MANUEL VILLEGAS RUIZ Asociación Hispánica de Estudios Franciscanos (Córdoba) e-mail: [email protected]

EL CONVENTO FRANCISCANO DESCALZO DE GRANADA, SEGÚN UNA CRÓNICA LATINA INÉDITA DEL SIGLO XVIII(2) Resumen: Este trabajo es la continuación de la conferencia pronunciada en el año 2008 sobre el convento de S. Antonio de Padua de Granada de los Franciscanos Descalzos de la Provincia de S. Pedro de Alcántara. En él se recogen diversos eventos y hechos producidos en el mencionado cenobio, así como las vidas de algunos de sus frailes célebres por su ejemplo de santidad y/o méritos literarios. Palabras clave: Convento de San Antonio de Paula de Granada, franciscanos descalzos, provincia de San Pedro Alcántara. BAREFOOTED FRANCISCAN CONVENT OF GRANADA, ACCORDING TO AN UNPUBLISHED LATIN CHRONICLE OF THE EIGHTEENTH CENTURY (AND 2) Summary: This work is a continuation of the lecture given in 2008 about the convent of S. Antonio de Padua de Granada of the Discalced Franciscans of the Province of St. Pedro de Alcantara. It sets out various events and events occurring in that monastery, and the lives of some of its brothers famous for their example of holiness and / or literary merit. Keywords: Convent of San Antonio de Paula of Granada, barefoot Franciscan province of San Pedro Alcantara.

Introducción La conferencia del curso celebrado el año 2008 versó sólo sobre una pequeña parte de la crónica del Convento granadino de S. Antonio de Padua. La narración de los eventos ocurridos en este cenobio es muy extensa, la más amplia de todos los de la Provincia descalza de S. Pedro de Alcántara que hasta ahora he traducido, por lo que la historia del mismo dará tema para más de una exposición. El año pasado limité mi intervención sólo al capítulo primero de la referida crónica. Intentaré este curso hacer más sucinta la exposición y de esta forma compendiar más de un capítulo, si me es posible. Ya ha he dicho que es la más extensa de todas. El capítulo II de esta narración expone dos Breves papales sobre gracias espirituales otorgadas por sendos Papas al mencionado convento. Igualmente cuenta los hechos de siete siervos de Dios, así como los escritos de uno de ellos. Yo procuraré hacerlos de forma sucinta ya que si no podría aburrir a los concurrentes. También reseña la donación de una imagen de su titular y su laudable colocación, la victoriosa réplica de una loable costumbre, así como la plantación de una higuera prodigiosa descendiente de la célebre de S. Pedro de Alcántara. Los hechos: El Jubileo por la festividad de S. Antonio Este monasterio se vio favorecido en el año 1684 por el Papa Inocencio X con la concesión de indulgencia plenaria, durante un setenio, que conseguirían los asistentes XV CURSO DE VER ANO “EL FR ANCISCANISMO EN ANDALUCÍA” LUCENA, 2009

ISBN: 978-84-8005-154-5

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a la oración de las cuarenta horas que se celebrase en el mencionado cenobio durante la festividad de S. Antonio de Padua y cumpliesen las condiciones prescritas en el breve papal. 'HLJXDOPDQHUDHOUHIHULGRSRQWt¿FHHOGtDWUHVGHMXQLRGHOPLVPRDxRRWRUJySRUOD PLVPDGXUDFLyQHQHOWLHPSRDORV¿HOHVTXHYLVLWDVHQODLJOHVLDFRQYHQWXDOHOGLHFLVLHWH de mayo, la remisión eterna de todos sus pecados. El cronista, en ambas concesiones, sólo reseña el comienzo de cada breve y suprime la continuación de los mismos, por lo que no podemos llegar a conocer los requisitos y estipulaciones por los que fueron otorgadas las mencionadas indulgencias. La vida del siervo de dios fray Juan Corona Este fue un fraile especialmente dotado por la mano divina como escritor. Cualidad que él sabiamente supo emplear para la consecución de almas para el Señor. 6XJUDQWDOHQWRORGHUURFKyJUDQGHPHQWHWDQWRHQHOS~OSLWRFRQVXVHQFHQGLGDV\HGL¿FDQWHV exposiciones sobre distintos temas Religiosos y penitenciales, cuanto en el confesionario, confortando, exonerando de sus pecados y alentando a los penitentes a que no volviesen por el camino de la perdición, de manera que logró excelentes resultados de los arrepentidos que se acercaban a su comprensiva persona. Eran dignos de alabanza en él su benignidad, su ingenio, la rectitud de sus costumbres, su bondad, su mansedumbre, su justicia, prudencia, religiosidad, su caridad y su compasión. En una palabra se trataba de un fraile digno de imitación, por sus sobresalientes cualidades de las que, además nunca hizo gala. Los superiores, conocedores de su inmensa valía lo nombraron para cargos tan imporWDQWHVFRPR*XDUGLiQ'H¿QLGRU\3URYLQFLDOHQORTXHGHPRVWUyVXLQLJXDODEOHDSWLWXG pero siempre manteniéndose dentro de su espíritu de profunda humildad y creyéndose no merecedor de tales dignidades. Su preocupación por los desvalidos le hacía que viviese en constante desazón por los desheredados, enfermos y abandonados por la fortuna. Mientras era Provincial, una terrible peste se enseñoreó del reino murciano y valenciano. Su reacción no se hizo esperar, inmediatamente envió cartas circulares para que los hermanos prestasen ayuda a los afectados por tan horrible mal. Los religiosos, respondiendo a su llamada, dado el afecto que por él sentían, se ofrecieron masivamente voluntarios para ayudar a los aquejados de tan pestífera epidemia. Tantos hermanos participaron en la atención a los enfermos y con tanta caridad y celo se entregaron a ello que más de la tercera parte de los componentes de la Provincia murieron víctimas de la apestosa morbosidad. Fue constante en su afán por la renovación de los conventos y reparación de los mismos. Tanto que, siendo por segunda vez Guardián de éste convento, construyó la mayor parte del mismo. Lleno de méritos ante Dios y sus compañeros que reconocían sus enormes cualidades, El Padre Eterno lo llamó a su Seno el día tres de noviembre del año 1648. Importante donación El autor en su relato aprovecha las oportunidades para reseñar las donaciones y PXQL¿FHQFLDVTXHFRQHO&RQYHQWRWXYLHURQODVSHUVRQDVGHYRWDV$VtQRVQDUUDTXHHQ el año 1649 D. Pedro Francisco de Quesada y Alarcón hizo donación al cenobio de una valiosísima imagen de S. Antonio de Padua, patrón del mismo. El franciscanismo en Andalucía 2009, XV, 372-385

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El entonces guardián fray José Ferrer en una solemne procesión la colocó en un lugar preferente de la iglesia conventual con el regocijo y muestras de alegría que dieron los granadinos concurrentes al acto y muy devotos del referido santo. Sin embargo, con el transcurrir del tiempo fue trasladada al Convento descalzo de Priego de Córdoba y el vacío que dejó fue adornado con otra imagen del mismo santo más valiosa y de mejor factura que el Guardián, fray Felipe de Molina instauró el 13 de enero de 1702, después de haber sido confeccionada con todo esmero por el famoso escultor D. Diego de Mora. Vida del Siervo de Dios, escritor, Fray Martín Belzunze En su deseo de referirnos las vidas de los frailes dignos de imitación por sus acendradas virtudes y sus comportamientos ejemplares, nos cuenta la del mencionado Siervo de Dios. Este insigne religioso, nació en un pueblo de la provincia de Granada y era el mayor de los cuatro hermanos que todos gozaron del suave olor de Cristo. Sus padres, Martín Belzunze y Juana Romero, de buena posición económica, lo educaron entre lo más selecto de la sociedad del momento. Antes y durante su formación intelectual de lo primero que se ocuparon éstos con gran esmero fue en proporcionarle una formación espiritual fuerte y bien asentada en los principios del amor a los demás, la docilidad y humildad y formarle un carácter morigerado y dulce con el que, desde su niñez, se hizo grato a los demás. Queriendo complacer al Padre celestial, lo escogió en su corazón como la meta a la que tendería durante toda su vida. Se hizo tan grato a los ojos de Cristo que Éste cierto día le proporcionó la gracia de hacérsele presente, rodeado de fulgores y unas rutilantes luces que refulgían de su cara. Sobrecogido por la presencia de la Divinidad quedó mudo de admiración, pero en lo más íntimo de su corazón el Señor le manifestó estas consoladoras palabras: “Martín, soy tu Padre y lo seré siempre”. Al mismo tiempo le reveló que Él era aquella refulgente iluminaria que alumbraba a los que se encuentran en las puertas de la muerte, dirigiéndolos por un camino de paz y felicidad. Pleno de gozo y de inefable alegría por haber sido agraciado con tan inconmensurable favor de presenciar la Divina Majestad, decidió seguir los caminos del Señor con toda la rectitud de su conciencia. $OFRPHQ]DUVXVHVWXGLRVVXSHULRUHVHLQÀXLGRSRUODDFWLWXGQHJDWLYDGHVXVFRPpañeros hacia las prácticas religiosas, se enfrió un poco su fervor inicial y, poco a poco, IXHGHVOL]iQGRVHSRUXQDSHQGLHQWHGHSHUGLFLyQTXHOHKL]RDÀRMDUODVULHQGDV\SHUGHU el dominio que antes tenía sobre sus pasiones. De esta manera, con la mente confusa y el alma desordenada, sin hacer caso a lo que una y otra le dictaban, perdió su fortaleza espiritual que antes lo hacía agradable a los ojos de la Divinidad. Durante cierto tiempo caminó por este sendero de ingratitudes pero, no obstante, entre las cenizas de aquél primitivo fervor divino, quedaba un pequeño rescoldo de amor a la Abogada de los pecadores a la que, tiempo atrás había dedicado todo su cariño. eVWDQRTXLVRGHMDUTXHVHSHUGLHVHGH¿QLWLYDPHQWHDTXpOKLMRDOTXHWDQWRDPDED por ello le habló quedamente a su corazón y le hizo comprender que la vida que llevaba ORKDUtDDERFDUGH¿QLWLYDPHQWHHQODSHUGLFLyQGHVXDOPD El franciscanismo en Andalucía 2009, XV, 373-385

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Conmovido sintió vergüenza de sí mismo y de su comportamiento, por lo que el acto de verdadera contrición no se hizo esperar y derramó grandes ríos de lágrimas por lo que le había hecho sufrir al amantísimo Padre y a su Dulcísima Madre. Ya había cumplido treinta años desperdiciados, la mayoría, en las banalidades munGDQDV3RUHOORDHVDHGDGWDQDYDQ]DGD\FRQXQ¿UPtVLPRSURSyVLWRGHHQPHQGDUORV errores cometidos, se dedicó al estudio del latín para dar un giro total a su vida y llegar a ordenarse sacerdote. También se instruyó en Teología Moral. Ya ordenado sacerdote, fue nombrado confesor, en cuyo trabajo resplandeció admirablemente. Pasó varios años ejerciendo la vida sacerdotal secular, pero movido por un impulso GLYLQRFXDQGR\DFRQWDEDFRQFXDUHQWD\FXDWURDxRVGHHGDGGHFLGLyWRPDUHOVHUi¿FR hábito e ingresó en el convento de S. Juan de Ribera de los descalzos de Valencia el diez de octubre del año 1616. A pesar de esta madurez de edad, se entregó con entusiasmo juvenil por la vía de la perfección, adelantando a los demás compañeros de clase, alcanzando prontamente un alto grado de excelencia en todo género de virtudes. Con el beneplácito de sus superiores que veían en él un futuro ejemplar digno de imitación por los restantes hermanos, pronunció sus votos perpetuos con lo que fue adPLWLGRFRPRQXHYRFRPSRQHQWHGHODPLOLFLDVHUi¿FD Sabedor de que el único camino que le quedaba por recorrer para enmendar sus errores juveniles era el de la santidad, a él se entregó con todas las fuerzas de su cuerpo y alma. Comenzó por realizar una estricta cura de humildad para despojarse de cualquier resto de antigua soberbia que pudiese quedarle. Además se encontraba confuso y avergonzado entre sus hermanos más jóvenes que él y se sentía indigno para continuar la ardua tarea de los estudios. Ese comportamiento le hizo que fuese ganando poco a poco el aprecio de los superiores y hermanos que más de una vez le llegaron a alabar sus virtudes. Nada se le hacía más insoportable que esto, pues se consideraba indigno de todo aprecio y pensaba que cualquier cosa meritoria que le dijesen era injusta, ya que consideraba que no era merecedor de ella. Su grado de humildad llegó a tal que sólo apreciaba los desprecios y vejaciones que cualquier malintencionado le proporcionase. Ciertamente en su fuero interno esto es lo que verdaderamente sentía, ya que deseaba ser pisoteado por todos y no se estimaba digno ni de la tierra que pisaba. Esta actitud interior era la razón de su invicta constancia y le proporcionaba una dulce y sin par tranquilidad ante las tribulaciones y adversidades que se le presentaban. Al considerarse indigno de convivir con los demás a los que estimaba por encima de él, procuraba apartarse de toda criatura, aproximándose a ellas solamente cuando lo exigía la caridad. Una de las virtudes que más sobresalieron en él fue la de la obediencia. Los superiores llegaron a sentir gran estima por él, dada esta cualidad, a veces tan rara en otras personas, aunque sean religiosos. Llegó a adquirir tal grado de limpieza y candidez que no concebía que los hombres llegasen ni siquiera a discutir movidos por la ira y pensaba que en los pechos de los demás no podía albergarse ningún furor. (OULJRUTXHPRVWUDEDHQFDVWLJDUVXFXHUSRHUDH[WUHPDGR6XVÀDJHODFLRQHVHUDQ excesivamente duras, no admitía calzado alguno, por lo que era un verdadero fraile descalzo. La abstinencia que mostraba ante la comida era modelo ejemplar para sus compañeros. El franciscanismo en Andalucía 2009, XV, 374-385

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1XQFDVHVHQWtDVDWLVIHFKRSRUPX\IXHUWHVTXHIXHVHQODVPRUWL¿FDFLRQHVTXHpOPLVPR se aplicaba o las que tuviese que sufrir por las incomprensiones y algunas veces malas intenciones de sus mismos hermanos. Para él era una satisfacción castigar su cuerpo siempre que tenía ocasión, por eso ni se permitía tomarse un refresco en los días más calurosos del verano, no se acercaba a la lumbre por muy gélido que estuviese el ambiente. Los trabajos más humildes eran su preferencia, siempre deseaba lo más bajo, pues decía: “así no puedo enorgullecerme de nada”. A pesar de tener una pluma prolífera y encomiable, nunca hizo gala de ello. Su devoción por la Divinidad no le permitía estar de otra forma en la capilla que no fuese inclinado o de rodillas. Continuamente se sentía en presencia de Dios. Siendo ya muy anciano se vio aquejado de una enfermedad en las piernas que le obligó a permanecer en la cama. Posiblemente este fue uno de los mayores tormentos que sufrió ya que no podía soportar verse alejado del Sagrario, pues encontraba consuelo para todos sus males al estar cerca de su Divino Esposo. Su alma era un horno ardiente del que salían continuamente fogosos dardos de amor que, sin cesar, lanzaba hacia la divina Diana que era el centro de su existencia. Así se vio elevado a los primeros años en los que el centro de su vida era únicamente el Padre Eterno. Su preocupación por la salvación de sus semejantes le llevaba a que no economizara QLQJXQDFODVHGHHVIXHU]RVDFUL¿FLRRWUDEDMRFRQWDOGHFRQVHJXLUHODUUHSHQWLPLHQWR de algún pecador. Se pasaba las horas enteras en el confesionario sin preocuparse del descanso ni del alimento. Su verdadero alimento era su unión con Dios y la salvación de las almas, de manera que las multitudes lo adoraban y se aglomeraban, esperando ser recibidos en penitencia por él. El autor nos dice que, según los cálculos de sus compañeros, confesó a más de dieciséis mil personas. Cantidad que si no es exagerada, consideramos que, para conseguirla, debió GHGLFDUPXFKtVLPDVKRUDVDODSUiFWLFDGHODFRQIHVLyQFRQORVFRQVLJXLHQWHVVDFUL¿FLRV de permanecer inmóvil y escuchar las miserias de tantísimas personas. La santidad que irradiaba su persona, sus admoniciones, el intachable ejemplo de su vida, sus escritos, hasta su misma mirada hacían que, cualquier persona que anduviese por mal camino sintiese la saeta del arrepentimiento y mudase de vida cambiando totalmente su comportamiento. Los pobres acudían a él buscando el remedio para sus miserias. Era digno de ver, según cuenta el cronista, cómo iba por la calle rodeado de ellos que lo acuciaban no sólo pidiéndole consuelo espiritual, sino también ayuda material. Por ello, no teniendo otra cosa, separaba la mayor parte de su alimento diario para repartírselo a los necesitados. Y en su afán por ayudarlos, siempre que no causase perjuicio a la Comunidad, a hurtadillas y aún exponiéndose a ser sorprendido, sustraía de la despensa del Convento lo que podía para entregarlo a los desheredados. No había nadie que se acercase a él sin recibir, bien alguna ayuda material, bien consuelo espiritual. Se deshacía por repartir amor y consuelo a todos los que acudían a su presencia. En más de una ocasión manifestó sus dotes proféticas anticipando sucesos que sin que los demás pudiesen sospechar que ocurrirían sucedieron tal y como él había predicho. En ocasiones, la Divina Majestad, tomando la forma corpórea de un niño, lo regaló con su presencia, ocasionándole arrebatos del más puro amor por el Ser Supremo al que tanto anhelaba su alma. El franciscanismo en Andalucía 2009, XV, 375-385

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En los pocos ratos de ocio que tenía, se dedicaba a confeccionar preciosas imágenes del Divino Infante que regalaba a quienes se las solicitaban y que tenían efectos saludables para el alma y curativos para el cuerpo. De vez en cuando, sus mismos compañeros, PLHQWUDVVHGHGLFDEDDODWDUHDGHUHDOL]DUHVWDVSHTXHxDVH¿JLHVORYLHURQDFRPSDxDGR de un tierno infante que le ayudaba a la realización de las mismas. Además de todos los dones que Dios le prodigó, le concedió el de hacer milagros, VHJ~QUH¿HUHHOFURQLVWDTXHVHKLFLHURQSDWHQWHVGHVSXpVGHVXPXHUWH Esta ocurrió tras de sumirse en un profundo sopor, el treinta de junio de 1651 en el mismo convento en el que había resido durante tanto tiempo, o sea, en el de S. Antonio de Granada. Para sus hermanos compañeros no quedó duda de que, desde este valle de lágrimas, fue trasladado directamente a la gozosa presencia del Altísimo al que, desde el momento en el que decidió cambiar de vida, se entregó sin reservas. Su fallecimiento fue hondamente sentido por todo el pueblo granadino. Sus devotos hicieron trizas la pobre vestimenta que lo cubría con tal de hacerse con una reliquia de tan venerable fraile, manifestando al mismo tiempo la devoción que sentían hacia él. Todas las personas que se sentían en deuda con él por los muchos favores que en vida les había dispensado acompañaron, hasta el sepulcro, separado del común del resto GHORVKHUPDQRVHOWUDVODGRGHOFDGiYHUTXHVHPDQWHQtDÀH[LEOHGHVSXpVGHPXFKDV horas de su óbito En el año 1705 sus huesos fueron depositados en un hueco de la pared en el lado derecho de la capilla mayor del convento, de forma que así decoran el mismo. Aparte de sus acendradas virtudes, la facilidad de su pluma, dejó los siguientes escritos: - Vida de Martín Belzunze. Es decir la propia biografía de su vida seglar. - Poemas varios. - -HURJOt¿FRVYDULRV Éstos no están escritos con las palabras de la sabiduría humana, sino de una forma arcana, con la doctrina del espíritu. Está distribuida en cinco tomos y VHFRQVHUYDQLQpGLWRVSRVLEOHPHQWHSRUODGL¿FXOWDGGHVXLQWHUSUHWDFLyQHQHODUFKLYRGH la Provincia. Los expertos los consultan asiduamente por la notoriedad de tantos héroes citados cronológicamente. La vida de otro siervo de Dios: el sacerdote fray José López Este fraile sacerdote era oriundo de la villa de Totana. Una vez recibidos los hábitos GHOD2UGHQVHUi¿FDVXVVXSHULRUHVOHHQFRPHQGDURQGXUDQWHPXFKRVDxRVHOFXLGDGR y conservación de la sacristía de los conventos de Murcia y Granada. Ello originó en él una admirable propensión al cuidado, atención y devoción a las cosas del culto divino. Fue especialmente cuidadoso en conservar el blanco lirio de la castidad. Cuentan que, cierta noche, cuando todavía vivía en el mundo, en la que, por necesidades familiares, VHHQFRQWUyHQODVLWXDFLyQGHSDVDUODVRORMXQWRDVXSURSLDKHUPDQDSUH¿ULyVDOLUGHVX casa y pasarla toda paseando por la calle, ya que aborrecía estar a solas con una mujer, aunque ésta fuese de su propia sangre. Su pobreza absoluta era ejemplo para todos. Llevó a rajatabla el ser descalzo, ya que nunca zapato o sandalia alguna cubrió sus pies. A veces caminaba con éstos totalmente desnudos, como siempre, sobre el hielo o la nieve, igual que si lo hiciese por un amenísimo prado verde en plena primavera. 6HÀDJHODEDFRQWRGRULJRUGXUDQWHODVKRUDVTXHVXFXHUSROHSHGtDLQFHVDQWHPHQWH que descansase. El franciscanismo en Andalucía 2009, XV, 376-385

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Colmado de méritos y virtudes, la Divina Majestad lo colocó entre los santos del cerúleo paraíso el veinticinco de agosto de 1653. Sus cenizas descansan en el sepulcro común, junto a las de sus hermanos. El autor de la crónica, para dar mayor esplendor al convento, como hace en todos los que hasta ahora he traducido nos hace sucintos resúmenes de las vidas de los frailes que sobresalieron por sus méritos, bien de santidad, bien por sus dotes intelectuales. La vida de otro insigne siervo de Dios que también nos relata es la del lego Santiago Valero. De él nos dice que nació en Elche y que fue adscrito a la provincia antes de su GLYLVLyQ0DQLIHVWyVXDQKHORGHVDQWLGDGFRQHOFRQVWDQWHFDVWLJRGHVXFXHUSRÀDJHlándose duramente, sufriendo las agudas púas de los cilicios y llevando hasta extremos insospechados los ayunos. Otra de sus grandes pasiones era la asidua práctica de la oración pues, como sus trabajos eran manuales, él decía que le dejaban la mente desocupada y por ello la dedicaba a estar continuamente en contacto con el Preferido de su alma y así no dejaba de estar en perpetua comunicación con Él. Su enorme paciencia la demostró sobradamente en todo momento, pero de forma especial, cuando se vio atacado por la cruel enfermedad de un cáncer en la boca que le hacía sufrir indeciblemente, cosa que él soportaba sin alterarse y con espíritu risueño. El mortífero mal se le extendió hasta la garganta y llegó el momento en el que no pudo ni hablar, sin embargo lo soportaba con una serenidad y paz de espíritu encomiables. Año y medio sobrellevó esta mortífera dolencia. Ya próximo a su muerte, como no podía hablar, por señas les pidió a los hermanos que le recitasen la letanía de la Bienaventurada Virgen María. Entre estas oraciones su cuerpo se fue quedamente durmiendo en el Señor y el siete de mayo de 1654, se presentó, lleno de meritos ante el Altísimo para gozar del premio celestial que durante su vida se había labrado. Superación de una disputa por una inveterada costumbre En todas las crónicas de los conventos que hasta ahora llevo traducidos, hay por lo menos una o más polémicas y hasta denuncias ante los jueces eclesiásticos o civiles por litigios o disputas que los franciscanos descalzos han mantenido, bien con los frailes de otros conventos, también descalzos, bien con los observantes, ya con los clérigos seculares, ya con los componentes de otras órdenes religiosas y hasta con personas particulares. A través de todos los escritos he podido comprobar el carácter polémico que parece TXHFDUDFWHUL]DRSRUORPHQRVLGHQWL¿FDEDDORVKHUPDQRVGHVFDO]RVTXLHQHVDYHFHV por motivos tan baladíes como el dar sepultura a una persona determinaba, entablaban un pleito con los sacerdotes seculares de la localidad. En este caso es una querella contra los franciscanos Observantes. 1RVUH¿HUHHODXWRUTXHGHQWURGHODFLXGDGGH*UDQDGDH[LVWtDQGRVFRQYHQWRVGH hermanos observantes. Uno de ellos conocido como la Casa mayor y el otro recibía el nombre de Alhambra. Entre las comunidades de los descalzos y la de los observantes GHOD&DVD0D\RUH[LVWtDXQDSDFt¿FDFRVWXPEUHTXHVHUHPRQWDEDDOSULQFLSLRGHOD fundación de los primeros, por la que ambas precedían de forma conjunta todos los actos procesionales públicos y que sus respectivos guardianes ocupasen los lugares más dignos. Allá por el año 1655, en contra de esta asentada costumbre, el guardián de la Alambra reclamó para sí, utilizando todas sus fuerzas, la presidencia que le correspondía a los El franciscanismo en Andalucía 2009, XV, 377-385

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descalzos y se soliviantó desagradablemente. Como es lógico los descalzos pusieron en marcha su faceta combativa y se opusieron a ello. Así que presentaron la reclamación correspondiente ante la más alta autoridad de los franciscanos. El reverendísimo Padre General, fray Pedro Manero, cuando se informó debidamente de las pretensiones de unos y del derecho de los otros, resolvió a favor de los descalzos y así el treinta y uno de mayo del mismo año, expidió desde Madrid los escritos correspondientes por los que garantizaba a los descalzos la conservación de tan inveterada costumbre, a pesar de las quejas y pretensiones del guardián de los observantes de la Alhambra. )UD\&ULVWyEDO'tH]IXHRWUDÀRUGLJQDGHHPXODFLyQTXHUHVSODQGHFLyHQHOPHQcionado convento. Éste era converso y nació en Almuñecar, cuando la Provincia aún no había sido segregada de la de S. Juan Bautista. Por su ardiente deseo de pertenecer a los descalzos fue aceptado por éstos. Destacó sobremanera en la práctica de todas las virtudes especialmente en la frecuentación de los Santos sacramentos y en los castigos con los que atormentaba a su cuerpo. Además no podía soportar la ociosidad se dedicaba de forma especial a los trabajos manuales. Por ello, cuando ya siendo muy anciano y aquejado de muchas enfermedades y dolencias, se sintió muy dolido cuando los superiores, considerando su estado, lo relevaron de toda actividad, además de exonerarlo de la asistencia a los maitines. Él, obediente DQWHWRGRDFHSWyHVWDQXHYDVLWXDFLyQTXHVXSRQtDXQJUDQVDFUL¿FLRSDUDVXVDQKHORV GHSHUIHFFLyQSHURORVXSOLyLQFUHPHQWDQGRHOULJRUGHVXVSHQLWHQFLDVÀDJHODFLRQHV\ PRUWL¿FDFLRQHVGHWRGRWLSR Finalmente, lleno de años y rebosante de virtudes, falleció el diecisiete de octubre del año 1655. Su cuerpo descansa en el sepulcro común. El Siervo de Dios, fray José Martínez es otro componente digno de admiración del claustro de los descalzos granadinos. Era hijo de Juan Martínez y de Francisca López. Había nacido en un pueblo de la provincia de Granada. Hasta edad muy avanzada vivió en el mundo entregado a obras de caridad y a hacer todo el bien posible a los necesitados. Pertenecía a la Orden Tercera, muy conocido por los frailes conventuales por su acendrada piedad y su dedicación a los menesterosos. A los sesenta años pidió el ingreso como hermano lego en el convento que estamos narrando. Su deseo fue muy bien acogido tanto por los superiores del mismo, cuanto por el resto de los hermanos. Ya hemos dicho cómo lo apreciaban y la buena voluntad que sentían hacia él por su vida inmaculada y su despego de las cosas terrenales. El treinta de septiembre del año 1652 fue acogido en el cenobio cosa de la que todos los componentes del mismo se congratularon, pues ya de seglar lo admiraban por su vida intachable. A pesar de su provecta edad, con ímpetu juvenil, se entregó a la práctica de los saFUL¿FLRV\GHODVPRUWL¿FDFLRQHVFRPRVLFRQVLGHUDVHTXHWHQtDTXHUHFXSHUDUHOWLHPSR que no había dedicado a ellos. Cada día subía un escalón de la dura escalera de la perfección, esforzándose en reaOL]DUODVODERUHVPiVVDFUL¿FDGDVHQODSUiFWLFDFRQWLQXD\HGL¿FDQWHGHORV6DFUDPHQWRV huyendo constantemente de la ociosidad y cumpliendo las reglas conventuales con la máxima perfección. Muchas noches las pasaba enteras de vigilia ante el Sagrario del convento en místico arrobo ante su Señor. El franciscanismo en Andalucía 2009, XV, 378-385

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La virtud que más apreciaba era la de la humildad, siempre estaba dispuesto y se desvivía por complacer los deseos de cualquier hermano. De ellos prefería el desprecio a la alabanza, pues se consideraba como cosa sin valor alguno. Sus excesos en castigar su debilitado cuerpo le hacían caminar con los pies totalmente desnudos sin preocuparse del hielo o de la nieve. )LQDOPHQWH\DGHHGDGPX\DYDQ]DGDIXHFRQVXPLGRSRUOD¿HEUH\DEDQGRQyHVWH valle de lágrimas el día siete de julio del año 1656, yendo al encuentro del que más amaba, donde el Padre Eterno que tantas preferencias había mostrado por él lo coronaría con el laurel de los triunfadores en el camino de la perfección. El renuevo de la higuera de S. Pedro de Alcántara La higuera que plantó S. Pedro de Alcántara se hizo famosa por sus curaciones prodigiosas a quienes, bien consumiendo sus higos, ya bebiendo la infusión cocinada con ellos, o aplicándose un trozo de madera de la misma o una cruz hecha con ella, se encontraban debilitados de salud y la recuperaban inmediatamente. Fray Diego de Oca fue nombrado Comisario Visitador y debió marchar, por ello, a la Provincia de S. Gabriel. Se llevó consigo dos plantones de la memorable higuera mencionada y los dejó en el convento de Loja, donde, con todo cuidado y esmero fueron plantados por el hermano hortelano. Cuando asumió la prelatura del convento granadino, recuperó uno de dichos esquejes y mandó al hermano que cuidaba del huertecillo que lo sembrase en el mismo. El narrador nos menciona que en la fecha en la que él escribe, dicho tallo ha llegado a convertirse en una frondosísima higuera que sigue proporcionando a quienes comen de su fruto o se aplican una cruz o un trozo de la misma iguales propiedades curativas que la higuera original criada y bendecida por S. Pedro de Alcántara. El capítulo segundo de este relato lo concluye el cronista con la sucinta narración de la meritoria vida de la Sierva de Dios Inés de Jesús. Fue hermana seglar de las carmelitas, lo que se duda es si llegó a ser cordígera franciscana1 En este convento granadino se esperaba que lo hiciese en un futuro La describe el escritor como una mujer admirable y digna de encomio en todo género de virtudes, cuya ínclita vida mereció la digna opinión de todos sus conciudadanos. Cuando falleció y antes de que su cuerpo fuese depositado en el camposanto apareció URGHDGRSRUXQDGPLUDEOHIXOJRUFRPRXQPDQL¿HVWRLQGLFLRGHOUHVSODQGRULQH[WLQJXLEOH del que gozaba en el cielo. Su óbito tuvo lugar el día tres de abril del año 1659. 1XHVWUDRSLQLyQSDUWLFXODUHVTXHHOFURQLVWDSDUDHQVDO]DUODVPDJQL¿FHQFLDVGHO FRQYHQWRGH6$QWRQLRUH¿HUHODYLGDHMHPSODUGHHVWDYLUWXRVDPXMHU\ODLQFOX\HGHQWUR de los adictos a este cenobio. Nuevo Capítulo El capítulo III de este relato lo dedica el autor del mismo a cantarnos las excelencias del convento y narrarnos el número de los que integraban la comunidad. También nos 1

Los cordígeros franciscanos eran personas seglares que, con el permiso correspondiente, estaban autorizadas a ceñir el cordón de la Orden y deberían llevar una vida ejemplar en méritos y en virtudes. En ocasiones entraban en colisión con los Terciarios franciscanos. Debo esta aclaración al Padre Enrique Chacón OFM, al que desde aquí le doy las gracias. El franciscanismo en Andalucía 2009, XV, 379-385

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UH¿HUHODVOLEHUDOLGDGHV\GRQDFLRQHVGHORVEHQHIDFWRUHVGHOPLVPR3RQHGHUHOLHYHVX condición de hospital. Además narra los hechos de catorce siervos de Dios, así como las importantes obras de dos de ellos. Nos cuenta la eximia doble celebración de la canonización de los santos Pedro de $OFiQWDUD\3DVFXDO%DLOyQ5H¿HUHORVREVHTXLRVTXHUHFLELyHOFRQYHQWRSRUHOFRPSRUtamiento de los frailes durante la peste de Granada. Reseña el caso de tres víctimas del amor y la admirable Providencia divina y, como colofón del mismo nos narra una digna noticia sobre el Cristo de las Calzas. He dedicado ya bastante tiempo a referir lo que el autor nos narra sobre el convento en el capítulo II de su crónica, así que, como es lógico, no contaré todo lo que en éste nos relata, pues, en tal caso la conferencia sería onerosa y difícil de soportar. Voy a dedicar algunas páginas más a exponer ciertos asuntos de los que he enumerado, de forma que no canse demasiado al auditorio ni a quienes la lean, cuando se publique, y el resto lo relegaré para otra próxima intervención. Excelencias del convento y número de hermanos del mismo. El día doce de febrero del año 1661 la Provincia franciscana descalza de S. Juan Bautista se dividió en dos. Una de ellas, la más oriental, siguió conservando el prístino nombre y la segunda, que abarcaba gran parte de la hoy provincia andaluza, quedó bajo la protección de S. Pedro de Alcántara. El convento granadino de S. Antonio de Padua quedó como lo que podríamos llamar la Casa Madre o cenobio principal. De aquí que esta provincia reciba también el nombre de granadina. (QODVWpPSRUDVDODVTXHHODXWRUVHUH¿HUHHOFRQYHQWRHVWDEDKDELWDGRSRUODFRQsiderable cantidad de ciento treinta hermanos “plus minusve”. Él era el centro de celebración de los capítulos provinciales y de las congregaciones de la Provincia. Como muestra de ello baste decir que desde el año 1662, es decir desde el año siguiente al de la segregación, hasta el 1743 tuvieron lugar en el mismo veintidós congregaciones provinciales. Desde el día 15 de febrero del año 1646, hasta la época del narrador, es la Casa de Novicios provincial. Durante cierta época compartió tal honor con otro convento que el UHODWRUQRUH¿HUHDXQTXHHQORVGtDPHQFLRQDGRVHVHOODOD~QLFD&DVDGHQRYLFLRVGH esta Provincia. En el noviciado se venera cierta escultura bellísima del Niño Jesús ubicada sobre el altar. Acerca de ella existe una tradición común entre los alumnos y es que, no pocas veces, en diversos tiempos habló benignamente con distintos novicios, ya en su interior, ya haciéndoseles presente deforma corpórea, para exhortarlos a que continuasen con todo su esfuerzo por el camino de la perfección. En esta Casa noviciado se enseñaba teología a todos los jóvenes alumnos. Ha sido célebre porque durante todo el tiempo de su existencia han residido en ella los hermanos más fervorosos y ha sido habitada por varones cuyos claros ejemplos de YLUWXGHQDUGHFtDQDVXVFRPSDxHURV\HGL¿FDEDQDWRGRVORVVHJODUHV Se ha estimado como una fortísima torre y una excelente línea de batalla contra los DWDTXHVLQIHUQDOHV)RUWL¿FDGD\GHIHQGLGDSRUYDOHURVRVHLQYHQFLEOHVVROGDGRVTXHWDQWR en el coro, cuanto en la iglesia, como aguerridos guerreros, se ofrecían continuamente para presentar combate a las fuerzas infernales a las que hacían frente con esforzado denuedo. El franciscanismo en Andalucía 2009, XV, 380-385

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En el silencio de los claustros, durante el día, se escuchaba la armonía de las alabanzas FHOHVWLDOHV3RUODQRFKHVHRtDHOPXUPXOORGHODVÀDJHODFLRQHVHQWUHVORVVXVSLURV\ORV susurros de los orantes. Según el cronista esta casa ha sido siempre un semillero de hombres insignes tanto en santidad cuanto en profunda sabiduría sobre todas las materias investigadas por el ser humano. Liberal regalo de un benefactor. Grata respuesta por parte del convento y creación del hospital En el año 1662, es decir al año siguiente de la constitución de esta nueva Provincia, D. Diego Montalbo, vecino de Granada, devotísimo de la imagen de la Niña María y lleno de afecto hacia los hermanos del convento, regaló a éstos dos mil ducados para que construyesen un hospital para los monjes enfermos y que perteneciese a la propiedad del FHQRELR6yORSLGLyDFDPELRTXHWRGRVORVDxRVVHFHOHEUDVHXQDJUDQGLRVD¿HVWDHQ honor de la Virgen Niña en el misterio dulcísimo de su presentación en el templo. /D3URYLQFLDHQMXVWDFRUUHVSRQGHQFLDSRUWDQLPSRUWDQWHGRQDWLYRFRQXQ¿QWDQ caritativo, decretó que se llevasen a cabo los debidos sufragios por la salvación de su alma. Inmediatamente se puso en ejecución la obra del hospital que fue concluido en poco tiempo con todas las dependencias necesarias. Los hermanos que lo atienden dan constantes muestras de la caridad fraterna que los mueve a cuidar de los necesitados. (OUHODWRUFRQWLQ~DUH¿ULpQGRQRVGLVWLQWDVYLGDVHMHPSODUHV\DGHIUDLOHVFRQYHQWXDles, ya de terciarios y terciarias franciscanos que, por sus méritos y continua dedicación a la perfección fueron considerados modelos dignos de imitación por todos los que los conocieron. Hace una extensa exposición del siervo de Dios Fray Francisco Molina. Éste era diácono. Había nacido en el pueblo de Bastente en la provincia granadina. Se desconoce el nombre de sus padres, aunque sí consta que eran nobles. Vivió en el mundo hasta algo más de los cuarenta años, pero insatisfecho de las pompas terrenales y deseoso de perfeccionar su alma y dedicarse al servicio de Dios, WRPyHOVHUi¿FRKiELWRHQHOFRQYHQWRGH6-XDQGH5LEHUDHQOD3URYLQFLDYDOHQFLDQDHO tres de octubre del año 1626, antes de que de ella se segregase la Provincia de S. Pedro de Alcántara. $OOOHYDUVHDFDERpVWDSRUSULYLOHJLRSRQWL¿FLRIXHHVFRJLGRSDUDTXHSHUWHQHFLHVH a la alcantarina. Aunque su perfección en todas las virtudes era digna de encomio, resplandeció de manera especial en la de la humildad. Sus mismos compañeros lo consideraban émulo del mismo S. Francisco y creían ver en él una nueva encarnación suya. En ningún momento se creyó superior al resto de los mortales, por muy humildes que éstos fuesen. No actuó de forma insolente ni soberbia en cualquier periodo de su vida. $XQTXHGRPLQDEDSHUIHFWDPHQWHODOHQJXDODWLQDDLPLWDFLyQGHQXHVWUR6HUi¿FR Padre no quiso que lo ordenasen presbítero, a pesar de los esfuerzos que, para que lo consintiese, llevaron a cabo, tanto sus propios compañeros y superiores, cuanto el obispo de Granada, D. Martín Carrillo de Alderete. Él seguía considerándose indigno de recibir este sacramento, pues siempre vivió imbuido en el desprecio que deseaba que los demás la tuviesen. El franciscanismo en Andalucía 2009, XV, 381-385

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Es más, tenía tanto respeto a los sacerdotes que nunca se atrevió a dirigirse a alguno de ellos, pues los consideraba tan elevados y él tan miserable que no osaba tener contacto con ellos. El Maligno no podía tolerar que un alma tan humilde viviese fuera de a sus ataques y tormentos, por lo que lo acuciaba continuamente con incesantes tentaciones y hasta con manifestaciones patentes de su perversidad ideando continuamente diversos modos para atormentarlo. Siendo ya muy anciano, el meritorio siervo de Dios, muchas veces se mostraba implacable con los rigores invernales. Acostumbraba a yacer en su pobre camastro, cubierto solamente por una mísera colcha, sin cobertor ni manta alguna. Así, bajo tan pobre cobijo procuraba calentar sus ateridos miembros. (O'HPRQLROOHQRGHLUDQRVRSRUWDEDWDQJUDQVDFUL¿FLRSRUORTXHPXFKDVQRFKHV lo atacaba físicamente desposeyéndolo de la endeble cobertura, produciendo grandes fragores que despertaban al desventurado anciano y lo privaban del necesario descanso. Los hermanos de las celdas próximas escuchaban la batahola organizada por los seres del averno y, como es lógico, no dejaban se sentir cierta aprensión por la presencia de los seres infernales, así que se lo comentaron al Guardián del cenobio. Éste lleno de compasión por el sufrimiento que estaba padeciendo uno de sus frailes, escuchó con todo detenimiento lo que le contaban y mandó al humilde Francisco que, bajo el imperio de la Santa Obediencia, ordenase a los seres infernales que lo visitaban y le hacían la vida imposible, que en nombre de Jesucristo lo dejasen en paz y en adelante no le causasen tales vejaciones. Como siempre, obediente en todo, el sumiso Francisco hizo caso a lo ordenado por su Superior e inmediatamente se marcharon los inmundos espíritus, lo dejaron en paz y no volvieron a causarle más molestias ni sufrimientos. Sus propios compañeros que lo consideraban digno de imitación, muchas veces le preguntaban sobre qué deberían de hacer parar agradar a Dios y sentir más cerca su cariño, les respondía humildemente: Inclinad vuestras cabezas, hermanos, en esto reside nuestra suma perfección, pues el verdadero obediente no puede equivocarse. Yo actúo muchas veces como perfecto seguidor de la obediencia. La Soberana Voluntad, en premio a su acendrado e infatigable fervor, le concedió el don de hacer milagros. Muchos y de todas clases realizó. Tanto que hasta llegó de devolver la vida a los fallecidos. Para él su mayor deseo era morir bajo la obediencia a sus superiores, por ello, ni la vejez avanzada, ni los abatimientos más dolorosos fueron nunca para él el más mínimo obstáculo para cumplir con toda diligencia todo lo que le sugerían los que regían el convento. /DVXPLVLyQHUDHOFHQWURGHVXYROXQWDGDGHPiVSURFXUDEDSDUDPRUWL¿FDUVHHMHUFHU siempre los trabajos más arduos, duros y difíciles, encontrando en ellos, al realizarlos, cierta dulzura y paz de espíritu que lo compensaba de todos los esfuerzos que hubiese tenido que llevar a cabo. 8QRGHORVR¿FLRVPiVSHQRVRVTXHH[LVWHHQXQFRQYHQWRHVHOGHSRUWHURSXHV bien, el lo sobrellevó sin quejarse ni protestar durante veinte años. Otros, más fuertes y robustos que él no pudieron ejercerlo durante tanto tiempo, por lo que a los pocos años pedían al Guardián que los relevase del mismo por el mucho esfuerzo que había que hacer para practicarlo. El franciscanismo en Andalucía 2009, XV, 382-385

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La resistencia que tenía para la penitencia era inaudita, por lo que todos sus compañeros lo admiraban. 'LDULDPHQWH VH ÀDJHODED FRQ H[WUHPD GXUH]D +DEtD GtDV TXH OR KDFtD KDVWD WUHV veces. El ayuno era una práctica habitual en él. Tenía la costumbre de comer solamente pan y agua y algunas legumbres durante tres semanas seguidas, sobre todo en Cuaresma, además de los días señalados por la Iglesia como de ayuno. Esta práctica la llevaba a cabo en todas las ocasiones posibles. Durante todos los sábados de su vida tampoco tomó alimento. Estuvo sin comer carne durante seis años. Jamás probó el vino. Nunca se le vio montar a caballo ni caminar calzado. Durante seis años tuvo que permanecer acostado sobre su pobre lecho. Esto le provocó que se le ulcerase todo el cuerpo, soportando, además durante toda su vida cruelísimos dolores de pies. Su cuerpo era un madero de incomparable resistencia que se quemaba continuamente en el fuego del dolor. El pudor fue el fragantísimo lirio que lo adornó durante toda su vida. Mientras fue religioso, jamás miró directamente a la cara a alguna mujer. No soportaba las conversaciones en privado con ellas. Despreciaba la lengua imprudente y las palabras ociosas como si de un virus mortal se tratasen. Custodiaba su cuerpo, sabedor de que estaba hecho de barro, con el miedo que le producía que éste se pudiese dejar llevar por las pasiones, despertando el fuego de éstas que tanto empeño había puesto en dominar. La pobreza fue para él otra virtud sagrada. Podríamos decir que había hecho un pacto con ella por el que nunca se separaría de la misma. Sólo le satisfacía la posesión GHO6HxRU-HV~VFX\DWHQGHQFLDDFRQVHJXLUOROROOHYDEDDUHDOL]DUORVPD\RUHVVDFUL¿FLRV y esfuerzos y a ir despegándose cada vez más de las cosas terrenales para quedarse sólo FRQORTXHpOWDQWRDSHWHFtDODHQWUHJDWRWDO\DEVROXWDD-HVXFULVWRSULQFLSLR\¿QGH todas sus apetencias. Consideraba que si llegaba a poseerlo, ya no precisaría de nada temporal o terreno y obtendría el don más preciado que puede recibir el ser humano: la inseparable amistad con su Redentor. 6X FDSDFLGDG GH VDFUL¿FLR QR WHQtD SDUDOHOR &XDQGR FRPtDDOHJUHPHQWH FRQ VXV hermanos, con todo disimulo, apartaba el parvo trozo de pan que le correspondía para privarse de él por amor a la Divina Luz de su alma. Su piedad era digna de emulación. La devoción que le profesaba a la Virgen Inmaculada y el inmenso amor que le tenía se lo demostraba rezando el Santo Rosario todos los días pidiéndole lo aplicase por la salvación de las almas retenidas en el pecado. Cuando terminaba de cumplir sus obligaciones, ya que para él la obediencia era lo más importante, se dedicaba a visitar los distintos altares de la capilla conventual para ayudar u oír misa. El alimento más fuerte que recibía era la Sagrada Eucaristía. Dedicaba a la oración la mayor parte de su tiempo, por eso durante el día, como tenía cosas materiales que ejecutar, aunque estaba en continuo contacto con Dios, no estaba tan dedicado a ella como hubiese deseado, cosa que suplía durante la noche, pasándola muchas veces en contacto con el que era el amor de su sencillo corazón. La Sagrada Majestad respondía constantemente a su devotísimo siervo recreándolo frecuentísimamente con los favores celestiales. A vía de ejemplo nos expone el cronista el acontecimiento siguiente: El franciscanismo en Andalucía 2009, XV, 383-385

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En cierta ocasión, cierto hermano pasaba por la puerta de su celda por casualidad. Por las rendijas de la misma vio la celda llena de una gran luz sumamente resplandeciente y oyó a Francisco, hablando de rodillas, aunque no vislumbró quién podría estar conferenciando con él. Admirado se lo comunicó al superior. Éste conminó a Francisco a que le contase claramente lo que había sucedido en su celda, obligándolo bajo estricto mandado. )UDQFLVFRKXPLOGHPHQWHUH¿ULyTXHWDQJUDQIXOJRUHUDHOTXHHPDQDEDGH-HVXFULVWR y que con quien hablaba era con Él que muchas veces se le aparecía en su humilde celda. Se sentaba en el pupitre y durante mucho tiempo mantenían ambos conversaciones sobre temas celestiales. 2WUDGHODVIRUPDVGHSRQHUHQSUiFWLFDVXHVStULWXGHVDFUL¿FLRHUDQRFRPHUVH la mayoría de los días, la porción de carne que le servían en su plato. La dividía en dos trozos. Uno de los cuales lo reservaba por si algún hermano, más necesitado se la pidiere. Algunas veces se llevaba un trozo de la misma a la boca pero, antes de llegar a ella, lo retiraba y lo dejaba en el plato, añadiendo un nuevo castigo a su ya macerado cuerpo. Esta actitud producía extrañeza ante sus mismos compañeros que se preguntaban qué podría motivarlo para que actuase de tal manera. El Superior, al tener conocimiento de esta comportamiento, le mandó a Francisco, bajo estricta orden, que le explicase el motivo de aquella actuación. Éste, obediente al máximo, como siempre, le dijo: en mi mesa aparecen sentados a uno y otro lado el Niño Jesús y Santa Ana. Él a la derecha y ella a la izquierda. Cuando me sirven la comida, uno y otro me piden que les dé parte de ella, por eso me veo obligado a distribuirla entre ellos. Por eso tomo el más pequeño trozo para mí. Pero cuando el pequeño Infante ve que lo tengo casi en la boca, inmediatamente llora y me lo pide y libremente cumplo sus deseos. Así llevo seis años, desde la primera vez que me sucedió esto sin probar la carne y me contento con las legumbres y el caldo de la escudilla. 'HHVWDPDQHUDVHSXVRGHPDQL¿HVWRFODUDPHQWHFXiQJUDWRHUDDO6HxRUHOFDQGRU de esta alma feliz, con la que Éste compartía juegos y entretenimientos. Cuando terminaba el cuidado de los hermanos enfermos, con admirable fervor, se dedicaba a servirlos, les mullía los lechos, les abría las celdas, les limpiaba los vasos y orinales y les mostraba de mil maneras su caridad permaneciendo a su lado todo el rato que le era posible. Su enorme caridad llegaba al extremo de demostrarla no sólo con los hermanos el convento, sino con cualquiera al que viese necesitado. De forma especial sentía un predilecto cariño por los niños. Veía en ellos la imagen de Jesús Niño y por ello sentía hacia ellos una ternura especial. El exceso de su caridad era tal que nada retenía para sí. Lo poco que poseía siempre lo repartía entre los más necesitados. En sus manos no estaba seguro ningún bien ya que se desprendía de él en favor de los menesterosos. El cocinero y el encargado del comedor procuraban apartase de él lo más posible, ya que le temían más que a las furias, pues siempre procuraba sustraerlas algo para ayudar a sus pordioseros. A todos trataba con sumo cariño. Nadie se marchaba de vacío después de haberle pedido consuelo. Se valía del confesionario como lugar para repartir su consolación tanto HVSLULWXDOFXDQWRPDWHULDO(QpOSURSRUFLRQDEDSD]DORVDÀLJLGRVOHQLWLYRDORVDQJXVWLDdos, ayuda física a los indigentes, remedio a los enfermos, auxilio a los desvalidos, solaz El franciscanismo en Andalucía 2009, XV, 384-385

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a los entristecidos, consuelo a los descarriados. Por ello su confesionario siempre estaba muy concurrido, cosa que, algunas veces, no sentaba muy bien al resto de los hermanos. El cronista nos dice que en su senectud se vio de tal manera colmado de virtudes que era un ejemplo viviente de santidad. Cuando ya tenía la avanzada edad de 87 años, se vio atacado por una nueva enfermedad que lo transportó al reino de los cielos, sostenido por la sagrada Eucaristía entre las ardientes jaculatorias con las que se dirigía a su divino amor. Su óbito tuvo lugar el día quince de febrero del año 1663, el mismo día en que cumplía 87 años. Había permanecido en el convento durante 47. Al expirar su cuerpo comenzó a exhalar un suavísimo olor, pero lo más prodigioso fue que, ya fallecido, la hicieron en el pie una incisión con una navaja y brotó profusamente sangre líquida como si aún estuviese vivo. Pasado un tiempo fue trasladado al cementerio común del convento. Limosna perpetua para el convento y correspondiente gratitud de la provincia para con el donante. (OGtDYHLQWLFXDWURGHRFWXEUHGHODxRHOSURYLQFLDOHQUHVSXHVWDGHODPXQL¿cencia que siempre había mostrado con este convento D. Juan Herrera Pareja, celebérrimo abogado de la Chancillería real, dispuso que en todos los conventos cualquier hermano presbítero debería de realizar sufragios por el alma de tan dadivoso benefactor, cuando éste falleciese, ya que siempre había socorrido espléndidamente tanto al convento cuanto a la Provincia y, sobre todo, había costeado una espléndida estatua de S. Pascual. Cuando falleció fue enterrado en la capilla del mismo santo, en la que permanece para su eterno descanso. Para cuidar la lámpara del mencionado santo dejó un legado de 155 reales anuales, además de legar al convento un donativo de 200 ducados de limosna y 200 tomos sobre argumentos morales y otros materiales cuyo precio total superaba los 300 ducados. El autor de la crónica sigue mencionando vidas ilustres y multitud de distintos tipos de hechos acaecidos en este convento. Yo, para no hacerme oneroso, las iré desgranando en sucesivas intervenciones dentro de los próximos cursos que, con la ayuda de Dios esperamos seguir celebrando.

El franciscanismo en Andalucía 2009, XV, 385-385

Correspondencia, comunicaciones y pedidos: Apartado postal 188 14080 Córdoba (España) Correo electrónico: [email protected] Teléfono y fax: 957-48-71-64 - Móvil: 608-65-41-46.

Motivo de la contracubierta: Texto del vítor descubierto el 6 de agosto de 2009 en el convento de Madre de Dios de Lucena (Córdoba), conmemorativo del XV Curso allí celebrado.

Motivo de la cubierta: Claustro del Convento de Madre de Dios de Lucena (Córdoba).

Actas 15 (2009) XV Curso de Verano “El Franciscanismo en Andalucía: Documentación, bibliografía e iconografía”.

Actas 14 (2008) 978-848005-145-3 (2008). XIV Curso de Verano “El Franciscanismo en Andalucía: Perfiles y figuras del franciscanismo andaluz”.

9 788480 051453

ISBN 848005145-0

SEDE: PRIEGO DE CÓRDOBA

Obra Social y Cultural

MANUEL PELÁEZ

DIRECCIÓN Y EDICIÓN

Asociación Hispánica de Estudios Franciscanos

XV CURSO DE VERANO EL FRANCISCANISMO EN ANDALUCÍA

Asociación ón Hispánica de Estudios Francis Franciscanos

Dirección y Edición MANUEL PELÁEZ DEL ROSAL

DOCU DO DOCUMENTACIÓN, CUME CUME MENT NTAC NT ACIÓ AC IÓN, IÓ N, BIBLIOGRAFÍA BIB B IBLI IB LIOG LI OGRA OG RAFÍ RA FÍA FÍ A E ICONOGRAFÍA ICON IC ONOG ON OGRA OG RAFÍ RA FÍA FÍ A

EL FRANCISCANISMO EN ANDALUCÍA

XV CURSO DE VERANO

Actas 13 (2007) 978-848005-144-6 (2007). XIII Curso de Verano “El Franciscanismo en Andalucía: Exclaustración y desamortización de los conventos franciscanos andaluces”.

Actas 12 (2006) 978-84933977-7-6 (2006). XII Curso de Verano “El Franciscanismo en Andalucía: Pasado y presente de las cofradías y hermandades franciscanas andaluzas”.

Actas 11 (2005) 84-933977-5-X (2005). XI Curso de Verano “El Franciscanismo en Andalucía: La Orden Tercera Seglar. Historia y Arte”.

Actas 10 (2004) 84-93339-77-09 (2005). X Curso de Verano “El Franciscanismo en Andalucía: Clarisas, concepcionistas y terciarias regulares)”

Actas 9 (2003) 84-93339-77-09 (2004). IX Curso de Verano “El Franciscanismo en Andalucía: Los capuchinos y la Divina Pastora”

Actas 7-8 (2) (2001 - 2002) 84-933977-2-5 (2005). VII Curso de Verano “El Franciscanismo en Andalucía: El arte franciscano en las catedrales andaluzas”

Actas 7-8 (1) (2001 - 2002) 84-921256-5-9 (2003). VIII Curso de Verano “El Franciscanismo en Andalucía: Arte, Historia de la Literatura, Investigación, Documentación y Archivos”

Actas 5-6 (2) (1999-2000) 84-923993-9-2 (2002). VI Curso de Verano “El Franciscanismo en Andalucía: San Francisco en la Historia, Arte y Cultura Española”

Actas 5-6 (1) (1999 - 2000) 84-923993-7-6 (2001). V Curso de Verano “El Franciscanismo en Andalucía: San Francisco en la Cultura y en la Historia del Arte Español”

Actas 4 (1998) 84-923993-5-XI (2000). IV Curso de Verano “El Franciscanismo en Andalucía: San Francisco en la Cultura Andaluza e Hispanoamericana”

Actas 3 (1997) 84-923993-3-3 (1999). III Curso de Verano “El Franciscanismo en Andalucía: San Francisco en la Cultura y en la Historia del Arte Andaluz”

Actas 2 (1996) 84-923993-0-9 (1998). II Curso de Verano “El Franciscanismo en Andalucía: San Francisco en la Historia y en el Arte Andaluz”

Actas 1 (1995) 84-9212156-7-5 (1997). I Curso de Verano “El Franciscanismo en Andalucía”

EL FRANCISCANISMO EN ANDALUCÍA Colección de Actas

EL BARROCO EN ANDALUCÍA -Vol. I: El Barroco en Andalucía, Córdoba, 1984, 392 págs. -Vol. II: El Barroco en Andalucía, Córdoba, 1984, 376 págs. -Vol. III: El Barroco en Andalucía, Córdoba, 1986, 228 págs. -Vol. IV: El Barroco en Andalucía, Córdoba, 1984, 216 págs. -Vol. V: El Barroco en Andalucía, Córdoba, 1987, 210 págs. -Vol. VI: El Barroco en Andalucía, Córdoba, 1987, 164 págs. -Vol. VII: El Barroco en Andalucía, Córdoba, 1987, 330 págs. -Vol. VIII: Historia, Arte y Actualidad de Andalucía, Córdoba, 1988, 512 págs.

CURSOS DE VERANO Director y Editor: M. Peláez del Rosal

EL FRANCISCANISMO EN ANDALUCÍA

MANUEL PELAEZ DEL ROSAL DIRECCIÓN Y EDICIÓN

EL FRANCISCANISMO EN ANDALUCÍA DOCUMENTACIÓN, BIBLIOGRAFÍA E ICONOGRAFÍA (Lucena «Córdoba», 4 - 6 de agosto de 2009)

EDICIONES EL ALMENDRO

CÓRDOBA 2010

A.H.E.F Sede de Priego de Córdoba MANUEL PELÁEZ DEL ROSAL (Ed) El Franciscanismo en Andalucía Documentación, Bibliografía e Iconografía XV Curso de Verano Primera Edición Junio, 2010 Páginas: 396; tamaño 17 x 24 cm; resolución: 150 - 200 ppp. Tipografía: Texto realizado en tipo Times New Román 10 ptos., notas y cabeceras en 8 pts. Papel: Estucado de 80 grs. Encuadernación: 5~VWLFDFRVLGRFRQKLORYHJHWDO\FXELHUWDSODVWL¿FDGD Motivo de la cubierta y contracubierta: Claustro del convento Madre de Dios (Lucena, Córdoba) ISBN: 978-84-8005-154-5 Depósito Legal: © Asociación Hispánica de Estudios Franciscanos (A.H.E.F.) © Manuel Peláez del Rosal © El autor de cada artículo

Impresión: Publidisa

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ÍNDICE

Págs. Presentación, por Manuel Peláez del Rosal .................................................................. 7 1.-Juan Aranda Doncel 8QFRQÀLFWRHQWUHORVIUDQFLVFDQRVGHVFDO]RVGH/RMD y Lucena en el siglo XVIII: Las demandas de limosnas en las villas cordobesas de Iznájar y Rute .................................................................... 13 2.- Agustín Boadas i Llavat, ofm El “Libro del Conocimiento” de un franciscano andaluz medieval ..............................31 3.- Salvador Cabot Roselló, tor Resurgimiento de la TOR española en el siglo XV y fundación del Monasterio Madre de Dios de Córdoba...............................................41 4.-Gloria Centeno Carnero Un privilegio rodado de Sancho IV en el fondo del Archivo del Monasterio de Santa María de Jesús de Sevilla ..................................................... 59 $QWRQLR&UX]&DVDGR Noticias del Lejano Oriente (siglos XVI-XVII). (Con algunas referencias a la presencia franciscana en el Japón antiguo) ................ 77 6.-Isidro Díaz Jiménez Sevilla, 1822. ¿Qué hacemos con el solar del convento de San Francisco? ................ 95 7.-José Gámez Martín Glorias litúrgicas de la Orden franciscana en Sevilla por el Patronato de la Purísima Concepción sobre España, VHJ~QHOPDQL¿HVWRGH0DQXHO$QWRQLR'HOJDGR3pUH]&DEDxDV y Sequeiros, 1761-1763 ..................................................................................................107 ISBN: 978-84-8005-150-7

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8.-Enrique Garramiola Prieto 2010: Centenario jubilar de San Francisco Solano .....................................................121 9.-Antonio Gil Albarracín Hacer posible una historia casi imposible: La almería de los franciscanos ..............129 10.-Salvador Hernández González El Archivo General de Indias como fuente para el estudio del franciscanismo andaluz.................................................................149 11.-Manuel Jiménez Pulido y Francisco Siles Guerrero Scripta manent. Estudio de una biblioteca conventual de la tercera Oreden Regular de San Francisco en Andalucía ...................................163 12.-Miguel Luis López-Guadalupe Muñoz & Alfredo Bueno Jiménez Tradición granadina y defensa de la Tercera Orden Regular de San Francisco en los escritos de Fr. Francisco Tomás María de Cardera ............189 13.-Francisco López Salamanca La refundación del convento franciscano de la Madre de Dios de Lucena: Don Francisco de Paula Cortés Curado (1816-1902) .............................. 229 14.-Manuel Morales Morales Fuentes para el estudio de la provincia franciscana de Los Ángeles en la institución colombina y en la Universidad de Sevilla ........................................ 237 $QWRQLR0RUHQR+XUWDGR La Santa Escuela de Cristo y el Hospital de Jesús Nazareno de Cabra .................... 247 16.-Luisfernando Palma Robles Los franciscanos descalzos de Lucena en el Archivo Histórico Nacional ................. 265 17.-Braulio Pareja Cano Las Constituciones y Reglas monacales: base de la vida HQFRPXQLGDG\UHÀHMRLQVWLWXFLRQDO(VWXGLRGHODV&RQVWLWXFLRQHV de la Orden de San Francisco para todas las religiosas de Santa Clara dadas en 1639 ..................................................................................... 277 18.-Manuel Peláez del Rosal El capítulo de la provincia franciscana de Granada de 1784 .....................................291 19.-José Peña González Cincuentenario de las franciscanas darderas en Cabra ............................................ 305

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20.-Rafael M. Pérez García Las bibliotecas conventuales de la Provincia Franciscana de los Ángeles. /DULTXH]DELEOLRJUi¿FDGHXQH[WUDRUGLQDULRFRQMXQWRGRFXPHQWDO .......................315 20.-Mª Teresa Ruiz Barrera Un manuscrito sobre cautivos cristianos en la ciudad de Mequinez durante los siglos XVII y XVIII. Nuevas aportaciones ................................................323 21.-María Ruiz Ortiz Fuentes franciscanas para el estudio de la moral práctica: Fray Antonio de Ezcaray y la literatura penitencial ...................................................353 22.- Felipe Serrano Estrella El convento de San Antonio de Baeza (Jaén) .............................................................. 363 23.-Manuel Villegas Ruiz Franciscanos del convento descalzo de Granada, según una crónica latina inédita del siglo XVIII (y 2) .................................................371 Indice ........................................................................................................................... 387

PAZ Y BIEN Este libro titulado EL FRANCISCANISMO EN ANDALUCÍA Documentación, Bibliografía e Iconografía, XV de los ya publicados, se terminó de imprimir el día 26 de junio de 2010, festividad de los mártires del Holocausto EHDWL¿FDGRVSRU-XDQ3DEOR,, en su viaje apostólico a Polonia

VILLEGAS (Curso15,2009), pp. 371-385.pdf

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