AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON

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Moderadora Annabelle Traductoras Annabelle Mery St. Clair Andreani AnnaissJ Slaya EffyLove Juliana Gómez Veritto Yurani

Sofi Annabelle Panchys Cmmlrules Mimu_14 Mary Ann♥ Edith_1609

Correctoras mELII pANCHYS Mali .♥ MAIA8 Deydra Ann

fangtasiia Mary Ann♥ Chio panchys mery st. clair

Diseño & Lectura Final Sweet candy AnnaissJ Andreani

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mery st. clair july SofiaGodiva

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PARTE I  Miss California.  Eureka [I have found it].  But I think it only fair to warn you, all those songs about California lied.  California is a garden of Eden, a paradise to live in or see. But believe it or not, you won’t find it so hot, if you ain’t got the do-re-mi.  You ain’t never caught a rabbit, and you ain’t no friend of mine.  I’d like to dream my troubles all away on a bed of California stars  You’ll be missed, Miss California. PARTE II  The Loneliest Road in America  Long-distance information, give me Memphis, Tennessee.  She’s gonna make a stop in Nevada.  We’re on the road to nowhere. Come on inside.  Yesterday, when you were young . . .  A love-struck Romeo sings a streetsuss serenade. PARTE III  Colorado Springs Eternal  There’s no surf in Colorado.  And you’re doing fine in Colorado.  Mistakes become regrets.  Have you ever been down to Colorado? I spend a lot of time there in my mind.  Those memories so steeped in yesterday. Those memories you couldn’t run away. PARTE IV  Through Adversity to the Stars  I’ve reached the point of know return.  There’s no place like home.  Where they love me, where they know me, where they show me, back in Missouri.  I called your line too many times.  I found my thrill on Blueberry Hill.  We will sing one song for the old Kentucky home.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON PARTE V  How to Decapitate a Moose  You’d better go on home, Kentucky gambler.  I said, blue moon of Kentucky, keep on shining.  She met a boy up in Kentucky. PARTE VI  Life Savers  We both will be received in Graceland.  Well they’ve been so long on Lonely Street they ain’t ever going to look back.  I took a trip while I was gone. I cashed in all my savings and bought an El Dorado, drove to Tennessee.  I was on your porch last night.  While I Breathe, I Hope.  I’ll be right here with you, come what may.  If you don’t mind, North Carolina is where I want to be.  Country roads, take me home to the place I belong.  Maybe this time with all this much to lose and all this much to gain: Pennsylvania, Maryland, the world.  Behind closed doors . . .  You’ve Got a Friend in Pennsylvania.  Good-bye, so long, farewell . . .  Into the woods, then out of the woods, and home before dark.

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my Curry piensa que su vida apesta. Su madre decide mudarse de California a Connecticut para comenzar de nuevo, justo en el último año escolar de Amy. Su padre murió recientemente en un accidente de auto. Entonces, Amy se embarca en un viaje de carretera para escapar de todo, dejando atrás la casa que siempre ha conocido para ir a su nueva vida. Junto a ella viajará Roger, el hijo de una vieja amiga de la madre de Amy. Ella no lo ha visto en años, y no está encantada con la idea de conducir todo el país con un chico que apenas conoce. Así que se sorprende al enamorarse de él, en el camino. Al mismo tiempo, hace las paces con la muerte de su padre y tratará de regresar su vida a como era antes del accidente.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON RAVEN ROCK HIGH SCHOOL Raven Rock, CA

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DE: Hildy Evans ([email protected]) PARA: Amy Curry ([email protected]) ASUNTO: Podré mostrarte la casa a las 4: 00 FECHA: 01 de Junio HORA: 10:34 a.m. ¡Hola, Amy! Quería dejarte saber que mostraré la casa a algunos posibles compradores, hoy a las cuatro. Sólo quería asegurarme de que eras consciente del tiempo, por lo que podrías hacer algunos arreglos para estar en alguna otra parte. Como hemos discutido antes, realmente queremos que la gente pueda imaginar esto como su HOGAR. ¡Y es más fácil cuando es sólo la familia y yo alrededor de la casa! Además, entiendo que vas a unirte a tu madre en Connecticut pronto. Puedes sentirte libre de cerrar la puerta con seguro cuando te vayas —tengo mi copia de llaves. ¡Gracias! Hildy. *** DE: Mamá ([email protected]) TO: Amy ([email protected]) SUBJECT: El Viaje

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON DATE: 03 de Junio TIME: 9:22 a.m. DATO ADJUNTO

: MAPA DEL VIAJE

Hola, Amy. ¡Saludos desde Connecticut! Estoy feliz de escuchar que te fue bien. Feliz de escuchar que Candide fue un éxito. Estoy segura de que estuviste grandiosa, como de costumbre, ¡Desearía poder haber estado allí! ¡No puedo creer que haya pasado un mes desde que te he visto! Siento que es mucho más tiempo. Espero que te estés comportando bien con tu tía. Es agradable que ella te esté echando un ojo, así que espero estés agradecida con ella. Estoy segura que todo irá bien en el viaje. Espero que tu y Roger no tarden más que diez días, de acuerdo con el itinerario que he trazado para ti (adjunto). Tienes reservas en la lista de los hoteles. Paga por ellos, las comidas, y la gasolina con tu tarjeta de crédito de emergencia. ¡Y por favor, mantente segura! La información sobre hospitales está en la guantera, en caso de emergencia. Sé que le envías a tu hermano tu cariño. Me escribió, envía saludos. No puedes llamarle seguido, pero comprueba su correo electrónico. Para él sería agradable que le escribieras uno de estos días. Mamá. VIAJE DE RUTA: Inicio: Raven Rock, California Primera noche: Gallup, Nuevo México Segunda Noche: Tulsa, Oklahoma Tercera Noche: Terre Haute, Indiana Cuarta Noche: Akron, Ohio Final: Stanwich, Connecticut Yo podría llevar a Roger a la casa de su padre en Philadelphia. ¡Por favor, conduce con cuidado!

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Parte I Miss California

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Eureka [I have found it] —California State Motto. Traducido por Cmmrules Corregido por Melii

Me senté en los escalones del frontis de mi casa y veía la Subaru Station Wagon de color beige balancearse, demasiado rápido, alrededor del callejón sin salida. Ese era un error de novatos, realizado por los innumerables chicos de Fed Ex1. Solo había tres casas en Raven Crecent, y la mayoría de las personas llegaban al final antes de notarlo. Los amigos de Charlie Stoner nunca lo recordaban, así que siempre oscilaban entre el circulo antes de ir por nuestro camino. En lugar de usar esta técnica, la Subaru se detuvo, las luces del freno intermitente estaban rojas, entonces la luz cambio a blanco cuando se detuvo frente a la casa. Nuestro camino de entrada era bastante corto, así que podía leer las etiquetas adhesivas de la parte trasera: “Mi hijo es el estudiante del mes en RANDOLPH HALL” y “Mi hijo y mi dinero van para el Colegio de Colorado”. Había dos personas en el coche hablando, teniendo una incómoda conversación aún con el cinturón puesto, así que no pude ver por completo la cara de la otra persona. A mitad del camino se podía notar que el césped ya había crecido demasiado, después de tres meses, lo sabía por el objeto inanimado que había llegado a odiar con toda mi existencia. Era un cartel de agentes de raíces, con una foto sonriente de una mujer excesivamente rubia. EN VENTA, decía el cartel, y debajo de aquello, con letras más grandes, BIENVENIDO A CASA. He tratado de resolver la capitalización desde que el cartel subió, y aun no tengo una explicación. Todo lo que podría determinar es que esto era una cosa agradable de ver, si fuera una casa a la cual piensas mudarte. Pero no es muy agradable cuando es la casa de la cual tú te estás mudando. Prácticamente podía escuchar al Sr. Collins, quien había dictado la clase de inglés en quinto grado, era el profesor que más me había intimidado de todos los que he tenido, aun puedo escucharlo gritándome, “Amy Curry” aun puedo escuchar su tono, “¡Nunca termines una oración con una preposición!” Me molestó que después de seis años él aun estuviera mentalmente corrigiéndome, le dije al Sr. Collins de mi cabeza que se fuera a la mierda. Nunca pensé que vería un cartel de agentes de bienes raíces en nuestro suelo. Hasta hace tres meses, mi vida me había parecido reiteradamente aburrida. Vivimos en Raven Rock, un suburbio de Los Ángeles, donde mis padres eran, ambos, profesores de la Universidad del Occidente, un pequeño colegio que está a diez 1

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Compañía de paquetería mundialmente famosa.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON minutos manejando desde nuestra casa. Lo suficientemente cerca para un fácil traslado, pero lo suficientemente lejos para que no puedas escuchar las ruidosas fiestas de las fraternidades los sábados por la noche. Mi padre enseñaba Historia (la guerra civil y reconstrucción), mi madre enseñaba Literatura Inglesa (modernista). Mi hermano gemelo, Charlie —tres minutos más joven— recibió una perfecta puntuación en su PSAT22 y apenas escapó de un cargo de posesión, cuando trato de convencer al policía que le encontró un pote de marihuana en la mochila, de que, de hecho, era una rara mezcla de una hierba de California conocida como Humboldt3, y que él era una aprendiz del Instituto Culinario de Pasadena. Yo estaba comenzado a obtener papeles en las obras de la escuela y ya había hecho tres con Michael Young, estudiante de primer año de Universidad, especialidad indefinida. Las cosas no eran perfectas —Mi mejor amiga, Julia Anderson, se mudó en enero a Florida— pero, en retrospectiva, puedo ver que todo no podía ser tan maravilloso. Simplemente no me había dado cuenta en ese momento. Solo que siempre asumí que las cosas seguirían siendo las mismas. Miré a la extraña Subaru y los extraños de adentro aun seguían hablando y pensé, no por primera vez, lo idiota que he sido. Y ahí había una parte de mí —una que antes no había decidido aparecer hasta ahora que era demasiado tarde y quizás ahora sí conseguiría dormir— esa pregunta de que si tal vez, yo lo causé todo, simplemente, contando con el hecho de que las cosas no cambiarían. En adición, claramente, a todas las otras cosas que sí lo habían causado. Mi madre decidió poner la casa en el mercado casi al instante del accidente. Charlie y yo no fuimos consultados, solo informados. En todo caso, no es como si hubiera hecho algún bien preguntarle a Charlie en este momento. Desde lo ocurrido, él ha estado casi constantemente drogado. Las personas en el funeral le comentaron cosas simpáticas cuando lo vieron, asumiendo que los ojos inyectados en sangre se debían al llanto. Pero, aparentemente, esas personas no tienen el sentido del olfato, o el viento se encontraba al favor de Charlie cuando cualquier persona se le acercaba. Había estado fiesteando desde séptimo grado, pero, desde el año pasado, lo estaba haciendo más frecuentemente. Y, después del accidente, se puso mucho, mucho peor, hasta el punto que un Charlie no drogado se convirtió en una figura mítica, vagamente recordada, como el abominable hombre de las nieves. La solución a nuestros problemas según mi madre, era mudarnos. “Aire fresco para comenzar”, nos dijo una noche durante la cena. “Un lugar sin tantos recuerdos”. El cartel de venta estaba al día siguiente. Nos mudamos a Connecticut, un Estado en el cual nunca había estado y en el que no albergaba ningún deseo de mudarme. O, como el Sr. Collins hubiese preferido, un estado al cual no sentía ningún deseo real de mudarme. Mi abuela vive 2 3

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PSAT: Preliminar Examen de Actitud Académica. Humboldt: Flor con hojas parecidas a la marihuana.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON allí, pero ella siempre ha venido a visitarnos, desde, bueno, desde que nosotros vivimos en el Sur de California y ella en Connecticut. Pero, a mi madre le han ofrecido una posición en el departamento de inglés en el Stanwich College. Y, cerca de ahí, aparentemente, había una escuela local genial que, según ella, amaríamos. La universidad la ha ayudado a encontrar una casa disponible para arrendar, y cuando Charlie y yo terminamos nuestro año de junior, todos nos mudaríamos allá, mientras que el agente de bienes raíces vendía nuestra casa aquí. Por el momento, ese había sido el plan. Pero, un mes después de que el letrero apareciera en nuestro terreno, mi madre no pudo seguir pretendiendo que no ha veía lo que sucedía con Charlie. La siguiente cosa que supe, es que ella lo sacó del instituto, y lo puso en un centro de rehabilitación para adolescentes, en la instalación de Carolina del Norte. Y después, se fue derecho a Connecticut, para enseñar unos cursos de verano en la universidad y para “dejar las cosas arregladas”. Al menos, eso fue por lo que dijo que tenía que irse. Pero, tengo la fuerte sospecha de que fue por mí. Después de todo, parecía que apenas me podía mirar. No es que la culpe. Porque yo apenas me podía mirar la mayoría del tiempo. Así que, pasé el último mes sola en nuestra casa, excepto por Hildy, la agente de bienes de raíces, que aparecía con futuros compradores, casi siempre cuando estaba saliendo de la ducha, y mi tía, que venía ocasionalmente de Santa Bárbara, para asegurarse de que hacía las gestiones necesarias para alimentarme y no había comenzado a fabricar metanfetaminas en el patio trasero. El plan era simple: terminaría el año escolar, y me iría a Connecticut. El problema, era el auto. La gente del Subaru continuaba hablando, pero lucía como si se hubieran quitado sus cinturones de seguridad y se estuvieran haciendo frente. Miré hacia nuestra cochera para dos autos, la cual ahora tenía un solo auto aparcado, el único que aún teníamos. Era de mi madre, un jeep Liberty rojo. Ella necesitaba el auto en Connecticut, ya que se estaba volviendo complicado pedírselo a la abuela en Coupe Deville. Aparentemente, la abuela se estaba perdiendo bastantes juegos de cartas y no importaba que mi madre siguiera necesitando ir a Bed Bath & Beyond44. Me comentó la solución para el problema del auto la semana pasada, el último jueves por la noche. Era la noche de apertura del musical de primavera, Candide, y por primera vez después de un show, no había nadie esperándome en el teatro. En el pasado, siempre abrazaba muy rápido a mis padres o a Charlie, aceptando sus ramilletes y sus cumplidos, pero siempre con la mente en la fiesta con el resto del elenco. No me había dado cuenta, hasta estar detrás del escenario, con el resto de los actores, lo que era no tener a nadie ahí esperando por mí, para decirme “Buena Actuación”. Tomé un taxi a casa, casi inmediatamente, ni siquiera estuve interesada en dónde sería la fiesta. El resto del elenco —las personas que han sido mis más cercanos amigos hasta hace tres meses atrás— se estaban riendo y hablando juntos, mientras que yo empacaba mis cosas y esperaba afuera de la escuela por mi taxi. Les dije repetidas veces que quería estar sola y claramente ellos escucharon, no debería 4

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Bed Bath & Beyond, famosa marca de tiendas especializada en accesorios para el hogar.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON estar tan sorprendida. He descubierto que si empujas lo suficientemente fuerte a alguien, ellos tienden a irse. Estaba en la cocina, el maquillaje se sentía pesado en mi piel, las falsas pestañas comenzaban a irritar mis ojos y la canción de “Best of All Possible Worlds”, corría por mi mente, mientras el teléfono sonaba. —Hola, Cariño. —dijo mi madre con un bostezo cuando contestó el teléfono. Miré el reloj y me doy cuenta de que en Connecticut son cerca de las 1 AM—. ¿Cómo estás? Pensé en decirle la verdad, pero como no he hecho eso en casi tres meses y ella no ha parecido notarlo, no existía ninguna razón para comenzar a hacerlo ahora—. Bien. —dije, la cual era mi respuesta de rutina. Puse un poco de la comida de la noche anterior, Pizza Casa Blanca, en el microondas y apreté el botón de calentar. —Así que, escucha. —Esa era la señal de mi madre para ponerme en alerta. Así era como me advertía que vendría alguna información que no fuese de mi gusto. Y ella habló rápido y lo soltó—. Es acerca del auto. —¿El auto? —dejé la pizza en el plato, para que se enfriara. Sin darme cuenta de que continuamente tomaba ese plato, ya que estando siempre sola, era el único que usaba, si lo ensuciaba lo lavaba. Era como si todo los demás platos se hubieran esfumado. —Si. —dijo ella mientras suprimía otro bostezo—. Me he fijado en el costo para traer el coche y más tu pasaje, y así… —hizo una pausa—. Me temo que ahora no es posible, como la casa aun no se vende, y con lo de tu hermano… —¿A qué te refieres? —pregunté no siguiéndola del todo. Le di un tentativo mordisco a la pizza. —No podemos pagar ambos. —dijo ella—. Y necesito el auto, así que alguien tendrá que traerlo manejando. La pizza estaba caliente pero aun así me la tragué, sentí que me ardía la garganta y los ojos humedecidos—. No puedo manejar. —dije, cuando pude hablar nuevamente. No he conducido desde el accidente. Y no tengo planes para comenzar nuevamente, pronto. O alguna vez. Podía sentir cómo mi garganta comenzaba a contraerse, pero forcé las palabras para que salieran—. Tú sabes eso, no lo haré. —Oh, tú no tendrás que manejar. —Ella hablaba más despierta, considerando que hace un rato estaba bostezando—. El hijo de Marilyn va a conducir. Él necesita venir al este en todo caso para pasar el verano con su padre en Philadelphia, así que todo funcionará. Había tantas cosas malas con esa oración, que en realidad no sabía por cuál comenzar—. ¿Marilyn? —pregunté, comenzando por el principio.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON —Marilyn Sullivan. —dijo ella—. Supongo que ahora es Marilyn Harper. Sigo olvidando que ella se lo cambió después del divorcio. De cualquier manera, tú conoces a mi amiga Marilyn, los Sullivan solían vivir en Holloway, hasta el divorcio, luego ella se mudo a Pasadena. Pero tú y Roger siempre jugaban ese juego. ¿Cómo se llamaba?, ¿Papa?, ¿Berenjena? —Papa caliente. —dije automáticamente—. ¿Quién es Roger? Ella dejó salir un largo suspiro, de esos que eran para decirme que estaba sobrepasando su paciencia—. El hijo de Marilyn. —dijo ella—. Roger Sullivan. Tú te acuerdas de él. Mi madre siempre me decía que recordaba algo. Como si eso lo hiciera verdad—. No lo hago. —Claro que lo haces. Acabas de decir que solían jugar ese juego. —Recuerdo la papa caliente. —dije. Me pregunté, y no por primera vez, por qué cada conversación que tengo con mi madre tiene que ser tan difícil—. En realidad no recuerdo a nadie llamado Roger o Marilyn. —Bueno. —dijo ella, mientras podía escuchar cómo su voz se esforzaba por mantenerse positiva—. Ahora tendrás la posibilidad de conocerlo. Les he hecho un itinerario. Les debería tomar cuatro días. Preguntas sobre a quién recordaba parecían irrelevantes para ella—. Espera un segundo. —dije, sosteniéndome en la mesa de cocina—. ¿Tú quieres que pase cuatro días en un auto con alguien que no conozco? —Te lo he dicho, lo conoces. —dijo mi madre claramente lista para terminar esta conversación—. Y Marilyn dice que es un chico encantador. Él nos está haciendo un gran favor, así que aprécialo. —Pero mamá… —comencé—. Yo… —No sabía que seguiría. Quizás algo como ahora odio estar en un auto. He estado bien tomando el autobús de la escuela, pero la ida en taxi esta noche ha hecho que mi pulso se acelere lo suficiente para no sentir mi garganta. También ya me había acostumbrado a ser solo yo y me gusta de esa manera. La idea de pasar esa cantidad de tiempo en un auto, con un extraño, encantador o no, me está haciendo sentir como que voy a comenzar a hiperventilar. —Amy. —dijo mi madre con un profundo suspiro—. Por favor, no te pongas difícil. Por supuesto que no iba a ser difícil. Ese era el trabajo de Charlie. Nunca he sido difícil, y claramente mi madre estaba contando con eso. —Está bien. —dije en voz baja. Esperaba que ella entendiera que no quería hacer esto. Pero si lo hizo, lo ignoro. —Bien. —Habló con la vivacidad de vuelta en su voz—. Una vez que tenga las reservaciones de hotel te enviaré un itinerario y ordené un regalo para el viaje, debería estar ahí antes que te vayas.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON Me di cuenta de que mi madre no estaba preguntando. Miré la pizza que se encontraba en la mesa, pero había perdido el apetito. —Oh, por cierto. —agregó recordando—. ¿Cómo estuvo el show? Y ahora el show se ha acabado, los finales habían acabado, y por último estaba la Subaru y dentro de ella estaba Roger, el jugador de la papa caliente. Durante la semana pasada traté de recordar a un tal Roger. Y logré acordarme de uno de los hijos de los vecinos, uno con cabello rubio y orejas que resaltaban, agarrando una pelota y llamándonos a Charlie y a mí, tratando de jugar juntos. Charlie hubiera recordado más detalles —a pesar de sus actividades extracurriculares tenía una memoria de elefante— Pero Charlie no estaba exactamente cerca para preguntarle. Ambas puertas de la Subaru se abrieron, y una mujer que lucía de la edad de mi madre —presumiblemente Marilyn— salió, seguida por un chico alto. Estaba de espalda a mí, Marilyn sacó del maletero un bolso estilo militar, lo dejó en el suelo y ambos se abrazaron. El chico —presumiblemente Roger— era una cabeza más alta que ella y se agachaba un poco para abrazarla. Esperaba escuchar un adiós, pero solo escuché, “no seas extraña” Marilyn se rió como si estuviera esperando eso. Cuando se separaron, ella captó mi mirada y sonrió. Yo asentí de vuelta y ella se fue. Roger se quedó mirando mientras se despedía, haciéndole señas con las manos. Cuando el auto desapareció de nuestra vista, él se colgó sus bolsos y comenzó a caminar hacia la casa. Tan pronto se volvió hacia mí, parpadeó sorprendido. Las orejas raras se habían ido, el tipo que venía hacia mí era sorprendente, de buena apariencia. Tenía los hombros anchos, pelo castaño claro, ojos oscuros, y me sonreía. Supe en ese instante que el viaje se había vuelto mucho más complicado.

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But I Think It Only Fair to Warn You, All Those Songs About California Lied. —The Lucksmiths. Traducido por Andreani Corregido por Melii

Me levanté y bajé los escalones, para encontrarme con él en la acera. De pronto fui consciente de que estaba descalza, en jeans y con la playera del musical del año pasado. Esta se había vuelto mi vestimenta diaria, me la puse en la mañana automáticamente, sin considerar la posibilidad de que este chico, Roger, podría ser extremadamente lindo. Y realmente lo era, observándolo ahora que estaba más cerca. Tenía amplios ojos color avellana y pestañas injustamente largas, una dispersión de pecas, y un aire de confianza. Me sentí encoger con su presencia. —Hola. —dijo, soltando sus maletas y extendiéndome su mano. Me detuve por un segundo, nadie que yo conociera saludaba de manos pero entonces extendí mi mano, y nos saludamos rápido—. Soy Roger Sullivan. Tú eres Amy ¿Correcto? Asentí—. Sí. —dije. La palabra se atoró un poco en mi garganta, y yo la aclaré y tragué—. Quiero decir, sí, hola. —Entrelacé mis manos y miré al suelo. Podía sentir mi corazón latiendo y preguntado cuándo una simple presentación había cambiado a algo tan desconocido y aterrador. —Te ves diferente. —dijo Roger, después de un momento, y levanté mi mirada para notarlo, estudiándome. ¿A qué se refiere? ¿Diferente a qué? ¿Qué había estado esperando?—. Diferente a como solías verte. —Explicó, como si leyera mis pensamientos—. Te recuerdo de cuando éramos niños, a ti y tú hermano. Pero tú aún tienes el cabello rojo. Toqué mi cabello inconscientemente. Charlie y yo lo habíamos tenido así, y cuando éramos pequeños y estábamos juntos todo el tiempo, las personas nos detenían para señalarlo, como si nunca lo notáramos nosotros mismos. El de Charlie había oscurecido con el tiempo, considerando que el mío siguió vívidamente rojo. No me había importado, hasta hace poco. Últimamente parece llamar la atención, cuando eso era lo último que yo deseaba. Lo puse detrás de mi oreja, tratando de no tirar de él. Había comenzado a caerse hace un mes, un hecho que me preocupó, pero intentaba no pensar en eso demasiado. Me dije a mi misma que era el estrés de los finales, o la falta de hierro en mi dieta, principalmente de pizza. Pero usualmente intentaba no cepillar mi cabello con mucha fuerza, esperando que parara de caer por sí solo.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON —Oh. —dije dándome cuenta que Roger estaba esperando que yo dijera algo. Fue como si incluso las reglas básicas de conversación me hubieran abandonado—. Um, sí. Aún lo tengo. El de Charlie es de hecho más oscuro ahora, pero él… umm… no está. —Mi madre no le había dicho a nadie sobre la rehabilitación de Charlie y me había pedido decirles la excusa que inventó—. Él está en Carolina del Norte. —dije—. En un programa de enriquecimiento académico. — Presioné mis labios y miré hacia a otro lado, deseando que él se fuera y yo pudiera volver adentro y cerrar la puerta, donde nadie trataría de hablar conmigo y yo estaría sola con mi rutina. Estaba fuera de práctica hablando con chicos lindos. Estaba fuera de práctica hablando con cualquier persona. Después de que sucedió, yo no había hablado mucho. No quería platicar sobre eso y no quería abrir la puerta a las personas para que me preguntaran cómo me sentía sobre lo que pasó. Y no era como si mi madre o Charlie incluso lo intentaran. Tal vez los dos habían hablado entre ellos, pero ninguno de ellos lo hizo conmigo. Claro que era comprensible. —Estaba segura que ambos me culpaban. Y me culpaba a mí misma, entonces tenía sentido que no compartiéramos nuestros sentimientos alrededor de la mesa de cocina. Las cenas eran, en su mayoría, calladas. Con Charlie sudoroso y saltando o bien balanceándose ligeramente, con los ojos vidriosos, así como mi madre concentrada en su plato. El pasar y devolver de los platos y condimentos, y luego el proceso de cortar, mascar y tragar, parecía tomar tanto tiempo y concentración que era realmente increíble pensar que alguna vez hubo conversaciones alrededor de esa mesa en la cena. Incluso, si ocasionalmente pensaba en decir algo, el silencio de la silla vacía a mi izquierda mataba ese impulso. En el instituto, mis maestros me habían dejado en paz, no llamándome durante el primer mes posterior. Y entonces, después de eso, supongo esto solo se convirtió en un hábito. Parecía que las personas podían reconocer realmente muy rápido cómo estaba y parecían haber olvidado que alguna vez solía levantar mi mano y dar mis opiniones, que una vez había tenido algo que decir sobre la Rebelión de los Bóxers o el Simbolismo en El Gran Gatsby. Mis amigos habían recibido demasiado rápido el mensaje de que yo no quería hablar con ellos sobre el tema. Y, sin decir nada al respecto, quedó claro que entonces no podíamos conversar realmente sobre nada. Después de no mucho tiempo, sólo dejamos de intentarlo, y de pronto, no sabría decir si yo los estaba evadiendo o ellos a mí. Julia era la única excepción. No le conté lo que había sucedido. Sabía que si le decía, no me dejaría en paz. Ella no desaparecería fácilmente. Y no lo hizo. Se enteró, por supuesto, y me había llamado constantemente después, las que dejé ir al buzón. Y las llamadas se terminaron, pero comenzó a enviarme correos en su lugar. Llegaron a los pocos días, con temas como “Checándote” y “Preocupada por ti” y “Por el amor de Dios, Amy” Los dejé juntarse en mi buzón de entrada, sin leerlos. No estaba exactamente segura de porqué lo estaba haciendo, pero sabía que si se

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON lo decía a Julia, se convertiría en algo real, algo que, de alguna forma, yo no podría manejar. Pero, mientras miré a Roger, me di cuenta que también había pasado mucho tiempo desde que había tenido una interacción con un chico. Desde la noche del funeral, cuando me auto-invité al cuarto de Michael, sabiendo exactamente lo que pasaría. Cuando me fui, una hora más tarde, estaba decepcionada, a pesar de que conseguí exactamente lo que creí que quería. —No es cierto, sabes. —dijo Roger. Lo miré, tratando de entender a que se refería—. Tu playera. —dijo apuntándola. Bajé la mirada hacia el algodón azul desvanecido, adornado con “Cualquiera puede silbar”—. Yo no. —continuó alegremente—. Nunca he podido. —Es un musical. —dije en pocas palabras. Él asintió, y llegó el silencio, y no podía pensar en nada más que añadir al tema—. Voy por mis cosas. —dije, regresando a la casa, preguntándome cómo demonios pasaríamos los cuatro días. —Claro. —dijo—. Subiré mis cosas. ¿Necesitas ayuda? —No. —dije, subiendo las escaleras—. El carro está abierto. —Entonces escapé al interior, donde todo era fresco, oscuro y tranquilo y yo estaba sola. Tomé un respiro, saboreando el silencio, luego continué hacia la cocina. El regalo que mi madre había mandado estaba en la mesa. Había llegado hace unos días, pero no lo había abierto aun. Si lo abría, significaría que el viaje realmente iba a suceder. Pero ya no podía negarlo ahora —La prueba, estaba haciendo comentarios acerca de mi playera y poniendo su maleta en el carro. Abrí el paquete y encontré un libro. Era pesado y tenía espiral, con una cubierta azul oscuro. LLEGARÁS LEJOS, estaba impreso en letras con estilo de los años 50. Y debajo de esto: El compañero del viajero. Diario/Block de Notas/Consejos Útiles. Lo tomé y lo hojeé. Parecía ser en su mayoría páginas en blanco, con una sección de notas para preservar "Tus recuerdos duraderos" y una sección de diario para grabar "Tus pensamientos errantes". También parecía haber cuestionarios, listas de lo que empacar y consejos de viaje. Cerré el libro y lo miré, incrédulamente. ¿Este fue el "regalo" que mi madre me envió para el viaje? ¿En serio? Lo arrojé al desayunador. No iba a engañarme pensando que esta era una especie de divertida y emocionante aventura. Era un viaje puramente funcional al que yo estaba siendo obligada a tomar. Por lo tanto, no veo ninguna razón para asegurarme de que siempre lo recordaré. La gente no compra recuerdos de los aeropuertos en los que se detiene. Caminé por las habitaciones en el primer piso de la casa, asegurándome que todo estaba en orden. Y todo lo estaba —Hildy, la agente inmobiliaria, se había asegurado de eso. Todos nuestros muebles seguían ahí —Ella prefería no vender casas vacías— pero ya ni siquiera se sentía como nuestra. Incluso, desde que mi madre la contrató, ella se había apoderado de nuestra casa hasta el punto donde a veces tenía problemas para recordar cómo solía sentirse cuando solo nosotros

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON vivíamos en ella, y no estaba siendo vendida a personas como: el lugar donde siempre serían felices. Se había comenzado a sentir más como un conjunto, que una casa. Demasiados matrimonios jóvenes habían sido engañados con esto, viendo sólo la superficie en metros cuadrados y la ventilación, contaminándolo con el mobiliario de sus sueños e imaginando Navidades. Cada vez que Hildy terminaba una visita y me permitía volver de caminar alrededor del vecindario, con mi iPod, siempre podía sentir la casa mas lejos de lo que lo estaba cuando aún era nuestra. Un perfume extraño permanecía en el aire, las cosas estaban puestas en lugares equivocados, y unos pocos más de los recuerdos que residían en las paredes, parecían haberse desvanecido. Subí las escaleras hacia mi cuarto, el cual, ya no se asemeja al lugar en el que había vivido toda mi vida. En su lugar, parecía la habitación de la niña adolescente ideal, con todo tan-meticulosamente organizado: pilas de libros, CDs ordenados alfabéticamente y montones de ropa cuidadosamente doblada. ¡Ahora parecía el cuarto de Amy! Era limpia, ordenada y carece de personalidad, probablemente como la chica imaginaria de pelo brillante que vivía en ella. ¡Amy! Probablemente era alguien que horneaba productos para los equipos deportivos y los apoyaba incondicionalmente en rally’s sin considerar la inutilidad absoluta del deporte o queriendo amenizar las cosas con una pequeña canción medley, sonreía dulcemente en las fotografías de las clases y era el tipo de adolecente que cualquier padre desearía. Probablemente ella habría reído y coqueteado con el chico lindo en su entrada, en lugar de fallar miserablemente en una simple conversación y escapar. ¡Amy! No había, con toda probabilidad, matado a alguien recientemente. Mi mirada cayó hasta mi mesita, la cual solamente tenía mi despertador y un delgado libro de bolsillo: Comida, Combustible y Alojamiento. Este era el libro favorito de mi padre, y él me había dado su copia maltratada para Navidad. Cuando lo abrí, me decepcioné. Había estado esperando un nuevo teléfono. Y esto, probablemente, había sido totalmente obvio para él, que yo no estuve emocionada por el regalo. Eran pensamientos como estos, preguntándome si había herido sus sentimientos, los que pasaban por mi cabeza a las 3 de la mañana, garantizando que no dormiría nada. Cuando me lo había dado, no había conseguido llegar más allá de la portada. Había leído su inscripción: Para mi Amy, este libro me ha visto a través de muchos de mis viajes. Esperando que lo disfrutes tanto como yo lo he hecho. Con amor, Benjamín Curry (tu padre). Pero, entonces, lo dejé en mi mesita y no lo volví a abrir hasta hace algunas semanas, cuando finalmente comencé a leerlo. Leí hasta la pagina 61 y me detuve. Marcando la página 62, estaba una tarjeta con algo escrito por mi padre en ella, algunas notas sobre la secretaria de Lincon, parte de la investigación que él había estado haciendo para un libro. Pero estaba como un separador. La pagina 61 era el lugar hasta donde él llego la última vez que lo leyó, y de alguna manera, yo no me atrevía a darle vuelta a la pagina y leer mas allá de eso.

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Aun no tenía idea de lo que Walter vio. Y ni siquiera estaba segura si algún día lo sabría. Pero no iba a dejar el libro. Lo tomé y lo escondí cuidadosamente en mi bolso. Le di al cuarto una última mirada, apagué las luces, arrastrado mi maleta a la sala, y cerrando la puerta detrás de mí. Era un alivio, de hecho, no volver a ver el cuarto. El mes pasado, casi no pasé tiempo ahí, estando mas noches en el sofá y solo yendo por ropa. Era demasiado duro, un recordatorio de mi vida de antes. Y aun no tenía sentido para mí que absolutamente todo en mi vida podría haber cambiado, todo lo que podría venir después, pero las fotografías en mis paredes y la basura en la parte de atrás de mi armario recordaban lo mismo. Y, después de la renovación de la Amy de Hildy, parecía como si el cuarto se hubiera vuelto una versión de mi misma que nunca vivirá para ser.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON Estaba a punto de arrastrar mi maleta escaleras abajo, pero me detuve y dirigí mi mirada desde la sala hasta la habitación de mis padres. No había estado en ella desde la mañana del funeral, cuando me detuve en la puerta para que mi madre pudiera ver si el vestido negro que había elegido era apropiado. Me dirigí al final del pasillo, pasando por el dormitorio de Charlie, que está continuo al mío. La puerta hacia la habitación de Charlie había estado cerrada desde que mi madre la azotó detrás de ella, luego de que, literalmente, lo lanzó fuera, hace un mes. Abrí la puerta del dormitorio principal y me mantuve en el umbral. Más ordenada de lo que alguna vez había estado, esta habitación era, al menos, aún reconocible, con su cama prolijamente hecha y pilas de libros sobre cada mesita. Noté que los libros del lado de mi padre, gruesas biografías históricas, alternadas con pequeños libros de bolsillo, de misterios, comenzaban a acumular polvo. Desvié mi mirada rápido, recordándome a mi misma de respirar. Sentí como si estuviera debajo del agua, quedándome sin oxigeno, y supe que no iba a ser capaz de estar ahí por más tiempo. La puerta al armario de mi padre estaba entreabierta, y pude ver en su interior el colgador de corbatas que Charlie había hecho para él en carpintería de quinto grado, con sus corbatas aún colgando en este, todas preanudadas para ahorrarle tiempo en la mañana. Tratando de eliminar el sentimiento de pánico que estaba comenzando a aumentar, me di la vuelta, del lado del cuarto mi padre y crucé al vestidor de mi madre. En un impulso, abrí su cajón superior –calcetines y medias- y busqué en la parte de atrás, en el lado izquierdo. El cajón estaba tan vacio como siempre, pero aun así, me tomó un segundo encontrarlo. Pero cuando mis dedos se cerraron alrededor de algo suave y plástico, supe que Charlie había estado diciendo la verdad. Lo saqué y vi que eran unas antiguas pantimedias, con L’EGGS impreso en el costado con caligrafía dorada que se estaba despegando. Quebré la abertura del huevo y vi, como el prometió, que el huevo fue rellenado con dinero en efectivo. Charlie me había dicho que él lo había encontrado en algún momento del año pasado —Yo no había querido preguntar cómo o por qué. Pero una parte de mi, registró cuán desesperado debió haber estado para encontrar el dinero que mi madre tenía escondido en su cajón de calcetines. Fue entonces cuando comencé a notar qué tan lejos él realmente estaba llegando. Charlie me había dicho que solo lo utilizaría en caso de emergencia y que siempre tenía cuidado de devolver el dinero, desde que estaba seguro que mamá lo notaria. Siempre tenía 600 dólares en el, en su mayoría cientos y cincuenta. Tal vez Charlie había estado demasiado fuera de sí al final como para importarle, o tal vez no tuvo tiempo para reponerlo antes de encontrarse en un avión camino a Carolina del Norte, pero sólo había cuatrocientos dólares en él ahora. Escuché la puerta delantera cerrarse en la planta baja y me di cuenta que Roger probablemente se estaba preguntando por qué me estaba tomando tanto tiempo conseguir mi maleta. Sin detenerme a pensar lo que estaba haciendo, metí el dinero en mi bolsillo, ajusté el huevo, cerrándolo, y lo puse de nuevo en su lugar. Una parte de mi buscaba justificaciones —No puedes confiar en los cazadores de

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON casas y agentes inmobiliarios sospechosos, realmente estaba ayudando a mi madre— Pero sabía que ninguno de ellos fue la verdadera razón por la cual yo había tomado el dinero. Entonces ¿por qué lo haría? Alejé esos pensamientos y me apresuré a salir de la habitación, cerrando la puerta tras de mí y arrastrando mi maleta escaleras abajo. Cuando llegué a la cocina, vi a Roger parado frente al refrigerador, mirándolo. Volteé hacia mí, cuando la maleta golpeó el suelo al aterrizar. —¿Todo listo? —Preguntó. —Sí. —dije, luego, inmediatamente, me pregunté por qué estaba comenzando a hablar como adulta. Llevé la maleta a la puerta y dirigí una mirada a Roger en la cocina. Había vuelto a mirar el refrigerador, lo cual me dio un momento para estudiarlo, sin ser detectada. Era alto, y la cocina, que había estado muy callada últimamente, pareció llenarse con su presencia. Mi madre me había dicho que tenía 19 años, y apenas había terminado su primer año en la universidad. Pero había algo acerca de él que lo hacía parecer aún más grande —al menos me hizo sentir más joven. Tal vez fue el apretón de manos. —Estos son increíbles. —dijo Roger, apuntando a la nevera. —Oh, sí. —dije, cruzando la cocina, sabiendo que él hablaba de los imanes. El refrigerador estaba cubierto por ellos, muchos más de los necesarios para sostener los menús de comida tailandesa y listas de comestibles. Todos eran de lugares diferentes —ciudades, estados, países. Mis padres los habían comenzado a coleccionar en su luna de miel, y lo siguieron haciendo hasta hace algunos meses, cuando mi madre dictó una Conferencia en Montana y volvió con un imán que sólo era un cuadrado de color azul brillante con EL PAIS DEL GRAN CIELO impreso en él. —Mis padres… —Escuché mi voz encogerse un poco en la última palabra. Palabras que siempre había dado por seguras se habían vuelto campos de mina, trampas para que yo tropezara y callera en ellas. Vi como Roger había vuelto su mirada al refrigerador, fingiendo que no había notado nada. —Ellos, um… — Continúe después de un momento—. Las coleccionaron. De todos los lugares en los que estuvieron. —Wow. —Dijo, dando un paso atrás y observando todo el refrigerador, como si fuera una pieza de arte—. Bueno, es impresionante. Nunca he ido a ningún lado. —¿En serio? —Pregunté, sorprendida. —En serio. —respondió, con sus ojos aun en el refrigerador—. Solo a California y a Colorado ¿Lamentable, verdad? —No lo creo. —dije. —Yo casi no he estado fuera de California. —Esto fue increíblemente embarazoso, algo que no le había dicho a nadie, excepto Julia. Una vez había estado fuera del país—. Todos pasamos un verano húmedo en Cotswolds, Inglaterra, mientras mi madre hacia investigaciones para un libro. Pero California era el único estado en el que siempre he estado. Cuando me quejaba de esto, mi

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON mamá me decía que una vez que viéramos todo sobre California, podríamos pasar a otros estados. — ¿También tu? —Roger me sonrió, y como si fuera una reacción automática, miré hacia mis pies. —Bueno, eso me hace sentir un poco mejor. La forma en que lo justifico es que California es un estado bastante grande, ¿Correcto? Sería peor si nunca hubiera estado fuera de Nueva Jersey o algo así. —Ya lo creo. Comencé, después me arrepentí de decir cualquier cosa. No era como si yo realmente quisiera saber la respuesta, entonces ¿Por que comencé a hacer la pregunta? Pero no podía solo dejarlo así, así que me aclaré la garganta y continúe— . Quiero decir, pensé que mi madre dijo que tu padre vivía en Philadelphia. Y que esa era la razón por la que estabas, umm, haciendo esto. —Vive allí. —dijo Roger—. Solo que yo nunca he ido. El viene aquí unas cuantas veces al año, por negocios. —Oh. —dije. Dirigí mi mirada hacia él y vi que aún estaba observando el refrigerador. Cuando lo miré, su cara cambió, y supe que notaba el imán, o, lo que sostenía el imán ¡ITHACA ES HERMOSO! En la esquina inferior izquierda. La foto que trataba de evitar mirar —sin éxito— cada vez que abría el refrigerador, pero realmente no había hecho nada al respecto, como quitarlo o algo así. Estaba impreso en cartulina beige y tenía una foto de mi padre en el frente, que alguien le había tomado, dando clases. Era en blanco y negro, pero puedo decir que llevaba la corbata que le di el último día del padre, la que tenía pequeños perros en ella. Tenía polvo de tiza en sus manos y miraba hacia la izquierda de la cámara, riendo. En la parte de abajo, la foto estaba impresa BENJAMIN CURRY: UNA VIDA BIEN VIVIDA. Roger me miró, y supe que estaba a punto de decir una variación de la misma frase que había estado escuchado durante los últimos tres meses. Lo mucho que lo sentía. Qué tragedia era. Como pasaba cuando no sabían que decir. Y yo no quería escucharlo. Ninguna de las palabras ayudaba en nada, y no es como si él tuviera la posibilidad de entender. —Debemos irnos. —dije antes de que él dijera algo. Agarré mi mochila por la manilla pero antes de que pudiera alzarla, Roger estaba de pie junto a mí, levantándola con facilidad. —Yo lo hago. —Dijo, llevándola fuera de la puerta—. Te espero en el carro. — La puerta se cerró, y yo paseé mi mirada por la cocina, preguntándome qué otra cosa podría hacer para retrasar el momento en que seríamos sólo nosotros dos, atrapados en un coche durante cuatro días. Recogí el plato de donde lo había dejado secándose en el lavaplatos vacío, lo puse en el armario y cerré la puerta. Estuve a punto de irme cuando vi el libro de viajes en el desayunador.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON Podía simplemente dejarlo ahí. Pero no lo hice. Lo recogí y, en un impulso, saqué el programa de atrás del imán de Ithaca y lo metí en el block de notas. Entonces apagué las luces, caminé hacia fuera y cerré la puerta tras de mí.

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California is a Garden of Eden, a Paradise to Live in or See. But Believe it or not, You Won’t Find it so Hot, if You Ain’t Got The do-remi. —Woody Guthrie. Traducido por AnnaissJ Corregido por Melii

Me metí al asiento del pasajero y cerré la puerta. Roger ya estaba en el asiento del conductor, moviéndose lentamente hacia arriba y hacia abajo, luego hacia atrás y adelante, mientras jugaba con el ajuste del asiento. Debió de haber encontrado la configuración que le gustaba, porque dejó de moverse y se volteó hacia mí. — ¿Lista? —preguntó tamborileando sus manos en el volante y sonriéndome. —Aquí. —dije, sacando el itinerario de mi madre de mi bolsa y se lo arrojé. Tenía la lista de ciudades que había elegido para que nos detuviéramos, obtenidas de MapQuest, y una lista de reservaciones para hotel —dos habitaciones para cada lugar— junto con el tiempo de conducción y kilometraje estimado para cada tramo del viaje. Y si ella hubiese intentado duro, no habría sido capaz de elegir los lugares menos interesantes para detenernos: Gallup, Nuevo México. Tulsa, Oklahoma. Terre Haute, Indiana. Akron, Ohio—. Es lo que mi madre ha trazado —le dije, mientras me ponía el cinturón de seguridad, tomé una respiración profunda y luego la dejé salir. Podía sentir el corazón golpeando en mi pecho, y ni siquiera estábamos en movimiento, lo que no me parecía una buena señal. —¿Tienes GPS? —preguntó, pasando las páginas. Vi su expresión crecer menos alegre mientras lo hacía y pensé que debía haber llegado a la parte de Tulsa. —No. —dije. Había en el otro auto, pero ya no lo teníamos. Y realmente no quería entrar en detalles del por qué—. Pero yo soy un navegador muy bueno. — dije, alcanzando el atlas para carreteras, que se encontraba detrás del asiento—. Creo que ella ha impreso las direcciones para cada lugar. —Lo hizo. —dijo Roger, aún con el ceño fruncido hacia los papeles—. ¿Sabes por qué ha planeado el viaje de esta manera? Negué con la cabeza—. Creo que lo hizo por kilometraje. —Oh. —dijo. Miró las páginas una vez más, los mapas y la lista de reservaciones de hotel, parecía un poco decepcionado—. Bueno, tiene sentido. —Tú sabes que yo no… no… —comencé. Quería averiguar lo que él sabía, sin que yo tuviera que decirle nada. Me aclaré la garganta y comencé de nuevo—. Sabes que yo no iré conduciendo, ¿cierto?

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON —Eso fue lo que mi madre me dijo. —dijo Roger, poniendo la pila de papeles en la consola que había entre nosotros—. ¿No tienes licencia para conducir? Lo miré, sorprendida. Estudié su expresión por un momento, tratando de averiguar si estaba haciendo esa pregunta realmente. Lo parecía. Sentí mi corazón latir un poco más rápido, pero esta vez de alivio. Él no lo sabía. No había oído hablar de los detalles. No tenía idea de lo que había hecho. Sentí un poco de liberación, como si pudiera respirar un poco más fácil—. No —dije lentamente—. Tengo mi licencia. Simplemente no estoy… conduciendo en este momento. —Fue una explicación terrible, pero todo lo que pude pensar en ese momento. —Eso es pésimo. —dijo—. Me encanta conducir. A mí también me encantaba. Había sido lo que más me gustaba hacer. Cuando conducía, organizaba mis pensamientos y escuchaba música, mi terapia sobre ruedas. Parecía mal que, además de todas las cosas que me han sido arrebatadas, conducir también tuvo que ser una de esas. Me encogí de hombros esperando que pareciera indiferente—. Supongo que no es lo mío. —Bueno, está bien. —dijo Roger, dándome la pila de papeles. Hojeé a través de la primera serie de direcciones, la cual nos llevaría a Gallup en aproximadamente nueve horas—. ¿Lista? —preguntó de nuevo, pareciendo mucho menos entusiasta. Asentí con la cabeza—. Vamos. —Le entregué las llaves y puso en marcha el coche. Cerré los ojos por un momento cuando el auto se movió hacia delante, tratando de decirme a mi misma que todo estaría bien. Los abrí a tiempo para ver cómo la puerta del garaje se cerraba, mientras Roger señalaba para salir del callejón sin salida. Lancé una última mirada a la casa, dándome cuenta de que la próxima vez que la viera —si alguna vez la veo de nuevo— no sería mía. BIENVENIDO A CASA, el cartel exclamaba, y fue lo último que vi antes de que desapareciera de la vista. Me volví hacia adelante, recordándome a mí misma a seguir respirando y observar la zona que pasaba por mi ventana. Observé a Roger, sintiendo el sentimiento de la realidad de esta situación que no me había golpeado hasta ahora. Iba a estar sentada muy cerca de un tipo que no conocía, constantemente, durante los próximos cuatro días. Un chico muy lindo que no conocía. Miré por la ventana mientras Roger se dirigía hacia al centro de Raven Rock. Era el aspecto de pasar los días con él lo que me preocupaba. Sabía que podía parecer que estaba haciéndolo bien, siempre y cuando no hablará conmigo por mucho tiempo. No era una actriz para nada. Pero yo sabía que si alguien me miraba muy de cerca, se darían cuenta de que estaba tan lejos de estar bien, que llegaba al grado de ser ridículo. Y sólo estaba preocupada, porque tanto tiempo juntos, le daría a Roger la oportunidad de ver eso. Mientras nos dirigíamos a la calle principal del centro y Roger aceleró para coincidir con el tráfico, no pude evitar una mueca de dolor y presionar mi pie en el suelo, duro, sobre el freno fantasma que cada vez aparecía cuando se acercaba

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON demasiado al coche delante de nosotros. Y los coches en el otro carril y en la intersección que pasaban volando. ¿Por qué todos tienen que ir tan rápido? El coche detrás nos tocó la bocina, fuerte, y salté un poco. Vi a Roger dirigir su vista hacia mí mientras ponía su señal para dirigirse a Campus Drive—. ¿Estás bien? —me preguntó. —Estoy bien. —le dije rápidamente, mirando la pequeña flecha verde parpadeante, luchando contra el aumento de pánico a medida que me di cuenta de cómo tenía la intención de llevarnos a la autopista—. Pero sabes que es más rápido si tomas Álvarez. —¿En serio? —preguntó—. Pero sólo podemos… —No. —dije, en voz más alta de lo que yo pretendía—. Si vas directamente por aquí, puedes llegar a los dos de esa manera. Es más rápido. La luz cambió y Roger se detuvo un momento antes de apagar la señal y dirigirse derecho—. Claro —dijo. Miré por la ventana, respirando profundamente y tratando de calmarme, tratando de no pensar en lo cerca que estuve de ver la intersección de la Universidad. No tenía idea de si las cintas y señales seguían allí, o si habían desaparecido en contenedores de reciclaje y nidos de pájaros. No lo quería saber. Simplemente quería alejarme de allí lo más rápido posible. A medida que nos acercábamos a la autopista, me golpeó —probablemente un poco tarde— la realidad de que esta sería la última vez que vería mi ciudad. Raven Rock no sería mi casa nunca más. Y ni siquiera me había tomado el tiempo para pensar en ello. Era el lugar en que había vivido siempre, un poco aburrido, de confinamiento. Pero mío, con toda mi historia, bueno y malo, envuelto en ella. Vi hitos de mi vida pasando por la ventana, a velocidades más rápidas de lo que estaba acostumbrada. La Fosters Freeze donde Charlie y yo caminábamos para llegar a los batidos y a la Jamba Juice donde me humilló profundamente cuando teníamos doce años. Me dijo que si gritaba “¡JAMBA!” a todo volumen, todos los empleados gritaban “¡JUGO!” Él mintió. Me volví en mi asiento para tratar de ver todo lo que podía, pero Roger estaba dirigiéndose a la rampa de la autopista y por suerte no dijo nada respecto al hecho de que habíamos tomado la ruta escénica para llegar allí. Miré por el espejo retrovisor para ver Raven Rock quedándose lejos, convirtiéndose en sólo un punto en un mapa, otro pueblo anónimo para ser utilizado sólo para viajar. Y mientras miraba, desapareció de la vista hasta que todo lo que pude ver detrás de mí eran los otros coches en la autopista. Viajamos durante unos veinte minutos en silencio. Una vez que estuvimos fuera de Raven Rock y de las calles, estar en un coche me molestaba menos. En la autopista, donde no hay semáforos o personas, pude relajarme un poco. Y Roger parecía un buen conductor, mucho más cómodo en el coche de mi madre de lo que esperaba. Dirigía miradas disimuladas hacia a él. Nunca me había

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON dado cuenta de lo pequeños que eran los asientos delanteros de los automóviles. Parecía que estábamos más cerca el uno del otro de lo que yo había anticipado. Cada vez que él se movía, me llamaba la atención, y yo estaba sentada en el borde de mi asiento, presionando prácticamente la puerta, de modo que no golpearíamos nuestros codos en la consola ni nada. Roger parecía tener un montón de espacio, conduciendo con el asiento hasta atrás, sus largas piernas en vaqueros parecían casi totalmente extendidas. Conducía con una mano en el volante, la otra apoyada en el cristal de la ventana. Ese no había sido mi estilo — cuando yo conducía había sido estricta. Pero él tenía el control del coche, no conducía demasiado rápido, pero lo suficiente rápido para mantenerse en el carril doble. El tráfico se movía, por suerte, ya que en el otro lado de la autopista era demasiado lento, sin razón aparente al medio día de un jueves. —Ey. —dijo Roger, rompiendo el silencio en el coche. Golpeó el cristal del lado del conductor. Miré y vi una flecha amarilla y un cartel rojo demasiado familiar a través de la autopista—. ¿Qué te parece? —preguntó—. ¿Tienes hambre?

••• —Voy a extrañar esto. —dijo Roger, alcanzando la bolsa de papel blanco entre nosotros y sacó una papa frita—. Me encanta la comida rápida en todas sus formas, pero en realidad nada se compara con In-N-Out. Mordí mi hamburguesa con cuidado asintiendo con la cabeza. Estábamos en la parte posterior de Liberty, lo que Charlie y yo siempre habíamos llamado el espacio diseñado para almacenar cosas. La puerta estaba levantada y estábamos sentados con las piernas colgando sobre el borde. El sol estaba fuerte y el resplandor hacía más difícil ver a Roger directamente. Mis gafas de sol se habían roto hace tres meses y me había acostumbrado a entrecerrar los ojos. A la derecha, los coches en la autopista se precipitaban y a la izquierda de nosotros una empleada de In-N-Out parecía estar rompiendo con su novio —fuerte— a través del teléfono.

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Habíamos tomado la comida para llevar, pero cuando Roger intentó tomar un bocado de su hamburguesa mientras salía del estacionamiento, se hizo evidente que se trataba de comer, luego conducir, y se había detenido nuevamente en el estacionamiento. No me había dado cuenta, hasta que Roger me dijo, después de que había pedido, que In-N-Out era una cadena de hamburguesas de la costa oeste solamente. No había In-N-Out en Connecticut porque era evidente que el estado era un páramo inhóspito. —Es molesto. —dijo Roger, agitando la bolsa de papel. Habíamos terminado nuestros envases individuales de papas fritas, pero al parecer todavía había unas pocas rodando por la parte inferior. Efectivamente, sacó un puñado—. Porque me perdí de esto durante todo un año mientras estaba en la escuela. El más cercano a Colorado está en Utah, que es un poco lejos para ir por una hamburguesa. Pero podría haber sido posible. Excepto por el hecho de que no tenía un coche. Tomé un sorbo de mi batido de leche para ganar algo de tiempo de pensar en una respuesta—. ¿Colorado? —finalmente le pregunté, recordando la calcomanía—. ¿Es ahí dónde vas?

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON Él asintió con la cabeza—. La universidad de Colorado, en Colorado Springs. Es una buena escuela. Y tengo un montón de amigos… —creí que vi algo pasar por su rostro por un segundo cuando dijo eso, pero luego desapareció—. De todas formas, yo había planeado estar aquí todo el verano. Pero después de los finales, mi padre empezó a insistir en pasar el verano con él en Filadelfia. —¿Ahí es dónde vive tu padre? —me arrepentí de haberlo preguntado tan pronto como lo dije. En primer lugar, él me lo dijo en la cocina. En segundo lugar, ya lo sabía. En tercer lugar, tuve la sensación de que iban a ser cuatro largos días, a menos que dejara de actuar como una idiota. Pero si Roger lo notó, no dijo nada—. Sí. —dijo, agitando la bolsa de nuevo y sacó más papas fritas—. Él vive allí con su nueva esposa y su hijo. Se asustó cuando vio mis calificaciones y dijo que me quería allá para que yo, y cito, “aprendiera un poco de disciplina.” Que suena como una gran forma de pasar el verano. Yo no conozco a nadie allí. ¿Y qué se supone que debo hacer en Filadelfia? —¿Comer queso y carne? —pregunté, por impulso. Roger se rió por primera vez, una carcajada vibrante, que parecía llenar todo el espacio—. De acuerdo. —dijo—. Carne y queso crema. Creo que ninguno pudo pensar en cualquier otro alimento relacionado a Filadelfia después de eso, porque se hizo el silencio entre nosotros. Le di un largo trago a mi batido de leche y podía sentir la mirada de Roger en mí. Lo observé y noté que estaba leyendo la parte de atrás de mi camiseta, con la lista de los miembros del elenco impreso en ella. —El musical. —dijo. Me di cuenta que pronunció “musical” como si fuera un idioma extranjero, como si fuera una palabra que no pronunciaba muy a menudo—. ¿Estuviste en él? —parecía sorprendido. —Sí. —dije, volteándome hacia él para que dejara de leer mi espalda—. Era, eh, el líder. —Roger levantó sus cejas y miré hacia abajo a la tapa de plástico de mi batido de leche. Podía entender su sorpresa. Incluso antes ya había sucedido, la gente siempre se sorprendía al escuchar que era una actriz. Pero yo había amado siempre la oportunidad de convertirme en otra persona durante unas horas. Alguien para quien las palabras se han escrito, cada gesto y emoción han sido trazados, y el final ha sido descubierto. Casi como la vida. Apenas sin sorpresas. —Entonces. —dije, después de un momento—. Probablemente deberíamos volver a la carretera, ¿No? Roger asintió con la cabeza—. Probablemente. —Tomó un sorbo de su Root y vio a la autopista—. ¿Sabes? —dijo pensativo—. No creo que nos vaya a tomar cuatro días. Algunos amigos míos han conducido y lo hicieron en menos de treinta y seis horas. Beer5

—¿En serio? 5

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Cerveza de Raíz.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON —Sí. Aunque no creo que alguna vez se detuvieron, creo que sólo pasaron directamente. Y probablemente aceleraron mucho. —añadió. —Huh. —le dije, no exactamente segura de cómo responder a eso. Se me ocurrió que, mientras yo no quisiera hacerlo, Roger probablemente tampoco. ¿Por qué casi un universitario de segundo año querría pasar cuatro días transportando a una estudiante de preparatoria por todo el país? Tal vez era la manera de Roger de decir que él quería acabar con esto con la mayor rapidez posible. —¿Alguna vez has hecho un viaje por carretera? —preguntó. Volví a entrecerrar los ojos y sacudí la cabeza, sintiéndome estúpida. Yo sabía que él no se refería a una excursión familiar para ver un monumento histórico. Se refería a un viaje por carretera, el tipo que la gente cool hace en la universidad. —¿Tú? —le pregunté, a pesar de que tenía la sensación de que la respuesta era sí. Él asintió con la cabeza—. Sólo en el estado, sin embargo. Hasta San Francisco, a San Diego. Y no sé… —hizo una pausa y miró a la bolsa. La agitó esperanzado, rebuscó en el interior y sacó tres papas. Tomó una y me ofreció el resto a mí—. Las dos últimas. —dijo—. Tómalas. —Tomé una, dejando una para él. Él sonrió y se la comió, mirándome pensativo—. Supongo que pensé que este viaje podría parecerse más a un viaje por carretera real. —dijo—. No lo sé. Más lugares de interés. Y por lo menos una ruta que podríamos tomar. Tomé un sorbo de mi batido, esperando que mi alivio no fuera evidente. Así que yo no era un problema, lo era el viaje que mi madre trazó. Lo que era totalmente compresible, teniendo en cuenta los lugares que había elegido para que nos detuviéramos. Pensé en lo que acaba de leer en el libro de mi padre. Acerca de salir y sólo conducir, y cómo puedes hacerlo cuando eres es joven. Por primera vez, se me ocurrió que este viaje podría ser algo digno de grabar en el block de notas, después de todo. — Bueno —dije, sin creer que estaba a punto de sugerir esto. — Quiero decir, creo que podríamos ir a otros lugares. Mientras estemos allí cuatro días, ¿realmente importa el camino en que vayamos? —¿En serio? —preguntó Roger—. ¿Qué pasa con las reservas de tu madre? Me encogí de hombros, a pesar de que mi corazón latía con fuerza. Era una pregunta legítima. Conociendo a mi madre, ella probablemente estaría llamando a cada hotel para asegurarse de que nos registramos. Pero había una pequeña pieza, algo dentro de mí que quería ser imprudente por sólo una vez. Que quería hacer que se preocupara por mí. Que quería demostrarle lo que se siente al ser dejado atrás—. No me importa. —le dije. No era del todo cierto, pero me gustó la forma en que se sentía decirlo. Era algo que Charlie habría hecho. Y algo que ¡Amy! nunca haría en un millón de años. Y mientras pensaba en los cuatrocientos dólares en el bolsillo delantero, se me ocurrió que podría ser capaz de usarlos para comprar un poco de libertad.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON Roger me guiñó el ojo—. Está bien. —dijo. Se volvió hacia mí por más detalles y se apoyó contra la ventana—. Entonces, ¿A dónde debemos ir? —Aún llegaremos para el diez, ¿verdad? —le pregunté rápidamente. Mi madre no iba a estar feliz por estar ignorando su ruta, pero yo sabía que tendría un castigo si tomábamos más tiempo de lo asignado—. Esto es sólo una desviación. — aclaré. —Sólo una desviación. —acordó Roger, asintiendo con la cabeza. Él me sonrió y sentí el impulso de devolverle la sonrisa. No lo hice, pero el sentimiento estaba allí, por primera vez en meses. La empleada de In-N-Out, a la izquierda, de repente alzó el volumen y comenzó a gritar a su pronto-a-ser-ex novio. Al parecer su nombre era Kyle, y sabía exactamente lo que había hecho. Sentí como si estuviera escuchando algo que probablemente no debería, me puse de pie y comencé a caminar hacia el frente del coche cuando vi que Roger no se había movido. Todavía estaba escuchando la ruptura con una expresión de asco en la cara. —¿Roger? —le pregunté. —Bien. —dijo rápidamente, levantándose también y arrugó la bolsa de papel blanco. Nos colocamos los cinturones de seguridad y Roger puso en marcha el motor—. Así que esto va a ser un viaje por carretera real. —dijo, partiendo hacia la salida del estacionamiento—. Tenemos que conseguir algunos elementos esenciales para viaje por carretera. —¿Al igual que la gasolina? —No. —dijo—. Bueno, sí. —modificó, mirando hacia abajo en el indicador—. Pero hay dos cosas que son absolutamente necesarias si vamos a estar atravesando el camino. —¿Y qué son? Roger sonrió cuando se detuvo en un semáforo—. Aperitivos y canciones. — dijo—. No necesariamente en ese orden.

••• —¿Cómo te sientes acerca de Billy Joel? —Roger preguntó, navegando a través de su iPod. Todavía estábamos sentados en el estacionamiento del Sunshine Mart, Roger insistió que no podíamos empezar a conducir hasta que hubiera una banda sonora. Se había ofrecido a poner una de mis mezclas, pero tuve que detenerlo, dejándolo elegir la música. La mayor parte de lo que estaba en mi iPod eran bandas sonoras de musicales de Broadway o de Oldies, y no parecía que Roger fuera un admirador secreto de Andrew Lloyd Webber.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON Levanté la vista del mapa de carreteras—. Bien, supongo. —no quería decirle que la mayoría de mis conocimientos de Billy Joel vinieron del musical “Movin´Out”. Tomé la bolsa de plástico donde se encontraban los aperitivos, puse mi refresco en el portavasos y abrí los Red Vines. Roger había comprado AbbaZabas, diciéndome que sólo podían encontrarse en California —lo que hizo preguntarme una vez más, por qué alguien en este mundo podría optar por vivir en Connecticut. Saqué su Root Beer y la coloqué en el portavasos delante de él, después puse la bolsa en el asiento trasero. —Entonces es Billy. —dijo Roger, haciendo clic en el botón central—. Excelente. Me concentré de nuevo en el mapa, trazando con mi dedo sobre todas las autopistas que se entrecruzaban y dividían el estado de California, que parecía enorme. En el atlas, ocupaba cinco páginas. Connecticut, compartía una página con Rhode Island. Volví a la página que cubría el centro de California, y tan pronto como lo vi, supe que era donde quería ir: Yosemite National Park. Era un viaje de seis horas desde Raven Rock, y una parte había sido fundada por mis antepasados por parte de mi padre. Solíamos ir cada verano durante dos semanas, mi padre, Charlie y yo. Habíamos dejado de ir hace unos años, no por alguna razón específica. Simplemente pareció que ninguno de nosotros tenía tiempo. No me había dado cuenta de cuánto lo había echado de menos hasta que lo vi en el mapa, justo arriba de la carretera interestatal, a medio estado de distancia—. Creo que… —comencé, después me aclaré la garganta. Roger levantó la vista de su iPod y vio el atlas en mi regazo. —¿Tenemos una partida? —preguntó, sonriendo. —Tal vez. —dije. Miré hacia abajo en el mapa, mi dedo sobre la mancha verde que representa el parque nacional. ¿Y si él no quería ir? ¿Y si piensa que era una estupidez? Ni siquiera estaba segura de por qué quería ir. Últimamente había estado haciendo todo lo posible para evitar lugares que me recordaban a cosas que no quería recordar. Pero de repente era el único lugar donde quería estar. Tomé una respiración—. ¿Has estado alguna vez en Yosemite?

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You Ain’t Never Caught a Rabbit, and You Ain’t No Friend of Mine. —Elvis Presley. Traducido por Slaya Witch Corregido por Melii

NUEVE AÑOS ATRÁS. —¿Todavía no llegamos? — Se quejó Charlie, pateando la parte de atrás de mi asiento. Me di vuelta a mirarlo, encorvado en la parte trasera, mirando por la ventana. —Basta. —le dije—. Es molesto. —Charlie respondió pateando más fuerte otra vez mi asiento—. Papi. —dije, volteando hacia mi padre que estaba conduciendo. —¿Sí? —preguntó. Estaba tamborileando sus dedos en el volante al ritmo con Elvis, ajeno totalmente a lo que sucedía a sus espaldas. —Charlie me está pateando —¿De verdad? —Mi padre mirando por el espejo retroviso—. ¡Eso es un alcance impresionante hijo! —Quiero decir. —dije frustrada—. Esta pateando mi asiento. —Ah. —dijo mi padre—. Bien, en ese caso, por favor abstente. Tu madre no va a querer huellas en la tapicería. Charlie murmuró algo que no pude oír, lo miré por el espejo retrovisor y se desplomó aun más en su asiento. En estos viajes, siempre me permitían sentarme en el asiento delantero, porque cuando era pequeña me mareaba. Ya no sucedía, pero ahora era costumbre. Cuando mi madre nos acompañaba en estos viajes largos ella se sentaba atrás con Charlie y ambos leían sus respectivos libros todo el tiempo, el único sonido ocasional era cuando estallaban en risa por algo que habían leído. Veía a Charlie pasar a mi madre lo que estaba leyendo, marcando con su dedo la pagina que lo había hecho reír y veía como mi madre sonreía a cambio. Pero cuando estábamos en el auto, su mundo privado de los libros no me molestaba ni una vez. Porque mi padre y yo teníamos nuestra propia rutina en los asientos delanteros y tenia responsabilidades. Él me había enseñado a leer un mapa al mismo tiempo que estaba aprendiendo a leer, yo siempre era el navegador. “Muy bien, mi Sancho Panza” me decía. “Dinos nuestro curso”. No tenía idea de lo que estaba hablando, pero no me importaba. Yo era importante. Estaba a cargo de que íbamos por el camino correcto con seguridad, si había tráfico o encontrar una ruta alternativa si el camino estaba cerrado. Cuando había que cambiar el CD, era la encargada de poner el

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON próximo. Pero no había mucho de donde elegir. Generalmente cuando mi padre iba conduciendo, era Elvis todo el tiempo. Él había puesto dos paquetes de Life Savers en el portavaso y me permitía tener cuantos yo quisiera, asegurando que cuando el extendiera su mano, estaba lista para desenvolver una y ponerla en su palma. Charlie pateó mi asiento de nuevo, esta vez un patrón repetitivo que crecía cada vez más molesto. En vez de darle la satisfacción de darme vuelta otra vez, solamente miré al frente y me ayudé a misma con otro Wint-O-Green. Siempre que éramos solo nosotros tres, Charlie se volvía especialmente molesto. Estaba siempre inquieto más de lo que era y la lectura era lo único que alguna vez lo calmaba. Las patadas se hicieron más fuertes, me di vuelta en el asiento. —Basta. —Vamos, hijo. —dijo mi padre, mirándolo hacia atrás—. Te digo que… puedes escoger el imán esta vez ¿Qué tal eso? —Lo que sea. —murmuro Charlie, pero se sentó más derecho y dejó de patear. —¿Vemos lo que viene? —pregunté a mi padre, rechazando “Hound Doug” para la ocasión. Miré por la ventana hacia la izquierda y ahí estaba. Yosemite. Ahí estaba el pequeño cuartel de madera y fuera el guardia en su uniforme verde, recogiendo veinte dólares de cada auto que pasaba y dándoles un permiso y mapa. Entonces él nos saludaba a través de la puerta, permitiéndonos entrar a otro mundo. Inclinaba mi cabeza atrás lo que más podía para ver los árboles. —Lo vemos. —llamaba Charlie desde el asiento trasero y contenía mi aliento, esperando a que mi padre dijera lo que siempre dice cuando pasamos las puertas. —Hemos vuelto. —decía—. Tu, gloriosa pila de viejas rocas. ¿Nos extrañaste?

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I’d Like to Dream My Troubles All Away On a Bed of California Stars. —Wilc. Traducido por EffyLove Corregido por Melii

—Wow. —dijo Roger cuando salimos de la oficina de la reservación. — ¿Osos, eh? —Osos. —confirmé. Me sentía aliviada de que hubiera una cabaña disponible. Al parecer, la mayoría de la gente hace reservaciones para las cabañas con meses de anticipación, algo que no se me había ocurrido, ya que mi padre siempre se encargaba de eso. Pero habían tenido una cancelación, y obtuvimos la última cabaña disponible. No la clase de cabaña en la que usualmente nos quedábamos, si no una cabaña con techo de lona. Solo tenía una sola cama, lo cual era algo que estaba tratando de no pensar en este momento. Pero había tomado tanto tiempo llegar ahí —y luego una hora solo para llegar a Camp Curry una vez que llegáramos a Yosemite Gates— haber tenido que dar la vuelta hubiera sido muy deprimente. Después de que pagamos por la habitación, tuvimos que ver el video de un oso mutilando una furgoneta, luego sentado en el suelo y comiendo las papitas que los dueños de la furgoneta habían sacado. Viendo eso, me pregunté porque el operador de la cámara no hizo nada, o por lo menos mandar a alguien a avisar a la estación sobre la familia siendo atacada en la furgoneta. Pero el mensaje que se pretende llevar es que los osos Yosemite eran peligrosos, sobre todo para los vehículos. Y entonces tuvimos que firmar una liberación que decía que no demandaríamos en caso de que nuestro vehículo fuera mutilado, incluso si hubiéramos sacado las papitas. Caminamos de regreso al estacionamiento principal, por el pabellón del comedor de los Curry —el cual siempre habíamos llamado casa de campo. Aunque estaba oscureciendo, aun había suficiente luz para ver alrededor. Lo cual era algo bueno, porque cuando oscurecía en Yosemite, realmente oscurecía. No había ninguna luz alrededor, excepto por la casa de campo. Lo cual hacía muy fácil mirar las estrellas, pero difícil encontrar tu cabaña. Mientras caminábamos por el camino pavimentado, noté que Roger miraba hacia arriba, su boca un poco entre abierta. Miré hacia arriba también, hacia el paisaje que aún se podía ver. Incluso aunque no era mi primera vez aquí, Yosemite seguía siendo impresionante. Había montañas y enormes y antiguos arboles por todas partes que te hacían sentir pequeño. El aire era claro y nítido y siempre me hacía querer tomar más respiraciones profundas, Siempre me ha parecido un lugar aparte, con ninguna de las reglas que normalmente se aplican en cualquier lado, por ejemplo, tener que sacar tu champú de tu auto para salvar tu vida de algún animal salvaje.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON Empacamos todos los refrigerios, y tomamos mi maleta, junto con las dos de Roger fuera del auto. Y entonces nos pusimos en marcha para encontrar la cabaña 9. Pronto me di cuenta, cuando el camino pavimentado se volvió grava y pedazos de madera era la razón por la cual las personas que venían a Yosemite no traían maletas con rueditas. La mía sé quedaba atorada en las pequeñas piedras, rehusándose a rodar. Sin mencionar el hecho que las personas que pasaban por ahí —las que estaban preparadas para estar en Yosemite, con sus linternas y sus chalecos de lana— probablemente pensaban que me veía ridícula. Pero, finalmente llegamos a la cabaña, donde Roger estaba afuera, mirando su teléfono. —¿Todo listo? —preguntó, viéndose un poco distraído. —Sip. —dije y después maldije para mis adentros, la cabaña, como lo había previsto estaba hecha de lona blanca, con la puerta pintada de verde. Un conjunto de cuatro escalones y una barandilla, también pintada de verde. El casillero contra osos estaba en el fondo de las escaleras. Roger y yo fuimos con nuestras cosas ahí y pusimos todo lo que los osos pudieran confundir con comida —ósea, todo—dentro de la caja de metal, asegurándonos de que estuviera bien cerrada. La miré algo dudosa. La cabaña donde usualmente nos quedábamos no tenía esto, y no confiaba en el hecho que una pequeña caja de metal pudiera soportar a unos osos hambrientos, especialmente cuando las camionetas no eran rivales para ellos. Tampoco me gustaba el hecho de que estuviera tan cerca de la cabaña ¿No era como si pusieras los aperitivos justo al lado del plato principal? Tratando de no seguir esta línea de pensamientos, tomé la pequeña llave de metal que me dieron y abrí la puerta de la cabaña. Encontré el interruptor de la luz adentro y la encendí. La cabaña era pequeña, con una cama que ocupaba prácticamente todo la habitación. La base de la cama era de metal, pintado de blanco, no estaba hecha, había unas mantas grises, que parecían picar, encima de ella. Claramente no había lujo ni comodidad. Pero la cama se veía muy pequeña, dudé que siquiera fuera queen-size. —Rústico. —dijo Roger mirando alrededor de la cabaña, que tenía las mismas lonas blancas adentro, con unas vigas pintadas de verde atravesándola. Había una silla en la esquina, y un vestidor de madera junto a un espejo también de madera. Y nada más eso—. Pero no esperaba menos. —dijo bajando su bolsa se lona y su mochila, tomando de nuevo su teléfono. Miré hacía la cama, que parecía atraer mi atención—. Mira. —dije vacilante, no muy segura de a dónde iba con esto—. Sobre la situación de la cama…— no quería que él pensara que yo deseaba la cabaña con una sola cama—. Realmente siento eso. —¿Por qué? —preguntó Roger—. ¿Roncas? —sonrió cuando preguntó eso, pero me di cuenta que se sonrojó un poco—.Y sólo es por esta noche. —Cierto. —dije. Ya que no hemos dejado el estado de California, y no hemos avanzado, cuando se supone que deberíamos estar en Nuevo México. Sabía que

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON tendríamos que manejar mucho mañana. Pero, es de suponer, que donde sea que terminemos, habrá dos habitaciones de hotel separadas. —Lo único es que tengo que dormir del lado derecho. —dijo—. Mi novia… —él dejo de hablar y aclaró su garganta—. Bien, quiero decir, mi ex novia, siempre dormía del lado izquierdo. Así que creo que es algo arraigado. —Oh. —dije, volviendo a lo que acababa de decir. Que ahora estaba soltero. Pero había una chica en el cuadro, una que cambió su forma de dormir. Y la forma en que dijo —novia— sonaba muy parecido a la forma en la que yo digo “padres”. Incluso, aunque no me había dado cuenta que había formado una opinión, creo que solo asumí que Roger tenía novia. Parecía demasiado lindo y agradable como para no tener una. Y había algo sobre él, que lo hacía parecer como si ya estuviera tomado. El hecho de que no lo estaba me hizo sentir un poco nerviosa. —Bien, el izquierdo está bien para mí. —dije esperando que así fuera. Nunca había pasado la noche en el dormitorio de Michael, así que no había compartido la cama con nadie desde Julia, cuando estábamos en séptimo grado y dormíamos en casa de cada una, cada fin de semana. No tenía idea de cómo sería compartir la cama con un chico. Especialmente un chico lindo, mayor, y aparentemente soltero. —Genial. —dijo Roger, aún sonando distraído—. Así que, voy a hacer una llamada. —dijo saliendo por la puerta. —Puedes hacerla aquí. —dije, sacando de mi bolsillo mi celular, para checar las barras de señal y vi que tenía una llamada perdida de mi madre—. Si hay recepción. —No, está bien. —dijo hablando rápido—. Te voy a dar un tiempo para que te acomodes, y luego me reuniré contigo en la casa de campo ¿ok? —Oh. —dije dándome cuenta un poco tarde que quería privacidad para hacer la llamada—. Claro. Él estaba fuera de la cabaña un segundo después, levantando una mano hacía mí despidiéndose y dejando la puerta cerrarse tras él. Esperé un momento, entonces apagué las luces y salí de la cabaña, cerrándola una vez que estaba afuera. Luego me senté en el primer escalón y miré a mi alrededor, temblando ligeramente. Había olvidado que tan frío se podía poner, incluso en el verano. Estaba casi completamente oscuro afuera, pero las sombras de los árboles se reflejaban en el suelo debido a que la luna había aparecido —y estaba increíblemente iluminado y claro. Podía ver Half Dome, la montaña más famosa de Yosemite, a mi izquierda, y todo era dolorosamente familiar. Era solo yo —y con quien estaba— era completamente diferente. —Estoy de vuelta. —dije suavemente—. Tu gloriosa pila de rocas, ¿Me extrañaste?

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON —Hola, estas llamando a Pamela Curry. Por favor deja un mensaje con tu número y nombre, y devolveré la llamada tan pronto esté disponible. Gracias. Beep. —Hola mamá, es Amy. Creo que te extraño, maldición. Pero las cosas están bien, el viaje va bien. Y ahora estamos en nuestro hotel, ¡Así que todo va de acuerdo al plan!, trataré de hablarte mañana. Dile a la abuela hola por mí.

••• Me quedé en los escalones de la cabaña y traté de obligarme a entrar. Ya había pasado un rato. Sabía que cada minuto que pasara, Roger probablemente pensaría que tenía un problema intestinal. Desde que me fui a los baños a alistarme para ir a la cama hace unos veinte minutos. Pensé que todo estaba bien con eso de dormir en la misma cama cuando el momento llegara. Realmente pensé eso. Me encontré con Roger en la casa de campo, donde cenamos y platicamos con dos increíbles locuaces dentistas de Palm Desert. Después vimos el entretenimiento de la noche, un video de información sobre la Yosemite en It’s History, y volvimos a la cabaña 9 para ir a la cama. Incluso me sentía bien cuando Roger se había ido al baño para prepararse. Fue solo cuando regresó, usando una camiseta azul y gris de la universidad de Colorado y unos shorts delgados negros, que realmente me golpeó. No solo tendría que dormir junto a Roger, tendría que hacerlo con él, a mi lado, usando prácticamente su ropa interior. Jadeé por un momento, luego tomé mis cosas para dormir, recuperé mis artículos de tocador del casillero contra osos, y me dirigí a los baños para cambiarme. Los baños estaban localizados camino abajo de la cabaña. Y caminé hacía allá, estando atenta a cualquier sonido de algún oso y tratando de parecer lo menos apetitosa posible. Me puse la ropa de dormir —menos reveladora que tenía— unos pants y una camiseta de mangas largas— luego cepillé mis dientes y lavé mi cara, tomándome mi tiempo, esperando que, contra el tiempo, cuando volviera, la oficina de reservaciones hubiera encontrado otra cabaña disponible milagrosamente. Pero sabía que esa no era una posibilidad. Puse mis cosas en el casillero y ahora estaba frente a la puerta tratando de entrar. Simplemente no quería hacerlo. No quería dormir en la misma cama con alguien quien apenas conozco, Quería estar de vuelta en casa, en mi propia cama, con mis padres al final del pasillo y Charlie en la siguiente puerta.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON Yo siempre había asumido que esas constantes, tan básicas, nunca iban a cambiar. Ni siquiera me había dado cuenta que ellas eran algo especial en esos tiempos. Y ahora daría lo que fuera por volver de nuevo. ¡Amy! Probablemente tendría una hamburguesa en este momento con su novio jugador de foot-ball, y su mayor preocupación sería en su mejilla, que no se ve a la distancia ¡maldita sea! Escuché a Roger moviéndose por ahí dentro de la cabaña, y sabía que tenía que entrar, eventualmente. Tomé una respiración y abrí la puerta, sintiendo las palmas de mis manos comenzar a sudar. Vi que Roger había hecho la cama, la manta doblada hacía abajo. Él estaba sentado en la cama, en el lado derecho. Puse mi ropa en la parte superior de mi maleta y caminé hacía el lado izquierdo de la cama, sintiéndome muy consciente y preguntándome qué es lo que normalmente hacía con mis manos. A medida que iba a mi lado de la cama, vi que la camiseta de Roger se había levantado un poco, dejando a mi vista una parte de su espalda justo arriba de sus shorts. Desvié la mirada rápidamente, preguntándome que hacer. ¿Me siento en la cama también? ¿Jalo las mantas? ¿Esperar a que él se meta dentro de las cobijas primero? Roger se volteó a mirarme—. ¿Estás bien? —Preguntó—. Estaba empezando a preocuparme de que algún oso te hubiera tomado. —Oh, ah. — dije tratando de reír ligeramente, incluso cuando escuché que fallé miserablemente—. No, estoy bien. Solo estaba…umm. —no tenía idea de cómo terminar esa frase, así que ni siquiera lo intenté, y solo dejé el silencio colgar entre los dos—. Gracias por hacer la cama. —dije finalmente—. No tenías que hacerlo. —No es gran cosa. —dijo Roger con una sonrisa. Se quedó mirándome por un momento, checando mi vestuario—. Te ves caliente. —¿Qué? ¿Yo? —tartamudeé completamente desconcertada. —Sí. —dijo él sin dejar de mirarme. ¿Qué? ¿Esto era una especie de ven-aquí o algo así? ¿Justo cuando estábamos a punto de dormir en la misma cama? Como si esto no fuera suficientemente complicado ya—. Oh, um gracias, quiero decir no que tú no te veas así, pero no estoy segura de que tu deberías… quiero decir… —Oh, no. —dijo Roger rápidamente, y pude ver que estaba sonrojado de nuevo—. No. Quiero decir… quiero decir lo que estas usando. ¿Vas a estar demasiado caliente no? Oh. Momentáneamente me pregunté si podía ser posible tener a uno de los osos que andan afuera para que venga y me mate—. Oh, cierto. —dije, obligando a mi voz a permanecer alta—. Um, creo que estaré bien. Siempre se pone realmente frio aquí en la noche—. Roger asintió y se estiró, revelando una parte de su estomago desnudo esta vez, y nuevamente desvié la mirada, deseando que él

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON hubiera usado una camiseta más larga—. ¿Tu vas a estar bien? —pregunté—. ¿Suficientemente caliente, quiero decir? —Oh, claro. —él dijo, jalando las cobijas de su lado. Aliviada de tener una dirección que seguir, jalé las de mi lado también—. Siempre me pongo caliente en la noche. Hadley solía llamarme calentador. Caminé hacía la puerta, checando que estuviera bien cerrada, y apagué las luces. Pero, debido a las paredes blancas, y la luz de la luna filtrándose, había suficiente luz para volver a mi lado de la cama. Roger se metió en ella. Y yo me subí también, quedándome lo más lejos de él, en mi lado, al menos mientras estemos en la cama. Dejé mis brazos presionados contra mis costados y mirando hacía el techo consciente de nuestra cercanía. Podía alcanzarlo y tocarlo sin siquiera extender mi brazo. Podía sentir el ritmo de su respiración. —¿Hadley? —pregunté después de un momento, dándome cuenta que ella era su ex-novia. La chica cuyo lado de la cama estaba ocupando yo en este momento. —Sí. —dijo Roger, y podía escuchar el esfuerzo en su voz—. Mi novia. Mi ex novia. —corrigió inmediatamente, sonando molesto consigo mismo—. Ella…ella era… Esperé volviendo ligeramente la cabeza para mirarlo, pero aparentemente lo que Hadley era no iba a ser articulado. Roger suspiró profundamente, luego puso sus brazos atrás de su cabeza. Mirando hacía el techo. —¿Qué hay de ti? — él preguntó, volviendo su cabeza hacía mi—. ¿Hay alguien a la vista? Inmediatamente pensé en Michael, pero no estaba segura cómo el cabía dentro de las palabras a la vista y quería decirle a Roger sobre eso—. Um, no realmente. —dije. Luego pensando que soné patética, agregué—. Quiero decir, había un chico, pero era solo…quiero decir era casi como…quiero decir, realmente no era… —Dejé de hablar, preguntándome a dónde fueron mis adjetivos, nombres, y verbos. El Sr. Collins no lo hubiera aprobado—. No lo sé. —finalmente concluí brillantemente—. Realmente no lo sé. Miré y vi que Roger estaba de su lado, frente a mí, se acurrucó un poco. Usualmente dormía —o trataba de dormir— en mi lado también. Miré hacía el techo, preparándome mentalmente para otra larga noche. Comencé a tener insomnio por primera vez en mi vida, como por el mes pasado. Me acostaba despierta por horas finalmente rindiéndome, mirando el canal del clima. Por alguna razón, me pareció calmante la precisión del tiempo, la manera esencial de predecir el futuro. Me gustaba que la mayoría de los meteorólogos pudieran decirle a la gente por todo el país que traerán los días y las semanas. Ellos preparaban a las personas, dejándoles saber que tal vez una tormenta caerá sobre ellos. Y de esa manera, no eras tomado con la guarda baja y no preparado cuando finalmente te pegué. Después de mirar el radar de Doppler por un rato, podía dormitar una o dos horas. Pero aquí, sin el canal siete —días de previsión, con osos potencialmente andando por los

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON alrededores, y compartiendo la cama con Roger, sabía que no conseguiría ni un momento de sueño. —Bueno, buenas noches, Amy. —dijo Roger. —Buenas noches. Duerme bien, no dejes que los osos te muerdan. —añadí automáticamente. Era como mi padre, Charlie y yo siempre decíamos buenas noches cuando estábamos aquí. No había pensado en eso en años, y aun estaba ahí, solo esperando por el momento adecuado para salir. Roger se rió, una pequeña versión de la risa que había escuchado más temprano—. Cierto. —dijo—. Tú también. —Vi sus ojos cerrarse y probablemente se quedó dormido de inmediato. Sentí una envidia irracional de él —alguien que podía simplemente dormirse y ya, alguien que sus pensamientos no lo mantenían despierto. Alguien que una vez fui. La respiración de Roger se volvió cada vez más lenta, y podía sentir cómo me iba relajando un poco en mi lado de la cama. Hubo un pequeño estiramiento en el colchón y Roger ya no parecía estar tan alejado. Moviéndome tan lentamente como podía, me volteé para acostarme de un lado, frente a Roger, acurrucándome. Y aunque sabía que conciliar el sueño sería imposible, cerré mis ojos también.

••• Lo próximo que supe, es que estaba despierta de nuevo. Miré mi reloj, y estaba impresionada de que fueran las tres de la mañana. Me quedé dormida —incluso sin el beneficio del canal del tiempo. Me levanté y miré a mi alrededor, la cabaña estaba más oscura de lo que estaba antes —tal vez la luna se había escondido tras las nubes— y estaba sola en la cama. Inmediatamente me sentí en pánico, lo cual era irónico, considerando lo poco que quería compartir la cama desde el primer momento. Pero ahora la sentía muy grande. Estaba comenzando a correr una lista en mi mente de los lugares donde Roger pudiera haber ido —el baño, una observación de las estrellas tarde por la noche— cuando escuché su voz afuera. Me fijé por la puerta entreabierta y lo escuché hablar. —Hey, Hadley. —Lo escuché decir—. Soy yo otra vez. —Miré alrededor y me pregunté qué podía hacer. ¿Encender mi iPod? Sabía que no debía estar escuchando eso, pero al mismo tiempo, realmente, realmente quería hacerlo. Antes de que pudiera tomar una decisión, Roger continuó. Sonaba nervioso—. Así que creo que no estás ahí. O tal vez estés dormida. Creo que es bastante tarde. O temprano. Así que si esto te despierta lo siento… —se detuvo—. Estoy en las

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON montañas de California, y las estrellas son tan hermosas aquí, desearía que pudieras verlas, yo… —su voz falló—. No entiendo que pasó, o por qué no has estado en contacto, no es algo que tu harías… Así que…no sé. Como sea, llámame si escuchas esto ¿ok? Esperé escucharlo decir adiós, pero nada siguió a eso. Pensando que el volvería pronto, me acosté y cerré los ojos pretendiendo estar dormida, así él no sabría que lo escuché. Para la siguiente vez que abrí los ojos, estaba completamente iluminado, y podía escuchar los pájaros a mí alrededor. Miré mi reloj y eran las ocho en punto. Miré la cama hacía Roger, su cabeza solo a la distancia de una mano de la mía. Estaba dormido sólidamente, las cobijas cayendo de sus hombros se veía como alguien en paz. Miré hacia otro lado y salí de la cama y me estiré. Dormí más cómoda que en muchos meses.

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You’ll Be Missed, Miss California. —Jack’s Mannequin. Traducido por Andreani Corregido por Melii

Después de que Roger despertó, nos dirigimos al Lodge, un edificio que siempre amé. Era de piedra con una enorme chimenea donde la gente tendía a congregarse. Entre la decoración de madera y el fuego constantemente ardiente, era el tipo de lugar que te hacía desear acurrucarte con chocolate caliente, incluso en julio. Y decorándolo, estaban las fotos de mis antepasados de hace mucho tiempo, que habían descendido en Yosemite desde hace más de un siglo y establecieron un campamento con fines de lucro. Finalmente se hizo parte del parque. Parecía que la cosa principal de la que mis antepasados habían sido responsables era el "Firefall" en el que se vierten las llamas, todas las noches, por un tobogán tallado en una montaña. El Firefall fue detenido en los años sesenta, principalmente porque las personas se sorprendieron de que no hubiera muerto nadie aún. Después de haberle dado a Roger el breve tour de mi historia familiar, tomamos el desayuno. O, más exactamente, tomé el desayuno. Roger comió el tipo de comida que normalmente se reservan para cenas de vacaciones y las personas con tenias2. Por suerte, era un buffet y todo lo que puedas comer, una política que, tuve la sensación, podrían revisar después de nuestra visita. Cuanto Roger volvió con su tercer plato lleno —éste se centró en diversos grupos de carne— levantó sus cejas ante mi plato—. ¿Eso es todo lo que vas a comer? — preguntó. —Es todo. —dije, tomando un sorbo de jugo de naranja. Ya había comido harina de avena, dos bollos y un plátano, lo cual, parecía más que suficiente para mí—. Estoy muy llena. Roger sacudió su cabeza—. Debes consumir más carbohidratos. —dijo. Se asentó en su silla, tomo la Guía de Yosemite que habíamos tomado en nuestro camino y comenzó a leerla mientras comía un pedazo de salchicha—. Hay mucho sucediendo el día de hoy: excursiones, paseos, algo que se llama Badger Pass, y vas a necesitar de energía. Me entregó el documento, y yo pretendí leerlo mientras lo miraba a el por encima de este—. Entonces, ¿Como dormiste anoche? —Pregunté tan casualmente como pude. —Genial. —dijo Roger, pero me di cuenta de que se estaba concentrando muy duro en su tocino canadiense—. Apagado como una luz. ¿Tú qué tal?

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON —Oh, bien. —dije sutilmente. Miré a través de él y me di cuenta de que había mucho más sobre de Roger de lo que yo había asumido. Y de que yo no era la única mentirosa sentada en la mesa.

••• —Hola, este es el teléfono de Amy. Deja un mensaje y te responderé luego. ¡Gracias! Beep. —Hola Amy, es tu madre. Supongo que estamos jugando a los mensajes telefónicos. Estoy contenta de que llegaran a Nuevo México, y espero que a esta hora ustedes dos estén bien en su camino a Oklahoma. He llamado al Holiday Inn de Gallup para asegurarme de que se habían incorporado, pero no tenían ningún registro de ustedes. Pero no me dio la impresión de que la empleada del mostrador realmente supiera lo que estaba haciendo. Sólo llámame, para que yo pueda saber todo en el camino.

••• —Es hermoso. —dijo Roger, estirando sus piernas frente a él y mirando alrededor. Estábamos sentados en el patio exterior del Lodge de Curry, teniendo como escenario, los enormes pinos, las impresionantes montañas, la luz del sol que se filtra a través de los árboles. Habíamos extraído del casillero y puesto nuestras cosas en el coche, pero lo hicimos suficientemente cerca como para que ser capaces de ver si algunos osos de aspecto hambrientos estaba vagabundeando. Roger levantó su mano para bloquear el sol y se puso de pie—. Las gafas de sol son necesarias. — dijo, sacando las llaves del coche de su bolsillo. Bajó su mirada hacia a mí—. ¿Quieres conseguir las tuyas?

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON Hike-u Yosemite Dirigido por Carl Ranger ¡Bienvenido a este lugar de Serenidad y Belleza Natural! La tradición de la Hikeu ha existido desde hace siete años, y es una de nuestras piezas favoritas del programa de excursiones de Yosemite. A lo largo de la caminata, se designarán los tiempos de parada donde puede grabar sus sentimientos sobre el documento a continuación. Por favor, intenta mantener el patrón de 5/7/5. Mantener más piezas e ideas para el Paseo de Soneto, de la puesta de sol o el Couples’ Couplet Constitutional. ¡Disfrútenlo! Yosemite Hike-u Dirigido por Carl Ranger HOJA DE ANOTACIONES Esto es tan estúpido El Haiku es muy tonto. Además, me está saliendo una ampolla —Amelia E. Curry. Tú fuiste la que quería ir a la caminata, ¿Miembro de media cúpula? —Roger H. Sullivan. Eso fue antes de que leyera las letras pequeña, lo cual fue Muy, muy, muy, muy, muy espeluznante. —A.E.C. Amy, No creo que Los Haiku deban de rimar O de repetir las mismas palabras —R.H.S. Yosemite Hike-u Dirigido por Carl Ranger HOJA DE ANOTACIONES ¿Es el plural de Haiku realmente haiku, Rog? De alguna manera lo dudo. —A.E.C.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON Como ratones, como alces, como aviones, el plural es el mismo. ¿Y "Rog"? Estiramiento "Am." —R.H.S. Carl el guardabosques está loco se pone rojo cuando grita. —¡No se separen del grupo! — A.E.C. Carl el guardabosques debe permitirles a algunas personas lentas más tiempo para contar metros. —R.H.S. Yosemite Hike-u. Dirigido por Carl Ranger. HOJA DE ANOTACIONES. ¿Te refieres a mí? Lo tomare como una ofensa. Simplemente no me agrada Carl. —A.E.C. Pobre, pobre guardabosques Carl gritando, avergonzado, y sufriendo, y su bragueta está abierta. —R.H.S. Espera, ¿De verdad? No había notado eso. —Oh Dios mío. Hee hee. —A.E.C. —Está bien. —dije, pero sentí que esta declaración se vio desmentida por el hecho de que tuve que entrecerrar los ojos al voltear a verlo. —¿En serio? —Bueno. —dije, tratando de no entrecerrar los ojos, pero encontré esto físicamente imposible—. Ahora no tengo ningunas. —Tenían algunas en la tienda de regalos. —dijo Roger. Los había visto —Eran en su mayoría del tipo deportivo reflejantes, que las personas que, de hecho, van a escalar las montañas, compran. Pero no quería ningunas gafas de sol. —Estoy bien. —dije firmemente. Roger me miró durante otro momento, luego encogió los hombros, dirigiéndose al coche. Cerré mis ojos y volteé hacia arriba. Se sentía bien, como si hubiera pasado mucho tiempo desde la última vez que sentía el sol en mi cara. —¿Amy? Abrí mis ojos y vi a una mujer mayor de pie delante de mí, me miraba atentamente. Ella se encontraba justo en frente del sol, y apenas podía distinguirla.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON Me levanté para verla más claramente. Ella llevaba un traje de senderismo con una cazadora atada alrededor de su cintura, e incluso tenía rizado su cabello gris. Tomé todos estos detalles antes de que algo hiciera clic en alguna parte de mi memoria. Se trata de Cathy… algo. Por coincidencia, ella y su marido habían seguido la misma programación que nosotros durante años. Siempre nos íbamos con ellos cuando estábamos aquí, y generalmente todos terminábamos sentados juntos en el comedor. Creo que incluso nos habían enviado una tarjeta de Navidad una vez. Felices Fiestas de parte de Los Algo. —Hola. —dije, tratando de parecer como que yo no había estado tratando de recordar quién era—. Cathy. —dije, con la esperanza de que había recordado bien su nombre y subiendo mi voz un poco en la última sílaba, en caso de que no lo hubiera hecho. —Eres tú. —dijo, acercándose y abrazándome rápidamente antes de que me diera cuenta de lo que estaba sucediendo—. Te reconocería en cualquier lugar, aunque Dios Mío, ¡Has crecido! ¡Eres una hermosa jovencita! ¿Por qué las personas mayores siempre están diciendo cosas como esta? Incluso después de decirnos siempre que no debemos mentir. Sólo asentí, porque, ¿Que se suponía que debía decir? —¿Donde están el resto de ustedes? —preguntó Cathy, mirando alrededor—. ¿Tu hermano y tu padre? ¿Están dentro? Pude sentir mi corazón comenzar a palpitar fuertemente, y estaba empezando tener la sensación de pánico que siempre tengo al pensar que quizás deba decírselo a alguien. Sin embargo, no tuve que decir las palabras en voz alta aun, y sinceramente no creo que hubiera podido. Incluso el pensamiento de decirlas me hizo sentir pavor. —Oh. —dije, escuchando cómo mi voz ya estaba tensa, sintiendo como mi garganta se estaba cerrando alrededor de las palabras, aún cuando traté de obligarlas a salir y odiándome a mí misma y al hecho de que no podía incluso formar una simple oración—. No están aquí en este viaje. —Estaba parpadeando muy rápidamente, mirando hacia abajo a la cubierta de madera rayada, teniendo la esperanza de que Cathy Algo pudiera dejarlo así y desaparecer. En mi visión periférica vi a Roger, con gafas de sol puestas, dirigiéndose a hacia mí desde el coche, y, disminuyendo la velocidad ligeramente cuando vio que estaba hablando con alguien. —Oh, qué mal. —dijo—. ¡Siempre fue muy divertido tener a tu papá en la cena! ¿Qué le pasa? ¿Él está bien? —Um. —dije, sintiendo mi aliento poco profundo y parpadeando furiosamente para retener las lágrimas. No quería nada más que simplemente desaparecer, ir a casa a donde yo estaba sola y no había nadie que me hiciera sentir estas cosas. Pude sentir como estaba muy cerca de perderlo, huyendo del lugar, en frente de Cathy. Pero no era como si pudiera escapar —tenía que permanecer allí y dejarlo pasar. Y saber esto sólo lo empeoraba todo. Pude sentir el pulso latiendo en mi

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON garganta, y se fue haciendo más difícil respirar. El sentimiento subacuático se estaba filtrando—. Um. —Volví a repetir, mi voz se estaba quebrando. Cathy parecía darse cuenta de que algo estaba mal: Levantó sus cejas, y frunció el ceño ligeramente—. Él realmente está… está… —un sollozo estrangulado se escapó de mi garganta, y miré hacia otro lado, sabiendo que no iba a ser capaz de continuar. —Hola. —escuché a Roger decir, mientras se acercaba al otro lado de Cathy. Hizo que ella se diera la vuelta, desviando su atención de mí. Me di cuenta, a pesar de que mi visión era borrosa, que él me estaba mirando sobre su hombro—. Roger Sullivan. Soy un amigo de la familia. —Cathy Summers. —dijo Cathy, y registré el opaco apellido en mi cabeza, cruzando mis brazos y presionando mis labios juntos, tan duro como pude. A pesar de ello, todavía podía sentir que se sacudían, como mi barbilla que estaba temblando descontroladamente—. Sólo estaba preguntando por los otros Currys. — dijo Cathy, su voz se elevó sobre la última palabra, convirtiéndola en una pregunta. Roger me miró, y yo miré hacia el frente, parpadeando rápidamente, tratando de forzar todo esto de vuelta hacia atrás, tratando de encontrar el borde del estar bien y sostenerme a él. Roger dio un paso más cerca a Cathy y bajó su voz un poco —. Es realmente… —él dijo, luego dio pausa y aclaró su garganta—. Por desgracia, el Sr. Curry falleció recientemente. Eso fue todo que pude escuchar. Caminé hacia el Lodge, manteniendo mi cabeza gacha y abrí la puerta, pero no sin antes de escuchar el conmocionado jadeo de Cathy y los sonidos compresivos que le siguieron. Caminé tan rápido como pude hacia el cuarto de baño, no necesitaba estar ahí para saber lo que seguiría. Que conmocionada estaba. Cómo es que era una tragedia. Y luego, por supuesto, la pregunta: ¿Cómo ocurrió? Roger, al menos, no sabía la respuesta a esto. Abrí la puerta del baño, que estaba vacío gracias a Dios, y me encerré en el cubículo más cercano. Luego me apoyé contra la puerta de metal, fría y dejé que el llanto se apoderara. Lloré en mis manos, grandes y horribles sollozos que parecían provenir de algún lugar profundo dentro de mí. Nunca había llorado así hasta que sucedió, y yo lo odié. Este llanto fue enorme e incontrolable, y también nunca me hizo sentir mejor. Sólo me recordó que no había llorado mucho todavía, y por supuesto cuando lo hice, fue desgarrador y violento. Los ataques de llanto sólo parecían señalar que, por mucho que quisiera pretender lo contrario, había un agujero grande, enorme en mi pecho, uno que había intentado cubrir con unas pocas hojas y ramas. El camuflaje patético que ni siquiera estaba engañándome a mí misma. Cuando lo peor pareció haber terminado —Cuando mi aliento se estaba volviendo más regular, con sólo un hipo ocasional en el ritmo—Limpié mi cara con mis manos. Luego, abrí la puerta y caminé hacia fuera, haciendo una mueca de dolor cuando vi mi reflejo. Mis ojos estaban rojos e hinchados, la nariz enrojecida y mi piel con manchas. Puse mis manos bajo el agua, tan fría como podía ser y me lancé

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON un poco a la cara. Luego, dando, pequeñas palmadas, la sequé con las toallas de papel rayado café, lo que, en realidad, parecía estar empeorando las cosas. La puerta osciló hacia adentro, y entró una madre, guiando a su niña hacia el cubículo. Ella me miró fijamente y, después, miró a otro lado rápidamente, y sabía que ocultarme en el baño durante todo el día —Por más atractivo que esto sonaba— no era realmente una opción. Empujé la puerta para abrirla y casi tropecé con Roger, que estaba sentado en el piso, a la derecha de la misma. —Hola. —dijo, poniéndose de pie, y vi que tenía mi bolso con él—. Um, dejaste esto afuera. Yo asentí y lo tomé, mirando hacia abajo a la alfombra gris-marrón—. Gracias. —Le dije, escuchando que mi voz aun no sonaba clara. Pero, afortunadamente, ya no fuera de control. —¿Estás bien? —Pregunto. Dado que la respuesta era claramente no, no parecía haber ningún punto en decirle que estaba bien. No pensé que fuera tan buena actriz. Solo encogí los hombros. —Bueno. —dijo, luego dio una pausa un momento antes de seguir. Cuando lo hizo, fue tímidamente, era como si estuviera buscando cada palabra antes de decirla—. Si alguna vez quieres hablar —o simplemente quieres escuchar— es decir, eh, puedo… —¿Quién te dijo? —Pregunté, diciendo las palabras muy rápidamente, como si de esta manera fuera más fácil sacarlas—. ¿Fue tu mamá? ¿O el programa en la nevera? —No confiaba en mi misma para levantar la mirada todavía, por lo que le hice estas preguntas a la alfombra. —Mi mamá. —Roger dijo después de un momento—. Creo que ella fue a… al funeral. —Ella podría haberlo hecho. Ella podría haber llegado montada con San Andrés en un elefante y yo no habría tenido ningún recuerdo de eso. Asentí—. ¿Sabes…? —tomé un respiro y me obligué a decirlo. No pensé que supieras. Pero es que necesitaba estar segura—. ¿Sabes cómo sucedió? —No. —dijo—. ¿Quieres decirme? —Sacudí mi cabeza, una sola vez a ambos lados. Pude sentir como mi labio comenzaba a temblar de nuevo, y lo mordí, tan fuerte como pude. —Bien. —dijo, después de un momento—. Probablemente deberíamos continuar el camino, ¿No crees? Asentí, y cuando levanté la mirada, vi que Roger me estaba tendiendo sus gafas de sol. Ni siquiera pensé en negarme, solo las tomé y me las puse. Eran demasiado grandes para mí, pesadas gafas cuadradas de sol de hombre, y se deslizaron hacia abajo de mi nariz. Pero, en ese momento, estaba agradecida de tener un poco de barrera entre mi cara y el mundo, aunque sólo sea por no asustar a los niños de Yosemite. Nos dirigimos hacia afuera del Lodge, y di una última mirada

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON antes de dar un paso fuera. Ya no parecía más el lugar acogedor que había sido esta mañana. Dejé que la puerta se golpeara detrás de mí y seguí a Roger hacia el coche.

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Parte II The Loneliest Road in America

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Long-distance information, give me Memphis, Tennessee. —Elvis Presley. Traducido por Mery Corregido por Melii

FEBRERO — CUATRO MESES ATRÁS. —¿Qué piensas tú? —preguntó mi padre, turnándose de mí a Charlie, mirándose increíblemente orgulloso de sí mismo. Miré a través de la mesa de cocina a Charlie, después hacia mi izquierda a mi padre, que sonreía ampliamente. Entonces miré el regalo desempaquetado: Guía de Memphis. Charlie parecía algo similar a desconcertado por su presente, un libro de la historia del blues. Mi madre regresó a la mesa con su taza de té, sonrió y negó con la cabeza—. Te dije que también para ellos sería demasiado abstruso, Ben. —dijo ella. No sabía que significaba eso pero, cosa inusual, Charlie parecía eso. —Son pistas. —dijo mi padre, no parecía consciente de todas nuestras reacciones—. De dónde nosotros iremos este verano. Levanté mi libro—. ¿Supongo que a Memphis? —Sí. —dijo mi padre con una exagerada paciencia—. Pero no a cualquier parte de Memphis… Charlie rodó los ojos y miró su libro—. ¿Graceland? —preguntó, y papá asintió. ¿En serio? La boca de él cayó casi hasta la mesa. Lo ignoré. —¡Sí! —dijo papá, tomando mi libro abierto y acercándolo a él—. Estaba pensando que cerca de Julio. Nuestros calendarios están limpios, los de ustedes dos, nosotros lo llamaremos el Rey… Charlie sacudió la cabeza y empujó su libro—. Sin ánimo de ofender papá, pero Graceland es para tipos nerds. —¿Nerd? —preguntó mi padre, indignado. Se volvió hacia mamá por apoyo, pero ella sólo sonrió y negó con la cabeza, miró los comentarios de libros del New York Review, manteniéndose al margen del conflicto, pero ella siempre lo hacía. —No es para nerds. —dije, tomando el presente de mi padre de regreso y hojeándolo. —¿Has estado tú allí? —me peguntó Charlie.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON —¿Has estado tú? —repliqué mirando a mi hermano. No sé porque Charlie siempre tenía que ser tan difícil, y por qué él no podía aceptar algo. No era como si Graceland fuera el primer lugar al que yo quisiera ir, pero está claro que es importante para papá. Lo cual, de costumbre, a Charlie no parece importarle. —Tú hermana tiene un punto excelente. —dijo mi padre, y escuché a Charle murmurar: —Por supuesto que ella tiene razón. —habló en voz baja. —Como soy el único en esta mesa que ha estado en Graceland, puedo dar fe a que no es para tontos. Es una institución americana. Iremos. Vamos a guardar todo en el auto… —Espera un segundo. —Charlie se enderezó—. ¿Vamos a conducir? ¿A Tennessee? —Vamos a discutir eso. —dijo mamá, levantando la vista del papel—. Es un largo camino, Ben. —No hay mejor manera de ver América. —dijo papá, recostándose en su silla—. Y cuando lleguemos a Memphis, nosotros veremos la calle Beale, y los patos en el Peabody, y comeremos barbacoa… —Él se volvió hacia a mí y sonrió—. ¿Estás lista para navegar, calabaza?

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She’s Gonna Make a Stop in Nevada. —Billy Joel. Traducido por Juliana Gómez Corregido por Melii

—¿Nos dirigimos hacia el camino correcto? —Roger preguntó, mirando en mi dirección. Se levantó las gafas de sol y giró el mapa. Tuve que dirigirnos por un camino diferente, ya que parecía más fácil salir por el otro lado de Yosemite, en lugar de volver por nuestro camino hacia la entrada del parque. —Yo creo que sí. —dije, buscando una señal de que ya estábamos cerca. Pero estaba totalmente cubierta por las ramas del árbol a su lado. Yo sólo podía ver una franja de color verde en la parte superior—. Oh, genial. —murmuré. —Estoy un poco perdido. —, dijo Roger, mirando delante de él. —Estamos bien. —dije, viendo aliviada una señal que no estaba cubierta de ramas y nos indicaba de qué manera llegar a la carretera—. Sólo toma la derecha por aquí. —Me alegro de que estés a cargo de esto. — dijo, haciendo lo correcto—. Yo no soy el mejor con las direcciones. Y no puedo saber cuándo estoy perdido tampoco. Es una mala combinación, porque siempre pienso que si me quedo en la calle el tiempo suficiente, todo funcionará. —Bueno, yo soy buena con los mapas. Así que voy a navegar. —dije, hablando alrededor de la bola que amenazaba con formarse en mi garganta. —Excelente. —dijo—. Tú serás mi Chekov. Miré por encima de él—. ¿Anton Chekhov6? —Le pregunté—. ¿El dramaturgo? —No, Chekov el navegante de la nave Enterprise. —dijo, mirándome a mi—. de Star Trek. —Nunca he visto Star Trek. —exhalando un pequeño suspiro de alivio. Quizás Roger no era tan cool como pareció a primera vista. —Ahora eso es una tragedia. —dijo—. Aunque debo admitir que nunca he leído a tú Chekhov. El camino, cuando nos fuimos de Yosemite, llegó a ser más sinuoso y más desierto. Era una carretera de sólo dos carriles y entre más curvas cerradas hacíamos fue más claro que estábamos en las montañas. Mientras miraba los pinos que nos 6Antón

Pávlovich Chéjov (29 de enero de 1860 Taganrog, Imperio ruso- 15 de julio de 1904 (44 años) Badenweiler, Imperio Alemán) fue un médico, escritor y dramaturgo ruso. Encuadrable en la corriente naturalista, fue maestro del relato corto, siendo considerado como uno de los más importantes escritores de cuentos de la historia de la literatura.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON rodeaban, parecía imposible que todavía estuviéramos en el mismo Estado en el que estuvimos ayer, con las autopistas y los árboles de palma. —¿Estás lista para poner algo de tú música? —Preguntó Roger, cuando su mezcla comenzó otra vez. —Así está bien. —dije. Mis sospechas de que a Roger no le gustaban los musicales se habían confirmado cuando había visto su lista de reproducción. Parecía gustarle el tipo de música que la gente en-la-onda, del instituto parecía estar hablando siempre, el tipo de bandas con nombres que ni siquiera suenan como nombres reales en lo absoluto. ¿Alguien aún te ama, Boris Yeltsin? ¿Esa era una banda? Una banda real, ¿con otros fans además de Roger? Así que tuve la sensación de que no iba a entrar en mi selección de Jason Robert Brown y Elvis. Y yo ya no estaba escuchando a Elvis, como sea… —¿En serio? —Dijo—. No quiero seguir acaparando el trabajo de DJ. —Está bien. Iinsistí. No quería tener que verlo fingir que disfrutaba de mi música, o que simplemente la toleraba, esperando hasta que pudiera volver a sus cosas. Era más fácil seguir escuchando la suya. Y me di cuenta de que, en realidad me gustaba mucha de ella. —¿Quieres por lo menos darme una pista de lo que te gusta? —Preguntó. Me encogí de hombros, deseando que dejara de interrogarme sobre esto de una vez—. Me gusta de todo. Roger sacudió la cabeza—. Qué embustera. —dijo—. Si te gusta todo, eso es básicamente decir que no te gusta nada. —Me gustan cosas. —le espeté, más cortante de lo que quería sonar—. Simplemente no me importa, ¿de acuerdo? —miré por la ventana, inmediatamente arrepintiéndome de mis palabras. Hacía mucho eso últimamente —de repente me enojaba sin razón— Por eso era más fácil simplemente no hablar con nadie. —Bueno, está bien. —dijo después de un momento—. Cuando lleguemos a la civilización, voy a hacer una mezcla. —Sólo nada de Elvis. —le dije, mirando por la ventana. —¿No eres fanática del Rey? —, me preguntó, y podía sentirlo mirándome. Me encogí de hombros y subí mis rodillas, envolviendo mis brazos alrededor de ellas y mirando el paisaje pasar—. Algo así. —le dije.

••• Dos horas más tarde y habíamos pasado por los pueblos que rodeaban el Lago Tahoe y se dirigían hacia la frontera con Nevada. Cuando se hizo evidente,

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON después de aproximadamente una hora más o menos, que la civilización no iba a aparecer a la vuelta de la esquina, nos detuvimos a un lado de la carretera y Roger compiló su nueva mezcla. Si bien yo sabía que California era grande, nunca me había dado cuenta de lo grande que es realidad, hasta ahora. Parecía imposible que todavía estuviéramos en el mismo estado. Habíamos tenido un paisaje mucho más de montaña por un tiempo, más rocas, árboles de pino y curvas cerradas. Pero las cosas habían empezado a estabilizarse un poco y la carretera 50, la tortuosa carretera de dos carriles en la que habíamos estado desde que dejamos Yosemite, había cambiado a 4 carriles, con dos yendo en cada sentido. Tan pronto como una nueva mezcla de Roger comenzó por segunda vez, frenó el auto y lo puso a un lado de la carretera. Lo miré a él, y asintió con la cabeza por delante del coche—. Pensé que teníamos que parar y marcar este momento. — dijo, señalando—. Mira eso. Miré, y allí estaba, una señal blanca, más bien pequeña, con letras azules que decía Bienvenidos a Nevada. Y luego, debajo de eso, el estado en plata—. Wau. — dije, mirándolo. —Dejando California. —dijo Roger—. ¿Cómo se siente? —Bien. — dije, sin siquiera detenerme a pensar en mi respuesta.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON Se sentía bien. Era lo que yo había estado pensando desde que había sentido el deseo de salir de Yosemite. Fue el impulso de pasar a una nueva página, para poner distancia entre California y yo y todo lo que había ocurrido allí. —Entonces. —dijo Roger, alcanzando el asiento de atrás y recogiendo el atlas—. ¿Sabemos a qué dirección vamos? —Sí. —dije, tomando el atlas de él y moviendo de un tirón a la página de Nevada, que de pronto parecía preocupantemente grande. Y lo estábamos cruzando en el punto más ancho, no la pequeña punta que manejas como si fueras al sur de la ruta—. Así que, aquí está la cosa. Sólo hay dos carreteras interestatales que van a través de Nevada. Ochenta arriba por Reno y 15 abajo por Las Vegas. —¿Las Vegas? —preguntó Roger, mirando el mapa. —De acuerdo. —dije—. Reno está más cerca de nosotros en este punto, pero aún fuera del camino. Y eso nos pone rumbo a Salt Lake City, que parece muy lejos del camino. —Entonces ¿cuál es el plan? —Preguntó. —Bueno. —dije, señalando con el dedo en donde estábamos—. En este momento, estamos en la autopista 50. Y parece que eso nos llevará todo el camino a través de Nevada y dentro de Utah. Y después unos pequeños caminos en Utah y podremos llegar a la interestatal 70. —¿Hay carreteras interestatales que atraviesan el centro de Nevada? — Preguntó Roger, mirando el mapa—. Huh. —Dijo, después de mirarlo fijamente por un momento—. Realmente no hay, ¿verdad? —Pero creo que esa es nuestra mejor apuesta. —le dije, estudiando el mapa. Cuando lo hice, me di cuenta de que, en términos de logística, Yosemite no había sido un lugar fabuloso. Habíamos tardado tanto en llegar, y tanto tiempo para salir, y ahora parecía que iba a ser un reto cruzar Nevada. Al parecer, no mucha gente escoge salir de California por el camino de un parque nacional— ¿Crees que todavía vamos a ir bien con la línea de tiempo? —Pregunté, muy consciente del hecho de que se suponía estábamos más cerca de Tulsa en ese momento, no sólo aventurándonos fuera de California. —Probablemente. —dijo Roger, todavía mirando el mapa—. Estoy seguro de que seremos capaces de recuperar el tiempo. Y creo que tu madre entenderá si llegamos un día más tarde. Yo no estaba tan segura de eso, pero asentí—. Entonces, ¿A dónde deberíamos seguir? —Le pregunté—. Yo había elegido Yosemite. ¿Dónde quieres ir? —Bueno. —dijo Roger, mirando hacia mí por un momento, luego de vuelta en el mapa y volteando a la página de Colorado—. Parece que vamos a ir por la interestatal en Utah y a seguir a través de Colorado, nos toparemos con los muelles de Colorado.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON —Bastante cerca. —Le dije. No era exactamente, pero estaba cerquita. Lo mire, sorprendida de que él quisiera ir a un lugar en el que ya había estado—. ¿Es ahí donde quieres ir? —Bueno, podría tener sentido. —dijo, sin mirarme, pero jugando con el volumen en el iPod—. Definitivamente vamos a tener un lugar donde dormir gratis. Y te puedo mostrar todo el campus, ver cuál de mis amigos esta cerca…. —dijo esta última parte muy rápidamente. —Claro. — Dije, dando vuelta las páginas de regreso a Nevada—. Eso está bien por mí. —Genial. —dijo, luciendo increíblemente aliviado—. Por lo tanto, ¿la autopista 50? —Preguntó—. ¿Vamos? —Vamos. —le dije, asintiendo con la cabeza y Roger señaló y nos puso de vuelta en el camino.

••• Después de dos horas, nos dimos cuenta de que algo andaba mal. La carretera había cambiado de una carretera de cuatro carriles a una carretera de dos carriles en algún momento, con un carril yendo a cada dirección. Pero eso en sí mismo no era preocupante, ya que habíamos encontrado varios tramos de esos cerca de Yosemite. Lo que era diferente era que de repente allí no había… nada. La carretera se extendía por delante de nosotros, en una línea recta hasta donde yo podía ver. Había montañas en la distancia frente a nosotros y detrás de nosotros, pero sobretodo había un grande y abierto paisaje desierto, cortando por el centro la carretera de dos carriles. Y nada más. La llanura era un gran cambio a las sinuosas carreteras de montaña cerca de Yosemite. Había lo que parecían cepillos de matorrales al lado de la carretera. Me resultaba difícil creer que hace tan sólo unas horas, habíamos estado rodeados de pinos. Seguíamos conduciendo y me di cuenta de que Roger estaba sentado un poco más recto, mirando también a su alrededor. No había nada. No había estaciones de servicio, mini-mercados, ni restaurantes de comida rápida. Y casi no había otros coches. De vez en cuando había uno detrás de nosotros, pero inevitablemente nos pasaban. No era como si tuviera que haber una fila para ser pasado — podías ver delante de ti por lo que parecían ser millas. Muy de vez en cuando un auto o semi-auto llegaba rugiendo al carril del lado contrario. Pero en dos horas sólo vimos alrededor de otros tres vehículos. —Um. —Le dije cuando no pude soportarlo más—. ¿Soy yo o esto es un poco extraño? —Mucho. —dijo Roger. Su expresión se turbó, y me hizo darme cuenta por primera vez de cuán alegre parecía estar siempre.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON —Deberíamos… —comencé. Miré por la carretera, que parecía seguir, más de lo mismo por millas—. ¿Deberíamos dar vuelta? —Mi corazón se hundió un poco ante la idea de tener que volver, perdiendo esas dos horas, y todavía no estar en donde queríamos estar. —No sé. —dijo Roger. Estaba sentado muy erguido ahora, las dos manos en el volante, y su ceño estaba fruncido. Manejamos sin hablar durante un tiempo, sólo escuchando los sonidos de la mezcla de Roger. Finalmente dijo—: Mira, vamos a tener que toparnos con una ciudad muy pronto, ¿verdad? Y una vez que lo hagamos, podemos partir de ahí. —De acuerdo. —dije, pensando que tenía que estar en lo cierto. La civilización no había desaparecido totalmente. En algún momento nos encontraríamos con una ciudad de la autopista. Teníamos que hacerlo. Una hora más tarde llegamos a un pueblo. Yo nunca en mi vida había estado tan emocionada de ver una gasolinera. Era un lugar pequeñito, dos bombas y una mini-tienda. Nos detuvimos y yo usé la tarjeta de mi madre para pagar por la gasolina. Cuando Roger lleno el tanque me dijo lo que él no había querido decirme antes; que de hecho estábamos yendo muy abajo, y si no hubiéramos llegado a esta ciudad de Fallon, Nevada, cuando lo hicimos, podríamos haber estado en serios problemas. Cuando el tanque estuvo lleno y habíamos utilizado nuestros respectivos cuartos de baño, nos encontramos en el interior de la pequeña mini-tienda, que en realidad se parecía más a una casa. Pero no me importó. Me imaginé que nos habíamos encontrado con sólo un tramo extraño, desierto de Nevada, pero pronto estaríamos de vuelta en el mundo feliz de servicios a un lado de la carretera, arcos de Oro y otros autos en el camino. Agarré un refresco de crema7 de la nevera que estaba contra la pared del fondo, a continuación, después de dudar un momento, agarré también una cerveza. Roger estaba estudiando la sección barata, pero llamé su atención y alcé su refresco levantando mis cejas. Él asintió con la cabeza y me dio una pequeña sonrisa. Pasé el pasillo de los dulces, agarrando unos Skittles8 y cogiendo una bolsa de Reese’s Pieces9 un poco a regañadientes porque yo había odiado siempre cualquier tipo de dulce de mantequilla de maní. La mantequilla de maní, en mi opinión, pertenecía a los sándwiches y a ninguna otra parte. Vi algo que nunca había visto antes, una barra de chocolate en un empaque rojo llamado ¡LOOK!10 Funcionó, porque lo hice, y decidí intentarlo. Encontré a Roger en el mostrador, donde estaba bajando una bolsa de papas fritas BBQ. Añadí un

Bebida carbonatada dulce con sabor a vainilla. Marca de caramelos masticables de fruta producida y comercializada por Mars, Incorporated. 9 Dulce de mantequilla de maní y caramelo con sabor a chocolate fabricados por The Hershey Company para el mercado de América del Norte. 10 En ingles original, mira u observa en español. 7 8

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON armamento de bocadillos y la mujer detrás del mostrador, que era pequeña y de pelo blanco con la piel expuesta al aire, nos hizo pasar. —Así que sólo manejamos aquí. —dijo Roger, mientras la cajera presionaba los números en la caja registradora usando el final de un borrador de lápiz—. Es una especie de desierto…. —Claro que lo es. —dijo, sin levantar la vista de la registradora y siguiendo presionando en ella los números—. ¿Qué esperabas? —Bueno. —dijo Roger. Él me miró. Yo no sabía cómo responder a esto tampoco, pero me arriesgué de todos modos. —Creo que sólo estábamos sorprendidos de que no hubiera más cosas. —le dije—. Pero eso se detiene ahora, ¿verdad? Miró a Roger, luego a mí, a continuación afuera al auto—. ¿California? — Preguntó un poco despectiva, leyendo las placas blancas—. Figuras11. —dijo—. Ustedes chicos ¿saben siquiera dónde están? —¿En Fallon? — Le pregunté tímidamente, esperando que eso no hubiera querido decir el nombre de su estación de servicio, como yo ya había olvidado. Ella negó con la cabeza—. Durante cerca de un minuto más estarán en Fallon. —Ella nos dio nuestra cuenta total $ 13.11. Busqué en mi bolsillo por el dinero de mi madre y le entregué un billete de veinte dólares. Me devolvió el cambio y empacó nuestros bocadillos en una bolsa de plástico—. Pero tienen kilómetros y kilómetros de carretera por delante y no llevan mucho allí. —Me entregó la bolsa a través del mostrador—. Bienvenidos a la carretera más sola en Estados Unidos.

••• Roger y yo cerramos las puertas y nos miramos entre sí—. Bueno. —dijo. —Sí. —asentí. Pude oír que sonaba tan shockeada como él. Tal vez había sido mi expresión horrorizada, pero la mujer detrás del mostrador se había suavizado un poco después de que nos dijo exactamente en qué camino habíamos terminado. Nos explicó que la autopista 50 era famosamente desierta y que no podía creer como nos la habíamos arreglado para llegar a ella por accidente. Nos dijo que nos aseguráramos siempre de tener suficiente gasolina, ya que sólo había unas pocas ciudades, pero todas estaban a más de 100 km de distancia entre sí. Luego anotó su número de teléfono y nos dijo que su nombre era Barbará y que su cuñado era un policía estatal y que si había problemas con el auto, le diéramos una llamada y ella le haría saber a su cuñado. En ingles original Figures, el modo de expresar las ideas abstractas o inmateriales por las palabras que sugieren imágenes o imágenes del mundo físico; lenguaje pictórico. 11

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON Después nos envió a nuestro camino. Roger puso las llaves en el encendido pero no arranco el auto—. No sé qué hacer. —dijo, frotándose las manos por la cara. La expresión de preocupación estaba de vuelta—. Quiero decir… —Él me miró. Desde hacía mucho tiempo quería sacarle los lentes de sol de encima, pero había estado jugando con ellos en el portavasos, cuando su mirada directa comenzó a hacerme sentir incómoda. Dejó escapar un suspiro—. Tu madre confía en mí. Mi madre confía en mí. Y ambas esperan que te lleve a través del país rápido y a salvo. Y ahora hemos ido muy lejos por supuesto y estamos en la más triste carretera en el país. —Desolada. —le corregí, pero Roger siguió hablando. —Y ahora no sé qué es lo mejor que debemos hacer. ¿Hay que dar la vuelta, encontrar un estado y llamar a tu madre para decirle exactamente en dónde estamos? Porque ya no me estoy sintiendo tan bien acerca de esto. Creo que podríamos haber encontrado la Carretera al Infierno. Realmente podríamos estar en una canción de AC/DC12 en este momento. —Alcé la vista y me encontré con sus ojos y luego miré hacia abajo nuevamente—. ¿Qué crees que debemos hacer? — Preguntó. —Creo que… —le dije. Mirando hacia abajo el número de teléfono de Barb y pensando en la carretera en la que nos habíamos acabado de conducir. Pensé en hacer frente a ello. Mucho más de ello, de acuerdo con Barb, necesitábamos al menos 8 horas más en la carretera 50 antes de que pudiéramos llegar a la interestatal en Utah. Pero para mí sorpresa eso no me molestaba. Ahora que sabía por qué no veíamos ningún auto o personas —que de hecho ya no hubiéramos entrado a la especie de purgatorio perdido— estaba mucho más de acuerdo con la idea de antes—. Creo que debemos seguir adelante. —le dije. Roger suspiró y se apretó al volante y luego lo dejo pasar—. Quiero decir, eso sería perder el tiempo, no tiene sentido volver. — continué. —¿Pero que si algo pasa? —Preguntó—. Quiero decir, normalmente me quedo en el camino y espero que todo mejore, pero no sé si puedo manejar ocho horas más de esto. ¿Sabes cómo cambiar una llanta? —Yo negué con la cabeza—. Yo tampoco. Y a pesar de lo que dice Barb, no quiero tener que depender de su cuñado en caso de que tengamos problemas con el auto en lo que literalmente parece ser el medio de la nada. —Pero tendríamos que regresar dos horas para llegar a la carretera interestatal de todos modos. —señalé—. Y hay otras personas que manejan por este camino. Es una carretera Americana. No es como si estuviéramos en el interior o algo así. —No. —dijo Roger, arrancando el auto—. Pero estamos en el camino más deprimente del país. AC/DC es una banda de hard rock formada en Sídney (Australia) en 1973 por los hermanos escoceses Malcolm y Angus Young. 12

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON —Desolado. —le dije—. Hay una diferencia. Él me miró—. ¿Estamos haciendo esto? —Preguntó. Y por primera vez desde que comenzó el viaje, se sentía como si estuviéramos haciendo algo. Ambos, haciendo una elección, dando un salto, juntos. Asentí con la cabeza—. Estamos haciendo esto. Roger me dio una pequeña sonrisa—. Bueno, entonces. —dijo él, saliendo de la gasolinera—. Hagámoslo. Miré hacia atrás y vi a Barbará en la puerta, mirándonos. En un impulso, la saludé con la mano, y ella me devolvió el saludo, y volví a mirar su pequeña figura, hasta que doblamos por una esquina y ella desapareció de la vista. Barb había dicho la verdad, Fallon terminó casi tan rápidamente como había comenzado. Al salir, había señales advirtiendo que no habría más estaciones —de gas o servicios— en cientos de kilómetros y se pedía que las personas estuvieran preparadas. Vi que Roger frunció el ceño al leer eso, pero siguió adelante y ya estábamos de regreso en la carretera 50. Manejamos. El tiempo parecía pasar un poco diferente cuando no había nada que marcara cuán lejos habíamos llegado o cuán lejos íbamos a ir. Yo miraba el reloj, pensando que había pasado una hora cuando había sido sólo cinco minutos. O agarraba el reloj del auto y me daba cuenta de que habían pasado cuarenta y cinco minutos en lo que yo hubiera jurado habían sido quince. Ahora que sabía qué esperar de esta carretera, no era tan estresante. Todavía había momentos en que la soledad absoluta de todo esto hacía que tuviera momentos de pánico pasajero. Tal vez era porque en realidad yo nunca había visto nada como esto antes. Pero a pesar de lo amedrentadora y desolada que era, el paisaje por la ventana era la cosa más hermosa que jamás había visto. Era simplemente impresionante. Pude ver mucho más del mundo de lo que estaba acostumbrada. Era como si alguien hubiera abierto las páginas de un libro pop-up, donde el pop-up13 era nuestro auto y todo lo demás a nuestro alrededor era totalmente plano. Había sol, pero no como para entrecerrar los ojos y Roger había recuperado sus lentes de sol. El cielo era de un azul brillante y claro, y había unas pocas nubes que llenaban el paisaje, parecía demasiado pintoresco para ser real. Había montañas frente a nosotros, muy lejos en el horizonte, y nunca parecíamos estar más cerca de ellas. Pero no me importó. Ellas se acaban de agregar a la imagen, era como me había imaginado que el desierto lucía, a pesar de que probablemente no habría sido capaz de ponerlo en palabras hasta ahora. E incluso la desolación estaba empezando a parecer algo genial, la sombra de nuestro auto era la única cosa en el camino. Era como si ambos empezáramos a ver algo que nadie más podía, y algo que no muchas otras personas habían visto.

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Libros movibles o tridimensionales.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON Después de una hora, mi trasero empezó a doler de estar sentada en la misma posición, me quité los flip-flops14. Y puse un pie en el tablero de instrumentos, luego el otro, fijándome en Roger para ver si le molestaba. Pero no pareció hacerlo. Él sólo me miró y me dio una pequeña sonrisa antes de volver la vista a la carretera. Puso el piloto de velocidad constante y parecía un poco extraño ver sus dos piernas dobladas en el mismo ángulo, con los pies planos sobre la colchoneta del auto, como si el auto se estuviera conduciendo por si mismo hacia el horizonte. Me deslicé un poco más en el asiento y miré por la ventana. Manejamos. Había una mini-ciudad a las afueras llamada Middlegate, pasamos un álamo enorme que tenía cientos-o miles-de zapatos colgando de él, proyectando sombras en la carretera. Roger bajó la velocidad para verlo, lo cual era fácil de hacer, ya que no había coches detrás de nosotros—. ¿Sabes?, siempre he querido hacer eso. — dijo, mirando al árbol. —Adelante. —dije yo, mirando la singularidad absoluta del espectáculo, todas estas zapatillas y zapatos y botas, junto con sus cordones y arrojadas sobre las ramas. El coche se desaceleró aún más y pensé que Roger iba a parar y hacerlo. Pero luego negó con la cabeza—. Es probablemente una pérdida de tiempo. —dijo. Pero me di cuenta de que miró hacia atrás al árbol a través del espejo retrovisor cuando volvió a acelerar. Una media hora después de los zapatos en el árbol, hice a Roger detenerse para que yo pudiera tomar una foto y me di cuenta que no había manera de captar el paisaje entero. Así que me volví en un círculo y tomé fotos en todas las direcciones, sabiendo que era la única manera de acercarme a capturar cómo se veía en realidad el paisaje. Bajé la cámara y me quedé quieta por un momento, sólo tomando fotos en el silencio. A pesar de que probablemente debería haber sido atemorizante estar de pie al lado de una carretera del desierto abandonada, no lo era. Se sentía extrañamente en paz. No hubo otros autos en la carretera. Sólo el sonido del viento y el del lento motor, a través de la ventana abierta, los débiles sonidos de los clics de Roger haciendo otra mezcla. Cerré los ojos y dejé que el viento azotara el pelo alrededor de mi cara, dejando escapar un suspiro que no sabía que había estado conteniendo.

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Tipo de calzado muy sencillo que contiene un separador entre el dedo gordo y los demás dedos.

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We’re On The Road to Nowhere. Come On Inside. —Talking Heads. Traducido por Juliana Gómez Corregido por Melii

Cuando llegamos a Eureka, una de las mini-ciudades, empezó a oscurecer. No habíamos parado para cenar, en parte debido a que no parecía haber ningún lugar donde pudiéramos detenernos y comer, pero sobre todo porque Roger parecía querer cruzar la carretera 50 lo antes posible. Nos equipamos con más bocadillos en otra estación de gas y mini mercado, y esta vez añadí algunas barras de granola y frutas secas, sintiendo como si debiéramos comer algo que estuviera más cerca de ser comida real que por ejemplo: fritos. Nos dirigimos de nuevo a la carretera, el atardecer comenzó con una línea de color rosa en el fondo del horizonte y después se extendió por todo el cielo. La sombra del auto se fue alargando muy por delante de nosotros y yo incliné la cabeza hacia atrás para observar la puesta de sol. —¿Amy? —preguntó Roger. Miré para ver que estaba jugando con los distintos botones y palancas alrededor el volante—. No sé lo que pasó, ayer en la noche se encendieron las luces de forma automática. Tal vez si las apago.... Él tenía razón; era lo suficientemente oscuro ahora para que las luces se encendieran—. Déjame ver. —le dije, volteando para ver, pero pronto me di cuenta de que no iba a ser capaz de acercarme lo suficiente con mi cinturón de seguridad puesto. Lo desabroché y me incliné hacia el lado de Roger, plenamente consciente de lo cerca que estábamos ahora—. Um. —le dije. Miré a los botones de mi lado del volante, pero no vi los controles de las luces por ningún lado—. Creo que podrían estar de tu lado. —le dije. —¿En serio? —Preguntó, mirando hacia abajo, haciendo que el vehículo se desviara un poco. —Sí. —dije. Tomé un respiro y me incliné hacia él, asegurándome de seguir mirando hacia adelante, muy consciente de que si volvía la cabeza, estaríamos lo suficientemente cerca como para besarnos. Vi el dial que controlaba las luces en el volante, lado de Roger—. Un momento. —dije. Me acerqué, teniendo cuidado de no tocarlo, y encendí el dial para ajustar el encendido automático de luces y vinieron a la vida de inmediato, dos puntos de luz en el oscuro camino. Volví a mi lado del auto y me abroché el cinturón de seguridad, sintiendo mi corazón latir un poco más rápido de lo habitual. —Gracias. —dijo Roger, encendiendo sus luces. Los faros eran absolutamente la única luz en el camino, pero no estaba tan oscuro, porque la luna estaba enorme

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON y brillante por encima de nosotros en la clara inmensidad del enorme cielo. Y las estrellas eran incluso mejores que en Yosemite, porque parecía haber más de ellas y el cielo se veía mucho más grande de lo normal. Roger fue por detrás de su asiento y viendo lo que estaba buscando, me volteé y agarré su mochila. —¿Esto? —Le pregunté. —Gracias. —dijo—. ¿Te importaría agarrar mis gafas? Están en un estuche marrón. Abrí la mochila y metí las manos en ella, deseando que la luz fuera suficiente para ver lo que había dentro. Pero encontré el estuche de los lentes, lo abrí y le entregué los lentes. Se los puso y los ajustó, un poco meticuloso—. Ya lo sé. —dijo—. Sólo los uso para conducir de noche. Bueno, y para ver películas. Sólo para cosas en la oscuridad que están lejos, supongo. —Son lindos. —dije, aprovechando esta nueva versión de él. Y lo eran. Él ahora parecía un poco más accesible, un poco torpe y mucho menos perfecto. —Me hacen ver como un profesor sustituto de matemáticas. —dijo con tristeza—. De acuerdo con algunas personas, es así. —añadió después de un momento. —Pero como un profesor sustituto de matemáticas muy cool. —le dije, y el comentario fue recompensado con otra de sus estruendosas risas. —Gracias. —dijo—. Agradezco el apoyo. Puse el estuche vacío de nuevo en su bolsa e iba a cerrarla cuando un cuaderno de dibujo pequeño en el fondo me llamó la atención—. ¿Tú dibujas? —Le pregunté, entonces me di cuenta de que, probablemente, pensó que yo estaba husmeando. Lo cual era un poco cierto, pero no lo hice a propósito—. Lo siento. Yo sólo lo vi allí.

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—Está bien. Dibujo. —Dijo, asintiendo con la cabeza—. No muy bien, creo. Es sólo algo que hago por diversión. —¿Te importa? —Le pregunté, levantando el bloc de dibujo. Roger se echó a reír—. Claro. —dijo—. Pero no te burles de mí. Sostuve el cuaderno de dibujo sobre el tablero de instrumentos, hojeando las páginas a la luz de la luna. Casi cada página estaba llena de pequeños bocetos. Roger tenía un poco del estilo de dibujos animados, a menos de que estuviera haciendo mini retratos, poco a poco los dibujos se convirtieron más realistas. La mayoría de los retratos parecían ser de una chica increíblemente hermosa con un largo y luminoso pelo. Me imaginé que se trataba de Hadley, pero no quería

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON preguntar sobre eso, sentía que había fisgoneado suficiente para una noche. Cerré el libro y lo metí de nuevo dentro de su bolsa. —Son buenos. —dije, pero Roger sólo sonrió y sacudió la cabeza—. ¿Eres un artista profesional? —Definitivamente no. —dijo—. Me inclino más a profesional en historia, o por estudios de ciencia política. —Oh. —dije. Normalmente, esta habría sido la parte donde yo habría dicho que mi padre era un profesor de historia. Alejé el impulso. Ni siquiera era una opción, yo no hablaba de eso. Pero el hecho de que no pudiera ni siquiera manejar esta simple declaración provocó una oleada de tristeza que me golpeó. Me aparté de Roger y me acurruqué, dándole la cara a mi ventana. Miré hacia fuera, al infinito paisaje vacío y las millones de estrellas a su alrededor. Entonces apoyé mi cabeza contra el frío cristal de la ventana y cerré los ojos.

••• —Amy. Ey, Amy. Reaccione y me desperté bruscamente, había estado soñando. Era marzo y él clima era cálido, la hierba recién cortada se pegaba a mis pies descalzos. Parpadeé a Roger, conducía en la oscuridad, la carretera desierta se extendía indefinidamente delante de nosotros. Bien. Yo estaba en la carretera más solitaria en Estados Unidos. Por supuesto. Traté de girar la cabeza, inmediatamente sintiendo el tirón en el cuello—. Bah. —murmuré. Parecía que había logrado encontrar la posición para dormir lo más incómoda posible—. Ey. —murmuré, frotándome los ojos. Miré el reloj y vi que eran la dos a.m.—. Jesús. —dije sentándome derecha—. Roger, ¿no deberíamos detenernos para que puedas dormir un poco? —El camino frente a nosotros todavía estaba oscuro y seguía totalmente desierto, las estrellas brillaban tan intensamente como lo habían hecho hace unas horas. Se sentía un poco como si fuéramos las dos únicas personas en la tierra en ese momento, como si fuéramos sólo nosotros y nuestro auto debajo de todo ese cielo, las estrellas brillaban solo para nosotros. —Por eso quería que te despertaras. —dijo. Incluso por la luz del tablero de instrumentos, pude ver que parecía agotado. Sus ojos parecían turbios detrás de sus lentes—. Quiero llegar a Utah esta noche. Estoy listo para salir de este camino, y si podemos llegar a Delta, deberíamos estar casi en la interestatal y luego definitivamente podremos llegar a Colorado Springs mañana—. A pesar de que apreciaba su urgencia, era sorprendente, ya que él había sido el que dijo que teníamos un montón de tiempo. Me preguntaba de dónde venía esta urgencia por

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON llegar a Colorado Springs—. Pero voy a necesitar que me mantengas despierto. — dijo. —Oh. —dije—. Claro que sí. —Lo miré, esperando más instrucciones—. ¿Cómo debería hacer eso? —Vi los faros de otro auto que venía hacia nosotros. Parecía a millas de distancia, pero como la única luz en el horizonte, era fácil de detectar. Roger bajó la intensidad de las luces, aunque el auto estaba probablemente a unos cinco minutos de llegar a nosotros. —Simplemente habla conmigo. —Dijo, frotándose la mano por la frente—. Asegúrate de que responda a tus preguntas. Y si pudieras poner algo de música nueva, sería genial. —De acuerdo. —dije, cogiendo su iPod—. Pero siempre podemos parar en Ely y dormir un poco—. En el mapa, aparecía que Ely era la última mini-ciudad en Nevada antes de llegar a Utah. Roger sacudió la cabeza—. Tenemos que llegar a Utah. —dijo. Desde que fue mi elección el desvío que nos había llevado fuera del tiempo, no iba a discutir con él—. Algo optimista. —Dijo, señalando al iPod—. No hice una nueva lista de reproducción personalizada, pero debo tener algunas viejas guardadas allí. Lo revisé y vi que la mayoría de las listas de reproducción tenían títulos muy genéricos “Mix # 1”, “Mix # 2”. Fui hasta la cima, pensando que sólo tendría que buscar en ellas y tratar de adivinar qué tipo de música iba con los extraños nombres de sus bandas, cuando vi una mezcla titulada “Tener que estar allí”... pensando que el rostro sonriente era una buena señal, la seleccioné y puse el iPod de nuevo en su sitio. La primera canción que comenzó a sonar era linda y un poco lenta, con letras sobre un muy enamorado Romeo. —¿Qué mezcla es esa? —Roger preguntó bruscamente, y me volví hacia él, sorprendida. —La carita sonriente. —le dije—. Creo. —Pon otra cosa. —dijo, con el filo todavía en su voz. Me di cuenta de que sus manos estaban apretando el volante, y ya no parecía cansado en absoluto. —Claro. —murmuré. Presioné pausa, y la canción dejó de sonar, dejando en silencio el auto. A medida que deslizaba los dedos a través de las otras mezclas, el ruido de la rueda de desplazamiento de repente parecía muy fuerte. Encontré uno llamado “Mix # 4”, esperando que fuera seguro, lo seleccioné. Algo muy prendido comenzó a sonar y las manos de Roger se aflojaron—. ¿Mejor? —Mucho. —dijo—. Lo siento. Debí haber eliminado esa. Imaginé que tenía algo que ver con Hadley, que ahora que me doy cuenta tenía probablemente que ver con el título, pero no iba a preguntar. Así que me limite a asentir. —Fue una mezcla que ella me hizo. —dijo después de un momento—. Hadley. —Su nombre flotó entre nosotros, dentro el auto, por un momento y no pude dejar

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON de notar que había pronunciado su nombre diferente, como si su nombre y sólo su nombre, contuviera todas las buenas cartas—. Mi ex. —agregó innecesariamente. Pero tal vez era para su propio beneficio, ya que parecía tener problemas para recordar esa parte. —Ah. —murmuré, sin saber qué más decir. Amy! probablemente habría sabido exactamente qué preguntas hacer. Ella habría sido simpática y amable, invitando a Roger a hablar de sus sentimientos sin reservas. Ella probablemente no se habría sentado en silencio junto a él, mirando por la ventana, con miedo de preguntarle cualquier cosa en caso de que él le devolviera el favor. —Utah. —dijo Roger, apuntando afuera de la ventana el cartel. Disminuimos la velocidad y me incliné para mirarlo. ¡BIENVENIDO A UTAH! se leía. Y luego, en letras más pequeñas debajo de eso, zona de horario de verano15. A medida que pasábamos por allí, pensé en la línea imaginaria que acabábamos de cruzar y cómo, a pesar de que estaba a dos estados de California, nada se sentía diferente. No es que yo hubiera esperado que lo fuera. —Entonces. —dijo Roger, volviéndose a mirarme—. Estás fallando en tu trabajo aquí. Tengo que mantenerme despierto. Hazme preguntas. Recita poesía. Cualquier cosa que tengas.

••• —¿Es una persona? —Pregunté, bostezando, seis rondas de veinte preguntas después. —Sí. —dijo Roger—. Diecinueve. Quédate conmigo. Sonreí ante eso y todo pasó de forma automática, me sorprendí lo suficiente para parar inmediatamente—. ¿Están vivos? —Le pregunté. —No. Dieciocho. —¿Son hombres? —Sí. Diecisiete. Miré a Roger, que ya no parecía en peligro de quedarse dormido al volante. Yo había aprendido del modo difícil que los profesionales en historia tenían una clara ventaja cuando juagaban juegos como el de las veinte preguntas. Pero estaba

MOUNTAIN DAYLIGHT en ingles original, es el tiempo usado en el verano en algunas partes de los EE.UU. y Canadá, cerca de las Montañas Rocosas que es de ocho horas antes de GMT, la abreviatura de —Tiempo Medio de Greenwich (el tiempo de Greenwich en Inglaterra en la línea 0 ° de longitud, que se utiliza para calcular el tiempo en todas partes del mundo, también llamado Tiempo Universal). 15

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON empezando a tener una idea del tipo de respuesta que elegía continuamente—. ¿Es un explorador? Roger me miró con una ceja levantada, pareciendo tal vez un poco impresionado—. Sí. Dieciséis. Él ya había elegido a Drake, Livingstone y Sir Edmund Hilary. Tenía una corazonada y confiaba en que tuviera razón, ya que no estaba segura de cuántos exploradores más conocía—. ¿Es Vasco da Gama? Él suspiró, pero parecía feliz—. Lo lograste en cinco. —dijo—. Bien hecho. Tu turno. —¿Qué pasa con los exploradores? — Le pregunté, pensando que cuatro seguidos tenía que ser algo sobre un tema, no sólo una estrategia para seguir dándome una paliza. Roger se encogió de hombros, un poco avergonzado. Se pasó la mano por el pelo y se pararon unos mechones pequeños por toda su cabeza. Tuve un impulso de pasar mi mano y alisar los mechones de su pelo. Pero fue un impulso que aplasté inmediatamente. —Siempre he estado interesado en ellos. Desde que era niño. Me encantaba la idea de que la gente pudiera descubrir cosas. Que pudieras ser la persona en ver algo primero. O ver algo que nadie había sido capaz de ver. —¿Es por eso que eres un historiador profesional? Él sonrió sin mirarme—. Probablemente. Empecé a leer la historia como un manual de instrucciones cuando era un niño, tratando de averiguar lo que todos estos exploradores hicieron para que yo pudiera hacerlo también. Solía estar convencido de que me iba a encontrar algo realmente importante. —Pero todo ha sido encontrado ya. —dije. Me volví hacia él un poco más, sacando mi cinturón de seguridad para darle un poco de holgura y recostándome contra mi ventana. —Bueno, técnicamente. —al parecer no le molestó el comentario—. Pero creo que hay muchas cosas aún por descubrir. Sólo tienes que prestar atención. Levanté una de mis rodillas y apoyé la barbilla en ella, pensando en esto—. Dios, he estado hablando mucho. —dijo con una risa—. Tu turno. Dime algo sobre ti. Eso es absolutamente la última cosa que quería hacer, ni ahora ni nunca—. Oh, no lo sé. —dije—. No he descubierto nada. —Todavía. —dijo Roger con énfasis, y me sentí a mí misma sonriendo de nuevo. Pero lo miré, con sus lentes de profesor sustituto de matemáticas y expresión de esperanza y mi sonrisa se desvaneció. Él aún no había aprendido que las cosas no funcionaban sólo porque quisieras que lo hicieran.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON —De acuerdo. —dije, llegando hasta el reproductor y encendiendo la música, una canción acerca de un imperio falso en la segunda lista. Me di cuenta de que realmente me gustaba. —Pero yo estoy hablando en serio. —dijo—. Dime algo sobre ti. ¿Cuál es tu... arrepentimiento más grande? Yo no esperaba esa pregunta, pero supe de inmediato cuál era la respuesta, y cerré los ojos ante el recuerdo. La mañana de marzo, cargando mis Flip-Flops, mis pies cubiertos por la hierba cortada. La única cosa en la que realmente no quería pensar. Abrí los ojos y lo miré—. No tengo idea.

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Yesterday, When You Were Young... —The Weepies. Traducido por Veritto Corregido por Melii

MARZO 8—TRES MESES ANTES. —Entonces ¿Qué pasó? —Preguntó Julia sin aliento. —Detente. —dije, riéndome en el teléfono. Estaba sentada en los escalones del frente de la casa, hablando con ella mientras mi papá cortaba el césped. Mi mamá y yo siempre estábamos molestándolo sobre el césped. Él tiende a ser un vago en todo, pero con el césped, era más que exigente. Nunca parecía necesitar ser cortado, más que nada, porque él se pasaba cada mañana del sábado haciendo solamente eso. —Hay un arte en hacerlo. — Él siempre insistía—. ¡Me gustaría verte intentarlo! Mientras miraba, giró la podadora en un ángulo agudo de 90º para llegar a la esquina del césped—. En realidad no hay nada que contar. —dije, volviendo mi atención de nuevo a Julia. —Sí, claro. —dijo ella, y pude oír que se estaba riendo también, lo que siempre me hizo feliz, ya que Julia usualmente era un poquito demasiado compuesta, siempre considerando sus palabras antes de decirlas—. Necesito detalles, Amy. Podía sentir mi sonrisa. Tuve una cita —y una bastante épica sesión de besos— con Michael la noche anterior. Y Julia era siempre la primera persona a la que le contaba estas cosas. De alguna manera, si no hablaba con ella acerca de eso, no parecía real—. Estuvo bueno. —dije, y pude oírla suspirar ruidosamente por el teléfono, todo el camino desde Florida. —¡Detalles! — dijo otra vez. —Mi papá está aquí. —dije en el teléfono, bajando el volumen—. No puedo hablar de esto ahora. —Dile a Julia que dije hola. —grito mi papá, mientras giraba la podadora otra vez. —¡Pon tu espalda en ello! —le grité, y él sonrió mientras se iba en la otra dirección, hacia una parte crecida, invisible para todos, menos para él. —Vamos. —dijo Julia—. Dame la primicia. ¿Las cosas están yendo bien contigo y el chico de la universidad?

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON Miré para ver si mi papá estaba fuera de alcance para oír—. Si. —dije, recostándome en el escalón, preparándome para una de nuestras conversaciones maratón. —Okay. Así que anoche te recogió a las ocho. ¿Y qué te pusiste? —Replicó. —Amy. —mi mamá dijo, en la puerta detrás de mí. Bajé el teléfono y la miré. Parecía estresada, y usualmente el sábado era el único día alejada de eso. —¿Si? —Le pregunté. —¿Has visto a tu hermano? Pude sentir mi pulso acelerarse un poco con eso, mientras trataba, en un instante, descifrar cuál sería la mejor respuesta. Charlie no me había mandado ningún mensaje coartada, así que no tenía idea de lo que él le había dicho a mamá y papá que estaba haciendo, y que es lo que en realidad terminó haciendo—. No. —dije, finalmente. —Él no está arriba. —dijo mi mamá. Ella frunció el ceño, mirando a la calle sin salida—. Iré a ver otra vez. — dijo, dirigiéndose de nuevo hacia adentro. —Lo siento. —Le dije a Julia—. Charlie drama. —¿Cómo está? — Julia preguntó. Julia había tenido un enorme enamoramiento de Charlie, antes en la primaria, pero se había desvanecido durante la secundaria, cuando él se dirigió hacia un camino muy diferente del nuestro. —Más o menos lo mismo. —dije. Esto fue decir, no muy bien. Sabía que Julia entendería lo que quería decir. Miré de nuevo hacia a la casa y me di cuenta que debería hacer algo de reconocimiento, para tratar de ponerme en frente de esto antes de que empeore—. Debería irme. —Está bien. —murmuró Julia—. ¿Pero me llamas después? ¿Lo prometes? —Por supuesto. —Corté con ella y abrí la puerta, tomándome solo un momento para mirar a mi papá, en su elemento, entreteniéndose detrás de la podadora, silbando para sí mismo.

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A Love-Struck Romeo Sings a Streetsuss Serenade. —Dire Straits. Traducido por Veritto Corregido por Melii

Me senté en el borde de la cama king-size, intentando no molestar a los pétalos de rosa esparcidos en ella, esperando a que Roger salga del baño y tratando de descifrar cómo, exactamente, esto estaba pasando. Otra vez. Tomó más de lo que habíamos esperado llegar a Delta, la primera ciudad en Utah en la autopista 50. Para este punto yo estaba realmente preocupada acerca de Roger, quien había estado manejando la mayor parte del día. La mayoría de los moteles que pasábamos tenían el cartel iluminado de SIN vacante, y estaba empezando a preocuparme de lo que podía pasar si no encontrábamos algún lugar para dormir en Delta. En el mapa, parecía que la próxima ciudad estaba probablemente a otra hora de distancia, y yo tenía la sensación de que Roger no iba a soportarlo. Finalmente nos detuvimos en el Beehive Inn para ver cuál era la situación. Aunque lucía un poco mejor que los moteles de carretera, no tenia carteles de vacante. Salimos del auto, y mientras caminábamos hacia la entrada, sentí la tensión en los músculos de mi pierna, y cuanto dolía mi trasero por estar sentada por tanto tiempo. Podía sentir como me ponía nerviosa mientras caminábamos por las puertas automáticas de cristal hacia el vestíbulo, que parecía discordantemente brillante después de una noche conduciendo. Nunca intenté registrarme a mí misma en un hotel antes. ¿Lo tenía incluso permitido? ¿No tienes que tener dieciocho? ¿Era por eso que mi mamá había hecho reservaciones para nosotros, porque yo no iba a poder hacerlo sola? Mi corazón latía con fuerza cuando llegamos a la recepción. El hotel en sí parecía agradable, un poco agresivamente hogareño, con edredones cubriendo cada superficie disponible. Sin embargo, antes de que haya podido ver mucho alrededor, fuimos saludados por un recepcionista de apariencia agotada. —¿Son ustedes los Udells? — preguntó, mirando de mí a Roger. —¿Qué? — pregunté, rápidamente, como esta era una pregunta a la que no estaba esperando. Y Roger, quién estaba literalmente balanceándose en sus pies en este momento, no parecía en estado mental para responder. —Estuve guardando nuestra última habitación para ustedes. —dijo, frunciéndome el ceño y escribiendo en su computadora—. Incluso cuando tenía ese mensaje de que había cancelando la reservación. La mantuve disponible, ya que reservaron con anticipación.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON —¿Y esa es la última habitación disponible esta noche? —le pregunté, mirando a Roger, cuyos ojos se cerraban lentamente, luego abriéndose otra vez. —Sí. —dijo el empleado un poco irritado. —Bien. —dije, pensando rápido. Si estos Udells cancelaron, lo más probable es que no vendrían. Y eran las tres treinta de la mañana, y Roger claramente necesitaba descansar lo antes posible—. Esos somos nosotros. —le dije sonriendo alegremente—. Los Udells. —Eso pareció despertar un poco a Roger, y parpadeó hacia mí, sorprendido. —Por fin. —Murmuró el recepcionista—. De acuerdo. ¿Nombres?. —Preguntó, sus dedos posicionados en el teclado. —Oh. —dije—. Bueno. Ese es… Edmund. Y yo soy Hillary. —Roger me miró, un poco más fijo, y yo intenté encogerme de hombros lo más sutil posible. Creo que el recepcionista empezó a dudar de nosotros cuando no fui capaz de decirle el código postal de SALT Lake City, y cuando Roger, quien se había unido a la conversación para este punto, explicó que no teníamos un número celular para darle, porque esas eran solo cosas de moda. Pero creo que en ese momento el empleado sólo quería que nos fuéramos. Pagué en efectivo del cajón de fondos de mi madre, para que no se lo cobren a los Udells, quien quiera que sean. Después nos entrego una llave —no una de esas tarjetas, sino una realmente antigua llave de plata, con un pequeño corazón encantador colgando de ella. —Disfruten su estadía. —dijo, con una extraña sonrisa y una ceja levantada. Le agradecí, y Roger y yo nos dirigimos a encontrar la habitación. Que resultó ser la Suite de Luna de Miel. Me quedé mirando la placa con su rizada escritura por un momento, esperando que fuera una broma. Pero no lo era —la llave entraba en la cerradura, y eso explicaba la mirada del recepcionista y el encantador corazón. Abrí la puerta y caminé hacía adentro, y podía sentir como me sonrojaba cuando entraba al cuarto. El blanco edredón de la cama king-size estaba cubierto de pétalos de rosa, y al lado de la cama había una botella de champagne flotando en un cubo de agua. Esto parecía raro hasta que me di cuenta que probablemente tenia hielo unas horas antes. Roger cerró la puerta detrás de nosotros y miré hacia él, esperando que mi cara no sea del mismo color que mi pelo. —Entonces… —empecé, increíblemente avergonzada, y sin estar segura de lo que podría decir al respecto—. Um… —Buena elección de habitaciones, Hillary. —dijo con una leve sonrisa. Tal vez él estaba tan cansado como para avergonzarse, pero no estaba siquiera sonrojado. —Lo siento mucho. —expliqué—. Pero solamente tenían ésta disponible. —Está bien. —murmuró—. Me iré a cambiar primero, si está bien. —Él se dirigió el cuarto baño, llevando su bolso.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON —Seguro. —le dije, todavía mirando la cama. Cuando Roger cerró la puerta del baño, me miré en el espejo y vi que mi rubor había más o menos desaparecido. Después revisé la habitación. Hacía tiempo desde que había estado en un verdadero hotel, la cabina del Yosemite no contaba. Era agradable, también, había un bloc de notas en el escritorio en una esquina del cuarto, con un lápiz amarillo y negro, con BEEHIVE MOTEL impreso en él, y tomé los dos, escondiéndolos en mi bolso. Mientras lo hacía, me di cuenta de que esta era la primera vez que me quedaba en un hotel sin mi familia. Y estaba en la suite de luna de miel. Con un chico universitario. Justo cuando tuve ese pensamiento, Roger salió del baño, bostezando, vistiendo el mismo combo de short-y-remera que usó la noche anterior. No fue tan sorprendente, ahora que sabía que esperar. Roger miró a la cama también—. Parece una lástima arruinarlo. —y miré hacia abajo a los pétalos de rosa dándome cuenta que estaban ordenados en la forma de un corazón. Aparté la mirada, agarrando mi propia maleta, y yendo hacía el baño—. No creo que a los Udells les importe. —dije tan casual como pude. Cerré la puerta detrás de mí y me recosté en ella, dejando escapar un suspiro. Sabía que Roger estaba cansado, pero claramente él no estaba tan cansado como para no notar que el cuarto entero estaba preparado con la expectativa de que la gente que se quedara allí tendría relaciones sexuales. Nosotros estábamos en la suite de luna de miel. La expectativa de sexo estaba en el ambiente, como perfume, pero menos sutil. Esto era peor que compartir una cama en Yosemite, incluso si esta cama era más grande. Era como si hubiera un elefante en la habitación. Un elefante que esperaba que tuviéramos sexo. Podía sentir como me sonrojaba otra vez., y gracias al espejo del baño, era capaz de tener prueba visual de eso también. Tratando de pensar en otras cosas, miré alrededor del cuarto de baño y vi que la bañera se construyó para dos, con baño de burbujas de cortesía y un pequeño plato con pétalos de rosa esperando en el borde de la bañera. Paralizada, y también aprovechando el hecho de que este baño estaba en la suite, y no caminando cinco minutos a través de territorio de osos amistosos como la noche anterior, tomé una larga ducha. Después me cambié para la cama, cambiando la camiseta de mangas largas que use ayer por la noche por una camiseta, pensando que no haría tanto frío aquí. Mientras peinaba mi cabello, traté de no enfocarme en cuánto pelo quedaría en el peine cuando terminé. Yo sólo guarde mis artículos de tocador, añadiendo el baño de burbujas, el champú de cortesía, el kit de costura, y la loción para manos. Cuando salí del cuarto de baño, vi que Roger ya estaba bajo las sabanas de su lado, con los ojos cerrados. Así que tal vez él no estaba molesto con la rara presión después de todo. Roger había apagado todas las luces menos una, una pequeña lámpara de noche cubierta de cretona del lado izquierdo —mí lado. Tratando de hacer el menor

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON ruido posible, me deslicé bajo las mantas y apagué la luz. Me puse de lado y mire a Roger, que estaba acurrucado, enfrentándome. Dormir al lado de él no parecía tan aterrador como me lo pareció ayer. ¿Había sido sólo ayer? Lo miré por un momento. Luego, aún cuando estaba segura que la noche anterior había sido un golpe de suerte, y estaba segura que no dormiría, dejé mis ojos cerrados. —Buenas noches, Roger. —murmuré. Después de un momento, Roger me sorprendió cuando respondió, estaba segura que estaba dormido—. Buenas. —dijo—. Pero el nombre es Edmund.

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Parte III Colorado Springs Eternal

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There’s no surf in Colorado. —Bowling for Soup. Traducido por Andreani Corregido por Mali..♥

—Hola, es teléfono de Amy. Deja un mensaje y te contestaré pronto. ¡Gracias! Beep. —Amelia. Es tu madre. No estoy feliz de que no me hayas devuelto la llamada ayer. Me estoy preocupando, sobre todo porque ninguno de los hoteles parecen tener algún registro de que ustedes se hayan hospedado. Llámame inmediatamente.

••• —Hola, estas llamando a Pamela Curry. Por favor deja un mensaje con tu número y tu nombre, y devolveré la llamada tan pronto esté disponible. Gracias. —Hola, mamá. Wow, imagino que nos seguimos perdiendo entre nosotras. Extraño. ¡Pero las cosas están bien! No hay de qué preocuparse. Nos, um, ha afectado… el tráfico, fuera de Oklahoma, el cual estamos pasando ahora. Por lo que estamos un poco atrasados. Pero hemos estado encontrando hoteles sin ningún problema. Y el viaje ha estado bien, y todo en orden. ¡Por lo que no debes preocuparte!

••• —¿Es un hombre? —me preguntó Roger. —Sí. —dije—. Dieciséis —¿Está vivo? —No. Quince —¿Es un explorador? —Solo tú preguntarías eso. No. —dije.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON —Tú me preguntas eso todo el tiempo —Porque tú sigues eligiendo exploradores —Buen punto. ¿Es famoso? —Sí. Catorce. —Hmm. —Roger golpeó con sus dedos el volante, yo me senté sobre mis piernas y miré por la ventana. El sol apenas estaba comenzando a meterse —habíamos conducido durante todo el día. Comenzamos más tarde de lo que queríamos porque, para mi sorpresa, había dormido toda la noche otra vez y aun estábamos dormidos cuando el empleado de mostrador nos llamo a las, yo pensaba, eran las 10. Pero ya que ninguno de nosotros se había ajustado el cambio de tiempo, realmente eran las once y estábamos en peligro de que nos cobraran por registrarnos tarde. Nos pusimos en camino y de hecho, nos detuvimos para comer ambos, el desayuno y el almuerzo. Condujimos a través de Utah, durante el cual aprendí que, posiblemente, John Cabot había descubierto Canadá y Roger supo quien era Stephen Sondheim —fue absolutamente impresionante. El paisaje era aún más increíble de lo que lo había sido en la carretera 50, sobre todo porque ahora había algo que ver. Y lo que había para ver me quitaba el aliento. Era fuera de este mundo — estas enormes mesetas rojas y fantásticos árboles pequeños a la deriva— que simplemente no podía dejar de tomar fotografías, demasiadas para el gusto de Roger, ya que pensaba que tomar fotografías de árboles era lo más ridículo que él había escuchado. Igual que el día anterior, era como si alguien hubiera abierto el paisaje y yo podría verlo por siempre, bajo un cielo que, juro, era más grande y azul de lo que lo había sido en Nevada. Ahora que estábamos de vuelta en la autopista interestatal, estábamos viendo señales viales nuevamente, y la mayoría de ellas eran nuevas para mí. Además de la inexplicable PRECAUCIÓN DE ESPACIO ABIERTO, había señales de animales que jamás habían visto —un antílope, una vaca y una vaca con cuernos. Había demasiadas señales de ciervos, pero que ya había visto por primera vez cerca de Yosemite. Pero me preocupó que, sin previo aviso, una vaca con cuernos pudiera correr a través de la autopista interestatal. Y que esto hubiera sucedido con suficiente frecuencia como para que hayan tenido que poner una señal para advertir a la gente acerca de esto. Mientras cruzábamos Colorado, lenta pero seguramente, el panorama cambió de nuevo. La llanura abierta que habíamos tenido en Nevada y Utah se convirtió en montañosa, y de repente, los árboles de pino regresaron. Los grados de inclinación ahora estaban publicados en las señales por el lado de la carretera, y la carretera se estaba volviendo más sinuosa y pronunciada mientras cruzábamos a través de las montañas. Subíamos y subíamos y luego íbamos cuesta abajo bruscamente. La Liberty estaba bien con esto, pero parecía que las partes muy empinadas eran un problema para los camioneros —especialmente las de

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON descenso. Había señales, las cuales, no podía creer que fueran reales, que parecía ofrecer apoyo a los camioneros de extrema conciencia para estas carreteras. ¡CUESTA EMPINADA POR DELANTE, CAMIONEROS! ¡PRECAUCIÓN! y ¡CAMIONEROS! ¡TODAVÍA NO ES TODO! ¡MAS DE 6% GRADOS DE INCLINACION Y CAMINO SERPENTEANTE! En la que me fijé durante más tiempo, sin embargo, era: SI LOS FRENOS FALLAN, NO SALIR. PERMANECER EN LA AUTOPISTA INTERESTATAL. Quiero decir, ¿Qué? Eso parecía una terrible advertencia para mí, y siempre que íbamos detrás de un camión, me encontraba a mi misma mirando sus luces de freno, asegurándome de que estuviera encendiendo el rojo. Mientras más cerca estábamos de Colorado Springs, más silencioso estaba Roger. En las comidas había salido para realizar llamadas, dejando claro que no quería hablar acerca de ellas cuando regresaba a la mesa e inmediatamente cambiaba el tema. Casi pregunté, la primera vez, si él había salido a llamar a Hadley, pero entonces me di cuenta de que implicaría admitir que había escuchado su conversación en Yosemite. Aproveché una de sus ausencias para enviar un mensaje al celular de mi madre. Charlie había descubierto cómo hacer esto hace años, pero yo nunca lo había hecho hasta ahora. Esto significaba que un correo de voz aparecería en su teléfono sin que sonara. Charlie estaba seguro de que mamá nunca había descubierto que su celular tenía esta característica, y como ella siempre acaba por asumir que había perdido la llamada. No pensé en tener una conversación con ella que supondría contar muchísima verdad incómoda, o que sería un desfile de mentiras. Yo sabía que probablemente tendría que decirle la verdad pronto —Se suponía que deberíamos de estar en Indiana en estos momentos, y estábamos muy lejos de Indiana. Pero he tratado de convencerme a mi misma de que tal vez podríamos lograrlo si conducíamos durante toda la noche, o algo. Tampoco estaba exactamente entusiasmada con la perspectiva de estar en Connecticut en un día o dos, no quería iniciar esa vida todavía. Tampoco había visto a mi madre en un mes y el pensamiento de verla una vez más me puso nerviosa, por razones que no quería investigar. Tomé un sorbo de mi soda de crema y consulté mi reloj, ahora ajustado al tiempo de la montaña. Eran casi las siete, y se sentía como si hubiéramos estado en el coche durante mucho tiempo—. ¿Y bien? —pregunté, subiendo mis pies en el tablero y mirando a Roger. —Lo siento. —dijo. Tomó su teléfono, lo miró, luego lo devolvió a su estuche—. Um. ¿Está vivo? —No. —Observándolo una vez más—. Y eso ya lo habías preguntado. —Perdón. —dándome una rápida sonrisa, después devolvió su mirada a la carretera, estaba volviendo a soplar mucho viento nuevamente—. Creo que sólo estoy un poco… distraído. ¿Te gustaría poner música?

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON —Seguro. —murmuré, tratando de no sentirme herida. Era sólo un juego estúpido, de todos modos. Puse la mezcla de Roger, y condujimos durante las siguientes seis canciones sin hablar. Empecé a ver Colorado Springs en las señales que te decían qué tan lejos estabas de varios destinos. Y cuando estábamos a unas sesenta millas fuera de ella, fue como si nos uniéramos al mundo otra vez. Debemos de haber pasado las montañas, porque el paisaje era más abierto, y había, de repente, tres carriles de tráfico por los que podríamos conducir, luego cuatro. La sensación de lejanía se fue lejos, y había Targets y Wal-Marts y Starbucks y restaurantes de comida rápida en el lado de la carretera nuevamente. Todas esas cosas que no había visto en la carretera 50, ahora parecían demasiado grandes y coloridas. Me encontré a mi misma extrañando los pequeños Mini-marts. Nos detuvimos por gasolina cuando estuvimos cerca de veinte millas fuera de la ciudad. Mientras Roger llenaba el tanque, sonó su celular —Yo estaba limpiando el parabrisas, que se había convertido en un cementerio de insectos muertos, y pude verlo, brillando y bailando mientras vibraba en el estuche. Abrí la puerta de pasajeros y lo tomé, viendo que en la pantalla se leía BRON LLAMANDO. No tenía ni idea lo que esto significa, pero le entregué el teléfono a Roger, que de pronto parecía muy nervioso. Devolví el limpia parabrisas, a pesar de que el vidrio sólo estaba limpio a medias y volví al coche, de esta forma podría evitar escuchar la conversación de Roger. Pero no pude evitar recargar un poco en mi asiento para mirarlo en el espejo del costado. Sólo podía verlo de perfil, pero no se veía muy contento. A pesar de que estaba sonriendo, parecía un poco forzado. Me llamó la atención, un momento después pensé en esto, que ahora podía decir la diferencia de esto. Roger volvió al coche y dio su portazo un poco más fuerte de lo necesario. No encendió el coche, sólo jugó con las llaves, poniéndolas en su rodilla. Se veía cansado, y una parte de la energía que siempre estaba zumbando alrededor de él parecía haberse desvanecido un poco—. ¿Estás bien? —pregunté. —Seguro. —le dijo a las llaves, aún sin mirarme—. Tengo buenas noticias. Tengo un lugar al que podemos llegar. Es una de las casas en el campus. Es la Casa Internacional durante el año, pero ahora, es sólo para personas que están tomando cursos de verano. —Genial. —dije. Lo observé más detenidamente. Él no se veía feliz—. Eso es algo bueno, ¿Cierto? Roger sólo suspiró—. Así es la cosa. —dijo. Inmediatamente me sentí tensa—. Debo decirte algo. Debí habértelo dicho antes, de hecho. —Está bien. —dije, comenzando a preocuparme realmente ahora. ¿Estaba enfermo de mí y planeando quedarse aquí con sus amigos? ¿Estaba abandonando el viaje? —La razón por la que estamos aquí. —dijo, todavía sin mirarme—. Es que… oí que Hadley estaba aquí.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON —Oh. —De repente tuvo sentido que Roger hubiera estado tan centrado en su teléfono toda la mañana—. ¿Fue ella? —pregunté, tan casualmente como pude. —No. —y me relajé un poco—. Les escuché a unos de mis amigos que ella estaba aquí tomando unos cursos de verano. Pero al parecer, regresó a su casa en Kentucky. —Oh. —dije una vez más, sin saber qué decir. —No ha devuelto ninguna de mis llamadas o e-mails. Así que sólo pensé que tal vez si viniera aquí y que la viera, podríamos hablar, y podríamos quizás… —Arrugó su frente—. No lo sé. ¡Amy! habría sabido exactamente qué hacer aquí. Ella no se habría sentido tan muda, torpe y desagradablemente joven—. Um. —Finalmente dije—. ¿Qué… quiero decir, que ocurrió entre ustedes dos? Se oyó un claxon detrás de nosotros, me giré y vi una minivan esperando el lugar, claramente preguntándose, que estábamos haciendo sentados en el coche. Roger encendió el coche y nos dirigimos a la autopista interestatal. Habíamos conducido en silencio durante unos minutos cuando él empezó a hablar de nuevo— . No sé lo que sucedió. —dijo—. Si lo supiera, creo que no estaríamos aquí. —Bueno. —Me pregunté si deberíamos hacerlo como en Veinte Peguntas, con La Razón Del Porque Hadley Rompió Conmigo, como la respuesta—. ¿Qué fue lo que dijo? Roger apretaba y aflojaba sus manos en el volante, su frente aún estaba arrugada. Se veía preocupado y triste, lo cual sólo destacó cuán alegre normalmente parecía. Al igual que muchas otras cosas, no me di cuenta de esto hasta que ya no estaba—. Fue durante finales. Se suponía que nos reuniríamos en la biblioteca. Iba a ayudarla a estudiar para su examen final de historia. Hice tarjetas con notas. —sonaba disgustado consigo mismo—. Pero ella vino a mi dormitorio y… —Roger se detuvo un momento, y me di cuenta que un músculo pulsó en su mandíbula mientras apretó sus dientes—. Ella dijo. —continuó—. Que todo había acabado entre nosotros. Que ella se había sentido de esta forma durante mucho tiempo, y que necesitaba sacarlo de su pecho, porque estaba interfiriendo con sus estudios. —¿Ella dijo eso? —pregunté, aturdida. —Sí. —con una pequeña y triste risa—. Hadley nunca fue sentimental realmente. Bien, no hace falta decirlo, pero no me fue muy bien en mis finales. Y, luego, me dejó un correo de voz diciendo que sentía la forma en que dejó las cosas y me dijo que cuando pudiera fuera a su casa en la fraternidad, así podríamos decirnos adiós. —¿Y? —Oh, no fui. —dijo Roger, cambiando de carril—. Nunca digo adiós. Y ella lo sabía. Se lo dije cien veces.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON Me senté un poco más derecha—. ¿Nunca dices adiós? —Nop. —dijo—. No desde que tenía 11 años. Es algo supersticioso. —añadió, innecesariamente—. Tres de mis abuelos murieron ese mismo año, bam, bam, bam. Y cada una de las veces, fue casi inmediatamente después que hablé con ellos y de haberles dicho ¿Adivina qué? Adiós. Así que ahora no lo hago. Es estúpido. Pero el abuelo que me queda todavía está vivo y coleando, y no le he dicho adiós desde entonces. Así que ahí lo tienes. —Pero. —dije, mientras Roger tomaba salida 143 para Calle Uintah/Universidad de Colorado—. ¿Qué tiene que ver decir adiós con eso? —¡Lo tiene todo que ver con ello! —dijo Roger, parte de su antigua energía estaba volviendo a su voz. Las cosas estaban comenzando a verse menos urbanizadas ahora, podía ver las montañas nuevamente. Y eran impresionantes. Estaban iluminadas por el sol poniente, por lo que, básicamente, sólo podía ver sus contornos, pero las montañas realmente parecían púrpuras, al igual que en la canción. Roger conducía, por lo que parecía, era una calle principal, boutiques de ropa, salones de pizza y tiendas de discos. Podría haber sido Raven Rock —tenía ese sentimiento de ciudad universitaria— excepto por las montañas en el fondo, que eran mucho más impresionante que en California—. Decir adiós es básicamente una invitación para no volver a ver a una persona. Es hacerlo bien, para que esta sea la última conversación que tienes. Así pues, si no lo dices —Si dejas la conversación abierta— significa que tendrán que verse de nuevo. —Me le quedé viendo y Roger me miró riendo, una risa que sonaba normal esta vez—. Sé que realmente no tiene sentido. — dijo—. Pero es bastante arraigado ahora. —Pero a veces. —Sintiendo que mi garganta comenzaba a oprimirse, pero obligando la oración a salir de todos modos—. A veces no dices adiós y nunca vuelves a ver a la persona de todos modos. A veces eso ocurre. —Sé que sucede. —dijo tranquilamente, y por su expresión, sabía que él sabía de lo que estaba hablando—. Supongo que es sólo mi culpa residual por lo de mis abuelos. Sentí como sonreía ante esto—. No mataste a tus abuelos. —Lo sé ahora. Pero intenta decirle eso a mi yo de once años. Miré por la ventana hacia las oscuras montañas de color púrpura y pensé. Las despedidas no parecían tan importantes para mí de lo que alguna vez lo habían sido —descubrí que cuando no vas a volver a ver a alguien nunca más, no es el adiós lo que importa. Lo que importa es que nunca vas a poder volver a decirles nada más. Y te deja con una eterna conversación inconclusa. —En fin. —dijo Roger, pasando por una calle que estaba cubierta de pequeñas casas, la mayoría con letras griegas clavadas en sus puertas—. Siento haberte escondido todo esto. Debí haberte dicho antes porque quería venir aquí.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON —Está bien. —dije. Roger me sonrió, y luego llevó el coche a un costado de la calle y lo estacionó en frente de una casa de dos pisos en mal estado, con pintura blanca despegándose y un árbol de palma de plástico medio inflado sobre el césped—. ¿Te gustaría ver el lugar? Encontramos la sala común de la casa Internacional de la Universidad de Colorado desierta, excepto por un chico flaco, sin camisa, tendido en el sofá. Tenía pelo negro espigado y parecía muy concentrado en un videojuego. Parecía estar tomando lugar en un bosque, con una versión mucho más pálida del chico en el sofá. —Hola Leonard. —saludó Roger. —Hola Sullivan. —El chico —presumiblemente Leonard— levantó una mano, cerrada en un puño, sin dejar de ver la pantalla. —¿Cómo te está tratando La Búsqueda del Honor estos días? —Roger preguntó. —He llegado al bosque maldito. —dijo. —Me doy cuenta. —dijo Roger, inclinándose sobre el sofá para ver la pantalla del televisor—. Impresionante. —¿Qué haces aquí? —Leonard preguntó—. Pensé que estabas en California este verano. ¿Estarás aquí hasta que la escuela comience? —No. —dijo Roger —. Pasaré el verano en Philadelphia". —Que mal. —dijo Leonard. Su yo virtual se detuvo, agitando su espada. —Por lo que nos quedaremos aquí esta noche. —dijo Roger—. Hablé con Bron y dijo que estaba bien. ¿Te importaría si tomo la cama extra en la habitación? —Seguro. —dijo Leonard—. Sólo pon tus cosas en cualquier lugar. Y escuché que va a haber una pequeña fiesta esta noche en el Dormitorio Tranquilo. Sera bastante genial. —Levantó la vista y pareció notarme por primera vez—. Oh, Hola. — dijo—. Leonard Cho. —Amy Curry. —dije. —Encantado. —dijo, dirigiendo su atención hacia la pantalla—. Hagan lo que hagan, Sullivan, eviten entrar a la habitación de Conrad. Ha estado mantenido a un conejo en su armario, y se volvió en su contra. —¿Un conejo? —pregunté, sin estar segura de haber escuchado bien. —¿Se volvió en su contra? —hizo eco Roger. Leonard sacudió su cabeza—. No es bonito. Solo háganse a ustedes mismos un favor y eviten todo el asunto.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON —Seguro. —dijo Roger—. Gracias, hombre. —Alzó sus cejas hacia mí y se dirigió a la cocina. Continúe mirando alrededor. Había indicios de que un número de personas que compartían esta cocina, y no todos armoniosamente, con listas en las paredes sobre asuntos de basura y limpieza, gabinetes asegurados con candados y las palabras SOLO COME TU PROPIA MALDITA COMIDA Y NADIE SALDRA LASTIMADO pintado en la pared. —Así que. —Roger dijo, cruzando la cocina—. Bienvenida a la Casa Internacional. Mi amiga Bronwyn es la encargada de los dormitorios durante el verano, y dijo que podríamos quedarnos durante la noche. Dijo que podrías quedarte con ella. —Se dirigió hasta una escalera estrecha y oscura con huellas de zapatos usados en la alfombra, y lo seguí. —¿No le molesta? —pregunté, dándome cuenta que ahora entendía el BRON LLAMANDO en su celular antes. Roger se detuvo delante de una puerta con una pizarra en él. Estaba cubierto de mensajes, la mayoría parecía tener algo que ver con un conejo. —En absoluto. —dijo—. Yo estaré cruzando la sala, en el cuarto de Leonard. — Señaló—. Él apenas si alguna vez se quita del sofá, por lo que probablemente, tendré el cuarto para mí solo. —Roger abrió la puerta de Bronwyn para revelar una desordenada y pequeña habitación que parecía ser un armario gigante —ropa colgando en todas partes, y el pequeño número de cajones estaba desbordándose y cubiertos con montones de blusas. Estaba, lo que asumí era, una cama puesta contra una pared, pero era difícil saberlo con certeza, ya que estaba cubierta de ropa. —Wow. —dije, mirando alrededor. —Lo sé. —dijo—. Tiene un pequeño problema por las compras. —Se volteó hacia donde yo estaba—. ¿Estarás bien con todo esto? —preguntó—. Quiero decir, siempre podemos irnos a un hotel si te parece más cómodo… Negué con la cabeza—. Está bien. —dije. No lo estaba, realmente. No quería quedarme con alguien desconocido, alguna chica de universidad que, probablemente, le iba a molestar el hecho de que yo estaba allí. Pero aquí era, claramente, donde Roger quería estar, no vi ninguna manera de poder salir de esta sin decepcionarlo. Me sonrió, aparentemente aliviado y supe que esta había sido la respuesta correcta—. Genial. Así que, iré a por las maletas al coche. Ahora vuelvo. —Antes de que yo pudiera responder, Roger salió por la puerta. Incluso sin las pilas de ropa, habría sido una habitación pequeña. Las cosas en todas partes hacían sentir todo mucho más claustrofóbico. Básicamente, solo estaba la cama, un pequeño espacio de piso junto a él, y un escritorio con libros de texto de ciencia amontonados, alrededor y encima de él. Había otro tablón de anuncios, por encima de la mesa y reconocí a Roger en una imagen, di un paso hacia dentro de la habitación para examinarlo.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON —¡Hola! Me di vuelta al escuchar la voz y vi a una chica de pie en la puerta. Tenía cabello largo, castaño y un fleco que casi le tapaba los ojos, era más o menos de mi altura y figura, tal vez un poco más de curvas. Asumí que se trataba de Bronwyn, sólo porque ella llevaba el atuendo de alguien que se preocupaba profundamente por la ropa, como el propietario de esta habitación claramente lo hacía. Tenía jeans y una camiseta, como yo, pero ahí fue donde terminó la similitud. Ella parecía tener esa cosa que, había notado en las niñas de la escuela — una manera de combinar la ropa y de tal manera que todo se veía bien, parecía especialmente combinados pero también de manera casual, sin ningún esfuerzo. Su blusa blanca estaba ajustada pero de alguna manera también suelta. Ella tenía unos delicados collares de oro puestos unos sobre otros, parecía coordinar perfectamente con sus zapatos dorados. Miré hacia abajo y vi mi propia camiseta, tenia, lo que parecía, una mancha de mermelada del pan tostado que me había comido en el almuerzo. —Hola. —dije, metiendo las manos en mis bolsillos, con la esperanza de que no notara la mermelada. —¿Eres Amy? —pregunto, observándome detenidamente. Caminó hacia mí, maniobrando para, de alguna manera, evitar pisar alguna ropa o zapatos. Me veía con la expresión amigable que no le había visto a nadie que no era una azafata. —Sí. —le tendí mi mano, pensando que quizás, esto era lo que se debía hacer en la Universidad—. Hola. Ella prestó atención a mi mano, sólo dio un paso más cerca y me dio un fuerte abrazo. Haciéndome sentir inmediatamente reconfortada Realmente no había abrazado a nadie en mucho tiempo. Algunas personas me abrazaron en el funeral, pero estos habían sido abrazos rápidos, apenas conmovedores abrazos de dospalmaditas-en-la espalda. Esta chica no me soltaba. Después de un momento, traté de soltarme por mí misma, pero que sólo pareció hacerla apretarme aun más. Fue extraño sentirlo, ya que éramos de la misma altura, pero me pareció como si estuviera siendo abrazado por una persona mucho más grande. Sentí algo en mi interior debilitándose, una astilla o dos, cayéndose de su lugar en barrera, que había construido delante de todo lo que no quería sentir. En el segundo que sentí esto, di un paso atrás. Bronwyn dio un paso atrás por sí misma y me sonrió. —Mucho gusto en conocerte. —y escuché un débil acento del sur en sus palabras —Conocerte, por ejemplo, pareció tener más sílabas de las que yo estaba acostumbrada a escuchar. —Igualmente. Um… —y agregué, sólo para comprobar—. ¿Eres Bronwyn? —¡Oh Dios mío! —dijo riéndose—. ¡Perdóname! Sí. Bronwyn Elizabeth Taylor. Encantada de hacértelo saber. —¿Elizabeth Taylor? —repetí, sin estar segura de haber oído correctamente. Bronwyn se rió de nuevo—. Sí, lo sé. Culpa a mi hermana mayor. Ella estaba obsesionada con el Nacional de Velvet durante la época en que nací. Las niñas y los

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON caballos, ya sabes. —y yo asentí, como si supiera de qué hablaba—. Por lo que ella lo sugirió como segundo nombre y aquí estoy. Esa es la razón por la cual, no dejes que un niño de cinco años elija tu nombre. ¿Correcto? —Correcto. —un poco aturdida. Ella lo dijo todo muy rápido, parecía ir en contra de todas las cosas que yo había oído sobre el acento lento del sur. Divagando un poco, he intentado llevar la conversación hacia un terreno familiar—. Gracias por dejarme permanecer aquí esta noche. —¡Oh, pffff! —dijo. Nunca había oído, a nadie realmente, decir esta palabra en voz alta antes, pero allí estaba: pf-ff—. Estoy encantada de que ustedes se encuentren aquí. Simplemente muero por tener algún tipo de buena conversación. Y Roger es una de mis diez personas favoritas en el mundo. —dijo esto como si fuera realmente un honor. Le creí inmediatamente. —Oh. —dije—. Sí. Él es realmente… —Y me enferma. —continuó—. lo que ha hecho esa chica con él. Un chico dulce. Nada más que práctica para a alguien como Hadley. — Me di cuenta de que Bronwyn pronunciaba su nombre de la manera opuesta a la que lo hacía Roger, prácticamente escupiendo las sílabas—. Con una sola que le dio y vio a alguien en el que ella podría clavar sus garras. —Asentí sin saber qué hacer, sintiéndome como si acabara de entrar en un tornado. Trate de asimilar lo que ella acaba de decir, tratando de pensar en una respuesta adecuada. —Tan… —empecé. —¡Por Dios! ¿Donde están mis modales? Siéntate, por favor. No vi ningún lugar donde parecía posible hacerlo, pero Bronwyn quito alguna ropa de la cama, doblándola, luego cruzó la habitación y se subió a su escritorio. Me senté, cuidadosamente, en el espacio que ella había limpiado. Ella me miraba ansiosamente, así que decidí intentarlo nuevamente—. Así que. —y esperé un momento. Cuando ella no dijo nada, seguí—. Así que, ¿Eres la encargada de los dormitorios en el verano? —Lo soy. —dijo con un gemido, que de alguna manera, logró también pareciera bondadoso—. Alojamiento y comida gratis, me salva de ir a mi casa durante todo el verano y proporciónale una esclava a mi tía. ¡Pero suficiente acerca de mí! —Se inclinó hacia adelante—. ¡Quiero escuchar acerca de ti! ¿Cómo ha sido el viaje hasta ahora? —Oh. —dije, sintiéndome un poco incómodo ahora que toda su atención era dirigida hacia mí—. Bien, supongo. Muy largo. —¿Ella aún no ha aparecido? —Por la forma en que Bronwyn dijo "ella," no tuve ninguna duda de a quién se refería. —No. —dije—. No realmente. Él no ha hablado de ella realmente. Bronwyn asintió—. Pensé que eso pasaría. No te preocupes, querida. Haré que salga de eso.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON —Um. —dije—. Aunque, yo creo que esa es la razón por la cual estamos aquí. Una de las razones. —añadí rápidamente—. Él dijo que estaba buscando a Hadley, pensó que ella podría estar en el campus este verano. Bronwyn suspiró—. Bueno, ella no lo está. Créeme, yo sé de eso. —Se volvió a su escritorio y tomó de él una foto enmarcada—. ¿Quieres verla? —Antes de que yo pudiera responder, ella cruzó la habitación y me la entregó a mí. Había cuatro personas en la foto: Bronwyn a la izquierda, de pie junto a un chico lindo, robusto con el cabello rizado negro, luego Roger junto a una chica sorprendentemente rubia. Pensé que debía ser Hadley, y no sólo porque alguien había dibujado cuernos en la parte superior de su cabeza con marcador rojo. Observé más detenidamente. Ella era casi tan alta como Roger, esbelta, con pequeñas y perfectas facciones, piel uniformemente bronceada y cabello rubio pálido. No sonreía y veía fuera de cámara, pero Roger, quien estaba sonriendo directo a ella, no pareció notarlo—. Huh. —no estaba segura de qué era lo correcto decir. —Lo sé. —dijo Bronwyn—. Totalmente, ¿Verdad? ¿No puedes verlo en su cara? —Ella tomó la fotografía—. Pero mira a Jaime. —dijo, sonriente, su dedo descanso sobre el chico de pie junto a ella—. ¿No es simplemente el más dulce? ¿No sólo desearías comértelo? —Mmm. —dije, tan neutral como era posible, imaginando que esto, probablemente, no era algo que se admite con demasiado entusiasmo—. ¿Es tu novio? —Sí, lo es. —dijo, suspirando felizmente—. Y el mejor amigo de Roger por aquí. Así es cómo llegué a conocerlo. Y a ella. —añadió amargamente, después de un momento. —Entonces. —Sintiendo como si estuviera a punto de descubrir un misterio—. ¿Qué fue lo que ocurrió exactamente entre ellos? Bronwyn aventó otro montón de ropa al suelo y se sentó a mi lado—. Corazón, si lo supiera habría podido haber arreglado esto hace dos meses. El problema es que allí no hay nadie. Creo que ella sólo se aburrió y quería ser libre en Kentucky para el verano. Pero no sé. —Se detuvo, haciendo una pausa y miró alrededor, como si acabara de notar que Roger no estaba en la habitación—. Hablando de eso ¿Dónde está ese chico? —Está trayendo las maletas. —dije. Me di cuenta de que él ya debería de haber regresado, y me pregunté si se estaba tomando su tiempo a propósito, para que pudiéramos hablar Bronwyn y yo. —Entiendo. Pues bien, deberíamos empezar a prepararnos de todos modos. Hay una fiesta en el Dormitorio Tranquilo esta noche. Vas a venir. —dijo, y me di cuenta de que no lo dijo como una pregunta, o esperando mi respuesta—. Nos vestiremos y… —sus ojos se deslizaron por mi atuendo—. Bien, quizás tú puedas tomar prestado algo mío. ¡Será divertido!

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And You’re Doing Fine in Colorado. —Jackson Browne. Traducido por Annabelle Corregido por Mali..♥ El Dormitorio Silencioso no estaba a la altura de su nombre. En la caminata a la fiesta, Roger había explicado que las casas que eran para cosas específicas durante el año escolar —como la Casa Internacional— durante el verano se convertían en casa regulares para los estudiantes que se quedaban en el campus. Al parecer, las fiestas más salvajes del verano ocurrían en el Dormitorio Libre de Sustancias. Nos encontrábamos a apenas una calle y podíamos escuchar la fiesta: El constante golpeteo de la música mezclada con risas y alguno que otro grito. El Dormitorio Silencioso estaba a poca distancia de la Casa Internacional, era otra casa en ruinas —aunque esta parecía ser una vieja casa Victoriana. Cuando nos acercamos, pude ver que había una playa falsa alrededor del porche, una extensión de arena con una red de Voleibol en medio. No parecía como si alguien fuese a jugar esta noche, sin embargo, habían hecho una pequeña fogata junto a la red. Había gente alrededor de ella, parejas hablando en el porche, y un chico desmayado sobre el barandal, aún sosteniendo su botella de cerveza. Todo era muy familiar —excepto las botellas de Mile-High Ale16 junto con las de Dos Equis17 dispersas por el suelo— fácilmente podía ser las fiestas a las que había ido en la Universidad de Occidente. Había ido a solo unas pocas, y siempre con Michael. Me había acostumbrado a mantenerme a su lado, tomando sorbos de la cerveza caliente de barril en mi vaso rojo y sonriendo cuando alguien me hablaba, tratando de no decir nada que me identificara como una estudiante de secundaria. Por otra parte, Charlie había ido desde que estábamos en la Escuela Intermedia, donde aparentemente, era tratado como la mascota de las fiestas. Para el momento en que nos encontrábamos en Secundaria, solo era aceptado como un accesorio. Y a menudo, era él quien daba las fiestas, o al menos el que pretendía estar dándolas. Era muy frecuente al estar sentada en una esquina y mirar hacia el otro lado del salón y ver a mi hermano en medio, cortejando. Mientras seguía a Bronwyn y a Roger por las escaleras, me sostenía del barandal, evitando al chico desmayado e intentando no perder el equilibrio. Me encontraba perfectamente sobria, pero no llevaba mis propios zapatos. Esto no había sido mi elección, pero aparentemente la palabra “no” era algo que Bronwyn no entendía.

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Marca de Cerveza. Marca de Cerveza.

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••• —¡Por supuesto que vienes! —dijo luego de que protesté y Roger había reaparecido con mi maleta. Ella lo había saludado pero luego lo echó de nuevo para poder arreglarnos. Ahí fue cuando me di cuenta de que lo más probable era que iría a la fiesta. —De verdad está bien. —dije. Bronwyn, que había estado murmurando algo para sí misma y rebuscando dentro de una de las gavetas, se giró y me miró—. Por supuesto que tienes que ir. — dijo—. No seas tonta. —Estoy bien aquí. —dije—. De verdad. Ignoró mis palabras nuevamente—. Vas a venir, cariño. —dijo—. Y además, va a ser divertido. —Se enderezó y me miró de cerca—. Creo que podemos cambiar esto un poco —dijo, haciendo gestos hacia mis sandalias, mi camisa holgada y mis jeans—. Entiendo que tenías que vestirte para viajar y todo eso. —Cierto. —murmuré. No quería decirle que esto se había convertido en mi uniforme. No era planeado, simplemente era a lo que seguía regresando. De alguna manera, la ropa demasiado ajustada me hacía sentir sofocada, las faldas hacían que mis piernas se sintieran muy frías, y los colores brillantes llamaban demasiado la atención. Así que terminé con algo que me permitía esconderme un poco y desvanecerme al segundo plano, lo cual funcionaba perfectamente para mí. —Pero… —continuó—. Dependiendo de cada ocasión. ¿Estoy en lo correcto? Hay tiempo para ser casual y tiempo para arreglarse. Y este es ese último. —sacó un top rosa de un solo hombro, lo miró, luego a mí y después lo lanzó a la cómoda. Continuó rebuscando, dejó salir un grito triunfal y volvió con un largo top azul cielo con amarillo—. Perfecto. —dijo. —Bronwyn. —comencé, sin querer ofenderla pero tampoco queriendo que hiciera todo ese esfuerzo por nada—. No es que no aprecie esto, pero es solo que no me siento con ganas de ir a una fiesta esta noche. —Eso era una subestimación, pero no sabía de qué otra manera ponerlo. Me estaba acostumbrando a pasar tiempo con Roger únicamente. Había estado casi tres meses apenas hablando con las personas, y el pensar en ver a todo esa gente, y estar alrededor de tanto extraños, me hacía sentir como que lo único que quería era arrastrarme a la cama. En tiempos pasados estaría feliz de ir a una fiesta. Pero, por supuesto, eso había sido Antes. Esa había sido la Antigua yo. —Lo sé. —dijo Bronwyn suspirando, me sorprendió—. La mayoría del tiempo yo tampoco quiero salir, cariño. Pero, ¿sabes qué? Vas de todas maneras. Es el lema de la familia Taylor: Te levantas, te vistes, y apareces. Y normalmente terminas pasando un buen rato al final. —me lanzó la blusa azul, y la atrapé—. Y a veces. —Añadió,

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON con voz un poco baja, como si estuviese diciéndome un secreto—. Si no te sientes bien por dentro, luces bien por fuera, y luego de un rato ni serás capaz de notar la diferencia. —me sonrió. Supuse que no me veía totalmente convencida, porque se encogió de hombros y dijo—. Pero si te sientes miserable, prometo que puedes irte temprano ¿De acuerdo? Ahora ponte eso y te buscaré una falda. Me di cuenta que resistirse era inútil, me quité la camisa manchada de jamón mientras Bronwyn emergía de una pila de ropa con una falda de mezclilla en mano. Me miró e intenté voltearme —solo tenía puesto mi brasier— para ponerme la blusa azul. Al sentir la suavidad de la tela, me di cuenta de que de verdad era una blusa linda. Luego de estar dentro del algodón in-encogible durante los últimos meses, casi había olvidado cómo se sentía, y deslicé mis dedos por el cuello, el cual tenía un delicado diseño. —Esto también. —dijo, y un brasier me golpeó en la cabeza. —Um. —lo levanté—. Creo que estoy bien… —esto parecía llevar demasiado lejos eso de prestar la ropa. —No te preocupes, es nuevo. —dijo—. Lo compré para mi compañera de cuarto el año pasado. Es decir, la chica vivía en sostenes deportivos. Toda una lástima. Pero me dijo que no lo quería. Y que estaba siendo inapropiada. ¿Puedes creerlo? Pruébatelo. —Um. —dije, deseando simplemente poder vestirme—. De verdad está bien… —No, no lo está. —dijo—. Si vas a arreglarte debes hacerlo bien. La buena ropa interior está muy sobrevalorada. Examiné el sostén en mis manos. Como la blusa, obviamente estaba muy bien hecho. Era verde pálido con aros y un delicado encaje, y definitivamente más sexy que todos los sujetadores que tenía—. Bueno, gracias. —Por supuesto. Y… —dijo, tomando algo más y lanzándomelo—. Aquí —Era una tanga del mismo verde pálido, con la etiqueta todavía guindando de ella. —¿Le compraste ropa interior a tu compañera de cuarto? —pregunté. —Bueno, ¡era un conjunto! —un poco a la defensiva—. No debes separar un conjunto. Y puedes guardarla para ocasiones especiales, si quieres. —me guiñó e intenté no ruborizarme. La primera —y última— vez que alguien ha visto mi ropa interior, no había sido nada tan impresionante como esto. Pero entonces, Michael tampoco pareció importarle, así que no hacía ninguna diferencia después de todo—. Así que cámbiate, y ¡veremos cómo se ve! —sonriendo y aplaudiendo sus manos mientras salía por la puerta. Cuando la puerta se cerró tras ella, me vestí, luego me senté en la cama un momento y traté de alejar la ola de tristeza que acababa de embriagarme. No había notado cuánto había extrañado estar cerca de otra chica —cuánto había extrañado a Julia— hasta ahora. Siempre nos arreglábamos juntas para las fiestas. Era una genio con el cabello y le encantaba arreglar el mío, ya que el de ella era

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON tan rizado que nunca podía hacer nada divertido con él. Algunas veces el proceso de arreglarse —en mi habitación, música a todo volumen, elegir la ropa—era mucho más divertido que la fiesta en sí. Y luego, después de la fiesta, conduciría hasta mi casa y hablaríamos de la noche. —De acuerdo. —dijo Bronwyn, regresando a la habitación y chequeando su reloj—. Debemos apurarnos si voy a hacer tu cabello y maquillaje. Sólo tenemos una hora.

••• Así es como había terminado en una fiesta, usando prácticamente nada mío, incluyendo los zapatos. Bronwyn había elegido para mí un par de tacones de una sola tira atrás que me quedaban un poco pequeños, pero se negaba a dejarme salir en mis sandalias. Había sido sorprendente mirarme al espejo cuando terminó. Me veía… no como la antigua yo, ya que nunca había lucido tan arreglada. Pero lucía más como me recordaba luciendo. Como si tuviera algún lugar a donde ir y tuviera una historia que contar luego. Sabía que era todo artificial, y que desaparecería tan pronto como lavara todo el maquillaje que había puesto sobre mí —pero al menos por una noche era bueno ver a alguien que creí que nunca regresaría. Terminamos en la ruidosa cocina del Dormitorio Silencioso, con Bronwyn hablando con alguien que había reconocido de su clase de química. Me quedé a un lado, cerca de Roger, tomando sorbos de cerveza tibia en un vaso rojo y sintiendo una gran sensación de déjàvu. —Te ves muy bien. —dijo Roger. Lo miré sorprendida, y vi que miraba hacia su vaso. —Oh. —dije. Pensé en esto por un momento, tratando de descubrir si era otro momento como el “te ves caliente” y lo estaba malinterpretando. Pero no podía ver cómo podría sería así en este caso. Toqué el borde de la blusa de Bronwyn, cohibida—. Gracias. —dije. —Seguro. —respondió, moviendo la cerveza en su vaso. Subió la mirada y me sonrió. Tenía el presentimiento de que iba a decir algo más, cuando tres chicos en varios estados de embriaguez entraron a la cocina. —¡Sullivan! —El más alto gritó, y se dirigió a Roger—. ¡Ey! —se detuvo cuando me vio, y miró desde Roger hacia mí—. Amigo —dijo, golpeando el hombro de Roger y todavía mirándome—. Te calentaron. Miré a Roger, quien estaba ruborizado. No tenía idea de a lo que se refería el chico, pero pensé que probablemente era un comentario sobre mi cabello—. Ahora vuelvo. —murmuré, y caminé por la cocina hasta quedar de pie junto a Bronwyn.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON Intenté mantenerme al margen de su grupo, pero me tomó del brazo y me puso junto a ella, haciendo espacio para mí en el círculo. —Esta es Amy. —le dijo a todos, mientras enderezaba mi blusa, estiraba mi cabello y me picaba en la espalda, haciendo que me enderezara. Había interrumpido a un chico con unas gruesas gafas a la moda que había estado hablando sobre Kant, y no parecía feliz sobre tener que abandonar la atención—. Es de California. —Parpadeé hacia Bronwyn cuando dijo eso. No le había dicho eso — pero me di cuenta que Roger debió haberlo hecho. Sentí un repentino peso en mi estómago, preguntándome cuanto más le habría dicho sobre mí. —Oh, ¿Sí? —el chico de los lentes preguntó—. Eso es genial. ¿Cuál es tu especialización? —Está indecisa. —exclamó Bronwyn suavemente antes de que pudiera responder. Me dio un pequeño guiño, luego volvió su atención a la conversación. Dos horas después, de verdad me estaba divirtiendo. Mis pies dolían en los zapatos de Bronwyn y estaba cansada de escuchar discusiones sobre cuál profesor de sociología era mejor, pero había podido ver a Bronwyn ganar en el juego de Quarters18, y cuando perdía algún tipo de apuesta, el chico de las gafas hacía unos movimientos de baile bastante fantásticos, incluyendo el gusano. Salí al porche a tomar un poco de aire, y me senté al pie de la escalera, solo viendo el fuego subir hasta las estrellas, la fogata, y la gente ebria tratando de jugar volibol alrededor, quemándose ellos mismo ocasionalmente. —Oye. — dijo una voz a mi izquierda. Miré hacia arriba y vi un chico de pie, inclinado sobre el barandal y mirándome. Era rubio y tenía la cara sonrojada, pero no podía distinguir si era por el sol o la cerveza, o ambos. —Hola. —dije, luego me volteé. —¿Ves clases aquí? —el chico rubio me preguntó. —Um, no. —dije. No me gustaba ser forzada a subir la mirada para poder verlo, me levanté, tambaleándome un poco en los zapatos de Bronwyn. —Cuidado allí. —dijo, acercándose, tomando con su mano mi brazo para estabilizarme, y luego dejando la mano allí—. ¿Estás bien? —preguntó, moviendo arriba y abajo sus dedos sobre mi brazo. —Estoy bien. —dije, tomando un paso atrás y comenzando a meter mis manos en los bolsillos de mis jeans, antes de recordar que no los estaba usando. —Sí, no creí haberte reconocido. —dijo el chico—. Y sé que te hubiese recordado. —se acercó otro paso y me sonrió—. Soy Bradley. ¿Cuál es tu nombre, niña bonita?

Es un popular juego de bebida que consiste en rebotar un centavo en una mesa y lograr que caiga en un determinado lugar, usualmente en un vaso. 18

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON Parpadeé, sintiendo cómo mi corazón latía más rápidamente, sobresaltado por el recuerdo que me golpeó con tanta fuerza que quería cerrar mis ojos contra él. —¿Niña bonita? —Preguntó de nuevo, su sonrisa creció y se acercó otro paso—. ¿Tienes un nombre? —Hillary Udell —solté—. Tengo que irme. —Bajé el último escalón y caminé a través de la playa falsa, tambaleándome ligeramente. Vi a Roger caminar hacia el porche y mirar alrededor, posiblemente buscándome. Se encontró con mi mirada y señalé en dirección a la Casa Internacional, tratando de forzar una sonrisa en mi rostro para que pensara que estaba bien, antes de girarme y seguir caminando. —¡Oye! —escuché a Bradley gritar tras de mí—. ¿A dónde vas? Pero no me giré a mirarlo y, afortunadamente, no me siguió. Llegué a la acera y me quité los zapatos de Bronwyn, atando las correas en mis muñecas. Las estrellas en el cielo eran hermosas, el cielo estaba increíblemente despejado y podía oler el fuego ligeramente, pero apenas registré nada de eso. Mantuve mi cabeza hacia abajo, intentando fuertemente no pensar en nada más que evitar los vidrios del pavimento mientras caminaba descalza hasta el dormitorio.

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Mistakes Become Regrets. —Carolina Liar. Traducido por Annabelle Corregido por Mali..♥ MARZO 11—TRES MESES ANTES. Me detuve frente a la puerta de Michael y llamé. Estiré mi falda y alargué la estirada blusa morada que Julia me había prestado en Noviembre. No había estado segura de qué usar para esto, pero pensé que dejar muy poco a la imaginación era probablemente la mejor opción. Me había cambiado del vestido negro que había estado usando todo el día, desde el funeral en la mañana hasta la recepción después. Incluso aunque la temperatura había estado demasiado caliente durante la semana, en los setenta, mi madre había insistido en que usara medias de malla. Durante el servicio, solo me concentraba en lo picosas que eran y en la manera en que hacían que mis piernas se vieran comprimidas, para así no tener que escuchar nada de lo que se estaba diciendo. Luego del servicio, todos se habían reunido en nuestra casa, la sala de estar se encontraba llena de familiares, amigos, colegas, y los estudiantes de tesis de mi padre luciendo incómodos en esas chaquetas y corbatas. Los mesoneros caminaban discretamente alrededor, repartiendo aperitivos que todos tomaban, como si la comida fuese lo único entendible. Todos sostenían su bebida demasiado fuerte y hablaban en tonos muy bajos, reunidos en pequeños grupos. Mi madre caminaba alrededor cerciorándose de que todos tuviesen comida y bebidas, dirigiendo el personal de mesoneros, remplazando servilletas, sin detenerse a hablar con nadie en realidad. Era como si estuviese organizando un evento que no tuviese nada que ver con ella. Charlie había desaparecido a mitad de la recepción, y luego había vuelto con los ojos brillosos. Yo me había mantenido en la cocina, fuera de vista. Asentía y saludaba a la familia y amigos que se me acercaban a decirme cuán horrible era la perdida, y les agradecía cuando decían que lo manejaba muy bien. Solo esperaba despertar de este sueño tan surrealista en el que de alguna manera me había metido. Nada parecía tener sentido. Era como si una bomba hubiese estallado en la cocina y, en vez de limpiar el desorden, la gente solo se acercaba y comía mini quiches19. Pero, eventualmente, todos se habían ido, el último par de luces delanteras se había desvanecido en la calle sin salida, mi madre había asegurado la puerta de enfrente y los tres nos habíamos quedado solos. Todos terminamos en la habitación familiar. Mi madre se encontraba sentada en el brazo del sofá, pero por alguna razón lucía muy pequeña en él, como si fuese a tragársela. Charlie estaba sentado 19

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Pequeña tarta salada con relleno.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON en medio del sofá, tirado encima de sus rodillas, rompiendo hilos de los puños de su camisa de vestir azul. Yo me encontraba de pie, apoyada contra la pared, mirando mis tacones negros. La última vez que los había usado —para el baile de invierno en enero— había estado bailando. —Así que… —dijo mi madre, y Charlie y yo nos giramos hacia ella. No lo habíamos hablado todavía. Había habido cosas que organizar —el servicio, la recepción, los familiares, los mesoneros. Pero ya no había más nada de lo que encargarse. Había estado esperando que ella hiciera algo desde que ocurrió. Ni siquiera sabía qué —que hablara de ello, o me abrazara, o que solo me mirara a los ojos. Lo que de verdad quería era que se hiciera cargo, como siempre lo hacía, y que de alguna manera arreglara todo esto. Que nos mostrara que íbamos a superarlo. Miró a Charlie, y luego a mí antes de retirar la mirada y levantarse—. Me voy a la cama. —dijo, masajeando su cuello—. Ambos también deberían dormir un poco. Todos hemos tenido un largo día. —se fue de la habitación sin mirarnos, y escuché sus pasos, inusualmente lentos, subiendo por las escaleras. Miré fijamente la puerta por la que había salido, sintiéndome un poco como si hubiera sido golpeada. Había estado esperando que ella arreglara esto. Ni siquiera consideré nunca la posibilidad de que tal vez no lo hiciera. No tenía idea de qué hacer ahora. ¿Era porque había sido mi culpa? ¿Estaba haciendo esto como un castigo? Sentí mi garganta tensarse y miré al piso, el cual estaba borroso y fuera de foco mientras mis ojos se llenaban de lágrimas que se sentían calientes. Parpadeé fuertemente. Tenía el presentimiento de que si me permitía llorar, nunca iba a poder detenerme. La necesidad de llorar era tan intensa que me asustaba, y me enfrenté a ella lo más fuerte que pude. Miré hacia mi hermano. Los días en los que sabíamos todo del otro habían acabado, pero quizás existía la posibilidad de que pudiésemos hablar de esto y reconocer el hecho de que en realidad había ocurrido. —Que se joda esto. —dijo, quitándose la chaqueta y tirándola al suelo. Se levantó, dirigiéndose hacia la puerta, ya soltándose la corbata—. Voy a salir. —¿A dónde? —Pregunté, necesitada— sonaba mi voz.

escuchando

cuán

estrangulada

—cuán

—Afuera. —dijo, quitándole el seguro a la puerta y abriéndola—. No tengo jodida idea de dónde. —Tiró la puerta tras sí y me sentí encoger, incluso cuando sabía que venía. Sin saber muy bien qué hacer, crucé hacia la puerta y la aseguré. Luego recogí la chaqueta de Charlie para doblarla. Podía sentir el pánico abriéndose paso dentro de mí, esa clase de nervios que siento antes de salir a escena, pero peores de alguna manera, más fuertes y podía sentir como mi corazón comenzaba a bombear

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON más rápido. Tiré la chaqueta y la recogí de nuevo, arrugándola con mis manos, deseando poder ser más fuerte para romperla en dos. Viendo lo que hacía, tiré la chaqueta de nuevo. Sabía que no podía quedarme allí. Necesitaba ir a algún lugar, hacer algo que apartara esto por un rato. Me dirigí a mi cuarto a cambiarme, subiendo las escaleras de a dos. Yo también iba a salir. Pero a diferencia de Charlie, sabía exactamente a dónde.

••• —Hola, niña bonita. —dijo Michael, abriendo la puerta y sonriendo. Este era su apodo para mí, la manera en que me comenzó a llamar desde nuestra primera sesión de besos. Yo simplemente lo llamaba Michael, siempre. Él era de Oregon, tres centímetros más alto que yo y siempre olía a primavera. —Hola. —dije, plasmando una sonrisa en mi rostro—. ¿Puedo entrar? —Por supuesto. —dijo, abriendo la puerta completamente. Entré a la habitación que compartía con Hugo, un estudiante de intercambio alemán que mantenía impecable su lado de la habitación. El lado de Michael era un desastre siempre, su cama llena de pilas de ropa y libros. Pero esos podían ser fácilmente movidos. —¿Está Hugo aquí? —pregunté. —No. —dijo Michael, cerrando la puerta—. Está en un grupo de estudio. — Introdujo las manos en sus bolsillos—. Escucha, sé que probablemente diré la cosa equivocada aquí. Pero de verdad lo siento, Amy. Asentí, como si estas palabras significaran algo, como si no acabaran de rebotar en mí—. Gracias. —dije, caminando hacia él—. De verdad lo aprecio. — deslicé mis brazos por su cuello y lo besé, casto al principio, pero luego más profundo. Me devolvió el beso, pero se apartó al rato. —Um. —murmuró—. ¿Estás segura que deberíamos… es decir, no quieres hablar o algo así? —No. —Estaba allí para olvidar que quería hablar, para poder tener algo que sentir por un rato—. Está bien. Lo prometo. —lo besé de nuevo, solo queriendo pensar en otra cosa. O no pensar en nada en lo absoluto. Y esta era la solución perfecta. Jalé el borde de la camisa de la Universidad del Occidente, sacándosela por la cabeza y tirándola hacia la cama de Hugo. Y luego me quité mi propia blusa, antes de poder cambiar de opinión o enloquecer. —Wow. —dijo Michael, mirándome—. Um. —luché con el cierre de mi falda ya que mis dedos temblaban un poco. Pero lo abrí y salí de ella, parándome frente a él—. ¿De verdad? —preguntó, sonando incrédulo.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON —Absolutamente. —dije, como si estuviese segura. Y para probarlo, comencé a besarlo nuevamente. Juntos tropezamos de espalda hasta golpear su cama. Me senté en el borde mientras Michael la limpiaba rápidamente, luego se sacó sus pantalones y arrancó sus calcetines—. ¿La luz? —pregunté, tratando de mantener mi voz calmada. —Sí, claro. —dijo, cruzando de nuevo hacia la puerta y asegurándola, luego apagó la luz, quedándonos ambos en la oscuridad.

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Have You Ever Been Down to Colorado? I Spend a Lot of Time There in My Mind. —Merle Haggard. Traducido por Annabelle Corregido por Mali..♥

Me adentré por la puerta de la Casa Internacional. Quería ir a la habitación de Bronwyn, hacerme un espacio en el suelo y dormir. Solo quería cerrar mis ojos y hacer que todo se fuera por un rato. —¿Sullivan? —una voz llamó desde la sala. Me detuve, con un pie en las escaleras que me llevarían hacia la paz y la tranquilidad—. ¿Eres tú? —la voz preguntó, esta vez sonaba un poco desesperada. Suspiré, y me dirigí hacia ella. Leonard todavía se encontraba en el sofá, y parecía como que no se había movido en las últimas horas, excepto que ahora traía puesta una desteñida camisa amarilla que decía LLAMAME KEVIN—. Hola. —Todavía jugaba el mismo juego, solo que ahora el terreno parecía diferente. Ahora era más rocoso y con menos árboles. Giró la cabeza en mi dirección—. Oh. —dijo—. Pensé que eras Roger. —Creo que está en la fiesta aún. —dije—. Yo me vine temprano. —añadí innecesariamente, solo por decir algo—. Es solo que me encontraba… cansada. Él continuaba mirándome, mientras el juego seguía detrás—. Te ves distinta. — dijo, finalmente. —Oh. —jalé los bordes de la falda de Bronwyn hacia abajo—. Sí, supongo. —Está bien. —Concluyó luego de mirarme otro rato—. Genial. —Asintió una vez más y se giró a su juego de nuevo, brincó fuera del camino de alguna especie de lobo, justo a tiempo antes de ser asesinado. Mientras veía la pantalla, aparecían palabras escritas furiosamente. ¡De prisa! ¡Debes salvar a la Princesa Jenna! —¿La Princesa Jenna? —pregunté, y vi como las orejas de Leonard enrojecieron. —Sí. —dijo, soltando una risa nerviosa—. Su nombre real es la Princesa Arundel. Pero descubrí como hackear el juego y lo cambié. —¿Y quién es Jenna? —pregunté, mientras él se ruborizaba nuevamente. —Nadie. —se encogió de hombros—. Es solo una chica en mi clase de química. Como sea. —De acuerdo. —dije, pero noté que ya no jugaba tan bien, cuando tres gnomos aparecieron y comenzaron a patearlo. Miré la pantalla mientras un Leonard

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON virtual se sacudía a los gnomos y corría por las rocas nuevamente—. ¿Qué es lo atractivo? —pregunté. —¿De La Búsqueda del Honor? —preguntó sin dejar de mirar la pantalla, y con sus dedos moviéndose frenéticamente sobre los botones del control. —Sí. —dije—. ¿Solo corres por ahí y evitas que los lobos te atrapen? —Demonios lupinos. —me corrigió—. Y no es correr por ahí nada más, estoy en una búsqueda. —¿Para qué? —Creemos que es para salvar a Arundel. O, ya sabes, a Jenna. —¿Creen? —pregunté, inclinándome sobre el respaldo del sofá. —El final de La Búsqueda del Honor es un secreto cuidadosamente guardado. Nadie que yo conozca lo ha terminado nunca. Y en realidad no se trata del destinatario. La parte buena es llegar allí. Pero ha habido rumores de que la princesa no es la meta final. Que al final de este, el juego rebota y te encuentras en una nueva búsqueda. Y que, en realidad, solo pasas este juego ganando fuerza, conocimiento y bellotas mágicas en preparación para el otro. Lo cual sería genial. —Lo tengo. —dije, viéndolo en la pantalla por un rato más, corriendo con toda su fuerza hacia un final del que ni siquiera estaba seguro. Sacudí la cabeza—. Buenas noches, Leonard. —dije, caminado hacia las escaleras. —Totalmente. —dijo—. Igual comenzaba a matar en venganza.

tú.

Malditos

orcos.

—murmuró,

mientras

Me dirigí arriba, hacia el cuarto de Bronwyn y abrí la puerta. La habitación se encontraba a oscuras, e iba a prender las luces cuando vi que Bronwyn estaba dormida en la cama, respirando lenta y rítmicamente. No me había ni dado cuenta que se había ido de la fiesta. Usando la luz del pasillo busqué alrededor del cuarto y vi una bolsa de dormir al lado de su cama, con una camisa verde y unos pantalones de tela cuidadosamente doblados encima. Parecía más fácil simplemente ponerme esos que luchar con mi maleta en la oscuridad. Cerré la puerta y me cambié, tratando de hacer el menor ruido posible. Pero Bronwyn parecía tener el sueño bastante profundo, lo cual era bueno. Porque solo quería irme a dormir, de todas maneras. Si hubiera estado despierta, probablemente habríamos tenido que hablar de la fiesta, y le tendría que haber contado sobre Bradley. Pero no tenía que hacerlo, así que funcionaba. Subí la bolsa de dormir hasta mis hombros, rogando que aquella magia que funcionó hace dos noches, funcionara hoy también y pudiera simplemente dormirme. Quería bloquear los recuerdos de Michael y dejar de recordar esa noche. Pero tan pronto como cerraba mis ojos, todo lo que podía ver era su rostro, y supe que eso probablemente no iba a ocurrir.

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Those memories so steeped in yesterday. Those memories you couldn’t run away. —Ember FX. Traducido por Annabelle Corregido por Mali..♥

MARZO 11 – TRES MESES ANTES. Me senté en el borde de la cama de Michael y me puse el brasier nuevamente, ensarté mal los ganchos pero en realidad no me importó. Michael acariciaba en lentos círculos mi espalda y me alejé de él pretendiendo buscar mi camisa. Pero principalmente, no quería que me tocara más. Con las manos un poco temblorosas, logré ponerme la blusa. —¿Estás bien? —preguntó desde la cama, donde ahora se sentaba, todavía bajo las sabanas. Me pregunté por qué nunca había notado que toda la habitación olía a pizza. —Estoy bien. —le dije suavemente, pero podía oír la histeria en mi voz. Encontré mi falda enrollada debajo de la cama y la alisé, luego me la puse y me levanté para subir el cierre. —Oye. —dijo Michael, sonando preocupado. Extendió su mano hacia mí—. Ven aquí. No quería ir allá. Todo lo que quería era salir de esa habitación tan pronto como pudiera y, si era posible, regresar el tiempo y borrar esos últimos veinte minutos—. Debería irme. —dije, tratando de contener lo que sea que estuviese amenazando en quebrarse dentro de mí. Busqué mis tacones negros alrededor del cuarto, pero parecían haberse desvanecido. Michael se puso sus pantalones de nuevo y caminó hasta pararse frente a mí— Amy. —dijo, estirando la mano para acariciar mi cabello. —¿Has visto mis zapatos? —pregunté, tratando de esquivarlo. —¿Qué está mal? —preguntó, tomando mis manos entre las suyas—. Escucha, prometo que la segunda vez va a ser mejor. —Jalé mis manos, y me di cuenta de que en realdad no necesitaba mis zapatos. Podía llegar a casa descalza. Estaría bien. Michael me abrazó y acarició con su mano mi cabello. Era demasiado. Todo era demasiado. Lo que acabábamos de hacer, y como mientras sucedía no tenía idea de que me sentiría tan vulnerable, lo cual era lo último que quería sentir. Como cuando terminó, y me di cuenta el enorme error que había sido. Pero un error que era imposible de remendar. Como, de repente, no podía respirar con sus brazos a mí

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON alrededor. Lo empujé y di un paso atrás. Al hacerlo vi como el dolor se reflejaba en su rostro, pero no me importaba. Lo único que sabía era que debía salir de allí. —Tengo que irme. —dije, escuché cuán inestable sonaba mi voz y sentí como si algo dentro de mí se quebrara. No podía creer que alguna vez, pensé que esto sería buena idea. Solo necesitaba ir a un lugar donde pudiera estar sola, y donde pudiera hacer el intento de manejar el hecho de que todo parecía roto en mi mundo. —Hablemos de esto. —dijo, sentándose en la cama y palmeando el lugar a su lado. —¡No quiero hablar! —grité, sin siquiera saber que lo haría, mi voz se quebró en la última palabra. —De acuerdo. —Michael parecía un poco asustado—. Um. Está bien. No tienes que hacerlo. Me alejé de él y forcé el aire hacia mis pulmones, incluso cuando sabía que tan áspero se encontraba—. Solo… Solo quiero estar sola, ¿de acuerdo? Lo siento. No debí haber venido. —me dirigí a la puerta, dejando en su desordenada habitación mis zapatos, mi virginidad y la última parte que quedaba de la chica que alguna vez había sido. —Amy. —dijo Michael—. No lo... Pero nunca me enteré qué iba a decir porque tiré la puerta tras de mí y caminé por el pasillo, manteniendo mis ojos en la alfombra marrón industrial, sin girarme a ver si me seguía. Sentí las lágrimas punzando mis párpados. Mis ojos se sentían como si estuvieran quemándose, y dos lágrimas se escaparon de mi ojo derecho. Podía sentir cuánto había sido, todo lo que había ocurrida, la enormidad de todo. No había suficientes lágrimas que llorar. No tenía suficiente voz con que gritar. Y no era como si algo fuera a cambiar. No importaba cuanto llorara, incluso si me permitía gritar, las cosas no iban a mejorar. Así que luché todo lo que pude contra los sentimientos que gritaban por liberarse. Me concentré en respirar, y en tomar un paso, luego otro, y de no pensar en lo que había ocurrido, ni en la casa a la que tenía que regresar, ni en como sentía que mi corazón estaba más que roto, como se sentía tan quebrado que casi se encontraba hecho polvo. Luché contra estos sentimientos con todo lo que aún me quedaba. Y ya había parado de llorar para el momento en que salí a la todavía cálida tarde.

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Parte IV Through Adversity to the Stars.

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I’ve Reached the Point of Know Return. —Kansas Traducido por: Sofi Corregido por: Deydra Ann

Íbamos a Kentucky. Bueno, primero teníamos que pasar a través de Kansas y Missouri, pero después íbamos a Kentucky. Cuando me levanté, a las diez, esa mañana —habiéndome por fin quedado dormida cerca de las cuatro— Bronwyn se había ido, y también mi maleta. Mis vaqueros estaban doblados sobre su cama, junto con una camiseta de mangas cortas bastante parecida a la que ella había estado usando los días anteriores. Había un Post-it amarillo descansando sobre la ropa que decía: “Para Amy”, y un Post it rosado junto a éste que decía: “Úsame”. Confusa, pero sin ver otras opciones, me cambié, sintiendo la suavidad de la tela. Se trataba de una gran camisa, y era blanca —Tendría que asegurarme de mantenerme lejos de la mermelada. Enrollé la bolsa de dormir y me encaminé hacía las escaleras. Leonard estaba dormido en el sillón, roncaba suavemente y el control descansaba sobre su pecho. Caminé hacia la cocina, Roger salía de ella, usando la camiseta de “Las necesidades del oso” que compró en la tienda de regalos de Yosemite. Él debía haberse recién bañado, porque su cabello estaba todavía mojado y las líneas del peine aún eran visibles en él, un mechón de pelo en la parte de atrás batallando valientemente para pararse. —Buenos días. —dijo. —Hola. —dije suavemente, a pesar de que quizás no había necesidad, en el juego resonaba alguna clase de música pan-flauta y eso parecía no molestar a Leonard en lo más mínimo. —¿Te divertiste anoche? —preguntó. —Sí. —dije, un hecho que seguía sorprendiéndome. Pero yo realmente me había divertido, hasta el final. —Bien. —dijo sonriéndose—. No estaba seguro, como te fuiste temprano. —Oh, eso. —dije mirando al suelo—. Solo estaba cansada. —Sí. —dijo estirándose un poco—. Han sido días intensos

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON —Lo han sido. —Estuve de acuerdo, dándome cuenta mientras decía esto que solo eran sido tres días. Y que mi vida antes del viaje estaba empezando a parecerme muy lejana. —¿Lista para ponernos en camino? —Sip. —dije sin darme cuenta de mi elección de palabra hasta que fue muy tarde para retractarme. Pero estábamos en Colorado, después de todo, así que tal vez el discurso de vaquero era más aceptable. O al menos, no era tan arbitrario—. Aunque tengo que encontrar mi maleta, no está en la habitación de Bronwyn. —Está bien. —dijo Roger mientras agarraba su saco de la entrada—. Bron la bajó esta mañana. —¿En serio? Qué lindo de su parte. —Mmm. —dijo vagamente. Caminamos junto a Leonard en nuestro recorrido a la puerta y Roger chocó la mano que le ofrecía a través de la espalda del sillón—. Más tarde, amigo. —dijo continuando el camino al auto. —Totalmente. —masculló Leonard. Miré hacía la pantalla y me di cuenta que ahora brillaba ¡Date Prisa! ¡Debes salvar a la Princesa Amy! Observé las palabras mientras estas desaparecían, sintiéndome sonreír. —Adiós, Leonard. —dije suavemente—. Buena suerte con tu búsqueda. —Di un paso afuera y empujé la puerta de La Casa Internacional, cerrándola detrás de mí. Después seguí a Roger hasta el auto. —Bron tenía una reunión esta mañana. —dijo poniendo su saco en el asiento de atrás sin hacer contacto visual conmigo. Caminó hasta el lado de la puerta del conductor y yo hasta el del pasajero y me subí—. Pero dijo que te dijera adiós. —Oh. —dije algo sorprendida y tratando de no estar decepcionada. —Yo, por supuesto, le dije que no lo haría. —dijo Roger, mostrándome una rápida sonrisa. Encendió el auto, y avanzamos sobre la calle. —Pero ella quería que te diera esto. —Me alcanzó un sobre envuelto en papel grueso color crema. AMY estaba escrito en la parte de adelante con la misma letra que estaba en los Post-it—. Me dijo que esperara hasta que estuviéramos moviéndonos. —De acuerdo. —dije, completamente confusa. Tomé el sobre y lo abrí.

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Me detuve en la nota. Era dulce excepto por la posdata, que era, para decir lo menos, problemática. —Roger. —dije, girándome para ver el asiento de atrás—. ¿Hay algo mal con mi maleta?

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON —Um, ¿qué? —Preguntó mientras su rostro se ponía colorado—. oh, mira, la interestatal. —¡Roger! —Yo no sé nada. —dijo—. Lo juro. No soy nada en todo esto. Ella sólo bajó esta mañana con tu maleta y me dijo que no la abriera y que no dejara que tú la abrieras hasta que estuviéramos en el camino. —¿Y tú estuviste de acuerdo? —pregunté volteándome en el asiento y viendo hacia atrás, donde estaba mi maleta. —Bueno, ella amenazó con echarme la culpa si no lo hacía. Yo no quería, pero no pude evitar reírme ante eso. Roger también rio y sonó aliviado. —Mira, casi estamos en Fran. Si hay algo verdaderamente irreparable, aún estamos cerca como para volver y hacer algo para arreglarlo. —Mientras decía esto, Roger tomaba una salida de la interestatal, y luego condujo hacia un estacionamiento que parecía estar casi completamente lleno, tanto con camiones como con autos. —Wow. —dije, mientras estacionábamos en la sombra de un enorme camión. —Sí. —dijo—. Este lugar es bastante popular entre camioneros y estudiantes. Hace una mezcla muy interesante. Bienvenida a la casa de los panqueques de Fran. Salí del auto, caminé rápidamente alrededor de la parte de atrás y abrí la puerta. Descorrí el cierre de mi maleta y me quedé viéndola. Toda mi ropa se había ido. Bueno, me di cuenta que eso no era realmente verdad mientras le hacía una revisión a la maleta. Bronwyn me había dejado mi ropa interior —y me había dado la tanga verde y el sostén que combinaba. También me había dejado mi camiseta de “Cualquiera puede silbar” Pero mis demás prendas se habían ido, y todo lo que quedaba era de ella. El traje que había usado en la fiesta, vestidos y faldas. Terminé de revisar la ropa y sólo me quedé viendo la maleta, no muy segura de qué decir. —¿Qué? —preguntó Roger, posicionándose tras de mí—. ¿Es muy malo? —No. —dije—. Sólo me dio todo un nuevo guardarropa, eso es todo. —Oh. —Caminó más cerca, tal vez pensando que ahora era seguro, ahora que yo no parecía lo suficientemente enojada como para golpearlo—. Pero eso es bueno ¿no? Miré nuevamente esas cosas hermosas que de pronto eran mías y me di cuenta de que Bronwyn no me había dado ropa, se había llevado mi camuflaje. Me había hecho imposible seguir escondiéndome. No estaba precisamente asustada acerca de esto o del hecho de que había secuestrado mi maleta sin preguntarme. Pero la ropa era adorable. La noche anterior me había sentido más bonita de lo que

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON me había sentido en mucho tiempo. Básicamente, era mucho para procesar antes del desayuno. —Lo es. —dije corriendo el cierre de la maleta otra vez y luego cerrando la parte de atrás—. Creo. Vamos a comer. Me estoy muriendo de hambre. Mientras caminábamos al restaurante, Roger hablaba sobre sus panqueques, pero yo solo lo oía parcialmente. El brillo plateado de un camión de gasolina me puso a reflexionar sobre la camiseta —ahora mía— de Bronwyn. No pude evitar darme cuenta de que, a decir verdad, me estaba parando más derecha.

••• Empujé mi plato vacío de panqueques y miré a Roger frente a mí en la mesa. El atlas estaba entre nosotros, abierto en la página que tenía el mapa del país. Aún había un largo camino por recorrer antes de que alcanzáramos la Costa Este, pero me sorprendió ver cuánto terreno habíamos recorrido ya. Estábamos a un largo camino de Ohio, a pesar de todo, donde se suponía que nosotros deberíamos estar yendo en estos momentos. Mientras miraba dónde estábamos, comparado con donde deberíamos estar, me di cuenta de que debería llamar a mi madre —probablemente esta misma noche— y decirle que no estábamos en Akron. Pensar en esta conversación hizo que mi estómago se retorciera un poco, pero no me ponía los nervios de punta tanto como lo hubiera hecho unos días antes. Roger trazó un camino con su dedo sobre los estados que estaban entre Colorado y Connecticut. Mientras miraba, se movió a lo largo de Kansas, Missouri, después Kentucky y paró.

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—Quieres ir a Kentucky. —dije. Roger levantó su mirada hacia mí, sorprendido, luego la bajó a donde descansaba su dedo en el mapa. —Oh. —dijo. Suspiró, golpeando ligeramente su dedo sobre el estado—. No sé. Es sólo que estuve pensando en eso esta mañana. Pasó sus dos manos entre sus cabellos y el mechón de pelo en la parte de atrás, feliz de ser por fin libre, se había parado con desenvoltura. —¿Hadley? —adiviné. Me sentí extraña al decir su nombre, especialmente después de haberla visto en una foto y haber escuchado a Bronwyn hablar sobre ella. —Es obvio, ¿no? —preguntó—. Es que pensé que ella iba a estar aquí y podría hablar con ella. Estaba preparado para eso. Pero ella no estaba… —Miró fuera de la ventana, a los autos que recorrían la interestatal—. Juro que no quiero acosarla. — dijo—. sólo necesito saber que pasó. Y ella no está respondiendo mis llamadas… —Bueno. —dije mirando hacia el mapa—. Nunca he estado en Kentucky. Roger sonrió y volvió a mirarme—. No tenemos tiempo. —dijo—. nosotros deberíamos estar en… —Akron. —agregué. —Akron. —repitió—. Y luego en Connecticut para mañana. No creo que debamos ir a Kentucky. Me quedé viendo el mapa. No estaba lista para ir a Connecticut todavía. Por una razón: no tenía ningún apuro en ver a mi mamá otra vez. Y si estábamos un día

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON —o dos— tarde, ¿Qué podía hacer mi madre al respecto? Parecía que Roger estaba en una búsqueda solo, como Leonard virtual ¿Y quién era yo para detener eso? —Creo que deberíamos ir. —dije, tomando una decisión. —¿En serio? —En serio. —dije—. Es sólo un desvío, ¿verdad? —Es un gran desvío. —dijo—. Tu madre… —Tendrá que vivir con eso. Yo solo… le diré que encontramos mucho tráfico en los estados del medio atlántico20. —Casi no podía creer que estuviera diciendo estas cosas. Mi madre iba a matarme. Ella había dejado un mensaje en mi teléfono esa mañana y yo no lo había escuchado todavía, o respondido. Aunque intenté alejar estos pensamientos de mi mente, sabía que ella estaría probablemente preocupada. La culpa hizo que se me retorciera el estómago e hizo que los panqueques de Fran se revolvieran. Pero Roger levantó la mirada hacía mi y traté de esconder estos sentimientos. Después de todo, ella había sido la que se había ido y me había dejado por un mes ¿No podía hacer yo lo mismo por ella por sólo cuatro días? —Hagámoslo. —dije lo más firmemente que pude, aunque mi corazón palpitara velozmente—. Kentucky. Roger me miró por un largo momento, entonces asintió y me ofreció su lápiz. —¿Desea marcar nuestra ruta, Chekov? —preguntó. Miró detenidamente el mapa—. No creo que vaya a tomarnos mucho, y si pasamos por Kansas, podríamos encontrarnos con mi amigo Drew… —Creo que pasaremos por Kansas. —dije mientras me fijaba en las interestatales que debíamos tomar. Un pensamiento cruzó mi mente que hizo que mi estómago saltara un poco—. ¿Roger? —pregunté sin querer realmente saber la respuesta, pero obligándome a preguntar de todas maneras—. ¿Es esto —el asunto de Hadley— el por qué decidiste venir en este viaje en primer lugar? Levantó la mirada y se encontró con mis ojos, un poco culpable, entonces supe que la respuesta era sí. Esto no debió haberme molestado o decepcionado, pero lo hizo. —Está bien. —Me apresuré a decir—. Quiero decir… —Bueno, sí. —dijo Roger interrumpiéndome—. Lo era, en un principio. Quiero decir, mi madre me lo pidió, pero yo no tenía que aceptar. Pude haberle dicho a mi

Región de Estados Unidos que comprende los estados de: Delaware, Maryland, Nueva Jersey, Nueva York y Pennsilvania. 20

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON padre que pagara mi vuelo, pero pensé que sería una buena manera de ver el país, y pensé que Hadley estaría aquí y si tan sólo pudiera verla y hablarle… Asentí diciéndome que no me molestaría. Por supuesto que a él no le hubiera emocionado hacer un viaje con una chica de preparatoria a la que apenas conocía. Yo no me había sentido feliz con la idea del viaje, así que ¿Por qué me había puesto tan repentinamente triste que él tampoco lo haya estado? —Pero en serio. —dijo con suficiente seriedad en su tono para hacerme levantar la mirada hacia él—. No es lo que pensé que sería. Me he divertido. Quiero decir, es una aventura, ¿verdad? —Sí. —volviendo a bajar la mirada al mapa—. Una aventura. —Y como él me había dicho todo esto, se me ocurrió que ahora era mi turno de devolverle el favor. — Yo no quería hacer esto. —dije—. Quiero decir, al principio. Pero ahora… me refiero a… estoy agradecida. De que estemos haciendo esto, quiero decir. —Yo también. —dijo sonriéndome. El mesero vino y se llevó nuestros platos con un fuerte suspiro, lo que tomé como nuestra señal para irnos. Salimos de Fran haciendo tintinear la campanilla sobre la puerta. Apuramos el paso para no tropezar con los dos camioneros de ojos turbios que iban a entrar. —Una cosa. —dije, mientras el abría el auto con un cliqueo a unos pies de distancia—. El chico de ayer en la fiesta… —Empecé mientras caminábamos a lados diferentes del auto y nos miramos por sobre el techo. Eso había estado molestándome desde que pasó—. El que dijo que tenías fuego. ¿Qué… qué quiso decir? —Oh. —dijo Roger, me di cuenta de que no estaba mirándome—. Supongo que es una cosa de chicos. Es estúpido. —Miró hacía la chapa de la llave, embutiéndola en esta. —¿Era sobre mi cabello? —dije, segura de la respuesta y temiéndola. —¿Qué? —preguntó, mirándome—. No. Tu cabello es genial. Eso significaba que él pensaba que tú eras sexy. Y que pensaba que estábamos… juntos. —Oh. —entendiendo la reacción de Roger y sintiendo mi rostro calentarse. —Sí. —dijo con una risa, abriendo su puerta y entrando. Me quedé parada afuera por un largo momento, tratando de que mi rostro se calmara y sintiendo una pequeña sonrisa empezar a formarse en mi rostro. Porque si recordaba correctamente, Roger no le había dicho al chico que no era verdad. Esto no debió haberme hecho feliz. Pero lo hizo.

•••

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En cuanto Roger empezó a dirigir el auto hacía Kansas, el paisaje empezó a verse mucho más a lo Kansas, a pesar de que aún estábamos en Colorado. Pronto las montañas se habían ido, y todo estaba plano, se veía seco y la paja se veía coloreada. Otra vez teníamos un amplio cielo despejado. Como se esperaba, la tierra era muy, muy plana. Pero era en su propio modo, igual de fascinante como las montañas lo habían sido. Cuando cruzamos la línea estatal hacía Kansas, me di cuenta de que señales con luces en la parte superior empezaban a aparecer en el costado de la carretera, decían CUANDO BRILLEN, CAMBIA AL CANAL METEOROLOGICO. No le había prestado mucha atención a esto al principio —sentí que después de Colorado, me iba a tomar mucho para sorprenderme, a mí, sobre las señales— hasta que me di cuenta de que las señales se referían a algo como un tornado. De pronto el cielo ya no parecía tan pacífico, pero, al menos, tanto como pude ver, seguía despejado. —¿Es una persona? —preguntó Roger. —Sí. —dije—. Diecinueve. —¿Es un hombre? —No. Dieciocho. —¿Esta viva? —No. Diecisiete. —¿Es famosa? —Mucho. Dieciséis.

••• Cuando nos encaminábamos dentro de Sunflower Mart, sin siquiera preguntar, Roger cogió una soda de crema para mí y una cerveza de raíz para él, después se fue directo a la sección de ropa. —¡Amy! —gritó a pesar de que el pequeño lugar estaba vacío. —¿Qué? —dije suavemente, acercándome a él.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON —Contempla. —dijo, haciendo girar la envoltura negra plástica y haciendo que las gafas de sol puestas a un precio de 4.99 dólares salieran a exhibirse: “Gafas de sol”. Traté de adivinar si era esta su manera de decirme que había estado usando las suyas mucho, a pesar de que creía haberme cuidado de no hacerlo. Me decidí a no usarlas en el futuro para nada. —Bien. —dije avergonzada, caminando hacía la sección de comida y agarrando unos Doritos. —¡Puedes comprar algunas! Y por un precio razonable. —Estoy bien. —dije levantando una bolsa de caramelos—. Pero no volveré a usar las tuyas. —No, no me importa. —dijo Roger, viniendo junto a mí, cerca de la caja—. Es sólo que no quiero que sigas bizqueando en el sol. —Estoy bien. —dije cortante, vi a Roger parpadear ante esto, luego asentir y dirigirse de nuevo al auto mientras yo entregaba mi tarjeta de crédito.

••• —Bien. Entonces es una ella. Y está muerta. Y famosa. Muy famosa. Y no es la reina Isabela. Asentí—. No puedo creer que fue ese tu primer intento. Quince. ¿Cómo haces esto? —pregunté, mirando junto a Roger el altavoz fuera de algo llamado un Paseo Acústico, donde intentábamos almorzar. —Hay una soda de cereza y lima en el menú. —dijo Roger, mirando al gran e iluminado menú, adyacente al área bajo la cual habíamos puesto el auto—. No tengo idea de que será, pero supongo que solo tendré que probarlo. —¡Mi Dios! —dije también mirando al menú que era demasiado como para decidir. Había queso asado y muchas clases de chili—. Tienen palitos de mozzarella. Tengo que tener algunos. Un sonido de crujido salió del altavoz junto a Roger y luego se desvaneció. Roger lo golpeó ligeramente—. ¿Hola? —preguntó—. Necesitamos palitos de queso aquí afuera.

•••

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON —Entonces… —dijo Roger. Su mezcla estaba sonando por tercera vez y yo tarareaba algo de la letra de la canción Fountains de Wayne que había memorizado previamente. Nuestro almuerzo acústico había venido con dos mentas empaquetadas en una bolsa de papel marrón, saqué una y la deje caer en su palma. Luego me di cuenta de lo que había hecho y me senté con fuerza contra mi asiento. —Para recapitular. Ella está muerta, muy famosa y no es la reina Isabela, Margaret Mead o la Reina Elizabeth. —Correcto. —dije—. Trece.

••• Cuando estábamos a una hora de Wichita, el cielo empezó a oscurecer. Yo creía saber cómo se veía un cielo nublado. Ocasionalmente los veíamos en California. Pero yo nunca había visto algo como esto. Había mucho cielo, y todo él se veía nublado, presentí que las cosas podrían volverse contra nosotros, muy rápido. —Um, ¿Roger? Se giró hacia mí, pareciendo estresado—. Estoy pensando. —dijo—. No me apures. Solo tengo una pregunta más. —No es eso. Solo me preguntaba… ¿Sabes cuándo es la temporada de los tornados? —Oh. —Lo vi echar un vistazo afuera, dándose cuenta de lo oscuro del cielo por primera vez—. Hmm. No ¿Tú? —No. —Miré las nubes, que ahora cubrían todo el lugar, estirándose sobre todo lo que era capaz de ver. —Bueno. —dijo después de un momento—. Las señales aún no han empezado a brillar. Así que tal vez no necesitemos preocuparnos por eso. —Bien. —dije, pero me quedé viendo fuera de la ventana, preocupada de qué podríamos encontrarnos en el camino.

••• Roger me miró incrédulamente—. ¿Quién? —Ethel Merman. —dije, cogiendo algunos Skittles—. Es mujer, está muerta y es famosa.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON —Bueno, yo nunca escuché algo sobre ella. —¡Es una actriz renombrada! Ella obtuvo los principales papeles de teatros musicales. Roger solo sacudió la cabeza—. Pensé que la habías inventado. Quiero una revancha. —Muy bien. —dije girándome en el asiento para mirarlo—. Tu turno. —Mientras decía esto, cruzamos el límite de la ciudad hacía Wichita y dejé salir un suspiro de alivio. Incluso si un tornado se aparecía, al menos no estábamos en el medio de la carretera, totalmente vulnerable. —Wichita. —dijo Roger—. Por fin. —Desenredó su teléfono del apoya vasos donde había sido enterrado con la basura del día, envoltorios de caramelos, servilletas blancas, botellas vacías de soda—. Debería llamar a Drew. Roger había empezado a hablar sobre Drew mientras nos acercábamos más, sobre todo tratando de detenerlo de empezar a bombardearme con pistas de las Veinte Preguntas. El no creía que necesitáramos pasar la noche en Wichita —y no teníamos suficiente tiempo para eso, si es que íbamos a ir a Kentucky— pero él creía que era un buen lugar para descansar. Y viendo lo cansado que se veía Roger, como se movía en el asiento, me di cuenta de que él ya estaba listo para descansar. Yo también, en realidad. Mi costado ya estaba empezando a endurecerse y los músculos de mis piernas se sentían entumecidos —¿Drew es una amigo de la universidad? —pregunté. —Sí. —dijo Roger—. Él vivía en mi piso el año pasado y paraba en mi habitación porque siempre se quedaba fuera de la suya. El debió haber sido la persona que más veces perdió su llave en la historia de los dormitorios. El RA finalmente dejó de cobrarle por remplazarle la llave, comenzaban a sentirse mal por llevarse todo su dinero. Roger presionó un numero, escuchó por un momento, luego sacudió la cabeza—. Buzón de voz. —me dijo—. Hey, Cheeks21 —dijo en el teléfono—. Escucha, amigo, estoy con una amiga en Kansas y me preguntaba si querías encontrarnos. Llámame si escuchas esto, son casi las ocho. —Luego colgó sin decir adiós, a lo cual ya me estaba empezando a acostumbrar, y volvió a poner su teléfono sobre su bolsa vacía de M&M. —¿Cheeks4? —pregunté. —Oh. —dijo Roger riéndose—. es solo un apodo estúpido. Todos los chicos en nuestro piso los tenían. —¿Cuál era el tuyo? —Roger aparentó no haberme escuchado, pero miró la ventana con intención.

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En inglés original, significa mejillas en español.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON —¿Roger? —pregunté—. ¿Cuál era…? —Antes de que terminara, su teléfono empezó a vibrar en el apoya vasos. Roger le echó un vistazo pero en un impulso, sorprendiéndome, lo cogí y vi que decía CHEEKS LLAMANDO. Ignoré la mano de Roger, que me hacía señas para que le diera el teléfono y lo abrí. —Hola. Teléfono de Roger. —dije, moviéndome hasta el borde del asiento fuera de su alcance. Roger siguió intentando alcanzarlo, haciendo que el auto se subiera a la vereda ligeramente. —Hola. —dijo una voz grave al otro lado de la línea—. ¿Está Magellan22 ahí? Me volví hacia Roger, quién seguía tratando de alcanzar el teléfono. Sentí una sonrisa crecer en mi rostro—. ¿Magellan? —repetí divertidamente. Roger suspiró, y dejó caer su mano. Claramente esto era el por qué había intentado quitarme el teléfono. —Sí. —dijo la voz en el teléfono—. Ya sabes… Roger. —Claro. —dije aún sonriendo—. Un segundo. —Le alcancé el teléfono—. Magellan. —dije—. Tienes una llamada. —Es sólo un estúpido apodo. —Silbó antes de agarrar el teléfono—. Cheeks, hola. —dijo—. Escucha… estamos cerca de… ¿qué? —Roger me volvió a echar un vistazo—. Oh. No. Es solo una amiga. Hadley está en Kentucky. Ahora era mi turno de sentirme avergonzada. Miré fuera de la ventana hasta que Roger agitó su mano para llamar mi atención e hizo una mímica de escribir. Cogí un lapicero y escribí la dirección que Roger me dictó para el club de Country de Wichita sobre una servilleta. Cuando Roger terminó de hablar con Drew, no me miró directamente, pero vio derecho a la ruta, como si hubiera algo más que ver que la carretera sin fin y el cielo nublado. —Drew dijo que debería tomarnos unos 20 veinte minutos. —dijo—. Supongo que estará terminando de trabajar. —Eso es grandioso. —dije—. ¿Magellan? —Sí, lo que sea. —dijo y me di cuenta de que se estaba ruborizando—. Te dije que era algo sobre un estúpido apodo. —Creo que es gracioso. —dije—. ¿Por todo eso del explorador? —Sí. —dijo Roger—. Pero se salió de nuestras manos, lo juro, algunos de los chicos del piso ni siquiera llegaron a conocer mi verdadero nombre. Hadley pensó que era realmente estúpido. —Tenía el tono de voz que salía a la luz cada vez que pronunciaba su nombre. Una combinación de añoranza y de resignación. —Yo creo que es gracioso. —repetí rápidamente.

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Se referencia al explorador Fernando de Magallanes

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON Roger esbozó una sonrisa rápida—. Yo también. —dijo—. Al inicio. Es menos divertido después de seis meses cuando las personas lo gritan por todo el campus. Señaló la servilleta que estaba entre nosotros—. ¿Lista para navegar, Chekov? Levanté la servilleta y la alisé, tratando de descifrar las direcciones garabateadas. —Lista. Veinte minutos después, como prometí, pasamos frente al Country Club 23 de Wichita. Había un guardia muy intimidante en una pequeña casita de madera observando los autos mientras estos pasaban, así que condujimos un poco más debajo de esa calle y nos estacionamos. Ambos salimos del auto y Roger había sacado su celular para llamar a Drew otra vez, cuando oí un chirrido de neumáticos. Un pequeño auto rojo salió de la entrada y se dirigió directo hacía nosotros. —Y ese debe ser Cheeks. —dijo Roger sonriendo. El auto dio una vuelta y se detuvo junto a Libertad. El lado del conductor se abrió y una rostro redondo, cabeza redonda, salió. —Amigo. —dijo Roger, acercándose al auto—. Te ves como si fueras a venderme un seguro. —Magellan. —dijo Drew y él y Roger se dieron un abrazo de chicos que parecía consistir mayormente en golpearse el uno al otro en la espalda—. Resulta que estás viendo al más nuevo asistente de golf del Club de Golf de Wichita. —¿Te refieres a asistente de golf como en un… carrito? —preguntó Roger. —Es mucho más que eso. —insistió Drew—. Hay arte en ello. Tengo que elegir los clubes. Tengo que leer… —Hizo un gran gesto y debió haberme visto cuando lo hizo—. Bueno, hola. —me dijo, sonriéndome enormemente y me di cuenta de que su voz era de pronto más profunda. Registré todo esto con sorpresa, y un creciente sentimiento de ansiedad. Él pensó que era bonita. Sabía que era probablemente por la ropa de Bronwyn y sentí algo de enojo hacía ella por hacerme esto. Me gustaba ser invisible. Las cosas eran más fáciles de esa forma. Sentí mi corazón latir mientras lo miraba, sonriéndome expectante, odiando cuán torpe cualquier simple interacción me hacía sentir. La antigua yo hubiera correspondido la sonrisa y quizás coqueteado un poco, sólo por diversión. Pero yo sólo puse las manos en los bolsillos de mis jeans y miré el piso, deseando seguir en una camiseta enorme. —Hola. —murmuré—. Soy Amy.

Club de campo o club campestre, por lo general privado y donde se debe tener una membrecía para poder acceder a él y los múltiples entretenimientos que puede ofrecer. 23

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON —Andrew O’Neal. —dijo—. Un placer. —Miró a Roger y enarcó las cejas, pero Roger frunció el ceño y sacudió la cabeza. Drew suspiró. —Gusto en conocerte. — dijo algo resignado, su voz volvió a su tono normal. Los miré a los dos tratando de descubrir que acababa de pasar—. Ahora que hemos sido presentados. Volvamos a asuntos más importantes. Como comida. No me había dado cuenta hasta que él dijo esa palabra, pero estaba muriéndome de hambre. Lo que era ridículo, porque habíamos estado comiendo todo el día y no habíamos hecho nada más que sentarnos en el auto. Roger me miró y yo asentí. —Suena bien. —le dijo a Drew. —Excelente. —dijo Drew, volviendo a su auto. Nos hizo señas para que lo siguiéramos. —El grupo de cuatro al que estaba ayudando olvidó, por alguna razón, darme una invitación a la casa club para cenar. Así que estoy hambriento. Y ustedes probablemente necesiten un descanso de manejar, Magellan. Creo que New Way es realmente la única forma. —¿New Way? —preguntó Roger mientras Drew abría la puerta del conductor. Y Roger la del pasajero. —New Way. —afirmó Drew, empujando su asiento hacia delante para que yo subiera atrás—. Ya verás.

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There’s No Place Like Home. —The Wizard of Oz. Traducido por Panchys Corregido por Maia8

New Way, pronto descubrimos, que realmente significaba hamburguesas Nuway, y era, según Drew, un punto de referencia de Wichita. Wichita parecía un poco confusa, con una carretera que atraviesa la ciudad, dividiéndola en dos. Drew se detuvo en frente del Café Nuway, el nombre deletreado en blanco sobre un toldo rojo y amarillo. De repente parecía un largo camino desde las flechas rojas y amarillas, con palmeras en las tazas. ¡DESMENUZABLE es BUENO! un letrero en la ventana del restaurante proclamaba. Seguimos a Drew en el restaurante, que estaba decorado con marcos de fotografías en blanco y negro de Nuway y sus clientes a través de los años. Parecía que Drew estuvo diciendo la verdad acerca de lo histórico. Él se hizo cargo del pedido para nosotros, e insistió en el tratamiento, y salimos cinco minutos más tarde con dos bolsas de papel marrón que olían delicioso y fueron repartidos de inmediato con tenues manchas de grasa. Regresamos todos al coche, y Drew nos condujo por la carretera hacia el local “Freddy’s Frozen”. —¿Frozen? —pregunté. Incapaz de encontrar un lugar, Drew había aparcado en doble fila y se dirigió hacia el interior para conseguirnos postre. Yo tiré de mi cinturón de seguridad para darle un poco de holgura y me incliné hacia adelante en el espacio entre los asientos delanteros. —Es una cosa del medio oeste. —dijo Roger, volviendo la cabeza hacia la izquierda para hablar conmigo. Cuando lo hizo, me senté un poco más atrás, no me había dado cuenta de lo cerca que nuestros rostros estarían si él hacia eso—. Lo descubrí este año. Es como el helado, pero un poco más grueso. Es bueno. —Apuesto a que no hay veintiuna opciones, sin embargo —dije, refiriéndome al lugar de yogur helado en Pasadena, teniendo la posibilidad de que Roger lo supiera también. Sonrió al nombre. —Me encanta ese lugar. —dijo. No sé en qué estaba pensando él, pero yo estaba pensando en su casa, cerca de California, y la forma en que parecía estar muy lejos en este momento. Roger se inclinó un poco hacia delante y se volvió más hacia mí—. Yogurt helado. —dijo, mirándome con una sonrisa—. Chica de California. Le devolví la sonrisa y el silencio cayó entre nosotros. Tomé aire para decir algo, cuando la puerta del conductor se abrió de nuevo.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON —Y estoy de vuelta. —dijo Drew, dejándose caer en el coche y entregando tres tazas plásticas de Freddy, cucharas rojas que salen de la parte superior, a Roger—. Prepárense para experimentar algo fuerte. —dijo—. Nirvana contenida en un convite congelado. —Salió del estacionamiento con un chirrido de neumáticos y corrió hacia la intersección, lanzándome contra el asiento, haciendo que Roger se golpeara contra la ventana del lado del pasajero, y provocando una cacofonía de bocinas de todo a nuestro alrededor. Me sentí entrar en pánico, y mi estómago empezó a agitarse. Cerré los ojos y traté de respirar, traté de bloquear la memoria de un chirrido de neumáticos y el chirrido de metal terrible, la sensación de que ya no tenía el control del coche, la sensación de vértigo nauseabundo y la forma en que el tiempo había parecido reducir la velocidad. —Drew. —dijo Roger bruscamente. Abrí los ojos y vi que me miraba, preocupado—. ¿Podrías frenar un poco? —¿Por qué? —preguntó Drew, por encima del rap que había manipulado. —Solo hazlo. —dijo Roger, un corte que no había oído antes permanecía en su voz. —Está bien. —dijo Drew un poco petulante, pero disminuyó la velocidad y empezó a manejar con más calma. Sentí que mi propio ritmo cardíaco empezó a disminuir y la respiración comenzó a parecer más normal. No estaba pasando otra vez. Yo estaba aquí, ahora. Y Roger estaba aquí conmigo. Estaba a salvo. —¿Estás bien? —Roger articuló hacia mí, y asentí tratando de darle una sonrisa. Había pensado que era cada vez mejor leyéndolo, pero no había considerado hasta entonces que podría ser bidireccional. A los veinte minutos, se detuvo en la entrada del personal del Country Club de Wichita y se dio la vuelta en el estacionamiento de empleados, el cual estaba casi totalmente desierto. Estaba completamente oscuro ahora, y más claro de lo que había estado antes. Había nubes aún, en el cielo, pero ellas estaban moviéndose a través de la oscuridad, revelando la luna y las estrellas, luego bloqueándolas de nuevo. —¿Qué estamos haciendo aquí? —preguntó Roger—. ¿Estás haciendo un poco de tiempo extra? —Te prometí la última experiencia de Wichita. —dijo Drew, poniendo el coche en el estacionamiento—. Te la estoy entregando. —Se bajó, echó el asiento hacia adelante, y me ofreció su mano para ayudarme a salir del asiento trasero—. ¿Señorita? Aparté la vista de la mano y salí por mi cuenta. La vieja yo habría sonreído y habría tomado su mano y dicho: Bueno, gracias, buen señor y tal vez hacer una referencia a Camelot. Yo sólo miré hacia el suelo, mientras que Drew cerró la puerta. Roger le tendió la mano libre, la que no llevaba el postre, a Drew.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON —Llaves. —dijo—. Es por tu propio bien. —Buena llamada. —dijo Drew, entregándolas—. ¿Dónde estabas ayer? — Drew lideró el camino a seguir, y yo seguí el paso junto a Roger. Dos de las copas se veían precarias, y extendí la mano y las tomé de él. Me dio una sonrisa rápida, y se apresuró a seguir el ritmo de Drew, que era un caminante sorprendentemente rápido. Cruzamos el estacionamiento y pasó por delante de lo que debió ser el edificio principal del club de campo. Era imponente y blanco, con columnas y ayudas de cámara de aspecto aburrido en chaquetas rojas, que estaban en el frente, fumando. —¡“ Cheeks”! —dos de ellos llamaron a Drew a su paso. —Yo no estoy aquí. —dijo—. O en los últimos nueve hoyos. Ustedes no me vieron. —Entendido. —uno de los criados dijo, y Drew le dio un saludo a medida que pasaba por allí. —¿Ellos te llaman “Cheeks” aquí? —preguntó Roger. —Se corrió la voz. —dijo, mirando de nuevo a donde Roger y yo estábamos caminando detrás de él—. Se puso de moda. Habíamos caminado más allá del edificio principal en ese punto y pasamos una gran piscina que reflejaba la luz de la luna, un meneo del agua en un ala solitaria en el extremo. Un poco más lejos, pude ver desiertas pistas de tenis y una pared de práctica con una línea blanca pintada a través de ella para representar a la red. Las luces sobre la pared de práctica se encendieron, y mientras nos acercábamos, pude ver que había una chica allí, jugando. Yo desaceleré por un momento y vi golpear la pelota contra la pared, y luego regresar sobre su propio golpe, ya que volvió a ella, una y otra vez. Cuando Charlie había estado jugando, cuando éramos más jóvenes, había sido clasificado y la esperanza del entrenador de tenis local, mi padre, había pintado la misma línea en el lado de nuestro garaje, y en la mayoría de las noches, oía el chasquido rítmico de la pelota contra la pared. Cuando se fue hace dos años, o fue expulsado del equipo, nunca estuve segura de que la falta del sonido era lo más difícil de acostumbrarse. Era como si yo siguiera escuchando por ello, a pesar de que sabía que no iba a volver. La chica se perdió uno de sus propios tiros y se fue a recoger su pelota, extendiéndose un poco mientras lo hacía. Ella nos vio y saludó con su raqueta. Luego se volvió de nuevo a la pared y continuó jugando, cambiando a su revés. Estaba toda vestida con ropa de tenis blanca, y bajo las luces brillantes, parecía exótica y fuera de lugar, una polilla grande en un centro de atención que brillaba directamente sobre ella. Drew hizo un giro brusco a la derecha, y Roger y yo lo seguimos, mientras él nos llevaba al campo de golf.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON —Amigo, ¿podemos quedarnos aquí? —preguntó Roger. —Por supuesto que no. —dijo Drew, sin disminuir la velocidad—. ¿Quieres un momento? Roger me miró y se encogió de hombros, y luego se apresuró a seguir el ritmo de Drew. En un impulso, me quité las sandalias y las llevé, caminando descalza. La hierba del campo de golf era densa y recortada, y casi se sentía como si estuviera de pie en la parte superior de la misma, no dejándome caer en ella. Llevé los dedos de los pies hacia atrás y adelante a través de ella por un momento antes de correr para mantenerme al día con los chicos. Los tres caminábamos en una línea horizontal a través de la calle, el espacio vacío y abierto nos rodeaba, las colinas ligeramente rodando, los bosques cercanos y oscuros a cada lado. Era totalmente tranquilo, y muy quieto, y ninguno de nosotros hablaba mientras caminábamos. De vez en cuando pasábamos una trampa de arena, que parecía naturalmente brillante en la oscuridad. Las trampas deben haber sido arregladas recientemente, todas ellas tenían un patrón arremolinado complicado. Esto les daba un aspecto sereno, como algo que había visto en las fotos de los jardines japoneses Zen, y no en otros, como las fuentes de la gran angustia que probablemente eran. A pesar de que estaba oscuro, podríamos fácilmente ver a dónde íbamos, iluminado por proyectores ocasionales y la luna, brillante en el cielo enorme, las estrellas brillando hacia aquí con mucha más facilidad ya que no había farolas o señales de neón para oscurecerlas. Drew se detuvo en el hoyo de salida por el agujero duodécimo, que era, de acuerdo con el signo, un par cuatro. Se sentó en el pasto, tomó la bolsa Nuway de Roger, y comenzó a preparar un picnic de comida rápida. Me senté también, dejando caer mis sandalias y los vasos de Freddy. Cuando Drew me entregó una hamburguesa, la tomé con un poco de dudas. —Gracias. —dije, tratando de parecer entusiasta mientras la miraba. Olía más de lo que esperaba, las dos mitades en una envoltura Nuway blanco y rojo. Se veía como una hamburguesa que se había soltado, la carne apareció suelta. —Está bien. —dijo Drew, frotándose las manos. Hizo un gesto a los elementos que había repartidos en las bolsas de Nuway aplanados—. Ahora, tenemos Tater Tots24, papas fritas francesas, y aros de cebolla. Ketchup, mostaza, salsa especial… —¿Tot? —preguntó Roger, cogiendo una—. ¿En serio? —Te dije que Nuway era el camino a seguir. —dijo—. Son increíbles. Ahora, las hamburguesas. No te asustes de la quebradiza. El desmenuzado es bueno. —He leído eso en el letrero. —dije, aclarando mi garganta—. Pero, bueno, ¿por qué?

El Tater Tots (conocido también como "Tots"), consiste en una fritura de patatas. Los Tater Tots son conocidos por ser crujientes, de forma cilíndrica y de pequeño tamaño. 24

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON —Es por lo que Nuway es famoso. Las hamburguesas están sueltas. No sé por qué. Tienes que probar para entender. Drew estaba mirándonos a Roger y a mí, esperando por nosotros para comenzar. Miré a mi hamburguesa y le di un mordisco. No estaba mal. La hamburguesa estaba, como se anuncia, desmenuzada, casi más como carne de taco. Había cebollas mezcladas, dándole un pequeño empujón. Apreté un paquete ketchup por encima, y le di un mordisco más grande. Estaba bueno. Miré a Drew y asentí con la cabeza, dándole el pulgar hacia arriba con la mano libre. —Te lo dije. —dijo, recogiendo su propia hamburguesa con una sonrisa. —Amigo. —dijo Roger, levantando la vista de su hamburguesa—. Increíble. Las hamburguesas desaparecieron rápidamente, junto con las papas fritas y tots. Sintiéndome completa y extrañamente pacífica, estiré las piernas frente a mí y me apoyé en los codos, mirando a las estrellas. —Entonces. —dijo Drew, la espalda apoyada en sus brazos y cruzando un tobillo sobre la rodilla doblada, mirando a Roger—. ¿Acaban de pasar a través de Wichita? Roger miró hacia mí. —Bueno, algo así. —dijo—. Estamos conduciendo el auto de la madre de Amy desde California, y… —Nos dirigimos a Connecticut. —dije, sintiendo que esto sería simplificar las cosas—. Eventualmente. Partimos a Kentucky después de esto. Drew se sentó un poco más erguido. —Kentucky. —preguntó, sacudiendo la cabeza—. Oh, hombre. —¿Qué? —Preguntó Roger, de repente se mostró muy interesado en recoger los paquetes de ketchup utilizados—. Estoy seguro de que es un estado fascinante. Me gusta bluegrass25. Me gusta el pollo frito. —Vas allí par Hadley. —dijo Drew con la mayor naturalidad—. Vamos, amigo. No acabo de nacer. —Bueno, ¿Y qué? —dijo Roger, echando las servilletas utilizadas en la bolsa de Nuway. —No hay nada malo con eso, exactamente. —dijo Drew, apoyándose en sus manos otra vez—. Un hombre en una búsqueda. Un Don Quijote en busca de su Dulcinea. —Drew solía ser un especialista en inglés antes de que decidiera que la filosofía ofrecería una mejor estabilidad en el empleo. —dijo Roger, volviéndose hacia mí.

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Festival de comida en Kentucky.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON —Pero hay que tener en cuenta, mi buen amigo. —dijo Drew—. Don Quijote nunca encontró a su Dulcinea ¿verdad? No lo hizo. Hay veces que no hay mucha diferencia entre la búsqueda de un caballero y una tontería. Roger se volvió hacia mí otra vez. —No tengo ni idea de lo que está hablando, ¿Y tú? —Hadley nunca te ha escuchado. —dijo Drew—. Bueno, ella nunca me escuchó tampoco, pero yo no estaba saliendo con ella. Sólo estoy diciendo. Piensa en si realmente quieres hacer esto, ¿Vale? —Por supuesto, “Cheeks”. —dijo Roger con el aire de alguien que quiere que la conversación termine. Pero pude ver que su expresión era un poco más problemática de lo que había sido antes. —Así que. Amy. —dijo Drew, volviéndose hacia mí—. ¿Qué te ha traído hasta aquí, en compañía de este bribón tonto? Eché un vistazo a Roger, que estaba tumbado en el hoyo de salida, con los brazos cruzados detrás de su cabeza. —Es una larga historia. —dije. —¿Me puedes dar la versión abreviada? —preguntó Drew. —Oh. —dije yo, mirando por encima de Drew—. Nos estamos tomando un pequeño desvío. —Vi la sonrisa de Roger sin mover la cabeza, el cual aún estaba inclinado hacia atrás, mirando hacia el cielo. —Bueno, sin duda fue abreviada. —dijo Drew—. Eso fue como Reader 's Digest26 abreviado. Eso fue como sinopsis abreviada de TV Guide. ¿Me puedes dar un poco más? Antes de que pudiera responder, un rugido vino de la izquierda, rompiendo la tranquilidad de la noche. Me volví y vi un tractor cortacésped cortando por la colina un agujero más arriba. La persona encima era un hombre, vestido con grandes auriculares de estilo DJ, moviendo la cabeza junto a la música mientras conducía erráticamente todo el curso. —Bueno, por lo que ven. —dijo Drew—. Aquí viene Walcott. —Drew saludó, y el chico de la cortadora de césped lo vio, asintió con la cabeza, y se dirigió hacia el hoyo doce. Cuando se acercó a nosotros, apagó el motor, lo que hizo que el sonido de las cigarras de repente pareciera mucho más fuerte que el que tenían antes. Tiró los auriculares de nuevo para que le colgaran del cuello. —Oye, Drew. —dijo—. ¿Qué está pasando? —Pasó por debajo de la cortadora de césped y se recostó contra ella. Era delgado y enjuto, de pelo rubio y 26

Revista mensual estadounidense. Cada ejemplar de la revista tiene como artículo final un libro, de ficción o ensayo, abreviado para que ocupe unas treinta páginas.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON rizado, y parecía mucho más pequeño ahora que ya no estaba sentado en la parte superior de la máquina. Mientras yo miraba la enorme cortadora de césped, me llamó la atención lo mucho que mi padre habría querido usarla. Llegar a cortar el césped de este campo de golf habría sido su idea del cielo. Tan pronto como pensé esto, tuve que luchar para recuperar el aliento. Su idea del cielo ya no era tan teórica. ¿Estaba llegando a experimentarlo ahora, dondequiera que estuviese? ¿Estaba cortando un césped sin fin en algún lugar, escuchando a Elvis? ¿Era feliz? Cerré los ojos con fuerza. ¿Cómo podía serlo, cuando no estábamos allí? ¿Cuando yo no estaba allí para darle protectores de vida y asegurarme de que no se perdió? Apreté las manos en la hierba, luchando contra la sensación de mareo que amenazó con tirarme. Me calmé finalmente, pero no fue fácil. —Este es Derek Walcott. —escuché débilmente a Drew diciendo, como de algún lugar lejano—. Walcott, esta es Amy y este es Magellan. —Roger. —le oí corregir—. Hola. Abrí los ojos, feliz por el camuflaje de la oscuridad, y levanté una mano con un hola, no confiando en mi voz por el momento. —¿Fueron a Nuway? —preguntó Walcott, acercándose a nosotros—. ¿Dejaron algo? —Aros de cebolla. —dijo Drew, sosteniendo una hacia él—. Ve a la ciudad. —Gracias, hombre. —dijo Walcott, alcanzando el recipiente—. Me muero de hambre. He estado aquí por algo así como dos horas y sólo he hecho la mitad. —Ya te he dicho. —dijo Drew, lanzándole un paquete de ketchup, lo que le golpeó en la frente—. si lo haces en la mañana, irás más rápido. Tú sabes, porque la luz va hacia fuera entonces. —Está caliente en la mañana. —dijo Walcott, sentado al lado de Roger—. Hemos hablado de esto. Drew se encogió de hombros. —Es tu funeral. La cabeza de Walcott se levantó rápidamente. —Ahora, eso sería un título de una buena canción. —Ya está. —dije, sin pensar. Los tres muchachos se volvieron hacia mí, y sentí que mis mejillas se calentaban un poco. Sentía la garganta apretada, pero continué, sintiendo que no tenía otra opción—. ¡De Oliver! Ya saben, ¿El musical? — Claramente, no sabían, ya que tengo tres miradas en blanco a cambio—. Bueno, de todos modos, es un musical. Y “That’s Your Funeral” es una canción en el mismo. —Charlatán. —dijo Walcott—. Todavía, podríamos ser capaces de usarlo. No estoy seguro de que tenemos un público enorme, con el de los musicales.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON —Walcott tiene una banda. —Drew aclaró—. Por favor, no le pregunten por ella, o les dará su demo. —¿Tienes una banda? —pregunté. Drew gimió. —La tengo. —dijo Walcott, limpiándose las manos en sus pantalones cortos color caqui y dejando manchas de grasa débiles atrás—. The Henry Gales. Es como emo-punk-alternativo con un borde un poco duro. Pero también hacemos covers, ya sabes, para las bodas. —Naturalmente. —dijo Roger, sonriendo—. Eso es impresionante. —Hicimos un show anoche. —una expresión ligeramente soñadora por su cara—. Y era tan libre. Es de lo que se trata, ya sabes. Tú diciendo tu verdad, a los extraños, en la oscuridad. Eso es todo. Y cuando funciona, es increíble. —Henry Gale. —murmuré, sólo a medias consciente de que estaba hablando en voz alta. El nombre significaba algo para mí, pero yo no podía recordar qué—. ¿Por qué conozco eso? —Es de El mago de Oz. —dijo Walcott—. El tío de Dorothy. —Walcott tiene un montón de orgullo de Kansas. —dijo Drew. —Como tú deberías tener. —dijo Walcott—. Traidor de Estado, irse a Colorado y abandonar a los Hawks. —Drew se encogió de hombros. Me dio la sensación de que tenían mucho esta conversación—. Pero echa un vistazo. Acabo de hacerlo la semana pasada en Sailor Gerry. —Se levantó la manga de su camiseta para mostrar un tatuaje negro que se envuelve alrededor de su bíceps. Parecía ser una sentencia, pero la escritura era estilizada y gótica, y yo no podía hacer nada. —¿Qué dice? —preguntó Roger. —Ad astra per aspera. —dijo Walcott. Esto no significaba nada para mí, pero vi a Drew sacudir la cabeza—. Es el lema del estado de Kansas. —dijo a Roger y a mí. —A las estrellas a través de la adversidad. —Guau. —dije, volviendo estas palabras en mi cabeza—. Eso es hermoso. —¿No lo es? —preguntó Walcott, sonriendo con cariño hacia su tatuaje, claramente pensando que era lo que estaba hablando—. Gerry es un tipo talentoso. —Vamos, Walcott. —dijo Drew. A pesar de la falta de luz, pude ver que estaba rodando sus ojos—. ¿No estás tomando esto de Kansas un poco lejos? —No. —dijo Walcott simplemente, desenrollando su manga—. Es mi casa, hombre. Tienes que estar orgulloso de tu hogar. Eres de dónde vienes. De lo contrario, siempre vamos a perder. —Acabas de pensar eso porque nunca has estado en ningún sitio. El silencio cayó, y pasé las manos por las briznas de hierba que, ahora me doy cuenta, Walcott había cortado. Levanté la vista hacia él, sabiendo cómo se sentía. Hasta hace tres días, yo nunca había estado en ninguna parte.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON Pero no pareció realmente molestar a Walcott. Se encogió de hombros y se frotó las manos. —Bueno, debo volver. —dijo—. Gracias por la comida. Es bueno conocerlos chicos. —Él se dirigió hacia la máquina y comenzó a subir, luego se volvió hacia los tres de nosotros en el hoyo—. No tienes que ir lejos para saber dónde está tu casa. — dijo—. Todo el mundo sabe dónde está su casa. Y si no lo sabes, tienes problemas. —Si tienes que mirar más allá de tu propio patio trasero para encontrar el deseo de tu corazón, ¿Nunca lo has perdido realmente, para empezar? —preguntó Drew sarcásticamente. Me volví hacia él, tratando de averiguar por qué esa frase sonaba tan familiar. —Sí. —dijo Walcott, encendiendo su cortadora de pasto, rompiendo el silencio de la noche—. Exactamente. —Luego se volvió a la máquina y la condujo por la colina, levantando una mano a nosotros en una ola antes de que desapareciera de la vista. Lo vimos salir, buscando dónde había ido, como si estuviéramos esperando a que él regresara. Entonces Roger cogió la taza de Freddy, y yo pasé una a Drew. Le di un cuidadoso mordisco al mío, y luego otro. La crema helada era espesa y fresca y dulce, y se sintió calmante en mi garganta. Era más rico que el helado, pero tenía la consistencia de yogurt congelado. Y en ese momento, era exactamente lo que quería. —Lamento lo de Walcott. —dijo Drew después de un momento—. Probablemente no debí haber dicho eso. Pero él no ve que está perdiendo su vida merodeando por aquí. Y que nunca ha estado en ningún sitio, ni hecho nada… —Se dio la vuelta a Roger—. Déjame aquí, Magellan. Quiero decir, tienes que salir de dónde has venido. Tienes que ir a ver cosas. Y eso no quiere decir que no sé dónde está mi hogar. Eso es mierda. —Pero. —dije, doblando las piernas en alto por debajo de mí. No había planeado la participación en esta conversación, pero me pareció que las palabras fueron cayendo antes de que pudiera detenerse, o ensayarlas—. ¿Pero qué si su casa ha desaparecido? —Pensé en la señal del agente, y el mensaje de BIENVENIDO A CASA, que no era para mí o mi familia, ninguna de las personas que habían vivido allí realmente—. ¿Qué, pues? —Roger miró hacia mí, la frente arrugada. —Supongo que entonces tu casa es la gente en ella. —dijo Drew—. Tu familia. —¿Pero qué si ellos se van también? —Pregunté, mirando hacia adelante y no a él o Roger, haciéndome a mi misma decirlo, tratando de mantener la voz firme—. Quiero decir, ¿Qué pasa si tu familia no está bien? —Drew me miró, y vi la sorpresa y un poco de compasión en su rostro. —Entonces supongo que haces un nuevo hogar. —dijo—. ¿Cierto? Encuentras algo más que se siente como casa.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON Después de unos momentos de silencio, como si hubiéramos acordado el momento de partir, comenzamos a sacar la basura, y cuando el hoyo no mostró evidencia de que habíamos estado allí, caminamos de regreso a través del campo de golf. Estábamos casi al final del mismo antes de que me diera cuenta de que había dejado mis sandalias atrás. —Lo siento. —dije—. Me olvidé de mis zapatos. ¿Los encontraré de nuevo por el coche? —¿Quieres que vaya? —preguntó Roger. Negué con la cabeza. —Será sólo un minuto. —dije, y me dirigí al hoyo. Al ver la abierta expansión de verde en frente de mí, me eché a correr, sentir la hierba bajo mis pies densa y el aire fresco de la noche en mi cara, sintiendo el flujo de pelo detrás de mí mientras yo corría más rápido, pasé las trampas de arena y mas colinas, hasta que llegué al hoyo duodécimo y tuve que agacharme para recuperar el aliento. Recogí mis sandalias y me volví, esta vez caminando, sintiendo mi corazón martillear de nada, salvo el esfuerzo. Cuando pasé por el séptimo hoyo, oí el sonido de la cortadora de césped de nuevo, y un momento después Walcott aparecía por la colina detrás de mí. Pasó a mi lado y empujó sus auriculares de nuevo. —¿Quieres que te lleve? —gritó sobre el sonido de la máquina. Negué con la cabeza, y él apagó el motor, llenando la noche con el silencio—. ¿Quieres que te lleve? —Repitió, al parecer pensando que no lo había oído. —Está bien. —dije—. Gracias, sin embargo. — Walcott se encogió de hombros, a continuación, se puso los auriculares de nuevo—. Walcott —dije rápidamente, antes de salir y antes de que pudiera pensar acerca de lo que estaba haciendo. Apoyé la mano en la cortadora de césped, que estaba sorprendentemente caliente—. ¿Te gusta conducir esto? ¿Es divertido? —Sí. —dijo, sonriéndome—. Es un buen momento. ¿Quieres darle una oportunidad? Miré hacia arriba, y oí la voz de mi padre en mi cabeza con claridad, como si no hubieran sido meses desde que la hubiera oído. —No hay un arte de esto, mi Amy. —le oí decir—. Me gustaría ver que le das una oportunidad. —Está bien. —dije, mi mano todavía en la máquina—. Mi padre… —Mi voz se enganchó en la palabra, que se sentía oxidada. Me obligué a seguir adelante—. Él hubiera querido. Le hubiera gustado eso. —Sentí que mi respiración comenzaba a atorarse en la garganta y supe que había llegado al punto de no retorno. Miré a Walcott—. ¿Puedo decirte algo? —pregunté, al oír el batido de mi voz, sentí una lágrima caliente pegada a mi mejilla, y sabiendo que no había vuelta atrás. —Claro. —dijo él, bajando de la cortadora de césped.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON Cerré los ojos. No había dicho esto en voz alta todavía. Para nadie. Pero ahora no era algo que no podría decir, era algo que no podía dejar de decir, nada más. —Murió. —dije, sintiendo el impacto, la verdad de las palabras me golpearon mientras las dije en voz alta por primera vez. Las lágrimas corrían por mi cara, sin control—. Mi padre murió. —Las palabras quedaron flotando en el aire de la noche entre nosotros. Esto no fue como me imaginaba que lo diría por primera vez. Pero ahí estaba, al igual que Walcott lo había dicho. Una verdad, dicha a un extraño, en la oscuridad. —Oh, hombre. —dijo Walcott—. Amy, lo siento mucho. —Oí que había un sentimiento real en esto, y no lo quité, al igual que hacía con todas las demás condolencias. Traté de sonreír, pero resultó temblorosa, y asentí con la cabeza. Dio un paso más cerca de mí, y sentí que me congelaba, no quería que él me abrazara, o sentir que tenía que hacerlo. Pero él acaba de sacar sus auriculares de su cuello y los colocó sobre mis oídos. Fuerte y enojada música llenó mi cabeza. Era rápida, con un ritmo golpeando por debajo de las guitarras eléctricas. Había letras, pero las palabras no las podía ver, y después de todos mis musicales, era una especie de alivio. Puse mis manos en el lado de los auriculares y dejé el barrido de la música por encima de mí, empujando mis pensamientos al otro lado de mi cabeza. Y cuando la canción terminó, tomé los auriculares y se los devolví a Walcott, sintiéndome más tranquila de lo que había estado en mucho tiempo. —Gracias. —dije. Los echó de vuelta alrededor de su cuello, luego se volvió a su cortacésped y sacó un parche negro cubriendo la mochila. La abrió y cavó alrededor hasta que salió con un CD, que extendió a mí. Parecía hecho en casa, en un caso de joya amarilla. —Mi demo. —dijo. Lo alcancé, pero él no la soltaba, mirando directamente a mis ojos—. ¿Sabes lo que mi abuela solía decir? —¿No hay lugar como el hogar? —pregunté, tratando de nuevo con una sonrisa, esta vez menos temblorosa que antes. —No. —Dijo, aún mirándome grave, aun aferrándose al final del CD—. Mañana será mejor. —¿Pero qué si no lo es? —pregunté. Walcott sonrió y dejó de lado el CD. —Entonces lo dices de nuevo mañana. Porque podría serlo. Nunca se sabe, ¿Verdad? En algún momento, mañana será mejor. Asentí con la cabeza.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON —Gracias. —dije, esperando que él supiera que yo no lo decía simplemente por el CD. Él asintió con la cabeza, volvió a subir en su cortadora de césped, encendió el motor, y se fue de nuevo. Me tomé un momento para mí, sola en la oscuridad en el séptimo hoyo, par cinco del Country Club de Wichita. Entonces me puse las sandalias de nuevo y regresé. Drew y Roger me estaban esperando donde la hierba comenzaba y el pasto se unía con la grava. Roger parecía preocupado, y mi cara debe haber traicionado algo de lo que acababa de suceder, ya que él no se dejó de mirarme con cara de preocupación. —¿Te has perdido? —preguntó Drew. Levanté el CD. —Me encontré con Walcott. —dije, tratando de mantener mi voz ligera—. Él me dio su demo. —¡Te lo dije! —dijo Drew. Nos dirigimos al coche, y vi que la chica de la cancha de práctica todavía estaba allí, ahora practicando su servicio, lanzando la pelota hasta muy por encima de su cabeza antes de golpear de nuevo a la pared. Drew insistió en acompañarnos hacia el coche, diciendo que era en su salida. Parecía que mientras yo había estado fuera, Roger había estado hablándole sobre la carretera 50, y volvieron a esa conversación otra vez. —No lo puedo creer. —dijo Roger—. Simplemente sigue y sigue, y parece que nunca va a terminar. —Pero entonces lo hace. —dijo Drew—. Guau esa es una gran historia, amigo. —¡Lo digo en serio! —dijo Roger—. ¿Crees que va a durar para siempre. —Pero nada dura para siempre. —dijo Drew, y luego él y Roger cantaban a coro—. Even cold November rain27. —Miré del uno al otro, desconcertada. —¿En serio? —Preguntó Drew, capturando mi expresión en el espejo retrovisor—. Magellan, consigue a esta muchacha algo de GNR28. No tenía ni idea de lo que estaba hablando, pero no tuve tiempo de preguntar, porque unos segundos más tarde, el coche se detuvo fuera de las puertas del club. Me asomé y vi el Liberty, estacionado en un charco de luz del alumbrado público. Estuve inesperadamente feliz de verlo de nuevo. Mi casa puede estar en proceso de ser vendida por un agente de bienes raíces que es demasiado amable, y mi familia podría haber desaparecido o estar dispersa por todo el país, pero el coche parecía acogedor y familiar y, kilómetro tras kilómetro, más como en casa. Salimos todos, Drew empujando el asiento delantero hacia adelante para mí. Extendió su mano de nuevo, y esta vez la tomé, dándole una pequeña sonrisa que 27 28

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Canción November rain de Guns N’ Roses. Guns N' Roses.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON regresó, en términos generales. Drew y Roger se abrazaron y se golpearon entre sí en la parte posterior un par de veces más, a continuación, Roger se acercó al Liberty, dejándome sola con Drew. —Fue un placer conocerte. —dijo. —Gracias por lo de Nuway. —dije—. Desmenuzable es bueno. —¿No te lo dije? ¿En serio? Hazme un favor. —dijo Drew, cerrando la puerta del conductor y apoyándose un poco más cerca de mí—. Mantén un ojo en mi amigo Magellan, ¿Podrías? Se su Sancho Panza. Miré a Drew, sorprendido. Mi padre había invadido de repente en esta conversación, cuando no lo había estado esperando. —¿Qué dijiste? —pregunté. —Sancho Panza. —repitió Drew—. Es del Don Quijote. El navegante. Pero escucha. Lo que pasa sobre Magellan es la cosa acerca de estos exploradores. La mayoría de las veces, sólo están decididos a perseguir cosas imposibles. Y la mayoría de ellos están tan ocupados mirando el horizonte que ni siquiera puede ver lo que hay justo en frente de ellos. —Bueno. —dije, no muy segura de lo que quería decir. ¿Estaba hablando de Hadley?—. Lo haré. —Conduce con seguridad. —dijo a Roger, quien vi, ya estaba en el coche y asintió con la cabeza en respuesta. Yo acababa de abrir la puerta de mi lado cuando escuché a Drew soltar un impresionante caudal de improperios. Me volví a verlo mirando tristemente por la ventana del lado del conductor. —¿Llaves? —Exclamó Roger—. ¿En serio? Drew suspiró y sacó su teléfono del bolsillo. —No te preocupes por mí. —dijo encogiéndose de hombros—. Adelante. Estaré bien. Me metí en el coche, cerré la puerta, y miré alrededor, el interior gris y familiar, más familiar que otros, Roger sentado detrás del volante, me sonreía. —¿Lista? —preguntó. —Lista. —dije. Tomé los vasos de Roger de su espacio. Al ver las manchas en los lentes, les di un pulido rápido con el dobladillo de la camisa de Bronwyn. Se los puso, arrancó el coche, y enfiló hacia la carretera. En el espejo de mi lado, pude ver a Drew saludando. Él continuó agitando la mano a medida que nos alejábamos, hasta que se hizo más y más pequeño y finalmente se perdió de vista.

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Where they love me, where they know me, where they show me, back in Missouri. —Sara Evans. Traducido por Annabelle. Corregido por Maia8

Comenzó a llover alrededor de la medianoche. Habíamos estado viajando a través de la oscuridad de Kansas durante tres horas sin hablar demasiado. He estado mirando por la ventana, sintiendo dentro de mí las palabras que le había dicho a Walter, como si fueran los últimos temblores de un terremoto. Lo había dicho en voz alta. Lo hice. Y no había hecho las cosas peores, el mundo no se había acabado. Pero tampoco me sentía mucho mejor. Era como si diciéndolo en voz alta lo considerara más real, porque ahora estaba teniendo problemas para pensar en cualquier otra cosa. Mi mente seguía regresando a las cosas en las que menos quería pensar. La lluvia fue una bienvenida distracción. Me incliné y le enseñé a Roger como ajustar los limpiaparabrisas, miré hacia el camino adelante, oscuro y de alguna manera hermoso gracias a la lluvia deslizándose por el vidrio, difuminando las luces de los autos adelante y de los focos a los lados. Ningún sonido se escuchaba excepto la mezcla de Roger y el constante y ahogado thwap de los limpiaparabrisas. La lluvia al principio era ligera, solo unas cuantas gotas, pero pronto fue como si el cielo arriba de nosotros se abriera y una cubeta llena de agua fuera echada hacia abajo. —Wow. —dijo Roger, luchando con los limpiaparabrisas de nuevo. Me incliné y los subí para que pudieran ir más rápido, thwap thwapthwap thwap thwap—. Gracias —dijo. —Seguro. —volví a mi asiento y miré por la ventana hacia la oscuridad, hacia las gotas de lluvia deslizándose diagonalmente a lo largo de mi ventana. Siempre me había sentido segura conduciendo bajo la lluvia por la noche. Sabía que la mayoría de las personas, como Julia, siempre odia estar dentro de los autos bajo la lluvia, especialmente de noche. Ella decía que le daba miedo. Pero a mí nunca me había molestado. Especialmente ahora que sabía que lo peor podía pasar en plena luz del día, a solo quince minutos de casa en la mañana de un soleado Sábado. —¿Solías manejar este auto? —preguntó Roger, mirándome. —Sí. —dije, subiendo mis pies al tablero.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON —Si alguna vez quieres manejar. —soltó tentativamente, como si considerara cada palabra antes de decirla—. Es decir, podrías hacerlo, totalmente. Yo estaría bien con eso. Bajé mis pies y me senté derecha. —¿Deberíamos parar? —pregunté—. ¿Estás muy cansado? —No, estoy bien. —dijo—. Tengo en mí al menos dos horas más todavía. Sólo… quería que supieras que está bien si quisieras manejar. Algo en la manera en que dijo eso me hizo tensar. ¿Sabía él lo que había pasado? Pensé que no lo sabía, pero quizás era lo que quería creer. Y quizás él no solamente había sido perceptivo cuando Drew había estado conduciendo demasiado deprisa para mí. Tal vez él sabía por qué me molestaba, y lo había sabido todo este tiempo. —No quiero manejar. —dije, tratando de mantener mi voz firme, pero escuchando como temblaba un poco a pesar de mi esfuerzo. —¿Quieres hablar del por qué? —preguntó. Me miraba de reojo. Me enfoqué en su perfil, sintiendo como mi corazón latía. El auto ya no se sentía tan seguro. —¿Quieres saber lo que ocurrió? —pregunté, mi voz sonaba entrecortada. Roger sacudió la cabeza. —No. —dijo—. Sólo pienso que deberías hablarlo. Mi corazón golpeaba fuerte dentro de mi pecho. —Bueno, no quiero hacerlo. —dije tan firme como podía. —Es sólo que… —Me miró, y me di cuenta que de alguna manera sus lentes se habían empañado de nuevo. Prácticamente podía ver una completa huella dactilar en el lente derecho. Decidí enfocarme en eso, y no en la manera en que me miraba. Como si le decepcionaba lo que veía—. Puedes hablar conmigo, lo sabes. —Lo sé. —dije lentamente—. ¿No he estado hablando contigo? —pregunté, decidiendo malinterpretar deliberadamente lo que me decía—. ¿No hemos estado hablando? Suspiró y miró hacia el camino, y supe que no se lo había tragado. Por supuesto que sabía a lo que se refería. Una cosa era contarle a Walcott, ya que sabía que no volvería a verlo de nuevo. Pero abrirme a Roger era otra cosa totalmente diferente. Después debía mantenerme sentada en el auto con él, durante millas y millas, y horas y horas. ¿Y qué si era demasiado para él? —Es sólo que… —dije. Tomé aire para no colapsar antes de siquiera empezar— . Es difícil para mí. Es decir. Hablar de esto. —y aparentemente de terminar oraciones completas. ¡Amy! No tendría este problema. ¡Amy! Podría compartir sus sentimientos

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON y lo que más la asustaba con quien se ofreciera a escucharlo. Pero de nuevo, ¡Amy! Probablemente no tendría problemas. Odiaba mucho, mucho a ¡Amy! —Sé que lo es. —dice Roger en voz baja. La mezcla termina, y él no la comienza de nuevo. La pequeña pantalla del Ipod se mantiene encendida por un momento, luego se apaga, y el único sonido en el auto es el constante thwap de los limpiaparabrisas, el cual se mantiene limpio por un momento pero luego la lluvia aumenta de nuevo. —No es que no quiera hablar. —dije sin pensarlo, y tan pronto las palabras salieron de mi boca me di cuenta de cuán verdad eran. Sí quería hablar. Había querido hablar por meses. Y alguien que se estaba ofreciendo para escuchar. Entonces, ¿Por qué esto parecía tan imposible?—. Es sólo que… —Parecía que ni siquiera poseía las palabras para terminar esa oración. Abracé mis piernas contra mi pecho y miré por la ventana. —De acuerdo. —dijo Roger luego de un momento—. Yo comienzo, ¿Está bien? Las Veinte Preguntas. —Oh. —dije, un poco sorprendida por el cambio de tema tan brusco. Porque para ser honesta, casi me sentía lista para hablar con él—. De acuerdo. ¿Es una persona? —No. —dijo Roger, sonriendo—. Me refiero a que te haré preguntas. Y de esa manera quizás se te sea más fácil hablar. ¿Tal vez? Estuve igual de aliviada y ansiosa de que siguiéramos en mí, de que tendría que hablar. —Veinte parecen demasiadas. —dije—. ¿Qué tal cinco? —¿Cinco preguntas? No suena exactamente igual. —Y yo puedo preguntarte a ti también. —añadí por impulso—. Es lo más justo. Roger tamborileó los dedos sobre el volante, luego asintió. —De acuerdo. —dijo—. ¿Lista? —Asentí. Más que todo quería terminar con esto—. ¿Por qué no quieres conducir? —preguntó. Tragué y me concentré en el vaivén de los limpiaparabrisas. Estaba contenta con la oscuridad que ofrecía el auto, incluso cuando Roger aún podía verme y yo a él. Hacía más fácil el pretender que no podía ver cuán duro trataba de no llorar, ni de cómo mi quijada había adoptado vida propia, y ya no tenía control sobre ella. —Hubo un accidente. —dije finalmente, forzando las palabras a salir. —¿Un accidente en auto? —Sí. —dije. Trataba muy, muy duro de mantenerme bajo control, pero me encontraba a punto de echarme a llorar, y no tenía ningún lugar a donde ir si eso ocurría. Ningún cubículo de baño, ningún lugar al que escapar.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON —¿Cuándo fue eso? —Roger me hacía estas preguntas gentilmente y en voz muy baja, pero muy bien podría estar gritándolas, así es como me sentía al escucharlas sabiendo que tendría que responder. —Hace tres meses. —dije, y sentí como al final mi voz se quebró un poco—. El ocho de Marzo. —¿Es todo? —preguntó Roger, sonando entre sorprendido y triste. —Sí. —dije. Tomé un gran respiro y traté de aligerar mi tono de voz—. Eso cuenta como una de tus preguntas, ya sabes. —Por la manera en que mi voz temblaba, y lo gruesa que sonaba, tenía el presentimiento de que el aligerar mi tono de voz no había funcionado. —La última. —dijo. Me miró y en la voz más baja que nunca, preguntó: — ¿Quieres contarme lo que pasó? Sabía que esto venía, pero aún así no lo hacía más fácil de escuchar. Debido a que había una parte de mí que quería hablar de esto. Muy dentro, en algún lugar, sabía que enfrentarlo sería lo mejor para el futuro. El hueso debía ser puesto en su posición para poder sanar apropiadamente, y no hacerse más débil y romperse. En Colorado había visto un poco de la antigua yo en el espejo de Bronwyn. Quería verla de nuevo. Quería intentar volver a aquella que alguna vez había sido. Y la parte racional de mi me decía que no hablarlo me impedía dormir y probablemente estaba haciendo que se me cayera el cabello. Pero había esa otra parte de mí, la parte que había estado escuchando durante estos tres meses, esa que me decía que escapara, que no respondiera, que escondiera mi cabeza bajo las mantas y siguiera escondiéndome. Porque Roger no sabía lo que había ocurrido. Si lo supiera, no me estaría mirando de la manera en que lo hacía. Una vez se enterara me daría la espalda, y me abandonaría, justo como mamá y Charlie lo habían hecho. Y no quería tener que enfrentarme a la mirada en sus ojos cuando dejara de pensar lo que sea que pensara de mí y su opinión se convirtiese en otra cosa. Solté mis rodillas, puse los pies en el piso y lo miré. —No. —dije en voz baja. Pero de todas maneras mi voz parecía resonar dentro del silencio del auto. Roger me miró, luego de nuevo al camino, presionó sus labios juntos y asintió. Luego encendió su Ipod de nuevo y puso la música, empezando su mezcla otra vez. Sentía como si lo hubiese decepcionado, pero sabía que al final mantener esto dentro era lo mejor. Me había vuelto buena en eso. Y pronto él dejaría de preguntar. Pronto eso va ser todo lo que yo soy. Pronto la antigua yo va estar muerta también. Recosté mi cabeza contra el frío vidrio de la ventana. No luché cuando sentí que comenzaba a llorar. Y no fui capaz de distinguir entre la lluvia y mis lágrimas cuando capté mi reflejo en la oscura ventana.

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I called your line too many times. —Plushgun. Traducido por Mimu_14 Corregido por Maia8

8 DE MARZO — TRES MESES ANTES. Me dirigí de nuevo dentro de la casa, metiendo en el bolsillo mi teléfono móvil. Mi mamá no estaba en la cocina, pero yo la escuchaba en la sala de estar, hablando por teléfono, sus palabras recortadas y deseosas. —Charlie. —dije, odiando que mi hermano estuviera haciendo esto con nosotros. Subí de dos en dos las escaleras en dirección a su habitación y abrí la puerta, y el fuerte olor a Glade plug-ins29 me golpeó. Siempre he pensado que podría haber levantado sospechas en mis padres el que la habitación de Charlie siempre oliera a popurrí30, pero jamás parecían pensar en nada de eso. O, si lo hacían, era como que no querían tratar con ello, por lo que nunca dijeron nada. Charlie no había aparecido en su habitación, y se veía igual que siempre lo ha hecho. Sus carteles de James Blake y Maria Sharapova estaban clavados en las paredes, y la cama, nunca hecha, estaba arrugada como de costumbre. Charlie me dijo que él había descubierto que si nunca hacías tu cama era más difícil para la gente saber si habías dormido en ella la noche anterior. Cerré la puerta y miré el teléfono de nuevo. Charlie era generalmente bueno cubriendo sus huellas, era así cómo había sido capaz de salirse con la suya durante tanto tiempo. Me acordé de la conversación que tuve con él en el porche, hace seis meses, mi intento fallido de una intervención. Cuando le amenacé con hablar con mamá y papá, también había amenazado con dejar de cubrirle. Pero tampoco lo hice, tal como él había dicho que no hiciera, y aquí estaba yo dispuesta a tratar de arreglar la situación, aunque sólo sea me iba a dar alguna información. Le envié un mensaje de texto —¿¿DÓNDE ESTÁS??— y esperé, mirando mi celular. Pero no obtuve respuesta. Me dirigí de vuelta a la escalera y escuché las voces de mis padres en la cocina. Me senté en el escalón inferior, parcialmente oculta, pero capaz de oír lo que decían.

Marca de desodorante ambiental. Mezcla de pétalos de flores y especias que, una vez secados y contenidos en un recipiente, se combinan con la finalidad de perfumar un ambiente. 29

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON —¿A quién más debemos llamar? —preguntó mi madre, y podía escuchar la cruda preocupación en su voz. No podía dejar de pensar que si hubiera sido yo quien había desaparecido, ella no estaría preocupada. Estaría furiosa. Pero claro, Charlie siempre había sido su favorito. —Quizás deberíamos mantenernos firmes. —dijo mi padre—. Quiero decir, él de seguro aparecerá... El teléfono de la cocina sonó, y me puse de pie y entré en la cocina, la espalda apoyada en el mostrador. Mi padre me sonrió cuando me vio, pero podía ver cómo de estresado estaba. La figura silbando empujando la cortadora de césped se había ido. —Hola. —dijo mi madre, agarrando el teléfono de la cocina. Su expresión cambió al escuchar lo que le decían del otro lado. Miedo genuino se mezclaba ahora con la preocupación—. No entiendo. —dijo—. Él ¿Dónde?

No había podido dormir. Nos registré en un hotel, cuando quedó claro que Roger estaba en su punto más bajo. Se había ido derecho a dormir, pero yo me pasé tres horas despierta, mirando el espacio entre la cama de Roger y la mía, mirando el reloj. Roger estaba durmiendo tranquilamente, y cuando vi su ascenso y caída de nuevo, le envidié esa sensación de paz. Había tomado mi móvil y lo había

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON puesto a mi lado en la cama, y cada vez que lo abría, veía mi icono de correo de voz iluminado. Mi sensación de temor fue creciendo. Sabía que tendría que llamar a mi mamá muy pronto, en teoría, deberíamos estando dirigiéndonos de Ohio hasta Connecticut por la tarde. No debíamos estar en Missouri y dirigirnos a Kentucky. No debíamos estar en una zona horaria diferente. A las 6 a.m. giré alrededor y me di por vencida en la idea de dormir por completo. Cogí la llave de la habitación, una tarjeta de plástico morada, y mi teléfono y me dirigí hacia el pasillo, cerrando la puerta detrás de mí poco a poco para que no golpeara y despertar a Roger. Me acerqué al final del pasillo, donde una gran ventana daba a la carretera. Entonces tomé aire y apreté el marcado rápido del teléfono celular de mi madre. Ella contestó a la segunda, sonando mucho más despierta que lo que hubiera imaginado que estaría a las siete de la mañana, según su huso horario. —¿Amy? —preguntó—. ¿Eres tú? —Hola, mamá. —le dije. —Hola, cariño. —dijo. Me sentí parpadeando para contener las lágrimas, con solo escuchar su voz. Sabía que esto era por qué había evitado hablar con ella durante tanto tiempo como me fuera posible. Debido a que estaba sintiendo muchas cosas en ese momento ni siquiera estaba segura de cómo procesarlos a todos. Era como si estuviera en una sobrecarga. Se sentía tan bien el escuchar su voz, pero un segundo después estaba furiosa y ni siquiera estaba segura exactamente por qué. —Estoy tan contenta de que hayas llamado. Tengo que decir, Amy. —dijo ella, y la agudeza se vuelve en su tono, que Charlie llamó "su voz de profesora" a pesar de que apenas la había usado en él—. que he estado muy decepcionada con la forma en la que has estado fuera de contacto durante todo este proceso. Siento que apenas he oído hablar de ti, casi nunca sé dónde estás… —Estamos en Missouri. —le interrumpí, lo cual era algo que casi nunca hago, ya que siempre he sabido que sus siguientes palabras serían, no me interrumpas, Amy. —No me interrumpas, Amy —dijo mi madre—. Es muy irresponsable, y ¿Me dijiste Missouri? —Sí. —dije. Sentí mi corazón martillando nuevamente, la misma sensación que siempre solía obtener cada vez que sabía que me iba a meter en problemas. —¿Qué? —dijo mi madre, su voz baja y estable, siempre una mala señal—. ¿Qué estás haciendo en Missouri? —Sólo escucha por un segundo, ¿De acuerdo? —pregunté, tratando de tragar y orientarme. —¿Soy yo la que te lo impide?

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON —No. Está bien. —Sujeté el teléfono lejos de mi oído por un momento y miré hacia afuera en la carretera. Pensé que podía ver una cinta diminuta de luz arrastrándose en el horizonte, el amanecer. Pero podrían haber sido sólo las luces de freno—. Así que Roger y yo. —dije, tratando de no pensar en lo furiosa que mi mamá probablemente estaba cada vez más en el otro extremo del teléfono—. decidimos tomar algo de una ruta panorámica. Estamos bien, te lo prometo, el conduce con seguridad y nos estamos deteniendo cada vez que se cansa. —Hubo un silencio en el otro extremo del teléfono—. ¿Mamá? —Le pregunté tímidamente. —¿Acabas de decir… —preguntó ella, sonando más incrédula que enojada—, que están tomando la ruta panorámica? —Sí. —dije, tragando saliva—. Pero te prometo que estaré allí en poco tiempo. Estamos justo… —Lo qué vas a hacer. —dijo, el enojo estaba de vuelta en su voz, con fuerza— ... es entrar en el coche y conducir directo hasta Connecticut. Pondré a Roger en un tren a Filadelfia, y luego tú y yo discutiremos las consecuencias. —No me interrumpas, mamá. —le dije. Las palabras salieron de mi boca antes de que incluso registrara lo que estaba diciendo. Mantuve el teléfono alejado de mi cara mientras contuve una risa sofocada. —Amelia Curry. —dijo ella, diciendo las dos palabras que, inevitablemente, significan que graves consecuencias venían tras ellas—. Estás sobre hielo muy delgado, señorita. Esto no es una especie de crucero de placer... Esto no son unas vacaciones. Tenías una tarea sencilla de hacer. Como si no hubiésemos tenido suficiente, decides... —Su voz tembló, y se apagó por un momento, pero un segundo después estaba de vuelta, sonando con más control que nunca—. ¿Por qué haces esto? —Preguntó—. Estás haciendo mucho más difícil mi vida… —¿Estoy haciendo tu vida más difícil? —Repetí, sintiendo como si hubiera perdido todo sentido de perspectiva, simplemente sentí una ira incontenible que parecía que me podría tomar el relevo—. ¿Estoy haciendo tu vida más difícil? — Podía escuchar mi voz saliendo, fuerte y un poco incontrolada, no como mi voz normal. Las lágrimas habían surgido de mis ojos, y la mano que sostenía el teléfono estaba temblando. Estaba furiosa, y la profundidad de ello me estaba asustando—. ¿En serio? —pregunté, sintiendo una grieta en mi voz y las lágrimas deslizarse hacia abajo por mis mejillas. —Déjame hablar con Roger. —dijo mi madre—. Estás claramente poniéndote histérica. —Está durmiendo. —le dije bruscamente, un tono que casi nunca había utilizado con nadie, y ciertamente no con mi mamá—. Son las 6 a.m. aquí. Y no me estoy poniendo histérica. —Vendrás a casa ahora mismo… —No pienso hacerlo. —le dije. La rabia, el profundo miedo, estaba empezando a irse y estaban siendo reemplazado por una especie de imprudencia

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON que no había sentido en mucho tiempo, o nunca—. Voy a estar allí pronto, pero hay algunas cosas que queremos ver en primer lugar. —No. —dijo mi madre, y estaba usando la voz que por lo general terminaba cualquier discusión. Pero ahora parecía que me estaba incitando—. Vendrás a casa de inmediato… —Oh, así que quieres que de la vuelta y ¿Vuelva a California? Porque podemos hacer eso. —Quiero decir. —dijo—. Venir a Connecticut. Ya lo sabes. —Ahora principalmente parecía cansada y triste, alguien que hubiera abandonado toda la furia de su voz. Al escuchar este cambio, de repente me sentí culpable, por encima de mi enojo me sentía asustada y triste. —Estaremos allí pronto. —dije en voz baja. Estaba llorando, y apenas siquiera trataba de ocultárselo a ella. ¿Qué era tan terrible cuando se trataba de mi mamá?, y estaba tan cerca, justo en el otro extremo del teléfono. Todo lo que quería hacer era abrirme a ella, decirle cómo me sentía, y que me dijera que todo iba a estar bien. En vez de esto. En vez de lo difícil que esto era. En vez de alguna de las conversaciones que habíamos tenido durante los últimos meses. En lugar de sentirme tan lejos de ella. En lugar de sentirme tan sola—. Mamá. —dije en voz baja, con la esperanza de que tal vez se sintiera de la misma manera, y tal vez sería capaz de hablar de ello. —Estoy llamando a Marilyn y dejándole saber lo que su hijo ha estado haciendo. —dijo, ahora su voz era cortante y fría. Teniendo cuidado con las cosas. Conocía el tono también—. Si quieres hacer esto, buena suerte. Sólo tienes que saber que estás totalmente por tu cuenta. Y cuando llegues hasta aquí, ten en cuenta que habrá consecuencias graves. —Está bien. —dije en voz baja, sintiéndome agotada—. De acuerdo. —Estoy muy… —dijo mi madre, y oí que su voz temblaba un poco ahora. Con rabia o la emoción reprimida, no tenía ni idea—... muy decepcionada. —Entonces la comunicación se cortó, y me di cuenta de que mi mamá había colgado. Miré fijamente el teléfono y me pregunté si debería llamarla de nuevo y decirle que lo sentía y que iba a estar allí tan pronto como fuera posible. Todavía estaría en problemas, pero probablemente menos problemas. No quería hacer eso, pero tampoco quería ir el resto del viaje con la sensación de culpabilidad. Jugué con la llave de la habitación, dándole vueltas en mis manos. Y fue entonces cuando vi el mensaje impreso en blanco en la tarjeta de color púrpura. EL CURIOSEAR ES ALENTADO —¿Control de salida? —La chica detrás del mostrador preguntó alegremente. Roger y yo asentimos hacia ella, teníamos los ojos un poco con legañas. Después de que hubiera vuelto a la habitación, me hubiera ido a la cama, pero no había dormido y mucho menos con la mirada fija en el luminoso techo y la reproducción de la conversación con mi madre. Debo de haber ido a la deriva un poco, sin

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON embargo, porque el despertador sonó a las nueve y había olvidado que lo había dejado la noche anterior, me sorprendió dormida. Cuando empecé a vestirme en el baño después de una ducha rápida, me acordé de que no tenía mi ropa. Miré fijamente mi maleta, sin tener ni idea cómo combinar las cosas como Bronwyn hacía. Finalmente acabé agarrando todo lo que estaba por encima, un top largo de color negro y pantalones grises que eran como una combinación de jeans y leggings. Pero parecía que la ropa de Bronwyn era mágicas, como pude ver en el espejo de detrás de la mesa ya que de alguna manera logré un aspecto más conjuntado del que nunca había tenido. Bostecé, sintiéndome muy cansada y, aunque me tapé la boca, vi a Roger bostezando también unos tres segundos más tarde. —Bueno... —dijo la chica, escribiendo en su ordenador. Me pregunté cuántas tazas de café había tenido que tomar para estar despierta y tan temprano y tan agradable. En su nombre de la etiqueta se leía... KIKI, aquí para ayudar—. Así que no hay gastos, excepto alojarse una noche, ¿es correcto? —Correcto. —le dije, ahogando otro bostezo. —¿Y fue todo a su gusto? —Bien. —dije, pensando que debía tomar ésta, ya que Roger no había sido consciente de casi nada de la estancia. —Muy bien. —dijo Kiki, los dedos volando sobre su teclado—. Excelente. ¿Así que voy a poner eso en la tarjeta que llevaba en la habitación? —Sí. —dije, mentalmente poniendo los ojos hacia mí misma, pero sintiéndome resignada al hecho de que, aparentemente, iba a hablar de vez en cuando como un vaquero a partir de ahora. Kiki asintió con la cabeza, sonrió y se dirigió a la pequeña habitación detrás de la mesa. Me volví hacia Roger, apoyando mis codos sobre el mostrador. —¿Desayuno? —Si el desayuno consiste en café. —dijo frotándose los ojos—. entonces sí. —Lo siento, señorita Curry. —dijo Kiki, cuando regresó, mirándonos mucho menos agradable de cómo lo había hecho sólo un minuto antes—. Me temo que su tarjeta ha sido rechazada. Parpadeé hacia ella. —¿Qué? —pregunté, desconcertada. —Lo he intentado dos veces. —dijo, deslizando la tarjeta en el mostrador hacia mí, tocándola con un solo dedo—. No está bien. ¿Tiene otra tarjeta? —Bueno. —dije yo, mirando a través de mi cartera, como si por arte de magia estaría otra tarjeta de crédito en ese país—. Um… —Yo no entendía cómo esto podía estar sucediendo. La tarjeta no se adjuntaba incluso a mi cuenta bancaria,

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON sino que estaba vinculada a la tarjeta de crédito de mi madre. Tan pronto como lo pensé, supe lo que había sucedido. Sentí mi estómago caer cuando me di cuenta de lo que mi mamá había querido decir cuando me dijo que estaba por mi cuenta. —Oh Dios, Roger. —le dije, volviéndome hacia él—. Hay algo que probablemente debería decirte.

••• Roger empujó nuestra parte compartida de tocino hacia mí y tomé un pedazo. Fue extra crujiente, con grasa extra, y muy bueno. Pero eso no estaba haciendo mucho para calmar la agitación de mi estómago. No estaba segura de si íbamos a ser capaces de sacar esto adelante. Tenía el atlas a mi lado en la mesa, abrí el mapa del país. La idea de enfrentarse a toda la carretera entre Missouri y Connecticut, sin la red de seguridad de una tarjeta de crédito de emergencia, me hacía sentir un poco mareada. Habíamos reunido nuestros fondos, que nos dejó con 440 dólares para llegar a la costa este. Yo había puesto la mayoría, gracias al efectivo de mi madre. Cuando Roger levantó las cejas a mi efectivo, masculló algo acerca de mi madre advirtiéndome en caso de que los lugares no aceptaran tarjetas. —¿Qué piensas? —Le pregunté, mirando el montón de dinero sobre la mesa entre nosotros. Nuestro camarero, de paso, debe haber pensado que estaban montando su propina, cuando se detuvo nos dio dos vasos de agua de regalo, acompañadas por una gran sonrisa. Roger se pasó la mano por la frente, lo que ahora reconocía como algo que hacía cuando estaba preocupado. —Creo que podría ser suficiente. —dijo—. Ojalá. —Tiró el plato de tocino hacia él, tomó un pedazo, y crujió. Luego miró por la ventana, que proporcionaba una hermosa vista del estacionamiento, durante un largo rato—. Creo que estoy sorprendido. —dijo finalmente—. Cuando tu madre te dijo que regresaras, le dijiste que no. —Miró a través de la mesa y me levantó las cejas. —Lo sé. —dije. Todavía no podía creer que hubiera hecho eso, que nos encontráramos solos, y por nuestra cuenta en el centro de América. Que mi madre básicamente se hubiera lavado las manos de mí. Aparté la vista de su directa mirada y la bajé hacia la superficie rayada de la mesa. Alguien había grabado en ella RYAN AMA A MEGAN POR SIEMPRE. —¿Por qué? —Preguntó Roger simplemente. Alcé la vista hacia él. No me lo había preguntado a mí misma todavía. Decir que no había sido sólo mi primera respuesta.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON —Porque... —Miré por la ventana, más allá del estacionamiento de la interestatal, donde los coches se precipitaban de camino a casa, huyendo, todos ellos hacia otro lugar. De repente tuve el impulso abrumador de formar parte de la libertad y unirme a ellos—. Debido a que no hemos terminado todavía, ¿Verdad? Roger sonrió pero no dijo nada, eligiendo en su lugar comer un trozo de tocino, pensativo, algo que yo no hubiera creído posible sin ver la demostración. —Quiero decir. —le dije, mirando su rostro de cerca—, no has visto aún a Hadley. —Cuando no respondió, sentí una sensación de miedo arrastrarse a través mí. De pronto sentí frío en la parte superior del top de Bronwyn, a pesar de que la luz del sol estaba pegando a la mesa y de que había tenido demasiado calor hace un momento. ¿Qué si él quería terminar con ella? Acababa de asumir que a Roger le gustaría seguir adelante. Pero tal vez no lo hacía. Tal vez íbamos a cambiar la ruta y continuar directamente a Connecticut. La idea de estar allí, de tener que empezar mi vida con mi madre, furiosa, me hizo sentir pánico. No estaba lista para hacer eso todavía—. Pero si quieres parar. —dije, tratando de mantener mi nivel de voz, como diciendo que no estaba completamente aterrada—… podemos. —No, no es eso. —dijo él, mirándome. Se pasó las manos por el pelo, con lo que después de su ducha lo limpio volvía a su desorden normal, y suspiró—. Se supone que debo ser el único responsable aquí. Mi madre no va a estar feliz con esto tampoco. Y no me quiero meter en problemas. —No lo harás. —le dije rápidamente—. Lo hice por mi cuenta, créeme. —Me siento culpable por esto. —No. —dije—. En serio. —Lo miré fijamente—. ¿Quieres dejar de fumar? — Contuve la respiración, esperando por el bien de mi salud que no le tomará mucho tiempo responder. Roger miró hacia la mesa un buen rato, y luego negó con la cabeza. —No. —dijo, sonando un poco sorprendido por la respuesta. Dejé escapar un largo suspiro y sentí que mi estómago se aflojaba un poco. Nuestro camarero llegó entonces, dejando nuestro registro y un puñado de mentas envueltas en celofán sobre la mesa. Roger sacó su teléfono. —Debo hacer algunas llamadas. —dijo—. Todavía no he podido hablar con Hadley. Y probablemente debería llamar a mi madre antes de que la tuya lo haga. —Yo me encargo de esto. —le dije, contando el dinero para pagar. —¿Quieres guardar eso? —Preguntó Roger, asintiendo con la cabeza al resto del dinero—. Me temo que lo perdería. —Claro. —le dije, doblando los billetes y metiéndolos en mi billetera. —Nos vemos en el coche. —dijo, cogiendo una de las mentas de la mesa y salió por la puerta, la campana señalizó su salida.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON Miré el mapa y tracé la ruta que nos llevará a Kentucky. Habíamos estimado alrededor de ocho horas para llegar allí, así que debíamos estar allí por la tarde, a las seis o siete. Miré hacia abajo y vi Kentucky y Tennessee. Y en el rincón del estado, casi hacia Arkansas, Memphis. Dejé que mi dedo recorriera el resto del nombre en negrita por un momento, pensando en el viaje que iba a hacer en este verano, el viaje que me ha llevado allí. A Memphis, pero específicamente a Graceland. Era extraño pensar en lo cerca que estamos de él una vez que llegáramos a Louisville. Probablemente sólo a unas pocas horas de distancia. Pero sería un retroceso. Y no quería ir sin mi padre. Lo que significaba, entonces, que nunca lo haría. Cerré el atlas, tratando de empujar ese pensamiento inquietante, lejos. Pagué la cuenta, poniendo el dinero sobre la cuenta y garantizando la propina del camarero en mi vaso de agua. Pensé que le había dado a Roger tiempo suficiente para hacer sus llamadas en privado y me levanté para irme. Mientras lo hacía, mis ojos se cruzaron con el grafiti de nuevo. Me preguntaba quiénes eran Ryan y Megan. Y si, estuviesen donde estuviesen, lo habían hecho. Me pregunté cómo alguien pudo haber estado tan seguro acerca de un concepto tan sutil e imposible como para siempre, que estarían dispuestos a tallarlo en una mesa. Lo observé por un momento más, y luego salí de la cafetería, entrecerrando los ojos por el sol.

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I Found My Thrill On Blueberry Hill. —Elvis Presley. Traducido por Mimu_14 Corregido por Chio

SIETE AÑOS ANTES. Mi padre paró el coche en un lugar frente al complejo de tenis de Raven Rock y se echó hacia atrás para que yo pudiera alcanzar más y tocar la bocina. He utilizado la tonada que siempre se usa para Charlie, tocar la bocina —honk honk honk honk— lo que mi padre, por alguna razón llama "Shave and a Haircut"31. Nos sentamos a esperar y un momento después, desde Nashville a Memphis, el CD que nos habían metido desde casa hasta 21 Choices32 y después al complejo de tenis terminó y comenzó de nuevo en la pista uno. Esto no estaba permitido en el coche de mi padre. En su mente, una vez que empezara a escuchar un CD en repetición, se dejaron de oír sus matices. —Maestro. —preguntó, dirigiéndose a mí. —Estoy en ello —le dije, abrí la guantera y me moví a través de los CD de Elvis. Saqué Elvis At The Movies, llevándonos sólidamente a los años sesenta. "All That I Am" comenzó a tocar y mi padre tamborileó con los dedos junto al ritmo de la canción, sonriendo. —Una buena elección, pumpkin33. —dijo, mirando hacia mí con un gesto de aprobación—. Sabes, ¿Creo que este es mi favorito de sus temas? —La forma en que mi padre dijo que, el nombre de Elvis fue siempre capitalizado. Él nos había dicho una vez, escandalizando a mi abuela, que estaba de visita—. Espero que haya un Dios. Sé que hay un Elvis. —Es mi canción favorita también. —dije, tomando la decisión en el acto. Mi padre se río, se inclinó y me alborotó el cabello, lo que me hizo fruncir el ceño. Hubo golpes en la ventana de atrás y me volví para ver a Charlie tocando en el vidrio, su raqueta sobre su hombro, con aspecto cansado y de mal humor. Mi padre abrió el coche y Charlie fue a la parte de atrás, instalándose en el asiento del medio. Es una copla musical, utilizado en Estados Unidos popularmente al final de una actuación musical, por lo general para el efecto cómico; en México es altamente ofensivo, pues es la tonada que acompaña a una copla muy conocida y ofensiva. 32 Restaurante. 33 Calabaza. 31

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON —Oye, campeón. —dijo mi padre cuando empezó a mover el coche—. ¿Cómo fue la práctica? —Cojo. —dijo Charlie. —¿Por qué cojo? —Pregunté, dándome la vuelta para mirarlo de frente. —Simplemente era así, ¿De acuerdo? —Empujando su pelo, oscuro, con sudor, de la frente—. No sé si quiero jugar más. Quiero decir, ¿Qué sentido tiene? —El punto. —dijo mi padre—. es que se puede hacer algo extraordinario y es algo que mucha gente no puede hacer. Si tienes la oportunidad de trabajar en tus habilidades, parece un crimen no hacerlo. Quiero decir, es sólo la debilidad de dejar que algo se haga demasiado difícil. ¿Estoy en lo cierto? Charlie se recostó contra el asiento—. ¿Cómo es que Amy no tiene que jugar al tenis? Rodé los ojos. Charlie había estado utilizando variaciones sobre este argumento cuando amenazó con dejar de fumar, durante aproximadamente dos años y que se estaba haciendo viejo. —Debido a que a Amy no le gustaba el tenis. —dijo mi padre con un suspiro. —Me gustaba la ropa. —señalé. Me había quedado con él durante unos años porque mi madre me había comprado un traje de tenis nuevo cada año, y realmente me gustaron. Después de un tiempo, sin embargo, yo había decidido que no valía la pena pasar horas tratando de golpear una bola amarilla difusa sólo para obtener un traje de camisa blanca. —Así es. —dijo mi padre con una sonrisa y un movimiento de cabeza. —¿Ustedes ya fueron a 21 Choices? —Charlie preguntó, inclinándose hacia adelante, mirando a las servilletas arrugadas en la consola—. ¡Pensé que todos íbamos a ir después de la práctica! —Lo siento, campeón. —dijo mi padre, arrojando sus ojos en el espejo retrovisor—. Tu hermana quería ir de antemano. Pero ¿qué hay de hacer una parada rápida en este momento? —Olvídalo. —murmuró Charlie, golpeándose a sí mismo contra el asiento y mirando por la ventana—. No quiero ir de todos modos. Miré por el espejo retrovisor y volví a mirar a mi hermano. Nunca habíamos tenido esa conexión secreta de gemelos que leí en los libros y más a menudo que no, sentimos como si estuviéramos luchando por algo que nunca antes había estado nombrado, por lo que no podría nunca ganar. —¿Tenemos que seguir escuchando esto? —Preguntó Charlie con petulancia a los pocos minutos de canturreo de Elvis—. Siempre estamos escuchando a Elvis. Y estoy cansado de eso.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON Decir esto, en el coche de mi padre, era similar a jurar delante de tu maestro, y mi pulso comenzó a acelerarse un poco, preguntándome lo que Charlie pensaba que estaba haciendo. —Hey ahora. —dijo mi padre, cuando giro hacia la izquierda, y me di cuenta de que estábamos pasando la Universidad, en dirección al centro de la ciudad y lejos de nuestra casa—. No se puede insultar al Rey por el estilo. Tiene su debido respeto. —Creo que es estúpida su música. —murmuró Charlie, pero en voz baja, y tuve la sensación de que se dio cuenta de que había ido demasiado lejos. —No es sólo la música, hijo. —dijo mi padre—. Aunque es sobre todo la música. Pero es lo que él representaba. Ya lo verás. Algún día todos vamos a ir a Graceland34 y vas a ver. —¿Los tres? —preguntó Charlie. Mi padre se río y empezó a relajarse un poco. —Tal vez hasta los cuatro, si podemos hablar con tu madre de ello. Estuve allí una vez, años atrás. Incluso escribí mi nombre en la pared de un grafiti. Me volví hacia mi padre, y por el rabillo del ojo, vi a mi hermano sonriendo con sorpresa en el asiento trasero—. ¿Hiciste un graffiti? —Pregunté, sorprendida—. ¿En la casa de Elvis? —Todos lo hacen. —dijo mi padre con una sonrisa. Giró otra vez, y me di cuenta de dónde íbamos, pero no pensé que Charlie se había dado cuenta todavía—. Ha sido arenado, probablemente hace años. Pero me gustaría volver atrás y ver si todavía está allí. — Impresionante. —dijo Charlie—. ¿Puedo hacerlo también? —Claro. —Exclamó mi padre—. Tú también, Amy. —No, gracias. —dije con firmeza, haciendo a mi padre y Charlie reír. No me importó, sin embargo. A veces parecía que la única vez que los tres nos podíamos llevarnos bien era cuando me estaban tomando el pelo. —Muy bien. Puedes ser la que respeta las leyes. Pero les digo, niños; cuando yo me muera y vaya al aula magna en el cielo, quiero que dispersen algunas de mis cenizas en Graceland. Porque ahí es donde voy a estar. Pasar el rato en la habitación de la selva con el Rey. —No hables de eso. —dije, más bruscamente de lo que yo pretendía. —Sólo estoy bromeando, pumpkin. —dijo, mirando por encima de mí—. No te preocupes. —Asentí con la cabeza y solté un suspiro. Cuando miré, vi que estábamos quedando en un espacio de estacionamiento justo en frente de 21 Es una casa situada en Memphis (Tennessee). Es la mansión donde Elvis Presley vivió desde la edad de 22 años, hasta su muerte y donde ahora yace sepultado. 34

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON Choices—. ¿Por qué, mira dónde estamos? —dijo con fingida sorpresa—. Ahora, creo que sería una pena echar a perder la plaza de aparcamiento. Entonces, ¿Quién quiere postre?

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We Will Sing One Song for the Old Kentucky Home. —Kentucky State Song. Traducido por Mary Ann♥ Corregido por Chio

—¿Comida? —pregunta Roger, comenzando a arrancar el auto. —Entendido35. —levantando la bolsa que acabábamos de comprar del minisupermercado Mo. Observé a Roger poner los ojos en blanco hacia la bolsa, pero sentí mi sonrisa, haciendo que el mal juego de palabras que tenía se escaparía, antes de que lo pensara. Me sentí como si el viejo lo hiciera yo. —¿Bebidas? —preguntó. —Listo. —poniendo la soda y la cerveza en nuestros respectivos portavasos, luego Roger destapó un poco la pequeña tapa de su cerveza, como habíamos descubierto que esto era algo difícil de hacer con las dos manos en el volante. —¿Música? —pregunta él. —Listo. —mirándolo—. Supongo. —Listo. —deslizando su iPod hacia él—. Pero, hablo en serio, estoy harto de mi música. Me gustaría escuchar la tuya. —Me gusta tu música. —y lo hacía, para mi sorpresa. Encendí sus extrañas bandas llamadas tarareables, música accesible. No sé cómo viví tanto tiempo sin Los Lucksmiths. Supongo que extrañaba mis pequeños musicales. —Gafas de sol. —dijo Roger, colocándoselas rápidamente. Se volteó hacia mí, levantando una ceja por encima del bastidor—. Sabes, el Mini-supermercado Mo tiene una preciosa sección, por solamente tres dólares más impuestos. —Estoy bien. —sacudiendo mi cabeza. Roger había tomado mi negativa de comprar gafas de sol como un tipo de desafío. Pero yo no quería comprar nada. Simplemente no se sentía bien de alguna manera. —Todo listo. —dijo—. ¿Nos vamos? —Vamos. —dije a Roger señalando la salida del estacionamiento del minisupermercado y volviendo a la carretera interestatal36. 35

Roger Slad: Se utiliza términos militares como “Entendido” o “Si señor”.

En Estados Unidos, una ruta nacional de larga distancia que cruza de un estado a otro. Están señalizadas con un símbolo rojo y azul que lleva la letra 'I' seguida del número de la ruta. Las que van 36

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••• —¿Es un hombre? —pregunté una hora después cuando el cielo ligeramente nublado de Missouri, pasó por la ventana. —No. —dijo Roger, cogiendo su móvil del portavasos y comprobándolo, con el ceño fruncido. —Diecinueve.

••• —Te lo estoy diciendo, puedes hacerlo. —alentándolo—. Sólo coloca tus labios y trata. —Y yo te estoy diciendo. —sonriéndome—. A pesar de lo que tu camisa dice, no todo el mundo puede silbar. Y soy de esas personas.

••• —¿Qué piensas de Chick-fil-A37? —pregunta Roger, sacándonos de la interestatal y poniéndonos en el estacionamiento. —No “pienso”. —dije—. De todos modos, ¿Por qué en su lugar no vamos a un restaurante agradable? —Tú y tus restaurantes. —dijo sacudiendo su cabeza. Me sentía de la misma manera acerca de los restaurantes de comida rápida, pero lo mantuve para mí misma—. Supongo que tiene que ser “filete”. Y ¿está mal escrito? —Miré hacia arriba, la señal en rojo cortando la escritura—. No lo sé. —¿Dónde está tu sentido de la aventura? —preguntó Roger, girando alrededor del carril de auto-servicio. Probablemente ya habíamos establecido una rutina después de nuestra primera comida en In-N-Out, pero cuando Roger ganó y ordenábamos en un restaurante de comida rápida, siempre íbamos a comer al auto.

37 Cadena de restaurantes con sede en College Park, Georgia, que se especializa en pollo. Es la segunda cadena de restaurantes basada en pollo de comida rápida en los Estados Unidos.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON Él colocó el auto junto al altavoz, que hizo un fuerte silbido, estático—. Hola. — dijo, inclinándose hacia delante—. Esta es nuestra primera vez aquí. ¿Qué nos recomiendas? Diez minutos más tarde, estábamos de regreso en el estacionamiento, le di un mordisco dudoso a mi emparedado de pollo—. Oh, Dios mío —murmuré con mi boca llena. Estaba sazonado. Pollo empanizado en un bollo suave. Y estábamos compartiendo una orden de papas fritas picantes. Miré arriba y vi a Roger asintiendo con la cabeza, su emparedado casi terminado—. Es delicioso. Roger sonrió—. No te voy a decir te lo dije. —dijo—. Pero…

••• —De acuerdo. —una vez estando de vuelta en la carretera y tomado un sorbo de mi refresco—. Déjame estar segura de que he conseguido esto. Ella es femenina, probablemente muerta, famosa ¿Y algún tipo de exploradora? —Correcto. —colocando el parasol contra el sol, que había comenzado a asomarse por las nubes—. La respuesta está más cerca de lo que piensas. Dieciséis.

••• Mientras yo estrujaba mi cerebro para poder tener alguna oportunidad de ganar esta ronda de Veinte Preguntas, Roger revisó su móvil. Lo hacía cada pocos minutos. Dejando la consola detrás del portavasos, pero luego parecía tener alguna batalla interna y lo dejaba abierto, viendo la pantalla para algo que no estaba ahí. —¿Cómo puedes saber si no lo intentas? —Pregunté cuando Illinois voló por la ventanilla—. Simplemente haces la forma de una O con tus labios… —Se lo demostré, silbando junto a Paul Simon38. —Traté. —dijo Roger—. Pero no todos podemos ser tan talentosos como tú.

•••

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Cantante y autor estadounidense de origen judío.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON —Indiana. —señalando afuera de la ventana, cuando cruzamos otra línea estatal imaginaria—. El Estado de Hoosier39. —Ey. —dijo Roger, colocando otra vez su móvil en la consola y volviéndose hacia mí—. ¿Has visto esa película? ¿Hoosiers?

••• Empezó a hacer calor. El sol caía sobre el auto y había volteado el parasol hacia abajo también. No podía dejar de desear no haber agarrado una camisa negra en la mañana. Estiré mi brazo fuera del sol golpeando mi lugar en el carro y observé que ya había comenzado a tener unas cuantas pecas. —Así que, eso es de 1951. —dijo Roger—. Gene Hackman es el entrenador de este equipo de baloncesto en Indiana. Eran los Underdog. Nadie esperaba que ellos ganaran el gran juego y mucho menos el campeonato. —¿Pero lo hicieron de todos modos? —supuse Roger se volteó hacía mí, sorprendido—. Pensaba que dijiste que no la habías visto.

••• —Simplemente no lo entiendo. —dije una hora más tarde, agachándome en el asiento, poniendo mis pies en el salpicadero y sacando el cabello de mi cuello. Ahora estaba haciendo demasiado calor en al auto y Roger y yo teníamos una guerra en si debíamos encender el aire acondicionado (mi voto) o dejar las ventanas abajo (su voto). Pero tengo que admitir, que estaba un poco más caliente con las ventanas abajo. Me di la vuelta hacia la ventana y Roger subió el aire acondicionado. —¿No entiendes qué? —preguntó Roger. Condujo hacia un enorme camión, colocando el auto en la sombra y refrescándonos un poco. —¿Cómo alguien puede estar probablemente muerto? —Sabes que cuenta por una de tus preguntas, ¿cierto? —preguntó—. Quince.

Película de 1986, basada en la historia real del Instituto Milán en Indiana, que ganó el campeonato estatal de baloncesto en 1954 siendo un equipo de un pueblo pequeño. 39

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••• —Luego el perdedor40 —quiero decir, Dennis Hopper— quien está retirado, se inicia como entrenador junto con Gene Hackman. Y Nadie piensa que trabajará duro. Porque es un perdedor. —Tal vez porque su nombre es perdedor. —sugiero. Roger me frunció el ceño—. Amy. —dijo él seriamente—. Es una gran película. —Tal vez debería verla por mí misma. —propongo—. En lugar de escuchar de hablar de ella, los detalles. —Así que es el gran juego. —Roger continuó gravemente—. Y nadie piensa que van a ganar…

••• Comprendí después de que habíamos estado conduciendo durante una hora en Indiana; que los Underdogs, sorprendentemente, ganaron el gran juego y les demostraron a todos que estaban equivocados. Pero mientras Roger tamborileó en el volante y comprobaba su móvil, miré hacia fuera de la ventana —buscando posibles mujeres muertas quienes fueran exploradoras— y me di cuenta de que estábamos liberados. No sé por qué me tomó tanto tiempo, pero de repente ahí estaba, haciendo que mi corazón latiera un poco más rápido, con agitación. No tenía que preocuparme sobre cómo iba a mentirle a mi madre. Estaba en grandes problemas, sí y era más grave de lo que me hubiese gustado, pero los dos estábamos en lo mismo. El daño ya estaba hecho. Podríamos hacer cualquier cosa —ir a cualquier lugar— que quisiéramos. Estábamos cruzando Estados Unidos. Teníamos un auto y dinero para gasolina y un destino. La carretera estaba abierta para nosotros. Miré hacia las verdes colinas que pasaban por afuera de la ventana y contemplé mi sonrisa reflejada en el cristal lateral.

••• —¿Amelia Earhart? —Pregunté, mirando a Roger, una vez que finalmente me di por vencida—. ¿En serio? 40

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Shooter: En la película “Hoosiers”, el personaje de Dennis Hooper, le llaman “Shooter”, un perdedor.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON —¿Qué? —preguntó—. No sabemos si ella está muerta, después de todo. Simplemente se presume. Me gusta pensar que ella aterrizó en alguna fabulosa isla de los Mares del Sur y ha estado disfrutando por los últimos setenta años. —miró hacia mí y sonrió—. Te dije que la respuesta estaba más cerca de lo que pensabas. Amelia.

••• Cuatro canciones después, me apoyé contra el cristal y lo observé, pasando su mano por su cabello, notaba que lo hacía a menudo cuando estaba nervioso. Me pregunté si tenía que ver con que estábamos cada vez más cerca de Kentucky. —Así que. —sin estar segura de cómo empezar—. Hadley —Lo cual era un terrible comienzo, pero no tenía nada más para decir. —Sí. —dijo Roger, pasándose otra vez la mano por su cabello. —¿Te preocupa eso? —pregunté—. ¿Verla? —Un poco. —mirando por encima de mí y sorprendida de que me hubiera cogido en ello—. Quiero decir, una visita no avisada siempre es un riesgo, ¿sabes? —Pero la llamaste, ¿no? —Lo hice —muchas veces— en el último mensaje que le dejé, le dije que iba a ir a su vecindario. Pero no devolvió la llamada. —Tal vez. —tratando de escoger las palabras correctas—. Quiero decir, ¿Crees que significa algo que ella no te llamara? —Claro que significa algo. —dijo—. Pero tengo que hacerlo. Intentarlo. Y si después de todo ella no quiere verme o hablarme, está bien. Pero al menos lo habré intentado. —Estás es tu propia búsqueda. —pensando en Drew y lo que dijo acerca de Don Quijote. —Algo parecido, supongo. —dijo—. Simplemente necesito algunas respuestas, eso es todo. —¿Puedo hacerte unas preguntas? —pregunto—. Como, unas ¿cinco? Roger miró hacia mí—. Tuve la sensación de que volverías a perseguirme otra vez. —dijo. Suspiró y bajó la música—. Bien. Dispara. —¿Estás seguro? —Esa cuenta como una, lo sabes. —dijo. —Muy bien. —dije, dándome de cuenta de que tenía que andar con cuidado. Pensaba que quería saber más de Hadley, pero tampoco quería oír hablar

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON de ella. Pero me sentí como si fuéramos a buscar a esa chica, las únicas impresiones que tenía de ella, eran de Drew y Bronwyn. Decidí continuar. Si él puede preguntar este tipo de preguntas, yo puedo—. ¿La quieres? —¡Caray! —dijo inclinándose hacia mí—. Simplemente ir al grano, ¿por qué no? —Lo siento. —sintiéndome que tal vez me sobrepasé—. ¿Fue mucho? —Esa hace la tercera, sabes. —dijo—. No, está bien. Yo…Hmm. —Se hizo un silencio en el auto más de lo que era normal. Esta se encontraba en los niveles de Harold Pinter41. ¡Amy! Probablemente podría romper el silencio. En realidad, ¡Amy! Probablemente no deberías haber preguntado en primer lugar. Apreté mis uñas en mi dorso, para hacerme esperar la respuesta. Pero Roger seguía mirando afuera del cristal y después de unos minutos, no pude esperar más. —¿Roger? —provoqué. —Esa es la cuarta. —dijo—. Realmente no eres buena en esto. —Creo que me estás esquivando. —dije, mayormente agradecida de que el silencio se hubiese roto. —Sólo estoy siguiendo tu ejemplo. —dijo—. ¿Si yo la quiero? Tú crees que es una pregunta fácil, ¿no? No era la persona más adecuada para preguntarle eso. No lo era. —No lo sé. —dije, tratando de que no notara mi inflexión al final de la oración. Él suspiro y cambió de carril—. Pensaba que la amaba. —dijo—. Si me hubieras preguntado un mes atrás, probablemente diría que sí sin dudarlo. Incluso se lo dije. —¿Lo hiciste? —Y esa es la quinta. —dijo—. Sí, no fue uno de los mejores momentos de mi vida —Quería preguntar por qué no, pero me contuve. Roger me miró y debió darse de cuenta de esto, porque esbozó una sonrisa y continuó—. Ella no lo dijo de regreso. —dijo rápidamente. —Oh. —dije. Nunca le he dicho a nadie algo romántico, pero podría imaginarme que no escucharlo de regreso se sentía bastante aplastante. —Sí. —coincidió—. Ella simplemente me sonrió y me besó, pero no dijo nada. Creo que ahí fue cuando las cosas comenzaron a cambiar. No lo sé, tal vez se asustó. Hadley no era buena en las demostraciones emocionales. Tal vez fue mucho para ella… —su voz se apagó y esperé el tiempo para hablar de nuevo. —¿Una última pregunta? —pregunté.

Harold Pinter: (10 de octubre de 1930 - 24 de diciembre de 2008), fue un dramaturgo, guionista, poeta, actor, director y activista político británico, ganador del Premio Nobel de Literatura en 2005. Escribió para teatro, televisión, radio y cine. Sus primeros trabajos fueron frecuentemente asociados al teatro del absurdo. 41

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON —De acuerdo. —dijo—. Pero tendré una pregunta de recompensa para cuando sea tu turno. —Está bien. —Lo miré y traté de conseguir la mejor forma de decirlo. No estaba segura de que Roger había pensado de nuestra llegada a Kentucky. No sabía que pensaba hacer una vez llegáramos. Tal vez fuera a su trabajo y pensara en el futuro, sin ser un conductor. Pero aún me preocupaba. —¿Qué harás cuando lleguemos? Roger me miró, luego volvió su vista a la carretera—. No estoy seguro. —dijo finalmente. Las palabras se quedaron en el aire entre nosotros, luego subió la música y seguimos nuestro camino.

••• Cuando estábamos a una hora de Kentucky, el móvil de Roger sonó. Ambos miramos abajo hacia el móvil, sonando y vibrando alrededor de la consola. “HADLEY LLAMANDO” se leía en la pantalla. Se lo entregué a Roger, quien se veía más pálido que hace un momento. Él respiró hondo y abrió el móvil—. ¿Hola? —preguntó, su voz sonando un poco más profunda. Miré fijamente hacia afuera del cristal, así que parecía como si estuviera escuchando la conversación, pero era imposible no hacerlo. —Ey. —dijo él—. Así que, estoy cerca de Kentucky. No sé si estás cerca… — Roger me miró, luego otra vez a la carretera, aclarándose la garanta—. Con un amigo. —dijo y sentí como mi interior se desanimaba con lo que él dijo. Seguí mirando afuera del cristal y tratando de no ser tan obvia. Yo era su amigo. Debería estar feliz de al menos lograr eso, pero inexplicablemente estaba decepcionada de que él me identificara así—. Está bien. —dijo, luego debe haber cortado la llamada, porque frunció el ceño, escuchando—. ¿Pero estás cerca? —preguntó—. Si es así, sería bueno ver… —se detuvo otra vez, escuchando—. ¿Entonces te llamo cuando estemos en Louisville? —Preguntó, sonando esta vez un poco frustrado—. De acuerdo. —dijo después de una pausa—. Suena bien. Luego colgó sin un adiós, algo que no me sorprendió. Miré hacia él—. Hadley. —dijo finalmente. Sonaba como si estuviera pronunciando su nombre diferente, sin la misma entonación de hace unos días atrás. Ya no parecía como si su nombre fuese escrito con las mejores letras del abecedario. —Lo asumí. —Esperaba que Roger siguiera la conversación, pero estuvo en silencio, mirando hacia la carretera, frunciendo ligeramente el ceño—. Um, ¿Qué dijo?

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON Roger suspiró—. No fue muy clara. Nunca fue uno de sus puntos fuertes. No le gustaba hacer planes. Dijo que podría estar cerca, pero que no estaba segura y le dije que la llamaría una vez estuviéramos en Louisville. —¿Es ahí donde ella vive? Roger negó con la cabeza—. Un poco más lejos. —dijo—. Hummingbird Valley.

••• Una hora más tarde estábamos cruzando a Kentucky, el estado de los BLUEGRASS42, según la señal estatal. Roger se detuvo en una estación de gasolina — Git’n’Go, la cual nunca había visto antes— y cogió su móvil. Estiré mis piernas, y me dirigí al baño, luego compré refrescos para nosotros y un mapa de Kentucky por si acaso. Cuando regresé al auto, Roger todavía estaba sentado allí, y le entregué su cerveza—. Y ¿bueno? —pregunté. —Ahora ella no está contestando. —dijo. Suspiró y miró hacia la carretera—. No me gustaría haber llegado tan lejos para nada. —No sabía qué debía decir, así que simplemente tomé un sorbo de mi refresco. —Creo que deberíamos de ir. —dijo. —De acuerdo. —un poco sorprendida por mi rápida respuesta. Saqué el mapa—. Así que, ¿Dónde debemos ir? —No. —mirándome—. Quiero decir, creo que debería ir a su casa. —Oh. —Y no estaba segura de que fuera una buena idea, pero no sabía cómo decirle sin hacerle sentir como un acosador. Pero podía imaginar cómo me sentiría si Michael estuviera en mi puerta—. No creo que esa sea una buena idea, Roger. Roger suspiró y sus hombros cayeron un poco—. Sé eso. —dijo—. Pero ¿estamos supuestos a esperar alrededor de Git’n’Go? ¿Y esperar que ella llame? —Él negó con la cabeza—. Ella siempre hacía cosas como estas…—su voz se apagó y volvió a mirar su móvil—. Creo que simplemente lo dejamos pasar. Al menos hice mi mejor esfuerzo. Porque conociéndola, no recordó llamarme por tres días. Abrí mi boca para tratar de hablar con él sobre este plan, pero luego me detuve cuando vi la expresión de su cara. Estaba determinada y yo nunca había visto esa expresión en algo. —ni siquiera en Chick-cil-A— probablemente no quería ir a Yosemite, tampoco, pero tal vez vi algo mirándolo ahora—. Está bien. —abriendo otra vez el mapa de Kentucky—. Vamos. 42

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Estilo musical, incluido dentro del country, originario del Norte de Kentucky.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON Roger me miró, sorprendido, luego me dio una rápida sonrisa y dijo—. Gracias. —Seguro. —enfocándome en el mapa—. ¿Humminbird Valley? —Sí. —señalando y poniéndose de nuevo en la carretera. Me pasó su móvil. —Hadley Armostrong. Tengo su dirección en mi teléfono de cuando le envié flores durante el receso de navidad. —Eso es muy lindo de tu parte. —dije, mirándolo. —Bueno, pensé eso. —dijo con una pequeña sonrisa—. Pero aparentemente, a las chicas no les gustan las rosas rojas. No tenía nada contra ello—. ¿De verdad? —pregunté—. Porque soy una chica. Y nunca había escuchado eso antes. —¿De verdad? —Levantó las cejas—. La forma en que ella reaccionó, creí que había cometido algún tipo de crimen contra las chicas. Me encogí de hombros—. Sólo pienso que es lindo enviar flores. —dije—. Eso es lo que pienso. —¿Incluso si la idea es común y cliché? Por cierto, es una cita. —¿Ella dijo eso? —pregunté un poco aturdida. —Lo hizo. —dijo—. Por el Día de San Valentín, yo conseguí su chocolate. Ni siquiera me acerqué a las flores. No sé si alguna vez sea capaz de comprarlas otra vez y… —Ponte en el carril derecho. —Lo interrumpí, viendo la señal de Louisville un poco tarde y esperando que Roger fuera capaz de verlo. —¿Ahora qué? —preguntó, empezando a cruzar el carril del trafico. —Sí. —dije—. Lo siento. —Volví a mirar el mapa—. De acuerdo, creo que nos quedamos en este carril y pasamos Louisville, luego Hummingbird Valley debe estar por ese camino. Tal vez a una media hora. —Loo-vulle. —dijo. —¿Qué? —Dijiste Lou-ee-ville. Pero se pronuncia Loo-vulle. Créeme, tuve una buena educación. —Loo-vulle. —repetí—. ¿Así? —Hermoso. —dijo. Ahora estábamos conduciendo por el centro de Loo-vulle; la carretera estaba en un cruce elevado sobre la cuidad. Se acercaban las ocho y el sol estaba justo poniéndose, dejando un azul claro, oscuro después de todo. Hermoso; estaba haciendo un recorrido por la cuidad. Podía ver el gran estadio afuera de mi ventana: Slugger Field

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON Cerca de veinte minutos fuera de Louisville vi la señal de Hummingbird Valley. Dirigí a Roger fuera de la carretera, y luego fue como si estuviéramos en un mundo diferente. No había nada más que colinas verdes alrededor de nosotros, todo era oscuro, silencioso y fresco. Kentucky olía fabuloso —como fresca hierba— como verano. Bajé mi ventana y respiré, me di de cuenta un poco tarde que era verano. Una nueva estación había comenzado sin que me diera cuenta. Miré hacia fuera pero no veía ninguna casa; aquí sólo se veía largos y estrechos campos de verde interrumpidos por ocasionales cercas blancas—. ¿Qué es esto? — pregunté, volviéndome hacia Roger—. ¿Es un pueblo? —Lo es. —dijo—. Es un pueblo con solo cerca de doscientas personas. Quité mis ojos de lo que todavía podía ver de las montañas y lo miré—. ¿De verdad? —Sí. —dijo, riendo un poco incomodo—. Bienvenida a la más rica cuidad en Kentucky. Una de las más ricas en Estados Unidos. —Pero no veo ninguna casa por aquí. —dije, mirando hacia afuera. —Estamos de regreso, a lo que yo no entiendo —dijo, señalando la carretera—. Volvemos a lo mismo. —dijo, mirando afuera de la ventana—. Creo que estas son llamadas casas. Pero en realidad creo que son fincas. —Dios. —mirando afuera, de repente me sentía nerviosa—. Algo me dice que no estamos más en Kansas. —No dijiste eso. Le mostré a Roger su móvil, había encontrado la dirección de Hadley —1205 Calle Westerly— y le señalé a Roger en lo que yo esperaba fuera el camino. Una vez encontramos la calle, que se hacía más difícil por la oscuridad, Roger condujo lentamente para que pudiéramos ver los números de las casas. Habían un sinfín de cercas blancas y de vez en cuando una entrada con una palanca escrita con Casa de: —o Finca de: —Mira. —dijo, reduciendo un poco más la velocidad y colocándonos al lado de su carril—. ¿Viste eso? Lo vi. Era imposible haberlo perdido de vista. Un animal con forma de topiarios43 estaba en una gran extensión del césped. Pero ellos eran más grandes y más detallados de los que yo hubiese visto. Dos osos, probablemente escalando, parados en sus patas traseras y levantando sus patas en señal de saludo hacia los

El arte de la jardinería ornamental. Tejer y formar las plantas en todas las formas y tamaños. Algunos topiarios son tan grandes como un árbol en forma de un cono de helado, mientras que otras son pequeñas. 43

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR autos que pasaban. Increíble. —murmuré.

MORGAN MATSON Debajo de ellos, un zorro hacía con su pata un saludo—.

Roger rodó lentamente el auto y me di la vuelta para echar un último vistazo antes de que desapareciera de mi vista. La luz de los postes se estaba apagando rápidamente, se veían como criaturas encantadas o esculturas. Cada vez menos y menos como arbusto, en todo caso—. ¿Qué es eso? —Pregunté, viendo un cartel fuera de un par de verjas—. ¿En la izquierda? Las verjas de un hierro forjado y grande, conectaban con dos pilares de ladrillos de cada lado. “FINCA ARMSTRONG” estaba grabada en una placa gris en el pilar izquierdo. HUMMINBIRD VALLEY, KENTUCKY estaba grabado en la otra placa al lado derecha. Todo en conjunto era intimidante. Pero para suerte de nosotros, estaban abiertas. —Lo supuse. —Roger se veía más nervioso de lo que nunca lo he visto. Observé como abría y cerraba las manos en el volante y condujo hacia adentro. Fiel a su palabra, no llegamos a la casa en mucho, mucho tiempo. Condujimos por un camino rodeado por verdes colinas. Pero sentí en algún momento, que este camino no debería llamarse “camino de entrada”. Después de mucho, lógicamente se convirtió en un camino otra vez. Mientras conducíamos, pensé de pronto con una punzada de dolor, en mi casa en California, el letrero de Bienes Raíces en el césped y en el camino que me había tomado, al menos, diez segundos para cruzar. Hicimos otro camino y finalmente ante nosotros estaba: una gran e imponente, y lo primero que se me vino a la mente fue una fotografía de una, mansión del sur. Era grande y blanca, con columnas y las persianas de un verde oscuro y los edificios bajaban en forma de pendiente de la casa principal. Había un camino circular en el frente, pero no había autos aparcados cerca de ahí. En la luz que todavía seguía encendida, pude ver las flores de los hermosos jardines y macetas de porcelana blanca llenas de flores por el revestimiento. Por lo que pude ver a lo largo de la casa, parecía que se expandían hasta el jardín trasero. —Hermoso. —dije viendo todo. —Sí. —viendo a su alrededor también—. Yo tenía una idea, pero veo ahora que ella no le daba importancia. —Él aparcó el auto y apagó el motor. Aparté mi vista de la casa y miré a Roger—. ¿Ahora qué? —pregunté—. ¿Algún plan? ¿O solo vas y tocas el timbre? —Creo que sí. —dijo—. Realmente no pensé en esa parte. Pensé que cuando llegará aquí y la viera se me ocurriría algo, pero no con la barrera que hay entre nosotros. —Roger se aclaró la garganta y apretó los nudillos.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON —Está bien. —dijo—. Voy por ello. —se pasó otra vez las manos por el cabello, haciendo que se parara en muchas direcciones. Que probablemente no era el aspecto que quería para impresionar a Hadley. —Bien. —alentándolo lo más posible—. Pero voy a hacer una sola cosa. —me incliné hacia delante, cerrando el espacio entre nosotros en el auto y llegué a él. Pasé mis manos sobre su cabeza, sintiendo el nacer de la primavera y la suavidad en su cabello marrón entre mis manos, como su lado izquierdo estaba caliente, por estar conduciendo debajo del sol todo el día. Tuve el impulso de recorrer con mis dedos su cabello, pero lo alejé rápidamente. En lugar de eso, alisé el mechón hacia atrás y luego lo aplasté hacia abajo—. Así —dije—. Mucho mejor. — le sonreí rápidamente, luego me retiré hacia mi lugar en el auto. —Oh. —mirándose en el espejo otra vez—. Gracias. Estaba a punto de desearle buena suerte, cuando me distraje con la visión de una persona viniendo desde la casa. Era una persona alta que llevaba un mascara de doctor y blandiendo una cierra de cadena. Caminando hacia el auto.

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Parte V How to Decapitate a Moose.

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You’d better go on home, Kentucky gambler. —Dolly Parton. Traducido por Andreani Corregido por Mary Ann♥

—Está bien. —Le murmuré a Roger, mi pulso estaba palpitando con fuerza—. Creo que lo que deberías hacer es encender el auto silenciosamente y salir de la entrada para coches tan pronto como sea posible. —¿Cómo… —Me susurró Roger—… Enciendes el carro silenciosamente? Y ¿Recuerdas ese camino para autos, verdad? ¿Esperas que regresen por él? —Roger, él tiene una sierra. —Siseé—. ¡Yo no voy a morir en Kentucky! Roger se echo a reír mientras el chicho agitó el brazo en el que no tenía la sierra—. ¡Hey! —llamó—. ¿Están perdidos? —¿Ves? —dijo Roger—. Es amigable. —¡Probablemente es así cómo atrae a sus víctimas! ¡Han hecho películas sobre esto! —Eso era Texas. —dijo Roger, aún sonriendo, rodando sus ojos hacia mí y saliendo del auto—. ¡Hola! —llamó—. Solo estaba… um… Buscando a Hadley Armstrong. Acercándose, el chico se quitó su máscara y había, afortunadamente, desactivado la sierra de cadena. Nosotros debíamos de haber activado algún tipo de sensor de movimiento, porque el camino ahora estaba iluminado tenuemente, y pude ver que el chico realmente parecía bastante normal. Llevaba zapatos de barco, pantalón caqui y una camisa de polo. Y aunque, era más o menos de la misma altura que Roger, era simplemente más grande. No era gordo, exactamente, sólo ancho. Algo así como un oso de peluche. Descubrir esto lo llevó fuera del territorio de asesino, abrí mi puerta también y me acerqué lentamente. —Soy su hermano. —dijo el chico—. Lucien Armstrong. —Le extendió su mando a Roger, y se las estrecharon—. Gusto en conocerte. —Roger Sullivan. —dijo Roger—. Igualmente. —¡Oh! —Lucien exclamó, chasqueando los dedos—. Tú eres el chico que envió rosas, ¿Verdad? Roger despejó su garganta y señalando hacia mi dijo—: Y esta es Amy Curry. Permanecí donde estaba, apoyándome contra el coche—. Hola —dije, levantando la mano y moviéndola.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON —Hola. —dijo Lucien, claramente no eligiendo esto y cruzando hacia mí. Mantuvo su mano extendida y yo la estreché, sintiendo que nunca había estrechado tantas manos en mi vida como he tenido que hacerlo en los últimos días. Su mano era enorme y casi se cerró completamente alrededor de la mía. Él no se parecía en nada a la foto de Hadley. Tenía el pelo ligeramente rubio que parecía aclarado por el sol y quemaduras de sol en sus mejillas. Era lindo, me sorprendió comprobarlo. Intenté dar un paso atrás, olvidando que estaba apoyada contra el coche. —Gusto en conocerte. —dije extrayendo mi mano de entre las suyas. —Siento lo de la sierra. —dijo—. Yo sólo estaba reduciendo algunos arbustos. Así que… —dijo, pasando su mirada de mí a Roger—. ¿Son amigos de Hadley? — Roger asintió y yo asentí también, pensando que esto parecía más simple que la verdad. —Sí. —dijo Roger, metiendo las manos en sus bolsillos—. Estábamos en el área y hablé con ella antes, pero, luego ella dejó de responder su teléfono. Entonces pensé en ver si estaba en casa. Dejé un mensaje, pero… —Saben, esto es terrible. —dijo Lucien. A diferencia de la mayoría de las personas —y la mayoría de las personas de mi edad, de lo cual él se veía cerca de ser— parecía que quería decir las cosas que en realidad sentía. Sus cejas se cayeron y pude oír un verdadero pesar en su voz—. Desearía que pudieran haber dado con ella, en lugar de venir hasta aquí. Porque se ha ido a un show de caballos hace unas horas y no volverá hasta mañana. Sé que lamentará no haberlos encontrado. —Oh. —dijo Roger, asintiendo—. Está bien. —Vi como, mientras metía sus manos en los bolsillos, su energía fluía lejos, mirándose un poco perdido. Me encontré muy enojada con esta chica que nunca había conocido. ¿Por qué le diría a Roger que llamara cuando llegara a Louisville cuando ella no tenía la intención de estar allí? Sólo podía imaginar cómo se sentía, como si hubiéramos viajado todo el camino a Yosemite, sólo para descubrir que cerraba en lunes o algo así. —Pero… —dije rápidamente, tratando de cubrir el silencio que se estaba acercando a territorio incomodo—. Es decir, tal vez…—miré a Roger y podía ver cuánto él no quería simplemente dar la vuelta e irse—. Nos podríamos quedar en Louisville esta noche… —Loo-vulle. —Roger y Lucien dijeron simultáneamente. —Justo ahí. —dije—. Quiero decir, estamos muy cansados. Salimos de Missouri esta mañana y hemos conducido todo el día. —continúe, tratando de ver cómo se sentía Roger acerca de este plan que inventé en el momento—. Tal vez ¿Ir a la ciudad ahora, encontrar un hotel y volver mañana? —Roger encontró mis ojos y me dio una pequeña sonrisa, y sentí que estaba haciendo las cosas bien. —Bueno, excelente. —dijo Lucien, aplaudiendo, lo cual hizo un sonido sorprendentemente alto—. Eso suena bien. Habría odiado habérmelos perdido si ustedes viajaran todo este camino.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON —Genial. —dije, regresando al auto—. Entonces… —No queremos entretenerte. —dijo Roger —Nada de que entretenerme. —dijo Lucien—. Mis padres están en Hilton Head durante la semana, se han ido, estoy manteniendo el fuerte por mí mismo—. Frotó su mano sobre su cuello, sonriendo de una manera un poco forzada. Había algo en su aspecto que me parecía familiar. Me tomó un momento, pero luego hizo clic al caer en su lugar. Él estaba solo en su casa, con sus hermanos y sus padres fuera. Parecía tan feliz de hablar con nosotros. Estaba, probablemente, tan solitario como lo había sido para mí el mes que viví sola en nuestra casa. Había algo acerca de estar solo en lugares que normalmente estaban llenos de gente que los hacía parecer particularmente vacíos cuando solo eras tú. —Fue bueno conocerte hombre. —Roger dijo, extendiendo su mano. —¿Quieres venir a cenar? —pregunté sin haberlo pensado antes, sorprendiéndome a mí misma. Roger me miró, sus cejas se alzaron y su mano quedo suspendida en el aire—. Me refiero, de todas formas, sólo íbamos a tomar algo en la ciudad. Y si tú no has comido, quiero decir… Roger dejo caer su mano—. Sí, deberías venir. —dijo—. Quiero decir, si no tienes planes, claro. Lucien paseó su Mirada de Roger a mí—. ¿En serio? —preguntó—. No quiero molestarlos. —Para nada. —dije, sorprendida de que estas palabras salieran de mi boca. Había pasado tanto tiempo evadiendo extraños, y ahora ¿Los invitaba a venir? Aparentemente, lo hacía. Me pregunté cuando pasó eso—. Deberías venir. —Bueno, está bien. —dijo Lucien, sonriéndonos—. Es muy amable de su parte. Se los agradezco. —Vamos. —exclamó Roger, y abrió la puerta del conductor—. Yo manejo. —Genial. —dijo Lucien, dirigiéndose hacia el Liberty—. Todos nuestros coches están en la parte de atrás. —Roger buscó mis ojos mientras decía esto, intercambiamos una pequeña sonrisa. Me preguntaba de cuántos coches hablaba, cuántos tenían como para utilizar la palabra "todos". Lucien abrió la puerta del copiloto, y asustada, di un paso atrás, pensando que tal vez le gustaba ir en el asiento delantero o algo. Tomó un silencioso y confuso minuto, durante el cual el mantuvo la puerta abierta esperando para que me diera cuenta que la había abierto para mí y que sólo estaba esperando a que yo entrara. —Oh. —subiendo—. Um, Gracias. —Iba a alcanzar la puerta para cerrarla, pero un segundo después, él lo hizo por mí, cerrándola gentilmente. Subió al asiento de atrás, instalándose en el medio, cerca de nuestros asientos—. ¿Alguno de ustedes ha estado en Louisville antes? —preguntó

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON —Nop. —dijo Roger y yo negué con la cabeza. —Eso lo decide. —dijo, apoyándose contra el asiento y sonriendo—. Iremos a The Brown.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON El Brown, resultó, ser el Hotel The Brown en el centro de Louisville. Antes de que llegáramos allí, Lucien nos dio un breve tour por Louisville, lo cual fue lindo. Era la ciudad más limpia que jamás había visto—. sin duda más limpio que los Ángeles. Pero era un paisaje hermoso, árboles con flores alrededor de nosotros, haciendo que el aire oliera maravilloso. Las calles estaban amplias, y nadie parecía en particular tener prisa: otro gran cambio de L.A. Había cosas de caballos en todas partes —lo que tenía sentido, teniendo en cuenta que esto era el hogar del Derby de Kentucky. Me di cuenta de que algunas de las placas de licencia frente a nosotros incluso tenían caballos en ellas, lo cual parecía tener como un toque agradable. Louisville simplemente se sintió pacífica, cosa que no esperaba. Lucien nos hizo pasar frente al Museo de Louisville Slugger, que tenía un bate del tamaño del edificio inclinado contra él. Hice una nota mental sobre hacer que Roger condujera aquí en la mañana una vez más, de modo que pudiera tomar una fotografía. Charlie se sorprendería con ella, él siempre había amado el béisbol. Este pensamiento me espantó un poco y me hizo comprender lo poco que había estado pensando en mi hermano, o cuánto había estado intentando no pensar en mi hermano. Tuve una sospecha que era esto último. Pero yo no quería pensar en Charlie. Él también estuvo enredado en todo lo que había pasado y todo lo que había sucedido con él, después…. Observé por la ventana, intentando concentrarme sólo en Louisville pasando. Lucien dirigió a Roger a un hotel de aspecto muy sofisticado. Tenía un enorme dosel rojo, con THE BROWN escrito sobre él en letras de oro. Se veía bonito y fuera de nuestro presupuesto. —Se ve grandioso. —dijo Roger, observándome, y tuve una sensación que él también estaba pensando en los cuatrocientos dólares y cambio que era todo el dinero que teníamos. Este lugar parecía, probablemente, costar mucho por una noche—. Pero no estoy seguro de que sea exactamente el tipo de lugar que estábamos planeando para quedarnos esta noche… —No te preocupes. —dijo Lucien—. Sólo comeremos aquí. —Oh —Roger dijo—. Ya entendí. —Parecía que el restaurante en este hotel también podría ser un poco más caro que las cenas de comida rápida que nosotros habíamos estado teniendo, pero pensé que probablemente podríamos pagar por una comida. Las direcciones de Lucien llevaron a Roger alrededor de la entrada del servicio de estacionamiento y antes de que pudiéramos decir nada, tres puertas se abrieron simultáneamente por empleados del servicio en capas blancas. Salí, echando un vistazo, una vez más, estaba vistiendo ropa de Bronwyn. Me di cuenta de que Roger estaba metiendo apresuradamente su camisa blanca en sus pantalones vaqueros. Lucien dio un paso hacia el empleado que había abierto la puerta de Roger y le estrecho la mano, y he visto un destello verde pasar de su palma a la del empleado mientras lo hizo. Entonces él nos indico la entrada del hotel, mientras las puertas fueron tiradas abiertas para nosotros por dos empleados más, que parecían

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON aparecer de la nada. Nos dejó dentro, y miré alrededor, con mi boca ligeramente abierta. Ciertamente, ahora, esto estaba fuera de nuestro presupuesto: se trata de un hotel muy elegante. Había candelabros por encima de nosotros y una alfombra gruesa, modelada en el piso y parecía haber un montón de accesorios de latón brillante por todas partes. Lucien nos llevó hacia el vestíbulo —lleno de sofás de aspecto antiguo, alfombras orientales y pinturas al óleo de caballos— y, después de tres pasos, hacia J. Graham Café y bar. Había una multitud de pie alrededor del podio del anfitrión, pero Lucien sólo caminó al frente, y nosotros estábamos sentados inmediatamente, en una esquina observando por el tranquilo pasillo, iluminado con farolas—. Disfrute su cena, Sr. Armstrong. —murmuró el anfitrión mientras nos entregaba los menús y partió. Miré a Lucien, sorprendida—. ¿Ellos te conocen? —pregunté Lucien hizo una mueca, parecía un poco avergonzado—. Hemos estado viniendo aquí desde hace mucho tiempo. —dijo—. Cada temporada de Derby, mis padres alquilan una suite en el undécimo piso. Así que llegas a conocer al personal. —Cierto. —dije, como si esto fuera perfectamente normal y no intimidante. Mi mirada vagó por el restaurante, decorado con buen gusto, claramente caro y me di cuenta de cuánto había pasado desde que había estado en algún lugar como este. Roger y yo no hubiésemos encontrado servilletas de tela en bastante tiempo. Comencé a abrir mi menú, pero Lucien puso su mano encima. —Si me lo permiten. —mirando entre Roger y yo—. The Brown hace un platillo famoso que se originó aquí, y si ustedes no lo han probado, realmente deberían. Pensé en Roger, preguntándome antes dónde estaba mi sentido de la aventura. Sabía que él había estado bromeando, en su mayoría, pero ahora, la pregunta estaba resonando en mi mente. Incluso la vieja yo, siempre había sido un poco prudente. Tenía que serlo, con Charlie que no tomaba ninguna precaución en absoluto. Y yo había estado leyendo mapas demasiado tiempo como para no querer seguir a algún tipo de plan y no tener un final a la vista. Pero no le dije nada a mi madre, y el mundo no había terminado. Y aquí estoy, libre y en Kentucky, con Roger y un extraño, en un restaurante elegante, con atuendos de otra persona. Tal vez mi sentido de la aventura no estaba perdido. Tal vez había sólo estado inactivo. Empujé mi menú lejos—. Suena bien. —deseando, inmediatamente después de haberlo dicho, que el famoso platillo no fuera caracoles. O nada que ver con mollejas, que, descubrí de la manera más difícil en Inglaterra, no eran dulces, ni panes. Vi a Roger darme una sonrisa a través de la mesa, aunque desvaneció cuando oyó a Lucien ordenar para todos nosotros, algo llamado un Hot Brown. —Chicos comen carne, ¿Verdad? —Preguntó cuando tres cazuelas fueron colocadas delante de nosotros simultáneamente por tres camareros—. Debí haberlo comprobado antes, tú siendo de California y todo eso. —Habíamos hecho las presentaciones básicas mientras esperábamos que la preocupación, llamada

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON comida, llegara. Nos enteramos que Lucien tenía dieciocho años y comenzaría la universidad en Vanderbilt a partir del otoño. —Ningún vegetariano aquí. —dijo Roger. —Bien. —dijo Lucien—. Entonces a comer. Bajé mi mirada hacia la sartén que yacía a través de mi plato. Uno de los camareros explicó el platillo: Un Hot Brown era una pechuga de pavo en trozos grandes de pan de aspecto suave, cubierto con queso parmesano y salsa cremosa, rodeado de rodajas de tomate y perejil y dos pedazos de tocino a lo largo de la parte superior. Solo la había tomado, preguntándome por dónde empezar, cuando me di cuenta de que Lucien no había comenzado a comer todavía. Él me miraba ansiosamente, y sólo después de que levante mi tenedor él levanto el suyo. Había oído de los modales del Sur, pero había asumido que se extinguieron hace cien años. Parece que no. La prueba estaba sentada delante de mí, esperando para que tomara un bocado antes de comenzar a comer. La platería estaba sorprendentemente pesada, corte un pedazo pequeño y tome una mordida. Fue fantástico. Tomé otra mordida y vi a través de la mesa, Roger estaba comiendo con gusto. Me di cuenta de que comí más que si hubieran sido todos los alimentos que me gustaban: ¿Por qué nadie, excepto gente en Kentucky, se había dado cuenta de lo bueno que podrían ser cuando combinaban y cubrían todo con queso fundido? Roger había ordenado una coca cola, dado que su cerveza de raíz no se encontraba en el menú. Pero yo tomé la iniciativa de Lucien y ordené lo mismo que él había hecho, algo llamado té dulce. Tomé un pequeño sorbo, luego otro, dándome cuenta que la crema de soda podría haber sido eclipsada como mi bebida favorita. Era té helado, pero muy dulce, con azúcar no granulada ni mezclada, pero eso era parte de la bebida. Entre esto y el NuWay, he decidido que de ahora en adelante siempre seguiría las recomendaciones de los lugareños, como no me habían guiado mal aún. Lucien dijo que él se encargaría de pedir los postres, y yo estaba feliz de dejarlo en sus manos. Me dirigí al baño de mujeres, dejando a los chicos en un intenso debate sobre películas de deportes. Yo sólo esperaba, por el bien de Lucien, que tuviera la sensatez de no mencionar Hoosiers. Mientras me lavaba las manos, miré mi reflejo. Recordé la “yo” reflejada en el espejo del baño en Yosemite. Me veía diferente, y no sólo porque no había estado llorando y luego frotando mi cara con toallas de papel que sentía como si hubieran sido hechas de algún tipo de corteza. Era más ahora, y tenía un guardarropa nuevo. Pero no era eso totalmente. Observé mi reflejo un momento más largo, haciendo mis hombros atrás. Cuando volví a la mesa, los muchachos dejaron de hablar inmediatamente, lo cual me preocupó. Pero antes de que pudiera decir nada, los platos de los postres se presentaron—. Pastel de Derby. —dijo Lucien—. Una tradición de Louisville. Disfrútenlo. —Él le hizo señas al camarero para que se acercara, dijo entonces—: Y un vaso de Mark Maker, por favor.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON El camarero pasó su mirada de Roger a mí y de vuelta a Lucien, que sólo lo miraba fijamente de vuelta fríamente—. Absolutamente. —dijo el camarero, retirándose. —¿Acabas de pedir una bebida? —pregunté, desconcertada, preguntándome si Kentucky estaba, de alguna manera, exento de las leyes de consumo del resto del país. —Amigo. —dijo Roger respetuosamente alrededor de un bocado de postre. Saludó a Lucien con su tenedor y siguió comiendo. Lo probé yo misma. El pastel era una mezcla de chocolate, fresas y nueces, y era muy bueno. Descubrí que Kentucky era mejor para explorar sus platos locales que en el resto del país. El camarero colocó un pequeño vaso medio lleno con dos cubos de hielo y un líquido de color marrón oscuro frente a Lucien —¿Qué es? —pregunte—. ¿No te piden identificación en Kentucky? —No siempre. —dijo Lucien con una sonrisa—. Tenemos delante de nosotros un auténtico vaso de bourbon de Kentucky. ¿Ustedes saben que bourbon es la única bebida nativa de América? —Roger sacudió la cabeza—. Lo es. —continuó—. Y a menos que se haga en Kentucky, no puede ser llamado bourbon. De lo contrario, es simplemente llamado sour mash44. —Como el champán. —recordando el hecho que una vez había aprendido mientras ensayaba una obra de Noel Coward—. A menos que el Champagne se haga en la región de Francia, sólo se llama vino espumoso. —Exactamente. —dijo Lucien. Colocó el vaso de bourbon en el centro de la mesa—. Entonces ¿Quien conduce? —preguntó—. Seré feliz si lo hago yo, si ustedes están cómodos con eso. Roger me observó y tomó un sorbo de su refresco—. Yo seguiré conduciendo. —dijo—. No hay problema. —Oh. —dijo Lucien—. De acuerdo. —Yo no conduzco realmente ahora. —después de un momento de silencio, sintiendo como que alguna explicación era llamada. Pero después de haberlo dicho, me di cuenta de que esta explicación realmente no había aclarado nada—. Sólo… no. —dije, parando cuando me di cuenta de que sin explicar el porqué, no iba a poder ser más clara. —Bien, lo que sea que funcione. —dijo Lucien. Él señalando que el bourbon—. ¿Quieres? —Así está bien. —bebiendo mi segundo vaso de té dulce. Lucien levanté sus cejas hacia mí—. ¿Estás pasando de un vaso de nuestro auténtico bourbon local? —preguntó.

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La traducción sería como “puré agrio”.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON —Oh. —mirando a Roger, que, por alguna razón, estaba estudiando el techo, sonriendo—. Um, seguro. —Con los dos observándome de cerca, deslicé el vaso hacia mí y lo levanté. Era sorprendentemente pesado, olí el líquido, luego me detuve, preguntándome si sólo debían hacerlo con el vino. En cualquier caso, olía como una especie de tronco. Tomé un sorbo y casi escupo todo el trago sobre la mesa. Sabía cómo tronco también. Uno humeante. Era algo así como lo que me imaginé que sería, como beber de un incendio forestal. Me obligué a mi misma a tragarlo, y quemé mi garganta mientras bajaba e hizo que mis ojos se aguaran—. Mmm. —dije de forma estrangulada cuando fui capaz de hablar nuevamente—. Es suave. Levanté mi mirada y vi que Roger y Lucien se estaban riendo—. Lamento eso. —moviendo la bebida lejos de mí, dejándola en el centro de la mesa de nuevo—. Sólo queríamos ver si yo podía conseguir que lo bebieras. —¿Qué? —pregunté, tosiendo todavía un poco. Roger aún estaba sonriendo—. ¿Los dos? —Pequeña apuesta. —dijo Lucien, poniendo uno de veinte sobre la mesa—. Bienvenida a Kentucky. —Pensé que ibas a insultarme si no lo bebía. —dije, sintiéndome aturdida y traicionada, pero también notando cómo Roger parecía que se divertía mientras metía los veinte a su bolsillo. Mentalmente los agregue a nuestra total actual. —Nah. —dijo Lucien. Acercó el vaso de agua hacia mí—. Probablemente necesitarás eso. —Agarré el vaso y tomé un sorbo grande—. Creo que el bourbon es repugnante. No sé cómo mi madre lo bebe. Creo que realmente no puedes tomarlo hasta que tienes cincuenta y ya no saboreas nada. —Lo siento mucho. —Me dijo Roger, pareciendo un poco avergonzado. —Sí, seguro. —dije. Traté de mirarlo con los ojos entrecerrados pero no podía mantener la expresión en mi cara. —¿Salud? —preguntó Lucien, levantando su agua. Levanté mi vaso de té dulce y Roger levantó su coca cola. —Salud. —dije, y chocamos los vasos. Lucien volteó a ver a Roger—. Así que. Tú y Hadley, eh? —Sí. —dijo Roger, aclarando su garganta—. Quiero decir, habíamos estado saliendo este año en la escuela. Rompimos cuando las clases terminaron. —Déjame adivinar. —dijo Lucien con un suspiro—. No has sabido nada de ella desde entonces. —No realmente. —dijo Roger—. Quiero decir, hablamos un poco el día de hoy, pero… —¿Ahora no te regresa las llamadas? —No. —dijo lentamente—. No lo hace.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON Lucien negó con la cabeza—. Lo siento hombre. —dijo—. Me temo que es sólo su MO. —¿A qué te refieres? —pregunté —Modus operandi 45. —dijo Lucien—. Es latín. —No. —dije poniendo mis ojos en blanco—. Ya sé que significa. Me refiero, ¿Que quieres decir con eso? —Una adivinanza más. —dijo Lucien, haciendo caso omiso a mi pregunta y volviendo nuevamente a Roger—. Realmente ella no da ninguna explicación de por qué estaban terminando. —¿Quien? —dijo Roger, con la voz un poco chillona—. ¿Quién dijo que ella lo terminó? Me refiero, quizás fue mi idea. —Lucien sólo lo miraba, y Roger suspiró—. No —dijo—. Ninguna explicación. —Su MO. —dijo Lucien, pasando a mí—. La he estado observando hacerles esto a perdedores, sin ofender. —No hay problema. —dijo Roger. —Desde que ella estaba en la secundaria. Me temo que es justo lo que ella hace. Estás atrapado en el huracán Hadley. Ella viene, sacude las cosas y, a continuación, deja destrucción y chicos confundidos detrás en su estela. —¿Esto sucede mucho? —le pregunto Roger, su voz estaba un poco tensa. Lucien asintió, y luego hubo un momento en el que a todos estábamos muy interesados en nuestras bebidas—. Pero nadie realmente le había llamado a esta mierda antes. —dijo Lucien, rompiendo el silencio—. Qué bueno que viniste aquí, hombre. Tal vez serás el que logre pasar a través de ella. —Levantó su vaso hacia Roger—. Te deseo suerte. Volteé a ver a Roger, quien seguía mirando hacia su refresco, y sentí como si estuviera viendo algo que no tenía que ver. —¿Pero yo que sé? —preguntó Lucien, un poco fuerte, tal vez sintiéndose de la misma manera que lo dice—. Quiero decir, yo sólo soy el hermano menor. No es exactamente como si ella confiara en mí. —Se volvió hacia mí, y con el aire de alguien que está desesperado por cambiar de tema, me preguntó—. ¿Tienes hermanos? —Un hermano. —dije, sintiendo como si ya hubiera pensado acerca de Charlie más de lo que me hubiera gustado esta noche y deseando que Lucien hubiera elegido a casi cualquier otro tema. —¿Mayor? —Menor. —dije—. Tres minutos.

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Modo de funcionar/hacer/operar.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON Las cejas de Lucien se levantaron—. No puede ser. —dijo—. ¿Gemelos? — Asentí—. Entonces ustedes deben ser súper cercanos, ¿Verdad? Sentí mi estómago encogerse un poco cuando dijo esto. Charlie y yo habíamos tenido momentos cuando éramos niños en los que habíamos estado muy cercanos, pero en su mayoría parecía como si hubiésemos estado luchando en contra durante nuestras vidas enteras. Como si siempre hubiera habido un muro entre nosotros que nunca se vino abajo—. No realmente. —dije, tratando de mantener mi voz clara—. No, no muy cercanos. —Oh. —dijo Lucien, y el silencio cayó otra vez. Tuve la sensación que él no iba a sacar ningún otro tema más de conversación esta noche. —Bueno, al menos él nunca te ha mordido. —dijo Roger, volviendo a la conversación con una voz que fue decididamente optimista. Extendió su muñeca a través de la mesa, para lo que todos pudiéramos ver una pequeña cicatriz circular en su palma—. Mi hermanastro. —dijo—. Un niño muy hambriento. —Eso no es nada. —dijo Lucien, subiendo su manga y mostrando una cicatriz casi imperceptible en su antebrazo—. Cuando yo tenía ocho años, Hadley entrenó a su caballo para patearme. Siempre lo negó, pero nuestro mayordomo me dijo la verdad. Roger se estiró para robar una fresa de mi plato, y Lucien se excusó, poniendo su servilleta en la mesa, donde inmediatamente fue reacomodada por un camarero—. Lo siento. —dije una vez Lucien se había ido, dándome cuenta que no habíamos tenido una oportunidad para hablar aún, sólo nosotros dos—. Acerca de invitarlo, quiero decir. —No, está bien. —dijo Roger—. El es agradable. —Él es… —dije—. Yo solo… —No le dije a Roger acerca de cómo había sido, permanecer en nuestra casa sola. Yo no había pensado, ni siquiera me di cuenta totalmente cómo se sentía hasta que vi algo que reconocí en la expresión de Lucien—. Creo que parecía solo, eso es todo. —Ha sido divertido. —dijo Roger, dándome una leve sonrisa que inmediatamente desapareció. Él sacudió su cabeza—. Hadley mencionó que tenía un hermano, pero no dio detalles, realmente. No me dijo como era su casa, o esta ciudad. Es extraño. —Mientras golpeaba con sus dedos la superficie pulida de la mesa y después continuó—. Estar aquí, me hace sentir como si realmente no la conociera para nada. —Oh. —Observé la cara de Roger para tratar de descubrir que significaba eso para él—. Pero aún quieres intentar verla mañana, ¿Verdad? —Sí. —luego asintió—. Sí quiero. Quiero decir, vinimos desde muy lejos ¿Cierto? Lucien volvió a la mesa pero no se sentó—. ¿Listos para irnos? — preguntó

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON —¿No tenemos que pagar? —pregunté, buscando a uno de los muchos camareros que habían estado flotando alrededor de nosotros durante toda la noche, pero ahora no estaban en ningún sitio. Lucien simplemente sacudió su cabeza—. Yo me encargue de eso — dijo, extrayendo mi silla. Tropecé un poco cuando me paré, no esperaba esto. —No tenías que hacerlo. —pero Lucien sólo sonrió. —Fue un placer. —dijo—. ¡Gracias por la invitación! No es divertido comer solo. —Vi a Roger abrir la boca para protestar, pero Lucien sacudió su cabeza otra vez—. En serio. —dijo—. Me ha gustado la compañía". Mientras salíamos del restaurante, pasamos a algunas de las mismas personas que aún esperaban una mesa y nos fulminaron con la mirada cuando salimos. Caminamos en la cálida y húmeda noche que no parecía haberse enfriado desde que nos habíamos ido. Después del clima de California —clima del desierto— en el que las temperaturas caían bruscamente por la noche, se sintió extraño para mí, como que algo estaba inconcluso. Como si hubiera un interruptor que alguien había olvidado apagar. Lucien nos dirigió hacia Hummingbird Valley, y yo seguí mirando a Roger, quien esta inusualmente tranquilo. Se veía cansado. Pero si se trataba de conducir, o la perspectiva de ver a Hadley, no estaba segura. —¿Vieron los topiarios cuando venían? —preguntó Lucien al tiempo que conducíamos por su calle, señalando, fuera de la ventana, las figuras que habíamos visto antes, luciendo menos inquietantes ahora que estaba totalmente oscuro fuera y se iluminan por la enorme luna. Eran más como centinelas protegiendo las fincas que se encontraba justo detrás de ellos —Sí, los vimos. —dije—. Son increíbles. —Son una tradición. —inclinándose hacia adelante un poco, entre mi asiento y el de Roger—. Deberían ver este lugar en Navidad. Roger hizo el señalamiento, y nos paramos en la entrada de coches más largo del mundo. La casa se iluminó en cuanto la vimos y nos volvimos hacia Lucien—. Parece que alguien está aquí. —y noté que las manos de Roger se apretaban en el volante. Lucien sacudió su cabeza—. Temporizadores. Asentí y miré a la enorme casa, todas esas habitaciones, y pensé acerca de lo que debe ser estar solo en ella. Roger aparcó el coche y se volvió hacia Lucien, extendiendo su mano—. Nos mostraste tu ciudad. —dijo—. Gracias por eso. —Seguro. —dijo Lucien, agitando la mano de Roger. Me di cuenta de la sonrisa de antes habían regresado—. Supongo que los veré mañana chicos. —Asentí y sonreí. Desabrochó su cinturón de seguridad y abrió la puerta, pero luego volvió a nosotros—. Oigan —dijo—. ¿Desean permanecer aquí esta noche? Tenemos millones de habitaciones, nadie está utilizando las de los huéspedes. —En este plural, vi los

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON labios de Roger torcerse en una pequeña sonrisa, probablemente imperceptible para todos excepto yo. —No podemos hacer eso. —dije automáticamente—. Aunque muchas gracias. —En serio. —dijo Lucien—. Están siempre preparadas y listas para huéspedes. Y nadie las está usando. No tiene ningún sentido conducir todo el camino de nuevo a la ciudad y conseguir un hotel para pasar la noche. Roger y yo nos miramos uno al otro, y tuve la sensación de que ambos estábamos pensando lo mismo. Que sería útil, ahorrar dinero, no teniendo que gastar nada en un hotel esta noche. —Aunque ¿Eso no sería raro para Hadley? —Roger preguntó, volteando a ver a Lucien—. Es decir, su ex novio, quedándose en su casa… —Noté que Roger no había tenido ningún problema con la parte de "ex" esta vez. —Ella no tiene por qué saberlo. —dijo Lucien—. Y, de todas formas ¿Qué si ella tiene algún problema con eso? Ustedes chicos son mis huéspedes, y puedo invitar a personas a quedarse si quiero. Volteé a ver a Roger, que levantó sus cejas y asintió ligeramente—. Si estás seguro. —dije—. Pero tu realmente has hecho demasiado ya. —Para nada. —dijo Lucien, cerrando la puerta, su sonrisa se relajó más de lo que lo había hecho la mayor parte de la noche—. Estoy feliz de poder hacerlo. Ahora, ¿Quieres poner tu coche en la parte posterior? Dirigió a Roger hacia un camino que nos llevó alrededor de la casa, a la parte posterior de esta, bajé mi ventana, a pesar de que el aire acondicionado estaba encendido, para intentar obtener un vistazo en la oscuridad. Los jardines parecían continuar en millas, y fueran hermosamente podados. Y allí había más en forma de topiarios, como los que habíamos visto en el camino. Pero había muchos de ellos ahí, dispersos alrededor —y eran sorprendentes. He visto un oso asomándose desde detrás de un árbol, unos perros, y lo que parecía una grúa, antes de dar otra vuelta y perdí de vista los jardines—. Esos son increíbles. —dije. —¿Te gustan? —preguntó Lucien, inclinándose hacia adelante—. ¿En serio? —Absolutamente. —dije—. ¿Son hechos por la misma persona que hizo los del camino? —No. —respondió—. Alguien distinto. —Eso pensé. —dije—. Estos eran mejores. —Yo no los vi. —dijo Roger—. Estaba, ya sabes, conduciendo. —Yo puedo mostrárselos mañana si lo desean. Roger, ve a la izquierda aquí. He entendido por qué Roger me había corregido mientras conducíamos hacia aquí —realmente se trataba de una finca. Había perdido totalmente la vista de la casa principal para este momento, y estábamos conduciendo por un camino

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON pavimentado a través de lo que parecían ser sólo arboles—. Realmente desean dar a sus invitados un montón de privacidad. —dije, mientras continuábamos, sin ver nada. —Ya no esta tan lejos. —dijo Lucien—. Y hay jeeps en ambas casas, en caso de que deseen moverse para no utilizar su coche —Procesé esto un segundo, qué diferente esta forma de vida era de todo lo demás que siquiera he escuchado, por no hablar de experimentado—. Aquí estamos. —dijo, y Roger se detuvo delante de lo que habría sido considerado una casa de tamaño normal en Raven Rock. Era de dos pisos y estaba hecha de madera oscura, con un techo puntiagudo, ventanas de vidrio que iban desde el piso al techo y un porche panorámico. —Sí. —dijo Roger con una risa corta, apagando el motor—. Creo que esto será. —Logramos salir del coche, y Lucien tomó mi maleta desde atrás antes de que yo pudiera tener acceso a ella, después, abrió la casa de huéspedes y nos dejo pasar. Adentro, era acogedor pero muy decorado. Todo parecía coincidir, y puesto que era una casa de huéspedes, no estaba personalizada en la planta baja o arriba. Lucien nos mostró donde estaban las botanas y cómo se utilizaba el aire acondicionado, mientras que yo la mayor parte del tiempo sólo observé alrededor, tratando de verlo todo. —Así que creo que eso es todo. Sólo háganme una llamada si tienes alguna pregunta. —escribiendo su número de celular en la pizarra de la nevera—. Y supongo que los veré mañana por la mañana. Si quieres venir a la casa principal, el desayuno es normalmente alrededor de las nueve. —Esto es genial, hombre. —dijo Roger, viéndose tan asombrado como yo me sentía—. Gracias. —Seguro. —dirigiéndose hacia la puerta cuando descubrí una laptop pequeña plateada en la mesa de la cocina. —Lucien. —dije—. ¿Es tuyo, o…? Se dio la vuelta para verla y sacudió su cabeza—. Es de la casa. —dijo—. Pero siéntanse libres de utilizarla. —Hizo un gesto vago hacia arriba—. Tenemos Wi-Fi. —Te llevaré de vuelta a la casa. —dijo Roger, tomando las llaves. —No, está bien. —dijo Lucien—. Sólo tomaré uno de los Jeeps, si no hay problema. Los veo mañana. —Su mano en un gesto de despedida y cerró la puerta detrás de él. En el silencio que siguió, miré alrededor, todavía un poco aturdida, luego me volví hacia Roger—. Recuérdame otra vez ¿Cómo llegamos aquí? —No lo sé. —respondió con un bostezo—. Creo que lo invitaste a cenar. —Se dirigió hasta las escaleras, y lo seguí. Agarré mi maleta de donde había sido dejada al llegar y señalé la habitación más cercana a mí—. ¿Puedo toma esta?

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON —Suena bien. —bostezó de nuevo. Aventó su bolso de viaje sobre su hombro y se dirigió a la habitación casi al final del pasillo—. Yo me quedo aquí, Buenas noches, Hillary. Sonreí por eso—. Buenas noches, Edmund. —Lo vi desaparecer en su habitación y, después, me dirigí hacia la mía. Roger podría haber estado agotado — conducir todo el día probablemente tenía algo que ver con eso— pero me estaba sintiendo extrañamente inquieta. Me puse mis pantalones grises con UNIVERSIDAD DE COLORADO impreso en azul sobre una pierna, y una blusa sin mangas, maravillada de que cómo incluso la ropa para dormir de Bronwyn era mejor que cualquier cosa mía. Me dirigí abajo, pensando que tal vez, podría conectarme, o ver la pantalla plana o hacer algunas palomitas de maíz. Pero cuando vi la luna inundando a través de las ventanas, supe que era el único lugar en el que yo quería estar era fuera. Caminé descalza hacia la noche todavía cálida y me senté en los escalones de porche. Me apoyé en mis manos y miré hacia arriba. La única luz venía desde dentro de la casa. No había farolas o luces de la ciudad visibles, y como resultado de ello, las estrellas sólo tomaron el cielo. Había un motín de ellas, increíblemente claras y aparentemente más cercas de lo normal. La Luna estaba casi llena y parecía dos veces más grande de lo normal. Dando tanta luz que la ruta de acceso a la casa principal aún era visible. Mientras miraba fijamente las estrellas, me di cuenta de que siembre había así de muchas. Sólo cuando se eliminaban las otras luces que podía ver lo que había estado allí todo el tiempo. No sé cuánto tiempo estuve sentada allí, mirando fijamente el cielo, pero debe haber sido bastante tiempo, porque comencé a sentir dolor en mi cuello. Me estiré mientras me ponía de pie, y me di cuenta de un par de luces rodeaban la curva en el camino, me dirigí hacia la casa de huéspedes. Mientras el coche se acercaba, vi que era un Jeep abierto pintado de blanco, con Lucien en el asiento del conductor. Él estaba conduciendo con una mano, el otro brazo estaba recargado en la parte posterior del asiento junto a él. El Jeep pasó de largo la casa de huéspedes, luego, frenó y se fue en reversa hasta que el coche estuvo delante de mí. —Hey. —dijo, su expresión era de sorpresa. Luego me sonrió—. ¿Quieres salir a dar un paseo? Dirigí mi mirada hacia él. Mi primer instinto fue decir que no. Ya que era tarde, e íbamos a tener que levantarnos temprano, no estaba usando un sostén y no tenía zapatos. Pero dudé por sólo un segundo antes de bajar las escaleras. Tal vez esta era una oportunidad para averiguar dónde estaba mi sentido de la aventura—. Claro. —dije. Abrí la puerta del pasajero y subí—. Vamos.

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I said, blue moon of Kentucky, keep on shining. —Elvis Presley. Traducido por Mery St. Clair Corregido por Chio

Estuvimos rebotando todo el camino en silencio. El Jeep sin duda saltaba más que un coche y apreté fuertemente la barra encima de mi cabeza. Sin embargo, había algo grandioso en estar dentro de un vehículo al aire abierto y ver todas esas estrellas sobre nosotros mientras nos movíamos debajo de ellas. —¿No quieres dormir? —pregunté después de un momento. —Nop. —dijo. Apoyó la mano que no estaba usando en el volante en la barra de arriba. Parecía no tener problemas con conducir exclusivamente con una mano, tenía el control completo del auto. Lo cual no era sorprendente, ya que nos había dicho en la cena que había aprendido a manejar en la propiedad desde que tenía diez—. No sé. Hay algo extraño en estar en una casa vacía… —Lo sé. —dije automáticamente. Me miró, enarcando sus cejas con sorpresa. Pensé en poder retractarme, murmurar alguna explicación a medias y fingir que no dije nada. Pero había dicho algo. Tomé un respiro—. Yo, umm, estuve sola en mi casa todo mayo. Así que sé a lo que te refieres. —¿Todo el mes? —preguntó Lucien y yo asentí—. ¿Dónde estaba tu familia? La pregunta debió haber sido esperada. Pero me golpeó con fuerza, como había sido cada vez que me pregunté la misma cosa por los pasados tres meses. —Bueno. —dije, mirando hacia el paisaje y no a él—. mi hermano esta… —No le había dicho a nadie que Charlie estaba en rehabilitación, me apegaba a la historia de mamá. Mi madre nunca siquiera dijo la palabra en voz alta frente a mí, siempre lo llamaba “la instalación”. —Él se fue a Carolina del Norte. —dije, esperando que Lucien no preguntara porque y yo pudiera continuar. Igual que los tiburones morían cuando terminaban de nadar, sabía que yo no sería capaz de seguir hablando si me detenía a escuchar mis palabras—. Y mi madre tenía que ir a Connecticut a preparar nuestra casa nueva. Y mi padre… mi padre murió. —Presioné mis labios juntos con fuerza después de decir eso, sintiendo mi barbilla temblar a continuación. —Lo siento mucho. —dijo Lucien. Y como antes, él pareció realmente sentirlo. —Gracias. —dije, sintiendo mis palabras, también—. Estoy tratando de… —¿Superarlo?

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON —Algo así. —dije, y condujimos en silencio—. Fue en un accidente de auto. — agregué después de un momento, sólo para que la pregunta de “¿Cómo?” de Lucien no colgara entre nosotros. —¿Es por eso que no conduces? —preguntó después de una pequeña pausa. —Sí. —dije. Seguimos adelante, y sentí la amenaza de las lágrimas retroceder un poco. Cerré mis ojos por un momento y sentí el cálido aire de la noche en mi rostro. —¿Piensas conducir de nuevo? —preguntó. Abrí mis ojos y lo miré—. Bueno, probablemente un día. —dije, notando que ni siquiera pensé que llegaríamos a este punto. Justo como no había notado hasta esta mañana que si no iba a Graceland con mi padre, nunca podría superarlo—. Yo… cada vez que pienso en conducir, comienzo a sentir pánico. —Puedo comprenderlo. Pero no puedes dejar que eso te detenga, ¿Verdad? No estaba segura de querer responder a eso, así que miré el paisaje. No parecíamos estar cerca de la casa, pero ya que yo no conocía el lugar, no podía asegurarlo—. ¿A dónde nos dirigimos? —pregunté. —Ya casi llegamos. —dijo—. Ya lo verás. —Golpeamos un bache, y saltamos en nuestros asientos. Me agarré de la barra con fuerza—. Todo está bien. —dijo—. Tenemos esto bajo control. —sonrió—. Pero es posible que te agarres con más fuerza en la siguiente parte. —Con eso, giró el Jeep en el camino y pasó sobre la hierba. —Umm, ¿Podemos hacer esto? —pregunté. —Seguro. —dijo—. Tomo este camino para regresar hasta aquí, a mi madre no le importa la hierba, al parecer. Cruzamos el campo, golpeando algunos profundos hoyos que Lucien explicó que habían sido hechos por tuzas. Estacionó en el borde de lo que probablemente era un prado, una vasta extensión de hierba. Pero el lugar no estaba vacío. Estaba lleno de una colección de esculturas florales en formas de animales que habíamos visto a lo largo de la carretera y luego al acercarnos a la casa. Había al menos unas quince que podía ver y algunas parecían estar incompletas, con figuras que parecían comenzar a tomar una forma. —Wow. —murmuré, saliendo del auto mientras Lucien apagaba el motor. Caminé a la más cercana, la cual era del tamaño natural de un caballo con una guirnalda alrededor de su cuello. —Ese fue para el Derby46 del mes pasado. —dijo Lucien—. Se hizo de un diseño de papel. —Son increíbles. —dije, mirando las criaturas que nos rodeaban. —¿Realmente te gustan? 46

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Derby, famoso torneo de caballos de Kentucky.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON —Claro. —dije, luego registré su tono de voz. Me agaché para mirar un cocodrilo que tenía su mandíbula abierta, un pequeño pájaro posado en sus dientes—. ¿Cuánto tiempo te llevó hacer éste? —pregunté, levantando la mirada hacia él. Él soltó una pequeña y avergonzada risa—. ¿Es tan obvio? —Simplemente era una suposición. —dije, sonriéndole—. Pero no puedo creer que hagas esto. Es increíble. —Es sólo un pasatiempo. —dijo, caminando a largos pasos detrás de mí mientras yo fisgoneaba alrededor, observando mi expresión cuando me detenía frente a uno de ellos. —No es un pasatiempo. —dije—. Es como si fueras un escultor. Deberías estar orgulloso de eso. —Vi un pequeño serrucho que yacía junto a una pieza aún sin forma en el seto y algo hizo clic en mi mente. —¿Es por esto que llevabas una moto sierra temprano? —Sí. —dijo—. Estuve trabajando un poco cuando escuché un auto. No te asusté, ¿O sí? Fingí estar muy interesada en un pato y una hilera de patitos detrás de ella—. Quizás sólo un poco. Los patos eran increíblemente detallados. Incluso tenían las plumas esculpidas. —¿Cómo ocurrió esto? —Pregunté, mirando alrededor de todas las esculturas—. ¿Cómo aprendiste a hacer esto? —No es una historia muy interesante. —dijo—. Como te dije, es un tipo de tradición por aquí. Siempre me han gustado. Y hace unos años, contratamos a un jardinero que era realmente grandioso en esto. Él me enseñó lo que sabía y eso fue todo. —Apoyó su mano en el lomo de un gato montés con una pata levantada—. Hay una cita de Miguel Ángel que siempre me gustó. Dijo que él podía ver el ángel en el mármol y él lo talló para liberarlo. Supongo que es la misma cosa conmigo. Excepto que yo vi el gato montés en los arbustos. —sonrío, pero luego se encogió de hombros—. Pero como te dije, es solo un pasatiempo. Negué con mi cabeza—. No creo que las personas gasten tanto tiempo o energía en sus pasatiempos. —Me alejé de un oso, y lo miré a él, sus hombros encorvados debajo de la luna. —Eres un artista. —dije. Él soltó una carcajada—. Los artistas no hacen dinero. Y los jardineros ciertamente tampoco. Mis padres soportan esto mientras crean que solo lo hago por diversión. Miré algunas universidades que tenían programas de jardinería y debiste haberlos escuchado. Fue como si los hubiera traicionado. —Pero no puedes dejar que eso te detenga. —dije—. Quiero decir, si tienes un talento para algo, creo que estaría mal no trabajarlo, sólo porque sea un camino

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON difícil o porque estás asustado. —Me detuve después de decir eso, preguntándome porque esas palabras me sonaban tan familiares. —Mira, no importa. —dijo Lucien, su rostro, lo que podría ver de él en la oscuridad, era más sombrío de lo que podría imaginar—. Supongo que no debí esperar que lo entendieras. —Dios. —dije, sintiéndome frustrada. Sintiéndome cabreada. Pude sentir mi pulso acelerarse, pero no me sentí asustada o fuera de control, como cuando hablaba con mi madre. Extrañamente, esto se sentía bien—. Te entiendo. ¿Crees que mis padres quieren que sea una actriz? —Me detuve, un poco aturdida, cuando noté que utilicé el plural —y el tiempo presente—. Es decir, no lo querían. Mi madre todavía no lo quiere. Como sea. —tratando de alejar el pasado de esto y volver al tema importante—. Mi padre era profesor de historia. —Tuve dificultades con la palabra “era” por un momento—. Mi madre tiene un doctorado. Ellos no lo entendían. Pensaron que lo que yo quería hacer era una locura. Y quizás lo es, pero no significa que voy a detenerme porque no quieren que haga esto. Porque ellos no quieren que… —suspiré, dándome por vencida en tratar que mis oraciones no fueran en presente—. Sé de lo que hablo. Lucien asintió, mirando el suelo, sus hombros caídos. —Yo solo… —Levanté la mirada al cielo por un momento, luego continué—. Pensé que iba a morir. —dije—. Por un realmente largo segundo durante el accidente, pensé que todo iba a terminar. Y entonces, obviamente, no acabó, pero… era como si de todas formas me hubiera marchado. Dejé de vivir por completo, así no tendría que sentir algo de nuevo. Porque la sensación de perder a alguien es tan dolorosa, duele tanto… —Mi voz se atascó de nuevo, pero tomé una respiración y continué diciendo estas cosas que yo ni siquiera había notado hasta un segundo atrás—. Pero desde que he estado aquí, en éste viaje… ha sido como comenzar a recordar como era antes. Como sentirme viva. Como sentir algo. Y todo lo que te estoy diciendo es que, nunca sabes cuánto tiempo tendrás. —Comprendo lo que estás diciendo. —dijo, dándome una sonrisa triste—. Y suena fácil. Pero no sé si pueda hacerlo. —Bueno, hay sólo una manera de averiguarlo. —dije, frustrada otra vez. Miré la pradera y vi el Jeep, las llaves colgadas de la ignición, brillando un poco con la luz de la luna. Sin detenerme a pensarlo, caminé hacia el auto, echándome a correr a mitad del camino. —Oh. —Lucien gritó detrás de mí—: ¿Amy? —Alguien me dijo. —dije—. Que no puedes dejar que las cosas te detengan porque tienes miedo. —Rodeé el lado del conductor y subí. —Correcto. —dijo—. Pero… Lo ignoré y coloqué mis manos en el volante—. Bien. —murmuré para mí misma. Era la primera vez que estaba en el asiento del conductor desde el accidente. Recordé como se sintió esa mañana, cuando tomé las llaves de mi

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON padre y me puse detrás del volante sin pensarlo un segundo. Puse mis manos en las llaves pero no giré la ignición todavía. Cerré mis ojos y tomé una profunda respiración, luchando contra el pánico que comenzaba a crecer, el pánico que estaba diciéndome que no debería estar sentada aquí, las cosas malas que podrían ocurrir si seguía. Los abrí y miré alrededor. No estaba en casa, donde sea que lo fuera. No estaba en California, en todo caso, yo no estaba de regreso en la intersección de la Universidad. Estaba, improbablemente, en un prado en Kentucky, en una noche cálida y estrellada. No había otros autos avanzando alrededor. Estaba bien. Giré la llave en la ignición. Antes de que pudiera pensarlo otra vez, metí el cambió y el auto se echó hacia atrás. Se me ocurrió que nunca antes había conducido un Jeep y parecían manejarse diferente de los autos normales. Además, mis habilidades se sentían un poco oxidadas. Sabía todas las cosas que tenía que hacer, pero no trabajaba de manera tan natural como hace un par de meses atrás. Coloqué mis manos a las diez y dos y presioné el gas más suavemente esta vez. El auto avanzó ligeramente hacia adelante y presioné un poco más duro y lentamente comencé a hacer un amplio círculo en el prado. Lucien estaba parado en el centro, junto a su gato montés, y rotaba conmigo, sonriendo—. Estas manejando. —gritó. —¡Estoy manejando! —grité de regreso, presionando más el acelerador, aumentando la velocidad un poco. Conducir un Jeep abierto era fantástico. El aire levantaba mi cabello mientras avanzaba, haciendo que pareciera como si manejara más rápido de lo que lo hacía. Cuando hice otro círculo, giré y comencé a dirigirme a otro camino, haciendo que Lucien riera. Cambié el embrague y luego aceleré de nuevo, noté cuando me había perdido, cuan libre se sentía, incluso cuando yo no iba a algún lado. —Amy, cuidado… —gritó Lucien de repente, su voz chillona. —¿Qué? —grité, un segundo después el coche cayó bruscamente del lado izquierdo, haciendo que acelerara accidentalmente más de lo que yo hubiera querido. El Jeep saltó adelante, y de pronto había perdido mi control y por un horrible segundo, estaba de regreso a tres meses atrás. Un segundo más tarde cuando me recuperé y pisé duro el freno —pero no a tiempo para evitar ver una figura verde en frente de mi. Hubo un crujido y el carro se estrelló contra algo. —¿Estás bien? —preguntó Lucien, llegando hacia el auto. Podía escuchar mi sien palpitar y sentí náuseas. Podía sentir el verdadero pánico crecer, amenazando con tomar el control. Me obligué a mí misma a abrir los ojos y cambiar el auto en neutral. Miré mis manos, estaban temblando al apartarse del volante. Apagué el motor y dejé caer mis manos bruscamente de las llaves. ¿Qué había estado pensando? ¿Por qué traté de hacer esto? Me puse de pie, tratando de enfocar mi vista. —¿Qué ocurrió? —pregunté, tratando de que mi voz no temblara.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON —Bueno, creo que el auto está bien. —dijo Lucien desde la tierra, donde estaba arrodillado—. Parece que fue un hoyo de tuza. Pero creo que Maurice ha muerto. —se levantó, sosteniendo la cabeza desde los cuernos, era un alce. —Oh, Dios mío. —dije, mirándolo—. Lo siento tanto… ¿Dañé tu alce? —No sé porque esto parecía, repentinamente, divertido. Pero lo era. Podía sentir una risa desesperada luchar por salir, y mordí mi labio con fuerza para evitarla. —Maurice. —dijo Lucien con tristeza, y eso fue todo. Estallé en una risa histérica. Entonces, salí del Jeep y caminé alrededor del asiento del pasajero, tratando de evitar el cuerpo del alce cortado, pensando que esto no era gracioso. Está de más decir que Lucien condujo de regreso a la casa de huéspedes. La cabeza de Maurice descansaba entre nosotros en el asiento—. Lo siento de nuevo. —dije. —Oh, él probablemente lo había visto venir. —dijo, bajando la mirada a la cabeza—. De hecho, podría encontrarle un uso aquí. Se vería grandioso sobre una chimenea. Ya sabes, a las personas les gusta de decoración, pero no quieren matar a un alce de verdad. —Me gusta esa idea. —dije—. Creo que tiene futuro. —Me miró y yo solamente arqueé mis cejas. Estacionó enfrente de la casa de huéspedes y miré hacia las ventanas. La planta estaba totalmente iluminada, el segundo piso oscuro— Parece que Roger se fue a dormir. —dije. —Sí. —dijo Lucien, mirando hacia la casa. Pasó un momento sin sonidos, pero los grillos chirriaban y el motor vibraba—. Entonces, ¿Qué hay entre ustedes dos? Lo miré—. ¿Qué quieres decir? —pregunté, sabiendo lo que él quería saber. Lucien apagó el motor y giró en su asiento de modo de que estuvo recostado contra la puerta y encarándome. Luego, quizás notando que Maurice estaba en medio, levantó la cabeza y la colocó en el asiento trasero. —No hay nada. —dije, mirando hacia el segundo piso—. Roger está enamorado de tu hermana. Él negó con su cabeza—. No estoy seguro de eso. Estaba a punto de llevarle la contraria cuando recordé que Roger había dicho básicamente lo mismo en el coche sólo hace unas horas—. Bueno…. Sé que él todavía no la supera. Quiero decir, esa es la razón por la cual estamos aquí. —Entonces, ¿No hay nada entre ustedes? —preguntó Lucien. Parpadeé. Mi primera reacción fue de incredulidad, no podía siquiera creerlo. Pero… corrí mi mano a través de mi cabello, tratando de no jaloneármelo demasiado. Esto era por Roger. Y a pesar de que noté cuan lindo era la primera vez que lo vi, él no era como yo creía que sería. Luego, completamente de forma espontánea, una serie de imágenes pasaron por mi mente. Roger tamborileando el

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON volante. Roger durmiendo a mi lado en la cama, la manta cayendo por su hombro. Mirándome cuidadosamente mientras conducíamos a través de la fuerte lluvia de la noche en Kansas, pidiéndome que le hablara. Ofreciéndome sus últimas papas fritas. —¿Amy? —solicitó Lucien. —No. —dije rápidamente—. No, no hay nada. No. —Esos son muchos no. —dijo Lucien. —Sí. —concordé, después de haberme escuchado a mí misma. Me apoyé contra mi asiento, un poco estremecida por esta conversación. —No estaba seguro. —dijo—. Cual era la situación, quiero decir. Negué con mi cabeza—. No pasa nada. —Me detuve después de decir eso. ¿Eso era siquiera correcto?—. Es decir, nada ha ocurrido. —corregí, con la certeza de que esto al menos era cierto—. Estamos aquí por Hadley. Porque Roger todavía tiene sentimientos por ella. —No estoy seguro de que vaya a pasar, entonces. Creo que Had le dará una mirada y se echará a correr. Eso es lo que hace. Yo soy todo lo contrario. A mí me gusta quedarme. —Tú creciste con cosas. —Le recordé—. Tú echaste raíces. Literalmente. Las personas tienden a huir del compromiso. —No. —dijo Lucien con una sonrisa—. Supongo que no. Pero creo que aprendí a hacerlo porque alguien tenía que estar aquí. Y Hadley pasaba su vida entera huyendo. Ella huye de todo. Cosas, personas, sentimientos, familia. La he observado hacerlo por siempre. ¿Por qué crees que monta a caballo? Ella ha tratado de escapar desde que era pequeña. La única cosa que creo que no ha notado es que eventualmente tendrá que detenerse. ¿Y qué ocurre cuando haces eso? Algo de lo que Lucien dijo hizo sonar mis campanas de alarma, y tuve un rápido flash de Charlie, viendo su cabeza desaparecer del pórtico mientras se escabullía, noche tras noche—. Creo que mi hermano hace la misma cosa. —dije lentamente—. No sé si él huye. Pero creo que le gusta ir a lugares donde las personas no pueden seguirlo. —¿Sí? —preguntó Lucien. —Sí. —dije, sintiendo la ausencia de mi hermano. Había pasado mucho tiempo sin hablar de él. Pero de pronto quería hacerlo. Sabía aún sin decirlo que Lucien lo entendería. —Está en rehabilitación. —dije en voz alta, por primera vez. Me miró durante un largo momento, luego levantó la vista al cielo soltando una carcajada—. Igual que mi madre. —dijo. Negó con la cabeza—. Va casi cada verano y se queda internada. Ella y mi padre le dicen a todo el mundo que sólo irán de viaje, como unas vacaciones. Yo incluso les creí hasta un par de años atrás, cuando Had estaba conmigo.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON —Lo siento. —dije, esperando que él supiera que lo comprendía. —Yo también. —dijo, mirándome con una pequeña sonrisa—. Dios, somos la imagen de una familia perfecta, ¿no? —Las familias felices son todas iguales. —dije, citando un libro que una vez había escuchado a mi madre y Charlie comentar. Lucien asintió—. Exactamente. Incliné mi cabeza contra el respaldo del asiento y miré el cielo—. Oye, ¿Sabes el lema del estado de Kansas? —No. Ilumíname. —Es Ad astra per aspera, eso es en Latín. En inglés quiere decir, “Hacia las estrellas…” —A través de la adversidad. —terminó Lucien. Lo miré, impresionada, y él tocó su cerebro—. No es solo un lindo adorno. —Impresionante. —dije, echando mi cabeza hacia atrás nuevamente—. Se me acaba de ocurrir que esta noche ha sido realmente hermosa. —Lo es. —murmuró—. Amy… —Giré mi cabeza para observarlo y vi que él se había movido un poco más cerca de mí. Mientras lo observé, sorprendida, él se deslizó más cerca, alargó su mano y metió un mechón de cabello detrás de mi oído. Su mano se quedó allí por un segundo, y luego trazó la curva de mi mejilla, deteniéndose en mi barbilla. —Oh. —murmuré—. Oh. Umm… —No esperaba esto. Y se sentía como si hubiera pasado mucho tiempo desde que había tratado con algo como esto. Me gustaba Lucien, claro, él era realmente lindo, pero… Él se movió más cerca, su brazo apoyado contra el respaldo de mi asiento y ahora justo detrás de mis hombros. Y mientras lo hacía, sentí un poco de emoción. Aquí estaba un chico al cual le gustaba, quien parecía querer besarme debajo de las estrellas. Todavía estaba tratando de averiguar qué estaba sintiendo, y qué iba a hacer, cuando se inclinó más cerca y apoyó su frente contra la mía. En ese instante, la luz de la ventana de Roger se encendió, y levanté la mirada, efectivamente arruinando el momento. Lucien miró hacia la luz mientras se deslizaba de regreso a su lado en el auto. —Parece que Roger está despierto. —dije, señalando lo obvio, tratando de no parecer torpe. —Eso parece. —dijo Lucien, con una sonrisa avergonzada. Le regresé la sonrisa y me alejé—. Será mejor que me vaya a la cama. —dije, saliendo del auto. Cerré la puerta y me incliné sobre la ventanilla abierta—. Pero te veré mañana.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON —Te veo mañana. —dijo Lucien rápidamente, pero noté que él estaba un poco sonrojado; al menos, su bronceado pareció más pronunciado—. Hiciste un avance manejando esta noche. —dijo, mirándome—. Esto es enorme. —Sí. —dije, sintiendo el pánico comenzar a crecer cuando lo recordé, el momento cuando el auto salió de mí control otra vez. Aparté los sentimientos lo mejor que pude y traté de decirme a mí misma que estaba bien. Desafortunadamente, Maurice no podía decir la misma cosa. Me di la vuelta y me dirigí a la casa. —Una cosa más. —Me llamó en voz baja y me giré hacia él—. ¿Tienes un animal favorito? No estaba preparada para esta pregunta. No creo haberla respondido desde que tenía ocho o menos. Esa antigua Amy habría sabido la respuesta de inmediata. Probablemente los gatitos. O unicornios. Pero ella nunca tuvo esta noche —Ella no habría tomado la oportunidad y acelerado un Jeep en un prado. Y yo lo hice. — No lo sé. —dije, considerando la pregunta—. Creo que siempre me han gustado los búhos, supongo. —¿Búhos? —preguntó—. ¿De verdad? —Sí. —dije, con una risa—. Pero sólo porque me gustan las paletas de caramelo. Y las frituras de papas47. Los que tienen gafas son lindos, supongo. ¿Por qué? —Por ninguna razón. —dijo, encendiendo el auto y girando en dirección de la casa principal. Él dio un pequeño bocinazo, luego desapareció por el camino, dejando silencio y oscuridad detrás de él. Miré hacia la casa y vi la luz de Roger apagada de nuevo. Entré, incapaz de desvanecer la sonrisa de mi rostro. Le gusto a Lucien. Quería besarme. Después de Michael y de tanto tiempo sola y tanto tiempo si salir con nadie, había pensado que esto nunca volvería a suceder. Pero no fue así. Mientras me dirigí a mi habitación, vi mi celular encima de mi cama perfectamente hecha. Lo tomé, pensando en la madre de Lucien internada en rehabilitación, no queriendo que él dañara su jardín con sus creaciones. Mi madre había ido a verme a todas mis presentaciones, menos la última. Siempre me llevaba flores. Y a pesar de que eso me avergonzó una vez, siempre podía escuchar sus gritos, inconfundibles con alguien más, cuando el telón se levantaba al final de la obra. La llamé a su celular, entro directamente a buzón—. Hola, mamá. —dije, después de la señal—. Yo, umm, solo quería saludar. Estamos en Kentucky. Y estoy bien. Así que no necesitas preocuparte. —Colgué la llamada y mire la pantalla. Hace referencia a marcas con logotipos de Búhos. Tupsi pop (paletas de caramelo) y Paps Fritas Wise (famoso búho Peppey.) 47

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON Había estado tratando de no pensar en esto, pero ella probablemente estaba preocupada. Así que quizás fue de ayuda. Me fui a la cama sintiendo que un poco del peso de mis hombros fue liberado. En la mañana, cuando bajé las escaleras para ver si Roger estaba despierto, así era, él había hecho café, vi algo en el frente del pórtico y salí a investigar. Y allí estaba, sentando en un escalón —un pequeño búho podado. Lo tomé y lo miré de cerca. Era asombroso. Tenía algo sobre su nariz y alrededor de sus ojos, y noté después de un momento que llevaba un par de anteojos.

DE: Charlie Curry ([email protected]) A: Amy Curry ([email protected]) ASUNTO: hey FECHA: 10 de junio HORA: 4:45 p.m. Hey… Sólo quería saludarte & asegurarme de que estás bien. Te escribí porque hablé con mamá & dice que no quería hablar sobre ti, pero que estaba “muy decepcionada de ti.” Eso no suena como tú, ¡Pero bien hecho! De todos modos, espero que estés bien. -Charlie.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON DE: Yo ([email protected]) A: Charlie Curry ([email protected]) Asunto: Re: hey FECHA: 10 de junio HORA: 11:45 p.m. Hey… es bueno saber de ti. Espero que estés bien y que las cosas vayan mejor contigo. Estoy en Kentucky justo ahora. (Es una larga historia.) Digamos que mamá está furiosa conmigo, pero el sentimiento es mutuo. Te lo contaré todo un día. Desearía que tuvieras teléfonos allá, de verdad. Creo que debo decírtelo en persona. Hablaremos pronto, espero. -Amy

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She met a boy up in Kentucky. —Steve Earle. Traducido por Mery St. Clair Corregido por Mary Ann♥

—Ella está en casa. —nos dijo Lucien. Él había llegado a la casa de huéspedes poco después de que encontrara el búho. Roger acababa de aparecer mientras Lucien entraba, y ahora se servía un vaso de agua en silencio. —¿Justo ahora? —pregunté. —Justo ahora. —dijo, cruzando la cocina y tomando un plátano de la cesta de fruta que él trajo consigo esta mañana—. Probablemente llevará el remolque de los caballos a los establos, conseguirá que entren, y luego los llevará de regreso a la casa principal. —A este punto, yo no debí de haberme sorprendido que tuvieran establos, pero lo estaba—. Creo que deberíamos hacer esto. —continuó hacia Roger—. ¿Por qué no Amy y yo nos alejamos un poco, y tú conduces hasta la casa, y de esa manera Had no sabrá que ustedes se quedaron aquí anoche? Roger se encogió de hombros—. No me importa si se entera. —dijo con cierta aspereza—. No voy a mentir sobre eso. —De acuerdo. —dije, mirándolo y tratando de evaluar como él estaba sintiéndose. Me desperté temprano, chequé mi correo electrónico, e hice algunas investigaciones de las instalaciones de Charlie. No abrí el mensaje de Julia, pero miré la pantalla durante un buen rato antes de apagar la computadora. Roger se había encerrado en su habitación por la mañana, y no tuve la oportunidad de hablar con él sobre la noche anterior. Él parecía estar preocupado —lo cual era comprensible, considerando que estaba a punto de ver a Hadley—. Pero es mejor que yo no esté en el auto contigo, ¿Cierto? Roger me miró por un momento y luego asintió—. Cierto. —Quizás notando la vibra tensa de Roger, Lucien cargo las bolsas al auto. Cuando la puerta se cerró de golpe detrás de él, me giré a Roger, tratando de averiguar qué estaba pasando con él. —¿Te sientes bien con esto? —pregunté. —Bien. —dijo, un poco seco. Miró afuera, luego preguntó sin mirarme—. ¿De dónde salió ese búho? —Oh. —dije, sonriendo—. Lucien lo hizo. ¿No es lindo? —Sí. —dijo con voz vacía—. Lindo.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON —¿Estás bien? —pregunté. No lo había visto nunca tan distante y no podía evitar preguntarle para saber la razón. —Bien. —dijo otra vez—. Estoy bien. —tomó una profunda respiración y me miró—. ¿Estás…? —Comenzó, mientras Lucien volvía a regresar. —Las bolsas están en el auto. —dijo—. ¿Todo listo? —Sip. —dijo Roger, haciéndome sonreír. Eché una última mirada a la casa, y nos dirigimos a los autos. Puse el búho cuidadosamente en el asiento trasero, y Roger lo miró, negó con su cabeza, y entró en el asiento del conductor. —De acuerdo. —dije—. Entonces, supongo que me llamarás cuando… —No estaba segura de cómo terminar esa frase—. Cuando quieras que me encuentre contigo. —terminé. Presioné mis labios juntos y miré a Roger dentro del auto, mi asiento a su lado vacío. Estaba tratando de no pensar en eso, pero sabía que nuestro viaje podía terminar en unos pocos minutos. Hadley había sido su objetivo en todo este tiempo. Y ahora que él lo había alcanzado ¿Qué pasaría con nosotros? Si él y Hadley regresaban otra vez… ese pensamiento hizo que mi estómago se revolviera un poquito. Tenía el presentimiento de que él no continuaría el viaje conmigo. —De acuerdo. —Amy, ¿Quieres conducir otra vez? —me preguntó Lucien, de pie al lado del Jeep. Roger me miró, sorprendido—. ¿Qué? —preguntó, mirándome fijamente—. ¿Cuándo…? —No he tenido la oportunidad de decírtelo aún. —dije, sintiendo que había mucho que contar, y deseando que pudiéramos hacerlo sin Lucien aquí, y sin Hadley cerca de nosotros—. Pero sí, anoche. Conduje el Jeep por un minuto. —Hasta que decapitó un alce. —gritó Lucien. —Era sólo un arbusto. —dije a modo de explicación, deseando poder decírselo a Roger yo misma. —Wow. —dijo, todavía mirándome—. Eso es… eso es grandioso. Bien por ti. —Gracias. —dije. El silencio cayó, y parecía que había algo más, algo un poco tenso, entre nosotros. —Bueno, debería irme. —dijo Roger, arrancando el motor—. Te llamaré. —Buena suerte. —dije, luego inmediatamente me preocupé de que eso no fuera lo correcto a decir—. Quise decir, espero que todo salga bien. Yo… —Mi voz se desvaneció mientras él continuó mirando hacia el frente, y noté que no tenía idea de qué realmente decir, de todas formas. —Bien. —dijo. Luego reversó el auto lejos de la calzada de la casa, dirigiéndose hacia Hadley.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON Lucien fue quien condujo, y nos dirigimos a la parte trasera de la propiedad y subimos una colina que parecía ser el punto más alto en la tierra —la casa principal estaba debajo de nosotros, y pude haber jurado de que vi canchas de tenis. Estábamos justo arriba de los establos, y vi además de la casa, varias cosas diferentes, como saltos de obstáculos y asumí que el área cercada para caballos era enormemente circular. —Wow. —dije, observando todo. Ya hacía calor, con la promesa de que sería mucho más caliente al medio día. Pero justo ahora, esto se sentía bien. Respiré el aroma de la hierba dulce, mirando por encima de la gran extensión a mí alrededor, y me pregunté cómo llegué aquí—. ¿Qué es eso? —pregunté, señalando un construcción cercana a la que parecía ser un estanque. Estaba tan lejos que ni siquiera sabía si era parte de la herencia Armstrong. —Es un campamento de caza. —dijo Lucien, mirando hacia donde señalé. Suspiró—. Es el pasatiempo favorito de mi padre. No entiende porque quiero hacer patos falsos cuando podemos dispararles a cosas reales. —Oh. —dije, sintiendo con claridad que ya no estábamos en California. Nunca había conocido a nadie que cazaba. —Sí. —dijo—. Él plantea un viaje de caza conmigo para este noviembre, en Canadá. El cual está probablemente en medio de mis exámenes parciales. Estoy tratando de buscar una excusa. Me giré para decirle algo justo cuando vi el Liberty estacionarse en frente de la casa principal. Roger salió y cerró la puerta detrás de él, cerrando su teléfono. Miró a su alrededor, corrió sus manos a través de su cabello, y luego entonces, como si se le ocurriera al último momento, peinó su cabello hacia abajo, como lo había hecho yo él día anterior. Miré a Lucien, y luego me deslicé un poco en mi asiento, pero fue completamente inútil, ya que todavía estaba totalmente expuesta. Pero aún así me hizo sentir como si estuviera espiando a alguien—. ¿Por qué él está aquí? —pregunté, mientras obtuve mi respuesta. La puerta de la casa se abrió y salió caminando la chica más linda que había visto en mi vida. A pesar de que estábamos algo lejos, ella parecía tener esa aura. La que sólo tú puedes sentir cuando ves a celebridades en persona. En Los Ángeles, esto ocurre con algo de regularidad —normalmente no es más que una rápida mirada antes de que seas aplastada por un grupo de paparazzi. Pero una mirada es por lo general el tiempo suficiente para demostrarte que ellos son especiales, que brillan con una verdadera belleza. Esa chica tiene eso. En gran cantidad. —¿Hadley? —pregunté, sabiendo la respuesta.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON La fotografía que Bronwyn me había mostrado no le hacía justicia. Ella era alta y delgada, y tenía los rasgos perfectos para preguntarte por qué ningún cazador de talentos la había descubierto antes. Usaba unos vaqueros y una camisa polo, pero bien podría vestir alta costura por la forma en que se veía. Mientras la vi, y observé que Roger la miraba, comprendí porque hicimos todo este camino. Comprendí porque él me soportó, a una estúpida chica de instituto, sólo por verla una vez más. Observé mientras él se acercaba a ella, tuve el mismo presentimiento en mi estómago como si viera una película de terror. No quería mirar, pero a la vez, sabía que no sería capaz de apartar la mirada. Pensé por un momento que se abrazarían, pero luego él dio un paso atrás y simplemente levantó su mano a saludo. —¿Qué crees que ocurra? —susurré a Lucien. Él sonrió y rodó sus ojos. —Amy, estamos muy lejos de ellos. No creo que puedan escucharnos. —Lo sé. —dije—. Pero aún así. —Los vi hablar, Roger con sus manos en los bolsillos, asintiendo hacia el auto. Hadley asintió, luego hizo un gesto hacia la izquierda, y luego los dos caminaron hacia el establo y los perdí de vista. —Maldición. —murmuré. —Sabes. —dijo Lucien—. Independientemente de lo que pase allí… —señaló hacia la dirección que ellos habían tomado—. Son bienvenidos a quedarse aquí unos días más, si así lo desean. Ha sido genial tenerte aquí. Lo miré—. Es muy amable de tu parte. —dije—. Pero ya has hecho demasiado. Y creo que necesito seguir mi viaje. Él asintió, como si hubiera estado esperando esa respuesta—. ¿Hacia dónde se dirigen ahora? —No hemos hablado de eso. —dije—. Pero… —Pensé en el viaje que mi padre quería hacer conmigo y Charlie, y como justo ahora estaba a solo un par de horas de Memphis. Pero no sabía cuál era la situación de este viaje. Hasta donde sé, este podría ser el final, justo en este momento. Me detuve y me senté un poco más erguida cuando vi a Hadley salir de donde ella y Roger habían desaparecido. Ella no parecía feliz; su boca estaba torcida y su postura era rígida. No parecía nada linda ya. Roger siguió un momento después. Estaba caminando más lentamente y su cabeza cabizbaja, era difícil de leer su expresión. Hadley caminó hacia la puerta del establo y la cerró con tal fuerza que incluso a esta distancia me estremecí—. Bueno. —dije. —Sí. —concordó Lucien. Observé mientras Roger se inclinaba contra el auto sin dejar de mirar el suelo— . Entonces, supongo que será mejor que me vaya. —Le dije a Lucien. —Supongo que sí. —estuvo de acuerdo—. ¿Quieres que te lleve hasta allí? —Estoy bien. —dije, saliendo del auto—. Bajaré la colina. Quiero caminar. — Lucien salió del lado del conductor y se encontró conmigo en frente del capo—. Sé

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON que esto no es de mi incumbencia. —dije, las palabras salieron algo vacilantes—. Pero deberías ir a ese viaje con tu padre. Parpadeó, como si no esperara que yo dijera eso—. Pero… —comenzó. Negué con mi cabeza, interrumpiéndolo—. Sólo hazlo. —dije—. Eso lo hará feliz. Y porque en algún momento, tú… te arrepentirás de no haber ido. —Lucien asintió, su expresión más seria, y sabía que él entendía lo que estaba diciendo. Miré su rostro por otro momento, asegurándome de poder recordar esto y me di cuenta de que iba a extrañar a esta persona, que apenas lo había conocido desde ayer—. Gracias por todo. —Fue divertido. —dijo con un poco de tristeza. Bajó la mirada hacia mí y sonreí—. Eres grandiosa. Sabes eso, ¿verdad? No estaba segura de cómo responder a eso, así que deje escapar una risa avergonzada—. Y deberías seguir haciendo animales. —dije—. De verdad me enojaré si no lo haces. —Bueno, no queremos que eso pase. —dijo Lucien. Y entonces, antes de que pudiera registrar lo que iba a ocurrir, él se inclinó y me beso. Fue rápido. Apenas tuve tiempo de responder antes de que él se apartara y se dirigiera de regreso al lado del conductor—. Mantente en contacto. —me gritó, y pensé en el hecho de que puse su número celular en mi teléfono cuando él lo escribió en la pizarra. Asentí y me despedí con la mano mientras él encendía el auto y regresaba al camino. Posiblemente de vuelta a su pasatiempo. Quizás haría otro búho. Pero lo más probable, un nuevo alce. Lo observé hasta que hubo únicamente el polvo del Jeep que dejó atrás, luego me di la vuelta y comencé a bajar la colina, tropezando inevitablemente cuando traté de maniobrar por las partes más rocosas. Roger levantó la mirada mientras yo trotaba la última parte de la colina— ¿De dónde vienes? Señalé la cima de la colina. —Estuvimos arriba cuando te vimos… —Oh. —dijo Roger—. Sí. —Lo miré, tratando de descifrar el resultado de su conversación, pero su rostro estaba extrañamente en blanco—. Bueno. —dijo después de un momento—. ¿Lista para irnos? —Lo estoy. —dije—. ¿Estás bien? Roger asintió—. Sabes. —dijo, dándome la primera sonrisa de la mañana—. Creo que sí. —Caminé hacia mi lado del auto, y justo cuando traté de abrir la puerta, se escuchó el sonido de las puertas siendo cerradas con el mando. Efectivamente, no pude abrir la puerta. —Roger. —dije—. Vamos. —¿Qué? —sonriéndome a través del capo—. ¿Estás segura de que no quieres conducir? —El énfasis que puso en la última palabra me dejo saber que él no había

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON olvidado lo que Lucien dijo. Y eso me hizo pensar que él no se encontraba muy emocionado al respecto. —No. —dije, tratando de no reírme—. Déjame entrar. —De acuerdo. —dijo, desbloqueando la puerta y luego bloqueándola de nuevo justo cuando tomé la manija. —¡Détente! —¿Qué? No eres lo demasiado rápida… —La puerta del establo se abrió de nuevo, y Hadley se quedó allí, mirándonos. A juzgar por su expresión, no había esperado verme. —Oh. —dijo, vagando la mirada de mí a Roger. —Justamente nos íbamos. —dijo Roger, nuevamente. Sentí que se quedaría así esta vez.

desbloqueando

la

puerta

—¿Es ella? —preguntó Hadley, mirándome. Parpadeé, aturdida. ¿Ella y Roger hablaron de mí? —Hola. —dije, no muy segura de qué responder a la pregunta que hizo. ¿Sí? — . Soy Amy… —Estás molestando a los caballos. —dijo, interrumpiéndome—. Si pudieras… —Nos vamos. —dijo Roger tranquilamente. —Sí, bueno. —dijo, pero no parecía tener nada que agregar. Ella me dio una larga mirada, y la miré de regreso, me alegré una vez más tener la ropa de Bronwyn y traté de recordar mantenerme en pie. Luego ella se giró bruscamente y volvió al establo, la puerta se cerró con fuerza. Entré en el auto rápidamente. Roger entró también, y nos abrochamos los cinturones al unísono. —¿Qué pasó? —pregunté—. ¿Qué dijiste? Roger puso la llave en la ignición y me miró—. Le dije adiós. —dijo. Luego arrancó el auto, y nos fuimos.

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Parte VI Life Savers.

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We both will be received in Graceland. —Paul Simon. Traducido por Andreani Corregido por Mary Ann♥

—Pero pensé que no te gustaba Elvis. —dijo Roger, cuando manejábamos por la Interestatal 65, de regreso, rumbo a Tennessee. Aún no hacía mucho calor afuera y teníamos las cuatro ventanas abajo, la brisa lanzaba mi coleta y con un poco de suerte, no me despeinaría mucho. —Me encanta Elvis. —pensando en todas las letras que siempre habían sido parte de mi vida, todas las canciones que había conocido, sin siquiera recordar aprenderlas. De repente, me di cuenta de que estos meses fueron, probablemente, el tiempo más largo que alguna vez había pasado sin escucharlo. —Pero no querías escucharlo. —arrugando su frente, mientras miró por el espejo retrovisor y cambió al carril izquierdo—. Lo recuerdo. Ponías una moratoria en todas las cosas de Elvis. —Mi padre. —tomando un respiro, antes de que pudiera obligarme a decir esas palabras. Me golpeó eso, porque dolía mucho hablar de él, había dejado de hablar de él por completo. Lo que, de pronto, parecía ser el peor tipo de traición. Había estado tratando de no recordar lo que había sucedido. Pero eso no significaba que tenía ganas de olvidarlo—. Le gustaba Elvis. —Oh. —dándome una rápida mirada. Asentí y me asomé por la ventana. Pero, para mi sorpresa, yo aun no había terminado de hablar. Y sentí como si hablar estuviese bien. Con mi voz un poco temblorosa seguí. —Se suponía que iríamos a Graceland en Julio. Charlie, mi padre y yo. Roger me miró y sonrió—. Entonces nosotros deberíamos llegar allí, creo. Me giré hacía él, apunto de disculparme por cómo lo había alejado del camino, porque estábamos retrocediendo, pero me detuve. Tal vez estaba en la búsqueda de mi misma.

••• —¿Y? —Le pregunté, después de que habíamos estado conduciendo a través de Kentucky durante dos horas y ya no soportaba el suspenso. Incluso en la

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON Interestatal, había verdes colinas a ambos lados del vehículo, hasta donde la mirada era capaz de llegar. Se parecía a las imágenes que había visto de Irlanda, pero no tenía idea de que había partes de mi propio país que lucían así. Me golpeó una vez más lo grande que era América, y hasta ahora, lo poco que había visto. —Me gusta. —dijo Roger, sus dedos seguían el ritmo de la primera canción de Avenue48. —No sabía que los musicales podrían ser divertidos—. Él miró, con sus gafas ya puestas. Pero, por una vez, no había comentado nada sobre el hecho de que las mías estaban ausentes. —No. —dije, aunque estaba aliviada de que realmente parecía gustarle mi música y no sólo fingía—. Quiero decir, ¿Qué sucedió con Hadley? —Le pregunté. Roger no dijo nada por un momento, sólo cambió el control de velocidad, causando que el coche se sacudiera un poco hacia adelante antes de que se estabilizara en una velocidad constante. Miré el velocímetro y noté que estaba exactamente a setenta—. No fue lo que esperaba. —dijo finalmente. —¿Qué habías esperado? —Le pregunté, temiendo la respuesta, pero necesitaba escucharla. —Supongo que... al principio. —dijo Roger, eligiendo sus palabras cuidadosamente—. Había estado esperando que pudiéramos volver a estar juntos. —Tan pronto como lo dijo, me di cuenta de que era exactamente la respuesta que no quería escuchar. Lo cual, en conjunto con lo que dijo Lucien, me hizo darme cuenta de que en algún momento, sin darme cuenta, la manera en que había estado pensando respecto a Roger había cambiado. —Oh. —dije, tratando de sonar tan neutral como me fue posible. Lista de canciones de Amy #1 “En camino a Graceland” o “Roger se introduce en el Teatro Musical” TITULO DE LA CANCION

ARTISTA

“Avenue Q”

Avenue Q

“One Short Day”

Wicked

“All That’s Known”

Spring Awakening

“Someone Like You”

Jekyll & Hyde

“When I Look at You”

The Scarlet Pimpernel

“All the Wasted Time”

Parade

“I’d Give it All for You”

Songs for a New World

Avenue Q: Avenue Q es un musical creado en el año 2003. Sus protagonistas son marionetas que cantan sobre el racismo, el porno, las drogas, la homosexualidad y hasta política. 48

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON “I Believe”

Spring Awakening

“I Can Do Better Than That”

The Last Five Years

“The Best of All Possible Worlds”

Candide

“Bill”

Show Boat

“Consider Yourself”

¡Oliver!

“This Night”

Movin’ Out

“Where Did We Go Right?”

The Producers

“Wheels of a Dream”

Ragtime

“Still Hurting”

The Last Five Years

“You Can’t Stop the Beat”

Hairspray

“For Now”

Avenue Q

“Nothing in Common”

Wearing Someone Else’s Clothes

“Remember?”

A Little Night Music

—Pero luego, no sé. —dijo, cambiando de carril de nuevo, aunque no había ninguna razón para hacerlo—. Dejé de pensar en eso los últimos días. Y luego, cuando la vi, fue como si ella ni siquiera luciera igual para mí. He visto a Hadley; encontré esto difícil de creer—. ¿En serio? —Sé que suena raro. —dijo, con una sonrisa—. Pero era como si estuviera viendo a alguien que solía conocer, hace mucho tiempo. Y mientras ella hablaba, no podía dejar de pensar en cosas que había olvidado, como por ejemplo, cómo ella odiaba mi música y cómo solía hacerme esperar horas para devolverme las llamadas y cómo nunca se llevó bien con mis amigos. Y… No sé. Seguí recordando la forma en que ella terminó las cosas. Y sólo así, no necesité saber por qué había terminado. Sólo sabía que lo había hecho. Que había terminado hace mucho tiempo. —Wow. —Recordé cómo lucía, ella, después de la conversación—. Supongo que no estaba muy contenta con eso. —No. —dijo Roger—. Creo que podrías decirlo con seguridad. —¿Ahora qué? —Le pregunté. —No sé. —dijo mirándome—. ¿Ahora qué? Lo miré fijamente, y mi corazón comenzó a latir un poco más rápido. Estaba bastante segura de que se refería al viaje. Ambos estábamos hablando sobre el viaje. ¿Verdad? Miré por la ventana. Él estaba libre ahora, de una manera que no había estado antes. De pronto fui muy consciente del hecho de que sólo había peinado mi

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON cabello en una coleta esa mañana, sin cepillarlo—. No sé. —dije, volviéndome hacía él. Nuestros ojos se reunieron durante un largo momento, antes de que los suyos regresaran a la carretera. —¿Graceland, correcto? —preguntó, mirando al frente. —Graceland. —confirmé. Roger me dio una rápida mirada, y sonrió, luego pisó el acelerador, sacando el coche del control de velocidad y llevándolo hasta setenta y cinco.

••• Hubiera sido imposible no ver Graceland una vez en Memphis, tenía su propia salida de la autopista. Y cuando bajamos de la interestatal, claramente habíamos entrado en el país de Elvis. Un Days Inn49, prometía una piscina con forma de guitarra y la posibilidad de pedir ver las películas de Elvis, las veinticuatro horas al día. En el camino, delante de nosotros, bizarramente, estaban dos Cadillac’s rosas conduciendo lado a lado. Y junto a la vuelta del estacionamiento de Graceland, estaba el Hotel Heartbreak, promocionando tarifas reducidas. Pagamos diez dólares y entramos en el estacionamiento, pero no estábamos en Graceland aún. La mansión, como mi boleto se refería, estaba cruzando la calle desde el estacionamiento, Los aviones de Elvis, tres tiendas de regalos y un restaurante. Fuimos con el tour de la mansión. El paquete VIP incluía acceso a la “Sala de trajes" que no creí que fuera necesario. Después de que conseguimos nuestros boletos, nos formamos para el autobús, detrás de una pareja alemana y frente a lo que parecía ser tres generaciones de una familia: abuelo, padre e hijo. Mientras la línea avanzaba, a cada grupo se le pedía que se parara frente un telón con el fondo de Graceland, para tomarse sus fotografías. Parecía que esto era obligatorio, la mujer que tomaba las fotografías seguía explicando, con voz cansada, que si no deseábamos las fotografías, no teníamos que comprarlas. Cuando Roger y yo llegamos a la pared, nos paramos uno al lado del otro, un poco incómodos—. Más cerca. —dijo la mujer de las fotografías, con un suspiro cansado, levantando su cámara. Roger dio un paso más cerca de mí y luego lentamente —como asegurándose de que yo estaría de acuerdo con eso— puso su brazo alrededor de mis hombros. Fue como si cada nervio de mi cuerpo despertara repentinamente. Sonreí para el flash, pero realmente estaba pensando en cómo nunca había notado cuan sensible era mi hombro antes, cómo es que estaba hiper-consciente de su brazo

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Days Inn: Hotel en Estados Unidos.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON descansando sobre mi hombro. Fue cómo poder sentir su respiración, entrando y saliendo, donde nuestros costados estaban tocándose. —¡Siguiente! —gritó ella, y nos retiramos, sin mirarnos, los dos préstamos mucha atención a nuestras guías de audio. Nos dirigimos al pequeño autobús, que nos llevaría a través de la calle, y después de que nos subimos, el conductor cerró la puerta y se puso en marcha. Salimos del estacionamiento y el conductor señaló la entrada de vehículos. Me asomé por la ventana del autobús y vi las puertas abiertas de Graceland, adornadas con Elvis con su guitarra y notas musicales, y los ladrillos de las paredes que conducían hacia las puertas, estaban totalmente cubiertas con los famosos grafitis. Y entonces nos detuvimos en la entrada, y allí estaba, en la cima de la colina y más pequeña de lo que esperaba: Graceland. Teníamos que seguir el camino que indicaba la guía de audio a través de la casa y no se nos permitía regresarnos, pero se nos permitía ir a nuestro propio ritmo. Roger, viendo que me estaba tomando más tiempo, y fotos, que él, siguió adelante, mientras caminaba a través de la mansión. La casa era increíble. Cada habitación fue redecorada, y cada habitación tenía un motivo (muchos) mi guía audio me dijo, elegidos por el mismo Elvis. Todo el lugar era un santuario sobre la decoración de los años sesenta. Me quedé en la Habitación de la Selva, el más largo. Y no era como realmente esperaba que fuera, por supuesto que no. Y sin embargo, aún así me quedé allí, esperando. Por si acaso. Pero no vi nada, excepto una habitación vacía, una habitación de familia, que nadie había usado durante años, un panda de felpa de Lisa Marie, compartiendo una silla con una guitarra. Mientras caminé a través de la mansión, mirando las habitaciones perfectamente organizadas en las que ya nadie vivía, pensé de mi propia casa, vacía, dándole la bienvenida a extraños a ¡CASA! Después de las primeras escasas indicaciones, apagué el audio guía, mientras comenzaba a caminar a través de la casa y la oficina y luego en el estudio y la construcción dedicada a los objetos de recuerdo: trajes, una habitación entera llena de discos, trajes antiguos y vacíos, y Elvis, Elvis por todas partes. Tomé fotos, miré alrededor, pero mientras continuaba con el recorrido, sentí como mi visión se iba restringiendo, como sí se estuvieran cerrando las paredes, adornadas de Elvis, sobre mí. Me pregunté que había pensado mi padre de las exposiciones, y qué trivialidades podría haberme dicho, todos los pequeños detalles que estaba dejando pasar. Me di cuenta de que ni siquiera sabía qué edad tenía él cuando había venido de visita. Pero nunca le había preguntado. Nunca le pregunte un montón de cosas. Y ahora nunca las sabré. Venir a Graceland había sido un error, sentí, mientras miraba a todos los Elvis que me rodeaban. Era un santuario a lo que mi padre había amado, y yo no debía estar allí sola. Simplemente estaba mal. Estaba en Graceland, y mi padre no estaba conmigo. Y él nunca iba a hacer el viaje. Nunca iba a volver aquí. Él había terminado de escuchar a Elvis y conducir a Tennessee y tomar fotografías de recuerdo. Y todo por mi culpa.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON El recorrido terminó en la piscina, y levanté mi cámara para tomar una fotografía, hasta que me di cuenta de lo que estaba en el extremo de la piscina. La tumba de Elvis. Estaba rodeada de flores y coronas de flores y osos de peluche, delante de una llama eterna y flanqueada por las tumbas de sus padres. Me acerqué más y leí la inscripción, en letras de bronce, que estaba encima. Miré hacia abajo, sintiendo mi respiración hacerse irregular. Había una parte que no podía dejar de ver. DIOS VIO QUE ÉL NECESITABA UN DESCANSO Y LO LAMÓ A CASA PARA ESTAR CON ÉL. TE ESTRAÑAMOS HIJO Y PAPI. Mi visión se inundó con lágrimas, la llama eterna de su plexiglás se desenfocó delante de mí. ¿Casa? ¿Cómo podría, él, haber sido llamado a casa? Esta era su casa. Pero al menos había sido enterrado aquí, en la casa que tanto amaba. Al menos no estaba solo y lejos de todos los de su familia. Al menos las personas estaban haciendo su mejor esfuerzo para recordarlo. Al menos no había sido abandonado en el condado de Orange.

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Well they’ve been so long on Lonely Street they ain’t ever going to look back. —Elvis Presley. Traducido por Andreani Corregido por Mary Ann♥

DOS MESES ANTES. Mi madre, Charlie, y yo nos paramos en línea, mirando hacia abajo, a la pequeña placa de metal en el suelo. El solicitado encargado del funeral, nos había mostrado el contenido y luego se retiro, diciéndonos que estaría cerca si necesitábamos algo. No podía pensar en nada, que pudiéramos necesitar, que pudiera proporcionarnos él, así que sólo me le quede viéndolo mientras hablaba, luego me sentí mal al respecto cuando él se fue y esperó a una distancia respetuosa. El cementerio, Pacific View, era hermoso, nos habían informado, en nuestro viaje al lugar, que John Wayne 50fue enterrado allí. Pero estábamos en el condado de Orange, a una hora y media de Raven Rock. Y no quería pensar en mi padre solo aquí, tan lejos de casa. No quería pensar en él en absoluto, y parecía imposible para mí, mientras miraba hacia la pequeña placa conmemorativa —BENJAMIN CURRY. AMADO ESPOSO, PADRE Y EDUCADOR— que mi padre estaba allí. Él siempre había sido demasiado alto para las cosas, quejándose de los pequeños asientos del cine y los de los aviones. ¿Cómo podría él caber debajo de una placa del tamaño de mi mano? ¿Cómo era eso posible? Y cuando miré a mi madre y mi hermano, ambos mirando hacia el suelo, nadie dijo nada, todo esto se sintió mal. No deberíamos haberlo puesto el suelo frío y oscuro. Deberíamos haber esparcido sus cenizas en la Habitación de la Selva, o sobre los campos de Gettysburg o incluso en nuestro jardín, que él tanto amaba. Él no debería estar en el condado de Orange, rodeado de extraños, la mayoría de los cuales eran probablemente viejos y fallecieron de causas naturales. Mi madre aclaró su garganta, y después nos miró a Charlie y a mí. Yo le regresé la mirada, sin querer, diciéndome a mi misma que ya había aprendido ahora, pero seguía esperando que ella dijera algo. O nos rodeara con sus brazos. Sólo para, de alguna manera, mejorar esto. Pero se dio la vuelta y se alejó, dirigiéndose hacia el encargado de la funeraria. Miré a Charlie, quien todavía estaba mirando el suelo. Sus ojos estaban rojos, y de hecho no tenía idea de la causa hoy. Estábamos de pie bastante cerca —podría haber extendido mi brazo y Jonh Wayne: fue un actor estadounidense que comenzó su carrera en el cine mudo en la década de 1920. Fue el símbolo de lo rudo y masculino, y fue un icono norteamericano durante muchos años. 50

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON tocarlo, pero sentía que estábamos a kilómetros de distancia. ¿Por qué no estábamos hablando de esto? ¿Por qué no estábamos apoyándonos uno al otro? Charlie se retiro también, dirigiéndose hacia mi madre, dejándome sola. Sólo con el pequeño pedazo de tierra que contenía lo que quedaba de mi padre, metí la mano en mi bolsillo y saqué lo que le había traído. Cuando había ido al 7-Eleven51 esa mañana, mirando al exhibidor de dulces, de pronto entré en pánico, porque no podía recordar cuáles eran sus sabores favoritos. ¿Por qué no había prestado más atención? ¿Por qué no me di cuenta de que un día él no estaría aquí para preguntarle? Al final elegí los sabores Butter Rum 52y Wint-O-Green53. Los saqué y los coloqué encima de la placa, donde rodaron hasta que golpearon la B elevada de su nombre y se detuvieron. Siempre había sido mi trabajo darle Life Savers 54. Y ahora, esta era la única manera en que podría hacerlo. Miré los caramelos, sabiendo que podrían llevárselos, sin abrir, cuando las flores fueran arrojadas a la basura cada semana. Entonces me giré y me fui, dejándolo solo.

7 – Eleven: Mini Market estadounidense. Dulce de vainilla. 53Wint-O-Green: Dulces de menta. 54LIfe Savers: La compañía de los dulces antes mencionados. 51

52ButterRum:

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I took a trip while I was gone. I cashed in all my savings and bought an El Dorado, drove to Tennessee. —Jason Robert Brown. Traducido por Mary Ann♥ Corregido por Fangtasiia.

—¿Estás bien? —preguntó Roger. Asentí con la cabeza, mirando hacia delante mientras cruzábamos el estacionamiento hacia el auto. Había dejado la tarjeta postal encima de la pared de grafiti, debajo de la pesada roca que encontré en la calle. Me encontré con Roger en el centro de la tienda de regalos, pero aún no tenía ganas de hablar. Nos metimos en el auto, y él buscó en su bolsillo y sacó un pequeño objeto envuelto y tejido. —Sé que probablemente no quieras esto. —dijo mientras lo miraba, sorprendida—. Pero parecían demasiado buenas para dejarlas pasar. Arranqué el envoltorio y descubrí que me había comprado gafas de sol —al estilo Elvis con montura dorada—. Miré hacia ellos en mis manos, y pensé acerca de mis propias gafas de sol, destrozadas en el impacto, los lentes en el suelo, junto con los cristales del auto. Fue una estupidez negarme a comprar unos nuevos. No era como si no fuera a hacer nada. Le regalé la mejor aproximación a una sonrisa que podía. — Gracias. —dije, colocándolas en mí—. ¿Cómo se me ven? Me dio una sonrisa verdadera a cambio. —Hermosas —dijo. Encendiendo el auto—. ¿Comida?

••• Roger descubrió su propia versión del cielo, y esa era Krystal, una cadena de restaurantes de comida rápida que ninguno de nosotros había escucho antes. Y era bueno —las hamburguesas eran mini-hamburguesas, y las papas fritas era extra saladas. Y ahí el té dulce era una opción de bebidas. Nos sentamos en forma de devolución, la puerta levantada, nuestras piernas colgando del borde. Teníamos la vista de los fuegos artificiales de las calles de Tennesse-Alabam, me di cuenta de que Roger miraba con un poco más de interés, cuando no estaba gritando por la perfección de la hamburguesa.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON Sostuve el atlas en mi regazo, mirando hacia abajo al estado, sorprendida de lo fácil que llegamos. Todavía teníamos unos cuantos caminos que recorrer, pero parecía como si la mayoría del país estuviera detrás de nosotros. —¿Cuál es el plan? —preguntó Roger, extendiendo las papas fritas a mí. Tome una y la sumergí en la salsa de barbacoa entre nosotros, mientras que él hizo una mueca. A él no le gustan las papas fritas en salsa de barbacoa, por lo que pude ver. —No lo sé. —a pesar de que, al mirar el mapa, pude ver a dónde quería ir. No estábamos tan lejos. Sólo a un estado de distancia. —Tengo que decir algo. —Roger puso las papas fritas a mitad de camino abajo y me miró—. Mi hermano no está en un campamento de enriquecimiento académico. — dije—. Está en un centro de rehabilitación. —la palabra, fea y cargada, colgó por un momento entre nosotros en el auto. —Oh. —dijo Roger en voz baja. —Sí. —dije con una pequeña sonrisa—. Y yo estaba pensando…—Tracé mi dedo a través de Tennessee y Carolina del Norte. Hacia Asheville—. Creo que tengo que ir a visitarlo.

••• Alrededor de la una de la madrugada estábamos fuera de Asheville. No habíamos hablado mucho en el camino. Escuchamos el demo de los Welcott, la cual estaba hecha en un volumen en que el cantante carecía de tono. Roger puso una de sus mezclas, pero luego le pregunté si podía escuchar algo de mis musicales, ya que él estaba teniendo problemas en seguir las historias y escuchar las canciones fuera de contexto. Le gustaban muchos los Producers, que había escuchado dos veces. Estábamos aquí. Pero me di de cuenta, mientras nos dirigíamos a través de Tennessee que se hacía más tarde y más tarde y que tendríamos que esperar hasta mañana para poder ver a Charlie. Roger había estado tarareando con…

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON Lista de Reproducción de Amy #2 Pay No Attention to the Boys Behind the Curtain/The Henry Gales Canciones: 1. New Way of Thinking 2. South of Lincoln, West of You 3. Surrender, Dorothy 4. Fields of Poppies in Technicolor Red 5. Late Last Nite 6. Tell Me How 7. Where I Am Is Where I’m from Nathan Lane. Yo había estado pensando en mi hermano. Después de todos estos meses de no hablar, de pronto hablar con él era lo único que quería hacer. Parecía que ya era el momento. Nos detuvimos en el estacionamiento de un Wal-Mart para poder verificar cuánto dinero teníamos para un hotel esta noche y averiguar dónde nos íbamos a quedar. Asumí que estaba cerrado —todo parecía cerrado alrededor— pero en el estacionamiento estaba extrañamente lleno de casas rodantes, las luces en los postes de metales aún estaban encendidas—. ¿Wal-Mart está abierto? —pregunté, cuando Roger colocó el auto en el estacionamiento. A tres lugares de distancia un remolque grande plateado, brillaba en los focos. —Tal vez. —dijo con un bostezo—. Podría ser uno de esos de 24 horas. Saqué mi cartera y conté nuestro dinero restante. Teníamos ahora solo trescientos dólares. La mayor parte por la que el dinero se fue tan rápidamente fue por gasolina. Trescientos dólares se sentían menos seguro que cuatrocientos dólares, sobre todo si tenemos que gastar cien dólares en un hotel está noche—. ¿Quieres entrar? —Pregunté, poniendo el dinero en mi cartera—. Podemos comprar algo de chucherías más baratas que en los mini-supermercados. —Seguro. —abriendo la puerta y saliendo afuera. Salí también, y Roger apretó las manos contra la parte trasera del auto y estiró las piernas antes de caminar hacia la tienda. Wal-Mart estaba abierto. Había incluso un saludador en la tienda en un chaleco azul, que nos deseó buenas noches y nos dio la bienvenida a Wal-Mart. Me encontré parpadeando en el brillo fluorescente de la tienda. Era enorme, completamente tranquilo, y parecía bastante desierto —lo cual no tenía sentido, en

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON comparación con el estacionamiento. Nos dirigimos al pasillo de las chucherías, y nos abastecimos de refresco y papas fritas. Cuando me volteé para preguntarle si quería los dulces Reeses o la mantequilla de cacahuate de los M&M, él ya no estaba allí. Dejé el carrito de compras en medio del pasillo de los dulces —No creí que estuviera en el camino de nadie— y fui a buscarlo. Fue un poco extraño, ya que no vi ningún otro comprador. Era como si yo estuviera sola en la grande y silenciosa tienda, me sentía aliviada cuando vi a Roger regresar de la tienda de ropa—. Roger. —llamé, escuchando como de alta mi voz se escuchaba. Corrió hacia mí y. mientras lo hacía, vi que tenía un paquete de calcetines en la mano. Cuando me alcanzó, abrió el paquete—. Creo que tienes que pagar por eso primero. —dije, completamente confundida de porqué él tenía que abrirlos ahora. Yo miraba, perpleja, comenzó su flip-flops y se puso un par de los calcetines. Luego me entregó un par—. No entiendo. —dije. —Póntelos. —dijo, y no parecía cansado en absoluto. Parecía más emocionado de lo que nunca lo he visto antes. —Pero ya estoy usando los flip-flops. —expliqué, preguntándome si tal vez Roger ha estado conduciendo mucho tiempo. —Sólo hazlo. —dije, sonriéndome. —En serio —me encogí de hombros y me quité los flips-flops. Me puse los calcetines, esperando que no tuviéramos un problema por usarlos sin haberlos comprado primero—. ¿Lista? —preguntó, cuando ya me enderecé. —Para qué… —comienzo a decir. Pero Roger me agarró la mano y empezó a correr por uno de los pasillos relucientes, tirándome detrás de él. Dejé de protestar y simplemente corrí junto a él, apretando mis dedos por un minuto. Luego dejó ir mi mano, dejó de caminar, y se deslizó a lo largo del pasillo vacío con sus calcetines. Se volteo hacia mí, sonriendo—. Tienes que probar esto. —llamó. No me preocupé de cuan peligroso fuera, de cómo podríamos resultar heridos. Simplemente comencé a correr a lo largo del pasillo de pasta de dientes. No pensaba en lo que estaba haciendo. Sólo corrí rápido, luego me detuve y dejé que el impulso me llevara por el resto de la tienda más rápido de lo que yo esperaba. Se sentía aterrador y emocionante, deslizándome en los calcetines por uno pasillo vacío de Wal-Mart, como si estuviera libre. Roger, riendo, se acercó a mí y tomó mis manos en las suyas. Él me dio la vuelta y me dejó ir, dejándome girar, las pantallas de colores brillantes a mí alrededor se hicieron borrosas. Roger se fue hacia otra dirección y comenzó a correr, luego deslizándose, y casi cayendo, batiendo sus brazos para mantenerse de pie. En el momento en que me encontré con él, casi chocando contra la pantalla del Crest, estaba riendo mucho como no lo había hecho en mucho, muchísimo tiempo.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON —Estos también. —dijo Roger, entregándole a la cajera el paquete de calcetines aún abierto. Ella arqueó las cejas, pero sólo escaneó sin ningún comentario. Me puse los flip-flops de nuevo, aún sin aliento. En el cristal frente a la estación del cajero, alcancé a ver mi reflejo y casi no me reconocí. Mi pelo estaba desordenado, la camisa arrugada y feliz. Parecía como si simplemente acabara de tener diversión. Lo cual era exactamente, me di cuenta, lo que estaba haciendo. —¿Qué pasa con todas esas casas rodantes ahí? —preguntó Roger, cuando ella metió todas nuestras cosas en las bolsas. —Policía de Wal–Mart. —dijo—. Estacionamiento gratuito durante toda la noche. Serían en total treinta con cuarenta y cinco. Roger encontró mis ojos mientras sacaba el dinero que nos quedaba para pagar nuestras chucherías y los calcetines. Tuve el presentimiento de que ambos tuvimos el mismo pensamiento. Yo no había doblado hacia abajo los asientos traseros en un tiempo, pero después de varios intentos, los doblé, dando toda la parte trasera del Jeep en un área abierta, con la esperanza de que nos diera suficiente espacio para que pudiéramos dormir cómodamente. Roger había vuelto a entrar a la tienda a comprar una sabana y dos almohadas. Esperando que él se hubiera ido, me moví hacia la parte delantera, poniéndome el chaleco de lana que había usado la noche anterior. Pero desde que no estaba caliente, agarré unos shorts de Bronwyn. Se veían bien desde el frente, pero cuando los levanté vi que el TEXAS POR SIEMPRE estaba manchado con colilla. También eran un poco más pequeños de lo que hubiese preferido, pero pensé que podía ponérmelos por una noche. Después de que me cambié, tome mi móvil y vi una llamada perdida de mi mamá. Ella no dejó mensaje, pero llamó. Marqué el número de su celular, y en el último momento, me mandó a enviar un correo de voz. —Hola, mamá. —dije—. Yo, um, vi que llamaste. Estoy bien. Estamos en Asheville ahora. Vamos a tratar de ir a ver a Charlie mañana. —Me detuve y tomé un respiro antes de continuar—. Fui a Graceland hoy. Me estuve preguntando ¿Sabes cuan viejo era papá cuando estuvo aquí? —me detuve otra vez, sintiendo como si estuviera empujando una puerta. Nosotras no habíamos hablado de papá en absoluto. Ni siquiera recordamos las cosas buenas. Ni siquiera las cosas que queríamos celebrar—. Solo me estaba preguntando. De todos modos, simplemente quería decirte que estoy bien. Cerré mi móvil, mi garganta sintiéndose apretada. Sostuve el móvil en mi mano por un minuto más en caso de que volviera a llamar, pero era tarde, y ella probablemente estuviera dormida, sola en nuestra nueva casa. Me golpeó por primera vez que mi madre también pasó el pasado mes sola. No había sido realmente capaz de pensar más allá de mi misma, no me había dado cuenta de que habíamos estado en la misma situación. Vi a Roger al frente de la tienda y apagué mi teléfono para conservar la batería, dejándolo caer al lado del libro de mi padre, en mi bolso.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON Roger se tuvo que haber cambiado en el baño de Wal-Mart, ya que regresó con una camisa y unos pantalones que conocía bien. Abrió la puerta y me arrojó la manta y las almohadas. Coloqué las almohadas junto a la puerta, así nuestros pies pudieran quedar frente a los asientos delanteros. Julia, que había pasado por una gran fase de “energía curativa” el año pasado, me hubiera dicho si este era el coche adecuado para un feng shui. Pero Julia finalmente había renunciado a mí, si el titulo de su último correo electrónico era cierto. Roger puso en marcha el auto, sacudiéndome fuera de esos pensamientos, y agrietado las cuatro ventanas. Aun así, estaba caliente atrás. Está claro que podríamos haber salvado los 9.99 dólares que había gastado en la manta. Le pase las maletas de la parte posterior, y las amontonó en el asiento del copiloto, mi lechuza descansando en la parte superior. Luego apagó el motor, cerró el coche desde el interior, y se subió sobre el asiento del conductor y en la parte posterior. Me mudé hacia el lado izquierdo —mi lado— para tratar de darle espacio. Pero estaba muy cerca en la parte de atrás, algo que no había pensado realmente antes. Me acosté, descansando la cabeza sobre la almohada de nuevo y vi que Roger estaba ahora más cerca de mí de lo que había estado en alguna de las camas que habíamos compartido. Pero me di cuenta de que no le importaba mucho esta vez. La manta estaba debajo de nuestros pies, y estaba muy consciente de su presencia a mi lado, sin una sábana o manta que nos cubriera, sus piernas desnudas a solo un palmo de distancia de la mía. Me di la vuelta sobre mi espalda y miré hacia arriba, a través de la ventana de atrás, tratando de ver las estrellas. Pero los focos del estacionamiento debieron haber sido demasiado brillantes, porque todo lo que podía ver era el interior del coche, que se refleja de vuelta hacia mí. —Buenas noches. —dije, volviendo la cabeza para mirar a Roger, esperando que estuviera medio dormido ya, como de costumbre. Pero él estaba pasando de un lado a otro, y pateando la manta aún más lejos de él—. Estoy caliente. —dijo, poniéndose su camiseta —. ¿No lo estás tú? —Sí. —Ahora que los dos estábamos en la parte trasera, parecía aún más caliente de nuevo allí. Y el aire aún se sentía, al igual que el calor se presionaba sobre nosotros— Pero entonces, yo no soy el calentador de espacio. —Lo sé. —se quejó—. Es como un horno aquí. —Podríamos abrir las ventanas más. —sugerí. —Está tan caliente afuera que, probablemente no haría ninguna diferencia. — dijo—. Además, me preocuparía si una persona forzara la puerta. —Rodó de lado a lado una vez más, luego se sentó—. ¿Te molestaría. —comenzó, y a continuación, se aclaró la garganta—. Quiero decir, ¿te importaría si me quito la camisa? —Oh. —dije, y podía sentir mis mejillas cada vez más calientes—. No, está bien. —¿Segura? —preguntó.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON —Absolutamente. —le aseguré, y luego esperaba que no hubiese sonado demasiado entusiasta—. Quiero decir, claro. —Roger se sentó y se quitó la camiseta de la Universidad de Colorado, y yo traté de mantener los ojos fijos en la ventana. Pero cuando se acostó de nuevo, miré por encima y podría sentir como comenzaba a ruborizarme más. Porque, bueno... porque sí. Roger tenía un gran cuerpo. Era delgado y musculoso, no demasiado, pero tenía los músculos del estómago muy agradables, y... Miré hacia el techo rápidamente, sintiéndome más caliente que dentro del auto. —Buenas noches, Hillary. —dijo Roger con un bostezo. —Buenas noches, Edmund. —dije, lo más alegremente como fuese posible. Lo miré un momento más tarde, una vez que su respiración se había vuelto a largo y uniforme. Él había caído de su lado, frente a mí, y me volví, frente a él. Cerré los ojos, pero tenía la sensación de que no sería capaz de dormir. Había dormido la noche anterior, pero eso fue en el alojamiento de lujo de Lucien. No en un coche que estaba en un estacionamiento de Wal-Mart, con un Roger medio desnudo a mi lado. Pero cuando abrí los ojos otra vez, la luz se había ido —la luz fría de la madrugada. Y en algún momento durante la noche, habíamos empezado a compartir una almohada.

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I was on your porch last night. ―The Format. Traducido por edith 1609 Corregido por Fangtasiia.

SEIS MESES ANTES. Estaba sentada fuera en el porche, y de acuerdo al débil brillo verde de los números de mi reloj, había estado esperando por dos horas. Los mosquitos han tomado ventaja de esto y han estado lentamente devorándome. Era el buffet “Amy: todo lo que puedas comer”. Había renunciado a la pelea, escogiendo instantáneamente la no violenta resistencia, simplemente rascándome las picaduras ahora y después. Mi padre dijo que este porche era la locura de uno de los arquitectos. Nuestra casa fue diseñada con dos porches en el segundo piso que enfrentaban la calle. Lucía bien. Y el segundo porche, el que estaba a la izquierda, en el que actualmente estaba siendo comida viva, era funcional. Estaba conectado con el cuarto de invitados por un juego de puertas francesas, dando a nuestros teóricos invitados una encantadora vista del camino de entrada. Pero el porche derecho no conectaba con nada—era puramente decorativo. Como sea, Charlie y yo descubrimos, hace mucho tiempo, que ambas de nuestras ventanas —las cuales flanqueaban el porche— estaban lo suficientemente cerca, tanto que podías trepar fuera de tu ventana y llegar al porche, sí lo hacías rápidamente y sin mirar hacia abajo. Cuando éramos más jóvenes, solíamos salir ocasionalmente en la noche, en una hora predeterminada. Comíamos dulces o jugábamos videojuegos de mano, o solo nos quedábamos hablando, deleitándonos con el hecho de que estábamos rompiendo las reglas, que estábamos despiertos cuando no deberíamos estarlo. Era una de las pocas veces en que estábamos unidos en algo. Me rasqué el tobillo lo suficientemente fuerte para sacar sangre justo cuando un par de faros rodearon una calle sin salida. Como de costumbre, ellos pasaron muy rápido de nuestra casa y luego solo giraron en círculo otra vez, parando en frente de nuestro camino de entrada. El conductor del auto —que lucía como una SUV— apagó los faros, pero dejaron el motor encendido. Miré hacia la ventana de Charlie y esperé. Efectivamente, escuché el raspar del alfeizar siendo empujado, y un segundo después la pierna de Charlie emergió de la ventana, estirándose sobre la barandilla, y luego el resto de él lo siguió, apoyándose fuera de la ventana. Esperé hasta que estuvo en el camino al porche antes de hablar. ―Hola. Charlie se volvió, mientras, simultáneamente, lanzaba un chillido que deseaba, de alguna manera, ser capaz de grabar―. Amy, ¿Qué carajo? ―dijo, hablando en

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON bajo tono, su aliento viniendo rápidamente―. No hagas eso. Jesús. ―Él miro al auto en espera, luego de vuelta a mí. Mis ojos se ajustaron lo suficiente a la oscuridad y podía ver que él estaba calculando como tratar de hacer girar esto―. ¿Qué estás haciendo aquí? ―Te podría preguntar la misma cosa. ―dije. ―Vamos, no seas ingenua. ―dijo, mirando fuera hacia el auto otra vez, y cuando el miró otra vez hacia mí era con una sonrisa. Claramente decidió ir por el encanto―. Solo estoy saliendo fuera con mis amigos. ¿Es eso un crimen? Hey ¿quieres venir? Por un segundo pensé sobre decir sí, solo para hacerlo enloquecer y ver como podría tratar de bailar alrededor del hecho de que nuestros círculos sociales no se cruzan exactamente―. Tu estas saliendo con tus amigos mucho últimamente. ―dije, luego rodé los ojos a mí misma. Podrías haber pensado que después de esperar por dos horas, tendría que venir una mejor manera de decir esto. Pero aparentemente no―. Mira, Charlie, solo estoy preocupada. ―¿Preocupada? ―Charlie frunció el ceño, la imagen de la inocencia―. ¿Sobre qué? ―Corta la mierda. ―dije―. Solo pienso que deberías bajarle o algo. O al menos limitar esta cosa a los fines de semana ¿Te das cuenta que es martes en la noche? ―Hey, mi GPA55 fue mejor que el tuyo el semestre pasado, si mal no recuerdo. Y solo porque no sabes cómo ir de fiesta. . . ―el SUV en el final de nuestro camino de entrada brilló sus luces encendiéndolas y apagándolas, causando que los dos miráramos en esa dirección―. Mis amigos me están esperando. ―dijo, con su mochila en el hombro. ―Solo pienso que deberías cortar esto un poco. ―dije, mi voz haciéndose más fuerte. Vi a Charlie dar un vistazo a la casa y me di cuenta que tenía algunas cartas aquí. ―Amy, Jesús. ―dijo, su voz baja―. Habla bajo. Estoy bien. No tienes que. . . ―Le diré a mamá y papá. ―dije, interrumpiéndolo. El me miro por un momento―. No, no lo harás. Miré hacia él―. Lo haré. ―me golpeé en la pierna, sabiendo que era inútil. ―No. ―dijo, cruzando el porche a donde, vi, el unió una escalera de cuerda. . Se parecía a la que solía estar en nuestra casa del árbol antes de que se derribara; me pregunté cuando la encontró―. Si vas a decirles, ya deberías haberles dicho. Y no es como si fueras capaz de hacer algo de todos modos. La única cosa que lograrías seria que estén enojados contigo, y mamá y papá no confiaran en ninguno de los dos. ― ¿Por qué no confiarían en mí? 55

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Grade Point Average: promedio de calificaciones.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON ― ¿Hace cuanto tiempo que sabes sobre esto? ―preguntó―. ¿Sin decirles? ―Habían sido unos cuantos meses. Tal vez cuatro. La respuesta colgó entre nosotros por un momento, en silencio―. Exactamente. ―dijo. ―Así que no seas una idiota56 ¿Está bien? Solo trata de ser genial, por una vez en tu vida. ―Arrojó la escalera de cuerda sobre la barandilla y lanzó una pierna, luego la otra. Luego miré mientras su cabeza desaparecía, un segundo después escuché un golpe suave mientras cayó al suelo y se empujó hacia el coche retumbando. Se metió, y el carro despegó, sin prender sus faros hasta que hizo todo el camino alrededor del callejón.

En el original es “narc” que sería una persona con algún tipo de autoridad, pero no existe una palabra específica en español. 56

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While I Breathe, I Hope. –South Carolina State Motto. Traducido por: Verittoo Corregido por: Deydra Ann

—¿Lista? —me preguntó Roger. Yo asentí con la cabeza, después levanté la mirada a la ventana, a un metro sobre mí. No estaba segura de que esto funcionaria. De hecho, parecía mucho más probable que iba a fallar. Pero como Roger había dicho, ya llegamos hasta aquí. —Lista. —dije. Hizo una cuna con sus manos y yo puse un pie en ellas. Roger dobló sus rodillas y puse mis manos en sus hombros. Su camiseta estaba tibia por conducir en el sol. Sólo por un momento, dejo mis manos descansar en sus hombros, sintiendo el músculo debajo del cálido algodón, dándome cuenta de lo cerca que estábamos. —Bien. —tratando de enfocarme en la tarea por delante. Asentí con la cabeza y empujé la mano de Roger mientras él me levantaba, dándome el impulso que necesitaba para agarrar el alfeizar de la ventana encima de mí. Estuve colgada allí por un momento, entonces lo sentí agarrar mis pies y darles otro empujón. Este impulso adicional me dio el movimiento suficiente hacia delante para tirar de mi misma más hacia arriba y caí en la habitación.

••• El plan original era entrar y preguntar para verlo. El plan original no involucraba cualquier tipo de entrada forzada. Pero el plan original había fallado. Habíamos tomado el desayuno en el Cracker Barrel cerca del Wal-Mart, donde Roger declaró a los panqueques como los mejores que había comido, después nos dirigimos hacia Asheville y llegamos a Promises Kept cerca de las diez. El edificio parecía más una mansión que un centro de rehabilitación. La única indicación de que no lo era, eran las plazas del aparcamiento, claramente etiquetadas: Visitas, Médicos Profesionales y Entrada por Salida57. Roger había ido conmigo, pero no llegamos muy lejos antes de ser detenidos por una mujer usando una bata blanca que se presentó como Courtney. Aún cuando la página web del lugar había parecido muy acogedora, fuimos De la palabra Drop-Off: áreas donde te estacionas un momento y después te vas. Por ejemplo, en un aeropuerto, llegas en el taxi, te bajas y el taxista se marcha inmediatamente. 57

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON conducidos al exterior. Ella nos dijo que los huéspedes en Promises Keps estaban actualmente en el medio de su plan de tratamiento y que ningún contacto con los miembros de la familia -excepto por e-mail- era permitido, hasta que el plan de tratamiento fuera completado. Entonces nos dijo que tuviéramos un buen día y cerró firmemente la puerta detrás de ella. Nos estábamos dirigiendo devuelta al auto, cuando se me ocurrió mirar alrededor del costado del edificio. Ahí fue cuando vi la baja ventana y las cortinas blancas soplando hacia fuera, dejándome saber que estaba abierta y sin pantalla. Nos movimos rápidamente y realmente no tuve tiempo para pensar un plan, que me golpeó justo cuando golpeé el suelo. Me puse de pie y miré alrededor. El cuarto era largo, con dos camas y parecía estar decorado todo de blanco. Había una chica acostada en cada cama, ambas lucían muy sorprendidas de verme. —Hola. —dije, tratando de no hablar muy fuerte—. Um. Hola. —¿Puedo ayudarte? —preguntó la chica de la cama más cercana a mí. Tenía el cabello castaño y rizado y parecía de doce años y por un segundo me pregunté qué es lo que ella podría estar haciendo aquí. —Sí. —dije—. ¿Soy la hermana de Charlie Curry? Lo estaba buscando. —¿Tú eres Amy? —preguntó la otra chica. Ella tenía el cabello que probablemente era rubio platinado la mayoría del tiempo, pero ahora tenía unas buenas tres pulgadas de raíces negras. Incluso desde la distancia, podía ver lo que parecían quemaduras en sus labios. La miré sorprendida—. Lo soy. —dije—. Pero como lo… —Tenemos un grupo. —dijo ella—. Todos nosotros compartimos cosas. —Oh. —Me di cuenta de que Charlie había estado hablando de mí. Acerca de mi familia. Inmediatamente quise saber lo que había estado diciendo. Y después sentí un destello de ira, tan intensa que me asustó. ¿Charlie podía hablar con extraños, pero no podía hablar conmigo?—. Bueno, ¿sabes dónde puedo encontrarlo? —pregunté. Las dos sólo me miraron en silencio—. ¿Por favor? —añadí. —No lo sé. —la chica de rizos dijo—. ¿Estás aquí para hacerlo sentir mal? Él ya se siente lo suficientemente culpable, sabes. —¿Qué? —pregunté, confundida. Charlie nunca se había sentido culpable por nada en su vida—. No. Yo sólo quiero hablar con él. Las dos chicas se miraron entre ellas y parecía como si estuvieran teniendo una conversación silenciosa. Finalmente, la chica rubia asintió con la cabeza—. Está tres puertas más abajo. —dijo, indicando que tenía que ir a la izquierda—. Él y Muz. —¿Muz? —pregunté, justo cuando un timbre tocó fuertemente. Miré a mi alrededor y vi que ambas chicas estaban mirando hacia la pared, donde un intercomunicador estaba montado.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON —Buenas tardes. —dijo una relajante voz en tonos suaves—. Espero que la reflexión de la mañana haya sido placentera y satisfactoria. El tiempo de reflexión estará terminando en veinte minutos. En veinte minutos, por favor, diríjanse a su actividad designada de antes del almuerzo. Gracias. —Luego el timbre sonó otra vez y el intercomunicador se apagó. Lo miré fijamente por un momento ¿Así era como Charlie pasando el último mes, en un alojamiento de lujo, hablando de sus reflexiones? Mientras tanto, yo había estado recibiendo pizza y alrededor en la casa sola, tratando de dormirme con el Canal Gracias. —les dije a las chicas cuando me dirigía hacia la puerta.

había estado sentimientos y moviéndome del Tiempo—.

—Seguro. —dijo la chica de rizos. La rubia sólo me miró por un momento—. Deberías llamar a tu madre. —dijo—. En serio. Quería preguntarle qué quería decir, pero no tenía tiempo. Pero ¿Qué acababa de pasar? Salí hacia el pasillo, que estaba decorado en un estilo Asiático. Julia lo habría aprobado. Había una maceta con un bambú en frente de cada cuarto y una fuente que goteaba silenciosamente al final del pasillo, que estaba tenuemente iluminada. Miré alrededor para asegurarme de que la costa estaba despejada y me apresuré en pasar tres cuartos, atrapando las miradas de la gente cuando pasaba por puertas abiertas y todas las puertas parecían estar abiertas. Me detuve frente a una puerta que estaba entreabierta, pero no tanto como las otras. CHARLIE AND ZACH estaba escrito en un cartel laminado unido a la puerta en una pequeña ranura, que había sido claramente diseñada para que el cartel pudiera ser cambiado con frecuencia. Tomé aire, empujé la puerta abierta y entré. Lo primero que vi fue a un chico en ropa interior parado de cabeza contra la pared. Un chico que no era, afortunadamente, mi hermano. Sus ojos al revés se ampliaron y dio un pequeño grito antes de caer—. Um, ¿Qué? —preguntó, luchando con sus pies. Él era un poco fornido, con su abultado pelo castaño y rizado. —Es por eso que te digo Muz, ponte alguna maldita ropa si vas a hacer yoga. —Miré a través de la habitación y vi a mi hermano sentado en un sillón, como si me hubiera estado esperando—. Después de todo, nunca sabes cuando mi hermana podría decidir pasar por aquí. Me giré y enfrenté a Charlie, tanto porque quería tener una buena visión de él y porque quería darle algo de privacidad a Muz mientras, con suerte, se ponía algunos pantalones. Charlie se veía mucho mejor de lo que estaba la última vez que lo había visto, aunque probablemente habría sido difícil para él si se viera peor. Pero se veía más saludable, bronceado y más concentrado. Era como ver las diapositivas en el optometrista, cuando ni siquiera te das cuenta de lo borroso que era algo hasta que puedes ver la versión clara y puedes ver lo que veías oscuro antes. —Hey. —dije, entrando un poco más en el cuarto.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON —Esto es una sorpresa. —dijo Charlie. Sonaba casual, pero lo conocía lo suficiente para ver que lo había puesto nervioso—. ¿Estabas por el vecindario? —Algo parecido. —dije. Miré hacia el intercomunicador—. Um, escuché el aviso. ¿Tienes que irte en veinte minutos? —Más bien en quince. —dijo Muz detrás de mí y me giré con un poco de cautela. Pero afortunadamente, él se había puesto un pantalón corto y una camiseta y estaba extendiéndome su mano—. Zach Tyler. —dijo. —Amy Curry —dije y nos dimos la mano rápidamente. A este punto, me habría sorprendido si no nos hubiéramos dado la mano. —Oh, lo sé. —dijo—. Créeme. Me giré para mirar a Charlie, quien sólo sonrío y dijo—. Amy, conoce a Zach, más comúnmente conocido como Muz. —Zac El Loco58. —tradujo Muz—. Pero, tu sabes, para ser breves, por lo general vamos por la sigla. —Muz es de Richmond, Virginia y hasta hace poco, sus hobbies incluían freebasing59. —Hola. —le dije a Muz, después miré devuelta a mi hermano—. Entonces, ¿Tienes que irte en quince minutos? Charlie le lanzó una mirada al reloj entre las camas—. See. —dijo. —¿Tienes que ir? —pregunté—. Quiero decir, ¿Puedes evitarlo? —No, no puedo evitarlo. —dijo Charlie bruscamente—. Esto es rehabilitación, Amy, no un salón de clases. Muz se aclaró la garganta y murmuró—. Creo que tal vez yo sólo me iré a esperar en el pasillo, ¿Está bien? —Gracias. —dijo Charlie. Muz salió arrastrando los pies y tiró de la puerta para que estuviera un poco más cerrada —aunque no por completo— detrás de él. —Esta es una buena instalación. —dije, mirando por todo el cuarto. Podía decir cuál era el lado de Charlie porque había montones de libros alrededor de su cama y una raqueta con una lata de pelotas de tenis al lado de ella. Me pregunté si él había empezado a jugar otra vez mientras estaba aquí. En su tiempo de ocio. Podía sentir cómo empezaba a enojarme otra vez. —Amy, ¿Qué estás haciendo aquí? —Charlie me preguntó, mirándome fijamente. —Fui a Graceland ayer. —dije, mirando directamente hacia él. La cara de Charlie parecía cerrarse un poco—. Oh. —dijo. 58 59

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Es un juego de palabras: (M)essed (U)p (Z)ach. Fumar drogas en su forma pura, sin el proceso que hace que se pueda inhalar, inyectar, etcétera.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON —See. —dije y pude sentir que mi voz estaba temblando—. Tú sabes, ¿El viaje que tú no quisiste hacer? ¿El viaje que le dijiste a Papá que era estúpido? —Charlie miraba hacia el suelo. Tomó una pelota de tenis y la agarró con fuerza—. Pensé que uno de nosotros debería hacerlo. —¿Para qué viniste? —preguntó Charlie, mirándome, su rostro contraído—. En serio. ¿Era sólo para hacerme sentir mal? —No. —dije. No intentaba eso, pero verlo aquí alimentaba una ira que estaba aguantando desde hacía mucho tiempo. Un poco de ella se deslizó en mi conversación con mi madre, pero claramente había más de donde esa había venido—. Pero estoy segura que si lo hice, puedes discutirlo en tu grupo. Charlie me miró severamente—. ¿Cómo sabes sobre eso? —Oh, sólo me trepé por la ventana de dos chicas que parecían saber todo sobre mi. Eso es todo. —Hablamos de cosas aquí. —dijo Charlie defensivamente—. Es parte de toda su filosofía. —Entonces ¿Por qué… —empecé, y pude sentir a mi voz romperse—. ¿Por qué nosotros no podíamos hacer eso? ¿Por qué nosotros sólo… —busqué la palabra, pero no la encontraba. Quería saber por qué nos habíamos retirado a diferentes partes de la casa, y después a diferentes partes del país, dispersándonos cuando deberíamos habernos unido. Me senté en el borde de la cama de Muz y miré a mi hermano—. Tal vez te necesitaba. —dije—. Pero tú estabas siempre drogado y… —Oh, ¿Es eso de lo que se trata? —preguntó Charlie, algo de ira volviendo a su voz. Había una expresión en su cara que yo reconocí, una que nunca me gustó, una que siempre hacia retractarme—. ¿Estás aquí para decirme cuán jodido estoy? —No. —dije, manteniéndome firme esta vez—. Pero he estado completamente sola, hasta esta semana. Tú has estado aquí. Tú tienes gente con quien hablar. —Podías haber hablado conmigo. —dijo él. —¡No habría hecho ningún bien! —grité, sorprendiéndome a mí misma. Charlie echó una mirada hacia la puerta abierta y yo bajé un poco mi volumen—. Tú nunca estabas ahí. No has estado allí por casi un año. —Lo miré duramente—. Yo debería haberle dicho a mamá y a papá. Tenías razón cuando dijiste que no lo haría. Pero si lo hubiera hecho, entonces tal vez… —No pude terminar la frase. Era sólo una manera más en que yo había provocado esto, una razón más que era mi culpa. Una cosa más que no podía deshacer. Charlie giró la pelota de tenis en sus manos y dio una corta, amarga risa—. ¿Crees que no me pregunto eso cada maldito día? —preguntó—. ¿Crees que no deseo haber podido hacer las cosas de otra manera? —No te creo. —dije, escuchando a mi voz temblar—. ¿Has estado aquí por un mes y de repente te ha crecido una conciencia? —Charlie me miró como si lo

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON hubiera abofeteado sin previo aviso. Eso lo sorprendió, eso dolió—. Siempre te estaba cubriendo. —dije, las palabras se me derramaban como un torrente—. Por años. Y tú nunca tuviste que asumir ninguna responsabilidad. Y si hubieras pensado en alguien más aparte de ti mismo sólo por una vez en tu maldita vida, esto no habría pasado. —La oración salió antes de que pudiera sopesar las consecuencias, o retractarme. Charlie estaba agarrando la pelota de tenis fuertemente, mirando hacia ella, su labio torcido, su barbilla temblando. —No debería haber dicho eso. —dije, sintiendo que me había excedido. Charlie se encogió de hombros—. Es la verdad. —dijo densamente, todavía mirando hacia abajo. —Sólo desearía… —empecé. Tomé aire y me obligué a seguir—. Sólo desearía que las cosas fueran diferentes. Charlie me miró—. Yo también. —dijo. Sin advertencia, me lanzó la pelota de tenis. La atrapé y eso me sorprendió tanto, que casi la dejo caer de nuevo. —¿Hablas de él? —le pregunté, corriendo mi mano sobre el fieltro amarillo—. ¿Acerca de Papá? Charlie asintió con la cabeza—. Estoy empezando a hacerlo. —dijo, su voz un poco ronca—. ¿Y tú? Negué con la cabeza—. No todavía. —Miré hacia mi hermano, mi gemelo, y vi que él se veía como yo actualmente me sentía. Los dos habíamos perdido al mismo padre. ¿Por qué no estábamos hablando de él?—. Lo extraño. —dije, sintiendo mi propia barbilla empezando a temblar. Las palabras no eran nada comparadas con los sentimientos detrás de ellas. Era muchísimo más que sólo extrañar. Era esperar, siempre, por la llamada telefónica que nunca llegaría. Esperando escuchar una voz que no escucharía, nunca más. Charlie me miró, su labio temblando—. Yo también. —Sigo esperando que él aparezca otra vez. Es como si no pudiera creer que es real. Que ésta es la vida real ahora. —¿Cómo crees que me siento yo? —preguntó Charlie—. No estoy enteramente convencido de que tú, apareciendo por aquí, no sea un flashback ácido. —Soy real. —le dije. Le lancé la pelota y la atrapó con una mano. —¿Pero qué estás haciendo en Carolina del Norte? Pensé que habías llegado a Connecticut hace días. —Bueno, ese era el plan. —dije, sintiendo una pequeña sonrisa empezando a formarse—. Pero Roger y yo como que tomamos un desvío. —¿Roger?

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR —Roger Sullivan. Tú lo recuerdas. Solíamos jugar salida.

Spud4

MORGAN MATSON con él en el callejón sin

—Recuerdo eso. —dijo Charlie—. ¿Así que te rebelaste? —Asentí con la cabeza—. ¿Es por eso que mamá está enojada? —Oh, más que enojada. —dije yo. —Wow. —dijo él, recostándose en la silla y mirándome como si nunca me hubiera visto antes—. ¿Y tú… viniste a verme? ¿Escalaste una ventana? —Lo hice. —dije—. Yo sólo… pensé que debíamos hablar. —Me alegra que lo hayas hecho. —dijo después de una pausa. —Hey, Chuck. —Los dos nos giramos para ver a Muz espiando desde la puerta—. Mejor nos vamos yendo, hombre, son cinco minutos para… —See. —dijo Charlie, aunque no se movió. Me paré, y mientras lo hacía, vi un libro familiar en la mesa de noche: Comida, Gasolina y Alojamiento—. ¿Estás leyendo esto? —pregunté, mirando hacia Charlie, un poco aturdida, y esperando que no sea de Muz. Él asintió con la cabeza—. Yo también. —dije, mirando hacia el libro. —¿Si? —preguntó, pareciendo sorprendido—. Sabía que era uno de los favoritos de papá, y pensé que debería echarle un vistazo. —Yo sólo asentí, mirando hacia la familiar cobertura, deseando haber hecho todo esto hace unos meses. Cuando ambos podíamos hablar con él sobre eso, cuando él todavía estaba por ahí para tener la conversación. —¿Chuck? —preguntó Muz de nuevo. Charlie asintió y se levantó, y todos nos dirigimos hacia la puerta. Parecía como si de repente había tanto que decir, que era imposible decir algo. —Ey. —dijo Muz, mirando hacia nosotros dos—. ¿Vas a pasar por Richmond? —Estoy bastante seguro que se refiere a ti. —dijo Charlie. —Um, no lo sé. —Sólo había llegado a pensar en ver a Charlie, y el hecho de que no había un plan después de eso era un poco desconcertante. —¿Pero podrías? ¿Podrías ir para ese lado? —preguntó Muz, cada vez más entusiasmado. —Quizás. —dije—. No lo sé. Muz asintió con la cabeza, se inclinó, y rebuscó en una mochila que estaba colgada en el pomo de la puerta del armario—. Bueno, si lo haces. —dijo, levantándose y sosteniendo un arrugado sobre en su mano—. ¿le darías esto a Corey que pasa el rato en el Dairy Queen? —¿Es en serio? —preguntó Charlie.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON —Necesito que lo hagas. —dijo Muz, extendiendo el sobre hacia mi—. Por favor. Puedes dárselo a uno de los empleados del mostrador, ellos se lo darán a él. Necesita saber por qué no aparecí nunca más cuando dije que iba a hacerlo. Yo no estaba esperándolo, sólo me mandaron aquí. Si él no se entera, va a matar a mi pez. —¿Tu pez? —pregunté. —Dios, ya es suficiente con el pez. —murmuró Charlie—. ¿Por qué no le mandas un e-mail? —Oh sí, que gran idea. —dijo Muz—. ¿Debería mandarlo a Corey que pasa el rato en el Dairy Queen punto com? —Veré si puedo. —dije, tomando el sobre de Muz y suavizando algunas de las arrugas—. Lo intentaré. —Gracias. —dijo él, sonriéndome—. Sabía que lo harías. Chuck siempre está hablando de cómo siempre estás ahí para él, y… —Tenemos que irnos. —dijo Charlie, abriendo más la puerta—. Te ayudare a volver abajo. —Nos detuvimos en el pasillo y lo encontramos desierto y como único sonido el suave goteo del agua. —¿Estamos tarde? —preguntó Muz. —Oh, sí. —dijo Charlie, todos nos apresuramos hacia el cuarto por el que entré. —Gracias de nuevo. —Muz me gritó/susurró antes de dirigirse hacia el corredor. Él levantó una mano en forma de saludo, que yo regrese antes de seguir a Charlie dentro de la habitación. Estaba vacía, probablemente las dos chicas se habían dirigido a su próxima actividad. —¿Esa? —preguntó Charlie, apuntando hacia la ventana abierta. Yo asentí y nos acercamos a ella—. Bueno, entonces supongo que eso es todo. —dijo, retorciéndose las manos. —¿Estás bien? —pregunté, sabiendo que estábamos sin tiempo, pero sin sentirme lista para irme aun—. Quiero decir, te ves mejor. Pero este lugar… ¿Estás bien aquí? Charlie miró hacia abajo a la alfombra blanca y se meció adelante y atrás en sus sandalias—. Creo que lo estoy. —dijo—. Creo que sí. —¡Amy! —escuché un fuerte susurro desde afuera. Saqué mi cabeza por la ventana y vi a Roger mirando hacia arriba. Se veía realmente aliviado cuando me vio, y me pregunté cuanto tiempo hacia que me estaba llamando. —Ya bajo. —le respondí, él asintió. Metí mi cabeza de nuevo en el cuarto y miré a mi hermano—. ¿Cuánto tiempo estarás aquí? —pregunté—. Quiero decir, ¿Cuándo puedes irte? —No me había dado cuenta hasta que vi esta versión vieja de él, una que no había visto en mucho tiempo, cuánto había extrañado a mi hermano. Pero me estaba golpeando ahora, cuando lo estaba dejando otra vez. —Otro mes. —dijo. Me dio una pequeña sonrisa—. No es mucho tiempo.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON —Amy. —Roger me llamó desde fuera de la ventana, un poco más fuerte esta vez, justo cuando el timbre sonó de nuevo. Charlie y yo miramos hacia el intercomunicador. La suave voz, sonando un poco menos calmada esta vez, anunció—. La sesión de antes del almuerzo ha empezado. Por favor, diríjanse a sus actividades designadas tan rápido como puedan, si todavía no lo han hecho. —Okay. —dije. Charlie asintió con la cabeza y nos miramos el uno al otro. Mi hermano y yo no éramos de abrazarnos. Realmente no podía recordar la última vez que nos abrazamos. Pero yo no estaba dispuesta a darle la mano. Empezaba a moverme cuando Charlie se acercó y me abrazó fuerte. Yo le devolví el abrazo, y se sintió exactamente bien y era algo que deberíamos haber hecho hace tiempo. —Gracias por venir. —murmuró en mi hombro. Yo asentí y nos separamos—. Deberías hablar con mamá. —dijo—. He estado recibiendo sus e-mails y está preocupada por ti. Creo que esta como perdida sin ti. Lo miré fijamente—. ¿De qué estás hablando? —le pregunté—. Ella no está perdida sin mí. Ella me dejó por un mes y apenas… —Amy. —me llamó Roger otra vez. —Habla con ella. —dijo Charlie—. Pero bien por ti, por hacer todo esto. Apenas te reconozco. —¿En el buen sentido? —pregunté. —En el buen sentido. —dijo. Él sonrío, después miró hacia la ventana—. ¿Necesitas una mano? —Creo que puedo. —dije. Sosteniéndome del alfeizar de la ventana, mis brazos extendiéndose sobre él, hice girar una pierna hacia fuera y vi a Roger esperando abajo, alcanzándome. Tomé aire y saqué la otra pierna. Miré hacia abajo, y de repente Roger y el suelo parecían estar muy lejos—. Um. —dije—. No estoy segura… —Tienes que extender tus brazos. —dijo Charlie—. Dame tus manos. —Miré hacia él y asintió—. Está bien. Desbloqueé mi brazo del alfeizar de la ventana y Charlie tomó mi mano. Él la colocó en el borde del alfeizar y después me ayudó a hacerlo con mi otra mano. Extendí mis brazos y estaba colgando en el espacio. Sentí a alguien agarrar mis pies y sabía que Roger estaba allí. —Sólo déjate caer. —llamó—. Te tengo. Miré hacia mi hermano, que me estaba mirando—. Tienes que soltarte. —dijo Charlie—. Está bien. —Cuídate, ¿de acuerdo? —le pregunté. Él asintió con la cabeza y yo le sonreí. Entonces, me solté del alfeizar de la ventana y caí directamente hacia abajo,

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON aterrizando en algo suave… Roger—. Lo siento. —dije en un jadeo, rodando fuera de él, parándome y peinándome a la vez—. ¿Estás bien? —Estoy bien. —dijo, tomando la mano que le había extendido para ayudarlo a levantarse—. Pero creo que tenemos que irnos de aquí, como, ahora. —Él empezó a caminar rápido hacia el auto, aún sosteniendo mi mano, tirando de mí detrás de él. —¿Por qué? —le pregunté mientras luchaba por seguirlo. —Creo que hay una posibilidad de que hayamos atraído un poco de atención. —dijo—. Traté de verme lo más discreto posible, pero eso es difícil de hacer cuando estás hablándole a una ventana. La gente seguía pasando y mirándome. Nos apresuramos hacia el auto, y bastante segura, noté mucha más gente vestida con batas blancas dando vueltas por la entrada de lo que había antes. Y me di cuenta que ahora todos llevaban walkie-talkies—. Sólo lleguemos al auto. — murmuré en voz baja y Roger apretó mi mano una vez en respuesta. —Perdón. —dijo una voz detrás de nosotros. Nos giramos para ver a Courtney caminando hacia nosotros—. Tengo que hablar con ustedes dos. Roger y yo nos miramos el uno al otro y entonces, sin discutir nada, todavía tomados de la mano, huimos hacia el auto, corriendo a toda máquina. —¿Llaves? —le estacionamiento.

pregunté

sin

aliento

mientras

atravesábamos

el

—See. —jadeó él. Me volteé y noté que Courtney estaba también trotando hacia nosotros. Llegamos al auto, Roger lo abrió con un pitido, y nosotros nos arrojamos al interior. Él lo arrancó y le dio marcha atrás en una velocidad récord y arrancamos fuera del estacionamiento. Roger no bajó la velocidad hasta que habíamos estado manejando por cinco minutos y quedó claro que Promises Kept no había enviado a alguien detrás de nosotros para perseguirnos. —Estuvo cerca. —dijo él y vi mientras el medidor de velocidad bajaba a la velocidad normal no-interestatal. Miré hacia fuera de la ventana, a los otros autos, pasar de prisa, tratando de clasificar qué estaba sintiendo. Había estado tratando con todo lo que había evitado pensar esta mañana, tratando de no reproducir la memoria hasta su conclusión. Pero ver a Charlie, y hablar acerca de ello… —¿Estás bien? —pude escuchar a Roger preguntando desde un lugar que sonaba muy lejos. Yo asentí con la cabeza, pero me giré más hacia mi ventana y cerré mis ojos. Pero no se iba esta vez. Era como si ya no tuviera la fuerza para sostener esto. —¿Amy? —abrí mis ojos y vi a Roger mirándome, preocupado—. ¿Estás bien? Comencé a asentir, pero desistí a medio camino y sacudí mi cabeza—. Yo sólo… —empecé a decir, y escuché a mi voz romperse—. No estoy bien. —dije.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON Él me miró y bajó la música. Podía sentir los recuerdos de esta mañana inflarse detrás de mí. Sabía que Roger no me miraría de la misma manera una vez que supiera la verdad. Pero estaba cansada de luchar por ocultarlo. —¿Qué es? —preguntó calmadamente, mirándome a mí, después de vuelta al camino. —La cosa de Elvis. —empecé—. Por qué no quiero escucharlo. —Es por tu padre. —dijo Roger—. ¿Verdad? Yo asentí—. Nosotros estábamos escuchando a Elvis en el auto. —dije—. Quiero decir, siempre estábamos escuchando a Elvis en el auto. Pero lo estábamos escuchando a él cuando pasó. —Tragué saliva y obligué a mi voz—. El accidente. —Oh. —dijo suavemente. Es como si esto ni siquiera fuera una palabra. Se sintió como si él estuviera deshaciéndose de una piedra por mí para que diera otro paso, para que pudiera seguir. Sentí que mi respiración aumentaba de velocidad y yo sabía que estaba dando vueltas alrededor de algo que ya no podía no decir—. El accidente. —dije, tratando de forzar a mi voz para que se mantuviera audible. Tomé una temblorosa respiración y lo dije—. Fue mi culpa. Por mi culpa él murió. —Amy. —dijo Roger, mirándome bruscamente—. Por supuesto que no fue tú culpa. Otras personas han dicho lo mismo. Pero esto era sólo lo que tú le decías a la gente. Y ninguno de ellos sabía. Ninguno de ellos ha estado ahí realmente—. Pero lo fue. —susurré. Tomé otra respiración y le dije por qué.

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I’ll be right here with you, come what may. —Elvis Presley. Traducido por: Verittoo Corregido por: Deydra Ann MARZO 8 – TRES MESES ANTES. Salí de la luz del sol y me deslicé mis nuevos lentes de sol. No pude evitar preguntarme qué iba a hacer mi madre con Charlie. Ser recogido por la policía por dormir en un banco del parque, estando drogado, ameritaba algún tipo de castigo. Tal vez esto haría que mis padres vieran finalmente qué estaba pasando con él. Caminé por la entrada, hacia el garaje, y miré de nuevo a la casa, donde podía escuchar la voz de mi madre, aun fuertemente filosa con preocupación y enojo. —Y entonces, una vez más, lo has conseguido. —dijo ella mientras salía, mi padre siguiéndola, dejando que la puerta de mosquitero se estrellara detrás de él—. Voy a necesitar que hagas una parada en la tienda. Así que sólo dame una llamada cuando llegues allí y yo te diré qué es lo que necesito. Mi padre le dio una mirada mientras se deslizaba sus viejas gafas de sol de aviador, con lentes tan rayados que siempre estaba sorprendida de que él pudiera ver a través de ellas—. O podrías decírmelo ahora. —dijo él, una sonrisa en su voz—. Esa siempre es una opción. —Bien. —dijo mi madre, sacudiendo la cabeza—. Hemos pasado por esto antes. —Volveré pronto. —dijo automáticamente apartara mis ojos.

él,

besándola

rápidamente,

causando

que

—Llama si hay un problema. —ella nos dijo a nosotros. —Lo haremos. —dijimos mi padre y yo al unísono e intercambiamos una sonrisa cuando nos dimos cuenta de eso. —Amy, ¿Dónde están tus zapatos? —me gritó mi madre, sonando exasperada. —Oh. —Miré hacia abajo a mis pies descalzos—. Solo un segundo. —le dije a mi padre, lanzándome a correr por el césped. Todavía estaba húmedo y recién podado — una combinación desafortunada— y mientras miraba hacia abajo, pude ver que la hierba cortada se pegaba a mis pies. Corrí por los escalones de la casa y rodeé a mi madre, todavía parada en la entrada, para agarrar mis sandalias de la canasta en el cuartito de la entrada. Me deslicé en ellas y me dirigí hacia fuera otra vez, donde mi madre estaba sosteniendo las llaves del auto en su mano—. Ben, llaves. —dijo ella en la que mi padre se refería como su “voz exasperada”. —Las tengo. —dije, agarrándolas de su mano y dándole un rápido saludo. Corrí por el césped hacia el garaje y me dirigí hacia el lado del conductor. Tiré las llaves a mi mano y le di a mi padre mi sonrisa más convincente—. Yo conduzco.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON Él sonrió y caminó hacia el lado del pasajero, mientras yo abría la puerta del conductor y ajustaba el asiento. Me abroché el cinturón de seguridad, y apunté a mi padre—. Abróchate el cinturón. —dije. Mi padre odiaba usar los cinturones de seguridad, y la única manera en que Charlie y yo habíamos conseguido que usara uno era rehusándonos a ponernos los nuestros hasta que él se lo abrochara también. —Vamos, calabaza. —dijo mi padre en su mejor voz persuasiva—. Estamos apurados. ¿Por qué no solamente nos vamos? —Bien. —dije, desabrochando mi propio cinturón y girando la llave en el encendido del motor—. Vámonos. Mi padre se quejó y se puso su cinturón de seguridad—. ¿Feliz? —preguntó. —Mucho. —dije, poniéndome el mío de vuelta—. Gracias. Te lo digo, me lo agradecerás algún día. —Miré por el espejo retrovisor y empecé a retroceder lentamente por el camino de la entrada. —¿Música? —preguntó mi padre cuando saqué el auto del callejón sin salida. Ya hacía tres meses que tenía mi licencia, pero todavía tenía que concentrarme cuando conducía, y hacia poco que me parecía bien hacerlo teniendo música sonando en el auto. Cuando recién tenía mi permiso, y encontré el giro de tres-puntos para estar a la par con física cuántica en términos de dificultad, necesitaba silencio total todo el tiempo—. Seguro. —dije mientras frenaba en una señal de alto—. ¿Quieres escuchar al Rey? —¿Necesitas preguntar? —mi padre preguntó, hojeando entre los CD's—. Ah —dijo, tomando uno de su caja y deslizándolo en el reproductor. —¿Cuál es ese? —pregunté. Cuando estaba manejando, me reservaba el derecho de ser exigente sobre el Elvis que sonaba. Ninguna de las cosas de Hawaii estaban permitidas, por ejemplo. —Creo que lo aprobaras. —dijo él, saltando por las pistas. Un momento después, All That I Am empezó a sonar. —Bien. —dije, sonriéndole—. Me gusta esa canción. —Sé que lo haces. —dijo mi padre—. Eso es porque eres mi hija y la niña de mi corazón. —Condujimos por un minuto, escuchando al Rey cantar melodiosamente—. Y, de hecho. —añadió mi padre después de un momento—. creo que deberíamos bailar esto en tu boda. ¿Suena como un plan? —Papá. —dije, rodando los ojos—. Desagradable. Además, creo que eso está a varios años de distancia. Tú sabes, sólo un par. —Lo siento. —dijo, pero él estaba todavía riendo y tuve la sensación de que no lo decía en serio—. Mano —dijo, y yo cuidadosamente saqué una del volante. Él giró hacia arriba mi palma, colocando algo dentro, y después cruzó mis dedos otra vez. Cuando abrí mi palma, había un Life Saber allí. Parecía de Butter Rum y eché un vistazo para ver a mi padre lanzándose por uno. —Gracias. —le dije, tirándolo en mi boca.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON Me detuve en la intersección de Campus Drive, y me di cuenta de que no sabía el camino desde aquí—. ¿Derecha? ¿Izquierda? —pregunté. Era extraño tener que pedir indicaciones en un auto que estaba tan acostumbrada a navegar. —Izquierda. —dijo mi padre—. Toma la universidad. —suspiró y miró fuera de la ventana—. Terminemos con esto. Mientras ponía la señal de giro, lo vi masticar otro Life Saver—. ¿Sabes acerca de esto? —preguntó, interrumpiendo al Rey—. ¿Acerca de tu hermano, quiero decir? Miré hacia él y después de vuelta al camino, preguntándome cuánto decirle y preguntándome si había algún punto ahora en seguir tratando de encubrir a Charlie. —Sabia que algo estaba pasando. —dije. Pensé en la fracasada intervención que intenté llevar a cabo, y deseando ahora haberles contado a mis padres acerca de eso en ese entonces. Me detuve en la intersección y frené cuando la luz se volvió amarilla, haciendo a algunas personas detrás de mí, quienes deben haber estado esperado que yo siguiera, tocaran la bocina infelizmente. —Sabia que algunas cosas no estaban bien con él. —dijo mi padre, mirando por la ventana—. Sólo no pensé que había llegado tan lejos. —Lo sé. —dije—. Pero creo que va a estar bien. Mi padre negó con la cabeza—. Eso espero, niña. —Él me miró—. Gracias por venir, también. —Claro. —dije, con mis ojos en la luz. Los quité por un segundo, mirándolo y sonriéndole. —Verde. —dijo mi padre, señalando. Regresé mis ojos al camino y pisé el acelerador, yendo por la intersección, cuando vi algo fuera de la esquina de mi ojo que no estaba bien. Era un destello de rojo, viniendo hacia mí cuando no debería haber nada viniendo hacia mí. —Amy… —escuché a mi padre decir, antes de que todo se desacelerara. Es un cliché, pero es la verdad. Y creo que sólo pasa cuando no tiene sentido tener las cosas deteniéndose. Yo sabía, de alguna manera, que no iba a poder hacer nada al respecto. Era como si estuviera teniendo un tiempo extra para ver lo que se avecinaba. Y lo que venía era una camioneta roja corriendo a la vista, tratando de pasar por la intersección en la que yo actualmente estaba en el medio. Hubo más bocinazos detrás de mí, y entonces el otro auto se estrelló contra nosotros con tanta fuerza que fui arrojada hacia atrás contra el asiento, mis dientes chocando, y estábamos dando vueltas en la intersección y yo mantuve mis manos en el volante todo el tiempo, y mantuve presionando mi pie en el freno, como si eso haría detener todo lo que estaba pasando. Hubo un chirrido horrible, metal sobre metal, y vi el poste un segundo antes de estrellarnos contra él, del lado de mi padre. Y ahí fue cuando el auto finalmente se detuvo. Pero mi padre había dejado de moverse y mi frente se sentía como si estuviera ardiendo, y alguien estaba gritando y no se detenía. No fue hasta que la ambulancia llegó, y un paramédico me sacó del coche y sacudió mis hombros con firmeza, que me di cuenta de que era yo.

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If you don’t mind, North Carolina is where I want to be. —Eddie From Ohio. Traducido por Annaiss Corregido por Deydra Ann

Volví al asiento del pasajero y cerré la puerta, mirando hacia el frente. Después de que terminé de contarle a Roger lo que había pasado, él parecía que estaba a punto de decir algo, pero yo no estaba preparada para escucharlo todavía. Sólo le señalé un restaurante de carretera y nos dirigimos a comer en silencio. No sabía lo que iba a suceder ahora. Pero, poco a poco, empecé a sentirme liberada, como si acabara de quitarme un peso de encima que había llevado por mucho tiempo, y del cual no me había dado cuenta de lo pesado que era. Roger cerró de golpe la puerta del conductor y me miró—. Amy —comenzó. —¿Qué piensas sobre Richmond? —interrumpí. Roger parpadeó, luciendo desconcertado—. ¿Qué hay en Richmond? —El compañero de habitación de Charlie, Muz. —le dije—. Él era de ahí y me dio una nota para darle a este chico, Corey, que pasa la mayor parte de su tiempo en Dairy Queen. Al parecer, la vida de un pez está en juego. —¿Un pez? —Ya sé. —dije, mientras Roger encendía el coche—. No entendí esa parte tampoco. —¿Y qué clase de nombre es Muz? —Es un acrónimo. —le dije—. Significa Zach el Loco. —Ah. —dijo Roger—. Por supuesto. Bien, podemos ir a Richmond. ¿Por qué debe ser la muerte de un pez en vano? Mirando hacia el atlas, le di las instrucciones, luego saqué el sobre que Muz me había dado y alisé algunas de las arrugas. —¿Cómo vamos con el dinero? —preguntó Roger, después de salir hacia la autopista. —Tenemos ciento ochenta y cinco dólares. —le dije. Tal vez sería suficiente para llegar a Richmond y luego a Connecticut. Lo miré. sentada al otro lado del coche de mi padre. En algún momento, se había convertido en la vista que me había acostumbrado a ver. No podía creerlo tan pronto, no lo vería nunca más.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON Nos dirigimos por la I-40 durante unos cuantos kilómetros en silencio. Roger de vez en cuando miraba hacia mí, y lo conocía lo bastante bien como para saber que quería decir algo. Cada vez que lo veía tomar una respiración, le subía el volumen a la radio. Ya había hecho esto tres veces y la música sonaba en el coche lo suficientemente alto hasta sacudir las ventanas. Roger se estiró y apagó la música. —Tengo que decir algo. —dijo. Miré por la ventana, preparándome a mí misma. Sabía que las cosas cambiarían una vez que le contara lo que había sucedido. Parecía que no iba a ser capaz de evitar el tema por más tiempo—. Está bien. —dije. Lo miré de nuevo. Él miraba el camino, pero me miró antes de comenzar. —No fue tu culpa. —dijo. Negué con la cabeza. Eso era como decir que el cielo no era azul. Diciendo algo así no lo hacía verdad. —Por supuesto que lo fue. —le dije—. Yo estaba conduciendo el coche. —Eso no quiere decir que fue tu culpa. —dijo. —No tienes que hacer esto. —le dije. —Lo digo en serio. —dijo, con una voz que estaba libre de humor. Retiró una mano del volante y señaló una furgoneta azul que había cambiado de carril y ahora estaba a un lado de nosotros. —Si esa Van60 de repente se desvía y choca contra nosotros, ¿Sería mi culpa? —No. —admití—. Pero… —Así que no fue tu culpa. —dijo Roger—. No sólo estoy diciendo eso. —No es sólo la conducción. —le dije—. Escuché a dos paramédicos que hablaban en la escena. Decían que era uno de los casos más raros. Pero que si él no hubiese tenido su cinturón de seguridad, lo más probable habría sido que el impacto lo lanzara al asiento trasero y sólo sufriera contusiones de menor importancia. Pero yo hice que se lo pusiera. Por lo que quedó atrapado en su asiento, y el poste le aplastó su cráneo. Esperaba que Roger se estremeciera ante eso, pero no lo hizo. —No. —dijo en el mismo tono serio—. Eso fue sólo una especulación. Nadie lo sabe. Él pudo no haberlo tenido puesto y ser lanzado hacia adelante, a través del parabrisas. O podría no haberlo tenido y no haber sido lanzado hacia el asiento trasero. No hay manera de saberlo. Pero fue un accidente. No fue tu culpa. Negué con la cabeza ante sus palabras, no queriendo dejarlas entrar. Este hecho era con lo que había estado viviendo durante los últimos tres meses. Ya había dejado de creer en un mundo en el que no era cierto—. Pero me pasé la luz amarilla. —le dije—. Si no me hubiera olvidado de mis zapatos… Tipo de vehículo, como una camioneta, utilizado para el transporte de mercancías o grupos de personas. 60

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON —No puedes pensar de esa manera. No fue tu culpa. —repitió Roger, en voz baja pero clara—. No lo fue. —No sé. —le susurré. —No sabes lo que fue. —dijo—. Fue un accidente. —dijo—. Un terrible accidente. No hay nada que podrías haber hecho. Tú no lo hiciste. No fue tu culpa. —Si lo fue. —dije con voz ronca, no queriendo creer en este respiro que me ofrecía. Ya era casi demasiado sólo empezar a creer en lo que él me estaba diciendo ¿Y si estaba equivocado? —No. —él dijo simplemente—. Yo no miento. Te lo prometo, no fue tu culpa. Eso fue lo que finalmente lo confirmó. Roger no me había mentido todo este tiempo. Y sabía que podía confiar en él. Él no comenzaría a mentir ahora, no sobre algo tan importante. La idea de que no era mi culpa, que yo no era responsable, que no había sido nada más que mala suerte y una cadena de acontecimientos sobre los que no tenía control, fue lo que finalmente lo hizo real. Los últimos pedazos de madera en la presa se rompieron de golpe, y empecé a llorar, dejando escapar todo lo que había estado reteniendo con fuerza en el interior. Me sentía aliviada, pero sobre todo triste. Triste de que había estado sosteniendo esto cuando no tenía que hacerlo. Roger disminuyó la velocidad, encendiendo la direccional, y salió de la carretera dirigiéndose a una parada de descanso. Aparcó el coche delante de las mesas de picnic y apagó el motor. Luego se desabrochó el cinturón de seguridad, pulsó el botón para quitar el mío y se deslizó hasta el borde de su asiento. La consola central estaba entre nosotros, pero se inclinó sobre ella y puso sus brazos a mí alrededor, tan fácilmente que parecía que llevaba años haciéndolo. No pensé en nada más excepto en lo bien que se sentía tener a alguien sosteniéndome, alguien que no me iba a dejar ir tan pronto. Volví mi cara en su camiseta y sólo me limité a llorar, más allá del punto de importarme si tenía mocos por todas partes, simplemente sintiendo que finalmente podía dejarlo ir, que podía hacerlo. Sabiendo que él podía soportarlo y que estaría allí el tiempo que fuese necesario. Mientras los coches aceleraban en la carretera interestatal, justo afuera de la ventana, Roger alejó el cabello lejos de mi frente y me meció hacia adelante y hacia atrás lentamente.

•••

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON —¡Virginia! —gritó Roger, dos listas de reproducción y cuatro rondas de Veinte Preguntas (Leonor de Aquitania61, Jonathan Larson62, Sir Francis Drake63 y Bernadette Peters64) después. Miré por encima de él, todavía aturdida un poco por lo que le había dicho y que él había estado bien con ello. Él no me miraba de otra manera. No acababa de creer que era verdad. Pero si era… era como si otro peso hubiese sido quitado de mis hombros. Y era un alivio, ahora que él sabía. Ahora no había secretos entre nosotros. Justo a tiempo para que el viaje terminara. —¿Sabes el lema de Virginia? —preguntó—. Es Sic semper tyrannis, lo que significa… —Así siempre a los tiranos. —terminé por él. Roger me miró con las cejas arqueadas—. Y. —continué—. es lo que Booth le gritó a Lincoln después que le disparó. —Impresionante. —dijo, sonriéndome. Tomé aire y le dije lo que no había sido capaz de decirle en cinco días—. Mi padre era profesor de historia. —le dije, muy apenas dándome cuenta del tiempo pasado en la oración—. Y ese era su periodo de tiempo. —Ese es un buen tiempo. —dijo Roger. Me miró, como si estuviera comprobando que estuviese de acuerdo con ello—. ¿A él le gustaba Lincoln? Sonreí ante eso, pensando sobre los acontecimientos de Lincoln escritos en una nota en el libro favorito de mi padre, el que había venido conmigo a través del país—. Casi tanto como Elvis.

••• —Así que. —dijo Roger dos horas después, disminuyendo el volumen de mi lista de reproducción de Into the Woods y mirando por la ventana—. Estamos buscando un DQ. —Lo estamos. —le contesté, mientras nos dirigíamos por la calle principal. Condujimos por algunas calles que parecían demasiado sofisticadas como para tener un Dairy Queen cerca. Lo encontramos veinte minutos más tarde, y eso Fue duquesa de Aquitania y Guyena y condesa de Gascuña por derecho propio, así como reina consorte de Francia e Inglaterra. 62 Autor teatral famoso por su obra póstuma Rent, un musical que adquirió fama mundial. 63 Fue un corsario inglés, explorador, comerciante de esclavos, político y vicealmirante de la Marina Real Británica. 64 Cantante y actriz estadounidense, una de las figuras fundamentales del musical de Broadway de las décadas 1970-1990. 61

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON porque entré a una gasolinera para preguntar. Nos indicaron una zona de la ciudad que era un poco sórdida, con oficinas de cobro de cheques y licorerías remplazando a las boutiques y cafeterías que habíamos visto en la otra parte de la ciudad. —Ahí. —dijo Roger, señalando. El Dairy Queen, la señal roja y blanca aún estaba encendida, estaba a un lado de una terminal de autobuses Greyhound. Roger entró al estacionamiento y miró al cartel que colgaba a unos metros delante de nosotros, claramente donde los autobuses llegaban y se iban. Parecía que sólo había un lugar para ambos, ya que el letrero decía LLEGADAS SALIDAS, sin nada, incluso, para separar las letras. —Muy bien. —dije. Roger apagó el motor y ambos salimos del auto, Roger estirando sus piernas—. Ya vuelvo. —le dije—. ¿Quieres algo? —Un Blizzard no estaría mal. —dijo. —¿Qué tipo? Él sonrió—. Sorpréndeme. —Prepárate. —le dije. Miré el Dairy Queen y me di cuenta que sólo era una franquicia de comida para llevar, con un contador para hacer el pedido, pero sin lugares para sentarse en el interior. Eso explicaba la cantidad de personas comiendo helado en sus autos o sentados en sus parachoques traseros. Me dirigí a la ventana de DQ, sacando la carta de Muz de mi bolsillo. Esperaba que él supiera de lo que estaba hablando, porque no quería tener que estar buscando personas con el nombre de Corey, o tener que tratar de explicar la situación al chico en el mostrador. Miré hacia el coche mientras cruzaba el estacionamiento y vi a Roger sentado en nuestro lugar habitual, sus piernas colgando sobre el borde. —Hola. —dije mientras me acercaba a la ventana de pedidos de Dairy Queen para hablar con el encargado de aspecto aburrido, quien llevaba su sombrero de DQ hacia el lado. —¿En qué le puedo ayudar? —preguntó con un profundo suspiro. —Sí. —dije—. ¿Muz me dio esto para dárselo a Corey? ¿Él dijo que usted podría hacérselo llegar? —Deslicé el sobre en el mostrador, mirándolo fijamente para ver si el mensaje significaba algo para él. —Está bien. —dijo, tomando el sobre, su expresión sin cambiar, como si siempre pasara su tiempo interceptando mensajes en lugar de tomar órdenes. Y quién sabe, tal vez lo hacía—. ¿Algo más? —Um, sí. —le dije, un poco sorprendida que el intercambio haya ido tan bien— . Um… —Miré al menú y sabía exactamente lo que Roger quería. —Un Reese’s Pieces Blizzard, con la mitad de helado de vainilla y chocolate. —Después de un momento de deliberación, ordené un Oreo Blizzard para mí.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON Pagué y caminé con los helados hacia el coche, todavía sorprendida de que la parte más difícil de este proceso había sido qué pedir. Caminé hasta la parte de atrás y vi a Roger, con los pies colgando y las gafas de sol puestas, a pesar de que estaba nublado. Sentí algo dentro de mí agitarse. Fue la misma sensación que sentí cuando propuse ir a Yosemite. De la manera en que me sentí cuando corrí de vuelta al Jeep y me puse detrás del volante. El mismo sentimiento antes de que estirara mi pierna por encima de la ventana y cayera dentro de Promises Kept. La sensación de que estaba a punto de hacer algo sin estar segura del resultado. El sentimiento de sólo saltar y esperar que el suelo esté allí cuando caigas. Me senté junto a Roger, colocando los grandes vasos de plástico a un lado, cerca de la rueda. —Hey. —dijo, sonriéndome y quitándose las gafas de sol—. ¿Me trajiste algo bueno? —Creo que sí. —le dije, tratando de ignorar el fuerte latido de mi corazón. Antes de que pudiera pensarlo, o considerar lo que estaba haciendo, me incliné y lo besé.

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Country roads, take me home to the place I belong. —John Denver. Traducido por AnnaissJ Corregido por Panchys

Él me devolvió el beso. Por un solo segundo, pero me besó de nuevo, como si fuera una respuesta automática, como si hubiéramos estado besándonos por mucho tiempo. Pero luego se retiró y me miró—. Amy. —dijo en voz baja. Él nunca había dicho mi nombre de esa manera, y aunque se había alejado, esa fue la respuesta que necesitaba. Tocó mi cara, deslizando su mano por mi mejilla y colocándola debajo de mi barbilla—. No estoy seguro de… Pero yo sí lo estaba. Y me incliné y lo besé de nuevo. Y esta vez él realmente me besó, moviendo su mano de mi barbilla hasta mi cabello y luego por mi espalda, y después hacia mi barbilla nuevamente. Y nos estábamos besando como la gente cuando respira después de estar ahogándose —como si hubiéramos descubierto algo tan dulce que nunca habíamos probado. Y a medida que nos detuvimos para respirar, a un beso que era más dulce y firme, y entendí en un instante por qué, en el letrero de Greyhound, llegadas y salidas estaban a un lado del otro. Porque a veces, como en ese momento, se pueden significar exactamente lo mismo. —Dios. —murmuró en mi pelo cuando nos separamos. Podrían haber sido diez minutos. Podría haber sido una hora. Ya estaba más allá del ser capaz de juzgar esas cosas. Alisó mi cabello—. He estado queriendo hacer esto desde hace mucho tiempo. —¿De verdad? —Le pregunté, casi con miedo a creerlo. —Oh, sí. —dijo—. Desde Kansas. Mínimo. —¿Blizzard? —Pregunté, dándole su bebida. Lo tomó, me besó de nuevo, y luego tomó un sorbo—. Perfecto. —dijo, sonriéndome—. ¿Reese’s con vainilla y chocolate? —Asentí con la cabeza. Él sonrió y tomó otro sorbo, su mano sobre mi rodilla. Tomé aire, me incliné y lo besé otra vez. Esta vez sabía a helado y me podría haber quedado allí para siempre, el sabor del beso de Roger en mis labios, lo que fuese que fuera a ocurrir entre nosotros extendiéndose como caminos de la carretera —un camino infinito, las rutas interminables. Y fue allí cuando comenzó a llover.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON Roger y yo nos alejamos y miramos al cielo, el cual se había oscurecido con rapidez y mostraba signos de empeorar. Estábamos empezando a estar bajo la lluvia, sentados en la parte de atrás, y nos levantamos de un salto, Roger cerrando la puerta. Corrimos hacia los asientos delanteros y cerramos las puertas en cuanto el cielo se abrió y comenzó a llover a cantaros—. Wow. —dije, mirando hacia fuera. —Lo sé. —dijo Roger. Estiró la mano a través de su asiento para colocarla sobre mi rodilla y sentí a mi corazón comenzar a latir con fuerza, aún sin ser capaz de creer que esto estaba sucediendo—. Así que, ¿supongo que deberíamos ponernos en marcha? —Preguntó. Me quedé mirando hacia el estacionamiento, el cual ahora estaba casi desierto. El empleado se había quitado su sombrero de DQ—. Supongo que sí. —le dije. Alejé el pelo mojado fuera de mi cara. Me di cuenta de que nuestro tiempo juntos casi terminaba—. El viaje estaba terminando justo cuando las cosas estaban empezando. Pero no veía nada que pudiéramos hacer al respecto. Roger me tocó la mejilla por un momento. Luego arrancó el coche y nos dirigimos fuera del estacionamiento.

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Maybe this time with all this much to lose and all this much to gain: Pennsylvania, Maryland, the world. —William Faulkner. Traducido por Panchys Corregido por Fangtasiia.

La lluvia había empeorado en el momento en que llegamos a Maryland. Nunca había experimentado una súbita tormenta como esta, no en el verano, pero tal vez eran comunes en la costa este. Tendría que aprender un nuevo conjunto de normas de tiempo. También se me ocurrió que tendría invierno por primera vez. Incluso podría ver la nieve. La lluvia estaba golpeando el coche. Roger había encendido los limpiaparabrisas a toda velocidad, y sus faros encendidos, y aún apenas podía ver las líneas de la carretera en frente de nosotros. —Esto es malo. —dije mientras le entregaba sus anteojos. —Gracias. —dijo, sonriendo sin apartar los ojos de la carretera y poniéndoselos. Miró a través del parabrisas—. Yo mantengo la esperanza de que vaya a parar, pero no parece estar sucediendo. Miré a los signos de alimentos/gas/casa en el lado de la carretera. Parecía que íbamos a llegar a una ciudad bastante grande pronto. Y había por lo menos tres hoteles que figuraban en el signo de alojamiento—. Tú sabes. —dije, tratando de no mirarlo, sintiendo subir el calor de mis mejillas—. este realmente parece como un camino difícil. —Lo sé. —dijo Roger, moviendo la cabeza. —Así que tal vez. —dije, hablando rápidamente—. Deberíamos salir de la carretera antes de que llegue a ser demasiado malo. Encontrar un lugar barato para pasar la noche. Roger me miró, luego miró a la calle, formando una sonrisa en los labios. —¿En serio? —preguntó—. ¿Estás segura? —Estoy muy segura. —dije, sintiéndome sonreír. —¿Nos lo podemos permitir, sin embargo?

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON —Creo que es posible. —dije. Sería apenas posible, pero factible. Y si se acaba la gasolina, para eso es lo que era la AAA65. Roger me miró, y yo asentí. Puso la señal de la vuelta y tomó la primera salida.

••• Después de registrarnos, nos dirigimos a nuestra habitación y abrimos la puerta con la tarjeta. Era uno de los lugares más bonitos por lo menos en que nos habíamos alojado, pero no me importaba del todo. La cama era King-size, y estaba cubierta con lo que había asegurado la recepcionista era una reproducción auténtica de una colcha holandesa de Pennsylvania, desde el cercano condado de Lancaster. Pero yo sabía, y estaba segura de que Roger sabía, que el hecho de que sólo había una cama significaba algo muy diferente de lo que era antes.

—Voy a tomar un baño rápido. —dije, tratando de calmar la tensión que de repente sentí en la sala—. Siento que no he tenido uno en alrededor de un año. —Genial. —dijo Roger, metiendo las manos en los bolsillos, luego sacándolas y doblándolas con torpeza. Eso me hizo sentir mucho mejor, el ver que él también estaba nervioso. Metí mi maleta en el baño conmigo, porque no quería tener que prepararme frente a él. Era ridículo, ya que después de pasar casi cada minuto del día juntos durante el tiempo que tuvimos, Roger me había visto en todos los estados posibles, incluyendo a primera hora de la mañana. Pero a pesar de que no tenía ningún sentido, yo quería verme bien esta noche. Tuvimos una cena incluida, después de todo. Y se sentía, para mí, al igual que nuestra primera cita. Me di un baño largo y caliente, utilizando los productos que había robado de hoteles en todo Estados Unidos. Me sequé el pelo después, siendo amable con él. Tal vez fue sólo una ilusión, pero no parecía estar más tranquilo afuera de lo que había estado antes. Cavé en mi maleta, buscando algo especial para usar. Bronwyn había organizado la maleta por tipo de prenda, las camisetas y las camisetas sin mangas estaban en la parte superior, y mayormente había estado pegando con ellas. Pero estaba bastante segura de que había visto un vestido doblado a lo largo de la parte inferior. Busqué en la capa más baja, y allí estaba, todo solo, tomando la longitud de la maleta. Lo levanté, agradecida una vez más con Bronwyn por todo lo que me había dado. El vestido era largo y azul con un escote de corazón. Era de un material muy suave, y cuando miré más de cerca, vi que tenía un ligero brillo en él. A pesar de que era mucho, demasiado elegante para el restaurante del hotel, era exactamente el vestido correcto para usar esta noche. A medida que me lo ponía, 65

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Tarjeta descuentos de artículos de automóviles para socios en EE.UU. y CANADA.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON vi la ropa interior verde que ella había insistido en darme también. Miré el sujetador y la ropa interior por un momento, luego me los puse. Terminé de prepararme, poniendo un poco de maquillaje más de lo habitual, e incluso añadiendo un poco de rímel. Entonces miré a mi reflejo una vez más, tomé aire y salí al dormitorio. Roger estaba sentado en el borde de la cama y se puso de pie cuando me vio. Se había vestido también, por lo que vi. Vestía pantalones de color caqui y una camisa con botones. —Oye. —dije—. Te ves bien. —Tú también. —dijo, sonriéndome. Estaba a punto de negar esta opción, o decirle que era el vestido de Bronwyn, o hacer una broma. Pero sólo le devolví la sonrisa y dije: —Gracias. —¿Salimos? —preguntó, tendiéndome la mano. Lo tomé, entrelazando los dedos con los suyos. —Sí. —dije.

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Behind closed doors … —Charlie Rich. Traducido por Panchys Corregido por Fangtasiia

Había fuego en la chimenea del lobby del Towson Inn, y Roger y yo estábamos sentados en el sofá delante de ella. La cena había estado genial, a pesar de que la comida solo había estado bien y nosotros habíamos sido las personas más arregladas en el restaurante. Pero eso no importaba. Nos tomamos de las manos bajo la mesa. Pero a medida que nos sentamos juntos, las pausas en la conversación se extendían más y más, y yo apoyé mi cabeza en el pecho de Roger por un momento. Él apoyó la barbilla en la parte superior de mi cabeza, y le apreté la mano una vez y me puse de pie. Lo hice cuidadosamente, ya que no había mucha más tela del vestido a lo que yo estaba acostumbrada, y no quería arruinar el momento por caerme. Él me miró, y le tendí la mano a él. —¿Listo para ir arriba? —pregunté. Roger tomó mi mano entre las suyas, pero se quedó sentado—. Mira. —dijo, trazando un círculo lento en la palma de mi mano—. No quiero que sientas ninguna presión, como si tuviéramos que… quiero decir, yo sólo quiero estar seguro de que sabes que yo… —Roger. —dije. Dejó de hablar y me miró—. ¿Listo para ir arriba? —pregunté de nuevo, sonriéndole. Mi corazón latía con fuerza, y yo estaba muy nerviosa. Pero en el buen sentido. El tipo de nervioso que se obtiene antes de que algo muy bueno pase. Él sonrió y se puso de pie, aun aferrándose a mi mano. —¿Estás segura? Asentí con la cabeza y lo besé. Él me devolvió el beso, y nos quedamos así durante un momento. Pero luego llegar a la sala, rápidamente, parecía una buena idea para los dos. Nos topamos en el ascensor, besándonos hasta llegar a nuestro piso, y luego salimos corriendo, riéndonos y tratando de caminar al mismo tiempo. Pudimos abrir la habitación después de sólo tres intentos, e ingresamos al interior. Él estaba tratando de desatar mis cintas, y yo sacando su camisa fuera del pantalón y ya estaba empezando a deshacer los botones de la camisa, mientras nos besábamos, y estuve a punto de tropezar con mi vestido. Y antes de ir a reunirme con él en la cama, cerré la puerta y bajé las luces.

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••• —Oye. —murmuré, varias horas después. Me estiré y lo besé en el hombro desnudo—. ¿Dormirás arriba? —No. —dijo, sonriendo sin abrir los ojos. Rodó sobre su espalda y yo rodé sobre él, apoyando mi cabeza sobre su pecho. Después de un momento, me di cuenta que podía sentir sus latidos del corazón. Cerré los ojos, y él pasó su mano por mi pelo—. ¿Cinco preguntas? —preguntó. Negué con la cabeza contra su pecho. —¿Una? —rectificó. —Eso cuenta, ya sabes. —dije, apoyándome a mí misma un poco y girando hacia él. —No estás jugando limpio. —dijo. —Aprendí del mejor. Bueno, está bien. —cedí—. Una. Trazó la línea de mi barbilla, con una expresión cada vez más grave—.Justo ahora. —dijo—. Este minuto ¿Eres feliz? Me estiré para darle un beso antes de asentir. —Sí. —dije—. Muchísimo. —Miré hacia él, aún una expresión seria en su rostro—. ¿Lo eres tú? Él asintió con la cabeza y estiró el brazo en el que me había recostado. Rodó sobre su lado, y yo hice lo mismo, frente a él. Torcimos nuestros pies juntos, como si siempre hubiéramos estado haciéndolo. Sucedió justo tan fácilmente. —Lo soy. —dijo—. Un poco demasiado, creo. Me acerqué a él. Yo sabía que en algún momento, íbamos a tener que hablar de las cosas. Íbamos a tener que decir adiós. Y aunque Roger se negara a llamarlo así, eso es lo que sería. Pero yo no quería pensar en eso todavía. Cerré los ojos y envolví la mano alrededor de él.

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You’ve Got a Friend in Pennsylvania. —PA License Plate Slogan. Traducido por Panchys Corregido por Fangtasiia .

—¿Estás segura? —me preguntó Roger, desde el asiento del pasajero. Ajusté el espejo retrovisor y me aseguré de que estaba lo suficientemente cerca de los pedales. Dejé escapar un suspiro y capté el reflejo de mi sonrisa en el espejo de mi lado. —Sí. —dije. Cuando habíamos salido de la posada Towson esa mañana, caminé por el lado del conductor. Quería darle una oportunidad, por lo menos. Quería ver si podía hacerlo. —¿Te sientes bien? —preguntó. —Eso creo. —dije, y puse mis manos en el volante, a las diez y dos. Roger se acercó y apretó la mano de las dos. —Estarás bien. —dijo—. Simplemente tómalo con calma. Y yo estoy aquí. —Está bien. —dije—. Está bien. —Presioné mis labios, y luego encendí el coche. Eso se sintió bien, así que lo puse en marcha y lentamente salí del estacionamiento del hotel. —¿Estás bien? —preguntó mientras yo cuidadosamente ingresaba a la carretera principal. —Yo creo que sí. —dije. Frené en el semáforo, consciente de lo mucho que estaba concentrada, pero sintiendo que lo tenía bajo control. Pensé que podría ser más fácil una vez que llegamos en la carretera, cuando habría menos de detener e iniciar. —¿Quieres que sea el DJ? —preguntó Roger, mirando hacia abajo en el iPod. —Tal vez en un minuto. —dije, dándome cuenta de que había vuelto a la forma en que debía usar el silencio en el coche cuando yo estaba aprendiendo— . Me estoy concentrando aquí. —No hay problema. —dijo, recostándose en el asiento del pasajero—. Realmente me gusta por aquí. Es muy tranquilo. Quizás conduzcas durante el resto del viaje.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON La frase quedó en el aire entre nosotros, y sentí el peso de la misma. No había más resto del viaje. El viaje había terminado. Salí a la carretera y me metí en el carril del medio, que siempre había sido mi carril preferido. Nunca quise ir tan rápido como los conductores en el carril izquierdo, y en el carril de la derecha siempre había demasiada gente que se metía. Una vez que llegué a los setenta, yo estaba a la misma velocidad que el resto de los coches y era capaz de relajarme un poco. Estaba bien. No era una alegría como lo había sido una vez, pero estaba bien. Yo estaba conduciendo. Y estaba bien.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON Roger se había ofrecido a parar en uno de los comensales que había visto anunciado en la carretera, parecía que Pennsylvania era el país de las cenas. Pero cuando yo había visto el cartel del lugar de hamburguesas, supe que ese era el lugar donde debíamos parar a almorzar. Habíamos conseguido las hamburguesas, entonces nos detuvimos en el lugar más lejano en el estacionamiento. Estábamos comiendo en el camino de atrás, los envases de papas fritas, puestos entre nosotros, las piernas colgando sobre el borde. —Esto es genial. —dijo Roger, y vi que su hamburguesa casi había desaparecido—. Tal vez hay algo bueno de Pennsylvania después de que todo. Sonreí y le di un mordisco a mi propia hamburguesa, la cual estaba realmente excelente, y ajusté mis nuevas gafas de sol. Y me di cuenta de que nos habíamos sentado en este mismo lugar y comido hamburguesas en el In-N-Out en California en el primer día del viaje. El día en que había decidido tomar un desvío. Sólo uno pequeño. Miré a Roger, que era tan familiar para mí ahora. —¿La última? —preguntó Roger, inclinando las papas fritas hacia mí. Negué con la cabeza—. Todas tuyas. Él acabó las papas fritas y se levantó mientras yo echaba la basura en la bolsa de Burgertown. Roger cerró la puerta de atrás y se volvió hacia mí y tomó mi mano en la suya, cuidadosamente, como si aún estuviera acostumbrándose a hacer esto. —¿Quieres que me haga cargo de la conducción, Hillary? —preguntó. Con mi otra mano, saqué las llaves de mi bolsillo y sacudí la cabeza, sonriéndole—. ¡Ya lo tengo, Edmund!

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Después de que había estado conduciendo durante una hora, podía manejar tener música de nuevo. Roger hizo su última mezcla, y reconocí algunas de sus bandas repetidas, algunos de mis bandas favoritas que no había oído hace unos días. Canté junto a las palabras que yo sabía, y Roger marcaba el ritmo, tamborileando sobre el tablero. Mientras conducía, traté de imaginar lo que el resto del día sería. He jugado con los escenarios de Roger volviendo conmigo y enfrentando la ira de mi madre. Roger de pie alrededor, mientras ella me gritaba en alguna cocina que no podía ni siquiera imaginar, con un refrigerador libre de los imanes. Pensé en alguien más mirando nuestro adiós, incluso si no usamos esas palabras exactas. Miré hacia abajo en el indicador de gasolina, que se movía cerca de vacío. Moviéndome a la siguiente salida, me dirigí a una Sunoco. —Aquí hay un pensamiento. —dije mientras cuidadosamente ponía hacia adelante la bomba y apagaba el motor. Roger se volvió a mirarme—. ¿Y si te dejo en Filadelfia y me voy a Connecticut? Roger sacudió la cabeza—. Yo no creo que sea tan buena idea. —Estaré bien. —prometí—. En serio. Y tiene más sentido de esta manera. — Roger consiguió salir del coche y desenroscó la tapa de la gasolina. Podría decir lo estaba pensando. Entré en el mini-centro comercial de pago en efectivo, con la esperanza de que sería suficiente para llevarnos a Philly. Cuando volví al coche, Roger estaba cargando gasolina. —Estoy bien con la conducción. —le aseguré, mientras sacaba el cementerio de insectos muertos fuera de nuestro parabrisas—. En serio. Y no tiene ningún sentido que conduzcas conmigo a Connecticut sólo para volver en tren a Filadelfia. —Pero tú acabas de comenzar a conducir de nuevo. —dijo Roger, sustituyendo la tapa de la gasolina y cerrando la puerta del combustible—. No sé si debes conducir sola todavía. Cambié la escobilla de goma y me acerqué a él—. Voy a estar bien. —dije— . Y de esta manera, te puedo salvar de la ira de mi madre. Roger puso sus brazos alrededor de mí y apoyé mi cabeza en su pecho. Estuvimos así hasta que un bocinazo detrás de nosotros nos hizo saber que las personas estaban esperando por la bomba. Le pasé las llaves. Él se puso al volante y estuve de nuevo en el lado del pasajero, y nos dirigimos a la última etapa de nuestro viaje.

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Good-bye, so long, farewell… —Paul Tiernan. Traducido por Annabelle. Corregido por Fangtasiia

. A treinta y dos kilómetros fuera de Filadelfia comencé a quebrarme. Parecía que demasiado pronto había señales cada medio metro diciéndome cuán cerca me encontraba de Filadelfia. Roger sostenía mi mano en medio de nuestros asientos, pero estaba teniendo problemas incluso para mirarlo, en cambio escogí mirar por la ventana, y no fui capaz de pensar en nada más que en que él se iría en tan solo pocos minutos. —¿Estás bien? —preguntó Roger, mientras doblaba por una calle residencial. —No lo creo. —dije, todavía mirando por la ventana. —Bueno, creo que ya casi estamos allí. —soltó, bajando la velocidad y buscando entre los números de su lado. —Eso de verdad no ayuda. —dije, traté de mantener la voz ligera pero fallé miserablemente. Roger me miró por un momento, luego se estacionó al borde del camino. Miré alrededor, nos encontrábamos en medio de dos casas—. ¿Ya estamos aquí? —pregunté, confundida. —Creo que es allí. —dijo, mirando de la dirección en su teléfono hasta la entrada a unos cuantos metros—. Sólo quería un poco de privacidad. —apagó el motor, dejando las llaves en la ignición y luego se giró hacia mí, desabrochó su cinturón y luego el mío. —¿Ahora qué? —pregunté, esperando que tuviera algún plan. —Bueno. —deslizándose hasta el borde de su asiento—. Yo voy a entrar y tú vas a conducir hasta Connecticut. Luego, te llamaré más tarde en la noche y hablaremos. —No. —dije—. Es decir, ¿Qué va a pasar? ¿Con nosotros? —pregunté con el corazón desbocado. Sonrió—. Eres la oficial. —dijo—. ¿Quieres saber dónde vamos, y la ruta exacta? —Bueno, sí. —dije—. Es decir… —¿Pero qué si no hubiésemos tomado el desvío? —Preguntó— Habríamos llegado hace mucho tiempo. Y sólo hubiésemos visto Tulsa.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON —Lo sé. —dije, pensando en el viaje que mi madre quería que tomásemos, en el que terminamos tomando, y en lo mucho mejor que resultó ser el nuestro. —Así que creo que debemos estar abiertos a lo que suceda. —dijo—. No podemos saber con exactitud lo que vendrá. —Pero solo quiero saber si… —me detuve al darme cuenta que no podía terminar esa oración. Lo que quería era alguna clase de garantía, y él no podía darme eso. Nadie podía. —Amy. —dijo Roger. Lo miré, escuchando la manera en que decía mi nombre. Como si contuviera solo las buenas letras—. No me esperaba que esto pasara. ¿Tu sí? —Bueno, por supuesto que no. —Exactamente. Así que, yo mismo estoy tratando de ajustarme. No podemos saber lo que ocurrirá. Solo podemos ir intentando descubrirlo mientras avanzamos ¿Cierto? —Cierto. —dije lentamente—. Pero… —Es decir, debí saberlo. —Dijo, inclinándose hacia atrás un poco y sonriéndome—. Siempre sucede de esta manera. —¿Qué lo hace? —Los mejores descubrimientos siempre le ocurren a las personas que no los estaban buscando. Colón y América. Pinzón, que se tropezó con Brasil mientras buscaba las Indias Occidentales. Stanley encontrando las Cataratas Victoria. Y tú. Amy Curry, cuando menos la esperaba. Le sonreí, sintiéndome afligida por cuanto lo extrañaría. Era casi un dolor físico—. ¿Estoy en esa lista? —Estás en la cima de esa lista. —Se inclinó y me besó, y yo lo besé de vuelta, y nos mantuvimos de esa manera hasta tensarnos por la posición de ambos. Se separó luego de un largo momento y asentí. Ambos nos bajamos del auto, y caminé hacia el lado del conductor mientras Roger tomaba su bolso y su mochila. —De acuerdo. —dije. Nos besamos de nuevo y me abrazó tan fuerte que mis pies se levantaron del piso. —Te llamaré esta noche. —Murmuró en mi oído—. Y lo averiguaremos. Lo prometo. —Asentí de nuevo, Roger me bajó y sentí que deslizaba algo dentro del bolsillo delantero de mis jeans—. No lo abras hasta que llegues a Connecticut, ¿De acuerdo? —se alejó, sonriéndome tristemente—. No nos diremos adiós. —Por supuesto que no. —dije, tratando de sonreírle lo mejor que podía. —Solo diré… nos vemos. —dijo, tomando algunos pasos hacia la casa de su papá. —No desaparezcas. —dije.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON —Cuídate. —dijo, alejándose. —Hasta pronto. —dije. —Hablamos luego. —caminó más lejos, todavía mirándome. —Te veo pronto. —llamé. Ahora se encontraba en la base de su entrada, levantó una mano y la agitó hacia mí. Le agité mi mano también. Y luego colgó en el hombro su mochila y caminó por la entrada, dejándome junto al auto, sola.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON *Lista de Reproducción #3 de Amy.* “El Fin del Camino” o “El comienzo”

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TÍTULO

ARTISTA

All Shook Up

Elvis Presley

I Guess This Is Goodbye

Into the Woods

New Music

Ragtime

The Joy You Feel

The Light in the Piazza

I’d Do Anything

Oliver!

Goodbye Until Tomorrow

The Last Five Years

All That I Am

Elvis Presley

It Would Have Been Wonderful

A Little Night Music

We’re Okay

Rent

With So Little to Be Sure Of

Anyone Can Whistle

Come What May

Elvis Presley

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Into the woods, then out of the woods, and home before dark. —Stephen Sondheim. Traducido por Annabelle. Corregido por Fangtasiia.

Tres horas después pasé la señal que me decía que acababa de entrar a Connecticut y me detuve en la primera estación de descanso que encontré. Apagué el motor y saqué de mi bolsillo lo que Roger me había dado —un objeto envuelto en una nota.

El imán tenía AMÉRICA escrito encima. Lo giré en mi mano pensando en el viaje.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON Pensando en todas las personas que habíamos conocido, y todo lo que habíamos visto. Leí sus palabras una y otra vez. No estaba muy segura de lo que ocurriría con nosotros. Sabía que no había garantías. Cosas terribles ocurrían en las soleadas mañanas del domingo, cuando menos las esperabas, y tenías que vivir con esas consecuencias todos los días. Pero parecía que maravillosas cosas también podían ocurrir. Podías ser forzado a hacer un viaje, sin saber a quién conocerías. Sin saber que cambiaría tu vida. Bajé del auto y estiré mis piernas, observando la primera vista de Connecticut. Era lindo, incluso en la estación de descanso, me di cuenta, sorprendida. Saqué el mapa de Connecticut que había comprado en la estación de servicio y lo abrí cuando me di cuenta que no tenía la dirección de la casa de mi madre —nuestra casa. Comencé a pensar en la casa como un lugar real, uno en el que estaría en menos de una hora. No podía imaginármelo, pero esperaba que tuviera acceso a Internet. Le debía un largo e-mail a Julia. Saqué mi teléfono y marqué el celular de mi mamá, esperando que fuera directamente al buzón, como con todas mis llamadas. Contestó luego del segundo repique—. ¿Amy? —preguntó un poco vacilante. —Hola mamá. —dije, tratando de hablar alrededor del nudo que se había formado en mi garganta con solo escuchar su voz. —¿Estás bien? —preguntó mi madre, y pude oír cuán tensa sonaba—. ¿Está todo bien? —Estoy bien. —dije rápidamente, y escuché como exhaló—. Estoy muy bien. Estoy en Conneticut. —¿Estás… aquí? —Preguntó, la preocupación en su voz fue remplazada por sorpresa—. ¿Ya? ¿Con Roger? —No, solo yo. —un poco sorprendida de que era verdad—. Dejé a Roger donde su papá hace unas horas. —¿Lo dejaste? —mi madre sonaba más y más confundida—. Es decir… ¿estás conduciendo? —Lo estoy. —Y en el silencio que siguió, sentí todo lo que había ocurrido en el viaje que me había traído a este lugar. —Bueno. —Dijo, sonando un poco aturdida—. Eso… Es genial. Es decir, que tú… —su voz se apagó—. No es que no esté enojada contigo. —dijo, en un tono que probablemente debía sonar estricto. Pero no lo logró del todo—. Lo estoy. Y vamos a hablar de las consecuencias. —Vamos a tener que hablar de muchas cosas. —dije—. Espero. —Bueno… sí. —dijo lentamente mi madre, tratando de entender de lo que hablaba. Pero si ahora no lo entendía, estaba bien. Podía decirle más tarde.

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AMY & ROGER’S EPIC DETOUR MORGAN MATSON —¿Puedo tener la dirección? —pregunté—. Acabo de cruzar la línea del estado. —Oh, por supuesto. —dijo mi madre. Leyó la dirección y me dio instrucciones básicas, luego el silencio cayó sobre nosotras. —De acuerdo. —dije luego de un momento—. Así que. —¿Tienes hambre? —preguntó mi madre, un poco abruptamente—. Estaba por comenzar la cena. Pero si no has comido, esperaré. —No he comido. —Y al hacerlo me di cuenta que en realidad sí tenía hambre. Y que una comida casera sonaba muy bien. —Bueno, la comenzaré ahora. —dijo mi madre—. ¿Y conducirás con cuidado? —Lo haré. —prometí—. Te veré pronto. —colgué el teléfono y volví al auto. Puse suavemente el imán de Roger en mi bolso. Al hacerlo vi la copia de Comida, Gasolina y Alojamiento —el libro que me había acompañado alrededor del país. Lo saqué y lo abrí en la nota, la última página que papá había leído. Mientras la veía, supe que iba a ser capaz de leer más allá de la página sesenta y dos. De otra manera nunca me iba a enterar de lo que pasaba a continuación. Lo leería hasta el final, incluso aunque sabía que no podría comentarlo con mi padre. Pero quizás Charlie y yo podríamos hablarlo cuando regresara. Mientras estiraba el mapa de Connecticut, el lema del estado llamó mi atención. El que nos trasplantó nos sostiene. Lo miré por un largo tiempo. Incluso cuando obviamente ese había sido el lema de Connecticut por un largo tiempo —desde 1622, me dijo el mapa amablemente— se sentía como una señal. Se sentía como que significaba que tal vez estaría bien aquí. Que tan trasplantada como me encontraba, iba a encontrar una forma de prosperar aquí. Lo miré por otro largo momento, y luego me di cuenta de que si no me iba pronto, iba a llegar tarde para la cena. Encendí mi auto y busqué entre mi mezcla hasta que encontré una canción de Elvis. Luego indiqué el camino, subí el volumen y me regresé a la carretera.

FIN 295

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