Portada

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La recopilación, redacción y realización completa de este documento es total y directamente sin ánimo de lucro. Con esto no se intenta agraviar a los autores ni causar inconvenientes a las partes legales con derecho de autor. Por el contrario, intentamos divulgar su trabajo que de otro forma, a causa de la no publicación de los ejemplares en español, no podría llegar y queremos esparcir y difundir la lectura a todas las personas que sea posible. La dedicación y entrega que hace posible cada trabajo es gracias a las aportaciones y ayuda de todas lectoras. Con esto, no ganamos dinero ni tampoco lo pretendemos. Pero invitamos a nuestras lectoras a apoyar a los autores con la compra de ejemplares físicos siempre que les sea posible. Este trabajo es únicamente por diversión y amor a la lectura; sin intención de perjudicar a nadie.

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Staff Moderadoras y traductoras Clarysainz

Peke_pink

Domy

Michelle M

Rachelly

Moderadora de corrección DeboDiiaz

Correctoras

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DeboDiiaz

juliee

Pagan Moore

Getzee

Amélie

Vannia E

mechita

Revisora final Mechita

Diseño Michelle M

Índice Sinopsis Capítulo 1 Capítulo 2 Capítulo 3 Capítulo 4 Capítulo 5 Capítulo 6 Capítulo 7 Capítulo 8 Capítulo 9 Capítulo 10 Capítulo 11 Epílogo

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Sinopsis Por primera vez en su vida Rich Remington se ha enamorado. Hará lo que sea para convencer a Angie que ha renunciado a los enganches aleatorios y al sexo casual, por ella. Ella es inteligente, hermosa y lo reta como nadie antes ha hecho en su vida. El problema es que han sido amigos por un par de años y ella ha visto lo peor de él. Además, ella no cree que pueda cambiar. Después de que ella a regañadientes acepta romper la única regla de su amistad. Rich revienta su primera cita. Cuando finalmente logra convencerla de ir a la casa de su familia en el lago por las vacaciones de primavera antes del inicio de la escuela cuando juniors toma la oportunidad de marcarla como suya. Mala suerte, ella no quiere nada más de él que su habilidad en el dormitorio. ¿Cómo puede convencer a la chica que no tiene relaciones, que el amor verdadero existe? 5

1 Traducido por Domy & Michelle M Corregido por Amélie

Rich se detuvo en la plaza de aparcamiento del dormitorio de Angie, bajó la música que estaba a todo volumen en el equipo de música. —No puedo creer que sólo me dieras un bocado de ese pastel. ¿Por qué me odias tanto? ―Él le lanzó una sonrisa mientras ponía el coche en el aparcamiento, asegurándose de que ella supiera que él estaba dando su mierda. Él había insistido en darle un paseo cuando se fueron de la barbacoa de Cameron y Tyler hace unos veinte minutos. Sólo había tomado un par de cervezas por lo que sabía que no estaba borracha, la había visto tomar de nuevo cuatro tragos de vodka en menos de treinta minutos y todavía era capaz de funcionar. Ella se había negado a conducir, diciendo que no podía permitirse conducir borracha. Él respetaba eso. En los dos años que la conocía no podía pensar en un momento en que hubiera actuado de manera irresponsable. Así que cuando dijo que iba a llamar a un taxi él se ofreció a darle un paseo. Le había tomado un poco convencerle, pero finalmente accedió a permitir que la trajeran de vuelta a su dormitorio. —No te odio. Solamente me encanta el pastel. Hay una gran diferencia. —Agarró su bolso y un paquete de panecillos que había tomado de la parrilla y comenzó a deslizarse por el lado del pasajero de su viejo Chevy Nova. —Gracias por el paseo Rich. Te debo una. La agarró del brazo. —Tú no me debes nada. ¿Por qué tanta prisa? Todavía es temprano. En realidad no hemos hablado en meses. —El único contacto que habían tenido recientemente fue unirse para enviar a Tyler a una cita desastrosa. Cuando se conocieron a través de su mejor amiga, Rich había sido tomado desde el momento en que la vio. Ella era una verdadera belleza, con el pelo largo, casi negro y los más intensos ojos verdes que había visto nunca. Angie era una mujer de verdad, no como las chicas falsas con las que por lo general conectaba. No sólo era inteligente, tenía curvas en todos

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los lugares correctos. No se esforzaba por ser un palo delgado como la mayoría de las chicas y él estaba más que bien con eso. También era la chica más honesta que había conocido nunca. Jamás dejaría que saliera con la basura normal que les decía a las otras chicas. No, ella lo callaría rápidamente. Le había dicho en términos inequívocos que nunca habría nada entre ellos, solo amistad. Y había estado de acuerdo con eso, por un tiempo. Nunca hubo una escasez de chicas para elegir. Algo sobre ser un idiota ruidoso las atraía como polillas a la llama. Él no lo entendía, pero jamás había sido de los que pensaba bien las cosas. No como Angie. Aunque ahora, después de conocerla realmente, no quería nada más que reclamarla como suya. Él dejaría cualquier coño por ella cualquier día. Ella dejó escapar un largo suspiro —¿De qué quieres que hablemos? —Joder, no actúes como si fuera un inconveniente. Yo sólo quería pasar un poco de tiempo contigo. ¿Tienes otros planes o algo? —No tenía intención de sonar tan duro, pero se estaba cansando de ese juego. Sólo quería tener una conversación inteligente por una vez. Ella extendió la mano y agarró su mano, apretando por un breve momento antes de soltarla —No, no tengo ningún plan. Lo siento. Se relajó en su asiento mientras deslizaba sus piernas de nuevo en el coche y cerró la puerta. —¿No puedo ir a tu habitación? El toque de queda no es por otra hora o sí. Ella gruñó, —dudo que quieras tratar con el novio-de-la-semana de la zorra. El chico ha estado aquí toda la noche. —Puedo decirle que se largue si quieres que lo haga. —Él hizo crujir los nudillos, más que un poco molesto de que Angie tuviera que lidiar con esa mierda. Le lanzó una pequeña sonrisa. —Gracias, pero no durará mucho tiempo. Nunca lo hacen. Voy a deshacerme de ella muy pronto, ya he firmado para el alojamiento el próximo semestre con una chica en mi clase de química. Asintió con la cabeza dando su consentimiento, aunque todavía estaba tentado a acompañarla a su dormitorio después y dejar que se conozca su presencia. Se preguntó si a su compañera de cuarto le gustaría si él decidiera quedarse por un rato. —Así que, Cameron y Tyler están juntos. Tengo que admitir que no vi venir eso. —Había estado bastante sorprendido de ver a dos de sus compañeros de la mano y besándose, pero estaba bien con eso. Todo el mundo tiene derecho a ser feliz.

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—Yo lo sabía desde el principio. Me mató no decir nada antes, pero sabía que iban a encontrar su camino —sonrió —. Tú jugaste un papel importante en eso, sabes. La cita con la zorra psicópata lo empujó derecho al precipicio —la sonrisa de Angie se amplió —. Estoy tan feliz por ellos, especialmente por Tyler. —Parecía que iba a decir algo más, pero se dio la vuelta en su lugar. —Tú sabes, hemos sido amigos por un tiempo, y yo ni siquiera sé si Angie es tu nombre real. ¿Es la abreviatura de algo más? —Quería patearse a sí mismo por hacer una pregunta tan pobre, pero tenía curiosidad. Por alguna razón él quería nada más que conocer acerca de esta chica. —Mi nombre de pila es Angelique. Idea de mi madre, supongo. Simplemente no parece que encaje. —Se encogió de hombros —. Ella es la única que alguna vez me llamó así. —¿Así que puedo llamarte Ángel entonces? —Él tiró suavemente de un mechón de pelo que había caído encima de su hombro mientras le daba su sonrisa ganadora. —¿Qué pasa contigo?¿Es tu nombre Rich o se trata de la abreviatura de Richard? —Tiró de su cabello hacia atrás y lo retorció en un moño desordenado mientras hablaba, tirando de un lazo de pelo de la muñeca. Él deseaba que lo dejara, pero sabía que no debía hacer la petición. —Sí, soy Richard Remington, el tercero en realidad. Desde que mi padre era Richard empecé a ir por Rich. Ella soltó una carcajada antes de que se tapara la boca con la mano y trató de recobrar la compostura, —¿Richard Remington? A mí me suena como un nombre de estrella porno. ―Se dio la vuelta en el asiento y ladeó la cabeza hacia él —, te voy a decir qué, tú puedes llamarme ángel si te puedo llamar Dick1. Él se rió entre dientes ante su tono sarcástico. —Estoy de acuerdo con eso. Dick Remington suena más como un nombre de estrella porno que Rich Remington de todos modos. Me gusta. —Él movió las cejas hacia ella mientras hablaba—. Nunca se sabe, esa podría ser mi verdadera vocación. Arrugó la nariz ante su broma. —Sé que suena divertido y todo, pero piensa que en algún momento te cansas del sexo. Lo que es simplemente triste. —No creo que un chico pueda enfermar de sexo. Mi abuelo tiene ochenta y tantos años y todavía persigue a mi abuela en la casa de vez en cuando. El viejo tuvo éxito también, al menos por lo que se podía decir. 1

Dick: Juego de palabras, de doble sentido. Ya que se puede referir como Dick—un

nombre personal—o a los genitales del hombre.

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Envidiaba la relación de su abuelo. Habían estado juntos para siempre y todavía estaban muy enamorados. Nunca había conocido a la familia de sus abuelos por parte de su madre, ya que habían muerto antes de nacer, pero los padres de su padre estaban frescos a pesar de su edad. Envidiaba su amor por los demás. Él en cambio realmente no sabía lo que era el amor. —No quiero imaginarlo en mi cabeza, Dick. —Ella soltó una risita y apretó sus piernas debajo de ella en el asiento—. Entonces ¿qué estás haciendo, me refiero para salir, esta semana? Él frunció el ceño. Él sabía que ella estaba molestándolo, pero pensó en él como nada más que un jugador. Un usuario, me había dicho una vez cuando había bebido mucho. Le había dolido, peor de lo que estaba dispuesto a admitir. Lo peor fue que no estaba equivocada. No realmente de todos modos. Hace apenas un par de noches que se había enganchado con una novia que estaba fuera de la ciudad disfrutando de su fiesta de despedida de soltera. Probablemente iría al infierno por eso. En vez de admitir la poca atractiva información se encogió de hombros. —No estoy viendo a nadie en estos momentos. ¿Y tú? Ella soltó una carcajada amarga antes de sacudir la cabeza, —Nop. No he tenido una cita en más de cinco meses. Los carbohidratos son mi sustituto del sexo, ¿no lo sabías? —Levantó el paquete de rollos. Él consideró su respuesta durante un largo rato, —¿Por qué no salimos a una cita tú y yo? Riendo, Angie cogió su bolso de nuevo y enderezó sus piernas, abriendo la puerta. —Esa es mi señal para salir. No te preocupes. Estoy segura de que puedes encontrar a otra chica desesperada para mantenerte entretenido. No estaba seguro de si debía sentirse ofendido o no. Sopló un poco, —nunca he dicho que ninguno de nosotros estaba desesperado. Sólo pensé que sería bueno. Podríamos ir a cenar, tal vez ir a ver una obra de teatro o algo así. Su cabeza dio la vuelta, su mirada se unió con la suya —¿Tú, ir a una obra de teatro? ¿Qué demonios? Se tragó su ira. —Sólo porque me vea como un deportista tonto no significa que realmente sea uno. Me gusta el arte y la música, y sí, teatro ocasional. Así que me demanden. Ella deslizó sus piernas de nuevo en el coche, —Lo siento, fue una cosa muy perra lo que dije. No creo que tú seas un deportista tonto. Es que no me lo esperaba. ¿Bueno? ¿Estamos bien? Él asintió con la cabeza antes de responder, —sí, estamos bien —Se acercó y la tomó de la mano—. Entonces saldrás conmigo. Te voy a dar un

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buen momento. —Él sostuvo su otra mano con mirada inquisitiva—. Nada de sexo, te lo prometo. Algo brilló en sus ojos y se veía un poco herida, aunque no podía entender por qué. —Voy a pensar en ello. Gracias por la oferta, y por el paseo. —Ella apartó la mano, saliendo del coche rápidamente. Antes de cerrar la puerta, murmuró—: Todavía te debo una. Rich dejó escapar un largo suspiro. Eso no había ido como él esperaba. Una semana después, todavía no tenía noticias de Angie. Él no la había llamado o enviado mensajes de texto ya que no quería parecer demasiado pegajoso. Nunca había sido uno de esos tipos, siempre pegado al culo de las chicas cada minuto, siempre con ganas de saber dónde estaba y lo que estaba haciendo. Por supuesto, nunca antes había estado con una chica tampoco. Él había pensado en llamarla más de una vez. Bien, al menos diez veces. De algún modo sabía que si algo iba a pasar entre ellos, tendría que dejar que ella tomara la última palabra. Fue difícil, pero le daría la oportunidad. Se había lanzado a sí mismo en el trabajo y la escuela, tratando de mantener su mente ocupada. Los finales venían de todos modos y no podía permitirse el lujo de fallar alguna de sus clases. Salió mucho con un par de chicos del trabajo y jugó baloncesto en el gimnasio por un par de horas cada semana. Incluso se había tomado el tiempo de llamar a su hermano con el que no había hablado en casi un año. La conversación había estado tensa, por decir menos. No tenía mucho en común con el chico. Eran más o menos completamente opuestos en todos los sentidos. Rich era alto y musculoso, con el pelo oscuro recto y ojos oscuros, su hermano Pete era de cabello rubio y ojos azules y un poco pequeño. Pete tenía esa cosa de tipo sensible en él y siempre lo hizo bien con las chicas a pesar de su menor aspecto masculino. Rich tomo parte de la familia de su madre, donde Pete tendió a favorecer a su padre en muchas maneras. Rich pensó en llamar a su madre, tampoco se había reportado con ella desde hace mucho tiempo, pero sabía que le haría las mismas preguntas. ¿Estás haciéndolo bien en la escuela? ¿Necesitas dinero? ¿Estás saliendo con alguna chica agradable? Era la misma conversación una y cada vez que se reportaba y al principio pensó que realmente ella se preocupaba por su bienestar, con el tiempo empezó a darse cuenta que preguntaba lo que ella esperaba de él. Nunca habían estado muy cerca, ella era distante y no sólo era con él. No había sido muy cálida con su hermano tampoco. No sabía cómo sus padres habían permanecido juntos tanto tiempo.

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Movió su teléfono en su mano, sorprendido cuando sonó una notificación de que tenía un mensaje de texto. Tocó la pantalla para desbloquearla, sonriendo ante el nombre que aparecía. Él había cambiado el nombre de Angie a Ángel la noche en que la dejó en su dormitorio. Se preguntó si ella había cambiado su nombre a Dick. Ángel: Cuándo y dónde. Rich: mañana 7pm. Te voy a sorprender. Ángel: No me gustan las sorpresas. Rich: Supéralo. Ángel: Bien, Dick. Se río y puso el GPS. Tenía un poco de planificación que hacer. Después de tomar una ducha rápida, Rich se vistió rápidamente con unos nuevos vaqueros y una camisa blanca. Se roció colonia e incluso se puso un poco de gel en su cabello, pasando sus dedos un par de veces más de lo necesario para tratar de domar el desorden. No había estado tan nervioso por un ir a una cita desde los quince años. Entonces había sido Shally Walker, una de las chicas más calientes y fáciles en el décimo grado. Se había asegurado de que la cita saliera bien y está también lo haría, pero sus sentimientos por Angie eran más intensos de lo que había sentido por alguna chica de la que se había enganchado. Ella lo desafió y lo hizo reír como ninguna otra lo había conseguido hacer. Había decidido llevarla al centro de galería de arte. Después de todo, él se había establecido un especie de nivel alto cuando habían discutidos sus planes la semana pasada. Después, la llevaría a su restaurante favorito de sushi. Sabía que estaría feliz por eso. A la chica realmente le gustaba el pescado crudo. A pesar que había prometido no sexo, deslizó un condón en su cartera por si acaso. Era de inteligentes estar preparados. No es que realmente pensó que tenía alguna posibilidad. Estaba muy pero muy seguro que no iniciaría nada y trataría de ser un caballero, aun si eso lo mataba. Rich se pasó las manos en los vaqueros antes de salir de su coche hasta ir a su dormitorio. En una especie de sala el actual amigo-de-coger de su compañera estaba allí. Lo puso un poco nervioso que el chico había estado alrededor de Angie tanto. Sabía de primera mano cómo los chicos podían ser y sabía que Angie era mucho más caliente que la chica que vivía con ella. No sería la primera vez que un idiota había tratado de entrar en los pantalones de la compañera de cuarto de su chica o peor tratando de sacarla. Sabía que Angie nunca iría por ello, pero eso sólo alivió su preocupación un poco.

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Le envió un texto rápido mientras se dirigía por las escaleras y luego golpeo tres veces la puerta antes de tomar unas cuentas respiraciones profundas. Ella abrió la puerta, haciéndole señales con la mano. —Ellos no están aquí, gracias a Dios. Rich entró a la pequeña habitación, cerrando la puerta detrás de él. Se giró hacia ella, pero se detuvo a medio movimiento por lo que vio. Estaba impresionante. El cabello le caía por los hombros en ondas suaves y el vestido gris ceñido al cuerpo lo llevaba perfectamente, terminando por unos centímetros encima de su rodilla donde se ensanchaba ligeramente, el color de sus ojos verdes brillando. Y los zapatos, tacones de tiras negras que se envolvían alrededor de sus tobillos, zapatos que simplemente gritaban jódeme. —Maldita sea, te ves increíble —él dio un paso adelante—, simplemente hermosa. Ella miró hacia otro lado, cruzando los brazos sobre su pecho. — Gracias —cambió su pie izquierdo al derecho—. Espero que esto esté bien. No me dijiste que estaríamos haciendo. —Es perfecto —la miró una vez más. Ella se miraba bien en sus camisetas y pantalones vaqueros de costumbre, pero le gustaba este lado de ella, el lado femenino escondido la mayor parte del tiempo. —Entonces, ¿Qué estamos haciendo? —agarro un pequeño bolso negro y sus llaves. —Todavía es una sorpresa. Espero que te guste. —La tomó de la mano y la condujo hacia la puerta. —Estoy segura de que será interesante. Él se aseguraría de eso. Treinta minutos más tarde estaban en la galería y hasta el momento todo iba muy bien. Ella incluso lo dejó abrir la puerta del coche. Aparte de poner una mano en la espalda baja, no la tocó desde que la había llevado de la residencia. No es que no quisiera. Era generalmente más físico. Pero está era Angie y ella tenía expectativas. Esta noche estaba a punto de mostrarle lo inesperado. Se detuvieron frente a una obra de arte de metal y observó mientras ella ladeaba la cabeza, tratando de dar sentido a la masa confusa. —¿Qué se supone que es?

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—No estoy seguro que sea cualquier cosa. Sólo sé que se ve bien. ¿Miras las piezas en los lados? Son tubos de escape de un coche. Parece que usó todo tipo de chatarra para esta. —Es algo fea —dio una pequeña sonrisa—. Pensé que sólo te gustaban las cosas bonitas. —Si te fijas bien puedes encontrar belleza en casi todo. Sus ojos se abrieron. —Guau, eso fue profundo —le dio un codazo. —Puedo ser profundo —se tocó la sien con su mano izquierda—. Hay mucho más aquí que las últimas puntuaciones del juego, sabes. Caminaron alrededor en silencio, observando las diferentes exposiciones. Ella parecía admirar más la fotografía, mientras tomaba varios minutos en cada foto, observando con detalle. —¿Lees, Rich? —murmuro su pregunta mientras estudió la foto de dos niñas por un prado de flores. —Sí, leo a veces —no estaba mintiendo. Tenía un pequeño estante en su habitación con algunos de sus libros favoritos. No había ninguna razón para señalar que también mantenía sus revistas sucias en el mismo lugar. —Estás lleno de sorpresas está noche. ¿Qué lees? —se apartó de la fotografía para mirarlo. —En su mayoría misterios, pero leo thriller, también. —Tyler los llama libros de chica—sucia. Realmente es una tontería pero me gustan las novelas románticas de cuarta. Él se río entre dientes. —No hay nada de malo con eso —no lo pudo resistir, le tomo la mano entre las suyas—, ¿Estás lista para ir a comer? SU mano libre se fue a su estómago. —Sí, hambrienta como siempre. —Vamos, te gustará esto —la condujo a través de la galería y hacia su coche. —¿Estás teniendo un buen tiempo? —Hasta aquí todo bien, no lo arruines —le apretó la mano antes de acomodarse en el asiento. Se dio cuenta de que no estaba tan nervioso como cuando la había recogido. No había presión y realmente disfruto de su compañía. Quería patearse a sí mismo por no invitarla a salir antes. Se deslizó en el coche. —La noche aun es joven. Tengo tiempo de sobra para meter la pata. Ella se sonrojó y alejó.

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—¿Qué? —Incluso si lo haces, es la mejor cita que he tenido en mucho tiempo. Le sorprendió que su rostro no se agrietara mientras sonreía ampliamente. —Sólo estamos empezando.

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2 Traducido por Domy Corregido por Juliee

Rich vio que la cara de Angie se iluminó cuando se detuvo en el estacionamiento de su bar de sushi favorito. —¿Este lugar está bien para ti? —Preguntó casualmente, sonriendo ante la mirada que ella le dio. —Sabes que me encanta el sushi. Anotaste diez puntos, Dick. —Ella agarró su bolso y abrió la puerta—. No puedo esperar para que seas un caballero esta vez. La alcanzó fácilmente ya que al parecer estaba luchando con pisarle los talones. Puso su mano en su espalda otra vez, amaba cómo las puntas de su cabello rozaron su muñeca. No podía dejar de imaginar cómo se sentiría cuando cayera sobre él, sentiría cosquillas en el pecho. Sacudió la cabeza, tratando de que su mente estuviera fuera de ese canal. Una vez sentados, ordenó un poco de sake y la observó mientras sus ojos escaneaba el menú. —Pide lo que quieras. Realmente no sé qué es lo mejor aquí. Para ser honesto, no sabía nada sobre el sushi, pero comería tierra si eso significaba que podría pasar más tiempo con ella. Ella lo miró, —Así que, ¿ordeno para ti? —Se frotó las manos con entusiasmo—, te va a encantar. Le sirvió un poco de sake mientras colocaban su orden, mirándola en la tenue luz del restaurante. Sus ojos y su piel brillaban. Después ella tomó una copa y lo miró a través de sus pestañas —Así que tengo una pregunta para ti. —Dispara, soy un libro abierto. —Abrió los brazos, y se recostó en la silla.

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Apartó la mirada y dejó caer su pelo sobre un lado de su cara. —Es un poco vergonzoso. —Eso es mejor, ahora tengo curiosidad. —Él nunca tenía idea de lo que podría salir de la boca de esta chica. —Bueno, cuando me dijiste nada de sexo—tomó otro trago—, ¿era porque no estabas interesado en mí de esa manera? —Sus mejillas enrojecieron de nuevo, pero ella no apartó la mirada. Él se enderezó en su silla —Por supuesto que no. Es sólo que no quiero que te sientas presionada. ―Él frunció el ceño —¿Pensabas que no me gustabas? —Simplemente, arruino casi todo, así que no sé por qué tú me tomas en cuenta —Hizo una mueca —, eso no sonó bien. Tú eres un chico popular, has estado con muchas mujeres, yo no estaba segura si estaba a la altura. Rich se inclinó sobre la mesa, tomando sus manos entre las suyas, —Tú estás en la parte superior de la escala. Eres graciosa, atractiva y elegante. Sería un honor estar contigo —Consideró sus siguientes palabras y decidió ir por ello—. Cuando estábamos caminando por aquí estaba pensando en cómo sería que tú me montaras. Ella le lanzó una sonrisa, relajándose un poco. —Oh. Es bueno saberlo. Su sushi llegó y le dio una breve descripción de lo que ella había ordenado antes de que tomara sus palillos. Vio como ella expertamente manejó el primer bocado, gimiendo de placer mientras masticaba. El sonido hizo que la sangre se disparara a su polla, y se movió en su asiento. —No sé cómo usar estas cosas. ¿Estaría bien si uso mis manos? —Él levantó sus propios palillos e hizo una mueca. —Te voy a enseñar. Es muy sencillo, sólo descansa este de aquí —ella le agarró la mano y colocó uno de los palillos con habilidad—, y utiliza este dedo para controlar el otro. —Entonces ella se lo mostró mientras cogía otra pieza. Le tomó varios intentos, pero finalmente consiguió una pieza de sushi en la boca, satisfecho de que no fuera viscoso. Después de que él se lo tragara le dio una sonrisa. —Está bueno. Bebieron sake y comieron todo lo que habían ordenado, riendo y hablando todo el tiempo. Era una observadora, disfrutando de dar con escenarios sobre otras personas que estaban allí. Ella lo había convencido de que la rubia a su izquierda era una prostituta. Apreciaba su imaginación.

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Podía escucharla toda la noche. —Eso estuvo bien. Gracias Rich. Esto ha sido muy divertido. ―Entrelazó su brazo con el de él saliendo del restaurante, y le sonrió. —Me alegro. No tiene que terminar ya sabes. —Se volvió hacia ella cuando se acercaron a su auto, apartándose el pelo de la cara. —¿Qué más te gustaría hacer? Se mordió el labio, mirando lejos antes de encontrarse con su mirada. —¿Tienes alguna idea? —Tengo un montón de ideas Ángel, pero yo estoy para sugerencias. —Se centró en los labios, inclinándose hacia adelante. Un besito no le haría daño. Al menos eso es lo que se dijo mientras atrajo su boca a la suya. Sus labios estaban llenos y suaves, presionando para que abriera su boca, pero no. Él no insistió, disfrutando de la sensación de sus labios en los suyos. Le mordió el labio inferior con suavidad y ella se quedó sin aliento, pero no deslizó su lengua dentro. En su lugar chupaba su labio, succionando suavemente. Ella se apartó, su lengua rozando su labio inferior mientras le daba una pequeña sonrisa. —Eso estuvo bien. —¿Bien? —Fingió una mueca—. Eso fue jodidamente increíble. Ella le dio un ligero golpe. —Bien, fue genial. —¿Quieres que te lleve a casa? ¿O quieres simplemente pasear por un tiempo? Estoy dispuesto a todo. —Se retiró de mala gana. Ella giró su dedo alrededor de un mechón de pelo. —Podríamos ir al mirador, si quieres. Había un punto en las afueras que daba hacia la ciudad. Había estado allí más de una vez cuando era adolescente. Alzó las cejas —¿Qué haríamos allí? —preguntó inocentemente. —Mirar las estrellas, por supuesto. ¿Qué te pareció que iba decir? — Ella bromeó, abriendo la puerta del coche—. No estoy lista para volver a mi habitación aún. ―Muy bien, entonces, al mirador. Ellos miraban realmente las estrellas, él se inclinó hacia arriba contra la parte trasera de su Nova, con Angie en sus brazos. Estaba de espaldas a su pecho, y la mayor parte del tiempo había permanecido en silencio. Había estado otro coche allí cuando llegaron, y se alejó poco después

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de que habían salido del vehículo. —Por lo tanto, Richard Remington, ¿qué sueles hacer con las chicas que traes aquí? —Ella levantó la cara hacia él, sus ojos se centraron en sus labios. —No he estado aquí en mucho tiempo. ¿Tú? —Él preguntó, evitando su pregunta. No quería pensar en las chicas que había traído aquí. Esta noche era sobre Angie. —Han pasado años para mí también. Me pregunto cuántas chicas han perdido su virginidad aquí —se rió en voz baja—. Sé que algunos chicos lo hicieron. También lo hizo él, pero no mencionó esa parte de la información. — La ciudad se ve tan pequeña desde aquí arriba. —Movió su pelo sobre su hombro izquierdo, dejando al descubierto su cuello. —¿Rich? —preguntó, apoyándose en él aún más. —¿Sí? —Ha pasado un tiempo desde que he estado con alguien. —Admitió, tensándose un poco. En cierto modo le gustaría poder decir lo mismo. —Eso está bien. Como he dicho, no tenemos que hacer nada. —¿Qué pasa si quiero? —susurró, volviéndose en sus brazos. Su ritmo cardíaco aumentó, pero él mantuvo la calma. —Bueno, yo no me negaría a una chica bonita como tú. Angie se centró en sus labios. —Bésame entonces. No tuvo que preguntarle dos veces. Pasó su pulgar por el labio inferior, separando su boca ligeramente antes de presionar sus labios con los de ella. Esta vez separo sus labios, y se tomó su tiempo explorando su boca con la lengua. —Probablemente deberíamos hacer esto en el interior. —Se apartó y abrió la puerta del coche. Él agarró su mano. —Espera, Angie. No necesitamos hacer esto aquí. —Esto no había sido cómo se imaginaba su primera vez juntos en absoluto. Ella agarró su mano y tiró de él hacia delante. —Podría ser divertido. Tener un rapidito en el asiento trasero, sería como en la escuela secundaria de nuevo. Las partes buenas de todos modos.

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Ella tenía razón, y él la quería. Su fuerte erección era prueba de ello. Pero la quería en su cama, dispuesta y flexible debajo de él. Quería tomarle el pelo hasta que le rogara deslizarse dentro de ella. Aplastó su boca en la suya, deslizando sus manos en su cabello. Tan jodidamente suave, y olía tan bien. Se tensó cuando sus manos empezaron a hurgar en sus vaqueros. Él ni siquiera la había tocado todavía. —No tan rápido, tenemos tiempo. —En realidad no, alguien podría aparecer en cualquier momento. Además, ha pasado un tiempo, vamos. —Abrió la cremallera de sus pantalones, deslizando su mano en el interior. Sus fríos dedos se deslizaron en sus boxers y se envolvieron alrededor de su rígida longitud. —Esto podría ser un problema. Veo por qué eres tan popular entre las damas Rich. —Se rió y tiró de él hacia adelante para otro beso. Él sonrió contra su boca, disfrutando de este lado agresivo de ella. Para no quedarse atrás, él deslizó su mano por su cara interna del muslo, debajo de su vestido hasta que llegó a sus bragas de seda. Mientras seguía trabajando con su mano movió la tela endeble a un lado y bajó sus dedos sobre su piel suave. Se quedó paralizado. No estaba mojada en absoluto. Estaba cerca de acabar en su mano y ella ni siquiera estaba encendida en lo más mínimo. Apartó la mano. Se apartó de sus labios. —¿Tienes un condón? Su mente estaba nublada con la confusión y la lujuria. —Sí. Cuando él no hizo ningún movimiento para conseguir que ella se incorporara, agachó la cabeza mientras se deslizaba sobre su regazo. — Date prisa. —Angie, espera. ¿Siquiera quieres esto? Se detuvo. —Rich, estoy sentada en tu regazo. Sí, quiero esto. La agarró por las caderas. —No, mírame. —Esperó hasta que ella se encontró con su mirada. —¿Me quieres? Dejó escapar un suspiro de exasperación. —¿A la pesca de elogios? Sí, te quiero. Hemos tenido un gran momento, eres sexy, y estás excitado. Vamos a seguir adelante con ello.

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Esto estaba mal. Todo acerca de esto estaba mal. Detuvo sus movimientos mientras comenzaba a frotarse contra él. —Si hacemos esto ahora sólo te haré daño. Tú no vas a disfrutar de ello. Yo no quiero eso. Sacó su agarre, dejándose caer en el asiento junto a él. —¿Tú no me quieres? Él gimió con frustración, tomando unas cuantas respiraciones para calmar su sangre. Era dolorosamente duro, pero no la tomaría. —Te quiero más de lo que yo quiero a mi próximo aliento Ángel, pero simplemente no me gusta esto. Se sentó en silencio durante varios minutos antes de ajustar su vestido y alcanzando la manija de la puerta. —Llévame a casa por favor. —Se pasó los dedos por el pelo antes de que saliera del asiento trasero al aire fresco de la noche. La oyó murmurar para sí misma, pero no pudo distinguir las palabras. Capaz de pensar con claridad ahora que su pene finalmente había comenzado a desinflarse, se metió a sí mismo en el interior, se subió la cremallera y salió, empezando a hacer su camino hacia ella. Ella levantó la mano en señal de protesta. —Estoy lo suficientemente humillada. Sólo llévame a casa. —Angie, yo no quiero que te sientas humillada. Hemos tenido un gran momento. Por favor, no dejes que lo que acaba de suceder lo arruine. — Nunca había suplicado a una mujer por nada antes, ni siquiera a su madre. Pero él estaba dispuesto a suplicarle que lo perdonara, para que se diera cuenta que era un malentendido. —Bien, eso nunca sucedió. Vamos a olvidarnos de ello. ¿Ahora podemos irnos? —No lo miraba mientras hablaba. Sintiéndose derrotado, dejó escapar un largo suspiro —Sí, voy a llevarte a casa. La conducción a su dormitorio fue incómoda por decir lo menos. Ella no hablaba con él, simplemente se quedó mirando por la ventana mientras conducía. Intentó varias veces entablar una conversación normal, pero no respondía. Finalmente se rindió, tratando de ponerse en sus zapatos. Se sentía rechazada, derribada cuando ella se había ofrecido a él. Era diferente para los chicos, supuso. Había sido rechazado un par de veces, pero nunca realmente se preocupado. Siempre había otra chica que estaba dispuesta. Insistió en acompañarla a su habitación, sin importarle el toque de

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queda. Agarró su mano mientras cogía las llaves. —Quiero salir contigo de nuevo. Trató de apartar la mano. —No sé si eso es una buena idea. He hecho el ridículo total. No soy mejor que esa puta que salió con Tyler. —No, tú eres mejor. Tú eres tú. ¿Recuerdas lo que te dije? Tú eres inteligente, hermosa y divertida cuando estoy contigo —la atrajo hacia sí — . Sal conmigo otra vez. —No lo creo Rich. Deberíamos volver a ser amigos. —Ella caminó rodeándole y metió la llave en la puerta. Se detuvo a su lado. —Sólo piensa en ello. —¿Por lo menos tienes una idea de cómo me siento ahora? Te jodes cualquier chica que mueva sus pestañas, pero cuando me lanzo a ti consigo ser rechazada. Sus palabras dolían, pero sabía que su dolor era peor. —Tú no eres sólo una chica. Realmente me gustas. Sentías lo mucho que te deseo. —No soy tan ingenua. ¿Los tipos como tú? No cambian debido a una chica, no con tantos coños que están buenos. Claro, te sorprendió mí mierda esta noche. Sí, fue la mejor cita en la que he estado. ¿Pero lo que pasó en tu coche? Eso es todo lo que puedo ofrecer. No voy a caer por un tipo que va a terminar de romperme. Se pasó la mano por el pelo en señal de frustración. —¿Ni siquiera me dejarás intentar demostrarte que estás equivocada? —No voy a ponerme allí como tú Rich. No puedo. Tú me conoces lo suficientemente bien como para saber que no hago las cosas a medias — dejó escapar un suspiro de cansancio—. Déjame ir a mi habitación. Te vas a meter en problemas por estar aquí. —Me importa una mierda eso. —Él golpeó su mano, girando la llave en la cerradura y presionando hacia adelante en la habitación. Efectivamente, su compañera de habitación y un tipo de pelo grasiento lo estaban haciendo en el pequeño sofá de dos plazas. Rich colocó las llaves de Angie en su escritorio antes de aclararse la garganta. —Hey, vamos hombre. Tienes que salir de aquí. —¿Qué diablos? —El chico se alejó, centrándose en Rich. Un momento después, estaba mirando a Angie—. Demonios chica, estas muy bien.

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La boca de Angie se abrió y miró a Rich. —Es posible que desees limpiarte la baba amigo, tu chica está a tu lado. Rich flexionó los dedos, apretando los puños. —No hay razón para ser tan hostil. Yo no voy a ninguna parte. ¿Por qué no todos tenemos un poco de diversión en este lugar? —El idiota todavía no había quitado los ojos de Angie. ¿Era este tipo serio? Rich hizo un sonido de disgusto en su garganta. — Vamos, vamos ahora. —Angie, ¿qué diablos está pasando? —La chica finalmente habló. —Estoy cansada Teresa. ¿Puede irse él esta noche, por favor? —Angie sonaba derrotada cuando se escabulló en su silla de oficina en frente del pequeño escritorio. —Si te molesta que él esté aquí tan sólo tienes que decirlo. Matt se irá, y voy a hablar contigo mañana. El chico dejó escapar un largo suspiro, mirando a Rich y tomando la decisión correcta. —Está bien. Hasta mañana. —Se deslizó de la silla después de besarla de nuevo. Rich volteó hacia Angie, y se inclinó para darle un beso en la mejilla. —Buenas noches. Te llamaré más tarde ¿de acuerdo? —Buenas noches Rich. —Ella susurró, dándose la vuelta. Rich esperó a que Matt saliera primero. Salió cuando estuvo satisfecho de que en realidad se fuera. De alguna manera, haría esto bien.

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3 Traducido por Domy Corregido por Mechita

—Dime qué hago Tyler. No me devuelve las llamadas. No responde a mis textos. He tratado de encontrarla en la tienda de café un par de veces, pero nunca está allí. ―Rich agarró el teléfono con fuerza. Después de dos semanas de haber sido excluido estaba desesperado. Él se había convertido en la única persona que realmente sabía cómo Angie funcionaba. —Realmente ayudaría si uno de ustedes me podría decir qué diablos pasó. —Respondió Tyler. —Si ella no te lo ha dicho, es que no quiere que lo sepas. La cagué. Ayúdame a hacer las cosas bien. —Esto no es simple hombre. Ya sabes cómo son las chicas. Ya sabes cómo es Angie. Sólo tienes que darle algo más de tiempo. Ella vendrá. ―Su amigo dejó escapar un largo suspiro—. Si sirve de algo, espero que resuelvas esto. —Vamos Tyler, dame algo. Ella se reiría en mi cara si le llevo flores ¿no? ―Había considerado el envío de flores, dulces, demonios había incluso pensado en darle una tarjeta de regalo en la librería que ella frecuentaba. Nada de eso iba a funcionar. —Tú sabes la respuesta a esto. ¿Qué hace Angie cuando está deprimida, o feliz, o simplemente aburrida? ―Tyler sonrió. —No lo sé. Sólo dime. ― Se pasó la mano libre por el pelo, tirando de él en las raíces. —Ella come, tonto del culo. Ella ama los dulces, cualquier cosa con carbohidrato. Obtén un maldito cheesecake o algo así. Entonces déjala ser. Ella vendrá. ¿No deberías estar enfocado en los finales ahora mismo? —Sí —gruñó él en el teléfono—, no me puedo concentrar sabiendo que ella está tan enojada conmigo.

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Otro largo suspiro sonó en la otra línea —Tal vez ella no está enojada Rich. Cuando Angie se enoja, ella lo hace saber. A mí me suena como si estuviera herida, pero ya que ninguno de ustedes dirá una palabra sobre lo que demonios pasó, no sé qué decirte. —Está bien, le voy a conseguir a ella un maldito cheesecake ¿Le gusta simple? ―Ya tenía las llaves en la mano. —Sí, a ella le gusta simple. Anda a esa pastelería hacia arriba en la calle Tenth. A ella le encanta ese lugar ―Hubo un largo silencio—. Cualquier cosa que hiciste o no hiciste, te perdonará. —Gracias Tyler. Hablaré contigo más tarde. ―Rich terminó la llamada, en misión de comprar un cheesecake. Tres horas más tarde, había establecido un acuerdo con su compañera de cuarto que sorprendentemente le había pedido disculpas por tener a su novio durante todo el tiempo. Ellos habían roto un día después de su cita con Angie, y por lo que él sabía, Teresa de hecho, parecía que se preocupaba por el bienestar de Angie. Ella no pudo responder cuando le preguntó por qué Angie no volvía sus llamadas. Ella sólo le dijo lo mismo que le dijo Tyler, tenía que ser paciente. La paciencia no era una virtud que poseía, no es que él poseía muchas más virtudes, en absoluto. Había jurado renunciar a las mujeres, pero de alguna manera el hecho de que él no estaba disponible sólo las hizo esforzarse más. Su única liberación era hacer ejercicio o jugar básquetbol en el gimnasio. Rich sabía que necesitaba ir a los libros. Él sólo tenía dos días antes de que tuviera que tomar su primer examen final. Su jefe lo había dejado descolgado sin tener que poner en su aviso para el descanso. Él lo apreció. Disfrutó trabajando en el local de máquinas, aunque tuvo que admitir que follar era mucho mejor. Estaba agradecido por el tiempo para centrarse en sus estudios mientras esperaba a Angie para responder por su regalo, si es que ella respondía. Cogió su libro de Sociología, giró sobre su equipo de música y se puso a trabajar. Angie no lo querría si él reprobaba la escuela. Por no mencionar a su padre que le daría una charla. Su compañero de cuarto trajo algo de comida china a casa y disparó la mierda mientras comían. Había apagado su teléfono, incapaz de resistir ver la pantalla cada cinco minutos. —¿Entonces quieres salir esta noche?¿Desahogarte antes de finales? ―Chris preguntó mientras ponía su basura en una bolsa. —Estoy bien. Gracias por la oferta pero voy a estudiar un poco más.

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—¿Qué pasa contigo? No ha habido una chica alrededor de ti un par de semanas. No estaba seguro de cómo responder. Él y Chris habían recogido mujeres juntos desde que se habían convertido en compañeros de cuarto al comienzo del semestre. —Simplemente no lo estoy sintiendo últimamente. —Está bien, voy a tener diversión por nosotros dos. ―Chris le disparó una sonrisa y se dirigió a la puerta con su basura. Rich se dio una ducha, dando su polla un buen tirón para tratar de aliviar algo de su estrés. Aún le quedaba un día más de estudio por delante, pero esta noche sólo quería relajarse e ir a dormir. No le tomó mucho tiempo con la cara de Angie en su mente, recordando su peso sobre él mientras ella se sentó a horcajadas sobre su regazo. Cogió su teléfono y se acostó en su cama, encendiéndolo. La tensión que acababa de liberar regresó mientras esperaba que la cosa se inicie. Él tenía algunos mensajes perdidos, y desplaza a través de ellos rápidamente. Uno era de Tyler, preguntando cómo le había ido. El otro era de su hermano, diciéndole que él iba a estar en la casa del lago durante las vacaciones invitándolo a que venga también. Eso fue una sorpresa. No habían salido a su antigua casa en las afueras de su ciudad natal en años. Cuando estaba a punto de escribir una respuesta a Pete, su teléfono sonó de nuevo. Su corazón dio un vuelco al abrir el mensaje. Ángel: Gracias Rich: De nada Él respondió rápidamente, pero se mantuvo simple. Él estaba de nuevo a la espera de que dé el primer paso. Encantado de que ella respondiera a su regalo, puso su teléfono y apagó las luces, tratando de conciliar el sueño. Justo cuando iba a la deriva, su teléfono sonó de nuevo. Ángel: me comí todo Él se echó a reír. Él le había conseguido el cheesecake más grande que había podido. Ella estaba hablando con él de nuevo, más o menos. Se quedó dormido con una sonrisa en su rostro. Rich estaba bastante seguro de que pasó su primera final. Lo había hecho bien en mantenerse enfocado a pesar de que él no había sabido nada de Angie de nuevo. No estaba bastante ilusionado en pensar que un pastel de queso haría todo mejor, pero al menos era un primer paso. Incluso había hablado un poco con Pete sobre ella, haciendo caso omiso de la risa de su hermano acerca de enamorarse de una chica. Había accedido en ir a la casa del lago para el descanso, sobre todo porque él necesitaba alejarse, pero también porque pensó que habría un montón que se tenía que hacer en el lugar que Pete simplemente no sería capaz de hacer.

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Él y Chris compartieron unas cervezas esa noche en la celebración de estar un paso más cerca del semestre que se realiza. Habían acordado habitación juntos de nuevo en el otoño, en su mente se sacó un peso de encima. Él no quería lidiar con tener un nuevo compañero de cuarto. Después de iniciar un texto a Angie tres veces sin enviarlo finalmente pasó. Su alarma del teléfono sonó temprano a la mañana siguiente y él gimió. Su siguiente final será un asesino. Odiaba cálculo, e incluso después de recibir algunos consejos de Tyler no estaba seguro si iba a hacerlo bien. Sabiendo que iba a obtener más en la biblioteca agarró su bolso y caminó a través del campus. Sólo había unos pocos estudiantes allí tan temprano por lo que reclamó una mesa para sí mismo. Una hora después, su cabeza palpitó y se arrepintió de no agarrar una bebida energética en el camino. Metió la mano en el bolsillo para encontrar un poco de cambio, pensando que un refresco de la máquina podría ayudar a su dolor de cabeza. Una bolsa pastelera se dejó caer en la mesa desde arriba de su cabeza y se dio la vuelta, sorprendido de ver a Angie sonriéndole. —Hey. Levantó dos cafés —Tyler dijo que estarías aquí. Pensé que podrías necesitar algo de sustento, cálculo es una perra. —Tú eres mi puto héroe Angie. ―Cogió el café, pero ella retrocedió fuera de su alcance. —Tengo una condición. —Dímela. —Tú recibes el café y las donas, podría agregar crema, si prometas no mencionar nada de la otra noche. Nada, ¿entendido? Eso no sucedió, voy a ayudarte con cálculo y tú vas a ser el gilipollas que siempre he conocido. —Hecho, ahora dame el café. ―Él tomó el líquido humeante de sus manos, haciendo estallar la tapa y tomando un gran trago. Fue perfecto, extra fuerte. —Por casualidad no tienes algunos medicamentos para el dolor de cabeza en ese culo de bolsa tuyo ¿verdad? Ella se dejó caer en la silla junto a él —Tan mal ¿eh? Sí, probablemente tengo algo aquí. ―Ella hurgó en su bolso y sacó una pequeña botella de Tylenol —. Come primero o te irritará el estómago. Metió la mano en la bolsa y sacó una rosquilla, empujando la mitad de ella en su boca. —No comí el desayuno. Eres un regalo del cielo. Metió la mano en la bolsa mientras tomaba un sorbo de su propio café, —No lo olvides ¿qué tienes aquí? Lo hice bastante bien en esta clase el semestre pasado. Esperemos que recuerde algo de él.

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La observó mientras tomaba un bocado de su rosquilla, lamiéndose los labios antes de que masticara. —¿Por qué no estás estudiando? ¿No tienes finales también? ―Él todavía estaba enfocado en su boca. Tomó otro bocado, hundiendo la lengua en el relleno y recogiendo la crema en la gran masa. —Esto está tan bueno. ―Ella gimió, cerrando los ojos. Rich se tragó su gemido, y todo el pensamiento de cálculo se fue. Ella rió, —Ahí está el Rick que conozco. Concéntrate. Aquí estamos estudiando. —Tú lo has hecho totalmente a propósito. —Sí, seguro que sí. En cuanto a tu pregunta, tomé dos de mis finales ayer. Creo que estoy bien, no tengo otro hasta el viernes. —Afortunada. ―Él tomó más café obligándose a apartar la mirada. Ella frunció el ceño por un momento, —me di cuenta de que no sé lo que estás haciendo en las vacaciones. ¿Vas a donde tus padres o qué? —En realidad, voy a pasar el rato con mi hermano en la casa del lago de nuestra familia. —Ahora eres el afortunado. Espera, ¿tienes un hermano? ―Ella abrió la tapa de su café y metió el resto de su rosquilla al interior. —Sí, él tiene diecinueve. Su nombre es Pete. Nunca hemos sido muy unidos, al menos no desde que éramos niños. ―Estaba un poco nervioso por estar atrapado cerca del chico durante todo el verano. —Bueno, suena como que eso podría cambiar. —¿Qué pasa contigo? ¿Vas a tu casa? ―A él no le gustaba el hecho de que no la iba a ver en un par de meses. —No. No estoy segura de lo que estoy haciendo todavía. Podría quedarme con Ty y Cam. Conseguir un trabajo a tiempo parcial o algo así. Unirme al mundo real por un tiempo ―Ella frunció el ceño—. Sin embargo no estoy segura de si puedo lidiar con ellos. Están tan enamorados en este momento. —Estoy seguro de que se comportarán si estás cerca. —No estoy preocupada por eso. Demonios, me encantaría conseguir una imagen de esa vista en acción. ―Ella le dio una pequeña sonrisa—, me refiero a la forma en que se miran el uno al otro. Como viendo las almas del otro o algo así. ―Ella se estremeció ante la idea.

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Él se rió de su respuesta —¿Así que estaría bien conseguir verlo? Eres una chica mala. Apuesto a que sobre eso es lo que lees. ¿En el mundo de tus libros tienes a los “miembros temblando”? Ella le sacó la lengua —Sólo algunos de ellos. Él negó con la cabeza, aliviado de que por fin se llevaban bien de nuevo. —Nunca entenderé a las mujeres. ―Entonces deja de intentarlo ―Ella empujó su libro frente a él—. Vamos, no tengo todo el día. —Eres muy exigente. ―Él se estremeció cuando ella le dio un puñetazo en el brazo —. Muy bien, vamos a estudiar. Así lo hicieron. Durante cuatro horas. Ella no necesitaba saber que él ya conocía la mayoría de las cosas que le dijo, después de todo, era bastante bueno jugando al tonto. Más tarde en la noche llamó a Pete, terminaron los acuerdos restantes para el verano. Resulta que su hermano quería traer a un par de amigos y una chica con la que había estado saliendo desde hace un par de meses. Rich estaba bien con eso. Teniendo en cuenta la cantidad de trabajo, pensó que probablemente necesitará un par de manos extra que no estaría nada de mal. Estaba realmente muy emocionado por conocer a su hermano de nuevo. Marcó a su madre, pensando que sería una buena idea para hacerle saber acerca de sus planes. Después de cuatro ring pensaba que iba a conseguir su correo de voz, pero ella finalmente respondió, riendo en la otra línea antes de ofrecer su saludo. —Oye mamá, ¿qué estás haciendo? ―No podía recordar un momento en que había oído a su madre reírse así. —Tu padre sólo está siendo divertido. ¿Cómo estás? ―El mundo debe haberse volteado sobre su eje. No sólo se estaba riendo su madre ¿su padre estaba siendo divertido? —Estoy bien. He hablado con Pete antes. —¿Cómo está él? Traté de hablar con él la semana pasada, pero nunca me devolvió mi llamada. A veces me preocupa ese chico. ―Rich no estaba seguro de que alguna vez había oído decir a su madre que se preocupaba por algo. —Uh - él está bien. De hecho, estamos pensando en ir a la casa del lago este verano. ¿Tú y papá han estado allí últimamente? —Estoy segura de que el lugar es un desastre. Ustedes, muchachos, tendrá las manos llenas. ¿Va a ser sólo ustedes dos?

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Vaciló, sin saber si Pete quería que mamá supiera que traía a una chica. —No, él va a traer a un par de amigos. —Bueno pero tengan cuidado, no se tiren ningún fiestas salvajes. Él suspiró, —No lo haremos. ―Si él hubiera sido honesto consigo mismo, admitiría que le gustaba el tono de preocupación de su voz. —Me aseguraré de que tu padre tenga el agua y la electricidad encendida. ¿Y qué es esa cosa donde el Internet está en el aire? —¿Te refieres al Wi-Fi? —Él se rió. —Sí, eso. Nos aseguraremos de que ustedes tengan acceso a eso. Todavía raro si me preguntas. Ella murmuró. —No le dejes beber demasiado, y si tiene relaciones sexuales con alguna chica que se asegure de que tenga cuidado. No estoy lista para ser abuela. Su boca se abrió. Él nunca había oído a su madre hablar de sexo. Ella había salido de la casa por completo cuando su padre tuvo la conversación con él. —¿Estás borracha? ―Él tenía que preguntar. Una suave carcajada flotó sobre el teléfono otra vez, —No, yo no estoy borracha. ¿No puedo estar de buen humor? —Bueno, sí. ―Él se pasó los dedos por el pelo—. Me aseguraré de que él sea cuidadoso. —Bueno. Si necesitas algo sólo llámanos. He estado tratando de aprender cómo usar el texto. Me puede enviar un texto si lo deseas. —¿Qué has hecho con mi madre? —Él bromeó, dejándose caer sobre su cama. —Calla, no estoy tan vieja. La gente cambia. Las palabras resonaron en sus oídos, —¿Eso crees? —Por supuesto que sí. Estoy demostrándolo. Sólo se tiene una vida hijo, vive en tus propios términos. —¿Estás segura de que no estás borracha? ―Nunca se había referido a él como hijo. —Yo no estoy borracha. Lo prometo. Sin embargo más tarde lo puedo estar. Tu papá me llevará afuera esta noche. Entonces, ¿estás llevando una chica allí contigo? Una idea se formó en su cabeza —Tal vez. No se lo he preguntado todavía.

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—¿Así que estás saliendo con alguien? ―Ella sonaba genuinamente interesada. Él rió con amargura —No, en cierta manera lo eché a perder en nuestra primera cita. —Entonces pregúntale. Utiliza este verano para hacer las paces con ella. Pero recuerda, no nietos. —Podría hacer eso. Gracias mamá. —Adiós Richard, que tengas una linda noche. Yo sé que lo haré. Después de colgar se quedó mirando al techo. Convencer a Angie para que viniera con él, iba a tomar más que un cheesecake.

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4 Traducido por Peke-Pink & Clarysainz Corregido por Getzee

—No. —Angie cerró la puerta en la cara de Rich. Él frunció el ceño y tocó suavemente. —¿Eso es todo? ¿Ni siquiera vas a pensar en ello?— dijo a través de la puerta. Después de la plática con su mamá y la rápida conversación con Pete, él decidió solo ir a por ello. Cuando se apareció en el dormitorio de Angie unos minutos antes presentó un bien ensayado discurso. Sabía que hacerla estar de acuerdo en irse con él no iba a ser fácil, pero no había considerado la posibilidad de que ella simplemente iba a rechazarlo completamente. —No. —Escuchó su suave respuesta a través de la puerta—. Pásalo bien. Llámame cuando vuelvas. Rich se dio la vuelta y se recargó en la pared adjunta. Bueno, ¿Ahora qué? Estaba dividiéndose entre tomar ese tiempo lejos de ella para aclarar su cabeza, encontrar una manera de superarla y encontrar como hacerla irse con él. Después de algunos minutos tocó de nuevo. —Déjame entrar un minuto, ¿por favor? La puerta se abrió por completo y Angie asomó su cabeza —¿Sigues aquí? —Sí, déjame entrar. Si no quieres ir está bien. Solo quiero saber por qué. Ella lo vio por un largo rato, entonces finalmente se giró y entró a su habitación, dejando la puerta abierta detrás de ella. Iba bien por el momento —¿Por qué no quieres irte por un tiempo? Ella se sentó en su cama y comenzó a morder su labio inferior, — ¿Realmente quieres hacer esto? Digo, nos hemos estado llevando bien. Somos amigos, esto está bien, ¿verdad? Consideró sus palabras. —Seguro, es genial. No veo cómo eso tiene algo que ver con que no quieres ir conmigo. Así que sí, quiero hacer esto, dime por qué.

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—Bueno. —Comenzó a torcer su cabello alrededor de su dedo—. Dos cosas pueden pasar en estas vacaciones tuyas. Él asintió aún y cuando no tenía ni idea de a dónde iba con eso —De acuerdo, ¿y cuáles son esas dos cosas? Ella se puso de pie comenzó a pasearse frente a la cama. —Uno, podemos ir y pasar un gran tiempo juntos. Podrías ser tu encantador tú, y yo podría… bueno. — Se detuvo y comenzó a trabajar en su labio de nuevo— . Yo podría desarrollar sentimientos por ti. —Levantó su mano para detenerlo de intervenir—. O dos, podríamos ir, pelear como perros y gatos y terminar odiándonos. Ninguna posibilidad está bien para mí. —¿Por qué sería tan malo que tu desarrollaras sentimientos por mí? — Se sentó—. Y más importante, ¿Por qué lo dijiste como si fuese la peor de las dos opciones? —Sería lo peor que podría suceder, por lo menos para mí. Yo no hago eso de los sentimientos. No tengo relaciones. No estoy lista, no estoy segura de estar lista en algún momento. Pero estas perdiendo el punto. De cualquier forma, si pasamos este tiempo juntos, en medio de la nada solos, el resultado final será que no regresaremos como amigos. Me gusta ser tu amiga Rich—. Finalmente se sentó y la torsión de su cabello y el labio mordido cesaron. Ahora en lugar de verse nerviosa, se veía miserable. —Estas olvidando algo aquí. Yo tampoco hago lo de las relaciones — admitió lo obvio—. Nunca he tenido una novia de verdad y siempre he estado completamente de acuerdo con ello. No te estoy pidiendo matrimonio, te estoy pidiendo que pases el tiempo conmigo y veamos a dónde va esto, si es que va a algún lado—. La última parte era una mentira ya que sabía que había una conexión entre ellos, pero estaba intentando probar su punto. —Dos personas que no tienen relaciones sentimentales no pueden hacer una funcionar. Eres un tipo listo Rich, sabes eso. Aún tenemos dos años de escuela para terminar. Aún no tengo idea de que es lo que voy a hacer con mi vida. No puedo lanzar un hombre a la mezcla—. Dejó salir un suspiro exasperado. Él había perdido las palabras. Pensó en cada defensa que ella podría haber arrojado sobre él cuando preparaba su pequeño discurso estúpido. Esto no había sido una de ellas. —¿Así que tu problema es sobre lo que podría pasar? No podemos predecir el futuro. Podemos tener un buen momento ahora. Si no quieres estar conmigo todo el tiempo habrá más personas. Te dije que Pete estaba llevando una chica ¿cierto? —Esa es otra cosa. No lo hago bien con gente nueva. Sabes eso ¿no? Tú, Tyler y Cam y ahora tal vez Teresa, son mis únicos amigos. Me gusta de

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esa manera. No soy una persona social. —Estaba de nuevo con el enredo en su cabello—. Siempre he querido serlo, algo así, pero simplemente no lo soy. Tu hermano y sus amigos… solo no va a funcionar. Ahora caía en cuenta y sonrió. —¿Por qué suenas como si estuvieras tratando de convencerte más a ti misma de lo que intentas convencerme a mí?— ¿Quién habría pensado que esta hermosa chica estaría insegura y preocupada acerca de gente a la que podría agradar? —No sé de lo que estás hablando. —Sí, lo haces. Quieres ir. —Él lo sabía. Podía sentirlo. Ella quería pasar ese tiempo con él. —Estas equivocado. Estoy intentando ser amable aquí. —Suspiró y murmuró—: Sabía que no debía abrir la maldita puerta. Él se puso de pie y después se arrodilló frente a ella, tomando sus manos. —Ven conmigo. Puedes llevar una caja grande de libros y quedarte en tu habitación si quieres. Les diré a los demás que se jodan si tienen algún problema contigo. Ella intentó quitar sus manos pero él las sostuvo firmemente. Si ellos alguna vez iban a ver lo que esa conexión entre ellos era realmente, ese era el momento. —No puedo Rich. Realmente aprecio la oferta. Deseo que te la pases genial. Incluso te extrañaré. ¿Llámame cuando regreses? —Le dio a sus manos un apretón mientras lo veía a través de sus pestañas. —Puedes y deberías. Solo no lo harás. —Se puso de pie—. No voy a rendirme. Me iré el próximo jueves. Solo piénsalo ¿de acuerdo? Ella no respondió y aunque se sintió frustrado, decidió dejarla ser por el momento. Le dio un rápido beso en la mejilla y salió de su habitación al momento que sacaba su celular. Cuando su amigo respondió encendió su encanto. —Hola Tyler, necesito tu ayuda. Para el miércoles, Rich estaba listo con sus cosas para irse. Pete ya se había adelantado a la casa con sus amigos para revisar qué cosas iban a necesitar. Angie no había respondido a sus últimos mensajes y odiaba admitirlo pero se estaba sintiendo bastante derrotado. A pesar del acuerdo de Tyler de intentar convencerla de ir y una tarta de queso con calabaza que había ordenado especialmente de la pastelería, no había ido a ningún lado. A pesar de conocerla por un par de años nunca se había realmente

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preguntado el por qué nunca había tenido a nadie en su vida. ¿Habría sido herida por alguien con quien había estado involucrada cuando era más joven? ¿Había más que eso? Las preguntas siguieron formulándose, pero no había respuestas disponibles. Ni siquiera Tyler estaba seguro con exactitud del porqué de los problemas de Angie para las relaciones. ¡Si ella tan solo hablara con él! Para hacer las cosas aún más difíciles, Chris se había aparecido en su habitación la noche anterior con dos chicas ebrias. Estaban calientes y completamente dispuestas a ayudarlo a salir de su miedo, pero tuvo que declinar. Su compañero de cuarto le tiró mierda por un rato hasta que finalmente, lo sacó para explicarle que estaba realmente interesado en alguien más. Afortunadamente, su amigo estuvo bien con su situación. Estuvo incuso más que solo feliz de tener a las dos chicas para él, así que Rich se disculpó y salió para darles un poco de privacidad. Había pasado años desde que había estado sin sexo regularmente y su polla no estaba contenta con él. Aún después de atenderse por sí mismo en la regadera esa mañana, dos veces, su excitación no se iba. Al mínimo pensamiento de Angie brincaba por atención. Chris se había ido esa tarde, prometiendo encontrarlo tan rápido como regresara del descanso de vacaciones. Rich consideró buscar un poco de porno, pero las imágenes en su cabeza eran todo lo que necesitaba para encenderse. Pensó que no haría daño a nadie liberar un poco la tensión. Agarrando su longitud, cerró los ojos e imaginó que Angie estaba con él. Él aún podía recordar la sensación de sus pequeñas y frías manos mientras trabajaban en él. Podía casi olerla, sentir su peso en él. Sus labios habían sido tan suaves y calientes. Su cadera había entrado en acción, jodiendo su mano. La humedad se derramó sobre la punta y usó su pulgar para extender la humedad sobre la gruesa cabeza de su polla. Si alguna vez tenía la oportunidad de estar dentro de ella la iba a tomar. Necesitaba sentirla, necesitaba escucharla gemir en su oído mientras bombeaba dentro de ella. Se dejó llevar por su fantasía, bombeando su polla mientras consideraba todas las posibilidades. La tocaría suavemente al principio, acariciando su piel de seda por cuanto tiempo ella lo permitiera. Entonces cuando estuviera lista tomaría sus pechos en sus manos, torturando sus pezones hasta que estuviera rogando por más. Cuando estuviera desnuda ante él, lamería y chuparía cada centímetro de su cuerpo hasta que gritara. Su mano se movió más rápido, imaginándola desnuda y necesitada. Él repartiría besos desde su estómago hasta estar entre sus piernas. Un gruñido profundo se escapó de su garganta y llevó su otra mano a la mezcla, acunando y tirando suavemente de sus bolas. Él sabía que ella

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sabría increíble y se sentiría tan bien contra su boca. Él tomaría sus caderas y la tomaría con su lengua hasta que se viniera en su cara. Aún entonces no se detendría, le daría suaves besos en los muslos y vientre hasta que se calmara, entonces lamería su brillante hendidura suavemente hasta que estuviera lista para más. Torturaría su clítoris, alternando entre lamer y chupar hasta que le rogara por tomarla. Rich gimió su nombre mientras la liberación salía hacia su tenso estómago. Sus ojos estaban fuertemente cerrados, perdido en las sensaciones que lo atravesaban. Después de varios minutos finalmente regresó a la tierra, más convencido que nunca de intentar convencerla de que fuera a ese viaje con él. Debía tenerla. Estaba dispuesto a arriesgar su amistad por algo más. *** Lanzó su última bolsa en la parte trasera de su carro y sacó su teléfono. Rich: Última oportunidad Ángel. Envió el mensaje y se sentó en el asiento del conductor, esperando. El camino llevaría tres horas más o menos, suficiente tiempo para revolcarse en su fracaso. No podía creer que no había sido capaz de convencer a Angie de ir a este viaje. Golpeó el volante en su frustración y encendió el motor. Cuando regresara, sería la primera persona que quería ver. Tal vez ella realmente lo extrañaría. No podía creer estar suspirando por ella de esa manera. Lo hacía sentirse agradecido de no haberse enamorado de alguien mientras estaba en la preparatoria como algunos de sus amigos. Les había dado demasiada mierda por haberse colgado de chicas. Se rió de sí mismo, si pudieran verlo ahora. Encontró una estación de rock clásico en el radio, subió el volumen y salió del estacionamiento. Después de media hora decidió detenerse y tener una bebida energética en la estación de gasolina de la carretera. Tras de hacer un rápido viaje al baño, tomó algunas donas y su bebida y subió de nuevo a su carro. Echó un vistazo a su celular, tentado a apágalo por completo. Barrió la pantalla y escribió un rápido mensaje a Pete diciéndole que estaba en camino. Mientras esperaba por la respuesta, devoró sus donas y la mitad de su bebida. Su teléfono sonó y se limpió las manos antes de agarrarlo. Ángel: Me rindo ven por mí Su estómago dio un raro brinco.

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Rich: 30 minutos Puso el carro en reversa y dio la vuelta, volviendo al pueblo. Ahora todo lo que debía hacer era no joderlo. Rich puso la bolsa de Angie en el asiento trasero de su Nova. Cuando llegó a donde Tyler y Cameron ella había estado esperando afuera en los escalones de entrada trenzando su aún húmedo cabello. Le dio una mirada llena de vacilación y vergüenza, así que mantuvo su boca cerrada. Se subió en el asiento trasero, descansando su cabeza en su bolsa. — ¿Qué tan lejos está ese lugar? —Estaremos ahí en unas cuantas horas. Sacando su teléfono y unos audífonos de su bolso, se los colocó en las orejas. —Despiértame cuando lleguemos. De acuerdo. No se quejaría, ella estaba en su carro y estaban en camino. Dos largas horas había pasado en relativo silencio. Él podía escuchar los tenues sonidos de la música y su respiración pareja mientras dormía. El aroma de su champú llenaba el carro y supo que sería capaz de reconocer ese olor donde fuera. Su mirada se deslizó por el espejo retrovisor, deteniéndose en su cara, tan tranquila. Se obligó a enfocarse en la carretera, no tendría oportunidad de hacerla suya si no hacían el viaje. —¿Falta mucho? —murmuró ella. Su voz estaba ronca por el sueño y sexy como el infierno. —No mucho. Lo sorprendió al moverse al asiento delantero, a su lado, sus rodillas dobladas y sus piernas debajo de su cuerpo. —Así que, ¿no quieres saber por qué cambié de opinión? —le preguntó mientras apagaba el teléfono. —No importa. Solo estoy feliz de que estés aquí —contestó honestamente. Ella se rió suavemente. —Es un charlatán Sr. Remington. —Eso se escucha raro. Creo que prefiero que me llames Dick. —Le lanzó una sonrisa, complacido cuando ella le sonrió de regreso. —Muy bien entonces, Dick. Igual te voy a decir. Pensé que podría manejar estar alrededor de Ty y Cam. Estaba preparada para excitaciones furiosas a donde quiera que volteara. Era la manera en la que ellos se veían. Están tan enamorados. Es enfermizo. Pienso que se podrían haber enfriado para este momento, pero solo se pone peor cada vez que los veo.

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Él se rió de su tono. —Hmm, pensé que serías más del tipo romántico. Todos esos libros sucios de chicas que lees y eso. Ella soltó una risilla. —Esos libros son sobre habilidades sexuales no amor. Hay una gran diferencia. Leo obscenidades, no romances. —Tal vez debería revisar algunos. —Había sido capaz de sacar las palabras con su cara recta, sorprendentemente suficiente. Rodando los ojos, resopló. —Los hombres son criaturas visuales. No te gustarían de la manera en la que lo hacen para mí. Después de todo, no hay ilustraciones. —Se burló. —Oye, yo tengo una buena imaginación. —Sintió sus mejillas arder al pensar en su fantasía de la noche anterior—. Apuesto a que podría escribir uno si lo intentara. Es todo acerca de rasgar el corsé, ¿cierto? —Nadie dice corsé ya. ¿Qué has estado leyendo? —Mi hermano Pete llegó con algunas de las viejas novelas de mi mamá cuando tenía doce. Tal vez hayamos revisado algunas páginas — admitió con una risa profunda. Eso había sido una experiencia reveladora, por no decir menos. —Así que tenías cuantos, ¿quince? —Sip, acababa de cumplir quince, de hecho. No pude ver a mi mamá a los ojos por un año. —A veces desearía ser inglesa. —Eso vino de la nada. ¿Por qué? —Esa chica nunca dejaba de sorprenderlo. —Tienen acentos geniales y pueden usar palabras que solo no se escuchan igual cuando nosotros las decimos. —¿Cómo qué? —Hacerse una paja se escucha mucho mejor que la forma en la que nosotros lo decimos. Él frunció el ceño confundido. —¿Qué te hizo pensar en eso? —Estaba pensando en ti y en tu hermano y en lo que probablemente habían hecho después de haber leído los libros de tu mamá. ¿Estoy en lo cierto? — Ella meneó sus cejas sugestivamente. —Bueno, sí. Por lo menos yo si lo hice. No estoy seguro de si mi hermano estaba haciendo eso a esa edad. —No estaba avergonzado. La mejor parte de sus quince años era haber tomado realmente largas duchas.

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—Quiero decir, masturbarse se escucha tan, clínico, tu sabes. Y ¿una chaqueta? ¿De dónde siquiera salió ese término? —preguntó con curiosidad, sacando su celular —. Voy a buscarlo, a ver que dice. —¿Qué es lo que dice? —No estoy llegando lejos. Un chico dice que piensa que es comparable con la acción que haces cuando te metes en tu chaqueta. Principalmente estoy obteniendo un montón de sitios porno. —Rodó los ojos de nuevo. —¿Cómo lo llamas tú cuando lo haces? — Se mordió la lengua en cuanto la pregunta salió de su boca. ¿Estaba yendo demasiado lejos? Ella resopló. —No lo llamo de ninguna forma, tú solo lo haces, no hablas de ello. —Estamos hablando de ello. —Tenía que puntualizar eso. —Sí, no lo hagamos, lo siento por traerlo a colación. —Se revolvió en el asiento—. Entonces, ¿cuál es el plan cuando lleguemos? Se acomodó en su asiento. —No hay plan. Ese es todo el punto ¿cierto? Nos vamos a relajar. Pete ha estado ahí desde ayer. Prepararemos algo para comer, tal vez tomar algunas cervezas. Ella empezó a trabajar sus dientes en su labio inferior. —Sin plan. Está bien. Puedo hacer eso. —No se escuchaba para nada convencida. —Será divertido. Confía en mí. Ella asintió y giró su cuerpo, mirando a través de la ventana. —Así que, ¿Qué tan lejos dentro del bosque queda este lugar? —Está a solo unos 50 kilómetros del pueblo más cercano. Haremos un viaje a la semana para comprar cualquier cosa que nos haga falta. Estarás bien chica de la cuidad. Estoy aquí para cuidarte. —Se acercó y tocó su hombro, masajeándolo suavemente. En lugar de responder con un comentario de cómo él estaba siendo sexista, solo asintió. No se alejó de su toque tampoco. Él se dijo a si mismo que era una buena señal. —¿Rich? —Estaba tan callada que apenas la había escuchado. —Estoy escuchando. —No estaba seguro de si quería escuchar l que ella tenía que decir, pero estaba escuchando. —Estoy dispuesta a… nosotros vamos a… demonios ni siquiera sé lo que estoy tratando de decir. —Dejó salir un bufido exasperado—. Mira, quiero intentar esto, lo que sea que es esto. Pero no puedo prometer nada para después del viaje. ¿Podemos acordar en solo disfrutar este tiempo sin hacerlo algo más de lo que es?

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Él se tomó su tiempo en responderle, considerando las posibilidades. Por supuesto que estaba emocionado de que ella estuviera dispuesta a ser más que amigos, de que estaba realmente dándole una oportunidad a pesar del hecho de que ella le había prometido años atrás que nunca cruzarían esa línea. ¿Pero estaría él dispuesto a tomar este corto tiempo con ella y terminarlo? La respuesta era un rotundo no. Él la quería ahora, y quería una oportunidad en un futuro con ella también. —No, no puedo estar de acuerdo con eso. —Meneó la cabeza—. No es… no puedo, no haré una promesa que no pueda mantener. — Aferrándose fuertemente al volante le sonrió—. Te quiero para mí, y eso no se detendrá después de irnos de aquí, especialmente una vez que hayamos… si llego a tener una probada de lo que es que tú seas mía, no seré capaz de solo dejarlo ir. —¿Y si yo no te diera otra opción? —Lo retó, levantando la barbilla. —No eres tan cruel. No me botarías después de que te hayas divertido. Recuerda yo soy el que usa, no tú. —Hizo un sonido de disgusto en su garganta, odiando la forma en que se había sentido mientras pensaba en la forma en que ella lo había visto esa noche de hace mucho tiempo. Sus ojos se abrieron más y volteó a otro lado, cruzando los brazos sobre su pecho. —Lo siento por eso —susurró ella. —No tienes que sentirlo. Lo que dijiste era verdad, hasta cierto punto. —Movió su mano en un movimiento despectivo—. Nos hemos conocido por un tiempo, pero no sabes todo acerca de mí, no aún. Hay razones por las que nunca he tenido una relación, así como estoy seguro de que tienes tus razones también. No espero que me las digas ahora. Puedo ser paciente, pero quiero darle a esto una buena oportunidad. Sus latidos eran intensos en su pecho mientras esperaba la respuesta, deseando con todo lo que tenía que no le pidiera dar marcha atrás al camino. Finalmente, después de lo que pereció una eternidad, su mano se movió lentamente a través del asiento hasta que hizo contacto con el muslo de él. El resto del camino fue silencioso. A él no le importó. Fue en cierto modo agradable el solo sentarse con ella, aunque se preguntara qué es lo que estaba pasando en esa mente suya tan ocupada. Ella se lo diría si realmente quisiera hacérselo saber. Cuando finalmente llegaron y se estacionaron ella desenredó sus piernas y se estiró antes de tomar algunas respiraciones profundas. —Es realmente hermoso Rich. —Escaneó los alrededores antes de salir del carro.

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—Es realmente asombroso. No he estado aquí en años. —Tomó un profundo respiro, disfrutando del almizclado olor de la tierra. —Esa es una enorme jodida casa. —Se cubrió los ojos del sol mientras entraba al lugar. —Te dije que había suficientes habitaciones para cada uno. Es realmente vieja también. Mis padres tuvieron que traer a un electricista para re-cablear todo cuando la compraron. Tenía solo diez u once entonces. Algunos años después volvieron a hacer la parte de la plomería. Espero que todo funcione todavía. Tomó su mano y comenzó a llevarla por la casa. —Hay un montón de historia aquí. Me rompí el brazo al trepar por ese árbol de ahí. —Apuntó hacia un enorme árbol viejo a la izquierda de la propiedad—. Y Pete casi si ahoga en el lago cuando tenía catorce. Tuve tanto miedo. Ella apretó su mano. —Gracias por traerme aquí. —Gracias por venir conmigo. —La jaló hacia adelante. —¿Qué hay si no me llevo bien con la novia de tu hermano? —Susurró mientras se acercaban a los escalones de la entrada. —Entonces nos mantendremos alejados de ella. Como dijiste, es un lugar grande. —No estaba preocupado. Angie podría no verlo en sí misma, pero era bastante amigable cuando quería. —Me encanta este porche. Quiero sentarme aquí leyendo y tomando café todo el tiempo. —Ella pasó la mano por la madera gastada. Había visto a su madre hacer lo mismo muchas veces. El porche perimétrico fue una de las razones por las por las que su madre había insistido en que comprara el lugar. Había dicho que parecía algo salido de una pintura. La puerta se abrió y reconoció a Pete instantáneamente, a pesar de que había cambiado en el tiempo que habían estado separados. Él, por otro lado, estaba mucho más musculoso, y se había disparado unos cuantos centímetros, siendo más corto que el marco de seis pies de Rich pero, no obstante, más alto. Aún tenía el cabello rubio casi platinado y esos ojos azules eran todavía una sorpresa. Él comprendía cómo a su hermano le iba tan bien con las damas. —Mírate hermano pequeño, todo crecido. —Estrechó la mano de Pete, notando el agarre firme que devolvió. Pete le lanzó una sonrisa. —No has cambiado mucho. ¿Cómo has estado?

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—Bien. Ocupado. Las cosas normales, supongo; la escuela, el trabajo, persiguiendo a ésta por aquí. —Él asintió hacia Angie que estaba de pie en silencio junto a él. —La convenciste de venir después de todo. —Pete se acercó y estrechó la mano de Angie también. —Encantado de conocerte. Sus mejillas estaban de color rosa, pero ella asintió por cortesía y devolvió el apretón de manos. —Charlie y Trevor están dentro, y estoy seguro de Tracy saldrá en cualquier momento. —Pete hizo un gesto a la casa. —Estábamos pensando en ir a pescar. Atrapar algo para cocinar más tarde. —¿Qué tan desastroso está ahí dentro? —Rich inclinó la cabeza hacia la casa. Pete se rió entre dientes. —En realidad, Trevor bebió un montón de Red Bull en el camino hasta aquí. Tan pronto como descargamos nuestras cosas se volvió loco en el lugar. Todavía estaba desempolvando cuando finalmente se estrelló esta madrugada. No podemos usar el horno todavía, pero la tapa de la estufa sigue funcionando bien. Creo que mamá tenía alguien que venía hacer algunas cosas básicas. Los baños están impecables y todas las camas tenían sábanas limpias. Charlie estableció el router inalámbrico. La contraseña está escrita en la nevera. —Bueno, eso es un alivio. Vamos a tener que llamar a mamá y darle las gracias. Pesca suena bien para mí, ¿todo sigue en el cobertizo? —Todo cubierto de polvo, pero sí que está ahí. No vas a creer lo que está en el garaje. —Pete hizo una seña a su izquierda—: Mamá y papá nos dejaron regalos. Rich se sorprendió. —¿Qué pasa con ellos últimamente? La última vez que hablé con mamá estaba segura de que estaba borracha. Era como hablar con una mujer diferente. Muéstrame lo que nos dieron. —Gracias a Dios que conseguiste que viniera. No quería estar atrapada aquí con un grupo de muchachos durante seis semanas. No tenía muchas ganas de salir con tres adolescentes. —Una rubia alta (bueno, en su mayoría rubia, desde que la parte de abajo de su cabello era rosa), se paró en el porche

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y caminó hasta Angie. —Soy Tracy. —Asintió en dirección a Rich en un saludo rápido—. Te voy a enseñar la casa, ¿es jodidamente grande cierto? Los ojos de Angie se agrandaron y lanzó una mirada de preocupación en su dirección. — Um, tengo que hacer pis. —Te encantará el baño principal. Tiene una de esas viejas tinas de garra. Pasé una hora en ella esta mañana. —Tracy tomó la mano de Angie, apartándola. Preocupado, Rich frunció el ceño. Estaba bastante seguro de que esto era exactamente por lo que ella había estado preocupada. Le lanzó una pequeña sonrisa y siguió a Tracy a la casa. —Esa es Tracy. ¿Es interesante verdad? —Pete soltó una breve carcajada— . Vamos, es inofensiva, sólo un poco ruidosa. Funciona para mí ya que yo no lo soy. —Hizo un gesto hacia el garaje—. Vamos a ver nuestros regalos. Rich lo siguió, tenía curiosidad después de todo. Él confiaba en su hermano, y tal vez sería bueno para Angie tener algo de compañía femenina distinta de Teresa. Para variar. —¿Dónde la conociste? —En el gimnasio, es instructora de aeróbicos en donde entreno. También va a mi escuela, es una junior. —Conseguiste una mujer mayor, bien por ti. —Rich dio una palmada a su hermano en la espalda. Pete se sonrojó. —Me imaginé que lo aprobarías. —Abrió la puerta del garaje—. Checa esta mierda. Rich se quedó sin aliento cuando entró en el garaje y encendió la luz. —¿Nos consiguieron jet skis? —Se acercó a echar un vistazo más de cerca. Uno era de color rojo cereza, el otro un gris metálico—. Esto es dulce. Parece que vamos a tener que pensar en nuestro regalo de Navidad de este año. —Me imaginé que podíamos sacarlos tan pronto como el agua se caliente, debe ser divertido. Rich sacó su teléfono, enviando un agradecimiento rápido por texto a su madre. Apagó la luz y siguió a Pete de vuelta a la casa, preguntándose si

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Angie estaba bien. Se dirigieron a la cocina y Rich se presentó a Charlie y Trevor, dándoles las gracias por enderezar el lugar y conseguir que el wi-fi anduviera. Cogió una cerveza de la nevera. —¿Acaso Tracy compró esto? —Sí, otra buena cosa de salir con una mujer mayor. —Apoyado contra el mostrador, Pete bromeó. —¿Están listos para pescar? —Probablemente debería comprobar a Angie, ver si quiere ir. — Rich se preguntó a donde se habían ido las chicas. La casa no era tan grande. —Nunca he conocido a una chica que realmente quiera ir a pescar. Estarán bien. Trevor hizo señas a la nevera. —Tenemos cerveza y agua, ¿qué más necesitamos? Rich sabía que el chico sólo estaba tratando de tranquilizarlo, pero él no iba a irse sin ver si quería venir con ellos. Le había prometido que no la dejaría sola. Pete agarró una bolsa de papas fritas de la parte superior de la nevera. —Podemos esperar y ver si quieren ir. Rich estaba contento de ver que su hermano no le daba la espalda. —¿Ustedes ya está hablando de dejarnos? ¿Qué pasa con eso? —Tracy se paseó a la cocina y puso sus brazos alrededor de los hombros de Pete. Angie llamó la atención de Rich, miró a Tracy y rodó los ojos. Él sonrió mientras tomaba otro trago de su cerveza. —¿Quieres ir a pescar? Angie hizo una mueca, pero luego plasmó una sonrisa. —Sí, eso sería divertido. El entusiasmo en su voz era casi convincente. Tracy dio un beso ruidoso a Pete. —Si ella está dentro, estoy dentro. —Muy bien —murmuró Charlie sarcásticamente.

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—¿Todavía está demasiado frío para ir a nadar? Tal vez podría tumbarme y tomar el sol. Todavía tenemos un par de horas de luz solar ¿verdad? Iré a cambiarme. —Tracy salió corriendo de la habitación, hablando sola todo el camino. Rich ofreció a Angie una cerveza. —Te ves como que necesitas esto. Ella asintió con impaciencia y agarró la cerveza, tragando la mitad de ella. —Voy a agarrar mi Kindle. —Va calmarse finalmente, te lo prometo. —Pete llamó después a Angie mientras hacía su escape. Se volvió a Rich—. Lo siento. Tracy puede ser un poco abrumadora al principio. Trevor resopló. —¿Al principio? Lo que sea, por lo menos ella es caliente. —Sí, sí que lo es. —Pete se rió y terminó su cerveza. —¿Quién lo hubiera pensado? Eres más parecido a mí de lo que pensaba. —Rich dio un codazo a Pete mientras caminaba por allí—. Voy a ir a descargar nuestras cosas antes de que nos vayamos. Estas vacaciones sin duda prometían ser interesantes

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5 Traducido por Peke-Pink, Domy & Clarysainz Corregido por Vannia E.

—¿Así qué ustedes chicos son realmente hermanos? ¿Cómo biológicamente? —pregunto Angie mientras se sentaba en la silla lounge2. Había elegido un lugar alejado de los demás, y Rich la había dejado ser por unos momentos mientras él se lanzaba en su dirección varia veces. Se paseó perezosamente junto a ella con una sonrisa, ofreciéndole otra cerveza. —Sí, ¿es raro no? Yo me parezco a la familia de mi mamá. Él es más como mi papá. Lo creas o no, él solía ser mucho más pequeño. Realmente ha crecido. Es raro verlo todo un adulto. —Parece bastante agradable —comentó ella mientras se quitaba el cabello de la cara. —Es un buen tipo. Siento lo de Tracy, no pretendía pegarte con ella de esa manera. —Hizo una mueca—. No tienes que pasar el rato con ella si no lo deseas. Ella se rió y dio un trago. —Ella realmente no está tan mal. Estaremos bien. —Bien, deseo que disfrutes estar aquí. —Se quedó ahí en un momento incómodo, sin saber que hacer ahora que la había escuchado—. Te dejaré sola. Disfruta leyendo tus obscenidades. —Le guiñó y se dirigió hacia donde estaban los demás. Ellos lo hicieron realmente bien, atraparon ocho peces en solo dos horas. Años atrás el lago había estado cargado, pero no estaba seguro de si los peces picarían. Charlie y Trevor estaban bastante ebrios. Ellos habían

Silla perteneciente a una especie de sala que puede ser utilizada al aire libre, tapizada en piel o vinilo. 2

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bebido un six-pack3 cada uno. No tenía ganas de ser su niñera por la noche así que decidió retirarse. El sol había comenzado a ponerse, y la vista era hermosa a través del lago. Miró a Angie y ella estaba haciendo lo mismo. Ella le lanzó una deslumbrante sonrisa. —¿Estás lista para salir? —Si ella deseaba quedarse pasaría el tiempo con ella. —Seguro, me estoy poniendo hambrienta aquí —dijo mientras agarraba sus cosas. Peter agarró la hielera y todos llevaron sus sillas de regreso a la casa. Era una caminata corta, solo tomaba unos diez minutos. Angie estaba al lado de Rich, parecía disfrutar la escena. Ella llevó su silla al garaje y caminó de regreso a él. —Me comeré el pescado, pero no lo voy a limpiar. Él rió. —Tenemos todo cubierto. Tal vez quisieras agarrar un suéter. Todavía se pone bastante fresco por la noche. Arrugó su nariz. —No traje ningún suéter. Él la condujo a la casa. —Traeré uno mío para ti. Nos encargaremos del pescado y del fuego. —Hurgó en su bolsa hasta encontrar un viejo suéter gris. Caminando de regreso a donde estaba recargada contra un panel de madera, llevándolo al frente de la habitación le ofreció el suéter—. Levanta tus brazos. —Lo pasó sobre su cabeza, tirando del hacia sus caderas. Dio un paso atrás y sonrió—. Se ve bien en ti. —Gracias —dijo en un susurro, mirándolo. Se inclinó, incapaz de resistir su olor. —¿Puedo besarte? Ella levantó su cara como respuesta, humedeciendo sus labios con la lengua. Esa es toda la invitación que necesitaba. Puso sus manos en la pared a ambos los lados de su cabeza, bajando su boca a la de ella. Tomándose su tiempo, rozó sus labios suavemente contra las esquinas de su boca antes de sellar sus labios. Su lengua serpenteó, lamiendo la de él tentativamente, solicitando su entrada. La dejó explorar, encontrando los toques de su lengua con la suya. —Podría besarte por siempre —murmuró él antes de hundirse por otro beso.

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Paquete de seis cervezas en lata.

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—Oye Rich, ¿estás listo para limpiar el pescado… oh, mierda, lo siento hombre. —La cabeza de Pete desapareció de la esquina. —Deberías pasar el rato con tu hermano. ¿Te importa si me voy a mi habitación? —Sus dedos trazaban su labio inferior mientras hablaba. —Ve. Llevaré tus cosas más tarde. No te vayas mucho tiempo. —Le dio un rápido beso antes de obligarse a alejarse. Después de asegurarse que ella estaba arriba, ajustó su paquete y se dirigió afuera. Sabía que estaba sonriendo como idiota, pero no le importaba. Rich limpió sus manos en una vieja toalla, había pasado un tiempo desde que había limpiado un pescado, pero lo hizo bien. Pete había sido sorprendentemente de mucha ayuda, a pesar de Tracy haciendo ruidos de asco desde donde se había acomodado sobre una hielera en la esquina. Dijo que no había manera en que ella se comiera el pescado después de haber visto como les cortaban las cabezas, así que Charlie sacó unos hotdogs para hacerla callar. —Oye Trevor, ¿puedes traer los malvaviscos? —dijo Rich al tiempo que agarraba el pescado para llevarlo a donde había preparado el fuego más temprano. —¿Alguien dijo malvaviscos? —Angie llegó de la vuelta de una esquina sonriendo. Él devolvió su sonrisa. —Pensé que eso llamaría tu atención. —Siguió a Pete fuera del garaje—. La chica quiere su azúcar. —Demonios, sí. —Ella los siguió con Tracy a sus talones. —Debería haberme quedado adentro contigo. Esa fue la cosa más asquerosa que he visto. Uno de los pescados tenía huevos en ella. ¡Estaba embarazada! —exclamó, haciendo otro sonido de asco. Rich casi pudo escuchar a Angie rodar lo ojos. Puso la vieja parrilla de metal sobre el fuego, sorprendiéndose cuando ella se ofreció a sostener el plato de los filetes para que pudiera ponerlos sobre el fuego. Se sentó en el sillón al lado de ella cuando estuvieron listos, tomando su mano. Parecía no importarle que él estuviera lleno de pescado. Los demás los siguieron, acomodándose en sus sillas.

tomando

cervezas

y

refrescos

y

—Esto es realmente genial chicos, gracias por invitarnos a pasar el rato. —Trevor estaba sobrio y parecía que se quedaría pegado al refresco por el resto de la noche.

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—No hay problema. —Asintió Rich—. Me alegro que pensaras en esto Pete. —Así que, ¿en qué se van a especializar ustedes? Rich, ¿sabías qué Pete se va a licenciar como ingeniero? ¿No es emocionante? —parloteó Tracy. Él miró a su hermanito. —No, no lo sabía. Estoy orgulloso de ti. Yo me voy a licenciar en finanzas, papá insistió en ello. —Se preguntó cómo había hecho Pete para que su papá se calmara en el asunto de su carrera. Su viejo siempre había tenido en la cabeza que sus dos hijos seguirían sus pasos. Charlie se metió en la conversación. —Soy licenciado en finanzas también. Es aburrido como la mierda ¿cierto? —Habría reprobado cálculo financiero si no fuese por Angie, es una excelente maestra. —Rich le dio un apretón a su mano. —Lo habrías hecho bien. —Apretó su mano de vuelta—. Sigo sin decidirme. No tengo idea de que es lo que quiero hacer cuando sea mayor. Estoy cubriendo todas las materias básicas. Rich se sorprendió de escuchar eso. No podía creer que nunca le había preguntado a donde quería dirigirse. —Yo me especializaré en Kinesiología. Quiero ser fisioterapeuta. — Tracy abrió una bolsa de frituras—. Costará una eternidad, pero valdrá la pena. Angie levantó sus cejas en obvia sorpresa. —Eso es bastante impresionante. ¿Qué te hizo escoger esa carrera? —Cuando tenía trece, estaba completamente en la gimnasia. Me torcí el tobillo, dos veces, y durante mi recuperación tuve a la más asombrosa terapista. Era tan entusiasta y positiva. Quería ser como ella. —Estoy contigo Angie. No tengo idea de lo que quiero hacer aún — interrumpió Trevor—. Justo ahora, quiero comerme ese pescado. Muero de hambre. Rich ya les había dado una vuelta. —Solo dales unos cuantos minutos más, quiero estar seguro de que estén listos. —Podrías empezar un negocio de limpieza. impresionante lo que hiciste anoche —bromeó Charlie.

Fue

bastante

—Tal vez lo haga —respondió Trevor estirándose en su silla. Tracy metió un hot-dog en un palo antes de ponerlo al fuego. Le sopló un beso a Pete, y se sonrojó cuando vio a Rich observando su reacción. Él alcanzó su cerveza, dando un largo trago. —Así que, ¿Qué es lo que quieren hacer mañana?

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—Quiero dormir por siempre. Ha sido demasiado maldito tiempo desde que me he despertado cuando lo deseo. —Rich se puso de pie y agarró algunos platos desechables, usando un tenedor para poner el pescado en el plato. —Eres un hombre para mi corazón después de todo. Si hubiera una manera en que pudiera dormir por toda una semana, completamente lo haría. —Angie se recargó en su silla, jugando con su trenza. —Eso no es divertido. No trajimos muchas cosas aquí después de todo. Pienso que debemos ir al pueblo, ustedes deberían hacer una lista de todo lo que quieran o necesiten. —Pete puso en un palo su propio hot dog y lo puso al fuego, dándole una buena quemada. Le disparó una mirada a Rich antes de comentar—. Nosotros probablemente nos iremos por un momento. Rich se rió. —Eres demasiado obvio hermanito. —Le dio una mirada a Angie, aliviado de que ella no se molestó por la insinuación de su hermano. Devoró su pescado, dándose cuenta de que Angie debería estar muriendo de hambre también. Ella picoteó el suyo, observando los malvaviscos todo el tiempo. Tracy se quejó de no tener todo para preparar s’mores4 pero se tranquilizó cuando Pete tiró de ella en su regazo y comenzó a acariciar su cuello. —Esa es nuestra llamada hombre. Dejemos a estos tortolitos tener su noche romántica al fuego. —Charlie se tambaleó un poco cuando se levantó de su silla, balanceándose para agarrarse del hombro de Trevor. Había comenzado a beber una vez más después de haber encendido el fuego. Trevor se rió y sacudió su cabeza cuando se puso de pie, diciendo una rápida despedida antes de llevar a su amigo dentro de la casa. Angie agarró un pincho, ensartando tres malvaviscos antes de colocarlos al fuego. Cuando prendieron fuego Rich los sacó y sopló la llama, esperando hasta que estuvieran suficientemente fríos para poder tocarlos y sacarlos del pincho para lanzarlos a su boca. —¡Oye! ¿No sabes qué las damas se suponen que son primero Dick? —Angie metió los otros dos en conjunto a la boca, las mejillas abultadas. Él se rió, sumergiendo una toalla de papel en el agua de la nevera para ayudar a limpiar su cara. Cuando levantó la vista se dio cuenta de Pete y Tracy estaban observándolos con grandes sonrisas en sus rostros. Angie se rió, todavía lamiendo sus dedos. —Oye, Pete Remington suena algo así como un nombre de estrella porno también. ¿Es Peter el nombre completo?

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Emparedados de galleta rellenos de malvavisco y chocolate.

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Su hermano asintió y se echó a reír. Tracy se pasó los dedos por el pelo. —Tal vez perdiste tu vocación. —Eso es lo que dijo. —Angie cogió otro refresco y señaló Rich. Se acomodó en su silla, feliz de que Angie finalmente había comenzado a relajarse. Se sentaron y hablaron durante una hora más o menos, acabando con los malvaviscos y las patatas fritas. Angie bostezó y se excusaron para ir a la cama. Envolvió sus brazos alrededor de ella al entrar en la casa, dándole un fuerte abrazo. —Mira, eso no fue tan malo, ¿verdad? Ella asintió de acuerdo, bostezando de nuevo. —Hablaba en serio sobre dormir mañana —¿Quieres apuntar algunas cosas en la lista mientras me doy una ducha rápida? Huelo a humo. La besó en la frente. —Claro, ¿qué necesitas? —Sorpréndeme. —Subió las escaleras, mirándolo por encima del hombro—. Gracias de nuevo por invitarme Rich. —Gracias de nuevo por aceptar. —Corrió a la cocina, tomando el bloc de notas que siempre estaba en el cajón de los trastos. No estaba seguro de que hubiera traído todo con ella, pero ella sólo tenía una bolsa así que trató de cubrir todos los aspectos básicos. Después de llevar sus cosas a arriba se quitó la camisa y se acomodó en la silla de su habitación, esperando su turno en la ducha. Era la misma habitación en la que siempre se había quedado cuando era un niño con Pete. Era enorme en comparación con su pequeña habitación de la residencia. Sus ojos se cerraron mientras recordaba de nuevo el día. En definitiva todo había ido muy bien. Un suave golpe sonó en la puerta y volvió a abrir los ojos para encontrar a Angie mirándolo, viéndose adorable usando nada más que una larga camiseta. Se puso de pie. —Te pediría que te quedaras conmigo, pero sé que me matarías. —Tomó su cara, limpia de maquillaje, no sorprendido en absoluto que ella sea tan hermosa como siempre. —Eres inteligente. —Ella se acercó a él—. Sin embargo no me negaría a un beso de buenas noches. ¿Cómo podría resistir eso? La llevó a sus brazos. —¿Qué tal un par de besos de buenas noches? —Comenzó en la nariz, moviéndose a cada mejilla antes de finalmente colocar un suave beso en sus labios. —Buenas noches Ángel. —Buenas noches Rich.

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Estas iban a ser las mejores vacaciones. Rich se despertó con el olor a café. Echando un vistazo al reloj de la mesilla de noche, sonrió, era después de las once. Maldición, se sentía bien no tener que despertar debido a una alarma. Los otros probablemente se habían ido, por ahora tan sólo podía asumir que Angie era la que agredía sus sentidos con el delicioso aroma. No se molestó con una camisa, se colocó un par de pantalones e hizo una breve parada en el baño para lavarse los dientes y aliviar la presión sobre su vejiga. La encontró de pie cerca del dispensador de jarabe lloviendo en una crepe enrollada. Se tomó un momento para observarla. Su cabello era ondulado y parecía que no había hecho mucho más que pasar sus dedos a través de él antes de venir abajo. Todavía estaba vestida con su holgada camiseta que expone una buena cantidad de muslo. —Buenos días. Angie saltó con sorpresa. —Llegas justo a tiempo para un café. Y alguien hizo panqueques. Están fríos, pero no me importa. —Dio un buen mordisco y se acercó a él mientras masticaba—. ¿Quieres un poco? — murmuró mientras le daba el jarabe de la botella una pequeña sacudida. —Estoy bien, gracias. Tragó saliva e inclinó la cabeza hacia él, lamiéndose los labios. ¿Cómo podría resistir eso? Se inclinó para darle un beso sorprendiéndose cuando ella se le adelantó, presionando su boca con la suya antes de morder el labio inferior juguetonamente. Se quedó sin aliento y ella empujó la tortita que quedaba en la boca, riéndose. —Juegas sucio. Me gusta —dijo finalmente cuándo se lo había tragado. Trató de tomar el jarabe, todo tipo de ideas traviesas estallaban en su mente, pero ella se retorció fuera de su alcance. —Oh no, no deseo terminar toda pegajosa. —Después de abrir un par de armarios agarró dos tazas de café, llenándolas antes de ofrecerle una. —¿Has dormido bien? —Tomó su primer sorbo y se acomodó en una silla en la pequeña mesa de desayuno en la esquina. —Sí, mejor de lo que he dormido en meses. —Se unió a él en la mesa después de encontrar una bolsa casi vacía de azúcar, vertiendo el contenido en su café—. Lo siento, ¿Quieres un poco? —Estoy bien. —Tomó un sorbo, la creciente comprensión en él de que estaban completamente solos. Se removió en su silla, tratando de ajustar su erección. Después de un largo momento de silencio incómodo Angie echó la cabeza hacia un lado y entrecerró los ojos. —¿Qué estás pensando?

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—¿Qué te gustaría hacer hoy? —desvió su pregunta, no estando seguro de que estaba lista para escuchar la respuesta todavía. —En la medida que tu hermano señaló no tan sutilmente, tenemos el lugar para nosotros solos por un tiempo. —Lo miró a los ojos—. Estoy segura de que podríamos pensar en algo que hacer. Él se rió entre dientes, recostándose en la silla hasta que las patas delanteras se levantaron del suelo. —¿Estás tratando de seducirme Ángel? —Tal vez, ¿qué pasa si lo estoy? —Lo desafió, poniéndose de pie. Olvidando su café, se centró en su boca. —Esto no es una carrera. No siempre tiene que llegar a la línea de meta. —¿Eso quiere decir que en esta ocasión estamos realmente llegando a la línea de meta? —Se burló, acercándose. —Tengo mejor rendimiento después de un calentamiento. —Tiró el dobladillo de su camiseta, tirando de la tela apretada contra su pecho—. Puedo pensar en algunas maneras en las que me gustaría calentar contigo. Ella sonrió, sus ojos se arrastraron por el pecho al bulto en sus pantalones. —Luces lo suficientemente listo para mí. Si no, tal vez esto ayude. —Sacó su camisa de sus manos, levantándola sobre su cabeza en un movimiento rápido. Incapaz de resistirse, sus ojos recorrieron su cuerpo, casi desnudo en su cocina. Centrándose en sus pequeños pezones rosados, se lamió los labios en anticipación. Ninguna de sus fantasías le había preparado para la cosa real, para esta mujer frente a él, ofreciéndose a él. Estaba sorprendentemente tonificada, su cintura estrecha y caderas quemando maravillosamente. Sin su mando consciente estaba de pie, tirándola hacia sí. La sensación de sus firmes, pechos erguidos contra su pecho hizo que su polla se alargara, endureciéndose casi hasta el punto de dolor. Su boca encontró la de ella, su lengua enredándose juntos en un acalorado intercambio. —¿Estás segura? En respuesta pasó la mano por su abdomen y por su pantalón, agarrando su dureza en un agarre seguro. Su otra mano se deslizó alrededor de su cuello, acercando su boca a la de ella. No queriendo correr el riesgo de perder su toque cedió, empujando en su mano mientras le acariciaba con pericia. —Te necesito en mi cama, ahora. Ella negó con la cabeza mientras caminaba hacia atrás, llevándolo de su polla a la habitación del frente. —Aquí es mejor para mí. —Asintiendo a la vieja silla de cuero cerca del centro de la habitación, hizo clara su intención mientras apretaba su agarre.

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Un gemido escapó de sus labios, sus manos abriéndose paso en su cabello mientras tomaba su boca una vez más. —¿Me montas? —murmuró su solicitud, moviendo los labios al punto sensible justo debajo de la oreja. —Sí, por favor. —Ella maniobró sus cuerpos hasta que estuvieron frente a la silla, tirando de sus pantalones hasta los tobillos antes de empujarlo hacia atrás. Deslizando sus bragas por sus piernas, mientras esperaba con expectación. Se deslizó en la silla, el suave cuero fresco era un sorprendente contraste con su piel caliente. Ella estaba sobre él al segundo siguiente, sus tetas en su rostro, su peso sobre él mientras presionaba sus cuerpos juntos. Su polla saltó, la humedad escapando de la punta en el primer contacto de su suave montículo. Deslizando su mano por su cuello, acarició la hendidura entre sus pechos antes de agarrar sus caderas. —Permíteme tocarte. Llevó su mano derecha al pecho, amasando el firme montículo antes de palmear el pezón. Incapaz de resistirse, su boca encontró el otro montículo, agitando suavemente con la lengua antes de dibujar su carne dentro de su boca. A pesar de sus atenciones su respiración era estable, aparentemente esperando a que él terminara. Frunció el ceño, tirándola hacia atrás. —¿Esta cosa no está haciendo algo por ti? Se apretó contra él, impaciente. —No es por ti. Simplemente no son muy sensibles. Sin saber a dónde ir desde aquí, se rió. —Honestamente, nunca he oído eso antes. Agitando su mano con desdén ella le devolvió la sonrisa. —¿No estás preparado para el reto? —Siempre estoy listo para un desafío. —Sus manos encontraron su camino de regreso a su pelo, acercando su rostro al suyo para otro beso. —¿Por qué no estás dentro de mí? —preguntó mientras besaba su mandíbula y cuello. Metió la mano entre sus piernas, buscando su clítoris y frunciendo el ceño de nuevo. —Ni siquiera estás mojada aún bebé. Angie se rió, deslizándose fuera de su regazo. —No es un problema. Espera aquí. Dejó escapar un suspiro largo, completamente perdido en cuanto a dónde iba. Sus ojos se agrandaron cuando regresó, abriendo una caja de lubricante. —¿De dónde sacaste eso? —Se lo robé a Tyler y Cameron. —Se rió, echando la caja por encima del hombro, volteando la tapa de la botella abierta, goteando el líquido sobre sus dedos.

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Su boca se abrió cuando puso el pie en el brazo de la silla, abriéndose a su mirada. Tenía un pequeño triángulo de vello en su pubis que prefería sobre la tendencia de ir completamente desnuda, con perfectos labios rosados que separaba mientras se extendía más allá. Sus dedos se deslizaron dentro de su hendidura, frotando la humedad hacia arriba y abajo de sus labios antes de deslizar un dedo en su interior. Bombeo un par de veces, sosteniendo un condón en su otra mano. —Ponte esto. —¿Está bien? —Abrió el paquete de aluminio, colocando el condón sobre la cabeza de su pene y deslizándolo por su longitud. Aunque su cerebro le gritaba aplicar los frenos a su polla que estaba en el juego, endureciéndolo aún más mientras se acariciaba a sí mismo, mirándola. Bajando su pierna y apoyándola en el suelo, se limpió la mano en sus pantalones antes de subir de nuevo a su regazo, alcanzando entre sus cuerpos para agarrar la base de su pene antes de deslizar la cabeza en el interior de su entrada. Apretó los dientes, luchando contra el impulso de empujar en su estrecha hendidura, mirando de cerca su cara mientras ella se estremecía. —Ve lento nena. Ella se deslizó con fuerza, llevándolo todo. —Rápido es mejor. Confía en mí. —Se mordió el labio, sus uñas clavándose en sus hombros mientras su cuerpo se ajustaba. Agarrando los brazos de la silla con las manos, luchaba por el control. —Joder, ¿estás bien? Asintió, con los ojos cerrados mientras comenzó a moverse, levantándose hasta que solo quedó la cabeza antes de ingresar bruscamente de nuevo. Una pequeña sonrisa se extendió por su cara. —Eso está mejor. Dios Rich, ojalá pudieras sentir lo que se siente ser extendida y abierta de esta manera. Perdiendo la batalla, se quedó sin aliento antes de levantar sus caderas. —Es tan bueno, tan jodidamente apretada. Monta mi polla Angie. —La atrajo hacia sí, con las manos sobre su cuerpo mientras ella empujaba en su contra. Sus piernas se apretaron alrededor de sus muslos mientras se movía, restregando su clítoris contra él mientras envolvía sus brazos alrededor de su cuello, presionando su cara en su pecho. Sus dedos encontraron su camino en su pelo, tirando con fuerza mientras aumentaba su velocidad. Un suave suspiro escapó de sus labios mientras un pequeño estremecimiento atormentó su cuerpo antes de que calmara sus movimientos. Liberando el pelo se echó hacia atrás y le dio una pequeña sonrisa. —¿Cómo te quieres venir?

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—¿Eh? ¿Qué ha pasado? —Aún dentro de ella, trató de enfocar su cerebro lleno de lujuria. —He terminado. ¿Cómo te quieres venir? flexionando alrededor de su longitud.

—preguntó de nuevo,

—No has terminado. ¿De qué coño estás hablando? —Negó con la cabeza y agarró sus caderas mientras ella comenzó a despegarse de él. Ella apartó la mirada, pasando sus manos por el pelo. Él agarró su muñeca. —Oye, ¿qué pasa? —Lo siento si no estoy a la altura de sus estándares normales. Eso es todo lo que tengo Rich. ¿Quieres terminar o no? Se quedó paralizado, sin estar seguro sobre su siguiente paso. No había manera de que ella hubiera llegado a su clímax. Ni siquiera estaba sin aliento. Tan fuerte como ella era estaba seguro de que hubiera sentido su contracción alrededor de él si es que hubiese llegado. —Mírame Ángel. Después de mucho tiempo por fin encontró su mirada. —¿Qué? —Yo podría reventar en diez segundos o menos, te sientes tan jodidamente bien. —Y aunque su cuerpo le gritaba hacerlo mantuvo el control por la pura fuerza de voluntad. Ya era hora de que la detuviera dejando tener la última palabra. Le había dicho que estaba listo para el reto y tenía la intención de demostrarle exactamente a qué se refería. —No me voy a venir todavía porque no estamos ni siquiera cerca de terminar. —Creo que es mejor. ¡¿Qué estás haciendo?! —gritó Angie mientras se levantaba lentamente, todavía dentro de ella. —Esto fue sólo el juego previo. Prepárate para la verdadera acción nena. Eres toda mía hoy.

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6 Traducido por Peke-Pink, Michelle M & Domy Corregido por Vannia E.

Después de hacer su camino escaleras arriba con cuidado, Rich liberó a Angie de su abrazo, dejándola en la cama. La pérdida del calor que lo rodeaba fue casi dolorosa, pero hizo a un lado sus propias necesidades. Se quitó el condón, lanzándolo a un bote de basura. —No vamos a necesitar uno de esos por el momento. Angie se subió un poco más a la cama, agarrando su vieja manta y halándola sobre su cuerpo. —¿Por qué? Él casi se sintió mal por la incertidumbre en su voz. Después de que terminara sabría porque. —Vamos a hablar un poco, y vamos a jugar. Corrijo, yo voy a jugar. —¿Y si no quiero hablar? —Su voz fue baja y miraba a otro lado mientras hablaba. —Eso es una lástima Angie. —Estirándose en la cama a su lado, le bajó la manta—. Déjame verte. —Puso su mano sobre su estómago, acariciándola suavemente con su pulgar—. Debo saber unas cosas sobre ti, para hacer esto perfecto. Ella se tensó bajo sus manos. —¿Cómo qué? —Relájate. —Llevó su mano hacia arriba y tomó su pecho derecho— . ¿Nunca has sido sensible aquí? —Apretó ligeramente—. ¿Ni un poco? Ella negó con la cabeza, viendo su mano. —Bueno, no es como que los hombres hayan prestado mucha atención a esa área. Supongo. —Sus mejillas se tornaron rosas mientras continuaba—: en la ducha mientras me enjabono se siente algo así como bien. Tragó su enojo hacia los hombres con los que había estado antes, aquellos que habían tomado lo que necesitaban y no les había importado hacerla sentir bien. Rodando sobre su estómago para tener ambas manos

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libres, tomó la pequeña mano de Angie entre la suya y la llevó a su pecho— . Muéstrame como te gustaría que te tocara. —Mientras él esperaba pacientemente, casi podía ver los engranajes en la cabeza de Angie trabajando en su cerebro—. No hay nada de qué avergonzarse. —Rich, no estoy segura… no lo sé. —Entonces lo descubriremos juntos. —Pellizcó suavemente un pezón, esperando que ella hiciera lo mismo—. Tienes unos hermosos pezones Angie. Sus mejillas se encendieron nuevamente y se le escapó una risita. — Nunca había recibido un cumplido por mis pezones. ¿Gracias? Él apretó el pequeño pezón suavemente, observando cómo se endurecía más. —Haz esto y dime que tan firme deseas que te toque. —Hizo un gesto hacia su mano—. Vamos, confía en mí. Asintiendo, se concentró y apretó su pezón izquierdo, viendo la mano de Rich. —Hazlo más fuerte. Se aguantó un gruñido, su polla pulsaba contra su estómago donde estaba presionado contra la cama. Atendió a su petición, apretando con firme presión pero tratando de ser cuidadoso para no lastimarla. —¿Así? Ella apretó un poco más antes de encontrar su mirada. —Más. Haciendo lo que ella pedía volteó a ver su cara, sus ojos rodando atrás mientras aplicaba más presión de la que se había atrevido antes. —¿Te gusta eso? —¿Acaso a su Angie le gustaba un poco de dolor con su placer? —Sí, eso es agradable. Siento un pequeño hormigueo en mi coño cuando me agarras así. —Su voz era baja mientras se concentraba en la sensación. Sus palabras odiaban su cuerpo y tuvo que luchar contra la tentación de frotarse contra la cama para liberar algo de la presión en su pene. Moviéndose de lugar para poder bajar su boca a su pecho, remplazó sus dedos con sus labios, cerrándolos alrededor de su tensa carne y succionando con fuerza. En lugar de quitarse su cuerpo se arqueó contra él, presionándose contra su boca. Necesitando ningún estímulo más que ese, lentamente, con cuidado, cerró sus dientes alrededor de su pezón, mordiéndola suavemente. —Eso se siente condenadamente bien —jadeó antes de gemir, abandonando su pecho para deslizar sus manos en el cabellos de Rich. Lo haló más cerca y él entendió el mensaje, mordisqueándola una vez más antes de cambiar de pecho. —¿Más fuerte? —jadeó contra su carne esperando la respuesta.

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—Sí, más. Hazlo ahora. —Su vista estaba en él ahora, observándolo mientras la mordía. Él giró su lengua alrededor de su pezón mientras deslizaba su mano de regreso a su pecho derecho, agarrándolo firmemente, pellizcándolo con sus dedos mientras la trabajaba con su lengua, esperando que así doblara su placer. Otro gemido escapó de sus labios y lanzó su cabeza hacia atrás. — Santa mierda, no te detengas. Feliz de complacer, continuó por varios largos minutos, deleitándose con sus suaves gemidos y jadeos. Ella comenzó a retorcerse en la cama, perdiendo el control. —Podría hacer esto todo el día sabes. —Él se rió ligeramente, soplando en la humedad y causando que jadeara una vez más. —No sé cuánto más pueda soportar. ¿Cógeme? —Ella respiraba fuertemente, su cabeza cayó en la almohada. —Aún no bebé. —Rich deslizo su mano por su estómago, alrededor de su cadera y hacia el interior de su muslo—. Apenas estamos empezando. Sus ojos se abrieron por completo mientras levantaba la cabeza. —No puede ser. Nunca había estado así de excitada. Sonriendo, hundió sus dedos en su carne, complacido de la pequeña sonrisa en su cara. —Solo se va a poner mejor a partir de aquí. Su cadera se arqueó y ella se contoneó sugerentemente. —Sigue adelante entonces. Suavizando su orden con un beso, movió su mano de regreso a su muslo antes de deslizarse entre sus piernas, buscando la prueba de su excitación. Casi aplaudía cuando se dio cuenta que estaba completamente mojada, que esta vez era ella y no el lubricante que ella tan consideradamente había pensado en traer. Él no había siquiera tocado su coño y la humedad estaba desde el interior de sus muslos. Como si el reconocimiento la hubiera golpeado al mismo momento, se congeló. Él detuvo sus movimientos también. —¿Qué está mal? Su mano se unió a la de él en la unión de sus muslos. —Guau. — Corriendo un dedo sobre su hendidura, levantó la mano, inspeccionando el líquido—. Estoy realmente mojada. Él frunció el ceño. —¿Nunca habías estado así de mojada antes? ¿Nunca? —Ahora estaba realmente furioso. Había pensado que el problema había sido solo con él, que ella no estaba realmente interesada,

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o que estaba haciendo algo mal. Todo se había movido tan rápido entre ellos. Pensando que no estás excitada cuando había sido tomada era normal por su inesperada explosión de adrenalina. Quería buscar a cada idiota que había estado cerca de ella y golpear cada centímetro de ellos por no cerciorarse de que ella estaba lista. —Pensé que solo era yo, que tenía ese defecto —susurró ella. Él gruñó, encontrando su boca, concentrándose en ella y controlando su temperamento. —Eres perfecta. Definitivamente no eres defectuosa. Un largo suspiro escapó de sus labios. —Eso es un alivio. Sabiendo que ese era un gran paso para ella, bajó el ritmo, besando su mandíbula antes de bajar a su cuello. —¿Quieres que sigamos? ¿Ver qué más podemos descubrir? Ella dio un asentimiento entusiasta. —Sí, por favor. Se movió nuevamente de lugar, notando que había dejado una gran marca de humedad en la cama donde su polla había estado goteando constantemente mientras trabajada en Angie. Su dureza solo tendría que esperar. Estaba divirtiéndose demasiado. Acariciándola suavemente en el interior de sus muslos, se movió aún más cerca de su centro. Captó el aroma de ella, clavando los dedos libres en su palma para mantenerse enfocado. Ahuecando su montículo, presionó su palma contra su clítoris mientras usaba sus dedos para tocar sus sedosos labios, complacido cuando su cadera voló de la cama, presionándose más fuerte contra su mano. —Está bien Ángel, déjate llevar por el placer. Entrégate a mí. En respuesta, ella separó más sus piernas. —Más Rich, por favor. Deslizó un dedo por su estrecha hendidura, moviéndolo lentamente mientras se aseguraba de mantener el contacto con su clítoris. —¿Te gusta eso? ¿Quieres más? Su cabeza rodo de lado a lado. —Más fuerte, pero solo un dedo por ahora. Bombeando su dedo adentro y afuera, movió su boca de nuevo a sus pechos, alternando entre succionar y morder mientras masajeaba sus paredes internas con su dedo, curvándolo hacia arriba buscando ese punto especial que estaba casi seguro que ella no sabía que existía. Ella se tensó, agarrándole el hombro con la mano. —Espera. ¿Qué demonios es eso? Moviéndose hasta estar sentado, golpeó suavemente su clítoris con la mano izquierda incrementando la presión dentro, dejando salir un gemido cuando se derramó en su palma. —Es tu punto G.

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Sus ojos rodaron nuevamente. —¿Realmente existe? —jadeó, levantando su cadera. —Aparentemente sí. ¿Te gusta eso? —Aplicó presión firmemente mientras hacía círculos en su clítoris con los dedos. —Santa mierda, sí me gusta. —Sus manos se enredaban en las sábanas mientras ella se retorcía contra él. Deslizando un segundo dedo dentro, observó su rostro, su boca abriéndose en una súplica silenciosa mientras la cogía con su mano. — ¿Puedes venirte para mí bebé? —No lo sé. Solo me he venido estando arriba o usando mi vibrador. Las imágenes asaltaron su cerebro, imágenes de ella trabajándose con un juguete, hizo que su longitud pulsara y brincara en expectación de lo que vendría. —Averigüémoslo entonces, ¿de acuerdo? —Está bien. —Asintió con entusiasmo. Trabajando con renovada concentración, presionó con fuerza su clítoris mientas aplicaba presión en su interior, apenas moviendo sus dedos dentro y fuera. Se centró en su cara, ajustando sus movimientos sobre sus reacciones. Estaba sudando ahora, mordiéndose el labio mientras él trabajaba en sus sensaciones que evocaba dentro. Jadeando, sus ojos se abrieron, llenos de lujuria e incertidumbre. —Necesito… algo. Por favor, por favor. Lo sabía, entonces le daría algo, algo para traer el placer, para darle un pequeño atisbo de felicidad. —Cualquier cosa que necesites amor, estoy aquí. —Movió su cuerpo, cuidando de mantener un ritmo constante con sus manos mientras bajo a la mitad del cuerpo de ella, lamiendo su camino hasta su estómago, hasta llegar a sus pechos, cerrando los dientes alrededor de su pezón duro como una roca. Después de mojar la punta con su lengua, le mordió, duro, y deslizó un tercer dedo dentro de ella. Dio un grito primitivo, gutural que se disparó hacía su columna vertebral y apretó sus bolas contra su cuerpo. Cuando sintió que sus paredes se contraían alrededor de sus dedos se vino sobre su estómago, su pene pulsaba con intensas olas de placer que corrían a través de su cuerpo. Su orgasmo lo sacudió hasta las puntas de los dedos y soltó un grito antes de finalmente quedarse inmóvil sobre ella. Jadeando, se deslizó a un lado y cayó sobre la cama. —Santa mierda. —¿Realmente se había venido sin que ninguno de los dos tocara su pene? —Santa mierda es verdad. —Se rió Angie—. Así que eso es un orgasmo real, ¿eh?

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Se rió con ella, incapaz de formar una respuesta coherente. Cuando por fin se aclaró su cabeza, se bajó de la cama, salió de la sala y en el baño, mojó una toalla y volvió a la habitación. Limpio su semen del estómago de ella, dándole una pequeña sonrisa. —Lo siento, estaba un poco emocionado. —Diría que más que un poco. —Se rió, estirándose en la cama. Uniéndose a ella, la atrajo hacía sí. —Eso fue jodidamente increíble. Eres asombrosa Angie. —No hice todo el trabajo. ¿Dónde diablos aprendiste eso? —Frunció el ceño. —No importa, no quiero saber. Él permaneció en silencio, sin querer traer nada ni a nadie entre ellos en este momento. Acariciándole el cabello, la vio relajarse en sus brazos. — Todavía tengo todo tipo de trucos bajo la manga. Sólo dame diez minutos, y te darás cuenta. —Acepto. —Desafió, acurrucándose en su pecho—. ¿Es raro? Eso de que me gustara que mordieras mis pezones. ¿Soy un bicho raro? La apretó contra él. —No, te gusta lo que te gusta. Si se siente bien, no está mal. Ella murmuró en acuerdo, su cuerpo relajándose. —Gracias por traerme contigo. —De nada Angie, eres más que bienvenida. —Continúo acariciándola, notando su respiración ser constante con el sueño después de un rato. Dejo conciliar el sueño, satisfecho de saber que despertaría en sus brazos. Rich se despertó con un sobre salto, entrecerrando los ojos mientras el sol se filtraba a través de la ventana lo cegó por un momento. ¿Qué hora era? Miró el reloj preguntándose cuánto tiempo habían estado fuera. Ya eran las cuatro. Escuchando los sonidos de la planta baja, desenredó su cuerpo de ella, deslizándose en el cuarto de baño para aliviar su dolorosa vejiga. Después de que terminó, se deslizó dentro de la habitación, se aseguró que Angie todavía estuviera dormida. Moría de hambre y estaba seguro que ella lo haría cuando despertara, así que tiro de un par de pantalones y una camiseta en silencio antes de ir abajo. Encontrar a Tracy tirada en el sofá viendo un DVD fue una sorpresa, le dio una mirada antes de sonrojarse y volver a centrarse en su programa aún más.

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Entrando a la cocina con el ceño ligeramente fruncido, se encontró con Pete y Trevor haciendo un montículo masivo de sándwiches. —¿Cuándo volvieron? —Hace unos treinta minutos, estamos muertos de hambre —respondió Trevor, esquivando su mirada—. Estoy seguro que tú también. Pete rió, dándose la vuelta y apoyándose contra el mostrador. — Cuando llegamos a casa y encontramos el lubricante y los pantalones nos dimos cuenta que habías usado tu tiempo sabiamente. Rich sintió el calor de sus mejillas. Por primera vez en su vida no estaba seguro de qué decir. Era obvio lo que él y Angie habían estado haciendo y aunque en el pasado nunca tuvo ningún escrúpulo de presumir un poco, no quería ensuciar la experiencia. —Lo siento, olvidamos eso. —No es la gran cosa. Ni siquiera voy a preguntar qué lubricante era. Puse la ropa en el cesto y la botella en el baño. —Pete se rió de nuevo, haciendo estallar una lata de refresco—. Tracy por otro lado tiene unas ideas muy malas, de porque necesitabas lubricante. Trevor agregó—: Tienes a una chica muy sucia en tus manos, Pete. Tendría cuidado si fuera tú. —¿Dónde está Charlie? —interrumpió Rich para evitar ir más lejos con esa conversación incomoda. —Tomó una vara fuera del agua una vez que descargamos el coche, después de un día de compras con Tracy necesitaba un tiempo a solas. — Pete fue de nuevo hacer más sándwiches —. ¿Piensas que debería hacer que tome uno de estos como una ofrenda de paz? Agarrando un plato desechable, tomó cuatro sándwiches y dos bebidas y se dirigió fuera de la cocina. —Estás por tu cuenta con eso. Hizo su camino de regreso a su habitación sin mirar a Tracy a pesar de que podía sentir observándolo mientras caminaba. Colocando la comida y bebidas en la mesa de noche, se inclinó sobre la cama, acariciando el suave cabello que había caído en el rostro de ella. Ella se estiro y abrió los ojos, sonriéndole. —Hey —murmuró antes de inclinarse y darle un suave beso en la mejilla—. ¿Tienes hambre? —Diablos sí, me estoy muriendo de hambre. ¿Qué hora es? —Se levantó, miro alrededor hasta que encontró el reloj—. Lo siento. —Mirando hacia abajo pareció darse cuenta que estaba desnuda, se cubrió con las mantas—. No quise dormir tanto tiempo.

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Acarició sus piernas sobre la manta. —No es gran cosa. No es como si tuviéramos algo que hacer. —Abrió la soda y le entregó la lata—. Por lo menos no todo lo que se puede hacer más tarde esta noche. Se sonrojó, pero no apartó la mirada, aceptando la bebida. — Gracias. ¿Qué me has traído? —mirando el bocadillo. —Creo que es de pavo, pero no estoy seguro. Los chicos lo están haciendo en la planta baja, una enorme pila de ellos si quieres más. —Le dio el plato, recogiendo uno de los sándwiches y tomando un gran bocado. Ella se zambulló adentro también, llenando su boca antes de tomar otro trago. Tragó y luego se detuvo, sus ojos se enancharon. —Mi ropa interior sigue estando en la planta baja. Sonriendo, él negó con la cabeza. —Pete puso nuestras cosas en el cesto y guardó el lubricante. Supongo que Tracy piensa que hicimos alguna mierda fenomenal. Se cubrió el rostro con las manos. —Qué vergüenza. Lo siento. Tirando de sus muñecas, le apartó las manos. —No te sientas mal, está bien. Estoy seguro de que Tracy y Pete lo están haciendo mientras estamos aquí. Ella pareció pensarlo por un momento antes de que se encogiera de hombros y empezara a comer de nuevo. —Supongo que tienes razón. Después de terminar su comida, él dejó sus cosas en la basura y se acomodó en la cama. —¿Quieres ver una película o algo así? —Claro, estoy dispuesta a todo, siempre y cuando no tenga que vestirme. No te importa si pasamos el rato aquí ¿verdad? —Nunca me quejaría de tener una hermosa mujer desnuda en mi cama. —Se levantó, en busca de su ordenador portátil para conectarlo a la televisión. Después de configurar todo le entregó el ratón inalámbrico y una revista vieja que estaba ahí para que ella lo use como una alfombrilla del ratón para que pudiera encontrar una película en línea. Angie era una adicta Amazon por lo que se podía decir. Ha iniciado sesión en su cuenta y se fue a su biblioteca de vídeo, desplazándose a través de varias páginas. —¿Cualquier cosa que se vea bien para ti? —Te ves bien para mí. —Se rió, tumbándose en la cama—. Siempre podemos hacer nuestra propia película. Ella rodó los ojos. —No lo creo amigo. En veinte años no quiero tener que lidiar con una cinta de sexo arruinando cualquier carrera que tenga. Tenía un buen punto y solo le estaba tomando el pelo de todos modos. Se alegró de que fuera tan tolerante. Después de unos minutos

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finalmente eligió True Romance, comentando que realmente le gustaba cuando Patricia Arquette mata a James Gandolfini después de que golpea la mierda fuera de ella. Al no tener idea de lo que estaba hablando, pero impresionado por su entusiasmo se acomodó detrás de ella y la abrazó mientras miraban la película. Hacia la mitad de la película él la vigilaba mientras ella corría por el pasillo hasta el cuarto de baño desnuda. Sabía que nunca volvería a ver nada más lindo que su pequeño cuerpo apretado corriendo en su habitación, con los brazos y las manos tratando de cubrir sus partes privadas. Rich realmente disfrutó de la película. Le gustaba tener a su niña en sus brazos, sin embargo y como los créditos finales rodaron, movió hacia un lado su cabello, colocando suaves besos sobre su hombro. —¿Estás lista para la segunda ronda? —¿Qué tienes en mente? —Giró su rostro hacia el suyo, mirando sus labios. Después de tomar su tiempo besándola se alejó, cerrando sus ojos con los de ella. —Quiero probarte. ¿Nunca te has venido con la lengua de un hombre? —No —susurró ella, con los ojos a la deriva en los labios de nuevo—. ¿No debería hacer algo por ti esta vez? A su pene le gusta esa idea, endureciéndose aún más hasta que estuvo seguro de que ella pudiera sentir la presión en su espalda. —Tengo el placer de darte placer. En cierto modo lo demostré antes. —Iba a hacer su mejor esfuerzo para mantener mejor control de sí mismo esta vez. Ella levantó su cuerpo, dejando que las sabanas caigan. —Quiero que me folles. —Lo haré Ángel, pero quiero que estés lista para mí en primer lugar. — Necesitaba su boca en ella, todo sobre ella. —No muerdas mi clítoris —pidió con una sonrisa, acomodándose a sí misma sobre su espalda en la cama—. Y te quiero desnudo, para mí. —Por lo tanto exigente, me gusta. —Se despojó de su camisa y se bajó los pantalones por sus piernas. No se había molestado en poner la ropa interior y ella se dio cuenta, levantando las cejas. —¿Vas al comando Dick? —Bromeó, abriendo sus muslos mientras se sentaba sobre ella. Hizo caso omiso de sus bromas, uniendo sus manos y levantando los brazos por encima de su cabeza, sujetándola mientras colocaba besos en la frente, nariz y en cualquier lugar que no sea su boca.

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—Eres malo. Bésame. —Frunció sus labios, tratando de llegar a su boca con la de ella. Finalmente cedió, besando las comisuras de su boca antes de deslizar su lengua por su labio inferior. —Piensa en cómo se va a sentir mi boca aquí. —Flexionó sus caderas, su polla deslizándose en sus suaves pliegues—. Quiero hacerte gritar de nuevo. —Él cubrió su respuesta con la boca, su lengua satisfaciendo la suya. La besó hasta que ambos jadearon, tirándola hacia atrás lo suficiente como para mirar esos hermosos ojos verdes. —Ellos me escucharán si grito de nuevo, tal vez deberías darme algo para llenar mi boca. —Miró hacia abajo con intención. —¿Estás pidiendo el sesenta y nueve? —Su centro pulsaba al pensar en su boca en él, pero estaba controlando su deseo, haciendo su camino hacia su cuello. —Sí. —Sus ojos brillaron con su desafío. Ella levantó la parte inferior del cuerpo, con lo que se acercó peligrosamente a su entrada. Un estremecimiento rodó a través de él y apretó los dientes cuando luchó contra el impulso de empujar dentro de ella. —Ten cuidado. —¿Qué pasa si no quiero tener cuidado? —Se movió de nuevo, tomando la punta de su longitud en el interior. Soltó las manos y la agarró por las caderas, deteniendo sus movimientos. —Vas a pagar por eso. —¿Qué vas a hacer conmigo? Ella estaba a punto de averiguarlo.

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7 Traducido por Peke-Pink y Rachelly Corregido por Pagan Moore

Deslizándose hacia abajo rápidamente, él le abrió las piernas. El brillo en sus ojos le decía lo que necesitaba saber. El tiempo de ternura y romance vendría después. Ahora lo que necesitaba era volverla loca. Mientras mantenía su vista en la de ella, él lamió de abajo a arriba la longitud de su hendidura sin dudar, agarrando sus muslos más fuerte cuando intentó hacerse hacia atrás. Moviéndose hacia abajo y metiendo su lengua, la cogió con su boca con tal entusiasmo que no estaba seguro de cuando sería capaz de hablar de nuevo cuando terminara con ella. Ella respondió hermosamente, abriéndose más y sujetando su cabeza con sus manos, empujándolo más fuerte contra ella mientras le follaba su cara. Gimiendo contra su carne, él liberó sus piernas y usó sus manos para abrirla más, levantando la piel que cubría su pequeño centro de placer antes de golpearlo suavemente con su lengua. Aferrándose, succionó su clítoris con fuerza hasta que ella chilló y presionó sus pies contra sus hombros, intentando alejarlo. —Es demasiado, no puedo con eso —resopló, clavando sus uñas en su cráneo. Sonriendo contra su piel, él aplastó su lengua en su endurecido ombligo y aplicó una presión constante mientras se movía lentamente. La cadera de ella se unió al juego nuevamente, moviéndola hacia su cara mientras sonidos como maullidos salían de sus labios. Los sonidos hicieron que la piel de su pene se tensara hasta tal punto de dolor que no resistió presionar su erección en la cama mientras trabajaba en ella. Deslizando un dedo dentro, aceleró sus movimientos por una fracción, creando un ritmo continuo con su boca y mano. Sus jugos llenaron su boca y tragó con un gruñido antes de añadir un dedo más a la mezcla. —Así es Angel, mójame todo, vente en mi boca —ordenó sin aliento antes de curvar sus dedos hacia arriba y cerrar sus labios alrededor de su

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clítoris sensible una vez más. Él estaba completamente follando la cama para ese punto, deslizándose muy cerca del final del control. —¡Mierda! Por favor, no te detengas —gimió mientras su cuerpo se estremecía y sus piernas se cerraron de golpe alrededor de la cabeza de Rich, presionando su vagina dura contra su cara. Calor líquido se deslizó por su mentón mientras su cadera se estremecía, su cuerpo entero se puso por completo tenso mientras sus paredes se contraían alrededor de sus dedos. Lanzando una mirada hacia arriba por su cuerpo se dio cuenta de que estaba mordiendo una almohada en un esfuerzo para mantenerse en silencio, sus ojos estaban cerrados fuertemente. Cuando él la vio, se congeló, deteniendo sus propios movimientos en la cama antes de hacer un gran desastre. Cuando su cuerpo se sintió relajado sacó sus dedos de dentro de ella lentamente, levantándose en la cama y lamiendo sus labios mientras pasaba su mano por su carne con movimientos lentos. —Sabes tan jodidamente bien. La mirada de ella se clavó en su mano. —Eso es lo más caliente que he visto alguna vez. No dejes de hacerlo. Apretando la base de su pene en un esfuerzo por contenerse de disparar sobre ella, agregó su otra mano a la mezcla, esparciendo la humedad que había salido de la punta de su hinchada cabeza. —¿Te gusta observar Ángel? Ella asintió aún con la mirada fija en su mano, deslizando las de ella en sus pechos y apretando ambos pezones. —Si no te quisiera dentro de mí tan desesperadamente te pediría que terminaras para mí. Él aceleró sus movimientos, tomando sus bolas mientras tiraba desde la base hasta la punta. —Si no me hago venir ahora no duraré ni treinta segundo dentro de ti. —Follando su puño, dejó escapar un gemido adolorido antes de decir con dificultad—, no te preocupes, me pondré duro de nuevo. Para su sorpresa ella se movió rápidamente, sentándose sobre sus rodillas antes de reclinarse un poco hacia atrás mientras presionaba sus pechos juntos en invitación, los ojos de él seguían en su eje. Su orgasmo lo goleó duro y tuvo que obligarse a mantener los ojos abiertos mientras disparaba litros de semen en el pecho de Angie, su cuerpo se estremeció con nuevas olas de placer cuando un poco cayó en uno de sus hermosos pezones rosados. —Sí, dios sí —gimió, aún ordeñado su longitud.

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Cuando hubo terminado dejó salir una risa baja ante su expresión mientras ella observaba el desorden que habían hecho. —Contigo es como si tuviera quince de nuevo, no puedo controlarme. Recargándose para besarla suavemente tuvo que preguntarle—: ¿Qué te hizo hacer eso? —¿Dejar que te corrieras en mi pechos? Lo había visto en el porno, me imaginé que valdría la pena probar. —Ella lo besó de nuevo antes de hacerse hacia atrás viendo su boca—, puedo probar mi sabor en ti. —¿Te gusta cómo sabes? Yo sé que a mí sí. —Él se puso de pie, agarrando su camiseta olvidada y limpiando su pecho mientras ella pensaba la respuesta. —Extrañamente, es algo sexy. —Ella soltó una risita—. Eso se sintió más impresionante de lo que había imaginado que sería. Si pudiera jodidamente ronronear lo habría hecho. Él sonrió mientras su pecho se llenaba de orgullo por haber complacido a su mujer. —Estaré haciendo eso tan seguido como me dejes. —Cuidado, vas a crear un monstruo. —Se deslizó de la cama y caminó hacia él—. Vas a convertirme en una maníaca sexual. —Palabras que todo hombre desea oír. —Jalándola para un abrazo, besó la parte superior de su cabeza—. ¿Vas a dejarme verte mientras juegas contigo ahora? Ella pinchó su costado. —Tal vez, pero solo hasta que me cojas apropiadamente. —Nena, no hay nada apropiado en lo que voy a hacerte. —La sintió sacudirse por la risa contra su pecho. —Realmente necesito ir al baño. —Jaló la sabana de la cama y se envolvió en ella—. No voy a arriesgarme esta vez. Ya es extraño que probablemente sepan lo que hemos estado haciendo aquí arriba. — Apresurándose, le disparó una dulce sonrisa antes de irse hacia el pasillo. Cuando regresó él tomó su turno en el baño, riendo ante su visión en el espejo. Ellos definitivamente tenían la acabo-de-joder en su cara. Yendo nuevamente al cuarto la encontró tumbada en las sábanas, dando vueltas a un mechón de cabello en su dedo. Apoyado en el marco de la puerta se limitó a mirar, esperando memorizar todo de ese momento. —Así que, ¿no me prometiste una cogida inapropiada? —Volteó a ver su entrepierna—. No parece que estés listo para el desafío después de todo.

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Él sacudió la cabeza ante su desafío. —Estoy dispuesto. Solo necesito unos cuantos minutos más. —Se deslizó a su lado—. Vamos a tener que lavar estas sábanas. —No hasta que terminemos de dejarlas bastante sucias. —Rodó para quedar de costado, colocando su mano en el pecho de él—. ¿Puedo jugar contigo ahora? Su pene comenzó a endurecerse ante sus palabras. —¿Qué es lo que tienes en mente? —Yo realmente nunca… nunca ha habido nadie con quien quisiera. —Ella se detuvo, pareciendo pensar sus palabras—. Quiero explorarte. —Soy todo tuyo, pero por favor, se amable. —Él se rió, relajándose en las sábanas—. Diviértete conmigo. Sonriendo, arrastró su mano por su pecho y hacia abajo, acariciando su abdomen con su pequeña palma. —Tienes un cuerpo genial —susurró, moviendo su mano hacia arriba tocando su pezón—. ¿Los pezones de los hombres son tan sensibles también? ―Los míos lo son, no puedo hablar por los demás. —Jaló aire fuertemente mientras ella pellizcaba fuerte—. Te dije que estaba a la altura del desafío. Los ojos de Angie voltearon hacia su creciente bulto, descansando en su estómago mientras crecía. Ella se recostó y lamió su pezón izquierdo mientras jugaba con el derecho, sonriendo cuando su pene saltó. Sus fríos dedos se movieron hacia abajo hasta que lo tomó con su mano, dándole unas cuantas jaladas lentas. —Los penes son tan raros. Son tan duros y suaves al mismo tiempo —murmuró, sus ojos se abrieron con sorpresa cuando fluido se escapó de la punta. Usando su pulgar extendió la humedad sobre la cabeza con insoportables lentos movimientos, provocándole un gemido bajo—. Esto es lo que tú usaste antes, es tan resbaladizo. —Su voz estaba llena de asombro mientras lo acariciaba. —Eso se siente increíble. —Él agarró las sábanas en sus puños, intentando resistirse a agarrarla. Este era su tiempo para explorar, ella ciertamente se había entregado a él por completo y ahora él haría lo mismo por ella. Deslizando su mano a sus bolas sensibles debajo, las tocó suavemente y con cuidado. —Nunca había tocado las bolas de un hombre. Parecía haber un montón de cosas que ella nunca había hecho y pensó que no le importaba lo que había hecho o no en su pasado, el hecho de que él fuera el primer hombre que realmente se había tomado el tiempo con ella lo complacía inmensamente.

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Moviendo su mano de regreso a su pene, lo acarició más fuerte, sonriendo cuando más lubricación se extendió por la punta. Ella lo soltó y tomó el líquido en su dedo antes encontrarse con su mirada y deslizar su dedo en su boca. Casi terminó en ese momento, observándola mientras consideraba el sabor. —Esa es una de las cosa más sexys que he visto —dijo repitiendo una variación de las palabras que ella había dicho más temprano mientras lo había visto trabajarse—. ¿Te gusta mi sabor? Ella asintió, lamiendo sus labios antes de bajar su cabeza y correr la punta de su lengua por su humedad. —Nunca pensé que querría hacer esto tanto como lo hago ahora —murmuró, volteando a verlo con la pregunta en sus ojos. Dejando salir un largo suspiro, él agarró la sábana más fuerte. —Soy todo tuyo. Haz lo que quieras. Sus cejas se fruncieron por un momento y sus mejillas se volvieron rojas una vez más. —Puede que no sea buena en esto. —Te diré lo que me gusta. Chúpame —ordenó él mientras perdía el último grado de control que había mantenido tan duramente. Él deseaba, necesitaba, su boca. Ella se movió entre sus muslos y lo tomó entre sus manos. —Promete que me dirás si hago algo mal. —No lo harás —susurró, doliendo entre sus manos—. Lo necesito, por favor. Una mirada de determinación cruzó por sus hermosos rasgos y él casi se ríe de la seria mirada de concentración en su rostro. Mientras ella descendía, él se tensó, todo el humor se fue. Ella pasó su lengua por toda la parte inferior de su longitud, girándola alrededor de la punta antes de lamer su camino de regreso abajo, humedeciendo todo su eje, tomándolo dentro de su boca, succionándolo gentilmente. El cálido y húmedo calor hizo encoger sus dedos, obligándose a usar lo último de su control para permanecer quieto en lugar de forzar toda su longitud dentro de su boca. Trabajándolo con su mano ella ajustó su ángulo, tomándolo dentro hasta que sus labios encontraron su puño, su lengua era suave contra su dureza mientras abría más amplio para acomodar su tamaño. Cuando ella finalmente comenzó a moverse, no pudo continuar pasivo, levanto las caderas para llegar a su boca, liberando las sábanas, apretó sus dedos contra su cabello, guiando sus movimientos.

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Ella gimió a su alrededor y sus bolas se apretaron contra su cuerpo. Jodiendo completamente su boca, el jaló su cabello más fuerte, gimiendo y maldiciendo incoherentemente. Ella lo bombeó más fuerte con su mano, tratando de tomar más de él. Sintió su garganta cerrase, dejó ir su cabello y permaneció quieto, esperando a que ella se recobrara. —Toma solo lo que puedas nena. Estás haciéndome sentir tan jodidamente bien. Sus labios se envolvieron alrededor de su cabeza y lo succionó duro antes de dejarlo ir con un sonoro pop. —Me gusta cuando jalas mi cabello —murmuró ella antes de tomarlo dentro de su boca otra vez, meneando su cabeza con renovado vigor. —Oh sí, así Ángel. —Jalando su cabello la guió de arriba hacia abajo, follando su cara aun siendo cuidadoso de no ahogarla. Sabiendo que no podría seguir por mucho tiempo si ella continuaba, él remarcó su orden—. Detente antes de que me venga. —¿Y si quiero que te vengas? —murmuró ella antes de redoblar sus esfuerzos, tomando sus bolas en una de sus manos mientras que con la otra lo bombeaba expertamente, tomándolo más profundo de lo que había hecho antes. —Necesito follarte. Quiero estar dentro de ti —gimió él mientras la jalaba alejándola de su firme dureza. Poniéndola de espaldas, besó sus hinchados labios mientras se estiraba para alcanzar el cajón de su mesa de noche, tomando un condón. Él se calmó, dándose cuenta que era en este momento donde las cosas habían ido mal antes. No podía fastidiarlo esta vez—. ¿Estás lista para mí? Deslizó sus manos entre sus piernas, ella jadeó—: Sí, yo diría que sí. Tirando su mano, observó sus labios brillantes. Estaba completamente empapada, el interior de sus muslos relucía con su excitación. —Joder bebé, estás más allá de mojada. —Él ansió entrar en su calor, sentirla alrededor de él. —Eso es por haberte chupado Rich, mira en lo que me has convertido. —Incluso Angie sonó sorprendida por esa revelación. El gimió empujándose sobre ella. —Estás hecha para mí. Sabes eso, ¿no es así? —Condón, ahora, he esperado más que suficiente. —Ella abrió más ampliamente sus piernas—. Por favor. Cuando él estuvo listo, frotó su rígida dureza contra su apertura, usando su humedad para lubricarse. Moviéndose para encontrar el ángulo correcto, se empujó en su entrada. —Obsérvame, obsérvanos. —Él hizo un

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gesto para que se sentara arriba, tirando la almohada detrás de ella, se recostó sobre sus codos. Avanzó lento en el interior, se tomó su tiempo, apenas deslizándose antes de retirarse, iría más lejos en su próximo empuje lento. No podía apartar los ojos de sus cuerpos unidos. —Se siente tan bien. —Él adentró con poca resistencia esta vez, solo su suave calor. A pesar de la urgencia de sus cuerpos él lo hizo con calma, para permitir que el cuerpo de ella se ajustara a su invasión. Ella se flexionó a su alrededor, sujetándolo con fuerza, él se resistió, incapaz de contenerse. La tomó con profundas envestidas, su fantasía se hacía realidad, solo que mejor. Usando su pulgar, frotó pequeños círculos en su clítoris, dándole una cadencia rítmica, deleitándose con sus gemidos cada vez que el tocó fondo dentro de su apretado preservativo. Sus ojos empezaron a cerrarse, su boca se abrió tentadoramente. —Quédate conmigo, Ángel, justo aquí conmigo. Abre los ojos. —Él sonrió mientras sus parpados se abrían—. Eso es, mantenlos abiertos. Obsérvame reclamarte. Incrementó la intensidad de sus embestidas y el movimiento de su pulgar, se presionó contra ella manteniendo un ritmo tranquilo. —He soñado con esto —murmuró, jalando todo el camino antes de estrellar sus bolas dentro de ella—. No quiero detenerme nunca. —Moviéndose más rápidamente, disfrutando los sonidos de sus cuerpos mientras se encontraban una y otra vez, observó su rostro, midiendo su nivel de excitación. Cuando ella mordió su labio, se detuvo, deslizándose todo el camino hacia afuera. Él podía sentir el agarre de sus paredes internas, tratando de evitar su retirada. —¿Qué demonios Rich? No te detengas. —Ella dejó salir un marcado gemido, sus labios presionados, pidiendo por más contacto. —Todo está bien. Confía en mi bebé. La espera va a valer la pena, lo prometo. —Él se movió de nuevo, hundiéndose en lo más profundo de ella, más rápido. Ella se movió con él, encontrándolo empuje por empuje, murmurando sus plegarias por más. Otra vez, y luego una vez más, él la llevó al límite del clímax antes de detener sus movimientos. —Lo necesito, te necesito Rich. Por favor. Por favor fóllame. —Su respiración era errática ahora, una delgada capa de sudor cubría todo su cuerpo. Mordiendo sus labios ella le rogó—: hazme venir. Rechinando sus dientes, el bombeó en ella sin descanso, sin detenerse esta vez. Movió una mano a su pecho, pellizcó su pezón mientras presionaba firmemente su clítoris. —Vente en mi pene. Justo ahora Angie, hazlo ahora. Un llanto estrangulado escapó de sus labios mientras ella se estrellaba contra él, su vagina pulsando alrededor de su pene. Él ahogó el sonido con su boca, metiendo su lengua contra la de ella a tiempo con sus movimientos. A medida que las contracciones cesaron se dejó ir, hundiéndose,

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profundamente dentro de ella mientras lo exprimía, gruñendo de placer, explotó, llenando el condón. Le tomó varios minutos para recuperar el aliento, pero finalmente se deslizó fuera de ella y se deshizo del condón en el cesto de basura, tiró de ella más cerca sintiéndose aliviado de tenerla en su cama. —Eso fue perfecto. —La besó sobre su húmedo y sudoroso cabello por el esfuerzo. —Perfecto. —Ella estuvo de acuerdo, deslizando su muslo por encima de su cuerpo—. ¿Podemos dormir ahora? Él se rió entre dientes. —Sí, Ángel, ahora dormiremos.

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8 Traducido por Rachelly & Domy Corregido por Mechita

Rich despertó con Angie enredada sobre él. Se tomó su tiempo observando cada detalle de su cara, su cabello esparcido sobre la almohada, sus labios separados mientras ella inhalaba y exhalaba tranquilamente. A diferencia de la ocasión pasada en la que despertó en pánico después de pasar la noche en el apartamento de alguna chica, estaba completamente calmado. Él la quería justo aquí, junto a él siempre. Su estómago gruño, mientras ella despertaba, sonriendo mientras rozaba un lado de su cara. Sus ojos se abrieron, por un momento pareció desorientada, entonces le regreso la sonrisa y se estiro, cubriendo su boca mientras bostezaba, ―Lo siento, aliento mañanero, ¿es de mañana? ―preguntó mientras acomodaba su cabeza en su pecho. ―Es un poco más de las 9. Creo que he dormido más en dos días, de lo que lo hice en todo el semestre. ―Acariciando la suave curva de su hombro dejo salir el suspiro que estaba conteniendo, ―¿quieres ir a ver lo que podemos encontrar para el desayuno? Recorriendo sus dedos sobre su cabello ella parpadeo mientras sus dedos se encontraban con el desastre ―Realmente necesito una ducha. ―Si prometo mantenerte limpia y no sucia ¿puedo unirme? ―Él nunca tendría suficiente de su cuerpo, su polla se animó con el pensamiento de enjabonarla, pero sabía que ella estaba probablemente un poco adolorida y quería asegurarse que ella supiera que esto era más que sexo. Ella considero su propuesta por un momento antes de estrechar sus ojos hacia él, ―Sin negocios divertidos señor, no puedo bajar las escaleras caminando chistoso. ―Se sentó frotando sus ojos. ―Necesito ir por algunas cosas a mi habitación. Él saltó de la cama y tomó su mierda de su maleta, lanzándose a ella, ―Ok ―Estaba tentado a pedirle que trajera sus cosas a la habitación, pero se lo pensó mejor.

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Caminando al baño, le dio una nalgada mientras ella se apresuraba a pasarlo hacia su habitación. Él vació su vejiga antes de lavarse los dientes, entonces ajusto la temperatura del agua y entró. Ella se unió momentos después e hicieron un trabajo rápido, uno enjabonando al otro y luego tomando turnos en la regadera. Él le dio un poco de privacidad mientras ella corría sus manos sobre sus pantorrillas mojadas y arrugaba su nariz, diciendo que necesitaba afeitarse. Él se vistió rápido en su habitación, revisando su teléfono por mensajes. Su madre le había enviado un mensaje, preguntando si todo estaba bien. Escribió una respuesta rápida para ella, aun sorprendido, porque la mujer estaba texteando. Angie entró en la habitación completamente vestida, su cabello aun mojado. El la prefería desnuda, pero ella lucía adorable, su piel aun rosada por el calor de la ducha. ―Estoy hambrienta, necesito comida. ―Murmuró, parándose cerca de él―. Creo que voy a ver si Tracy quiere ejercitarse conmigo hoy. Ella mencionó que está tratando de mantener su rutina. ―¿Te ejercitas? ―envolvió sus brazos alrededor de ella, inhalando su esencia. Ella golpeó su espalda ―Por supuesto ¿Con la forma que como? Si no hiciera ejercicio, pesaría 150 kilos. Él se rio ―Pensé que eras una de esas suertudas chicas que tienen un metabolismo rápido. Ella dejo salir un pequeño gruñido ―Odio a esas chicas, no es justo. Hicieron su camino por las escaleras hacia abajo, sorprendidos de encontrar a todos, reunidos en la cocina. Pete revolvía los huevos y el tocino del refrigerador y le dio una sonrisa rápida a Rick. ― Buenos días. ―¿Ya terminaron, tan pronto? Demonios, aposte 10 dólares a que no los veríamos al menos en otros dos días. ―Tracy reía ―. La primera vez que Pete y yo nos enredamos, no dejamos mi departamento por una semana. Angie se sonrojó, pero no pareció molestarse por el comentario. ―¿Necesitan ayuda? ―ella presionó su mano antes de dejarlo ir para dirigirse directamente a la cafetera. ―Lo tengo, gracias. ―Pete se giró hacia Rich ―¿Mamá te envió un mensaje? Asintió, ―Sip, un poco loco ¿no? La mujer odia la tecnología. Angie se sentó junto a Tracy frente a la pequeña mesa de la cocina, ―¿Quieres enseñarme tu rutina hoy?

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Tracy gritó ―Si, trataré de hacerla divertida. De hecho odio ejercitarme, por eso es que me esforcé por la posición de instructor de aeróbicos cuando estuvo abierta en el gimnasio, me pagan por hacer algo que de cualquier manera tengo que hacer. Vamos a necesitarlo de igual manera, porque parece que Pete está tratando de provocarnos un paro cardiaco. ―Ella señaló hacia los cuatro paquetes de tocino instalados en el mostrador. ―Un paquete es para mí, todos ustedes pueden pelear por el resto. Te lo dije Tracy, estoy tomando una semana libre de la dieta que preparaste para mí. Planeo atiborrarme. ―Pete sobaba su estómago mientras hablaba―. Entonces, está un poco caluroso hoy ¿Quieres intentarlo con los jet skis? ―Demonios sí. ―Rich acepto la taza de café que Angie le ofrecía, murmurando un gracias. ―Hey, desde que ustedes ayudaron con la limpieza y las cosas de la computadora, ¿Por qué no las usan primero? ―Él ofreció para Trevor y Charlie. Había estado pensando una manera de mostrar su agradecimiento por lo que hicieron. Él ciertamente no había querido lidiar con la conexión del router. ―Genial, yo quiero la roja. ―Charlie se animó, tomando el resto de su Red Bull. Trevor asintió hacia Rich y guiñó―. Suena bien para mí, gracias hombre. ―Pete resultó ser bastante útil en la estufa, comiendo mientras cocinaba y aun así llenando un plato, después de servirles a todos. Como prometió, devoró por lo menos cuarenta piezas de tocino. Mostrando a Tracy cada mordida. ―Los huevos estaban infernalmente deliciosos, ¿Cómo lograste hacerlos tan suaves? ―Murmuró Rich con la boca llena. ―Jódeme si lo sé, solo agregué un poco de crema y batí el infierno de ellos. Tomando su jugo de naranja, giró su cabeza hacia Tracy. ―¿Quieres venir con nosotros? ―Los encontraremos después. ―Ella terminó con sus huevos y el fiambre, limpiando su plato en el fregadero―, Rich tiene razón, esos huevos estuvieron realmente buenos. Pete tomó un poco de tocino del sartén y los zarandeo en su cara, ―¿estás segura que no quieres un poco? Está muy bueno. Te encantaría. Dejando salir un pequeño gruñido ella retrocedió ―Mantenlo alejado de mí. Me está dando un infarto solo de mirarlo.

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Angie arrancó el tocino de sus dedos ―Lo tomo ―lo empujó en su boca y gimió―. Eres una mujer mucho más fuerte que yo Tracy. ―Vamos te ayudaré a quemar esas calorías. ―Tracy tomó la mano de Angie, jalándola a la habitación frontal, ―¿Moverías el sofá por favor? Después de ayudar a Pete a mover el sofá, le dio un rápido beso a Angie, levantando sus cejas cuestionando. No quería que ella se sintiera abandonada, sobre todo después de la noche pasada. Ella le dio una rápida inclinación de cabeza, asegurándole que estaba bien. Él la besó de nuevo, ―Llámame si necesitas algo. ―Él corrió escaleras arriba y se puso un traje de baño antes de salir. Después de conseguir las motos de agua para el agua Charlie y Trevor se familiarizaron un poco antes de acelerar, quejándose de que el agua estaba todavía congelada. Rich se dejó caer en el sillón junto a Pete. ―Es genial que les dejara ir primero, ¿verdad? Él asintió, —Si fue genial de tu parte. —¿Entonces qué has estado haciendo? Hace demasiado maldito tiempo que no pasamos el rato juntos —Rich se sacó sus zapatos, para encontrar una posición cómoda. Pete soltó una risilla, encogiéndose de hombros. —No hemos pasado el tiempo desde que éramos niños. Sólo yendo a la escuela, trabajando como locos. ¿Qué pasa contigo? —Lo mismo hombre, he estado trabajando en el taller mecánico. Es muy bueno, la paga no es mucha ya que no soy operador, pero me da dinero extra sin tener que pedirles a mamá y papá —Él había estado tirando algunas canastas de baloncesto en el gimnasio con un grupo de chicos durante unas semanas, cuando Troy le preguntó si quería un trabajo. Ni siquiera tuvo que llenar la solicitud. —Suena bien, a veces me siento mal por tomar su dinero, pero entonces digo a la mierda. Me lo merezco. Rich alzó las cejas, sorprendido por el cambio de tono de su hermano. —No digo que no, pero ¿Qué quieres decir? Pete dejó escapar un pequeño resoplido, —Ellos nunca hicieron una mierda por nosotros cuando éramos niños. Incluso si estábamos ahí, mamá sólo se sentaba para leer y papá metiéndose en el garaje, actuando como si estuviera arreglando su bote. El anciano probablemente sólo se estaba masturbando. Rich no se había dado cuenta que la conducta distinta de sus padres afectó tanto a Pete. Sí estaba siendo honesto consigo mismo, también le

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llegó a él. —¿Sin embargo ahora lo están tratando, no? ¿Papá te está dejando escoger tu especialidad sin darte demasiada mierda, no? —Mamá está tratando. Papá está tratando con ella, supongo —se pasó una mano por su sedoso cabello rubio —Él no me deja hacer nada. Le dije lo que iba hacer y si él no lo soportaba encontraría mi camino. Lo digo en serio. Rich se quedó en silencio por un rato, observando de cerca a Pete. — Estoy seguro que lo harías. Es bueno que defiendas lo que quieras. Estoy orgulloso de ti. Sus penetrantes ojos azules encontraron a los suyos. —¿Te das cuenta que es la primera vez que dices eso? No tardó mucho en saber que su hermano estaba en lo cierto. ―Lo siento por eso. ―¿Lo haces? No me malinterpretes, me alegro de que estemos recibiendo esta oportunidad de pasar el rato. Pero tú siempre fuiste una mierda conmigo, sólo porque no me entendías. Rich se inclinó hacia delante ―No digas siempre. Cuando éramos niños éramos cercanos. ―Apretó los puños―. Tienes razón, sin embargo, yo no te entendía. Tú eras tan tranquilo, y en cierto modo me sentía como si me mirabas hacia abajo. Siempre has sido tan jodidamente inteligente. ―¿Te gusta mucho Angie? ―Pete rompió su mirada mientras se levantaba, recogiendo una roca y lanzándola en el lago. ―Sí, más de lo que me ha gustado nunca ninguna chica antes. Era cierto. No había ninguna razón para pretender lo contrario. ―Puedo decir eso. ¿Quieres saber cómo? ―Él no esperó una respuesta ―No has gastado saliva o hecho chistes sobre ella, no has hablado de lo que ustedes estaban haciendo en ese cuarto ayer todo el día y toda la noche, y en realidad te ruborizaste cuando viste que sabíamos que habías estado haciendo con ella en la habitación del frente. Rich suspiró, ―¿Era realmente tan malo con las otras chicas? ―Sí, lo eras. Fue muy difícil de ver. La forma en que simplemente seguías tu camino después, me hizo odiar a las mujeres por un tiempo. Pete se sentó de nuevo. ―Ahora lo entiendo. Quiero decir, si yo hubiera tenido chicas lanzándose a mí a lo largo de la escuela, probablemente habría sido un culo pomposo, pero yo sólo estoy experimentando ahora las cosas que hiciste cuando tenías sólo quince años. ―Tú ciertamente lo estás manejando mucho mejor que yo. ¿No crees que era extraño para mí también? Yo no lo entendía entonces, y no lo

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entiendo ahora. El hecho de que Angie aún me está dando la hora del día es un milagro. ―Mientras decía las palabras, sabía que eran ciertas. Yo era el hijo de puta más afortunado en la tierra. ―¿Te has preguntado alguna vez por qué ibas a través de las mujeres como yo fui a través de los calcetines? Rich palideció, no estaba seguro de cómo responder a esa pregunta. ―Estabas buscando atención femenina. Mamá nunca nos abrazó, nunca. Ni siquiera después de que casi me muero aquí mismo en este lago. Ella golpeó la parte superior de mi mano y me dijo que debía tener más cuidado. Pete, obviamente, le había dado a esto una gran cantidad de pensamiento. ―Estás realmente molesto con ella ¿no es así? ―A veces, no sé. Tracy me ayudó mucho. Incluso fue difícil. Yo sólo había estado con un par de chicas antes que ella. No tenía idea de cómo actuar en torno a una mujer. Nunca había visto a papá hacer nada especial para mamá. Tuve que leer libros sobre relaciones de mierda por amor de Dios. ―Él finalmente se echó a reír, de nuevo de pie. ―Mira, lo siento por descargar en ti todo esto, pero realmente no hemos hablado en años. ―No puedo recuperar nada de lo que hice, o lo que no hice, pero podemos tratar de hacer lo mejor de este viaje. Me gustaría pasar más tiempo contigo. Tal vez juntarnos para vacaciones o algo así. ―Rich se sentía como una mierda total, pero había aprendido en este corto período de tiempo con Angie que si algo realmente importaba, valía la pena perseguir. Pete dio una rápida inclinación de cabeza hacia el agua. ―Suena bien para mí. Parece como si estuvieran llegando, ¿listo para una carrera? ―Listo Las próximas cuatro semanas los días de Rich se llenaron de salir con su hermano, y a veces con Angie cuando ella no estaba con Tracy o leyendo en el porche. Las chicas habían hecho las visitas de compras semanales, siempre de buen humor cuando regresaban. Sus noches eran con su chica, descubriendo cada centímetro de su cuerpo y tratando de entrar en su mente complicada. No podía ver el futuro, pero estaba bastante seguro que no podía conseguir de la vida nada mejor que esto. Después de que Pete había sacado un poco de su resentimiento de su pecho, se habían llevado mejor de lo que podría haber alguna vez imaginado. Ellos todavía no tienen un montón de cosas en común, pero

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ambos disfrutaron de ir en caminatas, andar en el infierno de sus motos de agua, y la pesca, al menos, un par de veces a la semana. Había visto a Angie relajarse más y más cada día y ella le aseguró todas las noches que realmente le gustaba la novia de su hermano. Ella no habló demasiado de eso, pero le explicó que nunca tuvo amigas y era un agradable cambio. Resulta que les gustaban algunos de los mismos programas de televisión y tuvieron varias sesiones de maratón de televisión, mientras que él y los demás estaban disfrutando el verano. El domingo antes de que tuvieran que regresar a la escuela se despertó solo, con curiosidad por saber dónde estaba Angie. Ella casi siempre dormía más tarde que él. Después de vestirse rápidamente se dirigió abajo, a la cocina. Lo que encontró hizo que su pene se endurezca al instante y dejó escapar una exclamación de sorpresa. Angie estaba en un delantal y nada más, la guinda de un gran pastel de chocolate. Ella saltó cuando escuchó el sonido, girando rápidamente. ―¡No! No se supone que tengas que estar despierto todavía. Ella tenía chocolate en su rostro, y su expresión enojada. Fue en ese momento que se dio cuenta de que estaba enamorado de ella. Mierda, él estaba enamorado de Angie. Ella señaló el cuchillo hacia él, ―le dije a Pete que debería haber drogado tu culo. Irás a la habitación, no viste nada de esto, ¿entendido? ―¿Dónde está tu ropa? ―Él susurró, todavía conmocionado. Ella sacudió el cuchillo, ―Te lo explicaré más tarde. No te preocupes, todo el mundo se ha ido. ¡Ve! ―Tropezando en la habitación del frente se dejó caer en el sofá, preguntándose cuándo se había convertido en una presa fácil. Colocó su cabeza entre las manos, dejó escapar un gemido bajo. Su pene estaba todavía duro, pero él ni siquiera podía concentrarse en eso. Su mente aún estaba conmocionada cuando intentaba comprender lo que significaban sus sentimientos. Esta vez con ella había sido mejor de lo que había imaginado alguna vez, pero ninguno de los dos había abordado el tema de lo que sucedería una vez que dejaran este lugar. Había pensado cientos de veces, pero el hecho era que le asustó lo que ella dijo, sobre todo después de su conversación en el camino hacia aquí. Al darse cuenta de que estaba empezando a hiperventilar se centró en una grieta en el suelo, tratando de mantener la calma. ¿Pete tenía razón? ¿Sus padres lo jodieron hasta el punto en que no podía tener una relación normal? Claro, él había hablado con su madre varias veces desde que habían estado, asegurándose de que ella supiera que estaban todos pasando un buen rato, estaban a salvo. Incluso había hablado con su padre, quien al igual que su madre parecía mucho más alegre de lo que

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recordaba. Lo que no entendía era por qué se tardó casi veinte años de matrimonio para que ellos llegaran a este lugar feliz. ¿Estaba condenando a Angie a la misma suerte si él le decía lo mucho que se preocupaba por ella? Él sabía que su amor no debería ser una sorpresa. Sabía que había empezado a enamorarse de ella, la deseaba, pero él siempre había figurado que el amor sería algo que crecía con el tiempo, mucho más tiempo que las semanas que habían tenido juntos. Saltó cuando sintió una mano en su espalda, girando alrededor para ver a Angie observándolo. Su rostro estaba limpio y sus ojos buscaron su rostro mientras ella frunció el ceño. ―¿Estás bien bebé? ―Ella murmuró mientras caminaba alrededor de él y se sentaba cerca de su lado. Era la primera vez que había usado el término, y su corazón se contrajo al escucharlo de su boca. ―Sí, estoy bien. ¿Quieres decirme qué está pasando? Ella le dio una pequeña sonrisa antes de inclinarse hacia él, ―yo quería darte las gracias. ―¿Qué tienes que agradecerme? Su boca se abrió, ―¿Hablas en serio? ―Sí, ¿qué hice? ―Bueno, para empezar, por invitarme contigo. ―Ella lo empujó hacia atrás en el sofá, ―Entonces, tú me mostraste cosas que sólo pensaba que existía en los libros tontos que he leído. ―Deslizándose en su regazo, ella llegó por detrás y desató el delantal, dejándolo caer. ―Tengo amigos. Tengo un chico caliente en mi cama todas las noches. Rich, tengo más de lo que nunca he tenido antes. Se tragó el nudo en su garganta, sus ojos a la deriva en sus pechos, justo en la cara. ―Yo soy el afortunado. ¿Tú lo sabes? Yo debería agradecerte. Ella se echó a reír en voz baja, ―Tú puedes agradecerme más adelante. Es mi turno. ―Besando la mandíbula, luego trabajando su camino hasta su oído le susurró, ―Eres tan dulce para mí. Ahora voy a ser dulce para ti. Ella se acercó a él, presionando sus pechos a la derecha en su cara antes de inclinarse hacia atrás con una sonrisa tímida. Produciendo una mezcla en el recipiente para pasteles que ella debió haber puesto sobre la mesa detrás de él, sumergió su dedo en el interior, recogiendo una gran

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cantidad y frotando la dulce crema primero sobre su pezón derecho, luego en el izquierdo. Chupando el chocolate restante de su dedo mientras lo miraba a los ojos, se levantó hacia arriba con sus pechos sobre su boca. ―Lámeme. ―Ella ordenó, agarrando sus hombros. Sus ojos se pusieron en tono de mando. Ella no tenía que decirle dos veces. Esto sabía cómo hacerlo. Empujando su miedo a un lado volviendo en ella hasta que estaba limpio, presionando su polla contra ella a través de sus pantalones vaqueros, encantados con sus pequeños jadeos cuando el material bruto raspaba contra su piel sensible. Ella se deslizó de su regazo, trabajando su botón y cremallera con habilidad practicada, haciendo un gesto para que se levante y para que pudiera tirar de ellos. Metió la mano en el delantal sacando un pequeño paquete de aluminio y lo abrió con cuidado. Él alzó las cejas, preguntándose qué estaba haciendo mientras apretaba los contenidos sobre su pecho, frotando entre sus pechos mientras ella lo miraba, ―Vas a estar aquí ―vaciando el líquido restante en su palma y lo agarró, ella le acarició con fuerza, ―justo entre mis tetas. Sintió el calor que se extendió hasta la punta de su polla y se quedó sin aliento cuando se dio cuenta de que era el lubricante que estaba causando el exceso de calor, ―¿Qué es eso? ―Es una cosa que Tracy y yo encontramos la última vez que fuimos de compras. ¿Está tu polla calentándose? ―Ella le sonrió, expectante. ―¿Dónde diablos lo fuiste a comprar? ―Él jadeó cuando ella tomó la otra mano y se pasó la palma de la mano sobre la cabeza de su pene mientras acariciaba la base. ―Estábamos matando el tiempo y decidimos ir a un sex shop, había algunas cosas bastantes locas en ese lugar. Este material es con sabor a plátano. ―Ella bajó la cabeza, lamiendo su punta ―Tenían pinzas para los pezones. Tuve la tentación, pero daba bastante miedo. Su polla palpitaba en sus manos, su cerebro llenado con imágenes atándola a la cama a su merced, ―Joder, tendremos que conseguir algunos de esos. ―A pesar de haber pasado innumerables noches explorándose entre sí todavía había mucho que nunca había tocado. Ella lanzó su longitud, inclinándose hacia adelante y presionando sus pechos juntos alrededor de su eje. Subiendo y bajando a sí misma lentamente, lo miró a la cara: ―Yo nunca he hecho esto antes. ―Eso se siente y se ve increíble. ―Él gimió, levantando sus caderas y empujando contra ella.

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Empujando sus pechos con más fuerza, ella comenzó a trabajar con pericia, viendo como su polla se asomaba en la parte superior, y como se deslizaba entre los firmes globos. A medida que se deslizaba hacia abajo de nuevo, ella movió la lengua por la punta, haciendo una pausa para mojarlo antes acelerar sus movimientos. Parecía que averiguara un ritmo, tomándolo en su boca y dejándolo en libertad con cada movimiento. El tiempo se ralentizó, su mente se centró sólo en el segundo siguiente, sabiendo que el calor que rodeaba le conseguiría estar más caliente cada vez que ella se deslizaba hacia abajo y envolvía todo lo que pudo en su boca. Nada más existía él cuando anticipaba cada movimiento. Liberando sus pechos, ella se apoderó de su base y envolvió sus labios alrededor de él, teniéndolo más profundo de lo que nunca lo tuvo antes. Podía oír su respiración por la nariz de manera constante mientras lo trabajó con su boca con movimientos rápidos. Cada vez que ella subió hasta él fue más allá en su garganta, y él contuvo la respiración mientras esperaba para ver hasta dónde pensaba ir. Sin atreverse a mover, echó la cabeza hacia atrás y se deleitó con la sensación del calor húmedo que lo rodeaba. Ella lo soltó con un chasquido fuerte, ―Levántate. Mientras seguía su orden se preguntó lo que ella tenía en mente ahora, ―¿Qué quieres bebé? Esa mirada de determinación en su rostro estaba de nuevo cuando pasó las manos por sus muslos, ―Folla mi boca. Él casi lo perdió cuando escuchó las palabras saliendo de sus labios, apretando los dientes y apretando cada músculo de su cuerpo mientras tomaba un largo momento para hacerse con el control. ―¿Estás segura? Ella asintió con la cabeza, mirándolo desde su posición en el suelo, ―No seas amable. Quiero que te vengas. El aliento abandonó sus pulmones y él dio un paso adelante, enhebrando sus dedos en el pelo. Sus ojos nunca dejaron los de ella se deslizó en el interior de la boca esperando, dejando que ella lo humedezca con la lengua. ―Puedes parar en cualquier momento. ―Por más que él quería, lo necesitaba, no quería hacer nunca nada para lastimarla. Ella dejó escapar un gemido a su alrededor, las vibraciones que causaban los dedos al apretar en su pelo. Comenzó lentamente, deslizándose aún más cada vez que empujó sus caderas hacia delante. Tirando suavemente su cuero cabelludo se deslizó hasta el fondo de su boca, su polla entraba en su garganta. Él la mantuvo allí, absorbiendo la sensación, calibrando su reacción.

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Cuando ella no se apartó de él se echó hacia atrás, surgiendo hacia delante de nuevo con más fuerza esta vez. Él sintió que su garganta trabajaba mientras luchaba con el reflejo automático de las náuseas. Sus manos se apoderaron de la parte posterior de sus muslos, tirando de él hacia adelante, haciéndole saber que estaba bien. Dejando ir, él cogió su rostro, sosteniendo su cabeza en su lugar mientras se bombeaba en la boca con abandono, jadeando cuando sus bolas apretadas y la piel de su pene se tensaron aún más. Él nunca quiso que terminara, pero no había control de la liberación que comenzó con un estremecimiento a través de todo su cuerpo. ―Me vengo, no puedo parar. Gimiendo de nuevo, ella le clavó las uñas en la piel sensible de sus muslos, presionando su lengua en los bajos de su polla mientras se descargaba, la sensación que le causó soltó una sarta de maldiciones incoherentes y gemidos mientras se despojó de sí mismo en su lengua. Podía sentir su boca que trabaja a su alrededor mientras tragaba, provocando una nueva ola de placer. Cuando él se retiró, se limpió la boca, jadeando en busca de aliento. Ella le lanzó una sonrisa tímida y él se inclinó y la besó profundamente. Ella sopló en su boca, la sonrisa en los labios. Volviendo a caer en el sofá, cerró los ojos, ―No hay palabras. ―Él murmuró, todavía se estaba recuperando―. Trae ese coño hasta aquí bebé, monta mi cara. ―No, no me levanté a las siete de la mañana para hornear un pastel para nada. Se puso de pie, agarrando el delantal. ―Esto fue todo acerca de ti en esta ocasión. Yo voy a ir a lavar estas cosas afuera. ―Ella hizo un gesto a su pecho―, quiero un enorme pedazo de ese pastel listo para mí cuando regrese. Él se echó a reír mientras se apresuraba hacia fuera de la habitación. Él estaba definitivamente enamorado de esa chica.

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9 Traducido por Clarysainz Corregido por Getzee

Después de limpiarse en el lavabo se vistió y cortó dos rebanadas grandes de pastel, las puso en platos y los colocó sobre la mesa antes de servir dos tazas de café. El miedo al entender sus sentimientos hacia ella se había desvanecido y ahora en lo único que podía pensar era en cómo iba a decirle. Sabía que eran jóvenes y que aún había que discutir en detalle lo de su problema con el compromiso, pero no había manera de que pudiera dejar este extremo viaje sin expresar lo mucho que significaba para él. La observó mientras entraba en la cocina, llevaba un vestido de verano de color melocotón, el pelo recogido en la parte superior de su cabeza. —Así que ¿a dónde se fueron todos? —Quién sabe. Sólo les dije que nos dieran un poco de tiempo esta mañana. Probablemente volverán pronto. —Ella se dejó caer en su silla, agarrando el tenedor y clavándolo en el pastel. Aparte de sus pequeños suspiros y gemidos de placer comieron en silencio. No pudo evitar imaginarse cómo sería estar con ella así, siempre. —Esta es una de las pocas partes buenas de ser un adulto. — Señaló con el tenedor el pastel—. Podemos comer lo que queramos para el desayuno. —Le lanzó una sonrisa antes de tomar otro bocado. Él asintió, terminando su café. Su cuerpo se tensó cuando las palabras se formaron en su lengua, extendió la mano y acarició el dorso de sus dedos contra su mejilla, sabiendo que sentirla podría calmarlo. —Hemos tenido un montón de diversión aquí ¿verdad? ¿Te alegra haber venido? —Claro que sí, esto ha sido increíble. Te agradecería de nuevo, pero creo que mostré lo agradecida que estaba hace un rato. — Se sonrojó—. Realmente me gustó, por cierto.

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Manteniendo sus hormonas en ebullición bajo control la miró fijamente —Quiero que esto continúe cuando volvamos. Sus ojos volaron a su cara, su lengua serpenteando a lamer un poco de chocolate fuera de su labio — ¿Cómo amigos de sexo? Él frunció el ceño —No, así. No quiero que seamos amigos con beneficios. Quiero que estemos como estamos ahora, juntos. Ella dejó su tenedor sobre la mesa, tomando su plato y luego el de él, —¿Terminaste? —se apresuró al fregadero para enjuagar los platos. —Angie, no te cierres a mí ahora. ¿Qué piensas acerca de lo que acabo de decir? —Podía sentir la tensión en el aire, era casi sofocante. —No sé qué decir Rich. Esto ha sido muy divertido, jugar a la casita. ¿Pero eso es lo que ha sido sabes? Sólo estamos jugando. Se puso de pie, haciendo su camino hacia ella y cerrando el agua. — Es más que eso y lo sabes. Se dio la vuelta —No puedo hacer esto ahora. La ira se encendió dentro de él y la agarró del brazo para impedir que huyera —No quieres hablar de esto porque es demasiado real ¿no? Esto ya no es sólo un juego sexual. Es íntimo. —No había nada más que la verdad en sus palabras, él lo sabía y ella lo sabía, incluso si era demasiado terca para admitirlo. —No me llevo bien con la intimidad. —Su tono era cortante y tiró su brazo librándolo de su agarre. —¿Lo que hemos hecho? ¿Despertar juntos, salir juntos sin hacer nada? Eso es íntimo y lo has hecho muy bien. ¿Era porque sabías que iba a terminar? Sólo tienes que hablar conmigo. Voy a escuchar todo lo que tengas que decir. —Mira, no sé qué es el amor, no sé cómo ser más que una aventura de verano de alguien. No voy a correr el riesgo de arruinar lo que tenemos por joder mi desordenado equipaje emocional. Esto era, tenía que decirle. —Angie, me preocupo por ti más de lo que nunca me he preocupado por nadie antes. Estoy listo para esto. Ella abrió la boca para responder, dando un respingo cuando la puerta se abrió de golpe. Charlie dobló la esquina, obviamente, presa del pánico, Trevor detrás de él. —Es Tracy. —¿Qué pasa con ella? —Rich no tenía tiempo para esto ahora. Cualquiera que fuera el drama, tendría que esperar.

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—Estábamos en el puente y saltó al agua, pero cuando salió algo estaba mal, no podía mantenerse a flote y comenzó a hundirse. ¡No está respirando! —¡Ella no está jodidamente respirando! —repitió Trevor. Estaba sin aliento y blanco como una hoja. —¿Dónde está? —Angie siseó, ya en dirección a la puerta principal. —Pete la tiene, nos adelantamos por el coche. —Charlie descolgó las llaves del gancho—. Podemos llegar al hospital más rápido de lo que tomaría llamar una ambulancia ¿verdad? —Charlie, llama al 911 ahora mismo. —El tono de Angie estaba en calma —. ¿En qué dirección es que vienen? Sacó su teléfono, le temblaban las manos. —Vienen desde el oeste. Angie se fue y Rich la siguió rápidamente por detrás. En cuestión de minutos vieron a Pete, Tracy cubierta sobre sus brazos completamente flácida. La mirada en el rostro de su hermano envió un escalofrío por su columna vertebral y sus entrañas se tensaron de miedo. —¿Cuánto tiempo ha sido así Pete, cuántos minutos? —Angie hizo un gesto a la tierra, —Bájala, ahora. —Tal vez cuatro o cinco minutos no sé, corrí tan rápido como pude. Creo que su pierna está rota. Cuando salté a ella ya estaba inconsciente. — La voz de Pete negó mientras acostaba a Tracy sobre la hierba—. ¿Qué estás haciendo? Angie se puso de rodillas al lado de Tracy, levantando la cabeza de la chica antes de inclinar la barbilla —Sé RCP. —Puso su boca contra los labios azules, forzando el aire a los pulmones de Tracy. Después de un largo minuto empezó a presionar su pecho, contando en voz baja para sí misma antes de empujarse sobre el cuerpo inerte de Tracy, una vez más. Pete estaba temblando de pánico —¿Alguien llamó al 911? —Sí, Charlie está en ello. Estoy seguro de que están en camino —Rich intentó tranquilizar a su hermano, colocando su mano sobre el hombro de Pete—. Angie obviamente sabe lo que está haciendo. Trata de calmarte hombre. —¡No puedo! No puedo Rich. Dios mío. Deberíamos haber comprobado el nivel de agua antes de que consideráramos saltar de ese maldito puente. —Eso no importa ahora, mírame. —Rich agarró el hombro de Pete, girándolo hacia él—. Ella estará bien y si no, vamos a lidiar con eso. Lo haremos juntos, ¿de acuerdo?

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La mirada azul frenética de Pete se encontró con la de él —¿Fue así conmigo? ¿Me veía así cuando me encontraste? —Fue el día más espantoso de mi vida, hermano. Te pusiste bien, y ella estará bien. Rich mantuvo su voz tranquila, mirando por el rabillo del ojo como Angie seguía administrando RCP. Se sentía completamente inútil. Angie estaba sudando, se concentró en la tarea en cuestión, contando mientras bombeó el pecho de Tracy con más fuerza. Encontró su mirada, sus ojos expresando su preocupación —Voy a seguir así hasta que lleguen. Minutos parecieron horas mientras Angie siguió forzando el aire a los pulmones de Tracy. Pete se deslizó al suelo, arrastrándose hacia su cuerpo inerte y tomándola de la mano. —Eres más fuerte que esto. Necesitas respirar. El cuerpo de Tracy se sacudió, y tosió, agua siendo arrojada de sus labios. Angie estaba en ello, rodándola para que pudiera vaciar el agua de su boca. —Eso es todo, sácalo. Saca todo. —Angie frotó su brazo—. Mantente tosiendo. Sé que duele, pero tienes que hacerlo. Vamos, déjalo salir. Mientras el cuerpo de Tracy se estremecía, vomitó una gran cantidad de agua, respirando con dificultad. Cuando por fin pudo respirar se puso a llorar, agarrando a Pete con una mano mientras agarraba su estómago con la otra. —Mi pierna, creo que está rota. Me duele —dijo con voz áspera. —Ya vienen cariño. Te arreglaremos. Sólo sigue respirando para mí. El cuerpo de Pete se destensó mientras dejaba escapar un suspiro, quitándole el pelo de la cara. —Me has dado un susto de muerte. Angie se puso de pie, secándose la frente y alisando las palmas en su vestido —Me parece oír las sirenas. Incapaz de resistirse, Rich la atrajo a sus brazos, —Lo hiciste muy bien. Estoy tan orgulloso de ti. Gracias. —Me alegro de que mi padre me obligó a tomar esas malditas clases cada verano— dijo temblando contra él—. No estaba segura de si iba a funcionar. —Susurró. —Funcionó. —La abrazó con más fuerza, frotando su espalda. La ambulancia llegó finalmente, y dio un paso atrás para dar a la tripulación un poco de espacio para trabajar. Después de poner a Tracy en una camilla, la cargaron en la parte trasera del vehículo, Pete subiendo con ella.

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—Qué mañana ¿verdad? —Angie se rio, su cuerpo temblando contra su pecho. Su risa se convirtió en sollozos y se aferró a sus lados con las manos —. No pensé que iba a funcionar. —Estabas tan tranquila. ¿Alguna vez has pensado en ser paramédico? —Le acarició el pelo, tratando de calmarla y ofrecer una distracción. Ella negó con la cabeza, — No sé si podría pasar por eso una y otra vez. —Ella es tu amiga, y aun así lo manejaste muy bien. Estoy seguro de que podrías hacer lo mismo con extraños —Mientras la calmaba comenzó a caminar de regreso a la casa —. Podemos hablar de todas las otras cosas más tarde ¿de acuerdo? —Gracias. No puedo… hay tanto que necesitas saber, pero no puedo hacerlo bien ahora. Esperaría. Esperaría por siempre por ella. Más de cuatro horas después finalmente recibieron una llamada de Pete. Tracy iba a estar bien, pero su pierna estaba de hecho rota. Ella aterrizó en una zona poco profunda y se hizo añicos su peroné. Rich ni siquiera estaba seguro de qué hueso era, pero la palabra destrozada envió un escalofrío por su columna vertebral. Todos habían estado sentados en el salón en relativo silencio, esperando. Cuando Rich ofreció la noticia, tanto Trevor como Charlie se relajaron contra el sofá, obviamente aliviados. Angie le dio una leve inclinación de cabeza y se puso de pie, escapando a su habitación. A pesar de que quería ir tras ella, la dejó irse. Ella había pasado por muchas cosas y todavía necesitaban resolver otras tantas. Hizo una llamada a su madre, dándole un rápido resumen de lo que había sucedido. Ella le hizo prometer que la mantendría actualizada y le aseguró que llamaría a Pete tan pronto como colgara. Se arrojó al sillón y cerró los ojos. Sus sueños eran caóticos, saltando desde el presente hasta ese horrible día en que había encontrado a Pete flotando en el lago, cerca del muelle. Se despertó varias veces, notando que Charlie y Trevor habían desaparecido. A pesar de que fue tentado para ir a su habitación, no quería acostarse en la cama que compartió con Angie. No quería olerla en sus sábanas. Cuando sus ojos se abrieron para encontrar tenue luz que entraba por las ventanas Se estiró, congelándose cuando se dio cuenta que Angie estaba allí, sentada en el sofá observándolo. —Oye, ¿cómo estás? —Estoy bien, gracias. ¿Cómo estás? —Ella cruzó y descruzó las piernas — ¿Por qué no te vas a tu habitación?

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—No es importante. Ven aquí. —Extendió la mano, muriendo por sostenerla en sus brazos. Ella negó con la cabeza —No. Tenemos que hablar. No puedo distraerme. Él se agarró a los brazos de la silla. —Está bien. —Así que, ¿te has preguntado alguna vez por qué no me iba a casa por las vacaciones? ¿Por qué nunca hablé de amigos en casa? —Hizo girar su cabello alrededor de su dedo—. ¿Qué hay de sobre el que nunca he mencionado a mis padres, nunca? Él frunció el ceño, dándose cuenta de que nunca había pensado mucho en ello. —Lo siento, nunca pregunté. No estoy seguro de lo que pensé. ¿Entonces dime? —Mi padre era un idiota total, pero eso es de esperar ¿sabes? Quiero decir en realidad nadie nunca dice que su papá es impresionante. La mayoría de los papás de mis amigos ni siquiera estaban alrededor. Y antes de saltar a conclusiones, no tengo problemas de papá. En realidad no. — Ella dejó escapar un largo suspiro—. Engañó a mi mamá, mucho. Digo, como cada semana por años estuvo con alguien más y no solo un alguien, varias mujeres diferentes. No lo culpo, en absoluto. Mi madre era tan fría, tan desapasionada. No sólo con mi papá. Rígido en la silla, se inclinó hacia adelante —Sé lo que es eso. No la parte del engaño, al menos no que yo sepa, pero nunca vi ningún amor en mi casa tampoco. No te culpo por no querer ir a casa a eso. ¿Por qué crees que Pete y yo estamos aquí y no en casa con nuestros padres? Las lágrimas se filtraban desde el ojo derecho, y rápidamente las enjugó. —Eso hace que sea peor Rich. —¿Por qué? —Porque yo nunca querría hacerte pasar por eso, vivir con alguien que realmente no te ama. Eso es lo que pasaría si estuviéramos juntos. Si hiciéramos un compromiso con el otro, una vez que te cansaras de mi cuerpo, te darías cuenta de que no soy capaz de darte lo que necesitas. Me engañarías o me dejarías, y ninguno de nosotros sería mejor que eso. Se puso de pie antes de posicionarse a sí mismo a su lado en el sofá, —Lo estás haciendo de nuevo. Preocuparse por las cosas que no han sucedido aún, que no van a suceder. —¿Cómo puedes estar tan seguro? Nadie conoce el futuro. Pero me conozco lo suficiente como para saber que no siento las cosas de la forma en la que debería. Mi padre incluso lo dijo, me dijo que me convertiría en mi madre, una mujer fría y amargada. —Se estremeció ante el recuerdo—.

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Admito que estaba equivocada contigo, al menos creo que lo estaba. No eres un usuario, para nada. Yo, sin embargo, lo soy. Te he estado usando todo este tiempo. Sabía que terminaríamos después de irnos de aquí y dejé que pensaras lo contrario. Eso estuvo mal, y lo siento mucho. —Las lágrimas comenzaron a fluir de nuevo y miró hacia otro lado. No aceptando nada de eso, tomó fuertemente su mentón en sus manos, girando su cara hacia él. —Amo lo suficiente por ambos. Te amo Angie. Déjame probar que te equivocas de nuevo. Sus ojos se abrieron, y negó con la cabeza— No, no digas eso. No me amas. Te gusta lo que hacemos juntos, pero no me quieres. Por favor no me ames. No te puedo amar de vuelta. Dolía, sus palabras dolían más de lo que pensó que podrían doler, pero no se rendiría. ―Estás equivocada. Puedes. Mira, mi mamá ha estado llegando a mí y Pete, la gente hace el cambio. Ella está demostrando lo mismo. —Eso es bueno, me alegro de que está llegando a ti. Mi madre nunca va a llegar a mí, y en este punto estoy de acuerdo con eso. Ni siquiera me importa si me dicen cuando ella muera. Nunca estuvimos cerca. Nunca hicimos nada de lo que se supone que las madres e hijas hacen juntas. Ella siempre quiso enviarme lejos. Fui a muchos campamentos estúpidos. Odiaba todos y cada uno de ellos. ¿Tener amigos? Estaba fuera de cuestión. Yo no voy a correr el riesgo de ser siempre así. Nunca traeré una vida inocente a este mundo. —Si yo sé una cosa sobre ti, es que tú eres tu propia persona. Haces lo que quieres, te pones lo que quieras, y dices lo que quieres. ¿Por qué crees que las acciones de tu madre le dan forma a lo que eres? Explícame, por favor. —Incluso a sus propios oídos sonaba desesperado, y aunque ese hecho lo enojó, presionó—. Te amo. Si no quieres tener hijos, eso está bien conmigo. Si nunca quieres casarte conmigo, eso está bien conmigo. Sólo déjame en tu vida. Permítenos resolverlo juntos. —Suena bien ahora, y estoy tan tentada, tan jodidamente tentada. —Se rió amargamente mientras se limpiaba la cara—. Pero no voy a correr el riesgo. No puedo. Yo no estoy hecha para lo que estás pidiendo. —Se puso de pie, mirando hacia abajo a él—. Como has dicho, yo hago lo que quiero. Yo no quiero esto. —Se volvió y tomó una respiración profunda—. Voy a permanecer el tiempo suficiente para asegurarme de que Tracy está bien. Entonces voy a encontrar mi propio camino de regreso a la escuela. La observó mientras caminaba por las escaleras, congelado en su lugar. —Te equivocas.

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Murmuró a la habitación vacía. Ella estaba tan mal. ¿Cómo diablos la convencería de ello?

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10 Traducido por Clarysainz Corregido por DeboDiiaz

Pete trajo a Tracy a la casa del lago, dos días después. Sus padres estaban en su camino de regreso a España, después de haber ido en un viaje de aniversario. Se esperaba que llegaran en algún momento en el próximo par de días para llevar a Tracy a casa. Ella estaba de buen humor, colocándose en el sofá con su pierna arriba, obviamente disfrutando de Pete esperando en su mano y pie. Su hermano no parecía importarle en lo más mínimo, y Rich se preguntaba si Pete también sentía algo más profundo por su chica de lo que él pensaba. Angie había salido de su habitación cuando Tracy llegó, dándole un abrazo cuidadoso. Habían tenido unos momentos llenos de lágrimas cuando Tracy agradeció a su amiga por salvar su vida. Tracy había susurrado algo, a lo que Angie había respondido con una breve inclinación de cabeza antes de escapar de nuevo a su habitación. Teniendo en cuenta el aspecto simpático que Tracy le disparó, él asumió que ella sabía más de lo que había pasado de lo que se pensaba originalmente. Se alegraba de que Angie hubiera hablado con alguien, pero le molestó que no fuera él. Se escapó fuera, con ganas de darle un poco de espacio y honestamente, necesitaba un poco del mismo espacio. Estaba herido y enojado, tanto hacia sí mismo y hacia ella. Nada de eso tenía sentido, ni siquiera cuando trató de ponerse en sus zapatos. Sus medios normales de liberar la tensión, el sexo sin sentido y el alcohol, no eran más que una opción. No había manera de que pudiera estar con nadie más tan pronto después de sus experiencias juntos, y él sabía que si bebía las cosas podrían ponerse feas. Después de una larga carrera que no hizo nada para ayudar a su sensación de incomodidad él se dejó caer en el borde del agua, saltando

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rocas a través del agua. No se volvió cuando oyó pasos que se acercaban, no estoy seguro si quería que Angie viniera a él o no. Pete cayó en el suelo a unos metros de distancia. —¿Cómo estás? Rich negó con la cabeza. —Estoy bien. ¿Cómo está Tracy? —Lo está haciendo bien. Ella es bastante difícil. —Él miró hacia el agua—. ¿Quieres hablar de lo que pasó cuando nos habíamos ido esa mañana? —No, tienes suficiente para hacer frente a este momento. —Lo último que Rich quería hacer era entrar en una conversación emocional con su hermano. El tipo tenía suficiente en su plato. —Tracy está fuera de combate, gracias a esto. —Sacó una articulación de su bolsillo—. Ayuda con el dolor, además de que ella es tan jodidamente hiperactiva que me imaginé que podría ayudarla a relajarse. Rich tomó una mirada más cercana a Pete, notando sus ojos estaban vidriosos y rojos. —¿Tú fumas esas cosas a menudo? —Él trató de asegurarse de que hubiera ningún juicio en su tono, pero estaba curioso. Pete frunció el ceño. —El final del último año fue bastante malo. Estaba drogado todo el tiempo. Mamá sabía, papá también, probablemente. Ella no hizo nada al respecto. Después de que partí a la escuela me detuve. —Él le dio una risa baja—. Me di cuenta que podría necesitar para recordar algunas de las cosas que he aprendido en clase. —Siempre fuiste el más inteligente. —Rich rió, mirando el porro. —¿Que pasa contigo? Sé que estabas en un montón de deportes en la escuela secundaria, hicieron pruebas de drogas, ¿no? —Pete encendió el porro, inhalando profundamente y sosteniendo el humo en sus pulmones, finalmente, liberando una nube de humo. —Sí, exámenes de orina de vez en cuando. En realidad, nunca me atrajo en la escuela secundaria. ¿Mi primer semestre en la universidad creo? Estuve drogado por alrededor de un mes consecutivo. Todavía no recuerdo toda la mierda que cayó al suelo. —En el momento en que acababa pensaba que era lo que hice una vez que estaban por su cuenta, pensando mierda. Ahora, se preguntó si había algo más que él había estado tratando de escapar. Los primeros meses de libertad eran un poco abrumadores. Tuvo suerte de que nunca se había metido en ningún problema. —¿Quieres esto? —Pete le tendió la mano. —No lo sé hombre. Tal vez no sea la mejor idea teniendo en cuenta mi estado de ánimo actual. —Podía admitir que estuvo tentado. Sería

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agradable sólo olvidarse de todo por un rato—. A la mierda, por qué no. — Él tomó el porro, llevándolo a sus labios. A medida que sus pulmones se llenaron tosió y se preguntó si esto era una buena idea después de todo. En un minuto el tiempo comenzó a disminuir, y lo intentó de nuevo, capaz de sostener el pesado humo en un poco más de tiempo. —Todo se resolverá, de una manera u otra. —Pete murmuró, tomando la maleza. Rich se echó a reír, a pesar de que nada era particularmente divertido. —No pareces tan convencido de ello hermano. Pete se echó a reír, a cambio. —Sí, supongo que no lo estoy. No pasó mucho tiempo antes de que el brote se hubiera ido. Rich recordaba esta sensación de ingravidez, la calidad de ensueño de todo a su alrededor. Dio otro vistazo alrededor a través de nuevos ojos, sumergirse en la belleza del lugar. —Estoy enamorado de ella. —Sí, lo sé. También ella te ama. Ella simplemente no lo sabe todavía. —Pete saltó una roca a través del agua—. Sé paciente con ella. —Estoy tratando. —Incluso ahora quería ir con ella, para llegar a entender cómo se sentía. No lo hizo, sin embargo, dejando la sensación de letargo cursando a través de él—. ¿Amas a Tracy? —Ya te lo dije, no sé qué es el amor. Tal vez, todavía no estoy seguro. —Pete sacudió la cabeza rápidamente como si tratara de despejar su mente, su pelo enmarañado cayendo en sus ojos—. Es demasiado confuso para pensar en ello ahora mismo. —Bueno, en caso de que no tenga otra oportunidad para decirte, he tenido un buen tiempo contigo. No estaba mintiendo antes cuando dije que iba a tratar más duro para mantenerme en contacto. —Quería decir también, que solo el pensamiento lo calmaría un poco más. —Sí, ha sido bueno. ¿Tal vez iremos a casa para Acción de Gracias? —Deberíamos hacer eso. —No estaba seguro de lo que iba a suceder entre ahora y entonces, pero al menos tenía algo que esperamos con interés. Sacando su teléfono envió un texto rápido a su madre, haciéndole saber de sus planes. —Voy a ir a ver a Tracy y espero esté dormida. Se siente como que no he dormido en una semana. —Pete se quedó vacilante—. ¿Estás bien? —Sí, voy a estar bien. —¿Qué había su consejero dicho en la escuela? Finge hasta que lo hagas. Él podía hacer eso.

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Rich se despertó con un sobresalto, sorprendido cuando se sintió bastante bien descansado. Después de una ducha rápida se dirigió escaleras abajo, en dirección a la cocina para tomar un poco de café. Observó gotear en la olla, sirviéndose una taza grande cuando se hizo y de cara a la habitación del frente. Cogió el mando a distancia, volteando el televisor y escaneando por los canales, sin encontrar nada que le interesara. Después de una hora de mirar a la pantalla estaba molesto. ¿Desde cuándo él simplemente se sentaba y dejaba que las cosas sucedieran a su alrededor? Cuando quería algo, iba tras ello. Había sido así desde que probó para el béisbol cuando tenía diez años de edad. Desde entonces, él había sobresalido en cualquier cosa que él ponía en su mente, ¿por qué debería ser esto diferente? Haciendo su camino lentamente por las escaleras, fue sobre lo que iba a decir en su cabeza. Le diría que se hicieron uno para el otro y que no se daría por vencido. Le diría que le encantaba todo lo relacionado con ella, su aspecto, su personalidad y su inteligencia. Le diría que le daría tiempo para aprender cómo amarlo de vuelta, que no iba a presionarla, siempre y cuando ella accediera a estar en su vida. Él podía hacer esto, él podría hacerla entender. Llamando ligeramente en la puerta, escuchó por cualquier movimiento en el interior. Cuando oyó ninguno, torció la perilla, esperando encontrarla tendida en la cama. Cuando se dio cuenta que la habitación estaba completamente vacía, la cama hecha, las cortinas tiradas, vértigo tomó su estómago, su cuerpo volviéndose tenso. ¿Cuándo se había ido? ¿Quién había venido a buscarla? ¿Estaba bien? Cogió su teléfono, escribiendo un texto rápido. Rich: ¿Dónde estás? Cuando no obtuvo respuesta lo intentó de nuevo. Rich: ¿Estas bien? Se sentó en la cama mirando a su teléfono, esperando una respuesta. Cuando habían pasado varios minutos, miró alrededor de la sala preguntándose si ella dejó una nota, sin encontrar nada. Así que esto fue todo. Se había terminado antes de que realmente hubiera comenzado. Bueno, a la mierda. Los siguientes días pasaron volando. Los padres de Tracy aparecieron y la llevaron a su casa. Ella le había dado un rápido abrazo, asegurándole que Angie estaba bien y que todo iba a salir bien. Pero incluso ella no

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parecía convencida. Pasó mucho tiempo con Pete, consiguiendo un poco más el uso de su moto acuática, pesca, hablar un poco acerca de sus planes. Pete parecía tener su futuro inmediato bastante resuelto. Esto hizo a Rich orgulloso y celoso, todo al mismo tiempo. No tenía idea de lo que iba a hacer a continuación. ¿Iba a volver a la forma en que él era? ¿Tener relaciones sexuales sin sentido al azar y de actuar como un imbécil completo? ¿Él esperaba que no, pero qué era la alternativa? ¿Soñando con una chica que no lo quería, que ni siquiera le dijo adiós? Ese no era su estilo. Se había considerado llamándola cada noche mientras subía a su cama vacía fría. Pero él sabía que no iba a contestar. Incluso Tyler no estaba respondiendo a sus textos. Quién sabía lo que le habría dicho cuando se deprimía. Él fue el último en salir, cerrando la casa, mirando el lugar en el porche donde solía sentarse y leer, bebiendo su café. En algún nivel sabía que los recuerdos podría algún día ser buenos, la pequeña cantidad de tiempo con ella algo para mirar hacia atrás y sonreír. Pero ahora, a poca distancia de este lugar, de nuevo a la responsabilidad, que se sentía abatido y desesperanzado. Qué horrible manera de comenzar su penúltimo año. Pasó un mes, luego dos. Nunca escuchó de Angie, y aunque Tyler y Cameron eran amables con él, nunca habló de ella. No estaba seguro de si era porque ella les había pedido que no o si simplemente sabían que él no podía manejar oír hablar de ella siguiendo adelante como si nada hubiera pasado. Chris echó un par de fiestas, y en el exterior estaba de vuelta a su viejo yo, bebiendo y charlando, pero en el interior aún se retorció en nudos seguro de cómo salir de su funk. Se estaba poniendo algún muy necesario estudió hecho cuando su teléfono sonó. Se sorprendió cuando era Tyler. A pesar de que habían sido cordiales en realidad no habían colgado o hablado mucho con excepción de cuando se toparon con unos a otros en el campus. —¿Qué pasa? —He tratado de mantenerme al margen de ello, realmente lo hago, pero ¿qué coño le has hecho a ella Rich? Ella está llorando todo el tiempo,

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no va a comer. ¿Me has oído? Ella no va a comer una maldita cosa y se está consumiendo ante mis ojos y no sé qué hacer para ayudarla. Su pecho se tensó y dejó escapar un suspiro tembloroso. —Ella terminó las cosas conmigo, no al revés. No tenía más remedio que dejarla libre. —Lo que sea, las cosas se pusieron difíciles y te diste por vencido. Esta cosa con ella no es fácil como todo lo demás ha sido y no se puede manejar la situación. Rich oyó a Cameron en el fondo diciendo a Tyler que se calmara. — Mira, te puedo decir que estás enojado, pero que realmente no tiene razón de ser. ¿Quieres saber lo que pasó? Le dije que la amaba y me dejo fuera. Ella desapareció de mí sin decir una palabra. Ni siquiera una mierda. —Mierda. —Tyler gimió en el teléfono—. Me di cuenta de algo así como que podría haber sucedido. —Después de una larga pausa—: Entonces, ¿qué vas a hacer para solucionarlo? Él resopló. —No hay nada que pueda hacer. Viste cómo estaba antes, persiguiéndola como un perrito perdido. Yo no puedo hacer eso otra vez. Ella no me quiere cerca y no puedo hacerlo de nuevo. Duele. —Él se agarró el estómago como la tensión rodó a través de él—. Pensar en ella herida. Lo último que quiero es que ella sufra, nunca. Pero no puedo cambiar su mente. —¿Has probado? —No esta vez. Se obligó a ser clara. —Él se deslizó en su cama, acurrucándose en una bola. —¿Entonces eso es todo, ya está hecho? —El tono de Tyler era sombrío—. ¿No hay manera de solucionar este problema? —No hay nada que arreglar Ty. No puedo hacerle ver que vale la pena darnos una oportunidad, una oportunidad real. Si tienes alguna idea, soy todo oído. —Ya había considerado sus opciones y darle espacio era su única opción. —Voy a tratar de pensar en algo. Hablaré contigo más tarde. Lo siento por echarte la culpa. —No hay problema. Obligándose fuera de la cama, se dirigió a la mini-nevera. Agarrando una cerveza, se la bebió y abrió otra. Si trataba lo suficiente, tal vez él podría beberse en el olvido. Rich deslizó al camarero un billete de veinte dólares y agarró sus bebidas. Él y Chris habían estado aquí por un par de horas, ahora, y a pesar

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de que el alcohol corría a través de su sistema todavía estaba teniendo un momento de mierda. Esto había sido una rutina semanal por el último mes. Cada vez que veía a Chris poner su mirada en otra chica quería golpearse a sí mismo en la cara por actuar de esa manera en el pasado. Claro, él era difícil hasta para un poco de atención física, pero él no se atrevía a follar a una chica al azar. Esta noche Chris eligió una rubia. Era alta y se veía un poco como Tracy. Pete lo había mantenido actualizado sobre su progreso y ella estaba haciendo muy bien. Ella estaba incluso de vuelta en el gimnasio enseñando sus clases. Habían solidificado sus planes de acción de gracias, y lo suficientemente sorprendente que Pete tenía la intención de llevar a Tracy al reunión familiar. Rich se escabulló en la cabina, viendo como Chris puso su brazo alrededor de la chica, ni siquiera se molestó en preguntar sus nombres en este momento. Chris le susurró algo al oído y ella se rió y se sonrojó. —¡Oye! Rich, ¿cómo estás? —Amy apareció en su mirada ondulada, su voz muy alta, incluso por encima de la música a todo volumen. Él parpadeó, observando su aspecto desaliñado. Ella era una chica linda. No se habría fijado ese día con Tyler de lo contrario. Por supuesto, eso había sido antes de que el chico se enamorara de su compañero de cuarto. Ella, obviamente, estaba borracha, preparándose en el lado de la cabina. Su cabello era un desastre, y su maquillaje de ojos estaba manchado. —¿Estás bien Amy? —Él arrastró las palabras, sacudiendo la cabeza para despejar su cerebro cargado de alcohol. —Estoy aburrida. —Ella se metió en la cabina a su lado ―Apuesto a que me podrías entretener sin embargo. Él la miró por encima, de sus pechos derribando de su camisa para la falda demasiada corta que estaba demasiado drogado en sus muslos. Teniendo en cuenta el hecho de que su pene podría de hecho ser roto, suspiró. —No va a suceder. Estás perdiendo tu tiempo. Ella lo miró fijamente por un largo tiempo. —Así que eres tú. —Sí, sí lo soy. Nada bueno podía salir de esto. —Hizo un gesto con la mano entre ellos—. Yo no estaría pensando en ti, no estarías pensando en mí, sería una pérdida de tiempo. Haciendo pucheros ella cogió su bebida. —Eso es grosero. Sabes, yo nunca he sido rechazada tanto como este año. —Ella tragó el líquido que queda en el vaso—. Creo que estoy más allá de mi primo. —No, todavía tienes la misma. Todo lo que estoy jodido en este momento. —Él sacó su teléfono,

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—Voy a llamar a un taxi, ¿de acuerdo? Ella resopló, haciendo un gesto a la camarera para venir. —Voy a tener otro mientras espero. Pasó a través de sus contactos en su teléfono, parpadeando varias veces en un intento de centrarse en la pantalla. Por último, se encontró con el número, haciendo un gesto por que se moviera para que pudiera hacer la llamada de distancia de los altavoces detrás de él. —No vas a ninguna parte. Lo digo en serio. Le tomó varios intentos, pero él hizo su manera de salir de la cabina, marcar el teléfono mientras se dirigía a la entrada semi–silencioso del club. Después de que él se hizo, se deslizó el teléfono en el bolsillo y volvió a entrar, aliviado de verla en la mesa. —Hay cerca de treinta minutos. No permitas tener una intoxicación de alcohol. —¿Estás seguro de que no quieres tener un poco de diversión? El rumor es que no han tenido suerte en mucho tiempo. —Miró a Chris y el rubio con una expresión fuerte, celoso—. Creo que puedo seguir siendo coherente dentro de una hora por lo menos. —Gracias, pero no gracias. Uno de nosotros acabaría vomitando en el otro. Temblando ante la idea se deslizó en la cabina, atrapándola en la esquina. Como la camarera hizo sus rondas ordenó una botella de agua, con ganas esta noche se acabe. No tenía sentido tratar de fingir más. Él bebió su bebida, sólo escuchando a medias a causa de su noche de Amy. Después de que él estaba bastante seguro de que había pasado suficiente tiempo él la tomó de la mano, levantando la barbilla a Chris mientras salían de la cabina. Una vez fuera de él contuvo el aliento enorme, llenando sus pulmones al máximo antes de dejar que se fuera. Su taxi no había llegado todavía, así que él se deslizó hacia abajo en la acera, mientras ella giraba en torno a un cartel de la calle, cantando en voz baja. —¿Alguna vez has estado enamorada Amy? Una risa áspera le escapó y luego hipó. —Sí, lo sopló. Él resultó ser un gato-culo total. —Ella dejó de dar vueltas—. ¿Es eso lo que ha hecho que todo aburrido? ¿Estás enamorado? —Ella sacó la última palabra, burlándose de él. Él no le hizo caso, de pie mientras el taxi se detuvo junto a la acera. — Te veré alrededor ¿de acuerdo? Ten cuidado. —Espera. —Ella le agarró el brazo—. Gracias por no tomar ventaja. Dio una breve inclinación de cabeza, sacando su cartera y entregar el taxista dos billetes de veinte. —Esto debería cubrirlo.

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Sus frías manos agarraron su cara y ella le dio un rápido beso en la mejilla, —Quien sea la perra con suerte, es estúpida por no amarte de vuelta. Esperando hasta que ella estaba en su camino, él tomó un poco del aire fresco antes de dar vuelta para regresar adentro. Él escuchó el sonido de su teléfono con un nuevo mensaje y lo sacó, centrándose en la pantalla. Ángel: Eso fue sorprendente Giró su cabeza alrededor, en busca de ella en la calle llena de gente. Su visión borrosa mientras trataba de concentrarse en cualquier cabeza oscura entre la multitud, no teniendo un poco de suerte. Su corazón latía con fuerza, con las manos temblando. Le llevó tres veces para escribir una respuesta. Rich: ¿Dónde estás? No estaba seguro de cuánto tiempo se quedó fuera del club a la espera de su respuesta, en busca de ella, que finalmente se rindió. De vuelta en el interior y beber otra botella de agua, se sintió abrumado cuando su mente llena de preguntas. ¿Por qué estaba aquí? ¿Por qué no le respondió? ¿Por qué no le hablaba? Nada de esto tenía sentido. Él le dijo a Chris que se tenía que ir, deslizándose fuera a buscar de nuevo. Tomó un riesgo, sacó su teléfono una vez más. Rich: Te extraño. Necesitaba conseguir su mierda junta. Angie nunca sería suya si no se enderezaba. Ella se merecía algo mejor que esto, y así lo hizo.

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11 Traducido por Peke-Pink & Michelle M Corregido por Getzee

Rich colocó su mochila en la habitación de su infancia, sorprendido de que sus padres no la hubieran convertido ya en una oficina. Había llegado hacía una hora, su mamá le había dado la bienvenida. Su papá estaba en el trabajo, y Pete y Tracy estaban en camino. Era extraño estar ahí, aún más por el hecho de que su mamá lo había recibido con un gran abrazo. Se veía más vieja, su cabello negro empezaba a tornarse gris. Pero se veía feliz también. Se sentaron a la mesa y hablaron, Vivian daba pistas de que se sentía decepcionada de que hubiese llegado solo. No era como si no lo hubiese intentado. Había dejado mensajes con Tyler y Cameron, le había enviado a ella al menos veinte mensajes, él incluso había ido a la cafetería que frecuentaba a diario por las últimas dos semanas. Nunca apareció y nunca respondió. Estaba hecho. Él necesitaba seguir adelante. Acostándose en su cama dio un vistazo a los posters de Playboy que había pegado en su techo, riendo mientras se preguntaba que habría pensado su mamá acerca de eso y por qué los había dejado. La mayoría eran morenas y su sonrisa se desvaneció al compararlas con Angie. A pesar de su belleza, no había competencia realmente. Escuchando cerrarse una puerta de arriba, se levantó de su cama, deteniéndose en el pequeño baño del sótano para lavarse las manos y recomponerse. Por lo menos había conseguido un corte de pelo antes de haber llegado, en realidad se veía bastante respetable. Escuchó a su padre mientras se acercaba a la cocina, regresando el saludo de hombres mientras se lo ofrecía. —Hola, ¿cómo estás? —El Sr. Richard se veía más viejo que la última vez que lo había visto, pero sus ojos se arrugaron a los lados mientras sonreía en bienvenida. —Estoy genial Rich, ¿cómo estás tú? —Se deslizó detrás de su mamá, dándole un casto beso en la mejilla—. Siento llegar tarde.

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—Está bien querido. Me da tiempo de ponerme al día con mi hijo mayor. —Ella le sonrió—. Pete y Tracy deben estar aquí pronto. Será bueno tener la casa llena de nuevo, ¿no es así? Hundiéndose en una silla Rich observó su interacción mientras buscaba en sus recuerdos algún momento así entre ellos. Tal vez todas esas cosas que su mamá había dicho sobre que todo era diferente era realmente verdad. Él escuchó una canción comenzar a sonar, levantando sus cejas a su papá cuando su mamá agarró su teléfono, desapareciendo en el cuarto de lavado. Su padre solo se encogió de hombros, abriendo el refrigerador, tomando un refresco y ofreciéndole uno a él. —Gracias. —Así que, ¿Cómo va la escuela? —Su papá se sentó, dando un trago. —Las clases están bien este año. ¿Cómo está el trabajo? —Nunca había hecho eso de conversación ligera con su papá antes, era irreal. —El trabajo es el trabajo, si yo fuera tú lo aplazaría lo más que pudiera —dijo dándole otra sonrisa. —Recuerda esta conversación cuando esté en mi último año de escuela —bromeó, dando un sorbo a su bebida. Se sentaron en un cómodo silencio. No pretendía ser entrometido, pero se preguntaba con quién estaba hablando su mamá, especialmente cuando la escucho decir en voz baja, —¿Recibiste lo que te envié? —No estaba seguro de lo que había respondido el llamante ya que no hubo respuesta de su mamá. —¿Dónde está el comité de bienvenida? —Pete hizo acto de presencia, Tracy en sus tacones. Rich se puso de pie al mismo tiempo que su padre, dándole a Tracy un rápido abrazo mientras Pete saludaba a su papá con un movimiento de cabeza. —¿Cómo estás? Tracy hizo un pequeño baile, cambiando de un pie al otro. —Estoy curada y tan bien como antes. ¿Cómo estás tú? —Estoy aquí —contestó honestamente mientras le daba a Pete un rápido abrazo y palmeaba su espalda—. Te dije que lo lograría. Pete sonrió—Me alegro. —Volteó hacia Tracy—. Tracy, conoce a mi papá, papá, ella es Tracy. Su mamá entró a la habitación con una sonrisa. Dejó su celular en un lado. —Lamento no haber estado cuando llegaron. —Hizo su camino hasta Pete, deteniéndose un momento antes de darle un abrazo, y después hizo lo mismo con Tracy—. Encantada en conocerte.

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—Gracias por dejarme estar aquí Sra. Remington. —Tracy le dio una sonrisa, tomando la mano de Pete. —Llámame Vivian. Siéntate. ¿Gustas algo de beber? —Su mamá dio la vuelta, abriendo el refrigerador. —Así que, dispongámonos a conocernos todos, ¿está bien? —Su padre se sentó—. Hace tiempo que no hacemos eso. Dos días después Rich estaba convencido que había sido transportado a una dimensión paralela. Sus padres estaban tocándose constantemente, sonriéndose el uno al otro por todos lados. Era obvio que estaban verdaderamente enamorados, algo de lo que nunca había estado convencido de niño. Ciertamente, considerando la cantidad de información que había obtenido de sus padres esa primera noche en casa. Resultaba ser que se habían casado justo después de haber salido de la universidad sin siquiera haber ido a una sola cita. Era extraño imaginarse viviendo con alguien a quien realmente no conocías pero parecía estar funcionando bien. No había nada de tensión después de esa noche, se rieron y hablaron hasta la mañana, finalmente colapsando en sus respectivas habitaciones. Era bueno, y él estaba feliz, por lo menos tan feliz como podía estar el extraño hombre sin alguien que amaba en el lugar. Estaba aún un poco curioso sobre las conversaciones privadas que había estado teniendo su madre al teléfono de vez en cuando, pero lo dejó ir. Tal vez tenía amigos, los adultos tenían vida social. Tracy le había asegurado que se había mantenido en contacto con Angie y que ella estaba bien, pero había algo en su mirada que hacía a su estómago encogerse. Movió el sentimiento a un lado, determinado a intentar divertirse. Pete estaba prácticamente extasiado, sonriendo de oreja a oreja cada vez que su mamá tocaba su mano o revolvía su cabello. Ella anunció que no quería esperar hasta el día de Acción de Gracia para tener una gran cena. Ella había experimentado con varia recetas y prometió que harían algo especial para el día festivo pero dijo que no había motivo para echar a perder una buena cena de pavo. Rich se despertó alrededor del mediodía, tomándose su tiempo en la ducha antes de hacer su camino hacia la cocina. Escuchando el tono de llamada diferente de su mamá se detuvo, esperando. —Hola querida, ¿Cómo estás? preocupado lo hizo fruncir el ceño.

—susurró su mamá, su tono

Brincó cuando su padre puso una mano sobre su hombro. —¿Dormiste bien?

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—Sip, dormí genial. ¿Con quién está hablando? —Él nunca había escuchado a su mamá llamar a alguien querida antes. Su papá le contestó mientras se encogía de hombros—. No tengo idea, yo solo la dejo ser. Vale la pena —dijo dándole a Rich un guiño, se dirigió a la cocina, sirviéndose un poco de café. Su mamá frunció el ceño cuando se encontró con su mirada, corriendo fuera de la cocina hacia el porche. Regresó minutos después, el ceño aún fruncido arrugando su frente. —¿Está todo bien mamá? —Él tomó un cuchillo y comenzó a cortar un poco de apio. Había tristeza en sus ojos, pero aun así sonrió. —Sí, todo está bien hijo— . Le dijo cuánto apio necesitaba, después colocó algunas zanahorias frente a él. Era un tanto divertido, ayudar a su mamá en la cocina. No era un buen cocinero, no tenía mucha experiencia, pero nunca había pasado tiempo preparando una comida con ella antes. Ella daba mordiscos de todo mientras seguían, siempre asegurándose de que su papá tuviera suficiente café mientras leía el periódico. Era otra sorpresa que su papá se hubiera quedado dormido hasta tarde. Rich podía recordar al hombre levantándose antes del amanecer de cada día. Tracy y Pete hicieron su camino a la cocina una hora después. Tracy tenía aspecto post-sexo y Pete tenía una sonrisa relajada mientras tomaba un Red Bull. Sus padres no parecían notarlo y si lo hicieron no habían hecho un problema de eso. Rich decidió que debía hacer algo de compras navideñas ya que tenía tiempo de sobra, además, quería salir de la casa por un momento. Después de comprar en varias tiendas, encontrar un lindo brazalete para su mamá, un suéter y herramientas para su papá y varias baratijas para Tracy y Pete, lavó su carro, tomando el camino largo de regreso a casa mientas escuchaba la estación de rock clásico en la radio. Después de todo, había sido un buen año. No podía permitir que su confusa vida amorosa apagara esos sentimientos. Llevando sus bolsas de compras a su habitación, revisó su teléfono por alguna llamada perdida antes de dirigirse escaleras arriba, encontrando a su papá frente a la televisión con Pete, Tracy y su mamá estaban en la cocina dando los toques finales a la cena. —¿Me compraste algo bueno? —preguntó Pete, volteando a verlo. —¿No te gustaría saberlo? —Se dejó caer en el sillón—. Así que, escuché que Tracy dijo que estabas de acuerdo en ir con sus padres para navidad.

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—Sip, es lo justo. Ellos parecen personas agradables, un poco extraños, pero también lo es Tracy. Golpeó el hombro de Pete con el suyo. —Te encanta. —Sí, lo hace —su hermano admitió quedamente—. Todo está yendo bastante bien. —Me alegro por ti. —Yo también, Pete. Si has encontrado a la chica de tus sueños, te aferras a ella, pase lo que pase. —Su padre intervino, echando un vistazo a Rich antes de enfocarse de nuevo a la televisión. —Ven a conseguirlo —Tracy llamó desde la cocina. Rich escucho a su madre reír. Ella parecía conseguir un retroceso por la conducta un tanto extravagante de Tracy. Tomo asiento por su padre, su madre del otro lado junto a su padre, Tracy y Pete frente a él. —Estoy muy contento de que hicimos esto. —No estaba seguro de por qué, pero se sintió muy emocional. —Lo estamos hijo. Ha sido demasiado tiempo. —Su padre dio unos golpecitos con los nudillos en la mesa —. Vamos a comer. Aceptó cada plato que le pasaron, tomando una cantidad generosa. Su madre había cocinado lo suficiente para diez personas en lugar de los cinco que eran ellos. Cuando él estaba empujando el puré de papas en su boca; del real, no el de la caja del que estaba acostumbrado, sonó el timbre. Alzo las cejas. —¿Estás esperando a alguien? Su madre aplaudió suavemente y se puso de pie. —Sí, en realidad. Disculpen un momento. Entrecerró los ojos a Pete a través de la mesa. —¿Sabes quién es? —No, hombre, probablemente sea la misma persona que siempre está susurrando en el teléfono. Así que él no había estado imaginando cosas. Se dio cuenta que Tracy estaba sentada en su asiento nerviosamente. —¿Qué va mal? Ella sacudió la cabeza rápidamente. —Nada. Escuchando la puerta cerrarse, tomó un sorbo de agua, preguntándose si algún familiar perdido se había presentado o su mamá había estado empezando a alojar callejeros. Cuando escuchó dos conjuntos de pasos que se acercaban, se detuvo expectante. Su estómago se volcó cuando la vio, parcialmente detrás de su madre. Se quedó inmóvil,

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sabiendo que debía decir algo, hacer algo, pero incapaz de formar un pensamiento coherente. —Vamos querida, toma asiento. Acabamos de sentarnos. —Su madre se apartó, poniendo su brazo alrededor de los hombros de Angie. Él realmente la vio entonces, vestida con un viejo suéter holgado y vaqueros, con los ojos moviéndose rápido por la habitación, evitando su mirada. Su cabello era de marrón apagado, no las ondas brillantes que recordaba. Su rostro estaba limpio de maquillaje y se veía cansada. Tracy se deslizó detrás de la mesa, acercándose y dándole un rápido abrazo. —Vamos a comer, ayudé a cocinar —dijo orgullosamente con una sonrisa. Angie finalmente encontró su mirada, dando un paso vacilante hacia adelante. —¿Está bien que esté aquí? Su lengua se sentía pegada al paladar y tuvo que tragar dos veces antes de poder responder. —Sí, claro. —Obligo a sus brazos a moverse para sacar la silla de al lado. Su madre se sentó primero, mirando a su padre. —Richard, esta es Angie. He estado hablando con ella durante las últimas semanas. Preséntate. Su padre se puso de pie, haciendo su camino a Angie, dándole un abrazo torpe. —Es bueno conocerte finalmente. Vamos, no mordemos. La comida se está enfriando. La cara de ella se puso roja y se preguntó si estaba pensando lo mismo que él. Su cuerpo se calentó como recordó ese primer día, los dientes cerrándose en su pezón mientras ella gritaba. Ella miró a su padre y luego le dio una mirada a Pete mientras le daba un pequeño saludo. —Realmente te pareces a él —haciendo su camino a la silla, se sentó lentamente, aceptando el vaso de agua que Pete coloco frente a ella. Su madre puso un plato delante de ella, cuchareando cantidades masivas de pavo relleno y patatas en la parte superior. —Sírvete cualquier otra cosa que desees, ¿De acuerdo? Angie asintió, agarrando el tenedor y empujando la comida alrededor. —Hey —ella susurró, disparando una mirada en su dirección. —Hey. —Sabía que debía decir algo más, pero su cerebro aún no estaba funcionando a plena capacidad. Permanecieron en un incómodo silencio, su padre fue el único que comenzó a comer de nuevo.

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—Bueno, pensé que esto podía esperar para después de la cena, pero parece que no se puede. —Su madre comenzó, tomando la mano libre de su padre —. Hay algunas cosas de mi vida que sólo ustedes chicos no necesitan saber. Pero quiero explicar por qué todo parece tan diferente ahora. Sé que son curiosos en cuanto a lo que ha cambiado. —Suspiró y continuó —: Lo siento, no puedo compartir más con ustedes, pero lo que puedo decir es que cuando me crié, las cosas eran diferentes. Cosas malas me pasaron y lo que tu padre y yo tuvimos era un simple matrimonio por conveniencia en muchos años, muchos años. Él sabía que yo no era capaz de amar, y éramos compatibles de otra manera. —Apretó la mano de su padre de nuevo —. Después de mucha terapia para superar alguno de los principales obstáculos. Ahora estamos averiguando qué es el amor. No podemos tener el tiempo que perdimos —enviando una mirada mordaz a Angie, tristeza llenan sus ojos y se centró primero en Pete, después en Rich — . Siento que mi incapacidad los afectara también. Sé que no puedo cambiar lo sucedido, pero voy a tratar de ser la madre que me prometí a mí misma ser. Estoy tan orgullosa de ustedes por tomar sus riesgos, por dejarse a sí mismos cuidar de otras personas. Las relaciones son difíciles, especialmente cuando no sabes cómo se supone que sea una buena relación. Su padre ha sido tan paciente conmigo. Después de que ustedes chicos se fueran a la universidad, estaba segura que iba a dejarme. Pero en cambio —Se sonrojó—, me persiguió como si nunca nos hubiéramos conocido antes. Incluso empezamos a salir. —Hicimos un viaje a Hawaii. Fue increíble. —Su padre intervino—. Me enamoré de su madre y me aseguré de que ella lo supiera. —Le guiño un ojo a Rich —Eso es todo lo que puedes hacer. Todo lo demás caerá en su lugar como debe ser. —Tu padre tiene razón. Ahora a pesar del hecho de que he estado comiendo todo el día, estoy lista para comer. —La mirada de su madre aterrizo en Angie otra vez —. ¿Estás lista para unírteme? —Sé que lo estoy. —Pete cavo, mirando a Tracy hasta que ella hizo lo mismo. Rich no tuvo que ser un genio para saber que no estaban hablando de la comida y así espero, aguantando la respiración. Angie agarro el tenedor de nuevo, apuñalando el gran pedazo de pavo. —Estoy lista. Después de que terminaron de comer, Rich finalmente miró a Angie. Parecía completamente, totalmente miserable. Tenía el presentimiento que había pasado mucho tiempo desde que ella sentía la sensación. —No has guardado espacio para la tarta.

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Una pequeña sonrisa curvó de los labios de ella. —Siempre hay espacio para la tarta. Sólo dame unos minutos. Sintió que su propia sonrisa podía ensancharse hasta que su rostro podría agrietarse. —¿En realidad vas a dejar que tenga un poco está vez? —Depende —dijo ella en broma —. ¿Es de durazno? Dejo escapar una pequeña risa y el alivio se apodero de él. Sabía que era sólo el comienzo de ellos encontrándose nuevamente, pero era un inicio. Eso es todo lo que podía pedir. —Si la chica quiere tarta, dale tarta. Es muy sencillo. —Su padre se echó hacia a atrás en la silla, frotándose el estómago —. Estoy seguro que no voy a dejar que el Cheescake se desperdicie. Angie se enderezó en su silla. —¿Cheescake? Tracy se rió. —¿Vamos a tener que trabajar extra duro mañana verdad? —No lo voy hacer mañana —Angie se apartó el cabello de la cara, mirando a la madre de él —. Gracias, usted sabe, por todo. —De nada. Ahora, los niños quieren ir a ver la TV mientras hago una taza de café —su madre le dio una mirada mordaz a él. Él pudo haber tenido una pista. —Vamos —le agarro la mano a Angie, complacido cuando ella no se apartó —, tenemos que hablar. Ella respiro hondo antes de pararse. —Sí, tenemos. Dos horas más tarde Angie estaba tumbada en el sofá, con la cabeza en su regazo mientras él le acariciaba el cabello. —Entonces, ¿Cómo mi madre y tú empezaron a hablar? Habían hablado mucho, de cómo ambos se sentían después de que ella dejó la casa del lago, sobre el tiempo que habían perdido, acerca de la escuela, pero podía decir que ella todavía estaba luchando. —Tracy le dio a Vivian mi número cuando se lo pidió. Ella me advirtió, pero estaba convencida que iba a llamar y charlar mierda acerca de eso. —Apretó el muslo de la pierna de él —. Tuve que haber dicho adiós. Lo siento por eso. Simplemente no podía hacerlo. —Me dolió —admitió—. Estaba realmente molesto también. Pero he tenido mucho tiempo para pensar. No entiendo por qué te rendiste así y probablemente nunca lo haré. —Tomó unas cuantas calmantes respiraciones—. No puedes hacerme eso otra vez. Incluso si esto no se convierte en nada, no sólo puedes apartarte de mí y completamente cortarme.

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—No me aparté totalmente, sabes. Esto va sonar un poco acosador, pero yo te observaba. Por lo menos lo hice después de obligarme a salir de mi habitación. Te vi en la escuela, en la cafetería y sabes te vi esa noche, con Amy. —Se estremeció—. Realmente pensaba que ibas a estar en ese taxi con ella. No podría haberte culpado si lo hacías. —No la quería a ella. No quería a nadie más que a ti. ¿Por qué no me respondiste esa noche? —Su garganta dolía cuando contuvo sus emociones—. Había pasado meses desde que había escuchado de ti. —No estaba lista. No podía correr el riesgo. Echaba de menos tu voz, tu tacto, todo sobre ti. Si no me hubiera apartado de ti esa noche, no me hubiera podido ir, y todavía no estaba segura. —¿Qué ha cambiado? —Sería estúpido no preguntar. —Tú cambiaste, Rich. No creí que fuera posible. Pero lo vi. Lo vi con mis propios ojos. Estaba segura que no era lo suficientemente especial para mantenerte. Pero cuando estábamos juntos, me sentí la persona más especial en toda la tierra. No sabía lo que era en ese momento. Me imaginé que era lujuria, mis hormonas consiguiendo lo mejor de mí. Pero era más que eso. —Se sentó hasta que se puso a ahorcadas sobre él y encontrando su mirada. Él trago saliva, una vez más perdiendo las palabras. Lamiendo sus labios dio un salto de fe. —¿Qué era, entonces? Sus parpados revolotearon y cerraron, una pequeña sonrisa se extendía por su cara. —Fue amor, Rich. Lo sentí, cuando no estaba, sentí la pérdida de él. —Entonces dime, Ángel. Necesito oírlo. Presionando un suave beso en sus labios, ella se presionó fuerte contra él. —Te amo. ¿Es demasiado tarde? Tirando de ella en su regazo, le apartó el cabello de la cara, haciendo que lo mirara. —Yo también te amo. Has visto a mis padres. Han demostrado que nunca es demasiado tarde. —No puedo prometer que será fácil —susurró. —Nada vale la pena si lo es —empujando su cara a la suya, la besó con todo lo que tenía. Mostrándole con su boca cuán desesperadamente la había echado de menos. Lo mucho que la amaba. Ella se apartó, reconciliación antes.

sonrojándose.

—Nunca

he

tenido

sexo

de

110

—Entonces, ¿Qué estamos esperando? —Se quedó paralizado—. En realidad, mantén ese pensamiento. Puede o no haber un montón de fotos de desnudos en mi techo. Echó la cabeza hacía atrás y rió. —Voy a estarlas mirando todo el tiempo. —Te he echado de menos. Nos he echado de menos. Los levantó a ambos, envolviendo sus piernas alrededor de su cintura. —Tendrás que guardar silencio. —No estoy haciendo ninguna promesa. —Entonces yo tampoco.

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Epílogo Traducido por Michelle M Corregido por DeboDiiaz

—Rich, ¡vamos a llegar tarde! —Angie le dio un manotazo en sus manos mientras él la arrinconaba, presionándola contra la pared de su pequeño apartamento. —¿Qué puedo decir? Esta toga de graduación me pone caliente — Agarró el material en sus manos, levantándolo—, te necesito. Gimió mientras los dedos de él encontraron su centro, empujando contra su mano sin dudarlo. —Éste es el color más feo. —Tienes razón, vamos a desnudarte. —Ajustando su mano, rompió la fina tela de sus bragas, deleitándose con su jadeo de sorpresa—. Cuando camines a través del escenario te quiero desnuda debajo de todo esto. —Eso es muy inapropiado —Sonrió con malicia—, me gusta. Bajando el cierre de sus jeans, metió la mano y libero su erección, levantándola, sintiendo como envolvía sus piernas alrededor de él, en un movimiento que se sentía tan natural como respirar. La había tenido así por todas partes del apartamento, en un aula vacía en el campus, incluso una vez en el baño de la cafetería. Deslizándose en el interior del calor húmedo en el que se había perdido a sí mismo dos veces ese día, él gimió, empujando mientras acercaba sus labios alrededor del pulso de su cuello, mordiendo suavemente. Habían acabado con los condones meses atrás y oh-estaba-tanagradecido por ello. Sintiendo su desnudo contra él era la sensación más increíble. Sin barreras, sin preocupaciones. Después de que ambos obtuvieron los análisis y ella comenzó a tomar anticonceptivos, se habían devastado el uno al otro en cada oportunidad que tenían. A pesar de las inquietantes preocupaciones de ella, de que se cansaría de su cuerpo, él sabría que no lo haría. Nunca era suficiente.

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Se apoderó de él con sus músculos internos, envolviendo sus piernas alrededor de él apretando y levantando su cuerpo mientras ella encontraba el golpe tras golpe. —Polvo de graduación, sólo sigue follándome —dijo ella con voz áspera contra su oído, gimiendo de placer. —No, vamos a hacer esto —Aumento la velocidad y la fuerza de sus embestidas—, vente en mí y lo haremos con tiempo de sobra. —¿Quién quiere escuchar los estúpidos discursos de todos modos? — Rechinó entre dientes, rodando sus ojos con placer. Apoyándola contra la pared deslizó su mano entre sus cuerpos, acariciando su clítoris. —Tal vez quiera escucharlos. —Oh mierda, eso es todo. —Sus uñas se clavaron en los hombros de él—. Sabes lo que quiero. Quieres que consiga estar toda mojada. Fóllame más fuerte. Sin necesidad de más impulsión, se golpeó contra ella, sintiendo sus músculos tensos preparándose a su clímax. —Me encanta esto. Te amo. —También te amo, ahora cállate y acaba conmigo —ella jadeó. —Eres mía, por siempre. —Se dejó ir, vaciándose dentro de su cuerpo mientras ella se estremecía alrededor de él. Llegaron a la ceremonia a tiempo y cuando Angie caminó por el escenario, parándose lo suficiente para encontrarlo en la multitud y articulando con la boca te amo, sabía que sin duda ella era la mujer con la que se casaría. Convencerla de estar de acuerdo iba a ser muy divertido.

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