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Staff Moderadora: Anna Banana

Traductoras:

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Kenni Tiago karlamirandar Vaviro78 Chubasquera Acl Jessy. ♥...Luisa...♥ Elena89 kary_ksk IzarGrim mitzi.C hermanaoscu

ra BeaG Mary Haynes CrisCras Annabelle Janusnelly SomerholicSwi ftie Anelynn Leii123 kass :) Max Escritora

Solitaria jhuli_eli perpi27 vaanicai Katita NatiiQuiroga Jessy. CoralDone Danny_McFly Mary Jane♥ Akires Lina Loops♥

Dunadae Val_17 eyeOc Chachii Mel Markham Findareasonto smile Julieyrr Aileen

Correctoras: Melii aimetz14 Lalu♥ Vericity Vannessa VR Alaska Young CrisCras *Cristi* Cami G.

Carolyn Daenerys itxi Verito Sofi Fullbuster Mel Markham mterx Chio Nat_Hollbrook

Lectura final: Maca Delos

Diseño francatemartu

Daniela Agrafojo NnancyC Elena Verlac Alessa meliizza SammyD Paltonika Joss

Índice

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Sinopsis

Capítulo 23

Prólogo

Capítulo 24

Capítulo 1

Capítulo 25

Capítulo 2

Capítulo 26

Capítulo 3

Capítulo 27

Capítulo 4

Capítulo 28

Capítulo 5

Capítulo 29

Capítulo 6

Capítulo 30

Capítulo 7

Capítulo 31

Capítulo 8

Capítulo 32

Capítulo 9

Capítulo 33

Capítulo 10

Capítulo 34

Capítulo 11

Capítulo 35

Capítulo 12

Capítulo 36

Capítulo 13

Capítulo 37

Capítulo 14

Capítulo 38

Capítulo 15

Capítulo 39

Capítulo 16

Capítulo 40

Capítulo 17

Capítulo 41

Capítulo 18

Capítulo 42

Capítulo 19

Capítulo 43

Capítulo 20

Capítulo 44

Capítulo 21

Capítulo 45

Capítulo 22

Sobre el autor

Sinopsis

R

ush le prometió para siempre…pero las promesas pueden romperse.

Dividido entre el amor por su familia y su amor por Blaire, Rush tiene que encontrar una manera de salvar a uno sin perder el otro. Al final, uno tiene que ser más importante. Dejar ir no es fácil. Blaire creía en su cuento de hadas…pero no se puede vivir en una fantasía. Su amor por Rush y el deseo de tener una familia la mantienen creyendo que pueden encontrar una manera para que esto funcione. Hasta que tiene que tomar la decisión correcta para el bebé y ella. Incluso si le rompe el corazón.

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¿Pueden encontrar el por siempre que ambos quieren o todo ha llegado… demasiado lejos? Too Far #3

Cuando encuentres tu razón para vivir, aférrate a ella. Nunca la dejes ir. Incluso si eso significa quemar otros puentes en el camino.

—Rush Finlay

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Prólogo Traducido por Anna Banana Corregido por Melii

Si no estuviera tan capturado por Blaire y la forma en que iluminaba la habitación, lo habría visto entrar. Pero no lo hice. No fue hasta que cesó el ruido a mi alrededor y todos miraron a la puerta a mis espaldas. Observando a Blaire, que seguía hablando con Woods y no había notado el cambio en la habitación, la puse detrás de mí en modo de protección antes de girar para ver quién había capturado la atención de todos.

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Los mismos ojos color plata gris que miraba todos los días en el espejo se encontraban fijos en mí. Había pasado bastante tiempo desde que había visto a mi padre. Normalmente nos manteníamos más en contacto, pero con la llegada de Blaire a mi mundo y completamente girándolo en su eje, no me había tomado ni el tiempo ni la energía para buscar a mi padre y hablar con él. Al parecer, él vino a buscarme esta vez. —Ese es tu padre —dijo Blaire calladamente a mi lado. Se había movido de donde la había puesto a mi espalda, y ahora sostenía mi brazo. —Sí, lo es.

1 Traducido por Anna Banana Corregido por Melii

Blaire

S

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in maquillaje escénico y la ropa de cuero negro, parecía una versión mayor de Rush. Tuve que caminar con rapidez para mantenerle el paso a Rush, quien tenía mi mano fuertemente estrechada en la suya mientras caminaba para alejarse de los otros invitados en el bar. Su padre guió el camino. No estaba segura si Rush estaba feliz de verlo o no. La única interacción que habían tenido fue cuando Rush le había indicado la puerta con un movimiento de cabeza. Era evidente que no quería que esta presentación tuviera una audiencia. Dean Finlay, el baterista más famoso del mundo, se detuvo varias veces durante el camino para firmar autógrafos. No sólo eran mujeres. Incluso un chico se había puesto en su camino para pedirle que firmara una servilleta del bar. El brillo amenazador en los ojos de Rush mientras trataba de sacar a su padre del local mantuvo al resto de los admiradores alejados. En su lugar, todos permanecieron en silencio mientras el baterista de Slacker Demon se dirigía hacia la puerta. La brisa de la noche era fría. Inmediatamente me estremecí y Rush se detuvo y envolvió sus brazos a mi alrededor. —Tenemos que ir a la casa. No voy a permitir que ella esté de pie aquí mientras hablamos. Hace demasiado frío —le dijo Rush a su padre. Dean finalmente se detuvo y me miró. Sus ojos lentamente me observaron y pude ver el momento exacto cuando notó mi estómago. —Dean, ésta es Blaire Wynn. Mi prometida. Blaire, él es Dean Finlay, mi padre —dijo Rush con voz tensa. No parecía querer presentarnos. —Nadie me dijo que iba a ser abuelo —dijo Dean en un acento lento. No estaba segura de cómo se sentía al respecto porque no había ninguna emoción en su rostro.

—He estado muy ocupado —fue la única respuesta de Rush. Eso era extraño. ¿Estaba avergonzado de decirle a su papá? Sentí mi estómago contraerse y comencé a alejarme de él. Sus brazos se apretaron a mi alrededor y pude sentir su atención en mí. — ¿Qué pasa? —preguntó, dándole la espalda a su padre y agachándose un poco para poder mirar directamente a mis ojos. No quería tener esta conversación delante de Dean. Podía sentir los ojos de su padre en ambos. Negué con la cabeza pero mi cuerpo aún estaba tenso. No podía evitarlo. El hecho de que no le había dicho a su padre me estaba molestando. —Voy a llevarla al coche. Nos vemos en casa —dijo Rush por encima de su hombro, pero manteniendo sus ojos fijos en los míos. Dejé caer mi mirada, deseando no haber reaccionado. Estaba haciendo una escena. Dean iba a pensar que era una princesa llorona. Abrí la boca para discutir cuando Rush envolvió su brazo alrededor de mi cintura y me guió hacia la Range Rover. Estaba inquieto. No le gustaba verme molesta, algo en lo que teníamos que trabajar. Me iba a enojar. Él no podía controlarlo.

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Rush abrió la puerta del lado del pasajero y me levantó para subirme como si tuviera cinco años. Cuando él pensaba que estaba molesta, comenzaba a tratarme como si fuera una niña. Realmente necesitábamos trabajar en eso, también. Ni siquiera había cerrado su puerta antes de mirarme. —Algo anda mal. Necesito saber qué es para poder arreglarlo. Suspiré y me recargué contra el asiento. Era mejor terminar con esto aunque estaba siendo un poco quisquillosa al respecto. —¿Por qué no le has dicho a tu padre sobre el bebé? Rush se acercó y puso su mano sobre la mía. —¿Ese es el problema? ¿Estás molesta porque no le he dicho a Dean? Asentí con la cabeza y mantuve mis ojos en nuestras manos apoyadas en mi pierna. —No he tenido tiempo para buscarlo. Y sabía que iba a venir cuando se lo dijera porque él querría conocerte. Aún no estaba preparado para compañía. Especialmente la suya. Estaba siendo tonta. Últimamente mis emociones estaban en alerta máxima. Alcé los ojos y me encontré con su mirada preocupada. —Está bien. Lo entiendo.

Rush se inclinó y me besó en los labios suavemente. —Lamento haberte molestado —susurró antes de presionar un beso más en la esquina de mi boca para después echarse para atrás. En momentos como estos era cuando me volvía gelatina. —Él está aquí ahora. Por lo tanto, vayamos a ver qué lo trajo antes de que mi madre se entere. Te quiero para mí solo. No me gusta tener a mi jodida familia por aquí. Rush no soltó mi mano mientras encendía el motor y se dirigía hacia la calle. Apoyé la cabeza en el asiento y di la vuelta para poder mirarlo. Su mandíbula sin afeitar lo hacía parecer mayor y salvaje. Demasiado sexy. Me gustaría que no se afeitara más a menudo. También me gustaba cómo se sentía. Se había quitado su arete y casi nunca lo usaba. —¿Por qué crees que está aquí? —le pregunté. Rush me miró. —Tenía la esperanza de que fuera para conocerte. Pero no creo que supiera sobre ti. Parecía sorprendido. Lo que significa que esto podría tratarse de Nan.

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Nan. Su hermana no había vuelto a Rosemary desde su salida del hospital. Rush no parecía estar preocupado por ella, pero la amaba. Odiaba ser yo la razón por la que se mantenía alejada. Ahora que sabía quién era su verdadero padre y que yo nunca le había quitado nada, esperaba que pudiéramos ser amigas por el bien de Rush. No parecía que fuera a suceder. —¿Crees que Nan fue a ver a Kiro? —le pregunté. Rush se encogió de hombros. —No lo sé. Ella parece diferente desde su accidente. El coche se detuvo enfrente de la gran casa de playa que fue comprada para Rush por su padre cuando él apenas era un niño. Rush apretó mi mano. —Te amo, Blaire. Estoy malditamente orgulloso de que vayas a ser la madre de mi hijo. Quiero que todos los sepan. Nunca dudes de eso. Mis ojos se llenaron de lágrimas y asentí con la cabeza antes de levantar su mano y besarla. —Me pongo emocional. Tienes que ignorarlo cuando eso me sucede. Rush negó con la cabeza. —No puedo ignorarte. Quiero tranquilizarte. La puerta del lado del pasajero se abrió y volví mi cabeza para ver a Dean Finlay de pie allí con una sonrisa en el rostro. —Deja salir a la mujer del coche, hijo. Es hora de que conozca a la madre de mi nieto.

Dean tendió su mano y puse la mía en la suya sin saber qué más hacer. Sus dedos largos se cerraron alrededor mío y me ayudó a bajar del Range Rover. Rush estaba allí inmediatamente para quitar mi mano de la de su padre y acercarme a él. Su padre se echó a reír y sacudió la cabeza. —Que me condenen. —Vamos adentro —respondió Rush.

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2 Traducido por Kenni Tiago Corregido por Melii

Rush bebé.

D

ean se acercó al sofá y se sentó antes de sacar un paquete de cigarrillos. Mierda. No quería enfrentarlo en este momento. —No se puede fumar aquí o cerca de Blaire, para el caso. Es malo para el

Dean arqueó una de sus cejas. —Demonios, chico, estoy malditamente seguro de que tu mamá fumó cigarrillos cuando estaba embarazada de ti.

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No tenía ninguna duda de que hizo eso y más. De ninguna manera expondría a mi hijo a eso. —Eso no significa que sea saludable. Blaire no es para nada como mamá. Ante la mención de su nombre, Blaire entró en la sala de estar con dos cervezas. No le había pedido que las buscara. No quería que lo hiciera. Pero lo hizo de todos modos. Me acerqué y la encontré a mitad de camino. —No tenías que hacer esto —le dije tomando las botellas de sus manos y depositando un beso en su sien. —Lo sé. Pero tenemos un invitado. Quiero que se sienta bienvenido. La dulce sonrisa en sus labios hacía difícil concentrarse en mi padre. Quería llevarla al dormitorio. —Tráeme la cerveza, chico, y dejar de ser tan malditamente arrogante. Vas a ahogar a la chica. No sé qué coño se ha metido en ti. Una pequeña risa salió de los labios de Blaire y decidí pasar por alto sus palabras ya que la hizo reír. —Ten —le dije, acercándole la cerveza—. Ahora, ¿por qué está aquí? —¿Qué? ¿No puede un padre venir a ver a su hijo cuando quiere? —Es Rosemary. Nunca vienes aquí.

Dean se encogió de hombros y tomó un trago de su cerveza, y luego pasó un brazo sobre el respaldo del sofá y apoyó sus dos pies sobre la mesa de café. —Tu hermana es una puta demente. Está jodidamente loca. Necesitamos ayuda. Se trataba de Nan. Supuse que lo sería. Me senté en la silla frente a él y le tendí la mano a Blaire. No quería que ella estuviera de pie, y quería que se sintiera bienvenida en nuestra conversación. Se acercó y tiré de ella para que se sentara en mi regazo. —¿Qué ha hecho Nan? —le pregunté, casi con miedo de oír la respuesta. Dean tomó otro largo trago de su cerveza. A continuación, se pasó la mano por el lanudo pelo largo. —La pregunta es, ¿qué no ha hecho? La maldita chica está provocando un infierno. No podemos ni descansar. Terminamos la gira hace dos semanas y volvimos a Los Ángeles para disfrutar de un tiempo de inactividad. Ella se presentó y desató el infierno. Nadie está relajándose. Kiro no sabe qué hacer con ella. Necesitamos un poco de ayuda.

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Sabía que Nan había estado tranquila, pero no esperaba que fuera a Los Ángeles y buscara a Kiro. Ella sabía que mi padre y Kiro compartían una mansión de Beverly Hills. Habían estado viviendo en ella cuando no estaban de gira. Kiro se había casado un par de veces y se había mudado durante esos tiempos, pero después de cada divorcio, volvía. Era conocida como la mansión Slacker Demon. Nadie nunca estaba realmente seguro de que los miembros de la banda estuvieran en la residencia en un momento dado. —¿Se está quedando en la mansión? —le pregunté. Papá levantó las cejas. —¿Me veo como un idiota para ti? Joder, no, ella no se queda ahí. Sólo aparece todo el maldito tiempo. Está haciendo exigencias y mierda. Kiro ha tratado de suavizar las cosas y formar algún tipo de relación con ella, pero Nan no lo deja. No quiere escuchar y... bueno, se enteró que él tiene otra hija. No le sentó muy bien. Al parecer, ella no sabía sobre el hijo de Kiro todavía, pero Mase nunca estaba alrededor. —Debe estar tan molesta —dijo Blaire con preocupación real en su voz. Cómo Blaire podía sentir simpatía alguna por Nan, no lo sabía—. Necesitas ir a verla. Ayudarle a lidiar con esto y ver si puedes ayudarla a formar algún tipo de relación con Kiro. Empecé a protestar, pero Dean me cortó. —Ya me gusta esta chica. Eso es exactamente lo que necesitas hacer. Tu habitación está vacía y sabes que es cómoda. Trae a Blaire contigo y así me dará la

oportunidad de conocerla y pasar tiempo con ustedes. Si no lo haces, Kiro puede terminar matando a Nan. Blaire me apretó el hombro. —Creo que deberíamos ir. Nan te necesita. Eché la cabeza hacia atrás y alcé la vista hacia ella. —¿Por qué te importa lo que Nan necesite? —le pregunté con asombro. —Porque la amas —fue su simple respuesta. —Eso es lindo. Ahora, basta de Nan. Quiero saber para cuándo tiene fecha el bebé y cuándo es la boda —dijo Dean con un tono alegre. Muy diferente al que estaba usando cuando habló de Nan. Blaire miró a mi padre y le sonrió. —Tengo veinte semanas de embarazo. El bebé no se espera hasta mediados de abril. En cuanto a la boda, nos íbamos a casar en dos semanas, pero no quiero que estrese a Rush. Prefiero posponer la boda y lidiar con los problemas familiares primero. No hemos enviado las invitaciones ni nada. Así que el cambio de fecha no es un problema. —No. No voy a esperar más tiempo para cambiar tu apellido —discutí, pero Blaire puso su dedo sobre mis labios.

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—Shhh. No quiero discutir sobre esto. No podré disfrutar de nuestra boda sabiendo que hay problemas familiares que atender. Vamos a gozar de Acción de Gracias con nuestros amigos como habíamos planeado y luego iremos a Los Ángeles y ayudaremos a Nan. Una vez que todo esté resuelto, entonces podremos concentrarnos en nuestra boda. No quería esperar. Odiaba la idea de que ella siguiera siendo Blaire Wynn mientras nuestro bebé crecía en su interior. Quería que tuviera mi apellido, para que el mundo supiera que la quería a ella y a mi bebé. Pero el brillo determinado de sus ojos me dijo que no iba a ganar esta discusión. —Sólo quiero que seas feliz —respondí finalmente. Blaire me besó la punta de la nariz. —Ya lo sé. Esa es una de las muchas razones por las que te amo. —Si van a esperar hasta después de Acción de Gracias para ir a Los Ángeles y hacerle frente a esa hermana tuya, entonces yo también. Además, hace años que no paso Acción de Gracias contigo —anunció mi padre. No estaba seguro de cómo me sentía sobre eso. —Nos encantaría tenerle aquí, señor Finlay —le informó Blaire, sonriendo alegremente como si lo dijera en serio. Joder. Iba a tener que dejar que sucediera.

—Sólo llámame Dean, cariño. Ya somos familia. La mirada complacida en sus ojos me hizo sonreír. Tal vez tener a mi padre en Acción de Gracias no sería tan malo, después de todo. Si puede hacer que Blaire sonría así, entonces lidiaré con ello.

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3 Traducido por Karlamirandar Corregido por Aimetz14

Blaire

H

ablar sobre Acción de Gracias me recordó a mi madre. Ésta será mi primera festividad sin ella. Mientras más comprendía eso, más difícil se volvía respirar. Forcé una sonrisa y me excusé antes de correr por las escaleras para tomar una ducha. Rush necesitaba algún tiempo a solas con su padre, de todos modos.

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Dejé que las lágrimas que estaba conteniendo cayeran libremente mientras me desnudaba y entraba en la regadera. El agua caliente cayó sobre mí mientras lloraba. El año pasado había cocinado nuestra comida de Acción de Gracias y la habíamos comido juntas en el comedor. Sin amigos o familia. Sólo nosotras dos. También lloré esa noche. Porque muy en el fondo sabía que era mi último Acción de Gracias con mi madre. Los recuerdos de años pasados, cuando Valerie y papá estaban ahí, eran agridulces. Mi corazón dolía por todo lo que perdimos. No había pensado en nada que pudiera doler tanto, pero ahora sabía que estaba equivocada. Enfrentar las festividades sin mi mamá iba a ser difícil. Ella amaba Acción de Gracias y Navidad. Siempre comenzábamos a decorar la casa para Navidad en el día de Acción de Gracias. Luego nos sentábamos y veíamos Blanca Navidad1 juntas esa noche mientras comíamos los sobrantes de pavo y boniato a la cacerola. Esa era nuestra tradición. Incluso después de que perdiéramos a Valerie, y papá nos dejara. Este año todo sería diferente. Sabiendo que Rush estará conmigo y que estaba empezando una nueva familia de mi propio aliviaba el dolor. Sólo deseaba que mi madre pudiera estar aquí para verme así de feliz. La puerta se abrió y me giré para ver a Rush entrar al baño. Estaba frunciendo el ceño. Se detuvo y me estudió un momento antes de quitarse su 1

En el original White Christmas, película de comedia norteamericana producida en 1954.

camisa y tirarla en el suelo de mármol. Luego desabrochó sus pantalones y salió de ellos y de sus bóxers. Lo miré mientras entraba en la ducha. —¿Por qué estas llorando? —preguntó, acunando mi cara en sus manos. Sabía que la ducha había lavado mis lágrimas, pero mis ojos debían estar rojos. Sacudí mi cabeza y le sonreí. No quería preocuparlo con mis emociones. —Te escuché cuando abrí la puerta del dormitorio. Necesito saber por qué, Blaire. Suspire, puse mi cabeza en su pecho y luego le rodeé la cintura con mis brazos. Había perdido tanto, pero Dios lo había arreglado dándome a Rush. Sólo necesitaba recordar cuán bendecida realmente estaba. —El hecho de que es mi primer Acción de Gracias sin mi mamá como que me pegó —admití. Los brazos de Rush se apretaron a mi alrededor. —Lo siento, nena — susurró en mi cabello mientras me sostenía. —Yo también. Desearía que pudieras haberla conocido; quiero decir, ahora que eres mayor. Desearía que pudiera ver cuánto creciste. —Desearía poder, también. Estoy seguro que era perfecta como tú.

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Sonriendo, quería diferir. No era ni cerca de ser perfecta como mi madre. Ella era una de esas personas especiales que el mundo no ve muy a menudo. —Si el que mi padre esté aquí va a ser difícil para ti, lo mandaré a lejos. Quiero hacer de esto un buen recuerdo para ti. Todo lo que pueda hacer para ayudar, sólo dímelo y lo haré. Lágrimas gotearon libremente por mi cara de nuevo. Las estúpidas hormonas del embarazo me hacían llorar muy a menudo. —Tenerte conmigo lo hace todo mejor. Simplemente hablar sobre eso me sumerge. Mamá amaba Acción de Gracias. Sabía que el año pasado era el último que pasaríamos juntas. El día entero traté de hacerlo especial para ella. Y para mí. Sabía que necesitaría ese recuerdo. Rush frotó mi espalda en pequeños círculos y me sostuvo en silencio. Nos quedamos ahí quietos mientras el agua caía sobre nosotros por varios minutos. Finalmente se alejó lo suficiente como para mirarme. —¿Puedo bañarte? — pregunto. Asentí, sin saber exactamente a qué se refería. Alcanzó uno de los paños limpios apilados fuera de la ducha y agarró una de las botellas de gel de baño. Luego empezó a lavar mi espalda y hombros. Levantó mis brazos como si fuera un niño y los lavó completamente.

Me paré y lo observé mientras se concentraba en limpiar cada centímetro de mi cuerpo. No lo hizo sexual, lo cual me sorprendió. En cambio, fue más dulce e inocente que cualquier otra cosa que jamás habíamos hecho. Sus manos no se detuvieron mientras lavaba entre mis piernas. Sólo apretó sus labios una vez contra mi estómago mientras se arrodillaba delante de mí y lavaba mis piernas y pies. Una vez que terminó, se levantó y empezó a enjuagar mi cuerpo con su manos. Cada toque parecía casi reverente. Como si estuviera adorándome en vez de bañarme. Cuando mi cuerpo estuvo limpio, pasó a mi cabello. Cerré los ojos cuando sus manos masajearon mi cráneo. Mis rodillas se debilitaron un poco por el placer. Rápidamente Rush enjuagó el champú de mi cabello y luego puso el acondicionador, dándole la misma atención antes de enjuagarlo de mi cabello bajo el agua limpia, de nuevo. Mi cuerpo estaba relajado por los mimos. Estaba casi perezosa. Rush cerró el agua y alcanzó dos toallas grandes. Una la enrolló en mi cabello y la otra alrededor de mi cuerpo. Luego me levantó, me cargó hasta la cama, y me acostó.

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—Sólo descansa. Ya vuelvo —susurró antes de besar mi frente y caminar de regreso al baño. La vista de su trasero desnudo era tentadora y quería quedarme despierta. Tenerlo tocándome de esa manera me había excitado aunque no hubiera sido su intención. Traté de esperarlo pero mis ojos se volvieron pesados y me desvanecí.

***

Me acurruque más en la calidez. Olía a sol y aire del océano. Suspirando con satisfacción, froté mi mejilla contra el cómodo calor. Se rió. Mis ojos se abrieron y el pecho desnudo de Rush estaba presionado contra mi cara. Sonriendo, lo besé y levanté la mirada hacia él. La sonrisa entretenida en sus labios me hizo soltar una risita. —Eres como un gatito en las mañanas —dijo con una profunda voz ronca. Debió haberse levantado recién, también. —Si no te sintieras tan bien, no estaría buscándote para frotarme contra ti mientras duermo. Rush parpadeó. —Entonces estoy contento de que me sienta bien, porque tu dulce trasero no se frotará contra nadie más. Podría matar a alguien.

Amaba a este hombre. —Lamento haberme quedado dormida tan pronto anoche. Rush sacudió su cabeza. —No lo estés. Amo saber que te relajé y que fue fácil para ti dormir. No me gusta verte triste. Amaba malditamente mucho a este hombre. Estirándome contra él, deslicé mis dos manos detrás de su cuello y presioné mi cuerpo contra el de él. Apreté mis piernas por el hormigueo de la anticipación cuando su erección rozó mi muslo. Lo necesitaba esta mañana. Luego del momento dulce de anoche, necesitaba sentirme completamente conectada ahora. —Hazme el amor —susurré metiendo mi cabeza en el hueco entre su cuello y su hombro.

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—Será un placer —murmuró y deslizó sus manos entre mis muslos. Levantó una de mis piernas para que descansara en su cadera. Estaba totalmente abierta y la sensación de estar expuesta me excitaba. Sus dedos rozaron el interior de mis muslos, tentándome apenas rozando mi necesitada entrada hinchada. Gimoteé, esperando a que se apresurara, pero no estaba apurado. En cambio, parecía hacerlo peor. Sus ásperos dedos trazaron patrones desde mis rodillas hasta lo alto de mis muslos de ida y vuelta. Estaba segura de que su juego vergonzosamente húmeda. —Rush, por favor.

había

causado

que

estuviera

—¿Por favor qué, dulce Blaire? ¿Qué quieres que haga? Ya le había dicho lo que quería. Aparentemente, quería escuchar más. Rush y su sucia plática siempre me excitaba. —Tócame. —Te estoy tocando. —Toca más arriba —supliqué. Él quería que hablara sucio. Lo voy a tentar, también. Pasó un dedo por el pliegue de mis muslos, agarré sus brazos con fuerza y temblé. Estaba tan cerca. —¿Aquí? —preguntó. Me moví para que su dedo se deslizara más cerca. Comenzó a mover su mano y se detuvo. —Mierda —gimió deslizando un dedo dentro de mí lentamente—. Tan mojada. No puedo provocarte cuando estás tan mojada — susurró.

Grité mientras gentilmente corría su dedo sobre mi clítoris. Me tenía completamente abierta y tener sus manos tocándome me ponía más loca. Quería más. —Mi dulce chica está tan lista para mí —dijo moviendo dos dedos dentro de mí y presionando contra mi punto G. El llanto ruidoso que arrancó de mí era más de lo que podía manejar. Agarró mi cintura y me posicionó antes de lentamente hundirme sobre su pene. — Maldita sea, ¿cómo se volvió tan apretado? —gruño, apretando mis caderas y balanceándose contra mí mientras me sentaba en él tomando cada centímetro dentro de mí. Esto era lo que quería. Estar llena. De Rush.

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4 Traducido por vaviro78 Corregido por Aimetz14

Rush

B

laire no estuvo de acuerdo con mi idea de quedarnos en nuestra habitación desnudos todo el día. Insistió en que nos vistiéramos y pasáramos el tiempo con Dean. Yo opinaba que él entendería mi deseo de permanecer encerrado con Blaire, pero ella discrepó. Así demostró lo poco que sabía de la vida de mi padre como estrella de rock.

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La dejé secándose el pelo y me dirigí escaleras abajo para comenzar a preparar el desayuno. Ella no había comido mucho anoche en la fiesta, luego había vuelto a casa y se fue a dormir antes de que pudiera cenar. Dean estaba de pie en la cocina sacando artículos de la nevera y colocándolos en la isla. Me quedé ahí y lo observé un momento tratando de averiguar qué estaba haciendo. Sacó la leche, luego hizo una pausa y me miró. —Buenos días. No estaba seguro de que saldrías de la habitación hoy, por la forma en que la perseguiste anoche escaleras arriba cuando se fue. Iba a tentarlos a ambos con el desayuno. Me apoyé atrás del mostrador y crucé los brazos sobre mi pecho. —Traté de mantenerla arriba conmigo. Insistió en venir a verte —expliqué. Dean rió. —De tal palo, tal astilla. —Yo no soy como tú. La mujer que deje embarazada llegará a quedarse en mi corazón. Me casaré con ella y pasaré el resto de mi vida haciendo todo lo posible por hacerla sonreír. Dean cerró la puerta de la nevera y me estudió. Podía decir que él no esperaba que palabras como esas salieran de mi boca. La última vez que había pasado tiempo con él había tenido una chica diferente en mi cama todas las noches.

—¿Qué la hace diferente? Has estado con muchas chicas. ¿Por qué ella? —Si él no estuviera verdaderamente curioso, me habría cabreado. Pero sólo me conocía antes de Blaire. —Cuando entró en mi casa por primera vez y puse los ojos en ella, me sentí atraído. Esa parte fue fácil. Pero luego llegué a conocerla. No era como cualquier otra chica que hubiera conocido alguna vez. Estaba tan decidida cuando debería haber estado desanimada. Su vida le había dado una mierda y estaba luchando por vivir. No estaba dispuesta a dar marcha atrás o rendirse. La admiraba. Entonces logré probarla y me hundí. Ella es todo lo que quiero ser. Una lenta sonrisa se extendió por el rostro de Dean y luego asintió. —Bueno, está bien, entonces. Supongo que sabes más acerca de la vida que tu viejo porque ninguna mujer me hizo sentir así. Me alegra que lo encontraras. Eso es raro, chico, así que agárrate fuerte. No va a llegar otra vez. Nunca tuve la intención de dejarla ir. Dean miró a su alrededor. —¿Dónde están los tazones para mezclar? Voy a hacerle a la mamá de mi nieto unos huevos revueltos. Mi corazón se apretó. —En el segundo estante a la izquierda de la cocina.

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—Tú haz el tocino. Ella necesita proteínas —dijo mientras conseguía un tazón. No iba a discutir. Siempre me aseguraba de que comiera bien en las mañanas. —Querrá waffles, también. Tengo una plancha para eso —dije. Dean asintió. —Es bueno saber que has estado cuidando de ella. Trabajamos en silencio durante unos minutos. Quería preguntarle sobre Nan y Kiro, pero no quería que Blaire bajara y fuera lo primero que escuchara. Me gustaba que disfrutara su desayuno. Hablar sobre Nan nunca era una experiencia agradable. —Supongo que sabes que Grant ha estado viendo a Nan —dijo Dean mientras batía los huevos. Me quedé helado. ¿Qué? ¿Lo había oído bien? —Le advertí que estaba tan loca como su mamá y que necesitaba correr como el infierno. Sé que es tu hermana y la quieres, pero la chica es como un veneno. Un muchacho como Grant no necesita eso. Él siempre ha sido un buen chico. Odio ver que lo mastica y lo escupe. Todavía no podía encontrar las palabras. Grant y Nan... ¿cómo diablos había sucedido eso? Si alguien sabía lo inestable que era Nan, era Grant. Había crecido

viendo la mierda que había sido transmitida por mi madre y el padre que nunca la reconoció. —Grant trató de venir a hablar con ella, pero huyó con un chico que había conocido en un club, justo en frente de él. Creo que se hartó. Se alejó de ella. O eso espero. Finalmente bajé la mezcla de waffles porque había estado de pie allí sosteniéndola mientras miraba a mi padre como si estuviera hablando tonterías. — ¿Grant... estaba con Nan? —La incredulidad en mi voz llamó la atención de Dean. Se volvió para mirarme. —Sí. Adivino por la mirada en tu cara que no lo sabías. Han estado saliendo por un tiempo, por lo que sé. El pobre hombre parecía realmente interesado en ella. Pero Nan es como su mamá. Grant tiene suerte de salir ahora. —¿Cómo? Dean sacudió la cabeza. —Me preguntaba lo mismo.

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No podía hablar de esto con él. Salí de la cocina hacia las puertas dobles que conducían al porche trasero. Una vez que estaba fuera, saqué mi teléfono y marqué el número de Grant. Nos contábamos todo el uno al otro. Sin embargo, él había estado saliendo con mi hermana y nunca dijo una palabra. —Hola, hermano —me saludó su voz alegre. —Sé lo de Nan —fue todo lo que dije. Grant dejó escapar un suspiro de cansancio. —Tenía la esperanza de que yo podría contarte al respecto. Quería hacerlo. Es sólo que... ella no quería que lo hiciera, y luego tuvo el accidente. Entonces, bueno... se acabó. Ha dejado muy claro que no quiere nada serio conmigo. No puedo soportar que se acueste con cualquiera. No fue sólo sobre sexo. Yo nunca habría hecho eso con Nan. Ya lo sabes. Realmente me gustaba. Tal vez me importaba demasiado. Me dejé caer en la silla a mi lado y me quedé mirando el océano. —¿Por qué no me lo dijiste? —Quería hacerlo. Ella me imploró que no te contara. Me importaba ella, Rush. Quería que funcionaran las cosas. Hice lo que me pidió. Pero me sentía como una mierda mintiéndote al respecto. ¿Le había importado Nan? Guau. —Dean dice que has terminado con ella. —Ella terminó conmigo. No puedo jugar a sus juegos.

Amaba a mi hermana, pero también quería a Grant. Ella le rompería el corazón. No era buena para él. Mi padre tenía razón. Grant necesitaba a alguien que lo pudiera amar. No estaba seguro de que Nan fuera capaz de eso. El alivio de que hubiera terminado con ella no era porque no los quería juntos, sino porque odiaba pensar en Nan haciéndole a Grant, lo que mi madre hizo en su pasado a los hombres que la amaban. Grant merecía más que eso. —Ella no puede hacer feliz a nadie hasta que encuentre una manera de ser feliz. Ahora tiene tanto resentimiento, que hará miserable a cualquier persona que se le acerque demasiado. No dejes que te haga eso. Grant se mantuvo en silencio por un minuto. —No siempre es una perra. Una parte de mí estuvo enamorado de ella por un momento. Luego terminó por recordarme lo difícil que sería amarla. —Amo a mi hermana. Pero te mereces más. Nan no está completa. En realidad, no. Tiene demasiados problemas. —Gracias. Pensé que esta conversación iría muy diferente. No esperaba que estuvieras preocupado por mí.

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—Eres mi hermano. Quiero lo mejor para ti también. Quiero que tengas lo que yo tengo. Vé a buscar eso. Grant dejó escapar una risa que sonaba como que no creía que eso fuera posible. —Esa es una tarea muy difícil de cumplir.

5 Traducido por Chubasquera Acl Corregido por Lalu♥

Blaire

E

ntré en la cocina para ver a Dean Finlay fritando tocino y silbando la melodía de uno de los hits de Slacker Demon. No pude evitar la sonrisa que apareció en mi cara. Volteó su cabeza y su mirada se encontró con la mía. La expresión en su rostro era una que nunca había esperado ver en una estrella de rock famosa. Me recordaba a un padre.

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—Buenos días, cariño. Te estoy haciendo a ti y a ese pequeño nieto mío algo de desayuno. Tuve ayuda, pero me temo que le dije a Rush algo que no sabía y lo sorprendió un poco. Salió a hacer una llamada telefónica. Volverá en unos pocos minutos —dijo mientras cocinaba el tocino y ponía cada rebanada en un papel de cocina sobre un plato. Miré a las ventanas detrás de él para ver a Rush hablando por teléfono atentamente. —¿Qué le contaste? —pregunté, interrogándome si debería ir a ver como estaba. —Grant y Nan han estado en algo por un tiempo. Nan finalmente arruinó las cosas por última vez y se acabó. Rush no sabía nada sobre eso. Mi boca calló abierta mientras sus palabras se hundían. ¿Nan y Grant? ¿En serio? —Me sorprendió como el infierno a mí también. No pensé que ese chico fuera estúpido. Supongo que aprendió de la manera difícil que no porque sea bonita significa que brilla. Miré afuera a Rush. Él estaba de pie y dejando caer su teléfono en el bolsillo. Me pregunté si había llamado a Nan o a Grant. —¿Por qué no tomas asiento y me dejas prepararte un plato? ¿Te gusta el jugo de naranja, la leche o ambos? El bebé probablemente necesite un poco de ambos.

Volví mi atención de regreso hacia Dean mientras él estaba de pie sosteniendo un plato con tocino, huevos y waffles en él. ¿Había cocinado todo eso para mí? —Guau, luce delicioso —respondí. —Lo es. Hice un desayuno asesino. Ahora ve a sentarte y déjame alimentarte. Mordí mi labio inferior para evitar sonreír como una idiota y tomé un asiento en la mesa. Rush abrió la puerta y entró otra vez justo en el momento en que su padre ponía un plato frente a mí. —No te preocupes por tu bonita prometida. Lo tengo todo arreglado. Rush sonrió con suficiencia a su padre y luego se dirigió a mí. Se inclinó y me besó en la cima de la cabeza. —Luces hermosa —susurró. —¿Estás bien? —pregunté, incapaz de contener mi preocupación. Necesitaba saber que no estaba molesto por Grant y Nan. —Sí, estoy bien. Creo que Grant entró en razón y todo va a estar bien.

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Fruncí el ceño. ¿Grant entró en razón? ¿Qué quería decir? —Hablaremos de eso más tarde. Come —dijo con un guiño y se acercó a prepararse él mismo un plato. Dean puso un vaso de jugo de naranja y uno de leche frente a mí, y luego tomó asiento a mi izquierda. Estaba sosteniendo una taza grande de café en sus manos, pero eso era todo. —¿No vas a comer? —pregunté mientras él tomaba de la humeante taza. Sacudió su cabeza. —No. Sólo bebo en el desayuno. Rush puso su plato al otro lado de mí. Lo había llenado con todo lo que sobraba. Al parecer, tenía hambre. —Lo siento, no pude ayudarte a terminar, pero gracias por cocinar. —Me alegra haberlo hecho. Ha pasado bastante tiempo desde que te preparé el desayuno —respondió Dean. Me gustaba ver a Rush con su padre. Parecían normales. Estaba llegando a ser parte de su familia de esta manera. Dudaba que alguna vez pudiera obtener esta oportunidad con su madre y su hermana, pero su padre parecía aceptarme. —Ahora que sé que puedes cocinar, voy a tomarte como voluntario para ayudarme con la cena de Acción de Gracias —le informé a Dean.

Él sonrió. —Me encantaría. Han pasado años desde que he tenido una de esas, también. Tengo muchas ganas de pasarlo con ustedes dos. La sonrisa de satisfacción en el rostro de Rush me hizo poner cálida. —Iré a la tienda de comestibles hoy a comprar el resto de nuestros suministros. —Iré contigo —replicó Rush. —No, te quedarás aquí con tu padre. Podrían ir a jugar un partido de golf o algo. Puedo coger lo que necesitamos sola. Además, creo que Bethy quiere compañía. Va a hacer la cazuela de maíz y pastel de calabaza para mañana. —Me niego al puto golf. Pero pasar el día poniéndonos al tanto suena bien. Podríamos ir a Destin y ver la nueva película de James Bond. He estado esperando para verla. Incluso te llevaré a almorzar. Podía decir por la mirada en el rostro de Rush que no quería ir y sabía que sólo era porque odiaba estar tan lejos de mí. Me estiré y apreté su mano con fuerza. —Eso suena divertido. Vayan a hacer eso, y yo voy a tener tiempo para estar con Bethy.

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Rush asintió, pero me di cuenta que no había querido ceder. Tomé un bocado de mis huevos y sonreí más a Dean. —Son tan buenos. Gracias. Él me sonrió. Me alegré de que estuviera aquí. Estas fiestas no estarían completas sin nuestros padres.

***

—Por favor, Blaire. Te lo estoy rogando, por favor. —Bethy se paró frente a mí rebotando en sus pies con sus manos entrelazadas delante de ella como si estuviera rezando. La mirada suplicante en sus ojos casi me hizo reír. —¿No creciste aquí? ¿Cómo es que nunca has conocido a Dean antes? —le pregunté mientras tomaba una bolsa de papel de la parte trasera del Range Rover. —Soy una persona pobre. ¡Lo sabes! Yo trabajo para los ricos, no me relaciono con ellos. Vamos, sé que lo veré mañana, pero quiero conocerlo ahora. Mientras Jace no está aquí para verme desmayar. Hice ruido de arcadas. —Él es demasiado viejo para provocar eso. ¡Qué asco! —Estás bromeando, ¿verdad? La última novia de Dean Finlay tenía veintiuno. Alguien como él nunca es demasiado viejo para eso.

No estaba de acuerdo. Dean estaba cerca de los cincuenta años. Tenía que estarlo. ¿Por qué estaba saliendo con alguien más joven que su hijo? Era repugnante. —¿Planeas dejar a Jace para convertirte en una muesca en la cama de Dean? —bromeé y me dirigí a la puerta de entrada de la casa de playa. —Por supuesto que no. Sólo quiero… —Ella se detuvo y cogió una bolsa, luego subió por las escaleras detrás de mí—. Sólo quiero conocerlo. Ver esos ojos y respirar su mismo aire. Esta vez me reí. No pude evitarlo. Me hacía descostillar de la risa. —Es un tipo normal. También es el padre de Rush y dudo que Rush quiera que vengas a la casa actuando como una completa y total fanática. Así que tienes que calmarte antes de la cena de Acción de Gracias. No es un lugar para que puedas desmayarte sobre mi futuro suegro. —Es una locura. Lo sabes, ¿verdad? ¡Malditamente loco! Tener a Dean jodido Finlay como suegro. Las mujeres de todo el mundo quieren follarse al hombre. Tú vas a ser su familia.

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Me encogí y abrí la puerta de la casa. A veces Bethy podía ser demasiado. Esta era una de esas veces. —Vamos a descargar las provisiones y hablar del menú de mañana. Entonces puedo decirle todo acerca de cómo me voy este fin de semana a Los Ángeles con Rush y su padre. Nan está causando problemas con Kiro. Bethy se apresuró a entrar después de mí. —¿Te vas? ¿Este fin de semana? ¡No puedes dejarme! ¡Ni siquiera por Dean! ¡No! Por lo menos saqué de su cabeza lo de follarse a Dean. Puse mi bolso sobre el mostrador y me volví para mirarla. —Rush necesita ir, así que me voy con él. Además, si no voy, no creo que él lo haga. Su padre le pidió ayuda con el problema de Nan. Bethy puso mala cara y se sentó en el taburete frente a mí. —Esto es una mierda. No quiero que te vayas. Cuanto más pensaba en ello, tampoco quería irme yo. Pero no iba a dejar ir a Rush sin mí. Lo echaría de menos como una loca. Esta también sería una oportunidad para llegar a conocer a su padre. Estábamos a punto de tener nuestra propia familia y quería que su padre fuera parte de eso. No había oído de mi padre desde que vino a decirme que no era el padre de Nan. Me había llamado una semana después de que se fue para decirme que se dirigía a los Cayos de la Florida para encontrar un bote y vivir en él. Quería estar solo. También me dijo que me amaba.

Traté de no pensar más en mi padre. Sólo me hacía estar triste. Debería haberle dicho que lo quería, pero no lo hice. Lo dejé ir. Ahora, pensando en las fiestas sin él, me sentía triste. Había encontrado mi casa, pero él había perdido la suya. —¿Has oído algo de lo que dije? —preguntó Bethy irrumpiendo mis pensamientos. Levanté la mirada hacia ella. —Lo siento. Estaba pensando en mi padre, — admití. Entonces agarré la lata de judías verdes y empecé a guardar. —Oh. ¿Estás pensando en invitarlo? Era demasiado tarde ahora. No estaba segura si Rush estaría bien con eso si lo hiciera. No habíamos discutido mucho sobre mi padre. Sacudí la cabeza y me volví para agarrar la caja de azúcar en polvo. —No. Sólo pensaba en él en general. Me preguntaba qué estará haciendo —contesté.

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6 Traducido por Jessy Corregido por Lalu♥

Rush

M

i padre estaba cantando en la cocina mientras preparaba el pavo. Retrocedí y vi a Blaire mezclar algo en un bol y sonreír felizmente. Dean seguía tratando de hacerla cantar con él y ella sólo reía mientras sacudía su cabeza. Hoy iba a ser difícil para ella y me gustaba verla sonreír.

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Toda la semana me había debatido en decirle que había invitado a Abe. Él estaría aquí en una hora. Había recibido un mensaje de texto cuando su avión aterrizó. No podía decidir si sorprenderla era buena idea. Quería hacer que esto fuera especial para ella. Era nuestro primer Día de Acción de Gracias juntos. Sabía que el hecho de que fuera el primer Acción de Gracias sin su mamá iba a ensombrecerlo, y entendía eso. Pero si podía hacer que fuera un buen recuerdo, uno que ella apreciara, entonces movería cielo y tierra para que pasara. —¿Te estas escondiendo allí atrás porque tienes miedo de ensuciarte las manos, chico? —preguntó mi papá, mirando por encima de su hombro y guiñándome un ojo. Blaire se dio la vuelta con una cuchara en una mano y una sonrisa en su rostro. El delantal que estaba usando tenía cosas con volantes alrededor de las costuras y lunares de color rosa por todas partes. Estaba adorable. Me acerqué a ella y la atraje más cerca para así poder besar esos lindos labios suyos. —Estamos cocinando. No hay tiempo para esas cosas —dijo Dean con una risita. Blaire rompió el beso y apretó los labios. El brillo en sus ojos me hizo saber que se estaba esforzando por no reír. Me encantaba verla así. Especialmente en un

día como hoy. Una vez más, Blaire era más dura que la mayoría de los hombres que conocía. Seguía deslumbrándome con su fuerza una y otra vez. —¿Puedo ayudar? —pregunté, inclinándome para presionar un beso más en la comisura de su boca. —Sí, puedes ayudarme a llevar este gran pavo al horno sin que se caiga o se queme mi maldita mano —ladró Dean. Blaire se apartó de mí. —Ayuda a tu papá —contestó, todavía divertida. Bien. Si Dean podía entretenerla, entonces era bueno para algo. Hubo un breve golpe en la puerta y luego la voz de Bethy llenó la casa. — ¡Estoy aquí! —Ya era hora —respondió Blaire. Bethy entró a la cocina con Jace siguiéndola. Sus manos estaban llenas de bolsas de comestibles. Cómo podríamos necesitar más comida, no estaba seguro. —¿Dónde pongo esto? —preguntó él, sin aliento.

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—Justo allí en la encimera. —Blaire señalo al único espacio disponible en la cocina. Jace dejó la bolsa y soltó un suspiro de alivio, luego me miró. —Necesito una cerveza y quiero ver algo de futbol. Abrí el refrigerador, saqué dos cervezas, y le entregué una.—Vamos. Salgamos del camino. Jace miró a Bethy que se encontraba congelada en su lugar observando a mi papá. Sacudió la cabeza y me miró. —Sí, salgamos de aquí antes de que Bethy se vuelva completamente loca con tu padre. —Me alegro de verte de nuevo también, Jace —gritó Dean cuando nos fuimos de la cocina. —A ti también, Dean. Por favor ignora a mi chica. Está un poquito deslumbrada —respondió el. Pasé caminando por la sala y la pantalla plana de ciento tres pulgadas mientras Jace miraba hacia atrás, a Bethy, con nostalgia. Sabía que quería ver un partido, pero necesitaba hablar con alguien sobre Grant. Salimos al porche y me senté en una de las tumbonas. —Siéntate. Vamos a ver un partido pero quiero preguntarte algo primero. Jace se sentó a mi lado y tomó un trago de su cerveza. —Te ves serio.

—¿Sabías sobre Grant y Nan? —pregunté, mirándolo de cerca. Jace no podía mentir. La ampliación de sus ojos me dijo que lo sabía. Ni siquiera esperé su confirmación—. ¿No crees que decirme era importante? —pregunté. Jace puso su cerveza en el suelo y dejó salir un gemido de frustración. — Mierda. Sabía que estarías molesto cuando te enteraras. No quería ser el que te lo contara. Además, estabas lidiando con la pérdida de Blaire y luego recuperándola. Entonces vino su embarazo. Grant ni siquiera estaba enterado de que yo sabía. Él pensó que estaba manteniéndolo en secreto. Fuimos más observadores que tú en ese momento. Todo lo que podías ver era a Blaire. El resto de nosotros notamos cosas… Estaba en lo cierto. Había estado luchando por mi futuro. Había estado enfocado en recuperar a Blaire y luego en protegerla a ella y a nuestro bebé. No había tenido tiempo para darme cuenta de algo o alguien más. Tal vez era mejor no haberme enterado. No había necesitado ninguna distracción. —Tienes razón. Era mejor que no supiera. Necestitaba estar enfocado en Blaire. No en otra cosa, entonces.

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Jace sacudió la cabeza. —Aunque no salió bien. Nan sólo deja destrucción a su paso. Grant quedó destrozado por ello, pero está lidiando mejo con las cosas, ahora. Creo que va a regresar a Rosemary por un tiempo. Quiere distanciarse de ella. Mi hermanita sí que sabía cómo causar problemas. Me estaba cansando de rescatarla siempre. Aunque no podía mejorar las cosas para Grant. Él debería haber sabido que no tenía que entrar en una relación con ella. Nan no se comprometía. El teléfono en mi bolsillo vibró y lo saqué para ver un texto de Abe. Estaba aquí. Recé que traerlo hubiera sido lo correcto. Quería que el día de hoy fuera especial para Blaire. Ella ya había sufrido lo suficiente.

7 Traducido por ♥...Luisa... ♥ Corregido por Vericity

Blaire

R

ush volvió a entrar a la casa con una mirada nerviosa en sus ojos. No miró en mi dirección mientras se dirigía a la cocina. Dejé de amasar las galletas y me limpié las manos en el delantal antes de seguirlo. Algo andaba mal.

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Corrí por el pasillo y luego en el vestíbulo. Rush estaba abriendo la puerta. ¿Iba a irse? Nadie había tocado. Cuando la puerta se abrió completamente, vi a mi padre de pie allí con una pequeña maleta en una mano y una bolsa de papel en la otra. Estaba más delgado y tenía barba. El hombre de aspecto pulido que había sido ya no estaba. Ahora tenía el aspecto de un capitán de bote. No pude tomar una respiración profunda cuando sus ojos se encontraron con los míos por encima del hombro de Rush. Él estaba aquí. Mi papá estaba aquí. Las lágrimas llenaron mis ojos y empecé a caminar hacia él. No habíamos pasado las fiestas juntos desde que tenía quince años. Pero este año, él estaba aquí. Rush me miró y comprendí la mirada en sus ojos de más temprano. No quería molestarme. Había estado tratando de sorprenderme, pero no estaba seguro de que fuera lo correcto. Todas las mentiras y la traición ya no parecían importantes mientras miraba a la cara de mi padre. También él había sufrido. Todavía estaba sufriendo. Tal vez se lo merecía. Pero tal vez había pagado su penitencia. Porque ahora lo único que podía pensar era en el hombre que cantaba villancicos conmigo mientras rellenábamos el pavo de Acción de Gracias, el hombre que se aseguró de hacer un pastel de caramelo porque lo prefería por encima del pastel de calabaza, el hombre que se pasaba horas cada fin de semana de Acción de Gracias llenando nuestra casa con luces de Navidad. No pienso en lo otro. Acabo de recordar todo lo bueno. —Papá —dije con una voz obstruída por las lágrimas.

Rush dio un paso atrás y le permitió entrar. Me arrojé en sus brazos y aspiré el olor que siempre me había recordado a familia, seguridad, y amor. —Hola, dulce Blaire —contestó. Su voz estaba llena de emoción—. Feliz Día de Acción de Gracias. —Feliz Día de Acción de Gracias. —Mi voz estaba ahogada en su chaqueta de cuero. No estaba dispuesta a dejarlo ir por el momento. —Me preocupaba que no tuvieras tu pastel de caramelo. Así que cuando Rush llamó, pensé que mejor aceptaba su oferta y me aseguraba de que mi chica tuviera su tarta. Un sollozo se me escapó y siguió con una risa. —No he comido de esas en un largo tiempo. —Bueno, tenemos que arreglar eso ahora, ¿no es verdad? —dijo con una palmadita en la espalda. Asentí con la cabeza y me aparté de su abrazo. —Sí, tenemos que hacerlo. Levantó la bolsa que tenía en la mano. —Traje mis ingredientes.

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—Está bien. —Me acerqué y los tomé—. Puedes ir a poner la maleta en la habitación amarilla, si quieres. Voy a llevar esto a la cocina. Papá asintió con la cabeza y luego miró a Rush. —Gracias —dijo antes de dar vuelta y dirigirse a las escaleras. No esperé hasta que estuvo completamente fuera de vista antes de envolver mis brazos alrededor de la cintura de Rush y besar su pecho. —Te amo —le dije. Porque era más que un gracias. Él había hecho algo por mí que sabía que no le fue fácil. Rush no era fanático de mi padre, pero había dejado eso de lado, y lo había traído. —Yo también te amo. Más que a la vida —respondió, sosteniéndome contra él mientras besaba la parte superior de mi cabeza—. Me alegro que esto te hiciera feliz. No estaba seguro... Eché la cabeza hacia atrás para poder ver su rostro. —Nunca olvidaré este Día de Acción de Gracias. La que debería haber sido la fiesta más difícil a la que me he enfrentado, no lo ha sido. Haces que todo sea mejor. Rush me dedicó una sonrisa torcida. —Bueno. Estoy haciendo mi mejor esfuerzo para hacer que estés tan enrollada conmigo que nunca me dejes. Riendo, me puse de puntillas y presioné mis labios contra los suyos. — Nunca. Ni siquiera puedo imaginar la vida sin ti.

—Mmmmm, sigues así y vamos al piso de arriba —susurró contra mi boca. Me eché hacia atrás y pasé las manos por su pecho para empujarlo suavemente hacia atrás. —Hay tiempo para eso más tarde. Tengo comida que preparar y tú, fútbol que ver. Las cejas de Rush se dispararon. —Dulce Blaire, no soy de los que se sientan y disfrutan de la acción. Prefiero experimentarla. Ver fútbol no compite con tenerte desnuda y debajo de mí. Sentí mis mejillas sonrojarse mientras la imagen viva de Rush sobre mí moviéndose dentro de mí brillaba en mi cabeza. Sí, me gustaba eso. Mucho. Rush rió y extendió la mano para acariciar mi cara y rozar su pulgar contra mi mejilla. —Ahora te ves un poco excitada... Puedo arreglar eso. Prometo que será rápido para que puedas volver a cocinar. —Bajó su voz a un susurro ronco. Mi respiración se enganchó y me las arreglé para sacudir la cabeza. Tenía que ir a cocinar. Mi padre acababa de llegar y Bethy muy probablemente estaba volviendo loco a Dean en la cocina. —Tengo que volver allí —le contesté.

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Rush deslizó una mano en mi cintura y me tiró de espaldas contra él. Bajó la cabeza hasta que su boca estuvo sobre mi oído. —Podemos entrar en esa oficina de allí, deslizaré mi mano por este lindo vestido que llevas puesto y jugaré con tu coño mojado hasta que tengas que morder mi hombro para no gritar. No tomará mucho tiempo. No quiero que mi chica esté necesitada. La quiero satisfecha. Oh, Dios. Estaba segura de que mis bragas estaban empapadas. Ya era bastante malo estar cachonda con el embarazo. Si le añadimos a Rush y su boca sucia, era un desastre. —Cinco minutos —dijo antes de morder mi oído. Agarré sus brazos y lo apreté con fuerza antes de que me derritiera en un charco en el suelo. —Ahora, no. Ahora no puedo. Tengo que terminar en la cocina y mi padre acaba de llegar —le dije sin aliento. Rush dejó escapar un suspiro de derrota. —Está bien. Pero, maldita sea, quería tocarte y sentirte correrte en mi mano. —Rush. Por favor —dije, tomando calmadas respiraciones profundas—. Necesito un poco de agua helada derramada sobre mi vestido en este momento. No lo hagas peor.

Con una suave risa, dejó caer sus manos de mí y dio un paso atrás. —Está bien. Huye de mí, dulce Blaire. Tienes cinco segundos antes de que decida que no me importa lo que digas. Mover las piernas fue difícil, pero me las arreglé para dar la vuelta y huir a la cocina. La risa de Rush se hizo más fuerte y no pude dejar de reír también.

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8 Traducido por Elena89 Corregido por vaviro78

Rush

E

l pavo había estado grandioso y tuve que admitir que estaba impresionado de que Dean pudiera cocinar así. Blaire parecía realmente feliz mientras hablaba con su padre y el mío durante la cena. Incluso se había reído cuando Bethy le había pedido a mi padre que le firmara la servilleta.

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Dean se acercó y se sentó a mi lado en el sofá y dejó escapar un suspiro de satisfacción. Él había disfrutado también. Ésta era el primer Acción de Gracias que realmente había comido en mi casa con familia y amigos. La primera vez que había cenado pavo, pastel de calabaza y guiso de maíz. Normalmente mi Acción de Gracias lo pasaba en Vail2. Usualmente salía a comer con amigos y a emborracharme en los bares. Nada memorable. Hoy ha sido diferente. Fue una muestra de mi futuro con Blaire. —Te conseguiste una dulzura —dijo Dean. —Sí, lo sé. —Ella está lavando platos con su papá. Pensé en dejarlos solos. Darles tiempo juntos. Fue una mierda lo que él le hizo, pero me alegro de que estén encontrando la manera de hacer las paces. Abe antes era un buen hombre. Cuando me enteré que había vuelto con tu mamá, me pregunte qué demonios le había pasado. Yo también había traicionado a Blaire. La lastimé. Pero me perdonó. Ella es capaz de hacer eso. No estoy seguro de poder hacer lo mismo. —No la merezco. Probablemente soy el hijo de puta más afortunado en el planeta. Dean dejó escapar una risa dura. —Me alegro de que te haga sentir de esa manera, chico, tu vida no ha sido fácil. —Hizo una pausa y sacudió la cabeza—. 2

Centro turístico al oeste de Colorado.

Ojalá hubiera hecho las cosas mejor por ti. La hija de Kiro, Harlow, ha estado cerca, últimamente. Parte del problema con Nan es Harlow. No es muy feliz de que Kiro tenga una hija que cuidar. Kiro no podía estar cerca de Harlow, pero la ha cuidado bien. Su abuela se aseguró que estuviera bien. Es una buena chica. Es difícil creer que sea hija de Kiro. La abuela de la pobre murió hace unos meses. Y ella no es feliz viviendo en Los Ángeles, está un poco perdida en este momento. Sólo había visto dos veces a la hija de Kiro. Éramos niños y Kiro había traído a Harlow a casa para una visita. Yo también estaba allí y lo único que podía recordar eran sus grandes ojos inocentes y la forma en que susurraba cuando hablaba. Luego, hace un par de años, me encontré con ella otra vez mientras estaba visitando a Dean. Había crecido, pero era muy educada y aún muy inocente. Habíamos simpatizado con bastante facilidad ese fin de semana. Se quedó en la casa la mayor parte del tiempo. Así lo quería Kiro. Había sido la única vez que había salido de fiesta con la banda mientras que Kiro había permanecido detrás de mí. Dean había dicho que era protector con Harlow.

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No podía imaginar como Nan estaba manejando bien la existencia de Harlow. Otra cosa con la que yo tenía que lidiar. —Tan pronto como Blaire esté lista, nos iremos y me encargaré de Nan. Sólo necesita alguien que se preocupe por ella y con quien hablar. Está herida e insegura. Lo ha estado toda su vida. —Tengo pastel y café. ¿Alguien quiere un poco? —preguntó Blaire al entrar en la habitación, de nuevo vestida con su delantal. Al ver el contorno de su pequeña panza detrás de él, palpitó en mis venas el el instinto cavernícola de llevármela y protegerla. Me puse de pie y me acerqué a ella. —Ellos pueden tomar su propio café y pastel. Quiero hablar contigo de algo. Has alimentado y entretenido a todos el tiempo suficiente —le dije, deslizando un brazo alrededor de su cintura. —Está bien, pero no me importa —respondió. Sabía que no le importaba. Pero a mí sí. Verla toda sonriente y feliz me hacía querer complacerla más. —Sólo unos minutos —le aseguré, la conduje de nuevo al pasillo y hacia las escaleras. —Rush, ¿qué pasa? —preguntó. Mantuve mi mano en la parte baja de su espalda y la llevé de vuelta a la oficina en la que le había prometido follarla antes. Ya nadie usaba esta habitación. Yo estaba a punto de hacerlo.

—Estabas ofreciendo el postre allí. Y quiero el mío —le dije, cerrando la puerta detrás de mí antes de apoyarla contra la gran silla de cuero—. Siéntate — gruñí y Blaire rápidamente se hundió en el cuero. Me arrodillé frente a ella y empujé ese vestidito corto hasta sus muslos, tal y como había estado fantaseando todo el día. Voluntariamente abrió las piernas para mí. Las bragas de seda color rosa que llevaba tenían una notable parte húmeda en la entrepierna. Inhalé y aspiré en su interior. Siempre olía tan bien. —Rush —susurró, inclinándose hacia atrás en la silla—. No debemos tardar mucho. Tenemos compañía. Me gustaría que todos se fueran a la mierda. —No va a tomar mucho tiempo. Te lo prometo. Sólo tengo que encargarme de un pequeño asunto —le respondí, y pasé un dedo sobre la parte húmeda en sus bragas—. Mi chica necesita un poco de atención especial. Blaire gimió. Me encantaba ese sonido. Extendí la mano y deslicé las bragas por sus piernas. Cuando llegué a los zapatos de tacón peep toe3 que llevaba, quité cada uno y luego saqué sus bragas por completo, dejándolas caer al suelo, junto a los zapatos.

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Ahora podía oler su excitación. Puse mis manos en cada una de sus rodillas y las empujé para abrirlas aún más, así podría ver sus pliegues rosados. El pequeño clítoris hinchado estaba allí, rogándome que lo tocara. Miré a Blaire. — Échate hacia atrás —le ordené, y ella hizo lo que le dije. Su cuerpo temblaba y sabía que lo quería tanto como yo quería dárselo—. Pon esta pierna arriba del brazo de la silla y esta otra en el suelo —le dije, viendo cómo se extendía completamente abierta para mí. Me coloqué entre sus piernas abiertas y pasé la punta de la nariz por la parte interior de su muslo inhalando su aroma. Disfrutaba de ella y la sensación de su pierna temblando bajo mi caricia. Cuando llegué a su pequeño punto necesitado, arrastré mi dedo sobre él, y ella gritó, entonces se tapó la boca con la mano para ahogar el sonido. —¿Estás lista para que haga todo mejor? —le pregunté, presionando el pulgar contra su clítoris. —Oh, Dios, por favor, por favor, Rush, te necesito —me rogó, levantando sus caderas, acercándose más a mi cara. Peep Toes es una moda que regresa de los años 50, son unos zapatos de tacón, cerrados, con una pequeña abertura en los dedos, hay dos modelos de Peep Toes: En unos el tacón es delgado y tiene un poco de plataforma. Los que usa Blaire son tipo sueco sin talonera. 3

—Hueles jodidamente increíble —le contesté, inhalando profundamente. —Por favor —gritó desesperadamente. No quería que mi chica tuviera que rogar tanto. Saqué mi lengua y la desplacé desde el exterior de su agujero rosa, plegado e intacto, hasta el punto goteando humedad, tan hinchado y listo para mí. Metí la lengua en su entrada caliente varias veces mientras ella se sacudía y amortiguaba sus sonidos con las manos. El sabor de Blaire era único. Siempre lo había sido, pero algo en ella era aún más deseable ahora que estaba embarazada. Era más rica y más dulce. Podría pasar horas saboreándola y haciendo que se viniera en mi lengua. Nunca me aburriría. Era más que una adicción.

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—No hay postre con un sabor tan jodidamente perfecto —gemí contra su clítoris antes de ponerlo en mi boca y succionarlo. Arrastré el piercing de mi lengua sobre el clítoris varias veces y el temblor y los gemidos procedentes de Blaire me dijeron que estaba cerca. Muy cerca—. Shhh, estoy haciendo que se sienta bien. Relájate. Voy a lamer el coño de mi chica hasta que no pueda soportarlo más. Córrete en mi boca. Quiero probarlo. —Sabía que hablarle sucio la pondría fuera de sí, y así lo hizo. Blaire dejó escapar un grito ahogado y levantó sus caderas mientras se sacudía contra mi lengua. Ese sabor adictivo del que no podía tener suficiente inundó mi boca y lo chupé, lo lamí hasta que ella se movió hacia atrás y emitió sonidos angustiados de placer. —Rush no, oh, Dios, no. No puedo —gimió, alejándose mientras continuaba manteniéndola inmóvil y saboreando cada rincón antes de deslizar la lengua de nuevo en su entrada—. Rush, no voy a ser capaz de reprimir esto. Estoy a punto de gritar, puedo sentir otro. Oh... oh... Rush... —Se sacudió y meció sus caderas mientras me aferraba a ella. Su reacción me estaba volviendo un poco loco. El saber que estaba a punto de venirse otra vez, tan pronto, era más excitante de lo que me había imaginado. Mi pene estaba dolorosamente hinchado, la insatisfecha cabeza presionando contra la cremallera de mis vaqueros. Si se corría otra vez estaba muy seguro que iba a estropear mis malditos pantalones. En un movimiento rápido me puse de pie y bajé mis vaqueros. Entonces agarré sus caderas y me estrellé contra ella. —Mierda —grité mientras sus paredes se apretaban a mi alrededor. Blaire se vino de nuevo y esta vez no estaba cubriendo su boca. Estaba perdida en su éxtasis. Tenía la cabeza echada hacia atrás y su cuerpo se sacudía salvajemente bajo el mío mientras decía mi nombre una y otra vez. La visión de ella me envió sobre el borde. Agarré el respaldo de la silla y me derramé dentro de ella. Cada ráfaga de mi liberación causaba otro grito ahogado

de placer de Blaire. Había levantado sus piernas hasta envolverlas alrededor de mi cintura, en algún momento, pero ahora que estaba saciada y cansada, se dejó caer de nuevo en la silla. Una sonrisa de satisfacción estaba en sus labios y sus ojos, pesados. —¿Es malo que ni siquiera me importa si alguien nos escuchó? Eso fue demasiado sorprendente como para preocuparme por nada más —me preguntó. Bajé hasta que pude besar sus labios. —No deberían estar en mi maldita casa si no nos quieren escuchar —le contesté. Blaire se rió. —Dios, Rush. Me vuelves loca. No pude evitar la sonrisa de mi cara. —Bien.

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9 Traducido por Kary_KsK Corregido por Alaska Young

Blaire

D

ecir adiós a mi padre no fue tan fácil como debió serlo. Tenerlo aquí ayudó a sanar muchas heridas. Lo seguí afuera y bajé junto a él las escaleras. Tenía la maleta en la mano y regresaba hacia el sur de Florida, donde estaba viviendo en un bote.

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—Es bueno verte feliz. Será más fácil dormir por la noche sabiendo que estás siendo cuidada y amada como se debe. Nunca conté con que ese chico estuviera tan enrollado contigo, pero lo está y yo no podría estar más feliz. —¿Volverás para la boda y después de que nazca el bebé? Te quiero aquí. Papá asintió. —No me lo perdería por nada del mundo. Me negué a llorar frente a él. No era justo. Ya estaba completamente solo. No necesitaba que mis emociones lo confundieran. —Ve decidiendo cómo vas a querer que te llame. Dean ya ha dicho que quiere ser Papá Dean. Necesitas escoger un nombre, también. Papá sonrió. Me gustaba verlo verdaderamente emocionado por algo. — Voy a pensar en eso para decírtelo. Tiene que sonar mejor que el de Dean. Envolví mis brazos alrededor de su cintura y lo abracé. —Gracias por venir. Te he extrañado. —También te extrañé, osito Blaire, pero esa es mi culpa. Estoy agradecido de que Rush me haya llamado. También lo estaba. Rush estaba en el centro de todo lo bueno que me ha pasado. Creía que siempre lo estaría. Extraño, teniendo en cuenta que empezó todo de una manera muy diferente. —Qué tengas un buen vuelo y llama cuando llegues para hacerme saber que estás bien.

Papá asintió y me aparté de él. —Te amo —dijo con lágrimas sin derramar brillando en sus ojos cansados. —También te amo, papá. Abrió la puerta del coche de alquiler y me quedé allí mientras se alejaba. Esta vez no tenía el corazón destrozado. Sólo esperaba que él pudiera encontrar la felicidad algún día. Ya era hora de que así fuera. La puerta de la casa se abrió y me volví para ver a Rush mirándome de pie en el porche. Puedo decir que estaba preocupado de que estuviera triste por la partida de mi papá. Comencé a caminar en su dirección y él bajó las escaleras para reunirse conmigo a mitad de camino. —¿Estás bien? —preguntó al minuto que estuvo lo suficientemente cerca para tocarme. —Sí. Gracias de nuevo por eso. Significó más de lo que podrías imaginarte —le dije. —Cuando quieras verlo, me lo dices. Haré que vuelva. Sólo di la palabra.

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—Lo quiero aquí para la boda y cuando nazca el bebé. Quiero darle la oportunidad de conocer a su nieto. No tiene a nadie más que a mí. Nuestro hijo va a ser su familia, también. —Hecho. Ya tengo un billete de avión comprado y listo para el momento en que lo necesitemos. Me quedé allí y miré a Rush. La primera vez que puse mis ojos en él me había quedado impresionada por su belleza. Nunca llegué a pensar que ese playboy malhumorado podría tener un corazón de tal tamaño debajo de toda esa arrogancia. —¿Qué te ha cambiado? Eres tan completamente diferente de aquel tipo que conocí en junio —dije, sonriendo ante su cara confundida. Rush extendió la mano y la deslizó por mi cabello y enredó sus dedos alrededor de los mechones. —Esta rubia dulce, decidida y sexy como el infierno entró en mi vida y me dio una razón para vivir. Mi pecho se tensó y comencé a decirle de nuevo lo mucho que lo amaba cuando lo sentí... al bebé. Extendí la mano y agarré el brazo de Rush. —Rush. Me está pateando —dije con asombro. Me preguntaba hace semanas si el pequeño aleteo en mi estómago era él moviéndose. Quería creer que así era. Pero ahora podía sentirlo. No lo dudaba.

Rush movió su mano de mi cabello hacia mi estómago. Lo sostuvo con ambas manos con la mirada gacha y asombrada. —Puedo sentirlo —dijo en un susurro suave, como si tuviera miedo de que el bebé dejara de moverse. En cambio, al sonido de su voz, pateó de nuevo. —Háblale, Rush —dije, mirando la imagen más hermosa que jamás había visto. Rush cayó de rodillas para estar más cerca de mi vientre. —Hola a ti —dijo, y el bebé de inmediato se movió debajo de la mano de Rush. Levantó la cabeza y me miró con una sonrisa emocionada. — Me escucha — dijo con asombro en su voz. Asentí. —Sí, lo hace. Háblale. —Entonces, ¿cómo es ahí dentro? ¿Es la pancita de mamá tan linda por dentro como lo es por fuera? Me reí y él pateó. —Eso pensé. Tuviste suerte. Mamá es hermosa, pero la verás muy pronto. Seremos los dos chicos más afortunados del planeta. Se movió de nuevo, esta vez con menos fuerza.

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—Pórtate bien ahí. Estamos preparando las cosas para ti aquí afuera. Disfruta de ese lugar acogedor por el momento. —Rush pasó las manos por encima de mi vientre y luego me miró—. Está realmente allí. Nos oye. Me reí y asentí. —Pensé que lo había estado sintiendo por un tiempo, pero nada como esto. —Dios, Blaire, es increíble —dijo, antes de presionar un beso en mi estómago y ponerse de pie. —Lo es, ¿verdad? —contesté, todavía maravillada por saber que esto era mío. Este hombre frente a mí y la vida en mi interior. —Dime cuando lo haga de nuevo. Quiero sentirlo —dijo, bajando su mano para agarrar la mía. Caminamos juntos por las escaleras tomados de la mano.

10 Traducido por IzarGrim Corregido por Alaska Young

Rush

H

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abía pasado un tiempo desde que había entrado en la casa de mi papá en Beverly Hills. La última vez que lo visité, estuve borracho la mayor parte del tiempo y de fiesta con él. Ésta sería una visita muy diferente. Ya no era más ese tipo. Puse la maleta de Blaire en el dormitorio que mi padre dijo que era mío. Fue donde siempre había dormido cuando venía a visitarlo. —Esto es simplemente... guau —dijo Blaire entrando detrás de mí. Había estado deteniéndose y conociendo el lugar desde que habíamos pasado la puerta principal. Por suerte, Nan y Kiro no habían estado allí para recibirnos. Quería tiempo con Blaire para establecernos. El viaje en avión había sido largo y podía ver el cansancio en su rostro. —Aprenderás que las leyendas del rock están un poco del lado llamativo. Les gusta hacer alarde de su éxito con las cosas —le expliqué. —Puedo verlo. Seguro que han hecho un buen trabajo en hacer alarde de este lugar —dijo, acercándose a la cama y luego dándose cuenta de que era demasiado alta para ella. Echando un vistazo por encima de su hombro me frunció el ceño—. ¿Cómo diablos voy a ser capaz de subirme en esta cosa? No pude contener la risa. Se veía tan malditamente perpleja. —Te daré un pequeño taburete. Blaire sonrió y negó con la cabeza. —Eso es una locura. Así que, si quisiera acostarme ahora... ¿Cómo podría hacerlo? Me acerqué a ella, puse mis manos en su crecida cintura y luego la levanté y coloqué sobre la cama. —De esa manera —le respondí y me senté a su lado antes de lanzar una pierna sobre las de ella y acomodarme a su espalda—. Si no te vieras tan cansada, podríamos probar esta cosa —bromeé.

Se tapó la boca mientras bostezaba y me dio una sonrisa soñolienta. — Puedo estar despierta —me aseguró y volvió su pecho hacia el mío. Era tentador, pero sabía que su cuerpo necesitaba descanso. Le di un beso en la nariz. —Estoy seguro de que podrías, dulce Blaire. Pero ahora mismo lo único que quiero hacer es masajear tus pies y pantorrillas mientras te relajas y duermes. Sus ojos brillaron contentos. —Oh, ¿lo harías? Se sienten tan entumecidos después del vuelo. —Reposa la cabeza sobre la almohada y me desharé de estos zapatos que, por cierto, no son precisamente un buen calzado para que camine una mujer embarazada. Deberías haber usado tenis, no tacones. Blaire volvió a bostezar y se recostó en la almohada con un suspiro. —Lo sé. Sólo que no quería llegar al aeropuerto luciendo desaliñada. Nunca podía verse desaliñada. —Eso sería imposible. Ella sonrió y cerró los ojos cuando comencé a frotar su arco. —Sólo porque me quieres.

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—Más que la vida. Pero eso no me convierte en ciego. Serías caliente en un saco de patatas. Ella no dijo nada. Tenía los ojos cerrados y su sonrisa aún persistía. Puse mi atención en masajear sus pies cansados y luego me abrí camino hasta sus pantorrillas. En el momento en que hube terminado, ella estaba respirando lenta y regularmente. Tiré de la manta sobre ella antes de salir para dejarla descansar.

***

Dean estaba recostado en el sofá de cuero negro seccional que ocupaba la mayor parte de la sala de entretenimiento. Tenía su último álbum sonando a través de los altavoces y jugaba Halo en su Xbox con un cigarrillo colgando de su boca. —Mientras estemos aquí, por favor, no fumes cerca de Blaire —dije cuando entré en la habitación. Dean miró por encima de su hombro y sonrió. —No lo haré. No quiero hacerle daño al niño. Puso pausa en su juego, arrojó el control a la larga y elegante mesa roja que se encontraba delante del sofá y cogió su vaso. No tuve que preguntar para saber que era whisky.

—¿Nuestra chica está tomando una siesta? —preguntó apoyando los pies sobre la mesa. El hecho de que llamara a Blaire “nuestra chica” me hizo reaccionar de la manera equivocada. Ella era mi chica, de nadie más. Esa era la forma en que mi padre hablaba. Actuando como si fuera una cosa de los dos. Siempre lo hacía. —Mi chica está dormida. Estaba agotada —respondí, tomando asiento en el otro extremo del sofá. Dean se rió y tomó un trago de su whisky y luego una calada a su cigarrillo. —Eres posesivo como un pequeño hombre de las cavernas, ¿no es así? No obtuviste eso de tu viejo. No obtuve un montón de cosas de él, pero no dije eso. —Haré lo que sea necesario para hacerla feliz. Pero seré yo el que la haga feliz. Siempre. Sólo yo. Dean dejó escapar un silbido y meneó la cabeza mientras se quitaba el cigarrillo de los labios y sacudía la ceniza en un cenicero. —Tarea difícil de cumplir. Buena suerte con eso. Las mujeres pueden ser unas perras a veces, sólo porque quieren. No hay nadie que pueda hacer feliz a una mujer cuando está siendo una perra.

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Esta conversación no tenía sentido. Nunca había tenido una Blaire en su vida. No tenía ni idea de lo que era. Yo estaba aquí por una razón y quería resolver el problema y volver a casa —¿Dónde está Nan? Dean suspiró y torció sus ojos. —No está aquí en este momento, gracias a la mierda. Es una perra loca. —¿Dónde está Kiro? —le pregunté, tomando la decisión de ignorar su opinión sobre Nan. —¡Estoy jodidamente aquí! ¡Ahí está el hombre! Mírate todo crecido como mierda varonil. ¿Cómo sucedió eso en unos pocos malditos meses? —La voz de Kiro era inconfundible. Entró en la habitación con una chica que parecía de mi edad envuelta en su brazo. Sus pechos estaban a punto de salirse de la camiseta atada que parecía un corsé. Ella me guiñó un ojo. Sus pestañas eran obviamente falsas. Nadie tiene pestañas tan condenadamente largas. —Vine a lidiar con Nan —le contesté, mirando a mi padre, que estaba tomando otra larga calada de su cigarrillo mientras dejaba que sus ojos recorrieran a la mujer que Kiro había traído con él. Sabía que compartían de vez en cuando. Esa no era la clase de porquería que quería cerca de Blaire.

—Santa mierda, te debo mi maldito huevo izquierdo. Ella me está haciendo subir a la jodida pared. Por favor, calma su culo loco y ayúdame a encontrar una manera de hablarle. ¿Siempre ha sido así de demente? Sabía que Nan tenía sus problemas, pero escuchar al hombre que era la causa principal de ellos hablar así de ella, me molestó. Me levanté y di la vuelta para mirarlo. —Si hubiera tenido un padre que le importara una mierda, tal vez habría sido tan normal como Harlow. Pero no lo tuvo. La dejaste sola con mi mamá. NINGÚN hijo debe ser sometido a eso. Al menos mi padre vino y me ayudó. Pasó tiempo conmigo. Me dio la sensación de ser querido. Nunca hiciste eso por Nan. Está jodida gracias a ti. —No tenía intención salir con sus verdades en el momento que entré en su casa, pero abrió su estúpida boca sobre mi hermana. —Es la hermana del chico, Kiro. Ten cuidado al hablar mierda —advirtió Dean. Él había estado hablando mierda sobre Nan también, pero no lo culpé por ser como era. La chica se apretó más a Kiro. —Dijiste que esto iba a ser divertido. Quiero un poco de diversión, bebé. Tenías mi coño todo mojado en la limusina. Está listo para ser follado —canturreó.

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Esto también era algo que no quería que Blaire viera ni oyera. Ellos teniendo sexo barato y sucio. Sólo quería que Blaire viera cómo era entre nosotros dos. No esta mierda retorcida. —Sé una buena chica y desnúdate mientras hablo con el muchacho aquí. Juega bien y podría dejarle besar ese coño caliente también. —Ooooh, bien. Dos en lugar de uno. —Se rió mientras sacaba la cadena de su camiseta para que se cayera al suelo dejando al descubierto sus pechos justo en frente de todos nosotros. Una vez más, este era un comportamiento normal cuando yo había llegado a visitar a mi padre, pero las cosas eran diferentes ahora. —Muer… em, ella tiene grandes pezones perforados —dijo mi papá antes de tragar el resto de su whisky y ponerse de pie. —Voy a volver a mi habitación para comprobar a Blaire. Hablaré contigo cuando ella se haya ido —le dije con disgusto antes de dirigirme a la puerta. —¿Qué le picó a su culo? Normalmente le encanta disfrutar de los coños calientes que traemos aquí —preguntó Kiro cuando salí de la habitación. No perdí el tiempo volviendo a donde Blaire. Ella todavía estaba acurrucada en la cama. Me quité los zapatos y me fui a descansar a su lado. Poniéndola cerca de mí, me gustaba tenerla de esa manera. Esto era mucho más que todo lo que mi padre había tenido en su vida. La poca profundidad de sus relaciones me hizo

sentir pena por él. Sabía lo que se estaba perdiendo. A pesar de todo su éxito en la vida, se había perdido de alguna manera. Muchos años.

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11 Traducido por SOS Aileen Corregido por CrisCras

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a boca de Rush dejaba besos en mi cuello mientras la ducha de aerosol caía sobre nuestras cabezas como si estuviera lloviendo. Yo quería uno de estos cabezales de ducha en nuestra casa. Las dos manos de Rush se deslizaron por mi cintura y cubrieron mi estómago. Tenía dificultades para mantener sus manos alejadas de mi vientre, ya que había sentido el golpe del bebé. Era como si necesitara hacer valer su pretensión regularmente. Si no fuera tan malditamente lindo cuando se trataba de protegerme, me pondría nerviosa. Antes de que pudiera disfrutar plenamente de tener a Rush abrazándome por completo y sus manos sobre mí, el grito airado en tono alto, que sabía que pertenecía a Nan, nos detuvo. El cuerpo de Rush se puso rígido detrás de mí. —¿Nan? —le pregunté, aunque ya sabía la respuesta. —Sí. Supongo que se enteró de que ya estaba aquí —respondió y presionó un beso más en mi cuello—. Termina de ducharte. Tengo que ir a hacerle frente a esto. Ella y mi padre no se llevan muy bien. Asentí con la cabeza y me quedé bajo el agua tibia mientras que él salía de la ducha y agarraba una de las grandes toallas mullidas blancas, dobladas sobre una mesa de pedestal de mármol. Quería ir con él, pero no me lo había pedido. Así que no lo haría. Estaba muy preocupado de que nadie me molestara. La voz grave de un hombre comenzó a gritar en respuesta a los gritos de Nan. ¿Quién era? Sólo había estado en la presencia de Dean un poco, pero no creía que el hombre se hubiera emocionado lo suficientemente como para levantar la voz. Apagué el agua, agarré una toalla y luego seguí a Rush al dormitorio. —¿Quién más está aquí? —le pregunté mientras se ponía un par de pantalones vaqueros para tapar su trasero desnudo y cogía una camiseta.

—Supongo que ese sería Kiro. Al parecer, están teniendo su reunión padrehija —respondió en un tono frustrado. Kiro. Yo sólo había visto imágenes del dios del rock. Pero él estaba aquí. En esta casa... —Quédate aquí. Por eso hemos venido. Así podría hacerle frente a ella. Está levantando un infierno y Kiro no puede manejarla. Tan pronto como estén calmados y bajo control, podremos volver a Rosemary. Asentí con la cabeza y sostuve la toalla con fuerza a mi alrededor. Rush caminó hacia la puerta y luego se detuvo y se dio la vuelta. Una sonrisa torcida tiró de sus labios y caminó hacia mí. Sus manos se deslizaron en mi cabello húmedo y ahuecó mi cara mientras me miraba. —Sólo quiero estar aquí contigo —susurró antes de bajar su boca a la mía. Agarré sus dos brazos y me aferré a él cuando su boca rozó suavemente la mía antes de darle un pequeño lametón de mi labio inferior. Abrí la boca para que pudiera probar más, cuando otro grito agudo salió de abajo. Rush se echó hacia atrás y suspiró. —Maldita familia de locos —murmuró.

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—Ve a tratar con ello. Estaré bien aquí. Un golpe en la puerta me sorprendió y tire de la toalla con fuerza contra mí. Rush se puso delante de mí para bloquear la vista de cualquiera. —¡¿Qué?! —gritó. Eché un vistazo alrededor de su espalda cuando la puerta se abrió lentamente. Estaba preparándome mentalmente para Nan irrumpiendo en la habitación. En cambio, una chica de mi edad estaba en la puerta. Ella no se parecía a nadie que hubiera imaginado que pudiera pertenecer a esta casa. Tenía el pelo largo y castaño, que le rozaba la cintura en rizos suaves y estaba partido al medio. No tenía flequillo. Era toda alta y esbelta. Oscuras pestañas enmarcaban su sensual mirada, sus ojos eran color avellana, pero no llevaba ningún tipo de maquillaje. Los cortos pantalones rectos le llegaban justo por encima de la rodilla, y llevaba una blusa de color rosa pálido de broche en el frente. Era simple y con clase. —Hola, Harlow —dijo Rush, sorprendiéndome aún más—. Estaba en camino. La oigo. Una perfectamente esculpida ceja se arqueó en la frente de la chica. —Tenía la esperanza de que pudiera ocultarme contigo. ¿De verdad vas a hacerle frente a eso? El acento del sur de su voz me sobresaltó. ¿Quién era ella y por qué tenía acento del sur? Estábamos en Beverly Hills.

—Es por eso que estoy aquí. Para ayudar con la situación —respondió Rush. La chica asintió con la cabeza y luego sus ojos se centraron en mí. —Tú debes de ser Blaire. —Sí —dije, mirando a Rush. Él me acercó más a su costado. —Blaire, ésta es Harlow. Ella es la otra hija de Kiro. Harlow, ésta es mi prometida, Blaire. —Ya sé todo acerca de Blaire. Dean me ha llenado de información ¿Te importa si me quedo aquí contigo? Nan no es fanática mía, y me gusta estar lejos de la gente enojada. —Ella tiene que vestirse, y no estoy seguro de que… —Sí, me encantaría. Voy a agarrar algo de mi maleta y ponérmelo. No tomará más de un minuto —le contesté, interrumpiendo a Rush. Normalmente juzgaba bien el carácter de la gente, y me agradaba Harlow. Parecía casi tímida. Era suave hablado y no había malicia en sus ojos. Tampoco hubo miradas lascivas hacia Rush cuando lo observó. Esa era una gran ventaja para mí. —¿Estás segura? Iba a traer algo de comida y…

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—La comida suena maravilloso. Envía algo para Harlow también, por favor —le dije antes de que pudiera decir nada más. La risa de Harlow me sobresaltó y me miró fijamente. —Lo siento. Es sólo que está siendo tan diferente al viejo Rush. Es divertido verlo así. Sip. Me gustaba. —Deja que me vista y ve tratar con Nan antes de que venga a buscarte. No quiero verla justo ahora. Eso pareció encajar en la determinación de Rush de anclarme a la cama como una inválida. Él no quería a Nan cerca de mí mientras estaba en ese estado de ánimo, tampoco. Asintió con la cabeza y se dirigió a la puerta. Una vez fuera de la puerta, le hice señas a Harlow para que entrara. —Sólo voy a ir a ponerme algo de ropa. Ponte cómoda. —Gracias. Nunca he estado en la habitación de Rush antes. Me suelo quedar en la mía y leer. Pero cuando Dean me habló de ti, tuve curiosidad — admitió con una sonrisa tímida. —Yo también siento curiosidad por ti. No sabía que Kiro tuviera otra hija. La que yo conozco no es muy agradable. No eres para nada como Nan. Harlow pareció triste por un momento. —Yo me crié de una forma muy diferente a Nan. Mi abuela me hubiera curtido el pellejo si alguna vez hubiera

actuado de la manera en que lo hace ella. No se me permitía ser exigente o lanzar puños a medida que crecía. La abuela se aseguró de que estuviera bien atendida. Yo creo que por eso a papá le gustaba venir a buscarme. No me metía en el medio cuando venía aquí. Me siento en mi habitación y leo libros, en su mayor parte. Cuando tenía tiempo para mí, él venía a buscarme e íbamos a ver una película o a un parque de diversiones. Pero aparte de eso, mi vida estaba con mi abuela en Carolina del Sur. Así que por eso tenía acento sureño. —Crecí en Alabama. Me preguntaba acerca de su acento —confesé. Ella sonrió. —La mayoría de la gente lo hace. Nadie espera que la hija de Kiro sea una chica de campo. Asentí con la cabeza, porque ella tenía razón. No lo hacían. Con un nombre como Harlow y un padre famoso, me imaginaba que sería una chica mimada y elitista. No era ninguna de esas cosas. Saqué un vestido de mi maleta. Llevaba vestidos con más frecuencia desde que mi estómago creció demasiado como para que pudiera ponerme mis pantalones vaqueros. —Ya regreso —le dije y corrí al baño para vestirse.

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12 Traducido por Mitzi.C Corregido por *Cristi*

Rush

K

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iro estaba sin camisa y balanceando sus brazos tatuados con un cigarrillo entre sus dedos y una botella de ron en la otra mano. — ¿Cuál bendita mierda es tu problema? Demonios, tienes asuntos maternales entonces ve a hacerte la perra con la hijadeputa de Georgianna. ¿Por qué soy yo el único que está lidiando con esta loca mierda? —le estaba gritando Kiro a Nan cuando entré en la sala de juegos. Un par de bragas de encaje negro yacían en la mesa de billar, pero la mujer que las había dejado unas horas antes no estaba a la vista. Pequeños milagros. —¡Rush! ¿Lo oyes? Él no se preocupa por mí. No le importa haberme ignorado la mayor parte de mi vida y, ¿sabes que tiene una hija? Una perra estirada que ni siquiera me mira —seguía gritando Nan. Me acerqué a ella y le agarré ambas manos. —Respira hondo varias veces, Nan. Tienes que calmarte para que todos podamos hablar. El que grites no va a arreglar la mierda. Ella me miró de mala gana, pero hizo lo que le dije. Esperé hasta que inhaló dos veces antes de apretar sus manos. —Bien. Ahora, ve a sentarte en ese sofá y no hables. Déjame hablar a mí. ¿De acuerdo? Frunció el ceño, pero asintió con la cabeza y caminó al sofá desmontable de cuero blanco que definía dos de las cuatro paredes de esta habitación. Una vez que estuvo sentada, me di la vuelta para mirar a Kiro. Él estaba tomando otro largo trago de ron. El hombre tenía que dejar de beber, y comer algo. Se le podían ver las costillas. Su fetiche con el cuero iba más allá de los muebles. Lo usaba, también. Los pantalones que tenía, de esa tela, colgaban en sus caderas tatuadas. —No puedo creer que lograras que se calle por un maldito minuto — murmuró Kiro y puso el cigarrillo de vuelta a sus labios.

Miré a Nan y sacudí la cabeza. Eran demasiado parecidos. A ambos les gustaba tener la última palabra. —Ella está molesta. Por favor, sólo cuida tus palabras y trata de recordar que es tu hija. La que abandonaste para vivir con la peor madre que un hijo podría tener. Ahora —miré a Nan—. No puedes odiar a Harlow porque él decidió hacerse cargo de ella. Odiabas a Blaire por las mismas razones. Ella nunca te hizo nada, pero la detestabas de todos modos. Sólo hay dos personas culpables por cómo terminaron las cosas. Kiro y mamá. Necesitas mantener tu aborrecible malicia dirigida hacia ellos. No a todo el que los rodea.

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—Ella ha hecho que tú me odies. Nunca solías llamarme nombres hirientes. La odio porque te alejó de mí. Puedo culparla. Ella tomó a la única familia que tenía y que me amó. Todo lo que haces ahora es corregirme y controlarme. Ni siquiera me has llamado desde que dejé el hospital —escupió y se levantó—. Me harté de tratar de hacer que todos me amen. No debería haberme esforzado tanto. ¡Espero que todos estén contentos! —Salió corriendo de la habitación y sus tacones hicieron clic bajo el pasillo y las escaleras. No estaba seguro de si estaba realmente marchándose o iba a empezar una pelea y ver quién la seguiría. Yo ya la había seguido por mucho tiempo. Había ayudado a hacerla de esta manera. —Mierda. Te necesité por aquí todo el tiempo. Puedes deshacerte de ella sin ningún problema. Maldita sea, eso fue fácil —dijo Kiro mientras se hundía en el sofá y levantaba los pies, cruzándolos en los tobillos. Su mano todavía agarraba el ron y el cigarrillo aún colgaba de su boca—. Siéntate y háblame de esa chica que no he conocido aún. Saliste corriendo de aquí cuando Princesa dejó caer su camisa. El nombre de la mujer no era Princesa. Así era como él llamaba a todas las mujeres que follaba. Me dijo cuando era más joven que si las llamaba a todas de la misma manera, cuando disparara mi carga no estaría atrapado gimiendo el nombre equivocado. Yo pensaba que era un genio en ese entonces. Quizá estaba en la categoría de artista, pero con las mujeres era un idiota. Era un milagro que todavía tuviera polla. La había metido en tantos lugares que solía preocuparme de que fuera a caerse. —Princesa tenía un fino coño, también. Deberías haberlo visto. Todo rosa y depilado. Creo que incluso se aceitó esa cosa para mí. —No quiero oír hablar de ello. No es por eso que estoy aquí —le interrumpí antes de que pudiera seguir. Kiro se rió y tomó un trago de su botella. —Chupaba como una maldita aspiradora, también —dijo.

—Papi, por favor. No necesito las imágenes mentales que van junto con eso. —La voz de Harlow me hizo girar la cabeza para buscar a Blaire. Estaba de pie junto a Harlow con un vestido azul pálido y blanco, a rayas y de mangas largas. El escote sumergido demasiado bajo, mostrando sus pechos que estaban volviéndose cada vez mejores con el embarazo. También llegaba varios centímetros por encima de la rodilla y estaba descalza. —Bien, que me condenen, ella es el más apetitoso bocado. Te ofrezco mi regazo, cariño, pero creo que tu hombre me podría castrar si te tengo demasiado cerca. —Haría más que eso —gruñí, lanzando una mirada de advertencia a Kiro antes de caminar hacia Blaire. —Nunca enviaste comida, así que vinimos aquí en busca de algo. Todo estaba tranquilo en la casa, así que pensé que Nan se había ido —explicó Harlow. Mierda. Me había olvidado de la comida. —Lo siento, nena. Nan estaba gritando y lo olvidé. Vamos, déjame alimentarte.

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—Ya tengo al nuevo cocinero, el señor Branders, preparándonos un poco de ensalada de pollo —respondió Harlow. Blaire apretó mi brazo. —Estoy bien. Deja de verte tan preocupado. Tratar con mi familia no era lo que necesitaba en estos momentos. Tenía que cuidar a Blaire y a nuestro bebé. ¿Por qué había accedido a venir aquí? Blaire no pertenecía a este estilo de vida. El olor al humo del cigarrillo encontró mi nariz y giré a Blaire y la dirigí hacia la puerta. —Vamos a salir de aquí. Él está fumando — le expliqué. —¿Realmente estás haciéndola salir porque estoy fumando? —preguntó Kiro con un tono divertido. Ni siquiera le respondí. Sólo seguí llevando a Blaire a la puerta. Estaba tentado en decirle que no respirara hasta que pudiera conseguirle aire fresco. Tenía que conseguir enderezar esta mierda de Nan, y rápido. Blaire necesitaba el aire fresco y limpio de Rosemar, y no este lugar infestado de nicotina. —Déjalo en paz —regañó Harlow a Kiro suavemente. —Dean no me estaba jodiendo. El chico se ha ido y le ha salido un coño — gritó Kiro con una carcajada. Apreté los dientes y seguí llevando a Blaire hacia la cocina. —Él suena interesante. Nunca fui presentada adecuadamente —dijo Blaire.

—No quieres que te lo presente. No es alguien a quien quiera cerca de ti. Blaire me miró y frunció el ceño. —¿Por qué? —Porque no tiene modales. Ninguno. En absoluto. Y los límites son un lenguaje extraño para él. Las mujeres se le lanzan y las folla, y luego pasa a la siguiente. No quiero que te mire. —Realmente me gustaría poder confirmarle que, de hecho, tienes un pene. Un muy grande y bonito pene —susurró Blaire. Hice una mueca. —Por favor, sólo llámalo grande. No lo llames bonito. Lastimas sus sentimientos. Blaire se rió y se apresuró delante de mí.

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13 Traducido por hermanaoscura Corregido por Cami G.

Blaire

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o estaba segura de que una cena familiar en esta casa fuese una buena idea. Rush, sin embargo, estaba decidido a encontrar una manera de ayudar a que Nan y Kiro se llevaran bien. A pesar de que estábamos a finales de noviembre, todavía hacía veinticinco grados afuera. Estaba acostumbrada al loco clima cálido en invierno en Alabama, pero el sol parecía incluso más caliente aquí. Rush se había sentado a mi lado y había hecho grandes esfuerzos para frotar el protector solar por todo mi cuerpo. Después de la ducha, me sentí renovada y lista para aceptar a esta familia de locos, por amor a Rush. Me agradó Harlow, al menos durante el poco tiempo que había pasado con ella. No bromeaba acerca de permanecer encerrada en su habitación. Casi nunca salía. Casi me sentía mal por ella. Parecía una vida solitaria. Me pregunté cómo había sido su vida en Carolina del Sur. ¿Tenía amigos allí a los que extrañaba? Rush entró en la habitación, pero se detuvo al momento que sus ojos se posaron en mí. —No. Blaire, nena, te ves increíble. Pero no puedes llevar ese vestido en la cena. Tus tetas están ahí arriba haciéndome querer cancelar la cena y tenerte desnuda. Después las piernas y los tacones. No puedes ir a la cena así. Kiro es un pervertido y acabaré matándolo. Por favor, ponte algo que muestre menos escote y piernas. Demonios, usa vaqueros, un suéter y unos tenis. Si no hubiera parecido tan angustiado y loco, me habría cabreado. Me encantaba este vestido. Aún me hacía sentir sexy a pesar de mi vientre. Cuanto más grande se ponía el bebé, menos atractiva me sentía yo. Mi cintura desaparecía rápidamente. —Ninguno de mis vaqueros me entra, y me gusta este vestido. Me hace sentir bonita. Rush gimió y se acercó a mí. —Te ves jodidamente hermosa. Bonita no es la

palabra que uno usaría para describirte en ese vestido. Necesito que parezcas menos a una caliente inductora de orgasmos y más a mi prometida embarazada. No quiero escuchar a Kiro decirte cosas maleducadas. Quiero centrarme en que Nan y él logren hacer las paces. De acuerdo. —Bueno, cuando lo pones de esa manera, creo que podría cambiarme —respondí. —Sí, por favor. Por mí —rogó Rush. —¿Puedes bajarme la cremallera, entonces? Lo pasé bastante mal intentando subirla. Rush se acercó, me bajó la cremallera y luego deslizó el vestido por mis hombros hasta que cayó alrededor de mi cintura. No estaba usando sujetador porque la parte de atrás era muy escotada, y mis pechos desnudos parecían haber captado su atención. —Y pónte un sujetador —dijo en un susurro ronco. Luego bajó la cabeza para tomar uno de mis pezones en su boca. El metal en su lengua frotó contra la sensible carne y me agarré a sus hombros, aferrándome con fuerza.

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—Rush, tenemos una cena pronto —le recordé mientras él deslizaba el vestido hacia abajo sobre mis caderas hasta que cayó al suelo. —Ahora mismo me importa una mierda —murmuró mientras llevaba su atención de un pezón a otro. Su mano de coló en el interior de la parte delantera de mis bragas y deslizó su dedo dentro de mí con un empuje suave. Mis rodillas se doblaron. —Por favor, por… favor. —¿Por favor, qué? —preguntó, recogiéndome y poniéndome sobre el tocador detrás de mí—. Abre las piernas —exigió. Hice lo que me dijo. Su mano se deslizó por encima de mi montículo y su dedo comenzó a deslizarse dentro y fuera de mí en un ritmo constante. Cada vez que lo sacaba, la humedad en su dedo se deslizaba sobre mi clítoris, y luego bombeaba de nuevo en mí. Estaba muy cerca del orgasmo, Rush parecía saber cómo provocármelos fácilmente. —¿Se siente bien? Alguien estaba toda mojada y lista —dijo en mi oído, y me estremecí cuando su dedo se deslizó fuera y esta vez se movió hacia atrás, hacia mi otra entrada. Lo giró a su alrededor y, por sorprendente que parezca, me encendió en lugar de molestarme. Pensé que lo haría. El gemido que se me escapó no le pasó desapercibido.

—¿Te gusta eso? —preguntó mientras su dedo empujaba gentilmente esa entrada. Lo sentí en mi clítoris. Apretando los ojos, sólo asentí—. Joder, nena. No voy a ser capaz de pasar la maldita cena sin pensar en ti luciendo tan caliente y sin molestarte conmigo por jugar con tu culo. No quería ir a cenar. Quería correrme. Rush movió su dedo de vuelta a mi clítoris y lo removió varias veces y luego lo pellizcó con el pulgar y el índice, mientras el anular se deslizaba dentro de mí. Agarré sus brazos y grité en voz alta, mientras el orgasmo que había sentido construyéndose dentro de mí, estallaba. Me volví inerte entre sus brazos y me abrazó con fuerza mientras su mano se deslizaba fuera de mi ropa interior. Comenzó a lamerse los dedos de uno en uno y mi estómago se estremeció mientras lo miraba. Una sonrisa tocó sus labios cuando el último dedo salió de su boca. —Esto me mantendrá hasta que la pesadilla haya terminado. Pero hazme un favor y déjate las bragas puestas. Quiero bajar sabiendo que yo las puse mojadas.

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Sus palabras hicieron que mis pechos doliesen de nuevo. Si no se detenía, nunca iríamos a cenar. —Ponte algo que me mantenga calmado y vamos a enfrentar el infierno que nos espera —susurró Rush mientras me acercaba—. A menos que quieras quedarte aquí. Te traeré comida si prefieres evitarlo. No había manera de que me fuese a esconder aquí mientras él iba por allí y lidiaba con Nan. Iba a ir, también. Aunque tenía la intención de mantener la boca cerrada, estaría allí para el apoyo moral. —Voy contigo. Sólo dame un segundo. Estoy un poco sin aliento y débil. Rush sonrió. —Justo como me gusta tenerte. Recogí mi vestido desechado y se lo tiré. Luego me fui al armario donde había colgado mis cosas y encontré otro vestido que caía justo encima de mis rodillas y tenía un escote alto. Podía usar mis botas hasta las rodillas con este y sería bastante lindo. Me lo puse y luego volví a agarrar mis botas. —¿Llevarás botas? ¿Esas botas? —preguntó mientas metía uno de mis pies en la primera. —Sí —le contesté.

Rush gimió y sacudió la cabeza. —Malditas botas, hacen que un hombre piense en ti llevando nada más que eso. —Rush. Tienes que parar. Crees que todo el mundo quiere verme desnuda. En caso de que no lo hayas notado, tengo una barriga que asusta. Ningún hombre quiere verme desnuda… excepto tú. Ambas cejas se le dispararon hacia arriba. —¿De verdad crees eso, no? —No lo creo. Lo sé. Rush dejó escapar un suspiro de derrota. —Y esa es una de las razones por las que eres tan condenadamente irresistible. Ven, mi dulce Blaire. Vamos a cenar.

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14 Traducido por BeaG Corregido por Carolyn

Rush

C

on Blair a mi lado durante la cena no iba a ser capaz de concentrarme en Nan. Iba a estar protegiendo a Blaire. Cuando Nan despertó de su coma y supo del bebé, parecía haberse descongelado un poco con Blaire. Luego se enteró que Abe no era su padre. Que Kiro lo era.

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Había estado fuera de control desde entonces. Entendía su deseo de tener un padre que la quisiera. Yo había odiado a Abe Wynn durante años por el hecho de que mi pequeña hermana estuviera tan destrozada. Pero no había sido su culpa. Mi madre debió haber sido honesta, y el jodido de Kiro debió haber dado un paso al frente, como mi padre, y haber hecho algo al respecto. Blaire apretó mi mano con fuerza a medida que entrábamos en el comedor. Escaneé la habitación y me sentí aliviado de que Nan todavía no estuviera allí. Quería que Blaire se sentara y relajara antes de que mi hermana apareciera. —Pediste esta reunión familiar y llegas tarde. —Kiro arrastró las palabras mientras se recostaba en la silla y miraba a Blaire. Estaba comenzando a odiar al tipo. Por varias razones. —Nan no está aquí todavía. No llegamos tarde —respondí y guié a Blaire al otro extremo de la mesa, la senté junto a Dean y tomé la silla a su lado. —Está raro. Comenzó a beber ron temprano —le explicó Dean a Blaire. La mirada de disculpa en el rostro de mi padre me recordó que él no era tan cruel como su amigo. Ya sabía eso. Él no me había ignorado. Pero Kiro no había ignorado a Harlow, tampoco. Sin embargo, me preguntaba cómo habría sido si la madre de su madre no la hubiese tomado. Kiro sólo suministraba el dinero. Su abuela la había criado. Él sólo aparecía con ponis y promesas que nunca mantuvo. —Sólo estoy siendo yo —gritó Kiro desde el otro lado de la mesa—. ¿Estás manteniendo a tu linda chica lejos de mí, no? —dijo con una risa—. Sólo estoy mirando, chico. No es como que si la fuera a tocar. Ella lleva a tu hijo. Me

mantengo alejado de las embarazadas. No quiero que me culpen de tener más hijos. Blaire se tensó a mi lado y puse mi mano en su pierna. Esto no era algo que debía molestarla. Era bueno. Incluso si quería que él dejara de mirarla. —Papi, deja a Rush y Blaire en paz. Molestándolos sólo haces que todo el mundo se incomode —dijo Harlow. Ella había estado sentada tranquilamente al lado de Kiro. Raramente hablaba, así que no estaba acostumbrado a su suave voz. Todavía me asombraba que este tipo la hubiese hecho. No era nada como él. Ella era la única persona que podía hacer que se calmara. Su voz parecía tranquilizarlo. —Está bien, querida. No quiero arruinar tu cena. Sólo me estaba divirtiendo. —Sin diversión —respondió ella en una suave orden. Blaire agachó la cabeza a mi lado. —Me agrada —susurró tan suave que casi no la escuché. Sonreí. No había estado equivocado sobre Harlow si a Blaire le agradaba. Ella era una genuina chica buena. Nan le iba a dar el infierno.

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El fuerte sonido de tacones golpeó el suelo de mármol que llegaba al comedor. Me tensé y preparé para Nan. Ella se abalanzó en la habitación vistiendo un corto y esponjoso vestido azul como el hielo y tacones, su largo cabello rojo estaba en lo alto de su cabeza con rizos que caían alrededor de su cara. Se había asegurado de verse bien para esto. Esa era Nan. Noté como sus ojos observaban a todo el mundo en la mesa. La mirada irritada con la que miró a Blaire no era nada comparada con la llena de odio que le lanzó a Harlow. Esperé a ver si decía algo que necesitara callar. Harlow mantuvo su mirada baja y jugó con la servilleta en su regazo. La tensión en la habitación era obvia, y odiaba que Nan pensara que tenía que hacer esto para llamar la atención. —Siéntate, chica, y deja de estar parada ahí gruñendo. Queremos comer — dijo Kiro con ligereza y los ojos de Nan lo miraron airadamente. Observó al otro lado del asiento de Kiro y luego caminó para sentarse al lado de Dean. La pequeña niña en ella todavía tenía miedo de ser rechazada. Sabía que mi padre no la iba a rechazar. —No sabía que la habías traído —respondió Nan. Blaire estaba tan tensa a mi lado que quería abrazarla hasta que se relajara. —Por supuesto que lo hice. Va a donde yo voy. Nan rodó los ojos. —Extraño al viejo Rush. —Yo no —respondí.

—Este es un asunto familiar. ¿Crees que puedes mantenerte unos momentos lejos de él o planeas asfixiarlo por el resto de su vida? —El dolor de Nan se estaba convirtiendo en amargura rápidamente. Sin embargo, no iba a desquitarse con Blaire. Me incliné sobre la mesa y nivelé su mirada fija. —Nunca más le hables de esa manera. Si ella no hubiera aceptado venir conmigo, no habría venido. No subestimes su importancia. Ella es mía. Respeta eso. Nan se erizó y se recostó en su silla. Odiaba hablar de esa manera cuando sabía que le estaba haciendo daño. Pero Blaire estaba primero. Siempre. —Me muero de hambre. ¿Dónde está la maldita comida? —gritó Kiro fuertemente. Dos mujeres en sus veinte llegaron corriendo con bandejas. Normalmente no había camareras por aquí. Dean y Kiro no iban a lo grande en cenas formales. Pero Dean había llamado a una empresa de catering para manejar la cena de esta noche. La mujeres tenían una mirada de fascinación en sus ojos mientras ponían los aperitivos en la mesas y tomaban las órdenes de las bebidas. —Mírate —dijo Kiro mientras deslizaba una mano por la pierna de una de las mujeres.

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—Papi, no —susurró Harlow. Kiro dejó escapar una risa dura y guiñó un ojo a la camarera. —Más tarde. —Dios. No puedo creer que mi madre haya dormido con ese hombre —dijo Nan un poco demasiado alto. —No vayas ahí, Nannette —advirtió Dean. Ya era demasiado tarde. Pude ver la molesta diversión en los ojos de Kiro. —¿Por qué no? Soy un jodido Dios del rock, niña. Un jodido. Dios. Del. Rock. —Tomó un sorbo de su bebida y sonrió—. Todas las mujeres quieren una probada. Tu mami no fue la excepción. —Papi, por favor —dijo Harlow, estirando la mano y tocando su brazo ligeramente. —Mi madre era demasiado joven para ser más sabia —disparó Nan en respuesta. —No era tan joven. Sólo estaba intentando hasta lo imposible dormir con cada uno de nosotros. Creo que se puede decir que oficialmente puede aclamar el récord de “Se ha follado a todo Slacker Demon” y esa no es una tarea fácil. Dean es más exigente que la mayoría.

El rostro de Nan palideció y sabía que tenía que intervenir antes que esto se saliera de control. —Gracias, Kiro, por asegurarte de que fuéramos conscientes de los hábitos sexuales de nuestra madre cuando era más joven. Ahora, ¿podemos pasar de eso y tratar de llevarnos bien? Asintió. —Por supuesto. Vamos a comer algo de esta mierda. Las meseras rápidamente comenzaron a caminar alrededor de la mesa con bandejas de comida y preguntándonos qué queríamos. Blaire rechazó casi todos los aperitivos. Sólo tomó una rebanada de pan. —¿Por qué no estás comiendo más que eso? —pregunté, preocupado. Se inclinó hacia mí para que nadie más pudiera oírla—: Porque no puedo comer carne cruda o quesos con leche sin pasteurizar mientras estoy embarazada. Mierda. Algo más que no sabía. Empujé mi silla y me dirigí a la cocina. Iban a hacer algo que ella pudiera comer.

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15 Traducido por Mary Haynes. Corregido por Jezel07.

Blaire

N

o tenía que preguntarle a Rush qué estaba haciendo. Ya lo sabía. Regresaría con comida que pudiera comer. Si no estuviera tan hambrienta me gustaría tratar de detenerlo, pero realmente quería comer algo más que sólo pan.

—Has convertido a mi hermano en tu perra. Es patético —siseó Nan a través de la mesa.

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—Guárdate las garras, Nan, Blaire está embarazada y necesita comer. Rush está cuidando de lo que es suyo —respondió Dean antes de lanzar de nuevo una ostra cruda de la concha en su boca abierta. —¿No entiendes lo que es control de natalidad? ¿O fue tu plan desde el principio? ¿Amarrarlo con un bebe? Era bastante probable que el resto de mi vida tuviera que lidiar con este tipo de actitud por parte de Nan. Enojarme y alejarme de ella no era una opción para mí. De hecho, no tenía la intención de pegarle una pistola en la cara otra vez, pero no iba a dejar que me hablara así sólo por ser la hermana de Rush. —Me doy cuenta que estás herida y enojada. Pero no te he hecho nada. Así que, por favor, retrocede. Dean rió a mi lado. Los ojos de Nan sólo brillaron más. Fabuloso. No había hecho nada más que enfurecerla. —Escúchame, pequeña perra. No importa lo que creas que tienes, no lo tienes. Yo soy su hermana. Su sangre. Él me va a elegir si se da el caso. Así que no te atrevas a amenazarme. Por más que quería subir a la habitación de Rush y esconderme de todo esto, solo la haría ponerse peor. Tenía que demostrarle que no me iba a rendir. —Esto no es una competencia. Tú eres su hermana. Yo soy la madre de su hijo. Él no tiene que amar sólo a una, Nan. Es inmaduro e inseguro pensar de esa

forma. Rush está aquí porque te ama y quiere ayudarte. No lo abofetees en la cara tratándome de esta manera. Nan abrió la boca y la cerró de nuevo. Su mandíbula estaba flexionada con la molienda de dientes que estaba haciendo. —Esa es mi chica, Blaire —gritó Kiro y el dolor que brilló en los ojos de Nan me hizo sentir pena por ella. Sabía lo que se sentía tener un padre que no te quisiera. Pero también sabía lo que se sentía tener un padre que te adoraba. Ella no. —No sé por qué siquiera lo intento. Nadie me acepta aquí. Rush era todo lo que tenía y ahora él se ha unido a ti y tú me odias —chilló mientras se paraba y tiraba su servilleta en la mesa. —Te llevaste a Rush —me señaló con un dedo y después cambió su atención hacia Harlow—. Y tú, tú tuviste el amor de mi padre. No tengo nada. —Se dio la vuelta y salió corriendo de la habitación. Rush entró justo cuando sus tacones resonaban con fuerza en el suelo y miró a Kiro. La ira en su rostro era evidente. —¿Qué hiciste? Sólo me fui por cinco minutos.

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Kiro se encogió y me señalo. —No me mires a mí. Fue tu mujer quien la hizo correr. La ira de Rush se convirtió en confusión mientras cambiaba su mirada hacia mí. —¿Blaire? ¿Qué pasó? Sacudí mi cabeza. —Me estaba acusando de cosas y sólo le dije la verdad. Rush dejó escapar un suspiro y fue detrás de su hermana. Me senté ahí preguntándome si debía irme, también. O si se suponía que tenía que quedarme. Mi pan fue olvidado en mi plato y mi estómago estaba hecho nudos. —Esta cena familiar está menguando lentamente. ¿Alguien más quiere salir corriendo antes de que nos den la ensalada? —preguntó Kiro en un tono jovial. Como podía estar haciendo bromas después de lo que había pasado, no lo entendía. Dean estiró la mano y apretó mi brazo. —Va a volver. A veces Nan solo necesita a Rush. Él lo sabe. Desafortunadamente, también lo sabía.

***

Rush no había regresado cuando la cena acabó. Kiro estaba completamente metiendo mano debajo del vestido de la camarera. Harlow lo estaba ignorando y se terminó su vino en silencio. Dean tenía su atención sobre la otra camarera. Estaba más que segura de que las mujeres estaban en el menú de ambos hombres. La que Dean estaba mirando se mantenía riendo y encontrando razones para caminar hacia él. Con suerte, él no iba por ninguna parte del cuerpo todavía. Yo estaba más que lista para pararme e irme. —Creo que puede ser hora de que Blaire y tú suban y vayan a la cama —le dijo Kiro a Harlow sin mirarla. Estaba enfocado en los senos de la camarera y su mano seguía debajo de su falda. —Estoy totalmente de acuerdo —respondió Harlow, poniéndose de pie y mirándome con una sonrisa de disculpa. La imité y comencé a agradecer a Kiro y a Dean por la cena cuando me di cuenta que la mano de Dean estaba ahora entre las piernas de la otra camarera. Decidí salir de prisa detrás de Harlow. —Lamento que hayas tenido que presenciar eso. Papá bebe más ahora que Nan está levantando el infierno. Cuando bebe, él … eh… requiere una gran cantidad de mujeres.

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En otras palabras, tiene sexo más a menudo. Asentí. Sin embrago, ¿cuál era el problema de Dean? Sólo una caliente leyenda del rock acostumbrada a obtener lo que quiere, supongo. —Pensé que Rush ya habría vuelto —contesté, con ganas de cambiar el tema. Harlow asintió. —Sí, yo también. Me estoy dando cuenta que Nan puede ser una niña problemática. Problemática era una palabra amable para Nan. Estaba pensando en algo más como “perra”. —Me odia. Supongo que necesito aceptarlo y aprender a vivir con ello. Sólo que no me gusta en el lugar en que pone a Rush. Un grito fuerte y luego un gemido salieron del comedor. Harlow hizo un ruido de arcada. —Ugh, vamos. Podemos tomar el ascensor en lugar de las escaleras. Amortiguará el ruido. —¿Están… haciéndolo en el comedor? —pregunté, asombrada por la falta de privacidad y el hecho de que el resto del personal del servicio podían oírlos en la cocina. —Lo harán en cualquier lugar. Confía en mí. No quieres saber lo que he visto en los últimos años. Creo que es la razón por la que todavía soy virgen. Bueno, eso y el hecho de que soy muy tímida con los chicos.

Era un milagro que Harlow fuera tan inocente como con este tipo de comportamiento de su padre. —Yo era virgen hasta Rush. A veces lo mejor es esperar a que llegue la persona correcta. Harlow sonrió y asintió con la cabeza. —Sí. Pero también está la posibilidad de que nunca suceda. No socializo mucho. Mi vida aquí es muy privada. Siempre he odiado el sexo por lo que he visto hacer a mi papá. Pero últimamente me pregunto si tal vez sólo tengo que verlo en una luz diferente. Rush y tú parecen felices juntos. Me sentí triste por ella. Al parecer, había crecido muy sobreprotegida por su abuela y luego había visto el lado contrario de las cosas viviendo con Kiro. Tenía que estar muy confundida. —¿Tenías citas en Carolina del Sur? —pregunté. Se encogió de hombros. —No mucho. Mi abuela no era fanática de que tuviera citas. Decía que eso guiaba al sexo. Tenía que esperar hasta estar casada para tener sexo. Así decía en su Biblia. ¿Pero si no tenía citas como se suponía que llegara a casarme? —Harlow dejó escapar una risa suave—. Sin embargo, no importaba. Nunca podía encontrar palabras cuando un chico que me atraía estaba cerca. Me convertía vergonzosamente en tímida y torpe. Estoy mejorando con la edad, creo.

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Harlow era una belleza clásica. Elegante y perfecta. Era difícil creer que no hubiera tenido muchas citas. —Voy a ir a mi habitación. Tengo un libro por terminar. Recientemente me encontré con autores indie en mi Kindle y me he vuelto ligeramente adicta. —¿Indie? —pregunté. Harlow asintió. —Libros electrónicos de auto-publicación. He encontrado algunos diamantes en bruto. Puede ser que necesitase conseguir un Kindle. —Disfruta, entonces —le respondí y me dirigí a la habitación de Rush.

16 Traducido por CrisCras Corregido por Itxi

Rush

N

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an era un desastre sollozante. Por más mala que era, mi corazón se rompía por ella. Todavía era mi hermana pequeña, le habían hecho tanto daño. Ambos padres. Había intentado toda mi vida ser la persona con la que pudiera contar, pero no había sido suficiente. Necesitaba sentirse amada y aceptada por uno de sus pésimos padres, siempre llenos de excusas. —Ella me odia. —Nan sorbió por la nariz, hipando—. Me hizo quedar como una tonta justo enfrente de Kiro. Ni siquiera le importa que esté buscando una manera de que él me quiera. Estaba seguro de que Nan había empujado a Blaire a decir las cosas que había dicho, pero no señalé eso. Justo ahora, después de una hora, conseguía que Nan se calmara lo suficiente para hablar conmigo. Necesitaba a alguien ahora mismo y estaba bastante seguro de que yo era la única persona en el planeta a la que le importaban sus problemas. —Sé que la amas, pero es mezquina. Es fría y cruel. ¿Recuerdas cuando me apuntó con un arma? —Nan sollozó y se limpió la cara empapada de lágrimas. —Eso fue un poco diferente. Mamá y Abe acababan de destruir su mundo. Estaba enfadada y tú estabas burlándote de ella. Nan dejó salir una risa dura. —Siempre vas a ponerte de su parte. Incluso si se burla de mí y de mi necesidad de tener un padre que me quiera allí mismo, delante de todos. Enfrente de Harlow. Dean. Kiro. No se preocupa por mis sentimientos. Blaire estaba embarazada y le costaba más controlar sus emociones. Sin embargo, necesitaba hablar con ella acerca de estar tranquila entorno a Nan.

Cuanto antes consiguiera que ella y Kiro estuvieran en buenos términos, más pronto nos podríamos marchar. No me gustaba tener que hacer malabares entre Blaire y mi hermana. Era demasiado. —Ella no debería haber dicho lo que dijo. Sin embargo, tú tampoco deberías haberle dicho nada a ella. —Sólo estaba recordándole que tú también me amas. Me estaba mirando con odio. Blaire tenía muchas razones para odiar a Nan. Sabía eso. Sólo deseaba que aprendiera a dejarlo ir. Cuando había insistido en venir aquí, había pensado que era su forma de perdonar a Nan. Parecía que estaba equivocado. —Yo trataré con Blaire. Esto no sucederá otra vez. Pero tienes que empezar a encontrar formas de dejar ir esta amargura, Nan. No puedo ayudarte si sigues actuando de esta manera frente a Kiro. Él está acostumbrado a tratar con Harlow. No contigo. Harlow es tranquila y cuida de sí misma. Eso es todo lo que Kiro soportará, y estoy seguro de que de niña, adivinó eso rápido. Tienes que darte cuenta que Kiro no te aceptará por ti. Es mimado y egoísta. Es una leyenda. La gente le adora y se nutre de ello.

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—Odio mi vida. Yo… a veces pienso que sería más fácil para todos si simplemente termino con ella. Sentí un fuerte dolor en mi pecho, y extendí una mano y tiré de ella hacia mis brazos. —No puedes hacer eso porque te amo. Te quiero alrededor. Necesitas un cambio para encontrar la felicidad, Nan. No te hagas esto a ti misma. Y nunca, y quiero decir NUNCA, digas algo así de nuevo. Asintió contra mi pecho y empezó a llorar suavemente. Me pregunté si mi herida hermana nunca sanaría.

***

Pasaron varias horas más antes de que volviera a la casa. Nan estaba en su hotel. Se negó a quedarse con Kiro y Harlow. Le había escrito mensajes a Blaire dos veces y no había oído nada de ella. Estaba preocupado. Seguí diciéndome a mí mismo que estaba dormida. Corrí a nuestra habitación y abrí la puerta para encontrarla acurrucada en la cama, dormida. Todavía llevaba su vestido y parecía tener frío. Caminé hacia ella y

empecé a desvestirla con delicadeza. No quería despertarla, pero tampoco quería que estuviera incómoda mientras dormía. Una vez que la desnudé, retiré las mantas y la metí dentro. No podía creer que le hubiera dicho algo hiriente a Nan. Pero Nan había sido firme respecto a que Blaire había arremetido contra ella. Probablemente eran las hormonas del embarazo. Me incliné y besé la cabeza de Blaire antes de levantarme y dirigirme a la ducha. Ni siquiera habíamos estado aquí durante un día y ya estaba estresado y listo para irme.

***

Los golpes en la puerta comenzaron justo después de que mi cabeza tocara la almohada. O al menos se sintió de esa forma. Blaire se agitó en mis brazos y me di cuenta del sol que entraba por las ventanas. Tal vez sí había conseguido dormir algo. —¿Quién es? —preguntó Blaire en un susurro somnoliento.

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No lo sabía, pero no quería que Blaire se despertara de esta manera. Sabía que se había quedado hasta tarde esperando por mí. —No estoy seguro. Quédate aquí —respondí y la besé en la frente antes de salir de la cama y ponerme mis pantalones vaqueros desechados. Abrí la puerta de la habitación de un tirón para encontrar a mi padre con aspecto de tener resaca y estar enfadado. —Tienes mierda con la que tratar. Lo que sea que le dijiste ayer a Nan, no ayudó. Su culo se va a mudar aquí —gruñó Dean. Ese era un paso en la dirección correcta. Ella necesitaba una oportunidad de acostumbrarse a Kiro. Esto sería bueno para ambos. —Entonces mi charla ayudó. Es hora de que Kiro la acepte y recupere el tiempo perdido. Dean dejó salir una risa dura. —Eso no sucederá, Rush. Estás haciendo que se haga falsas esperanzas si eso es lo que le estás diciendo. Kiro es Kiro. No es una maldita figura paterna y eso es lo que ella quiere. Tal vez. Pero al menos tenía que ayudarla a intentarlo. —Simplemente ve abajo y ayuda antes de que todo el infierno se desate — dijo Dean antes de darse la vuelta y marcharse. Cerré la puerta antes de volver junto a Blaire. Estaba sentada en la cama con su cabello desordenado por el sueño y la sábana frente a su pecho desnudo. Lo que

realmente quería era volver a meterme en la cama con ella y olvidar toda esta mierda con Nan. —Lo siento —le dije mientras caminaba de regreso a la cama. Frunció el ceño. —¿Cuándo volviste anoche? —Tarde. Nan fue difícil. Blaire asintió con rigidez y luego dejo caer su mirada de la mía. Me acerqué a su lado de la cama y me senté junto a ella, luego deslicé un dedo bajo su barbilla y le levanté la cabeza para que me mirara. —Oye, ¿qué pasa? Dejó escapar un profundo suspiro de cansancio. —Podrías haber llamado. Esperé por tu llamada. Me quedé dormida preocupándome por ti. —Llamé —le aseguré—. No respondiste. Blaire alcanzó su teléfono y lo miró. —Me llamaste después de las once. Me había quedado dormida para esa hora. Quiero decir que podrías haber llamado antes que eso.

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Tenía razón. Debería haberlo hecho. Malditos Nan y Kiro. No iba a poner a Blaire en segundo lugar de nuevo. Había jurado que ella venía primero y lo decía en serio. Sin embargo, ayer por la noche, la decepcioné.

17 Traducido por Annabelle Corregido por Vericity

Blaire

I

ntentaba con todas mis fuerzas de no sonar como un bebé, pero estaba enojada. —Debí haberte llamado antes. Lo siento. Nan comenzó a amenazar con quitarse la vida y entré en pánico. Me encontraba en modo de hermano

mayor.

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Siempre se encontraba en modo de hermano mayor con Nan. Al venir aquí sabía que tendría que lidiar con mucho de Nan, pero estaba resultando ser más difícil de lo que había imaginado. Especialmente luego de la forma en la que me había tratado anoche. No creía ni por un segundo que se suicidaría. —Te está manipulando. Odio verla manipulándote. Rush se levantó y pasó una mano por su pelo, caminando hacia la ventana. No estaba de acuerdo conmigo. Podía darme cuenta por la manera tan tensa en la que tenía los hombros. Lucía a la defensiva. —Está molesta y dolida. Sé que en el pasado fue una perra contigo, pero en este momento, yo te necesito. ¿Podrías no decirle cosas feas? ¿Por mí? En verdad estoy muy preocupado por su estabilidad mental en estos momentos. ¿Cosas feas? Yo no le había dicho nada a Nan. ¿Acaso pensaba que lo haría? —Yo fui la que dijo que debíamos venir. Entiendo que necesite tu ayuda. ¿Por qué crees que le diría cosas malas? —dije, levantándome. Rush dejó caer su cabeza hacia atrás, y cerró los ojos con fuerza, como si en verdad no quisiera estar teniendo esta conversación. Algo andaba mal. —Sé lo que le dijiste en la mesa anoche. Ella me lo contó. Y sí, tienes todo el derecho de decirle esas cosas, pero en este momento, simplemente necesito que no lo hagas. Mientras más pronto pueda arreglar esto, más pronto regresaremos a Rosemary y abandonaremos esta pesadilla.

—¿Qué fue lo le que le dije anoche en la mesa? No entiendo lo que me estás diciendo —respondí, sintiendo un nudo en mi estómago. ¿Nan estaba mintiendo sobre mí? Ella era la que había dicho cosas feas en la mesa. No yo. —Siente como que te burlaste de ella. Sólo… probablemente, lo mejor sería que no le hablaras. Volví a sentarme sobre la cama y permití que por mi mente corrieran todas las conversaciones de anoche. ¿En qué sentido siente que me burlé de ella? Si fue ella quién me atacó. Un suave toque en la puerta interrumpió lo que estaba a punto de decir, y Rush dejó salir un gruñido de frustración antes de levantarse para ir a abrir. —Lo siento. No quisiera interrumpirlos, pero Nan está exigiendo saber cuál es la habitación de papá. No necesita despertarlo. Eso sería malo. —La suave voz de Harlow sonaba ansiosa. —Mierda —murmuró Rush. Me lanzó una mirada—. Lo lamento. Regresaré en unos minutos. Sólo regresa a la cama y descansa un poco. No permitiré que nadie más te perturbe.

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Permití que las lágrimas cayeran una vez que la puerta se cerró. Cuando le había dicho que viniera a lidiar con Nan, creí que esto sería más sencillo. Tenía la esperanza que después del accidente y de su comentario de querer ser parte de la vida del bebé, estaría un poco más manejable. Me equivoqué. Venir aquí había sido una mala idea. Mi estómago se retorció y me congelé. Me senté quieta y esperé a que el bebé pateara y me asegurara de que todo se encontraba bien. Nada ocurrió. Coloqué ambas manos sobre mi estómago y sentí otro retorcijón. Haciendo una mueca de dolor, intenté calmar mi corazón que estaba comenzando a acelerarse. Algo andaba mal. Una ola de náuseas me golpeó de pronto, y me recosté hacia atrás y cerré los ojos. Tal vez me había levantando demasiado rápido esta mañana. Necesitaba comenzar a ser más cuidadosa. Toda esa intensa tensión acumulada en esta casa comenzaba a afectarme. Cerré los ojos y tomé varios respiros lentos y profundos. No volvieron más retorcijones, y sentí una suave patadita contra mi mano. Con ese poquito de alivio, comencé a quedarme dormida.

***

Cuando abrí los ojos, el sol se había movido y ahora brillaba con fuerza por las ventanas. Tenía que ser pasado el mediodía. Estiré la mano para buscar mi teléfono y ver la hora. Era la una. Debía haber estado más agotada de lo que pensé. Rodé para levantarme y una bandeja de comida se encontraba sobre una mesita al lado de la cama. Envolví la sábana a mí alrededor y fui hacia ella. Sonreí al recoger la pequeña notita con la letra de Rush en ella. Lamento lo de esta mañana. Estabas agotada y me descargué contigo. Nada de esto es tu culpa. Sólo quiero que todo esto termine para llevarte de vuelta a casa. Come algo. Yo iré a ver si puedo hablar con Kiro. Te amo más que a la vida, Rush.

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Levanté la cubierta de metal que se encontraba protegiendo mi plato, para encontrar fresas frescas y crema, salmón, y una rebanada de tostada. Mi estómago aún no se sentía muy bien, así que decidí mantenerme lejos del salmón, pero tomé una fresa y la introduje en la crema antes de darle una mordida. El dulce sabor golpeó mi lengua, y me sentí mejor. Sentada en el borde de la cama, me comí todas las fresas y la tostada antes de levantarme e ir a tomar una ducha.

18 Traducido por JanusNelly Corregido por Verito

Rush

E

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staba anormalmente cálido para ser finales de noviembre. Me había puesto unos pantalones cortos y una camiseta para salir a disfrutar el calor del sol de California.

Blaire todavía no había salido del cuarto. Si no se levantaba pronto iba a ir a conseguirle un nuevo plato de comida e iría alimentarla yo mismo. Estaba agradecido de que pudiera dormir, pero también necesitaba comer. Harlow había dicho que no creía que Blaire hubiese comido mucho en la cena de anoche. Debería haberme quedado con ella e ir tras Nan una vez que Blair se hubiera ido a la cama. Si mi dramática hermana no fuera tan volátil, no estaría tratando de ayudarla. Simplemente no sería capaz de vivir conmigo mismo si la ignoro y algo le pasa. Por más dolor en el trasero que fuese, ella seguía siendo mi hermana. Yo aún seguía viendo a la pequeña niña con coletas sonriéndome con la boca sin dientes. Ella había sido mía mientras crecíamos. Nadie más se había preocupado por ella. Me era difícil olvidar eso. —¿Dónde está esa chica tuya? —preguntó Kiro mientras se dirigía hacia el patio trasero donde había decidido esconderlo de Nan. —Está durmiendo —respondí, contento de ver que Kiro estaba fumando afuera en vez de adentro. —Es tan linda. Me recuerda a mi Harlow —dijo antes de poner el cigarrillo que estaba sosteniendo entre sus labios. —Sí. Es bastante perfecta —concordé. —Necesitas protegerla un poco más de Nan. Estaba derramando veneno sobre ella anoche. Tu chica lo manejó bien. Me quedé malditamente impresionado. Pero necesitas cuidar mejor de ella —dijo arrastrando las palabras, entonces

sacudió las cenizas de su cigarrillo antes de darse la vuelta y caminar de regreso a la casa. Empecé a preguntarle de qué estaba hablando cuando Nan salió disparada por la puerta llevando un bikini y un par de tacones de aguja. —¿Que estás haciendo, chica? —le pregunto Kiro en un tono molesto. —Yendo a tomar algo de sol. ¿Por qué? ¿Quieres acompañarme? ¿Tal vez hablar conmigo? —escupió Nan con odio. Quería sacudirla y preguntarle por qué tenía que ser tan malditamente difícil. —No, quiero saber cuándo vas a sacar tu trasero fuera de mi casa. Sigues removiendo el drama. Harlow nunca va a salir de su maldita habitación. Es hora de ir a fastidiar a tu mamá por un tiempo y dejarme en paz. —Hice una mueca al ver el dolor en los ojos de Nan. Maldita sea, Kiro era cruel. —¿Por qué estoy tratando, siquiera? No quieres conocerme. No te importa conocerme. Tienes a Harlow y eso es todo lo que quieres. No soy nada para ti — gritó Nan.

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—Harlow no es una perra malvada, Nan. Trata de ser un humano normal y podría querer conocerte. No me quedé con tu mamá por una razón, chica. Adivina cuál fue —gruñó, pasándola, y entró a la casa. Los ojos de Nan se veían vacios mientras permanecía allí mirando a la puerta. Diablos. Me puse de pie y me acerqué a ella. Ella me vio y movió su cabeza. —No. No te quiero a ti tampoco. Tú también me odias. La elegiste a ella. Todos eligen a alguien más. Nadie me quiere —sollozó Nan y se dio la vuelta y echó a correr hacia la casa. Me paré en la puerta y escuché cómo sus tacones pisaban ruidosamente el piso hasta que se desvanecieron. Tendría que ir y hablar con ella pero le iba a dar tiempo para calmarse. Necesitaba algo de tiempo a solas. —Eso no sonó bien —dijo Blaire, interrumpiendo en mis pensamientos. Me volví para verla bajando por las escaleras. Su largo cabello rubio estaba recogido y llevaba un traje de baño azul claro con un pareo transparente blanco que colgaba de su hombro y le llegaba a la mitad del muslo. Sus ojos parecían cansados pero lo que acababa de oír había causado un gesto de preocupación. —Sí, fue brutal —respondí, acortando la distancia entre nosotros y tirando de ella antes de besar esos rellenos labios rosas. No me gustaba ver su ceño fruncido. Deslizó sus manos alrededor de mi cintura y abrió la boca para mí. Probé el sabor a menta de su pasta de dientes y disfruté de la calidez sedosa de su boca.

Movió sus labios sobre los míos y un suave gemido escapó de su boca. Llevarla de regreso por las escaleras hacia el cuarto sonaba bien. Empezó a retroceder y miré sus ojos entrecerrados. Sonreía con satisfacción. —Harlow dijo que el día estaba cálido. Pensé en venir a tomar un poco de sol. He estado demasiado tiempo adentro —dijo. Ella necesitaba aire fresco. —Creo que es una buena idea. ¿Por qué no te vas a acostar en una tumbona y te masajeo los pies? Sus ojos brillaron con tanta emoción que casi reí. Últimamente le encantaba que le masajearan los pies. Sabía que era porque llevaba más peso con el bebé y no estaba acostumbrada a eso. —Suena maravilloso —concordó, y se apresuró a sentarse en el sillón más cercano. Mi celular sonó en mi bolsillo y empecé a ignorarlo. Blaire me miró mientras me paraba sobre ella. —¿No vas a contestar? —preguntó. Deslicé la mano a mi bolsillo y vi el número de Nan en la pantalla. Debería ignorarlo. No podría ser bueno. Quería tiempo con Blaire. Quería masajear sus pies y mirar las sexys caritas que hacía cuando lo hacía.

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—Sólo atiende, Rush. Si no lo haces te vas a preocupar luego —dijo. Murmurando una maldición, di clic al botón de contestar y lo acerqué a mi oído. Antes de que pudiera decir hola, los sollozos de Nan me saludaron. —No vengas tras de mí. Te dije la otra noche que quería terminar con todo y lo hago. Esto es todo. Todos me odian, me cansé. Adiós, Rush —grit en el teléfono antes de cortar la llamada. —Mierda —gruñí, metiendo el teléfono en mi bolsillo. Tenía que ir tras ella. Quería creer que Blaire tenía razón y Nan no se haría daño, pero no podía asumirlo. —Está amenazando con suicidarse otra vez —dije, observando a Blaire y la mirada de decepción en su cara. La estaba decepcionando. Odiaba eso. Desearía que nunca hubiéramos venido, pero entonces jamás sería capaz de perdonarme si algo le pasaba a Nan. —Adelante. Todo está bien. Te necesita, así que está actuando para tener tu atención —respondió Blaire. Sus palabras tenían sentido. Probablemente tenía razón. —No sabemos si realmente va a tratar de hacer algo. No puedo simplemente creer que es una amenaza vacía. —Lo sé.

—Soy todo lo que tiene, Blaire —solté, sin querer. No estaba enojado con Blaire. Me enojaba que fuera tan malditamente comprensible, y no tenía que serlo. Me enojaba que siguiera siendo puesta en espera por mi familia. Odiaba que simplemente me dejara ir todo el tiempo sin hacerme sentir culpable. Odiaba todo esto. —Lo sé —respondió otra vez. Esta vez pude oír el dolor en su voz y me odiaba por ponerlo ahí. —Lo siento, yo sólo… —Solamente necesitas ir a checar a tu hermana. Lo entiendo —terminó Blaire por mí. El duro tono en su voz me preocupó, pero no teníamos tiempo para manejar esto ahora. Cuanto más tiempo que me quedara aquí, peor se iba a poner esto. Iba a solucionar las cosas con ella después. También iba a amenazar a Nan con meterla en un hospital mental hasta que parara de amenazar con herirse a sí misma. Luego regresaríamos a Rosemary. Quería recuperar mi vida.

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19 Traducido SOS por Julieyrr Corregido por Carolyn

Blaire

D

urante los siguientes días, las cosas se volvieron más tensas. Rush apenas estaba en la mansión. Cuando lo hacía, era por poco tiempo. Nan y Kiro siempre peleaban y ella salía corriendo. Rush iba siempre detrás de ella.

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Sabía que ésta era la razón por la que habíamos venido aquí, pero no me esperaba esto. Nan realmente era más inmadura de lo que pensaba. Kiro era un dolor en el trasero. Harlow lo veía y lidiaba con ello. Ella no asaltaba la casa gritando no ser amada. Casi siempre se quedaba escondida en su habitación leyendo. De vez en cuando venía afuera conmigo, cuando hacía bastante calor. Extrañaba a Rush. Echaba de menos verlo sonreír. Ya no lo estaba haciendo mucho. La noche anterior le había mencionado que tal vez tenía que darle a Nan algo de espacio para lanzar un ataque, y dejarle ver que él no iba a ir tras ella. Ver cómo lo manejaba. Pero liberó su frustración conmigo—: Ella está amenazando con suicidarse, Blaire. No puedo ignorar eso. No creo que lo haga, pero todavía no puedo ignorarlo. A alguien tiene que importarle una mierda. Ese alguien soy yo. Nadie más lo hace. No había dicho nada más después de eso. No quiso escucharme y yo no quería que me hablara bruscamente. Eso me desgastaba. Toda la situación lo hacía. Estaba empezando a entender por qué Harlow se escondía. Dos veces ya había encontrado a Kiro con alguna chica que parecía de mi edad, enroscada a su alrededor. No era una imagen mental que quisiera. Él lo hacía siempre que quería. Había aprendido a permanecer alejada de la sala de juegos. Esa mesa de billar no se usaba para billar. Un golpe en la puerta interrumpió mis pensamientos, y por una vez me alegré. No quería pensar en la distancia entre Rush y yo en estos momentos. Me ponía tensa.

Harlow asomó la cabeza dentro de la habitación. —¿Quieres ir a la piscina conmigo? Papá no está en casa, así que ninguna aventura sexual se está llevando a cabo ahí —dijo con una sonrisa tímida. También habíamos encontrado a Kiro desnudo en la piscina con, no una, sino dos chicas. Eso había sido incómodo. Él se había reído tan fuerte que seguro sus vecinos lo oyeron. En lugar de estar avergonzado o apenado por su comportamiento, pensaba que era gracioso. —Suena bien. Me pondré el traje de baño y me encuentro contigo afuera — le dije. Harlow era lo único bueno de este lugar. Estaba lista para volver a Rosemary y tener a mi Rush de vuelta, en lugar de esta tensa y furiosa versión que había tomado su lugar. Pero iba a extrañar a Harlow. Rápidamente me cambié y me puse mi bata antes de dirigirme a la piscina. Era una elaborada pieza de trabajo. Las cascadas y la fuente de agua en el medio eran la guinda. El detalle y la idea que se había puesto en esta piscina la hacían parecer realmente algo salido de una selva tropical exótica de algún lugar. Era relajante sólo mirarla.

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Harlow estaba sentada en una reposera, leyendo en su E-Reader cuando llegué ahí. Tomé el asiento de su lado y estiré las piernas. Hoy era el día más caluroso que habíamos tenido hasta ahora. Estábamos a treinta grados. Loco, considerando que faltaban dos días para diciembre. Empecé a preguntarle cómo celebran las fiestas, cuando algo me detuvo. Los calambres estaban de vuelta. Levanté las rodillas y acuné mi estómago tratando con fuerza de no llorar. He querido decirle a Rush sobre esto después de la última vez, pero antes de que tuviera la oportunidad, se iba con Nan de nuevo. —¿Blaire? ¿Estás bien? —preguntó Harlow a mi lado. —No estoy segura —le contesté con sinceridad. Sentí que una lágrima se deslizaba y odiaba que ella estuviera a punto de verme así. Quería ir a casa. Harlow se acercó para sentarse al borde de mi reposera y me estudió. —¿Te duele algo? —preguntó. Me limité a asentir. Harlow frunció el ceño y observó alrededor. —¿Dónde está Rush? —Fue a ver a Nan —le contesté. Mi estómago se apretó de nuevo e hice una mueca. Ella se puso de pie. —No creo que las mujeres embarazadas hagan muecas y lloren de dolor. Necesitamos que te hagan un chequeo. Puedo conducir hasta mi

doctor. Él es un verdadero fan de mi papá y podrá atenderte sin una cita. Voy a llamar a su oficina por el camino. No quería ser quien exagerara. Así que tener a Harlow haciéndolo por mí, hizo la decisión más fácil. Asentí, dejé que tomara mi mano y me ayudara a levantarme. —Tengo que ir a cambiarme de ropa primero —dije mirando el traje de baño y la bata que acababa de ponerme. —Ve a cambiarte, yo también lo haré. Llevaré mi coche alrededor de la entrada principal. Puedo llamar a mi médico en el camino. —Gracias —le contesté antes de ir adentro y subir al cuarto de Rush. Pensé en llamarlo, pero cambié de opinión. Ya tenía una mujer que lo necesitaba. Esto podría no ser más que gases, por lo que sabía. Lo llamaría si el médico creía que debía. No había razón para poner más presión sobre él. La pequeña voz en mi cabeza me susurró lo que no quería admitir—: Tienes miedo de que tú y el bebé no estén primero. No quieres que tenga que elegir.

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Empujé lejos ese pensamiento. Cambié mi bikini por un par de bragas y me puse un vestido antes de dirigirme rápidamente abajo. Me sentiría mejor después que el doctor me dijera que todo estaba bien. Justo al llegar al último escalón, otro dolor me golpeó y me tuve que agarrar de la barandilla para mantenerme de pie. Los calambres me hicieron gemir. —¿Estás bien? —El tono de preocupación en la voz de Dean me sorprendió. Forcé una sonrisa y asentí. —Sí, estoy bien. Sólo voy a que me revise el ginecólogo de Harlow. Estaré de vuelta pronto. Dile a Rush que lo llamaré si lo necesito. —¿Dónde está Rush? —gritó Dean detrás de mí mientras me dirigía hacia la puerta. —Con Nan —contesté, y luego abrí la puerta y fui hacia el Audi convertible de Harlow.

***

Harlow no se había equivocado cuando dijo que el médico me atendería de inmediato. Habíamos llegado y la enfermera me había llevado sin pedirme que llenara papeles o incluso haberme registrado. —Voy a esperar aquí —me dijo Harlow.

Me alegré de que no viniera conmigo. Ella me agradaba, pero no éramos lo suficientemente cercanas para dejar que me acompañara a un exámen, por el momento. —Entre y quítese las bragas. Puede dejarse su parte superior. Y cúbrase con la manta sobre la mesa. El médico estará con usted en un momento —me informó la señora. Asentí y le di las gracias. Una vez que la puerta se cerró detrás de ella, entré en el vestuario y deslicé mis bragas fuera. La raya roja en mi ropa interior me hizo hacer una pausa y tomar una profunda respiración. El terror que lentamente comenzaba a invadir mis pensamientos dificultó mi respiración. Me quedé mirándolas fijamente preguntándome si esto era normal. Si esto podría estar bien. Debería haber llamado a Rush. Me tomé un momento para orar. No lo hago a menudo, pero en este momento necesitaba a alguien para proteger a mi bebé.

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Después de mi súplica silenciosa salí del vestuario, me acerqué a la mesa y cubrí mi desnuda parte inferior. Un golpe rápido en la puerta y luego una pausa antes de que se abriera me hicieron sentir ligeramente mejor. Iba a tener ayuda. Este médico sabría qué hacer. Tenía esperanza. Un hombre mucho más joven de lo que me esperaba entró seguido por la enfermera que me había traído a la habitación. —Señorita Winn, soy el doctor Sheridan. Harlow me dijo que está experimentando dolores y que está muy lejos de su médico en Florida. Asentí. —Sí, señor. También estoy sangrando un poco. —Las palabras salieron en un sollozo ahogado que no había estado esperando. —Bueno, esto podría ser algo tan simple como deshidratación. No se preocupe, todo estará bien —dijo mientras se sentaba y me hacía deslizar mis pies en los estribos—. ¿Qué está haciendo tan lejos de casa? —preguntó mientras empezaba a examinarme. —Mi novio y yo estamos aquí visitando a su padre —le expliqué, y lo dejé así. No hay razón para decirle la verdadera razón por la que estábamos aquí. —¿Cómo conoce a Harlow? —preguntó —El padre de mi novio es Dean Finlay —dije, pensando que si el hombre era un fan de Kiro sería capaz de entenderlo fácilmente. Hizo una pausa. —¿En serio? ¿Así que este bebé que estamos comprobando aquí es nieto de Dean Finlay?

Asentí y deseé que dejara de hacer tantas preguntas y siguiera adelante con la revisión. Necesitaba saber que mi bebé estaba bien. Debería tener más interés en su examen. —No quiero alarmarla, señorita Wynn, pero hay que hacer una ecografía para comprobar al bebé. Después de eso, quiero vigilarlos a usted y al bebé durante un par de horas aquí en la oficina. Esto sucede a menudo. Estoy tomando precauciones y asegurándome que todo está bien. También quiero que beba líquidos. Melanie le traerá algo de beber una vez que terminemos con el ultrasonido. Tenemos una habitación en la parte de atrás especial para esto. Cuenta con una cómoda cama. Melanie atenuará las luces y reproducirá música relajante mientras usted descansa. No me iba a internar en el hospital. Era algo bueno… ¿no? Me las arreglé para asentir otra vez. —Voy a enviar a Melanie a que le diga a Harlow lo que vamos a hacer, en caso de que quiera ir a hacer otra cosa hasta que la llame. ¿Está bien para usted? — preguntó.

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Me había olvidado de Harlow. —Sí, por supuesto. Dígale que dije que saliera. Voy a dejarle saber cuándo tenga que volver. No la quiero sentada aquí todo el tiempo. El médico asintió y salió por la puerta. La enfermera que supuse era Melanie, me ayudó a levantarme. —Vaya a ponerse tus bragas de nuevo y luego la llevo a hacer el ultrasonido.

20 Traducido por SomerholicSwifitie Corregido por vaviro78

Rush

E

n el momento en que llegué a la habitación de Nan, ya estaba enojado. Había dejado mal a Blaire y todo era la maldita culpa de Nan. Si no fuera tan condenadamente egoísta, yo ni siquiera estaría aquí. Necesitaba decirle que tenía que madurar y hacerle frente a las cosas. Estaba harto. No podía seguir haciéndolo. Ella tenía que resolver esto. Yo era su soporte.

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Llamé a la puerta de su habitación de hotel y esperé. Había hablado con el portero y Nan había regresado hace unos quince minutos, así que sabía que estaba aquí. Esperé unos minutos y luego volví a llamar y nada ocurrió. Más juegos malditos. Empecé a golpear la puerta más fuerte. —Nannette, abre la puerta. —dije en voz alta. Un botones se detuvo cuando me vio golpear a la puerta de Nan. —Mi hermana está aquí y no contesta. Estoy preocupado por ella. —Mentí—. ¿Podría abrir la puerta? El hombre todavía no parecía muy seguro de mí. Podía decir por la mirada en su rostro que estaba cerca de llamar a seguridad. A Nan le encantaría eso. Alcancé mi bolsillo trasero y saque la billetera. —Verifique mi licencia. Soy Rush Finlay. Mi hermana Nannette está en esa habitación. Tenerme afuera es realmente una mala idea. —Sí, señor. —Respondió el botones. Había reconocido mi apellido. En Los Ángeles pasaba mucho más de lo que lo hacía en Florida. Abrió la puerta y yo entré a la suite, a punto de gritarle a Nan por ser una niña cuando vi su cuerpo desplomado en el sofá. Yacía allí en una posición poco natural. Corrí hacia ella y le busqué el pulso para encontrarlo, lo sentí débil contra mis dedos. Quería llorar de alivio. —Necesito paramédicos, AHORA —rugí mientras el botones se quedaba parado en la enorme puerta de Nan.

—Sí, señor —respondió y tomó el teléfono de su cintura y empezó a decirle a cualquiera que estuviera en el otro extremo exactamente lo que estaba pasando. —¿Qué hiciste, Nan? —pregunté mientras mi corazón golpeaba dolorosamente contra mi pecho. Tenía la garganta apretada y no podía conseguir respirar profundamente. No le había creído. Había pensado que estaba tratando de llamar la atención. Me había vuelto como todos los demás en su vida. La había ignorado. Era un hermano horrible. La abracé contra mi pecho cuando mi teléfono vibró en mi bolsillo. Lo saqué, vi el nombre de Harlow en la pantalla y lo arrojé a un lado. No estaba de humor para hablar con Harlow. Ella era parte de lo que atormentaba a Nan. No tenía nada que decirle en este momento. La mecí en mis brazos suavemente. Esto era culpa de Kiro. Pagaría por ello. Si algo le pasaba, pagaría por ello. —Te tengo, Nan. No te voy a dejar, pero no puedes irte —le susurré mientras esperábamos para obtener ayuda. Se sintió como una eternidad antes de que oyera pies golpeando en el pasillo y al portero al decir—: Aquí.

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Tres paramédicos llegaron corriendo a la habitación y les entregué a Nan. Comenzaron a revisar sus signos vitales mientras estaba allí y observé impotente. Oí el timbre de mi celular desde donde lo tiré en el suelo. Debía tomarlo. —Ella ha tomado algo. ¿Sabe lo que es? —me preguntó uno de los hombres. —No, acabo de llegar —le contesté, paralizado. Tenía una sobredosis. Mierda. Corrí al baño y encontré dos frascos de medicamentos vacíos en el fregadero. Demasiados analgésicos—. ¡JODER! —rugí. Un paramédico llegó a mi lado, sacándome las botellas. —Tenemos que hacerle un lavado de estómago. ¿Es usted de la familia? — preguntó. —Hermano —me las arreglé para decir. —Está bien. Vamos a sacarla de aquí. Puede irse en la ambulancia — respondió. Vi en un aturdimiento de incredulidad cómo ponían el cuerpo inerte de Nan en una camilla y empezaban a sacarla de la habitación. La seguí. Mi teléfono sonó a la distancia, pero lo dejé. En este momento, tenía que salvar a mi hermana.

***

Seis horas más tarde, me senté junto a la cama de Nan en el hospital. No había despertado todavía, pero los médicos dijeron que creían que tendría una recuperación completa. Al parecer, la había encontrado a tiempo. Acababa de perder el conocimiento por las píldoras cuando había llegado. No tenía mi teléfono y tenía que llamar a Blaire. Estaría preocupada por mí, a estas alturas. No había estado listo para hablar con ella por el momento. Esto no era culpa de Blaire, pero yo estaba demasiado sensible como para hablar con alguien. Necesitaba que me dijeran que Nan viviría antes de que pudiera pensar en nada ni nadie más. Ahora, me sentía culpable por no llamar a Blaire. Dejar mi teléfono en el hotel de Nan no había sido inteligente. Sólo había estado en un estado de shock y nada tenía sentido en ese momento. Iba a tomar a Nan para ayudarla y luego iría por Blaire para llevarla fuera de L.A, de nuevo a Rosemary. Tenía que llamar a mi madre. Ella debería estar lidiando con esto. No yo.

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Kiro no iba a hacer nada al respecto. Nan quería algo que nunca tendría. Era hora de que lo dejara ir. Una enfermera abrió la puerta y caminó hacia mí. La miré y decidí que era el momento que dejara de tratar de ser todo para Nan porque me estaba absorbiendo. —Tengo que hablar con el médico. Cuando esté lista, la quiero admitida en un centro que le pueda ayudar a conseguir un control sobre las cosas. Necesita ayuda que yo no le puedo dar —dije en voz alta por primera vez en mi vida. Estaba admitiendo que le había fallado a mi hermanita. En lugar de sentirme culpable, sentí una enorme liberación de la carga sobre mis hombros. —El doctor Jones estará aquí en breve. Querrá admitirla, también. Necesita ayuda, me alegro de que esté de acuerdo. Eso siempre hace que estas cosas sean más fáciles. Nada de esto sería fácil, pero era lo mejor para todos.

21 Traducido SOS por Julieyrr Corregido por CrisCras

R

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ush aún no había vuelto. No había contestado a mis llamadas ni mensajes. Había estado en el doctor por más de cuatro horas y él no se había comunicado conmigo ni una vez. Mi bebé estaba bien, pero el médico dijo que tenía que descansar, beber más líquidos y eliminar el estrés. El siguiente paso sería reposo total en cama si no cumplía con esto. Quedarme aquí y hacer frente a Nan no iba a ayudarme. Tenía que irme. Eché un vistazo a mi teléfono para asegurarme de que no me había perdido ninguna llamada desde la última vez que lo había comprobado hacía tres minutos. Estaba tratando de no preocuparme por Rush. Tenía que reducir mi estrés. Mi bebé me necesitaba. Harlow había estado muy callada en el coche. Sabía que ella no tenía idea de qué decir. Rush nunca había aparecido o llamado. Ella también había intentado llamarlo. Su silencio era lo que necesitaba. No quería hablar de ello. Volver a Rosemary no sonaba atractivo. En este momento, quería alejarme también de Rush. Rosemary sólo haría que lo echara de menos y pensara en él. Un golpe en la puerta interrumpió mis pensamientos y la abrí. Dean estaba en el otro lado con aspecto cansado. —Rush llamó a Kiro y le hizo saber que llamó a Georgianna para que viniera aquí. Esperamos que llegue pronto. No sé cuánto tiempo va a llevarle llegar aquí o dónde está, para empezar. Sólo pensé que podrías querer saber que la malvada reina estaba de camino aquí. Rush había llamado a Kiro fue todo lo que escuché. —¿Cuándo llamó Rush? —Hace una hora, más o menos, supongo. Me lo acaba de decir.

Rush estaba bien. Tenía su teléfono. Simplemente estaba eligiendo no responderme. Una vez más, me encontré con la brutal verdad de que Nan era más importante. Asentí con la cabeza y cerré la puerta. Busqué en mi lista de contactos hasta que encontré el número de mi papá. Contestó al segundo timbrazo. —¿Blaire? —Su voz sorprendida sólo me recordó lo poco que le había llamado. Podía oír el viento de su bote. —Papá, necesito irme lejos. ¿Puedo ir a visitarte? —pregunté, negándome a llorar. Ya había hecho una llamada como ésta una vez antes, y aunque me había defraudado, al final yo había pensado que había encontrado la verdadera felicidad. Ya no estaba tan segura. —Por supuesto. ¿Qué está mal? —No puedo soportarlo más. Necesito un lugar para pensar. —Ve al aeropuerto de Key West y estaré allí esperándote. Solo déjame saber cuándo aterrizará tu avión.

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—Está bien, voy a llamarte con la información tan pronto como la sepa. Gracias. —No me lo agradezcas. Soy tú papá. Es para lo que estoy aquí. Cerré los ojos con fuerza y colgué el teléfono. Realmente estaba a punto de dejar a Rush. Mi corazón se rompió con el pensamiento. Fui a la aplicación Delta4 de mi teléfono y encontré el primer vuelo de LAX rumbo a Atlanta. Tendría una parada ahí antes de subir a un avión con destino a Key West. Después de reservar mi vuelo, empaqué mi ropa rápidamente y llamé a un taxi. Sabía que lo más razonable sería dejarle una nota a Rush, pero estaba demasiado enojada con él ahora mismo. Le enviaría un mensaje más tarde. Tal vez después de que él decidiera que devolver mis llamadas era importante. Nadie me vio mientras salía de la casa y subía al taxi. Estaba agradecida. No quería dar explicaciones. No tenía que hacerlo.

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Aplicación de la línea aérea Delta.

22 Traducido por Anelynn Corregido por Itxi

Rush

G

eorgianna se dirigía a LA. Iba a ir con Nan a admitirla en las instalaciones que el doctor le sugirió. Nuestra madre probablemente se aseguraría de que fuera lo más moderno una vez que llegara allí. Yo ya me había asegurado de que fuera el mejor médicamente. Georgianna estaría más preocupada por las apariencias que por el bienestar mental de Nan. Algo estaba mal con Nan y necesitaba a alguien que la ayudara. Yo tenía una familia de la que cuidar. No podía seguir siendo responsable de mi hermana.

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Una vez que Nan había despertado y hablado conmigo, le había dicho que nuestra madre estaba en camino. Cuando se quedó dormida de nuevo, me fui a buscar mi celular. Blaire me había llamado varias veces junto con Harlow. Me había preocupado por ella y tenía un montón que hacer. Di clic en el primer mensaje de Blaire.

Harlow me llevó con su doctor. Estaba teniendo calambres. Me han dado un ultrasonido y estoy en una habitación siendo monitoreada.

Mi estómago cayó. El bebé. Oh, Dios, no. Comencé a correr por los elevadores mientras me detenía para escribirle el siguiente mensaje.

¿Dónde estás?

¡No! Necesitaba saber si estaba bien.

¿Estás bien?

¡Joder! ¿Estaba bien? No había más mensajes de ella. Di clic en el primero de Harlow.

Blaire está teniendo calambres y está sangrando. La llevé con mi doctor y la están manteniendo aquí por unas horas para observarla y asegurarse de que está bien. Llámame, te diré dónde estamos.

Eso fue hace ocho horas. ¡MIERDA! También era el único mensaje de Harlow. Era por eso que había intentado llamarme. ¡YA NO MÁS! ¡NO MÁS, JODER! Iba a llevar a Blaire a casa esta noche. El siguiente mensaje que recibí de Blaire fue hace cinco horas. ¿Dónde estaba? Marqué su número y fue directo al buzón de voz. ¿Estaba en el hospital? No, no, no podía estar en el hospital. Tenía que estar bien. Nuestro bebé tenía que estar bien. Marqué el número de Harlow. —Hola.

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—Soy Rush, ¿cómo está Blaire, dónde está? No tenía mi teléfono. Dios, dime que está bien. Por favor —divagué en el teléfono mientras corría saliendo del hotel a mi coche. —Está bien. Creo que está preocupada por ti y tal vez… herida —replicó Harlow. Un bulto se formó en mi garganta y fue difícil de tragar. —Estoy en camino. Por favor dile que estoy en camino. Nan tomó un montón de analgésicos y he estado en el hospital con ella. Tuvieron que hacerle un lavado de estómago — expliqué, no quería que Blaire se enojara conmigo, pero más importante, no quería que estuviera dolida. —Oh. Lo siento —replicó simplemente Harlow. —Por favor dile a Blaire. Estoy en camino ahora —repetí. —Ella no bajó para la cena. Toqué en su puerta para darle un plato pero no respondió. No quiero entrar en caso de que esté durmiendo. Ha tenido un largo día. No estaba comiendo. No estaba respondiendo la puerta. El miedo a que algo le estuviera pasando, o de encontrarla como había encontrado a Nan me aterrorizaba.

—Por favor, ve a abrir la puerta y compruébala. Asegúrate de que está bien —rogué. —De acuerdo —replicó Harlow después de una pausa. Colgué y lancé el teléfono al otro asiento y aumenté la velocidad por Sunset Drive.

***

Cuando abrí la puerta principal de la casa y encontré a Harlow parada en el vestíbulo con mi papá, me congelé. —¿Qué? —pregunté, con miedo de moverme. —Se ha ido. Sus maletas no están. No está en otra habitación, ya revisé — respondió Harlow. Sacudí la cabeza y entré. —¿Se ha ido? ¡No pudo haberse ido! ¿A dónde iría?

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—Probablemente a algún lugar donde no tenga que lidiar con la mierda de Nan y su prometido que salió corriendo, dejándola y no respondiendo sus malditas llamadas. Esa sería mi suposición. Eres un estúpido cabrón, justo como yo, hijo —dijo Dean, con repulsión en su voz, antes de alejarse. —Tuve que decirle porqué estaba corriendo de habitación en habitación revisándolas. Me atrapó —susurró Harlow. —¿Dejó una nota? —pregunté, marcando su número otra vez sólo para llegar a su buzón de voz. Harlow sacudió su cabeza. Pasé junto a ella y di dos pasos a la vez antes de irrumpir en una carrera de nuevo. Este día había ido de mal a jodidamente desastroso. Dando un tirón para abrir la puerta de la habitación, el silencio que me encontré hizo que mis rodillas cedieran. Pude ver una pequeña impresión en la cama donde ella había estado acostada más temprano hoy. Harlow tenía razón. Se había ido. Cada pequeño rastro de Blaire se había ido. Me había necesitado. Nuestro bebé me había necesitado y yo había estado con Nan, otra vez. Merecía ser dejado. Cerré la puerta detrás de mí antes de inclinarme contra la pared y deslizarme hacia al piso para llorar. El miedo de perder a Nan había sido espantoso pero la idea de perder a Blaire y mi bebé era insoportable. No merecía a

Blaire. Le había prometido que siempre estaría ahí aunque mi familia siguiera alejándome. Era tiempo para dejar que eso pasara. ¿Pero qué si era muy tarde? Sacudí mi cabeza y limpié las lágrimas de mi cara. La encontraría y rogaría. Me humillaría. Lo que sea que necesitara hacer, lo haría. Entonces, nunca la dejaría otra vez. Por nadie.

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23 Traducido por Leii123 Corregido por Itxi

Blaire

A

quí está. No es mucho, pero es mío —dijo mi papá mientras subía a un bote con una pequeña cabina que, estaba segura, sólo tenía una cama. Tenía la esperanza de que hubiera un sofá de algún tipo allí

también.

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Había estado tan aliviada cuando me bajé del avión en el pequeño aeropuerto y me encontré a Abe ya esperando por mí. Estaba preocupada de que hubiera gastado el último de mis ahorros en boletos de avión para ver a un hombre que podría no aparecer. Esta vez, había venido por mí. —La buena noticia es que tiene dos literas y una cama de dos plazas. Voy a tomar una litera y tú puedes tener la cama. Será más fácil para ti y el bebé. Fui y conseguí algunas cosas en la tienda. Cosas que sabía que te gustaban. La nevera es muy pequeña, pero tengo un enfriador con hielo aquí también, en el que mantengo cosas frías. Me paré en el usado bote y vi cosas de mi padre. Su sombrero favorito de pescar, el que mi madre le había dado para el Día del Padre cuando era una niña, colgado en el gancho de entrar en la cabina. La caja de los trastos que Valerie y yo le habíamos comprado un año para Navidad estaba en una esquina con la caña de pescar que él había comprado un verano cuando nos habíamos ido de vacaciones familiares a Carolina del Norte. No me había dado cuenta de que todavía tenía esas cosas. —Es perfecto, papá. Gracias por dejarme venir aquí. Sólo necesitaba escapar —dije, girándome hacia él. Su bigote y barba necesitaban recortarse, pero todavía podía ver su boca frunciéndose. —¿Qué pasa, osito Blaire? Parecías tan feliz hace una semana. ¿Cómo fue que las cosas consiguieron ponerse así de mal tan rápido?

No quería hablar de eso por el momento. —Dormí en el avión y no fue un buen sueño. Han pasado más de veinticuatro horas desde que he estado en una cama. ¿Puedo tomar una siesta primero? —pregunté. Papá parecía aún más preocupado por mi cansancio. —No deberías haberte presionado de esa manera. ¿Por qué tenías que volar en la noche? No importa, puedes decirme más tarde. Sólo tienes que ir allí dentro y bajar esas escaleras para ir a la parte de atrás. Voy a llevar tu bolsa abajo. No hay mucho espacio, pero podemos manejarlo. No me preocupé por intentar tomar un baño en el diminuto cuarto o de cambiar mis ropas. Estaba demasiado cansada para preocuparme por algo. —Sólo quiero dormir un poco —le aseguré. La cama llenaba todo el "dormitorio". Tocaba todas las paredes. Me metí en ella desde la puerta y tiré mis zapatos antes de acurrucarme en una bola y caer dormida.

***

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Era tarde cuando me desperté. El suave balanceo del bote era relajante. Estaba agradecida de no sufrir de mareo por el movimiento. Sería malo si lo hiciera. Estirándome, me senté y alcance mi bolsillo para sacar mi teléfono y encenderlo. Había estado evitando esto. A estas horas, Rush sabría que me había ido y estaría molesto. No estaba preparada para lidiar con él por el momento. Todavía necesitaba un poco de tiempo para decidir qué hacer. No revisé mis mensajes de voz o mensajes de texto una vez que se prendió. Lo puse de nuevo en mi bolsillo y subí los escalones del pequeño cubículo en la cubierta principal. Papá no estaba alrededor, pero en el aeropuerto había mencionado que tenía un trabajo en la marina y que necesitaba ir esta tarde. A cambio, le permitieron mantener su bote amarrado aquí gratis. La pequeña nevera tenía unas cuántas botellas de agua, así que saqué una y agarré un plátano de la cesta de frutas que estaba puesta en la parte superior del refrigerador antes de salir a sentarme en el sol. Estaba ventoso pero soleado. Similar a la temperatura en Los Ángeles. —¿Abe sabe que estás en su bote? No me parece que sea el tipo de hombre que se enrolla con mujeres que apenas son legales —preguntó una voz profunda detrás de mí. Me di la vuelta para ver a un hombre en sus veintitantos años de pie en el bote amarrado al lado del de mi padre. Estaba sin camisa y sus pantalones

colgaban bajos en sus caderas. Era obvio que hacía trabajo manual. Era delgado pero sólido. Su largo pelo castaño estaba aclarado por el sol y sujetado en una cola de caballo baja. Varias hebras estaban sueltas. No podía ver sus ojos porque llevaba gafas tipo aviadores. —¿Hablas? —preguntó con una sonrisa y tomó un trago de la botella de agua en su mano. —Sí —le contesté, todavía un poco sorprendida. No había estado esperando que papá tuviera vecinos. Este era un bote, por el amor de Dios. ¿Cuántas personas vivían en sus barcos? —¿Dónde está Abe? ¿O estás colándote? —Era implacable en su interrogatorio. —No lo sé. Me desperté y se había ido —le respondí. El chico levantó una de sus cejas. —¿Así que él sabe que estás aquí? ¿Quién era, un maldito policía? —Abe es mi padre. Es muy consciente de que estoy aquí —le contesté, sonando un poco más molesta de lo que quería.

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Una sonrisa se dibujó en su rostro y tenía dientes blancos y perfectos. No era lo que esperaba de un tipo que tenía el pelo como él y vivía en un bote. —Así que eres Blaire. Gusto en conocerte. Soy Captain —respondió y tomó otro trago de su botella de agua. —¿Captain? —pregunté antes de que pudiera detenerme. Sabía que sonaba grosero. —Sí —respondió. —Es sólo... es un nombre extraño —contesté. Dejó escapar una risita baja. —En realidad, no. He estado viviendo en este bote desde que tenía dieciséis. Hace diez años. Considera que si alguien es el capitán5, soy yo. —Él me lanzó un guiño y luego se volvió y se dirigió hacia el interior de su cabina. Una vez sola de nuevo, me recosté en mi asiento y apoyé las piernas sobre un cubo boca abajo. Mi teléfono empezó a sonar e incluso debatí mirarlo. Si era Rush iba a querer contestarle. Tal vez era hora de que lo hiciera. Necesitaba saber dónde encontrarme. Bajé la mirada y, por supuesto, el nombre de Rush estaba en la pantalla de mi teléfono. Hice clic en contestar y lo acerqué a mi oreja. No estaba segura de qué 5

Juego de palabras, por su nombre “Captain” que significa capitán en español.

decirle. Había sido un desastre emocional cuando tuve que salir corriendo. Necesitaba espacio y tiempo. Ahora lo estaba extrañando. ¿Cómo iba a casarme con él si ni siquiera podía estar a su lado cuando me necesitaba? ¿Iba a estar siempre con este malestar cuando él no estuviera cerca cuando lo necesitara? —¿Blaire? Por favor, Dios, dime que contestaste el teléfono. —La voz de Rush estaba mezclada con pánico. Me sentí culpable. —Soy yo —le contesté. —¿Dónde estás, cariño? Por favor, dime dónde estás. Juro que nunca te dejaré de nuevo. Ya me cansé de lidiar con la mierda de mi hermana y de ser el padre que mis padres no fueron. Sólo te necesito a ti. Por favor, ¿dónde estás? Estoy en Rosemary y no estás aquí. —Estaba tan preocupado. Lo había asustado. Mi garganta se apretó y mis ojos punzaron. —Estoy en Key West con mi papá —le contesté. —Mierda. ¿Te pasó a buscar por el aeropuerto? ¿Te estás quedando en su bote? ¿Te está alimentando? —Rush se detuvo en sus muchas preguntas y respiró hondo. Me di cuenta de que estaba tratando de calmarse.

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—Él fue por mí, y estoy bien. Compró algunas provisiones antes de que llegara aquí, así que he comido. —Me detuve y apreté mis ojos fuertemente con el fin de contener las lágrimas. No quería llorar. Rush se volvería completamente loco si me escuchaba llorando—. Lo siento. Estaba molesta y necesitaba alejarme de todo. Necesitaba tiempo para pensar. —Sé que estás molesta. Tenías todo el maldito derecho a estar molesta. Pasaste por un susto sin mí y me odio por ello. Deberías haberme dejado. Demonios, yo me habría dejado. —Se detuvo y respiró hondo—. ¿Puedo ir a buscarte? ¿Por favor? Te necesito, Blaire. ¿Sería siempre así? ¿Siempre iría en segundo lugar después de Nan? ¿Iría nuestro bebé en segundo lugar? Sabía que él creía que había terminado con ella, pero no era tonta. Amaba a su hermana y lo mataría ignorarla cuando ella lo necesitara. Supongo que lo que tenía que preguntarme era ¿podría vivir sin él? No. Era así de sencillo. Incluso con mi corazón todavía sufriendo porque ayer no hubiera estado allí para mí y el bebé, aún lo necesitaba, no podía imaginar la vida sin él. —Nan tuvo una sobredosis. La encontré inconsciente en la habitación del hotel. Dejé mi teléfono allí cuando me fui corriendo con los paramédicos para llevarla al hospital. Es por eso que no te respondí. Lo siento mucho, Blaire. Estoy tan malditamente arrepentido. —La súplica en su voz rompió mi corazón. Debería

haber sabido que se trataba de algo serio. Rush siempre respondía a mis llamadas y textos. —¿Nan está bien? —pregunté. No porque me importara Nan, sino porque me importaba Rush. —Sí. Le hicieron un lavado de estómago. Mi madre la va a llevar a un centro en Montana para obtener ayuda. No puedo seguir tratando de controlarla. Tengo que concentrarme en ti y nuestro bebé. Levanté la mirada mientras mi padre entraba en el bote. Llevaba una bolsa de papel en una mano y un litro de té dulce en la otra. No estaba lista para dejarlo aún. Acababa de llegar aquí y me gustaba verlo feliz. O por lo menos, contento. —Quiero quedarme y visitar a mi padre por un tiempo —le dije, sabiendo que iba a discutir. Estaba extrañándole muchísimo y sabía que él sentía lo mismo. —Está bien. ¿Puedo ir a visitarlo, también? —preguntó. Mi padre me estaba mirando y una pequeña sonrisa tiró de sus labios. No tenía que decirle lo que había preguntado Rush. Él ya lo sabía. —Dile al chico que venga. Tengo lugar para uno más.

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—Me gustaría eso. Te echo de menos —le contesté. Rush dejó escapar un suspiro. —Dios, cariño, yo también te echo de menos. Malditamente demasiado. Estaré ahí tan pronto como pueda conseguir un vuelo para allá.

24 Traducido por kass :) Corregido por Findareasontosmile

Rush

N

ecesitaba llegar a Blaire. Necesitaba abrazarla y asegurarme de que no la había perdido y que ella y el bebé estaban bien. Luego la convencería de ir a casa y que se casara conmigo inmediatamente. No quería esperar más. No debería haber esperado tanto tiempo.

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Mi avión aterrizó treinta minutos antes de lo programado. Habíamos salido antes de lo planeado. No quería esperar hasta el momento en el que le había dicho que llegaría y no quería que viniera al aeropuerto. Cogí un taxi y le dije que me llevara al puerto deportivo. Iba a encontrar el bote de Abe yo mismo. Key West no era un lugar muy grande. La encontraría antes de que ella se marchara. Caminando hacia el muelle, fui por las filas de barcos atracados, buscando alguna señal de Blaire o Abe. La había llamado, pero había ido directamente al buzón de voz. Había barcos de vela, de pesca, e incluso casas flotantes atracadas en ese lugar. Varios de ellos tenían personas viviendo a bordo. Estaba cerca del final cuando vi a un hombre de pie cerca de la parte atrás de su bote. Tenía los brazos cruzados sobre su desnudo pecho mientras miraba por encima del bote junto a él. Empecé a preguntarle si sabía dónde estaba el bote de Abe Wynn cuando seguí su mirada. Largo cabello rubio caía por su espalda y se movía descuidadamente con el viento. El familiar vestido que llevaba era uno de sus favoritos últimamente, ya que era una de las pocas cosas que aún le quedaban. El pequeño estómago que se le había desarrollado durante las últimas semanas estaba ocupando más espacio y la longitud de él era más corto de lo que yo preferiría. Asimilando su costado, sentí todo de nuevo… hasta que me di cuenta de que era lo que el hombre sin camisa estaba mirando. Ella no se había dado cuenta porque estaba de espaldas y estaba observando la cristalina y azulada agua mientras el sol poniente encendía una diversidad de colores. Pero yo sí lo vi.

Mi cavernícola interior quería ir a su bote y lanzar su culo al agua. Sin embargo, no podía hacerlo. Tan cabreado como estaba de que estuviera mirando lo que era mío, entendí por qué lo hacía. Era impresionante. Quería detenerme y mirarla, también. Tomé la otra ruta cavernícola, dirigiéndome directamente hacia el bote de su padre y salté dentro, tirándola a mis brazos antes de que pudiese girarse para ver quién era. —Rush —dijo con un suspiro de satisfacción y el cavernícola se sintió como si estuviera golpeando su pecho. Sabía que era yo. Me encantó eso. Enterré mi nariz en el hueco de su cuello y respiré profundamente. Olía tan condenadamente bien. Hoy su dulce olor estaba mezclado con el mar. Quería desnudarla y averiguar si también olía en todas partes como el mar.

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Puse mis manos sobre su estómago sólo para recordarme a mí mismo que nuestro bebé estaba todavía bien. Estaba sano y Blaire estaba bien. Cada vez que pensaba en ella sangrando y con calambres, mi corazón se sentía como si se hubiese detenido. Básicamente la había abandonado en los últimos días, tratando de tener bajo control a Nan así podía irme. Mis últimas palabras a Blaire habían sido duras y eso era todo lo que había podido pensar cuando supe que se había ido. ¿Mis palabras le habían provocado los calambres? No la merecía, pero no la dejaría ir. —Lo siento. Dios, Blaire, estoy tan malditamente arrepentido. Te amo. Nunca va a suceder de nuevo —le prometí, incluso aunque las palabras sonaban familiares a mis oídos. Hice una mueca, dándome cuenta que había dicho esto antes. Nunca debí haber ido a Los Ángeles. —Te amo —respondió ella simplemente. —Yo también te amo —le contesté, sosteniéndola mientras estábamos de pie allí, observando la puesta de sol en el agua. Cuando el anochecer nos rodeó finalmente, me incliné hacia su oído. — ¿Hay un hotel en el que podamos dormir esta noche? Te necesito y no seré silencioso. Blaire se dio la vuelta en mis brazos y deslizó sus brazos alrededor de mi cintura. Sus verdes ojos brillaban con diversión. —Puedo ser silenciosa — respondió. Extendí mi mano y metí un mechón de su cabello detrás de su oreja, luego tracé la línea de su mandíbula antes de sentir su suave labio inferior. —Yo no.

Una sonrisa de satisfacción alzó las esquinas de su boca y se puso de puntillas para presionar un beso en mi boca. —Puedes susurrar tus obscenas palabras en mi oído —contestó. Tiré de su labio inferior en mi boca y lo chupé antes de meter mi lengua dentro de su boca para saborearla. Se aferró a mis brazos y gimió suavemente, moviéndose hacia mí. Joder, no había ninguna manera de que fuese silencioso esta noche. —A menos que quieras que tu padre me oiga gemir por el dulce sabor de tu coño y gritar tu nombre cuando me venga dentro de ti, entonces necesitamos un maldito hotel. Blaire presionó su cuerpo al mío y otro gemido escapó de ella. —Dios, Rush. Te juro que si sigues hablando así voy a tener un orgasmo aquí. Ahuequé su culo y la alcé contra mí antes de cubrir su boca con la mía de nuevo. Si estaba hinchada y encendida por esas palabras como para correrse, entonces lo haría.

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Una fuerte tos hizo que Blaire se congelase en mis brazos, luego se volvió lentamente y miró por encima de mi hombro. Se sonrojó e inclinó su cabeza en mi pecho. El hecho de que estuviese escondiéndose en mí fue lo único que evitó que me volviera loco. No me gustaba la idea de que la avergonzara el que él nos viera juntos. Eché un vistazo por encima de mi hombro para ver al tipo que la había estado observando cuando me acerqué. Tener a Blaire en mis brazos nuevamente me había hecho olvidar todo lo que nos rodeaba. No es que hubiera importado. Quería que supiera que ella era mía. Quería que todos lo supieran. —Pensé que podrían querer conseguir una habitación —dijo el tipo, sonriendo mientras encendía un cigarrillo. —Estamos realmente bien. Tal vez necesitas mirar hacia otro sitio — respondí. Me aseguré de que la advertencia estuviese en mi voz. Él se rió y soltó una bocanada de humo. —Ver la puesta de sol es lo mío. Es una lástima que un hombre no pueda ver algo tan hermoso desde su propio bote. El parpadeo en sus ojos mientras miraba a Blaire en mis brazos hizo que mi sangre hirviera. Blaire debió haber sentido cómo me tensaba porque instantáneamente se pegó a mí y presionó un beso en mi pecho. —Entremos. Quiero un poco de tiempo a solas contigo —dijo, lo suficientemente alto como para que sólo yo escuchara. La miré nuevamente y me relajé. Era mía. Necesitaba calmarme de una puta vez. —Muéstrame el camino.

Blaire agarró mis brazos y me llevó a la pequeña cocina. Podía ver la puerta que conducía hacia el bote y la idea de esconderme allí con ella era demasiado jodidamente atractiva. —¿Cuánto tiempo falta para que tu padre llegue? —le pregunté, caminando detrás de ella hacia las escaleras. —No estoy segura —respondió con una risita. —¿Esa habitación tiene una puerta con cerradura?

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25 Traducido por Max Escritora Solitaria. Corregido por Jezel07.

Blaire

S

í, pero no estoy segura de cuándo estará papá en casa. No podemos entrar ahí —repliqué, sin poder contener la risa de él.

—Dulce Blaire, si no consigo entrar en ti malditamente rápido, más gente además de tu padre va a saber que estamos teniendo sexo. Esa pequeña mesa de la cocina se ve realmente bien en este momento. Me estremecí con anticipación mientras me empujaba en el cuarto inferior.

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—Sólo una cama —dijo mientras miraba el cuarto pequeño—. Demonios, sí. Me metí en la cama deshecha y me siguió antes de volverse para cerrar la hueca puerta corrediza y bloquearla. Sus palabras sucias y mi estado caliente me tenían tan excitada que no iba a tomarme mucho correrme. Estaba temblando con la necesidad de que me tocara. —Quítatelo —dijo, mirando fijamente a mi vestido. Cogí el dobladillo y me lo saqué por la cabeza antes de tirarlo a un lado del colchón. No me había molestado con un sujetador, pero estaba usando bragas. Sus ojos brillaron con pasión mientras miraba mis pechos. Me encantó saber que los signos de mi estómago hinchado no lo hacían desearme menos. De hecho, le atraía más. Se quitó la camisa, luego arrastró las rodillas delante de mí. Sus grandes manos ahuecaron mis pechos y burló mis pezones, haciéndome gemir y presionándome aún más en sus manos. Dejó que se movieran hacia el sur hasta cubrir mi estómago con ambas, y me acarició con suavidad. —Mía —dijo simplemente, con asombro y admiración en su voz. Entonces sus manos se deslizaron entre mis piernas y en las bragas que todavía usaba. Se dio cuenta de cuán exactamente excitada que estaba—. Mmmmm, mi dulce Blaire me necesita. Me gusta eso. Jodidamente me encanta —gimió y me puso de nuevo en el colchón antes de tirar mis bragas. Pasó el pulgar sobre la

almohadilla de mis pies y luego envolvió una mano alrededor de cada uno de mis tobillos y los empujó sobre sus hombros. —Rush. —Traté de detenerlo antes de que empezara sólo porque lo quería dentro de mí. Pero su lengua se movió a lo largo de mis pliegues y lamió todo el camino hasta mi clítoris, causando que todo pensamiento razonable volara lejos. Agarré un puñado de sábanas y me sacudí contra su cara mientras gritaba su nombre. No me importaba quién escuchara. El suave metal en su boca atormentó mi clítoris sin descanso mientras lo pasaba hacia atrás y adelante sobre mi sexo hinchado. —Tan jodidamente dulce —murmuró contra mí, y me desplomé. Mi cuerpo convulsionó y estaba segura que grité su nombre lo suficientemente alto como para que nuestros vecinos lo escucharan. Cuando conseguí abrir los ojos de nuevo, él estaba desnudo y metiéndose entre mis piernas. Me levanté para encontrarme con su empuje, y amé ver la retorcedura de placer en su cara mientras susurraba mi nombre esta vez.

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Rush se agachó y tiro de mis caderas para encontrarse con sus embestidas mientras se deslizaba dentro y fuera de mí en un ritmo constante. Sentí el placer construirse y me volví más frenética de sentirlo otra vez. Empecé levantando mis caderas más alto mientras agarraba sus brazos para acercarme más rápido. Rush se detuvo y me echó hacia atrás, reduciendo el ritmo a medida que avanzaba sobre mí. Su boca cubrió la mía y empezó a besarme como si tuviera todo el tiempo del mundo, cuando en realidad estaba a pocas embestidas de distancia de otro orgasmo. Su lengua corrió por la mía, enredándose con ella y luego lamiendo mis labios antes de presionar besos castos en las esquinas de mi boca y chupar mi labio inferior. —No me dejes de nuevo. No puedo perderte —suplicó. Sus caderas se movieron y presionaron profundamente en mí una vez más mientras dejaba escapar un gemido. Salí volando, aferrándome a él y prometiéndole todo lo que quería. Su grito de liberación me hizo correr de nuevo. Cuando por fin logré respirar, Rush me estaba abrazando en sus brazos y metiendo la cabeza en el hueco de mi cuello. Su cálido aliento me hacía cosquillas y tranquilizaba al mismo tiempo. —Te amo. Tan jodidamente mucho —dijo en un susurro ronco. —Te amo también. Tan jodidamente mucho —le respondí con una sonrisa feliz. Él se rió entre dientes, pero no me miró. Mantuvo su cara enterrada contra mí. —Voy a necesitarte de nuevo. Lo siento —dijo. Confundida, fruncí el ceño y retrocedí de modo que pudiera ver su cara.

—¿Por qué lo sientes? —Porque puedo ser insaciable esta noche. Han sido unas largas veinticuatro horas. —¿Quieres decir que quieres más ahora? —pregunté. Rush deslizó sus manos entre mis piernas. —Sí, nena, lo hago. *** Rush estaba durmiendo cuando escuché a papá meterse en el bote. Estaba agradecida de que se hubiera perdido toda la acción. Rush por fin se había dormido por el cansancio. Yo estaba completamente satisfecha, sin embargo. Luché contra el sueño, porque quería esperar a que mi papá regresara a casa. Cogí mi vestido y salí de los brazos de Rush, luego lo deslicé por encima de mi cabeza. Necesitaba ir a decirle que Rush estaba aquí. No le había contado nada de nada, por lo que necesitaba una explicación.

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Desbloqueando la puerta, volví la mirada a Rush quien aún estaba durmiendo plácidamente. Me levanté de la cama y salí de la habitación de puntillas por la escalera. Papá estaba sentado en la mesa de la cocina sirviéndose un vaso de leche. Me miró y sonrió. —No quise despertarte —dijo. —No lo hiciste. Estaba despierta —le contesté. Asentí hacia la parte delantera del bote, en las afueras, donde nuestras voces no llegarían a la planta baja en voz alta—. ¿Podemos hablar? Papá miró hacia las escaleras y frunció el ceño, luego asintió y se puso de pie para salir de la cabina. Cerré la puerta para ahogar todo lo que dijéramos antes de volverme para ver a mi padre. —Rush esta aquí —expliqué—. Está durmiendo. La comprensión amaneció en la cara de mi padre y asintió. —Bien. Me alegro de que el chico sea lo suficientemente listo como para venir a buscarte. Le agradaba Rush. Él me había lanzado delante de Rush, para empezar. Me alegraba que lo aprobara. Eso hacía las cosas mucho más fáciles. Quería mantener una relación con mi padre, y Rush no había sido un fan de él por un largo tiempo. —Me fui por su familia. Nan, en su mayoría. Ella es… demasiado, a veces. —Es una pesadilla. No es mi hija, puedes ser directa. Pasé suficiente tiempo con ella para saber que está en necesidad de seria atención de un padre. Asentí y me senté en el banco a lo largo del costado del bote, luego escondí las piernas debajo de mí. —No quiero odiarla porque Rush la ama. Es difícil, sin

embargo. Está determinada a alejarlo de mí. A veces creo que simplemente podría ganar. Papá se sentó en una silla de jardín de color arcoiris. —El chico te ama más a ti. Él siempre te amará más. Cualquiera puede ver eso, nena. Sólo tienes que aprender a no dejar que Nan te intimide. —Lo intento. Pero entonces cuando ella lo necesita, él está ahí. La mayoría del tiempo, a expensas de mis necesidades. Ella siempre gana. Sé que suena tonto y estoy siendo egoísta, pero necesito que me elija. Necesito que nos elija a mí y nuestro bebé sobre todos los demás. Yo no... no sé si alguna vez lo hará. —Decirlo en voz alta hizo que mi garganta se contrajera. Admitir el mayor temor de uno era difícil. Pero necesitaba que alguien me escuchara.

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—Tú mereces ser el número uno. Has pasado por mucha mierda, gracias a mí, y es hora de que un hombre te haga sentir como si fueras la persona más importante en su mundo. No es egoísta. Es normal. Esa hermana de él utiliza el hecho de que fue privada de un padre como su excusa para ser una rabiosa perra mimada. Tú fuiste entregada a un trato incluso de más mierda. Perdiste a tu hermana, tu padre, y tu madre. Has tenido más dolor de lo que esa chica pueda entender, y sin embargo tú aún amas. Aún perdonas y eres fuerte. Serás una increíble madre y esposa. —Papá dejo escapar un profundo suspiro—. Toda la vida, Rush ha pensado en Nan como su hija. Él la crió. Ella es una adulta ahora, y es hora de que la deje ir. Él está pensando cómo hacer eso y creo que lo encontrará. Te ama. Sé que lo hace. Cualquier tonto puede verlo en su rostro. Esperaba que tuviera razón. —Lo amo tanto que me temo que incluso si siempre la elige a ella, siempre voy a perdonarlo. Papá asintió y se inclinó hacia adelante para descansar los codos en sus rodillas. —Opino que si eso ocurre voy a tener que volar de nuevo a Rosemary para golpear como la mierda al chico. Sólo llámame. Siempre iré a buscarte. Sonreí al ver la expresión sincera en su rostro cuando amenazó con golpear a Rush por mí. Este era el hombre que había crecido amando. Este era el hombre que había amenazado a Cain con su rifle de caza en nuestra primera cita. Me acerque a él y envolví mis brazos alrededor de su cuello. —Te amo —susurré. —Te amo también, osito Blaire. Una tos fuerte me sobresaltó y miré atrás para ver al chico de antes, de pie una vez más viéndonos desde su bote. Empezaba a ponerme los pelos de punta. Al menos esta vez llevaba una camisa, aunque estaba desabrochada y abierta. —Buenas noches, Captain —gritó papá y el hombre levantó su cerveza en saludo. —Buenas noches —respondió, pero no se fue. Se quedó allí. —Ésta es Blaire, mi hija —dijo papá.

—Nos conocimos más temprano —le dijo a Abe y me guiñó de nuevo. Inmediatamente me sentí incomoda. A Rush no le gustaría que me guiñara. Tal vez no deberíamos quedarnos unos días. Estaba embarazada. ¿No podía ver eso? ¿Por qué iba a estar coqueteando con una mujer embarazada? —Ah, bueno entonces, bien. Me alegro que se conocieran. —Papá parecía nervioso. Algo estaba fuera de lugar. ¿Era este hombre peligroso? La puerta de la cabina se abrió y un durmiente agitado Rush salió de ella. Esta vez estaba sin camisa y sus pantalones, desabrochados. Dudaba incluso que se hubiera puesto ropa interior. Se veía como si acabara de despertarse y se diera cuenta de que yo estaba ausente y se puso sus pantalones para venir a buscarme. Sus ojos se movieron de mí a Captain y de vuelta a mí. El gruñido de enojo en su rostro me sorprendió. No había visto al hombre guiñarme ¿o sí? —Hola Abe —dijo con voz soñolienta mientras se acercaba y me atraía hacia él. Sí, definitivamente estaba afirmando su propiedad. ¿Por qué se sentía amenazado? ¿Acaso el hombre no entendía que estaba completamente obsesionada con él?

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—Rush. A pesar de que estaba completamente feliz de ver a Blaire, me alegro de que fueras lo suficientemente inteligente para venir a buscarla — respondió Abe. La advertencia en su voz era inconfundible. Estaba dejándole saber que no le gustaba que me sintiera segunda. Rush asintió y presionó sus labios en mi cabeza. —No va a suceder de nuevo —le dijo a mi padre. Papá asintió. —Bien. La próxima vez no seré tan comprensivo —le dijo. —¿Recién casados? —pregunto Captain, aún de pie mirándonos. Rush se tensó y me acerqué más a él para calmarlo. Quería ser recién casado. Que otro hombre cuestionara nuestra relación le molestaba. —Están comprometidos —explicó papá. Captain señaló con su cerveza hacia mí como si estuviera señalando mi estómago. —Tienes las cosas un poco retrasadas, ¿verdad? —La acusación en su voz causó que Rush se moviera antes de que pudiera detenerlo. Inmediatamente estaba pasándome y moviéndose a través del bote. Extendí la mano y agarré su brazo mientras su pie golpeaba el paso que llevaba afuera. —Está bien, espera —dijo papá en una fuerte voz de mando que no estaba acostumbrada a oírle usar—. Iba a esperar y explicarle esto a Blaire sin una jodida audiencia, pero parece que necesito hacerlo ahora. Como ya has empezado y hecho enojar Rush. —Le estaba disparando Captain una mirada molesta. ¿De qué estaba hablando? ¿Qué tipo de explicación?

Rush dejó de avanzar y miró a mi padre. —Nadie le habla a Blaire así. Me importa una mierda quién sea. —No estaba hablándole a Blaire. Estaba hablándote a ti. —Captain arrastró las palabras en un tono aburrido, y tomó otro trago de su cerveza. Envolví ambas manos alrededor del brazo de Rush y lo sostuve con fuerza. —Es suficiente, chico —le espetó papá a Captain. Me gustaría argumentar que él no era un niño, sino un hombre que podría muy probablemente dañar a mi padre sin sudar. Prefería que permaneciera amigable con sus vecinos. Captain levantó ambas manos y se encogió de hombros. —Bien — respondió. Me sorprendió que retrocediera tan fácilmente. Papá suspiró y volvió a mirarme a mí. —Es posible que quieras volver a sentarte —dijo. No estaba segura de que quisiera escuchar esto. ¿Por qué podría necesitar sentarme? Rush tomó mi asiento, luego me empujó a su regazo y envolvió sus brazos alrededor de mi cintura. Papá miró a Captain y frunció el ceño. No quería decirme lo que sea que estaba a punto de contar. Eso me puso nerviosa.

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—Cuando tenía dieciséis años embaracé a mi novia de secundaria — comenzó él, y agarré los brazos de Rush y los sostuve con fuerza—. Becca Lynn no estaba lista para ser mamá y seguro como el infierno que yo no estaba listo para ser padre. Acordamos poner al bebé en adopción. Los padres de Becca Lynn encontraron a los padres adecuados para el bebé y entonces ella lo tuvo y eso fue todo. No nos quedamos juntos. Rompimos por la realidad de su embarazo y lo que había pasado. Después de la graduación, se fue a la universidad en la costa oeste y yo me fui a Georgia. Nunca la vi de nuevo —dijo papá y suspiró, me estudió un momento antes de seguir adelante. Los brazos de Rush se habían aferrado a mi alrededor, y estaba sosteniéndome en él. No estaba segura de a dónde iba esto exactamente, pero tenía una idea. —Después de que tú y Valerie nacieron me di cuenta de lo preciosas que eran. Las amé tan condenadamente que me quebré una noche y le dije a su madre sobre el bebé que había tenido con Becca Lynn y al que renunciado ocho años antes. Por primera vez estaba destrozado por perder a un niño que había pensado que no quería. Tu madre hizo su objetivo encontrar a mi hijo. Buscó por años. Toda pista siempre condujo a otro callejón sin salida. Finalmente me di por vencido, ella nunca lo hizo. —Papá dejó escapar una risa triste—. El año pasado fui contactado por el investigador que tu madre había contratado y dijo que tenía una pista. No había esperado eso. No sabía qué hacer con esa información. Ese niño ahora era un adulto. Estaba seguro de que todo sería inútil. Luego tuve otra llamada. Mi hijo quería conocerme.

Me volví en los brazos de Rush para ver a Captain. Estaba apoyado contra su bote viendo el agua pero estaba escuchando. Su cuerpo estaba tenso. Esperando. Era él... ¿tenía un hermano? —Todo lo que pasó contigo, y decidí hacer las cosas bien. Tenía que empezar de nuevo. Tratar de vivir el resto de mi vida de la manera correcta porque lo único que había hecho era joderlo completamente. Lo único bueno que hice fue amar a tu madre y ser bendecido contigo y Valerie. Así que, llamé a mi hijo y me vine al sur para encontrarme con él. —Hizo una pausa y asintió hacia Captain—. River Joshua Kipling, también conocido como Captain, es tu hermano. —Joder —susurró Rush y sentí como que yo lo dije, también. ¿Los secretos de mi padre nunca acaban? —Captain fue el último regalo de tu madre para mí. Si ella no hubiera estado tan decidida a encontrarlo, entonces nunca habría llegado a conocerlo.

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Mi padre no estaba tan solo como había pensado. No estaba enojada o herida. Estaba... feliz. Me sentí aliviada. Tenía mucho en la vida que reparar. Sabía que estaba reparándolo por no ser el hombre que debería haber sido, por no tener una relación con su hijo. Mi bebé pateó contra las manos de su padre y no pude imaginar entregar a este bebé. Nunca conocerlo o sostenerlo. Eso tenía que ser como perder una parte de sí mismo. Mi padre no era un hombre completo desde que tenía dieciséis años. Desde que había perdido una parte de sí mismo. Mi corazón se rompió por él y me liberé de los brazos de Rush y me acerqué a mi padre. Envolví ambos brazos alrededor de su cintura y lo abracé. No tenía palabras por el momento para decirle que estaba feliz por él. No estaba segura de si esas palabras serían precisas. Estaba más que feliz. Estaba agradecida. Era hora de que se curara. Esto era parte de eso. —¿Estás bien con esto, osito Blaire? —preguntó apretándome en un abrazo. —Me alegro de que lo encontraras —respondí honestamente. Por ahora, eso era lo único que pude decir. —Gracias. —La emoción en su voz era fuerte. —Realmente me alegra no tener que patear tu trasero por mirar a mi mujer —oí decir a Rush y sonreí contra el pecho de mi padre.

26 Traducido SOS por Findareasontosmile Corregido por Mel Markham

Rush

N

os quedamos por cinco días más y dejé que Blaire conociera a su hermano. Captain fue mucho más fácil de tolerar una vez que me di cuenta de que no se fijaba en Blaire de manera sexual. Sólo estaba interesado en su hermana. Entendía eso. Pero también estaba feliz de empacar e ir a casa. Sólo faltaban tres semanas para Navidad y quería pasarlo en Rosemary con ella. En nuestra casa. Y también quería ponerle mi apellido y golpear mi pecho como un jodido hombre loco.

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Blaire había ido directamente a la cama cuando llegamos a Rosemary. Sonrió alegremente cuando entramos, luego me miró y me dijo que a no ser que sólo quisiera abrazarla, o dejarla sola, tomaría una siesta. Estaba verdaderamente seguro de que no sería capaz de sólo abrazarla, así que simplemente me quedé en la planta baja y disfruté de estar en casa. Cogí un refresco del refrigerador y salí para sentarme en la plataforma y disfrutar el golfo. Lo había extrañado. Ni siquiera me había acomodado cuando oí la puerta detrás de mí abrirse. Grant salió y asintió hacia mí antes de sentarse a mi lado. No habíamos hablado desde el día antes de Acción de Gracias, cuando lo llamé por Nan. Había estado ocupado y estaba seguro de que estaba evitándome. Aparentemente, el radar de Rosemary estaba funcionando, porque no habíamos llegado hace más de treinta minutos y ya estaba en mi casa. Ni siquiera me había dado cuenta de que Grant estaba en el pueblo. Normalmente pasaba sus inviernos esquiando. La última vez le oí decir que estaba dirigiéndose a Vail. —¿Cómo está? —fueron las primeras palabras que salieron de su boca. No estaba preguntando por Blaire. Sabía por el tono triste en su voz que esto era sobre Nan. —Jodidamente mal. Ya lo sabes.

Grant dejó escapar un suspiro y cruzó sus tobillos. —Sí, lo sé. Pero la llamé anoche porque estaba borracho, débil y comportándome como un idiota. Tu madre respondió. Dijo que Nan estaba consiguiendo ayuda. —Trató de meterse una sobredosis. La encontré y la llevé al hospital a tiempo. Estaba bien físicamente, pero mentalmente, está rota. Kiro es una mierda como padre y Harlow lo sabe, pero Nan no lo aceptaría de la manera en que Harlow lo hace. —¿Quién es Harlow? —preguntó Grant y me di cuenta de que había partes de mi vida que ni siquiera Grant conocía. Había mantenido mi vida en Rosemary separada de mi vida con mi padre. —La otra hija de Kiro. La única de la que se ocupó. Bueno, por lo menos la dejó con su abuela, quien la amó lejos de su jodido mundo. Harlow era su brillante juguete que iba a buscar de vez en cuando y luego la devolvía a su abuela cuando ser papá se interponía en el medio. Funciona para él porque Harlow es tranquila, educada, y permanece fuera de su camino. Nan no es ninguna de esas cosas. Así que, no tiene necesidad de ella. Gran soltó un profundo suspiro. —Maldito.

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Maldito no estaba ni siquiera rasguñando la superficie. Nos sentamos en silencio durante un rato, mirando hacia el agua. No estaba seguro de cuán enamorado estaba de Nan, pero esperaba que pudiera alejarse. Ella no era estable. Nunca lo sería. No lo suficiente para hacer a Grant feliz. —¿Vas a casarte pronto? —preguntó Grant finalmente. Sonriendo, pensé en Blaire acurrucada en mi cama en el piso de arriba… nuestra cama. —Sí. Cuando despierte de su siesta le dejaré saber que tiene una semana para planearlo. No puedo esperar más tiempo. Ya he esperado suficiente. Grant se rió entre dientes. —Voy a ser el padrino, ¿cierto? —Por supuesto. Temo que estarás atascado con Bethy como compañera, por lo que tendrás que estar listo para tener a Jace respirando en tu cuello como un loco hijo de puta. No tengo ninguna duda de que Bethy será su dama de honor. La otra opción sería Jimmy, y dudo que quieras que manosee tu culo. —Puedo tratar con Bethy y Jace —respondió Grant entretenido—. Pero, ¿Jimmy va a ser realmente una dama de honor? Sonreí y asentí. —Sí. Ella le preguntó la primera vez que comenzamos a planear la boda.

Había dejado pasajes de avión con Abe y Captain antes de irnos. Blaire quería a su padre aquí y después de observarla a ella y a Captain conocerse el uno al otro, sabía que querría a su hermano también. Ambos estuvieron de acuerdo en venir en una semana. Blaire aún no sabía sobre eso. No estaba de humor para discutir con ella en caso de que tuviera una razón para posponerla. —¿Nan vendrá a la boda? —preguntó Grant. Nunca imaginé que me casaría sin mi madre y mi hermana en la lista. De cualquier manera, no quería que nada arruinara nuestros recuerdos de boda para Blaire, y sabía que ellas de alguna manera se las arreglarían para hacer exactamente eso. No lo permitiría. —No. No puedo tenerla aquí. Aún odia a Blaire —contesté. Grant asintió y sus hombros se relajaron. No quería verla. Era demasiado obvio. No podía culparlo.

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—Sabes que el idiota de Woods se va a casar con esa chica de Nueva York que quieren sus padres. No está comprometido aún, pero lo estará pronto. Me confesó, borracho, que si quería el club tenía que casarse con ella. Su padre está obligándolo. Va a ser miserable con esa mujer estirada. Odiaba eso para Woods. Sabía lo que se sentía anticipar tu boda y el resto de tu vida con la mujer que amabas. Todos deberían conocer ese sentimiento. Casarse con arrepentimiento y amargura no era la mejor forma de hacerlo. —Su elección, supongo. Podría siempre decir no. —¿Y salir corriendo como Tripp? Ese tampoco es un gran plan —respondió Grant. Tripp era unos pocos años mayor que nosotros. Era el primo de Jace y todos lo admirábamos. Luego sus padres lo presionaron a encabezar la vida que ellos querían y él salió huyendo. Dejando sus millones atrás, y salió jodidamente corriendo. Se convirtió en inmortal ante nuestros ojos de jóvenes porque tuvo las pelotas para decir: ¡Vete a la mierda! E irse. Ahora éramos adultos, entendíamos más sobre el sacrificio que hizo. Sólo esperaba que fuera feliz. —Una mejor elección que casarse con una mimada perra —dije. —Cierto. —Se detuvo y alcanzó mi refresco para tomar un trago. El imbécil sabía que no bebería ahora—. ¿Cómo está tu padre? —Igual. Bebe y fuma demasiado. Tiene sexo con desconocidas mujeres de mi edad. Conoces la rutina. Grant sonrió. —Sí. Pero qué vida.

No era vida en absoluto, pero sabía que Grant no estaría de acuerdo conmigo, así que lo dejé pasar. Él no había encontrado a alguien como Blaire así que no tenía una idea de cuán superficial era la vida de mi padre. Cuán solitaria. —Todos saben que regresaron al pueblo. ¿Tienes ganas de compañía esta noche? No. Quería a Blaire toda para mí mismo. Habíamos estado compartiendo un bote con su padre por cinco días demasiados largos. —No esta noche. Blaire necesita dormir. —O tú sólo necesitas a Blaire. Sé honesto, hermano. —Sí, necesito a Blaire —respondí con una sonrisa.

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27 Traducido por jhuli_eli Corregido por mterx

Blaire

R

ush puso fecha a nuestra boda. Me dio una semana. No pude ni siquiera tratar de argumentar. La determinación en sus ojos me había dicho que no había salida. Estaba más que lista a casarme con ese hombre pero sentía que él estaba preocupado de que yo me echara para atrás. Especialmente después de lo que sucedió entre su papá y Nan.

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Nos íbamos a casar doce días antes de Navidad. El plan era pasar Navidad y Año Nuevo en casa juntos, entonces irnos en Noche Vieja a disfrutar de nuestra luna de miel. Él se debatía entre quererme llevar por todo el mundo y no quererme hacerme viajar mucho. Estaba preocupado por mantenerme en reposo. Lo cual hacía los preparativos de la boda difíciles. Al final, tuve que convencerlo de que permanecer en el penthouse de Manhattan era lo que quería hacer. Nunca había estado en Nueva York, así que eso podía ser una aventura para mí. Además teníamos la comodidad de esta casa y mi obstetra estaba buscando otro allí para poder chequearme ya que estaba muy lejos. Afortunadamente, Rush tenía el dinero suficiente para hacer que esta boda sucediera rápidamente y aún así ser hermosa. Esperaba que fuera simple, y quería casarme aquí en nuestra casa. Sorprendentemente, la simplicidad tomaba muchos preparativos también. No podía mover nada de esto sin la ayuda de Bethy. Jimmy tuvo que hacer muchas cosas para ayudar, también, pero ambos casi se terminan matando más de vez en cuando. Pelaban por saber quien tenía el control. Rush había contratado a Henrietta para que estuviera con nosotros durante la semana entera antes de la boda. Ver a Henrietta entrar a la despensa cada noche al ir a su dormitorio debajo de las escaleras siempre me hacía sonreír. Tenía lindos recuerdos de ese dormitorio. Cuando el timbre sonó después del desayuno, salté y me apresuré a atender. Estaba esperando a mi papá y Captain. Esta noche era el ensayo de la boda y necesitaba que mi padre estuviera aquí para practicar la caminata hacia el altar.

Tomando la puerta para abrirla, fui sorprendida al encontrar a Dean y Harlow ahí. No los esperaba a ellos hasta mañana. —Sorpresa, llegamos un día antes. No quería perderme ninguna celebración —dijo Dean con una sonrisa socarrona y entró a la casa trayendo sus maletas y dejando a Harlow llevar las suyas cuando ella entró tranquilamente detrás de él—. ¿Dónde está mi chico? —me preguntó Dean viendo a los alrededores. —Rush salió esta mañana a hacer algunos encargos con Grant —expliqué—. Regresarán pronto. Sube y te muestro tu dormitorio, Harlow. Dean, asumo que sabes donde está el tuyo. —Sí, ya subo en un rato. Necesito una bebida y algo de sol. Sonreí a Harlow. —Dejé mi cuarto favorito para ti. Tiene la mejor vista. Solía ser mi dormitorio —le dije. —Gracias. Odiaría tomar uno de los mejores dormitorios. Me encantaría tomar el más pequeño. Sé que tu familia vendrá también —dijo ella y se dejó de caminar.

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—Mi papá y mi… em… mi hermano viven en un viejo bote de pesca. Confía en mí cuando te digo que el dormitorio más pequeño que tenemos aquí va a ser el más cotizado. Quiero que disfrutes de este cuarto. Está alejado de todos, también. Así que tendrás más privacidad. Harlow sonrió brillantemente y asintió. Reposé la espalda en la pared del cuarto ya que quedé hiperventilada después de subir las escaleras. —¿Estuvo bien el viaje? —pregunté cuando realmente quería preguntarle algunas cosas de la casa. —Estuvo bien. Vi Orgullo y Prejuicio nuevamente. Hizo que el viaje fuera más rápido. —Me encanta esa película —admití—. Así que, ¿Cómo están las cosas en la casa? ¿Con la ida de Nan? —Rush no había hablado de ella una vez que regresamos a casa. Sabía que no estaba invitada a la boda y eso me hacía sentirme culpable. Pero el miedo de que pudiera hacer una escena y arruinar nuestra boda era real. —Tranquila otra vez. Papá hace sus cosas. Yo las mías. Dean hace lo suyo. Ellos se irán de gira en un par de meses y eso dejará el ambiente realmente silencioso. Sentía pena por ella. No tenía a nadie, realmente. Vivir en una casa grande con un papá como Kiro debía ser solitario. Y con él fuera era sólo ella estando ahí.

No era vida para nada. El dinero no puede comprarlo todo. Harlow era la prueba de eso. —¿Por qué no le dices a Kiro que compre una casa aquí? Es hermoso y hay gente de nuestra edad por doquier. Chicos lindos. —La destellé con una sonrisa burlona. Tan perfecta como lucía Harlow con su apariencia sensata, no podía imaginármela con un chico. Era tan tímida. ¿Cómo podía abrirse a alguien y conocerlo? —No puedo preguntarle eso a papá. Estoy en la Universidad de California con una beca completa en escolaridad. Él tendrá que pagar por mis clases si me voy a otro lugar. Y en realidad salgo y voy a las clases. —Se alejó. Sabía desde el inicio que aunque ella iba a sus clases, no tenía amigos —Pensaba que él podía permitirse eso —le aseguré. Ella se encogió de hombros pero no respondió. No quería importunarla ahora. Tal vez después. —Necesito ir a vestirme. Tengo una cita en el salón para la manicura y pedicura en una hora. ¿Quieres venir?

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Ella sacudió su cabeza. —No, gracias. Pensaba tomar una siesta. Salimos muy temprano y no pude dormir en el avión. Asentí, tomé eso como mi pista para dejarla sola.

***

Era casi de noche cuando llegaron mi papá y Captain. Estaba terminando de prepararme para el ensayo y la fiesta después de este. Tendríamos una fiesta por la boda en el salón de baile del Club. No me esperaba una despedida de soltera y Rush no quería que tuviera una, tampoco. Él estaba preocupado sobre lo que Bethy tenía preparado para mí. Luego Grant quiso hacer una despedida de soltero, pero Rush desechó rápidamente esa idea. Ésta fue nuestra decisión. Convenimos en hacer la fiesta juntos con todos nuestros amigos. Woods nos prestó amablemente el salón de baile y su equipo de cocina para el servicio de catering. El ensayo era en treinta minutos y las personas estaban comenzando a llegar. Rush bajó las escaleras en un par de pantalones y una camisa de lino blanca y mi corazón se saltó más de un latido. Él era hermoso. Su cabello estaba desordenado. La camisa blanca hacía que sus ojos plateados fueran más brillantes, y su piel más bronceada.

—Eres precioso —susurré sin aliento cuando se acercó y detuvo a un paso de distancia de mí. —Oye, esa es mi línea. —Sonrió burlonamente alzándome hacia él y presionando un beso en mis labios—. Me dejas sin aliento —respondió. —Mmm, al igual que tú a mí —murmuré contra sus labios.

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28 Traducido por Perpi27 Corregido por Mel Markham

Grant (Sí, has leído bien)

M

i hermano realmente se casaba. Sabía que iba a suceder la primera vez que lo vi ponerse como una bestia por Blaire, pero, maldita sea, realmente verlos ensayar había sido real. Maldita sea, demasiado real. Me sentía como que lo estaba perdiendo un poco. No era que no estuviera feliz por él, porque lo estaba. Sólo que había sido mi compañero del crimen durante tanto tiempo como podía recordar. Ahora sería el de Blaire.

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Tomé una copa de champán de la bandeja mientras el mesero caminaba a mi lado. Bien podría tomar esta mierda burbujeante hasta que pudiera conseguir algo real en el bar, dentro de unos minutos. Escaneando a la gente, pensé en Nan y cuán jodida había dejado que llegara a ser toda esta mierda. Necesitaba algo que me ayudara a olvidarla. No es que no la hubiera superado, porque lo había hecho. Ella se había asegurado de ello. Perra loca. Un par de los ojos más sensuales que jamás había visto se encontraron con los míos, me congelé y la estudié. No la había visto antes. Nunca. Nunca olvidaría esos malditos ojos. No fue el color lo que me atrajo porque desde aquí no podía decir cuál era. Fue su forma rasgada y las pesadas pestañas que se desplegaban sobre ellos. Las mujeres pagan un buen dinero por pestañas postizas que nunca podrían verse tan bien como esas. Arrastré mis ojos por la cara hasta que aterrizaron en una gran boca. MIERDA. Mi pene se agitó con vida. Era amplia y sus labios eran tan condenadamente llenos. Una chica con una boca como esa era la fantasía de todo hombre. Casi tenía miedo de que mi mirada viajara más lejos. Si seguía yendo iba a correrme jodidamente en mis malditos pantalones. No tuve tiempo de pensar en ello, porque ella se dio la vuelta y, como una brizna de aire, se había ido. Pelo castaño largo que se balanceaba mientras se movía, rozando por encima de la cintura. Santa madre de Jesús, tenía el pelo hasta su perfecto pequeño culo. Aparté la mirada. No sabía quién demonios era, pero no se escaparía de mí. Necesitaba

tener una probadita de esa boca y ver a sus ojos encenderse con el placer mientras retiraba ese cabello largo y la follaba. Hablando de una puta distracción. Ella era la única maldita distracción que cualquier hombre necesitaba para cualquier cosa. Demonios, podría hacerme olvidar mi maldito nombre. Salió de la sala de baile hacia el pasillo. Caminaba rápidamente, pero con tanto silencio que nadie a su alrededor parecía darse cuenta. ¿Cómo las personas no la notaban? ¿Estaba alucinando? ¿Qué hombre con una polla no ponía los ojos en ella y no estaba pendiente de cada movimiento que hacia? Entré en el pasillo segundos después que ella y miré alrededor. Al principio pensé que la había perdido, pero luego me di cuenta del movimiento hacia la derecha y el pelo largo y castaño que se asomaba por la esquina. No me vio, pero seguro como el infierno que yo vi ese cabello. Caminé tan silenciosamente como pude en su dirección. —Cálmate. Era sólo un chico. Uno muy, muy caliente, pero sólo un chico — oí que se decía en voz baja mientras me acercaba a ella. ¿Qué carajo?

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—Respira hondo. Eres una chica grande. Puedes manejar a un chico que te mira —dijo en el mismo susurro. Me detuve antes de llegar lo suficientemente cerca para que me viera. Estaba hablando consigo misma. La había puesto nerviosa. ¿Cómo? Cuando una mujer lucía así, tenía que estar acostumbrada a chicos malditamente mirándola desde el otro lado de la habitación. Empezó a decir de nuevo que sólo era un chico y no pude evitar la sonrisa de mi cara. Esto era tan adorable. —Podría ser un extraterrestre de Krypton. Entonces tendrías que estar preocupada. Tal vez deberíamos ir a comprobar y asegurarnos —dije casualmente. Todo su cuerpo se tensó y no movió un músculo. Tampoco giró ni me miró. Mantuvo la espalda apoyada contra la pared detrás de la que había estado escondida. Lo único que se movió fue su mano. Parecía que la había usado para cubrir su boca. Solo seguía haciéndose más adorable. —Probablemente estás a salvo. Rush y Blaire no sienten mucho cariño por la especie alienígena. Son así de prejuiciosos —continué, esperando que mi ridícula conversación la hiciera sonreír y relajarse. Porque la quería relajada. Por lo menos lo suficiente para que pudiera tener una probadita. Todavía no se movía. Su mano permaneció firmemente sobre su boca y se congeló en su lugar. Me acerqué a la esquina y en el pequeño cubículo que había encontrado entre los dos pilares en la pared. Incluso con mi espalda apoyada

contra la otra pared, nuestros cuerpos casi se tocaban. Sus ojos se abrieron con sorpresa mientras me deslizaba en su escondite con ella. —Supongo que no puedes hablar mucho con la mano sobre tu boca de esa manera. ¿Cómo exactamente planeas hablar conmigo? —le pregunté y sonreí alentadoramente. No quería que pensara que era peligroso. Lentamente movió su mano y la dejó caer a su lado, pero se mantuvo pegada a la otra pared como si quisiera estar lo más lejos posible de mí. —Eso está mejor. Me gusta ver esa boca tuya. Estabas obstaculizando la vista —le dije, entonces le guiñé un ojo. Se aplastó aún más contra la pared. Ésta tenía que ser la experiencia más extraña que jamás había tenido con una mujer. La mayoría de ellas se lanzaban hacia mí y era fácil. Me gustaba eso. Menos trabajo. Pero maldita sea si no estaba disfrutando de esto y su comportamiento voluble. Era refrescante y único. —Soy Grant. El hermano del novio —le expliqué, esperando calmarla un poco. Funcionó. Frunció el ceño y una arruga entre sus cejas apareció, haciendo su cara perfecta más humana. Más accesible. Me gustó mucho. Mucho. Tal vez podría hacerle fruncir el ceño más.

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—Rush no tiene un hermano —respondió con total naturalidad. Así que conocía Rush. Interesante. Nunca la había visto o de seguro que la habría recordado. Había asumido que estaba con un invitado o de alguna manera conocía a Blaire. Había algunas personas aquí que no conocía. —Bueno, ahí es donde te equivocas, hermosa. Rush y yo nos convertimos en hermanastros cuando éramos niños. Sólo porque nuestros padres no lograron salir adelante, no significa que nosotros no lo hiciéramos. Sus ojos parpadearon con reconocimiento. Sabía quién era yo. Tiempo de juego limpio. Quería saber quién era ella. —¿Quieres decirme quién eres? Dado que obviamente has descubierto quien soy. Sus ojos se retiraron de los míos para estudiar el suelo. —Creo que tengo que volver a entrar —susurró. Su voz ya suave fue incluso más suave cuando susurró. Me pregunté si era tan tranquila y educada cuando se corría. Por el momento, eso era todo lo que podía pensar. Todo lo que quería saber. —No puedes irte ahora. Si regresas ahí voy a perseguirte toda la noche —le advertí, esperando que no me hiciera sonar como un psicópata.

Esa boca suya hizo una O y mi imaginación se volvió loca. No era de los que se sentía atraído por una chica nerviosa, pero esta actitud formal y correcta estaba empezando a construir una fantasía sexual en mí. —¿Por qué? —preguntó. El sonido musical de su voz me recordó las campanillas que tintinean, a menudo ignoradas por su belleza simple, en las canciones. —¿Quieres la verdad? —le pregunté, acercándome a ella e invadiendo el espacio personal que estaba tratando de proteger a toda costa. —Por favor —respondió, en voz tan baja que casi no la oí. —Porque todo lo que puedo pensar es en la forma en que esos ojos tuyos se verían intermitentes con necesidad y la manera en que luciría esa boca asombrosa mientras gritas de placer. Y este cabello —contesté deslizando mis manos en él y tirando suavemente—. Joder, nena, este cabello debería ser ilegal. —Me había acercado demasiado y su respiración era corta y rápida. Y maldita sea, olía increíble. A fresas y crema.

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—Oh —respondió, mirándome con unos ojos que ahora podía decir que eran de color avellana claro. Tan únicos como ella. También no había una gota de máscara en sus pestañas. Esto era natural. Completamente natural. —¿Quién eres? —le pregunté con asombro ante la visión de la perfección presionada contra mí. Parpadeó varias veces, como si no pudiera entender mis palabras. Estaba casi dispuesto a recogerla y arrastrarla afuera hacia mi camioneta con o sin nombre. —Harlow —respondió. Lentamente la comprensión cayó encima mío como un balde de agua helada. ¡JODER! Era la hermana de Nan.

29 Traducido por Vani Corregido por Chio Cavill-Levine

Rush

E

staba viendo cómo Blaire bailaba con su papá cuando vi a Grant entrar en el salón de baile como un hombre huyendo de un demonio. ¿Qué diablos le pasaba? Miré hacia Blaire y estaba sonriendo felizmente a su padre. Así que me fui de la mesa para ir a ver a Grant. Generalmente era un chico del tipo estable. Este comportamiento no era normal.

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Lo encontré mientras tomaba de un trago el whisky que el camarero depositó frente a él. Tomó de nuevo, le entregó la copa al camarero y pidió otra. Algo se había metido definitivamente en su culo. —¿Por qué mierda no me dijiste? —gruñó Grant sin mirarme. —¿De qué estás hablando? —le pregunté, observándolo tragar y pedir otra copa más. Volvió la mirada hacia mí. —Harlow. Conocí a la maldita Harlow. Podrías haber mencionado que la hermana de Nan es una diosa caminante. Prepararme mentalmente para que no me la follara mentalmente de todas las formas imaginables, y no convenciera a mi polla de que iba a conseguir alguna acción antes de que se enterara de que es imposible. —Tomó otro trago y estrelló la copa en el bar—. Eso está mejor —suspiró. —¿Así que conociste a Harlow? —le pregunté, todavía no lo entendía. ¿Por qué estaba tan enojado? Le hablé de Harlow. —Sí, conocí a Harlow. Jesús, Rush, es necesario advertir a un hombre primero. Todavía estaba completamente confundido. Aún no tenía sentido. —Voy a ser honesto. No sé qué demonios te molesta. Grant dejó escapar una risa dura. —Mierda, realmente estás atado firmemente por las pelotas —murmuró—. Dado que parece que no puedes quitarle

los ojos de encima a Blaire y ver a otras mujeres, permíteme darte una pista. Harlow es jodidamente perfecta. Rush, maldita sea, su boca. —Se estremeció y sacudió la cabeza—. Dios, lo que podría hacer ella con esa boca. Y sus ojos. Juro que nunca he visto nada igual. ¿Así que estaba hablando sin parar sobre cómo se veía Harlow? —Está bien. ¿Y esto te enojó porque…? —le pregunté, pensando que tal vez yo necesitaba un trago para esta conversación. —Porque no puedo tocarla y me molesta. Quiero tocarla, tanto. De muchas, muchas maneras. Nunca he estado así de encendido, tan malditamente rápido en mi vida. Y para enterarme luego que no puedo tocarla jamás. Jodidamente apesta —gruñó de nuevo. Ah. Así que Harlow era el juguete con el que Grant no podía jugar. Grandioso. Me alegraba de que se fuera de casa en dos días. No necesitaba este drama. Harlow no era material para Grant. Era demasiado inocente para los gustos de mi hermano. —Sí, bueno, eso es bueno porque Harlow no va a tu ritmo. La romperías. Grant me frunció el ceño. —¿Qué se supone que significa eso?

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—Eso significa que es tranquila y tímida. No sale. No hace nada más que ir a la universidad. No la ha tocado nada del mundo de Kiro. Es amable y no quiere volver sus pelos de punta. Incluso con Nan gritándole y diciéndole cosas que no son verdad, lo escucha y se va. No es tu tipo. Es posible que tengas algo por su boca, pero ella no sabría cómo usarlo de la manera que quieres. Tampoco querría. No es así. Blaire terminó su baile con su padre y sus ojos se abrieron al instante que vio mi asiento vacío. Me estaba buscando. Tenía que ir. Le di una palmada en la espalda a Grant. —Ve a buscar a algún coño aquí esta noche, que no sea más virginal que una monja —pedí y me dirigí de nuevo a Blaire. Me vio y sonrió mientras me dirigía a ella. La música cambió y la canción de Bruno Mars “I Will Wait For You” comenzó a sonar a través de los altavoces. La atraje hacia mí y me sonrió. Me encantaba esta canción. Entendía cada palabra, ya que era exactamente lo que sentía. Nunca había cantado para Blaire antes y tuve la tentación de hacerlo en su oído, pero quería esperar. Todavía no. Le cantaría... pero todavía no. —¿Te gustó bailar con tu papá? —le pregunté, sólo para poder escuchar su voz.

—Sí. Hablamos de mamá. Le habría gustado estar aquí. Lo habría amado. Siempre me dijo que Cain no era para mí. Era demasiado débil. Que un día alguien iba a luchar por mí y que me querría más que cualquier otra cosa. La habrías hecho muy feliz. Mi pecho se sintió apretado. Nunca una mujer me había dicho que su madre me amaría. Saber que Blaire sentía que su madre me aprobaría, no decía más de lo que sabía. Me acordé de su madre. No claramente, pero me acordaba de ella. Me acordé de su sonrisa y su risa. Solía hacerme sentir feliz como un niño pequeño. El olor de sus panqueques me hacía sentir seguro. Saber que mi hijo iba a tener una madre trajo lágrimas a mis ojos. Él tendría lo que yo no tuve. Algo que sólo había probado apenas. —¿Qué dije? —Blaire hizo una pausa al notar las lágrimas contenidas en mis ojos, parecía que no podía controlarme. Maldición. —Estaba pensando que mi hijo iba a tener a la madre que nunca tuve la oportunidad de tener. Tu mamá era lo suficientemente especial que su recuerdo me quedó grabado —admití.

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Los ojos de Blaire se llenaron de lágrimas y agarró mi cara y me besó. Sus suaves labios se abrieron y su lengua se deslizó en mi boca hambrienta. Ahí mismo, en frente de todos. Esto no era común en ella, pero lo aceptaría. Empecé a besarla de nuevo con la misma pasión, cuando se apartó lo suficiente para poder mirarme. Sus manos todavía sostenían mi cara. —Te amo, Rush Finlay. Vas a ser el mejor esposo y padre que el mundo haya conocido. Un día, la esposa de nuestro hijo estará agradecida de que su marido haya tenido un modelo a seguir. Tendrá suerte por ti. Porque educarás a nuestro hijo para ser el hombre que ahora eres. La amará completamente, porque sabrá cómo hacerlo. —Se atragantó con un sollozo y apretó sus labios contra los míos de nuevo, mientras la acunaba en mis brazos, disfrutando de tenerla tan decidida a asegurarme que era un buen hombre. Nada en la vida era tan preciado como esta mujer. Nunca lo sería. Había encontrado mi felicidad.

30 Traducido SOS por Vani Corregido por Mel Markham

Blaire

B

ethy me dio un beso en la mejilla, luego sacó algo de detrás de su espalda. Un pequeño paquete plateado con garabatos familiares de Rush en la nota estaba sostenido adelante mío. —Rush quería darte tu algo antiguo —explicó.

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No había tratado de conseguir ninguna de esas cosas. Me había olvidado de esa tradición. Sonriendo, tomé el paquete y lo abrí. Dentro había un anillo con una perla que parecía muy cara. La banda de plata era elegante y estaba grabada. Lo levanté para ver el grabado. Decía: "Mi amor" en el. Eso también era viejo. No es algo que Rush habría hecho. Una pequeña nota estaba escondida al lado de él. La tomé y la abrí.

Blaire: Esto perteneció a mi abuela. La madre de mi padre. Ella me vino a visitar antes de morir. Tengo muy buenos recuerdos de sus visitas y cuando pasó, me quedé con este anillo. En su testamento me dijo que se lo diera a la mujer que me completara. Dijo que se lo dio mi abuelo, que murió cuando mi padre era sólo un bebé, pero que nunca había amado a otro como lo había amado a él. Él era su corazón. Tu eres el mío. Esto es tu algo antiguo. Te amo, Rush.

Sollocé y Bethy también. La miré y ella estaba a mi lado, leyendo la nota. — Maldita sea, quien diría que Rush Finlay podría ser tan romántico —dijo, y volvió sollozar.

Yo lo sabía. Me lo demostró más de una vez. Me puse el anillo en la mano derecha y encajaba perfectamente. Pensaba que no era una coincidencia. Sonreí, mirando a Bethy. —Gracias por todo —le dije. Ella me abrazó y asintió. —Yo debería agradecerte. Eres la mejor amiga que he tenido. —Antes de que pudiera decir nada más se escabulló de la habitación con un saludo final. Me volví a mirar en el espejo para estudiarme. El raso de color perla reunido sobre mis pechos permanecía en su lugar, sin tirantes gracias al tamaño de la taza de embarazada. La cintura era alta y justo debajo de mis pechos, cubierta con un millón de pequeñas perlas. Sobre el raso había una capa de gasa que colgaba en una línea recta llegando hasta unos centímetros por encima de las rodillas. Había elegido ir descalza ya que tenía que caminar sobre la arena. Mis uñas estaban pintadas de un rosa pálido para que coincidiera con los pétalos de rosa esparcidos por el pasillo. Un golpe en la puerta me sorprendió y me volví para ver entrar a Harlow en la habitación. Llevaba una pequeña caja. —Te ves como una princesa —dijo sonriendo.

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—Gracias—le contesté. Me sentía como una. —Tengo algo de Rush. Quería ser el que te diera tu algo nuevo —dijo, y me entregó el pequeño regalo—. Me iría, pero creo que necesitarás mi ayuda. Tomé la caja y la abrí rápidamente, emocionada por ver lo que había enviado para mí esta vez. Ubicado en el interior había una delicada cadena de oro con varios diamantes cortados en la forma exacta de mi anillo, pero mucho más pequeños. Sostuve la tobillera y el sol que entraba por las ventanas atrapó los diamantes y bailó alrededor de la habitación. —La pondré por ti —dijo Harlow y puso la tobillera en su mano, luego la ató alrededor de mi tobillo. Le había dicho a Rush que sentía que necesitaba algo en mis pies, pero que no me podía imaginar caminando por la arena en zapatos. Esta fue su respuesta. Sonreí y le agradecí a Harlow. —No hay de qué. Luce hermosa en ti —dijo antes de salir de la habitación tan silenciosamente como había entrado. Miré mi tobillo en el espejo para admirarlo cuando llegó otro golpe en la puerta. Una cara familiar que no había esperado en absoluto me sonrió y corrí a abrazar a Granny Q. No había invitado Granny Q porque me preocupaba que Rush se molestara porque Cain estuviera aquí. Sabía que iba a ser el que trajera a

su abuela y no podía dejar de invitar a Cain también. Las lágrimas escocían mis ojos mientras me apretaba. —No puedo creer que estés aquí. No puedo creer que condujeras hasta aquí —dije efusivamente. Me palmeó la espalda y se echó a reír. —Bueno, yo no conduzco. Ese hombre tuyo envió para mí y Cain billetes de avión. Primera clase. Nunca he estado tan mimada en mi vida. Fue toda una experiencia, ya te lo digo. —Si no amara a Rush Finlay con cada fibra de mi ser, entonces lo amaría más por esto. Pero tenía todo de mí. —Ahora, no vas a lloriquear sobre mí y estropear el maquillaje. Te pareces a tu madre. Justo igual que ella. No creo que tu padre pudiera ser más feliz de lo que lo es ahora. No tengo que venir aquí y hacerte llorar. Vine para darte algo de Rush. Él quería ser el que te diera tu algo prestado. No pude evitar la sonrisa tonta en mi cara. Él me enviaba otro regalo. Ella me entregó una pequeña caja envuelta como la que Harlow había traído. Lo tomé y lo desenvolví rápidamente.

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Ubicado en una caja de raso había una pequeña nota. Lo recogí y debajo de ella estaba una vieja muestra de satén rosa. Estaba bastante gastada y obviamente había sido cortada de otra cosa. Abrí la nota.

Blaire: He esperado hasta hoy para mostrarte esto. No ha sido fácil no decir nada al respecto. Pero cuando recordé quién era tu madre, también recordé este pedazo de tela. Había olvidado de dónde venía hace mucho tiempo, pero sabía que era especial, así que lo guardé conmigo. Todo el tiempo. Al crecer, cuando estaba asustado y solo, lo sostenía en mis manos y lo frotaba en mi cara. Era un secreto que no quería que nadie conociera. Pero me tranquilizaba. Cuando tu padre me recordó los panqueques con forma de Mickey Mouse, mis recuerdos de tu madre regresaron. Con ellos me acordé del día que conseguí este pedazo de tela. Tu madre siempre llevaba un pijama de raso rosa a la hora de dormir. A menudo me ayudaba a dormir porque era difícil conseguir calmarse lo suficiente como para cerrar los ojos. Me encantaba cuando me abrazaba. Mi propia madre no lo hacía. Me gustaba ir a dormir por la noche frotando la nariz a través de su brazo y los pijamas de raso rosa. El día que se fue, recuerdo que me asusté. No quería que me dejaran con Georgianna. Tu madre me abrazó fuertemente y luego guardó esta pieza de raso cortado de su pijama en mi mano y me dijo que lo usara en la noche cuando me iba a la cama.

Me encantaría decir que este recuerdo volvió a mí por mi cuenta, pero no fue así. Simplemente supe que la tela tenía que ver con la mujer que me hizo panqueques. Entonces, le pregunté a tu padre. Él me contó la historia y me di cuenta de que el sueño recurrente con el que había crecido, de la mujer con el pijama de raso rosa, era real. No era un sueño. Esto es mío y no puedes tenerlo (a menos que realmente lo quieras y entonces es tuyo). Esto es tu algo prestado. Te amo, Rush.

—Espero que no estés usando un montón de maquillaje porque te quitaste la mitad llorando —se quejó Granny Q.

129

Le sonreí y tomé el pañuelo que sostenía y me limpié las lágrimas de la cara. No llevaba mucho maquillaje, para consternación de Bethy. La máscara de pestañas que tenía era resistente al aguam lo que era una algo bueno. Froté el raso en mi mejilla y pensé en mi dulce mamá dejándole esto a Rush. Entonces me doblé y lo metí en mi sujetador sin tirantes. Puse la nota en la cómoda. Quería eso también. Por siempre. —Bueno, tengo que ir abajo e ir a mi asiento. Nos vemos pronto —dijo Granny Q y me lanzó un beso antes de dirigirse a la puerta. Me acerqué al espejo para comprobar mi maquillaje cuando otro golpe rápido llegó a la puerta. Mi padre entró con una sonrisa en su rostro. —Eres la mujer más hermosa que he visto en mi vida. Es un hombre afortunado el que está allá abajo. Será mejor que lo recuerde. —Gracias, papá —le contesté. Metió la mano en el bolsillo y sacó otra pequeña caja de regalo similar a las que los demás habían traído aquí. —Tengo algo para ti de Rush. Él quería ser el que te diera tu algo azul. No pude evitar la sonrisa tonta en mi cara. Ya me había dado cuenta de que esa era la razón de por qué estaba allí. Papá me lo entregó. —Me quedaré. Vas a necesitar mi ayuda. Abrí la caja, emocionada por conseguir algo más de Rush. Una delicada cadena de oro, que hacía juego con la tobillera que me había enviado, se encontraba en el raso. La saqué y colgando de ella había un topacio en forma de lágrima. Al lado había otra nota. La agarré de forma rápida y la desdoblé.

Blaire: Esta lágrima representa muchas cosas. Las lágrimas que sé que has derramado sobre la pieza de raso de tu madre. Las lágrimas que has derramado sobre cada pérdida que has experimentado. Pero también representa las lágrimas que ambos hemos derramado cuando hemos sentido la pequeña vida dentro de ti empezar a moverse. Las lágrimas que he derramado por el hecho de que me han dado a alguien como tú. Nunca me imaginé alguien como tú, Blaire. Pero cada vez que lo pienso en estar contigo para siempre, me siento honrado de que me eligieras. Esto es tu algo azul. Te amo, Rush.

Me limpié otra lágrima y reí. Estaba en lo cierto. Habíamos tenido lágrimas tristes y felices. Quería este recuerdo de ambos mientras decíamos nuestros votos.

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Mi padre la tomó de mis manos y me la sujetó al cuello. Me moví para que se apoyara contra mi pecho. Estaba completa. Yo tenía algo viejo, algo nuevo, algo prestado y algo azul. —Es hora de que bajemos —dijo a papá antes de caminar para abrir la puerta. Lo seguí y me llevó por las escaleras y salió por la puerta principal. Tenía que pasar por debajo de la casa y a través de un arco de rosas de color rosa y luces parpadeantes blancas. Deslizando la mano en el hueco del brazo de mi padre, dejé que me guiara.

31 Traducido por Katita Corregido por Nat_Hollbrook

Rush

H

abía estado esperando en la parte inferior de la escalera a que bajara cada persona que había enviado después de dar los regalos. Cuando su padre había subido supe que no podría esperar más tiempo. Tenía que salir. Quería ser yo el que le diera los regalos, pero ella había estado convencida de que no podía verla antes de la boda.

131

De pie bajo la pérgola cubierta de hiedra y rosas blancas sobre la arena entre mi casa y el golfo, esperé con el ministro en un lado y Grant en el otro. —¿Estas nervioso? —preguntó él. —¿De que ella decida no caminar por ese pasillo? Sí —le contesté. Grant rió y negó con la cabeza. —Eso no es lo que quise decir. —Un día lo comprenderás. Y cuando lo haga, me reiré como la mierda. —No hay tales chances ni en el infierno —respondió. Bethy apareció bajo las rosas de color rosa, lo que significaba que Blaire estaba esperando detrás de ella. Cogí el micrófono inalámbrico oculto que me consiguió el tipo de sonido, colocándolo estratégicamente para mí, y lo puse en mi solapa. Entonces busqué detrás de las flores y cogí mi guitarra. Hacía años que nadie me había visto tocar esto. Sólo podía imaginar lo que pasaba por sus cabezas. Sólo mi padre sabía lo que estaba pasando, porque él me ayudó con los acordes. —¿Qué estás haciendo? —susurró Grant. La incredulidad en su voz en cuanto adivinó la respuesta fue obvia. No necesitaba decirle. Tan pronto como Bethy estuvo en su lugar me puse delante del ministro y miré directamente hacia el pasillo. Cuando apareciera Blaire, comenzaría la música. Ya había revisado todo con el equipo de sonido de fondo.

Cuando ella dio un paso adelante en el brazo de su padre, sus ojos se encontraron con los míos y luego se abrieron con sorpresa. Ella había supuesto que caminaría por el pasillo con "I Won't Give Up" de Jason Mraz. Pero yo no había querido a otro hombre cantando para ella. Hoy no. Quería que caminara por el pasillo mientras cantaba las palabras escritas sólo para ella, que caminara por el pasillo mientras le regalaba mi mundo. —Bueno, eh, no he sido de los que cantan... bueno, ya sabes, delante de la gente… pero pensé que después de todo lo que hemos pasado... este sería un buen momento para decir lo que siempre he querido decir. Blaire, te amo, nena, hasta la luna y de vuelta. —Vi como ella quedó paralizada mirándome. Todo el lugar se desvaneció y todo lo que pude ver era a Blaire.

Cuando me miraste por primera vez Me olvidé de respirar Ese momento marcó mi endurecido corazón Y prometí jamás alejarme.

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Y el tacto de tu piel Sanó algo muy profundo Que me dejó queriendo más de ti Cuanto menos tenía, más crecía.

Oh, no pude evitar enamorarme, enamorarme de ti.

Así que estoy aquí parado, oh, nena, sabes Que después de todo lo que hemos pasado no podríamos dejarlo ir Y mientras esté vivo, miraré en tus ojos Sosteniéndote muy cerca, juraré solenmente Que me he enamorado demasiado Que me he enamorado demasiado, demasiado de ti. De ti.

Cuando finalmente te encontré Al fin me encontré a mí Ese día que no olvidaré pronto La razón de todo.

Te daré un nuevo nombre Nada en la vida será lo mismo La historia ahora está completa Nuestra vida y amor es todo lo que necesitamos.

Porque no pude evitar enamorarme, enamorarme de ti.

Así que estoy aquí parado, oh, nena, sabes

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Que después de todo lo que hemos pasado no podríamos dejarlo ir Y mientras esté vivo, miraré en tus ojos Sosteniéndote muy cerca, juraré solenmente Que me he enamorado demasiado Que me he enamorado demasiado, demasiado de ti.

Mi corazón está latiendo Rogando por ti Esta noche será Un sueño hecho realidad Así que ven, ven, ven a mis brazos.

Así que estoy aquí parado, oh, nena, sabes Que después de todo lo que hemos pasado no podríamos dejarlo ir Que me he enamorado demasiado Que me he enamorado demasiado, demasiado de ti.

De ti6.

(Fallen Too Far— La canción de boda de Rush Finley está disponible para su compra en iTunes)

Cuando toqué la última línea, rápidamente saqué la correa de la guitarra sobre mi cabeza y se la entregué a Grant. Blaire no esperó a cualquier indicación del ministro antes de arrojarse a mis brazos con un sollozo. —Eso fue hermoso —dijo contra mi pecho. —No tan hermoso como tú —le contesté, sujetándola contra mí. Ella dejó escapar una pequeña risa. —No sabía que podías hacer eso —dijo, moviéndose hacia atrás para mirarme. —Estoy lleno de todo tipo de sorpresas emocionantes —le aseguré, y guiñé un ojo.

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—De acuerdo, ustedes dos. Permítanme entregar a la chica en primer lugar —dijo Abe, cogiendo el brazo de Blaire y tirando de ella a su lado con una sonrisa divertida. Abe besó la mejilla de su hija y luego me miró. —Te diría lo especial que es ella, pero ya lo sabes. Y esa es la única razón por la que puedo entregártela. Te pedí que fueras el hombre que no pude ser, e hiciste como te pedí. No por mí, sino por ella. No podría estar más orgulloso de la mujer en la que se ha convertido y el hombre que ha elegido para pasar el resto de su vida. —Tomó la mano de Blaire y la puso en la mía. Luego se volvió para ocupar su asiento. Metí su mano en el hueco de mi brazo mientras nos dábamos la vuelta para hacer frente al ministro. Ella saltó a mi lado y miró su estómago con una sonrisa. Puse mi brazo alrededor de su cintura y mi otra mano sobre su estómago mientras nuestro bebé se movía. Esto era mío. En el original: When you first looked at me/I forgot to breathe/that moment marked my hardened heart/I vowed never to leave/And the touch of your skin/healed something deep within/that left me wanting more of you/the less I got the more it grew/Oh I couldn’t help from falling, falling for you/CHORUS/So I’m standing here, oh girl you know/After all that we’ve been through we couldn’t let it go/and as long as I’m alive, in your eyes I’ll stare/holding you so close I’ll solemnly swear/that I have fallen too far/that I have fallen too far, too far for you./For you/When I finally found you/I finally found me/that day I won’t soon forget/the reason for it all/I’ll give you a new name/nothing in life will be the same/the story is now complete/our life and love is all we need/‘Cause I couldn’t help from falling/falling for you/CHORUS/My heart is beating/begging for you/this night will be/a dream come true/so fall, fall, fall into my arms/So I’m standing here oh girl you know/After all that we’ve been through we couldn’t let it go/That I have fallen too far/That I have fallen too far/That I have fallen too far/too far for you, yeah/For you... 6

32 Traducido por NatiiQuiroga Corregido por Daniela Agrafojo

Harlow (Sí, también leíste bien)

P

odía sentirlo mirándome otra vez. Desearía que parara. Desde que se marchó maldiciendo hasta por los codos y me dejó en mi escondite en el ensayo de boda, todo lo que ha hecho es mirarme. Odio que me miren fijamente. Estaba lista para regresar a casa, pero sabía que Dean se estaba divirtiendo. Iba a ver si podía conseguir un vuelo temprano. No quería quedarme hasta mañana.

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Crucé mis piernas de nuevo y estudié mis manos. Nadie me hablaba y no podía culparlos. Yo era aburrida. Nunca sabía qué decir. Tenía miedo de decir cualquier cosa. Siempre lo he tenido. He aprendido que es mejor quedarme callada que decir algo estúpido. Era más fácil mezclarse con el fondo cuando chicos como Grant Carter no te miraban constantemente. No podía imaginar por qué estaba mirándome. Esa era la cosa más loca. Sabía por qué estaba molesto. Cuando eres callada, las personas olvidan que estás cerca y hablan de cosas que realmente no son tu asunto. Había oído a Nan hablando con Grant por teléfono varias veces. También sabía que por tan agradable que fuera Rush, ese no era el caso de su hermanastro. Cualquier chico que saliera con alguien como Nan tenía que estar igual de jodido. Sólo desearía que no fuera tan malditamente caliente. Eso era algo para lo que tenía que haber estado preparada. Nan era hermosa y aunque era una puta furiosa, atraía a todos los hombres. Cualquier chico con el que ella tuviera una relación tenía que ser igual de hermoso. Y, oh, Dios, él lo era. Mucho. Incluso el largo cabello metido detrás de sus orejas era atractivo. Sus penetrantes ojos azules también lo eran. Le había tomado sólo dos palabras convertirme en un caos balbuceante. Lo que no era difícil de conseguir. Me pasaba seguido. La silla a mi lado raspó contra el piso y levanté la mirada para ver a Grant sentarse totalmente demasiado cerca de mí. Nada bueno. Para nada bueno. ¿Cuál era su problema?

—Lamento lo de la otra noche —espetó. Me tensé y me las arreglé para asentir con mi cabeza. De acuerdo, así que lo sentía. Bien. Ahora podía irse y dejar de mirarme. —Vamos, Harlow, di algo. Dame algo más que un asentimiento —dijo, sonando exasperado. No estaba segura de por qué lo exasperaba. No le había hecho nada. Traté de mantenerme lejos de él e ignorar sus constantes miradas. Incluso durante la boda él me había encontrado entre los otros invitados y no había apartado la mirada de mí en todo ese tiempo. —¿Es sólo conmigo o no hablas con nadie? No te he visto conversar con ninguno de los invitados. A pesar de que él no me gustaba, y seguro que no me agradaba su gusto en mujeres, tampoco quería que pensara que era una idiota. Iría a contárselo a Nan y ella tendría algo más para burlarse de mí. —No soy buena con las multitudes — expliqué.

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Pareció relajarse un poco cuando hablé. —Este grupo es abrumador. No puedo decir que te culpo. Forcé una sonrisa. No fue una grande, pero fue lo mejor que pude hacer. No se me daba bien fingir. Nunca se me dio. —No te agrado ¿cierto? —Obviamente, él también era muy observador. Podría mentir para ser cortés. Mi abuela me había enseñado que si no podía decir nada agradable era mejor no decir nada en absoluto. —No me agrada Nan —respondí honestamente. Eso no era cortés, pero era la verdad. En lugar de ponerse a la defensiva, Grant se echó a reír. No una risa tranquila sino una plena carcajada como si yo fuera una gran comediante. Lo miré y lo odié todavía más por ser atractivo cuando se reía. No era justo. No quería pensar en nada de él siendo atractivo. —Lo siento —dijo, secándose sus ojos y sonriéndome—. Pero eso no era lo que esperaba que saliera de esa dulce boca tuya. Maldita sea, fue divertido. No creía que fuera gracioso en absoluto. ¿Pensaba que estaba bromeando? —No creo que estés sola en eso, hermosa. La mayoría de las personas estarían de acuerdo contigo, espacialmente los asistentes a esta boda. No respondí. A él obviamente le agradaba. —Puesto que tú no vas a entrar en detalles, voy a asumir que no me estás

hablando porque salí con Nan y no te agrada ella. Me encogí de hombros. No exactamente. Era más que eso. Decírselo era grosero y no debería ser grosera. Pero era eso o dejarle pensar que era muda. No quería que se burlara de mí con Nan. Ya tenía suficiente de eso con ella. —Cualquiera que salga con Nan no puede tener cualidades que lo rediman. O cualquier cualidad que me interesaría conocer mejor. No me gusta desperdiciar mi tiempo con aquellos con los que no volveré a hablar. —Eso había sonado más duro de lo que quería. Maldita honestidad.

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Grant hizo una mueca. Estaba actuando como una perra. Acusé a Nan de ser una y me estaba comportando igual de mal. No podía hacer eso. No quería ser así. —Mira, eso no salió bien. Lo siento. Lo que quería decir es que no me gusta Nan. Para nada. No puedo ver por qué alguien que no está relacionado con ella podría siquiera aguantarla. El hecho de que no sólo la aguantaste sino que saliste con ella, me dice que tú y yo nunca podríamos ser amigos. Lo siento. No quiero sonar como una perra porque en realidad soy una buena persona. Sólo trato de mantenerme alejada de gente malvada. Nan es el epítome de maldad, así que eso me lleva a creer que eres igual. Las personas malas se juntan. —Me detuve porque lo estaba empeorando. Parándome, le di una sonrisa de disculpa que no tuve que forzar esta vez porque realmente me sentía mal por todo lo que salió de mi boca. Solía a hacer eso cuando hablaba demasiado. Antes de que él pudiera decir nada salí corriendo. Iba despedirme de Rush y Blaire e ir al aeropuerto y esperar por un vuelo que saliera antes. Me quedaría en el aeropuerto si tenía que hacerlo. Al menos así, Grant Carter no podría encontrarme.

33 Traducido por Vani Corregido por Cami G.

Blaire

T

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odavía no puedo asimilar que me cantaste una canción y tocaste la guitarra. Simplemente, guau, Rush. Guau. —Estaba todavía aturdida de haber visto a Rush esperándome con una guitarra en sus brazos. Entonces, en lugar de Jason Mraz, él había cantado una canción que había escrito para mí. Después de los diversos regalos y cartas enviadas a mi habitación me pareció que no podría superarse a sí mismo. Me había equivocado. —Dejé de cantar cuando estaba en la universidad. Decidí que estaba cansado de las chicas estuvieran interesadas en mí por Dean. Si cantaba, sólo empeoraba mi conexión con Slacker Demon. Así que lo dejé. Pero para ti… Quería que caminaras por el pasillo hacia mí con mis palabras y mi voz cantando algo escrito para ti. No un tema genérico que se pone en un millón de otras bodas. — Rush besó el lugar justo debajo de mi oreja—. No hay otras bodas como ésta y nunca las habrán —susurró en mi oído. Me acurruqué más cerca de él mientras bailábamos la versión de nuestra banda en vivo de la canción de Ed Sheeran, "Kiss Me". Dean se había ofrecido a conseguir una "banda de verdad", pero yo no quería eso. No quería que nuestra boda fuese más que una pequeña reunión íntima. No quería hacerla un concierto para la banda. Rush había acordado conmigo y habíamos encontrado la mejor banda de covers que el dinero podía comprar. —Me gustaría que no tengamos la casa llena de gente esta noche —dije en su pecho. —Eso no importa. No vamos a estar ahí —respondió Rush. Me aparté y lo miré a los ojos. —¿Qué quieres decir? Él sonrió. —¿De verdad crees que voy a compartir una casa con todas esas

personas en mi noche de bodas? Por supuesto que no. Tenemos el apartamento pent-house en el club esperando por nosotros cuando nos vayamos de aquí. Me alegré de que hubiera pensado en eso. No quería pensar en su padre y mi padre en la misma casa que nosotros esta noche. —Bueno —contesté. Su pecho vibró por su risa. Miré por encima a los otros huéspedes. Todos nuestros amigos estaban aquí. Todo el mundo nos felicitó. Excepto su hermana… y su madre. Pero no lo habrían aprobado. Ambas me odiaban. Aún así, me sentí mal de que se hubiesen perdido este día por el bien de Rush. Sólo esperaba que algún día fueran a ser parte de nuestras vidas, por Rush. Sabía que, a pesar de que no las mencionó, las extrañaba. —¿Dónde pusiste el satén? —preguntó. Sonreí mordiéndome el labio inferior. —No tenía bolsillos —respondí. —Lo sé. Entonces, ¿dónde está? —Escondido en mi sujetador —admití. —Supongo que tendrá un nuevo significado para mí de ahora en adelante —dijo, tocando el frente de mis pechos con los pulgares.

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—Gracias por todo. El collar, la pulsera para el tobillo, el anillo, y voy a dejar que te quedes con el satén. Aunque me encantó tenerlo allí con nosotros. Sabiendo que había tocado la vida de ambos. Fue perfecto. Rush apretó sus brazos alrededor de mí. —Sí, lo fue. —El momento en que su cuerpo se puso tenso, lo sentí. Mirando hacia él vi sus ojos enfocados en algo por encima de mi hombro. Miré hacia atrás para ver a Cain de pie mirándonos—. Probablemente debería dejarlo bailar contigo —dijo Rush, aún sosteniéndome firmemente. Le sonreí y su expresión se suavizó. —Si no quieres que baile con Cain, entonces yo tampoco quiero. Necesito ir a hablar con él y, si quieres ir conmigo y aferrarte a mí cuando haga eso, puedes hacerlo. Relájate. Soy Blaire Finlay ahora. La chica a la que él amaba era Blaire Wynn. Al usar mi nuevo nombre todo su cuerpo se relajó y me abrazó más fuerte. —Dilo de nuevo. Al menos la parte en que dices tu nombre —dijo con voz ronca. —Blaire Finlay —repetí. —Maldita sea, eso suena bien —dijo, dándome un beso en la frente—. Ve a hablar con él. Pero si no te importa… nada de baile. No quiero sus manos sobre ti. —¿Así que tampoco abrazos? —pregunté antes de caminar hacia Cain.

Rush frunció el ceño y sacudió la cabeza. —No, si quiere mantener los brazos atados a su cuerpo —respondió, haciéndome reír. Mi hombre posesivo. Me acerqué a Cain, que estaba allí esperando por mí, con las manos metidas en los bolsillos y una expresión de dolor en su rostro. Esto no podía ser fácil para él. En su mente habíamos sido algo eterno. Realmente no había pensado que Rush estaría allí para mí al final. Se había equivocado. —Me alegro de que hayas venido —le dije mientras me detenía a pocos metros de él, manteniendo una distancia suficientemente cómoda. —No voy a mentir. No quería hacerlo. Granny Q me obligó —respondió—. Pero te ves hermosa. Tan impresionante que duele mirarte. —Gracias. No sabía que Rush te había enviado las entradas e invitaciones hasta que Granny Q entró en mi cuarto hoy. Caín asintió. —Sí, me lo imaginé, un poco. Ya que fue Rush el que nos invitó y no tú. Granny Q estuvo decidida en que vendríamos una vez que la recibió. —Estoy feliz, Cain.

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Él me dio una sonrisa triste y asintió. —Puedo ver eso. Es difícil pasarlo por alto. Él está malditamente gritando de alegría. No había mucho más que decir. Nuestro tiempo estaba en el pasado. Había sido mi mejor amigo una vez, pero ahora Rush era mi todo. —Cuídate —le dije, sabiendo que tenía que volver a Rush antes de que decidiera que habíamos hablado mucho tiempo. —Tú también, Blaire. Envía fotos del bebé. Granny Q querrá verlas — respondió. Di media vuelta y me dirigí a Rush, que estaba de pie en el borde de la pista de baile, con los ojos fijos en mí.

34 Traducido SOS por Jessy Corregido por NnancyC

Rush

N

ormalmente pasaba la Navidad borracho en una estación de esquí con cualquier chica con la que estuviera saliendo en ese momento y algunos amigos. Era mi sitio al que ir para las fiestas. Al crecer, mi mamá no decoraba un árbol u horneaba galletas. Sólo había visto ese tipo de cosas en televisión.

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El olor de árboles de pino, manzana con canela, y galletas llenaba nuestra casa. El árbol de Navidad más ridículamente grande que pude encontrar en Rosemary cubría nuestra sala de estar, y estaba decorado con adornos de colores brillantes y luces parpadeantes. Teníamos vivas guirnaldas y bayas en nuestra repisa de la chimenea y tres calcetines con monogramas de la letra F colgados en ella. Dos grandes coronas de flores con lazos de terciopelo rojo decoraban nuestra puerta principal y la casa estaba llena de villancicos mientras sonaban a través del sistema de sonido. Blaire había encontrado una estación de Navidad en la radio satélite y me amenazaba si la tocaba. Regalos con papeles de colores vivos y lazos brillantes estaban amontonados bajo nuestro árbol y no podía sacarme de encima a mis amigos. Estaban siempre aquí. Comiéndose los dulces que Blaire seguía haciendo y bebiendo la sidra de manzana que nunca dejaba que se acabara. Era como si Santa Claus hubiera vomitado en nuestra casa. Hace un año, esto hubiera sonado como el infierno para mí. Ahora, no podía imaginar hacer nunca la Navidad de cualquier otra manera. Esta era la Navidad hecha al modo de Blaire y me gustaba. No, jodidamente me encantaba. Ella cantaba fuera de tono los villancicos mientras sacaba galletas del horno y rodaba esas bolas de mantequilla de maní en azúcar en polvo mientras yo esperaba que pusiera uno en mi boca. Así iba ser como mis hijos crecerían, creyendo que la Navidad era todo esto, y me encantaba. Acurrucarme en el sofá viendo películas navideñas, tomar

chocolate caliente mientras ponía mi mano en el estómago de Blaire y disfrutaba sintiendo a mi chico patear. Esto era algo que el dinero no podía comprar. No este tipo de felicidad. —¿Crees que veremos a tu papá antes de Navidad? —preguntó Blaire, entrando a la sala de estar donde estaba disfrutando del árbol mientras escuchaba cantar a Blaire “We Wish You a Merry Christmas”. —Lo dudo. Se acaba de ir la semana pasada —le recordé. Frunció el ceño y luego asintió. —Está bien. Supongo que tenemos que enviar su regalo, entonces. Tengo algo que enviarle a Harlow también. Esperaba que me ayudaras a pensar en algo para tu mamá y Nan. No sé qué comprarles. Nunca he pasado tiempo con ellas. ¿Mi madre y Nan? ¿Le había comprado a mi papá un regalo? ¿Y a Harlow? Demonios. Todo lo que yo había hecho era comprar cosas para ella y el bebé. No había pensado comprarle algo a alguien más.

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—Eh, si, em, supongo. Pero ellas no estarán esperando nada. Nosotros en realidad no intercambiamos regalos. No es realmente una fiesta que celebremos como una familia. El rostro de Blaire cayó y me miró con ojos tristes. No me gustaba verla triste. Me gustaba el canto fuera de tono y feliz que había estado haciendo minutos antes. —Pero es Navidad. Le compras cosas a la gente que quieres en Navidad. No tiene que ser mucho. Sólo algo. Es divertido dar cosas. Si quería darle a mi malvada madre y a mi hermana algo, entonces, jodidamente iría a comprarles lo que demonios ella quisiera que les comprara y se los enviaríamos con una sonrisa. —Está bien, nena. Les encontraré algo y podemos enviarlos con las otras cosas. Eso pareció calmarla y asintió —Oh, bueno. Está bien. —Empezó a dar la vuelta y se detuvo—. También tengo algo para Kiro. Tenemos que enviarlo por correo cuando enviemos las otras cosas a LA. No pude evitar reír. Le había comprado algo a Kiro. Todos iban a pensar que me había vuelto loco cuando recibieran paquetes de mi parte —Kiro también. Lo tengo —contesté. Lo único bueno de las compras interminables de Blaire era que eso me daba tiempo para prepararle su sorpresa. Ella no paraba de decir que después de Navidad necesitábamos pensar en el cuarto del bebé. Me mantenía en acuerdo con ella. Pero también mantenía la última habitación de la izquierda, la que tenía la vista que a ella le encantaba, cerrada con llave.

35 Traducido por CoralDone Corregido por Elena Verlac

Blaire

E

l año pasado dejé a mi madre dormir bastante, porque había estado despierta hasta tarde y enferma la noche anterior. Me había levantado temprano y había hecho su desayuno favorito, waffles de fresa con crema batida y encendí las luces del árbol. Sería mi última Navidad con ella y lo había sabido. Me aseguré de que todo fuera perfecto.

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Cuando había entrado en la sala de estar había sido recibida con fuego en la chimenea, una media llena de sus artículos derrochados favoritos, música de Navidad y yo. Ella se rió, después lloró y me abrazó mientras nos sentábamos y comíamos nuestros desayunos antes de abrir los regalos. Había querido comprarle muchas cosas, pero el dinero había estado escaso, y usando mis habilidades creativas dispersas le había hecho un álbum de Valerie y yo creciendo. Mamá había sido sepultada con él en sus manos. Ese año había hecho todo lo posible para que mi madre estuviera orgullosa de mí. Había momentos en el que su villancico favorito sonaba y tenía que reprimir el impulso de ir a acurrucarme en posición fetal y llorar. Pero ella me hizo prometerle algo el año pasado, también sabía que era su última Navidad y me pidió que le hiciera un favor; la siguiente Navidad yo celebraría lo suficiente por las dos. Había hecho mi mejor esfuerzo. Mis ojos se abrieron antes del amanecer esta mañana y me las había arreglado para salir de la cama sin despertar a Rush. Necesitaba tiempo para estar sola. Para recordar. Sabía que si mi madre me pudiera ver ahora, estaría muy feliz por mí. Estaba casada con el hombre que amaba. Iba a ser madre y había perdonado a mi papá. Sostuve mi café cerca y puse mis piernas debajo de mí cuando me senté en el sofá, frente al árbol decorado de colores. Esta foto de mi vida habría sido la que mi mamá quería para mí. No me sequé las lágrimas de mi cara, porque no todas eran tristes, algunas eran felices. Algunas eran agradecidas y otras eran recuerdos.

Disfruté el silencio y miré el amanecer por la ventana. Rush me querría en la cama para cuando despertara. Tendría que colarme de nuevo después de que terminara mi café y me lavara los dientes. Este año quería que la Navidad fuera perfecta para él, era nuestra primera y esta era yo colocando un precedente para los años siguientes. —Despertarte en Navidad sin tu regalo favorito en la cama apesta. —La somnolienta voz de Rush me sorprendió y miré hacia atrás para verlo entrar a la sala de estar. Se había puesto un par de pantalones de chándal, pero eso era todo. Su pelo estaba desordenado por dormir y sus ojos seguían entrecerrados. —Lo siento, me iba a colar de nuevo en la cama después de ver la salida del sol —le dije, mientras se sentaba en el sofá junto a mí y me ponía a su lado. —Me habría levantado y observado contigo si lo hubieses pedido —dijo, con la barbilla apoyada en la parte superior de mi cabeza. Estaba casi segura que hubiera hecho cualquier cosa que le hubiese pedido, y es por eso que lo dejé dormir. —Lo sé —le contesté.

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Rush pasó su mano de arriba abajo por mi brazo izquierdo. —¿Necesitabas un tiempo a solas? —preguntó. La comprensión de su pregunta me dijo que no necesitaba detalles. Él lo sabía. —Sí —e contesté. —¿Necesitas un poco más? —No —dije sonriéndole. —Bien, porque no iba a desaparecer tan fácilmente. Me reí y puse la cabeza contra su pecho. —Es una hermosa mañana. —Sí, lo es —Estuvo de acuerdo e inclinó su cabeza hacia abajo, a mi oído— . ¿Puedo darte uno de tus regalos ahora? —preguntó. —¿Requiere que estemos desnudos? —pregunté en broma. —Eh, no… pero si deseas desnudarte, nena, siempre estoy a favor de eso —respondió. Sorprendida, me di la vuelta en sus brazos y lo miré. —¿Quieres decir que quieres abrir los regalos ahora? —pregunté. Pensé que íbamos a hacer el amor primero. —No abrirlos, exactamente. Tengo que mostrártelo —dijo, poniéndose de pie y tirando de mí con él. Esto no era lo que yo esperaba. Asentí y dejé que me llevara de vuelta a

través de la casa y de la escalera. Tal vez sí nos íbamos arriba a tener sexo, después de todo. Rush se detuvo en la habitación que una vez había elegido como mía. No había estado ahí desde que se la había mostrado a Harlow antes de la boda. La puerta estaba cerrada y Rush dio un paso atrás y me hizo señas para que la abriera. Estaba realmente confundida ahora. Di un paso adelante para girar la cerradura y dejar que la puerta se abriera lentamente. Lo primero que vi fue una cuna de madera de cerezo colocada en el medio de la habitación y un móvil elaborado con animales marinos exóticos colgados de él. Rush metió la mano y prendió el interruptor. En lugar de la luz que venía del techo, el móvil se iluminó y comenzó a tocar. Pero no era una canción de cuna, era la canción que Rush había cantado para mí el día de nuestra boda. El móvil entero iluminaba el camino hacia el techo. Todo lo que pude hacer fue cubrir mi boca en tota asombro y shock, mientras entraba más en la habitación. Luces giraban a través de las paredes mientras el móvil giraba lentamente tocando nuestra canción.

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Una mecedora estaba colocada en la esquina con una manta hecha a mano encima. Una mesa para cambiar pañales, un armario y hasta una pequeña cama de día adornaban la habitación. La pintura azul suave en las paredes era perfecta, considerando que una pared era casi ventanas que daban al cielo ahora azul, y al océano. Finalmente encontré mi voz, pero lo único que salió fue un sollozo antes de que me arrojara en los brazos de Rush y llorara. Esto era perfecto, y él lo había hecho. Él había elegido la habitación perfecta para nuestro hijo. —Realmente espero que esas sean lágrimas de felicidad, porque voy a ser honesto. Estaba preocupado de que estuvieras enojada. Bethy mencionó que posiblemente querías hacerlo tú misma y no había pensado en eso —dijo en un susurro bajo. Bethy no sabía nada. Quizás a Bethy le gustaría hacer esto sola pero sabiendo que Rush se había tomado todo el tiempo y pensado en el cuarto del niño, hizo que mi corazón se hinchara hasta que pensé que iba a estallar. —Esto es perfecto. Es precioso… oh, Rush, a él le va a encantar. A mí me encanta —le aseguré, y después agarré su cabeza y la tiré hacia a mí para poder besarlo. Una fabulosa habitación de niños digna de revista hace que una mujer embarazada se caliente. ¿Quién iba a saberlo?

36 Traducido por Danny_McFly Corregido por Alessa Masllentyle

Tres meses después…

Y

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o era una chica del sur. Eso era evidente. Aunque me había encantado nuestro tiempo en Nueva York, estaba contenta de estar de vuelta en casa, donde podía encontrar té helado dulce cuando quería. Rush también había extrañado Rosemary. Podía decirlo. Desempacamos, luego llevamos toda la ropa y los juguetes que habíamos comprado para el bebé, que todavía no habíamos nombrado, y los pusimos en su cuarto. Había sido divertido colgar su ropa en el armario, doblar las mantas y alinear todos sus zapatitos. Nos habíamos ido un poco por la borda con la compra de ropa. Grant había pasado para llevarse a Rush a un tiempo de chicos en el golf poco después de nuestra llegada, así que decidí ir a hacer algunas visitas. No había nada para comer aquí y me estaba muriendo de hambre. Ir a ver si Jimmy estaba en el club trabajando y conseguir algo de comer mataría dos pájaros de un tiro. Cogí las llaves y salí en busca de mi coche... o camioneta... o lo que fuera. No la había conducido todavía. Rush la había tenido allí estacionada, esperando por mí, cuando llegamos a casa. Todo lo que sabía era que la idea era un Mercedes Benz como vehículo utilitario. Yo estaba contenta de que no me había conseguido una minivan. Al parecer, este es uno de los coches más seguros en la carretera. Él me dio un argumento de venta muy largo sobre él y luego me dijo que si no me gustaba podía regresarlo y conseguir lo que quería. Era un Mercedes, por amor de Dios. No iba a meter mi nariz en eso. Por supuesto que estaba contenta con él. Sólo tenía que encontrar la manera de conducirlo. Bajé la mirada hacia la llave que me había dejado. Había indicaciones que me dio. Se suponía que sólo debía apegarme a esta cosa que sin duda NO era una llave y llevarla en el bolso conmigo. Cuando tocara el pomo de la puerta se desbloquearía automáticamente, siempre y cuando la llave estuviera en mi cuerpo.

Luego tendría que poner mi pie en el freno y presionar el botón "prender" para girar el volante del coche. Todo lo demás debería ser bastante fácil. Sí, claro. Hice lo que me dijo y me metí en el coche, lo que no es fácil cuando tu estómago es enorme. Después de empujarme, me las arreglé para poner en marcha el auto sin la llave que era tan extraña. Ni siquiera traté de tocar las cosas del tablero. Se veía como algo de un avión. No entendía nada de eso. Abrí mi bolso, saqué mi pistola y luego la deslicé debajo de mi asiento. No había estado llevándola conmigo ya que siempre estaba con Rush. Pero ahora que tenía mi propio coche nuevo y que saldría sola, y luego con mi bebé, quería saber que había una cierta protección escondida en algún lugar. Una vez que el bebé fuera más grande, iba a tener que encontrar otro lugar para guardarla. No quería que estuviera en ninguna parte donde pudiera tocarla. Eso era algo que tenía que hablar con Rush. Llegar al club era bastante fácil. El coche se apagó con sólo pulsar un botón y cerré las puertas con la cosa a la que Rush llamaba llave, luego me dirigí hacia el interior.

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Justo cuando llegaba al comedor, Jimmy salió de la cocina y sus ojos se encontraron con los míos. Una lenta sonrisa se dibujó en su rostro. —Mírate, ardiente mamá. Puedes hacer que un vientre embarazado del tamaño de una pelota de playa se vea sexy. Ve a la cocina y espérame. Ya vuelvo —dijo Jimmy, con un gesto de la cabeza. Sólo llevaba dos vasos de agua por lo que iba a ser rápido. Abrí la puerta de la cocina y entré. Varios de los cocineros me saludaron y yo se les devolví con un movimiento de mano tratando de recordar tantos nombres como podía. —Por favor, dime que estás de vuelta en Rosemary para bien. No más correr por todo el mundo. Te he echado de menos —gimió Jimmy, tirando de mí en un abrazo. —No hay planes para ir a cualquier parte en el futuro cercano —aseguré. —Dios, Blaire, tu estómago es enorme. ¿Cuándo viene el bebé? —Preguntó Jimmy y empezó a frotar mi barriga—. No puedes quedarte ahí para siempre, pequeñito. Es hora de que salgas. Tú mamá no es tan grande, no podrá soportar mucho más. La puerta de la cocina se abrió y levanté mis ojos para ver una nueva cara. Ella tenía el pelo castaño oscuro y una excelente estructura ósea. Estaba observando a Jimmy hablar con mi estómago con una curiosa sonrisa.

—Hola —dije, y sus ojos se movieron de mi estómago para mirarme a los ojos. Tenía hermosos ojos, también. ¿Dónde la había encontrado Woods y, la había contratado por su belleza? Porque conociendo a Woods, él se habría dado cuenta. —Hola —respondió ella con un acento sureño grueso que me sorprendió. La chica no era de Rosemery. Jimmy se puso de pie y le sonrió a la chica. A él le agradaba. Eso era una buena señal. —Me alegro de que hayas vuelto, chica. Ayer fue una mierda sin ti — le dijo él y luego me miró—. Della, ella es Blaire. Es mi mejor amiga, que salió corriendo y me dejó por otro hombre. Uno por el que no puedo culparla, porque es un caliente pedazo de culo. Blaire, ella es Della. Puede ser o no el cuchi-cuchi7 del jefe. No pude esconder la sonrisa de mi cara. Sí, Woods se había fijado en ella. —¡Jimmy! —dije, cuando su cara se puso roja como un tomate y me di cuenta de que también le había reclamado. Me gustaba esta chica. Puede que acabara de encontrar material nuevo para una amiga.

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—¿Woods, verdad? ¿Ese jefe? —pregunté sonriendo, porque sabía que no había manera de que ella estuviera metiéndose con el papá de Woods. —Por supuesto, Woods. La muchacha tiene buen gusto. Ella no va hacer cuchi-cuchi con el anciano —respondió Jimmy rodando sus ojos. —¿Podrías dejar de decir cuchi-cuchi? —preguntó ella, todavía ruborizada. Necesitaba aliviar su vergüenza porque Jimmy sólo estaba empeorando las cosas. —Jimmy no debería haberme dicho eso, pero ya que lo hizo, puedo decirte, Woods es un gran tipo. Si estás de hecho... em... haciendo el "cuchi-cuchi" con él, entonces escogiste a uno bueno. —Gracias —dijo, reprimiendo una sonrisa. Realmente esperaba que Woods tuviera sentimientos por ella. Tenía la sensación de que Bethy también la amaría. —Si no tengo a este bebé esta semana tal vez podamos juntarnos a almorzar —sugerí. Llamaría a Bethy para que viniera también. Ella bajó la mirada hacia mi estómago y me di cuenta de que pensaba que era muy poco probable que fuera a salir por la puerta sin tener a este bebé, y mucho menos hasta la próxima semana. Probablemente tenía razón. —Está bien. Eso suena bien —contestó. No podía esperar para contarle a Rush. Tal vez deberíamos invitarla a ella y a Woods a cenar una noche. Eso sería divertido. 7

Se refiere a un interés sexual.

—Della Sloane. —Un gruñido enojado interrumpió mis pensamientos y retiré mi mirada de ella para el oficial de policía de pie en la puerta. —Sí, señor —respondió. Vi como su cara se ponía blanca y miré a mí alrededor para detectar cualquier signo de Woods. ¿Dónde estaba cuando lo necesitaba? Siempre había interrumpido en el momento equivocado cuando yo trabajaba aquí. Ahora sería un buen momento para que interrumpiera. —Tiene que venir conmigo, señorita Sloane —dijo el oficial mientras sostenía abierta la puerta esperando a que Della saliera—. Señorita Sloane, si no viene voluntariamente voy a tener que ir en contra de los deseos del señor Kerrington y arrestarla en los terrenos del club. ¿Qué acaba de decir? ¿Arresto? ¿Señor Kerrington? Woods no haría esto. Si lo hubiera hecho, habría al menos aparecido y sido parte de ello. Además, yo era una buena lectora de gente y Jimmy igual. A ambos nos agradaba Della. Algo estaba mal.

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—¿Por qué la va a arrestar? Seguro como el infierno que no creo que Woods sepa de esto —demandó Jimmy mientras permanecía de pie frente a Della, como para protegerla. Lo amé aún más por eso. Ella parecía que estaba a punto de desmayarse. —El señor Kerrington lo sabe. Él es quien me envió aquí para escoltar a una Della Sloane fuera del edificio y luego detenerla una vez que la tuviera en el estacionamiento. Sin embargo, si ella no viene de buena gana, tendré que arrestarla y a todo aquel que se interponga en mi camino. Woods no lo sabía. Yo no le creía. Algo estaba mal. —Está bien, Jimmy —dijo Della, y caminó alrededor de él. Observé impotente mientras se dirigía hacia la puerta. —Tienes que encontrar a Woods —dijo Jimmy, mirando hacia atrás, a mí—. No creo eso. Creo que hay más en esto y que todos los dedos apuntan al anciano. Asentí con la cabeza. Estaba de acuerdo. —No tengo el número de Woods en mi teléfono. A Rush le molestaba, así que lo saqué —admití, mirando a Jimmy tímidamente. Jimmy sacudió la cabeza y luego sonrió, tomó mi teléfono de las manos y marcó el número de Woods. —Llámalo. Si no responde, ve a buscarlo. No puedo ayudar. Estoy solo en este turno, y tengo que poner mi culo en marcha. Asentí con la cabeza y me dirigí hacia la puerta para ver cómo Della era puesta en el coche de policía con mucha más fuerza de la necesaria.

El teléfono de Woods fue directamente al correo de voz. Lo intenté de nuevo, pero pasó lo mismo otra vez. Corriendo por el pasillo, o más bien como trotando rápidamente, fui a su oficina y llamé, pero nada. Traté de abrirla, pero estaba cerrada firmemente. Mierda. Corrí fuera mientras marcaba el teléfono de Rush. Él sabría qué hacer y Woods podría muy probablemente estar con él. Mientras mi pie golpeaba el camino de piedra, sentí un calambre seguido de un chorro de agua entre mis piernas. Me quedé helada. Acababa de romper fuente.

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37 Traducido por MaryJane♥ Corregido por NnancyC

Rush

T

e ves bien para un hombre casado —bromeó Grant mientras yo regresaba al carrito para buscar mi palo.

—Por supuesto que sí. Estoy casado con Blaire. Soy el bastardo más afortunado del planeta —contesté, sin caer en su trampa. Quería hacerme enojar porque Grant pensaba que enfadarme era gracioso.

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—Blaire es caliente. Incluso embarazada de nueve meses —dijo arrastrando las palabras, echándose hacia atrás y apoyando sus piernas sobre el tablero del carrito. —Si quieres que tu jodida nariz fracturada entonces sigue así, hermano — gruñí, mirándolo de mala gana. Comenzó a reír y supe que había conseguido lo que quería. Rodé los ojos. Mi teléfono comenzó a vibrar y sonar en mi bolsillo. Ese era el timbre de Blaire. Dejé caer mi palo y metí la mano en el bolsillo para sacar el celular. Ella no me llamaba al azar. Si lo estaba haciendo, entonces me necesitaba. Empecé a caminar hacia el carrito esperando a que respondiera. —Hola —dije al momento en que lo hizo. Respiró hondo, entonces puse el carrito en reversa y conduje a toda velocidad hacia la casa club. —Rompí fuente —dijo tratando de parecer tranquila. —Estoy en camino. Quédate justo ahí. No te muevas. No conduzcas. Sólo espérame. —Estoy en el estacionamiento del club. Iba a buscarte cuando sucedió — contestó. —Estoy casi ahí, nena, aguanta. Menos de un minuto, te lo juro —le aseguré.

Emitió un gruñido y luego tomó unas cuantas respiraciones profundas. — Bien —respondió y colgó. —Mierda —gruñí y pedí a Dios que el estúpido carrito fuera más rápido. —Supongo que está en trabajo de parto —respondió Grant desde el asiento a mi lado. —Sí —espeté. No quería hablar. Sólo tenía que llegar a ella rápidamente. —Supongo que eso significa que no te importa que acabas de dejar tu palo allí —respondió Grant. —Joder, no, no me importa el maldito palo. Grant cruzó los brazos sobre su pecho. —Está bien, sólo comprobaba. —Necesito que tomes mi teléfono. Busca el número de Abe y llámalo. Grant agarró el teléfono e hizo lo que le pedí mientras dejaba el carro en el parque y echaba a correr por el césped hacia el estacionamiento. Blaire estaba de pie al lado del Mercedes que le había comprado, con una mano en el coche y la otra en su estómago. Se veía más relajada de lo que imaginé.

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—Eso fue rápido. —Sonrió cuando sus ojos se encontraron con los míos. —¿Estás bien? —pregunté, envolviendo mi brazo alrededor de ella y llevándola al lado del pasajero. —Estoy bien ahora. Los calambres se han aliviado. Pero Rush, no debería entrar a este auto. Es completamente nuevo y tengo... bueno... estoy mojada —dijo, tropezando con sus palabras. —Me importa un huevo este auto. Entra. Voy a llevarte al hospital. Me dejó ayudarla a entrar al auto, aunque pude ver la reticencia en su rostro. No quería arruinar su auto nuevo. Le di un beso en la frente. —Te juro que voy a tenerlo completamente arreglado antes de que salgas del hospital —le aseguré antes de cerrar la puerta. Corrí alrededor de la parte delantera del auto y Grant estaba parado allí con una expresión nerviosa. —¿Está bien? —Está en trabajo de parto —indiqué lo obvio y abrí la puerta del conductor. —Llamé a Abe. ¿Qué más puedo hacer? —Llama a Dean. Querrá saber —le dije antes de cerrar la puerta del auto. No me dejé considerar el hecho de que no iba a llamar a mi mamá o hermana. No tenía sentido. No podía confiar en ellas con Blaire.

—¿Crees que tal vez debería llamar a tu mamá? ¿O crees que preferiría no saber? La miré de reojo mientras salía a la calle y corría a Destin, donde estaba el hospital más cercano. —No quiero que sean parte de esto. No se lo merecen — contesté, y luego me incliné y apreté la mano de Blaire—. Ahora ésta es nuestra familia. Mía y tuya. Nosotros decidimos a quién dejamos entrar en ella. Blaire asintió y apoyó la cabeza en el reposacabezas. Me di cuenta que estaba un poco dolorida por cómo apretujaba el rostro a pesar de que estaba manteniéndose en silencio al respecto. —¿Cómo puedo ayudar? —pregunté, ansioso por hacer algo para que esto se detuviera. —Conduce —respondió con una sonrisa forzada. Me apretó la mano y dejó escapar un profundo suspiro de alivio. —Esa se ha acabado. No son muy largas o seguidas, así que estamos bien de tiempo. — Sonaba sin aliento. Apretó mi mano de nuevo. —¡Rush!

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Casi me salí de la carretera. —¿Qué, nena? ¿Estás bien? —Mi corazón golpeaba contra mi pecho. —Me olvidé de Della. Tienes que llamar a Woods. Necesita saber que llegaron unos policías y se la llevaron. ¿Quién diablos era Della? ¿Estaba alucinando? —Cariño, no conozco a Della —contesté con cuidado en caso de que esta cosa de alucinación pudiera enloquecerla. No había leído acerca de esto en ninguno de los libros que ella había mantenido junto a la cama. —Della es con quien está saliendo Woods. Jimmy piensa que están haciendo el “cuchi cuchi”. Ella era muy dulce y me agradó. Se veía tan asustada. Woods tiene que ayudarla. Ella había ido al club para visitar a Jimmy. Es por eso que estaba allí. No porque había estado en parto. Esto tenía sentido ahora. —Grant tiene mi teléfono. ¿Dónde está el tuyo? —Si esto no significara mucho para ella, no estaría preocupado sobre la vida amorosa de Woods y su supuesta novia siendo arrestada por los policías. Debido a que esa mierda no sonaba prometedora y no quería a Blaire cerca de alguien peligrosa. Pero ella no necesitaba más estrés, así que haría todo lo posible para que se sintiera mejor.

—No contesta su teléfono. Va directamente al correo de voz. ¿A quién más podemos llamar? —preguntó. Alcancé el teléfono y marqué el número de Grant. —Llamé a Dean y está tomando el siguiente vuelo —fue lo que dijo al responder. —Gracias. Escucha, Woods no contesta su teléfono. Llama a su padre. Dile que Della… —Hice una pausa y miré a Blaire quien asintió ya que había recordado bien el nombre—. Que Della fue detenida y necesita ayuda. —¡MIERDA! ¿Cuándo fue arrestada Della? ¿Qué demonios pasó? —rugió Grant en mi oído. Supongo que él sabía quién era Della. —No lo sé. Mi esposa está en trabajo de parto. Sólo llama a su papá. Él lo puede encontrar. Me tengo que ir. —Le diré —respondió Grant, y colgué. —El papá de Woods sabrá cómo encontrarlo —le aseguré a Blaire. Ella estaba frunciendo el ceño.

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—No estoy segura de ello, pero tal vez entendí mal. —Dejó de hablar y apretó mi mano de nuevo. Otra contracción.

38 Traducido SOS por Mel Markham Corregido por NnancyC

Blaire

L

e tenía miedo a la agujas. Había decidido meses atrás que no me iban a clavar una gran aguja en mi espalda. En este momento, estaba pensando que podría haber sido una mala decisión. Porque sentía como si mis entrañas estuvieran siendo desgarradas.

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No ayudaba el hecho de que cada vez que necesitaba gritar, Rush enloquecía completamente. Necesitaba calmarse como la mierda. Tenía que gritar para lidiar con esto. Nunca más me quejaría por el dolor menstrual. Esos eran una caminata en el parque comparado con esto. Otra ola me golpeó y agarré con mi puño las sábanas y dejé salir otro grito de dolor. La última vez que la enfermera me comprobó, tenía siete centímetros de dilatación. Necesitaba llegar a diez, maldición. —¿Necesito llamar a la enfermera? ¿Puedo conseguirte un poco de hielo? ¿Quieres apretar mi mano? —Rush seguía haciéndome preguntas. Sabía que sus intenciones eran buenas, pero por el momento no me importaba. Me levanté, tomé su camiseta y bajé su cara hacia la mía. —Alégrate de que no tengo mi arma porque ahora mismo estoy pensando en las diferentes maneras en que puedo conseguir que te calles. Déjame gritar y retrocede —le espeté y agarré mi estómago mientras otra contracción llegaba. —Hora de comprobarte de nuevo —dijo la alegre enfermera con el cabello rojo brillante recogido en coletas mientras rebotaba en la habitación. Ella también necesitaba alegrarse de que no tuviera mi arma. Porque sería la siguiente en mi lista. Cerré mis ojos, esperando no tener una contracción mientras ella estaba allá abajo porque podría patearla en la cara.

—¡Oh! Ya estamos en diez y listos para rodar. Déjame llamar al doctor. No pujes —me dijo una vez más. Me habían dicho que no pujara durante la última hora. Todo lo que mi cuerpo quería hacer era pujar. El doctor necesitaba apurar su culo. Rush estaba anormalmente callado. Levanté la mirada hacia él y, en este momento, su rostro me recordó al de un niño pequeño. Lucía asustado y nervioso. Me sentí mal por gritarle pero el sentimiento no duró mucho cuando otra contracción me golpeó y esta vez fue peor. No me había dado cuenta que podía ser peor. El médico calvo entró y me sonrió como si esto fuera algo bueno. —Es hora de sacar a ese pequeño niño de allí y traerlo al mundo. —Sonaba tan alegre como mi enfermera. Bastardo. —Puedes o venir aquí y observar, siempre y cuando no estés mareado, o puedes permanecer ahí mientras ella puja —dijo el doctor a Rush. Rush dio un paso hacia la cabecera, se agachó y puso mi mano en la suya. — Me quedaré con ella —dijo y le dio un suave apretón a mi mano.

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El estímulo hizo que me dieran ganas de llorar. Había trabajando tan duro en hacer que las cosas fueran más fáciles para mí, y lo había amenazado con dispararle. Era una esposa horrible. Sollocé y él instantáneamente estaba a mi lado. —No llores. Está bien. Puedes hacer esto —dijo, luciendo decidido y listo para entrar en batalla. —Fui mala. Lo siento —dije conmovida. Él sonrió y besó mi cabeza. —Estás pasando por un increíble dolor y si golpearme te hace sentir mejor, dejaría que lo hagas. Quería besarlo pero entonces otra contracción llegó. —¡Puja! —ordenó el doctor e hice lo que me dijeron.

***

Varias maldiciones y empujes después oí el sonido más hermoso en el mundo. Un llanto. El llanto de mi bebé.

39 Traducido por Akires Corregido por Meliizza

Rush l era perfecto. Conté los diez dedos de sus pies y manos, mientras que Blaire besaba cada uno. También era tan condenadamente pequeño. No me había dado cuenta de lo pequeños que eran los bebés.

É

—Tenemos que decidir el nombre ahora —dijo Blaire, mirándome después de que finalmente se las arregló para sostener a nuestro hijo con cuidado.

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Habíamos lanzado varias ideas en torno a los últimos tres meses, pero nada había parecido bien. Blaire había dicho que era difícil nombrar a alguien que nunca habías visto por lo que accedimos a esperar hasta que él naciera para nombrarlo. —Lo sé. Ahora que lo vimos, tenemos que darle un nombre. ¿En qué piensas? —pregunté, rezándole a Dios que ella no sugiriera Abraham Dean otra vez. Amaba a mi padre, pero no iba a nombrar a mi hijo como él. —Creo que luce como a Colton —dijo, sonriéndole. Yo no era un fan de ese nombre. —¿Aún estas en contra de River? —Pregunté. Sonrió. —Quiero poner Rush en su nombre, pero si lo nombramos River, no podremos hacerlo. River Rush o Rush River suena tonto. Me había olvidado que estaba tratando de usar mi nombre también. No iba a discutir con ella. Me gustaba la idea de que mi hijo tuviera mi nombre. —¿Qué hay de Cash? ¡Cash Rush! —bromeé y ella se mordió el labio para no reírse y asustarlo. —¿Qué tal Nathan? ¿Podríamos llamarlo Nate? —preguntó. Él dejó de mamar y la miró como si lo hubiese llamado por su nombre. Supongo que habíamos tomado a una decisión. —Nathan Rush Finlay suena bien —concordé.

Ella sonrió hacia mí con alegría y bajó la cabeza para darle un beso en la nariz al bebé. —Hola, Nate. Bienvenido al mundo. Quería abrazarlo, pero parecía que había decidido ir a dormir en vez de socializar. Blaire lo levantó y lo puso sobre su hombro y le palmeó la espalda suavemente. Me quedé allí y observé con asombro. Ésto era mío. Mi familia. Y eran perfectos. Cuando Blaire estuvo satisfecha con su intento de que eructara, lo envolvió apretadamente en su manta y me miró. —Es tu turno, papi. Necesito descansar. Mis ojos se sienten pesados. Estiré las manos y tomé a mi hijo de los brazos de su madre. Lo sostuve firmemente apoyado sobre mi pecho y aspiré su dulce olor a bebé. —Ven, pequeño. Vamos a ponernos cómodos allí y ver si podemos encontrar algo de baloncesto para ver en la televisión.

***

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Nate durmió contento en mis brazos y Blaire se había dormido muy rápidamente después de que me lo entregara. Podría quedarme en esta habitación con ellos dos así para siempre. El solo hecho de que estuvieran cerca de mí y sabiendo que estaban seguros hacia todo perfecto. Un suave golpe en la puerta interrumpió mis pensamientos. Me volví hacia ella para verla abierta, y entraron varios globos azules antes de ver la cabeza de Bethy detrás de ellos. Se había quedado el mayor tiempo que pudo. —Está bien, papá, me doy cuenta de que lo estás pasando genial, pero tienes que compartir. Ambos abuelos están en la sala de espera aguardando pacientemente —susurró después de ver a Blaire dormir. —No quiero molestar a Blaire. Está exhausta. Llevare al bebé al ventanal en el cuarto de enfermeras. Haz que todos nos vean allí. Bethy miró al bebé con nostalgia. Sabía que quería abrazarlo, pero todavía no estaba listo. No estaba tan seguro de que no lo dejaría caer. No estaba tan seguro de poder confiar en nadie para sostenerlo. Acurrucándolo más cerca de mí me pregunté cómo diablos se suponía que debía dejar que la gente viniera a mi casa y sostuviera a mi hijo. —La enfermera me dijo que lo llamaron Nathan Rush. Me gusta —dijo. —Le vamos a decir Nate.

Asintió y luego se dirigió de nuevo a decirle a todo el mundo dónde ir. No me importaba mostrarles a Nate a través de la seguridad de una ventana, pero no iba a dejar que todos respiraran sobre él y lo tocaran. Demasiados gérmenes. Era demasiado pequeño para esa mierda. Él necesitaba un poco más de carne antes de que tuviera que hacer frente a los microbios. Entré en el cuarto de niños y nos registramos con una enfermera. Le expliqué que estaba allí para mostrar al bebé a sus familiares a través del cristal. Cuando se dio la vuelta y vio a Dean de pie en la ventana quedó boquiabierta. —Oh, Dios mío. ¿El bebé Finlay es familiar de Dean Finlay? Dean Finlay de Slacker Demon? Asentí. —Sí. Es su nieto y realmente necesito mostrarle a Nate a su abuelo. Ella se apresuró a hacer un camino para mí y me siguió hasta la ventana para mirar boquiabierta a mi padre. Dean, sin embargo, se centró por completo en Nate. Levantó el pulgar y me guiñó un ojo. Abe tenía lágrimas en los ojos y asintió. Grant estaba justo allí al lado de mi padre sonriéndole a Nate. Bethy estaba efusiva acerca de mi niño y Jace estaba asintiendo en acuerdo.

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Jimmy se abrió paso entre la multitud para conseguir una mirada de él y puso su mano en su cadera y sonrió a Nate. Entonces me miró y me dio el visto bueno como aprobación. Esta era nuestra gran familia. Puede que no tuviéramos hermanos o madres aquí con nosotros, pero había gente que nos amaba y que amaría a Nate. —¿Crees que podría conseguir un autógrafo de Dean? —preguntó la enfermera a mi lado. —Ve ahí y pregúntale. Lo estás atrapando en un muy buen estado de ánimo —dije antes de girar y llevar a Nate de vuelta con su mamá.

40 Traducido por Lina Loops♥ Corregido por SammyD

Blaire

N

ecesitaba salir de la casa. Rush no quería llevar a Nate a ningún lugar y como yo era su fuente de alimento, entonces no podíamos estar tanto tiempo separados. Todavía se negaba a tomar del biberón. Había tratado de bombear la leche y alimentarlo, pero no estaba funcionando. Él sólo me quería a mí. Lo que era dulce, pero su padre era tan sobreprotector que se enojaba si la gente se acercaba y quería sostenerlo.

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Estaba preocupada de que en el momento en el que mis seis semanas se terminaran y estuviera bien que tuviéramos sexo otra vez, él no fuera capaz de soportarlo. Tenía que hacer algo para llegar al límite o iba a explotar. La primera semana fue fácil quedarse en casa. Estaba cansada y Nate no dormía mucho por la noche, así que no era físicamente capaz de salir durante el día. Me había sentido mal por no ir al funeral del señor Kerrington. Woods era mi amigo y yo odiaba que hubiera perdió a su padre de forma tan inesperada. Rush me aseguró que Woods estaría bien después de que me puse a llorar cuando me enteré de la noticia. Yo no conocía al señor Kerrington, así que mi única excusa para llorar era que estaba teniendo problemas hormonales llamados melancolía de la maternidad. O al menos eso es lo que mi médico me dijo. La necesidad incontrolable de llorar se fue el día en que fui capaz de abrochar mis vaqueros pre-bebé sin ningún problema. Había entrado al cuarto de Nate y lo había arrullado durante una hora mientras dormía, que era algo que su pediatra me había dicho que no hiciera. Lo iba a malcriar. Era tan difícil a veces. Quería recordar estos días. Él estaría corriendo alrededor de la casa muy pronto. Cuando Nate tenía un mes puse mi pie en el suelo y le dije a Rush que era hora de que fuéramos a algún lugar con él. Rush acordó que tenía que superarlo, pasamos más de una hora juntando todos sus suministros sólo para ir a cenar al club. En el momento en que llegamos a casa estaba tan cansada que pensé que tal vez no iba a funcionar. Podríamos quedarnos en casa hasta que fuera destetado.

Entonces con ese pensamiento rápidamente me eché a llorar porque era una madre horrible. Rush tomó a Nate y lo puso en la cama mientras yo iba a tomar una ducha. Tenía el sueño atrasado. Tenía que dejar de amamantar a Nate en la noche al igual que su pediatra sugirió, pero había sido débil y seguía haciéndolo. Tenía que detener esto. Salí de la ducha y me paré frente al espejo. Mis caderas eran más anchas ahora. Estaba segura de que siempre sería así. Había estado utilizando toda mi ropa de antes del embarazo pero no me veía como solía. Mi cuerpo ahora era un cuerpo madre. —Demonios. He estado tratando de no mirarte desnuda porque estoy esforzándome para no recurrir a tomar el asunto en mis propias manos, pero joder... eres hermosa. Oír el deseo en su voz hizo maravillas en mi autoestima. Quería sentirme atractiva de nuevo. Quería tener sexo de nuevo. Teníamos dos semanas más hasta la cita con el doctor. No estaba segura de poder durar tanto tiempo.

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Me di la vuelta y caminé hacia él. El sexo podría estar fuera de los límites, pero asegurar que mi hombre fuera feliz no lo estaba. Me apoyé en la punta de mis pies y presioné mis labios a los suyos y luego mordí su labio inferior. Estaba cansada de ser dulce y romántica. Quería ser mala. Tiré de su camisa y besé su pecho sonriendo para mis adentros mientras su respiración se detenía y tomaba un mechón de mi cabello. Le desabroché los vaqueros y los empujé hacia abajo, alrededor de sus tobillos, junto con sus bóxers. Su erección se levantó con orgullo y mi boca se hizo agua. Él era tan hermoso. Incluso esta parte de él lo era. Pasando una mano alrededor de la base de su pene, me deslicé la punta en la boca y presioné hasta que la cabeza golpeó la parte posterior de mi garganta. —Santa jodida mierda, Blaire —gimió, cayendo contra el marco por apoyo. Enterró sus dos manos en mi pelo y me mantuvo allí. Me aparté dejando su polla libre de mi boca con un sonido pop y luego tenté su cabeza con la lengua. Sus maldiciones y gemidos sólo me excitaron más. —Chúpalo, Dios, por favor, nena, chúpalo profundamente otra vez — suplicó, empujando mi cabeza hacia abajo sobre él hasta que la punta una vez más se deslizó en mi garganta. Me atraganté y disfruté del gemido de placer que salió de Rush. Estaba disfrutando escuchándome engullirlo. Me estaba excitando a mí misma.

Dejé caer mi mano para deslizarla entre mis piernas y dejar controlar a Rush cuánto de su polla entraba en mi boca con su agarre en mi cabello. —Joder, ¿te estás tocando a ti misma? —preguntó, jadeando mientras se retiraba de mi boca. Saqué la lengua y la dejé deslizarse por su cabeza antes de asentir. Entonces abrí la boca y lo miré fijamente mientras la dirigía de nuevo adentro. —Yo quiero jugar con ese coño —gruñó Rush—. No te corras. Estaba muy cerca de venirme, así que no estaba segura de que pudiera prometer eso. Él comenzó a moverse dentro y fuera de mi boca más rápido. Su respiración se aceleró y su maldecir empeoró. Estaba a punto de explotar. —Necesito correrme —dijo, tirando de mi boca. Me agarré de la parte posterior de sus muslos y lo mantuve allí dentro—. Blaire, nena, voy a venirme jodidamente en tu boca si no me dejas ir. Aspiré con fuerza sobre él y lo bombeé dentro y fuera de mi boca. Lo sentí apretarse en contra de mi lengua y sus dos manos agarraron la parte posterior de mi cabeza. Oí el rugido construyéndose dentro de él justo antes de que la primera ráfaga caliente golpeara la parte trasera de mi garganta.

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—Mierda, nena. Chúpalo, tómalo... sí, tómalo... hijo de puta eso es increíble — cantaba mientras su cuerpo se contraía bajo mis manos y mi boca. Mis muslos estaban empapados de mi excitación. Empecé a deslizar una mano por allí cuando Rush sacó su pene, me recogió y me llevó a la cama, tirándome hacia abajo. Sabía que no se suponía que tuviéramos sexo todavía, pero ahora mismo no me importaba. Me sentía curada allí abajo. Nada se sentía diferente. Rush empujó mis piernas y luego su cabeza bajó, su lengua salió a lamer la humedad en el interior de mis muslos. Yo temblaba mientras se acercaba a mi calor. —Voy a comerme este dulce coño hasta que estés pidiendo que me detenga —amenazó justo antes de deslizar la lengua entre mis pliegues y luego movió su piercing por encima de mi clítoris. Me encantaba la forma en que lo hacía. Había pasado un tiempo. Agarré su cabello y lo sostuve sobre mi clítoris. Él se rió y la vibración me hizo gritar de placer. —Mi codiciosa niña —murmuró presionando besos cerca de mi entrada, antes de deslizar su lengua dentro de mí y frotar mi clítoris con la yema de su pulgar. Mi primer orgasmo me golpeó duro y tiré de su cabello, lo que hizo que gruñera hambriento y siguiera lamiéndome.

—Quiero más —susurró, sonriéndome con malicia. Mis piernas se sentían como fideos mientras las dejaba caer abiertas—. Así es. Abre —me elogió. Dios, haría cualquier cosa que este hombre quisiera. En mi estado relajado y satisfecho, su pulgar se deslizó dentro y fuera de mí. Luego lo dejó correr hacia atrás hasta que encontró otro agujero. Uno que no estaba segura de querer que tocara. —No te tenses. No voy a hacerte daño. Sólo quiero hacerte sentir bien — prometió. Me relajé, confiando en él mientras deslizaba la punta de su dedo en mi interior, mientras que se burlaba de mi clítoris con la lengua. Me sorprendí a mí misma empujando hacia el pulgar tratando de tenerlo más profundo y Rush gimió en señal de aprobación mientras seguía trabajando con el pulgar dentro y fuera de mi culo mientras me hacia el amor con la lengua. Hubo un nuevo tipo de orgasmo construyéndose. No lo entendía, pero era más fuerte. Lo quería. —Rush, necesito… —rogué, no estaba segura de lo que necesitaba.

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Deslizó el pulgar de nuevo en mi calor húmedo, luego lo llevó hacia atrás para meterlo en el agujero apretado que me estaba volviendo loca. —Sé lo que necesitas, dulce Blaire, y te lo voy a dar —dijo antes que lamer mi clítoris, volviendo al pequeño agujero con el que estaba tan decidido a jugar. Su lengua lo rodeó antes de volver a mi clítoris y tirando de él en su boca mientras deslizaba el pulgar dentro de mí. Exploté. Fuegos artificiales aparecieron en mi interior y grité el nombre de Rush una y otra vez mientras mi cuerpo convulsionaba debido al placer puro que corría a través de mí. Nunca había sentido nada igual. No había palabras para describirlo. Cuando por fin regresé a la Tierra y logré abrir los ojos, Rush se estaba arrastrando encima de mi cuerpo, acostándose a mi lado, y apretándome contra él. —Necesito follarte, Blaire. Lo necesito tan condenadamente mal —susurró. Lo quería dentro de mí. No estaba segura de sí lo quería dentro de mí... ahí atrás. Su pulgar era mucho más pequeño que su polla. —Quiero entrar en tu coño, nena. Deja de preocuparte por lo otro. Eso fue sólo para ti. Sabía que te ibas a sentir bien —me aseguró, y luego nos arropó a ambos con la colcha y rápidamente me quedé dormida contra su cuerpo caliente.

41 Traducido por Anna Banana Corregido por Cami G.

Rush

M

e incliné y apagué el monitor en cuanto escuché a Nate empezar a moverse. Esta noche Blaire iba a dormir aunque tuviera que pasarme toda la noche paseando por la casa con el pequeñín para distraerlo de comer.

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Bajé de la cama y me puse un par de calzoncillos y una camiseta y me apresuré escaleras abajo antes de que empezara a llorar. Incluso con el monitor apagado, Blaire sería capaz de escucharlo. Esperaba haberla agotado lo suficiente como para que durmiera a pesar del ruido. Encendí el móvil de la cuna cuando entré en el cuarto y dejó de quejarse. Le gustaba escucharme cantar. Blaire decía que siempre paraba de chupar cuando me oía hablar y se quedaba inmóvil escuchando. Me gustaba eso. Mientras caminaba hacia la cuna, sus pequeños ojos se mantuvieron fijos en mí, e incluso aunque todavía no sonreía exactamente, podía ver en sus ojos que estaba emocionado por algo. Normalmente los pechos de Blaire lo excitaban, pero a mí también, así que no podía culparlo por eso. —Oye, amiguito, ¿cuándo vas a entender que cuando está oscuro afuera se supone que tienes que dormir? —le pregunté, inclinándome sobre la cuna para cogerlo. Se removió en mis brazos y luego movió la cabeza para ver mi cara. —Estás atrapado conmigo esta noche. Mami necesita dormir, incluso si tú no lo haces. La estás agotando. Dejé las luces del móvil encendidas y me fui a sentar con él en la mecedora. —Vamos a observar la luz de la luna sobre el agua y las rocas hasta que decidas que es hora de dormir de nuevo. Nate apoyó su cabeza en mi pecho cuando lo coloqué en mi regazo, y nos

mecí. Me pregunté qué pensaba su pequeña mente sobre la vista. ¿Quería salir allá fuera y tocar la arena o sentir el agua? No podía esperar a que pudiera hablarme y decirme qué estaba pensando. Nos mecimos por casi una hora, y seguí esperando a que empezara a quejarse esperando a Blaire, pero nunca lo hizo. Bajé la mirada para ver sus pequeños párpados cerrados y su respiración lenta y tranquila. Habíamos pasado por este desvelo sin mami. Me sentí como si hubiera logrado algo. Caminé suave y lentamente a la cuna y lo acosté. Cuando estuve seguro de que iba a seguir durmiendo, me dirigí a la cama. Papi había tenido éxito.

***

La siguiente vez que Nate decidió que quería atención fue después de las siete de la mañana. Blaire se sentó derecha en la cama cuando escuchó su llanto y miró el reloj.

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—¡Oh, Dios mío! ¿Empieza a llorar ahora? —preguntó, luchando por salir de la cama, desnuda. Crucé los brazos por debajo de mi cabeza y observé la vista mientras ella corría a través del cuarto buscando algo que ponerse. Realmente estaba disfrutando de sus nuevas caderas. Se curvaban de una forma tan jodidamente sexy que era difícil pensar bien cuando caminaba a mi lado y se balanceaban. —De hecho, no. Él y yo tuvimos un tiempo de acercamiento anoche. Le expliqué que necesitabas algo de descanso y estuvo bien con eso. Creo que lo entendió. Blaire dejó de buscar ropa y me miró con la boca ligeramente abierta. —¿Te levantaste con él y lo volviste a dormir sin que yo lo alimentara? ¿Y estuvo bien con eso? —Me encogí de hombros. —Estuvo de acuerdo con que estabas un poco gruñona y necesitabas dormir un poco más. Una pequeña sonrisa se colgó de sus labios y puso las manos en esas caderas que tanto me gustaban. —¿Así que piensas que estoy gruñona, eh? Anoche no parecía muy gruñona, ¿no? ¿Cuando tenía tu polla en la mitad de mi garganta? Santa mierda. —Maldita mujer. Tienes que alimentar a nuestro hijo. No hables así. Voy a perder la cabeza antes de que ese médico me haya dado luz verde.

Blaire rió y se inclinó para recoger el camisón que iba a ponerse anoche y que nunca llegó a tocar. Su culo se elevó en el aire y tuve que contenerme a mí mismo para no abalanzarme sobre ella. El sedoso material se deslizó por su cuerpo y paró a mitad de muslo. Me lanzó una sonrisa sabedora y se giró hacia las escaleras. —Ahora llevaré a mi yo gruñón escaleras abajo —respondió. Observé sus caderas balancearse y el camisón abrazarse a ellas con cada paso que daba. Cuando finalmente salió de mi vista, salté de la cama y me dirigí a la ducha. Necesitaba la puta ducha más fría que pudiera soportar.

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42 Traducido por Val_17 Corregido por Paltonika

Blaire

P

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use a Nate a dormir la siesta y decidí tomar un descanso para utilizar el vídeo de yoga que compré en iTunes. Necesitaba tonificar algunas partes en mi cuerpo post-parto. Bethy dijo que probara con yoga. Encontrar tiempo para hacerlo era otra cosa. La última vez que Nate tomó una siesta y traté de hacer yoga, Rush entró en la habitación, y terminamos desnudos y en el sofá nuevamente. Nos habíamos convertido en profesionales del sexo oral. No es que Rush necesitara ser mejor, pero era seguro decir que yo había aprendido a dar una mamada asesina. El timbre sonó antes de que el vídeo comenzara, por lo que presioné pausa y fui a ver quién era. Rush no se encontraba en casa, por lo tanto, no podía ser Grant. Salieron juntos. Al abrir la puerta pensé, mientras mis ojos registraban a Nan, que tal vez debía comenzar a mirar por la mirilla primero. Mi ritmo cardíaco se recogió y me maldije a mí misma por dejar mi teléfono tirado en el suelo de la sala de juegos. No tenía bolsillos en los pantalones de yoga. —¿Está Rush? —espetó. Mentalmente me encogí. Él no se encontraba acá y no me sentía segura dejándola entrar. Pero ¿cómo podría no dejarla entrar? Era la hermana de Rush. —Se fue con Grant hace un par de horas. Algo que ver con Woods. —Estaba hablando demasiado. Eso no era asunto suyo. —¿Vas a dejarme entrar? ¿O debería volver más tarde? —El tono de disgusto en su voz ante la idea de que tenía el poder para no dejarla entrar, ahora que era mi casa, fue obvio. No quería hacerlo, pero Rush desearía verla. Lo había mencionado hacía unas noches. Se preguntaba cómo estaba y me dijo que su mamá le había dicho que se encontraba fuera de la clínica y mejor.

Fui en contra de mi mejor juicio y di un paso atrás para dejarla entrar. — Pasa —dije, odiando la idea de estar a solas con ella. Mi arma se encontraba en el coche, aunque realmente no creía necesitarla. Ella no era peligrosa... al menos, eso creía. —Entonces, ¿qué se siente ser la señora Finlay? —preguntó. Su tono indicaba que no se encontraba feliz por ello y que no era una pregunta amistosa. —Estupendo. Amo a tu hermano —contesté. —No puedes mentirme. No me engañas con ese aspecto inocente. Quedaste embarazada para poder engancharlo. Él no haría caso omiso de su hijo. Te diste cuenta y lo usaste. Sólo espero que el niño sea suyo. —El odio atado en sus palabras me hizo estremecer. Tenía muchas ganas de llamar a Rush y traerlo a casa. No quería hablar con ella. No si esto iba a ser una conversación del tipo “ataca a Blaire”. —Lamento que te sientas así. Cuando veas a Nate sabrás que no hay duda de que también le pertenece. Es un mini-Rush. —Me enojé conmigo misma por haber tomado su cebo y defenderme.

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En la mención de Nate pude ver a Nan hacer una mueca de dolor. Al parecer odiaba la idea de que tuviéramos un niño u odiaba que también fuera mi hijo y no quería sentirse conectada a eso. No lo sabía. —Iré a buscar el teléfono y llamaré a Rush para decirle que estás aquí. Por favor, sírvete algo de beber o comer, si lo deseas. Sabes dónde está todo. Me dirigí a la escalera. —Espera. No quiero ver a Grant. Dile que no traiga a Grant —dijo con voz tensa. —Está bien. Lo haré —respondí. Sabía con seguridad que Grant no quería verla tampoco, pero no le haría saber que conocía toda su historia. No tocaría ese tema. Corrí por las escaleras y fui a buscar mi teléfono. Llamaría a Rush y luego iría a ver a Nate... tal vez podría matar todo el tiempo a solas con ella, aquí escondida. Tomé el teléfono y marqué el número de Rush. —Hola, nena, ¿todo bien? —preguntó cuándo contestó. —Em... depende de lo que consideres bien —dije—. Tu hermana está aquí. —Da la vuelta, hombre. Tengo que ir a casa ahora —dijo Rush a Grant—. Estoy en camino. ¿Estás bien? ¿Está siendo amable? ¿La dejaste entrar?

—Sí, no realmente, y sí —contesté. —No está siendo amable. Mierda, Blaire. Lo siento. ¿Por qué la dejaste entrar? —Bueno, porque es tu hermana. No iba a negarme a dejar entrar a tu familia en tu casa. Rush respiró hondo. Sabía lo que eso significaba. Se sentía frustrado. — Blaire. Si alguna vez escucho que la llames mi casa de nuevo me pondré furioso. Esa es nuestra casa. Nuestra maldita casa. Si no quieres dejar a alguien entrar, entonces no lo hagas. Llámame y pueden esperar en las malditas escaleras hasta que llegue. Sólo quiero que te sientas cómoda en tu hogar. —Está bien. Bueno, la dejé entrar porque la amas y te amo. ¿No es eso una buena razón? Rush soltó una risa baja. —Nan es, y probablemente será siempre, la única persona que amo y no espero que seas agradable con ella. Tiene que ganarse esa mierda y no lo ha hecho. Puedes echarla, patearle el culo, lo que quieras. No te pongas a soportar su boca diciendo mierda.

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Decidí no decirle sobre su acusación, de que Nate podría no ser suyo. Se volvería loco. —Sólo date prisa —supliqué. —Cinco minutos —prometió. Colgué el teléfono y lo metí en mi sostén deportivo antes de ir a ver a Nate. Abrí la puerta y me asomé para encontrarlo dando patadas y balbuceando con las criaturas marinas que colgaban del móvil. Sonriendo, me acerqué y sus pequeños ojos se movieron hasta fijarse en mí. Dio una patada más dura en cuanto me vio y mi corazón se apretó. —Esta no fue una muy buena siesta —dije, inclinándome para recogerlo—. Ni siquiera llegué a hacer algo de yoga y la parte inferior de mamá necesita un poco de ejercicio. Su pequeña cabeza trató de esconderse en mi pecho. No era el momento para darle de comer, pero cuando despertaba, él siempre quería meterse en mi camisa. Al igual que su padre. Sonriendo, lo acerqué al mudador para cambiarle pañal y ponerle uno limpio mientras lloraba. Odiaba que lo cambiara. Lo levanté y besé sus labios fruncidos. Las lágrimas se detuvieron y abrió la boca tratando de conseguir algo de comer nuevamente. —Ahora no, señor. Acabas de comer hace una hora —dije antes de salir por la puerta.

No quería llevarlo abajo. Tenía miedo de lo que Nan dijera sobre él. No creía poder lidiar con eso, si ella era mala con mi bebé. La puerta sonó y deje escapar un suspiro de alivio. Rush había llegado a casa. —Papá está en casa —susurré. Llevé a Nate abajo y escuché las voces de Rush y Nan. No fue difícil. Ella ya elevaba su voz. Rush debió haber empezado a regañarla por hacerme sentir incómoda. Decidí no llevar a Nate a la cocina para oír a su padre gritar. Salimos por la puerta principal. Él amaba ir afuera y mirar las olas. El viento marino ahogaría todas las palabras molestas de Nan. Caminamos bajo la casa y salimos hacia la playa. —Blaire, ¿podrías traer a Nate? —preguntó Rush mirándome desde el porche. Al parecer, quería que su hermana conociera a Nate y estuviera a su alrededor. Lo entendía, pero ella me odiaba, por lo que podría no ser conveniente. Me detuve y miré a Nate.

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La mamá en mí quería tomarlo y correr al segundo piso y encerrarnos con seguridad dentro de su habitación. Pero él era hijo de Rush también. Le di un beso en la sien. —La hermana de papi, Nan, no es muy agradable. Vas a tener que aprender a pasar por alto eso —susurré en su oído, más para mí, puesto que no tenía idea de lo que decía.

***

Cuando llegué al escalón más alto, Rush me esperaba. —Si quieres que lo lleve y no entrar ahí, lo comprendo. Pero si quieres entrar, te juro que ella se comportará o la echaré de esta casa. No enviaría a mi bebé solo para afrontar al lobo feroz. Si tenía que enfrentarse a Nan, yo también lo haría. Lo mantuve apretado a mí y sacudí la cabeza. —Quiero estar con él. Rush asintió. Pude ver en su mirada que entendía. Abrió la puerta para nosotros y dio un paso atrás para que pudiera entrar con Nate. Nan se encontraba sentada en un taburete con una expresión enojada en su rostro. Giró y sus ojos fueron directo a Nate. Pude ver el momento en que se dio cuenta de cada rasgo, que era un pequeño Rush. Ni siquiera tenía mis ojos. Él era todo Rush.

—Supongo que es tuyo, después de todo —dijo. Me detuve y di un paso atrás chocando contra el pecho de Rush. Su brazo se deslizó a mi alrededor, manteniendome allí. —Querías verlo. Ten cuidado con lo que le dices a su madre. Discúlpate por el último comentario tonto o te acompaño a la puerta. Los ojos de Nan estallaron de furia y tuve la sensación de que acababa de comenzar algo que realmente no necesitábamos en nuestra casa. Pero respiró hondo y alzó los ojos llenos de odio hacia mí. —Lo siento —espetó. No quiso decirlo realmente, pero que Rush la obligara a hacerlo, valió la pena. —¿Puedo cogerlo? —preguntó Nan, levantando la mirada hacia a Rush. Me puse tiesa como una tabla. Si le decía que sí, iba a huír con Nate. Había muchas otras cosas que podía pedirme, no esa. —Probablemente no sea una buena idea. Contigo mirando a su mamá de esa forma, no creo que vaya a sentirse segura. Nan frunció el ceño. —Él es tu hijo, también.

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—Lo es. Pero Blaire es su madre. No la haré hacer algo con lo que no se sienta cómoda. —Dios, Rush, ¿dónde están tus bolas? —Es la segunda, hermana. Nan rodó los ojos y se levantó del taburete. Volvió a mirar a Nate y sus ojos se suavizaron un poco. Era difícil no amarlo. Él era tan hermoso como su padre. — A mamá le encantaría conocerlo —dijo Nan, tirando la correa de su bolso hacia arriba por el brazo—. Al menos deberías enviarle una foto. —Mamá no le importaban una mierda sus propios bebés, Nan. Ya lo sabes. ¿Por qué iba a preocuparse por el mío? Nan no se inmutó. Se encogió de hombros. —Buen punto. Nate comenzó a quejarse en mis brazos. Trataba de llegar a su alimento otra vez. Lo cambié de brazo y Rush estiró las manos hacia él. —Dámelo. No estará pensando en la leche cuando lo sostenga. Se lo entregué e inmediatamente se calmó y observó a Rush. Estaba fascinado con su padre. —Eres bueno con él. No me sorprende. Has estado jugando al papá desde que tengo memoria —dijo Nan. Fue lo único agradable que dijo desde que llegó. —Sólo soy bueno en esto porque he visto a Blaire. Me enseñó todo.

A Nan no le gustó esa respuesta, y no era verdad. Él había sido innato desde el primer día. Empecé a discutir cuando Nan apartó el taburete raspando por el suelo. —Sólo quería ver al niño y hacerte saber que estoy mejor. Si quieres verme, estaré en la ciudad por unos días. No estoy de humor para más unión con tu pequeña familia, así que tenlo en cuenta. Observé cómo salía de la cocina, por el pasillo hacia la puerta, sin decir nada más. Rush no respondió. —Y ella sigue siendo una perra —murmuró Rush. Giré para mirarlo y fruncía el ceño. —Siento que te hablara esa manera — dijo. —Ignoré todo lo que dijo. Quiere que sea la villana y temo que siempre lo hará. Está bien. No me casé con ella —contesté. Nate oyó mi voz, y movió la cabeza para mirarme antes de comenzar a llorar. Me quería por mis pechos. Sonreí y extendí las manos para tomarlo. — Tendré que alimentarlo, está decidido a comer otra vez. No debe haberse llenado la última vez.

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Rush me lo entregó. —Mierdecilla con suerte. Le di una patada y comenzó a reír, con esa sonrisa llena que me encanta. —¿Tienes hambre? —preguntó. —Sí. Muero de hambre. ¿Puedes hacerme un sándwich? —pregunté antes de caminar hacia la sala de estar para sentarme más cómoda en el sillón. —Cualquier cosa por ti —respondió.

43 Traducido SOS por eyeOc Corregido por Vanessa VR

Rush

W

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oods estaba parado afuera de la casa club discutiendo con la tal Angie o Angel o Angelina… Demonios, no podía recordar su nombre. Ha estado yendo y viniendo a través de los años. Estaba muy seguro que era la follada de verano de Woods cuando estábamos en preparatoria. Su papá estaba en el mismo negocio que los Kerrington y Grant había creído que Woods se casaría con ella. Después esta chica Della había aparecido y mi suposición era que las cosas habían cambiado. O no. No podía saberlo. Lo último que escuché fue que Della no había ido a prisión y había sido un malentendido. Woods había levantado un infierno en la estación de policía. La chica tenía sus manos en los brazos de Woods y parecía que le estaba rogando. No estaba seguro si quería participar en la conversación pero mi amigo parecía necesitar ayuda. Él tenía suficiente mierda con que lidiar ahora que su papa estaba muerto. Nadie había estado preparado para eso y Woods tuvo toda la presión sobre él repentinamente. —Aléjate de mí, Angelina. Juro por Dios que si no me dejas, pondré malditamente una orden de restricción sobre tu trasero —dijo Woods mientras quitaba sus brazos de él. Se giró para verme llegando y el alivio en sus ojos fue obvio—. Rush. Hola, ¿estás aquí para esa reunión? —preguntó. No tenía idea sobre qué estaba hablando y estaba dispuesto a apostar que acababa de inventarlo. —Sí —contesté. —Esto no ha terminado, Woods. Te juro que no ha terminado. Estás cometiendo un gran error —gritó Angelina mientras Woods se liberaba de ella y se dirigía hacia mí. —Maldición, aléjame de ella. Rápido —murmuró mientras caminaba

pasándome. Me volví y lo seguí. Estaba aquí para hablar con Bethy sobre cuidar al bebé mañana por la noche así podía llevar a Blaire a una cita. Pero parecía que primero iba a tener una conversación con Woods. Abrió la puerta al club y entró sin darse la vuelta a ver si lo seguía. —La más loca y jodida perra que he conocido —juró una vez que estábamos a salvo adentro. Pasó la mano por su cabello y dejo salir un gruñido frustrado—. Estaba huyendo. Lo estaba. Iba a salir en un maldito viaje. Iba a tomar a Della e íbamos a dejar toda esta mierda atrás. Mi papá me había llevado demasiado lejos y estaba listo. Entonces tuvo que morir. Vengo a descubrir que mi papá había manifestado que en mi cumpleaños veinticinco, en dos meses, este lugar sería mío. Mi abuelo lo había dejado jodidamente claro en su testamento y estaba bajo llave para que mi papá no pudiera cambiarlo. No puedo huir ahora, ¿verdad? Es todo mío. El abuelo que amé y admiré no me jodió, después de todo. Pero, Dios, está todo tan jodido ahora. Solo necesito enfocarme en que Della se recupere. No tengo tiempo para manejar todo esto. No sé nada, Rush. Malditamente NADA. Mi papá no me dejó entrar en la parte empresarial de esto. Decía que tenía que ganar mi lugar. — Woods dejo salir otro suspiro frustrado y empezó a caminar de un lado a otro por la habitación.

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No estaba seguro de qué estaba hablando pero el hombre tenía problemas. Grant era el tipo que necesitaba, no a mí. Yo no era el indicado para compartir su mierda. No hacia pláticas de corazón a corazón. —¿Woods? —Una morena pequeña con grandes ojos azules caminó por la puerta mirando directo a Woods con un ceño de preocupación—. ¿Qué está mal? El hombre se transformó frente a mí. Dio dos pasos largos y la jaló hacia sus brazos como si alguien estuviera a punto de tocarla y necesitaba asegurarse que estuviera a salvo. —Estoy bien. ¿Lograste dormir hasta tarde? —preguntó en una tierna voz que juro por Dios nunca le había escuchado usar. Ella asintió y deslizó sus brazos alrededor de él. —Sí. Todo estaba bien esta mañana. Deja de preocuparte —le dijo. Giró su cabeza y me miró. —Della, este es Rush Finlay. Ya conoces a su esposa, Blaire. Rush, esta es mi Della. Su Della. Oh, hombre, eso era lo que estaba mal. Él estaba hundido. No pude evitar la sonrisa en mi cara. Entendía completamente ese sentimiento. Y maldición si no me hacía feliz que Woods estuviera involucrado con otra mujer y no más detrás de la mía. Gracias, Della. —Es un placer conocerte —dijo.

—Es un gusto conocerte, también —contesté. Ella no tenía idea de cuánto. Oh, Dios, Woods Kerrington estaba enamorado. La cosa más graciosa que escuché en toda la semana.

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44 Traducido SOS por Vani Corregido por Verito

Grant

L

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os golpes en mi puerta sonaban como un maldito tren de carga. Aparté las mantas de encima y miré a Paige. Me la llevé a casa conmigo anoche después de una fiesta. Los dos habíamos bebido demasiado y nos divertimos muchísimo antes de quedarnos dormidos. Eso era lo que podía recordar. Paige era siempre agradable y fácil. No hacía las cosas pegajosas. Los golpes siguieron. Agarré mis pantalones cortos desechados de la noche anterior y me los puse antes de caminar por el pasillo hacia la puerta. —¡Cállate, maldita sea! Maldición, eso es jodidamente fuerte —grité antes de abrir la puerta. El sol estaba alto y justo en mis ojos. Tiré mi brazo sobre mis ojos y miré a quiensea que estuviera en mi puerta mientras lo llamaba loco hijo de puta. No me llevaba bien con las resacas. —¿No estás encantador esta mañana? —dijo Nan arrastrando las palabras mientras pasaba más allá de mí y entraba. Mierda. No era a quien quería hacerle frente esta mañana. Cerré la puerta. —¿Qué quieres, Nan? Son las malditas diez de la mañana — gruñí. Ella entró en la cocina y se apoyó en la barra. —Necesito un lugar para quedarme —dijo con una voz suave que sólo utilizaba cuando quería algo. Hace un año esa mierda funcionó conmigo. Estaba tan absorto en su culo egoísta que no podía ver bien. Era todo el sexo, sin embargo. Era buena en eso. Una maldita gimnasta en la cama. Había aprendido, de la manera difícil, que el sexo no te compensa por la angustia y la mala leche. Había terminado con ella. Con todo esto.

—Llama a Rush. Voy a volver a la cama. Ya conoces la salida —le contesté, regresando a mi habitación. —¡No puedo! Él no me va a ayudar. No puedo soportar a Blaire y él lo sabe. Él la ama más que a mí. Ella lo alejó de mí. Alejó todo de mí. La odio y no puedo pretender que me agrada. Pero no tengo a donde ir. No quiero vivir con mi madre. Quiero volver a Rosemary. —Qué pena por ti. Adiós, Nan. —Abrí la puerta del dormitorio y me acerqué a la cama y me puse boca bajo. —¿Paige? ¿En serio, Grant? No sabes dónde ha estado eso. Has caído bastante bajo. Incluso para ti. Paige se sentó frotándose la cara y me gustó el hecho de que estaba desnuda y Nan estaba teniendo un muy buen vistazo de sus pechos. Eran magníficamente mejores que las de ella. —En realidad, subí. La última chica que me folle fuiste tú —le contesté. Ella había entrado en esa.

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Paige me miró con los ojos inyectados en sangre y luego a Nan. Estaba bastante seguro de que había estado fumando anoche. —¿Qué carajo? —gruñó tirando de la sábana para cubrirse. —Nan está aquí para hacer mi vida un infierno. No le hagas caso —dije rodando por mi espalda y apoyando las manos detrás de la cabeza. —¿En serio? ¿Esto es en lo que nos hemos convertido? —preguntó Nan. —Esto es lo que nos hiciste, Nan. Querías joder, bien, estoy de acuerdo. Es muy divertido. Gracias por la idea. —Paige, por favor, ponte algo de ropa y vete. Estamos tratando de tener una conversación —espetó Nan a Paige, que estaba sentada en silencio escuchándonos. Estiré la mano y le acaricié la pierna. —No te vayas. Su culo ha visto la puerta. Tiene que usarla —le dije a Paige. Realmente quería que ambas se fuesen, pero no era un idiota. No echaría a Paige. La dejaría salir por su cuenta. —¿En serio? ¿Vas a ir enrollándote por ahí y ni siquiera dejar que te explique? ¿Sabías que estaba en rehabilitación? ¿Te importa? Seguro como el infierno que no me llamaste. Nadie lo hizo. Ni siquiera Rush. Sentí una pequeña punzada de dolor por ella, pero fue muy pequeña. A veces aún veía a la niña que quería que alguien la quisiera. Fueron los tiempos en que tuve compasión. Entonces recordaba a la perra en que se había convertido y decidía que merecía lo que le pasó.

—Cuando das mierda, recibes mierda de vuelta. Eso es lo que mi abuelo siempre me dijo. Tal vez alguien debería habértelo enseñado, también. Nos hubiese ahorrado un maldito montón de problemas. Nan señaló a Paige. —Vete. Ahora. Agarré el brazo de Paige. —Ignórala. Paige miró ida y vuelta entre los nosotros y luego negó con la cabeza. — Están jodidos de todas las formas. Creo que me iré a casa y descansaré un poco. Mi cabeza no puede resistir esto. —Empezó a levantarse y luego se inclinó y me besó en la mejilla antes de arrastrarse fuera de la cama, desnuda. Admiré su culo mientras se ponía la ropa por el bien de Nan, no porque yo realmente quisiera. Estaba demasiado cansado para pensar en mujeres desnudas. Paige hizo un gesto despidiéndose de mí y se apresuró hacia la puerta llevando sus zapatos. No tenía ni idea de dónde estaba su coche, pero eso no importaba ahora. Vivía a dos plantas en el mismo complejo de apartamentos que yo. Otra razón por la que me era muy práctica. Nan se acercó a la cama y se sentó.

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—Fuera de mi cama, Nan. Juro por Dios que voy a contarte todos los detalles de lo hicimos Paige y yo bajo estas sábanas anoche si no sacas tu maldito culo de mi cama —le advertí. Realmente no podía recordar exactamente lo que habíamos hecho la noche anterior. Pero Nan no tenía por qué saberlo. —Eres repugnante —gritó, poniéndose de pie y mirándome. —Sí, tú también. Por lo menos conozco a Paige. Ella no es una chica a la que recién saqué de la calle para follarla. Pestañó con furia desatada. Había sacado su mierda a la luz. Ella había querido alejarme y lo había conseguido. Había visto lo suficiente. Ya no estaba interesado. —Dijiste que me amabas —me recordó. —Pensé que podría amarte, Nan. Pero entonces me desperté y me di cuenta de que una cogida caliente y un buen coño no es amor. Es solamente buen sexo. La mirada de dolor en sus ojos debería haberme hecho sentir culpable, pero no fue así. Había confundido necesidad y deseo con amor. No sabía lo que era amar a alguien. No como Rush amaba Blaire. Nunca había sentido eso. Lo sabía ahora. No tenía ni puta idea de nada y estaba muy seguro de que nunca lo haría.

—Está bien. Quieres hacerme daño, entonces hazlo. Me lo merezco — escupió Nan, levantándose y caminando hacia la puerta—. Pero esto no ha terminado, Grant. Puedo admitir que me equivoqué. Tú sólo tienes que admitir que todavía tienes sentimientos por mí. ¿Los tenía? No estaba seguro de eso. Estaba enojado con ella por tomarme el pelo, pero no estaba seguro de que aún hubiera sentimientos. —Estoy pasando por algunas cosas. Sería lindo que a alguien le importara una mierda y entendiera. No dejaría me manipulara con eso. No había pedido esta mierda. Había tratado de hacer que funcionara. Ella se había negado a ser más que una compañera de sexo. Yo quería más y ella había dejado en claro que podría ser fácilmente reemplazado. —No creo que pueda ayudarte, Nan. El problema es que sé lo que era tu vida, y sé porqué eres una perra. Pero a diferencia de Rush, no dejo pasar esa excusa. Es hora de que dejes de usarla y cambiar. Estás alejando a todo el mundo. ¿Quieres acabar como tu madre?

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Ella se puso rígida y supe que había tocado un nervio. Sin decir palabra, se dio la vuelta y salió de mi apartamento cerrando la puerta detrás de ella. Malditamente hasta nunca. Ahora podía dormir un poco.

45 Traducido por Chachii Corregido por Joss

Blaire

B

ethy me estaba esperando en el club para tomar unas copas. Alimenté a Nate y lo dejé con Rush para que así pudiera tener un poco de tiempo de chicas. Ella también quería que oficialmente conociera a Della. Saludé a Jimmy mientras pasaba por la cocina y me apresuraba al comedor.

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Della y Bethy estaban junto a la ventana con vista al golfo. Della se giró y sonrió cuando me vio aproximándome. No estaba exactamente segura de qué ocurrió con la policía, sólo sabía que hubo un muy feo malentendido. El rumor era que Woods amenazó al oficial que la había arrestado. Grant dijo que lo había arrojado contra la pared; me recordó a algo que Rush habría hecho. —Ya era hora de que llegaras. Estaba a punto de pedir mi segunda mimosa8 sin ti —dijo animadamente Bethy. —Perdón, tuve que darle de comer a Nate antes de dejarlo. Estaba más hambriento de lo normal. Pero sabes que no puedo beber mimosas. Estoy amamantando. Sin embargo, voy a tomar un gran vaso de jugo de naranja. —Amamantar no suena divertido en lo absoluto. Excepto por esas increíbles tetas que tienes, no veo razón para hacerlo —contestó Bethy. Opté por ignorarla. No lo entendería. En su lugar, miré a Della. —Estoy feliz de que finalmente podamos hablar —le dije. —Yo también. Siento lo de la última vez que nos vimos. No puedo imaginar qué pensaste de mí después de que… —Se detuvo. —Pensé que se había producido un terrible error y durante el parto le pedí a Rush que se pusiera en contacto con Woods, haciéndole saber que hubo una emergencia —le aseguré. 8

Trago hecho de champagne y jugo de frutas, generalmente naranja.

Della dejó escapar un suspiro. —Sí, fue una locura. Pero gracias. No supe hasta más tarde que estuviste de parto ese día. Bethy ordenó otra mimosa para ella y Della. Le dije a la nueva camarera que yo sólo quería jugo de naranja. —Así que, ya no estás trabajando para Woods, al menos por lo que oí —le dijo Bethy a Della. Ella frunció el ceño y negó con la cabeza. —No. No lo permitiría. Le gusta que pase la mayor parte de tiempo con él. Estamos lidiando con algunas cosas… — Se fue callando otra vez. Podría decir que no quería hablar de su vida personal y no podía culparla. Acababa de conocernos. —No puedes mantenerlas en la cocina, perras. ¿Qué se supone que haga si toda mi buena ayuda sigue yéndose con los hombres ricos del club, dejándome atrás? —dijo Jimmy mientras sacaba la cuarta silla de la mesa y se sentaba. —Yo todavía trabajo aquí —le recordó Bethy.

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—No trabajas en la cocina, así que no me ayudas. Casi me asusta que Woods no contrate más mujeres atractivas. Necesito a alguien que me ayude y no capte la mirada de esos sexys culos calientes —susurró Jimmy y luego nos guiñó el ojo. Miré alrededor de la mesa y sonreí. Hace un año estaba perdida. No tenía a nadie. Entrar a la casa de Rush Finlay aquella noche lo había cambiado todo. Me senté y escuché cómo Jimmy nos contaba acerca de su mala cita de la noche anterior y cómo quiso meterse en los pantalones de Marco; quien aparentemente era el nuevo chef. Bethy concordó que los pantalones de Maco estaban muy bien. Miré a Della sonriendo mientras ella los escuchaba hablar y reconocí su mirada. Ella también creía haber encontrado un hogar. —Entonces, Blaire, ¿cómo es el sexo después del casamiento y el bebé? Queremos saberlo, chica. ¿Acaso Rush Finlay sigue quemando las sábanas? — preguntó Jimmy, sus ojos parpadeando con anticipación. Él tenía un serio enamoramiento con mi esposo. —No es de tu incumbencia, Jimmy. Necesitas olvidar tu fascinación por mi hombre. Es demasiado tarde ahora. Lo tengo yo —contesté. —Diablos, no eres divertida. Sólo quiero detalles. Detalles realmente descriptivos. ¿Qué de hay de ti, Della? ¿Quieres contarme cómo follas con Woods? ¿Es todo mandón e hijo de puta? Eso suena caliente. El rostro de Della se tornó rojo y ella rió. —Tampoco pienso llegar ahí contigo, Jimmy —contestó

Jimmy se puso de pie e hizo puchero. —Y yo que siempre pensé que los chismes femeninos eran traviesos y divertidos. Todas ustedes me están aburriendo hasta las lágrimas. —Se despidió dramáticamente antes de girarse y volver a la cocina. —Ahora que se ha ido, me gustaría saber cómo es el sexo con Rush y Woods —dijo Bethy con una sonrisa. Sacudí la cabeza y miré la puerta cuando Grant pasó caminando tranquilamente. Parecía estar ensimismado en sus pensamientos. No había andado por aquí últimamente y me imaginé que era porque estaba fuera de la ciudad otra vez. Parecía que algo lo estaba molestando. Levantó la mirada y sus ojos se encontraron con los míos. —Grant regresa a la ciudad durante el verano. Luce diferente, sin embargo —dijo Bethy, aparentemente pensando en lo mismo que yo. —Sí, parece ido —estuve de acuerdo.

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—Juegas con fuego y sales quemado. Nan es todo tipo de mierda. Y entonces tuvo que joder su cabeza. Todavía no puedo creer que anduvieron saliendo —susurró Bethy. —Nan vino el otro día —dije, mirando a Bethy y luego a Della—. Aún me odia. Bethy arrugó la nariz. —¿A quién le importa? Perra. Los ojos de Della se ampliaron y me di cuenta de que estábamos hablando de gente que ella no conocía. Que groseras. —Así que, Della, me voy y resulta que me pierdo toda la acción. Cuéntame exactamente cómo conociste a Woods. ¿Trabajando aquí? Della sacudió la cabeza y sonrió. —No exactamente. Nos conocimos el septiembre pasado… fue… el tipo de aventura de una noche —dijo ella y sus mejillas se volvieron de un brillante rosa. Esto iba a ser más jugoso de lo que pensaba. —Oh, esto suena divertido — contesté y me incliné hacia adelante para escuchar el resto.

***

Ahora Nate estaba tomando de la mamadera. La tía Bethy y mi vieja jefa, Darla, aceptaron hacer de niñeras para que pudiéramos ir a la fogata de esta noche.

Era el comienzo de la temporada de verano y era un evento sólo para miembros. Rush no quería ir, pero Bethy lo llamó y le rogó. Me sentía culpable por ya no tener suficiente tiempo para pasar con él, así que le había hablado de esta oportunidad. Mañana era mi cita con el doctor y la paciencia de Rush era muy poca. Estaba esperando que me acompañara y luego me atacara en el estacionamiento. No le reclamaría pero tampoco le iba a dar ningún tipo de idea. Grant había llamado para ver si íbamos y lo mismo hizo Woods. Éste último quería ver si yo podía hacerle compañía a Della en caso de que él tuviera que lidiar con cualquier cosa durante la fogata. Bethy también iba a permanecer pegada a ella. Se convirtieron en amigas, cuestión que simplemente confirmó mi creencia de que así sería. Bethy era exigente. La hoguera era más grande que la de cualquier otra fogata echa en la playa ya que la ciudad no podía controlar lo que sucedía en la propiedad del club, de la forma en que podían hacerlo en las playas públicas. Bethy había dicho que esta fiesta era la “imperdible” de la temporada. Lo que sonaba bien para mí. Rush y yo necesitábamos salir.

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—¿Estás segura de que no quieres ponerte algo más antes de que salgamos del auto? —preguntó Rush, mirándome. Frunciendo el ceño, bajé la mirada a mi propia vestimenta. La había comprado la semana pasada. Era una falda de lino blanco que me llegaba a la mitad del muslo, y un top amarillo pálido sin hombros que se encontraba con la pollera en la cintura. Sólo mostraba piel si levantaba los brazos. —Eso dijiste en casa. ¿No te gusta? —Tal vez mi cuerpo no estaba listo para que usara algo como esto aún. Rush tomó mi barbilla y puso su mirada en la mía. —Estás deliciosa, Blaire. No me gusta saber que otros hombres te estarán mirando. Oh. Bueno, en ese caso... —Estoy segura de que no quiero cambiarme. Me gusta cuando te pones todo posesivo. Me enciende —dije con un guiño y abrí la puerta. —Me estás matando, mujer —dijo él con un golpe de su puerta. Rush estiró el brazo y tomó mi mano mientras bajábamos a la playa. El sol ya se había puesto pero la hoguera iluminaba el camino una vez que llegamos a mitad de él. Bethy sacudía los brazos, saltando de arriba abajo tan pronto como nos detuvimos frente a la luz. —Supongo que quiere que vayamos ahí —dijo Rush con un tono divertido. —Buena suposición —contesté.

Bethy ya estaba completamente borracha cuando llegamos. Jace rodó los ojos cuando ella se tambaleó para abrazarme. Olía a tequila. —Hola, ¡llegas tarde! —No, te equivocas. Sólo comenzaste bebiendo las cosas más pesadas del bar y ahora estás demasiado ebria para saber cuánto tiempo hemos estado aquí — intervino Jace desde su asiento. Él también parecía un poco molesto con ella. Miré alrededor buscando a Della, pero no la encontré. —¿Dónde están Della y Woods? —pregunté a Bethy, quien me sonrió como si no tuviese idea de qué estaba hablando. —Los vi hace un rato pero Woods tenía que lidiar con algunos empleados fumando marihuana. No estoy seguro de qué sucedió con Della —dijo Jace. Mierda. Se suponía que estaríamos vigilándola. —Tendría que ir a buscarla —le susurré a Rush. —Iré contigo. No estoy seguro de querer dar vueltas solo —dijo. —No. Sólo siéntate y hazle compañía a Jace. Consigue una bebida. Yo voy a hacer un barrido de la zona y regresaré. No tienes que venir conmigo.

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Rush frunció el ceño y yo lo empujé hacia una silla libre junto a Jace. —Ve —ordené y volví a mirar Bethy—. Voy a buscar a Della —dije. —¡Yo también! ¡Yo también quiero ir! —dijo Bethy, alzando su mano como si estuviera en la escuela. —Nop. Tu culo borracho se queda aquí —contestó Jace. Bethy hizo un puchero y se dejó caer en el regazo de Jace. —No eres divertido —se quejó. No esperé a que volviera a preguntar. Giré y me dirigí hacia la hoguera. Vi varios rostros familiares. Recibí un abrazo de Jimmy y conocí a su cita de esta noche, pero seguía sin ver a Della. Me di la vuelta y me dirigí hacia las zonas poco iluminadas por el fuego a ver si ella estaba escondiéndose en la oscuridad. No vi a nadie. Comencé a girarme para volver con Rush cuando escuché un chillido. No era una voz asustada, sino algo más como enojada o algo. Di un paso más cerca al estacionamiento y escuché otra voz, definitivamente femenina y muy al sur intentando calmar la otra voz. Miré hacia atrás, en la dirección que había dejado a Rush pero él no me veía. Regresé al estacionamiento siguiendo las voces. Entre más cerca estaba más palabras entendía. No había nadie en el aparcamiento así qué, ¿dónde estaban? Fui hasta donde habíamos estacionado nuestro auto y me detuve.

—No, por favor. Sólo habla con Woods. No hice nada. Lo juro. No lo hagas, oh, Dios. —La voz más suave estaba asustada. —Ya he terminado de hablar con Woods. Tú te llevaste algo que era mío. Él te eligió. Bien. Puede tener tu loco culo asqueroso. Pero primero vas a pagar por tomar lo que era mío. —Un fuerte golpe y un gemido de dolor siguió a sus palabras—. Duele, ¿no es así, perra? Eres una psicópata. Porqué Woods piensa que lo harías feliz, no lo sé. Aprenderá. Mierda, aprenderá a no conmigo —dijo la agresiva voz femenina y otro chillido de dolor salió de quién ahora sabía que era Della. No tenía idea quién era la otra mujer pero la estaba lastimando. Pensé en llamar a Rush pero entonces ella ya la habría lastimado seriamente. No necesitaba a Rush. No estaba segura de quién era la psicópata pero podría manejarla. Metí la mano en mi bolso, saqué mi llave y rápidamente desbloqué la puerta. Deslizando mis manos bajo el asiento, saqué mi pistola y me aseguré de que el cargador estuviera vacío una vez que comprobé el gatillo.

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No tenía intención de dispararle a nadie. No necesitaba cargarla. Simplemente tenía que asustar a la agresora y llamar a Woods. Con suerte, no había lastimado demasiado a Della. Otro gimoteo de su parte hizo que me moviera más rápido. Seguí la voz rodeando un edificio. Vi a la otra mujer primero. Ella estaba sosteniendo a Della por el cabello y le estaba gritando loca nuevamente. Se encontraba realmente obsesionada con el hecho de que creía que Della estaba loca. Esta perra me estaba haciendo enojar. Sostuve el arma en alto y apunté a la mujer antes de dejarle saber que tenía compañía. —Déjala ir —dije, y observé mientras se daba vuelta sin soltar el pelo de Della… Ésta dejó escapar un sollozo. —¿Qué mierda? —dijo la mujer, mirándome como si yo fuera la loca. —Suelta su cabello y apártate —dije, alto y claro para que no se me malinterpretara. Se rió. —El arma ni siquiera es real. No soy idiota. Ve a meterte en tus propios asuntos y deja de jugar a los Ángeles de Charlie. Quité el gatillo de seguridad e incliné la pistola. —Escucha, perra. Si quisiera, podría perforar tus dos orejas desde aquí sin tocar tu jodido peinado. Adelante, pónme a prueba. —Mantuve mi voz fría. Quería que me creyera porque realmente no quería tener que dispararla para probar mi punto. Sus ojos se abrieron mientras soltaba el cabello de Della. Por el rabillo del ojo, vi que ésta rápidamente se apartaba.

—¿Tienes alguna idea de quién soy? Podría terminar contigo. Tu culo va a terminar entrando en prisión durante mucho tiempo a causa de esto —espetó, aunque podía oír el miedo en su voz. —Estamos en la oscuridad y hay tres personas aquí. No tienes ningún rasguño. Della está sangrado y tiene magulladuras, es nuestra palabra contra la tuya. No me interesa quién eres. Esto no se ve bien para ti. Ella retrocedió un poco más manteniendo los ojos en mi pistola. —Mi papi escuchará sobre esto. Él me creerá —dijo con voz temblorosa. —Bien. Mi esposo lo oirá también y seguro como la mierda que me creerá a mí. La mujer dejó escapar una risa furiosa y sacudió la cabeza. —Mi papi puede comprar esta ciudad. Te has metido con la mujer equivocada. —¿En serio? Provócame, adelante. Ahora mismo estás viendo a una mujer con una pistola cargada, la cual puede disparar con sólo un movimiento. Así que por favor… pro-vó-ca-me.

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Della estaba acurrucada con sus brazos alrededor de sus rodillas, sentada silenciosamente y mirándonos. —¿Quién eres? —preguntó la mujer, por primera vez tomandome en serio. —Blaire Finlay —contesté. —Mierda. Rush Finlay se ha casado con un pueblerina que lleva una pistola. Encuentro esto difícil de creer —espetó. —Yo le creería. Ella está sosteniendo una jodida arma —la voz de Rush vino desde atrás mío. Los ojos de la mujer se abrieron. —¿Me estás jodiendo? Esta ciudad es una locura. Todos ustedes. —Tú eres la que anda golpeando a una chica inocente en la oscuridad por un hombre—le recordé—. Aquí la demente pareces tú. La chica alzó las manos. —Bien. Estoy cansada de esto. He terminado — gritó y se fue hacia la playa de estacionamiento. Bajé la pistola y volví a ponerle el gatillo de seguridad dándosela a Rush antes de correr hacia Della. Sus grandes ojos azules estaban abiertos con incredulidad. —¿De verdad la apuntaste con una pistola? —preguntó ella con asombro en su voz. —Te estaba dando una paliza —le recordé.

Enterró su rostro entre las manos y dejó escapar una risilla temblorosa. — Ohpordios. Está loca. Juro que estaba comenzando a pensar que me iba a golpear hasta que quedara inconsciente. Seguía pensando en cómo iba a desmayarme y luego ella verdaderamente me lastimaría. —Alzó la mirada hacia mí—. Gracias. Le tendí mi mano. —¿Puedes ponerte de pie? ¿O quieres quedarte sentada aquí mientras llamo a Woods? —Deslizó su mano en la mía. —Quiero pararme. Necesito hacerlo —dijo. La ayudé a hacerlo. —¿Tienes un teléfono? Asintió y sacó uno de su bolsillo. Esperé mientras le llamaba a Woods. —Hola. —A decir verdad, no. Tuve un incidente con Angelina. —No… no… se ha ido. Eh, Blaire apareció y… eh, la asustó. —Detrás del edificio junto el estacionamiento. —Está bien. También te amo.

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Ella colgó y me miró a través de sus espesas pestañas. —Está en camino. —Bien. Esperaremos contigo. —Abrí mi bolso y saqué un paño húmedo. Ahora era una mami así que tenía esas cosas conmigo todo el tiempo—. ¿No quieres quitar la sangre de tu labio antes de que llegue aquí y vaya tras Angelina? Della asintió y tomó el paño. —Gracias. Me giré para ver a Rush, quién me miraba con detenimiento pero sin hablar. Dos faros venían a toda velocidad por la carretera y entonces los freneros chirriaron junto a donde estábamos parados. Woods salió de un salto de la camioneta y vino corriendo a donde estaba parada Della. —¡Maldita sea! —rugió atrayéndola a sus brazos—. Dios, nena, lo siento tanto. Ella va a pagar por esto —le aseguró mientras sus manos la comprobaban para asegurarse de que se encontraba bien. —Está bien. Creo que Blaire la asustó —dijo Della contra su pecho. Woods se volteó para verme y frunció el ceño—. ¿Qué hizo Blaire? —preguntó Woods. —La apuntó con una pistola y la amenazó con perforarle las orejas —dijo Della. Woods alzó una ceja. —¿Así que Alabama sacó su pistola otra vez? Gracias, Blaire —dijo antes de besar a Della en la cabeza y susurrarle palabras en el cabello que no estaban destinadas para nadie más.

—Estoy feliz de haberlas encontrado. Necesitas hacer algo con esa mujer; es una perra loca —dije antes de girarme para regresar con Rush. Él deslizó su mano alrededor de mi cintura y me sostuvo a su lado. —Gracias —dijo Della. —De nada —contesté, luego Rush y yo nos volteamos para regresar hacia el estacionamiento. —No voy a ser capaz de esperar hasta mañana. Lo echaste a perder en el momento en el que giré la esquina y te vi parada ahí como una matona sosteniendo un arma contra Angelina. Creo podría haberme corrido en mis malditos vaqueros cuando le dijiste que podrías perforar sus orejas desde ahí. Esta noche me voy a follar a esa pequeña y dulce matona. Traté de morderme el labio para evitar reír pero no pude. Rush sonrió. —Me alegro que estés de acuerdo con no esperar más. Estoy listo para volver a perderme en el cielo. Dejé de caminar y me puse de puntillas para besarlo en la mejilla. —Te amo, Rush Finlay.

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—Bien, porque no voy a dejar que tu trasero sexy se vuelva a ir muy lejos de mí. —¿Qué tan lejos sería muy lejos? —pregunté. —Todo es demasiado lejos. Te quiero justo aquí, a mi lado… para siempre.

Fin

Abbi Glines Abbi Glines puede ser encontrada saliendo con estrellas de rock, paseando en su yate los fines de semana, haciendo paracaidismo o surfeando en Maui. Está bien, quizá ella necesita mantener su imaginación sólo enfocada en su escritura. En el mundo real, Abbi puede ser encontrada acerrando a niños (que siempre suelen aparecer que no le pertenecen a ella) a todos sus eventos sociales, escondida bajo las sábanas con su MacBook con la esperanza de que su marido no la descubra viendo a Buffy en Netflix de nuevo, y escabulléndose a Barnes & Noble para pasar horas perdida en libros.

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Traducido, Corregido y Diseñado en:

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Staff. Moderadora: Anna Banana. Traductoras: Kenni Tiago. karlamirandar. Vaviro78. Chubasquera. Acl. Jessy. ♥...Luisa...♥. Elena89. kary_ksk. IzarGrim. mitzi.

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