SECCIÓN HISTORIA

Gota a gota, nº 14 (2017): 59-75

LAS EXPLORACIONES ESPELEOLÓGICAS EN LOS PICOS DE EUROPA TRAS 55 AÑOS DE HISTORIA

Daniel Ballesteros1 y Pablo Solares2,3 1 GES Montañeiros Celtas. Avenida de las Camelias 78, oficina K, 36203 Vigo. Email: [email protected] 2 Sociedad Espeleológica y Barranquista Escar Camp. Picos de Europa, Avín s/n, 33556, Onís, Asturias. Email: [email protected] 3 Comisión de Catálogo y Zonas de la FESPA. Avenida Julián Clavería 11, 33006 Oviedo. Email: [email protected]

Espeleólogo Jose Gambino (GE Burnía) en la Torca del Valle'l Agua; foto Gustavo Vela

RESUMEN: El objetivo de este trabajo es reconstruir la historia de las exploraciones espeleológicas de los 410 km de cuevas de los Picos de Europa, que representa la mayor concentración de simas profundas del mundo. La recopilación de 410 informes y artículos espeleológicos ha permitido establecer la cantidad de kilómetros de cuevas descubiertas cada año y, en base en ella, se definió una etapa previa desde el inicio del siglo XX a 1960, y 7 etapas de exploración espeleológica propiamente dicha: etapa 1 de 1961 a 1971 caracterizada por el comienzo de la exploración; etapa 2 de entre 1972 y 1978 marcada con la llegada de la técnica de “sólo cuerda” y el spit; etapa 3 de 1979 a 1989 que supuso el boom de la espeleología; etapa 4 de 1990 a 1992 con una reducción en la exploración; etapa 5 entre 1993 y 1998, con un aumento de los descubrimientos ligados al uso del taladro eléctrico; etapa 6 de 1999 a 2005, definida por otra relativa disminución en la actividad espeleológica; y la etapa 7 desde 2006 a 2016, cuando la espeleología vuelve a ofrecer grandes éxitos debido a la revisión de cuevas ya conocidas y a mejoras tecnológicas (iluminación tipo LED, taladros con mayor autonomía, DistoX, recicladores de aire en espeleobuceo). PALABRAS CLAVE: espeleología, espeleísmo, exploración, historia, Picos de Europa.

ABSTRACT: The objective of this work is to reconstruct the history of the speleological explorations of 410 km of caves in Picos de Europa, which represents the highest concentration of deep caves in the world. The replication of 410 speleological reports and articles allows us to establish the kilometres of cave conduits discovered each year. Base on this data, we defined a previous stage from the beginning of the century 20th to 1960, and 7 stages of speleological explorations: stage 1 from 1961 to 1971 characterized by the beginning of the exploration; stage 2 between 1972 and 1978 marked by the arrival of the simple rope technique and the spit; stage 3 from 1979 to 1989 that represents a speleological boom; stage 4 from 1990 to 1992 with a reduction in the exploration; stage 5 between 1993 and 1998 with an incensement in the discoveries; stage 6 defined by another reduction in the exploration; and stage 7 from 2006 to 2016 when the speleology shows significance discoveries due to the exploration of known caves and technological improvements (LED illumination, drills with high autonomy, DistoX, rebreathers in diving). KEY WORDS: speleology, caving, exploration, history, Picos de Europa.

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Figura 1. Principales cuevas de los Picos de Europa topografiadas por los grupos espeleológicos citados en los agradecimientos

(o Buḥerrera) en el Macizo Occidental, donde penetraron en la Cueva l'Infiernu. La primera exploración espeleológica documentada data de 1918 y la lideró Aurelio del Llano Roza de Ampudia (1928), que descendió los primeros pozos de la Cueva d'Orandi (NO del Macizo Occidental), utilizando escalera de cuerda. En 1938, Carlos Bolívar halló nuevos coleópteros en la Cueva del Reguerín, abriendo el camino a los estudios bioespeleológicos en la región (Jeannel, 1948; Derouet y Edouard, 1955). Con todo, el potencial espeleológico de los Picos de Europa aún era desconocido en los años 50, tal y como demuestra el avance al catálogo de cuevas de Asturias de Llopis Lladó et al. (1950, 1955). De las 190 cavidades que recoge el catálogo, sólo se documentan 5 cuevas en el interior de los Picos de Europa. Los resultados obtenidos por los espeleólogos son de interés para la administración pública y la comunidad científica, ya que constituyen la base para la gestión e investigación científica del endokarst del Parque Nacional. Las cuevas de los Picos de Europa constituyen un patrimonio natural singular a escala mundial, y están incluidas dentro de los “Sistemas kársticos en carbonatos y evaporitas de la Península Ibérica y Baleares”. La Ley 42/2007 del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad considera estos sistemas como “unidades geológicas más representativas de la Geodiversidad del territorio español”, y como un “contexto geológico con relevancia mundial”. No obstante, existen pocos estudios centrados en la labor de los espeleólogos, como los de Fabriol (1985) y González Suárez (1990), que recogen los principales hitos históricos de la Espeleología en los Picos de Europa. También se recogen reseñas históricas en el

INTRODUCCIÓN Los Picos de Europa (Cordillera Cantábrica, España) son un referente internacional en Espeleología y Karst ya que es el lugar de la Tierra con mayor cantidad de cuevas profundas. En sus 700 km2 de superficie, estas montañas albergan 14 de las 106 simas de más de 1.000 m de profundidad, así como más de 55 simas de entre 500 y 1.000 m de profundidad y más de 250 cuevas cuyo desnivel varía entre 100 y 500 m (Ballesteros et al., 2015). A estos récords de profundidad se suma la existencia, a día de hoy, de más de 3.700 cuevas documentadas con 410 km de conductos subterráneos (Figura 1). El conocimiento sobre estas cuevas, la mayor parte de ellas incluidas en el Parque Nacional de los Picos de Europa, es el resultado del intenso trabajo de más de 80 grupos espeleológicos durante 55 años, en los que se han involucrado más de 4.000 espeleólogos procedentes de diferentes regiones de España y de otros países, como Reino Unido, Francia, Suiza, Bélgica, Polonia, Italia, Portugal, México, Estados Unidos, Australia, Canadá, Eslovenia y Alemania. Aunque las cuevas de los Picos de Europa ya eran utilizadas para el refugio de los lugareños y de su ganado o para la curación del queso, no es hasta finales del siglo XIX cuando las cuevas atrajeron el interés de los científicos y exploradores (Saint-Saud, 1922). El inventario de cuevas de España de Puig y Larraz (1896) sólo menciona 5 cavidades en los Picos de Europa, debido al difícil acceso que presentan estas abruptas montañas y a que la Espeleología, por aquel entonces, perseguía fundamentalmente fines arqueológicos y paleontológicos. En ocasiones, los mineros accedieron al interior de cuevas relacionadas con las Minas de Mazarrasa en el Macizo Oriental, y en las de Buferrera © G.E.V.

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Catálogo de Grandes Cuevas de España (Puch, 1981, 1998) y en el Catálogo de Cavidades de Cantabria (León García, 2010). Ante la gran importancia de las cuevas de los Picos de Europa y la escasez de trabajos sobre el papel de los espeleólogos, se aborda este estudio para reconstruir la historia de sus exploraciones espeleológicas. Esto permitirá poner en valor el trabajo realizado por los espeleólogos de forma altruista durante 55 años de exploraciones.

aunque empleaban técnicas relativamente rudimentarias (González Suárez, 1990). Estas expediciones, sobre todo las británicas, perseguían tanto el descubrimiento de nuevas cuevas como su estudio científico, generalmente de índole hidrogeológica y geomorfológica (Walker, 1964; Collignon, 1986). La exploración espeleológica se realizaba desde campamentos instalados entre 1.000 y 1.800 m de altitud. Los espeleólogos utilizaban lámparas de carburo para la iluminación y escalas para descender los pozos (Figura 3). Las escalas se instalaban fundamentalmente mediante anclajes naturales. Los pozos de más de 100 m de desnivel eran descendidos mediante tornos, si bien su acarreo e instalación era tediosa. A pesar de las dificultades técnicas y logísticas, los espeleólogos descubrieron cerca de 18 km de conductos subterráneos durante los 60s, especialmente en el Macizo Occidental, más accesible gracias a la carretera de los Lagos de Covadonga. Estos descubrimientos incluyen 3 simas de más de 200 m de desnivel y 5 de entre 100 y 200 m de profundidad.

METODOLOGÍA La historia de las exploraciones espeleológicas en los Picos de Europa se estableció con base en 312 informes espeleológicos inéditos de las campañas y 98 artículos publicados en revistas espeleológicas, centrados principalmente en las simas más grandes. Entre estos trabajos, destacan los dedicados a la catalogación de cuevas de España, de León y de Cantabria (Puch, 1998; León García, 2010; Torrente, 2017). La documentación recopilada permite establecer la cantidad de conductos subterráneos descubiertos cada año, así como los récords de profundidad alcanzados. Además, se ha realizado una revisión lingüística del nombre de las cuevas siguiendo los trabajos lingüísticos regionales (Alvarellos et al., 2011; González Rodríguez, 2016).

HISTORIA DE LAS EXPLORACIONES ESPELEOLÓGICAS La Figura 2 muestra la evolución de la cantidad de conductos subterráneos descubiertos por año en los Picos de Europa, que oscilan entre 2 y 26 km/año. Esta evolución permite diferenciar 7 etapas en la exploración espeleológica desde los 60s, que constituyen propiamente la historia de las exploraciones espeleológicas. Estas 7 etapas se corresponden con los períodos de 1961-1971, 1972-1978, 1979-1989, 1990-1992, 19931998, 1999-2005, y 2006-2016.

Figura 3. Espeleólogo británico del Wessex Cave Club (WCC) ascendiendo por escala en 1971 un pozo en la Cueva de Liordes, que representó el inicio de la exploración del Macizo Central de los Picos de Europa. (tomada de D.M.M. Thomson)

Figura 2. Evolución temporal de la cantidad de conductos subterráneos descubiertos en los Picos de Europa

En 1961 llegó a los Lagos de Covadonga (Macizo Occidental) la primera expedición espeleológica organizada por el Oxford University Cave Club (OUCC) del Reino Unido. Por este motivo, se considera que el año 1961 marca el inicio de la exploración espeleológica. Entre los descubrimientos de estos ingleses destacan el Pozu Ḥoucabáu de 240 m de

Etapa 1: 1961-1971 Entre 1961 y 1971 los Picos de Europa son destino de las primeras expediciones espeleológicas extranjeras y nacionales, que abrieron el camino de la exploración sistemática de las cuevas de la región, © G.E.V.

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profundidad, la Cueva la Fragua de 195 m de profundidad (165 m de acuerdo con Jędrzejczak, 2017), el Pozu los Texos de 183 m de profundidad, y el Pozu la Texa de 136 m de desnivel. Estos hallazgos despertaron el interés de otros grupos ingleses. Este es el caso del Manchester University Speleological Society (MUSS), que ya había participado en la expedición de 1961 del OUCC, y que exploró cuevas del entorno de los Lagos de Covadonga entre 1963 y 1969. En esta zona coincidió con la expedición de la Nottingham University en 1964. Otro caso es el del Wessex Cave Club (WCC), que inició en 1969 las exploraciones en el Macizo Central desde la Vega de Liordes. Los Picos de Europa también llamaron la atención de los espeleólogos franceses, comenzando en 1962 las campañas del Spéléo Club de la Seine (SCS) en el Oriente de los Picos de Europa y, dos años después, las del Spéléo Club Alpine Languedocien (SCAL). Durante 20 años, el SCAL exploró más de 190 cavidades con más de 5 km de conductos en los tres macizos. En el Macizo Occidental, destacan el Pozu de Llastra Rubia de 160 m de profundidad, la Cueva'l Ḥaedu l'Osu de 1.370 m de desarrollo y 120 m de profundidad, el Pozu la Vega'l Ḥorcáu de 130 m de desnivel, la Sima de L'Altiquera hasta la cota de -112 m de profundidad y la Cueva l'Infiernu de cerca de 1 km de recorrido. En el Macizo Oriental alcanzaron los 253 m de profundidad en la Torca la Barga, siendo la cueva más profunda del momento. A principios de los 60s, los espeleólogos españoles también se interesaron por los Picos de Europa bajo el amparo de la Organización Juvenil Española (OJE) y el Comité Regional del Noroeste (CRNE). En 1966, el Grupo Polifemo OJE y Grupo Montañero de San Claudio organizaron el I Campamento Provincial de Espeleología en La Mazada (Colláu les Merines, Macizo Occidental), donde descendieron el Pozu'l Ríu de Xelu del Requexón empleando 50 m de escalas. En 1969, el Comité Nacional de Espeleología (CNE) y el CRNE organizaron la “Operación Enol” en la Vega de Enol (Macizo Occidental) dentro del programa “Operación España”. Esta actividad permitió explorar la Pozu la Porra l'Altiquera hasta los 173 m de desnivel y el Pozu los Texos, hasta cerca de 200 m de verticalidad. Por otro lado, el Equip de Recerques Espeleològique del Centre Excursionista de Catalunya (ERE) inició las exploraciones en Ozania, en El Cornión (ERE, 1973), y en Bejes (Macizo Oriental), la Secció Talps del Centre Excursionista del Vallès (STCEV) exploró la Torca del Hoyo de la Espina de 160 m de profundidad, si bien, esta cavidad pudo ser previamente reconocida por el Grupo Juvenil de Espeleología (GJE) (STCEV, 1971; León García, 2010).

rantes tipo spit introducidos manualmente mediante golpeo. Paralelamente, la importancia de los Picos de Europa crecía en el mundo espeleológico (Chabert, 1977). Estas mejoras tecnológicas permitieron superar los 500 m de profundidad y estuvo marcada principalmente por los grupos franceses, como el Spéléo Club Orsay Faculté (SCOF) y la Association Spéléologique Charentaise (ASC). El SCOF, quien llegó en 1972 al Macizo Occidental después de que la MUSS le enseñase 9 años antes el Sistema el Frieru la Piedra-el Burdiu, introdujo mejoras en la sistemática de la exploración. Entre estas mejoras destaca el uso de la cuerda por primera vez en la sima G-7 (Rede les Barrastroses) en 1974 para llegar a la cabecera del pozo de 100 m, donde anteriormente había empleado escalas y un torno, siguiendo la dinámica del CRNE. El uso de la cuerda provocó que los pasajes descubiertos anualmente se triplicasen, hallándose en torno a 46 km de cuevas entre 1972 y 1978. La mayoría de los descubrimientos se corresponden con cuevas eminentemente horizontales de los macizos Occidental y Oriental. En esta década también se superó la cota -500 m de dos simas y la cota -200 en otras diez.

Ffigura 4. (A) Espeleólogo madrileño del Grupo Espeleológico Standard (STD) en el pozo de entrada a la Rede'l Ḥayáu (Macizo Occidental) en 1975 (cortesía de C. Puch). (B) Campamento francés de la Association Spéléologique Charentaise (ASC) en el entorno de Hoyos de Lloroza (Macizo Central) en 1975 (cortesía de la ASC)

En el Macizo Occidental, espeleólogos franceses, asturianos, madrileños y catalanes y de otras regiones de España descubrieron unos 25 km de cuevas (Llobera Cánaves y Llobera Cerdá, 1976; Puch, 1981; Miñarro, 1986). En el Norte, el SCOF exploró el Pozu Cebolleda o de Ozania de 597 m de profundidad, el Pozu de los Traviesos de 435 m de profundidad (actualmente en el Sistema del Ḥou la Canal Parda), la Rede les Barrastroses con 315 m de profundidad, y el Pozu los Desvíos hasta la cota -280 m (Fabriol y Fabriol, 1978). Posteriormente, este pozo fue descendido hasta los 323 m por la primera expedición polaca, organizada por el Speleoclub Warszawski en 1978. Paralelamente, expediciones lideradas por el Grupo de Montaña Torreblanca y por la Sección de Espeleología de Ingenieros Industriales (SEII) alcanzaron la cota de -287 m en el Pozu de Cembavieya. Por su parte, el Grupo Polifemo OJE descendió el Pozu la Porra l'Altiquera

Etapa 2: 1972-1978 En la década de los 70, la Espeleología experimentó una revolución tecnológica mediante la substitución de la escala por la cuerda para descender los pozos. La cuerda era fijada a la roca mediante tacos autoperfo© G.E.V.

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hasta los 418 m de desnivel, mientras la Secció d'Investigacions Espeleològiques del Centre Excursionista Àliga (SIE) hizo lo mismo en el Pozu de Cabeza Muxa hasta los 250 m de profundidad. Aun empleando escalas, el OUCC alcanzó los 256 m de profundidad en el Pozu la Vega'l Ḥorcáu (Laverty, 1976; Collis, 1982). Hacia el NO del macizo, el Grupo Espeleológico Standard (STD) descubrió la Rede'l Ḥayáu con casi 3 km de longitud y 300 m de desnivel (Puch y Medina, 1979). El Macizo Central fue el destino de un pequeño número de expediciones francesas e inglesas, cuyos descubrimientos comprenden casi 10 km de conductos subterráneos. En el NE, el SCAL y otros grupos exploraron la Torca'l Llagu las Moñetas de 613 m de profundidad. Hacia el Sur de este macizo, la ASC descendió 345 m de desnivel en el Sistema de la Torre de Altaiz (AS Charentaise, 1982), y el WCC estableció en -283 m la cota de profundidad de la Cueva de la Canal del Embudo (Hendy, 1981). En estos momentos se incorporarían a la exploración los grupos espeleológicos leoneses por la zona de Liordes ya que es la más accesible para ellos. Los espeleólogos ingleses encontraron 11 km de conductos en el Macizo Oriental. La Lancaster University Speleological Society (LUSS), la Sheffield University Speleological Society y la Reading University halló la mayor parte de estos conductos en la Cueva del Nacimientu (o del Agua) y la Cueva de la Marniosa (LUSS, 1979), llevando así mismo la exploración de Torca la Barga hasta los 361 m de profundidad y 1,3 km de desarrollo. Paralelamente, el Kingswood Colleage Group llegó a la cota -333 m en la Torca Juanín, en Oceño. Ante la llegada importante de grupos nacionales y extranjeros, el CNE constituyó en 1972 el Comité de Actividades Espeleológicas de los Picos de Europa (CAEPE), encargándose el CRNE de elaborar sus estatutos. El objetivo del CAPE era regular la exploración espeleológica, gestionar la información de cuevas y establecer las zonas de trabajo, algunas de las cuales aún se mantienen en la actualidad (González Suárez, 1990). Dicho comité también organizó la Campaña Internacional “Redondiella 1974” y comenzó a elaborar un catálogo de cavidades, aunque se disolvió 5 años después de su fundación. Finalmente, la Société Suisse de Spéléologie (SSS), que centraba sus trabajos en los alrededores de los Picos de Europa, inició la exploración de las surgencias situadas en los ríos Cares, Casaño y Deva, contando con la colaboración con el Groupe Spéléologique du Doubs (GSD) y el Spéléo Club de Nyon (SCN). Mediante técnicas pioneras de espeleobuceo, estos grupos superaron más de una decena de sifones de hasta 135 m de largo y 22 de profundo en 6 cuevas diferentes que constituyen las principales surgencias kársticas (Pahud y Loumont, 1979), destacando entre la Ḥuente la Pernal de 1,2 km de desarrollo, en el Norte de Portudera.

que suman unos 150 km de pasajes subterráneos, que representan el 35 % de los conductos documentados actualmente. Además, se localizaron cerca del 70 % de las entradas de cuevas conocidas a día de hoy, muchas de las cuales darán pie a nuevos descubrimientos en décadas posteriores. Entre 1979 y 1989 los grupos espeleológicos exploraron en torno a 10-15 km de conductos al año, incluyendo 4 simas de más de mil metros de profundidad, uno por año desde 1981 a 1984 (González Suárez, 1990). Todos estos descubrimientos fueron posibles gracias a la llegada de más grupos espeleológicos extranjeros, y a que la exploración se extendió hacia las partes elevadas los macizos Occidental y Oriental. En los 80s se organizaron entre 20 y 25 campañas al año, con campamentos instalados entre 1.500 y 2.100 m de altitud, comenzando la exploración de numerosas cuevas con nieve y hielo. En ocasiones, como sucedió en el 1983, las fuertes nevadas acumularon gran cantidad de nieve en las entradas de las cuevas que impidió acceder a algunas de ellas. Casi la mitad de las campañas eran españolas y la otra mitad francesas e inglesas, con una menor representación de suizos, polacos, búlgaros y canadienses (González Suárez, 1990). Los campamentos españoles estaban integrados principalmente por madrileños, catalanes, leoneses, asturianos, valencianos y cántabros. Estos campamentos estaban apoyados por la Federación Nacional y las federaciones territoriales de espeleología. Los espeleólogos extranjeros encontraban en los Picos de Europa una zona ideal para la exploración espeleológica, con bastantes posibilidades de encontrar nuevas cuevas profundas que batiesen récords mundiales. Además, la proximidad de los Picos de Europa con los países de origen de los diferentes grupos y la conversión de España en un estado democrático facilitaron la realización de campañas espeleológicas. Los descubrimientos más relevantes se producen en zonas altas, como los sectores de Vega Huerta y El Cornión en el Macizo Occidental, el sector de Cabrones y Torrecerréu del Macizo Central, así como el Norte de Andara en el Macizo Oriental (Benoit, 1985). Entre 1979 y 1989 los espeleólogos descubrieron 4 simas de más de 1.000 m de profundidad, 26 cuevas de más de 500 m, y 9 cavidades de más de 300 m. Muchas de éstas son simas complejas con niveles de galerías colgados, haciendo que el desarrollo de las cuevas profundas empezase a medirse en kilómetros. En el Macizo Occidental se topografiaron 85 km de conductos vírgenes, incluyendo un “menos mil”, 16 cuevas de entre 500 y 1.000 m de desnivel y 6 simas de más de 300 m de verticalidad. En 1981, el OUCC, ya acampado en la Vega d'Ariu, descendió los 1.135 m de profundidad en el Sistema del Ḥitu, que representó el primer “menos mil” de los Picos de Europa (Rose y Gregson, 1987). Junto a esta sima, en el Norte del Macizo Occidental destacan otras cuevas exploradas por este grupo inglés, como el Pozu'l Ḥultayu de 7,3 km de longitud y 800 m de desnivel (en 1989; Figura 5A), el Sistema del Conḥurtau de 2,4 km de desarrollo y 655 m de desnivel, el Sistema Verdilluenga hasta los 482 m de

Etapa 3: 1979-1989 En la cuarta etapa se produjeron los principales descubrimientos de la historia de los Picos de Europa, © G.E.V.

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Figura 5. (A) Espeleólogo bitánico del OUCC en el Pozu'l Ḥultayu (Macizo Occidental) en 1989 (cortesía de M. Hicks). (B) Espeleólogo francés del SCOF en el Pozu la Mazada (Macizo Occidental) en 1983 (cortesía de R. Fabriol). (C) Espeleólogo polaco del STJ en Pozu'l Porru la Capilla (Macizo Occidental) en 1986 (cortesía de A. Wosinski). (D) Equipo de rescate en el camino del Pozu'l Porru la Capilla (Macizo Occidental) en 1984 (cortesía de J. Zygmunt). (E) Espeleólogo suizo de la SSS en Torca Teyera (Macizo Occidental) en 1984 (cortesía de M. Borreguero). (F) Campamento de la SEII, YUCPC y GEG en Vega Huerta (Macizo Occidental) en 1988 (cortesía de I. Ortiz). (G) Espeleólogo madrileño del GEG en el Pozo del Ternero en 1988 (cortesía de I. Ortiz)

profundidad, el Pozu Ḥorcada Blanca-Les Perdices de 2,5 km desarrollo y 594 m de desnivel, y el Pozu'l Redondu de 1,8 km de desarrollo y 582 m de profundidad (Singleton, 1982; Singleton y Gale, 1983; Mace, 1987; Smith, 1989). Cerca de Vega d'Ariu, la SIE descendió los 939 m de profundidad en el Pozu de Cabeza Muxa de 2,6 km de desarrollo, alcanzó los 545 m de desnivel en el Pozu les Cuerries de 2,4 km de longitud, llegó a la cota -313 m en el Pozu Tres la Ḥayada, y a los -209 m en el Pozu los Canalizos de Gustuteru (SIE, 1984, 1987). En el Pozu Cabeza Muxa, el Northern Pennine Club buceó por primera vez en 1988 el sifón de una sima profunda (Birkhead et al., 1984). Previamente, este grupo había buceado en la Cueva l'Agua de Culiembru y en la © G.E.V.

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Cueva'l Ḥaedu l'Osu, de 120 m de profundidad (Gorbachev, 1987). En el NE del Macizo Occidental, la expedición croata Hrvatski Planinarski Savez alcanzó los 327 m en el Pozu de la Canal de Chizidi (Neven Bočić, 1996). En El Cornión, los veteranos franceses del SCOF y el Spéléo Club Aude (SCA) descubrieron el Sistema los Gorrinos-Prau la Ḥuente con 3,6 km de recorrido y 640 m de desnivel, y el Pozu'l Ḥou Lluengu con 1,6 km de longitud y 619 m de profundidad (Fabre y Fabriol, 1984). Estos grupos también obtuvieron éxito en el Pozu la Torre d'Enmediu de 540 m de profundidad, en el Pozu Grande la Torrezuela de 430 m de desnivel, Pozu la Mazada hasta 345 m de desnivel (Figura 5B), en el Pozu los Gemelos de 290 m de profundidad, en la Sima Fore

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de 230 m de profundidad, y en el Pozu de la Garita Cimera de 228 m de verticalidad (Beniot y Geraud, 1980). Por su parte, los polacos del Speleoclub Gliwice (SG), del Sekcja Taternictwa Jaskiniowego (STJ) en 1986, y el Sekcja Grotolazow Klubu Wysokogórskiego we Wrocławiu en 1989, alcanzaron las cotas de -863 m en Pozu'l Porru la Capilla (Figura 5C), -416 m en el Sistema del Ḥou la Canal Parda, y -429 m en la Rede les Barrastroses, a pesar de los problemas políticos de Polonia y el fallecimiento de un espeleólogo en 1984 (Figura 5D) (Jędrzejczak, 1997). En la misma zona, el SpeleoClub de la Universidad Politécnica de Valencia (SCP) exploró y unió el Pozu Altu de Cembavieya (o Pozo la Parodia) con el Pozu del Piedru (o Pozo de Cembavieya), dando lugar al Sistema Cembavieya de 633 m de desnivel. También alcanzó la cota -240 m en la SCP134 con ayuda del Katowicki Klub Speleologiczny de Polonia. En Cabeza Llerosos, en el Norte del Macizo Occidental, la SSS, el GSD y otras entidades suizas descubrieron la Torca Teyera con 2,2 km de desarrollo y 738 m de profundidad (Figura 5E), la Torca Llerosos de 1,7 km de recorrido y 690 m de desnivel, la Torca'l Camín de 700 m de longitud y 406 m de profundidad, la Torca del Frailín, de 1 km de largo y 350 m de profundidad, y el sistema del Bocón de las Ancolías de 263 m de desnivel (Borreguero, 1986). Cerca de estas simas, el Colectivo Asturiano de Espeleólogos (CADE) descendió la Torca la Gorgucina de 253 m de profundidad y los Grayeros de Salinas de 300 m de desnivel (Rodríguez Pevida et al., 1983). En el Oeste del Macizo Occidental, el SCA descubrió 18 km de conductos en la Rede Toneyu de 614 m de componente vertical, contribuyendo significativamente a que sólo en 1986 se descubran un total de 27 km de conductos en los Picos de Europa (Bes, 1986; Gea, 1989); exploran también hasta 300 m de profundidad el Pozu los Palombares. En Vega Huerta , en el Sur del Macizo Occidental, las pioneras exploraciones de la SIS del CET de 1976 y 1977 (Indurain, 1979) dieron paso a los grandes descubrimientos fruto del trabajo combinado de la SEII, York University Cave y Pothole Club (YUCPC), Grupo de Espeleología de Geológicas (GEG) y otros grupos colaboradores (Figura 5F) (Ortiz, 1990). Estos grupos descubrieron 8 simas de más de entre 300 m de desnivel: el Pozo Cuetalbo con 972 m de profundidad, el Pozo Llastral de 949 m de desnivel, el Pozo Rebeca de 419 m de desnivel, y la Torca del Camino de cota -401 m, el Pozo La Llerona de 385 m de verticalidad, el Pozo del Ternero con 376 m de desnivel (Figura 5G), el Pozo del Hoyo Argüelles de 335 m de profundidad, el Pozu de la Garita Cimera hasta la cota 317 m, y el Furacu El Xelu de 250 m de verticalidad (SEII y YUCPC, 1985; Ashley, 1986; YUCPC, 1989). Por su parte, el STD anunció la cota de -301 m para el Pozo de la Duernona (Puch, 1984, 1985). Por último, en Mesones (SE del Macizo Occidental), el Grupo de Espeleología Matallana, Grupo de Espeleología La Robla y otros colectivos leoneses unieron sus fuerzas para explorar la Torca de la Redondina, de 1 km de longitud y 381 m de profundidad, y superaron los 500 m © G.E.V.

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de profundidad en la Torca de Cabeza Llambrera (Sánchez Hermosa, 1983). En el Macizo Central se descubrieron 45 km de conductos, incluyendo 3 simas de más de mil metros de profundidad y 5 cuevas que superaron la cota -500 m. Estas cavidades se concentran fundamentalmente en el NE, en la zona de Cabrones y Torrecerréu, donde trabajó el Spéleo-Club de la Seine (SCS), el Espéleo Club Alpino Valenciano (ICAV) y el Grupo de Exploració Subterránea del Club Montanyen de Barcelona (GESCMB) (Cano y Garcés, 1982). Los resultados más significativos de estos grupos incluyen el Sistema'l Trabe de 9,2 km de longitud y 1.441 m de desnivel —en aquel momento mayor profundidad de España y, por un breve lapso, tercera mayor profundidad mundial—, la Torca los Rebecos con 2,2 km de desarrollo y 1.255 m de profundidad, la Torca'l Ḥoucerréu de cerca de 1,7 km de longitud y 912 m de desnivel, Sótanu la Xana (Torca'l Trabe, T-31) hasta los 565 m de desnivel, Torca Mecagüen (Torca'l Trabe, T-7) de 507 m de profundidad, Torca'l Tubu de 450 m de verticalidad, Torca l'Acebucu de 367 m de profundidad, Torca los Ḥoos del Agua de 349 m, Torca'l Ḥou del Agua de 310 m de profundidad, Torca de Carlos Mier de 305 m de profundidad, Torca los Grayos de 262 m de profundidad, y Torca'l Neveru de 250 m de desnivel (GES del CMB, 1982, 1985; IE Valenciano, 1986; Barbe et al., 1987; Bigot, 1989; Bigot et al., 1989; Pascual, 1993). En el Norte y NE del Macizo Central también se hallaron otras cavidades de interés, como Torca Urriellu de 3,6 km de desarrollo y 1.022 m de desnivel explorada por el SCS y el Club Loisir Plein Air (Genuite y Vidal, 1984), así como la Torca de Carnizosu de 1,4 km de recorrido y 727 m de desnivel, descubierta por el CADE en el entorno de Peña Castil (Ogando, 2007a). Al otro lado de este pico, en el Valle de las Moñetas, la Secció d'Investigacions Subterràneas del Centre Excursionista de Terrassa (SIS) descendió hasta los 361 m en la Torca l'Infanzón y los 221 m en la Torca del Carrazosu. Mientras tanto, en la parte meridional del Macizo Central, en la alineación de los picos Llambrión y Madejuno, el Groupe d'Estudies et de Recherches spéléologiques de l'Ouest Parisien (GERSOP) exploró el Pozo de la Celada de 1,7 km de desarrollo y 650 m de profundidad en Hoyo Grande, a la vez que la ASC se detenía a 402 m de profundidad en la Torca de la Horcada Verde, de 2,8 km de longitud (AS Charentaise, 1982). En el Macizo Oriental, se descubrieron en torno a 20 km de cuevas, entre las que destacan 5 simas de entre 400 m y 1,2 km de profundidad en la zona de Andara. Estas cavidades fueron exploradas por la LUSS, SEII, la Asociación Deportiva Kami (ADK), el Club Espéleo Tracalet, el Grupo Espeleológico Flash, la Organización Juvenil Española, el Speleos Dromois, la South Bristol Speleological Society, el Whernside Manor Group, el Red Rose Cave y el Pothole Club. Entre las simas destaca la famosa Sima 56, o Sima del Cueto de los Senderos, de 5,7 km de desarrollo y 1.169 m de desnivel. También se incluye la Torca del Cueto de los Calabreros de cerca de 1,3 km de longitud y 831 m de

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desnivel (Chekley et al., 1985), la Torca de la Mina Tere de 1 km de desarrollo y 792 m de profundidad, la Torca del Picu Boru de 1,6 km de longitud y 723 m de desnivel, Torca de la Mina Sara con 4 km de longitud y 591 m de desnivel, la Torca del Canal de Valle de 394 m de verticalidad, la Torca Mazarrasa de 318 m de desnivel, la Torca Ramazosa de 313 m de profundidad, el Pozo del Castillo de 1,1 km de recorrido y 293 m de desnivel, la Torca del Prao Tras La Pared de -245 m de cota, y la Torca del Jou Sin Tierra, de 290 m de componente vertical (McKee, 1980; Daykin, 1981; Sefton, 1984; McKee y Nichols, 1987; Nichols, 1988). Hacia Tresviso, se hallaron cerca de 20 km de galerías, que comprenden 4,2 km de conductos en la Cueva del Nacimientu, 4,3 km de pasajes en la Cuevas de la Marniosa (McKee y Nichols, 1987; Newman y Walker, 1987). También se descubrió la Cueva de la Cabeza de Vaca de 3 km de longitud y la Cueva de Molino el Canal, con 2,7 km de desarrollo. Además, en el borde occidental de Andara, el SCAL anunció la cota -449 m en la Cueva'l Ḥierru.

A pesar de este descenso en la exploración, los grupos ingleses, franceses, polacos y madrileños realizaron notables descubrimientos en los macizos Occidental y Central. Entre ellos destaca un nuevo “menos mil” en el Macizo Central y 4 simas de entre 500 y 1.000 m de profundidad en el Macizo Occidental. En El Cornión (Macizo Occidental), al SO de la Vega d'Ariu (Figura 6A) el OUCC encontró 1,5 kilómetros de galerías en el Pozu'l Ḥultayu, que ya alcanzaba los 9,2 km de recorrido y 811 m de profundidad. El Speleoclub Wrocław (SCW) asumió las exploraciones de los polacos alcanzando la profundidad de 552 m en el Pozu'l Picu los Asturianos (Jędrzejczak, 1997), mientras que la Asociación Espeleológica GET (GET) unió dos simas dando lugar a la Rede del Ḥungumia, donde anunció el hallazgo de cerca de 4 km de nuevos pasajes (Lario y Martínez, 1991). También cabe destacar en esta época los 343 m de profundidad descendido por el Grupo Espeleológico Talpa en el Pozu Ḥoucabáu, en el Oeste del Macizo Occidental, así como la cota -200 m alcanzada en la Torca'l Bicentenariu por el GSD y SSS (Tissot y Laurent, 1999). Hacia el Sur, en Vega Huerta, la SEII y el SCP anunciaron la cota -272 m en el Pozo de Cotalbín (Marquet, 1990) a la vez que los grupos leoneses avanzaron hasta los 730 m de profundidad en la Torca de Cabeza Llambrera (Figura 6B), situada en el entorno de Mesones. En el Macizo Central, los espeleólogos franceses integrados en el Cocktail Picos, y el IEV continuaron sus exploraciones con éxito, descubriendo un nuevo “menos mil”, la Torca los Rebecos de 1.255 m de verticalidad (Cocktail Picos, 1995). Además, en la Torca'l Cuetu'l Cuevón (Torca del Cerro del Cuevón) estos mismos espeleólogos alcanzaron los 440 m de desnivel (Erra et al., 1999), y en la alineación de los picos Llambrión y Madejuno, el ASC y el CES Alfa descendieron hasta los 400 m de desnivel en la Sima de la Padiorna (Cerdeño y Sánchez, 2005). La exploración espeleológica en el Macizo Oriental se redujo drásticamente tras la marcha de las expediciones inglesas, si bien la ADK y la Sección de Espeleología de la OJE continuaron trabajando,

Etapa 4: 1990-1992 A principios de los 90s, los Picos de Europa ya eran un referente internacional en Espeleología, organizándose en 1991 el I Congreso Espeleológico Internacional sobre Picos de Europa en Oviedo por la Federación Asturiana de Espeleología. No obstante, la exploración espeleológica disminuyó, descubriéndose apenas 12 km de pasajes en 1990 y 1992. Las causas de este descenso residen en el menor número de expediciones espeleológica y espeleólogos, especialmente en lo que se refiere a los grupos franceses, suizos, ingleses y polacos (González López y Beltrán Martín, 1991). Esta disminución debe de estar relacionado con el relevo generacional de espeleólogos, problemas internos, y porque muchos espeleólogos extranjeros cambiaron su interés hacia otros lugares del mundo. Además, las fuertes nevadas que tuvieron lugar estos años pudieron dificultar el acceso a las cuevas situadas en las depresiones más altas.

Figura 6. (A) Campamento inglés del OUCC en Vega d'Ariu (Macizo Occidental) en 1991 (cortesía de S. Roberts). (B) Espeleólogos leoneses del GEM y otros en la entrada de Torca de Cabeza Llambrera o Sil de Oliseda (Macizo Occidental) (cortesía de J.M. Franco)

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deteniéndose a 420 m de profundidad en la Torca de Brañarredonda, en el Norte de Andara. Hacia Sotres, los asturianos del Grupo de Espeleología Castrillón y Club Deportivo Mefisto alcanzaron 256 m de profundidad en la Cueva de Concha Víes.

En el Macizo Occidental se topografiaron 25 km de nuevos conductos superándose en 6 simas la cota de -500 m de profundidad y en 8 cuevas la de -200 m de desnivel. Los principales descubrimientos corrieron a cargo de los grupos catalanes, ingleses y madrileños, así como de las recién llegadas expediciones italianas a Vega Huerta (Preziosi et al., 1997). Estas expediciones, con participación del francés SCS, alcanzaron los 620 m de profundidad en el Pozu de Vega Huerta o Pozo Thesaurus Fragilis (Figura 7A y B). En el entorno de Vega d'Ariu, la SIE con la ayuda del Secció d'Espeleologia Poble Sec y el Speleoclub de Gràcia alcanzó los 874 m en el Asopladeru la Texa de 1,9 km de desarrollo (SIE CE Àliga, 2000). Por su parte, OUCC exploró la Torca'l Ḥuebu (Torca'l Fueu) con 820 m de longitud y 450 m de profundidad, el Sistema Verdilluenga de 4,5 km de longitud y 644 m de desnivel (Figura 7C), y el Sistema Sierra Forcada de 2 km de desarrollo; también halló 1 km de nuevas galerías en el Pozu'l Ḥultayu y alcanzó los 350 m de profundidad en la Torca de Vega Aliseda o del Vasco, donde ya había trabajado el GEP (GE Polifemo, 1984; Roberts, 1985; Rigby, 1997; Mumford y Cooper, 1998, 1999). Paralelamente, sus vecinos del SCW alcanzaron los 903 m de profundidad en el Sistema del Ḥou de la Canal Parda, con ya 3,3 km de longitud, y exploraron el Sistema del Canalón de los Desvíos, de

Etapa 5: 1993-1998 Desde el 1993 hasta el 1998 se produjo un aumento de los descubrimientos alcanzando los 10 km de pasajes descubiertos anualmente en 1997 y 1998. Este incremento se relaciona con la búsqueda de nuevas áreas de exploración, mejoras técnicas con el uso del taladro eléctrico, la entrada de nuevos grupos espeleológicos españoles, belgas, ingleses e italianos, así como mejoras organización de los campamentos de altura, transportando la carga logística mediante helicóptero. Es necesario señalar que en este periodo se amplió el Parque Nacional a los tres macizos de los Picos de Europa, lo que supuso cambios en la tramitación de los permisos de exploración espeleológica y de acampada. Los grupos espeleológicos descubrieron 58 km de conductos subterráneos, principalmente en los macizos Occidental y Central. En este último se anunciaron 4 nuevas simas de más de 1.000 m de profundidad y 12 de entre 500 y 1.000 m de desnivel.

Figura 7. (A) Espeleólogo italiano en Vega Huerta (Macizo Occidental) empleando un geófono de comunicación en 1995 (cortesía de P. Plazzo). (B) Espeleólogo italiano en el Pozo Vega Huerta (Macizo Occidental) en 1995 (cortesía de P. Plazzo). (C) Espeleólogo británico del OUCC en el Sistema de la Verdilluenga (Macizo Occidental) en 1995 (cortesía de S. Roberts). (D) Espeleólogos leoneses del GEM en la Torca de Cabeza Llambrera o Sil de Oliseda (Macizo Occidental) en 1993 (cortesía de J.M. Franco). (E) Espeleólogo madrileño del GESA en el sifón de la Torca de la Nieve (Macizo Central) en 1995 (cortesía de J.M. Millán)

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501 m de profundidad y 1,6 km de recorrido, y el Pozu'l Porru los Garapozales hasta -432 m de profundidad (Grzela, 1997; Jędrzejczak, 1997, 2017). Un poco más hacia el Norte, el GET descubrió cerca de 1 km de nuevos pasajes en la Rede del Ḥungumia y alcanzó la cota -200 m en el Pozu'l Ríu de Xelu del Requexón (Bermejo et al., 1996), mientras que el Club de Espeleología Talpa y el Speleoloski Odsjek PDS Velebit llegaron a los 403 m de profundidad en el Pozu la Campera de Chizidi, de 1,1 km de topografía (Neven Bočić, 1996). En la misma zona, el Club Deportivo Mefisto anunció 1,6 km de longitud y 140 m de profundidad para el Sistema Frieru la Piedra-El Burdiu, y su sucesor, el Grupo de Espeleología Diañu Burlón, encontró 2 km de galerías en el Frieru de Gustellagar, explorando también el Sistema del Cantu l'Impó, de 207 m de profundidad y 1 km de desarrollo. La Sociedad de Espeleología Hades incrementó hasta los 4 km el desarrollo de la Cueva'l Infiernu, en la Vega de Comeya (Puch, 1998). En el Oeste del Macizo Occidental, el GEG llegó a los 350 m de profundidad en el Pozu Valdepinu, y en Mesones, los Grupos Leoneses de Espeleología alcanzaron la cota de -806 m de profundidad en la Torca de Cabeza Llambrera (Figura 7D), cuyo desarrollo se estableció en 2,5 km; este colectivo se detuvo a la cota -300 m en El Agujerón de Basares. Además, el SCA y colaboradores concluyeron la topografía de la Rede Toneyu con casi 19 km de longitud, hasta la actualidad mayor cavidad de Picos de Europa. En el Macizo Central se descubrieron 4 simas de más de mil metros de desnivel y 5 cuevas de entre 500 y 1.000 m de desnivel, sumando entre estas cavidades y otras cerca de 20 km de pasajes vírgenes. En estas cuevas trabajaron espeleólogos franceses, valencianos, catalanes, asturianos, cántabros, belgas, ingleses, leoneses y madrileños. En Cabrones el colectivo francés Cocktail Picos y el IEV alcanzaron la cota de -1.167 m en Torca Idoúbeda y la cota -1.589 m en la Torca'l Cuetu'l Cuevón (Torca del Cerro del Cuevón), que constituye la sima más profunda de España (Margaliano et al., 1998; Erra et al., 1999; Bigot, 2001). Cerca de estas cavidades, el GES del CMB exploró el Furacu'l Pulpu, de medio kilómetro de longitud y 235 m de profundidad (GES del CMB, 2000). Hacia el NE del macizo, en el entorno de Peña Castil el CADE, Sociedad Espeleológica Lenar (GEL) y el Grupo Espeleológico La Lastrilla (GELL) descubrieron la Torca Castil, de 1.019 m de profundidad y 3,3 km de desarrollo, y la Torca de la Paré de Carbonal, que en ese momento llegaba a los 2,2 km de longitud y 440 m de desnivel (CADE et al., 1997; Ogando, 2007a). En el Sur del Macizo Central, se organizaron numerosas expediciones en torno a la alineación de los picos Llambrión y Madejuno para buscar entradas altas de cuevas que permitan descubrir nuevos “menos miles”. En ella, la expedición belga-valenciana-británica “Proyecto Llambrión” fue la que obtuvo mayores éxitos con el hallazgo del Pozo de Madejuno, de 1.255 m de profundidad y 2,3 km de conductos (Masschelein y Cuyvers, 1997). A esto hay que añadir el Pozo Tras El Llambrión © G.E.V.

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de 786 m de desnivel, el Pozo Bajo El Sedo de 798 m de profundidad y el Pozo Torre de la Collada Ancha de 291 m de profundidad (Ferrer et al., 1995; Nichols, 1995; Gibson y Masschelein, 1997; Masschelein, 1998;). En el extremo SE de dicha zona, la ASC y el CESA exploraron la Torca de la Padiorna de 1,6 km de longitud y 836 m de desnivel, la Torca de la Nieve de 1,2 km de conductos y 683 m de desnivel (Figura 7E) y la Sima de las Mariquitas con 1,2 km de pasajes topografiados y 225 m de desnivel (Cerdeño y Sánchez, 2005). También cabe destacar el trabajo desde los 80s del GE Matallana en la Sima de la Horcadina, en el Sur del Macizo Central, donde logró alcanzar los 803 m de profundidad (Guerrero Navarro, 1994). En el Macizo Oriental se documentaron 13 km de nuevos conductos de cuevas incluyendo una sima que supera los -500 m de cota y 2 de entre 200 y 500 m de componente vertical, por parte de espeleólogos asturianos, madrileños y catalanes, fundamentalmente. La Asociación Deportiva GEMA y la Asociación Espeleológica Gijonesa (AEG) exploraron el Pozu Ḥoceḥerreru de 2 km de recorrido y 677 m de profundidad en Portudera (Carbajal Rodríguez et al., 1999). En Andara, la AD Kami, SE-OJE y EPE Espelunka alcanzaron los 456 m de profundidad y 2 km de longitud en la Torca Brañarredonda, y la cifra de 225 m de desnivel en la sima S-4. Estos mismos espeleólogos también llegaron a los 3 km de topografía en la Cueva de la Cabeza de Vaca, y a los 2,6 km en la Cueva Molino el Canal, cercana a Bejes. Etapa 6: 1999-2005 Tras la década de los 90s, en la cual se realizaron importantes descubrimientos, se sucedió un período de 5 años en los cuales se dieron a conocer un número menor de conductos kársticos. Esto fue debido a que el número de espeleólogos de muchas campañas disminuyó, transformándose muchas de ellas en colaboraciones “interclubs” entre varios grupos. Esta disminución ocurrió simultáneamente al descenso en el número de espeleólogos de la Federación Española de Espeleología y a los problemas internos de esta federación y de las distintas federaciones territoriales. Esto mermó el apoyo que realizaban las federaciones a las campañas espeleológicas. Con la incorporación del uso del GPS a inicio de los 2000, los grupos de espeleología comenzaron a organizar la documentación de las cuevas, volviendo a localizar y redescubrir cuevas exploradas durante los años 70 y 80. Esto propició la revisión muchas cavidades por espeleólogos diferentes que los que las exploraron por primera vez. El ánimo de estos nuevos espeleólogos de encontrar nuevos conductos vírgenes y las mejoras tecnológicas suscitó un cambio en la estrategia de la exploración que se haría bien patente a partir de 2005, cuando la revisión sistemática de cavidades exploradas pasó a ser un objetivo principal de las campañas espeleológicas. Entre 1995 y 2005 los grupos espeleológicos descubrieron en torno a 28 km de cuevas, fundamental-

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mente en los macizos Occidental y Central. Entre ellas destacan una nueva sima de más de 1.000 m de profundidad y 7 que superaron la cota de -500 m. En el Macizo Occidental, los grupos ingleses, polacos, catalanes, asturianos y leoneses documentaron 11 km de nuevos pasajes subterráneos que incluyen una sima de más de 1 km de profundidad, otra de más de 500 m de desnivel, y 4 cavidades de más de 300 m de verticalidad. En el NE de El Cornión, el OUCC descubrieron 1,7 km de galerías en el Pozu'l Ḥultayu y, junto a la SIE y otros grupos, conectaron el Pozu la Tormenta con el Asopladeru la Texa cerca de la Vega d'Ariu, conformando el Sistema Ḥulagua, que alcanza los 6,1 km de longitud total y 1.020 m de profundidad (Mumford y Cooper, 1999). También el SCW unió varias cuevas de hasta 706 m de profundidad al Sistema del Canalón de los Desvíos, que en 2006 ya tendrá 8 entradas, 6,6 km de desarrollo y 736 m de profundidad (Jędrzejczak, 2001, 2003, 2017; Grzela, 2004; Haba, 2005). Además, en el Pozu del Porru de los Garapozales, de 1,2 km longitud, los polacos llegaron a la cota -490 m. Junto a ellos, la Secció de Exploracións Subterràneas del Centre Excursionista de Valencia llegó a los 250 m de desnivel en la cueva A.01. Por su parte, los franceses del SCOF alcanzaron alrededor de 400 m de profundidad en el Pozu la Mazada y anunciaron la cota -480 en el Sistema la Ḥorcada l'Alba, después de comunicar el Gran Pozu de Xelu de la Ḥorcada l'Alba y el Pozu la Torre d'Enmediu. En el entorno de Cabeza Llerosos, la Asociación Deportiva GEMA exploró la sima LC-34 de 234 m de profundidad mientras que en la Vega de

Comeya, el SE Hades concluyó en 5.3 km de topografía en la Cueva l'Infiernu. Al Sur, espeleólogos italianos y franceses llegan a los 850 m de desnivel en el Pozo Vega Huerta (Verheyden et al., 2008). Por su parte, el Cave Diving Group y el Ensame Aguarón exploraron conjuntamente varias surgencias kársticas del Macizo Occidental, como la Cueva l'Agua de Culiembru en el Río Cares o la Cueva`l Oyu la Madre, donde nace el Río Casaño. Esta última cavidad se unió con la Cueva las Ḥoyosas por la AEG y el GE Diañu Burlón, superando el sistema los 1,5 km de desarrollo. En el Macizo Central, se topografiaron 12 km de nuevos conductos subterráneos, incluyendo un nuevo “menos mil” y 4 cuevas de entre 800 y 1.000 m de desnivel. En el Norte, el IEV y Cocktail Picos descendieron hasta los 996 m de desnivel en la Torca de las Saxífragas, uniéndola a la Torca'l Cuetu'l Cuevón (Torca del Cerro del Cuevón), pasando el sistema a incluir 5,4 km de pasajes subterráneos. También exploraron la sima JA-07 hasta los 460 m de profundidad y el Abisu´l Xelu hasta los 320 m (Estévez, 2011). En Peña Castil, el CADE, GELL, SEL y colaboradores conectaron la Torca La Carbonal a sus 800 de profundidad con Torca Castil, por lo que el desarrollo total del sistema es de 6 km. En la Torca Piedras Verdes se detuvieron a 950 m de profundidad (Fig. 8A y B), en la Torca de la Paré de La Carbonal a los 956 m de profundidad y en la Torca del Valle l'Agua a 371 m de desnivel (Ogando, 2007a y b). Hacia el Sur, el Proyecto Llambrión anunció un nuevo “menos mil”, la Torca de La Cornisa de 1.145 m de profundidad en 2005 (London y Masschelein, 2004).

Figura 8. (A) y (B) Espeleólogos españoles en la Torca de Piedras Verdes (Macizo Occidental) en 2005 (cortesía de E. Ogando). (C) Espeleobuceador del equipo francés-asturiano en Ḥuente l'Cuélebre (Macizo Oriental) en 2003 (cortesía de X. Manteca)

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Esta cueva fue comunicada por el GEM con Torca Magali, de 390 m de profundidad. Además, el trabajo de revisión de este mismo grupo les permitió alcanzar los 496 m de desnivel y 925 m de desarrollo en la Torca La Monda. En el Macizo Oriental se descubrieron 5 km de conductos, con dos cuevas profundas de más de 500 m de verticalidad. El Interclub Kami-Tracalet-Flash (ITTF) llegó a los 706 m de desnivel en la Torca del Jou Sin Tierre, y a los 452 m en la Torca de la Hendida, de 1,3 km de desarrollo (AD Kami, 2007; Rizzo, 2007). Por último, cabe destacar las exploraciones realizadas en las surgencias kársticas de los Picos de Europa por parte de la SIE, el Ensame Aguarón y la Commissión Regionale de Plongée Souterranie Languedoc-Roussillon Midi-Pyrénées de la Fédération Francaise d'Études et de Sports Sous-Marins, en las que se descubrió más de 3 km de conductos tras los sifones de, entre otras, Ḥuente Obar hasta los 3 km de desarrollo, Ḥuente d'Estragüeñas, Ḥuansabeli, Ḥuente l'Alisa, Ḥuente l'Cuélebre (Figura 8C) y Ḥuente la Redonda, donde se hallaron 2 km de galerías nuevas (Vasseur, 2004).

Etapa 7: 2006-2016 En la última década aumentaron notablemente los resultados de la exploración espeleológica debido a un número mayor de campañas de exploración, la consolidación del modelo de campañas interclub tras un periodo de transición, las mejoras tecnológicas y a que los espeleólogos se centraron en la revisión de simas ya conocidas en busca de nuevos conductos en su interior. El aumento del número de campañas espeleológicas vino principalmente de la mano de los grupos asturianos que concentraron sus esfuerzos en áreas por debajo de los 1.300 m de altitud y situadas en el Norte del Macizo Occidental. Las mejoras tecnológicas supusieron cambios en la iluminación de los espeleólogos y en el método de topografía espeleológica de las cuevas, que aún empleaban técnicas establecidas en los años 50 y 60. Así, se substituyó la luz de acetileno por la luz eléctrica tipo LED, que aumentó el campo de visión y aligeró los equipos espeleológicos. Por su parte, la cinta métrica, brújula y clinómetro fueron reemplazados por el medidor láser con brújula y clinómetro digital DistoX, que hizo más sencillos y rápidos los levantamientos topográficos de las cuevas. Además, la capacidad de los

Figura 9. (A) Espeleólogo francés del SCOF en el Pozu los Gemelos (Macizo Occidental) en 2013 (cortesía de J.F. Fabriol). (B) Espeleólogo francés en el Pozu Vega Huerta (Macizo Occidental) en 2007 (cortesía de M. Scipioni). (C) Espeleólogos leoneses del GEM en la Torca La Monda (Macizo Central) en 2016 (cortesía de J.M. Franco). (D) Espeleóloga española en la Torca'l Valle del Agua (Macizo Central) en 2016. (E) Espeleólogos catalanes en el Sistema de Xoan de la Cuadra (Macizo Central) en 2010 (cortesía de G. Sendra). (F) Espeleólogos españoles en la Torca del Jou Sin Tierra (Macizo Oriental) en 2013 (cortesía de A. Marcos). (G) Espeleólogos británicos de la LUSS en la Cueva del Nacimientu (Macizo Oriental) en 2011 (cortesía de M. Jones)

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taladros eléctricos aumentó con la entrada de nuevas baterías de mayor autonomía, lo que permitía aumentar los días de exploración y realizar más escaladas en el interior de las cuevas. Esta mayor autonomía de los taladros permitió la substitución de los anclajes artificiales tipo spit por otros más cómodos de usar, como el parabolts, o de varios usos, como los recientes tornillos roscados. Por su parte, el espeleobuceo incorporó el uso de recicladores de aire (rebreathers) y se extendió el empleo de trajes secos, permitiendo la exploración de sifones de mayor longitud, que también se traducirá en nuevos descubrimientos. Entre 2006 y 2016, los espeleólogos descubrieron 106 km de nuevos conductos de cuevas, localizándose la mayor parte de ellos en la vertiente norte del Macizo Occidental y entorno a las cumbres de Torre de la Palanca, Picu Madejuno y Peña Castil, en el Macizo Central. Entre estas cuevas destaca tres simas de 1.000 m de profundidad y una cueva de 12 km de longitud. En el Macizo Occidental se hallaron en torno a 65 km de nuevos conductos, desde las áreas bajas a las elevadas. En la parte alta de El Cornión, los franceses del SCOF alcanzaron los 560 m de profundidad en el Pozu Tres Marías-Torcu y cerca de los 430 m en el Pozu los Gemelos. Por su parte, los polacos del SCW, descendieron hasta los 775 m de desnivel en el Pozu la Torre Santa María de 2 km de longitud, y hasta los 671 m de profundidad en el Pozu de l'Aguya d'Enol con la ayuda del CEV, uniendo esta cueva al Pozu les Barrastroses y al Sistema Cembavieya (Jędrzejczak, 2017). De esta forma, el Sistema Cembavieya ya incluye 6 km de conductos con 890 m de desnivel. Hacia el Norte, los ingleses del OUCC descubrieron varios cientos de metros de conductos en el Sistema del Ḥitu, y junto al Cave Diving Group, lo unieron tras superar un largo sifón con la Cueva l'Agua de Culiembru. Así, este sistema pasó a tener 10,7 km de desarrollo y 1.260 m de desnivel. El OUCC también halló la Fisura Chica de 650 m de profundidad con ayuda del ERE y el Pozu la Tormenta, de 1.102 m de profundidad. En esta cueva se hallaron cerca de 2 km de nuevos conductos, algunos de ellos tras superar diversos sifones. En la zona sur del Macizo Occidental, se produjeron las últimas exploraciones en el entorno de Vega Huerta, a cargo de expediciones franco-belgas-italianas, que lograron alcanzar los 930 m de profundidad en el Pozo Vega Huerta (Verheyden et al., 2008). En esta década también se produjeron importantes descubrimientos por debajo de los 1.400 m de altitud a cargo de los grupos madrileños y asturianos. EL GET extendió hasta los 8,4 km el desarrollo de la Rede del Ḥungumia, mientras que el GE Diañu Burlón y AD Cuasacas anunciaron un desarrollo total de 3,5 km para el Frieru los Vaḥos (Cueva del Viento). El GEP y colaboradores exploraron el Sistema del Ḥaedu l'Osu (3,5 km de desarrollo y 220 m de profundidad), El Frailín de Camplengu (2,8 km de longitud, 247 m de profundidad), el Pozu la Texa (2,6 km de longitud, 215 m de profundidad), y el Pozu Llucia (2,3 km de longitud, 244 de profundidad) (Ballesteros et al., 2013, 2014; de Felipe et al., 2017). El AD GEMA revisó la Cueva'l © G.E.V.

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Trumbiu y aumentó su desarrollo hasta los 12 km y su desnivel hasta los 302 m, a la vez que la unía con el Pozu Ḥaciosu. Este grupo descendió hasta los 235 en la sima LC-5, hasta 201 m en la Torca'l Llobu, y halló cerca de 2 km en Torca Teyera, de 738 m de profundidad (Ballesteros et al., 2010). Finalmente, el CADE alcanzó los 715 m en Torca la Oveya y los 381 m en los Grayeros de Salinas, 350 m en la Torca'l Bicentenariu, 287 m en la Torca'l Frieru, 245 m en la sima SE-43, y descubrió la Cueva de la Mina de Pálvoras con cerca de 3 km de galerías y la Torca la Vieya de 1,6 km de longitud. En el Macizo Central los grupos espeleológicos descubrieron 35 km de conductos vírgenes. En el Sur, la expedición belga-valenciana llegó a los 1.507 m de desnivel en la Torca de la Cornisa-Torca Magali, que ya suma 6,5 km de desarrollo (Vila y Masschelein, 2008). Por su parte, el CSH y CESA descienden hasta los 490 y 283 m de desnivel en las torcas JO-26 y ES 27, respectivamente, mientras que el GEM superó en 20 m el kilómetro de profundidad de Torca La Monda y alcanzó los 943 m de profundidad en Torca Marino, de más de 4 km de longitud (GE Matallana, 2017). En el NO del Macizo Central, el IEV integró el Abisu'l Xelu con el Sistema'l Trabe, que ya alcanza los 9,2 km de longitud (Estévez, 2011), y la SIS alcanzó los 615 m de profundidad en Torca'l Mogu y los 443 m en el Sistema de Xoan de la Cuadra en el Valle de las Moñetas (SIS del CET et al., 2014, 2017). Al Norte de Peña Castil, el GELL y colaboradores obtienen grandes resultados: Torca de Piedras Verdes de 3,2 km de desarrollo y 1.265 m de desnivel, Torca del Valle l'Agua de 7,9 km de desarrollo y 974 m de desnivel, Torca de la Paré de Carbonal de 7,8 km de longitud y 993 m de desnivel, y Torca de las Moñas de 1,1 km de conductos y 385 m de profundidad (Ogando, 2007a y b; Colectivo espeleológico CastilMoñas-Tortorios, 2017). Por último, se descubrieron en torno a 5 km de conductos en el Macizo Oriental. En Andara, el GE MTDE y la AD Kami descendieron hasta los 1.203 m de profundidad en un nuevo “menos mil”, la Torca del Jou Sin Tierre, de 3,3 km de desarrollo (AD Kami, 2007; Rizzo, 2007). Además, ITTF descendió hasta los 394 m en la Torca del Canal del Valle. Mientras tanto, cerca de Tresviso la LUSS descubrió en torno a 1 km de nuevos conductos en la Cueva del Nacimientu, que ya supera los 12 km de longitud, con 595 m de desnivel. CONCLUSIONES La historia de la espeleología en los Picos de Europa comprende un período de 55 años de intenso trabajo, marcado por épocas con mayores descubrimientos ligados a las mejoras tecnológicas y a cambios en las estrategias de la exploración. Así, el uso de la cuerda facilitó el “boom” de los años 80, con el descubrimiento de 150 km de cuevas entre 1979 y 1989. Posteriormente, el uso de taladros eléctricos contribuyó a explorar 58 km de conductos entre 1993 y 1998 y un cambio en la estrategia de la exploración, centrada ahora en la revisión de cavidades existentes, y mejoras tecnológicas, permitieron explorar 106 km de pasajes

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subterráneos en la última década. Actualmente, la revisión de cuevas ya conocidas permite continuar descubriendo conductos vírgenes que aumentan considerablemente el desarrollo de las simas. Esto es bastante patente en cuevas explora das anteriormente a los años 90. No obstante, debido a lo agreste del relieve, es posible encontrar nuevas entradas de cavidades en zonas escarpadas y de difícil acceso, donde la documentación de cuevas es mucho menor. Estas zonas suelen encontrarse a más de 1-2 h caminando desde los principales campamentos espeleológicos. Este tipo de criterios podrían emplearse a la hora de seleccionar nuevas áreas de exploración donde concentrar las futuras exploraciones espeleológicas.

AGRADECIMIENTOS La recopilación documental que aquí se presenta fue posible gracias a la colaboración de los grupos espeleológicos GE Polifemo, GE Diañu Burlón, AD Cuasacas, SC Wroclaw, SIS, GES M Celtas, CastilTortorios-Moñas, AER, L' Esperteyu, SCOF, OUUC, GEMA, GE Gorfolí, GEM, IEV, GEG, BAT/STD, AEG, SIE, SSS, SCW, CES Alfa, ASC, GE Dubous, S Aténé Royal d' Ixelles, SC Saint Marcel, GS Matese, AS Italia Centrale, YUCP, Proyecto Llambrión, Cocktail Picos, HPS, GERSOP, CADE, WCC, GE Llubí, SE Anem, LUSS, CDG, GES del CMB, SEB Escar, Centro Doc. y Museo Esp., ERE-CEE. De forma personal, destacar la ayuda de J. Alonso, M. Borreguero, F. Cabal, J.A. Carbajal, J.A. Estévez, R., J.F. y H. Farbiol, P.G. Hendy, V. Ferrer, S. Ferreras, J.M. Franco, B. Hivert, J. Indurain, J. García, J. Guarro, M. Jędrzejczak, M. Laverty, X. Manteca, J.M. Miñarro, E. Ogando, I. Ortiz, C. Puch, J. Sánchez, J. Santa Eugenia, J.R. Sainz, E. Torrente, S. Verheyden, y P. Walker.

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Este trabajo ha sido publicado on-line con fecha 26/12/2017 Se citará como: BALLESTEROS, D. y SOLARES, P., 2017. Las exploraciones espeleológicas en los Picos de Europa tras 55 años de historia. Gota a gota, nº 14: 59-75. Grupo de Espeleología de Villacarrillo, G.E.V. (ed.)

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