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Sinopsis

B

ienvenido a The Point. Hay una diferencia entre un chico malo y un chico que es malo... conoce a Shane Baxter.

Sexy, oscuro y peligroso, Bax no está solo del lado equivocado del camino, él es el lado equivocado del camino. Un criminal, un matón y pendenciero, él es el maestro de las malas elecciones, hasta que una muy mala decisión lo llevó a la cárcel por cinco años. Ahora Bax está fuera y en busca de respuestas, y no le importa lo que tenga que hacer o a quien tenga que lastimar para conseguirlas. Pero hay un nuevo jugador en el juego, y ella es demasiado inocente, demasiado suave... y está de pie directamente en su camino.

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Bax la aterroriza, pero no toma mucho para que Dovie se dé cuenta de que algunos chicos son mejores cuando son malos.

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Dovie Pryce lo sabe todo acerca de vivir una vida dura y las decisiones difíciles que vienen con ello. Ella siempre trató de ser buena, trató de ayudar a otros, y trató de no dejar que la oscuridad la derribara. Pero las calles la están empujando hacia atrás, las cosas han ido de mal en peor, y la única persona que puede ayudarla es el más temible, más sexy, más complicada ex convicto que The Point ha producido.

Contenido Sinopsis Capítulo 1 / Bax Capítulo 2 / Dovie Capítulo 3 / Bax Capítulo 4 / Dovie Capítulo 5 / Bax Capítulo 6 / Dovie Capítulo 7 / Bax Capítulo 8 / Dovie Capítulo 9 / Bax Capítulo 10 / Dovie Capítulo 11 / Bax Capítulo 12 / Dovie Capítulo 13 / Bax Capítulo 14 / Dovie Capítulo 15 / Bax Capítulo 16 / Dovie Capítulo 17 / Bax

Capítulo 1 / Brysen Jay Crownover

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Better When He’s Bold

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Capítulo 18 / Dovie

1 Bax Traducido por lapaskis y Lizzie Wasserstein Corregido por Lizzie Wasserstein

H

ay muy pocas cosas que pueden matar el entusiasmo de la dulzura post-sexo. Recibir un golpe por sorpresa, en un lado de la cabeza, por un par de nudillos que se sentían como si estuvieran revestidos de acero, estaba en el primer lugar de la lista. Mis oídos resonaron por el golpe como si mi cabeza se fuera a romper por la fuerza. Hubiera reaccionado, pero un gancho de derecha hizo volar a mi barbilla y mi cráneo resonó fuertemente contra la pared detrás de mí. Ahora estaba viendo estrellas y tragando sangre. No es que a estos tipos les importara una pelea justa, pero tarde o temprano me iba a recuperar, y les iba a costar muy caro. Escupí un buche de sangre y agarré el cigarrillo que el tipo que me había dado los golpes me ofrecía. —Cuánto tiempo sin verte, Bax. Levanté una mano y moví la mandíbula atrás y adelante para ver si se había roto. Nada arruina un dulce, estado de ánimo post orgasmo como tratar con un montón de idiotas atarantados y la idea de perder algunos dientes.

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—Cinco años son mucho tiempo de “escasez” para un hombre. —Levantó las cejas y flexionó esas manos que sabía por experiencia eran capaces de algo mucho peor que un poco de SmackDown—. Ningún coño, ni alcohol, ni golpe, ni autos rápidos, y nadie a quién le importe una mierda quien eres. Te conozco, chico; sabía que la primera cosa que querrías cuando salieras sería una fulana. Le di a Roxie un aviso para que me llamase cuando te presentaras.

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—¿Cómo me has encontrado? —Dejé escapar una bocanada de humo y me recosté contra la pared del edificio de apartamentos del que acababa de salir. El sabor a cobre de la sangre era fuerte en mi lengua. Cuando escupí otro buche me aseguré que aterrizara en los zapatos de mi agresor.

Él estaba equivocado. Lo primero que hice fue ir por el auto rápido. De acuerdo, lo usé para arrastrar mi culo a algo seguro que sabía que no diría que no, pero aun así, el coño vino después de un viaje de calidad. —Así que, ¿te encargaste tú mismo de que mi bienvenida a casa apestara lo máximo posible? —Si conozco a Roxie, y lo hago, no tienes nada de qué quejarte. —Toda su alegre pandilla de matones se echó a reír y puse mis ojos en blanco. Había una razón por la cual Roxie era algo seguro, y no solo algo seguro para mí, a pesar de que yo había estado fuera de servicio durante los últimos cinco años. —No estoy aquí por mí. Novak quiere verte. Novak. El nombre que hacía temblar de miedo a los hombres normales. Por lo general, esto solo ocurría cuando la gente hablaba de asesinatos, violencia y de la discordia general en las calles. Era despiadado. Era de sangre fría. Era intocable y una leyenda en Point y fuera de allí. En las sombras y en los callejones traseros era el rey. Nadie le traicionaba. Nadie le abandonaba. Nadie se atrevía a desafiarlo. . . nadie excepto yo. Terminé el cigarrillo y lo apagué bajo la suela de las pesadas botas negras que tenía.

El tipo que había repartido los golpes se me quedó mirando mientras le devolvía la mirada. Ya no era un chico asustado que quería encajar… que quería impresionar a estos tipos. Sacrificar cinco años de tu vida por un montón de mierda tenía una manera de marcar a un chico. Novak debería haberlo sabido.

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—No quiero ver a Novak. —Al menos no en este momento. El zumbido de mis oídos se había acabado y todo lo que ahora tenía era un terrible dolor de cabeza. Estos tipos ya no tenían el factor sorpresa, y si querían seguir con el tema, iba a ponerse sangriento y feo rápidamente. No me importaba, incluso sabiendo que los matones eran algo más que solo fachada.

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Ahora era mucho más grande que cuando me habían metido bajo llave. Me preguntaba si estos tipos se habían molestado en darse cuenta. Viviendo una vida llena de alcohol, drogas y chicas fáciles, no importaba cuán joven y activo eras, no era una receta de una vida sana. Que te arrebaten todo eso afecta no solo al bienestar mental de un hombre, sino también cómo se desarrolla físicamente, sea por propia elección o no.

—Race ha desaparecido. Ahora, esto tuvo el efecto deseado. Mis ojos se estrecharon y mis hombros se tensaron. Me despegué del edificio de apartamentos y corrí callosas manos por mi cabello rapado. Tener cabello en la cárcel era un mal plan, incluso con la terrible cicatriz que se curvaba a través del lado de mi cabeza, no tenía intención de hacer crecer los mechones negros de nuevo. Bajo mantenimiento era necesario en mi línea de trabajo, bueno, mi antigua línea de trabajo, pero ese era un problema en el que no quería pensar ni ahora, ni nunca. —¿Qué quieres decir con que ha desapareció? ¿Qué se fue de viaje, o que Novak lo hizo desaparecer? —No sería la primera vez que Novak se encargaba de hacer desaparecer un problema con una bala entre los ojos. El tipo se movió sobre sus pies y mi paciencia se desvaneció. Me lancé hacia adelante y lo agarré por el cuello de su elegante camisa de botones. Ya no tenía dieciocho ni era flacucho, entonces vi un destello de miedo en sus ojos mientras literalmente, tiraba de él hasta ponerlo de puntillas, así ahora estábamos cara a cara. Escuché el seguro de un arma retirarse, pero no aparté mi mirada de la suya mientras arañaba mis muñecas con su agarre. —Respóndeme, desaparecido?

Benny.

¿Qué

quiere

decir

que

Race

ha

—Bax… —suspiró Benny y se movió para alisar su camisa donde la había arrugado al sujetarlo—. Race se escondió al segundo que fuiste arrestado. Nadie oyó nada de él; no andaba por aquí. Ninguna de las chicas ni siquiera lo vio. Novak lo mantuvo vigilado por si todo ese lío que los

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Benny trató de darme patadas en la espinilla con sus zapatos de marica y lo arrojé lejos de mí. Lancé una mirada asesina al matón número uno, que me apuntaba con la pistola, y le enseñe el dedo.

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Race Hartman era un buen tipo, en su mayor parte. Demasiado bueno y demasiado inteligente para esta vida. Nunca tendría que haberse dejado atrapar por Novak, nunca debería haber estado en las calles conmigo la noche que todo se fue al diablo. Cumplir cinco años de condena por mantener a un tipo como Race fuera de las garras de un pedazo de mierda como Novak, fue un sacrificio que no había tenido problema en hacer, pero si el idiota no había prestado atención a mi advertencia y se alejó como se suponía cuando me pusieron las esposas, iba a arrasar toda la ciudad.

dos crearon se revolvía para mordernos el culo, pero nada. Luego, la semana pasada, cuando se supo que ibas a salir, volvió a aparecer. Llegó amenazando, diciéndole a Novak estupideces de que habías sido encarcelado por lo que paso. Pensé que tenía ganas de morir, pero luego… puf, se había ido, después de agitar el avispero. Ahora, dime, ¿por qué un tipo inteligente como Race haría algo así? No lo sabía, pero no me gustaba. No tenía amigos en este mundo, nadie en quien confiar, aparte de Race Hartman. —Dile a Novak que retroceda. Veré lo que puedo hacer para encontrarle, pero si Novak tuvo algo que ver con que Race se escapara, se arrepentirá. —Demasiado valiente amenazando cuando ni siquiera llevas fuera de la cárcel veinticuatro horas. Solté un bufido y caminé alrededor de Benny como si no fuera digno de mi tiempo, lo cual no lo era. —Cinco años es mucho tiempo de “escasez”; también es mucho tiempo para trabajar el rencor y crecer de una puta vez. No me conoces, Benny. Novak no me conoce, y no me importa qué tipo de fuerza o arma quiera lanzarme, si ha tenido algo que ver con la desaparición de Race, se lo haré pagar. Dale a Roxie las gracias por delatarme. —Consigues lo que pagas. —No estaba seguro de si eso era una indirecta para mí o para ella.

—No deberías subestimarme, Benny. Esa fue siempre tu perdición. Mi nombre es Shane Baxter, Bax para la mayoría de la gente, y soy un ladrón.

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Lo vi fruncir el ceño y tomé ventaja de su distracción para arremeter hacia adelante y golpear la parte más dura de mi frente en el puente de su nariz. Oí un crujido satisfactorio, y luego su grito de dolor cuando sus amigotes se apresuraron para impedirle doblarse en sus rodillas en el sucio callejón. Le di a mi cabeza una sacudida para aclarar mi visión, ya que el movimiento no había ayudado nada a mi dolor de cabeza. Caminé alrededor de mi adversario ahora aullando y chorreando sangre, soltando sobre mi hombro, mientras me dirigía a la entrada del callejón:

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—No sé sobre ti y tu fea cara, pero nunca en mi vida he tenido que pagar por ello.

¿Tienes una chica? Te la quitaré. ¿Tienes un buen auto por el que has pagado una fortuna? Te lo quitaré. ¿Tienes aparatos electrónicos caros que piensas que están seguros? Vendré y te los quitaré, porque es probable que no los necesitarás de todos modos. Si no está clavado o atado a ti por cadenas irrompibles, hay una buena posibilidad de que pueda hacerlo mío; Era en lo único que era bueno. Agarrarr cosas que no me pertenecían era mi segunda naturaleza; bueno, eso y encontrar todos los peores tipos de problemas en los que meterse. Solo tenía veintitrés, había ido a la cárcel por cinco años justo después de mi décimo octavo cumpleaños, pero esa no estaba ni siquiera cerca de ser la primera vez que me arrestaban o me topaba con la ley. No era un experto en tomar buenas decisiones o en estar limpio, pero conocía mis fortalezas, me aferré a ellas y logré cuidarme por mí mismo. A cualquier precio. Tenía dos personas en mi vida por las que me he molestado en preocuparme: mi mamá y Race. Solía haber tres, pero el último me defraudo de múltiples maneras, demasiadas para contar, y ya juré darle un golpe que lo dejaría inconsciente la próxima vez que tuviera la oportunidad. Mi mamá era sufrida, obstinada, y la única persona que se quedó a mi lado cuando me marche. Tenía un gusto terrible para los novios, la mala costumbre de beber más de lo saludable, y problemas manteniendo un trabajo estable. Era la definición misma de un vagabundo, no importaba cuántas veces intenté ayudarla.

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Race y yo éramos los dos amigos más improbables que nadie pudiera imaginarse. Él tenía estudios universitarios, tecnología, y era de una familia que tenía todas las conexiones y linaje adecuados. Era bien hablado y encantador, siempre vestido como si fuera a una entrevista de trabajo, y estaba lleno de paciencia y sentido común. Era una agradable brisa de verano para mi tormenta de destrucción. Yo ni siquiera había terminado el bachillerato, apenas podía leer una frase entera, no tenía una familia más allá de mi mamá y el barrio en el que vivíamos, y parecía lo que era: un ladrón. Incluso antes de estar encarcelado había tenido una fuerte masa muscular y era corpulento haciéndome un tipo grande con el que nadie quería meterse. Nadie excepto Race.

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Empecé a robar cosas antes de que entendiera lo que estaba haciendo porque estaba tan cansado de no tener nada. A medida que fui creciendo y mejorando en eso, lo hacía para pagar las facturas y mantener un techo sobre nuestras cabezas. Mi mamá nunca me juzgó, nunca me dio la espalda, y era la única persona del mundo que en realidad sería feliz de verme fuera de la cárcel.

Traté de robarle el auto una noche, cuando ambos éramos adolescentes. Él conducía un bonito Mustang Roush con una rubia aún más bonita en el asiento del pasajero. No tenía idea de qué estaba haciendo en una parte tan mala de la ciudad, pero yo no era el tipo de persona que dejaba pasar una oportunidad. Empujé un cuchillo en su cara, lo saqué del asiento del conductor, y continué intentando tomar su coche. Solo que Race no tenía ninguna prisa por dejarlo ir. Nunca supe si estaba luchando por la chica o por el auto, pero de cualquier manera, nos sacamos la mierda el uno al otro. Rompí su muñeca, él me partió las costillas y me rompió dos dientes delanteros. Fue sangriento, y épico, y para cuando todo estaba dicho y hecho, éramos hermanos de sangre. Tenía el asiento de la rubia en el Stang de camino al hospital y tenía un hermano de otra madre en Race. Nunca fui a su lujosa casa en The Hill o ensucié su buen nombre en su escuela preparatoria de lujo. Nunca vivió como un pobre conmigo en el gueto o tuvo que hacer frente a los arrebatos de borracha de mi mamá. Cuando empecé a robar autos de gama alta para Novak regularmente necesitaba ayuda con los sistemas informáticos de los autos que costaban más de seis cifras a veces siete, él era el único en el que confiaba para cubrirme la espalda. Tuvimos un buen momento, pasando por chicas calientes, y festejando con mercancía que los chicos de nuestra edad no debían conocer. Cada día lamenté pedírselo, lamenté tanto arrastrarlo hasta mí. Cinco años fue mucho tiempo para trabajar en una disculpa. Era el mismo tiempo para esperar la que se me debía, una que cuando llegara, esperaba que fuera suficiente para evitar tener que poner mis manos alrededor del cuello de mi mejor amigo. Los dos habíamos cometido algunos errores graves a lo largo del camino que necesitábamos expiar.

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Saqué un cigarrillo del paquete que le había quitado a Roxie y saqué el celular de prepago que había recogido cuando fui y conseguí mi auto. Caminé y di la vuelta a la manzana donde había estacionado la belleza, lejos de miradas curiosas y de manos calientes. Sabía qué tipo de autos buscaban los ladrones y qué tipo de autos buscaban para ellos los aficionados a los autos. Mi abejorro, amarillo y negro, de carreras, Plymouth Roadrunner 1969 con su ostentoso motor semicilíndrico y techo descapotable. Era ruidoso. Era duro. Era el más rápido de los rápidos, y era

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El problema era que no tenía ni idea de por dónde empezar. Cuando me fui, se había inscrito en alguna escuela Ivy League al este. No estaba seguro de si él llegó al lugar, me fui, por lo que pudo hacerlo, pero en la vida no había garantías. Aprendí esa lección de la manera más difícil.

lo único que me quedaba después de que me encerraron. Le dije a mi mamá que lo vendiese cuando caí, pero se negó. Sabía cuánto trabajo, cuánto sudor y lágrimas había puesto en ese auto, así que si eso significaba el alquiler o mi bebé, mi bebé ganó. Aspiré los vapores nocivos en mis pulmones y miré hacia el cielo. Mataría por algo de Tylenol para deshacerme del latido que palpitaba en mi cabeza, pero había asuntos más urgentes que tenía que tratar en este momento. Por no hablar, de que un par de rondas con Roxie no habían conseguido aliviar el deseo que me quemaba por dentro. Me gustaban las chicas y a las chicas les gustaba. Cuando creces siendo pobre y sin ningún tipo de supervisión paternal, el sexo era solamente algo que hacías para matar el tiempo y para ahuyentar los momentos monótonos de la desesperación y la depresión. Dos personas podrían hacerse sentir bien el uno al otro, así que eso es lo que ocurría más a menudo de lo que debería. No estaba acostumbrado a estar sin… bueno, estaba acostumbrado a eso ahora, pero en mi antigua vida, echar un polvo era como respirar. No hacía falta pensarlo y cero esfuerzo.

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Necesitaba intentar poner una mano en Race y volver a la cama con alguna hermosa jovencita. Roxie no entraba en el trato si me iba a vender tan pronto como le echase un polvo. Nunca confié en ella. Jugó el papel de, la inocente chica de al lado, demasiado bien. Sobre todo porque ella estaba tan lejos de ser inocente como cualquier otra persona podría estarlo. Molesto por como las primeras horas de mi libertad se estaban desarrollando, llamé a un viejo contacto.

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Era alto, más de un metro ochenta. Tenía el cabello negro y ojos oscuros, a las chicas les gustaba decirme que me hacía misterioso. No hablaba mucho, no a menos que tuviese algo importante que decir, lo que me llevaba a una no injustificada aura malvada. Además de que tenía un espejo, así que sabía que lo que había era bastante agradable a la vista. No iba a ganar un contrato de modelaje a corto plazo, pero a las chicas parecía gustarles exactamente igual. Incluso con la cicatriz en la cabeza y mi nariz torcida, rota más de una vez. Pero, posiblemente, la diferencia más notable entre cualquier tipo de aspecto decente que andaba por ahí y yo era el tatuaje de una pequeña estrella negra junto a la esquina exterior del ojo izquierdo. Pensé que era una idea brillante cuando tenía dieciséis y estaba drogado. Ahora todavía pensaba que era genial para intimidar, algo así como "Estoy lo suficientemente loco como para tatuarme la cara". Como he dicho, me veía como un ladrón, un ladrón que se veía muy bien, pero un ladrón, no obstante.

—Hola. El silencio encontró mis oídos desde el otro lado de la llamada. Arrojé el humo y me senté detrás del volante de mi auto. Se sentía más como que venía de casa que de follar a Roxie o golpear a Benny. —¿Quién es ? —Cada uno que conocía era un bastardo sospechoso. Eso era especialmente cierto cuando la persona al otro extremo de la llamada resultaba ser un traficante de drogas de bastante éxito. —Soy Bax. —¿Cuando has salido? —Hoy. —¿Ya intentando un pase? Diablos no. Cinco años sin ello hizo que no quisiera echarme a perder con esa mierda otra vez. Hizo que las malas decisiones que tomé fueran peores. Si ahora iba a meter la pata, iba a hacerlo limpio y sobrio. Le dije al traficante en un tono plano: —No. Estoy buscando a Race. Oí que se evaporó cuando me arrestaron y apareció hace poco amenazando a Novak. Nadie lo ha visto. ¿Y tú? Más silencio. Había un cincuenta por ciento de obtener una respuesta honesta. Esperaba que mi reputación aún tuviese el peso suficiente para poner el temor de Dios en la gente. Si no, solo tendría que ir a romper algunas cabezas y ganármela de nuevo. —No. Traté de contactar con él un par de veces después de que te encerraran. Pensé que me iba a meter en todas las fiestas de la universidad y poder dividir el dinero con él. Dejó de contestar mis llamadas. Bien por Race.

—Tengo que encontrarlo. —Me aseguré de que la gravedad de la situación sonara fuerte en mi voz.

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—Nadie lo sabe. Sé que Novak lo vigiló después de que todo se fuera a la mierda, pero luego se convirtió en un fantasma.

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—¿Todavía está en la universidad?

Hubo algún gruñido al otro lado del teléfono, y sonido de movimiento como si estuviera saliendo de la cama. Incluso los traficantes de droga necesitaban una buena noche de sueño, supongo. —Mira, lo último que oí fue que estaba con una chica en Point. Una pelirroja. Benny mandó una pandilla para arrastrarlo de nuevo a Novak, y él se había ido cuando llegaron allí. Point era donde crecí. Era lo opuesto a The Hill, donde Race se crio. No me gustaba como sonaba esto en absoluto. —¿Una prostituta? —No. Solo una chica. No una elegante universitaria o una puta. Solo una chica. Los chicos de Benny le dieron un susto de muerte y es por eso que Race se puso furioso con Novak. Le enseñaste a ese presumido pedazo de mierda a hablar como un matón, y todo el mundo se pregunta si le enseñaste como llevarlo a cabo. No necesitaba que le enseñara. Race era inteligente. El cerebro vence a la fuerza cualquier día de la semana, además él en realidad tenía cosas que perder. Esto lo hacía un hombre peligroso. Era un hombre al que nada le impediría luchar. —¿Cómo puedo encontrar a la chica? —Ni idea, Bax. Búscala en el jodido Google. Aparté el teléfono lejos de mi oído y le miré con el ceño fruncido. Parecía que después de todo podría tener que romper algunas cabezas. —Más vale que tengas una dirección o te sugiero que te pongas unos pantalones. Estaré ahí en diez minutos para arrastrar tu culo feliz en un recorrido por la ciudad si no puedo encontrar el sitio por mí mismo.

—¿Se supone que tendré que llamar a cada puerta en medio de la noche? —Estaba frustrado y enfadado, y creo que él lo sabía. Realmente él no quería que le hiciera una visita en medio de la noche en el estado de ánimo en el que estaba.

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—Comprueba el Skylark, ese edificio de apartamentos de mierda del centro. Creo que ahí es donde escuché que vivía.

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Hubo algún juramento y algún crujido más y oí un mechero encenderse.

—Hay un restaurante cruzando la calle. Asoma la cabeza allí y pregunta. La chica es una cabeza de zanahoria. Es naranja y joven. Los chicos de Benny la encontraron entre una multitud sin ningún problema, y sabes que no contrata lo mejor o más brillante. Resoplé en acuerdo y encendí mi bebé. Dios, cómo echaba de menos este gruñido sexy. —También he oído que destrozaste su cara. —Él empezó. —Benny no es el tipo que deja pasar algo así. —Que se joda Benny. Hubo una risa seca en el otro lado del teléfono. —¿Todavía crees que eres el tipo más malo del barrio? Mucho ha cambiado en cinco años, Bax.

—¿Qué puedo hacer por ti, cariño? Vi su rápido movimiento de ojos sobre el moretón que me estaba saliendo en el lado de la cara por el golpe de Benny y sobre la sangre que su gancho derecho había dejado en mi labio inferior. Estoy seguro de que

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Estaba cansado. Solo hacia un par de horas que había salido por las puertas de alambre de la prisión, pero parecían meses. Estaba tan cansado de mi vida y de mí mismo, pero esto no me detendría porque tenía cosas de las que necesitaba ocuparme. Esperé para llamar la atención de la camarera que se veía agobiada, y cuando lo hice, me dio un lento vistazo indicándome que estaría conmigo en tan solo unos segundos. Servir mesas era malo. Servir mesas en un sitio mugriento en la parte mierda de la ciudad en un lugar que estaba abierto veinticuatro horas era aún peor. Me sentía mal por ella.

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No creía que lo obvio necesitara una respuesta, así que colgué y arrojé el teléfono en el asiento de al lado. Ya estaba en Point. Roxie vivía justo en el centro, por lo que solo tomó un par de minutos encontrar el Skylark y localizar el restaurante. Puse el Runner en un sitio de estacionamiento bajo una luz y me puse un gorro. Bajé del auto y miré a un grupo de niños que no tenían motivos para estar fuera hasta tan tarde en esta parte de la ciudad, aparte de estar buscando problemas. Les di a todos una dura mirada, esperé hasta que todos y cada uno de ellos apartaron los ojos, y entré.

no era agradable a la vista en este momento, pero de igual manera ella era agradable. —Estoy buscando a un amigo. —¿Mesa para dos? —No. Él podría haber estado aquí un par de veces. Un tipo grande. Como de mi altura, pero flaco. Cabello rubio, ojos verdes, se ve un poco como si fuera modelo de Abercrombie & Fitch. Podría haber estado saliendo con una pelirroja que vive cerca. Inclinó la cabeza hacia un lado y gritó a unos borrachos que se arrojaban las servilletas el uno al otro en un reservado del fondo. —Nada de rubios calientes en mi turno, pero conozco a una pelirroja. Dovie Pryce. Viene todas las mañanas. Por lo general, se toma un café cuando estoy saliendo de mi turno. Vive enfrente. —¿Seguro que nunca has visto a mi amigo? Se dice que podría haber tenido algo con ella. —¿Con Dovie? De ninguna manera. Esa chica vive como una monja. Va a la escuela nocturna, tiene un trabajo a tiempo completo y uno de medio tiempo los fines de semana. No tiene tiempo para un chico. —Deslizó su mirada de vuelta a mí—. No importa qué tan lindo sea. Le sonreí y froté el pulgar a lo largo de la línea de mi mandíbula. Iba a tener un moretón desagradable allí. —¿Eres siempre tan generosa dando información de tus amigos? —De ser así, no era de extrañar que los chicos de Benny hubieran encontrado a la pelirroja tan fácilmente.

Se limitó a mover la cabeza hacia mí y chasqueó la lengua. —No, cariño, te ves como si hubieras tenido un mal día. Solté una risa con cero humor en ella. —Lo creas o no, hoy es el mejor día que he tenido en mucho tiempo.

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—¿Crees que tengo cara de honrado? —No había humor en mi tono y ella entendió lo que quería decir de inmediato.

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—No. De hecho, el último tipo que vino en busca de ella se enteró por las malas. Nadie de por aquí que lleve un traje tiene buenas intenciones. Nuestro cocinero es un ex-Marine. Le hice lidiar con el último tipo.

—Hmm… —Ella barrió sus ojos sobre mi maltratada cara una última vez—. Buena suerte encontrando a tu amigo, cariño, pero deja a Dovie en paz. Es una buena chica que no necesita tu tipo de problemas. —¿Cómo sabes qué tipo de problemas soy? Agitó una mano con desdén frente a mí. —Llevo aquí mucho tiempo, cariño. Cualquier chico con tantos secretos en los ojos con esa oscuridad es el peor tipo de problema. El tipo del que nunca puedes salir. No podía discutir con ella y por ahora tenía la información que necesitaba. Le incliné mi barbilla y dejé que la mugrienta puerta de cristal se cerrase de golpe detrás de mí mientras caminaba de regreso al estacionamiento. Eché un vistazo al Runner para asegurarme de que los niños no lo habían tocado, y de nuevo al edificio que tenía a mi presa. —Oye, hombre, ¿tienes un cigarrillo? El mayor de los chicos le echó pelotas y se me acercó. Probablemente tenía unos trece años. Lástima que se pareciera a mi cuando era joven. —Eres demasiado joven para fumar. —¿Te estas riendo de mí? Levanté una ceja y dio un paso atrás. —No, no lo hago. —Señalé al Skylark—. ¿Sabes de una pelirroja que vive ahí? —Sus ojos se estrecharon en mí con desconfianza. —¿Por qué? —Porque te lo estoy preguntando. —Pequeño rufián. Me pregunto si yo era tan molesto cuando corría por las calles sin ataduras.

—Claro, niño. Él gruñó y removió sus desgastadas zapatillas de tenis sobre el asfalto. —Dovie. Vive en el mismo piso que yo. Es muy amable. A veces cocina la cena para Pauline y para mí. —Señaló con su pulgar a otro niño, este tenía que tener diez u once. ¿Qué diablos estaba mal en el mundo en

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Reprimí poner los ojos en blanco.

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—¿Me darás un cigarrillo si lo hago?

el que vivíamos, en el que estos chicos estaban haciendo chantaje conmigo y no en la cama esperando empezar la escuela a la mañana siguiente? —¿Qué piso? —¿Por qué? Le fruncí el ceño. —¿Vamos a hacer esto toda la noche? Él se movió nerviosamente y su mirada se deslizó hasta mi auto. —Ese es un dulce paseo. Apreté los dientes posteriores. —Lo es. —¿Lo robaste? —me pregunté si tenía alguna idea de quién era yo. Solía ser una leyenda. Ahora era solo un cuento con moraleja. —No. Eso es lo único que no he robado. —¿Puedes darme un paseo? —Este chico. Tenía que reconocer su valor. Tenía lo que se necesitaba tener en esta parte de la ciudad. —Quizás. Si puedo encontrar a la chica y ella puede ayudarme a encontrar a mi amigo. Nos miramos el uno al otro en silencio durante un largo momento. Sin embargo su pequeña pandilla de montoneros estaba inquieta. Claramente yo no era un objetivo; no querían meterse conmigo, pero en realidad tampoco querían ayudarme. —¿Me lo prometes? ¿Se lo prometía? ¿Acaso este chico pensaba que me veía como el tipo de hombre que mantenía las promesas? Me encogí de hombros.

Jesús. Benny había sobornado a los niños para obtener información sobre ella también. Aquí afuera era sálvese quien pueda, y ese hijo de puta lo sabía. Suspiré y saqué un billete de cien dólares. Tenía un montón de dinero en efectivo que me quedaba de antes del arresto que tenía que

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—Ella vive en el segundo piso. Apartamento doce. El último tipo que preguntó me dijo que me daría cien. Mintió.

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—Claro, chico. Lo prometo.

durarme hasta que planeara mi siguiente movimiento, y entregárselo a un niño rufián no me emocionaba. Pasé al chico y giré cruzando la calle hacia el sórdido complejo de apartamentos. —Fumar es malo para ti. Ve a comprar algunas provisiones, o unos zapatos nuevos o algo así. —¿Qué pasa con el paseo? —Ya veremos, chico. Ya veremos. Corrí por la calle desierta, y pasé por encima del vagabundo dormido en la acera. Abrí la oxidada puerta de seguridad y tomé las escaleras, que olían a cerveza rancia y a algo en lo que no quise pensar demasiado, al segundo piso del edificio. El pasillo estaba vacío, pero aun así me puse la capucha de mi sudadera por encima de mi cabeza rapada y traté de hacer el menor ruido posible. Nadie con algo de sentido común iba a abrirle la puerta a alguien como yo después del atardecer. Por suerte nunca me encontré con una puerta cerrada que no pudiera abrir, a excepción de la que me mantuvo separado de mi libertad durante los últimos cinco años.

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Tenía una increíble visión nocturna. Esta venía de correr al anochecer, viviendo mi vida en el lado equivocado de la ley, y manteniendo mi culo a salvo en la prisión. Vi el objeto pesado volando hacia mi cabeza antes de que tuviera la oportunidad de hacer contacto. Oí una voz suave maldecir y un golpe seco como algo que cayó al suelo. Esquivé un golpe de un puño y me moví solo una fracción lo suficientemente rápido para evitar la carga estática de una Taser que fue empujada hacia mi costado. Maldije, conseguí poner una mano alrededor de una delicada muñeca, y torcí el arma lejos. La vi abrir la boca para gritar y puse una

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Este apartamento era una mierda, lo que significaba que la puerta era una mierda. Podría forzarla con una tarjeta de crédito, pero también cedería con un poco de presión de un hombro en condiciones y un fuerte empujón. Hubo un fuerte ruido y un ligero crujido pero nadie asomó la cabeza fuera de su apartamento para ver qué estaba pasando. La mayoría de las personas que vivían en lugares como éste no tenían nada digno de robar en primer lugar, y la mayoría de las chicas solteras que se veían obligadas a vivir así invertían en mejores cerraduras. Empujé la puerta y me escabullí dentro en la oscuridad. Sabía que iba a darle un susto de muerte a la chica, pero la sorpresa era clave, y nada iba a detenerme de encontrar a Race.

pesada mano sobre ella. Luchó todo el camino mientras la arrastraba más adentro en el apartamento. —¿Ya has llamado a la policía? —asintió vigorosamente en mi agarre, lo que me dijo que no lo había hecho. Si lo hubiera hecho, habría estado entreteniéndome, haciendo tiempo para que pudieran llegar aquí, porque la policía siempre tardaba en aparecer en Point. —Solo quiero saber dónde está Race. Sé que lo sabes. Se quedó inmóvil y paró de arañar el dorso de mi mano con las uñas romas. Realmente tenía el cabello cobrizo, una gran cantidad de él estaba por toda mi cara mientras trataba de inclinar la cabeza hacia atrás para mirarme. —No estoy con el tipo del traje. Race y yo nos conocemos. Si él está en problemas, quiero ayudarlo, ¿de acuerdo? Esperé durante lo que pareció una hora hasta que asintió fuertemente con la cabeza. —Si te suelto, ¿vas a hacer que me arrepienta? —Con vehemencia sacudió la cabeza en negación y sentí sus manos caer a los costados. Era bastante alta para una chica. Cuando la puse lejos de mí y se dio la vuelta para fulminarme con la mirada en la oscuridad, me di cuenta que solo tenía que inclinar su barbilla un poco para mirarme a los ojos.

—Consigue una mejor cerradura. Ella me miró y apartó un puñado de ese cabello salvaje fuera de su cara.

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Estaba pálida, su piel lechosa una sombra brillante en la habitación oscura. Su cabello era un desastre de rizos rojos y dorados y tenía pecas. Tenía el aspecto de una niña. No mayor de dieciséis o diecisiete años. Ella también parecía que debería estar en una granja en algún lugar en el medio oeste. Todo tipo de seria salubridad se vertía fuera de ella, y no había forma en que sus jeans holgados y una desaliñada camisa a cuadros pertenecieran a alguien acostumbrado a hacer y deshacer en esta parte de la ciudad.

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—Estoy verdaderamente cansada y enferma de la gente que piensa que solo pueden entrar aquí y exigirme respuestas. La próxima vez, voy a dispararles.

—Las buenas cerraduras cuestan dinero y todavía no conozco a nadie llamado Race. Así que tú y tu amigo el del traje pueden joderse por sí mismos. Bocona y valiente. Ese era un combo peligroso cuando se enfrentaba a un hombre que no tenía nada que perder. Yo no tenía tiempo para jugar con ella, así que tomé un paso amenazador hacia adelante justo cuando ella se dio la vuelta para encender la luz. Parpadeé por un segundo y vi su boca apretarse mientras nos veíamos con claridad. Su mirada fija en mi cara, pero no en la parte golpeada y magullada… en la estrella tatuada junto a mi ojo. —Carmen me llamó al segundo en que saliste del comedor. ¿No crees que cuando un tipo que luce como tú anda por ahí nosotros nos advertimos el uno al otro? Paulie y Marco tomaron tu número de placa, y si yo no prendo las luces de cinco minutos, los policías están siendo llamados y no quieres saber qué va a pasar con tu muy bonito auto. Parpadeé como un idiota. Nunca nadie me había tomado con la guardia baja. No obstante, y esta chica, que lucía como que debería estar fuera en una granja, seguro que no debería haber sido capaz de ser la primera en hacerlo. ―¿Por qué estoy aquí, entonces? Los policías no me asustan. Niños salvajes alrededor de mi bebé lo hacían. Ella cruzó los brazos sobre un pecho totalmente nada impresionante y entrecerró en mí unos bonitos ojos verde musgo. Eché la cabeza hacia un lado, porque por alguna razón, pensé que me resultaban vagamente familiares. —¿En qué tipo de problemas está Race? —¿Pensé que no conocías a nadie llamado Race?

—No lo sé. Eso es lo que estoy tratando de averiguar. He estado… indispuesto hasta hace cerca de ocho horas. Estoy tratando de poner todas las piezas juntas.

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—Tienes cuatro minutos.

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Ella entrecerró los ojos en mí.

Se mordió la comisura del labio y parecía aún más joven. No sabía cuál era el trato de esta chica, pero tenía un momento muy, muy difícil viéndola como una de las chicas de Race. Él era todo acerca de las piernas largas y pechos grandes sin nada entre las orejas. Esta tenía las piernas pero era obviamente aguda, y su figura, por lo que pude ver, no era algo con lo cual soñar despierto. Ella parecía muy dulce. Tipos como Race no hacían lo dulce, ni los chicos como yo, pero eso era porque nunca tuve la oportunidad. Lo dulce corría para otro lado cuando me veía llegar. —¿Puedes ayudarlo? —Puedo intentarlo. Ella se acercó y encendió la luz, ojos de color verde claro mirándome. —Eres Bax, ¿verdad? Traté de no mostrar ninguna sorpresa ante su pregunta. Asentí con rigidez. Se mordió el labio de nuevo y empezó a girar un rizo brillante alrededor de uno de sus dedos. —Me dijo que si algo malo pasaba, si alguien venía a buscarlo, dijera que no nos conocemos. Él me dio miedo, pero luego el tipo del traje se presentó con sus matones. Le dije a Race y se asustó. Me dijo que mantuviera un perfil bajo, que él se encargaría de eso. Me dijo que si un tipo llegaba, un tipo con un tatuaje de una estrella al lado de su ojo, debería confiar en él. Me dijo que su nombre era Bax. Eso era todo fino y elegante, pero no ayudó a averiguar en qué clase de lío estaba Race o quien era esta chica y el papel que jugaba con él. —¿Quién eres? —Dovie. Entrecerré los ojos y crucé los brazos sobre mi pecho para reflejar su

Ella parpadeó hacia mí y casi podía ver las ruedas girando en su cabeza. Ella inclinó la cabeza hacia un lado y frunció las cejas que eran del color del óxido.

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—¿Quién eres tú para Race? —Si ella me decía que era la vieja de mi amigo, en serio iba a tener que cuestionar qué había estado haciendo mientras yo estaba encerrado.

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pose.

—Soy su hermana. La miré fijamente durante un minuto entero antes de estallar en una risa áspera. Me dolía la cabeza, por lo que me froté los cansados ojos y negué con la cabeza hacia ella. —Señora, no sé quién eres o lo que está pasando con Race pero no tengo tiempo para esto. Acabo de pasar una mala noche, necesito dormir, necesito echar un polvo, y necesito averiguar en qué clase de mierda se metió Race. Si no quieres ayudarme a hacerlo de la manera más fácil, de acuerdo. Puedo hacerlo por las malas. —Di un paso hacia ella, pero levantó las manos en frente de ella. —No, te lo juro. Race es mi hermano mayor. Juré. —He conocido a Race desde que era un niño. Él es hijo único, Pelirroja. Ella soltó una carcajada estridente y se dirigió hacia la cocina que era del tamaño de un armario. Tomó algo del refrigerador y me lo entregó. La fotografía era de hace un par de años, pero no había manera de confundir la elegante apariencia de Race o la manera en que sonreía a la cámara con su brazo alrededor de la extraña chica.

—No vas a hacer nada más sino informarme. Race es familia para mí también, lo que significa que voy a hacer lo que pueda para sacar su culo fuera del fuego.

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Miré de la foto a la cara. Race era un tipo apuesto, refinado y majestuoso. Esta chica era básica y ordinaria, aparte del cabello y la boca inteligente. Esos ojos verdes me miraron sin pestañear, y lo vi. Todo estaba en la mirada de hoja perenne que me miraba como un halcón. Race y la chica pelirroja tenían exactamente los mismos ojos.

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—¿Qué poderoso hombre rico que conoces lo mantiene en sus pantalones? Soy el pequeño y sucio secreto de Hartman, solo que nadie lo guardó muy bien y Race vino a buscarme hace unos cuatro años, solo después de cumplir dieciséis años. Diferentes mamás, diferentes apellidos, el mismo padre imbécil. Si puedes ayudar a Race, te diré todo lo que quieras saber, y si no puedes, lo voy a buscar por mi cuenta. Él es la única familia que tengo y lo amo. Me salvó la vida.

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Diablos, yo ya lo había hecho cinco años atrás; ir mano a mano con Novak sería un paseo por el parque.

2 dovie Traducido por Dani :3, Zoe Benson y effybay88 Corregido por Lizzie Wasserstein

H

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Claro, Race había dado garantía tras garantía de que Bax era un buen tipo. Que una vez que él estuviera afuera, sería capaz de ayudar a mi hermano a arreglar la situación con Benny y Novak, que él era solo un tipo que había heredado un duro destino y hacía lo mejor con lo que tenía. Pero mirándolo en mi deteriorado apartamento, podía ver que Race estaba bastante equivocado. Mi hermano no estaba familiarizado con la desesperación, con tener que sufrir; él no podía ver lo que yo veía en el hombre delante de mí, y eso era la evidente disposición para hacer lo que fuera necesario para sobrevivir. Cinco años en prisión no lo habían derribado cuando entró como un niño asustado. Lo hicieron fuerte, lo convirtieron en una mayor amenaza, y si no estaba equivocada, probablemente en un

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e estado cerca el tiempo suficiente en las peores partes de la ciudad para conocer la diferencia entre un chico malo y un chico que simplemente es malo. La maldad estaba estampada en todo Shane Baxter y no tenía nada que ver con la estrella tatuada en su rostro o la manera amenazadora y deliberada con la que se movía, como una serpiente enroscada lista para atacar y ansiosa por llenarte con veneno antes de que pudieras pestañear. Sus ojos oscuros eran llanos, como si sus emociones hubiesen sido apagadas hace mucho tiempo y él no tuviese ningún interés en conectar con ellas de nuevo. Yo crecí pobre. Crecí donde algunas veces era un lujo ser pobre porque eso significaba que al menos tenías algo de dinero. Así que he visto esa mirada más de una vez, pero nunca he visto tanto daño en una cara que tú simplemente sabrías que podría destruir todo lo que amas sin incluso parpadear una ridícula, gruesa y negra pestaña. Éste era un hombre joven que ha visto más, vivido más, en sus pocos años de lo que la mayoría de las personas han hecho en toda su vida. Sobrevives a este mundo siendo lo mejor de lo peor y no había ninguna duda en mi mente que eso era exactamente lo que era Bax.

mejor criminal. No lo quería en ningún lugar cerca de mí, pero si era mi única opción para ayudar a Race, haría lo que fuera, le daría lo que quisiera. Race era así de importante para mí. Bax no se molestó en preguntar si me importaba si fumaba, solo encendió un cigarrillo y lo puso en medio de sus labios. El final de su boca estaba inflado y cortado como si se hubiera golpeado con algo. Sus ojos oscuros recorrían alrededor de mi espacio y sentí como si estuviera haciendo un inventario. Lo odiaba. Yo vivía en lo que hacía, me mantenía gracias a que me partía el culo trabajando, y sabía cómo vivir y protegerme a mí misma en los suburbios. No dejaría que me juzgara y me encontrara insuficiente. Él era un convicto después de todo. Quizá no tenga mucho, pero todo lo que tengo lo he obtenido honestamente. —¿Qué sabes? Su voz era rasposa y dura, como si no la usara seguido. Caminó hacia la ventana rota y tiró de las cortinas que había puesto lejos para que pudiera mirar el restaurante al otro lado de la calle. Probablemente estaba preocupado por su precioso auto. —No mucho. Race apareció en la casa hogar de la que fui echada cuando la última familia de acogida con la que viví se mudó justo después de que te fueras. Me dijo que era mi hermano. Me dio el resumen básico de los Hartman y me pude dar cuenta que mi padre era una pesadilla al igual que mi madre. Race me sacó de una situación realmente mala, me dio una vida bastante buena por un breve minuto, nos hizo una familia, y luego me trajo de vuelta aquí a esperar. —Esperar, ¿para qué? Me encogí de hombros y me dejé caer en mi viejo sofá.

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Le envié a Carmen un mensaje de texto para dejarle saber que hasta ahora las cosas iban bien. Tenía a todo el vecindario manteniendo un ojo en el escurridizo ladrón con el tatuaje de estrella por la última semana. Era casi un alivio que él finalmente hubiera aparecido, incluso si pensaba que irrumpir y entrar era lo apropiado. Me molestaba que hubiera fallado con la Taser. Necesitaba pasar un par de sesiones más en el local y trabajar en auto-defensa. Una chica sola en esta clase de vecindario nunca podría estar lo suficientemente a salvo o tomar muchas precauciones.

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—Esperar por ti, supongo.

—Crecí en un pueblo como éste, en un lugar como éste, pero en un estado diferente. De lo que he conseguido poner junto escuchando a Race cuando no debía, es que Lord Hartman le pagó a mi mamá y se suponía que se desharía de mí y desaparecería. No lo hizo. Tomó el dinero y huyó; solo que ella no me quería tanto como quería una dosis. Estuve en el sistema… casas de acogida, casas hogar…y Race me encontró justo cuando me estaba preparando para tomar lugar en un notablemente mal hogar. El papá tenía manos acaparadoras, la mamá era una alcohólica y no me importaba. Él sobornó al señor para que se levantará y reclamara sus derechos paternales de modo que yo no estuviera más en el sistema, y estuvimos en el pueblo donde mi terminé mi escuela hasta que me gradué. Nunca me dijo por que no podía regresar a The Point y me cansé de preguntarle. Y luego, un año después algo cambió, empacó y nos mudamos aquí como si él estuviera en alguna clase de misión. Como si tuviera un plan. Sentí que se lo debía, el ir sin preguntas. Él me salvó. Sacudí mi cabeza y retorcí mis manos.

—¿Nunca fue a la escuela?

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Dejó escapar una bocanada de humo y empujó la capucha de su sudadera hacia atrás. Tenía un gorro negro tejido que lo hacía lucir como si fuera para nada bueno. De hecho, todo en él lo hacía lucir de esa manera. El moretón en su mejilla, los pantalones negros y las botas pesadas, el pequeño tatuaje de una caricatura del Correcaminos en la parte de atrás de su mano por su pulgar, sus abundantes y oscuras cejas sobre ojos sin emociones, y la caída de una boca que era demasiado suave y bonita para estar en un rostro tan duro. Con el obvio poder aprovechado en su gran complexión, no era un tipo con el que quisiera estar en un lugar pequeño en un buen día, y odiaba, absolutamente destetaba, que no me dijera nada o que yo no pudiera descifrar lo que estaba pensando detrás de la cortina negra en su mirada.

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—No sé lo que se traía entre manos, pero me gustó este vecindario, me gustó la comunidad universitaria, así que me instalé. Se guardaba para sí mismo y era un tipo de acosador en la calles. Pensé que solo estaba esperando a que quedaras libre, pero luego el tipo en el traje apareció. Él se puso algo violento conmigo, me asustó como el infierno, y Race se volvió un lunático. Nunca lo había visto así de encendido. Sé que fue a ver a Novak. Dijo que estaba cansado de ser una marioneta, de dejar que otras personas tomaran sus decisiones. Me dijo también que nunca se perdonaría por lo que te pasó, y que si te acercabas, necesitaba confiar en ti. Eso fue hace varias semanas, y nadie ha oído de él o lo ha visto desde entonces.

Esa parecía una pregunta extraña para sacar de todo lo que acababa de decir, pero no tenía más que seguir la corriente. —No. Usó el dinero de su matrícula para sostenernos por unos pocos años. También me sacó de la escuela pública y me colocó en una privada por mis dos últimos años. —Bastardo altruista. Automáticamente me enfurecí. —La escuela a la que asistía tenía detectores de metales, estudiantes y profesores armados, y una chica fue violada en el área de los casilleros. Nunca sabía si iba a o hacer mi tarea o a ser violada. Era horrible. Race quería algo mejor, y desde que Lord Hartman se rehusaba a hacer algo acerca de ello, él lo tomó por sí mismo. —No pudo salvarme, ¿así que decidió salvarte a ti? Yo había pensado lo mismo, muchas pero muchas veces siempre que Race sacaba a relucir a su encarcelado mejor amigo. Un tipo que lucía así de fuerte no debía ser así de ingenioso. Debería ser todo músculo y nada de neuronas. Su perspicacia lo hacía un millón de veces mucho más peligroso en mi mente.

Apagó su cigarrillo con la pesada huella de su bota y lo tiró por la ventana. Empujó su capucha de atrás hacia su cara y pasó por delante de donde yo estaba todavía en el sofá. Cuando ya había dado unos pasos lejos, me miró. Esos ojos suyos eran solo un oscuro vacío en una cara que estaba segura que nunca podría olvidar.

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Race era más que mi hermano mayor. Era mi héroe. Era mi salvador. Era la única cosa en el mundo entero con la que no podría vivir si me faltara. Dinero, objetos, seguridad, nada de eso importaba; todo era una ilusión. Los sacrificios que Race hizo por mí, la manera en la que apareció y le mostró a una solitaria chica de dieciséis años que estaba en el lado malo realmente malo del camino, que había más en la vida que solo ir por ahí… No podría nunca compensarlo por eso. Daría lo que sea y lo que fuera que tengo para mantener a mi hermano a salvo.

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—No sé cuáles fueron sus razones y no me importa. Yo tenía a alguien que me amaba y se preocupaba más por mí que por una dosis. Me ofreció un cambio en una vida normal y estable; me mostró lo que podía ser la familia. Se metió en una pelea con el señor y la señora de la mansión por mí, y yo haría lo que sea, y me refiero a lo que sea, para mantenerlo a salvo.

—Mantén la cabeza abajo. Si Benny o alguien sombrío viene a hurgar a los alrededores, llama a este número. —Recitó de manera rápida un montón de números que nunca podría recordar pero asentí de todas maneras—. Si Race hace contacto, cualquiera clase de contacto, dile que salí. Dile que me encuentre, que Novak es mi problema, no el de él. Cuéntale que la pizarra está y siempre estuvo limpia hasta que yo diga algo diferente. ¿Entiendes todo, Pelirroja? Odiaba ese apodo. Estar en quiebra era una cosa, estar en quiebra y tener flameante cabello rojo del que todos querían burlarse, era otra cosa. Sin embargo, él no era la clase de tipo con el que iba a discutir sobre un estúpido apodo. En realidad, él no parecía como la clase de tipo que se necesitaba para protestar, no importaba qué ya había finalizado. Se movió hacia a la puerta y salté sobre mis pies. —¿Eso es todo? Me miró sobre su hombro y abrió la vieja puerta. —A menos que sepas algo que pueda en realidad ayudarme, entonces sí, eso es todo. Lo fulminé con la mirada. —Quiero decir, ¿qué sucede ahora? ¿Qué hacemos para encontrar a Race? Levantó una de sus oscuras cejas hacia mí y la esquina de su boca cayó en un ceño fruncido.

—Quiero ayudarte. Necesito ayudarte. Le debo todo a Race. Desde algunos escalones por debajo, me miró a dónde yo estaba nerviosamente merodeando. Sentí escalofríos. Los ojos de ninguna persona deberían ser así de fríos, así de planos.

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Estuvo fuera de la puerta tan rápida y silenciosamente que tuve que lanzarme a seguirlo por la escalera de incendios. Yo era alta y tenía piernas largas. Él era más alto y tenía piernas aún más largas. También se movía como una gigante sombra contra las otras en la pared.

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—Nosotros no hacemos nada. Yo salgo a las calles y hago que la gente hable. Necesito averiguar en qué estaba trabajando Race a escondidas para que Novak lo quiera tanto como para tener a Benny buscándolo. Tú solo déjame saber si escuchas de él.

—Quizá él no sea mi hermano de sangre, pero es mi hermano de igual manera, y lo conozco lo suficiente para saber que lo que sea que hizo por ti, lo hizo porque quería, no porque tenía que hacerlo. Race ama ser el héroe. No sabía cómo tomar eso, y para el momento que tuve mis pensamientos en línea, ya había bajado todos los escalones. Sabía que si desaparecía, no lo volvería a ver y no podía dejar que eso pasara. Era mi única pista hacia Race, no importaba lo que eso significara para mí. —Necesito ayudar. Me observó sobre su hombro y sabía lo suficiente como para no seguirlo más lejos. —No puedes ni ayudarte a ti misma. ¿De verdad crees que vas a detener a alguien con una Taser y una sartén? También tenía una nueve milímetros cargada en una mesa de noche a lado de mi cama que Race se había asegurado de que yo supiera cómo manejar, pero asumí que él no necesitaba esa información. —He estado esperado por ti. Sabía que eras tú. —Y si no hubiese sido yo y hubieses fallado con la Taser, habrías estado jodida. Literalmente. Trabajo mejor solo. No sé lo que está pasando y no necesito a alguna pueblerina retrasándome o yendo contra la corriente. Sentí mis cejas elevarse hasta la línea donde empezaba mi cabello. Había oído un montón de cosas acerca de la forma en la que luzco, algunas más halagadoras que otras, pero nunca había tenido a nadie insinuando que lucía como si perteneciera a una granja. —¿Perdón?

Bueno, él no lucía como si fuera un par de años mayor que eso, pero no había ninguna duda en que él lucía igual que un criminal y todas las oscuras y peligrosas cosas que se suponen que era.

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—Son las pecas y la piel marfil. Pareces como una pequeña niña de granja. Definitivamente no luces como si pertenecieras a los barrios bajos, y de seguro no aparentas tener veinte.

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Se rio, al menos eso creo que se suponía que era el sonido, y saltó unos pocos escalones más.

—Bueno, nunca he estado en una granja en mi vida y haré lo que sea necesario para mantener a salvo a Race y traerlo a casa, con o sin ti. Quería sonar fuerte. Quería sonar como si pudiera ser valiosa para él. No lo hice. Soné asustada e insegura. Él lo escuchó. —Sin mí, Pelirroja. —Y de pronto ya no estaba. Solo desapareció. Desapareció en la noche como el ladrón que era. Suspiré y volví a mi apartamento. No estaba preocupada por algún otro visitante inesperado. Lester, el mendigo que vivía en la escalera de entrada, no dejaba entrar al edificio a quienes no deberían estar en él. Todo lo que hacía era darle un plato de comida y compartir un paquete de seis de vez en cuando y el mantenía su ojo de águila en mí. La única razón por la que Benny y sus matones lograron encontrarme era porque me emboscaron un domingo por la mañana cuando Lester llevó su apestoso ser a la iglesia. Fueron suertudos. Yo no. También estaba asustada. Estaba asustada por Race, asustada por mí. Y si fuera honesta, estaba cien por ciento asustada de Bax. Era inteligente en las calles. Sabía cómo cuidar de mi misma, pero no había nada en mi bolsa de trucos que me hiciera pensar que era capaz de lidiar con alguien como él. Él era un comodín realmente aterrador, pero lo necesitaba. Nunca había necesitado a alguien en mi vida antes de que Race apareciera en mi puerta.

—¿Entonces? ¿Qué dijo? Suspiré y enrosqué uno de mis rizos naranja en mi dedo y mantuve mi mirada en el techo pintado de amarillo. No era un gran apartamento, pero estaba lejos de ser el peor lugar en el que había vivido jamás.

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Rio en mi oído y me tumbé en el sofá. Ella era dulce. Una madre soltera... Marco y Paulie la mantenían ocupada. Eran chicos buenos. Ella era una buena madre pero esto no era un cuento de hadas, y sabía que la vida era difícil para todos ellos, especialmente porque Marco tenía trece y Carmen era solo seis años mayor que yo. Tratamos de cuidarnos entre nosotros, pero todo hombre y mujer con una vida como la nuestra cuidaba de sí mismo, y entre más rápido aprendieras eso, mejor estarías. Era tonto tener expectativas. La realidad de la situación nos mantenía honestos y nos permitía romper lazos unos con otros.

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Mi celular estaba sonando justo cuando giraba los cerrojos de la puerta, aunque supiera que no servían para nada, gracias a mi visitante nocturno. Respondí y fui a la ventana a saludar a Carmen.

—No mucho —¿Tiene alguna idea de donde puede estar Race? —No, pero tampoco parecía muy preocupado porque algo malo le hubiese pasado. —Tu hermano te dijo que él era muy del tipo “hacerse cargo de sus asuntos”. Debiste haberle creído. Race siempre trataba de hacerte entrar en razón, incluso cuando no querías oírle. Ella estaba en lo cierto, entonces suspiré de nuevo. —Él no va a estar de vuelta. Nunca sabré lo que está pasando. Race podría estar en cualquier parte. Lastimado, en peligro, o peor, y nunca lo sabré. Ella murmuró algo sobre su hombro y escuché el sonido de platos rotos en el fondo. Volvió a la línea y suspiró. —Este chico Novak no es ninguna broma. Es un mal tipo y Race te dijo que haberse enredado con él era la peor cosa que había dejado suceder en su vida. Te tengo que decir esto cariño, esta puede ser una situación para que los malos se deshagan entre ellos. Los héroes no tienen campo en este tipo de pelea. Se requiere ser sucio para jugar sucio, y el punto es que nadie es más sucio que Novak. Sabía que Race no era perfecto, que había tomado un montón de malas decisiones, decisiones con consecuencias cambiadoras de vidas, pero a pesar de ello, era mi héroe, y si significaba unir mi vagón con el caballo negro del diablo para resolver esto, eso sería lo que haría.

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Ahora, habiendo pasado una hora en su presencia, tenía que admitir que Bax irradiaba todos los tipos de escalofriantes cosas malas que me hacían querer creer que él podría ser la gracia salvadora de mi hermano, pero no podía olvidarme de esos ojos. Si no sentía nada, nada en absoluto, ¿cómo sería capaz de preocuparse lo suficiente por Race como para encontrarlo y ayudarlo? Necesitaba hacerle entender lo importante que era

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—Si Novak es así de malo, no logro entender como alguien difícilmente lo suficiente mayor para beber puede tener una oportunidad contra él. No solo eso, ¿cómo tiene suficiente influencia para hacer algo por Race? Ha estado encerrado por los últimos cinco años, ¿cómo siquiera tiene piernas para pararse en una pelea como esta?

encontrar a mi hermano. Nadie había comprometido más en el regreso a salvo de Race que yo. —Cariño, tú oíste la forma en la que tu hermano habló de este tipo, como si fuera alguna clase de superhéroe. Este tipo es el mejor amigo de tu hermano. Tenían un lazo tan fuerte que él estaba dispuesto a ir a prisión por Race. Eso significa algo, Dovie Lógicamente, sabía que estaba en lo cierto, pero estaba teniendo un mal momento separando el miedo, la adrenalina y el pánico de la racionalidad. —Me tengo que ir. Acaba de entrar un gran grupo de niños. Me pregunto si sus padres saben que están afuera tan tarde —dijo irónicamente porque sabía que Marco y Paulie estaban en cualquier lugar excepto durmiendo, como deberían estar—. Te digo todo el tiempo cielo, las personas van a ser quienes son a final de cuentas. Si este tipo es malas noticias, tal vez es suficientes malas noticias para involucrarse con Novak. Tú solo mantén la cabeza arriba y vigila tu espalda. No confío en el trajeado, y no confío en un chico con ese tipo de problemas en los ojos. Resoplé. —No había nada en esos ojos, Carmen.

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Habían forzado la entrada a mi casa dos veces, un mafioso conocido sabía mi nombre y donde vivía, mi hermano estaba desaparecido y un criminal convicto era mi única esperanza de encontrarlo. Ya era tan feo como podría ser en mi mente. Me despedí de Carmen y caminé a mi habitación así podría volverme un ovillo sobre el delgado cobertor. No me gustaba sentirme fuera de control. Desde que era pequeña, fue mi responsabilidad asegurarme de sobrevivir, de que estaba a salvo, de que tenía lo necesario para lograrlo en este mundo. Race apareció y mandó todo eso al diablo. Dependía de mi hermano. Confiaba en él y lo amaba, dos cosas que nunca había sentido por otro ser humano, jamás. No ser capaz de hacer algo, solo dejar todo en manos de Bax, me ponía nerviosa y enteramente exasperada.

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—Oh, cariño, si miras lo suficientemente cerca, todo está en esos ojos. Es por eso que son tan oscuros. Están llenos. Llenos de cada secreto, cada promesa, y cada tentación que puede lograr que una chica buena haga cosas realmente malas y disfrute cada segundo de ello. Cuídate, Dove. Esto se podría poner feo para ti muy pronto.

Oí un golpe en la puerta principal y me saqué a mí misma de mi depresión. Solo podrían ser los niños; todos los demás últimamente parecían pensar que irrumpir era la mejor manera de entrar a mi casa. Abrí la puerta y bajé la vista hacia Marco y su hermano menor. Él era un futuro chico malo en proceso, sin duda, pero también era un chico dulce que cuidaba de su hermano y me trataba como familia porque le hacía galletas ocasionalmente. —¿Qué tal? Se movió nerviosamente. —Solo quería asegurarme de que estuvieras bien. Este tipo no es una broma como lo era el del traje. —Lo sé, Marco. Está bien. Él va a tratar de encontrar a Race. —Lo sé. Él estaba al teléfono cuando volvió al auto. ¡Hombre, ese era un auto genial —La envidia coloreaba su tono. —¿Qué estaba diciendo al teléfono? —Me mordí el labio porque no debería estar presionando a un niño por información, pero si Bax no me iba a dejar ayudarlo, tal vez tenía que quitarle la opción. —Estaba hablando de algún lugar llamado Spanky's allá en el Distrito. El Distrito era donde vivían y trabajaban todas las chicas. Era allí donde estaban todos los bares de desnudistas donde las chicas buscaban el fin de mes. Todavía estaba en The Point, otra parte de lo que te daba el vivir en el lado pobre de la ciudad. —¿Qué estaba diciendo sobre Spanky's?

No sabía si tenía algo que ver con mi hermano, o si solo estaba preocupado por echar un polvo. Dijo que estaba de primeras en su lista de prioridades por el momento, pero no estaba segura de sí era una pista que podía dejar deslizarse de entre mis dedos. Me aproximé y desordené el

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—Preguntó sí una chica llamada Honor todavía trabajaba allí. Le dijo a quien quiera con quien estuviera hablando que pasaría por allí mañana para hablar con ella.

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Marco me miró inquisitivamente y traté de sonreír de forma tranquilizadora. Mi ansiedad lo convirtió más en una mueca y no se lo creyó por un segundo, pero me contestó de todos modos.

cabello de Marco. Maldijo y tomó a Paulie del codo para arrastrarlo de vuelta a su apartamento. —Se cuidadosa, Dovie. Este tipo no es alguien con quien querrías meterte. Si este chico a su edad podía sentir el peligro irradiando de Shane Baxter, tal vez no era la mejor idea intentar meterme directamente en su camino. Corría el riesgo de ser arrollada. Desafortunadamente, simplemente no sabía que otra opción tenía a este punto.

—Estás apurada por salir de aquí hoy. Me volví hacia el sonido de la voz mientras Brysen Carter se sentaba junto a mí. Las dos éramos meseras del mismo restaurante de la esquina que quedaba justo en la parte de la ciudad donde The Point se juntaba con The Hill. Yo estaba en una parte de la carretera y ella de la otra, pero nos llevábamos bastante bien, y si yo hubiera sido del tipo de tener amigos, la hubiera considerado una. Ella era amable conmigo, no se metía en mis asuntos, siempre estaba dispuesta a cambiar de turno conmigo si la escuela o mi otro trabajo llamaban, y no tomaba mierda de nadie. Y no era porque claramente tenía dinero, sino porque era bajita y bonita y el restaurante estaba lo suficientemente cerca a The Point lo que hacía a la gente pensar que era fácil de ligar. Estaban equivocados.

—No, no esta noche. Mi otro trabajo era trabajar algunas horas a la semana en una casa hogar para niños que habían crecido como yo. Cuando había un montón

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—¿Tarea? —Solamente estaba siendo agradable, pero no tenía tiempo para meterme en ello. No tenía idea de cuándo se presentaría en el club, lo que significaba que necesitaba llegar allá antes de que él me viera e interceptara.

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—Lo estoy. —Estaba haciendo lo que faltaba antes de que se acabara mi turno y había dado mis dos últimas mesas a una chica nueva. Odiaba perder dinero, pero encontrar a Race era lo que me importaba más que todo, y podría quedarme sin agua caliente por un mes si eso es lo que tomaba encontrarlo.

de casas de acogida realmente buenas y personas queriendo ayudar en el mundo, también hay muchas realmente malas. Yo quería ayudar. Quería darles a los niños la opción de tener una vida normal, como Race lo había hecho por mí. Iba a la escuela de noche porque eventualmente quería un título en consejería. Quería que los niños en mis zapatos tuvieran una oportunidad de pelear. —Bueno, sé que no tienes una cita porque el infierno aún no se ha congelado, entonces ¿a dónde vas? Levanté la vista hacia ella y puse los ojos en blanco. Ella era una chica tan linda, siempre me pregunté por qué estaba aquí y no en alguna fraternidad o en algún campus. Tenía un flequillo perfectamente estilizado con justo la sombra correcta de rubio y rubio claro. Tenía amables ojos azules y una figura hecha para la ajustada falda y blusa negra que usaba para el trabajo. Era encantadora, y estaba genuinamente preocupada por mí pero no podía meterme en ello con ella. No necesitaba a alguien diciéndome que fuera cuidadosa y que cuidara mi espalda porque Bax era problemas. Mensaje recibido, universo, el tipo era malas noticias; tan malas que no podía hacer nada al respecto. En vez de responder, incliné la cabeza hacia el lado y elevé una ceja hacia ella. —¿Piensas que luzco como una pueblerina? Ella se quedó mirándome como si me hubieran crecido cuernos, y luego soltó una risa. —¿Qué? ¿Quién te dijo eso? Metí el dinero y los recibos en la maleta y mis propinas en los bolsillos. —Solo este tipo. Pensé que era loco.

Ropa cara, cabello lindo y una cara maquillada te dan una atención no deseada en esta parte de la ciudad. Además mi cabello ya era un faro y yo no necesitaba nada más para destacar.

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—Pues, tienes esta cosa inocente-de-ojos-abiertos-de par-en-par andando, pero te conozco, entonces sé qué no es quien eres realmente. Probablemente era la ropa diez tallas más grande y la falta de maquillaje. Más todo ese cabello alborotado al que nunca le haces nada y te hace lucir como si tuvieras cinco años la mayoría del tiempo.

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Ella inclinó su cabeza a un lado y me consideró pensativamente por un segundo, luego puso un poco de su cabello rubio detrás de su oreja.

—¿Es eso lo que él dijo? —¿Quién es este tipo? Me encogí de hombros con tanta indiferencia como pude manejar. —Solo un amigo de mi hermano. Se detuvo buscando a Race y tuve que decirle que no lo había visto en un tiempo. Ella hizo una cara. Por alguna razón Brysen no era una fanática de mi hermano. Ellos tenían antecedentes similares y ambos estaban visitando los barrios bajos en este momento por razones personales, pero no congeniaban. Ella era grosera con él, y él la rechazaba, y eso era incómodo para mí porque ella genuinamente me agradaba, y como regla no me agrada mucha gente. —¿Él tiene alguna idea de dónde puede estar Race? Negué con la cabeza y me empujé lejos de la mesa. —No, pero no estoy segura que él me diría si lo supiera. No me pareció del tipo de los que comparten. —Suena como del tipo grosero si te llamó pueblerina sin saber nada de ti.

Bar tras bar, club de desnudistas tras club de desnudistas Hombres y mujeres ganándose la vida de una manera que había estado presente desde el origen de los tiempos, coloreaban cada cuadra en el Distrito.

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No tenía, nunca había tenido, un auto y cuando Race desapareció se llevó el suyo con él. Esa era solo una de las razones por las que estaba preocupada por lo que le había pasado, porque realmente era un lindo auto y la probabilidad de alguien tratando de robarlo era tan alta como el drogadicto en la esquina. Torcí mi cabello desordenado en una coleta y me puse un holgado gorro gris sobre los mechones. Si alguien iba a reconocerme, lo haría por el cabello y no por un desgarbado gorro gris sobre la masa. Si alguien iba a reconocerme, seria por mi cabello y no por los insulsos jeans, el holgado suéter negro y los degastados Converse que tenía puestos. Me veía como cualquier otro chico deambulando, y Bax se había visto completamente poco impresionado por mis mínimos atributos como era, aunque no era como si me estuviera viendo de todos modos.

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—No tienes ni idea… Mira, hablaré contigo más tarde, ¿está bien? Me tengo que ir. —No esperé para ver su respuesta antes de apresurarme por la puerta.

Tratando de encontrar un lugar llamando Spanky’s cuando cada establecimiento se llamaba de manera similar con la misma insinuación apenas disimulada era mucho más difícil de lo que pensé que sería. Cuando finalmente lo encontré, estaba reacia a entrar. Era neón. Era rosa. Gritaba libertinaje y cosas sucias. Solo estar de pie en la acera me ponía la piel de gallina. Mi vida no era bonita y de color rosa, pero nunca había caído lo suficientemente bajo para pensar que desnudarme y venderme era una forma de salir adelante. Me di a mí misma ánimos y me obligué a abrir la puerta. No podía dejar de frotar mi mano sobre el muslo de mis jeans después de que entré. Era igual de rosa y llamativo en el interior. Mis ojos se movían a toda velocidad alrededor, tratando de encontrar el mejor lugar para esconderme y pasar desapercibida, cuando una mano me agarró el brazo y me dio la vuelta. —¿Eres lo suficientemente mayor para estar aquí, niña? —El gigante afroamericano me dio una pequeña sacudida. Su cabeza calva brillaba bajo las luces de neón rosas y sentí mi corazón atascarse en mi garganta. Aparte del diamante en sus dientes frontales y de la mueca en su rostro, no había pasado desapercibida el arma que tenía metida en un costado en una funda de cuero. Estaba acostumbrada a la violencia y a las cosas desagradables que pasaban en esta parte de la ciudad, pero tipos con armas eran nuevos, y no estaba segura de cómo proceder sin hacer el ridículo o arruinar mi oportunidad de encontrar a Bax. —Lo soy. —No estás aquí para trabajar o mirar. —No era una pregunta—. ¿Qué estás haciendo aquí? Traté de hacer palanca para soltar mi brazo, pero no logré nada. —Estoy buscando a alguien.

Ese debía ser un problema regular si tenían a este tipo aquí para prevenir peleas entre mujeres antes de que estas comenzaran.

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—Mira, niña, si tu hombre te abandonó, ese es tu problema. Tienes un problema con una de las chicas, manéjalo en tu propio tiempo y no durante las horas de trabajo. ¿Entiendes?

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Esa fue la peor cosa para decir porque sus cejas de ébano se fruncieron de golpe y me dio otra pequeña sacudida. Mis dientes chasquearon juntos y probé sangre.

—Anda. Ve a comprar un poco de lápiz labial o algo, tal vez la próxima vez tu novio no tenga que venir a buscar pasar un buen rato aquí. Mi orgullo me hizo enfadarme en contra de mi voluntad y jalé de mi brazo capturado otra vez. Estaba a punto de decirle que se fuera al infierno cuando la puerta detrás de mí se abrió. La ligera brisa nocturna sopló dentro, junto con una carga eléctrica que era llevada por una fuerza más oscura y pesada que el aire que la rodeaba. —Hola, Chuck. Necesito ver a Honor. —No había ninguna duda de esa áspera voz que crepitaba con autoridad y humo de cigarrillo. —Espera un segundo, Bax. Tengo que escoltar a la gentuza fuera. Oh, grandioso. Ahora, si había estado esperando pasar desapercibida, no había ninguna oportunidad. Prácticamente podía sentir esos ojos oscuros quemando un agujero en la parte posterior de mi cabeza. Mi otro brazo fue apretado en un agarre de acero, y fui arrastrada sin piedad. Mi gorro salió volando y mi cola de caballo saltó libre y me golpeó en la cara. Soplé un rizo y me encontré con una oscura mirada ardiente. La estrella al lado de su ojo palpitaba al mismo tiempo que el músculo contrayéndose en su mejilla. Era tanto aterrador como fascinante de ver. El enorme gorila dio un paso lejos de mí, lo que me hizo caer hacia Bax. Él me atrapó con su otra mano y me sacudió tan fuerte que mi cuello hizo un crujido alarmante. —¿Qué carajos estás haciendo aquí? —¿La conoces? —pregunto secamente el gorila. La mirada de Bax se estrechó sobre mí y me dio un empujón que me tuvo luchando por mantenerme de pie. Me sentía como una niña pequeña siendo castigada por no terminarme la cena. Agarré mi gorro, lo puse de nuevo en mi cabeza y crucé los brazos sobre mi pecho.

—Ella es su hermana. Dejalo. —Lo siento. —La disculpa fue solo para Bax, no para mí. Imagínate.

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—Ahhh… bueno, tengo que decir, él solía tener mejor gusto —arrastró las palabras el gorila, tan secamente como antes. Quería abofetearlo. Lástima que el fuera del tamaño de una casa.

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—No. Race la conoce.

—Honor estará en el escenario principal por otros cinco minutos. Le dije que vendrías esta noche para verla. Ella no sabía que estabas afuera. —Han sido unos días ocupados. Solo tratando de llegar a un acuerdo. —Ese fue un trato injusto el que recibiste, Bax. Todos estábamos muy tristes de ver que caíste por eso. Bax dejó escapar una risa con un sonido amargo sin humor en él, y me jaló bruscamente a su lado. —Estaba en el auto cuando los policías me detuvieron. No podía salir de ese tipo de cosas, además era un delincuente habitual. Tuve suerte de que me condenaran con una sentencia de cinco años. —Escuché que había mucho más que eso. Esos ojos oscuros se movieron hacia mí y luego de regreso al gorila. —Escuchaste mal. Fui atrapado corriendo autos para Novak. Eso es todo lo que fue. Ahora estoy libre y Novak puede irse a la mierda. Solo quiero encontrar a Race y recuperar mi vida. Cinco años son un largo tiempo para quedarte cruzado de brazos. El gorila asintió como si lo entendiera y sutilmente intenté soltarme. Bax no estaba creyendo nada de eso y apretó su agarre en mí. Eso dolió, y creo que él lo sabía, si la forma en que estrechó sus ojos oscuros hacia mí lo indicó.

No iba a contestar eso, y tampoco iba a dejarlo intimidarme. Tiré de mi brazo para liberarme y me di la vuelta con toda la intención de alejarme de él. Solo que había olvidado que no estaba tratando con cualquier tipo. Este chico, no era ignorado o rechazado y, posteriormente, me encontré de espaldas contra la pared de ladrillos desgastados del club de desnudistas

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—¿Qué estás haciendo aquí? ¿Cómo sabes de este lugar?

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—Dile a Honor que estaré allí en un segundo. Primero tengo que encargarme de esto. —Esto era yo, mientras él se giraba y me sacaba arrastrando por la puerta. Chillé en sorpresa porque no estaba acostumbrada a ser maltratada ni a tener esa clase de ira desenfrenada dirigida hacia mí. Me metía en mis propios asuntos, mantenía mi cabeza baja, y permanecía fuera del camino. Así fue como sobreviví todo este tiempo. Meterme en el camino de Bax iba en contra de todo eso, y ahora ésta era la consecuencia.

en una parte aterradora de la ciudad con un hombre incluso más aterrador en mi cara. Jadeé y puse mis manos alrededor de sus gruesas muñecas cuando me tiró sobre la punta de mis pies y se puso cara a cara conmigo. La ira en esa mirada medianoche era lo suficientemente caliente para quemar. —¿Crees que puedes jugar conmigo, Pelirroja? ¿Te parezco la clase de hombre que es despreocupado y fácil de manejar? Ahora, te voy a volver a preguntar una vez más, y eso es todo lo amable que seré, porque si me haces preguntar otra vez, ninguno de los dos va a estar feliz al respecto. ¿Qué carajo estás haciendo aquí? Cada gruesa muñeca que me agarraba tenía un tatuaje a juego blanco y negro de eslabones rotos de una cadena alrededor de ellas. Como si se hubiera liberado de alguna clase de restricción y fuera libre para causar estragos en un mundo desprevenido. —Estoy preocupada por mi hermano. Él confía en ti, piensa que lo puedes ayudar. Necesito saber lo que sabes. Marco te escuchó decir que ibas a estar aquí, así que necesitaba estar aquí. Lo amo. —Mi voz se quebró, e incluso sabiendo que era algo tonto mostrarle debilidad al enemigo, no pude evitar las lágrimas llenando mis ojos. —No tienes ni idea de lo que estás haciendo. Todo lo que puedes hacer es meterte en mi camino y crearme problemas. Chuck nunca olvida una cara, si alguien viene husmeando, él va a mencionar a una pelirroja metiendo las narices donde no debería. Vuelve a la escuela. Regresa al restaurante. Vuelve a tu apartamento. Si puedo encontrar a Race, y si no es demasiado tarde, te lo haré saber.

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—Por favor Shane. Por favor déjame ayudarte. Él es mi hermano. Haré lo que sea. Te daré lo que sea que quieras. Por favor. —Nunca había rogado por nada en mi vida, y estaba segura como el infierno que siempre había sido demasiado inteligente para quedar en deuda con un hombre como éste, pero por Race lo haría. Traté de hacerlo ver, intenté poner todo lo que estaba sintiendo en mi mirada, pero esos ojos negro terciopelo ni siquiera se inmutaron. Él sacó la punta de su lengua y deslizó su mirada desde la punta de mi cabeza hasta mis maltratados tenis.

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Me soltó y me deslicé por la pared hacia abajo, mi cabello enganchándose en el áspero ladrillo. Él me dio la espalda, lo alcancé y lo agarré de la muñeca. Conocía la desesperación, conocía la profunda quemadura en el alma de lo que quieres y no puedes tener, pero esto era algo más.

—¿Eres virgen, Pelirroja? —Retrocedí, porque no tenía ni idea de qué tenía que ver eso con nada. Sentí el calor inundando mi rostro y crucé los brazos sobre mi pecho. —¿Por qué? ¿Qué demonios tiene que ver eso con todo? Sacó un cigarrillo del paquete del bolsillo de su sudadera y arqueó una ceja oscura hacia mí. —¿Me darás cualquier cosa? No creo que tengas algo que quiera, pero estuve encerrado por un largo tiempo. Un chico consigue sentirse solo. No podía decir si me estaba tendiendo una trampa o si solo estaba tratando de ser ruin y abusivo a propósito. Tampoco sabía si estaba hablando en serio, lo que era el peor de los casos. —No seas ridículo. Soltó una carcajada y dejó escapar una bocanada de humo. Se pasó el pulgar por el borde del labio superior y me rodeó. —Nadie me llama Shane. Es solo Bax y eso es el porque te meterás en mi camino. Cuando dices que estás dispuesta a darme lo que sea, tienes que decirlo de verdad. Estas personas, ellas lo tomarán todo, incluso si es algo que no quieres dar. Ve a casa. Su mano estaba en la puerta y se estaba alejando de mí otra vez. No sabía qué me había estimulado a actuar, aún no sabía si él hablaba enserio o no. Pero por Race podía hacerlo. Podría odiarme a mí misma, odiar a este oscuro y peligroso chico, pero podía hacerlo.

—Ambos vamos a lamentar esto más pronto que tarde, Pelirroja. No digas que no te lo advertí.

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Él debió haber visto la resolución, debió haber sabido que no iba a irme, porque arrojó el cigarrillo que estaba fumando en un charco de líquido no identificado y abrió la puerta.

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—Yo no soy… virgen, quiero decir. Ya nadie lo es, así que nadie puede tomarla, porque Billy Clark ya lo hizo. La di voluntariamente después de beber una botella robada de vino cuando tenía dieciséis y él me dijo que era bonita. Fue el primer chico que alguna vez dijo eso. No estoy asustada de ti, Bax. Sin embargo, estoy asustada hasta la muerte por Race. Haré lo que sea necesario.

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Sentí sus ojos quemarme mientras me seguía de regreso al club de desnudistas. No estaba segura de a qué fue a lo que accedí, o qué me esperaba en la siguiente curva. Lo que sabía, lo que podía sentir en cada célula de mi cuerpo, era que acababa de hacer un trato irrompible con el diablo y pagarle podría marcar mi alma para siempre.

3 Bax Traducido por rihano y Jadasa Youngblood Corregido por Lizzie Wasserstein

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lla me sorprendió. Eso ya era difícil de hacer.

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Estaba claro que no iba a quitármela de encima. Ella estaba comprometida y decidida a meter sus dedos en todo lo que yo estaba haciendo para sacar información sobre Race, y el quid de la cuestión era, que ella estaba más segura frente a mí que tratando de esquivar mis pasos en las sombras. Con toda honestidad, me imaginé que vería los lugares a los que iba, la dura muchedumbre con la que estaba tratando, y retrocedería. Si eso no funcionaba, solo colgaría la amenaza de una furiosa libido frente a ella y esperaba que el truco funcionara. Ella no me parecía como el tipo al que le gustaba abajo y sucio, pero yo era un hijo de puta, y podría empujar cualquier ventaja que tuviera si conseguía lo que quería.

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La empujé, amenazada francamente su virtud, y ella no hizo más que estremecerse. No era mi tipo. Me gustaban las chicas que jugaban en el mismo campo que yo, chicas que sabían lo suficiente para no preguntar si yo iba a volver o molestarme con preguntar un nombre de pila. Por no hablar, que todo esa piel pálida y cabello naranja no era lo mío. A pesar de que estaba más bonita hoy en las luces de neón de Spanky’s. Sus ojos verdes eran luminosos y testarudos como el infierno, y con todo ese cabello apartado de su rostro, pude ver los pómulos altos espolvoreados con pecas y una boca de color rosa con labios carnosos que no pertenecían a una chica que parecía una colegiala católica. Ella era mucho menos común de lo que inicialmente pensé, pero tenía una vibra totalmente virgen para la que yo no tenía tiempo ni paciencia. Todavía no podía decir con qué estaba trabajando bajo toda esa ropa mal ajustada, pero dulce y suave no estaba funcionando, y tampoco lo estaba la manera obstinada en que me estaba acosando.

Todos los clubes de desnudistas eran iguales. Chicas desesperadas bailando para hombres solitarios y deprimidos. Ellas olían a aceite de bebé y alcohol barato y yo aún tenía que estar dentro de uno donde cualquiera de los clientes o los trabajadores parecieran que realmente querían estar allí. Spanky’s era un poco diferente. Las chicas que trabajaban allí no tenían que depender de hacer trucos o llevar a la clientela a casa para hacer dinero. Ernie, el tipo que dirigía el conjunto, estaba en la nómina de Novak y dejaba que sus chicos utilizaran el lugar para hacer negocios y correr juegos de póquer ilegales los fines de semana, así que las chicas estaban bien compensadas y con frecuencia actuaban como bonitas piezas de mobiliario en lugar de bailarinas exóticas. Chuck mantenía un ojo firmemente en el lugar, y pude ver que no había cambiado mucho desde que me había ido mientras él me acompañaba y a mi equipaje hasta una de las cabinas de terciopelo de color rojo en la sección VIP en la sección posterior del bar. Él estaba dándole a Dovie una mirada curiosa por el rabillo del ojo, y cuando llegamos a la cabina, la empujó en el hombro, ignorando totalmente su mirada agria, y dio un paso a un lado cuando él inclinó la cabeza, indicando que quería hablar. —¿Desde cuándo Race tiene una hermana? —Desde que me encerraron. —Ellos no se parecen en nada. ¿Estás seguro de que ella no es una de las de Novak? Él ha puesto a todo el mundo a buscar a tu muchacho. Se dice que lo necesita para respirar y está dispuesto a pagar una gran tajada por él. Encogí un hombro y froté una mano por encima de mi cabeza rapada. —¿Ella parece que podría estar rodando con Benny y los chicos? —La pregunta fue sarcástica.

Estaba contento de que mi reputación todavía hiciera agua cuando lo necesitaba.

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—No, pero por otra parte no te ves como el azote de The Point tampoco, solo como un chico bravucón.

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Él se rio secamente.

—Son los ojos. Ambos tienen los ojos del color del pino. Ella parece sincera, pero si no lo es... Yo me ocuparé. Él asintió, porque yo no era sentimental. Ella ya estaba en mi camino, y si resultaba ser algo más que lo que ella decía, yo la haría arrepentirse de maneras que serían legendarias en un lugar donde las cosas malas eran la norma del día a día. Me iba a deslizar en la cabina junto a ella, donde me estaba mirando con esos ojos verdes oscuros fijos en mí con una mirada feroz. Su bonita boca fruncida en un gesto feo cuando brazos desnudos se envolvieron alrededor de mi cuello desde la parte posterior y labios que olían a caramelo de cereza aterrizaron detrás de mí oreja. No podía decirlo por mi sudadera con capucha, pero estaba bastante seguro de que un buen par de senos artificiales estaban presionados contra mi espalda. —Cuánto tiempo sin verte, guapo. No sabía que estabas fuera. Su voz era ronca, fabricada de esa manera para hacer que los hombres calientes pensaran que era una idea brillante darle todo su dinero duramente ganado, incluso si eso significaba que sus hijos y esposas se quedaran sin este. Me di la vuelta y rocé un breve beso en sus muy maquillados labios. Era como besar una vela, y traté de darle un abrazo que era tan modesto como podría ser mientras yo estaba completamente vestido y todo lo que ella tenía era tacones y una tanga de hilo dental. —Acabo de salir. Busco a Race. ¿Lo viste desde que apareció de nuevo en la ciudad? —Ella miró por encima de mi hombro hacia donde Dovie estaba prácticamente saltando arriba y abajo en la llamativa cabina. —¿Quién es la Pollyana?

La desnudista abrió la boca, pero no antes de que Dovie resoplara e interrumpiera con un comentario: —Mi hermano no estaba follando a una desnudista.

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—Nadie. Honor, Tú y Race tenían algo antes de que yo cayera. Tengo que encontrarlo. Creo que está en problemas.

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La miré por encima de mi hombro y Dovie estaba tiesa. Sus pálidas manos aplanadas sobre la mesa, y solo me miraba.

Bueno, mierda. Las pestañas postizas de Honor revolotearon y bajaron y yo podía sentir su ira rodando fuera por toda esa piel expuesta. Tú no entras en el terreno de una bailarina y la insultas. Eso era solo una norma de la casa en el Distrito. —Oh, cariño, él no solo estaba follando a una desnudista... él estaba follando a una flota entera de ellas. A veces más de una a la vez. Cuando Bax dice que teníamos una cosa, eso solo significa que yo le gustaba más a Race. A mí me parece que tú sabrías eso si vas a estar corriendo alrededor llamándolo tu hermano. —Ella señaló con el pulgar a la cara ceñuda de Dovie y entrecerró sus ojos hacia mí—. ¿En serio? ¿Te encerraron durante un minuto y traes a esta pieza? ¿Te olvidas de la forma en que esto funciona aquí, Bax? Suspiré y le di a mi cabeza una pequeña sacudida de resignación. —Yo no olvidé nada. Solo necesito saber en qué está Race. Ella puso mala cara por un minuto más y mantuvo su concurso de miradas con Dovie. Tampoco iba a ganar, ya que era como una manzana mirando a una naranja, así que esperé hasta que la bailarina se volvió hacia mí. Ella cambió de táctica y estalló en una gigantesca sonrisa falsa. Batió esas pestañas plásticas hacia mí y pasó sus largas uñas sobre la cremallera de mi sudadera con capucha. Levanté una ceja negra y atrapé su muñeca con mis dedos. —¿Por qué no abandonas el peso muerto y vuelves después de mi turno? Podemos charlar, y tú sabes... familiarizarnos. —Me estoy quedando con un tiempo limitado y una paciencia aún más limitada, Honor. No quieres tampoco acabarla.

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—Todo lo que sé es que todo, y me refiero a todo el mundo, está buscándolo. Se detuvo cuando regresó por primera vez a la ciudad en busca de Ernie. Le pregunté si quería hacer un viaje por el carril del recuerdo y no estaba interesado. Se quedó en silencio por un tiempo, todos sabíamos que estaba de vuelta y viviendo en The Point, y luego durante la noche estaba removiendo la jaula de Novak y después era un fantasma. Me gusta Race, a todas nos gusta Race. —Eso fue dicho enfáticamente para Dovie y

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Ella hizo una mueca y echó su largo cabello, de color marrón rojizo, por encima de su hombro para que pudiera ver las puntas de cada pecho desnudo donde ellos se estaban frotando contra mí.

la oí aspirar una bocanada de aire—. Si supiera algo más, te lo dejaría saber, Bax. Sabes que no te dejaría colgando. Yo la consideré por un momento, tratando de determinar cuánto era verdad y cuánto era lo que ella pensaba que quería oír. —¿De qué quería hablar con Ernie? Ella encogió un hombro desnudo y pasó su mano arriba y abajo de mi brazo. Cualquier contacto prolongado con una mujer a quien le estaba faltaba su ropa estaba destinado a tener un efecto en mi deseo sexual muerto de hambre, pero por alguna razón, encontré la contracción en mis pantalones molesta e inoportuna en vez de emocionante y ardiente. —No sé. Él no lo dijo. Sin embargo, preguntó si vi a un tipo dando vueltas. Me puse rígido y la agarré por los brazos. Ella dio un pequeño grito cuando la arrastré hasta la punta de sus tacones baratos. —¿Qué tipo? —Esto era importante. Podía sentirlo. Yo era un buen ladrón, un criminal con éxito, porque mis instintos muy rara vez me fallaban, y quien fuera por el que Race estaba preguntando después, era la clave para su desaparición. Solo lo sabía. —¿Bax? No fue la voz excesivamente sexual de Honor la que me hizo darme cuenta que no solo estaba apretándola con fuerza suficiente para dejar marcas, sino que yo también estaba sacudiéndola como si fuera una muñeca de trapo; era la mucho más tranquila y más modulada de Dovie. Bajé a la bailarina y di un paso atrás. —¿Qué hombre, Honor?

Ella se alejó airadamente con tanta actitud, como cualquiera en esos ridículos tacones, y no mucho más de la que pudiera reunir, y me volví

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—Sigues siendo un idiota, Bax. No sé cómo me las arreglé para olvidarlo. Debe ser porque tienes pasándote toda esa cosa oscura y peligrosa. Me olvidé que la parte peligrosa no es nada divertida. Un tipo rico. Él estaba preguntando por un tipo muy rico, eso es todo lo que sé. Si vuelves, deja a Pollyanna en casa, y trata de recordar que no me gusta rudo.

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Ella estaba frunciéndome el ceño y empezando a alejarse, sus ojos color gris metal lanzando chispas hacia mí.

para mirar a Dovie. Una tormenta se estaba gestando bajo su pálida piel. Lo podía ver en el fuerte sofoco sobre sus mejillas y la forma en que sus ojos verdes se oscurecieron hasta casi negros. Sus dedos se cerraron en puños sobre la mesa y espetó: —No puede ser. No hay manera de que Race estuviera jugando con un pedazo de basura como esa. —Me di cuenta de que ella no tenía las mismas ilusiones sobre mí. Puse mis propias manos sobre el borde de la mesa y me incliné, así que estábamos casi ojo a ojo. Ella se apartó un poco y la vi tragar. —Lo qué crees que sabes, y lo que sabes en verdad, son dos cosas muy diferentes, Pelirroja. —Conozco a mi hermano. —Ella era terca y me gustó la forma en que su bonita boca se colocó en una línea firme. Encontrar a alguien con ese tipo de lealtad en un lugar como éste era raro, incluso si se trataba de un error. Me levanté de la mesa. —Tú conoces a tu hermano ahora; no tienes ni idea de quién era entonces. Será menos decepción si mantienes eso en mente. Tengo que ir a encontrar a Ernie. Quédate y trata de no molestar a ninguna otra de las bailarinas. Ella hizo una mueca, lo que tuve que admitir que era lindo. Esas pecas estaban empezando a gustarme. —Quiero ir contigo.

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Realmente no me importaba si ella iba a escucharme o no. Chuck mantendría un ojo en ella, y si ella quería enredarse con un montón de chicas medio desnudas solo tratando de abrirse camino en el mundo, esa era su elección. Ser una niñera nunca había estado en mi lista de metas ocupacionales y no tenía el tiempo para tratar de convencerla de que Race era una persona con un pasado, justo como todos los demás en The Point. Claro, él venía de un lugar brillante y más adinerado que el resto de nosotros,

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—Mala suerte. Ernie y Novak hacen negocios juntos, así que él me verá. Tú trata de meter la nariz allí, y vas a encontrar tu culo feliz desnudo y en el escenario, te guste o no. Ernie no es el más iluminado propietario de un club de desnudistas, si puedes imaginarte eso. Tú solo mantén tu culo en el asiento.

pero eso no significaba que el aparataje no estuviera tan oxidado y lleno de agujeros, igual que el resto de nosotros. Cuanto antes viera eso, más suave sería la decepción cuando lo que fuera que Race había jodido consiguiera salir a la luz. Me dirigí a la habitación de atrás, asintiendo con la cabeza en dirección a Chuck y señalando con un dedo sobre mi hombro para indicar que había dejado a Dovie por su cuenta. Él inclinó su barbilla en reconocimiento y me fui a la oficina, y llamé a la puerta con los nudillos. No me molesté en esperar una invitación para entrar. Ernie era un patán grande y gordo. Se estaba quedando calvo y grasiento, tenía pequeños ojos redondos, y era tan codicioso como astuto. Mi teoría era que todos los tipos como él comenzaron los clubes de desnudistas, porque no había otra forma de que ellos pudieran ver chicas calientes desnudas. Novak lo amaba porque era maleable y un cobarde. Él le pagaba al gran jefe lo que sea que le pidiera y le permitía usar el antro para lo que quisiera. Por su parte, Novak se aseguró que Ernie estuviera aislado, tuviera una línea constante de chicas nuevas, clientes ricos, y un suministro interminable de droga. Era una relación que beneficiaba a ambos. Por no hablar, de que ambos eran porquería y solo operaban en el otro lado de la ley. En el caso de Novak era muy, muy al otro lado de la ley. Ernie estaba sentado detrás de su escritorio hablando por su celular. Sus pobladas cejas se levantaron bastante cuando me vio. Ofrecí lo que pasaba como una sonrisa, pero en realidad era más un desnudar de dientes y me recosté contra la puerta cerrada con los brazos cruzados sobre mi pecho. Mi intención era clara. A menos que consiguiera las respuestas que quería, nadie iba a entrar o salir de la oficina sin pasar a través de mí en primer lugar.

Lo que realmente quería decir que la mayoría estaban comprometidas, consiguieron golpearse demasiadas veces, o se volvieron demasiado viejas para traer ingresos. Este tipo era una clase de actuación hasta el final. —Estoy buscando a Race.

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—Bueno, si no es el chico dorado de Novak de vuelta en el antro. Escuché que podrías estar husmeando. Tratando de levantar a tus antiguas chicas. Cinco años es mucho tiempo; la mayoría de ellas siguieron adelante por ahora.

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—Ernie.

—Tú y todos los demás hijos de puta en The Point. No sé por qué tenía que ponerse en evidencia de nuevo y estirar su cuello. Tenía un buen asunto contigo encerrado. Ojos que no ven, corazón que no siente. Ahora su tonto culo está en la mente de todos y nadie está contento con eso. —Honor dijo que estaba preguntando por algún ricachón. ¿Quién era? —¿Por qué debería decirte la mierda? Te fuiste, muchacho. Ya no tienes ningún encanto por aquí. De la forma en que las cosas iban contigo y Novak... mierda, tienes suerte de estar respirando. Entrecerré los ojos solo una fracción y dejé que mi boca se levantara en un lado, con una sonrisa que había enviado de lejos a hombres mucho más peligrosos a encaminarse en la dirección opuesta. —Novak no está aquí. Estoy yo. ¿De verdad quieres que te saque las respuestas de la manera difícil? ¿Quieres averiguar todas las maneras en que soñé vengarme, mientras estaba encerrado? —Me alejé de la puerta y comencé a caminar hacia el escritorio. Ernie empujó hacia atrás la silla que parecía que iba a romperse bajo su volumen. Vi una fina capa de sudor romper en su calva. Puede que yo no tuviera influencia, pero de seguro como el infierno que tenía empuje. —Mira, no sé quién era el tipo. Race tenía una foto, como una de un periódico o algo así. Una de esas páginas elaboradas de sociedad. Él estaba trabajando sobre esto. Exigiendo saber si el chico había estado aquí. Yo le dije que no tenía ni idea, y él atravesó su puño por la pared. Indicó un lugar que estaba cubierto con una foto provocativa de una chica con las piernas abiertas en una cama. —¿Él no usó el nombre del chico?

—¿Race no dijo que quería con el tipo? —No, pero poco después de eso, Benny y los chicos fueron y maltrataron a la chica con quién vivía. Lo volvió loco. Siempre pensé que Race era un tipo inteligente, pero luego entró en el lugar de Novak,

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Fruncí el ceño mientras Ernie me miraba de reojo.

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—No. Le dije que no compartía el negocio de Novak con nadie, pero que el Sr. Costoso había estado en la noche de póquer más de una vez. Ni solo tampoco. Él trajo su propio entretenimiento, si sabes lo que quiero decir.

amenazando y hablando como loco. No le dices a un hombre como Novak que su tiempo se está acabando, no a menos que quieras terminar sobre el suelo. El chico no era tan inteligente como pensaba. No me gustaba nada el sonido de eso. Race era inteligente y sabía que no se amenazaba en vano. Si tenía algo de Novak, lo suficientemente grande como para hundir un completo imperio criminal, no era de extrañar que estuviera desaparecido, y explicaba el por qué Novak tenía a todos sus secuaces buscándolo. No entendía el momento que eligió, por qué regresó, por qué esperó a que estuviera libre para hacer su movimiento, y no tenía ni idea de lo que había en su bolsa de trucos que pensaba que podría controlar a Novak. Empezaba a preocuparme. Yo no me preocupaba. —El chico que estaba buscando, ¿tiene negocios con Novak? Ernie resopló y golpeó sus uñas, demasiado largas, sobre su escritorio. —Chico, como te dije, no hablo sobre los negocio de Novak. Es por eso que aún estoy aquí y el por qué consigo a todas las mejores chicas. Viste a Honor, ¿te extraña? Siempre escuché que esas chicas tenían algo por ti. Creo que se rompieron un par de corazones cuando fuiste arrestado. Me gustaban las chicas porque me daban lo que buscaba y las dejaba en paz. No las quería alrededor y fastidiando mi día o hablando de mi trabajo, solo quería tener sexo e ir a casa. Afortunadamente para ellas, era bastante considerado en la cama. Siempre trataba de asegurarme de dar tan bien como lo que tenía, a menos que tuviera prisa. —Ahora mismo, el negocio de Novak y mis asuntos son lo mismo. Ernie, cuéntame lo que sabes.

No me gustaba ser amenazado. Y menos que amenazara a una joven aparentemente inocente. Dovie podría vivir una vida dura, podría estar familiarizada con el sacrificio y el esfuerzo que llevaba vivir en este lado, pero todo en ella era suave e intocable. No necesitaba a Ernie o a Benny amenazándola.

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—Vi que trajiste contigo a la pelirroja de Race. No sé qué sobre esa chica te tiene todo agitado, pero creo que a Benny y a sus chicos les encantaría saber que de alguna manera empezaste a salir con ella justo después de que desapareció Race. Tal vez, solo tal vez, es la clave para que él regresé.

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Abrí mis nudillos y dejé que mis manos se curvaran en puños mientras se movía pesadamente poniéndose de pie e inclinándose sobre el escritorio.

Tomó dos pasos y arrojarme una vez para tener a Ernie por su cuello sudoroso. Me maldijo y usé toda la fuerza de la parte superior de mi cuerpo para empujar su gordo cuerpo sobre el escritorio. No tenía la fuerza o empuje para luchar mientras maldecía y arañaba mis muñecas para soltarse. —Ella está fuera de discusión. ¿Entiendes? Me maldijo de nuevo y trató de darme un rodillazo en los testículos. Un movimiento muy cobarde de un hombre, quien tenía a otros para que hagan su trabajo sucio. —No te he apretado, Ernie, pero aún tengo un temperamento. Posiblemente quieras transmitirle a Benny y a Novak cuando los veas que nadie quiere estar del lado equivocado después de cinco años adentro. Ese es un tiempo muy largo para cocinar a fuego lento su propia furia. —Le di a su pesado cuerpo una violenta sacudida, lo cual hizo que sus dientes se golpearan juntos—. ¿Cuál era el hombre rico que tiene negocios con Novak? —No lo sé. Quería que se hiciera algo y buscaba a alguien para que lo haga Si estaba buscando en The Point, no era algo legal, y Novak nunca conoció a una persona rica de quien no quisiera aprovecharse y echárselo en el bolsillo trasero. Lo miré fijamente, hasta que decidí que me estaba dando toda la información que tenía. Lo empujé alejándolo y sentí una inmensa satisfacción al ver su trasero golpear el piso de su oficina. Maldijo y levantó su mirada hacia mí mientras estiraba la puerta de nuevo abriéndola.

—Es en lo que soy mejor. Si escuchas algo sobre Race, es mejor que lo pases de largo, o nuestra próxima visita será mucho menos agradable para ambos. En el pasillo, di la vuelta sobre lo que Ernie me había dicho. Race venía de gente con dinero. Su familia estaba unida a un montón de familias

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Esta vez, cuando sonreí, realmente lo hice con diversión.

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—Bax, ahora eres un bueno para nada. No estás más en el juego, y Novak cree que eres un cabo suelto. Tus días están contados. Posiblemente desees considerar cómo quieres pasar tus últimos días. Race te dejó ir sin luchar. Novak hubiera permitido que te quemaras. Cualquier tipo normal se iría, follaría un par de veces, y se iría con una sonrisa. ¿Por qué tienes que mezclar la mierda y enojar a todos?

muy ricas y organizaciones benéficas en The Hill. Conocía a muchos hombres realmente poderosos de su vida anterior. Pudo haber preguntado sobre uno de ellos y si el chico preguntó sobre el que Novak tenía en su bolsillo, significaba que lo que quería hacer era grande y algo malo. Era una pena que no pudiera ir a la fuente y preguntar. Si me encontraba con Novak en una habitación, uno de nosotros no saldría con vida y no era lo suficientemente arrogante como para asumir automáticamente que sería el que saldría ileso. —Oye Bax. Benny y sus muchachos dieron vuelta y se dirigieron directo a tu pelirroja. No me contaste que le rompiste la nariz al viejo. Apuesto a que se enojó. —Me gustaba Chuck. Era un tipo recto que simplemente seguía órdenes, y creo que era un buen juez de carácter. Señalé mi ojo negro. —Ni un minuto después de que consiguiera probar mi primer coño en más tiempo de lo que quiero pensar, me golpeó. Tuvo suerte de que lo único que le rompí fue su nariz. —Siempre dije que ninguno de esos chicos sabía lo que estaba haciendo al meterse contigo. Incluso cuando eras un niño, aún asustabas el doble, que todos ellos juntos. —Chuck sonaba orgulloso de ese hecho. Levanté una ceja y asintió. —Traté de decirles eso. Nunca quisieron escuchar.

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Esos ojos, tan verdes y muy coloridos, era fuerte, pero podía ver el miedo acechando en las venas más oscuras. No quería saber qué exactamente le hizo Benny la última vez, pero quería dejarle claro que no iba a poner sus manos sobre ella otra vez sin hacer frente a mis represalias. La alcancé así que se encontraba ruborizada a mi lado. Pasé una mano de su espalda a su cuello y agarré un puñado de todo ese cabello rojo-naranja. Los rizos eran suaves y elásticos dónde se recogía arriba, en la elegante curva de su rostro. Sus pecas eran oscuras contra el lienzo pálido de su piel y su boca parecía todas las cosas que había soñado mientras me encontraba encerrado. No le iba a gustar lo que iba a hacer, pero esperaba

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Me dirigí de nuevo al club e inmediatamente vi a Benny y a dos de sus chicos merodeando en el borde de la cabina donde dejé a Dovie. Honor atrapó mi atención y me dio un guiño desde el escenario. Puse mis ojos en blanco y empujé pasando a Benny deslizándome de vuelta en la cabina junto a la pelirroja.

que fuera lo suficientemente inteligente cómo para simplemente seguir la corriente. Si no, cada hombre estaba por sí mismo y ella podía descubrir su propia manera de conseguir que Benny la dejara en paz. No necesitaba gustarle o que me respetara cuando todo esto estaba dicho y hecho, solo necesitaba que hiciera lo que quería y se quedara fuera de mi camino mientras manejaba el asunto. Rozando mi pulgar a lo largo de su labio inferior vi que sus ojos se abrían en un destello de entendimiento correcto antes de que reclamara su boca con la mía. Aun sosteniéndola con mi mano envuelta alrededor de su nuca y sosteniendo su cara con mi otra mano para que no pudiera alejarse y mantener alejado a Benny. Se encontraba rígida como una tabla y su mano se encontraba clavada en mi muslo como una garra. Sin embargo, tenía razón, ella era toda clase de dulce e inmaculada. Sabía a fresas frescas y a pureza, y buen Dios, esa boca, podría presionarme contra ella por siempre y nunca cansarme de ella. Lo último que necesitaba era a un chico como yo manoseándola. No abrió sus labios, no dejó que invadiera con mi lengua el calor húmedo de su boca, lo cual habría aprovechado por completo y hecho si me hubiera dejado. Probablemente era una buena cosa. Si el pequeño movimiento sensual de Honor me provocó una erección no deseada, este, beso virginal con esta chica molesta me puso listo para venirme en mis jeans como un niño. No podía sentir nada aparte de la suave presión de su boca contra la mía, pero era erótico y totalmente excitante, lo cual solo me sorprendía más de que la hermanita de Race me fuera ocultada. Solo podía imaginar cómo sería si se relajará y realmente me dejara besarla de verdad. Sonreí contra sus labios fruncidos y lamí la apretada unión. La sentí temblar, ya sea de deseo o de enojo, y no me importaba cuál. Cuando me retiré, le hice un guiño y vi que me estaba lanzando dagas con su mirada. Apreté su cuello en señal de advertencia y me di la vuelta para mirar a Benny con una sonrisa.

Me gruñó y moví a Dovie, así estaba presionada a lo largo de mi costado. No quería relajarse, y eso no iba a hacer nada para venderle a Benny que estaba con ella. Sin mencionar que normalmente no era mi tipo, por lo que las posibilidades de que lo creyera eran escasas.

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—Creo que es una mejoría. —Asentí hacia su rostro maltratado y sonreí solo para obtener una reacción.

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No había desaparecido el hematoma negro, y, púrpura alrededor de la venda blanca que cubría el puente de su nariz. Se veía enojado.

—Bax, tarde o temprano, tu amigo saldrá gateando de debajo de su roca, y luego eres todo mío. —Benny, ¿vas a golpearme de nuevo? Puede ser más difícil ahora que sé que vas a venir. Su mirada se desvió hacia Dovie y luego de nuevo a mí. —¿Lo recoges justo donde tu chico lo dejó? Realmente no hay honor entre ladrones. Gruñí. —Bueno, todos sabemos que Race me lo debía. Y como dijiste, cinco años es mucho tiempo para ir sin ello. Tomaré mi venganza de la manera que vea conveniente. —Incliné mi cabeza en dirección a Dovie y traté de no gruñir mientras clavaba la puntiaguda punta de su codo en mis costillas. —¿Por qué ella? He visto a las chicas con las que usualmente andas No encaja en la lista. Levanté una ceja y la miró de reojo. Literalmente podía ver dónde estaba mordiendo el interior de su mejilla para evitar decir algo. Era muy linda cuando se ofendía y explotaba. Solo para irritarla un poco más, le arrebaté su sombrero deformado de su cabeza y rompí la banda elástica que alejaba el cabello de su cara. Los rizos rojos saltaron libres como si estuvieran escapando de una cárcel. —He vivido en la suciedad y en la inmundicia toda mi vida. Quizás ahora quiero algo limpio y sin manchas de esta vida. Benny, no pretendas que me conoces. Nunca lo hiciste.

—Puedes intentarlo. Un par de ojos negros y una nariz torcida serán un día de campo después de que acabe contigo si lo haces, pero eres más que bienvenido a empujar tu suerte.

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Quería que reaccionara, molestarme, así podría tener a sus matones sobre mí y pegarme por su nariz, pero no era estúpido, y esto era un juego en el que yo escribía las reglas, así que solo me recosté en la cabina y empujé conmigo a Dovie. Colocó una mano sobre mi estómago y me miró bajo sus pestañas del color óxido. No estaba feliz, pero era lo suficientemente inteligente como para no pelearse conmigo.

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—Estoy empezando a pensar que esta chica tiene algo mágico. Primero Race y ahora tú. Quizás tendré que darle una vuelta para ver.

Hizo una mueca y estiró sus pantalones estirando la hebilla de su enorme cinturón. —Quizás quiere probar a un hombre de tamaño en vez de a un niño. Roxie dice que olvidaste todo sobre lo que una mujer quiere mientras no estabas. —Se dio la vuelta hacia Dovie—. ¿Qué sobre eso, dulzura? ¿Quieres darle a Benny una probada? Su mirada lasciva era suficiente para que me dieran ganas de darle de nuevo un puñetazo en su nariz, sin mencionar el hecho de que en realidad era tan estúpido como para proponerse a una chica a la que maltrató recientemente. Despreciable. Iba a mandarlo a la mierda, solo para que la dejara en paz, pero no tuve la oportunidad porque agarró mi cara con ambas manos y me estiró hacia abajo así podía besarme. No eran labios cerrados, presión contenida de boca contra boca en este momento. Su pequeña lengua rápida pasó entre mis sorprendidos labios y la acaricié. Sus dedos se curvaron al costado de mi cara, acariciando la estrella negra tatuada en la esquina de mi ojo y alrededor de mi cuello, y cada vez que respiraba, inhalaba y sentí como si estuviera tratando de darme algo que nunca antes tuve. Mordisqueé el interior de su labio inferior con mis dientes y la acerqué para poder mostrarle lo que ocurre cuando beso a alguien en serio. En el momento en que finalmente se apartó, sus labios ya completamente hinchados, se veían devorados, y sus ojos verdes oscuros estaban casi tan negros como los míos. Su pecho subía y bajaba a un ritmo rápido, y lo único que podíamos hacer era mirarnos fijamente el uno al otro. Besar no era un gran problema, de hecho, normalmente era aburrido y solo un movimiento para llegar al evento principal. Esto, en lo absoluto no era aburrido, y ahora realmente, de verdad quería saber qué había bajo esas feas ropas holgadas.

—Ya la escuchaste. Benny, muévete. Quédate fuera mi camino y cuida por dónde andas. —Bax, siempre fuiste demasiado seguro de ti mismo. Va a estallar en tu cara.

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—Soy buena. Él es mejor, así que no, gracias. —Dejó caer su cabeza sobre mi hombro y batió sus pestañas hacia mí. Tuve que contener una carcajada.

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Parpadeó hacia mí y les lanzó una sonrisa descarada a Benny y sus muchachos que se veían confundidos con su cara inocente.

Me encogí de hombros y agarré la mano de Dovie para sacarla de la cabina detrás de mí. —Me sorprende que ya no lo haya hecho, pero se necesitará a alguien más grande y más malo que tú o Novak para que lo haga. —Saqué a Dovie de la cabina y empujé al matón más cercano a mí al pasarlo, mientras la metía bajo mi brazo. Le di a Benny una última mirada por encima de mi hombro—. Sabes cómo me manejo, Benny. Mantente fuera de mi camino o tú y todos tus muchachos conseguirán ser atropellados. Empujé mi suerte y guie a mi compañía por la puerta principal con una mano sobre su sorprendentemente firme culo. Necesitaba ver a esta chica con ropa que realmente se adaptara a ella. Chuck nos detuvo en la puerta y le di el obligatorio golpe de puño. —Déjame saber si mi pequeña visita altera algo. Necesito encontrar a Race. —Oh, esto va a revolver la mierda, lo cual estoy bastante seguro era lo que buscabas, hijo. Es mejor que cuides tu espalda con Benny. No llegó a ser la mano derecha de Novak por ser razonable y perdonar. —Chuck, lo entiendo. Tengo reprimidos cinco años de “jodete” y todo se dirige a Novak y su pandilla. No voy a ninguna parte hasta que él sepa exactamente lo que pienso sobre cómo se fue abajo ese último trabajo. Solo necesito asegurarme de que Race está bien y no juega con algo muy peligroso para manejarlo por sí solo. —Estaré atento. ¿Supongo que no quieres que los chicos sepan que la pequeña Señorita Rayo de Sol está emparentada con él? —No. Déjalos que piensen que era solo una pieza al costado. Es más seguro de esta manera para ella.

No me extrañó que ella retrocediera ante mi toque y caminara tan lejos de mí como pudo en la acera cuando salimos. Tuve que ocultar una sonrisa divertida mientras me miraba. Ese cabello rojo no era una mentira. Era varios tipos de fuego y llena de lucha. No debería gustarme casi tanto como lo hacía, y no debería querer verla en mi auto, pero eso es

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—Bueno. Déjalo. Vamos, Pelirroja, vamos a meterte en la cama, segura y cómoda.

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—Jugando con fuego metiendo tu lengua hasta su garganta. Benny cree que significa algo para ti, tendrá ideas.

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exactamente lo que estaba pensando mientras en silencio la llevaba al Runner.

4 dovie Traducido por MaEx y magdys83 Corregido por Lizzie Wasserstein

E

staba temblando. No estaba segura si era de miedo, rabia, adrenalina, o el hecho de que Bax no parecía pensar que los límites de velocidad y las cosas como las señales de alto no se aplicaban a él o a su ruidoso y perversamente rápido auto. Revisaba mi cinturón de seguridad cada pocos segundos y agarraba el tablero delante de mí con los dedos, que estaban blancos. No habíamos dicho una palabra desde que dejamos el club de desnudistas. No había mencionado lo que pasó cuando llegó de la parte trasera, el encontronazo con Benny, o el hecho de que prácticamente me había enrollado con él delante del vil mafioso.

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Cuando él me había besado para el show, sabía que era un acto, una forma de apostar su demanda y persuadir al chico en traje de retroceder. Su mirada casi medianoche nunca vaciló y fue como presionar mi boca contra la implacable superficie de una estatua. Claro, él sabía cómo a aliciente y todas las cosas oscuras y peligrosas que manaban de él, pero todo era un juego para él y pude sentirlo. Deseé que hubiera sido suficiente para hacer que mi piel dejara de hormiguear y mis labios de saltar desesperadamente hacia él y halarlo. Ser besada por un chico como Bax

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Eso era lo que me disgustaba. Era reservada, incluso tímida, cuando se trataba del sexo opuesto. Nunca confié en sus motivaciones y había visto demasiadas chicas de mi edad pasar por la casa y ser abandonadas debido a palabras bonitas recitadas por una talentosa lengua. No quería eso para mí. Traté de tomar inteligentes decisiones, decisiones que eventualmente me guiarían a sitios como The Point. Eso significaba que la mayoría de los chicos que venían de las calles eran chicos con los que no perdía mi tiempo. Por no hablar de que me vestía como un chico la mayoría del tiempo y no me molestaba en arreglarlo. No era como si ellos estuvieran golpeando la puerta principal para perseguirme… pero ese beso con Bax fue diferente.

por cualquier razón era suficiente para meterse con mi ya giratoria cabeza, no me gustaba, así que cuando Benny había empujado, necesité tomar el control de regreso. Solo que salió el tiro por la culata, y besar a Bax de verdad fue como quedar atrapados en un remolino de deseo y no ser capaces de contar de arriba a abajo. El chico tenía habilidades. Tenía un toque. No había maravillas vagando a través de la ciudad fanfarroneando sobre su reciente encarcelamiento. Todo sobre el gritaba que conocía su camino alrededor de un buen rato y ninguna chica sería tonta para evitar la oportunidad de tener uno con él. No pude reprimir un grito ahogado cuando el potente auto chirrió alrededor de la esquina de la calle enfrente de la cafetería y azotó en el estacionamiento. Condujo como si estuviera huyendo de la policía, incluso a pesar de que el auto resaltaba como un doloroso pulgar, nadie, policía incluida, parecía dispuesto a pararlo. —¡Cristo! ¿Tienes prisa? —No quería sonar aterrorizada, no era como quería que él pensara de mí, pero no podía evitarlo. Él sonrió ante el sombrío interior del auto y vi la forma en que hizo que la estrella en su cara se arrugara hacia arriba en los bordes. No debería hacerle atractivo, era imposible pasarlo por alto y gritar “con problemas-ysin problemas”, pero era caliente. Odiaba admitirlo, pero era todo tipo de delincuente sexy. Dios, ¿qué estaba mal conmigo? Ese beso me había hecho estúpida. —Tengo que llevarte a casa y golpear un par de otros lugares. ¿Race te dijo algo sobre un tipo rico atado a Novak? Fruncí el ceño y crucé los brazos sobre mi pecho.

—No había trato. Tengo cosas de que encargarme que no están relacionadas con Race. Toda mi vida se puso en suspenso durante años. Estoy tratando de acomodarlo de nuevo y encontrar a tu hermano al mismo tiempo. Además, las chicas que besan con la boca cerrada, realmente no son lo mío.

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Me miró, y tomé un respiro mientras se inclinaba sobre mí y empujaba para abrir mi puerta. Olía como persistente humo de cigarrillo y perfume barato de la chica medio-desnuda que lo había hecho correrse en seco.

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—Si estás yendo a otro lugar, entonces voy contigo. Pensé que ese era el trato.

Me sonrió con suficiencia mientras desenganchaba el cinturón de seguridad. —Creo que cualquier cosa con pulso y vagina podrían ser lo tuyo. Se echó hacia atrás y puso su brazo sobre el respaldo del asiento. Sus oscuros ojos brillaban contra el oscuro interior del auto. Eran como piezas en bruto de ónix, pulidos y puestos en su brutalmente atractiva cara. Me pregunté cómo consiguió esa cicatriz que dividía el rastrojo de cabello oscuro en su cuero cabelludo. —Hay dos cosas sobre las que soy peculiar. Mis autos y mis mujeres. —Levantó una ceja hacia mí y disparó su boca en una media sonrisa—. Me gustan ambos para correrlos sin problemas y manejarlos con facilidad. Ninguna de esas cosas se aplica en ti, Pelirroja. Incluso si necesito una dosis rápida, no me enredo con coños complicados. Iba a chasquear una réplica hacia él cuando grité y me giré porque una pesada mano aterrizó en mi hombro y tiró de mí el resto del camino fuera del coche. Reprimí un grito cuando miré a la sucia cara y un poco enloquecedora de Lester. Puse una mano en mi corazón acelerado, pero antes de que pudiera recuperar mi aliento, Bax estaba fuera del auto entre mí y el veterano. Quería advertirle que Lester no estaba del todo bien, pero él me empujó hacia atrás así estaba detrás de él y empujó a Lester hacia atrás con una mano en su pecho. Lester se tambaleó un poco y giró su cara hacia arriba. —¿Dovie? Agarré el codo de Bax y tiré hasta que pude dar un vistazo alrededor de él.

—Sí… bueno, no. Está tratando de encontrar a Race. Él está bien, ¿está bien, amigo? Lester y Bax tenían un retraimiento pasando y estaba asustada de que uno de ellos fuera a salir herido antes de que el otro retrocediera.

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—¿Trató de forzar la entrada? —La mente de Lester tenía lagunas. Carmen pensó que era por el exceso de ácido en los años setenta, yo pensaba que era por la guerra, pero, en cualquier caso, él llevaba un machete bajo su sucio abrigo y no estaba asustado de usarlo.

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—Lo siento, Les. Este es Bax. ¿Recuerdas que te pedí que le dejaras ir arriba en el edificio anoche? Él es amigo de Race.

—¿Por qué estás aquí, Les? Nunca dejas la escalera de entrada después de la oscuridad. Traté de mantener mi voz relajante y suave. Sin quererlo apoyé mi peso en el costado de Bax, tratando de mostrar a Lester que él era bueno, no una amenaza. Que gran toro era. Nunca había conocido a una sola persona en mi vida que transmitiera que era una amenaza como este tipo. —Cosas malas. Demasiada gente. Hicieron que me fuera. Me dieron una botella de whisky. —¿Qué tipo de cosas malas, amigo? Sus salvajes ojos echaron un vistazo sobre mí y luego sobre Bax. —Es bueno que él esté aquí. Bueno, bueno. Me estremecí y miré a Bax, quién estaba frunciendo el ceño y tratando de seguir el patrón de pensamientos rotos de Lester. —¿Por qué te dieron whisky, Les? Ayúdame aquí, grandulón. —No vayas a casa, Dovie. Cosas malas. Cuidala. Ella es una chica dulce. Lester asintió, como si su asunto con nosotros estuviera terminado, y se tambaleó hacia atrás hacia el edificio de apartamentos. Estaba llena de aprensión, y me estremecí involuntariamente. —Él es un veterano discapacitado. Nadie, y me refiero a nadie, entra o sale del edificio sin su visto bueno. La única vez que deja la escalera de entrada es por la iglesia los domingos por la mañana y si tiene la oportunidad de ir de borrachera. Es una buena persona. —¿Qué quiso decir con cosas malas?

Agarró mi codo y empezó a arrastrarme sin piedad a través de la calle. Luché un poco al principio hasta que me di cuenta de que estaba yendo hacia el apartamento conmigo. Realmente no quería hacer frente a lo que sea que pudiera estar esperándome allí, sola.

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—No lo sé, pero realmente tengo un mal presentimiento que estoy a punto de averiguar. No me dejes mantenerte alejado de tus conquistas nocturnas. Espero escuchar de ti mañana si tienes algo sobre Race. Espero que mantengas tu palabra, Bax.

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Suspiré y empujé el cabello seriamente enredado sobre mi hombro.

—Siempre cumplo mi palabra, Pelirroja. Eso no es algo por lo que tengas que preocuparte sobre mí. Genial. Él ya había insinuado que si me seguía manteniendo en su camino y haciendo las cosas complicadas para él, me usaría de una manera que yo incluso podría imaginar. Nunca había ofrecido mi cuerpo como moneda de cambio antes, y no tenía ganas de empezar ahora. Pero sentí que él me iba a empujar si no conseguía lo que quería. No estaba asustado de venir como una escoria total; de hecho, creo que era el tipo que gustaba. Me apreté contra su espalda mientras subíamos las escaleras hacia mi piso. Era todo duras líneas y fuerza en espiral. No sabía cómo un tipo tan grande como él estaba moviéndose tan silenciosamente. Simplemente se fundió en las sombras y en la oscuridad que nos rodeaba. Me sentía torpe e invisible detrás de él. —Mierda. —La palabrota fue respirada más que hablada cuando rodeamos la esquina donde estaba mi apartamento. Supongo que realmente debería haber puesto un movimiento en esas nuevas cerraduras porque la puerta estaba abierta, e incluso desde donde yo estaba parcialmente oculta detrás de Bax, podía decir que realmente no quería ver lo que estaba dentro. —¿Benny? —mi voz tembló un poco. Bax sacudió su oscura cabeza y sentí los músculos contra los que estaba apoyada tensarse. —No. La destrucción no es su estilo. Este fue Novak, sin embargo. Él quiere que yo sepa que tiene ojos en mí. Esperó hasta que estuviéramos juntos para hacer esto, no mientras estuvieras aquí sola. Juró otra vez.

—Mis cosas para la escuela. Suspiró y corrió sus manos sobre su cabeza. —Si este fue un típico revolver y destruir dudo realmente que haya algo que sirva. Puedes comprobar, pero yo no contendría la respiración.

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Me mordí el labio inferior.

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—¿Tienes algo aquí que necesites absolutamente?

Estaba temblando. Parecía estar haciendo un montón de eso esta noche. —Lo cosa buena sobre ir sin mucho es que no hay mucho a lo que vincularse. Déjame ver que puedo salvar y llamaré a Carmen para ver si puedo pasar la noche con ella y los chicos por unos pocos días. Le dio a su cabeza una violenta sacudida. —Demasiado cerca. Necesitas estar más lejos. Bufé. —¿Dónde sugieres? Esto es The Point, no la escuela primaria. No tengo una reserva de chequeras en mi bolsillo trasero para sacarme de una emergencia. La única persona en la que puedo confiar en el mundo está desaparecida, en caso de que lo olvidaras, así que Carmen tendrá que hacerlo. —No es que yo estuviera entusiasmada con la perspectiva de llevar cualquier peligro a su puerta. Suspiró y sus manos se abrieron y cerraron en puños. —Tengo un lugar que puedo tomar para ti unos pocos días. Solté una carcajada y metí un poco de cabello detrás de mí oreja.

—Vamos. No hay nada que puedas sacar de este lío. Sonaba ronco y furioso. Cuando miré aturdida hacia él, estaba sorprendida de ver fuego negro en sus ojos. No sé cómo, por un segundo, incluso pensé que esos orbes oscuros-como-el-carbón no fueran

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Me miró y empezó a arrastrarme hacia la puerta, la cual estaba colgando tambaleándose en sus bisagras. Tiré y me enfurecí de verdad. Nada quedó ileso. Mis ropas, ollas y sartenes, las cosas en el refrigerador, todo lo que estaba unido estaba en el suelo. El sofá estaba boca abajo, las cortinas fueron arrancadas de las ventanas rotas, y por supuesto, cada libro y hoja de papel que estaba en la bolsa de mensajero que usaba para la escuela fue tirado y lanzado por todo el suelo. Parecía que alguien había colocado todo el caos a través de una trituradora de madera. Desastre ni siquiera empezó a cubrirlo. Todo lo que podía hacer era estar allí y tratar y entenderlo con mi boca colgando abierta.

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—No, gracias. Ya he tenido suficiente de desnudistas y prostitutas por una noche. Con Carmen estará bien.

emocionales. Sentí como cualquier rabia que estuviera ardiendo en ellos estaba atada al centro de su corrupta alma. Me abrí paso por el suelo mientras delicadamente podía mirar dentro de la pequeña habitación. No era como si tuviera muchas cosas o cualquier tipo de armario de calidad, pero lo que si tenía estaba echo jirones y tirado alrededor de la habitación como si fuera confeti de tela. Quienquiera que había hecho esto, se había tomado su tiempo y disfrutado cada segundo de ello. Negué con la cabeza y salté un poco cuando Bax agarró mi brazo desde atrás. —Vámonos.

Estaba melancólica y perdí la noción del tiempo, así que cuando el auto se detuvo enfrente de lo que parecía un almacén abandonado, podría haber sido una hora o cinco minutos después. Giré mi cabeza para mirar a Bax, pero ya estaba sacando las llaves y saliendo por la puerta. —¿Dónde estamos?

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Me sentí como una muñeca de trapo mientras Bax me conducía hacia su negro-y-amarillo monstruo y ataba el cinturón de seguridad a mí alrededor. Todo lo que podía hacer era mirarle fijamente mientras rodeaba el capó y se deslizaba a mi lado. El motor sonó tan enojado como él lucía mientras salía del estacionamiento y se dirigía hacia The Point. Era bien pasada la medianoche ahora, y nada bueno incluso ocurría aquí cuando el sol se ponía. Debería exigir saber a dónde estábamos yendo, cuál era su plan, pero no podía reunir la energía para preocuparme. Cerré mis ojos y traté de recordarme que Race me había salvado, había cambiado mi vida, así que pequeños inconvenientes como un apartamento totalmente destrozado y una sesión de besos inquietantemente calientes con un criminal eran solo pequeños sacrificios que podía sufrir a cambio.

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No luché y no discutí cuando me arrastró pasando el apartamento de Carmen y bajando las escaleras. No había manera de que pudiera ponerla a ella y a los niños en riesgo. Este era mi problema… bien, el problema de Race, pero desde que él era, literalmente, todo lo que tenía en el mundo, era mi responsabilidad seguir adelante. Si Bax quería dejarme con una de sus amigas durante unos pocos días, solo tendría que lidiar con ello. Mi siguiente turno en el restaurante era en un par de días y me pregunté si Brysen me dejaría pasar el rato en su casa por un tiempo. Estaba bastante segura de que ella estaría de acuerdo con ello. Eso resolvió un problema de inmediato. No tenía idea de lo que iba a hacer con mis libros de la escuela o la búsqueda de dinero para comprar un entero y nuevo guardarropa.

Me dio una mirada extraña, como si de repente recordara que estaba allí, y puso la capucha de sus sudadera sobre su cabeza. —Puedes esperar en el auto. Estaré de vuelta en un minuto. Miré alrededor de la zona donde estábamos estacionados y abrí mi puerta. Ningún lugar en The Point era exactamente seguro, pero al igual que en cada parte mala de cualquier ciudad, había algunas áreas que eran peores que otras. Este no era uno de esos lugares, y había tenido suficiente de sentimientos sacudidos y agitados por una noche. En este momento, estar pegada a Bax era la única cosa que me daba un poco de seguridad. —Voy a ir contigo. Suspiró y encendió un cigarrillo. Era una mala costumbre, pero considerando que el tipo robaba cosas para ganarse la vida, supongo que había cosa peores que podría hacer que encenderse un cigarrillo en mi presencia. —Solo quédate cerca, quiero decir cómo-mi-bolsillo-trasero de cerca. Necesito hablarle a un tipo que me debe algo de dinero. —¿No puedes esperar hasta más tarde? —Estaba emocionalmente agotada. No sabía cómo todas esas cosas detrás de la oscuridad no le molestaban. Era como una vida completamente diferente en las sombras.

En la base de la escalera estaba una bombilla descubierta colgando sobre la puerta de metal que estaba pintada de púrpura brillante. Parecía la entrada de servicio al almacén, pero Bax presionó un código numérico en la pequeña caja al lado y la puerta se abrió bajo la palma de su mano.

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Nada más y nada menos. Solo “no”. Evidentemente la prisión no había ofrecido a Bax cualquier tipo de impresionantes habilidades de comunicación. Me quejé en voz baja hacia él y penosamente todo el camino detrás de él por un conjunto de escaleras que parecía que iban a derrumbarse bajo nuestro peso. De hecho, la escalera estaba tan destartalada y arruinada que puse una mano en la parte trasera de su camiseta por si caíamos, para que hubiera una posibilidad de que pudiera aterrizar en él a pesar del concreto debajo. Esto era espeluznante y no se parecía a ningún lugar en el que quisiera estar, pero Bax actuaba como si supiera exactamente a dónde estaba yendo, así que obedientemente seguí adelante.

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—No.

—¿Qué es este lugar? —En verdad no esperaba una respuesta, pero miró sobre su hombro hacia mí, la mayor parte de su cara estaba oculta por la capucha. —Solo un bar. No pude contener el poner los ojos en blanco o el sarcasmo que tiñó mi tono cuando nos guio por el estrecho pasillo hacia los sonidos y olores de lo que en efecto parecía ser un bar. —Un bar no tiene una entrada secreta en un callejón trasero y una contraseña para entrar. Un bar tiene anuncios de cerveza con luces de neón en la ventana y de chicas cansadas con un coctel en el piso. Él gruñó. —No es ese tipo de bar. Ruidosa música electrónica estaba haciendo temblar el suelo bajo mis zapatillas, y cuando doblamos en una esquina para finalmente entrar en un gran espacio abierto, el cual obviamente era el antiguo piso de la fábrica del almacén, estábamos en lo que definitivamente no era ese tipo de bar.

Él me cortó con una mirada y atrapó mi muñeca y me arrastró a dónde estaba el bar. Se apoyó en la barra superior y gritó a la cantinera en bikini: —¿Dónde está Nassir?

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—¿Qué estamos haciendo aquí? Mi hermano aún está desaparecido, mi apartamento está destrozado, y estoy cansada y malhumorada. ¿Realmente crees que es el mejor momento para un reventón? —Tenía que gritar para escuchar sobre la música.

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Luces de neón se arremolinaban alrededor de las vigas de metal expuestas. Chicas de todas las nacionalidades, con ropa más adecuada para un club de desnudistas o un video de hip hop, estaban en plataformas dispersas a través del espacio bailando y retorciéndose con la música a todo volumen. Debía de haber no menos de doscientas personas pululando alrededor. Todos ellos sosteniendo bebidas, fumando algo más que cigarrillos, y dando vueltas con los golpes electrónicos y el bajo de la música. Era distinto a cualquier cosa que había visto antes y absolutamente no donde me imaginaba a Bax pasando su tiempo. Estaba demasiado brillante, demasiado colorido, una total sobrecarga sensorial que hizo que mi cabeza doliera y mis ojos parpadearan.

Ella estaba ocupada sirviendo bebidas y se veía como si por un segundo lo fuera a ignorar. Él bajó su capucha y vio sus ojos parpadear sobre la estrella tatuada en su cara. Lo hacía tan identificable. Ella limpió sus manos en una toalla en la barra y apuntó a un conjunto de escaleras de hierro forjado enrolladas detrás de la barra iluminada brillantemente. —Arriba en la sección VIP. Él asintió con la cabeza y me arrastró detrás de él. Tiré de mi muñeca para tratar de liberarme pero él solo enroscó sus dedos más apretados. Me estaba sintiendo enferma y cansada de ser jalada alrededor de este tipo. En cada sentido de la palabra. Me sentí como si hubiera estado enredada con él por meses, no solo por unos cuantos días.

Finalmente me liberó, y estuve perdida sobre qué hacer aparte de colocarme tímidamente sobre su hombro. No pertenecía a un lugar como este con un tipo como él. Estaba incómoda y sin hacer nada para ocultarlo. Las chicas me estaban viendo con ojos curiosos, y todo lo que pude hacer fue moverme nerviosamente con uno de mis rizos.

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Hicimos nuestro camino a una sección elevada en la parte posterior de la plataforma que tenía varias mesas con satinados manteles negros en ellas. Estaba menos poblado aquí, y Bax se conducía directo a la mesa donde un hombre bien parecido que era obvio tenia ascendencia del Medio Oriente estaba sentado. Tenía una botella de champán fría en la mesa frente a él así como una computadora portátil abierta. Estaba una chica rubia muy bonita sentada a su derecha e incluso una morena más bonita sentada a su izquierda. Ambas chicas estaban tratando de conseguir su atención, pero lo que sea que estaba en la computadora tenía su total concentración hasta que Bax sacó la silla opuesta a él y se dejó caer.

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La sección VIP era la pasarela convertida de la fábrica. Todo era de metal y cadenas y se veía como si se fuera a caer al suelo en cualquier momento. Era algo bueno que no tenía miedo a las alturas porque no había nada más que una barrera de cadenas retorcidas entre el borde de la plataforma de metal y la caída de la pista de baile abajo. Una vez más tragué saliva y me moví más cerca de la espalda de Bax. Él siguió sigilosamente a través de los cuerpos apretados, sin pararse incluso cuando una pareja lo desafió o trató de detenerlo. Él estaba claramente en una misión y nada iba a impedírselo, ni siquiera yo teniendo un leve ataque de pánico cuando me di cuenta que toda la plataforma se movió y dobló con todo el peso en ella.

El magnífico hombre con la piel color aceituna y el cabello negro intenso levantó la cabeza y echó un vistazo sobre Bax y después se giró rápidamente hacia mí. Ofreció una sonrisa que literalmente hizo tropezar mi corazón y supe que me estaba sonrojando. —Escuché que estabas fuera. Imaginé que encontrarías tu camino aquí. Es bueno verte, Bax. Los tiempos difíciles se ven bien en ti. —¿Tienes mi dinero? Los ojos dorados del tipo se desviaron hacia mí y sentí como si estuviera viendo justo dentro de mí. Sentí problemas al respirar. Guau, ese era algún poderoso encanto sexual con el que estaba trabajando. No es de extrañar que tuviera dos supermodelos peleando por su atención. —Lo tengo, pero creo que tengo una mejor opción para ti. Parece que ganaste músculo en la coyuntura. ¿Qué estas levantando ahora, ciento veintisiete, ciento treinta y uno? Puedes defenderte de algunos de los chicos grandes. Por qué no me dejas organizar algo, doble o nada, y solo hace falta reducir el quince por ciento en lugar de mi veinte habitual. —¿En verdad vas a organizar algo limpio, Nassir? Te dije antes de la última pelea que organizaste, antes de que me encerraran que no estoy jugando con la hora aficionada. No tengo tiempo para eso. —Sales solo por un minuto y estás de vuelta haciendo demandas. Siempre tuviste las bolas del tamaño de las sandias. Lo voy a mantener tan limpio como pueda. —¿En verdad tienes quince grandes en la mano para hacer doble o nada? Sentí mis ojos ampliarse. No tenía idea de lo que estaban hablando, pero quince grandes era mucho dinero. ¿Quién en el infierno era este tipo que mi hermano consideraba su mejor amigo, y qué clase de vida había vivido Race antes de que corriera en mi rescate?

—¿Has visto a Race por aquí desde que regresó a la ciudad? El hombre moreno volteó a la computadora que tenía frente a él.

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Bax sacudió la cabeza y me lanzó una mirada por el rabillo del ojo.

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—Nunca te corté, Bax. No soy un hombre estúpido.

—No. Nunca le importó cómo hacia los negocios. No lo he visto desde que me pidió que localizara a alguien por él. Eso fue un mes antes de tu arresto. Bax se alzó en sus pies. —¿A quién te pidió que localizaras? El hombre ondeó su mano con desdén. —Alguna chica. Estaba demasiado decidido en eso. La encontré en Carlson y pasé adelante la información. Se suponía que me debía un favor, pero nunca lo vi de nuevo, y después fuiste arrestado, así que en cualquier caso no me servía. Escuché que Novak echaba espuma por la boca para localizarlo, aunque, no me sorprende que estés preguntando, o que no lo encuentres por ningún lado. Mi corazón estaba golpeando con fuerza en mis oídos, y pensé que me podía haber derrumbado si Bax no me hubiera sujetado el brazo y arrastrado a su lado. Yo era esa chica. Yo era de Carlson. Race usó su zalamería, obviamente relacionada con este hombre para localizarme incluso antes de que Bax fuera a prisión. Estaba en su radar mucho antes de que se diera cuenta de que no salvaría a su mejor amigo. No estaba segura de qué hacer con esa información, pero se sentía importante. —Ven el viernes, Bax. Espero que recuerdes cómo es. Bax solo levantó una ceja. —¿Quieres decir que es diferente de tratar de mantener tu trasero seguro en el patio cada día? Nassir se rio y vi a los ojos de sus acompañantes quedarse perplejos en excitación. Hombre, él era potente.

Tenía un millón de preguntas que quería dispararle, preguntas que quería exigirle, pero su mandíbula estaba bloqueada y se veía enojado. No conmigo, no con su séquito criminal, solo enojado con el mundo en general,

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Bax no respondió, pero me dio un pequeño empujón así que estaba dirigiendo el camino bajo la escalera. Una vez que regresamos al piso principal, parecía que no podía salir demasiado rápido del club. Casi tuve que trotar para mantener su paso decidido y sus zancadas de piernas largas de regreso al nivel de la calle y al auto.

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—Buen punto. En verdad es bueno verte, Bax.

y no quería nada de eso apuntando en mi dirección. No habría sobrevivido tanto como lo hice por mi cuenta sin saber cuándo permanecer callada y desaparecer en el fondo. Conducimos en silencio por quince minutos fuera de la ciudad. Me sorprendí cuando detuvo el auto en un alto en frente de un lindo bungaló a la derecha en la orilla de The Point y The Hill. Era un vecindario agradable. Los niños podían jugar afuera aquí. Los padres no necesitaban barras en las ventanas o pistolas bajo sus almohadas. Dicho esto, no tenía idea de qué estábamos haciendo aquí o que debía hacer cuando Bax se estacionara en la calzada y apagara el ruidoso motor. Volteé a verlo y me di cuenta que su mandíbula estaba apretada y que la estrella estaba palpitando mientras la vena debajo de su piel se movía. —Esta es la casa de mi mamá. No iba a preguntar. No creí que fuera mi lugar hacerlo, pero algo estaba ausente, así que tuve que entrar en el agua. —Está bien. ¿No le molestará que me quede aquí hasta que pueda resolver algo afuera? Su mandíbula se apretó y estaba muy segura que escuché que sus molares crujieron bajo la presión. —Ella no vive aquí. El lugar está vacío. Lo ha estado por años. Parpadeé en sorpresa. Principalmente porque nunca lo imaginé viniendo de un lindo antecedente suburbano como este. —Lo siento. ¿Le pasó algo? Si fuera posible, su mandíbula se tensó aún más. —No. Compré esta casa para ella justo después de que me encerraran.

Hizo un ruido en su garganta y giró su cabeza en sus hombros. —Creciste en un gueto. ¿Realmente fuimos niños? Era un punto válido, pero eso todavía no explicaba una casa agradable en un vecindario costoso.

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—¿No fuiste a la cárcel cuando solo eras un niño?

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Parpadee hacia él.

—¿Por qué no vive aquí si hiciste algo tan agradable por ella? Debió costarte un brazo y una pierna. Estaba empezando a pensar que Race no estaba preocupado por decirme algo acerca de su vida antes de encontrarme. Unas pocas ideas en su complicado amigo habrían sido realmente útiles ahora mismo. —Quien dijo que el crimen no paga es un idiota. Paga bien, es por qué hay mucho de esto. Le compré una casa porque sabía que eventualmente iba a terminar muerto o en la cárcel y quería que estuviera bien sin importar lo que me pasara. La única condición que le puse fue que tenía que estar sobria. No podía quedarse aquí mientras estuviera bebiendo. Exhalé un silbido, porque las adicciones y madres eran el dedo en la llaga para mí también. —¿Quieres decir que tiene esta casa gratis y todo lo que tiene que hacer es no beber? —Sip. —Guau. Me miró y abrió su puerta. —De cualquier manera, está vacío y nadie sabe acerca de ella porque ella nunca se secó lo suficiente para mudarse, así que aquí estarás a salvo por un tiempo. Vamos a tratar de resolver algo de comida y ropa mañana. Salí del auto y miré la casa. Este era mi sueño. Una linda casita en un lugar seguro. Incluso nunca estuve cerca de algo como esto. Era triste que algunas personas no pudieran dejar ir sus vicios lo suficiente para apreciar un regalo como este.

—La misma persona que cuidó de mi auto. Quería preguntar quién era, considerando que su único amigo parecía que estaba en escapar y esconderse en este momento, pero no quise presionar a mi suerte y realmente quería ver el interior de la casa.

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Gruñó, su respuesta habitual cuando le preguntaba algo que no quería contestar.

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—Es encantador. ¿Quién la cuidó por ti mientras estuviste encerrado?

—¿Me vas a dejar sola aquí? —No estaba segura como me sentía acerca de eso. Estaba desgastada de estar en su presencia por las últimas horas. Estar a su alrededor era como estar constantemente impactada por la sacudida de electricidad. No podía encontrar una posición sólida a su alrededor, sin embargo, además de Race, nunca me sentí con alguien más que no dejaría que nadie me lastimara. Esos ojos oscuros eran insondables. Desearía que fuera más fácil de leer. —Por esta noche me voy a tirar en el sofá. No le iba a preguntar dónde pasaba normalmente la noche. Sabía que la respuesta tenía que ver con el impresionante paquete que sentí apretarse contra mí cuando me besó antes. Mientras crujió la puerta abierta y entraba, pregunté: —¿Qué organizaste con el tipo en el reventón? ¿Una carrera o algo? —No, ya quisiera. Nadie correrá en una carrera callejera conmigo nunca más. Nunca pierdo, así que dejan de preguntar. Lo había visto conducir, así que eso no era realmente una sorpresa. —¿Entonces qué? Él arqueó una ceja hacia mí y tiró del interruptor de luz. Se veía como una casa modelo. Todo adentro estaba inmaculado e intacto, todo tranquilo, de colores neutrales que apestaban a diseño profesional. Era tan hermosa que casi dolía. Miré a Bax y me di cuenta que estaba viendo todo con mirada cínica. —La habitación principal está atrás, afuera de la cocina. Tiene una cama y creo que las sábanas y esas cosas están en el clóset. Estoy seguro de que todo está cubierto de polvo, pero funcionará por una noche o dos.

Fruncí el ceño a su espalda. —¿Como una pelea a golpes? Se rio entre dientes, pero no había humor en eso.

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—Una pelea. Organicé una pelea.

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Podía oír el desdén en su voz tosca. Él sacó un cigarrillo y se dirigió hacia la puerta delantera.

—Una en la que espero solo se usen los puños. Trata de dormir, Pelirroja. Si mi suerte se mantiene, la mierda se va a poner peor antes de mejorar. Mordí mi labio inferior y me di cuenta de que sus ojos siguieron el movimiento con atención. Eso hizo que algo caliente y agitado se deslizara en mi columna vertebral. No estaba acostumbrada a la evidente atención masculina y Shane Baxter era indudablemente un hombre. —Esa es una actitud terrible para tener. —Hace que te decepciones menos después. Ve a la cama, Dovie. Era la primera vez que me llamaba por mi nombre. Mientras volteaba e iba a buscar la habitación que indicó que podía usar, no pude negar que el sonido de su voz áspera y brusca me hizo recordar que era una chica, con toda la clase de partes de chicas que reaccionan a un tipo caliente. Incluso si mi cabeza estaba gritando ¡HUYE! tan enérgicamente como podía.

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¿En qué me metió Race?

5 bax Traducido por Whiteshadow y Selene1987 Corregido por Lizzie Wasserstein

T

enía el sueño ligero. Siempre lo he tenido, pero estar encerrado lo ha hecho aún más ligero. Por no hablar de esta casa que me ponía la piel de gallina. Simplemente me recordaba que incluso cuando traté de hacer el bien, explotó en mi cara y terminó mal. Levanté la cabeza ante el sonido de pies desnudos en el suelo. Estaba tumbado en el sofá; no me había molestado en ir a buscar una manta o algo, así que esperaba que si Dovie estaba de camino a donde me encontraba, estuviera lista para manejarme en nada más que un par de bóxers ajustados. No estaba lo suficientemente motivado o lo suficientemente caballeroso como para molestarme en arrastrarme por mis pantalones. No me avergüenzo fácilmente, y dado que ella era la que se encontraba despierta y en mi espacio, podía hacerme frente en mis calzoncillos.

—¿Te he despertado? Me pasé las manos más o menos por encima de mi cara y balanceé las piernas para que mis pies estuvieran en el suelo. Apoyé la cabeza hacia atrás en el cojín y me quedé mirando el techo oscuro.

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—¿Qué pasa? —La vi saltar un poco y girar un rizo alrededor de su dedo. Me di cuenta de que era lo que hacía cuando estaba nerviosa o inquieta.

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Los pasos se acercaban y me incliné alrededor del brazo del sofá lo suficiente para ver su lento recorrido entre la cocina y la sala de estar. Ninguna de las luces estaba encendida, pero no perdí el mínimo detalle de luz brillante que desprendía su piel blanca. Ella era luminosa, y también estaba sin sus pantalones. Todavía tenía ese suéter gigantesco, pero la extensión de las piernas que sobresalían de él y que llegaban a la mitad del muslo estaban tonificadas y elegantemente curvadas. Si yo fuera un hombre de piernas, las suyas, de seguro habrían estado en la parte superior de la lista de las mejores que había visto nunca.

—No —le mentí—. No me gusta estar aquí. Ella dio la vuelta al lado del sofá y se dejó caer a mi lado, cerca pero sin tocarme. Enroscó sus piernas desnudas debajo de ella y traté de no mirar. Sentí que sus ojos patinaron sobre mi cuerpo mayormente desnudo y luego de regreso de vuelta a mi cara. Mi cuerpo era un mapa carretero de una vida efímera, dura y demasiado rápida. Tenía una fea cicatriz en mis costillas de un accidente de motocross cuando tenía diez años. Tenía una horrible cicatriz que recorría toda la longitud de mi bíceps por golpear la mano a través de una ventanilla de auto cuando había empezado a salir. También había una preciosa herida de batalla en la espalda que coincidía con la cicatriz en la cabeza de la primera y única vez que no había sido lo suficientemente rápido como para escapar de un policía enojado y su macana. Por no hablar de que tenía un tatuaje gigante del logotipo clásico V8 en mi estómago, y BAX en grandes letras que corrían a través de mi espalda superior de omóplato a omóplato. En el lado opuesto de las costillas tenía una chica de las que levantan la bandera en las carreras, desnuda a caballo sobre una bujía, y en los lugares que eran demasiado oscuros y demasiado privados para ver, tenía banderas a cuadros individuales que indicaban que toda aquella que ostentaba la suerte de verlas había de hecho llegado a la línea de meta. Estaba seguro de que ella estaba consternada por todo, horrorizada por mí en general, pero golpeteó con los dedos sobre la rodilla desnuda y me dijo: —Eso es una mierda. Es una casa muy bonita. Mi mamá también estaba en mal estado. Así fue como terminé en el sistema. Quería más a las drogas, que ser una madre.

Hizo un pequeño sonido de simpatía y eso retorció algo dentro de mi pecho. Si hubiera sido lástima la habría echado, pero ya que era empatía, no estaba seguro de qué hacer con eso.

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—Ella está limpia. O trata. Simplemente nunca dura mucho, y he aprendido a dejar de empujar. No es como que un tipo con antecedentes penales y sin medios legítimos de empleo puedan emitir un juicio sobre lo que alguien más está haciendo bien o mal. La quiero, es mi mamá, así que este es el tipo de relación que tenemos.

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Yo no era muy bueno hablando, y mucho menos en compartir, pero parecía como si ella no fuera a marcharse a ninguna parte, por lo que suspiré, cerré los ojos y crucé las manos sobre mi vientre plano.

—Háblame de Race. Necesito entender por qué estás haciendo esto, haciendo enfadar a la gente, presionando para ponerlos nerviosos. Es evidente que estás poniéndote en peligro por él. ¿Por qué? Incliné la cabeza y entreabrí los ojos para mirarla. Tenía la cabeza inclinada y estaba mirando fijamente a mis manos apiladas en mi abdomen y el tatuaje del Correcaminos encaramado allí. Si estuviera mirando más abajo, estaría sonrojada, porque bien o mal, ambos habíamos perdido la suficiente cantidad de ropa en la oscuridad para hacer que mi polla se interesara en lo que estaba pasando. —Yo nos metí en problemas, Race nos sacó. —Ella resopló tuve que sonreír—. Cuando Nassir dijo que a Race no le gustaba la forma en que hacia negocios, él no estaba mintiendo, pero eso fue porque su negocio normalmente terminaba conmigo arriesgando el cuello o consiguiendo que mi culo fuese pateado, y Race lo odiaba. Cuando empecé a promocionar automóviles, Nassir era el intermediario entre Novak y yo. Él tomó una parte de todo lo que hacía y eso molestaba a Race al extremo, ya que yo era el único en la línea de fuego, infraccionando la ley, y Nassir podía sentarse con las manos limpias y dejar que yo lo hiciera.

Se aclaró la garganta y la observe mientras ella tenía que arrastrar sus ojos frente a lo que ocurría debajo de mi cintura. —¿Cómo te atraparon si eras tan bueno?

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—Race fue el que me dijo que eliminara al intermediario y fuera directo a Novak. Era un tipo de los que veían “todo el cuadro” y era competitivo como el infierno. No importaba lo mucho que quisiera ir de fiesta, Race fiesteaba mucho más duro. No importaba cuántas chicas me cargara, Race quería más. Era como si estuviera tratando de demostrar quién era él a pesar de su pasado, en vez de a causa de él. Era así, con infringir la ley. Hice lo que hice porque era bueno en eso, amaba los autos y la emoción. Race quería que fuera un negocio, quería ser inteligente al respecto. Al principio era impresionante, y luego comenzó a darse cuenta de lo mucho que estábamos involucrados. Nunca quise ser propiedad de nadie, y Race todavía estaba atado a The Hill y la fortuna de Hartman. Estábamos desilusionados, atascados, arriesgando resultados cada vez más y más grandes, y tuvo suficiente. Se suponía que debía estar trabajando en una manera de sacarnos cuando me arrestaron.

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Cambié mi pierna para darle a mi creciente erección algo de espacio y la vi parpadear. Contuve una sonrisa.

Ese era un territorio peligroso y no estaba seguro de que ella estuviera dispuesta a escuchar. —Me tendieron una trampa. Ella dejó escapar un suspiro que envió a sus rizos rojos a bailar. —¿Quién? Levanté las manos fuera de mi estómago y las empujé hacia fuera delante de mí hasta que mis nudillos resonaron con fuerza en la tranquila casa. —Race. Un silencio de muerte encontró mis palabras. Más por el shock evaluativo que cualquier otra cosa, me agaché entre mis piernas y ajusté mi paquete. La oí hacer un sonido ahogado. —De ninguna manera. Te quería como a un hermano. Él nunca habría hecho eso. Nunca me habría dicho que confiara en ti si tú estuvieras tras él o si pensara que pudieras utilizarme o buscar venganza. Me puse de pie y fui a donde había tirado mis pantalones. Me los coloqué de un tirón y saqué un cigarrillo del bolsillo. —Tú también pensabas que nunca se tiraría a una desnudista, cuando sé que es un hecho que él solía hacer eso mismo regularmente. En realidad, nunca conocemos a nadie realmente y en última instancia, cada uno se vale por sí mismo en la calle.

—Nadie puede saber las motivaciones de un hombre cuando está desesperado. No sé por qué lo hizo, pero lo voy a averiguar. Ella tragó un poco y puso una mano temblorosa sobre su garganta.

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Metí el cigarrillo en el borde de mi boca y me moví al sofá. Puse una mano en el brazo y la otra en el cojín detrás de su cabeza para que ella estuviera enjaulada entre ellos. Bajé la vista hacia ella. Esos ojos verdes estaban llenos de una mezcla de compasión, incredulidad y miedo. Pude ver el delicado puente de su nariz expandirse cuando me incliné, por lo que estábamos casi nariz con nariz.

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—Simplemente no lo entiendo. Él debe haber tenido una razón. Él nunca te traicionaría así. Te dije que hablaba sin cesar de lo culpable que se sentía de que te fueras.

—¿Y entonces qué? —Fue apenas un susurro de sus llenos y temblorosos labios. —Depende de su respuesta. —Me levanté del sofá—. Vuelve a la cama. Asintió en silencio y salí por la puerta de entrada a enviar algunas toxinas calmantes a mis pulmones. Me quedé afuera por algunos minutos, el tiempo suficiente para tener mis hormonas en ebullición bajo control. Tenía que dejar de asociar a la hermana de Race con todo lo sexual. Esa era toda una bolsa de "no va a suceder." No necesitaba luchar con mis bolas de un color azul hasta que descifrara la agenda de mi amigo. Cerré la puerta y me fui a quitar mis pantalones cuando me di cuenta de que me había escuchado, solo que en lugar de volver a la habitación, ella estaba acurrucada en un pequeño ovillo en el extremo del sofá. Me quedé mirándola, estupefacto. No sabía qué hacer con ella. No parecía cómoda, pero no estaba seguro de que ella se quedara dormida si yo la cargaba y la dejaba en la habitación. Me rasqué la cabeza y decidí que iba a dejarla y tomaría la cama para mí por el resto de la noche. Estaba en la cocina cuando la escuché gemir. Lo que fuera que la había despertado originalmente obviamente no estaba fuera de su sistema.

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Su respiración suave jugueteaba contra mi cuello y gemí en voz alta resignándome a una larga noche, sin dormir.

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Susurré una letanía de palabrotas y me senté a su lado en el sofá. Puse un brazo alrededor de sus hombros y la moví para poder poner su espalda en los almohadones, y me estiré delante de ella. Era más que probable que yo fuera a terminar en el suelo. No era muy pequeño y el sofá ya era un poco estrecho, pero ella paso un brazo alrededor de mi cuello, situó una pierna entre las mías, y se deslizo a un sueño mucho más cómodo y reparador. Me alegro de que uno de nosotros pudiera descansar. Estar tan cerca de cualquier chica, en realidad casi encima de esta chica intrigante y sorprendente, estaba haciendo un sin número de cosas no solo en mi moderación, sino también en mi fuerza de voluntad. No debería estar interesado en nada de ella; en cambio, estaba interesado en todo lo relacionado con ella, y eso no me gustaba ni un poco.

—Solo iba a esperar hasta que te viera en el trabajo para preguntar, pero la situación es más grave de lo que pensaba. Gemí y pasé un brazo sobre mis ojos con todos mis músculos rígidos tratando de enderezarme. Estaba solo en el sofá y Dovie estaba, obviamente, en el teléfono. La luz de la mañana estaba golpeándome en la cara y tenía un calambre en el cuello por sostener a Dovie cerca de mi pecho toda la noche. —Sí, todo se ha ido. No hay ropa, ni libros, ni nada. No estoy segura de cuánto tiempo tendré que estar contigo, pero mi casar no es segura. La oí murmurar algo y decir un silencioso "gracias", entonces sus pasos, cuando ella volvió a entrar en la sala de estar. Se sentó en el brazo del sofá y me miró. Levanté mi brazo para mirarla a los ojos. Estaba mordiendo su labio inferior y jugando con su cabello, así que sabía que estaba incómoda. —Mi amiga Brysen vive a unas seis cuadras de aquí. Voy a ir a quedarme con ella. Nadie sabe que hablo con ella dado que realmente solo somos compañeras de trabajo, por lo que debería estar bien, segura. No sé por qué pensaba que iba a discutir con ella, así que puse el brazo hacia atrás sobre mis ojos. —Yo te llevaré. Se aclaró la garganta y suspiré porque era evidente que no iba a dejar que regresara a dormir. Algo se había metido debajo de su piel en algún momento entre el usarme como una almohada y despertar.

—¿Necesitas algo de dinero? Ella parpadeó como un búho.

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Era temprano, estaba dolorido, de mal humor y no tenía ningún interés en tratar de convencer a esta chica estirada que yo no estaba tras Race para causarle más problemas. Bajé mis pies al suelo, encontré mi camiseta y la puse sobre mi cabeza. Mis dientes se sentían asquerosos y necesitaba, malditamente rápido, un Advil para el cuello. Le di una mirada impaciente mientras me ponía mis botas.

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—Todavía realmente quiero ayudar a encontrar a Race, asegurarme de que esté bien. Después de la noche anterior y lo que me dijiste, no estoy segura de cuan honesta es tu motivación para ayudarlo.

—¿Disculpa? Juré y me empujé sobre mis pies. Estaba hambriento. Tenía que deshacerme de ella y encontrar algo de comida. Ella se estaba metiendo con mi juego y mi cabeza. No tenía tiempo para ninguna de esas tonterías. —Efectivo, dinero, dólares, monedas… ¿Qué si necesitas algo de dinero para conseguir algo de ropa y esas cosas de chica hasta que puedas valerte por ti misma? Ella inclinó la cabeza hacia mí como si estuviera hablando un idioma extranjero, por lo que maldije en voz baja y saqué un par de cientos de mi billetera y se los metí en la mano. —Vámonos. Me muero de hambre y he tenido suficiente de esta casa. —Me dirigí a la puerta principal, sin molestarme en ver si me seguía o no. actuaba asustada, y me irritaba. No había hecho nada escandaloso o avance hacia ella y estaba actuando como si hubiera cumplido con mi amenaza de la noche anterior. La oí luchando detrás de mí, y antes de que pudiera llegar al auto, me detuvo con una mano en mi codo. Trató de empujar el dinero hacia mí pero me la quité de encima y me dirigí a la puerta del conductor. —No puedo aceptar esto de ti. No somos amigos. Ni siquiera creo que estemos en el mismo equipo ya, y no quiero tener nada que ver con tu empresa criminal.

Ella lo estaba considerando. Lo pude ver, pero encendí el auto y subió. Su cabello era una maraña. Sabía que era más suave que todo lo que había sentido en la vida y que era muy fácil entrelazar las manos en todos esos retorcidos rizos, pero no quería pensar en eso. Sus labios se apretaron en una línea y tenía los brazos cruzados bajo lo qué estaba empezando a

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—Entra en el auto. Es dinero limpio. —Bueno, limpio en términos de que me lo gané al vender un viejo Súper Bee que había arreglado y convertido en un auto de calle. No estaba limpio en términos de Gané el Bee en una carrera ilegal antes de que fuera lo suficientemente mayor como para votar—. No tengo la paciencia para tratar contigo esta mañana, Pelirroja, por lo que es tú elección. Entras y deja que te lleve, o caminas. No doy una mierda por cualquiera de las dos opciones.

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Apreté los dientes y levanté una ceja. Estaba siendo una perra esta mañana. Me imaginé que despertar encima de mí no podía haber sido algo que la emocionara, pero estaría condenado si iba a ser el objetivo de su ira.

sospechar eran unos pechos seriamente impresionantes, si sus piernas eran un indicio de como lucia el resto de su aspecto. Parecía un niño pequeño enfurruñado. Creo que se enojó pero no iba a profundizar en el complicado razonamiento de chica que le hacía sentir la necesidad de alejarse de mí. Era lo que era, y todo lo que significaba para mí era que podía moverme con mayor libertad al tratar de encontrar Race. Me dio instrucciones para llegar a una casa muy bonita que estaba un poco más arriba en las colinas que la de mi mamá. Nadie podría pensar realmente en buscarla allí. Detuve la marcha al final del camino de entrada y esperé a que saliera. No era como si le debiera a un adiós ni nada. Me miró por un segundo, tomó el dinero que le había dado y lo puso en el tablero. Sin decir nada más, se deslizó fuera del auto y se dirigió hacia la entrada de la gran casa. Solté un suspiro que sentí como si lo hubiera estado conteniendo durante una hora y me fui, asegurándome de dejar tras de mí una cortina de humo y goma quemada, no sé cuál era el asunto con la hermana de Race, o si era el hecho de que estaba atada a la única persona en mi vida que realmente importaba, pero no podía permitirme el lujo de dejar que retorciera todo para mí. Mi vida no fue creada para sentirse bien y mierda así.

Estuve frustrado y cortante con todo el mundo el resto de la semana. Estaba empezando a irritarme los nervios que nadie, y me refiero a nadie, tuviera ninguna información sobre Race. Había oído hablar de otras tres personas de que había estado preguntando acerca un ricachón cuando regresó, pero nadie tenía un nombre o cualquier cosa útil que usar, y a todas

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Hice una parada con Roxie y decirle que me encantaría volver más tarde esa noche. Lo que no hice una sola vez fue pensar en Dovie o lo que pudo haber sucedido para enviarla corriendo lejos como si personalmente hubiera hecho algo mal. No era un buen tipo, pero no le había hecho nada malo y no me gustaba que me tratase como al enemigo, incluso si eso era, lo que en última instancia, había determinado que era.

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Pasé el resto del día dando vueltas, yendo con la gente que había perdido contacto, gente que me debía dinero en efectivo, todos y cada uno que pensé que me podrían poner en contacto con Race. Fui y vi a mi mamá en la casucha en la que vivía. Era solo una habitación alquilada en una casa llena de otros adictos y personas que simplemente se habían rendido. Podría estar en la casa que compré para ella, pero no pudo dejar la bebida el tiempo suficiente para hacer que eso sucediera. Eso quemaba como ácido en mis entrañas y por supuesto me puso de un humor asqueroso y gruñón.

partes que girase me encontraba ya fuera una pared o a Benny. Estaba a punto de terminar con el sentimiento de satisfacción petulante ya que él no estaba consiguiendo ningún avance sobre cómo encontrar a mi amigo. Cuando preguntó si a Dovie le gustó la remodelación de su casa, tomó, literalmente, cada onza de autocontrol que tenía el no romperle todos los dientes. Pero la cárcel me había enseñado a ser paciente, cómo esperar mi tiempo, y cuán dulce era la venganza cuando era entregada de forma inesperada. Solo lo ignore y me aseguré de que pudiera ver en mis ojos la tormenta que se avecinaba cada vez que me alejaba de él.

Estaba fumando como una chimenea. Lleno de nerviosa energía que jamás admitiría. Nassir había transformado el reventón a un club de lucha. En lugar de niños populares de la universidad o The Hill en busca de una buena diversión, ahora estaba lleno hasta arriba de hombres y mujeres

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Antes de darme cuenta, era viernes y tenía que presentarme en el club de Nassir para la pelea. No había estado en un derribo, arrastre, salpicaduras de sangre, peleas sucias como el infierno desde el primer año que estuve encerrado. Una vez que derribas a todos los tipos que eran más grandes que tú por pura desesperación, dejan de intentar bajarte los humos. De hecho, dejan de meterse contigo. Siempre había peleas y disturbios, eso iba a pasar con un grupo de hombres violentos encerrados juntos, pero luchar por mi vida o mi orgullo no era algo que había hecho en mucho tiempo. Luchar por un sueldo no era algo que hubiera hecho desde que era un adolescente. Esperaba que aún pudiera recibir una paliza y recuperarme lo suficiente como para funcionar al día siguiente.

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Envié un mensaje a Dovie a mitad de semana para que supiera que no había hecho ningún progreso, pero teniendo en cuenta que ella ahora pensaba que yo estaba fuera para hacerle daño a su hermano, no me sorprendió cuando no recibí ninguna respuesta. Estaba enfadado conmigo mismo de que su desaire estuviera bajo mi gruesa piel como si fuera una astilla. No era del tipo de intentar convencerla que necesitaba que Race explicara lo que me había hecho antes de decidir qué sentir sobre eso… No era de los que explicaba o justificaba mis acciones, además de que el chico siempre había cubierto mi espalda, sin preguntar. Tenía que haber una explicación de por qué me había engañado, una explicación tras la traición más amarga que había experimentado en mi corta vida, y necesitaba ir hasta él y hablar de hombre a hombre. Quizás tendría que matarle si su respuesta no estaba a la altura, pero conocía a Race. Había estado mucho tiempo intentando salvarme, así que no tendría sentido que simplemente se quedara viéndome arder.

en busca de un espectáculo bestial y sangriento. No quería saber cuáles eran las probabilidades. Pude ver un poco al otro tipo cuando llegó con su séquito, y no se podía negar que era un monstruo. Probablemente tenía más de unos buenos centímetros sobre mí, pero era más delgado y escuálido. Yo tenía una acumulación gruesa y voluminosa que venía de un equipamiento barato de prisión. Este tipo parecía que tuviera un entrenador y un equipo de personas con el único propósito de hacer de él una máquina de combate. —¿Nervioso? —la suave voz de Nassir raspó mis nervios ya deshilachados cuando miré abajo al círculo desnudo que alguien había dibujado en el centro del suelo de la fábrica con pintura roja. Sin ring. Sin cuerdas. Solamente puños y sangre. Era una manera brutal de hacer dinero. —No. Lo miré por encima del hombro. Tenía en la mano un vaso de escocés que era más viejo que yo y me miraba con ojos insondables. —Me sorprende que accedieras a hacerlo. Setenta mil quinientos es un buen precio y sé que recaudas más de lo que Novak te pagó. No puedes estar buscando dinero. Pensé que tal vez se trataba de salvar tu cara enfrente de la pelirroja, pero luego apareciste solo. —No tengo que salvar mi cara por nadie.

—Es importante para alguien que es importante para mí. Eso la hace diferente. —Es más que eso. Un hombre como tú, colócale en una jaula durante mucho tiempo, y o queda domesticado o retrocede a un animal

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Le di una mirada oscura y abrí y flexioné mis manos mecánicamente. Nunca había sido un gran bebedor por mi madre, pero ahora mismo deseaba tener una botella de tequila y una habitación oscura solo para mentalizarme. Envolví mis manos alrededor de la barandilla en cadena y miré a la multitud que se arremolinaba abajo. Más de la mitad quería que mi cabeza se abriera, y al resto no le importaba quién ganara mientras consiguieran su pago al final de la noche. Hizo que me doliera el estómago. No quería que esta escena fuera como había sido mi vida, pero dudaba que alguna vez pudiera deshacerme completamente de eso.

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—Ahh… pero ella era diferente. He estado aquí un tiempo, Bax. Mi trabajo principal es leer y juzgar a las personas al instante. Hay algo más en ella que una de tus típicas zorras.

salvaje. Tú fuiste salvaje, así que eso significa que lo único que quedaba para ti es que fueras domado. Tu ventaja ha desaparecido, Baxter. Puedo verlo, y si yo puedo verlo, eso significa que Novak lo verá y lo explotará. Tienes que tener cuidado. Sus palabras se quedaron bajo mi piel e hicieron que me latiera la sangre en la cabeza. Sin pensar en ello, tomé el vaso de su mano y lo lancé por la barandilla hacia el suelo lleno de gente abajo. Vi cómo se hacía añicos en el suelo, mandando cristales y licor del caro en todas direcciones y salpicando a la multitud. Nassir chasqueó la lengua y me apretó el hombro. —¿Ves lo que quiero decir? Antes, simplemente me habrías ignorado. Buena suerte, amigo mío. Normalmente no pensaría que la necesitaras, pero esta noche no estoy seguro si ése es el caso. Se volvió en los escalones. —Tienes diez minutos. Te sugiero que los utilices para meter la cabeza en el juego.

Un fuerte rugido de la multitud se acercó y él empezó a gritar como un lunático. Mierda, apuesto a que se había metido algo. No había otra manera de explicar las abultadas venas y la mirada salvaje que llevaba. Se arrancó su camiseta negra y la lanzó a la multitud, logrando animar aún más a todo el mundo. Llevaba pantalones de camuflaje y manchas negras

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No la había visto en una semana, desde el martes por la mañana, pero parecía mucho más. Como si su piel fuera más pálida, sus ojos más ahumados, sus pecas más prominentes en su pequeña nariz y como si ella no estuviera segura tampoco de lo que estaba haciendo aquí. Su amiga la agarró del codo y la empujó mientras el otro chico de repente saltaba al centro del círculo.

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Solté una respiración pesada y bajé la cabeza. Apreté los ojos cerrados tan fuertemente que vi estrellas tras mis párpados. Me irritaba, pero Nassir tenía razón. Quería salir antes de que me encerraran. Hacer tiempo solamente había solidificado que vivir mi vida como si tuviera nueve vidas y estar a prueba de balas se estaba haciendo viejo y me hacía sentir estúpido. Cuando abrí los ojos, lo primero que vieron fue una mata de rizos anaranjados y rojos que se desplazaban a través de la desenfrenada y frenética multitud. Parpadeé porque pensé que estaba alucinando, pero con toda seguridad, se volvió para mirar arriba, y nuestros ojos se encontraron. Una chica con un recogido rubio puso una mano sobre su hombro y le gritó algo en su oído y ella asintió, sin apartar su mirada de mí.

debajo de cada ojo como si estuviera en alguna misión de combate. Sentí que mi noche iba a durar diez veces más. Gruñendo por lo bajo y preguntándome por qué estaba aquí Dovie, bajé por las escaleras y me dirigí a donde la había visto por última vez. No tuve que buscar mucho porque se encontró conmigo tan pronto como mis pies descalzos tocaron el nivel principal. Me quité la sudadera, saqué mis cigarrillos, y se lo entregué todo sin decir ni una palabra. Su amiga estaba boquiabierta mirándome de arriba abajo, pero yo estaba atrapado en esa mirada verde bosque. —Recibí un mensaje que decía que si tú peleabas, Race tenía que estar aquí. Incluso enviaron el código para entrar por esa loca puerta púrpura. Sus manos se aferraron alrededor de mi sudadera y negué con la cabeza. —No estará aquí. Es una trampa. Te quieren aquí para que así esté distraído y ese Hulk tenga una oportunidad para aplastar mi cráneo. Sus ojos se agrandaron. —¿Benny? Me encogí de hombros. —Novak. Eso es demasiado inteligente para Benny.

Dobló mis cosas sobre su pecho y le dio una mirada escrutadora a la rubia. La otra chica se encogió de hombros y me miró.

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—Tienes que quedarte fuera del camino. La multitud se vuelve loca. No hay árbitro, ni reglas, y las cosas se ponen feas rápidamente. Si alguien apuesta mucho dinero por mí y pierdo, ya no es solamente el otro luchador el que quiere patearme el culo. Sé inteligente. Si ves que la multitud se enciende, lárgate del lugar, o mejor aún, saca tu culo de aquí ya.

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Me molestó que en realidad estuviera feliz de verla. Me gustaba de verdad la altivez de su barbilla y las ondas de su interminable cabello. Me saqué la camiseta por encima de la cabeza y se la di también. Vi cómo miraba mi pecho y luego subió la cabeza. Podría pensar que era una escoria y cuestionar mis motivos, pero estaba caliente por mí, no había ninguna duda.

—Es tu decisión, Dove. Te dije que algo sobre ese mensaje no parecía estar bien. Su cabeza se fue hacia mi dirección. —¿Será más seguro para ti si me voy? No pude decirle “Joder, sí”, que era mejor para mí si se marchaba porque Nassir apareció a mi lado. —Hora de rodar, enamorado. Le di a Dovie una última mirada y di un paso hacia la multitud. Me froté las manos por encima de mi cabeza rapada y traté de apagar el ruido y el olor del sudor y la anticipación. Me sacudí palmaditas en la espalda y choques de manos y gruñí a Nassir. —¿Qué se ha metido ese tipo? Él se encogió de hombros. —¿Quién sabe? —Pelea limpia, mi culo. —¿De verdad esperabas otra cosa? De él no. —Vigila a la chica, Nassir. Si algo le ocurre en tu casa, te hago responsable personalmente. Solamente había unas pocas personas entre el círculo y yo. —Más te vale que salgas vencedor si quieres garantizar su seguridad.

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Caí en el cemento lo suficientemente fuerte como para que me pitaran los oídos y que el Gran Pájaro bailara una danza irlandesa sobre mi cabeza. Gruñí cuando sentí fuertes golpes sobre mis costillas, pero era difícil oír nada por encima de los gritos de la multitud y el aliento de mi atacante en la cara.

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Le di una mirada asesina y él simplemente me ofreció una sonrisa perfectamente elaborada. Quería golpearle, pero justo entonces hubo un gran rugido digno del Serengueti. La última barrera entre mi oponente y yo se apartó del camino y me golpearon con la fuerza equivalente a una excavadora humana.

Puse una mano alrededor de su garganta y le empujé hacia arriba y fuera de mí, no hacia el suelo, pero lo suficientemente lejos para poder ponerme de pie. No perdió tiempo en arremeter contra mí de nuevo, solo que esta vez estaba preparado para él, y le atrapé a mitad del camino con una rodilla bien colocada que hizo que se cayera. Era fuerte, pero los narcóticos hacían que estuviera frenético, sin poder predecir mi próximo movimiento, así que no tuve ningún remordimiento en darle duro en un lado de la cara mientras estaba encorvado. Un chorro de sangre de su boca siguió al golpe, y gritos de enfado de la multitud resonaron en las vigas. Salté hacia atrás cuando de repente se incorporó y embistió la coronilla de su cabeza justo hacia mi vientre desprotegido. Eso dolió. El aire salió de mis pulmones y la oscuridad empezó a nublar mi visión. Me desconcentré lo suficiente como para no poder bloquear su siguiente golpe, que sacudió toda mi mejilla. Probé mi propia sangre y me puse furioso.

Lo esquivé una vez, y luego otra vez, y pude darle un golpe sólido a su rodilla con una patada en su último paso. Me estaba cansando, pero él tenía combustible químico para continuar, aunque su cara parecía carne cruda y su muñeca dislocada colgaba de un modo extraño en el extremo de su brazo. Tenía que acabar… ya. Intentaba buscar la mejor forma de que pasara, mirando sus debilidades, cuando se agachó y sacó algo del lado

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Justo antes de que todo acabara, eché la cabeza hacia atrás lo más fuerte que pude porque podía oírle resoplar en mi oído. Por suerte tenía una cabeza muy dura, porque incluso sobre la multitud gritando y la sangre brotando de mis oídos, oí los huesos delgados en su nariz y el aullido furioso que siguió. La segunda nariz que había roto en varias semanas, solo que este tipo no era Benny. Éste buscaba mi sangre. Salté hacia atrás mientras se dirigía hacia mí. Me dolía la cabeza, mis costillas estaban golpeadas, y el sabor a óxido de la sangre de mi cara y el corte en el labio me llenaba la boca. Alguien de la multitud lanzó una botella de cerveza en el círculo y se hizo pedazos a mis pies. Supongo que quizás debí haberlo pensado primero antes de lanzar ese cristal por la barandilla.

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Dio una patada salvaje hacia mis piernas y falló. Agarré uno de sus brazos y tiré hacia arriba y detrás de su espalda. Apreté lo suficiente para escuchar un pequeño crujido y lo solté. No quería romperlo, pero subirle una de sus manos me ahorraría esos golpes brutales. Escupí bastante sangre y grité cuando su brazo libre de repente se deslizó sobre mi cuello. No sé de dónde vino esa fuerza, pero sin duda la estaba usando en su beneficio. Apretó y apretó y arañé su piel hasta que resbaló sangre. No podía respirar. Me estaba asfixiando.

de su bota. Maldije en voz alta e involuntariamente di un paso atrás cuando la navaja se abrió. Al ver el arma la multitud literalmente erosionó. Más cristal y líquido que no quería identificar nos llovió. Esto no iba a acabar bien para mí. Él volvió a la carga y por poco escapé de la hoja. Sentí la punta afilada a través de la piel de mi abdomen. Retrocedí, manteniendo un ojo en él y un ojo en el cuchillo de su mano buena. —Mierda. —Sus ojos estaban locos y fuera de control. Tenía que tener mucho dolor como yo, pero no había rastro de eso detrás de su mirada debido a las drogas. Se paró, yo me moví. Él empujó, y yo di un salto hacia atrás. Me di cuenta de que la única manera de terminar con esto era dejarle acercarse lo suficiente para poder conseguir el cuchillo de su mano. Suspiré profundamente, me adentré en su siguiente movimiento, sentí el cuchillo sobre mis costillas, cerca de la axila, y cerré mi brazo hacia abajo para que se quedara atascado. Estábamos frente a frente. Su nariz estaba realmente jodida y jadeaba y resoplaba como un toro. No iba a darse por vencido sin esfuerzo. Giré, usé la ventaja que tenía a pesar de tener el costado desollado, y se inclinó e inclinó hasta que oí el chasquido del hueso y el cuchillo cayendo al suelo a nuestros pies. Aulló, gritó y luchó para hacer que soltara su brazo ya inútil. Me negué hasta que se cayó de rodillas frente a mí, con sangre y mocos por toda su cara. Puse mi rodilla bajo su barbilla para que así levantara la vista y me mirara. —¿Duele? Gritó una serie de palabrotas hacia mí.

Oí a la multitud volverse loca, escuché mi nombre, pero estaba haciendo todo lo que podía para mantenerme de pie. Vi a Nassir guiñándome un ojo, vi el círculo empezando a apretarse a mí alrededor mientras el séquito del monstruo intentaba despertarle. Necesitaba aire. Necesitaba salir de ahí.

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Hizo otro ruido e intentó agarrarme con la mano que ya había dislocado. Suspiré. Le empujé hacia atrás y le di una patada desagradable y sucia a la cara. Sus ojos se echaron hacia atrás y cayó como un rinoceronte bebé al que le acaban de disparar un dardo tranquilizante.

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—En serio, amigo. ¿Hemos acabado? —apreté aún más el brazo. Estaba perdiendo mucha sangre.

De repente lo único que podía ver eran unos unos ojos verdes llenos de preocupación. —¿Estás bien? Estás sangrando mucho. Me dio mi camiseta, y en lugar de ponérmela, la doblé y la puse sobre mi costado. Sentí cómo la sangre se filtraba hacia la tela al instante. —Sobreviviré. Tengo que conseguir el dinero de Nassir antes de que aparezca con otra estipulación o plan brillante. Se mordió el labio y movió mi sudadera hacia un lado para mostrarme un grueso sobre en su otra mano. —Hice que Brysen lo contara mientras peleabas. Me lo dio incluso antes de que dieras el primer puñetazo. Tenía que estar bastante seguro de que ibas a ganar. Está ahí, menos su parte. Parpadeé porque su voz entraba y salía y lo estaba pasando mal para centrarme en su cara. —Tengo que salir de aquí. —Necesitas un hospital. —Solo un poco de sutura. Es lo que Race solía hacer después de que peleara. Mierda. Debía estar mareado. De otra manera jamás se lo habría contado. Inclinó la cabeza hacia un lado y me tendió mi sudadera. Necesitaba su ayuda para conseguir que mis pesados brazos entraran en las mangas. Me quedé mirándola tontamente cuando ella sacó su pequeña mano de uno de los bolsillos y sacó mis llaves.

—Nadie excepto yo. Deslizó su pequeño cuerpo bajo mi brazo sobre mi costado no lesionado y casi me desmayo sobre ella. Por primera vez desde que dejé que Race me llevara al hospital cuando tenía dieciséis años, dependía de

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—Nadie conduce mi auto. —Parecía borracho. Las palabras se articularon mal y honestamente no sé si llegaría a los suburbios.

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—Vamos. Te llevaré a casa de tu madre y veremos si puedo mantenerte entre los vivos.

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otro humano para que cuidara de mí. No quería pensar lo que eso significaba para los dos.

6 dovie Traducido por Jadasa Youngblood (SOS) y Rivery Corregido por Lizzie Wasserstein

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Para el momento en que regresamos a la casa, cerraba fuertemente sus ojos y líneas profundas de dolor se extendían desde las esquinas de cada ojo. Su piel se veía un poco resbaladiza y pálida, haciendo prominente esa

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Me tomó cada fibra de control que poseía, no responder su mensaje de texto a mitad de la semana, y no podía negar que arrastré a Brysen a esa lucha, realmente más para verlo que esperando encontrar a mi hermano. Estaba peligrosamente atraída por él, era magnético y tan difícil de entender, y después de la violencia de esa pelea, sabía que tenía brutalidad despiadada flotando cerca de la superficie de su piel tatuada. También perdía muchísima sangre por la herida de cuchillo, y obstinadamente se negaba a dejarme llevarlo a un hospital. En lugar de eso, empujó un poco de dinero en mis manos y me ordenó que me detuviera en una farmacia y comprar las cosas básicas de primeros auxilios que necesitaría para que no perdiera el conocimiento por la pérdida de sangre. También me dijo que agarrara un par de tubos de pegamento. Ni siquiera quería saber cuál era su plan con eso.

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abía que algo no estaba bien con ese mensaje de texto. Al igual que sabía que me encontraba en problemas cuando desperté en ese sofá y Bax había estado sosteniéndome como si fuera algo preciado. Nunca me sentí segura, nunca me sentí protegida, incluso con Race en mi vida. Aún sabía que todos los días iban a ser una batalla cuesta arriba. Pero en ese instante, cuando me encontraba toda envuelta en él, sentí como si nada malo nunca pudiera llegar de nuevo a mí. Por eso salí huyendo. Seguro que no sabía sobre su plan secreto con mi hermano, pero más que eso, empezaba a pensar que podría estar desarrollando uno para mí. No fue inteligente enviar a Brysen sin mí de regresó a The Hill después de la pelea. Debería estar huyendo de este chico tan rápido como pudiera, sin embargo, cada vez que me daba la vuelta, parecía terminar más y más cerca de él.

estrella negra y tan siniestra donde palpitaba en su sien. Tuve que trepar el costado del auto y abrirle la puerta. Jadeé cuando vi la humedad extendida de la sangre que empapaba el costado de su sudadera. —Bax, eso es mucha sangre. Solo refunfuñó hacia mí y se movió con dificultad a la entrada. Tuve que estirarme a su alrededor para abrirla y casi me perdí en la oscuridad sin fin de sus ojos cuando bajó su mirada hacia mí. Tragué un poco y parpadeé hacia él. Le dio a su cabeza una sacudida y comenzó a esforzarse en sacarse la sudadera con capucha empapada con sangre antes de que encendiera las luces. La camiseta que estaba usando como un vendaje improvisado se encontraba tan empapada que todo lo que podía hacer era tirarla a la basura al dirigirse al único baño en el pasillo. No estaba segura de lo que debería hacer. Lo llevé a un lugar seguro, era un tipo grande y claramente podía cuidarse por sí mismo, Brysen solo vivía a un minuto y podía regresar en un instante sana y salva con ella, pero nada de eso se sentía como la respuesta correcta. Discutí conmigo misma mientras seguía su cuerpo semidesnudo al baño. Ya tenía marcas negras, y, azules extendiéndose sobre toda su firme piel y ese cuchillo cortó su costado apenas errando a la chica desnuda que cubría todo su costado. Su rostro tenía un flujo constante de sangre goteando del corte de su mejilla, y su labio inferior de nuevo se encontraba roto de par en par. Era un desastre. —Siéntate en el inodoro y te limpiaré lo mejor que pueda. —No era ajena al remendar a los chicos de Carmen después de pelearse con otros niños en el barrio. Obviamente, esto era un nivel completamente diferente, y estar tan cerca de él, hacía que mi piel se sintiera como si estuviera electrificada. Me miró sin emoción en el espejo sobre el lavabo. Parecía que acababa de salir de una zona de guerra.

—Estoy aterrorizada. Bajó su mentón con un pequeño movimiento de cabeza de reconocimiento. —¿Confías en mí?

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Me encontré con su mirada constante en el cristal.

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—¿Te asusto? —su voz era chirriante.

—No. Vi una sombra rápidamente pasar a través de esa mirada de medianoche. Levantó un nudillo y frotó la sangre que manchaba su cara. —¿Vas a ir a la cama conmigo? Inhalé profundamente a través de mi nariz. Quería mirar hacia otro lado, pero no me dejaría. —Probablemente. Finalmente alejó su mirada y recogió una toalla y la apoyó sobre el corte. —He estado follando a Roxie desde el comienzo de la semana. No soy un buen tipo. No sé cómo están las cosas con tu hermano y cómo van a desarrollarse. Para el momento en que termine con Novak, hay una buena probabilidad de que muera o regrese a la cárcel. ¿Aun así irás a la cama conmigo? Mi corazón dio un vuelco extraño y mi sangre hizo algo raro donde sentía como que podía realmente sentirla lentamente bajando mis venas. Al menos, no había adivinanzas con él. Se dio la vuelta y se apoyó de vuelta sobre el lavabo. Suspiré y me estiré a su alrededor para colocar una toalla sobre su costado que goteaba constantemente. Su piel cubierta de sangre se encontraba caliente, a pesar de que tenía piel de gallina a lo largo de su torso desnudo. —Si lo hago, ¿será diferente que cuando vayas a la cama con Roxie o con esa desnudista? —¿Quieres que te mienta?

Gruñó y entrecerró sus ojos aún más lejos de mí cuando cubrí su labio inferior con un poco de sustancia anti-bacterial. —Entonces no. Sería exactamente igual al resto.

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—Sí. Creo que sí. —De todos modos, no podía decir la diferencia cuando me mentía.

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Agarré su mano y lo obligué a sostener la toalla para que pudiera trabajar sobre su rostro. Lo limpié con un algodón empapado con agua oxigenada, lo cual le hizo maldecir y fruncir el ceño hacia mí. Encontré las pequeñas mariposas adhesivas que compré y pegué un par sobre su mejilla.

Rápidamente levanté mi mirada hacia él y nos quedamos mirándonos el uno al otro durante un interminable minuto. Despejé mi garganta. —Déjame envolver algo alrededor de esa herida de cuchillo. —Le di una risa irónica—. Esas son palabras que nunca pensé que le tendría que decir a alguien. Hizo una mueca cuando alejé la toalla de su costado. —Pasa el rato conmigo un poco más y se convertirán en una parte regular de tu vocabulario. No tenía una respuesta para eso, así que hice correr un poco de agua caliente en el lavabo y traté de limpiar el baño de sangre. Era un corte largo, probablemente diez o doce centímetros pero estaba limpia y no parecía haber entrado profundamente en el músculo. Soplé alejando un rizo extraviado de mi cara y estiré abriendo varios apósitos y la venda elástica que compré. Seguí aun cuando la punta de uno de sus dedos ásperos y callosos rozó mi frente y alejó un rizo suelto de mis ojos. Eso fue lo que me deshizo. Era impredecible, era un criminal, era peligroso para mi salud mental, pero entonces me sostenía cuando no podía dormir y me tocaba como si me fuera a romper. Era una embriagadora combinación en la cual no estaba teniendo ninguna suerte al luchar contra ella. —Si puedes, levanta tu brazo.

Por precaución, di un paso hacia atrás.

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—Si realmente no quieres ir al doctor, eso es lo mejor que puedo hacer con lo que tenemos.

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Obviamente le dolía al hacerlo, pero consiguió sacar su extremidad gruesa y musculosa de mi camino para que pudiera asegurar la venda alrededor de su amplio pecho. Nunca antes había estado alrededor de un hombre, quien preparaba su cuerpo para usarlo como un arma. No podía ignorar lo impactante que era. Incluso con el severo tatuaje negro que cubría sus abdominales y se extendía a través de sus hombros, aun así era una linda vista. Cuando se movió me di cuenta de que incluso el tatuaje se asomaba sobre la parte superior de la goma elástica de su bóxer, que mostraba por encima del borde de sus jeans.

Se movía con rigidez y se agachó para recoger del piso su malograda sudadera. Los azulejos de color crema se mancharon de color carmesí donde había caído. —Si en la mañana aún está mal, voy a tener que sellarlo con pegamento. Hice una expresión de asco y lo seguí fuera del baño. —Asqueroso. De ninguna manera estoy haciendo eso. Si mañana no está mejor, iremos al hospital. Simplemente me ignoró y se dirigió al dormitorio de atrás, donde la cama todavía estaba sin sábanas y mantas. Lanzó la sudadera sobre la cómoda, abrió el botón de sus jeans, pateó sacándose sus pesadas botas, y se dejó caer de espaldas sobre el colchón desnudo. —No necesito un doctor. Esto está muy bien. —Estás blanco como una sábana. —Acabo de conseguir que pateen mi culo. Por supuesto que me veo como una mierda. En verdad, no. Se veía maltratado, exhausto, y un poco más rudo que lo habitual, pero realmente creía que sería imposible que se viera como una mierda. Sus ojos estaban cerrados y su pecho subía y bajaba a un ritmo bastante constante, así que pensé que tal vez se estaba quedando dormido. Necesitaba agarrar las llaves del auto e ir a buscar algo de comida y cosas para esta cáscara de casa. Puede que no le gustara mucho estar aquí por los recuerdos que venían con ella, pero seguía regresando aquí, por seguridad y protección, y necesitaba provisiones. —¿A dónde crees que vas? Su voz era mordaz cuando me di la vuelta para regresar a la sala de estar, donde había arrojado las llaves sobre la mesa de café.

—No. —Sus ojos aún estaban cerrados y sonaba molesto. —No, ¿qué? Antes de que pudiera reaccionar, se levantó de la cama y tenía un brazo alrededor de mi cintura. Di un grito ahogado cuando el suave colchón

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vacía.

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—A la tienda. Necesito conseguir comida y cosas. Esta casa está

de repente se encontraba bajo mi espalda y él estaba sobre mí, ojos negros centelleando como carbón. —Te quiero aquí conmigo. —Se apoyó sobre su brazo sano y usó su mano herida para desabotonar la parte de adelante de mi camisa de franela. —Bax. La casa está vacía. Necesito conseguir comida, necesito comprar lo básico. Estaré fuera como por un segundo. ¿Por qué no lo estaba deteniendo de desvestirme? Abrió la parte de enfrente de mi camisa, y cayó a los costados. Tenía un sujetador negro útil que no era nada lujoso, pero hacía que mi piel se viera aún más pálida y con más pecas por el contraste. —Santa jodida… no me extraña que te vistas como una vagabunda. Nunca serías capaz de salir de la casa si caminas alrededor presumiendo estas bebés. —Su voz bajó una octava y su mirada rápidamente se levantó hacia la mía. Nada más que pura admiración masculina brillaba de regreso hacia mí. Aparentemente, Bax era un hombre de pechos, y yo tenía un muy buen par, no había manera de evitarlo. —Mira, Bax, dije que probablemente iba a ir a la cama contigo, no quise decir que esta noche. Tomó un nudillo y lo paso arriba a lo largo del borde de mi sujetador. En respuesta, me estremecí. Su piel era áspera y oscura junto a la mía. —No podemos tener sexo. Sin protección. Soy un estúpido en mi mejor día, pero nunca te pondría en riesgo así. —Apretó su boca y sobresalto un músculo en su mentón—. En verdad no quieres saber dónde he estado. Tenía razón, no quería. Estaba sorprendida de que no llevará con él un paquete de ellos hasta que recordé que las chicas con las que follaba tenían que tenerlo a mano por propósitos comerciales. Asqueroso.

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Necesitaba discutir, para que me dejara levantarme, pero con un gesto nacido de la costumbre de conseguir desnudar a las mujeres, su mano se deslizó a través de mis costillas y desabrochó abriendo mi sujetador. Ya que mis brazos se encontraban atrapados por los tirantes y el material suelto de mi camisa, solo pude levantar mi mirada hacia él con una mezcla de

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—Además, apenas puedo moverme. Dovie, pregunté si ibas a irte a la cama conmigo, no si ibas a follarme. Solo te quiero aquí.

recelo y preguntándome cuándo iba a estirar las copas bajándolas para exponerme completamente. Mis pechos eran grandes teniendo en cuenta que era alta y delgada. Estaban cubiertos con pecas al igual que el resto de mi cuerpo y terminaban con pezones que eran color rosa pálido y, por el momento, haciendo un mohín y sin evitar esos ojos negros. Esto era un error. Estaba mal, pero no tenía las palabras o la voluntad para detenerlo. —Preciosa. Al principio no estaba seguro, pero ahora no puedo creer de lo que me perdí. —Bax. —Era una advertencia y una pregunta, todo mezclado en el aire escapando de mis pulmones, que se sentían como si estuvieran comprimidos. No era la chica más experimentada sexualmente en el mundo, pero sabía lo suficiente como para saber que estaba inquieta y adolorida, sintiéndome caliente y mareada, y ni siquiera me besó. Era mucho más de lo que me encontraba lista para manejar, y entonces deslizó el botón del agujero de mis jeans y metí estómago.

Me asusté un poco, está bien, mucho, cuando me di cuenta de sus intenciones. Podía sentir que aunque mi cabeza sabía que no debería estar aquí con él, mi cuerpo era todo para él. Yo estaba resbaladiza a través de

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Usó la mano que no estaba sosteniendo todo su peso encima de mí para agarrarme mientras yo tiraba de mi sujetador y los laterales de mi camisa. Tiré inútilmente para que me dejase ir, pero forzó la palma de mi mano sobre mi tembloroso estómago y la atrapó entre mi piel y su palma. Me sonrió, y no era agradable. Era malvado y prometía todo tipo de cosas oscuras y escalofriantes. Esto hizo que mi aliento quedase atrapado en mi garganta y me quedé momentáneamente tan aturdida que no me di cuenta de que él estaba arrastrando mi mano mucho más pequeña a través de mi vientre, debajo del hueco de mis caderas y en la cintura de mi ropa interior.

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—Tienes que parar. —Solo la cremallera seguía hacia abajo y mi ropa interior de algodón negro que no pretendía de repente exhibir. Sus ojos eran como la obsidiana, su boca apretada, y no me encontraba segura de sí el ligero brillo de sudor arriba, sobre su cabeza rapada, era por lucha contra el malestar o por la excitación. Podía sentir la presión de una impresionante erección a través de la tela de los jeans que nos separaban, pero se movía lentamente y había dicho que no tenía intenciones de tener sexo. Sin embargo, era un mentiroso, así que me moví e hice un movimiento para cubrirme a mí misma de vuelta arriba.

mis propios dedos, húmeda, cálida y palpitante. Vi algo en el resplandor de sus ojos. Luché para alejarme de nuevo y simplemente terminó con un gemido roto saliendo de mi garganta cuando forzó activamente nuestras dos manos más lejos en mis pantalones y más cerca de las partes de mí que eran muy conscientes de lo que un tipo como Bax podía ofrecer. —Dime que me detenga. —Su voz era baja y perdida en algún lugar de la bruma de la intoxicación sexual que derramaba sobre mí. —Detente... —Debería haber sido severa, sonando segura y desafiante, pero no fue así. Era ronca y entrecortada porque tuvo mi mano donde, obviamente, quería y me hizo acariciar mi clítoris mientras su grueso dedo viajó para encontrar mi punto G. —Dilo en serio —gruñó las palabras contra un lado de mi cara, donde sentí el suave roce de su boca dañada. Nunca antes había experimentado nada como esto. No podía escapar de la resistencia y zafarme. Arqueé mi espalda y moví mi mano simultáneamente en su ayuda, sin mirar lejos de la cortina de terciopelo de su mirada.

—Eres tan dulce, apretada, toda brillante y nueva. ¿Estás segura de que has hecho esto antes?

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Levantó la cabeza y me miró, no con una sonrisa de satisfacción o cualquier tipo de regodeo, sino con anhelo y un hambre que nunca antes había visto.

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Eché mi cabeza a un lado y él aprovechó la distracción para chupar la punta de uno de los pechos en la caverna ardiente de su boca. Me levanté con tanta fuerza que llevó sus dedos con más fuerza dentro mí y me hizo machacar mi propia mano más fuerte contra mi carne excitada y listapara-ponerse-en-marcha. Esto estaba fuera de control. Yo no hacía este tipo de cosas, especialmente no con tipos como él, pero cuando cambió su atención hacia el otro pecho, añadió otro dedo y me gruñó que presionara en mi pequeño y palpitante punto de pasión con mi pulgar, todo había terminado. Me retorcí debajo de él, olvidé que estaba herido, y utilicé mi mano desocupada para arañar la parte posterior de la cabeza que estaba aferrada a mi pecho. Lo perdí todo... el control, la cordura, el decoro, la realidad. Todo se fue por la ventana y yo era solo una masa de terminaciones nerviosas y placer abrasador que no podía contenerse. Se extendió por encima de nosotros, a través de mi mano y la suya, y sentí la humedad acumularse en mis ojos mientras luchaba por recuperar el aliento.

Tiré mi mano libre desde donde aún estaba alojada en sus pantalones y puse ambas manos sobre su pecho para echarlo lejos de mí. Se fue, pero no antes de deslizar sus dedos persistentes sobre mi clítoris por última vez. Me hizo temblar y fulminarlo con la mirada mientras me revolvía de nuevo en mi ropa. —Te lo dije, Billy Clark cuando era un adolescente, y luego hubo un chico del restaurante cuando me mudé aquí por primera vez. Estoy ocupada, y por lo general no estoy interesada. No todos podemos tener desnudistas y prostitutas a nuestra entera disposición. Él soltó un bufido y volvió a su posición de espaldas en la cama. Hice una mueca cuando vi que la sangre había pasado a través de la venda de su costado. —Claro que puede. Para eso son las desnudistas y prostitutas. Vamos, Pelirroja, estoy molido. Sube aquí y duérmete. No sé cómo podía simplemente cerrar los ojos y actuar como si nada de esto acabara de pasar. La parte frontal de sus béxers se abultaba y pude ver un pequeño círculo mojado sobre la tela. Metí las manos frustradas en mi cabello. —Te dije que parases. Crucé los brazos sobre mi pecho y lo miré. Entreabrió un ojo y empujó su brazo bueno bajo la cabeza. —Realmente no querías que lo hiciera. Exhalé un suspiro irritado. —Tú no eres el juez de eso.

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—Lo soy cuando te inclinas sobre mis dedos, con una mano tocándote a ti misma, con la otra acercándome más. Estoy bastante seguro de que te dejaste la mitad de las uñas en la parte posterior de mi cabeza. Y “oh, Bax; por favor, Bax; más, Bax” suena muy diferente de “para”. Si tuviera más movilidad no hubiera necesitado tu ayuda. Si vas a hacer esto, Dovie, entonces hazlo; si no, entonces llama a tu amiga y lárgate. No me gustan las reglas, tuyas o de alguien más. Como he dicho, si quieres que me detenga o realmente no te gusta algo que estoy haciendo, tienes que decirlo en serio. Ahora, o vienes a la cama, me levantaré, te llevaré a la tienda por la mañana para que puedas comprar comida y cualquier mierda de chica

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Él suspiró y dejó que sus ojos abiertos se cerrasen.

que necesites, y puedo comprar una caja enorme de preservativos, o desapareces. Me duele la cabeza, me arde el costado, y estás arruinando el buen entusiasmo que tengo de hacer que te corras con el mínimo esfuerzo y el trabajo de una sola mano. Quería estrangularlo. Me quedé allí y consideré si podría irme de rositas o no. Debería llamar a Brysen. Esto estaba fuera de mi área de especialización y no había manera de que yo estuviera aquí para correr con él así. Dijo que lo hiciera; no creía que pudiera. Iba a encontrar mi teléfono, llamar a Brysen y dejar que se las arreglase solo. Así es; iba a hacer lo más inteligente y alejarme. Solo que sus ojos se abrieron de nuevo de golpe, se enderezó por lo que estaba sentado, me agarró alrededor de la cintura y me tiró en la cama, así que estaba tendida sobre él. Su aliento era cálido y seductor cuando susurró en mi cara: —No seas un dolor en el culo.

Hacer la compra con Bax era como un deporte de contacto. Salía disparado a través de los pasillos, tirando cosas al carrito al azar, sin ton ni son y sin idea con respecto a con qué pegaban o con qué podrían hacer una comida. Claramente era un goloso, porque había más dulces en el carro de los que cualquier hombre adulto podría consumir. Race hacía una lista, la descomponía por comidas, y evitaba los pasillos que no contaban

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RACE Y BAX PODRÍAN haber crecido juntos, pero eran tan opuestos como el día y la noche. Y no solo porque mi hermano mayor provenía de un ambiente privilegiado, y Bax era oh-tan-obviamente de las calles. Iba más allá de sus claras y oscuras apariencias también. Me desperté temprano de nuevo, sobre todo porque estaba rodeada de un musculoso y medio desnudo Bax y tenía sus manos enredadas dolorosamente en mi cabello. Incluso en el sueño, era como si estuviera luchando, luchando contra un enemigo invisible, y eso hizo que mi corazón doliese por él. Race dormía como un bebé. Se despatarraba, roncaba, y no se despertaría si una bomba estallara junto a su cabeza.

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Acarició con su mano todo el camino a lo largo de mi espina dorsal y dejé que mis ojos se cerraran. ¿Qué demonios se suponía que debía hacer ahora?

con las cosas que quería. Por no hablar de los otros compradores. Bax los ignoraba, o los fulminaba con la mirada si se detenían para mirarlo demasiado tiempo. Él era el que se había tatuado el rostro; yo hubiera pensado que estaría acostumbrado ello. No ayudaba que sin su sudadera, no desaparecía la mancha roja a lo largo de su costado, en la tela de su Henley gris que había sacado de la parte de atrás del Runner. Race era afable. Le gustaba charlar y coquetear descaradamente con cualquier señora o adolescente que pasáramos. Me estaba costando averiguar cómo lograron los dos tener cualquier tipo de amistad, por no hablar de una hermandad por la que Bax había estado dispuesto a ir a la cárcel para protegerlo. Me detuve en seco cuando me di cuenta de que estábamos en el pasillo de la farmacia y él me miraba con una ceja levantada. Había cajas gigantes de condones frente a él y estaba esperando para que decidiera lo que quería hacer al respecto. Todo lo que podía hacer era mirarlo. Si no pareciese ser dos hombres diferentes, sería más fácil. Yo no era la mayor fan de la bestia que andaba dándome órdenes y trataba de intimidarme, pero el chico que me sostuvo en la noche y me apartó el cabello suavemente de la cara, como que estaba bastante embobada por él. Apestaba que ambos habitaran el mismo cuerpo endurecido por la lucha e imposible-deignorar. Suspiré. —Solo agárralos. Más vale prevenir que lamentar. Se rio de mí y luego hizo una mueca y puso una mano en su costado. Me había negado a usar el pegamento extrafuerte en su corte, pero ahora me preguntaba si era una buena idea. La herida aún rezumaba sangre y era obvio que le dolía cuando hacía un mal movimiento. Arrojó no una, sino dos cajas al carro y se dio la vuelta para que pudiéramos pasar por caja.

—Fui tasajeado, no apuñalado; gran diferencia. Estará bien. Era un cuchillo muy afilado, fue un corte limpio. Noté a una mujer junto a nosotros en la fila echándole un vistazo. Él solo parecía tener ese tipo de atracción para el sexo opuesto. Puse los ojos en blanco.

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Bajó la vista hacia mí.

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—Aún creo que deberías ir a ver a un médico y que te den puntos. Fuiste apuñalado.

—¿Cómo supo Nassir que ibas a ganar? Te dije que me entregó ese dinero antes de que ese tipo enorme te golpeara contra el suelo. Me dio una mirada penetrante y luego se dio cuenta de que la otra mujer se estaba fijando en él. Mientras que mi hermano le habría sonreído, tal vez ofrecido un pequeño guiño o algo, Bax se quedó mirándola hasta que ella no tuvo más remedio que apartar la mirada. —Tenía que ganar porque estabas allí. Le di las cosas mientras él las arrojaba sobre la cinta. —¿Qué tiene eso que ver con nada? —Luchas hasta que un tipo está en el suelo, fuera, inconsciente o muerto. Si perdía, entonces estarías en ese club y Nassir te habría servido a los lobos. Benny, Novak, a cualquiera que pensara que podría entregarte, y obtener el máximo provecho de ello. Él sabía que yo no perdería. Solo lo miré como si le hubieran brotado cuernos de repente. —Ese otro tipo tenía un cuchillo. Podría haber ganado. —Pero no lo hizo. Gruñí un poco, lo que hizo que me sonriera. —Sabía que debería haber ignorado ese mensaje. ¿Cómo conseguiría Novak siquiera mi número para tenderte una trampa así? Él se encogió de hombros y le entregó un montón de billetes a la cajera.

—¿Dónde has estado quedándote? Quiero decir, no tienes nada en casa de tu madre, e incluso si has estado saltando de cama en cama en las semanas que has estado fuera, tienes que tener un lugar para asentarte con el tiempo. Me miró por encima del maletero cuando lo cerró de golpe.

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Quería mantener su mente fuera de mis pantalones por completo. Lo ayudé a transportar todas nuestras cosas en el auto.

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—Los criminales siempre parecen tener la información que necesitan. Vamos, tenemos que parar en algún lugar para que pueda tomar una nueva sudadera y algunas camisetas. —Rodó su mirada sobre mí y una sonrisa se formó en la comisura de su boca—. Deberías dejar que te compre unos pantalones que se ajusten de verdad.

—Tengo un lugar que conservo en The Point. Un lugar donde dormir, donde está toda mi mierda. En realidad no he estado en una cama diferente cada noche. Tiendo a quedarme con lo probado y demostrado. Le di una mirada fría cuando abrió la puerta para que me deslizara dentro. —No creo que eso lo haga mejor. Se encogió de hombros otra vez y cerró la puerta. —Un chico tiene necesidades, pero también las tiene una chica. Solo necesita a la persona adecuada para ponerla lo suficientemente caliente como para que pida que se cumplan. Él no era un hombre excesivamente hablador, lo que era una cosa buena. Cuando ponía su mente en ello, podía hilar las palabras de una manera en la que era difícil discutir. —Nunca he conocido a un hombre al que quisiera pedírselo —murmuré en voz baja, esperando que no me pudiera oír. Claro que lo hizo, sin embargo, y solo se rio de mí. —Eso es porque aún no has descubierto qué es lo que necesitas. Aunque lo harás.

Su labio aún estaba rajado en la parte inferior, por lo que hubo un roce extraño de piel en carne viva mezclada con la presión suave de su boca contra la mía. Forzó su lengua a enredarse con la mía, y espontáneamente, mis brazos terminaron envueltos alrededor de su cuello mientras se apretaba contra mí. Sus dientes mordisquearon a lo largo de la

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—Puedes tener un berrinche tan grande como quieras, Pelirroja. Creo que eres linda cuando haces pucheros. —Puso su dedo pulgar en el centro de mi labio inferior y presionó. Lo mordí y luego olvidé mi nombre porque él inclinó la cabeza hacia abajo y me besó.

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Miré por la ventana y me enfurruñé abiertamente cuando nos llevó a un pequeño centro comercial de rebajas a mitad de camino entre el corazón del centro de la ciudad y la calle donde se encontraba el bungaló. Iba a ser terca y sentarme en el auto mientras él entraba y conseguía lo que necesitaba, pero debería haber descubierto a estas alturas que Bax conseguía lo que Bax quería porque me sacó del asiento del pasajero y me inmovilizó a un lado del auto. Yo estaba haciendo pucheros y él se estaba riendo de mí.

curva de mi labio inferior, y mi corazón comenzó a golpear con la presión y la retirada de su boca. Esto fue imitado por la leve presión de sus delgadas caderas donde estaban apretadas contra las mías. Di un grito ahogado y él tomó plena ventaja presionándose más contra mí y retorciendo su lengua aún más lejos con la mía. Los besos no deberían hacerte desear meterte dentro de la otra persona, pero oh hombre, los suyos seguro que lo hacían. Cuando retiró su labio inferior, estaba resbaladizo por la humedad y la sangre. Sus ojos brillaban como joyas y sin fingir que no me estaba apoyando en las puntas de los dedos de los pies lo más alto que podía llegar para alcanzar todo de él o que mis manos no se aferraban desesperadamente a sus anchos hombros. —Si tuviera que adivinar lo que necesitabas de mí en este momento, ¿qué crees que sería? Quería darle un rodillazo en la ingle, pero se movió justo a tiempo y sujetó mi mano en la suya mucho más grande, una más maltratada. —Vamos a escoger algunas cosas y a poner los comestibles en su sitio.

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Tenía la secreta sospecha de que “poner los comestibles en su sitio” era el código para “asaltar esa caja de condones”. —Estaba siendo arrollada por él, y no estaba segura de si debía estar emocionada o aterrorizada por ello.

7 Bax Traducido por Whiteshadow y Selene1987 Corregido por Lizzie Wasserstein

N

La encontré en la caja registradora y me di cuenta que ella se negaba a mirarme o hablar conmigo. Me reí un poco en voz baja, con lo que el cajero paso una mirada nerviosa entre ambos. Me hubiera gustado

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Ella se alejó para conseguir un poco de espacio para respirar y añadí unos pantalones lisos negros, un par de camisetas, un suéter negro de tamaño normal para su persona, sudadera con capucha, jeans, y agarré un paquete de camisetas para mí. Iba a tener que pasar por mi casa en la ciudad y tomar algunas cosas si iba a pasar el rato en los suburbios en el futuro inmediato, y ella solo iba a tener que lidiar conmigo tratando de sacarla de su espinoso caparazón. Fue divertido verla terminar tan tensa que parecía que iba a estallar. Me gustó el rubor bajo sus pecas y la forma en que su linda boca rosada se puso toda roja. Me gustó la forma en que sus ojos verdes se fueron casi a negro, y sobre todo, me gustó cuan nueva y virgen lucía ,como si todo lo que le había hecho, todas las formas en que la toqué, fueran una nueva experiencia. Eso hizo que toda la otra mierda pasando pareciera intrascendente.

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unca conocí a una chica que fuera más terca, más complicada, o más divertida de sacar de quicio que esta. El mal genio de las pelirrojas es natural en ella. He intentado dos veces conseguir que ella me deje comprarle un par de pantalones donde realmente quepan su diminuta cintura y sus piernas largas, pero me dio una mirada asesina y me mandó a volar. No estaba seguro de si era porque estaba molesta ya que quería gastar el maldito dinero en ella, o si estaba enojada porque no me gustaba su look de chico. En realidad no me molestaba, podía ver lo que estaba oculto a plena vista, y sentía que era mi deber como hombre de sangre roja conseguir que lo superase. Después de conseguir solo un vistazo de lo que estaba encubriendo con toda esa fea, ropa holgada, sabía que no estaba bien que se sintiera como que tenía que mezclarse con el monótono, gris y todo lo que era The Point.

haber agarrado alguna pieza de ropa interior de encaje con volantes para lanzar en la pila solo para hacerla enfadar, pero ya era demasiado tarde cuando agarré la bolsa de papel y la seguí fuera de la tienda. —¿Qué clase de chica no quiere ir de compras? Me miró por encima del hombro y tiró aquel cabello color fuego a un lado. Hombre, no podía esperar para enredar mis manos y enterrar mi cara en él. Era como llamas, rojo y naranja, girando y girando alrededor de su rostro pálido. —Esto… —ella movió un dedo entre ella y yo—, ya está tornándose, aterrador, y fuera de control. Bien puedes desear hacerle daño a mi hermano, tengo la sensación de que podrías terminar haciéndome daño, y nada de eso significa que tienes que llevarme de compras como si fuera tu novia o algo así. —No tienes nada, Pelirroja. Ella me hizo una mueca y le sonreí. —Tengo mi orgullo. Tengo a mi hermano. Y tengo el suficiente sentido común para saber que cuánto más me involucre contigo, peor va a ser la situación cuando decidas que he servido a mi propósito. Sacudí la cabeza hacia ella y me moví a su alrededor porque ella dio un alto delante de mí. Fui a abrir el maletero del Runner cuando finalmente me di cuenta de lo que había hecho que se quedase tan quieta. Puse una mano en la curva de su espalda y miré al chico apoyado contra el lado de mi auto. Juré en voz alta y le entregué la bolsa y las llaves.

—¿Ni siquiera un mes y ya estás listo para volver por asalto a un oficial? Quería tomar esa estúpida tarjeta de identificación de su cinturón y metérsela por la garganta. Hice un movimiento para lanzarme por él otra

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Ella fue a sujetarme, pero cinco años de ira y resentimiento habían subido a la superficie. La oí decir mi nombre, vi los ojos del chico ensancharse mientras se alejaba de mi bebé y se tensaba por el golpe que venía de mi puño violentamente arrojado. No había una gran cantidad de fuerza detrás de él porque mi costado todavía estaba lastimado y pude sentir la sangre comenzando a filtrarse de la venda. Él negó con la cara y levantó una mano para repasar su mandíbula hacia atrás y adelante.

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—Dame solo un segundo.

vez, pero un par de pequeñas manos plantadas en el centro de mi pecho me empujaron hacia atrás. —¿Te calmas? ¿Estás loco? Espera, no me lo digas porque es evidente que la respuesta es ¡sí! Bajé la vista hacia ella y de regreso al policía sonriendo y sentí mis manos apretadas en puños. —Dovie, este es Oficial Titus King… también conocido como el idiota que me detuvo y dejó que me pudriera durante cinco malditos años. Titus me dio una mirada constante y luego cambió su atención a Dovie. Me acerqué a su alrededor y volvió la cara. —Tienes un poco de agallas al buscarme. Él levantó las manos en un gesto de impotencia y dio un paso atrás. —Escuché que estabas fuera. Quería decirte que Gus ha estado preguntado por ti desde que saliste. Pensé que tal vez estarías interesado en algún empleo honesto por una vez en tu vida. —¿Oh, ahora estás interesado en ayudarme a salir? Quería poner mis manos alrededor de su garganta y apretar hasta que su cabeza explotara. Suspiró y puso la mano en la culata de la pistola que descansaba en su cadera. Él había acabado con dejarme descargar, el mensaje era claro.

—Vete a la mierda, King. No necesito esto de ti. No estoy en libertad condicional, no necesito una niñera.

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Quería golpearlo de nuevo, pero Dovie no tenía necesidad de oír todos los detalles escabrosos de en lo que Race y yo estábamos antes de que todo explotara en nuestras caras.

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—Fuiste atrapado in fraganti, Shane. ¿Qué demonios se suponía que debía hacer? Estabas en el auto, tú y solo tú. Race no estaba allí, Novak, como siempre, tenía las manos inmaculadas y una coartada sólida como una roca, y era solo tú, el Aston Martin, y suficiente evidencia incriminatoria para encerrarte por mucho más que cinco malditos años. Tienes suerte de que eso fue todo lo que obtuviste El dueño del auto murió. Recuerdas eso, ¿verdad? "

—Tienes razón, pero necesitas un maldito ángel de la guarda por la forma en que vives. Ve a ver a Gus, Bax. Por una vez en tu vida toma la decisión correcta. No quiero ponerte de nuevo en la cárcel. Lo miré y tiré la bolsa en el auto e incliné la cabeza hacia Dovie. —Entra en el auto, Pelirroja. —Ella abrió la boca como si fuera a discutir, pero me limite a mirarla hasta que cerró su boca e hizo lo que le dije. Una vez que ella estuvo fuera del alcance del oído, me acerqué a Titus. Era un partido muy parejo; él era unos centímetros más alto que yo, pero igual de ancho y más grueso con los músculos trabajados para protección y seguridad en lugar de caos y destrucción. Teníamos el mismo cabello oscuro y constituciones similares pero su padre debe de haber tenido los ojos azules, porque donde los míos eran tan negros como la noche, los suyos eran del color del cielo en un día de verano. Compartir una madre no nos había hecho idénticos, pero no había dudas de que estábamos emparentados y compartíamos la sangre cuando estábamos tan cerca uno del otro. —Voy a volver a la cárcel por encima de mi cadáver, Titus. Ve sabiéndolo. Él extendió la mano y la puso en mi hombro antes de que pudiera esquivarlo. —Eso es lo que asusta a la mierda de mí, idiota. Mamá está apenas aguantando. Novak te quiere muerto, o peor, y sé que él me quiere muerto. Race está en donde solo el viento sabrá, y tú estás peleando otra vez ¿y yendo por ahí con una chica que apenas parece legal? Aún si lo intentas no puedes mantenerte fuera de problemas, y yo voy a tener que enterrarte. ¿Crees que quiero eso?

Fui a abrir de un tirón la puerta cuando sus palabras me detuvieron.

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—No tengo miedo de Novak. Encontraré a Race y descifraré todo esto. Ella es totalmente legal y hermana de Race. No estoy deambulando con ella, Benny destrozó su casa y la está acosando tratando de encontrar a Race. Mamá no es mi problema, tú no eres mi problema. Perdiste el derecho a preocuparte por mí cuando cerraste esas esposas en mí, Titus.

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Me lo quité de encima y lo empujé hacia atrás con una mano en el musculoso hombro.

—Así que perdonarás a Race, mantienes un ojo en su hermana, a pesar de que él es el que te tendió una trampa, ¿pero no me vas a perdonar por hacer mi trabajo? Miré a mi medio hermano, la única persona en el mundo, además de Race que alguna vez había intentado salvarme de mí mismo. Titus y yo nunca fuimos muy unidos. Había una diferencia de edad de seis años entre nosotros y él siempre había sido una persona que seguía las reglas, a los pies de la línea tanto como cualquiera podía cuando luchaba por la supervivencia. Cuando tenía diez años, había decidido dejarnos a mamá y a mi e ir a vivir con un amigo suyo en The Hills para que pudiera cambiar de escuela y salir de los barrios bajos. Como adulto, no lo culpé, pero cuando era niño, me sentía abandonado y solo. Cuidar de mi madre cayó exclusivamente sobre mis jóvenes hombros y no parecía justo que Titus se fuera a vivir el sueño, mientras que yo me convertía en un criminal para mantenernos y poder vivir. —Tu trabajo es una mierda, Oficial King. —Detective King. —Chúpamela. —Abrí la puerta y me deslicé junto a Dovie. Estaba mirando por la ventana y retorciéndose las manos. Quería preguntarme sobre todo, pude sentirlo manando de ella, pero mantuvo su linda boca cerrada. —Ve a ver a Gus, Bax. La voz de Titus era apenas audible por encima del rugido del potente motor de mi auto.

Ella dejó caer la cabeza hacia atrás y quise pasar mi lengua a lo largo de la longitud de su cuello. —Háblame de la noche que te arrestaron. —No.

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—Tenemos que guardar esto. —Mi voz fue más dura de lo normal.

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Un paseo que debía tomar veinte minutos tomó diez mientras corría de regreso a la casita de los suburbios. Ir allí con Dovie me hacía odiarla menos cada vez que entrabamos por la puerta principal. Ella era como una especie de bálsamo que hacía que todos los pedazos destrozados y rotos de mi alma se sintieran menos duros. Dejé todas las bolsas de las compras en la cocina y miré donde estaba apoyada en el refrigerador.

—Sí. Necesito entender cómo te engañó Race. —Yo ni siquiera lo entiendo. —Ese policía, ¿quién es él para ti? —Nadie. —Bax. Gruñí, en realidad gruñí, y di un paso hacia ella. Puse mis manos en el congelador para que estuviera enjaulada en mis brazos. No sé si quería asustarla, intimidarla, o simplemente caer en esos ojos de color del bosque y dejar atrás, por un minuto, la dura realidad de quien era yo. —Necesito saber —dijo. Probablemente, pero no quería ser el que se lo dijera. Ella se elevó entre nosotros y puso sus manos en mis dos mejillas erizadas. No podía apartar la mirada de la tentación escrita en su mirada siempre verde. —Race me llamó esa noche y dijo que Novak tenía un trabajo. Un Aston Martin Vanquish arriba en The Hill. Yo no quería hacerlo. Esos autos son de alta gama, lo que significa que la seguridad es de primera categoría. Le dije que no, no solo porque era arriesgado, sino porque se suponía que íbamos a estar trabajando en salir del juego. Novak estaba tomando mayores riesgos, llamando a Race por más y más encargos, y todo se estaba volviendo demasiado profundo y demasiado enredado. Me costaba respirar e iba a la deriva en el tiempo, a pesar de que ella estaba tratando de mantenerme en el presente.

—Debería haber preguntado, ¿Por qué? ¿Por qué ese auto? ¿Por qué esa noche? Por qué TENÍA que hacerlo, pero no quería que Race arriesgara su cuello sin razón, así que me reuní con él en The Hill y fui a trabajar. Me aparté de ella y me acerqué para apoyarme en el fregadero.

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Parpadeé, aun tratando de darle sentido a todo.

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—Race me llamó un par de horas más tarde y me dijo que yo no entendía. Teníamos que agarrar el auto. No teníamos otra opción. O iba o que tendría que ir él solo. Race es genial con los sistemas de seguridad, con alarmas de autos, el LoJack y los sistemas digitales que los policías pueden reemplazar, pero él no es un ladrón. Él no es un tipo de autos, así que si tenía que ir por su cuenta, hubiera terminado mal.

—Race estaba extraño, ansioso y nervioso. Me preguntaba qué estaba pasando con él, pero él me decía que solo necesitábamos el auto, Novak estaba siendo muy específico al respecto. Llegamos a la puerta, pasamos a través de la seguridad en el garaje, y el auto estaba allí, todo brillante y hermoso, como se suponía tenía que ser. Sería un mentiroso si no dijera que estaba deseando tomarlo, ponerme al volante. Todavía podía ver la perfecta pintura negra y oler el interior de cuero impecable. Dejé caer mi cabeza y cerré los ojos. Tuve que frotar la parte posterior de mi cuello para seguir adelante. —Le dije a Race que hiciera lo suyo, para entrar en el auto, pero él solo me miró. Sabía que algo estaba mal, que no era solo un simple impulso. Antes de darme cuenta, estamos en la casa y forzando al hombre que vivía allí, algún rico bastardo anciano, en el auto y volviendo a bajar al Distrito para encontrar a Novak. Me preguntaba qué estaba pasando, quien era el viejo, pero Race seguí diciendo que lo sentía y que yo no entendía. No dejaba de decir una y otra vez que me iba a pagar, pero yo no sabía lo que quería decir. Llegamos al punto de reunión, Novak estaba ahí, Benny estaba ahí, y el viejo se estaba volviendo loco. Quería las llaves, salir y nunca mirar hacia atrás, y lo siguiente que supe fue que los policías estaban ahí, como todos los policías de la maldita ciudad descendiendo sobre nosotros. Las balas comenzaron a volar, todo el mundo se dispersó y Race se desvaneció mientras yo me marchaba en el auto.

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»Le pregunté al policía que me sacó del auto dónde estaba Race, tratando de averiguar lo que estaba pasando. Una y otra vez le grité al policía por qué. Titus fue el agente que me detuvo, él también es mi medio hermano. Me puso en la parte trasera del auto patrulla, me dijo que el viejo estaba muerto, que estaba siendo arrestado por robo de auto y evadir el arresto, y que tendría suerte si no levantaban cargos contra mí por secuestro y cómplice de asesinato. Pedí hablar con Race. Necesitaba saber cómo las cosas habían ido tan mal, ¿por qué habíamos secuestrado al viejo, que estaba pasando? Y Titus me dijo que entendería más tarde. Él es la única razón por la que hice un período de cinco años y no uno de quince.

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»Recuerdo mi sangre bombeando, el olor a goma quemada, sirenas, y la mirada de dolor en el rostro de Race mientras trataba de escapar de la policía. Lo habría hecho, habría desaparecido en la noche y salido de rositas, pero estaba preocupado porque hubiesen atrapado a Race, distraído por todo el espectáculo de mierda, y perdí el control, patiné y estrellé el auto contra un poste de teléfono, golpeándome estúpidamente y dándole a la policía mucho tiempo para alcanzarme.

Me aclaré la garganta y finalmente levanté la cabeza para mirar hacia atrás, hacia ella. Tenía lágrimas en los ojos y parecía tan incómoda como me sentía. No quería que ella sintiera lástima por mí. Hice mierdas muy malas y me atraparon. Esa era solo una parte del juego. Fue la traición de la única persona en la vida en la que había confiado totalmente la que me retorcía y me dejó un mal sabor de boca. —Titus sabía cuál era el acuerdo. Race le llamó. Me envió a prisión a propósito, necesito saber por qué. Dejó que Novak matara a ese hombre, se lo puso fácil. Tengo que averiguar si se ha ido, si se convirtió en uno de ellos o no. Race estaba trabajando en su propio ángulo esa noche. Necesito saber qué era. Ella susurró mi nombre y se movió para ponerse entre la encimera, que aún estaba desordenada con todas las comprar que no habíamos colocado, y yo. Puso un brazo sobre mi cuello y el otro donde mi corazón me latía en el pecho. —Debió tener una buena razón. Eres su mejor amigo. No se convirtió en uno de ellos, porque vino tras de mí tan pronto como te fuiste. Todo tiene que estar atado. Race no es un mal tipo, y no creo que tú tampoco lo seas. Se equivocaba. Presionándola con fuerza en la encimera, usé mis antebrazos para enviar las bolsas de la compra al suelo. Se sacudieron y resonaron en las baldosas mientras la agarraba por su pequeña cintura y la subía a la encimera para que estuviéramos frente a frente y pudiera meterme entre sus piernas.

—Así que dime, Bax, ¿qué razón podría darte Race que pudiera hacer que todo estuviera bien? ¿Hay alguna? ¿De verdad? Sentí que apretaba la mandíbula y mi ojo hizo un movimiento involuntario. Había pasado cinco años pensando en eso mismo y la única respuesta que había tenido y que fuera aceptable era:

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Ella no apartó la mirada de mí, y como si fuera una señal de arriba que me dijera que había terminado mi tiempo y me merecía unos momentos con esta chica preciosa y difícil, me di cuenta que una de las cajas de condones había sobrevivido al accidente del suelo y aún estaba en la encimera a nuestro alcance.

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—Te equivocas. Si me vendió porque era demasiado estúpido para salir del radar de Novak, o porque estaba demasiado asustado o le atraparon en algo desagradable, le destruiré y no lo lamentaré.

—Si se trataba de que Race me estaba salvando de mí mismo, como siempre parecía que hacía, puedo entenderlo. —No creo que lo hagas… destruirle, quiero decir. No creo que pudieras vivir contigo mismo si lo hicieras. No me conocía lo bastante como para decir eso, pero estaba a punto de enseñarle lo lejos y rápido que estaba dispuesto a llegar cuando quería algo. No tiene ni idea de la devastación que podía crear con muy poco esfuerzo. Se me daba bien. Me deleitaba en eso muchas veces. La vi contener el aliento mientras enganchaba un dedo bajo el botón superior de su blusa y lo abría. Alcé una ceja para ver si iba a decir algo, y cuando no lo hizo, agarré los dos lados de su blusa con mis puños y la arranqué. Los pequeños botones de plásticos saltaron hacia los electrodomésticos y al suelo. Me hizo una mueca que hacía que arrugara su pecosa nariz. ¿Cómo diablos había pensado que sería aburrida? Era como el sol y el calor todo envuelto en un paquete de porcelana bendecida con las tetas más grandes que jamás había visto. Jamás habría pensado que era un hombre de pecas, pero demonios, sin duda me gustaban las de ella. —¿Sabes que era mi única blusa? Tiré sus brazos hacia abajo y quité los restos. Siguió su sujetador, dejándola desnuda de cintura para arriba y pareciendo un sueño marfil. Ya había visto a muchas chicas buenas en mi tiempo, chicas que se ganaban la vida según lo preciosas que estuvieran, lo sexys que pudieran ser con el sexo opuesto, pero ninguna de ellas se parecía a Dovie ni a su belleza primitiva y virgen.

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Puse mis manos bajo la brecha de sus grandes pantalones y abrí la cremallera. Sentí su piel suave de bebé en su abdomen contra la parte posterior de mis nudillos golpeados, pero ella levantó las caderas sin preguntar cuando la insté para que pudiera quitarse el resto de la ropa, dejándola totalmente desnuda y quieta en la encimera enfrente de mí. Sus manos descansaban a ambos lados de sus muslos desnudos, sus ojos verdes eran enormes en su cara, y se mordía el labio inferior con tanta fuerza que vi una gota de sangre. Era toda virtuosidad y demasiado buena para todas las cosas que quería hacer con ella.

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—Puse un par de camisetas en mi bolsa mientras hacías pucheros.

—Vas a arrepentirte de esto cuando te demuestre que todo lo que piensas de mí está mal. Levantó una mano y trazó la estrella de mi ojo con su uña. —No, no lo haré. No eres ningún error. Quizás solo tenía que mostrárselo. Le di un tirón con manos codiciosas y muy poca delicadeza al filo de la encimera para que pudiera estar tan apretada como podría estar contra mi erección. Puse mis manos sobre su culo desnudo y la besé, no como besarías a una mujer que quisieras seducir, sino como a una mujer que quieres poseer y que sea tuya para siempre. Había algo embriagador, poderoso sobre tenerla totalmente desnuda y a mi merced mientras yo aún estaba completamente vestido y sobre ella. No me atraía todo eso del poder y la dominación, pero con ella, vaya, podía jugar al amo y señor durante todo el día si ella estuviera dispuesta. Puse una de mis manos en su mata de vello rizado y la incliné sobre mi brazo para que toda su suavidad se estrellara contra mi dureza. Moví mi lengua dentro y fuera de su boca, utilicé mis dientes sobre ella, la mantuve inmóvil mientras me la comía y la chupaba. Sabía tan bien, tan limpia y prístina, que quería marcarla desde la cabeza a sus pies. Ella gimió un poco cuando me excedí un poco al chuparle el labio inferior, y me moví para que sus largas piernas envolvieran mi cintura. Tiró de mi camiseta hacia arriba sobre mi cabeza, dejando que cayera con la suya en el suelo de la cocina lleno de basura y desordenado. Vi que sus ojos de inmediato se iban al costado donde la sangre goteaba lentamente desde el grueso vendaje que me había puesto antes. Vi la duda en su mirada y le agarré la mano al intentar tocarlo. Le di la vuelta con la palma hacia arriba y puse un beso ahí. Sacudió sus ojos hacia los míos mientras cerraba sus dedos por el gesto.

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Ella quería decir algo, discutir, pero no había manera de que fuera a dejar que me distrajera de lo que quería decir, o sobre lo que estaba a punto de salir de mis pantalones. Agarré su otra mano y la coloqué en la hebilla de mi cinturón. No le di oportunidad de que mirara de nuevo mi herida. La eché hacia atrás lo máximo que pude, arqueando su fina espalda sobre mi brazo que se apoyaba tras ella y empujando sus pechos perfectos hacia arriba y hacia mi boca que ya los esperaba. Era lo más dulce que jamás habían

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—No lo hagas. Es parte de ser yo.

probado mis labios. Me encantaba la manera en la que sus pezones entraban en mi lengua. Sentí sus uñas clavándose en mi cuero cabelludo en la parte posterior de mi hombro. Dijo mi nombre en un murmullo sin aliento, y no me importó que me llamara Shane. Moví mis piernas para que se separaran, obligando a sus piernas a que se abrieran más y puse una mano entre nosotros para ver si estaba preparada para mí. Era tan pequeño abajo, todo húmedo y enrollado como si estuviera preparada para encenderse al más mínimo toque. Parecía seda y crema, y tuve que luchar con un gemido cuando ella agarró mis dedos. Pasé mi lengua por el hueco entre sus pechos, engullendo su piel, dejando marcas rojas de succión en cada peca que podía encontrar. Cuando llegué a su otro pecho, empujaba contra mis dedos acercándome más con sus tacones en mi culo. Su cabello estaba llenando el brazo que utilizaba para sostenerla, y la mano que había puesto en mi polla antes había perdido su camino y estaba agarrando mis costillas. Iba a ponerla al límite, destrozándola antes de que pudiera perderse en mi cuerpo. Chasqueó los ojos y puso una mano en mi mejilla para que la mirara. Presioné mi pulgar con fuerza sobre su clítoris y la vi romperse frente a mis ojos. Fue increíble. Fue poderoso. Me dio una adrenalina que ganó a cualquier auto que pudiera recordar. Era delicada y frágil bajo mis manos rotas. Jamás me había importado lo que le daba a las chicas con las que estuve antes que ella, pero por alguna razón, sentía que cada vez que me dejaba poner mis manos sobre ella, tenía que hacerlo valer.

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Su voz era un susurro. Tenía los ojos entrecerrados y saciados. Se despertó a sí misma lo suficiente para poner sus manos en mi cinturón y abrir la pesada hebilla. La movió hacia un lado y tiró de la cremallera. Tuve que gruñir un poco y ayudarla a salir porque su cuerpo se presionaba contra el mío y sus pequeños gemidos de placer tenían a mi polla dispuesta para liberarse de la tela por sí sola, y los dientes de mi bragueta eran su enemigo mortal. Abrí mis pantalones y dejé que los bajara por las caderas y mi culo junto con mis bóxers. Aún estaba más cubierto que ella, pero las banderas a cuadros tatuadas a ambos lados de las ingles se vieron de repente. Parecían tener toda su atención, al igual que mi furiosa erección, alzada orgullosa entre las dos.

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—Shane…

Le gruñí y la incliné para poder llegar a la caja de condones. Cuando me apoyé sobre ella y sentí todo su calor húmedo apretado contra mi polla, casi me desmayé. Maldije y la miré. Levantó una ceja y enredó sus brazos alrededor de mi cuello. Las duras puntas de sus pechos se apretaban contra mi pecho y sus muslos me estrechaban contra su núcleo como si no fuera a dejarme marchar jamás. Saqué una goma y arranqué el paquete con mis dientes. Fue un poco complicado dejar espacio donde estábamos juntos, pero no quería separarme de ella como si fuera a fundirme, haciendo que fuera parte de ella para siempre. Puse mis manos a cada lado de su cabeza en la encimera donde su cabello estaba extendido como una manta de fuego. La observé mientras ponía solamente la punta, solo un indicio de mi polla dentro de su abertura. Una pequeña sonrisa apareció en la comisura de su boca y yo quería besarla. —¿Así que ésta es la línea de meta?

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Sentí sus manos clavándose en mis hombros, sentí su pecho contra el mío. Estaba resbaladiza, y apretada, apretándose contra mí y revoloteando contra mi ansiosa polla. Tenía cero delicadeza, cero tacto y cero interés en otra cosa que no fuera llegar. Mordí el tendón de su hombro donde su vena palpitaba bajo mi boca. Echó la cabeza violentamente hacia un lado, murmuró algo demasiado desagradable para salir de esa boca tan bonita, y sentí todos sus músculos internos en mí, evitando que saliera de ella. Eso fue todo para mí.

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Jamás había estado con alguien como ella, sentí como si alguien más me perteneciera. Sabía que yo no era su primera vez, pero cuando me empujé dentro de ella, me adentré en su núcleo ardiente, juro que era nueva y mía. Se arqueó contra mí y no tuve que preocuparme sobre besar su sonrisa porque atacó mi boca como una mujer salvaje. Deslizó su lengua sobre el paladar de mi boca y apretó sus piernas a mí alrededor, lo que mataba mi herida pero me llevé hasta el fondo de ella, y los dos jadeamos ante la quemadura y el pulso del contacto. Me aparté de la picadura de sus dientes y enterré mi nariz en la curva de su cuello. El cierre y la fuerza de su cuerpo hacían que perdiera el control y empujara hacia ella con tanta fuerza, que nos moví sobre la encimera. Estaba totalmente plana con los dedos abiertos y su cabeza colgaba del otro lado.

Agarré sus caderas con tanta fuerza que no había ninguna duda que habría marcas cuando la soltara, y me golpeé contra ella. Me había enrollado más de lo justo desde que obtuve mi libertad, pero nada fue como esto. Me sentía desesperado, necesitado, con ganas de más. Podía sentir cada parte de ella, su piel, su boca, su cabello, sus paredes internas. No hubo celebración, ni prolongación y asegurándome que ella recibía lo bueno que estaba recibiendo yo. Dije su nombre como si fuera una maldición y la eché hacia atrás sobre la encimera para que estuviéramos juntos, frente a frente. La besé por todos lados mientras me sentía más duro de lo que había estado en mi vida. La besé hasta que ninguno de los dos podía respirar. La besé hasta que me agarró de las orejas para que la soltara. La besé hasta que empecé a notar que empezaba a temblar alrededor de mi polla. La besé hasta que la llevé hasta el límite mientras intentaba recuperar mi racionalidad y mi ingenio. La besé hasta que supe que solo había un número limitado de veces que iba a dejarme hacerlo, e iba a hacer que cada uno fuera un recuerdo. Nos llevó un minuto recuperar el aliento, recuperarnos. Saqué mi cabeza de su cuello y bajé mi frente para que tocara la suya. —Esa… —mi voz sonó como si hiciera gárgaras con ácido—, esa es la línea de meta.

Estaba lavándome las manos y tirando los restos de la venda a la basura cuando se apoyó en la puerta. Mi camiseta cubría la mayor parte de ella, pero era difícil alejar la mirada de esas piernas cuando sabía que debajo estaba desnuda.

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El corte parecía rebosante, pero había una costra empezando a acumularse alrededor. Ya que Dovie no ayudaría, agarré uno de los botes de pegamento y deslicé el líquido sobre la herida yo mismo. Fue como verter aceite hirviendo sobre mi piel, pero la sangre se detuvo tan pronto como el líquido empezó a secarse. Probablemente acabaría con una infección muy fuerte y no serían los criminales de mi vida los que terminarían conmigo. Sería la gangrena.

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Ella dio una risa graciosa y abrió su boca para responder cuando un teléfono resonó en algún lugar del suelo. Suspiré y salí de ella. Me situé lo mejor que pude y me agaché hacia la pila de ropa. Le lancé mi camiseta y busqué hasta que encontré su teléfono. Se bajó de la encimera y caminó por los comestibles del suelo. Me fui al cuarto de baño para situar mi mierda y mirar mi costado herido.

—Era la casa hogar en la que trabajo. Uno de los monitores se ha puesto enfermo y necesitan que lo cubra. Normalmente solo me quedo cada fin de semana, pero necesitan que me quede esta noche y mañana. Eso significaba que no la vería hasta algún momento del lunes. Por qué me molestaba eso no lo sabía. Asentí con la cabeza y pasé las manos sobre mi corto cabello. —Está bien. Dame un minuto para limpiar la cocina y te llevaré. Como he dicho, te he comprado algunas cosas para que pases unos cuantos días, así que puedes tomarlas y prepararte. Me dirigió una mirada que juro que tenía decepción, pero luego asintió y se giró sobre sus talones. —Bien. Te ayudaré a limpiar.

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La vi alejarse. En algún lugar de mi pecho que siempre pensaba que estaba vacío, tuve un sentimiento desgarrador al verla alejarse y era algo con lo que tenía que estar en paz… más por su seguridad que por la mía propia.

8 dovie Traducido por IvanaTG y Anelynn* Corregido por Lizzie Wasserstein

N

Metí un mechón de cabello detrás de mí oreja y jugueteé con los largos extremos de las mangas de la camiseta que aún tenía puesta, manchas de sangre y todo. No podía explicar por qué no quería renunciar a él, pero por suerte, no había vuelto a preguntarme.

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Cuando era amable... bien, un tipo tan amable como podía ser, era desconcertante y no estaba segura de qué hacer con él. Cuando estaba desquiciado, enojado, todo silencioso y melancólico, era cuando sabía ir con cautela, mantener mi guardia, y prepararme para darle batalla. No estaba segura de lo que significaba este nuevo avance entre nosotros, pero sabía que nunca me había sentido tan adorada, valorada, como lo hacía después de haber acabado conmigo. Yo no era nada especial en el departamento de las miradas, pero después de ese interludio en la encimera con sus ojos medianoche conquistándome y recomponiéndome, me sentí la chica más bella del mundo. O por lo menos en The Point.

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o sé qué había estado haciendo con Billy Clark todos esos años, o con ese perdedor del restaurante, pero no estuvo ni de cerca al mismo nivel de lo que acababa de hacer con Bax. Sabía que el sexo era solo una cosa para él, una manera de encontrar la satisfacción inmediata, una forma de intimidar y controlar, pero para mí era algo diferente. Sentía como si tuviese una parte de él dentro de mí, quemando, retorciendo, y palpitando al ritmo de mis latidos. Podía sentir el peso de su oscura mirada cuando me miraba de reojo mientras corría a través de la ciudad hacia la casa hogar. No sé si estaba esperando a que me volviese loca, que exigiera una disculpa, o algo más dramático, probablemente más apropiado, pero estaba sin suerte, porque todo lo que realmente quería hacer era estar de nuevo en la encimera con toda su intensidad y con su atención centrada en mí. Era aterradoramente caliente, tenerlo tan cerca, siendo tan íntima con él, fue terriblemente cercano.

—¿Así que el lunes? Estas fueron las primeras palabras habladas desde que llegamos al auto. Asentí distraídamente. —Si. Me quedo esta noche, trabajo todo el día de mañana, y me quedo mañana por la noche. Me encanta. Esos niños estaban conmigo en su momento. Realmente quiero hacer la carrera de asesoramiento para poder ayudar a niños como nosotros, niños que tenían padres de mierda, una educación de mierda, transición a familias de acogida y hogares adoptivos. Casi siempre, piensan que tienen todas las respuestas y no están dispuestos a adaptarse. Esa es la maldición de las calles, supongo. Los niños crecen muy rápido. Él solo gruñó, pero a partir de la limitada información que obtuve hasta ahora, sabía que también era cierto en su caso. Ningún niño despertó una mañana y decidió que iba a ser un ladrón de autos porque sonaba divertido. —Entonces tu hermano… —Fui interrumpida cuando volvió a mirarme con ojos entrecerrados. —Medio hermano. —Uh... medio hermano... ¿él no ayuda con tu madre en absoluto? ¿Sabe lo de la casa?

Me aclaré la garganta y volví mi atención al parabrisas.

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—Titus siempre ha sido muy inflexible, muy blanco y negro en lo que equivale a buenos y malos. Su padre era un importante proveedor de drogas, consiguió que lo encerraran cuando Titus era un niño pequeño. Nunca lo superó. Quería la familia perfecta, una mamá y un papá que se amaban, sin adicciones, sin problemas, cuando no pudo conseguirlo en The Point, nos descartó y encontró una nueva familia. Él no se preocupa por mamá porque ella no se preocupa por sí misma. Y conmigo, me cortó con una mirada que me hizo temblar, demostró lo mucho que significa ser mi hermano cuando me arrastró.

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Vi que apretaba su mandíbula y un músculo comenzaba a marcarse. Demasiado. Él me había visto desnuda, estado dentro de mí, por lo menos, tenía derecho a unas cuantas preguntas difíciles.

—No es como si tuviera una elección. Tú eres un criminal, él es un policía. —Siempre hay una elección, Pelirroja. A veces se necesitan pelotas para hacer lo incorrecto y hacer frente a las consecuencias, pero ahí hay siempre una elección. No tenía una respuesta para eso, así que giré un rizo suelto alrededor de mi dedo y viajé en silencio hasta que la casa apareció a la vista. Estaba justo en el centro de The Point, deteriorada, con rejas en las ventanas, en el frente se establecía un patio de juegos de aspecto triste. No parecía mucho, pero el amor que estaba en el interior lo convirtió en el lugar más hermoso en el que estuve en mi vida. Giré para agradecerle por el aventón, para preguntar cuando escucharía de él, pero estaba fuera del auto, abriéndome la puerta antes de que pudiera. Parpadeé mientras me tendía la mano y tiraba para ponerme de pie. Visualicé todos los rostros curiosos de los niños adentro llenando las ventanas sucias, pero no importaba. Cuando él inclinó su cabeza y selló su boca sobre la mía, me dejé llevar y le dejé tomar lo que quería. Se estaba convirtiendo en un hábito peligroso, uno que, si no conseguía manejarlo, iba a dejarme sin nada. Frotó su lengua a lo largo de la curva de mi labio inferior y levantó la cabeza, dejándome sin aliento y aturdida. —Vendré a buscarte el lunes. Empecé a asentir distraídamente mientras me entregaba la pequeña maleta que tenía mis escasas pertenencias. Negué con la cabeza para despejar la neblina de deseo que me pateaba solo por estar cerca, y puse una mano en su antebrazo. —No. Levantó una ceja hacia mí.

—Llámame cuando estés de regreso, supongo.

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No le gustaba eso. Me di cuenta por la caída de su boca y la manera en que las sombras se movían en sus ojos. Alejó mi mano y tiró la capucha de la sudadera alrededor de su cara. Decidí que lo odiaba cuando hacía eso. Era como si estuviese tirando de una armadura en su lugar y ya no había Shane, solo Bax.

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—Quiero decir, tengo escuela el lunes por la noche. No salgo de clase hasta las diez.

Algo frío se ahuecó en mi espalda y mordí mi labio mientras caminaba de nuevo a su lado del auto. Incliné mi cabeza a un lado. —¿Bax? Se detuvo antes de subir de nuevo en el auto y me miró. Todo lo que podía ver era mi rostro nervioso e inseguro reflejándome en esos orbes oscuros. —No hay Roxie ni Honor este fin de semana, ¿lo prometes? Era una pregunta, porque realmente, ¿qué esperaba de él? No era como si fuese una especie de modelo de virtud y honestidad. Nos miramos el uno al otro sobre el techo del auto durante un largo rato antes de que él bajara su barbilla. —Llámame. Tragué un poco de saliva y asentí mientras me acercaba a la acera cuando se alejaba de mí. Dejé escapar una respiración contenida y me preguntaba si iba a sobrevivir tratando con él lo suficiente para encontrar a Race. Era como manipular una granada sin el anillo. Yo quería algo y cada vez que lo hacía, él se las arreglaba para hacer lo contrario. Era agotador y estimulante al mismo tiempo. Cuando me empujé por la puerta principal, estaba inmediatamente rodeada de pequeños cuerpos. Los adolescentes eran demasiado fríos para demostrar cualquier emoción de que estuviera allí, pero pude ver las preguntas llenando sus ojos. Bax era difícil de pasar por alto, y era bien conocido que no hacía citas o hacía tiempo para una vida de amor, así que estoy segura que todos querían saber quién era y por qué llegué a trabajar en su jodido auto cuando normalmente tomo el autobús.

voz. —Oh, gracias a Dios que estás aquí. Lindsey y Blake estaban ayudando, pero luego huyeron por alguien en el frente de la casa. Todo lo que escuché fue "bonito auto" y "chico ardiente"... bla bla bla, ya sabes cómo son las adolescentes.

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—¿Necesitas una mano? —Ella saltó un poco ante el sonido de mi

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Maniobré mi camino a través de los cuerpos y el aluvión de preguntas para llegar a la cocina, donde Reeve Black trabajaba haciendo la cena de los niños. Había un total de doce de ellos, en edades de cinco a dieciséis años, por lo que no era una tarea sencilla, y ella parecía agobiada.

Reeve era unos años mayor que yo. No sabía toda su historia, pero creo que sus huesos eran similares a los míos. No sabía por qué estaba tan dedicada a estos niños, pero era el corazón y el alma de esta casa. También parecía que podía hacer una fortuna siendo modelo de bikini o la amante de un tipo rico, por lo que siempre me preguntaba qué estaba haciendo en un barrio bajo con el resto de la gente promedio como nosotros, pero nunca sentí como si fuera mi lugar para preguntar. Francamente me intimidaba con su largo cabello negro y su firme mirada azul cobalto. Creo que veía más de lo que le dejaba ver, y lo único que quería hacer era ocultarlo, así que traté de mantener las cosas totalmente profesionales entre nosotras. —Recibí un aventón a trabajar hoy. Él tiene un bonito auto y es de alguna peligrosa manera malditamente ardiente. Ellos estaban en lo cierto. —Puse mis cosas en la larga mesa de comedor y empecé a enrollar las mangas de mi camiseta confiscada—. Ponme a trabajar. ¿Qué necesitas que haga? Ella me dio un montón de papas y me dijo que las pelara y partiera. —No sabía que estabas saliendo con alguien. Me lo dijo casualmente, pero oí la pregunta en su voz. —No lo estoy. Es un amigo de Race. Los dos estamos preocupados por él y queremos encontrarlo. —Oh. Nunca antes mencionaste estar cerca de cualquiera de los amigos de tu hermano. Nunca he dicho nada de nada antes, así que la miré con curiosidad. —No lo estoy. Bax es diferente. Él y Race crecieron juntos. Podría ser el único que puede sacarlo de este problema que parece lo ha jodido. Salté y miré como la cuchara con la que estaba revolviendo la salsa caía al suelo. Fruncí el ceño y le arrojé una toalla.

—¿Shane Baxter? ¿Estás saliendo con Shane Baxter? Incliné mi cabeza sorprendida y continué mirándola.

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Ella murmuró algo entre dientes y se inclinó para limpiar el desastre que acababa de hacer.

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—¿Estás bien?

—"Saliendo" no es exactamente lo que diría que es, pero sí, Bax y Race crecieron juntos. ¿Por qué? ¿Lo conoces? Ella maldijo en voz baja y se alejó del refrigerador, mientras un par de niños vagaban en busca de jugo. Pensé que tal vez se iba a caer cuando se acercó al lavabo y me tomó por los hombros, así que estaba frente a ella. Sus ojos azules estaban decididos y tan serios, de pronto tuve problemas para tragar. —Sé que dónde vivías antes no era nada fácil, que entiendes de lugares como The Point, pero en el fondo eres una buena chica, una joven muy dulce, con metas y aspiraciones que admiro. No —ella me dio una pequeña sacudida que tenía a mis dientes temblando juntos—, permitas que un tipo venenoso como Shane Baxter esté en cualquier lugar cerca de ti. Él destruirá cualquier cosa y todo lo que siempre has querido y disfrutará de cada segundo de ello. No podía formular una respuesta a eso. Además, ya era demasiado tarde. Si él era veneno, estaba más allá de infectada con él. —¿Qué te hizo, Reeve? —Ella sacudió su cabeza oscura.

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Tenía algo de razón. Bax era nada más que malas noticias, pero Shane... bien, Shane podría ser dulce, reflexivo, y había más haciendo con él de lo que se veía. Bax no me sostenía cuando no podía dormir, Bax no me compraba ropa, a pesar de que estaba siendo una malcriada, y Bax no era el chico por el que me dejé tocar y acariciar sin sentido hasta el olvido. Todo eso fue Shane. Lástima que habitaba el mismo cuerpo, porque sin su alter ego, Shane era un muy buen chico. Pero yo no era lo suficientemente delirante para pensar que era todo en uno o lo otro, sabía que era una complicada mezcla de ambos Shane y Bax, y no había nadie teniendo a uno sin tolerar al otro.

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—Nada, ni siquiera lo conozco, pero sé de él, y creo que eso es peor. Su reputación es horrible, Dovie. Roba, pelea, daña a las personas, y todo el mundo sabe que la única razón por la que no consiguió ser arrestado por asesinato fue porque su hermano es policía. Vamos, Dovie, ¿realmente crees que Race se esconde de Novak? ¿No es más probable que se esconda del tipo del que puso distancia? Shane Baxter es una mala persona, y todo lo que estás pidiendo por salir con él es problemas con P mayúscula.

Me quedé callada y la ayudé a terminar la cena. Discutimos junto a los niños por una película después de la cena y luego les dimos de comer un saludable postre antes de estar acostándolos a todos en la cama. Tuve que explicar al menos que diez veces que Bax era solo un amigo y que su auto no era mío para pedirme un paseo. También valientemente traté de explicar a las adolescentes que tipos como Bax no eran lo que debían buscar, guapo o no. No creo que lo vendí muy convincente, porque realmente, quién era yo para hablar acerca de las reacciones racionales de un chico que sangraba la angustia y la tristeza por todos sus poros cuando lo habían visto hace horas besando y succionándome la vida. Era bastante tarde cuando tuvimos la casa acomodada quedó todo limpio. Era mi manera preferida para pasar el fin de semana; al menos, lo solía ser. Cuando me acosté en una de las camitas institucionales que todo el personal compartía, no pude evitar preguntarme cómo habría pasado mi tiempo si me hubiera quedado en el pequeño bungaló en la base de The Hill. Justo después de eso, me pregunté si Bax realmente podría mantenerlo en sus pantalones durante el fin de semana. No me debía nada. No éramos novios, o incluso muy amigos, y todo lo que tenía era su palabra, lo que valía absolutamente nada. No podría decir si eso me ponía más triste por él o por mí.

¿Tienes una buena noche? No estaba esperando oír de él hasta el lunes, y para entonces no estaba segura si quería hablar con él. Me sentí en un espacio lejos de él

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Todos los niños pequeños estaban durmiendo para el conteo. Los adolescentes… bueno, eran adolescentes y era fácil decir que estaban fingiendo estar dormidos, pero ya que estaban en la habitación y no afuera vagando en las calles, lo dejé pasar. Salí hacia el porche frontal y di clic para abrir el mensaje de texto en mi teléfono.

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Estaba mirando hacia el techo oscuro, preguntándome exactamente cómo es que me metí en este lío en primer lugar. Silenciosamente maldije a mi hermano y cual fuera que hubiera sido su motivación para poner toda la cosa en movimiento, cuando el suave sonido de mi teléfono sonó. Miré hacia la otra cama en la habitación donde Reeve estaba inconsciente y deslicé mis piernas silenciosamente fuera del borde de la cama. Teníamos que hacer revisión de camas cada hora, y comúnmente hacíamos turnos, y ya que esta era mi hora de todas formas, pensé que podría matar dos pájaros de un tiro y revisar el mensaje mientras revisaba a los niños.

cuando me dio una clase de tiempo de respiración para escapar del campo de fuerza Bax que lo rodeaba. Dejé salir una respiración, enviando mis cabellos volando sobre mi frente. Estuvo bien. ¿Qué hay de ti? Tomó un minuto que llegara una respuesta, no es que siquiera esperara una realmente. Era sábado en la noche, y él era salvaje en el mejor de los casos. Ni siquiera quería pensar sobre qué clase de mierda podía estar provocando. Hacía hormiguear mi piel y me hacía preguntarme cómo es que alguna vez pensé que podía manejarlo. Yo era una principiante y él un profesional desde siempre. Yendo a algunos lugares. Hice unas preguntas más. Race estaba preguntando sobre algún tipo haciendo negocios con Novak. Creo que necesito averiguar quién es el ricachón. Esa podría ser la clave para todo el asunto. ¿Dónde estás? No debería haberle preguntado. No era de mi incumbencia y sabía que no me iba a gustar la respuesta. Y tenía razón. En el Distrito. Mordí mi labio inferior y miré la brillante pantalla de mi teléfono. Él había pasado tiempo en el Distrito antes de mí e indudablemente él estaría de regreso ahí después que mí. Odiaba que me importara de una manera u otra. Mientras contemplaba que contestarle, como si pudiera sentir mi nerviosismo a través del espacio que nos separaba, me envió: Me dirijo de vuelta a la casa de mamá. Fui a mi casa en la ciudad para tomar algunas cosas. Te dije que sería bueno. No creo que sepas cuánto.

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Resoplé una carcajada y silenciosamente pensé que si se esforzaba más, yo no sería capaz de caminar. Tenía moretones en la parte de afuera de mis muslos, chupetones a través de mi pecho, y tenía punzadas en músculos que ni siquiera sabía que tenía hasta que él consiguió tomarme. Como si se estuvieran burlando de mí, esas banderas cuadriculadas parpadeaban en mi mente, y repentinamente me sentí cálida. Quité el cabello de mi cara y dejé salir una respiración.

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¿De verdad? Pensé que justo te había mostrado cuán bueno puedo ser. Supongo que tendré que esforzarme más la próxima vez.

Gracias. Era todo lo que podía pensar en decir. Quería confiar en que estaba siendo bueno, más porque él quería que porque yo se lo pedí, pero cualquiera que fuera la razón, estaba agradecida. Tenía la sensación que no me ibas a dejar poner mis manos en ti si las ponía en alguien más. Ahora mismo eso no funciona para mí y quiero mis manos en ti las veces que me dejes ponerlas ahí. Bueno, demonios, si eso no hacía sentir todas mis partes femeninas todas calientes y agitadas. Me asustas, Bax. Lo sé. Eso fue todo. No me envió nada más y pasé una media hora preguntándome qué exactamente iba a hacer cuándo esto terminara matándome y más probablemente haciéndome desear estar muerta.

Estaba consiguiendo el desayuno de los niños cuando una de las adolescentes, Blake, decidió cuestionarme sobre Bax. Ella era una chica bonita, su historia era triste y me rompía el corazón. Sus padres eran mucho

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¿En qué estaba pensando? Como si necesitara que le dieran entrada. Como si necesitara cualquier clase de ánimo. Debí haber permanecido fuerte, nunca rendirme a la tentación de ir a pelear cuando sabía que era probablemente una trampa. Cuando le había pedido que me mintiera, que me dijera que sería diferente que con otras chicas, me había tomado por el costado cuando en su lugar, había hecho lo opuesto. Podría no ser importante para él, no importarle, pero era lo suficientemente honesto para admitir que lo que sea que estaba sucediendo entre nosotros era significativo y diferente.

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La mañana siguiente los niños se levantaron temprano y yo estaba exhausta porque había pasado toda la noche reproduciendo las dos últimas semanas y cada encuentro que había tenido con Bax una y otra vez en mi cabeza. Nunca debería de haberle dicho que me iba a ir a la cama con él.

peores de lo que habían sido los míos, y las cosas que ella había visto a sus cortos catorce años me hacían odiar el mundo en que vivíamos. Era la principal candidata en entrar en una situación indefinida de acogida, si solo alguien pudiera enseñarle a confiar. Yo había hablado con ella largo y tendido, traté de hacerla entender que no todos los mayores iban a vender a sus niños para prostituirlos porque le debían a su camello por drogas, pero era como hablarle a la pared, y francamente, no podía culparla después de todo lo que había pasado. Apoyó su pequeña barbilla en su mano y batió sus largas pestañas hacia mí, a pesar de mi malhumor y mi mirada de advertencia. —¿Entonces qué pasa con el chico guapo en el auto deportivo? ¿Vas a conseguir un novio sobre nosotros? Le fruncí el ceño y ayudé a un par de niños pequeños con algo de cereal. —No. No tengo tiempo para un novio. Ustedes malcriados me mantienen muy ocupada. —Él te besó como si fuera tu novio. —Me encogí porque olvidé que habían presenciado eso. Reeve justo escogió ese momento para entrar, y no me perdí la mirada dura que me dio. —Chicos como él… —Miré a Blake y a propósito evité la mirada fulminante de Reeve—. Cuando ellos te besan lo hacen porque quieren, no porque eres importante o porque eres especial para ellos como una novia. Levantó una ceja hacia mí, y era fácil ver cuán más allá de la edad que tenía me lanzó una mirada nivelada de “sí, claro”. —Cuando un chico como ese te besa, no importa si eres importante o especial. Todo lo que importa es que eres tú a quien está besando, y hombre, él te estaba besando hasta la mierda.

Blake suspiró. —Ojalá conociera a alguien que tuviera amigos así. Eso puso a todas las niñas… bueno, a las chicas, yéndose por la tangente sobre los chicos de sus sueños.

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—No es así. Él es amigo de mi hermano.

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—¡Lenguaje! —la voz de Reeve era dura mientras yo ponía mis ojos en blanco.

Incluso cuando creces de una manera dura y tenías un poco de fe en el mundo alrededor de ti cada pequeña chica todavía quería que su príncipe fuera a rescatarla, incluso si ese príncipe tenía una estrella tatuada en su cara y cargaba con caballos de fuerza en vez de un blanco semental. Las dejé platicar e ignoré la desaprobación de Reeve, aunque me siguió pesadamente a lo largo del día. No oí de Bax en todo el día, y estaría mintiendo si dijera que no me molestaba. También estaría condenada si le dejaba saber que me fastidiaba no oír de él toda esa noche y a la mañana siguiente. Después de que les dimos al personal de planta el reporte de las actividades, estaba saliendo de la puerta principal con toda la intención de ver si podía engañar a Carmen y a los chicos para que me ayudaran a poner el apartamento de vuelta a la normalidad antes de que mis clases comenzaran en la tarde, no podía vivir escondiéndome para siempre, y entre más pronto llevara mi vida de vuelta a la normalidad era menos probable que me fuera a ahogar en el misterio que era Shane Baxter. Iba a tomar el autobús cuando Reeve me sorprendió preguntándome si quería un aventón. Considerando su frío comportamiento todo el fin de semana, dudé en decir que sí, pero acomodarme en un autobús por una media hora realmente no era jamás asombroso, así que acepté su ofrecimiento. Solo tomó cinco minutos antes de que su verdadera motivación saliera. —Dove. —Su tono era severo y me hizo mirarla—. Sé que nos somos amigas y realmente no sé nada sobre ti, pero siento como que tengo que decirte; necesitas cuidarte. No creo que sepas lo que estás haciendo enredándote con un tipo como Bax. Sé que amas a Race y crees lo mejor de tu hermano, pero si Bax es la clase de chico que mantiene en su círculo interno. —Sacudió su cabeza y su recortado cabello oscuro cayó sobre su cara seria—. Necesitas cuidar de ti misma.

—Eso espero. Chicos como él… —Su voz fue cayendo, y me giré completamente en mi asiento para mirarla. —Dijiste que él me destruiría. No tengo intención de dejar que eso pase.

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—Entiendo de dónde vienes, Reeve, pero no conoces a Race y no conoces a Bax, incluso si su reputación deja poco que desear. Estaré bien.

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Le di una sonrisa triste y metí mi cabello detrás de mis orejas.

—¿Dormiste con él? Me tensé automáticamente, porque como dijo ella, ni siquiera éramos más que compañeras de trabajo. —¿Por qué? —Porque has trabajado en la casa por un año y nunca siquiera has mencionado salir en una cita con un chico, y entonces este chico rueda dentro de tu vida y de repente estás siendo apretujada y chupada en la cara enfrente de la casa. Eso es lo que ellos hacen… hacen que hagas cosas que normalmente no harías. Lo primero es el sexo, y entonces son cosas como beber o tal vez una línea de droga, y entonces lo siguiente que sabes, es que te tienen tan dañada e ingenua que estás dispuesta a romper la ley por ellos. Te conviertes en un peón de su juego, porque, Dovie, eso es todo lo que alguna vez obtendrás de él, un juego. —¿Estás segura que no conoces a Bax, Reeve? Suenas como que estás hablando por experiencia. —Te dije que no lo conozco, pero se de él y sé todo sobre los tipos como él. Sé cómo se ve después que ellos hayan terminado contigo. Es feo y casi imposible de volver de eso, y odiaría eso para ti. Odiaría eso para mí también.

—Solo mantén tus ojos abiertos, y si algo parece extraño, corre. Asentí, porque realmente, sonaba como un consejo. Si hubiera permanecido lejos, no sabría cómo se sentía tenerlo tocándome, tenerlo

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Sus palabras acerca de tener las pelotas para tomar la decisión equivocada y ser lo suficientemente fuerte como para hacer frente a las consecuencias bailaban en mi cabeza.

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—Yo no bebo, mi mamá fue una drogadicta, así que ni siquiera hay la más pequeña oportunidad, sin importar si lo dejo meterse en mis pantalones o no, de que Bax me esté llevando a meterme droga o algo más. Mientras que por el resto… —Dejé mi hombro subir y bajar en un encogimiento restándole importancia—. Ahora mismo lo necesito, así que tengo que tomar lo bueno con lo malo. Él no miente. No trata de engañarme haciéndome pensar que es seguro o que tiene los mejores intereses de corazón. Él me aterroriza y le digo eso muy a menudo, pero también puede ser dulce y gentil cuando quiere serlo. No sé si tengo otra opción pero voy a jugar el juego con él por ahora. Parece ser el único que sabe cómo ganarlo.

moviéndose sobre mí con esos ojos negros quemando mi alma. No sabría lo que era desear. En mi vida nunca había tenido mucho, nunca necesité mucho. Seguro, una vez que Race apareció en la foto, las cosas fueron más fáciles. Me sentí más cómoda admitiendo que deseaba cosas, una familia, alguien en quien confiar, seguridad, terminar la escuela y ayudar a otra gente, pero nunca había deseado de la manera en que Bax me hacía desear. Considerando la clase de chico que era, eso no era solo tonto, estaba también ligado a dejarme, justo como Reeve dijo, destruida. Terminamos el resto del viaje a mi complejo de apartamentos en silencio, su advertencia colgando pesada entre nosotros. Quería preguntarle cómo sabía, cuál era la historia detrás de ella que decía con certeza que Bax era todo malo, pero creo que la realidad de eso sería demasiado para soportar cuando todavía no había oído de él. No creo que me creyera, pero como era en este mundo, no había nada más que pudiera hacer, porque yo era mi propia persona, ligada a cometer mis propios errores.

Te recogeré en la escuela. Tengo mierda que hacer esta noche. Está bien. Puedo quedarme con Brysen. Dije que iré a recogerte.

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Estaba en el autobús que se dirigía hacia la universidad comunitaria cuando finalmente oí del chico que había estado en mi mente por los últimos dos días. Quería ignorar el mensaje, sabía que debería llamar a Brysen y preguntarle si estaba bien si solo me podía quedar con ella hasta que Race mostrara su cara, pero no podía hacerlo. El atractivo rostro maligno con la estrella tatuada en ella era demasiado.

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Carmen y los chicos estuvieron felices de verme y totalmente estuvieron dispuestos a ayudarme a salvar cualquier cosa que pudiéramos del apartamento hecho un basurero. Me cuestionaron sobre el daño, sobre Bax, y tuve que prometerle a Marco veinte veces que le recordaría sobre el viaje prometido en el Runner. Me tomó toda la tarde, y la mayor parte de mis pertenencias terminaron en el viejo bote de basura en la parte de atrás del edificio, pero el lugar era de alguna manera habitable. Llevé a los chicos a McDonald’s para el almuerzo mientras Carmen se preparaba para el trabajo. Todavía no estaba segura sobre el dinero para reemplazar mis libros y las cosas para la escuela, pero decidí que solo tendría que averiguarlo.

Aunque era un texto y no su voz, pude sentir la irritación en su respuesta. Tal vez no había estado bien cuando no había oído de él todo el domingo, o tal vez solo estaba cachondo y mantenerlo en sus pantalones lo estaba poniendo malhumorado. Me mordí mi labio inferior y contemplé la mejor manera de manejar la situación y el juego estaba vibrando debajo de mi piel. Bueno, pero hay cosas de la escuela que tengo que hacer así que cualquier cosa que tengas que hacer necesitas regresarme a la casa con tiempo para hacerlo. Seguro, Pelirroja.

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Eso fue todo. Sin burlarse de mí, no discutiendo que no habría tiempo para la tarea porque me tendría ocupada de otra manera, solo seguro. Nunca iba a ser capaz de predecir con que me iba a salir este chico, y deseé que me molestara mucho más de lo que en realidad me molestaba.

9 Bax Traducido por MaEx y magdys83 Corregido por Lizzie Wasserstein

—L

uces terrible, hijo.

No podía discutir con el viejo y canoso mecánico. Mi cara era todavía un desastre, mi costado estaba sanando, pero poco a poco, y no había ninguna refutación de que había conseguido mi culo pateado en los últimos días en varias ocasiones. Gruñí y extendí la mano para estrechar la mano de Gus. Todo lo que había aprendido sobre los autos lo había aprendido de este viejo. Él tenía una tienda que era el frente legal para el desguace que manejaba todos los calientes autos de Novak. El Runner no sería ni la mitad de la bestia que era, si no fuera por Gus. Bueno, por Gus y por Titus arrastrándome con él a la tienda después de la escuela durante años, antes de que me diera cuenta de que odiaba las tripas de mi medio hermano. Titus era casi tan bueno con los autos como yo. Era realmente lo único que teníamos en común; eso y que ambos siempre elevábamos la vista hacia Gus.

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Me reí un poco y tomé una calada de humo que estaba colgando de mi boca. Había pasado todo el domingo corriendo alrededor, tratando de poner una cara al elusivo chico rico con el que Race parecía tan obsesionado. No había tenido suerte, y estaba tan irritado que quería tocar base con Dovie, así que no lo hice a propósito. No necesitaba a una chica flotando en mi cabeza, no con todas las trampas explosivas y cosas desagradables que ya estaban constantemente allí. Ella solo se suponía que sería una diversión, una manera fácil de conseguir mis necesidades cubiertas hasta que pusiera mis manos sobre Race. Por desgracia, esa no

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—Me alegro de que estés fuera. Aquí nadie aprecia el músculo americano clásico de la manera que tú lo haces. No puedo dejar a la mitad de los idiotas que trabajan para mí tocar las cosas del pre-'76 viniendo. Ellos no saben lo que están haciendo con ello.

era una mentira que podría venderme a mí mismo y era más que mi polla que quería verla esta noche. —Me encontré con Titus, me dijo que diera una vuelta. Dijo que es posible que necesites mi ayuda. Gus frotó sus manos grasientas en su overol y levantó una espesa ceja gris hacia mí. —¿Escuchaste a tu hermano? —Medio hermano, y no, iba a dejarme caer y verte cuando consiguiera un minuto de todos modos. He estado muy ocupado tratando de encontrar a Race. ¿Has oído de él en lo más mínimo? Él gruñó y apoyó los pies calzados con botas sobre el escritorio de metal en la pequeña oficina. Sus ojos se apartaron de los míos. —Necesitas darle a Titus cierta holgura. El hombre tiene que trabajar, y solo porque lo hace en el lado correcto de la ley no hace de tu hermano un mal tipo. Solté una nube de humo y crucé los brazos sobre mi pecho. —Dices eso hasta que te encierra por correr los autos. No importa si tenemos una historia a largo plazo y que estés atado a su familia o no… va a poner tu culo en la cárcel. —Hago funcionar un negocio legítimo, hijo, y nadie puede demostrar lo contrario. Si Titus pudiera demostrarlo, estaría dentro de su derecho a encerrarme, como hizo contigo. Además, salvó tu culo de ir a contracorriente por el resto de tus veintes. Tal vez le debes agradecer en vez de lanzarte a él. Solté un bufido.

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—Tengo ojos, Bax. Titus es un monstruo, no iría a conseguir un ojo morado como ese por alguien a quien no dejaría ponerlo allí. ¿Quieres conseguir tus manos sucias, todo sin tapujos? Tengo una Stang, un Nova, un Chevelle, y un Playmouth Barracuda; todos en busca de ser reconstruidos y pulidos hasta arriba. No tienen nada que ver con Novak. Es el cielo de los autos los chicos y te pagaré bien para que consigas tus estándares. Además, va a ser un cheque de pago más fácil que dejar que Nassir te use como un saco de boxeo.

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—¿Él me delató?

Puse los ojos en blanco. —Tengo que encontrar a Race, y ni siquiera estoy hablando de Novak. —Eso no es inteligente, Bax. —No necesita serlo. Estoy cansado de él jugando al titiritero para todo The Point. Alguien tiene que acabar con él, y yo no tengo nada que perder. Suspiró y cerró los ojos para que pudiera frotarlos. —Tienes un hermano de sangre y otro por elección que estaría al revés sin ti. Y tu mamá. Jesús, Bax, ¿qué piensas que le haría a ella enterrarte? Ella te seguiría al suelo. Terminé de fumar y lo apagué con el tacón de mi bota. Iba a decirle que no era mi trabajo preocuparme por nada de eso cuando él continuó: —Y Race, tiene esa pequeña hermana a la que todo él está atado ahora. ¿Qué pasa con ella? ¿Vas a hacer desaparecer la casa en torno a un montón de gente inocente, Bax? Ni siquiera tú eres tan descuidado. Le fruncí el ceño y metí las manos en los bolsillos de mi sudadera. —¿Qué sabes sobre Dovie? —Race estaba frenético por ella. Parece que su papá dejó deslizar que tuvo un pequeño accidente y la madre no mantendría la boca cerrada al respecto. El rico bastardo quería hacer que todo el lío desapareciera; típica actitud de The Hill. Race se volvió loco. Nunca había visto al chico de esa manera. —Después de que me encerraran, ¿verdad?

No podía creer que Race supiera de Dovie antes de que yo fuera a la cárcel. Nunca había dicho nada, nunca mencionó que estaba en

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—Unas semanas antes. Se estaba poniendo todo sobre la chica, asegurándose de que ella estaba a salvo. Él estaba hablando como tú. Novak pagaría, estaba cansado de Novak halando las cuerdas, entonces las cosas fueron al sur y él desapareció. No sé por qué trajo a la chica de vuelta aquí, no solo poniéndola en la cara de su viejo, sino en la de Novak también, pero él debe haber tenido un plan.

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Gus me miró y apiló sus manos en su panza.

problemas. No fue congruente y no me gustó la forma en que todo daba vueltas de nuevo a la pelirroja. —Justo antes de que desapareciera, Race mostraba una fotografía alrededor, haciendo un montón de preguntas acerca de un tipo rico. ¿Sabes algo sobre ello? —Sí. Es su viejo. Parpadeé estúpidamente y me balanceé sobre los talones. —¿Qué? Gus quitó los pies de la mesa y avanzó pesadamente en sus pies. —Race pensó que la única persona a la que su viejo hubiera preguntado para manejar el trabajo sucio era Novak. Él estaba tratando de poner a los dos juntos en el segundo en que regresó a la ciudad. —¿Qué es exactamente de lo que estamos hablando cuando decimos “trabajo sucio”, Gus? —Conoces a Novak, Bax. ¿Qué piensas? Juré y seguí a Gus de nuevo al garaje, donde los soldadores y las mangueras de aire hicieron imposible hablar. Si Race pensaba que su viejo le había pedido a Novak matar a Dovie, hacía las cosas aún peor y más complicadas de lo que pensaba. ¿Qué tipo de enredo, en el infierno había hecho Race? Nos detuvimos en una pila de óxido que sería un paseo rudo con un poco de trabajo. No había nada como el viejo músculo. Puse un pie en el parachoques. —Ella es una chica dulce. Gus me miró por el rabillo del ojo y se apoyó en el guardabarros.

—Race va a matarte. Ama a esa chica con fiereza. —Bueno, él está haciendo un trabajo de mierda manteniéndola a salvo. Benny y sus secuaces están todos sobre ella, y yo soy el único corriendo a interferir. —¿Ejecutas la interferencia con lo que está en tus pantalones?

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Solo levanté una ceja, lo que le hizo sacudir la cabeza.

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—¿La hermana? ¿Cómo lo sabes?

—Te dije que ella era dulce, y al parecer ella jugó un papel más importante en Race yendo al fondo de lo que pensaba. Necesito entender esta mierda. Parece que voy a tener que hacer un viaje hasta The Hill. —Ten cuidado. A esas personas nada les gustaría más que ponerte de nuevo tras las rejas. Tomaste un montón de sus cosas realmente agradables. Compartimos una risa que tenía muy poco de humor en ella. Empujé el parachoques y puse la capucha sobre mi cara. —Te ayudaré a que los monstruos corran, pero eso es todo. No quiero tener nada que ver con el negocio de Novak. —No te quiero cerca de Novak, Bax. La cárcel no será su respuesta a negociar contigo en esta ocasión. No seas estúpido, hijo.

—¿Qué pasa?

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Estaba corriendo una y otra vez mientras me dirigía a la escuela para llegar a Dovie. Ella me dijo que solo la esperara delante de la puerta principal y ella estaría fuera a las diez en punto. Solo que ella ya me estaba esperando cuando llegué allí, y mi sangre se calentó cuando tiró, abriendo la puerta del lado opuesto del auto y la cerró de golpe con mucha más fuerza de la necesaria. Su hermosa boca estaba torcida en un puchero y había un sonrojo bajo las pecas en sus mejillas. Estaba molesta por algo y todo lo que quería hacer era conseguir desnudarla y jugar a conectar los puntos.

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Nos dimos la mano y traté de dibujar una imagen en mi cabeza de toda la información que Gus me había dado. Race sabía de Dovie. Su padre la quería muerta. El viejo Hartman le había pedido a Novak matarla. Dovie todavía estaba alrededor, Race había ayudado a secuestrar al viejo la noche en que fui capturado, y de alguna manera eso estaba todo ligado a él volviendo a la ciudad y posteriormente desapareciendo. Tenía que tener basura de Novak; algo desagradable si se sentía lo suficientemente seguro para volver a The Point durante todo un año antes de mi liberación. Estaba empezando a pensar que él había esperado deliberadamente hasta que yo estuviera fuera, hasta que yo estuviera libre para hacer su movimiento, aunque yo no supiera cual era ese movimiento. Una cosa estaba clara, yo era un peón en su totalidad. Había renunciado a cinco años de mi vida por la meta de otra persona y eso me molestó. No me gustaba ser utilizado por cualquier persona, nunca.

Lanzó su cabeza hacia atrás en el asiento y fijó sus ojos en mí. Me gustó la forma en que el verde se oscurecía y profundizaba cuando estaba sintiendo algo fuerte. Lo hicieron cuando la hice correrse, también. —La universidad, incluso la universidad de la comunidad, es imposible sin libros. No me gusta este tipo Benny, odio a Novak quienquiera que sea, y estoy muy enojada con mi hermano en este momento por arrastrarme en medio de esto. —¿Necesitas dinero? La miré y ella me miró. —No de ti. Hice un ruido en mi garganta y traté de recordar por qué pensé que la había echado de menos el último par de días. Se movió un poco y bajo su holgada camisa a cuadros capté un vistazo de su cremosa garganta. Había un chupetón muy visible en el costado de ella, y todo volvió a mí en avalancha, una prisa que volvió a mis jeans de repente demasiados apretados. —¿Lo tomarías de Race? A regañadientes asintió y cruzó sus brazos sobre esos pechos que juro recordaría mucho después de que ella fuera apenas una fracción de recuerdo. —Bueno, Race no está aquí, así que soy lo siguiente mejor. Toma el maldito dinero así no suspendes tus clases. Considéralo que es por una buena causa. —No soy un caso de caridad.

—Estuvo bien. Todo el mundo estaba de buen comportamiento, lo cual es raro. Todos pensaban que tu auto era el jefe. Me reí entre dientes.

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Me miró con curiosidad, como si tal vez yo estuviera tratando de tenderle una trampa, pero realmente estaba curioso. No conocía a nadie en mi mundo que se preocupara por el futuro bienestar de otros. Ella era como una santa o algo así… una muy sexy, muy seductora santa.

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—¿Estás segura de eso? —Me gustaba sacarla de quicio. Era divertido verla ponerse toda enfurruñada y molesta—. ¿Cómo estuvo tu fin de semana con los niños?

—Mi auto es el jefe. Se movió un poco de su cabello fuera de su rostro y se mordió el labio inferior. Yo quería reemplazar sus dientes con los míos. —Marco, mi vecino, dijo que le prometiste un paseo. Me pidió que te lo recordara. —Ese pequeño mocoso me estafó. Se rio un poco cuando llegamos a la casa. —Todavía deberías darle un paseo. Haría su día. Él no tiene mucho por lo que emocionarse. Salí y la seguí hasta la puerta principal. —Voy a pensar en ello. —¿Qué recado tienes que hacer esta noche? —Ya lo hice. Tuve que ir a ver a un viejo amigo. Me miró con ojos interrogantes mientras abría la puerta y dejaba mi brazo detenerse sobre su cabeza. Le dije que la dejaría conseguir sus deberes hecho, y tenía toda la intención de ajustarme a ello, pero si seguía batiendo esas pestañas de color cobre hacia mí y mirándome como si quisiera que la empujara contra la puerta y la tomara, totalmente iba a hacerlo. —¿Has averiguado algo sobre Race en domingo?

Hizo un gesto de incredulidad y se dejó caer en el sofá. —¿Puedes cocinar?

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—No. —No iba a contarle lo del viejo Hartman poniendo un precio a su rizada cabeza. No me importaba lo dura que pretendía ser, al oír que su sangre la quería muerta estaba atada a lanzarla a la locura, y yo solo prefería evitar el drama, por lo menos hasta que tuviera una idea más clara de lo que estaba pasando—. ¿Quieres algo de comer?

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Fuimos a la sala y vi su sorpresa cuando se dio cuenta del televisor y la computadora que ahora formaban parte de la decoración. Había dejado caer un dineral en la tienda electrónica ayer. No sabía cómo funcionaba la mitad del material, pero si iba a quedarme aquí, necesitaba lo básico.

Levanté una ceja y le sonreí. —Soy un hombre de muchos talentos. Choqué mentalmente los cinco conmigo mismo cuando vi un rubor subir por su cuello. —Claro, puedo comer. —No va a ser algo sofisticado, pero puedo alimentarnos. —Lo que sea. Voy a tratar de hacer mi tarea. ¿Te importa si uso la computadora? Me encogí de hombros y le di la contraseña para iniciar sesión y fui a la cocina. Cuando tu madre era una borracha y tu hermano mayor, estaba demasiado ocupado tratando de abrirse camino fuera de la basura y el fango, aprendes como valerte por ti mismo. Nunca iba a tener un show en Food Network, pero podía juntar algunas cosas que supieran bien y nos mantuvieran en camino. Dejé un plato delante de ella y encendí el televisor. No era el tipo de persona que siempre descansaba delante del televisor. Yo siempre estaba tramando algo, tenía un lugar a dónde ir o alguien con quién reunirme. Tal vez por ese problema no tenía problema para encontrarme. Me quité las botas, me quité la sudadera con capucha, y me sentí como en casa todo el tiempo que me estaba tomando desgastar a Dovie y convencerla de que volviera a la cama conmigo. O tal vez ir debajo de mí. En realidad, no era exigente. —Eso está bueno, Bax. —Me hizo sonreír que sonara tan sorprendida. La miré y la atrapé mirándome en lugar de ver la computadora. —Era valerme por mí mismo o pasar hambre en torno a mi casa cuando era pequeño. Aprendí a hacerlo.

Dejé el plato vacío en la mesa de café y le di una mirada fría. Ella siempre estaba tratando de convertirme en algo mejor de lo que realmente era.

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—¿Es por eso que empezaste a robar? ¿Así es como te valiste por ti mismo?

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Ella giró alrededor en la silla así que estábamos uno frente al otro.

—No. Las personas tenían las cosas que yo quería, así que las tomaba. Autos, televisores, tarjetas de crédito… no robaba por hacerlo, robaba porque quería cosas por las que nunca iba a trabajar. Ella me hizo un gesto y volteó a la computadora. —Eso no es totalmente cierto. Recogí mi plato y el ahora vacío de ella. Necesitaba fumar y echar un polvo, y no particularmente en ese orden. —¿Qué es lo que sabes acerca de eso? Ella levantó un hombro y lo dejó caer. —Sé que amas ese auto y que no lo robaste. Sé que querías hacer algo agradable por tu mamá, así que utilizaste tus talentos, como de delictivos podrían ser, para conseguir su casa. No era todo acerca de tomar cosas solo porque querías. No estaba acostumbrado a que nadie fuera capaz de recoger mis verdaderos motivos fuera de la cortina de humo que usualmente levantaba. No pude decir que me gustaba mucho. —Voy a salir afuera por un momento. —Ella me despidió con la mano y refunfuñé bajo mi aliento. Pasar tiempo con esta chica era más un dolor de cabeza de lo que valía la pena, incluso si aún podía probarla con mi lengua por todo su cuerpo y sentirla como si estuviera incrustada bajo mi espinosa piel.

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Golpeé la colilla del cigarrillo en la canaleta al final de la calzada y caminé de regreso a la puerta principal, sacando mi camiseta por encima de la cabeza mientras me iba. Pensé que al menos podía tomar una ducha y resolver por mi cuenta algo de mi frustración acumulada si Dovie quería seguir siendo una buena alumna. Hombre, si eso no solo ponía imágenes en

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Dejé que el humo del cigarrillo llenara y saliera de mis pulmones y traté de comprender mis desenfrenados pensamientos. Estaban sucediendo muchas cosas. Todo con Race, Titus volviendo a mi radar, esta chica entrelazando su camino hasta cada aspecto de quién era yo. No estaba seguro de que pudiera manejar nada de eso con apenas un mes de libertad en mi haber. No era la clase de hombre que está en un gran autodescubrimiento y crecimiento personal, solo ahora mismo no parecía que el destino quisiera darme la opción de esconder la cabeza en la arena.

mi mente de ella en una falda corta escocesa y brillantes zapatos escolares. Esta muñeca iba a hacer que perdiera la cabeza. —Voy a tomar una du… —Me interrumpí cuando entré en la habitación y fui simultáneamente atacado y empujado atrás sobre el borde del sofá por una ráfaga pelirroja de actividad. Los cojines del sofá desparramados y mis pantalones y bóxers acabaron repiqueteando en el piso bajo sus pequeñas y apresuradas manos. La agarré alrededor de la cintura mientras trepaba encima de mí, todavía completamente vestida. Ella puso sus manos en el centro de mi pecho y se acercó hacia mí, su cabello una cortina brillante encerrándonos en nuestro propio momento. —¿Por qué no me llamaste el domingo? —No sé cómo puede hablar con mi polla erecta parada entre nosotros, pero ella comenzó tirando de su camiseta, así que pensé que si hablaba con ella podría desnudarse más rápido, podría probarlo. —Porque quise hacerlo. Ella se detuvo con los brazos sobre su cabeza y tomó la oportunidad de su posición para desabrochar el sostén y liberar esos impresionantes pechos. Las puntas rosas ya estaban duras y ella se estremeció cuando froté las yemas del pulgar sobre ellos. Ella respondió más dulce que cualquier chica que alguna vez haya tocado, como si fuera un trato especial el tener mis manos en ella. —Así que querías llamarme, ¿lo que quiere decir que no lo hiciste? —Dovie, yo solo llamo a las chicas con las que follo, no para parlotear, así que sí, no te llamé porque quise.

Gemí y agarré una de sus manos que todavía estaban en mi pecho y la envolví alrededor de la erección parada como una columna entre nosotros. —¿Tú qué crees?

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—¿No quieres follar? —Ella sonaba realmente preocupada.

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Ella dio una risita porque llevé una de mis manos bajando en su parte delantera y di vueltas a su ombligo con mi dedo índice. Quería lamerlo y poner mi boca en cada centímetro de ella, pero tenía que trabajar en tenerla tan desnuda como yo lo estaba, y parecía que todo lo que quería hacer era recuperar terreno.

Ella tiró su labio inferior entre sus dientes y gemí de nuevo. Me estaba matando con toda su inocente seducción. —No quiero querer esto, Bax. —Su voz era solo un susurro cuando abrí de golpe el botón en sus pantalones y metí una mano bajo el talle de sus bragas. Levanté ambas cejas hacia ella, porque mientras lo decía, empezó a mover su mano arriba y abajo presionando la longitud de mi polla. —Iba a dejarte estudiar. Estaba en mi camino hacia la ducha. —Ella chilló cuando mi dedo llegó a su objetivo, y se levantó un poco en sus rodillas para darme un mejor acceso. Se inclinó por lo que podía poner su boca en la mía. Dejé que usara esos labios llenos y que esa lengua ingeniosa me besara hasta que estuviera listo para hacerla rodar en su espalda y empujarme dentro de ella, tanto si estaba lista para mí como si no. Entre el suave deslizamiento de su mano arriba y abajo, y el empuje y arrastre de su boca sobre la mía, esto tenía que terminarse antes de que se diera cuenta lo que ella había empezado. Ella se levantó e inmediatamente unió mi boca con la punta de sus pechos. Rodeé el pequeño guijarro de placer a través de mi lengua cuando ella continuó trabajándome con su delicado toque. —Iba a pasar de cualquier manera. Casi te asalté en el auto cuando me recogiste de la escuela. Lo odié. Me hiciste sentir fuera de control. Sus palabras fueron enfatizadas con un apretón en la base de mi polla que me hizo gruñir en sorpresa. Necesitaba tener sus pantalones fuera y meterme dentro de ella, como ayer.

—Mierda.

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Ella repentinamente subió en sus pies y me dejó ir. Pensé que iba a contonearse fuera de sus pantalones holgados y subir de regreso a mi regazo así nos pondríamos manos a la obra y yo podría hacerla olvidar todo acerca de no querer esto, pero en cambio ella se dejó caer en sus rodillas enfrente de mí. Creo que mi cerebro tuvo un corto circuito, porque la siguiente cosa que supe, es que mi polla se estaba deslizando entre esos labios que por sí mismos eran suficientes para ponerme duro.

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—Estar fuera de control no siempre es algo malo. —Traté de levantarla y sacarla de mí pero el sofá era angosto y ella se rehusó a dejar ir mi erección. Estuve sujetado bajo ella y cautivado por esos ojos color musgo.

Recogí un puñado de ese cabello llameante por lo que podía verla deslizarse arriba y abajo en mí y traté de regular mi respiración así podía durar por más de un minuto. Nunca había habido nada en mi vida más hermoso que esa cara, con su pizca de pecas y boca sensual poniéndose al nivel de esas banderas a cuadros. Era una imagen mental que estaba feliz de que viniera después de ser encarcelado, porque si hubiera probado todo lo que era Dovie Pryce y su boca mágica antes de que me encerraran, nunca lo habría logrado. Ella arremolinó su lengua alrededor de la cabeza, la pasó a lo largo de las venas punzantes debajo de un lado, y utilizó sus inteligentes manos para llevarme a punto de explotar en su boca en segundos. Le dije que me soltara, apurándome en el sofá, usé mis manos que se perdieron en sus interminables ondas de cabello para tratar de arrancarla de mí, pero no sirvió de nada. La punta de mi erección la golpeó atrás en su garganta y una de sus manos desapareció entre mis piernas. El único pensamiento coherente que tuve después de eso, era que el borde de sus dientes raspó sobre mi carne más sensible, fue oh joder. Me sentí orgulloso de mi mismo por permanecer entero sin importar cuál era la situación, y ella solo me deshizo. Me desarmó y me dejó disperso por todo el lugar. No estaba seguro de qué orden me unió de nuevo.

—Eso fue inesperado. La comisura de su boca se curvó en una sonrisa y se rio cuando la lancé en la cama. Enganché un dedo debajo de la pierna de las bragas y tiré de la última prenda que me tenía fuera del camino. El viaje por sus largas

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Ella gritó cuando puse ambas manos bajo su culo y me puse de pie. Envolvió sus brazos alrededor de mi cuello y sus piernas alrededor de mi cintura y estábamos cara a cara. La estaba llevando a la cama.

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Ella pasó su lengua sobre una de las banderas de línea de meta y sacudió mi agarre de su ahora desordenado cabello suelto. Ella se puso de pie entre mis rodillas todavía torcidas y la miré con ojos de parpados pesados y ella dejó caer sus grandes pantalones a sus pies así que estaba vestida solo en sus bragas y las marcas que dejé por toda ella después de nuestro interludio en la cocina. Ella se inclinó un poco y puso sus manos en mis hombros e hizo su camino encima de mí, extendiéndose en mi regazo. Me gustaba pensar que tenía más resistencia que el siguiente tipo, pero ella me dio la vuelta, por lo que incluso con esas tetas espectaculares en mi cara, me iba a tomar un momento recuperarme.

y pálidas piernas era suficiente para tener el flujo de sangre en la dirección correcta. —Nunca había hecho eso antes. Solo así, todas mis piezas se unieron de una mejor manera de lo que habían hecho antes. Otra vez, sentí que ella me estaba dando algo que solo era mío, algo que no tenía que tomar solo para sentir que tenía algo de valor. Puse un beso en la temblorosa piel de su estómago y la miré por debajo de mis cejas. Separé sus piernas y me incliné en una rodilla así podía quedar entre sus piernas dobladas y regresarle el favor. —¿Alguna vez dejaste que un tipo te hiciera esto? Su cabeza se movió adelante y atrás en el edredón y ella enroscó una de sus manos alrededor de mi cara así podía frotar su pulgar sobre la estrella en mi cara. A ella le gustaba hacer eso cuando estábamos juntos así, me había dado cuenta. —No. El último tipo trató, pero pensé que era demasiado, así que le dije que no. —Se siente bien. Deberías dejar que alguien te haga sentir bien, Dove. Nuestros ojos se bloquearon por un momento y vi su pecho subir y caer en una respiración temblorosa. Ella movió su mano abajo y rozó sus dedos sobre mi boca. —Deberías dejar que alguien te muestre que ser bueno no es tan malo, Bax. Dejé caer un beso succionante en el interior de su muslo y abrí espacio para mis hombros entre sus piernas.

Ella era acaramelada por todos lados, y toda su resbaladiza palpitante piel interna no era diferente. Ella era tan dulce y receptiva. Cada vez que la tocaba, la lamía, ponía besos con la boca abierta en su pequeño

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Quería volverla loca, desarmarla justo como lo hizo conmigo, además mi polla estaba de vuelta en el juego, así que tan pronto como la hiciera perder el control, quería entrar de nuevo en ella. Mierda, quería pasar la noche entera ahí, el resto de la semana si ella me dejara.

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—Estoy a punto de ser mejor de lo que he sido en mucho tiempo, Pelirroja. Eres afortunada.

brote de placer, ella reaccionaba. No había duda de que le gustaba lo que le hacía, y cuando empezó a retorcerse bajo mi boca y empezó jadeando mi nombre una y otra vez, me hacía sentir mejor que nada que pudiera recordar. Ni siquiera me entró en la cabeza que estaba jadeando ¨Shane¨ y no ¨Bax¨. Ella era cremosa y temblorosa, todos los músculos internos codiciosos y colocando las manos que estaban rastrillando mi cabello corto. Estaba prácticamente arqueada fuera de la cama, su clítoris punzante contra mi lengua cada vez que me desviaba para torturarla con eso. Podía sentir que estaba lista para ir a la cima, pero decidí que necesitaba sentirla, necesitaba estar dentro de ella cuando sucediera. Ella era como una clase de redención que nunca me di cuenta que necesitaba hasta que colisionamos dentro de la vida del otro. La besé con fiereza mientras buscaba a tientas en el cajón de la mesilla de noche por las provisiones de condones que lancé ahí solo por si acaso. Me devolvió el beso y entrelazó sus brazos alrededor de mi cuello así que estábamos pegados juntos, pecho con pecho y muslo con muslo. Ella se estaba presionando contra mí, ansioso de tenerla, lo que era caliente en muchos niveles diferentes. El hecho de que pudiera hacer que esta chica estuviera tan ansiosa por mi como yo lo estaba por ella era intoxicante.

—Jesús, Shane. —Sus ojos revolotearon cerrados y la besé justo cuando se separaba de debajo de mí. Podía saborear el placer, la satisfacción que le di en su lengua mientras se retorcía y bailaba con la mía.

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Nos movimos juntos como si hubiéramos sido hechos para ello. Todo lo que quería hacer era hacerla sentir tan bien como yo me sentía, lo que no era una gran tarea porque ella ya estaba preparada y lista para comenzar. Ella sacudió su cabeza de un lado a otro y encajó sus dedos en mis costados.

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—Córrete para mí, pequeña Dove. —Presioné todo el camino dentro de ella mientras se arqueaba duro contra mí y enrollaba sus piernas a mí alrededor. Su boca se abrió en una pequeña O perfecta de placer y esos ojos oscuros danzaron entre el verde y negro mientras el placer nos inundaba a los dos. Ella estaba resbaladiza y suave donde yo era duro y caliente. Ardimos el uno contra el otro, unidos en un ritmo que tenía a sus paredes internas agarrándome y mi cadera machacando involuntariamente dentro de ella. No estaba desesperado, pero estaba cerca. Quería ser gentil con ella, pero no había manera, se sentía tan bien, tan ajustada y apretada.

Aumenté la velocidad, era probablemente más rudo con ella de lo que debía ser, pero solo tomó un minuto después de que encontrara su liberación para que yo alcanzara la mía. Gemí dentro del hueco de su garganta y enterré mi cara en la interminable caída de su cabello. No sabía si ésta había sido su intención cuando me tendió una emboscada en la sala de estar, pero tenía que admitir que era un fanático. Su mano acarició mis hombros sudorosos y la sentí trazar las letras de mi nombre que se ubicaban entre mis omoplatos. Ella estaba frotando la planta de sus pies hacia arriba y abajo de la longitud de mi pantorrilla y no quería moverme nunca, jamás. —Cambié de opinión, Bax. —Su voz era áspera y sonaba tan saciada como me sentía. —Hmm… ¿acerca de qué? Empecé a chupar la cima de su clavícula donde mi boca aterrizó. Todas las partes de ella eran como dulces en mi lengua. —No necesitas que nadie te enseñe cómo ser bueno, eres mucho mejor cuando eres malo.

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Ella suspiró en deleite cuando me alejé de su cuello y empecé a besarla detrás de su oreja. Por suerte para ella no tenía intenciones de intentar ser bueno muy pronto. Malo era en lo que era mejor, era lo que funcionaba para mí, y después de ese encuentro sexual, estaba muy seguro de que Dovie podía hacer que lo malo funcionara también para ella.

10 dovie Traducido por rihano y Jadasa Youngblood Corregido por Lizzie Wasserstein

E

ra jueves por la tarde y el restaurante estaba muerto. Brysen se mantuvo dándome miradas mientras acomodábamos las mesas y yo seguí ignorándolas. Mi semana había sido un torbellino de actividad. El martes, tuve que trabajar y Bax me había forzado para que lo dejara reemplazar mis libros de texto. Le agradecí por esto toda la noche. El miércoles, tuve clases, lo que estaba bien porque necesitaba un respiro de Bax. A este ritmo, iba de principiante sexual a profesional durante la noche sin darme tiempo a recuperar el aliento o procesarlo mientras estaba sucediendo. Bax tuvo que salir el miércoles en la noche, por lo que le había dicho que solo me quedaría con Brysen. Pensé que estaba de acuerdo con eso hasta que recibí una llamada a las tres de la mañana diciéndome que estaba fuera de la casa de mi amiga y yo tenía dos minutos para sacar mi culo y meterlo en el auto. Quería ignorarlo, quería hacerlo quedarse ahí y sentirse mal por ordenarme, pero no lo hice. Yo estaba en el auto y de vuelta a la casa, y debajo de él, todo en menos de veinte minutos. Él acababa de tomar todo, y por mucho que no me gustara y estuviera asustada hasta la mierda por esto, al parecer yo no podía evitar que sucediera tampoco. —Deja de mirarme así.

Mi cabello estaba recogido en una cola de caballo para trabajar, así que no podía jugar con él como lo hacía cuando estaba nerviosa.

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—¿Desapareciste en el medio de la noche con un tipo al que vi romperle el brazo a otro hombre a la mitad con sus propias manos y no crees que voy a preocuparme? ¿Quién es este tipo, Dovie? Más importante aún, ¿quién es él para ti? Porque desde que llegó a escena, no has estado actuando como tú misma.

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Brysen sacó una de las sillas vacías en la mesa que yo estaba acomodando y me vi obligada a mirarla.

—Te lo dije, él va a encontrar a Race. —¿Cuándo? Ya casi ha pasado un mes y Race no ha hecho acto de presencia. Sé que estás durmiendo con él. ¿Estás segura de que no está solo llevándote para que así él pueda conseguir un pedazo de culo sin tener que trabajar por este? Era una pregunta válida, pero Bax no era el tipo de hombre que tenía que trabajar muy duro con el fin de echar un polvo. —No es así, Brysen. —Entonces dime lo que es, Dove, porque estoy preocupada por ti. Suspiré y saqué una silla junto a ella. Apoyé mi barbilla en la mano y la miré directo a los ojos. —Yo lo quiero, Brysen. —Bueno, holaaa, él es un bebé. Todos los chicos con esa arrogancia del lado-equivocado-de-la-ley lo son, pero tú eres lo suficientemente inteligente como para saber que es peligroso y que nada con él va a ser permanente. —Lo soy, pero no parece tener importancia. Solo me mira y todo dentro de mí se calienta, y si me toca, todo hierve. Siento que soy adicta a él o algo así. Sé que es malo para mí, pero no me importa. —Dovie... —Su tono era de advertencia—. Necesitas detener lo que sea que estás haciendo con él antes de que llegues demasiado lejos. Querer a alguien es diferente de necesitarlos, y no hay maldita manera de que necesites algo de lo que ese tipo está llevando. Quédate conmigo hasta que Race se presente, o mejor aún, sal rápido de la ciudad hasta que todo esto se calme.

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—No puedo. —Y ella estaba equivocada. Cuando Bax se distraía y se olvidaba de ser Bax, todas las cosas que Shane llevaba a la mesa yo muy bien podría necesitarlas a partir de ahora. Bax me volvía loca y enviaba mi control por la ventana. Shane hacía que mi corazón doliera y que la parte tonta, y femenina de mí quisiera hacer todo en su vida mejor; hacerle olvidar los cinco años de su vida que se habían perdido tras las rejas.

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Me mordí el labio inferior y solo moví la cabeza en sentido negativo. No quiero dejar The Point, y no solo porque mi hermano todavía estaba por ahí en alguna parte.

Ella quería decir algo más, pero en ese momento se abrió la puerta y de repente estábamos llenos para la temprana cena apresurada. Yo puse todo fuera de mi mente y trabajé para mantenerme al día con mis mesas y recibiendo algunas propinas decentes. Yo estaba haciendo un trabajo bastante bueno con esto también, hasta que llegué a una ruidosa mesa de tipos que obviamente eran del centro de The Point. Creo que ya estaban borrachos cuando llegaron, y no importa cuántos viajes hice de ida y vuelta entre la mesa y la cocina, no pude conseguir que se callaran o dejaran de intentar meterme mano. Estaba poniéndome frustrada y de mal humor con ellos porque sabía que ellos iban a molestarme. Ramon el camarero se negó a intervenir porque estaba ocupado y... bueno… era un gigantesco marica. Brysen siguió dándome miradas simpáticas, pero sus manos estaban llenas con sus propias mesas, así que yo estaba en las trincheras por mi cuenta. Estaba manteniendo todo bajo control, solo deseando que se hubieran ido, cuando los cinco se levantaron y se dirigieron hacia la puerta del frente antes de que yo hubiera dejado caer la cuenta. Eso me hizo ver rojo, y sin pensar en que ellos eran fuertes y estaban fuera de control, me apresuré a atraparlos antes de que ellos pudieran dejarme en la estacada teniendo que pagar la factura. —¡Oigan, esperen un minuto! ¡Ustedes tienen que pagar por su cena! —Puse mi mano en el codo de la persona más cercana a mí y me quedé sin aliento cuando él no solo dio un tirón para liberarse, sino que me empujó con ambas manos sobre mi pecho. —Cállate. El servicio era pésimo. Nosotros no estamos pagando por nada. —Sus camaradas rieron ante su jactancia mientras mi cara se ponía caliente con la furia. —Su servicio estuvo bien. Tienen que pagar. Él dio un paso hacia mí y yo retrocedí instintivamente. Eché un vistazo a Ramon, pero él estaba ignorando resueltamente el drama. Qué imbécil.

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Él retiró su mano como si fuera a golpearme y me estremecí involuntariamente. La última cosa que quería hacer era tratar de explicarle a Bax por qué estaba caminando por ahí con un ojo negro. Aspiré una bocanada de aire y abrí la boca para gritar, solo que no lo necesité por qué, de repente, el borracho había desaparecido de delante de mí y yo estaba mirando a la parte trasera de la cabeza afeitada de Bax. Él agarró al hombre por el frente de la camisa y lo arrastró a través de la multitud de sus

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—Queríamos a la rubia caliente, no a ti. Vete a la mierda, Pelirroja.

boquiabiertos seguidores. El tipo estaba haciendo ruidos de gorgoteo y llamando frenéticamente a sus amigos en busca de ayuda durante todo el camino. —Mierda. —Empecé a seguirlo a la parte delantera del restaurante cuando Brysen me detuvo de repente. —¿Estás bien? —No. Tengo que ir, Bax lo matará. —Déjalo. Ese idiota iba a golpearte. Me estremecí. —Lo sé. —Pero Bax no necesitaba más sangre en sus manos por mi culpa. Yo no quería ser eso para él. —Dovie —me llamó Brysen mientras corría hacia la puerta—. Olvida lo que dije. Te mereces a un tipo que hace que el resto del mundo te trate bien. Había voces alzadas, y no me sorprendió que ninguna de ellas fuera la de Bax. Yo lo había visto en acción. Él no perdía el tiempo hablando cuando tenía un punto que mostrar. El tipo que había levantado su mano hacia mí estaba inconsciente, boca abajo en el asfalto del estacionamiento. Bax tenía a uno de los amigos borrachos en el suelo, junto a él con la suela de la bota negra en la parte posterior del cuello del chico. La mirada de furia en su rostro fue suficiente para mantener al resto del grupo a una distancia segura. —Bax, déjalo ir. Esto no es necesario. Su mirada negra se disparó hacia mí y me estremecí. La odiaba cuando todo lo que podía ver en esta era a mí misma devolviendo la mirada. —Él iba golpearte maldita sea. Tiene suerte de que no rompa su

—Amigo, sabemos quién eres, no sabíamos que era tu chica. Fue un verdadero error.

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Uno de los chicos de entre la multitud levantó las manos en señal de rendición.

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cuello.

Esa fue la cosa equivocada para decir porque Bax retiró el pie del otro chico y lo dirigió hacia el tipo que había hablado. Él hizo un ruido chirriante verdaderamente patético y trató de retroceder, pero Bax lo enganchó alrededor del cuello y lo arrastró a sus puntillas mientras iba directo a su cara. —¿Así que si ella no fuera mía está bien en su mundo levantar su mano contra una mujer? ¿Por qué? ¿Debido a que son demasiado pequeñas y temerosas para luchar? —Él sacudió al tipo tan fuerte que escuché sus dientes chocar desde donde yo estaba parada—. ¿Qué hay de mí? ¿Por qué no me desafías, imbécil? El chico parecía que iba a llorar. —Te vi romper el brazo de ese tipo después de que él te apuñaló en el lugar de Nassir. ¡Estás loco! —Malditamente cierto, y ni siquiera estaba enojado entonces como lo estoy ahora. —Soltó al chico y lo mandó volando a través del estacionamiento con una mano en el centro de su pecho—. Cuando tu amigo se despierte, recuérdale que tengo su billetera, por lo que si quiere embarrarse y actuar como un idiota en cualquier otro lugar, puedo encontrarlo de nuevo, y eso no va a terminar bien. Los tipos restantes, quienes aún estaban moviéndose, montaron a su amigo herido e inconsciente en la plataforma de una camioneta y se alejaron del restaurante.

—¿Tenías que desmayar al tipo?

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—Titus, es Bax. Dile a tu patrullaje de borrachos que detengan una camioneta roja en el lado sur. —Él recitó el número de matrícula sin decirle a su hermano gracias o adiós. Volvió esos ojos oscuros hacia mí y me sentí como que estaban jalándome. Suspiré y me acerqué para envolver mis brazos alrededor de su cintura.

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—Bax. —Él levantó su mano y sacó su teléfono antes de que pudiera preguntarle qué estaba haciendo aquí, aunque tenía que admitir que su momento fue perfecto. Él podría haber llamado a Race un bastardo altruista cuando nos conocimos, pero aparentemente él tenía algunos hilos fuertes de caballerosidad corriendo a través de la tela oscura que lo hacían quién era.

—Él tenía una mandíbula de cristal y es afortunado de que eso sea todo lo que hice. Tú no golpeas chicas. De hecho, si la nariz de Benny ya no estuviera rota, se la rompería en represalia por acosarte. —No es que yo no esté agradecida, pero, ¿qué estás haciendo aquí? Te dije que estaba quedándome con Brysen esta noche después del trabajo. —Tengo que correr a Spanky’s y pensé que te dejaría saber a dónde iba y lo que estaba haciendo. Un escalofrío corrió a lo largo de mi piel cuando me dijo que iba a volver al club de desnudistas. —¿Por qué vas allí? —Si él me decía que era para hablar con Honor de nuevo, podría golpearlo. Sabía que él no era un desconocido para el Distrito o las chicas allí, pero no tenía que gustarme. De hecho, estaba bastante segura de que en ese mismo momento, lo odiaba. —Hay un juego de cartas esta noche y quiero ver si una cara familiar está ahí. Podría tener una conversación con el tipo rico por el que Race estaba preguntando. Había más que eso, me di cuenta. —¿Puedo ir contigo? —Estaba totalmente convencida de que él me diría que no, que me diría que solo me pusiera en camino, pero ladeó su cabeza hacia un lado y lo consideró en silencio durante un largo minuto antes de contestar: —¿Vas a ir a casa conmigo después? Me estremecí y pasé las manos por mis brazos. —Sí.

Él me dio una mirada sosa y puse mis ojos en blanco. A pesar de que era un comportamiento gratificante que yo realmente no aprobaba, usé su brazo como palanca para llegar a su boca y planté un enorme beso

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—Ya casi acabo. Solo tengo que terminar unas pocas mesas más. Deja a Ramon solo. Me gusta este trabajo. Normalmente es fácil y hago buen dinero. El trabajo de Ramon es verse lindo, no jugar al gorila.

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—¿Cuánto tiempo falta hasta que salgas? Creo que podría querer tomar una bebida en el bar y charlar con el imbécil que iba a dejar que ese idiota borracho te golpeara en la cara.

descuidado en su boca. Él sabía a humo de cigarrillo, el peor tipo de incentivo. —Gracias. —Esto salió como un susurro ronco. —La vida te golpea lo suficiente como es, Pelirroja. Idiotas como esos no consiguen anotar. Al menos no mientras tú estés en mi radar. Él me siguió de nuevo al restaurante y yo lo miré por encima de mi hombro. —¿Cuánto tiempo crees que va a ser? Él arqueó una ceja oscura hacia mí y la estrella junto a su ojo revoloteó mientras apretaba su mandíbula. —¿Qué? —¿Yo, en tu radar? ¿Cuánto tiempo crees que podría durar? Compartimos una larga mirada que solo fue interrumpida por Brysen diciéndome que había cobrado mi última mesa por mí, así que todo lo que tenía que hacer era limpiar la sección y hacer el trabajo de mi lado. Miré de nuevo a Bax y me estaba observando de esa manera que tenía que me hacía sentir como si estuviera viendo justo al corazón mismo de lo que me hacía, yo. —Hasta ahora has estado allí más tiempo que cualquier otra chica que he conocido. Date prisa, no quiero perder a quien estoy buscando. Parpadeé hacia él como un búho. —¿Vas a decirme que estás cazando?

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Hombre, desearía que tener un flechazo por él fuera más fácil de lo que estaba demostrando ser. Sus dos personalidades eran difíciles de seguir, y cuanto más tiempo pasaba con él, más razones encontraba para apreciar todas las tendencias criminales e ingeniosas que formaban a Bax como yo hacía con las partes más trágicas y suaves de él, que formaban a Shane. La última cosa que necesitaba o quería era caer bajo el hechizo de los dos.

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—No. —Con eso, se dio la vuelta, su cara una máscara de disgusto mientras se acercaba a la barra. Probablemente, iba a asustar a Ramon hasta la próxima semana, pero yo no podía decir que una pequeña parte de mí no apreciaba lo que estaba haciendo con la cosa de su intimidación y amenaza en mi nombre.

Me apresuré a través del resto de las cosas que tenía que hacer, impulsada en parte por el deseo de descubrir lo que Bax tenía bajo la manga, pero sobre todo por temor a que él empujaría a Ramon través de la barra y yo terminaría teniendo que encontrar otro trabajo. Brysen se mantuvo dándome esas miradas de complicidad que me hacían sonrojar. No había discutido que él era ardiente, pero tener a un chico poniéndose todo luchador por ti era algo más. Yo no estaba acostumbrada a ser protegida, incluso con Race todavía estaba acostumbrada a cuidar de mí misma. Tener a Bax actuando como un amortiguador entre todas las cosas malas en el mundo y yo era un potente afrodisíaco, y cero ayuda para hacerme mantener mi cabeza a nivel en lo que a él se refería. Saqué mi cabello del amarre que lo sostenía y sacudí los rizos. Me quité la camisa holgada que llevaba para mi turno, así que me quedé en una de las camisetas ajustadas que Bax había comprado para mí. Yo no tenía ningún deseo de regresar a Spanky’s viéndome como la novia desaliñada y tolerada de alguien. Fueron arreglos simples, pero deben haber sido eficaces porque cuando esos ojos diabólicos rodaron sobre mí de pies a cabeza, no me había perdido la chispa de fuego que estalló a la vida en sus profundidades color carbón. Ramon se dio la vuelta al final de la barra y se detuvo justo frente a mí. Colocó sus dos manos sobre mis hombros y recitó una avalancha de rápido español que no entendí. Besó cada una de mis mejillas y se deshizo en disculpas por lo que Bax tuvo que venir a liberarme de su abrazo excesivamente entusiasmado. —Está bien, Ramon, en serio. —Debería haber prestado más atención. —Las cosas pasan. —Nunca más.

No hablamos mucho mientras manejaba al Distrito. Realmente nunca decía demasiado, pero cuando lo hacía, estaba aprendiendo era importante escucharle. No había desaparecido el hecho de que él era un

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—Más vale que no. —Su voz no tenía ninguna advertencia, solo un tono rotundo que implicaba que mejor nunca vuelva a ocurrir o nadie nunca encontraría el cuerpo de Ramon.

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Bax colocó su mano en mi nuca y me guio hacia la puerta principal.

hombre de acción, pero cuando decidía decir algo, era como las dos mitades de él fusionándose en un todo. —¿Por qué no quieres que sepa a quién vas a buscar esta noche en el club? Clavó sus ojos sobre mí y sus manos se tensaron mínimamente sobre el volante mientras maniobraba el potente auto a través de la concurrida calle. —Porque si me equivoco o no está ahí, no quiero alterarte o que te pongas nerviosa sin razón. Un estremecimiento ansioso bailó sobre mi piel. —¿Por qué iba a ponerme nerviosa? ¿Qué tiene que ver conmigo? —Eso es lo que estoy tratando de averiguar. Traté de sonsacarle más información, pero solo respondió mis preguntas con gruñidos y miradas oscuras. Para el momento en que nos detuvimos frente al club, era una bola de energía nerviosa y frustración. Además, me encontraba menos que encantada de tener otro roce con la chica, quien se había acostado no solo con mi hermano, sino también con mí... lo que sea que fuera Bax. Intelectualmente sabía que no tenía ningún reclamo, ningún derecho sobre con quién durmió antes de que estuviera en escena, pero eso no significaba que no me producía dolor de cabeza y que mi ojo tuviera un tic involuntario. El imponente portero de piel color caoba, se encontraba parado vigilando cuando entramos por la puerta. Esbozó hacia Bax una sonrisa de oro e intercambiaron algún tipo de complicado apretón de manos de chicos. Sus ojos se dirigieron hacia mí y su sonrisa se hizo más grande. —Maldición, chica. No necesitas lápiz labial para hacer a un novio feliz. Solo necesitas ropa de tu tamaño.

Chuck se rio y tuve que luchar contra el deseo de cubrir mi pecho con mis brazos. —Ernie no va a estar feliz de que estés aquí. De hecho, me dijo que tu invitación abierta fue revocada por Novak.

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—Le dije que esos idiotas eran peligrosos.

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Bax le gruñó y puso una mano en mi cintura.

—¿Está aquí esta noche? —No. Nadie lo ha visto mucho, pero Benny ha estado alrededor mucho más de lo habitual. Quieren desesperadamente a su hermano. Bax, mejor mantenla cerca. Si descubren que pueden utilizarla para sacar a Race, la secuestrarán. Me estremecí y me incliné más cerca del costado de Bax. No me gustaba que Chuck hablara de mí como si no estuviera ahí, pero me gustaba incluso menos lo que estaba diciendo. No quería ser un peón en el juego de ajedrez de algunos criminales. Bax me metió en la curva de su cuerpo y ladeó su cabeza hacia arriba. —Creo que ese es el por qué Race esperó a que estuviera afuera para desaparecer. Pienso que él sabía que tendrían que pasar sobre mí para atraparla, y eso le da tiempo para jugar cualquier mano que está preparando. Benny puede irse a la mierda y le doy la bienvenida a Novak para intentar venir a cualquier lugar cerca de ella. Me encantaría tener una razón más para romper su cuello.

—Está bien, ¿ves al tipo de la camiseta gris? Le eché un vistazo a la multitud. Todos se veían como banqueros y golfistas, hombres que engañaban a sus esposas. Identifiqué al tipo sobre el cuál Bax me preguntó y asentí levemente.

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Bax parecía más nervioso de lo normal. No tenía la capucha de su sudadera alrededor de su cara y sus ojos seguían rebotando alrededor de la habitación y luego de nuevo a mí. Esta noche, el lugar no se veía como un vulgar club de desnudistas, se veía como un vulgar casino. Había mesas y distribuidores de cartas, y las chicas, quienes normalmente bailaban sobre el escenario se encontraban caminando en trajes pequeños, repartiendo bebidas y sentadas sobre el regazo de los hombres mayores, mientras el olor del dinero y asfixiante humo de los cigarrillos llenaba mis pulmones. Sentí a Bax tensarse desde donde estaba pegada a su costado y se inclinó, entonces sus labios prácticamente tocaban mi oreja.

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Siempre era tan violento. Debería molestarme, hacerme querer correr en otra dirección. No lo hacía. Me hacía sentir como si Benny e incluso el misterioso Novak me dejarían en paz, porque no valía la pena molestarse en meterse con él. Bax era un escudo contra la realidad de vivir la clase de vida que no tenía más opción que vivir.

—¿Lo reconoces? Me confundía el por qué pensaba que reconocería al tipo, así que abrí mi boca para preguntarle qué estaba pasando cuando el hombre más viejo de repente levantó su cabeza como si pudiera sentir que lo miraba fijamente. Sentí como si el suelo bajo mis pies se hundiera. Nunca antes lo había visto, no le conocía en persona, pero veía esos ojos en el espejo cada mañana cuando me levantaba. Se parecía muchísimo a Race y claramente era de donde vinieron mis ojos verdes oscuros. Pero era un extraño. —Lord Hartman. No era una pregunta y vi una línea sombría aplanar la boca del hombre mayor cuando vio con quién estaba. Me tensé e iba a alejarme de Bax, pero apretó su mano sobre mi columna vertebral y sus oscuros ojos me inmovilizaron. —No lo hagas. —¿Qué quieres con él? ¿Por qué querías que nos viera juntos? Me encontraba histérica. No quería que me usara. Quería que lo que sea que ocurría entre nosotros, fuera más que eso. Me estaba engañando a mí misma. Ahora entendía por qué había estado tan dispuesto a dejar que fuera con él de excursión está noche. —Detente. Él es, por quién Race preguntaba. De alguna manera está ligado a la desaparición de Race y mi viaje a la cárcel. Quería que viera que incluso yéndose Race, alguien te está cuidando. —¿Por qué?

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Me aparté de él y me moví así estábamos cara a cara. Sentí toda la sangre corriendo de mi cara y comencé a marearme. Sí, sabía que no valía nada para Lord Hartman, sobre todo no quería reconocer que yo era un ser humano, que vivía y respiraba, pero querer eliminarme de la faz de la tierra me parecía un poco extremo. Lo que me molestó más fue el hecho, la manera escalofriante en que Bax me dio la información. Hablar sobre una amenaza sobre mi vida, debería molestarle, agrietar ese exterior glacial que siempre tenía, pero no había nada. Sus ojos eran tan negros y tan infinitos como siempre.

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—Porque ese imbécil ricachón quiere que desaparezcas.

—Genial, así que mi hermano está desaparecido y el hombre, responsable de mi nacimiento me quiere muerta. Bax, esta fue una divertida cita. Ahora, ¿podemos irnos? —No. Necesito hablar con él. Necesito encontrar algunas de las piezas que faltan, y está obligado a tenerlas. —No voy por ahí. —Odiaba que mi voz sonara chillona, alarmada. Me lanzó una mirada dura. —Necesito hablar con él. O vienes conmigo o te vales por ti misma hasta que termine. Benny está obligado a mostrarse una vez que alguien le haga saber me dejé caer en la fiesta, por lo que necesitas mantener tus ojos bien abiertos. Si solo supiera cuántas veces había escuchado esa misma advertencia de él últimamente. Me aparté de él como si no pudiera alejarme lo suficientemente rápido. A propósito evité mirar al hombre, quien ya le había pagado a una persona para deshacerse de mí antes de que tomara mi primer aliento, y ahora sonaba como si estuviera tratando de terminar el trabajo. Me abrí paso hasta la barra y encontré un asiento vacío. La cantinera me miró y puse mis ojos en blanco. Me veía más joven que mis veinte años, pero necesitaba algo para calmar mis nervios, así que señalé con mi pulgar por encima de mi hombro en dirección a donde Bax estaba serpenteando su camino entre la multitud. —Estoy con él.

Deseaba que se viera deteriorada y cansada como muchas otras desnudistas en el Distrito, pero ahora que no estaba desnuda y follando en seco a Bax, podía ver que era asombrosamente encantadora. Apuesto a que hacía una fortuna. —¿Por qué es sorprendente?

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—Regresaste. —No era una pregunta, así que no me molesté en contestarla, pero cuando la desnudista de grandes pechos que había estado frotándose sobre Bax, aquí durante mi primera visita, se deslizó en el espacio vacío a mi lado, me vi obligada a mirarla o parecería como si estuviera asustada de ella y ocultándome—. Eso es sorprendente.

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La chica me dio una mirada de “sí, claro”, pero me dio un trago de Jack en las rocas mientras curvaba mi cabello con mis dedos e intentaba poner en orden las corrientes de emociones que fluían a través de mí.

Agarró un cuchillo de plástico de la barra y cortó un par de aceitunas desde el puesto de bebidas. Las metió en su boca y me miró directamente. —Porque te veías cagada de miedo y asqueada cuando te fuiste la última vez. Además, Bax no es conocido por estar disponible para una actuación repetida, si sabes lo que quiero decir. Su tarjeta de baile está llena. Tomé de golpe el whisky y dejé escapar un torrente de fuego que siguió golpeando mis entrañas. —No estamos bailando. La linda desnudista se rio un poco y señaló con la punta del cuchillo hacia donde Bax se había ido. —Oh, sí lo estás. Deberías ver la mirada de muerte que me está dando ahora mismo. Si no supiera que no golpea chicas, estaría muy asustada. Froté mi frente y la miré por el rabillo de mi ojo. —De todos modos, ¿qué clase de nombre es “Honor” para una desnudista? Agarró un par de cervezas que la cantinera le entregó. —¿Es un… Honor... conseguirla? —Se rio un poco—. Mi nombre real es Keelyn. Dejé que mi cabeza cayera hacia atrás. ¿Cómo fue que terminé aquí?

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—Cuando tienes una relación, incluso en la forma más básica, con un chico como Bax, aquí es donde termina, cariño. Sé que hace que el viaje valga la pena, pero el destino deja mucho que desear. Hazte un favor a ti misma y recuerda que enamorarte de un chico como él es la cosa más estúpida que podrías hacer. Hará tu vida aquí incluso más dura, y todos sabemos cómo de difícil ya es solo salir adelante.

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—No sé lo que estoy haciendo aquí. —No quise decírselo abruptamente, no me gustaba. Había estado desnuda con los dos hombres más importantes de mi vida y realmente no creo que fuera algún tipo de aliada, pero las palabras simplemente salieron. Ladeó un poco su cabeza hacia un lado y su boca pintada artísticamente me dio una media sonrisa.

—No voy a enamorarme de él. —Deseaba sonar más fuerte, más seguro del hecho. Simplemente me dio una mirada que estaba llena de conocimiento y piedad. Genial, lo que necesitaba, que una desnudista sintiera lástima por mí. —Cariño, ya estás a mitad de camino si te obligaste a ti misma a regresar aquí. —¿Qué está pasando? —La profunda voz de Bax era dura y desconfiada, mientras sus manos se posaban sobre mis hombros. —Solo haciéndolo agradable. —Soné como si hubiera estado chupando un limón. —¿Sí? Honor se rio y caminó alejándose, asegurándose al irse, de sacudir su trasero en dirección a Bax. —Sip. Bax, tienes muchos amigos encantadores. Me gruñó y agarró mi brazo con su mano. —Vamos a irnos antes de que el comité de bienvenida aparezca. Me deslicé fuera del taburete de la barra y mis rodillas se tambalearon un poco, así que tuvo que sostenerme. —¿Te ayudó? ¿Tienes todas las respuestas? —Como si alguna vez hubiera una razón justificable para querer a tu propia carne y sangre muerta.

—Cuéntame. Bajó su mirada hacia mí y suspiró mientras empujaba un poco de mi cabello salvaje, alejándolo de mi cara. —No es agradable.

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Miré sus manos y me di cuenta de que tenía ensangrentados sus nudillos. Mi estómago debería dar vueltas ante la idea de él sacándole las respuestas a golpes al hombre que era la mitad de mi ADN, pero todo lo que podía sentir era una bola sólida de ansiedad y decepción.

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—Algunas de ellas. —Dejé que me sacara del club como una muñeca de trapo—. Reconozco que tomó un poco de fuerza y nunca más parecerá el rey del castillo.

—Nunca lo es. —Vamos a la casa. Retrocedí ante la idea. La pequeña casa era tan linda, tan alejada de toda la fealdad que llenaba The Point. Sentía como si escuchar todo sobre los planes de mi padre para eliminarme de alguna manera lo mancharía. —Vamos a ir a mi apartamento. Lo limpié y está más cerca. —Tus muebles fueron destrozados. Froté mis brazos y me estremecí, aunque no tenía frío. —Está bien, vamos a tu casa en la ciudad. Se echó hacia atrás y entrecerró sus ojos hacía mí. —¿Por qué? —¿Por qué no? —Quizás pasar la noche en su apartamento, me daría la idea de que en realidad no era Shane, que siempre era solo Bax y nunca, nunca sería lo suficientemente tonta como para entregarle mi corazón a ese chico. Quizás sabía exactamente lo que estaba haciendo, porque todas sus barreras volvieron de golpe a su lugar.

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—Está bien. Vámonos.

11 Bax Traducido por Jenn Cassie Grey y Lorena Tucholke Corregido por Lizzie Wasserstein

N

o quería saber que era lo que Dovie pensaba acerca del lugar al que yo le llamaba hogar, pero que en realidad era solamente un lugar donde almacenaba todas mis cosas y tenía un poco de descanso entre todas las cosas que usualmente me sucedían. Era un agujero de mierda. Un estudio en un complejo de apartamentos que estaba solamente a medio paso más arriba del suyo. Actualmente tenía una puerta de seguridad que servía, pero aparte de eso, entre las paredes sucias y los ruidosos, disruptivos vecinos, los dos lugares podrían haber estado en la misma cuadra. No tenía demasiado. Solo una cama que nunca había estado hecha, una pantalla de plasma que siempre estaba sorprendido de ver cuando abría la puerta, una silla negra de cuero que tenía rasgaduras en los brazos, y posters en las paredes que eran mayormente de chicas desnudas y autos jodidamente geniales. Prefería los autos que las chicas la mayoría del tiempo. Estaba sucio, mohoso, y sentía como si ella estuviera viendo dentro de quien yo realmente era mientras me seguía a través de la puerta y esos grandes ojos verdes lo analizaban todo. Esto era donde yo pertenecía; no a ese bungaló tan lejos de la ciudad.

—¿Quién pagaba por este lugar mientras estabas en prisión? La miré por encima de mi hombro, y tomé para mí una cerveza del pequeño refrigerador. No la quería aquí. No encajaba, también se merecía algo mejor que ese agujero de mierda donde vivía en el Skylark. —Mi mamá.

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Sacudió su cabeza, esos rizos rojos golpeando y deslizándose a través de su pálido rostro. Me sorprendió que ella se sentara en una esquina de la cama en lugar de tomar la desgastada silla.

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—Toma asiento. ¿Quieres una cerveza o algo?

Hizo un sonido en su garganta y tomó todo su cabello en una mano y lo apartó de su cuello. Se veía tan joven, tan perdida. No podía entender porque no podía dejarla ir cuando sabía que iba a terminar tomando todo ese brillo fuera de ella. —¿Qué? Alzó sus cejas hacia mí y se mordió su labio. No me iba a gustar lo que iba a decir. Estaba comenzando a reconocer eso como su forma de hablar. —¿Tú mamá… quien nunca pudo poner el esfuerzo suficiente para estar sobria y vivir en esa grandiosa casa que le compraste, de alguna manera por cinco años, se aseguró que el alquiler se pagaba en este lugar? ¿Y qué hay de tu auto? Esa cosa debió de haber estado en un lugar seguro, un lugar caro. ¿De verdad piensas que ella era la que estaba pagando las cuentas, manteniéndose al tanto de todo mientras tú no podías? La miré y me dejé caer en la silla. Esta chirrió bajo mi peso mientras continuaba mirándome sin vacilaciones. —¿Quién entonces? ¿Race? Sacudió su cabeza un poco y jugueteó con su cabello. —No. Él no tenía dinero extra y estábamos cayendo demasiado bajo después de que él vino por primera vez y me atrapó. No creo que él se hubiera molestado en atraer la atención de Novak por cuidar de tu auto. Mis ojos se estrecharon aún más mientras me guiaba hasta la única conclusión posible que estaba sacando. —¿Piensas que fue Titus? —pregunté Se encogió de hombros.

Ella me miró con sombras de color flotando sobre sus interrogativos ojos. Tal y como siempre, estaba tratando de mirarme bajo una mejor luz de

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—Titus no da una mierda por nadie más que sí mismo. Él se perdió de vista antes de que aprendiera cómo sobrevivir por mí mismo y todo lo que ha hecho desde entonces es hacer mi vida un infierno porque no terminé como un perfecto respetuoso de las leyes como él lo hizo. No tuvimos las mismas oportunidades, y creo que es una mierda que piense que puede juzgarme por hacer las cosas de la única forma que conozco.

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—Tal vez.

la que merecía. La realidad era mucho más oscura y fea de lo que creía que podía manejar. —Eso no es exactamente verdad, Bax. Se supone que los padres deben de amar a sus hijos, proveer para ellos y guiarlos en el camino de la adultez. Desafortunadamente, ya no cubren todos los ámbitos. Titus tomó su decisión al dejar ir a tu mamá y construir una vida por sí mismo; tú tomaste la decisión de quedarte con ella y suministrar para ambos en la forma que pudieras. Pudiste haberla dejado, tal como ella lo hizo con ustedes dos. Pudiste haberte dado otras oportunidades. No fue completamente la culpa de Titus. —Era un niño, Dovie. ¿Cuáles eran mis opciones? ¿Morir de hambre? ¿Acabar en el sistema? ¿Encontrar a alguna agradable y rica familia para que me tomara bajo sus alas como un caso de caridad mientras mi madre se emborrachaba hasta la muerte? Dime como cualquiera de esas opciones me hubiera hecho alguien mejor en lugar de convertirme en un ladrón. Se aclaró la garganta y podría haber jurado que tenía un rastro de lágrimas en su mirada cuando miró de regreso hacia mí. —No habrías terminado en una cárcel. Nunca habrías tenido que vender tu alma a Novak. No habrías tenido que pelear por Nassir y terminar siendo apuñalado. No sé cuál es la respuesta correcta, Bax, pero sé qué elegiste ser el chico malo y puedes elegir no serlo.

—Hartman quería que Novak te matara. Tu mamá fue encerrada por intentar venderlo y chantajearlo. Ella quería que él la sacara bajo fianza y que retirara los cargos, en lo que por supuesto no tenía ningún control. Cuando le dijo eso a ella, enloqueció y le dijo que le diría a su esposa, que

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Necesitaba un cigarrillo pero siempre me daba esa mirada cuando encendía uno dentro, así que apuré el resto de la cerveza y cambié el tema a porque estábamos aquí en primer lugar.

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Pensé que su punto era discutible. Siempre había sido de esta manera. Fue como sobreviví, y como viví, y apartando lo de salir de debajo del pulgar de Novak, esta fue la vida que me construí. No era mi problema que ella no solo quisiera sino que también se mereciera alguien mejor que yo. Yo iba a seguir aquí mucho tiempo después de que ella se hubiera ido. No vino para entrar y desmantelar mi mundo entero por el corto tiempo que iba a estar dentro del mismo, aun cuando sabía que eso era exactamente lo que estaba haciendo.

lo publicaría en todas las páginas de sociales porque esa basura aun le importaba a las personas de The Hill. Hartman se asustó, trató de contratar a alguien para que te matara, solamente Novak es inteligente y tiene mucho dinero. Un hombre rico en su bolsillo era una herramienta mucho mejor. —Sacudí mi cabeza hacia ella—. No sé cómo te sientas sobre buscar en lo que tu madre está metida, pero podría apostar un buen dinero a que no está respirando ya o ese Novak de alguna forma se las arregló para mantenerla encerrada y quieta para mantener a Hartman debajo de su pulgar. Sus ojos miraron lejos y después se posaron nuevamente en mí. Se veía un poco más pálida de lo normal, pero esperó pacientemente a que yo continuara aun cuando notaba que su pecho estaba subiendo y bajando rápidamente. —Hartman te quiere muerta, pero resulta que Novak quiere mantenerme con la correa un poco más. Yo creo que él sabía que yo iba a salir bajo fianza, así que le dijo a Race acerca de ti y del convenio por tu vida. Incluso generosamente le dio a Race una grabación de un hombre viejo tratando de planear tu muerte. Así es como Race chantajeó a tu padre para que reclamara sus derechos paternales y fue así como obtuvo control de su fondo para la universidad que usó para mantenerlos mientras tú terminabas la preparatoria. La miré estremecerme. Quería ir hasta ella para encerrarla en un abrazo, pero esto era terrible, y ofreciéndole consuelo no lo haría más fácil de tragar.

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—Mi lealtad eterna y alguna garantía de que voy a comportarme y seguir las reglas de aquí hasta la eternidad. Ese viejo que Race sacó de la casa esa noche tenía negocios con Novak. Era algún gigantesco minorista, valía más dinero del que veré en toda nuestra vida. Tomó el dinero sucio de Novak y lo hizo limpio. Creo que estaba preparándose para ir con los federales porque estaba cansado de ser propiedad de un gánster. Novak lo quería fuera del camino y quería que fuera yo quien lo hiciera. Se suponía que Race atraparía al viejo, quien supuestamente nos encontraría en ese lugar, y se suponía que de alguna forma iba a acabarlo poniendo una bala en su cabeza. Novak iba a grabarlo, y usarlo como una palanca para mantenerme atado a él o enfrentar un serio tiempo en la cárcel por asesinato y secuestro, solamente que Titus y el momento se presentaron y las cosas se fueron al infierno.

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—¿Qué era lo que Race tenía que darle a Novak a cambio?

—¿Por qué Novak pensó que le dispararías a ese hombre? ¿Qué podría haber hecho para hacerte llegar a ese extremo? —Su voz era baja, como si tuviera miedo de escuchar mi respuesta. Suspiré y eché mi cabeza hacia atrás cerrando mis ojos. —Porque si no lo hacía, hubiera hecho que Race lo hiciera y sabía que no había alguna forma en que yo le hubiera permitido rebajarse de ese modo. Te tenía como una palanca para manejar a Race como una marioneta, y tenía a Race para jalar mis cuerdas. Él idiota no llegó a ser el rey de la ciudad siendo estúpido. Debía admitir que ella se estaba tomando la noticia de haber apenas escapado de ser el objetivo de un asesino a sueldo bastante bien. —Así que cuando te fuiste y Race ya no fue útil, ¿por qué regresaría? ¿De qué se trata todo esto? ¿Por qué Race está tan seguro de que puede derribar a Novak y porqué está llevando fotografías de Lord Hartman por todos lados? —El viejo bastardo no tienen ninguna pista de nada de eso, pero si leo entre líneas, creo que lo sé. —¿Y? —Te dije que un tipo rico en el anzuelo es mejor para un tipo como Novak que el dinero cualquier día, y su lavador murió la noche que fui destrozado. No de la forma que él quería pero aun así el tipo se esfumó. Eso significa que Novak estaba en el mercado por alguien más para que haga brillar toda su plata, y nadie es mejor para eso que alguien que ya tiene un montón de suciedad encima. —¿Crees que Novak está chantajeando a Lord Hartman para que lave su dinero?

Era rápida. —Lo creo —dije nuevamente. Bajé mi cabeza así podía mirarla a los ojos. Estaba jugando con su cabello y se mordía el labio inferior preocupadamente.

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—¿Y crees que Race se dio cuenta de eso y es el por qué nos trajo aquí, por qué amenazó a Novak y por qué le estaba preguntando a todos esos criminales si su padre había estado alrededor?

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—Lo creo.

—Solo pregunta, Dovie. Miré su pecho alzarse y caer debajo del ajustado material de su camiseta. Tenía que admitirlo, siempre me impresionaba con su autoconfianza. Nunca se encogía. —¿Qué es lo que eso significa para mí, Bax? ¿Cómo termina esto para nosotros? Para mí, terminaba en sangre o más tiempo tras las rejas. Para ella, me hubiera gustado prometerle que esto terminaba con ella de regreso en su asqueroso apartamento, limpiando mesas, y terminando la escuela así podría ayudar a niños tal como quería, pero no iba a mentirle de esa manera. —Tu hermano siempre ha sido el sujeto más inteligente que he conocido. No solamente chantajeó al viejo por su fondo universitario, estableció un crédito contigo como beneficiaria en él. Hay más de un millón de dólares ahí, y si algo, y quiero decir algo, te pasa, el dinero en el crédito será donado a ese centro de rehabilitación donde trabajas. Dovie parpadeó hacia mí en sorpresa y susurró: —Pero, ¿qué tan bueno es eso? Lord Hartman puede solamente cambiar los términos cada vez que quiera. Sacudí la cabeza. —No. Race se aseguró que fuera una roca sólida. La única persona que puede añadir o quitar algo del crédito es la señora Hartman, y para que ella haga eso alguien tendría que decirle no solamente acerca de la polla errante del viejo, si no acerca de ti también. Race se lo ha bloqueado. Tiene firmemente a esa pieza de mierda de tu padre agarrado por las pelotas.

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—Todo lo demás depende de qué es lo que Race tiene. La única razón por la que ellos no te han arrebatado y arrastrado para sacarlo es porque yo estoy en su camino. Sabe que no les dejaría usarte para llegar a él. Y por Hartman, si tu madre está fuera del camino, y conmigo y Race dando vueltas alrededor de ti, no puedo imaginarme que sea lo suficientemente tonto como para tratar algo contigo. Además que Novak es el único tipo al que se lo pediría y mira como terminó eso la última vez. Novak no es el mejor con los favores y justo ahora eres más útil para él para

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En cuando a donde nos deja eso a nosotros y el resto del desorden tratando de hundirnos, se lo dije lo más honestamente posible que pude.

llegar a Race y donde sea que Race esté. Esa es la amenaza sobre ti por la que tenemos que preocuparnos. —¿Estás tratando de usarme para llegar hasta él, Bax? ¿Eso es de lo que se trata todo esto? Suspiré y sentí la vena de mi frente latir. Miré hacia las cadenas rotas que rodeaban mis muñecas y después nuevamente hacia ella. No sabía la respuesta a eso ya. —No lo sé. —¿Por qué no? —Tengo que encontrar a Race. Me gustas, me gusta conseguir que te desnudes aún más, tal vez más de lo que me ha gustado nada en mi vida hasta este punto, pero al final del día, el que sea el responsable de tomar cinco años de mi vida va a caer. Yo sé que no te importará si termina siendo Race, y después de que haya terminado con Novak, no quedará nada, así que no sé lo que es esto, Pelirroja. Ella se levantó de la cama y se acercó a donde yo estaba tumbado en la silla. Solo la miré hasta que ella estuvo de pie frente a mí. Sus manos colgaban a sus costados y sus ojos eran salvajes y llenos de miedo y algo más que no podía nombrar. Ella era la personificación de todo lo bueno que viene de la gente mala y un mal lugar. Ella era como una flor que creció en la cara impenetrable de una pared de roca. Cómo mantiene esa suavidad, esa atención, era un misterio para mí, y por Dios que yo esperaba que encontrara a alguien dispuesto a matar por ella para protegerla después de que me hubiera ido.

—Medio hermano —la corregí automáticamente, lo que la hizo ponerme los ojos en blanco.

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—Titus no estaba allí esa noche de casualidad, Bax. Une las piezas. Race estaba atrapado entre su lealtad a ti y Novak sosteniéndome sobre su cabeza. Llama a tu hermano.

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Ella suspiró tan fuerte que sentí la profundidad del mismo desde el espacio que nos separaba. Se inclinó, por lo que sus manos estaban en cada una de mis rodillas y estábamos mirándonos a los ojos. No pude evitar que mi mirada vagara por el cuello ahora abierto de su camisa, pero cuando miré de nuevo a sus ojos, era casi imposible no perderse en ese denso bosque de color verde.

—Pregúntale acerca de esa noche. Te apuesto lo que sea que Race fue la razón por la que estaba allí. Race te tendió la trampa, Bax, pero lo hizo para salvarte. Sentí la caída de mi ritmo cardíaco y luego la sangre volver a subir tan rápido haciendo que la sangre y algo más se apresurara en mis oídos. —¿Qué quieres decir? Sus manos se deslizaron por mis muslos y se inclinó aún más cerca otra vez, de modo que sus labios carnosos, esa boca que quería dejar que hiciera todo mejor, estaba a un suspiro de distancia de la mía. —Él siempre estaba cuidando de ti, tratando de salvarte. ¿No crees que en la mente de Race la opción de enviar a su mejor amigo a la cárcel durante cinco años frente a verte cometer asesinato y obligarte a ser el perro de Novak por la eternidad era el menor de dos males? Estaba atrapado. Tal vez le preguntó a Titus en busca de ayuda y así es como la reunión fue interceptada. Tú lo empeoraste al huir, pero eso no me sorprende. Quise retroceder, para dejar fluir la furia que se había cocinado bajo la superficie de mi piel durante los últimos cinco años, pero ella era la única persona lo suficientemente cerca en la cual aterrizaría, y yo sabía que ella merecía algo mejor que eso de mí. Yo iba a levantarme de la silla, necesitaba un minuto para procesar esto, para que mi cerebro dejara de girar, pero ella no se rindió conmigo. Cerró la última fracción de espacio entre su boca y la mía. Sus labios, todos suaves y acogedores, hicieron que todo lo demás me dijera que me quedara tranquilo. Ella siempre se las arreglaba de alguna manera para hacerme eso.

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—La primera vez que te vi, pensé que estos ojos estaban vacíos. Que no había nada allí. Yo no podía entender por qué Race pensaba que eras tan digno de confianza, por que valía la pena volver a este lugar horrible. Ahora, cuando los miro, puedo ver todo lo que estaba tratando desesperadamente de salvar.

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Fue solo un toque ligero como una pluma, tan breve y delicado que podría haberlo imaginado pero ella se apartó y levantó sus manos a ambos lados de mi cara. Ella me mantuvo en mi lugar mientras nos mirábamos el uno al otro. Sus pulgares acariciaron cada uno de mis ojos y su boca se levantó en una media sonrisa triste.

Algo se sentía como si me estuviera apretando la vida de adentro hacia afuera. No podía respirar, y de repente este sórdido apartamento era el último lugar en la tierra donde yo quería estar. —¿Y qué es eso, Pelirroja? ¿Qué hay ahí que piensas que me hace diferente de cualquier otro criminal de poca monta que te hará entrar en The Point? Ella me soltó la cara y dio un paso atrás. Distraídamente se frotó los brazos mientras me consideraba con una expresión desgarradora en su hermoso rostro. —Somos más que la suma de nuestras partes, Bax. Si no lo fuéramos, yo sería una asesina a sangre fría o una drogadicta. Hablas de tomar la decisión difícil y vivir con el resultado… ¿Por qué no lo intentas? Trata de vivir más allá del chico asustado que tuvo que robar para poder alimentarse él y su mamá. Trata de mirar más allá del joven amargado que está enojado con su hermano por haberlo dejado atrás y haciendo a propósito lo contrario de lo que hace para probar un punto. Hay más que lo que eres que de las cosas malas que has hecho. Sentí sus palabras arrastrándose sobre mí como hormigas furiosas. Empujé de la silla con tanta fuerza, me pareció oír un chasquido. Ella me estaba mirando y yo tenía que alejarme de ella por un segundo. —Necesito un cigarrillo. Vuelvo enseguida. Quería pensar que yo era lo suficientemente delicado, que tenía una coraza lo suficientemente dura, que no podía verme correr, pero la verdad de todo se vio reflejada en esos ojos verdes. Me dio la espalda mientras que salía por la puerta.

—Shane. No me molesté en corregirlo. —La noche en que fui a prisión, ¿sabías lo que estaba pasando abajo? ¿Race te dijo que Novak estaba tratando de ponerme en el gancho por asesinato?

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Al igual que la primera llamada, contestó al primer timbrazo.

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Tuve el cigarrillo encendido antes de que mis pies tocaran la acera en frente del edificio de apartamentos. Saqué mi teléfono y me quedé mirando la pantalla que se oscureció durante un largo minuto, mientras que el humo llenaba mis pulmones. Por segunda vez esa noche, llamé a Titus.

Le oí maldecir, escuché algo de ruido de fondo cuando él obviamente se excusó de cualquier negocio de policía que estaba haciendo. Miré hacia la noche y traté de averiguar cómo había ido, en un abrir y cerrar de ojos, de pensar que tenía todas las respuestas a ser tan despistado. —Yo no sabía toda la historia. Race me dijo que si yo no tenía un equipo SWAT en el almacén esa noche ibas a estar jodido, que Novak iba a poseerte para siempre. Él dijo que estabas tratando de salir, y que Novak no quería dejarte ir. Yo no sabía sobre el secuestro o el asesinato. Todo era solo un espectáculo de mierda. Creo que Race estaba tratando de mitigar el daño, pero no hizo ningún favor a nadie al mantenernos a todos en la oscuridad. Si no hubieras huido y quedado atrapado en el Aston Martin, lo más probable es que nunca habrías visto el interior de una celda. Suspiró y volvió a maldecir. Al parecer, el lenguaje grosero corría en la familia. —Tratamos de precisar el asesinato en Novak, pero había demasiada gente y demasiadas historias contradictorias. Él tiene demasiada gente en deuda con él, dispuestos a cumplir un tiempo por él, para que nosotros hiciéramos un caso. —Race estaba tratando de proteger a su

hermana. Es por eso que se lo guardó todo. Novak la sostenía por encima de su cabeza, pero él no pensó en Race yendo a ti, porque él sabía lo que yo sentía por ti. —Bueno, tú eres un hombre crecidito ahora, Bax. Terminemos con eso. Somos una familia, y si estoy de acuerdo con tus elecciones o tú con las mías, somos todo lo que el otro tiene. Suspiré de nuevo y la opresión en mi pecho comenzó a extenderse.

—Yo era solo un niño, también, Bax. Yo estaba obligado a cometer errores. Yo solo estaba tratando de sobrevivir.

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Un silencio largo e interminable fue la respuesta a mi arrebato y yo casi podía sentir el arrepentimiento y algo más viniendo a través de la conexión telefónica.

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—¿Ahora quieres ser familia? ¿Qué pasaba cuando yo era demasiado joven para cuidar de mí mismo y realmente necesitaba que te importara una mierda?

Cerré los ojos y me obligué a inhalar y exhalar de manera constante antes de que tirara mi teléfono a la calle. No quería relacionarme, pero aquí, en The Point, la supervivencia era el único lenguaje que todos hablábamos con fluidez. —¿Cuidaste del Runner, mientras yo estaba encerrado? Él dejó escapar una risita seca que contenía nada más que humor. —No, Gus lo hizo. Solo me aseguré de pagar los gastos de almacenamiento por él. —¿Y el apartamento? —Jesús, Bax. Sé que odias mi trasero, pero ¿Realmente pensaste que iba a lanzar tu culo en la cárcel y no asegurarme de que tuvieras un lugar para ir cuando salieras? Yo no sabía qué decir a nada de eso. Titus y yo nunca habíamos parecido estar en el mismo bloque, y mucho menos el mismo lado de la calle. Yo no sabía cómo procesar toda esta nueva información. —Tienes que tener cuidado. Todo esto con Race y Novak no ha terminado, y por ahora están dejando a la chica tranquila, porque no quieren ensuciarse las manos. Pero si Race no aparece pronto, todas las apuestas serán canceladas. —Ella se queda fuera. Novak puede venir por mí en cualquier momento que quiera. Doy la bienvenida a la oportunidad de hacerle saber lo que pienso de sus planes. Hubo otro suspiro. —Bax, no te quiero poner de nuevo en la cárcel, o peor aún, tener que identificarte en la morgue.

—Esa chica se preocupa por ti, Shane. ¿Realmente vas a seguir viviendo tu vida como si no importara? Me pellizqué el puente de mi nariz y apreté los ojos con tanta fuerza como pude por todas las nuevas ideas que me vi obligado a aceptar esta noche.

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—Es curioso cómo esas son las mismas opciones que veo. Nunca pensé que estaríamos de acuerdo en algo.

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Ahora era mi turno de reír sin ningún tipo de humor.

—No lo sé, Titus, solo voy a seguir viviendo de la única forma que conozco. —Aprende de tus errores, hermanito. Eso es todo lo que puedes hacer. Me tengo que ir, se produjo un robo a mano armada en un bar en el Distrito. No me molesté en decir adiós, solo puse el teléfono de regreso en el bolsillo y serpenteé al piso de arriba. Ahora ya no la quería aquí. Dovie vio demasiado, se acercó demasiado al corazón de las cosas. Cuando abrí la puerta, tuve que mirar dos veces. En los quince minutos que había estado fuera, había hecho la cama, aspirado el suelo, limpiado la TV, ordenado la pequeña cocina, y amontonado toda la ropa sucia y basura en el suelo en una pila al lado del armario. Se veía como si una persona normal viviera allí, no como un lugar que se utiliza sobre todo para el sexo y dormir. Pasé mis manos a través de mi cabeza y me dirigí hacia donde ella estaba acostada en la cama. Me senté en el borde y la miré. Ella se encogió de hombros y me dio una mirada de "ah, bueno". Acerqué un dedo y quité uno de sus rizos de su cara. —Puedes limpiarlo, pero eso no cambia lo que es, Dovie. —¿Estamos hablando del apartamento o de ti, Bax? Moví mi dedo hacia abajo para que pudiera correr todo el puchero de su labio inferior. —Cualquiera de las dos cosas. Yo no voy a ser nunca un buen tipo, Pelirroja. Ella agarró mi mano en la suya y eso hizo que mi sangre se pusiera caliente cuando ella puso un suave beso en el centro de la palma de mi mano.

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Porque para mí siempre había sido todo o nada. Al igual que esta situación con ella. Podía llevar un control sobre ella, asegurarme de que todo el mundo supiera que iba a aplastarlos si se metían con ella y que mejor que no pusieran un dedo sobre ella, pero no. En cambó comenzaba ella y terminaba yo, y ella estaba empezando a parecer una recompensa por todo lo que me había perdido en los últimos cinco años. Al igual que todo lo demás en mi vida, yendo por todos los significados cuando fue mala, y

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—No, no lo eres, pero eso no significa que siempre tienes que ser un chico malo tampoco. ¿Por qué no puedes ser un poco de ambos?

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cuando todo había terminado, había una buena probabilidad de que me dejaría destrozado. No quería pensar más en eso, no quería que siguiera mirándome como si viera más en mí de lo que había, así que me incliné y la besé. No tenía que pensar bien o mal cuando ella lo hacía todo mejor.

12 dovie Traducido por Apolineh17 y Rivery Corregido por Lizzie Wasserstein

E

Sentí el roce de sus dientes sobre la sensible piel de mi cuello mientras él se inclinaba sobre mí. Se quitó la camisa por el cuello y yo fijé la mirada en el estruendoso pulso de la base de su garganta. Quería besarlo, hacerle saber que todo iba a estar bien, pero no iba a mentirle. Si él seguía con esto,

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Puse mis manos sobre las sábanas limpias que él acababa de poner sobre su colchón. Mantuve mis ojos fijos en el negro vacío arremolinándose en sus ojos y me negué a moverme, a darle cualquier tipo de reacción mientras se movía encima de mí. Su boca era demasiado dura, sus manos demasiado ásperas, y fue la primera vez desde que decidí que podía manejar el problema que él representaba, que realmente sentí que eso estaba más allá de mí. Solo aprendí que apenas había escapado de un golpe profesional en mi vida gracias al querido y viejo papá; Bax debería mimarme, tratarme con calma. En lugar de eso estaba tratando de presionarme, intentando asustarme para que le rogara que se detuviera. No iba a jugar su juego, pero tampoco iba a darle la satisfacción de ganar.

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sto no era como normalmente solía ser cuando estábamos juntos de esta forma. Había un nivel de intensidad en él, una faceta de peligro que me habría asustado si no hubiera visto la lucha que él estaba librando en esos insondables ojos. No sabía si era el lugar, la charla con su hermano o la idea de que Lord Hartman era despiadado y todos los matices de maldad lo tenían tan impaciente y nervioso, pero fuera lo que fuera, podía sentir el azote de ello a través de cada parte de mi piel que él exponía con sus manos ásperas. Estaba tratando de señalar un punto, de enseñar una lección. Solo que no creía que él supiera cuál de los dos se suponía que estaba aprendiéndola, así que en lugar de luchar contra él, en vez de añadir más leña al fuego, simplemente me quedé inmóvil. Estaba desnuda y él estaba completamente vestido, una posición en la que parecía encontrarme demasiado seguido alrededor de él.

tan pronto como hubiera terminado, iba a dejar su apartamento, dejando toda la oscuridad y el peligro que era Bax y tomar las posibilidades por mi cuenta. Sabía que Race no me decepcionaría. Solo tenía que permanecer viva el tiempo suficiente para dejarlo que llevara a cabo sus planes. Los duros músculos del pecho de Bax se presionaron contra mis suaves curvas. Mi cuerpo reaccionó. ¿Cómo no podría? Lo deseaba, lo deseaba desde el inicio, y ahora que conocía la forma en la que él usaba su boca, la manera en que utilizaba sus manos cuando quería brindar placer y luz en lugar de dolor y oscuridad, no había manera en que mis pezones no fueran a reaccionar, de ninguna forma mi piel iba a permanecer inmune a la excitación, y no había manera en que mi centro no se fuera a poner todo resbaladizo y caliente cuando él reunía mis dos manos sin vida con las suyas y las ponía por encima de mi cabeza. Utilizó su rodilla revestida por los jeans para forzar mis piernas a separarse y acomodarse en la cuna de mis caderas. Yo solo lo miraba fijamente, rogándole con mis ojos que se detuviera. Él no era Shane, no era Bax, simplemente era un frío extraño al que no le importaba que todo esto fuera un error. Me concentré en la estrella de su rostro. Debería ser fea, debería hacerlo lucir ridículo, pero en este momento sentía que era mi único instrumento de navegación en un cielo negro.

Su pecho jadeaba y se elevaba contra el mío, y tardíamente me di cuenta de que la normalmente insistente erección que típicamente sobresalía entre nosotros faltaba en este punto. Él no quería estar haciendo

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Sus labios se establecieron firmemente sobre los míos. No fue un beso tanto como un asalto. Yo era dócil. Todavía estaba quieta. Me negaba a darle lo que quería, incluso cuando estaba siendo tentada porque se sintió tan bien cuando pasó su lengua por la unión cerrada. Lo deseaba, simplemente no así.

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Él estaba esperando que lo detuviera, esperando que le dijera que hiciera lo correcto. Podía sentirlo temblar, y no porque estuviera excitado, sino porque se estaba obligando a aferrarse a mí, amenazando los ligeros hilos de tela que nos mantenían juntos. Estaba temblando de tal forma que si esas cadenas entintadas alrededor de sus muñecas hubieran sido reales, habrían estado traqueteando y golpeteando juntas. No proferí ninguna protesta cuando presionó sus labios en la parte superior de mi mejilla y los arrastró hasta llegar a mi boca. Iba a tener moretones alrededor de mis muñecas por lo fuerte que me estaba sosteniendo, y podía sentir su corazón palpitando contra el mío.

esto más que yo, pero no iba a detenerlo. Él tenía que detenerse por sí mismo, o en realidad, todo lo que había en Shane Baxter era maldad, y cada parte de él que pensé que veía cuando su guardia estaba baja, cuando me besaba, cuando me miraba como si yo fuera su recompensa, solo iba a ser un producto de mi imaginación. Él gruñó contra mí, su boca demasiado dura, demasiado feroz, y no pude evitar que una lágrima se deslizara de mi ojo. Estábamos tan cerca que él sintió la lágrima cuando esta tocó su mejilla. —Dime que me detenga —susurró sobre mi boca, la misma conversación que habíamos tenido la primera noche que puso esas diabólicas manos sobre mí. La última vez había cedido a la demanda, a pesar de que no fue mi intención. —No —susurré de regreso. —Dime que me detenga, Dovie. —Sus dedos se abrieron y se cerraron en un espasmo alrededor de mis muñecas y tuve que encogerme un poco de dolor. Vi su dilatada expresión en el aterciopelado color de sus ojos. Él no quería hacerme daño, pero tampoco podía evitarlo. —No. —Tú puedes hacer todo mejor.

atrás. Sus ojos parpadearon hacia mí y mis manos repentinamente quedaron libres y estaba haciendo palanca para quitarse de encima de mí, los músculos de sus brazos y hombros temblando. —¿No es ese el punto?

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—Tú puedes, Bax, pero si haces esto, he terminado. No hay vuelta

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Sonaba tan perdido y mi corazón se rompió por él. Era un hombre que nunca iba a tener la oportunidad de vivir una vida normal. Nunca iba a haber un trabajo de escritorio en su futuro, ningún camino simple con una redención al final. Él siempre iba a ser un hombre que tenía antecedentes criminales, era demasiado salvaje, demasiado rudo para no tener una reputación que fuera junto con su personalidad andrajosa. Era en partes iguales Bax y Shane, uno nunca iba a existir sin el otro, y él iba a tener que encontrar el balance entre los dos. No me importaba ayudarlo a averiguarlo, siempre y cuando él no me destruyera en el proceso.

Él iba a huir, podía verlo tan claro como el día. No sabía qué hacer a continuación e iba a salir huyendo. Quería asegurarse de que fuera yo quien lo hiciera, así su conciencia estaría limpia, pero no había cooperado y ahora él iba a irse corriendo y liberar toda esa emoción turbulenta en una ciudad desprevenida. Estuve tentada a dejarlo. —Bax… Pensé que iba a ponerse de pie y dirigirse hacia la puerta, pero me sorprendió al girar la cintura, atrapándome de nuevo entre su torso desnudo y la cama. Esta vez cuando me besó, fue de verdad. Sus labios se movieron sobre los míos con fuerza, pero no a manera de castigo. Cuando exigió su entrada esta vez, le permití tenerla, e incluso fui tan lejos como para envolver mis brazos alrededor de los fuertes músculos de su cuerpo. Su lengua danzó con la mía, sus dientes rasparon con la intención de excitar, no de castigar, y sus manos temblaban cuando las utilizó para empujar mi cabello fuera de mi rostro. Sus negros ojos ardían en los míos, y vi una eternidad de pesar y de remordimiento inundando los oscuros pozos. —Eres una chica agradable, Dovie. Deberías estar en cualquier lugar excepto aquí con cualquier persona menos conmigo. Esta mierda con Race y Novak, tu viejo siendo la escoria de la tierra… tú mereces mucho más que todo eso. Tu vida debería ser diferente a esto, y tarde o temprano vas a odiarme. Puse mi dedo pulgar en el centro de su labio inferior y contuve la respiración cuando tiró de él dentro de la caverna húmeda de su boca. —O tal vez lo contrario a eso. —Sus cejas se dispararon hacia arriba y utilizó su lengua para arremolinarla alrededor del borde de mi pulgar antes de soltarlo con un pop.

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Él era la segunda persona en el día que me decía exactamente lo mismo, solo que no estaba segura de que no fuera ya demasiado tarde. Simplemente había algo en él, algo que me hacía querer creer que a largo plazo, todo lo malo que hacía podría ser tratado, podría ser amado, siempre y cuando viniera con los destellos fugaces de lo bueno que él me estaba mostrando ahora.

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—No hagas eso, Pelirroja. Sería el peor error que alguna vez cometerías.

—Solo tengo veinte, Shane. Tengo toda una vida para tomar buenas decisiones. Bien podría sacar las malas fuera del camino ahora mientras todavía tengo tiempo para aprender de ellas. Atrapó la mano que había puesto sobre su corazón y miró la pálida piel que tenía tenues marcas rojas rodeándola en la forma de sus dedos. Puso sus labios en el centro de mi muñeca, justo donde el pulso estaba latiendo al mismo tiempo que el suyo. —Te lastimé y te hice llorar. Suspiré porque él tenía razón. —También me protegiste, te detuviste por mí, y me hiciste sentir hermosa y segura, lo cual es mucho más de lo que puedo decir de la mayoría de las personas en mi vida. Contigo, tomar lo bueno y lo malo, simplemente va de la mano. Se movió, de forma que su gran cuerpo se apoyó encima de mí. Inclinó su cabeza y puso un suave beso susurrado en mi clavícula. Mi cuerpo reaccionó al instante. Pasé la mano por la parte superior de su caja torácica, con cuidado de evitar la herida de cuchillo aún en carne viva. Él era tan sólido, todas las partes de su cuerpo eran reales y fuertes. Cuando no estaba siendo su peor enemigo, él era el ser más rígido y estable que había encontrado en mi vida, lo que estaba en contradicción con la forma inquieta y descuidada en que vivía su vida. —¿Es por eso que me llamas “Shane” cada vez que te llevo a la cama? —Su boca se posó en mi esternón. Creo que estaba ignorando deliberadamente los suplicantes picos regordetes de cada pecho. Cómo había cambiado de estrategia tan rápido no estaba segura, pero al igual que con cada cosa que venía de él, simplemente me agarré para el paseo.

—No voy a pretender que no me gustas más cuando eres Shane, pero Bax tiene su lugar y puedo lidiar con él, simplemente no en la cama.

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Pasé los dedos sobre la suavidad erizada de su cabeza rapada, tomándome un segundo para frotar la superficie lisa de su cicatriz.

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—Te llamo “Shane” porque eres diferente cuando estamos juntos así, más suave, menos aterrador. Siento que todos los días Bax es quien tienes que ser para sobrevivir en esta vida que has elegido vivir, pero Shane es quien decides ser cuando bajas la guardia y dejas todo en las calles.

Él se movió más abajo y besó cada uno de los huesos de mi cadera donde sobresalían hacia arriba por mi vientre ahuecado ante el contacto. Metió la lengua en el pequeño hueco de mi ombligo y puso un beso que dejó una marca en el camino de la piel pecosa que se arrastraba hasta la cima de mis muslos. Todavía estaba tumbado sobre ellos, así que no había ninguna cobertura, ninguna protección para su ardiente mirada o su boca inquisitiva y sus manos. —Solo soy yo, pequeña Dove, ni más ni menos. Su aliento golpeó la hendidura húmeda que estaba adolorida y lista para que él llevara las cosas a otro nivel. Eso me hizo estremecer y mis dedos se clavaron en el costado de su cabeza, lo que lo hizo gruñir en respuesta. —Solo tú eres un completo infierno de mucho más de lo que la mayoría de las personas pone sobre la mesa.

Luché para conseguir que mis ojos se abrieran de nuevo para mirarlo. Estaba sobre sus rodillas, trabajando en el botón de sus jeans. Juré que

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Succionó con fuerza sobre mi clítoris y utilizó sus dedos para imitar lo que quería que hiciera con esa erección que hace solo unos momentos había sido insistente contra el costado de mi muslo. Cuando hizo girar la parte plana de su lengua alrededor de ese firmemente tensionado manojo de nervios, supe que iba a estar terminado antes de que él incluso empezara realmente. Fue implacable. Estaba llevándome tan alto y tan fuerte que no había nada que pudiera hacer excepto gritar su nombre mientras cedía bajo la tensión. Sentí todo dentro de mí aflojarse y me volví laxa mientras él continuaba pasando su lengua a lo largo de los pliegues saturados y la sensibilizada carne. Sacó sus dedos y los usó para trazar patrones al azar por mi rodilla y la parte superior del muslo.

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Dejó caer la cabeza y todo lo demás desapareció. Tenía la habilidad de hacer que el tiempo se detuviera y todas las cosas horribles que se arremolinaban e invadían la vida cotidiana simplemente se evaporaran en el aire con el golpeteo de su lengua y el roce de sus dientes. No era la primera vez que usaba su boca para hacerme el amor, pero había algo en esta ocasión, algo en él que la hacía diferente. Estaba tratando de disculparse, tratando de enmendar su anterior intento deliberado de asustarme. Era respetuoso, dulce y, oh, Dios mío, estaba minuciosa e intensamente concentrándose en asegurarse de que sentía lo que estaba haciendo en cualquier otra parte de mi cuerpo. Estaba tan emocionalmente nerviosa que casi lo empujo lejos, pero se sentía tan bien y sabía que no había manera en que él fuera a dejarme ir de todos modos.

nunca en mi vida nada sería tan caliente como Shane Baxter desnudándose y preparándose para trabajar sobre mí. Mi corazón perezoso saltó cuando la parte superior de esas banderas hizo su aparición. La mirada en su rostro después de que me hacía correrme siempre era la misma mezcla de satisfacción masculina y apreciación, como si le hubiera dado algún tipo de regalo permitiéndole hacerme venir. Siempre le hacía algo a mi esencia misma el darme cuenta que para él esto era algo especial, que yo era algo más de lo que estaba acostumbrado. Empujó la mezclilla fuera de los duros globos de su culo pero no antes de entregarme un envoltorio de papel aluminio y decirme que me pusiera a trabajar. Estaba letárgica, somnolienta por el orgasmo y la confusión emocional de la noche, pero quería poner mis manos sobre él, quería cruzar este último puente en el lugar que lo había hecho ir tan profundamente dentro de mí. Estaba completamente en el mundo de Bax ahora, no había más pretender que estaba esperando mi momento al margen hasta que Race diera la cara. Puse el látex sobre él, me tomé un minuto para apreciar la cálida longitud y la supurante cabeza, pero él había terminado haciéndolo agradable, y a pesar de que todavía estaba extra sensible y no completamente receptiva, se deslizó dentro de mí. Fue un ajuste apretado y nos hizo jadear a ambos. Se mantuvo por encima de mí sobre sus brazos rígidos y bajó la mirada hacia mí mientras envolvía mis piernas alrededor de su cintura y mis brazos por la amplia extensión de sus hombros tatuados. —¿Estás bien? El que preguntara significaba todo y saqué lo último del letargo de mi sangre. Me arqueé contra él y clavé mis talones en su culo para conseguir que se moviera.

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Maldijo y vi algunas de las sombras salir de sus ojos. Se hundió hasta el fondo y me sentí consumida por él. Cada parte de él era caliente donde nos tocábamos, y el arrastrar y tirar de su implacable carne contra mis temblorosos músculos internos me tenía fuera de control otra vez. Marcó un ritmo que fue brutal y todo sobre conseguir el máximo placer. No estábamos conectados en ningún otro nivel más que el físico. Demasiado había quedado al descubierto esta noche, y esta era la única manera en que podía ser.

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—Mejor que bien.

Me besó con fuerza y me aferré a él para permanecer anclada a esta cama en este lugar, de lo contrario caería lejos y no sabía si podía encontrar mi camino de regreso. Pasó su mano hacia abajo por mi espalda arqueada y se apoderó de mi culo en un agarre desesperado. Nuestros pechos se frotaban con tanta fuerza que mis ya adoloridos pezones en realidad dolían ante el contacto y nuestras bocas chocaban repetidamente. Casi era violenta, la forma desquiciada y desesperada en que nos estábamos moviendo juntos. Susurró mi nombre contra mis hinchados e inflamados labios y supe que él iba a terminar antes que yo. Si era posible, sus embestidas se volvieron más frenéticas, sus manos más codiciosas, y pensé que iba a tener que sostenerlo a través de la tormenta, cuando de repente esa mano astuta que había estado apretando mi trasero se coló entre mis piernas y se enganchó alrededor de mi clítoris. Vi estrellas y entonces creo que perdí el conocimiento durante unos segundos, porque él me besó de nuevo y entonces mi cabeza explotó. Lo escuché gemir y sentí un poco de tensión salir de su enorme cuerpo, pero yo estaba en otro mundo. Estaba en un mundo en donde yo solo era una chica y él simplemente un chico, y no teníamos problemas con mafiosos y hermanos desaparecidos persiguiéndonos en cada esquina. En este mundo, solo estábamos autorizados a ser felices y envolvernos entre nosotros, y la realidad de que esto tenía un tiempo límite no existía. Dejó caer su frente sobre la mía y tuve que concentrarme realmente mucho en escuchar lo que me estaba diciendo. —Nunca consideré que podrías terminar siendo la que me hiriera antes de que todo esto fuera dicho y hecho, Pelirroja. Suspiré y tiré de él hacia abajo, así podía envolverme alrededor de él.

Pasé mis dedos sobre cada definida vertebra de su columna. Suspiré de nuevo y acaricié la curva de su hombro. —Lamentablemente, no.

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—Como si eso fuera a funcionar para nosotros.

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—Simplemente podríamos tratar de no herirnos entre nosotros, Bax. Así es como la gente que se gusta normalmente funciona.

—Tenemos esto ahora mismo. He aprendido a apreciar lo bueno mientras tú estés en ello. Bostecé y traté de acurrucarme en él, a pesar de que él no parecía querer descartar el pensamiento. —Con nosotros, eso es todo lo que podemos pedir. Murmuró algo en las ondas salvajes de mi cabello pero estaba demasiado mareada emocional y físicamente para mantenerme al día con él. Cerré los ojos, y la última cosa que escuché antes de quedarme dormida fue a él diciéndome que entre todas las cosas que pensaba que yo merecía, alguien mejor que él estaba en lo alto de esa muy larga lista. No estaba segura de qué fue lo que me despertó unas horas más tarde. Estábamos frente a frente. Él tenía un brazo enroscado alrededor de mis hombros y yo estaba usando el interior de su otro brazo como almohada. Tenía mi brazo libre doblado a lo largo de sus costillas y había lanzado una de mis piernas por encima de su delgada cintura en algún momento de la noche. Apenas había espacio entre los dos. Su pecho desnudo subía y bajaba a un ritmo constante, como si todavía estuviera profundamente dormido. Pero cuando abrí mis pesados ojos, lo primero que vi fueron sus enormes ojos oscuros enfocados inquebrantablemente en mi rostro.

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Se dio la vuelta tan rápido que casi me derribó al suelo. Le grité que se detuviera, aterrorizada de que Race disparara el arma por accidente, pero ninguno de ellos estaba escuchándome. Bax agarró el cañón de la pistola que mi hermano había presionado contra su cabeza y lo empujó hacia arriba y atrás hacia la sorprendida cara de Race. Ahora sabía que Race no era ningún tipo de santo, pero de ninguna manera iba a estar a la altura de Bax. Tal vez antes de que su mejor amigo hubiera sido enviado a

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Iba a preguntarle qué pasaba, qué había ocasionado que nos despertáramos, cuando me di cuenta del aún más oscuro cañón de un arma apuntando directamente a la sien de Bax. Me desperté porque ya no estábamos solos en el apartamento de mierda y una amenazante figura tenía un arma apuntando a la cabeza de Bax. Contuve la respiración y abrí la boca para gritar por reflejo cuando la sombra armada se movió de repente y un débil resplandor de la luz de la luna iluminó un rostro familiar y destelló el cabello rubio dorado. Iba a soltar el nombre de mi hermano e iba a preguntarle qué demonios pensaba que estaba haciendo, pero nunca tuve la oportunidad porque Bax repentinamente fue una ráfaga de movimiento. Al igual que lo había hecho desde el inicio, se puso entre mí y cualquiera que la supuesta amenaza pudiera ser.

la cárcel estuviesen igualados, pero ahora Bax tuvo cinco años para alimentar su furia. Cinco años de pérdida para devolvérsela a Race, y no parecía importar que estuviera completamente desnudo. Ambos emitieron un sonido que era más animal que humano, y lo siguiente que supe, fue que el arma yacía en la cama junto a mí y que estaban tratando de hacerse pedazos el uno al otro con sus propias manos. Me levanté con dificultad y me puse lo primero que pude encontrar, que resultó ser la sudadera de Bax. Me subí la cremallera y agarré el arma antes de que cualquiera de ellos pudiera recordar su existencia. Primero llamé a Race por su nombre y luego a Bax, solo para ser ignorada por los dos. Los sonidos de los pesados puños golpeando carne y el olor cobrizo de la sangre pronto llenaron el pequeño espacio. Ni siquiera traté de advertirles cuando la pelea se trasladó desde el espacio cerca de la cama hacia la base del televisor. La pantalla plana no era rival para dos hombres furiosos, ambos de más de un metro ochenta de alto y al parecer con la intención de destruirse el uno al otro.

—Vuelvo en un minuto. Si los vecinos llamaron a la policía, voy a decirle a Titus que fue una falsa alarma. —Le lanzó una mirada cortante de

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Me obligué a mirar por encima del hombro de Bax para asegurarme de que mi hermano seguía respirando. Lo estaba, pero no parecía feliz, y tan pronto como Bax se apartó de mí, Race le lanzó sus pantalones y le ladró que se vistiera si iba a estar tan cerca de mí. Bax le sacó el dedo y rebuscó en el bolsillo de la sudadera que yo llevaba por sus cigarrillos. Me miró a mí cuando habló y no a Race.

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Hice una mueca cuando Race descargó un sólido golpe en las costillas ya magulladas de Bax y luego tuve que cerrar los ojos con fuerza cuando Bax contraatacó estrellando su codo repetidamente en el pómulo de Race. Los dos estaban ensangrentados, e incluso en la oscuridad pude ver las frías miradas en sus caras. Esto no iba a terminar a menos que hiciera algo al respecto. Por desgracia, no tenía ni idea de lo que debía ser ese algo. Metí las manos en mi cabello, cerré los ojos y grité tan alto y tanto tiempo como pude. Si su pelea no había llamado la atención de los vecinos, mi aterrador alarido seguramente lo haría. Grité hasta que mi garganta estuvo en carne viva, hasta que las lágrimas calientes bajaron ardiendo por cara, hasta que pensé que iba a desmayarme por la falta de aire en mis pulmones, y no me detuve hasta que un par de brazos se envolvieron a mí alrededor y me atrajeron. Dado que el pecho contra el que me desplomé estaba desnudo y resbaladizo con sangre y sudor, supe que era Bax y no mi hermano quien me había recogido.

advertencia a mi hermano—. Si ella está llorando cuando vuelva, no me detendré la próxima vez. —¿Quién eres tú para amenazarme por mi hermana, Bax? Se suponía que la protegerías, no te la follarías. Bax gruñó e hizo un movimiento como si fuera a volver por Race, así que puse una mano en su antebrazo y levanté el brazo para limpiar un hilo de sangre que se arrastraba fuera de su nariz con el borde de mi pulgar. Negué con la cabeza, y con los ojos, le rogué que lo dejara ya. Debió haber funcionado porque se metió el extremo del cigarrillo en la boca y se dirigió hacia la puerta. —Bueno, tal vez deberías haber dejado instrucciones escritas con alguien antes de escabullirte, dejándola sola para tratar con la mitad de The Point intentando ponerle las manos encima para conseguir tu estúpido culo. Lo siento, pero como siempre yo no estaba en tus malditos planes, Race, así que simplemente me inventé mis propias reglas sobre la marcha. —Eso es lo que siempre haces, Bax, y mira dónde terminaste. Vi la mandíbula de Bax apretarse y sus manos enroscarse en puños.

Suspiré y me acerqué a la diminuta cocina para conseguirle un trapo húmedo para limpiarlo. —¿Dónde has estado?

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Cuando la puerta se cerró con un violento golpe, encendí la luz del techo y finalmente miré a mi hermano mayor. Se había dejado caer en el raído sillón y se veía tan demacrado y desgastado como su ropa deshilachada. Era un tipo grande, no tan voluminoso como Bax, pero donde quiera que hubiera estado, no había estado cuidándose mucho en el último mes. Sus mejillas parecían ahuecadas, tenía el cabello desordenado adornando su hermoso rostro, y sus ojos, idénticos a los míos, estaban demasiado oscuros. Además de la pérdida de peso, el desaliño general de su ropa y de su cabello normalmente peinado perfectamente, ahora había una herida en la mejilla, la ceja estaba abierta, y había manchas resecas de sangre a lo largo del dorso de ambas manos.

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—No sin algo de ayuda, Race. —Levantó su mirada hacia mí e hizo que mi corazón se hundiese al ver que todas esas turbulentas sombras estaban de vuelta firmemente en su lugar—. Ahora vuelvo. —No estaba segura de si eso era una amenaza a mi hermano o una promesa para mí, pero de cualquier manera me puso la piel de gallina a lo largo de los brazos.

—¿Qué estás haciendo en la cama con Bax, Dovie? ¿Tienes alguna idea de lo que es capaz, de qué tipo de hombre es? Nunca te habría dejado sola si hubiera pensado que serías tan tonta como para terminar acostándote con él. Apreté los dientes y le tiré el trapo. Entrecerré los ojos hacia él mientras me apoyaba en la encimera y lo observaba. —Me dejaste sola después de que me dieran una paliza y me dijiste que lo esperara a él, Race. ¿Quién eres tú para aparecer ahora y juzgar lo que está pasando aquí? Sus ojos, tan parecidos a los míos, se encendieron oscuros con ira y culpa. —Tuve que dejarte. Ellos simplemente habrían seguido llegando y tenía que averiguar en quién podía confiar. —Me habrían agarrado para llegar a ti, Race. ¿Siquiera te importa? Se metió las manos en su cabello dorado y comenzó a pasearse por delante de mí. —Por supuesto que me importa. Cada movimiento que he hecho ha sido para mantener a todo el mundo a salvo. Sabía que Bax te encontraría. Se interpondría entre tú y Novak. Crucé los brazos sobre mi pecho y me puse a su altura con una mirada. —¿Y si no lo hubiera hecho? ¿Y si no hubiera salido de la cárcel y tenido éxito? Es un gran riesgo el que tomaste con mi vida sin hablar conmigo al respecto, Race.

—Eso fue antes de que supiera que iba a caer tan bajo para vengarse de mí. —¿De qué estás hablando?

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—Creía que era como tu hermano, tu mejor amigo. ¿No fue por eso por lo que me dijiste que confiara en él si aparecía? Aunque diera miedo, aunque pareciese peligroso, me dijiste que confiara en él.

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—Conozco a Bax. —Su mirada se desvió a la cama deshecha—. Al menos pensé que lo hacía.

Se puso de pie pesadamente y empezó a caminar hacia atrás y hacia adelante. —Nunca pensé que se acostaría contigo para vengarse de mí por haberlo enviado a la cárcel. Aspiré una bocanada de aire con tanta fuerza que me dolió. Negué con la cabeza y le fruncí el ceño a Race. A pesar de que lo echaba de menos y estaba preocupada por él, no iba a dejar que llegara tan campante y empezara a enredar las cosas. —No lo hizo. No supo de la trampa hasta esta noche cuando acorraló a Lord Hartman. Sospechaba que tenías algo que ver, que estuviste involucrado de alguna manera, pero le exigió a Titus la historia real esta noche. Me llevó a la cama mucho antes de eso, Race. —Jesús, Dove, no necesito los detalles. —Entonces deja de ser un idiota. Apuntaste con una pistola a la única persona en el mundo a la que le importa una mierda donde has estado y si has estado bien aparte de mí. —No esperaba encontrarte desnuda, en la cama con él. —¿Esto justifica ponerle una pistola en la cabeza después de todo por lo que ha pasado ya? Los ojos de Race giraron rápidamente hacia mí y luego los cerró con fuerza y restregó los puños en ellos. —Estás enamorada de él. Levanté un hombro y lo dejé caer.

—¿Estás bien?

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La puerta del apartamento se abrió y Bax entró con paso airado sin lucir menos molesto y maltratado que cuando se fue. A su cara le había ido mejor que a la de Race, pero su herida de cuchillo estaba abierta entera de nuevo y la costra parecía algo sacado de una película de terror. Se dirigió hacia donde yo estaba. Puso un dedo bajo mi barbilla, elevó mi cabeza y me miró fijamente.

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—Tal vez un poco. En cualquier caso, ha estado aquí y ha hecho lo que pretendías que hiciera. Benny, Novak... ninguno de esos tipos ha conseguido acercase a mí, y quieren hacerlo debido a que lo que sea que estás haciendo está poniendo muy nervioso a todo el mundo, Race.

—Estoy bien. Tienes que volver a cubrirte el costado. Miró hacia abajo donde estaba goteando sangre continuamente y se encogió de hombros. —No me matará. Tomó una posición similar a la mía, cruzó los brazos sobre el pecho y miró a mi hermano. —Entonces, Race, ¿por qué no nos cuentas qué pruebas tienes contra Novak que es suficiente para que te quiera vivo, a pesar de que amenazaste con acabar con él? ¿Por qué no le explicas a tu hermana por qué la trajiste de vuelta aquí, sabiendo que todo el mundo iba a estar buscándote por todas partes? Race murmuró algo entre dientes y se dobló de nuevo sobre la silla. Juntó las manos delante de él y miró algo en el suelo entre sus pies. —La noche que agarré al viejo, sabía que de ninguna manera ibas a matarlo y que de ninguna manera Novak iba a dejarlo vivir. Coloqué un montón de cámaras inalámbricas de control remoto en el punto de encuentro. Bax negó con la cabeza. —Bastardo inteligente.

Echó la cabeza atrás hacia techo y miró el yeso pelado mientras Bax se movía inquieto junto a mí. —Estaba todo listo para entregarle las imágenes a Titus cuando el idiota de mi padre decidió hacerme saber que había estado lavando todo el dinero de Novak durante los años que me había ido. No me mantuve

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—Sí, solo que las imágenes están borrosas. Puedes distinguir que es Novak, puedes verlo apretar el gatillo, pero luego todo se volvió un poco loco porque saliste disparado en el Aston Martin. Se suponía que debía quedarme y darle las imágenes a Titus, y se suponía que Novak tendría que irse por asesinato, solo que nada de eso sucedió. Después de que fueras a la cárcel, Novak me dijo que si no me largaba iría por Dovie y por ti tras las rejas. Le dije que no quería meterse conmigo, pero no quise mostrar mi mano demasiado pronto. Cuando supe que salías y que podías protegerte a ti mismo, supe que era hora de volver.

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Race exhaló otro suspiro.

mucho en contacto con mis padres hasta que llegó Dovie y volví a The Point. No sabía cómo se había enredado todo. No sabía cómo desmantelar a Novak sin arrastrar a mi padre con él por las arenas movedizas. Bax gruñó ante eso y le preguntó con frialdad. —¿Qué tiene que ver tu viejo con nada? Trató de lanzar un ataque sobre Dovie así que, ¿qué te importa si se lo tragan las arenas movedizas? Race maldijo. —No es el viejo, sino mi mamá. Probablemente no sobreviviría teniendo todo esto desentrañándose sobre ella. Papá en la cárcel infringir leyes anti lavado de dinero y la hija ilegítima de papá puesta en su cara. Por no hablar de que Novak probablemente la mataría solo para mantenerme en la línea. —¿Por qué trajiste a Dovie de vuelta aquí? ¿Por qué arriesgarte si estabas a salvo en otra ciudad? —Nunca iba a estar a salvo. Novak siempre iba a usarme para burlarse de ti. No es estúpido, Bax. Él sabía que la primera cosa que harías cuando salieras de la cárcel sería tratar de encontrar las respuestas. Sabía que vendrías detrás de mí. Volví para demostrarle que no estaba asustado, no importa lo terrible que sea este lugar, sigue siendo mi casa. Quería que supiera que se le estaba agotando el tiempo y quería estar más cerca de Titus porque ahora mismo es la única persona en quien confío.

—¿Qué quieres decir con que no querías dejar a Dovie sola? La dejaste sola después de que Benny le diera una paliza. —Bax sonaba furioso al respecto y Race tuvo la gracia de sonrojarse y mirarme con

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—No podía dejar Dovie sola, así que tuvo que venir conmigo. Estaba esperando hasta que fuese mayor y saliera de la escuela secundaria. Yo quería que tuviera suficiente tiempo para encontrar sus cimientos aquí antes de que la mierda golpeara el ventilador. Siento que todo se ha quedado en animación suspendida, todo en pausa solo esperando a que salieras de la cárcel. Es como si el tiempo se hubiera quedado parado y todo se reduce a ti y Novak, a este momento. —Le dio a Bax una mirada muy penetrante, que lo hizo moverse incómodo—. Además, sabía que si me pasaba algo, estarías aquí, Titus estaría aquí. Ella ya no tiene que estar sola nunca más en su vida. Hay familia aquí en The Point, por mucho que puedas intentar olvidarlo.

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Miró a la cama y luego me miró a mí.

remordimiento. Sabía cómo funcionaba la cabeza de mi hermano. Siempre estaba tratando de desmontar las cosas y averiguar lo que las hacía funcionar. Esta situación no era diferente. Para Race, yo era un eslabón en la cadena de lo que fuera que Novak planeara. Debería ofenderme, enfadarme, pero por ahora como que me estaba acostumbrando a ser el medio para un fin para hombres jugando juegos peligrosos que no entendía totalmente. —Lo sé y lo siento. Pero algo extraño sucedió cuando fui al complejo de Novak, algo que cambió el curso de lo que está pasando aquí. Pude sentir a Bax ponerse tenso, incluso con el espacio entre nosotros y podía sentir el calor de la ira saliendo de él. —¿Qué pasó? Los ojos verdes de Race se movieron rápidamente entre nosotros y luego aterrizaron pesadamente en su amigo. —Nada. No pasó absolutamente nada. Entré allí gritando acerca de una cinta escondida con un fusilamiento. Lancé palabras como “federales” y “una vida tras las rejas” y Novak simplemente me miró como si fuera una molesta mosca zumbando alrededor de su cabeza. Sabía que yo confiaba en regresar aquí, que creía que tenía ventaja. Y creo que maltrataron a Dovie para averiguar qué tenía porque ibas a ser liberado, pero luego salí del complejo sin apenas un rasguño. No cuadraba. Los dos sabemos que debería haber terminado con una bala entre los ojos.

Su mirada volvió a Bax y exhaló un profundo suspiro. —Siento como si fueras el premio justo en el centro del tablero de juego, Bax. Solo que no sé qué movimientos está haciendo Novak para agarrarte.

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—Solo pretendía estar lejos un día o dos, para ver cómo iban a desarrollarse las cosas. Pasé la noche con Carmen unas cuantas noches, pagué a Lester unos cuantos dólares para que estuviera alerta, e imaginen mi sorpresa cuando no aparecieron ni Benny, ni Novak. No tenía sentido, así que quise investigar un poco más. Algo más está pasando y he pasado las últimas semanas tratando de averiguar qué era. Es como un juego gigante y la única persona con las reglas es Novak.

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Di un grito ahogado ante la imagen tan gráfica y Race desvió la mirada hacia mí con una mueca de dolor.

Tragué saliva y quise apoyarse sobre el costado de Bax, pero no quise provocarlos ni a Race ni a él de nuevo. Simplemente iba a tener que consolarme a mí misma. Exactamente como siempre lo hacía. Me froté los brazos hacia arriba y abajo en la suave tela de la sudadera y miré hacia atrás y adelante entre los dos hombres. —¿Y ahora qué? —No lo sé. Por eso que vine a encontrar Bax. No puedo quedarme escondido, porque tarde o temprano Benny va a venir detrás de ti para hacer un movimiento de una forma u otra. Te atrapará para conseguir que salga de mi escondite; cualquiera que sea el plan de Novak, quiere que yo sea parte de él. Saben sobre la cinta ahora. Le dije que si alguna vez se acercaba a ti de nuevo después de que te golpearon, la enviaría a los federales. Creía que era por eso por lo que han estado buscándome pero ahora no estoy tan seguro. Nadie sabe dónde está la cinta además de mí. Novak tiene a policías comprados, tiene ojos en todas partes. He pasado las últimas semanas tratando de averiguar dónde acaba su alcance. —Su cabeza rubia decayó un poco y sus hombros se hundieron—. No sé en quién podemos confiar más allá de Titus. Todos estábamos callados, el peso de tener que lidiar con todas y cada una de las maquinaciones de Novak pesaba en la habitación que nos rodeaba. Podía oír la respiración constante de Bax, pude ver el miedo y la ira estampada en el rostro de Race, y pensé que Bax tenía razón, me merecía más que esto en la vida. Bax se apartó de la encimera y se restregó las manos con fuerza sobre el cuero cabelludo. Me miró y luego a Race. —Dame la cinta. Hice una mueca y Race frunció ceño.

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—¿Qué otra opción hay? Novak ya la tiene dura por mí. Él nunca te habría involucrado a ti o a Dovie en cualquiera de sus maquinaciones si él no quisiera tenerme con el agua al cuello Es mi culpa. Rompo la ley. Robo mierda y termino atado a tipos como él. Ninguno de ustedes dos tiene que sufrir por ello nunca más. Éste es mi enredo, yo lo limpiaré. Tanto si se trata de la cinta y el chantaje o de algo completamente distinto.

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—¡No! —grité asustada por la seguridad de Bax, Race gritó de indignación. Bax se limitó a negar la cabeza.

Lo agarré. No pude evitarlo. Puse mis manos alrededor de su bíceps, pero al igual que cuando pensé que iba a huir de mí antes, yo ya podía ver las barreras oscuras plegándose cuando miró hacia mi cara de pánico. —¿Entonces qué?¿Vas a ofrecerte como el chivo expiatorio? Eso no resuelve el problema, solo te coloca en la línea de fuego en vez de a Race. —Sí, Bax. Te seguí voluntariamente por este camino. No tuviste que arrastrarme gritando y pataleando. Yo sabía que estaba mal, sabía los riesgos que estaban tomando, y ya renunciaste a suficiente en esta pesadilla. Novak es mi problema. Bax maldijo y creo que mi corazón empezó a fracturarse cuando se desenredó de mi fuerte abrazo deliberadamente. —Novak es el problema de The Point. Tragué de nuevo todas las cosas ácidas que sentía, el sabor amargo de Shane desapareciendo detrás de todo lo que Bax era delante de mis ojos. —¿Y tienes que ser tú el que se encargue de ello? —Era una pregunta estúpida para hacer y casi me ahogué con ella. No había nada en sus ojos cuando me miró, era de nuevo ese extraño peligroso del que estaba asustada y fascinada a partes iguales. Sacó la artillería pesada, contra la que Race no podría argumentar de ninguna manera. Yo sabía que, simplemente así, la batalla había terminado.

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Quería discutir, quería que Race protestara, pero se limitó a asentir, y de esa manera, todo cambió. Yo no era la amante de Bax, su amiga o su compañera en el objetivo común de encontrar a Race; era solo una chica y él era solo un chico y este era el tipo de vida que vivíamos en The Point. Nadie tiene un final feliz, y debería haber sabido que yo no era la excepción a la regla.

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—Fui a la cárcel por ti, Race. Me pasé cinco años odiándote, estando decepcionado de ti, y convenciéndome a mí mismo de no matarte cuando saliera. Podría entender por qué tenías que hacerlo, pero son cinco años que no recuperaré y estás en deuda conmigo por ello. Dame la puta cinta y déjame manejar a Novak. Mantienes a tu hermana a salvo y te aseguras de que nada más de esta mierda despreciable la golpeé de nuevo.

13 Bax Traducido por fleurence20 Corregido por Lizzie Wasserstein

D

Race miró toda la cosa con el ceño fruncido, y cuando le dije que si algo le sucedía a ella yo personalmente lo haría responsable, en vez de volverse ofendido u hostil, se limitó a asentir con la cabeza solemnemente y me dijo:

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Por supuesto que iba a tener que quitarme de mi boca el sabor amargo de la última mirada que Dovie me había dado antes de hacer algo. Podía verlo en sus ojos; ella quería que yo le pidiera que se quedara conmigo, para cambiar de opinión acerca de entrar en la boca del lobo. No podía hacerlo. No solo porque ella podría consumirse viva si tratara de estar a mi lado, sino porque esta noche había estado a punto de cruzar una línea que nunca me hubiera imaginado a mí mismo atravesando. Se metió debajo de mi piel, me dieron ganas de hacer las cosas diferentes, pero no iba a ser posible, por lo que la puse en el asiento del pasajero del Mustang '66 color cereza de Race sin un beso de despedida y cerré la puerta. Vi sus ojos cuando se volvieron del color del bosque hasta el color del cielo en la noche, y se torció algo dentro de mi pecho con tanta fuerza, que pensé que iba a caer en mis rodillas.

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ebería haber sabido que Gus sabía más de lo que dejaba ver. Ese viejo loco no dejaba que nada se le escapara, y yo debería haber estado más alarmado por el hecho de la desaparición de Race de lo que estaba. Al final resultó que, mi amigo estaba escondido en el apartamento que Gus mantenía encima del garaje, por razones personales. Razones que involucraban más de una novia y una esposa celosa. Race había estado justo debajo de la nariz de Novak todo el tiempo, tan cerca que realmente va a agrietar su culo cuando todo termine. El cabrón lo tenía bien merecido. Eso es lo que ocurría cuando un solo hombre trataba de jugar a ser Dios sobre la vida de tantas otras personas. Yo no podía esperar a reír en su cara y poner la bota en la parte posterior de su cuello.

—Entiendo, Bax. Ten cuidado. No había tal cosa como el cuidado al jugar a la ruleta rusa con un tipo como Novak, así que no me molesté en responder. Encendí un cigarrillo y vi como las luces traseras desaparecían por la esquina. Ya estaba cerca del amanecer y no había vuelto de nuevo a la cama, no después de tener un arma en mi cara y la pelea que siguió con Race aun latiendo en mi sangre. Además, me sentí como si me ahogara en la decepción que sentía sangrando fuera de Dovie mientras se alejaba. No podía pretender que no importaba, pero yo tampoco podía fingir que no sabía que necesitaba algo mejor que lo que iba a terminar llevando a su camino. Ella no necesitaba pasar un segundo de su tiempo visitando una tumba o la cárcel, y aquellas eran casi las únicas dos opciones que ella iba a conseguir si seguíamos yendo en la dirección que estábamos juntos. Saqué mi teléfono de mi bolsillo trasero, y por tercera vez, que era más de lo que he hecho en toda mi vida antes, llamé a mi hermano. Él no respondió de inmediato, por lo que terminé el cigarrillo y volví a subir al apartamento ahora destrozado completamente. Realmente no había querido hacerle daño a Race, pero nadie iba a sacarme una pistola e irse a la ligera, incluso si pudiera entender su disgusto por encontrarme desnudo y totalmente envuelto alrededor de su hermana. Eso no era algo en lo que un hermano mayor quisiera andar. Me desnudé y preparé para enjuagar toda la noche en una ducha hirviendo cuando mi teléfono decidió sonar desde la otra habitación. Suspirando, me envolví una toalla alrededor de mi cintura y me fui a contestar la devolución de llamada.

—Tengo la memoria. No pensé que iba a necesitar más información que eso, y no me equivoqué. Le oí aspirar una bocanada.

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Titus sonaba molesto y no podía culparlo. Él había cancelado la caballería cuando los vecinos habían denunciado la perturbación antes. Él estaba molesto, Race había aparecido de la nada, y aún más enojado cuando le dije acerca de la llamada de atención de nueve milímetros. Creo que él estaba empezando a arrepentirse de forzar esta cosa vínculo fraternal cuando él sabía bien que solo me importaba el tiempo que podía usar a mi favor.

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—¿Y ahora qué?

—¿Race te dio el video? —Una copia del mismo. Está almacenado en un disco duro en algún lugar de la tienda de Gus, que es donde ha estado todo este tiempo, por cierto. Titus juró. —Debería haber sabido que ese viejo bastardo sabía más de lo que dejaba ver. —Eso es lo que pensé cuando me lo dijo. —Así que vas a pasar el vídeo a través de mí para que pueda detener a Novak. —No lo dijo como una pregunta. Fruncí el ceño a mi reflejo desigual en el espejo sobre el lavabo del baño. Cada semana desde que me habían dejado escapar, yo había conseguido encontrarme a mí mismo en algún tipo de altercado físico. Mi vida era violenta, llena de sangre e incertidumbre, y no había lugar en él para una chica como Dovie, incluso si ya me sentía como que había un agujero donde había estado. —Voy a acabar con Novak. El silencio encontró la declaración audaz, pero no me esperaba nada menos. Mi hermano era un ciudadano respetuoso de la ley, un policía, un hombre que veía las cosas claramente como correctas o incorrectas, por lo que nunca podríamos operar en la misma longitud de onda. Su mundo era todos los tonos sólidos de color blanco y negro; el mío era un gris fangoso, teñido con tonos vibrantes de rojo y verde. Rojo para la sangre, verde para el dinero sucio.

Mis cejas se alzaron. —Claro, por qué no. Habíamos hecho planes para reunirnos en una cafetería cerca de la zona de trabajo de Titus, y terminé tratando de lavar el recuerdo y el olor de Dovie fuera de mi piel. El corte de mi costado estaba abierto de nuevo y

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—¿Quieres tomar el desayuno en pareja?

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Me sorprendió que no se lanzara inmediatamente en una conferencia o dame evasivas acerca de cómo trabajaba la ley para manejar a Novak, para proteger a The Point. En su lugar, refunfuñó algo obsceno y preguntó:

Race había conseguido un par de buenos golpes en las costillas, por lo que se movía un poco más lento de lo normal. No fue hasta que fui a vestirme, que me di cuenta que Dovie se quedó aun envuelta en mi nueva sudadera con capucha. No quería admitir que la idea de ella aferrándose a algo mío hizo a algo en mi interior tranquilizarse. Nunca había sido posesivo de nada en mi vida, aparte de mi auto y mi amistad con Race. Lo que yo sentía por Dovie triunfaba sobre todo. Se sentía como la esperanza y la promesa y todas las cosas en la vida que nunca había imaginado se aplicarían a mí. Encontré un lugar donde dejar el Runner que pensé que sería discreto y no llamaría la atención a mí o a mi hermano. Titus ya estaba sentado en una cabina en la parte trasera, un menú de plástico cubriendo su cara. Movió el borde del mismo al lado cuando me senté frente a él y gruñó un saludo hacia mí. Parecía cansado y más viejo que sus veintinueve años. Sus brillantes ojos azules estaban bordeados de rojo y su cabello oscuro parecía que había usado aceite de motor y un ventilador de techo para modelarlo. Él también había abandonado su desgastada camisa blanca de policía y corbata. El individuo que sentaba frente a mí parecía que podía darme una carrera por mi dinero en el pozo de Nassir, o ser encontrado con una escopeta junto a mí impulsándome a un paseo. Siempre tuvimos un tipo de parecido, aparte del color de los ojos, pero ahora no se podía negar que teníamos el físico de la misma estirpe. Él parecía tan áspero y peligroso como normalmente yo lo era. La camarera se acercó y Titus le pidió que dejara la taza de café que sostenía. Ordenó un desayuno masivo y yo solo tomé un poco de tocino y huevos. No tenía hambre, estaba ansioso por poner a rodar la pelota. —¿Qué pasa, Oficial King? Él me cortó con un vistazo.

—¿Cuál es la historia contigo y ella de todos modos? Ella realmente no me parece que sea su tipo. Mastique un pedazo de tocino y le di una mirada de consideración. —¿Cómo sabes cuál es mi tipo, Titus? No es como si estuvieras allí cuando finalmente me di cuenta de lo que eran las chicas.

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—Lo sé. Él me ha puesto las costillas aún peores. No puedo decir que lo culpo. Estaba sobre Dovie, y no había ropa involucrada.

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—Race golpeó la mierda de ti. Tienes un malvado moretón en el lado de tu cara.

Él me miró y frunció el ceño, su taza de café se quedó inmóvil a medio camino de su boca. —El hecho de que yo no estuve cerca no quiere decir que no estaba vigilándote. Si no hubiera metido un dedo en el pulso de los delitos y faltas del infame Shane Baxter, tu culo hubiera estado en la cárcel mucho antes de cuando cumpliste los dieciocho años. Yo había tenido roces con la ley y desde que tenía edad suficiente para recordar, pero en realidad, la suerte siempre había estado a mi lado. Claro, me pasé un mes o dos en el reformatorio y estaba mucho más familiarizado con la parte trasera de un auto patrulla de lo que nadie debería estar, pero mi expediente estaba casi limpio, excepto por la última gran cagada que me había mantenido bajo llave durante cinco años perdidos. —¿Por qué? ¿Por qué interferir? ¿Por qué fingir que te importaba cuando estabas siendo el súper policía? Esas dos cosas no parecen ir de la mano. —Porque eres mi hermano pequeño y siempre has sido un dolor en el culo. Me preguntaba todo el tiempo si las cosas habrían sido diferentes si mamá hubiera conseguido mantener su mierda junta cuando eras más joven. Me pregunto si nunca te habrías visto obligado a robar, obligado a romper la ley, si hubieras deseado acabar de terminar la escuela y ser como un imbécil regular como la mayoría a los veintitrés años. Solté un bufido. —Lo dudo. Titus sonrió alrededor de la taza de café. —Sí, tampoco creo eso. ¿Entonces sobre la chica?

—Shane… —Estaba muy cansado de que la gente me llamara así. Sentía como si cada vez que lo hacían fueran erosionando la armadura de

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—Ella es dulce y caliente. Creció de la misma manera que lo hice, duro, pero eso pareció no tocarla en absoluto. Ella es tan leal como jamás he visto que una persona sea, y en este momento ella está justo en el centro de este lío con Novak. La envié con Race porque no sé dónde más estará a salvo. Una vez que deje que Benny sepa que tengo el video, se lo dirá a Novak y todas las fichas de dominó van a empezar a caer.

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Gruñí y me recosté en la cabina.

acero sólido que era Bax—. Necesito que te tomes un segundo y mires esto desde el otro lado de las cosas, por una vez en tu vida. Sé que para ti es más fácil entrar con armas de fuego, dispuesto a provocar un motín, pero yo te digo que no es así como las cosas van a funcionar. Quité la mirada de él y observé por la ventana sucia de la cafetería. —Tan pronto como Novak sepa que tienes la cinta, él va a tratar de destruir todo lo que te importa, y no estoy hablando del Runner. —¿De qué estás hablando? Yo no creo que nadie califique para esa lista. —Eres un idiota. Fruncí el ceño. —Jódete. —Mamá, Race, Gus, yo, y ahora la chica. Esa es una lista lo suficientemente larga para que Novak ponga la pelota en el aro. Quizás no lo veas Bax, pero tú no vives en un mundo sin afecto por aquellos que te aman a pesar de ti mismo. Yo solo lo miré fijamente. No podía discutir su punto. Creí que Novak y yo tendríamos un enfrentamiento épico, pero la realidad era probablemente mucho más sangrienta, con un número de muertos mucho mayor de lo que yo estaba viendo.

—Si no soy yo, ¿entonces quién? —Yo todavía no estoy tan seguro de la respuesta a esa pregunta. Tú y Race necesitan mantener sus cabezas bajas, mantengan a la chica lejos de las manos de Benny hasta que podamos llegar a un plan en el que

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—Lo sé, y también sé que esas manos no tienen que ser tuyas, Bax.

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—Así que, ¿entonces qué, Titus? ¿Yo solo entrego el video otra vez, y tú y los chicos de azul entran y lo arrestan por un asesinato que ocurrió hace más de cinco años? Los dos sabemos que algún abogado mañoso va a sacarlo antes de que incluso vaya a juicio, y entonces solo tendrá que deshacerse de todo aquel que pueda hablar en contra suyo. Tú me dices cómo termina esto en el lado de todo lo que es bueno y correcto. La única manera de tratar con un hombre como Novak es conseguir sus manos sucias. Ya lo sabes, Titus.

consigamos salir todos con vida. ¿Crees que puedas quedarte quieto durante unos días? Yo no quería, pero en la dura luz del día, no se podía negar que tenía razón. —Novak sabía que Race tenía la cinta, él sabe sobre la configuración. La única razón por la que Novak no ha hecho nada es porque el padre de Race está lavando su dinero sucio, y Race no quiere a su madre arrastrándose a la cuneta con el viejo, quien, por cierto, trató de contratar a Novak para matar Dovie. Los ojos de Titus se encendieron con un fuego azul, y vi sus manos apretarse en puños en la parte superior de la mesa, entre nosotros. —¿Quiénes son estas personas? ¿Cómo terminamos en un lugar donde la vida de las personas no son más que movimientos en un tablero de ajedrez? Levanté un amplio hombro y lo dejé caer. Hizo que mis costillas golpeadas me gritaran en señal de protesta. —Es The Point. Así es como siempre ha sido. Tuviste suerte de lograr salir antes de envenenarte como el resto de nosotros. Él parpadeó y abrió y cerró la boca. Entonces él solo me miró boquiabierto. —¿De verdad crees eso, no es así? Eché la cabeza hacia un lado.

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—Que me fui. Que me fui y estuve a la altura de The Hill y nada desde The Point nunca me tocó. ¿Cómo mi mama era todavía una borracha, mi hermano un ladrón, y mi viejo haciendo la vida por las drogas y el asesinato? ¿Crees que trasladarse a un lugar con un código postal diferente ha hecho que todo lo demás solo se vaya y me convirtió en una persona diferente? Te equivocas, Bax. Ser un niño pobre con una vida familiar en mal estado en The Point solo la hace una historia más triste sobre un millón. Siendo el niño pobre, y el caso de caridad en The Hill te hace un espectáculo de fenómenos y un objetivo. Sabía todos los días que no pertenecía, sabía que nunca iba a ser algo más que un idiota del gueto que todo el mundo miraba hacia abajo y se compadecía.

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—¿Creer qué?

Yo no sabía qué decir a eso. Durante mucho tiempo pensé que Titus me había dejado, nos había dejado, para ganarse la vida. Nunca he pensado en su lado de las cosas. Al igual que el resto de nosotros, que había hecho lo que tenía que hacer para sobrevivir. Justo como Dovie había tratado con tanta elocuencia de señalarme. Pensar en ella hizo que mi estómago cayera y ese lugar abierto en el centro de mi pecho se abriera y liberara como un auto acelerando a toda velocidad. Ni siquiera había estado fuera de mi vida por un día completo, y ya podía sentir la pérdida, lo que hizo que enviarla con Race fuera lo correcto. Si tuviera que hacerlo otra vez, no había manera en que lo hiciera con Dovie Pryce viviendo bajo mi piel. La ausencia de ella mientras yo estaba dentro me hacía volverme loco. —Y sin embargo, te las arreglaste para salir de ella un buen tipo verificado con una insignia brillante y todo. —No me molesté en mantener el sarcasmo fuera de mi tono. —¿Qué otra cosa podía hacer? Siempre estabas en problemas con la policía, mi papá es un capo de la droga y un maldito asesino… la única manera de separarme de todo eso era convertirme en policía. No hay suficientes de nosotros por ahí que puedan caminar a ambos lados de la calle. Yo puedo. Sé que la gente de The Hill es igualmente torcida, del mismo modo retorcido, que la gente de The Point, y una ley quebrantada es una ley quebrantada, no me importa que se rompa. Pongo a los delincuentes en la cárcel, Bax. Tú sabes eso mejor que nadie. —¿Es así como me ves, Titus? ¿Yo solo soy un criminal más en una ciudad invadida por ellos? Suspiró y apartó el plato vacío a un lado.

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—Yo quería salir, ¿sabes? —Jugué con el borde de mi tenedor—. Es por eso que Novak estaba tratando de ponerme una trampa por el asesinato del anciano dueño del Aston Martin. Se estaba poniendo pesado que me fastidiara. Claro, el dinero era agradable y los autos eran suficientes para dejarme con una erección durante días, pero yo sabía que iba a ir mal. Yo quería salir antes de arrastrar a Race conmigo.

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—No. Eres mi hermano menor, pero también eres un imbécil que tiene una inclinación para entrar en la peor clase de problemas. Me gustaría que no fueras tan bueno con los autos, sobre todo los que no te pertenecen a ti, pero nunca te he culpado por hacer lo que tenías que hacer en ese entonces.

—¿Por qué no salieron antes de caer? empezar a pensar en el panorama general.

Bax, vamos, tienes que

—¿Qué significa eso? —Sabía que sonaba a la defensiva, pero no pude evitarlo. Esta era probablemente la conversación más larga que he tenido con mi hermano y yo no necesitaba un sermón. Él hizo un gesto con la mano en dirección a mi cara. —Solo mírate. ¿Qué crees que viene a continuación para un tipo con un maldito tatuaje en la cara? ¿Dónde terminan este tipo de elecciones, Bax? ¿Qué viene ahora para ti? ¿Más robo de automóviles, más lucha, algo que te va a poner en una bolsa de plástico? Tienes que empezar a mirar a lo que viene después. La estrella era tan parte de mí que no me podía imaginar mirarme al espejo cada día y no verla, pero él tenía un punto. No fue como si pensara lo que poner tinta en mi cara iba a significar para mí como un adulto o a qué tipo de oportunidades me limitaría, que era exactamente lo que él dijo, ser un ladrón y un matón de aquí en adelante. Fruncí el ceño y tiré el tenedor en el plato en la mesa. —¿Qué es exactamente lo que piensas que viene después, Titus? —Puse mis manos sobre la mesa y me incliné más cerca, así que nos estábamos mirando fijamente el uno al otro. Por primera vez, vi el mismo núcleo de acero que me recorrió reflejado en los ojos azules brillantes de mi hermano—. Esta es mi vida. Este es el punto. Incluso si podemos averiguar una manera de conseguir encargarnos de Novak, algún otro pedazo de mierda va a levantarse y tomar su lugar. ¿Crees que me voy a despertar un día y decidir que quiero ser un banquero o un corredor de bolsa? Yo no sé qué cuento de hadas has estado leyendo, pero eso no es lo mío. Soy un criminal, es lo que sé hacer.

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—Tenía la esperanza de que la pelirroja importara lo suficiente que tal vez tu opinión sobre eso hubiera cambiado. Vi la forma en que la mirabas. Un hombre no de buen grado aleja a una mujer que pone esa mirada en sus ojos. Dame hasta el fin de semana. Déjame ver lo que puedo conseguir con respecto a la cinta. Mantén la cabeza baja y trata de no contrariar a Benny o Novak.

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Nos miramos el uno al otro durante un buen rato hasta que él juró y hurgó en sus pantalones por su billetera. Tiró un poco de dinero en la mesa entre nosotros y se puso en pie. Él parecía agotado y triste.

Aspiré una bocanada de aire entre mis dientes. —Una semana es todo lo que vas a conseguir. Si tengo que manejar esto sangriento y sucio, lo haré. Él levantó una ceja negra hacia mí. —Lo sé, ese es todo tu problema, hermanito. Voy a estar en contacto. Lo vi alejarse y traté de no sentir una punzada de envidia cuando se subió a un perfectamente restaurado GTO del 69’. Había construido una muy sólida base de odio basado en la creencia de que Titus me había abandonado cuando era más joven, y que no teníamos nada en común después de que él se convirtió en uno de la élite de The Hill. Cuando él me había arrestado hace cinco años, yo estaba convencido de que estaba tratando de darme una lección, para demostrar que él era mejor que yo, pero ahora ya no estaba tan seguro. De la misma manera que no tenía claro cómo sería mi vida si sí me las arreglaba para lograr salir del enfrentamiento con Novak vivo y como un hombre libre. Estaba tan seguro de que este era el final del camino para mí que nunca le había dado un segundo pensamiento a lo que podría venir después.

—¿Sí? —¿Qué le hiciste a mi hermana, Bax?

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Yo estaba corriendo por las calles principalmente vacías, ya que todavía era demasiado temprano para que la mayor parte de la ciudad estuviera levantada y activa, cuando mi teléfono sonó. Debido a que solo unas pocas personas tenían el número de la unidad desechable, contesté sin mirar.

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Irritado de que Titus hubiera conseguido meterse tan expertamente bajo mi piel, me deslicé fuera de la cabina y me dirigí a mi auto. Iba a ir a buscar a Nassir y hacer que él convocara otra pelea para mí. Tenía demasiada energía, demasiadas cosas alrededor zumbando debajo de mi piel, y necesitaba una manera física para quemar las calorías. De lo contrario, había una buena posibilidad de que fuera a lanzar la precaución y el sentido común al aire y decir "al diablo con esto" y encontrar a Dovie y enterrarme a mí mismo dentro de ella hasta que ambos nos quemáramos vivos. En sí misma, sabía que era una opción mucho más peligrosa que dejar que Nassir encontrara a algún idiota musculoso que me diera unos golpes bajos.

Contuve una risa y giré el auto a un lugar en frente del edificio de aspecto destartalado que contenía todos los secretitos sucios de Nassir. —No creo que realmente quieras que te responda a esa pregunta, Race. —No lo hacía, porque yo podía recordar con sorprendente claridad cada caricia, cada beso, cada gemido y lamento que había provocado de su linda boca las últimas semanas. Él me insultó. —Eso no es lo que quise decir. Ella solía ser razonable y comprensible. La casa hogar quiere que ella vaya este fin de semana y yo le dije que era muy peligroso en estos momentos. Ella no quiere escuchar. Ella estuvo de acuerdo en conseguir su turno en el restaurante cubierto y faltar a la escuela durante la semana, pero ella no va a ceder en la casa hogar. Antes de irme, ella solía simplemente tomar mis sugerencias y rodar con eso porque sabe que siempre tengo sus mejores intereses en mente. Así que repito, ¿qué has hecho con ella? Salí del auto y metí un cigarrillo entre mis labios. Apoyé una cadera en la puerta y eché un vistazo al destartalado edificio. —Tu hermana nació a la vida, Race. Tú caíste en esto por accidente por mi culpa, pero Dovie. —Tuve que aclararme la garganta—. Ela tiene las calles en su sangre. Creo que pasar tiempo conmigo le hizo recordar lo duro que se tiene que ser para sobrevivir aquí. Ella va a estar bien, solo mantén un ojo en ella. Me aseguraré de que no le pase nada en la casa este fin de semana. —¿Pensé que ibas a tirar el guante con Novak? —Titus me convenció para darle un poco de tiempo con esto. Race resopló.

Se quedó callado por un tiempo suficientemente largo que pensé que tal vez me había colgado. Empecé a hacer mi camino a la escalera que conducía al interior del santuario.

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—Ella me hace querer pensar que incluso el malo puede ser un buen chico cuando tiene que serlo. Ella estará bien, Race. No puede suceder de ninguna otra manera o de lo contrario voy a tomar esta ciudad olvidada de Dios apartar ladrillo por ladrillo para poder hacer las cosas bien

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—¿Y realmente escuchaste? Tal vez yo debería preguntarte lo que mi hermana te hizo a ti.

—Bueno, mierda, Bax. Estás enamorado de ella. Finalmente encendí el cigarrillo que estaba colgando de mi boca y deseé tener mi sudadera para que yo pudiera tirar de ella por encima de mi cabeza. —Ella es más importante de lo que me gustaría. Él me masculló algo a lo que yo no estaba prestando ninguna atención. —Oye, ¿alguna vez vas a perdonarme por lo que pasó esa noche? El cambio rápido en el tema me tiró de nuevo al presente, marqué el código para abrir la pesada puerta de acero. —Probablemente. Es un asco, y lo hace difícil para los cinco años, no es algo que sea fácil perdonar, pero tú eres mi único amigo en el mundo, Race. —Solté una nube de humo y miré a través de la bruma—.Alguien tiene que echarme de menos cuando no esté por ahí. Además, follé a tu hermana, así que como que nos convierte en algo. —No digas esa basura, Bax. ¿En serio crees que Dovie solo va a seguir adelante, simplemente fingir que no fuiste parte de su vida? Si es así, tú no sabes una mierda, y yo sabía que lo de anoche a pesar de que me molestó, eso era más en juego que solo tú conectando con ella. Me estremecí involuntariamente por su tono áspero. —Es lo mejor. Mira, tengo que irme. Estoy tratando de enganchar algo con Nassir. —¿Qué? ¿Por qué? ¿Yo no di a tu culo lo suficiente la anoche? ¿Necesitas otra paliza?

—Dovie me dijo que limpiaste a Nassir en la última pelea, así que no tires eso conmigo, Bax. Fue hace un tiempo, pero tiré de la escopeta contigo durante mucho tiempo.

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—Tengo que ganarme la vida de alguna manera.

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Solté una risa seca y maniobré mi camino por el estrecho pasillo que conducía al club. Tenía que estar vacío tan temprano, pero yo sabía que Nassir estaría alrededor. Él hacía todo real, los negocios legítimos, lo poco que había de ello, durante el día.

—No le digas a Dovie que voy a mantener un ojo en ella este fin de semana. Ella va a estar molesta. —No, no lo hará, lo cual es por lo que tú estás por ahí en busca de conseguir tu culo pateado, ¿no es así? —Voy a hablar contigo más tarde, Race. Le di a Titus una semana. Después de eso, voy a abrir las puertas del infierno y es mejor que todo el mundo esté preparado para lo que venga arrastrándose. —Tú podrías quemar la ciudad entera por solo para fastidiarte a ti mismo, Bax. —Lo haría. —Entonces creo que algunas cosas nunca cambian, incluso con la edad y la sabiduría. Siéntete libre para patear a Nassir en las bolas por mí.

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Colgué y me metí el teléfono en mi bolsillo trasero. La respuesta a la pregunta de lo que su hermana me había hecho era demasiado larga y demasiado complicada tratar y descomponerla. Yo siempre había sido un tipo que estaba cómodo en mi piel, con la certeza de que yo era lo que era, ni más ni menos. Hacía de un día para otro la comprensión del camino que yo elegía para caminar en la vida, solo tenía un par de finales trágicos, pero tenía tan pocos archivos adjuntos, tan pocos enredos emocionales, nunca había importado antes. Ahora… ahora la idea de decepcionar a una cierta pelirroja, de dejarla con el conocimiento de lo destructivo y terrible que podría ser, dejaba una sensación aceitosa y gruesa en todo mi interior.

14 dovie Traducido por Lorenaa Corregido por Lizzie Wasserstein

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El apartamento era incluso más pequeño que el estudio que tenía Bax en la ciudad, y tanto como adoraba honestamente a Race, estaba cansada de que él fuera mi única compañía. También estaba harta del interminable interrogatorio sobre mis sentimientos por Bax. Estábamos literalmente tropezando el uno con el otro, y eso unido al dolor que sentía, era suficiente para volverme. Por suerte la mayoría de mis profesores estaban de acuerdo en mandarme la tarea por correo electrónico durante la semana, así que estaba ocupada con el viejo ordenador de Gus manteniéndome al día con mis deberes. Incluso con esa pequeña distracción no podía evitar la sensación de vacío cuando me despertaba en medio de la noche intentando alcanzar ese cuerpo duro, al que me había acostumbrado rápidamente a enroscarme, solo para encontrar un hueco vacío. Le echaba de menos. Sabía porque estaba haciendo lo que estaba haciendo, pero eso no evitaba las ganas que tenia de estar con él –

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ba a volverme loca. Cinco días poniéndome al día con mi hermano estaba bien, pero pasarlos en el pequeño y estrecho apartamento encima del garaje de Gus no estaba tan bien. Aun no estaba cien por ciento segura de quien era Gus. Race parecía pasar por alto que el viejo mecánico llevara el desguace de Novak por él, ya que su lealtad era hacia Bax. Segú Race, Gus había tenido una pelea con la madre de Bax en su día y se llevó a sus dos hijos pequeños. Titus ya era mayor y no estaba muy interesado en desarrollar una relación con el marido mecánico, pero Bax fue una historia diferente. Él se llevó con Gus y con su conocimiento de cualquier tipo de automóvil como pato en el agua. Con el tiempo la relación se esfumó, pero Race había insistido en que Gus veía a Bax más como un hijo que cualquier otra cosa, y que no había forma de que comprometiera nuestra seguridad revelando nuestro paradero por su relación. Después de todo, Race había estado escondiéndose aquí durante más de un mes y nadie sabía nada.

todo él. Tanto como echaba de menos a Shane, no podía negar que echaba de menos al duro y rudo Bax también. Era una mierda, y estaba haciendo un trabajo de pena intentando ocultar mis sentimientos de Race. Estaba lista para salir de allí, incluso si no era la forma más recomendable de pasar el fin de semana. Race había mencionado que el hermano de Bax le había convencido de no llevar el video a Novak, que estaba intentando buscar una solución más delicada que dejara a Race y a Bax fuera de la línea de fuego de forma permanente. También se le escapó que Bax volvió a pelear para Nassir, lo que hizo que la bilis me subiera a la garganta. No solamente porque no había escuchado una palabra de él durante toda la semana, sino porque sabía que no había manera de que Nassir peleara limpio y él solo estaba buscando problemas y herirse él mismo. Odiaba todo aquello, pero me mordí la lengua y me negué a caer en la tentación de llamarlo e intentar razonar con él. Me dejó claro que ahora que Race había vuelto a escena, yo era responsabilidad de mi hermano. Hice mi camino lo más silenciosa que pude por las escaleras de metal que conducían a los vestidores que utilizaban los chicos que trabajaban con Gus. Eso fue mucho después de que la parte legítima del garaje cerrara al púbico todos los días, pero eso no significaba que la parte más lucrativa e ilegal de la tienda no estaba funcionando a toda máquina. Los primeros días había estado asustada de bajar las escaleras, tenía miedo de que alguno de los mecánicos me viera y me delatara a Novak, pero ya que Gus estaba en el gran esquema de las cosas, era asombroso manteniendo nuestro paradero en secreto. No había visto a otro ser humano a su lado o al lado de mi hermano en días.

—Sí, tomaré el autobús. El Mustang es demasiado llamativo, y si alguien suma dos más dos, pueden descubrir que estuve con Race. —Era aterrador como después de solo unas cuantas semanas con Bax podía dibujar ese tipo de líneas sobre las cosas sin esfuerzo.

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—¿Estas lista para irte?

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Me asomé por una esquina y vi el cabello gris de Gus inclinado sobre su escritorio en la oficina. Después de asegurarme que la costa estaba limpia, crucé de puntillas el suelo de la tienda y golpeé la ventana de cristal hasta que él levantó la mirada y me vio. Me hizo un gesto para que entrara y empujó su silla hacia atrás para apoyar las botas llenas de grasa sobre el escritorio de la mesa.

—Chica inteligente. Bueno, seguramente sería más inteligente quedarte aquí pero entiendo la necesidad de mostrar que no estás desperdiciando tu vida. Solté un suspiro que envió uno de mis rizos cobrizos sobre mi frente. —Simplemente no puedo pasar más tiempo con Race respirándome en la nuca. Lo matare. Gus se rio y descansó las manos sobre su voluminoso vientre. —Él ha estado preocupado por ti. Añádele el hecho que fuiste y te enredaste con Bax, y él tiene buenas razones. Esos chicos… —Sacudió la cabeza y cerró los ojos brevemente—. Esos chicos podrían manejar esta ciudad si quisieran. Tu hermano es uno de los chicos más inteligentes y leales que he conocido, y tiene un sentido innato para saber cuándo algo no está bien. Y Bax. —Suspiró—. Ese chico nunca tuvo una buena oportunidad, pero es tan implacable como cualquiera. Tiene las herramientas, el temple para hace el trabajo sucio. Desafortunadamente, también tiene una conciencia enterrada profundamente. Me aclaré la garganta y cambié el peso de un pie al otro. —No esta tan enterrada. No tuve que cavar mucho para encontrarla. El mecánico me dio una sonrisa, solo que estaba llena de tristeza. —Eres una de las pocas, entonces, señorita. Mejor reza para que tu hermano y Titus puedan arreglar esto antes de que Bax se impaciente y suscite un huracán de venganza. Nadie estará a salvo cuando ese chico suelte todo lo que se ha estado guardando durante los últimos cinco años. Estaba sorprendida. Pensaba que Gus era del Equipo de Bax. Por la forma en la que estaba hablando parecía justo lo contario.

Tragué un poco.

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—Amo al chico como si fuera mío, pero no me engaño para excusar lo que sé que es capaz de hacer. Dios no quiera que te hagan daño, o peor, en medio de esta tormenta de mierda que se avecina. A Bax no le importara si es un amigo o enemigo el que está envuelto, él los destruirá a todos hasta que no quede nada y eso incluye a tu hermano y al suyo.

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—Race me dijo que eras cercano a Bax.

—Creo que es posible que tengas una idea equivocada sobre la relación que teníamos. Él no se sentiría obligado a hacer eso por mí. —Después de todo él me abandonó con Race tan pronto como se le presentó la oportunidad. —Pequeña, el hecho de que hayas tenido algún tipo de relación con Bax es mucho más que lo que cualquier persona puede decir. Un chico como él no crea relaciones, porque sabe que todo lo que puede tener la otra persona es dolor y soledad. La única razón por la que Race consiguió un pase fue porque estaba dispuesto bajar de la gloria para estar a su lado. Ahora tú te has ido y has sacudido toda la dinámica. No quería pensar que yo era la razón por la que Race había conseguido cambiar su vida dándose cuenta que una vida criminal no valía la pena. También lisa y llanamente no creía que tuviese algún impacto en las decisiones de Bax en hacer las cosas de una manera o de otra. —Bueno, esperemos que eso no llegue para nadie. Me gustaría tener fe en que Titus es un buen policía y podrá encontrar algo mejor. Parece la mejor opción para todos. Gus resopló y golpeó el suelo con los pies. —Claro, hasta que tu padre decide que eres demasiada obligación para su cómoda vida en The Hill, y va a los barrios bajos buscando a otro cabrón para desaparecerte. Es un círculo interminable de gente intentando limpiar los desastres que no debieron haber cometido desde un principio. No sabía que contestar a eso, así que me puse el cabello detrás de la oreja y me giré para alcanzar el pomo de la puerta. —Espero que ese círculo termine. Es agotador. —Me lo estás diciendo, señorita. Mantén la cabeza firme. Hay mucha gente peligrosa ahí fuera.

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El viaje en autobús fue una tortura y duró toda la vida. Me había acostumbrado al transporte exclusivo de la ciudad yendo en súper autos que se movían a la velocidad de la luz. Tendría que acostumbrarme otra vez a la forma en que eran las cosas antes, cuando solo dependía de mi misma. Estaba feliz de tener a Race otra vez en mi vida y apreciaba el sacrificio que había hecho por mí, pero no podía superar la facilidad con la que había

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Lo sabía… solo que quería que me encontrara el más peligroso de todos. Asentí y susurré un adiós por encima del hombro.

ofrecido a Bax como el cordero para el sacrificio. Era como si todo el mundo en su vida supiera que estaba destinado a la autodestrucción, como si todo lo que soportase antes de eso fuera una penitencia. No me gustaba nada eso. A pesar de todos sus defectos, y el señor sabía que tenía demasiados como para contarlos, también era un amigo leal, un hijo devoto, y un hombre con compasión y bondad, incluso si no salía de él de forma natural. El merecía algo mejor que el oscuro papel de problemático autodestructivo que todo el mundo parecía querer atribuirle. Sabía que había más para él que eso, incluso si nadie más lo hacía. Cuando finalmente llegué a la casa, suspiré de alivio. Los niños estaban felices de verme, y Reeve también. No sabía si era porque había llegado sola y no con Bax, que estaba más contenta de recibirme, pero fuera lo que fuera estaba agradecida. La cena pasó sin incidentes y solo las adolescentes me preguntaron dónde estaba el bombón con el gran auto esta semana. Las eludí y todos nos sentamos para jugar a algo después del postre. Eran buenos chicos y se merecían tener una vida donde no se tuvieran que preocupar por de dónde sacarían la siguiente comida o si sus padres los iban a poner en la calle.

Tienes dos pollitas sueltas huyendo del gallinero, Pelirroja. Parpadeé tontamente hacia la pantalla y no me molesté ni en contestar. Pulsé el botón de llamada y salí al porche. —¿De qué estás hablando?

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Reeve y yo llevamos a los más pequeños a la cama y alternamos las duchas, y antes de que me diese cuenta la noche había acabado. Ya que aún estaba muy espabilada por las cosas rondando en mi cabeza le dije a Reeve que tomaría el primer turno para comprobar las camas. Ella estuvo de acuerdo rápidamente ya que había pasado el día en su otro trabajo como peluquera y estaba cansada. Iba a utilizar la vieja computadora que estaba en la habitación familiar para acabar lo último de mis deberes cuando mi teléfono sonó con un mensaje de texto. Pensando que solo sería Race comprobando que estuviese bien, bajé la vista a la pantalla y me quedé de piedra cuando vi el nombre del remitente.

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Blake y Lindsay se quejaron de dolor de estómago poco después de haber comenzado con el Monopoly. Reeve acordó que podían irse si se iban directamente a la cama y no pasaban el tiempo con la computadora o el teléfono. Desaparecieron y me permití disfrutar del placer de tener la única cosa que no había cambiado drásticamente desde la invasión de Shane Baxter.

No le di ni la oportunidad de decir hola. Estaba eufórica y desmoronada por el sonido de su voz. —Dos chicas saltaron por la ventana y están paradas en la esquina a una manzana de la casa. Solo pensé que querrías saberlo. —¿Dónde estás? Las ventanas tienen alarma. Se rio y sonó amargo. —Vamos, Dovie. Esos niños no quieren estar encerrados en la casa todo el día, incluso si es el mejor lugar para ellos. Se ponen creativos y aprenden formas de evitar las reglas. Voy a recogerlas y llevarlas. —Bax… —Te veo en un segundo, Pelirroja Mi corazón empezó a galopar en mi pecho y una mezcla de alegría y rabia me hacían hervir tanto la sangre que estaba incomoda debajo de mi piel. Cinco minutos después, el auto pintado de abejorro paró delante de la casa y Blake y Lindsey salieron arrastrando los pies por la parte trasera. Crucé los brazos sobre el pecho y les di a ambas la mirada del diablo. En vez de estar mortificadas y avergonzadas, ambas me miraron desafiantes y molestas. Bax las siguió hasta las escaleras y me levantó una ceja. Lo ignoré y me centré en las chicas. —¿Cómo pasaron la alarma? Ambas simplemente me miraron y suspiraron. —¿De verdad quieren que escriba esto? ¿Alguna de ustedes quiere esto en sus expedientes? Esta casa se basa en la buena fe y en el deseo sincero de aprender cosas que las ayudaran a encajar a la perfección en una familia. Si no quieren estar aquí, hay muchos niños en The Point que apreciarían la oportunidad de salir de las calles y tener un techo sobre sus cabezas.

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—Solo queríamos ir a una fiesta. Algunos chicos en The Hill están teniendo una gran fiesta porque sus padres están fuera de casa. Estar atrapadas en esta casa todos los días, recordar que nadie nos quieres es aburrido y se está poniendo viejo, Dovie. —La voz de Blake ser rompió y Lindsey le pasó un brazo por los hombros.

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Compartieron una mirada y luego miraron entre Bax y yo.

Abrí mi boca para decirles que lo entendía, que luego lo hablaríamos, pero Bax se me adelantó. Su voz era fría y no había ninguna disculpa en ella cuando les dijo: —¿Tienen alguna idea de lo que le pasa a las chicas como ustedes que van e intentan mezclarse con los chicos de The Hill? No son más que basura para ellos; las usarán, humillarán y echarán en el momento que hayan terminado. La única razón por la que los chicos de The Hill invitan a gente de The Point a sus fiestas es porque así tienen a alguien a quien herir y usar sin repercusiones. Vi a ambas chicas temblar, pero Lindsey entrecerró los ojos y le espetó: —¿Los chicos de The Point son mejores? De lo único que se preocupan ahí fuera es de cuidarse ellos mismos. Bax asintió. —Maldita sea, claro que sí. Es la única forma de lograr sobrevivir. —Muy bien, es suficiente. Ustedes dos, vayan y despierten a Reeve. Díganle que van a dormir en nuestra habitación ya que han desarmado su alarma. Díganle que ahora voy. Miraron a Bax y luego de vuelta a mí. —Solo queríamos pasar un buen rato. Bax resopló. —La diversión no tiene lugar en esta vida. Quizás quieran aprender eso ahora. Blake enseñó sus dientes y pasó junto a mí hacia la puerta principal. —Tu novio es un idiota, Dovie. Puedes hacerlo mejor, incluso si esta

—¿Qué estás haciendo aquí, Bax?

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Esperé hasta que la puerta estuvo cerrada y pude escuchar la voz irritada de Reeve viniendo del comedor antes de hacer mi camino hacia las escaleras así estaba de pie mano a mano con Bax. Tuve que echar la cabeza hacia atrás para mirarlo a los ojos, y cuando lo hice, todo lo que vi fue oscuridad profunda y más liquida que el cielo nocturno.

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bueno.

—Bonita sudadera Pelirroja. —No me la había quitado desde la noche que salí de su apartamento con ella, no era algo que fuera a decirle. —Esas chicas ya lo tienen lo suficientemente duro ahora mismo. Tarde o temprano van a tener la edad para salir del sistema y estar por su cuenta. No tienes que recordarles que la vida siempre va a ser una batalla cuesta arriba. Deben llegar a disfrutar de ser adolescentes. —¿Por qué? Nosotros no lo hicimos. —Y mira que asquerosamente adaptados estamos y lo felices que somos. —No pude evitar el sarcasmo en mi voz—. ¿Qué estás haciendo aquí? —Iba a estar preguntándole hasta que me respondiera. —Estaba por el vecindario. —Sí, claro. Estoy bien. Nadie parece estar buscándome. No hay necesidad de que te molestes echándome un ojo. He oído que tienes mejores formas de pasar el tiempo. —¿Qué se supone que significa eso? —Estaba escondiéndome en un pequeño apartamento con Race, mientras tú estabas arreglando otra pelea con Nassir. Parece que no podías esperar a regresar justo a donde estabas. ¿Cómo está Roxie? Estoy segura que ha vuelto a la agenda también. No quería el dolor que estaba sintiendo a través de mi voz, pero no iba a detenerse. Me sentí como si me hubiese echado y eso dolía. Él me miraba como si le estuviese hablando en francés. —¿De qué estás hablando, Dovie? No he visto a Roxie, y lo que está pasando con Nassir está impidiendo que cometa un error que ambos lamentemos. Entrecerré mis ojos hacia él, sin estar segura de creerle.

—Jesús, Dovie. ¿Vas en serio ahora mismo? Estaba confundida. No entendía lo que tenía que ver conmigo su elección de sufrir una de las peleas amañadas de Nassir. Quería que me lo explicara, que me dejara entrar dentro de esa mente que tenía tantas

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Levantó las manos hacia arriba y echó la cabeza hacia atrás como si estuviese prácticamente gritándole al cielo de la noche.

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—¿Qué clase de error?

complicaciones para que una persona promedio pudiese seguir. Me lo puso fácil. Soltó un aluvión de malas palabras y luego cruzó la distancia que había entre nosotros. Deslizó las manos por mi cabello y estrelló su boca contra la mía con la fuerza de todo lo que le hacía tan oscuro y peligro en un principio. Envolví mis dedos alrededor de esas cadenas tatuadas en sus muñecas y lo besé de vuelta. Él era aterrador, abrumador y era todo de lo que yo quería alejarme de esta vida, pero cuando frotó su lengua a lo largo de mis labios pidiendo entrar, se sentía más como si le estuviese dando la bienvenida a casa que devolverle el beso. Gemí contra la presión y el mordisco de sus dientes en mi labio inferior. Estaba intentando comerme y no tenía ningún deseo de detenerle. Lo había extrañado demasiado. Sentí sus dedos curvarse por la parte trasera de mi cabeza mientras intentaba acercarme más, pero la puerta delantera se abrió y los pesados pasos de Reeve retumbaron a nuestra espalda. A regañadientes me aparté y miré sobre mi hombro. Parecía enfadada. —Puse a las chicas en nuestra habitación y comprobé su alarma. Cortaron los cables. Asentí y sentí a Bax intentando desenredarse de mi cabello. Me negué a soltar sus muñecas tatuadas. —Dame un par de minutos, Reeve. Ahora voy. —Él no debería estar aquí, Dovie, y no debería estar aquí contigo. —Solo dame un minuto. La escuché suspirar y cerrar la puerta detrás de ella. Bax tiró de sus manos pero yo aún no lo dejaba ir. Podía sentir su pulso correr bajo la suave presión de mis dedos. —Tengo que irme, Pelirroja, mientras todavía pueda.

Mi voz se rompió y podía sentir un manto de humedad sobre mis ojos.

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—¿Me extrañaste toda esta semana, Bax? ¿Te volteabas e intentabas alcanzarme en la noche? ¿Te despertabas y te preguntabas por qué estabas solo? ¿Pensaste en mí cuando fuiste a ver a Nassir? ¿Si quiera te importó que me hubiese roto el corazón si algo te hubiese pasado en esas sucias peleas?

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Me mordí el labio inferior y lo miré con ojos suplicantes.

—¿Quieres la verdad o quieres que te mienta? En cierto modo amaba y odiaba como le gustaba sacar a la cara todas nuestras conversaciones anteriores. —Miénteme —le susurré y me tiré sobre su pecho y él enterró la nariz sobre mi cabeza. Sentí su pecho expandirse y contraerse contra mi mejilla. —Ni una vez. No pensé en ti ni una vez en toda la semana. ¿Es eso lo que quieres que te diga? ¿Te hará darte cuenta de que esto no es lo que quieres y mucho menos lo que necesitas? Lo que hizo fue llenar esa parte hueca dentro de mí que se había abierto y dilatado cuando él me había dejado con Race. Le dejé ir las muñecas y extendí mis brazos para rodearle tan fuerte como puede el cuello. Vi su manzana de Adán subir y bajar en respuesta. —¿Me llevas a alguna parte? —¿Qué? No puedes irte, te meterás en problemas. La chica morena claramente me odia e irá contra ti por abandonar a los niños. Parpadeé hacia él. Tanto como amaba a los niños y apreciaba mi trabajo aquí en la casa, el tiempo que había estado con él había sido precioso y fugaz y no iba a ser tan tonta y despreciarlo. —No me importa. Quiero estar contigo. Lo quería, tanto. Me sentía como si tuviese fiebre. Sentía la piel tirante, mi respiración salía entrecortada y todo lo que quería hacer era derretirme en su oscura mirada. Durante un segundo, pensé que iba a discutir, intentar una vez más alejarme de él por mi propio bien, pero no lo hizo. Pasó su mano por la parte de atrás de mi espalda desde el cuello hasta la curva de mi culo y le dio a la carne redondeada una palmada elegante con la mano.

Condujimos en silencio durante unos solidos diez minutos, dejando la ciudad atrás. No quería arruinar el estado de ánimo, no quería que se

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Me dio un rápido, abrazo con un brazo y me arrastró fuera hacia el Runner. Me deslicé en el asiento del pasajero justo a tiempo para ver a Reeve sacudir la cabeza en el reflejo de la ventana principal. Me arrepentiría luego. Ahora mismo todo lo que quería era ese momento y ese hombre que era tan difícil de mantener.

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—Muy bien, rompe reglas, vámonos.

replanteara su elección de llevarme, pero mi curiosidad pudo más que yo y tenía que saberlo. —¿A dónde vamos? Pensé que me estaría llevando a su apartamento de la ciudad ya que era lo más cercano a la casa hogar, pero él estaba llevando el ruidoso auto por las montañas pasando The Hill a un mundo de The Point. —Conozco este sitio. Cuando era más joven y la gente todavía pensaba que podía ganarme en una carrera callejera, solíamos subir aquí y dejar que los autos fueran a tope. Es tranquilo, y el camino hacia aquí también, incluso apacible. Pensé que ya que ninguno de nosotros sabemos lo que la vida nos depara en los próximos días, podría darnos un recuerdo feliz para apartarlo todo. Quería decirle lo triste que era eso, cuan depresivo sonaba, pero sabía que viniendo de él, me estaba diciendo que yo le importaba. Viniendo de él, era lo más cercano a una admisión de que yo le importaba lo mismo que el me importaba a mí, era todo lo que iba a conseguir. Simplemente mantuve la boca cerrada, puse una mano en su muslo duro y le dejé que me llevara a donde quisiera en la noche. El camino realmente era precioso, bueno lo que pude ver de él, ya que pasaba como un borrón oscuro por mi ventana. Los arboles eran sombras misteriosas en la oscuridad y el ruido del gigantesco motor era casi suficiente para tentarme a dormir. Estaba muy tensa, tenía demasiado deseo revoloteando en mi interior, para relajarme totalmente. Quería pedirle que simplemente se detuviera al lado de la carretera y saltar sobre él, pero parecía centrado en el destino final, quería dejarle tener eso. Finalmente se detuvo, veinte minutos después. El auto rugió hasta detenerse y él se giró para mirarme en un silencio mortal. Se inclinó y uso su dedo para apartarme algunos rizos de la cara.

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Abrí la puerta y lo seguí fuera. Estaba contenta de tener su sudadera ya que aquí arriba el aire era frio. Cuando rodeé el capo del auto y me detuve al lado de donde él estaba apoyado, sentí que el aire se escapaba de mis pulmones. La vista era asombrosa. Las luces de The Point y The Hill brillaban como estrellas que se habían visto forzadas a bajar del cielo. Desde allí arriba, nada de lo feo que se escondía allí abajo se podía ver. Era como si el lugar fuera intocable.

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—Vamos.

Bax me rodeó con un brazo y me presionó contra él. Sentí como sus labios pasaban por mi frente y olí la esencia del último cigarrillo que se había fumado. —Race y yo solíamos venir aquí y drogarnos. Este sitio es el lugar perfecto para alinear dos autos y correr por la montaña. Gané los papeles de más de un buen auto aquí arriba. Puse mi brazo alrededor de su delgada cintura y enterré mi nariz en el hueco de su cuello. —¿Y qué pasa con las chicas? ¿Trajiste a todas tus conquista aquí arriba? —Los celos eran evidentes en mi voz pero no me importó. Odiaba la idea de él acurrucándose con alguna chica al alzar delante de estas maravillosas vistas, y no tenía miedo de que él lo supiese. —Conquistar implica que tenía que trabajar por ello. En aquel entonces no importaba. Las chicas eran intercambiables y la idea de hacer algún tipo de esfuerzo por conseguir un polvo nunca se me ocurrió. Así que no, Dovie, eres la única chica que he traído aquí. Me movió así estaba presionada contra el capó de su auto. Sus manos apoyadas sobre el frio metal a cada lado de mis caderas. —Cuando finalmente acabé este auto, hice toda la restauración y lo recupere del pintor de Gus, juré que nunca había visto nada tan hermoso. Pensé que el Runner era mi recompensa, mi trofeo por ser un chico duro. Apenas lo tuve una semana cuando me encerraron. Se inclinó más sobre mí, haciendo que mis piernas se separaran así podía acunarlo entre ellas. Puso sus manos sobre mi trasero y me dio un pequeño empujón así estaba exactamente sentada sobre el capó con mis piernas envolviéndolo. —¿Vas a ir y decir que eso cambió cuando me viste a mí? ¿Qué yo era la cosa más hermosa que habías visto?

Bueno, eso difuso un poco mi ego, pero no había forma de escapar del calor ardiente de su mirada.

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—No, pensé que eras normal. No entendí porque Race lo estaba arriesgando todo por ti.

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Él me sonrió con sus dientes blancos brillando en la oscuridad.

—Y entonces abriste la boca. Todo ese amor, toda esa lealtad, toda la inocencia, a pesar de que la vida te había pateado una y otra vez, y lo único que quería hacer era que algo de esa luz y esa dulzura me tocara. Nunca he tenido las manos muy limpias, pero la primera vez que te toqué, el primer jadeo de esa hermosa boca, la primera vez que entré en ti. Dios, Dovie, me hiciste sentir como que era el rey de la tierra de las segundas oportunidades. Me quedé atónita. No era muy hablador en los mejores momentos, pero hombre, cuando ponía su mente en ello, tenía una facilidad de palabra que era incomparable. Quería decirle como me sentía sobre él, quería darle algún tipo de razón para pensar antes de tirarse a los lobos, pero tenía el corazón en la garganta y no me salía ninguna palabra. Además, él estaba desabrochándome la cremallera de la sudadera y una de sus manos me estaba empujando hacia atrás así que estaba tumbada sobre el capó como su preciada posesión. Temblé más por la mirada en sus ojos que por el aire frio de la noche que rozaba mi piel cuando abrió bruscamente los botones de mi camisa de franela. Su proceso fue detenido por el cierre de la parte de atrás de mi sujetador, pero él lo maniobró lo suficiente para aflojarlo y mantenerlo fuera del camino.

Era tan hermoso, oscuro y salvaje, igual que la noche que nos rodeaba. Me besó por el lado de mi cuello luego hundió los dientes contra la suave piel del lóbulo de mi oreja y se rio en mi oído.

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Cada pedazo de miedo, amor, pánico, pasión, malestar, y todo lo demás que él siempre agitaba dentro de mí sabia agridulce mientras le rogaba con mis labios y mi lengua que esto le importara lo suficiente para tomar mejores decisiones. Tiré desesperadamente de su camiseta de manga larga, hasta que su pecho desnudo estuvo contra el mío, su corazón contándole al mío una historia, mientras retumbaban el uno contra el otro.

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El contraste entre la fría brisa tocando mi piel desnuda, y el calor del interior de la succión de su boca fue suficiente para hacerme jadear. Saqué mis manos de su cabello y arqueé mi espalda sobre el metal. Murmuré su nombre mientras él daba húmedos besos sobre mi pecho y le daba al otro seno el mismo tratamiento que le había dado al anterior. Enrollé una mano alrededor de su cuello y lo sujeté como si nunca fuera a dejarlo ir. Cuando finalmente levantó la cabeza después de besar, lamer y morder cada parte de mí que estaba expuesta, tiré de él hacia mí para darle un beso que no dejara duda de lo que sentía por él.

—Normalmente pienso que es lindo que te vistas como un chico, pero en estas circunstancias, creo que estaría dispuesto a sacrificar mi bola izquierda porque llevaras una falda corta hasta el trasero. Arrastró sus fuertes dedos por la piel temblorosa de mi estómago y se detuvo para desabrochar el botón de mis jeans pasados de moda. Me besó el hombre y utilizó su brazo para aguantarse encima de mí así yo podía echarme hacía atrás. Sus ojos se perdieron sobre mí y vi su aliento estremecerse al salir de sus pulmones. Sacudió la cabeza. —No creía que hubiera nada en el mundo que pudiera hacer a este auto mejor. Estaba tan equivocado. Me iba a hacer llorar. —Shane… Puso sus pulgares en el borde de mis pantalones y mis bragas y los arrastró por mis piernas al mismo tiempo. Estar tan expuesta al aire de repente me hizo temblar. Pero el solo se apartó el tiempo suficiente para quitarse sus pantalones y ponerse un condón. —Creo que mi mayor fantasía se ha cumplido, tú solo con esa sudadera. Pelirroja, eres lo más hermoso que he visto. Quería ser su fantasía. Quería ser la razón por la que él dejara su actitud fatalista que parecía ser su defecto. Quería que me quisiera lo suficiente para dejar de vez en cuando a Bax en el asiento trasero y así poder disfrutar de todo lo que Shane traía a la mesa. Me levantó una pierna y la enrolló sobre su costado lesionado mientras yo envolvía ambas manos sobre sus anchos hombros. Amaba la sensación de sus músculos cuando pasaba las manos por su espalda, amaba la forma en la que sus ojos ardían con determinación contra los míos.

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Mi piel se erizó, pero ya no era porque tenía frio. Estaba excitada, todas las partes que nos tocábamos, todos los lugares que él rozaba dentro de mí, se pusieron sensibles, me sentía como si fuera a combustionar. Me besó otra vez, usando su lengua para imitar el movimiento que estaban haciendo sus caderas abajo. La doble estimulación fue demasiado, mi cuerpo estaba ya preparado, mi corazón estaba abierto, y cuando él tomó mi mano y la puso entre nosotros, la más ligera presión de mi dedos me llevo

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La primera vez que se deslizó dentro de mí y mi cuerpo reaccionó apretándolo duro, fue cuando el dejó escapar el primer gemido.

al borde. Grité su nombre en su boca y sentí como aumentaba el ritmo pausado con el que había empezado. Puso una rodilla en el parachoques del auto y lo sentí apoyarse plenamente sobre mí. Pasé mis dedos sobre los tendones de su cuello y me aferré a él mientras empujaba y golpeaba contra mí como si estuviese intentando imprimirme en la pintura de su auto. Selló su boca contra la mía y gimió en mi boca cuando llegó al punto de no retorno y se liberó en la noche y mi cuerpo acogedor. Nunca había habido en mi vida un momento que se sintiera tan correcto y pacífico. Lo abracé y froté mi mejilla contra la suya rasposa. Permanecimos así durante mucho tiempo, hasta que el frio del metal del auto me hizo temblar contra él. Gimió cuando se retiró de mí y me ayudó a arreglarme ya que yo tenía más trabajo que solo subirme los pantalones. Me llevó de vuelta al borde del capó y me subió la cremallera de su sudadera. Entonces se inclinó y besó la esquina de mi boca.

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Me hizo querer llorar porque incluso aunque no lo había dicho, lo pude sentir en el otra vez. Ese era Bax dejando a Shane darme un beso de despedida.

15 Bax Traducido por IvanaTG y Anelynn* Corregido por Lizzie Wasserstein

D

ovie no dijo una palabra cuando la llevé de regreso montaña abajo a la casa hogar. Hice el viaje en más tiempo de lo que normalmente sería y simplemente disfruté de la tranquilidad y la sensación de su mano en mi muslo. La constante necesidad de hacer daño a algo, o más exactamente, de dejar algo que me dolía, desvaneciéndose a un zumbido sordo en mi nuca. Todavía no quería que fuera parte de esta vida, no quería que me mirara y viera cosas que nunca sería capaz de ser, incluso si me hacía querer serlas. Por lo menos esto era un adiós apropiado, y mientras todavía se veía triste y decepcionada, también parecía tener una tranquila clase de determinado entendimiento a su alrededor. No estaba presionando o pidiéndome cosas que no podía darle. Cuando me detuve en frente de la casa, los primeros rayos del amanecer estaban empezando a agrietarse en el horizonte. Se giró en el asiento y pensé que iba a pedirme que no la dejara, decirme que podríamos resolver las cosas entre nosotros, pero no lo hizo. Simplemente se inclinó cruzando el espacio que nos separaba y apretó sus labios suavemente contra la eterna estrella bailando en mi sien. Esto hizo que mi respiración se atascara tan duro en mi garganta, que pensé que iba a ahogarme.

La puerta se cerró con un ruido sordo, la observé hasta que desapareció dentro de la casa. Tiré mi cabeza contra el reposacabezas y apreté mis ojos con fuerza. No había aire y no había luz. Llamé a Race, le

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La advertencia fue clara. Era mi propio peor enemigo y ella lo sabía. Había mucho en esta vida que podría terminar por destruirme, y finalmente lo vio en lugar de pasarlo por alto. Estaba buscándolo activamente día tras día.

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—Cuídate, Bax. Me rompería el corazón si te sucediese algo que pudo haberse evitado.

dije que me estaba apartando y le hice saber que iba a tener que convencerla de volver a casa el sábado en la noche o vigilarla él mismo. No había manera de que pudiese hacerlo, iría y pondría mis manos sobre ella de nuevo. Además tenía la pelea que Nassir programó, y no había manera de que pudiera estar en dos lugares a la vez. Race sonaba somnoliento pero me dijo que se aseguraría de que ella estuviese a salvo, y no tenía más remedio que creerle. Llamé a Titus, que estaba aún menos emocionado que Race con la llamada despertándolo a altas horas de la madrugada, le dije que era mejor tener algo resuelto a más tardar el lunes o estaba tomando el asunto con mis propias manos. Me sentía temerario, libre de toda atadura, y en un estado de ánimo muy peligroso como para retroceder. Él bostezó y dijo que me relajara. Dijo que tenía a algunas personas trabajando en ello y que deberían tener una respuesta para mí el lunes. Colgué y me obligué a ir a la cabaña al pie de The Hill.

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El apartamento en la ciudad simplemente no se sentía bien cuando estaba allí solo. Este lugar no se sentía bien tampoco, pero eso no me atemorizaba. Cuando me desnudé y me tumbé en la cama que Dovie había hecho la última vez que estuvo aquí, mi mente se calmó lo suficiente para conseguir caer en un sueño superficial e irregular. Mis sueños estaban llenos de tristes ojos verdes, la interminable visión de barras de hierro y sangre, el olor de la gasolina, y un dolor hueco que se sentía como si fuese a tragarme. Me desperté temprano en la tarde cubierto de sudor y temblando. Siempre había vivido una vida bastante impredecible, nunca pensé mucho sobre lo que significaría para mí ver el día siguiente, y ahora

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No podía soportar no saber por qué Novak fue ambivalente sobre la cinta y había dejado ir a Race sin un rasguño. Odiaba esperar al filo de la navaja a que algo sucediera. Quería saber qué estaba planeando Novak, cuál sería su próximo movimiento. Quería ir tras él, tirar todo sobre la mesa y ver cuál de nosotros salía vencedor. Estaba preocupado de que se cansara de jugar al gato y el ratón, de darle un incentivo, la amenaza, justo en frente de mi cara y hacer un movimiento antes de que pudiese atacar primero. Incluso con Dovie escondida y segura con Race, tenía que admitir que estaba aterrorizado de que Novak pudiese encontrarla antes de que lo llevara a cabo, y a pesar de que todavía estaba enojado con Race y Titus, tuve que admitir que tenía algunas serias preocupaciones de que Novak iría por ellos solo para demostrarme que podía. Mis instintos más bajos estaban gritando por sangre y venganza, que eran lo único que podía oír. El ruido parecía mucho más fuerte de lo que nunca tantes, ahora que realmente podía tener cosas... y personas a quien perder.

que era casi una certeza que no iba a verlo, estaba empezando a arrepentirme. Me arrepentí de que mi mamá nunca fuese a ser más que una ebria y nunca vería esta casa que había comprado para ella. Sin duda me arrepentí de arrastrar a Race a la oscuridad. Nuestra amistad había comenzado en base a la violencia, y se acabaría en violencia, y eso me preocupaba. Me arrepentí de odiar a mi hermano durante tanto tiempo. Pero reconozco, que nunca iba a perdonarlo por arrestarme esa noche, pero pude ver con más claridad ahora que todos somos producto de las decisiones que tomamos, y para él, ponerme en la cárcel fue la mala elección, pero era lo único que podía hacer. Titus no era mi enemigo, pero no estaba de mi lado tampoco, porque mi lado estaba perdiendo, y él lo veia.

Pasé el resto del día dando vueltas por la casa. Titus me llamó dos veces, las dos veces para decirme que las cosas estaban siniestramente

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Deseaba que esta comprensión pudiese cambiar el camino que ya estaba puesto delante de mí. Igual que mi destino siempre había parecido como si mis opciones fuesen muy claras para mí, la cárcel porque mataría a Novak, o la morgue porque Novak me mataría. Odiaba que ahora hubiese tantas partes moviéndose y otras muchas vidas en juego. Pero nadie iba a quedarse atrapado en el fuego cruzado si podía evitarlo. Este era un enfrentamiento que se había estado gestando durante mucho más tiempo de lo que creo que realmente nadie podía entender. No tenía un plan, sin razón para la forma en que se debía ceder. Todo lo que sabía era que tenía que enfrentarme con el hijo de puta y solo uno de nosotros iba a salir del enfrentamiento con vida.

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Luego estaba Dovie. Debería estar ahogándome en arrepentimiento donde ella estaba preocupada. Debería estar golpeándome a mí mismo eternamente por tocarla, por empujarla a ceder ante mí. Me sentía mal por volver su vida al revés cuando nunca tuve ninguna intención de quedarme allí para ayudarla cuando todo había terminado. Mi alma se destruyó por tocar algo tan puro, tan hermoso, sabiendo que dejé manchas negras por todas partes. Sin embargo, no me sentía de esa manera. Cuando pensé en ella, todo lo que podía sentir era luz. El poco tiempo que había sido parte de mi vida me había dado espacio para respirar. Ella hizo más por liberarme de caminar fuera de esas puertas de prisión que siempre he tenido. Si alguien tan dulce, tan cuidadoso con ella misma como Dovie, pudo ver algo dentro de mí por lo que valiera la pena preocuparse, entonces no era solo oscuridad. Estaba en lo cierto; Yo era más que la suma de mis partes.

tranquilas en las calles y estaba poniéndolo nervioso. No sabía qué decirle, así que le dije que debería ir y ver a mamá cuando tuviera la oportunidad, por lo que se negó. Solo la vi una vez desde que fui liberado, y aún con todos sus problemas, nunca me había rechazado o vendido cuando hubiese sido tan fácil de hacer. Uno de nosotros, Titus o yo, necesitaba hacerle saber que no estábamos renunciando a ella, y ya que mi futuro era tan nebuloso e incierto, iba a tener que ser él. Traté de llamar a Race y preguntarle qué iba a hacer con respecto a mantener un ojo en Dovie esa noche, pero la llamada fue directamente al correo de voz. Demasiado inquieto para quedarme, hice lo que hacía mejor y me fui. Subí en el auto, aceleré, y conduje. No tenía un destino en mente, solo necesitaba el gruñido del motor y la sensación de todos los caballos de fuerza vibrando para mantenerme bajo control. No iba a ceder al impulso. Conduje hasta que estaba casi sin gasolina, hasta que me perdí y mi mente estaba entumecida. Conduje hasta que el sol cayó del cielo, tenía que regresar a la ciudad y llegar con Nassir. Llamé a Race de nuevo en el camino, pero no me respondió y fragmentos fríos de temor se deslizaron por mi columna vertebral. Llamé a Dovie porque, en realidad, básicamente era por la que estaba preocupado, y sentí que mi corazón se apretó cuando su voz llegó a través de la línea. —¿Hola?

Me abrí paso por el pasillo que conducía al piso abierto del club. Si no hubiera estado tan retorcido en mi interior, me hubiera dado cuenta que

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Estacioné el auto enfrente del almacén y traté de alentarme mentalmente. No necesitaba el dinero, ya no necesitaba sentir el golpe de hueso en hueso o sentir el escozor de los puños a la cara con el fin de arreglar mis ideas, así que ahora había motivación cero para dejar que alguien me golpeara. Odiaba que Nassir, en toda su grandeza aceitosa, básicamente, se aprovechó en el proceso de mis imprudentes decisiones. Él era tan malo como Novak cuando se trataba de mover los hilos y tratar a las personas como piezas de juego. Todos ellos tenían que caer. The Point necesitaba ser quemado y purgado para que la gente como Dovie y los niños que ella estaba tratando muy duro de salvar consiguieran una oportunidad justa para hacerlo. Me gustaría quemarlo con él en el final si eso es lo que hacía falta.

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Exhalé un suspiro de alivio y colgué. Ella estaba bien; eso era todo lo que necesitaba para seguir adelante.

algo estaba mal. No había apostadores gritando, ni una intensa música electrónica, no había olor a marihuana y alcohol, la pesada desesperación y la codicia que siempre parecían perfumar el aire en el club no estaba. Para el momento que me dirigí al viejo piso de la fábrica, ya era demasiado tarde para la auto preservación. El cabello de mi nuca se erizó cuando llegué a un punto muerto en el centro de la sala. Las luces estaban encendidas, así que un remolino de neón cortó el rostro de Nassir mientras me sonreía. —La lucha se canceló. Algo ocurrió. Resoplé y vi como el hombre de pie junto a él me sonrió. Cuando la luz de neón roja atravesó los duros contornos de su rostro, reveló el demonio que era realmente. —Nassir me dijo que estabas buscando un poco de acción. Yo creo que hace bastante que no te permites buscar una pelea, Bax. Cuando la mayoría de la gente piensa acerca de un jefe del crimen, un maestro criminal, un asesino a sangre fría, piensan en un hombre que se parece a Benny. Un traje profesional. Algunas joyas llamativas para que la gente sepa con quién está tratando, vestido con un par de zapatos de cinco mil dólares con sangre en las plantas de sus pies. Novak era todo lo contrario. Era grande, más grande que yo. Tenía el cabello negro y ondulado demasiado largo y caía en sus ojos que eran del mismo negro vacío y sin fin como los míos. Nunca lo había visto vestido con otra cosa que no fueran jeans y una camiseta con las botas puestas. Él tenía la ciudad estrangulada y se parecía mucho a un matón como yo lo hacía. Crucé los brazos sobre mi pecho y forcé a disminuir mi respiración y mis ojos se entrecerraron. Pude probar la necesidad de su sangre, de venganza, quemando mi garganta. Pero Novak nunca hizo un movimiento sin pensar veinte pasos por delante, y el hecho de que él estaba aquí y que no se escondía, a salvo en su recinto aislado, lo decía todo.

—¿No te has dado cuenta que para ahora lo sé todo, hijo?

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Se rio y cruzó los brazos sobre su enorme pecho. Por el rabillo del ojo vi a Nassir dar unos pasos hacia atrás y el mismo pasillo que acababa de pasar de repente estaba lleno de los chicos de Novak. Benny lideró el ataque, la sonrisa en su cara era suficiente para que mis nervios empezaran a estremecerse bajo mi piel. Lo que estaba pasando no era bueno.

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—¿Cómo sabes que ya no me lo permito, Novak?

Me opuse y sentí mis manos enrollarse en puños lastimando mis costados. —No. —Mi voz sonaba como si se me estuviera sacudiendo a través de un cubo de clavos oxidados. —¿Qué? ¿Esta no es la reunión familiar que querías? Estaba listo para ofrecerte al mundo entero, y escupiste sobre él. ¿Qué clase de bastardo desagradecido eres, Bax? Ninguno de mi sangre, eso es seguro. Traté de respirar a través de ello, traté de conseguir que la presión y la furia regresaran a mis entrañas, pero estaban presionando demasiado y muy rápido para controlarlas. Antes de que pudiera detenerme, me abalancé sobre él, listo para poner mis manos alrededor de su garganta y nunca dejarlo ir. Me detuve en seco cuando Benny de repente tenía el cañón de un arma empujando en mi costado. Novak negó con la cabeza y chasqueó su lengua. —Ese siempre ha sido tu problema. Actúas sin pensar, Bax. Realmente, es una lástima. Tienes en ti seguir los pasos de tu padre, para ser aún más despiadado de lo que nunca fui. Yo podría haberte enseñado cómo ser una leyenda. Sentí la bilis subiendo y me agaché para empujar a Benny. No estaba asustado de él o del arma. —¿Ser como tú, Novak? Prefiero morir. Sus ojos negros se entrecerraron. —Eso es definitivamente una opción, hijo.

—¿Dispuesto a hacer qué? Matar, mutilar, chantajear, extorsionar, violar... ya era un ladrón, así que me estabas empujando un poco más lejos, ¿no? Querías que estuviese atado a ti de una manera que nunca pudiese escapar, porque la sangre nunca fue lo suficientemente espesa como para hacerlo. Quiero jodidamente matarte, pero no. —Exhalé y sentí que mis

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—Debería haberte apartado de tu madre la primera vez que te vi detrás del volante de un auto. Siempre has sido capaz de hacer que las cosas funcionen más duro y más rápido que nadie. Yo podría haber duplicado el tamaño de mi imperio sobre tu espalda si hubieras estado dispuesto.

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—¡Deja de decir eso! —Estaba desquiciado. Mi mente iba a romperse.

pulmones se desinflaban—. Puedes ver lo que se siente sentarse en una celda y ver tu vida desvanecerse de un día para el otro. No importa lo que me hagas, Novak, pero, estás acabado. Él se rio y dio un paso más cerca de mí. Empujé su mano cuando la extendió para ponerla en mi hombro. Gruñí cuando Benny me golpeó en la coronilla con la culata del arma. Sentí que mi piel me daba un hilo de sangre encaminándose sobre mi cuero cabelludo y bajando al cuello de la camiseta. —¿El video? Vamos, Bax, lo sabes mejor que eso. ¿De verdad crees que habría dejado vivo a Race todo este tiempo si me daba miedo ese vídeo? Abre los ojos. Race está vivo gracias a ti, su hermana está viva gracias a ti, y tu molesto hermano policía está vivo gracias a ti, Bax. Recibes tu terquedad de mi lado genealógico, pero tienes tu tonta lealtad a los que se preocupan por ti a pesar de tener una madre alcohólica. Mi sangre podría no ser suficiente factor de motivación para mantenerte donde te quiero, pero la suya lo es. Justo en ese momento, un hombre con uniforme de policía vino por el pasillo. Algunos de los músculos de Novak se movieron a un lado, Benny se acercó y se puso en cuclillas delante de Titus, donde fue obligado a arrodillarse a manos de obviamente otro policía corrupto. Sus ojos azules ardían mientras miraba al joven policía de pie detrás de él. Sabía lo que se sentía al querer matar; No tenía ni idea de que mi hermano, con toda su protección de la justicia y lo correcto, era capaz de esa mismo tipo de rabia. —Oficial King, ha sido un largo tiempo. —Novak sonaba tan seguro, tan arrogante al pensar que tenía todas las cartas. Mi mandíbula se apretaba mientras la mirada de Titus se rompía desde su traidor al criminal más temido de la ciudad.

La mirada de Titus volvió a mí y sentí que mis nudillos se agrietaban aún más duro y mis puños se convertían en bolas de acero a mis costados. —Ciérrale la puta boca, Shane. Ambos maldijimos cuando Benny se puso de pie y usó su rodilla para romper la cerrada mandíbula de Titus. La cabeza de mi hermano se sacudió

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—Suficientes. ¿Qué se siente estar de rodillas, con tus propias esposas, delante de mí, Titus? Tu madre seguro sabía cómo fomentar ilusiones de falsa esperanza en ustedes, muchachos.

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—¿Cuántos policías corruptos tienes en la nómina, Novak?

ante el impacto y un chorro de sangre salió disparado de su boca. Entrecerré los ojos a Benny cuando se reía mientras Titus gemía y dejaba que su cabeza rodara libremente sobre sus hombros. —Cuando termine contigo, voy a hacerte desear que el único hueso que rompa sea tu nariz, idiota. —Me aseguré que Benny supiera que era una promesa y no una amenaza. Benny rio y empujó a Titus con el pie sobre sobre su costado. —Siempre has tenido una gran cabeza. No eres nada especial, Bax. Si no fuese por tu sangre, habrías muerto como cualquier otro ladrón sin valor que hemos puesto allí durante años. Siempre tienes un pase libre y deberías apreciarlo. Corté con una mirada desagradable a Novak e hice un gesto a Titus. —¿Qué se supone que demuestre? Él me encerró, pudriéndome durante cinco años, igual que tú lo hiciste. Le debo mucho menos de lo que te debo. ¿Crees que siendo arrastrado aquí, amenazándole, voy a someterme y jugar bien? No me posees, Novak, y nunca lo harás. Mátalo, me importa una mierda. Era una mentira, una mentira descarada, pero me negaba a darle ventaja a Novak. Sangre iba a pintar The Point en ríos de rojo, y mientras Novak fuese uno de los más sangrantes al final de la noche, no me preocupaba… no podía, por nada más. Novak negó con la cabeza y me rodeó estando de pie delante de Titus. —Pensabas que me tenías, policía. Al igual que Race pensó que me tenía hace cinco años. Una leyenda no muere tan fácil. Titus se acomodó en una posición sentada y escupió una bocanada de sangre.

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—Soy el hombre que dirige esta ciudad. He conocido lo que habías ideado desde el segundo que Bax salió de la cárcel. Race es un chico listo, pero es solo un niño y él no tiene lo que se necesita para ver las cosas hasta el final. No como él lo hace. —Novak levantó su pulgar por encima de su hombro y gruñí. No quería de este hombre su admiración o alabanza de ninguna manera.

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—Menos mal que eres solo un hombre, entonces.

—¿Y ahora qué? Amenazas a Titus, presumiendo que sabías sobre el video desde el principio, ¿nos dispararás a ambos? ¿Cuál es el plan? Porque solo uno de nosotros estará dejando este edificio aun respirando. Él se rio. —Tan arrogante. Tan seguro de ti mismo. Es una pena que tuvieras que gastar toda esa pasión detrás de las rejas por tanto tiempo. Te di demasiado tiempo para pensar, derribaste algo de esa armadura viviendo la vida que se había construido alrededor de ti. Levantó una mano y Nassir vino por un lado del bar arrastrando a una infeliz pelirroja luchando con él. No pude verla a los ojos. Esto había sido exactamente lo que había estado tratando tan duro de evitar. —Ellos le dispararon a Gus y a Race. —Su voz se rompió, y por el rabillo de mi ojo la vi tranquilizarse y solo colapsar—. Lo lastimaron muchísimo, Bax. No creo que estuviera respirando. Nassir la empujó en la dirección de Novak y no pude evitar encogerme cuando la sujetó por la garganta y la sacudió. Oí a Benny reír y tomó cada gramo del autocontrol que tenía no matarlo con mis propias manos. Puso su brazo alrededor de mis hombros como si fuéramos amigos y me tensé. Finalmente moví mi mirada hacia la de Dovie y algo dentro de mí se rompió en un millón de pedazos que eran lo suficientemente filosos para hacernos sangrar a todos.

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Sacó un cuchillo de su bolsillo y la hoja salió con un siseo que hizo que la furia hirviera tan caliente debajo de mi piel, estuve sorprendido de que no me estuviera derritiendo en el suelo estéril debajo de mis botas. Los ojos verdes de Dovie se ampliaron una fracción y parpadearon de mí hacia la hoja. Quería gritarle que esto es como se veía mi vida. Esto es lo que últimamente había estado esperando que se inclinara para mí, y para ella, por asociación, porque más allá de todas las probabilidades me preocupaba por ella… demasiado. Podía ver que el conocimiento y el poder que le daba eso, brillaba de los pozos fríos de los ojos de Novak. Si hubiera una cosa como la mala sangre, yo estaba lleno a rebosar debido a este hombre… mi padre.

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—Ella es una de las fieras. Puedo ver porque te gusta tanto. —Las palabras de Benny aterrizaron pesadamente en el cemento rodeándonos y pude oír la respiración de pánico de Dovie y a mi hermano maldiciendo y luchando, pero nunca le quité los ojos de encima a Novak.

—¿Qué estás dispuesto a hacer por la hermana, Bax? Fuiste a la cárcel por el hermano, me desafiaste, te alejaste de todo lo que tenía para ofrecerte. Algo me dices que darías cualquier cosa para que ella esté a salvo. Mientras viviera, mientras Dovie y Race respiraran, Novak sabía que tendría una manera de controlarme, una manera de hacerme hacer cualquier cosa que quisiera. Como un rayo del cielo, me di cuenta que la única manera para quitarle el poder de sus manos era eliminar lo que él deseaba. Tenía razón cuando dijo que haría cualquier cosa para mantenerla a salvo, y solo había una opción y por primera vez no se sintió como si estuviera tomando una decisión difícil en absoluto.

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Claro, había una buena probabilidad de que Dovie terminara muerta después de que destruyera la única cosa que Novak quería más que el poder. Pero me dije a mi mismo que también había una oportunidad de que Titus pudiera sacar el conejo de su sombrero y consiguiera la seguridad para él mismo y para Dovie. De cualquier manera, si hacía el último sacrificio, quitarle el premio que Novak estaba jugando para ganar con tan frágil y delicadas vidas, no me quedaría cerca para ver a los que me importaban caer en sus manos, y esa era una victoria por sí misma. Sin mencionar que conseguía joder su plan “yo-soy-el-dueño-de-Bax” mientras lo hago. Vi de reojo a Benny quien estaba prácticamente lamiendo sus labios con sangrienta anticipación. Moví rápidamente mi atención de vuelta hacia Novak cuando Dovie repentinamente chilló con dolor ensordecedor. El filo del borde del brillante cuchillo se veía tan mal contra la pálida extensión de su pecho. El goteo color rojo rubí de la sangre que seguía su camino hizo que el tiempo se detuviera. Yo no era un hombre que creía en el auto

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Yo no era un tipo que normalmente no pudiera ver el bosque por los árboles, y ahora mismo todo ese glorioso verde brillando era en todo lo que me podía enfocar. Era claro que es lo que tenía que pasar. O miraba a Novak torturar y mutilar a la única persona en este mundo que me había ofrecido amor, amabilidad, y una segunda oportunidad de ser un ser humano redimible…o le daba la satisfacción de mirarme sufrir mientras mataba a la única persona que alguna vez iba a amar… o le quitaba su poder. Hombres como Novak no sabían qué hacer cuando les quitaban el control y estaba esperando que fuera lo suficiente para permitir que Dovie huyera de él. La obsesión de Novak por tenerme debajo de su pulgar rayaba en lo demente, y si tomaba ese paso, quitando la única cosa que quería tan desesperadamente, sentía como que podría solo lanzarlo fuera de su juego lo suficiente para comprarle a mi hermano y a mi chica un poco de tiempo.

sacrificio, que creía en el bien común, pero por esta joven mujer, por esta fuerte y hermosa chica de buen corazón, lo daría todo. Y haría del mundo un mejor lugar al hacerlo. Incluso en un lugar como The Point, ahí podía haber tanto mal, y conmigo fuera de la foto tal vez eso podría nivelar el campo de juego un poco para las buenas personas en las trincheras. Gente como Titus y Dovie. No sería un sacrificio, sería una cortesía. Me estiré y agarré el brazo que Benny tenía lanzado sobre mis hombros y jalé hasta que sentí que su codo tronó. Idiota. Cuando me estaba gritando, lo golpeé tan duro como pude en los riñones y levanté mi rodilla golpeando con fuerza su barbilla, haciendo sus dientes chasquear y la sangre comenzó a salir de su boca. Luchamos hasta que pude poner mis manos en el arma que estaba agarrando con su mano contraria. Novak estaba gritando, Dovie estaba llorando, Titus estaba gritándome que lo dejara, y sabía que no había menos de seis o siete armas apuntándome en el momento en que me puse de pie. Por si acaso, mientras Benny estaba gruñendo y rodando en el suelo a mis pies, lo pateé tan fuerte como pude en las costillas. Dovie estaba llorando y asustada, e iba a hacer pagar a Novak por todo eso. Él entrecerró sus ojos hacia mí y miré como el jodido cuchillo seguía su camino en la dirección opuesta al otro lado de su pecho, haciendo más sangre y más ira. —¿Qué vas a hacer hijo? Tengo a tu chica. Tengo tu número. Tengo a Race y a Gus. ¿Qué movimientos crees que te quedan? ¿Crees que puedes salir corriendo antes de que uno de mis chicos te dispare hasta dónde estás? Dovie estaba llorando tan fuerte, que los rastros de sus lágrimas estaban dejando caminos a través de la sangre que ahora estaba mojando toda la parte frontal de su pecho. No estaba seguro si podía verme claramente, pero sabía que me había oído cuando susurré:

—¡Bax! —Mi hermano, por otro lado, sonaba furioso y aparentemente me entendía y a mis motivaciones mucho mejor de lo que jamás pensé que lo haría—. ¡Para! Encontré mis propios ojos oscuros mientras miraba directamente a mi padre, directo al futuro que podría haber sido mío si tan solo yo hubiera sido

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—Shane… —Su tono estaba roto y perdido.

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—Lo siento.

un poco peor. Levanté el borde del arma que estaba sujetando holgadamente en mi mano hasta que estaba apoyándola apretadamente debajo de mi barbilla. Esta era la única salida para un tipo como yo. No venías de mala sangre, vivías una mala vida, hacías cosas malas y conseguías salir como un héroe. No, tipos como yo terminaban haciendo la última mala decisión que podían hacer y esperaban que aquellos que dejaban atrás fueran de alguna manera lo suficientemente buenos para salir del desastre que habías dejado. —¡Qué carajo! —Novak sonaba enojado, y Titus sonaba como que estaba tratando de encargarse de todo el ejército de tipos malos solo. —Me quieres tanto que nadie estará a salvo mientras yo sigo cerca. Dispararte no lo hace mejor para nadie, pero esto… resuelve muchos problemas. Todos están a salvo y eventualmente Titus lanzará tu culo a la cárcel, viejo. Esto significa que yo gano y tú jodidamente pierdes. Novak entrecerró sus ojos y pateé a un Benny gruñendo una vez más por si acaso. —No lo harás. Levanté una ceja y traté de ignorar la manera en que Dovie estaba gritándome y luchando contra el agarre de Novak. Ella estaba sangrando por todos lados y la voz de mi hermano rompiéndose por la forma en que me estaba gritando. —Por ella, lo haré.

—No, no, no, no…Shane, no, ¡Por favor para! Esa es la razón del por qué pensé que podía amarla, podía morir por ella. Incluso cuando las cosas estaban peor de lo que podían ser, ella estaba preocupada por mí y no por cómo se veía para ella esta última pesadilla.

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—Algo es diferente sobre ella, Novak. —Nassir era un pendejo y yo iba a hacerlo sangrar por traerla aquí, pero él tenía a Novak detenido—. No está bromeando. Jalará el gatillo por ella.

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Novak maldijo y me miró y entonces bajó la mirada para ver a Dovie. No sé cuál iba a ser su siguiente movimiento, pero el arma se sentía sólida y real en mi mano, si eso era lo que iba a tomar para asegurar que ella conseguía la vida que merecía, una buena vida, una oportunidad para alejarse de esta locura, entonces jalaría del gatillo.

—Por favor… no puedes hacerme esto. —Sonaba tan triste, tan asustada, pero sabía que una disculpa no iba a ser suficiente esta vez. Cambié mi peso de un pie a otro y lancé una rápida mirada hacia mi hermano. Él estaba de rodillas, sangrando por toda su cabeza y un ojo tan hinchado que estaba cerrado, pero seguía luchando con los dos enormes tipos sujetándolo en ambos de sus brazos. Sus ojos estaban encerrados en los míos y estoy bastante segura de que tenía lágrimas mezclándose con la sangre en su rostro… justo como Dovie. —Este es un error que no puedes deshacer, Shane. —Apenas podía oírlo. Creo que rompió su voz gritándome. —Es la única manera de salir, para todos nosotros. Él nunca se detendrá. Lastimará a todos los que pueda si piensa que me tendrá a sus pies. —No lo dejaremos. No lo dejaré.

Tomé una profunda respiración, recordé la manera en que sus ojos parpadearon hacia mí, la manera en que ella se sentía tan nueva y tan completamente mía, y flexioné mi dedo en el gatillo. Novak se estiró tratando de agarrarme, Dovie gritó mi nombre tan fuerte que estaba seguro que oí el sonido de la ventana rompiéndose, y justo mientras me preparaba para hacer lo único que podía pensar para arreglar esta situación para

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Vi a Novak empujar a Dovie. Ella salió disparada por un lado y aterrizó en un montón en su costado junto a donde Nassir estaba parado. Quería arrancar sus brazos de sus articulaciones cuando se agachó para ayudarla a ponerse de pie, pero Novak estaba caminando hacia mí, el cuchillo cubierto con la sangre de Dovie brillando en su mano.

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—Demasiado tarde, Titus. Mírala. ¿Crees que dejará vivir a Race, o a Gus? ¿Crees que si incluso acepto estar debajo de su látigo de aquí hasta la eternidad te dejará ir a ti y a Dovie? Matará a todos los que me importan y me hará mirar. Esa sangre estará en mis manos para siempre. No, esto termina aquí y ahora. Quiere derrumbar mi mundo… bueno, estoy a punto de destruir su legado en un millón de pedazos sangrientos. Él puede tener mi sangre en sus manos para siempre. —Lo entendí ahora. Yo era la terminación del juego de Novak. Estaba donde todo empezó y terminó para él. Tirando de mí, jugando juegos conmigo…era lo único que le traía cualquier clase de placer, y conmigo muerto, con mi vida terminada, el juego terminaría. Dovie, Titus, Race, e incluso mi mamá… ellos dejarían de tener cualquier tipo de valor para Novak si yo ya no era parte de la ecuación.

siempre, fui atacado por un costado como si hubiera sido golpeado por un tren de carga. El arma en mi mano fue rodando a través del piso de concreto desnudo mientras gruñía y me giraba para ver los ojos salvajes de mi hermano mayor. Él estaba goteando sangre por toda mi cara y ni siquiera pude quejarme cuando abalanzó su puño hacia atrás y me golpeó directo en mi boca. No había mucha fuerza detrás de eso, y justo cuando estaba a punto de preguntar qué demonios estaba pasando y cómo demonios se había liberado de sus captores, un solo disparo hizo eco a través de la bodega cavernosa. La esencia agria de la pólvora quemó mi nariz mientras rodaba al mismo tiempo que Titus. Ambos observamos con ojos congelados mientras un estallido de húmeda sangre pegajosa se extendía continuamente por todo el centro de la camisa de Novak. Él levantó dedos temblorosos a la herida y me dio una última mirada antes de desplomarse en el suelo en un montón poco digno. Antes de que alguien pudiera reaccionar, hubo una repentina luz brillante llenando toda la habitación y el sonido de más vidrio rompiéndose. —¡Nadie se mueva!¡FBI! —Salté a mis pies antes de que Titus pudiera decir algo y tacleé a Dovie al suelo muy parecido a como él me había tirado. Estuve inmediatamente cubierto en su sangre y pude sentirla temblar violentamente contra mi pecho. Tuve que usar toda mi fuerza para sacar el caliente metal del arma de sus dedos. Tan pronto como lo hice, ella los enredó en la tela de mi camisa. Miré sobre su cabeza hacia Nassir, quien había caído en sus rodillas junto a nosotros, con sus manos detrás de su cabeza, con la orden de los tipos de negro del equipo de SWAT que repentinamente estaban moviéndose en manada por todo el edificio. Entrecerré mis ojos hacia él en advertencia y solo le dio a su cabeza una sacudida. —Tú y la chica, de rodillas. Las manos detrás de tu cabeza —ladró el federal en un tono sensato.

—Yo le disparé —le dije al policía.

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—Bax… —Su voz tembló mientras rodaba alejándome de ella. Puse el arma en el suelo a los pies del federal y la miré. La besé con fuerza y entonces entrelacé mis dedos detrás de mi cabeza y asumí la posición con la que era muy familiar.

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—Ella está herida.

—¿Le disparaste a Novak? —replicó. Gruñí cuando Dovie abrió su boca para discutir, pero estaba sangrando lo suficiente que el federal inclinara su cabeza a los paramédicos que estaban llevando las camillas. —Olvídalo. Él está muerto en acción. Ella necesita algo de atención. ¿Por qué le disparaste a Novak? Sentí la esquina de mi labio curvarse con burla mientras veía a Titus haciendo su camino hacia donde yo estaba. Miró el arma, entonces a mí, y entonces a donde ellos estaban subiendo a Dovie a la camilla, y sacudí mi cabeza. —Fue una discusión familiar. El federal abrió su boca para decir algo, pero Titus interrumpió. —Ese es mi hermano. —¿El que tiene la cinta? Acaba de admitir que le disparó a Novak. Titus sacudió su cabeza otra vez. Se veía como que estaba a punto de desmayarse. —Vamos, Kruger. Eran como diez a uno. Claramente fue en defensa propia. Novak era un pedazo de mierda. —Mira King. Nos trajiste al operativo y acepté que nos lo cedieras. No tenemos a la gente en el bolsillo de Novak. Haremos una completa investigación y veremos dónde caen las fichas.

—Mira, King, este es un maldito desastre. Tenemos un cuerpo muerto, secuestro, policías corruptos, coerción, lavado de dinero, asalto, intento de asesinato, y todos los demás crímenes que se le pudieran adjudicar.

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—Novak estaba torturando a la novia de Bax, sus imbéciles me golpearon hasta la mierda. Probablemente mataron a su mejor amigo. ¿Puedes culparlo por jalar del jodido gatillo?

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Titus pasó una mano sobre su cabello y bajó la mirada hacia mí. Solo me encogí de hombros. Si tenía que volver a la cárcel para mantener a salvo a Dovie, que así sea. Ella lo valía y esa era una consecuencia ligera comparada tan solo con la otra situación con la que tenía lidiar. No me importaba si nunca veía la luz del día otra vez mientras ella consiguiera vivir la vida que se supone que tendría.

Necesitamos tiempo para depurar todo esto o algún otro despreciable recuperará el lugar de Novak para mañana. Escuché resoplar a Nassir y estuve tentado a alcanzar el arma. Otro federal vestido con el uniforme SWAT llegó detrás de mí y bruscamente jaló mis manos detrás de mi espalda. Sentí las esposas, frías y tan definitivas, sacudí las cadenas donde ya tenía tinta. Titus maldijo. —Lo siento, Bax. —Está bien. Habría sido bueno tener un aviso de que en realidad tenías un plan, sin embargo. —A los federales les tomó mucho tiempo llegar a mí. Sabía que había un policía corrupto trabajando adentro, solo que no sabía quién era. No sé cómo encontraron a Dovie y a Race. Me imaginé que me iban a agarrar y a traerme aquí. Te juro que no sabía que él tenía a tu chica. Fui bruscamente tirado de mis pies y Titus estiró una mano para estabilizarme mientras me tambaleaba un poco. —Te sacaré tan pronto pueda. Bajé mis cejas hacia él mientras los policías y federales rodeaban a los mafiosos de Novak. Casi me reí cuando le pusieron las esposas a Benny, quien estaba gritando acerca de demandar al gobierno. —Yo no importo. Asegúrate que Dovie mantiene su boca cerrada y mantén un ojo en ella. Si Race no lo logra… —Me fui apagando mientras me arrastraban alejándome de mi hermano. —Shane… Lo interrumpí.

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No tuvo la oportunidad de responder porque me jalaron en la dirección opuesta. Una vez afuera, la noche estaba viva con la gente y la conmoción y las luces rojas y azules girando por todo el lugar. Dejé que el policía me arrastrara a un auto particular y esperé mientas abría la puerta de atrás de golpe. Miré sobre el techo del auto justo a tiempo para ver a los paramédicos abrir la puerta trasera de la ambulancia. Dovie estaba todavía

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—Lo digo en serio, Titus. La mantienes alejada de mí, alejada de esto, como sea posible.

en la camilla, y algo de la fuerza que últimamente nos ataba hizo que esos ojos color musgo se abrieran y se encerraran en los míos.

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No había manera de evitar el hecho de que estaba enganchado con esposas y siendo arrestado. Vi el pánico abrumarla, vi que empezaba a luchar, pero ya estaba débil de la pérdida de sangre. De verdad deseaba haber sido yo quien jalara del gatillo. Ella dijo mi nombre y estoy bastante seguro de que movió la boca diciendo “te amo”. Todo lo que pude hacer fue observar mientras la subían en la ambulancia y cerraban la puerta. Todos esos pedazos filosos y puntiagudos que estaban sueltos dentro de mí finalmente formaron una hoja filosa que encajaba justo en el centro de mi corazón. Lo haría todo de nuevo. Ofrecer mi propia vida, dejar mi libertad por ella. No había otra manera de retribuirle finalmente liberarme, liberarme de todo, incluso si pasaba los siguientes veinte años tras las rejas.

16 dovie Traducido por Itorres Corregido por Lizzie Wasserstein

V

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No podía creer lo que habían sido las veinticuatro horas desde que él me dejó en la casa hogar. Después que Bax se fue, había pasado una noche inquieta ante el juicio y desaprobación de Reeve cerniéndose sobre mí. Pienso que ella no creía que Bax fuese una buena elección, pero si era lo último que tenía de él, entonces no iba a dejar que nadie lo contaminara. Efectivamente, a la mañana siguiente, fui suspendida concisamente de la casa hogar por mi supervisor por dejar mi puesto la noche anterior. No estaba segura de sí suspendida se tradujera como despedida o no, y me sentí muy mal por dejar a los niños tirados por unos momentos robados con un hombre con el cual era como tratar de aferrarse a humo, pero me negué a lamentar alguna de las decisiones que había hecho en lo que concernía a Bax.

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i al policía detrás de Bax ponerle una mano en la parte superior de su cabeza y empujarlo a la parte trasera del auto. A pesar de que estaba sangrando e histérica, todavía vi a Bax sonreírme antes de que las puertas de la ambulancia se cerraran y tuviera a un paramédico enganchado en mí. Estaba llorando y tratando de negar con la cabeza. Estaba murmurando una mezcla de "Te amo" y "Soy quien lo hizo", pero todo sonaba como un enredo. La siguiente cosa que supe es que hubo un pinchazo en la curva de mi brazo y una vía intravenosa fue insertada. Lo que sea que se mezcló en la bolsa transparente colgando sobre mi cabeza hizo a mi mente ya difusa ondear dentro y fuera de la conciencia. Una cosa que todavía estaba sorprendentemente clara detrás de la bruma y el humo gris era que Bax había estado dispuesto a poner fin a su propia vida para tratar de conseguir la libertad del resto de nosotros. Y ahora estaba nuevamente con las manos esposadas por mi culpa. Fuera bueno o malo, Bax no podía parecer mantenerse exasperantemente fuera de problemas.

Reeve había tratado de explicar qué lo había hecho por mi propio bien, pero no quería escucharla. Había tratado de llamar a Race para que viniera a buscarme, pero nunca respondió. Había estado tentada de llamar a Bax, pero las cosas con él fueron tan intensas, tan precarias, que no quería enrollar el resorte hacia arriba con más fuerza. Al final, decidí tomar el autobús lo cual tendría que ser suficiente. Solo me había olvidado que el mundo estaba afuera para enseñarme cada lección dura que aún no había aprendido. Ni siquiera había llegado a la parada del autobús antes de que una camioneta negra se detuviera chillando a mi lado en la acera. Mi instinto fue correr, huir, pero no había ningún lugar para ir. Si Novak me quería, él iba a buscarme y yo también podría hacerlo más fácil en mí misma como fuera posible. Yo no era estúpida. Él me quería para poder llegar a Bax o Race. Él no me haría nada hasta que tuviera a cualquiera de ellos, o ambos, donde los quería. Miré a los dos matones, noté que uno tenía nudillos magullados y un labio partido. Giré mis manos juntas y me obligué a tragar la bilis que se elevó en mi garganta. —¿Es esa sangre de Bax? El matón se miró las manos y luego se volvió hacia mí con una sonrisa. —No. Ese bastardo sangra negro. Creo que es de más cerca de casa. Lo cual me había hecho atragantarme y tenía lágrimas en mis ojos. No podía pensar acerca de Race herido, tal vez muriendo solo. —¿Todavía está vivo? —Mi voz era el más escaso susurro, lo que había hecho que ambos matones sonrieran.

El resto del viaje después de que me habían tirado en la camioneta había permanecido en silencio. Podía oler el miedo y la ansiedad vertiéndose fuera de mí, podía sentir las lágrimas silenciosas corriendo por mi rostro, y cuando la camioneta se detuvo y Nassir parecía tirar de mí fuera del asiento de atrás, yo era un desastre tal que no podía soportar

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Solo cerré los ojos y traté de pensar en una manera en que nada de esto pudiera terminar sin que la gente que amaba muriera. No vi ninguna manera de que eso sucediera.

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—Podría estarlo. El anciano, no creo.

permanecer por mi cuenta en mis dos pies. Él tuvo que darme un tirón hacia arriba y darme una mirada dura. —Es por eso que dicen que el amor mata, dulzura. Tienes que elegir tus novios con más cuidado. Solo lo miré aturdida y parpadeé con pestañas que eran pegajosas por la humedad. —Él te matará. Nassir suspiró y comenzó a arrastrarme a través del club vacío. Podía oír el eco de las voces, podía oír el tono bajo y por lo tanto muy enojado de Bax. Tenía miedo, pero algo dentro de mí sabía que mientras él todavía estuviera vivo, Bax haría todo en su poder para tratar de sacarnos de esto tan indemnes como pudiera. —Él va a matar a todos. No tienes ni idea de con quién están tratando en realidad, niñita. El resto había sucedido en cámara lenta. Fui entregada a Novak, un ser vivo, copia al carbón del joven con problemas del que estaba enamorada. Incluso si yo no le hubiera oído llamar a Bax "hijo", lo habría sabido. Tenían la misma complexión corpulenta, los mismos ojos negros sin fondo, y aunque era un par de décadas más joven, Bax tenía el aura innata de un hombre con el que no querías meterte, al igual que su padre. Fue impactante, pero no tanto como la vista de Titus, golpeado y mantenido en el círculo de los chicos malos. No había héroes viniendo al rescate, y los malos definitivamente tenían la sartén por el mango.

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El cuchillo dolió cuando me cortó. El escozor fuerte y real. Tuve que gritar, aunque sabía que Novak lo hizo únicamente para obtener una reacción de Bax. Quería ser estoica y fuerte, pero la sangre era caliente y pesada y el olor cobrizo estaba haciéndome marearme. Cuando la hoja se había movido hacia el lado opuesto de mi pecho, pensé que me iba a desmayar. Bax estaba empezando a desvanecerse dentro y fuera de mi visión, y todo lo que se estaba diciendo a mí alrededor eran solo fantasmas de palabras que no significaban nada. Siendo sostenida por Novak, viendo

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Cuando Novak me agarró por la garganta, había tomado todo lo que tenía para no entrar en pánico. No podía dejar de llorar y estoy segura de que dije el nombre de Bax una y otra vez. Era en la única oración que podía pensar en ese momento.

mi sangre enrollándose sobre sus dedos, pronto comprendí que había una diferencia entre malo y perverso. Todo se detuvo, la sala se quedó inmóvil, y todo lo que podía oír era a Titus gritando el nombre de su hermano. Nunca, nunca, sería capaz de olvidar la visión de Bax con el arma apuntando hacia arriba debajo de su barbilla. Era loco y desesperado, al igual que él. Él estaba mirándome, pidiéndome entender por qué tenía que hacerlo, mientras yo rogaba y suplicaba que se detuviera. Nunca sería capaz de seguir adelante si él me obligaba a verlo morir por su propia mano. Era de ese tipo de cruda, brutal violencia que, literalmente me destruiría. Oí a Nassir jurar y decir algo acerca de Bax siendo un tonto demasiado dramático, y la siguiente cosa que supe, fue que él me estaba alejando de Novak por mi muñeca mientras una lluvia de vidrio de las luces industriales nos llovía encima. Abrí la boca para preguntar qué estaba pasando, pero Titus había conseguido liberarse y taclear a Bax al piso, enviando la pistola volando en la dirección que Nassir me había jalado. La fea pistola negra que había sido preparada para poner fin a la vida del hombre que amaba se detuvo a pocos centímetros de la punta de mi tenis y yo solo la miré. Tenía tanta sangre goteando de mí que no estaba segura de que pudiera permanecer consciente mucho más tiempo, pero ahora tenía fuerzas suficientes, la suficiente ira y disgusto en absoluto a través de los que este hombre nos había puesto a mí y a mis seres, me había alejado de Nassir y agachado para recogerla.

Estaba luchando para hacer que mis extremidades letárgicas respondieran cuando le oí decir a los federales:

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Lo siguiente que supe es que estaba en el suelo, rodeada por el calor de Bax, y él estaba besando mi boca aturdida. Quería decirle que lo amaba, que no tenía miedo de ir a la cárcel por él, como él lo había hecho por Race, pero no me dejó hablar o discutir cuando sacó el arma de sus manos congeladas. Fuimos separamos por hombres vestidos en atemorizantes trajes tácticos negros. Bax entrelazó sus dedos y los puso detrás de su cabeza. Eso me hizo temblar acerca de cuan familiarizado con la rutina estaba.

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Oí al guapo criminal decirme que no, decirme que dejara que los federales lo manejaran, pero vi a Novak avanzar hacia Bax y Titus, el pensamiento de mi hermano posiblemente muerto, y sentí mi propia fuerza vital vertiendo constantemente fuera de mí. Apreté el gatillo. No pretendía, no me importaba donde golpeara la bala, solo quería detenerlo.

—Yo le disparé a Novak. Quería discutir, decirles que fui yo, pero lo siguiente que supe es que estaba siendo levantada y atada a una camilla y un paramédico estaba preguntando mi tipo de sangre y hablando de puntos de sutura y de cirugía plástica. No podía seguir. Quería a Bax. Traté de mantener mis ojos en él, pero le estaban poniendo esposas y yo estaba rodando hacia la noche. No fue hasta que me dio esa sonrisa, esa pequeña contracción de sus labios que me dejó saber que él iba a volver a la cárcel, sacrificaría su vida de otra manera por mí, me puse histérica. Estaba segura de que el paramédico me sedó porque cuando finalmente me desperté, finalmente se sacudió la pelusa de entre mis oídos, estaba en un hospital, mi pecho estaba vendado como una momia, y tenía tubos y cables saliendo de mí por todos lados. No sabía qué hora era, ni cuánto tiempo había pasado, pero sabía que tenía que averiguar sobre Race y hablar con alguien acerca de Bax. No iba a dejar que fuera de nuevo a la cárcel por algo que no hizo. Traté de levantar una mano para tocar mi pecho, pero una voz ronca desde algún lugar a mi derecha me hizo parar. Por no hablar, de que el más mínimo movimiento hizo que la parte superior de mi cuerpo se sintiera como si estuviera desgarrando las costuras. —Yo no haría eso. Tienes más costuras en este momento que una colcha.

Titus gruñó y lentamente se puso de pies. Él estaba acunando sus costillas mientras caminaba a mi lado de la cama. —Has perdido mucha sangre... mucha. Necesitaste una transfusión, pero en el camino aquí a la ambulancia, entraste en shock. Casi no lo logras.

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—¿Cómo esta Race? ¿Dónde está Bax? ¿Cuánto tiempo he estado aquí? —Tenía un millón de preguntas y todas salieron a borbotones en un apuro por hablar.

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Moví mis ojos y los entrecerré hasta que el hermano mayor de Bax entró en foco. Él tenía un aspecto horrible. Su cara era un desastre, los dos ojos negros, un labio hinchado, y parecía que tenía su propio conjunto de puntos de sutura a través de una de sus mejillas y cerca de una de sus orejas. Más allá de eso, se veía cansado, y si el manto oscuro de sombra de su rostro era una indicación, él no había estado en casa por un tiempo.

Di un grito ahogado y miré mi pecho fuertemente vendado. Sabía que me habían hecho daño, que el cuchillo se sentía como que estaba cortando en mí mismo corazón, pero no podía creer que casi me había muerto. —Race tuvo una muy mala paliza. Tiene una pierna rota y un hombro dislocado y estaban preocupados por una hemorragia interna debido a la gravedad de sus heridas, pero en general, en realidad está en mejor forma que tú en este momento. Fue dado de alta esta mañana, cuando estabas inconsciente. Lo llevaron a una casa de seguridad de los federales, pero ahora que estás despierta, estoy seguro de que estará aquí en un instante. Fue muy difícil de manejar cuando se enteró de la gravedad de tu estado. Estaba tan aliviada de que Race estuviera bien empecé a respirar un poco más fácil, hasta que Titus dejó de hablar. —Gus no lo logró. Le dispararon en el estómago y lo dejaron desangrarse. Estoy seguro de que fue la manera de Novak de pagarle a cambio por traicionarlo, por dejar a Race esconderse delante de sus narices todo este tiempo. Tragué saliva. Realmente no conocía el viejo mecánico así de bien, pero era importante para Bax y él había salido de su área de confort para mantener a salvo a mi hermano y ofrecernos refugio en la tormenta. No era correcto. Me aclaré la garganta un poco y le pedí a Titus darme un vaso de agua. —Estoy un poco fuera de esto, pero no tanto, por lo que puedo decirte que estás evitando decirme dónde está Bax. —Si él hubiera estado dispuesto a morir por mí, ¿no debería estar aquí cuando me escapé por poco a mi propia muerte?

—¿Qué? De ninguna manera. No voy a dejar que Bax vuelva a la cárcel por algo que no hizo. Titus maldijo entre dientes.

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—Escucha, Dovie. —Él suspiró pesadamente y me miró fijamente con sus ojos hinchados—. No puedes decir nada acerca de lo que pasó con Novak.

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Las manos de Titus se cerraron alrededor de los carriles de la cama del hospital, e incluso bajo el negro y el azul para colorear su hermoso rostro, podía ver el blanco fantasmal de su palidez.

—No tienes otra opción. Sabía que Novak iba a tener su tipo en el interior agarrándome. Sabía que había policías corruptos en toda su acción. Llamé a los federales el día que Bax me entregó la memoria. Conseguir que Nassir estuviera de acuerdo con ayudar era un poco más difícil porque ese chico no hace nada de forma gratuita. Le dejé hacer la pelea, sabía que Bax se mostraría, sabía que Novak me agarraría y llevaría, pero no tengo idea de cómo te encontró a ti o a Race. Los federales tienen un buen caso en contra de la mayoría de la tripulación de Novak, incluyendo tu secuestro. No puedes empezar a decirle a la gente que le disparaste a Novak por la espalda. Sería arruinar todo y Bax se enfadaría. ¿Me entiendes? Traté de negar con la cabeza, pero dolía mucho, tuve que apretar los ojos cerrados y concentrarme en la respiración. —Había una habitación llena de gente. Todo el mundo vio que yo le disparé. Bax ya renunció a tanto por mi familia, por mí. Él no puede volver a la cárcel. —No me sentía como si pudiera hacerlo sin él. Titus volvió a suspirar y dejó caer la cabeza hacia adelante. —No voy a dejar que regrese, pero ahora él es un ex convicto atrapado en una investigación federal en serio enredada. Si intentas y te involucras, tratar de sacrificarte por él... Jesús, Dovie, ¿puedes imaginar la clase de mierda autodestructiva que va a tirar para mantenerte fuera de problemas? Él está enamorado de ti, se iba a suicidar para que estuvieras segura. ¿De verdad crees que va a mantenerse al margen y ver cómo te sientas en una celda mientras los federales intentan averiguar quién es el culpable? Joder no. Dejé caer mi cabeza hacia un lado y sentí a mi corazón golpear en mi pecho.

—No quise matarlo. Solo quería que se detuviera. —Mi voz era tan suave, que no estaba segura de que de hecho hubiera las palabras en voz alta.

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—Por ahora. Está en un centro federal mientras los federales deciden quién es quién y el nivel de cargos para todos los jugadores. Ellos necesitan de ti y Race para testificar, y lo más probable es que van a hacer un acuerdo con Bax a cambio de su testimonio también.

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—¿Está encerrado?

—No me importa que lo quisieras o no. Me alegro de que el hijo de puta se haya ido. Era la única manera en que Bax tuviera algún tipo de oportunidad de vivir una vida semi-normal. —Ni siquiera me dijo que Novak era su padre. —Porque lo odiaba. Cuando él era un niño pequeño, Novak pasó mucho tiempo negando que Bax fuera suyo. Llamó a mi madre puta, más o menos arruinándola. Ella nunca fue magnífica, pero creo que la hizo golpear la botella aún más. Cuando Bax se puso un poco más grande, comenzó a meterse en problemas, comenzó a robar autos como si fuera fácil, de repente Novak vio al heredero de su reino criminal. Al principio Bax pensó que era genial. Tipos como Benny entregándole fajos de dinero en efectivo y haciendo cualquier cosa y todo lo entregado a él era adictivo. No fue hasta que lo metió un par de veces y Novak siguió empujándolo para ir más duro, hacer tratos más grandes, tomar más riesgos, que Bax se dio cuenta de lo que estaba haciendo. Novak no quería reclamarlo como su hijo, pero seguro como la mierda que él quería moldear una copia de sí mismo. Novak odiaba que él nunca pudiera controlarlo totalmente. Honestamente, la obstinada, vete-al-inferno actitud de Bax es lo único que lo mantuvo libre de las manos de Novak, además de que creo que por eso Novak lo quería tanto. Novak no podía manejar el desafío de su propio hijo. Nos miramos el uno al otro por un momento largo y tenso. Me estremecí de forma automática cuando él extendió la mano y rozó sus nudillos a través de la venda blanca prístina que cubría todo mi pecho.

—¿Puedo ir a verlo cuando salga de aquí? Una risa amarga estalló, e incluso detrás de sus ojos maltratados pude ver la frustración y la tristeza.

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Tragué saliva y cerré los ojos. No quería creer lo que estaba diciendo, pero podía oír la lógica y la verdad detrás de sus palabras. Cualquiera que fuera el problema que Bax tenía con él, Titus realmente se interesaba de corazón por su hermano menor.

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—Él habla acerca de a veces tener que tomar la difícil decisión. Sé que no quieres dejar que se siente tras las rejas por algo que no hizo, pero si te preocupas por él, si lo amas como yo creo que lo haces, entonces eso es lo que vas a tener que hacer. Ahora mismo estoy un noventa por ciento seguro de que lo sacaré en una semana más o menos. Si vas hacer una tormenta y echarte en la hoguera, él hará algo estúpido para tratar de salvarte, y nunca lo volveremos a ver.

—Él ni siquiera me verá. Está encerrado, de vuelta en la cárcel; ese es el último lugar en la tierra en que va a querer que lo veas. Solo vas a tener que ser paciente, Dovie. Deja este juego. Había asentido en acuerdo, pero dejar a Bax controlar la forma en que se desenvolvería significaba darle la opción de caminar lejos de mí. Lo sabía. Él no quería que lo viera, la violencia, la venganza, lo viral, la vileza que trabajaba en su vida, pero ahora yo iba a tener una V gigante cosida sobre mi pecho para recordármelo todos los días de todos modos. Iba a tener que demostrar que la V también representaba la victoria, el valor, la viveza, la vitalidad, y tal vez incluso la virtud, la cual él nunca creería. Estaba enamorada de él, de ambas partes de él, y no iba a dejar que se fuera. —No haré nada estúpido, pero es mejor que lo saques, Titus. —Lo haré. Lo prometo.

Ella me dijo que tenía un visitante esperando para verme. Supuse que era solo Race comprobándome, así que le dije que lo dejara entrar. Ella asintió y me mencionó que el guardia en la puerta tendría que aprobar que viniera en primer lugar, lo que me pareció extraño, ya que se suponía que

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Me desmayé mientras Titus estaba cerrando la puerta y no me desperté de nuevo hasta que una enfermera entró para comprobarme. Ella me dio una larga lista de qué hacer y no hacer con las heridas en el pecho. Aparentemente eran mucho peor que un simple corte superficial. Tenía más de cien puntos de sutura uniéndome, y debajo de la gasa y vendaje, no era muy bonito. Otra vez ella mencionó que iba a tener que ir por la cirugía plástica y me entraron ganas de reír y decirle que era de The Point, que no hacíamos cosas como la cirugía plástica. Llevábamos nuestras cicatrices de batalla en alto y con orgullo y las mostrábamos al resto del mundo para que ellos pudieran tratar y tirarnos hacia abajo, pero sobrevivíamos de todos modos. No estaba segura de sí eran los analgésicos trabajando a través de mí o no, pero también me pareció que una ruda cicatriz hacía más comprensible como un chico con una estrella tatuada en su cara podría amarme de vuelta.

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Él me dijo adiós y juró mantenerse en contacto. También me dijo que había un agente federal asentado fuera de la puerta, así que si alguien más estaba pensando en tratar de matarme al día siguiente más o menos, sería un poco más difícil. Creo que normalmente habría apreciado su humor seco, pero estaba cansada y triste y la única persona que podía hacerme sentir mejor estaba tan lejos del alcance que hizo imposible para mí pensar que las cosas estaban finalmente mejorando.

mi hermano estaba bajo custodia de protección también. Le pedí que me buscara algo de comida y ella se rio y me dijo que iba a ver lo que podía hacer sobre conseguir alimentarme. Oí voces silenciadas afuera de la puerta y giré mi cabeza en la almohada cuando la puerta se abrió. Estaba rígida de todas partes, y ahora que estaba más despierta y consciente, podía sentir la tensión de tracción a través de mi piel y la quemadura individual de los hilos que me sostenían. Gemí y traté de ponerme más cómoda. Me resistí con sorpresa cuando vi que era Reeve quien venía a pararse junto a mi cama. —¿Qué estás haciendo aquí? Ella no me miraba directamente, pero llegó detrás de mí para ajustar las almohadas que estaba acomodando hasta que encontré una posición más cómoda para relajarme. Ella se retorcía las manos, y a pesar de que todavía estaba un poco drogada, me di cuenta de que estaba fuera de sí... distraída y nerviosa. —Reeve, ¿por qué estás aquí? —¿Sabes cómo sé que tipos como Bax son malas noticias, cómo sé que pueden destruir tu vida sin pensar? Fruncí el ceño. —Tú no sabes nada acerca de la clase de hombre que es Bax. No tienes ni idea de lo que estaba dispuesto a hacer para mantenerme a salvo. Si ella estaba aquí para tratar de convencerme de no estar con él de nuevo, iba a encontrar la salida de esta cama de hospital y golpearla.

—Su último año de secundaria conoció a este chico... un tipo muy parecido a Bax. Bien parecido, encantador, y estropeado en todo tipo de cosas realmente malas y peligrosas. Él solo la abrumó. Tomó un mes para que ella comenzara faltar a la escuela, tres para que ella comenzara a ignorarme y empezara a pelear constantemente con mis padres, y luego de seis meses, estaba tomando drogas y robando. A los siete, había

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No podía entender a qué quería llegar, pero no tenía otra cosa que hacer más que dejar que me contara su historia.

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—Mi hermana. —Su voz se quebró y tuvo que tomar un segundo para aclararse la garganta—. Ella es un par de años más joven que yo. Era una estudiante A, presidenta de la clase, la niña de los ojos de mis padres. Éramos las mejores amigas.

abandonado la escuela, trabajaba como desnudista, y yo ni siquiera la reconocí nunca más. Ella estaba llorando lágrimas silenciosas y sus manos estaban en puños a sus costados. —Él la dejó cuando se negó a comenzar a prostituirse por él, pero él no acabó de volcar todo en ella, la mató a golpes. Murió encadenada y solo a causa de él. —Ella tragó saliva ruidosamente y me miró fijamente—. La razón por la que no quería prostituirse fue porque estaba embarazada. Él la mató y a su bebé porque no quería follar con extraños por dinero. Ella solo tenía dieciocho años. Me sentí mal por esta chica. Era una historia desgarradora, pero Bax no era así. —Lo siento por tu pérdida, Reeve, pero, ¿qué tiene eso que ver conmigo o con Bax? Ella negó con la cabeza un poco y sus ojos se pusieron muy grandes en su cara. —Eres tan buena, tienes un corazón tan grande. No podía soportar la idea de él haciéndote lo que le pasó a Rissa... —Su voz se desvaneció y volteó la cabeza para mirar por la ventana—. Estaba enojada cuando Rissa murió. Creo que me volví un poco loca. El tipo que la arruinó, él era malvado, y la única manera de luchar contra el mal es el mal. Si le preguntas a suficiente gente en The Point, ellos eventualmente te dirán acerca de Novak. Sentí mi corazón comenzar a caer y mi aliento ir todavía en mis pulmones.

—No te pido que me perdones. Solo quería explicarlo. Novak se hizo cargo de la persona que destruyó a Rissa, pero él siempre pide un precio. Durante mucho tiempo nunca llamó a la puerta, nunca me molestó sobre el dinero o trabajar para él. Pensé que era solo suerte. El asesino de Rissa estaba muerto, víctima de su propio estilo de vida horrible, y trabajaría hasta

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Sus ojos azul medianoche se estrellaron en los míos, y aunque estaban brillantes por las lágrimas, lo sabía, solo sabía en el fondo de mis entrañas, que tuvo algo que ver con los matones de Novak tirando de mí en la calle.

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—Mírame, Reeve.

morir para ayudar a los necesitados para poder pagarle al mundo por ser vengativa y con ganas de sangre. »Benny se presentó en la casa hogar el primer día que Bax te dejó. Dio esta gran historia acerca de lo que Bax te estaba haciendo, cómo te estaba utilizando para vengarse de Race. El tiempo para hacer pagar a Novak había llegado. Querían saber cuándo ibas a estar sola y si sabía dónde estaban alojados, porque sabían que no estabas más con Bax. Conseguí tu suspensión. Llamé al administrador del hogar y le dije que te fuiste con Bax. Les dije que estarías caminando a la parada del autobús sola y que mencionaste a alguien llamado Gus. No creo que siquiera fueras consciente de que el nombre se te salió, pero era todo lo que necesitaban. Traté de decirme a mí misma que estaba ayudando, que cualquier cosa para alejarte de ese tipo era por tu propio bien... pero lo sabía. Dentro de mí sabía que iban a usarte, matarte, y yo les di la información de todos modos. Debería querer encadenarla, querer sangre por sangre, y ¿quién sabe? Tal vez si las cosas hubieran sido diferentes y Bax hubiera apretado el gatillo, querría de hecho todo eso, pero ahora mismo, lo único que podía sentir era lástima. Reeve había querido muerto a un hombre malvado que había hecho daño a alguien a quien amaba, y yo había matado a un hombre malvado porque él iba a continuar hiriendo y torturando a los que amaba. Nos miramos la una a la otra, no sé si realmente ella quería redención o algún tipo de validación de mí parte, pero no iba a conseguirlo.

—Dejé la casa hogar. Iré a la policía a decirles lo que he hecho. No sé lo que eso signifique para mí, pero es lo correcto. Estaba tan perdida en lo que estaba haciendo, en la venganza y el odio, ya ni siquiera sé ni quién soy, y eso es exactamente lo que estaba tratando de evitar que te sucediera. Solo que te pareces más a ti misma de lo que nunca antes lo hiciste.

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Ella abrió su boca y volvió a cerrarla. Parpadeó la última de sus lágrimas y su boca se torció en una sonrisa sardónica.

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—Mi hermano casi se muere porque lo encontraron. Un muy agradable hombre decente no lo logró porque entregaste esa ubicación. Sanaré de las heridas de arma blanca, me hicieron daño, pero no casi tanto como ver al hombre del que estoy enamorada sostener un arma hacia su cabeza porque estaba tan desesperado por sacarme de ese almacén viva. Entiendo lo que sucede cuando haces un pacto con el diablo, Reeve, pero eso no quiere decir que no creo que no merezcas tu tiempo en el infierno por pagarle a él.

—Tener a todo tipo de personas tratando de matarte realmente puede ser revelador, y Bax... bueno, digamos que me hace entender que somos quienes queremos ser y quienes somos en última instancia, tiene que ser con el fin que sea en esta vida. Encontrar la combinación adecuada de esas dos partes de nosotros mismos es realmente la única cosa a la que podemos aspirar. Cuando vayas a la policía, es posible que desees evitar a un detective llamado Titus King. Es el hermano de Bax, y si sabe que tú diste mi ubicación, no podría ir tan bien para ti. —Lo siento mucho, Dovie. Sé que metí la pata y odio que alguien tan sinceramente maravilloso como tú tuvo que pagar por ello. Levanté una ceja. —Puedo pagar mis deudas, siempre y cuando la recompensa valga la pena al final. Su sonrisa fue de sardónica al triste. —¿Piensas que tu recompensa es Bax? —Creo que mi recompensa es la felicidad, y no puedo ser feliz sin él, así que mi recompensa está viviendo en un lugar donde esto sucede. —Nunca será fácil. Dar todo lo que tienes a alguien como él... podría terminar contigo. Me hubiera encogido de hombros, pero para ahora los analgésicos iban desapareciendo, y estaba muerta de hambre, y mover algo más que mis ojos y mi boca causaba agonía desbocada por toda la longitud de mi piel. —Algunos chicos... son mejores cuando son malos. Bax es uno de ellos y estoy empezando a pensar que mi hermano podría ser uno de ellos, también. Solo tengo que ser lo suficientemente buena por todos nosotros para compensarlo.

—Si alguien puede ser tan bueno, esa eres tú. Te deseo la mejor de las suertes, Dovie. Realmente lo hago. —Para ti también, Reeve. Debí probablemente advertirle que una vez que Bax estuviera fuera de la cárcel, una vez que él supiera que ella era la razón por la que los

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rostro.

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Ella se rio un poco y vi un remordimiento genuino en su hermoso

matones de Novak habían sabido dónde agarrarme, ella podía desear mantener un ojo hacia fuera. Podía mirar más allá de eso, pero algo me dijo que él iba a ser mucho más lento para perdonar. La enfermera regresó y me ofreció un poco de gelatina y el caldo más suave que he probado alguna vez. Estaba cansada de nuevo, pero el federal en la puerta mencionó que Race estaba viniendo con su propio personal de custodia, por lo que me obligué a permanecer despierta. Cuando finalmente apareció, tomó todo lo que tenía para no estallar en sollozos ante la vista de él. Parecía que había sido atropellado por un camión, y la inquietud y preocupación en su mirada color musgo tenía que reflejar la emoción en mí. —Estoy tan contento de que estés bien. —Su profunda voz sonaba como rocas rodando por la ladera de un acantilado. —Igualmente. Te ves tan bien como me siento. Él se acercó cojeando al lado de mi cama y con cuidado levantó mi mano. Le dio la vuelta y puso sus dedos en el pulso. Estaba un poco inestable y débil, pero estaba ahí. —Casi mueres, Dove. Nunca he estado tan asustado de algo en mi vida. Acurruqué mis dedos alrededor de los suyos y les di un suave apretón. —Estoy bien. —Y Novak ya no existe. Me hubiera gustado haber estado allí para ver la expresión de su cara cuando Bax apretó el gatillo. Abrí la boca para explicar, para tratar de establecer lo que realmente sucedió, pero la voz de Titus daba vueltas en mi cabeza. La difícil elección se sentía muchísimo como mentir.

—Él nunca dijo nada al respecto, ¿sabes? Nunca vino y me dijo, pero cuando los vi por primera vez a los dos juntos, no había duda. Ellos se ven malditamente exactamente iguales, tienen los mismos ojos. Le pregunté una vez y él me dejó en The Hill sin un viaje a casa, por lo que nunca le pregunté de nuevo.

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Su cabeza rubia bajó un poco y vi su pecho subir y bajar con una profunda inhalación y exhalación.

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—¿Sabías que Novak era el papá de Bax?

—¿Qué va a pasar ahora, Race? ¿Qué vamos a hacer? Me apretó la mano y esa sonrisa que siempre me hacía sentir como que todo estaría bien iluminó su rostro. —Nos las arreglaremos. Siempre lo hacemos. —Bax no nos dejará ir a verlo. —Esa, Dovie, es una pelea que podrías tener que luchar por tu cuenta. Creo que él se preocupa por ti, por mucho tiempo a él nunca le ha importado nadie, pero él no sabe lo que pasará a largo plazo. Entrecerré los ojos. —Solo tendré que mostrárselo. Race resopló y tuvo que sentarse. Sus heridas no eran tan graves como la mías, pero definitivamente no estaba en plena forma. —Si él rompe tu corazón, voy a matarlo. —¿Qué pasa si yo rompo el suyo? —Tuve que reír un poco, de lo cual al instante me arrepentí, ya que sentía como que el ácido estaba siendo vertido sobre mi pecho mientras Race gruñía y ponía sus puños en las cuencas de sus ojos. —Esto va a apestar para mí, ¿no es así? —Vamos, si alguien se merece un final feliz, somos nosotros. —No sé acerca de Bax, pero tú, Dovie, te mereces lo mejor de todo.

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Estaba en lo cierto, lo merecía, e iba a conseguirlo, aunque mi "todo" iba a hacerme trabajar por ello.

17 Bax Traducido por Jenn Cassie Grey y Lorena Tucholke Corregido por Lizzie Wasserstein

T

Los federales habían querido mantenerme encerrado por mucho más tiempo. Mi reputación me precedía, y el hecho de que tenía mala sangre no estaba perdido para ellos. Solo que era mucho más útil como testigo y había obtenido suficiente suciedad en el resto de la operación de Novak por lo que eventualmente, había tenido que hacer un acuerdo que involucró el tiempo cumplido y libertad condicional. Titus estaba enfadado.

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No había nada que pudiera hacerse sobre ello. No quería que ella me viera vestido de naranja convicto, no quería que se doblara y le dijera a los federales que fue era quien realmente puso esa bala en Novak. Así que a pesar de que se sentía como polvo y cenizas a lo largo de mi lengua, me negué a verla, y después de la quinta vez, ella dejó de venir. Así que me recosté temprano en la noche, mirando el techo de cemento girar una y otra vez tratando de pensar en todas las formas en que lo hubiera podido hacer mejor para ella, podría haberla prevenido de ser parte de algo de esto. La respuesta era realmente simple cuando la encontré. Debí haber mantenido mis manos lejos de ella, dejarla sola. De esa forma, al menos, se no habría enredado con Novak, eso habría quedado en las manos de Race, en su consciencia, no en la mía.

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res meses no eran nada comparados con cinco años. Podría pasar tres meses encerrado parado de cabeza. Bueno lo podría haber hecho sin parpadear si no hubiera tenido nada que perder esta vez. Pasé cada día, cada minuto, cada segundo quebrándome y analizando que podría haber hecho diferente. A pesar de que me negué a verlo, a no ver a nadie más que a los federales que me acosaban una y otra vez, Titus se hizo su camino dentro. Sabía que Dovie casi había muerto. Sabía que ella estaba teniendo un mal momento permaneciendo sentada mientras yo estaba encerrado, y sabía que había roto su corazón cada vez que ella trató de venir a verme y les dije a los guardias que la mandaran a casa.

El federal al que le habían asignado el caso, estaba arrastrando sus pies para mantenerme entretenido, y Titus lo sabía. Decía que era porque me negué a estar en custodia de protección. Ellos querían que me mudara, querían que jugara a la casita en algún agradable, callado vecindario y me cambiara el nombre hasta que el caso fuera a juicio contra el último de la pandilla, pero me negué. No sabía cómo vivir en ningún lugar más que en The Point, y nunca he sido del tipo que se esconde. Realmente, ahora que Novak se había ido, yo era probablemente el tipo más temible en las calles, y aún estaba lo suficientemente molesto por Dovie saliendo herida, Gus siendo asesinado, acerca de Race teniendo que renunciar a su vida y tomando la derrota, que no pensé que nadie iba a ser lo suficientemente valiente para intentarlo y atraparme.

Estaba en mi apartamento de mierda en el centro de la ciudad, y a cerca de la mitad de terminarme un whisky barato, cuando mi hermano

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Dos semanas de libertad. Dos semanas de hacer girar mis ruedas y tratar de averiguar cuál debería ser mi siguiente movimiento. Hasta ahora, todo lo que había logrado conseguir era terminar súper borracho todas las noches y buscar descaradamente pelea con cualquiera que tan solo me mirara de reojo. Estaba siendo temerario y estúpido. Lo sabía y no podía detenerme. En toda mi vida, cualquier cosa que me había sido dada, la había aceptado como parte de tener una vida dura y áspera. Nunca había estado insatisfecho, sabía que había hecho mi parte justa de realmente jodida mierda que necesitaba enmendar, pero no había sido infeliz o había sentido que estaba olvidando algo. Ahora, lo hice y lo odiaba. Me sentí dividido, me sentí mal y justo en la fina línea de mantenerme cuerdo y no volverme loco.

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Solamente no pensé en todas las formas que debí haberlo hecho mejor para Dovie. Pensé en su boca, su pálida, pecosa piel, y en la manera en que su cabello se torcía y giraba como si tuviera vida propia. Recordé la manera en la que sus ojos brillaban de verde oscuro a un brillante jade cuando estaba dentro de ella, la forma en la que ella me llamaba “Shane” cuando estaba excitada, y la forma en la que usaba “Bax” para recordarme que pensaba que eran dos lados míos y uno de ellos normalmente le asustaba. Apestaba que ella estuviera asustada de él, porque solamente le había traído nada más que dolor y problemas. Y súper apestaba porque había más que suficiente de Shane en mí para saber que ahora que había estado fuera por dos semanas, la mejor opción era olvidarme de ella y dejarla vivir una vida segura y feliz lejos de cualquier cosa que Bax trajera con él.

entró sin avisar. En algún momento había olvidado el “medio” cada vez que pensaba en él como mi hermano. Y considerando que era el único enlace real que tenía hacía lo que más quería, traté de ser lo más agradable que pude, incluso cuando aún tenía algunos problemas por la manera en que él había dejado todo el espectáculo que tenía con Novak. —¿Qué estás haciendo aquí? Al menos eso era lo que quería preguntar, pero estaba bastante maltratado y mi lengua no se sentía como si estuviera funcionando bien. Titus me dio una mirada y suspiró. Caminó hacia donde la botella gigante de whisky estaba depositada en el suelo junto a la cama y la recogió. Debí de haber protestado cuando la tiró en el lavabo, pero no tenía la energía ni la fortaleza para reclamarle. —Un abogado me contactó hoy. —¿Y? Los abogados han estado arrastrándose por mi culo desde que salí. —Eso es porque tú eres el testigo estrella, y si vas y haces algo estúpido para arruinar la poca credibilidad que tienes, puede poner a Benny y al resto de la gente de Novak de regreso en la calle. Ellos están tratando de mantener tu nariz limpia. Pasé una mano por mi cara y descubrí mis dientes en un feroz intento de una sonrisa. —Todo limpio, hermano mayor. —Estás actuando como un idiota. —Como sea. ¿Qué es lo que quieres Titus?

—El taller… es tuyo. Solamente necesitas mantener a raya tu mierda e ir a firmar el papeleo. Creo que el abogado que se está encargando de las propiedades ha estado tratando de contactarte, pero aparentemente, no quieres hablar con nadie.

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Mi cabeza estaba mareada y traté de levantarme completamente, solamente para encontrarme con la habitación inclinándose de lado y mi estómago comenzó a girar en protesta.

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—Los bienes de Gus estarán cerrados en los próximos días. Le dejó casi todo lo que tenía a su esposa. Pero el taller y los autos… —Los ojos azules de Titus eran penetrantes mientras me miraban—. Te dejó eso a ti.

Cerré mis ojos y puse un brazo sobre ellos. Olía mal, me sentía mal, me veía mal. Estaba mal. —No tengo nada que decirle a nadie. —¿En serio? ¿Tal vez una llamada a tu mejor amigo para decirle que te alegra que esté a salvo? ¿Una llamada a tu madre para hacerle saber que estás fuera de la cárcel? ¿Una llamada a tu chica para hacerle saber que la extrañas y que lamentas haber sido un imbécil? Jesucristo, Bax. Deberías verla. Fue casi imposible hacer que aceptara mantener su boca cerrada, y entonces vas y le rompes el corazón para variar. Ella piensa que la culpas, piensa que no le hablarás porque regresaste tras las rejas por ella. Necesitas hacer las cosas bien con Dovie. Nadie va amarte de la manera en que esa chica lo hace. Ve a casa, Bax. Arregla esto, haz una vida para ti mismo por primera vez. —Casi hago que la maten No estaba seguro de haber dicho las palabras, pero las sentí, las probé, y vivía con ellas como un peso de plomo en mi pecho cada minuto de cada día. Titus suspiró y escuché la vieja silla chirriar mientras se dejaba caer sobre ella. —Sí, bueno, esa fue una tormenta perfecta en mal tiempo. Sí, ella es vulnerable por tu causa, por Race pero, ¿no es mejor mantenerla cerca en lugar de dejarla arreglárselas por si misma? Solo porque no estas físicamente a su lado no significa que nadie, y quiero decir nadie, va a olvidar lo lejos que estabas dispuesto a ir para verla libre. Apuntar un arma cargada en tu cabeza mandó un infierno de mensaje. Bax, todo el mundo en esa bodega lo captó alto y claro.

Él resopló y tuve que girar mi cabeza y abrir un ojo para mirarlo. —Fue vendida a los chicos de Novak por alguien que consideraba una amiga, su propio padre puso un ataque sobre ella, tiene una madre drogadicta, un hermano que juega con fuego, y ella está enamorada de ti… sí ella se merece algo mejor, pero esto es como se ve su vida, Bax. No

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—Ella se merece algo mejor.

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Mi pecho subía y bajaba, el aire apresurándose dentro y fuera de mis pulmones, pero no sentía que estuviera respirando. Me sentía como si no fuera nada.

hay mejor, solo es continuar y ser feliz con lo que tienes. Ella es una buena chica, vivío con la misma oscuridad, la misma lucha, que tú tuviste, y aun así se las arregla para ser suave, se las arregla para ver el bien en chicos como tú y Race. No jodas esto, será la peor decisión que has tomado hasta ahora, y santo infierno, ha habido muchas malas decisiones de tu parte a través de los años. Le lancé una almohada sin entusiasmo, pero la tomó y la lanzó de regreso a mi cabeza, haciéndome parpadear cuando chocó contra mi torturado cráneo. —¿Por qué te importa? —Porque eres mi hermano. Porque aunque tú no lo veas te mereces algo mejor también. Haz algo con el taller. Haz algo con la chica. Haz algo con tu vida, Bax. En este momento, no puedes echarle la culpa a ser el chico malo o no tener otras opciones. Sus palabras cayeron sobre mí como golpes físicos. Estaba ebrio, pero aun debajo de la sabana de borrachera y negación, no podía esconder la verdad de sus palabras. —¿Que hay si tomo el taller y hago con él algo que no te guste? Gruñó y se puso de pie. —¿De verdad le estás diciendo a un policía que planeas tener un negocio de piezas robadas? Me habría reído si hubiera estado seguro que eso no me haría vomitar.

—Por lo menos me motiva para no ser atrapado. —Eres un épico dolor en el culo. Lo sabes, ¿cierto?

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—Lo manejaré de la misma manera que siempre lo he hecho. Te quiero, Bax, pero si rompes las leyes te atraparé y te pondré de regreso en la cárcel. Ahora que sabes lo que es estar detrás de las rejas cuando tienes algo que perder, espero que en un futuro eso sea lo suficiente para mantenerte del lado correcto de la ley.

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—No, le estoy diciendo a mi hermano que tal vez no tenga planes honorables para el futuro. ¿Crees que puedas soportarlo?

Estar de pie era un poco más difícil que solo estar sentado. Necesitaba todo el café de The Point y una ducha a la temperatura de la bañera de Satanás para tener mi cabeza trabajando adecuadamente. —He escuchado eso una vez o dos. ¿Sabe dónde está ella? ¿Regresó a ese apartamento de mierda frente al restaurante? —Esperaba que “ella” no necesitara ninguna explicación extra. Titus sacudió la cabeza y se dirigió a la puerta. —Creo que se cansó de mí insistiéndole en mantener su boca cerrada acerca del disparo. Se tomó las noticias acerca de su amiga mandando a los chicos de Novak bastante bien, pero creo que le sigue punzando. No he hablado con ella desde que saliste. Race aún se está quedando en el desván sobre el taller, pero ella no está ahí. Una penetrante y fría astilla de rabia hizo su salida a través de mi neblina mental. —¿Quién era la amiga? ¿La rubia del restaurante? —Dovie no tenía muchos amigos, o personas a las que fuera cercana, así que los sospechosos eran limitados. —No. Ellas trabajaban juntas en la casa hogar, pero antes de que te pongas todo emocionado y pienses en hacer algo idiota, deberías saber que los federales la catalogaron como material de testigo también. Tomó su oferta de trasladarse así que no podrías llegar a ella. Lo miré, aun cuando eso dolía como una perra. Me tambaleé un poco en mis pies, lo que arruinó completamente la asesina mirada amenazante que estaba tratando de darle. —Pero tú puedes.

Resoplé y froté mis manos sobre mi cara. Incluso no me sentía como un humano. —Solo lo estás diciendo porque ella es maravillosa y tiene esos grandes ojos azules.

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—Podría, si quisiera, pero deberías saber ahora, que las personas toman malas decisiones todo el tiempo. Esas decisiones no deberían de definirlos para siempre.

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Alzó una ceja hacia mí y abrió la puerta.

—Lo estoy diciendo porque sus acciones casi hacen que asesinen a Dovie y me obligaron a ver a mi hermano pequeño colocar una pistola sobre su cabeza. ¿Quiero estrangularla por ello? Sí, pero también sé que se siente cuanto te sientes atrapado por algo más grande y más poderoso que tú cuando no tienes a dónde escapar. Sabía que Novak no iba solamente a dejarte ir y yo tuve que andar con cuidado alrededor de la ley y traté de ser un buen sujeto, y jugar del lado legal durante todo el tiempo. Mirando hacia atrás… tal vez deseo haber sido un poco más como tú. Tal vez le pude haber ahorrado a todo el mundo un montón de dolores de cabeza rompiendo las reglas. —Ese no es tu estilo, oficial King. —No lo sé, Bax. Tenemos la mitad del mismo ADN. Buena suerte con tu chica. La puerta se cerró detrás de él con un suave clic y me tambaleé hasta el baño para tratar de bajar algo de la ebriedad en mí. Me tomó un poco más de lo que debería. Para el momento en que salí, el agua estaba fría y tenía los dedos arrugados. Tuve que correr a afeitarme y lavar mis dientes, dos veces, para estar en un semi respetable estado. Aun no estaba sobrio al cien por ciento, pero la mayoría de la neblina se había aclarado y estaba lo suficientemente coherente para sacar mi celular del cajón en que lo había dejado desde que salí, y llamé a Race. Sonó durante tanto tiempo que pensé que no iba a responder, lo que hizo que mi corazón comenzara a golpear en un inconstante ritmo en mi pecho. Podría manejar por toda la ciudad hasta encontrarla, y lo haría si eso era lo que tenía que hacer, pero ya había perdido demasiado tiempo y solo quería llegar hasta ella. —¿Lo lograste? —Sonaba sorprendido y no podía decir que lo culpaba. —Sí, eso creo.

—Titus me dijo lo mismo. Sí, ya lo sé. —Mira, amigo, sé que no querías que ella te viera todo encarcelado. E incluso sé que te alejaste por su propio bien… eso me hace querer patear

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Dejé caer mi cabeza y miré la alfombra entre mis pies.

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—Eres un idiota, lo sabes ¿cierto?

tu trasero un poco menos, pero esta total actitud de ignorarla, no está bien. Realmente la heriste. Dejé salir un suspiro. —Bien. ¿Dónde está? Así puedo ir y reparar lo que hice —No funciona de esa manera. Ella casi muere, casi te ve morir, y Novak la arruinó bastante bien. Todo lo que quería es a ti, o al menos hacer las cosas bien por ti y la alejaste. No sé si quiera verte de nuevo. Apreté mis dientes y sentí que mi sangre comenzaba a hervir al punto que no habría forma de que el whisky no saliera de mi sistema. —Tengo que hablar con ella, tengo que intentar hacer las cosas bien. Suspiró. —¿Tú qué sabes de hacer las cosas bien? Esa era una buena pregunta, pero no iba a dejar pasar el punto de que él había sido quien puso en movimiento los eventos que me llevaron hasta la puerta de su hermana en primer lugar. —Sé que Dovie está bien. Sé que estar con ella me cambió, y estar conmigo la cambió a ella. Nunca voy a ser un buen chico, Race, pero estoy tan seguro como lo mierda que haré todo lo que esté en mi poder para asegurarme que nada malo le pase. Soltó una risa burlona que me hizo querer golpearlo en la cara a través del teléfono. —¿No eres tú la peor cosa que podría pasarle, Bax?

Rio, una risa real que se deslizó por mi piel. —Está bien, porque si la lastimas de nuevo, te sacaré los intestinos y te estrangularé con ellos. —¿Dónde está?

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—Ayúdame o no lo hagas, la buscaré por mí mismo Race. Y te guste o no, voy a hacer que esto funcione con tu hermana, así que tú puedes ayudarme o hacerte a un lado. Has sido como un hermano para mí, pero no tengo ningún problema apartándote si te metes en mi camino hacia Dovie.

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Gruñí, de hecho le gruñí, y apreté mi mano alrededor del teléfono.

—Donde debiste haber estado en el segundo que huiste de los federales. Ve a casa Bax. Es hora de que sepas cómo se siente eso. Antes de que pudiera preguntarle algo más, colgó y me dejó con la sangre sonando en mis orejas, e hirviendo lentamente debajo de la superficie de mi piel. Me metí dentro de unos jeans y me puse una camiseta térmica de manga larga. Coloqué mis pies dentro de mis botas y fui hasta la puerta. Cuando la madera quedó cerrada detrás de mí, sabía que no iba a regresar. Este destrozado apartamento en la peor parte de The Point le pertenecía al chico que solía ser. Aun había varios trozos de él adheridos a mí, pero ahora la mayor parte de mí era el chico que quería ser para Dovie. Seguro, ese chico no iba usar pantalones elegantes y tener un trabajo de cinco a cinco, y había una gran probabilidad que no hubiera visto por última vez el interior de una celda, pero el sujeto que era ahora ya no estaba convencido de que mi futuro solo serían barrotes o una bolsa para cadáveres, y eso me dio algo que nunca antes había tenido… Esperanza. Hice el viaje a la pequeña casa en la base de The Hill en un tiempo récord, a pesar de que el exceso de velocidad después de dos semanas de beber constantemente era probablemente una idea horrible, y una multa era la última cosa que necesitaba. No me sorprendió ver las luces encendidas cuando entré en el camino de entrada. Había tratado de darle esta casa a mi mamá para que la convirtiera en un hogar, para tratar de compensar la mierda con la que había sido tratada en la vida, pero ella nunca la había apreciado, nunca ha sido capaz de salir de debajo de los demonios y adicciones que la mantenían cautiva. Dejándosela a Dovie, a la dulce, fuerte, irrompible Dovie, para que tomara este lugar y lo convirtiera en lo que siempre debió ser. . . un hogar.

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Le di una segunda mirada a las velas que había encendidas en una de las mesas de la esquina y me dirigí a la cocina para ver si podía encontrarla allí. Yo no creo haber estado nunca en una casa que tuviera velas en ella. Eso solo parecía tan fuera de la esfera de la vida que viví, estaba teniendo dificultades para conseguir que eso entrara en mi cabeza.

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Abrí la puerta y me quedé allí por un segundo. Ella había estado muy ocupada en los meses que había estado encerrado. En lugar de solo los escuetos muebles que dejé, el lugar estaba decorado ahora. Había almohadones en el sofá, una alfombra en el piso debajo de la mesa de café, y las paredes ya no eran del aburrido color beige. Se veía vivo y cómodo; se parecía a ella.

La cocina estaba vacía, pero surtida completamente. Los armarios tenían comida, el refrigerador estaba lleno, y ella había puesto manteles individuales en la pequeña mesa del comedor. Dejé que mi mirada repasara con cariño la encimera de la cocina, pensamientos sucios de tenerla desparramada y a mi merced bailaron detrás de mis ojos. Cinco años sin sexo no eran una broma; tres meses sin sexo, cuando acababas de descubrir quién era la persona con la que querías tener sexo por el resto de tu vida, era una tortura. Grité su nombre tan ligeramente como pude. No quería asustarla, y si ella realmente no quería verme, yo no quería que tuviera la oportunidad de huir de mí. Pero si lo hacía, la perseguiría y la haría escucharme, le haría hacerle entender que no podía seguir con esto sin ella. Que esta vida siempre iba a ser brutal y oscura, y que ella tenía que ser el único punto brillante en la misma.

—¿Pelirroja? Lamento no haberte visto cuando me encerraron. Fue un movimiento de mierda y yo estaba siendo un cobarde, pero por favor, escúchame.

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Una vez que el shock inicial se disipó, escuché el agua corriendo en el cuarto de baño adjunto. Respiré profundamente y me acerqué a la puerta abierta. Iba a asustarla simplemente apareciendo de la nada como esto, especialmente si ella estaba desnuda y vulnerable en la ducha. Me debatí entre esperar a que terminara, pensé en llamarla para hacerle saber que estaba allí, pero al final solo entré en el cuarto de baño, eligiendo mi opción.

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Caminé desde la cocina a la parte trasera de la casa donde estaba el dormitorio principal. Cuando me acerqué, pude escuchar música suave viniendo por debajo de la puerta cerrada. Toqué ligeramente antes de girar la perilla y entrar. La gran cama matrimonial que había estado cubierta de sabanas lisas ahora tenía un edredón de color negro carbón, y almohadas que parecían haber sido profesionalmente acomodadas. Había lámparas en la mesita de noche que parecía que estaban hechas de cromo y metal, y cortinas oscuras se cernían sobre la ventana. Había una alfombra de color rojo sangre que cubría una gran parte del piso de madera que debía resultar chillona y áspera, pero acababa de agregar una ventaja a los muebles oscuros. Se veía como un refugio atractivo y oscuro. El resto de la casa se parecía a ella, pero este espacio ella lo había decorado pensando en mí. Era más pesado, parecía un poco mezquino, y me encantaba todo aquí.

Estaba lleno de vapor y ella tenía una radio tocando algún tipo de rock. El espejo estaba empañado y mi pecho se tensó cuando me di cuenta de que en el vapor había escrito: Yo ♥ BAX La puerta de cristal de la ducha a ras del suelo se abrió y me enfrenté con una Dovie desnuda y mojada que no parecía en absoluto sorprendida de verme. Su cabello brillante era una cortina roja en su espalda y sobre los hombros. Sus ojos eran grandes en su rostro mientras parpadeaba el agua que aún quedaba en ellos, pero lo único que podía ver era el arco de la cicatriz en la parte superior de cada uno de sus perfectos pechos. En lugar de una V, que casi parecía un pájaro crudamente grabado en vuelo. Todavía era de color rosa y parecía recién curada. Era grande y no del todo fea, pero no debería haber estado alguna vez en cualquier situación en la que su perfecta piel se viera empañada con este tipo de violencia y fealdad. —Ya era hora de que aparecieras. Si no aparecías para el lunes, iba a ir a buscarte. Bienvenido a casa, Bax. Giré la cabeza hacia arriba de su pecho para mirarla a los ojos. Creo que tenía lágrimas en ellos, pero era difícil de decir con el agua y el vapor que nos separaba. —¿Qué? Titus y Race me dijeron que habías terminado con esto. Levantó las manos sobre su cabeza y se las paso a lo largo de su larga caída de cabello. Parte de la sangre tronando en mi cabeza corrió por debajo de mi cinturón.

—Yo no quería esto para ti. Yo, esta vida, la mierda jodida que viene con ella, pero te extraño. Me preocupo por ti y nunca podré pagarte lo que hiciste por mí. Me diste la libertad. Moriría por ti. . .

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Di unos pasos más cerca de la ducha. Había agua filtrándose en el suelo y mis botas chirriaban por las baldosas a medida que iba acercándome como para tocarla. Todavía no, no lo hice, pero me aseguré de que pudiera ver lo que estaba sintiendo en mis ojos.

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—Ellos estaban tratando de que sacaras tu cabeza de tu culo. Yo estaba loca porque no me veías, y me sentía muy mal de que estuvieras sentado en la cárcel por algo que no hiciste, pero lo entendí. Te entiendo, Bax. Con el tiempo tendrás que aceptar eso.

Mi voz se apagó y se me hizo un nudo en la garganta. Acerqué un dedo, debería sentirme avergonzado de que estaba temblando, de que yo estaba temblando, y toqué el mismo centro de la cicatriz donde se sumergía en la hendidura de sus pechos desnudos. Su pecho subía y bajaba en una respiración pesada, pero sus ojos permanecieron en los míos. De hecho, parecía un centenar de veces más estable que yo. —Sé que morirías por mí, Bax. —Su voz era apenas un susurro y lo único que quería hacer era tirar de ella hacia mí y nunca dejarla ir de nuevo—. Lo que necesito saber es si ¿estás dispuesto a vivir por mí? Sé que siempre vas a ser un chico que vive una vida peligrosa, que toma riesgos y empuja los límites a diestra y siniestra. Puedo lidiar con todo eso… demonios es parte de lo que te hace tan irresistible. Lo que no puedo manejar, lo que me rompe el corazón, es que vives cada día como si fuera el último, como si no importa si no vives el día siguiente. Sí importa. Es importante para mí, es importante para tu hermano, es importante para Race, pero tiene que importarte a ti, Bax. Tienes que entender que tú importas. Dejé escapar el aliento que estaba conteniendo y di otro paso más cerca de ella. El agua chapoteaba en la manga de mi camiseta cuando me estiré para agarrar sus dos mejillas en mis manos. —¿Tienes miedo de mí? —Era el comienzo de las preguntas que le había hecho parecía hace una eternidad. Su respuesta no cambió, pero esta vez cuando ella respondió estaba sosteniendo una sonrisa que hizo que mi corazón doliera. —Estoy aterrorizada, pero como que me gusta ahora. —¿Confías en mí? —Mi voz se quebró. Nunca había confiado en nadie, más que en Race y ahora estaban ella y mi hermano y todo tipo de cosas nuevas que hacen la vida mucho más complicada y sin lugar a dudas más completa. —Con mi vida. Confío en todas las partes de ti, Bax. Necesitas saber

Eso la hizo reír abiertamente y ella levantó las manos para cerrarlas alrededor de mis muñecas. —Tan a menudo como me sea posible y en cualquier lugar en el medio cuando te apetezca. —El resto de mi sangre corriendo en mi sistema se fue sólidamente al sur.

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—¿Vas a ir a la cama conmigo?

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eso.

Dejé caer mi frente por lo que estaba descansando en la de ella, y el agua de la ducha caía en cascada a nuestro alrededor. Yo estaba hecho un desastre, pero no me importaba porque la tenía, y ella era mi hogar. —¿Me amas? Las palabras sonaron tan extrañas, pero tan bien, cuando se lo decía a ella. Rozó sus labios carnosos contra los míos y los últimos tres meses sin ella se desvanecieron. —¿Quieres que te mienta o que te diga la verdad? Sonreí contra su boca y la besé de nuevo el doble de lo que ella me había besado. —Miénteme. Ella se acercó y puso sus brazos alrededor de mi cuello y dio un paso atrás, arrastrándome hasta el final en la ducha con ella. El agua estaba tibia como mucho, y me hizo temblar. También lo hizo el hecho de que ella comenzó a tirar con impaciencia de mi camiseta sobre mi cabeza. Una tarea que se hizo cada vez más difícil teniendo en cuenta que ahora estaba empapado de pies a cabeza, y el material se aferraba a mí. —Por supuesto que no. Eres la última persona en el mundo a la que podría amar. A pesar de que solo estaba jugando mi propio juego, todavía dolía y me hizo fruncirle el ceño. Ella levantó una ceja hacia mí y puso sus manos sobre el cuero empapado de mi cinturón.

—No quería amarte. No eres el tipo de persona que vaya a ser fácil para mi corazón. Llevas las cosas al extremo y no me gusta la facilidad con que te deslizas entre Bax y Shane. Pasé una mano por su costado y la cerré alrededor de su cadera. Cerró sus tobillos alrededor de mi espalda y se arqueó en el toque suave.

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Asentí con la cabeza y gruñí un poco cuando por fin logró que el frente de mis pantalones se abriera. El agua iba a arruinar mis botas, pero no me importaba porque ella dio un pequeño salto y yo la tenía en mis brazos presionándome contra ella y la parte posterior de la pared de la ducha. Ella estaba resbaladiza y cálida. Ni siquiera necesitaba que me dijera la verdad; la podría ver brillando en el verde bosque de sus ojos.

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—¿Quieres la verdad?

Todo lo que tenía que hacer era inclinarme un poco hacia adelante y me deslizaría dentro de ella, pero entonces no habría más de que hablar y yo necesitaba que terminara lo que estaba diciendo. Lo necesitaba más de lo que necesitaba hacer mi camino a casa. —Pero también me haces sentir segura y querida y me haces sentir como si el mundo entero tuviera que pasar a través de ti para llegar a mí. Solo hay algo acerca de eso que hace a todas las otras cosas meramente incidentales. Creo desde el fondo de mi corazón podemos hacer que el otro sea feliz. Nunca voy a pedirte que seas un buen tipo, Bax, porque me enamoré de ti de la manera en que eres. Malo. Parpadeé hacia ella y me agaché para sellar mi boca sobre la de ella. Ella sabía como a pasta de dientes y redención. Ella sabía a mía. Froté mi lengua a través de la suya, hundí mis dientes en su labio inferior, y traje sus caderas lo suficientemente cerca por lo que podía usar el ángulo en que estaba sosteniéndola para hundirme todo el camino dentro de ella. Ella se quedó sin aliento en mi boca y yo gemía en la de ella. Sentí que mis dedos se contraían en su piel y ella me quemó todo lo largo de la longitud expuesta de mi polla. El hecho de que yo estuviera dentro de ella, que estábamos juntos sin nada, en sentido literal y figurado, nos pareció golpear al mismo tiempo. Sus ojos se abrieron enormes en su cara y sentí todo bajo mi piel empezando a zumbar. Me aparté y dejé caer un beso en la punta de su nariz. Sus uñas se clavaron en la parte trasera de mi cuello y sus pecas se destacaron como en relieve por su piel blanca como la leche. —Sabes dónde he estado este tiempo.

—No sé cómo funciona el amor, Dovie. No sé cómo ser otra cosa que esto, pero sé que lo único que me da esperanza es la idea de tú y yo. Yo sé que no soy el ideal, el novio soñado, pero nadie va a luchar por ti de la manera que lo haré. Te prometo que siempre tendrás las mejores partes de mí que tengo para dar.

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Latí dentro de ella, sintiendo la forma en que su cuerpo daba testimonio de sus palabras, y creo que me hizo ponerme aún más duro. Sus pechos presionados íntimamente en el mío y pude sentir los diminutos puntos de sus pezones hundiéndose en mí, deslizándose junto con el agua que se arrastraba entre nosotros.

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—Solo te quiero a ti. Te extrañé. Extrañé esto.

—Lo sé, Bax, y sé que así es como me amas. Ahora, ¿podría conseguir poner tu culo en marcha y moverte? Tres meses es demasiado tiempo. —Ella se inclinó y pasó la lengua a lo largo de mi oreja, lo que me hizo temblar, y no solo porque el agua ya estaba fría como el infierno. Ella susurró con voz ronca—: Necesito que me hagas correrme. —Mierda. —Por supuesto que estaba enamorado de ella. ¿Quién no ama a una buena chica que podría volverse mala cuando el humor era el correcto? Deslicé mi mano alrededor de sus caderas y la agarré por debajo de su culo para que pudiera sostenerla en mis brazos y hundirme más a fondo en el interior de su calor húmedo. Apoyé una mano en el azulejo resbaladizo junto a su cabeza y hundí mi cara en la curva de su cuello. Ella apretó sus brazos alrededor de mi cuello y sentí sus besos a lo largo de mi hombro mientras me empujaba sin control dentro de ella. Porque no lo tenía. Se sentía tan bien, se sentía como donde siempre debería estar, acabé por perder todo sentido de ser y me enterré dentro de ella, me moví a lo largo de ella hasta que la oí gemir, sentí que sus paredes internas comenzaban a tener espasmos alrededor de mi polla. No era solo sexo, no era solo hacer el amor, era ella imprimiéndose en mí, y yo en ella, sin nada entre nosotros nunca más. Era una primitiva reivindicación de otra persona de la forma más básica posible. Bajé la mano de la pared y la enredé en su cabello. Puse su cabeza hacia atrás y estampé su boca laxa con la mía. Respiré mi vida en ella mientras sentía que mi cuerpo comenzaba a liberarse en ella. Ella llevó una mano temblorosa hacia el frente de mi cara y me frotó la mejilla. Pasó su dedo medio a lo largo de mi estrella, y pronunció mi nombre en un susurro mientras yo me descargaba dentro de ella hasta que estaba vacío y agotado.

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Ella puso un beso en mi hombro y luego caminó a mí alrededor para salir de la ducha. Hizo una mueca al ver el desastre en el piso, pero solo caminó alrededor de él para sacar algunas toallas del clóset. Me quedé mirándola, tratando de sacar de mi cabeza el hecho de que todo esto era real. Ella estaba aquí, ella me había dado un lugar al cual llamar hogar, y ella se metió en ello con los ojos bien abiertos, sin ilusiones acerca de con quién iba a ser meterse en la cama cada noche.

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Tomó lo último de las fuerza que poseía para llegar detrás de mí y cerrar el agua helada, quedándonos allí, repletos y mojados.

Salí de la ducha y me senté en el inodoro para luchar con mis botas. Acababa de quitarme una cuando ella volvió a entrar, envuelta en una toalla, y me dio una. La pasé por encima de mi cabeza y la miré. —Gus me dejó el garaje. Apoyó un hombro en el marco de la puerta y levantó una ceja color óxido hacia mí. —Es triste, pero como que encaja un poco. ¿Qué vas a hacer con él? —No lo sé todavía. —Decidas lo que decidas, te apoyo. Conseguí sacar mi otra bota y la tiré con un ruido sordo al suelo. Tuve que hacer un poco de meneo y agitarme para lograr pasar los jeans húmedos por mis piernas, y para cuando lo había hecho, sus ojos brillaban de color verde brillante en mí otra vez. —¿Qué pasa si lo que hago no es exactamente honesto y respetable? Regresó al cuarto de baño y tomó la toalla de mis manos. Ella la envolvió alrededor de mi cintura y utilizó la punta de una de sus uñas para trazar la parte superior de una de mis banderas. —Tres meses separados es un tiempo muy largo, Bax. Solo quiero que consideres eso cuando tomes las decisiones que tomes. Te amo y no voy a decirte lo qué es lo correcto o incorrecto por hacer, pero tienes que recordar ahora que lo que hagas en última instancia, me afecta a mí también. Cerré los ojos un instante y tiré de ella contra mi pecho. —Muy bien, Pelirroja. Pasó sus manos a lo largo de mis costados y agarró mi mano.

Ella se rio un poco y yo la seguí a la gran cama. Solo tomó un pequeño empujón y ella estaba tumbada sobre su espalda, la tela de toalla entre nosotros se había ido. Me paré por encima de ella y le sonreí. —Quiero pasar cada noche aquí contigo.

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—Parece un hogar. Se parece a ti, y me encanta el dormitorio.

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—¿Qué piensas de la casa?

—Ese era el plan. —No sé cómo sucedió esto, Dovie, pero siempre estaré agradecido porque Race te puso directamente en mi camino. Su boca se levantó en un lado y me agaché para tocar la piel arrugada de su cicatriz con mi lengua. —Las cosas tienen una forma de funcionar, Bax. Solo se necesita un poco de fe. Levanté la cabeza y la miré. Ella era tan encantadora, tan optimista y llena de bondad, y amabilidad. Ella era la única manera de que alguna vez fuera a encontrar algún sentido de lo correcto en este lugar de última y malo donde existíamos. —No necesito fe, Dovie. Te tengo a ti.

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Y la tuve, una y otra vez, porque estaba recuperando el tiempo perdido, y porque ella era hermosa, y sobre todo porque me sentía como otra persona era verdaderamente mía, y ella estaba eligiendo estar aquí conmigo. No importa cuán malo se pusiera, o en qué tipo de camino podría terminar y destruirnos, ella estaba conmigo en ello a largo plazo. Nunca había hecho algo correcto o justo para merecerla, pero ahora que la tenía, no la dejaría ir e iba a hacer un esfuerzo consciente para vivir una vida mejor, sabiendo que ella era mi recompensa y ella merecía tener algo bueno, incluso si podía manejar todo lo malo.

18 Dovie Traducido y Corregido por Lizzie Wasserstein

Seis meses después…

T

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Todavía trabajaba en la casa hogar. De hecho, después de la salida rápida de Reeve, me habían ofrecido una promoción. Tuve la tentación de tomarla, pero cada fin de semana lejos de Bax ya estaba presionando, así que la había rechazado. Me dolió un poco decir que no, pero cada vez que volvía a casa después de no verlo durante unos días seguidos, lucía un nuevo moretón o nudillos reventados, lo que significaba que estaba metiéndose en problemas mientras yo estaba fuera. No vino directo a decir que todavía estaba dejando a Nassir establecerle peleas, al igual que no admitió abiertamente que todos los autos que entraban y salían de la tienda no estaban allí por petición de sus propietarios, pero en su mayor parte mantenía su nariz limpia. Bueno, tan limpia como un tipo como Bax podía.

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enía un montón de trabajo escolar extendido sobre la mesa delante de mí, Brysen estaba sentada en el sofá junto a mí, y estábamos chismorreando sobre el nuevo novio de Ramon. Había recortado un poco mi horario de clases, así que obtener mi título de consejera iba a tomar un poco más de lo que había planeado, pero había conseguido un turno extra en el restaurante con el fin de juntar dinero para cuando tuviera que transferirme a la universidad real con el fin de terminar mi carrera. Bax me decía repetidamente que financiaría el resto de mis estudios, tenía dinero de sobra de su juego de la vida real de Grand Theft Auto y al garaje le estaba yendo muy bien. Pero comenzar la escuela y obtener mi título era algo que siempre había planeado por mí misma y quería lograrlo por mi cuenta, por lo que finalmente renunció a su oferta. Él pagaba todas las cuentas de la casa y me daba el dinero de todos modos, así que pensé que no lo mataría que me permitiera tener una cosa por mí misma.

Titus estaba manteniendo un ojo de águila en él y estaba bastante involucrado en asegurarse que permaneciera lejos de la cárcel por mi causa, así que no me entrometía y no estaba realmente muy preocupada por ese tipo de reductores de velocidad. Hablando del diablo, él llegó merodeando de la trastienda tirando de su camiseta sobre su cabeza mientras lo hacía. No estaba tan robusto como lo había estado cuando lo conocí. Estaba más delgado ahora, menos intimidante en su enorme tamaño, pero eso no significaba que hubiera perdido algo de su irritante arrogancia. No me perdí el pequeño suspiro de satisfacción que dejó los labios entreabiertos de Brysen mientras Bax se inclinaba sobre el respaldo del sofá y colocaba un abrasador y fuerte beso en mí boca. —Tengo que terminar la parte trasera en el Playmouth Barracuda. El garaje está vacío esta noche y Race tiene planes. Vuelvo en un rato. Corrí mi pulgar sobre la estrella en su sien y le di un beso suave. —Nos vemos más tarde. Se pasó una mano por el cabello y se tiró encima una de sus mil sudaderas mientras se dirigía hacia la puerta. —¿Está bien que te diga que él es a partes iguales aterrador y caliente? —preguntó Brysen. Me reí y arrojé la pluma que sostenía sobre uno de mis libros. —Sí, porque es la verdad. —No sé cómo lo haces. Él es tan. . . oscuro. Es como si solo saliera de

—Él es mucho para manejar. Lo bueno es que la mayor parte del tiempo hace que valga la pena. —¿Todavía es muy cercano a tu hermano?

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No era siempre oscuro, de hecho últimamente él era el único arrastrándome hacia la luz. No me sentía mal por disparar a Novak, era un hombre horrible y después de todo por lo que hizo pasar a Bax y a mi hermano estaba contenta de que se hubiera ido, pero ser la que había apretado el gatillo había cambiado algo en mí, me hizo tener un toque de oscuridad, y sin Bax alrededor, había una buena probabilidad de que pudiera haber acabado metida allí.

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él.

Ella todavía no era la mayor fan de Race. No estaba segura de sobre qué iba todo esto teniendo en cuenta que casi no pasaban tiempo alrededor del otro pero no importaba lo suficiente para que investigara de verdad. Race estaba acarreando suficientes problemas en su espalda para preocuparse sobre a quién le gustaba y quién no, para hacer un trabajo de tiempo completo. —Hay algunos serios problemas de confianza entre ellos dos. Race no nos ama juntos y Bax no ama que Race no viva limpio. En última instancia, son los mejores amigos y se cubren las espaldas el uno al otro, pero Race envió a Bax a la cárcel, y Bax está follando a la hermana pequeña de Race, así que puede ser algo tenso. Race había llevado su habilidad para los números y su nueva comprensión del mundo subterráneo y lo había recogido donde Novak lo había dejado. Mi hermano estaba corriendo números como un reloj. Considerando que Lord Hartman ya no tenía una sesión con el mundo del hampa, y ya no era una amenaza para mi bienestar, había cortado con Race… ningún dinero venía de The Hill, y Race era demasiado ingenioso para dejar que eso lo detuviera. Si él iba a ser un corredor de apuestas y un usurero, iba a ser el mejor, el más rico que The Point había visto nunca. Si Bax todavía estaba operando fuera de la ley, estaba siendo mucho más secreto sobre él que mi hermano. Traté de no preocuparme por él, pero Race estaba tomando grandes riesgos, haciéndose un nombre por sí mismo, y no en cualquier tipo de buena manera. Algo le había sucedido; estaba siendo audaz y descarado y haciendo todo lo posible para tomar el manto que acababa de ser sacudido de Novak.

—La vida es rara vez aburrida, eso es seguro.

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La testosterona no era algo que faltara en mi vida con seguridad. Entre Bax, Race, y ahora Titus, que siempre estaba entrando y saliendo, nunca me había sentido más segura, más protegida, y más amada y valorada que ahora. Pero no siempre era un camino fácil de recorrer. Había una gran cantidad de testosterona, mucha actitud, una gran cantidad de conversaciones tranquilas que hacían que el vello en la parte de atrás de mi cuello se erizara, pero también había un sentido de avanzar. Era con los ojos puestos en el futuro, y lo que podría ser, y no en el pasado, y lo que todos nosotros habíamos dejado atrás.

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—Puedo ver que eso causa algunos problemas entre dos chicos testarudos como esos.

Ella me dio una pequeña sonrisa y se puso de pie para recoger sus cosas. Ella ya estaba inscrita en la universidad y solo tenía un año más antes de que obtuviera su título. De vez en cuando, le gustaba pasar y estudiar porque decía que vivir en casa de sus padres como un adulto era ridículo. No tenía toda la historia, sabía que ella trabajaba, tenía su propio dinero, pero por alguna razón todavía se alojaba en la lujosa casa de sus padres en la base de The Hill. Brysen me gustaba mucho, pasábamos más tiempo juntas ahora que no estaba viviendo en el interior de la ciudad, pero no la conocía tan bien y estaba empezando a pensar que era por su plan. —Bueno, te ves muy feliz y estoy contenta de que todo funcionara para ti. Nos vemos mañana en el trabajo, ¿de acuerdo? Asentí con la cabeza y la acompañé hasta la puerta principal. Vi su mirada deslizarse sobre el sexy y potente auto estacionado en la entrada y le dio a su rubia cabeza una sacudida. —No puedo creer que te dio ese auto. Si un chico me diera un paseo en uno así, se ganaría mamadas cada noche durante un año. Me reí e incliné mi cabeza hacia un lado. —Él dijo que todo el mundo sabe que es su auto, así que nadie se metería conmigo si yo lo conducía. También es rápido… como una rápida locura de miedo. Él me dijo que yo atraigo demasiados problemas y tengo que ser capaz de correr más rápido que todo. Ella se rio un poco y se acercó a su propio BMW que estaba estacionado detrás del Runner.

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Me encogí de hombros como respuesta y me despedí con la mano mientras ella se daba la vuelta y se dirigía por la carretera. Amaba el auto, amaba que mostrara cuánto se preocupaba Bax por mí, y yo en verdad le había dado las gracias muy vigorosamente en el asiento delantero, en el asiento trasero, y tal vez de nuevo en el capó. Me gustaba conducirlo, me hacía sentir como si tuviera una parte de él conmigo, rodeándome. También llegué a darle a Marco su paseo prometido, lo cual solo como que no lo emocionó porque me dijo que conduzco como una niña. Los niños en la casa hogar también amaron que pudiera llevarlos alrededor de la ciudad en el elegante y fuerte auto, así que fue emocionante para alguien más que yo.

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—Tonta. ¿No ve que corriste de cabeza al mayor problema que podrías encontrar y luego nunca querer dejarlo ir?

Darme el Runner significaba que Bax estaba trabajando en armar su propio auto nuevo. Él había requisado el Playmouth Barracuda que Gus le había dejado y estaba trabajando horas extras en armar un monstruo negro sobre negro, con un motor cromado de acero. Era dos veces tan fuerte como el Runner, y lucía dos veces más grande, y yo sabía que el motor dentro no estaba cerca de la calle legal. Era un auto que gritaba "Bax," pero también era un proyecto que él utilizaba para honrar la memoria de su mentor y su legado. Habíamos hablado brevemente sobre el fallecimiento de Gus, pero como con todo lo que pasaba en The Point, Bax solo tomó una respiración profunda, la dejó escapar, y siguió adelante. Sabía que extrañaba al viejo mecánico, sabía que estaba herido por la pérdida, pero en las calles, viviendo esta vida, no había tiempo para el dolor, así que lloré por los dos y dejé que me sostuviera hasta que pasó. Estaba caminando hacia la casa cuando sonó mi celular. Todavía usábamos teléfonos desechables, siendo pagado todo en efectivo, por lo que a pesar de que teníamos una casa en los suburbios, segura al final de The Hill, todavía vivíamos como si tuviéramos la espalda contra la pared y las cosas pudieran ir mal en cualquier segundo. No sé si siempre iba a ser así. Me gustaba pensar que después de algún tiempo las cosas se establecerían, algunas de las aristas de Bax eran pesadas, pero amaba al hombre por quien era, así que si alfileres y agujas eran lo que hacía falta para estar con él para siempre, entonces firmé para sufrir. —¿Hola? —¿Dovie Pryce? Miré el número porque no reconocí la voz de la anciana en el otro extremo.

Mi estómago cayó. Estaba pensando que sabía de mi vínculo con Bax, acerca de lo que mi hermano estaba haciendo, y me iba a despedir. Aspiré una respiración profunda y la dejé escapar entre mis dientes. —Claro, ¿qué puedo hacer por usted?

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—Mi nombre es Maggie Dawes y soy la socia gerente de Kid’s Crossing el proyecto de vivienda en el que trabaja. Soy uno de los enlaces para los servicios sociales.

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—¿Sí?

—Bueno, acabamos de abrir un puesto de tiempo completo. Necesitamos a alguien que sea un defensor entre los niños y los trabajadores que vienen de la ciudad. La casa hogar en la que trabaja hasta el momento ha tenido una de las tasas más altas de éxito de la colocación de niños con problemas con familias correspondientes. Según sus directores, todo el éxito de los niños puede estar directamente relacionado con usted. Los niños confían en usted, son honestos con usted, y como resultado, sentimos que sería un ajuste perfecto para este nuevo puesto. Saqué el teléfono lejos de mi oído y solo parpadeé ante él. —Uhh… Estoy todavía en la escuela. No tengo un título en trabajo social o nada. —Trabajará bajo supervisión de un consejero certificado. Es una gran oportunidad, puede utilizar el trabajo como parte de sus horas de práctica una vez que comience a trabajar para obtener su título real. Le di a mi cabeza una sacudida. Era lo que siempre quise, ayudar a los demás, para salvarlos de las circunstancias en las que casi me había perdido. —¿Cómo cambiaría mi horario? —De nueve a cinco. No más noches de alojamiento en el hogar. Estaría más involucrada en el área administrativa, pero todavía teniendo un montón de tiempo cara a cara con todos los niños… demasiados niños, francamente. Tómese unos días para pensar en ello, y devuélvame la llamada. Solo abría la boca como una idiota, contenta de que fuera una llamada telefónica y ella no pudiera verme luciendo como una tonta.

Quería saltar arriba y abajo, quería gritar y bailar alrededor de la casa como pura alegría sin filtrar comenzando a fluir a través de mí.

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Me quedé en la puerta, entumecida y conmocionada. Pensé que había conseguido todo cuando Bax finalmente llegó a casa, pensé en todo el sacrificio, todas las cosas malas, que nos habían llevado a estar juntos, y que eran el precio que tuvimos que pagar para encontrar solo una pizca de felicidad en un mundo que podría ser tan feo y cruel. Esta oportunidad para devolverlo, para hacer una diferencia, era mucho más que eso.

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—Oh, y Srita. Pryce… Debería mencionar que viene con un aumento de sueldo bastante considerable. Tenga una buena noche.

Realmente quería celebrar, y la única persona con la que quería hacerlo estaba todo el camino a través de la ciudad. Me mordí el labio inferior y pensé en que me dijo que tenía el garaje para sí mismo esta noche, y que Race estaba haciendo algo que probablemente terminaría con él en la cárcel o muerto. Dejé que mi mirada se dirigiera hacia donde Bax escondía todas sus sudaderas. Una idea comenzó a filtrarse, palabras de otra noche, respiraron a través de mi piel, y agarré una del gancho. No era lo suficientemente audaz o descarada para ponerme la sudadera con nada debajo. Eso empujaba mis límites de buena chica demasiado lejos, pero me deshice de mis jeans por un lindo par de ropa interior de chico y nada más que una camiseta elástica sin mangas para mantener un poco de modestia. Me imaginé que mis Chucks tendrían que funcionar, y no era como si fuera a tener que trabajar tan duro para seducir a Bax todos modos. Esa era una de mis cosas favoritas de él. Me llevaba de algún modo a venirme y siempre parecía tratarme como si yo fuera su regalo favorito de todos los tiempos. Sería divertido darle una sorpresa, para que sus ojos oscuros brillaran con apreciación. No era frecuente que sintiera que tenía las de ganar con él. Esta era una buena manera de recordarle que podía darle algo tan bueno como lo que recibía.

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Bax estaba inclinado sobre el capó abierto del Barracuda, toda su mitad superior doblada en el compartimiento del motor. No creo que él me oyera, porque no levantó la cabeza. La parte de atrás de su camiseta estaba levantada, revelando la ráfaga de pájaros negros que bailaban a lo largo del centro de su espalda y terminaban arremolinados y entrelazados con su nombre que se arqueaba sobre sus hombros. Él quería que la cicatriz en mi pecho fuera mirada por un cirujano plástico, él me dijo que le dolía cada vez que tenía que pensar en ver a Novak poniéndola ahí. Le dije que me lo había ganado, que lo había ganado a él. La quería ahí para recordarle lo que tuvimos que perder, lo que podría pasar si dejábamos que

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Hice el camino al garaje en muy poco tiempo. El Runner realmente era el mejor regalo que me pudo haber dado. Sabía el código de entrada del garaje y lo pinché en el teclado. Bax y Race habían convertido la vieja y destartalada tienda de Gus en un ultramoderno, en pleno funcionamiento y de alta tecnología palacio del automóvil. Había nuevos ascensores, todas las máquinas nuevas, y cada tipo de auto que te puedas imaginar tendido de un extremo al otro del espacio. Mezclados entre los potentes autos que Bax restauraba y los caros autos de lujo que estaban allí con fines desconocidos, había un montón de autos estacionados a lo largo de una pared trasera que parecía que solo pertenecían a desconocidos.

las cosas se pusieran fuera de nuestro alcance, si tomábamos la lucha que necesitábamos para mantenernos juntos por sentado. Había sobrevivido, igual que él, y lo hicimos juntos. Los pájaros cubrían su espalda con el mismo propósito, solo tenía que admitir que sus marcas eran una vista mucho más bonita. Fui de puntillas por detrás y arrastré suavemente mis dedos por la piel expuesta encima de la parte superior de sus jeans. Él se volvió bruscamente, sorprendido y me reí de la mueca en su rostro. La llave que tenía en su mano retumbó en el suelo de cemento. —Hola. ¿Qué estás haciendo aquí? —Vi sus ojos barrer sobre mí desde la cabeza a los pies. Mis piernas estaban desnudas bajo el dobladillo de su sudadera, donde me llegaba a la mitad del muslo. Una de sus cejas oscuras se alzó hacia arriba y la esquina de su boca se curvó en una sonrisa. Incliné la cabeza hacia un lado y levanté una ceja hacia él. —¿Qué pasa con el lote de autos usados de allí? Esos no son de tu sabor usual. Su mirada patinó sobre la línea de autos y suspiró. —¿Quieres la verdad o quieres que te mienta? Puse los ojos en blanco y me puse de puntillas para que pudiera envolver mis brazos alrededor de su cuello. Sus grandes manos se ajustaron en mis caderas y se presionó contra mí así que estaba acunada entre sus piernas donde estaba apoyado en el auto.

—¿Y cómo exactamente llegaron aquí esos autos? Él me sonrió ahora con la travesura echando chispas en el centro de su mirada teñida de obsidiana.

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—Las personas que juegan no piensan. Ellos tiran el dinero alrededor, toman riesgos, y no tienen planes a largo plazo. La única forma de que el juego funcione es si la persona tiene algo que perder. Race está jugando un juego muy peligroso, pero es inteligente. De una manera más inteligente de lo que Novak siempre lo fue. Los muertos no pueden pagar las deudas, los hombres rotos no pueden ir a trabajar, pero toma el auto de un chico y él sabe que vas en serio. Pagan o se despiden de su auto. Esos son los autos que esperan que sus dueños paguen.

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—La verdad.

—Solo considérame un embargador. No los robo para venderlos. Solo los tomo prestados para ayudar a tu hermano. —¿Y si los propietarios no pagan? —La posesión es nueve décimas partes de la ley. Hasta ahora todo el mundo gana. —Hasta que alguien se vuelve en tu contra. —The Point no funciona de esa manera, Pelirroja. Los malos lugares tienen malas personas y las malas personas tienen malos vicios. Race está tomando un riesgo, pero está llenando una necesidad que iba a estar ahí siempre. Voy a mantener un ojo en él, Titus no es tonto y no va a dejar que se le vaya de las manos, pero por ahora está funcionando y solo vamos a dejarlo así. Ahora, ¿por qué no me dices por qué estás en el garaje, medio desnuda, luciendo toda ojos brillantes y feliz? Presioné mi boca en la suya, haciéndolo dejarme enredar mi lengua con la suya, y utilicé mi fuerza para presionarme aún más contra él. Nunca olvidaría lo sólido y robusto que se sentía contra mí. Sus dedos se enredaron en las puntas de mi cabello y le oí suspirar suavemente contra mi boca ahora húmeda. —Hoy conseguí un ascenso en la casa hogar. Un gran trabajo que me permite realmente ayudar a los niños, más dinero, y no hay más fines de semana de distancia. Quería celebrar, así que realmente te deseaba. Él asintió con la cabeza hacia mí y grité con un poco de sorpresa cuando se inclinó y me cargó. Acurruqué mis piernas alrededor de su cintura y me apoyé en él cuando empezó a caminar hacia la oficina en la parte trasera del garaje. —Eso es impresionante, Pelirroja. Felicitaciones. De verdad naciste para hacer una diferencia para aquellos que lo necesitan.

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—Puse más cámaras en este lugar que las que tiene todo London. No hay una esquina del estacionamiento o del edificio que no alimente una cámara en vivo. Normalmente, un pequeño muestra y observa no me molesta, pero teniendo en cuenta que tu hermano tiene todos los códigos de acceso, dudo que eso sea un espectáculo que quiera ver,

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—¿A dónde me llevas? —Decidí acariciar la curva de su cuello, feliz de que él se estremeciera un poco en respuesta.

especialmente si no tienes nada aparte de esta camiseta. La oficina es el único lugar que no está cableado. Me gustó su consideración, porque lo que yo tenía en mente definitivamente no necesitaba la intervención de mi hermano o alguien más. La pesada puerta de metal se cerró detrás de nosotros con un sonido metálico y Bax no perdió el tiempo presionándome contra ella y bajando la cremallera en la parte frontal de su sudadera. Su oscura mirada brillaba ante mí y la forma en que su garganta se movió hacia arriba y abajo me hizo pensar que era posiblemente una de mis ideas más brillantes de la historia. —No podía hacer solamente la sudadera con capucha y nada más. Eso es demasiado malo para mí. Se rio un poco y se inclinó para besarme suavemente en la boca. Me hizo suspirar, y su forma de trabajar con las manos por encima del borde de las costillas me hizo jadear en voz alta. —Dovie, eres mi chica. Nada es demasiado malo para ti.

Besé la estrella en su cara y usé mis dientes en el lóbulo de su oreja. —A mí me gustas tú. Él se echó a reír, algo en lo que estaba mejorando. —Es bueno saberlo.

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—Me gustan estos. —Sus dedos se sumergieron dentro de la pierna de la ropa interior que me había puesto. Me estremecí ante el suave toque.

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Eso me hizo reír, lo que rápidamente se convirtió en un gemido, y él tenía el pesado material fuera de mis hombros y la parte superior de la camiseta fuera de mí en unos pocos movimientos de contorsión y flexión. Tiré de su camiseta hasta que salió por su cabeza y nos presionamos juntos, pecho a pecho, nuestros corazones latiendo al mismo emocionado, despierto ritmo. Mis pezones se endurecieron con impaciente anticipación y mis piernas se tensaron de forma automática en su cintura. Él bajó la cabeza y pasó la lengua por el borde elevado de mi cicatriz. Hacía eso cada vez que estábamos juntos de esta manera. No estaba segura si era para asegurarse de que yo sabía que no quitaba lo hermosa que me encontraba, o si él estaba tratando de borrar el recuerdo. De cualquier manera, siempre me gustaba y me hacía rastrillar mis manos a lo largo de su suave cabello corto.

Entonces no había más espacio para bromas o pensamientos, porque sus dedos fueron desde fuera de mi ropa interior al interior, y lo único que podía hacer era sentir. Él estaba tan concentrado, tan enfocado, y leía mi cuerpo tan fácilmente. Él me tocó apenas directamente y me hizo jadear su nombre y sin vergüenza retorcerme entre su duro cuerpo y la puerta en cuestión de segundos. Estaba codiciosa, mojada, y desesperada por él. Cerré mis tobillos sobre la parte superior de su culo y dejé que mi cabeza se azotara contra la puerta. Mis ojos se entre abrieron, y lo vi mirarme mientras me embestía. Mis paredes internas apretaron sus talentosos dedos, mis piernas temblaban en torno a él, y para el momento en que cedió y toscamente birló su pulgar sobre mi clítoris, no pude contener la liberación que había desatado. Me incliné hacia adelante y cerré mi boca sobre la de él, le dije que lo amaba, y traté de no deslizarme por la puerta cuando él utilizó su mano libre para tocar y acariciar tiernamente la punta de uno de mis pechos. Él siempre hacía eso, me elevaba, me rompía, y luego se volvía dulce y suave hasta que estuviera listo para empujarme más allá de todos mis límites de nuevo. Yo ni siquiera protesté cuando arrancó la ropa interior de su camino, a pesar de que eso significaba que iría a casa con el culo al aire bajo su sudadera con capucha. —Mi fantasía. Tú en una sudadera con capucha y nada más. Realmente eres algo especial, Dovie. No sé qué sería de este punto sin ti. — No sabía si estaba hablando sobre el lugar o el punto de nosotros, pero creo que cualquiera encajaba. Lo besé a lo largo de su clavícula. Manos felices trabajando entre nosotros, así podría conseguir su cinturón abierto y liberar la parte de él que necesitaba. Estaba tan caliente y duro en mis manos, tan listo, siempre tan listo para mí. Le acaricié la longitud de arriba a abajo, vi sus ojos ponerse aún más oscuros, y vi el pulso en el cuello empezar a ponerse errático.

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Él gimió cuando le apreté la cabeza e incliné mi pelvis de modo que solo la punta golpeó mi entrada. Los dos nos calmamos un poco con el contacto, pero, como siempre, fue perfecto. Él se hundió a medias, dejándome tirar adentro la otra mitad, y lo siguiente que supe, fue que se deslizaba, moviendo, empujando, y moliendo todo tipo de calor y pesadez contra la puerta de su oficina. No era agraciado o bonito. De hecho, creo perdí algo de cabello en la bisagra de la puerta. Pero era rudo, espontáneo, y siempre hacía que se sintiera especial.

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—Tú eres algo especial también, Shane. Nunca olvides que lo sé.

Gimió mi nombre en la curva de mi cuello cuando llegó, clavó los dedos en mis caderas, y yo me encaramé sobre él y tiré mi cabeza de un lado a otro, mientras la segunda ola de placer se apoderaba de mí. Cuando todo terminó nos doblamos el uno sobre el otro, y terminé a horcajadas sobre él en el suelo mientras se desplomaba sobre su espalda todavía enterrado dentro de mí. Suspiró y pasó las manos por la aun temblorosa piel de mis muslos. Puse ambas manos sobre su pecho y me incliné para que nuestros rostros casi se tocaran, mi cabello una cortina de fuego que nos rodeaba. —Te amo, Shane Baxter. —Te amo, Dovie Pryce. Él no lo decía seguido, así que cuando lo hacía, siempre importaba un poco más. —Y amo cuando me llamas Shane justo antes de conseguir que te corras… cada vez. Eso me hizo reír, lo cual me hizo inclinarme y besarlo un poco más, lo que llevó a conseguir ponerlo duro otra vez, lo que llevó a un poco de sexo de garaje más incómodo, esta vez en el suelo de la oficina. Hay dos partes en todos nosotros, las cosas que nos hacen quienes éramos, muestran de dónde venimos. Me gustaba pensar que mis partes se dividen por igual entre el bien y el mal, donde Bax estaba mezclado con las un poco más malas. Pero en algún lugar dentro de él Shane acechaba, y Shane tenía solo lo suficientemente bueno para hacerme pensar que teníamos un para siempre. O por lo menos algo tan largo como lo que un lugar como The Point va a darnos, y al final del día, estaba contenta con eso, con tal de que él y yo estuviéramos juntos.

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Próximamente Better When He’s Bold… La historia de Race…

E

n un reino oscuro y roto, un gobernante no tiene que tener miedo para controlar las calles y a la gente sin escrúpulos que las dirigen. Race Hartman es solo lo suficientemente audaz, apenas lo suficientemente inteligente, y acaba de perder suficiente para llevar la corona. Lugares como The Point tendrán siempre cosas malas y gente mala, pero el hombre en control de toda esa maldad puede minimizar la devastación. Race no tiene un plan, pero ¿podrá evitar la aniquilación total sin destruirse a sí mismo? Brysen Carter siempre ha visto al verdadero Race, un tipo demasiado bonito, demasiado suave y demasiado peligroso. Dejarse acariciar por su brillo dorado es muy tentador, pero Brysen sabe que finalmente va a quemarse. Ella tiene suficientes problemas sin el peligro del riesgo y el caos que viene con un tipo como Race. Lástima que Brysen tiene amenazas demasiado cercanas a casa que podrían ser más peligrosas que cualquier cosa que alguna vez ha producido The Point. Y la única persona interesada en mantenerla a salvo es el único hombre que no puede permitirse tener.

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A veces, ser audaz es la única manera de mantenerse con vida. Pero puede ella dejar que Race salve su vida… ¿si eso significa perderlo a él?

1 brysen Traducido por Fanny Corregido por Lizzie Wasserstein

H

—¿Lo conoces?

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Extrañaba los días donde yo solo iba a la escuela, festejaba, me la pasaba bien, y actuaba como si no tuviera una preocupación en el mundo. Esos días hacía mucho que se habían ido así que necesitaba dejar de ver boquiabierta a Race como una idiota y seguir adelante tratando de disfrutar la noche que tenía libre de trabajo y no era necesitada en casa. Mi hermana pequeña estaba en una pijamada, y mi papá había aceptado quedarse en casa con mi mamá. Era una rara ocurrencia que cuando conseguía comportarme como una chica normal de veintiún años, y lo estaba despilfarrando deseando al hermano mayor de mi mejor amiga y, probablemente el peor y más inapropiado chico en el mundo entero por el cual tener un enamoramiento.

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ay algunos hombres que son imposibles de ignorar. Es como si todos alrededor de ellos se estuviera moviendo en cámara lenta, como si todos los demás estuvieran pintados en blanco y negro y él fuera el único punto de color; la única cosa moviéndose en la habitación. Race Hartman era ese tipo de hombre. A pesar de que una habitación completamente llena de gente ruidosa, borracha y festejando emocionadamente nos separaba, a pesar de que dudaba que supiera que estaba en la misma fiesta que él, todo lo que podía ver era a él. Alto y rubio con un rostro y un cuerpo designado a poner al sexo más débil estúpido por la lujuria, era innegablemente hermoso y delicioso, como todo lo que era malo para ti tendía a ser. No quería seguir mirando, pero no podía detenerme. Él era tan dinámico, tan atrevido, y en mi mundo donde las cosas eran grises y sin vida, era un festín sensorial y yo estaba feliz de atiborrarme.

Mi amiga Adria fue la que me convenció de venir esta noche ya que no tenía que trabajar. Recordaba las fiestas como estas más divertidas. Tomé un sorbo de la cerveza tibia en mi vaso rojo y luché con la manera magnética en que mis ojos querían regresar a Race. —Es el hermano mayor de Dovie. —¿En serio? Su incredulidad era justificada. Donde Race parecía de la realeza, como algún tipo de dios dorado mandado a gobernar a los mortales, Dovie Pryce era una pelirroja cubierta con pecas y tan poco obvia como podría ser una persona. A lo mucho era linda, no impresionante y de infarto como su hermano. Además, era la persona más amable en el mundo. Estaba bastante segura que Race no tenía ningún hueso de bueno en ninguna parte de su impresionante cuerpo. Mis dedos se curvaron más apretadamente alrededor del vaso cuando su cabeza giró y esos ojos color verde musgo se encontraron con los míos. —En serio. —Mi voz era más ronca de lo normal incluso a mis oídos. —¿Cómo puede ser eso?

Claro, estaba peligrosamente atraída a él, lo había estado desde la primera vez que lo vi cuando dejó a Dovie en el trabajo, pero él nunca lo

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Tragué saliva porque Race estaba caminando hacia la multitud bailando y empujando a estudiantes universitarios hacia donde estábamos paradas. Instintivamente, la gente se movía fuera de su camino. Era como si hubiese un escudo de fuerza de matón rodeándolo que solo aquellos a los que les gustaba vivir peligrosamente, se atrevían a probar. Yo no era de esas personas. Al menos eso es lo que me decía cada que estaba a su alrededor.

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Me gustaba Adria. Teníamos Negocios Financieros juntas y era una de las personas que no me había abandonado cuando fui forzada a regresar a casa después de que todo con mi mamá se vino abajo. Ya no tenía mucha diversión, lo que significaba que ya no tenía muchos amigos. Sin embargo, tratar de explicar las complicadas dinámicas en la familia Hartman, no era algo que planeaba hacer para pasar la noche. El linaje de Race y Dovie no era una historia particularmente divertida, y eso es lo que yo buscaba, divertirme.

sabría. Race no era un chico bueno y mi vida ya era lo suficientemente difícil sin añadir el tipo de complicación a la que un chico como él estaba atado. Para mantenerlo a raya y a esos sentimientos traidores, era horrible con él… O sea, en serio, en serio horrible. Era fría. Desinteresada. Ruda, y algunas veces de plano malvada. Actuaba como si él fuera molesto, lo trababa como si fuera un vil y sucio ser humano, y cuando eso no funcionaba, lo ignoraba y actuaba como si él no valiera mi tiempo. Hacerlo estaba siendo más y más difícil, y cuanto más desdén tiraba en su dirección, más encanto y más atractivo sexual líquido apuntaba hacía mí. Estábamos envueltos en un tentador juego de ir y venir del cual estaba aterrorizada de eventualmente perderlo. Race me quería, y no lo mantenía en secreto. No sabía que tanto tiempo más mi caprichosa lujuria iba a aguantar el asalto de esos ojos color verde y esa hermosa cabeza de color oro. Esbozó una sonrisa de un millón de voltios hacía mí y se detuvo, así que estaba cerniéndose sobre mí. Incluso en tacones de doce centímetros y medio, él se alzaba sobre mí. —Bueno, hola, Brysen. Puse mis ojos en blanco y levanté el vaso rojo para esconder el trago involuntario mientras su áspera voz se deslizaba por mi piel. —Race. Adria me golpeó en un costado con el afilado borde de su codo. Aclaré mi garganta e incliné mi cabeza en su dirección. —Esta es mi amiga, Adria. Él sacó una gran mano y estrechó la suya mucho más pequeña. Prácticamente vi sus bragas derretirse y su vagina lanzó una alfombra de bienvenida.

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Debería estar preguntándole eso a él. Esto era una fiesta de universidad, llena con ebrios estudiantes universitarios y de posgrado. De hecho yo asistía a la universidad a la vuelta de la esquina, pero Race hace mucho que se dio por vencido en la vida académica por una que involucra crimen y mucha, mucha actividad ilegal. Él es el que no debería estar aquí.

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—¿Qué estás haciendo aquí?

—Solo divirtiéndome. —Traté de mantener mi tono plano y desinteresado, pero si él pudiera escuchar la manera en la que mi corazón latía con fuerza, el imbécil se sentiría lo máximo. Levantó una ceja rubia hacía mí y esbozó una media sonrisa. Dios… incluso tenía un hoyuelo en su mejilla izquierda que estaba para morirse. Tenía tantas ganas de lamerlo. Clavé las puntas de mis uñas en mis palmas y tomé una profunda respiración. —Me sorprende que sepas como hacer eso, Brysen, divertirte. Tenía razón, así que todo lo que pude hacer fue estrechar mis ojos hacía él y sacar la máscara de reina de hielo que usaba perpetuamente en su presencia. —¿Qué estás haciendo tú aquí, Race? ¿Extorsionar a pobres niños universitarios por sus cheques de préstamos estudiantiles? Su otra ceja se disparó hacia arriba y se unió a la otra, y cuando desató su sonrisa completa sobre nosotras, casi nos noquea a Adria y a mí. Algo más oscuro pasó por sus ojos verdes y quería tomar un paso hacia atrás. Race era peligroso en muchas maneras, y necesitaba recordar eso. —La mayoría de los niños universitarios tienen cero sentido y me gusta un reto. Ese es un terreno fértil para un tipo como yo. Además, la temporada de futbol comienza la semana que viene y solo necesitaba checar algunos clientes tempranos. —Sus ojos se deslizaron sobre la punta de mi pulcro peinado bob hasta los dedos de mis puntiagudas zapatillas de tacón—. Me quedé más tiempo por el paisaje. Adria aclaró su garganta y miró de ida y vuelta entre los dos.

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Él inclinó su cabeza a un lado y la sonrisa cegadora que empujaba en su boca cayó de su rostro. Había muchas facetas de Race Hartman, y este lado más oscuro y más rudo de él solo aparecía cuando decidía que iba a tomar las riendas de un sindicato de crimen después de tener mucha participación en derrotar al capo principal. Race no era solo un chico malo, era el chico malo. Llevaba números, usuraba, operaba casas ilegales de apuestas, ayudaba a su mejor amigo a desmontar, cortar y mover autos robados, asegurándose de que cada hombre, mujer y niño en The Point

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—¿Clientes? ¿En una fiesta en casa? ¿Qué es lo que haces exactamente? —Si solo supiera el tipo de cosas ilícitas que Race hacía.

supiera que él era el tipo que tomaba las decisiones en las calles ahora. Era demasiado lindo para ser así de horrible, pero por Dovie, sabía exactamente qué tan sucias se habían puesto las manos de Race desde que se hizo cargo del imperio de Novak. Sin mencionar que su nuevo socio de negocios era un proxeneta, un narcotraficante, y más o menos el hombre más sórdido y baboso haciéndose cargo de cada operación subterránea que existía en el interior de la ciudad. —Hago dinero, dulzura. Y lo hacía. Cambié de peso en mis muy altos zapatos y traté de no dejarlo ver como mi pulso se agitaba bajo su firme mirada. Había algo sobre ser deseada por un hombre que sabías que podía destruir a cualquiera en la habitación. No debería sentirse bien, no debería hacer que mis muslos se apretaran y mis adentros pulsaran, pero lo hacía, él lo hacía. Sonreí y lancé la parte más larga de mi afilado peinado bob sobre mi hombro. —Race es un empresario en especie. —Del tipo que solo encontrabas en un lugar que era tan oscuro y roto como The Point.

Mi corazón estaba en mi garganta y escuché otro disparo, seguido por el grito de una voz femenina. Race dejó salir una letanía de maldiciones de algún lugar encima de mi cabeza, y me soltó por solo un segundo. Escuché vidrio rompiéndose, lo sentí moverse, jalándome detrás de él, y luego el aire fresco de la noche estaba a nuestro alrededor. Me alejó de él un poquito, pero agarró mi mano y procedió a jalarme detrás de él. Nuestros

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No había error en el olor a pólvora y el sabor cobre de la sangre derramada mientras el pandemonio iniciaba y más disparos sonaban. Fui a agarrar a Adria, pero porque estábamos tan cerca de la puerta, una avalancha de cuerpos en pánico nos separó en medio segundo. Sentí duras manos agarrarme y sacarme del camino de la estampida. Mi rostro estaba presionado a un pecho duro como roca, y una gran mano sostenía mi cabeza abajo mientras era movida toscamente a través del empuje de cuerpos corriendo y agitándose.

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Adria obviamente quería hacer más preguntas. La vi abrir su boca, pero antes de que pudiera decir una palabra, un ruidoso BANG sonó y la típica fiesta universitaria que estaba usando para escapar de la dolorosa realidad de mí día a día se convirtió en un desastroso alboroto.

pies crujían sobre el vidrio roto de la puerta trasera que obviamente había destrozado para que pudiéramos escapar a través de ahí. Estaba jadeando y corriendo detrás de un tipo con piernas dos veces más largas que las mías en tacones de aguja y pantalones entubados, así que era prácticamente imposible, pero lo hice. No se detuvo hasta que habíamos rodeado el jardín sobre el otro lado de la casa y llegamos al otro lado de la calle. La mayoría de los otros asistentes en la fiesta habían desaparecido, y el sonido de las sirenas ya podía ser escuchado en la distancia. Puse mis manos sobre su pecho y le rogué: —Tenemos que encontrar a Adria. Sus ojos estaban prácticamente negros, llenos de emociones que tenía miedo de nombrar. —No puedo estar aquí cuando los policías aparezcan, Brysen. Tengo que irme. Di un grito ahogado y puse mis manos en puños para poder golpearlo en el pecho, con fuerza. —¡Ayúdame a encontrarla, Race! Solo sacudió esa perfecta cabeza rubia y me miró. —Tú eres la única por la que estaba preocupado. Mi corazón tropezó, pero las sirenas se estaban acercando y él se estaba alejando de mí. Agarré su muñeca y me di cuenta que estaba temblando tanto que apenas podía sostenerme a él.

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Las sombras en sus ojos se movieron y su boca bajó en las esquinas. Antes de que pudiera reaccionar, sus manos se deslizaron alrededor de mi nuca, debajo del borde de mi cabello, y me jaló hacia arriba, en las puntas de mis pies. Envolví mis manos alrededor de sus muñecas, traté de no enloquecer cuando mi pecho se aplastó contra el suyo y prácticamente solo colgué ahí mientras procedía a besarme hasta la inconciencia.

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—No me dejes. —Mi voz sonó asustada y perdida. No sabía qué hacer en una situación que involucraba armas y violencia. Me desconcertaba que tan indiferente estaba él con todo esto.

Estaba oscuro, la gente estaba tropezando, borrachos y aturdidos, estaba preocupada por mi amiga, y estaba enojada con él… siempre enojada, pero por primera vez desde que puse mis ojos en él, todo ese deseo, toda esa enredada y codiciosa lujuria se soltó, y le devolví el beso. No fue romántico, no fue dulce y lleno de anhelo tangible y cuidado amoroso. Fue brutal, duro y caliente, y nada en mi vida entera se había sentido mejor. Su lengua me invadió. Sus dientes rasparon. Sus manos magullaron, y pude sentir su erección a través de la parte de enfrente de sus jeans donde nos empujábamos para estar juntos. Debí haber protestado, decir algo para hacer que se detuviera, pero todo lo que podía hacer era gemir y frotarme contra él como algún tipo de gato en celo. Y justo cuando estaba contemplando curvarme a su alrededor, enroscarme en ese enorme cuerpo y ponerme cómoda, me soltó, dio un paso atrás, me dejó parpadeando como una idiota, sacudió esa cabeza dorada, y desapareció en la oscuridad sin decir una palabra. Miré el lugar donde había estado, envolví mis brazos a mi alrededor, y traté de no desmoronarme en el acto. —¡Brysen! Levanté mi cabeza mientras Adria venía corriendo hacia mí. Casi nos tira a ambas al suelo. —¡Oh por Dios, estaba volviéndome loca! ¿A dónde fuiste? La abracé, más para ver si eso detenía que temblara. No lo hizo. —Por alguna razón, Race me sacó por la parte de atrás. Sus ojos estaban enormes en su rostro. —¿Por qué haría eso? Nadie sabía dónde estaba el tipo con el arma.

—Un tipo atrapó a su novia con otro tipo. ¿Puedes creerlo? Todo eso por algo tan estúpido. No tuve oportunidad de preguntar como supo qué era todo ese alboroto porque la policía estuvo finalmente en la escena y haciendo preguntas a aquellos de nosotros que quedábamos.

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—No lo sé, yo solo lo seguí. —En realidad no me dio otra opción.

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Solo sacudí la cabeza.

La universidad y la casa donde estaba la fiesta estaban localizadas sobre The Hill. Cosas como disparos al azar, novios celosos, y novias infieles pertenecían a The Point; al menos eso era con lo que la mayoría de la gente en The Hill trataba de engañarse. Para el momento en el que todo estuvo dicho y hecho, estaba exhausta, drenada emocionalmente, y todavía podía saborear a Race en mis labios. Mi noche fuera para olvidar, se había convertido en un recuerdo que recordaría por siempre, incluso si sabía que era una muy mala idea. Tal vez, después de todo, no era tan malo estar rodeada por una sombra gris. Era aburrido y soso, pero era seguro. Llevé a Adria de regreso a su apartamento, lidiando todo el camino con preguntas sobre Race. Estaba fascinada por él, podía sentir ese tirón magnético que él tenía naturalmente. Traté de decirle que era malas noticias, que el mundo en el que operaba estaba tan lejos de su Maestría en Administración como podía imaginar, pero por supuesto, eso solo se añadió a su misterioso atractivo. ¿Qué chica linda de The Hill no sentía lujuria por un chico travieso de The Point? No podía ser algo más cliché ni aunque trataran. Para el momento en el que iba a mi casa, tenía un dolor de cabeza y mi estómago estaba en nudos.

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Ahora estaba de vuelta en casa, cuidando de un padre sufriendo de un ataque paralizante de depresión quien también tenía una tendencia a auto medicarse, y otro que era un adicto al trabajo y obviamente enterrándose en su trabajo para evitar las cosas preocupantes que pasaban en casa. Más que nada, regresé para evitar que mi hermana menor, Karsen, fuera afectada por la tristeza y la oscuridad de todo. Tenía diecisiete, una estudiante de solo A’s, y destinada a ir a la universidad en unos años. Podía aguantar hasta entonces. Después de todo, mis padres siempre habían trabajado duro para mantener a nuestra familia entre la fina línea entre The Hill y The Point, y sentía como que era lo menos que podía hacer para

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Cuando estacioné en el cortador de galleteas de tres niveles que mis padres habían construido antes de que todo se desmoronara, tenía que pensar si quería o no mantener el motor en marcha y solo seguir manejando hasta que estuviera en otro lugar, hasta que llegara a una vida diferente. Hace dos años, todo en mi mundo había sido alegre y lleno de color y luz. Estaba viviendo en un apartamento con amigas, yendo a la universidad, defendiéndome de los chicos que solo tenían una cosa en la mente. Era tonta. No me importaba nada, y nunca pensé que eso fuera a desaparecer.

devolvérselos. Nunca habíamos sido terriblemente ricos, pero nunca habíamos sido forzados a tratar de sobrevivir en el campo de batalla que era la vida en The Point. En vedad sentía que les debía eso hasta el final. Suspirando, entré. No había luces encendidas porque Karsen no estaba en casa y mi mamá estaba indudablemente desmayada en la cama. Giré por la cocina para agarrar una cerveza que de hecho estaba fría y vi la oficina de mi papá en el camino al piso donde estaba mi habitación. Estaba sentado detrás de la computadora, como siempre. Su cabeza calva inclinada y sus ojos trabados en lo que sea que estuviera en la pantalla. Fruncí el ceño un poco y saqué la tapa de la botella. —Hola. Lo vi saltar y su mirada de alejó del monitor. —Brysen Carter, me espantaste, rayos. —¿Cómo estuvo? Aclaró su garanta y regresó su atención a la computadora. —Bien. Todo estuvo bien. Eso era muy poco probable. —¿Siquiera la checaste está noche, papá? —Brysen, esto es muy importante. ¿Puede esperar?

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Mi mamá estaba tumbada de lado atravesada en la cama. Su cabeza estaba colgando sobre el borde y el mismo cabello rubio blanquecino que yo tenía en mi cabeza, era una maraña, tocando el piso. Una botella vacía de vodka estaba descansando sobre la almohada y ligeros ronquidos salían de ella. Puse la botella de cerveza sobre el tocador y fui a acomodarla. Claramente papá no se había molestado en apurarse para ver si ella estaba bien. Solo la había abandonado a su suerte, y este era siempre el resultado final.

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En realidad no, pero todo venía después de su trabajo. No dije nada, solo seguí caminando y caminé a la esquina donde estaba el dormitorio principal. La puerta estaba medio abierta y la televisión estaba encendida. Empujé la puerta con la palma de mi mano y susurré una grosería.

Abrió un ojo para mirarme y murmuró mi nombre mientras luchaba para ponerla bajo las sabanas. Tomé la botella vacía y resistí la urgencia de estrellarla contra el suelo. Solo apenas. Ella no siempre había sido así. Siempre había estado un poco apagada, luchando con subidas y bajadas emocionales, pero un accidente automovilístico, una horrible cirugía en la espalda, y una cantidad infinita de dolor, más la incapacidad de regresar al trabajo, y esta triste y borracha carcaza de mujer era en lo que mi madre se había convertido. Siempre hacía que mi corazón se retorciera y mis adentros dolieran porque no tenía que ser de esta manera. Ella pudo haber conseguido ayuda, mi papá pudo haberla apoyado, y tal vez mi vida podría regresar a algún tipo de normalidad, pero eso no estaba pasando y por ahora, tenía que conformarme hasta que Karsen fuera lo suficientemente mayor para salir de aquí por su cuenta. Apagué el televisor y cerré la puerta detrás de mí con un ruido sordo. De todas maneras, tomaría un tornado levantarla de la cama con ese tipo de sueño borracho. Me quité los zapatos de una patada y finalmente encontré el camino a mi habitación.

Él odiaba todo lo que tenía que ver con The Hill. Era de las calles, un ex convicto, un ladrón, y no había duda de que estaba hasta las cejas en los negocios criminales que Race manejaba. Shane Baxter tenía una reputación en estas partes que era tan legendaria como la del hombre que lo engendró. El hombre que él y Race habían derribado. No eran el tipo de

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Saqué mi teléfono de mi bolsillo trasero y fui al último mensaje que le había mandado a Dovie pidiéndole ir a la fiesta conmigo. Ahora que tenía un trabajo de tiempo completo trabajando en una casa hogar para todos los niños perdidos en el sistema, apenas y la veía. Añadiendo el hecho de que estaba viviendo e involucrada con el único chico en The Point que consideraba más aterrador que Race, eso significaba que rara vez iba a su casa o la veía fuera de la escuela. Esta noche había declinado la invitación porque tenía que hacer tarea, pero secretamente me pregunté si Bax le había dicho que no fuera.

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Vivir en casa de nuevo como una adulta era tan raro. No era como si tuviera un toque de queda, las mismas reglas y reglamentos a seguir como cuando era una adolescente, pero todo sobre esta habitación de mi niñez se sentía mal. Sentía como si dejara alguna parte de mí fuera de la puerta cada vez que me resignaba a otra noche, otro día que pasaba aquí.

chicos con los que te querías meter, pero en verdad me caía bien Dovie, así que le hice frente a las aguas llenas de tiburones en las que ella nadaba para mantenerla en mi vida y llamarla mi mejor amiga. Le di la vuelta a mi teléfono y le mandé un mensaje: Vi a Race en la fiesta de hoy. Tomo unos cuantos minutos para que respondiera. ¿Qué estaba haciendo ahí? Dijo que trabajando. Seguro que sí. Puse un poco mis ojos en blanco por lo que él consideraba como “trabajar” y escribí: Alguien tenía una pistola y disparó adentro. Race me sacó pero se fue por la policía. Todavía estaba sudorosa por eso, y todavía caliente por dentro por ese beso. ¿Por qué tenía que saber tan bien, sentirse tan bien, pero sin embargo estar tan mal? Ella respondió de una manera en que, de hecho, alguien firmemente inmerso en The Point podría hacer: No puede arriesgarse a tontear con la policía. En realidad nadie de aquí puede. No me sorprende que se haya ido. ¿Todos están bien?

Platicamos un poco más. Yo sobre nada en particular, y ella sobre los chicos. Bax me asustaba tanto que estaba nerviosa y ansiosa a su alrededor, y creo que lo trababa de hacer más humano, más agradable a mis ojos, para compensar eso. Y Race, bueno, me daba vueltas y tomaba cada

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Yo no estaba bien. Tener una idea de que alguien era un criminal, que quizá no estuvieran sobre lo alto era algo completamente diferente que tener la prueba justo frente a tus ojos. No entendía ese mundo, no quería entenderlo, por eso, no importaba que tan sexy era y lo mucho que me sacaba de mi misma, de mí día a día, Race Hartman nunca sería el chico para mí, y eso hacía que las cosas profundas dentro de mí ardieran.

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Bien. Todos estaban bien.

esfuerzo que tenía para pretender desinterés en vez de una rabiosa curiosidad cada vez que mencionaba algo sobre él. Cada vez era más y más difícil hacerlo. Le dije buenas noches y le mandé un mensaje a mi hermano para decirle buenas noches también. Karsen era buena, una niña que merecía lograr salir de la casa ilesa y sin cicatrices del estado en el que estaban los Carter. Era una cosa pequeña, con el mismo cabello pálido que yo, pero con los ojos marrones de nuestra mamá en vez de los azules de papá como yo. Era tan dulce como era posible, y cuando respondió con un emoticón de carita sonriente, finalmente me puse en mi rutina de noche. Fue mientras lavaba mi rostro y me metía a bañarme que pude finalmente admitir que me sentía sola, que estaba triste, que estaba abrumada por todas las cosas que estaba sintiendo y la batalla de siempre mantener controladas las cosas ardiendo dentro de mí. En la ducha, podía llorar y nadie sabría. Esta no era la vida que quería. Aquí no era donde pensaba estar a los veintiún años, pero tenía que adaptarme, tenía que cambiar para hacer lo que era mejor para todos, y esa era la manera en la que iba a ser. No tenía opción para decidir. Me sequé, pasé un cepillo por mi cabello, y me puse un par de pantalones de yoga y una blusa sin mangas para dormir. El estrés de la noche, la adrenalina de todo, comenzó a salirse de mi sistema y finalmente caí en el colchón de frente. Estaba dejando que mis ojos se cerraran, tratando con verdadera fuerza evitar revivir cada movimiento de la lengua de Race, cada roce de los dientes, cuando mi celular se iluminó con un mensaje. Era tarde, y la única persona que pensé que podría ser era Karsen, así que me senté de golpe y pasé un dedo sobre la pantalla.

Solo me quedé viendo por un segundo antes de responder. ¿Quién eres? Lamento haber fallado.

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Te veías muy linda esta noche.

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No era de Karsen. No era de un número que reconociera en absoluto. Eran seis palabras, no gran cosa, pero la roca que se asentó en mi estómago cuando lo leí me dijo que algo estaba mal.

¿Qué demonios se suponía que significaba eso? Pregunté de nuevo quien era, y cuando no obtuve respuesta, solo apagué mi teléfono y lo lancé en la mesita de noche. Eso fue extraño y no me gustó. Hablando de fallar a alguien cuando había habido disparos no era divertido, y era lo suficientemente crudo como para no gustarme ni un poco. Me dejé caer en la almohada de nuevo, miré el techo, y me pregunté exactamente por qué Race me había sacado por la parte de atrás de la casa cuando todos habían estado yendo en estampida hacia la puerta principal. Estaba agradecida por su ayuda, agradecida de que hubiera reaccionado y me hubiera llevado afuera, pero después de ese raro texto, estaba comenzando a tener preguntas. Esta era la razón por la que no tenía tiempo para un tipo como Race. Si él hubiera sido alguien más, sus motivaciones ni siquiera se cuestionarían. Tendría que tomarlo por lo que era, estaba tratando de ponerme a salvo, pero por quién era, la vida que vivía, tenía que preguntarme. ¿Y que había querido decir con “tú eres la única por la que estoy preocupado”? Sabía que él me deseaba, jugaba conmigo porque era un desafío, pero no podía ser más que eso… ¿o sí?

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Puf. No tenía tiempo o espacio por nada de eso. Que mal que fueron su lindo rostro y su perfecta boca los que me siguieron a la tierra de los sueños.

Jay crownover No hay muchas cosas que decir sobre ella, ama los tatuajes y las perforaciones e incluso tiene gran parte de ellos en su cuerpo. No ha visto su color natural en su cabello desde hace mucho tiempo. Vive en Colorado con sus tres perros, los cuales están totalmente locos, y ama la nieve. Ha sido bartender desde la Universidad, pero su gran sueño es ser estrella de rock en lugar de escritora, aunque lamentablemente no tiene el talento para cantar, así que esto es lo que hay. Ama escribir y leer, sobre todo libros donde los personajes pueden transmitir y hacer que el lector sienta algo. Tiene 2 series ya comenzadas: Marked Men y Welcome to the Point.

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Actualmente se encuentra en camino su serie Spin Off de Marked Men: The Saints of Denver.

Staff Moderado por: Jadasa Youngblood Lizzie Wasserstein

Traducido por:

IvanaTG MaEx Jadasa Youngblood magdys83 Jenn Cassie Grey rihano lapaskis Rivery Lizzie Wasserstein Selene1987 Lorenaa Whiteshadow Lorena Tucholke Zoe Benson

Recopilado por: Lizzie Wasserstein

Revisado por: Lizzie Wasserstein

Corregido por: Diseñado por: Lizzie Wasserstein

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Lizzie Wasserstein

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