SECCIÓN BIOESPELEOLOGÍA

Gota a gota, nº 7 (2015): 37-44

ORIENTACIONES PARA EL RESCATE DE ANFIBIOS O REPTILES EN CAVIDADES

Albert Montori1 y Albert Martinez-Silvestre2 1 Departament de Biologia Animal. Facultat de Biologia. Universitat de Barcelona. Av. Diagonal 645. 08028 Barcelona Email: [email protected] 2 CRARC (Centre de Recuperació d'Amfibis i Rèptils de Catalunya). C/ Santa Clara, s/n. 08783 Masquefa. Barcelona Email: [email protected]

Autor: Baltasar Felguera (G.E.A. de Campillos)

RESUMEN: Los reptiles y más frecuentemente los anfibios pueden localizarse en el interior de las cavidades. En algunos casos su presencia es voluntaria y suelen utilizar el medio hipogeo como refugio. Sin embargo, ocasionalmente estos animales quedan atrapados sin posibilidad de salir al exterior y acaban muriendo de inanición, hipotermia o deshidratación. En el presente artículo se describen de forma general los aspectos que hay que considerar para saber si es una especie que está usando el medio cavernícola como refugio o bien es un animal que ha quedado atrapado y que puede acabar muriendo. También se muestran las especies que comúnmente se localizan en las cavidades y se exponen las recomendaciones más generales sobre su manipulación, transporte, reconocimiento de su estado y sobre cuándo y dónde liberarlos si procediera. PALABRAS CLAVE: Anfibios, reptiles, rescate de fauna. fauna cavernícola. ABSTRACT: Reptiles and frequently amphibians can be located inside cavities. Its presence is voluntary in some cases and they use the hypogeum environment as a refuge. However, these animals are trapped ocassionally without possibility to go outside and they die because of inanition, hypothemia or dehidration. This article generally describes which aspects are necessary to differentiate if it is a specimen using the cavernicola environment as a refugeor or if it is an animal which is trapped and will die. It also show both specimenes located commonly in cavities and more general recomendations about their manipulation, transport, recognition of their state and when and where to release if possible. KEY WORDS: Amphibians, Reptiles, wildlife rescue, cave fauna.

INTRODUCCIÓN La mayor parte de nosotros asociamos la fauna cavernícola con los quirópteros, aunque la fauna propia de las cavidades son sin duda los invertebrados (Galán 1993). La fauna vertebrada que habita nuestras cavidades en Europa es, por lo general, muy pobre comparada con la que lo hace en las regiones tropicales y ecuatoriales (Galán, 1993). Además, la mayor parte de los vertebrados que podemos encontrar en nuestras cavidades utilizan éstas de forma temporal y no presentan las modificaciones propias de los © G.E.V.

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organismos que han evolucionado adaptándose al medio hipogeo. Actualmente, se siguen considerando las categorías ecológicas definidas por Racovittza (1907) aunque actualizadas considerando la zonación de las cuevas a nivel ecológico: ambiente superficial, intermedio y profundo (Galán y Herrera, 1998; Galán, 2004). Estos autores redefinen las tres categorías de organismos habitantes de las cavidades utilizando esta nueva perspectiva. Así consideran que los organismos que podemos encontrar en las cavidades pueden ser troglobios, troglófilos y trogloxenos. Los organismos troglobios del griego "vivir en la cueva." son los verdaderos habitantes de las cavidades subterráneas. Completan totalmente su ciclo vital en el interior de las cavidades y descienden de especies que vivían fuera y se han evolucionado adaptándose a la vida subterránea, hasta el punto de no poder sobrevivir en el exterior. Presentan numerosas modificaciones anatómicas y fisiológicas seleccionadas para sobrevivir en un ambiente con total ausencia de luz y temperatura y humedad casi constante durante todo el día y el año. La única especie de de la herpetofauna europea que se adscribe a esta tipología ecológica es el olm o proteo (Proteus anguinus), que habita las cavidades del Karst Dinárico. Los organismos troglófilos , del griego "amantes de las cuevas." Completan su ciclo de vida en las cavidades y están adaptados a los ambientes intermedios hipogeos. Por lo general no presentan modificaciones anatómicas o fisiológicas permanentes. Algunas poblaciones hipogeas del tritón pirenaico (Calotriton asper) podrían incluirse en esta categoría ya que presentan algunas modificaciones morfológicas y fisiológicas, y completan totalmente su ciclo vital en los cursos subterráneos (Figura 1). Es por tanto un organismo troglófilo estigobítico. Algunos autores han considerado a los murciélagos como troglófilos debido a su gran dependencia del medio cavernícola. Sin embargo, la tendencia actual, aunque no unánime, tiende a considerarlos trogloxenos.

Figura 1.- El tritón pirenaico (Calotriton asper) es una de las especies que presenta poblaciones reproductoras hipogeas. Éstas presentan modificaciones pigmentarias y del ciclo reproductor respecto a las poblaciones epigeas. En la imagen se observa una pareja de tritón pirenaico en amplexo (reproducción). Autor: A. Montori.

Los organismos trogloxenos del griego “extraños en las cuevas” frecuentan las cavidades pero sólo completan una parte de su ciclo vital en ellas. Son dependientes del medio externo y sólo utilizan el medio hipogeo para refugiarse y/o reproducirse. No presentan troglomorfismo pero pueden presentar adaptaciones para desplazarse en la oscuridad. En este grupo podríamos incluir alguna de las especies de anfibios de España que pueden llegar a reproducirse en las cavidades o refugiarse de forma más o menos habitual en ellas. Ejemplos de estas especies (Figura 2) serían la salamandra (Salamandra salamandra), el sapillo moteado común (Pelodytes punctatus), el sapillo moteado ibérico (Pelodytes ibericus), la rana bermeja (Rana temporaria) o el sapo común (Bufo spinosus) (Galán, 2003; Manenti et al., 2009; PérezFernández y Montori, 2014; Tinaut et al, 2008). Algunas especies de anfibios pueden introducirse en las cavidades en busca de insectos, abundantes en los medios húmedos superficiales (Gunn, 2004). En cuanto a los reptiles españoles, ninguna especie puede considerarse que utilice las cavidades de forma habitual. Con seguridad en el carácter termófilo de este grupo en contraste con el carácter más higrófilo de los anfibios encontraremos la causalidad de este hecho. Sin embargo, en el ambiente superficial de las cavidades esporádicamente podremos encontrar algunas especies de reptiles que se esconden, refugian o incluso están termorregulando en un día cálido de verano. Son básicamente ofidios como la culebra de herradura (Hemorrhois hipocreppis), la de escalera (Rinechis scalaris), las de cogulla © G.E.V.

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Figura 2.- Especies de anfibios y reptiles frecuentemente encontradas en las cavidades. Arriba izquierda: Bufo spinosus. Arriba derecha: Pelodytes punctatus. Centro izquierda: Rana temporaria. Centro derecha: Salamandra salamandra. Abajo izquierda: Alytes obstetricans. Abajo derecha: Anguis fragilis. (Autor de todas las fotografías A. Montori).

(Macroprotodon brevis y M. mauritanicus) o la bastarda (Malpolon monspessulanus) o saurios como la salamanquesa común (Tarentola mauritanica) y el lución (Angui sfragilis). Todos ellos suelen estar siempre en las entradas de las cavidades y raramente se encuentran en zonas de oscuridad total. Siempre que encontremos alguna de estas especies en zonas profundas de las cavidades deberán retirarse, teniendo en cuenta los consejos de manipulación que más adelante se especifican. Sin embargo, en Asia y África, algunas especies de ofidios frecuentan las cuevas para cazar murciélagos, aves o roedores (Gunn, 2004). Las cavidades no son prácticamente nunca estructuras lineales horizontales que permitan la entrada y salida de los animales con facilidad. Normalmente, el carácter sinuoso y ramificado del medio hipogeo se traduce en que las cavidades, especialmente en su recorrido vertical, se transformen en verdaderas trampas para la fauna. Algunas especies como los sapillos moteados (Pelodytes spp.) pueden estar más o menos adaptadas a trepar, sin embargo, lo habitual es que un anfibio o un reptil cuando cae accidentalmente en una sima, pozo o cualquier estructura vertical, quede atrapado hasta su muerte por inanición, hipotermia o deshidratación. Por ello en este artículo pretendemos dar algunas orientaciones y consejos básicos de cómo actuar cuando nos encontramos un herpeto (anfibio o reptil) atrapado en una cavidad. Un aspecto importante a tener en cuenta es que independientemente del hallazgo en un pozo © G.E.V.

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artificial o en cavernas, debemos tener en cuenta cuando nos encontremos un anfibio o un reptil que casi con toda seguridad se tratará de una especie protegida por la ley e incluso, que puede tratarse de una especie o población en peligro. Así, en general, debemos intentar no perturbarlo, capturarlo, manipularlo o, por supuesto, lastimarlo.

HERPETOFAUNA CAVERNÍCOLA Como ya se ha comentado, pocas especies utilizan el medio hipogeo en algún momento de su ciclo biológico. Sin embargo, el listado de especies que han sido citadas en el interior de cavidades (Tabla 1) es amplio (Giménez, 1983; Galán, 1993, 2003; Galán et al., 2004; Manenti et al., 2004; Tinaut et al., 2008; Pérez-Fernández y Montori, 2014; Base de datos de la AHE, 2015). Como puede observarse, el número de especies de anfibios localizadas supera al de los reptiles, hecho que por otra parte es lógico debido a la mayor dependencia de la humedad por parte de los anfibios en contraposición a la de la temperatura para los reptiles. Indicativo es el hecho que el reptil más citado en cuevas es el lución (Anguis fragilis), especie que se caracteriza por su acusada higrofilia. Sin embargo, estos datos deben tomarse con cautela ya que son incompletos debido a que poquísimos estudios abordan el análisis o la catalogación de la fauna vertebrada de anfibios y/o reptiles del medio hipogeo (Galán, 1993, 2003; Galán et al., 2004; Tinaut et al., 2008). ANFIBIOS Salamandra salamandra (salamandra común) Calotriton asper (tritón pirenaico) Pleurodeles waltl (Gallipato) Lissotriton helveticus (tritón palmeado) Lissotriton boscai (tritón ibérico) Mesotriton alpestris (tritón alpino) Discoglossus pictus (sapillo pintojo) Alytes obstetricans (sapo partero común) Alytes dickhilleni (sapo partero bético) Pelodytes punctatus (sapillo moteado común) Pelodytes ibericus (sapillo moteado ibérico) Bufo spinosus (sapo común) Rana temporaria (rana bermeja) Rana dalmatina (rana ágil)

REPTILES Tarentola mauritanica (salamanquesa común) Anguis fragilis (lución) Malpolon monspessulanus (culebra bastarda) Rinechis scalaris (culebra de escalera) Hemorrhois hippocrepis (culebra de herradura) Macroprotodon brevis (culebra de cogulla occidental) Macroprotodon mauritanicus (culebra de cogulla balear)

Tabla 1.- Anfibios y reptiles comúnmente encontrados en las cavidades. En negrita se destacan las especies más frecuentemente encontradas en las cavidades a partir de la información publicada.

RECONOCIMIENTO DE LAS ESPECIES MÁS COMUNES El principal problema con el que nos encontraremos cuando nos encontremos un anfibio o un reptil en una cavidad es el reconocimiento de la especie. Aunque lo más fácil es que se trate de una de las más frecuentes, debemos tener un cierto conocimiento de la distribución y de las características morfológicas de las especies para poderlas determinar con fiabilidad. En la figura 2 se muestran imágenes de las especies más comunes. Sin embargo, ante la duda lo mejor es realizar una fotografía y enviarla a algún especialista (cualquiera de los autores) o utilizar las páginas de herpetología de las redes sociales (FB: Fotografía Anfibios y Reptiles de la Península Ibérica o SARE Andalucía, entre otros). En ningún caso debe procederse a la retirada de los ejemplares sin una correcta identificación o reconocimiento de su estado.

QUÉ HACER CON EL ANIMAL ENCONTRADO Un aspecto importante a considerar es que ninguna de las especies de anfibios europeos son peligrosas para el ser humano y sólo las víboras en el caso de los reptiles nos pueden inocular veneno si nos muerden. Sin embargo, eso no significa que no tengamos que tomar ciertas precauciones más dirigidas a no dañar los ejemplares que a protegernos. Es importante ser consciente que muchos anfibios europeos como sapos y salamandras, para defenderse de los depredadores, segregan por la piel sustancias alcaloides (batracotoxinas) más o menos irritantes que no comportan ningún riesgo para el ser humano. Estas toxinas van dirigidas a sus depredadores, por lo que provocan escozor e inflamación en la boca y mucosas, pero no en la piel humana. Sólo podrían ser molestas en caso de manipularlos teniendo heridas abiertas. Por lo general no será más molesto que una simple irritación que se puede solucionar con un lavado con agua. Sin embargo, cuando se manipulan anfibios debemos evitar rascarnos los ojos, nariz o meter los dedos en la boca. © G.E.V.

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Reconocimiento de la especie. Si se trata de una especie troglobia o troglófila deberemos respetarla y no hacer nada con ella. En el caso de un trogloxeno, deberemos observar los límites de la entrada de la cavidad para ver si tiene accesos posibles que puedan ser utilizados por el animal que le permitan salir al exterior (montones de piedras, ramas, musgo, desniveles apropiados). En este caso deberemos dejar el ejemplar en el lugar donde lo encontramos. Si se trata de un accidentado en el fondo de un pozo o entrada de paredes totalmente verticales, podemos intentar sacarlo al exterior, pero siempre teniendo en cuenta las siguientes precauciones. Estado biológico. Un anfibio o reptil debilitado y/o frío está en un menor estado de alerta, aunque los reptiles pueden morder. Aún así, normalmente los reptiles que encontremos en zonas profundas o pozas mostrarán una lentitud de movimientos muy aparente. De forma general, dependiendo del tiempo que lleve atrapado en el pozo, nos encontraremos que hay varios grados de estado de salud. · HORAS: Si lleva poco tiempo está perfectamente normal. Nutrido, activo, alerta y despierto. En esta situación nos será difícil determinar si puede entrar y salir sin dificultad de esa cavidad y por tanto si es necesaria nuestra actuación. · DÍAS: Empiezan a notarse un cierto adelgazamiento (pierde la forma redondeada o se empiezan a observar pliegues en la piel (Figura 3) y los primeros efectos de la hipotermia continuada: desnutrido, inactivo, pero sigue alerta y despierto.

Figura 3.- Ejemplares de Bufo spinosus en buen estado (Izquierda) y con un cierto grado de desnutrición. Obsérvese que se marcan las epífisis de los huesos en las extremidades. (Izq.: Autor A. Montori; Der.: Autor Toni Pérez).

·MUCHOS DÍAS (SEMANAS): Marcado adelgazamiento (Figura 4), se notan los huesos bajo la piel y los pliegues están muy acentuados. Totalmente desnutrido, inactivo, sin alerta y casi se deja capturar. Patas escuálidas adquiriendo la forma del hueso por consumo progresivo de la musculatura. Estos animales aguantan mucho tiempo sin comer (meses), pero en época de actividad varias semanas ya pueden causar la muerte del individuo. En este último caso debe trasladarse a un centro de recuperación o bien notificarlo y entregarlo a la guardería forestal de la zona para que lo hagan ellos. Aunque la desnutrición pueda ser grave, la deshidratación acostumbra a ser mucho más severa y peligrosa para el animal. Por ello, si notamos signos de adelgazamiento acusados y el pozo o la zona no es húmeda, será siempre conveniente hidratar el ejemplar mojándolo o bien depositando agua en alguna pequeña oquedad y permitiendo que el animal acceda a ella o se sumerja parcialmente. Los anfibios pueden absorber agua por la piel, mientras que los reptiles deben beber ya que las escamas son muy impermeables en general. Cuándo liberarlo. La suelta del animal recuperado debe realizarse cuando el sol está bajo, al atardecer o, si está nublado, durante el día si estamos seguros que no se abrirá el día. Si el ejemplar está en buenas condiciones, huirá y no reconocerá bien la zona. Así que a esa hora podrá esconderse en cualquier sitio y esperar al día siguiente, en el cual, más relajado, empezara a buscar su biotopo preferido. De esta forma evitaremos también que pueda sufrir una hipertermia y deshidratación en caso de quedarse a pleno sol si es liberado por la mañana o mediodía. En el caso de tratarse de un reptil, éste podrá ser liberado de día, pero siempre teniendo la precaución de hidratarlo previamente. Si hay agua en las proximidades es buena idea liberarlo en algún refugio cercano al medio acuático.

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Figura 4.- Arriba izquierda: Ejemplar de sapillo pintojo (Discoglossus pictus) con aspecto saludable y bien nutrido. Arriba derecha: Ejemplar de sapillo pintojo (Discoglossus pictus) muy desnutrido con marcado adelgazamiento del cuerpo y de las extremidades. Abajo izquierda: Ejemplar de lagarto ocelado (Timon lepidus) en buen estado. Ejemplar de lagarto ocelado (Timon lepidus) desnutrido. Pueden observarse los pliegues de la piel y el adelgazamiento general, especialmente del cuello y tronco. (Autor de las fotografías: A. Martinez-Silvestre y A. Montori)

Dónde liberarlo. Hemos de suponer que el ejemplar pertenece a la fauna local, por ello lo liberaremos siempre en las cercanías de la cueva. Ha caído accidentalmente e intentamos ayudarle, de modo que no lo traslademos lejos de la cavidad. Si se trata de un anfibio lo liberaremos en una zona sombría, lo más húmeda posible, protegido por piedras o madera muerta, y donde el animal no tenga necesidad de volver a la cavidad a refugiarse. Si se trata de un reptil lo dejaremos en una zona protegida pero asoleada. Bajo una piedra de buen tamaño o bien lo liberaremos entre la maleza. Nunca pongamos al animal y después bajemos la piedra, ya que podemos aplastarlo (Figura 5).

Figura 5.- Graves lesiones infringidas a un sapo común (Bufo sopinosus) por aplastamiento craneal al mover una piedra. Este caso debe ser remitido rápidamente a un centro de recuperación. Cuando detectamos un animal y éste se esconde debemos tener mucha precaución al mover las piedras. (Autor: A. Matinez-Silvestre).

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Transporte Al localizar al animal, debemos acercarnos con cautela. Utilicemos siempre guantes de látex. Es bueno llevarlos siempre en la mochila, no pesan y tienen multitud de usos, entre ellos, coger anfibios sin dañarles la piel. Hemos de considerar que los anfibios tienen la piel desnuda y su manipulación puede provocarles la muda o irritaciones de la piel. Lo ideal es llevar bolsas de ropa para transportar tanto anfibios como reptiles, y está especialmente recomendado para estos últimos. Nuevamente es un material que siempre deberíamos llevar en la mochila. Si la bolsa de ropa se humedece es ideal para transportar anfibios, tiene aireación y ventilación, y se adapta a la forma del animal. Con esto último evitaremos que se golpee durante un posible transporte como pasaría en una caja o con un bote. Por otra parte disminuye el estrés ya que se siente protegido al estar rodeado de ropa y se calma. La ropa no se deteriora si el animal defeca u orina por estrés, lo que sí que ocurre con las cajas de cartón, que se pueden romper y generar un orificio por donde se escapa el animal. Finalmente, no ocupa lugar cuando está plegada en la mochila. Si no tenemos estas bolsas, podemos improvisar cualquier caja de cartón, vigilando con los detalles antes mencionados. En ese caso, deberemos abrir pequeños orificios de ventilación en la parte inferior. Evitemos siempre que sea posible las jaulas de aves domésticas o los botes de cristal. Si no disponemos tampoco de cartón, es preferible una bolsa de plástico a pesar que al no transpirar está realmente desaconsejada. No les demos comida ni agua durante el transporte. Al no ser mamíferos tampoco debemos ofrecerles leche, que podría incluso provocarles graves diarreas. En algunas ocasiones es decisivo para la supervivencia y posterior rehabilitación y liberación del animal, el tiempo que pasa desde que es encontrado hasta que puede ser atendido por un profesional. Por ello, ponte en contacto con la guardería del Parque o los agentes rurales o lleva el animal, lo antes posible, a un centro especializado.

ASPECTOS SANITARIOS A TENER EN CUENTA PARA LA MANIPULACIÓN DE LOS ANIMALES Aunque como ya hemos comentado, excepto las víboras, no hay ninguna especie peligrosa para el ser humano. Sin embargo, tenemos que tener en cuenta algunas precauciones sanitarias tanto para nosotros como para el animal durante su manipulación. La piel de los anfibios no sólo es delicada sino que es una estructura permeable y de intercambio de gases, iones, solutos y agua con el exterior. La manipulación directamente con las manos puede secarlos, deshidratarlos, transmitirle virus, bacterias y hongos e incluso tóxicos (nicotina en caso de fumadores) que absorben fácilmente. Si bien la piel de los reptiles es mucho más resistente e impermeable, no debemos subestimar la posibilidad de transmisión de patógenos en ambas direcciones. La principal bacteria que eliminan estos animales en condiciones de estrés es Salmonella sp (Kaplan 1998; Martínez-Silvestre et al. 2001). En el caso de la defecación por estrés o incluso con un mordisco u arañazo, existe riesgo de transmisión de esta bacteria y de inicio de un proceso patológico. Nuevamente, la manipulación con guantes de látex o de montaña nos minimizara este riesgo. Aunque los reptiles y anfibios mudan su piel, tienen mecanismos naturales de cambio de la misma. Así, si encontramos un reptil a medio mudar, no es una buena acción estirar la piel para ayudarle a mudar. Es preferible humedecer ligeramente la piel y dejarlo tal como lo hemos encontrado. Es posible que al capturar un saurio éste se desprenda de la cola voluntariamente. Esta capacidad, conocida como autotomía, la tienen todos los gecónidos, lacértidos y ánguidos en nuestra geografía. Cuando intentamos capturar a un saurio, por tanto, debemos estar seguros de cómo hacerlo (por la mitad anterior del cuerpo) para no provocarle este traumatismo que se será muy perjudicial cara a su futura supervivencia. Por otra parte, hemos de ser muy cuidadosos en la captura de los animales. Si estos huyen y se refugian bajo piedras, troncos o simplemente se esconden en una oquedad, en muchos casos es preferible dejar al individuo donde está ya que al intentar sacarlo podremos infringirle alguna lesión (Figura 5). Si el animal ha huido y se muestra ágil y atento esto acostumbra a ser señal de buen estado de salud.

AGRADECIMIENTOS A Joaquim Soler e Isabel Verdaguer (CRARC) por el aporte de datos importantes para la elaboración del manuscrito. A Toni Pérez Fernández por su interés en el tema y todos los datos aportados y en general a todos los espeleólogos y montañeros que se han encontrado animales atrapados o heridos en las cavidades y nos han remitido su preocupación por el tema o los han remitido a centros de acogida para su recuperación.

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REFERENCIAS Galan, C. 1993. Fauna hipógea de Gipuzkoa: su ecología, biogeografía y evolución. Munibe (Cienc. Nat.), 45 (número monográfico): 1-163. Galan, C. 2003. Presencia de herpetofauna en cuevas de Gipuzkoa: su papel trófico y algunos datos cuantitativos. Página web SCA. Archivo PDF: 8 pp. Galan, C.; D. Peña & M. Nieto. 2004. Las minas de Anoeta y su fauna cavernícola asociada (macizo de Ernio, País Vasco). Pág. web aranzadi-sciences.org, Archivo PDF, 14 pp. Gunn, J. 2004. Encyclopedia of Caves and Karst Science.Taylor & Francis Books, Inc. NY. 1939pp. Kaplan, M. 1998. Reptile rehabilitation. 898-941. In: Ackerman, L. (eds.), The biology, husbandry and health care of reptiles. New Jersey. TFH. Manenti, R.; Ficetola, G.F.; Bianchi, B. y de Bernardi, F. 2009. Habitat features and distribution o Salamandra salamandra in underground spring. Acta Herpetologica 4(2): 143-151 Martínez-Silvestre, A., Soler Massana, J.& Medina, D. 2001. Hygiene and the prevention of zoonosis trtansmition from reptiles to humans. Reptilia: The European Herp Magazine., 15: 10-16. Pérez-Fernández, T. y Montori, A. 2014. Los Anfibios en la sima del Campamento (Hornos, Jaén). BV news. Nº8: 4-7. Tinaut, A., V. Salavert y M.D. Lara Ojeda. 2008. Estudio de la fauna cavernícola del parque natural de la Sierra Norte de Sevilla (España). En Investigación Científica y conservación en el Parque Natural Sierra Norte de Sevilla. Consejería de Medio Ambiente. Junta de Andalucía, Sevilla. 115-133.

Este trabajo ha sido publicado on-line con fecha 01/04/2015 Se citará como: MONTORI, A. y MARTINEZ-SILVESTRE, A., 2015. Orientaciones para el rescate de anfibios o reptiles en cavidades. Gota a gota, nº 7: 37-44. Grupo de Espeleología de Villacarrillo, G.E.V. (ed.)

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