Contenido Sinopsis .............................................................................................................................................. 3 Uno ......................................................................................................................................................... 4 Dos ........................................................................................................................................................15 Tres .....................................................................................................................................................22 Cuatro ................................................................................................................................................31 Cinco ..................................................................................................................................................38 Seis ...................................................................................................................................................... 41 Siete ................................................................................................................................................... 49 Ocho .................................................................................................................................................. 56 Nueve ............................................................................................................................................... 62 Diez .................................................................................................................................................... 68 Siguiente Libro .......................................................................................................................... 78 Sobre la Autora ........................................................................................................................ 80 Créditos............................................................................................................................................82
Sinopsis Cuando Nick Ashford perdió a su amigo, Mason, él no se dio cuenta que él iba a perder también a su familia, pero eso es exactamente lo que pasó. Solo y en el extranjero, Nick está trabajando en reconstruir su vida con un paciente a la vez, eso es, hasta que una deslumbrante voluntaria hace que su presencia sea notada. ¿Podrá Nick terminar este año en África sin arriesgarse a que su corazón se rompa de nuevo, o él está dispuesto a iniciar un nuevo capítulo en su vida antes de regresar a Beaumont?
Uno Traducido por: Debs Corregido por: Xhessii
Ella es todo lo que no estoy buscando todavía, cada día cuando regreso, está allí, me saluda con la sonrisa más cálida, el toque más suave y sin esperar nada a cambio, salvo hospitalidad, y cada noche me acuesto en mi cama y pienso en ella. Me imagino lo que se sentiría al pasar mis dedos por su pelo blanqueado por el sol. Cierro los ojos y me imagino abrazándola con fuerza, nuestra piel desnuda tocándose, nuestros labios conectando. Me digo que mañana será el día. Mañana voy a caminar al trabajo y, en lugar de tomar mis historiales de las manos de ella, le voy a pedir que cenemos juntos. Le pediré dar un paseo conmigo al mediodía. Cualquier cosa para sacarnos fuera de la clínica y que nos permita ser adultos por un momento antes de que el día nos bombardee con agonía y desesperación. Cada mañana me despierto, preparado para empezar el día como lo había planeado y fallo. Cuando miro a la imagen que se encuentra en la parte superior de mi mesita de noche, me recuerda por qué estoy aquí. No importa cuántos días, semanas, meses pasen, las cosas no se han hecho más fáciles. La forma en que dejé Beaumont me persiguiera. Fui un cobarde. Era un hombre adulto en una relación adulta, una que estaba criando a un niño, y en lugar de quedarme y luchar por mi familia, dejé que alguien entrara y me la quitara. Sabía que tenía una pelea en mis manos cuando las puertas se abrieron y él estaba detrás de Katelyn. Estaba seguro de que si alguna vez él volvía, ella estaría de mi lado, pero en realidad al verla con él, lo sabía. Mi
vida pasó ante mis ojos. El único problema era que en vez de estar con Noah, era Liam el que estaba y yo estaba de pie afuera. No importaba si Josie estaba en mi brazo, en el fondo sabía que iba a estar en cualquier lugar en el que Liam estuviese. He intentado tanto ser el mejor hombre y fracasé. Pensé que podía hacer que funcionara. Que podría ser un buen padrastro y que seríamos una familia feliz. Josie y yo finalmente nos casaríamos y Noah podría visitar a Liam los fines de semana y vacaciones alternas. Lo tenía todo planeado en mi cabeza. Tarde en la noche, cuando me desperté y encuentro que ella no estaba en nuestra cama, lo único que podía hacer era pensar. Pensé en cómo caería sobre mí, en hacer que todos estuviesen felices. Pensé acerca de cómo en un abrir y cerrar de ojos estaba perdiendo todo y que no hacía nada para merecer lo que estaba sucediendo. En cambio, me fui. Me alejé de mi práctica y mi vida sin un adiós y ahora vivo con pesar. Nunca debí haber salido de la vida de Noah, como lo hice. No se merecía eso. Durante años he sido su figura paterna. Su entrenador de fútbol y de béisbol, su compañero de estudio. Era el chico al que recurría cuando quería hacer algo especial para Josie, mi mano derecha y lo dejé. Nunca antes he considerado sus sentimientos. A pesar de que tiene a Liam, teníamos algo especial. Cada día que lo pienso, es un recordatorio de que él es la única persona con la que necesito reparar mis acciones.
Observo mientras ella sale a trabajar. No mira otra cosa que no sea su coche. Si lo hubiera hecho, me hubiera visto sentado aquí mirando. Tenía la esperanza de que se quedara en casa hoy y poder hablar. Podríamos arreglar las cosas y decidir cómo vamos a arreglarlo. Se aleja ajena a su entorno. Me duele verla así. ¿Cuándo dejé de importarle?
Llego a la entrada y estaciono. Esta será la última vez que esté aquí. Miro la casa y veo todos los momentos felices que pasamos en el patio. Las horas que pasé enseñándole a Noah cómo lanzar una pelota de fútbol y de béisbol. Las noches bajo los focos donde hacíamos tiros libres. Recuerdos. Eso es todo lo que tengo de los últimos seis años. Entré en la casa y miro alrededor. Creo que secretamente esperaba que las cosas fueran diferentes cuando entrara, tal vez tenía la esperanza de ver que ella siguió adelante sin mí, pero todo está igual. Mi bolso de fútbol está donde la tiré anoche. Su afgano está extendido en el sofá, su nueva cama. Me parte el corazón pensar que ella no durmió en la cama la noche anterior a pesar de que yo no estaba aquí. Es como si pensara que está contaminada. Salgo al garaje y agarro unas cuantas cajas. Es triste pensar que he vivido aquí durante los últimos cinco años, y todas mis cosas caben en unas pocas cajas. Nada en esta casa me pertenece. Eso debería haber sido mi primera pista. Debería haber insistido en tener una nueva casa, un nuevo hogar para nosotros, pero tenía miedo. No debería haber vivido así. No era justo para ella o para mí. Con las cajas en la mano me voy al dormitorio. Mis cosas de baño son fácilmente envasadas en una bolsa de viaje. Saco mi maleta y empaco la ropa, vaciando mi lado del armario. Trato de no emocionarme al embalar, pero pierdo cuando me encuentro con el anillo de compromiso que le compré, pero nunca encontré el tiempo para dejarlo caer en su dedo. Tal vez si lo hubiera hecho, estaría aquí conmigo ahora. No puedo creer que haya sido tan estúpido. Termino de empacar, deteniéndome en la habitación de Noah. Solo tengo que mirar alrededor y sentir su presencia. Voy a echarlo de menos. Corro a la habitación y tomo la imagen de Noah que está en la cómoda y la llevo conmigo. No es suficiente, pero tendrá que ser suficiente ya que no voy a estar en su vida nunca más.
Él me debe odiar. Él debería. Me odio por haberlo abandonado, pero no tengo ninguna duda de que está siendo muy bien cuidado. Liam, con su cuenta bancaria inagotable, y Josie, la mujer más resistente que conozco, no deja ninguna duda en mi mente que Noah está bien cuidado y eso es todo lo que puedo pedir. Debería llamar. Lo he intentado. He recogido el teléfono un par de veces y marqué su número solo para colgar antes de que sonara. Supongo que no quiero saber si todavía están viviendo en su casa, la casa que compartimos como familia. No quiero saber que ella ha seguido adelante y borró los recuerdos felices que todos compartimos. No estoy seguro de cómo iba a lidiar con ese conocimiento. Algunas cosas son mejores dejarlas sin saber. Me visto con mis pantalones cortos habituales y una camisa polo Armour, y me deslizo en mis Nikes desgastadas. Voy a tener que pedir algo de ropa nueva pronto, estas han visto mejores días. La suciedad y el agua dura realmente dañan la ropa después de un tiempo. El paseo a la clínica desde nuestro dormitorio es corto y para mí es un lujo. Me da mucho tiempo para conversar con los residentes y saludar a los niños mientras hacen sus tareas diarias. Mi vida como médico es gratificante, pero no fue hasta que llegué a África que por fin he encontrado la paz con lo que soy como persona. La gente aquí está más allá de agradecida por todo lo que puedo hacer y estoy en deuda con ellos, simplemente porque confían en mí con su bien más preciado, sus hijos. La temperatura no cambia cuando entro a la clínica. El aire en el interior es tan sofocante como el de afuera, pero con el añadido del olor de los antisépticos. Aubrey, nuestro nueva miembro de personal, está de espaldas hacia mí. Me tomo un momento y la miro. He intentado no mirarla como los otros médicos, pero es difícil. Ha sido el tema de mis sueños últimamente, aunque trato de no pensar en ella de esa manera. Es difícil no
mirar boquiabierto, es una de esas bellezas naturales, que otras mujeres se esfuerzan por parecer. Sé de algunas amigas de Josie y Katelyn que pagaron un montón de dinero para tener el pelo rubio de Aubrey y sus ojos, azules como el océano y llenos de vida cuando sonríe. No debería estar atraído por ella. Es un error. Es mi compañera de trabajo y amiga, y no puedo permitirme el lujo de ser nada más para ella. Miro mientras habla con una de las enfermeras, echa la cabeza hacia atrás y se ríe, me gustaría saber lo que estaban hablando. Desde el día que Aubrey llegó, traté de no estar en la misma habitación, pero era inevitable. Trabajamos mucho juntos y los sutiles contactos de nuestra piel cuando trabajamos sobre un paciente, las miradas y sonrisas tímidas hacen que mis rodillas se doblan. No es nada como Josie. Aubrey es pequeña, apenas mide uno sesenta. Debo parecer el alegre gigante verde de pie junto a ella. Aubrey se vuelve hacia la sala de espera y me ve. Su reacción es inmediata. Ni siquiera tengo que mirar más allá de sus ojos coquetos, me dicen todo lo que necesito saber. Trato de no actuar tímido, pero fallo miserablemente. Mi cabeza se mueve por su propia voluntad, ya que se gira ligeramente hacia abajo. Sonrío de nuevo y soy recompensado con la más hermosa sombra de color rosa, cuando se sonroja. En este momento, su sonrisa es mi salvación. Sé que es de Sudáfrica, que sus padres son misioneros estadounidenses, pero que nació y se crió aquí. Nunca la vi con maquillaje o con el pelo lleno de productos. Sus brillantes ojos azules acentúan su piel ligeramente bronceada. Debo tomarme el tiempo para llegar a conocerla. Si algo puede ser es al menos una amiga. Tomo el montón de historiales de su mano extendida y las mantengo a mi pecho, un movimiento, simple para proteger mi bien más preciado, que necesita sanar y estar entero de nuevo. Asiento con la cabeza y camino de regreso a mi oficina improvisada. Un trozo de tela de gasa crea las paredes que utilizamos aquí. Cuando llegué, mis expectativas eran tan bajas que me sorprendió gratamente en dónde estaría trabajando. Aunque, no es mucho, es suficiente para que yo pueda
proporcionar una buena atención médica a los pacientes y es más que suficiente para dejar de pensar en las cosas de vuelta en casa. Mi día es relativamente tranquilo, incluso, apacible. Veo a algunos de mis chicos favoritos y me convencen a un partido de fútbol después del trabajo. No puedo dejar pasar la oportunidad de pasar tiempo con ellos, es una de las razones por las que estoy aquí. Cuando le dije a Josie que nos mudábamos, sabía que no iba a venir conmigo. Fue mi último esfuerzo para salvar lo que se estaba escapando a través de mis dedos. No voy a mentir, vi a Noah por ahí jugando con los niños y apreciando lo que tiene, dándole la capacidad de enseñar lo que sabía y aprender de ellos. Para mí era un ganar-ganar. Que estaría haciendo un servicio como médico y como padre. Estaba siendo egoísta. Después de entregar a Aubrey mis archivos y evitar una vez más todo contacto personal, doy un paso fuera al infierno en llamas. El atardecer será un respiro, simplemente porque el sol no te quema en la piel. —Doctor, doctor —grita uno de mis pacientes más jóvenes. Él hace una señal para que me acerque. Patea su pelota de fútbol a su amigo y toma mi mano, tirando de mí en el círculo. Le dice a sus amigos que estoy jugando, eso es todo lo que puedo descifrar mientras los niños se separaran en dos equipos.
Me meto en la cama y la estrecho entre mis brazos. Ella es tan cálida y suave contra mis manos ásperas. Mañana es nuestro segundo aniversario. Tengo planes que he mantenido en secreto. Tuve que trabajar en la logística con sus padres para que pudieran cuidar a Noah y su madre pueda trabajar en la tienda. He tratado de convencerla de contratar a alguien, pero ella es feliz trabajando sola. —¿Estás durmiendo? —le susurro contra su piel.
—Mmm —murmura. —Mentirosa. Se gira a mis brazos, sus dedos acarician a lo largo de la barba de mi mandíbula. Me inclino y la beso suavemente. —Te amo, Josie. —Yo también te quiero. —Noah quiere jugar al fútbol americano. Me preguntó después de la cena. —La siento ponerse rígida en mis brazos. Me gustaría poder quitarle el dolor, pero nunca habla de ello. No me gusta que ella tenga que lidiar con toda esta mierda. A veces deseo que Noah fuera una niña. Tal vez las cosas serían diferentes. Yo sé que ella ve a Liam cuando mira a Noah. Demonios, yo lo hago. Es como si Liam estuviese viviendo en la casa, mientras que en realidad no estar aquí. —Yo no quiero que juegue. —Sé que no quieres, pero él es un niño y sus amigos están jugando. Es una cosa natural que quiera jugar, además está Mason. Le estamos lanzando el Fútbol Americano por la garganta. Apoya su cabeza en mi pecho, sus dedos bailando por mi piel. —No puede resultar como su padre. —No lo hará. No voy a dejar que se le suba a la cabeza. —¿Lo protegerás? —Como si fuera mi propio hijo, Josie, debes saber eso. —Está bien. —Está bien —le digo, besando la parte superior de su cabeza. Sabía que este día llegaría y yo sé que ella esperaba que jugara al fútbol europeo. Tendremos que lidiar con eso.
Rápidamente me doy cuenta de que soy el único con una camisa, por lo que me la saco y combino con los chicos. Se ríen sin cesar del hombre blanco de pie delante de ellos, así que hago lo que cualquier hombre que se precie haría, robo el balón y me dirijo hacia la meta. La risa se detiene rápidamente cuando se den cuenta de lo que estoy tratando de hacer, y ahora tenemos un juego. No pasa mucho tiempo hasta que sea tiempo para que los niños se dirijan a sus hogares. Los abrazo a todos con la promesa de otra revancha. Este es probablemente el mejor entrenamiento que he tenido desde que llegué y algo que definitivamente haré de nuevo. La unión es importante para que ellos confíen en mí. Necesito que sepan que soy una persona de bien, aunque a veces tengo que darles golpes. Me inclino a recoger mi camisa cubierta de polvo y mis ojos caen en Aubrey. Está de pie en la puerta de la clínica mirándonos. Por primera vez saludo y veo con asombro como su cara se ilumina. Ella me devuelve el saludo y se levanta un poco más erguida. No sé lo que estoy haciendo aquí. Con Josie, todo progresó de forma natural. Ella trajo a Noah poco tiempo después de que me hice cargo de la práctica y vi lo sola que estaba. Me arriesgué esa noche y los llevé a cenar, decidido a darles a ambos amor y afecto, no solo ella. Quería que ambos estuvieran en mi vida. Era audaz entonces y mira dónde me ha llevado. Sacudo el polvo de mi camisa, pero no me la pongo de nuevo. Estoy sudando, sucio y estoy en necesidad desesperada de una ducha. Doy un paso hacia adelante, no muy seguro de a dónde voy, pero la esperanza está escrita por toda su cara. Quiere que yo hable con ella y no tengo ninguna razón para no hacerlo. Me encuentra a mitad de camino, en el camino de tierra que es también el parque infantil. Hay un aire a su alrededor, una tranquilidad que
la rodea. Aquí está, atendiendo a los necesitados cuando podría haber escapado a las comodidades de los Estados Unidos. —No eres del todo malo. —Su acento, algo a lo que nunca he prestado atención, me pilla con la guardia baja. Habla perfecto inglés, pero es refinado y educado. No es algo que cabe esperar de la hija de un misionero. —Están tratando de matarme —le digo como si estuviera sin aliento, lo cual es ridículo porque he tenido tiempo para componerme. ¿Me pone nervioso? Ya han pasado años desde que he estado nervioso en torno a una mujer. Ni siquiera Josie me puso nervioso. Estaba contento con ella, hasta que le pedí que se casara conmigo. —Ellos se divertían contigo. Es agradable de ver. Muchas veces los médicos solo vienen a trabajar. Hacen su trabajo y se retiran a sus cabañas para pasar la noche y pasar por alto lo que está sucediendo a su alrededor. Pero tú eres diferente. ¿Es bueno ser diferente? Quiero pensar que lo es. No quiero volver a pasar por la vida siendo el mismo con otra persona. Siempre he querido ser único, genuino. Quiero ser recordado y dejar una buena impresión en la gente. —Cualquier cosa para verlos sonreír —le digo, y me doy cuenta de que lo que realmente quiero es verla sonreír de nuevo. Es llamativa y se merece estar en la portada de revistas. Su belleza es pura e incontrolada, y me estremezco al pensar en ella arreglada para un evento. Sería un bastardo con suerte al tener su gracia a mi lado en una cita en algún momento. Pongo los ojos en blanco ante la idea. Es una compañera de trabajo y nos aconsejan que no nos apeguemos demasiado porque podemos cambiar de lugares en un momento dado y con las comunicaciones como están aquí, mantener el contacto es casi imposible. —¿Quieres comer algo? —Me pego mi mano en mi frente. Eso fue una estupidez. No invitarla a salir, ya que parecía normal, pero la parte “algo para comer”. No es que podemos bajar a la cafetería más cercana y comer una comida decente.
—Me encantaría —responde. Saco mi mano, notando que no está bromeando. Sus ojos son expresivos, me dice que ella quiere esto. Miro a mi alrededor, claramente tratando de hacer que restaurantes y mercados aparezcan de la nada. Me encojo de hombros y sacudir la cabeza. —Creo que mi boca se apoderó de mí. No estoy seguro a dónde llevarte. Se ríe y es el sonido más melódico que he escuchado. —Te diré algo, Dr. Ashford, ve a tomar una ducha y cuando hayas terminado, puedes venir a mi casa. Voy a hacernos algo de comer. Miro hacia arriba y abajo por la carretera y empieza a reír. ¿Cuán romántico será comer en el comedor de nuestra humilde morada? —En tu casa, ¿eh? Asiente con la cabeza, claramente emocionada. —Sí, tengo una cocina muy amplia donde podemos estirarnos y no sentir como si estuviéramos en un pequeño bistro en las calles de Italia. Me río y le doy felicitaciones por su perversa imaginación. Ella me da una idea, y por primera vez creo que quiero probar algo. —Te diré algo. Tú ten la cena lista y te encuentro en tu cocina de lujo, pero vamos a comer en otro lugar. Ella me mira, el miedo evidente en sus ojos. Todos sabemos que no es seguro estar fuera por la noche, pero nunca haría nada para ponerla en peligro. —No te preocupes —le digo mientras le toco el brazo. No tenía la intención de hacerlo, pero ahora que lo hago, no puedo dejarla ir. Miro de ella a mi mano, y de nuevo a ella. Ella está mirando a la mano y no puedo decir si está disgustada o contenta. De cualquier manera, tengo que dejarla ir, porque no estoy preparado para manejar la sensación de hormigueo que recibo al tocarla.
—Voy a ir a la ducha —le digo, alejándome de ella. No me gusta dejarla en el medio de la carretera, pero si me quedo, temo que diré cosas sin sentido y no quiero asustarla. Tengo suficiente miedo por los dos de nosotros.
Dos Traducido por: Lizzie Corregido por: Xhessii
El agua fría es un respiro bienvenido. En su mayor parte, disfruto el frío goteo, pero hay veces en que una ducha de agua caliente podría aliviar mis dolores y molestias. El agua caliente es un lujo poco común por aquí. Antes de que llegara, pasé una semana en un hotel de Florida en la playa. Ese era el hotel donde se suponía que Josie y yo iríamos de vacaciones. La noche antes de irnos, peleamos. Fue la primera vez desde que habíamos estado juntos que me alegré de que Noah no estuviera allí. Necesitaba decir algunas cosas y no quería que me escuchara. En lugar de empacar para nuestras vacaciones, estábamos rompiendo. Yo nos estaba terminando, llevándola a lo inevitable. No tengo ninguna duda de que ella se hubiera quedado conmigo por obligación, pero no podía ponerla en esa posición. En el fondo de mi mente, ella me habría engañado y esa es la única cosa con la que no podía vivir. La conozco tan bien como para saber que estaba dudando de nosotros. Una vez que Mason falleció sabía que las cosas iban a cambiar. Yo esperaba apoyar y ayudar a Katelyn con las chicas. Lo que no esperaba era que Liam volviera. Nunca hubiera pensado que él se mantenía al tanto de cada uno, o que incluso leyera el periódico. ¿Cuáles eran las probabilidades de que lo leyera al día siguiente de que Mason fuera asesinado? Trabajo los músculos de mi cuello bajo el agua. Quiero dejar de pensar en mi vida en Beaumont. No quiero saber lo que está pasando allí. Cómo lo están llevando Peyton y Elle y si Katelyn las ha llevado a ver a un terapeuta.
Ellas lo necesitan, si ella está dispuesta a admitirlo o no. Ella también lo necesita. Pasó más tiempo consolando a Josie del que ella lo hizo para hacer frente a la muerte de su esposo. Me reprendo a mí mismo por no quedarme allí, al menos por ella y las gemelas. Cierro el grifo y envuelvo una toalla alrededor de mi cintura. No hay necesidad de secarme, el calor hará el trabajo. Mi selección de ropa es limitada, pero teniendo en cuenta que vivo en un tazón de polvo y un horno, entre menos ropa mejor. A excepción de los insectos. Podría prescindir de los mosquitos asesinos y dormir constantemente bajo un mosquitero. Me visto rápidamente de nuevo en pantalones cortos color caqui y opto por una camisa de vestir negra. No sé por qué la traje, no es como si tuviera cenas de lujo o reuniones que atender. La ropa de vestir aquí es causal y relajada. No hay batas de médicos ni llamativos uniformes de enfermeras mirándonos todo el día. Corro a nuestra sala de lectura y agarro la pequeña mesa de juego y dos sillas plegables y las llevo afuera de nuevo. Tenemos una pequeña área de terraza, pero nada para sentarnos. He acomodado la mesa y sillas, deseando tener una vela o un jarrón con flores para añadir al ambiente. Esto tendrá que funcionar. Aubrey está de pie en la cocina con dos platos y dos vasos de agua en frente de ella. Su sonrisa es contagiosa y no puedo evitar la amplia sonrisa que irrumpe por encima de mi propia cara. Mi paso es rápido mientras me dirijo a donde ella está de pie ya pesar de que ella está en pantalones cortos y camiseta, similar a lo que llevaba hoy al trabajo, compruebo todo de ella. Recojo los platos de comida y le hago señas para que me siga al exterior. Ella contiene su aliento cuando salimos. Sé que no es mucho, y si estuviéramos en casa le podría ofrecer algo mejor, pero estamos aquí y estoy tratando de hacer de esta la mejor primera cita que ninguno de los dos va a tener en África. ¿Primera cita? ¿Quise llamar a lo que estamos haciendo aquí esta noche una cita? Muchos colegas se reúnen y toman el té o comparten una cena. ¿Por qué clasificar lo que estamos haciendo como una cita? ¿Es porque en el fondo esto es lo que quiero?
Colocando los platos abajo, saco la silla para ella y la ayudo a acomodarse debajo de la mesa. Observo cómo se pone la servilleta en el regazo. Me siento frente a ella y hago lo mismo. Todo se siente cómodo, como si ella y yo hubiéramos estado haciendo esto durante años, pero no sé nada de ella. —Entonces, Dr. Ashford, ¿te está gustando África? —Ella no pierde el tiempo. Pensé que nos comeríamos un poco antes de adentrarnos en una conversación personal. Descanso mis brazos sobre la mesa y la miro así ella sabe que le estoy dando toda mi atención. —Por favor, llámame Nick y me gusta estar aquí, en su mayor parte. Hay cosas que echo de menos de casa como el aire acondicionado... —Me río—. Echo de menos otras cosas también, pero nada material. ¿Qué hay de ti? Esto tiene que ser diferente de Sudáfrica. Aubrey acomoda su cuchara y se pone las manos en el regazo. —Mis padres, ellos querían lo mejor para mí. Podían ser misioneros y fui a un internado, pero me pasé mis veranos en sus campamentos. Ellos querían que yo experimentara ambos mundos y decidiera por mí misma lo que quería hacer. —¿Y qué has decidido? —Todavía no lo he hecho. Se supone que debo empezar la universidad en el otoño. Me he tomado un año sabático para ser voluntaria. La palabra universidad me llama la atención. Mentalmente doy un paso atrás. Nunca le di a la edad una consideración. Sé que estoy fuera de la conversación. Ella sigue hablando, pero no escucho una palabra de lo que está diciendo. Sus dedos pasan en frente de mi cara. Tengo que parpadear varias veces para traerme de nuevo a este reino. —¿Es algo que dije? —No —miento.
—Está bien. —Puedo ver el dolor en su rostro y me siento como una mierda total. ¿Qué diablos está mal conmigo? Aquí estoy sentado frente a una mujer hermosa y estoy preocupado por su edad. ¿Por qué eso siquiera importa? —Aubrey, lo siento. Estaba sorprendido por tu comentario sobre la universidad. —Oh. —No puedo decir si ella está aliviada o simplemente aceptando que no soy más que un idiota. —¿Puedo preguntarle cuántos años tienes? Aubrey toma un sorbo de agua. Hay un brillo malvado en ella cuando pone su vaso en la mesa. —Tengo veintiuno y probablemente he visto y experimentado más en mi vida de lo que nunca lo harás. —Tienes razón —le digo. Necesito arreglar esto. Necesito parar de ser un estúpido y dejar que algo tan trivial como la edad me afecte. Lanzo la servilleta sobre la mesa y empujo mi silla hacia atrás. Su cara cae y es en ese momento que sé que puedo hacerlo. Eso es lo que me digo cuando mientras alcanzo los platos. Puedo ser un hombre y empezar a vivir mi vida, ya sea aquí o en casa. Puedo vivir con mi confusión hacia Noah, mientras dejo que mi vida tome un curso diferente. ¿Es ese curso con Aubrey? No lo sé. Lo que sí sé es que no me gusta el aspecto que tenía cuando me puse de pie. —No tengo mucha hambre. ¿Quieres ir a dar un paseo? Ella me mira y asiente. Limpiamos nuestro desorden, lavamos y guardamos los platos y hacemos nuestro camino fuera del dormitorio. Caminamos hasta el borde del complejo y por mucho que me encantaría irme, no lo hacemos. Aquí hay suficiente para explorar sin comprometer nuestra seguridad. Nos dirijo hacia el patio de juegos. Los niños están todos adentro por la noche, así que tenemos un poco de intimidad. Ella se sienta en el columpio y aprovecho esta oportunidad para colocarme detrás de ella. La empujo
suavemente y veo como ella se balancea hacia atrás y adelante. Recuerdo haber hecho esto con Noah cuando era pequeño, enseñándole cómo impulsar sus piernas adentro y afuera. Él superó el balanceo al momento en que recogió un balón de fútbol. Vi el talento en él, pero quise ignorarlo. No quería que Josie tuviera que hacer frente a lo que más odiaba en su vida, pero como sus padres, no podíamos fingir que no estaba sucediendo. Hice lo mejor a seguir y comencé a entrenar a Noah y a inculcarle tantos valores como pude. —Lo siento por mi reacción allí atrás. Estoy aquí… estoy aquí porque mi prometida y yo nos rompimos y esta era la mejor manera para mí para tratar con ello. Al principio, tenía la esperanza de que iba a venir conmigo, pero las cosas no funcionaron de esa manera. —¿Todavía estás enamorado de ella? —La voz de Aubrey es tranquila, serena. Pienso en su pregunta y rueda otra vez en mi cabeza. ¿Todavía estoy enamorado de Josie? No lo sé.
Nunca pensé que volvería a verla. No estuvimos en contacto cuando me fui a la universidad, no es que tuviéramos algún motivo para hacerlo, pero hubiera sido agradable. Miro hacia abajo a la tarjeta en mi mano y veo el nombre, Noah. Miro de regreso a ella, ella sonríe débilmente mientras el niño en sus brazos llora incontrolablemente. Ella se ve cansada y con razón. —Josephine, es bueno verte —digo en mi voz doctor. Tuve un flechazo en ella en la escuela preparatoria, pero ella no me daba ni la hora del día. Ella siempre estaba con Liam Westbury a pesar de que podría hacerlo con alguien mucho mejor que él. —Josie —responde ella. Asiento con la cabeza, recordando que no le gustaba que nadie usara su nombre de pila.
—¿Tienes un hijo? —No quiero que mis palabras salgan como una pregunta, pero estoy impactado. Miro el archivo y veo que su nombre es Preston y no Westbury. Mi frente se frunce, pero no le puedo hacer la pregunta en mi mente. —Lo tengo y él está enfermo y no sé lo que está mal con él. —Ella rompe a llorar. Me levanto y tomo al bebé de sus brazos y lo pongo sobre la mesa. Él grita más fuerte y tira de su oreja. Miro dentro de su oído adolorido con mi otoscopio y veo la irritación. Muevo mis manos sobre su cuello, los hombros y el estómago para sentir cualquier otra cuestión para determinar si estamos trabajando estrictamente con una infección de oído o algo más. —Ya vuelvo —le digo, dejándolos a ella y al bebé en la habitación. —Necesito una dosis de amoxicilina y Motrín para el niño Preston. —Sí, Dr. Ashford. —Lleno la receta necesaria para su prescripción cuando mi enfermera regresa con un gotero de amoxicilina y uno de Motrín. Los llevo de vuelta a la habitación y encuentro a Josie acunando a su hijo. Mi corazón se rompe por ella y su niño. Administro sus medicinas, no es algo que suela hacer, pero no he terminado de pasar tiempo con ella. Tengo curiosidad por saber que pasó entre ella y Liam, pero no estoy dispuesto a aceptar la idea de que está sentado en su casa, bebiendo cerveza, mientras ella se ocupa de su hijo. —Él debe sentirse mejor en aproximadamente media hora. —Arranco la receta de mi recetario y se la extiendo—. Llena esto y asegúrate de que se termine la amoxicilina. Tiene una infección en el oído, pero se curará. Solo tienes que darle el Motrín por hoy y por si tiene fiebre. —Gracias. —De nada, Josie. Solo tienes que llamar si necesitas algo. —Asiento con la cabeza y salgo de la habitación, es el procedimiento médico normal. Miro mientras camina fuera de la oficina. Mi enfermera viene detrás de mí y se aclara la garganta.
—Una madre soltera como esa podría necesitar a un agradable hombre respetable para ayudarla a cuidar de ese niño. —¿Soltera? —pregunto para asegurarme que mis oídos la oyeron correctamente. —Muy soltera —dice mientras me da una palmada en el hombro.
—Honestamente, no estoy seguro. Estoy enamorado de la idea que ella representaba. Ella tiene un hijo al que crie durante seis años y despertar y no estar allí para ellos es doloroso. Le echo mucho de menos. Echo de menos ser su padre y su amigo, pero no puedo estar allí para él en este momento.
—¿Qué pasó? Tomo el columpio al lado de ella y me muevo hacia atrás y adelante.
—Su ex regresó y fue como si yo no existiera. No podía luchar por ella, porque ella estaba tan perdida por él que yo no tenía ninguna posibilidad. Lo intenté, ella lo intentó, pero era solo una cuestión de tiempo antes de que ella volviera a él y no podría estar ahí para ver eso.
Tres Traducido por: flochi Corregido por: Angeles Rangel
Esta noche planeo besar a Aubrey. Hemos caído en una rutina, bueno, tanto como podemos tener una aquí. Cada noche luego de la cena, charlamos. Las cosas han sido platónicas y sé que ha sido por mi culpa. Sus sutiles caricias me están diciendo todo lo que necesito saber, solo que tengo miedo de dar ese paso. No siempre estaremos aquí y yo solo me ofrecí de voluntario por un año. Ella vive aquí y planea ir a la universidad. ¿Qué pasa si empezamos algo solo para que termine demasiado pronto? ¿O qué pasa si no funciona entre nosotros? No estoy seguro de querer esa incomodidad. Aunque no puedo vivir con miedo. Cuando entro en la clínica, Aubrey está ayudando a una futura mamá. Me mira con ojos preocupados y sé que será un largo día. Acomoda a la madre en una habitación y regresa con su historia clínica. —¿Cuál es su situación? —Estoy en modo doctor a pesar de que ella ha estado en mi mente todo el día. Pensé que me cansaría de verla, pero han pasado semanas desde nuestra primera cena y le he dado la bienvenida al pensamiento de verla cada día ya sea en el trabajo o más tarde. —Estará lista en aproximadamente una hora. —¿Lo crees? —pregunto, alzando la mirada del archivo. —Sí, voy a apostar la cena. Extiendo mi mano para estrechar la suya.
—De acuerdo. Voy a ver a nuestra paciente. No me lleva mucho tiempo evaluar a la que pronto será madre. Es joven. Acaba de cumplir los quince. Esta es la parte del trabajo que odio. No me importa cuidar a los bebés y niños enfermos, pero cuando una jovencita entra con un vientre protuberante, la ira hierve en mi interior. La mayor parte de estas niñas son violadas cuando están en el campo trabajando para sus familias. En raras ocasiones una llegará con su marido igualmente joven y no puedo evitar pensar en Noah en unos cuantos años y me pregunto si este podría ser él algún día. Espero que no. Miro el reloj y sonrío cuando la labor de parto comienza. Aubrey ahora me debe la cena. Ha pasado una hora y media. Salgo para buscarla y golpeteo mi reloj. Ella pone los ojos en blanco y me sigue de regreso a la habitación. Aubrey administra los medicamentos, pero solo lo suficiente para aliviar el dolor. Necesito a la chica despierta y funcionando para sacar al bebé. Estamos limitados aquí de suministros y personal por lo que la madre necesita hacer más de lo que se requeriría a una en un hospital moderno. Aubrey sostiene su mano, algo que el padre del bebé o incluso los padres de la chica deberían hacer, pero no en esta sociedad. Aubrey le dice que puje, pero se encuentra con resistencia. Aquí es cuando un par adicional de manos serían de ayuda. Aubrey trabaja para calmarla mientras empujo cuidadosamente al bebé hacia adelante al añadir presión a su abdomen. Ella grita de dolor y hace que quiera matar al hombre que le hizo esto. Por cada cosa hermosa que este país ofrece hay algo igualmente desagradable para empañar mi opinión. Una comadrona local entra, inesperada, pero definitivamente necesaria. Asume el control para que yo pueda ocuparme de la paciente y ella se ocupará del parto. Aubrey acaricia la cabeza de la joven mujer, susurrándole. No sé lo que le está diciendo, pero parece funcionar. Ella mantiene los ojos concentrados en los de Aubrey todo el tiempo, las dos compartiendo algo que nunca entenderé y estoy de acuerdo con eso. La comadrona habla con ella y ella escucha. Los empujes comienzan y en cuestión de minutos la habitación está llena de los dulces sonidos de un recién nacido.
Le quito el bebé a la comadrona y empiezo a ejecutar las pruebas estándar al recién nacido asegurándome que este precioso bebé esté perfecto. En su mayor parte el bebé parece sano. Lavo a la niña y se la entrego a la madre. La unión es instantánea. Independientemente de cómo este bebé fue concebido, ella amará a su hija. Estoy agotado cuando entro al improvisado baño. Lavo mis manos y salpico agua fría en mi cara. El alumbramiento llevó más tiempo del esperado. Cuando llegué aquí no sabía que estaría asistiendo en los partos, pero no pude decir realmente que no. Estoy aquí para dar mi servicio a estas personas que tanto lo necesitan. Aubrey entra. Noto que es ella. Mi cuerpo ya está reaccionando a su presencia. Sus manos encuentran mi espalda y empiezan a masajear mis hombros. Cierro los ojos y me quedo inmóvil, permitiéndole trabajar algo de magia en mis músculos tensos. Sus manos se sienten tan bien, sus dedos trabajando los nudos rígidos. Me arrodillo para que ella no esté estirándose sobre mí. Ríe ligeramente, pero se mueve detrás de mí para terminar el trabajo. Giro mi cabeza de un lado a lado mientras sus dedos se mueven en mi cabello. Puedo sentir su respiración en mi cuello, su nariz acariciando a lo largo de mi mandíbula, ya no está más masajeando mi cuello. Sus labios se presionan contra mi cuello. Así no es cómo quería que nuestro primer beso sucediera. No en el trabajo, no tras un intenso parto. Me giro sobre mis rodillas y la enfrento. Su cabello rubio blancuzco está recogido en un moño desordenado, unas cuantas hebras sueltas enmarcan su cara. Sus ojos brillan. Aparto el cabello suelto de su cara y ahueco sus mejillas. Me inclino hacia adelante, besándola suavemente. Lo hago una vez más con un poco más de presión. Ella jadea cuando mi lengua pasa a lo largo de su labio inferior. Agarra en un puño mi camisa y me tira más cerca de ella, lo cual es mi señal para detenerme. —Tenemos que parar. Su rostro cae y libera mi camisa. Retrocede. —Oh, está bien. Pensé que…
Me pongo de pie y tomo su mano en la mía. —No, pensaste bien. Solo que no creo que este sea el lugar para que nosotros… ya sabes. —Bien. La acerco, envolviendo mi brazo alrededor de su cintura. —Créeme cuando te digo que quiero besarte y no puedo esperar cobrar después mi cena. —Beso la punta de su nariz y salgo del baño. Tengo que alejarme de ella antes de que la lujuria se apodere de mí y haga algo en ese pequeño cuarto que lamentaré. Luego del trabajo, me dirijo a los dormitorios. Necesito algo de tiempo a solas para pensar. Besar a Aubrey no fue un error, pero durante el día empecé a cuestionarme. ¿Estoy listo para una relación? Lo que Josie y yo tuvimos, fue real, al menos para mí y no estoy seguro de que seré capaz de hacerle frente a otra desilusión. No puedo hacer algo casual. No está en mi naturaleza, así que eso está fuera de cuestión. Supongo que Aubrey y yo necesitamos sentarnos y discutir lo que cada uno quiere y tomar una decisión en base a ello. No puedo salir lastimado otra vez. Simplemente no puedo. Afuera me encuentro con Aubrey en frente de los dormitorios una vez que el sol cae. Ellos nos mantienen bastante segregados aquí, con los hombres de un lado de la residencia y las mujeres del otro. Solo las parejas casadas tienen permitido compartir habitación. Tampoco nos animan a cofratenizar, algo que con lo que tenemos que ser cautelosos. Sé que no quiero ser echado del programa. Tan pronto como está afuera de la puerta, empiezo a caminar hacia el patio. Este ha sido el lugar de nuestra cita desde la primera noche. Sé que Aubrey me debe la cena, pero tenemos cosas más importantes que discutir esta noche. Nos sentamos en nuestros respectivos asientos, balanceándonos hacia adelante y atrás. El aire entre nosotros es pesado y esa es exactamente la
razón por la que no quería besarla en el trabajo hoy. No quiero que haya nada de incomodidad entre nosotros y ahora lo hay. —A Josie, que es mi ex, le pedí que se casara conmigo seis desagradables veces. Cada vez ella decía que no hasta la última que se lo propuse. La única razón por la que aceptó es porque nuestro amigo acababa de morir en un accidente de auto. Yo estaba en el hospital cuando él fue ingresado. Fui llamado a la sala de emergencias para ver a una niña que estaba teniendo problemas respiratorios. Cuando terminé con ella, vi a la mejor amiga de Josie en la sala de espera. La abracé hasta que la dejaron entrar y despedirse de su esposo y luego conduje a su casa. —Cuando llegué a casa, Josie no estaba allí, pero nuestro hijo (su hijo) estaba dormido por lo que no pude entender por qué no estaba en casa y entonces me di cuenta de que debió haber ido a cuidar de las gemelas de Katelyn. Mason y Katelyn tienen las niñas más hermosas. He sido su doctor desde que nacieron. Esperé hasta que Josie llegó a casa, sentando en las penumbras del living, observando cómo coche tras coche hacía brillar sus luces en la ventana. »Ella entró, su cara veteada por las lágrimas mostrándome lo desesperada que se encontraba de afecto. Acababa de perder a su mejor amigo y no pudo decirle adiós. La abracé toda la noche. Lloramos juntos y hablamos respecto a las maneras que necesitábamos para ayudar a Katelyn. Cuando el sol se levantó unas horas más tarde, me puse sobre una rodilla, con lágrimas en nuestro ojos y le dije que no podía vivir así más tiempo, que quería llamarla mi esposa y le dije que la vida es demasiado corta como para no tomar decisiones. Se lo volví a preguntar y por primera vez en seis años ella no dudó. »El único problema con mi propuesta es que no pudimos celebrar. No le pudimos decir a nadie que finalmente estábamos comprometidos porque nuestra felicidad ni siquiera se comparaba al dolor que estábamos sintiendo por perder a Mason. Los preparativos del funeral tuvieron lugar. Las vidas tuvieron que cambiar. Tuvimos que pasar a través de nuestras rutinas diariamente y semanalmente solo que con una persona menos. Nada estaba bien. Me pongo de pie e inclino contra el poste para poder verla.
—Cuando Mason murió supe que las cosas iban a ser diferentes, pero no esperaba que mi prometida se desenamorara de mí tan rápidamente. Su ex apareció como si no se hubiera ido por diez años. Estúpidamente pensé que ella recordaría el dolor que él le causó y se mantendría alejada, pero tienen un hijo y él quería formar parte de la vida de su hijo. No podía culparlo; Noah es un chico increíble, pero eso me dejó afuera. Tanto como Josie me aseguró que todo estaba bien, no era así. No tomó mucho tiempo antes de que mis sentimientos no importaran y lo triste es que sabía que iba a ocurrir por lo que debería haberme preparado, pero no lo hice. Mantuve la esperanza. Suspiro y meto las manos en los bolsillos. —La razón por la que te estoy diciendo esto es porque a veces me siento roto, como si he perdido el camino. La noche antes de irme, le dije que nos íbamos a mudar aquí y se negó a venir conmigo. Sabía que iba a negarse, pero era mi último intento. Me fui esa noche y nunca me despedí de Noah, y debido a eso lamento la decisión de irme de la manera en que lo hice. »Vivo con eso ahora y estoy luchando por encontrar una manera de hacer las paces. Se lo debo a él y a mí. Necesita saber que no hizo nada malo y que está bien que escogiera a su padre. Pero también te estoy diciendo esto porque estoy buscando el combo entero. Quiero una esposa y una familia lo más pronto posible y sé que tienes toda la vida por delante y probablemente no quieras hijos en un tiempo, pero no sería justo para ninguno de nosotros empezar una relación cuando tenemos diferentes objetivos en la vida. Aubrey se pone de pie y me preparo para verla alejarse. Me sorprende cuando se acerca, su expresión ilegible en la oscuridad. Me pongo tenso cuando siento sus manos en mi cintura, agarrando los lados de mi camisa. —¿Por qué no me preguntas lo que quiero en vez de asumirlo?
Touché. La miro y sonrío. —¿Qué quieres, Aubrey? —A ti —susurra.
Niego con la cabeza. ¿No escuchó nada de lo que dije? —No quiero nada casual. —Yo tampoco. Fui criada con valores tradicionales. Cuando te besé allá fue debido a la emoción por lo que acababa de presenciar. Cuando ella no quiso empujar, pensé que seguro perderíamos al bebé. Te observé ahí. Estabas tan calmado y seguro. Me impresionó cómo lo manejaste todo. No pude evitarlo cuando te encontré encorvado sobre el fregadero. Necesitaba tocarte. Necesitaba la paz que siento cuando estás cerca de mí. Respiro hondo. No estoy intentando alejarla. Solo no estoy buscando algo temporal. —Me voy a ir pronto. Solo estoy aquí por un año. —Soy voluntaria con padres misioneros, Nick. Puedo ir y venir como me plazca. No tengo que aportar con un año o incluso un mes. Si mañana quiero ir a otro hospital puedo hacerlo. Paso mi mano a través de mi cabello. Ella lo pone todo tan tentador, pero no sé si es suficiente. —¿Qué estás diciendo? Se acerca más, su pecho presionándose contra el mío. Deseo que haya la bastante luz para poder ver su cara. Ver su expresión. Sus labios raspan justo debajo de mi barbilla. No puedo evitar sonreír, ella no puede alcanzarme a menos que me agache. Aubrey envuelve sus brazos a mi alrededor, apoyando su cabeza en mi pecho. Hago lo mismo, apoyando mi cabeza en la cima de la suya, y miro en la oscuridad. Desearía que la vida fuera simple. —Cuando comencé aquí no estaba segura de si iba a quedarme. Les dije a mis padres que quería explorar cada aldea y encontrar la mejor para mí. Mamá esperaba que regresara a Sudáfrica y fuera a la universidad para diseño de modas o algo así de estúpido. Siempre estaba diciendo que decoraría antes que curar. Tenía que probarle que estaba equivocada.
»La mañana que entraste, olvidé respirar. Me ahogué con mi propia lengua. No porque fueras divino y muy guapo, que en caso de que tengas algunas dudas, lo eres completamente; es por la manera en que te condujiste. Entraste como si fueras el líder y hubiera que hacer un cambio. Yo era esta nueva enfermera y observé a las demás adularte y ni siquiera reconociste la atención que estabas recibiendo. »Pensé: “Vaya, su esposa es una mujer afortunada” solo para descubrir que no estabas casado. Mis esperanzas se dispararon, pero no me hablabas. Eras, lo sigues siendo, una fuente de agua fría para las charlas. Las enfermeras, te adoran, y aquí estoy yo en tus brazos intentando encontrar una manera de conservarte. No sé si creo en el destino o los cuentos de hadas, pero en el momento en que entraste a la clínica en mi primer día, supe que estaba metida en problemas. Quiero intentarlo, si lo tú lo haces. Tú haces que todo lo feo en este mundo parezca un poco mejor cuando cierro los ojos a la noche y sería una tonta al dejarte ir porque no quieres algo ocasional. Asimilo sus palabras. Me pegan justo al corazón. Pero hay una pregunta que tengo que saber. Me agacho y susurro: —¿Volverías conmigo a los Estados Unidos? —Siento su reacción antes de que ella diga las palabras. Empieza a asentir. —Estábamos destinado a conocernos, Nick. No tengo dudas en mi mente de que estabas destinado a ser para mí. Si quieres que regrese a los Estados Unidos contigo, con gusto caminaría a tu lado en tu siguiente aventura. No espero otro minuto. Capturo sus labios con los míos En mi corazón, sé que ella está diciendo la verdad. Puedo sentirlo. La pérdida es inmediata cuando se aparta. —¿A dónde vas? Ella sostiene mis manos, extendiendo nuestros brazos. —¿Nunca hiciste algo espontáneo?
Intento acercarla de nuevo. Esta es la única vez que podemos tocarnos y ella acaba de declarar que me seguirá a cualquier parte y ahora está de pie muy alejada. Me encojo de hombros. No puedo recordar la última vez que fui espontáneo, aparte de pedirle a Josie que se casara conmigo. —No puedo decir que lo haya sido —contesto. Finalmente me rindo y la arrastro hacia la residencia. No puedo ver su cara y eso me está volviendo loco. Me detengo justo afuera de nuestra residencia. Allí hay la suficiente luz para que podamos vernos cuando hablamos. Me gusta de esta manera más, aunque tendremos que hablar en voz baja—. Dime lo que está pasando por esa mente. Su sonrisa es perversa con un pequeño brillo malvado en sus ojos. Está tramando algo y tengo la sensación de que voy a estar en el extremo receptor ya sea que me guste o no. La acerco a mí, mi mano ahuecando la parte posterior de su cabeza, sosteniéndola mientras la beso profundamente. El hombre en mí quiere tomarla. Hacerla mía. El voluntario en mí sabe que tenemos que acatar las reglas. Se han establecido para protegernos. A pesar de todo lo que quiero mandarlas a la mierda y llevarla de regreso a mi habitación, sé que no puedo. —¿Te casas conmigo?
Cuatro Traducido por: Fer_lul Corregido por: Angeles Rangel
—¿Por qué no, Josie? Vivimos juntos. Estamos criando a tu hijo como nuestro. Celebramos fiestas y cumpleaños como una familia. ¿Dime por qué no, después de tres años? ¿Por qué no quieres casarte conmigo? Josie me mira con lágrimas en los ojos. Las limpia con enojo, corriendo su maquillaje en el proceso. —No lo sé. —Eso no es una razón y tú lo sabes. —Me quito los zapatos y me dirijo a su habitación. Ya he terminado con eso de llamarla “nuestra habitación”. Claramente estoy equivocado aquí, pensando que tenemos algo especial. Me quedo mirando al armario y miro mi ropa al lado de la de ella. No puedo quedarme aquí, no esta noche. No después de este segundo rechazo. Mi maleta se burla de mí en la esquina, recordándome que no hay nada en esta casa que sea mío, además de ropa y algunos libros. Me mudé a su casa. Nunca le di un segundo pensamiento. Las cosas de Noah están aquí y tenía sentido. La casa es lo suficientemente grande para nosotros tres, a pesar de que quiero ampliar nuestra familia. Creo que tengo que darle espacio. Tal vez esa es la única respuesta. Saco mi maleta del armario y la pongo sobre la cama. La cremallera es ruidosa, haciendo eco por toda la habitación. Sacudo la cabeza mientras empiezo a vaciar mi lado de la cómoda. La ira se acumula con cada carga hasta que estoy lanzando las cosas en el agujero oscuro.
Tirando de mis camisas y pantalones de las perchas, se van volando, golpeando las paredes y el techo. Sé que estoy haciendo más ruido del necesario, pero estoy cabreado. ¿Por qué sigue diciendo que no y cuándo voy a apartarme de este maldito juego y dejarla? Es evidente que ella no me ama como yo la amo. Siempre estoy luchando contra un fantasma por su afecto. —¿Qué estás haciendo? La miro, de pie en la puerta del armario, mi respiración dificultosa. —¿Qué te parece que estoy haciendo? —Parece que me estás dejando. —Ding... Ding... Ding... Johnny, dile lo que ha ganado. —Doy un paso hacia ella—. Bueno, Johnny, la Sra. Preston ha ganado su vida de regreso. Ella ya no tiene que fingir estar enamorada del buen doctor. —Me doy la vuelta antes de que pueda ver su reacción. Puede que haya sido un poco duro, pero no me importa. Ya he terminado con ser el único en poner esfuerzo en nuestra relación. Voy más allá de ella, chocando su hombro al pasar. —No puedes hacer esto. —Sí puedo. —Lanzo mi pila de ropa en la maleta y me dirijo al baño. Da un paso delante de mí, bloqueando mi camino. Si no la amara, la recogería y la movería fuera de mi camino. Soy una torre sobre ella. Ella es mi pequeña muñeca de trapo—. Muévete, Josephine. —No puedes dejarme. —Increíble. ¿Quieres que me quede? ¿Quieres que viva aquí sabiendo que no me amas? La primera vez lo comprendí, no habíamos estado juntos tanto tiempo. ¿Pero ahora? No hay excusa. Tú no me amas, lo entiendo. Voy por mis cosas y estaré fuera de tu vista en una hora. Josie pone sus manos en mi pecho, impidiéndome moverme.
—Yo te amo, Nick. Te amo mucho, pero tengo miedo. Estoy tan asustada de que si digo que sí todo vaya a cambiar. Me encanta la vida que compartimos y el matrimonio cambia las cosas. Cambia a la gente. —Quiero una vida contigo, Josie. Quiero tener un bebé. Ella mira hacia otro lado y sé en mi corazón que ella no está lista para eso. Ser madre a los dieciocho realmente hace una diferencia en algunas personas. —No estoy lista. —Sí, lo sé, pero yo sí y tengo que pensar en mí también. Tres años, Josie. La mayoría de las mujeres están rogando a sus hombres que se les propongan después de uno. Te lo he preguntado dos veces y cada vez me has rechazado. No puedo soportar más rechazo. —Nick, te amo. Lo hago. Estoy asustada. —Sus manos se mueven hacia arriba sobre mi pecho. Sé que debería contener sus avances, pero no puedo. Soy masilla cuando se trata de ella. La he querido durante tanto tiempo que estoy dispuesto a torturarme solo para mantenerla. »Tengo miedo de perderte. —No me vas a perder —dice mientras sus dedos desabrochan mi camisa. Tengo que decirle que no. Hemos estado en este camino antes. Esto lleva a la cama, al sexo increíble y me olvido de cómo hemos llegado a este punto. Mis manos reprimen sus muñecas, deteniéndola de terminar el trabajo. —No va a funcionar esta vez. Me muevo a un lado y la dejo de pie en su habitación. No sé a dónde voy, pero tengo que salir de esta casa y lejos de ella. Ella es una tentación del mal que sabe cómo salirse con la suya conmigo y necesito pensar con claridad.
Conduzco hacia Ralph. Está muerto, lo cual es sorprendente. Me subo a un taburete en el bar y hago la señal para una cerveza. El taburete a mi lado se mueve y puedo sentir a la persona a mi lado suspirar. —Eso no tomo mucho tiempo. —Son las mujeres, ellas hablan —dice Mason y toma un sorbo de su cerveza. —Me doy por vencido, hombre. No puedo hacerlo más. —Te escucho. Lo miro por el rabillo del ojo. —¿No se supone que debes convencerme para volver con ella? Sacude la cabeza y empieza a raspar la etiqueta de su botella. —No, le dije a Katelyn que no voy a hacer eso. Josie no tiene sentido. Su mundo gira a tu alrededor y el de Noah, y sin embargo, no está dispuesta a hacerlo oficial. Ni siquiera voy a pretender entender lo que está pensando. —Está asustada de que las cosas vayan a cambiar. —Lo harán, pero no hay nada de que asustarse. Caray, yo casi me orino antes de pedirle a Katelyn que se casara conmigo. Me río. —Has estado haciendo eso desde la escuela secundaria. —Nah hombre, no como eso. En el momento en que decidí preguntárselo y fui a preguntarles a sus padres, vomité en sus arbustos. Yo era un manojo de nervios, tenía miedo de que pensaran que yo no era lo suficientemente bueno para su hija. Y el día que se lo pregunté, creo que me orine un poco encima cuando ella dijo que sí. Sin embargo, si alguna vez se lo dices, lo negaré y nunca serás admitido en mi casa.
No puedo dejar de reír. No tengo dudas de que Mason está diciendo la verdad. —El Sr. Preston me ha dado su bendición. Fue fácil preguntarle. Creo que se lo esperaba. —Estoy seguro de que lo fue. Le gustas. —Josie no lo hace. Mason pide dos cervezas más y un plato de cacahuetes. Él siempre está comiendo, pero no puedo dejar de tomar algunos. —Josie te ama y sé que la amas. Creo que a veces solo tienes que esperar que la mierda salga si realmente quieres estar con esa persona. Sé que es un dolor en el culo, pero ella vale la pena. —No estoy tan seguro de que ella me ame o la idea de que me ame. Creo que tiene miedo de estar sola. Mason me golpea en la parte posterior de la cabeza. Yo le doy la mirada de “qué diablos” y él sonríe. —Si yo no creyera que ella te ama, no estaría sentado aquí cuando tengo una cosita caliente esperándome en casa. Créeme, Ashford, puedes ser más alto y bonito, pero tú no tienes una maldita erección por Katelyn. —¿Sabe que hablas de esa manera de ella? —Sí, y le encanta. Una vez más, no tengo ninguna duda de que está diciendo la verdad. Se necesita alguien especial para amar a alguien como Mason. —¿Qué debo hacer? —Vete a casa y haz el amor con ella y sé paciente. Ella pasó por más de lo que nadie debería tener que atravesar y está asustada. Acéptalo y sigue adelante y olvídate de sus razones y simplemente quédate con ella. Te garantizo que no va a ir a ninguna parte. Veo la forma en que te mira. Tú la has hecho sentir de nuevo todo. Si la dejas porque ella tiene miedo no te hace ser mejor que el otro tipo.
—El otro tipo era tu mejor amigo. Mason se acaba el resto de su cerveza y arroja algo de dinero en el bar. —Sí, bueno ya no lo es. Veo cómo se va, repitiendo todo lo que dijo. Tiene razón en su propia manera. El amor debe ser más importante que cualquier otra cosa y la amo. La amo más que a nada en mi vida aparte de Noah. Todavía puedo ser su padre sin compartir su apellido.
Cuando llego a casa, está a oscuras. Abro la puerta encontrándola sentada en una de las sillas de la cocina, en la entrada. Ella lo está haciendo para que no la extrañe. Ella me mira con su roja e hinchada cara y me rompe el corazón. Cierro la puerta con cuidado y me apoyo contra ella. No estoy seguro de estar listo para hablar de lo que pasó antes. —No puedes dejarme. —Lo sé. —Me dejo caer de rodillas y entierro mi cara en su regazo. Mason tenía razón. La amo demasiado como para dejarla. Podemos trabajar a través de eso, prometer un compromiso. Haré todo lo posible para mantenerla. —Te amo tanto Nick. No puedo perderte. —No lo harás, cariño. No voy a ninguna parte. —Te voy a dar un bebé, si eso es lo que quieres. La miro, sorprendido por lo que acababa de decir. Niego con la cabeza. —Por mucho que quiera tener un bebé contigo, podemos esperar hasta que estés lista.
Ella me acerca. Rodeando con sus brazos alrededor de mi cuello la levanto y la llevo a nuestro dormitorio. Miro a mi alrededor y veo que la habitación está limpia. Ella quitó la ropa y lo hizo ver como que nada malo había pasado por aquí. La recuesto suavemente, quitándole su blusa. Se quita los pantalones cortos mientras me levanto y me desnudo para ella...
Cinco Traducido por: Katt090 Corregido por: Deyanira
—Toc, toc. —Miré hacia arriba de mi escritorio para encontrar a mi compañero de trabajo, Roman, de pie en la puerta. —Adelante —digo aclarando mi voz. No puedo creer que recordé aquella pelea con Josie. Estaba seguro de que estaba dejándola ir, pero no, como el idiota que soy me quedé y tomé más de su castigo. —¿Ya has empacado todo? Miré a mi alrededor a la escasa habitación. Solo fotos colgadas de mi compañero de piso. He traído mi ropa y un cuadro de Noah. Esa es la medida de mis posesiones personales. —Sí, solo tenía ropa. No he traído mucho conmigo. —Es una pena que no te vayas a quedar más tiempo. Nos vendría bien por aquí. Sonrío y asiento en señal de agradecimiento. —Es tiempo de volver a casa. Tengo una práctica ahí, realmente debo regresar. Le dije a mis subalternos que me iba por un año y extraño a mis pacientes. —Entiendo —dice. Él me da un golpecito en el hombro—. Te veré abajo en unos minutos.
Me volteo a mi escritorio y termino lo que estaba trabajando. Es difícil de creer que mi año está acabado. He aprendido mucho y no puedo esperar para volver a casa a Beaumont y unirme a mi práctica de nuevo. Sé que cuando vea a Josie, voy a ser capaz de sonreírle y desearle un buen día. Ya no albergo ese tipo de sentimientos por ella. Termino la carta me voy por mi sustituto y dejo mi pluma. Con un último vistazo entro en la gran sala. Mis amigos están aquí para decir adiós. Busco a Aubrey mientras extiende su mano a la mía, une nuestros dedos juntos. Hemos estado juntos por tres meses. Sé que no es mucho tiempo según algunos estándares, pero para nosotros es suficiente. Esta noche, cuando lleguemos a Londres, por fin voy a poder hacer el amor con ella. Hemos esperado. Hemos estado bien. Y hasta ayer por la noche escondimos nuestra relación a nuestros colegas. Sabemos que algunos lo sospechaban, pero mantuvimos todo platónico y profesional durante las horas diurnas. Cuando Aubrey me pidió que me casara con ella, quería decir que no, pero luego me recordé lo que se sentía cada vez que Josie decía esa palabra y no podía hacerle eso a ella. ¿Poco convencional? Sí, pero era perfecto para nosotros. Caminamos de la mano hacia el centro de la habitación donde el pastor está situado. Le beso la mano y la miro, asintiendo que estamos listos. —Nos hemos reunido aquí para celebrar la unión de Nick y Aubrey... La miro, mareado de la emoción. Ella va a ser mi esposa y va a volver a Beaumont conmigo. Ella no ha decidido lo que quiere hacer. Le dije que no me importaba, siempre y cuando ella estuviera conmigo, no importaba. En secreto, espero que haya un bebé en el futuro y que quiera quedarse en casa y ser mamá, y si no, que así sea. Vamos a estar juntos. Eso es todo lo que importa. Cuando la miro, sé cómo se siente el verdadero amor. Son las mariposas que recibes cada vez que esa persona entra en la habitación u obtienes una bocanada de su perfume de otra habitación. Aubrey me hace eso a mí. Sabía que esa noche, no hace mucho tiempo, cuando abrí la puerta para ella que ella sería mi esposa. Si tuviera que quedarme aquí un año más
para probarlo, lo haría, pero estoy agradecido de que ella es suficientemente inteligente por los dos.
lo
Pronto me di cuenta de que estaba demasiado centrado mirándola que me estaba perdiendo mi ceremonia. —Puede besar a la novia —dice el pastor. Tiro de ella cerca, mis manos ahuecando su delicado rostro y presiono mis labios con los suyos. —Ahora los declaro, Dr. y Sra. Ashford. Levantamos nuestras manos para los aplausos de nuestros amigos. Caminamos por el pasillo de mano en mano. Recojo nuestras maletas y nos dirigimos a la camioneta que está esperando. Aubrey reparte abrazos mientras cargo las maletas. Me quedo mirándola y agradezco a Dios todos los días por ella. Ella me enseñó el verdadero significado del amor y la paciencia. Tal vez debería agradecer a Liam. Si él no hubiera aparecido, probablemente no estaría aquí hoy. Levanto a mi novia en la furgoneta y saludo a todo el mundo mientras nos dirigimos hacia el sol para comenzar nuestro próximo capítulo.
Seis Traducido por: nelshia Corregido por: Deyanira
—Buenos días. —Mis labios rozaron contra su piel desnuda, desesperado por ella. Desde nuestro arribo a Beaumont nuestra luna de miel ha llegado a un chirriante alto. Supongo que vivir con tu nueva familia política, a los que nunca has visto, de alguna manera mata el estado de ánimo. Le he prometido que nos mudamos en cuanto nos encontremos un lugar para nosotros. —¿Qué tienen de buenos? —Tiro de su manta hacia abajo, un poco, descubriendo más de ella. Durante dos semanas he estado acostumbrado a ella durmiendo desnuda y ahora está cubierta con una camiseta tipo tank muy ofensiva. Beso mi camino hacia abajo por su cuerpo, levantando el dobladillo de su camiseta y colocando mis labios en su espalda. —Nick… —murmura ella en su almohada. Una cosa que aprendí sobre Aubrey desde que estamos aquí es que no le gusta el frío. En absoluto. Ni siquiera en la linda chaqueta de invierno que mi mamá recogió para ella. Supongo que debería haberla advertido antes de casarnos, pero sinceramente el pensamiento nunca cruzó mi mente. Le doy la vuelta y ataco sus labios. Esto es lo más lejos que podemos ir y apesta. El caer enamorado de ella en África fue lo suficientemente difícil, pero al sostenerla ahora y ya haberla tenido y no poder tocarla, iba a ser la muerte para mí. —¿Qué quieres hacer hoy? —Arrastro mis labios sobre su clavícula.
—¿No tienes que trabajar? —Los médicos no trabajan los fines de semana. Aubrey se ajusta debajo de mi peso causando más problemas. Gimo y entierro mi cara en su cuello. —Quiero buscar un apartamento o una casa. Algo para que nosotros vivamos como marido y mujer, porque me estoy poniendo muy necesitada. Suspiro. —Lo sé, yo también. —Me levanto y miro a mi esposa. No puedo creer que hace poco más de un año estaba arribando a África, con la cola entre las patas y el corazón roto. Sabía que iba a volver a casa, pero no contaba con que una esposa volviendo conmigo—. Te amo. —Yo también te amo. —Ella me jala cerca y me besa profundamente, haciendo que me alejé de todo demasiado pronto. —La búsqueda de casa será. —Me levanto de un salto y salgo de la cama con mi mente puesta en una ducha fría. —Quiero ir a esa pequeña cafetería en Main Street para el almuerzo. ¿Podemos hacer eso? Es una buena cosa que este girada mi espalda porque la expresión de mi cara le dirá exactamente lo que mi cerebro está diciendo. “Demonios no”. —Por supuesto, cariño. —Salgo de la habitación lo más rápido que puedo.
Amo los domingos por la tarde. Noah va con los Preston y nosotros solo nos relajamos. Hoy, Josie tiene una sorpresa para mí. He tratado de descubrirla, pero la ha mantenido en secreto. Incluso Katelyn no me lo diría.
Josie nos lleva al parque. La miro inquisitivamente y se encoge de hombros alegremente mientras se baja del coche. La sigo y corro para alcanzarla. Me extiendo por su mano, llevándola a mis labios. Coloco un largo beso y deseo que mi anillo estuviera adornando su dedo. No puedo dejar de pensar que este el momento correcto. El que yo he estado esperando, pero no puedo aguantar más rechazos. Me he resignado a vivir como su pareja y no su marido. No va a ser suficiente, pero voy a encontrar una manera de hacer que funcione. Josie nos lleva a la banca del parque que da a Main Street. Hace aproximadamente dos años las autoridades de la ciudad decidieron revitalizar esta zona. Postes de luz de hierro forjado fueron instalados, una bonita valla se colocó alrededor del parque y se añadieron los bancos del parque. Al otro lado del parque, las empresas comenzaron a reconstruir y rehacer sus fachadas, trayendo de vuelta la vieja sensación de ciudad natal. El único problema con esto es que algunos no pudieron costear la actualización y de sus negocios fracasaron, dejando escaparates vacíos. Nos sentamos, su mano en mi regazo. Me encanta esto. Me encanta que somos una pareja, criando a nuestro hijo y viviendo una vida plena. No necesito que ella tenga mi apellido para hacernos una familia. Ya lo somos. —¿Qué estamos haciendo aquí? —Miro a mi alrededor y me pregunto por qué de todos las bancas eligió la que da al edificio deteriorado. —¿Qué ves cuando miras a ese edificio? —Ruinas. —No, Nick, míralo realmente. ¿Qué ves? Hago lo que ella pide y estudio el edificio. Alguna vez fue una tienda de juguetes. El Sr. Preston me dijo que trabajaba allí cuando era joven y que aprendió a tallar un tren de madera, gracias al dueño, el Sr. W. Dijo que nadie sabía lo que la W representaba y nadie alguna vez se molestó en preguntar. Él murió hace unos años y no tenía una familia para operar el almacén por él. Ha estado vacío y cayéndose a pedazos desde entonces.
—Veo a la tienda de juguetes en su apogeo. Niños corriendo a la tienda después de la escuela para ver qué nuevos juguetes Sr. W hizo. —Mi padre hubiera hecho eso. —Lo sé, así es como me lo imagino. Él le cuenta a Noah acerca de cómo era todo el tiempo. Dime, Josie, ¿qué es lo que ves? Su expresión es la que quiero ver cuando le pida que se case conmigo. Su rostro se ilumina, sus ojos se agrandaban y su sonrisa es de oreja a oreja. Me rompe el corazón saber que una tienda vacía y desecha puede conseguir la reacción que necesitaba tan desesperadamente. —Veo mi sueño. —¿Tu sueño? —No quiero sonar como un novio insensible, pero esta es la primera vez que he oído hablar de un sueño. —Quiero abrir una tienda de flores en la antigua tienda de juguetes y llamarla Whimsicality1. —¿Por qué? Josie me mira y no puedo descifrar si está enojada o realmente preocupada de que no sé la respuesta a mi propia pregunta. —Quiero traer la misma felicidad que el Sr. W. hizo para la gente, pero con flores. —Está bien. —Hablé con mi papá. Él me dará el préstamo para empezar y Henry va a hacer toda la construcción al costo. Veo la forma en que habla de su sueño y sé que será exitoso. Puedo ver todo tomando forma en su mente y en la mía. La alegría pura que está mostrando en su rostro mientras habla sobre la apertura de una tienda es fascinante. Si esto es lo que quiere hacer, haremos que suceda. —¿Cuándo empezamos?
1
Whimsicality: Extravagancia.
Josie salta en mi regazo y envuelve sus brazos apretados alrededor de mi cuello. Empiezo a pensar que este podría ser el momento, pero me contuve y simplemente disfrute de lo que estamos celebrando.
—Nick, ¿vienes? Parpadeo varias veces para aclarar mis pensamientos. No sé lo que esperaba. Tal vez pensé que las bancas del parque se habrían ido, o que este café nunca despegaría. Estoy equivocado en ambas cosas. Aubrey ha tenido que arrastrarme por la calle ya que mis pies decidieron que ya no funcionaban para los fines previstos. Pensé en decirle que no me sentía bien y que tenía que descansar antes de volver al trabajo mañana, pero le debo esto. No puedo esperar que se quede encerrada en la casa de mis padres todo el tiempo. Quiero que Beaumont sea su casa y lamentablemente eso significa que voy a estar encontrándome con Josie. —Me estoy muriendo por probar este café desde que tu madre y yo fuimos el otro día. —Aubrey sube los tres pasos que conducen a la cafetería. Cuando Josie me dijo acerca de la ampliación me puse como loco. Pensé que solo quería hacerlo para que Liam tuviera un lugar para tocar. Le dije que era una estupidez y una pérdida de dinero. Parece que me equivoqué. Solo hay unas pocas sillas disponibles con una línea de gente en el mostrador. No hay música en este momento, gracias a Dios. No sé lo que haría si viera Liam. Sé que vamos a terminar hablando tarde o temprano, pero estoy anhelando por mucho más tarde. En realidad lo que estoy esperando es saber que se ha ido de nuevo a L.A. dejando a Josie aquí. Al menos así puedo estar en la vida de Noah y tener una relación algo razonable con él.
Estoy en la fila detrás de Aubrey. Josie ha creado un largo espacio, que combina la floristería y la tienda de café en una sola. Busco a mi alrededor por Jenna, pero no la encuentro. Siempre me ha gustado. Ella era muy buena para Josie cuando estábamos saliendo. —¿Por qué estás tan nervioso? —No lo estoy. —Sí lo estas. Aquí, dame un beso. —Aubrey me tira hacia abajo, sin miedo a las demostraciones públicas de afecto. Me alejo de ella cuando escucho un carraspeo. Levanto la vista y al instante deseo estar de regreso en África. Me gustaría tener un espejo para que pudiera ver lo que mi cara parece, porque la cara de Josie es impasible. Miro de ella a Aubrey, que esta ajena a lo que está pasando y de regreso a Josie que sonríe suavemente como si estuviera saludando al próximo cliente. Aubrey camina hacia adelante y coloca su orden. Josie es tranquila, respetuosa, pero puedo ver las preguntas arremolinándose en su mente. Sé lo que está pensando y por alguna razón me molesta. ¿Por qué es bueno que ella siguiera adelante, pero yo no puedo? Veo el anillo en el dedo, el que tan vehementemente traté de cubrir. Me doy cuenta de sus ojos a medida que viajan a través de mi mano y luego a la de Aubrey. Usamos bandas de boda sencillas nada ostentoso y llamativos, pero suficientes para nosotros y el momento en que dijimos nuestros votos. Ella no muestra ningún signo de reconocimiento. Ni molestia o felicidad. —¿Qué puedo hacer por ti, Nick? —Pensé que oír su voz por primera vez en más de un año sería traer de vuelta el dolor que sentí cuando me fui, pero no es así. Mi corazón no está doliendo ni amenazando con estallar fuera de mi pecho. No estoy recordando la noche en que me fui o la vida que dejé atrás. Los besos compartidos y momentos románticos que tuvimos no inundan mi conciencia. Miro a mi esposa y sé que me he casado con mi alma gemela. La beso en la nariz, agradecido de que tomé la decisión, la correcta para mí, y me casé con ella. —Solo café, Josie.
El recuerdo de nuestras largas conversaciones sinceras es evidente en el rostro de Aubrey. No estoy seguro de qué esperar. Nosotros no hablamos de mi vida aquí y lo que significaría que nos encontramos cara a cara con mi pasado. Aubrey se da vuelta y extiende su mano a Josie. Observo como mi antiguo amor y mi amor para siempre se dan la mano. —Es un placer conocerte. He oído hablar mucho de ti. La cara de Josie es inexpresiva y por mucho que me dan ganas de reír que sé que está pensando las cosas más horribles. —Estoy segura de que lo haces. —Josie aleja la mirada y se entretiene con nuestra orden. —Nick no dijo nada malo de ti. Él tiene el máximo respeto por ti. Josie agacha un poco la cabeza. Sé que está teniendo dificultades para creerle a Aubrey. Probablemente tengo todo el derecho de tirar su nombre, pero no lo hice y no lo haré. Somos adultos y cosas pasan. Estoy molesto, sí, no porque no estemos juntos, sino porque he perdido Noah. —Traeré su café —dice mientras desaparece detrás de la gran máquina de café. Guío a Aubrey a una mesa y saco su silla. Cuando me siento, inspecciono la cafetería. No hay necesidad de decirlo, estoy sorprendido. Cuando Josie compró este espacio destartalado nunca esperé que fuéramos capaces de hacer realidad su sueño. Solo unos días después de la apertura Whimsicality, ella tenía una línea fuera de la puerta y bajando por toda la calle solo para comprar flores. Los cuatro de nosotros: Mason, Katelyn, Josie y yo, trabajamos día y noche para conseguir este lugar listo y funcionando. Me tomé una semana de vacaciones, nuestras vacaciones planeadas para Disneyworld fueron canceladas, para ayudar a abrir la tienda. Debería haber sido más tolerante cuando ella llegó a casa con sus planes de expansión, pero todos sabemos lo que sentía por ellos. Estoy feliz por ella. Estoy feliz por mí.
—¿Vas a preguntarle? Aubrey me despierta de mis cavilaciones. —¿Preguntarle qué? —Si puedes ver a Noah. —No. —Saqué un paquete de azúcar y jugué con él. Aubrey pone su mano gentilmente sobre la mía. Muevo la mía muy ligeramente para que pueda tomar su mano. —Noah es la única persona de la que hablaste todos los días. Necesitas esto, Nick. ¡Necesitas verlo y decirle que lo sientes por solo irte así nada más! —No lo sé. Ella no tiene ninguna razón para dejar que lo vea. —Solo pregunta. No respondo porque Josie está haciendo su camino hacia nosotros. Coloca el café y una variedad de pasteles. —Va por la casa. —Apostilla una sonrisa y no puedo decir si es falsa o no. Aubrey me patea la pierna. Yo frunzo el ceño hacia ella, pero la mirada que me está dando es mucho peor. Tengo una sensación de que si no hago como ella lo sugiere, voy a tener problemas. Miro a Josie, quien nos está observando a ambos. No puedo mantener el contacto visual con ella. No sé qué haría si veo una mirada negativa en sus ojos cuando le pregunto. —¿Puedo ver a Noah?
Siete Traducido por: Helen1 Corregido por: La BoHeMiK
Quiero devolver las palabras tan pronto como las he dicho. Debería haber esperado. Preguntándole hoy, el primer día que ella sabe que estoy de vuelta en la ciudad, probablemente, no es la mejor idea. Me da miedo mirarla por temor a que la respuesta este escrita por toda su cara. No estoy seguro de que pueda manejar el rechazo. Tengo que verlo, pedir disculpas por mis acciones, y pedir su perdón. Él es, con mucho, la persona más importante en mi vida, aparte de Aubrey, y quiero tener con él en que pueda, algo parecido a una amistad. Creo que al menos le debía eso. Josie da un paso atrás. Mis ojos están puestos en ella, esperando su reacción. Mira alrededor de la tienda, sonriendo a los clientes que acaban de entrar. Ella baja la cabeza. ¿Está avergonzada? —Esta no es una conversación para tenerla aquí, Nick. —¿Dónde se puede tener esta conversación? —No lo sé. No esperaba verte. —Sí, bueno, yo no esperaba un montón de cosas, pero la vida tiene una manera divertida de determinar su propio camino. Trato de ocultar el sarcasmo en mi voz. En el fondo, sabía que ella no tenía otra opción cuando se trata de Liam. Solo tenía la esperanza de que yo fuera suficiente para ella. —¿Dónde te estás quedando?
Quería gritar “en la casa que compartimos”, pero me mordí la lengua. Esa fue siempre su casa. Yo solo me quede en allí durante años. —Nos hemos estado alojando en casa de mis padres, pero acabamos de alquilar un apartamento frente al parque. Josie mira por la ventana. Sé que ella puede ver el apartamento desde aquí. Esto es lo que quiere Aubrey y no se lo voy a negar. —¿Cuándo te vas a mudar? —Vamos a estar allí el próximo fin de semana. Josie asiente. —¿Qué tal si Liam y yo vamos a tu casa? Llevamos la cena y todos podemos sentarnos y hablar sobre lo que es mejor para Noah. Miro a Aubrey que asiente con la cabeza. Nunca le agradeceré lo suficiente por apoyarme en que tenga el vínculo de un hijo con otra mujer. —Mi número no ha cambiado. ¿Por qué no discutes a fondo los detalles con Liam y me llamas? —Está bien. Josie va y atiende a sus otros clientes. En el pasado, la habría visto alejarse. Dejando que mis ojos se detuvieran en su cuerpo más de lo necesario, pero no ahora. Con una última mirada a su figura mientras se alejaba, niego con la cabeza. El pulgar de Aubrey acaricia la parte superior de mi mano. —Lo has hecho bien. —Me siento como un idiota. Estoy tendiéndome una trampa mí a mismo. —¿Por qué dices eso? —Liam y yo somos cualquier cosa menos amigos. Él no tiene ninguna razón para dejarme ver a su hijo.
Aubrey se inclina sobre la mesa. La encuentro a mitad de camino y la beso suavemente. —Todos son razonables, solo tienes que creerlo. Quiero decirle que está equivocada, que no todo el mundo es razonable, especialmente Liam Westbury o Page, cualquiera que sea ahora. También tengo que encontrar el momento adecuado para decirle que odio la camiseta con la que duerme y que está por conocer al cantante de la banda que adorna su pecho por la noche. No sabía que era una fan hasta que llegamos aquí. Supongo que “¿quién es tu banda favorita?” era un tema de conversación que deberíamos de haber tenido en África. No es una conversación que este emocionado por tener. Nos tomamos de la mano mientras caminamos por la calle. Aubrey se acurruca a mi lado por el frío. Me siento mal por ella, sé que tenemos que ir al centro comercial y comprar algo de ropa más funcional. Las cosas que compró con mi madre son demasiado… elegantes o tal vez solo necesita acostumbrarse al frío. Quiero decir, no hace tanto frío, pero lo hace cuando se ha vivido con el abrasador calor durante toda la vida. Envuelvo mi brazo alrededor de ella, con la esperanza de proporcionarle más calor corporal. Caminamos un poco y abro la puerta roja que conduce a mi consultorio. Cuando ella entra, sus ojos se abren como platos. Mi consultorio está decorado en tonos rojos, azules y verdes por un lado; rosas, morados y amarillos por el otro. En una esquina se encuentra una casa de muñecas, un soporte lleno de muñecas y una familia de plástico. El lado de los chicos tiene camiones de bomberos, bloques de construcción y figuras militares que Noah insistió en poner aquí. Aubrey se aleja de mí y mira a su alrededor. —Has hecho de tu oficina una zona de diversión. Llego detrás de ella y la encierro en mis brazos. Me gusta poder descansar mi cabeza sobre la de ella ya que de alguna manera me hace sentir como si la estuviera protegiendo. —Los niños pequeños odian el consultorio del médico. Ellos saben que es donde vienen a vacunarse. Tenía que darles un poco de felicidad.
—Es genial. —Froto mis manos arriba y abajo de sus brazos. —Vamos, te voy a mostrar todo. Tomo su mano en la mía y la llevó por el pasillo. Me encanta la reacción que obtengo cuando entramos en cada habitación. Esta fue la primera cosa que hice cuando me hice cargo de este consultorio, repinté cada habitación y le di un tema. Las puertas aquí no tienen números, tenemos nombres. La habitación de la selva, la sala de bomberos y el menos favorito de Noah, la habitación de Barbie. Guardé mi oficina para el final, no porque no este orgulloso de ella, sino porque es aburrida y monótona. Abro la puerta y enciendo la luz. Las paredes están desnudas, blanco puro y recientemente pintadas. Cuando me fui, saqué todo para que mi reemplazo pudiera sentirse como en casa. Supongo que ella retiró sus cosas cuando se fue la otra noche. Parado en el centro de mi oficina, lo veo todo y lo que significa para mí. Esta es mi vida y nunca debí de haber dejado mis pacientes, pero necesitaba ser voluntario. Necesitaba sentir como si mi vida significaba algo. Estaba fuera de control y era la única manera de encontrar un cierto equilibrio. Por mucho que me dolió irme, quedarme no era la respuesta. Tengo mucho que agradecer a África, sobre todo por mi esposa, pero también por darme el tiempo para sanar sin ver la vida que habría tenido yéndose con alguien más. Creo que verlos a ellos juntos, como una familia, me lo habría hecho difícil. —¿En qué estás pensando? —Aubrey se coloca delante de mí, haciéndose el punto focal de atención. Empujo el cabello de su hombro y acaricio su mejilla. —Gracias mi dulce, bella y sexy esposa. —¿Por qué? —Ella se ríe suavemente, mis dedos están haciéndole cosquillas. Me eché hacia atrás y la miro. Dejo mi mano en la parte posterior de su cabeza, con los dedos enredados en su pelo.
—Por ser comprensiva. Por no reaccionar exageradamente cuando conociste a Josie y por animarme a preguntar acerca de Noah, aunque estaba asustado. —Sé lo mucho que él significa para ti. Puede que no sea madre, pero si mi ex crió a mi hijo, pensaría que tiene suficiente amor en mi corazón para que él sea parte de su vida. La simple mención de un niño remueve mis entrañas. No sabía que los hombres tienen un reloj biológico, y si es así como se sienten las mujeres, finalmente entiendo la presión. Quiero tener un bebé con ella, pero no quiero presionarla. Espero que ahora que estamos aquí y vamos a establecernos, ella quiera hacernos padres. Me la imagino tan claramente con un vientre redondeado, sentada en el parque leyendo un libro. Todo en ella sería perfecto. Contaría las horas hasta que pueda estar en casa con ella. Querría tocarla constantemente, para sentir lo que se siente cuando el bebé se mueve. Para hablar, cantar, leer y contarle historias a nuestro bebé. Quiero verla así. Quiero tener esta felicidad. —¿En qué estás pensando ahora? Ella me conoce tan bien. —Estaba pensando en nosotros teniendo un bebé. —¿Ah, sí? —Sí. —¿Crees que tal vez quisieras intentarlo? No puedo evitar sonreír. —No hay tal vez, Aubrey. Quiero intentarlo. —¿No quieres esperar hasta que tengamos más tiempo casados? Aubrey me desabrocha el abrigo y lo empuja fuera de mi hombro. No tengo más opción que dejarlo ir para que pueda caer al suelo. Saca la camisa de mis jeans y sus frías manos me hacen temblar. —¿Qué estás haciendo, Aubs?
Ella retrocede y me mira a los ojos. Primero su bufanda y luego su abrigo caen. Hace frío aquí, se va a congelar. Ella se saca el jersey por la cabeza. Le sigue la camisa de cuello tortuga. Sus manos se extienden sobre su espalda. Veo que los tirantes del sujetador se aflojan sobre sus hombros, mientras se deslizan por sus brazos y finalmente caen al suelo sobre el montón de ropa que se está reuniendo allí. Me liberé de mi suéter y desabroché mi camisa, sacándola. Los dos estamos de pie en medio de mi oficina, desnudos de la cintura para arriba. Aubrey camina más cerca, sus dedos se extienden y trazan los bordes musculares de mi pecho. —Pensé que tal vez mi marido querría intentarlo y tener un bebé. —¿Aquí? —Mi voz se quiebra como un adolescente. Ella mira a su alrededor con un brillo malicioso en su rostro. —Demonios, sí, aquí. Tengo un doctor caliente como marido. Creo que es hora de que bauticemos su escritorio. —Frota la mano por la parte delantera de mis jeans, añadiendo presión a mi bulto—. Y tal vez su silla después de eso —dice mientras me muerde el pezón. Mis ojos giran detrás de mi cabeza mientras su boca asalta mi pecho y su mano me trabaja sacándome de mis jeans. Mis dedos, hábilmente desabrochan sus pantalones vaqueros y bajan la cremallera para que pueda empujarlos fuera de sus caderas. Ella se sacude, ayudándolos a moverse por sus piernas. La toco más donde quiero y pierdo todas las inhibiciones. La levanto, sus deliciosos gritos me dicen que esto es exactamente lo que quiere, y la coloco rudamente en mi escritorio. Ella envía a volar los documentos y se echa a reír. —Siempre he querido hacer eso. —Yo también —dije mientras mis labios capturaban los suyos. Le quito los zapatos y el pantalón. Esto no va a ser romántico o bonito. Sus manos bajan mis bóxers, dejando a mi polla saltar libre. Cierro los ojos cuando me empieza a acariciar. —Te necesito, Nick.
La tiro hacia delante, envolviendo sus piernas alrededor de mi cintura y cedo a sus necesidades.
Ocho Traducido por: Andy Parth Corregido por: Laurence15
Mientras desempacamos la última caja de platos, los pongo en el lavavajillas para un lavado rápido. Josie y Liam estarán aquí en una hora, y como prometieron, traerán la cena. Créeme, tengo mis reservas acerca de comer cualquier cosa que haya comprado Liam, pero estoy dispuesto a hacer cualquier cosa con tal de ver a Noah. Nuestro apartamento tiene dos dormitorios grandes y uno más pequeño. Es más espacio del que necesitamos justo ahora, pero Aubrey se enamoró en cuanto abrimos la puerta. No puedo culparla, las ventanas del salón están frente al parque, y mientras que a algunos no les gustaría, a nosotros definitivamente sí. Equipamos nuestro nuevo hogar con todo nuevo. Tuvimos que hacerlo. Todo lo que mantuve cuando me mudé con Josie es anticuado, y honestamente, no es un momento que quiera recordar. Aubrey entra en la cocina, su loción recién adquirida con aroma cocolimón flota a través de la sala. Ella trae sus brazos alrededor de mi pecho, besando mi omóplato. Esto puede significar solo una cosa… ella está usando tacones. Me giro en sus brazos y beso su frente, sus ojos, nariz y finalmente sus labios. Necesitamos tener una conversación acerca de nuestros invitados para la cena. Sé que debí haberle dicho antes y por antes me refiero a cuando nos estábamos conociendo. Pero en serio, ¿cómo se dice “oye, mi ex me dejó por su ex que resulta ser Liam Page”? Realmente es una
cuestión de ego y el mío no necesitaba ser más desinflado de lo que ya estaba. —Tengo que decirte algo importante. —Mis palabras son suaves. Aparto el cabello de su hombro y acuno su rostro, mi pulgar acariciando su suave mejilla. Me encanta lo suave que es su piel. —¿Me voy a molestar? Me encojo de hombros. Realmente no lo sé, pero espero que no. —Es acerca de Josie y Liam. —Okey —dice mientras da un paso atrás, pero no lo permito. Puse mi mano en su cintura y la sostuve hacia mí. —No tienes nada de qué preocuparte, pero podrías enojarte conmigo porque lo oculté de ti. Cuando lo pienso ahora, es una tontería. Debería habértelo dicho, pero no es algo en lo que me guste pensar o incluso preocuparme. —Solo dime Nick. Suspiro y cierro los ojos. ¿Qué pasa si cree que soy menos hombre? Cuando abro mis ojos está mirándome con tanta preocupación que me rompe el corazón. Sacudo mi cabeza y lo suelto. —Liam es Liam Page de 4225 West. Aubrey se aparta y esta vez la dejo. No sé lo que está pensando. Sus ojos vagan y puedo decir que hay un millón de pensamientos corriendo a través de su cabeza. —¿Es por eso que odias mi camiseta? Trato de no sonreír, pero es en vano. Asiento, con temor de decirle sí y que suene como que estoy celoso. Solía estarlo en la secundaria, pero ya crecí. Me gustaría pensar que soy más maduro como para estar celoso de Liam, incluso ahora. La única cosa que él tiene y que yo quiero es Noah. —¿Tú fuiste a la secundaria con Liam Page?
—Wetsbury, pero sí. —¿Cómo conociste a Josie? —Secundaria. Estaba enamorado, pero ella estaba con Liam. Me fui lejos a la universidad, determinado a terminar en cuatro años y cuando volví ella estaba en mi oficina un día con un niño enfermo. —¿Él la dejó? —Larga historia, pero sí lo hizo y en su defensa, no sabía acerca de Noah. —Y ahora, ¿viene a nuestra casa a cenar? Asiento. —¿Y temes que caiga a sus pies? —No. —Mi voz se quiebra cuando respondo. Cuelgo mi cabeza. Odio el sentimiento de que tiene un agarre en mí, pero joder si el pensamiento no pasa por mi mente. Aubrey se acerca. Sus dedos se enredan en mi cabello. —Si hubiera sabido, no usaría la camiseta. No soy fan de ningún tipo. Lo he escuchado algunas veces y mi amiga me regaló la camiseta. Podría deshacerme de ella, pero para que conste, ¡Liam Page no tiene nada de ti! Capturo sus labios. Mis manos acunan su trasero para atraerla más cerca. Nunca había estado tan enamorado y ahora sé que mi amor por Josie provino de un enamoramiento de la escuela secundaria. No tengo ninguna duda de que nos amamos, pero no de la manera que cuenta al final de la noche. Con un fuerte golpe me alejo de sus labios. La beso una vez más antes de tirar su mano en la mía y dirigirnos a la puerta para saludar a nuestros invitados. Si alguien me hubiera dicho hace un año que podría estar cenando con Liam, y Josie a su lado. Probablemente lo habría golpeado, pero ahora aquí estamos, cerca de ser adultos. Al menos espero que Liam sea civilizado porque es él que se interpone en mi camino para ver a Noah, incluso si es por una última vez.
Abro la puerta ampliamente con Aubrey de pie detrás de mí, una mano en mi bícep, la otra en la espalda. Josie y Liam delante de nosotros. Josie está sonriendo y Liam está mirando hacia el suelo. Él no quiere estar aquí más de lo que yo quiero que esté. —Adelante —dije con una falsa voz de “Estoy tan feliz de que estén invadiendo mi espacio”. Josie agarra la mano de Liam y lo tira a nuestro lugar. —¿Puedo tomar sus abrigos? —Seguro —dice Josie mientras Liam la ayuda a salir de su chaqueta. La dobla a través de su brazo y de alguna manera maniobra para quitarse la suya sin soltar la de Josie. Se las tiende a Audrey, quien asiente gentilmente. —Esto es agradable —dice Josie mientras mira alrededor. Me encojo y pongo mis manos en los bolsillos. Liam y yo no necesitamos estrechar manos, no hay necesidad de reencontrarnos. Aubrey vuelve y desliza su brazo en el mío. La miro y trato de fingir una sonrisa, pero sé que es más como una mueca. Necesito dejarlo y ser un anfitrión, o esta noche estará arruinada. Aclaro mi garganta. —Josie, te acuerdas de mi esposa Aubrey. Y éste es Liam. —Me quedo sin palabras cuando Liam se acerca y estrecha su mano. —Es un placer conocerte, Aubrey. —Encantada de conocerte también. Gracias por venir. —Oh aquí… —Josie sostiene una bolsa plástica—. Compramos comida china. Espero que les guste. Sé que a Nick y a Liam les gusta, pero realmente no sabía lo que te gustaba, pero pensé que a la mayoría de la gente le gusta la comida china… —Josie. —La interrumpe Liam. —¿Qué?
—Estás divagando. Estoy seguro de que a Aubrey le gusta la comida china. Vayamos a comer o lo que sea. —Aquí, déjenme deshacerme de los cartones y servirlo. Adelante, pónganse cómodos. Nick, ¿por qué no consigues bebidas para todos? Aubrey toma la bolsa de Josie y me da un beso antes de retirarse a la cocina. La observo mientras se va. —Ella es muy hermosa Nick. Asiento, no estoy listo para quitar mis ojos de la entrada principal de la cocina. Suspiro y finalmente miro a Josie, quien ahora tiene el brazo de Liam alrededor de su cintura. —Lo es. ¿Qué puedo ofrecerles para beber? —Lo que sea que tengas estará bien. —Liam, ¿quieres una artesanales que compré.
cerveza?
Tengo
estas
nuevas
cervezas
—Sí, claro, eso sería genial. Me disculpo y casi choco con Aubrey cuando sale de la cocina. Brevemente la beso en la mejilla. La escucho hablar con Josie y eso me hace sonreír. Quizás ellas puedan ser amigas. A Aubrey le vendría bien una amiga, pero no quiero que se sienta incómoda. Les sirvo a Aubrey y a Josie un té helado y agarro las cervezas para Liam y para mí. Cuando llego al comedor todos están sentados alrededor hablando, incluso Liam, lo que me sorprende. Él me agradece y limpia la parte superior antes de dar un sorbo. Me siento junto a Aubrey y todos empezamos a comer. Quizás es mejor que comamos antes de volver a los negocios. —Entonces Aubrey, ¿a qué te dedicas? Aubrey aparta su tenedor y sostiene la servilleta en su boca mientras traga su comida.
—Todavía nada. Los ojos de Josie se amplían y sé lo que está pensando. Aubrey agita sus manos en el aire. —Oh no, no pienses nada malo. Ésta es mi primera vez en Estados Unidos. Nick quería que conociera Beaumont antes de que encontrara un trabajo. —Ella me mira y sonríe. Ella tiene razón. No necesita trabajar. —Bueno si te aburres, estoy contratando. —¿Qué pasó con Jenna? Josie me mira. —Jenna todavía está ahí, pero la tienda está ocupada. —Gracias por la oferta Josie. Lo tomaré en cuenta. —Esa respuesta parece ser suficiente para Josie, ella asiente y continúa comiendo. Aubrey me mira, sus cejas enarcadas, su manera silenciosa de decirme que haga la pregunta que nos reunió a todos, pero parece que no puedo encontrar mi lengua. Sacudo mi cabeza y continúo comiendo, negándome a hacer contacto visual con ella ni con nadie más en la mesa. Liam y yo nos evitamos por segundos mientras las chicas hablan acerca de todo, desde moda hasta las últimas películas. Parecen estarse llevando muy bien y eso significa mucho para mí. Me gustaría que Aubrey tuviera algunos amigos aquí y no es que esperara una invitación de Katelyn para el fútbol del domingo, pero sería bueno tener a mis amigos de vuelta. Liam baja su tenedor y se aclara la garganta. Descansa sus manos en la mesa y cruza sus dedos. No sé qué es lo que va a pasar, pero tengo el presentimiento de que no me va a gustar. El Liam que conozco de la preparatoria no era razonable y no tiene ninguna razón para serlo ahora. Está a punto de arrancarme el corazón del pecho y no hay nada que pueda hacer sobre ello.
Nueve Traducido por Isa 229 Corregido por Lizzie
Me resigno a aceptar lo peor. Si estuviera en los zapatos de Liam no querría que mi hijo tenga algo que hacer con el ex de su madre. Nunca debí haber preguntado. Solo debería haber esperado hasta verlo de nuevo y preguntado cómo lo está haciendo justo como cualquier otro doctor lo haría y olvidar las incontables horas que he pasado con él. Después de esta noche todo lo que voy a tener son recuerdos. Mis manos se aprietan bajo la mesa cuando Liam me mira. —Cuando regresé, no estaba planeando quedarme. Tenía una vida lejos de aquí y por mucho que quería ver a Josie, no iba a interrumpir su vida, pero entonces vi a Noah y supe que no había manera de que fuera a dejarlo ir. Liam agarra la mano de Josie y la besa. No se puede negar el amor que tienen el uno por el otro. —Si por mí fuera, no volverías a ver a Noah otra vez. Soy ese hombre egoísta cuando se trata de él. Me he perdido tanto tiempo con él. No quiero compartir. Todo lo que tú hiciste: los golpes y moretones, los resfriados, el entrenamiento… estas son todas las cosas que imaginé haciendo un día. No estoy diciendo que es tu culpa. Estoy agradecido de que Noah te tuviera y que fuiste lo suficientemente hombre para pararte y hacer el papel de papá para un niño que no era tuyo porque no muchos hombres lo harían, especialmente considerando la historia entre nosotros. Pero esto no depende
de mí. —Él mueve el anillo en el dedo de Josie de un lado a otro. Ella asiente hacia él y articula que lo ama. Liam toma una respiración profunda. —Noah quiere verte. Lo más importante, él quiere que tú seas su entrenador de los equipos de fútbol y béisbol. No le gustó su entrenador este año. De hecho, creo que la única a quien le gustó es a Candy Appleton. No puedo esconder mi sonrisa. Aubrey aplaude sus manos antes de lanzarlas alrededor de mi cuello y darme un beso. —¿Puedo verlo? —La emoción es pesado en mi voz mientras veo a Liam, no a Josie, por confirmación. —No voy a negarte a mi hijo porque eso estaría mal. Tú has sido una parte de su vida por mucho tiempo y él tiene el derecho de continuar una relación contigo si eso es lo que él quiere. Pero entérate de esto, Ashford, si lastimas a mi hijo otra vez desapareciéndote por un año sin una palabra. Te cazaré y te haré pagar. ¿Soy claro? Esta es la primera vez que Liam me mira. Su mirada es mortal y no tengo duda de que llevaría a cabo su amenaza. Sé que metí la pata y planeo hacer cualquier cosa que Noah pida para compensarlo. —Como el cristal —digo porque otras palabras se me escapan. No puedo creerlo. Liam acaba de decir que puedo ver a Noah y no solo verlo, sino también entrenarlo—. Gracias. —Mi voz se agrieta mientras lucho por retroceder las lágrimas. Me dije a mí mismo que no lloraría, especialmente enfrente de Liam. No puedo mostrarle ninguna debilidad que él podría querer explotar más tarde. Aubrey se para y me jala dentro de sus brazos. —Te dije que él sería razonable —susurra en mi oído. La jalo hacia mí, enterrando mi rostro en su cuello y soltando un largo y desigual respiro que no sabía que estaba aguantando. La dejo ir demasiado pronto, recordando a nuestros invitados. Ella me besa ligeramente en la mejilla antes de volverse hacia Liam y Josie. —¿Chicos tienen tiempo para café y postre?
Josie mira a Liam, él asiente, lo cual sé qué hace dispararse el corazón de Aubrey. —¿Realmente quieres café, Westbury, u otra cerveza? —Trato la táctica de la simpatía sabiendo que esta es estrecha. Liam rompe en una sonrisa y sacude su cabeza. —Cerveza. —Ahora mismo. —Reúno nuestros platos y los llevo hacia la cocina. Aubrey está ocupada preparando el postre y el café. —Solo tú y Josie en el café. —De acuerdo, bebé. —Me tomo un momento y besuqueo su cuello. —Te amo. Gracias por obligarme a hacer esto. Amarás a Noah, él es un chico extraordinario. Aubrey se voltea y captura mis labios, alejándose demasiado pronto. —No puedo esperar. Josie está amontonando las servilletas y reuniendo los recipientes cuando regreso dentro. —¿Qué estás haciendo? —Ayudando —dice ella avergonzadamente. Liam sacude su cabeza y toma la cerveza ofrecida de mis manos. —Ella hace esto todo el tiempo. —Algunas cosas nunca cambian. —Mi comentario causa que Liam se ría. Me le uno cuando Josie le dispara una mirada asesina. Es fácil ver por qué ellos están designados a estar juntos. —¿Puedo preguntar como lo está haciendo Noah? Aubrey regresa con una fuente llena de diferentes pastelitos y rebanadas de pastel. Ella quiso cocinar, ser la anfitriona desde que ellos estuvieron llegando aquí, pero con Josie trayendo la cena ella optó por la
siguiente mejor cosa, aun a pesar que estos son comprados en la tienda. Es la intención lo que cuenta, ¿cierto? Ella pone la fuente abajo y Liam alcanza una rebanada de pastel mientras Josie toma su taza de café. Ella deja que le caliente sus manos antes de tomar un sorbo antes de contestar. —Lo está haciendo bien. La escuela es la escuela. En general no creo que a los chicos les guste la escuela y él tiene un nuevo amigo con el que sale mucho quien no juega fútbol así que eso está bien —dice Josie con mucho orgullo. Extraño eso. Extraño estar dispuesto a presumir de él. —Y, ¿ustedes están juntos? —pregunto, señalándolos a ambos. Josie luce impresionada cuando pregunto, pero estoy tratando de ser gentil. Honestamente no me importa y podría preguntarle a cualquiera en la ciudad, pero ellos están aquí. —Lo estamos. —Es Liam quien responde. Él esta una vez más jugando con el anillo de ella. —¿Se casarán pronto? —No estoy resentido. Ella ha sido mi amiga por mucho tiempo. Me preocupo por ella. Josie mira encima hacia Liam y eso me hace preguntarme si ella está haciendo la misma cosa con él que me hizo a mí. Evitación. Ella es muy buena en eso. —Tal vez el siguiente verano. Nosotros realmente no hemos hablado acerca de establecer una fecha y con la gira, las cosas se tornaron locas. —Apuesto a que sí. —Tomo un trago de mi cerveza, como Liam mientras Josie mira abajo en su taza de café. —Entonces Liam, Nick me dice que tú eres el cantante líder de 4225 West. El rostro de Liam es inexpresivo, él probablemente pensó que estaba lográndolo en la cena sin hablar sobre su alter ego. —Lo soy. ¿Eres una fan?
—No, no realmente. Aunque he escuchado unas cuantas de tus canciones. —Trato de no atragantarme con mi cerveza. Liam comienza a reírse, así como Josie. Aubrey se sienta ahí perfecta, como un durazno. —Bueno tengo que decir, es lindo que no me adentré en un faninterrogatorio. Cuando Josie me dijo que vendríamos aquí solo me aterroricé. Cuando estoy aquí me gusta solo ser Westbury, el papá de Noah y el rockero de Josie, pero algunas personas no lo ven de esa manera y me bombardean todo el tiempo con mercancía para firmar con promesas de no venderlas, solo para que termine en algún lugar de subastas. —Oh no, yo no necesito tu autógrafo. —Gracias. —Por primera vez desde que Liam ha estado aquí su sonrisa es genuina. Tal vez haya esperanza para nosotros para pasar el rato y ser amigos. —¿Cómo están Katelyn y las niñas? Realmente las extraño. Liam suspira y sacude su cabeza. Josie luce triste. Mi corazón se rompe por los Powell. —Katelyn lo está haciendo bien. Ella está representando y trabajando para la banda. Elle lo está haciendo bastante bien en realidad, pero Peyton, ella tiene problemas a veces —dice Josie, manteniéndose en sus emociones. Sé que su corazón se rompe por su mejor amiga. Nunca olvidaré esa noche cuando todo cambió. —Era de esperarse. ¿Están las niñas hablando con alguien? Liam sacude su cabeza. —Bueno, quizás ahora que estoy de regreso, pueda comenzar a verlas y ayudar a resolver algunas cosas. —Eso sería lindo, Nick. Deberías hacérselo saber. —Lo haré, Josie, cuando la vea la próxima vez. —Lo cual estoy esperando que sea pronto—. Uhm… no estoy tratando de apresurar algo a la larga, pero, ¿cuándo puedo ver a Noah? —Mañana —responden al unísono.
—Eso si no estás ocupado —agrega Josie. Miro a Aubrey quien sacude su cabeza. —No, no estamos ocupados —respondo. —Bien porque él está volviéndonos locos. Él sabía que habías regresado y ha preguntado cuándo te podía ver. Creo que él quiere gritarte así que prepárate. De todas maneras, él sabía que estábamos viniendo aquí y quería venir. Tanto como odio decir esto, mi hijo te extrañó —agrega Liam. No puedo esconder mi euforia cuando ellos dicen mañana. No puedo esperar para verlo. No puedo esperar para abrazarlo y disculparme por mis acciones. Solo espero que me perdone. —Sé que esto no es lo que quieres, pero gracias. —Es lo que Noah quiere. Saber que mañana estaré viendo a Noah repentinamente me pone nervioso. Sé que Liam dijo que él quiere que lo entrene, pero qué si tras conocer a Aubrey o si no le gusta mi excusa, porque me odia. No creo que pueda vivir conmigo mismo si lo hace. Mañana es un nuevo día.
Diez Traducido por: Maru Belikov Corregido por: Samylinda
Me quedo en el campo de fútbol y espero que la escuela termine. Noah se encontrá conmigo aquí. Se suponía que nos veríamos ayer, pero no se estaba sintiendo bien. No mentiré, estaba herido, pensé que había cambiado de opinión, pero Josie me aseguró que él había comido demasiada comida chatarra la noche anterior y ahora estaba pagando el precio. Algo que recuerdo haciéndolo en una ocasión. Cuando lo veo caminando a través del campo quiero correr y atraerlo a mis brazos. Él lleva un gorro de lana negro y sus manos están dentro de los bolsillos de su abrigo. Me alegra ver que no está afuera en el frío sin mantenerse caliente. Sé que decirle qué hacer ya no es mi responsabilidad, pero no estoy seguro que el doctor en mí sea capaz de mantener la boca cerrada. Noah mira arriba y me ve, él empieza a correr y ya no puedo mantener mis pies plantados en el suelo. Mis zancadas son largas y sólidas contra la tierra. Su mochila está volando de un lado a otro mientras bombea sus brazos de atrás adelante justo como le enseñé. Caigo de rodillas cuando chocamos y lo sostengo en mis brazos. Sus brazos se envuelven alrededor de mi cuello y me aprieta fuerte. Soy incapaz de contener las lágrimas que corren por mi rostro. Debí haber respetado su elección de querer conocer a su papá en lugar de complicarlo. Tengo tanto que reparar. —Lo siento tanto, Noah.
Él asiente contra mi cuello y todo lo que puedo hacer es sostenerlo y esperar porque esté listo para hablar. No sé cuánto tiempo permanecemos así, pero no es suficiente cuando se aparta. Limpia sus lágrimas, sus manos restregando sus mejillas. No sé cuántas veces Josie le ha dicho que no haga eso, pero él no escucha. —Estoy tan molesto contigo. —Lo sé —respondo, tragando el nudo en mi garganta. —¿Por qué me dejaste? Tan pronto como pregunta, sus lágrimas empiezan a fluir. Odio verlo llorar. Me pongo de pie y lo cargo hasta las bancas. Está mucho más pesado de lo que recuerdo, pero supongo que olvidas las cosas mundanas que has hecho por tanto tiempo cuando repentinamente dejas de hacerlas. Sé que está muy grande para cargarlo, pero lo estoy haciendo por mí. Necesito que sepa que lo quiero y que, a pesar de todo, él siempre será mi chico. Nos siento en el frío metal deseando haber traído una manta. Traje un balón de fútbol para lanzarlo no muy seguro que esperar. Noah no es un niño muy emotivo, pero creo que bajo las circunstancias lo dejaré llorar tanto como quiera. Lo sostengo en mi regazo, muy parecido a como hacía cuando era pequeño y venía llorando porque se raspaba las rodillas. En ese entonces le ponía una curita y le hablaría sobre ser fuerte y que la próxima vez que se cayera, luchara contra la lágrimas. Por supuesto, Josie se quejaba lo suficiente por los dos cada vez que él venía golpeado. Si hubiera sido por ella, él caminaría envuelto en una burbuja de plástico. Noah se aleja y se desliza fuera de mi regazo, sentándose a mi lado. Él extiende sus manos sobre sus piernas y mira hacia mí, esperando por mi respuesta. —Lo siento mucho, Noah, por dejarte en la forma en que lo hice. La única excusa que puedo ofrecer es que estaba enfadado con tu mamá y pensé que sería mejor si simplemente me iba. No pensé en cómo te afectaría a ti.
—¿Por qué, debido a mí papá? Me encogí de hombros. —Pensé que quizá ya no me necesitabas más. —Pero tú también eres mi papá y tú solo te fuiste. Llegué a casa y te habías ido y no respondías tu teléfono. Su voz se rompe, su labio inferior empieza a temblar. Atraigo a Noah a mis brazos y lo sostengo fuerte. Él envuelve sus brazos alrededor de mí tanto como puede y solloza en mi abrigo. —¿Cómo puedo compensarte? Él se aleja y sorbe ruidosamente, haciéndome reír. Tiene pequeños hábitos que Josie trata fuertemente de romper y aun así todavía los hace y me da risa. —¿Quieres compensarme? Asiento. —Sí. Quiero ser parte de tu vida y tú mamá y papá dijeron que podía, pero que dependía de ti. —Quiero que entrenes mi equipo —suelta él. No puedo evitar más que sonreír. —Sí, tú papá dijo eso. ¿Qué tiene de malo tú nuevo entrenador? Noah se encoge de hombros. —Él no siguió las rutas de los pases derechos y trató de cambiar muchas cosas y dejó que su hijo fuera el quarterback y él ni siquiera puede lanzar diez yardas. La temporada fue un desastre y dice que estará entrenando el equipo de béisbol y no puedo jugar más para él. Noah lanza sus manos al aire casi golpeándome en el rostro. Claramente está frustrado por cómo las cosas fueron este otoño.
—Me encantaría entrenarte. Honestamente pensé que tu padre lo haría. Él salta de mis piernas y se para enfrente de mí, dejando caer su mochila en el suelo. —Él quiere, pero está muy ocupado. Quizá pueda ser entrenador contigo. —Sí, podría. quarterbacks.
Él
es
bastante
inteligente
cuando
se
refiere
a
Tanto como quiero hacer una mueca, no puedo. No lo haré. Me niego a causar cualquier torbellino en su vida. Si quiere que enseñe con Liam, lo haré. —¿Vas a quedarte? —Voy a hacerlo. No voy a ningún lado. Lo prometo. Noah salta a mis brazos. —Estoy tan feliz de que hayas regresado. —Yo también, amigo. Finjo golpearlo en el estómago solo para que él empiece a boxear conmigo. Parece como que ha estado practicando sus movimientos. No que jamás lo haya alentado a boxear, pero espero que empiece a golpear el saco como parte de su entrenamiento cuando llegue a secundaria. Noah se detiene y se sienta de regreso a mi lado. Él descansa sus piernas delante de él, copiando mi posición, incluso cruzando los tobillos. —Entonces, ¿qué hiciste en África? —Ayudé a muchos niños cuando se enfermaban. Incluso ayudé a dar a luz unos bebés. Jugué futbol con algunos niños, pero su fútbol es nuestro soccer. Ellos no tienen dinero para cascos y almohadillas para protegerlos. —Eso es genial. No hice mucho cuando te fuiste. Logré ir de gira con mi papá y nos mudamos a su casa.
Noah se encogió de hombros y miró hacia mí. —Puedes hablar de tu papá y vivir en su casa. Estoy bien con ello. Su sonrisa me dice que necesitaba esta afirmación de mí. —Tengo un nuevo amigo, su nombre es Quinn, pero no juega fútbol ni nada. Su papá es Harrison y está en la banda con mi papá. —No puedo esperar para conocer a Quinn. —¿Quieres conocerlo? —Por supuesto que quiero. Me gustaría que las cosas estén bien entre nosotros. Solo porque tú mamá y yo ya no estemos juntos no significa que nuestra relación tiene que cambiar. —Sí —dice esto tan suave que tengo que estirarme para escucharlo. Él empieza a patear el césped y mirar a través del campo. Sé que algo está pasando en su pequeña mente. —¿Qué ocurre? Noah sacude la cabeza. —Nada, yo solo… no sé cómo llamarte porque a veces solía llamarte papá, pero no quiero que mi papá se moleste. Él no debería tener que pensar sobre este tipo de cosas. Es solo un nombre, pero no sé la respuesta. Quizá debería preguntarle a su papó y ver cómo se siente al respecto. —¿Le has preguntada a tú papá? —No. No pensé que fueras a regresar y ahora estás aquí. —Bastante justo, Noah. Por qué no le preguntas a tu papá y que te dé su opinión. No me importa cómo me llames mientras podamos pasar el rato. Noah está quieto por un par de minutos mientras su mirada está fija en el campo. Me quedo sentado viéndolo, odiando el hecho de que me he perdido un año. Es duro creer que mucho de su vida fue consumida por la mía y yo solo me aleje de él. Debería patear mi propio trasero.
—Mamá dijo que te casaste. No puedo evitar sonreír. No puedo esperar para que conozca a Aubrey. —Lo hice. Su nombre es Aubrey y está muy emocionada por conocerte. —¿Le gustaré? —Eso espero. Cuando escogimos nuestra casa nueva, ella mencionó que tuvieras una habitación allí. Noah se gira para mirarme. Su sonrisa es amplia y brillante. —¿Tengo mi propia habitación? —Sí quieres venir y pasar la noche o necesitas quedarte, siempre eres bienvenido. —¿Esto será como Junior Appleton cuando tenía que ir a la casa de su papá los fines de semana? Sacudo la cabeza. —No, no estamos compartiendo tu custodia. Solo tengo la libertad de tenerte de visita. —Genial. Gracias por quererme —dice él mientras me empuja en un abrazo. Estoy mudo de la emoción como para responder—. ¿Quieres lanzar la pelota? Gracias a Dios por períodos cortos de atención. —Sí, claro. Noah y yo nos dirigimos al campo. Coge el balón y lo lanza en el aire un par de veces. Me paro cerca de cuarenta yardas lejos de él. Ésta era la meta el año pasado y si este nuevo entrenador arruinó su juego, voy a tener mucho trabajo por delante de mí. Noah camina tres pasos y lanza. La pelota cae corta, desplazándose solo doce yardas más o menos. Sabía que él era joven, pero para su edad debería ser como un misil. Ver su rostro decaer cuando su lanzamiento no alcanza su objetivo me mata.
Troto hasta el balón, la levanto y la cargo hasta él. Su expresión es pura derrota. No lo había visto de esta forma desde que perdimos nuestro último juego. Coloco mi mano sobre su hombro y le entrego el balón. Él lo toma de mala gana. —¿Qué tipo de juegos jugaron este año? Noah suspira. —En su mayoría un juego de pases y cada vez que lanzábamos, él traía a su hijo dentro. Este es el por qué no cualquiera debería entrenar. Tienes que conocer el talento que tienes y explotarlo. Noah podía lanzar y ahora que no puede, hace que su brazo esté fuera de forma. —Te digo algo. Podemos lanzar en el parque frente a la tienda de tu mamá después de la escuela tanto como podamos durante el invierno. Necesitamos trabajar en tu brazo y conseguir que vuelva a estar en forma antes del béisbol. Estarás bien, amigo. —¿Estás seguro? —Sí lo estoy. Soy tu entrenador, ¿cierto? Alzo mi mano para chocar cinco. Noah sonríe y golpea mi mano. Me alejo, pero solo ocho yardas así podemos jugar a atrapar. Lanzamos el balón de ida y vuelta está muy oscuro para ver. Caminamos de regreso a las bancas así puede tomar su mochila e ir a casa. —¿Quieres ir a conocer a Aubrey? —Seguro. Tengo que llamar a mamá y preguntar. —Sí, tienes que hacerlo. Camino hacia adelante dándole un poco de privacidad. Él corre para alcanzarme, feliz.
—Mamá dijo que sí, y tienes que alimentarme y ayudarme con la tarea. Me rió mientras subo a la camioneta. Espero que todo pueda ser así de fácil. Sé que no tengo ningún derecho en cómo las cosas irán, pero espero que así sea como vayan las cosas. Noah se sube y cierra la puerta, feliz de que nuestra noche no haya terminado. Él canta junto con la radio y es como si nada hubiera cambiado, como si el último año no hubiera pasado con la excepción que viene a mi casa para conocer a mi esposa. Aubrey abre la puerta antes de que yo tenga la oportunidad de girar la perilla. Su cabello está recogido hacia atrás y lleva una sudadera de Beaumont. Cuando ve a Noah, sus ojos se iluminan. Beso su mejilla mientras camino dentro del apartamento. Noah mira alrededor, colocando su bolso en una silla. —Noah, esta es Aubrey. Aubrey, este es Noah. —Mi papá… quiero decir Nick porque él también es mi papá, sonríe mucho cuando habla sobre ti. —Él también sonríe mucho cuando habla sobre ti. Estoy muy feliz de conocerte y he escuchado tantas cosas buenas. Noah sonríe y deja sus ojos vagar. —Empezaré la cena. —Gracias, nena. —La veo caminar hacia la cocina antes de darle a Noah toda mi atención—. ¿Qué sobre un tour, luego empezamos la tarea? Le muestro a Noah los alrededores del apartamento y lo guío a la habitación que Aubrey preparó para él hoy. No estoy seguro si Josie y Liam lo dejaran quedarse, pero si lo hacen, quiero estar preparado. Voy a tomar lo que sea que ellos estén dispuestos a ofrecer. —Tu esposa es realmente linda. —Sí lo es. Es increíble. Creo que te gustará mucho. Está emocionada por verte jugar béisbol esta primavera. —Eso será genial.
—Oigan chicos, la cena está en la mesa. Aubrey se para en la puerta, mirando hacia Noah con una sonrisa. Noah y yo la seguimos y nos sentamos en la mesa. Una pequeña charla se hace, mayormente entre Aubrey y Noah. Me encanta sentarme allí y escucharlos mientras se conocen. Cada poco Noah saca algo sobre mí y su mamá, pero Aubrey es una campeona y actúa como si no fuera gran cosa. No debería ser gran cosa; lleva mi anillo. Después de la cena, Noah y yo nos sentamos en la mesa y hacemos la tarea. No extraño estos días. Las asignaturas han cambiado tanto desde cuando yo tenía su edad; que hacen imposible para los padres ayudarlos. —¿Puedo hacerte una pregunta? —Por supuesto que puedes. —¿Te molestarías si cambio mi apellido a Westbury? Yo quería adoptar a Noah más que nada. Quería que tuviera mi apellido, pero Josie siempre estaba vacilante al respecto. Sabía que ella siempre mantenía la esperanza que Liam regresara. Simplemente no quería creerlo. Noah tenía todo el derecho de llevar su apellido ya sea que me gustara o no. —Creo que a tu papá le gustaría si lo haces. —¿Estarás molesto? Sacudo la cabeza. —No, Noah, no estaré molesto, además, me gusta la forma como suena Noah Westbury. Definitivamente deberías cambiarlo. Le doy un guiño. Noah se levanta y me da un abrazo. —Estoy realmente feliz de que estés de vuelta. Te he extrañado mucho. —Yo también te he extrañado, amigo.
Quería agregar que nunca me iba a ir, pero creo que él sabía eso. A partir de este día, voy a vivir mi vida sin arrepentimientos.
Siguiente Libro My Unexpected Forever Esperaba una vida de música. Esperaba criar a mi hijo. Hizo falta una sola mirada para cambiarlo todo.
Nunca esperé felicidad. Nunca esperé encontrarla a ella. Nunca esperé sentir deseo. Nunca esperé convertirme en un hombre de familia.
Nunca esperé ser amado. Nunca esperé enamorarme.
Dicen que deberías esperar lo inesperado, pero no me di cuenta de que mi inesperado sería del tipo de para siempre.
Sobre la Autora Heidi McLaughlin Su abuela una vez le dijo que ella podía hacer todo lo que quisiera, así que aquí está. Originaria del Pacífico Noroeste, ahora vive en el pintoresco Vermont, con su esposo y dos hijas. También alquila espacio a su hiperactivo Beagle/Jack Russell y a dos Cotorros. Durante el día la encontrarás detrás de un escritorio hablando sobre
Land Use. En la noche, ella está escribiendo una de las muchas historias que planea publicar o sentándose en las gradas durante cualquier juego de básquetbol de sus hijas. Ella también es una crítica literaria activa en The Readiacs.
Créditos ::De Traducción:: Moderadoras: Debs
Lizzie
Traductoras: Andy Parth Debs Fer_lul Flochi Helen 1 Isa 229 Katt090 Lizzie Maru Belikov Nelshia
::De Corrección:: Recopiladora: Xhessii
Correctoras: Ángeles Rangel Deyanira La BoHeMiK Laurence15 Lizzie Samylinda Xhessii
::Diseño:: ƸӜƷKhaleesiƸӜƷ