 01 01) 01)z 02). 02)z 01 01)z
polymerization reactor using the CMAC neural network for knowledge storage,” Proc. Inst. Elect. ... work was supported by the National Natural Science Foundation of China under. Grants 60304017, 20336040, and ... impossible to propose a universal s

0800-01-01
Apr 1, 2017 - (5) “Employer” means a person engaged in a business who has one or more employees and includes state ..... Chemical Abstract Service Number, the CAS number is for information only. ... 67-64-1. 750. 1800 1000 2400. —.

0800-01-01
Apr 1, 2017 - (5) “Employer” means a person engaged in a business who has one or more employees and includes state ..... Chemical Abstract Service Number, the CAS number is for information only. ... 67-64-1. 750. 1800 1000 2400. —.

0950-01-01
Apr 1, 2017 - TENNESSEE STATE MINERAL TEST HOLE REGULATORY BOARD. CHAPTER 0950-01-01. REPEALED. TABLE OF CONTENTS. 0950-01-01 Repealed. 0950-01-01-.01 REPEALED. Authority: T.C.A. §§ 4-5-201 et seq., 58-1904, and 60-1-501 et seq. Administrative Hist

1720-01-01
Mar 28, 2017 - while in continuous attendance toward the degree for which he or she is currently enrolled, shall not be required to pay out-of-state tuition if his ...

ICE MAGIC-01 (01-01-18 TO 06-01-2018).pdf
1 Jan 2018 - SF,FJ0 ZM04 lT~5TL 5[8=M, 5\5 ;FD[4. :JFlDGFZFI6 D\lNZ 5F;[4 ZFHSM8P 9375701110 / 9328001110. (01/01/2018 to 06/01/2018). [JANUARY 2018]. ;\5FNS o DF{l,S UM\lWIF (Director - ICE). www.iceonline.in 93276-01110 icerajkot. CURRENT AFFAIRS.

Download [Epub] Como las Personas Exitosas Piensan: Cambie su Pensamiento, Cambie su Vida Read online
Como las Personas Exitosas Piensan: Cambie su Pensamiento, Cambie su Vida Download at => https://pdfkulonline13e1.blogspot.com/1455554448 Como las Personas Exitosas Piensan: Cambie su Pensamiento, Cambie su Vida pdf download, Como las Personas Ex

COMO AUMENTAR SU BUSTO PDF GRATIS
Como aumentar su busto pdf gratis, como aumentar su busto pilar merlino pdf, como aumentar su busto pdf gratis completo, como aumentar su busto pdf completo, como aumentar su busto pdf, como aumentar su busto pilar pdf gratis, pilar merino opiniones,

Pa su,dhovaka Sutta
The Nimitta Sutta (A 3.100b),7 which immediately follows the Pa su,dhovaka Sutta in the Lo a,- phala Vagga ... in syntax. 9 The Libby Creek Recreational Gold Panning Area is located 23 mi south of Libby, Montana, USA, within the ... The silt is usual

Yi Su and Frederick Jelinek
Department of Electrical and Computer Engineering,. The Johns Hopkins ... where ΦDT(h) maps histories into classes by a decision tree. •Random forest ...

MP-06-01-01.pdf
There was a problem previewing this document. Retrying... Download. Connect more apps... Try one of the apps below to open or edit this item. MP-06-01-01.

log horizon 01 01.pdf
Log horizon ep.1 anime first look ãƒã‚. °. ホライã‚. oãƒ3 by. Log horizon original soundtrack 1 mp3. download log horizon. Herbstsaison 2013 review zu log ...

01, BCOA - 001, AMK- 01, ,015.pdf
Bachelor of Business Administration. (BBA) in Retailing. II nd. Year. ASSIGNMENTS. 2013-14. School of Management Studies. Indira Gandhi National Open ...

Articolo su nuova XP
The fundamental feedback tools are close contact with the customer and availability of a set of ... If members of a team don't care about each other and their work, ... Of course, we need to find a balance among the goals. If we overestimate ...

los fertilizantes y su uso.pdf
Correo electrónico: pub lications@fer tilizer.org. Sitio Web: www.fer tilizer.org. © FAO 2002. Page 3 of 87. los fertilizantes y su uso.pdf. los fertilizantes y su uso.

dai viet su luoc.pdf
Thế Ká»· 14. (1377 - 1388). Page 1 of 112 ... Điều hợp: Lê Bắc - [email protected] 2001. Page 2 of 112 ... Page 3 of 112. dai viet su luoc.pdf. dai viet su luoc.pdf.

huong-dan-su-sung-scan.pdf
Page. 1. /. 1. Loading… Page 1. huong-dan-su-sung-scan.pdf. huong-dan-su-sung-scan.pdf. Open. Extract. Open with. Sign In. Main menu. Displaying huong-dan-su-sung-scan.pdf. Page 1 of 1.