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Un atleta al borde de la grandeza. Una mujer que estuvo en el punto más bajo de su vida y luchó su camino de regreso a la grandeza. Kieran Stone de 24 años, nadador número uno en el país, ha amado a una mujer durante toda su vida, sólo que este amor no era recíproco. Kieran se ha resignado a la realidad de que cuando se trata de amor, él nunca será la primera opción de nadie. Brynn Tanner de 23 años, hermana de Milo Tanner el nadador número dos del país, ha emergido de su propia batalla y ganado la pelea, pero para Milo siempre será su pequeña hermana. Aquí está la verdad sobre el destino: puede ser completamente cruel. Cuando Kieran y Brynn se reencuentran por una mala circunstancia, se enciende una atracción para la que no están preparados, pero que ninguno puede controlar. Tres frágiles corazones, dos fuertes rivales, una chica obligada a tomar una decisión.

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¿Cómo elegir entre el hombre por el que pelearías y el hombre por el que una vez viviste?

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Sinopsis Índice Prólogo Capítulo 1 Capítulo 2 Capítulo 3 Capítulo 4 Capítulo 5 Capítulo 6 Capítulo 7 Capítulo 8 Capítulo 9 Capítulo 10 Capítulo 11

Capítulo 12 Capítulo 13 Capítulo 14 Capítulo 15 Capítulo 16 Capítulo 17 Capítulo 18 Capítulo 19 Capítulo 20 Capítulo 21 Capítulo 22 Epílogo Sobre la autora CRÉDITOS

Traducido por Azuloni. Corregido por beatrix85

Kieran Hace más de trece años... Tomé una profunda respiración, salté tan alto como pude, alcé mis brazos en el aire y giré mi cuerpo hacia atrás cuando entré al agua de cabeza. Sentí el remolino del agua golpearme mientras me hundía aún más abajo. Mantuve mis rodillas juntas para un acabado limpio. ¡Uf! ¡Gran salto! Mientras nadaba hacia arriba en busca de aire, soplé burbujas por la nariz. Esta era la mejor parte, las burbujas que se formaban debajo del agua. Me encantaba hacer burbujas en el agua. Eran mucho mejores que esas burbujas de botella donde tenías que soplar a través de una pajita para crearlas. Tiré de la parte inferior de mis gafas de buceo para que el agua saliera. Necesitaba unas nuevas. Estas viejas gafas no funcionaban ya. —¿Cómo te llamas? —Me pareció oír una voz antes de hundirme en el agua de nuevo. Había muchos principiantes en el Centro Acuático de Santa Mónica hoy. Se quedaban en las piscinas de los principiantes, pero aun así no me gustaba tener a muchos de ellos alrededor. Tendría que decirle a mi padre que quería cambiar mis horarios de entrenamiento. El ruido que hacían me distraía. Cuando emergí por aire, oí la voz de nuevo. —Hey, te he preguntado, ¿cómo te llamas?

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Me saqué las gafas de la cabeza. ¿Esa voz me estaba hablando a mí?

Me froté los ojos y nadé hacia la voz. Una niña escuálida en un traje de baño azul estaba sentada en el borde de la piscina con los pies colgando sobre el borde, formando círculos en el agua. Tenía pelo largo y oscuro pegándosele a la cara. Sacudí mis pies para acercarme a ella. Era la única que no tenía una manada de otros niños a su alrededor. —¿Estás sordo? —Resopló mientras se apartaba el pelo de la cara. Entrecerré los ojos para mirarla. El reflejo del sol en el agua cegaba mi vista de ella. Cuando finalmente di una mirada más de cerca a su cara, me quedé hipnotizado. Su nariz estaba arrugada y su frente se arrugó en una mueca, pero eran sus ojos lo que me atraían. ¡Guau! No eran de color azul o verde. Eran... ¿violetas? Nadé más cerca de ella. ¿Quién era? Era nueva aquí. Obviamente, no sabía que a algunos chicos les gustaba que les dejaran solos. Chicos como yo. Seguí ignorándola. Sacudió sus pies y como estaba tan cerca, la acción hizo que el agua se metiese en mi boca, que estaba abierta porque estaba a punto de decirle algo. Esta chica era molesta. Escupí el agua y me trasladé a su derecha, listo para subir y salir. —Está bien. Supongo que no quieres decirme tu nombre —dijo ella con una risita—. Me parece bien. Pero, ¿puedes enseñarme a hacer el salto que hiciste hace un par de minutos? No le respondí. Puse mis dos manos en el hormigón para impulsarme y marcharme. No era de los que se paraban a charlar con una chica que no podía hacer un salto básico, aunque tuviese los ojos de un color único. Especialmente si esa chica había echado agua de la piscina en mi boca. —¿Qué tal si hacemos una apuesta? —Su pequeña voz era clara contra todo el ruido.

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Eso me detuvo. Me gustaban las apuestas. Así era como había conseguido mis tarjetas de béisbol, que iban a ser artículos de

coleccionista uno de estos días. apostaba contra mí.

Siempre ganaba cuando alguien

—¿Qué clase de apuesta? —pregunté mientras me sentaba a su lado. Ella todavía estaba pateando sus piernas debajo del agua. —¿Ahora me hablas? —dijo ella—. No sé, tú decides. Si gano, me dices tu nombre y me enseñas a hacer el salto. No te preocupes, no le diré a nadie lo de nuestra apuesta. ¿Ves a mi papá allí? —Señaló hacia un tipo grande que estaba sentado en un banco, leyendo un periódico—, quiere que haga amigos. Sólo quiero estar sola para poder leer mis libros. Pero no va a dejar de traerme aquí hasta que haga algunos. Si me ve hablando contigo, va a pensar que estoy haciendo amigos, así que estará feliz. Esta chica hablaba demasiado. —Quédate aquí —le dije y fui hasta donde estaban mis pantalones, sacando un cuarto de dólar de uno de los bolsillos. —¿Sabes nadar? —le pregunté. Su barbilla sobresalía. Era linda. Si fuese a mi escuela, tendría a montones de chicos enamorados de ella. Asintió con la cabeza. —Bueno, si puedes encontrar esta moneda cuando la deje caer, te diré mi nombre y te enseñaré el salto de espaldas que acabo de hacer. —Iba a acobardarse. Las chicas se acobardan todo el tiempo. Se puso de pie y dijo: —Adelante. Tírala. La piscina era sólo de dos metros y medio de profundidad. Me encogí de hombros. Bien, ella iba a ir a por ella. Vamos a ver si podía encontrarla. Tiré la moneda. Ella se lanzó al agua.

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Sabía nadar, ¿no? Pasaron unos segundos y su cabeza no subía a la superficie. Diablos. Tal vez no sabía nadar. ¿Qué acababa de hacer? No

era mi intención hacerle daño. Salté al agua, pero el socorrista era más rápido que yo. Lo siguiente que supe, es que estaba siendo sacada del agua, y el socorrista estaba colocando la mano en su pecho después de poner su cuerpo en el suelo. Apretó las manos en su pecho y unos segundos más tarde, ella escupió el agua de la boca y la nariz, tosiéndolo todo. Su padre estaba ahora a su lado. Parecía asustado y entró en pánico. Su padre la abrazó y le preguntó: —¿Por qué hiciste eso? —Ella no respondió. Entonces, empezó a regañarla: —¡Sabes que no deberías hacer algo como eso! ¡Me has asustado! Ve a buscar tu ropa. Nos vamos a casa. Ella asintió con la cabeza ligeramente y caminó hacia la silla donde un montón de ropa estaba apilada. Sus hombros caídos. No era justo que él le gritase. Ella debía de haberse asustado y ahora su padre también estaba enfadado con ella. Su padre seguía hablando con el socorrista. Caminé hacia ella y le pregunté: —Oye, ¿estás bien? Abrazó sus manos contra su pecho. —Estoy bien. Pero no encontré tu cuarto de dólar. Alargué mi mano hacia ella. —Soy Kieran. Siento haberte hecho hacer eso. —Tomó mi mano y la estrechó. Dejó escapar una pequeña sonrisa. —Kieran, es un nombre genial.

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—Me asusté mucho cuando no saliste. —Lo último que quería era que ella se ahogase buscando la estúpida moneda que yo había tirado al fondo de la piscina.

—Yo también. No podía mover las piernas. —Recogió su ropa en sus manos y comenzó a caminar hacia el baño para cambiarse. Me sentí tan mal. Realmente podría haberse ahogado por mi culpa. —Hey, ¿cómo te llamas? —le pregunté, siguiendo sus pasos. —Sedona. Se dio la vuelta y me sonrió. Mi corazón daba un vuelco cuando sonreía. —¿Te gusta Súper Mario Bros, Sedona? —Me encantaba Súper Mario Bros. Mis amigos y yo estábamos locos por Mario y Luigi. Tal vez a las chicas también les gustaba. Ella volvió a sonreír. Sus ojos se volvían de un color más bonito cuando ella hacía eso. Me encontré con ganas de hacerla sonreír más. —Juego a eso todo el tiempo —respondió ella. Oí a su padre llamarla. Él quería que ella se diera prisa para que fuesen a casa. —¿Vas a estar aquí el próximo sábado? —le pregunté. —Tal vez. —Está bien, entonces voy a traer mis cromos de Súper Mario Bros. Tengo algunos realmente guays. Te los puedo enseñar. Si te gustan, puedo darte algunos. —Ella era genial. No le había dicho a su padre que yo había apostado contra ella y que era por eso por lo que casi se había ahogado. —Genial. —Sonrió y luego me tocó la mano. No me moví—. Kieran, todavía tienes que enseñarme esa cosa que hiciste antes. —Seguro. —Estuve de acuerdo. Ella se fue para cambiarse de ropa. Era mucho más guay que todas las otras chicas.

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No había dado marcha atrás ante un desafío y seguía siendo amable conmigo, incluso después de que le había hecho saltar a la piscina, así que le podía enseñar un movimiento básico como una voltereta hacia atrás.

Esperé a que saliese del baño. Cuando salió, llevaba una camiseta de color rosa con pantalones cortos funky. Ella se rio y murmuró: —Sabes, Kieran, creo que vamos a ser grandes amigos. Le sonreí. —No lo creo. Eres una chica y yo soy un chico. Ella siguió caminando y me encontré caminando a su lado. —¿Y? Siempre he querido un amigo y un hermano. Esto es incluso mejor porque nadas muy bien. —Ajá. Cogió mi mano y me dijo: —Lo sé. Tú vas a ser mi amigo.

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Me quedé callado. Simplemente no podía quitarme de encima ese divertido y extraño sentimiento en mi pecho de que tal vez ella tenía razón.

Traducido por Lola Irina Corregido por beatrix85

“Deseo conocer a una estrella de rock” ~ J.M 9 años, leucemia

Kieran

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a primera vez que conocí a Brynn Tanner, pensé en una cosa: Oro.

El número de elemento 79. Mi mejor amiga, Sedona, o "Ace" como me gustaba llamarla, había taladrado esto en mi cabeza cuando ella estaba memorizando la Tabla de Elementos para la clase de ciencias. Ese era su elemento favorito. Plata llegó en un cercano segundo lugar. Brynn brilló como el oro. Yo estaba visitando a Ace en su apartamento de Nueva York, relajándome y viendo la televisión, cuando atrapé un vistazo de ella. Ace había hecho comentarios casuales acerca de Brynn cuando hablamos por el teléfono, pero mi atención estaba probablemente en otros lugares, o que ella no había mencionado que su compañera de cuarto era preciosa. Brynn vino trayendo algunas cajas de puntos, y tan pronto como ella pronunció "Magdalenas", vi los ojos de Ace abriéndose como platos y probablemente había baba formándose en su boca. Me puse de pie y me acerqué a ellas, y tan pronto como ella giró la cara hacia mí, pensé en... oro.

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Tenía el cabello largo y dorado que enmarcaba su rostro, sus labios eran de color rosa y sus mejillas estaban rosadas. Pero, sus ojos... ellos me recordaron mi lugar favorito, el agua. Eran tan azules. Azul líquido.

Ella me sonrió y, oh, un hoyuelo apareció en el lado izquierdo de su cara. Ace estaba diciendo algo y me tomó cinco segundos para recobrar mi compostura e incluso responder. —Cualquier cosa que Ace te dijo, soy diez veces mejor que eso. —Sus ojos azules brillaban con diversión y los labios rosados y fruncidos. Guau, ella era incluso más bonita cuando sonreía. Ella me dio su mano y la sacudí, pero no sin deslizar la punta de un dedo o dos por encima de su palma. No debió darse cuenta, o si lo hizo, lo ignoró. Me encendía. No podía encontrarlo, pero fue instantáneo. He conocido a un montón de mujeres hermosas en mi vida. Pero Brynn era diferente. Era como si fuera luminosa. Algo iluminó su interior, se filtró a través de la superficie y ella sólo brilló. Comenzó a decirme que su hermano era nadador. La curiosidad me venció, así que le pregunte quién era su hermano. Después de todo, he estado en el circuito de natación desde los nueve años, por lo que he conocido a un montón de nadadores competitivos en mi vida. Cuando espetó, “Milo Tanner”, una quemadura comenzó dentro de mi garganta que me hizo atragantarme. Tonto. Imbécil. Idiota. Milo Tanner. El agua congelada paralizó mis entrañas. —Un placer conocerte, Brynn.

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Me aseguré de evitarla después de eso. Permanecí con Ace durante dos días y tuvimos un montón de diversión al visitar todos los lugares de Nueva York. En la noche, cuando traté de dormir, oí a Brynn hurgando

en la cocina. No podía negar su presencia. Me afectaba de una manera que era desconocida para mí. No le di importancia, pero todavía me encontré a mí mismo pensando en ella. Claro, era una mujer bonita. Una de las mujeres más bonitas que he conocido, si era honesto conmigo mismo. Pero, ser la hermana de Milo Tanner, hermosa o no, significaba que había una cinta de precaución rojo alrededor de ella. No cruces la línea, Kieran. Nunca. Era Brynn. Pero Tanner era su apellido. Para mí, era intocable. *** Esta fue la segunda vez que me encontraba con Brynn. La vi previamente. Estaba tratando de arreglar su zapato o algo así. De todos los invitados a la boda era la única que brillaba. Cuando comenzó a levantar la vista, miré hacia el frente, mis ojos alejándose de los de ella. Estaba usando un vestido azul claro que se ajustaba a su cuerpo perfectamente. Su cabello rubio estaba colocado en algún tipo de rosca. Le quedaba muy bien, pero pensé que se veía más sexy con el pelo suelto, derramándose sobre sus hombros. Suprime esos pensamientos, Kieran. Ahora mismo. Ni siquiera pienses en ella como sexy. Yo estaba de pie al lado del árbol de flores decoradas, esperando a que Ace saliera en su vestido de novia. Tanya y Nalee, las damas de honor de Ace, flanqueadas a mi derecha. Zander, Xavier, John y Dom permanecían de pie en el lado izquierdo del ministro. Una tensión emocionante llenó el aire, todo el mundo quería un vistazo de la novia. Una novia que tenía tiempo para enviarme un mensaje de texto minutos antes del when you know de Shawn Colvin, su señal para caminar por el pasillo, llenando el aire.

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Ace estaba preocupada de que Sofia se portase mal. Me envió un mensaje antes de estar en el mirador por si Sofia comenzaba a ponerse

inquieta en los brazos de su abuela. Pensé que era gracioso. Sofia era un bebé de buen comportamiento. Ella nunca parecía llorar a mi alrededor. Ace era sólo aprensiva. Oí la reproducción de música y vi a Ace caminando hacia nosotros con su padre, el Sr. M. Ace, parecía tan hermosa. Siempre lo estaba. Pero esta vez, parecía una princesa de una de las películas de Disney que me había obligado a ver con ella cuando éramos niños. Me sonrió y le devolví la sonrisa. Su rostro irradiaba tanta felicidad. Sus ojos violetas estaban muy brillantes y luego su mirada se posó en Zander. Una vez que sus miradas se encontraron, era como si todo el mundo alrededor de ellos fuera inexistente. Lo miró con tanto amor. Y Zander hizo lo mismo. Él expresó anteriormente que Ace era la única mujer para él. Creía eso. Al doscientos por ciento. Estaban hechos el uno para el otro. Sentí una punzada en el pecho. Uno que no he sentido en mucho tiempo. Hace años, si me hubieran preguntado con quien pensaba que iba a casarme, le habría dicho, "la chica con los penetrantes ojos violetas". Pero, la expresión de su cara en este momento exacto era la razón por lo que ella no era para mí. Cuando Ace miró a Zander, estaba completamente cautivada. Al igual que su vida comenzaba y terminaba con él. Nunca me miró de esa manera. Ni siquiera una vez. Tal vez no era para mí. Ninguna mujer alguna vez me vería de esa manera. Como si yo fuera su mundo. Como si fuera su alfa, beta y omega todo en uno. Como si fuera el único para ella. *** La razón por la que Ace me sentaría con Brynn era impensable.

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Ace era relativamente inteligente. Bueno, está bien, genio, pero podía estar realmente acabada en algunas cosas. Pensé que le dije que no me gustaba estar cerca de Brynn.

Así que ahí estaba yo, atrapado en la mesa n º 4, con Douglas, Peter y sus citas, y sí, Brynn... y su más uno. Todo el mundo se presentó el uno al otro en nuestra mesa. Bueno, en realidad, Brynn y su cualquier cosa fueron los únicos quienes nuestro conjunto de amigos de la universidad no conocían, así que ellos fueron los únicos que se presentaron. Probablemente fue grosero, pero me aseguré de que me estaba concentrando intensamente en la cariñosa mesa de la novia/novio cuando Brynn comenzó a decir el nombre de su cita "bobo". Jeff o algo así. Lo vi tocar su codo antes y sus dientes nacarados aparecieron en su rostro. ¿A qué hora terminaba esta recepción? ¿Por qué debería incluso estar preocupado por ella y su cita? Tal vez fue porque yo no tenía un más uno. No pensé en traer un más uno porque, bueno, nadie vino a mi mente. En mi RSVP1 de la invitación de la boda de Ace y Zander, escribí "Mi regalo de bodas" en la columna más uno. Significaba que ellos estaban ahorrando dinero porque no tenía un invitado. Ace me llamó y se rió acerca de eso. No se estaría riendo cuando se diera cuenta de que no tenía un regalo de bodas para ella. En realidad, lo tenía. No sabía cómo ella y Zander iba a reaccionar cuando el instalador/constructor viniera a llamar a su puerta para instalar la nueva piscina infinita que había pedido. Zander había mencionado que se mudaban a una casa urbana, así que pensé que era un regalo bastante fresco. La pequeña Sofia desearía aprender a nadar uno de estos días cuando estuviera lista y el tío Kieran estaría todo listo para instruirla en la piscina que dio a sus padres como regalo de bodas. Todos los demás probablemente dieron una especie de olla, sartén, tarjeta de regalo inútil, o cualquier basura. Les di el mejor regalo de todos ellos. No sólo era una piscina regular. Era una piscina infinita que requiere detalles estructurales y arquitectónicos amplios. Sólo estaba esperando que la casa que habían comprado no estuviera en el medio del desierto. Yo 1

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RSVP: abreviatura de répondez s'il vous plaît, una expresión francesa, que traducida al español significa "responda, por favor".

nunca he estado en Minnesota, pero por lo que he oído, el agua existe allí, así que sí, los Zobowskis apreciarán mi regalo. Hice una seña al camarero para que me trajera una de esas bebidas afrutadas. Era malo para mi entrenamiento, pero yo odiaba el vino, de modo que eran las bebidas afrutadas. Las cejas de Duncan se levantaron en mi orden. —¿Desde cuándo empezaste a beber margaritas? —Su acento ruso sueco me hacía difícil descifrarlo a veces, especialmente cuando estaba hablando por teléfono. Los mensajes de texto funcionaban mejor con este tipo. Le respondí: —Desde que Ace pensó que sólo vino y cerveza eran las únicas bebidas alcohólicas, así que las margaritas son mi elección obvia. —El licor fuerte también estaba en el menú, pero yo no tenía ganas de whisky, vodka ni tequila esta noche. Él se rió. —Amigo, burro pensamiento. —Luego, añadió con una voz algo baja: —Comprueba a la chica, ella es tan sexy. —Sus ojos flotaron hacia Brynn. —Tienes una cita. —Señalé—. Y ella tiene una también. Él respondió: —Lo que sea, amigo. Ella ha estado comprobándote. ¿Brynn me estaba mirando? Y continuó:

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—Ha estado mirándote. No me importa que me pille mientras puedes obtener esa clase de mirada, pero mierda, ella no parece interesada en su cita. Mantiene la mirada sobre ti.

—Duncan, hablas muy alto. Ella podría escucharte... —murmuré. Si ella me estaba comprobando, no pienso que quisiera ser obvia al respecto, porque cada vez que la miraba, sus ojos azules no estaban en mí. Peter, mi amigo campeón de boxeo de la universidad, repicó en la conversación. Por supuesto, ellos estaban sentados justo a mi lado. Se desenredó un momento del hombre idéntico que trajo con él. —Sí, Brynn está totalmente loca por ti, amigo. —No lo está. Tiene una cita —argumenté, tratando de mantener mi voz baja. Escurrí una mirada a Brynn desde mi visión periférica. Estaba jugueteando con el tenedor. Sí, Peter y Duncan estaban en lo cierto. Estaba mirándome. Un escalofrío de emoción corrió a través de mí. Moví mi cara rápidamente, esperando atrapar su mirada. Tan pronto como lo hice, sus ojos se encontraron con los míos y, por alguna razón, el zumbido que estaba sobre todo el restaurante se detuvo previamente. Sus ojos azules se volvieron un azul más intenso y los labios se entreabrieron. ¡La atrapé! Le di una pequeña sonrisa y una leve inclinación de cabeza. Sus orejas, expuestas por su moño observando su peinado, se volvieron rojas y luego ella sonrió. Guau, abajo chico. Su sonrisa llegó a mi cabeza. Antes de que pudiera procesarlo, se fue directo a mi pecho, estómago y se detuvo debajo de mis bóxers. Instantáneo. El efecto que tenía en mí. Brynn. ¿Por qué no podía ser su apellido Malcolm o Smith, o algún otro que no sea Tanner?

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Si lo fuera, no tendría remordimientos en pedirle que dejase su cita y nos encontrásemos en la Suite 450.

Oí a Xavier terminar su discurso de padrino. Ahora era mi turno. ¿Por qué mi mejor amigo tiene que ser una chica? Esta cosa de hombre de Honor era simplemente extraño. Me levanté de la silla y camine hacia el centro de la habitación.

Brynn Kieran Stone. Simplemente decir su nombre en mi cabeza me hizo sentir fuera de sí. Su nombre era sinónimo de Dios Rubio. Adonis Rubio. Rubio Caliente. La primera vez que lo conocí fue en el apartamento de Nueva York, durante mi pasantía. Sedona, mi compañera de habitación y amiga, me había hablado de él un par de veces. Había mencionado que era un nadador. Solamente escuchaba hablar de él. De lo que había recogido de ella, Kieran era un tipo snob que provenía de una familia muy acomodada en Santa Mónica y la llamó su 'Ace' porque ella era una experta en todo lo relacionado a la escuela. Kieran tenía esa mirada despreocupada y surfista sobre él. Era delgado con extremidades largas y de todas las cosas santas, tenía unos profundos ojos marrones que se convertían en el color de mi chocolate favorito cuando se centraba intensamente en algo. Lo sabía porque sus ojos se oscurecieron cuando ofreció su mano una vez y pensé que sentí la punta de sus dedos acariciando mi palma. Pero, tal vez estaba equivocada. Luego, cuando le dije que mi hermano era Milo Tanner, parecía como si hubiera tragado ácido y la bilis estuviera formándose en su estómago durante un minuto. Cuando se recuperó, sus ojos marrones profundos se volvieron en una mirada glacial casi negra y luego se alejó hacia el sofá.

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Milo era mi hermano. Mi hermano sobreprotector y cariñoso que apenas hablé con él hace 20 minutos. Se había preguntado cómo su amigo, Jeff, me estaba tratando. Le dije que Jeff era genial. No quería traer un más uno, pero Milo expresó su firme negativa a dejarme ir a Hawaii sola e insistió en que llevara a alguien. Milo suponía que venía

conmigo, pero él tenía un cambio de planes de último minuto de los que tenía que hacerse cargo. Así que envió a su amigo, Jeff, conmigo en su lugar. A pesar de mi edad, Milo aún me trataba como a una niña de diez años. Seguía pensando en mí como la pequeña hermana que tenía que proteger del mundo. Jeff, mi cita señalada, cuyo aspecto oscuro lo hacía un imán femenino, era de herencia mediterránea. También era uno de los amigos más cercanos de Milo. —Brynn, ¿estás segura de que no quieres que te arrope esta noche? — Su voz casi arrastrada estaba empezando a irritar mis nervios. Normalmente era agradable y tenía sentido. Supuse que él no podía tolerar las bebidas afrutadas porque después de esos cinco margaritas de color rosa parecía que estaba a punto de caerse en nuestra mesa. Cuando empezó a girar las sombrillas de plástico que venía con las margaritas, sabía que estaba cerca de estar completamente borracho. —No, Jeff, estoy segura —le dije, mientras ponía el vaso de margarita lejos de su alcance. Su mirada ligeramente se desenfocó y sus ojos azules un poco más brillantes, él contestó: —Oh, vamos, Beenie, muéstrame algo de amor. Sí, Jeff, te mostraré un poco de amor dejándote caer en tu habitación. Si pudiera manejarlo. Después de todo, medía casi dos metros él era probablemente cerca de 6'5 " y su acumulación masiva, el cual yo apreciaría como 100 kilos o más, no era rival para mi metro setenta y mis sesenta kilos. Si Milo se enterara de lo que su amigo estaba haciendo, yo no tenía ninguna duda de que iba a castrarle en el punto.

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Jeff alcanzó su margarita, la que yo había diluido con agua cuando giró su cara para el otro lado.

Esperaba que Jeff no causara ningún tipo de vergüenza en la boda de mi querida amiga Sedona, o sabría lo que es bueno. Aparté los ojos de Jeff en un momento y admiré mi alrededor. Zander y Sedona se casaban en un entorno romántico. El frente de la playa, con el sol a lo largo del horizonte, ostentaba una vista espectacular y la brisa fresca durante la ceremonia añadía intimidad en la boda. La recepción era tan romántica. El tema azul verdoso y el claro púrpura eran evidentes en la decoración. Podrías pensar que las combinaciones de rosas lavanda, blancas y azules chocarían, pero no, se veía tan elegantes y complicados arreglos en los hermosos centros de mesa de nuestras mesas. La recepción capturaba las personalidades discretas y la elegancia maravillosa de Zander y Sedona. El sonido chirriante del micrófono se hizo eco en el espacio de tres mil metros cuadrados. Xavier estaba terminando su discurso de padrino con chistes inadecuados, excesivos y muy cargados. Ahora estaba entregando el micrófono inalámbrico a Kieran. El ruido seguido por un par de segundos antes de que Kieran golpeara su mano derecha sobre el micrófono le dijo: —Apuesto a que me pueden oír. El resto se rió de eso. Kieran se paró frente a la pareja feliz en una postura relajada. En realidad, Zander estaba metiendo el pelo de Sedona en su lugar detrás de su oreja. La miró con tanto amor, como si no pudiera tener suficiente de ella. La voz de Kieran relució dentro de la habitación. —Ace, eres un genio, pero, ¿cómo pudiste tomar una opción tan horrible por marido? Un jugador de fútbol, ¿nada menos? La risa se hizo eco en la habitación.

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Kieran, con su traje gris marengo, era endiabladamente atractivo. Parecía el tipo de hombre que llevaba la ropa, en lugar de al revés. Tenía esa arrogancia y presencia despreocupada que era sexy y relajada al mismo tiempo. Sonrió ampliamente y empezó:

—Zander, ¿cómo puedes casarte con una mujer que piensa en las ecuaciones y pelea como un dragón? Risas llenaron la habitación. Kieran era hilarante. Este era un lado de él que nunca había visto. Por supuesto, sólo lo he visto dos veces. Luego pasó a compartir detalles sobre cómo los dos se enamoraron y, con nostalgia, concluyendo con: —Ace, eres la hermana que nunca tuve, la mejor amiga que un chico nunca podría tener la suerte de tener. —Vi a Sedona deslizar la punta de su dedo debajo de los ojos mientras él continuaba—. Y tú eres amada por un hombre cuyos ojos fueron hechos sólo para ti en el momento en que te conoció. Zander... amigo, necesitas anteojos. —Hizo una pausa, y luego dijo: —La forma en que se aman es repugnante, pero también es alentador saber que en este mundo existe. No podría estar más feliz por los dos. Cuídense el uno al otro. Y Zander, eres un bastardo con suerte. Por esto, digo, ¡salud! Miles de “salud” se escucharon altos a través del cuarto y las copas comenzaron a tintinear. Zander y Sedona se besaron. Cuando tomaron aire, se miraron el uno al otro de tal manera que no había error, sabías que ellos estaban llenos con tanto amor el uno al otro. En ese momento, estaba segura de que su clase de amor duraba para siempre. El tipo de amor que deseaba tener. *** Oh dios, ¿cómo iba a ser capaz de traer esta bestia descomunal a su habitación? Lo único que me salvaba era que la recepción de la boda se celebraba en el hotel donde todos nos alojábamos.

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Jeff estaba roncando suavemente en nuestra mesa. Apenas sostuvo su cabeza cuando los recién casados se detuvieron para decir adiós. Los Margaritas eran la caída de este hombre.

—¿Necesitas ayuda con el equipaje? —Oí una voz profunda preguntar. Miré a mi derecha y allí estaba él, apoyado contra la pared, con la camisa libremente metida en su pantalón y la chaqueta del traje colgada sobre su brazo derecho. Su cabello rubio estaba ligeramente despeinado y enfocó sus magníficos ojos marrones en mí. —Oh, hola Kieran —logré decir. Sacudí el hombro de Jeff un poco, pero sin ayuda—. Sí, lo creo. Aunque, en realidad estaba pensando en dejarlo aquí para que pudiera ser recogido por el equipo de limpieza. Dejó escapar una risita. —Espera. —Frunció sus labios en una pequeña ' O' y silbó. Sus amigos, cuyos nombres me dijeron de las presentaciones anteriores en nuestra mesa, caminaron hacia nosotros desde la pista de baile, donde algunas parejas aún bailaban alrededor. Kieran tiró del hombro de Jeff. Aún no respondía. Era obvio que mi 'cita' era tener una conversación con el dios de margaritas. —Amigo, no lo levantaré. —dijo Peter, el chico de ojos grises con los músculos que rivalizaban con The Rock2, con naturalidad. —Y, no tocaré sus zapatos o cualquier lugar cercano a su trasero — murmuró el otro tipo, Duncan. —Duncan, ve a pedir a los camareros si tienen sillas rodantes, o una silla de ruedas que podamos transportar a este tipo en ella —instruyó Kieran. Tan pronto como Duncan se fue, Peter me dio una mirada burlona y me guiñó un ojo. —¿Hola que tal? Le sonreí, agradecida de que ellos estuvieran tratando de ayudarme a salir de mi dilema. Miré sus citas que estaban ocupadas sacudiendo y balanceando sus cuerpos en la pista de baile. Kieran le dio un codazo a Peter. 2

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The Rock: Dwayne Douglas Johnson, es un actor, culturista y luchador profesional estadounidense, también conocido como The Rock.

—¡Concéntrate! —dijo mientras hacía gestos con la mano libre hacia Jeff. —Oh, diablos no —dijo Peter en voz alta. Seguí su mirada y vi a Duncan empujando un carrito de equipaje. Una vez que Duncan estuvo lo suficientemente cerca para escucharnos, razonó: —Esto es lo más cercano a un transporte para moverlo que pude encontrar. Kieran negó con la cabeza, pero dijo: —No podemos llevarlo a su habitación, así que supongo que tendremos que conformarnos. A medida que los chicos cargaron a Jeff en el carro, no podía creer lo ridículo que esta situación se había convertido. Si yo hubiera sabido que Jeff iba a ser así, habría llegado a la boda sola, Milo me sancionase o no. Duncan comenzó a empujar el carrito, pero Peter lo detuvo. —Espera. Sus brazos están fuera del carrito. —Cruzó los brazos de Jeff a donde estuvieran metidos cerca de su pecho. El cuerpo de Jeff estaba torpemente situado en el carrito. Una de sus piernas estaba colgando de un extremo, mientras que la otra estaba metida debajo de ella de forma dispersa. —¿A dónde lo entregamos ? ¿A tu habitación? —preguntó Kieran. Negué con la cabeza y le respondí: —Se queda en la habitación 414, yo estoy en la habitación 312. Duncan se rió entre dientes —Kieran, Brynn está en la 312. Sola. ¿Escuchaste eso?

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Kieran no dijo nada. Se limitó a asentir. Con su brazo, hizo un gesto para liderar el camino.

En mis tacones de cinco centímetros y mi vestido de seda azul largo hasta la rodilla, me sentí como si estuviera desnuda. Alguien detrás de mí estaba mirándome con tanta intensidad que podía sentir sus ojos ardiendo a través de la seda de mi vestido. La piel de gallina comenzó a formarse alrededor de mi cuello siguiendo a mis brazos hasta que se extendió por todo mi cuerpo. De pronto, un brazo me toco en un costado. —¿Tienes frío , Brynn? Miré fijamente el pecho primero, antes de lentamente trabajar mi camino hasta encontrarme con sus ojos. —No, sólo estoy cansada La voz de Duncan nos interrumpió. —No tengo toda la noche, presiona el botón del ascensor, amigo — interrumpió Peter. —Sí, tenemos que volver con nuestras citas, ya sabes. Nos pusimos en fila en el ascensor. Ahora Jeff estaba roncando ruidosamente. Los movimientos de balanceo del carro en movimiento debieron haberle calmado. Su boca estaba entreabierta. Cuando nos detuvimos en la habitación 414, Kieran desenterró la llave del hotel de la camisa de Jeff. Todos entramos al interior y los chicos tiraron, sí, tiraron, a Jeff en la cama. Jeff respondió con un ronquido fuerte. —Muchas gracias. —Le expresé mi gratitud a los chicos cuando todos dejamos la habitación de Jeff. Peter y Duncan asintieron con la cabeza, mientras caminaban hacia el ascensor. Kieran caminó más lento con sus pasos iguales a los míos. —Caminaré contigo a tu habitación.

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Me limité a asentir, pero escuché a Duncan de nuevo, antes de entrar en el ascensor:

—312. Sola. Kieran. 312. —Sus ojos verdes estaban burlándose, mientras que Peter simplemente me sonrió. Kieran estaba tranquilo. Caminamos dentro del otro ascensor llevándonos hasta el tercer piso. Cuando llegamos a la puerta de mi habitación, dejó escapar un fuerte suspiro. Giré mi cabeza hacia un lado y luego busqué su mirada para ver su rostro. Sus ojos eran tormentosos y él parecía como si estuviera luchando con las emociones sin nombre. Bajó su mirada a mis labios y sus ojos se oscurecieron aún más. Levantó su mano y tocó con su pulgar mi mejilla, y murmuró: —Sí sólo, Brynn... Retuve mi respiración y le susurré: —¿Si sólo que, Kieran? Tardó cinco latidos antes de bajar su mano y, con un suspiro de resignación en voz alta, dijo: —Sí sólo no fueras la hermana de Milo. —Con eso, se dio la vuelta y se dirigió hacia el ascensor.

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Luché con pedirle inmediatamente que regresase, simplemente dejándolo alejarse a medida que iba dentro de mi habitación. La racionalidad ganó cuando golpeé la banda magnética de la llave del hotel sobre el sensor, caminando hacia dentro, me quité los zapatos y descansé mi cuerpo en la cama. Pasó mucho tiempo antes de que el sueño me encontrara.

Traducido por Emii_Gregori Corregido por beatrix85

“Sueño con bailar en la playa con mis zapatos de la bailarina” ~ AJ, 12 años, leucemia linfoblástica aguda

Brynn

—B

ee, haces los panqueques más deliciosos. Estoy tan jodidamente feliz de que firmaras durante dos años con el Centro Médico Estatal de Arizona. —Mi hermano, Milo, expresó su alegría con la boca llena de algunos de los panqueques de arándanos que estuve haciendo durante al menos media hora. Milo me ha llamado “Bee” desde que era un bebé. Él había tratado de imitar para mí los sobrenombres de mi padre, Bella, Bellini, Bellisima, pero Milo no podía pronunciarlos. Lo único que pudo lograr fue Bee; y el nombre se mantuvo a través de los años. —Milo, fui contratada por el hospital, no firmada. —Sacudí mi cabeza ante él mientras cortaba mi panqueque con un tenedor—. ¿Puedes por favor frenar esa insignificante boca? —espeté. Sin importar lo mucho que le recordaba, las “palabras con J” aún salían volando cuando él hablaba. Movió rápidamente sus ojos verdes hacia mí. Los ojos que heredó de nuestro padre medio-italiano. En realidad, también heredó la piel naturalmente bronceada de nuestro padre que envidiaba tanto. Tendría que incinerarme durante horas antes de que mi piel blanca se comparase alguna vez a la suya.

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Sonrió ampliamente, sus dientes blancos brillaron y era obvio que esta era la mirada de la cual han sido víctimas muchas jóvenes y adultas por

igual. Era mi hermano, pero no podía negar el hecho de que también era un mujeriego. Con 1 metro 95, era corpulento y musculoso. Su entrenador una vez le dijo que no tenía el cuerpo de un nadador, sino más bien el cuerpo de un boxeador. Milo me había revelado eso mientras maldecía a los altos cielos porque no sabía cómo debía lucir un “cuerpo de nadador”. Todo lo que sabía era que le encantaba nadar y no podría importarle menos el hecho de ser boxeador. Le aconsejé que probablemente fuera un cumplido. Me lanzó una mirada despreciativa y sus propias palabras fueron, “Bee, la natación es mi vida. Si fuera lanzado dentro de un aro, querría ese aro lleno de agua. Sólo conviértelo en un acuario cerrado, y patearé la cara de ese hijo de puta”. —¿Hiciste más? —preguntó mientras se levantaba y caminaba hacia la cocina. Sacudí mi cabeza. —Milo, hice como 24 panqueques. ¿Quieres más? ¿Cómo es que no engordas? —Quemo todo esto en tres horas. Deberías saber eso ya. —Lavó su plato sobre el fregadero después de comprobar la alhacena y el refrigerador buscando cualquier evidencia de panqueques restantes. Me levanté de la silla y me encaramé sobre el mostrador de la cocina en una posición sentada, moviendo mis pies. Me encantaba tener estos momentos cara a cara con mi hermano. Cuando estaba feliz y relajado, yo estaba igual. Estábamos conectados el uno al otro desde que éramos niños. Milo era la otra mitad de Brynn. Brynn era la otra mitad de Milo.

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También fue mi protector número uno. En tercer grado, un chico me robó el almuerzo y al final del recreo, ese chico estaba sentado sin pantalones en medio del patio de la escuela. Estaba atado a un árbol por sus cintas de zapatos. En la secundaria, cuando un tipo se burló de mí por ser aún virgen, el coche de este estaba mutilado con “PERDEDOR” escrito en sus ventanas delanteras y este mismo tipo estuvo un tiempo con dificultades para masticar en el lado derecho de su boca. Era bien conocido por toda la escuela que yo era la hermana pequeña de Milo. Este hecho asustó a los chicos, así que nadie tenía el

valor de salir conmigo. Me enojé mucho con Milo por esto y él simplemente dijo: “Bien”. —Bee, ¿trabajas este fin de semana? —preguntó mientras se sentaba en el sofá después de haber secado los platos y haberlos guardado en los gabinetes que están en la parte superior del fregadero. —No, ¿por qué? —pregunté, sentándome ahora frente a él, hojeando mi más reciente edición de la revista Elle. Mi mejor amiga, Ava, me había regalado una suscripción de cinco años. —¿Quieres ver una película de acción? Vamos Leif y yo. —Se estiró, plantó sus piernas en la otomana marrón oscuro frente a él. Compré la otomana por un consejo de Ava. Decía que era moderno y actual. —En realidad, Ava me visitará el fin de semana, así que tengo planes de chicas con ella —respondí y lo miré directamente. La luz en sus ojos verdes se oscureció. —No sé cómo aún eres amiga de ella. Es sólo una zorra y cara de mantener. Tiré la almohada del sofá en su rostro. Apenas esquivó la almohada, que voló por encima de su cabello tan negro como la tinta. —Deja de llamarla zorra. No lo es. Cara de mantener, sí. Pero, no zorra. —Tenía que defenderla constantemente de Milo. Estaba lejos de ser la “zorra” que él pensaba que era, era en realidad la “virgen” de entre nosotras dos. —Como sea. —Rió disimuladamente, con una expresión carente de cualquier elogio hacia mi mejor amiga—. No puedo creer que después de todos estos años, te juntaras con la Señorita Las Vegas.

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Milo la llamaba “Señorita Las Vegas” porque realmente lo era. Era la hija del promotor número uno de Las Vegas y co-propietario de varias empresas de entretenimiento exitosas. En las páginas de sociedad, era descrita a menudo como “mala, malcriada y zorra”. Era malcriada, porque era hija única. Era mala con otras personas, pero nunca conmigo y me dio todo lo que pudo. La marcaron como zorra porque se

vestía como una modelo. Solía llevar ropa muy apretada de seda, pero eso era porque tenía cuerpo para esto y le gustaba sentirse bien. —Milo, ella siempre será mi mejor amiga. Desde el momento en que agarró el cabello de Lisa Letter en primer grado porque se burlaba de mí por mis pecas, Ava será mi frente, espalda y aliada —le recordé. Esto se estaba volviendo agotador. Nunca entendí por qué Milo siempre estaba molesto e irritado con Ava. Era amable con él, a veces. Se quedó mirando la televisión, que estaba mostrando actualmente The Next Iron Chef en el Canal de Comida. —Me estás abandonando por ella. —Hizo un puchero, realmente lo hizo. Lancé una almohada y esta vez, le golpeó directamente en su cara. —Ni siquiera sabía que ibas a pedirme que fuera a ver una película contigo y Leif. —Leif era su compañero de entrenamiento y habían sido amigos desde la universidad. Los dos habían asistido a la Universidad de Connecticut. Milo asistió a esa universidad después de recibir una beca completa. Al principio, no quería ir porque no quería dejarme en Nevada. Fue sólo después de que fuera capaz de asegurarle que iba a estar bien, que sería tonto por rechazar la beca, y que eso era un paso para el logro de sus sueños olímpicos que él cedió. Sin embargo, llamó todos los días. Lo había extrañado mucho. Por el lado bueno, tuve la oportunidad de salir con un par de chicos en la universidad. La mayoría de ellos eran buenos chicos y nos hicimos amigos al final. Siempre había algo que faltaba con ellos, la chispa en un beso, el hormigueo de un abrazo, el deseo de estar con esa persona. Nada de eso me pasó con alguno de ellos. Ahora estaba absteniéndome de salir en una cita hasta que sienta al menos algo que me haga querer estar realmente con ese tipo por un período de tiempo. —Ven aquí, Bee. —Acarició el cojín del sofá junto a él, sus ojos implorándome para sentarme.

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Hice un puchero y fruncí el ceño, pero me senté a su lado. Envolvió su largo brazo alrededor de mi hombro y dijo:

—Extraño tenerte conmigo. Gracias por tomar aquí la posición de enfermera viajante. —Acepté la oferta del hospital principalmente por él. Hice mi pasantía en la Universidad Estadal de Nueva York y en realidad me habían ofrecido un trabajo. Podría haber optado por estar a miles de kilómetros lejos de él, pero sabía que quería que yo estuviera aquí. Entrenó en Arizona y después de pasar años lejos el uno del otro por la universidad, quería estar cerca de mi hermano. Sonreí y me apoyé en su hombro. —Sabes que esto significa que tienes que tratarme cada noche, ¿verdad? Él se rió fuertemente y respondió: —Enfermera, eres la que está haciendo mucho dinero. —Y luego tiró de mi cabello. Aparté su mano. Le gustaba burlarse de mí tirando de mi cabello. —¿Mucho dinero? Tú eres el que está con los patrocinios aquí y allá. Gano una centésima parte de lo que obtienes con esos anuncios de ropa interior y bebidas energéticas. Soltó una carcajada. —Mierda, Bee. Esos no son anuncios de ropa interior. ¡Esos son para el Equipo de Natación de Estados Unidos! Reí. —Lo sé. Hablando del Equipo de Natación de Estados Unidos, ¿sabes algo sobre Kieran Stone? Quitó rápidamente su mano de mi hombro y me vi obligado a mirarlo. Sus ojos verdes lucían totalmente asesinos. —¿Qué pasa con él? Tragué. La aversión de Kieran hacia mi hermano era obviamente correspondida.

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—Bueno, es tu compañero de equipo, ¿no?

—No es mi compañero —gruñó, con voz severa—, sólo un miembro más del equipo. ¿Por qué me preguntas sobre él? Tragué de nuevo. —¿Recuerdas a mi compañera de habitación en Nueva York, Sedona? Él asintió. —La chica sexy con los ojos asombrosos. Sí, ¿por qué? —Milo había visto la foto en mi teléfono, pero nunca la conoció en persona. Sedona viajaba de aquí allá a Minnesota o a los partidos como visitante de Zander durante las pocas veces que mi hermano me visitó en Nueva York. —Bueno, Kieran es su mejor amigo, y me encontré con él en Nueva York y en Hawaii por la boda de Sedona. —Desde luego, Stone la tendría como una mejor amiga. Qué pequeño mundo de mierda —murmuró en voz baja. Continué: —Parece un buen tipo… Sus ojos se oscurecieron y su voz era positivamente letal. —¡No es un jodido buen tipo, Brynn! Será mejor que te mantengas alejada de él. Mejor, que él se mantenga alejado de ti. —La ira de Milo nunca había estado dirigida hacia mí y sólo había oído ese tono una vez. Fue cuando la trabajadora social había intentado alejarnos de nuestra tía Margie. Pude haber temblado un poco por dentro. Cuando Milo estaba enojado, era como un león que estaba listo para atacar y dejar los restos esparcidos por el suelo.

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—No estoy diciendo nada acerca de conocerlo. Sólo decía que parecía un buen tipo. —Podría haberle dicho lo que le pasó a Jeff, que por cierto, Jeff se había disculpado numerosas veces e incluso me envió flores después de que llegué a Arizona. No le revelé el incidente de Jeff a Milo por la sencilla razón de que Jeff podría tener en sus dientes

arrancados si Milo se enteraba de lo que pasó. Que Jeff se emborrachara y me dejara con mis propios recursos era bastante malo, pero que Kieran fue quien me ayudó a sacar a Jeff de la recepción estaba lejos de ser aceptable. Milo estaba todavía en una diatriba furiosa. —¡No es un buen tipo, Brynn! Y no quiero oírte decir su maldito nombre otra vez. —Sus ojos ahora estaban disparándome dagas, llamas y misiles. El temperamento de mi hermano era una clase. No se presentaba a menudo, pero cuando lo hacía, la fea cabeza se erguía para salir y el daño no podía ser deshecho. Sabía cómo calmarlo. Lo he conocido toda su vida —Milo, respira… uno… —Sus puños se apretaron a los costados y oí un crujido en su mandíbula, pero él estaba escuchándome y comenzó a seguir mis órdenes—. Dos, tres, cuatro... —Ahora estaba respirando uniformemente—. Todo está bien. No lo mencionaré de nuevo. No tengo ningún motivo para hacerlo. Ahora, vamos a salir y a caminar hasta el parque. Tengo que quemar todos los panqueques que comí. Los tres panqueques que logré robar de tu plato. Su rostro se volvió más claro, sus cejas comenzaron a calmarse y se formó una pequeña sonrisa. —Vale Bee, una carrera hasta la puerta. Me apresuré hacia la puerta, bloqueando su camino. Era un juego infantil que teníamos y el último en llegar a la puerta sería el perdedor. El ganador sería capaz de ordenarle al perdedor durante toda una semana. Llegamos a la puerta al mismo tiempo, pero ya que él era más alto que yo, su pie estuvo en la puerta un par de segundos antes que el mío.

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—Oh, vamos. Esto apesta —me quejé con frustración—. Me gustaría ser tan alta como tú. Tal vez encuentre a un tipo que sea más bajo que yo, así sería la más alta y lo vencería en este juego. —Esperó a que

cerrara la puerta del apartamento antes de caminar hacia el ascensor. Mi apartamento estaba en el tercer piso, en un edificio de 8 pisos. Sonrió y justo cuando estábamos a punto de entrar en el ascensor, me dio un abrazo. —Estás bien cómo eres, Bee. No te veo saliendo con un tipo bajo… Alto, bajo, marrón, negro, o blanco, no importa Bee. Ningún hombre será lo suficientemente bueno para ti. Lo sabes, ¿verdad? —Sus palabras eran certeras, asentí contra su pecho.

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Milo estaba en lo cierto. Nadie podrá ser “lo suficientemente bueno” para mí. No quería eso tampoco. Sólo quería, deseaba, un tipo que fuera único para mí, y que yo fuera única para él.

Traducido SOS por Helen1 & Emii_Gregori Corregido por Gabba

"Quiero conocerte" ~ B.P, 5 años, trastorno renal

Kieran

D

espués de la primera práctica de natación, esta mañana, me encontré muy decepcionado con mi actuación. Smith, como me gustaba llamar a mi entrenador, Mike Smith, había reiterado que yo estaba en mi elemento; sólo necesitaba un empujón extra. Sentí la necesidad de empujarme a la parte más profunda de la piscina y no salir por aire al menos por tres minutos. No había excusa para no ejecutar lo mejor de mi habilidad. Nunca una excusa. Mi tiempo se desvió en 0.02 segundos. Lo supe en el momento en que salí a la superficie por aire y le pregunté a Smith. El pataleo extra en la última vuelta hizo la diferencia. —Kieran, estás bien. Lo estás haciendo bien. Deja la exageración —dijo Smith mientras me ponía las gafas, molesto. —Podría seguir durante otras diez vueltas. —Estuve en desacuerdo. No estaba exagerando. Tenía que corregir mis errores anteriores.

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Hoy era un día raro. Normalmente, tenía otros nadadores nadando conmigo, pero supuse que Smith hizo arreglos para que hoy sólo estuviera yo. Mis compañeros de natación variaban, la mayoría eran estudiantes universitarios y atletas juveniles. Era divertido competir contra ellos. Tenía que empezar a acercarme, conocer más a Joe y Tom, miembros del equipo de natación de la Universidad del estado de Arizona. Eran geniales, pero también era muy agradable tener la piscina para mí sólo.

No me gustaba compartirla. Sin embargo, ser nadador y tener que entrenar para los Campeonatos Mundiales y Juegos Olímpicos significaba entrenar con otros atletas que estaban en sus máximos niveles de rendimiento, para poder medir mi tiempo récord contra sus mejores tiempos. No me gustaba compararme con nadie. Para mí, lo mejor es mi mejor. Competía conmigo mismo. Eran ya las cuatro de la tarde. Tenía una hora antes de que Milo y sus compañeros de entrenamiento vinieran a la práctica. Esa era otra cosa que apestaba. Estaba compartiendo las instalaciones de entrenamiento de Milo. Esta era su piscina. La mía estaba en San Francisco. Desafortunadamente, para mí, el Centro Acuático de la Universidad de San Francisco planeaba hacer algunas renovaciones después del encuentro de natación en Omaha y justo resultó coincidir con mi entrenamiento para el Campeonato Mundial. Otro hecho lamentable era que Arizona tiene una de las mejores instalaciones para entrenamiento de natación de la nación. Podría haber regresado a Santa Mónica, donde entrené durante en la escuela secundaria, pero acordamos con Smith que eran mejores la altitud y los excelentes recursos de Arizona. Smith tuvo una larga conversación con el entrenador de Milo, Chuck Trevails, y el resto de los otros entrenadores para programar mi tiempo de práctica. Podríamos técnicamente entrenar juntos, pero Chuck y Smith acordaron que sería mejor que no, ya que competimos entre nosotros. —Necesito reducir el tiempo de la patada. Tal vez mi tiempo de reacción estuvo fuera por una milésima de segundo —expresé mi análisis a Smith. Mi cabeza estaba sobre la superficie y empujaba agua fuera de mi boca. Negó con la cabeza. —Stone, simplemente haz lo que has estado haciendo. El tiempo de reacción es bueno. Genial. De hecho. —Me llamaba "Stone" cuando quería decirme que sacara mi cabeza de mi culo—. Vamos, vamos a cubierta. Tierra seca.

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Tierra seca era una hora de cardio, flexibilidad, fuerza y ejercicios de acondicionamiento. Miles, el asistente entrenador de Smith,

supervisaba esta parte de mi entrenamiento. Estábamos en la primera fase, que consistía principalmente en correr, saltar y rutinas de subir escaleras. Me ayudaba a soportar competiciones de natación intensas y el perfecto desarrollo muscular requería realizar una variedad de movimientos de natación. La siguiente fase era fuerza por ocho semanas. Entrenamiento de poder por cuatro y luego ir disminuyendo por las últimas pocas semanas. Salté a la cubierta, haciendo estiramientos por unos minutos y tiré del costado derecho de mi traje por mi cadera para enderezarlo. Mi patrocinador, SwinFit, había mejorado mi traje numerosas veces. Estaba lejos de los que usé durante mis primeros días en natación. Antes, mis trajes se extendían al máximo y cuando me estiraba, mi trasero tenía un enorme agujero tras sólo usarlo algunas veces. Ahora mis trajes eran hidro-repelentes y hechos de tejidos de compresión que moldeaban mi cuerpo y permitían un nado aerodinámico. Mis trajes de competencia, los que sólo podía usar durante encuentros principales, eran aún mejores. Estaban hechos de material más boyante, menos permeable. Mi gorro, gafas y trajes eran fabricados con la última tecnología para mantenerme en la mejor forma óptima hidrodinámica en el agua. Me ayudaban a un mejor desempeño reduciendo la fricción y la resistencia al agua, pero aún tenía que hacer mi trabajo… que era nadar mejor, todas y cada una de las veces. —Está bien, otras dos vueltas y eso es todo —accedió Smith. Ha sido mi entrenador desde hace diez años. Él sabía que me moría de ganas de dar más vueltas. Podía contar con una mano el número de veces que cedió y esta fue una de ellas, así que me puse los auriculares impermeables y subí el volumen a la obertura Zur Namensfeier1 de Beethoven en mi iPod. Di un paso en el bloque, esperé el movimiento de cabeza habitual de Smith y salté. Fuera del bloque de reacción. Excelente. 1

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Zur Namensfeier: Es una obertura sinfónica en Do mayor de Ludwig van Beethoven completado en 1815. Se dedica al príncipe polaco Antoni Radziwill, que es recordado por su patrocinio de las artes.

El olor a cloro era la primera cosa que me golpeaba cada vez que entraba en el agua. El olor del agua del océano siempre era mejor, pero para mí el cloro ocupa el segundo lugar. Era donde me encontraba en casa. Ha sido mi hogar desde que tenía cinco años. Otros niños jugaban con sus amigos o en la computadora. La piscina era mi reino de juego. El océano era mi tierra de Legoland2. Buen giro, Kieran. Con la música fuerte todavía sonando en mis oídos, vi el pulgar hacia arriba de Smith mientras me movía para tomar un respiro, manteniendo la mitad de las gafas en el agua. Los arcos de la ola creada por mi cabeza mientras me movía a través del agua empujaban el agua lejos de mi boca y me permitía tomar una buena respiración, cortando a través del agua mientras respirar era fácil. Dos vueltas más. Esto no era nada. Sólo tenía que ser mejor que en las vueltas anteriores. Sabía que tenía que creerle a Smith cuando decía que lo estaba haciendo bien. Yo estaba muy bien. Pero bien no era mi meta. La grandeza sí. Siempre lo fue. Siempre lo será. Presencié mi vida en ocho carriles. Ocho carriles de una emergente adrenalina. Una carrera hasta la línea de meta. El que la toque primero, gana. Quien la toque último, pierde. Después de completar dos vueltas con estilo pecho, sentí un dolor en mi hombro izquierdo. De nuevo, debí haber tensado mi manguito rotador. Me impulsé a través de mis brazadas, sentí otra punzada de dolor, pero continué. Lenny, mi fisioterapeuta, me tendría que desentumecer luego, pero estaba bien. Terminé de nadar y me senté en el borde de la piscina antes de secarme en tierra. —Kieran, vi tus hombros tensarse. ¿Te está molestando de nuevo tu hombro izquierdo? —Smith no se habría perdido esa pequeña pausa, parada, en mi nado. Por eso era mi entrenador.

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Legoland: Cadena de parques temáticos de Lego.

Asentí, retorciendo mi cabeza con una pequeña toalla para que se secara un poco. —Algo. Sentí que se tensaba mientras estaba terminando la brazada. Su rostro se convirtió lentamente en una mueca seria. —Tendrás que mirarlo de nuevo. Programa una cita con nuestro equipo médico de inmediato. No voy a tenerte practicando mientras estás herido. Caminé hacia el vestuario, eligiendo dejar que sus palabras volaran. —Sí, lo haré. —Stone, mírame. —Su voz era severa, empleando la postura de una figura paterna. Era mi segundo padre. En el tiempo que mi verdadero padre se distanció de sus propios hijos a causa de su trabajo, cuando era joven, Smith era la versión real de un padre para mí. Observé su robusta y baja estatura. Siempre llevaba lo mismo, camisa azul y pantalones caqui marrón. Su esposa, Marjorie, una vez bromeó con que acumulaba camisas, siempre que la tienda Costco3 tenía rebajas. —Haré una cita con el Dr. Freehand, ¿de acuerdo? —No me dejaría irme con Miles a tierra seca sin asegurar una promesa de mi parte. Por la expresión de su rostro, estaba listo para llamar al equipo médico en ese momento. Le aseguré: —Estoy bien. Él me dio una larga mirada. —Si no lo llamas mañana y veo algo cuando hagas tus pesas, lo llevaré personalmente a tu puerta. Asentí. Costco Wholesale Corporation: la cadena tipo Club de precios más grande en el mundo basada en ventas al mayoreo. También es la quinta distribuidora minorista en los Estados Unidos. Wikipedia

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3

—De acuerdo. Iré con Lenny, veré si el fisioterapeuta puede desentumecerlo y aliviarlo, pero llamaré al médico. Esa noche, Smith tenía una cita con su esposa. Estaba faltando a su rutina normal de vigilar mis ejercicios de tierra seca con Miles. Tenía que recogerla en el aeropuerto ya que venía desde San Francisco, su lugar de residencia. —De acuerdo. Mañana vendrá Kirk para hacer algunos cambios en tu entrenamiento con pesas. Creo que esto le beneficiará en gran medida a tu estilo de pecho. —Kirk Levitz, un entrenador de fuerza y condicionamiento para los mejores nadadores del mundo, se hizo amigo de Smith cuando competí en los Campeonatos Panamericanos de Sarasota. Vendría mañana como un favor especial para Smith. El estilo de pecho era mi debilidad, si es que tenía alguna. En mi mente, era mi mejor golpe, ya que siempre quería mejorarlo. Leif Sturgen, un amigo de Milo que vino de Alemania, pero representaba a EEUU en natación desde que se convirtió, cuatro años atrás, en ciudadano americano, era el mejor en el estilo de pecho. Sólo tendría ese reinado por un corto tiempo, ya que pronto yo sería el mejor en ello. Todo a su tiempo, Kieran. Asentí hacia Smith y caminé al vestuario. Tenía suficiente tiempo para secarme, ir con Lenny, y luego con Miles. Entré al vestuario y oí voces. Genial. Los compañeros de natación de Milo estaban dentro de la sala. Caminé directamente hacia mi casillero, asintiendo hacia Leif y Darnell Baker, un nadador afroamericano que se especializaba en el estilo libre de 50 metros. Los ojos verdes de Leif sonrieron. —Stone, ¿qué cuentas? ¿Cómo estuvo el entrenamiento? —Era realmente agradable. Él sentía que había una persistente enemistad entre Milo y yo, pero era cortés conmigo. Le respondí:

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—Como siempre.

Darnell se rió entre dientes. —Eso significa que estabas ardiendo cuando dabas tus vueltas, Stone. —Lo había visto en muchas competiciones de natación y él tenía una fuerza para calcularse a sí mismo en los relevos cortos. Me encogí de hombros. —Supongo. —¿Adivina qué, hijo de puta? —Milo había entrado en la habitación. Todavía estaba en su ropa casual, camisa azul y pantalones negros. Sus ojos verdes insinuaban ira, mezclada con un camión cargado de amenaza. No dije nada. No suelo responder sus mierdas. —Oye, relájate, amigo, tenemos entrenamiento. —Leif trababa de calmar la situación, que probablemente resultaría ser otro incidente en el vestuario como el de Omaha, si Milo continuaba con su burla. Por lo general no me ducho hasta terminar el día, pero decidí tomar una ducha rápida sólo para relajarme. Abrí mi casillero, saqué mi ropa y entré en las duchas. Era una costumbre mía llevar la ropa a la ducha, así podría cambiarme de inmediato. Eso, y estaba cansado de los bromistas en la universidad que pensaban que rociar mi ropa con polvo que produce picazón era una gran broma. Duncan era el autor intelectual de eso y yo el portador, de por vida, de los recuerdos traumáticos de tener el cuerpo picando durante varios días. Aprendí mi lección. Escuché a los chicos arrastrar los pies y salir de la habitación. Mientras el agua fría se derramaba sobre mi cuerpo, puse las manos contra la pared. No podía mantener la posición con mi hombro izquierdo por mucho tiempo, así que me apoyé en la pared con el hombro derecho, empujando contra ella. Maldición, ¿me hice un esguince de nuevo? Esperaba que el fisioterapeuta fuera capaz de arreglarlo. Necesitaba mi cuerpo funcionando perfectamente en todo momento.

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El agua me relajó. Mis pensamientos se desviaron hacia la escena en el vestuario hace unos minutos. El odio de Milo hacia mí no sólo era evidente en su comportamiento. Prácticamente irradiaba de él,

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estallando a través de las paredes de cerámica y deformando los casilleros de plástico con su intensidad. Milo había estado en el circuito de natación el mismo tiempo que yo. Nunca fuimos amigos. Estábamos bien el uno con el otro. Solíamos saludarnos y ya que a menudo competíamos como parte del relevo, hablábamos como nadadores. Pero todo eso cambió hace ocho meses. Hace ocho meses, cuando sucedió lo de Dia. Saqué el pensamiento de mi cabeza. Cerré la ducha, me sequé y me dirigí a la puerta para terminar mi entrenamiento del día.

Traducido SOS por Apolineah17, SOS por Fanny & SOS por scarlet_danvers Corregido por niki26

“Me gustaría estar en un videojuego” ~ T.K., 10 años, ERET

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Brynn

¿Q

ué pasaba hoy? Eran las 8:30 y la Sala de Emergencia apenas tenía actividad.

Esta noche habría sido una buena noche para una comida grupal. Todo el personal en verdad podía detenerse para sentarse y comer. La enfermería y las comidas grupales en realidad eran como la leche y las galletas. Iban de la mano. Sólo había estado en una comida grupal antes de convertirme en enfermera. Desde entonces, me había unido, e incluso encabezado tantas que las comidas grupales deberían llamarse comidas para engordar. Tenía suerte de que tuviera un buen metabolismo y fuera al gimnasio, una y otra vez, o esas bolas de masa hervida que Ming traía todas las noches serían bolas de masa hervida en mi culo. Y los s’mores2 que Cheyenne hacía perfectamente se convertirían en s’mores en mis muslos. Hasta ahora había visto a un total de cuatro pacientes, lo cual era una rareza. Por lo general habría visto el doble de eso para este momento, ¿y los cuatro pacientes que tuve? Dos de ellos eran hermanos de cinco y seis años. Según la madre, estaban jugando tranquilamente con lápices, bolígrafos y marcadores. Uno de los hermanos se enfadó y le clavó al otro hermano un lápiz dentro del oído. El otro hermano se 1

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ERET: enfermedad renal en etapa terminal. Originalmente en inglés: ESRD (End Stage Renal Disease) 2 S’mores: Poste tradicional de Estados Unidos y Canadá, que se consume habitualmente en fogatas nocturnas, consiste en un malvavisco tostado y una cada de chocolate entre dos trozos de galleta.

vengó clavándole un bolígrafo a su hermano en el oído. No hace falta decir que ambos tenían clavado algo que sobresalía de sus oídos. La buena noticia fue que los objetos no dañaron sus oídos; pero fue una especie de batalla remover dichos objetos mientras ambos estaban llorando sin parar. La mala noticia fue que quedaron castigados por semanas y que se les prohibió el uso de cualquier instrumento de escritura, menos en la escuela o para hacer la tarea. Mis otros dos pacientes tenían pequeños cortes y contusiones. —Adelante, Jason, toma un descanso. Yo tomaré las nuevas admisiones —le dije a mi compañero de trabajo quien estaba desplomado en una silla, jugueteando con sus pulgares. Esto era inusual en urgencias. Sus ojos grises se afilaron sobre mí mientras respondía: —¿Estás segura? —Jason y yo éramos los enfermeros de las admisiones esta noche, lo que significaba que tendríamos que relevarnos entre sí por descansos. —Sí, adelante. Sé que quieres jugar a tu juego de Lord of War. Me dio una rápida sonrisa y se levantó. Era adicto a ese juego. Era lo que constantemente jugaba cuando tenía un descanso, y cada vez que la compañía del juego lanzaba una nueva versión, él también pedía el día libre o se reportaba enfermo. Hombres, permanecían como niños, sin importar la edad que tuvieran. Estaba revisando las nuevas políticas que la enfermera educadora, Mina, nos pidió que termináramos durante nuestro tiempo libre, cuando escuché una voz. —Brynn, ¿a quién le toca tomar el nuevo ingreso? —Era Myesha, nuestra encargada de admisión. —Jason, pero él está tomando un descanso, así que yo lo tomaré. ¿De qué tipo de ingreso se trata? —De uno caliente. —Sus ojos color avellana estaban sonriendo. Me eché a reír.

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—Jajaja, uno bueno entonces. —Caminé hacia la sala de admisión.

Estaba tirando de mi cola de caballo, pensando en que necesitaba un corte, cuando mi mirada se posó en un chico caliente, con profundos ojos marrones unidos a una familiar cabeza rubia oscura. La habitación se había vuelto un centenar de grados más caliente. Di unos pasos hacia la cama de hospital donde él estaba sentado. Llevaba una camiseta azul oscura y vaqueros que lo hacían parecer absolutamente delicioso. Brynn, contrólate, es tu paciente. Me las arreglé para tomar la máquina portátil de signos vitales junto a la puerta sin tropezar con el cable, mientras le daba instrucciones. —Voy a tomar tus signos vitales y voy a realizar una examinación rápida, y luego te llevaré a una habitación para que un médico pueda verte, ¿de acuerdo? Él sonrió, mostrando ligeramente sus hoyuelos. —Hola a ti también, Brynn. —Oh, lo siento, yo sólo ahmm… Sólo quería asegurarme de que lo supieras. —¿Supiera qué? Ni siquiera le has preguntado por qué está aquí. —Así que, Kieran, ¿qué te trae aquí esta noche? Inclinó la cabeza ligeramente hacia la izquierda y explicó: —Mi hombro izquierdo realmente me está molestando esta noche. Pensé que iba a estar bien después de que el fisioterapeuta me estiró, pero ha empeorado en pocas horas. La última vez, nuestro médico de equipo, el Dr. Freehand, lo revisó y dijo que lo había utilizado excesivamente y que necesitaba dejarlo descansar. No he estado ejerciendo demasiada presión sobre él, descansando más, y concentrándome más en mi interior. —Se detuvo para decir—: Lo siento, estoy divagando. Podía esperar hasta mañana para que lo revisaran, pero creo que puede ser un esguince.

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—Está bien, déjame tomarte la presión arterial. —Envolví el mango para medir la presión arterial sobre la parte superior de su brazo

derecho y pulse el botón “encendido” en la máquina. Podía esperar a que la máquina me dijera la lectura de su pulso, pero en realidad quería ser minuciosa con Kieran. Después de todo, él era el chico de oro del país. Quería asegurarme de que estuviera realmente bien, así que presioné dos de mis dedos sobre su muñeca izquierda y comencé a contar su pulso manualmente mientras veía el reloj digital. 90 latidos por minuto. La máquina emitió un pitido, y mostró: presión arterial -118/76 y pulso -90. Tenía un poco de taquicardia. —Kieran, ¿estás bien? —pregunté. Podía haber leído su pulso mal o podría haber contado mal, pero cuando la máquina y mi propio conteo estaban sincronizados entre sí, entonces el paciente realmente debía de tener el pulso rápido. Le quité el mango de la presión arterial del brazo derecho, empujé la máquina de signos vitales hacia un lado y agarré un paquete de admisión a la SE. Su voz era clara dentro de la habitación. —Mi ritmo cardíaco en reposo es de 50. Después de 25 vueltas a la piscina puede aumentar hasta 52. ¿Por qué me estaba diciendo esto? Lo miré fijamente durante unos segundos. Él continuó: —Mi pulso es rápido porque una hermosa enfermera está de pie delante de mí y huele a vainilla… No he tenido vainilla en un tiempo. Su oscura mirada quemó a través de mí, encendiendo un fuego dentro de mí y en realidad tuve que luchar por encontrar mis próximas palabras. —Oh.

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Me dio una pequeña sonrisa arrogante, mostrando ligeramente sus hoyuelos. Decidí ignorar su declaración.

No era más que otro paciente, ¿verdad? —Umm, ¿puedes quitarte la camisa para mí? Me dio una enorme sonrisa antes de seguir mis instrucciones. Santo infierno. Los músculos de este hombre eran indescriptibles. Sus hombros no estaban abultados pero eran sólidos. Bueno, realmente se veían muy sólidos, como rocas, para mí. Eché un vistazo más abajo, y vi sus abdominales, estriados y sin nada de grasa, puro músculo. Si tuviera el beneficio de pellizcar el estómago de este hombre, estaría cien por ciento segura que no habría un milímetro de grasa. Se sentó derecho y puede que haya podido ver un poquito de su bóxer azul con las palabras ‘Calvin Klein’ sobre la banda. —¿Necesitas que me quite la camisa? —Su voz rompió mi estado de ensueño. Sí, por favor. Traté de hablar mientras tomaba invisibles sorbos dentro de mi garganta. —Ummm, no… Sólo levántala un poco para poder comprobar si hay moretones visibles. —Levantó su camisa y mientras no encontraba ninguna evidencia de moretones, encontré sus deltoides izquierdos alrededor de músculos bien definidos. Puse mi mano derecha sobre su piel, presionando suavemente, moviéndome de su clavícula hasta el hueso plano triangular, a su omoplato y a la parte baja del hombro—. ¿Te duele aquí? —Pensé que tal vez escuché un pequeño gemido—. ¿Kieran? —Sí… —Su voz fue baja, rasposa. Debía dolerle mucho.

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Me volteé hacia su rostro y sus ojos estaban casi negros, no lucía como si le doliera. Su rostro estaba congelado en una expresión inescrutable, como si estuviera enganchado en una batalla consigo mismo.

Sentí una mano en mi mejilla. Mi cara estaba ardiendo. La evidencia externa de que la combustión interna que su presencia provocaba en mí, ahora estaba en mi rostro. Las puntas de sus dedos rozaron mi mejilla. Lo dejé porque no podía encontrar el poder para detenerlo. —Tus signos vitales son buenos y lo más probable es que el doctor ordené unas rayos x para ver si tienes un esguince. Cómo me las arreglé para decir esas palabras será siempre un misterio para mí, pero primero era una enfermera, y él necesitaba ser revisado. La punta de su dedo viajó al lado derecho de mi boca y su mirada se volvió más oscura. —De acuerdo. Estaba a punto de salir de este trance que tenía con él cuando escuché un golpe en la puerta. —Brynn, puedo tomar al paciente ahora. —Era Jason. Había regresado de su descanso. —Está bien —respondí mientras Jason abría la puerta. Sus ojos viajaron entre Kieran y yo. Había quitado mi cara de la mano de Kieran y me volteé hacia la computadora en el otro lado del cuarto. —¿Kieran Stone? —La voz masculina de Jason se convirtió en una voz de chico aficionado. Esto se estaba poniendo más extraño con el paso de los minutos. Miré a Jason, quien estaba parado en la entrada, sus ojos sorprendidos, y su boca abierta. Jason, mi compañero de trabajo, quien aniquiló extraterrestres, soldados y señores de guerra en video juegos, el chico que levantó a un paciente de 120 kg cuando este cayó al suelo, el tipo que durante la celebración de la Semana de Enfermería, usó una camisa que decía “Yo soy la carne. Tú el pastel. Juntos podemos hacer un Pastel de Carne”, estaba totalmente asombrado.

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Kieran se levantó de la cama, caminó hacia Jason y saludó con la mano a mi compañero.

—Ese soy yo. —¡Hombre, Kieran Stone, maldición! El Cortador del Agua. El Rey de la Piscina. ¡El Maestro de los Strokes! —Vaya, Jason lucía como si estuviera a punto de dar grititos de alegría y saltitos de emoción. Kieran tomó todo con calma. No podía ver sus ojos porque estaba de espaldas a mí, pero escuché la diversión en su voz. —Gracias. Jason sacó su mano y sacudió la mano derecha de Kieran. Parecía que iba a palmear el hombro izquierdo de Kieran cuando solté una advertencia. —Jason, no toques su hombro. Esa es la razón por la que está aquí. Finalmente saliendo de su momento de chico fanático, dijo: —Oh, lo siento. Me haré cargo de mi amigo aquí, Brynn. ¿Dónde están sus papeles de admisión? Necesita ser visto por el Dr. Rees de inmediato. Caminé hacia él y le entregué los papeles. Estaba a punto de irme cuando escuché a Kieran decir: —Gracias, Brynn. —Dos hoyuelos aparecieron cuando sonrió. ¿Dios le dio todo a este chico cuando lo creó? Devolví la sonrisa. —Jason se hará cargo de ti. Es su turno de admitir pacientes ahora. Fue bueno verte de nuevo, Kieran. Sus ojos se iluminaron mientras asentía con su cabeza rubia oscura. Salí del cuarto y me dirigí al cuarto de descanso, necesitaba tomar algo. Esa valoración de enfermería fue la peor que he tenido, una que me dejó sin aire y con mucha sed. ***

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—Nos vemos mañana —le dije a Malesh, la enfermera a la que le había dado el reporte.

No había mucho que reportar. El turno de ocho horas había durado una eternidad. No mi tipo de día. Escogí urgencias porque me encantaba la intensidad, la sensación de lo desconocido y el constante bullicio de la actividad. Resolver problemas era una de mis mejores habilidades. Me gustaba el rápido cambio de ritmo en la Sala de Emergencias. Mi hermano era un adicto a la adrenalina. Él había hecho puenting, paracaidismo y caída libre durante su tiempo libre. Yo no. Remover objetos desconocidos del cuerpo de la gente, con la ayuda del doctor, por supuesto, tratar de descubrir por qué un niño tiene una fiebre de 40 grados y andar corriendo de un lugar a otro, haciendo tareas necesarias de un laboratorio o algún diagnóstico, esas cosas eran lo que hacía correr mi adrenalina. Era emocionante y satisfactorio. Mi mejor amiga, Ava, pensaba que estaba loca. Ella trabajaba en el piso Cardiotorácico y pensaba que su unidad era un reto como la de Emergencias. Ella me rogó para cambiar, pero ese argumento nunca fue a ninguna parte. Ambas hacíamos lo que amábamos. Estaba balanceando mi bolso delante de mí mientras caminaba por el pasillo. No había nadie cerca, amaba jugar este juego, el juego de “que tanto tiempo podría balancearlo antes de que el contenido se saliera”. —Tal vez golpees a alguien con eso y luego tendrás que ingresarlo a la sala de Emergencias. Una voz con la que me había familiarizado y hacía temblar mi columna deliciosamente cada vez, dijo detrás de mí. Volteé mi cabeza a la derecha y miré hacia arriba y ahí estaba. Incluso de noche, lucía todo bronceado, y su cabello rubio oscuro estaba desordenado, pero oh, tan sexy. —Oh, hola Kieran. ¿Qué sigues haciendo aquí? El doctor te dio de alta hace una hora.

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Oh, diablos. Las palabras sólo salieron. Revisé cuando fue dado de alta. Jason habló sin parar de Kieran mientras revisaba de nuevo las nuevas políticas en la computadora. Así que, tal vez haya preguntado algunas cosas sobre él. Era libre de irse después de que el Dr. Rees lo revisara. No tenía un esguince y le recetaron analgésicos.

Sus ojos, más ligeros en el tono en este momento, se burlaban. —¿Tú me chequeaste? —Su sonrisa estaba de vuelta en el modo completo arrogante y, a medida que continuamos caminando hacia el área de estacionamiento, su olor flotó hacia mí. Olía a menta, lavanda y almizcle, un aroma refrescante y masculino. —Bueno, ayudé a que te admitieran y sólo estoy preocupada —razoné antes de detenerme delante de la máquina expendedora en el vestíbulo del hospital. Él se quedó donde estaba, la curiosidad en su rostro, mientras yo ponía en la máquina un billete de un dólar y algunas monedas. Marqué el código de la soda, patatas fritas y una barra de chocolate. —Muy hambrienta, ¿eh? —Simplemente le sonreí. Todo estaba tranquilo en el área de estacionamiento. Había muchas estructuras de aparcamiento en el hospital, pero me gustaba aparcar en la 5D. Era un espacio abierto y tenía iluminación decente en la noche. Caminamos en silencio amigable y después de unos minutos, su voz se quebró al final. —Brynn, ¿dónde te estacionaste? —Ya casi llegamos. —¿Aparcaste todo el camino hasta Tombuctú? —Su tono era grave, pero también retuvo una risa ligera. No le contesté. Ahora estábamos en el medio del estacionamiento casi vacío. Cambié de dirección y fue directo hacia el lugar en que me detenía en forma rutinaria de camino a mi coche, la acera que bordeaba el lado del estacionamiento. Al llegar a la acera, me di cuenta de la conocida figura acurrucada en una manta. Hacía calor esta noche, así que no se necesitaba mucho para mantener su cuerpo caliente. Poco a poco puse la soda, patatas fritas y barra de chocolate un par de metros de él, y me alejé. Kieran se quedó a mi lado todo el tiempo. No podía ver su rostro, así que sólo continué caminando hacia mi coche.

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Recordando a su anterior pregunta acerca de mí aparcando tan lejos, bromeé:

—Tombuctú está en el desierto del Sahara, a unos quince kilómetros al norte del río Níger, en el país de Mali. Me tomaría años, tal vez décadas, para llegar a él, si viajara a pie... —Sonreí entre mis palabras. Mi turno fue aburrido hoy, pero la presencia de Kieran me estaba energizando. —Vaya. ¿Estudiaste mucha geografía? —No. Sólo Tombuctú. El nombre me fascinó. Y tuve la sensación de que un día, un hombre iba a usar ese país en mi contra. —Dejó escapar una risa llena. Me detuve y me di vuelta para mirarlo. Bajo la luz fluorescente en el estacionamiento, pude ver su rostro contraerse de la risa, y cuando nuestros ojos se encontraron, su risa murió lentamente. Su rostro se puso serio cuando dijo: —Eres graciosa, Brynn. —Gracias. Estoy aquí para hacerte feliz. —¿De dónde vino eso? Estaba actuando y hablando toda clase de cosas extrañas esta noche. Culpé al chico ardiente detrás de mí. Sólo mirarlo quemaba todas las neuronas de mi cerebro y me hacía sonar loca. Su cara se volvió más oscura y cerró la brecha entre nosotros. Extendió su mano derecha y acarició mi mejilla. —¿Estás cansada? —me preguntó, sus ojos buscando los míos. —No. —Era la verdad. Hoy tuve un turno suave. —¿Tienes tiempo para un café? —Él estaba haciendo claras sus intenciones. Por alguna razón, estaba pensando que él no estaba preguntando por el café, estaba pidiendo tiempo conmigo. Negué con la cabeza. —Café no. Dejó caer su mano de mi cara. —Bueno, lo entiendo.

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Caminamos los cuatro pasos restantes para mi coche. Conté mis pasos porque no sabía qué otra cosa hacer. Allí estaba él, de pie, caminando a mi lado. Era tan poco característico de mí el estar atraída a un hombre

que apenas conocía, pero con él mis nervios se estremecían con conocimiento, cada vez que él estaba cerca. No podía explicarlo. Presioné la alarma de mi Toyota Prius y abrí la puerta. Lentamente me deslicé en el asiento del conductor. Él todavía estaba de pie a un lado, a la espera de que me vaya. Bajé la ventanilla y grité: —El café me mantendrá despierta toda la noche. Tengo tiempo para un chocolate caliente, sin embargo. Su rostro se iluminó con una sonrisa reservada. —Entra. Te llevaré a tu coche. Él se deslizó y el pequeño espacio en mi coche acaba de volverse más pequeño. Sus largas piernas estaban dobladas mientras ajustaba el asiento. Hablamos de cosas triviales durante el trayecto dos minutos a la plaza 7B. Cuando me dio instrucciones para detenerme frente a una camioneta Range Rover plateada, le pregunté: —¿Por qué has esperado por mí esta noche? Sus ojos brillaban y el lado derecho de su boca se torció hacia arriba. —Porque tenía que asegurarme de que la enfermera que me admitió llegara bien a casa. —Técnicamente, Jason era su enfermero de admisión, pero bueno, ¿quién era yo para discutir? Antes de salir de mi coche, añadió: —Y para que lo sepas... ¿esa enfermera? Ella hace que mi pulso corra. Me quedé sin aliento, mientras él salía sin problemas de mi coche. Seguí su coche, mientras que nos llevaba a través de la pequeña cantidad de tráfico. Nos detuvimos en Café Ole, una de las, pequeñas tiendas, pero acogedores cafés de la ciudad.

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Una vez dentro, por mi petición, él me pidió una taza humeante de chocolate caliente y pedí buñuelos pulverizados para acompañarlo. Él no bebía nada de café, té o chocolate. Sólo pidió una botella de agua y compartió los buñuelos conmigo. Hablamos de las cosas más al azar, de su amor por los libros a su amistad con Zander y Sedona. Le hablé de mi mejor amigo, y sobre cómo la vida se va mientras eres un novato en

enfermería. Me preguntó por qué le di de comer al chico en la calle. Le dije que me sentía mal por el tipo, a quien había bautizado como 'Sr. X'. El Sr. X siempre estaba acurrucado en una manta y no podía ver su cara, pero le había oído cantar más de un par de veces. Sus canciones me hacía sentir melancólica, el dolor agonizante era evidente en su voz, que era penetrante, anhelante, como si estuviera tratando de encontrar un poco de paz, pero no pudiera. Kieran se limitó a escuchar y durante nuestra conversación, cuando él me pidió mi número, no lo dudé. Kieran me hizo sentir a gusto. Me ponía nerviosa porque él hacía que mi pulso golpeara cada vez que sus profundos ojos marrones me miraban, y cuando esos hoyuelos gemelos hacían su presencia, estaba perdida, pero con él, me sentía segura. Al final de la noche, él siguió a mi coche hasta mi apartamento y esperó a que yo entrara. Quería acompañarme a la entrada, pero le dije que no era necesario, además él tenía un entrenamiento temprano. Una vez que estuve dentro, llamó a mi teléfono, y conteste al primer timbrazo. —Me divertí, Brynn. —Yo también, Kieran —respondí. Guardó silencio durante un minuto. —Gracias por cuidar de mí esta noche. —Yo no lo hice. Jason lo hizo. —Bueno, tú me atendiste antes que él. —Humor alineó su voz. —Supongo que lo hice. —Un suave suspiro se me escapó—. Buenas noches, Kieran.

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—Buenas noches, Brynn. —Colgué el teléfono antes de que dijera nada más. Kieran estaba fuera de los límites. Él lo sabía. Yo lo sabía. Y mi hermano podría, no, nunca sabría lo que pasó esta noche.

Traducido por lola irina Corregido por niki26

"Me gustaría ver a un delfín" N.B., 7 años, leucemia mielógena aguda

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Kieran

D

urante las próximas semanas, me encontré a mí mismo repetidamente a la espera de una enfermera particular, saliendo de la unidad de sala de emergencias. Tuve mi punto ahora. Me senté en la tercera fila, acorralado de los gatitos a la entrada del hospital. Los guardias de seguridad habían llegado a referirse a mí como "el tipo nadador". Ellos pidieron mi autógrafo las primeras veces. Les dije que no había ganado nada, como un Campeonato mundial o una medalla de oro olímpica. Uno de ellos simplemente se encogió de hombros y dijo: —Es sólo cuestión de tiempo. No era uno de presumir de mis logros. Lo que hacía en la piscina quedaba en la piscina. En lo que a mí respecta, yo era todavía un novato en la natación. Sin una medalla de oro en el Campeonato Mundial, o una medalla de oro olímpica, no importaba si nadaba más kilómetros que de aquí a Hong Kong cada semana, o si era el nadador número uno del país. No era nada sin medalla de oro. Estaba predispuesto para nada menos. Estaba examinando a través de la aplicación en mi teléfono, analizando mis tiempos de vueltas. Era una aplicación muy útil. Me permitía ver lo mal o lo bien que lo estaba haciendo. Mi entrenador había intentado de eliminarlo de mi teléfono porque pensaba que yo estaba demasiado leucemia mielógena aguda: Es un cáncer que comienza dentro de la médula ósea, el tejido blando en el interior de los huesos que ayuda a formar las células sanguíneas. El cáncer crece a partir de las células que normalmente se convertirían en glóbulos blancos.

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involucrado en esto y necesitaba relajarme. No hice caso a su consejo. Me relajé mientras estaba desplazándome por mis tiempos de vuelta, y por la mañana, le dejaría a Smith saber que podría recortar 0.02 si aumentara mi velocidad de avance cuando pateara debajo del agua durante mi estilo libre de natación. De esa manera, sería más eficiente cuando arrancara después del final de mi patada de delfín. Las nuevas aletas que Smith ordenó estaban realmente ayudando con la fuerza de mis patadas. Tal vez podríamos cambiarlas por aletas cortas. Luego me pregunté cómo afectaría a mis pedaleadas. —Oye, estás temprano hoy. —Su voz suave cortó a través de mi concentración. Ella estaba de pie frente a mí. Sus rizos dorados colgaban sueltos alrededor de su cara. Cuando trabajaba, lo ataba en una especie de moño, pero una vez que salía, lo dejaba suelto. Las olas de oro rebotaban en su cuello, pasando de los hombros, y sus ojos azules estaban brillando. Me levanté y me incliné hacia ella. Vainilla. —Sí. Y estás afuera temprano hoy, también. —Sonreí y me tendió su bolso. Era un hábito ahora me diera su bolso. Bueno, su bolso parecía más como un bolsa de hombro. En lugar de su balanceo alrededor, ella me lo dio deteniéndose. Lo tomé de ella y lo dejé colgar en mi mano izquierda, con cuidado de que la parte baja de su bolso no tocara suelo. Algunos chicos tenían problemas con llevar bolsos de mujeres. Yo no tenía ninguno. Bueno, sólo el de Brynn, porque parecía como una mochila y bueno, era de Brynn.

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Ella me habló de su día. Tenía algunas historias muy interesantes y me encontré riendo con ella, a veces hasta el punto de las lágrimas, la locura con la que ella tenía que tratar. Hubo un hombre que tuvo una erección durante siete horas debido a que tomó un medicamento a base de hierbas. Me compadecí del hombre por un momento y luego lo encontré de manera hilarante. Una mujer cuya cabeza quedó atascada en el inodoro, y un hombre que fue golpeado por una mujer tres veces más pequeña que él, porque él la llamó un "hombre". Ella nunca

mencionó sus nombres, pero cuando Brynn describió sus historias de la sala de urgencias, no pude evitar preguntarme cómo y por qué las personas se ponían a sí mismos en estos cómicos y casi increíbles escenarios. Desde la noche en que la vi por primera vez en la sala de emergencias, no perdí una oportunidad de "cautivarla" desde el hospital hasta acompañarla a su auto. La razón principal era que, para mí, no me parecía seguro para una mujer estar caminando sola hacia su auto a las 11:45 de la noche. Brynn dijo que el guardia de seguridad observaba el video de vigilancia de las cámaras de alimentación de los garajes de estacionamiento y que muchas enfermeras caminaban por el garaje en ese momento de la noche. De todas formas, no podía reconciliarlo conmigo mismo así que hice un espacio en mi agenda para caminar con ella y dejarla en su auto. Me convencí de que era la única razón por lo que lo hacía, pero si estaba siendo honesto, mi día no estaba completo si no la veía. Cuando ella tenía tiempo libre, salía con su amiga y su hermano, así que no tenía la oportunidad de verla. Durante el día, era más fácil para mí luchar con el impulso de hablarle porque estaba ocupado con el entrenamiento o lidiando con la iniciativa empresarial que estaba sentando el trabajo preliminar con SwimFit. Sin embargo, por la noche cedía. Yo tenía que hablar con ella, tenía por lo menos a escuchar su voz. Debía ser lo mismo para ella, porque a veces, me llamaba primero.

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Algunas noches, cuando estábamos agotados (yo de un día agotador de sesiones de entrenamiento y ella de un día ajetreado de la sala de emergencias) seguía a su auto dirigiéndose a su lugar y simplemente la observaba caminar dentro su edificio de apartamentos. Otras veces, íbamos por un café y hablábamos. Me gustaba escucharla hablar. Ella estaba llena de vida y sus ojos se volvían de color azul claro, a un azul más oscuro, a uno más profundo, azul brillante, cuando se emocionaba. Su rostro brillaba siempre, incluso cuando estaba cansada, y cuando sonreía, sus dientes blancos aperlados se mostraban y se mordía el labio inferior de una manera que me hacía pensar en cosas que uno no debería estar haciéndolo con una amiga.

—Kieran, ¿quieres pasar para el desayuno mañana? —Su tono estaba preguntando e inseguro. Ella nunca me había invitado a su casa antes. Estaba mirando el espacio encima de nosotros. Estábamos detenidos entre nuestros autos. Cuando le pregunté por qué le gustaba estacionar tan lejos, me dijo que quería eliminar el estrés después de un día de trabajo, caminando hacia su auto. —¿Desayuno? ¿Me estás invitando a salir? —Escondí una sonrisa. La Brynn indecisa era linda. El noventa y nueve por ciento del tiempo, ella era segura de sí misma y no tenía ningún reparo en expresar sus opiniones. —No… Olvídalo —Tomó su bolso de mi brazo y empezó a buscar las llaves del auto. —¿Por qué? —Levanté una ceja, y en mi interior, estaba sonriendo. —Ten una buena noche, Kieran —dijo apresuradamente y caminó unos pasos hacia su auto. La seguí y antes de que pudiera entrar en su auto, lentamente tiré de su brazo izquierdo. Ella no tuvo más remedio que enfrentarme. —Te pregunté por qué, Brynn. —Porque hago buenas tortitas, magdalenas y un bollo de canela media, y dijiste que tenías la práctica mañana por la tarde. —Ella estaba evitando mis ojos. Avancé hacia ella, me acerqué una pulgada, hasta que ella estaba apoyada contra su auto. Agarré lentamente un puñado de sus sedosos mechones de cabello y giré su mirada en mí. Se mordió el labio y esa acción sólo me deshizo. —Voy a estar allí para el desayuno de mañana. Pero en este momento, creo que necesito algo más. Su respiración subió y su labio inferior empezó a temblar ligeramente. Estaba nerviosa. Si Brynn jugara al póquer, esta sería su indicador.

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—¿Qué necesitas?

—Necesito un beso para irme —le dije rápidamente antes de que cubriera su boca con la mía. Dios, ella sabía bien. Sabía a menta, fresca y toda femenina. Su aroma de vainilla me atacó. Durante semanas, me había estado preguntando a qué sabría. Cada vez que ella tomaba un sorbo de ese chocolate caliente que le gustaba mucho, me encontraba deseando ser la tapa de la taza. Cuando sonreía y bajaba sus pestañas, me golpeaba directamente en el intestino, y hubo muchas veces que iba a casa y se convertía en muy amigo de mis puños. No hablábamos durante el día, y cuando ella estaba fuera del trabajo, quería que ella hiciera el primer movimiento y pedirme pasar el rato conmigo. Nunca lo hizo. Ella pasaba mucho tiempo con su hermano y no quería interponerme en su tiempo. Además, Milo y yo no nos llevábamos bien. Así que esperé a que ella diera el primer paso. Todavía tenía que esforzarme en el hecho de aceptar que ella era la hermana de Milo, pero su presencia me hacía olvidar quien ella era. Sabía que iba a tener que lidiar con el hecho de que ella era su hermana, y un día, si nos convertiríamos en algo más, no tendría más remedio que dejarle saber lo nuestro. Sólo por ahora, sin embargo, quería sentir sus labios contra los míos. Ella se lamió sus labios que eran oh-tan-suaves y yo quería más. No sólo quería un beso de despedida. Quería besarla de una manera que ella me pidiera que me quedara. —¿Qué estamos haciendo Kieran? —preguntó ella con voz ronca, alejándose. Apreté mi boca contra la de ella y pasé mi lengua por el labio inferior.

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—Nos reuniremos para el desayuno.

Traducido por Lola Irina & Apolineah17 Corregido por niki26

"Me gustaría pasar un día con mis hermanas en el parque sin estar muy cansado." ~ C.J., 6 años, trastorno sanguíneo hereditario.

Brynn

C

uando sonó el timbre de la puerta, estaba haciendo mi tercer grupo de tortitas. Años de conocer y vivir con mi hermano me habían preparado para esto. Kieran probablemente terminaría todas las tortitas, panecillos y huevos Benedictinos1 en una sola sesión. Los nadadores comían grandes cantidades de carbohidratos y a diferencia de mí, donde mi cuerpo almacenaría cada miga dentro de mi estómago y mis muslos, los atletas no mostraban ninguna evidencia de lo mucho que comían. Sin embargo, mi hermano cuidaba su dieta. Comía un montón de carbohidratos, pero se mantenía al margen de los alimentos procesados. Él era afortunado de que yo estuviera aquí ahora para alimentarle todos los días. Era capaz de invitar a Kieran porque Milo estaba fuera de la ciudad en un proyecto con el Equipo de Investigación y Desarrollo de Quanta-Fix, donde trabajaba como ingeniero mecánico. Me limpié las manos para secarlas en mis pantalones de yoga de color verde oscuro y traté de arreglarme el cabello a ciegas con mis dedos. ¿Qué me hizo invitarlo? Tal vez esto era una mala idea. Una muy mala idea. El infierno se desataría, se descontrolaría y rebotaría las partículas rotas en mi cara, si Milo se enterara. ¿Por qué ellos se odiaban tanto el uno al otro, de todos modos? De lo que he visto de

Huevos Benedictinos: plato que consiste en dos mitades de un muffin, generalmente cubiertos con jamón cocido, beicon o pastrami, huevos escalfados y la muy popular salsa holandesa.

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Kieran, él era un caballero. Era distante, pero no pedante. Tenía un gran sentido del humor y era fácil hablar con él. Antes de que pudiera reflexionar más, sonó el timbre de nuevo. Abrí la puerta y allí estaba él. Yum. En una camisa roja casual, pantalones vaqueros y zapatillas de deporte, era la imagen de la mezcla clásica californiana sofisticada/chico explorador bondadoso. Su cabello rubio oscuro todo despeinado, como si acabara de salir de la ducha y se pasara un cepillo rápido con sus manos. Sus ojos marrones oscuros me recorrieron, y dijo: —Vaya, huele tan bien desde aquí. —Él estaba diciendo esas palabras, pero sus ojos se cernían sobre mí, sus labios temblaron un poco y me envolvió en un abrazo. —Kieran, aún no me he lavado las manos —protesté dócilmente. Olía como Kieran. Todo masculino. Su olor único me sumergió. Sentí sus músculos sólidos a mí alrededor.

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Lentamente me soltó y lo llevé a la sala de estar. Mi apartamento era acogedor y de un solo ambiente, a pocos minutos del hospital donde yo trabajaba. Estaba a veinte kilómetros de distancia de la casa de Milo, pero me enamoré del diseño tipo desván, una planta abierta y mosaico en todo el lugar. La cocina era lo que me convenció de hacer ese depósito de garantía el mismo día que lo vi. No muchos apartamentos o condominios tenían este tipo de cocina. Era una mezcla de moderno y tradicional diseño. Los electrodomésticos de acero inoxidable brillaban, las paredes de la cocina habían estado pintadas de color azul claro, las líneas limpias de la encimera de mármol brillaban, y los gabinetes de color caoba me atraía, haciéndome sentir que me pertenecía. Era una mezcla de elegancia moderna y atractivo atemporal. La cocina era mi dominio. Mi hermano era el rey de la piscina y yo era la reina de la cocina. Mi más querido recuerdo nunca enterrado de mi madre era cuando estaba con ella en la cocina: hornear galletas, hacer nuestra propia pizza, batir mezclas para pasteles y sabores únicos, y decorar nuestros pasteles con glaseado. Mi padre a menudo se burlaba con que seríamos la primera madre e hija en el equipo de cocina en Food Network. Ellos se habían ido hace

mucho tiempo, pero sus recuerdos permanecían al frente y centro de mi mente y corazón. —Puedes ver la televisión mientras termino de instalar la mesa —le ordené ligeramente sentarse en mi sofá. El lado derecho de su boca se levantó. —No. Quiero verte trabajar en la cocina. —Oh, bien —le respondí con un trago rápido y de repente, la necesidad de pasar mis manos por su pelo despeinado era abrumadora. Él encendió una chispa dentro de mí, hace mucho tiempo enterrada. Estaba atraída por otros hombres e incluso tenia citas con algunos de ellos. Sin embargo, la presencia de Kieran tenía este efecto inexplicable, absurdo y ardiente en mí. Me las había arreglado para ignorar esos sentimientos, lo cual era muy duro, pero el beso de anoche fue la última gota del vaso. Caminé hacia él, deteniéndome a un centímetro de su cuerpo, caminé de puntillas y lo alcancé por un beso. Era un deseo que tenía que satisfacer, así de simple. Él respondió con un anhelante y ardiente beso. Poco a poco quité mi boca de sus labios y se inclinó por más. —Kieran, las tortitas... —dije, entonces débilmente continúe—, todavía está en el fuego. —Mmm... —se quejó en contra de mi boca. Se mantuvo quieto en mi cuerpo, asegurando mi cintura con sus grandes manos, bloqueándome en su posición. Por mucho que no quisiera apartarme, el débil aroma a quemado de las tortitas llegó a mi nariz. Bajé mi boca a la suya, quité sus manos de mi cintura y caminé los pocos pasos hacia la estufa.

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La conversación dejó de existir entre nosotros. El único sonido durante la página del silencio era la tensión que vibraba y crujía entre nuestros cuerpos. Luché cocinando el último grupo de tortitas porque él estaba mirando sobre mi hombro, donde había mi espalda envuelta en frente

de su cuerpo. De vez en cuando, hizo llover besos en la parte superior de mi cabeza, y cuando movió su boca a mis oídos, puede que hubiera gemido un poco. —La mantequilla se está derritiendo en las tortitas y se van a enfriar — dije, con respiraciones controladas apenas, mientras sus manos se deslizaban arriba y bajaban por mi cintura. —Está bien —respondió, con calor inconfundible saliendo de él, y su voz espesa con deseo—. La única razón por la que te estoy dejando ir es porque no quiero perder lo que cocinaste para mí ahora. Giré mi cabeza hacia un lado y estiré el cuello para encontrarme con su mirada. Estaba mirándome como si yo fuera la tortita, con el hambre insatisfecha y el deseo. —Está bien. —¿Cómo comería cuando mi estómago estaba en desorden? Preferiría comérmelo a él que comer las tortitas. Brynn, ¿de dónde estás sacando estos pensamientos caprichosos? Eso era fácil. Estos pensamientos sucios y traviesos hacían una aparición cada vez que este hombre, que llevaba los platos de tortitas y panecillos hacia la mesa de comedor de roble, estaba en algún lugar cercano. Los pasos largos de Kieran eran siempre calculados. Lo observé mientras colocaba los platos y lentamente sacaba la silla, pidiendo que me sentara antes que él. Levanté un dedo y caminé hacia el refrigerador. —¿Qué tipo de jugo quieres? —añadí—. Tengo naranja, manzana, arándanos. ¿Té? ¿Café? Rió en respuesta. —Un vaso de jugo de naranja está bien, gracias. Traje la caja de cartón de jugo de naranja a la mesa. Sirvió un poco en su vaso y luego en el mío también.

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Mientras comíamos, hablamos de temas triviales y jugamos a responder las preguntas del otro. Le gustaba coleccionar tarjetas de béisbol; me gustaba coleccionar recetas. Él había hecho paracaidismo y

puenting; yo había buceado, una pérdida momentánea de juicio, y saltos. Se rio de mis chistes y fácilmente me hizo reír con su humor sarcástico. —Tuve razón, sabía que ibas a comerte todas las tortitas —le dije, pensando en mi anterior teoría—. Eres como Milo. Él engulle todo a la vista. Vi la luz de sus oscuros ojos con la sola mención del nombre de mi hermano. Era el momento de sacar este tema a colación. Lo había esperado durante mucho tiempo. Si iba a ir más lejos con él, tenía que decirme por qué se desagradaban tanto el uno al otro. Desagradar era en realidad un término suave para ello. Odiar podría ser apropiado. Pero la rabia sería probablemente la descripción más adecuada para lo que Milo sentiría si supiera lo que estaba pasando entre Kieran y yo. —¿Por qué, Kieran? —pregunté, mirándolo directamente a los ojos. Él siguió masticando, y después de unos segundos, se limpió la boca con una servilleta y dijo: —Dia. ¿Dia? ¿La exnovia de mi hermano? ¿Por qué ella tenía algo que ver con esto? —¿Dia? —Mi pregunta se quedó en el aire. Apretó la boca, apretó los dientes, se pasó una mano por el cabello y desde el otro lado de la mesa, agarró mi mano derecha. El tenedor en mi otra mano cayó lentamente sobre el plato. Oh Dios, no. Por favor, no me digas… por favor no lo hagas. —Me acosté con ella. —Su admisión ocultó la pequeña esperanza a la que me había estado aferrando, que tal vez Milo estaría bien conmigo saliendo con Kieran. Ese fragmento de esperanza acababa de ser arrastrado por el viento, deambulando por allí, y no podía ser recuperado.

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Sus ojos eran cautelosos. Sus hombros se hundieron.

—No sabía quién era ella. Después de la competición, Duncan y yo estábamos pasando el rato en el bar, y allí estaba ella… —Se detuvo—. Se las arregló para entrar en mis pantalones esa noche, creo. No estoy seguro, pero fue como si ella me conociera y me quisiera y nadie más pudiera ser suficiente. Coqueteó demasiado, y lo siguiente que supe es que estábamos en una habitación de hotel y sucedió. Esto era peor de lo que pensé. Mucho peor. Mantuve una vigilia silenciosa. No lo estaba juzgando por acostarse con Dia porque yo ni siquiera lo conocía en ese momento. Claro, puede que hubiera escuchado su nombre, pero estaba demasiado ocupada concentrándome en la escuela y mi hermano era el único nadador en el que estaba interesada. La mayoría de las veces, ni siquiera podía ver las competiciones de Milo debido a mi horario, trabajando y yendo a la escuela, pero recibía constantes noticias de él. —Cuando Milo se enteró, me confrontó sobre ello —explicó, sus ojos oscureciéndose—. Le dije que ni siquiera sabía quién era ella. Pero desde entonces, se encargó de hacer mi vida miserable. Decía mierdas sobre mí a los otros chicos. Y un día, no pude soportarlo más, así que después de intercambiar un par de insultos en los vestidores, lo empujé contra el banco y comenzamos una pelea. Fue un verdadero desastre. Nuestros compañeros de equipo se las arreglaron para separarnos antes de que nuestros entrenadores entraran. Habríamos conseguido ser sancionados si cualquiera de ellos nos hubiese delatado. Conducta antideportiva, peleas e insultos entre sí en las instalaciones, aunque haya sido fuera de la piscina, están en contra de las reglas. El panecillo de arándanos comenzó a saber como caracol en mi lengua. Milo nunca aprobaría que saliera con Kieran. Nunca. Simplemente podría haberle dicho que no a Kieran en ese momento, antes de que lo que fuera que había entre nosotros llegara más lejos. Pero me encontré a mí misma justificándolo, buscando una razón para que él y yo pudiéramos continuar.

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—Me gustas, Kieran —comencé. Su mirada y todo su lenguaje corporal parecían como si no estuviera listo para que yo me adentrara a esto con él. Parecía triste, inseguro, y no pude evitar decir:

—Quiero seguir viéndote, saliendo contigo, pero Milo nunca puede enterarse. Asintió lentamente con la cabeza. —Tú también me gustas, Brynn, pero no me gusta guardar secretos. Los secretos pueden raspar y quemar profundamente el alma. —¿Te gusto lo suficiente para mantenerlo en secreto? —pregunté y después de una larga pausa, añadí: —¿Por ahora? ¿Por favor? Su mirada caída me atravesó, buscando mi rostro, mientras sostenía mi mano. —Por respeto hacia ti, guardaré el secreto por ahora, pero porque me gustas, voy a tener que decírselo un día —dijo, haciendo que sonara como una advertencia—. Independientemente de si estás lista o no, Brynn. Cuando llegue el momento, se lo diré. No le tengo miedo a tu hermano. Nunca lo he tenido. Cuando me acosté con Dia, no sabía que él estaba con ella y pensé que ellos habían terminado para ese momento, de acuerdo con Duncan. No sé cuál fue el gran problema. Inhalé y dejé escapar un largo suspiro.

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—El gran problema es que —respondí—, Dia es el primer amor de Milo, Kieran. Ella es la única mujer a la que ha amado, aparte de mí y de mi madre, creo. Ellos han terminado tantas veces, pero siempre encuentran una manera de volver el uno con el otro. Han estado juntos desde la universidad. Ella no me agrada. Y yo nunca le he agradado. Siento como si sólo estuviera allí porque mi hermano comenzó a volverse famoso como atleta en la universidad. Es una diva. Se pasa el tiempo ordenándole cosas a mi hermano todo el tiempo, y honestamente no sé por qué mi hermano la complace. Ella alberga los mismos sentimientos por mí, pero la tolero porque por alguna desconocida y jodida razón, mi hermano piensa que ella es su mundo. El día en que finalmente terminaron, creo que fue después de los juegos Pan Pacific, lo que sería alrededor del período de tiempo del que estás hablando, te juro que brinqué sobre mi cama como si fuera una

cama elástica. Mi hermano se merece algo mucho mejor, pero ella lo tiene engatusado. Sostuvo mi mano con más fuerza. Con su voz llena de determinación dijo: —Él tiene que aceptar el hecho de que fue una cosa de una sola vez y que si yo hubiera sabido que él estaba con ella, creo que nunca me hubiera acostado con ella. Como te dije, sentí como si ella me hubiera fijado como objetivo, yendo detrás de mí. Dia era una perra. Probablemente fue detrás de Kieran porque sabía que él era el mayor rival de Milo. El día en que mi hermano la conoció en una fiesta, sin duda alguna fue un día que yo lamenté. Ella no era más que malas noticias. Causó demasiado drama y llevaba más equipaje que la cinta transportadora del aeropuerto. —Por favor, Kieran —dije, casi deseando que el dijera que no, porque entonces yo podría decir que lo intenté con él, pero que no funcionó. Sus ojos eran claros y su voz era firme, sin ningún rastro de duda, respondió: —Por ahora, Brynn, lo mantendremos en secreto. Por ahora.

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Agarré su mano con más fuerza, concordando con su declaración. No podía cambiar el pasado. No podía ignorar la enemistad entre ellos, pero podía guardar el secreto, y Kieran estaba diciendo “sí” a eso. Por ahora.

Traducido por Emii_Gregori Corregido por Gabba

“Quiero tener una novia, aunque sea para un día o una semana” 1

~ G. T., 14 años, malformación de Chiari .

Kieran

—O

ye, Ace, ¿qué cuentas? —Cliqueé Facetime en mi teléfono.

Ojos verde azulados me saludaron en mi pantalla. Zander. La pantalla se llenó de imágenes de un techo, un sofá, y, finalmente, Zander dijo: —Lo siento amigo, estoy acomodando a Sofia en mi regazo. ¿Sofia? Oh, ¿tenía que verla? Adoraba a esa hermosa señorita. Tenía un bondadoso olor a bebé, y era la más tierna cuando le hacía cosquillas a sus diminutos pies. Zander estaba sentado en el sofá con sus brazos alrededor de la cintura de Sofia . La sostenía sobre sus piernas para que pudiera verla. Estaba vestida con un vestido rosa de Hello Kitty. Rodé mis ojos. Nalee habrá sido la culpable en darle las creaciones de esa gatita. No entendía la fascinación de esa mujer con esa criatura. Era extraño tener un gato en cada pieza de mobiliario, ropa o bolso. La última vez había oído que Xavier y Nalee estaban saliendo. Xavier era todo tipo de locura, así que estaba bastante seguro de que la obsesión de Hello Kitty era la menor de sus preocupaciones.

malformación de Chiari: defectos estructurales en el cerebelo, la parte del cerebro que controla el equilibrio.

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1

—Entonces, ¿cómo te va en las horas libres? —La temporada de futbol americano había terminado, así que Zander estaba libre durante algunos meses. —Me va bien, hombre, simplemente pasando aquí el tiempo con mis chicas. Aún estoy entrenando, pero lo tomo a la ligera. —Él sonrió mientras sostenía a Sofia cerca de su pecho y dirigió sus pequeñas manos para que me saludaran. Ella balbuceó, y Zander instruyó: —Cariño, saluda al tío Kieran. —Él lucía realmente feliz y relajado. Se lo merecía. Nunca había visto a un hombre colapsar, quien tenía su mundo destrozado cuando Sedona fue atropellada por un auto. Zander no comió ni durmió, y a veces tuvimos que recordarle cómo ir al baño, mientras Ace estaba inconsciente en el hospital. Era como si el accidente succionara su vida. Me agradaba Z, pero después de eso, lo respeté como hombre. Su amor por Sedona, y ahora por Sofia, no era solo sencillo de ver, sino que se sentía por todas partes, siempre que estuvieran alrededor. —Bebé, dile a Kieran que estaré allí en un minuto. —Oí la voz de Ace a través del teléfono. —Hombre, ¿oíste eso? —Sonrió Zander. Asentí. Luego bajó su voz una octava. —Está en la cocina de nuevo. —Cubrió los oídos de Sofia—. Mierda, hombre, no sé cómo puede destrozarlo todo haciendo huevos revueltos, pero lo hace. Era como mierda revuelta. Solté una carcajada. Ace valía menos de un centavo en la cocina. Era un genio en muchas cosas, ¿pero en la cocina? No tocaría nada de lo que hizo a menos de tres metros. Pobre Zander. El hombre tenía tripas más fuertes que yo.

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La figura de Ace llenó la pantalla. Parecía que había perdido todo el peso de su embarazo. Tenía su cabello recogido en una coleta, sus ojos violetas sonreían, y llevaba un delantal con “La Mamá más Caliente del Mundo” en grandes letras rojas.

—Hola, Kieran. Sé que Zander se quejaba contigo sobre mi cocina. Zander la agarró por la cintura y la bajó al sofá. Besó su cabeza, las manos de Sofia se movieron para agarrar la mano de Ace. Ace miró a Zander y allí estaba, la mirada que pasaba entre ellos, cada vez. Ace le hizo gestos a Zander, preguntándole si quería darle a Sofia. Zander negó con la cabeza, y dijo: —Sólo le preguntaba a Kieran cómo le iba en el entrenamiento. Ace levantó una ceja. —Nunca podrías mentirme. —Volvió el rostro hacia la pantalla y preguntó: —¿Cómo va el entrenamiento? —Nada mal. Me ha ido muy bien, y estoy deseando salir y competir. Ya quería comenzar a trabajar en las competiciones. El entrenamiento podría volverse repetitivo y aburrido. Quería liberarme y competir. —Sé cómo te sientes hombre —intervino Zander. Él era un atleta, así que conocía el impulso y el afán de competir. Ace bajó su cabeza hacia Sofia y le besó las rechonchas mejillas de bebé. Los ojos de Zander se detuvieron en su esposa y en el bebé, y sonrió. Luego afrontó la pantalla y fue como si me estuviera diciendo: Todo está bien hombre. ¿No es así? Le di un pequeño guiño. —Podríamos ser capaces de ir a verte en el Campeonato Mundial dijo Zander—. Sedona quiere verte competir. ¿Te lo imaginas? Cuando éramos jóvenes, Ace sólo asistía a campeonatos que garantizaba que ganaría, que eran prácticamente todos y cada uno ellos.

— — le de

—Ace, ¿de verdad? —Esto era una gran sorpresa—. ¿Me verías competir con los mejores del mundo? Ella golpeó el brazo de Zander.

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—Te dije que no se lo dijeras aún.

Zander envolvió su brazo alrededor de su hombro. —Nena, debe saberlo, así puede darnos los mejores asientos. —Hombre, no hay asientos. Apenas gradas. Y sí, gracias por decírmelo porque me aseguraré de que estén al frente y al centro cuando me convierta en número uno del mundo. —Era increíble que Zander y Ace vinieran a verme. Significaba mucho para mí que estuvieran allí, animándome en uno de los eventos más importantes en mi carrera. Ace sonrió. —Es mejor que te asegures de ganar, porque si no entonces habré desaprovechado mi tiempo. —Bromeaba, pero si hubo una persona que había estado allí a través de los altibajos de mi carrera de natación, aparte de mi madre, era Ace. Sabía la magnitud de cuánto significaba para mí. Escuchaba mientras presumía de mis victorias y me daba un oído consolador y un par de abrazos después de mis raras derrotas. —Oh, dalo por hecho. —Me senté y le levanté el pulgar. Caminé a mi habitación y agarré una caja. La abrí y la sostuve en alto para que vieran. —¿Creen que le quedaran bien a la bebé Sofia? —Con Brynn escogimos estos lindos zapatitos de una boutique de bebés. Eran de un rosa claro y tenían diminutos cordones. Ace gritó: —¡Oh, Dios! ¡Son muy lindos! Zander se encogió ante la sonoridad de su grito, y Sofia miraba con los ojos abiertos. Probablemente se preguntaba: ¿Qué le pasa a mi mamá? Reí. —Supongo que les gustan y les servirán. Ace estaba sonriendo ampliamente y sus ojos violetas brillaban con diversión.

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—Son tan adorables y sí, les servirán. —Entonces preguntó:

—Kieran, sé que no los elegiste solo. Odias ir de compras. ¿Quién escogió esto contigo? ¿O para ti? Ace podría no hacer maravillas en la cocina, pero sus poderes de deducción eran increíbles. —Brynn —dije. Soltó otro grito. Incluso más penetrante que el anterior. Moví el teléfono lejos de mi oído justo a tiempo. Zander ahora estaba rodando sus ojos. —Nena, en el momento que terminemos la conversación, Sofia tendrá un tímpano roto. —Sofia arrugó su pequeña cara y parecía que estaba a punto de llorar. Ace la tomó del agarre de Zander y se levantó, balanceando a Sofia en sus brazos. —Cariño, lo siento. Mamá se emocionó demasiado. El tío Kieran escogió zapatos bonitos para ti con la tía Brynn. Mamá no tiene idea de cómo sucedió eso, así que el tío Kieran mejor empieza a hablar, o mamá comenzará a gritar de nuevo. Zander movió el teléfono. —Hombre, empieza a hablar. No puedo manejar más sus gritos. En el dormitorio... —él sonrió con picardía mientras continuaba—, es genial. Pero aquí, sólo empieza a hablar. De ninguna manera. No quiero saber lo que pasaba en la habitación de Zander y Sedona. Eso era asqueroso. Además, por mucho que quería mantener las cosas con Brynn en privado, la amenaza inminente de Ace gritando de nuevo era una advertencia que atendí. Les conté cómo me encontré con Brynn en el hospital y cómo las cosas progresaron desde allí.

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—¿Milo lo sabe? —preguntó Ace. Ahora estaba sentada en el sofá con Sofia, quien parecía haberse quedado dormida.

—Aún no. —Mis ojos se movieron inquietos. Quería que Milo lo supiera, pero Brynn no. Ella seguía diciéndome que todavía no es el momento adecuado. —Milo es el hermano de Brynn, ¿verdad? —preguntó Zander. Ace se lo debe haber mencionado de alguna manera. —Sí. Él también me odia. Tanto como yo a él. —Esa era la auténtica verdad. No había necesidad de ocultar esto de mis amigos más cercanos. Los ojos de Ace parecían preocupados. —Kieran, ¿qué pasó? ¿Por qué se odian tanto el uno al otro? Sacudí mi cabeza. —Ace, es una larga historia. Me miró directamente y por teléfono, me dio su mirada más seria. La que me hacía reír. —De acuerdo. Como resumen, me acosté con Dia. El primer amor de Milo, me lo dijo Brynn. No lo supe hasta después de los hechos. Y cuando sucedió, no tenía ni idea. ¿Me habría impedido acostarme con ella? Probablemente. No me acuesto con las mujeres de otros hombres. Zander murmuró: —Maldita sea, eso es jodido. Mataría a mi amigo si se acuesta con Sedona... Mierda, no, lo mutilaría, y luego lo mataría. —Sus manos cubrieron los oídos de Sofia de nuevo, incluso si ella estaba durmiendo. Ace puso los ojos en blanco e ignoró el comentario de Zander. Aclaré: —Zander, no éramos amigos. Con Milo, nos veíamos en las competiciones y en los campeonatos, pero no, no éramos amigos. Estoy de acuerdo contigo, probablemente haría lo mismo, menos la parte de matar. En estos momentos, es simplemente bastante complicado.

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Ace dijo:

—Kieran, no es de nuestra incumbencia. Zander acordó: —Lo siento, hombre, no te mereces eso. —Luego ofreció: —Sea lo que sea, no te rindas. Seguí mis instintos y nunca me di por vencido con Sedona. Y cada puto día, le doy gracias a Dios de que no lo hiciera, porque hace que todo valga la pena. Ella y Sofia, son mis vínculos a la felicidad, ¿sabes? Hemos pasado por una mierda loca, pero no lo cambiaría por nada del mundo. Ace movió su mano libre hacia la de Zander, que descansaba en su pierna, y la apretó. —Sólo no quiero que te hagan daño Kieran —dijo ella—. Con tu historia con Milo, no parece que todo el mundo vaya a salir ileso si tú y Brynn salen. No quiero que te lastimen. No quiero que la lastimen. Eres una buena persona. —Sus ojos estaban preocupados y terminó diciendo: —No quiero que seas una víctima. Te mereces felicidad. —Lo sé, Ace. —Renunciar a Brynn antes de que Milo lo descubriera sería la decisión más sabia, pero la idea de dejarla ir llenó mi cabeza con imágenes de quedar varado en el desierto sin agua a la vista. Mi pecho comenzó a estrecharse y mis pulmones comenzaron a exhalar dolorosamente. Renunciar a ella... no, no podría. Dirigí la conversación hacia el Campeonato Mundial. Sabía que Ace quería decir más sobre Brynn y yo, pero respetaba mi cierre del tema. Al final de nuestra llamada telefónica, Zander dijo adiós y la pantalla se llenó con la imagen de Sofia en brazos de su madre. Dormía pacíficamente y sus mejillas estaban ligeramente enrojecidas. Me sorprendió que Zander y Ace hubieran creado ese maravilloso bebé. La voz de Ace se rompió a través del teléfono. —Kieran, te quiero.

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En otro momento, deseaba que dijera esas palabras y significaran más de lo que decían. Los años habían sido muy buenos conmigo, me

ayudaron a llegar a este punto en el tiempo, en el que podía decir honestamente:

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—También te quiero, Ace. —Como un mejor amigo debería. Como alguien que es tan cercano a ella como un hermano debería. Ni más, ni menos.

Traducido por Otravaga & Emii_Gregori Corregido por Helen1

“Quiero darle a mis padres unas vacaciones lejos del hospital” 1

~ L.D., 15 años, sarcoma de células sinoviales .

Brynn

K

ieran estuvo parlanchín durante el viaje. Bueno, para un hombre de muy pocas palabras, estaba tan animado como podía estarlo. Su mano izquierda estaba en el volante y su mano derecha, de vez en cuando, me persuadía para enlazar mis dedos con los suyos en la consola central del auto. Sus hoyuelos se mostraban con frecuencia, lo que significaba que estaba tranquilo, e incluso con sus gafas de sol envolventes puestas, me di cuenta de que estaba relajado. Cuando me invitó a pasar el fin de semana con él en casa de sus padres, no lo dudé. Se aseguró de que yo estuviese libre ese fin de semana y, por lo general, él tenía los fines de semana libres de entrenamiento, por lo que funcionó bien. En cuanto a mi hermano, lo único que sabía era que yo estaba pasando el rato durante el fin de semana con mi mejor amiga, Ava. Milo se burló ante la sola mención de Ava y me advirtió: —Asegúrate de que no terminas en las páginas sociales como esas actrices salvajes sin nada de ropa puesta. No podía entender por qué a mi hermano le disgustaba tanto Ava. Ella no le hizo nada. De hecho, lo ignoraba la mayor parte del tiempo. Dejé pasar su comentario, respondiéndole con: sarcoma de células sinoviales: tumor infrecuente que implica a las células mesenquimales. Su incidencia es máxima entre los 15 y 40 años. Aparece frecuentemente cerca del tendón o de las fascias aunque, en ocasiones, puede aparecer dentro de las articulaciones. Afecta con más frecuencia a las articulaciones inferiores.

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—Milo, Ava no es así. Argh, es tan frustrante explicarte que ella es la chica más agradable... De todas formas, voy a estar fuera durante el fin de semana, así que no vengas tocando a mi apartamento porque nadie estará ahí para darte de comer. Él gimió con frustración ante eso. Me pregunto cómo sobrevivió mi hermano en la universidad cuando no estaba allí para cocinarle. Ava, mi mejor amiga y mi chivo expiatorio, se enteró del odio mutuo entre Milo y Kieran y cuando le revelé que Dia se interpuso entre ellos dos, Ava sólo murmuró: —¡Esa perra! Probablemente sedujo a Kieran para hacerle daño a Milo. Por supuesto, si Kieran no hubiese participado de buen grado en la seducción, entonces no estaríamos teniendo este problema. Quizás. Pero las cosas sucedieron de la manera en que lo hicieron y en este punto, sigo queriendo estar con Kieran. Sólo apestaba que no pudiera dejar que mi hermano supiera. —Sí, Ace está loca, sabes —bromeó Kieran—. Incluso cuando era pequeña, cuando se le metía algo en la cabeza, lo hacía. Quiero decir, casi se ahogó, y todo en lo que podía pensar era en que no recuperó la moneda de veinticinco centavos del fondo de la piscina. —Todavía estaba negando con la cabeza. En realidad estaba contándome cómo se conocieron él y Sedona. Tenían una amistad muy estrecha y a veces, me preguntaba si había habido más entre ellos. Sedona era una de las mujeres más hermosas que he conocido. Con sus extraordinarios ojos violetas y su largo cabello oscuro, siempre hacía que las cabezas voltearan en todas partes a donde íbamos en Nueva York. ¿Kieran alguna vez sintió algo más por ella? No es que estuviese juzgando a Sedona sólo por su apariencia, pero al crecer juntos y con ellos siendo tan buenos amigos, era difícil no especular. Por lo general, los mejores amigos resultaban ser más, por lo menos de acuerdo con todas las películas románticas que Ava y yo hemos visto.

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—¿Hubo algo más entre tú y Sedona? —Mi curiosidad pudo más que yo.

—¿Qué quieres decir? —preguntó, apartando los ojos de la carretera por un segundo para mirarme, su mano apretando la mía suavemente. —Bueno, ya sabes, la mayoría de las grandes historias de amor son de mejores amigos encontrando el amor entre ellos, y esa trama es uno de los mayores éxitos de taquilla de las películas... —bromeé a la ligera—. Quiero decir, Sedona es tan hermosa. No puedo evitar preguntarme si antes hubo algo entre ustedes dos. —Tal vez en los libros y las películas, Brynn. En la vida real, los mejores amigos en realidad pueden ser sólo “mejores amigos”. ¿Ves la forma en que Ace es con Zander? —Sin esperar mi respuesta, dijo con voz meditabunda: —Ella no es así conmigo. Jamás. Puede que yo haya... —Hizo una pausa y suspiró—, querido algo más con ella en el pasado, pero simplemente no estaba escrito para nosotros. Ace es hermosa, sí, no hay duda de eso, pero no es para mí, ¿sabes? Hay algunas cosas que no están destinadas a ser... No esperaba que me contestara tan abiertamente, tan honestamente. Pero, con Kieran, estaba empezando a ver que aunque no decía mucho, pensaba en las cosas, mucho. Si le hacías una pregunta, o respondía con la verdad o la evadía completamente, dependiendo de su estado de ánimo. —¿Sedona lo supo? —pregunté. Si Sedona lo supiera entonces tal vez ella y Kieran estarían juntos ahora. —¿Ace supo qué? —reiteró, con la mano girando el volante hacia la derecha. Ahora estábamos en una parada de cuatro vías y le hizo señas al conductor en el lado izquierdo de la esquina para que continuara. El conductor, una mujer, hizo un gesto con la mano mientras nos pasaba. —¿Sedona supo que querías algo más con ella?

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La esquina superior derecha de su boca se levantó y su tono era ligeramente crispado.

—Brynn, eso fue hace mucho tiempo. Éramos niños en ese entonces. Dudo que Ace me hubiese tomado en serio si profesaba mi amor eterno por ella a esa edad. —¿Amor eterno, Kieran? —Esto era más profundo de lo que pensaba. Kieran sonaba como que estaba bromeando, pero en cada broma, partes y piezas de la verdad salían. —Es mi mejor amiga. Es molesta, temperamental y muy aburrida, pero sí, la amo. —Estaba declarando lo obvio, evadiendo mi pregunta. No quería obligarlo a decirme algo que no quería compartir, así que no hablé más sobre el tema. El silencio se coló entre nosotros, la conversación llegando a un callejón sin salida. El sonido de la suave música reproduciéndose y la corneta de un auto de vez en cuando tocando afuera invadió la indeseada tranquilidad en el auto. —Quiero que sepas que de verdad me gustas. —Su voz era baja mientras su mano acariciaba suavemente la mía que pudo haberse puesto fría por el aire acondicionado en el interior del auto, o tal vez por el incómodo silencio entre nosotros—. La manera en que me siento cuando estoy contigo, Brynn… bueno, no me he sentido así con ninguna chica, en un tiempo muy largo. Una oleada de alivio se apoderó de mí. Entonces yo no era la única que sentía que algo se estaba desarrollando entre nosotros. Estaba eufórica de que no fuese sólo yo, que no fuese un asunto de un solo lado, especialmente ya que había llegado a gustarme de verdad. Sus ojos estaban fijos en la carretera, pero su voz seria estaba en mí, exigiendo, pidiéndome que escuche.

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—Preguntaste si Ace lo supo. No, no lo hizo. No se lo dije, pero te lo estoy diciendo porque en este momento, quiero que sepas y quiero dejártelo claro, para que puedas estar segura, que lo que tengo contigo, lo que me gustaría empezar contigo, no será opacado por lo que podrías estar pensando que yo sentía antes por Ace. Fue hace mucho tiempo, años atrás. Incluso se podría decir que es prehistórico.

Estaba a punto de explorar un poco más su respuesta, pero me distraje por completo cuando el auto se detuvo delante de una mansión de apariencia majestuosa con un teclado en el portón donde Kieran estaba marcando el código de seguridad. —¡Oh, Dios mío! —Mi voz no podía ocultar la conmoción absoluta mientras asimilaba mi entorno. Exuberante vegetación rodeaba la propiedad, los jardines exteriores parecían muy bien cuidados y las enormes flores de colores que rodeaban una fuente de apariencia arquitectónica en medio de la amplia entrada eran exquisitas. —¿Qué? —preguntó, sus cejas se arquearon por encima de sus gafas de sol con confusión. —¿Vives aquí? —Sedona había dicho que Kieran provenía de una familia acomodada, pero por Dios, si él vivía en este tipo de lugar, esto estaba mucho más allá de mis creencias de lo que era la riqueza. De hecho, desde el exterior la casa de Kieran casi parecía tan grande como la mansión de Ava en Las Vegas. —Solía hacerlo —dijo, su voz disipándose mientras salía del auto y daba la vuelta para abrir mi puerta—. Ahora vivo en Arizona. —En su rostro apareció una gran sonrisa. —Obvio. —Me reí disimuladamente—. Gracias, Sr. Obvio. —Me quedé parada frente a la casa, incapaz de apartar la mirada. Milo y yo crecimos en una casa de clase media de cuatro dormitorios. No éramos ricos, pero tampoco éramos pobres. Cuando nuestros padres murieron, nos mudamos con nuestra tía Margie. Tenía una casa más pequeña, pero era acogedora. Así que, para mí, casas como la de Ava y la de Kieran eran de ficción más que una realidad. Que esta realidad estuviese justo frente a mí era a la vez fascinante e impactante como agua fría lanzada sobre mi cabeza en algunos aspectos.

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Oí la ligera risa de Kieran mientras descargaba las maletas del auto. Tiró del mango de mis maletas y cargó mi voluminoso bolso lleno de productos de tocador atravesado en su hombro derecho. Kieran no se avergonzaba de llevar ninguna de mis maletas. Era como si supiera que llevar los bolsos de las mujeres no disminuía ninguna parte vital de su virilidad. Y no lo hacía. A decir verdad, nada podría disminuir la

confianza innata que rezumaba. Aunado con las misteriosas profundidades en esos profundos ojos oscuros, Kieran era, sin lugar a dudas, todo un hombre. Atrapó mi cuerpo junto al suyo y colgó su brazo izquierdo alrededor de mi cintura, mientras me llevaba hacia la enorme puerta de entrada de vidrio, de inspiración francesa y giraba el pomo. —¿No cierran las puertas? —Yo estaba en racha con todas las preguntas de hoy. Después que estuve de acuerdo en pasar un fin de semana con él, Kieran fue reservado con los detalles. Sólo dijo que sus padres estaban de vacaciones en Irlanda, y sus hermanos estaban fuera de la ciudad así que nadie estaría aquí, y que él quería que yo viera donde creció. —Por la noche, sí. —Entró en la sala de estar clásicamente decorada—. Pero durante el día, Talia trabaja por la casa con su marido, Matias, así que no hay necesidad de cerrar las puertas. —Presintiendo mi siguiente pregunta, añadió: —Talia y Matias cuidan el fuerte cuando mis padres y mis hermanos no están aquí. Mis ojos se posaron en la vista a mi alrededor. Era intimidante y cautivadora al mismo tiempo. Las puertas y ventanas de piso a techo eran un telón de fondo de la impresionante vista del jardín del que había captado un vistazo en la entrada. El vestíbulo conducía a una impresionante escalera que parecía no tener fin desde donde yo estaba. Kieran puso nuestro equipaje a un lado y me mostró el resto de la casa. Señaló la espectacular sala formal, un comedor formal, una sala de estar, una sala de vinos, y una cocina con zona de desayuno. La cocina era el sueño de cualquier cocinero gourmet. Estaba bien equipada con una cocina y una campana extractora Viking, suelos de roble francés, y unos enormes topes de cocina fabricados con mármol y piedra gris oscuro.

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—Yo podría vivir en esta cocina —exclamé, sin aliento. Si tuviera un orgasmo, estaba segura de que así era como se sentiría. De todas las cosas en la casa de sus padres, con sus pinturas de apariencia costosa en las paredes y sus intrincados floreros de inspiración asiática, esta

cocina era una que ni siquiera había conjurado en mis sueños, pero que ahora se convertía en una fantasía. Sentí sus brazos alrededor de mi cintura, y mientras inhalaba su aroma, él dijo en tono divertido: —Yo crecí en este lugar, Brynn. Pero este no fue mi hogar... No por un largo tiempo. Lo que ves en este momento es toda la plata pulida, las pinturas desempolvadas y los muebles prístinos. Giré mi cuerpo para encararlo y encontrar su mirada cautelosa. Estiré la mano hasta su cabello rubio oscuro agitado por el viento. Con su metro ochenta y ocho, Kieran era más alto que yo, pero mi altura me permitía mirarlo a la cara sin ningún giro forzado del cuello. —¿Qué quieres decir? —Te mostraré donde está mi hogar. —Metió mi mano a su lado y caminamos por un pasillo, y luego pasamos a través de una puerta de vidrio. Después de un pequeño giro a la derecha y luego uno rápido a la izquierda, se detuvo junto a una piscina de tamaño olímpico. Estaba familiarizada con una piscina de tamaño olímpico. Puedo no haber acompañado a mi hermano durante todas sus competencias de natación, pero he estado en algunas y esta era una gigantesca piscina en una casa gigante. El agua azul claro era tan tentadora. Me agaché y toqué el agua con la punta de los dedos. Era fría al tacto, tan acogedora después de un largo viaje. Estaba a punto de levantarme cuando oí un chapoteo en el otro extremo de la piscina y sólo capté un vistazo del cuerpo de nadador olímpico de Kieran golpear el agua. Debió haberse quitado la camisa, los pantalones vaqueros y los zapatos en un corto período de tiempo porque sus Calvin Klein azules eran su única cubierta.

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—Vamos, Brynn. Entra en el agua —insistió—, sólo haz una vuelta rápida o dos. —Su cabello ahora estaba completamente empapado. Parecía un chiquillo que nunca antes había estado dentro de una piscina. Se veía tan feliz que casi fue una lucha para mí el decepcionarlo.

—No puedo. —Mi respiración se arrastró a través de mis palabras. Me di la vuelta para caminar hacia el interior de la casa, sin saber a dónde iba. Tenía que salir de aquí. Necesitaba respirar. Estar en esta enorme mansión, viendo las manos de Kieran extendidas sobre la superficie del agua, con la voz ansiosa para que me uniera a él, era mi baldazo de realidad. No podía hacer esto. No con él. No con alguien tan perfecto como él. Se merecía a alguien que luciera como Sedona. Toda perfecta como ella. Una gran mano se cerró alrededor de mi brazo derecho. —Brynn, detente. —Una orden discreta, sin embargo una orden. —Quiero volver a casa, Kieran —dije, sin mirarlo. Lentamente me maniobró para que estuviera frente a él. Él estaba en calzoncillos, todo empapado, y el agua estaba goteando sobre el suelo de mármol. —¿Por qué? —preguntó, ahuecando mi barbilla con su mano. —No puedo hacer esto contigo. —Mi decisión se hizo más firme mientras decía las palabras en voz alta. Él era un hombre que debería tener una mujer perfecta a su lado. No una como yo. No tengo problemas con mi autoestima. Yo era mi propia mujer, pero ahora estaba dudando de mí misma. Tenía una confianza saludable conmigo misma. Antes de Kieran. —¿Puedes tomarte un minuto para pensar en esto? —Me abrazó, y ya que su cuerpo estaba empapado, mi camisa y mis pantalones se mojaron, también. ¿Lo hizo a propósito? Ahora no tenía más remedio que permanecer el tiempo suficiente para cambiarme de ropa. Luché con la necesidad de huir de este lugar, llamar a un taxi y que me deje en el aeropuerto más cercano. Estaba dispuesta a decirle mis planes cuando lo vi. Mis ojos capturaron su imagen en mi retina, enviando las sinapsis a mi cerebro y finalmente conectando el mensaje con una emoción sin nombre. Lo vi claramente.

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Sus calzoncillos empapados eran todo lo que cubría su desnudez. Sin embargo, lo que realmente me hizo detenerme fue cuando miré en sus profundos ojos marrones y vi que ya no mantenían el entusiasmo y la

alegría salvaje que tenían antes. Su expresión estaba perdida, desamparada. Transcurrieron segundos, pasaron minutos. Finalmente, habló. —Por favor… quédate —dijo, con voz insegura y el mensaje se amplificó por la cruda honestidad en sus ojos. Y añadió: —Por mí. La forma en que lo dijo me desequilibró. Sonaba como si nunca le hubiera pedido a alguien que se quedara, por él. La guerra que libré dentro de mí estaba perdida. Ahora, habíamos alcanzado otra dimensión, otro nivel en esta relación, sin etiqueta, que compartíamos. Durante semanas, él había estado allí para mí y me siguió a casa después del trabajo cada noche. Invitarlo a desayunar fue el comienzo de otro nivel. De camino a este lugar, compartió mucho de sí mismo conmigo, tal vez incluso algunos secretos y verdades que nunca había compartido con nadie más. Si tuviera que describir esto en un juego, ya habíamos pasado el nivel fácil, ahora estábamos en otro carril. Has vivido tu vida de esta manera, Brynn. Sin arrepentimientos. Ahora, da el paso decisivo. Literalmente. Me aparté de su abrazo y tracé nuestros pasos de regreso a la piscina, lo mejor que pude. Su paso siguió de cerca el mío. No intercambiamos palabras entre nosotros. Una vez que llegamos a la piscina, desabroché mi camisa, la deslicé por encima y fuera de mis brazos, pateé mis sandalias de calza a un lado y me quité el pantalón. Estando de pie en el borde de la piscina, con mi sostén azul claro y pantis tipo pantaloncillos que no hacían juego, susurré:

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—Enséñame a nadar.

Kieran —¿Perdón? —Tragué. La visión de su cuerpo, incluso desde la parte de atrás, me hizo difícil formar un discurso coherente—. ¿Acabas de pedirme que te enseñe a nadar? Brynn saltó al agua, pero se quedó en el lado de la piscina que tenía 1,3 metros de profundidad. Las puntas de su cabello dorado estaban sumergidas, su sostén estaba mojado, sus pezones mostrándose claramente, y su esbelta cintura estaba por debajo del agua. Ella permaneció de pie, inmóvil. Brynn con la ropa puesta era sexy. Brynn en ropa de hospital era caliente. ¿Brynn en ropa interior? Nuclear. No preví que se desnudaría delante de mí. Si hubiera sabido que una piscina era lo que hacía falta para que hiciera eso, habría plantado una frente al hospital. De acuerdo, podría haberla traído a las instalaciones de entrenamiento. Oh, eso no hubiera funcionado, porque su hermano estaba allí. Un hermano que no tenía ni idea de que Brynn estaba aquí conmigo. Y esa parte realmente la estaba empezando a odiar. —Sí —repitió—. Enseñarme a nadar. Salté en el agua, midiéndome correctamente y aterricé de pie justo en frente de ella. —¿No sabes nadar? —La natación era un estado natural para mí. Tan esencial como respirar. Algunas personas toman cafeína como la primera cosa por la mañana. Algunos toman una ducha. Yo nadaba—. Tu hermano es nadador. —Por mucho que despreciaba mencionarlo, tenía que decirlo—. Uno de los mejores nadadores del país, superado sólo por mí. —Bueno, yo era el mejor así que no se podía discutir ese hecho. —¿Y? —Sus cejas rubias se elevaron. Sus pestañas se habían mojado y el efecto de su mirada húmeda era sofocante—. Sólo porque él sea nadador no significa que yo lo sea también. —Bueno, sí. Pero lo menos que podía haber hecho él es enseñarte.

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Ella pasó sus dedos por su cabello. Sus ojos, se volvieron más azules por el reflejo del agua, me miró y ágilmente respondió:

—No era realmente una niña amante del agua. Me encantaba estar en la cocina más que cualquier otra cosa. Mis padres me inscribieron en clases de natación pero realmente nunca aprendí. Entonces un día, Ava y yo estábamos en la playa con su familia. Ella es una buena nadadora y, de repente, me dieron ganas de aprender a nadar. Le pedí a mi hermano que me enseñara... pero ya era demasiado tarde. Lo intentó pero no pudo. —¿No pudo? —Estaba lleno de preguntas repetitivas, pero no había otra manera para satisfacer mi curiosidad. Mi cuerpo estaba tan cerca de ella como podía sin hacerla sentir como si estuviera invadiendo su espacio personal. El sonido de alguien cortando el césped era débil en el fondo, el sol se ponía lentamente en el oeste y todo eso era sólo para nosotros. Pasaron muchas cosas en el transcurso de ocho horas y media. El largo viaje desde Arizona hasta aquí, con paradas limitadas de por medio, la innegable atracción entre nosotros era palpable, especialmente en el coche. Yo contándole lo de Ace, y ella casi huyendo de mí antes de que finalmente aceptara quedarse, este era un punto de inflexión, noté. En natación, llegabas haciendo una vuelta, pateabas la pared para regresar, y tratabas de llegar a la línea de meta.

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Ella tomó mi mano y me guió hacia su cuerpo. Su espalda estaba frente a mí cuando se había quitado la ropa antes. No fui capaz de apreciar completamente lo que estaba delante de mí hasta ahora. Sus pechos eran perfectos, no tan grandes ni tan pequeños. Más como un 34C. Estaba familiarizado con los tamaños de copa de los sostenes de las mujeres. Tenía tres hermanos. Dos mayores, Zachariah y Jonas, ambos pervertidos, que solían ordenar catálogos de Victoria Secret bajo el nombre de mi padre cuando Zach tenía trece años y tenían una suscripción rotativa para Sports Illustrated, Playboy o Maxim. Mi hermano menor, Matthieu, era un imbécil y una caricatura de mis hermanos mayores. Era un jugador típico de rugby, un atleta y fue después por todas las animadoras. Debería enviárselo a Zander para que pueda aprender la forma correcta de ser un jugador de rugby. Uno que quedó atrapado con una chica y no se descarrilaba.

Brynn abrió mis dos palmas y las deslizó desde su cuello hasta la parte inferior de su costilla. Sus ojos no se apartaron de los míos, mientras preguntó: —¿Lo sientes? Sí, lo sentía. Este crudo y desnudo sentimiento de deseo por una mujer, que no se supone que tendría. —Lo percibo, Brynn. —Mis ojos brillaban de auténtico deseo. Bajé mi cabeza para llegar a su boca pero ella bajó su cara para mirar a nuestras manos entrelazadas. —No, Kieran —respondió ella, con decisión—. Siente mi piel. Volví a enfocarme en sus palabras, y las sentí. Una, dos, tres de ellas. Ella dirigió mi mano derecha para descansar unos centímetros por debajo de su corazón, y sentí otra. Eran de variadas texturas; onduladas, endurecidas, tejido fibroso contra mi piel. —¿Puedo mirar? —pregunté, queriendo verificar lo que había sentido con mis manos. Ya que estábamos de pie en la parte poco profunda de la piscina, la parte superior de nuestro cuerpo estaba por encima del agua. Me hundí, casi hasta mis rodillas y bajé la cabeza para mirar lo que había sentido. Las luces sumergidas en la piscina estaban encendidas así que pude ver con mis ojos lo que había sentido más o menos con las manos. Allí estaban. Posadas en la parte inferior del lado derecho de su estómago estaban cicatrices blancas, hipo-pigmentadas contra su hermosa piel. Estaban levantadas, sobre una o dos pulgadas de diámetro y situadas estrechamente juntas, formando un círculo imperfecto.

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—No podía comer, así que tuvieron que poner un tubo de alimentación a través de mi estómago. —Su voz era tranquila mientras me explicaba lo que estaba viendo—. Los tuve durante meses y cuando uno de ellos se obstruía y se infectaba, lo removían y comenzaban otro nuevo… y así sucesivamente.

—¿Esto? —pregunté, tratando de dar sentido a lo que ella me estaba revelando. Mi mano estaba ahora debajo de su corazón. Un tejido largo y lleno de cicatrices arruinaba su piel perfecta. —Ellos me abrieron allí porque tenía una bacteria que creció en mi piel y casi me mató. Pasaron meses antes de que pudieran cerrar esto. — Noté que no estaba triste. Estaba haciéndome entender lo que eran las cicatrices, ni siquiera con un toque de melancolía—. Mi cuerpo no es perfecto, Kieran. Todo lo que soy es cicatrices, pero no me avergüenzo. No puedo nadar y no porque no quisiera, sólo no podía. Estaba demasiado débil en el hospital como para levantarme yo misma durante la quimioterapia. Mientras mi hermano estaba ganando los campeonatos de natación, yo estaba tratando de ganar para él también. Estaba luchando por mi vida. —Esta vez, las lágrimas se agruparon en sus ojos y corrieron por su rostro. Extendí la mano para tocarla, pero ella me detuvo con su mano. Su voz no vaciló mientras continuaba:

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—Nuestros padres murieron a causa de un accidente de bote cuando tenía ocho años. Milo apenas había cumplido diez. Vivimos con nuestra tía Margie, la única hermana de mamá y nuestra madrina. Ella tenía nuestra custodia. Luego, cuando tuve diez años, la tía Margie casi fue a la cárcel e íbamos a ser tomados por los Servicios de Niños porque ella tenía que seguir llevándome a la sala de emergencias, y yo tenía todos estos moretones en mi piel. Milo y yo amábamos a la tía Margie. Fue un momento tan difícil, porque no sabíamos lo que estaba pasando conmigo. Tenía todos estos moretones, sin que nadie siquiera pusiera una mano sobre mí. Finalmente, el médico lo descubrió y me diagnosticaron osteosarcoma. La contusión era parte de mi enfermedad. Mi pierna derecha seguía hinchándose y tenía mucho dolor. Un mes después de mi diagnóstico, tuve la suerte de ser capaz de entrar en una prueba de investigación de un nuevo medicamento para la quimioterapia. Debido a que era un medicamento en investigación, la tía Margie, las enfermeras y el equipo médico me mantuvieron preparada para ir a cirugía, sabiendo que si la medicina no funcionaba, el cáncer podría propagarse en mis huesos y nervios. Sin embargo, el medicamento funcionó y después de estar en el hospital durante más

de un año, la biopsia ósea y tomografía mostró que estaba libre de cáncer. He estado en remisión durante años. Así que, ahí lo tienes, Kieran. Mi cuerpo no es nada comparado con el tuyo. Te miro y eres la perfección. No tienes cicatrices. Toqué con mis labios la cicatriz más cercana a su corazón y luego precedí a besar las demás. Tenía cicatrices, es cierto. Pero la mujer que era ahora, con todas las pruebas por las que había pasado, era perfecta. Perfección absoluta. Su respiración se detuvo y sus ojos se transformaron en un azul más intenso cuando seguí besando su estómago mientras la miraba. Dije lentamente, pronunciando cada palabra, enviando claramente mi mensaje: —Tus cicatrices, Brynn. Son hermosas. ―Ella sacudió su cabeza, tratando de alejarme de ella. Recordando su anterior petición, me levanté—. Te enseñaré a nadar, con una condición. ―Su mirada buscó mi rostro—. Tienes que estar desnuda cuando te enseñe. Ninguna ropa debe tocar tu piel. Sin trajes de baño. Ni sostén, ni pantis. —Esperaba que mi voz no traicionara la excitación que era totalmente evidente bajo mis calzoncillos mojados, porque por mucho que quería aliviar mi cuerpo dentro de ella, realmente quería que aprendiera a nadar—. Quiero sentir todo, Brynn. No escondas tu cuerpo de mí. Con su cara mostrando comprensión, preguntó: —Pero si estoy desnuda, ¿no te distraerá eso?

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—Tú me distraes así estés desnuda o no. Te enseñaré, y después de nuestras clases de natación por los siguientes días, te prometo que serás capaz de nadar. —Me detuve, escogiendo mis palabras sabiamente—. Pero después de nuestras lecciones, quiero conocer cada línea de tu cuerpo. Dices que tu cuerpo no es nada comparado con el mío. Eso es cierto, y gracias a Dios por eso. Lo que me estás mostrando, lo que me estás diciendo, lo que estás compartiendo conmigo me hace quererte aún más. Tienes cicatrices en el exterior, pero tu fuerza es infalible. Sin tus cicatrices, no estarías de pie frente a mí en este momento. Sin ellas, no habría tenido la oportunidad de

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conocer la gran persona que eres. Por dentro y por fuera. Eres la perfección absoluta, Brynn.

Traducido por NnancyC Corregido por Helen1

“Sueño con ser capaz de pasar horas en el agua” 1

~ J. R., 7 años, linfoma de Burkitt

Brynn

C

uando una mujer estaba desnuda con un hombre, sólo había una cosa que sucediera. Cuerpos conectando en un nivel primario y bueno, las cosas simplemente suceden. No. No con Kieran. Era todo negocios conmigo. Aquí estaba yo, levantada a las nueve en punto de la mañana después de que él me arrastrara en la piscina. Dormimos en la misma cama anoche. Inicialmente, me había ofrecido el otro dormitorio en la casa de la piscina. Al parecer, esta era el hogar de Kieran en la finca de sus padres. Lo llamaba una finca debido a que no había otra forma de describir la monstruosidad de una casa con una piscina de tamaño olímpica, una cancha de tenis, y sí, un enorme jardín lleno con orquídeas exóticas y flores. La casa de Kieran era definitivamente una finca. Cuando le pregunté a Kieran lo qué sus padres hacían para vivir, se encogió de hombros y dijo que su padre era abogado y su madre una pediatra jubilada. Como mínimo, uno o ambos de sus padres eran descendientes de un magnate del petróleo o heredero de una red de ferrocarriles, no había forma de que el salario de un abogado pudiera pagar esto. Kieran explicó un poco más que su padre era el cofundador del bufete global de abogados, Stone and Bentley, cuya clientela corporativa incluía bienes de lujo, marcas de última moda y compañías en venta. De hecho había deseado que Sedona me hubiera dicho cuán pudiente era la familia de Kieran, pero ¿habría hecho una diferencia? 1

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El linfoma de Burkitt o leucemia de células de Burkitt es una rara forma de cáncer del sistema linfático asociado principalmente a linfocitos B, que afecta predominantemente a gente joven, descrita más frecuentemente en África central, aunque también lo ha sido en otras áreas del mundo.

Probablemente no. Kieran también lo hizo sonar como si fuera lo más normal que el viviera esta vida lujosa y que este era el mundo al cual estaba acostumbrado. Durante el desayuno, nos sentamos al costado de la piscina comiendo los panqueques y gofres que hice de su despensa bien abastecida. Estar en su cocina era como un orgasmo auto-inducido por sí mismo. Un día, si ganara millones, haría una réplica exacta de su cocina. Sostuvo mi mano al otro lado de la mesa. —Soy afortunado de tener todas las cosas básicas que se necesitan para llevar una vida satisfactoria, Brynn. Mis padres me dieron a mí y a mis hermanos todo lo que queríamos: los juguetes más novedosos, los artilugios más novedosos y los coches más recientes cuando cumplimos dieciséis. Pero en cierto punto, te cansas de todo eso. Lo más novedoso y de moda, se convierte en algo del pasado. Nadar es lo único en mi vida que me ha hecho trabajar por algo más. Al segundo que me meto en el agua, me siento como si pudiera respirar otra vez. Tomó unas respiraciones profundas y largas después de eso y sólo me miró fijamente. —Eres tan hermosa. —Me sonrojé por su cumplido y le di una sonrisa rápida. Volvió sus ojos marrones intensos hacia mí. Su cabello rubio oscuro tenía esa apariencia de “me acabo de despertar”, formando un desorden rebelde que hacía a una chica como yo querer arreglarlo, y luego desordenarlo otra vez con mis manos. Anoche, pensó que estaba siendo magnánimo cuando ofreció el otro dormitorio en la casa de la piscina para que yo durmiera ahí. Podía decir que no estaba dispuesto a que aceptara la oferta, así que tomé los asuntos en mis propias manos. Le pregunté dónde iba a dormir él. Fuimos adentro de una habitación más pequeña con paredes azules oscuras, un cuadro grande de una pintura de un océano colgando sobre una cama extra-grande, con sábanas azul oscuro y almohadas. Le arqueé una ceja y pregunté:

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—¿Vas a dormir aquí?

Asintió, sus ojos llenándose de regocijo y sus hoyuelos comenzaron a aparecer en ambos lados de su boca. Golpeteé con mis manos sobre el lado de la cama más cercano a la puerta. —Bueno, entonces este es mi lado de la cama. Su rostro estalló en una sonrisa completa. Tomó dos largas zancadas para alcanzarme y me alzó en sus brazos. Me puse a horcajadas sobre su cuerpo y comenzamos una batalla acalorada de lenguas y labios. Había aprendido que Kieran esperaba por mis pistas. Él no era alguien que sólo tomaba sin preguntar. Esperaba por mi señal y una vez que le daba luz verde, se hacía cargo. Era inevitable que fuéramos a estar juntos. No había forma de que el fuego entre nosotros fuera apagado sin explorar la atracción que crepitaba desde el primer momento que posé los ojos en él. Su voz era ronca y sus ojos se volvieron de ese pigmento casi negro. Exhaló bruscamente. —Dime que también quieres esto, Brynn. Lo empujé abajo sobre la cama y besé su boca abierta en ávida respuesta. Acaricié su cuello con la nariz y comencé a trabajar en remover la camisa roja que se había puesto después de que habíamos salido de la piscina. Me dejó hacer lo que quise, como si quisiera que sólo me adueñara de su cuerpo. Tan pronto como su camisa estaba afuera, extendí las manos sobre su hombro izquierdo. —¿Todavía duele? —Él no había mencionado nada sobre el dolor durante las últimas semanas.

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—Lo mismo de siempre, pero desaparece. —Había estado haciendo sesiones de terapia física más intensas con sus entrenadores y él sabía cuándo y cómo esforzar su cuerpo para que el dolor de hombro fuera manejable. Tenía un presentimiento que todavía le molestaba, pero lo estaba manejando. De otra forma, habría dicho algo sobre ello. Él estaba en comunicación frecuente con el doctor del equipo. Kieran

sabía lo que su cuerpo necesitaba para que pudiera competir en el nivel máximo; no lo ignoraría si el dolor fuese insoportable. Recorrí mi boca por el centro de su pecho y antes de que fuera más abajo, tuve el valor de preguntar: —¿Es cierto? —Mientras lentamente bajaba la cremallera de sus vaqueros. Su voz sonó cargada con deseo. —¿Qué es cierto? Detuve una risita que estaba burbujeando en mi garganta. —¿Que los penes de los nadadores se encogen en el agua? ¿Por demasiada cantidad de cloro? —¿Por qué no lo averiguas tú misma? —Sus ojos entrecerrados estaban bromeando y sus palabras salían entrecortadas con su respiración constante. Nunca me echaba atrás en un reto, bajé sus bóxers y allí estaba él. —Ohhh, Dios. —Tragué saliva. ¿Cómo demonios él iba a encajar dentro de mí? La última vez que tuve sexo fue hace casi seis años. El “chico” de Johnny Bean era bastante diminuto comparado a la hombría inmensa de Kieran. Estaba descubriendo que todo sobre este hombre era inmenso, su casa, su piscina, su pene. ¡Qué día para las revelaciones! —¿Cómo ocultas este gigante cuando estás en tu ropa de baño? — pregunté, totalmente distraída ahora. ¿Lo pegaba con cinta hacia abajo? Vello rubio oscuro lo rodeaba, ¿y cómo era que nunca parecía como que había algún vello asomándose o algo así cuando estaba en su traje de baño? Se empujó a sí mismo en una posición sentada, su erección elevada en la pequeña cantidad de espacio entre nosotros.

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—Mi turno. —Su voz era ahora irregular y sus manos impacientes. Agarró mi trasero, se levantó conmigo encima de él, nos dio la vuelta y luego nos bajó de vuelta en la cama.

Supuse que él había terminado con mis preguntas. Sin embargo, quería respuestas. ¿Cómo se ocultaba a sí mismo dentro de su traje? El cuerpo de Kieran era naturalmente libre de un pecho peludo y frondoso que los otros chicos tenían. Podía ser la imagen del “después” en un comercial de Gillette. Bueno, eso era si los chicos admitían que se afeitaban sus pechos en televisión. Su cuerpo estaba cubierto con vellos rubios claros tan finos que apenas podrías verlos. ¿Así que se afeitaba allí abajo? Todos los pensamientos de afeitar cualquier parte del cuerpo volaron por la ventana en el momento que sentí su boca hacer contacto con mis senos, sus manos grandes los devoraban completamente, adueñándose de ellos, y haciéndome querer más. Mis manos encontraron el camino a su cabello mientras absorbía el placer que me estaba dando, completamente entregándome a mí misma a experimentar las sensaciones intensas de la forma que él me estaba tocando, besando, lamiendo. Su boca dejó mis senos y recorrió abajo por mi estómago. Abrió la cremallera de mis pantalones cortos y los bajó por mis piernas. Sentí su mano apartar mis bragas de algodón a un lado, y la primera vez que su lengua se metió dentro de mí, casi salí disparada de la cama. Continuó besándome y al final, me dio un respiro cuando bajó mis bragas e insertó un dedo dentro de mí. Sus ojos se fijaron a los míos. Mi propia respiración me dejó cuando vi el hambre en sus ojos. —Brynn, hueles como vainilla, pero sabes cómo miel. Su lengua trazó un círculo alrededor de sus labios, lamiendo cada gota de mi excitación en su boca. Dios, mi cuerpo palpitó, mis nervios se contrajeron con la necesidad urgente de empujarlo dentro de mí. —Kieran, por favor. —Mi voz estaba casi rogando—. Te deseo dentro de mí.

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Ignoró mi súplica mientras sentía su lengua trabajando su camino perverso dentro y fuera de mí. Sentí dos de sus dedos embestir en

conjunto con su lengua en mi nudo sensible. La presión combinada era demasiado, tan insoportable, que sucumbí a mi alivio. —¡Ohhh! —Un grito fuerte escapó de mí, la humedad saliendo a chorros. Todavía con los ojos borrosos por el orgasmo vertiginoso que sacudió mi cuerpo, abrí los ojos justo a tiempo para verlo envolverse a sí mismo en un condón. Sin la debida advertencia, se empujó dentro de mí. Una oleada de plenitud mezclada con un ligero dolor llenó mis sentidos. Debió haberse mostrado en mi rostro porque detuvo sus movimientos. —¿Te estoy lastimando? —No. —No me estaba lastimando, en sí. La intrusión de su enorme longitud sólo me sorprendió por un momento—. Es sólo que ha sido un tiempo largo para mí. —Me había acostado únicamente con un hombre. Hace eones. Lentamente se retiró. Sentí que estaba tratando de encontrar su ritmo y al mismo tiempo, no quería lastimarme. Después de ajustarme a su grosor, agarré sus manos y las extendí sobre mis pechos. —Dámelo —insté, transmitiendo mis pensamientos más profundos—. Estoy bien, Kieran… por favor, dámelo. Se hundió dentro de mí más profundo, situándose a sí mismo con embestidas largas y cortas. Los minutos pasaron. Él era implacable en su conquista de mi cuerpo. Giró sus caderas para ir más profundo, pero más lento. Los músculos de su estómago se marcaban con cada movimiento. Sentí la fuerza y el poder de sus músculos pectorales cuando se agachó para agarrar mi cabello en sus puños, murmurando, susurrando: —Te deseo tanto. Te sientes tan bien. Cariño, ohh… Apreté mis músculos internos, silenciosamente agradeciendo a Ava por hacerme asistir a aquellas clases de spinning, Zumba2 y escalar con 2

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Zumba: Las clases incluyen ritmos exóticos mezclados con música latina e internacional, llena de energía.

cuerdas. Suavemente mordí su hombro mientras sentía otro clímax anteponerse a mí. En cuestión de segundos, estaba, oh, tan hermosamente hecha pedazos. Lo sentí tensarse dentro de mí, la contracción de su dureza haciéndome extremadamente sensible. Dejó salir un fuerte gruñido. —Argghh… —Seguido por su derrame dentro del condón. Lentamente, levantó su mirada a la mía. Acariciándome la mejilla con suavidad, murmuró: —Absolutamente asombroso. Besé su mandíbula y susurré: —Tú lo eres. Cuando dije que Kieran era sólo negocios mientras yo estaba desnuda, este estado formal de mente sólo sucedía cuando estaba enseñándome cómo nadar. Después de una noche asombrosa de orgasmos e intercambios múltiples de fluidos corporales íntimos, estaba dolorida en lugares que nunca he estado dolorida antes. Lo último en mi mente era aprender cómo nadar. Sin embargo, ¿Kieran?

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Era un tirano. Insistió en que tenía que aprender cómo nadar y ¿quién era yo para resistir el encanto de aquellos hoyuelos gemelos y ojos marrones suplicantes? Además, me amenazó con arrojar mi trasero en la piscina, con o sin mi consentimiento, así que aquí estábamos. Me mostró como flotar primero. Me encontraba completamente distraída por el espectáculo de músculos abdominales ondulados. He visto muchos músculos en mi vida. Mi hermano tiene amigos, amigos que tenían músculos hasta en lugares impensables. Los de Kieran eran discretos, aunque perfectos en cualquier ángulo. Podrías decir que los músculos de su estómago estaban situados hasta sus oblicuos internos sin un atisbo de grasa. La flexión, extensión, los descensos y los abultamientos que simultáneamente ocurrían cuando estiraba los brazos deberían ser una actuación estelar.

Me estaba lamiendo los labios cuando sacudió la cabeza a sabiendas. —No estás prestando atención. —Lo estoy —respondí, negándole al menos a otra parte de su cuerpo volverse más grande—. Ves, ahora sé cómo flotar. —Tenía mis brazos a los costados mientras me acostaba en el agua, moviendo mis pies con mucho cuidado y siguiendo sus instrucciones anteriores de pensar en el agua como una cama donde puedo sólo acostarme. Después de un par de intentos desastrosos y las manoseadas de Kieran, ahora puedo agregar “flotar” a mi currículum. Sonrió. —Dulzura, eres indescriptible. —Comenzó a llamarme dulzura después de anoche, porque, había afirmado, yo sabía cómo miel. —Sr. Stone, mejor cuide su espalda. —Pateé con mis pies más rápido— . Podría convertirme en la versión femenina de usted en el agua. Estalló en una carcajada, me atrajo cerca de él, así que ahora permanecíamos lado a lado en la profundidad de un metro ochenta de la piscina. Puso los brazos alrededor de mí, mis piernas automáticamente envolviéndose alrededor de su cintura, y ya que estaba desnuda, tenía acceso a cada parte de mi cuerpo mientras que él usaba traje de baño. Era injusto, pero fue estricto en sus condiciones de que tenía que estar desnuda cuando me enseñara. Acarició la longitud de mi espalda y me mordisqueó el lóbulo de mi oreja izquierda. —Nunca puedo tener suficiente de ti. Las lecciones de natación terminan ahora. Puedes flotar. Mañana, te mostraré los estilos básicos de natación.

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—De acuerdo —respondí, sintiéndome eufórica y feliz. No me había sentido así con ningún hombre. Me estaba enseñando cómo flotar en el agua, cómo nadar. Este atleta consumado quien era reservado en cada forma en frente del mundo, conocido por muchos como la sensación “distante” de natación, no tenía pelos en la lengua al hablarme o darme órdenes. Era directo, estricto y cuidadoso. Él era una contradicción de todos los tipos. Era reservado, frío y sereno en público, pero se

liberaba, aumentaba el calor y no se reservaba nada en la cama. Para un hombre de pocas palabras, hablaba el lenguaje del sexo en muchas maneras.

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Estaba desnuda como el día que había nacido en esta piscina de natación. Mis cicatrices evidentes y las imperfecciones de mi cuerpo exponiéndose para él. Cada vez que miraba en sus ojos, vi, sin ninguna duda, que él quiso decir lo que había dicho antes. Yo era la perfección, para él. Absolutamente.

Traducido por Apolineah17 Corregido por Helen1

“Me gustaría poder pasar el día con un atleta olímpico” ~ D.T., 10 años, Sarcoma de Ewing

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Brynn

—B

rynn, ¿has visto la última sesión de fotos de Alex Totikov? —Ava estaba tumbada sobre mi sofá hojeando las páginas de una revista de moda, revisando su teléfono, comprobando correos electrónicos y planeando su horario de trabajo, todo al mismo tiempo. Se llamaba a sí misma “La Gran multitareas”. Yo estaba horneando galletas, doce pilas de ellas. Chispas de chocolate para Milo, avena para Kieran y Snickerdoodles2 para Ava. Ninguna para mí. Tenía una clientela exigente que no pagaba ni un centavo. Bueno, al menos Kieran me daba buen sexo. Debería renunciar a mi trabajo y convertirme en una pastelera. Me encantaba hornear. Amaba la enfermería. Tenía la suerte de ser capaz de tener ambas cosas en mi vida. —Ava, deberías saber que no tengo tiempo suficiente para buscar modelos desnudos en línea. —Me burlé en respuesta—. ¿Por qué estaría interesada en él de todos modos? Ella carraspeó y se tambaleó hacia la cocina. El atuendo de hoy eran pantalones deportivos azul oscuro y una camisa lisa azul claro. Ava era

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Sarcoma de Ewing: Es un tumor maligno de células redondas. Es una enfermedad en la cual las células neoplásticas se ubican en el hueso o en tejidos blandos. Las áreas afectadas con más frecuencia son la pelvis, el fémur, el humero y las costillas. 2 Snickerdoodles: Son un tipo de galleta de azúcar hecha con crema tártara y bicarbonato de sodio, rebozadas en azúcar y canela.

así conmigo. No era la Sra. Hoity Toity3, toda ataviada o maquillada. Nuestra amistad se daba porque me mostraba su verdadero yo. Ella era maliciosa, molesta y tenía una boca de alcantarilla a veces. Pero era relajada, leal hasta el final y si yo quedara atrapada en la selva en algún lugar donde el GPS no podría localizarme, sabía que ella tendría aviones militares volando para llegar a mí. —Deberías estar interesada en él porque tiene un cuerpo que rivalizaría con el de Beckham, un rostro que podría poner fin a la guerra entre Angelina y Jennifer, y una voz que podría hacer llorar a Denzel. Por supuesto, Alex tiene el acento más sexy. —Sus ojos grises brillaban luminosamente con admiración por el hombre que era el modelo de moda masculina con mayor demanda. Le di una sonrisa de satisfacción. —Tú y tu enamoramiento eterno. Él te invitó a salir, pero no saliste con él. Algo está mal contigo. Alex le pidió salir a Ava durante un evento benéfico, pero Ava lo rechazó completamente. Desde entonces, Alex la ha estado llamando sin parar, pero ella ignoraba descaradamente sus llamadas. La lógica de mi mejor amiga era alterar la mente. Ella chasqueó la lengua y los labios se elevaron. —Me gusta admirarlo desde lejos. ¿Y si salimos y él hace algo para disgustarme? ¿Y si hace un eructo feo? ¿Qué pasa si sus besos resultan ser repugnantes? Entonces me quedaría sin dulces ojos para salivar. La fantasía es mucho mejor que la realidad, querida. Elegí mantenerlo a raya, así puedo seguir admirándolo desde la distancia. —Hundió su uña verde neón en mi masa de galletas—. Qué asco, esto no es snickerdoodle. —Su rostro se torció con disgusto. —Es masa de avena —respondí, sacando la bandeja del horno para permitir que la cuarta tanda de galletas de chocolate se enfriara. —Desde cuándo empezaste a hacer galletas de avenas… —Sus palabras se apagaron durante unos segundos y luego gritó: Toity: Expresión que hace referencia a una persona con comportamiento snob o que se cree mejor que los demás.

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3Hoity

—¡Dios santo, Brynn, eres traviesa, una perra traviesa! Tocaste el pequeño pene de Kieran, ¿no? Hiciste cosas traviesas con él. —Le había dicho que Kieran amaba las galletas de avena. —¿Cómo averiguaste que me acosté con él? ¿Sólo porque le horneé galletas? —Mi rostro se tornó rojo por la vergüenza. Kieran no tenía un pequeño pene. Tenía uno enorme que justificaba muchos moretones. —Bueno, no lo hice. Sólo estaba buscado detalles jugosos… Mi, mi, Brynnye, ¿te sonrojaste? —Bromeó mientras sus manos jugaban con su teléfono—. Espero que el hijo de Poseidón no te haya decepcionado en la cama. —Ava amaba leer acerca de los sexys hijos de los griegos. Dijo que se trataba de historias de amor eterno; ellos nunca envejecían. Mantuve la boca apretada. No iba a divulgar todo con ella. Bueno, lo iba a hacer, pero sólo después de que me provocara. Casi golpeó mi rostro con su teléfono mientras me levantaba, metiendo la siguiente tanda de galletas al horno. En la pantalla había una imagen ampliada de Kieran en su bañador. Ava golpeó el teléfono y el “paquete” de Kieran llenó la pantalla. —¿Así que fue bueno? —Apuntó el centro de la pantalla. Le quité el teléfono. Ugh. Ava era una fuerza para tener en cuenta. Me mordí el labio y le di una sonrisa tensa. —Fue mejor que bien. —¡Un maldito hurra con la cadera! —Hizo un pequeño vaivén con sus caderas y movió su culo. Algunos tornillos fueron golpeados y sacados de su cabeza en algún momento entre la infancia y el presente—. No te ahorres los detalles. Al menos que hayas perdido la virginidad dos veces.

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¿Cómo alguien podría perder la virginidad dos veces? Por la forma en la que hablaba, nunca imaginarías que ella era una enfermera en la Unidad de Cuidados Intensivos. Ava fue a la escuela de enfermería conmigo porque no sabía que quería ser en la universidad. Con la fortuna de su familia, nunca tendría que trabajar ni un día en su vida. Esperó durante casi un año antes de matricularse en la universidad.

Debido al hecho de que yo estaba dentro y fuera del hospital, mi educación había sufrido, pero me sumergí en mis clases tan pronto como tuve fuerza para hacerlo, y tomé clases extras de verano cuando pude. Podríamos no ser hermanas, pero yo la consideraba a ella como si compartiéramos la misma sangre. Me visitaba todos los días en el hospital y me llevaba las cosas más tontas. Durante la época en que estaba demasiado enferma para tener visitas, me escribía cartas y me dejaba pequeños paquetes con las enfermeras. Entró a enfermería porque le gustaban las enfermeras que cuidaban de mí, quería defenderme de mis futuros compañeros de clases y pensaba que necesitaba un título universitario. Sería como matar tres pájaros de un tiro. Resultó que fue una de las alumnas más inteligentes de nuestra clase de enfermería. Los instructores de enfermería la odiaban porque le gustaba desafiar sus opiniones. No obstante, ella obtuvo realmente buenas calificaciones, mejores que las mías. Procesaba y retenía la información como una computadora. Salía todo el tiempo para asistir a las funciones de los medios y eventos promocionales a los que sus padres le pedían que fuera porque ella era la imagen de la compañía de su padre, pero nunca mostró ningún cansancio durante las rotaciones clínicas. La única razón por la que estaba trabajando a tiempo parcial en la UCI era porque ahora ella era la jefa de las campañas de comunicación y mercadeo promocional a tiempo completo y eso requería que asistiera a toneladas de reuniones sociales, dentro y fuera del país. —Ava, hay un montón de chicos que estarían dispuestos a cobrar sobre tu tarjeta Visa en cualquier momento —murmuré, rodando la masa de galletas de avena entre las palmas de mis manos para formar bolas antes de colocarlas a unos cinco centímetros de distancia en las bandejas para hornear—. Sólo depende de ti. Ella estaba escuchando a medias, su atención en el teléfono de nuevo.

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—Lo sé. Es que no estoy lista. ¿Quién sabe? Tal vez esté lista cuando tenga cuarenta. Me gustaría unirme a Steve en el club virgen a los 40 — bromeó. Sabía lo que estaba buscando. Tenía la esperanza de que esas historias griegas de amor vinieran a la vida como su propia historia de amor. Le había dicho muchas veces que esas historias terminaban en

tragedias, pero ella era una firme creyente de que iba a tener esa clase de amor. ¿Quién era yo para contradecirla? Sólo quería que fuera feliz. Ella había tenido un par de novios, pero nunca habían pasado a segunda base. Los periódicos y las revistas de chismes promocionaban que reemplazaba chicos como la mayoría de las mujeres reemplazaban zapatos. La verdad no podría estar más alejada de eso. Los abandonaba porque querían intimidad y ella no estaba lista. Cuando sentía que estaban presionándola, los dejaba como una vieja bolsa de trastos. —Brynn, mira esto —dijo con entusiasmo, olvidando las preguntas sobre Kieran. El temporizador estaba puesto sobre el horno. Arreglé las galletas de chocolate en un plato, colocándolo al lado de los otros dos platos. Milo iba a estar feliz cuando los viera más tarde. Sin duda, se las terminaría en tiempo récord. Probablemente más rápido que sus tiempos parciales en una carrera de 100 metros. Tomé el teléfono de su mano extendida. Era un video de Kieran siendo entrevistado por el canal de deportes. El video era de hace dos días. Anoche por teléfono, él mencionó despreocupadamente que había hecho una entrevista, como si no fuera la gran cosa. En realidad estaba pensando en buscarla, así que ahora era un buen momento como cualquier otro para verla. Ava llevó su iPad a la mesa. —Vamos a verla aquí. La pantalla es más grande. Kieran estaba haciendo una entrevista uno-a-uno con Denise Jenks, una belleza hispana de ojos marrones y una presentadora femenina venerada en el canal de deportes. Él llevaba una camisa roja con su patrocinador, el logotipo de SwimFit. Su distintivo cabello rubio oscuro estaba hecho un lío con sus brillantes ojos marrones centrados en Denise. Su juvenil buena apariencia parecía resaltada en la pantalla al lado de ella. Ava dejó escapar un suspiro.

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—Es un tipo guapo, amiga.

Subí el volumen en la parte lateral del iPad, haciendo callar a Ava. Era una entrevista de 10 minutos sin cortes comerciales, de acuerdo a la descripción del video. Denise: Estamos con el nadador número uno del país, Kieran Stone. Gracias por venir a nuestro estudio hoy, Kieran. Kieran: De nada. Gracias por invitarme. Denisse: Vamos a sumergirnos directamente en ello. Juego de palabras (Kieran le dio una pequeña sonrisa). ¿Qué es lo que te hace diferente del resto de los nadadores? Se ha dicho que tus poderosas brazadas pueden cortar como la espada de un samurái en el agua. Tu tiempo de reacción es diferente al de cualquier otro atleta. Eres el actual poseedor del récord en 100 metros mariposa, 200 metros mariposa, y 400 metros individual combinado. Desde el Campeonato Pan Pacific, donde Milo Tanner te venció en el estilo libre de 200 metros, con un tiempo de 1:45.63, se habla de que Milo está llegando por su cuenta, y tú vas a estar cabeza a cabeza con él de nuevo en los Campeonatos Mundiales en Shanghai. ¿Qué dices de esta rivalidad? ¿Te molesta? Kieran: No me comparo con otros. Sólo soy yo. Denise: Milo ha sido muy franco en su deseo de vencerte en cada evento, ¿algún comentario sobre eso? Típico de mi hermano, era desagradable y arrogante, pero lo ocultaba, realmente quería vencer a Kieran si le estaba hablando a los medios de comunicación sobre ello. A menos que los medios de comunicación fabricaran historias otra vez, como siempre lo hacían. Kieran: No tengo comentarios. Como he dicho, yo me ocupo de mis cosas. Denise: He oído rumores de que tú y Milo tienen una relación tensa. ¿Hay alguna verdad en esto? Kieran: Es lo que es.

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Denise: ¿Y qué es eso?

Guau, la prensa realmente puede ser implacable y despiadada. Las apariencias engañaban, porque Denise tenía una cara angelical, pero sus palabras mordían como una serpiente. Kieran: Pertenecemos al mismo equipo. Nadamos por nuestro país. Tenemos una serie de eventos juntos, y por lo general, ambos estamos en el equipo de relevo combinado 4 x 100. Kieran estaba poniendo su lengua afilada, su voz tenía un filo sarcástico. Las preguntas estaban acabando con su paciencia y se centraban específicamente en preguntarle acerca de mi hermano, sólo aguijoneando. Denise: ¿Cómo está tu hombro? Tu entrenador nos aseguró que estabas bien. ¿Se trata de tu vieja lesión molestándote? Al menos ella tenía el sentido común de cambiar el tipo de preguntas. Kieran: Estoy bien. No competiría si no creyera que estuviera al cien por cien. La voz de Ava cortó a través de la entrevista, así que pulsé pausa en la pantalla. —Kieran tiene el encanto de un senador siendo puesto a prueba. Dios, Brynn, ni siquiera sonríe. Estuve de acuerdo con ella. —Odia las entrevistas. Sólo las hace porque son requeridas. Ella contestó, dando golpecitos con el dedo índice sobre la parte inferior de su barbilla. —Puedo enseñarte como convertirlo en el favorito de los medios. Dejé escapar un resoplido de resignación. —Puedes intentarlo. Kieran no es muy hablador. Es como si contara sus palabras de la forma en que cuenta sus brazadas en el agua.

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Sus ojos grises brillaron juguetonamente. —¿Qué tal en la cama? ¿También cuenta sus embestidas?

—No. Definitivamente no. —Me uní a ella en un ataque de risa. Cuando nuestras risas murieron, presioné reproducir y continuamos viendo la entrevista. Denise le hizo preguntas a Kieran sobre sus tiempos en la práctica, su dieta y el entrenamiento. Kieran las respondió tan entusiasmado como un niño que es puesto en tiempo de espera. Realmente no tenía ninguna obligación de ser el favorito de los medios. La entrevista estaba llegando a su fin. Denise: Kieran, muchas mujeres preguntan si eres soltero. ¿Lo eres? Los ojos de Kieran se oscurecieron, el único indicio de cualquier tipo de emoción durante toda la entrevista. Kieran: Ese realmente no es asunto de nadie. Denise: (Su sonrisa vaciló un poco) ¿Cuál es tu chica ideal? Kieran: Eso todavía sigue siendo asunto de nadie. Si veías de cerca, podrías notar que él no estaba contento con el bombardeo de preguntas personales porque su ojo izquierdo estaba ligeramente torcido. Denise no estaba retrocediendo. Sonrió lindamente, probablemente esperando que eso persuadiera a Kieran de soltar algo de información. Denise: Para que una mujer tenga una oportunidad contigo, ¿requieres algo de ella? Él dio una larga mirada a la cámara, dejó escapar un suspiro y finalmente dijo: —Tiene que oler a vainilla. Denise terminó la entrevista con una sonrisa feliz y su frase favorita. —Gracias por vernos en Qué está pasando ahora. Hasta la próxima. Tengan una gran noche.

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Ava se levantó de su asiento. —¡Oh, Santo Moisés! Kieran tiene un encanto inútil en la televisión, pero te apuesto a que millones de chicas se abastecerán de lociones y

perfumes con olor a vainilla esta noche, y definitivamente se la pondrán alrededor de él. —Entonces contestó su teléfono que estaba sonando sin parar. Caminé hacia el mostrador y le envié un mensaje a Kieran. Yo: Escuché que te gusta la vainilla en una chica. En cuestión de segundos mi teléfono sonó. Kieran: En ti, sólo en ti. Vainilla y miel. Yo: ¿Aún en el entrenamiento? Kieran: Casi termino por hoy. Yo: ¿Quieres que vaya4? Kieran: Sí, estarás “viniéndote” después. Yo: Ja. Kieran: Es cierto. Yo: Vi la entrevista con Denise. Kieran: ¿Sí? Yo: Es algo bueno que seas guapo porque de ninguna manera encantarías a las masas. Kieran: No necesito encantarlas. Sólo a ti. Yo: Lo que sea. Kieran: ¿Así que quieres que te haga “venir” después? Yo: ¿El traje no te hace sentir apretado cuando tienes una erección? Kieran: Siempre tengo formas para prevenir que se vea. Yo: Ja.

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Kieran: ¿Así que quieres que lo haga?

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To come: venir en español. Juega con la palabra para hacer referencia a venirse(orgasmo)

Yo: Después de ti. Kieran: Cariño, olvidas que puedo nadar kilómetros en un día. Te haré venirte por kilómetros antes que yo. Yo: Jajajaja. Te horneé galletas. Kieran: Quiero comer tu galleta. Yo: Me parto el culo de la risa. Kieran: Tu culo no se estará riendo más tarde. Gracias por las galletas. Yo: De nada. Kieran: Te veo más tarde. Yo: Está bien, hasta más tarde. Más tarde esa noche, mientras envolvía mis brazos alrededor de su pecho desnudo, después de que él se atiborrara con mi galleta y me hiciera venir de muchas formas, gentilmente frotó sus manos sobre mis brazos. —Brynn, ya no quiero ocultarte más. Mi cuello se tensó. Él lo sintió al instante porque comenzó a masajear los surcos entre mis hombros. —Kieran, ya sabes porque no podemos decírselo a nadie. Tomó una larga respiración y mientras exhalaba, respondió: —Lo sé. Sólo estoy diciendo que no quiero ocultarte más. No respondí porque no tenía nada que ofrecer. Yo tampoco quería ocultarlo. En un universo paralelo, las cosas serían más fáciles para nosotros. Yo no sería la hermana de su rival más grande, y la persona que se acostó con el primer amor de mi hermano no sería Kieran.

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Me quedé dormida sin saber qué hacer. En los brazos de Kieran, encontraba el consuelo que no sabía que me hacía falta. Por primera vez en mi vida, estuve pensando: ¿Y si Milo no fuera mi hermano? Aparté el pensamiento porque no había mejor hermano que Milo. ¿Qué

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haría si Milo se enteraba? ¿Cómo siquiera podría sacar el tema con él? Estas preguntas invadieron mi sueño. En medio de la noche, me encontré a mí misma buscando los brazos de Kieran porque en él encontraba una sensación de paz y un manto de esperanza en el que podría hacer cualquier cosa. Mientras estuviera en sus brazos, estaría bien.

Traducido por NnancyC Corregido por Helen1

“Deseo ver un caimán” ~ J. P., 7 años, Tumor de Wilm.

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Brynn

—¡D

ate prisa, Bee! —Oí la voz de Milo gritando desde la sala de estar.

Ava estaba arreglando mi cabello en rizos flojos, ondulados y sueltos. Me estaba arreglando para salir con mi hermano y sus amigos. ¿Qué tipo de chica pasaba el rato con su hermano y sus amigos? Yo, esa es quién. Milo había logrado convencerme de ir a este nuevo club. Argumentó que necesitaba a su hermana para ser el “Conductor Designado”. Desde la cantidad de tortura que Ava estaba sometiendo a mi pelo, rociándolo con fijador de cabello, protegiéndolo del calor y envolviéndolo en secciones de cinco centímetros, en realidad se sentía como que había estado haciendo esto por más de una hora. Milo iba a tener que encontrar otro C.D. porque quería mi piña colada, o tal vez cinco esta noche después de todo este tormento. —Amiga, eres un caliente PDC. —PDC era la abreviatura de “pedazo de culo”. Ava tenía una ligera idea para acortar nombres o palabras mientras se adecuaba a su estado de ánimo. Revisé mi reflejo en el espejo. Yo estaba usando un vestido de raso dorado, ajustado, con un brillo trémulo, que se detenía justo a tres

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nefroblastoma o tumor de Wilms: Es una neoplasia maligna del riñón y el segundo tipo más frecuente de cáncer abdominal en niños, después del neuroblastoma de glándula suprarrenal.

centímetros por encima de mis rodillas. Mi cabello fluía en rizos ondulados y suaves que caían por mi espalda. Los pequeños aretes de oro adornaban mis orejas. Mis ojos parecían más azules con una sombra ahumada que Ava aplicó. Normalmente hacía mi propio maquillaje, pero esta noche insistió en hacerlo por mí. Ava me podría convencer de usar uno de esos vestidos de leopardo ceñidos, si realmente quisiera. Ella tenía los poderes de persuasión de una mujer de negocios, político y líder mundial combinado. Después de todo, su padre era el hombre más poderoso en Las Vegas y siendo su progenie, debe haber heredado de él las características de influencia. —Ponte tus zapatos de prostituta —indicó, entregándome los zapatos dorados de diseñador, ridículamente caros, con suela roja que me había dado para mi cumpleaños el año pasado. Estaban muy lejos de ser zapatos de prostituta. Sólo le gustaba llamarlos así porque eran los zapatos con el tacón más alto de mi mísera colección. Yo coleccionaba recetas, no zapatos. Discúlpeme, Señorita Las Vegas. —Vamos antes de que mi hermano tenga un berrinche —murmuré mientras nos dirigimos dentro de la sala de estar. Leif me vio primero porque él daba la cara hacia el pasillo que conduce hasta mi dormitorio. —Vaya, cosa caliente. Detente ahí. —Cogió su teléfono desde la otomana frente a él y estaba a punto de tomar una foto con su cámara cuando un almohadón del sofá voló delante de su cara, golpeando su cabeza. —Esa es mi hermana, tarado. —Milo se levantó del sofá y me miró—. Tu vestido perdió la mitad de la tela, Bee. Puse los ojos en blanco y me reí. —Cállate. Nos tenemos que ir. —Puse cara de enfado cuando agarré mi bolso de la mesa lateral. Milo estaba todavía de pie en su lugar, sus ojos volando a Ava.

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—Bueno, mírate princesa, tu vestido se ve como si fuera una tirita. Estoy pensando que eres la que convenció a Brynn de parecerse a ti.

Los ojos grises de Ava ardieron. —Es Herve Leger, idiota. Se supone que debe tener este aspecto, en un cuerpo como el mío. —Balanceó sus caderas y se acercó a la puerta con aire despreocupado como la mariposa lista para ser fotografiada que ella era. Su vestido era rojo, sin mangas con cuello en V, ceñido por todas partes, la tela de licra ajustándose a su cuerpo. Leif tosió una vez, luego dos veces mientras seguía al escaparate de piernas y curvas de Ava. Los ojos verdes de Milo se volvieron más oscuros. —Bee, si no tuviéramos reservas... —Hizo una pausa, parecía que quería discutir más este tema, pero pisoteé con mis tacones dorados, interrumpiendo: —¿Sabes qué? vamos a salir de aquí. Dentro del Audi Q5 de Milo, la preciada posesión de mi hermano, que compró después de firmar un importante acuerdo con su patrocinador, WaterTech, Ava mantuvo viva la conversación al intercambiar comentarios crueles e insultos con Leif. Milo estaba en silencio, pero de vez en cuando, intervenía y Ava lo haría callar. Era la única que podía hacerle eso a Milo. Yo sabía cuáles eran los verdaderos sentimientos y opiniones de Milo respecto a Ava, pero no me atrevía a decirlos en voz alta, ya que sería hiriente para ella, que a su vez me haría daño. Él podría pensar que Ava es una “zorra” o “puta”, pero le dio créditos por defenderme en primer grado y por ser mi mejor amiga a lo largo de los años. Al llegar al Club Vere, Ava no esperó a que los chicos abrieran la puerta. Salió por su cuenta mientras Milo hablaba con el valet. Ella ya estaba parada en la entrada del club en el momento en que la alcanzamos. Milo estaba a punto de hablar con el portero, pero el guardia uniformado fácilmente nos dejó entrar. Era como si nos dieran pases a Disneylandia EZ para conseguir atravesar las largas filas.

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—¿Qué demonios fue eso? —preguntó Milo—. Ni siquiera preguntó por mi nombre. Tenía la reserva a mi nombre. —El Club Vere era un

club élite, sólo por reservas, que es una de las cosas que a mi hermano le gustaban; quinceañeras fanáticas y rezagados no podían entrar sin una reserva. Ava, quien se pavoneaba delante de nosotros en su micro-mini excusa de un vestido y zapatos negros abiertos de tacón tan-alto-como-elcielo, se detuvo en seco. —Bueno, esta cara es más famosa que tú, niño nadador. Oh, Dios mío, no acababa de decir eso. Mi hermano odiaba ser llamado “niño nadador”. —Maldita sea —siseó Milo—. ¿Por qué no puede mantener la boca cerrada? —Alcanzó a Ava, y desde donde yo permanecía, él parecía que estaba listo para darle una paliza a ella. Leif rió fuertemente a mi lado. —Y eso, Brynn, es algo de tensión sexual grave... ¿Tensión sexual? ¿Entre Milo y Ava? De ninguna manera. El cuello de mi hermano estalló con las venas y desde mi punto de vista, sabía que sus ojos estaban mirando con furia a Ava. Ella sólo parecería no darle importancia. Se quedó allí y dejó caer las manos a sus caderas. Milo se alzaba sobre ella y honestamente parecía que estaba a punto de maltratarla en cualquier momento. Me interpuse entre ellos, haciéndome sándwich en la pequeña cantidad de espacio en el medio, y enfrenté a Ava. —¡Vamos a divertirnos! —Agarrando su brazo derecho, la conduje hacia Dios sabe dónde, dejando a mi hermano y Leif atrás. Vi la zona de la barra y me dirigí allí, Ava todavía arrastrada por mí. Sentándome al lado de ella y después pidiendo una piña colada, le pregunté: —¿Por qué continúas molestando a mi hermano de esa manera? Se encogió de hombros y me dio su sonrisa linda y falsa.

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—Es la verdad, Brynn, él es un niño nadador.

Milo, su comportamiento exhibiendo su fastidio completo, se paró sobre mi hombro y dijo: —Bee, tenemos nuestra mesa por allá. Eres bienvenida, pero tu compañera no. Golpeé mi mano izquierda en su brazo después de darme la vuelta para mirarlo. —¿Pueden ustedes simplemente comportarse? Ambos están actuando infantiles. —Cada vez que mi mejor amiga y Milo estaban en el mismo cuarto, se sentía como un volcán latente a punto de hacer erupción. No tenía idea de por qué no podían llevarse bien. Incluso cuando éramos más jóvenes, si uno decía algo, el otro tenía que superarlo. Discutían y se molestaban entre sí hasta que alguien finalmente arrojaba una piedra, un lápiz, una almohada, o cual sea el objeto más cercano y lanzable. Una breve mirada pasó entre Ava y Milo. La ceja derecha de Ava se disparó arriba, pero antes de que pudiera decir nada, Milo cedió. —Vamos, Bee, la Princesa remilgada puede unirse a nosotros. Le di a Ava una mirada suplicante que decía: “No respondas a sus burlas”. Ava frunció los labios, tomó un sorbo de su vodkatini y me dio una sonrisa. Estaba cediendo en la batalla, por ahora. Era casi medianoche cuando revisé mi teléfono por quinta vez. Kieran no me había enviado mensajes de texto. No era como si fuéramos novios. No pusimos una etiqueta en nuestra relación, pero teníamos reglas básicas tácitas. Me comprobaba cuando él estaba fuera y yo hacía lo mismo. Le había enviado mensajes antes de que estuviera en el Club Vere con mi hermano y Leif. Tal vez estaba ocupado.

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Milo estaba charlando con unas pocas mujeres en el bar, y Leif y Ava estaban bailando como si no hubiera mañana fuera de la pista. Leif tenía algunos movimientos de baile robóticos al estilo

Jabbawockeez2, que hicieron a Ava aferrar su mano a su estómago un par de veces. Se estaban divirtiendo. Eché una ojeada a mi piña colada. Necesitaba otra. Milo tendría que ser el CD de la noche. Pensé que él se había dado cuenta de eso después de que me vio tragando tres de estos deliciosos brebajes con sabor a coco. Estaba a punto de tomar otro sorbo cuando mi teléfono se iluminó. Te ves hermosa. ¿Por qué estás sola?

.

Kieran

Miré alrededor de la pista de baile, la zona de la barra y la entrada, escudriñando de forma activa el perímetro, tratando de captar un atisbo del hombre que estaba, obviamente, aquí dentro del club. Antes de que pudiera enviar una respuesta, otro texto llegó. ¿Buscándome? Le envié una cara sonriente y un: No. Incluso con la cantidad de tragos de piña colada que había vertido en mi sistema, todavía tenía el sentido común para reconocer el hecho de que si Milo viera a Kieran en cualquier lugar de mis inmediaciones, la matanza era inminente. Me puse de pie, encontré mi equilibrio e hice señas con la mano a Ava y luego a Milo, enviándoles el mensaje de que me iba al baño. Sosteniendo el teléfono en mano, recorrí la corta distancia, todo el tiempo deseando que Kieran me dijera dónde estaba. Estaba a punto de entrar al baño cuando sentí un cuerpo presionarse en mi espalda. Hormigueos calientes se arrastraron por mi columna vertebral. La fragancia masculina familiar que me recordaba el agua del océano llegó a mis sentidos. Su voz era suave en mis oídos, mientras él reflexionó:

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—¿Me extrañaste? 2

Jabbawockeez: Grupo enmascarado de baile.

No me permitió darme la vuelta. Con mi espalda firmemente presionada contra su cuerpo, me condujo suavemente hacia un cuarto oculto cerca de la señal de salida, a pocos pasos del baño de mujeres. Sentí una mano rozar sobre mi cuello expuesto cuando la otra empujó suavemente mi pelo a un lado. —Dulzura, eres tan sexi —gruñó entre dientes, mordisqueando mi cuello. Yo era flexible a sus demandas. Sabía exactamente lo que él quería. Deslicé una mano detrás de mi espalda y lo palpé. Usaba pantalones vaqueros, la tela rugosa contra mi palma. Llegué más abajo y lo cubrí. —Ahh. —Su gemido combinaba con la creciente excitación que yo estaba sintiendo con mis manos. Me permitió hacer mi magia con mis dedos y se puso más duro con cada masajeante caricia. Finalmente, agarró mi mano y sus dedos encontraron la humedad rociada que se había comenzado a formar al minuto que sentí su cuerpo detrás del mío. Con Kieran, era desinhibida en recibir placer. Él entendió lo que yo quería. La prueba de su capacidad para predecir mis necesidades fue evidente cuando su mano se deslizó por debajo de mi tanga y sumergió un dedo dentro de mí. Un gemido se me escapó cuando mi cabeza se arqueó contra su cuerpo. Este placer ilícito mezclado con el deseo de encontrar mi liberación mientras él seguía arremetiendo sus dedos dentro de mí superó mi sentido de control. Estábamos en una habitación oscura, pero la puerta estaba entreabierta. Cualquiera podría entrar en cualquier momento y atraparnos. Debió de notar mi vacilación, porque alcanzó el pomo de la puerta y la cerró con llave.

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Su mano libre sujetó mi seno izquierdo, provocándome a través de la fina tela de mi vestido. La presión que él estaba ejerciendo añadía a la sensualidad ya intensa del acto. Nunca nadie pensaría que Kieran, tan reservado como era, jamás haría estas cosas a una chica, en una habitación oscura, en un club donde un montón de gente estaba alrededor. Las estaba haciendo y estaba entregándolo todo para mí. Siguió conduciendo sus dedos dentro y fuera de mí. Cuando su pulgar

hizo círculos en mi punto de placer, por quinta vez, me hice añicos en un olvido embriagador, sin sentido. Oí un paquete de aluminio rasgarse al abrirse y entonces me giró. Mi vestido ahora estaba subido por completo hasta mi estómago. Levanté la mirada a su cara y en la luz tenue pude ver que sus ojos se habían oscurecido por el deseo desenfrenado. Su boca era implacable contra la mía. Presionó mi espalda contra la pared y alzó mis piernas, alrededor de sus muslos. Sus grandes manos masajearon mi culo mientras se conducía a sí mismo dentro de mí. Su ritmo era rápido, lento, rápido y luego lento de nuevo. Dejó escapar un gemido gutural contra mis labios. Dejé que mi lengua rodeara los bordes de su boca, mis dedos explorando los músculos tonificados y duros debajo de su camisa. —Déjalo ir... —insté, apretando los músculos de mis muslos contra su cuerpo. Soltó mi nalga derecha y llevó su mano arriba para enhebrar mi cabello. Sus ojos se encontraron con los míos, diciéndome que yo le estaba dando esta sensación, este placer. Él estaba tan cerca de llegar al clímax, sentí su ritmo cambiar a embistes rápidos y duros. Cuando mordí su labio inferior, dejó escapar un susurrado: —Aahhh. —Mientras lo sentí derramarse dentro del condón. Se mantuvo allí durante unos segundos y luego, poco a poco, se retiró de mí, a la vez que dejaba pequeños besos en mi cara y en mi cabello. Cuando estuvo completamente fuera de mí, me ayudó a enderezar mi vestido en su lugar. Bueno, lo mejor que pudo. Mi tanga estaba completamente arruinado. La diminuta franja de tela delgada no soportó la avidez de Kieran. Sus ojos lograron lucir ligeramente con disculpa mientras alcanzaba la correa elástica y la tomó de mis manos. Al final, su respiración era irregular y emanaba el calor que acababa de pasar entre nosotros, con voz ronca dijo: —Hola, me alegro de verte aquí. Veo que me has encontrado. Toqué con dos de mis dedos sus labios.

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—Kieran, eres un chico muy travieso.

Su mano se envolvió alrededor de la mía y mientras besaba mis dedos, respondió: —Gracias. Me reí de eso. Sólo Kieran sería lo suficiente cordial y educado para darme las gracias después de darme un orgasmo estremecedor. Me besó una vez más, antes de decir: —Estoy aquí con un par de chicos. Sé que no quieres que Milo nos vea juntos todavía, pero esto se está poniendo cada vez más difícil con el tiempo. —La frustración, la irritación y una muestra atípica de impaciencia se mostró en su rostro. —Lo sé —estuve de acuerdo—. Pero no es el momento adecuado. — Me pasé los dedos por el pelo, esperando en silencio que no se viera como que acababa de tener sexo en un rincón oscuro, lo cual totalmente hice. Su voz fue exasperada mientras declaró: —Si yo te viera bailando con otro hombre esta noche, en ese vestido... Lo siento Brynn, pero si te gusta o no, tu hermano sabría que eres mía. Estaba en lo cierto. Teníamos que decírselo a Milo. Kieran odiaba estar mintiendo y ocultándome. —Pronto, Kieran. —Admití, mi mano extendida para sentir la formación de barba a lo largo de la línea de su mandíbula—. Se lo diré pronto. Quería decírselo a Milo él mismo, pero lo convencí de lo contrario. Me tomó mucho tiempo persuadirlo. Tres desayunos, cinco, o fueron diez, mamadas, y numerosos episodios de quejidos y ruegos después, para que accediera a medias, pero al menos, estuvo de acuerdo.

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Lo besé profundamente y luego caminé delante de él mientras me siguió fuera. Me abrazó cerca de él una vez más y observó mientras entré en el baño de mujeres. Tuve que arreglarme en el baño, de verdad.

El resto de la noche transcurrió en un borrón. Kieran y tres de sus amigos se sentaron en el lado opuesto del club. Milo sabía que Kieran estaba allí porque me dijo un par de veces de no ir vagando cerca de ese lado del edificio. —Milo, tengo veintitrés años. —No sé cuántas veces le había dicho esa misma frase antes, pero fue enormemente utilizada en exceso. Kieran me envió un mensaje de texto, que debía haber sido el libro del Kama Sutra, durante toda la noche, lo que me hizo atragantar con mis bebidas en momentos diferentes. En un momento dado, Ava estaba lista para realizar la maniobra de Heimlich modificada en mí. Ava había comentado acerca de algunos chicos dignos de babear y dirigió sus ojos hacia la esquina de Kieran. Milo, que estaba de pie a mi lado en ese momento, dijo de sopetón: —Brynn no veas a esos hijos de puta. Deja de influir en el estado mental de mi hermana, princesa. Ava simplemente se encogió de hombros. Debió haber estado cansada de bailar para que la declaración de Milo no justificara una respuesta de su parte. Eso o ella sólo estaba actuando indiferente. Me di cuenta de que cada vez que Milo hablaba con una chica, sus ojos estaban puestos en él. Más de un par de veces, atrapé las miradas de ella a escondidas fijas en mi hermano. ¿Ava tenía un enamoramiento por él? No. Ella lo odiaba y los sentimientos eran mutuos. Sólo eran las bebidas, hechas de 10% de alcohol, las que estaban haciéndome pensar y llegar a una conclusión loca. Al final de la noche, le envié un texto con un beso de buenas noches a Kieran. Ni una sola vez pisó la pista de baile, a pesar de que sus amigos lo hicieron. Bailé un par de canciones con Ava y Leif. En el interior del coche, con Milo en el asiento del conductor, Leif buscó con torpeza a través de las canciones en la radio y Ava se desplomó con cansancio a mi lado en el asiento de atrás; obtuve otro texto de Kieran.

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Tengo tu tanga y va a estar durmiendo conmigo esta noche.

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Lo dejé en eso. Qué suerte tenía mi tanga, para estar en los brazos de mi hombre esta noche.

Traducido por Otravaga Corregido por flochi

“Me gustaría tener una batería.” ~P.R., 12 años, cardiopatía congénita.

Kieran

B

rynn no estaba contestando su teléfono. No fui capaz de acompañarla hasta su auto como lo había estado haciendo regularmente cada noche que ella trabajaba.

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Tenía una reunión a la que estaba llegando tarde con mi agente, Michael y SwimFit. SwimFit quería llevar a cabo un experimento con mi equipo para nadar. Me parecía bien, siempre y cuando no se metieran con mis actuales trajes de baño para practicar y competir tan cerca de los próximos Campeonatos Mundiales. No estaba siendo quisquilloso. Sólo quería competir con el mismo equipo con el que ya me sentía cómodo usando al nadar. Smith también estaba de acuerdo con eso. Él estuvo en videoconferencia con nosotros durante la reunión porque estaba fuera de la ciudad con su familia. No obstante, todos estábamos de acuerdo en este tema. ¿Por qué meterse con lo que había funcionado antes? Estuve a favor de todo lo que SwimFit sugirió. Su presentación fue genial y se veía bien en papel, o en las diapositivas que mostraban. Su extenso análisis se enfocaba en videos de mí nadando sobre y bajo el agua, con la utilización de un sistema de cámara de video subacuático, para determinar cómo la resistencia a la fricción afectaba la eficiencia de mi nado y mis brazadas. El nuevo diseño de los trajes crearía un equilibrio entre las diferencias de presión de las partículas de agua más rápidas y más lentas, y me ayudaría a desplazarme a través del agua más eficientemente.

¡Uf! Había leyes físicas para la natación y esa era la única física en la que estaba interesado, dado que afectaba directamente mi rendimiento. Ace me ha escuchado hablando de la importancia de la física en la natación desde que estábamos en la universidad. En realidad hubo un par de veces en las que había solicitado su ayuda para explicarme alguna extraña teoría de partículas; se volvió tan detallista que literalmente caí rendido encima de ella. Cuando me había despertado, encontré que me había dibujado figuras de pollas en los brazos con un marcador que tardaba horas en limpiarse porque ella había utilizado un Sharpie punta fina en ciertas “partes” de las figuritas. Era una chica malvada. No voy a mentir, probablemente le habría hecho lo mismo a ella. Le envié un mensaje de texto a Brynn por cuarta vez en dos horas con: Dulzura ¿dónde estás? Ya me estaba preocupando. ¿Y si algo le había pasado, en la única noche en la que no la había recogido ni la había acompañado?

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Conduje al hospital. Sin tráfico, me tomó quince minutos. Me detuve en su lugar de estacionamiento habitual y su Prius no estaba en ninguna parte a la vista. Tal vez ya se fue a casa. Debió haber estado demasiado cansada para siquiera devolverme la llamada o responderme los mensajes de texto. Mientras daba la vuelta a la derecha para salir del estacionamiento, noté que el Sr. X (Brynn y yo le habíamos llamado Sr. X porque no sabíamos su nombre real) no estaba en su lugar habitual. Otra cosa rara. El Sr. X nunca dejaba su lugar. Él estaba allí todas las noches a la misma hora, en el mismo lugar. Brynn le llevaba comida y bebida después de cada turno. Ella me contó que en su primera noche en la sala de emergencia, había escuchado una hermosa voz cantando mientras se dirigía al estacionamiento tarde esa noche. Siguió la voz y la llevó directo hasta el Sr. X. Había intentado hablar con él varias veces, pero no se movía y mucho menos hablaba. Ella nunca había visto su rostro, porque una manta siempre lo cubría. Tres noches a la semana cantaba, como si le cantara a Brynn en agradecimiento. En un principio, nos pareció que bien podría ser un hombre o una mujer, pero cuando escuchamos la voz con atención, ambos llegamos a la

conclusión de que era un hombre. He oído su voz unas cuantas veces. Es profunda y aterciopelada, alcanza las notas altas perfectamente, y supongo que debió haber sido un cantante o un actor. Salí del hospital y conduje a su apartamento. Por suerte, otro inquilino iba entrando así que fui capaz de entrar al edificio sin necesidad de que Brynn me abriera con el intercomunicador, lo cual era muy útil ya que no estaba seguro de si estaba allí. Ella quiso darme la llave de su casa un par de veces pero le dije que sólo la aceptaría una vez que le dijera a su hermano acerca de nosotros. Sabía que estaba decepcionada al respecto, pero en realidad no quería aparecerme en su casa inesperadamente y descubrir que Milo estaba allí porque eso podría iniciar otra pelea. Sin embargo, Brynn aceptó cortésmente las llaves de mi casa porque podría venir a visitarme en cualquier momento que quisiera. Yo no tenía nada que ocultar. Llamé a la puerta. Pensamientos de su hermano estando dentro de su casa invadieron mi mente justo cuando tocaba por tercera vez. Finalmente, una Brynn vestida con pantalones de chándal rojo oscuro y una amplia camiseta blanca sin mangas abrió la puerta. Se veía cansada. Tenía los ojos hinchados como si hubiese estado llorando; sus hombros estaban tan encorvados que lucía como si, en cualquier momento, fuese a caerse frente a mí por llevar el peso del mundo sobre ellos. Levanté rápidamente su cuerpo cansado en mis brazos y la llevé a su habitación. La puse en la cama, acunando suavemente su cabeza contra la almohada blanda. Me quité los pantalones, dejándome la camisa y los bóxers puestos, y me reuní con ella en la cama. Después de que la alcancé por la cintura, sólo le tomó unos segundos reaccionar. Apoyó la cabeza en el hueco de mi brazo y extendió sus dedos a través de mi pecho.

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—Recibí tus llamadas y mensajes... —murmuró, su voz sonaba extremadamente agotada—. Lo siento, estuvimos sumamente

ocupados hoy en la unidad, y luego... —Sentí la humedad comenzando a gotear contra mi camisa. Lágrimas. Dejé que mis dedos hablaran, masajeando su luminoso cabello. Incluso bajo las suaves luces atenuadas de la lamparilla que ella generalmente mantenía encendida, a veces haciéndome difícil el poder dormir porque me gustaba dormir en completa oscuridad, la vista de sus rizos dorados me hipnotizaba, y su único y distintivo aroma a vainilla marca Brynn estaba causando una agitación, un despertar bajo mis bóxer. Eres un hijo de puta, Kieran. No en este momento. —¿Qué pasó? —pregunté. Antes la había visto tanto cansada como decaída, pero esta vez parecía tremendamente deprimida. A juzgar por su lenguaje corporal, algo le cobró un alto precio hoy y la agobió. Su mano dejó mi pecho y se limpió la humedad que había sentido, que estaba abriéndose camino por sus mejillas. Estiré la mano bajo su barbilla y traté de inclinar su rostro hacia el mío. —Dulzura, dime, ¿por favor? Su mirada estaba alicaída; quería ver sus ojos pero la dejé hacerse cargo de la situación. Era obvio que estaba dolida.

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—Hoy tuvimos dos códigos azules en la sala de emergencias. —Había visto varios programas médicos en la televisión gracias a Ace. Personalmente, preferiría haber visto cómo los monos araña pasan su tiempo libre colgando de un árbol a otro en National Geographic. Los programas médicos eran aburridos. ¿A quién le importaba si el médico tenía una aventura con dos o cuatro internas? Eran todos iguales. Ace los observaba para anotar inconsistencias, que hacían mal los programas, y luego lo enviaba por correo electrónico directamente a los programas de televisión. Era así de loca. En realidad había recibido un par de respuestas, y una vez, recibió una invitación a una grabación en vivo en los Estudios Burbank. Ella me llevó, por supuesto. De todas formas, yo sabía lo que eran los códigos azules. Básicamente, eso significaba que alguien estaba a punto de encontrarse con su creador y todo el mundo aquí en la tierra estaba tratando de no dejar que eso sucediera.

Ella continuó: —Uno de ellos fue una mujer de setenta años que sufrió un accidente cerebrovascular isquémico. —Bueno, eso estaba muy fuera de mi liga. No tenía ni idea de qué era eso. Los programas no entraban en detalles sobre eso—. Y el otro… —Apenas podía oírla a través de los sollozos atrapados en su garganta—, fue el Sr. X. Me puse rígido contra ella. —¿El Sr. X? ¿El indigente al que le das comida? ¿Qué pasó con él? Inclinó la cabeza más cerca, casi sin dejar espacio para respirar. Todavía podía distinguir sus palabras, a pesar de que cuando su voz salió se amortiguó contra mi pecho. —Él no es un indigente, Kieran. ¿Qué? ¿Todo este tiempo él estuvo aprovechándose de los refrescos, las patatas fritas y las barras de chocolate de Brynn? Voy a hacer que ese idiota pague por todas y cada una de esas cosas. —Espera —pregunté en voz alta—. ¿Él estaba en código azul? Ella enderezó el cuello y curvó su pierna derecha contra mis muslos. —Alguien llamó al 911 por él porque estaba yaciendo ensangrentado y hecho papilla a un lado del camino. En el momento en que llegó a la sala de emergencias, apenas tenía pulso y estaba sangrando por todo el lugar. Su rostro era un desastre y su ropa, lo que quedaba de ella, estaba tan hecha jirones que apenas le cubría el cuerpo. —Su tono era engañosamente estable, aunque escuchaba el temblor entre sus palabras. Esto la había afectado profundamente, pero estaba tratando de contarme toda la historia—. Puede que haya tenido una hemorragia interna ya que su presión arterial era tan baja, y estaba colapsando, entrando en taquicardia ventricular sin pulso. Lo desfibrilamos dos veces, y fuimos capaces de revivirlo.

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—Así que, ¿está bien entonces? —pregunté. Si él estaba bien, entonces podía hacerle pagar por el número de veces que le estafó a Brynn su propio dinero, e incluso algo del mío, cuando le dimos comida.

—Está en la UCI ahora, pero creo que va a estar bien. —No parecía aliviada, sin embargo. —Entonces, ¿qué es lo que pasa? Él está bien y estoy pensando que la otra señora está bien también, ¿no? —¿Por qué seguía alterada? ¿Tal vez hacer esas cosas del código azul simplemente la dejaron exhausta? —Los dos están bien —confirmó ella, su voz llena de tristeza—. El Sr. X, Kieran, es en realidad el Dr. Windmere. ¿El sujeto indigente, o ahora no indigente, era un médico? —¡¿Qué?! Ella metió la mano bajo mi camisa y mi aliento quedó atrapado cuando sus dedos se arrastraron por mi caja torácica antes de que su mano se posara en medio de mi pecho. El toque de Brynn era tan bienvenido, tan familiar. No recuerdo cuando empecé a extrañarla en la noche, si ella se quedaba en su casa. Sólo sabía que la extrañaba cuando no estaba conmigo. Especialmente en la cama. Sólo la sensación de su cuerpo junto al mío me hacía sentir a gusto instantáneamente. —Él era un médico del Estado de Arizona, casado con una fisioterapeuta llamada Maddie. Me enteré de esta historia por Kathy, que reconoció su rostro, incluso con toda la barba desaliñada y la sangre, mientras estábamos tratando de reanimarlo. Él era un buen tipo, según lo que describió Kathy, y trabajaba en la sala de operaciones —continuó, sin prisas—. Hace unos dos años, su esposa estaba caminando por la calle lateral; el estacionamiento no estaba allí porque es una adición nueva este año. El Dr. Windmere estaba trabajando ese día, y estaba en el quirófano llevando a cabo una cirugía. Su esposa fue asaltada, golpeada y dejada por muerta, Kieran. —Ella luchaba por hablar y respirar al mismo tiempo, así que le froté los hombros, rozando la mano sobre su espalda. Sentí pena por el sujeto. Lo impotente que debió haberse sentido al ver a su esposa así.

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Brynn jadeó.

La sostuve cerca de mí, envolviéndola en mis brazos, con la esperanza de darle un poco de consuelo. —Está bien, dulzura. Estás cansada. Me lo puedes contar mañana. — Apenas estaba funcionando en estos momentos, estaba a punto de perder sus últimas esperanzas. —No, está ayudándome. Esto está ayudándome. Hablar contigo sobre él. —Decidida, reflexionó, como si llegara a una conclusión por su cuenta—. No me extraña que no lo viera cada vez que pasaba por la acera cuando entraba a trabajar. Él no estaba allí, Kieran. Estaba allí sólo por la noche. Su esposa fue asaltada y golpeada, por la noche... — Su voz era muy baja y suave, pero luego dijo bruscamente: —¡Oh Dios mío, él estaba tratando de encontrar al asaltante! Kathy dijo que nunca encontraron a la persona que mató a su esposa. Tal vez estaba tratando de encontrar a esa persona al mantener una vigilia en el lugar donde fue asesinada. Demonios. Qué triste. El sujeto debió haber amado a su esposa demasiado como para hacerse eso a sí mismo durante años. Brynn se sentó, con la voz más alta esta vez. Metí mis manos debajo de mi cabeza, apoyándome mientras la observaba. —Mira, Kieran. Cuando admitimos al Sr. X, quiero decir, al Dr. Windmere, los policías estuvieron allí después de sólo unas pocas horas. Tal vez encontró al sujeto que asaltó a su esposa. Las posibilidades son casi nulas de que la misma persona que asaltó a su esposa estuviera en cualquier lugar en las cercanías... pero tal vez sí. Es por eso que estaba golpeado y ensangrentado y parecía que estuvo en la pelea de su vida. —Brynn escupía las palabras, como si no pudiera alcanzar a decir lo que su cerebro le pedía que dijera en voz alta.

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Observé su figura mientras ella estiraba sus brazos hacia afuera, arriba y ampliamente a sus costados. Se meció en sus piernas y luego se subió sobre mí, todo su cuerpo se alineó contra el mío cuando tocó mi nariz con sus labios.

—Gracias por venir esta noche —susurró—. Se sintió realmente bien hablar contigo sobre eso. A veces conjeturo conmigo misma si debo decírtelo, porque no quiero que estés agobiado al respecto. Quiero decir, tú tienes tu entrenamiento y estás ocupado con un montón de cosas. —Oye. —Lentamente incliné su barbilla para que pudiera ver y sentir lo que quería que ella oyera—. Estoy aquí por ti. La vida no es toda felicidad y alegría. No estoy contigo sólo por los momentos felices y divertidos. Estoy aquí porque me importas, Brynn. Cuando estás triste, quiero sentirlo, y tal vez ayudarte a superarlo. Cuando tengas dolor, quiero aliviar tu malestar. Estoy aquí, dulzura. Cada vez que me necesites. De cualquier forma en que me quieras. Estoy aquí. Vendré a ti, ya sea que me llames o no. Enredó sus dedos en mi cabello y suspiró suavemente. Sus labios se encontraron con los míos, y susurró con voz ronca: —Hazme el amor, Kieran.

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—Estás cansada y acabas de tener un mal día —discutí. Realmente necesitaba descansar, sobre todo después de escuchar su desafiante día. Era una mujer tan fuerte y resistente. Sí, ella se cansaba, eso era normal y de esperarse, sobre todo en su línea de trabajo. Hoy fue un ejemplo de lo difícil que podría llegar a ser su día, pero nunca la escuchaba quejarse de sus pacientes o de su trabajo. Cuando me dijo que tuvo cáncer cuando era una niña, en un principio la traté como si fuera frágil, incluso cuando teníamos relaciones sexuales. Ella me demostró, una y otra vez, lo tenaz que era. Algunos podrían pensar que les había tocado la peor parte si estuvieran en su lugar; sus padres muriendo a una edad tan joven, su diagnóstico del cáncer y el tratamiento unos cuantos años después, su tía muriendo en un accidente de auto, cuando ella estaba en universidad; pero Brynn tomaba cada adversidad como un desafío que podía ganar. Recuerdo cuando la vi por primera vez, cómo pensé que ella brillaba desde el interior. Era cierto. La luz de Brynn estaba dentro de ella. Tenía un fuego que no podía ser apagado, que no podía ser extinguido.

Me levantó la camisa y empezó a besarme con avidez, en los labios y luego en el cuello, mordisqueando mientras iba más abajo. —Te necesito, Kieran. Te necesito ahora mismo.

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Eso fue todo lo que hizo falta para que le arrancara la ropa del cuerpo y le mostrara que todo lo que necesitara, con mucho gusto se lo daría. La luz de Brynn, su presencia, su esencia, era lo que yo necesitaba. Algo que sólo podía encontrar en ella y que sólo ella podía darme a cambio.

Traducido por Erudite_Uncured12 Corregido por flochi

"Sueño con ir de compras navideñas hasta desfallecer" ~ I.B., 11 años, rabdomiosarcoma1

Kieran

T

ener a Duncan y Peter quedándose conmigo era una mala idea. Duncan fue mi compañero de cuarto en la universidad y era un tipo muy desordenado. Más sucio y descuidado que yo. Dejaba platos sin lavar en el fregadero por semanas y tenía calcetines sucios por todo el apartamento. Peter era sólo Peter. Se tiraba pedos sin parar y era una máquina de eructos. Estaban en la ciudad para pasar el rato y relajarse conmigo durante el fin de semana. En cierto modo los extrañé, mis buenos amigos de la universidad. También extrañaba a mi mejor amiga, Ace, muchísimo, demasiado. Nos mandábamos mensajes de texto y hablábamos con frecuencia por teléfono, pero su vida estaba ocupada en todos los aspectos con Sofia, Zander, el trabajo, y ahora, estaba haciendo su programa de maestría en enfermería. Nunca dejaba de aprender. Esa era Ace, mi mejor amiga genio, sobresaliente madre de la más pequeña y bonita bebé en el mundo, y la mujer del tipo más tonto del planeta. —¿Dónde esstá tu cervezza?—El cuerpo de Duncan cayó de golpe en el sofá, sosteniendo con sus manos una bolsa de papas fritas de tortilla, salsa, salsa de queso y pretzels. Después de recogerlos en el aeropuerto y traerlos de vuelta a mi casa, asaltó la cocina en busca de comida. Duncan siempre tenía hambre. Su estómago era un pozo sin fin. En la universidad, ganó los concursos de comer salchichas y pollo dos veces rabdomiosarcoma: (rabdo-: estriado; -mio-: músculo; sarcoma: tumor maligno de tejido conjuntivo) es un tumor maligno de músculo estriado. Es el sarcoma de partes blandas (tejidos blandos) más frecuente en la infancia, con una incidencia del 65%. Puede aparecer en cualquier parte del cuerpo, incluido donde no hay músculo estriado.

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seguidas. El as bajo la manga era su rápido metabolismo y como era mi compañero de natación en la universidad, nos dirigíamos a la piscina todos los días después de sus festivales de garganta. —Podemos ir a tomar una cerveza después. Se me acabaron. No me he abastecido de cerveza ya que estoy entrenando —.Él lo sabía. La cerveza no congeniaba conmigo durante la temporada de entrenamiento. Peter salió del cuarto de baño. Estuvo allí por un tiempo, así que era mejor no entrar ahí en un corto plazo. Parecía mucho más aliviado ahora que cuando los recogí. Se ajustó los pantalones y dijo: —Hombre, es mejor poner el ambientador de aire. Los mosquitos podrían morir a causa de la peste que acabo de lanzar allí. Esperaría a que se pasara antes de rociar el desodorante que Brynn había comprado para mí. Ella se iba a quedar esta noche. No me gustaría que colapsara por la tormenta de mierda que Peter dejó escapar ahí dentro. Mis 1200 metros cuadrados con un dormitorio, un baño con un loft era suficiente para mí, pero con los chicos quedándose, parecía minúsculo. Debería haber aceptado su oferta de quedarse en un hotel. Ellos eran mis amigos, pero eran chicos que apestaban y hacían un montón de estúpida mierda. Quizás Brynn debería permanecer en su casa durante la noche. Pero, eso significaba que no iba a estar con ella porque sería descortés si abandonaba a estos dos a su suerte. Me estremecí ante la idea. Mi apartamento sería la Guerra mundial Z si los dejaba solos. Sentado en el sofá, dije: —¿Pueden bajar el tono de sus locuras esta noche? Brynn vendrá. Peter dejó escapar una protesta y levantó su puño derecho en el aire.

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—¡Bow chicka bow wow! Vamos a estar escuchando algo de “ohh”, “ahh”, “justo ahí, nena” esta noche.

—Eso es assqueroso, viejo. No querría esscuchar los gemidoss de Kieran. —Se metió el dedo en medio de la garganta, luciendo como si fuera a vomitar—. Ahora Vrynn, ¡eella es un maullido caliente! Me gusstaría esscucharla ronronear. Me puse de pie, desde donde yo estaba sentado y golpeé a ambos en la cabeza con el control remoto. Me aseguré de que realmente doliera y penetrara en sus cráneos gruesos. —Ella me gusta mucho. Más les vale no arruinar esto para mí o voy a plantar un payaso en tu cama, Duncan. —Duncan le tenía fobia a los payasos, especialmente las que eran niñas—. Y Peter, voy a publicar esa foto de ti lamiendo un consolador, y enviarle el enlace a tu jefe. — En una noche de borrachera en la universidad, alguien había metido un gran consolador de plástico en la boca de Peter y yo capturé ese momento especial con mi teléfono. Nunca tuve que sobornarlos antes, pero mantuve estos recuerdos por si acaso lo necesitaba. Peter me miró, mantuvo la boca en una sonrisa apretada y exclamó en una extraña voz: —Brynn tiene el saco de bolas de Kieran en un fajo apretado. Duncan habló mientras comía las patatas fritas. —Mmierda, yo no quiero payasoss en mi cama. No dijeron que iban a comportarse, pero les di una alerta temprana. Me conocían lo suficiente como para saber cuándo no estaba bromeando acerca de las cosas. *** Brynn susurró en mi oído izquierdo:

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—¿Hay algo malo con Duncan y Peter? —Su aroma de vainilla me alcanzó e inhalé una gran bocanada. Eché un vistazo a su profundo escote. Vestía un mini vestido azul oscuro que se aferraba a su cuerpo como una segunda piel. De hecho, tuve que beber el todo vaso de agua delante de mí una vez que la vi a ella y a Ava caminando hacia nosotros en este exclusivo bar/restaurante. Ava me recomendó este lugar,

Drinkz, porque ella conocía personalmente al propietario y era el lugar más de moda en Arizona. Ella conocía a mucha gente. Brynn me dijo que Ava era la hija de un millonario de Las Vegas. No era difícil de creer porque ella parecía que hacía lo que decía. No era esnob ni nada, tenía un aire sobre ella que hablaba de dinero. Era una mujer hermosa con brillantes y penetrantes ojos grises y una sonrisa que hizo que mis amigos cayeran de lujuria por ella en el acto. —¿Qué quieres decir? —Metí un mechón de pelo detrás de su oreja. Cómo me encantaría mordisquearle el lóbulo de la oreja en estos momentos. Cálmate, Kieran. —Son como personas totalmente diferentes de cuando los conocí en la boda de Sedona. Como que son todo decentes y decorosos. —Ella apretó los labios y frunció el ceño. —Les dije que se comportaran o les causaría daño —admití, acercándola más a mí. En una voz para sus oídos solamente, murmuré: —No puedo esperar para volver a mi casa. Ella inclinó la cabeza, me miró con lo que parecía ser incredulidad y susurró: —Lo hicimos unas cuántas veces la noche anterior. —Eso fue anoche —repliqué, con las manos vagando sobre sus hombros—. Soy un muchacho en crecimiento, tengo necesidades. Ella movió las cejas y sacudió la cabeza. —Tus necesidades están obligadas a hacer que me seque y me marchite si mantienes este ritmo.

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¿No sabía que yo era una fuente de energía sin explotar? Nadaba, corría, levantaba pesas y entrenaba la mitad del día. El sexo con Brynn era mi forma de relajación en la actualidad. Cada vez que estaba dentro de ella, encontraba la conexión a ella en un nivel más profundo. No podía identificarlo. Ella era simplemente diferente a cualquier otra mujer con la que alguna vez había estado. Ahora que pensaba en ello, nunca me acosté con la misma mujer más de dos veces. No era un

mujeriego ni nada. Era muy selectivo con las que me acostaba. Era sólo que con mi programa de entrenamiento y mi ocupada vida de la universidad antes no me permitía comprometerme en cualquier tipo de relación que no fuera una consensuada y casual aventura. O tal vez esa era mi excusa. Yo simplemente no tenía la inclinación a buscar una relación de tipo novia con nadie. Con Brynn, no creo que pueda conseguir suficiente. Ella daba tanto como recibía. No tenía miedo de probar cualquier cosa conmigo. Estaba pensando en maneras de convencer a Brynn para volver a mi casa más temprano que tarde, cuando vislumbré la expresión de Ava. Un minuto ella estaba coqueteando con Duncan y Peter, al minuto siguiente estaba maldiciendo como un marinero y diciéndole a Brynn que agachase la cabeza. Estaba a punto de buscar lo que fuera que la sacó de quicio cuando ella dio una orden silenciosa, directa: —No mires detrás de ti, Kieran. Milo acaba de llegar. No tengo idea de qué está haciendo aquí. Duncan, ya que eres el más grande patán por aquí, ¿puedes encaminar a Brynn hacia el baño? Voy a seguirlos de cerca. Bloquea su cuerpo para que Milo no la vea. Duncan y Peter sabían de nuestra situación, por lo que Duncan no dudó. Se puso de pie, y Brynn se quedó cerca de su lado. Su cuerpo efectivamente cubrió a Brynn e incluso a Ava mientras ellos viajaron la corta distancia hasta el baño. Ahora mismo, si me preguntas si estaba entrando en pánico o miedo de que Milo me viera con Brynn, de plano diría, “no”. Dejé que Ava tomara el mando porque estaba preocupado por Brynn. Ella saldría herida porque amaba a su hermano sin duda. Tomó mucho de ella salir conmigo cuando ella sabía lo mucho que su hermano me odiaba. ¿Y si tuviera que elegir entre Milo y yo? Me encontré evitando la respuesta. Estaba atada a él por lazos de sangre. Estaba atado a ella con nada en estos momentos. Es una mierda, pero era la verdad.

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Mi descenso a pensamientos mórbidos se interrumpió cuando Milo y su banda de otros dos nadadores, Leif y Christian, caminaron hacia nosotros.

Leif alcanzó a decir: —¿Qué pasa, Stone? —Al pasar, le di un leve movimiento de cabeza. Siguieron caminando hasta que vi a Ava paseando descaradamente hacia ellos. Milo miró alrededor, y cuando vio a Brynn, caminó hacia ella y la atrajo a su lado. Un sentimiento desgarrador se hizo cargo de mí, mientras los veía. Su vínculo era más fuerte que cualquier tipo de relación que he podido tener con Brynn, y eso era comprensible. Al igual que el tatuaje en su tobillo. Milo era sangre, era para siempre. Él nunca iba a estar bien con Brynn saliendo conmigo. Su odio hacia mí era profundo, tal vez tan profundo como su vínculo. Peter me preguntó: —¿Estás bien, amigo? —Debe haber sentido un cambio repentino en mi estado de ánimo. —Sí —le respondí—. Estoy bien. Acabo de ver las cosas con más claridad. —A veces la claridad te provee con la verdad de que con el que quieres estar podría no elegirte. Duele, pero por otra parte, la mayoría de las verdades hieren. Esa era la dolorosa realidad de la vida.

Brynn Esto no puede estar pasándome, pero lo estaba. Cuando Ava dijo que Milo estaba dentro del restaurante con sus amigos, el pánico y la urgencia se arrastraron a través de todos los poros dentro de mi cuerpo. Una pelea habría estallado. El carácter de mi hermano no era una cosa divertida con la que lidiar. Si él me veía con Kieran, incluso los platos en el restaurante no estarían a salvo de su ira.

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Ava tuvo la previsión de pedirle a Duncan que me encaminara hasta el baño, y ahora, yo estaba tratando de disfrutar de una comida con mi hermano mientras robaba miradas a la mesa de Kieran.

Milo se sorprendió cuando me vio con Ava. Ella intercambió algunas palabras de insulto con él, y todo estuvo bien con el mundo. Me sentí muy mal dejando a Kieran y sus amigos, pero no podía soportar cualquier oportunidad de ser brutalmente golpeado esta noche, así que me mantuve en la mesa de mi hermano. Estaba a medio camino a través de la boloñesa de pollo cuando la pantalla de mi teléfono se iluminó. Kieran: Voy a pasar la noche con los chicos. Hablaré contigo mañana. Yo: Conduciré allí esta noche. Kieran: Está bien. Simplemente disfruta de tu noche. Yo: Voy a disfrutarla más si estoy contigo. No hubo respuesta. Todavía no tenía respuesta de él cuando los vi levantarse de su mesa y abrirse paso a la salida, dos horas y media más tarde. Milo, Ava, y todo el mundo en mi mesa parecía disfrutar de las bromas, las bebidas y los alimentos. Perdí el apetito cuando sentí que Kieran evitaba mi mirada durante toda la noche. Yo estaba directamente en su línea de visión. Milo me preguntó un par de veces qué estaba mirando, y yo simplemente respondí: —Nada, sólo estoy pensando. —Ava tuvo que codearme un par de veces para tratar de incluirme en la conversación. Algo estaba mal con Kieran. No lo sabía a ciencia cierta, pero tenía este grave, terrible presentimiento de que estaba evitando deliberadamente mi mirada. Ava se ofreció a llevarme a mi casa ya que fuimos en coche juntas, pero Milo insistió en dejarme. Había conducido hasta el restaurante solo, así que éramos sólo nosotros dos en el coche. Durante el trayecto, me preguntó: —¿Qué pasa, Bee?

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Pregunté en voz alta:

—¿Por qué? ¿Qué quieres decir? —No eres tú misma esta noche —dijo, mientras ponía los frenos para detenerse cuando las luces de freno del coche de delante de nosotros brillaron. —Es sólo el trabajo. —Suspiré—. Estamos ocupados. Consideró mi respuesta durante unos minutos antes de decir: —Sabes que estoy aquí para ti, Bee. Cada vez que quieras hablar, estoy aquí. —Su voz profunda, mi fuente de calma en los momentos más difíciles en mis años de juventud, ahora me llenaba de aprensión. Lo que estaba en mi cabeza y lo que fue llenando poco a poco mi corazón era la imagen de un chico de cabello rubio oscuro y ojos marrones que me hacía sentir cosas que nunca he sentido antes. ¿Cuánta mala suerte podía tener, porque él era la única persona contra la que mi hermano cometería asesinato si alguna vez se enterara? Después de que Milo me dejara, le envié un mensaje a Kieran de nuevo. Todavía sin respuesta. Esa noche me fui a dormir extrañándolo, deseando que nuestra situación fuera diferente. Mi almohada terminó empapada de las lágrimas que corrían por mi rostro sin control. Sabía que tenía que tomar una decisión. Uno de estos días, tendría que enfrentar mi miedo más grande. ¿A quién iba a renunciar? En este momento, Milo y Kieran no podían coexistir en mi vida sin que uno de ellos saliera dañado, por mí. *** Kieran tenía una copia de mi horario de trabajo, así que él era consciente de que hoy estaba libre. Me imaginé que necesitaba pasar tiempo con sus amigos, así que me detuve de mandarle mensajes de texto y de esperar su mensaje, cada minuto del día.

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Cuando llegó la mañana siguiente, todavía no había recibido ninguna llamada o mensaje de él. Pasé el resto de la mañana horneando para aliviar la tensión en mi pecho. Cuando Milo pasó cerca del mediodía, me abrazó, como si sintiera que me estaba pasando algo. Tomó dos de

los pasteles de mármol de chocolate y el pastel de pan de plátano que acababa de sacar del horno. —Me gustaría poder recogerte en la noche, Bee. —Preocupación resonaba en su discurso. Su entrenamiento empezó tarde porque tenía que compartir la piscina con otros nadadores y para cuando terminó de estirar, era cerca de la medianoche. —Soy una mujer adulta Milo —le contesté—. Puedo cuidar de mí misma. No soy una niña. He estado cuidando de mí por muchos años, y estoy bien. —Así ha sido por mucho tiempo, pero él necesitaba entender esto. He estado diciendo esto durante cuánto tiempo ahora, pero él se negaba a escuchar. —¿De dónde viene esto? —Su pregunta quedó colgando en el aire como cebo de lombriz en un anzuelo de pesca. Esta era mi oportunidad de decírselo. —Algún día voy a tomar decisiones por mí misma y no te van a gustar —empecé. Sus oscuras cejas se fruncieron y su boca se abrió como si estuviera a punto de decir algo. Hice un gesto con la palma de mi mano derecha, sosteniéndola hacia arriba y afuera frente a él, para que dejara de interrumpirme. Cerró la boca y cruzó los brazos sobre el pecho—. Te amo Milo. Siempre lo haré. Eres mi hermano. El mejor hermano. Pero, tienes que respetar las decisiones que tomo. Mi felicidad podría no hacerte feliz, pero espero que un día entiendas que mis decisiones son aquellas que creo que son las mejores para mí. Se quedó en silencio mientras su músculo de la mandíbula derecha comenzó a tensarse. —¿De qué demonios estás hablando?

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—Respira profundo —le ordené. Veía su temperamento extenderse de nuevo. Milo se convirtió en un guerrero enjaulado cuando sintió que algo iba a amenazar su paz, mi paz. Tomó un largo y profundo suspiro mientras yo seguía, calmadamente—. Sólo estoy diciendo que tienes que respetar mis decisiones te gusten o no. —Antes de que pudiera decir otra palabra, lo abracé. Alcancé a ver el tatuaje de nudo celta negro que formaba un círculo alrededor de su bíceps derecho, que

simboliza la interconexión. Las letras MBCEM entintadas en un tono azul oscuro, claramente visibles bajo la luz. Yo tenía un tatuaje a juego alrededor de mi tobillo derecho. El significado de la tinta grabada en nuestra piel era sólo otro recordatorio de lo fuerte que era nuestro vínculo. Cuando todos los demás nos abandonaron, y siempre fue sido, “Milo y Brynn Contra El Mundo”. Trabajé mi turno de ocho horas, con un peso en el corazón. Echaba de menos a Kieran. Todavía no había enviado mensajes de texto o llamado. Mis compañeros de trabajo me preguntaron si algo estaba mal conmigo hoy. Dijeron que lucía “hosca” y “abatida”. Yo simplemente les dije que estaba cansada. Cansada de esperar los textos o llamadas de Kieran. ¿Me estaba evitando? Cuando terminó mi turno, mi cuerpo estaba listo para terminar la noche. Apenas tuve la energía para caminar a mi coche. Tal vez debería escuchar a Kieran. Debería aparcar en algún lugar cercano. Mis pensamientos se desviaron hacia Kieran. Una vez más. Por alguna razón, me estaba dejando fuera. Después de revisar mi teléfono por enésima vez, perdí la esperanza de que Kieran iba a llamar hoy. Justo cuando estaba a punto de hacer clic en el botón de desbloqueo en la llave de mi coche, alcé mis ojos para examinar mi entorno como medida de seguridad. Tener cuidado nunca está de más. Mi corazón dio un vuelco cuando vi un Range Rover plateado familiar aparcado detrás de mi coche.

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Kieran estaba de pie delante del capó de su coche. Llevaba vaqueros, una camiseta y sandalias. Incluso en la oscuridad vi la tensión en sus hombros, su postura no era relajada, no era el despreocupado Kieran al que yo estaba acostumbrada. Tomé los últimos pasos y me detuve frente a él. Yo era reacia a llegar. De repente, él me agarró por la cintura, golpeando mi cuerpo contra el suyo. Mi bolso se sacudía fuertemente en mi hombro derecho. Antes de que tuviera ningún tiempo para reaccionar, estaba abriendo mi boca con la suya y me besaba con avidez, sin finura, simplemente ejerciendo su poder sobre mí. Abrí la boca para decir algo, pero él succionó mi

lengua, y sus manos acercaron con fuerza la parte inferior de mi cuerpo al suyo, mi fina bata raspando y rozando contra mi piel. Este no fue como sus otros besos. Esta vez, él estaba exigiendo, áspero y casi parecía desesperado. Era como si él se estuviese castigando a sí mismo. O, ¿me estaba castigando? Cuando por fin se soltó de mis labios, que se sentían un poco crudos y adoloridos, me preguntó: —¿Te quedarás conmigo esta noche? Besé sus labios, diciendo: —Sí.

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Llegamos a su casa en tiempo récord. Kieran condujo, no, corrió, mientras yo seguí su mandato. En cuanto se cerró la puerta, me despojó de mi ropa y la ropa interior, y sin perder tiempo, se envolvió con un condón, me recogió y entró en mí sin ceremonia. Yo ya estaba mojada por él, así que se deslizó en mí fácilmente. Me llevó hasta el sofá, con mis piernas entrecruzadas alrededor de sus muslos y sus vaqueros no completamente fuera, lo que le hizo caminar con torpeza hasta que, finalmente, nos sentó a los dos. Estaba encima de él, mis pezones tensos de su boca inflexible y mis caderas se mecían al ritmo que exigía de mí. Tiró de mi pelo hasta que aflojó el lazo del pelo que me puse para trabajar y luego me recogió el cabello con una mano mientras con la otra mano agarró mi cintura. Este no era el sexo suave. Este era del tipo de sexo duro, primitivo, necesitado, girador de cabezas, que dejaba moretones en el cuerpo, pero era lo que necesitaba en estos momentos. Se lo di a él. Ofreciéndome a mí misma, dejando que él tomara lo que necesitaba de mí y montándolo porque quería ser la que le diera lo que quería, lo que necesitaba. Todo el tiempo. Mis ojos se estremecieron con una quemadura lenta de la constatación de que estaba amaneciendo dentro de mi cuerpo... y mi corazón. Yo le daría todo, cualquier cosa, porque necesitaba que me quisiera, que me necesitara, que me amara de la forma en que yo lo amaba.

Apoyó la frente en mi hombro izquierdo unos pocos minutos después de su clímax y yo alcancé mi cima. Moldeó sus manos alrededor de mi rostro, y sus profundos ojos marrones miraban con disculpa. —¿Fui demasiado duro? Poco a poco asentí con la cabeza. Parecía herido y cansado mientras murmuraba: —Lo siento mucho. Pasé mi mano por el rastro de barba de su mandíbula. —¿Era eso lo que necesitabas? —Lo intenté, Brynn —respondió, evadiendo mi pregunta. —¿Qué intentaste? Sus ojos parpadearon entre mis ojos y mis labios. Un silencio inoportuno pasó, y entonces él me dio un abrazo tan apretado, mis pulmones contraídos por la presión. Su voz vibró a través de mi cuerpo. —Traté de dejar de querer verte. Traté de dejar de pensar en ti, para hacerme no quererte. No pude... yo simplemente no pude. Riachuelos de lágrimas corrían por mis mejillas y cayeron por la parte posterior de su hombro. Aflojó el abrazo y volví la cara hacia la de él. —Cariño, lo siento si te hice daño esta noche. Por ser tan duro contigo. Por hacerte llorar. Puse dos de mis dedos en sus labios. —No estoy llorando por eso. No me has hecho daño. Si me necesitas de esa manera, no tienes que preguntar. Estoy aquí para ti. De cualquier manera que me quieras. —Las lágrimas continuaron fluyendo.

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—¿Por qué lloras entonces? —preguntó con voz suave, mientras secaba mis lágrimas con sus dedos. —Debido a lo que has dicho, que querías dejar de verme. —El aire se sentía congestionado, me costó mucho recuperar el aliento.

—No pude, Brynn —me dijo, repitiendo sus palabras de antes—. Te dije que no pude. Pensé que podía, pero has llegado a ser tan importante para mí que yo... —Hizo una pausa, sus ojos reflejando la guerra de emociones que estaba tratando de contener en su interior—. Realmente me gustas y yo simplemente no puedo renunciar a ti. Cruzó las manos alrededor de mis brazos, acariciándome suavemente. Por un momento, se me olvidó que él todavía estaba dentro de mí, la seriedad de nuestra conversación pesando sobre mí, pero lo sentí ponerse más duro y más grande dentro de mí. —Dame tiempo, Kieran —pedí, sabiendo que él sabía lo que quería decir, que yo estaba hablando de Milo. Sus ojos se movieron inquietos, la dureza dentro de mí de repente se desvaneció. Su espalda se enderezó, y sus hombros se pusieron rígidos. —Si te doy tiempo, ¿me elegirás? El impacto de su pregunta me golpeó como un tornado bajando en picado sobre su objetivo, azotándome en picada. La fuerza era tan grande que me tomó un minuto o dos para responder a su pregunta. Su actitud reveló su previsión de que mi respuesta nos condenaría.

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—Kieran estoy aquí contigo, ¿no? —le contesté, mi voz era inquebrantable. Su boca se posó en la mía antes de que yo terminara de hablar. Amaba a Kieran. Con el cien por ciento de certeza. No podía renunciar a él. No quería renunciar a él.

Traducido por MaryJane♥ Corregido por Gabba

"Me gustaría tener una piscina en el patio de mi casa" 1

~ PD, 8 años, distrofia muscular de Duchenne .

Kieran

T

oc, toc.

Mis piernas estaban apoyadas contra el lado del sofá; todos los paquetes sin abrir se encontraban a mí alrededor, en el piso, en la mesa de café, en el sofá. En todos lados. Hombre, tenía que arreglar esto antes de que Brynn llegara aquí. Hace una hora, me envió un mensaje diciendo que estaba haciendo algunas compras con Ava. Conociendo a Brynn, sólo entraría en una tienda de artículos del hogar o una tienda de pastelería y lo llamaría "ir de compras". Había ido con ella de compras y ¡menos mal! Podía pasar un día entero comparando una sartén de otra, o de una bandeja para hornear a otra, y hojeando a través de toneladas de libros de cocina. Me quejaría, pero no podría porque sus ojos brillantes y entusiastas me atraparían. Siempre terminaba besándola mientras me mostraba algún tipo de cubierto o instrumento de aspecto extraño. Brynn era el tipo de mujer que hacía a Rachel Ray2 y sus amigotes, ricos. Para mí, una olla era una olla. ¿A quién le importaba si se trataba de utensilios de aluminio, recubierta interiormente de acero inoxidable, antiadherente, o esmalte de porcelana? Al parecer, a Brynn sí. La hacía feliz. Por lo tanto, me quedaba. Durante dos horas, casi cada semana, visitábamos tiendas de panadería y cocina. Si me preguntabas qué set de iniciación para hornear deberías tener, ahora podría decir con toda seriedad que distrofia muscular de Duchenne o distrofia muscular progresiva (DMD): es una enfermedad hereditaria con un patrón de herencia de tipo recesivo ligado al cromosoma X, por lo que se manifiesta en hombres y las mujeres sólo son transmisoras de la enfermedad. Es la distrofia muscular más común. 2 Rachel Ray: presentadora de televisión y escritora estadounidense.

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incluía una bandeja de horno, un molde para pan, un molde rectangular, una tapa de plástico para el molde y un molde para muffins. ¿La recompensa por ese poco de información? Una noche de sexo caliente con Brynn. Estaba bastante seguro de que si Duncan y Peter escuchaban sobre mis conocimientos recientemente adquiridos de todas las cosas del horneado, estaría en el extremo receptor de bromas y burlas incesantes. ¿A quién le importaba? Brynn era la mejor cocinera y panadera en la ciudad. Podía hacer al pan sencillo saber bueno sólo porque ella lo hacía. Los pensamientos de las habilidades culinarias ejemplares de Brynn se vieron interrumpidos por el fuerte golpe. Me levanté y abrí la puerta. Brynn. Pequeña mentirosa. ¿Creí que se encontraba con Ava? Me dio una sonrisa con hoyuelos, sus ojos en ese momento eran de color azul claro, y sus mejillas rosadas enrojecidas. Ella empujó. —Bueno, ¿vas a ayudarme o qué? —La cara de Brynn siempre me hipnotizaba. Era lo primero que quería ver en la mañana. Una mañana, con picardía, tomó una foto de sí misma con mi teléfono y la hizo mi protector de pantalla. Desde entonces, no la he reemplazado. Miré hacia donde señalaba y vi las bolsas de comestibles que había por sus piernas. Levanté las tres bolsas, e incluso tomé la pequeña que tenía en la mano y me incliné para besarla. Me dio un beso rápido y me hizo a un lado para entrar. Hmm. Hoy, ¿sin besos apasionados? —Kieran el helado se va a derretir. ¿Puedes por favor ponerlo en el congelador?

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Bueno, eso es por qué no hubo beso apasionado. Compró helado y esa era su prioridad. Me miró durante unos segundos y adivinó lo que pensaba.

—Oh, vamos. Después te voy a dar un montón de besos. —Me conocía tan bien. Me acerqué, puse las bolsas en el suelo, le rodeé la cintura con las manos y toqué mis labios con los suyos. Su respiración se detuvo y sus ojos se oscurecieron de deseo. —Kieran, el helado... —Puede esperar —le contesté, con mi lengua acariciando su labio inferior. Murmuró contra mi beso: —Frsa. ¿Estaba diciendo fresa? Dejé su boca por un segundo. —Cheesecake de fresa. Oh, diablos. Movió las cejas hacia mí, se dirigió a los armarios comenzó a sacar los ingredientes para hornear, que estaban guardando en mi casa. Saqué los artículos de alimentación de las bolsas y comencé a ponerlos dentro del refrigerador. Durante los últimos meses, con Brynn establecimos una rutina de compra de comestibles juntos. Dado que Milo frecuentaba su casa, todo lo que comprábamos se guardaba en mi apartamento. —Sí, hoy haré cheesecacke de fresa. —Sus ojos revolotearon a la sala de estar y se quedó sin aliento—. Kieran, ¿qué pasó? ¿Por qué tanto lío? Recorrí la sala de estar y sí, se veía como si una tormenta hubiera pasado por aquí, con todas las cajas, catálogos y equipo esparcidos en todas las superficies.

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—Oh, sí. Estoy buscando en el nuevo equipo de nadar para poder usarlo y que mis entrenadores evalúen si afecta a mi rendimiento. Sus cejas se agruparon y sus labios se fruncieron, preguntó:

—¿Todo eso? Eso es un montón de equipo. Ni siquiera Milo tiene tanto. —Debía saberlo. Su hermano también recibía constantemente nuevos trajes y equipos de sus patrocinadores. Apoyé mi cara en mi mano, mientras me inclinaba sobre el mostrador de la isla en medio de la cocina. —También voy a firmar algunas cosas para los niños. Dejó de agitar la mezcla que estaba preparando en un bol y me miró. —¿Qué niños? —Hmm... Niños —contesté, un poco evasivo. Pisoteó con su pie derecho. El acto fue tan lindo, tan Brynn. —Kieran, ¿qué niños? —Firmo camisas y artículos deportivos que mi agente envía a niños de todo el país —le expliqué, mis ojos fueron a todo el equipo sin empacar en la sala. Necesitaba terminar de firmarlos antes del final de la semana, así Evans tendría tiempo para recogerlos y entregarlos. —¿Es esto parte de tu contrato? —preguntó, la curiosidad era evidente en sus ojos. —No. Hago esto porque quiero —añadí, cambiando mi peso de una pierna a la otra mientras estaba de pie, medio apoyándome en la isla. Tenía la boca abierta. —¿Quieres decir que nadie sabe que haces estas cosas? ¿Ni siquiera la prensa? Mirando directamente a sus ojos, respondí:

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—Brynn, nadie puede obligarme a hacer cosas que no quiero. Hago esto porque quiero. Mi agente se encarga de todos los detalles. Es lo menos que puedo hacer por los admiradores que tengo, especialmente los niños, que me mandan cartas diciéndome que soy su héroe. No soy el héroe de nadie. Tengo la suerte de hacer lo que quiero y tener éxito en ello.

Brynn dio un paso más cerca de mí. Dejó el bol a un lado de la barra y sin preámbulo, agarró mi cabeza y me besó. Bajo el agua, podía aguantar la respiración durante cuatro minutos y treinta y cinco segundos sin ninguna dificultad. Cuando Brynn me besaba, me encontraba jadeando, necesitando aire, necesitando oxígeno para llenar mis pulmones. Sus dedos recorrieron mis labios y una de sus manos se encontró en mi cabello. Sus ojos brillaban con agradecimiento y admiración al mismo tiempo que declaraba: —Eres un buen hombre, Kieran Stone. Estaba a punto de disuadir su lógica, porque en realidad no era una gran cosa, pero me callé y le dije: —Hoy, también haré tus brownies favoritos de caramelo y nuez.

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Con sus ojos azul marino en una mirada burlona, sus mejillas rosadas y radiantes con excitación, y sus labios enrojecidos y regordetes por nuestro beso apasionado, nunca había parecido más hermosa para mí. En ese momento, supe, sin lugar a dudas, que era la mujer que me hacía salir en busca de aire.

Traducido por Pandora Rosso Corregido por veroonoel

“Me gustaría ir a un crucero Europeo” 1

~ H.V., 19 años, desorden autoinmune .

Brynn

—¿P

or qué quieres ser el número uno en el mundo, Kieran? —pregunté mientras pasaba las manos por su pecho desnudo. Estábamos en un estado de ánimo tierno ya habiendo devorado la comida china que Kieran ordenó después de pedirme que pasara la noche con él. Trabajé medio turno hoy, cuando se suponía que debía estar libre, porque estábamos cortos de personal. Él estaba un poco decepcionado porque no podía pasar todo el día con él, sobre todo porque era fin de semana. Traté de alegrarlo haciéndole saber que le hornearía todo lo que quisiera para la semana. Tenía los brazos apoyados debajo de su cabeza y sus ojos marrones parpadearon un poco antes de que respondiera: —Así puedo demostrarme a mí mismo que puedo hacerlo. —¿Ser el número uno? Ya tienes suficientes medallas para rivalizar con esa leyenda australiana —reiteré. Kieran había acumulado toneladas de medallas y premios a lo largo de los años. Vi y toqué todos ellos cuando visitamos la casa de sus padres. Estaban exhibidos en la biblioteca de sus padres. Se quitó el brazo izquierdo debajo de la cabeza y con los dedos me acarició la barbilla. desorden autoinmune: aquel donde un número de condiciones en las cuales el sistema inmune de una persona reacciona contra sus propios órganos o capas de tejidos del cuerpo, y el sistema inmune de la persona produce anticuerpos en contra de ellos.

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—Sí, pero quiero el oro —susurró, y luego continuó: —Cuando nado, me pierdo en el agua. Siempre me he sentido así. Es como que estoy compitiendo contra el empuje y el ascenso, la fuerza del agua. ¿Cuánto de rápido puedo nadar antes de que llegue el próximo silbido? Vivo por la prisa de ir por debajo y por arriba de una zambullida, sabiendo que de alguna manera le gané a mi tiempo, a mí mismo. —No lo entiendo. ¿Pensé que te gustaría ser el número uno para poder vencer a otros nadadores? Dio un largo y profundo suspiro. —Yo soy el nadador más rápido que hay. —No había ni una pizca de arrogancia en su voz. Sonaba como si estuviera declarando un hecho, lo que era en efecto, un hecho—. Tengo que vencerme a mí mismo para ganar. Cuando oigo el disparo, ese beep, tan pronto como salto del bloque, no miro a los demás nadadores, Brynn. Sólo siento. Bajo el agua. Siento lo rápido que voy y sólo quiero ir rápido y más rápido, cada vez. Yo soy el agua. El agua soy yo. No estoy seguro de si me entiendes. Me deslicé hasta besar la parte inferior de su barbilla. —Creo que sí, Kieran. —Él nació para hacer esto. Para ser un atleta olímpico. Para ser un nadador. Él tiene una "sensación" natural para el agua. Era su vocación. Sus párpados estaban cerrados; su mano todavía estaba frotando suavemente contra mi mejilla y poco a poco, moviéndose más bajo a mi cuello. —¿Qué pasa si no consigues el oro? —pregunté en voz baja. No era que dudara de él. Sus ojos se abrieron y su mirada estaba en el techo. —No hay otra manera de hacerlo para mí que no sea la cima, ¿sabes?

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—Pero, ¿qué pasaría si…?

—Lo lograré —dijo con determinación—. Voy a conseguir el oro. Al igual que te conseguí a ti, dulzura. —¿Como me consiguió? ¿Estábamos hablando del oro y ahora está hablando de mí? Su voz se desvaneció dentro de la habitación e inclinó mi barbilla hacia arriba—. Tienes los ojos más hermosos. Me recuerdan al océano. Los colores azules profundos... la forma en que tus ojos cambian de azul claro a azul profundo. El océano es mi lugar favorito, Brynn. Y ahora, con todo el entrenamiento que estoy haciendo, apenas tengo tiempo para visitarlo o simplemente pasar el rato cerca de él. Me traes a mi lugar favorito, Brynn. Tú eres mi lugar favorito. Capturó mi boca en un beso. Abrí la boca para dar la bienvenida a su lengua mientras él mordía lentamente mi propia lengua con sus dientes. Dejé que mis manos se deslizaran por su cuerpo. Estaba duro de nuevo. Lo acaricié lentamente y ahuequé la parte inferior de su erección, dejando dos dedos rozar la punta. Dejó escapar un suspiro áspero. —Brynn… —Me gusta tocarte así. —Cerré mi mano en un puño y la deslicé a lo largo de su longitud. Poco a poco, me levantó y me sentó encima de él. La sábana se deslizó lejos de la mitad inferior de mi cuerpo y ahora estaba completamente desnuda delante de él. Quitó mi mano de su erección mientras imploraba:

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—Sólo quiero que me sientas en este momento, ¿de acuerdo? —Puse mis dos manos a los lados, tocando la cama, con las piernas dobladas debajo de mí, a nivel con sus piernas y mi centro apenas tocando su longitud despierta. Sus manos flotaban hacia abajo por mi cuerpo y mis ojos siguieron sus toques prolongados. Se tomó su tiempo sintiendo mi piel y cuando llegó a las cicatrices sobresalientes a pocos centímetros por debajo de mi caja torácica, se detuvo. Tomó una respiración profunda y aunque no podía ver totalmente debido a la oscuridad que rodeaba la habitación, estaba segura de que se habían oscurecido por la necesidad.

—Kieran —gemí—. Por favor… —Presioné mis caderas contra las suyas, mis labios tocando sus hombros. Tomó todo mi control mantener mis manos a los lados y no guiarlo dentro de mí. Él masajeó suavemente las protuberancias marcadas en mi caja torácica y pasó la otra mano ociosa por mi estómago. —Tus cicatrices, dulzura, son realmente tan hermosas. —Su voz era grave y profunda, sus emociones crudas—. Son la prueba de tu fuerza, lo que has superado. Sentí las lágrimas goteando de mis ojos. Aquí estábamos, sin ropa entre nosotros, sábanas arrugadas a un lado y la oscuridad envolviéndonos, como hemos estado muchas veces antes; sin embargo, se sentía diferente. Me sentí más desnuda ante él. Sin secretos. Sólo Kieran y Brynn. El hombre y la mujer. Amante a amante. La humedad de mis ojos se cayó por mi cuerpo mientras él levantaba lentamente una mano para acariciar mi cara. —Sin tus cicatrices, puede ser que no hubiera tenido la oportunidad de conocerte. Es posible que no estuvieras aquí conmigo. ¿Me preguntas por qué tengo que estar en la cima, Brynn? ¿Por qué tengo que tener el oro? Incliné la cabeza ligeramente. —Mientras estabas luchando por tu vida en el hospital, yo estaba buscando mi propia razón para vivir. Cuando tenía competiciones de natación era la única vez que mi familia estaba junta. —Su voz tranquila magnificaba las emociones que me estaba revelando—. Mi padre llegaba a casa por mis competiciones y con cada victoria, solíamos pasar tiempo juntos saliendo a cenar, sólo haciendo cosas normales, como una familia. Y veía la alegría en los ojos de mi madre cuando eso sucedía. No pude evitar que las lágrimas escaparan.

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—Dulzura, la felicidad de mi madre yacía en mis victorias. Creo que en un momento, mis padres iban a divorciarse. Mi padre siempre estaba trabajando y mi madre se quedaba sola con nosotros. Pero, él hacía

tiempo para asistir a mis competiciones. No sé por qué. ¿Tal vez era porque estaba invirtiendo en mí? Él también era nadador en la universidad ¿así que tal vez esté viviendo su sueño a través de mí? Sé que eso ha cambiado ahora. Mis padres están en un lugar mucho mejor que antes. Pero ella, mi madre, era mi razón para estar al día y estar en la cima. Ahora tengo que conseguirlo, por lo que he estado trabajando durante tanto tiempo. Y estoy feliz de que estés conmigo para celebrarlo cuando lo haga. Mis lágrimas se evaporaron y él volvió a su estado seguro de sí mismo. —Oh, estás tan seguro de que vas a ganar, ¿eh? —Es sólo una cuestión de cuándo y cuántas medallas más conseguiré. —Sus caderas giraron y su aliento se agitó. Me enderecé y sentí su dura longitud rozando contra mi entrada. Quité las manos de la cama y dejé que viajaran por su cuerpo. Era todo músculos. La fuerza del cuerpo de Kieran podría no ser obvia para algunos, porque no era una bestia descomunal, pero era puro músculo. Su cuerpo estaba hecho para esgrimir poderosos golpes, dentro y fuera del agua. —Milo podría vencerte para entonces. —Me reí ligeramente. —Eso está mal. No hables de él en nuestro lugar sagrado. —Él me tomó la mejilla, la otra mano sostenía su erección y frotó círculos a mi alrededor con ella. Se me escapó un gemido. —Aahh… —Se sentía muy, muy bien. Luché para preguntar: —¿Lugar sagrado? Se movió tan rápido que apenas tuve tiempo para reaccionar. Lo siguiente que supe es que se dio la vuelta y él estaba encima de mí, su cuerpo se deslizó hacia abajo y su boca estaba trabajando en mi humedad. Sus labios me probaron y su lengua alcanzó su camino dentro de mí.

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—Dios, Kieran...

—Esto. —Las vibraciones de su voz electrizaban la lujuria que evocaba en mí, mordisqueó la rendija que albergaba el centro de mi placer—. Nuestra cama es un lugar sagrado. —Su lengua siguió torturándome a lametazos con propósito—. Es donde puedo adorarte, venerarte y tú me llamas "Dios". Estoy bastante seguro de que estás pensando en mí cuando dices "Dios", y Kieran es un nombre difícil de decir cuando estoy haciéndote temblar de placer. Me reí. Incluso en el calor del momento, Kieran seguía siendo divertido. Ajustó su peso sobre mí, me levantó las piernas hacia arriba y empujó dentro de mí. —Dulzura, si te estás riendo, entonces estoy haciendo un pésimo trabajo. Las risas fueron olvidadas cuando él empujó dentro de mí. Adentro, afuera, adentro, adentro y hacia fuera. Bajó su cuerpo sobre el mío y sentí su aliento caliente contra mi oreja izquierda. Disminuyó la velocidad justo cuando estaba a punto de alcanzar mi clímax, susurró con su respiración entrecortada: —Todavía no… Me aferré a su cabello mientras asolaba mi boca, su lengua sincronizada perfectamente con sus empujes dentro de mí. Se condujo profundamente en mí, luego salió y se detuvo. Embistió profundo de nuevo. La última vez que fue todo el camino, yo había decidido que había tenido suficiente. —Te voy a matar si paras —le supliqué con una advertencia. Sus dedos se cerraron alrededor de mis pezones y entre respiraciones entrecortadas, gimió:

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—Oh… Te sientes tan bien. Él empujó hasta el fondo y mis piernas se enrollaron alrededor de su cuerpo. Mis manos se retorcieron en su el pelo mientras establecía un ritmo que me convirtió en una criatura rendida, dependiente de su

dominio sobre mi cuerpo. Apreté mis piernas alrededor de él y él apretó su agarre en mi cintura. Él trajo su cabeza cerca de mis oídos y susurró toscamente: —Brynn. —Él estaba temblando, alcanzando esa sima esquiva. Mordí el lado de su cuello que fue expuesto a mí. Empujó hacia adelante y mi cuerpo se inclinó ante sus atenciones. —Oh… Oh… ¡Oh! —Grité mientras el calor se vertía fuera de mí. Seguí mordisqueando su cuello. Había descubierto que a Kieran le gustaba eso y mientras hacía más presión, casi a una pulgada de distancia de la vena que corría por su lado, dejó escapar jadeos medidos. — Me voy a correr, ahh. Sentí el estremecimiento de su clímax a través de mí. Se quedó en su lugar y susurró: —Cada vez, dulzura. Te sientes tan bien. Cada. Una. De las veces. —Él me besó en el pelo y pasó los dedos por él, mi cuerpo estaba sudoroso contra el suyo. Pensé que iba a salir, pero permaneció dentro de mí y susurró: —Tú eres mi chica de oro, ¿lo sabes? ¿Eh? ¿Cómo una chica debe responder a eso? Sabiendo cuánto Kieran quería una medalla de oro y que me llamara así, aspiré su aroma masculino y le besé el pelo.

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—Estoy contenta de ser tuya —contesté, dejando que el significado de mis palabras se hundiera en mis propios pensamientos, aceptándolo sin lugar a dudas. Simplemente era así; yo era de Kieran. Él me tenía. Todo de mí.

Traducido por flochi Corregido por veroonoel

“Sueño con ir a un partido de estrellas de la NBA.” 1

~ K.P., 13 años, atrofia muscular espinal .

Kieran

—¿C

rees que me queda bien esto? —Brynn se había cambiado tres veces desde que llegué. Al principio, llevaba un vestido amarillo, luego uno rojo. Ahora, estaba usando una blusa sin mangas azul con pantalones negros. Estaba nerviosa, pude notarlo. Hace una semana, le había preguntado si quería conocer a mi familia, así que aquí estamos preparándonos para la cena con mis padres. Estaba agachada sobre la cama arreglando la pila de ropa que había lanzado allí más temprano. Me senté en la silla junto al escritorio de la computadora. No había espacio para mí en la cama. Su trasero se veía realmente bien en esos pantalones. Caminé detrás de ella y tiré suavemente de su cuerpo para ponerlo al ras del mío. Recogí la caída de sus rizos dorados y los aparté a un lado, exponiendo sus omóplatos, me acerqué a unos centímetros de sus oídos y murmuré: —Cariño, te ves estupenda. Todo va a salir bien. Yo muerdo, pero ellos no. Se rió de mis palabras. Estaba familiarizada con mis mordiscos. Si tuviéramos tiempo, me hubiese gustado hacer algunos mordiscos en este momento.

La atrofia muscular espinal (AMS) o enfermedad de la neurona motora infantil: término aplicado a un variado número de trastornos que tienen en común una etiología genética y que se manifiestan como debilidad debida a lesiones de las neuronas motoras del asta anterior de la médula espinal, sobre todo las neuronas motoras inferiores del tallo encefálico y de la médula espinal.

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—Sólo quiero darles una buena impresión, ¿sabes? —dijo con una voz esperanzada en tanto yo le masajeaba suavemente los hombros. —Estarás bien. —La besé en la nuca y dejó escapar un suspiro. Su cabeza se flexionó para echar un vistazo al reloj digital de la pared al costado de la cama. —Oh, cielos, Kieran, tenemos que irnos, el tráfico podría ser malo, y Luxe está a casi media hora de distancia. Bajé mis manos por sus brazos, dándole la vuelta para que me mirara, la miré a sus preocupados ojos de un azul profundo y contesté: —Les gustarás. —No pude detenerme de querer una probada de sus labios, pero ella lanzó una mano entre nuestras bocas justo cuando estaba a punto de hundirme en ellos. —Tenemos que irnos. Vas a terminar comiéndote mi brillo labial. Se veía sexy cuando se ponía toda seria y ligeramente mandona conmigo. No pude resistir una sonrisa cuando agregó: —Cuando lleguemos a casa más tarde… —Una promesa. Me gustó eso. Brynn mantenía sus promesas. Una vez prometió hornearme mis galletas de avena preferidas y servírmelas, desnuda. Ni siquiera di tres bocados antes de decidir soltar la galleta y comerla a ella en cambio. Otro ejemplo, le había comprado cinco libros de recetas de Martha Stewart y algunos cortadores de galletas que había estado viendo cada vez que entrábamos en Crate and Barrel, en ese entonces me prometió una mamada porque fui muy dulce. Resoplé porque no pensé que estuviese siendo dulce, pero no comenté nada respecto a la mamada. ¿Quién era yo para resistirme? Bueno, cumplió bien su promesa. Me dio tres esa semana. No estaba contando, en serio, pero la próxima vez, ordenaría un cargamento entero de esos cortadores de galleta, sartenes de galletas, o lo que sea que quisiera. Quizás me prometería una por cada día del año.

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Entró al baño para arreglarse el cabello que yo podría haber desordenado con el masaje de mano y dedos y cuando salió, me quedé anonadado. Brynn era bonita, pero ahora tenía ese brillo extra. Sus ojos

estaban encendidos y la pequeña cantidad de maquillaje que usaba resaltaba el color azul profundo. Sus mejillas estaban teñidas de rosa y sus labios, Dios, sus labios se veían incluso más seductores y húmedos. Su cabello rubio dorado tenía una especie de horquilla que sostenía la masa en la cima de su coronilla, y rizos que dispuestos artísticamente fluían alrededor de su cara. Cielos. La veía casi todos los días y apreciaba su belleza tranquila, pero cuando se vistió formal y usó una cantidad mínima de maquillaje, me atrapó fuera de guardia y me dejó sin aliento. Ella sonrió y ahí sucedió de nuevo, otra presión en mi garganta. —Te ves tan guapo, dul. —Ella empezó a llamarme “dul” como una broma debido a que la llamada “dulzura”. Bueno, ella sabía como la miel por lo que le quedaba bien. También olía a vainilla pero rápidamente rechazó mi sugerencia de llamarla “vaidul” o “vanzura” o “dulzuva”. Cuando preguntó por qué simplemente no la llamaba Brynn, admití: —Me gusta darle apodos a las personas especiales en mi vida. —Sonrió ante eso y concedió: —Entonces dulzura será. —Gracias. —Sonreí, apreciando su cumplido, a la vez que rodeaba con un brazo su hombro y caminábamos a mi auto. —No, en serio. Te ves delicioso. —En mi traje negro, mis pantalones de vestir se tensaron alrededor de la parte media cuando ella actuaba como lamiéndose los labios, evitando el contacto con la piel porque ella no quería arruinar su brillo labial. Ahora, conduciendo al restaurante, bromeé: —Si sigues lamiéndote los labios de esa manera, lo tomaré como que estás siendo traviesa. Voy a llamar ahora mismo a mis padres y les diré que nos retrasaremos por otra hora. O quizás un día.

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Su risita musical llenó el auto.

Alcanzó mi mano e iniciamos una conversación ligera sobre su trabajo. Siempre tenía historias bastante interesantes. Pude notar que ella amaba su trabajo. Por la manera en que hablaba de ello, como si no hubiera nada más que pudiese verse haciendo. Llegamos al Luxe en veinte minutos. El tráfico fue ligero para un sábado a la noche. Antes de entregarle las llaves al aparcacoches, la miré espiándome mientras se volvía a aplicar polvo en la cara, y le dije: —Eres la primera chica a la que he traído a conocerlos. Bueno, aparte de Ace. Pero, técnicamente, Ace no es una chica. Es sólo Ace. —Se inclinó para darme un suave codazo—. Por favor, sé amable con ellos. Son novatos en este tipo de cosas. No los hagas enamorarse de ti. Tan pronto como las palabras salieron de mi boca, escuché su pequeño y rápido jadeo antes de volverse lentamente a retocar su maquillaje. Iba a decir algo más, pero un hombre corpulento, de mediana edad estaba parado afuera del lado del conductor, preguntando: —¿Sus llaves, señor? Brynn se quitó el cinturón de seguridad, y sostuve su mano mientras la ayudaba a salir del auto y entrábamos. Mi declaración quedó pendiendo en el aire, abandonada por el momento debido a la intrusión, pero no olvidada. *** —Mamá, papá, esta es Brynn Tanner. —Mis padres eran personas puntuales, por lo que sabía que ellos ya estarían esperando por nosotros, y comenzaron las presentaciones apenas llegamos a la mesa.

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Mis padres se levantaron de sus asientos para saludar a Brynn. Mamá parecía relajada. Llevaba uno de sus trajes de firma: una chaqueta gris y unos pantalones. Su cabello oscuro mucho más corto de lo que recordaba, el largo apenas llegando a la cima de su hombro. Sus ojos verdes claro sonrieron cuando nos vieron a Brynn y a mí. Me abrazó al instante en que me acerqué a ella. La había extrañado. Papá y ella siempre estaban haciendo unos viajes cortos como escapadas. Hablaba con ellos constantemente por teléfono, pero aun así la extrañaba.

Viendo la felicidad en los ojos de mamá, me sentí aliviado. Aliviado de que finalmente mi padre le esté dando la atención y el amor que ella necesitaba. Se merecía todo eso. A medida que estábamos creciendo, papá estuvo ocupado trabajando y la tarea de ocuparse de nosotros, cuatro chicos, fue únicamente de mi madre. Ella tuvo que renunciar a su amado trabajo como pediatra para poder pasar tiempo con nosotros. Hubo muchas veces que sentí que era infeliz con mi padre, muchas veces que los escuché teniendo peleas a los gritos cuando él llegaba a casa, pero ella, ni una sola vez, lloró frente a nosotros. Para mí, esas lágrimas no derramadas fueron mucho más dolorosas, mucho más duras para ella de soportar. Entonces, cada vez que me metía en la piscina, me aseguraba de ganar. Me di cuenta de que mientras más ganara, más estaba allí mi padre para asistir a mis encuentros y eso trajo la sonrisa de vuelta en el rostro de mamá. Mis hermanos puede ser que hayan tenido la misma sensación porque todos intentamos convertirnos en estrellas de nuestros deportes elegidos. Mamá abrazó a Brynn y le dio un beso en la mejilla. —Un placer conocerte, Brynn. Puedes llamarme Jen. —Jen era la abreviación de Jennifer y mamá reservaba ese apodo para las personas que le agradaban. —Qué damita encantadora eres. Steve, a tu servicio —dijo mi padre, a la vez que estrechaba la mano de Brynn. Él tenía la misma altura que yo, y en su traje negro y camisa de vestir blanca se veía igual que siempre: formidable y autoritario. Había escuchado que con el fin de conducir los tipos de transacciones y manejar a los clientes en el nivel que mi padre lo hacía, tenías que tener un ego que te hacía sentir como Dios. Mi padre ciertamente no tenía escasez de ese ego, lo tenía en abundancia. Podría decirse que fue difícil crecer a su sombra, y yo diría que no quise ser esa sombra. Hice mi propio camino, tallé el sendero para mi propio futuro.

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Nos sentamos en nuestros asientos cuando el camarero pasó a tomar nuestras órdenes. Mamá y Brynn ordenaron champán, yo pedí agua y papá pidió whisky con hielo.

—¿Cómo está yendo el entrenamiento, hijo? —preguntó papá, sus ojos verdes evaluadores. Me incliné hacia Brynn, observando mientras sonreía a mis padres y contesté: —Va bien. Hicimos un par de cambios en mi entrenamiento y creo que está dando sus frutos. —¿Tu hombro? —interrogó mamá, preocupada. —Todavía igual, pero no con tanto dolor. El fisio está ayudando mucho, y sólo tengo que mantenerme en forma en el agua, minimizar los movimientos, y no esforzarme demasiado. —La última vez que hablé con John, dijo que tuvieron que cambiar los pesos que usas durante tus ejercicios de hidrodinámica y la cantidad de tiempo que haces levantamiento de pesas —declaró papá, sorbiendo el escocés que le trajo el camarero. Por supuesto, habría llamado a John Freehand para preguntarle por mi progreso. No importaba cuánto le dijera que dejara a mi equipo hacer su trabajo, siempre tenía que dar su opinión. John era el fisioterapeuta del equipo y papá lo conocía de Phi Kappa Chi, su fraternidad en la universidad. Mis padres se conocieron en una de las fiestas de universidad que la fraternidad patrocinaba. John fue quien presentó a mis padres mutuamente, ya que había conocido a mamá en la preparatoria. —Papá, tienes que dejar de llamar a John —declaré, un poco irritado—. No soy el único atleta del que se ocupa. Estoy bien. ¿Quieres preguntar sobre mí? Pregúntamelo a mí. No lo llames. Él contesto despectivamente: —Sé que no eres el único atleta en su haber. Pero eres mi hijo. Y quería ponerme al día con él. Mamá tocó el hombro de papá ligeramente.

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—Steve, deja que hagan su trabajo. Antes de que mi padre pudiera responder, vi a mis hermanos Zach y Matthieu, ya que yo estaba de cara a la puerta del restaurante,

caminando hacia nuestra mesa. Ellos no me dijeron que iban a venir. Ni siquiera sabía que estaban en la ciudad. ¿Quién se lo dijo? Mi mirada revoloteó hacia mamá y ella sonrió. —Querían ver a tu chica. Jonas quería venir también, pero está ocupado estudiando para el examen. —Jonas, el único que siguió los pasos de nuestro padre, recientemente se graduó en la Facultad de derecho y estaba en Nueva York para hacer el examen de reválida para poder ejercer. La mano de Brynn alcanzó la mía, la cual estaba ubicada en la cima de la mesa. Mamá vio el movimiento y con su boca curvándose un poco y su mirada conocedora, dijo: —Mis hijos son agradables, Brynn. Tal vez no se comporten tan bien como quiero, pero se comportan cuando cuenta. Eso debió aliviar la presión añadida que Brynn sentía porque se rió. Tan pronto como mis hermanos alcanzaron la mesa, Brynn se puso de pie, ya que ella se encontraba en el borde más alejado, probablemente queriendo hacer espacio para que mis hermanos se unieran a nosotros. Lo siguiente que vi, fue ella siendo abrazada como un oso por Zach, quien la dejó ir luego de un rápido apretón, sólo para ser atacada con otro por Mathieu. Parecía que se estaba asfixiando porque su rostro había perdido algo de color. —Matthieu, déjala ir, idiota. —Me puse de pie y golpeé en el hombro a mi hermano, llamándolo por su nombre completo, el cual odiaba tanto. Sus amigos lo llamaban Matt, pero yo prefería Matthieu, así él lidiaba con ello. Brynn soltó una enorme exhalación y luego empezó a reír. —Vaya, así es como abraza un jugador de rugby. Sólo podía imaginar cómo taclean. —Se estremeció ligeramente.

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La estreché en mis brazos, empujando a mis hermanos a un lado y pregunté: —¿Estás bien, dulzura?

Ella asintió y sonrió, su lunar visible. Hermosa. Así era ella. Acaricié suavemente su cabello y por un momento, se sintió como si estuviéramos nosotros dos solos. Unas toses forzadas y fingidas invadieron nuestro momento de privacidad, y cuando Brynn y yo nos volvimos a sentar, haciendo espacio para mis hermanos, los ojos de mis padres centrados en nosotros, casi escandalizados. La primera vez que traje a una chica a conocer a mis padres, ahora mi familia, y estaba mostrando lo protector que era con ella. No creía que mis padres esperaran eso de mí, yo no era de mostrar mis emociones o cualquier tipo de afecto. Las revistas de deporte por lo general me describían como cerrado, y estaban en lo cierto. Me cerraba para el mundo, pero para Brynn, me encontré abriéndome. No podía evitarlo. Mamá fue la primera en hablar. —Bien, creo que ahora podemos pedir. La conversación en nuestra mesa fluyó desde los deportes hasta las cosas triviales. Cuando Zach preguntó cuál era la profesión de Brynn y ella informó, “Soy una enfermera de Emergencias”, mamá levantó su vaso y le dio un brindis. —Emergencias es uno de los lugares más difíciles en los que trabajar. Tiene un ritmo acelerado; nunca sabes qué clase de pacientes van a llegar y cada persona tiene que ser la prioridad. Cuando estaba en la escuela de medicina, me gustaba Emergencias, pero también estaba francamente asustada —confesó mamá, sus ojos brillando y su voz recordando la carrera médica a la que renunció por nosotros. Le he preguntado a mamá si lamentaba lo que sacrificó por nosotros; siempre me dio esa respuesta desdeñosa: —Adoro ser madre de todos ustedes. No podría ser de otra manera. Papá comentó, sus ojos parpadeando con admiración y quizás un poco de reverencia:

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—Estaría cagado hasta las patas de estar en Emergencias o sólo estar en el campo de la medicina. La sola idea de tocar y pinchar a alguien me da miedo. —Todos nos reímos de eso. De alguna manera era difícil

imaginar a mi padre “cagado hasta las patas” sobre algo porque siempre lo he visto como el abogado arrogante y prepotente que era. Mamá habló de algunas de sus experiencias pasadas en Emergencias y Brynn compartió algunas de sus locas historias. Mis hermanos deleitaron a Brynn con vergonzosas historias de mi niñez. ¿Qué esperabas? Locos, molestos e irrevocablemente vulgares; el epítome de lo que estos dos eran juntos. Mamá se dio por vencida de intentar limpiarles la boca cuando Zach cumplió doce. Antes de eso, ella tenía un tarro de maldiciones para todos nosotros pero mis hermanos robaron el dinero y lo “devolvían” allí cuando maldecían. Un día, ella se dio por vencida y me entregó todo el dinero del tarro porque dijo que era el que tenía el vocabulario más limpio. Fui 672 dólares más rico ese día. Bueno, sólo por un par de horas, porque Jonas descubrió mi escondite y decidió que tenía derecho a la mitad. Zach estaba ahora hablando del día que le pregunté a mamá si estaba bien orinar en la piscina. Hombre, tenía que detenerse o le llenaría la boca con el plato de pan que estaba en el medio de la mesa. Alcancé los hombros de Brynn y le di a él un fuerte empujón. Brynn inclinó su cabeza hacia mí y su esencia a vainilla única llenó mis fosas nasales. —Zach, mejor te detienes o te haré perder la cena —le advertí. Él había sido jugador de fútbol en la universidad y ahora era un contable público para una altamente respetada firma en Los Ángeles, pero a juzgar por su forma, mantenía una actividad física regular que podría ser inaudito en un contador que usa trajes todos los días. Entonces, por supuesto a él podrían importarle muy poco mis amenazas, y le contó a Brynn toda la historia. Ella terminó riendo con tanta fuerza que pensé que vi lágrimas formarse en las comisuras de sus ojos. Entre medio de su ataque de risa, ella me preguntó: —Entonces, ¿básicamente Kieran no podía contenerse, y ya que no quería contaminar la piscina que tanto amaba, salía y orinaba en el cemento?

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Zach asintió, obviamente regocijándose de mi vergüenza.

—Sí, eso lo resume todo. Iba a enviar strippers masculinos a su oficina. Eso le daría una lección. Las risas y las bromas continuaron durante toda la cena. Las bebidas fueron muchas, la comida estuvo bien, el ambiente fue excelente y la compañía fantástica; menos mis hermanos, claro. La mayor parte del tiempo, me gustaban mis hermanos, pero a veces, no tenían la menor idea sobre natación. Cuando Matthieu preguntó: —¿Cómo va tu entrenamiento, gran hermano? Me encogí de hombros y contesté: —Bien. Estamos en el pico ahora por lo que estoy haciendo unos 80 a la semana, aproximadamente entre unas cinco a seis horas al día. —¿Cincuenta vueltas? Mierda, eso es nadar mucho. Estaba a punto de corregirlo cuando Zack golpeó a Matthieu en la cabeza con un tenedor. Hubo un clang audible cuando le golpeó el cráneo. —Eres un idiota, Matt. Kieran está nadando 80 kilómetros por semana en este momento. No vueltas. Si nadara nada más que ochenta vueltas, todavía estaría en las ligas menores ahora. Matthieu se rascó la cima de la cabeza en el lugar que el tenedor de Zach pudo haberle causado una lesión cerebral. —¿Ochenta kilómetros? Maldición, ¿eso cuántas canchas de fútbol son? No puedo pensar, mamá… creo que Zach dañó mi habilidad de convertir kilómetros en yardas.

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Mamá, probablemente arrepintiéndose del día que tuvo a mis hermanos, sabiamente bromeó: —Matthieu, ni siquiera sabes la diferencia entre cien dólares y mil dólares en los resúmenes de cuenta de tu tarjeta de crédito, ¿cómo podrías calcular una ecuación matemática compleja como pasar kilómetros a yardas?

Zach y yo chocamos las manos mientras Matthieu se rió disimuladamente. —Como sea. Todo iba bien, mi familia y Brynn se llevaban bien. A mamá parecía realmente gustarle Brynn, porque ya le estaba pidiendo que la visitara si alguna vez estaba en Los Ángeles. Les dije que ya había llevado a Brynn a nuestra casa y mis hermanos estuvieron a punto de hacer algunos comentarios sarcásticos, pero les pateé las piernas debajo de la mesa para hacerlos callar. Mis patadas eran poderosas. Practicaba muchas verticales y patadas bajo el agua diariamente. Eran parte de mis ejercicios. Estábamos disfrutando de la comida, tuve a Brynn probando el camarón primavera que yo había ordenado y a ella alimentándome con un bocado de ravioli de langosta, cuando papá preguntó: —Tu apellido es Tanner, ¿cierto? ¿Sabes que hay un nadador, Milo? Es Tanner. ¿Tienes algún parentesco con él? —Papá era muy perspicaz. Debió haber visto alguna similitud entre Milo y Brynn, o pudo haber sido simple curiosidad por lo que preguntó. Brynn volvió la cabeza hacia mí, la luz de sus ojos apagándose un poco. Le explicó a papá: —Es mi hermano. Matthieu golpeó su puño derecho sobre la mesa. —¡De ninguna jodida manera! ¿El jodido Milo Tanner es tu hermano? Me encanta ese sujeto. Es el chico malo de la natación. Insulta a funcionarios y sabe cómo lanzarse. —Continuó mientras mamá sacudía la cabeza con desaprobación—. Dice todo tipo de idioteces y hombre, ese sujeto podría ser un jugador de fútbol. ¿Recuerdas, Kieran, cuando dijo que podía derrotarte en los 200 libres y lo hizo, por cuánto fue? ¿Diez segundos?

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Matthieu era realmente un bastardo.

—Sí, lo recuerdo. —Como si hubiese sido ayer—. Me ganó por dos segundos, no diez. —Ese fue uno de mis eventos más importantes. ¿Cómo podría olvidarlo? Quemaba un agujero en mis entrañas a través de mi traje, cada vez que pensaba en ello. Brynn sintió mi malestar. Apretó mi mano y le dio a mi hermano una rápida sonrisa. Levantando una mano en el aire, a medio masticar, Matthieu expresó su repentina comprensión: —Ey, si Milo es tu hermano y él es como el mayor rival de Kieran… Oh, hombre, ¿él sabe que están saliendo? Todos sabían que Milo y yo no nos sentábamos por ahí a compartir historias tristes y cantar Kumbaya entre nosotros. El despliegue publicitario de los medios sobre nuestra rivalidad hacia los próximos mundiales estaba en su punto más alto. Mis hermanos sabían de mi desagrado por Milo. Nunca preguntaron la razón, pero lo sabían porque hice comentarios respecto a él y la única vez que me preguntaron, contesté: —Es un idiota. Mamá debió haberse dado cuenta de que Milo no era consciente de que Brynn y yo estábamos saliendo. Era obvio por la evasión de Brynn en responder la pregunta de Matthieu, y el inusual silencio que sobrevino cuando hace apenas unos minutos ella había estado intercambiando anécdotas con mis hermanos. Mamá dirigió la siguiente pregunta a Matthieu. —¿Cómo está yendo el fútbol? Miré a mamá, le di un guiño de gratitud por el respiro. Papá también alentó el cambio de tema. Habló sobre sus actuales clientes y mis hermanos no hicieron otra cosa más que gruñir.

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Al final de la noche, agradecí los esfuerzos de mis hermanos por venir para vernos a Brynn y a mí pateándoles las espinillas. Mis padres me recordaron que asistirían a los Campeonatos Mundiales, pero que sólo estarían allí los últimos días debido a la agenda de papá. Mis hermanos

también asistirían a Shanghai, pero todavía no sabían cuando llegarían exactamente. Les dije que era en unas pocas semanas y que mejor se prepararan para pagar precios exorbitantes debido al poco tiempo para comprar boletos en vuelos internacionales. Ellos contestaron un “como sea” que Jonas pagaría los boletos ya que él probablemente no asistiría. Tenía que hacer el examen. Eran un montón de parásitos. Los volví a patear en las espinillas. Matthieu soltó un exagerado “ouch” esperando llamar la atención de mamá, la que afortunadamente no le dio. Éramos hermanos. No nos abrazábamos. Infligíamos injustificadas y pequeñas cantidades de dolor en el otro. Así era como nos demostrábamos afecto. Todos nos encontramos de pie en el frente del restaurante mientras el aparcacoches nos traía nuestros autos. Mientras esperábamos, Matthieu estaba ansioso por darle a Brynn otro abrazo, el cual intercepté con mi brazo y lo espanté. Brynn se rió. Cuando mamá me abrazó, me susurró: —Ella es buena, hijo. —La abracé de vuelta y contesté: —Lo sé.

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Brynn era una buena chica e incluso una mejor persona. Ella me mantenía sobre los dedos de los pies, pies, branquias, o con lo que sea que quieras definirlo. No había momentos aburridos con ella. Ya sea que estuviésemos pasando el rato tomando un café, mirando tiendas en el centro comercial, comiendo, o jugando en la cama, me hacía sentir relajado. Me encontré siempre deseando pasar más tiempo con ella. Con ella, era yo mismo. No Kieran, el atleta. No Kieran, el nadador. Ni siquiera, Kieran, el hijo de fulano de tal. Era sólo Kieran. Un chico, que por primera vez en su vida le estaba dando una oportunidad a una chica, la cual estaba tomando todas sus oportunidades conmigo.

Traducido por nelshia Corregido por flochi

"Quiero aprender italiano." ~ X.P., 14 años, síndrome de Von Hippel-Lindau

Brynn

—B

rynn, ¿sabes lo que significa tu nombre en galés? — preguntó, con los ojos inquisitivos, y sus dedos enroscados suavemente en mi pelo mientras nos recostamos en su cama extra-grande. A Kieran le gustaba tocar mi pelo todo el tiempo. A veces, cuando me despertaba, lo encontraría acariciando mi cara y sosteniendo mechones de mi cabello en sus dedos. —¿Cómo sabrías cómo hablar galés? Sus hoyuelos gemelos aparecieron, sus ojos sin reunirse con los míos del todo. —Yo, ah, estuve con una chica una vez que hablaba galés. —Ajá, apuesto a que no hiciste ninguna charla con ella —bromeé. Kieran fue honesto acerca de las chicas con las que se acostaba antes de mí. No me dio un número, pero dijo que lo había tenido con regularidad, a lo que mis cejas se levantaron, preguntando cuál era su definición de “regular”.

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Era un chico por lo que realmente no me molestaba. Él dijo que nunca había tenido novia. Le pregunté por qué no, y me respondió: —No sé. Supongo que sólo estaba centrado en la natación y la escuela, y no tenía ganas de tener una novia. —Podía ver totalmente ese tipo de razonamiento pasar por la cabeza de Kieran. Estaba muy relajado y directo, y por eso se hacía más difícil cada vez que me pedía que le

contara a Milo, o que nosotros habláramos con Milo acerca de “nosotros”. —Entonces, ¿quieres saber lo que significa tu nombre en galés? — pinchó otra vez. Sonreí ofreciendo una sonrisa pequeña. —Dime lo que tu “compañera de cama” te dijo acerca de mi nombre. Su pecho vibró con risa. —Compañera de cama de una vez. —Ajá. —No me ponía celosa de sus hazañas sexuales pasadas. Era un hombre sano que tenía un apetito sexual saludable, y había practicado el sexo seguro. Ellas estaban en el pasado. ¿Por qué perder el tiempo pensando en las mujeres antes de mí? Él estaba aquí, conmigo, ahora. Kieran empezó a referirse a mí como su novia cuando estaba hablando por teléfono con sus amigos. No me pidió que fuera su novia, sin embargo; simplemente parecía la evolución natural de nuestra relación. —No, en serio, dulzura. Ella sólo despertó mi curiosidad por la lengua celta así que busqué algunos nombres. Resultó que me encontré con Brynn, y ni siquiera conocía a una Brynn en ese momento. Un ejemplo es Aderyn, que significa “pájaro”. Vaya. Hablaba en serio sobre esto. ¿Realmente sabía el significado de mi nombre, en galés? Dudo que incluso mi madre hubiera pensado en eso cuando escogió mi nombre. Un sentimiento de nostalgia llenó mi corazón al pensamiento de ella escogiendo mi nombre. Mi padre cedió a los deseos de mi madre, así que estaba bastante segura que ella había elegido mi nombre y el de Milo. Mi garganta se apretó. —Está bien, ¿qué significa mi nombre? Su rostro se suavizó.

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—Significa “una colina”.

—Oh, genial. Soy una colina. —Me reí—. Pensé que era algo extraordinario como un arco iris, o algo mítico como un hada. Él comenzó en voz baja, con la mirada abrazadora:

“En Italia, donde este tipo de cosas puede ocurrir, Tuve una visión una vez, aunque tú entiendes No era en absoluto como Dante, o las visiones de los santos, Y quizás no una visión del todo. Yo estaba con unos amigos, Escogiendo mi camino a través de una plaza iluminada por el sol caliente En la mañana temprana. Un calado claro de sombras Desde enormes sombrillas que cubrían el pavimento y hecho Una especie de aguas someras luminosas en que fue amarrada Una pequeña flota de carros. Libros, monedas, mapas antiguos, Baratos paisajes y feas impresiones religiosas Estaban todos en venta. Los colores y el ruido Como manos voladoras eran gestos de júbilo, Así que incluso la negociación Se levantó en el oído como una piedad voluble. Y entonces, dónde sucedió, los ruidos se detuvieron de repente, Y se puso más oscuro; carretillas de mano y personas disueltos E incluso el mismo gran palacio Farnese Se había ido, a pesar de su mármol; en su lugar Estaba una colina, una mancha coloreada y desnuda. Hacía mucho frío,

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Cerca de la congelación, con la promesa de nieve”.

Hizo una pausa a su recitación de palabras de las que nunca había oído hablar de antes. Las palabras fluían de su boca como si fuera tan normal como respirar. Sabía que leía literatura clásica. Lo había visto con uno o dos libros grandes cuando estábamos simplemente descansando, yo horneando, él leyendo. Continuó otra vez, su voz más profunda y constante. La calidez de su mirada dirigida a mí todo el tiempo. Me concentré en sus ojos, la letanía de palabras fusionándose en mi cabeza con las emociones que estaba tratando de transmitir. Esto era importante para él. “Los árboles eran como hierro viejo recogido de la chatarra Fuera de la pared de una fábrica. No había viento, Y el único sonido por un tiempo fue el chasquido De hielo, mientras se rompió en el barro bajo mis pies. Vi un pedazo de cinta enganchado en un seto, Pero ningún otro signo de vida. Y entonces oí Lo que parecía el chasquido de un rifle. Un cazador, supuse; Al menos no estaba solo. Pero justo después de eso Llegó el choque suave y parecido al papel De una gran rama en algún lugar no visto cayendo a la tierra. Y eso fue todo, excepto por el frío y el silencio Que prometió durar para siempre, como la colina. Luego los precios se abrieron paso, y los dedos, y estaba restablecido A la luz del sol y mis amigos. Pero, por más de una semana Tuve miedo por la amargada llanura de lo que había visto. Todo esto sucedió hace cerca de unos diez años,

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Y no me ha molestado desde entonces, pero al fin, hoy en día, Me acordé de aquella colina; que se encuentra justo a la izquierda

De la carretera norte de Poughkeepsie; y como un niño Me paré delante de ella durante horas en invierno”. Sus últimas palabras salieron más sutiles, un toque más suave que cuando comenzó, y su rostro mantuvo una expresión inescrutable. —Uno de mis poemas favoritos por el difunto Anthony Evan Hecht. En medio de toda la tristeza y la guerra a su alrededor, había una cosa constante, la colina. Tu nombre, dulzura… no es sólo una colina. Has pasado por mucho en tu vida, sin embargo, sigues permaneciendo constante, como la colina. Optimista. Feliz. Algunos se habrían roto hace mucho tiempo, pero tú... tú sigues siendo tú. ¿Las nubes? Ellas van y vienen. A veces son amplias y luminosas. A veces son oscuras y pesadas por la lluvia. Sin embargo, la colina permanece. Arraigada a la tierra. —Su mano levantó mi barbilla, ahora manchada de grandes, lágrimas húmedas, y susurró: —Con todos los desafíos que has enfrentado, sigues siendo tú, Brynn. Creo que tu nombre es hermoso. Tan hermoso como tú.

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¿Cómo una mujer responde a eso? Kieran me sorprendía a cada paso. Para un tipo que me dijo una vez que él no sabía lo que implicaba una “relación”, seguro hacía a una mujer sentirse afortunada de estar con él. Él no era un hombre ostentoso, pero me colmaba de regalos que significaban más de que lo ninguna cosa material jamás podría. Pasó cualquier limitado y precioso tiempo que tenía conmigo. Aparte de su entrenamiento, tenía reuniones de negocios con empresas de nueva creación con las que estaba pensando en trabajar, usando su título en negocios para apalancar cómo ser un empresario rentable con los recursos que tenía. Incluso cuando estaba exhausto, me recogía en el trabajo para asegurarse que llegara a mi coche con seguridad. Era su manera de demostrar que le importaba. Incluso me compró refrescos y patatas fritas en grandes cantidades porque dijo que ahorraría más dinero en lugar de comprarlos en la máquina expendedora, cuando estaba consiguiéndolas para el Sr. X, más conocido como Dr. Windmere, que ahora estaba de vuelta en su casa y recibiendo una muy necesaria ayuda psiquiátrica y el apoyo de sus hermanos. Sí, Kieran era

una sorpresa. Un tipo que ocultaba su verdadero ser del mundo, estaba destapando sus capas, una por una, para mí. Yo estaba llorando, mi cara un lío feo inundado de fluidos de mis ojos, y tal vez algunos de mi nariz. Hiperventilación incluida. No tenía control sobre ello. Bajó la cabeza, cepillando sus dedos para limpiar suavemente las lágrimas, y tocó con su boca mis labios. Nos quedamos así por un largo tiempo hasta que el sueño nos reclamó.

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Por la mañana cuando me desperté, con los rayos de luz filtrándose a través de los pequeños espacios en las persianas, me quedé mirando su perfil. Con sus largas pestañas, rubias oscuras, casi negras descansando sobre su rostro, su usual pelo desordenado, aspecto de dormido, y su boca mantenida en una línea relajada, era un hombre magnífico. Con un cuerpo que sólo unos pocos afortunados podían incluso soñar, pero él era mucho más que eso, mucho, mucho más. Cada día, me di cuenta que más descubría sobre él, ya tenía mi corazón y estaba más cerca de apoderarse de mi alma.

Traducido por electra Corregido por veroonoel

“Me gustaría aprender a surfear.” ~ O.W., 14 años, desorden autoinmune.

Kieran

S

hanghái, China: Campeonato Mundial de Natación. 1:53:10. Un gran maldito tiempo.

Uno de mis más rápidos. Siempre. En 200 mariposa. El oro era mío. La plata que gané hace dos años fue dulce, pero esto era aún más dulce. Yo lo saborearía por un tiempo. Takushi de Japón y Dent de Australia me estaban felicitando antes de salir a cubierta. Smith y el resto de mi equipo estaban saltando y animando. Señalé con un dedo hacia ellos. Esto era para ellos. Todo su trabajo duro, trabajando conmigo, asegurándose que tuviera el mejor equipo de entrenamiento, estaba ahora dando sus frutos, en forma de una medalla de oro. Esto era por todos los años que han estado conmigo; mirándome, ayudándome, animándome, sólo estando ahí para mí. Desde que aterrizamos aquí en Shanghái, sentí mi energía cambiar. Había grandeza para tener y estaba en juego. Yo sería el primero en tomarla.

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Levanté mi vista hacia las gradas. Brynn estaba sonriendo. Ella debió haber estado saltando porque su cabello esta desordenado, pero nunca había lucido más deseable para mí.

La adrenalina combinada con regocijo por el nado bombeaba a través de mi cuerpo. Eso fue todo. No había vuelta atrás. No podía ocultarla del mundo nunca más. Mi mente se negaba a hacerlo. Si alguien me preguntaba si hubiera hecho algo así, especialmente antes de ir por mi enfriamiento, le hubiera dicho “De ninguna manera.” Ella me hacía reír. Ella me hacía sonreír. Ella me hacía sentir. Ella simplemente me hacía… feliz. Hoy, ella estaba aquí, usando una camiseta azul oscuro con mangas rojas y el logo de natación de EE.UU. en el frente. Una vez me dijo que sólo usaba azul durante las competiciones para apoyar a Milo. Pero hoy, también estaba usando rojo… mi color, por mí. Un entrevistador estaba de pie a mi lado en las gradas, pero no le hice caso. Rápidamente me sequé con una toalla y me dirigí hacia donde estaba Brynn. Los locutores y cámaras estaban probablemente siguiéndome como siempre lo hacían, después de cada evento. En realidad, casi cada vez que salía de la piscina había una cámara siguiéndome.

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Yo sabía lo que estaba en juego aquí, sin duda. Después de esto, todo el mundo lo sabría. Cada persona de China a Zimbabue, cualquiera en el mundo que estuviera viendo el evento, lo sabría. La única persona de la que ella se escondía lo sabría. Indudablemente. Yo respetaba su decisión antes. Ahora, era el momento de que ella respetara la mía. Ella estaba en tercera fila. La multitud a mi alrededor me animaba y poco a poco se silenció y se apartaban en la mitad, como si sintieran que trataba de alcanzar a alguien. Mantuve mis ojos fijos en los de ella. Desde una distancia de menos de un pie, vi sus ojos azules llenos de duda. Se veía como si quisiera salir corriendo de ahí.

No, Brynn, no lo hagas. Quiero que todos aquí sepan que me perteneces. Me apresuré por las escaleras y me detuve justo frente a ella. Una mujer mayor estaba al lado de ella, sonriendo con picardía. Le di una rápida inclinación de cabeza, atraje a Brynn cerca de mi cuerpo y rodeé mis brazos alrededor de su cintura. De pie en un espacio de las gradas inferiores; la señora que estaba sentada ahí me hizo un espacio, obviamente curiosa de lo que iba a pasar; mis ojos al nivel de su cara. Sus ojos azules se apagaron con la incertidumbre y susurró: —Kieran… Acaricié con una mano bajo su barbilla y respondí: —El tiempo más rápido esta noche, dulzura. Una medalla de oro. Ahora dame un beso. Gritos y alaridos nos rodearon. Nunca había sido una persona de exhibir ninguna demostración de afecto en público. Yo era la persona que menos mostraba alguna afección en absoluto. Por lo tanto, acepté el hecho de que estaríamos en todas las noticias mañana. Sus labios rosados encontraron los míos y tiro de mi pelo. Por mucho que yo quería seguir, tuve que detenerla porque estaba poco vestido y si no ponía fin deprisa, la evidencia en mi bañador estaría orgullosamente levantada en frente de las cámaras. Bajé con ella las gradas, conmigo a la cabeza. Cecille Santamaria, comentarista de deportes de la KVTV del Campeonato Mundial, seguía el proceso con alegría. De todas las veces que me había entrevistado, esta era la primera donde ella sonreía genuinamente. Con el micrófono en su mano izquierda, se detuvo frente a mí y me preguntó: —¿Ella es tu novia, Kieran? Le di una sonrisa y asentí. Estaba a punto de preguntar más cuando un ensordecedor grito desde el otro lado del centro acuático ahogó los aplausos.

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—¡Stone! Milo.

Era inevitable que él me confrontara sobre Brynn. Simplemente no iba a ser frente a las cámaras. —Disculpa, Cecille, hablamos más tarde. Tengo que enfriarme. —Era una excusa, pero era cierto. El agarre de Brynn se hizo más firme en mi mano izquierda. Oyó a su hermano también. Milo tenía que nadar las semifinales de los 200 metros espalda en dos minutos, por lo que no tendría tiempo para esto, pero ¿quién sabe? Brynn era su mundo, y si él vio lo que pasó hace unos minutos desde el interior del vestuario, que tenía una pantalla plana grande, yo también podría haberme apuntado con una pistola y apretado el gatillo yo mismo. —Kieran. —La voz ansiosa de Brynn me trajo de vuelta a nuestra situación—. Milo viene hacia nosotros. Debe estar realmente molesto, así que por favor deja que me encargue de él. Molesto era algo a lo que yo podía hacer frente. Mi temor era que no quería un enfrentamiento delante de las cámaras. Miré el reloj gigante al otro lado de la piscina. 17:45. Las semis estaban comenzando en un minuto, y a menos que Milo se retrasara, no tendría tiempo para una confrontación. No miré hacia atrás para ver si estaba en nuestra cola. Yo sólo sabía que lo iba a enfrentar en el baño después. Aún sin contestar a Brynn, mantuve su mano entrelazada con la mía mientras guiaba hacia el enfriamiento. Mi cuerpo lo necesitaba. Tenía que llevar mi ritmo cardíaco de vuelta a la normalidad y estirar mi cuerpo para que se relajara. Después de una intensa carrera, el ácido láctico acumulado en mis músculos y el enfriamiento me ayudaban a aliviar el dolor y acelerar la recuperación. No podía permitirme el lujo de perder mi enfoque. Necesitaba mantenerme como el contendiente principal para el día siguiente, y los días después. Smith estaba esperando en la piscina. Besé a Brynn en la mejilla y le susurré: —Voy hablar con tu hermano. No hay manera de que te deje pelear esta batalla por mí. Ahora voy a estar enfriando, pero voy a cortarlo en breve, antes de que Milo venga. Vamos a hablar en privado. No aquí.

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A regañadientes respondió:

—Está bien. Sólo estoy preocupada. Él no va a tomar esto a la ligera. Te odia y ahora me va a odiar a mí también. Contra sus rubias trenzas, aspiré su olor a vainilla y le respondí: —Nunca va a odiarte. Smith se acercó y dio instrucciones. —Entra en el agua, ahora. —Si —respondí, dándole a Brynn otro beso rápido antes de saltar al agua. El televisor sobre mi cabeza me dio el tiempo para saber cuándo debía salir. El nado de Milo se retrasó debido a dos salidas falsas por parte de otros dos nadadores. Tenía exactamente diez minutos antes de que llegara a mí, sólo que no le daría la oportunidad. De vez en cuando, echaba una mirada a Brynn. Ella parecía tranquila, pero yo sabía lo nerviosa que estaba. Su pie izquierdo estaba golpeando rápida y continuamente. Empecé a pensar que mi actuación anterior fue contra mi mejor juicio y no debería haberle hecho esto a ella. Sin embargo, había tomado mi decisión y no había vuelta atrás. En la televisión, vi que el tiempo de Milo fue de 1:55.39. El chico sabía nadar. Estaba garantizado que tendría el carril 5. Yo no estaba en ese evento, pero esa era la menor de mis preocupaciones, en todo caso. Tan pronto como terminó la carrera, salió rápidamente de la piscina y casi atropelló a los locutores deportistas. Nadé más rápido y salí de la piscina en tiempo récord, agarré la mano de Brynn y caminé con ella hacia los vestidores. El entrenador estaba encolerizado, su rostro rojo y le oí gritar: —Kieran, no estás listo. Le respondí: —Estaré bien. Te hablo en un rato.

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Él debió decir algo más, pero no lo entendí.

Brynn y yo llegamos al vestidor, que afortunadamente estaba vacío de otros atletas en ese momento, y la sujeté suavemente contra la pared. —Pase lo que pase, todo esto recae en mí. Sólo que no quiero esconderte más. Sus ojos color mar me miraron; comprensión se reflejaba en ellos. —Te amo, Kieran. Su admisión me dejo sin aliento. Antes de que pudiera dar una respuesta, la puerta del vestidor se golpeó fuertemente. —Stone, abre la maldita puerta. Dejé caer mis manos de su cara; mis piernas tomaron los pocos pasos hacia la puerta. La abrí y lo primero que vi, en realidad sentí, fue un puño en el lado izquierdo de mi cara. —¿Qué demonios estás haciendo con mi hermana? —Su voz rugió dentro de la habitación. El elemento sorpresa y su puño casi me hacen perder el equilibrio. Mi mandíbula izquierda punzaba. Vi su rostro, oscurecido por la furia; ira en sus ojos. Él giró su brazo derecho y lo agarré en el aire. —Un golpe. Eso es todo lo que te voy a permitir. Los próximos no son gratis —le advertí—. Ahora podemos hablar sobre esto civilizadamente, o podemos darnos una paliza. —Tú… hijo de puta —gritó. Sus hombros temblaban visiblemente y sus nudillos estaban blancos por la tensión, empuñados contra su traje. Ni siquiera fue a realizar el enfriamiento. Supuse que no habría conversación civilizada. Levantó su mano izquierda y esta vez, una mano femenina luchó contra él, pero lo detuvo.

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—Aquí no, Milo —alegó la pequeña voz de Brynn, su mano firme en el brazo de su hermano—. Por favor, aquí no.

En sus ojos, vi desesperación y arrepentimiento. ¿Se arrepentía de nosotros? ¿Estaba resentida conmigo por esto? Dudas llenaron mi mente. Milo no se estaba deteniendo, él volvió a gritar: —¡Fuera de mi maldito camino, Brynn! ¡Este pedazo de mierda no te merece! Brynn intervino. —Milo por favor, toma respiraciones profundas. Tienes que calmarte. Milo lanzó una mirada de disgusto y furia hacia mí, pero yo sabía que él no iba a lastimar a su hermana. Brynn lo instruyó: —Uno, dos, tres… respira… —Milo siguió de mala gana su mando. Luego de llegar a diez, ella pidió: —Ahora, vamos a salir de esta sala, ustedes, chicos, vayan a reunirse con sus entrenadores, hagan las entrevistas, y todos nos sentaremos a hablar de esto más tarde. —Las entrevistas eran obligatorias. Como yo no había terminado mi entrevista y Milo tampoco, todavía teníamos responsabilidades que cumplir. Milo apenas la miró. Me lanzó una última mirada de odio, llena de rabia, con los puños cerrados con tanta fuerza a sus lados, antes de salir de la habitación. Brynn sostuvo mi mano derecha y me miró, diciendo: —Ve a prepararte. Voy a estar afuera con él. Después puede entrar y vestirse.

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Bajo esas circunstancias, lo último que quería era que Brynn estuviera resentida conmigo. Con un pesar en mi corazón, asentí, agarré mi ropa de mi casillero y me la puse.

Brynn Milo estaba loco. Hirviendo. El tipo de locura fuera-de-mi-camino-o-temato. Y enojado. Muy, muy enojado. Sabía esto porque él se quedó en silencio. Un silencio muerto. Estaba sentado en el otro extremo del sofá en mi suite del hotel. Yo había enviado mensajes de texto a Kieran mientras Milo conducía hasta aquí. Antes de salir del centro acuático, después de terminar una entrevista muy corta en la prensa, Milo sólo habló con otra persona, su entrenador, Chuck Trevails. Hablaron cinco minutos máximo, y luego volvió los ojos hacia mí y con un gesto casi imperceptible de su cabeza, lo seguí. Antes de dejar a Kieran, que había vuelto a entrar al vestuario después de que su entrenador y preparadores prácticamente lo arrastraran, lo besé en toda su boca, asegurándole que todo iba a estar bien. Bueno, tan bien como se podría estar. Buscó mi cara y parecía que quería decirme algo más, pero cambió de parecer al respecto. Él susurró: —Llámame por la noche y estaré ahí. Le agradecí plantándole otro beso en la boca y abrazándolo. Mis pensamientos sobre Kieran se detuvieron cuando la fría y dura voz de Milo me preguntó: —¿Cuánto tiempo has estado viéndolo?

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Miré a mi hermano. Se veía formidable y furioso, sus ojos verdes con furia. Él se cambió a una camiseta roja y unos vaqueros que Leif recuperó de su casillero, obviamente dirigiendo a Milo lejos de Kieran y viceversa.

—Siete meses —le contesté, mirándolo directo a los ojos, no queriendo mostrar ningún signo de debilidad. Yo quería que creyera que estaba colada por Kieran, le gustara o no. Lo aprobara o no. Que irónico. Mi hermano era el que me había visto en los momentos más débiles en mi vida y ahora, estaba tratando de esconder toda debilidad ante él. Su voz baja, pronunciando cada palabra, tiró mis palabras de vuelta a mí. —Siete malditos meses. —Apretó los puños que estaban encima de sus piernas. —Lo amo. —Los sonidos saliendo de mi boca eran suaves como el aire, pero la gravedad y el peso que salió, eran fuertes y claros. —¿Lo amas? —repitió con incredulidad—. ¿Tú amas a ese gilipollas? ¿Al menos sabes lo que me hizo? Asentí. —Sí, lo sé. —Hice una pausa, tenía un nudo en la garganta—. Él se acostó con Dia. Apretó la mandíbula, sus puños golpeaban incontrolablemente el lado del sofá, claramente quería golpear o tirar algo o alguien. Él dejó salir: —Y todavía saliste con él, ¿y ahora me dices que lo amas? —Él continuó su asalto, queriendo claramente infringir el dolor que el sentía por dentro, a mí—. ¿Dónde reside tu lealtad, Brynn? ¿Te prometió algo para siempre? ¿Se tatuó alguna pedazo de para siempre para demostrarte eso? Mis labios permanecían cerrados. —Todo este tiempo… todo este maldito tiempo, tú sabías cuánto lo odiaba. Nunca me preguntaste por qué. Nunca te lo dije porque no pensaba que tendría que hacerlo alguna vez. —Me tiró una dura y acusadora mirada—. Pregúntame por qué, Brynn.

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—No. —Esto no iba a ningún lado—. No necesito saber por qué, qué o cómo, Milo. Estoy con él y él está conmigo. Fin de la historia. Ahora tú

puedes aceptarlo o… —Me detuve y aparté la mirada. ¿Qué estaba diciendo? Él aún era mi hermano, sin importar nada. —¿O qué, Brynn? —Lucía asesino, ojos brillantes y nariz hinchada—. ¿Vas a renegar de mí como hermano? ¿Por un maldito imbécil? —Él es una buena persona, Milo —me justifiqué. Kieran se acostó con Dia. Una vez. Quería gritar Supéralo, Milo. Ella era una perra contigo de todas maneras. Pero, el extremadamente explosivo temperamento de mi hermano no era susceptible a esa idea. —¿Ah sí? —Se burló en voz alta—. ¿Una buena persona? Dime, Brynn. ¿Una buena persona hace alarde de la chica con quien se acostó en frente de su novio? ¿Una buena persona se olvida de decir, “Hey, amigo, disculpa no me llegó el memo de que esa chica era tu novia y me acosté con ella”? ¿Una buena persona no te felicita cuando ganas, o tiene al menos la decencia de intercambiar una maldita escupida al aire cuando pierdes? —Él no es así. Él no sabía que estabas con Dia, Milo. Si lo hubiera sabido, no se habría acostado con ella. —No podía garantizar eso, pero durante los últimos meses, había llegado a saber que Kieran tenía una sólida brújula moral; no se habría acostado intencionalmente con la novia de otro chico. —No me importa una mierda, Brynn. —Su voz subió unos decibelios—. Ni una sola vez me miró y se disculpó. Cuando me enfrenté a él acerca de acostarse con Dia, él simplemente se encogió de hombros como si no fuera nada. Quería arrancarle la cabeza. ¿Dia, como si nada? Ella era jodidamente mía, Brynn. Mía. Ella me dijo que la sedujo. —Su voz ya era muy fuerte dentro de la habitación. Soltó: —Era mía. Él tenía que haberlo sabido. Ella estaba ahí durante las competiciones, abrazándome, parada en las gradas. ¿Cómo no iba a saberlo?

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—Porque no lo sabía, Milo —aseguré—. No lo sabía. Él sólo ve lo suyo. En realidad no pierde tiempo pensando en los asuntos de los otros. Ni siquiera mira arriba a las gradas salvo que sepa que su familia está ahí.

Sus ojos eran letales, mientras dijo cínicamente: —¿Tú sólo jodidamente crees todo lo que él te dice? Si él te dice que se resbaló sobre una jodida niña y aterrizó en su coño, ¿sólo le creerías, Brynn? ¿Tan estúpida te ha vuelto? ¿Tan insensible te ha puesto; para darme la espalda a mí y no preocuparte como jodidamente me iba a sentir? —Me encogí ante sus comentarios groseros. Se paró, frente a la televisión y luego arrastró los pies hacia la puerta. —Milo… —lo llamé desde atrás, silenciosamente rogándole que volviera, para hablar de esto. La mirada que me dio fue suficiente para que mi corazón se contrajera dolorosamente. Sus ojos enrojecidos, sus hombros tiesos como un palo, y sus puños estaban temblando a sus costados. —No, Brynn. Stone nunca tendrá mi bendición. Me podrías arrastrar por el infierno de ida y vuelta un centenar de veces y todavía te diría lo mismo, “No es lo suficientemente bueno para ti.” Lo único que me está impidiendo no ir de nuevo a él y rompiéndole las piernas es que eres mi hermana. Pero sabes esto, yo haré todo lo posible para que veas que él no es un buen hombre. Especialmente para ti.

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Contuve un grito y las lágrimas comenzaron a formarse en mis ojos. Antes de que mis lágrimas se desbordaran, Milo había salido a paso fuerte y golpeado la puerta. Esto era peor de lo que pensaba, más grave que lo que había pensado en mi mente. Milo nunca aceptaría a Kieran. Su odio hacia Kieran era profundo. No era sólo sobre su rivalidad o Dia. A mi hermano, Kieran lo hirió profundamente y la cicatriz era tan profunda que permanecía magullada, sin sanar e infestada. Ahora esa cicatriz había reabierto el daño tan grande que las posibilidades de que ahora sanara eran casi inexistentes. Como un tejido necrótico, nada de oxígeno entraba o salía de la herida así que se mantenía muerta; si se dejaba, el efecto podía ser perjudicial, fatal. Mi hermano era un buen hombre. Sin embargo, Kieran había amenazado la paz, la solidaridad que nos habíamos formado desde que estaba en el vientre de mi madre; fortalecido con los años y las tragedias que habíamos superado. Yo era el único hilo que sostenía a Milo en su lugar. Cuando todo y todos nos dejaron, yo era la única que

me quedé. Ahora, Milo estaba pensando que iba a dejarlo. Una parte de mí quería negarlo. Una parte de mi quería decir “no”, que iba a estar con mi hermano hasta el final. Incluso Milo debió haber sentido que si me hubiera pedido que dejara de ver a Kieran, mi respuesta sería diferente, no la que él hubiera querido.

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Cuando tenía diez años, luché por mi vida en el hospital. Pasé por el tratamiento de quimioterapia y por la noche cuando me iba a dormir, rezaba para despertar, así podría ver esos ojos verde que me sonreían, sabiendo que él no me había dejado. Ahora apenas puedo ir por mis días sin querer mirar un par de ojos de profundo color marrón, que poco a poco se han incorporado a cada fibra de mi ser. Desde que éramos niños, habíamos tenido un estado de sintonía el uno con el otro que Milo sabía que si él me hubiera pedido elegir esta noche, yo habría elegido a Kieran. Para él esto era el más profundo y más doloroso corte que Kieran podría haberle infringido, volviendo a su propia hermana en su contra.

Traducido por Brendy Eris & Erudite_Uncured12 Corregido por Gabba

"Me gustaría ir a París" ~ N.V., de 15 años, hipoplasia.

Kieran

—S

tone, enfócate. Enfócate —instruyó el entrenador Smith, en un tono de reprimenda. Estábamos hablando de la estrategia para la fase final en el IM de 400 metros—. Es necesario que bajes dos segundos de tu tiempo. El tiempo preliminar de Tanner fue más rápido que el tuyo. Incliné la cabeza en reconocimiento. No vi nadar a Milo. Casi no veo como nada otro competidor. Para mí, yo era mi propio mayor rival. Milo nadó rápido, pero yo nado más rápido. Pero el entrenador tenía razón; tenía que concentrarme. Esta mañana, cuando me fui a dar un baño en la piscina, mi mente no estaba en el agua. El entrenador debió de haber visto eso. Me dio instrucciones para ver mis movimientos, empujar contra la pared para propulsar mis patadas y no quedarme en el nado. Por lo general no me presionaba mucho durante los calentamientos o capacitación, pero debió de notar mi falta de concentración, porque hoy estaba sobre mí. Y tenía derecho a estarlo. Esto era todo. Los Campeonatos del Mundo. Un paso más cerca de los Juegos Olímpicos. Escuché lo que el entrenador tenía que decir, mientras yo trabajaba en mis hombros. Me sentía suelto y eso era una buena cosa. Mi hombro aún estaba tenso, pero podría alimentarme de ello. Fui capaz de alimentarme a través de él en todos mis actos. Estaba compitiendo con lo mejor de lo mejor. He experimentado peores dolores de hombro que esto; estaría bien.

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Caminé la corta distancia hasta el hotel y caminé suavemente al dormitorio. Sólo eran las nueve de la mañana. Brynn todavía estaría

durmiendo. Después del desastre con su hermano hace unas noches, se había estado quedando conmigo por la noche. Me quité la camisa y los vaqueros, y dejé mis boxers. Quería sentir su piel cerca de la mía. Se movió cuando mi cuerpo hizo que la cama se hundiera. A Brynn le gustaba dormir bajo las sábanas, así que me deslicé bajo estas. En el momento en que mis manos hicieron contacto con su trasero cubierto con sus bragas, me puse duro. Siempre era así con Brynn. Me hacía sentir este deseo sin inhibiciones. —Mmm... —Su murmullo golpeó mis oídos, a pesar de que su cara estaba en el lado opuesto. Le acaricié el pelo y mis manos empezaron un camino lento por su cuerpo. Me gustaba tenerla conmigo, especialmente por la noche. Durante los últimos meses, en función de nuestros horarios, dormía en su casa o ella en la mía. Ya que vivía en un apartamento de una habitación, me quedaba en su dormitorio cuando Milo se acercaba para el desayuno. Él estaba allí, como un reloj, desde las nueve hasta las casi las diez y media todas las mañanas. Brynn escondía mis zapatos y la ropa interior en su habitación porque Milo nunca entraba allí. Para mí era una lucha hacerlo, pero lo hacía. Lo hice porque ella me lo pidió. Cualquier cosa que Brynn pidiera, se la daría. Hasta hace un par de noches. No podía contenerme más, ella era mía, y cuando la vi llevando mis colores junto con los de su hermano, fue demasiado para mí. Sabía que sucedería un desastre cuando Milo se enterara, pero estaba preparado para ello. He estado preparado para ello. Muchas veces, quería ir en coche a su casa y hablar con él de hombre a hombre sobre mis sentimientos hacia su hermana, pero me contuve porque pensé en Brynn, su reacción, sus sentimientos. Era difícil de empujar a un lado mi inquietud a la espera de su llamada telefónica de la otra noche, cuando se fue con Milo. Pensé que iba a llamarme y decirme que lo nuestro había terminado.

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Antes de salir de los vestuarios, después del enfrentamiento con Milo, me besó apasionadamente y pensé que me estaba diciendo adiós. Así que cuando me llamó, después de tres largas horas, respondí a la primera. Su voz estaba muy triste, desanimada y me dijo: —Estoy fuera de tu puerta. —No podía llegar a mi puerta con la suficiente rapidez para abrirla. Estaba allí, todavía en su camiseta azul y roja, vaqueros y sandalias, y cuando sus ojos se encontraron con los míos, sabía sin ninguna duda que había querido decir lo que me dijo antes de que todo el lío con Milo pasara. Me amaba. Fue allí, en sus

profundos ojos azules, llenos de lágrimas, con los labios temblorosos y sus manos temblorosas a los costados. Estaba en mi puerta y, por primera vez en mi vida, me encontré amado. Una chica me había elegido a mí. Sin condiciones. Cerró los ojos, abrió los labios y bebí hasta saciarme de ella. Esa noche le hice el amor. Lo que no podía decir con palabras, lo mostré con mi cuerpo. La amaba. No la amaba porque ella me amara. La amaba, porque a pesar de mí, con cada palabra no dicha y la demanda que puse en ella, se había deslizado en mi alma y me hizo amarla. No necesitaba decirlo. Brynn no preguntó nada de mí. Sólo se dio a sí misma y no pidió nada a cambio. Debería haber sabido que la primera vez, cuando me invitó a desayunar con ella, no era sólo para el desayuno; me estaba pidiendo convertirme en una parte de su vida. Debido a Brynn no hice nada medio… mesurado. Dio todo, apostó todas sus ganancias, sin importar las pérdidas, debido a que sus luchas le han enseñado que para vivir, tenía que darlo todo. Y ahora, lo daba todo para mí. Pese a las protestas de su hermano, arriesgando su relación con él después de que la puse en el lugar, todavía estaba conmigo. Dependía de mí para cuidar la confianza y el amor que ella me había mostrado. Hasta mí para asegurarme de que ella y su hermano todavía tendrían el tipo de relación que tenían antes. Sabía que por mucho que me amara, no sería todo sin Milo, y no sé si podría soportarlo. Si tuviera que ser parte de su mundo, su hermano tenía que serlo también. Porque sabía lo mucho que lo amaba y yo no podía soportar ver cuánto le dolía si él no era parte de su vida.

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Brynn Kieran tenía sus cinco eventos en la bolsa. Ganó los 100m mariposa, 200m mariposa, 200m estilo libre y 200m combinado individual, sin ayuda de nadie, y los 4 x 200 metros relevo estilo libre, un acontecimiento que él y mi hermano tenían que ganar como equipo. La tensión entre ellos podría haber cortado por la mitad la piscina, pero hicieron su trabajo y nadaron como una unidad con los otros dos nadadores para ganar el oro. Se había convertido en uno de los nadadores más condecorados en este evento. También mi hermano. Milo tenía dos medallas de oro y una de plata, en los 200m espalda, 4 x 200m estilo libre de relevo y 200m estilo libre.

Estaba tan orgullosa de Kieran y Milo. Ellos estaban haciendo lo que vinieron a hacer, sobresaliendo y logrando sus sueños, contra lo mejor de lo mejor. La única cosa que deseaba, que esperaba, era que se hablaran el uno al otro, o que Milo reconociera que Kieran ahora era parte de mi vida. Pero supongo que por eso hacerse ilusiones se llamaba hacerse 'ilusiones'. No tenía lugar en la realidad. Después de lo que pasó hace un par de noches, con Milo apenas habíamos hablado. Estaba herido. Su dolor hervía por debajo de la superficie. Hace dos días, entró en mi habitación de forma inesperada. Tenía los ojos enrojecidos, con el pelo revuelto y la ropa desaliñada. Mi hermano, el último maniático del orden, era un desastre. No pude evitarlo. Abrí los brazos hacia él y lo abracé. Parecía tan perdido. Él preguntó: —¿Está aquí? Le contesté: —No, tiene las finales hoy. —Asintió y se sentó en el sofá. Encendió la televisión, navegando por los canales y se detuvo en un canal de deportes. Los 200 metros estilo individuales finales eran en vivo. Milo no nadaba este evento. Sus otros compañeros de equipo, Leif y Jarod, sí. —¿Por qué no estás allí, observándolo? —preguntó lo bastante alto para que yo lo oyera. Tan pronto como lo vi sentarse en el sofá, me fui a la mini-cocina para empezar a hacerle el desayuno. A Milo le encantaba cuando le preparaba el desayuno. Me había abastecido de provisiones, ya que sabía que a través de este evento de más de dos semanas de duración, con ocho días de pruebas de natación, estaría cocinando para él y Kieran. Le había estado llevando el desayuno a Kieran a su habitación antes o después de que Milo me dejara todos los días desde que llegamos aquí a Shanghai.

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Lo que lo hizo fácil era que todos estábamos alojados en el mismo hotel. Lo que lo hizo más difícil fue que todos estábamos alojados en el mismo hotel, así que antes de los eventos de hace un par de noches, tuve que entrar a escondidas en la habitación de Kieran cada noche. Ava tuvo el buen sentido de sugerir que reservara una habitación en el mismo piso que Kieran, que estaba dos pisos más abajo de Milo. Milo se alojaba con Leif, por lo que incluso si hubiera querido que yo

compartiera habitación con él, no lo habría ofrecido porque Leif ocupaba mucho espacio. —Dijo que es posible que pase hoy —le respondí, sosteniendo el tazón rojo con mis dos manos y situándola encima del sofá. La habitación del hotel que había reservado era como un mini-apartamento, completo con utensilios de cocina, ollas y sartenes, y era el lugar perfecto para mí para hacer los desayunos de los dos hombres que amo. Iba a ver a Kieran nadar, pero él había dejado caer que Milo podría pasarse por aquí porque él no tenía un evento para hoy. Debió de haber comprobado los eventos de mi hermano en algún lugar para saberlo. Milo silenció el televisor. En la pantalla, ahora Kieran estaba nadando los últimos diez metros del evento de 200m. Yo iba a verlo antes de que Milo entrara. Vi a Kieran llegar a la pared, y como siempre lo hacía, se llevó la mano derecha a la nariz, soplando hacia fuera el agua y, a continuación, miró el marcador electrónico. Entonces levantó su brazo derecho en el aire y miró hacia las gradas. Hoy, sus padres habían llegado, así que sabía que estaban allí. Zander y Sedona también, junto con Duncan y Peter. Sonreí cuando la cámara enfocó el rostro de Kieran. Se veía tan feliz. Mi chico. Estaba haciendo lo que mejor sabía hacer, llevar a cabo al más alto nivel. Milo no reaccionó a la victoria de Kieran, se limitó a afirmar: —Buena carrera. ¿Dónde está el desayuno? Apagó el televisor, se arrodilló para agarrar el zumo del frigorífico y agarró dos vasos que estaban en la rejilla de secado por el fregadero.

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—Casi hecho —le dije, vertiendo la mezcla para panqueques en la sartén caliente. Después de preguntar si hice tortillas también, así, regresó al sofá, juzgando la mesa de la cocina siendo demasiado pequeña para su gusto, con un vaso de jugo de naranja en la mano derecha. No había dicho nada acerca de Kieran y yo, ni una palabra aparte del pequeño comentario acerca de mí viendo a Kieran nadar. Lo miré de vez en cuando. Se desplazó a través de su teléfono y, cuando le dije que era hora de comer, perezosamente se acercó a una silla y comenzó a comer. Una vez más, estaba tranquilo. Milo nunca era tranquilo, especialmente conmigo.

Comí lentamente y mordí mi comida diez veces más de lo que normalmente hacía. Mi apetito se desvanecía. Él estaba en su segunda tortilla cuando levantó los ojos de su plato y dijo: —Te amo, Bee. —Me puse a llorar, no pude evitarlo. Al otro lado de la pequeña mesa, agarró una servilleta y me la dio. Y continuó: —Yo sólo quiero lo mejor para ti... Por supuesto que sí. Salvó el último pedazo de la pizza para mí. Se aseguró de que tenía zapatos nuevos, antes que él, cada vez que llegaba un nuevo año escolar. Cuando tenía catorce años, convenció a nuestra tía Margie para comprarme el último mezclador Kitchen Aid. Nuestra tía Margie vaciló por el precio, pero Milo contribuyó con el dinero que había ahorrado para pagar por ello porque lo vi en la televisión y lo quería. Cuando fui a la universidad, buscó a través de páginas y páginas de apartamentos para garantizar que estaba a salvo, e incluso cuando los padres de Ava avalaron para ello, Milo se quedó una semana después de que Ava y yo nos trasladáramos para asegurar el área. –Lo sé. —Las lágrimas habían dejado de caer de mis ojos, pero mi corazón estaba cargado de emociones sin voz. Terminó de comer y cuando se puso de pie, me excusé para ir al cuarto de baño y limpiar el lío que había hecho de mi cara. Antes de que me diera la vuelta, me alcanzó y me abrazó. —Bee, recuerda que... sólo quiero lo mejor para ti. —Sus palabras me dejaron sin habla de nuevo. Me quedé en su abrazo y cuando finalmente me soltó, casi corrí al baño. Una vez que llegué a la puerta, lloré. Lloré por mi hermano que era infeliz conmigo. Por Kieran que no podía decirme que me amaba. Por mí, porque estaba destrozada. Por todo lo que pasaba y todo porque amaba a un hombre que rompió el corazón de mi hermano en pedazos. Como Ava había dicho la noche anterior, mientras hablábamos por teléfono, desde que estaba en París asistiendo a algún evento relacionado con el negocio de la familia: —¿Cuánto de shakesperiana podría ser tu vida?

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Tenía razón. Sólo rezaba para que no terminara como cualquier trágica historia de Shakespeare.

Traducido por MaryJane♥ y SOS Apolineah17 Corregido por Jut

"Sueño con tener una fiesta de dulces 16". ~ RW, 15 años, trasplante de hígado.

Brynn

E

sta noche era la noche. Las finales. Lo mejor de los mejores. Luchar, nadar por otro oro.

La cosa con los nadadores es que no obtienen mucho respeto. Al menos, eso es lo que pienso. Cuando estábamos en la escuela primaria, los niños constantemente se burlaban de mi hermano o lo llamaban "no un verdadero atleta" o "sireno" o "gay." No hace falta decirlo, los autores no sobrevivieron el día sin tener una lección de cara a puño con mi hermano. Sabía de primera mano la suprema forma física y devoción de los nadadores que ahora se alineaban en el bloque de partida: de mi hermano, a quien había visto personalmente a lo largo de los años, sus amigos, con quienes tuve el placer de estar familiarizado, y de Kieran.

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Kieran estaba en el carril 5, Milo en el carril 4, Leif el carril 6, ¿y los otros chicos? Creía que eran de Australia, otro de Italia y los últimos no tenían ni la menor idea. Leif y Milo hablaban mientras Kieran tiraba de sus auriculares. Le gustaba escuchar música mientras esperaba a que empezara la carrera. Cuando le pregunté lo que escuchaba, me dijo que le gustaba Beethoven y Mozart. Le di una mirada de incredulidad y se encogió de hombros y dijo:

—Ellos me calman. Como si necesitara calmarse más. Le dije que se veía tranquilo y relajado antes de que él corriera. Él me miró y respondió: —Estoy tranquilo. En mi cabeza, estoy visualizando cómo va a progresar la carrera. Lo que voy a hacer cuando salga, cuántas vueltas tengo que hacer, en función del número de vueltas que tengo que completar. Brynn, mi punto todavía está en el agua. Hay adrenalina, por supuesto, después anticipación, pero créeme, cuando estoy compitiendo contra los mejores, estoy más tranquilo. Cavo más profundo en mí mismo y sé lo que es ganar. Lo mucho que necesito esforzarme.

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Los nadadores confiaban en sus propias habilidades. Al contrario que en el fútbol, donde un mariscal de campo podría lanzar o correr con el balón, no había pelota para ser lanzada en la natación, sólo su cuerpo. No tenían cascos o equipo de protección. No hay línea ofensiva allí para protegerte. Su cuerpo era su escudo. Nadie cuidará de ti. Básicamente, tu propio cuerpo y tus habilidades, después de meses y años de entrenamiento, que te llevaban a la cima o al fondo. Había una cantidad inconmensurable de autosuficiencia y confianza en que serías más rápido que la otra persona, que podrías batir récords, Mundiales o Juegos Olímpicos. No tendrías tiempo para mirar un cuadro de indicadores para ver lo rápido que lo haces o lo lento que estás detrás de otro nadador. El único resultado que importaba era el momento final, el marcador final. Tal vez eso era lo que hacía a Kieran uno de los mejores del mundo. Él tenía la habilidad natural de bloquear todo lo demás a su alrededor, y se comparaba consigo mismo. Mentalmente, era una de las personas más fuertes que conocía. Había mucha presión a su alrededor, un montón de alboroto mediático lo rodeaba; pero se tomaba todo con calma. Permanecía fiel a sus valores, trataba de mantener su vida privada, y no se alimentaba de la publicidad que venía con su condición de nadador número uno del país. Hacía las cosas porque provenían de su corazón. Vi como Kieran me miró desde la piscina donde estaba sentado a un par de filas de su familia y amigos. Él me dio una pequeña inclinación de cabeza y una sonrisa; probablemente estuviera

escuchando lo que yo había denominado como 'una lista de reproducción de Brynn para Kieran' en su iPod. La última canción que agregué fue Smack That Akon. ¿Qué? Quería presentarle a la música pop y agregué rap y hip-hop a su colección musical. —¿A quién apoyas, Brynn? —preguntó Sedona desde mi lado derecho. Ella había llegado a Shanghai con Zander. Tuvimos una cena anoche, junto con Ava, Duncan, Peter y la familia de Kieran. Kieran no pudo ir porque tenía que levantarse temprano en la mañana. —Quiero que haya un empate —respondí con honestidad. Si Kieran ganaba, ésta sería su sexta medalla de oro en los Campeonatos Mundiales, un logro sin precedentes en la natación. Si Milo ganaba, ésta sería su cuarta medalla, lo que consolidaría su clasificación como uno de los mejores del mundo. Zander oyó mi comentario:

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—Brynn, no hay empate. Bueno, no creo que haya. Pero ¿qué sé yo? Soy un jugador de fútbol. —Se inclinó para darle un beso en Sedona en la mejilla. Cada vez que veía a estos dos, no podían mantener sus manos lejos el uno del otro. De cualquier manera, Zander siempre la tocaba o Sedona sostenía su mano. Habían dejado a Sofia con los padres de Zander porque era demasiado pequeña para viajar al extranjero, pero durante la cena de anoche, Sedona tuvo su teléfono en casi la mitad de la noche para realizar un seguimiento a Sofia. —Estoy aquí para ver a Kieran ganar, así que espero que lo haga —dijo Sedona resueltamente. Zander acercó a Sedona más a su lado y le susurró algo, la cara de Sedona se puso roja, y ella golpeó la pierna izquierda de Zander. Estos dos siempre se encontraban en la fase de luna de miel. Cuando mirabas a un tipo como Zander, muy guapo, muy rico y muy popular, nunca podrías pensar que estaría comprometido con una chica, con toda la población femenina, estaba segura, con la esperanza de ofrecerse a él. Pero todo lo que tenías que ver era la forma en que la miraba, como si la tierra girara alrededor de ella. Cuando ella hablaba, la mirada de Zander nunca la abandonaba. Incluso cuando estábamos en Nueva York, antes de casarse, Zander a menudo venía a visitar y sólo sabía que su amor por ella era más que

palabras. Yo había oído que se convertía rápidamente en uno de los mejores mariscales de la NFA, pero cuando lo mirabas, era el hombre más modesto, y no sabrías que era hijo de uno de los hombres más ricos del país. La voz de Ava era fuerte en mi oído izquierdo. —Bueno, parece que nadie está animando a tu Chico Nadador, así que supongo que sólo soy yo. —Miró su teléfono, obviamente enviando correos electrónicos y mensajes de texto como parte de su rutina diaria. Era una mujer muy ocupada. Me sorprendió que incluso fuera capaz de viajar aquí para las finales. Le había llorado la otra noche acerca de lo que había pasado entre Milo y Kieran, y ella tomó la decisión correcta y voló de regreso para estar conmigo. Su lealtad no tenía límites. —Por supuesto que estoy animando a Milo, Ava. —Lo estaba. Estaba animando a los dos. En ese momento, los sonidos en el interior del Centro Acuático se convirtieron en ensordecedores. Los aficionados hacían señas, gritando por sus nadadores venerados. Vislumbré a Duncan, Peter, los padres de Kieran y sus hermanos, Zach y Matthieu, que estaban sentados dos filas más abajo. Todos llevaban camisetas rojas con la palabra STONE en la parte de atrás. Estaban tan emocionados por Kieran. Esta sería una ocasión memorable, una para los libros de historia. La multitud se calmó. Los nadadores formaron una línea en los bloques de salida, y entonces el sonido del pitido electrónico llenó el aire. Eso fue todo lo que se necesitó. La reacción de Kieran fue excelente. También la de Milo. ¿Qué esperabas? Eran lo mejor que había. Estaban casi cabeza a cabeza después de la 14ª vuelta.

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Dos vueltas más. Era tan difícil ver a los dos hombres que amaba competir entre sí. Tenía la sensación de que no sólo se trataba de nadar para ellos. Esto

era algo personal. Tenían mucho más invertido en esta competición que cualquiera de los otros en la piscina ahora mismo. Esta mañana, antes de que Kieran dejara mi cama, me besó con ternura y sin decir una palabra, se fue. Ayer por la noche, me había dado algo de sí mismo que nunca le había mostrado a nadie. Mi corazón se llenaba con calidez ante el recuerdo. Había recibido mensajes de él a lo largo del día, actualizándome sobre lo que estaba haciendo. Estuvo con su instructor, entrenador, sus padres fueron a verlo, y se había encontrado brevemente con Zander y Sedona. Milo, por otro lado, me hizo una visita, pero estaba nuevamente tranquilo. Se quedó en mi suite durante unos veinte minutos y luego se fue para reunirse con su equipo. Antes de irse, me dio otro largo abrazo y susurró: —Siempre serás mi hermana, Bee, y sólo quiero lo mejor para ti. Mi mirada regresó a la piscina, y Kieran y Milo sólo estaban a unos metros de la pared. No se podía ver quien estaba a la cabeza, ya que parecía que tocaron la pared al mismo tiempo. Levanté la vista hacia el tablero de la pantalla electrónica: Stone, Tanner, Sturgen, Dent… no vi el resto. La familia de Kieran estaba saltando de arriba a abajo, sus hermanos soplaban en sus bocinas de papel, Sedona estaba gritando y Ava estaba aplaudiendo. ¡Estaba eufórica! Kieran lo había hecho. Ahora era un campeón invencible. Vi a los otros nadadores felicitarlo en el agua, pero mi hermano ya estaba saliendo de la piscina. —¡KIERAN! ¡STONE! —Vitoreaba la gente a través del Centro Acuático. Finalmente, Kieran salió de la piscina y saludó. Estaba sonriendo ampliamente. Este era su momento de grandeza. Estaba tan orgullosa de él. Y también estaba orgullosa de mi hermano.

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Justo mientras lo que parecían ser eternos vítores, risas y gritos se apagaban, un oficial secundario caminó hacia Kieran. Kieran bajó la

cabeza, e hizo señas con las manos. Negó con la cabeza un par de veces. ¿Qué estaba pasando? El oficial y Kieran se hicieron a un lado, y el entrenador de Kieran se les unió. El entrenador parecía furioso y hacía señas violentas con la mano. Entonces, todos se dirigieron hacia atrás, fuera de la vista. La multitud se quedó en silencio, obviamente confundida por lo que estaba pasando. De repente, un silencio cayó en el interior del Centro Acuático. El silencio era aún más ensordecedor que los gritos y aplausos de antes. La madre de Kieran señaló el marcador electrónico. En blanco, con letras digitales, decía: STONE DESCALIFICADO. Todas las personas a mi alrededor estaban en estado de shock. Escuché el fuerte jadeo de Sedona a mi lado, el “¿Qué demonios?” de Zander y el “¿Qué está pasando?” de Ava. Los padres de Kieran estaban caminando hacia la plataforma, con sus hermanos siguiéndolos de cerca. ¿Kieran estaba siendo descalificado? Mis ojos se posaron en la figura de Milo, sentado en un banco de plástico, su entrenador y Leif estaban de pie y hablando entre sí. Milo, por otro lado, parecía que estaba mirando a la pared, al espacio, con los brazos alrededor de su cabeza y luego miró hacia abajo. Llámalo intuición, instinto, percepción extra sensorial, o como quieras llamarlo. Las palabras de mi hermano regresaron a atormentarme: —Sólo quiero lo mejor para ti, Brynn.

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Oh, Dios mío, ¿qué había hecho mi hermano?

Traducido por nelshia Corregido por Jut

"Sueño con tener una mesa de entrenamiento y equipo” 1

~ C. G., 6 años, tetralogía de Fallot

Kieran

E

n el segundo que toqué la pared, no estaba tan seguro de los resultados. Sentí a Milo ganando velocidad sobre mí los últimos 50 metros.

En esos últimos segundos, saqué la energía que había reservado para tiempos como estos. Mis hombros comenzaron a sentirse apretados y sentí mis músculos del cuello tirar, pero ahora no era el momento de renunciar a la lucha. Entonces mi mano tocó la pared. Los aplausos eran fuertes en el Centro Acuático, pero no sabía si eran para mí. Me quité mis gafas, me limpié los ojos, y entrecerré los ojos para mirar el tablón de anuncios electrónico por encima de la piscina. STONE, K. EE.UU. 04:04:20 (WR2) TANNER, M. EE.UU. 04:04:28 STURGEN, L. EE.UU. 04:04:51 DENT, P. AUS 04:05:10 CERVIONE ITA 04:05:32 tetralogía de Fallot: cardiopatía congénita caracterizada por cuatro malformaciones que dan lugar a la mezcla de sangre arterial con la sangre venosa con efectos cianotizantes (niños azules). Esta enfermedad era conocida antaño como Mal Azul (Maladie Bleue). 2 WR: world record, record mundial.

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1

FLETCHER CAN 04:06:14 DAMASCOS RSA 04:07:11 PEARSONS GER 04:07:33 Leif avanzó hacia mí; con el puño levantado al aire, junto con el resto de los chicos en la piscina. Por el rabillo de mi ojo, vi a Milo vadeando en el agua, lejos del resto de nosotros, y saliendo de la piscina. ¿Ni siquiera en este momento podía felicitarme? Él y yo necesitamos hablar de Brynn, de una vez por todas. Estaba esperando a que la final estuviera terminada y entonces lo podría enfrentar. Brynn me pidió que esperara. A la espera de hacer algo que se estaba convirtiendo en un dolor en el culo. ¿Cuántas veces me había aplazado a la súplica de Brynn de esperar? Tantas veces. ¿Por qué esperé esas muchas veces? Porque no quería hacerle daño, no quería poner más presión en ella de lo que ya estaba experimentando. Yo sólo entré y decidí esa única noche que no iba a aguantarlo más, así que anuncié a todo el mundo que ella era mía. Gran sincronización, Kieran. Deja que el mundo sepa que estás saliendo con la hermana de tu rival durante uno de los eventos más grandes de natación. Nunca pensé en mí mismo como impulsivo y la primera vez que cedí en un impulso fue esa única noche. La puse en una posición difícil, vi la lucha en sus profundos ojos azules cuando regresó esa noche, y entonces ella me besó... y todo el mundo se desvaneció. En la terraza de la piscina, saludé a la gente en las gradas. Ellos estaban gritando mi nombre y aunque por lo general sólo asentía con la cabeza en reconocimiento, supuse que esta noche era una para celebrar. Algunas personas probablemente no entendían por qué no sentía ninguna necesidad de saltar, aullar o gritar mientras golpeaba los puños contra mi pecho después de ganar. No necesito que entiendan. Era sólo yo. Yo sí lo celebro. A mi propia manera.

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Después de cada victoria, por la noche, sin importar lo tarde que fuera el evento, volvía a la piscina y sólo me quedaba allí. Sólo yo y el agua donde yo reinaba. Las gradas vacías, los aficionados se han ido, y todos los competidores se han retirado a la cama. Sólo yo con la tranquilidad y calmada agua. Lo dejaba salir. Siempre hundía mi mano en el agua,

apenas tocándola y luego la empapaba toda adentro. Repetía mis vueltas, mis golpes y mis patadas. Cada nado, cada medalla era especial para mí. ¿Era un pecado no saltar y gritar como cualquier otro ganador, en frente de la televisión? ¿Era mi culpa mantenerme alejado de los flashes? Probablemente. A través de los años, esta fue mi celebración. Me permitió simplemente ser yo y no perder ninguna parte de la sensación especial que cada triunfo trajo. Ayer por la noche, traje a Brynn aquí. Después de que ella tuviera la cena con mi familia, a la que no pude ir porque estaba tan cansado después de nadar durante el día, la traje aquí. Ella me cogió la mano todo el tiempo. En todos los años que he estado compitiendo, nunca he compartido mi "ritual de celebración" con nadie. No con Ace. Ni con cualquiera de mis amigos. Ni siquiera con mi familia. Lo hice con Brynn. Quería que ella viera lo mucho que cada victoria significaba para mí y mi amor por el deporte. Lo compartí con ella porque estaba compartiendo con ella la mayor parte de mí. Mi amor por el deporte estaba en sincronía con la magnitud de los sentimientos que tenía por ella. En medio de nuestras respiraciones tranquilas, los pies calzados con sandalias, de pie, a pocos centímetros de distancia de los bloques de salida, nuestras manos sosteniendo las del otro, me incliné más cerca para ver sus ojos mientras dije estas palabras: —Este soy yo, Brynn. Este es mi mundo. Mi alma se encuentra en lo profundo de las paredes de cada centro, cada gimnasio y cada piscina en la que nado. Esta noche, estoy entregándote todo a ti. Quiero que sepas que a partir de ahora, cada medalla que gano, cada paso que doy en ese podio, estoy ofreciéndotelo todo a ti. Tú me das tanto de ti a mí. No estoy tratando que me concedas un favor o intercambiar esto por cualquier cosa que me das. Te ofrezco mi mundo porque... te amo. La expresión de su cara no tenía precio. Sus labios comenzaron a temblar y sus manos empezaron a temblar mientras trataba de decir algo. Era como si sus palabras estuvieran atrapadas en la garganta. Puse mi dedo índice derecho en sus labios de color rosa y le dije:

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—Lo sé, dulzura. Sé que me amas. —Sonreí, y con una voz burlona, le pregunté:

—¿Cómo podrías no amarte? —Ella sonrió, con lágrimas corriendo por sus mejillas, y me besó. *** Todavía estaba saludando a los aficionados vitoreando mi nombre cuando vi a Tom, un funcionario de la FINA3, caminar hacia mí. Sus cejas se fruncieron y su boca estaba en una línea apretada. ¿Estaba queriendo hablar conmigo ahora? Eso era raro. Por lo general, los funcionarios hablaban con nosotros después de la carrera por cualquier discrepancia o problema por ser abordada. Este debe ser un asunto urgente. Mis ojos viajaron hasta las gradas. Alcancé a ver a Duncan y Peter charlando con algunas mujeres. Mis padres y mis hermanos estaban allí, así que no podía ser un problema familiar o emergencia. Vi a Brynn sentada con Ace, Zander y Ava, así que, no; tampoco podía ser de ellos. Tom caminó rápidamente e hizo un gesto para que me moviera a un lado con él. —¿Qué está pasando? —le pregunté con curiosidad. ¿Había un evento justo después de nosotros? ¿Iba a ser retrasada la ceremonia de la medalla? ¿Fue mi traje desgarrado? Bajé mi mano a mi espalda y sentí mi traje. No, se sentía intacto. Hubiera sabido si fuera lo contrario. Tom jugueteó con sus manos y me miró con ¿sospecha? —Tenemos que hablar con tu entrenador, Kieran. —¿Eh? —pregunté, confundido. Los vítores de la multitud estaban desvaneciéndose lentamente. Debían haber sentido que algo más estaba pasando, algo fuera de la norma. El entrenador Smith estaba rápidamente dirigiéndose a grandes zancadas hacia nosotros ya. No había necesidad de llamarlo.

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—¿Qué está pasando? —ladró tan pronto como nos alcanzó. 3

FINA: Federación Internacional de Natación.

Los otros nadadores se estaban juntando en un lado; ellos sabían que algo estaba pasando. Tom respondió al Entrenador Smith. —Vamos a hablar de esto en la habitación. La voz del entrenador rebosaba creciente frustración. —¿Sobre qué es esto? Esto es ridículo. Kieran acaba de nadar la carrera de su vida y estás robando su estruendo. Tom dijo, casi con pesar: —Él va a ser descalificado. ¿Qué? ¿Iba a ser descalificado? ¿Por qué? Sabía que mis vueltas eran legales, de acuerdo con las reglas. He estado nadando durante más de una década. No cambié un golpe a mitad de la longitud de la piscina. Completé cada golpe en el cuarto de la distancia. Nadé sobre mi espalda hasta que toqué la pared durante mi vuelta de regreso, con la parte delantera de mi cuerpo girado, el pecho hacia arriba más que el pecho hacia abajo y no tuve ninguna patada de delfín extra. Finalicé cada brazada con las dos manos tocando la pared. Podía recitar las reglas en mi sueño y no violé ninguna de ellas. —¡Tienes que estar bromeando! —Los brazos del entrenador estaban gesticulando salvajemente; su rostro estaba rojo de ira. Tom jaló su brazo para calmarlo y luego se alejaron, sin darnos otra opción sino seguir su ejemplo. Él nos llevó a una pequeña habitación y se sentó en una silla de plástico. Otro miembro de los funcionarios entró; no estaba familiarizado con él. Tal vez era nuevo. Llevaba una hoja con papeles. El entrenador y yo nos quedamos de pie. Me apoyé en la pared, secando mi pelo con una toalla que había cogido antes. La voz de Tom fue autoritaria y miró fijamente al entrenador.

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—Kieran falló las pruebas de drogas. ¿Qué demonios? ¿De qué está hablando? ¿Fallé las pruebas de drogas?

—¿Qué? —Mi voz era incrédula, indignada, y contenida—. Esto es una broma, ¿verdad? El otro funcionario, que se había presentado como Mike, dijo: —Estos son tus más recientes resultados de las pruebas al azar. Fuiste encontrado positivo para opiáceos4. ¿Opiáceos? ¿Esto es real? ¿Me estaba diciendo que yo di positivo por una droga que nunca he consumido, de la que ni siquiera he estado cerca en mi vida? Negué con la cabeza. —Usted tiene al tipo equivocado. Nunca he estado alrededor de los opiáceos, y nunca lo estaré. Mucho menos estaré cerca en el evento más grande de mi carrera. Mike respondió, señalando un papel con un montón de números y nombres en el mismo: —Este eres tú, Kieran. —Él estaba tratando de hacerme creer que yo había ingerido una sustancia atroz con la hoja de papel—. Y lo dice aquí mismo, positivo. Tú puedes disputar los resultados, pero no hay ningún error en esto. El entrenador dejó escapar una multitud de malas palabras y con ira, gritó: —¡Esto no está sucediendo! ¡No sé qué tipo de drogas están inhalando, pero Kieran no usa drogas! ¡Si esto es una estratagema que están tratando de hacer, juro que colgaré sus bolas en un plato y las serviré a las putas ballenas! Tom intervino. —Alto. No creo que desees crear lío adicional al que estás en estos momentos. Sugiero que disputes el cargo con el comité y sigas desde ahí. —Y agregó sombríamente:

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4

Opiáceo: se refiere a los alcaloides presentes en el opio, un extracto de la exudación lechosa y blanca obtenida de la incisión de la cápsula de la amapola.

—Pero por ahora, los resultados de Kieran serán nulos y sin validez. Él está descalificado del evento y de todos los otros eventos en que participó. Tal vez estaba en shock, incredulidad, enojo, o entumecimiento completo. Tal vez era sólo que me pareció que estaba viviendo la vida de alguien más en este momento. Tal vez era simplemente... nada. Apenas escuché las voces en la habitación, llamándome por mi nombre, cuando salí y caminé a los vestuarios. Los movimientos de cambiarme a mi ropa regular eran los que yo había completado muchas veces en mi vida, eran sólo robóticos, ningún pensamiento. Saqué todas mis cosas de la taquilla, las tiré dentro de mi bolsa y salí del edificio. Encendí mi teléfono, rodé a través de los mensajes de texto y llamadas perdidas. Envié un mensaje a mi madre rápidamente: Habla con el entrenador por favor. No puedo hablar ahora. Para mis hermanos, escribí: Quédense con mamá y papá después de hablar con el entrenador. Para Ace, mandé: Hablare contigo más tarde. Tengo que arreglar algunas cosas en este momento. Y a la persona que más significa para mí, envié el mensaje: Te necesito.

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No esperé sus respuestas. Sólo puse mi teléfono en vibrador. Tenía que salir de este lugar. Fuera del perímetro del Centro Acuático, donde comenzó mi vida y ahora mi carrera había terminado con una acusación de la que no tenía conocimiento, salvo lo que un maldito pedazo de papel había demostrado. Me he hecho pruebas de detección en orina cientos de veces. Eran obligatorias, al azar, pero obligatorias. Eran necesarias para garantizar que el deporte estaba limpio, libre de drogas y todo el mundo estaba compitiendo en igualdad de condiciones. Estaba compitiendo en igualdad de condiciones. No tenía maldita idea de cómo infiernos tendría opiáceos en mi sistema.

Llegué a mi habitación de hotel, me senté en el sofá por quien sabe cuánto tiempo, mirando al techo y luché para mantener mi mente libre de los acontecimientos del día. Mis padres estarían buscándome. Todo el mundo estaría tocando a mi puerta, así que envié un mensaje a Ace de nuevo: Por favor diles que sólo necesito tiempo para mí. Voy a hablar contigo y todos los demás pronto. Ella respondió de inmediato: Por supuesto. A los pocos minutos, u horas debían haber pasado; no estaba seguro, oí que llamaban a mi puerta. Sentí su presencia antes incluso de ver su cara. Ella era la única persona, la única mujer que necesitaba en estos momentos. Sus ojos se encontraron con los míos y sus brazos se aferraron a mi cuerpo, aplastándose contra mí. Su cuerpo temblaba incontrolablemente. Sí, ya había oído la noticia de mi descalificación y, probablemente, la razón por la cual también. Nos quedamos de pie por el marco de la puerta por un tiempo, su cara acolchada en mi pecho. Finalmente, levanté sus brazos alrededor de mis hombros, envolví sus piernas a través de mi cintura, y la llevé al sofá. Ella levantó la cara, con los ojos húmedos de lágrimas, sus labios pálidos, y ella preguntó: —¿Cómo estás? ¿Cómo respondía a eso? Tomé una, dos respiraciones profundas y exhalé el doble de tiempo.

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—Estoy mejor ahora que estás aquí —le contesté con sinceridad. Su presencia de alguna manera me tranquilizó, desenredó los nervios de punta en espiral en mi interior, y arrastró hacia abajo el enojo que hervía debajo de mi piel, conteniendo la ira de la injusticia aplicada a mí.

Brynn levantó la pierna derecha a desenvolverse de mi agarre de su parte inferior del cuerpo. Con su pierna derecha libre, se encontró poniéndose de puntitas con la otra pierna. Ella se puso de pie; el equilibrio se le estaba deslizando por lo que mi brazo agarró su pierna derecha para sostenerla. Pensé que iba a inclinarse más hacia mí, pero quitó mi mano y se alejó. Tenía la cabeza hacia abajo, con los brazos cruzados sobre su pecho, mientras se paseaba con pequeños pasos en frente de la televisión. —Cariño ¿qué pasa? —pregunté, cuestionándome qué estaba pasando. ¿Estaba ella tan molesta porque estaba descalificado? ¿Creía en los rumores? Puse mis manos sobre mis piernas y me senté en posición vertical, esperando que me dijera lo que estaba pasando. Ella se movía, sus pasos eran pequeños, pero constantes, y entonces ella me miró. —Te amo, Kieran. Mantuve mi posición con mis ojos fijos en los de ella y respondí: —Te amo también. Ahora, vuelve aquí. —Golpeé mi mano derecha en el espacio justo a mi lado—. Y, dime lo que está pasando. Su cabeza se sacudió de lado. —No. Tengo que decirte esto... con un kilómetro de distancia entre nosotros, porque no sé cómo vas a tomarlo. ¿De acuerdo? ¿Sobre qué iba? ¿No se daba cuenta que hoy ya había tenido suficiente drama para toda la vida? —Sólo escúpelo, dulzura. —Animé—. Estoy un poco cansado por hoy, ¿sabes? —Una pequeña risa siguió mi declaración, pero salió un tanto sarcástica y condescendiente.

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Ella inhaló, exhaló, inhaló y exhaló de nuevo. ¿Estaba realizando algunos ejercicios de respiración en este momento? Con su voz

temblorosa, sus ojos turbios y sus brazos bajados a sus costados, temblando visiblemente, ella pronunció una sola palabra: —Milo. Me tomó un momento comprender lo que quería decir. Un momento darme cuenta del mensaje que ella estaba tratando de transmitir, pero ese momento pasó rápidamente y mi ira creció instantáneamente más caliente que el fuego, pulsando a través de mí. La fuerza casi me hizo difícil hablar. Casi. —¿Qué demonios hizo Milo, Brynn? Su cuerpo se desplomó sobre la mesa lateral al azar situado en el centro de la habitación. Con sus ojos, casi azul-negro por la desesperación, ella explicó entrecortadamente. —Él está hablando con los funcionarios ahora, Kieran. Está confesando lo que hizo. Hablé con él y él les está diciendo lo que hizo... Mi cuerpo vibraba, zumbaba y luego explotó en furia. —¿Qué demonios fue lo que hizo, Brynn? —Yo estaba ahora de pie frente a ella, obligándola a mirarme. Ella hipó, y estaba llorando, pero continuó. —Se dio cuenta de que tomabas el desayuno conmigo, así que después de la noche que descubrió lo nuestro, puso semillas de amapola en polvo en mi mezcla para panqueques, porque sabe que eso puede afectar los resultados de tu prueba aleatoria de orina.

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Como atleta, sabías los alimentos que había que evitar, sobre todo cuando las pruebas de drogas era una parte constante de su deporte. Las semillas de amapola pueden causar resultados falsos positivos de opiáceos como la heroína. Claro, que dependería de cuerpo del individuo para sintetizar la sustancia química y Milo, probablemente no sabía cómo me afectaría porque a veces tomaba días de pruebas de orina de una persona para demostrar resultados positivos. Qué suerte

la mía, se mostró de inmediato. Falso positivo, pero un resultado positivo, no obstante. Y, nada de esto de mi propia creación. —¡Maldita sea, Brynn! —grité, mi pecho temblando de furia—. Esta es mi carrera. Esto es algo que he trabajado toda mi vida. ¡Y tu hermano acaba de ensuciar todo con su estupidez y celos irracionales de alguna chica que me follé una vez! —Fue rudo, deliberado, pero era la verdad. Ella no respondió. Se sentó allí. La tensión llenó la habitación y ambos sabían que una palabra de cualquiera de los dos podría provocar el fuego insidioso que ahora nos separaba. —No se trata sólo de Dia… —comenzó, su voz pequeña, la vergüenza conduciéndola por las acciones de su hermano—. Es porque me ama, Kieran. Creo que no sabes lo que es amar a alguien así, Kieran. Es difícil de entender sus acciones... —Cállate, Brynn. —Su rostro se encogió y hombros se sacudieron por la brutalidad de mis palabras. No la dejé terminar, simplemente no podía. Mi propia ira gobernaba mi cabeza, un cortocircuito en la conexión entre mi mente y mi corazón. Esta vez quería que ella la sintiera. Sintiera cada maldita herida y dolor que su hermano me había causado. Respiré y dejé salir todo. —No te atrevas a decirme qué es el amor, Brynn. No tienes derecho a sermonearme sobre él. He conocido lo que es amar a alguien desde que tenía once años. —Mi voz cortó el aire entre nosotros mientras mi corazón intentó desesperadamente rebelarse del recuerdo de lo que había olvidado hace mucho. Ahora, había sido obligado de nuevo en el presente—. ¿Sabes lo que es el amor? —le pregunté retóricamente, sin esperar su respuesta. Continué:

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—El amor es desear lo mejor para la persona que amas. Observando, esperando que ella finalmente te vea de manera diferente. Es la espera constante de que hoy sea el día en que te ve como alguien a quien podría amar, de la forma en que la amas. —Mi respiración se hizo más

dura. Justo cuando pensé que lo había dicho todo, todavía encontré la voz para decir: —El amor es tratar de encontrar la felicidad cuando ella ha encontrado la suya. Aun cuando no es contigo, especialmente, si no es contigo... — Me detuve, dejando que mis palabras se arrastraran de mis labios mientras el dolor en mi pecho se presurizaba, haciendo más difícil respirar—. Así que no, Brynn, no tienes derecho a juzgarme, o decirme que no sé qué es el amor. ¡Pero tienes razón en una cosa, no entiendo sus acciones, porque yo nunca, NUNCA haría lo que él me hizo! Para mí, sin importar las consecuencias, no haces daño a los que amas como él lo ha hecho. Eso no es amor, Brynn. Puedo decirte eso. Me miró por un largo tiempo, su boca abierta y antes que pudiera decir otra palabra, señalé la puerta. —Necesito que te vayas ahora. Es difícil para mí procesar todo cuando estoy mirándote, sabiendo que tu hermano ha arruinado a propósito mi carrera. —Ella me miró, sus ojos suplicando, rogando y tratando de encontrar una razón para que le diga lo contrario. Me apagó. No podía tratar con ella en este momento. Pensé que era mi consuelo, pero en cambio tenía un vínculo directo con la persona que me había robado uno de los logros más importantes en mi carrera, en el escenario mundial, nada menos. Vi el dolor, la herida en sus ojos, pero estaba herido también. Así que le dije lo que sabía mi mente, pero mi corazón se negaba a reconocer. —Por favor, vete, Brynn.

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Lentamente se puso de pie, con la mano derecha limpiando las lágrimas en su rostro. Luché contra el impulso de abrazarla cerca de mí y decirle que todo iba a estar bien. Ella se enderezó y arregló la camiseta que llevaba puesta y se había arrugado cuando la usó en sus manos para limpiar la copiosa cantidad de lágrimas que había derramado en estos últimos minutos. Apreté mis puños para detenerme de llegar a ella y sostenerla en mis brazos. Podía oler su aroma a vainilla y tomó toda la voluntad que tenía en mí para no pedirle que se quedara. Amaba a Brynn. Ahora mismo, no podía estar

con ella. Todo en ella me recordaba a él y simplemente dolía malditamente demasiado. Desde la planta de los pies hasta la parte superior de mi cabeza, sentía dolor. El dolor que viene de amar a alguien y luchar para elegir no hacerlo. Es el recordatorio de lo que había perdido antes y después que ella llegó a mi vida. *** Una hora después de que Brynn se fuera, otro golpe sonó en mi puerta. Mi madre me había enviado un mensaje de texto de que ella y papá estaban todavía con el entrenador tratando de resolver el problema. Le envié un mensaje de vuelta para preguntar si me necesitaban y ella respondió con un: “no te muevas”. Abrí la puerta esperando a mis hermanos, pero encontré al tipo que era probablemente el último que esperaba que viniera. No porque él no fuera un amigo, sino porque Ace vendría a verme antes que él o estarían juntos. Zander sacudió la cabeza. —¿Está bien si hablamos? Bueno, sería de mala educación decir no, por lo que le contesté: —Sí. Él contestó antes de que pudiera preguntar: —Sedona está con Brynn. Veníamos hacia acá cuando vimos a Brynn salir apurada, llorando, así que nos fuimos con ella a su habitación y Sedona aún está con ella. Zander se sentó en el sofá. Me senté en la silla pequeña a su izquierda. —Así que ¿ya lo sabes? —le pregunté, pensando que Brynn habría contado de inmediato lo del desvergonzado que había cometido.

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—Sí —respondió mientras se quitaba la gorra de béisbol y la dejaba en la mesa en que Brynn se había sentado unas horas atrás. Nadie dijo una palabra durante unos minutos. Por último me puse de pie.

—Escucha Zander, necesito empezar a empacar, así que, aunque me encantaría conversar, no creo que sea un buen momento. Procesó mis palabras y con indiferencia preguntó: —¿La quieres? Yo sabía lo que estaba preguntando. ¿Estaba tratando de convertirse en el Dr. Phil entre Brynn y yo? Oh, vamos. Él no sabía nada acerca de mis sentimientos por Brynn. —No creo que sea asunto tuyo, amigo —le contesté secamente. Me ignoró y volvió a preguntar: —¿La quieres? Supuse que no iba a salir hasta que le respondiera. Ace se casó con un hombre obstinado. ¿Quién sabía? Pensaba que él era la persona más sensata en el mundo, pero supongo que estaba equivocado. Con una voz exasperada, le contesté: —Creo que sí. Él levantó una ceja. —O amas a alguien o no. Los odias o no. —Qué manera más cerrada de pensar, blanco y negro. Al igual que Ace. Continuó: —¿Sabes lo que se siente perder a alguien que amas, Kieran? No por otra persona o por otro tipo, sino por algo que no puedes controlar. Él hablaba del accidente de auto de Ace. —Sí, tengo una idea.

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Casi pierdo a Ace con el accidente de auto. Ese día fue uno de los momentos más terribles de mi vida. Escuchar su voz en el teléfono, los sonidos del auto chirriando y estrellándose, el silencio que siguió en la línea de Ace. Apenas recordaba lo que hice después de hablar con una persona al azar que había recogido el teléfono de Ace después de que ella lo había dejado caer en el pavimento. Mi memoria había bloqueado todo. Acabo de recordar sentirme tan asustado, indefenso y totalmente

impotente. Cómo encontré la fuerza para ponerme en contacto con Zander y la familia de Ace siempre me sorprendería y era algo que yo esperaba, por todos los altos cielos, que nunca ocurriera de nuevo. El gran suspiro de Zander interrumpió mi recuerdo indeseado. Su rostro estaba tan tenso como si la sola idea del accidente fuera bastante dolorosa. —Cuando pensé que había perdido a Sedona en Nueva York, después de su accidente... Me arrodillé a su lado y le recé a alguien más grande que yo, más que nadie en este mundo. Alguien que pudiera escuchar mis oraciones y contestarlas. Oré por ella y la vida de nuestro bebé. — Sus ojos se movieron, su voz ligeramente ronca—. Kieran, cuando te quedas sin nada, eso es lo que sentí cuando las vidas de Sedona y Sofia estaban colgando de un hilo. Aprecias cada maldita cosa que tienes, y te conviertes en un hombre diferente. —¿A qué estás tratando de llegar? —Estaba agotado de su analogía. Ya había tenido un día difícil. Tuve la competición de mi vida y luego fui descalificado de ella por tener opiáceos en mi sistema, y me enfrenté a Brynn debido a las acciones estúpidas de su hermano, así que sí, estaba agotado. No tenía tiempo que perder pensando en círculos. Después de todo, esto no es un episodio de Batman, y estoy seguro de que no soy Enigma. Comenzó con calma.

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—Cuando amas a alguien, Kieran, no importa lo que hagan, aprendes a perdonar. No estoy diciendo que vayas a perdonar a todos y cada error que cometan, en especial si te están engañando o si están tramando tu asesinato. Pero aprendes a aceptar que estar con esa persona es lo más importante y está por encima de cualquier otra cosa. Cuando llegó el momento… —Casi se ahogó en sus palabras—, en que Sedona y yo fuimos separados por causas naturales, ella y yo supimos que todos los días de nuestras vidas, nos demostraríamos mutuamente lo mucho que significamos para el otro. Al igual que para ti, mi carrera en el fútbol es importante para mí. Y trabajo como la mierda todos los putos días para

asegurarme de que soy el mejor en lo que hago. Pero, si todo eso me fuera arrebatado, el dolor y el sufrimiento que sentiría sería insignificante comparado con el dolor que sentí cuando pensé que Sedona se había ido. Suspiré, Zander puede no ser el tipo más sabio del universo, pero tenía un buen punto. —No fue su culpa, Kieran. —Después de una larga explicación de la profundidad de su amor por mi mejor amiga, ahora estaba finalmente llegando al punto de su “pequeña visita”—. No fue culpa de Brynn que te DESCALIFICARAN. Ella hizo que su hermano hablara con los oficiales de la FINA, amenazándolo de que ella lo apartaría fuera de su vida por siempre si no lo hacía. Ella te ama, hombre. No sé mucho de ella, pero la mujer que vi llorar en los hombros de mi esposa me parece una mujer que acaba de perder a alguien que significa mucho para ella. Ella no dijo nada malo de ti. Todo lo que decía era que tenía la culpa por dejar llegar esto tan lejos, que te obligó a esconder su relación de Milo, que lamentaría por siempre ponerte en esta posición... Y tal vez, que habrías estado mejor sin ella. Las palabras de Zander me calmaron, penetraron a través de la bruma de mi ira, y se grabaron en mi corazón. ¿Mi vida sería mejor sin Brynn? Dios, no. Brynn trajo colores a mi vida. Ella me hizo sentir querido cuando no creía que eso fuera posible para mí. Ella me eligió a mí cada vez. Ella misma se entregó a mí por completo. Era la mujer más fuerte que conocía. Había luchado contra el cáncer, sobrevivido tragedia tras tragedia, y tenía las cicatrices de la batalla para probarlo. Y por lo que Zander me estaba diciendo, luchó por mí, hizo a su propio hermano admitir su culpa y estaba tratando de devolverme lo que por derecho merecía. Era una buena mujer, una gran mujer y yo era un hijo de puta por haber hecho las cosas que hice.

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Flexioné mi cuello, la tensión desvaneciéndose de mi cuerpo, la claridad llegando a mí como el reflejo de las aguas del océano en un día

soleado. Se lo admití al chico por quien yo había perdido a la mujer que amaba en mi infancia, y el tipo que me hizo ver lo mucho que amaba a la mujer en mi presente. —Sí, amo a Brynn, completamente, irrevocablemente. Estaría perdido sin ella.

Brynn Cuando Kieran me ordenó salir, el dolor en mi pecho pasó de un hervor lento a un reguero de pólvora en toda regla. La mirada en sus ojos llena de ira implacable. Esos mismos ojos que me miraban con ternura y amor se habían transformado en algo que preferiría olvidar. Recordar la noche anterior cuando me dijo que me amaba causó que el dolor en mi corazón se acentuara aún más. ¿Cómo permití que esto llegara tan lejos? Forcé a mi hermano a actuar como alguien a quien ni siquiera podía reconocer. Aquel que comprometió sus propios principios, porque no podía soportar la idea de verme con Kieran. Cuando me había enfrentado a Milo, se estremeció cuando expresé que yo sabía que tenía algo que ver con la descalificación de Kieran. Finalmente confesó cuando amenacé con mudarme al otro lado del país, incluso del mundo, para estar lejos de él, si él no me decía lo que hizo y cómo lo hizo. Confesó haber puesto los extractos de semilla de amapola granulado en mis mezclas para panqueques. Cuando le pregunté cómo es que su propio análisis de orina aleatorio no mostró rastros de heroína o de opiáceos, dijo que si recordaba correctamente, se mantuvo lejos de los panqueques que hice y sólo comió las tortitas. Su cara estaba moldeada en piedra durante su confesión, sólo se quebró cuando recobré mi compostura y le dije que fuera un hombre y admitiera todo a los funcionarios. —Lo siento, Bee. —Él miró taciturno, sus ojos oscuros y suplicando.

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Le respondí con fuerza.

—No soy a quien debes decirle “lo siento" No soy quien cuya carrera se pone en la línea. Haz esto bien, Milo. Se lo debes a Kieran, a mí, a la natación mundial y a ti mismo. Y, a partir de ahora, ten esto en cuenta, no eres el hermano con el que crecí. Eres una cáscara de un hombre que una vez conocí como mi hermano. Te has envuelto tanto en tu propio mundo egoísta que no puedes ver lo que hay más allá de ti. Kieran me hace feliz y lo amo. Hiciera lo que hiciera con Dia, está en el pasado. Le diste un golpe bajo y te llevaste su gloria. Él ganó legítimamente esa victoria, Milo, en buena ley. Era una competición entre atletas, entre habilidades. No deberías haber hecho esto por mí. Por lo menos, lo que puedo decir, si las acciones hablan más que las palabras, las tuyas han demostrado ser más que suficientes para mí. Se frotó la mano derecha contra su cuello, tenso y el ascenso y caída de su pecho se hizo más evidente, más rápido, mientras su boca se volvía una línea recta y firme. Antes de que lo último de mi resolución se acabara le advertí: —Hasta que Kieran te perdone, no te molestes en llamarme o enviarme mensajes de texto.

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Él se limitó a asentir con la cabeza y me abrazó. Me detuve de devolverle el abrazo. Le hizo un mal a Kieran. No importa lo mucho que se justificara a sí mismo, lo que había hecho era en contradicción con la moral y los valores que nuestros padres y nuestra tía habían inculcado en nosotros. Salí de la habitación antes de romperme por completo frente a él. Imágenes vívidas de mi infancia con Milo llenaron mi cabeza. Los innumerables momentos en que me sostuvo cuando perdimos a nuestros padres. El día en que se afeitó la cabeza porque había perdido mi propio cabello por la quimioterapia. Las noches que me abrazó hasta que me quedé dormida porque estaba muy asustada de que las enfermeras llegaran y empezaran a pinchar mis venas para extraer sangre. Los muchos momentos en los que luchó con los médicos cuando me dijeron que no tenía esperanza, incluso cuando él era apenas un niño como yo. La enorme alegría cuando me seleccionaron para un nuevo ensayo de investigación de drogas para el osteosarcoma. Y la felicidad sin par que compartía conmigo cuando mi

médico me dijo que el cáncer estaba en remisión. Milo estuvo allí para todo eso. Él era el hombre por el que una vez viví, y yo estaba huyendo de él, porque lastimó al hombre por el que iba a luchar. *** Sedona y Zander me vieron salir corriendo de la suite de Kieran y ellos me siguieron hasta mi habitación del hotel. Sedona simplemente me abrazó. Ella no dijo una palabra y Zander, él sólo se quedó en la sala de estar con nosotras. Les expliqué lo que pasó y ambos sólo escucharon. Por último, le pregunté a Sedona: —¿Puedes, por favor, llamar a Ava? —Había dejado a Ava deprisa para hablar con mi hermano. Había visto los textos y llamadas en mi teléfono de Ava, pero los ignoré desde que tuve la charla con Kieran. Sedona envió un mensaje a Ava desde mi teléfono y dentro de quince minutos, Ava estaba allí. Zander se excusó y dijo que iba a arreglar algo, y volvería cuando Sedona lo llamara. Después de que Zander se fue, lloré con Ava y Sedona un poco más. Mis lágrimas caían sin parar. ¿Quién sabía que una persona pudiera llorar a mares en un día sin que se secaran sus conductos lagrimales? Tal vez, ¿esto es lo que realmente significa cuando un alma sangra? Las dos chicas se quedaron conmigo. ¿Por cuánto tiempo? No lo sabía. Debo haberme quedado dormida llorando porque cuando me desperté, Ava estaba tendida a mi lado y Sedona estaba acostada en el pequeño sofá frente a nosotros. Cogí mi teléfono de la mesa y di un vistazo al reloj. 02:15 AM. Había varios textos de mi hermano. El último que me hizo jadear en voz alta decía:

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Estoy suspendido de la natación. La FINA aún está decidiendo cuánto tiempo. Hablé con Kieran. Vuelo fuera del país ahora y saldré de la ciudad por un tiempo. Te quiero, Bee.

Mi grito despertó a Ava, sus ojos aturdidos por el sueño y su voz suave, preguntó: —¿Qué está pasando? —Milo está suspendido de natación. Ya se fue y no dijo a dónde iba. Traté de escribirle de nuevo y lo llamé, pero su teléfono estaba fuera de servicio. Los ojos de Ava se abrieron y ella casi parecía presa del pánico. —¿Qué? ¿A dónde va? Sabía que estaba preocupada por mi hermano, pero parecía excesivamente molesta y a punto de desmayarse. —Ava, él me va a llamar cuando esté listo. Conozco a Milo... Oh, y me dijo que habló con Kieran ya. —Esta era la primera vez que mi hermano se refería a Kieran como “Kieran”. Sedona se agitó lentamente y sus ojos se abrieron. —¿Cómo estás, Brynn? Le di una pequeña sonrisa. —Milo habló con Kieran. Acabo de recibir un mensaje de él. Milo está suspendido de natación y me dijo que iba a salir de la ciudad por un tiempo. Sus ojos se veían cansados. —Oh no. —Entonces miró a su propio teléfono—. ¿Está bien si me voy y vuelvo mañana? Zander me ha estado enviando mensajes de texto de que no puede dormir. Le di una inclinación de cabeza. Ella había hecho tanto por mí, tanto ella como Ava, sólo por estar aquí para mí. Pulsó unas cuantas teclas en su teléfono y en dos minutos, oí un golpe en la puerta.

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—¿Él está aquí ya? —preguntó Ava con asombro en su voz.

Sedona sonrió tímidamente. —Él... umm, alquiló la habitación al lado de la tuya, Brynn. Dijo que cuando yo quisiera que me recogiera, al menos estaría cerca. El golpe de Zander se hizo insistente. Sedona me dio un fuerte abrazo y luego a Ava. Se acercó a la puerta, y tan pronto como la abrió, escuché a Zander: —Nena, ¿por qué me envías mensajes de texto en medio de la mañana? ¿Esto es un consuelo sexual? Sedona se rió suavemente y respondió: —Ya quisieras. Tú eres el único que me manda mensajes de texto porque no puede dormir. —Volvió la cabeza hacia nosotras y saludó con la mano derecha. Zander asomó su cabeza y nos guiñó un ojo. —Gracias por devolverme a mi esposa. Ella no puede dormir sin mí. — Él tiró de ella fuera y cerró la puerta detrás de ellos.

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Cuando se fueron, me desplacé a través de mis mensajes de nuevo. Aún no había mensajes de texto de Kieran. Milo ya había hablado con él, pero él todavía no había llamado. Tal vez realmente se había terminado todo entre nosotros. Estaba a punto de empezar a llorar otra vez, cuando sentí los brazos de Ava a mi alrededor. Estábamos sentadas en el sofá. Cuando éramos más jóvenes, esta era la misma posición que tomábamos después de tener un día particularmente malo, y por la mañana nos despertábamos en la misma posición, sabiendo que incluso en nuestros sueños estábamos allí para la otra. Nos quedamos dormidas enterradas en abrazos fraternales reconfortantes, ayudándonos mutuamente para poder superar el dolor de un corazón roto y angustia.

Traducido por Brendy Eris Corregido por Jut

"Me gustaría tocar con la Orquesta Filarmónica de Nueva York”. G. H., 15 años, síndrome de Shone

Brynn

L

os sonidos estridentes de mi teléfono me despertaron. Ava estaba llamando. Estaba desorientada por un minuto o dos. Ella estaba aquí sólo conmigo y ahora ¿me estaba llamando?

Enderecé mi cuerpo en el sofá. Ay, mi cuello dolía. Me dolían los hombros y mis piernas se sentían como el concreto. Tener dos personas en este sofá no era una buena idea, pero luego me di cuenta de dónde estaba. Mi teléfono sonó de nuevo. Ava era insistente. Pulse el botón de responder y la coloqué en el altavoz. —Hey, ¿dónde estás? —Estoy en casa ahora —le contesté, completamente agotada y exhausta. Mi equipaje estaba desordenado a la izquierda en el borde de mi cama. Yo, literalmente, sólo había aterrizado hace unas horas. Estaba cansada por el vuelo de veintidós horas desde Shanghai a Phoenix, con paradas en Seattle y Minneapolis. Después de lo que pasó con Kieran, no podía soportar estar en Shanghai más. Me dolía el corazón de la ira que había visto en sus ojos.

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Esta vez, sabía que no había vuelta atrás. Él me estaba culpando por lo que pasó entre Milo y él. Me culpaba a mí misma, así que le pedí a Ava

que me ayudara a reservar el vuelo más rápido fuera del país. Era casi imposible hacerlo, pero Ava era una mujer de recursos, y ella fue capaz de hacerme un vuelo, ocho horas después de que había decidido irme. Ella incluso llegó a conseguirme un asiento en primera clase. Yo argumenté que estaba bien con cualquiera, pero me devolvió mi tarjeta de crédito y dijo: —¡Novia, yo no trabajo para mi padre de forma gratuita! ¿Qué voy a hacer con mi dinero si no puedo darme el lujo de ayudar a mi mejor amiga en todo el planeta y todo el sistema solar para que se sienta cómoda en su vuelo fuera del país donde dejó su corazón después de haber sido completamente roto por un idiota nadador? —Oh, ella tuvo palabras pintorescas para describir a Kieran y yo sabía que ella sólo estaba tratando de hacerme sentir mejor. Al final del día, ella era mi mejor amiga y cuando estaba triste, ella también estaba triste. Ella se alimentaba de mis emociones. Quería volar conmigo, pero ya se había arreglado para asistir a funciones sociales y de negocios, mientras que estaba en China por unos días antes de que el lío con Kieran y Milo sucediera. Iba a cancelar la totalidad de ellos por mí, pero deseché la idea y le dije que si cancelaba estaría más molesta de lo que ya estaba. Ella asintió, me abrazó y me vio pasar por la seguridad del aeropuerto en el Aeropuerto Internacional Pudong de Shanghai. Su voz emocionada quemaba un agujero en mi oreja derecha. —¡Brynn , enciende tu televisión en estos momentos! ¡Canal 27! —¿Qué? —¡Sólo tienes que encenderla! —Ella estaba casi gritando. Cedí. —Bien, bien, enciendo el televisor en este momento. —Cogí el mando a distancia, apreté el 27, y pulse el botón verde con el pulgar.

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Miré el televisor con los párpados pesados, mis ojos casi se cayeron al piso cuando vi lo que Ava me estaba pidiendo que viera. Era Kieran, en la televisión, donde recibía su medalla de oro por sexta vez. Estaba de pie en el podio vestido con su singular chaqueta roja y

pantalón de calentamiento. Zoom de la cámara en su cara y parecía compuesto y relajado. Sus profundos ojos marrones se divertían y sus hoyuelos gemelos estaban en plena pantalla. —Ava, no puedo ver esto ahora mismo —me lamenté con una voz dolorida. ¿Por qué iba a insistir en que observara esto ahora? Ella contó los cubos de lágrimas que derramé la otra noche y vio en cuán mal estado estaba. Su voz de primadonna rompió a través de la línea telefónica. —Espera, Brynn. Por favor, continúa viendo. Voy a dejarte ir ahora, pero confía en mí esta vez, por favor. Colgó, y tal vez yo era un masoquista o estaba aterrada de no seguir la orden de comandante de Ava. O tal vez sólo quería ver el hermoso rostro de Kieran, la cara que mi corazón reconoció con su propio ritmo. Los funcionarios de natación terminaron entregando las medallas a los ganadores. Sentí tristeza a través de mí mientras miraba a Kieran y los otros dos chicos felicitándose. Mi hermano debería haber estado allí. En cambio, él estaba en algún lugar lejos, lejos del lugar que tanto amaba, y se le prohibió el deporte que le era tan familiar para él como respirar. En mi pantalla, Kieran se abrazó por primera vez con sus padres, sus hermanos, Sedona, Zander, Duncan, Peter, y luego... ¿Ava? ¿Qué estaba haciendo allí? Camryn Michaels, un reportero de SwimSensational Deportes, sacó a Kieran a un lado después de los abrazos de felicitación y besos de su familia y amigos. Camryn: Kieran, gracias por darnos tu primera entrevista sincera. ¿Sincera? ¿Desde cuándo Kieran hace entrevistas sinceras?

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Kieran: No, gracias. Estoy realmente agradecido de que usted esté aquí para ayudarme a llevar a cabo esta tarea. Una realmente importante. Kieran estaba sonriendo. Realmente sonriente delante de la cámara. Dios mío, el mundo se ha ido volando.

Camryn: Antes de que vayamos más lejos, tengo que preguntar, ¿Qué se siente al ser el número uno del mundo de la natación? ¡Ahora tienes seis medallas de oro! Kieran: Es muy bueno. Nada es mejor que esto. Camryn: La FINA ha procesado la reincorporación de sus medallas de oro convenientemente, Milo Tanner tiene prohibido nadar competitivamente, y ahora están siendo investigados todos sus eventos y victorias anteriores. ¿Puede comentar sobre esto? Kieran: (El brillo en sus ojos se atenuó y su sonrisa se desvaneció) Les dejo todas las decisiones a la entidad organizadora, al comité directivo. Camryn: ¿Usted cree que merece la descalificación? ¿Era una periodista de verdad? ¿Kieran acaba de salir de la recepción de la medalla de oro, le ha concedido una entrevista, y lo único que pudo decir eran cosas negativas? Supongo que eran importantes, pero vamos; no es de extrañar que Kieran odiara ser el centro de atención. Kieran: La decisión fue tomada por la FINA y el COI1, y estoy feliz de que hicieran lo correcto. Camryn, probablemente sintiendo que estaba perdiendo el estado favorable de Kieran, pasó las siguientes preguntas a otras cosas. Camryn: ¿Es cierto que usted está involucrado con la hermana de Milo? Mis pulmones se expandieron, casi hiper-inflándose, y a continuación, se desinflaron ante la pregunta. Kieran definitivamente iba a salir de esta entrevista. Kieran miró fijamente a la cámara. Sus ojos brillaban como si el funcionario estuviera colgando la medalla de oro en su cuello, y su voz, insegura.

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Kieran: ¿Te refieres a Brynn?

1

COI: Comité Olímpico Internacional

Mi nombre salió de su boca como una caricia. Me acerqué a la televisión, la pantalla apenas a un brazo de distancia. ¿Iba a decirle al mundo que él me dejó y me rompió el corazón? Si esto fuera una entrevista sincera, ¿iba a "sincerarse" hablando sobre en qué mal estado estaba, por ocultar nuestra relación de mi hermano? Camryn: (Sus ojos marrones brillaban Probablemente estaba pensando que consiguió la primicia de su vida.) Sí, Brynn Tanner, la mujer que besaste hace unas noches en cámara. Kieran: No puedo responder a esa pregunta (hizo una pausa) pero puedo pedirte que muestres algo por mí. La cámara siguió a Kieran y Camryn, mientras caminaban hacia lo que parecía la piscina. He asistido a los eventos de natación tantas veces la semana pasada que sabía el diseño del Centro Acuático. Kieran y Camryn hablaban, su conversación ahogada y por último, se detuvieron. Kieran: (hizo un gesto a la cámara para centrarse en él) Pregunta de nuevo. Camryn: (Sus ojos se iluminaron de emoción ahora) ¿Estás involucrado con Brynn Tanner? Kieran: (Con ojos que no parpadearon y la mandíbula cerrada con determinación) Brynn es mi chica de oro. Sé que no soy muy bueno en esta confesión de cariño en cámara, pero sé que ella se merece esto. Se subió la camisa, se quitó los pantalones de calentamiento, los arrojó a un lado y se zambulló en la piscina. La cámara seguía sus movimientos fluidos. Kieran nadó con rapidez y precisión a través de los carriles y comenzó a mover de un tirón los flotadores redondos azules en la piscina. ¿Qué estaba haciendo?

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Por lo general, no había flotadores en la piscina. Especialmente en el Campeonato Mundial. Pero esta vez, parecía que había un montón de ellos. Cuando terminó volteando lo que parecía ser el último flotador

inflable, salió a la superficie en busca de aire y le dio la cámara un pulgar hacia arriba. Di un grito ahogado de asombro y de la incredulidad ante lo que estaba viendo. Contra el cristal de agua azul de la piscina, los flotadores azules detallaban en blanco, con letras grandes: BRYNN LO SIENTO PERDÓNAME TE AMO Las palabras eran tan simples, tan Kieran, pero el gesto era tan diferente a él. El acto tan valioso, precioso, porque estaba desnudando su alma al mundo para mí. Él estaba junto a la terraza de la piscina, sacudiendo su cuerpo mojado con su traje, y con la esperanza que brillaba en sus ojos color chocolate. —Gracias por la entrevista, Camryn. La boca de Camryn se abrió tan amplia que una docena de moscas podrían haber volado y ella no se habrían dado cuenta. Supongo que no esperaba que esta entrevista terminara así. Estoy segura de que no. Tenía un fuerte sentimiento de que Ava lo hizo. Después de todo, ella fue quien me pidió que encendiera el televisor y esperara por la entrevista. *** Después de tomar una ducha rápida, secando mi pelo, me lavé los dientes, y apliqué polvo sobre mi cara para hacer un poco pareja por los días en que no me mostré, me di por vencida tratando de buscar algo mejor. Estaba a punto de salir de la puerta cuando sonó el teléfono. Kieran.

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Lo cogí porque en primer lugar, era Kieran y segundo, estaba llamando desde China, así que era una llamada internacional y sería extremadamente costosa. Cuando escuché su voz, mi corazón saltó con tanta alegría.

—Cariño —comenzó—, lo siento. —Su voz era ronca, profundamente asolada con la duda y la incertidumbre. —Está bien —le dije. —¿Abrirías por favor la puerta para mí? —preguntó. ¿Qué? ¿Cómo? Lo acababa de ver en la televisión. Me acerqué, no corrí a mi puerta, me detuve, respire, e hice clic en el tirador de la puerta a la derecha. Allí estaba él. Estaba vestido con una camisa roja, vaqueros y sus sandalias de playa favoritas. Sus cansados ojos marrones oscuros se clavaron en los míos y yo sabía que, incluso después de su sincero gesto en la televisión, todavía no estaba seguro de mi recepción. Quería decirle que entrara, dejarlo hablar, sentarse y trabajar a través de todo, pero él empezó a hablar. —Lo siento por hacerte llorar. Por gritarte y pedirte que te fueras. —Su pecho subía y sus manos dieron un golpecito en el lateral de las piernas. Habló en voz baja: —No soy bueno en esto Brynn. Durante mucho tiempo he estado solo. Mi mente estaba fija en una cosa: lograr mi sueño de ser de los mejores del mundo. Entonces, llegaste tú, y de repente, me encontré con otro sueño, que llegaras a ser mía y continuaras siendo mía. —¿Te acabo de ver en la televisión y pensaba que todavía estabas en China? —A menos que alguien hubiera inventado una máquina de teletransporte, no había manera de que pudiera estar aquí ahora mismo. Él respondió:

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—Eso es un avance de retrasado. Le pregunté a Ava si me ayudaría a configurarlo con las estaciones de noticias de aquí, así que se podía ver cuando llegaste. En el momento en que escuché que dejaste tu hotel, yo te seguí poco después. No pude verlo de inmediato, sin importar lo

mucho que quería, porque el COI pidió reunirse conmigo. Ellos reinstalaron mis medallas rápidamente porque tu hermano... —En la mención de mi hermano, me sentía fría y sudorosa porque él también estaba haciendo daño y no tenía ni idea de dónde estaba. Kieran interrumpió mis pensamientos errantes de Milo—. Él admitió todo, les dio toda la evidencia, y no dejaba lugar a dudas de que lo hizo. Por lo general, las investigaciones duran mucho tiempo, pero supongo que el comité tenía todo lo que necesitaban como prueba. No sé lo que Milo hizo o lo que él les dijo. Hablé con él brevemente y me dijo que realmente lo sentía y que iba a estar fuera por un tiempo. Mis ojos comenzaron a mojarse por lo que Kieran me estaba diciendo. Mi hermano había cometido un error, pero todavía era un buen hombre. Hice un gesto para que Kieran continuara, pero él negó con la cabeza, "no". —Me has hecho daño, Kieran —dije. Cuando él me pidió que me fuera, tardó mucho para pedirme que me quedara. Su tono de voz se llenó de remordimiento y su cara llena de tanto amor que profesaba. —Brynn, estoy aquí ante ti, pidiéndote que me perdones por mis acciones insensibles... —Asentí y extendí la mano para acariciar su rostro, retrasando sus palabras, su mano cubrió la mía y él continuó: —Sé que no es tu culpa. Tú no sabías lo que hizo. Y, aún si lo hicieras... —Él se detuvo, su expresión se iluminó y lleno de ternura—. Te habría perdonado. Tú me traes paz, Brynn. Tú has reclamado una parte de mi corazón que nunca se había tocado. Te dije que amé a una chica una vez. Y lo hice. Y, nunca luché por ella, porque se trataba de un tipo diferente de amor. Uno que podía darse por vencido y saber que yo estaría bien perdiéndola, sobre todo si eso significaba que ella encontraría a alguien más para ser feliz.

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Yo tenía un fuerte presentimiento de que estaba hablando de Sedona. Cuando miré hacia atrás en las interacciones entre Sedona y Kieran, sabía sin duda alguna que la quería sólo como un amigo. Sus manos fueron alrededor de mi cabeza y susurró:

—Nunca voy a estar bien si tú encuentras tu felicidad con otra persona. No voy a ser capaz de sentarme si te viera con otro hombre. —Sus puños se apretaron alrededor de mi cabeza y su voz se endureció—. Eres mía, Brynn. Mía. Voy a luchar por ti. Siempre. En sus brazos sentí el amor que yo le había dado completa y totalmente correspondido. Con sus palabras, sabía que quería decir todo lo que dijo. Y en sus ojos, que miraban con esperanza hacia mí, entendí lo que era entregar tu corazón y estar seguro que no iba a ser devuelto roto. Sonriéndole, mis ojos le decían que sentía cada palabra y cada gesto significativo, lo felicité. —Para un hombre con pocas palabras... Claro que sabes cómo hacer una gran impresión, Stone.

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Dio un pequeño estruendo de risa y entonces él me besó. Me derretí en su boca, moldeándome contra su cuerpo, y me mantuvo en sus fuertes y musculosos brazos, como si yo no pesara, cerrando la puerta detrás de nosotros. Sus ojos encendidos con la promesa de que me amaba por completo, con todo lo que tenía. Y yo, una chica que lucharía por él a través de viento y marea, contaba con él para hacer esa promesa. Pero en ese momento, teníamos asuntos importantes que atender como sacarle la ropa, él desvistiéndome, y adorando mi cuerpo, que era todo lo que esperaba. Después de todo, no todos los días una chica le hacía el amor a un campeón del mundo, muchas veces.

Traducido por MaryJane♥ Corregido por Gabba

Seis meses y algo más tarde...

Kieran

V

iajar era mucho más agradable, aunque todavía no más fácil, cuando te encuentras con la chica que amas y en compañía de amigos.

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Durante los últimos meses, Brynn me acompañaba a los eventos relacionados con los medios de comunicación a los que me había comprometido, aunque todavía eran pocos y distantes entre sí. Incluso desde que Ava me ayudó a llevar a cabo ese magnífico gesto para Brynn, abrió mis ojos y entrelazó mis dedos para hacer de mi nombre una plataforma para llevar la natación a la vanguardia y, al mismo tiempo, usarlo para ayudar a las personas a tomar conciencia de la difícil situación de los niños que sufren, y de los necesitados. Sabía que todavía no era un favorito de los medios, pero por alguna razón, el mundo de la natación había aceptado a las organizaciones benéficas que defendía y daban su pleno apoyo. Leif incluso había asistido a algunos eventos conmigo. Los competidores internacionales de natación también habían puesto en marcha sus propios programas locales y organizaciones benéficas para apoyar. Ahora, estaba con Brynn aquí, en Nueva York, para asistir a la recaudación de fondos para niños con cáncer. No podía ir a cada evento conmigo ya que trabajaba en el hospital, pero siempre le dejaba saber con un mes de antelación adonde planeaba ir, así podría coordinar su horario. Le encantaba viajar. Era una viajera mucho más entusiasta que yo. Hemos ido a Australia, Johannesburgo e Italia. Gemí cada vez que tuvimos que viajar al extranjero, porque quiere decir que iba a estar atrapado en un avión por horas. Hizo todo esto mejor jugando conmigo en la computadora, besándome cuando le daba la gana, lo cual era

constantemente, y tentándome bajo las mantas cuando pensaba que estaba durmiéndome. Tuve que detener sus manos y dedos errantes de descender un par de veces, porque si no haría un lío en ese mismo momento. Brynn simplemente se encogía de hombros, "Si haces un lío, podemos limpiarlo". Ella era así. Fácil de una manera donde no se quejaba por cosas pequeñas. Todo estaba bien entre nosotros. Si había una cosa que deseaba, sería que su hermano llegara a un acuerdo con el hecho de que Brynn y yo estábamos juntos e inseparables. Milo se disculpó después de lo que me hizo en el Campeonato Mundial, pero todavía tenía un aspecto negativo acerca de mi relación con su hermana. Pesaba mucho para Brynn que ella y su hermano tuvieran una relación tensa, cuando solían ser tan cercanos. Brynn trató de acercarse un par de veces, pero Milo se encontraba en un lugar oscuro. Después de que le prohibieron nadar, la última cosa que oí de él fue que se encontraba en Las Vegas. Hice mi mejor esfuerzo para ayudar a Brynn sólo con estar ahí para ella cuando estaba conmigo. Si había tenido una mala práctica, se subía en mi regazo y me calmaba. Si necesitaba una buena paliza en la cabeza, no tenía miedo de dármela. Preparándome para los Juegos Olímpicos, que se darían en unos meses, tenía la opción de mover mi entrenamiento de regreso a San Francisco. La renovación en mis antiguos campos de entrenamiento estaba completa y se anunciaba como uno de los centros de natación de primera clase en los EE.UU. Lo discutí con mi entrenador, plenamente consciente y preparado para mantenerme firme con mi decisión de permanecer en Arizona. Mi letanía de la explicación fue infructuosa, porque después de haber enumerado todas las desventajas de mudarme a San Francisco, el entrenador sólo me miró y dijo: —Me puedes decir cada razón que existe de por qué no deseas volver a San Francisco. Voy a dejar que sepas una cosa o una persona, que es el centro de esto… Brynn.

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Eso me calló. Tenía razón. Brynn era mi centro de mando, el bip electrónico que me ponía en marcha y el calor que me iluminaba, su resplandor incandescente que nunca se apagaba. Antes de ella, veía mi

vida como ocho carriles. Ahora, sólo había un carril que importara. El que llevaba a su corazón. Durante una de nuestras conversaciones de corazón a corazón, preguntó por qué nunca le dije a Ace que la amaba de una manera diferente. Era muy inteligente, así que rápidamente supo que hablaba de Ace cuando tuvimos esa gran pelea y hablé de sólo conocer el amor una vez antes, y en una edad tan joven. Mi respuesta fue simple y sencilla. —Amé a Ace. Todavía lo hago, pero ahora es el mismo amor que siente hacia mí. Hace mucho tiempo, puede que la haya amado de una manera diferente. Tal vez era un amor de niños o un amor de la infancia, nunca lo sabré. No se lo dije porque me necesitaba como un amigo, como un hermano, y para el momento en que me pareció bien que lo supiera, le gustaba ese idiota de Brennan. —Le di a Brynn una breve recapitulación del drama entre Brennan, As y Zander—. Sabes, ahora que pienso en ello, me alegro de nunca haberle dicho a Ace porque quizás hubiera cambiado la dinámica de nuestra amistad y estaríamos en una situación diferente ahora. Es feliz con Zander y ahora tiene a Sofia. En cuanto a mí, tengo esta maravillosa chica que está ocupada haciendo mi cuerpo suyo, así que no tengo quejas. —Las manos de Brynn masajeaban mi pecho mientras hablaba y me estaba haciendo encender. —¿Otra vez? —Ella rodó los ojos en una queja. —¿Cuántas veces tengo que decírtelo? —Levanté las cejas y le di una mirada inocente—. Tienes que estar preparada para satisfacer mis necesidades... Sus manos bajaron más, seguido de su cuerpo, me sentí endurecer y cuando su boca se encontró con mi erección, sopló en él su aliento caliente y susurró: —Creo que ser un campeón del mundo ha hecho que estés aún más grande. ¿Imagínate cómo será cuando te conviertas en campeón olímpico?

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Oh, amaba a esta chica.

Sedona —Nena —susurró Zander en mi oído izquierdo—, ¿te he dicho lo caliente que te ves esta noche? Me apoyé en sus brazos. Nos sentamos demasiado cerca el uno del otro en esta gala pública, pero era la única distancia que Zander toleraba. —Sí que lo hiciste. —Sonreí—. Muchas veces. —No puedo esperar para sacarte este vestido más tarde. La piel de gallina comenzó a formarse en mis brazos y el cuello. Mi hombre ponía todos esos pensamientos en mi cabeza para que en el momento en que llegáramos a nuestro hotel, a veces la limusina, pero esta noche teníamos a Brynn y Kieran con nosotros, así que sería un no-no, estaría indefensa, lista y dispuesta a hacer lo que fuera necesario para que estuviera dentro de mí. Ahora era el mejor momento para recordárselo. —Cariño, recuerda que tu madre está con nosotros. —Haven, ahora, se encontraba con Sofia en el hotel. Cuando asistíamos con Zander a funciones sociales, Haven viajaba con nosotros para cuidar a Sofia por unas horas. Nuestra niña tenía 16 meses y 3 días de edad, un haz de energía inagotable que nos tenía luchando para agarrar las cosas que se encontraban en su camino, mientras se contoneaba y caminaba, agarraba y golpeaba objetos a familiares y conocidos. Le había advertido a Zander que podría crecer hasta convertirse en una jugadora de fútbol como su padre, pero él se descolocó por eso y dijo: —Bueno. Por lo menos será capaz de lanzar una espiral perfecta y golpeará a los chicos que traten de acercarse a ella. —La sola mención de muchachos cortejando y compitiendo por el afecto de nuestra hija un día, lo hizo gruñir. Oh mi pobre niña, si yo no estuviera aquí, es muy probable que su padre la educase en casa y la encerrara en una torre como Rapunzel.

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La sonrisa de Zander apareció a la vista.

—Ya me encargué de mamá. Le reservé una suite en el piso de arriba, así que nena, sólo somos tú y yo. —Bueno, también tenemos a Sofia... —razoné, a sabiendas de que Zander ya había hecho un plan de la A a la Z cuando se trataba de su deseo por mí. No esperaba menos; él era creativo y trazar estrategias era su fuerte. Después de todo, era uno de los mejores mariscales de campo de la NFA. Sus manos se entrelazaron con las mías bajo el asiento, mientras murmuraba: —Va a estar agotada cuando lleguemos a casa. Su pequeña nariz y boquita estarán roncando en el momento en que la fiesta termine, así que mujer, no intentes alejarte de esto. Rodé los ojos. Sí, claro. Le di un beso rápido y luego Damien, un receptor abierto de la NFA, se acercó a la mesa y se puso a conversar con Zander.

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Tomé un sorbo de champán y mi mirada se posó sobre Kieran y Brynn, que se sentaban en otra mesa. Queríamos estar todos sentados juntos, pero Zander decidió venir a última hora, dependiendo de la hora en que su partido terminara. No tuvimos más remedio que sentarnos en los últimos asientos disponibles, separados de Kieran y Brynn. Tan a menudo como podía, Zander se aseguraba de que asistiéramos a eventos de caridad para beneficiar y defender la investigación del cáncer infantil. Kieran estaba ocupado susurrando en los oídos de Brynn y vi un destello de color propagándose por el rostro de Brynn. Se veía exquisita en su vestido de gasa de melocotón que, junto con Sofia y Haven, habíamos comprado para esta tarde, mientras que Kieran y Zander se juntaban con otros atletas que se habían convertido en amigos. Era feliz por Kieran y Brynn. Eran realmente el uno para el otro. Nunca había visto a mi mejor amigo mirar a una mujer como miraba a Brynn. Tan preciosa era para él que ni siquiera podía quitar sus ojos de ella por un minuto. Hoy, mientras salíamos de compras, Kieran le envió mensajes de texto varias veces preguntando si todo estaba bien. Por último, Brynn había puesto su pie en el suelo, lo llamó y le dijo:

—Si me escribes una vez más, voy a plantar hiedra venenosa en tu traje. —Kieran debió decir algo, porque bajó la voz y respondió: —Yo también, te amo. Y, sí, estoy bien. Me estoy divirtiendo y te veré más tarde. —Unos minutos después de eso, su teléfono sonó y dejó escapar un suspiro exasperado antes de excavar en su bolso. Después de comprobar su teléfono, se echó a reír sin control, lo que tuvo a Sofia gorgoteando con entusiasmo y la leche que bebía se derramó de su boca. Mientras limpiaba la boca y las manos de Sofia, Brynn me mostró lo que la tenía asfixiándose de risa. Era una imagen de la medalla de oro de Kieran, pero en lugar de la insignia en el medio, la había reemplazado con una foto de Brynn, y las palabras “MI CHICA DE ORO” escritas en cursiva debajo de la foto. Sí, mi mejor amigo se había convertido en un hombre sentimental. Brynn le había mostrado cómo disfrutar de la vida y le había traído mucha risa a su solitaria existencia. He conocido a mi mejor amigo la mayor parte de mi vida. Desde el momento en que me dio la mano cuando tenía nueve años y me atreví a saltar a la piscina se ha convertido en una de las personas más importantes en mi existencia. Me tranquilizó y aligeró el corazón verlo ser amado de la forma en que debía ser, por una mujer que es, sin duda, la más adecuada para él. Cuando tenía 16 años, la noche antes de que Kieran se fuera a la universidad, me quedé dormida en sus brazos. Estaba molesta de que se fuera, a cientos de kilómetros de distancia de mí, así que pasamos todo el día juntos, como normalmente hacíamos. Esa fue la primera vez que dormí con sus brazos alrededor mío. Lo debí de haber despertado, porque movió sus brazos perezosamente y no filtró las palabras que salieron de su boca. Las murmuró tan suavemente, pero las oí alto y claro.

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Te amo, Ace. Me había dicho que me amaba cien veces antes de esto, pero esta vez, lo dijo de otra manera y sentí un dolor punzante en mi corazón porque incluso entonces, sabía que él no era para mí. Que no lo podría amar como él debía haberme amado en ese momento.

Las manos de Zander rodearon mis hombros a través de la silla y de nuevo miramos a Kieran y Brynn. El amor entre ellos era lo que se merecía, y lo sabía porque era el amor que fluía entre Zander y yo. Hay muchos tipos de amor en este mundo. Algunos en el que nacimos, algunos en el que crecemos, algunos contra los que luchamos y algunos por los que luchamos. Luego, están los del tipo que tocaban cada fibra de nuestro ser; del que nos haría marchitar si lo perdiéramos. Por último, había un tipo de amor que podíamos dejar intacto.

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A la tierna edad de 16 años, dejé el amor de Kieran por mí, intacto. El destino entró en escena, trayéndonos al presente, en el círculo, en el que ambos experimentamos este gran amor por el otro, pero no sólo el uno con el otro. Él siempre iba a ser mi mejor amigo y yo la suya. Nunca más, nunca menos.

“Escribo porque me encanta y no por otra razón. En el momento en que deje de disfrutar será el momento exacto en que dejaré de escribir”. Anne Leigh es una mujer de 30 y tantos, quien se niega a que el calendario dicte su edad. Tiene una licenciatura en Biología y una Maestría en Enfermería. Le gusta escribir sobre mujeres fuertes y hombres igualmente fuertes que lidian con sus emociones cuando se enfrentan con algo tan intangible como el amor. Vive en Los Angeles con su marido. Con su horario de locos, se frustra con el tráfico de Los Angeles y necesita una vía de escape para mantener la cordura, que afortunadamente sus personajes le proporcionan. No pensó en publicar sus historias y, cuando finalmente lo hizo, se lo agradeció verdaderamente a todas y cada una de las personas que encontraron el tiempo para dejar que sus personajes se convirtieran en parte de su mundo. Es la autora de la saga Unexpected. El primero es Love Unexpected. El segundo, Love Unmatched. Y el tercero Love Untouched. Agradece a todos los lectores que dejan comentarios y reseñas de donde compraron el libro, porque sin ellos, todas sus historias permanecerían encerradas en una cosa llamada "computadora". Siempre está dispuesta a encontrar nuevos amigos y le encantaría saber de vosotros a través de: Facebook: http://www.facebook.com/anne.leigh.963. E-mail: [email protected] Goodreads Nota:

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Tengo una cuenta Twitter: anneleighauthor. No twiteo mucho y me disculpo porque realmente estoy muy ocupada, pero os daré las

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notificaciones y actualizaciones sobre los próximos libros si queréis ser mis amigos en Twitter.

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STAFF DE TRADUCCIÓN



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