Sinopsis

E

n su primer año de estudios en el extranjero, la hermosa y vivaz Violet York de dieciocho años está en una misión de olvidar su pasado. Una vez, ella amó ser la Reina del Flirteo, amaba jugar duro, y eventualmente, ser atrapada. Ahora, ella no puede conseguir suficiente distancia entre ella y todos los chicos del mundo. Bueno, todos los chicos, excepto por Park Jin. Park no es como los chicos que ella conoció. Es un dios nórdico de veinte años con un acento extraño, o al menos esa es la mejor descripción de Violet de él. La mayoría de las veces, cuando están, literalmente, luchando como perros y gatos, ella prefiere imaginarlo como el gorila rubio, tiene una boca mal hablada que la llama una banshee, una enana y cada otro feo apodo que viene de su sucia mente, sale de su camino ser rudo con Violet y, mejor que todo, él odia a las chicas. Ambos Park y Violet cargan cicatrices en sus corazones, cicatrices que están desesperados por esconder. Cada uno, se encuentran aliados improbables, una forma de mantenerse aparte de todos los demás y, más importante, de nunca enamorarse otra vez. Sin embargo, cuando no están en las gargantas del otro Park y Violet no pueden evitar sucumbir a la intensa química entre ellos. Mientras los besos superan los siseos, hay una pregunta que es cada vez más difícil de ignorar para los dos. ¿Es tiempo de arriesgar sus corazones otra vez?

Staff Moderadoras: Nayelii & Jesy

Traductoras:

Correctoras:

Nayelii JesMN Mir Mona Mokona Axcia Merlu Nelly Vanessa Electra Jesy Mayte008

Nayelii Gissyk Clau Mir Dennars Maggiih Bibliotecaria70 xx.Majo.xx

Recopilación: Nayelii

Diseño: Gaz

Uno Traducido por Nayelii Corregido por Dennars

¡B

ang! ¡Bang! ¡Bang! El ruido sacudió a Park, despertándolo, causando que casi se cayera de su corta y estrecha cama. Siempre había tenido debilidad por lo japonés. Su niñez aquí había sido más que feliz, pero ahora, al llegar a Osaka como estudiante de intercambio, le tomó sólo unos días darse cuenta de una cosa: la memoria de un niño es radicalmente opuesta a la realidad de un hombre. Japón, como vio después, no era tan perfecto como le había parecido en ese entonces. En aquel tiempo había sido un niño. Ahora medía uno noventa y cinco y había una cosa sobre Japón que detestaba absolutamente: sus camas estilo Western. Las camas de Japón apestaban. ¿Nunca habían visto a alguien de más de uno sesenta? Por amor de Dios. Ya había ordenado una cama King Size, pero como esto era Japón y toda la nación prefería dormir en una alfombra llamada tatami, su orden especial tardaría dos semanas. Dos semanas más durmiendo con casi la mitad del cuerpo fuera de la cama. ¡Maldición! ¡Bang! ¡Bang! ¡Bang! ¿Quién diablos hacía todo ese ruido? Poniéndose unos pantalones de chándal Park caminó fuera de su dormitorio acechando y crujiendo los nudillos, quien quiera que lo estaba haciendo acababa de firmar su sentencia. Él no era una jodida persona mañanera y ésta definitivamente no era una buena manera de despertarlo. ¡Bang! ¡Bang! ¡Bang! Se detuvo cuando alcanzó el rellano que conducía al siguiente tramo de escaleras. Una chica estaba de pie en el altillo de arriba, haciendo su mejor intento de no arrastrar dos maletas de cuero, de marca y aparentemente muy pesadas. Una

oscura cortina de cabello caía desde sus hombros escondiendo su cara muy efectivamente. —¿Por qué no usas el elevador? Violet saltó sorprendida ante el gruñido de acento ligero. Conocía muy bien el acento asiático desde que se había tropezado con una caja de juegos del drama taiwanés Meteor Garden1 en una venta de garaje de regreso a casa. Fue amor a primera vista, y después de eso había devorado todo lo asiático desde el J-pop al K-drama e incluso esas maravillosas y espeluznantes películas de terror Thai. Su acento definitivamente era coreano. Se atrevería a apostarlo. Y esa voz sonó gruñona. Demasiado. Lo que la hizo sentir incluso más molesta. Violet finalmente miró bien, era más como mirar por debajo de las pestañas para averiguar cómo lucía el idiota. Después de todo, sólo los genuinos idiotas preguntaban cosas idiotas. Su mirada se encontró con la otra y le sorprendió encontrarse a un alto y ceñudo chico con el pecho desnudo que la miraba desde el rellano inferior. Le frunció el ceño incluso estando momentáneamente impactada. Sonaba coreano, pero lucía todo menos eso. Si no se equivocaba era nórdico. Sí, esa era la palabra. Se parecía al humeante y caliente rubio propietario del club de True Blood. Una versión más joven, pero por lo demás, copia al carbón. Pecho de mármol, abdominales dignos de babear, incluso tenía la clásica mirada aguda que uno esperaría de un vampiro. El cabello estaba de punta, una clara indicación de que lo había sacado de la cama, pero incluso la peor Cabeza de Cama de la historia no podía disfrazar lo hermoso que era, como para desencajar la mandíbula. Violet hizo su mejor esfuerzo para no mirarlo aunque podía sentir la piel de gallina por todo el cuerpo. No era porque estuviera medio desnudo. Estaba también el hecho de que los pantalones de chándal quedaban tan abajo en sus caderas que estaban a un pelo de mostrar lo que ella no quería ver. Presumido, pensó con repugnancia y el humor más negro. Era su primer día en Japón y, hasta ahora, todo era un desastre. Se había perdido en el aeropuerto. Se había perdido de camino a la universidad. Y como la maldita cereza en el pastel, se había perdido también para llegar aquí, a los dormitorios que llamaría hogar por los próximos dos años.

1

Meteor Garden: es un drama taiwanés que comenzó su emisión el día 12 de abril de 2001 sobre CTS. Es una versión de Taiwán en vivo del manga japonés Hana yori dango.

Sí, todo lo que había pasado hasta ahora sólo hacía que su ya pésimo humor empeorara y el gigoló rubio de enfrente y su perfección hacían que quisiera entrar en un concurso de ceños con él. —¿Entonces? —rugió el chico. Parecía a punto de matarla. Violet le lanzó su mirada especial asesina con levantamiento de mentón. —Lo haría su no estuviera en mantenimiento. —Idiota, agregó para sus adentros. Park entendió esa mirada. Él usaba esa mirada cada vez que alguien le preguntaba algo estúpido. Quería decir algo rudo y cortante pero no podía. Ahora que el sueño no le nublaba la mente no podía obligarse a molestarla, no cuando era exactamente el tipo de chica que lo atraía. Jodidamente lo tenía todo, largo cabello oscuro, ojos alargados, bonita nariz pequeña y labios apetitosos. Lo dicho, la princesa malcriada que lo enfrentaba era exactamente como la chica de sus sueños. Malo también que pareciera tan altanera. El pensamiento hizo que el labio superior se curvara. Traía una blusa verde de botones metida en unos vaqueros que llegaban justo bajo las rodillas, con zapatos de tiras rosas. Nada abiertamente sexy de hecho, pero aun así lucía tan innegablemente caliente que su cuerpo no pudo evitar responder. Park deseó que fuera la usual erección matutina pero sabía que no lo era. Esta chica lo encendía como ninguna otra. Era tan jodidamente malo. Y fue peor cuando recordó que no había estado sexualmente interesado en ninguna chica por meses. Park miró a la chica otra vez y la vio frunciéndole el ceño. Era una vista refrescante que de hecho lo excitó más. ¿Qué diablos estaba pasando? Era como si hubiera entrado a una parodia del especial de Twilight Zone en Porn Tube. Incluso desde su ruptura con Faye, Park ni siquiera había pensado en sexo, no se había masturbado ni una sola vez en los últimos meses. Había estado con el trauma y luego saliendo de la jodida depresión. ¡Y ahora esto! Calmado chico, pensó Park disgustado mientras su polla luchaba por llamar la atención bajo los repentinamente apretados pantalones de chándal. Reprimió un gemido cuando la chica se movió causando que sus pequeños pero animados pechos se sacudieran atractivamente detrás de la blusa ajustada. Esas curvas

dulces como el santo infierno eran lo suficientemente voluptuosas para ganarse la maldita portada del Sport Illustrated. Después de recordarse con un gruñido que despreciaba a las chicas, Park habló más afilado de lo que pretendía. —Es malo lo del elevador, pero eso no significa que tengas el derecho de despertar a todos porque tuviste un día de mierda. —Se dio la vuelta con la intención de volver a dormir—. Con calma esta vez. ¿Podrás? Violet jadeó ante la retirada del chico. —¿Ni siquiera vas a ayudarme? —exclamó. Hizo una mueca mental ante su voz chillona. Pero, en serio ¿Ni siquiera iba a fingir que era un caballero? Park lentamente se volvió de nuevo. —¿Por qué debería? —Porque es lo que hacen los caballeros —dijo apretando los dientes. ¡No podía creerlo! ¡Por toda la mala suerte! El primer chico lindo que conocía en Japón y ¡tenía que ser un idiota de primera clase! El chico cruzó los brazos sobre el pecho. Su muy bien formado pecho. No es que ella lo notara. Park levantó una ceja. —¿Dije que era un caballero? Las palabras la hicieron ver rojo. Su hermana Lilac siempre decía que tenía un demonio de temperamento, algo que probablemente heredó de sus ancestros gitanos. Los gitanos eran notorios por llevar rencores hasta la tumba, pero sólo en las peores circunstancias. A ella no le tomaba mucho salirse de quicio. Como ahora. Solo ver la burla en la cara del chico la hacía querer cometer homicidio. —Bien —gruñó—. ¡Gracias de todos modos! Se dio la vuelta y comenzó a arrastrar sus maletas de nuevo. Esta vez no se molestó en mantener bajo el ruido. Park estaba atónito. ¿De verdad se había enojado? En casa era conocido por tener la mecha corta. En sus veinte años de vida esta era la primera vez que alguien se había enojado más rápido que él. La mayoría de las personas se lo pensaban dos veces. Incluso si no sabían quién era o de lo que era capaz, las vibras de vamos-asacarnos-mutuamente-el-infierno que emanaba, eran suficientes para mantener a todos alejados. ¿Pero esta chica?

La pequeña despedía humo por las orejas y no sólo se había enojado primero, claramente tampoco iba a coquetear con él. Park no era engreído, pero sabía que lucían bien, sabía por sus miradas, que la mayoría de las mujeres querían joderlo, mientras el resto quería lo mismo pero por su fondo fiduciario. Antes de darse cuenta ya estaba subiendo a ayudarla. Cuando Violet vio al idiota más grande del mundo alcanzar su maleta por el asa gruñó. —No, gracias. —Sólo dámela —dijo exasperado. —¡Dije que no! —¡Y yo digo que te calles y me dejes ayudar! ¡Así puedo dormir en paz! —Park dio un último tirón. De repente Violet la dejó ir y Park perdió el equilibrio. Habría caído por las escaleras si su espalda no hubiera golpeado la pared primero. Violet sonrío. —¿Por qué, pequeña perra…? Violet dio un paso atrás alarmada por la mirada asesina en la cara del chico. Finalmente recordó que estaba sola, por el momento, con este chico. No hacía falta ponerse en peligro por pelear con un extraño. Un extraño que era indudablemente más alto y más fuerte. Se dio cuenta de eso también con un glup. Y la peor parte era que había tenido esa enfermiza sensación en el estómago de que la mayor parte de lo que había pasado había sido su culpa. También. Tenía razón. Causó un ruido innecesario porque había tenido un día de mierda y la miseria siempre amaba la compañía. Además, al final se había ofrecido a ayudar. Cierto, lo hizo con obvia renuencia pero no era como si le debiera algo, en primer lugar. El chico abrió la boca como si quisiera arrancarle la cabeza de un mordisco. —¡Lo siento! —dijo rápidamente noqueándolo. Park la miró varios segundos y finalmente habló. —Sólo cállate y dime en qué piso estás —gruñó. Así que ella lo hizo. Y la miró con horror. —¡Qué mierda! Violet se mordió el labio sabiendo que la risa que burbujeaba en su garganta sólo lo enojaría más. Su reacción era entendible ya que todavía les faltaban seis tramos de escaleras, bueno doce, de hecho cada piso tenía doble tramo de escaleras.

Park apretó los dientes. Sólo una vez, una única vez había bajado la guardia y aquí estaba, atrapado jugando al botones y haciendo de cargador durante una docena de escaleras. In-jodido-creíble. Le dirigió una mirada dura. —Esta es la última vez que me pedirás ayuda. Jadeando ante la rudeza de sus palabras, Violet sintió la furia revolverse otra vez. Sabía que debía mantener la boca cerrada pero fue incapaz de hacerlo. —Como si fuera a pedirle a un… —se detuvo un momento buscando los peores términos para describir a alguien que era tan obviamente perfecto en apariencia. Sus ojos se desviaron hacia su melena rubia ceniza y encontró inmediatamente el término perfecto. Intensificó la mirada. —Si tuviera elección —escupió con saña— ¡nunca le preguntaría a un Yeti como tú! Park lo vio todo rojo. No podía recordar la última vez que había estado así de enojado con una chica. —¿Estás comparándome con un jodido Yeti? Armándose de valor ante el gruñido, Violet se obligó a sonreír. —Te queda el zapato ¿no crees? Blanco, un monstruo de feo, carácter de bestia… Lo dicho: Yeti —dijo dulcemente. El temperamento, oficialmente, se salió de quicio. —¿Y qué hay de ti? —gruñó Park— ¡Eres como una jodida banshee con esos chillidos que sueltas por la boca! La mandíbula de Violet cayó ante sus palabras. —¡No sueno como banshee! —dijo y sabía que estaba chillando pero fue incapaz de evitarlo. ¿Cómo podía un ser humano ser así de… así de idiota? Su desprecio era tal que le daban ganas de abofetearlo. Sus siguientes palabras la hicieron querer matarlo. —¿Te importaría decirlo menos chillón la próxima vez? El cuerpo de Violet tembló con rabia. Oh ¡Una marca roja en esa cara haría su día! ¡Una banshee! Él había tenido la desfachatez de llamarla una banshee… a ella, a Violet York ¡la chica más popular de su escuela! Si estuvieran en su hogar, en Miami, sería afortunado si le daba la hora. —Sólo ayúdame con esto y terminemos —dijo entre dientes. —¡Bien! —¡Bien!

Después de veinte largos minutos finalmente alcanzaron su piso. —¿Cuál es tu número de habitación? —gruñó Park. Ella señaló la primera puerta a su izquierda. Casi desgarrando la manija por la irritación, Park abrió la puerta y lanzó volando las maletas dentro de la habitación. Aterrizaron golpeando la parte posterior de la cama. La chica gritó. Ah, dulce música. Nunca había estado tan agradecido de molestar tanto a una chica. Ella corrió tras sus maletas rebasándolo. Se arrodilló preocupada y revisó los daños. Habían sido el regalo de despedida de Lilac. El primer regalo en el que su normalmente tacaña hermana había gastado miles de dólares. Se volvió y lo miró. —¡Lo hiciste deliberadamente! —¿Tú crees? —contestó goteando sarcasmo justo antes de caminar de regreso a las escaleras. Se tragó las palabras de rabia. —¡Gracias! —dijo ahogada. —¡Que te vaya bien! —contestó Park sin volverse. Por toda respuesta Violet cerró la puerta de golpe. Imbécil, pensó mientras cerraba los ojos haciendo su mejor esfuerzo para calmarse. Esto era un mal presagio para su estadía en Japón.

Dos Traducido por Mir Corregido por Clau

L

os dientes de Violet rechinaron mientras estudiaba el mapa extendido sobre su cama, que por primera vez, era algo adecuado para su tamaño. Su BlackBerry era totalmente inútil en Japón. El GPS del país, que supuestamente funcionaba como si fuera magia, no era compatible con su teléfono, lo que dejaba a Violet tener que hacer la navegación a la antigua. Por desgracia, ¡nada en el mapa tenía un maldito sentido! Leía japonés bastante bien, sólo que no era suficiente para convertirla en Cristóbal Colón de la noche a la mañana. Además, era mala con las direcciones y punto. ¿Cómo diablos iba a ser capaz de encontrar el edificio de administración de la escuela con un mapa que no tenía flechas de GPS trazando automáticamente la ruta correcta a su destino? ¿Qué iba a hacer ahora? Violet caminó a trompicones hacia el espejo, mirando su reflejo. No vamos a enloquecer. No vamos a ser melodramáticas. Vamos a encontrar una solución para esto. Mirar su reflejo siempre calmaba a Violet, sobre todo porque le gustaba ver los resultados de su obra. Le encantaba la moda, siempre lo había hecho desde que tuvo edad suficiente para decir “Vogue” y cada día pasaba ansiosamente al menos dos horas sólo planificando y perfeccionando su atuendo, incluso si fuera su madre la única que viera el producto de sus esmerados esfuerzos. De hecho, su amor por la moda había sido una de las razones principales para que Violet estudiara en Japón. Amaba la fresca moda callejera del país y estaba muy ansiosa de ser parte de ella. Para su primer día, que era hoy, Violet había elegido atar su cabello en una cola de caballo, pero dejando caer la mayor parte de su flequillo libremente sobre su frente con un barrido lateral, marcando así las suaves líneas de su rostro.

Como era primavera, Violet también había tratado de vestir en consecuencia, pero con un enfoque sutil en destacar su camisa blanca de manga larga con cuello V y sus pantalones de mezclilla gris suave con accesorios: un amplio cinturón morado a juego con el color de sus ojos y un par moderno de botas de cuero marrón. Y en caso de que la temperatura bajara repentinamente, Violet estaba preparada para eso también, con una chaqueta de pana a juego, con la intensión de asegurarse de que se vería bonita incluso si estuviera helada de frío. Ella se veía bien con todo, si se lo dijera a sí misma. Pero ¿era lo suficientemente bueno para el chico del segundo piso? ¿Lo suficientemente bueno para que la ayudara una vez más en vez de arrancarle la cabeza? Violet soltó un bufido. Lo dudaba. Él era el hombre más rudo que jamás había conocido. Pero el hecho seguía estando… lo necesitaba.

¡Bang, bang, bang! Alguien estaba llamando con fuerza a la puerta de nuevo, despertándolo. Por un momento, Park estaba confundido por una sensación de déjà vu. ¿Era de nuevo la chica y sus maletas? Pero no podía ser. Ya había jugado al botones para ella, así que ¿ahora qué? Frunciendo el ceño, se levantó y sin molestarse en usar cualquier cosa por encima de sus bóxers esta vez, fue directamente a la puerta para abrirla. Era ella. Violet se tragó un jadeo. Oh, Dios mío, ¿no se daba cuenta que estaba prácticamente desnudo? Una vez más, él estaba parado frente a ella con los pelos más parados que jamás había visto... así como la visión del pecho más caliente que también hubiera visto en su vida. Violet quería suicidarse, sobre todo por la traición de su cuerpo. ¿Cómo podía desear tanto a este hombre que era un idiota? Los ojos de ella cayeron involuntariamente y lo que vio casi la hizo jadear. Esta vez determinada a mantener su mirada en su cara mientras se disponía a no ponerse roja ante el recuerdo de su enorme erección, Violet logró convocar su sonrisa de megavatios, la que le dio una victoria de Grand Slam en el concurso de Srta. Popularidad en su escuela secundaria.

Con la sonrisa en su lugar, Violet entonces esperaba que él besara el suelo por el que ella estaba caminando. Pero sólo se quedó mirándola, bueno, está bien, frunciéndole el ceño. Essssstá bieeeeeeeeenn. Aumentando su gran sonrisa un poco más, comenzó a decir: —Hola. Creo que empezamos con el pie izquierdo, hace un momento… —¿Qué es todo esto? —Park cortó a la chica a mitad de camino, irritado una vez más por la forma en que su polla desvergonzadamente rogaba por hacerse notar. Tal vez había estado sin una chica demasiado tiempo y había convertido a su polla en una puta, excitándose por la chica más irritante que jamás había conocido. El humor de Park se ennegreció aún más cuando asimiló plenamente su apariencia. Ella ya parecía caliente hacía un momento, ahora, estaba simplemente humeante. Peor aún, también le gustaba el hecho de que no tenía mucho maquillaje, que era sin duda sorprendente para alguien tan claramente consciente de su propia apariencia y valor. Con todo, parecía demasiado bonita para su bien, así que Park se aseguró de mantener el ceño fruncido en su cara. Era mejor así. Violet se aferró a su sonrisa con esfuerzo, a pesar de que su primer instinto era golpearlo en la cabeza por ser tan imperdonablemente grosero. ¿Cuál era su condenado problema? —Mi nombre es Violet. Park sólo levantó una ceja. Ella apretó los dientes, consciente de que él seguía ignorando su mano extendida. —Esperaba que pudiéramos llegar a conocernos mejor. —¿Y? Ella dejó de ser cortés. No tenía sentido hacerlo con este tipo. Agarrando su mano y tratando de no sonreír ante la sorpresa en la cara del chico, le dio una sacudida rápida. El momento en que sus dedos se tocaron fue emocionante, literalmente. Joder, pensó Park, su estómago se encrespó mientras miraba a la chica con más sorpresa. No había esperado que ella simplemente le agarrara la mano así, y desde luego no esperaba que todo su cuerpo reaccionara así, por un simple toque. Esto estaba tan jodido. Tenían aún más química de lo que pensaba inicialmente. Él vio sus ojos de repente bajar antes de virar de nuevo, casi con aire de culpabilidad. Park se dio cuenta entonces que ella sabía que estaba duro, y saber

que ella lo sabía, sólo lo había puesto más duro. Por un momento, él se imaginó arrastrándola a su habitación y levantándola para simplemente poder clavarla contra la pared y salvarlos de la miseria de fingir que no tenían esta atracción al rojo vivo entre ellos. Pero el momento pasó y se las arregló para recuperar su cordura. —Sólo dime lo que quieres —dijo bruscamente, esperando que su tono le impidiera mirar hacia abajo otra vez y descubrir que sólo se había vuelto más grande, más largo y mil veces más excitado. —Mira, no hay nadie más que conozca aquí —decía ella. Park dijo rápidamente: —Pero tampoco me conoces a mí. Ella pareció ignorar sus palabras, diciendo resueltamente: —Todavía. No te conozco todavía. —Permíteme decirlo de otra manera. Yo no quiero que me conozcas. —Violet no podía creer lo que estaba oyendo y estaba aún más incrédula cuando agregó enfáticamente—: No soy amigable y no estoy de humor para coqueteos. Violet casi golpeó el techo al escuchar eso. —¿Perdón? ¿He dicho que quería ligar contigo? Otra ceja levantada. —¿No lo haces? Violet realmente golpeó su pie contra el suelo con frustración e ira. ¡Dios, era un odioso idiota! —Mira —dijo ella, mirándolo—. Sólo necesito que me des instrucciones para llegar al edificio de la administración. ¿Eso mucho pedir? Si me dices, entonces terminamos. No te molestaré más. ¿Quién querría estar con un ogro como tú? Y allá va, pensó Park. Sorpresa e irritación luchaban dentro de él mientras seguía insultándolo. Era un poco increíble, para ser honesto. Allá en casa, literalmente, tenía su propio equipo de matones para mantener a las chicas gritonas lejos y aquí estaba esta enana de pelo negro, en realidad pidiéndole un favor, no como una forma de acercarse a él, sino a cambio de permanecer lejos de él. Era... curiosamente refrescante y liberador. Sin embargo, su voz chillona empezaba a irritarlo. Y Park verdaderamente no apreciaba ser llamado Yeti asiático. Miró a la chica otra vez, vio su boca moviéndose y actuó instintivamente.

—… mi suerte de elegir un gorila rubio… ¡oomph! —La única advertencia que tuvo Violet fue el brillo en sus ojos antes de que la estuviera besando, sus labios aparentemente suaves y firmes al mismo tiempo, su beso imponente. Pero antes de que pudiera pensar en lo que debería hacer, todo había terminado y él estaba alejándose. —Siempre pensé que era una buena manera de callar a las mujeres. —Fue todo lo que dijo. Ella abrió la boca para gritarle, pero la mirada de él deslizándose a sus labios la hizo cerrar la boca y moler los dientes en su lugar. Él sonrió. —Ahora escúchame bien, porque sólo lo diré una vez. Una hora más tarde, Park ya se había duchado y salido de su habitación, agarrando su chaqueta de mezclilla al mismo tiempo, ya que los vientos en Osaka podían ser muy fríos en esta época del año. Él normalmente no dejaba su dormitorio tan temprano, pero no tenía sentido volver a dormir. La chica le había dado tal subidón de adrenalina que su mente no podía dejar de zumbar. Y aunque nunca lo admitiría a ningún ser viviente, la chica también le había dado la primera necesidad apremiante de hacerse una paja en trece largos y putos meses, y cuando lo hizo, se había corrido tanto en sus manos que fue jodidamente vergonzoso. ¡Y ni siquiera se la había imaginado desnuda! Todo lo que Park se había imaginado era que le susurraba su nombre, sus ojos violeta brillantes dándole la bienvenida mientras levantaba su pequeña falda y hundía su polla en su… Park gimió, sintiéndose endurecer nuevamente. Esa mujer era una bruja. Tenía que serlo, o tal vez tenía una en su linaje familiar. De cualquier manera, él iba a evitarla como la peste. Nadie le había afectado de esta manera antes y era una complicación que muy bien podría prescindir. Park ya había caminado tres cuadras cuando llegó a un punto muerto, divisando una figura familiar en el camino. —¡Tú! Violet saltó. Cuando vio al ogro nórdico dirigiéndose en su dirección, se dio la vuelta y rápidamente se limpió las lágrimas. Cuando miró de nuevo, casi saltó de nuevo porque ahora él estaba a pocos centímetros de ella. Era la primera vez que lo veía sin que luciera como si acabara de salir de la cama, y odiaba admitirlo, pero

se veía aún más hermoso. Él tenía una bufanda, un fino suéter violeta, y lo que a ella le gustaba llamar vaqueros de estrella del rock por el diseño tachonado en los bolsillos. Se veía muy bien organizado, un tipo que no tenía miedo de ser elegante, y por desgracia... Le encendía. Todo en él ahora hacía que su costado amante de la moda se desmayara, pero también la hacía avergonzarse, porque no quería que la viera así. —¿Por qué andas a hurtadillas detrás de mi espalda? —arremetió Violet contra él. El ataque es la mejor defensa. No quería que el Yeti supiera que había estado llorando. Ella moriría si lo hiciera. Park vio las mejillas manchadas de lágrimas, pero sabiamente evitó comentar al respecto. Si quería hacerse la dura, entonces la dejaría. —¿Qué estás haciendo aquí? —Estaba a punto de cruzar la calle. Park rió. —¿Desde cuándo la administración está por ese camino? —Señaló la otra dirección. —Quería disfrutar del paisaje. —Acéptalo. Estás perdida. Ella lo miró. —No lo estoy. Sólo estoy… —Cállate —dijo amablemente—. Sólo alégrate de que estoy en un estado de ánimo bastante agradable para acompañarte allí. Ella lo miró con profunda sospecha. —¿Por qué vas a hacer eso? —Violet se palmeó los bolsillos amenazadoramente— . Tengo un arma aquí, ya sabes. Park resopló. —¿Brillo de labios? —No. Spray de pimienta. Él hizo rodar los ojos. —¡Ooh, tengo miedo! —Sí, deberías. Aquí, ¡pruébalo! —Y antes de que se diera cuenta, ella estaba levantando un spray de pimienta y se estaba preparando para rociar. Park dio un paso atrás mientras alejaba su mano de un golpe.

—¿Estás loca? —gritó. ¡Ella le había apuntado directamente a los ojos con su spray de pimienta! Una pulsación accidental y habría sido un infierno para pagar. Violet sonrió mientras se agachaba para recoger el spray pimienta del suelo. Volviéndolo a colocar en su bolsillo, dijo con aire de suficiencia: —¿Ves? Te dije que es un arma efectiva. —Ella sonrió ante la expresión en la cara de él. Park frunció el ceño. —Si vuelves a hacer eso, te voy a llevar al barrio más alejado de Japón y te dejaré allí. Ella se puso seria ante eso, sabiendo que muy bien podría hacerlo. —Aguafiestas —dijo sombríamente. —Niña mimada —replicó Park. —Gorila rubio coreano —escupió y se detuvo cuando un pensamiento se le ocurrió—. ¿Por qué suenas coreano cuando es obvio que no lo eres? —Adoptado —respondió Park con sinceridad y facilidad. Violet se estremeció. —Lo siento. —No lo sientas. Tengo suerte con mi familia. Ella soltó un bufido. —Apuesto a que ellos no tienen suerte contigo. Park hizo un giro de 180 grados. —Eso es todo. Buena suerte con… —¡Lo siento! —gritó ella, presa del pánico—. ¿No puedes aceptar una broma? —No —dijo—. Así que no me molestes con bromas cuando estés conmigo. Detrás de él, oyó decirle en voz baja: —Extraño Yeti. —Ya oí eso —se burló Park y comenzó a caminar—. ¿Vienes o no? Hubo uno o dos momentos de silencio antes de que Park oyera sus pisadas. Ella se acercó a caminar a su lado. Se sentía casi como si estuvieran saliendo. Park casi se estremeció ante la idea. No. Esto no era una cita. En absoluto. Él sólo estaba siendo amable. Él le dirigió una mirada dura. —Sólo estoy siendo amable aquí, ¿de acuerdo? Ella amplió sus ojos hacia él. —¿Así eres siendo amable?

Él no iba a reírse. Eso podía hacerle creer que eran cercanos y no lo eran, nunca lo serían. Con un tono deliberadamente insultante, dijo: —Sólo quiero dejarlo claro en caso de que estés pensando en ir en pos de mí. Por desgracia, lo que normalmente era eficaz en hacer que las chicas huyeran furiosas, avergonzadas o llorando, sólo hizo que la banshee a su lado rodara sus ojos. Él miró hacia otro lado antes de que la banshee pudiera alcanzar a ver sus labios retorciéndose. A medida que reanudaron su caminar, Violet no pudo dejar de robar una mirada al chico junto a ella. —¿Cuál era tu nombre? No estoy ofendida, se dijo a sí misma. No era culpa de ella que él tuviera mala memoria. —Violet —dijo, alargando la palabra. Silencio. —¿El tuyo? —preguntó finalmente, odiando que él la hubiera hecho preguntar. Idiota nórdico, coreano y gorila. ¡En serio! ¡A ella nunca le faltarían palabras para describir que tan idiota era este chico! Manteniendo la sonrisa fuera de su cara, sabiendo que la había cabreado, gruñó: —Park. Caminaron en silencio otra vez. Ahora que Violet sabía que no iba a perderse en cualquier momento pronto, ella se permitió relajarse y disfrutar del paisaje. A las diez de la mañana, las calles no estaban tan llenas de gente, dándole a Violet la oportunidad de disfrutar de gran parte de lo que la rodeaba. ¡Todas las maravillosas tiendas que había visto en las revistas japonesas estaban realmente aquí! Extravagantes cafés donde los camareros y camareras servían como mayordomos y sirvientas, las absolutamente adorables cabinas de impresiones de fotos que deseaba con ganas probar, las tiendas temáticas donde podría comprar los suvenir más increíblemente lindos para su familia. Violet hubiera saltado de alegría si hubiera estado sola. Ella realmente estaba en Japón, pensó para sí misma vertiginosamente. Esto había estado en el puesto nº 1 en su lista de viajes por años y ahora estaba finalmente aquí. Era una lástima lo que tuvo que pasar para que Violet viniera aquí.

Ella frunció el ceño, no le gustaba a donde se dirigían sus pensamientos. Por qué vino para estar aquí no importaba. Lo que importaba era que estaba aquí y estaría aquí por dos años. ¡Dos años! Violet sonrió para sus adentros. El chico a su lado llegó a una parada brusca, y Violet tuvo que caminar de regreso. Él señaló el edificio de color gris a la izquierda, detrás de las enormes puertas de hierro forjado y con un florido camino que conducía hacia él. —Eso es todo. Violet estaba repentinamente nerviosa, pero hizo todo lo posible por no demostrarlo. —Oh. Bueno... gracias —dijo torpemente. Le dedicó una sonrisa incómoda—. Te prometo que no te voy a molestar después de esto. —Corrrrreecto. Violet se indignó. —¡No lo haré! —Buena suerte —dijo Park en su lugar y se alejó. Treinta minutos más tarde, Violet tenía sus papeles de registro y el horario de clases. Cuando salió del edificio, vio a Park sentado en las escaleras. —¿Qué estás haciendo todavía aquí? —exclamó ella. Mientras él se desenrollaba y se ponía de pie con un movimiento fluido y elegante, Violet admitió de mala gana que su menos que cortés compañero de dormitorio hacía un espectáculo impresionante digno de ver. Realmente, realmente debería haber lucido gay con su forma de vestir, pero en todo caso su elección en ropa sólo lo hacía parecer como si acabara de salir de una sesión de moda. Definitivamente encajaba perfectamente con el resto de la escena de la moda de Japón. Park se desempolvó el asiento de sus pantalones. —Sabía que te perderías en el camino de regreso. —¡No lo haría! —A diferencia de su hermana mayor, Violet no tenía problemas con mentir si eso significaba salvar su cara. Los ojos de Park atravesaron los de ella. —Sí, lo harás. Dios, era un idiota. Ningún chico allá en casa habría discutido con ella como él lo hacía. Todos la habrían dejado salirse con la suya, y eso era a lo que estaba

acostumbrada, no esto. Violet soltó un hmph en voz alta, pero no dijo nada más. Sólo por hoy, llamaría a un alto al fuego. Empezaron a caminar de nuevo. Después de un tiempo, su conciencia empezó a regañarla. Odiaba deber favores. —Supongo que tengo que decir esto —dijo Violet finalmente. —No, si te comportas como si fuera a matarte —dijo Park arrastrando las palabras. —¡Sólo cállate y déjame hacerlo! —gruñó. Park se volvió hacia ella, sonriendo. —Adelante, entonces. Por favor, Dios, por favor, ¿sólo déjame darle una bofetada en la cara antes de morir? Inhalando profundamente, Violet se atragantó de nuevo: —¡Gracias! Park rió. —Sólo recuerda que me debes. —Dejó de reír cuando la vio de repente sonriéndole, tan angelical que sospechaba de ella—. Deja de mirarme así. ¿Qué pasa? La sonrisa de Violet se convirtió en una sonrisa completa. Ella acababa de darse cuenta de algo absolutamente increíble. Oh, esa risa lo decía todo. Este hombre, este Yeti coreano, este ogro barra gorila nórdico, este tipo era blando por dentro. Podría intentar negarlo hasta su último aliento, pero Violet había pasado demasiado tiempo coqueteando con chicos allá en casa para no entender una cosa o dos acerca de ellos. Claro, él era el hombre más desagradable y grosero que había encontrado jamás, pero aun así. Por varios tramos de escaleras, Park había llevado sus maletas para ella y ella sabía a ciencia cierta que un elefante bebé pesaba menos que esas dos. Ella había perturbado su sueño dos veces, pero aun así él había terminado acompañándola a la escuela. Y él había esperado por ella, a pesar de que ambos sabían totalmente que no tenía que hacerlo. Violet lo miró reflexivamente. —Deja de mirarme fijo —gruñó Park. Ella ignoró eso, sin dejar de sonreír. Sus dos años en Japón sólo se habían puesto más interesantes, y le gustaba.

Tres Traducido por Mir Corregido por maggiih

¡P

um, pum, pum! ¿Quién demonios…? Park abrió la puerta de un tirón. Luego tuvo que mirar hacia abajo porque su huésped no invitado no era otra que la pequeña fiera que últimamente había estado plagando su mente, invadiendo sus sueños, y haciéndole tomar duchas de agua fría con más frecuencia. Violet sonrió hacia él. —¡Buenos días! —Ella fingió no darse cuenta de que a) estaba usando sólo sus bóxers de nuevo, nada más, y b) su pene le estaba diciendo buenos días de la manera más obvia... otra vez. Park estaba rechinando los dientes hacia ella. Oh, bueno, ¿qué había de nuevo? Ayer, esa mirada como que hacía daño, aunque ella nunca lo admitiría, pero esta vez simplemente lo tomó con calma, sobre todo sabiendo lo que sabía de él. Los ojos de ella se estrecharon cuando notó los círculos oscuros debajo de sus ojos. —Te ves horrible —murmuró. Sus palabras sólo hicieron que Park rechinara más los dientes. —Mira, Violet —comenzó con sarcasmo—. La gente normal golpea así. —Golpeó sus nudillos moderadamente contra la puerta—. Pero los locos tocan así. — Golpeó los puños contra la puerta, recreando el sonido de golpes que lo había sacado del sueño. Por tercera vez consecutiva ya. Ahora que a la banshee parecía importarle. La sonrisa de Violet ni siquiera se atenuó. —Es bueno que no estoy loca entonces —pió justo antes de doblarse y retorcerse bajo el brazo para entrar en su habitación. ¿Qué carajos?

Park se dio la vuelta para ver a Violet mirando sus cosas con gran interés. —¡Violet! —Park —lo imitó ella, pero estaba sonriendo de nuevo. Ella se quedó parada en medio de la habitación, una hermosa bruja de pelo negro, que su polla estaba diciendo tomara contra la pared. Se sentía tan bien tenerla con él en la habitación. Parecía que pertenecía en su habitación, y lo ponía nervioso. Park de inmediato señaló la puerta. —Fuera. Pero el tono duro y hostil de su voz se perdió para ella. Ella le dio otra sonrisa. —No. Park no podía creer que estaba ignorando sus órdenes así como así. Antes de que pudiera ladrarle, ella ya estaba hablando de nuevo. —Tu habitación está muy limpia —comentó mientras sus dedos flotaban sobre los lomos de los libros de la estantería, apilados en orden alfabético. —La tuya es un desastre —respondió Park. —Lo es —admitió Violet alegremente. Ella bateó sus pestañas—. ¿Quieres ayudarme a limpiarla? Él la miró como si estuviera loca. —No. Ella dijo con confianza: —Lo harás. Apretando los dientes ante su tono de voz, Park señaló la puerta de nuevo. —¡Fuera! —Él le dio su mueca que daba más miedo, la que hacía que las chicas de su clase inicialmente creyeran que era uno de los miembros extranjeros de la Yakuza, que era básicamente el equivalente de la mafia japonesa. Violet casi se encogió ante el fruncimiento del ceño de Park, pero se contuvo a tiempo. No, ella no iba a cambiar de opinión acerca de esto. Ayer por la noche, su primera noche fuera de casa y sola en Japón, Violet había llegado a una conclusión importante. Park iba a ser su amigo, le gustara o no. —¡Fuera! Violet sólo le dio otra sacudida de cabeza. Park cerró la distancia entre ellos.

—La última vez que nos vimos —comenzó. Violet le dio un asentimiento alentador. Gracias a Dios que finalmente estaba dispuesto a hablar con sensatez. —Tal vez, te di una idea… —¿Eso? —preguntó ella amablemente. —De que somos amigos… Ella se iluminó. —¡Oh, sí! Park la miró a los ojos y dijo: —Bueno, te equivocas. No somos amigos. Eso hizo que la sonrisa de Violet vacilara, pero se aferró a ella con todas sus fuerzas. —Tenemos un vínculo… —Que acaba de terminar ahora. Su sonrisa vaciló aún más. —No hay nada malo en ser amigos… —Si la otra persona quiere ser amigo, y yo no quiero. ¡Argh! ¡Eso rebasó el vaso! Al perder sus estribos, extendió la mano para tirar de su pelo. Fuerte. ¿Qué demon…? Park trató de tirar de su pelo de vuelta, pero ella no lo soltó. ¡Mierda! Se sentía como si hubiera logrado pegar sus manos con súper pegamento a su cabello. —¡Suéltalo, Violet! —¡No hasta que me escuches! En represalia, Park se giró para poder enfrentarla y pellizcar sus mejillas. Fuerte. Ella gritó. —¡Basta! —Ella instintivamente tiró más fuerte. Park se estremeció y aumentó la presión en las mejillas en venganza. —¡No hasta que sueltes mi cabello! Se miraron el uno al otro. —A la cuenta de tres. —La voz de Violet era sombría. —Uno —gruñó él. —Dos —gruñó ella en respuesta. —Tres —dijeron al unísono.

Violet y Park saltaron lejos el uno del otro de inmediato, adoptando posturas defensivas y mirándose con recelo. —¿Qué hay de malo en ser mi amigo? —soltó Violet. ¡Mierda! Se veía tan linda cuando hacía aquellos pisotones fuertes con su pequeño pie. Y con Violet de pie tan cerca de su cama, él estaba aún más jodido. ¿Por qué mierda parecía verse más hermosa cada vez que la veía? Llevaba una camisola negra debajo de su suéter blanco de punto, ambos metidos en una minifalda a cuadros y terminaba con un par de mocasines de muy buen gusto. La sola vista de sus piernas bien formadas hacía que Park deseara gemir. Y con la cama a su lado, sólo le hacía imaginar lanzarla allí y hundirse en ella, sus bellas piernas largas en el aire mientras golpeaba cada vez más duro en ella. ¡Mierda! Esto no era jodidamente bueno. Tenía que ser porque había estado sin sexo durante tanto tiempo que estaba reaccionando tan fuertemente a Violet. —¡Respóndeme! —Violet volvió a sonar como una banshee. Por desgracia, esta vez el sonido ni siquiera se acercó a irritarlo. Todo lo que hizo fue hacerlo imaginarla gritando por otra razón y Park cerró los ojos con desesperación. Era eso o ceder ante los furiosos impulsos de su cuerpo. Park fue determinantemente consciente de que ella no era exactamente inmune a él tampoco. Había visto la forma en que no podía dejar de mirar su pene cada vez que se encontraban. Banshee o no, Park sabía que sólo necesitaba que ella estuviera en sus brazos unos segundos y la tendría cantando como un ruiseñor en su lugar. La idea de eso; de Violet gimiendo su nombre en voz alta, le hizo apretar los ojos cerrándolos más fuerte. Joder, joder, ¡oh mierda, él estaba aún más duro por sólo dejar caer la bomba con J! Violet no pudo evitar mirar la expresión de sufrimiento en la cara de Park. ¿Ser amigo de ella le causaba tanta molestia? —Venga ya —le espetó—. ¡Ser mi amigo no puede ser tan malo! Park luchó interiormente por controlarse antes de mirar a Violet. —Problemas —espetó—. Los amigos siempre están llenos de problemas. —P-pero los amigos pueden ayudar también —protestó. —No necesito la ayuda de nadie. —Sí, lo haces. Ningún hombre es una isla —le recordó.

Resopló. —Detente con los clichés. No va a funcionar. Violet se mostró inflexible. —Serás… —Se detuvo, movió la cabeza y dijo en una voz obstinada—: ¡No, espera, a partir de ahora tú eres mi amigo y eso es todo! —No. —Él miró como Violet hacía lo suyo de golpear fuerte el piso otra vez. Debería haberle hecho lucir como una niña mimada, pero lo único que hizo fue hacer que la quisiera follar más, sobre todo porque realmente no estaba haciendo que se viera bonito. La forma en que estaba pisando fuerte, Park tuvo la sensación de que estaba imaginando que era sobre él. Pero ya era suficiente. Park señaló la puerta de nuevo. —Fuera. Ella negó con la cabeza hacia él. —No. —Cruzó los brazos sobre el pecho—. Somos amigos y ahora no hay nada que puedas hacer al respecto. —Yo dije… —Y ahora necesito que me ayudes a encontrar un trabajo. Eso salió totalmente de la nada e hizo que Park parpadeara. ¿Esta chica de apariencia altamente mantenida estaba buscando un empleo? Cuando todavía no hablaba, ella dijo en voz baja: —Realmente necesito uno así que por favor, ¿me ayudas? Park la siguió mirando fijamente. Violet inhaló, alzó la voz y dijo: —Por favor, por favor, por favor, por favor, por favor… Siguió y siguió hasta que Park pensó que sus oídos iban a estallar ante la cacofonía que Violet estaba creando. Su cabeza empezó a dolerle, pero al menos también condujo con éxito, lejos los sentimientos de lujuria que habían hecho estragos en su cuerpo. Abrió los ojos y Park vio a Violet mirarlo con esperanza. —Por favor, por favor, por favor, por favor… Oh, por el amor de… —Por favor, por favor, por favor, por favor… —¡Está bien! —rugió, sintiendo que su cabeza estaba a punto de explotar. ¿Cómo puede alguien tan pequeño ser tan jodidamente ruidoso?—. Tú ganas. Violet inmediatamente se detuvo y le dio otra sonrisa esperanzada.

—¿Amigos? —¿Tengo alguna opción? —gruñó. Ella corrió hacia él con una sonrisa despreocupada y antes de que Park lo supiera, estaba de puntillas para colocarle un beso en la mejilla. Mierda. Dolor de cabeza fuera, excitación dentro. Park apartó rápidamente a Violet antes de que pudiera sentir su erección. A pesar de que todo su cuerpo se sentía ridículamente vivo con el toque de sus labios, Park le lanzó una mirada de asco al mismo tiempo. —No hagas eso otra vez. Violet dejó escapar un suspiro ofendido. —¡No fue tan malo! —Lo fue. Ella dejó pasar eso, pensando que podía darse el lujo ya que había cedido a su petición de todos modos. Le dio una sonrisa triste. —Está bien. Lo fue. Violet actuando como una niña mimada, Park lo podía manejar, pero Violet actuando agradable y dulce era aterrador. —¿Quién eres tú y qué has hecho con la banshee que conocí? Violet se echó a reír. —Supongo que merezco eso. —¡Deja de hacer eso! Violet estaba desconcertada. —¿Qué? —Deja de sonreír. Me estás asustando. Violet dejó de sonreír ante eso. —No me presiones. Park dejó escapar un suspiro de alivio. —Ahí está la banshee que conozco. —Él miró su reloj—. Necesito una ducha. Estaré listo en media hora. —Park la empujó fuera de la habitación—. Encontrémonos fuera del pasillo. —Él sonrió ante su mirada de asombro antes de cerrarle la puerta en la cara. —Idiota gigante. —Le escuchó murmurar fuera de su habitación.

Por alguna razón, a pesar de que estaba acostumbrado a que la mayoría de las chicas se refieran a otra parte de su anatomía como “gigante”, Park se encontró sonriendo ante las palabras de Violet en su lugar.

Cuatro Traducido por Mir Corregido por Gissyk

P

ark y Violet dejaron el campus de la escuela, media hora más tarde y se unieron a la multitud bulliciosa de Osaka. Los sentidos de Violet estaban embriagados de asombro. Osaka era sólo superada por Tokio en tamaño y Violet podía ver fácilmente por qué. La ciudad, también conocida como la capital gastronómica de Japón, era simplemente increíble. La arquitectura moderna iba codo a codo con los puntos culturales tradicionales, el clima y el paisaje eran tan grandiosos como los había imaginado, pero lo mejor de todo era la gente, especialmente las chicas que se dirigían a la escuela. Parecían demasiado lindas para las palabras, tanto es así que quería chillar. Si tan sólo hubiera estudiado en una escuela como la de ellas, donde cada chica entendía la importancia de ser linda, tal vez su vida hubiera terminado... diferente. Habían estado caminando durante unos diez minutos ya, cuando Violet notó algo. —La gente nos está mirando. —Tal vez se preguntan qué está haciendo un hombre magnífico como yo con una chica como tú. —Es al revés, estúpido. Se sonrieron el uno al otro, compartiendo un raro sentido de acuerdo con los dos satisfechos con su réplica justo antes de intercambiar miradas medidas. El único accesorio de Violet era una vincha de color rosa y blanco de encaje. Tenía puesto un chaleco sin mangas, blanco, de algodón, largo hasta el muslo y su cordón atado alrededor de una camisa de cuello redondo de color celeste, haciendo hincapié en su pequeña cintura. Luego su atuendo terminaba con medias negras y cómodas balerinas. Park llevaba una camisa a rayas verde y plata, con sus mangas empujadas hasta los codos, y un par de jeans negros ajustados. Park dio el primer golpe.

—Sabes, para alguien que está buscando un trabajo, parece que estás más vestida para ir a una fiesta. Ella respondió con dulzura: —Y sabes, para alguien que sólo está ayudando a una amiga a buscar un trabajo, estás muy vestido como un gigoló. Se sonrieron el uno al otro de nuevo. Park de repente se detuvo, haciendo que Violet a casi tropezara con él. —¡Oye! —exclamó, frotando su nariz ligeramente abollada. Park señaló el edificio a su derecha. —Ahí es donde yo trabajo. —Oh. —Violet estaba impresionada. Las palabras Lake Hotel, junto con sus caracteres romaji2, brillaba en dorado en la parte superior del edificio. Ella estimaba que tendría alrededor de treinta pisos de altura. Casi todo el frente era de vidrio, permitiendo a la gente en las calles de abajo disfrutar del reflejo de la ciudad de Osaka. —Entremos y veamos si podemos encontrarte un trabajo. Violet de repente se sentía extrañamente vacilante. —Pero... ¿estás seguro? Él le dio a su compañera una mirada de sorpresa exagerada. —Espera. No me digas. ¿En realidad no eres tan egocéntrica? Sus palabras le hicieron reír y olvidar sus temores por el momento. —¡Idiota! Una hora más tarde, Park estaba esperando fuera de la oficina de su jefe cuando la puerta se abrió y Violet salió. Park se las arregló para echar un vistazo a la sonrisa en el rostro de Violet antes de que se lanzara a sus brazos. —¡Me dieron el trabajo! —gritó ella. Sin poder dejar de reírse de su entusiasmo, Park se apartó suavemente. —Creo que mi jefe se apiadó de ti. —Lo que sea. —Sonrió—. ¡No puedo creerlo, Park! ¡Gracias! —Y se estiró para darle un beso en la mejilla, justo cuando Park se inclinó para preguntarle a dónde iba a invitarlo.

2

Romaji: El romaji es la romanización del japonés, es decir el uso del alfabeto latino para escribir el idioma japonés.

Sus labios se tocaron, pero Park se alejó de inmediato a pesar de que literalmente le dolía hacerlo. La había dejado entrar bajo su piel lo suficiente para ser su amiga, la primera amiga que había tenido en su vida. Pero terminaba ahí. Tenía que terminar ahí. Violet sintió que sus mejillas se calentaban, sobre todo porque quería que ese beso continuara mientras que la expresión en el rostro de él claramente decía que él no. Para deshacerse del incómodo silencio entre ellos, dijo arrastrando las palabras: —Bueno, yo iba a compensarte, pero ahora que te he besado… Park resopló incluso mientras estaba privadamente agradecido por las palabras de Violet. —En todo caso, debes darme doble compensación. Ese beso fue horrible. Ella frunció el ceño. —¡No lo fue! —Oh, sí, lo fue. —Oh, ¿lo fue? —preguntó ella dulcemente. Fingió un estremecimiento. —El peor beso… —Tal vez debería intentarlo de nuevo. Park casi tropezó en su prisa por moverse mientras ella se ponía de puntillas y levantaba la cara hacia la suya. Violet se echó a reír. —Debería sentirme insultada, pero... eso... esto... —Ella se echó a reír más fuerte. Habían pasado más allá de las puertas giratorias ahora, y sin dejar de reír enroscó su brazo alrededor del de él, haciendo caso omiso de la forma en que estaba tratando de tirar su brazo fuera de su agarre. Ella puso los ojos en blanco. —Oh, ya basta. Sólo estaba bromeando. No iré tras de ti, nunca. Park se relajó lentamente. —Con tal de que quede claro. —Queda claro —le aseguró—. No he venido a Japón para encontrar un novio, y honestamente, si estuviera buscando un novio, prefiero alguien japonés, muchas gracias. —Encantado de oír eso —dijo en respuesta, pero estaba un poco picado.

Ella estaba un poco ofendida por la ferviente gratitud en su voz, pero no dejó que se viera. —Así que, ¿a dónde vas a invitarme? Park se atragantó. —Te ayudé a encontrar un trabajo ¿y yo soy el que tiene que invitarte a ti? Ella agitó sus pestañas hacia él. —Porfis, porfis, ¿por favor? —Park ya estaba arrancando su brazo del de ella. Violet volvió a reír—. ¡Sólo estaba bromeando!

Park eligió un pequeño puesto de comida en el parque. Era lo único que podía permitirse Violet por ahora con su escaso presupuesto. Pero era una buena invitación de todos modos ya que ambos podrían disfrutar del paisaje. Osaka en la tarde era tan bonita como lo era en la mañana. Había un montón más de niños ahora que las clases escolares habían finalizado. A Violet simplemente le daba placer ver a los niños con sus lindos uniformes. Pretendiendo estar ocupado comiendo su ramen 3, los ojos de Park se deslizaban cada pocos minutos a Violet. Él no podía dejar de estar encantado. Ella era una masa de contradicciones. Se veía dura un momento y luego como una niña vulnerable al siguiente. Una musaraña un momento, una niña adorable al siguiente. Violet se volvió hacia Park para preguntarle sobre algo que vio y lo sorprendió mirándola. Park de inmediato desvió la mirada y fingió estar absorto con el tipo que vendía diferentes formas de globos a los niños frente a ellos. Violet sonrió. —Me estabas mirando fijamente. Park fingió confusión cuando se volvió hacia ella. —¿Qué? Lo señaló con su palillo. —Ya me has oído. —No, no lo hice. —Su tono era perfectamente indiferente. 3

Ramen: versión japonesa de la sopa de fideos chinos.

Ella no se dejó engañar. —Oh, sí, lo estabas haciendo. —Ella extendió la mano para acariciar su mano—. Pero está bien. Estoy acostumbrada a tener ese efecto en los chicos. Park frunció el ceño. —Realmente, Violet, no quiero alarmarte ni nada, pero tienes este problema psicológico. Creo que se llama ¿tener alucinaciones? ¿En particular, sobre lo caliente que crees que eres? Ella sonrió. —Realmente me gusta tenerte como amigo. —Y pensó, siempre y cuando no te hagas ideas de que podríamos ser más. Él gruñó. —Sí, eres tolerable, también. —Siempre y cuando no creas que me voy a enamorar de ti.

Cinco Traducido por Axcia Corregido por Bibliotecaria70

V

iolet estaba a punto de golpear con fuerza en la puerta cuando de repente se abrió y terminó mirando (una vez más) el torso desnudo de Park con sorpresa. Sus ojos descendieron hacia abajo antes de que pudiera detenerse a hacerlo. Oh, hola. Una vez más. Cuando levantó la vista, Park estaba sonriendo. —¿Ves algo que te guste? Dos podían jugar a este juego. Ella sonrió dulcemente. —Oh, absolutamente —entonó—. Supongo que no esperaba que te despertases tan temprano para animarme un poco. —Ella le lanzó un beso—. ¡Eso es tan dulce! Una sonrisa tiró de sus labios. ¿Por qué había pensado que podía tener la última palabra con esta chica? Era tan diferente a cualquiera que él hubiera conocido. Violet golpeó su hombro y le dio paso inmediatamente. Mientras caminaba junto a ella, captó un olorcillo de algo así como: —¿Es tu perfume de violetas? —¿Te has dado cuenta? —preguntó, sonriéndole por encima de sus hombros. Se congeló a mitad de camino cuando vio a Violet arrojándose sobre la cama, rebotando un poco cuando aterrizó. Zona de peligro. —No es de extrañar, ¿no es así? Mi nombre es Violet, después de todo. —Apenas podía entenderla. Lo único que podía hacer era mirarla, con la garganta seca mientras metía sus sedosas piernas largas debajo de ella, haciéndole imaginar esas mismas piernas alrededor de su cintura mientras follaban largo y duro. Mierda.

Park se pasó una mano por el pelo. Realmente tenía que encontrar a una chica que pudiese golpear por una noche, sólo para obtener a Violet fuera de su sistema. —¿Park? Tardíamente se dio cuenta que ella le había hecho una pregunta y había pasado totalmente por encima de su cabeza. —Lo siento, ¿qué has dicho? —He dicho que no mucha gente se da cuenta de lo que es mi olor. Así que, ¿cómo lo supiste? —Lo miró con curiosidad—. ¿Estás relacionado con flores o algo? Park abrió y cerró la boca. Los ojos de color violeta se abrieron y se quedaron sin aliento. —Oh Dios mío, estás relacionado con flores. —No lo estoy —le espetó, incluso mientras enrojecía. Ella se echó a reír. —Tú eres, oh Dios mío, tú ¡un gorila rubio, relacionado con flores! —Su risa llenó su habitación—. ¡Esto es tan rico! —Sus ojos bailaban en él—. ¿Eres como un aspirante a botánico? Park miro a Violet con mirada asesina. —Solía recoger flores cuando era un niño —dijo entre dientes. Violet cogió dramáticamente su corazón. —Oh esto es demasiado. ¡Mi amigo es el hombre más dulce del mundo! —Ja, ja. Le sonrió a Park, mientras ella misma se decía, Control, control. No dejes que te caiga la baba incluso si crees que es un bombón tan hermoso cuando no tiene su camiseta. Park se sentó detrás de ella en la cama, apoyándose en la cabecera. Estiró las piernas y los dedos de los pies casi tocando la rodilla de Violet. Violet se resistió a la tentación de escabullirse. Amigos, se dijo a sí misma. ¿Qué estaba mal con ella, de todos modos? Había estado más cerca de otros chicos que esto. Así que, ¿por qué se estaba volviendo loca cada vez que estaba cerca de Park? —¿Qué haces aquí tan temprano? —preguntó Park. Violet estaba estudiando los pies de Park. ¡Maldita sea! Incluso sus pies se veían bien y sus uñas estaban limpias y cortas.

—Me levanté temprano, no tenía nada que hacer, así que estoy aquí —respondió con aire ausente. Su mandíbula desencajada. —¿Y yo tengo que entretener a Su Alteza Real? —preguntó con sarcasmo. Ella se enrosco hasta la mitad del camino para darle a Park otra de sus miradas asesinas, como la que tiene un famoso actor que vuelve a casa tan cautivado, declarándose enamorado a primera vista. —Es tu deber como mi amigo. Él gruñó. —Así que por favor, entretenme. —En tus… Violet tomó una respiración profunda. Sus ojos se abrieron. Seguramente no sería jodidamente capaz de hacerlo de nuevo… —Por favor, por favor, por favor, por favor… —Está bien —rugió. Dios, sus oídos debían de estar sufriendo de algún tipo de hemorragia interna en estos momentos—. Eres tan jodidamente ruidosa — murmuró. Hizo caso omiso de eso. —Entonces, ¿dónde vamos? —preguntó Violet alegremente. Consultó su reloj. —Tenemos que estar en el trabajo a las cuatro. —Son sólo las 8 a.m. —Violet rodó los ojos—. Vamos a llegar a tiempo. —No me gusta llegar tarde —le advirtió Park. —¡Por el amor de Dios, está así como a ocho horas de distancia, Park! ¡Deja de preocuparte y a recorrer! —Señaló mandonamente su cuarto de baño—. Vete a tomar una ducha. —Cuando no se movió, ella tomó una respiración profunda. Park rápidamente saltó de la cama. —Está bien, está bien, sólo no comiences a chillar de nuevo. Violet intentó no sonreír ante sus palabras, y cuando pasó a su lado, también trató de no comerse con los ojos su parte trasera. Joder. Todavía puede ser un Yeti asiático en sus ojos, pero no podía fingir que no tenía la más deliciosa parte trasera. Su espalda sexy, con todos sus músculos definidos… Park de repente se dio la vuelta.

—¿Dónde… —Sus ojos se abrieron. Rápidamente ella miró hacia otro lugar, pero ya era demasiado tarde—. Me estabas completamente mirando, ¿verdad? —Nope. No. No lo estaba. —Todavía no podía obligarme a mirarlo, y sobre todo después de esa reaparición totalmente coja. Park no dijo nada, pero podía sentirle sonriendo todo el camino hacia la ducha. Tonto. Más de una hora más tarde, ya sabía que había chicos que realmente tardaban más tiempo que las chicas en la ducha, y ya estaban dentro de una cercana casa de sushi, esperando el sashimi de salmón en la bandeja motorizada para alcanzarlos. Agarraron el primer plato al mismo tiempo, tiraron de cada extremo, cuando Violet vio que no se movía, se limitó a dejarlo ir, casi causando que Park se caiga con todo el plato. Riendo le oyó maldecir, Violet cogió el segundo plato de salmón crudo de la bandeja motorizada. Asegurándose de que tenía suficiente wasabi en su salsa, ahogó una rodaja de salmón en él, antes hacerlo estallar en su boca. Park observó a Violet cerrar los ojos en aparente felicidad mientras lentamente mordía el salmón. Mierda. Estaba bastante seguro de que no era el único que miraba mientras tenía una especie de orgasmo-comida público, y por la forma en que los hombres de su alrededor estaban boquiabiertos con los ojos vidriosos, definitivamente no era el único que ya tenía una erección. —Mmmm... —Ella trató de no sonreír, sabiendo incluso sin ver que todos los ojos estaban puestos en ella. Todo lo que le preocupaba era que Park, también estaba mirando. —¿Te gusta lo que ves? —murmuró, con los ojos todavía cerrados. Cuando abrió los ojos, Park fingía estudiar el menú de la carta frente a él. Todos los otros hombres eran iguales. Rió con picardía, no dejándose engañar en absoluto. Con un pequeño suspiro de felicidad, se inclinó y pasó una pieza de palito de cangrejo de su plato, provocando deliberadamente que sus pechos le rozasen al pasar por su lado. Él se puso rígido. Ella tomó el palito de cangrejo en la boca, masticando muy despacio, tomando poco a poco, sabiendo lo que todos los hombres dentro de la casa de sushi se imaginaban al verla. A Violet siempre le había gustado la atención, pero nunca

había sido tan sexual en ello, ni siquiera con... él. Violet rápidamente sacudió el pensamiento lejos. Park finalmente recuperó lo suficiente de sus sentidos para espetarle. —¿Qué demonios estás haciendo? —Él todavía no podía superar el hecho de que Violet había rozado prácticamente sus pechos contra él. Leía a las chicas como a un libro, pero por alguna razón que no podía imaginar, no entendía a Violet en absoluto, ni siquiera sabía si Violet en realidad tenía un ángulo por el cual empezar. Ella no estaba coqueteando con él, podía sentir eso. Pero... ¿qué coño era esto? Violet se rió de sus palabras. Cogió otro palito de cangrejo de su plato, presionando cada vez más a su lado sólo para que él se sintiese más incómodo. Después de sumergirlo llenándolo de salsa wasabi, lo tomó todo con un solo bocado. Qué maravilla. Todo ahora era felicidad. Tal vez era porque estaba en Japón y muy, muy lejos de casa, pero Violet no podía recordar sentirse así sin preocupaciones durante mucho tiempo. Se sentía como si hubiera vuelto a nacer de nuevo, y la mayor parte tenía que ver con… Park. Pero sólo en una forma platónica, se apresuró a recordárselo a sí misma. Se sobresaltó cuando Park de repente dejó un plato de palitos de cangrejo en frente de ella. —Así puedes dejar de robar los míos —dijo apretando los dientes. Violet se echó a reír. —Te quiero, amo, amo Japón —dijo con entusiasmo mientras comía otro palio de cangrejo, sintiéndose como Bugs Bunny con una zanahoria—. Con esto… —Hizo una amplia ola con la mano libre para abarcar todo lo que la rodeaba—. Todos los días que sudaba sangre y lágrimas para ser admitida en la universidad de aquí, han valido la pena —gruñó. Le miró expectante—. ¿Y tú, Park? Él se encogió de hombros. —Dime por qué has venido aquí, —engatusó Violet—. Lo puedo sentir — insistió—. Simplemente no viniste aquí porque también te gustaba Japón, ¿no? —Violet... —¿Sí? —Le dio una sonrisa expectante. —No es asunto tuyo. Esta vez, no perdió los estribos. Se estaba acostumbrando rápidamente a sus formas de ogro nórdicas.

—Yo seeeeeeeeeeeeeeeé eso —le dijo, poniendo los ojos en blanco—. Pero todavía quiero saberlo. —¿Alguien te ha dicho que te entrometes demasiado? —le preguntó con suavidad. —Así es. Mi hermana Lila me lo dice todo el tiempo. Pero tú eres la primera persona que alguna vez me lo dijo en la cara. Park resopló. —¿Qué hiciste, ponerles cinta adhesiva cerrando sus bocas cuando no te permitían salirte con la tuya? Le lanzó una mirada coqueta. —Oh, vamos a decir que todos ellos me amaban. Park negó con la cabeza con un gemido. —Estás tan llena de ti misma. —Solo sé lo que valgo —respondió. Las palabras fueron... liberadoras. Una vez, se había olvidado de eso, pero no ahora, ni nunca más. Esta vez, ella recordaría lo que valía. *** Después del almuerzo, se fueron a la ciudad, esta vez Park la llevo a un templo cercano. Al mismo tiempo, tenía su brazo alrededor de él. Al principio, había intentado evadirse empujándola lejos pero se mantuvo tercamente pegada a él como una lapa. —Soy sentimental con mis amigos. Trata con ello —fue todo lo que dijo. Ja. Tratar con ello, ¿cómo diablos podía Park lidiar con eso cuando su cercanía hacia que fuese difícil caminar, gracias a su furiosa erección? Regresaron a la residencia alrededor de las dos de la tarde, estando de acuerdo para refrescarse y reunirse de nuevo para salir juntos a trabajar. Dentro de su habitación, Park se encontró de pie debajo de la ducha en la más absoluta perplejidad, incapaz de averiguar por qué había sido tan fácil para Violet deslizarse de esa manera en su vida. Desde su ruptura, no tenía problemas despreciando a las chicas, odiándolas por su debilidad y su capacidad tortuosa de utilizar esa debilidad para que otros sintiendo culpabilidad hiciesen todo lo que querían. ¿Qué hacía a Violet diferente?

¿Era porque coqueteaba y no coqueteaba con él? Era tal el maldito enigma, que solo hacía que Park quisiera conocerla más. Ella lo deseaba. Estaba jodidamente seguro de eso. ¿Pero ella era igual que el resto, con ganas de hacerle caer enamorado de ella también? Alguien estaba golpeando a su puerta cuando salió de la ducha. Con el ceño fruncido, caminó hacia ella y la abrió con una maldición. —¿Qué cojones, Violet? ¿No acabo de enseñarte cómo…? —Se calló cuando vio su cara. Estaba completamente roja, con los ojos hinchados por las lágrimas. —¿Por qué te ves tan terrible? Ella gruñó, realmente gruñó, antes de empujar a Park para pasar. Que le… Park se dio la vuelta, justo a tiempo para ver al pequeño torbellino de problemas subir a su cama y hacer su madriguera debajo de las sábanas como hace un topo escondiéndose de la luz. Park de inmediato gritó: —¿Qué demonios estás haciendo? Violet respondió con un murmullo incoherente, seguido de una fuerte aspiración. Por un momento, debatió consigo mismo sobre si debía o no echar a Violet de su habitación. Linda o no, sexy o no, estaba obviamente histérica por alguna razón, y no estaba dispuesto a fingir ser como su mejor amiga y consolarla. —¿Qué demonios te pasa? —Finalmente rompió, tratando de levantar las cubiertas. Violet se tensó ante su agarre y se acurrucó más profundamente en las sabanas. —Me siento muy mal de repente. Park se alarmó. —¿Estás enferma? Si es así, quiero que salgas de mi habitación ahora mismo. Violet solo levanto la cabeza fuera con eso, teniendo la necesidad de darle una mirada asesina y darle las gracias sarcásticamente por ser un gran amigo. —Entiendo. —Él movió las cubiertas alejándolas y trató de no sonreír cuando en realidad soltó otro gruñido. ¿Quién sabía que un alma en pena podría convertirse en una especie de minimonstruo gruñón?

—Eso fue un astuto movimiento solapado. —Ella le acusó, pero aun así se dio cuenta de la forma en que sus labios estaban temblando en un esfuerzo por contener las lágrimas a raya. Imperturbable, pidió: —¿Qué carajo te pasa ? —Estoy nostálgica, ¿de acuerdo? De repente me di cuenta. —Entonces tomándole por sorpresa cogió las mantas de su espalda y se enterró debajo de ellas otra vez. Park estaba confundido y alarmado a la vez. —¿Qué haces aquí entonces? Soy de Corea, por si no lo habías notado. No voy a ser capaz de ayudarte a recordar el pasado de tu país porque no sé nada de tu país. Violet, todavía bajo las mantas, confesó: —Sabía que me sentiría mejor si me peleaba contigo. Ah. Park pensó por un segundo sobre lo que debía hacer a continuación, decididamente fue hacia la cama, se sentó en el lado, y la arrastró a sus brazos. Violet inmediatamente luchó fuera de las cubiertas. —¿Qué estás haciendo? Park sonrió. —Reconfortarte. Con suerte, incluso podrías llorar un poco. Se puso de espaldas a sus brazos y trató de no disfrutar demasiado de la sensación. Violet se apartó apoyando sus manos en su desnudo y ridículamente duro pecho. Le echó un vistazo a la malvada expresión de Park y sintió que burbujeaba de risa. —¡Idiota! Estas deliberadamente haciendo lo que no quiero que hagas, ¿verdad? Le revolvió el pelo con ternura fingida, preguntando a continuación con esperanza. —¿Te dan ganas de llorar ahora? Su risa llenó la habitación. —Lo siento, no. —Maldita sea. Ella se rió más fuerte. Pero su sonrisa se desvaneció y le dijo: —Sin embargo, lo que hiciste me reconfortó. Gracias, Park. Él dijo seriamente: —Me estás asustando de nuevo. Vuelve al hada regañona que conozco —instó.

Violet le miró fijamente por un segundo antes de recuperar la compostura. Agarró una almohada y la estrelló en su rostro. —Imbécil —exclamó con disgusto. Ella tomó la almohada de nuevo y se dejó caer a su lado en la cama, abrazándose a la almohada mientras le daba la espalda—. Me voy a dormir aquí. Despiértame cuando sea la hora de ir a trabajar —declaró. Park estaba horrorizado. —¡Tienes tu propia habitación! No hubo respuesta. Él la miró con horrorizada fascinación. Entonces, después de un minuto Park dijo: —Violet. —Se inclinó sobre ella y vio que en realidad se había quedado dormida. Se veía tan tranquila cuando estaba dormida. Park retrocedió casi sin querer. Dejó escapar un bostezo y se dio cuenta de que se sentía bastante cansado. Park se levantó de la cama, configurando su teléfono móvil sobre el acolchado sillón y se quedó dormido. Al cerrar los ojos, Park vez se preguntó cómo la vida se le había ido tan fuera de las manos desde que Violet entró en ella. Maravillosamente fuera de las manos, admitió para sí mismo a regañadientes y soñoliento. Pero aun así, fuera de las manos y que tenía que hacer pronto algo al respecto. No podía ni quería dejar, que otra mujer arruinase su vida de nuevo.

Seis Traducido por Mona Corregido por Nayelii

—A

lgunos chicos tienen toda la suerte —Akito cantó su reclamación en japonés—. Park aquí está el chico malhumorado que nunca conocerás, pero él es el que consiguió a una nena por compañera de dormitorio. Los otros chicos se rieron y en el almacén también. Crayon, un estudiante nerd de intercambio americano, golpeó a Park en la espalda. —¿Ella ya es tu novia? —¡Maldición, no! —dijo Park antes de pensarlo. Sus compañeros de trabajo se rieron otra vez. —¿Todavía eres un aborrecedor de mujeres? —exclamó Jun-Yee con sorpresa. Como Park, él también era coreano pero a diferencia de Park lo era por derecho de sangre también. Park se encogió de hombros. —Ellas son una complicación innecesaria. Jun-Yee le dio una mirada considerativa. —¿Entonces no tienes ningún derecho sobre Violet? ¿Si cualquiera de nosotros quiere invitarla a salir, no estaremos invadiendo tu territorio? —Si eres tan estúpido como para que te guste la pequeña musaraña, siéntete libre. —¿Pequeña musaraña? —Akito le dio a Park una mirada de disgusto—. ¡Ella es el angelito más dulce que he visto! ¡Lo juro, hombre, sus miradas se pierden en ti! “El angelito más dulce” Akito se refería a que casi le había arrancado la cabeza cuando había sacudido a Violet para despertarla porque estaban en peligro de llegar tarde al trabajo. Por alguna razón, la alarma de su celular había fallado en despertarlo.

O tal vez la razón era obvia, pensó Park con irritación. Con todas las mañanas golpeando en su puerta últimamente, no era de extrañarse que el sueño de Park hubiera sido un poco más pesado que de costumbre. —¿Por qué no puedo cambiar mi vida con Park? —se lamentaba Akito. —Deja de sentirte tan envidioso —se rió Crayon de la expresión taciturna en el rostro de Akito. Akito suspiró con tristeza. —No es justo. A todas les gusta Park, a quien no le gusta nadie, me gustan todas, pero no le gusto a nadie. *** El tema era prácticamente lo mismo afuera con las chicas, que apilaban los estantes con nuevas entregas. —¿Entonces los dos realmente no están juntos? —preguntó Midori. Le tomó un segundo o dos más de lo habitual a Violet para responder porque todavía se estaba adaptando al hecho de que estaba escuchando a las personas hablar en japonés. De regreso a casa, su única práctica fue a través de la lectura y la escritura. —No —finalmente contestó con una sonrisa—. No estamos juntos en absoluto. —¿Pero él es magnífico, verdad? —Gladys, la estudiante de intercambio australiana, se rió. Violet se encogió de hombros. —¿Tú no lo encuentras hermoso? —Midori estaba mirándola con los ojos abiertos por la sorpresa. Para ser honesta, hermoso era totalmente inadecuado para describir cuán caliente era Park. Ella no estaba ciega. Incluso aunque no tuviera absolutamente ningún plan de salir con alguien, Violet sin embargo, había notado la manera en que todas las chicas miraban a Park cada vez que salían de la residencia. Igualmente no había olvidado todas las miradas desagradables que esas mismas chicas le dieron, solamente por caminar al lado de Park. Aquellas miradas eran más que suficientes para recordarle que no debería cometer los mismos errores nuevamente. Park podría ser un buen amigo, pero eso era todo que él debería ser en su vida. Viendo que Midori todavía esperaba una respuesta, ella explicó:

—Es solo que no tengo tiempo para chicos. —¿Incluso para chicos como Park Jin? Ella se rió del tono exagerado de su nueva amiga. Midori lo hizo sonar como si Park fuera un joven dios apto para que todas las chicas le rindieran culto. Violet hizo una pausa. Maldición, pero si ella tuviera que ser honesta, él realmente lucía como un joven dios apto para que todas las chicas lo adoren. Inquietamente recordó como se había sentido en el momento en que abrió sus ojos y vio su mundo rodeado por Park mirando hacia ella, todavía vestido en bóxer. Gracias a Dios él estaba cubierto con una pequeña toalla o entonces ella podría haberse perdido totalmente. Él había estado más allá de sexy esa vez. El impulso de derribarlo por un beso había sido tan fuerte que había entrado en pánico. Sus labios se torcieron. Ah, bueno lo qué había seguido —su manera de distraerse así misma del completamente caliente Park— no fue su culpa. Ella le gritó, casi le dio un rodillazo en la ingle, y lo había empujado al piso en su prisa por saltar de la cama para poner distancia entre ellos. Fue el instinto de conservación, para ambos, y en todo caso él debería estar agradecido con ella. Si Violet no hubiera manejado cierta señal de autocontrol, ellos no estarían aquí ahora. Estarían teniendo sexo en su cama, contra la pared, en la ducha, Violet tragó saliva ante las imágenes. No estaban enamorados, pero oh ambos estaban tan peligrosamente atraídos el uno por el otro que tenían que ser sumamente cuidadosos para no cruzar la línea. Alguien chasqueó sus dedos delante de Violet, y cuando ella alzó la vista todas sonreían hacia ella. —Admítelo —se burló Midori—. Estabas soñando despierta con él. Violet enrojeció. —No. No lo estaba. Solamente pensaba que sus miradas están totalmente perdidas en él. ¿Él puede ser un idiota, sabes? Gladys se rió. —Él realmente tiende a ser grosero a veces. Midori resopló. —No a veces. ¡Todo el tiempo!

Los chicos salieron del almacén mientras ellas reían. Ya eran las diez de la noche, lo que significaba que oficialmente habían terminado su trabajo. Park y Violet ya habían cenado en el trabajo, se tomaron su tiempo caminando de regreso a casa, desde que Violet insistió en disfrutar la vista del paisaje nocturno de Osaka. Y era impresionante. Este podría no ser tan brillante como el paisaje famoso de Tokio pero Osaka tenía su propia belleza, glamour combinado con un poquito de lo tradicional, y Violet no podía tener suficiente de ello. Ella hizo un pequeño giro, abrazándose así misma de puro placer. —¡Simplemente no puedo creer que estoy aquí! ¿No es Japón la cosa más asombrosa? Park no podía menos que sonreír. —Tú eres una verdadera fanática de Japón, ¿verdad? —Absolutamente —ella afirmó con profunda emoción. Gesticuló a su entorno— . ¿No te sientes bendecido de estar aquí? —Me siento feliz, pero no creo que mis sentimientos coincidan con los tuyos. Tu entusiasmo está en un nivel completamente nuevo. Ella se dio vuelta e hizo una mueca. —¿Quieres decir que parezco loca babeando por todo, no? Él se encogió de hombros y dijo con inocencia: —Si el zapato te calza. Violet lanzó su bolso hacia él. Park parpadeó, pero logró cogerlo a tiempo con una sonrisa atontada. —Tú realmente estás loca —comentó mientras le devolvía su bolso. No satisfecha, Violet lo tomó e inmediatamente usó la bolsa para golpear a Park en el hombro. Él se quejó. —¡Hey! Ella le dio una mirada petulante. —Eso te enseñará a no reírte de mí. Park la miró boquiabierto luego se inclinó hacia abajo y, colocando ambas manos sobre los lados de su rostro, comenzó a amasar las mejillas de Violet como si fuera una pizza que requiere amasarse. —Tú. Eres. Una. Chica. Loca. Violet lo apartó y lo miró fijamente, tocando sus mejillas. —¡Eres un idiota!

—Hace falta ser un idiota para reconocer otro. Violet estalló en risa a pesar de sí misma. —Realmente eres un idiota—. Ella conocía literalmente a docenas de hombres en su vida, y casi todos ellos la adoraban. Sólo Park era alguna vez ofensivo en su presencia, y por alguna extraña razón, ella estaba reconfortada por ello. —Eres un buen amigo —le dijo impulsivamente mientras lo atrapaba. Park trató de separar el brazo de su asimiento, no podía, y se rindió. Él bajó la mirada y le advirtió: —Me asustas otra vez. Tú casi pareces agradable. Violet sacudió su cabeza. —No, en serio Park. Eres un buen amigo. Temía que estaría sola todo el tiempo que estuviera aquí. —Yo NO soy tu amigo. —Deja de negar la verdad. Park suspiró. —Bien. Somos amigos, pero recuerda que lograste que lo admitiera bajo presión. Ellos ya habían llegado a la calle que conduce a su dormitorio cuándo Park pensó preguntar: —¿Cómo encontraste tu primer día de trabajo? —Fue muy divertido —dijo ella cálidamente—. Todos en el trabajo fueron geniales. Era cierto. Al principio había estado con miedo de que ella no le gustara a ninguno de los compañeros de trabajo de Park. Habría sido problemático ya que su trabajo consistía en turnos de cuatro horas cinco veces por semana, lo que significaba que pasaría mucho tiempo en su compañía. Pero afortunadamente, todo el mundo había sido agradable, incluso las chicas y esa había sido la sorpresa más maravillosa. —A Jun-Yee parece que le gustas. —Park intentó no tensarse mientras esperaba la opinión de Violet sobre otro coreano, que Park sabía que era también un famoso mujeriego en la uni. Ella hizo rodar sus ojos. —Le gustan todas. Él se preguntó por qué la respuesta lo alivió tanto, aun así Park dijo lentamente: —Eso es verdad pero también creo que él podría estar teniendo un serio enamoramiento por ti.

Violet agitó una mano. —No me importa. No pretendo tener citas. —Sus ojos se ampliaron cuando Park se detuvo delante de su puerta. Él vio su mirada. —¿Qué? Ella exigió: —¿No me acompañarás a mi puerta? —¿Cuánto tienes, siete? ¿Por qué… por qué había pensado que Park sería diferente ahora que ellos eran amigos? —Eres imposible —ella refunfuño, pisando muy fuerte mientras subía. Gorila estúpido. Maldito Yeti asiático. —¿Violet? —Ella asomó su cabeza justo antes de que subiera otro escalón. —¿Qué? —gruñó. Park le dio un saludo fingido. —Buenas noches, banshee. —Luego golpeó la puerta cerrándola. Violet casi rechinó. ¡Hombre imposible! Pero mientras subía la escalera que llevaba a su piso, ella no pudo evitar una pequeña sonrisa jugueteando en sus labios. Imposible o no, él realmente era un buen amigo.

Siete ¡B

Traducido por Merlu Corregido por Mir

ang! ¡Bang! ¡Bang! Dos semanas ya habían pasado desde que Violet entró literalmente estrellándose en su vida, y la mayoría de las mañanas aún quería matarla. Como ahora. Abriendo violentamente la puerta, espetó: —¿Qué mierda, Violet? —Él mantuvo sus ojos enfocados en su rostro. Aún después de dos largas semanas, su pene seguía sin entender que ella era su amiga y que estaba fuera de los límites. Y últimamente, con Violet teniendo el hábito de pasarse usando prendas ajustadas, del tipo que mostraba más de lo que tapaba, Park también había desarrollado la costumbre de no mirar a Violet por debajo del cuello. Ella sonrió burlonamente, lo cual lo puso más irritado. —Violet, te juro por Dios, si solo viniste aquí para sonreír estúpidamente… Ella negó con la cabeza. —¿Qué entonces? —Es mi primer día en la uni —murmuró tan bajo que él tuvo que pedirle que lo repitiera antes de entender lo que estaba diciendo. Park retrocedió incrédulo. —¿Y? ¿Qué mierda quieres entonces? ¿Que me despida antes de que vayas a clases o que te de tu mesada? No soy tu papá. Violet hizo una mueca por su tono, aunque ya no se sentía herida por esto. Hacía tiempo que había llegado a la conclusión de que Park no era en absoluto una persona mañanera. Levantó su barbilla. —Quiere decir que como mi amigo se supone que me acompañes a la escuela. Park comenzó a toser. —¿Me hablas en serio? No tengo clases hasta el mediodía. Y por si no sabes leer relojes, recién son las siete de la mañana. —Entonces sonrió—. Tus clases no

empiezan hasta las nueve. ¿Significa esto que, la supuestamente confiada Violet, está… nerviosa? Violet intentó no ponerse verde incluso mientras mentía descaradamente. —Por supuesto que no. Él le dio una mirada conocedora, lo suficientemente despierto ahora como para ponerse del humor burlémonos de Violet. —Sí, lo estás. Ella cambió de tema. —Tienes que acompañarme a clases. —Nope. —Lo harás. —Ella golpeó sus brazos buscando causar algún efecto, sin importar que él fuera como un inamovible bloque de cemento. —A, no soy tu padre. B, no soy tu hermano. C, dios no permita que sea tu novio. D, soy tu amigo sólo bajo coacción y E, no me pagas para hacer eso, y aún si me lo ofrecieras, no lo tomaría. Ella apretó los dientes. Cualquiera pensaría que dos semanas de amistad harían de Park menos imbécil pero no. A veces, de hecho, actuaba más imbécil. —Simplemente podías decir no —le espetó. —Lo hice —le recordó con sarcasmo—. No pareciste entenderlo. Se cruzó de brazos sobre el pecho. —Bueno, no me importa. Me vas a acompañar a la escuela. —Se detuvo y entonces gruñó—: Temo perderme en el camino. —Qué duro. —Si no me acompañas… —¿Qué? ¿Me vas a matar? Su tono condescendiente la fastidió tanto que Violet le dio una mirada de muerte y frunció el ceño, pensando en algo que pudiera hacerle ver las cosas a su manera. Y entonces se dio cuenta. Sonrió lentamente. Oh-oh. Park de inmediato comenzó a cerrar la puerta, pero Violet fue más rápida y se las arregló para escabullirse en el cuarto. Mierda. —Afuera —le ladró. Ella sacudió la cabeza, aún sonriendo con esa terriblemente malvada sonrisa suya. —Si no me acompañas a la escuela…

Él le dio una mirada dura. Ella caminó hacia él lentamente. Él intentó no mostrar lo preocupado que estaba. Ella se puso de puntitas y sopló en su oído. Toda la piel de su cuerpo se le puso de gallina. —Te voy a besar. Park la alejó violentamente, y aunque Violet casi se cayó al piso, estalló en carcajadas. —¿Crees que me gustas? —espetó él. —Por supuesto que no. —Violet se veía completamente honesta—. Pero no te tiene que gustar alguien para sentirte atraído. —Violet le dedicó una sonrisa ganadora—. Y sin importar lo que digas, sé cuando le atraigo a alguien. Mierda. Toda la confianza femenina brillando en los ojos de Violet deberían haber bastado para apagarlo, pero todo su cuerpo le urgía a que hiciera lo que tenía que hacer para probarle que tenía razón. Park no sólo la deseaba. Estaba obsesionado con ella, pasando más tiempo del necesario imaginándola desnuda y pensando en otras maneras en las cuales pudiera “accidentalmente” explorar la explosiva química que compartían. —¿Que hacemos entonces, Park? —ronroneó. Apretó los dientes. Podía ser que sintiera lujuria por ella, pero no significaba que no lo irritaba lo engreída que sonaba la enana. Bueno, dos podían jugar este juego. Park dio un paso adelante tomándola por sorpresa, y la satisfacción lo atravesó al ver a Violet retroceder. Dándose cuenta que acaba de dejar ver a Park lo mucho que su proximidad la inquietaba, cuando se suponía que ella debía inquietarlo a él, Violet se enderezó y le dio una mirada desafiante. Era un desafío que Park no tenía intención alguna de resistir. Él se inclinó, forzando a que Violet instintivamente hiciera el cuello para atrás. Con esta cercanía, él podía sentir la manera en que estaba respirando un poco más acelerado de lo normal, aún cuando estaba haciendo lo mejor que podía por no hacérselo notar. Con esta cercanía, Park era capaz de notar el rápido subir y bajar de sus pechos. Si aún había hace unos momentos alguna parte un poco dormida en él, todo estaba muy despierto ahora, especialmente su pene, el cual se volvía más pesado a medida que la tensión entre ellos se apretaba.

Violet tragó un gemido cuando Park lentamente pasó un dedo por su rostro, incapaz de evitar que su cuerpo se estremeciera. Él sonrió. Violet quería arrancarle la sonrisa de la cara. ¡Ogro nórdico imbécil! Intentó transmitirle las palabras a Park con la mirada, incapaz de hablar porque sabía que su voz fallaría si lo intentaba. Ugh. Esto no era para nada lo que tenía en mente que pasaría. Cuando se despertó con pánico, todo lo que sabía era que tenía que ir con Park. Él arreglaría las cosas, como siempre lo hacía, y entonces todo estaría bien. Pero esto… ¿esta imposible atracción caliente entre ellos? Si terminaban sucumbiendo a esto a causa de su reto… ¡No estaría para nada bien! —Mmmm. —La voz de Park sonaba gutural, delineada con arrogancia—. Creo que también sé cuando le atraigo a alguien. —Él lentamente bajó la cabeza, esperando que ella creyera que de verdad estaba a punto de atreverse a besarla. Violet reaccionó instintivamente. El repentino dolor en su cabeza fue suficiente para hacer que Park se quejara. —Tú, pequeña… —No fue capaz de terminar la oración porque Violet, con sus dedos todavía agarrando su cabello, le dio otro tirón. —¿Pequeña qué? —dijo dulcemente, mirándolo. Él la miró. Ella le volvió a tirar el cabello más fuerte. —Tú pequeña chica hermosa —resopló. Violet lo soltó y de inmediato corrió al lado opuesto del cuarto antes de que pudiera agarrarla. —Así que —dijo ella un poco sin aliento—. Hemos probado nuestros puntos. Ambos sabemos que los dos estamos más calientes de lo normal. — Deliberadamente mantenía su voz burlona, aún cuando seguía sin poder sacarse de encima la mareante sensación de su toque, y los sentimientos que su cercanía creaban si hubiera pasado otro momento en sus brazos; creía que las cosas hubieran ido mucho más allá de ese supuesto beso con el que ella lo estaba amenazando. —Pero esto… —Violet señaló ligeramente a los alrededores—, también prueba que ninguno está listo para arruinar nuestra amistad por… —Violet señaló a su propio cuerpo—. Esto.

Antes de poder detenerse, los ojos de Park viajaron sobre ella. Mierda, mierda, mierda, ¡él la deseaba tan jodidamente! Él sabía que no debía haberle permitido hacerle mirar. Como esperaba, tenía puesto otro de esos ajustados atuendos, con un cuello suelto tan bajo que apenas cubría sus pechos y un slip tan corto que apenas tapaba su pequeño pero perfecto trasero. No queriendo sufrir a solas, él la alcanzó de un manotazo, capturando su mano y llevándola hacia abajo, haciendo que sus dedos viajaran sobre su pecho antes de detenerse en el borde de su bóxer. —Y esto —murmuró sedosamente, sintiendo su mano temblar en la de él. La tentación de mirar era imposible de resistir. La mirada de ella se profundizó y tragó viendo la manera en que su pene prácticamente quería saltar de sus bóxer. Intentando no chillar, tiró de su mano y retrocedió. Ignorando la manera en que se reía, le dijo entre dientes: —¿Podrías acompáñame a la escuela ahora? —Di, “Por favor Park, te necesito” primero. Disparándole una sucia mirada, Violet obligó a salir las palabras. —Por favor Park, te necesito. La tuvo que sacar del cuarto en un segundo. Mientras lo miraba boquiabierta, Park dijo: —Tomaré una ducha. Deberías tomar una, también. Apestas. Cerró la puerta de golpe ante su fruncida mirada. Casi una hora después, Park y Violet estaban de camino a la uni y ella aún no le hablaba. —¿Qué demonios te pasa? ¿De veras me guardas rencor? Ella sacudió la cabeza, sin mirarlo. Aguantándose un impaciente insulto, Park le corrió el cabello de la cara para mirarla. Lo que vio lo hizo maldecir de nuevo, pero de asombro esta vez. Ella estaba blanca como una sábana, claramente más ansiosa e intranquila que enojada y gruñona. —¿Por qué estás tan nerviosa? Es sólo el primer día de escuela. Park no podía entender qué era lo que estaba mal. Si podía enfrentarse a alguien como él sin parpadear, presentarse por primera vez a la escuela debía ser un respiro. —No estoy nerviosa —espetó—. ¿Cuántas veces tengo que decírtelo?

—Mentirme, querrás decir. —¿Te acuerdas de cuando me dijiste que no eras un tipo de muchas palabras? Realmente agradecería que me lo demostraras ahora. —No, lo siento. —El tono de Park era molestamente alegre—. Puedo ver que mi curiosidad y mi verborragia te molestan mucho, y sabes cuanto me encanta molestarte. Eso se ganó una risa de parte de ella. —Eres imposible. —Y sigues sin decirme la razón por la cual te ves como un fantasma. —Un fantasma hermoso, sin embargo. —Ten cuidado o tu cabeza podría no caber por la puerta. —Mira quien habla, o gran dios de los gorilas rubios. —Síp, definitivamente nerviosa —dijo él incluso más alegre. Ella gruñó, haciendo que él se riera—. Extremadamente nerviosa. Violet intentó pegarle con su bolso pero Park habilidosamente esquivó el golpe, girándose. —Vamos, sabes que no voy a parar hasta que me lo digas. Sabía que lo decía en serio. —Tengo una estúpida fobia, ¿de acuerdo? Una vez, cuando estaba en la secundaria, me pasó algo terrible durante el primer día de escuela, y desde entonces, bueno, he sido así. Pero es sólo el primer día. Después de eso vuelvo a ser mi maravilloso… —Ignoró el resoplido de Park ante el adjetivo—, yo. —¿Qué te pas…? —Te lo diré cuando te conozca mejor —dijo cortadamente, sin dejarle terminar. Él asintió. —Es justo. Así que, sólo pasa el primer día de escuela. Continuaron caminando en silencio después de eso. Minutos después llegaron a la escuela. —Gracias —se las arregló para decir Violet sin encontrar sus ojos. —De nada. —Pero él continuó caminando junto a ella. Ella se detuvo. —Ya te puedes ir. No hace falta que me acompañes al salón. —¿Quién dice que haré eso? —Entonces ¿en serio tienes algo que hacer en la escuela? —Violet lo miró sospechosamente.

—Nop. Ella estaba confundida. —¿Entonces qué? —Iré contigo a clase. Ya estoy aquí. Bien puedo quedarme hasta que mi clase comience. Violet parpadeó varias veces. —No hace falta… —finalmente comenzó a protestar. Él la cortó con un paciente balanceo de su mano. —Para bien o para mal, acordé ser tu amigo y esto es lo que los amigos hacen. — Entonces sonrió—. Además, estoy disfrutando del hecho de que estés muy vulnerable y dependas de mí. —Tarado —murmuró ella bajo su aliento. Park asintió sin aprensión. —Cierto. —Podía escucharla chirriando los dientes junto a él, y Park quería reírse porque para entonces, ya comprendía como funcionaba su mente. Violet odiaba sentirse dependiente de alguien—. Vamos, dilo. Sé que te está matando, pero también sé que sientes como que tienes que decirlo. Ella apretó más duramente los dientes. ¿Cómo podía conocerla tanto en tan poco tiempo? —Sí, me está matando. Preferiría que te fueras a la mierda pero por ahora, tengo que decirlo. —Respiró hondo, sintiendo su rostro volverse verde y dijo—: Gracias. —Y de inmediato le dieron ganas de vomitar. Park se rió y le palmeó la cabeza. —Buena chica —dijo Park con falsa solemnidad—. Sabes que siempre busco a ayudar a débiles damiselas en problemas como tú. Sus mejillas se sonrojaron de enojo. —No. Me. Presiones. Park señaló la puerta. —Oh. Mira. Tu clase. Muchos extraños por ahí. Su rostro regresó a verde. —Bastardo. Park aulló de la risa. —Ese es el espíritu.

El primer día de Violet en una universidad japonesa, el cual le había dado nada más que pesadillas durante las últimas noches, fue el mejor que tuvo en años. Park figurativa y literalmente la apoyó durante todo el día. No tuvo problemas en sentarse con ella en cada clase, porque conocía a todos los profesores. Si por algún motivo en algún momento se demoraba en entrar por quedarse hablando con sus amigos en el pasillo, sólo tendría que darle una mirada al desafortunado tipo al que se le ocurriera sentarse junto a ella, y la silla estaría de inmediato libre de nuevo. Arrogante yeti asiático, pensaba en esos momentos con secreto cariño. Pero entonces, no era perfecto. También había momentos en los que Violet deseaba que Park estuviera en otro lado, como cuando no podía resistir a reírse como loco si ella pronunciaba mal alguna palabra. En esos momentos no sentía tanto aprecio por él. En todas en las que habían estado, la mayoría de los otros chicos parecían fascinados, la visión de Park los dejaba sin habla. Al principio Violet se preguntó si sería porque era el tipo más caliente de este lado del mundo, y lo era. Pero a medida que el día fue pasando, se dio cuenta que no era sólo eso. Era principalmente por cómo él actuaba… con ella. Para cuando Park se tuvo que ir a su propia clase —japonés avanzado para negocios—, Violet se sentía lo suficientemente bien para manejar el resto de las clases, sola. Él se quedó parado en la puerta de su próxima clase, mirándola con el ceño fruncido. —¿Estás segura? Ella asintió, soplándole un beso. —¡Gracias a mi por siempre atractivo héroe! —Aunque Violet decía en serio cada palabra, las dijo solamente porque sabía que harían sentir incómodo a Park. Las mejillas de Park se tiñeron de color. —Violet —gruñó con tono amenazante. Ella sonrió, alzando las manos en rendición. —Es todo, lo prometo. Tregua…—Sonrió—. Por ahora. —Por ahora —repitió Park, con su tono resignado. Poniéndose de puntitas, le susurró al oído. —Pero en serio, Park, gracias. Eres el mejor. Park prácticamente la empujó con un resoplido.

Ella se rió, habiendo adivinado correctamente que aunque a Park le gustaba desafiarla, no se atrevería a hacerlo en público. Sus ojos se estrecharon ante el sonido de su risa. O eso creía. Violet tragó ante la mirada en los ojos de Park. —Err… —Sólo espera a que estemos de regreso en los dormitorios —dijo muy suavemente, sus palabras sólo para ella. Sus ojos la escanearon de pies a cabeza, deteniéndose un poco demasiado en sus pechos, lo suficiente para que sus pezones se endurecieran. ¡Oh, Dios mío! Violet se cruzó de brazos con un jadeo. —Nos vemos —dijo él con un burlón saludo. —¡No! ¡Espera, Park! Pero él ya se estaba yendo. —¡Me retracto! —exclamó débilmente—. No eres mi héroe. —Pero ya se había ido.

Ocho Traducido por JesMN y electra Corregido por Gissyk

V

iolet estaba todavía preocupada mordiendo su labio, preguntándose qué clase de horrible venganza Park tenía en mente para ella, cuando se encontró rodeada de un grupo de chicas en el momento que Park desapareció de la vista. Le tomó un tiempo comprender que todas esas preguntas eran sobre Park. ¿Cómo lo conoce ella? ¿A ella le gusta él? ¿Están saliendo? Su ansiedad regresó con todas sus fuerzas sin advertencia. Sabía que las chicas tenían buena intención. Su sentido común se lo dijo, pero todo lo demás dentro de ella no lograba entenderlo. Violet sintió que había sido empujada al pasado, y todas las chicas a su alrededor no tenían curiosidad sobre Park. Estaban enfadadas con ella, como siempre lo estuvieron. La campana sonó, y no podía escapar del grupo lo suficientemente rápido. El resto de la tarde fue cuesta abajo desde allí. Cuando terminaron sus clases, Violet hizo su mejor esfuerzo para no salir corriendo de la habitación. Estaba exagerando. Ella lo sabía. Pero el conocimiento no ayudó. Caminó sin rumbo, y cuando se encontró dentro de una sala vacía, sus rodillas cedieron y se dejó caer al suelo. Violet tomó bocanadas profundas de aire fresco, su cabeza daba vueltas. Había terminado. El primer día de clases había terminado. Mañana sería diferente y sería mejor. Un par de zapatos de cuero negro de repente se detuvo a su lado. Hizo a Violet tensarse porque no había oído el más mínimo ruido de pasos. Su corazón se aceleró a un ritmo alarmante. ¡Oh, no! ¿Podría ella tener mala suerte? ¿Era éste el problema que había estado temiendo? Violet se obligó a mirar hacia arriba.

Un hombre magnífico con el pelo castaño y verdes ojos oscuros, estaba mirándola con preocupación detrás de unas gafas. —Daijoubu ka? —¿Estás bien? Le tomó a su garganta seca un tiempo para trabajar. Había estado tan asustada que fuera… a ese chico le gustaba usar zapatos de cuero exactamente como los que llevaba este extraño. Pero no era él. Oh Dios, gracias a Dios que no era él. Violet forzó una sonrisa mientras se empujó del suelo, ruborizándose cuando el desconocido inmediatamente tomó su codo para ayudarla a levantarse. Odiaba esa sensación, tener que depender de otra persona. Le recordaba lo débil que había sido en el pasado. Violet cuidadosamente se apartó cuando estaba de vuelta en sus pies. —Gracias —murmuró. Su corazón aún latía un poco más rápido de lo normal. Probablemente le tomaría algún tiempo más al terror dentro de ella finalmente disminuir. El extraño graciosamente dejó caer el brazo a su lado, una dulce sonrisa en su rostro. —¿Estás bien? Sus mejillas se volvieron de un tono rojo más oscuro, dándose cuenta de que todo lo que había estado haciendo era mirarlo fijamente. Violet no culparía al chico en absoluto si pensaba que era estúpida. Era eso o que ella se quedó muda por su aspecto. —Estoy bien —dijo finalmente—. No era mi intención... es... —Violet no podía recordar comenzando a agotarse y terminó con una débil sonrisa. Él le devolvió la sonrisa, pero estaba teñida de preocupación y con un poco de desconcierto. —¿Estás segura? Yo podría llevarte a la clínica… —¿Violet? —Una familiar voz gritó con impaciencia. Park emergió, rodeando las escaleras. —¡Estoy aquí! —Dejó escapar un suspiro de alivio al verlo. Todavía la dejaba secretamente sin aliento con la forma en que toda su ropa a la moda se ajustaba a una T, mostrando sus músculos perfectamente esculpidos a la perfección, pero al menos era una pérdida de aliento conocida. Con Park alrededor, poco a poco consiguió que su confianza regresara y cuando se volvió a su especie de salvador fue capaz de sonreír con más naturalidad.

—Gracias por ayudarme. Lamento haberte preocupado. Pero ya estoy bien y, además… —Hizo un gesto hacia Park, que estaba caminando hacia ellos con el ceño fruncido—. Mi amigo ya está aquí. El chico no se volvió para mirar a Park. Estaá bieen. —¿Estás segura de que estás bien? —preguntó suavemente. Ella asintió de nuevo. Tardíamente recordando sus modales, Violet le ofreció la mano. —Soy Violet, por cierto. Él la tomó, su mano cálida, firme y seca mientras estrechaba la suya, lo suficientemente grande como para que la de ella se sintiera tan increíblemente pequeña. —Lee —dijo. Sus ojos se ampliaron. —¿Eres chino? Él no se veía como uno. —Medio —respondió con una pequeña sonrisa. Park, finalmente llegó a su lado, y se sintió avergonzada al ver que él seguía con el ceño fruncido. Había pasado un tiempo desde que había visto su mirada de ogro. Ella le pisó el pie no demasiado sutil. —Éste es Park, por cierto. —Se volvió hacia Park radiante, pero sus ojos disparaban chispas hacia él, advirtiéndole de lo que haría si no sonreía y jugaba bonito. Haciendo una mueca por el fuerte dolor punzante causado por el afilado tacón del zapato de Violet, Park consiguió esbozar una sonrisa. —Hey, hombre. El otro hombre le hizo un gesto cortés antes de mirar a Violet con otra sonrisa. Imbécil, pensó Park, sintiendo un repentino impulso de tirar a Violet contra él y darle un beso en frente del otro hombre. —Supongo que te veré por ahí entonces —Lee le dijo a ella suavemente. Mientras se alejaba, le hizo otro gesto a Park cortésmente. Violet estaba exasperada cuando todo lo que Park hizo fue inclinar la cabeza lo más mínimo, como si Lee no mereciera ningún esfuerzo más que eso. —Dios, eres un cretino arrogante —exclamó ella en el momento que Lee se había ido.

Park dijo secamente: —Tengo que reconocerlo. Definitivamente atraes a los chicos como las pulgas. Ella batió sus pestañas hacia él. —¿Celoso? —Como dije, chicos. —Él le dio una lenta, sexy, segura-como-el infierno sonrisa— . Y yo no soy un maldito chico, Violet. Violet casi se estremeció ante la forma en que la voz de Park se deslizó sobre su piel. —Gorila rubio desagradable —murmuró en voz baja. Park ya estaba alejándose. —¡Hey, espera! —Ella corrió tras él. —Trata de mantener el ritmo —le dijo—. No quiero llegar tarde al trabajo por tu culpa. Esperó a que ella se enojara o que hiciera una rabieta como la mayoría de las otras chicas, pero Violet no lo hizo. Se limitó a sonreír tímidamente. —Lo siento. Sólo vine aquí porque estaba... —Ella sacudió la cabeza—. No importa. Frunció el ceño, el tono extraño de su voz le decía que no estaba todo bien. Mientras caminaban al trabajo rápidamente, Park trató de reducir la velocidad así Violet no tendría dificultades para alcanzarlo. Él no quería que pensara que estaba muy preocupado por ella. Podría ponerle a Violet la cabeza más grande, y ya era lo suficientemente grande como estaba. —¿Cómo fueron el resto de tus clases? —Trató de sonar casual, pero la charla no era su fuerte y terminó sonando brusco a cambio. —Como si te importara. —Tuviste un ataque de ansiedad porque yo no estaba contigo, ¿no? Falló un paso. Park riendo atrapó a Violet antes de que cayera. —Así que estoy en lo cierto. Ella lo apartó de un empujón. Dios, podía ser tan arrogante que sólo quería matarlo. —No. No lo estás. Park rió con más fuerza. —Creo que deberías decirlo de nuevo. Park, te nec… Violet le lanzó una mirada fulminante. —¡Ssshh! ¿Recuerdas tu rutina silenciosa y melancólica? Vuelve a ella.

Park todavía no había perdido su sonrisa petulante cuando llegaron a su lugar de trabajo. Asignada a ayudar a la cajera como paquetera para hoy, Violet pudo observar a casi todo el mundo trabajando. Más que nada, su mirada se arrastró a Park. Le sorprendió la forma en que era tan diferente interactuando con otras personas. Era como había sido el primer día que se conocieron, solo que varias veces peor. Actuó normal con el resto de los chicos y los niños también, pero con las mujeres era frío y serio, actuando como un oso espinoso y totalmente callado. Y cuando insistían en mostrar interés por él, Park no dudó en volverse desagradable también, exactamente igual que como había sido con ella el primer día. Pero había cambiado con ella, y Violet no podía entender por qué era así. Apenas podía esperar que su turno terminara para hacer esa gran pregunta. Park ya no intentó alejarse cuando Violet puso automáticamente su brazo alrededor de él mientras se dirigían de regreso al dormitorio. No tenía sentido alejarse, ya que sólo la hacía aferrarse más duro. —Así que... Él conocía ese tono. Era una entrometida incurable y se estremeció ante el recuerdo de todas las veces que lo había molestado para que le dijera más sobre su formación. Park inmediatamente trató de liberarse, pero Violet sólo apretó su agarre sobre él. Park podría ser más fuerte, pero odiaba ser el centro de atención de todos y la única manera en que podía desenredarse de ella era creando un espectáculo público. Ella le sonrió. Él la miró. —Así que... —La respuesta es no, sea lo que sea. —¡Pero yo no he dicho nada todavía! —No importa. Todavía es no. Ignorando eso, Violet preguntó: —¿Por qué eres tan gruñón todo el tiempo con las chicas? —Cuando seamos lo suficientemente cercanos, te lo diré. Violet se acurrucó tan cerca de él como pudo, presionando sus pechos en su brazo. Él tropezó.

Ella soltó una risita. Los ojos de Park estaban oscurecidos por la furia cuando recuperó el equilibrio. —Deja de coquetear conmigo —dijo entre dientes. —Entonces responde a mi pregunta —le dijo petulante. Él le preguntó exasperado: —¿Por qué siquiera te importa para preguntar? —Sólo quería saber lo que me hace diferente —respondió simplemente. Él resopló. Cuando Violet actuaba tan segura de sí misma de esa manera, Park se debatía entre estar encendido y exasperado por la forma en que parecía dar por hecho que siempre se saldría con la suya. —De verdad, tienes un alto concepto de ti misma, ¿no? —Creo que puedo decir sin miedo a equivocarme, que pienso de mí misma tan altamente como tú lo haces —replicó ella. Park tuvo que reírse de eso. —Es cierto. —¿Y bien? —le regañó—. ¿Podrías por lo menos responder sólo eso? Suspiró, sabiendo que en este estado de ánimo Violet no cedería hasta que él le diera algún tipo de respuesta satisfactoria. —Bien. Actúo diferente contigo porque sé que no te gustan los chicos. Su mandíbula cayó. —Pero yo no soy lesbiana, Park. —No tenía nada en contra, pero siempre había sido heterosexual. Park rodó los ojos. —No, idiota, me refería a que no pareces estar interesada en tener una relación. —Levantó una ceja—. ¿No? Era una pregunta retórica, sin embargo, porque él ya sabía que tenía razón. Violet no pudo responder lo suficientemente rápido. —No. —Entonces, puedo suponer que no planeas tener una relación con alguien tan maravilloso e inalcanzable… —Park fingió no darse cuenta de los sonidos de arcadas que Violet estaba haciendo—… como yo. —Park continuó—: Y mientras, pienses así voy a tolerar tu amistad. —Consiguió inmediatamente que su pie fuera pisoteado con eso y Park gritó. Ella frunció el ceño hacia él. —¿Sabes qué?

—Obviamente, no. Violet trató de pisarle de nuevo, pero Park estaba preparado para ello esta vez y riendo evitó su ataque mortal. Violet le lanzo una mirada de odio. —No voy a seguir hasta que dejes que te pegue. Él le dio una mirada incrédula. —¿Quién dice que estoy muriendo por saber lo que tienes que decir? Violeta soltó un grito. —¡Paaaaaaaaaaark! Park rápidamente miró a su alrededor para ver si alguien lo estaba mirando como si hubiera tratado de violar a Violet. ¡Dios! ¡Qué pequeña molesta arpía era Violet! Si hubiera tenido el poder de retroceder en el tiempo, sólo se habría cubierto la cabeza con una almohada ese primer día, y su vida sería tan pacífica como era, pre-Violet. —¡Paaaaaaark! —Ella seguía gritando. Él rápidamente le tapó la boca. —Bien, bien, bien, tú ganas. —Puso un pie delante de él, hizo una mueca cuando el dolor llegó e inmediatamente lo retiró. Le lanzó una mirada de odio—. ¿Satisfecha? Ella le lanzó un beso. —Súper. Luego puso su brazo de nuevo alrededor de él y lo obligó a continuar caminando como si nada. Maldita pequeña banshee, pensó Park. Ella pisó su pie una vez más. —¿Qué d…? —Prácticamente puedo escuchar lo que estás pensando. Park le lanzo una mirada de odio. —Seriamente eres… —Violet levantó su pie amenazadoramente, el tacón de acero brillante a la luz de la luna—… astuta. —Terminó en su lugar. —Haces bien al darte cuenta. Ella se acurrucó a él. Si lo hacia una vez más, él no sería responsable de lo que sucedería a continuación. Lo único que sabía era que en cinco segundos ella se acurrucaría a sí misma, con el tipo de mierda que le daría. Violet ya estaba hablando de nuevo, y él comenzó cuando se dio cuenta de lo ella que estaba diciendo.

—¿Discúlpame? —Él se atragantó—. ¿Acabas de…? Sus ojos se estrecharon. —Sí, yo acabo de decir que no estoy buscando estar en una relación, siempre y cuando tú no busques estar con alguien tan hermosa, cariñosa, sexy como yo… —Violet se detuvo cuando se dio cuenta que él no iba a hacer nada sobre lo que ella dijo. —¿No vas a reaccionar? —preguntó sospechosamente. —Pero todo lo que dijiste era cierto —dijo Park inocentemente manteniendo sus dedos cruzados detrás de su espalda. Violet era demasiado inteligente, sin embargo y miró a su espalda. Él se echó a reír. —¡Hmph! Park pellizcó sus mejillas. —Adelante. Sólo di lo que tienes que decir. —Ya sabes lo que tengo que decir —gruñó, pero continuó de todos modos— . Bueno, con tal de que ambos aclaremos que quedaremos como amigos, entonces creo que nos llevaremos de mil maravillas. —Claro. —dijo Park secamente, pensando en los distintos momentos en que casi llegaron a las manos. Violeta tiró de su brazo. —Lo digo en serio. —Bien, bien, bien. Estoy feliz por eso. Se dio cuenta de que era cierto y Park le dio a Violet una arrepentida mirada. —Ha pasado mucho tiempo desde que tuve a una chica como amiga. —Hizo una pausa—. Ha pasado mucho tiempo desde que tuve algún amigo, en realidad. Dentro de la residencia, Park dijo adiós a Violet por encima del hombro, ya ocupado desbloqueando su habitación. Por lo tanto, se sorprendió cuando al abrir la puerta, Violet inmediatamente pasó junto a él, actuando como si tuviera todo el derecho de hacerlo. Park la siguió, sacudiendo la cabeza ante su descaro y rodando los ojos cuando ella incluso se tiró en la cama y se volvió sobre su estómago. Apoyó la cabeza en una mano mientras distraídamente movió sus piernas desde las rodillas, hacia adelante y atrás, como una sirena alternando con dos colas. Ella estudió a Park mientras se movía por la habitación, limpiando su ya limpio cuarto. Por un momento, se permitió darse el gusto.

Park estaba usando la versión masculina de una camiseta, una sin mangas muy sexy camiseta de algodón que enseñaba los brazos y jeans que colgaban bajo en sus caderas. Tenía el aspecto de un ser vivo respirando publicidad para un club de acompañantes, de esos que las mujeres tendrían que pagar millones de dólares por el derecho a llevarlo a casa. Lo vio moverse eficientemente, casi como una máquina programada. Cada movimiento era intensamente sexual, y ella no pudo evitar preguntarse sí estaría enfocado al tener sexo, sus embestidas aumentando en ritmo… Park se volvió hacia ella, de repente, sorprendiéndola tanto que casi se cayó de la cama. Cuando se enderezó, él tenía el ceño fruncido. —Sube si tienes sueño. Esa es mi cama. Violet arrugó la nariz ante, como era de esperar, la respuesta grosera de Park. —No tengo sueño. Estoy aburrida y por eso estoy aquí. Antes de que pudiera derribarla con otra réplica grosera, ella se apresuró a preguntar: —¿Realmente no tienes amigos desde hace mucho tiempo? Park parecía casi sorprendido con la pregunta. El asintió a regañadientes. —Bueno, yo voy a decir esto una vez, pero me alegro de ser tu amiga. La vio mover sus piernas arriba y abajo mientras respondía y casi sonrió. —Esto no suena mucho como un honor cuando estas actuando como una niña allí. Los ojos de Violet brillaron —Pero no beso como una niña, lo prometo. La risa de Park tuvo una muerte rápida. El frunció el ceño. —Si quieres que seamos amigos, tienes que parar de actuar como una ligona en serie. Ella fingió reflexionar sobre sus palabras. —Mmm... ligona en serie. Me gusta el sonido de eso. Park hizo una mueca de desagrado. —Lo digo en serio Violet. Ella hizo un mohín. —¿Qué hay de malo con el coqueteo inofensivo? —entonces le dio una mirada desafiante—. ¿A menos que tengas miedo de enamorarte de mí? El hizo un sonido burlón.

—Haría falta alguien más que una fea, tonta y vanidosa como tú para hacer que me enamore. Park rápidamente se agachó para evitar que el zapato volador lo hiriera. —Si no me dejas que te pegue.... —ella tiró otro zapato y él se agachó exitosamente también. Violet apretó sus dientes —Park... —Violet... Sin aviso, ella se levantó de su cama y se lanzó sobre él. —Que dia… Violet ¡no! —Park se quedó sin aliento mientras apenas pudo agarrar a Violet en sus brazos, su espalda golpeando con fuerza contra la pared. Miro hacia ella—. Tú pequeña… —Fue lo único que pudo decir antes de que los labios de Violet lo apresaran. Jadeó contra los labios de ella, pero eso sólo hizo que Violet profundizara el beso, su deliciosamente dulce lengua entrando en su boca y explorándola. Ella se apartó justo antes de que pudiera besarla de nuevo. —Puedo ser fea y una idiota vanidosa —le dijo sin aliento—. Pero no puedes ocultar el hecho de que te gusta como esta idiota y vanidosa te besa. Los ojos de Park se estrecharon. Si esta era su manera de demostrar que tenía algún control sobre él solo porque estaba obsesionado con su cuerpo, era un condenado y fútil movimiento. Violet trató de escabullirse lejos de Park, pero se congeló cuando sus manos se tensaron de repente alrededor de sus caderas. Ella levantó la vista. Oh mierda. Ese fue su último pensamiento antes de que los labios de Park se estrellaran de nuevo contra los de ella. Combustión interna instantánea: era la única manera de describir el beso de Park. Su aliento era caliente y dulce contra su piel y sus labios demandaban su rendición. Cuando sus labios se abrieron bajo la bella, áspera presión, Violet no pudo evitar gemir cuando su lengua entró en su boca y se acopló con la suya. Una parte de ella apenas era consciente de Park cargándola hasta que la arrojo sobre la cama. Ella jadeó cuando rebotó, sus sentidos regresando. Pero antes de poder hacer algo, Park estaba en la cama con ella, moviéndose hacia ella, subiendo encima de ella, Violet perdió el hilo de sus pensamientos, cualquier plan de escape murió en la primera sensación del largo, delgado y duro cuerpo de Park contra el suyo.

Park estaba sin sentido con la pasión. Nada importaba excepto hacer finalmente suya a Violet. Esto no estaba bien. Esto era lo que había estado evitando todo el tiempo. Esto era por lo que sabía que era un problema ser su “amigo”. Una parte de su mente reconocía todas esas cosas, pero el resto de su cerebro ignoraba el mensaje. Lo único que le importaba, lo que todo su cuerpo quería, era unirse a ella en la más primitiva forma posible. —Violet. —Su voz raspó contra su garganta mientras le chupaba el cuello. Ella gimió, arqueándose contra él, sus pechos presionando con fuerza contra su pecho. Durante un largo tiempo se habían burlado el uno al otro, bailando dentro y fuera del alcance del otro, nunca reconociendo la atracción que seguía quemando más y más caliente entre ellos. Y ahora este constante y quemador fuego había estallado en una conflagración de toques sensuales. No había vuelta atrás. Ella susurró cuando Park le arrancó la blusa y la tiró lejos. —Lo siento —murmuró mientras dejaba un rastro húmedo y caliente con su boca sobre su piel, bajando hacia el valle de sus pechos. —Está bien —jadeó ella, sus manos ya estaban ocupadas agarrando las mangas de la camisa para sacársela. Park maldijo luego resolvió el asunto tirando lejos solo lo justo para sacársela. Ella hizo lo mismo, desabrochando sus pantalones, pero se detuvo a medio camino, cuando vio a Park sacar fuera sus bóxers. Y ahora estaba desnudo delante de ella, y Violet no podía pensar en nada más que la hermosa vista del impresionante y duro cuerpo de Park. Su garganta se secó mientras sus ojos rápidamente tomaban cada centímetro de él, tragó saliva al ver su erección. Una parte de sus sentidos regresaron a eso. Quizás era el momento de decirle a Park que ella era experimentada... ¿pero no esa clase de experimentada? Pero si lo hacía, podría parar. Peor, podría pensar que el hecho de que ella le estuviera regalando su virginidad significaba que estaba enamorada de él cuando no lo estaba en absoluto. Violet no creía que alguna vez iba a volverse a enamorar, y si tuviera que elegir a alguien para darle su virginidad, nadie sería mejor que Park. Park levantó una ceja.

—¿Te gusta lo que ves? —preguntó con voz ronca, bromeando. Ella se relajó un poco, recordando que la última vez que habían hablado así ella lo había negado totalmente. Ahora… Violet terminó retorciendo fuera sus vaqueros y los tiró lejos. Ahora se bajó su ropa interior de encaje, simplemente se recostó en la cama, con el pelo largo y extendido sobre la almohada como una oscura y sedosa ventisca y su cuerpo casi desnudo como si fuera una ofrenda. Oh, ella sabía totalmente como se veía ahora sólo con mirar la cara de Park, su mandíbula apretada fuerte por el deseo. —Tómame —le susurro. Park estuvo sobre ella en un segundo, y no pudo evitar gemir largo y fuerte esta vez. Él se quedó inmóvil. —Shhh. Pero él sonreía mientras le tapaba la boca con la mano. Si alguien los atrapaba en su habitación a esta hora de la noche, el gerente de la residencia tendría que expulsarlos a ambos. Ella lo miró con los ojos muy abiertos. —Nadie nos puede escuchar —dijo en voz ronca, sus sentidos borrachos con la sensación de ella bajo él. Su polla se movió más exigente, con ganas de encontrar la entrada húmeda a sus profundidades. Ella asintió contra su mano, aun con los ojos abiertos. Cuando la soltó, no le dio oportunidad de hacer ruido, tomando inmediatamente sus labios en otro beso apasionado. Se intensificó su excitación haciendo a Park incapaz de pensar en nada más que follarla aquí y ahora. Luchando por el control, debido a que no quería echar a perder su primera vez juntos, Park se alejó, así podría mirar hacia abajo a sus pechos. —Para de mirar —le susurró. Él estaba fascinado por la forma en que el rubor en su cara parecía causar a su carne sobre sus pechos un color rosa también. —Bella —susurró. Ella se sonrojo más. Él se rió entre dientes. —Sé mi orgullo Violet, y muéstramelas. —No.

Aun riéndose, sacó las manos de ella hacia abajo cuando trató de cubrirse. —Sí. Muéstrame Violet. Sé que quieres… por mí. La seductiva orden en la voz de Park era innegable y con manos temblorosas, se encontró lentamente quitándose el sujetador, desenganchándolo por detrás antes de tirarlo al suelo. Incluso aunque ella nunca había hecho algo así antes, una parte instintiva y sensual de Violet hizo que ahuecara sus pechos, sus dedos tocando brevemente sus pezones, haciendo sacudirse a Park por encima de ella. Levantó sus pechos. —¿Qué piensas Park? —preguntó con voz ronca. Él respondió tomando sus pechos en sus manos, la hizo cerrar los ojos de placer mientras apretaba suavemente y luego fuerte. —Violet, mírame —susurró. Sus ojos se abrieron justo cuando él bajo la cabeza para tomar un pezón, sus ojos nunca dejaron los de ella. Gritó en silencio, deseando poder dejar salir el grito más fuerte que pudiera, la forma en que chupaba su pezón, combinado con la manera en que la miraba, tenía el cuerpo de Violet más allá de las llamas. No podía respirar, ni pensar, ni hacer un sonido. Todo lo que podía hacer era retorcerse mientras Park seguía succionando sus pechos una y otra vez. Y luego lo sintió, moviendo su mano entre ellos, una fuerza furtiva haciendo camino hacia abajo en su cuerpo. Se quedó inmóvil, esperando sin saber lo que ese toque traería. —Park —susurró, incapaz de evitarlo. —Sí, bebé, lo sé. —Y luego arrancó sus bragas. Ella se sacudió con sorpresa y luego todo su cuerpo se sacudió de nuevo, más fuerte esta vez, mientras la mano de Park fugazmente rozó sus pliegues más íntimos. Ooooooh. Violet deseaba poder gemir y gemir mientras Park comenzó a jugar con su carne, sus dedos rápidamente resbaladizos por su humedad. —Estás tan jodidamente mojada, bebé —susurró antes de darle un breve y duro beso—. ¿Tanto me deseas? Odiaba y amaba la arrogancia de su voz. Era más un incendio que una irritación. A pesar de que se sentía tímida y torpe, Violet obligó a su mano a moverse, serpenteando entre sus cuerpos para poder sostener su pene.

Por encima de ella Park se congeló. —Oh, bebé, estás tan duro —susurró—. ¿Esto es todo para mí? Él apretó incluso más su mandíbula, sus ojos brillaban con lujuria mientras la miraba. Ella movía sus dedos hacia arriba pudiendo tocar la cabeza de su pene. Una gota de humedad le dio la bienvenida a Violet que la hizo sonreír hacia él como el gato de Cheshire. —Estás mojado para mí también, Park. Quería decir algo más, pero terminó gritando silenciosamente en su lugar, cuando Park la tomó por sorpresa, un dedo deslizándose en ella fácilmente. Ooooooh. Su dedo comenzó a moverse dentro y fuera, haciendo que Violet moviera sus caderas el ritmo de su empuje. Oh, oh, oh, esto era de ensueño. —¿Te gusta bebé? Ella asintió. —Bien. Pero esto te va a gustar más. Un segundo dedo se deslizó dentro, ambos se retiraron, y antes de que ella pudiera protestar, ella lo deseaba, los dos dedos se deslizaron de nuevo, más fuertes y más profundos, por lo que ella soltó otro grito de placer. Mientras sus dedos follaban a Violet, se inclinó y apretó con sus dientes su pezón. Su cuerpo se estremeció, de pies a cabeza, con los ojos rodando de placer. A él le encantaba. Nunca una chica se había venido abajo tan rápido, tan honesta, y tan bellamente como Violet estaba haciendo ahora. Nada sobre sus reacciones eran falsas, y había follado suficientes mujeres para estar seguro de eso, y ese hecho hizo volar su mente, haciendo que le doliera queriendo más. Su polla palpitaba más fuerte y dolorosamente. —¿Lista Violet? Ella respondió elevando sus caderas para unirse con sus dedos. El tomaría eso como un sí. Park alcanzó el cajón de la mesilla, sacudiendo la abrió y buscó una caja de condones que había comprado desde entonces, bueno, desde que Violet entro en su vida y fue la causa de que empezara a tomar duchas frías. Park rasgó el envoltorio para abrirlo y cogió el condón, deslizándolo por encima de su polla en segundos.

Al mismo tiempo, Violet lo miró, separando sus labios enrojecidos por el deseo, sus ojos vidriosos por la pasión. Cuando estaba completamente envainado, Violet susurró: —Tómame ahora Park. —Mierda, sí. —Lentamente empujó sus piernas abriéndola—. ¿Lista? —Sí —jadeó. Entró, poco a poco, sin descanso, apretando los dientes al sentir el exquisito ajuste alrededor de su polla. Todo en él quería empezar a golpear rápido y fuerte, pero logró refrenar la necesidad de hacerlo, sintió tenso el cuerpo de Violet y sabía que eso significaba que ella estaba tensa. Tal vez porque no lo había hecho mucho y todos sus previos amantes eran unos idiotas. No importaba. En este momento todo lo que Park sabía era que tenía que tenerla. Y así lo hizo. Park se permitió un pequeño gemido, la sensación de que por fin estaba completamente dentro de Violet como ningún otro. La miró buscando alguna señal de dolor porque estaba increíblemente apretada, como si ella no hubiera hecho esto en mucho tiempo. —¿Cómo te sientes? —Bien. —Logró decir. Y era mayormente verdad. Había hecho todo lo posible para no dejarle saber lo tensa que estaba mientras él había impulsado su polla dentro de ella. Y cuando rompió su frágil barrera, Violet sólo enterró sus uñas más fuerte en su espalda, el dolor fue mucho menor de lo que había temido. Pero todavía se sentía incómoda, lo que la hizo preguntarse si iba a tener algún placer esta noche, ya que era su primera vez. —Te sientes tan jodidamente apretada Violet. Ella mintió —Ha sido un largo tiempo. —Yo diría. No lo pudo evitar. Park lentamente se retiró antes de hundirse de nuevo en el cuerpo de Violet muy lentamente, sus ojos en ella. Vio como los ojos se le dilataban por el movimiento, su boca partiéndose anchamente por el placer. Cuando ella resurgió de la pura belleza del primer empuje de Park, estaba tenso sobre su cuerpo, obviamente conteniéndose. —¿Lista? Ella asintió.

Fue todo el aviso que tuvo antes de que él empezara a golpear dentro de ella, empezando con largos, sostenidos y fuertes golpes antes de llegar a unas cortas, fieras y rápidas estocadas, sus caderas moviéndose dentro y fuera de ella a un ritmo increíble. Violet sólo podía aferrarse a Park, impotente ante la oleada de placer que la golpeó mientas sus embestidas aumentaron en tiempo. Tiró su cabeza de izquierda a derecha en la almohada, la única señal de su inquietud. Sintió que su respiración se aceleraba mientras él continuaba golpeándola sin descanso. Park de repente la agarró por el pelo, empujándola para tomar sus labios con un beso. —Tiempo de que te vengas, Violet. Soltó sus labios, sacando sus caderas y cuando se estrelló de nuevo en ella, también sostuvo su clítoris. Park empezó con un ritmo que dirigió a Violet a la locura. Golpecito, empuje, golpecito, empuje, golpecito, empuje. Cuando vio a Violet completamente ida, sus labios abriéndose para un grito que estaría más allá de lo audible esta vez, Park inmediatamente se levantó, llegando para tragarse su grito de éxtasis justo a tiempo. Violet gritaba en los labios de Park, sus ojos llorosos por las sensaciones que golpearon su cuerpo de la manera más hermosa. Por encima de ella Park aún se movía, su rostro una imagen de agonizante necesidad. Y de repente sus uñas se enterraron en su culo, y cuando él empezó a venirse, ella se estremeció de nuevo, su orgasmo instintivamente la hizo venirse una segunda vez. Cuando resurgió, Park estaba visiblemente aliviado al ver a Violet sonriendo vertiginosamente a él, como si acabara de descubrir la mejor cosa después de la gravedad. Realmente no se parecía a ninguna mujer de las que había conocido. Ciertamente ni siquiera las chicas más salvajes con las que había salido, habían sido capaces de hacer que se sintiera tan bien como lo hizo follar a Violet, ni siquiera cuando habían intentado todo tipo de trucos. —¿Estás bien? —le preguntó, su voz todavía un poco ronca. Ella asintió. —¿Tú? Se movió, su polla sacudiéndose dentro de ella. Park rió cuando los ojos de Violet se abrieron por la sensación. —¿Qué piensas?

Ella respondió lentamente. —Creo que... sólo porque somos amigos… —Un término más apropiado sería enemigos íntimos —dijo arrastrando las palabras, sólo para provocar y molestar a Violet. Ella lo miró. —Amigos. Fingió pensar en ello, pero cuando ella hizo una demostración de alejarse, lo que significaba tirar de su polla fuera de su hermoso cuerpo desnudo, Park dijo a toda prisa: —Amigos, eso es. Violet se relajó contra él. —Sólo porque somos amigos… —comenzó una vez más. Esta vez él fue lo suficientemente inteligente para no interrumpir. —... no significa que no podamos disfrutar de un coqueteo inofensivo de vez en cuando. Park logró refrenar una instintiva réplica, la cual era señalar que su mierda de mente no podría ser interpretada como un inofensivo coqueteo. Pero luego la miró a sus oscuros ojos, y Park sabía que estaría dispuesto a ser el tonto, el bufón o cualquier otra cosa para mantenerla en su cama. Su obsesión por su cuerpo se suponía terminaría una vez que la hubiera probado, pero por la forma en que se sentía, lo contrario había pasado. Park quería más de Violet. Quería todo lo relacionado con ella, y quería que le perteneciera por completo. —Inofensivo coqueteo. —Finalmente hizo eco. Park estaba diciendo lo que sea que ella quería escuchar de él, sin querer mecer el bote y hacerla preguntarse qué es lo que acababa de pasar. Ella asintió con entusiasmo. —Esto no va a ser un error, siempre y cuando ninguno de los dos se enamore del otro. —Lo miró con atención, como si quisiera ver todo el camino a su alma—. Y tú no me quieres... ¿verdad Park? —Ni en tus sueños —le dijo. Ella debería sentirse insultada pero no lo estaba. Una sonrisa asomó a sus labios. —Bien. Sus ojos se estrecharon. —Pero con una condición. Violet levantó la ceja.

—No puedes hacer ningún tipo de coqueteo inofensivo con ningún otro chico. — La voz de Park era muy seria. Violet consideró mentir pero no lo hizo. Ella sacudió su cabeza y le dedicó una sonrisa irónica. —Sólo tú —dijo simplemente. Si supiera que no había hecho este tipo de inofensivo coqueteo con ningún otro hombre excepto él. —Bien. —Y de un tirón puso a Violet sobre su estómago, sus manos se movían por todo su cuerpo. Cuando despertó al día siguiente, estaba de vuelta en su habitación, sola en su cama. Violet no podía recordar como llegó aquí, pero lo que si recordaba era cada segundo que había pasado en la cama con Park, haciendo el amor de tantas maneras que había perdido la cuenta. Cerró los ojos, sin saber si quería temblar por los recuerdos o saborearlos. Violet, Violet, Violet. ¿Cómo pudiste ser tan impulsiva y hacerlo con Park?

Nueve Traducido por Mokona Corregido por Dennars

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ía de pago —gritó Violet y agitó con entusiasmo el sobre en la cara de Park. La temida mañana-después no fue tan incómoda como Park había pensado, prácticamente ambos se habían levantado tarde y se habían tenido que apurar para llegar a la uni. No habían tenido tiempo de encontrarse el resto del día hasta el momento de ir a trabajar. Y ahora… Park no podía evitar sonreír mientras manoteaba para alejar el sobre que Violet trataba de hacerle comer. —Actúas como si fuera la primera vez que recibes uno. —Lo es —confirmó alegremente Violet. Park levantó una ceja. —¿Eras una zángana en casa? —resopló—. No me extraña. Ella hizo una mueca. —Muy gracioso. En casa no tenía ninguna necesidad de trabajar, ¿sabes? Él chasqueó la lengua. —Sigue sin haber diferencia. ¡Zángana! Ella le sacó la lengua. Sin pensarlo Park se inclinó más cerca y la besó. En ese momento, allí, detrás de las estanterías del almacén donde cualquiera podía interrumpirlos en cualquier momento. Violet se congeló por un segundo antes de que su cuerpo se derritiera por completo, sus brazos treparon hasta el cuello de Park. —Esto está muy mal. —No pudo evitar murmurar contra sus labios incluso mientras arqueaba su cuerpo en un esfuerzo por estar más cerca.

—Lo malo es bueno zángana —masculló, sus labios moviéndose hacia abajo para acariciar su cuello con la nariz e inhalar el agradable aroma. Violet se rió golpeándole la cabeza con el sobre antes de alejarse bailando. —Tonto. —Y revoloteó de nuevo el sobre frente a él. Sin aliento, no sólo porque acababa de recibir un pago por primera vez sino también porque sus besos siempre le hacían eso. Una parte de Violet aún no podía creer que había seguido adelante y había perdido su virginidad con Park. Esa misma parte estaba aún más incrédula de que la hubiera besado, para empezar. Todo el tiempo esperó que volviera a comportarse como alguna clase de estúpido gorila rubio. Pero no lo había hecho. Era su forma normal de ser, brusca, con la sorprendente tendencia a tomarla desprevenida con sus besos. Park levantó una ceja hacia el sobre. —¿No vas a contar tu dinero? Ella desgarró el sobre felizmente antes de que terminara de hablar haciéndolo reír, y comenzó a contar. —Entonces esto lo aparto para comida, renta, matrícula, dinero de emergencia… —Sacó su billetera y colocó varios fajos adentro, en un bolsillo escondido. Cerró la billetera y miró a Park—. ¡Ahora, lo que dejé aquí es dinero que puedo gastar sin remordimiento! Él miró el contenido del sobre y resopló. —Sólo te quedan como dos mil yenes ahí. Ella miró hacia abajo e inmediatamente hizo una mueca. —Tienes razón. Esto es más o menos veinticinco dólares. Creo. —Luego se iluminó y sonrió—. ¡Ya sé! ¿Gastamos tu dinero? —¿Qué? —Park fingió estar enojado. Ella lo miró batiendo las pestañas. —¿Por favor? ¿Por favorcito? —No. —¿Por favor? —No. Para el momento en que terminó su turno Park se encontró caminando con Violet, no muy seguro de como lo había convencido. Violet le entregó mil yenes.

—Mi contribución —le dijo alegremente. Puso los ojos en blanco. —Esto apenas alcanza para nada. —Pero al menos contribuí. Tú puedes pagar el resto —dijo con aire magnánimo. Por la forma en que actuaba Park podría pensar que era una caza fortunas. Pero por alguna razón no lo creía. No había un sólo hueso avaro en ese cuerpo. Ella simplemente estaba siendo auténtica, de esa forma única en que Violet podía ser. Esta vez tomaron el tren, Violet quería echar un vistazo a un popular supermercado, de otra ciudad, donde se suponía que vendían las cajas de bento4 más bonitas y los mejores ingredientes para estofados. Incluso después de las diez el tren estaba increíblemente lleno y, por los empujones, Park mantuvo un agarre firme sobre Violet con un brazo enganchado a sus hombros y el otro en el pasamano. Los sostuvo a ambos estables. Miró hacia abajo frunciendo el ceño cuando Violet hizo a un lado su gabardina para meterse más cerca y miró hacia arriba con una sonrisa traviesa. Se puso rígido. —Violet —le advirtió, no gustándole nada el brillo en sus ojos—. No. Inhaló bruscamente cuando, con un suave y gentil movimiento, pasó la mano sobre su polla justo antes de que los dedos se curvaran alrededor de su longitud y apretaran. Él respiró con fuerza. —¿Quieres que me detenga? —preguntó ella inocentemente. ¡Era tan divertido provocar así a Park! Hacía mucho que no se permitía a sí misma hacer esto. Y si era honesta consigo misma, nunca había sido tan juguetona con otro, ni siquiera con… él. Park la miró. —Maldita sea, no te atrevas. Rió pero la risa murió cuando de repente la jaló, incluso con los dedos aún en su polla, llevándolos cerca de la puerta. Él se recostó contra el vidrio de división cerca de las puertas y, mientras la abrazaba apretada con ambos brazos, una mano se deslizó hacia un seno y apretó antes de pellizcar su pezón. Ella jadeó. Él pellizcó de nuevo, torciendo y girando el pezón.

4

Cajas de bento: Contenedores de comida herméticos para el lunch de la escuela.

Violet cerró los ojos, temiendo gemir si miraba hacia arriba y veía el hermoso rostro de Park. —¿Más? —susurró en su oreja. Normalmente Park no hacía esta clase de cosas con una mujer. Ni siquiera con sus ex novias. Pero algo acerca de Violet le hacía querer ser temerario. Además, sabía que nadie alrededor se daba cuenta y eso le daba la confianza de actuar un rato más como deseaba. Y ahora mismo todo lo que deseaba tenía que ver con follar a Violet. Se moría por hundir su polla dentro de ella de nuevo y tomar su dulce coño una y otra vez. ¡Mierda! Sólo el pensamiento lo había endurecido y estaba adolorido. De repente los dedos de Violet se curvaron y apretaron más a su alrededor haciéndolo estremecer. La miró un poco conmocionado cuando comenzó a acariciarlo. Ella le sonrió con una sonrisa sexy y malvada. —¿Más? —le preguntó inocentemente. —Diablos sí —contestó con voz ronca. Ella rió un poco sin aliento pero sus dedos se movieron ágiles, con más seguridad. Él detuvo el suave movimiento cuando sintió que se iba a correr, y al mismo tiempo, el tren se detuvo en su estación. —¿Park? —Él la arrastró, caminando tan rápido que tuvo que correr. Dejó salir un pequeño grito cuando de repente dio vuelta llevándolos dentro de unos baños vacíos. Pateó la puerta para cerrarla y colocó el seguro. Sus ojos se agrandaron y su voz era una mezcla de agitación y excitación cuando dijo su nombre. —¿Park? —Necesito probarte —gruñó cayendo de rodillas. En un segundo levantó la falda, movió las bragas a un lado y la rozó con la lengua. Violet cayó hacia atrás contra la pared. Jadeando. —Park. —En esta ocasión el sonido salió estrangulado. Su respuesta fue empujar sus pliegues abiertos para poder deslizar la lengua dentro, tomando una profunda probada. Ella gimió sin importarle quien pudiera oírla. —Por favor… —Sus piernas se estremecieron por el esfuerzo de mantenerse de pie y de alguna manera sus dedos encontraron el cabello de Park, enredándose,

sujetándole fuerte para mantener la cabeza allí mientras la besaba de una forma que jamás creyó posible. Park se movió, succionando su clítoris al mismo tiempo que deslizaba dos dedos dentro de ella. Violet gritó, relámpagos de placer la tomaron por sorpresa. Él no dejo de succionar, no dejo de empujar con los dedos hasta que ella se corrió contra su boca y su cuerpo tembló sin control. Violet sintió que había pasado una eternidad hasta que consiguió mirar hacia abajo, todavía un poco aturdida. Park estaba acomodando sus bragas y luego le bajó la falda. Miró hacia arriba, encontrando sus brillantes ojos con los propios entrecerrados. Violet se puso en acción. De alguna manera, aunque debería ser la que se desmoronara en los brazos de Park, él parecía sentirse más vulnerable. Lo jaló para levantarlo de las solapas y él la dejo hacerlo. De pie la sobrepasaba fácilmente así que levantó las manos un poco más alto para ahuecar su rostro. —Hey. Park no dijo nada. —¿Por qué me siento como si fuera culpable de abuso de menores? Él parpadeó mientras sus palabras penetraban, luego sonrió ligeramente. Pero siguió sin decir nada. Ella deslizó una de sus manos hacia abajo, presionando contra el corazón de Park. Latía enloquecido, golpeando fuerte contra su pecho. Se le abrieron los ojos al comprender. —¿Es la primera vez que haces algo como esto? Su labio superior se curvó. Ella empezó a reír. —¿Es así verdad? Y por eso estás tan incómodo. El rostro de Park se volvió frio. —Lo siento si estoy dramatizando —gruñó con una voz más afilada que de costumbre—. Supongo que no estoy tan acostumbrado a besar a mis amigos como tú pareces estar. Dijo las palabras deseando que ella se ofendiera porque así sería como el resto de las mujeres que conocía. Pero no lo hizo. Violet sacudió la cabeza con una suave sonrisa en los labios.

—Solo soy así contigo. Park dejó que sus ojos hablaran. ¡Ja! Como si fuera a creerle. Violet sonó a la defensiva. —¡Es la verdad! —Dime por qué, si es que es verdad. Abrió y cerró la boca varias veces pero nada salió. Él levantó una arrogante ceja. Violet se dio por vencida. —Ah, vamos Park, yo tengo las mismas razones que tú. Estoy en esto… estoy haciendo esto porque yo sé que tú… bueno que… —Levantó el hombro en un gesto de impotencia, sintiéndose terriblemente vulnerable mientras pronunciaba las palabras—. Todo esto está bien porque no estamos enamorados y no vamos a enamorarnos uno del otro. La verdad de sus palabras no podía negarse, aunque no exactamente por la forma en que su voz tembló. Park no era del tipo curioso, pero con Violet tenía esa loca necesidad de descubrir todo sobre ella. Y ahora no era diferente. —¿Por qué? —preguntó sin rodeos— ¿Por qué estás tan en contra del amor? Muchas chicas lo buscaban, especialmente con un tipo como él. Y estaba orgulloso de eso. Esa era la forma en que el mundo funcionaba, la mayoría de las chicas querían enamorarse del tipo adinerado y, si era posible, razonablemente atractivo también. Violet seguía sonriéndole. —Podría preguntarte lo mismo Park. Eso provocó una risita entre dientes. —Touché. Incluso ahora, escuchar a Park riendo entre dientes cuando era taciturno la mayoría del tiempo no le parecía raro. Lo que tenían ahora era surrealista, algo que nunca pensó tendría la suerte de experimentar después de todo lo que había sucedido. Violet dudó sobre lo que estaba a punto de decir, sabiendo que esto podría arruinar la amistad que tenía con Park. Respiró profundo. —Mira Park. Seré la primera en admitirlo. —Con las manos todavía en su pecho fue fácil sentir que se ponía rígido—. Me siento atraída por ti. Park se puso aún más rígido.

—Pero —añadió rápidamente—, eso es todo. No hay nada más allí. Han pasado dos años desde que tuve una… relación. Apartó la mirada. No quería que Park accidentalmente viera algo en sus ojos. Los recuerdos aún quemaban porque le recordaban a su antiguo yo, la patética Violet que se permitía ser definida por alguien más. —Han pasado dos años desde que estuve cerca de un chico en cualquier forma. Simplemente no quiero arriesgarme a ningún mal entendido. No quiero arriesgarme a creer en el chico equivocado… de nuevo. —Pasó saliva—, pero contigo es seguro que ninguna de las dos cosas sucederán. Violet se obligó a mirar a Park. —¿Verdad? Park no vaciló. —Lo que sea que quieras conseguir de nuestra amistad, es tuyo. —Cerró las manos sobre las de ella presionándolas contra el pecho—. Y lo que no quieras que pase, nunca sucederá. Lo prometo. Seguía sin entender que le había sucedido en el pasado, pero entendía lo suficiente para saber que había sido herida, tal vez tan herida como él. Y esa clase de dolor no sana fácilmente. En verdad te hacía querer no volver a amar. Y por ahora era suficiente para él. Violet entrelazó los dedos con los de Park. —Gracias. —Su voz temblaba un poco por la emoción. De alguna manera parecía que habían cruzado otra barrera aún cuando estaban recuperándose de lo que había sucedido la noche anterior. Todo parecía moverse demasiado rápido pero al mismo tiempo, como si se estuviera moviendo hacia algo bueno.

Diez Traducido por Nelly Vanessa Corregido por Mir

P

ark estaba de camino al salón de Violet cuando el sonido musical de su risa lo alcanzó. Al doblar la esquina que daba al pasillo de su clase, vio al profesor de Violet salir a toda prisa. Miró su reloj con el ceño fruncido, preguntándose si estaría llegando tarde, pero su reloj le dijo que estaba llegando, de hecho, quince minutos antes. Cuando más se acercó a su clase, la conversación se hizo más definida, y fácilmente reconoció la voz de Violet junto con la de las demás personas en su clase. —Espera, Vi. —Sin lugar a dudas ese era Hiroshi. Park no trató de sisear con lo familiar que ese “Vi” sonó al caer de los labios del joven. Violet le había hablado del muchacho de pelo oscuro, medio japonés medio neozelandés, que había declarado impúdicamente su amor eterno por ella delante de toda la clase hacía unos días. Park estaba bastante seguro que Hiroshi no era el único que había caído bajo el hechizo de Violet. Siempre que encontraba tiempo para pasarse por la clase de Violet, se daba cuenta de que cada vez más hombres estaban abiertamente frunciéndole el ceño, en una segura señal de celos. —¿Qué sucede? —La voz de Violet le hizo detenerse en seco. —Estaba pensando que podría acompañarte al trabajo hoy... ahí es a donde te diriges, ¿verdad? Hubo una pequeña pausa, y Park podía imaginar la sonrisa de Violet volviéndose tensa. Siempre se congelaba cuando cualquier chico, incluso alguien tan inofensivo como Hiroshi, trataba de acercarse a ella. Tendría esa loca mirada en sus ojos, como si cualquier gesto explícito de los hombres le hiciera sentirse sofocada.

Hizo que Park viera rojo, pero incluso él sabía que era imposible mantener a los hombres lejos de Violet todo el tiempo. No era sólo porque era hermosa y sexy. Ciertamente lo era. Sino que Violet también tenía el tipo de magia y encanto que atraía a los chicos hacia ella como polillas a una llama. Resultado final: era agradable estar con ella, y era su compañía lo que la mayoría de los hombres encontraban difícil de resistir. Park se estaba preparando para irrumpir cuando Violet contestó. —Lo siento. Pero ya me acompañará Park. Siempre lo hace —le recordó a Hiroshi—. Ya lo sabes. Hiroshi dejó escapar un profundo suspiro. —Es injusto. ¿Por qué él tiene ese privilegio todo el tiempo? Violet se echó a reír. —En realidad, si se lo preguntas, no creo que lo cuente como un privilegio. Es más como una maldición para él, sabes. —¡Entonces déjame hacerlo por él! —le espetó Hiroshi. Park decidió que esa era su señal para entrar. Dobló la esquina, pero lo que vio lo hizo detenerse a media zancada. Al parecer, Hiroshi no era el único que intentaba tener suerte con Violet. Ella estaba literalmente rodeada por los chicos de su clase, y estaban mirando a Violet aferrados a cada palabra suya como si fuera una diosa. —¿Qué tal si llevo tus bolsas hasta fuera de la escuela? —negoció un tipo. —¿Podría tal vez invitarte en algún momento? —preguntó otro. Él negó. Todos eran unos idiotas, todos ellos. A pesar de que se sentía sexualmente atraído por Violet, no era ciego. ¿No sabían que el dulce atractivo exterior de Violet escondía una niña mimada en el corazón? Él se dio la vuelta y empezó a alejarse. A ese ritmo, ella no lo necesitaba para acompañarla al trabajo. —¡Park! Park se debatió consigo mismo si fingir o no sordera. —¡Paaaaaaaaark! Violet sonrió cuando a Park le tomó varios segundos darse la vuelta y mirarla. Ella estaba bastante segura de que él era reacio a hacerlo, y la exasperación en sus ojos lo confirmó. Violet rió. —¡Hola, precioso! Él frunció el ceño.

Ella hizo caso omiso de eso, saltando a su lado como una niña para poder doblar su brazo alrededor del de él. Park trató de sacársela de encima, pero ella se mantuvo firme. Él echó un vistazo a los pretendientes de Violet y vio que la mitad de ellos lo miraban con envidia no disimulada mientras los otros estaban mirándolo fijamente. Violet les envió un beso. —Lo siento, chicos. Tengo que ir a trabajar ahora. Ellos se quejaron simultáneamente pero se alejaron, acostumbrados ahora a la capacidad de Violet de ignorarlos siempre que Park estaba alrededor. Todos se estaban preguntando silenciosamente lo mismo. ¿Cómo podía Park ser tan estúpido como para no salir con Violet? Sin embargo, ninguno de ellos expresaba sus pensamientos en voz alta. Después de todo, la pérdida de Park era su ganancia. A medida que aceleraron por las escaleras, o al menos Violet tuvo que hacerlo, para mantenerse al ritmo de las incansables zancadas de las piernas largas de Park, ella le preguntó casi sin aliento—: ¿Cómo estuvo tu día? —La dificultad al respirar era estrictamente porque ella estaba prácticamente corriendo y no porque estuviera al lado de Park y lo único en lo que podía pensar era en tener sexo con él. Se estaba haciendo realmente ridículo, la forma en que ella no podía evitar pensar en la siguiente vez que podría conseguir desnudar a Park. Nunca había sido así incluso con... él. —Bien. Violet hizo una mueca ante la habitual respuesta monosilábica de Park. Habían sido enemigos íntimos o compañeros de dormitorio con beneficios o lo que sea que fueran, por más de un mes, y por su vida que todavía no podía deshacerse de las formas nórdicas de ogro de Park. —¿Eso es realmente lo mejor que puedes hacer? —se quejó. —Eso es porque no soy un conejito Energizer como tú —replicó él e imitó la voz alegre de Violet—. ¡Hola Park! ¡Oye Park! ¿Qué pasa, Park? Violet lo pinchó en el costado, haciendo que Park gritara. —¡Yeti asiático! —No vuelvas a hacer eso —le espetó él, frotándose su costado con cautela. Violet levantó la barbilla. —Lo haré cuando quiera.

—¿Es así? —Y él de inmediato le jaló la oreja. Fue el turno de Violet de gruñir. Lo miró a los ojos. —¡Eres el único chico que me hace eso! —¡Eres la única chica que se atreve hacerme cosas también! La mirada de Violet cambió a una sonrisa en una rápida transformación, haciendo que Park parpadeara varias veces como un relámpago. —¿En serio? —De alguna manera, esas palabras, viniendo de Park, eran muy halagadoras. Increíble. Violet era verdaderamente única en su clase. Sus cambios de humor eran imposiblemente erráticos. —¿Estás sinceramente cuerda? —le preguntó él muy seriamente. Violet puso los ojos en blanco. —Lo que sea. Es verdad, ¿eh, Park? ¿Lo es? —Lo fastidió ella, tirando de su manga. Él movió su mano. —¿Crees que estoy follando a alguien más? —Él medio gruñó—. Claro que es cierto. Ahora, ¿vas a dejar de tirar de mi manga? Sin decir una palabra, Violet dejó caer su agarre de él y voló al aula vacía por la que acababan de pasar. ¿Qué diabl… estaba haciendo una rabieta sólo por eso? ¿Cuántos años tenía, seis? O ¿tal vez era el SPM5 de mierda del que había oído? —Violet, sal. —Si pensaba que él iría y la cortejaría como a una niña, esperaría por siempre por nada. —Violet, en serio, sal. Pero ella aún no respondía. Él se pasó una mano por el cabello. ¿Qué demonios quería la pequeña banshee? Él ya le había dicho que era... diferente. —Violet... —No pudo evitar echar un vistazo en el interior, pero sólo pudo dar un paso en la habitación antes de congelarse. Violet estaba desnuda excepto por sus tacones. Una sonrisa sensual curvaba sus labios. —Te tomó bastante tiempo venir aquí. —Su mirada se desvió hacia la puerta—. ¿Tal vez quieras cerrarla para que pueda, umm, realizar una de esas cosas que sólo yo podría hacer? —Park se movió a la velocidad de la luz después de eso, y ella se echó a reír, ya que nunca había visto a Park moverse tan rápido, o tan torpemente, antes. 5

SPM: Síndrome Pre Menstrual.

Pero su risa murió cuando Park estuvo de repente frente a ella, tomándola en sus brazos hasta que la pudo sentar en la mesa del profesor, con las piernas colgando por encima del suelo. Ella estuvo instantáneamente húmeda, sólo al verlo bajarse el zíper. —Esto es lo más lejos que puedo ir para follarte —le dijo a modo de áspera disculpa mientras la atraía hacia sí, hasta el borde de la mesa. Ella gimió cuando la cabeza de su pene rozó sus pliegues. —Es suficiente —logró jadear y luego no hubo nada más que decir, con Violet mordiéndose con fuerza los labios para mantener los gritos dentro, mientras Park golpeaba en ella, una y otra y otra vez.

Park y Violet mantuvieron una distancia adecuada entre sí cuando llegaron a su lugar de trabajo, ambos todavía con la intención de mantener sus “inofensivos coqueteos” como un secreto entre los dos. Él puso los ojos en blanco cuando Violet siguió quejándose de su ropa. —Sólo estás haciendo más obvio algo que pasó —le dijo. Ella palideció. —Sólo estaba bromeando —dijo él rápidamente. Violet sonrió. —Lo sé. Sólo estaba bromeando, también. Su sangre hirvió. —Tú pequeña… Ella rió corriendo fuera de su alcance, pasando por las puertas giratorias del hotel primero y diciendo alegremente: —¡Park está enojado conmigo de nuevo! Todo el mundo en el hotel todavía estaba riendo para cuando él entró también. Violet estaba de nuevo rodeada de chicos, ambos, empleados y clientes por igual. Park sacudió la cabeza, con exasperación. ¿No sabían esos idiotas ahora que la forma más segura de no estar cerca de Violet era hacerla sentir llena de gente? El gerente salió de su oficina, entonces, con una mirada extraña en su rostro. —¿Violet? La cabeza de Park se alzó con eso.

—Alguien está aquí para verte —dijo el gerente en japonés—. Tu huésped ha estado esperando aquí por un par de horas. Esta visita se supone que es una sorpresa. Pero la forma en que el gerente lo dijo, incluso él no estaba seguro de que fuera una sorpresa con la que Violet estaría feliz. Violet no parecía captarlo, sin embargo. Ella estaba radiante, con el entusiasmo escrito en toda su cara. —Es mi hermana, ¿no es así? —No precisamente —respondió una voz mientras un hombre alto y rubio salía de la oficina del gerente. Él estaba impecablemente vestido, muy formal para alguien de su edad en realidad, con una chaqueta crema y pantalones a juego. Tenía el aspecto de alguien que había nacido rico y que nunca dudaba en usar su dinero para salirse con la suya. La sonrisa en el rostro del hombre era más que de burla, y Park de forma instantánea lo odió al verlo. —Hola, amor. Park se erizó ante el tono posesivo en la voz del otro hombre. Su cabeza se volteó hacia Violet, cuyo rostro estaba ahora totalmente blanco, con el cuerpo rígido por la tensión. —¿Tal vez podamos hablar en algún lugar en privado un momento? Violet asintió bruscamente con la aceitosa petición del otro hombre, con los ojos girando al gerente. Park inhaló profundamente, sin gustarle la mirada de esos ojos. Era como si estuviera suplicando que no interfieran, pero al mismo tiempo estaba rogando por ayuda. —Por favor, tómense su tiempo —dijo su gerente, haciendo una pequeña reverencia mientras lo hacía. Park siempre había apreciado cuán tradicionalmente cortés era su gerente, pero ahora deseaba que el hombre mayor pudiera ser grosero y estricto, tal vez incluso se enojara y previniera que Violet se fuera. —¿No vas a detenerlos? —preguntó Akito mientras todas sus miradas seguían a Violet y al otro hombre mientras caminaban por la puerta de atrás del hotel. ¿Tenía derecho a detenerla? ¿Y se detendría incluso si él lo hacía? Park no sabía si existían respuestas correctas a esas preguntas, pero lo que sí sabía era que odiaba ver a Violet dejar que el otro hombre tomara su mano.

Era una estupidez de parte de Violet pensar que Park vendría tras ella, que iba a gritar “detente” y que la alejaría del hombre de pie junto a ella. Estúpida, se dijo Violet con firmeza a pesar de que tenía el impulso más fuerte de llorar. ¡Estúpida, estúpida, estúpida! Tenía que ser fuerte y no depender de Park ni de cualquier otra persona. —¿Aquí es realmente donde quieres hablar? —preguntó Andrew con disgusto— . ¿En un callejón abandonado? Sólo su voz hizo que Violet quisiera tomar una ducha, varias veces. Él la hacía sentirse tan sucia. La hacía sentirse tan falsa también, como la Violet que todo el mundo aquí sabía que no era la verdadera. Pero lo era. Lo había sido. La Violet falsa era la que había estado con Andrew. Tenía que recordar eso. Violet tenía quince años cuando se enamoró de Andrew. Él había sido el chico más sexy de la escuela y debido a que la mayoría de la gente la consideraba la chica más caliente de la escuela, se sentía como una casualidad que estuvieran juntos. Sus labios se torcieron con los recuerdos, por la forma en que había sido tan feliz por la forma en que todo el mundo pensaba que eran la pareja perfecta. Sólo había mostrado lo estúpida que había sido entonces. Cuando Andrew la había invitado a salir, ella había estado en la luna. Realmente había pensado que él era el elegido, el único hombre que no creía que fuera una puta sólo porque le gustaba coquetear. Pero había estado tan equivocada. —¿Recordando el pasado, amor? —dijo Andrew con desprecio, al ver la expresión en el rostro de Violet. No le daría la satisfacción de mostrarle lo mucho que le molestaba. Violet preguntó con voz apagada: —¿Qué quieres? Andrew odiaba cuán compuesta era Violet ahora, años luz del lío roto que había sido cuando se presentó a su primer día en la universidad, sus ojos brillantes de esperanza con el pensamiento de poder empezar de nuevo, sólo para darse cuenta de que Andrew había llegado a todo el mundo ya. Todos en su secundaria habían pensado que Violet era una puta. Había sido fácil hacer que todos le creyeran, por la forma en que Violet se veía, se vestía y actuaba con los chicos. Y cuando se graduaron, Andrew se aseguró de que pensaran lo mismo en la universidad. Había gastado una fortuna llegando a la gente de la

universidad, sólo para asegurarse de poder correr los mismos rumores sobre ella, con la esperanza de obligar a Violet a recurrir a él. Andrew había querido que Violet se diera cuenta de que lo necesitaba para arreglar las cosas. Pensó que aislarla haría el truco, pero con lo que no había contado era con que Violet huiría y pondría un océano entre ellos, escondiéndose en este extraño país que Andrew siempre pensó que era para los raros. Peor aún, no contaba con que todo el mundo dudaría de su palabra con Violet lejos, como si todo el mundo se sintiera culpable de jugar un papel en empujarla lejos. —Te ves hermosa, Vi. Una vez, oír tales palabras de Andrew habría hecho sonreír a Violet. Ahora, sólo la hacían sentir aún más revuelta, recordando la facilidad con que se había enamorado de su falso encanto. —No quiero que vengas aquí de nuevo. —Podía ver que sus palabras lo irritaban. Había pasado suficiente tiempo con Andrew para saber cuándo estaba a punto de perder los estribos, cosa que hacía a menudo. Sus ojos se redujeron a rendijas, como una serpiente venenosa, y su boca tenía una apariencia petulante, como un niño que estaba acostumbrado a salirse con la suya. Esas cosas describían exactamente cómo Andrew se veía ahora, y eso la dejó helada. ¿Cómo es posible que alguna vez se hubiera enamorado de Andrew? —¿Por qué es eso, Vi? ¿Es porque encontraste un nuevo chico con el cual puedes enrollarte? —se burló—. ¿Haciéndole pensar que estás en el juego de hacer cualquier cosa cuando todo el tiempo eres una virgen frígida que no sabe qué hacer con su cuerpo? —Él capturó su muñeca cuando ella trató de darle una bofetada, riendo casi maniáticamente mientras saboreaba la mirada de miedo en el rostro de Violet—. Aquí nadie sabe de tu pasado. —La mirada en sus ojos era respuesta suficiente y la propia mirada de Andrew brilló—. Mi pobre amor —dijo en tono burlón—. ¿Tienes miedo de que no les gustes cuando se enteren de lo puta que eres? —Me estás haciendo daño —dijo con dientes apretados, diciéndose a sí misma que no tenía nada que temer. A pesar de que estaban de pie en el callejón vacío detrás de su lugar de trabajo, todavía era una calle pública. Seguramente si gritaba alguien vendría corriendo a ayudarla. Pero si gritaba, Park lo sabría y... no quería eso. —Entonces grita por ayuda —dijo él con picardía, como si le leyera la mente. Ella no pudo decir nada.

Una fea sonrisa triunfante recortó sus labios. —Pero no puedes, ¿verdad? Porque aquí probablemente piensan lo que otras personas solían pensar de ti: que eres el ángel sexy y dulce, que todo el mundo puede ver, pero no tocar. Ellos no saben que una vez tuviste a diez hombres desnudos en una habitación contigo y que todos iban a esperar su turno… En un momento Andrew estaba casi salivando su rabia frente a Violet, y luego lo siguiente que Violet supo es que había sido arrojado a la acera frente a ellos, con la nariz sangrando por el golpe de Park. Violet se dio la vuelta con un grito, justo a tiempo para ver a Park lívido a punto de pasar por delante de ella. —¡Park, espera! —Ella hizo todo lo posible para tirar de él hacia atrás, no queriendo que se involucrara. Park se obligó a detenerse, escuchando la verdadera angustia en la voz de Violet. Quería tanto golpear al otro hombre por la forma en que había maltratado a Violet. Pero Park se contuvo, sabiendo que a Violet no le gustaría que la viera en desventaja. Sin embargo, todos los pensamientos de dejar a Violet manejar sus batallas sola salieron volando por la ventana al oír esas últimas palabras. Él miró a Violet, arreglándoselas para mantener su voz suave y amable a pesar de que estaba temblando con el esfuerzo de no ir detrás del otro hombre. —Hazme un favor, Violet. Ella tragó. —Por favor, deja pasar esto, Park. Cómo ese tonto había sido condenadamente afortunado para hacer que Violet se enamorara de él iba más allá de la imaginación de Park. Pero eso era el pasado, y este era el presente. No dejaría que este idiota lastimara a Violet de nuevo. Las emociones en su interior eran demasiado fuertes y violentas; había pasado tanto tiempo desde que había sentido tanto y le aterrorizaba. Pero lo más aterrador era el miedo que acechaba en la oscuridad de sus ojos. Park no podía soportar no hacer nada cuando Violet tenía esa mirada en sus ojos. —Por favor, entra y me haré cargo de esto por ti. Ella negó rápidamente. —No. Sólo por favor… déjame manejar esto, por favor. Sé cómo manejarlo. — Por el rabillo del ojo, vio a Andrew levantándose del suelo, con una mirada pícara y familiar en su rostro. Esa mirada asustaba a Violet; Andrew estaba

acostumbrado a conseguir lo que quería y era del tipo que no se detendría con nada si él estaba atravesado. Por lo que ella sabía, Park era el único que había llegado a Andrew de esta manera, y estaba segura de que era algo que Andrew no dejaría pasar tan fácilmente. La mitad de Park quería que Violet hiciera lo que le había dicho. Él no había firmado por esto, no había querido ser amigo de Violet en el primer lugar. Pero la otra mitad de él ya había cruzado una línea en la que no quería pensar, y esa parte ya pensaba en Violet como suya. —Park, no hables con él… —Andrew caminaba hacia ellos, su cara era asesina, y la vista de eso causó que la voz de Violet temblara. —Sí, monstruo asiático, ve y corre antes de que te haga pagar por lo que hiciste —escupió Andrew. Park ni siquiera se volvió para mirar a Andrew. —Confía en mí, Violet. Deja que me ocupe de esto. —Hizo una pausa—. De ti. Ella abrió la boca, y Park supo que ella había más que entendido lo mucho que le costó decir esas palabras. Después de su separación, él no sólo había renunciado a las mujeres. Había renunciado completamente a todo tipo de complicaciones, prefiriendo aislarse y vivir sin amigos incluso. Pero esta vez Park elegía participar, reclamar a alguien como suya, y preocuparse jodidamente lo suficiente como para hacer algo. —Park... —Violet se atragantó. Él pudo ver que había palabras rebosando de sus labios que quería decir, pero no podía. Él la miró fijamente, deseando que ella entendiera que no había nada que temer. Violet dio otro suspiro tembloroso. ¿Había oído todo lo que Andrew había dicho? Y si Park lo había hecho, ¿qué pensaría de ella ahora? Violet miró sus ojos inquisitivamente, incapaz de creer que la tranquilidad en el rostro de Park fuera real. —Vete. Violet cerró los ojos, sabiendo que estaba a punto de tomar uno de los mayores riesgos de su vida. Por favor, Dios, por favor, que esto sea lo correcto. Y entonces se dio la vuelta, alejándose sin una palabra, caminando rápidamente de regreso al hotel sin siquiera mirar atrás. —¿A dónde diablos vas? —Andrew trató de alcanzar a Violet, pero Park sin esfuerzo lo detuvo, retorciendo el brazo del otro hombre para que lo mirara.

Andrew gritó de dolor mientras se volvía al compañero de trabajo de Violet. ¿Quién demonios era este idiota de todos modos? —¿Sabes quién soy? —Él medio gritó—. Pagarás con tu vida lo que… ¡aaah! —El otro hombre había torcido el brazo aún más fuerte esta vez, y él cayó de rodillas por el dolor. —¿Cómo te llamas? —preguntó Park en voz baja, todavía sin soltarlo. —¡Diablos… aaah! —Andrew gimió de dolor cuando el otro hombre lo soltó sólo para poderle pegarle en los intestinos, lo suficiente para lanzarlo de espaldas al suelo duro y frío. —Te voy a preguntar una vez más. ¿Cómo te llamas? —Andrew Schwartz —escupió—. Soy el hijo de Jonathan Schwartz. ¿Has oído hablar de él? Es el hombre más rico de Florida y te va a demandar por… —Andrew terminó ahogándose con su sangre, cuando Park lo pateó con fuerza en las costillas antes de aporrear su cara sin parar. Cuando Park se alejó, el rostro de Andrew estaba multicolor por los moretones, tenía los ojos cerrados e hinchados, y sangre salía de su boca. Mirando hacia abajo, al patético pedazo de mierda mentirosa delante de él, Park dijo en voz amenazadora y suave: —Escucha bien, hijo de puta. No te acercarás a Violet de nuevo. Nunca te pondrás en contacto con ella, nunca hablarás sobre ella, ni siquiera pensarás en ella. Si alguna vez te atrapo haciendo cualquiera de esas cosas, te arrepentirás. Se agachó, sintiendo satisfacción por la forma en que Andrew al instante trató de alejarse, lo que sólo le hizo quejarse por el dolor que causó su imprudente movimiento. —No te muevas, Andrew. Todavía no he terminado y me hace enojar cada vez que tratas de escapar de mí. Andrew se quedó helado. Park chasqueó los dedos. Fue una cosa curiosa de hacer, por lo menos, fue suficiente para que Andrew forzara a abrirse su ojo menos lastimado. Lo que vio le hizo cerrar los ojos de nuevo, deseando no haber mirado. Estaba completamente rodeado, de hombres en trajes oscuros, sus rostros eran despiadadamente estoicos, del tipo que no parpadearía cuando se les pedía que quitaran una vida. Park le dio a Andrew una sonrisa salvaje.

—¿Los ves, Andrew? Ellos están conmigo todo el tiempo y se les paga para que me protejan. Ahora voy a decirles que te vigilen todo el tiempo porque creo que eres una amenaza. Les diré ahora que si siento que hay una menor posibilidad de que te acerques a mí o a Violet, no deben dudar en matarte. ¿Entendiste? Su nuez de Adán se balanceó con furia en su garganta, y Andrew se encontró asintiendo bruscamente, sabiendo que la amenaza era real. —Mañana, esperaré que me envíes por e-mail el video, sí, ya sé que tienes un video. Los tipos como tú siempre lo tienen. Me lo darás y luego te desharás de cualquier copia que tengas de él. En algún momento en el futuro, los hombres revisarán tu computadora, tu casa, todo lo que te pertenece, y si me entero de que tienes una copia... bueno, ya sabes lo que va a suceder, ¿verdad? Andrew asintió. Cuando abrió los ojos, el hombre que estaba con Violet se había ido. Los demás se habían mezclado de nuevo en la oscuridad, pero no importaba. Estaban allí. Andrew podía sentir sus ojos en él, y se obligó a moverse rápido, maldiciendo el día en que había conocido a Violet York con cada paso doloroso que daba.

Violet se negó a mirar a Park durante todo el turno después de que él regresó al trabajo, aún mudo de rabia contenida. Durante la mayor parte de su vida pensó que el séquito de seguridad que iba con él a donde quiera que fuera era ridículo e incluso vergonzoso. Hoy era la primera vez que había encontrado un uso para él, y si era la única manera de mantener segura a Violet, entonces Park soportaría gustosamente tenerlos presentes cada maldito minuto. Sus puños se apretaron involuntariamente, su visión se ponía roja cada vez que pensaba en las palabras de Schwartz. Ese maldito idiota ni siquiera merecía estar en el mismo mundo que Violet, mucho menos que sus dedos rozaran su preciosa piel. Las diez de la noche llegaron más temprano que tarde, y ya era hora de irse de nuevo, con Violet y Park todavía sin intercambiar ni una palabra. Tan orgullosa como era Violet, Park imaginaba que probablemente encontraría una excusa para ni siquiera irse a casa con él esta noche, tal vez haría que alguna de las chicas le dijera que se había ido a otro lugar.

No era de extrañar entonces que Park le diera una doble mirada cuando después de cerrar la tienda, se volvió y casi se estrelló contra una Violet pálida y silenciosa. —Tú, pequeña… —se contuvo a tiempo, las palabras salieron casi instintivamente—…pobre cosa. —Terminó en cambio, por un momento confundido sobre lo que debía hacer. No era de los que sienten el impulso de consolar a una chica a punto de llorar, pero la forma en que Violet se veía ahora hacía sentir a Park extrañamente protector. —Hola. —Una sonrisa temblorosa tocó los labios de Violet. La sonrisa le golpeó justo en el centro de su corazón, y Park perdió el control. Se olvidó de todo sobre su deseo de no tener nada que ver con chicas, sobre todo en público, y cerró la distancia entre ellos de un solo paso. Violet abrió la boca en estado de shock mientras Park la arrastraba a sus brazos. —Ya no hay nada que temer —dijo con fiereza contra su pelo y sus brazos se apretaron alrededor de ella, sintiéndose violentamente asesino por el modo en que su pequeño cuerpo delgado se sacudió en su contra. Schwartz tenía suerte de no estar cerca o Park lo habría golpeado de nuevo, por la forma en que se sentía ahora. Violet se secó las lágrimas, pero siguieron cayendo. ¿Qué demonios? Violet decidió dejar que todo se fuera y se puso a llorar casi de inmediato, mojando la camisa de Park. La mandíbula de Park se abrió, incapaz de creer que Violet estaba permitiendo que la viera llorar. ¡Y en sus brazos nada menos! —¿Violet? —Él trató de alejarse para mirarla, pero ella se resistió, hundiéndose más profundamente en su pecho. —¡Es tu culpa! —Ella sollozó, arrugando su camisa con la mano en un inútil esfuerzo por evitar llorar. —¿De qué demonios estás hablando? —dijo él entre dientes. Dado que Violet había dicho esas palabras en japonés, la mayoría de los clientes en el vestíbulo la habían entendido y ahora le lanzaban a Park miradas sucias después de mirar con simpatía a Violet. Violet de repente se apartó de su abrazo y corrió hacia la salida, todavía sollozando ruidosamente. Más miradas acusadoras siguieron su camino, que él hizo todo lo posible por ignorar, incluso gritando el nombre de Violet. —¡Violet, maldición, espera!

Esta vez, las mujeres de la zona fruncieron el ceño abiertamente hacia él. Park apretó los dientes, desgarrado entre el deseo de consolar a Violet y de estrangularla por hacer que todos lo miraran como si fuera un golpeador de mujeres. Fuera del hotel, ella estaba sollozando mientras intentaba pedir un taxi. —¿Por qué estás llorando? ¡Todo está bien! ¿No me crees? —Park no podía soportar esperar por su respuesta, no podía soportar la forma en que ella estaba llorando a lágrima viva. Él tiró de ella de nuevo a sus brazos y levantó la mano para llamar un taxi. Cuando llegó un taxi un momento después, Park de forma rápida la metió en su interior. Cerrando la puerta, Park miró a Violet todavía llorando, consternado. —¿Por qué estás llorando? —¡No sé! —gruñó en inglés, todavía sollozando, con las manos cubriendo su rostro—. Ojalá no lo hiciera, ¡pero parece que no puedo parar! —Inhaló profundamente—. ¡Es tu culpa! Park se tragó su instintiva réplica. —Sí, lo es —dijo él entre dientes—. Lo siento entonces. ¿Por favor deja de llorar? —Lo estoy intentando. —Ella lo miró con los ojos acristalados de lágrimas—. No tenía intención de llorar, ¿sabes? Park hizo una pausa. —¿Eso quiere decir que... a veces lloras a propósito? Violet sorbió por la nariz. —Sí. Park ocultó una sonrisa. —Pero no lo planeaste ahora. Ella se atragantó con otro sollozo. —No... pero luego te vi y me di cuenta de lo estúpida que fui, así que lloré. —Dejó escapar un fuerte gemido—. ¡Cómo lo estoy haciendo ahora! Él estaba a punto de responder cuando vio al taxista dándole una mirada desagradable a través del espejo retrovisor. ¡Oh, por el amor de Dios! Ya que habían estado hablando en inglés todo el tiempo, el taxista sólo tenía sus voces y acciones para juzgar. Park le frunció el ceño en respuesta. ¿Realmente todos creían que era capaz de hacer que este demonio llorara? —No es mi culpa —dijo él a la defensiva en japonés.

—Deberías estar avergonzado —respondió el conductor antes de darle a Violet una sonrisa simpática a través del espejo—. Ya, ya, señorita, está bien. No se merece a un perdedor como él. Violet dejó escapar una risa con lágrimas. Park la fulminó con la mirada. —Encuentras esto divertido ¿no? Ella asintió, sonriendo un poco. —Sí. Para cuando llegaron a su dormitorio, Violet finalmente había logrado contener sus lágrimas. Avergonzada por su arrebato, Violet no podía siquiera mirar a Park. En el momento en que entraron, se dio la vuelta, murmurando sobre su hombro: —Nos vemos mañana… —Oh no, no —dijo Park con seriedad y la arrastró dentro de su habitación. Violet esperó que Park la reprendiera por ser tan llorona. Después de todo, odiaba cada vez que ella se ponía un poco demasiado emocional, yendo tan lejos como para sobornar deliberadamente a Violet para que no hablara de nada sentimental. En su lugar, le oyó decir con voz ronca: —Ahora puedes llorar. Ella lo miró en estado de shock. Park le dirigió una mirada de piedra, como si quisiera demostrarle que no iba a enloquecer sólo porque ella quisiera ahogarlo con lágrimas. Sin pensarlo, Violet murmuró, casi suplicante: —Por favor, sólo tócame en su lugar. Con un suspiro ronco, Park la tomó en sus brazos mientras devastaba sus labios con un beso que marcaba. Ella le devolvió el beso sin dudarlo, sus lágrimas se mezclaban con sus suspiros. Cuando él la puso en la cama, ella inmediatamente se esforzó por quitarse la camisa, y su cuerpo ya se movía sin descanso debajo de Park mientras el crudo deseo recorría todo su cuerpo. Park siempre estaba en un estado cercano a la excitación cuando Violet estaba cerca, y esta noche no era diferente, su pene ya estaba duro y doloroso al momento en que sus labios se tocaron. La ayudó a deshacerse de su ropa lo más rápido que pudo, y una vez que él estuvo desnudo de inmediato trabajó en su vestido y medias, con la tentación de romperle todo, pero haciendo todo lo posible por mantener el control. Él logró contenerse con su ropa, pero cuando Park vio su ropa interior, algo color rosa y con diminutos lazos lindos en los extremos, él gimió su nombre.

—Maldición, me matas con esos —dijo él con dureza cuando casi con torpeza le sacó el sujetador para desnudar sus pechos. —¿T-te gusta? Park respondió mamándole un pezón, lamiéndolo con su lengua antes de morderle la punta. Ella gimió. Él levantó la cabeza. —¿Qué crees? —Antes de que ella pudiera responder, él tomó su otro pezón en su boca, amando la manera en que se arrugó contra su lengua. Jugó con su otro pecho, el peso suave en su mano hizo que su cuerpo temblara con mayor necesidad. —Park, por favor —le rogó, con la mano rápidamente serpenteando entre ellos en busca de su pene. Ambos gimieron al mismo tiempo, cuando sus dedos encontraron su objetivo, y Park gimió más fuerte a medida que ella rodeaba su longitud, saboreando la forma en que se mantenía hinchada en su agarre. —Eres tan... —Violet le apretó más fuerte, y ella sólo pudo gemir cuando su pene se puso aún más duro. Ella ansiaba cómo el pene de Park la llenaría hasta el punto de estallar, estirando las paredes de su núcleo, y gimió de nuevo—. Park, no puedo... Ella hizo un sonido de protesta cuando soltó su pezón de su tentador beso. Antes de que lo supiera, él ya había actuado con rapidez hacia abajo en su cuerpo, apartando sus muslos. Sus ojos se quedaron como platos. A pesar de que ya habían hecho el amor varias veces, ella todavía era un poco tímida de que él la besara allí. —Park, no… —Violet no pudo contener su grito cuando Park separó sus pliegues y los abrió para poder lamer su entrada con una lentitud agonizante. —Silencio —dijo él entre dientes, sin querer que el cuidador de los dormitorios llamara a su cuarto y supiera de Violet. Mordió su clítoris como castigo, y Violet casi lo empujó fuera de la cama mientras su cuerpo se arqueaba en una V invertida completa en reacción. Él se rió entre dientes mientras su cuerpo se tensaba de necesidad, la reacción apasionada de Violet a su beso sólo había tenido éxito en volverlo más loco de deseo. Abriendo sus pliegues tanto como pudo, Park bajó la cabeza de nuevo y metió la lengua dentro. El cuerpo de Violet se disparó hacia arriba de nuevo, combinado

con un suave y encantador gemido que hizo que las bolas le dolieran. Pero en esta ocasión Park estaba preparado, y no permitió que sus provocativos movimientos lo alejaran de su misión. Siguió lamiéndola, amando la manera en que ella se ponía más y más húmeda, y cuando ella jadeó su nombre, él aumentó la velocidad de sus golpes a la vez movía rápidamente su brote, azotándolo con sus dedos. —Park. La forma en que dijo su nombre le hizo saber a Park que estaba muy cerca. Él levantó la cabeza para cambiar de posición, y esta vez cuando se agachó, tomó su clítoris dentro de su boca mientras sus dedos se deslizaron en su calor húmedo, como si fuera su casa. La acción combinada tuvo un impacto eléctrico, y las uñas de Violet se clavaron en sus hombros cuando ella se deshizo bajo su boca, todo su cuerpo estaba tembloroso por la fuerza de su liberación. Antes de que su cuerpo hubiera dejado de temblar, Park ya se había subido, los músculos de sus brazos se doblaron mientras se preparaba en la cama, colocando su pene en su entrada. Sus ojos casi estaban dilatados de deseo, mientras ella miraba su cara, su mandíbula estaba apretada con fuerza por la necesidad. Su cuerpo ardía de nuevo al ver la hermosa cara de Park. —Fóllame… Violet apenas había terminado de decir las palabras cuando Park había entrado en ella en un posesivo impulso. Y entonces él se estaba moviendo, follándola en silencio, sin descanso, a fondo. Ella sólo podía aferrarse a él, un poco aturdida de lo contundentes que eran sus embestidas, que hacían que su cama golpeara contra la pared como si estuvieran en medio de un terremoto. Park la dejaba tan mareada de deseo que apenas era coherente. —Más... por favor... más duro... —Sólo podía decir las palabras una y otra vez, y comenzó a gritar cuando Park hizo lo que le pidió, sus caderas giraron contra ella mientras empujaba su pene dentro y fuera de ella con furia. La necesidad de llegar al orgasmo comenzó a crecer en su interior, y la manera en que Violet se dobló y se apretó alrededor de su pene sólo empujó a Park más al borde. —¡Violet! —Park quería mirar fijamente sus ojos cuando ella se corriera la segunda vez.

Violet lo miró, su corazón golpeaba tan fuerte que era un milagro que incluso lo hubiera oído. —Park. —Fue todo lo que pudo decir. Park alcanzó su clítoris y comenzó a frotarlo furiosamente. Sus ojos se abrieron, su contacto la tomó completamente por sorpresa y ella casi se corrió inmediatamente con un fuerte grito. Esta vez Park no pudo permanecer en silencio tampoco, la suave y encantadora mirada de éxtasis de la bonita cara de Violet lo hizo gritar su liberación, incluso mientras trataba de bombear en ella con mayor rapidez, mientras expulsaba su semen. Fue mucho después de la medianoche cuando volvieron a surgir, ambos se habían dormido, con Violet encima de él y su pene aún descansando en su interior. Ella se despertó cuando él se movió, sobre todo porque ya estaba semi erecto para cuando él se despertó. A pesar de que ambos estaban todavía desnudos, con las cubiertas amontonadas al pie de la cama, Violet no sentía frío en absoluto. En cambio, se sentía cálida y acogedora; el calor que irradiaba del cuerpo de Park de alguna manera hacía que se sintiera segura y al mismo tiempo más que un poco excitada. —¿Te sientes mejor ahora? La pregunta de Park la sobresaltó. La hizo sentir incómoda, también, y por un momento Violet tuvo la tentación de apartarse. Pero se obligó a permanecer todavía en los brazos de Park, obligándose a respirar con normalidad a pesar de que los recuerdos de su tiempo con Andrew la hicieron querer encerrarse en sí misma. Tenía que evitar permitir que Andrew arruinara su vida. —¿Violet? Ella trató de darle sentido a sus sentimientos, pero no pudo. —No es nada. Si él era inteligente, debería dejar las cosas así. Después de todo, no quería complicaciones. Pero al final, Park se oyó decir con fuerza: —Cuéntame. Violet se movió inquieta. —No hay nada que contar. —Violet. Ella se echó a reír ante su tono. Era como si estuviera regañando a un niño, uno que se sentía dividido entre abrazar y estrangular. Violet se atragantó con un inesperado sollozo.

—Oh, Park. ¿Por qué no te conocí antes? El corazón de él dio un vuelco. Se las arregló para decir a la ligera: —Aunque nos hubiéramos conocido antes, no me habría gustado una idiota como tú. Una triste sonrisa se dibujó en sus labios al escuchar sus palabras. —Oh, sí te habría gustado. Si te hubiera conocido entonces, estoy bastante segura de que podría haber hecho que yo te gustara. Sólo Violet podía decirle algo así en su cara. Las palabras sonaban aún incómodamente proféticas, haciendo que Park dijera con un poco de brusquedad: —Quiero saber el resultado real entre tú y ese pedazo de mierda. No le importaba lo duro que sonó. Violet sabía que era sólo la forma de Park de ocultar su preocupación por ella. —Te lo diré con una condición. La ceja de Park se disparó. A pesar de la pesadez en su corazón, la risa se las arregló para deslizarse en los labios de Violet. No necesitaba mirar a Park para saber que se sentía incrédulo de cómo ella lo hacía parecer como si se estuviera muriendo por oír su historia. —Quiero dormir aquí contigo —dijo ella solemnemente—. Ese es el precio de mi historia. Quiero que esta noche seas mi querida BFF 6 y limpies mis lágrimas, hablemos de amor, y veas películas románticas conmigo. —¿Estás loca? Ella se incorporó, apoyando los codos en su pecho duro como roca. Violet miró hacia abajo e inmediatamente perdió el hilo de sus pensamientos al ver su piel desnuda, especialmente con la forma en que su pene continuaba gradualmente endureciéndose entre sus piernas. Park sonrió. Fue suficiente para que Violet recuperara sus sentidos. Ruborizándose, le espetó: —Ese es mi precio, lo tomas o lo dejas. —Y sólo como una dulce venganza, movió sus caderas un poco; después de haber hecho el amor con Park el tiempo suficiente, sabía exactamente cómo volverlo loco. Park gimió. Ella sonrió dulcemente hacia él. —¿Y bien? ¿En realidad había una pregunta de cuál sería su elección? Agarrando sus nalgas, Park las utilizó para tirar de ella hacia abajo con fuerza en su erecto pene y se 6

BFF: Best Friend Forever, Mejores Amigas Por Siempre.

conformó con escuchar el suspiro de Violet, sus ojos retrocedieron ante la inesperada sensación de Park llenándola completamente de nuevo. Él levantó la vista hacia ella. —Habla. —Su tono era duro, pero la forma en que le acariciaba espalda era apacible. Relajada, Violet lentamente comenzó a hablar. Reviviendo el pasado que no le dolía tanto como había temido, pero que era probablemente debido a que Park también la distraía al mismo tiempo por la forma en que casi lánguidamente se metía dentro y fuera de ella mientras sus dedos se entrelazaban en sus caderas para evitar que se moviera. Violet no intentó ocultar una sola cosa de Park, ni siquiera las partes de su pasado que la hacían avergonzarse. —Él hizo que su mamá me llamara y me rogara que le diera a su hijo otra oportunidad. Cuando fui a su casa, estaban sólo él… y todo el equipo de baloncesto. —Su voz se sacudió al recordar cuán impotente y atrapada se había sentido en ese momento—. Estaba muy asustada. Sabía que... Sabía que si cometía el más mínimo error, podría haber terminado mucho peor. Tuve la suerte de que todo lo que Andrew quería era h-humillarme. Él me hizo... Se ahogó en un sollozo. —No tienes que decir nada más —gruñó Park, atormentado por el dolor que oyó en la voz de Violet. Ella sacudió la cabeza con violencia. —Park —susurró, mirando directamente sus ojos brillantes porque quería ver cómo se sentiría con lo que le iba a decir. Park se maldijo a sí mismo por haber obligado a Violet a revivirlo. Si hubiera sabido que la haría sentir tan mal… Alzó la mano, tomando su pelo para poder tirar de ella hacia abajo y tranquilizarla con un beso corto y duro. —Violet, no necesito… —Él me hizo tragar el semen de todos. Su voz era pequeña, pero sin tono. ¡Mierda! Park la atrajo hacia él casi con brusquedad, envolviendo sus brazos alrededor de ella con tanta fuerza como pudo incluso cuando estaba en su interior. Quería absorberla dentro de él, quería que Violet se sintiera rodeada de su calor, porque era lo único que podía hacer ahora mismo para hacerla sentirse bien de nuevo.

—Lo siento, cariño, lamento tan jodidamente que hayas tenido que pasar por eso —le susurró. Las lágrimas escaparon de sus ojos, incluso mientras decía casi bruscamente: —¡No quiero tu lástima! —No la tienes, maldita sea —gruñó él, tirando de ella hacia abajo para poder besarla de nuevo, su lengua reclamó su boca. Cuando la soltó, Park dijo enfáticamente—: Mírame. Su corazón latía locamente mientras levantaba la mirada hacia él. El feroz orgullo en los ojos de Park; orgullo por ella, él estaba orgulloso de ella, hizo que Violet se rompiera por completo. —Estaba tan asustada —sollozó—. Me odiaba a mí misma, pero no... No dije una sola queja, porque sabía que me bajaría suavemente. —Ella inhaló, su cuerpo se estremeció mientras lo hacía—. Y no presenté una queja porque no quería que mi familia... No quería que se vieran afectados, también. —Lo entiendo, cariño, lo entiendo —susurró él, deseando poder hacer algo para llevarse lejos su dolor. Ella luchó para volver a hablar. —Me mudé a otra escuela después de eso. Cuando fui a la universidad, pensé que podría empezar de nuevo, pero é-él ya estaba allí. —Violet cerró los ojos—. Así que dejé de ir a la escuela, me quedé en casa y estuve deprimida durante meses hasta que mi hermana, Lilac, me convenció de venir aquí. Pasaron varios minutos antes de Park pudiera superar su furia y hablar con sensatez. —Aún estás dejando mucho fuera, ¿no es así? Esa es la versión sintetizada, ¿no? Violet se sorprendió de lo bien que Park la podía leer. Los labios de él se comprimieron ante su mirada. —Antes de que dejaras la universidad, los chicos trataron de hacerte algo, ¿no? — Ella no tenía que responder. La mirada avergonzada en su cara era suficiente—. Dame sus nombres —dijo él con fuerza—. Dame sus malditos nombres y te juro por Dios que les haré pagar… Ella sacudió la cabeza. —No. No quiero tener nada que ver con ellos de nuevo. Ni siquiera por venganza —dijo rotundamente. La mano de Park se sacudió mientras la levantaba para apartar las lágrimas que se formaban en la esquina de sus ojos.

—Nunca pensé que te diría esto, Violet, pero eres demasiado jodidamente buena. Ella se rió y lloró al mismo tiempo, pero al final, incluso la risa se convirtió en lágrimas. —Me tomó mucho tiempo estar en paz, Park. Durante casi un año, simplemente odiaba. Odiaba mi vida, odiaba a los chicos, odiaba a todos. Él la besó en la frente. —Tienes todo el maldito derecho. Ella soltó otra risita llorosa. —Deberías estar diciéndome que está mal. —Si tuviera la oportunidad, los torturaría a todos y luego te daría el honor de cortarles la cabeza. Violet negó. —Oh, Park. —Lo sorprendió de repente sentándose, y él no pudo reprimir un gemido mientras sus caderas se levantaban arriba y abajo sobre su pene. Ella se agachó, sus pechos rozaron sus labios, y por supuesto él no pudo evitar levantar la cabeza para atrapar un pezón en su boca. —No, Park... —Era una protesta débil. Él chupó más fuerte. —Park... A regañadientes él soltó su pezón. —Quiero que te sientas bien —dijo con fiereza—. Después de lo que pasaste... Ni siquiera entiendo cómo puedes soportar estar con algún chico. —Park hizo una pausa—. Ni siquiera sé por qué pensaste que merecía ser el primero. Ella palideció y se puso rígida al mismo tiempo. —¿T-tú lo sabes? —Oí lo que dijo Schwartz... sobre ser frígida y fue sólo una cuestión de deducción después de eso. —No es porque esté enamorada de ti —dijo Violet rápidamente, no queriendo que Park saltara a conclusiones equivocadas. Casi se rió del genuino pánico en los ojos de Violet. —Lo sé —dijo él suavemente—. Sabría si lo estuvieras. Ella dijo vacilante: —Fue porque eras diferente. Eras... eras tú. No eras como cualquiera de esos tipos y no quería que Andrew ganara. Él ganaría si hubiera seguido amargada. —Se inclinó, y por primera vez tomó la iniciativa de darle un beso.

Eso hizo que Park se estremeciera. Cuando ella levantó sus labios de los de él, sus ojos brillaban con lágrimas. —Sólo tú, Park… sólo tú me haces recordar lo hermoso que era todo antes de él. Park entendía, y fue increíblemente humilde. —Gracias —dijo bruscamente a pesar de que sabía que no había palabra alguna que fuera suficiente para expresar lo mucho que su confianza significaba para él. Ella le sonrió. —Gracias. No hubo necesidad de palabras después de eso, sus cuerpos se pusieron en movimiento y expresaron el resto de lo que tenían que decir. Pronto, sus suaves y prolongados gemidos se mezclaron a la perfección con los gruñidos guturales de él, la piel de ambos estaba brillante de sudor mientras sus movimientos se volvían más urgentes y frenéticos, Violet echó la cabeza hacia atrás, haciendo que la punta de su largo cabello rozara los muslos de él, mientras ella se corría diciendo su nombre. Era una foto que Violet atesoraría para siempre, y la belleza de eso empujó a Park más allá del borde, haciendo que agarrara sus caderas mientras se corría dentro de ella, y sus caderas se movían sin parar mientras él disparaba su semen dentro de ella. Y cuando terminó, se sintió totalmente natural tenerla doblada en sus brazos, Park la vio mientras sus ojos se cerraban y una sonrisa somnolienta aparecía en sus labios. —Buenas noches, Park —murmuró ella sin abrir los ojos. Park se relajó. Por un momento, había temido que las cosas entre ellos cambiaran. Pero no lo habían hecho. Ella aún no lo amaba, y él no la amaba, pero eso estaba bien. Eran amigos. Eran amigos que se preocupaban el uno por el otro y que follaban, pero eso estaba bien. Era suficiente.

Once Traducido por Jesica Corregido por xx.MaJo.xx

V

iolet fue la primera en despertar. Las mañanas en Osaka eran siempre frías, pero por un momento, se preguntó por qué no hacía frío en absoluto. Y entonces se dio cuenta de que había fuertes brazos envueltos alrededor de ella. Volvió un poco la cara. Park. Parecía muy tranquilo. Todavía hermoso, pero parecía más joven mientras dormía, un lado más suave de él que incluso Violet rara vez vislumbraba. No había ni rastro de la espantosa mueca que solía llevar, la que le gusta referirse como su rostro ogro. Violet miró a Park, pero otra cara lentamente se antepuso sobre las características de Park. Andrew. Su piel se erizó con el odio a sí misma ante el mero pensamiento de él, y la vergüenza la envolvió cuando recordó el hecho de que ahora Park sabía todo lo que sucedió en su pasado. ¿De verdad no le importaba que prácticamente tuviera relaciones sexuales con diez hombres? —Violet. Empezó dormido Park con voz rasposa, sin darse cuenta de que había despertado también. —Estás llorando —dijo las palabras casi acusadoramente. —No lo estoy —mintió bruscamente, sus mejillas ruborizadas. Odiaba el hecho de que Park estaba viendo rápidamente sus peores momentos. ¡Violet York era una llorona cuando se adaptaba, y no porque era un lío emocional! Park guardó silencio por un momento, y eso la hacía preocuparse. Y luego dijo: —¿Quieres hablar de ello? Lo miró boquiabierta. Frunció el ceño.

—No esperes a que cambie de opinión. Sabes que yo no soy el tipo sensible y podría irritarme… Su discurso duro hizo reír a Violet. —No, gracias, idiota. Esa fue la peor oferta de confort que he escuchado. La respiración de Park se alivió. Ver a Violet triste lo hizo enojar y ver su sonrisa iluminó su día. Mucho, tuvo que admitirse ante sí mismo. Pero más allá de eso, Park no tenía planes de psicoanalizar. —Deja de pensar en ese pedazo de mierda. No vale la pena un segundo de tu tiempo. —No lo puedo evitar… —No pudo hablar, el resto de sus palabras fueron absorbidas por su beso. Cuando se apartó, Violet lo miró aturdido. —¿Qué decías? —Sonrió Park. —Gorila rubio arrogante. Park se limitó a reír porque Violet había dicho las palabras tan débilmente que era obvio que aún estaba conmocionada por su beso. Le encantaba la forma en que la afectaba, y su polla había vuelto a la vida, con ganas de otra ronda de poseer su cuerpo dulce. —Te diré algo —dijo galantemente—. Voy a hacer que te olvides de él con nuestros "coqueteos inofensivos". Rodó los ojos, diciendo secamente. —¿Se supone que debo estar agradecida? Se siente como si estuvieras usando esto como una manera de disfrutar del raro y envidiable privilegio de ser capaz de hacerle el amor, a la chica más hermosa en la escuela. Park resopló. —Si eso es lo que yo quisiera, le habría pedido a Ayumi Sayo… Violet riendo agarró una almohada y lo golpeó con ella en la cara. —¡Imbécil! Park se encogió de hombros. —Violet, eres mi amiga, lo admito libremente ahora, pero es más bella que tú. Violet hizo una mueca porque era verdad, y por supuesto Park sería el tipo para decírselo en su cara, incluso cuando aún estaba dentro de ella. Estúpido Yeti asiático. Olfateó. —Es sólo porque ella es más alta y tiene los senos más grandes que yo.

—Oh, es más que eso —aseguró Park—. También es más inteligente, más refinada y… —Esta vez, fueron sus palabras, que se cortaron por un beso. Cuando se alejó, se levantó, a horcajadas sobre él, sin darle la oportunidad de hablar cuando empezó a montarlo. —A la mierda. —Se quejó, despertando más allá de la creencia en el modo experto en que lo montó. —¿Qué decías? —preguntó con su voz más dulce cuando dejó de moverse. Gimió. —No pares, joder. Le acarició la mejilla. —Pero me siento como si no te estuviera complaciendo en todo... Quiero decir, yo no soy la chica más guapa de la escuela y… —Eres la chica más hermosa del mundo. —¿Estás seguuuuuuro? Trató de levantar sus caderas, pero se apartó, casi hasta el punto de liberar su pene y Park gimió. —Sí, maldita sea —diría cualquier cosa para que lo montara tan bien de nuevo. Se dejó caer en él, tomando su polla tan profundamente que Park juró que podía ver las estrellas. Y entonces se inclinó hacia abajo, susurrándole al oído: —Ahora, voy a cogerte. Y Park sólo podía gemir, esperando que sobreviviera cuando Violet comenzó a moverse para mantener su promesa.

Los días pasaron volando y Violet se sorprendió un poco al darse cuenta de que otro mes había terminado. Ella y Park se habían acercado mucho más desde su pequeña ruptura. Así fue como prefirió llamarlo, a pesar de que tuvo que fingir que no veía a Park rodando los ojos cada vez que utilizaba esas palabras. Podría haber jurado que también murmuró "Fue malditamente lo contrario" en voz baja, pero decidió no pensar en ello demasiado. ¡Hombres! ¡Pueden ser tan molestos con los detalles! Ella y Park habían llegado más cerca, también, increíblemente así, como si, al admitir que necesitaba a Park para seguir adelante y conseguir más allá de lo que Andrew les dio a ambos, la libertad de ser más abiertos con los demás. La

sensación era aterradora y emocionante, pero también era algo que sólo podía guardárselo para sí sola. Hoy fue otro período libre, con el profesor de Violet llamado a aceptar una llamada urgente. Park, sentado dos sillas detrás, estaba con su clase y actuando como si no tuviera ni idea de todas las chicas, pero Violet estaba mirando. Su arrogancia verdaderamente no conocía límites, pensó, dividida entre la exasperación y diversión. —¿Violet? Parpadeó, dándose cuenta de que Hiroshi le había estado hablando todo el tiempo que estuvo pensando en la forma en que Park seguía tratando de asustar a todas las chicas con su perpetuo ceño. —Lo siento, estaba pensando acerca de nuestra misión —mintió, para no herir sus sentimientos, porque Hiroshi era realmente una de las personas más agradables que jamás había conocido. Hiroshi se apresuró a decir: —¿Qué tal un día de estudio para que te pueda ayudar con esto? —Ah... no... yo... —Maldita sea. Hiroshi se parecía tanto a un cachorro abandonado que Violet sintió que sería completamente despiadada si la rechazaba por enésima vez. Al oír el intercambio, Park se apiadó, sobre Hiroshi, y arrastro las palabras. —Lo siento, amigo, estamos trabajando horas extras mañana. Aliviada por la coartada que Park le había dado, Violet estaba a punto de ponerse de acuerdo cuando Hiroshi preguntó: —¿Qué pasa después? No me importa quedarme hasta tarde para ayudarte. Se aclaró la garganta. —Yo estoy, umm, muy halagada... y agradecida, pero realmente tengo que hacerlo por mi cuenta. Park me ayuda con mis clases ya... —Se interrumpió, sin saber qué más decir para engañar a Hiroshi suavemente. Park de repente se encontró siendo el objeto de escrutinio del joven. Le devolvió la mirada a Hiroshi inexpresivamente, a pesar de que sentía que le estaba haciendo un favor a Hiroshi. Prácticamente todos los hombres que conoció en la escuela pensaban que Violet era una nena. Por supuesto, todos estaban equivocados. Era una niña mimada, cambiante y exigente, y realmente se compadecían del hombre que un día tendría la mala suerte de ser el novio de Violet.

—¿Ustedes están saliendo? —Hiroshi preguntó abruptamente. —¡No! —Violet no podía sonar más horrorizada, haciendo que Park se sintiera un poco disgustado. Violet continuó con sentimiento. —Nunca saldría con alguien como Park. ¿No sabes que es un ogro total en el interior? —Asintió enfáticamente a sus oyentes fascinados—. Es un cascarrabias absoluto y me gustaría que mi chico fuese dulce, ya sabes. Alguien que haría cualquier cosa por mí… Park interrumpió secamente: —Lo que necesitas es un esclavo, no un novio. Prácticamente toda la clase se echó a reír, una prueba de que todo el mundo había estado escuchando la conversación. Sacó la lengua. Hiroshi preguntó a Park sospechosamente. —¿En serio y sinceramente, me dices que no quieres salir con Violet? —Violet notó la forma en que las otras chicas contuvieron la respiración ante la pregunta, haciéndola querer suspirar. Pobres angelitos, pensó. No sabían que debajo del hermoso exterior de Park vivía un ogro nórdico que era mucho peor que Shrek antes de conocer a Fiona. Park respondió: —Nunca en un millón de años. Si alguna vez salgo, sería con una persona tímida, no una niña mimada que quiere abrirse camino en todo... —Noticia de última hora, muchacho. —Violet lo interrumpió con una sonrisa dulce—. Cuando amas a alguien, debes de hacer todo por esa persona. —Agitó sus pestañas a los chicos a su alrededor—. ¿Correcto, chicos? —Idiotas —murmuró Park entre dientes, irritado, pero al mismo tiempo divertido por la forma en que todos los chicos de la clase de Violet se apresuraron a ponerse de acuerdo con ella. Pero cuando uno de los chicos fue tan entusiasta en su muestra de apoyo que en realidad tomó la mano de Violet, Park salió disparado de su asiento, cada célula de su cuerpo reaccionando negativamente al ver a otro hombre tocando a Violet. —Incluso ofrezco mi vida por ti —dijo con fervor el chico agarrando su mano. —Gracias, amable señor, pero eso es demasiado. —Violet le sopló al chico un beso mientras rápidamente pero con cuidado retiraba su mano, esperando que nadie se diera cuenta cómo palideció al tacto del muchacho. Incluso ahora, todavía no

estaba del todo cómoda con tener a nadie tocándola, pero con Park, cuanto más cualquier tipo, parecía gustarle, Violet más cautelosa y aterrorizada se sentía. Su afecto abierto recordaba demasiado de cómo Andrew había sido al principio. Park lentamente se sentó, se relajó con la velocidad con la que Violet se había retirado de contacto del otro hombre. ¿No sabía ese idiota que Violet le pertenecía? La idea lo hizo palidecer. ¿Qué carajo? ¿Acaba de pensar en Violet como suya?

—¡ALTO! —Violet tuvo que gritar la palabra cuando no podía aguantar más, su pecho subiendo y bajando mientras trataba de recuperar el aliento. ¡Por la forma en que Park caminaba, era como si estuvieran compitiendo en una maldita maratón! ¿No se daba cuenta el idiota que llevaba sus botas favoritas? ¡Eran adorable a la vista, pero también eran de cinco centímetros de altura! definitivamente no fueron diseñadas para la velocidad de caminar. Park a regañadientes dio la vuelta al oír la voz de la irritación de la mucosa de Violet. —¿Qué? —¿Qué pasa contigo? —exclamó, confundida y furiosa a la vez—. Has estado alejándote de mí desde que salimos de clase. —No es nada —dijo, rompiendo de nuevo. Pisó fuerte con irritación. —¡Es algo! —No es nada. Ahora, vayamos o llegaremos tarde al trabajo —dijo con brusquedad y volvió a caminar de nuevo. Violet corrió a su lado y tiró de su brazo con fuerza, hasta que se vio obligado a detenerse. —Aquí está la cosa, Park. Me gusta discutir contigo, pero sólo cuando sabemos que no es serio, ¿de acuerdo? No me gusta esto, ¿por qué no me dices lo que estás ocultando…? —¿Podrías callarte? Violet apretó los dientes, haciendo todo lo posible para controlar su temperamento a pesar de que se moría de ganas de darle una bofetada.

—No me hagas esto, Park. En serio. Cuando me enojo, me enojo mucho, y no quiero que eso suceda. Si te enloquecí por cualquier razón, solo dímelo directamente… Park sabía que la estaba enfureciendo, pero en este momento no le importaba. Lo único que sabía era que estaba en serios problemas, pensando en Violet de la manera en que lo hacía. —Cállate. Termina. ¿Sabes lo que eso significa? El rostro normalmente expresivo de Violeta se convirtió en hielo. —Sí. ¿Qué tal esto? Vete a la mierda. Terminamos. ¿Sabes lo que eso significa? — Y se alejó. Maldita sea. Park corrió tras ella. —Violet… Un golpe doloroso en la mejilla saludó a su súplica. —Vete. Sorprendido ante la mirada fría en el rostro de Violet, Park la soltó. —Violet… Pero Violet ya había parado un taxi, y con su apariencia, había al instante un coche en la acera y subió sin mirar atrás. Cuando Park llegó al trabajo, Violet ya estaba allí, toda sonrisas y risas con sus compañeros de trabajo. Se acercó y le tocó el hombro. —Violet… Se congelo en el silencio y apartó la mano de Park. Violet le dio la espalda y como si nada hubiera pasado, dijo a Jun-Yee. —¿Qué estabas diciendo de nuevo? Al parecer, cuando Violet dijo que era malo enojarla, lo decía en serio. Park tuvo que soportar que Violet le hablara a todo el mundo menos a él. Violet se rió y coqueteó con Jun-Yee, lo que le hizo apretar los dientes. Susurró a Crayon, haciéndole querer golpear su puño en algo. Pero no lo hizo ya que no tenía que hacer nada de eso. Cuando su jefe llamo a Violet por instrucciones especiales, Park no se sorprendió cuando todo el mundo inmediatamente llego a su alrededor. —¿Qué diablos le hiciste para enojarla de esa manera? —preguntó Gladys. Park no dijo nada. —¿Cómo vas a volver a obtener sus favores? —Midori quería saber.

Park quería entender eso también. —Bueno, yo, por mi parte, estoy tomando ventaja de la desgracia de Park — bromeó Akito—. Voy a pedirle salir… —Vio el resplandor mortal de Park y dijo con voz débil—, luego voy a invitar a Park y pueden salir juntos y hacer las paces. — Terminó sus palabras con una nota amarga, haciendo reír a todos.

El temperamento de Violet se había enfriado lo suficiente en el momento en que registraban la salida del trabajo. Lila siempre le había dicho que tenía un temperamento volcánico, eruptivo y luego hibernaba hasta la próxima explosión. Cuando Violet salió, estaba medio sorprendida de ver a Park esperándola. —Hey. Levantó una ceja. —Yo... lo siento. —Las palabras sonaban como si hubieran sido arrancadas de él. Violet quería sonreír, pero no lo hizo. No lo dejaría librarse de esto a la ligera. Cuando ella siguió mirándolo, Park exhalo y dijo: —Tuve un pequeño problema, pero tengo todo resuelto ahora. Lo siento si me desquite contigo. —¿Qué fue eso? —Ya está… —Lo repito, ¿de qué se trataba? —Se cruzó de brazos—. ¿Tenía algo que ver conmigo? —Sí —reconoció a regañadientes. Violet se quedó inmóvil mientras sus peores temores la atacaron. —Park. —Intentó mantener la voz calmada a pesar de que tenía una necesidad terrible de romperse—. ¿Es porque has pensado en lo que me pasó y tú…? —¡No! ¡Joder, no! —Park no podía creer que hubiera hecho pensar a Violet eso, y quería vencerse a sí mismo por ella—. Nunca te voy a culpar por eso, nunca me avergonzaré de ti por eso —dijo con fiereza—. Y tú sabes que soy demasiado idiota como para mentir sólo para no herir los sentimientos de una persona, por lo que créeme cuando te lo digo. Su alivio fue tan fuerte que todo su cuerpo temblaba. Violet le preguntó lentamente. —Entonces... ¿qué te preocupa?

Park dijo a regañadientes. —Si te digo la verdad, va a cambiar las cosas. Casi se echó atrás, pero se estabilizó. Nunca había sido una cobarde y no quería empezar ahora. —Deja de darle vueltas al asunto. —Esta mañana, cuando la gente nos estaba tomando el pelo, y soplaste un beso al pequeño chico… —Su nombre es Tom —dijo secamente. —Sí, como carajo se llame. El tono desdeñoso de Park la tentó a sonreír y lo habría hecho si no se sintiera repentinamente nerviosa. Cuando no dijo nada, lo que le provocó un poco de miedo. —¿Y? —No soporto ver a otro hombre tocarte, Violet. —La voz de Park fue dura. Violet no podía respirar. —¿Por qué? —Porque yo estaba pensando en ti como si fueras mía.

Doce Traducido por Jesica Corregido por Nayelii

—T

ienes razón. No deberíamos haber hablado de esto. —Ella estaba en un sueño. Park pensó que le pertenecía. ¿Debería empezar a huir ahora? —Te lo dije —resopló Park. Ella lo miró. —Deja de fruncir el ceño. Park negó con la cabeza. —¿Qué diablos vamos a hacer ahora? —Tranquilo y déjame pensar —le espetó. —Uno nunca piensa —dijo Park en serio. —Cállate —dijo sin calor. —Está bien —dijo, pero él le agarró la mano y caminaron de vuelta a casa en silencio. ¿Realmente pensaba que era suya? Violet no podía creer lo que había estado pensando Park. —¿Estás enamorado de mí? —espetó. —¡Dios, no! Ella lo miró. —No tienes que sonar tan disgustado. Y porque estaba receloso de hacerla enojar más, Park dijo a toda prisa: —No es eso. Es porque no me gusta enamorarme en primer lugar. Sabes que... —¿Por qué no te gusta de enamorarte? —preguntó—. Dejé que supieras sobre Andrew —le recordó. Él asintió con la cabeza. —Muy bien. Ella esperó.

Alrededor de tres minutos pasaron antes de que Park encontrara las palabras adecuadas para decir. —Yo era muy joven cuando ocurrió. La conocí cuando tenía dieciséis años y me enamoró al instante. La invité a salir, ella dijo que sí, y más tarde, cuando le dije que la amaba, dijo que me amaba también. Era un año mayor que yo y fue a la universidad por primera vez. Sólo había pasado un mes desde que se había ido cuando recibí una llamada suya. Violet casi le dijo que lo dejara porque sentía como si supiera lo que iba a decir. —Ella dijo que no nos ajustábamos más. Al igual que eso, me dijo que había caído jodidamente enamorada. Recordaba el día claramente como si sólo hubiera pasado hace una hora. Había estado emocionado entonces, pensando que Vanessa tenía decidido darme una sorpresa con una visita. Bueno, había sido una maldita sorpresa, sobre todo por lo aburrida que sonaba cuando rompió conmigo. Park tenía la sensación de que ese momento iba a vivir para siempre con él, dejando una cicatriz de una manera que nunca se curaría. Park se volvió a Violet, sus labios retorciéndose en el cinismo y amargura. —Estuve deprimido durante meses. No podía entender cómo podía romper conmigo así como así. ¿Había caído jodidamente enamorada? ¿Qué demonios significaba eso? ¿Habíamos estado saliendo durante casi dos años y luego sin más, después de un mes de la separación se había jodidamente enamorado? Le dolía el corazón por él. —Lo siento mucho, Park. —No es nada. Quiero decir, después de que me enteré de lo que esa puta mierda te hizo, lo que me pasó es nada… Ella negó con la cabeza. —Un corazón roto es un corazón, Park. Duele, no importa la razón. —Ella le apretó la mano. Sonrió sin humor. —Bueno, eso es todo. Simple, ¿no? —Por lo general, las razones más simples nos hacen llorar más. Park le dirigió una mirada burlona de shock. —¿Cuándo te volviste tan inteligente? —Sólo un destello de brillantez, —bromeó—. Pero ahora soy una rubia tonta descerebrada de nuevo. Él frunció el ceño.

—Nunca has sido eso, Violet, y no quiero hagas referencia a ti misma así otra vez. Cuando llegaron a la calle que conduce a su dormitorio, Violet se aventuró: —¿Es porque tienes miedo de ser herido que no quieres enamorarte de nuevo? Se veía tan seriamente preocupada por él que Park fue tentado a darle un beso a su ceño. Pero hablar del pasado lo había hecho sentir volátil, y no confiaba en sí mismo con ella de esta manera. —¿Cómo te puedo explicar esto? Yo la amaba y ella me amaba... al principio. Pero después de lo que hizo, también me di cuenta de que el amor no es suficiente. Tampoco es construido para durar. Tarde o temprano, te harán daño. Así que, ¿por qué debería correr el riesgo? —Pero Park... —Violet miró inquisitivamente—. ¿De verdad crees que es inteligente dejar que el pasado te impida enamorarte otra vez? ¿Está realmente bien estar solo para siempre? —No estoy diciendo que no a una relación —le dijo de manera uniforme—. Sólo estoy diciendo “no” a las ilusiones y engaños, de amor. —Al igual que el amor sin las palabras. —O el compañerismo y sin pretensiones. Ella asintió con la cabeza. —Lo tengo ahora. —Ellos estaban de vuelta dentro de su dormitorio y se puso de puntillas para besar a Park en la mejilla—. Buenas noches, Park. No la llamó para quedarse con él en su habitación, y Violet no esperaba que lo hiciera. Ella no quería porque lo entendía ahora, y le dio mucho que pensar. Lo que había descrito Park, una relación menos palabras de amor, era también exactamente lo que Violet tenía con él. Ella estaba enamorada de Park. Todo el tiempo, lo había amado, sin decir las palabras o sin siquiera darse cuenta. ¿Sería lo mismo para él? ¿Acaso no sabía Park que estaba enamorado de ella? ¿Y si lo hacía, jamás lo admitiría? Cuando se despertó al día siguiente, sabía que todo iba a ser diferente. Hoy día no es sólo un nuevo capítulo a partir de su vida. Era prácticamente un libro nuevo, uno que prometía tan increíbles cambios que Violet no podía dejar de sentir miedo. Ella estaba enamorada de Park. Violet estaba tan segura de ello como que estaba segura de que Park estaba tan enamorado de ella, sin ni siquiera ser consciente de ello, también. Quería reír y llorar al mismo tiempo. ¿Qué locura es eso?

Un vistazo a su reloj le dijo que sólo eran las nueve de la mañana. No había clases programadas hoy para cualquiera de ellos, y Violet se sentía un poco mareada, pensando en lo que podían hacer juntos antes del trabajo. Cogió su ropa, zapatos y bolsa, cerrando la puerta detrás de ella antes de salir corriendo a la habitación de Park. Ella golpeó su puño contra la puerta. A Park le tomó cerca de un minuto para abrir la puerta. Una vez más, estaba con el torso desnudo y llevaba el par más sexy de calzoncillos negros. Su cabello estaba despeinado y él estaba mirando y entrecerrando los ojos por el aturdimiento en ella al mismo tiempo. Oh Dios, pero ella amaba a este tipo. —¿Qué diablos estás haciendo aquí tan temprano? —gruñó. Pero soñoliento como estaba, su mente no podía dejar de registrar la forma deliciosa en que se veía, en su camisola... los ojos de Park se abrieron. ¿Qué demonios estaba pensando, porque llevaba algo así en público? —¡Hey! —Violet exclamó con sorpresa y asombro cuando Park de repente tiró de ella dentro y cerró la puerta detrás de ella—. ¿Qué? —¿Por qué demonios no te cambias primero antes de venir aquí? Ella miró a sí misma en la confusión. —Pero yo siempre… Él apretó los dientes. —Ahora es diferente. ¿No acabamos de hablar de esto anoche? Sus ojos se abrieron. —¿Lo hicimos? —Eres mía. Así que hasta que ponga un jodido sentido, no vas a hacer nada que me llevaría a una pelea. Porque voy a matar a cualquiera que siquiera te mira el puto mal. —La mirada de Park fue en serio, ya que encontró la de ella—. ¿Entiendes? Violet consiguió asentir. Ella lo entendía, totalmente lo hizo, y se preguntó Violet aún más vertiginosamente el tiempo que tomaría a Park para darse cuenta de que ese tipo de pensamientos eran sólo algo que un hombre enamorado podría tener. Tratando de ignorar la forma en que su cuerpo estaba reaccionando a su forma casi desnuda, preguntó a Violet con un gruñido: —¿Qué te hizo venir corriendo por aquí? Estaba tan emocionada de ver que me olvidé de cambiarme.

Violet casi resopló para sí misma. Nah. Park la tiraría sacándola de la habitación si ella dijera eso, aunque era la verdad. Sobre todo si se trataba de la verdad. Al final, decidió que sólo sería descarada. —No estoy en mi ropa interior —dijo alegremente con un encogimiento de hombros. —Apenas —le gritó, todavía con el ceño fruncido—. No vuelvas a hacer eso, Violet. Ella levantó una ceja. —¿O qué? —Te mataré —dijo con seriedad. Ella sonrió. —¿Esas palabras significan que estás pensando en la línea de mina de Violet? — bromeó. Calor quemaba sus pómulos. —¿Sabes qué? Podrías ir saliendo desnuda para lo que me importa. Pero su rígida espalda dijo lo contrario y Violet lo encontró demasiado lindo como para oponerse a ello. Ella realmente amaba a este hombre, y él realmente la amaba. —¿Park? Esa fue la única advertencia que tuvo. Se lanzó en sus brazos, lo que le obligó a caer, por suerte o como estaba previsto, en la cama. Los besos de Violet le impedían moverse. Los brazos de Park fueron automáticamente alrededor de Violet. Pero él estaba preguntando: —¿Qué estás, MMPH… —Lengua de Violet le tocó, eficazmente callándolo. Pasaron unos segundos, una eternidad. Park sentía que algo estaba mal. Algo no estaba bien porque las cosas, bueno, se sentían demasiado bien. Encontró el esfuerzo de alejarse. —¿Qué te pasa? —le preguntó con voz ronca, manteniendo estrictamente la mirada en el rostro de Violet porque su camisola había descendido alarmantemente bajo. El amor se ha metido en mí. Te quiero mucho y sé que me amas, también. Pero, por supuesto, Violet era lo suficientemente inteligente como para mantener esas palabras para ella. Habría un momento adecuado para ellas, pero no ahora, no cuando era tan evidente que Park aún estaba afectado por su pasado. Con un

suspiro, se dejó caer de espaldas a él, con las piernas en movimiento sin descanso contra sus duras piernas desnudas mientras profundizaba el beso que compartieron. ¡Oh, esas novelas románticas que a Lila le encantaba leer eran buenas! Los besos entre dos personas que se encontraban enamorados eran realmente mucho más hermosos. Y eran de una manera más caliente, también, si la humedad entre sus piernas era una indicación. Ella suspiró, incapaz de evitarlo. Park alejó el sonido. —¿Violet? Trató de no retorcerse bajo la inquisidora mirada de Park, esperando que él no fuera capaz de leer sus emociones en sus ojos. —Err, lo siento. Estaba pensando, umm, algo. —No podía dejar de sonreír mientras le hablaba. Era imposible no hacerlo. Park la liberó del amante del pasado, y fue emocionante. Ella era toda nueva. Gracias a Park, había cortado el último padecimiento restante que Andrew tenía de ella, los recuerdos firmemente empujados de vuelta al pasado donde pertenecían. Park encontró desconcertante la sonrisa de Violet, suficiente para borrar los deseos de su mente mientras él preguntó: —¿Qué te pasa? Violet negó con la cabeza, sonriendo. —Nada. Nada en absoluto. —Estás como loca otra vez y me está volviendo loco —dijo Park. Ella se echó a reír. —Lo sé. Y realmente, ¿qué hay de nuevo? —Es cierto —acordó con amargura. No había nada nuevo sobre Violet que suscite una reacción de él. Maldita sea. Esa fue una mala elección de palabras. Ayer por la noche, había estado decidido a no tener relaciones sexuales con Violet hasta que descubriera la manera de deshacerse de sus sentimientos muy posesivos hacia ella. No se sentía como amor todavía, pero Park sabía que podría llegar si no tenía cuidado. —Vamos a salir —dijo de repente. Él parpadeó. —¿Fuera? —Sí, fuera. —Sus ojos brillaban con la mirada.

Park reprimió un gemido. Incluso algo tan simple como el brillo de sus ojos sólo hizo que su polla se tensara aún más. —Yo no quiero salir. —Él gruñó las palabras, irritado por su incapacidad para controlar los impulsos de su cuerpo. —¡Pero yo quiero! —Ella hizo un mohín con la mirada. —Entonces ve. Yo… —La vio tomar una respiración profunda. Mierda. —Por favor, por favor, por favor, bonito, bonito, por faaaaaaaaaavor… La cabeza de Park dolía. —Sí, maldita sea, está bien —le espetó, deseando decir algo para que Violet se callara. Ella sonrió. —¡Gracias! Permíteme tomar una ducha primero y luego podemos desayunar juntos. Si me invitas, por supuesto. Antes de que pudiera responder Park, Violet ya había saltado de la cama y corrió dentro del baño. Su cuarto de baño. ¡Maldita sea! —Violet —rugió—. Tienes tu propio maldito cuarto de baño. ¿Cuándo mierda vas a usarlo? —Ella siempre le hizo esto, siempre. —¡Cuando condenadamente quiera! —Y el sonido del agua cayendo de la ducha ahogó el resto de su risa. Park se cubrió la cara con una almohada cuando Violet comenzó a cantar en la ducha, con la voz notoriamente desafinada. A pesar de sí mismo, lo hizo sonreír. No podía imaginar otra chica haciendo lo mismo con él. Había pasado una noche sin dormir, preocupado de que lo que él reveló cambiaría las cosas entre ellos. Pero no lo había hecho. Gracias a Dios. Había tenido miedo de que Violet actuara agresiva con él o imaginara que él estaba enamorado de ella. Pero debería haber sabido que Violet era más inteligente que eso. Violet era como él, después de todo. Ambos sabían por experiencia que el amor era sólo para los tontos.

Trece Traducido por Jesica Corregido por Clau

—A

preciemos el amor, —cantaba Violet—. Ta-da-da-da-da. Park soltó un bufido de risa. —¿Qué demonios fue eso? ¿Ta-da-da-da-da?

Violet sonrió. —No me sabía la letra. Park negó con la cabeza. —Entonces canta una canción de la que te sepas la letra. —Pero quiero cantar esta canción —dijo Violet obstinadamente. Park agitó una mano desdeñosa. —Lo que sea. No sé por qué estoy discutiendo contigo sobre algo como esto, de todos modos. Porque te gusta el sonido de mi voz, pensó Violet y se rio para sus adentros. Park le dirigió una mirada suspicaz. —Estás realmente asustándome. Violet hizo una mueca. ¿Por qué tenía que enamorarse de un chico que siempre decía que le ponía los pelos de punta? —¡Hola, Violet! Violet se volteó para ver a dos chicos de su clase y les contestó las sonrisas con una de las suyas. —¡Hola! —Vio la forma en que sus miradas se deslizaron casi de mala gana hacia Park, y Violet supo que era sobre todo debido a la reputación de Park como el hombre más duro y frío en la universidad. Ella, no tan sutilmente, le dio un codazo en el costado, haciéndolo gruñir—. Di hola, Park. —Hola —dijo lo suficientemente obediente, pero el ceño fruncido en su rostro empeoró, por lo que los dos chicos más jóvenes palidecieron y se alejaron de prisa después de decir sus adioses a Violet.

—No deberías darles esperanzas, ya sabes. —Y no lo decía porque estaba celoso, se dijo Park. De hecho, sólo estaba cuidando a esos dos. Simplemente resultarían heridos si pensaban que tenían una oportunidad con Violet. Ella negó con la cabeza. —Pero no les estoy dando esperanzas. Conocen el resultado. Sonaba tan convencida que Park la miró con curiosidad. —¿Por qué dices eso? Ella agitó sus pestañas. —¿Porque todos saben que te tengo a ti? Park le dirigió una mirada que decía claramente "muérete" antes de marcharse lejos. Ella corrió tras él riendo. —¡Park! —Aléjate de mí. Ella se rio más fuerte. —¡Oh, vamos, Park! Con el esfuerzo, un pequeño diablo parecía haber vuelto a nacer dentro de ella, instando a Violet a burlarse de Park sin piedad. —Jun-Yee, te ves mucho más crecido en estos días —aventuró demasiado efusiva, dejando que sus dedos se arrastraran por los ciertamente musculosos brazos de Jun-Yee. Detrás de ellos, Park dejó caer la caja recién entregada de juguetes de peluche en el suelo, el ruido sordo hizo saltar incluso a Violet. Jun-Yee la miró como si estuviera loca. Ella no podía culparlo. Anteriormente, había estado coqueteando con Park escandalosamente y sin embargo allí estaba, ni un minuto más tarde, casi acariciando los brazos de Jun- Yee. Ignorando la mirada de advertencia en los ojos de Jun-Yee, ella agitó sus pestañas hacia él en forma exagerada, sabiendo que no tomaría en serio sus travesuras. —¿Has estado haciendo ejercicios últimamente? Cuando Jun-Yee abrió la boca para hablar, ella vio por la esquina de su ojo a Park tratando de escapar. Inmediatamente corrió a su lado antes de que se fuera. Fingiendo que no había visto la fría mirada en los ojos de Park, Violet le dijo a JunYee por encima de su hombro:

—Si sigues así, tal vez tengas oportunidad de ponerte al día con el hermoso Park aquí. —Trató de pasar los dedos sobre sus tríceps, pero Park se alejó de ella con el ceño fruncido. Violet obstinadamente lo siguió hasta la orilla de la tienda. Dándole un vistazo a Park con los ojos abiertos, dijo: —¡No seas tan susceptible! Sigo pensando que eres el hombre más sexy de por aquí. —Se incorporó en los dedos de sus pies, doblándose hacia él centímetro a centímetro hasta que sus labios casi tocaban los suyos—. Y sin duda eres el único hombre con el que quiero follar —susurró lo suficientemente bajo como para que Park fuera el único que la escuchara. Ella pudo sentir cómo él se tensaba ante sus palabras, y apostaría su vida a que también estaba duro por ella. La puerta del almacén se abrió, con Crayon asomando la cabeza por la puerta. —¡Te llaman, Violet, alguien llamado Lee vino de visita y te busca! Violet se animó. —¡Qué sorpresa! —Se dio la vuelta, dejando a Park sin decir una palabra o siquiera mirar atrás. En realidad no era una sorpresa, dado que ella había inventado alguna excusa para que Lee viniera a visitarla. La necesidad de revisar la forma en que Park reaccionaba a todo esto era difícil de resistir, pero se las arregló para caminar a través de la puerta sin mirar atrás. Violet sabía que estaba jugando con fuego, la forma en que se balanceaba de un lado a otro entre coquetear con Park y provocarlo. Pero no podía evitarlo. Ella quería, no, necesitaba... echarle un vistazo a los verdaderos sentimientos de Park por ella. —Hay algo diferente acerca de Violet —comentó Akito en el momento en que Violet se fue. —¿En serio? —Park trató de sonar desinteresado cuando en realidad, por dentro tenía un hervidero ante la manera indetenible en que Violet y Jun-Yee habían estado coqueteando el uno con el otro. Un rato antes, fue lo único que pudo hacer para no lanzar un golpe al ver las manos de Jun-Yee abarcando brevemente su cintura cuando Violet casi se cae de la escalera, mientras almacenaban los estantes superiores. —Antes tuve la sensación de que ella realmente no quería tener nada que ver con chicos. Park resopló.

—¿No te has dado cuenta de lo coqueta que es? —Y lo había sido aún más, después de confiar en Park cuando él le dijo que se había librado de Schwartz para siempre. —No, en serio —insistió Akito—. Claro, ella coqueteaba y bromeaba, pero todo era un juego para ella. Estaba muy claro que no iba a dejar a nadie estar tan cerca de ella como tú. —Akito se encogió de hombros—. Por otra parte, tú eres diferente. No cuentas, ya que no te interesan las chicas. —Gracias —dijo con sarcasmo, preguntándose si Akito se daba cuenta de cuan gay hacía sonar a Park. El sarcasmo voló sobre la cabeza de Akito. —Pero ahora, algo es diferente. —¿Por qué estamos siquiera hablando de Violet? —exigió Park. Últimamente todo era sobre Violet. ¡Violet, Violet, Violet! Joder, la había tenido hasta en sus sueños y pensaba en ella cuando no estaba con él. Se estaba volviendo repugnante. Akito ignoró sus palabras. —Es como si se hubiera abierto o algo así. Creo que ahora está lista para entrar en una relación. —Akito esbozó una sonrisa—. Alguien va a ser es un tipo con suerte. Un tipo con suerte, en efecto, pensó Park con los dientes apretados. ¿Y ese tipo con suerte podría tener un nombre de mierda como Jun-Yee o Lee? Tal vez si se cambiara su nombre por el de Parkee, también estaría en la carrera. —¿Parkee? —Akito repitió con confusión, haciendo que Park se diera cuenta de que había murmurado su último pensamiento en voz alta. Se ruborizó. —Nada.

Cuando Park les pidió a Crayon y Akito que la acompañaran a casa esa noche y tampoco estuvo allí para acompañarla a la escuela a la mañana siguiente, Violet supo que tenía que hacer serias reparaciones. Pero estaba bastante segura de que podía endulzar su camino de regreso hacia las bondades de Park. Siempre lo hacía, ¿por qué sería diferente hoy?

Fue una pregunta que se esforzó por responder cuando llegó a la escuela y el primero que la saludó fue Park, una preciosa figura alta de pie junto a las puertas, rodeada por un grupo de chicas. La última parte no era realmente sorprendente, era Park, después de todo. Pero lo que hizo que su corazón dejara de latir, y no en el buen sentido, fue el hecho de que Park también permitía que todas las chicas lo adularan cuando normalmente estaría ocupado asustándolas con su ceño fruncido. ¿Qué demonios estaba pasando? El espectáculo había dejado a Violet clavada en el suelo, a unos metros de distancia de las puertas, con la mirada irremediablemente atraída por la visión dolorosamente familiar de Park siendo receptivo, si no respondiendo, a las propuestas de otras chicas. Verlo así hizo que Violet se diera cuenta de lo mucho que había dado por sentadas sus maneras de ogro nórdico. Querido Dios, rezó desesperadamente, si sobrevivo a esto, nunca más me quejaré de que sea un Yeti asiático. Incluso trataría de no enojarse cada vez que gruñera en su camino por la mañana. Oh Dios, ella preferiría en cualquier momento al tonto gorila rubio sobre este... este misterioso seductor desconocido. —Hola, Violet. —Cada chico con el que se cruzó la saludó, sus voces desde tímidas hasta emocionadas. Apenas se fijó en ellos. Todavía no podía dejar de mirar la forma en que este Park tranquilo, misterioso, que no frunce el ceño, estaba atrayendo a las chicas hacia él como las abejas a la miel. La campana de la escuela sonó. Las chicas empezaron a marcharse y Violet estuvo a punto de darle la espalda ella misma cuando vio que una de las pocas chicas que se quedaron al lado de Park le robaba un beso, sus labios aterrizando peligrosamente cerca de la boca de Park. Violet se dio la vuelta y se alejó. Ya había visto suficiente. —Hey, Violet. —Park de repente caminó a su lado—. ¿No me escuchaste llamarte? Ella no dijo nada. —¿Cuál es la prisa? —preguntó Park inocentemente. Violet apretó los dientes. —Nada —le espetó. —Pero pareces enojada —comentó Park. —¡Bueno te diste cuenta, ahora fuera! Vete.

Cuando él hizo exactamente eso, Violet dejó escapar un grito. Fue la única advertencia que tuvo antes de que la banshee que gritaba en sus pesadillas estuviera de vuelta. Violet se lanzó sobre su espalda y comenzó a halarle el cabello con fuerza. —¡Ay! ¡Maldita sea, ya basta! ¡Ouch! —Park finalmente logró sacar a Violet de encima de su espalda. ¡Por Dios! ¿No se daba cuenta de que tenían a toda la escuela mirándolos?—. ¿Qué te pasa? Violet tomó una respiración profunda y luego escupió en español: —¡Te odio! —Sabía que Park no hablaba ni una palabra de español, y fue la única razón por la que se sintió segura dejando al descubierto sus emociones de esta manera. ¡Finalmente, su amor por los idiomas tenía algún uso! Los ojos de Park se estrecharon. Podría no haber entendido lo que Violet había dicho, pero estaba malditamente seguro de que no era agradable. —¿Qué has dicho? —le preguntó amenazadoramente. —¡Te odio, te odio, te odio, porque Te Amo! —respondió ella todavía en español. —¿Así es como quieres jugar? —exigió. Violet levantó la barbilla. —Está bien —dijo él en coreano—. Coqueteas demasiado. Creo que estás obsesionada con la atención de otros chicos, y creo que es patético que lo estés utilizando para llegar a mí. Sí, me siento atraído por ti, pero la verdadera razón por la que te voy a dejar en mi vida es porque puedo follarte cuando quiera. —Gracias —dijo Violet con frialdad y agitó su iPhone en su rostro—. Te dejaré saber lo que tengo que decir en cuanto Jun-Yee traduzca esto para mí. —Había grabado cada palabra. Y ese fue el momento en que Park se dio cuenta de que estaba en serios problemas.

Violet se había saltado sus clases ese día. Sin embargo, él se había dado cuenta demasiado tarde y sabía que las posibilidades de revertir la marea eran casi nulas para el momento en que llegó a su lugar de trabajo, todavía respirando con dificultad después de bajarse del autobús antes de su parada y simplemente haber corrido todo el camino hasta aquí.

Park ensayó lo que iba a decirle a Violet en su mente, pero todos sus planes se derrumbaron al instante cuando vio a Violet y Jun-Yee de pie en una esquina de la tienda. Lo miraron casi simultáneamente, Jun-Yee luciendo desaprobación y vergüenza, mientras que Violet lucía... en blanco. Mierda. Este aspecto era aún peor que ver a Violet descomponiéndose a causa de Schwartz, y se volvió cien veces más agonizante sabiendo que había sido él quien había hecho lucir a Violet de esa manera. —Violet. —Park luchó por parecer tranquilo mientras caminaba velozmente a su lado. —Disculpa —dijo Violet con mucha cortesía antes de alejarse.

Catorce Traducido por Jesica Corregido por maggiih

E

sta noche era el tercer día que Park y Violet no habían ido a trabajar juntos, la tercera noche que no habían ido a casa juntos, y casi el tercer día consecutivo que no habían intercambiado una palabra. ¿Era eso? Si es así, Violet estaba siendo inteligente, ya que era la mejor forma de torturar a Park. Al principio, él había sido más que cauteloso, esperando lo que iba a hacer Violet. Había esperado que ella lo ignore, sí, pero Park estaba esperando el último acto de venganza. La imaginó volviéndolo celosamente enfermizo, que sería doloroso, pero podía soportarlo. Imaginó a Violet humillarlo públicamente, que también era malo, pero de nuevo, estaba dispuesto a soportarlo. Fuera lo que fuera, quería que sucediera, y acabara de una vez con la mayor rapidez posible sólo para poder, finalmente, pedir disculpas y que las cosas volverán a la normalidad. Pero no pasó nada. Y cuando había pasado el cuarto día, Park se dio cuenta de que nada iba a suceder realmente. Para Violet, él estaba bien muerto.

—Violet. —Fue pura casualidad que por fin había conseguido un asimiento de ella, y Park hizo su movimiento, bloqueando su camino por lo que no tendría más remedio que mirarlo. La devoró con la mirada. Se sentía como siglos desde que la había visto por última vez. Podría ser su imaginación, pero Violet parecía aún más hermosa de lo que recordaba.

Estaba vestida con otro de sus trajes muñeca Tokio, sus palabras, no las de él, del tipo que era bastante cutre y de encaje, y la garantía de tener ojos los hombres haciéndolos estallar fuera de lo impresionante que se veía. Park. Era Park agarrando su muñeca. Por una fracción de segundo, la furia y el dolor se apresuraron simultáneamente a su corazón, por lo que Violet no pudo respirar. Pero cuando se volvió hacia él, sus ojos la estaban interrogando. —¿Sí? —Se merecía un maldito Oscar sólo por lograr decir eso sin descomponerse. Era tan hermoso, con el tipo de presencia que tenía todas las niñas a sentarse y tomar nota del momento en que pasaba. Mirando hacia él, Violet aún no podía creer que alguien que parecía tan perfecto podría ocultar una parte tan cruel. Ella era sólo una puta que estaba con él. Incluso Andrew no sólo la quería por el sexo. La mirada en blanco en el rostro de Violet le hizo sentir cansado y estúpido, vergonzoso es así, de repente. —Lo siento—dijo entrecortadamente. —Deberías hacerlo. Pero no había ninguna acusación en su voz, que lo frustra, lo asustó. —No quise decir nada de lo que dije. —Él se pasó una mano por el pelo—. Sólo quería hacerte daño de alguna manera. —Cuando ella seguía sin decir nada, se resignó—. ¿Escuchaste lo que dije? ¿Te dije que lo sentía jodidamente? ¿Y eso se suponía que las cosas volverían a la normalidad entre ellos? A pesar de que fingió parpadear en la confusión, Violet no pudo evitar que la amargura obstruya su voz cuando preguntó: —¿Por qué me estás gritando? Las palabras le hicieron tropezar mentalmente. Ni siquiera se había dado cuenta de que había estado gritando. Apretando su agarre mientras hacía lo posible para no lastimarla, Park repitió secamente: —Lo siento. No era mi intención hacerte daño. Pero lo hiciste, y no hay vuelta atrás. La vieja Violet le hubiera dicho eso a la cara, pero no de esta nueva versión amargamente cuidada de ella. Ella habría perdonado a otros por mucho más de lo que dijo o hizo, pero no a Park, no cuando había confiado tanto en él.

La verdadera razón por la que te voy a dejar en mi vida es porque puedo follarte cuando quiera. Recordando sus palabras ayudaron a Violet a hablar. Con voz suave pero sin emoción, murmuró: —No hay nada que lamentar. En cierto modo, tenías que decirlo. Tenía que darme cuenta de que lo que teníamos no era bueno. Todo lo que Park podía hacer era contemplar a Violet, incapaz de creer lo que acababa de oír. —¡Pero no fue así! Violet se estremeció, no esperaba que estuviera de acuerdo con tanta rapidez. Park maldijo, ella se estremeció de nuevo. —¡Mierda! Yo no quise decir eso. Quise decir... —Él respiró hondo, luchando para mantenerse enfocado en Violet incluso cuando sintió que todo su mundo se estrellaba contra él. Vanessa dejándolo le había hecho vacilar entre la depresión y la ira. Pero esto, se sentía como Violet despidiéndose de Park, y la sola idea de que lo hacía le hizo sentir pánico y no podía respirar. —No quise decirlo así —intentó explicar otra vez, su voz tensa—. Lo que quería decir era que era bueno entre nosotros. —Cuando Violet aún no ha dicho nada, Park no pudo evitar llegar a sacudirla—. ¡Fue bueno, maldita sea! Sí, había sido bueno. Follaba bien. Violet cerró los ojos. —Incluso si lo fuera, sólo que no va a funcionar más —dijo lentamente—, pero no estoy enojada contigo. Lo que dijiste me lastimó, pero era cierto. Me abrió los ojos, y... cambiaste mi vida, y siempre estaré agradecida por ello. Park palideció al oír las palabras de Violet. Tenía la sensación de que se estaba convirtiendo en algo, algo que no podía ver todavía, pero él sabía, lo único que estaba seguro era de que le dolía, incluso dolería más de lo que Violet sintió cuando dijo aquellas malditas estúpidas palabras. Violet extendió la mano para tocarle la mejilla, y él se estremeció. —Sólo tú, Park —susurró—. Sólo tú me hiciste creer en el amor de nuevo por lo que ahora estoy libre de enamorarme una vez más, gracias a ti. Y entonces ella se alejaba, dejando a Park varado en la trampa fría y vacía que había establecido para sí mismo.

Otra semana de silencio pasó entre Park y Violet. Él todavía estaba en estado de shock, y una y otra vez sus últimas palabras jugaban en su mente. Estaba agradecida con él. Él la había liberado para enamorarse de nuevo. Con otro tipo por supuesto. Park quería cortarse el cuello al pensarlo. Quería acostarse en una carretera sangrienta y esperar a que los camiones condujeran por encima de su cuerpo y rompieran sus huesos en pedazos. Tal vez entonces el vacío lastimándolo por dentro se detendría. No había pensado que malditamente la extrañaría tanto. ¿Cómo demonios se las había arreglado para meterse bajo su piel tan profundamente que parecía que tenerla fuera de su vida era tener un pedazo de él arrancado? Desde que había dicho esas palabras, Park fue incapaz de mantenerse a sí mismo de ver a Violet, prácticamente la acechaba desde lejos. Los pequeños cambios que notó no fueron ningún consuelo. En todo caso, le hacían sentirse más desesperado... con más miedo. Violet no estaba coqueteando con cualquier tipo pura y simplemente, no en la escuela, no en el trabajo, no en cualquier lugar. Hubiera sido mejor si ella lo hubiera hecho. Al menos, eso significaría que todavía se preocupaba lo suficiente como para poner a Park celoso. Pero Violet no estaba coqueteando, lo que significaba que no se preocupaba por él nunca más, y eso era lo que le estaba matando. Ella era mucho más sutil en estos días, como si quisiera asegurarse de que nada de lo que hizo siquiera tentara a pensar que estaba tratando de llamar su atención. Esos pequeños cambios se destacaron en su visión como manchas rojas de sangre que le recordaban lo que había arrojado estúpidamente lejos. Las sonrisas de Violet aparecían más a menudo ahora, y dejó a otros hombres acercase más, también. A veces, ella dejaría a un tipo sostener su mano, sólo un poco más de lo que debería ser. Otras veces, en realidad llegaba a rozar sus dedos en los brazos de otro hombre, por lo que rápidamente Park podría haber dicho a sí mismo que sólo había imaginado. Y hoy no fue diferente.

Park había tomado una ruta diferente a la casa, y casi miró dos veces cuando se dio cuenta de que estaba mirando a través de la calle a Violet, sus movimientos furtivos como si se estuviera escondiendo de alguien. Cuando Lee, ese puto idiota ojo verde que era todo lo que Park no era: agradable, caballeroso, y con una maldita sonrisa siempre en los labios, le tomó la mano antes de que comenzaran a caminar juntos, Park se dio cuenta enfermizamente que Violet se estaba escondiendo de él. Ella se estaba riendo. Su rostro era tan despreocupado. Lee estaba probablemente a mitad del camino para enamorarse de Violet ya. Park los seguía sin pensar, incapaz de apartar la mirada de Violet. Era tan hermosa que sufría por ella, mintiéndose soñando con ella. Frunció el ceño cuando se detuvieron frente a un bar karaoke, de pie allí como si estuvieran esperando. Park exploraba el entorno y maldijo cuando se dio cuenta de lo que estaba ocurriendo en el interior del bar. Un puto goukon, una cita de grupo organizada exclusivamente para enganchar parejas. Violet realmente estaba buscando un novio. Y allí estaba él, de pie aquí, permitiendo que lo que alguna vez fuera suyo fuera de otra persona.

Violet no tuvo que fingir un grito sobresaltado cuando alguien de repente retiró su mano de Lee por detrás. Se dio la vuelta, tensándose al ver el tic en la furiosa mandíbula de Park, los ojos brillantes mientras miraba a Lee. Ella había sabido, siempre se había dado cuenta cuando Park la había estado siguiendo todo este tiempo. ¿Había pensado que no lo haría? Ella era Violet York, y a pesar de lo que pasó con Andrew, no se olvidó de las una o dos cosas que había aprendido acerca de los niños gracias a su extensa historia que data. Pero lo que no había contado era con Park haciendo un movimiento tan rápido, era repentino. —Gomen —Significa "lo siento" en japonés, pero normalmente su acento hermoso estaba todo jodido, que sonaba como una mezcla de alemán y coreano en este momento. —Voy a llevármela ahora. —Park dijo las palabras como si se tratara de una declaración y una amenaza o ambas, su gran cuerpo duro vibrante de rabia y la

tensión reprimida. Parecía que estaba esperando a que Lee le diera una razón para romperse. Lee no parecía preocupado en absoluto. Echó un vistazo a Violet. —¿Qué quieres Violet? —No quiero… El puño de Park conecto con la cara de Lee en un golpe sólido, haciendo que el otro hombre se caiga al suelo. Violet gritó. Esto no era parte del plan. Sólo había estado a punto de decir que no quería problemas, pero Park debe haberla malinterpretado. —¡Park, no! —Violet se apresuró a detenerlo cuando él comenzó con Lee de nuevo, que acababa de recogerlo fuera de la tierra—. ¡No le hagas daño! Las palabras tuvieron el efecto contrario en Park, quien lanzó una mirada de absoluto desprecio a Lee antes de empezar a hacer palanca con las manos lejos de su brazo. Violet entró en pánico. —¡Detente, por favor! ¡Deja a Lee solo y me voy contigo! ¡Vamos a hablar! Park miró lentamente a ella. Rabia todavía ardía en sus ojos, los celos y la posesividad mezclados con esperanza haciendo que Violet esperara cosas que no se atrevía. ¿Lo entiende ahora? ¿Entendía ahora lo mucho que significaba para él? —Vamos a hablar ahora —dijo Park con voz acerada, desafiándola con la mirada a rechazarlo. Ella podía permitirse ser mansa ahora que tenía lo que quería. —Sí —dijo con voz temblorosa. Se volvió hacia Lee—. Lo siento… Fue todo lo que Violet pudo decir antes de que Park la hubiera arrastrado lejos. Sólo se detuvo cuando llegaron a un parque cercano y tiró de ella para que se sentara en un banco vacío junto a él. Esta parte del parque estaba tranquila y sin las multitudes ruidosas habituales. Sólo los gorjeos de los pájaros y el susurro ocasional de hojas en el suelo pincharon el silencio entre ellos. —Lo siento. —La voz de Park era hueca cuando hablaba—. No quise decir lo que dije en aquel entonces. Sólo lo dije porque quería que las cosas se sintieran menos... —Él dejó escapar un suspiro de frustración—. Decirlo me hizo sentir como si estuviera en control y que lo que teníamos sería menos importante que lo que realmente significaba para mí. Ella contuvo la respiración.

—¿Por qué? ¿Por qué quieres socavar lo que tenemos? Park se enderezó y la miró con los ojos llenos de ira y frustración. —¡Debido a que era más seguro! Su corazón se disparó, pero aun así intentó mantener la voz firme cuando preguntó: —Si no quisiste decir lo que dijiste, ¿qué realmente querías decir entonces? ¿Cuál era la verdad que era tan difícil de aceptar? Park sacudió la cabeza con furia. —¿No sería suficiente que me tienes de rodillas? Voy a gritar lo siento a toda la uni si eso es lo que se necesita… —¡Quiero saber la verdad! —¡Estaba celoso! —Park explotó, las palabras silbando de su boca—. ¿Estás satisfecha? He sentido celos por un largo tiempo y cuando seguiste hablando en español, me hizo pensar estúpidamente que era posible que me dijeras que te gustaba otra persona y yo sólo quería devolver el golpe. Violet le daba vueltas a lo que acababa de revelar Park. —¿Por qué estás celoso? ¿Por qué crees que soy tuya? —¡Eso y algo más, algo que no puedo explicar! Dios sabe que no estoy enamorado de ti, y cuando lo haga, sé que no será una chica como tú… —¿Se supone que me hagas sentir bien? —Violet arrastró las palabras. Pero Park la ignoró, continuando: —Pero yo no sé por qué, en realidad estoy celoso. No coqueteas. Pero todavía me pongo celoso, incluso si echas un vistazo a otro hombre. Me siento muy honrado de que soy el único que conoce tu cuerpo por dentro y por fuera, pero no puedo entender por qué me dejaste ser tu primero. —De pronto ahuecó su cara—. Y lo peor de todo, estoy jodidamente aterrorizado que de alguna manera, todo esto, todo lo que ha pasado entre nosotros es sólo un juego para ti y que todo el tiempo has estado jugando conmigo. Ella no dijo nada, sólo siguió mirándolo con los ojos llenos de lágrimas. Park sintió que su mundo se cerraba alrededor de él, y la única manera de salvarse era que Violet le ayude. Lo había dicho. Por fin había admitido sus peores temores a Violet, y ahora Park tenía que saber si esos temores eran justificados o no. —¿Lo estás, Violet? —preguntó secamente.

Todavía estaba demasiado aturdida por la cantidad de información que le había dado para contestar, dejándola incapaz de dar sentido inmediato de lo que estaba preguntando. —¿Qué? —susurró. Obligó a las palabras a salir. —¿Estás jugando conmigo? Violet sabía, oh, ella lo sabía, sabía lo difícil que era para Park hacer eso. —Lo estoy. El corazón de Park se astilló. Ella estaba a punto de tomarlo de nuevo, incapaz de soportar la palidez en el rostro de Park, cuando de pronto dijo con voz apagada. —Está bien. Puedo jugar el juego, si es lo que quieres. ¿Volverás a mí ahora, Violet? Y fue entonces cuando se dio cuenta de la verdad. Park realmente estaba enamorado de ella, también. Él era demasiado estúpido y ciego para darse cuenta de ello todavía. Los ojos de Violet se llenaron de lágrimas. Tomate las cosas con calma y fácil, se dijo. Si le dejas saber qué piensas que él está enamorado de ti, él va a negarlo a muerte y volveremos al punto de partida. Tragando sus propias palabras de amor de nuevo, levantó lentamente sus manos e hizo un símbolo de la paz con los dedos. —Yo no quise decir eso. ¿No estoy jugando contigo y estoy bromeando? ¡Yo... oooooooouuuuuuuuuch! —Violet se apartó apresuradamente, sus oídos zumbaban de dolor—. ¡Eso duele! —¿Tú estabas bromeando? —rugió. Violet tomó eso como su señal para huir de Park antes de que pudiera hacerle pagar. —¡Lo siento! —gritó por encima del hombro mientras corrió tan rápido como sus piernas temblorosas pudieran llevarla. —¡Bromeando! ¿Estabas jodidamente bromeando? —Violet era una corredora rápida, pero no era rival para las fuertes largas zancadas de Park y la cogió en brazos justo antes de llegar a su lugar de trabajo. Cuando vio el ceño fruncido en el rostro de Park, la visión aterradora tenía balbuceando a Violet. —¿Lo siento, lo siento, así que por favor no te enojes más? —Violet contuvo el aliento.

Y luego hizo otra cosa inesperada. Park, el Sr. Cool, el Sr. Indiferente, Sr. Estoy mejor desconectado de las chicas, la besó delante de todos, con una mano agarrando el pelo para volver la cara hacia arriba mientras sus labios se estrellaron en los de ella. Ella dejó escapar un suspiro de choque contra sus labios, pero él no la soltó. Amo a este tipo, Violet pensó justo antes de entregarse por completo a su beso.

Quince Traducido por Jesica Corregido por Nayelii

—E

stoy muy emocionada. —Violet le confió a Gladys y Midori. Era una hermosa tarde de sábado, y todos fueron rumbo a la universidad para celebrar el Día de la Cultura. Park y los chicos estaban caminando detrás de ellas, riéndose por algo que Crayon estaba hablando. Sólo de pensarlo le hizo a Violet robar una mirada a Park detrás de ella, como una adicción a la que no podía evitar sucumbir a cada pocos segundos. Sus ojos se encontraron, y una pequeña sonrisa apareció en los labios de Park. Ella giró la cabeza hacia atrás, ruborizándose al ser atrapada mirándolo. —¿Es esta la primera vez que experimentas la Fiesta de la Cultura, también? — Midori estaba preguntando. —Umm... sí. —Luchó por parecer normal, a pesar de que ella podía sentir la mirada de Park en ella. ¡Mierda! Seguramente no era su imaginación que era él… Violet miró hacia atrás. Park hablaba, pero su intensa mirada se centró por completo en ella, con los ojos ardiendo mientras acariciaba su cuerpo desde lejos. —¿Violet? Rápidamente se dio la vuelta. —Eh, ¿sí? —Las chicas se rieron, haciéndola parpadear en la confusión—. ¿Qué me he perdido? —Se trata de una cuestión de "quién", en realidad, —respondió Gladis con picardía—. ¿A quién echas de menos en este momento? —Ella inclinó la cabeza hacia atrás significativamente, y las otras chicas se rieron de nuevo. —No sé de qué estás hablando —dijo Violet con altivez y cambió rápidamente de tema—. El uso de un kimono se siente tan increíble. —Dejó a sus dedos a la deriva sobre la textura sedosa del vestido de traje tradicional japonés que llevaba, aún más que un poco impresionada por el hecho de que ella tenía algo tan hermoso.

—No puedo creer que consiguiera que los chicos los usaran también —confesó Midori. —Bueno, por supuesto que tienen que usar un kimono también —exclamó Violet. —Es un maldito festival de la cultura… ¿cómo no usar uno para este tipo de ocasión? Todos los chicos habían sido rápidos a ceder a sus sonrisas, en realidad, y sólo fue Park el que tuvo más problemas con eso. Como último recurso, Violet había amenazado con darle un beso todo el tiempo y ahogarlo con vergonzosas PDAs sólo para que estuviera de acuerdo. Ella hizo una mueca ante el recuerdo. No era en absoluto agradable saber que Park estaba tan incómodo con tener que besarlo en público. ¡Idiota! ¿Debería haber sabido que el Park dulce y tierno que había pedido su perdón hace una semana era sólo una fase? —¡Y conseguiste que se tiñera el pelo, también! —decía Gladys, sonaba muy impresionada cuando dijo las palabras. Ella no era la única. Violet lo había dicho como una broma cuando habían "regresado" juntos, como una especie de castigo por lo que había hecho. Pero ella no había pensado que iría a través de él hasta que vio a un Park de cabello oscuro aparecer fuera de su puerta la mañana siguiente. —Tan malo, ¿eh? —Park había roto finalmente el silencio entre ellos cuando lo único que podía hacer en aquel momento fue mirarlo con la boca abierta a sus cabellos oscuros. Ella había negado con la cabeza. —Es... es... —Fue la primera vez que Violet había perdido las palabras. Pero todo el tiempo, su mente seguía repitiendo una sola línea… ¿Cómo podría Park no darse cuenta que sólo un hombre enamorado iba a hacer algo tan drástico? Un suspiro escapó de Violet mientras se ponía a sí misma fuera de sus recuerdos. Ella realmente tenía su trabajo cortado con Park. —¡Estamos aquí! —De repente Crayon animó desde atrás y corrió por delante de ellos. Violet miró, sorprendida ante las palabras de Crayon. Sus ojos se abrieron de emoción cuando se dio cuenta de que en realidad habían llegado a la universidad, sus motivos ya abrumados con la gente. El sol brillaba en el cielo, pero el aire era perfectamente fresco, el mejor tipo de tiempo para pasar tiempo al aire libre. Decenas de cabinas decoradas con vivos colores en fila cada carril, y en todas

partes el sonido de las risas se mezclaban con los sonidos de golpeteo de las sandalias de madera de la gente. Las sedas de sus kimonos crujieron contra el suelo, y la suave pero rápida charla japonesa de los locales fue un alivio para los oídos de Violet. Era como vivir directamente de aquellos manga que amaba leer. Era, en una palabra, increíble. Park estuvo repentinamente de pie junto a ella. Ella le apretó el brazo, la única manera de que pudiera mostrar lo emocionada que estaba. Miró a Violet, el brillo en sus ojos casi tentador hizo que sonriera. —¿Perdiste las palabras, hada? —bromeó con voz ronca. —Cállate —dijo sin calor, demasiado ocupada tomando todo con avidez. Midori apareció frente a ellos. —Violet, ¿cuál es tu puesto? La uni había exigido a todos sus estudiantes a trabajar por lo menos un turno en cualquiera de sus puestos. Violet se había apuntado a más de uno, sin embargo, ya que significaba créditos adicionales. —La tienda de flores —respondió ella—. Sólo vamos a vender flores, nada realmente extraordinario. —¿Cuál es el stand de Park? —preguntó Gladys. Violet hizo una mueca. —Él tiene un turno en el puesto de besos y luego otro en el café. Gladys y Midori se echaron a reír. Miró a Park, cuyo rostro era inexpresivo como siempre. Pero Violet no se dejó engañar. Le gustaba verlo molesto por la idea de su turno en la cabina de los besos y la cafetería, ambos de los cuales eran imanes para las niñas populares en ocasiones como esta. —¿Preocupada? —preguntó Midori con picardía. —Por supuesto que no. Park es un ogro de certificados —dijo alegremente—. Él no va a cambiar sólo porque necesita su puesto para ser #1 en la actualidad. — Violet sonrió a Park—. ¿Cierto? Equivocada. Ella lo vio por sí misma cuando se coló, donde Park estaba todo vestido con un traje de marca como uno de los camareros en la cafetería de la manga club deportivo. Ocultando su rostro detrás del gran menú, se asomó por encima de vez en cuando, apretando los dientes cuando un flujo interminable de chicas

coqueteó con Park. Todos los otros camareros estudiantes se quedaron con los brazos cruzados, sin nada que hacer, ya que todas las chicas querían a Park para tomar sus pedidos. Desde que Park era más alto que la mayoría de los otros en la cafetería, era fácil de ver la expresión de su rostro mientras las chicas competían por su atención. Su hermoso rostro seguía siendo tan inescrutable como siempre, hasta que sus ojos se encontraron de repente con ella. ¡Eek! Violet rápidamente se encogió en su asiento. Alguien de repente robó el menú de su mano, haciéndola jadear. Park de pie junto a la mesa, con los brazos cruzados sobre el pecho, que de alguna manera se veía aún más amplio y más sexy en su traje. Una ceja levantada. —¿Qué estás haciendo aquí? Violet intentó no retorcerse en la mirada estrecha de Park, diciéndose a sí misma que no tenía nada de qué avergonzarse. —Violet. ¿Qué quería que dijera? ¿Que había venido aquí porque no quería que otras chicas lo conquistaran? ¡Por encima de su cadáver! Violet dijo dulcemente en su lugar: —¿Porque te he echado de menos? Park reaccionó como se esperaba que lo hiciera, retrocediendo como si sus palabras fueran contagiosas. —Estás actuando raro otra vez, Violet. Reprimió una sonrisa triste. Park, estaba bien. Sólo él podría pensar que algo dulce sería raro. Violet se puso de pie. —Bien —dijo con tristeza exagerada—. Sé cuándo no me quieren. —Se dio la vuelta para alejarse. Uno, dos, tres, cuatro… —¿A dónde vas? —Park estaba a su lado otra vez. Parecía extraño que dijera las palabras, como si estuvieran siendo expulsadas de él. Violet hizo todo lo posible para mantener a otra sonrisa. Cuidado, Park, pensó. Tengo su número. Mirándolo bajo sus pestañas, murmuró: —Ya que pareces tan ocupado… —Idiota. Yo no he dicho nada de eso. —Park lució como si lo hubiera insultado con sus palabras. —Espérame aquí. Estoy fuera de servicio ya. Iré por mis cosas. Cuando más de diez minutos pasaron, sin que Park volviera, Violet comenzó a sospechar. Seguramente él no se atrevería a plantarla sólo para vengarse de ella,

¿verdad? Se dirigió hacia la salida trasera de la cafetería y casi tropezó al ver la espantosa vista que la saludó. Estaba siendo confesado. Era una cosa exclusivamente japonesa, con chicas comúnmente esperando a dar el primer paso con un chico que les gusta. Violet reconoció a la chica. Era de la edad de Violet, una vecina. La otra chica tenía miradas típicamente muy japonesas, pero también era extraordinariamente alta, capaz de satisfacer a Park a los ojos. Violet avanzó lentamente más cerca. La vista de Park tan cerca de otra chica la hacía sentirse mareada, y la idea de por qué estaban tan cerca le daba ganas de correr a su lado y cubrir sus ojos. —Siempre te he querido. —La chica estaba diciendo con timidez—. Pero siempre tuve miedo, p…porque eres un poco fuerte con las palabras. Pero últimamente, parece que has cambiado, así que tomé el coraje para, así, confesarme. —La chica respiró hondo antes de decir en una carrera—. Me gustas, Park. ¿Quieres salir conmigo? Violet esperó a que Park rechazara la confesión de la chica. Sin embargo, Park estaba en silencio. El corazón de Violeta empezó a correr. ¿Qué fue eso? Y luego, Park se aclaró la garganta. —Yo estoy, ah, honrado… Violet no esperó a oír el resto.

Park perdió las palabras. ¿Qué diablos le pasaba? Confesiones como esta sucedieron mucho en su primer año en Japón, y las había rechazado todas con frialdad hasta que había construido una reputación para sí mismo. Después de ese primer año, las chicas ya ni siquiera lo miraban, aterrorizadas como estaban. Esta chica no estaba haciendo nada diferente de lo que cualquiera de las otras chicas hizo, pero de alguna manera no podía darse a decir nada malo. Se aclaró la garganta una vez más. —Como he dicho, me siento honrado. —La frustración mordía en él. Esto era culpa de Violet, sin duda. Ella lo había cambiado sin que Park fuera consciente de ello. Lo que es peor, la gente alrededor de él, incluso a aquellos que no lo conocían, se habían dado cuenta de los cambios.

Cuando los ojos de la muchacha se iluminaron, continuó a toda prisa con una ligera mueca de dolor: —Pero no, lo siento. No es posible. —Su cara cayó, haciendo que se sienta obligado a añadir—: No es que seas fea ni nada. —Entonces, ¿es porque los rumores son ciertos? ¿Que tú y Violet York están juntos? Poco a poco, Park respondió: —No, eso no es cierto. —De alguna manera, no podía hacerse decir las palabras reales, para reclamar a Violet como suya frente otra persona. Era demasiado, demasiado pronto—. Simplemente no estoy buscando una novia. Eso es todo. Cuando regresó a donde había dejado a Violet, Park no la encontraba por ninguna parte. Maldijo por lo bajo. Esa chica era demasiado mimada y demasiado impaciente para su propio bien. No habría daño que esperara un poco más, ¿verdad? La decisión de que probablemente había regresado a su puesto, Park se dirigió a la tienda de flores. En el camino, se encontró con Akito y Jun-Yee, quienes cayeron en calma a su lado. —¿Esta es la primera vez que visitas el stand de Vi? —preguntó Jun-Yee con evidente sorpresa después de averiguar a dónde se dirigía Park. Park luchaba por no reaccionar a lo familiar que Jun-Yee sonaba cuando llamó a Violet por su apodo. No estaba bien que él reaccione, no cuando acababa de decirle a otra chica que él y Violet no estaban juntos. —Estaba trabajando. —Intentó no sonar defensivo. —Ah, bueno, no te pierdes mucho —le informó alegremente Akito—. El negocio fue lento cuando estuvimos allí, pero tal vez sea movido ahora.

¿H o n r a d o? Violet apretó los dientes al recordar las palabras de Park. ¿Él tenía los modales de un Yeti asiático con ella y todavía actuaba tan jodidamente amable con otra chica? ¿Qué diablos quiso decir con sentirse “honrado”? ¿No era más que una palabra que suena más agradable para encontrar el interés en mí jodidamente caliente? Sólo la idea de Park mirando a otra chica hizo que Violet tuviera ganas de vomitar.

Bien, entonces. Si estaba honrado por las atenciones de otras chicas, entonces a ella le gustaría ser honrada, también. Toda la tarde, había desempeñado el papel de la chica buena, tratando de mantener un perfil bajo en la parte de atrás, no queriendo atraer atención de cualquier tipo. Pero esta vez era todo para la acción. Violet tocó el hombro del presidente del club. Se volvió hacia ella, con una mirada acosada en su rostro, ya que su club estaba haciendo lo contrario de bien en términos de ventas. —¿Sí? —Me gustaría cambiar de tarea. ¿Puedo vender las flores? —Gracias a Dios —exclamó con alivio—. Tal vez cuando estés ahí fuera, vamos por fin a tener el timbre de registro efectivo. Violet le dio una sonrisa que dejó incluso al presidente del club, un poco aturdido. —Cuente con ello.

—¿El negocio era lento? —repitió Jun-Yee cuando se detuvieron justo antes de la entrada de la tienda de flores. El lugar estaba repleto de gente. Bueno, no, si tenía que ser de carácter técnico al respecto, el lugar estaba lleno de chicos, y eso no me gustó ni un poco. —¿Qué está pasando? —preguntó Akito en voz alta—. En realidad no era así antes. Park no se molestó en esperar a sus amigos para resolver las cosas. Él simplemente se abrió paso hasta llegar a la parte delantera, y lo que vio le hizo detenerse en seco. Violet se puso detrás de la cabina de cajero, su kimono se aflojó lo suficiente para mostrar más de una vista de su escote. Ella estaba hablando en el micrófono mientras contaba los billetes con calma imperturbable, su voz una fuente seductora sensual que hizo que todos agotaran sus oídos para escuchar más de lo mismo.

Violet estaba teniendo el mejor momento de su vida. Tal vez, sólo tal vez, Park le había realmente curado de su fobia a acercarse demasiado a los hombres. No recordaba haber tenido este divertido coqueteo antes. Por desgracia, no había ni siquiera un poco de chispa para hacer las cosas más emocionantes, todos los chicos con los que había hablado en los últimos treinta minutos, ni siquiera habían estado a punto de hacerla sentir una fracción de su atracción a Park. Pero al menos la sensación de ser admirada fue agradable otra vez y no mortal y repugnante como antes. Estaba muy, muy honrada con toda la atención. Estaba jodidamente mal que Park fuera honrado con el mismo tipo de atención por parte de las chicas. Apartó a presión el pensamiento picando de tener que compartir a Park con otras chicas, Violet reorientó su atención en el hombre fuera de las cajas. —Hola —le susurró. El hombre tartamudeó una respuesta. Echó un vistazo a la recepción. —Vas a comprar un ramo de rosas. ¿Para quién es? —Mi, ah, ah, novia. Violet inmediatamente se echó hacia atrás, enderezándose de modo que no pareciera como si estuviera tratando de hipnotizarlo con su escote. —Eso es dulce. Ella es una chica con suerte. Gracias. —Se apresuró a librarse de él antes de que alguien tuviera suficientes municiones para difundir rumores sobre ella golpeando en el chico de otra chica. Acercándose al micrófono de sobremesa, anunció: —Hola a todos. ¡Déjenme decirles ahora mismo que no coqueteo con los chicos que ya tienen novias o están saliendo en exclusiva! —No tengo pareja. —El hombre que seguía en la línea dijo con voz emocionadamente alta, haciendo reír a todos. O por lo menos todo el mundo lo hizo... a excepción de Park. Ella lo sintió incluso antes de verlo, y cuando sus ojos se encontraron con Violet no se sorprendió al ver la furia fría estampada en su hermoso rostro. ¿Qué había esperado? ¿Que ella lo llevaría a ser "honrado" acostándose? ¡Ha! Honrado, ¿Realmente cree que puede salir a coquetear con otras chicas sólo porque él lo había llamado un nombre diferente?

Ella volvió su atención a su próximo cliente, inclinándose hacia adelante una vez más para que pudieran llegar a estar tan cerca y personalmente como el cristal de una pulgada que cubre la mitad de la cabina permitiría. Violet le dedicó una sonrisa. —¿Estás realmente solo? —Sí —chilló, tan claramente abrumado por la proximidad de Violet había otros chicos detrás de él aullando. —Entonces, ¿para quién estás comprando estos? —Ella miró hacia arriba para medir la reacción de Park en su intento de coquetear con otro hombre, pero ya se había ido. ¿Estaba loco? ¿Había de algún modo cruzado la línea? La idea de que era tan desconcertante titubeó por un momento. —¿M… mi madre? Violet forzó una sonrisa. —¡Eso es tan dulce! —Ella tomó su dinero y comenzó a contar los billetes—. Muy bien, eso es bueno. —Le sopló un beso—. Gracias. Dos horas más tarde y había ayudado a vender todo. El presidente del club, todavía estaba dándole las gracias efusivamente cuando llamó a sus adioses en su camino hacia el vestidor privado reservado a los miembros del club. Apenas había abierto la puerta cuando se retiró rápidamente, la puerta se cerró de golpe. Violet de repente se encontró encerrada entre la puerta y el cuerpo duro tenso de Park. Cerró los ojos, tratando de tomar el control de sus sentidos rebeldes. Todo lo que quería hacer en ese momento era respirar el olor maravilloso de Park, besarlo, tocarlo… y quizá tatuarle su nombre por todo el cuerpo de manera que todas las demás chicas supieran que pertenecía a otra persona. Cuando abrió los ojos de nuevo, estaba lista. —No me compraste flores —le dijo Violet con un mohín. —Estoy seguro de que no quedaba nada —respondió con frialdad. Violet sonrió. —Tienes toda la razón. Y entonces él no dijo nada, simplemente se quedó mirándola hasta que ella no pudo evitar reaccionar. —¿Qué? —Odiaba la forma defensiva en la que de repente sonó cuando sabía que no había hecho nada malo, o si ella lo había hecho entonces era sólo porque él había hecho algo malo primero.

Park gruñó, y sonaba tan salvaje que Violet casi saltó de miedo. —¿Qué te pasa? —Las palabras salieron una ráfaga furiosa de la boca de Park. Ella hizo todo lo posible para sonar frívola. —¿De qué estás hablando? —Actúas como una… —¡No lo hagas! —le advirtió bruscamente—. No me digas lo que vas a lamentar. —¡Entonces, no hagas nada que te arrepentirás! —espetó Park. Incapaz de controlar sus emociones por más tiempo, rasgó su kimono vagamente unido abriéndolo completamente. Ignorando su grito de sorpresa, él tiró la bata de seda y agarró un pecho, apretando con fuerza. Ella gritó. —Tú mostraste esto a otro hombre. —Yo… —gimió Violet, incapaz de hablar cuando Park tiró de su pezón duro. Su otra mano ahuecó su pecho, y ambos pezones estaban siendo tirados. Se llevó la ira por completo, dejándola en un estado doloroso de excitación que sólo podía satisfacer Park. —Tú malditamente le mostraste esto a otros hombres —gruñó Park y tiró de los pezones más fuerte—. ¿Por qué lo hiciste? Reprimió un gemido cuando Park se inclinó para tomar un pezón vestido en seda entre los dientes apretándolo con fuerza alrededor. —¡P… porque quiero! Aspiró con fuerza y luego mordió el pezón duro, y la cabeza de Violet cayó hacia atrás cuando sus sentidos nadaron. —¿Tú querías? ¿Esa es la maldita respuesta? —dijo con voz áspera contra la seda justo antes de romperla lejos. —Park. —Ella no podía mantenerse sin aliento esta vez, sorprendida, pero más que un poco encendida, también, en la forma en que acababa de destruir su sujetador. Park respondió levantando sus brazos, poniendo sus pechos a nivel del ojo. Él acarició su pezón ahora de color rojo, como si calmara la sensación de fuego antes de pasar al otro pezón, succionando con fuerza en la boca de forma tan inesperada que Violet se resistió contra él. —Oh. —Ella gimió, envolviendo sus piernas alrededor de su cintura de forma automática mientras le hundía sus dedos en su cabello. Él levantó la cabeza, sus dedos todavía agarrando su pelo duro.

—¿Qué es lo que quieres que ocurra con ese pequeño show, Violet? —Esta vez no se molestó en mantener sus celos y la amargura de comprobar que exigió—. ¿Quieres que esté celoso? Violet quería atacar. Pero ahora mismo, en sus brazos, no podía. Y cuando vio el aspecto más débil de la traición en los ojos brillantes de Park, se marchitó. —Lo siento. —Ella no podía mirarlo a los ojos mientras decía las palabras. —¿Y se supone que eso debe hacerlo bien? ¿Sólo porque lo sientes? —A Park no le gustaba lo jodidamente infantil que su excusa sonaba, lo jodidamente egoísta. Su cabeza se levantó. —¿Por qué no habría de hacerlo? ¡No es como si estuvieras libre de culpa! ¡Yo te vi! —gritó mientras las lágrimas le escocían los ojos—. ¡Estabas siendo confesado y dijiste que estabas honrado! Eres grosero conmigo casi todos los minutos del día y con ella fuiste educado y le dijiste que… Los labios de Park cubrieron los de ella, teniendo el resto de lo que tenía que decir en su boca. Él no podía dejar de temblar de alivio, incluso mientras la besaba más fuerte, adicto al sabor de los dulces labios de Violet. Violet no había estado jugando con él. Todo esto se debía a que había estado celosa, como lo había estado. Su pecho se alivió hasta que la pasión calentó su sangre a un nivel febril, con la mente y el cuerpo ahora libre para disfrutar de la hermosa sensación de su cuerpo. —Idiota —murmuró contra sus labios cuando por fin se relajó en ella. Park podía sentir su tensión en la palabra, pero cuando abrió la boca para replicar, lo más probablemente es que chillara como un alma en pena, llevó a sus labios para otro beso. Pero esta vez, él también tomó otra parte de ella. Empujando su espalda contra la pared, equilibró el peso sobre un brazo, mientras que otra parte arrancó las bragas lejos. —Park, que…—Ella jadeó cuando sintió los dedos de Park empujando dentro de ella. Como ya estaba húmeda y caliente para él, sus dedos empujaron al interior fácilmente, deslizándose en su calor y conduciéndola salvaje cuando Park estableció un ritmo que alternaba entre lento y fácil, y rápido y duro. —Oh, Dios mío. —Ella no pudo contener sus caderas bombeando hacia arriba y hacia abajo para encontrarse con sus dedos empujando. —Quiero que te vengas. Ella gimió cuando sus dedos se movieron otra muesca en velocidad. —Llévame.

—No. Quiero que te vengas con sólo los dedos de mierda. Muéstrame lo mucho que me quieres. —Park. —Salió como un largo gemido, una protesta, porque lo que más deseaba era tener su polla dentro de ella. El sonido le hizo estremecerse, pero Park estaba decidido a no ceder el control. —Sólo mis dedos. Quiero verlo. —Apretó con fuerza en su clítoris. Ella se tensó, otro gemido rompiendo de ella mientras sus caderas comenzaron a moverse de forma más rápida, espasmódicamente. Manteniendo la presión sobre su clítoris, Park chupó la lengua de Violet mientras empujaba sus dedos en su calor tan profundamente como pudo. Ella se rompió en torno a él, con las piernas girando alrededor de su cintura como si estuviera en un esfuerzo por mantener los dedos cerrados en su interior. Park sólo soltó los labios de Violet cuando podía sentir su aliento relajándose, y de inmediato se dejó caer contra él. —Bebé —susurró contra su pelo. —Mmm... La llevó con un brazo, caminando hacia el sofá para que pudiera depositarla con suavidad, Violet gimió cuando la dejó lo necesario para sacar los dedos. Park se acercó a la mesa y tomó varias capas de tejido. Violet descansó, sintiéndose lánguidamente débil. Oyó sus pasos volver, pero no se molestó en abrir los ojos. Lo oyó agacharse, sintió sus ojos en su parte más privada. Ella se movió, y luego chilló cuando sintió la lengua de Park entre los pliegues húmedos. —Park. —Sus ojos se abrieron. Pero él estaba demasiado ocupado lamiéndola para contestar. Lo único que podía hacer era inclinarse hacia atrás y tratar de no gritar. —No —dijo Park cuando por fin movió la cabeza—. He probado a limpiarte. —Y comenzó a acariciarla con una hoja seca de papel limpio. Ella se retorció bajo su tacto, todavía encontrando esta parte de tener relaciones sexuales un poco embarazosas. —Relájate. —No es tan fácil —gruñó. Negó con la cabeza hacia ella, diversión en sus ojos. —Idiota. Violet frunció el ceño.

—¿Por qué me sigues llamado así? —Porque fuiste, somos, unos hoy. Lo que vimos antes fue por tu culpa. —Vete a la mierda. Park sólo se rió. —Lo digo en serio. —Él perdió la sonrisa sólo para que pudiera ver que lo decía en serio. —Violet, yo juré no volver a las mujeres por completo después de lo que pasó entre Vanessa y yo. Lo sabes de primera mano. Pero algo en ti, el tiempo que he pasado contigo... —suspiró, todavía no satisfecho con la verdad—. Me cambió... me hizo... mejor. Violet frunció el ceño, incapaz de decidir si el cambio era bueno o malo. —Esa chica habría sido aplastada si hubiera rechazado con frialdad su confesión. No me he preocupado en el pasado si ella lo era más que me importa ahora. Por tu culpa. Y yo sé que en el fondo, no querías que la rechazara fríamente a ella también. ¿Cierto? —Bueno… —Violet. —Oh, está bien —murmuró Violet—. Es cierto. No hubiera querido que la aplastaras. —Pero luego se quejó—: ¡Pero no tienes que ser demasiado bueno! Park rió. —No se puede tener el pastel y comérselo también. —Le dio un beso en la frente antes de volver a ponerse en pie. Violet se ruborizó cuando vio a Park recogiendo los trozos de su ropa interior y metiéndolos en el bolsillo. Cuando regresó al sofá para entregarle a Violet su kimono, ella tiró de él sin previo aviso. —Violet, ¿qué…? —Él aterrizó torpemente en el sofá. Ella inmediatamente se subió a su regazo y se envolvió alrededor de él. —Lo siento por lo que hice. Algo dentro de él se descongeló a esas palabras. A la mayoría de las niñas les habría encantado verlo celoso, y que nunca se hubiera disculpado por ello. Su mano temblaba un poco mientras la atrajo hacia sí. Se acurrucó, con el rostro escondido en el hueco de su cuello. Park la besó en el pelo. —Lo sé... Violet comenzó a respirar un poco más fácil. —Pero...

Se quedó helada. —En realidad no crees que voy a dejarte tan fácilmente, ¿verdad?

Así que esto era lo que se sentía como el infierno, Violet pensó casi una hora más tarde, el dolor en sus dientes y muelas y el crujir lo hizo para mantener sus gritos. Park fue al stand de besos, similar a lo que se había utilizado para el soporte de las flores antes, sonriendo y rebosante de encanto mientras tomaba en mil yenes por cada beso en la mejilla que recibió de sus "fans". Y había un montón de ellas, hasta el punto de que su presidente del club se vio obligado a prohibir a las chicas por el pago de más de un beso. Violet casi se mordió la lengua cuando el beso de otra chica cayó peligrosamente cerca de la esquina de los labios de Park. En su defensa, Park se había retirado de inmediato, pero no hizo que Violet se sintiera menos celosa. ¡Si ella no estuviera tan rota! Si no lo estuviera, se habría comprado un beso a sí misma, pero cuando llegó su turno, ella definitivamente tendría los labios de Park, el tiempo suficiente para que todas las chicas reciban la imagen. —¿Celosa? —bromeó Midori, riéndose de la expresión adusta de Violet. Glenda metió un par de billetes en la mano de Violet. —Aquí tienes. Violet miró sin comprender. —¿Eh? Glenda sonrió. —Yo invito. ¿Sin duda, deseas un beso de Park también? —Ella se inclinó y le susurró—: Estoy segura de que no inicia besos a menudo en público. Eso era absolutamente cierto. Violet le dio a su amiga un abrazo rápido. —¡Gracias! —Se las arregló para llegar a la línea justo antes del presidente del club de Park, ahora se ahogaba en billetes de mil yenes, declaró oficialmente el fin de turno de Park en la cabina de besos. El coro que resultó de las protestas fue una cacofonía que perjudicó los oídos. Mientras estaba en la fila, Violet tuvo que soportar oír en abundancia a otras chicas hablar sobre Park.

—Voy a fingir que me gusta cuando lo beso. —Una local de primer año se rió con sus amigos. Éste, timbre de voz de la chica joven con el enamoramiento, Violet podía tolerar. —Sólo me dijeron que lo puedo besar en la mejilla. No dijeron que no podía hacerlo con la lengua —declaró otra. Ésta, lo dijo en voz tan alta que estaba destinado claramente a ser escuchado, Violet había imaginado el asesinato. Picotear con la lengua, Violet pensó maliciosamente. Ella no tuvo que mirar hacia atrás para saber que la chica que obviamente estaba tratando de aguijonearla en su reacción se vería como una... una gallina ninfómana. Con cada minuto que pasaba, los comentarios de la otra chica se hicieron aún más gráficos. Violet casi expiró en alivio cuando por fin fue su turno y ella podría ser… —¿Qué? —gritó Violet en shock después de que Park se negó firmemente a su dinero por tercera vez. Park se estremeció ante el sonido de banshee, parecido a la voz de Violet. También empezó a entender que los chillidos procedentes de Violet generalmente no eran una buena señal. —Violet... —¿Estás volviéndote loco en serio? Sí. Era. Park había vislumbrado el rostro de Violet de vez en cuando mientras ella había estado esperando en la cola, que era suficiente para dar a Park una idea de lo que Violet estaba oyendo de otras chicas. Sabía lo desagradable que podría ser el sexo opuesto y estaba seguro de que algunas de ellas se deleitarían en tratar de darle celos. Permitir que ella lo besara haría que Violet se sienta bien, pero tenía un plan para hacer que se sienta mejor. Desafortunadamente, el plan requiere que él consiga su lado malo primero. —Lo siento. Me reservo el derecho de rechazar el beso de alguien. La voz de Park salió fuerte y nítida a través del micrófono. Era la primera vez que lo utilizaba a lo largo de su turno y que tenía que hacerlo para decir lo que a su vez hizo a Violet ponerse roja. Ella empujó el dinero hacia él a través de la pequeña ranura, pero él negó con la cabeza una vez más. —¡P…pero no lo negaste a nadie más! —Desde detrás, Violet podía oír a la multitud que cae lentamente en silencio cuando su interés en su conversación con Park creció.

Park apenas la miró. Ella estalló: —¡Eso es tan injusto! ¡Esperé en la cola, también te conozco! —agregó una mirada a sus palabras para el efecto a pesar de que lo que realmente quería hacer era esconderse en alguna parte de las miradas de todos. ¿No iba un poco demasiado lejos para hacerla pagar por lo que hizo antes? —Lo sé. Sus palabras la confundían, pero su siguiente acción lo hizo aún más. Observó en silencio atónito como Park sacó la billetera y arrojó un yen de más de mil dólares en la cesta de efectivo. Luego sacó la ventana de vidrio abierto. —Qué… —Yo estoy pagando esta vez —dijo Park en voz baja antes de acercarla para besar a Violet, sus labios devorando los suyos mientras su lengua con fuerza empujaba en su boca. Oh. Violet se encontró caminando de puntillas para que pudiera tenerlo más cerca, completamente barrida de sus pies. Park gruñó en aprobación antes de agarrar su pelo para instarla a acercarse más y darle un beso profundo. Cuando la soltó, le tomó un tiempo para dejar de ver las estrellas. Podía decir por la forma en que otras chicas estaban jadeando a su alrededor que se vieron afectadas, también. Cuando Park miró a Violet, preguntó con tranquilidad sin sonreír: —¿Estoy perdonado? Ella entendió de inmediato que lo que estaba diciendo era lo siento. La culpa en sus ojos era más que suficiente para que Violet supiera que odiaba lo que inadvertidamente le había hecho pasar, lo suficiente para hacer a Park obligarse a deshacerse de su aversión a cualquier demostración pública de afecto. Violet estaba a punto de contestar cuando la gallina ninfómana varios puntos más atrás en la fila arrastro las palabras en voz alta. —Yo puedo hacer algo mejor que eso. Ella cerró la boca, una idea se formó en su mente. —¿Violet? —preguntó Park, tratando de no sonar demasiado tenso cuando Violet aún no había dicho nada. Después de lo que había pasado entre ellos, definitivamente no quería estar en el lado equivocado de sus rencores de nuevo. —¿Estamos bien? —le preguntó, finalmente, cuando comenzó a buscar en él con una mirada contemplativa en sus ojos.

Ella sonrió con dulzura, tomando una decisión rápida. —Ya lo verás. Mierda. ¿Significaba eso que estaba en otra venganza por otra persona, a lo mejor esta vez Violet con su kimono y jugando como Sailor Moon, la versión adolescente de la Mujer Maravilla de Japón, con la falda itsybitsy? Park observó que la sonrisa de Violet se convirtió en astuta. Joder. Tal vez su suposición de Sailor Moon no estaba demasiado lejos de la realidad. —Violet… Pero ella se había ido. Cuando la siguiente chica caminó en su lugar, rápidamente marcó el número de Violet en su iPhone. Mientras esperaba con impaciencia a que Violet atendiera, ya que no se molestó en ser encantador. Los labios de la muchacha apenas rozaron la mejilla cuando él gritó: —¡Siguiente! —Tenía a la chica corriendo lejos. La siguiente no parecía muy segura de conseguir el beso que había pagado mil yenes. ¡Mierda! Violet había dejado caer la llamada. Park miró a la chica a pesar de que sabía que estaba siendo injusto. —¿Vas a quedarte ahí? —espetó. La muchacha huyó. Al final de la línea, el presidente del club de Park furiosamente agitaba los brazos. Sé amable, él articuló frenéticamente a Park. ¿Cómo diablos Park podría actuar amable cuando Violet estaba probablemente en algún lugar planeando su siguiente ataque de celos? Cuando la tercera chica también huyó con miedo de su ceño fruncido, su presidente del club tomó represalias mediante la reapertura de la línea de nuevo a su turno. Maldición. Park necesita una A de este club. Se había perdido un montón de reuniones cuando él y Violet tuvieron su pelea. Si dejaba sin terminar su turno, estaba bastante seguro de que el presidente del club, recomendaría una calificación reprobatoria a su profesor. Logró una sonrisa en la cuarta chica a pesar de que debajo de la mesa estaba marcando rápido y el número de Violet, una vez más. ¡Vamos, Violet, coge el maldito teléfono!

—Hola. —Tomó mucho esfuerzo para que suene normal. Al mismo tiempo, Park oyó el sonido de la puerta abriéndose del stand a su lado. La chica respondió tímidamente cuando le dijo su nombre. Pero Park no oyó una palabra, ni cuando vio a Violet deslizarse silenciosamente dentro de su stand. Ssh. Ella puso un dedo en los labios. —¿Qué demonios estás haciendo aquí? —Park articuló la pregunta. —Estoy nerviosa. —La chica delante de él estaba diciendo. —Uhh, sí, yo también —respondió Park sin mirar. Violet rodó los ojos en su respuesta, incluso cuando ella pronunció de nuevo su respuesta. —Mostrando lo bueno de las cosas entre nosotros. —Una sonrisa pícara seguida de las palabras, y era más que suficiente para que la polla de Park se alzara para arriba a pesar de que todavía no tenía la menor idea de exactamente lo que estaba planeando Violet. Ella sacó su iPhone y se lo mostró a Park. Él frunció el ceño ante la imagen de la chica en el teléfono. —¿Quién carajo es esa? —¿Todavía está en la cola? —Ella pronunció contra él, al mismo tiempo, la chica en la línea entre dientes—. Cuando quieras rea… Park no esperó a que terminara de hablar, moviéndose hacia adelante para besarla en la mejilla él mismo. La chica se convirtió en piedra. —¡Siguiente! —gritó, impaciente por tener su línea de visión clara para que pudiera buscar a la chica que Violet estaba buscando. Si lo hiciera, tal vez averiguaría de qué se trataba todo esto. La mirada de Park se redujo cuando se encontró con su destino. La vio, le articuló a Violet. —Está sexta en la fila ¿Por qué? —Bueno. Ahora quiero que actúes normal mientras lo hago... La mandíbula de Park cayó cuando Violet de repente se arrodilló y comenzó a arrastrarse hacia él, ahora completamente fuera de la vista, ya que sólo la mitad superior de la cabina era de cristal. La forma de moverse a cuatro patas era jodidamente sexy, y él estaba muy duro para el momento en que se coló debajo de la mesa y entre las piernas.

Se congeló cuando sus manos fueron a la cremallera de sus pantalones. Park rápidamente tapó el micrófono cuando un gemido se le escapó cuando Violet puso los calzoncillos lo suficientemente bajo como para que su polla saliera. —Hola, soy… —Park cerró la ventana de golpe a la chica—. Discúlpeme por un momento —dijo con el micrófono antes de encenderlo de nuevo. Se inclinó a medio camino hecho—. ¿Qué diablos crees que estás haciendo? Ella respondió tirando su cabeza cerca para que pudiera darle un beso caliente rápido, su lengua entrando y saliendo antes de que pudiera reaccionar. Él gruñó en señal de protesta cuando ella se apartó. —Quiero que te vengas en mi boca. ¡Mierda, mierda, mierda! Park sintió que ya había llegado un poco con las palabras por sí solas. —¿En serio? Ella le sonrió, la sonrisa de una chica que sabía cómo salirse con la suya. —Oh, sí. —Violet respiraba roncamente—. Quiero que actúes con normalidad con ellas y nunca las dejes en lo que estoy haciendo. Ahora vuelve allí y deja que se roben un poco de ti. Voy a tener todo de nuevo más tarde. Se enderezó. En el momento en que lo hizo, Violet inmediatamente se puso de rodillas y tomó su polla en su boca. Casi tiró de su asiento mientras abría la ventana de cristal de nuevo. Park tuvo que aclararse la garganta varias veces antes de poder confiar en sí mismo para hablar. —Lo siento. Yo estaba un poco distraído. —Está bien. ¿Sobre qué estabas distraído? —Aaah... —Violet se lo chupaba tan bien que era casi imposible pensar. Park desesperadamente peleó por una respuesta y su mirada se posó en la pantalla del teléfono que la chica sostenía en la mano. —¿Estoy... jugando... Candy Puzzle? Los dientes de Violet rozaron la cabeza de su polla mientras se reía de su respuesta. Sus puños se apretaron en reacción. Era todo lo que podía hacer para no tirar de su cabeza más cerca para que pudiera empezar a empujar más duro en su boca. Los ojos de la muchacha se iluminaron. —Oh, ¿te refieres a Candy Crush?

—Aaah... sí. —Park intentó no gruñir de placer mientras Violet empezó a masajear sus bolas en ritmo con el arriba y abajo de los movimientos de su boca sobre su pene. Joder, que era buena. —¿Puedo…? Violet lamió la cabeza de su pene. —Besarte ahora. —Él empujó su cabeza hacia adelante y la chica le dio un beso en la mejilla rápidamente, sorprendiendo al siguiente de su fila. —Siguiente…—comenzó a gritar Park. Violet dejó de chupar. —¡…Por favor! —Y casi se muere cuando Violet tomó la polla de nuevo hasta el fondo, tragando toda su longitud esta vez. Segundo... tercero... cuarto... Violet estaba teniendo un momento difícil con no dejarse llevar. Amaba al agradable Park como éste, le encantó la forma en que podía ver cómo perdió su control gracias a ella. Era como vislumbrar un lado de él que era suyo y sólo suyo. Quinta... ¡Gracias a Dios, sólo una más! Ella comenzó a acariciarlo al mismo tiempo ahora, masajeando sus bolas, lamiendo y mordiendo para que pudiera acercarse más y más a un orgasmo. —Hola, Park. Violet se puso rígida por un momento, en respuesta a la voz ronca que llegó a sus oídos. Era ella, la gallina ninfómana. Debbie dio al chico precioso delante de ella una gran sonrisa, confiada en su capacidad de engancharlo. Nunca hubo un hombre que no había podido conseguir, de una manera u otra. El famoso Park Jin no debería ser diferente. De hecho, fue la única razón por la que había viajado hasta aquí en tren bala. Incluso en la Universidad de Tokio, todo el mundo había estado hablando de Park Jin desde que participó en la página web de su Escuela en la columna Out of Town Street Fashion. Los reporteros de la universidad le habían enviado mensajes en Facebook, pidiendo una entrevista, pero parece que no lo había abierto ni una sola vez este año. Todos en su escuela pensaron que Park Jin era una especie de dios inalcanzable. El tipo de hombre que una chica como ella se merecía, Debbie había decidido. Pero él tenía una mirada distraída en sus ojos cuando la miraba. —Hola.

La mayoría de los chicos habrían ofrecido su vida ahora por sólo para saber su nombre. Sin embargo, todo lo que hizo Park Jin hizo fue asentir hacia ella, mirando hacia abajo con más frecuencia de lo que debería. Sus ojos se estrecharon pero consiguió todavía sonar dulce cuando ella preguntó: —¿Pasa algo? Park estaba a punto de contestar cuando Violet eligió ese preciso momento para liberar su pene para que poco a poco pudiera empezar a chupar sus bolas. Dulce madre jodida… —Candy Crush. —Era la única excusa que se le ocurrió. La sonrisa de Debbie adelgazó. —¿Estás jugando Candy Crush ahora? —Uhh... Estaba mirando aún más distraído ahora. ¡Maldita sea! ¿Por qué siempre había algo mal con los chicos más calientes? Eran gay o tomados. O en este caso, friki raro. Pero, Debbie se recordó a sí misma, nadie en su universidad iba a saber que Park Jin era este extraño. Todos verían, si se las arreglaba para conseguir que la invitara a salir, que Park Jin se había enamorado de sus encantos. Al igual que lo hicieron todos los demás chicos. Ella volvió a su tono amistoso. —¿Tal vez pueda darle vida si lo necesitas? La respuesta de Park fue nuevamente detenida, transformando a mitad de camino en un suspiro cuando la boca de Violet volvió a su polla y comenzó a chasquear la lengua contra la hendidura en la cabeza de su pene. Mierda. —¿Tú? —¿Tengo qué? —Podía sentir su cintura apretando, sabía que era sólo cuestión de tiempo antes de que él se viniera. ¿Qué estaba mal con él, de verdad? Esto tenía que ser el incidente más vergonzoso de su vida, con un tipo realmente eligiendo un juego estúpido sobre ella. Debbie logró mantener la sonrisa en su lugar aún cuando él gruñó. —¿Necesitas la vida? Violet chupó con fuerza, apretando su polla en la base. —¡Sí! —gruñó Park mientras se acercaba, sus caderas empujando casi a Violet contra la pared mientras él derramó su semen.

Debbie casi dio un paso atrás. ¡Él no tenía que gritar tan fuerte! Park Jin era como un bicho raro. Era precioso, pero en realidad era demasiado extraño para ella. —Está bien, te voy a dar uno. —Cuando ella sacó su teléfono de su bolso, ella hizo otro intento de la charla cuando preguntó—: ¿Cuál es tu nivel, por cierto? —Ah... ¿Nivel Uno? —Era difícil pensar, no cuando la cálida boca de Violet y su garganta trabajaban para disfrutar de todo su semen, sólo estaba haciendo a su cuerpo venirse duro y más largo. Debbie casi dejó caer el teléfono. —¿Estás en el nivel 1 y ya no tienes la vida? Vida. Sí, él necesitaba la maldita vida después del alucinante orgasmo que Violet acababa de darle. Miró hacia abajo. Ella le sonrió, con los ojos brillando de una manera que tenía entrecerrados los propios ojos de Park. Cuando ella tenía esa mirada… Violet se arrastró fuera de la mesa y lentamente se puso de pie. La mandíbula de Debbie cayó cuando vio a una chica salir de algún lado de debajo, la misma chica que todos habían dicho que era amiga "especial" de Park. Observó que Violet York se tocaba la comisura de su labio, y fue entonces cuando Debbie se dio cuenta de que le caída algo blanco y cremoso en la cara de la otra chica. Mierda, era que… —Park acaba de morir un poco hace un tiempo —dijo Violet dulcemente. Fuera de la cabina, podía oír a todo el mundo mirando y murmurando con entusiasmo, cuando le dieron una mirada—. Pero no va a ser necesario ese tipo de vida si sabes lo que quiero decir. —Se dio la vuelta hacia Park y le dio unas palmaditas en la mejilla—. ¿Cierto, Park? Las vibraciones procedentes de cada chica fueron suficiente pista para él. Y esto poco después de su orgasmo, Park se sentía más que suficiente suave para jugar junto con Violet. —De acuerdo. —Él la atrajo hacia sí, acariciando su cuello, amando la manera en que su aroma se aferraba a su piel. —Mi beso, por favor —gruñó Debbie mientras cerraba de golpe su billete sobre el mostrador. Violet, arqueando su cuello para poder besar a Park un poco más, empujó el billete atrás.

—Lo siento, pero yo no creo que esté de humor para besarte. —Ella movió sus dedos en un movimiento desdeñoso—. Mejor suerte la próxima vez, gallina ninfómana. Park seguía riéndose aún cuando la otra chica se fue pisoteando, con la cara roja de ira. —Gallina ninfómana —se hizo eco. —Es una larga historia —respondió Violet cuando de mala gana se apartó de su abrazo. Echó un vistazo a la línea exterior y sus hombros cayeron. Había cerca de 20 chicas más esperando para darle un beso en la mejilla. Park siguió su mirada. —No hay necesidad de estar celosa. No las quiero. —Él la tomó de la muñeca y le dio la vuelta tan rápidamente en sus brazos que la hizo jadear—. Yo sólo te quiero a ti. Violet le sonrió, sabiendo lo mucho que tenía que costarle a Park decir eso. —¿Sólo yo? Él asintió con la cabeza. —Por ahora. Ella trató de no dejar que llegara a ella. —Por ahora.

Dieciséis Traducido por Mayte008 Corregido por Dennars

—E

s tu culpa y lo sabes —murmuró Betty riendo. A Violet le costó un gran esfuerzo dejar de mirar a Park a los ojos con esa multitud casi histérica de niñas a su alrededor. Y él era el centro de todo. El imbécil. Violet había pensado que el incidente del beso haría que todos retrocedieran. Pero al parecer, sólo hizo al inalcanzable Park aún más atractivo. Ella miró a Betty, disculpándose, cuando se dio cuenta de que su amiga seguía hablando. —Lo siento. No entendí bien lo que dijiste. Betty se echó a reír. —Por supuesto que no. Estás demasiado ocupada con los celos. —Violet sólo pudo sonreír débilmente. El profesor los había dejado solos porque tuvo una llamada de emergencia. Y estaban con aquellos que, como Park, se habían ganado inesperadamente un tiempo libre. —Lo has hecho humano ¿ves? —continuó su amiga—, es más accesible ahora. —Felicitaciones para mí entonces —murmuró. Violet acunó la cabeza entre los brazos y se desplomó sobre el escritorio cerrando los ojos con un suspiro. A veces sentía que Park se daba cuenta de que estaba enamorado de ella, pero eso era tan imposible como convertir su corazón en piedra. A veces creía que simplemente estaba engañándose a sí misma. Tal vez Park no estaba verdaderamente enamorado de ella. Tal vez había dicho la verdad cuando le dijo que estuvo enamorado de esa chica. Tal vez es hora de dejar de golpearme la cabeza contra la pared, pensó. Tal vez debería empezar a trabajar en desprenderme del amor… —¿Violet?

Abrió los ojos. —¡Park! —¿Por qué suenas tan culpable? —le preguntó frunciendo el ceño. En ese momento estaba de pie a contraluz y a su derecha, se veía muy parecido a un ángel. La coloración oscura finalmente se había lavado y ahora su cabello brillaba en la luz como un halo. Park se veía como un ángel. Al menos lo hacía cuando no estaba frunciendo el ceño como ahora. Sus labios se torcieron en una media sonrisa. Park lo notó. —¿Qué es tan gracioso? —Cruzó los brazos y continuó con voz ronca—. ¿Te sientes bien? —¿Eh? —Tenías la cabeza sobre el escritorio —murmuró, no le quitaba la mirada de los ojos—. Pensé que tenías dolor de cabeza o algo así. Ella lo miró y suspiró. Luego se echó a reír por la situación sin esperanza. El ceño de Park se hizo más profundo. —¡Violet! ¡Deja de asustarme! ¿Estás bien? —Sólo un poco cansada —mintió. —Te dije que dejaras de trabajar tanto ¿no? —Miró al chico sentado delante de Violet. Fue suficiente para que él se escabullera. Tomó asiento y le puso la mano en la cabeza. Sus ojos se cerraron involuntariamente, los relajantes dedos de Park trabajaban con magia. Oyó a las otras chicas suspirando de envidia. —¿Te sientes mejor ahora? —murmuró. Y se apresuró a añadir—: Y me voy a cobrar por esto, no creas que lo estoy haciendo por bondad de corazón. Estaba haciendo su mejor esfuerzo por no mostrar su preocupación, pero se le notaba. Podía sentirlo. De hecho, estaba segura de que los otros podían sentirlo también. ¿Cómo dejar de amarlo cuando le estaba demostrando sin palabras que la amaba? ¿Y cómo podía amarlo abiertamente si nunca admitiría que la amaba?

Algo estaba jodidamente mal otra vez. Quería atacar cada vez que sentía su mundo despedazado con la mera visión de la cara triste de Violet. Esto estaba mal. Esto. La sensación de querer estar siempre

bien con Violet. No era lo que debía sentir. Por lo general hablaba sin parar cada vez que estaban juntos. Lo molestaba para tomarlo de la mano mientras cruzaban la calle y cosas así. Pero ahora… nada. Había sido así desde su última clase. Se había sentado donde pudiera verla y estar cerca de ella. ¿Por qué se sentía así? No quería saberlo. Por ahora era suficiente con admitir que se sentía preocupado por los sentimientos de otra persona. Park miró su reloj. —Todavía tenemos una hora que matar. —Y añadió muy casual—. ¿Quieres ir de compras? —No, pero gracias por preguntar —le respondió. Se detuvo en seco causando que Violet chocara contra su espalda. Ella le frunció el ceño y se sorprendió al ver una expresión azorada en su rostro. Parpadeó. —¿Qué? —¡Acabas de negarte a ir de compras! —pronunció las palabras como si acabara de cometer un asesinato frente a él. Violet tuvo que reírse. —¿Y? Él negó lentamente. —¿Segura que estás bien Violet? ¿Te estás sintiendo enferma? Ella puso los ojos en blanco. —Deja de exagerar. —No exagero —dijo en el mismo tono serio—. Rechazaste ir de compras. ¡Tú! La chica que me obligó a viajar en tren durante horas sólo para conocer una pequeña tienda que vendía diademas de nácar para la cabeza… —¡Eran unas diademas muy lindas! —El billete nos costó más que esas cintas para la cabeza —replicó. Y sacudió la cabeza de nuevo—. Estás obsesionada con las compras y sin embargo… Mírate. —¡Bien! Ahora me estás haciendo enojar. —Frunció el ceño—, no tengo ganas de ir de compras ¿de acuerdo? —Y a continuación murmuró—: Jodido Gorila Rubio Grosero. Park fingió no haberla oído. —¿Por qué? —exigió—. ¿Qué está mal? —¡Porque no! —¿Por qué no quieres decirme lo que está mal? Ella lo miró furiosa y habló dando un pisotón en la calle.

—¡Porque no! Él estaba empezando a enfurecerse también. —¿Estás ocultando algo? —Aquí vamos de nuevo —dijo antes de poder detenerse—. ¿Cuántas veces tengo que decírtelo Park? Soy diferente a la chica que te hirió. El rostro de Park se oscureció. —Eso fue hace mucho tiempo —dijo fríamente—, y apreciaría que no lo nombraras cada vez que quieres hacer un berrinche. —¿Tú no estás haciendo una rabieta también? —Violet sabía que debería callarse, pero no pudo. Su temperamento siempre robaba su mejor parte. Estaba tan harta de sentirse deprimida porque Park no la amaba. Lo odiaba por hacerla sentir insegura y se odiaba a sí misma por culparlo, cuando él no había hecho nada malo. Park apretó los dientes pero no le bastó. Además gruñó. —Escucha tú escandalosa… Lo interrumpió soltando una risa incrédula. —¡Ja! ¡Mira quién habla! —increpó. —Fui tan estúpido que me preocupé por ti. Quería saber lo que estaba mal. Quería hacerte sentir bien. ¡Por eso te pregunté si querías ir de compras! Pero ahora no quiero ir. Hay que estar loco para querer pasar tiempo contigo en tu estado de ánimo. —¿Loco? —gritó ella—. ¡Yo soy la que está loca por querer pasar tiempo con un Malhumorado Ogro Nórdico Desconsiderado como tú! Hay muchos muchachos tras de mí… —¿Sabes una cosa? —Ahora la interrumpió él—. ¡Muchas chicas están tras de mí también! Violet vio rojo. —Entonces, ¿sabes qué? ¡Vete a pasar tu tiempo con ellas! ¡No me importa! —¿Sabes qué? Jodidamente te tomo la palabra. ¡Ten un buen día de mierda por tu cuenta! —¡Que tengas un buen día de mierda tú también! Ella lo gritó con fuerza, como para que todo el que estuviera cerca se cubriera los oídos. Park cruzó la calle y se alejó. Ella se marchó también, asegurándose de no mirar a su izquierda por donde se había ido Park, pero tomando el mismo camino ya que ambos se dirigían al mismo lado. Ambos continuaron ignorándose y se

fruncieron el ceño el uno al otro cuando llegaron a la tienda. Todos los jóvenes se apartaban. Park y Violet peleaban como perro y gato. Cada vez que la mirada de Violet se desviaba hacia él por accidente tenía que endurecer su corazón para mirar hacia otro lado. Incluso si esto era su culpa. Y había un gran "tal vez". Ella siempre era la primera en decir "lo siento” pero esta vez él tendría que pedir disculpas primero o, tal vez, no tenía sentido amarlo.

¿Por qué no se hablaban todavía? A estas alturas ella estaría haciendo insinuaciones sutiles. Y Park estaría fingiendo estar enojado antes de ceder casi de inmediato, aliviado de tenerla de vuelta con él. Pero Violet no estaba haciendo nada en este momento, ni una pequeña cosa que hiciera sentir a Park que se preocupaba por terminar con el pleito. Y ahora estaban a punto de irse a casa y todavía no hablaba con él. Era tarde y Park estaba preocupado ¿y si estaba decidida a prolongar esta pelea tonta? En primer lugar ni siquiera podía recordar por qué se habían peleado. Dio vuelta y se dio el susto de su vida cuando se topó con Violet en la puerta de salida alcanzando el picaporte al mismo tiempo que él. Ella dio un paso atrás. Park salió primero pero mantuvo la puerta abierta. —¿Vas a casa? —gruñó cuando ella estaba a punto de pasar por delante. —Sí —le contestó. No dijo nada más pero se aseguró de caminar al mismo ritmo que ella desde el otro lado de la calle, lo que garantizaba su seguridad. Violet se detuvo al darse cuenta de lo que estaba haciendo. ¿Por qué parecía que le importaba tanto y sin embargo insistía en que no la amaba? ¡Se estaba haciendo el loco en todos los sentidos de la palabra! —¡Deja de seguirme! —le gritó por encima de los bocinazos de los vehículos atascados en el embotellamiento de tráfico entre ellos. —¡No te estoy siguiendo! —¡Sí lo estás haciendo! —Park cruzó la calle, harto de que siguiera gritándole cuando hoy la había visto actuar toda agradable y dulce con Jun-Yee. El simple recuerdo le hizo apretar los dientes. —¿Por qué estás tan jodidamente enojada? —preguntó inclinándose para mirarla fijamente a los ojos. —¡Si tienes que preguntar no tiene sentido contestar!

Él juró. —¿No es esa justamente la típica respuesta de una mujer normal? Te estoy preguntando —dijo mordiendo las palabras—. Porque me estás volviendo malditamente loco. Violet le dio una patada en la espinilla. No supo por qué lo hizo pero se sintió bien. No, tenía que hacerlo. Él gimió de dolor. —Estoy enojada —contestó—, ¡porque estoy cansada de hacer que te enamores de mí! ¡Te amo! Y estoy muy, muy cansada. Y luego se echó a correr. El shock fue suficiente para hacer que Park olvidara el dolor. ¿Ella lo amaba?

Diecisiete Traducción Mayte008 Corregido por Clau

N

o puedo creer que haya dicho eso. El pensamiento, el recuerdo de lo que hizo, hizo a Violet gemir por la enésima vez en la última hora. Pidió otra orden de sake, desesperada por olvidar lo que acababa de hacer. —¿Sabes cuánto tiempo te he estado buscando? Ella levantó la vista. Park estaba más despeinado de lo habitual. Por desgracia, eso sólo le daba un aspecto más atractivo a sus ojos. La idea le daba ganas de golpearse la cabeza contra la mesa. ¿Cuán. Desesperadamente. Enamorada. Podría. Estar? Cuando Violet no se molestó en responder, Park se sentó frente a ella. —¿Qué diablos crees que estás haciendo? —Él medio gritó. Estaba furioso más allá de la razón. Había pensado que algo malo le había pasado, Maldición. Ella había estado perdida durante horas. Fue pura suerte que hubiera pensado en buscarla aquí. ¿Y qué estaba haciendo? Park se negó a sentirse culpable por empujar a Violet a beber. Estúpida Banshee, pensó. Apretó los dientes cuando un camarero le sirvió otra orden de sake la cual Violet bebió de un trago. Él la agarró del brazo. —¡Deja de beber! Ella lo haló lejos. —¡Puedo hacer lo que me provoque! —Deja de actuar como una perra loca otra vez, por el amor de Dios. Violet se rio sin humor. —De todas maneras tienes la mitad de la razón. Estoy loca. Estoy loca por el hecho de enamorarme de un tipo como tú.

Le tomó un segundo responder. Hizo que su cabeza se quedara en blanco, al oír las palabras. Él no se permitía pensar mucho sobre ello. Si digería lo que esas palabras realmente podrían significar para él, estaría loco. —Tú no estás enamorada de mí, —dijo con firmeza. Se puso de pie, lanzó un par de billetes sobre la mesa, y la levantó en un hombro. Los otros clientes miraron como Violet gritaba—. Ignórenla, está loca, —dijo con una mirada a nadie, sabiendo que era suficientemente intimidante, como para asegurarse de que nadie los molestara. Ella siguió gritando, hasta que llegaron a la residencia de estudiantes. Saludó cortésmente al portero, ignorando la mirada con los ojos abiertos del otro hombre. Park fue directamente a su habitación y cerró la puerta. Luego la arrojó sobre la cama. Ella reaccionó como él esperaba que haría: se irguió de inmediato y lo atacó, arañando y rasguñando como un gato salvaje. —¡Alto! Maldición, ¡Ouch! ¡Detente! Park hizo todo lo posible por frenar a Violet sin lastimarla, o dejar su rostro demasiado vulnerable. De repente, se detuvo. Violet saltó lejos de él y se posó en la cama, de espaldas a él. Estaba extrañamente silenciosa. Park tuvo una extraña sensación de que estaba actuando en una película, en la que él era la víctima y ella era... ¿qué? ¿Sadako o algún otro fantasma o persona poseída? ¿POR QUÉÉÉÉÉÉ? Violet giró la cara hacia él. ¡Santa maldita mierda! Se le puso la piel de gallina ante el sonido aterrador de un gemido. ¿Qué le pasaba esta vez? La tomó por los hombros, incapaz de permitirse encogerse de miedo mientras se preparaba a sí mismo para ver la evidencia de la posesión demoníaca o algo igualmente espantoso. ¿POR QUÉÉÉÉÉÉ? Violet se giró para mirarlo —¿Qué demonios? —Se atragantó con sorpresa cuando vio a Violet, con los ojos grandes, llenos de lágrimas. —¿Por qué no puedes amarme? —decía esas palabras como una niña de cinco años haciendo una rabieta—. ¿Acaso no soy lo suficientemente bonita? Park reprimió una sonrisa de alivio y regocijo. Gracias a Dios que estaba ebria. Al menos no había manera de que se volviera algo... emocional.

—Por supuesto que eres lo suficientemente bonita, —le aseguró él, y se sentó en la cama tirando de ella en sus brazos. Ella se subió a su regazo y lo envolvió con los brazos alrededor de su cuello, retorciéndose cerca y haciendo a Park tener una erección en un instante. Se apartó para hacerle otra pregunta. —¿No soy lo suficientemente sexy, Park? —Por supuesto que sí. —Por el momento, incluso demasiado sexy para su cerebro. —¿No soy lo suficientemente inteligente? —Por supuesto que sí. —Entonces, ¿por qué no puedes estar enamorado de mí? —Ella frunció el ceño— . ¿Tal vez necesitas probar? —Empezó a quitarse la ropa. Eso tomó de él más de un momento para superar su conmoción. —Violet. —Él luchó por mantenerle la ropa puesta, mientras Violet luchaba por quitársela. —Pero quiero… —empezó a insistir. —Ahora no, bebé, —le interrumpió. Para distraerlos a ambos —un hombro pálido se puso al descubierto— Park decidió darle un beso. Violet inmediatamente le devolvió el beso con pasión. Se apartó con un jadeo. —¡Violet, maldición! —Si se besaban un segundo más, lo próximo en ocurrir sería su polla besando a su coño y él no quería eso. Después de… lo que pasó... Se sentiría como si estuviera aprovechándose de ella. Ella le sonrió adormilada. —¿Estás enamorado de mí ahora, Park? —Luego sus ojos se cerraron. Park se quedó boquiabierto, incapaz de creer que ella se hubiese dormido como si nada. Y entonces… Roncó. Increíble, pensó. Realmente estaba dormida. Sus labios temblaban mientras roncaba de nuevo. Eso debió haber sido un verdadero mata-pasión, pero ahora acaba de hacer que su pecho se apretara con fuerza. ¿Estás enamorado de mí ahora? Los músculos de su pecho se apretaron más fuerte, una sensación que no era para nada cercana a la forma en la que una vez se había sentido a gusto y confiado, cuando Vanessa le dijo que lo amaba. La besó en el pelo. —No, Violet. Lo siento, pero no. No lo estoy.

Violet se despertó y tuvo la mala suerte de recordar todo lo que hizo y dijo, cada cosa que hizo y dijo, y cómo se sintió cada cosa anoche. Oh Dios… ¿por qué no se había olvidado de todo? Lentamente abrió los ojos y con la misma rapidez quiso cerrarlos. Pero ya era demasiado tarde. Park ya la había visto. Estaba frente a ella, con el torso desnudo y luciendo demasiado malditamente precioso como para alguien con el pelo revuelto del sueño para lo que debería tener derecho a hacerlo. Tenía la cabeza apoyada en un brazo a su lado, con el rostro ilegible. Y entonces sonrió. —Buenos días, sol. Ella gimió y trató de esconderse debajo de las sábanas. Park parpadeó y luego se echó a reír y tiró de las mantas retirándolas. —No puedo creer que yo... —Ella volvió a gemir. Se detuvo tratando de alejarse de la manta lo suficiente como para pedir cordura. —¿Entonces te acuerdas de todo? El silencio que siguió, tuvo a Park conteniendo la respiración por alguna razón. Y ella susurró con tristeza: —No. Él suspiró, incapaz de creer lo aliviado que se sentía. ¿Qué diablos le pasaba? Ella se estremeció ante el sonido. Se escondió debajo de las mantas, Violet sentía que así era más fácil hablar. —Todavía estoy enamorada de ti, Park. He estado enamorada de ti, desde hace mucho tiempo. —Violet… —No, espera. Primero déjame terminar. —Ella también respiró hondo—. Estoy enamorada, pero no estoy ciega. Sé que no me puedes amar… —Tragó saliva—. Lo acepto. Así que ya lo sabes, he decidido… —Después de una noche de copas —se burló él. Ella hizo una mueca, aunque no podía verla. —Bueno, de todos modos, he decidido... Park tuvo la sensación de que no quería escuchar sus siguientes palabras, pero se mantuvo en silencio. Violet cerró los ojos. —He decidido hacer todo lo posible para dejar de estar enamorada de ti. Park se quedó en blanco.

—Ah. —No sabía qué más decir. Todavía estaba adormecido por la conmoción ante sus palabras. Violet surgió de las sábanas y sonrió temblorosamente hacia él. —Sé que no soy del tipo que renuncia. Quiero decir, tú me conoces. Aja, aja, ¿correcto? —Era una expresión popular en Corea, que significa "buena suerte" o "mantén el ritmo" y se utilizaba con frecuencia en los dramas coreanos que veía. Park se reiría de la forma en que lo dijo, pero esta vez ni siquiera esbozó una sonrisa. Eso dolía mucho, mucho. Violet se encogió de hombros en un gesto torpe. —Yo no soy una mártir. He tratado de ser paciente, pero ya sabes, la paciencia no ha sido nunca mi mayor talento. —Tomó una respiración profunda—. Supongo que lo que digo es que... He terminado de obligarte a que me amaras.

—¡Buenos días! —Violet sonrió alegremente a Park una hora más tarde, ocultando el dolor que sentía ante la mera visión de él mientras ella y su amiga Betty, se alineaban detrás de él en la cafetería. ¿Quién podía saber que la angustia era un gran remedio para la resaca? Le dolía tanto recordar la forma en que Park no podía decir que la amaba, que el dolor sólo limpió totalmente los efectos restantes del licor de su sistema. Park gruñó en respuesta. Oh, bueno. Gruñón Park, estaba de regreso con una venganza. Ella y Betty se miraron. Fue pura suerte que Violet y Betty tuvieran esta cita para desayunar desde hace años. Park sabía de eso, por lo que no sería capaz de acusarla de estar haciendo algo para evitarlo. Y ella tendría que hacerlo si quisiera. El silencio entre ellos era terriblemente incómodo. Trató de sonreír de nuevo. —¿Qué vas a hacer…? —La boca de ella se abrió cuando Park en realidad la ignoró, tomando su bandeja y dejando la línea sin mirar atrás. ¿Qué demonios? Él, prácticamente la había dejado a ella y ¿ahora tenía el descaro de ignorarla? ¿Era su amor por él algo tan capaz de apagarlo por completo? —Él no está feliz —adivinó Betty. —Como si eso no fuera obvio —murmuró Violet. Estaba indignada. Trató de controlar su temperamento, pero no pudo—. Ordena por mí, ¿quieres? — murmuró a su amiga antes de marchar hacia donde Park estaba sentado solo, en una de las mesas que bordean las ventanas.

Ella se sentó frente a él y preguntó: —¿Qué carajos te pasa? Park ni siquiera la miró fijamente. Ella hizo un gesto con la mano en su cara. —Holaaa. —Cuando todavía no prestó atención, ella gritó tan fuerte como pudo —PARK. Él jadeó con sorpresa y entre dientes le dijo: —¡Baja la voz! —Park —chilló de nuevo. Miró a su alrededor, vio su peor pesadilla hecha realidad, cuando se dio cuenta de que eran una vez más el centro de atención de todos. —¡Muy bien! ¡Ya lo tengo! ¿De qué es que quieres hablar? —¡De nosotros! —gruñó Violet. Dios, ¡quería darle una bofetada! Realmente lo quería. ¿Realmente tenía que preguntar de qué tenían que hablar? ¿Quizás sus palabras no significaban nada para él? Él se puso rígido. —Bien —dijo arrastrando las palabras con sarcasmo—. Nosotros. ¿Jodidamente correcto? Ella también se puso rígida. —¿Qué significa eso? —No hay "nosotros”. Tú no quieres estar más conmigo, ¿verdad? —¡Yo no he dicho eso! —¡Prácticamente lo hiciste, diciendo que querías dejar de amarme! —gruñó. Su temperamento estaba a toda marcha de nuevo y era lo único que podía hacer, para no sacudirla en su furia. ¡Mierda! Todavía recordaba el enorme vacío en su pecho, como una maldita cavidad, que crecía en un instante, cuando vio a Violet despedirse murmurando esta mañana y salir de su habitación, sin ni siquiera darle la oportunidad de hablar. —¿Por qué estás tan enojado? —exclamó ella. Él apretó los dientes. —¡Idiota! Ella se quedó sin aliento. —¡No lo soy! —Sí. Lo. Eres. ¡Así que si no quieres estar enamorada de mí, entonces me aseguraré como el infierno de no forzarte a estarlo! Ella negó con la cabeza lentamente.

—Yo... yo... —Violet suspiró y dijo con sinceridad—: Yo no te entiendo. Park quería ser tan honesto. —Eso nos hace dos de nosotros. Ella tragó saliva. —Estás enojado... ¿porque quiero dejar de amarte? —Park no dijo nada. La esperanza se desplegó dentro de ella—. ¿Eso quiere decir que estás herido, porque estás enamorado…? Él la miró bruscamente, sintiéndose culpable, a la defensiva. —No. La esperanza murió. En realidad, nunca debía haber estado viva en primer lugar. Estúpida Violet. ¿Por qué no podía aceptar la verdad? Park estaba demasiado atrapado por su pasado como para enamorarse de nuevo. —Oh. Él no podía soportar la tristeza en su rostro. —Violet… Ella se alejó antes de que pudiera tocarla. Él hizo un gesto con la mano. Los ojos de Violet se abrieron. —No fue mi intención… —Mira. Tú no quieres estar enamorada de mí, ¿verdad? Así que, ¿por qué no dejas que te ayude con tu plan y salgo de tu vida, como estoy tratando de hacer? —¡Pero no quiero que sea así! —exclamó—. ¿No podemos volver a ser amigos? El rostro de Park estaba de piedra. —No. —P-pero ¿p-por qué no? —No va a funcionar. Han pasado muchas cosas. —Pero... —Ella lo miró con tristeza y luego desvió la mirada—. Eso no es justo. Quiero dejar de amarte, pero no quiero cortarte de mi vida por completo. —Es difícil. —¡Idiota! Él se encogió de hombros. Ella pisoteó con sus pies. No hizo nada para aliviar su ira. Y le pisó el pie. Duro. El grito que él dio la hizo sentirse un poco mejor. —Tú, pequeña… —dijo algo más en Coreano.

—Lo que sea que dijeras, tú lo eres más —espetó. ¿Por qué tenía que resultar de esta manera? Maldición, pero no lo había visto venir. ¿Por qué tenía que hacer esto mucho más difícil? —Sabes que eres injusto y que estás siendo egoísta y… —Conozco todos mis defectos. Tú también los conoces. Todavía no voy a cambiar de opinión. —Park finalmente se permitió mirarla y de inmediato, fue golpeado por un anhelo tan intenso, que podría haberse ahogado en él. La había echado de menos. La había extrañado increíblemente suficiente por el tiempo en que habían estado separados desde esta mañana. —Violet. —Su nombre provino de la nada. Ella lo miró con recelo. —¿Por qué no puedes estar contenta con lo que tenemos? —Él se obligó a hablar—. Yo… me preocupo por ti. —¿Más de lo que te preocupabas por Vanessa? —Ella también estaba obligándose a sí misma a hablar, con la garganta apretada por el dolor. Park apretó sus manos sobre la mesa, como si buscara algo que pudiera estrangular. —¡Lo que yo sentía por ella, no tiene nada que ver contigo! Después de lo que hizo… ¡ni siquiera podía malditamente mirar a una chica sin odiarla, sin recordar lo que hizo Vanessa! Pero tú eras diferente. ¿Entonces eso no puede ser jodidamente suficiente? Nunca voy a mirar a otra chica. ¿No puede ser eso lo malditamente suficientemente bueno? Violet quería taparse los oídos. Hubiera querido hacerlo hace unos momentos. De esa manera, no podría oír hablar a Park, decir las palabras más bellas y más crueles que jamás pudiera decir. Ella significaba para él, más que cualquier otra chica... ahora. Pero nunca podría ser tan importante como Vanessa había sido para él. Ella se miró las manos. —Park... —Sólo regresa. Volvamos a donde estábamos —dijo él con voz ronca. Ella quería ceder, pero sabía que no debía hacerlo. Así que al final, Violet hizo lo que siempre hacía, tomar una decisión rápida sobre un compromiso que podría llevarla al cielo o al infierno. Violet tomó una respiración profunda. —Este es el trato. Regresaré entonces. No voy a obligarme a mí misma a dejar de amarte. Tal vez no debería haberlo pensado en primer lugar. Dudo que hubiera funcionado si lo hubiera intentado. Pero… —Ella se ahogó.

Al verla con tanto dolor, algo hizo que Park quisiera arremeter de nuevo, le hizo odiarse a sí mismo por ser la causa de eso. Se sentía jodidamente impotente porque sabía lo que debía hacer para que ella se sintiera bien de nuevo, pero era la única cosa que no podía hacer. —Lo que quieras —prometió duramente en su lugar. Violet miró hacia otro lado, concentrándose en el paisaje exterior. Ver Osaka, con su mezcla de atractivos históricos y modernos por lo general la hacía sonreír, pero hoy el dolor, de alguna manera cautivaba incluso más la escena para Violet. Estaba aquí en Osaka, en un tiempo prestado, tal y como lo que tenía con Park, no era permanente. —No puedo encadenarme a ti por completo —susurró Violet finalmente—. Voy a salir con otros chicos. Yo no voy a… tener relaciones sexuales con ellos, pero quiero ver si hay un tipo por ahí, de quien pueda... —Se detuvo. Pero él ya sabía lo que no podía decir. —¿Enamorarte, quieres decir? Los ojos de Violet cayeron sobre él, sabiendo que esas palabras habían estado en su mente, pero nunca las había dicho, porque también sabía cuánto esas palabras lo habían herido una vez. Park sonrió con fuerza. —Eso no va a suceder. —De ninguna jodida manera, ninguna chica —y menos Violet— se enamoraría de él. Algo sobre su razón, molestaba a Park, pero por ahora, él empujó la preocupación lejos. Tenía cosas más importantes en que pensar. Violet frunció el ceño, dándose cuenta de que de alguna manera, Park había tomado sus palabras como un desafío. Y ella no quería eso. Quería que Park viniera después por ella, porque la amaba y no porque no quería sentir, como si hubiera sido un objeto arrojado con la misma excusa. —Bueno, eso es todo. —Ella quería decir mucho más, pero también estaba cansada, dejando sus pensamientos en un revoltijo. Se puso de pie a punto de irse, cuando Park repentinamente tiró de ella. Violet se quedó sin aliento cuando aterrizó en su regazo. —Park. —¿Qué diablos pasaba con él? Esta no era su manera. —Yo sólo quiero mostrarte por qué es imposible deshacerse de mí así como así. Fue la única advertencia que tuvo, antes de que hundiera los dedos en su pelo y tirara de ella hacia abajo, de modo que sus labios pudieran reunirse. Violet logró

resistirse durante unos segundos, antes de que su cuerpo y su corazón le traicionaran, haciendo que su mente se cerrara, cerrando sus brazos alrededor de su cuello. Él la besó con tanta posesividad esta vez, que se perdió en el sabor de él, con ganas de ser poseída tan mal. Cuando él la dejó para respirar, ella lo miraba con sus ojos oscuros y nublados por la confusión y el deseo. Y amor. Ahora que sabía que él estaba allí, sabía dónde buscarlo. Él sonrió, sabiendo cuan posesivo se veía, mientras acariciaba la mejilla de Violet. Mía. Violet York estaba enamorada de él. Eso la hacía suya, de la forma en que una vez tontamente se había atado a sí mismo a una mujer que lo había traicionado. Pero esta vez sería diferente. Puede que no amara a Violet, pero se preocuparía por ella jodidamente mejor que cualquier hombre en el mundo, la trataría exactamente de la manera en que Vanessa no lo había tratado a él. —Eso es por lo que tú no serás capaz de dejarme, Violet. Violet estaba de espaldas a la multitud, pero él no. Vio a todos mirándolos a los dos y los exhibió deliberadamente con posesividad, acercándola hacia sí, para poder besarla de nuevo. Esta vez, ella no se resistió en absoluto. Bien. Mía, volvió a pensar, cuando bajó lentamente a sus labios y luego la alejó. Park no recordaba haberse sentido tan feliz, estaba contento. Debería jodidamente haber hecho esto hace mucho tiempo, debería haberla reclamado, debería haber persuadido a Violet para que fuera su novia. Él no le había mentido cuando le dijo que estaba abierto a tener una relación. Él lo había estado pero se fue. De hecho, él podría estarlo. Era la parte del amor lo que no compraba. —Nadie puede hacerte sentir como yo. Ella arrugó la nariz a pesar de que todavía estaba un poco sin aliento después de su beso. Maldición, pero ¿por qué Park tenía que besar bien? Eso sólo hacía las cosas más difíciles. —Tan confiado —se las arregló para gruñir—. Discúlpame si vómito, ¿quieres? Él sólo se rio. —Oh, espera y verás —murmuró ella. Él fingió no oír eso.

Ella pretendió no darse cuenta. Pero ambos estaban secretamente y de repente fríos por sus palabras, como si fuera un presagio inesperado. Después de todo, ambos sabían la verdad que podría suceder, como si fuera posible que otro tipo apareciera y realmente se enamorara de ella. Y si eso sucediera... ¿entonces qué?

Dieciocho Traducido por Mayte008 Corregido por Gissyk

—¿Y

endo a una cita? Park se apoyaba en su puerta, sorbiendo lánguidamente un helado, mientras la veía aplicar su maquillaje. Ella lo miró a los ojos a través del espejo de su tocador. —Así es ¿celoso? Park gruñó. —Ya quisieras. Peor aún: ella lo quería. Violet levantó la barbilla. —Vas a estar celoso uno de estos días y cuando llegue ese día… —Ella sacó la lengua. —Una vez más: ya quisieras. —¡Mmm! Ella pasó sus pestañas por última vez con el rímel antes de levantarse. Giró alrededor y le sonrió por encima del hombro. —¿Me veo bonita? Él hizo un gesto con la mano, lo que indica una respuesta más o menos. Ella puso los ojos en blanco. —Estúpido Gorila Rubio. —¿Con quién vas a salir? Park logró mantener los celos lejos de su voz. —Con Lee —respondió, entonces podría haberse mordido la lengua inmediatamente después. Ella no quería que él supiera. Park apenas pudo evitar empalidecer. Violet había estado saliendo con el otro hombre durante más de un par de veces. Había hecho todo lo posible para cavar suciedad en el otro, pero no se le había ocurrido nada. El hombre era como un

maldito santo. Y normalmente Park, no tenía un problema con eso, excepto por supuesto cuando un santo parecía más atractivo de lo que tenía derecho a ser y cuando el mismo santo parecía más atractivo para Violet. Se obligó a sonreír a pesar de que su cerebro ya estaba en una carrera furiosa para llegar a un plan. —Bueno, buena suerte tratando de olvidarme. Su mirada frustrada se encontró con la de él a través del espejo —Esto no es por eso. —Lo es. El último comentario de Park, todavía le molestaba, arruinando el apetito de Violet, aun cuando Lee había elegido uno de los lugares nocturnos más populares de Osaka para su cita, un restaurante que también hacía las veces de club, en las últimas horas de la noche. Como ya eran las diez de la noche, las luces se habían atenuado, la música cambiando de jazz a música trans. —Hey, ¿no es tu amigo? Siguió la línea de visión de Lee, entrecerrando los ojos para ver de lo que estaba hablando. El shock hizo inhalar bruscamente a Violet, cuando vio a Park rodeado por una multitud de chicas. Parecía un desfile de zorras, Violet pensó nerviosamente, mientras observaba la forma en que estaban todas muy ligeras de ropa, como si hubiera una maldita escasez de algodón y mezclilla. Ni una sola vez la miró. Y desde que ella no había dicho ni una palabra, sobre a dónde se iba y además este no era su tipo habitual de club, ¿podría ser que Park, estaba allí para darle celos? —¿Quieres ir a otro lugar después de este? —le preguntó Lee después de pagar la cuenta. Ella le dio una sonrisa a medias. —¿Está bien si lo dejo para otro día? Él le devolvió la sonrisa con ironía, comprendiendo lo que eso significaba. —No hay problema. La ayudó a salir de su silla, con la mano en su espalda, mientras él y Violet salían del restaurante. Park sólo se relajó, cuando vio por la esquina de su ojo que los dos ya se habían ido. Misión jodidamente lograda, pensó y seguía sonriendo con satisfacción, cuando llamó a la puerta de su habitación en la residencia a las once de la noche. Ella abrió la puerta con el ceño fruncido. Park fingió estar sorprendido. —¿Por qué estás con esa cara de enojo?

Violet apretó los dientes. ¡Él en realidad no lo sabía! Además, Park no era tipo de andarse con rodeos. Él era una persona sencilla por lo que no tenía ninguna razón para dudar de su palabra. —Por nada —le espetó—. Entonces, ¿qué estás haciendo aquí? —Yo sólo quería saber, si habías conseguido desenamorarte de mí. —¡No es asunto tuyo! Trató de cerrar la puerta, pero Park ya había metido un pie dentro. Ella gruñó cuando simplemente empujó la puerta y caminó adentro. Él sonrió ante su expresión de enojo. —¿Supongo que la cita fue sin problemas? —Lee mis labios: ¡no es asunto tuyo! Él se rió. —¿Qué pasó? Resignada al hecho de que probablemente no sería capaz de hacerlo salir de su habitación hasta que él quisiera, a regañadientes cerró la puerta y pasó por delante de él. Tal vez no hacerle caso sería, como mejor le llegaría el mensaje. Pero ella sólo había dado dos pasos más, cuando un brazo rodeó su cintura. Ella se quedó sin aliento. Y lo siguiente que supo es que estaba en la cama, con Park encima de ella, con el rostro ensombrecido por una razón insondable. —Park. —Así es —gruñó—. Es mi jodido nombre el que vas a decir cuando te haga venir. Y yo soy el único que va a hacer que te corras, ¿cierto? Sin previo aviso, metió la mano en su falda, por debajo de la ropa interior de seda, y descubrió el dulce botón del placer sin dificultad. Él comenzó a agitarlo. Ella casi se cayó de la cama. —¡Park! Empezó a desnudarla y esta vez, ella hizo todo lo posible para ayudarle. —Déjame —dijo bruscamente, cuando sus dedos temblaban demasiado como para hacer nada bien. En segundos los dos estaban desnudos, sus ropas tiradas en el suelo junto con el resto de sus libros de idiomas. Él empujó sus piernas. —Necesito estar dentro de ti ahora. No hubo tiempo para los juegos previos, no cuando estaba ardiendo tan vehementemente por ella, no cuando sentía todo tipo de cosas, que sólo mediante la unión con su cuerpo podía silenciarlas. En respuesta, ella le clavó las uñas en los hombros.

—Jódeme. Apenas terminó de hablar cuando él estaba dentro de ella, golpeando tan fuerte y rápidamente con sus ojos en blanco en segundos. Era sexo furioso y deliciosamente áspero, y ella gimió ruidosamente, sin importarle que la oyeran cuando Park la volteó boca abajo, levantando sus caderas lo suficiente alto, para dar cabida a su larga, gruesa y dura polla. —¡Park! —gritó su nombre una y otra vez, mientras él comenzó a embestir de nuevo, más duro y más rápido con cada golpe. —Así es, Violet —le susurró al oído y la sensación de su voz en contra de su piel, la hizo gemir. Era demasiado increíble el calor, sabía que estaba a sólo un toque de distancia de caer sobre el punto de no retorno. —Mi nombre. Siempre será sólo mi nombre el que puedas decir, mi polla es la que puede darte placer. —Le mordió la oreja, incluso mientras seguía golpeando en ella, su aliento se volvió errático por la manera en que sus músculos vaginales trabajaban alrededor de su pene, apretando como si quisiera exprimir hasta la última gota de placer de él. —¿Entiendes? —Él se sacó. —Sí —dijo sollozando, su cuerpo arqueándose hacia él, queriendo más de esos dulces sexys golpes, que sólo Park podía darle. —Dímelo entonces. Dime a quién perteneces. —A ti por favor, por favor... Se levantó más alto, esta vez para tomar su polla en la mano y frotarla contra su clítoris. Ella gritó de nuevo. —Dime... —Park sabía que no debería decirlo, pero las palabras salieron, tenían que salir—. ¿Y a quién mierda amas? Los ojos de ella se abrieron. Él castigó a Violet por su retraso en contestar, frotando su clítoris con su pene de manera que la frustraría y excitaría al mismo tiempo. —A ti —jadeó mientras sus ojos se cerraban, como si no quisiera que viera lo mucho que ella estaba dándole—. Te amo. Él volvió a entrar en ella con un rugido, e incluso mientras se acercaba, nunca dejó de empujar dentro de ella, las palabras que nunca debería haber dicho, de forma inesperada lo hacían sentir aún más loco de deseo por Violet. En momentos él se vendría también, y Violet se sacudió bajo él en su liberación, activándola por segunda vez.

Después, cuando Park finalmente logró alejarse y presionar un beso en su hombro, Violet estaba tumbada de lado de espaldas a él. Su pelo largo y oscuro, extendido sobre la almohada como una cubierta, sus dedos cerrados en un puño como un bebé. Y luego murmuró: —Lee. Él estaba fuera de la cama en un instante, el movimiento haciendo que el colchón brincara alarmantemente bajo, provocando que ella se despertara confusa. —¿Park? Él golpeó la pared tan fuerte como pudo, deseando que fuera la cara de un hombre la que estaba golpeando. —¡Oh, mi Dios! —Ella voló de la cama y corrió a su lado, tirando de su puño lesionado hacia abajo para que pudiera verlo—. ¿Por qué demonios hiciste eso? —¿Qué otra mierda puedo hacer, cuando dices el nombre de otro hombre, mientras estás en la cama conmigo? Ella palideció. ¡Mierda! Sacó el puño a la distancia para perforar la pared de nuevo. —¡Park, no! —Ella rápidamente alcanzó su mano antes de que él pudiera golpear por tercera vez—. No, Park, no es lo que crees. —Su voz temblorosa mientras trataba de mantener el control cuando ella quería enfadarse consigo misma. ¿Por qué se preocupaba cuándo él no la amaba en absoluto? Pero entonces, supo que ese no era realmente el caso. Ella siempre supo eso. Park realmente la amaba, pero si él se permitiera admitirlo, era el problema. —Yo no estaba pensando en él cuando estábamos teniendo relaciones sexuales —susurró, mirándolo directamente a los ojos para que viera cuán sincera era—. No fue así. Soñé… soñé que estaba rompiendo con él de nuevo y me sentí mal, fea, repugnante. Él estuvo perfecto en la cita de anoche. Él siempre lo fue, pero simplemente no funcionó. Park le permitió a Violet empujarlo a la cama, por los hombros, mientras ella iba al baño para conseguir su kit de primeros auxilios. Él sabía, que ella había querido decir cada palabra, pero todavía no hacía, que oírlo lo hiciera sentir mejor. Eso había obligado a Park, a pensar en lo que no quería pensar, en tener que renunciar a Violet por otro hombre. ¿Valía la pena, esto entonces? ¿Valía la pena ser honesto, si eso significaba que ella lo dejaría? ¿Tal vez debería mentir sobre ello? Esas palabras, al final, no eran más

que dos simples palabras. Tal vez debería decirlo y eliminar esta amenaza de una vez por todas. ¿Hasta dónde llegaría para mantenerla a su lado? se preguntó con gravedad, cuando Violet volvió y comenzó a limpiarle el puño. —Aquí. —Ella acomodó el final de su vendaje y asintió con satisfacción a su obra— . ¿Sigue doliendo? —preguntó con preocupación. —Un poco —dijo Park, lo suficientemente inteligente como para mentir. El rostro de Violet cayó. Se sentó a su lado en la cama. —Alto el fuego por el momento, en lo que sea que estamos peleando. —Ella le acarició distraídamente la mano—. Esperemos que te recuperes pronto. —Te debo una por esto. Sus mejillas se sonrojaron. —No, si tenemos en cuenta, cómo yo fui la que accidentalmente te provocó a hacerte daño en primer lugar. Park negó con la cabeza. —No. Esto es mi culpa. ¿Qué tal una cita? Ella lo miró dubitativa. —¿En serio? Park se puso a la defensiva. —¡No es tan absurdo! —Lo es, teniendo en cuenta lo anti-novia que eres y ahora me estás invitando a salir… —En una cita —no pudo evitar gruñir—. ¡Y no para ser mi jodida mujer! —¡Lo que no voy a ser nunca, si continúas actuando como un idiota! —¡Quizás puedo ser un idiota, pero todavía me amas! Ella se quedó sin aliento y estrelló el puño en su espalda, lo suficiente fuerte para hacerlo gruñir. —¡Eso es un golpe bajo! —Verdad. —Se miraron el uno al otro. Pero dentro de su mente, él ya estaba pateándose a sí mismo. Maldición. Ellos no tenían que luchar. ¿Por qué era que siempre terminaban peleando? Dejó escapar un gemido. —¿Qué? —Mi mano —se quejó—. Está latiendo... —Una mentira descarada, esa. Ella lo sintió por eso, al igual que las niñas estaban destinadas a hacerlo.

—Oh, Park. —Le levantó la mano con preocupación. —Por favor, ¿no vamos a pelear? —Park le dirigió una mirada suplicante. Violet se derritió. —Promesa.

Violet se vistió muy especial para la cita y Park fue arrollado adecuadamente al verla, con un vestido lavanda sin espalda. Ella se arregló. —Dime que me veo bonita. —Tú sabes que lo haces. Ella hizo un mohín. Él puso los ojos. —Está bien, te ves hermosa. Ella sonrió y acurrucó su brazo alrededor de él. Estaban cenando en uno de los restaurantes en el hotel. Era un lugar de lujo, con precios aún más elegantes, pero Park le había asegurado que podía permitírselo debido al descuento de empleado. Todo el mundo los miraba, hecho que Violet amaba, desde que sabía que era porque parecían verse excepcionalmente bien juntos, con su colorido justo y su aspecto oscuro. El hecho de que a los dos también les encantaba vestirse bien, más que a la mayoría de las personas de su edad, los hizo aún más dignos de que los vieran con la boca abierta y Violet estaba encantada a cada minuto por ello. —Deja de sonreír como si fueras Yoon Eun Hye —dijo entre dientes, desconcertado por la manera en que Violet seguía sonriendo de nuevo, a los que estaban mirándolos como si fueran celebridades que no podían colocar. Su sonrisa se desvaneció ¿Era tan malo que estuviera feliz porque estaba en una cita con él y estaba orgullosa de estar de pie junto a Park? Tal vez, esto era algo que no significaba nada en absoluto para él, pero para ella, significaba esperanza. Incluso si era estúpido esperar siempre a la más mínima posibilidad de conseguir que Park se enamorara de ella, Violet no podía dejar de tener esperanza. —Son mis labios, así que voy a sonreír tanto como yo quiera. Cuando él siguió con el ceño fruncido, lo miró, exigiendo: —¿Por qué te molestaste en invitarme a salir, si te vas a enojar por las cosas más tontas?

Esa fue una muy buena pregunta, admitió Park para sí mismo de mala gana, y sobre todo cuando consideras el hecho de que esta noche, era la noche en que estaba a punto de declarar la mentira más grande en el mundo. Esta noche iba a decirle a Violet que la amaba. Tal vez si lo hiciera entonces esta horrible sensación en su pecho se detendría. Él abrió la boca para hablar, pero todo lo que tenía que decir se perdió en el estruendo de la conmoción procedente de la entrada trasera del hotel. —¿Qué es eso? —preguntó Violet nerviosamente. Frunció el ceño, aunque una parte de él se sintió aliviado, de que no tenía que decir la mentira. —No estoy seguro... —Se escuchó un fragmento en Coreano y recordó acerca de los invitados VIP de lo que los otros empleados estaban hablando—. Creo que hay grandes estrellas coreanas a punto de reservar... Violet era una fangirl devota del mundo del espectáculo, con entusiasmo saltó arriba y abajo y estiró el cuello. —¿Quién? ¿Quién? Él se rió. —Tranquila... van a venir muy pronto. —¿Pero que, si nos piden que los dejemos? —Nosotros somos empleados aquí, Violet —respondió secamente Park—. Estamos a salvo. Las puertas se abrieron y los hombres en trajes entraron primero, obviamente guardando cuatro chicos en el medio. Violet se quedó sin aliento. —Oh, Dios mío. ¡No puede ser! Él la miró extrañado. —¿Qué? —Son… —dejó escapar un grito—. ¡Son X Unli! ¿No los conoces?, ¿No los conoces? Son tan populares como los chicos de Boys Over Flowers. —Violet estaba lista para desmayarse—. Tienes que presentarme, Park ¿Por favor, por favor? Se echó a reír, encontrando muy linda la tendencia de Violet, de repetirse a sí misma en su emoción. —Cálmate. Lo haré, lo prometo. —Ahora, ¿por favor, por favor, por favor?

Tiró de la mano de ella y se acercó al grupo. Él habló en coreano, para presentarse, y los guardaespaldas se abrieron para dejarle avanzar. Una vez más, habló y le dijo a las celebridades que su amiga era una gran fan de ellos. Los presentó uno por uno, dejando el mejor para el final, el cantante de la banda, Kim. El otro tipo era alto y delgado de cuerpo, tal vez tan joven como Violet, con hoyuelos que de alguna manera le hacían parecer más, como el chico caliente del lado equivocado de la valla, en lugar del buen chico de al lado. Un cosquilleo comenzó bajo su piel, diciéndole sin palabras a Park que esos hoyuelos significaban problemas. El tipo podría tomar a Violet y llevársela. Empezó a darse la vuelta, con la intención de conseguirla antes de que Violet pudiera tener más de una imagen de la vista del hombre detrás de él, pero era demasiado tarde. Violet se lanzó bajo el brazo. Cuando Park se volvió, Violet estaba sonriendo ampliamente a toda la banda. Ella también estaba visiblemente deslumbrada, su voz brotaba cuando dijo: —Hola. Soy tu fan # 1. Sé que todo el mundo dice eso, pero todavía tengo que decirlo. Lo digo en serio, de verdad. Park se abstuvo de rodar sus ojos, porque mientras ella lo decía en serio, no mencionó cómo pasó a ser fan número 1 de alrededor de todas las personalidades del mundo del espectáculo en Asia. Kim lo sorprendió, y a Violet, hablando también en inglés. —Es un honor. Ella y Park intercambiaron miradas. Honrado. En un instante, comprendió cómo Violet sintió el tiempo, había oído a otra chica confesando a él. Honrado. Joder ¡honrado! ¿Por qué no puede el idiota, en frente suyo decir gracias, como cualquier chico normal lo haría? Violet parecía todavía más deslumbrada. —Oh, wow, hablas inglés. ¡Eres tan inteligente! Park quería ahogarse. ¿No estaba sonriendo un poco demasiado ahí? Kim se echó a reír. —En realidad no. Me críe en un hogar bilingüe. Violet agitó la mano con ligereza. —No, confía en mí. Cualquier multilingüe es inteligente. Soy multilingüe, ergo soy inteligente. ¡Todos somos inteligentes! —Violet sonrió de nuevo.

—Nosotros somos inteligentes —repitió Kim, sonriendo y estaba tan obviamente encantado por Violet, que los otros chicos de X- Unli estaban riendo y burlándose de él por caer tan rápidamente. Gracias a Dios, Violet no entendía ni una palabra de coreano o ella estaría sonrojada. Habría de estar en el infierno, desde que Park sabía, lo irresistible que Violet parecía al sonrojarse. Kim tomó todas las burlas con calma, su atención se centró por completo en Violet. —¿Te quedas aquí también? —Trabajamos aquí. Park decidió que era el momento de hablar. Sólo la forma en que el otro se quedó mirando a Violet, como un cordero que quería para su disfrute, era suficiente para hacer sentir violento a Park. De ninguna manera eso iba a pasar. Kim parpadeó, como si sólo se acabara de dar cuenta que Park todavía estaba allí. —Oh, sí. Usted es amigo de Violet. Park, ¿verdad? Park agarró la mano de Violet, no perdiéndose en el camino el gesto de los ojos entrecerrados de Kim. Comenzó: —Nosotros no queremos molestar… —No lo hacen —dijo Kim inmediatamente con firmeza, con los ojos de vuelta en Violet. Cuando los dos se sonrieron el uno al otro al mismo tiempo, Park quería vomitar. Si esto era puta casualidad en el trabajo, que iba a resultar de mierda con alguien lo suficientemente diabólico, que pudiera decirle que vaya a chingar a su madre. Violet era de él y ni siquiera esta celebridad con sus malditos hoyuelos podría cambiar eso. Kim estaba preguntándole a Violet: —¿Vas a ver nuestro concierto, Violet? Violet parpadeó. —Se agotaron... —No… —Kim le dedicó otra sonrisa, una que hizo que Park apretara los dientes, porque Violet se veía como si estuviera a punto de desmayarse de nuevo—… si puedo hacer algo al respecto. Hizo una seña a alguien de la espalda y un segundo más tarde, dos asientos VIP estaban en su mano. Se lo dio a Violet, y Park no se perdió la manera que Kim aprovechó la oportunidad para acariciar la piel de Violet. Apretó los dientes otra vez. —¿Te veré en el concierto entonces? ¿Me lo prometes?

—Oh, sí. —Violet seguía pareciendo deslumbrada. —Espero volver a verte. Kim hizo una reverencia y los demás lo siguieron. Park también lo saludó, como dicta la tradición. Pero en su interior, ya estaba maldiciendo a Kim en cuatro idiomas. Violet siguió mirando su espalda en la retirada. —Oh, mi Dios, acabo de hablar con Kim. Kim. Kim. Esta vez, su tendencia a ser repetitiva, no era tan linda. De hecho, era francamente irritante. Park soltó la mano de Violet, se fue detrás de ella, y ejerció presión en la parte posterior de su rodilla. —Qué demo… ¡Park! —Ella se quedó sin aliento cuando casi perdió el equilibrio. La vieja Violet hubiera estado escupiendo enojada, pero ésta sólo parpadeó, suspiró y suspiró de nuevo. —Eso fue totalmente surrealista, ¿sabes? Él gruñó. —Oh, Park. ¡Tienes que ayudarme a elegir un vestido para el concierto! Quiero lucir realmente bien. Él se encogió de hombros. De alguna manera no podía hacerse a sí mismo hablar. —¿Por favor, Park? ¡Tenemos que vernos bien mañana! Quiero decir, ¡Kim habló con nosotros! ¡Él nos dio entradas! ¡Kim! Agradable de su parte decir nosotros cuando estaba claro para todo el mundo, que Kim estaba interesado únicamente en ella. Park se sintió enfermo. Al ritmo que iban las cosas, Violet podría estar saliendo de su amor por él, más pronto que tarde.

Diecinueve Traducción Mayte008 Corregido por maggiih

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ark corrió a la habitación de Violet temprano al día siguiente lleno de energía, incluso después de dar vueltas en la cama toda la noche. No pudo sacar el rostro de Violet fuera de su mente. Tenía un mal presentimiento acerca de Kim y estaba decidido a no dejar que la súper estrella de las chicas (¡Ja! ¡Superestrella! ¡Era una broma!) Tomara a Violet lejos de él. De ninguna manera. Sobre su cadáver… Park masculló una maldición cuando vio la nota clavada en la puerta. ¡Increíble! Violet, nunca se había despertado tan temprano por su cuenta. Park ¡Me fui a trabajar temprano para que pueda salir temprano del trabajo, también! Tengo que empezar a arreglarme muy temprano para el concierto. Nos vemos. ¡Muah! Violet —¿Park? —Crayon llamó su atención unas horas más tarde en el trabajo—. ¿Soy yo o Violet se ve…? —Crayon buscó una palabra—. Bueno, tal vez es porque ella lleva el nombre de una flor o algo, pero se ve literalmente floreciente. Él y los otros chicos se habían ido a un descanso en el trabajo, de pie fuera del hotel, así el otro chico podría encender un cigarrillo. De espaldas a la calle, eran capaces de ver lo que estaba pasando en el interior y cómo Violet, estaba encantadora en los calcetines de todos. El director ya se frotaba las manos de alegría, mientras se paraba al lado de la caja registradora, donde se había formado una línea más larga de lo habitual. Park sólo gruñó en respuesta, incapaz de confiar en sí mismo para no decir algo que lamentaría. Todavía no podía superar el hecho, de que Violet había hecho uso de su maldita alarma de su reloj por una vez, y todo por una puta celebridad coreana que era todo hoyuelos y nada.

Akito rodó los ojos. —Pretendiendo ser humilde, ¿eh? Bien, lo diré claramente. ¿Qué hiciste para poner estrellas en ella…? Violet asomó la cabeza. —¡Hey chicos, si ya está todo hecho, el director quiere que ustedes vuelvan dentro! Ella les lanzó un beso y luego se fue de nuevo, sin siquiera darle una mirada a Park, más larga de un segundo. Las mandíbulas de sus amigos cayeron. Jun-Yee lentamente meneó la cabeza. —Realmente no fuiste tú. —Park no dijo nada. Jun-Yee se echó a reír—. ¿Quién demonios golpeó en el corazón de Violet? —Nadie —gruñó Park, esta vez no pudo evitarlo. —Hubieras deseado ser tú —Jun-Yee le dio una palmada en la espalda—. Maldito deseo. Ten miedo, hombre. Mucho miedo. Tú eras el único que podría poner a Violet así, pero ya no. Es mejor que hagas algo, o puedes ser olvidado por completo. —De ninguna manera —dijo Park, a pesar de que su estómago se incomodó ante la idea.

—¡No puedo creerlo! —Gladys seguía diciendo mientras miraba el ticket de Violet con asombro. —Lo conooocí, ¿correcto? —Violet suspiró soñadora, algo que había estado haciendo toda la noche—. Fue tan increíble. Midori frunció el ceño. —¿Cómo lo tomó Park? Violet parpadeó. —Él sabe que yo estoy con bandas de chicos asiáticos. —Pero, la forma en que describes cómo sucedieron las cosas, no creo que Kim te mire como a una fan ordinaria. Sus ojos se abrieron. —¿De verdad lo crees? —Ella comenzó a abanicarse. La idea de que uno de sus celebridades la hubiera visto así, le hizo girar la cabeza. —¿Qué dijo Park? —Gladys pidió insistentemente.

—Bueno, lo de siempre, sólo gruñó y gruñó. —Las cejas de Midori se dispararon— . ¿No estaba celoso? —Si él lo estaba, nunca iba a admitirlo. —Violet se encogió de hombros—. Además, esto es tan totalmente diferente. ¿Quiero decir, vamos es Kim? ¿Tomando nota de mí? Estoy segura de que Park, totalmente entiende que esta es una oportunidad única en la vida. Al igual que Kim podría ser de una vez una oportunidad única, para que dejara finalmente de estar enamorada. Incluso si tuviera que ser una groupie para que esto suceda, Violet sentía que iba a tener la oportunidad de todos modos. Kim la dejaría después de un breve romance sin duda, y sería menos doloroso que el conocimiento de que ella estaba esperando por nada con Park.

Dos-cincuenta de la mañana y todavía no podía dormir. Park se incorporó con un gruñido, admitiendo la derrota. No podía dejar de pensar en Violet, y lo que pasó en la noche, entre ella y ese maldito Sr. Caliente, con los hoyuelos. Apretó los dientes, furioso justo con el recuerdo de cómo en realidad ambos se miraron como si estuvieran… Park sintió que todo el color lo abandonaba. Ellos no podían estar enamorados, ¿verdad? ¿Podría Violet dejar de amarlo, tan rápido? Claro, ella era la persona más inconstante en el mundo, pero no podía ser tan voluble... o ¿podría serlo? Pero ¿por qué a él debería importarle? No estaba enamorado de ella. A él le gustaba, se preocupaba por ella, ¿pero estaba enamorado de ella? Por supuesto que no. No estaba enamorado. Era una emoción sobrevalorada. Estaban mejor como amigos. Tal vez debería dejarla ir. Tal vez debería dejar que Violet tuviera su asunto o lo que fuera que tenía con esa celebridad con cara de niña, y dejarlo seguir hasta que muriera de muerte natural. Y luego, después ella iría corriendo a los brazos de Park a decirle que nunca debería haberlo dejado. Poco a poco, Park se mintió a sí mismo para regresar de nuevo a la cama. Sí, tenía que ser eso. Tenía que dejar a Violet, ver por sí misma que estaba mejor con Park que sin Park. Una pequeña voz dentro de su cabeza le preguntó si estaba seguro de eso, pero Park la ignoró. Tenía que estar seguro. No podía imaginar la vida sin Violet.

Al día siguiente, puso inmediatamente su plan en marcha, y su fachada sonriente, puso inmediatamente en guardia a Violet. Violet miró el hermoso rostro sonriente de Park con una profunda sospecha. —Estás de buen estado de ánimo. —Park sonrió aún más ampliamente. —Así es. —Él se sentó frente a ella en la cafetería de la escuela. Entonces se acercó para mezclar amablemente su plato de espaguetis para ella. —¿Estás de buen humor? —Violet negó con la cabeza—. ¡Das miedo! Park se detuvo y lanzó una sonrisa con el tenedor y cuchillo. —Arregla tu propia pasta. Ella levantó la barbilla. —No te pedí que lo hicieras, ya sabes. —Bueno, lo sieeeeento, en realidad estaba tratando de ser amable —gruñó Park. —¡Ese es el punto! Nunca eres agradable, a menos que tengas un motivo interior. —Ella lo miró—. ¿Qué es? —Cruzó los brazos sobre el pecho—. ¡Espera, déjame pensar… no, no podría! ¡Oh, Dios mío! ¡Park! —Ella frunció el ceño. Park levantó una ceja. —¿Estás pensando en sabotear mi cita con Kim? —Por supuesto. Estoy completamente abrumado por los celos, que estoy en una pérdida suprema simplemente pensando en ti y en tus brazos. Violet hubiera visto la luna solo de oír eso. Si sólo Park no hubiera pronunciado las palabras con suavidad hiriente. Tuvo que apartar la mirada, sólo para que él no viera cuánto le escocían las palabras. —Sólo estás molesto porque tengo un chico muy caliente, que no le importa admitir que quiere pasar tiempo conmigo. Park no trató de demostrar nada cuando Violet describía al otro hombre. ¿Realmente caliente? Sí cierto. Se obligó a sonreír. —No estoy molesto. De hecho, estoy totalmente a favor de ti y de Kim. —¡Ja! Él se inclinó hacia delante. —Totalmente te apoyo, hasta tengo esto para darte como un amuleto de buena suerte. —La boca de Violet se abrió, cuando Park colocó una caja de zapatos muy bonitos en la mesa. —De ninguna manera —susurró. —Adelante —dijo, avanzó un poco y se acercó a ella.

—De ninguna manera —susurró de nuevo. Sus ojos fueron a él lentamente—. ¿Me estás dando zapatos de Manolo Blahnik para mi cita de esta noche? ¡Mi cita! Las palabras impactaron en su cerebro. Una vez más, Park logró mantener su rabia posesiva en control. Era una cita. Tenía que aceptarlo. Pero… era un mal necesario. Violet tenía que aprender por sí misma, que las citas con otros, nunca podrían compararse a las citas con Park. Y él tenía el plan perfecto para demostrarlo ahora. —Quiero que seas feliz —dijo simplemente, y lo decía en serio, también. Sólo que estaba seguro de que Violet no sería feliz con nadie más que él. Sólo tenía que esperar a que se diera cuenta de eso por sí misma. Violet se puso a llorar. —Que… —Park miró a su alrededor con desesperación. —¡Deja de llorar! —Pero... esto es tan... Yo no sé cómo… —se lamentó y lloró con más fuerza. Era tan dulce, de verdad, pero también era confuso y doloroso en cierto modo. ¿Esto estaba totalmente bien con Park, de salir con otro hombre, entonces? ¿Él realmente no la ama en absoluto? —Deja de llorar. Vamos, Vi. ¿Cómo puedo llevarte de compras si estás llorando? Ella dejó de llorar. Por supuesto que lo hizo. Park, el hombre más frugal en el mundo, ¿la iba a llevar a hacer sus compras? —¿En serio? —susurró. Él se echó a reír. —Tus lágrimas en realidad se detuvieron. Hizo caso omiso de eso. —¿Me estás llevando de compras, también? —Sí. También he pedido un día libre en el trabajo hoy para los dos. Necesitas un poco de ir de compras y mimos, para ponerte hermosa esta noche, ¿no te parece?

Fue la más maravillosa tarde que tuvo nunca. Park fue la cita perfecta, aunque no era una cita. Actuó dulce y atento, jugó el papel de un caballero, el más hermoso mientras sostenía su mano en todo momento, le abría y cerraba las puertas para ella, sacó las sillas, la protegía del sol, llevaba sus bolsas de las compras, y ni siquiera renegó de ella ni una sola vez, ni siquiera cuando estaba haciendo el tonto.

Él fue malo también. Cuando la vendedora fue a buscar otra talla de vestido apropiado para ella, la llevo al interior del probador y le hizo el amor con su boca. La vendedora había regresado, justo cuando estaba a punto de venirse, lo que obligó a Violet a pedir temblorosa su vestido en otro color, para que pudiera dejarla venirse sin preocuparse por una audiencia. Después de las compras, habían ido al salón de belleza para que pudiera conseguir un buen corte de pelo. Ella había cerrado los ojos para disfrutar el masaje habitual. Cuando terminaron abrió los ojos, fue entonces cuando Violet se dio cuenta, de que Park le había masajeando sus hombros todo el tiempo. Casi cada mujer en el salón la miraba con envidia, también. En su camino a casa, Park había comprado un helado para compartir y se habían besado cada vez que sus labios se encontraron a través de la crema fría y dulce, soltaban risitas Violet y Park, mientras sus labios se encontraron charlando. Cuando llegaron a la residencia de estudiantes, Park se había inclinado bruscamente hacia abajo y le susurró al oído, que él estaba tan orgulloso de tenerla a su lado. Era tan, tan, tan maravilloso que Violet no podía creer que él no la amaba, no podía creer que estaba realmente dispuesto a hacer todas estas cosas, para que ella estuviera feliz con otro hombre. —Listo —dijo Park con satisfacción, cuando él descargó la última de las bolsas de la compra en el suelo. —¿Quieres un poco de té? —preguntó Violet. El negó con la cabeza. —No creo que tengas tiempo para eso. Tu cita es en poco menos de dos horas y necesitas por lo menos una siesta de diez minutos antes de tomar una ducha y hacer todas esas cosas de belleza que las niñas suelen hacer. Violet parpadeó. —Yo... —Park le beso en la frente—. Voy a pasar del concierto esta noche, por cierto. Ella se puso rígida contra él. —No va a ser una cita adecuada si estoy allí. —Se obligó a alejarse, aunque cada instinto que poseía clamaba mantener a Violet encadenada a él. Los labios de Park se torcieron en una apariencia de una sonrisa—. Me divertí mucho hoy. Violet cerró los ojos para evitar a sí misma de llorar de repente. —Yo, también —susurró. Había algo en su voz, que rompió el corazón de Park, algo que le daban ganas de decir algo.

—Sabes... —La voz de Violet le sobresaltó. No había esperado que ella hablara. Violet tragó saliva y sin mirar hacia arriba, continuó—, esta es la parte donde puedes decir que me amas y me impides ir. Park tomó lentamente un paso atrás. Todo el ser de Violet estaba herido, pero logró esbozar una sonrisa cuando se encontró con los ojos entrecerrados de Park. —Pero no lo haces. Y no lo harás. —No puedo. —Podías antes, así que, ¿qué es tan diferente ahora? —gritó. —Sólo… —Park suspiró con cansancio—. Simplemente disfruta de tu cita de esta noche. No podía creer que pudiera decir eso. Maldijo en la expresión de sus ojos, como si sus palabras hubieran matado la parte más vital de ella. —Violet… Ella volvió la espalda. —No creo que quiera verte por un tiempo, Park. —Violet, maldita sea. —Había algo tan digno de ella en estos momentos, que Park sintió que no tenía el derecho de llegar a ella, ni siquiera cuando lo estaba matando el ver la forma en que sus hombros empezaron a temblar. Le indicó la puerta. —Por favor déjame. ¿Y Park? Tenía la puerta abierta ya, pero se detuvo, volviéndose con la esperanza de algo que no sabía. —¿Sí? —Voy a hacer lo que has dicho. Voy a hacer lo que quieres. Disfrutaré… y voy a tratar de ver si hay otro tipo al que pueda amar. Porque yo no tengo miedo de amar y es muy triste que no puedas hacer lo mismo. Estamos perdiendo mucho, porque tienes miedo. Violet se volvió hacia él y luego con una sonrisa desgarradora en sus labios. —Adiós, Park. —No es un adiós —dijo él con dureza. —Lo es para mí.

Veinte Traducción Mayte008 Corregido por xx.MaJo.xx

O

lvidar a un chico siempre era más fácil cuando tienes uno nuevo a tu lado. Había olvidado a Andrew por causa de Park, y ahora estaba casi logrando olvidar a Park, con la ayuda de una superestrella coreana de muy buen aspecto. —Deja de hacer eso —dijo Violet a Kim, riendo cuando lo sorprendió mirándola una vez más con el tipo de mirada que la hizo tragar. La muy inocente mirada que Kim le daba a Violet, la había hecho reír tanto que tuvo que enjugar las lágrimas de sus ojos. No podía creer lo bien que estaba sintiéndose en este momento, y sabía que se lo debía todo a Kim. —¡Yo no estoy haciendo nada! —Pero los ojos de Kim brillaban. —Sí, lo haces, y… —Dejó escapar un suspiro de exasperación—. ¡Lo estás haciendo otra vez! —Tú lo estás haciendo otra vez, también. —Sonrió—. Sonrojándote. Que te hace ver un centenar de veces más bonita. No pudo evitarlo. Se ruborizo aún más. Era tan diferente de Park. Y eso, se dijo con firmeza, era una buena cosa. Tenía que serlo. No había futuro para Park y ella. Park había dicho lo mismo. Kim conducía de vuelta a casa a la una de la mañana. —Me lo pasé muy bien —dijo en voz baja. —Yo también. —Y lo decía en serio. No había imaginado que podía sentirse tan bien, con una genuina atracción hacia Kim, no hizo ningún movimiento para ocultarse, fue un bálsamo para sus sentimientos heridos. Hizo que la pérdida de Park, se volviera a un segundo plano. Tal vez algún día pronto, cuando Kim se fuera, podría llorar por eso. Pero ahora no, todavía no, no con Kim para hacerla olvidar. Vaciló y luego le tomó la cara suavemente, su cabeza inclinándose. Por un momento, pensó en negarse. Por un momento, soñaba a Park besándola. Pero

esos momentos pasaron. Los hizo desaparecer. Park se había ido. Permanentemente. Ya era hora de seguir adelante. Los labios de Kim finalmente llegaron a ella y no hizo ademán de retirarse. Era todo lo que Kim estaba esperando y sus brazos fueron alrededor de los suyos. El beso fue suave, dulce, caliente y seductor, todas las cosas correctas que hacen que los dedos de Violet se retorcieran. No quería mentirse a sí misma y negar que no se viera afectada por el beso de Kim. Lo estaba. Incluso hubo una chispa pequeña, que era más de lo que esperaba, teniendo en cuenta lo mucho que aún le dolía renunciar a Park. Cuando Kim se apartó, sonrió. —Me gustas mucho, Violet. —Podía sentir que se ruborizaba. —Kim. —Rara vez tenía pérdida de palabras con los chicos, pero de alguna manera con Kim, la hizo balbucear como una niña de rostro fresco con su primer amor. —Mañana nos volveremos a ver, ¿cierto? —¿No tienes que trabajar? —Nos reuniremos de nuevo y eso es todo. —Le dio un beso en la frente antes de alejarse. Durante un largo momento, se quedó allí, un poco desconcertada por la rapidez en que las cosas parecían estar progresando entre ellos. Tocó sus labios inconscientemente. Tal vez la pequeña chispa podría crecer más rápido de lo que imaginaba.

Park estaba oculto en las sombras. No se había dado cuenta de que sería tan doloroso ver a Violet en los brazos de otro hombre. Esta noche fue diferente de las otras veces que estuvo celoso. Era diferente, porque esta vez, entendía que Violet no estaba tratando de darle celos. No, en este momento, Violet estaba simplemente tratando de seguir adelante. Olvidándolo. Dejándolo. A la mañana siguiente, Violet abrió la puerta a unos golpes fuertes. Cuando abrió, su bostezo se detuvo a mitad de camino, se dio cuenta que era Park, tomando de una humeante taza de té. —Buenos días. —Se inclinó para besarla. Ella se alejó antes de que pudiera llegar a ella. —¿Qué estás haciendo? Park no dejó que viera lo mucho que su acción le hizo daño. —¿Tratar de ser agradable? Todavía estaba confundida.

—¿Por qué? —Hemos tenido nuestra pequeña pelea y ahora es el momento de hacer las paces. —Levantó la taza de té—. ¿Paz? —Durante unos segundos sólo lo miró, mordiéndose el labio tembloroso. Luego movió lentamente la cabeza. Park maldijo entre dientes. —Violet… —No podemos hacerlo de esta manera todo el tiempo. No quiero esto. Has hecho una decisión de no amarme. Bien. Pero tienes que dejarme seguir adelante. Es lo justo, ¿no crees? —Violet estaba tratando de no llorar—. Lo siento, Park —susurró antes de cerrar la puerta. Y ese fue el momento exacto en que Park comprendió. Violet, realmente quería decir Adiós. El primer instinto de Park fue el de arremeter de nuevo. Comprendía que podría citar a otras mujeres, todavía más, ser visto en compañía de otras mujeres, le haría daño. ¿Después de todo, todavía lo amaba, verdad? Pero esos pensamientos locos sólo duraron unos minutos. Se detuvo allí, de hecho. Hacer eso de nuevo no resolvía nada. Sólo hacia las cosas más complicadas. Más dolorosas. Y le había hecho suficiente daño. Su siguiente impulso, fue hundirse en la depresión. Pero eso era patético y no quería ser patético. Si Violet lo intuía y se compadecía de él, no sería capaz de soportarlo. Si Kim se enterara de ello también, Park tendría que matar al tipo, y eso lastimaría a Violet, así que no quería que eso sucediera. En última instancia, decidió no hacer nada, sobre todo porque los hombres eran diferentes de las mujeres. Mientras que ellas tenían una necesidad constante de hacer algo, para arreglar las cosas, resolver o romper, los chicos eran diferentes. Las emociones confusas amenazaban a los de su clase. Park sintió la necesidad de hacer algo realmente estúpido, como elaborar que los guardaespaldas de Kim lo tiraran a Corea del Sur y lo mandaran tras las rejas, pero logró contenerse. Finalmente, escogió no hacerlo, principalmente porque no conocía lo que realmente quería hacer. Todo lo que veía, todo lo que el mundo hablaba, simplemente le recordaba a Violet. Esta era una obsesión de la peor clase, pero no era amor. No podía ser amor, porque para él, el amor era una ilusión destructiva y sólo estaba haciéndole a él y a Violet un favor, siendo inteligente por los dos.

—¿Cuánto tiempo ha pasado desde la última vez que hablaste con Violet? Park se encogió de hombros.

—¿Un mes , tal vez? Y Dios, lo largo que este mes había sido. Cada minuto del día, cada segundo de su sueño fue perseguido por Violet. Pero no le dijo a nadie. No tenía sentido. Crayon dudó, lo que era extraño, porque el americano solía ser impulsivo. Fue suficiente para hacer temblar a Park, despertarlo de su fase de indiferencia. —¿Qué pasa? —Yo no quiero ser chismoso... —Sólo escúpelo —dijo con cansancio . —¿Sabes que la estrella coreana sigue aquí en Japón? Park parpadeó. —No lo sabía. Desde la última vez que él y Violet conversaron, había inconscientemente bloqueado todas las noticias acerca de ella, hasta el punto de dejar su trabajo en el hotel, sólo para poder evitar los ojos de ella. Incluso podría haber cambiado de hogares si pudiera, pero eso sería una exageración y no quería que Violet pensara que la visión de ella le afectaba tanto, incluso si fuera cierto. —Bueno —dijo finalmente—, bien por ellos. —Pero no para ti. —Estoy feliz —comenzó a mentir. Crayon se inclinó y le susurró: —Le pidió que se mudara con él, a Corea.

Ella tenía los ojos rojos e hinchados de tanto llorar. Casi cada noche, y gracias a Dios por los cosméticos de gama alta, que le permitieron ocultar la evidencia de angustia durante el día. El plan de Kim, que había sugerido, parecía no estar funcionando y comenzaba a perder rápidamente la esperanza. Kim dijo que iba a dejar que todo el mundo pensara que le había pedido que se fuera con él a Corea. Era su regalo para ella, dijo, su manera de traer de vuelta a Park con ella. Si no funcionaba, entonces él le pediría que se fuera con él de verdad, y si ella no le preguntaba a Kim, Violet buscaría hacerlo en serio con él. —Eres diferente de todas las otras chicas que he conocido, Violet. —Kim había dicho—. Y en mi línea de negocios, diferente es bueno. Recordaba esas palabras que la hicieron querer llorar, pero no lo hizo, temía que no fuera lo suficientemente fuerte como pasar por lo de Park, un par de pisos más abajo. ¿Por qué no podía amarla? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? Estaba tan cansada de esperar... tan jodidamente cansada.

Alguien llamó a la puerta. Su corazón empezó a latir alocadamente. Corrió hacia ella, con la esperanza sin aliento. Era Kim. —Oh —Kim sonrió a su pesar. —Lo siento por decepcionarte. —Negó con la cabeza, pero era incapaz de mirarlo a los ojos—. ¿Qué estás haciendo aquí? —Quería hacer algo. Ella inclinó la cabeza hacia un lado, confundida. —¿Qué? —Esto. —Kim la tomó de la barbilla y la besó, no como antes, pero dulce, como un hombre que quiere que la chica que ama pensara sólo en él. Cuando la soltó, realmente se tambaleó sobre sus pies y la abrazó riendo hasta que fue capaz de recuperar el equilibrio. —Yo quería tener otro recuerdo de cómo tus labios saben. Sus palabras, la desconcertaron. —¿Kim? —Sabes, me has gustado desde el principio. —En realidad, tú, también. —Pero los dos sabían que no era lo mismo. —Una de las razones por las que me gustas, es porque eres tan abierta, fuiste por lo que querías, así que ahora me pregunto. —Sonrió socarronamente—. ¿Por qué estás esperando por Park, a que se mueva primero? De hecho, pensó. Violet empezó a sonreír. —Eres como mi ángel de la guarda, ¿lo sabías? Su nariz se arrugó un poco. —Yo realmente prefiero ser el príncipe azul, pero creo que ser tu hada madrina es lo mejor que puedo hacer en este caso. Se echó a reír e impulsivamente le echó los brazos al cuello. Le dio un beso, uno en el que le dio las gracias con más eficacia que cualquier palabra. Pero antes de que pudiera alejarse, Kim le devolvió el beso, expertamente, suficiente como para que tuviera éxito en persuadir una respuesta de ella. Violet se sonrojo cuando por fin la soltó. Kim suspiró antes de dar un paso atrás, como si tuviera la necesidad de poner distancia entre ellos. —Gracias, Kim —dijo, todavía un poco sin aliento. Suspiró. —Park es un idiota si te deja ir de nuevo. Si lo hace… Violeta se quedó sin aliento, al ver que ardían los ojos de Kim, dándose cuenta de lo mucho que el otro chico había estado controlándose a sí mismo con ella.

—No lo hará —dijo apresuradamente—. Me aseguraré de que no lo haga. —Y entonces estaba corriendo por las escaleras.

Fue otra noche de insomnio. No podía creer que Violet se iba con otro hombre. ¡Mierda! ¡Violet ni siquiera se había ido a vivir con Park y estaba malditamente enamorada de él! O al menos lo estaba. ¿Ella estaba jodidamente loca? ¡Apenas conocía a ese hombre! ¿Y qué si era una superestrella con cara de niño, ¿Realmente conocía a la Violet de verdad? ¿Sabría cómo joder a Violet? ¿Cómo podría ponerse como tigresa si se despertaba en el lado equivocado de la cama? ¿Comprendía que Violet podría fácilmente poner un agujero en el bolsillo en tan sólo diez minutos por ir de compras en Shibuya? ¿Él jodidamente entendía cómo poner una sonrisa en Violet, cuando estaba nostálgica? Park sabía todas estas cosas, pero eso no quería decir que la amaba. ¿Cierto? Su pecho se apretó dolorosamente ante la idea de amar a Violet. Normalmente, los pensamientos de amor, serían de disgusto o de ira. Pero cuando se trataba de Violet… en realidad se estremecía de miedo y su corazón latía locamente. Era una amenaza, que no quería reconocer. El amor le daría poder sobre él, de la misma manera en que Vanessa tenía ese poder y abusó. ¿Qué pasaría si Violet lo dejaba en el futuro? Eso lo mataría. ¿Estaría dispuesto a correr ese riesgo? Echó un vistazo al reloj. Pero si no se arriesgaba la perdería de todos modos. Al final, la elección era clara. Por el contrario, no había otra opción en absoluto. Se levantó de la cama justo cuando alguien golpeó a la puerta. Duro. Déjà vu, pensó, un poco desconcertado. Park abrió la puerta y él sólo tuvo un segundo de advertencia, antes de que Violet se lanzara hacia él, lloviéndole besos en la cara. Perdió el equilibrio y cayó al suelo, pero aun así no dejó de besarlo. Park le devolvió el beso, tirando de ella con fuerza hacia él, gimiendo ante el sabor y la sensación de ella que se había perdido cada maldita noche. Y entonces se apartó y él gimió en señal de protesta, pero ella se levantó a sí misma lejos de él, poniendo las manos sobre su pecho. —¡Le di un beso! —¿Tú qué? —Tiró de ella hacia atrás y la besó con fuerza, estúpido quería borrar el beso de otra persona. Ella luchó por la libertad y por fin la dejó. —¡Dos veces! —¿Estás jodidamente loca? —rugió.

Ella ni siquiera se inmutó. Su mandíbula cuadrada, una mirada terca que caía sobre el rostro de Violet. —Te quiero. Ahora quiero saber la verdad. ¿Me amas? —La voz de Violet era feroz y agresiva. Pero no había miedo al acecho en sus ojos ni una enorme cantidad de inseguridad. Inseguridades que él había causado, pensó sombríamente. Ella Simplemente lo dijo, dejando al descubierto su corazón en sus ojos. —Te amo. Demasiado que me asusta hasta la muerte. —Quería decir más, pero los labios de Violet estaban de vuelta en los suyos y se estaba riendo, llorando, y lo besaba al mismo tiempo. De repente lo golpeó en el pecho. —¿Por qué te tomó tanto tiempo volver a mí? —Yo era un maldito idiota. —No se detuvo tratando de desnudarla mientras le contestaba la verdad. Ella se echó a reír. —¿Puedo grabar eso? —Quería tomarle el pelo un poco más, pero su voz ya estaba temblando tanto, por el alivio de Park al escucharlo finalmente decir que la amaba, lo que le daban ganas de llorar. Oh Dios, ¿esto es realmente cierto? —Cuando quieras, cariño. Violet se quedó sin aliento. Cuando finalmente la sacó de su vestido y tomó los pechos en su mano. Sacó el sostén hasta que saboreó sus pezones, antes de chupar uno a la vez, el placer era tan hermoso, sabía que podía venirse si seguía besándola así. Lágrimas golpeaban sus ojos. Casi había perdido esto, si no hubiera luchado por él una vez más, podría haber perdido esto. La idea la hizo ahogar un sollozo. Park se congeló, entonces se levantó de inmediato para mirar hacia abajo en la cara llena de lágrimas de Violet. —Bebé, ¿qué está mal? —Por favor, por favor, por favor, no me dejes ir otra vez. Sus palabras lo destruyeron. —Por favor —susurró de nuevo a ella. —Por favor, por favor, por favor, no me dejes otra vez, bebé. No puedo vivir sin ti. Ahora lo sé. Lloró un poco más, porque su tono era completamente serio cuando lo dijo. Nunca se había imaginado que había una luz en su corazón como esta. —Te amo, Park. Te quiero. —No podía decir lo suficiente. —Te quiero, Violet. Él entrelazó sus dedos con los suyos y luego levantó su mano para que pudiera verlo besar sus nudillos. Park sabía, que nunca había dejado de mostrarle, lo

sexualmente atraído que se sentía hacia ella, pero esta vez quería que Violet viera lo mucho que la amaba, cómo su corazón estaba a punto de estallar, con lo que sentía por ella. —Te quiero. Siempre. Todo su cuerpo se estremeció ante sus palabras. Violet tiró de él hacia abajo, con las piernas envueltas alrededor de su cintura. —Pensé que te había perdido, Park —susurró. Park la besó en la frente. —Nunca. —No lo pudo evitar, empezó a frotar su pene contra sus pliegues. Gimió al sentir lo mojada que estaba ya para él. —Te quiero, nena. —Esta vez, no pudo evitar decirlo. Respondió tomándole la polla con la mano y guiándola hacia ella, mientras él se quedó sin aliento ante su contacto. —Te quiero. Violet, le sonrió justo antes de que empujara el hombro para que pudiera rodar de espaldas y subir a Violet en la parte superior. Comenzó a montarlo, de esa manera maravillosa e irresistiblemente sexy de ella, que le había casi hecho perder el conocimiento en el puro placer de hacerlo. —Violet, te quiero. Ella gimió, sus caderas moviéndose hacia arriba y abajo aún más rápido con un ritmo salvaje. Ambos estaban cerca, y Park quería asegurarse de que se unirían. Esta vez, él lo quería así, en todo momento, con Violet siempre a su lado, con los dos haciendo cosas juntos. —Violet. Miró hacia abajo a Park, el placer de tener su polla dentro de ella era más que suficiente para hacer que se sintiera aturdida. —¿Sí? —Yo siempre te amaré, bebé. Esta vez, no tendrás una razón para dudar. Las palabras fueron inesperadas, lo suficiente como para enviar a Violet volando sobre el borde, cuando se levantó a media altura para que pudiera tener un pezón en la boca y morderlo mientras jalaba su culo con fuerza hacia abajo sobre su polla, penetrándola al máximo. —Park, ¡Te quiero! —Tenía que decir las palabras, que dijo a su alrededor. Le sonrió. —Por ti, yo te jodo suavemente. También te quiero, bebé. Sus ojos se agrandaron. —Oh Dios mío, eso es tan…

Al ver la risa a punto de burbujear fuera de sus labios, Park se agachó a su clítoris y empezó a frotarlo cuando la cogió de nuevo, más duro y más rápido esta vez. Gritó en su lugar. Sonrió, pero Violet se deshizo con bastante facilidad, así cuando comenzó a moverse contra él, inclinándose para que sus pechos tocaran sus labios como la fruta prohibida. Él gimió, y los dos no hablaron durante horas, dejando a sus cuerpos para que hablaran.

—Ahora, quiero que me prometas que te comportarás. —Violet alisó las solapas de Park, no podía dejar de tocarlo. Era una adicción y una sin cura. Estaba feliz por eso. Park fruncía el ceño. —No quiero. —Park —advirtió con un brillo en sus ojos. Él suspiró. —¿Vas a darme órdenes ahora? Se echó a reír. —Siempre he estado dando órdenes a tu alrededor. Es sólo que ahora estoy siendo obvia. —Oyó un chillido familiar y se dio la vuelta. Era la señal para la llegada de Kim. Era el último día que la banda estaba en Japón. Así que no tenía ni idea cuándo lo vería de nuevo, Violet quería al menos ser capaz de darle las gracias personalmente una vez más, por lo que había hecho. Los ojos de Kim brillaron cuando la vio. Abrió los brazos y ella riendo, corrió hacia él y lo abrazó con fuerza. Park apretó los dientes y empezó a contar, lo haría hasta que estuvo seguro de que no cometería asesinato frente a miles de personas. —Gracias, Kim. Te debo mi felicidad —susurró. —Estoy feliz de que estés feliz. —Se apartó para sonreírle. —Vas a ser feliz. Te lo prometo. Sólo tienes que encontrar a la mujer ideal para ti. —Por un momento, sus ojos se oscurecieron. —Eso espero —murmuró. Lo abrazó de nuevo. —Lo sé. Park finalmente no pudo soportarlo y fue con ellos, doblando un brazo posesivo sobre los hombros de Violet. Miró a Kim. La súper estrella con cara de niño y con hoyuelos, le devolvió la mirada asesina. Finalmente Park sonrió de mala gana y le tendió la mano.

—Gracias. —Cuida de ella. —Se dieron la mano y los dos se apretaron simultáneamente duro. Violet lo notó y rodó los ojos pero no dijo nada. Hombres. Cuando Kim, su banda y su séquito se habían ido, se volvió hacia él con el ceño fruncido, que pondría al propio famoso ceño de Park en vergüenza. —Fuiste grosero —advirtió—. Sabías que teníamos otras cosas de que hablar. —Él te susurraba y no me gustó. —Frunció el ceño de nuevo—. Además, ¿no me dijiste antes que te gustaba o hubiera admitido estar celoso? Así que ahora estoy celoso. ¡Debes estar feliz! —Sólo estás admitiendo que estás celoso, porque sabes que está mal. —Tú… —De repente se dio cuenta de que esto no iba a ninguna parte. Violet podría tirar a un centenar de loros en un minuto. Se abalanzó y la besó. Cuando se alejó, estaba parpadeando hacia él. —Te quiero. Ella abrió y cerró la boca. —Lo has hecho a propósito. —Te amo. Sonrió. —Esa es tu forma de resolver una disputa, ¿es eso? Nunca arreglar lo que está roto. Lo que funcionó antes debería funcionar ahora. —Te amo —repitió. Violet se rio y le echó los brazos al cuello. —¿Sabes? Tú eres el único que me tiene alrededor de su dedo meñique. —Puso un sonoro beso en la mejilla, sabiendo que lo haría retorcerse porque odiaba la atención. Él se retorció como se esperaba y se echó a reír. —Yo también te amo, Park.

Epílogo Traducido por Nayelii Corregido por Mir

—J

odidamente increíble. —Violet miró a su novio de un año y prometido por una semana. Había una multitud de periodistas que empujaban para conseguir una foto de ella y Park mientras descendían del avión. La cara de Park era toda inocente pero ella no era tan tonta. —¿Quién diablos eres? —demandó ella. —No soy un actor. —Fue todo lo que dijo. —Lo sé. Veo películas K, también, sabes. —No soy famoso. Mis padres lo son. —Sip. Eso es lo que los hijos famosos de gente famosa siempre dicen. Y pregunto otra vez: ¿Quién eres? Él río. Violet actuando testaruda y persistente era su lado favorito de ella, incluso aunque Park preferiría morir que dejarla saber eso. Violet trató de no lucir sorprendida de como la prensa se volvió loca cuando vieron a Park riendo. Joder. Ella sabía que él era antisocial pero ¿tenía sus formas de Grinch también extendidas a la presa? —Ellos me llaman el Príncipe de Hielo —susurró en su oído, como si leyera sus pensamientos. Violet no podía decir nada. Estaba demasiado ocupada estando fascinada por cómo la prensa parecía volverse loca con cada pequeña cosa que Park hacía. —Y no porque soy rubio o algo así. —Él puso un brazo alrededor de ella y besó su cabeza mientras continuaban caminando. No había controles de seguridad. Alguien parecía haberse ocupado de eso por ellos—. Mis padres tienen una compañía llamada Jaewon. ¿Quizás has escuchado de ella? Ella se detuvo en seco. Sus ojos se clavaron en los suyos.

—¿Qué piensas? —Ella miró de nuevo al avión que los llevó, el cual tenía caracteres coreanos y el nombre “Jaewon” estampados en su costado en azul y dorado. Los ojos de Park reían hacia ella incluso mientras la empujaba de vuelta cerca de él. —No te enojes. No haría diferencia, ¿cierto? Ella trató de pensar en eso seriamente. Era difícil, sin embargo, con todas esas enormes cámaras con faros destellando. Ahora también estaban gritando, pero ya que todo era en coreano ella no entendió una palabra de lo que estaban diciendo. Era el turno de Park de dejar de caminar. Él la tiró para que se detuviera, también. Levantó su barbilla. —¿Violet? —Él estaba preocupado—. ¿Habría hecho diferencia? Ella respondió honestamente. —Probablemente te haría comprarme un vestido realmente, realmente, realmente caro para venir aquí, pero además de eso, no. Park tragó de regreso su risa porque ella sonaba medio culpable, medio sincera. —¿Quién es ella, Park? —gritó un reportero en inglés. Él se dio la vuelta para reconocer al reportero, girando a Violet también. —Park —siseó ella, palideciendo ante la manera en que la atención de todos estaba centrada en ellos. Ella amaba ser el centro de atención. Vivía por ello, pero no así, ¡no cuando no estaba completamente preparada para ello! Su mente estaba todavía tambaleándose ante la realización de que Park no era un chico coreano ordinario adoptado de Occidente. Park destelló una sonrisa, y fue más que suficiente para que la prensa se volviera salvaje otra vez. Ah, bueno. Ella podía entender eso. Ella se volvía un poco salvaje cuando Park le sonreía así. Era sólo demasiado raro. Violet casi saltó cuando él habló, tan suave que ella sabía que estaba intentando que sólo ella lo escuchara. —¿Sabes que ellos me llamaron el Príncipe de Hielo porque nunca me habían visto sonreír? ¿Ni siquiera al Primer Ministro, ni siquiera a las Wonder Girls? Su sonrisa se desvaneció ante esas últimas palabras.

—Sólo tenía que decir eso para ponerme celosa —dijo con una mirada. Dios, ¡las Wonder Girls! ¡Estaban acertadamente nombradas! ¡Tenían más centímetros en todos los lugares correctos! —Sí —admitió desvergonzadamente. Ella hizo un movimiento para jalar fuerte su oreja, como usualmente lo hacía cuando estaba molesta, pero Violet se congeló a medio camino, recordando que estaban en frente de la prensa. Oh, joder. Las celebridades tenían razón, después de todo. La publicidad era en verdad una perra. Los ojos de Park se reían de ella otra vez. Él capturó su mano en medio aire y la trajo a sus labios en su lugar. Todos se desmayaron un poco ante la vista de eso. Incluso las rodillas de Violet temblaron. —Presumido —siseó sin calor porque su corazón todavía estaba latiendo como loco, como siempre lo hacía cuando Park hacía algo inesperadamente romántico en público. Park se encogió de hombros. Y luego él estaba continuando otra vez, tejiendo una fascinante historia de un príncipe que ella nunca se atrevió a soñar conocería, mucho menos enamorarse de él, y que él le correspondiera. —La prensa me perseguiría como loca, queriendo atraparme de buen humor. Pero nunca lo hicieron… bueno, no hasta ahora. —Él le sonrío—. Me cambiaste completamente y para mejor. Ella furiosamente pestañeó para apartar las lágrimas. —¡Park! Girando para enfrentar a la prensa otra vez, él levantó su cabeza y saludó. Los gritos y animaciones que se elevaron de la multitud fueron no sólo ensordecedores sino lo suficientemente fuertes para hacer que el suelo debajo de ellos vibrara. —Annyoung ha sehyo. —Se inclinó. Ahora Violet quería desmayarse. Él rara, rara vez hablaba en coreano y a ella le encantaba cuando lo hacía, especialmente cuando actuaba todo tradicional como ahora. Era como tener su estrella de drama coreana favorita cobrando vida, no importaba si él lucía más como un duque europeo que un príncipe asiático. —Eres tan lindo —chilló ella, casi saltando de alegría. Park giró hacia ella lo suficiente para rodarle los ojos.

Ella se los rodó de vuelta. Bueno, ¡duh! Ella era su prometida y estaba enamorada de él. ¡Por supuesto que lo encontraría lindo! Park enfrentó a la prensa con otra sonrisa. —Todo el mundo —dijo en inglés—. Quiero que conozcáis a Violet, la chica de la que me enamoré y con la que quiero casarme. Violet estalló en lágrimas. Park odiaba la atención pública mientras que a ella le encantaba. Sin una duda, esta era su manera de probarle una vez más que la amaba; por encima de todo lo demás, al punto en que él felizmente enfrentaría sus peores miedos por ella. Como lo había hecho cuando se permitió a sí mismo amarla, y como lo estaba haciendo ahora. —No necesitas probarlo ya. Te creo. —Ella medio protestó. El corazón de Park todavía golpeaba contra su pecho ante la vista de la cara ruborizada de Violet—. Gracias por eso, bebé. Tirándola en sus brazos, él habló a la prensa una última vez antes de señalar el final de la corta entrevista y caminar hacia adelante, moviendo a su equipo de seguridad para cubrirlos por todos los frentes. Incluso con sus ojos cerrados y su cara presionada apretadamente contra su pecho, Violet todavía escuchaba la forma en que la multitud jadeaba colectivamente, como si Park hubiera dicho algo que declaraba el final del mundo. Dentro de su limosina, Park sonrío en sorprendido placer cuando Violet inmediatamente subió a su regazo. Ella torció sus brazos alrededor de su cuello. —¿Qué les dijiste? Él le sonrío maliciosamente. —¿Segura que quieres saber? —¿Tan malo es? —Bueno, sabes cómo realmente quiero probar todo el tiempo que te amo, ¿cierto? —¿Yyyyyyy? —Y la única manera de probarlo es haciendo cosas que no me gustan, como conseguir ser entrevistado por la prensa, si es algo que puedo hacer por ti. —Ve al punto —gruñó ella. Él río incluso mientras mordía su labio, sólo con suficiente dureza como una forma juguetona de reprenderla por ser tan rápidamente impaciente. Él podría secretamente amar ese lado de ella ahora, pero tendía a poner a Violet en problemas. —Así que les dije algo que normalmente no consideraría decir.

Ella dio un pesado suspiro, como si fuera todo lo que podía hacer para no sacudirlo. —¿Lo cual es? —Sólo les dije que iba a tener mi luna de miel antes de la boda e iba a hacerte venir tantas veces que sólo recordarías mi nombre. —¿QUÉ? —Es mi forma de probar lo mucho que te amo, bebé —dijo él animadamente—. Me gusta hacerlo así que por favor mira hacia adelante a una vida de mí felizmente probándolo.

Fin

Sobre la Autora ¡Hola! Soy Marian Tee. Soy filipina-china, nacida y criada en Las Filipinas, y escribo realmente tórridas y realmente divertidas novelas de romance. Amo el horror, libros, películas, bailar hiphop, y todas las cosas japonesas así que se espera que muchas de esas cosas vengan en mis propias historias. Soy también una mangaka frustrada, una dedicada políglota, y una fan de corazón.

Traducido, corregido y diseñado en:

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