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s i s p o n i S

Un Damon un poco más gentil, una Elena con el corazón hecho un caos y un viaje que los va a llevar—literalmente—al infierno. ¿Qué más se podría esperar de unas vacaciones con tus mejores amigos? Sentirte como si te llevaran jalando de un collar de perros y ser considerada la esclava del vampiro quien se supone que es de los tuyos. De repente Damon aprende que se siente tener tres esposas al mismo tiempo. Mientras tanto Stefan sigue en prisión, dependiente solo de Elena en sus sueños para no morir. Además, un final inesperado.... Segundo libro de la Saga The Return.

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Staff de Traducción AndreaN Andre_G Cowdiem Cristina Cyely Divinna Daniela +DaRkGiRl+ Dham-Love Evelin Karol LadyG Lapay Lina Maria Misspynk Nancy Roux maro Rpbellamy Sandra Sheilita Belikov

Staff de Corrección AndreaN Andy Parth Chole_ann Ginabm Lapay Lorena Melo Rubrix V!an* Virtxu ZarahFandy

Recopilación Recopilación de Traducción: AndreaN. Recopilación de Corrección: Ginabm

Diseño Madri 4

1 Traducido por LadyG Corregido por Ginabm

—Querido Diario, —Elena susurró—, ¿Que tan frustrante es esto? Te deje en el maletero del Jaguar y son las dos de la mañana. Ella clavó el dedo en la pierna de su camisón como si tuviera un lápiz y estuviera haciendo un punto. Ella susurró en voz aún más baja, con la frente contra la ventana. —Y tengo miedo de salir en la oscuridad por ti. ¡Tengo miedo!— Ella hizo otro punto y, a continuación, mientras las lágrimas se deslizaban por sus mejillas, a regañadientes volvió a poner su móvil para grabar. Sería un derroche estúpido de batería, pero no podía evitarlo. Ella necesitaba esto. —Por eso estoy aquí, —dijo en voz baja—, sentada en la parte posterior del coche. Esta va a ser la entrada de hoy de mi diario. Por cierto, hemos hecho una regla para este viaje por carretera, yo duermo en el asiento trasero del Jaguar y es el aire libre para Matt y Damon. Ahora es tan oscuro en el exterior que no puedo ver a Matt por ninguna parte... Pero he estado volviéndome loca, llorando y sintiéndome tan sola sin Stefan. —Tenemos que deshacernos del Jaguar, es demasiado grande, demasiado rojo, demasiado llamativo, y también recordable cuando estamos tratando de no serlo mientras viajamos al lugar donde tienen a Stefan. Después de que se venda el coche, el lapislázuli y el colgante de diamantes que Stefan me dio el día antes de su desaparición serán las cosas más valiosas que me queden. El día antes< de que Stefan fuera engañado para ir en un viaje, pensando que podría convertirse en un ser humano ordinario. Y ahora<

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—¿Cómo puedo dejar de pensar en lo que Ellos podrían estar haciéndole a él, en este mismo instante, quienquiera que Ellos sean? Probablemente los kitsune, los espíritus zorros malignos en la prisión llamada el Shi no Shi. Elena hizo una pausa para limpiarse la nariz con la manga del camisón. —¿Cómo pude ponerme en esta situación? Sacudió la cabeza, golpeó el respaldo del asiento con el puño cerrado. —Tal vez si pudiera averiguarlo, podría llegar a un Plan A. Siempre tengo un plan A. Y mis amigas siempre tienen un plan B y C para ayudarme. —Elena parpadeó con fuerza, pensando en Bonnie y Meredith—. Pero ahora tengo miedo de que no pueda volver a verlas. Y tengo miedo por todo Fell´s Church. Por un momento se sentó con el puño cerrado sobre su rodilla. Una pequeña voz dentro de ella estaba diciendo. Deja de quejarte, Elena, y piensa. Piensa. Empieza desde el principio. ¿El principio? ¿Cuál fue el comienzo? ¿Stefan? No, ella había vivido en Fell´s Church mucho antes de que Stefan viniera. Poco a poco, casi en sueños, habló en su móvil. —En primer lugar: ¿Quién soy yo? Soy Elena Gilbert, de dieciocho años de edad. Aún más lentamente, dijo—, Yo... no creo que esté de más decir que soy hermosa. Aun si no supiera que lo era, nunca tendría que haberme visto en un espejo o escuchado un cumplido. No es algo de lo que deba estar orgullosa, es sólo algo que< Se transmite de mamá y papá. —¿Como me veo? Tengo el pelo rubio que cae en algo como ondas pasando mis hombros y ojos azules que algunas personas han dicho que son como el lapislázuli: azul oscuro con manchas de de oro. —Ella rió ahogadamente—. Tal vez por eso les gusto a los vampiros. Luego, con los labios apretados y mirando a la absoluta oscuridad a su alrededor, habló seriamente. —Un montón de chicos me han llamado la chica más angelical en el mundo. Y yo jugué con ellos. Los use, por popularidad, por diversión, por lo que sea. Estoy siendo honesta, ¿De acuerdo? Consideré que eran juguetes o trofeos. —Hizo una pausa—. Pero había algo más. Algo que sabía que iba a llegar a mi vida, pero yo no sabía qué era y sentía como si estuviera buscando algo que nunca podría encontrar con los muchachos. Ninguna de mis intrigas o juegos con ellos nunca me tocó... en

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lo más profundo del corazón... hasta que un chico muy especial llegó. —Se detuvo y trago y dijo otra vez—. Un chico especial. Su nombre era Stefan. —Y él resultó no ser lo que parecía, un normal, pero magnífico estudiante de secundaria con ondulado cabello oscuro y ojos verdes como esmeraldas. —Stefan Salvatore resultó ser un vampiro. —Un vampiro real. Elena tuvo que hacer una pausa para tomar unas cuantas respiraciones ahogadas antes de lograr decir las siguientes palabras. —Y lo mismo era su hermoso hermano mayor, Damon. Se mordió los labios, y parecía haber pasado mucho tiempo cuando agregó—, ¿Habría amado a Stefan si hubiera sabido que era un vampiro desde el principio? —¡Sí! ¡Sí! ¡Sí! ¡Me habría enamorado de él sin importar qué! Sin embargo, eso cambió las cosas, y me cambió a mí. —El dedo de la mano de Elena trazó un patrón en su camisón—. Veras, los vampiros muestran su amor por el intercambio de sangre. El problema era< que yo estaba compartiendo sangre con Damon, también. En realidad, no por elección, sino porque estaba detrás de mí constantemente, día y noche. Ella dejó escapar un suspiro. —Lo que Damon dice es que me quiere para hacerme un vampiro y la princesa de la noche. Lo que se traduce en: me quiere para él solo. Pero yo no confiaría en Damon a menos que me dé su palabra. Esa es una peculiaridad que él tiene, no faltaría a su palabra. Elena pudo sentir una extraña sonrisa curvando sus labios, ahora estaba hablando con calma, con fluidez, casi había olvidado su móvil. —Una chica envuelta con dos vampiros< Bueno, no es necesariamente un problema, ¿No? Así que tal vez merecía lo que me ha pasado. —He muerto. —No sólo ‚muerto‛ como cuando tu corazón se detiene y después te resucitan y cuando vuelves hablas de casi ir hacia la luz. Yo fui hacia la luz. —Yo morí. —Y cuando volví, ¡Qué sorpresa! Ahora era un vampiro. —Damon... fue amable conmigo, supongo, cuando desperté como vampiro por primera vez. Quizás esa sea la razón por la que todavía tengo... sentimientos por él. No se aprovechó de mí cuando podía haberlo hecho fácilmente.

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—Pero yo sólo tuve tiempo para hacer algunas cosas en mi vida como vampiro. Tuve tiempo para recordar a Stefan y amarlo más que nunca, ya que yo sabía, entonces, lo difícil que todo era para él. —Llegué a escuchar mi propio funeral. —¡Ja! Todo el mundo debería tener la oportunidad de hacerlo. Aprendí a siempre, siempre llevar lapislázuli, así no me convertiría en un Crispy Critter de vampiro. Tuve que decir adiós a mi pequeña hermana de cuatro años, Margaret, y visitar a Bonnie y Meredith< Las lágrimas aun seguían cayendo por sus mejillas. Pero ella habló en voz baja. —Y entonces morí de nuevo. —Morí de la forma que un vampiro muere, cuando no tienen lapislázuli en la luz del sol. Me convertí en polvo; sólo tenía diecisiete años. Pero el sol me envenenó de todos modos. —Irse fue casi... pacífico. Allí fue cuando hice a Stefan prometer que cuidaría a Damon, siempre. Y creo que Damon juró cuidar de Stefan, en su mente. Y fue así como morí, con Stefan sosteniéndome y Damon a su lado mientras yo me alejaba, como yendo a dormir. —Después de eso tuve sueños que no recuerdo, y luego de repente, un día todo el mundo estaba sorprendido porque yo estaba hablando con ellos a través de Bonnie, que es muy psíquica, la pobre cosita. —Supongo que llegué con el trabajo de ser el espíritu guardián de Fell´s Church. Había un peligro para la ciudad. Tenían que luchar contra eso y de alguna manera, cuando ellos estaban seguros de que habían perdido, algo me llevo de vuelta al mundo de los vivos para ayudar. Y, bueno, cuando la guerra fue ganada me quedé con estos poderes extraños que no entiendo. ¡Pero estaba Stefan, también! ¡Estábamos juntos de nuevo! Elena se abrazo a sí misma con fuerza y se sostuvo como si la estuviera sosteniendo Stefan, imaginó sus cálidos brazos a su alrededor. Cerró los ojos hasta que su respiración se hizo lenta. —Acerca de mis facultades, vamos a ver. Existe la telepatía, que puedo hacer si la otra persona es telepática también, que son los vampiros, pero en diferentes grados a menos que estés intercambiando sangre con ellos al mismo tiempo. —Y luego están mis Alas.

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—Es cierto, ¡Tengo alas! Y las alas tienen poderes que no creerías, el único problema es que no tengo la menor idea de cómo usarlas. Hay unas que puedo sentir a veces, como justo ahora, tratando de salir de mí, tratando de dar forma a mis labios con el nombre de ellas, tratando de mover el cuerpo en la posición correcta. Son las Alas de protección y eso definitivamente suena como algo que necesitaremos en este viaje. —Pero aún no puedo recordar cómo pude hacer que las viejas alas trabajaran, mucho menos adivinar cómo hacer que estas funcionen nuevamente. Yo repito las palabras hasta que me siento como una idiota, pero no pasa nada en absoluto. —Así que soy un ser humano de nuevo, tan humana como Bonnie. Y, oh, Dios, ¡Si tan sólo pudiera verlas a ella y a Meredith ahora mismo! Pero todo el tiempo me digo que estoy más cerca a Stefan cada minuto. Es decir, si se tiene en cuenta a Damon llevándonos de arriba a abajo y en todas las direcciones para tratar de despistar a cualquiera que nos este siguiendo. —¿Por qué alguien querría seguirnos? Bueno, verás, cuando volví de la otra vida hubo una gran explosión de energía que todos quienes pueden ver energía en el mundo lo vieron. —Ahora, ¿Cómo explicar el poder? Es algo que todo el mundo tiene, pero que los humanos, excepto los que son médiums auténticos como Bonnie, ni siquiera reconocen. Los vampiros definitivamente tienen el poder, y lo utilizan para influenciar a los seres humanos para agradarles, o para que piensen que las cosas son diferentes que en la realidad. —Oh, como la forma en que Stefan influenció el personal de la escuela secundaria para que pensaran que todos sus registros estaban en orden al ser — transferido— al Robert E. Lee High School. O usan sus poderes para destruir otros vampiros o criaturas de la oscuridad, o seres humanos. —Pero yo estaba hablando de la explosión de energía cuando caí del cielo. Era tan grande que atrajo a dos criaturas horribles desde el otro lado del mundo. Y entonces decidieron venir a ver que había estallado y como podrían usarlo para su propio beneficio< —No estoy bromeando, ya sea, de que ellos son del otro lado del mundo. Son kitsune, malos espíritus zorro del Japón. Son algo así como nuestros occidentales hombres lobo, pero mucho más poderosos. Tan poderosos que utilizan Malach, que son realmente plantas que parecen insectos que pueden ser del tamaño de una cabeza de alfiler pero lo suficientemente grandes para arrancar un brazo. Y el 9

Malach se adhiere a tus nervios y se deslizan a lo largo de todo tu sistema nervioso y, finalmente, te toman desde adentro. Ahora, Elena se estremeció, y su voz se acalló. —Eso es lo que le pasó a Damon. Una pequeña se metió en él y lo tomó para que fuera un títere de Shinichi. Me olvidé de decir, los kitsune se llaman Shinichi y Misao. Misao es la chica. Ambos tienen el pelo negro con rojo alrededor de las puntas, pero el de Misao es largo. Y se supone que son hermano y hermana, pero seguro que no actúan como tales. —Y una vez que Damon estuvo totalmente poseído, fue cuando Shinichi hizo al cuerpo de Damon... hacer cosas terribles. Él le hizo torturar a Matt y a mí, y aun ahora sé que Matt a veces quiere matar a Damon por ello. Pero si él hubiera visto lo que yo vi, un segundo cuerpo delgado, húmedo y blanco que tuve que sacar con las uñas de la columna vertebral de Damon, con Damon finalmente desmayándose por el dolor, Matt entendería mejor. —No puedo culpar a Damon por lo que Shinichi le hizo hacer. No puedo. Damon fue... no puedes imaginar cuan diferente. Él fue aplastado. Él gritó. Él< —De todos modos, no espero verlo así de nuevo. Pero si alguna vez tengo mis poderes alados de vuelta, Shinichi va a estar en grandes problemas. —Creo que ese fue nuestro error la última vez, veras. Nosotros finalmente pudimos luchar contra Shinichi y Misao, y no los matamos. Estábamos demasiado morales o demasiado amables o algo así. —Fue un grave error. Debido a que Damon no fue el único poseído por los Malach de Shinichi. Había niñas, jóvenes, de catorce y quince años y menores. Y algunos chicos. Actuando... como locos. Haciéndose daño a sí mismos y a sus familias. —No sabíamos que tan grave era hasta después de que negociáramos con Shinichi. —Tal vez fuimos demasiado inmorales, haciendo un trato con el demonio. Pero habían secuestrado a Stefan, y Damon, que ya estaba poseído para entonces, los había ayudado. —Una vez con Damon desposeído, lo único que quería era que Shinichi y Misao nos dijeran donde estaba Stefan, y luego expulsarlos de Fell´s Church para siempre. —A cambio de eso, Damon deja que Shinichi entre en su mente. Si los vampiros están obsesionados con el poder, los kitsune están obsesionados con los 10

recuerdos. Y Shinichi quería los recuerdos de los últimos días de Damon, el tiempo cuando Damon estaba poseído y nos torturo... y el momento en que mis alas hicieron que Damon se diera cuenta de lo que había hecho. Yo no creo que Damon quiera esos recuerdos, ya fuera por lo que había hecho o por cuando tuvo que enfrentar lo que había hecho. Así que dejó que Shinichi los tomara, a cambio de que Shinichi pusiera la ubicación de Stefan en su mente. —El problema es que estábamos confiando en la palabra de Shinichi de que se iría para entonces, cuando la palabra Shinichi significaba nada en absoluto. —Además, desde entonces ha estado usando el canal telepático que abrió en la mente de Damon para tener más recuerdos de Damon sin que Damon ni siquiera se entere. —Ocurrió la pasada noche, cuando fuimos detenidos por un policía que quería saber lo que tres adolescentes estaban haciendo por la noche en un coche caro. Damon lo influenció para que se fuera, pero sólo unas horas más tarde Damon se había olvidado del policía por completo. —Me da miedo Damon. Y todo lo que asusta a Damon, no que él alguna vez lo admitiera, me asusta de muerte. —Y, tú te puedes preguntar, ¿Qué hacen tres adolescentes en el medio de la nada, en el Condado de Union, Tennessee, de acuerdo con la señalización de la última vez que vi una carretera? Nos dirigimos hacia alguna puerta a la Dimensión Oscura< donde Shinichi y Misao dejaron a Stefan en una prisión llamada Shi no Shi. —Shinichi sólo puso el conocimiento en la mente de Damon, y yo no he podido hacer que Damon me hable mucho acerca de qué lugar es. Pero Stefan está allí y yo tengo que llegar a él de alguna manera, incluso si muero haciéndolo. —Incluso si tengo que aprender a matar. —Ya no soy la dulce niña de Virginia que solía ser. Elena se detuvo y contuvo el aliento. Pero entonces, abrazándose a sí misma, prosiguió. —¿Y por qué Matt está con nosotros? Bueno, a causa de Caroline Forbes, mi amiga desde el jardín de niños. En último año... cuando Stefan llego a Fell´s Church, ella y yo lo queríamos. Pero Stefan no quería a Caroline. Y después de eso ella se convirtió en mi peor enemiga. —Caroline fue también la feliz ganadora de la primera visita de Shinichi al interior de una chica en Fell´s Church. Sin embargo, más al punto: ella fue novia de 11

Tyler Smallwood un buen tiempo antes de que fuera su víctima. Me pregunto cuánto tiempo estarían juntos y donde estará Tyler ahora. Todo lo que sé es que, al final, Caroline se aferró a Shinichi porque ella< necesitaba un ‘marido’ así fue como lo puso ella. Así que supongo, bueno, lo que Damon asume. Es que ella va a... tener cachorros. Un pequeño hombre lobo, ¿Sabes? ya que Tyler es un hombre lobo. —Damon dice que tener un hijo hombre lobo te convierte en un hombre lobo, incluso más rápido que si fueras mordido, y que en algún momento en el embarazo ganas poder para ser lobo o todo humano, pero antes de ese punto sólo eres un lio de mezcla. —Lo triste es que Shinichi apenas dio a Caroline una segunda mirada cuando ella soltó todo. —Pero antes de eso Caroline había estado lo suficientemente desesperada para acusar a Matt, de atacarla, en una fecha que fue mal. Tenía que haber sabido algo acerca de lo que Shinichi estaba haciendo, porque había declarado que la fecha de su ‘cita’ había sido en el momento en que Matt había sido atacado por los Malach, recibiendo marcas en el brazo que parecían arañazos de una chica. —Eso envió a la policía tras Matt, está bien. Así que básicamente eso lo hizo venir con nosotros. El padre de Caroline es una de las personas más importantes de Fell´s Church, y es amigo del fiscal de distrito en Ridgemont y es el líder de uno de los clubes en los que hacen esos apretones de manos y, ya sabes, cosas que te hacen prominente en la comunidad. —Si no hubiera convencido a Matt a venir en lugar de enfrentarse a los Cargos de Caroline, la Forbes le hubieran linchado. Y siento la ira como un fuego dentro de mí, no sólo la ira y el dolor por Matt, sino la ira y la sensación de que Caroline ha permitido que todas esas niñas cayeran. Porque la mayoría de ellas no son mentirosas patológicas, y no diría algo así sobre un niño falsamente. Está avergonzando a todas las niñas, haciendo lo que ella hizo. Elena hizo una pausa, se miró las manos, y luego añadió—, a veces cuando me enojo con Caroline, las tazas se sacuden y los lápices ruedan sobre la mesa. Damon dice que es por mí, la fuerza de mi vida, y que desde que volví del más allá ha sido diferente. En primer lugar, cualquiera que beba de mi sangre se hace increíblemente fuerte. Stefan al principio era tan fuerte que los demonios zorros no podrían haberlo hecho caer en su trampa si Damon no lo hubiera engañado. Sólo pudieron

hacerle

frente

a

él

cuando

se

fue

debilitando

por

estar 12

rodeado de hierro. El hierro es una mala noticia para cualquier criatura sobrenatural, sumada a que los vampiros necesitan alimentarse al menos una vez al día o se debilitan, y apuesto, no, estoy segura que utilizaron eso en su contra. —Es por eso que no puedo soportar pensar en qué forma pueda estar Stefan en este momento. Pero no puedo dejarme asustar o enojarme demasiado o podría perder el control de mi aura. Damon me enseñó a mantener mi aura en su mayoría en el interior, como una chica normal. Es todavía un tono dorado claro y bonito, pero no un faro para criaturas como vampiros. —Porque no hay otra cosa que mi sangre, tal vez aunque sólo sea mi aura, puede hacer. Se puede... Oh, bueno, puedo decir lo que quiera aquí, ¿Verdad? Hoy en día mi aura hace que los vampiros me quieran... de la forma humana en la que los chicos lo hacen. No sólo para morder, ¿Entiendes? Para besar y todo lo demás. Y así, que naturalmente vendrían tras de mi si se dieran cuenta. Es como si el mundo estuviera lleno de abejas y yo fuera la única flor. —Así que tengo que practicar para mantener mi aura oculta. Si apenas se muestra podría pasar como humana normal, no como alguien que ha muerto y ha regresado. Pero es difícil de recordar siempre de ocultarlo, y me duele mucho tirar de ella si de repente se me ha olvidado. —Y entonces me siento, esto es absolutamente privado, ¿Está bien? Estoy poniendo una maldición sobre ti, Damon, si reproduces esto. Pero es entonces cuando quiero que Stefan me muerda. Alivia la presión, y eso es bueno. Ser mordido por un vampiro sólo duele si te opones, o si el vampiro quiere hacerte daño. De lo contrario, sólo puede sentirse bien, y luego se toca la mente del vampiro, y... ¡Oh, yo sólo extraño tanto a Stefan! Elena estaba temblando ahora. Por más que ella intentara calmar su imaginación, ella seguía pensando en lo que los carceleros de Stefan podrían estar haciéndole. Tristemente, se aferró su móvil una vez más, dejando que las lágrimas cayeran sobre ella. —Yo no puedo dejar de pensar en lo que podrían hacer con él porque entonces realmente empiezo a volverme loca. Me convierto en esta inútil persona que tiembla y quien sólo quiere gritar sin parar. Tengo que luchar cada segundo para no pensar en ello. Porque sólo soy una tranquila y serena Elena con un Plan A, B y C. Así que solo cuando lo tenga a salvo en mis brazos podre dejarme llorar, y

gritar

también. 13

Elena se detuvo, entre risas, la cabeza contra el respaldo del asiento del pasajero, su voz ronca por el uso excesivo. —Estoy cansada ahora. Pero tengo un Plan, por lo menos. Necesito obtener más información de Damon sobre el lugar al que vamos, la Dimensión Oscura, y todo lo que sabe acerca de las pistas que Misao nos dio sobre la llave que puede abrir la celda de Stefan. —Supongo... Supongo que no he mencionado nada sobre eso. La llave, la llave del zorro, que tenemos que conseguir para sacar a Stefan de su celda, se divide en dos piezas que están ocultas en dos diferentes lugares. Y cuando Misao se burló de mí acerca de lo poco que sabía de esos lugares, ella me dio algunas pistas sueltas de donde se encontraban. Ella jamás soñó que de hecho yo si iría a la Dimensión Oscura, sólo estaba presumiendo. Pero aún puedo recordar las pistas, y estas decían así: ‘La primera mitad esta en el instrumento ruiseñor de la plata’. Y la segunda la mitad esta ‘enterrada en el salón de baile de los Bloddeuwedd’. —Tengo que ver si Damon tiene alguna idea acerca de estos lugares. Porque suena como si una vez que lleguemos a la Dimensión Oscura vamos a tener que infiltrarnos en casas de algunas personas y de otros lugares. Para buscar un salón de baile, lo mejor es que de alguna manera obtengamos una invitación, ¿verdad? Eso suena como —es más fácil decirlo que hacerlo— pero lo que sea necesario, lo haré. Es tan simple como eso. Elena levantó la cabeza con determinación y se quedó inmóvil, y luego dijo en un susurro—, ¿No es increíble? Miré hacia arriba y ahora puedo ver las vetas más pálidas de la aurora en el cielo: naranja verde y crema ligero y la más remota Agua... He hablado durante toda la oscuridad. Es tan tranquilo ahora. Justo ahora que el sol asoma por< —¿Qué diablos fue eso? Algo acaba de hacer BANG en la parte superior del Jaguar. Muy, muy fuerte. Elena apagó la grabadora en su móvil. Tenía miedo, por un ruido como ese< y ahora algo estaba escarbando en el techo< Tenía que salir el coche tan rápido como le fuera posible.

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2 Traducido por AndreaN Corregido por V!an*

Elena estallo fuera del asiento trasero del Jaguar y corrió un pequeño camino desde el carro antes de voltearse a ver que había caído en el techo. Lo que había caído era Matt. El estaba en el proceso de luchar para levantarse de su espalda. —Matt —¡Oh, Dios mío...! ¿Estás bien? ¿Estás herido? —Elena lloro al mismo tiempo en que Matt le estaba disparando en tonos de angustia. —Elena— ¡Oh, Dios mío! ¿El Jag está bien? ¿Está herido? —Matt, ¿Estás loco? ¿Te golpeaste la cabeza? —¿Acaso le quedaron rayones? ¿El techo lunar todavía funciona? —No hay rayones. El techo lunar está bien. —Elena no tenía idea si el techo lunar funcionaba, pero ella se dio cuenta de que Matt estaba delirando en su mente. Él estaba intentando bajarse sin ensuciar el Jag, pero estaba minusválido porque sus piernas y pies estaban cubiertos de lodo. Bajarse del carro sin usar sus pies estaba probando ser difícil. Mientras tanto, Elena estaba viendo todo a su alrededor. Ella misma una vez había caído del cielo, si, pero ella había estado muerta por seis meses primero y había aterrizado desnuda, y Matt no cumplía ninguno de esos requisitos. Ella tenía una explicación más prosaica en mente. Y ahí estaba, descansando contra un árbol de madera amarilla y mirando la escena con una muy ligera, malvada sonrisa. Damon. Él era compacto; no tan alto como Stefan, pero con una indefinible aura de amenaza que más que lo compensaba. Él estaba tan inmaculadamente vestido como siempre: jeans Armani negros, camiseta negra, chaqueta negra de cuero, y

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botas negras, y todo combinaba con su cabello oscuro descuidado por el viento y sus ojos negros. Ahora mismo, él hizo a Elena agudamente consciente de que ella estaba usando un largo camisón blanco que había traído con la idea de que podría cambiar sus ropas de abajo si fuera necesario mientras ellos estaban acampando. El problema era que ella usualmente sólo hacia esto al amanecer, y haber escrito hoy en su diario la había distraído. Y de todos modos el camisón no era la vestimenta adecuada para una pelea temprana—en—la—mañana con Damon. No era puro, porque era más similar a tela de franela que a la de nylon, pero era de encaje, especialmente alrededor del cuello. Encaje alrededor de un cuello bonito para un vampiro—como Damon le había dicho—era como una capa roja ondeando en frente de un toro furioso. Elena cruzo sus brazos encima de su pecho. Ella también intento asegurarse de que su aura estaba retraída en decoro. —Te ves como Wendy, —Damon dijo, y su sonrisa era malvada, brillante, y definitivamente apreciativa. Él inclino la cabeza a un lado con zalamería. Elena se rehusó a ser rogada—. ¿Wendy quién? —Ella dijo, y justo en ese momento recordó el nombre de la joven chica en Peter Pan, e hizo una mueca por dentro. Elena siempre había sido buena con las replicas agudas de este tipo. El problema era que Damon era mejor. —Quién, Wendy< Querida, —Damon dijo, y su voz era una caricia. Elena sintió y tembló por dentro. Damon le había prometido no influenciarla—usar sus poderes telepáticos para nublar o manipular su mente. Pero algunas veces sentía como si él se aproximara aterradoramente a la línea. Sí, era definitivamente culpa de Damon, Elena pensó. Ella no tenía sentimientos por él que fueran—bueno, que fueran alguna otra diferente a algo fraternal. Pero Damon nunca se rendía, no importa cuántas veces ella lo había rechazado. Detrás de Elena estaban un pulgar y un silenciador que sin duda significaban que Matt por fin se había bajado del techo del Jag. Él salto a la lucha de inmediato. —¡No llames a Elena, Elena querida! —El disparo, continuado mientras se volteaba hacia Elena—, Wendy es probablemente el nombre de su ultima pequeña novia. Y—y— ¿Y sabes lo que él hizo? ¿Cómo me despertó esta mañana? Matt estaba temblando de indignación. —¿Él te recogió y te tiro al techo del carro?— Elena aventuro. Ella le hablo por encima de su hombro a Matt porque había una débil brisa mañanera que

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atentaba con moldear su camisón a su cuerpo. Ella no quería que Damon detrás de ella supiera. —¡No! Digo, ¡Sí! ¡No y si! Pero, ¡Cuándo él lo hizo, ni siquiera se molesto en usar sus manos! Él sólo hizo algo así —Matt sacudió un brazo —y primero me caí en un agujero de lodo y después lo último que supe es que fui tirado en el Jag. Podría haber roto el techo lunar, ¡O a mí mismo! Y ahora estoy todo lodoso. —Matt agregó, examinándose a sí mismo con disgusto, como si sólo le hubiera pasado a él. Damon habló—. ¿Y por qué te levante y te baje de nuevo? ¿Qué estabas haciendo realmente en el momento en que puse algo de distancia entre nosotros? Matt enrojeció hasta las raíces de su rubio cabello. Sus normalmente tranquilos ojos azules estaban ardiendo. —Estaba sosteniendo un palo, —él dijo desafiante. —Un palo. ¿Un palo del tipo que encuentras solo al lado de la carretera? ¿Ese tipo de palo? —Yo si lo recogí de al lado de la carretera, ¡Sí! —Todavía desafiante. —Pero entonces algo extraño parece haberle pasado. —De ningún lugar que Elena podría ver, Damon repentinamente produjo una estaca muy larga, que se veía muy resistente, con un extremo que había sido tallado a un punto extremadamente afilado. Definitivamente había sido tallado de madera dura: roble por lo que parecía. Mientras Damon estaba examinando su —palo— desde todos lados con una mirada de

penetrante blasfemia, Elena se volteo a un

chisporroteante Matt. —¡Matt!— Ella dijo con reproche. Esto era definitivamente un golpe bajo de la guerra fría entre los dos chicos. —Yo solo pensé, —Matt continuo tercamente—, Que tal vez sería una buena idea. Ya que estoy durmiendo afuera en la noche y< otro vampiro tal vez venga solo. —Elena ya se había volteado de nuevo y le estaba haciendo sonidos de queja a Damon cuando Matt estallo de nuevo. —¡Dile como me despertaste en realidad!— Él dijo explosivamente. Luego, sin darle a Damon una oportunidad de decir nada, él continuo—, ¡Yo solo estaba abriendo los ojos cuando él me lanzo esto!— Matt anduvo hacia Elena, sosteniendo algo hacia arriba. Elena, verdaderamente perdida, lo tomó de él, volteándolo. Parecía ser un lápiz, pero estaba decolorado en un oscuro rojo y marrón.

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—Él me tiro eso y dijo ‘sirvió para dos’, —Matt dijo—. Él mato a dos personas, ¡Y estaba alardeando de ello! Elena repentinamente no quería estar sosteniendo más el lápiz—. ¡Damon!— Ella dijo en un llanto de real angustia, mientras trataba hacer algo con su expresión de no—expresión. —Damon, tu no< no realmente —No le ruegues, Elena. Lo que tenemos que hacer es< —Si alguien me deja decir una palabra, —Damon dijo, ahora sonando verdaderamente exasperado—. Podría mencionar que antes de que pueda explicarme acerca del lápiz, alguien intentó estacarme en el punto, incluso antes de salirse de su bolsa de dormir. Y lo que yo iba a decir después era que ellos no eran personas. Ellos eran vampiros, duros, con grandes músculos, pero estos estaban poseídos por los malach de Shinichi. Y ellos estaban en nuestro tráiler. Ellos llegaron tan lejos como Warren Kentucky, probablemente haciendo preguntas acerca del carro. Nosotros definitivamente tendremos que deshacernos de él. —¡No!— Matt disparo defensivamente—. Este carro, este carro significa algo para Stefan y Elena. —Este carro significa algo para ti, —corrigió Damon—. Y podría señalar que tuve que dejar mi Ferrari en una cueva sólo para que pudiéramos tomarte a ti en esta pequeña expedición. Elena sostuvo su cabeza. Ella no quería oír mas nada. Ella si tenía sentimientos por el carro. Era grande y brillantemente rojo y luminoso y llamativo, y expresaba como ella y Stefan se habían estado sintiendo en el día en que él lo compro para ella, celebrando el comienzo de su nueva vida juntos. Sólo mirar el carro la hizo recordar el día, y el peso de los brazos de Stefan alrededor de sus hombros y la manera en que él vio abajo hacia ella, cuando ella vio hacia arriba a él—sus ojos verdes brillando con la dicha y alegría de haberle regalado algo que ella realmente quería. Para la vergüenza y furia de Elena, ella se dio cuenta de que estaba temblando ligeramente, y que sus propios ojos estaban llenos de lagrimas. —Viste, —Matt dijo, mirando a Damon—. Ahora la hiciste llorar. —¿Yo? Yo no soy el que menciono a mí querido desaparecido hermano menor, —Damon dijo casualmente. —¡Sólo deténganse! ¡Ahora mismo! Ambos paren, —Elena disparo, intentando encontrar su compostura—. Y yo no quiero este lápiz, si no les importa, —ella agregó, sosteniéndolo con los brazos abiertos. 18

Cuando Damon lo tomó, Elena sacudió sus manos en su camisón, sintiéndose vagamente con la cabeza ligera. Ella tembló, pensando en los vampiros del tráiler. Y luego, repentinamente, mientras ella exclamaba, ahí estaba un cálido, fuerte brazo alrededor de ella y la voz de Damon estaba detrás de ella diciendo—, lo que ella necesita es un poco de aire fresco, y yo se lo voy a dar. —Abruptamente Elena estaba sin peso y en los brazos de Damon y ellos estaban yendo más arriba. —Damon, ¿Podrías por favor bajarme? —¿Justo ahora, querida? Hay mucha distancia< — Elena continúo subiendo con Damon, pero ella podía decir que él la había ayudado. Y el aire frío de la mañana estaba despejando su cabeza un poco, aunque también la hizo temblar. Ella intento detener su temblor, pero ella no podía evitarlo. Damon miro hacia abajo a ella y para su sorpresa, pareciendo completamente serio, empezó a hacer una posición como si se fuera a quitar su chaqueta. Elena embriagada dijo—, no, no, tú sólo maneja, vuela, me refiero, y yo me sostendré. —Y cuidado con las gaviotas que vuelan bajo, —Damon dijo solemnemente, pero con una sonrisa a un lado de su boca. Elena tuvo que voltear su cara lejos porque ella estaba en peligro de ponerse a reír. —Así que, ¿Cuándo aprendiste a levantar a la gente y arrojarlos a los carros? —Ella inquirió. —Oh, recientemente. Fue como volar: un desafío. Y sabes que me gustan los desafíos. Él estaba mirándola con dicha en sus ojos, esos ojos negros sobre negro con esas largas pestañas que se veían pasadas para un chico. Elena se sintió tan ligera como si ella fuera el viento, pero también un poco con la cabeza ligera, casi borracha. Ella estaba mucho más cálida ahora, porque—ella se dio cuenta— Damon la había envuelto en su aura, la cual era cálida. No sólo en temperatura, tampoco, si no con una cálida, embriagadora, casi emborrachadora apreciación, mientras él la tomaba dentro, los ojos de ella y su cara y su cabello flotaban ligeramente en una nube de oro alrededor de sus hombros. Elena no pudo evitar su sonrojo, y ella casi oyó los pensamientos de él, que el rubor combinaba muy bien, rosa pálido contra su tez clara. Y justo como sonrojarse era una repuesta física involuntaria a su calidez y apreciación, Elena sintió una repuesta emocional involuntaria—de agradecimiento 19

por lo que él había hecho, gratitud por su apreciación, y una intencional apreciación para Damon en sí mismo. Él había salvado su vida esta noche, si ella sabía algo acerca de los vampiros poseídos por los malash de Shinichi, los vampiros que eran duros para empezar. Ella ni siquiera podía imaginar lo que esas criaturas le harían a ella, y tampoco quería saber. Ella solo podía estar alegre de que Damon había sido lo suficientemente listo y, si, lo suficientemente rudo para hacerse cargo de ellos antes de que llegaran a ella. Y ella tendría que estar ciega y sólo completamente estúpida para no apreciar el hecho de que Damon era hermoso. Después de haber muerto dos veces, este hecho no le había afectado como lo haría a la mayoría de otras chicas, pero todavía era un hecho, ya sea que Damon fuera pensativo o le dedicara una de esas raras y genuinas sonrisas que parecía tener solo para Elena. El problema con esto era que Damon era un vampiro y podía, por lo tanto leer su mente, especialmente con Elena estando tan cerca, con sus auras mezcladas. Y Damon apreciaba la apreciación de Elena, y se convirtió un poco en un ciclo de retroalimentación, todo por sí mismo. Antes de que Elena pudiera concentrarse ella se estaba derritiendo, su cuerpo ligero se sentía más pesado como si se hubiera moldeado a si misma a los brazos de Damon. Y el otro problema era que Damon no estaba influenciándola, él estaba tan atrapado en la retroalimentación como lo estaba Elena—incluso más, porque él no tenía barreras contra eso. Elena si las tenía, pero ellas estaban borrosas, disolviéndose. Ella no podía pensar con propiedad. Damon estaba mirándola con maravilla y una mirada que ella estaba acostumbrada a ver—pero ella no podía recordar donde. Elena había perdido el poder de analizar. Ella estaba simplemente deleitándose en el cálido resplandor de ser querida, ser sostenida y amada y que se preocuparan por ella con una intensidad que la estremeció hasta los huesos. Y cuando Elena daba algo de sí misma, ella lo daba completamente. Casi sin esfuerzo consciente, ella arqueo su cabeza hacia atrás para exponer su garganta y cerro sus ojos. Damon gentilmente posiciono su cabeza diferentemente, sosteniéndola con una mano, y la beso.

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3 Traducido por AndreaN Corregido por Ginabm

El tiempo se detuvo. Elena se dio cuenta de que ella estaba instintivamente buscando a tientas la mente del que estaba besándola tan dulcemente. Ella nunca había apreciado realmente un beso hasta que murió, se convirtió en un espíritu, y luego había regresado a la tierra con un aura que revelaba los significados secretos de los pensamientos, palabras e incluso mentes y almas de otras personas. Era como si ella hubiera ganado un nuevo hermoso sentido. Cuando dos auras se mezclaban tan profundamente como esto, dos almas estaban al descubierto entre ellas. Semi—consciente, Elena dejo que su aura se expandiera, y conociera esa mente casi de una. Para su sorpresa, retrocedió de ella. Eso no era correcto. Ella se manejo para capturarla antes de que pudiera retraerse hacia atrás como una gran piedra dura, como un peñasco. Las únicas cosas que dejo fuera de la roca—lo cual le recordaba a una foto de un meteorito que ella había visto, con una agujereada, carbonizada superficie—fueron funciones del cerebro rudimentarias, y un pequeño niño, anclado a la roca por ambas muñecas y ambos tobillos. Elena estaba en shock. Lo que sea que ella estaba viendo, ella sabía que sólo era una metáfora, y que ella no debería juzgar tan rápidamente lo que significaba la metáfora. Las imágenes ante ella eran realmente los símbolos del alma desnuda de Damon, pero en una forma que su propia mente podría entender e interpretar, si sólo ella lo mirara desde la perspectiva correcta. Instintivamente, pensó, ella sabía que estaba viendo algo importante. Ella había atravesado el deleite sin aliento y la dulzura vertiginosa de unir su alma a la de alguien más. Y ahora, su inherente amor y preocupación la hicieron intentar comunicarse. 21

—¿Tienes frio? Le preguntó al chico, cuyas cadenas eran lo suficientemente largas para permitirle envolver su brazo apretadamente alrededor de sus piernas estiradas hacia arriba. El estaba vestía harapos negros. Él asintió silenciosamente. Sus enormes ojos negros parecían tragar su cara. —¿A dónde perteneces? —Elena dijo dudosamente, pensando en maneras de hacer que el chico estuviera cálido—. ¿No a eso? —Ella hizo un gesto hacia el gigantesco peñasco de piedra. El chico asintió de nuevo—. Es cálido ahí, pero él ya no me deja entrar más. —¿Él? —Elena siempre estaba pendiente de signos de Shinichi, ese malvado espíritu zorro—. ¿Cuál ‘él’ querido? —Ella ya se había arrodillado y tomado al chico en sus brazos, y él estaba frio, frio como el hielo, y el hierro estaba congelado. —Damon, —el pequeño niño indigente susurro. Por primera vez los ojos del niño dejaron su cara, para mirar con miedo alrededor de él. —¿Damon hizo esto? —La voz de Elena empezó ruidosa y terminó tan suave como el susurro del niño, mientras él volteaba sus ojos suplicantes en ella y desesperadamente le dio unas palmaditas en sus labios, como un gatito con garras de terciopelo. Todo esto son sólo símbolos, Elena se recordó a sí misma. Es la mente de Damon—su alma—lo que tú estás mirando. ¿Pero lo es? Una parte analítica de ella se pregunto repentinamente. Acaso no hubo—un tiempo antes, cuando tú hiciste esto con alguien—y viste un mundo dentro de ello, lleno de paisajes lleno de amor y belleza de luz de luna, todo eso simbolizando el normal, saludable trabajo de una ordinaria, extraordinaria mente. Elena no podía recordar el nombre de la persona ahora, pero ella recordaba la belleza. Ella sabía que su propia mente usaría esos símbolos para presentarse a si misma a otra persona. No, ella se dio cuenta abruptamente y definitivamente: ella no estaba viendo el alma de Damon. El alma de Damon estaba en algún lugar dentro de esa enorme, pesada bola de roca. Él vive apretujado dentro de esa cosa repulsiva, y él lo quería de ese modo. Todo lo que dejo afuera fue un recuerdo antiguo de su niñez, un niño que había sido desterrado del resto de su alma. —Si Damon te puso aquí, entonces, ¿Quién eres tú?— Elena preguntó lentamente, probando la teoría, mientras ella reparaba en los ojos negros del niño, y el cabello oscuro y las facciones que ella conocía incluso si ellas eran tan jóvenes. 22

—Yo soy, Damon, —el pequeño niño susurro, blanco alrededor de sus labios. Tal vez incluso eso era doloroso, Elena pensó. Ella no quería herir este símbolo de la infancia de Damon. Ella quería que él sintiera la dulzura y comodidad que ella estaba sintiendo. Si la mente de Damon había sido como una casa, ella habría querido hacer la limpieza, y llenar cada cuarto con flores y luz de sol. Si hubiera sido un paisaje ella habría puesto un halo alrededor de la luna llena blanca, o arcoíris en medio de las nubes. Pero en cambio se presento a sí mismo como un niño hambriento encadenado a una bola que nadie podría romper, y ella quería confortar y tranquilizar al niño. Ella acunó al pequeño niño, frotando sus brazos y piernas y lo acurrucó contra su cuerpo de espíritu. Al principio él se sintió tenso y cauteloso en sus brazos. Pero después de un poco de tiempo, cuando nada terrible paso como resultado de su contacto, él se relajó y ella sintió su pequeño cuerpo volverse cálido, soñoliento y pesado en sus brazos. Ella misma sintió un aplastante dulce sentido protector por la pequeña criatura. En sólo unos pocos minutos, el chico en sus brazos estaba dormido, y Elena pensó que ahí estaba el menor fantasma de una sonrisa en sus labios. Ella acurrucó su pequeño cuerpo, sosteniéndolo gentilmente, sonriendo también. Ella estaba pensando en alguien que la había sostenido cuando lloraba. Alguien que era—era inolvidable, siempre inolvidable—pero que hacía que su garganta picara con tristeza. Alguien tan importante—era desesperantemente importante que ella lo recordara ahora, ahora—y que ella< ella tenía que< que encontrar< Y entonces repentinamente la noche pacifica en la mente de Damon se dividió— por sonido, por luz, y por energías que incluso Elena, joven como era en las maneras del Poder, sabía que habían sido encendidas por la memoria de un solo nombre. Stefan. Oh, Dios, ella lo había olvidado—ella realmente, por unos pocos minutos se permitió a si misma estar pintada en algo que significaba olvidarlo. La angustia de todas esas solitarias horas en la noche tardía, sentada y vertiendo su dolor y miedo en su diario—y entonces la paz y comodidad que Damon le había ofrecido realmente la habían hecho olvidar a Stefan—olvidar lo que él tal vez estaría sufriendo en este momento.

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—¡No—no! —Elena estaba luchando sola en la oscuridad—. Déjame tengo que encontrarlo, no puedo creer que olvidé. —Elena. —La voz de Damon estaba suave y calmada—o al menos sin emociones—. Si sigues dando sacudidas así, vas a liberarte—y es un largo camino hasta el piso. Elena abrió sus ojos, todos sus recuerdos de rocas y pequeños niños se fueron, dispersándose como un diente de león de seda en cada dirección. Ella miro a Damon acusadoramente. —Tú—tú< —Sí. —Damon dijo con serenidad—. Cúlpame a mí. ¿Por qué no? Pero yo no te influencie, y yo no te mordí. Yo apenas te bese. Tus Poderes hicieron el resto; ellos tal vez sean incontrolables, pero ellos son extremadamente irresistibles también. Francamente, yo nunca pretendí quedar atrapado tan profundamente si me perdonas el juego de palabras.* Su voz era ligera, pero Elena tuvo una repentina visión interna de un niño llorando, y ella se pregunto si él era en realidad tan diferente como parecía. Pero esa es su especialidad, ¿No lo es? Ella pensó, repentinamente amarga. él abandona sueños, fantasías, el placer que se queda en la mente de sus< donantes. Elena sabía que las chicas y mujeres jóvenes que Damon< cazaba< lo adoraban, su única queja era que él no las visitaba lo suficientemente a menudo. —Entiendo. —Elena le dijo mientras ellos iban a la deriva y más cerca del piso—. Pero esto no puede pasar de nuevo. Sólo hay una persona a la que puedo besar, y esa es Stefan. Damon abrió su boca, pero justo entonces ahí estaba el sonido de una voz que estaba tan furiosa y acusadora como Elena lo había estado, y a la cual no le importaban las consecuencias. Elena recordó a la otra persona que había olvidado. —¡DAMON, TU BASTARDO, TRAELA HACIA ABAJO! Matt. Elena y Damon llegaron girando, en una elegante parada, justo al lado del Jaguar. Matt inmediatamente corrió hacia Elena y se la arrebató, examinándola como si ella hubiera estado en un accidente, poniendo particular atención a su cuello. Una vez más Elena estaba incómodamente consiente de estar vestida en un camisón blanco de encaje en la presencia de dos chicos.

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—Estoy bien, honestamente, —ella le dijo a Matt—. Solo estoy un poquito mareada. Estaré mejor en unos pocos minutos. Matt dejo salir un suspiro de alivio. Él tal vez no estaba tan enamorado de ella como lo había estado una vez, pero Elena sabía que él se preocupaba profundamente por ella y que él siempre lo haría. Él se preocupaba por ella como su amiga, la novia de Stefan, y también por sus propios meritos. Ella sabía que él nunca olvidaría el tiempo en que ellos habían estado juntos. Más que nada, él creía en ella. Así que ahora mismo, cuando ella prometió que estaba bien, él le creyó. Él estaba incluso dispuesto a darle a Damon una mirada que no era completamente hostil. Y luego los dos chicos se dirigieron hacia la puerta del asiento del conductor del Jag. —Oh, no, —Matt dijo—. Tú manejaste ayer ¡Y mira lo que paso! Tú mismo lo dijiste, ¡Hay vampiros detrás de nosotros! —¿Estás diciendo que es mi culpa? Los vampiros están siguiendo esta máquina—de—fuego—con—trabajo—de—pintura—rojo gigante y, ¿De alguna manera es mi culpa? Matt simplemente lo miró testarudo: su mandíbula cerrada, su piel bronceada enrojecida—. Estoy diciendo que deberíamos tomar turnos. Tú ya tuviste tu turno. —No recuerdo que se haya dicho nada acerca de ‘tomar turnos.’ — Damon se manejó para darle a la palabra una inflexión que la hizo sonar como alguna bastante malvada actividad—. Y si yo voy en un carro, yo manejó el carro. Elena aclaró su garganta. Ninguno de ellos ni siquiera la notó. —¡Yo no me voy a montar en un carro si tú estás manejando!— Matt dijo furiosamente. —¡Yo no me voy a montar en un carro si tú estás manejando!— Damon dijo lacónicamente. Elena aclaró su garganta más ruidosamente, y Matt finalmente recordó su existencia. —Bueno, Elena no puede estar esperando manejar con nosotros a donde sea que estamos yendo. —Él dijo, antes de que ella pudiera siquiera sugerir la posibilidad—. Al menos que lleguemos ahí hoy, —él agregó, mirando a Damon sostenidamente.

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Damon sacudió su oscura cabeza—. No. Estoy tomando la vía escénica. Y mientras menos personas sepan a dónde vamos estaremos más seguros. No pueden contarlo si no lo saben. Elena sintió como si alguien justo le hubiera tocado ligeramente los cabellos en la parte de atrás de su cuello con un cubo de hielo. Por la manera en que Damon dijo esas palabras< —Pero ellos ya saben a dónde estamos yendo, ¿Verdad?— Ella pregunto, sacudiéndose así misma de nuevo a lo práctico. —Ellos saben que queremos rescatar a Stefan, y ellos saben dónde está Stefan. —Oh, sí. Ellos saben que estamos intentando llegar a la Dimensión Oscura. ¿Pero por cuál puerta? ¿Y cuándo? Si podemos perderlos la única cosa de la que tendremos que preocuparnos es Stefan y los guardianes de la prisión. Matt miro alrededor—. ¿Cuántas puertas hay? —Miles. Donde sea que tres líneas de la ley crucen, hay potencial para una puerta. Pero desde que los europeos manejaron a los Nativos Americanos fuera de sus hogares, la mayoría de las puertas no son usadas o mantenidas como eran en los viejos tiempos. —Damon se encogió de hombros. Pero Elena estaba estremeciéndose de nuevo con emoción, con ansiedad—. ¿Por qué no encontramos la puerta más cercana y vamos a través de ella, entonces? —¿Viajar todo el camino hacia la prisión subterránea? Mira, tú no lo entiendes del todo. Primero que nada, me necesitas a mi contigo para meterte dentro de una puerta—e incluso entonces eso no va a ser placentero. —¿No va a ser placentero para quién? ¿Para nosotros o para ti?— Matt pregunto tristemente. Damon le dio una larga, mirada en blanco—. Si lo intentas por tu cuenta eso sería breve y terminalmente no placentero para ti. Conmigo, debería ser incomodo pero más que nada un asunto de rutina. Y en cuanto a cómo es viajar por incluso unos pocos días hacia allá abajo—bueno, ustedes lo verán por sí mismos, eventualmente. —Damon dijo, con una sonrisa extraña—. Y les tomaría mucho, mucho más tiempo que ir por una puerta principal. —¿Por qué?— Matt demando, siempre listo para preguntar cosas de las que Elena de verdad, de verdad no quería saber las respuestas.

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—Porque o es una jungla, donde sanguijuelas de metro y medio que están lanzándose a ti desde los arboles van a ser la última de tus preocupaciones o, un desierto, donde un enemigo puede disparate—y todos son tus enemigos. Hubo una pausa mientras Elena pensaba con fuerza. Damon se veía serio. Claramente, el realmente no quería

hacerlo—y no

muchas cosas molestaban a Damon. A él le gustaba pelear. Más, si sólo era una pérdida de tiempo< —De acuerdo, —Elena dijo lentamente—. Seguiremos con tu plan. Inmediatamente, ambos chicos buscaron la manija en el lado de la puerta del conductor de nuevo. —Escuchen, —Elena dijo sin mirar a ninguno de ellos—. Yo voy a manejar mi Jaguar hasta que lleguemos al próximo pueblo. Pero primero voy a entrar dentro del carro y cambiarme a ropas de verdad y tal vez incluso dormir unos pocos minutos. Matt seguro querrá encontrar un arrollo o algo donde él pueda limpiarse. Y después iré al primer pueblo que sea el más cercano para un desayuno tardío. Después de eso< —Las peleas pueden empezar de nuevo, —Damon termino por ella. —Tú has eso, querida. Te encontrare en cualquier cucharilla grasienta que hayas elegido. Elena asintió. —¿Estás seguro de que serás capaz de encontrarnos? Yo estoy tratando de sostener mi aura, realmente. —Escucha, una máquina—rojo—fuego de Jaguar en cualquier lugar de un pueblo que se encuentre más debajo de esta vía va a ser tan visible como un OVNI, —Damon dijo. —Porque él solo no viene con< —la voz de Matt se apagó. De alguna manera, aunque era su queja más profunda contra Damon, él a menudo se manejaba para olvidar que Damon es un vampiro. —Así que tú vas a ir por ahí primero y después vas a encontrar a alguna chica joven caminando hacia la escuela de verano, —Matt dijo, sus ojos azules pareciendo más oscuros. —Y vas a arremeter contra ella y llevártela lejos donde nadie pueda oír sus gritos y luego vas a jalar su cabeza hacia atrás y vas a hundir tus dientes en su garganta.

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Hubo una pausa bastante larga. Luego Damon dijo en un tono ligeramente herido—, no lo haré. —Eso es lo que tú—gente—hace. Me lo hiciste a mí. Elena tuvo la necesidad de hacer una intervención realmente drástica: la verdad—. Matt, Matt, no fue Damon quien hizo eso. Fue Shinichi. Tú lo sabes. — Ella gentilmente tomó a Matt por los antebrazos y lo volteó hasta que él la estaba encarando. Por un largo momento Matt no la miró. El tiempo se estiró y Elena empezó a temer que él estaba más allá de su búsqueda. Pero entonces a lo último él levantó su cabeza para que ella pudiera verlo a los ojos. —De acuerdo, —él dijo suavemente—. Voy a dejarlo pasar. Pero sabes que él se va para beber sangre humana. —¡De un donante dispuesto! —Damon, quien tenía muy buena audición, disparó. Matt explotó de nuevo—. ¡Porque tú haces que estén dispuestos! Tú los hipnotizas< —No, no lo hago. —
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never intended to get sucked in so deeply—if you’ll forgive a pun): en español —sucked— es — chupar— o —absorber—. La autora hace un juego de palabras al referirse a que el quedo muy — absorbido en sus poderes— ya que como es un vampiro ellos —chupan— o —absorben— sangre.

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4 Traducido por AndreaN Corregido por ZarahFandy

—Estas temblando. Déjame hacerlo sola—. Meredith dijo, poniendo una mano en el hombro de Bonnie mientras ellas se paraban juntas en frente de la casa de Caroline Forbes. Bonnie empezó a inclinarse con la presión, pero se detuvo a sí misma. Era humillante estar temblando tan obviamente en una mañana de Virginia a finales de Julio. Era humillante ser tratada como una niña, también. Pero Meredith, quien era solo seis meses mayor, se veía hoy más adulta que de costumbre. Su cabello oscuro estaba retirado hacia atrás, así que sus ojos se veían muy grandes y su rostro de piel oliva con sus altos pómulos estaba mostrando su mejor ángulo. Ella prácticamente podría ser mi niñera, Bonnie pensó abatidamente. Meredith tenía puestos tacones, en lugar de sus habituales tenis. Bonnie se sintió más pequeña y joven que nunca en comparación. Ella corrió una mano a través de sus rizos rubio—fresa, tratando de encresparlos hacia arriba una preciosa media pulgada* más alta. —No tengo miedo, tengo f—frió. —Bonnie dijo con toda la dignidad que pudo reunir. —Lo sé. Sientes algo viniendo de ahí, ¿Verdad? —Meredith asintió hacia la casa en frente de ellas. Bonnie miró a ambos lados y luego de vuelta a Meredith. Repentinamente la adultez de Meredith era más confortadora que molesta. Pero antes de que mirara a casa de Caroline de nuevo ella dijo abruptamente—. ¿Qué paso con los tacones de aguja? —Oh. —Meredith dijo, mirando hacia abajo—. Sólo es un pensamiento práctico. Si algo intenta agarrar mi tobillo esta vez, obtendrá esto. 30

Ella dio una patada y hubo un chasquido satisfactorio en la acera. Bonnie casi sonrió—. ¿Trajiste tus nudillos de acero, también? —No los necesito; golpearé a Caroline de nuevo con las manos desnudas si ella intenta algo. Pero deja de cambiar el tema de conversación. Puedo hacer esto sola. Bonnie finalmente se permitió a si misma poner su propia pequeña mano en la delgada y de largos dedos de Meredith. Ella la apretó—. Sé que puedes. Pero yo soy la que debería. Fue a mí a la que invito a venir. —Sí. —Meredith dijo, con una ligera, elegante curva en su labio. —Ella siempre sabe donde clavar el cuchillo. Bueno, pase lo que pase, Caroline se lo busco ella misma. Primero intentamos ayudarla, por su bien y el nuestro. Luego intentamos que ella consiguiera ayuda. Después de eso< —Después de eso. —Bonnie dijo tristemente—. No hay más nada que contar. —Ella vio la casa de Caroline de nuevo. Se veía< sesgada< de alguna manera, como si estuviera viéndolo a través de un espejo distorsionado. Además de eso, tenía un mal aura: negro recortado a través de una fea sombra gris—verdosa. Bonnie nunca había visto una casa con tanta energía antes. Y era fría, esta energía, como el viento que sale fuera de un refrigerador de carne. Bonnie se sintió como si eso le podría chupar su propia fuerza—vital y convertirla en hielo, si tuviera la oportunidad. Ella dejó que Meredith tocara la campana de la puerta. Tenía un ligero eco, y cuando la Sra. Forbes atendió, su voz parecía tener un ligero eco, también. El interior de la casa todavía tenía ese aspecto de locura, Bonnie pensó, pero el sentimiento era incluso más extraño. Si ella cerraba sus ojos podría imaginarse a sí misma en un lugar mucho más grande, donde el piso estaba inclinado bruscamente hacia abajo. —Vinieron a ver a Caroline. —La Sra. Forbes dijo. Su apariencia impactó a Bonnie. La madre de Caroline se veía como una anciana. Con cabello gris y una ojerosa cara blanca. —Ella está arriba en su cuarto. Las acompañaré. —La madre de Caroline dijo. —Pero Sra. Forbes, sabemos dónde... — Meredith se calló cuando Bonnie puso una mano en su brazo. La descolorida, encogida mujer estaba liderando el camino. Ella casi no tenía un aura, Bonnie se dio cuenta, y estaba afligida de corazón. Ella conocía a Caroline y a sus padres desde hace tanto tiempo —¿Cómo sus relaciones pudieron llegar a esto? 31

No insultaré a Caroline, no importa lo que haga, Bonnie prometió silenciosamente. No importa que pase. Incluso< si, incluso después de que le hizo a Matt. Intentaré recordar algo bueno acerca de ella. Pero era difícil pensar en cualquier cosa en esta casa, mucho menos pensar en algo bueno. Bonnie sabía que iba a subir las escaleras; ella podía ver cada escalón por encima de ella. Pero todos sus otros sentidos le dijeron que ella estaba yendo hacia abajo. Fue una sensación aterrorizante que la hizo marearse: esta inclinación aguda hacia abajo mientras ella veía a sus pies subir. También había un olor, extraño y mordaz, de huevos podridos. Era un maloliente, vil hedor que se podía probar en el aire. La puerta de Caroline estaba cerrada, y en frente de ella, recostado en el piso, estaba un plato de comida con un tenedor y un cuchillo de trinchar encima de él. La Sra. Forbes se apresuró enfrente de Bonnie y Meredith y rápidamente recogió el plato, abrió la puerta opuesta a la de Caroline, y lo colocó ahí, cerrando la puerta detrás de ella. Pero justo antes de que desapareciera, Bonnie creyó haber visto movimiento en la pila de comida de la elegante porcelana china. —Ella apenas me habla a mí. —La Sra. Forbes dijo en el mismo tono de voz vacío que ella uso antes—. Pero ella dijo que te estaba esperando. Ella se apresuró a pasarlas, dejándolas solas en el corredor. El olor a huevos podridos, no a azufre, Bonnie se dio cuenta, era muy fuerte. —Azufre. —Ella reconocería el olor de la clase de química del año pasado. ¿Pero cómo un olor tan horrible se metió dentro de la elegante casa de la Sra. Forbes? Bonnie se volteo a Meredith para preguntarle, pero Meredith ya estaba sacudiendo su cabeza. Bonnie conocía esa expresión. No digas nada. Bonnie tragó, se secó sus ojos llorosos, y vio a Meredith girar el seguro de la puerta de Caroline. La habitación estaba oscura. Suficiente luz brillaba desde el pasillo para mostrar que las cortinas de Caroline habían sido reforzadas por opacas colchas pintadas encima de ellas. Nadie estaba en o encima de la cama. —¡Pasen! ¡Y cierren esa puerta rápido! Era la voz de Caroline, con el típico enojo de Caroline. Un flujo de alivio se derramó dentro de Bonnie. La voz no era una voz grave de hombre que sacudía el cuarto, o un aullido, era la de Caroline—en—un—mal—humor. 32

Ella dio un paso dentro de la oscuridad por delante suyo. Notas del Traductor: 1 [*] Pulgada: Una pulgada equivale a 2.54 cm y media pulgada son 1.27 cm.

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5 Traducido por AndreaN Corregido por Chole_ann

Elena se metió en el asiento trasero del Jaguar y se puso una suave camisa aguamarina y unos jeans debajo de su camisón, sólo en caso de que un oficial de policía—o incluso alguien tratando de ayudar a los dueños de un carro aparentemente varado en una carretera desierta—se detuvieran a ver qué pasaba. Y luego ella se recostó en el asiento trasero del Jag. Pero incluso ahora que estaba cálida y cómoda, el sueño no llegaba. ¿Qué es lo que quiero? ¿Lo que realmente quiero en este momento? Ella se pregunto a sí misma. Y la respuesta vino a ella inmediatamente. Quiero ver a Stefan. Quiero sentir sus brazos alrededor de mí. Sólo quiero mirar su cara—sus ojos verdes, con esa mirada especial que él sólo me mostraba a mí. Quiero que él me perdone y que me diga que sabe que yo siempre lo amaré. Y quiero< Elena se sintió a si misma enrojecer mientras una gran calidez pasaba atreves de su cuerpo, Quiero que Stefan me bese. Quiero los besos de Stefan< c{lidos, dulces y reconfortantes< Elena estaba pensando en esto mientras ella cerraba sus ojos como por segunda o tercera vez y cambiaba de posición, las lágrimas una vez más apareciendo. Si tan solo ella pudiera llorar, realmente llorar, por Stefan. Pero algo la detuvo. Le costó derramar una lágrima. Dios, ella estaba exhausta< Elena lo intentó. Mantuvo sus ojos cerrados y se volteó hacia atrás y adelante, intentando no pensar en Stefan por sólo unos pocos minutos. Ella tenía que dormir. Desesperada, ella dio un poderoso empujón para intentar encontrar una mejor posición—cuando todo repentinamente cambio. Elena estaba cómoda. Muy cómoda. Ella no podía sentir el asiento. Se sentó verticalmente y se quedo inmóvil, sintiendo el aire. Ella casi estaba golpeando su cabeza contra el techo del Jag.

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¡Perdí la gravedad de nuevo! Ella pensó, horrorizada. Pero, no, esto era diferente de lo que había pasado cuando ella había regresado por primera vez del más allá, y había volado por ahí como un globo. Ella no podía explicar por qué, pero estaba segura. Ella tenía miedo de moverse en cualquier dirección. Ella no estaba segura de la causa de su angustia pero no se atrevió a moverse. Y luego ella lo vio. Ella se vio a sí misma, con su cabeza hacia atrás y sus ojos cerrados en el asiento trasero del carro. Ella podía distinguir cada pequeño detalle, desde las arrugas en su suave camisa aguamarina hasta la trenza que ella hizo con su cabello dorado pálido, el cual, por falta de nudo de cabello, ya se estaba destrenzando. Ella se veía como si estuviera durmiendo serenamente. Así que así era como todo terminaba. Esto es lo que dirán, que Elena Gilbert, un día de verano, murió pacíficamente en su sueño. Nunca encontraron una causa de muerte< Porque ellos nunca podrían ver un corazón roto como una causa de muerte, Elena pensó, y en un gesto incluso más melodramático que sus usuales gestos melodramáticos, ella intentó lanzarse a sí misma a su propio cuerpo con un brazo cubriendo su rostro. No funcionó. Tan pronto como ella retrocedió para empezar a lanzarse a sí misma, se dio cuenta de que estaba fuera del Jaguar. Ella pasó derecho a través del techo sin sentir nada. Supongo que eso es lo que pasa cuando eres un fantasma, pensó. Pero esto no era en nada como la última vez. Esa vez yo vi el túnel, fui hacia la luz. Tal vez no soy un fantasma. Repentinamente Elena sintió una oleada de euforia. Sé lo que es esto, pensó triunfalmente. ¡Esto es una experiencia extra—corporal! Ella miró hacia abajo a su yo durmiente, buscando cuidadosamente. ¡Sí! ¡Sí! Ahí estaba una cuerda uniendo su cuerpo durmiente—su cuerpo real—a su yo espiritual. ¡Ella estaba atada! No importa a donde fuera, podría encontrar su camino a casa. Sólo había dos destinos posibles. Una era de regreso a Fell’s Church. Ella sabía la dirección general del sol, y estaba segura de que alguien que tuviera un O.O.B* (como Bonnie, quien una vez había ido a través de un plato espiritualista y había leído montones de libros acerca del tema, familiarmente llamado) sería capaz de reconocer la cruzada de todas esas líneas de ley. El otro destino, por supuesto, era hacia Stefan. 35

Damon tal vez pensara que ella no sabía a dónde ir, y era verdad que sólo podía sentir vagamente por el sol saliente que Stefan estaba en la otra dirección— hacia su oeste. Pero ella siempre oyó que las almas de los verdaderos amantes estaban conectadas de alguna manera< por un lazo plateado de corazón a corazón o una cuerda roja de pulgar a pulgar. Para su deleite, ella lo encontró casi inmediatamente. Una delgada cuerda del color de la luz de luna, que parecía estar entretejida entre el corazón de Elena y< sí. Cuando toco la cuerda, resonó tan claramente a Stefan para ella que supo que la llevaría hacia él. Nunca hubo una duda en su mente de cual dirección tomaría. Ella había estado en Fell’s Church. Bonnie era una psíquica con unos impresionantes poderes y también lo era la vieja casera de Stefan, la Sra. Theophilia Flowers. Ellos estaban ahí, solos con Meredith y su brillante intelecto, para proteger el pueblo. Y todos ellos entenderían, se dijo a si misma de alguna manera desesperada. Ella quizás no tendría esta oportunidad de nuevo. Sin otro momento de indecisión, Elena se volteo hacia Stefan y se dejo a si misma ir. Inmediatamente se encontró a si misma apresurándose a través del aire, demasiado rápido para tomar nota de su alrededor. Todo lo que pasaba era un borrón, diferenciándose sólo en color y textura mientras Elena se daba cuenta con un nudo en la garganta que ella estaba pasando a través de los objetos. Y así, en sólo unos pocos instantes, ella se encontró a si misma mirando una escena que le partió el corazón: Stefan en una prisión usada y rota, viéndose delgado y con el rostro gris. Stefan en una asquerosa celda de pico—sembrado e infestada de piojos con sus barrotes de hierro que lo represaban y de los que ningún vampiro podría escapar. Elena se volteó por un momento para que cuando ella lo despertara el no viera su angustia y sus lágrimas. Ella justo estaba terminando de componerse a sí misma, cuando la voz de Stefan sacudió a través de ella. Él ya estaba despierto. —Lo intentas, y lo intentas, ¿Verdad? —Él dijo, su voz pesada con sarcasmo. —Supongo que deberías obtener puntos por eso. Pero siempre tienes algo mal. La última vez fueron las orejas un poco puntiagudas. Esta vez son las ropas. Elena no usaría una camisa arrugada como esa ni tendría los pies sucios y gastados aunque su vida dependiera de ello. Vete. —Encogiéndose de hombros debajo de la manta raída, él le dio la espalda. Elena se le quedó viendo. Ella estaba en demasiadas clases de angustia como para elegir sus palabras: Estas emergieron de ella como un geiser*—. ¡Oh, Stefan! Yo sólo estaba intentando quedarme dormida en mis ropas en caso de que un 36

oficial de policía se detuviera mientras yo estaba en el asiento trasero del Jag. El Jag que tú me compraste. ¡Pero yo no creí que te importaría! Mis ropas están arrugadas porque yo las saqué de mi bolsa de lona y mis pies se ensuciaron cuando Damon— bueno—bueno—olvida eso. Yo tenía un camisón real, pero no lo tenía puesto cuando me salí de mi cuerpo y supongo que cuando sales todavía te ves como tú mismo en tu cuerpo< Luego ella tiró sus manos en alarma mientras Stefan se dio la vuelta. Pero— milagro de milagros—ahora había un toque de sangre en sus mejillas. Más que nada, él ya no se veía desdeñoso. Él se veía mortífero, sus ojos verdes centelleando con malevolencia. —Tus pies se ensuciaron cuándo Damon hizo ¿Qué? —Él demando, preguntando cuidadosamente. —No importa. —Maldita sea, si importa. —Stefan la detuvo cortantemente. —¿Elena? —Él susurró, mirándola como si ella sólo hubiera aparecido. —¡Stefan! —Ella no pudo evitar sostener sus brazos a su alrededor. Ella no podía controlar nada—. Stefan, yo no sé cómo, pero estoy aquí. ¡Soy yo! No soy un sueño o un fantasma. Yo estaba pensando en ti y me quede dormida, ¡y aquí estoy! —Ella intento tocarlo con manos fantasmales—. ¿Me crees? —Te creo< porque yo estaba pensando en ti. De alguna manera—de algún modo eso te trajo aquí. Por el amor. ¡Porque nos amamos! —Él dijo las palabras como si fueran una revelación. Elena cerró sus ojos. Si tan solo ella pudiera estar en su cuerpo. Ella le mostraría a Stefan cuanto lo amaba. Porque así, ellos tenían que usar palabras torpes—clichés que eran únicamente ciertos. —Siempre te amaré, Elena, —Stefan dijo, susurrando de nuevo—. Pero no te quiero cerca de Damon. Él encontrara la manera de lastimarte. —No puedo evitarlo, —Elena lo interrumpió. —¡Tienes que evitarlo! —¡Porque él es mi única esperanza, Stefan! Él no va a lastimarme. Él ya ha matado para protegerme. Oh, Dios, ¡Ha pasado tanto! Nosotros estamos en camino a< —Elena vaciló, sus ojos mirando alrededor con cautela. Los ojos de Stefan se ampliaron por un instante. Pero cuando habló su cara estaba inexpresiva—. Algún lugar donde estarán seguros. —Sí, —ella dijo, igual de seria, sabiendo que lágrimas fantasmas estaban ahora corriendo por sus mejillas sin huesos—. Y< oh, Stefan, hay mucho que no sabes. Caroline acusó a Matt de atacarla mientras ellos estaban en una cita porque ella está embarazada. ¡Pero no fue Matt! 37

—¡Por supuesto que no! —Stefan dijo indignado, y hubiera dicho más, pero Elena estaba corriendo ahora. —Y creo que< que el pequeño es realmente de Tyler Smallwood por el tiempo, y por el cambio de Caroline. Damon dice que< —El bebé de un hombre lobo siempre convertirá a su madre en mujer loba —¡Sí! Pero la parte de hombre lobo va a tener que pelear con el malash que ya está dentro de ella. Bonnie y Meredith me dijeron cosas acerca de Caroline—como la manera en que ella se estaba arrastrando en el suelo como un lagarto—eso me horrorizó. Pero tuve que dejarlas lidiar con eso para que yo pudiera—pudiera llegar a ese lugar seguro. —Hombres lobo y hombres—zorro, —Stefan dijo, sacudiendo su cabeza—. Por supuesto, que los kitsune, los zorros, son mucho más poderosos mágicamente, pero los hombres lobo tienden a matar antes de pensar—. Él golpeó su rodilla con su puño—. ¡Desearía poder estar ahí! Elena estalló con maravilla y desesperación mezcladas—. Y en vez de eso aquí estoy yo ¡Contigo! Yo nunca supe que podía hacer esto. Pero no he sido capaz de traerte nada en esta dirección, ni siquiera a mí misma. Mi sangre. —Ella hizo un gesto desesperado y vio la presunción en los ojos de Stefan. ¡Él todavía tenía el vino negro mágico de Clarion Loess que ella le había contrabandeado! ¡Ella lo sabía! Ese era el único líquido que ayudaría—una pizca— a mantener a un vampiro vivo cuando no tenía sangre disponible. El —vino— Mágico Negro—sin alcohol y nunca hecho para humanos en primer lugar, era la única bebida con la que los vampiros realmente disfrutaban aparte de la sangre. Damon le había dicho a Elena que era hecho mágicamente con uvas especiales que eran cultivadas en el suelo de los bordes de los glaseares, loess*, y que eran mantenidas en completa oscuridad. Eso es lo que le da su aterciopelado sabor oscuro, él dijo. —Eso no importa, —Stefan dijo, sin duda por el beneficio de quien pudiera estar espiando—. ¿Exactamente cómo paso? —Le preguntó entonces—. ¿Esta experiencia extra—corporal? ¿Por qué no vienes aquí y me cuentas de eso? —Él se recostó en su prisión, volteando sus ojos doloridos a ella—. Siento no tener una mejor cama que ofrecerte. —Por un momento la humillación se mostró claramente en su rostro. Todo este tiempo él se manejó para ocultársela: la vergüenza que él sentía por aparecer ante ella de esta manera—en una celda mugrienta, con harapos por ropas, e infestado con sólo Dios sabía qué. Él—Stefan Salvatore, quien una vez había sido< había sido< El corazón de Elena realmente se rompió entonces. Ella sabía que se estaba rompiendo, porque ella podía sentir en su interior como la rotura de un vidrio, 38

como agujas ensartándole la carne dentro de su pecho. Ella sabía que se estaba rompiendo, también, porque ella estaba llorando, grandes lágrimas espirituales que caían en la cara de Stefan como sangre, translúcidas en el aire mientras caían, pero tornándose de un intenso rojo cuando tocaron la cara de Stefan. ¿Sangre? Por supuesto, no era sangre, ella pensó. Ella no le podía traer algo tan útil en esta forma. Ella estaba realmente sollozando ahora; sus hombros sacudiéndose mientras las lágrimas continuaron cayendo encima de Stefan, quien ahora tenía una mano hacia arriba como si quisiera atrapar una< —Elena. —Había sorpresa en su voz. —¿Qu—qué? —Ella se lamentó. —Tus l{grimas. Tus l{grimas me hacen sentir< —Él estaba mirando hacia arriba a ella con algo como admiración. Elena todavía no podía evitar llorar, aunque ella sabía que había calmado su orgulloso corazón—y hecho algo más. —N
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Elena lo miró. La cara de Stefan, que había estado gris y estirada antes, estaba diferente ahora. Él era usualmente pálido, pero ahora sus finas facciones se veían sonrojadas—como si él hubiera estado parado en frente de una fogata y la luz todavía se estuviera reflejando en las líneas puras y los planos elegantes de su amado rostro. —Yo< ¿Hice qué? —Ella recordó la primera gota cayendo, y como se había visto como sangre en su rostro. No como sangre, ella se dio cuenta, si no como color natural, hundiéndose dentro de él, refrescándolo. Ella no pudo evitarlo y escondió su rostro en la garganta de él mientras pensaba, estoy alegre, oh, estoy tan alegre. Pero desearía que pudiéramos tocarnos. Quiero sentir tus brazos alrededor de mí. —Al menos puedo mirarte, —Stefan susurró, y Elena supo que incluso esto era como agua en un desierto para él—. Y si pudiéramos tocarnos, yo pondría mi brazo alrededor de tu cintura aquí, y te besaría aquí y aquí< Ellos se hablaron el uno al otro de esta manera por un rato—sólo intercambiando tonterías de amantes, cada uno sostenido por la vista y el sonido del otro. Y entonces, suave pero firmemente, Stefan le pidió que le contara todo acerca de Damon—todo desde que ellos comenzaron. Para este momento Elena estaba lo suficientemente imperturbable para contarle acerca del incidente con Matt sin hacer sonar a Damon demasiado como un villano. —Y Stefan, Damon realmente esta protegiéndonos lo mejor que puede. —Ella le dijo acerca de los dos vampiros poseídos que los habían estado rastreando y lo que Damon había hecho. Stefan apenas y se encogió de hombros y dijo irónicamente—, la mayoría de la gente escribe con lápices; Damon borra a la gente con ellos. —Él agregó—, ¿Y cómo se ensuciaron tus ropas? —Porque escuché una explosión enorme—la cual terminó siendo Matt en el techo del carro, —ella dijo—. Pero, para ser justos, él estaba intentando estacar a Damon en ese momento. Yo lo hice deshacerse de la estaca. —Ella agregó, en el más elemental de los susurros: —Stefan, por favor que no te importe que Damon y yo tengamos que—que estar juntos un montón en estos momentos. Eso no cambia nada entre nosotros. —Lo sé. Y lo maravilloso de eso era que él si lo sabía. Elena estaba bañada con el brillo profundo de su confianza en ella. Después de que ellos se —sostuvieron— el uno al otro, Elena estaba acurrucada sin peso por encima del brazo de Stefan< y era feliz.

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Y entonces abruptamente el mundo—el universo entero—se estremeció por el sonido de un gigantesco sonido de golpe. Molestó a Elena. No pertenecía aquí con el amor, la confianza y la dulzura de compartir cada parte de sí misma con Stefan. Empezó de nuevo—una explosión monstruosa que aterrorizo a Elena. Ella se agarró inútilmente a Stefan, quien la estaba mirando con preocupación. Él no escuchó el estrépito que la estaba molestando, ella se dio cuenta. Y entonces algo incluso peor paso. Ella estaba fuera del brazo de Stefan y se estaba apresurando hacia atrás, a través de los objetos, hacia atrás más rápido y más rápido hasta que en un choque ella aterrizó en su cuerpo. A pesar de su renuencia ella aterrizó perfectamente en el cuerpo sólido que hasta ahora había sido el único que conocía. Ella aterrizó en él y se mezcló dentro de él y entonces ella estaba sentada y los sonidos eran los sonidos de Matt dando golpecitos a la ventana. —Han pasado más de dos horas desde que te fuiste a dormir, —dijo él mientras ella abría la puerta—. Pero yo supuse que lo necesitabas. ¿Estás bien? —Oh, Matt, —Elena dijo. Por un momento parecía imposible que ella fuera capaz de no llorar. Pero luego ella recordó la sonrisa de Stefan. Elena parpadeó, forzándose a sí misma a encargarse de su nueva situación. Ella no había visto a Stefan por el tiempo suficiente. Pero sus recuerdos de su corto, dulce momento juntos estaban envueltos en junquillos y lavandas y nada podría jamás apartarlos de ella.

Damon estaba irritado. Mientras volaba más alto en sus alas de cuervo anchas y negras, el paisaje debajo de él estaba desplegado como una maravillosa alfombra, la última hora del día haciendo los paisajes y colinas brillar como esmeraldas. Damon lo ignoró. Él lo había visto demasiadas veces. Lo que él estaba buscando era una donna splendida*. Pero su mente seguía a la deriva. Mutt* y su estaca< Damon todavía no podía ver porque Elena quería tomar a un fugitivo de la justicia con ellos. Elena< Damon intentó conjurar los mismos sentimientos irritados para ella que los que tenía para Mutt, pero no pudo hacerlo. Él hizo círculos hacia el pueblo por debajo de él, manteniéndose en el distrito residencial, buscando auras. Él quería un aura fuerte tanto como quería una 41

hermosa. Y él había estado en América el tiempo suficiente para saber que a esta hora temprana de la mañana podías encontrar tres tipos de personas levantadas y fuera de su casa. Los estudiantes eran los primeros, pero estábamos en verano, así que había menos de los que elegir. A pesar de la suposición de Matt, Damon rara vez mordió a chicas de secundaria. Los corredores eran los segundos. Y los terceros, pensando cosas hermosas, justo como< esa all{ abajo
Krysta se veía sorprendida y algo brillante atravesó su mente, demasiado rápido para que Damon lo atrapara. Pero entonces ella dijo en una voz igualmente silenciosa—, entonces hay algo que me gustaría enseñarte. Si—si tienes tiempo de venir conmigo. El patio trasero era incluso más esplendido que el frontal y ahí había una hamaca balanceándose gentilmente, Damon notó con aprobación. Después de todo, él necesitaría pronto un lugar para poner a Krysta< mientras ella se quedaba dormida. Pero en la parte trasera del cenador estaba algo que causo que sus pasos se apresuraran involuntariamente. —¡Rosas negras mágicas! —Él exclamó, viendo los pétalos vino oscuro, casi coloreados de borgoña. —Sí, —Krysta dijo suavemente—. Mágicas Negras. Lo más cercano que alguien alguna vez ha llegado a una rosa negra. Consigo tres ramos cada año, — ella susurró tremulosamente, ya no preguntándose quién podría ser este joven hombre, abrumada por sus sentimientos que casi tomaron a Damon con ella. —Son magnificas, —él dijo—. Es el rojo más profundo que haya visto jamás. Lo más cercano al negro de su raza. Krysta todavía estaba temblando con felicidad—. Puedes tomar una, si quieres. Voy a llevarlas al Creekville show la semana que viene pero puedo darte una con el capullo cerrado ahora. Tal vez serás capaz de olerlas. —A mi< me gustaría eso, —Damon dijo. —Puedes dársela a tu novia. —No tengo novia, —Damon dijo, alegre de volver a mentir. Las manos de Krysta se sacudieron ligeramente mientras cortaba una de las que tenían el tallo más largo y derecho para él. Damon se acercó para agarrarla y sus dedos se tocaron. Damon le sonrió. Cuando las rodillas de Krysta se desvanecieron con placer, Damon la atrapó fácilmente, y siguió con lo que estaba haciendo.

Meredith estaba justo detrás de Bonnie mientras ella caminaba dentro del cuarto de Caroline. —Dije, ¡Cierra la maldita puerta! — Caroline dijo, no, más bien gruñó.

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Era natural mirar para ver de donde estaba viniendo la voz. Justo antes de que Meredith cortara la única rendija de luz al cerrar la puerta, Bonnie vio el escritorio esquinero de Caroline. La silla que solía estar en frente ya no estaba. Caroline estaba debajo. Podría haber sido un buen espacio para esconderse para alguien de diez años, pero como una chica de dieciocho años, Caroline se había curvado en una posición imposible para caber ahí. Ella estaba sentada en una pila de lo que parecían jirones de ropa. Sus mejores ropas, Bonnie pensó repentinamente, mientras un centelleo de lamé* dorado brilló y desapareció cuando cerraron la puerta. Luego sólo estuvieron ellas tres juntas en la oscuridad. Ninguna iluminación provenía de por encima o por debajo de la puerta desde el pasillo. Es porque el pasillo esta en otro mundo, Bonnie pensó salvajemente. —¿Qué hay de malo con un poco de luz, Caroline? —Meredith preguntó tranquilamente. Su voz era firme, confortable—. Tú dijiste que viniéramos a verte—pero nosotras no podemos verte. —Dije que vinieran a hablar conmigo, —Caroline corrigió instantáneamente, exactamente como ella siempre lo había hecho en los viejos tiempos. Eso debería haber sido confortante, también. Excepto—excepto que ahora Bonnie podía oír en su voz un tipo de reverberación debajo del escritorio, ella podía decir que tenía una nueva cualidad. No tan ronca m{s bien como< Tú realmente no quieres estar pensando esto. No en la medianoche oscura de este cuarto, la mente de Bonnie le dijo. No tan ronca, más bien como un gruñido, Bonnie pensó impotente. Casi podías decir que Caroline gruñía sus respuestas. Pequeños sonidos le dijeron a Bonnie que la chica debajo del escritorio se estaba moviendo. La propia respiración de Bonnie se aceleró. —Pero nosotras queremos verte a ti, —Meredith dijo calmadamente—. Y sabes que Bonnie le tiene miedo a la oscuridad. ¿Puedo prender sólo la lámpara al lado de tu cama? Bonnie se podía sentir a si misma temblar. Eso no era bueno. No era inteligente mostrarle a Caroline que tenías miedo de ella. Pero el campo de oscuridad la estaba haciendo temblar. Ella podía sentir que este cuarto estaba mal en sus ángulos—o tal vez era sólo su imaginación. Ella también podía oír cosas que la hicieron saltar—como ese ruidoso sonido de doble click directamente detrás de ella. ¿Qué había hecho eso? —¡Esta bieeen entonces! Prrendan la que está al lado de la cama. Caroline definitivamente estaba gruñendo. Y se estaba moviendo más cerca de ellas; Bonnie podía oír su crujido y su respiración acercándose. 44

¡No dejes que ella llegue a mí en la oscuridad! Era un pensamiento irracional y lleno de pánico, pero Bonnie ya no podía evitar pensarlo como tampoco podía evitar tropezar a ciegas contra< Algo alto—y cálido. No era Meredith. Nunca desde que Bonnie la había conocido ella había olido como rancio dulce y huevos podridos. Pero la cosa cálida tomo ambas manos levantadas de Bonnie, y ahí había extraños y pequeños sonidos de click mientras ellas se cerraban. Las manos no eran solo cálidas; eran calientes y secas. Y los extremos picaban extrañamente en la piel de Bonnie. Entonces, mientras una luz al lado de la cama se prendía, las manos ya no estaban. La lámpara que Meredith había encontrado apagaba una muy, muy tenue luz rubí—y era fácil ver porque. Una bata rubí y un salto de cama* habían sido atados alrededor de la pantalla de la lámpara. —Esto se ve como si hubiera un peligro de incendio, —Meredith dijo, pero incluso su nivel de voz sonó tembloroso. Caroline se paró detrás de ellas en la luz roja. Ella parecía más alta que nunca para Bonnie, alta y musculosa, excepto por el ligero bulto de su vientre. Ella estaba vestida normalmente, en jeans y una camiseta ajustada. Ella estaba sosteniendo sus manos juguetonamente escondidas detrás de su espalda, y sonriendo con su vieja sonrisa insolente y astuta. Quiero irme a casa, Bonnie pensó. Meredith dijo—, ¿Entonces? Caroline sólo siguió sonriendo—. ¿Entonces, qué? Meredith perdió los estribos—. ¿Qué quieres? Caroline sólo la miró maliciosa—. ¿Han visitado a su amiga Isobel? ¿Han tenido una pequeña charla con ella? Bonnie tenía una poderosa urgencia de darle una bofetada a esa sonrisa petulante para sacarla de la cara de Caroline. No lo hizo. Era sólo un truco de la luz de la lámpara—ella sabía que tenía que serlo—pero se veía casi como si ahí hubieran unos puntos rojos brillando en el centro de cada uno de los ojos de Caroline. —Visitamos a Isobel en el hospital, si, —Meredith dijo sin expresión. Luego, con inconfundible ira en su voz, ella agrego—, y tú sabes muy bien que ella no puede hablar todavía, pero con un poco de precipitación triunfal los doctores dicen que ella será capaz de hacerlo. Su lengua sanara, Caroline. Ella tal vez tenga cicatrices en todos los lugares en que se perforó a sí misma, pero ella va a ser capaz de hablar de nuevo muy bien. 45

La sonrisa de Caroline se había desvanecido, dejando que su cara se viera demacrada y llena de sombría furia. ¿Por qué? Bonnie se preguntó. —Te haría algo de bien salir de esta casa, —Meredith le dijo a la chica de cabello cobrizo—. No puedes vivir en la oscuridad —No lo haré por siempre, —Caroline dijo bruscamente—. Sólo hasta que los gemelos nazcan. —Ella se paró, las manos todavía detrás de ella, y arqueó su espalda para que así su estomago se pronunciara más que nunca. —Los< ¿Gemelos? —Bonnie estaba sorprendida y sin habla. —Matt Junior y Mattie. Así es como voy a llamarlos. La sonrisa de regodeo de Caroline y sus ojos insolentes eran casi demasiado para que Bonnie lo soportara—. ¡No puedes hacer eso! —Se oyó a si misma gritando. —O tal vez pueda llamar a la niña Honey. Matthew y Honey, por su papi, Matthew Honeycutt. —No puedes hacerlo, —Bonnie disparó, más estridentemente. —Especialmente porque Matt no está aquí para defenderse a sí mismo —Si, él escapó muy repentinamente, ¿Verdad? La policía se está preguntando por qué él tenía que huir. Por supuesto< —Caroline llevó a su voz a un susurro significativo— él no estaba solo. Elena estaba con él. Me pregunto, ¿Qué hacen ellos dos en su tiempo libre? —Ella rió, una alta, necia risa. —Elena no es la única persona que está con Matt, —Meredith dijo, y ahora su voz era baja y peligrosa—. Alguien más está con ellos. ¿Recuerdas un acuerdo que firmaste? ¿Acerca de no decirle a nadie acerca de Elena o atraer publicidad para ella? Caroline parpadeó lentamente, como un lagarto—. Hace mucho tiempo. En una vida diferente, para mí. —¡Caroline, no vas a tener una vida si rompes ese juramento! Damon te mataría. ¿O
Bonnie quería ayudar a Caroline. Lo quería. Pero ella no se podría haber movido o hablado por nada. Ahí habían—canas grises—en el cabello de Caroline. Cabellos grises, Bonnie pensó. Se veían insípidas, mucho más ligeras que el flamante y hermoso cabello natural del que Caroline estaba tan orgullosa. Y ahí había< otros cabellos que no brillaban para nada. Bonnie había visto ese color leonado en perros; ella sabía vagamente que algunos lobos se debían ver iguales. Pero era realmente algo diferente verlo en el cabello de tu mejor amiga. Especialmente cuando parecían erizarse y temblar, levantándose como los pelos de un perro< Ella está molesta. No molesta furiosa; molesta demente, Bonnie se dio cuenta. Caroline levanto la vista, no miró a Meredith, sino directo a los ojos de Bonnie. Bonnie dio un respingo. Caroline la estaba mirando como si considerara que Bonnie era la cena o sólo basura. Meredith se paró al lado de Bonnie para apoyarla. Sus puños estaban cerrados. —No me mirrres, —Caroline dijo abruptamente, y se dio la vuelta. Sí, eso definitivamente era un gruñido. —Tú realmente querías que te viéramos, ¿No es verdad? —Meredith dijo suavemente—. Estas—alardeando de ti misma en frente de nosotras. Pero creo que tal vez esta es tu manera de pedir ayuda. —¡Dificilmeeeente! —Caroline, —Bonnie dijo repentinamente, sorprendida por una ola de lástima que la embistió—, por favor trata de pensar. ¿Recuerdas cuando dijiste que necesitabas un esposo? Yo< —Ella se rompió y tragó. ¿Quién iba a casarse con este monstruo, quien unas pocas semanas antes se había visto como una chica adolescente normal? —Yo te entendía entonces, —Bonnie culmino patéticamente—. Pero, honestamente, ¡No va a hacer ningún bien seguir diciendo que Matt te atacó! Nadie< —Ella no podía permitirse a sí misma decir lo obvio. Nadie le creería a algo como tú. —Oh, me puedo arrrreglar rrrrealmente bonita, —Caroline gruñó y después río—. Ustedes se sorrrrprenderían. En su ojo interno, Bonnie vio el viejo flash insolente de la mirada esmeralda de Caroline, la astuta y secreta expresión de su rostro, y el brillo de su hermoso cabello natural.

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—¿Por qué elegiste a Matt? —Meredith exigió—. ¿Cómo supiste que fue atacado por un malach esa noche? ¿Shinichi lo envió para que lo persiguiera sólo por ti? —¿O lo hizo Misao? —Bonnie dijo, recordando que era la hembra de los gemelos kitsune, los espíritus zorros, quien le había hablado más a Caroline. —Salí en una cita con Matt esa noche—. Repentinamente la voz de Caroline estaba cantarina, como si ella estuviera recitando poesía horriblemente—. No me importó besarlo, él es tan lindo. Supongo que así fue como él obtuvo la herida en su cuello. Supongo que yo podría haber mordido sus labios un poco. Bonnie abrió su boca, sintió la mano restrictiva de Meredith en su hombro, y la cerró de nuevo. —Pero luego él sólo se volvió loco, —Caroline mintió—. ¡Él me atacó! Yo lo rasguñé con mis uñas, por arriba y por debajo de uno de sus brazos. Pero Matt era demasiado fuerte. Más que demasiado fuerte. Y ahora< Y ahora vas a tener cachorros, Bonnie quería decir, pero Meredith apretó su hombro y ella se detuvo a si misma de nuevo. Además, Bonnie pensó con un repentino timbre de alarma, los bebes tal vez luzcan humanos, y tal vez sólo sean gemelos, como la misma Caroline había dicho. ¿Entonces como serían? Bonnie sabía la manera en que las mentes de los adultos trabajaban. Incluso si Caroline no podía teñir su cabello de vuelta a uno hermoso y natural, ellos dirían, mira cuanto estrés ella ha tenido: ¡Ella realmente se está volviendo prematuramente canosa! E incluso si los adultos veían la apariencia bizarra de Caroline y su comportamiento extraño, como Bonnie y Meredith justo lo habían hecho, ellos lo pasarían por alto como causa del shock. Oh, pobre Caroline, toda su personalidad ha cambiado desde ese día. Ella esta tan asustada de Matt que se esconde debajo de su escritorio. Ella no se baña—tal vez ese es un síntoma común después de lo que le ha pasado. Además, ¿Quién sabe cuánto tiempo tardaran estos bebes lobos en nacer? Tal vez el malach dentro de Caroline podía controlar eso, hacerlo parecer un embarazo normal. Y luego repentinamente Bonnie fue sacada de sus propios pensamientos para sintonizar las palabras de Caroline. Caroline todavía estaba gruñendo por el momento. Ella sonaba casi como la vieja Caroline, ofendida y traviesa, mientras decía—, Yo sólo no entiendo por qué ustedes toman su palabra sobre la mía. —Porque, —Meredith dijo rotundamente—, nosotras los conocemos a los dos. Nosotras habríamos sabido si Matt hubiera estado saliendo contigo—y él no 48

lo estaba. Y él difícilmente es el tipo de chico que sólo se aparece en tu puerta, especialmente cuando se considera lo que él opina de ti. —Pero ustedes ya dijeron que ese monstruo que lo ataco< —Malach, Caroline. Aprende la palabra. ¡Tienes uno dentro de ti! Caroline sonrió y agitó una mano, dejándolo correr. —Ustedes dicen que estas cosas pueden poseerte y hacerte hacer cosas fuera de lo normal, ¿Verdad? Ahí hubo un silencio. Bonnie pensó, si nosotras lo dijimos, nunca lo dijimos en frente de ti. —Bueno, ¿Y qué pasa si admito que Matt y yo no estábamos saliendo? Qué pasa si digo que lo encontré manejando alrededor de nuestro vecindario cerca de cinco millas la hora, solo pareciendo perdido. Su manga estaba hecha pedazos y su brazo estaba todo cortado. Así que lo lleve dentro de mi casa e intente vendar su brazo—pero repentinamente él se volvió loco. E intenté rasguñarlo, pero los vendajes estaban entorpeciendo mi camino. Yo se los quité con rasguños. Yo incluso los tengo guardados todavía, todas cubiertas de sangre. Si les dijera eso, ¿Qué dirían? Yo diría que nos estas usando como una huida simple antes de decirle al Sheriff Mossberg, Bonnie pensó, congelada. Y yo diría que tienes razón, que probablemente puedas arreglarte bastante normal cuando haces un esfuerzo. Si tan solo detuvieras esa risa infantil y te deshicieras de esa imagen astuta, serias incluso más convincente. Pero Meredith estaba hablando—, Caroline ellos hacen exámenes de ADN para la sangre. —¡Por supuesto que se eso!—, Caroline parecía tan indignada que por un momento ella olvido parecer astuta. Meredith la estaba mirando —Eso significa que ellos pueden decir si los vendajes que tienes tienen la sangre de Matt en ellos o no, —ella dijo—. Y si fluye en el patrón correcto para que coincida con tu historia. —No hay ningún patrón. Los vendajes están empapados—. Abruptamente, Caroline se paró en frente de un vestidor y lo abrió sacando una larga longitud de lo que parecía haber sido originalmente vendaje atlético. Ahora se veía rojizo en la débil luz. Mirando el tejido rígido en la luz rubí, Bonnie supo dos cosas. Eso no era parte del cataplasma que la Sra. Flowers había puesto en el brazo de Matt la mañana después de que él había sido atacado. Y eso estaba empapado con sangre genuina, directo desde el tejido rígido de la ropa.

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El mundo parecía estar dando vueltas. Porque incluso aunque Bonnie creía en Matt, esta nueva historia la asustaba. Esta nueva historia podría incluso funcionar—siempre y cuando nadie encontrara a Matt y le hiciera exámenes a su sangre. Incluso Matt admitió que había momentos desconocidos esa noche< momentos que él no podía recordar. ¡Pero eso no significaba que Caroline estaba diciendo la verdad! Porque si fuera así, ¿Por qué empezaría con una mentira, y sólo la cambiaría cuando los hechos entorpecieron el camino? Los ojos de Caroline eran del color de los de un gato. Los gatos juegan con ratones, sólo para entretenerse. Sólo para verlos huir. Matt había huido< Bonnie sacudió su cabeza. De repente ella no podía soportar esta casa por más tiempo. De alguna manera se había instalado en su mente, haciéndola aceptar todos los ángulos imposibles de las paredes distorsionadas. Ella incluso se había ido acostumbrando al horrible olor y a la luz roja. Pero ahora, con Caroline sosteniendo un vendaje empapado en sangre y diciéndoles que era Matt el que había sangrado por encima< —Me voy a casa, —Bonnie anunció repentinamente—. Y Matt no lo hizo, y< ¡Y nunca voy a regresar! —Acompañada por el sonido de la risa de Caroline, ella se giró, tratando de no mirar el nido que Caroline había hecho debajo de su escritorio esquinero. Ahí había botellas vacías y platos de comida medio—vacíos apilados con las ropas. Cualquier cosa podría estar debajo de eso—incluso un malach. Pero mientras Bonnie se movía, el cuarto parecía moverse con ella, acelerando su vuelta, hasta que ella había dado dos vueltas a su alrededor antes de que pudiera poner un pie para detenerse a sí misma. —Espera, Bonnie espera, Caroline, —Meredith dijo, sonando casi frenética. Caroline estaba doblando su cuerpo como una contorsionista, metiéndose de nuevo debajo del escritorio—. Caroline, ¿Y qué pasa con Tyler Smallwood? ¿No te importa que él es el verdadero padre de tus—tus niños? ¿Cuánto tiempo estuviste saliendo con él antes de que se uniera con Klaus? ¿Dónde está ahora? —Porrr todo lo que sé está muerto. Tú y tuuus amigos lo mataron. —El gruñido estaba de vuelta, pero no era vicioso. Era más como un ronroneo triunfal. —Pero no lo extraño, así que espero que se quede muerto. —Caroline añadió, con una risa burlona—. Él no se casaría conmigo. Bonnie tenía que escapar. Ella busco a tientas la manilla de la puerta, la encontró, y quedó segada. Había pasado tanto tiempo en la penumbra rubí que la luz del pasillo era como el sol del mediodía en el desierto. 50

—¡Apaaaga la lámpara! —Caroline gritó desde debajo de su escritorio. Pero mientras Meredith se movía para hacerlo, Bonnie escuchó una explosión sorpresivamente ruidosa y vio la pantalla con bombillo—rojo volverse oscura ella misma. Y una cosa más. La luz del pasillo se barrió fuera del cuarto de Caroline como un faro, mientras la puerta se volvía a cerrar. Caroline ya estaba desgarrando algo con sus dientes. Algo con la textura de carne, pero no carne cocinada. Bonnie dio un tirón hacia atrás para correr y casi golpeó a la Sra. Forbes. La mujer todavía estaba parada en el pasillo donde había estado cuando ellas fueron al cuarto de Caroline. Ella ni siquiera parecía como si hubiera estado escuchando por la puerta. Sólo estaba parada, mirando a la nada. —Tengo que mostrarles la salida —ella dijo en su suave voz gris. No levanto su cabeza para encontrar los ojos de Bonnie o los de Meredith—. De otro modo se podrían perder. Yo lo hago. Era un tramo directo a las escaleras y luego hacia abajo y cuatro escalones a la puerta frontal. Pero mientras caminaban, Meredith no dijo nada, y Bonnie no podía. Una vez afuera, Meredith se volteó para mirar a Bonnie. —¿Y bien? ¿Ella está más poseída por el malach o por su parte de lobo? ¿O puedes decir algo de su aura? Bonnie se escucho a si misma reír, un sonido que era como un llanto. —Meredith, su aura no es humana—y no sé qué hacer con eso. Y su madre no parece tener un aura. Ellas solo< esa casa es sólo< —Olvídalo, Bonnie. No tendrás que volver ahí nunca más. —Es como< —Pero Bonnie no sabía cómo explicar la apariencia de locura de las paredes o la manera que las escaleras fueron hacia abajo en vez de hacia arriba. —Creo —ella dijo finalmente—, que es mejor hacer más investigación. En cosas como< como posesión del tipo Americano. —¿Te refieres a ser poseída por demonios? —Meredith le disparó una mirada sostenida. —Sí. Eso creo. Solo que no sé por dónde empezar a enlistar lo que está mal con ella. —Tengo unas pocas ideas que se me ocurrieron. —Meredith dijo tranquilamente—. Como< ¿Notaste que ella nunca nos mostró sus manos? Eso fue muy extraño, yo creo. —Sé porque —Bonnie susurro, intentando no dejar que la risa y el llanto salieran—. Es porque< ella ya no tiene uñas. 51

—¿Qué dijiste? —Ella puso sus manos alrededor de mi cintura. Pude sentirlas. —Bonnie, lo que dices no tiene sentido. Bonnie se hizo a si misma hablar—. Caroline tiene garras ahora, Meredith. Garras reales. Como un lobo. —O tal vez< —Meredith dijo en un susurro —como un zorro. Notas del Traductor: 1[*] O.O.B: Son las siglas de Outstanding Out of Bounds, del inglés Sobresaliente o fuera de lugar. 2[*]: Geiser: Es un tipo de fuente termal que explota periódicamente, expulsando una columna de agua caliente y vapor en el aire. 3[*] Loess: Es un material geológico sedimentario eólico. Constituye un suelo de labor muy fértil y profunda. 4[*] Una donna splendida: Del italiano una hermosa mujer. 5[*] Mutt: En The Return: Nightfall, Damon empieza a llamar a Matt—,Mutt— de las siglas —Mortalmente Ufanado Tartamudo— pues no podía recordar su nombre y asocio las siglas con esas características. También lo intento con —Molesto Abogado Testarudo—. Mutt, en ingles, también significa —Perro callejero. 6[*] Ray—Bans: Es una compañía manufacturera fabricante de gafas de sol, fundada en 1937 por Bausch & Lomb. El nombre propio Ray—Ban significa «barrera contra los rayos» (ray banner.) Ray—Ban es considerado como el primer fabricante moderno de gafas de sol y es responsable de la creación de dos de las gafas de sol más imitadas en el mundo: Ray—Ban Aviator y Ray—Ban Wayfarer. 7[*] Lamé: Es un tipo de tejido o tela con cintas delgadas de hilos metálicos, en contraposición a guimpé, donde las cintas se envuelven alrededor de un hilo de fibra. Por lo general, es dorado o plateado, a veces se ve lamé color cobre. El lamé viene en distintas variedades, dependiendo de la composición de los otros hilos en el tejido. 8[*] Salto de cama: Es una prenda de vestir femenina que se usa al acostarse y al levantarse de la cama. Consiste en una bata ligera que se pone encima del camisón.

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6 Traducido por Sandra Corregido por Ginabm

Elena estaba usando todo su considerable talento de negociación para calmar Matt, animándolo a pedir una segunda y tercera orden de waffles belga; sonriéndole a través de la mesa. Pero esto no ayudaba mucho. Matt se movía como si fuera a huir y al mismo tiempo no podía quitar los ojos de Elena. Elena pensaba impotente que Matt aún imaginaba a Damon cayendo en picada sobre alguna joven. Damon no estaba cuando ellos salieron de la cafetería. Elena vio la arruga entre las cejas de Matt mientras él elucubraba. —¿Por qué no llevamos el Jag a un deposito de autos usados? Si vamos a abandonarlo, quiero tú opinión acerca de que auto deberían darnos a cambio. —Si, mi opinión sobre autos golpeados cayéndose a pedazos tiene que ser la mejor, —Matt dijo, con una gran sonrisa que decía que sabía que ella lo estaba manipulando, pero a él no le importaba. El único depósito de autos de la ciudad no se veía prometedor. Pero aun así no se veía tan mal como el dueño. Elena y Matt lo encontraron dormido dentro de una pequeña oficina con ventanas sucias. Matt tocó gentilmente en la sucia ventana y poco a poco el hombre empezó a enderezarse en su silla y enojado le hizo señas para que se fuera. Pero Matt tocó de nuevo cuando el hombre volvía a sentarse, y esta vez el hombre se levantó lentamente, miró de manera horrible a Matt y fue a la puerta. —¿Qué quieres? —Exigió. —Un intercambio, —Matt dijo en alto antes de que Elena pudiera decirlo muy suavemente. —Ustedes tienen un carro para intercambiar, —el hombre dijo —en los 20 años en que he tenido este lugar< —Mire. —Matt se movió para que el hombre pudiera ver el Jag rojo y brillante a la luz de la mañana, como una rosa con ruedas—. ¡Un nuevo Jaguar 53

XZR que va de cero a sesenta en 3.7 segundos! ¡Un 550- caballos de poder un motor súper cargado AJ-V8 GEN III R con 6 velocidades ZF y transmisión automática! ¡Adaptable y tracción diferencial activa! No hay carro como el XZR! —Matt terminó nariz con nariz con el pequeño hombre, cuya boca poco a poco se había abierto y los ojos bailaban del chico al carro. —¿Ustedes quieren cambiar ESE carro por algo de AQUÍ? —Dijo totalmente incrédulo—. Como si tuviera el dinero para< ¡Un minuto! — Se interrumpió a sí mismo, sus ojos se convirtieron en los de un jugador de póquer. —¡No lo quiero! —Dijo sin humor e hizo como si regresara a su oficina. —¿Qué significa eso? ¡Estaba babeando sobre él hace un minuto! —Matt le gritó, pero la expresión del hombre no cambió. Yo debí haber hablado con él pensó Elena. Yo no hubiera empezado la primera guerra mundial contra él—pero ya es muy tarde. Trató de ignorar los gritos de Matt y ver los carros, cada uno con su letrero sobre el parabrisas: ¡Crédito fácil! ¡Limpio! ¡Especial de la abuela! ¡Míralo! Ella creyó que lloraría en cualquier momento. —Nadie quiere un auto así por aquí —el dueño decía sin expresión—, ¿Quién lo compraría? —¡Está loco! Este auto le va a traer compradores es< ¡Es propaganda! Mejor que el hipopótamo morado de ahí. —No es hipopótamo. Es un elefante. —¿Quién podría saber si esta medio desinflado? Con dignidad el dueño se asomó a ver nuevamente el Jag. —No es nuevo, ya tiene demasiadas millas. —Lo compramos hace sólo 2 semanas. —¿Y? En unas semanas más, Jaguar hará publicidad para los carros del próximo año. —El dueño agitó la mano hacia el carro—. ¡Obsoleto! —¡¿Obsoleto!? —Sí, un carro grande como ese gasta mucha gasolina< —¡Ahorra más que uno eléctrico! —¿Crees que la gente lo sabe? —Mira podría llevar este auto a otro lugar. —Entonces llévalo, en mi negocio, ¡Este auto sólo vale uno a cambio y acaso! —Dos carros. La nueva voz vino de detrás de Matt y Elena, pero los ojos del hombre se abrieron como si hubiera visto a un fantasma. Pasaron algunos segundos y<.

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—El Prius plateado en el rincón trasero, debajo< bajo el toldo —dijo el vendedor lentamente, y con una expresión mareada—en respuesta a la pregunta que no se hizo en voz alta—. Yo te llevaré, —agregó calladamente. —Lleva las llaves contigo. Deja que él lo mire, —Damon ordenó, y el vendedor rebusco una llave en su cinturón y después caminó directo a la nada. Elena volteó a Damon—. Adivino, que le preguntaste que carro estaba en mejor forma. —Substituye eso con `menos asqueroso´ y estarás más cerca, —dijo Damon. Le sonrió por un segundo. —Pero Damon, ¿Por qué dos carros? Sé que es más justo, pero, ¿Qué haremos con el segundo carro? —Caravana. —Dijo él. —Oh, no. —Pero hasta Elena podía ver los beneficios de eso, al menos después de que hicieran un itinerario para que ella cambiara de carro. Suspiró. —Bueno, si Matt acepta< —Matt aceptará, —Damon dijo, luciendo muy seguro—Muy seguro— inocente como un ángel. —¿Qué tienes en la espalda? —Dijo Elena, intentando no preguntar sobre lo que Damon le haría a Matt. Damon sonrió otra vez, pero esta vez era una sonrisa extraña, de sólo una parte de su boca. Sus ojos decían que no era nada especial. Pero su mano derecha estaba sosteniendo la rosa más hermosa que Elena había visto en su vida. Era el rojo más obscuro que ella hubiera visto, era aterciopelada. Y abierta en el punto exacto, se veía como si se desasiera si la tocaran, y el tallo era verde con delicadas hojas en los lugares perfectos, era de por lo menos 18 pulgadas de largo y recto como una regla. Elena puso sus manos en su espalda. Damon no era del tipo sentimental—ni siquiera en su momento—Princesa de la noche—. La rosa tal vez tenía algo que ver con su viaje. —¡¿No te gusta?! —Damon dijo. Elena tal vez lo imaginó, pero sonó como si estuviera decepcionado. —Claro que si, ¿Para qué es? Damon se reclinó—. Es para ti princesa, —dijo viéndose herido—, no te preocupes, no la robé. No, él no la había robado. Elena sabía exactamente como la había obtenido< pero era tan hermosa< Como ella seguía sin tratar de tomar la rosa, Damon la levantó y acarició la mejilla de Elena con los pétalos. 55

Eso la hizo temblar—. Detente, Damon, —ella murmuró, pero parecía incapaz de moverse. Él no se detuvo. Él uso los fríos pétalos para seguir la forma de su cara. Elena suspiró automáticamente, pero no olio nada como una flor, olía a obscuridad, vino obscuro, algo viejo y fragante que la había embriagado antes inmediatamente. Borracha de magia negra y en su propia emoción mental< sólo para estar con Damon. Pero esa no era yo, una pequeña voz en su cabeza dijo. Yo amo a Stefan. Damon< yo quiero< yo quiero< —¿Quieres saber porque tengo esta rosa en particular? —Damon decía suavemente, su voz se mezclaba con sus recuerdos—. La conseguí por su nombre, es Rosa de magia negra. —Si —Elena dijo simplemente, ella ya lo sabía. Era el único nombre que le quedaba bien. Ahora Damon le estaba dando un beso de rosa rodando los pétalos en círculo sobre su mejilla y presionando los firmes pétalos del centro contra su mejilla y los de alrededor sólo la rosaron. Elena se sentía desconectada. El día era caluroso, ¿Cómo era que la rosa era tan fría? Ahora los pétalos se movían dejando un rastro hasta sus labios, y ella quería decir no, pero de alguna manera no le salían las palabras. Era como si la hubieran transportado en el tiempo, a los días en que Damon apareció por primera vez, la vez en que la había querido para él—cuando casi lo había dejado besarla sin siquiera saber su nombre< Él no había cambiado de idea desde entonces. Vagamente Elena recordó algo así antes. Damon cambiaba a las personas sin cambiar él mismo. Pero yo cambié, pensó ella, y de repente había arena bajo sus pies. He cambiado mucho desde entonces. Suficiente para ver cosas en Damon que nunca imaginé que podría haber. No sólo el enojo y las partes salvajes, también lo gentil. El honor y decencia que él encerraba como oro en la piedra gigante que había construido en su cabeza. Tengo que ayudarlo, pensó ella. De alguna manera, lo tengo que ayudar—y al pequeño niño encadenado fuera de la roca. Estos pensamientos pasaron rápidamente por su mente que parecía separada de su cuerpo. Estaba tan envuelta, que de alguna manera perdió el sentido de su cuerpo, y apenas se daba cuenta de lo cerca que estaba Damon ahora, su espalda estaba contra un auto y Damon hablaba suave, pero seriamente. 56

—¿Una rosa por un beso entonces? —Él preguntó—, se llama Magia negra, y no la obtuve honestamente. Su nombre era< era< Damon se detuvo, y por un segundo se vio desconcierto en sus ojos. Después sonrió y era la sonrisa de un guerrero, se encendió y apagó antes de poder verla. Elena presintió problemas. Seguro, Damon todavía no recordaba el nombre de Matt bien, pero él nunca vio que él olvidara el nombre de una chica, si intentaba recordarlo. Especialmente a sólo minutos de haberse alimentado de ella. ¿Shinichi otra vez? Elena se preguntó. ¿Seguía tomando la memoria de Damon—o sólo lo importante? ¿Las pistas buenas o malas? Elena sabía que Damon pensaba lo mismo. Sus ojos negros mostraban que estaba furioso—pero era un poco vulnerable. Sin pensar Elena puso sus manos en los brazos de Damon. Ignoró la rosa, aunque él trataba de pasarla por su rostro. Trató de hablar seriamente. —¿Damon, qué vamos a hacer? Esa fue la escena que Matt encontró al llegar caminando, corriendo de hecho. Él llego dirigiendo una masa de carros, gritando—. Hey, chicos ese Prius es< Y se detuvo. Elena sabía lo que él veía: Damon acariciándola con la rosa, mientras ella estaba prácticamente abrazándolo. Ella soltó los brazos de Damon, pero no podía moverse hacia atrás por el carro. —Matt< —Elena empezó, y luego su voz se apagó. Ella estaba a punto de decir—. Esto no es lo que parece. No estamos acariciándonos, No estoy realmente tocándolo—. Pero si era lo que parecía, a ella le importaba Damon, había intentado llegar hasta el< Con un pequeño shock, eso se repitió en su mente con la fuerza de la luz del sol dándole al cuerpo de un vampiro desprotegido. LE IMPORTABA DAMON. A ella de verdad le importaba. Era difícil estar con él porque eran muy parecidos de muchas maneras; necios, cada uno quería las cosas a su modo, apasionados, impacientes<. Ella y Damon eran iguales. Un pequeño shock la atravesó y se sintió débil. Se sintió agradecida de que hubiera un auto tras ella, aunque ensuciara toda su ropa de polvo.

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Yo amo a Stefan, ella pensó casi histérica, él es al único que amo. Pero necesito a Damon para llegar a él. Y Damon tal vez se está desmoronando frente a mí. Ella veía a Matt todo el tiempo, sus ojos llenos de lagrimas que no caían, ella parpadeaba pero ellas se quedaban en sus pestañas. —Matt< —ella susurró. Él no dijo nada, No tenía que hacerlo. Todo estaba en su expresión: Desprecio, que ella nunca había visto en su rostro cuando la miraba. Era algo tan extraño, que la desconcertó, algo que rompía sus lasos. —Matt no< —Pero lo dijo en un susurro. Y luego, para su asombro Damon habló. —¿Tú sabes que yo lo hice todo no? No puedes culpar a una chica por querer defenderse—. Elena miro a sus manos, que estaban temblando. Damon continúo—. Tú SABES que es mi culpa. Elena nunca< Entonces Elena se dio cuenta. Damon lo estaba influenciando. —¡No! —Tomó a Damon desprevenido, tomándolo de nuevo y sacudiéndolo—. ¡No lo hagas! ¡No a Matt! Los negros ojos que la miraban ahora no eran los de un pretendiente, lo había interrumpido mientras usaba sus poderes, cualquiera ya hubiera sido un punto en el suelo. —Te estoy salvando. —Damon dijo fríamente—, te estás negando. Elena dudo, tal vez una vez y sólo por el bienestar de Matt< Algo surgió en ella, era lo único que podía hacer para no dejar que su aura escapara por completo. —No vuelvas a intentar eso conmigo. —Dijo Elena. Su voz era suave pero fría—, ¡No te ATREVAS NUNCA a tratar de influenciarme! Y deja en paz a Matt! Algo como aprobación parpadeo en la infinidad de los negros ojos de Damon, se había ido antes de que estuviera segura de haberlo visto, pero cuando habló, parecía menos distante. —Está bien —le dijo a Matt —¿Cuál es el plan ahora? Sólo dilo. Matt contesto lentamente, sin mirarlos. Estaba furioso, pero muy calmado—, iba a decir, que el Prius no esta tan mal, y el vendedor tiene otro que está bien. Podemos tener dos carros iguales —¡Y podemos hacer caravana y separarnos si alguien nos sigue! No sabrán a cual seguir.

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Normalmente Elena hubiera abrazado a Matt en este punto, pero Matt veía a sus zapatos, que era igual de bueno tal vez, ya que Damon cerró los ojos y movía la cabeza como si no pudiera creer algo. Eso es, Elena pensó, es mi aura—o la de Damon—la que ellos siguen, no podemos ir en carros iguales, sin que las auras sean idénticas también. Lo que significa que ella debía ir con Matt todo el camino, pero Damon nunca lo aceptaría. Y ella necesitaba que Damon la llevara hacia su amado, su uno y único, su verdadero compañero: Stefan. —Yo tomo el más maltratado, —decía Matt, planeando con Damon e ignorándola—. Estoy acostumbrado a ese tipo de carros, ya lo arreglé con el vendedor, mejor vámonos. Hablando sólo con Damon—. Tendrás que decirme a dónde vamos. Tal vez nos separemos. Damon se cayó un momento. De repente dijo —Sedona, Arizona para empezar. Matt estaba disgustado —¿Ese lugar lleno de lunáticos? Estás bromeando. —Dije que empezamos en Sedona es muy salvaje—nada más que rock—todo alrededor. Te podrías perder fácilmente. —Damon sonrió rápidamente. —Estaremos en el Juniper Resort de North Highway 89ª. —Dijo relajado. —Lo tengo. —Dijo Matt. Elena no vio ninguna emoción en su expresión, pero su aura era roja. —Ahora, Matt, —Elena empezó—, deberíamos vernos cada noche, así que si nos sigues—. Terminó con un suspiro afilado. Matt ya se había volteado no miró atrás cuando ella le hablo, sólo siguió sin más. Sin mirar atrás.

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7 Traducido por Darkgirl Corregido por rubrix

Elena caminó hacia el sonido de Damon impaciente golpeando en la ventana del Prius, estaba completamente vestido, abrazando su diario. Era el día después de que Matt los había dejado. —¿Dormiste bien anoche? —Damon preguntó mirándole de arriba abajo, notando como ella se frotaba los ojos. Como siempre él estaba inmaculadamente vestido. Todo en negro, por supuesto. El calor y la humedad no tenían ningún efecto en él. —Ya desayuné —dijo brevemente, sentándose en el asiento del conductor—, y te he traído esto. Era una taza de plástico con café humeante, que Elena tomó en agradecimiento, como si se tratara de un mágico vino negro, y una bolsa de papel marrón que contenía donas. No exactamente el desayuno más nutricional pero Elena anhelaba la cafeína y el azúcar. —Necesito un descanso. —Elena advirtió mientras Damon tranquilamente se sentó detrás del volante y arrancó el carro—. Para cambiarme de ropa, lavarme la cara y otras cosas. Se dirigieron directamente al oeste de acuerdo con lo que Elena había encontrado mirando el mapa en internet la noche anterior. La pequeña imagen en su teléfono móvil coincidía con el sistema de lectura de navegación del Prius. Ambos habían visto que Sedona, Arizona estaba en una línea casi horizontal desde el pequeño camino donde Damon había estacionado durante la noche en Arkansas. Pero pronto Damon estaba girando hacia el sur tomando un rodeo a la ruta que podría o no confundir a cualquiera que pudiera perseguirlos. Para el momento que encontraron un área de descanso, la vejiga de Elena había estado a punto de estallar.

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Ella pasó una hora y media sin ninguna vergüenza en el baño de mujeres, haciendo su mejor esfuerzo para lavarse con toallas de papel y agua fría, cepillar su cabello y cambiarse a unos nuevos jeans y un fresco top blanco que se anudaba en el frente como un corsé. Después de todo, uno de estos días ella podría tener otra experiencia fuera de su cuerpo mientras dormía y ver a Stefan de nuevo. En lo que no quería pensar era que con la ida de Matt ella estaba sola con Damon, un vampiro salvaje viajando a través de los Estados Unidos hacia un destino que era literalmente fuera de este mundo. Cuando Elena finalmente emergió del baño, Damon estaba frio y sin expresión alguna, aunque ella notó que él se tomó el tiempo para mirarla. Sin notar ningún cambio. Oh, demonios dejé mi diario en el carro. Ella estaba tan segura de que él lo había leído como si lo hubiera visto haciéndolo, y ella estaba agradecida de que no había nada en el acerca de dejar su cuerpo y encontrase con Stefan. Aunque ella creía que Damon también quería liberar a Stefan —ella no estaría en ese coche con él si ella no lo creyera— ella también sentía que era mejor que él no supiera que ella había llegado allá primero. Damon disfrutaba estar a cargo de las cosas tanto como ella. Él también disfrutaba influenciar a cada oficial de policía que lo parara por pasar el límite de velocidad. Pero hoy el estaba de mal humor superando incluso su propio promedio. Elena sabía por propia experiencia que Damon podía ser una increíblemente buena compañía cuando así lo deseaba, contando historias extravagantes y chistes, hasta el más perjudicado y taciturno pasajero se reiría a pesar de sí mismo. Pero hoy el ni siquiera respondía las preguntas de Elena, mucho menos reía de sus propios chistes. La única vez que ella trato de hacer contacto físico tocando ligeramente su brazo, él se apartó como si su toque pudiera arruinar su chaqueta de cuero negro. Bien, estupendo, Elena pensó deprimida. Apoyo su cabeza contra la ventana y se quedó mirando el paisaje. Que parecía siempre igual. Su mente vagando. ¿Dónde estaba Matt ahora? ¿Adelante o detrás de ellos? ¿Habría descansado anoche? ¿Estaría conduciendo a Texas ahora? ¿Estaría comiendo bien? Elena parpadeo para alejar las lágrimas, que brotaron cuando recordó la forma en que se había alejado de ella, sin mirar atrás. Elena era una líder que podía manejar casi cualquier situación, siempre y cuando la gente alrededor de ella fuera normal, seres cuerdos. Y manejar a los chicos era su especialidad. Ella los había estado manejando—manipulándolos— desde la secundaria. Pero ahora dos o tres semanas después de que ella había 61

vuelto de la muerte, de un mundo de espíritus que ella no recordaba, ella no quería manejar a nadie. Eso era lo que Elena amaba de Stefan. Una vez que ella había superado su instinto reflexivo que mantenía alejado a todo el que amaba. Ella no tenía necesidad de manejarlo en absoluto. Él estaba libre de manejo, excepto por el indicio más gentil de que ella se había convertido a sí misma en una experta en vampiros. No cazándolo o hiriéndolo sino amándolo de manera segura. Elena supo cuando estaba bien morder o ser mordido, y cuando parar, para mantenerse a ella misma como humana. Pero aparte de ese gentil indicio, ella ni siquiera quería manipular a Stefan. Ella simplemente quería estar con él. Después de eso todo salió bien por sí mismo. Elena podía vivir sin Stefan. Ella pensó. Pero si sólo estar lejos de Meredith y Bonnie era como vivir sin sus dos manos, vivir sin Stefan sería como tratar de vivir sin su corazón. Él era su compañero en el —gran baile—, su igual y su opuesto, su amado y su amante en el sentido más puro inimaginable. Él era la otra mitad de los sagrados misterios de la vida para ella. Y luego de verlo la noche anterior, incluso si hubiera sido un sueño, que no estaba dispuesto a aceptar, Elena lo extrañaba tanto, era un dolor palpitante en su interior. Un dolor tan grande que ella no podía soportar sólo sentarse ahí y pensar en ello. Si lo hacía podría simplemente volverse loca y comenzar a delirar pidiéndole a Damon conducir más rápido, y ella estaba herida por dentro pero no era suicida. Ellos pararon en una clase de pueblo sin nombre para almorzar. Elena no tenía apetito pero Damon paso todo el receso como un pájaro, que por alguna razón la enfurecía. En el momento en que estaban conduciendo nuevamente, la tensión en el carro había llegado hasta el viejo cliché que era imposible de evadir: puedes cortarlo con una servilleta doblada, mucho menos con un cuchillo, Elena pensó. Fue entonces cuando se dio cuenta exactamente la clase de tensión que era. Lo único que estaba guardando Damon era su orgullo. Él sabía que Elena había descubierto cosas. Ella había dejado de tratar de tocarlo incluso de hablar con él y eso era bueno. Él no debería sentirse así. Los vampiros querían niñas por sus bellas y blancas gargantas y el sentido de estética de Damon exigía que el resto de los donantes estuviera por lo menos arriba del promedio. Pero ahora incluso el tamaño humano del aura de Elena era una publicidad de la única fuerza vital en su sangre. Y la respuesta de Damon era involuntaria. Él ni siquiera había pensado en una niña de esa manera aproximadamente en quinientos años. Los vampiros no 62

eran muy capaces de ello. Pero Damon era—muy capaz— ahora. Y cuanto más se acercaba a Elena más fuerte era su aura alrededor de él y más débil su control. Gracias a todos los pequeños demonios en el infierno, su orgullo era más fuerte que el deseo que sentía. Damon nunca había pedido nada a nadie en su vida. Él había pagado por la sangre que tomó de humanos en su propia y particular moneda: de placer, fantasías y sueños. Pero Elena no quería sueños, ella no lo quería a él. Ella quería a Stefan y el orgullo de Damon nunca le permitiría pedirle a Elena lo que sólo él deseaba e igualmente nunca le permitiría tomarlo sin el consentimiento de Elena< él esperaba. Apenas unos pocos días antes él había sido un cascaron vacio, su cuerpo una marioneta de los gemelos Kitsune que lo habían hecho herir a Elena de maneras que ahora le hacían encogerse por dentro. Damon no existía entonces, como una personalidad, pero su cuerpo había pertenecido a Shinichi para jugar con él. Y aunque ella apenas lo podía creer, la adquisición había sido tan completa que su cuerpo había obedecido cada orden de Shinichi. Él había atormentado a Elena; él pudo haberla matado. No tenía sentido no creer o decir que eso no podía ser verdad. Era cierto. Ya había pasado. Shinichi fue mucho más fuerte cuando se trataba de control mental y los Kitsune no tenían nada de desprendimiento vampírico por las niñas bonitas— por debajo del cuello. Además que él pasó a ser un sádico. Le gustaba el dolor de otras personas. Damon no podía negar el pasado, no podía preguntarse porque él no había — despertado— para detener a Shinichi de herir a Elena. No había nada de él a despertar. Y si una parte de Damon aún lloraba por el daño que él le había hecho. Bueno, Damon era bueno para bloquearlo, él no perdería tiempo en lamentaciones. Pero él estaba intentando controlar el futuro. Eso no pasaría de nuevo. No. No lo dejaría aun vivo. Lo que Damon realmente no podía entender era por qué Elena lo estaba presionando. Actuando como si ella confiara en él. De todas las personas del mundo, ella era la que más razón tenía para odiarlo, para apuntar el dedo acusador hacia a él. Pero ella nunca había hecho eso. Ella nunca lo había mirado con rabia en sus ojos azul oscuro salpicados con oro. Ella únicamente había parecido entender que alguien completamente poseído por el maestro de los Malach, Shinichi como lo había sido Damon, simplemente no tenía oportunidad. No estaba allí para hacer decidir en lo que él o ella habían hecho. Tal vez porque ella había sacado la cosa que el Malach había sacado fuera de él. El palpitante, Albino, el segundo cuerpo que había estado dentro de él. 63

Damon se forzó por reprimir un estremecimiento. Él solamente supo esto porque Shinichi jovialmente lo había mencionado, mientras borraba todos los recuerdos de Damon en el momento en el que los dos Kitsune y el vampiro se habían encontrado en el viejo bosque. Damon se alegró de no recordar nada. Desde el momento en que él había cruzado su mirada con el espíritu zorro con sus ojos risueños y dorados, su vida había sido envenenada. Y ahora< justo ahora él estaba solo con Elena. En el medio del desierto con pocas ciudades y distantes entre sí. Estaban total y únicamente solos con Damon impotente queriendo de Elena lo que todo chico humano que ella hubiera conocido hubiera querido. Lo peor de todo era el hecho de las chicas encantadoras, engañar chicas era prácticamente la razón de ser de Damon. Era ciertamente la única razón por la que él había sido capaz de seguir viviendo por el pasado medio milenio. Y sin embargo él sabía que no debía, ni siquiera empezar el proceso con esta única chica que era para él la joya tirada en el basurero de la humanidad. Según la apariencia, él estaba perfectamente en control, helado y preciso, distante y desinteresado. La verdad era que estaba a punto de volverse loco. Esa noche después de estar seguro de que Elena tenía comida, agua y estaba cuidadosamente bajo llave en el Prius, Damon llamó una niebla húmeda y comenzó a tejer sus más oscuras salas. Esos eran anuncios para que cualquier hermana o hermano de la noche que pudiera llegar al coche supiera que la chica de adentro estaba bajo la protección de Damon; y que Damon cazaría y despellejaría vivo a quien incluso perturbara el descanso de la chica< y luego él buscaría y castigaría al culpable. Damon luego voló unos pocos kilómetros al sur como cuervo, se encontró inmerso en una manada de lobos bebiendo y unas pocas camareras encantadoras sirviéndoles, pelearon y sangró la noche. Pero no era suficiente para distraerlo, no estaba ni siquiera cerca. En la mañana, regresando temprano, vio las salas alrededor del coche en pedazos. Antes de que pudiera llenarse de pánico se dio cuenta de que Elena las había roto desde adentro, él no había tenido ninguna advertencia porque ella tenía intenciones pacificas y corazón inocente. Y luego Elena misma apareció llegando a la orilla de un arroyo, buscando limpiarse y refrescarse. Damon estaba afectado, sin habla por la muy buena vista de ella. Por su gracia, por su belleza, por su cercanía insoportable. Él podía oler su

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piel recién lavada y no pudo evitar deliberadamente respirar más y más de su fragancia única. Él no veía como iba a poder soportar otro día de esto. Y luego Damon de repente tuvo una idea. —Te gustaría aprender algo que te ayudaría a controlar tu aura. —Él le preguntó a ella dirigiéndose al coche. Elena le lanzó una mirada—. Así que has decidido hablar conmigo de nuevo. ¿Se supone que debo desmayarme de alegría? —Bueno, eso siempre se agradece. —¿No? —Dijo bruscamente y Damon se dio cuenta que había subestimado la tormenta que había creado dentro de esta formidable chica. —No, ahora estoy hablando en serio. —Dijo fijando su oscura mirada en ella. —Lo sé. ¿Vas a decirme que me convierta en vampiro para poder controlar mi poder? —No, no, no, esto no tiene nada que ver con ser vampiro. —Damon se reusó a involucrarse en una discusión y debía haber impresionado a Elena, porque finalmente ella dijo —¿Qué es entonces? —Se trata de cómo hacer circular tu energía. La sangre circula ¿Sí? Y el poder puede circular también. Incluso los humanos lo han conocido por siglos, lo llaman fuerza vital, chi o ki, como sea. Tú simplemente estas disipando tu energía en el aire. Eso es un aura. Pero si aprendes como hacerla circular, puedes construirla para una gran liberación, y también puedes ser más discreta. Elena estaba claramente fascinada—. ¿Por qué no me lo dijiste antes? Porque soy un estúpido. Damon pensó. Porque para los vampiros es instintivo como es para ustedes respirar. Él Mintió descaradamente—, Se necesita un cierto nivel de habilidad para lograrlo. —¿Y puedo hacerlo ahora? —Creo que sí. —Damon puso una ligera duda en su voz. Naturalmente, esto hizo que Elena estuviera incluso más decidida—. ¡Muéstrame! —Ella dijo. —¿Quieres decir ahora mismo? —Miro a su alrededor—. Alguien podría conducir por aquí. —Estamos fuera de la carretera. Oh, por favor, ¿Damon? ¿Por favor? Elena miró a Damon con esos enormes ojos azules que muchos hombres habían encontrado irresistibles. Ella tocó su brazo, tratando una vez más de hacer alguna clase de contacto, pero cuando él automáticamente se apartó, ella continuó—, realmente quiero aprender. Tú puedes enseñarme. Sólo muéstrame una vez y yo practicaré. 65

Damon miró abajo hacia su brazo, sintió su buen sentido y su vacilante voluntad. ¿Cómo podía ella hacer eso? —Está bien. —Suspiró. Hay por lo menos dos o tres billones de personas en esta mota de polvo de planeta que daría cualquier cosa por estar con esta cálida, ansiosa y anhelante Elena Gilbert. El problema era que él había pasado a ser uno de ellos. Y que claramente a ella no le importaba él. Claro que no. Ella tenía a su querido Stefan. Bueno, a ver si su princesa era la misma cuando se las arreglara para liberar a Stefan —si podía—y sacarlos de su destino vivos. Mientras tanto, Damon se concentro en mantener su voz, cara y aura totalmente desapasionada. Tenía alguna práctica en eso. Sólo quinientos años. Valía la pena y tenía sentido. —Primero tengo que encontrar el lugar. —Él le dijo, al oír la falta de calidez en su voz. El tono no era simplemente desapasionado, era en realidad frio. La expresión de Elena no cambió. Ella podía ser desapasionada también incluso en sus profundos ojos azules parecían haber tomado un brillo helado. —Muy bien, ¿Dónde está? —Cerca de donde está el corazón, pero más hacia la izquierda. —Él tocó el esternón de Elena y luego movió sus dedos hacia la izquierda. Elena se defendió tanto por la tensión como por un temblor. Que él pudo ver. Damon estaba buscando el lugar donde la carne se volvía suave sobre el hueso, el lugar donde la mayoría de los humanos asumían que estaba su corazón porque era ahí donde podía sentir el latido de su corazón. Debería ser alrededor de< aquí< —Ahora voy a hacer recorrer tú poder a través de una o dos circulaciones, y cuando puedas hacerlo por ti misma, es cuando tú estarás realmente lista para ocultar tú aura. —¿Pero cómo voy a saber? —Lo sabrás, créeme. Él no quería que ella hiciera preguntas así que simplemente subió una mano en frente de ella, sin tocar su piel o siquiera su ropa, y trajo la fuerza vital de ella en sincronización con la suya. Allí. Ahora. Para terminar el proceso. Él sabía lo que sentiría Elena: Una descarga eléctrica, comenzando en el punto donde él la había tocado primero y rápidamente esparciendo calor a través de su cuerpo. Luego una rápida montaña de sensaciones como si él estuviera a través de una rotación de practica con ella. Llegando hacia él, y luego a sus ojos, a sus oídos, donde ella de repente descubrió que podía ver y oír mucho mejor, luego bajando por su espalda manteniéndolo fuera de su alcance, mientras que su ritmo cardiaco se aceleraba y sentía algo como electricidad en sus manos subiendo por su brazo y bajando por un lado de su cuerpo, momento en el cual un temblor empezó en ella. 66

Finalmente la energía bajo por sus magnificas piernas al igual que a sus pies, donde ella lo sentiría en las plantas de sus pies, curvando sus dedos, antes de regresar donde todo había comenzado, cerca de su corazón. Damon oyó a Elena jadear débilmente, cuando el primer choque la golpeó, y luego sintió la carrera de su ritmo cardiaco y sus pestañas parpadearon como si el mundo fuera más ligero para ella, sus pupilas dilatadas como si estuviera enamorada, su cuerpo tornándose rígido a los pequeños sonidos de los roedores en la hierba. Un sonido que ella nunca hubiera oído sin el poder proveniente directamente de sus oídos. Y así, en todo su cuerpo, una vez y luego otra, para que ella pudiera tener idea del proceso. Entonces él la dejo ir. Elena estaba jadeante y exhausta; y había sido él el que había gastado energía—. Yo nunca, seré capaz de hacer eso sola, —dijo con voz entre cortada. —Si lo harás, con tiempo y práctica. Y cuando puedas hacerlo, serás capaz de controlar todo tú poder. —Si tú< lo dices. —Los ojos de Elena estaban cerrados ahora, sus pestañas como media luna sobre sus mejillas. Era claro que ella había sido presionada hasta su límite. Damon sintió la tentación de atraerla hacia él, pero lo suprimió. Elena había dejado claro que no quería que él la abrazara. Me pregunto cuántos chicos ella no alejo. Damon pensó abruptamente con amargura, lo que lo sorprendió un poco, la amargura. ¿Por qué le importaba cuantos chicos había manipulado Elena? Cuando él la hizo su princesa de la oscuridad, ellos iban de caza por presas humanas. Algunas veces juntos, algunas veces solos. Él no estaba celoso entonces. ¿Por qué le importaba cuántos encuentros amorosos había tenido? Pero entonces se dio cuenta que era un amargado y estaba lo suficientemente enojado para responder sin calor. —Yo digo que lo harás. Sólo practica hacerlo sola. En el carro, Damon siguió molesto con Elena. Lo que fue difícil, ya que ella era una perfecta compañera de viaje. Ella no charlaba, no tarareaba o —gracias a Dios— cantaba sola con la radio, no masticaba chicle o fumaba, ella no se sentaba en el asiento de atrás, no necesitaba muchas paradas para descansar, y nunca preguntaba —¿Ya llegamos? De hecho, era difícil para cualquier persona, hombre o mujer, permanecer molesto con Elena Gilbert por un periodo de tiempo largo. No podías decir que era demasiado exuberante como Bonnie, o demasiado serena, como Meredith. Elena era lo suficientemente dulce para compensar su brillante, activa y siempre intrigante mente.

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Ella era sólo lo suficientemente compasiva para compensar su auto—confeso egoísmo, y lo suficientemente rara para asegurar que nadie nunca la llamaría normal. Ella era intensamente leal con sus amigos y se presionaba lo suficiente para que ella misma no considerara a casi nadie como enemigo los Kitsune y la antigua clase de vampiros eran la excepción. Ella era honesta, franca y amorosa y por supuesto ella tenía una raya oscura en la que sus amigos simplemente la llamaban salvaje, pero que Damon reconocía por lo que realmente era. Eso compensaba lo ingenuo, suave e ingenioso de su naturaleza. Damon estaba seguro de que él no necesitaba ninguna de esas cualidades en ella, sobre todo en estos momentos. Oh, si< y Elena Gilbert era lo suficientemente hermosa para hacer que cualquiera de sus características negativas fueran completamente irrelevantes. Pero Damon estaba determinado a estar molesto y él tenía la suficiente fuerza de voluntad para escoger su estado de humor y adherirse a él, siendo oportuno, o no. Él ignoro todos los intentos de Elena por establecer una conversación, y eventualmente ella dejo de intentarlo. Mantuvo su mente clavada en la docena de chicos y hombres a quien la chica exquisita junto a él había tenido en su cama. Él sabía que Elena, Caroline y Meredith habían sido él —alto nivel— de el cuarteto cuando ellas habían sido amigas, mientras que la pequeña Bonnie había sido la más joven y había sido considerada un poquito ingenua para ser completamente iniciada. Así que ¿Por qué estaba con Elena ahora? Se encontró a si mismo preguntando con amargura, preguntándose por solo un pequeño segundo si Shinichi lo estaba manipulando al igual que al tomar sus recuerdos. ¿Stefan nunca se preocuparía por el pasado. Especialmente con el viejo novio—Matt— rondando por ahí dispuesto a dar su vida por ella? Stefan no debería, o tendría que ponerle fin, no, ¿Cómo podría ponerle fin a algo que Elena quisiera hacer? Damon había visto el choque de sus voluntades, incluso cuando Elena había sido una niña mentalmente, justo después de regresar de la otra vida. Cuando Elena llego a Stefan y a su relación con él, ella tenía el control. Como los humanos decían: Ella llevaba los pantalones de la familia. Bueno tarde o temprano se iba a dar cuenta de cuánto le iba a gustar usar tirantes. Damon pensó, riéndose en silencio, aunque su estado de ánimo era más negro que nunca. El cielo sobre el carro era aun más oscuro en respuesta, y el viento arrancando las hojas de las ramas antes de tiempo, la fuerte lluvia cayendo en el parabrisas, y luego vino el rayo de luz y el eco del sonido de un trueno.

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Elena saltó involuntariamente, cuando el trueno se desató. Damon la observó con sombría satisfacción. Él sabía que ella sabía que él podía controlar el clima. Ninguno de los dos dijo una sola palabra. Ella no le rogaría, pensó sintiendo el orgullo salvaje en ella de nuevo, y luego una sensación de molestia consigo mismo por ser tan suave. Pasaron frente a un motel y Elena siguió las borrosas señales eléctricas con los ojos, mirando sobre su hombro hasta perderlas en la oscuridad. Damon no quería parar, no se atrevió a parar, en realidad. Se dirigían ahora a una tormenta muy desagradable. El Prius patinó, pero Damon logro mantenerlo bajo control, apenas. Él disfrutaba conducir en estas condiciones. Fue solamente cuando una señal advirtió que el próximo lugar de refugio estaba a cien kilómetros de distancia que Damon sin consultar a Elena, entró en un camino inundado y detuvo el coche. Las nubes se habían desatado para entonces, la lluvia caía a cantaros; y el cuarto escogido por Damon fue un pequeño edificio anexo, separado del motel principal. La soledad encajaba con Damon demasiado bien.

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8 Traducido Por LadyG Corregido por V!an*

Mientras ellos se apresuraban desde el auto hacia el vistoso cuarto del motel, Elena tuvo que poner presión en sus piernas para mantenerlas firmes bajo ella. Tan pronto como la puerta se cerró de un portazo, con la tormenta más o menos fuera y su agarrotado interior doliendo, ella fue al baño sin siquiera encender la luz. Su ropa, cabello y pies estaban húmedos. Las luces fluorescentes del baño parecían muy brillantes después de la oscuridad de la noche y la tormenta. O tal vez era el principio de lo que había aprendido acerca de circular su poder. Eso había sido ciertamente una sorpresa, Damon ni siquiera la había tocado, pero el choque que había sentido aún reverberaba en su interior. Y el sentimiento de controlar su poder por fuera de ella, bien, para eso no habían palabras. Había sido una experiencia que le hizo perder el aliento, de acuerdo. Incluso ahora sólo pensar en eso hacia sus piernas temblar. Pero ahora estaba más claro que nunca que Damon no quería nada con ella. Elena confrontó su propia imagen en el espejo e hizo una mueca. Si, ella se veía como una rata ahogada que había sido arrastrada una milla por una cuneta. Su cabello estaba húmedo, tornando sus ondas de seda en pequeños mechones alrededor de toda su cara y cabeza; estaba tan blanca como un inválido y sus ojos azules miraban fijamente a la desinflada y cansada cara de la niña. Por sólo un momento ella recordó haber estado incluso en peores condiciones hace algunos días y tener a Damon tratándola con la mayor amabilidad, como si su apariencia desastrosa fuera nada para él. Pero esos recuerdos habían sido llevados de Damon por Shinichi, y era mucho esperar que ese fuera su real estado mental. Ese había sido... capricho... así como sus otros caprichos. 70

Furiosa con Damon y con ella misma por la punzada que estaba sintiendo tras sus ojos. Elena se apartó del espejo. El pasado era el pasado. Ella no tenía idea porque Damon había decidido repentinamente apartarse de un tirón de su toque, o mirarla con ojos duros de predador. Algo había hecho que él la odiara, hacer que escasamente se sentara a su lado en el auto. Y lo que sea que fuera, Elena tenía que aprender a ignorarlo, porque si Damon se iba, ella no iba a poder encontrar a Stefan. Stefan. Al menos su nervioso corazón podía encontrar algo de tranquilidad pensando en él. A él no le importaría como se viera: toda su preocupación sería porque estuviera bien. Elena cerró sus ojos mientras abría la llave de agua caliente y se quitaba su ropa húmeda, calentándose con el amor y la aprobación de Stefan en su imaginación. El motel tenía en sus habitaciones pequeñas botellas con baño de burbujas pero Elena no las tomó. Ella había traído su propia bolsa dorado-traslucida de cristales de vainilla para el baño en su maleta, y esa era su primera oportunidad de usarlos. Cuidadosamente ella tomo una tercera parte de la bolsa de cristales llenando rápidamente la bañera con esencia de vainilla y froto sus piernas con estas, agradecida. Minutos después, Elena estaba hundida en agua caliente con un jabón de esencia de vainilla. Sus ojos estaban cerrados y la calidez estaba empapando su cuerpo. Las suaves sales desintegradas estaban llevándose su dolor. Estas no eran sales ordinarias. No tenían olor medicinal pero habían sido dadas por la casera de Stefan. La señora Flowers, quien era una gentil mayor bruja blanca. Las preparaciones con hierbas eran la especialidad de la señora Flowers, y ahora mismo Elena podía jurar que la tensión del último par de días estaba siendo activamente sacada de su cuerpo y gentilmente desechada. Oh, esto era justamente lo que había necesitado, Elena jamás había apreciado tanto un baño. Ahora, sólo había una cosa, se dijo firmemente mientras inhalaba la deliciosa esencia de vainilla. Tú le pediste a la señora Flowers una sales que te relajaran, pero tú no puedes quedarte dormida aquí. Te ahogarás, y sabes perfectamente lo que se siente. Estar allí, hacer aquello, ni siquiera tener que comprar la ropa de luto.

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Pero incluso ahora los pensamientos de Elena eran tenues y más fragmentados mientras el agua caliente seguía relajando sus músculos, y la esencia de vainilla rodeaba su cabeza. Estaba perdiendo continuidad, su mente a la deriva soñando despierta... Ella se estaba rindiendo al calor y al lujo de no tener nada en absoluto... Ella estaba dormida. En su sueño, ella se estaba moviendo rápidamente. Sólo había media luz pero ella podía decir de algún modo que estaba descendiendo por una neblina gris. Lo que la preocupaba era que parecía que estaba rodeando algún tipo de discusión, y ellos estaban discutiendo sobre ella. —¿Una segunda oportunidad? Ya he hablado con ella sobre eso. —Ella no recuerda nada. —No importa si lo recuerda. Todo va a permanecer en su interior. Sin despertar. —Eso germinara en ella... hasta que sea el tiempo. Elena no tenía idea lo que eso significaba. Y entonces la niebla se fue adelgazando y nubes iban abriéndole camino, y ella fue deslizada hacia abajo, más y más lentamente, hasta que fue dejada gentilmente sobre un prado cubierto de agujas de pino. Las voces se habían ido. Ella estaba tendida sobre el suelo del bosque pero no estaba desnuda. Estaba luciendo su camisón más bello, el de cintas valencianas. Estaba escuchando pequeños ruidos de la noche cuando de pronto su aura reacciono de un modo que nunca antes lo había hecho. Eso le dijo que alguien estaba viniendo. Alguien quien traía un sentimiento de seguridad y calor de tonalidad tierra, en suaves colores rosa y un profundo azul violeta que la rodeaba incluso antes que llegara esa persona. Esos... eran... sentimientos de alguien sobre ella. Y entre el amor y la preocupación que ella sintió, habían profundos verdes del bosque, destellos de tibio dorado y misteriosos tintes de traslucido, como una cascada que destellaba como diamantes al caer sobre ella. Elena, una voz susurro, Elena... Esto era tan familiar... Elena, Elena. Ella lo conocía... Elena, mi ángel. Significaba el amor. 72

Incluso mientras Elena estaba levantándose y girando en su sueño, estaba levantando sus brazos. Esta persona le pertenecía. Era su magia, su alivio, lo más amado. No importaba como había llegado, o que había pasado antes. Era su eterna alma gemela. Y entonces... Fuertes brazos sosteniéndola... Un cuerpo cálido cerca de ella... Dulces besos... Muchas, muchas veces... Este era su sentimiento familiar mientras se derretía en su abrazo... Él era tan gentil, pero casi fuerte en su amor por ella. Él había hecho el voto de no matar, pero él mataría por salvarla. Ella era lo más sagrado en el mundo para él... Cualquier sacrificio valdría la pena si ella estaba a salvo y libre. Su vida no era nada sin ella, entonces la daría con gusto, riendo y besando la mano de ella en su último aliento. Elena respiró la maravillosa esencia de otoño de su suéter y se sintió reconfortada. Como un bebé, ella se permitió ser calmada por esos olores, por tener su rostro apoyado contra su hombro y la maravilla de estar respirando juntos en sincronía. Cuando ella intento poner su nombre al milagro, estaba en el fondo de su mente. Stefan... Elena ni siquiera tenía que mirar su rostro para saber que los ojos verde-hoja de Stefan estarían bailando como las aguas de un pequeño pozo alterado por el viento destellando con miles de diferentes puntos de luz. Ella enterró su rostro en su cuello, temiendo de algún modo alejarse de él, aunque no podía recordar porque. No sé cómo llegue aquí, le dijo no verbalmente. De hecho, ella no recordaba nada antes que esto, antes de despertar a sus llamados, sólo había imágenes revueltas. No importa. Estoy contigo. El miedo la agarró. Esto no... Es sólo un sueño, ¿Verdad? Ningún sueño es sólo un sueño. Siempre estoy contigo. Pero, ¿Cómo llegamos aquí? Shhh. Estas cansada. Te sostendré. En mi vida. Lo juro. Sólo descansa. Déjame sostenerte sólo una vez... 73

¿Sólo una vez? pero... Pero ahora Elena se sentía preocupada y aturdida, y ella tuvo que dejar caer su cabeza atrás para ver la cara de Stefan. Levanto su barbilla y se encontró mirando los sonrientes ojos de una oscuridad absoluta en un cincelado, pálido y orgullosamente simpático rostro. Ella casi grita en horror. Silencio, ángel. Damon. Sus ojos oscuros brillaron de amor y diversión ¿Quien más? ¿Cómo te atreves—cómo llegaste aquí? Elena estaba más que confundida. No pertenezco a ningún lugar, puntualizo Damon, repentinamente triste. Ya sabes, siempre estaré contigo. Yo no; yo no— ¡Regrésame a Stefan! Pero era demasiado tarde. Elena estaba consciente del sonido del agua goteando y agua tibia derramándose a su alrededor. Ella se levanto justo a tiempo para levantar su cabeza antes de que se hundiera en la bañera. Un sueño... Ella sintió su cuerpo más flexible y ligero, pero no pudo evitar sentirse triste por su sueño. Esa no había sido una experiencia extra corporal tampoco—había sido un simple, mezclado, loco sueño por sí solo. No pertenezco a ningún lugar. Siempre estaré contigo. Ahora, ¿Qué quería decir con eso? Pero algo en el interior de Elena tembló, incluso mientras lo recordaba. Ella precipitadamente se cambio—no por su camisón de lazos valencianos, sino en una sudadera gris y negra. Cuando ella emergió, se estaba sintiendo más agotada, irritada y lista para iniciar una pelea si Damon daba alguna señal de irritación acerca de su sueño. Pero Damon no lo hizo. Elena vio una cama, consiguió enfocarse en ella, se tropezó contra ella y colapsó, dejándose caer en almohadas que se hundían insatisfactoriamente bajo su cabeza. A Elena le gustaban sus almohadas firmes. Por unos momentos ella se tendió, saboreando sus sensaciones, mientras su piel gradualmente se serenaba—su cabeza se serenaba al tiempo. Hasta donde podía decir, Damon estaba exactamente en la misma posición que había tomado cuando entro a la habitación. Y estaba igualmente silencioso que en la mañana. 74

Finalmente, para terminarlo, ella hablo con él. Y siendo Elena, fue directamente al corazón del problema. —¿Qué va mal? —Nada. —Damon se encontraba en la ventana, fingiendo estar absorto en algo que estaba más allá de los arbustos. —¿Qué quieres decir con nada? Damon sacudió la cabeza. Pero de algún modo su giro elocuente transmitió su opinión de la habitación del motel. Elena examinaba la habitación, con su muy brillante visión, seriamente alterada por el sueño. Contemplaba las paredes de color beige, la alfombra color beige, un sillón color beige, y por supuesto, la colcha color beige. Ni siquiera Damon pudo rechazar un cuarto que no va con su clásico negro, pensó ella, y entonces: ¡Oh! Estoy cansada, y asustada e irritable, y estúpida. Sólo hay una cama. —Damon< —Con un esfuerzo, se arrastró y se sentó. —¿Qué quieres? Hay una silla. Puedo dormir en la silla. Él se volteó, y Elena pudo ver en ese movimiento que no estaba enojado o jugando. Estaba furioso. Todo fue en un más-rápido-que-el-ojo-humano-pudieraseguir giro asesino y el asombroso control muscular aun antes de haber iniciado a girar. Damon con sus movimientos bruscos y su aterrador silencio. Estaba buscando por la ventana una vez más, como siempre, el cuerpo preparado para... algo. Ahora parecía a punto de saltar a través del vidrio para salir. —Los vampiros no necesitan dormir, —dijo Damon con la voz más controlada y serena que ella hubiera escuchado desde que Matt los dejó. Eso le dio a Elena la primera pista y la energía para bajar de la cama. —Tú sabes que yo sé que eso es una mentira. —Regresa a la cama Elena. Ve a dormir. —Pero su voz seguía siendo la misma. Ella hubiera esperado que su voz fuera más plana y débil. Damon sonó más tenso, más exageradamente controlado que nunca. Más sacudido que nunca. Los párpados de Elena se hundieron. —¿Es sobre Matt? —No —¿Es sobre Shinichi? —¡No! 75

Ajá. —Entonces, es eso. Tienes miedo, ¿verdad? Temes que Shinichi pueda pasar todas tus defensas y te vuelva a poseer. ¿Por qué? ¿Lo has sentido o escuchado? —Vete a dormir—. Dijo Damon en tono bajo. Él estaba quieto callándola completamente como si ella no estuviera allí. Elena se enojó. —¿Qué se necesita para mostrarte que confío en ti? Estoy viajando sola contigo, sin tener idea de dónde vamos. Te estoy confiando la vida de Stefan. —Ella estaba detrás de él ahora, en la alfombra beige que olía como... nada. Como agua hervida. Ni siquiera como polvo. Sus palabras eran el polvo. Había algo en ellas que sonaban huecas, mal. Estas eran la verdad—pero no eran nada para Damon... Elena suspiró. Tocar a Damon inesperadamente era un truco arriesgado, con todos los riesgos de provocar sus instintos asesinos por accidente, incluso cuando no estaba poseído. Ella se acercó, ahora, muy cuidadosamente, para poner sus manos en el codo de la chaqueta de cuero. Ella habló con la mayor precisión y seriedad que pudo. —Tú sabes de antemano que yo tengo otros sentidos ahora además de los cinco usuales. ¿Cuántas veces tengo que decirlo Damon? Yo sé que no eras tú el que nos torturaba a Matt y a mí la semana pasada. —A pesar de ser ella misma, Elena escucho un discurso en su propia voz—. Yo sé que me has estado protegiendo en este viaje cuándo he estado en peligro, incluso has matado por mí. Eso significa mucho para mí. Tal vez tú digas que no crees en el sentimiento humano del perdón, pero no creo que lo hayas olvidado. Y cuándo tú sepas que no hay nada que perdonar, en primer lugar... —¡Esto no tiene nada que ver con la semana pasada! —El calibre de su voz— la fuerza en esta—golpeó a Elena como un latigazo. Le dolía... y la atemorizaba. Damon hablaba en serio. Él también estaba bajo una terrible tensión, no completamente como cuando luchaba contra la posesión de Shinichi, pero diferente. —Damon< —¡Déjame en paz! —Ahora, ¿Dónde he escuchado eso antes? Su corazón golpeando, Elena fluyó en recuerdos.

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Oh, sí. Stefan. Stefan cuando habían estado juntos en su habitación, cuándo tenía miedo de amarla. Cuando él estaba seguro de que la maldeciría si le mostraba que estaba enamorado de ella. ¿Podría ser Damon igual que su hermano del que siempre se ha burlado? —Al menos date la vuelta y háblame cara a cara —dijo Elena. —Elena. —Era un susurró, pero sonaba como si Damon no pudiera usar su sedosa amenaza—. Vete a la cama. Vete al infierno. Ve a dónde quieras, pero mantente alejada de mí. —Eres tan bueno en eso ¿Verdad? —La propia voz de Elena sonaba fría ahora. Imprudente, temeraria, enojada, se acerco más—, en hacer a la gente a un lado. Pero yo sé que esta mañana te has alimentado. No hay nada que quieras de mí, y no te puedes hacer el mártir hambriento tan bien como Stefan... Elena dijo las palabras que garantizarían algún tipo de respuesta, pero la respuesta usual de Damon a este tipo de cosas era holgazanear con algo y pretender que no había escuchado. Lo que paso en cambio estaba totalmente fuera del rango de su experiencia. Damon giró, precisamente capturándola, atrapándola en un agarre inquebrantable. Luego, con un sólo movimiento de su cabeza como un halcón a un ratón, él la besó. Él era lo suficientemente fuerte para besarla sosteniéndola fuerte y sin hacerle daño. El beso fue largo y duro y por un momento Elena resistió por verdadero instinto. El cuerpo de Damon era frío sobre el suyo, que aún seguía caliente por el baño. El modo en que la estaba sosteniendo—si ella ponía presión en esos puntos particulares probablemente saldría seriamente lastimada. Y entonces—ella lo supo—él la liberaría. ¿Pero ella realmente sabía lo que sabía? ¿Estaba realmente preparada para romperse un hueso probándolo? Él estaba acariciando su cabello, lo que fue muy injusto, enrollando sus puntas y aplastándolas con sus dedos... justo horas después de que le hubiera enseñado a sentir cosas con las puntas de su cabello. Él sabía sus puntos débiles. No solo los de cualquier mujer. Él sabía los de ella; él sabía como hacerla llorar de placer y como calmarla. No había nada que hacer excepto probar su teoría y tal vez romperse un hueso. Ella no podía admitirlo cuando no lo había invitado. ¡No podía!

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Pero entonces ella recordó su curiosidad acerca del pequeño niño y la gran roca redondeada y ella abrió deliberadamente su mente a la de Damon. Él cayó en la trampa que él mismo creó. Tan pronto como sus mentes se conectaron hubo algo como fuegos artificiales. Explosiones. Cohetes. Estrellas nova. Elena le ordenó a su mente ignorar su cuerpo y empezó a mirar la barrera. Estaba en lo profundo. En la parte más profunda y encerrada de su cerebro. En lo profundo de la eterna oscuridad. Pero al parecer Elena había traído lámparas de búsqueda con ella. Cuando ella giró, guirnaldas de telarañas cayeron y arcos duros de piedra se rompieron y cayeron al suelo. —No te preocupes—. Elena se encontró diciendo —¡La luz no te hará eso! No tienes porque vivir aquí. Te mostraré la belleza de la luz. ¿Qué estoy diciendo? Elena se preguntó mientras las palabras salían de su boca. Cómo puedo prometerle eso ¡Y tal vez a él le gusta vivir en la oscuridad! Pero en el próximo segundo ella se había acercado más al pequeño chico, tanto que ahora podía ver su pálida y curiosa mirada. —Viniste otra vez, —dijo él, como si fuera un milagro—. ¡Dijiste que vendrías, y lo hiciste! Eso derrumbó un momento todas las barreras de Elena. Ella se arrodilló, y tiró de las cadenas a su suma longitud, y lo subió a su regazo. —¿Estas feliz de que hubiera regresado? —Preguntó gentilmente. Ella estaba de hecho acariciando su suave cabello. —¡Oh, sí! —Hubo un lloriqueo, y eso asusto tanto a Elena como le gusto—. Eres la persona más agradable que yo... la cosa más bella que yo nunca... —Calma. —Elena le dijo—. Calma, debe haber algún modo de calentarte. —Es el hierro. —Dijo el chico humildemente—. El hierro me mantiene frío y débil. Pero tiene que ser hierro; de otro modo él no podría controlarme. —Ya veo. —Dijo amargamente. Elena estaba comprendiendo ese tipo de relación entre Damon y el niño. Por un momento, en una corazonada, tomo dos pedazos de hierro y trato de apartarlos. Ella tenía súper luz allí, ¿Por qué no súper poderes? Pero todo lo que paso fue que ella giró y volteó el pedazo para nada, y finalmente cortó la unión de sus dedos contra la barra de hierro. —¡Oh! —Los ojos grandes y oscuros del chico se fijaron en las oscuras cuentas de sangre. Él miro como si estuviera fascinado—y asustado.

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—¿Quieres? —Elena sostuvo su mano hacia él con incertidumbre. Que pobre pedazo de criatura para estar codiciando sangre de otra persona, pensó. Él asintió tímidamente como si estuviera seguro de que ella se iba a enojar. Pero Elena sólo sonrió y el tomó su dedo con reverencia y tomó todo el globo de sangre de una vez, cerrando sus labios como un beso. Mientras él levantaba su cabeza, parecía tener un poco más de color en su pálido rostro. —Me dijiste que Damon te mantiene aquí. —Ella dijo, sosteniéndolo nuevamente y sintiendo el calor siendo llevado de ella a su frío cuerpo. —¿Puedes decirme por qué? El niño estaba quieto lamiendo sus labios, pero él giró su rostro hacia ella inmediatamente y dijo: —Soy el Guardián de los Secretos. Pero< —Él dijo tristemente—. Los secretos se han vuelto tan grandes que incluso no sé lo que son. Elena siguió el movimiento de su cabeza y de sus pequeños miembros, de la cadena de hierro al gigantesco balón metálico. Ella sintió hundirse en su interior y sintió lastima del pobre pequeño guardián. Y se preguntó qué en la tierra podría haber dentro de esa gran esfera de piedra que Damon estaba guardando con tanto recelo. Pero ella no tuvo oportunidad de preguntar.

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9 Traducido por LadyG. Corregido por rubrix A pesar de que Elena abrió su boca para hablar, ella se sintió levantada como por un huracán. Por un momento ella se pegó al cuerpo del chico quien estaba siendo desgarrado de su agarre, entonces ella sólo tuvo tiempo para gritar — Volveré— y escuchar su respuesta, antes de ser empujada al mundo real de baños, manipulaciones y cuartos de motel. —¡Guardaré tu secreto! —Eso fue lo que gritó el chico en el último momento. ¿Y qué podría decir eso aparte de mantener su cita en secreto del real (u — ordinario—) Damon? Un momento después Elena estaba en el sórdido cuarto de motel y Damon estaba agarrándola de sus brazos. Mientras él la liberaba Elena saboreó sal. Las lágrimas caían libremente por sus mejillas. Al parecer eso no hizo diferencia en su atacante. Damon parecía estar en la misericordia de la cruda desesperación. Él se estaba sacudiendo como un niño pequeño que hubiera acabado de besar por primera vez a su primer amor. Eso es lo que se está llevando el control, Elena pensó borrosamente. Y por su lado, ella sentía que se iba a desmayar. ¡No! Ella tenía que estar consciente. Elena empujó y se retorció, hiriéndose deliberadamente sobre el aparente agarre irrompible que la retenía. Este se sostuvo. ¿El poseedor? ¿Shinichi otra vez entrando en la mente de Damon y haciéndole hacer cosas? Elena luchó más fuerte, empujando hasta que de hecho pudo haber gritado de dolor. Ella gimoteó una vez. El agarré se soltó.

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De algún modo Elena supo que Shinichi no estaba envuelto con esto. La verdadera alma de Damon era el pequeño chico que sostenía las cadenas por Diossabría-cuántos-siglos, quien nunca había conocido la calidez de la cercanía pero quien aún tenía una apreciación de añoranza ante esta. El niño quien estaba encadenado a los muros de roca era uno de los más profundos secretos de Damon. Y ahora Elena estaba temblando tan fuerte que no estaba segura si podría seguir en pie, y ella se estaba preguntando por el chico. ¿Tenía frio? ¿Estaba llorando como ella? ¿Cómo podía saberlo? Ella y Damon terminaron mirándose, ambos respirando con dificultad. El cabello sedoso de Damon estaba desordenado, haciéndolo ver desaliñado y bucanero. Su cara, siempre pálida y auto-compuesta, estaba sonrojada como por sangre. Sus ojos cayeron para mirar a Elena automáticamente masajeando sus muñecas. Ella podía sentir pinchazos y punzadas ahora: estaba recuperando la circulación. Una vez él miró a otra parte, parecía no ser capaz de mirarla nuevamente. Contacto visual. Está bien. Elena reconoció un arma, a tientas por una silla y encontrando la cama inesperadamente cerca tras ella. Ella no tenía muchas armas; y necesitaba usarlas ahora. Ella se sentó, rindiéndose ante la debilidad de su cuerpo, pero mantuvo sus ojos en el rostro de Damon. Su boca estaba hinchada. Y eso era... injusto. El mohín de Damon hacia parte de su artillería básica. Él siempre había tenido la boca más hermosa que hubiera visto en alguien, hombre o mujer. La boca, el cabello, las puntas medio-cayendo, las fuertes pestañas, la delicadez de su mandíbula... injusto, incluso para alguien como Elena, quien hacía mucho tiempo perdía el interés en alguna persona por algún accidente de belleza. Pero ella jamás había visto esa boca hinchada, el cabello perfecto despeinado, las pestañas temblando porque estaba mirando a cualquier lugar menos a ella y no quería mostrarlo. —¿Era eso... lo que estabas pensando cuando te estabas rehusando a hablar conmigo? —Ella preguntó, y su voz fue casi firme. La repentina quietud de Damon fue casi perfección como sus otras perfecciones. No respirar, claro. Él mantuvo su enfoque en la alfombra beige que por derecho tendría que ser rota en llamas. Entonces finalmente, él deslizó esos grandes ojos hacia ella. Era difícil decir algo sobre los ojos de Damon porque su iris era casi del mismo color de la pupila, pero Elena presentía que sabía que en ese momento estaban tan dilatados que eran todo pupila. ¿Cómo podían unos ojos tan oscuros como la medianoche atrapar y sostener la luz? Parecía estar viendo un universo de estrellas en ellos. 81

Damon dijo suavemente: —Corre. Elena sintió sus piernas tensarse. —¿Shinichi? —No. Tú deberías correr ahora. Elena sintió sus músculos relajarse y agradeció no tener que probar si podía correr—en ese exacto momento. Pero sus puños se apretaron. —¿Quieres decir que sólo eres tú siendo un bastardo? —Dijo— ¿Decidiste odiarme otra vez? ¿Disfrutas...? Damon dio vuelta otra vez, la quietud hecha movimiento más veloz de lo que su mirada pudiera seguir. Él golpeó el marco de la ventana, una vez, empujando el puñetazo completamente en el último instante. Hubo un estruendo y entonces miles de trozos de vidrio llovieron como diamantes a la oscuridad de afuera. —Eso puede hacer... que venga alguien a ayudarte. —Damon no estaba intentando que las palabras parecieran más que un pensamiento. Ahora que él estaba lejos de ella, a él no parecían importarle las apariencias. Finos temblores corrían por su cuerpo. —Tan tarde, en esta tormenta, tan lejos de la oficina... lo dudo. —El cuerpo de Elena estaba alcanzando un alza de adrenalina que le había permitido luchar contra el agarre de Damon. Ella sentía su piel hormigueando y tuvo que esforzarse para no empezar a sacudirse. Y estaban de vuelta al punto de partida, con Damon mirando hacia la noche y ella atrás. O, al menos, así era como él quería que estuvieran. —Pudiste sólo haber preguntado. —Dijo ella. Ella no sabía si era posible que un vampiro entendiera. Aún no había podido enseñarle a Stefan. Él dejaba de hacer cosas que quería porque no entendía sobre preguntar. En toda inocencia y buenas intenciones, Stefan dejaba las cosas hasta que ella, Elena, se veía forzada a pedírselas. Damon, ella pensó, usualmente no tiene ese problema. Él tomaba lo que quería como seleccionando cosas como en una tienda de comestibles. Y ahora él estaba riendo en silencio, lo que quería decir que en verdad estaba impresionado. —Lo tomo como una disculpa. —Dijo Elena suavemente. Ahora Damon estaba riendo en voz alta y Elena sintió un frio. Aquí estaba ella, intentando ayudarlo, y él... —¿Tú crees —pregunto él— que eso era todo lo que quería? Elena se sintió congelarse otra vez mientras reflexionaba. Damon pudo fácilmente haber bebido su sangre mientras estuvo inmóvil. Pero—claro—eso no 82

era lo que quería de ella. Su aura... ella sabía lo que les hacía a los vampiros. Damon la había estado protegiendo para que otros vampiros no la vieran. La diferencia, la natural honestidad de Elena le dijo, que ella no daba un demonio por los otros. Pero Damon era diferente. Cuando él la había besado ella había sentido la diferencia en su interior, algo que ella no había sentido hasta... Stefan. ¿Oh, Dios—está realmente era ella, Elena Gilbert, traicionando a Stefan por el simple acto de huir de esta situación? Damon estaba siendo mejor persona que ella; él le estaba pidiendo que alejara la tentación de su aura de él. Para que ella pudiera iniciar nuevamente la tortura mañana. Elena había estado en muchas circunstancias en las que había juzgado que sería mejor alejarse antes de que las cosas se volvieran más calientes. El problema aquí era que no había ningún lugar al que pudiera huir sin que se elevara la temperatura—estuviera en gran peligro. Y, a propósito, perder la oportunidad de encontrar a Stefan. ¿Debió haber ido con Matt? Pero Damon había dicho que no podrían entrar a la Dimensión Oscura, no dos humanos solos. Él había dicho que lo necesitaban con ellos. Y Elena aún tenía dudas si Damon se habría tomado el trabajo de conducir hasta Arizona, mucho menos a la búsqueda de Stefan, si ella no estuviera con él a cada paso. Además, ¿Cómo podría Matt protegerla por el peligroso camino que ella y Damon estaban recorriendo? Elena sabía que Matt moriría por ella—y eso es lo que habría hecho por ella, también, si se hubieran cruzado con vampiros y hombres lobo. Muerto, dejando a Elena sola con sus enemigos. Oh, sí, Elena sabía que hacia Damon cada noche mientras ella dormía en el auto. El ponía una especie de hechizo oscuro, firmándolo con su nombre, sellándolo con su sello y eso mantenía a las criaturas de la noche alejadas hasta el amanecer. Pero sus más grandes enemigos, los hermanos kitsune, Shinichi y Misao, habían venido con ellos. Elena pensó en todo esto antes de volver a mirar a Damon a los ojos. Ojos que en ese momento le recordaron a ese niño andrajoso encadenado a la roca. —No te vas a ir, ¿Verdad? —Susurro él. Elena sacudió su cabeza. —¿En verdad no me tienes miedo? —Oh, tengo miedo. —Elena nuevamente sintió un temblor. Pero ella estaba volando ahora en algún lugar, ella había puesto el curso y no había modo de que se detuviera. Especialmente no cuando él la miraba de ese modo. Le recordaba 83

un gozo feroz, el reticente orgullo que el siempre tenía cuando derrotaban juntos un enemigo. —No me convertiré en tu princesa de la oscuridad. —Le dijo—. Y sabes que nunca renunciaré a Stefan. Un fantasma de su sonrisa burlona se mostró. —Hay mucho tiempo para convencerte sobre mi forma de pensar sobre eso. No es necesario, pensó Elena, ella sabía que Stefan comprendería. Pero justo ahora, cuando el mundo parecía estar girando a su alrededor se levanto para retar a Damon. —Tú dices que no es Shinichi, te creo. ¿Pero es sobre lo que... Caroline dijo? —Ella pudo escuchar la dureza en su voz. —¿Caroline? —Damon parpadeó como si se hubiera deshecho de su tranquilidad. —Ella dijo que antes que conociera a Stefan yo era< —Ella encontró imposible pronunciar la última palabra—, que era... promiscua. La mandíbula de Damon se apretó y sus mejillas se sonrojaron brevemente— como si se hubiera acaecido una dirección inesperada. —Esa chica. —Murmuro él—. Ella ya ha fijado su destino y si fuera alguien más, me vería inclinado a tener lastima. Pero ella es... mas allá... ella va... más allá... de cualquier propiedad. Mientras él decía lentamente sus palabras una mirada de desconcierto nubló su rostro, él estaba mirando a Elena y ella supo que él podía ver las lágrimas en sus ojos, porque él se acercó para quitarlas con sus dedos. Mientras lo hacía, sin embargo, se detuvo muerto en medio movimiento, y, con su rostro repentinamente desconcertado, trajo una de las lágrimas a sus labios, probando sus lágrimas. Lo que fuera que saboreaba le gustaba, no parecía creerlo. Él trajo su otra mano a sus labios también. Elena lo estaba mirando ahora abiertamente; él debió notar su consternación—pero no lo hizo. En cambio un caleidoscopio de emociones paso por su rostro, demasiado rápido para su visión humana. Pero ella vio impresión, incredulidad, amargura, más impresión, y entonces alguna clase de felicidad impactante y una mirada como si hubiera lagrimas en sus ojos. Y entonces Damon rió. Fue rápido, una propia mueca, pero fue genuina, eufórica, incluso. —Damon, —dijo Elena, aún parpadeando por las lagrimas—había pasado muy rápido—. ¿Qué pasa contigo? —Nada está mal, todo está bien. —Dijo él, elevando su dedo erudito—. No debes engañar a un vampiro, Elena. Los vampiros tenemos muchos sentidos que los humanos no—y algunos de los que no sabemos hasta que los necesitamos. Me 84

ha tomado algo darme cuenta lo que se sobre ti. Porque, claro, todos me dicen una cosa y mi propia mente me dice algo más. Pero lo descubrí, al final. Se lo que eres en realidad, Elena. Por medio minuto, Elena se quedo en un impactante silencio. —Si lo sabes, entonces tendría que decirte que en este mismo momento nadie te creería. —Tal vez no, —dijo él—, especialmente si son humanos, pero los vampiros pueden reconocer el aura de una doncella. Y tú eres unicornbait*, Elena. En realidad no sé ni me importa saber cómo ganaste esa reputación. Me engañé a mi mismo mucho tiempo, pero finalmente he encontrado la verdad. Repentinamente, él estaba inclinando hacia ella de tal modo que no pudo sentir nada que no fuera él, el fino cabello barriendo su frente, sus labios cerrados en los de ella, sus ojos oscuros, inescrutables, capturando su mirada. —Elena, —susurró—. Este es tu secreto. No sé como lo has hecho, pero... eres virgen. Él se inclinó hacia ella, sus labios rozando los suyos, compartiendo aliento deliberadamente con ella. Se quedaron así mucho, mucho tiempo. Damon parecía cautivado a brindar algo a Elena de su cuerpo, el oxigeno que ambos necesitaban pero adquirido de distintas formas. Para muchos humanos, la quietud de sus cuerpos, el silencio y el contacto visual sostenido, habría sido demasiado. Podría haberse sentido como si se hubieran hundido en la personalidad de su compañero hace tanto que estaban perdiendo la definición y convirtiéndose en la etérea parte del otro antes de un beso habían estado incluso unidos. Pero Elena estaba flotando en el aire: el aire que le estaba dando Damon—en el sentido literal. Sin las fuertes, largas y esbeltas manos de Damon no la estuvieran sosteniendo, ella habría escapado completamente de su agarre. Elena sabía que había otro modo de que él pudiera retenerla. El podría influenciarla para que la gravedad no la afectara. Pero ella por mucho no podía sentir el más mínimo toque de intento de influencia. Era como si él aún quisiera brindarle el honor de elegir. Él iba a usar uno de sus acostumbrados métodos o trucos de dominación aprendidos en casi medio siglo de vida. Sólo su respiración, que estaba viniendo más y más rápida, mientras Elena empezaba a sentir sus sentidos nadando y su corazón latiendo. ¿Estaba segura de que a Stefan esto no le importaría? Pero Stefan le había brindado el mayor honor posible confiando en su amor y en su juicio. Y ella estaba

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empezando a sentir al verdadero Damon, su imperiosa necesidad de ella; su vulnerabilidad porque esa necesidad se estaba convirtiendo en una obsesión. Sin atentar con influenciarla, él estaba quieto extendiendo sus alas oscuras sobre ella sin dejarle por donde huir, por donde escapar. Elena sintió que empezaba a desfallecer con la intensidad de la pasión que habían forjado entre ellos. Como un gesto final, no de repudio sino de invitación ella arqueo su cabeza hacia atrás exponiéndole su cuello desnudo y dejando que él la sintiera anhelarlo. Y como si grandes campanas de cristal estuvieran campaneando a la distancia, ella sintió su júbilo ante su voluntaria rendición al terciopelo negro que la estaba sobrecogiendo. Ella nunca sintió los dientes que rompieron su piel clamando por su sangre. Antes de que eso sucediera ella estaba viendo estrellas. Y entonces el universo fue tragado por la oscuridad de los ojos de Damon. Notas del Traductor. 1 [*] Unicornbait: Quiere decir ser que atrae, carnada.

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10 Traducido por ANDRE_G Corregido por ZarahFandy

A la mañana siguiente, Elena se levantó y se vistió discretamente en el cuarto de hotel, agradecida por el espacio extra. Damon no estaba, pero ella ya esperaba eso. Usualmente, él tomaba su desayuno temprano mientras estaban en la carretera, cazando meseras en paraderos para camiones abiertos 24 horas o restaurantes de desayunos tempranos. Iba a discutir con él al respecto de eso algún día, ella pensó mientras ponía el paquete de café molido en la pequeña cafetera de dos tasas que el motel proveía. Tenía un buen olor. Pero con más urgencia, necesitaba hablar con alguien sobre lo que había pasado la noche anterior. Stefan por supuesto, era su primera elección, pero ya se había dado cuenta que las experiencias extra corporales no se conseguían sólo con pedirlas. Lo que necesitaba hacer era llamar a Bonnie y a Meredith. Ella tenía que hablar con ellas –tenía todo el derecho– pero justo en ese momento, de todos los tiempos, no podía. Intuitivamente, sentía que cualquier contacto entre ella y Fell´s Church estaría mal. Y Matt nunca se había reportado. Ni una sola vez. No tenía idea de en que parte de la carretera podría estar, pero más le valía estar en Sedona a tiempo, eso era todo. Él deliberadamente cortó toda comunicación entre ellos. Bien, mientras se presentara cuando lo había prometido. Pero< Elena seguía necesitando hablar. Expresarse. ¡Por supuesto! ¡Era una idiota! Ella todavía tenía su compañero fiel que nunca decía una palabra, y nunca la hacía esperar. Sirviéndose una taza de café hirviendo en el camino, Elena saco su diario del fondo de su bolso de viaje y lo abrió en una fresca, pagina limpia. No había nada como una hoja fresca y un lapicero de tinta que corriera sin problemas para empezar su escritura.

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Quince minutos más tarde vibró una ventana y un minuto después estaba pasando Damon. Traía varias bolsas de papel con él y Elena se sintió incontablemente placida y en casa. Ella había hecho café, que estaba bastante bueno aunque viniera con suplemento de crema en polvo, y Damon había suplido< —Gasolina, —dijo triunfante, levantándole las cejas significativamente mientras ponía las bolsas en la mesa—. Sólo en caso de que intenten usar plantas contra nosotros. No, gracias —agregó, viendo que ella estaba sosteniendo una taza de café en su dirección—. Tuve un mecánico mientras compraba esto. Sólo iré a lavarme las manos. Y desapareció, pasando al lado a Elena. Pasando al lado a Elena, sin un vistazo, aunque estuviera usando el único par limpio de ropa que le quedaba: jeans y un delicado top de colores que parecía blanco a primera vista y sólo a la luz brillante revelaba que tenía sombras etéreas de arco iris. Sin siquiera un solo vistazo, Elena pensó, con una extraña sensación que de alguna manera su vida se había venido abajo. Empezó a tirar el café pero entonces decidió que ella misma lo necesitaba y lo bebió en unos pocos tragos hirvientes. Luego fue por su diario, leyendo por encima las últimas tres páginas. —¿Estas lista para partir? —Damon estaba gritando por encima del sonido del agua corriendo en el baño. —Si, sólo dame un minuto. —Elena leyó las últimas páginas escritas del diario y paso sobre la anterior a esta. —Deberíamos ir derecho en dirección este desde aquí —Damon gritó—, podemos lograrlo en un día. Pensaran que es una trampilla para una puerta en particular y buscaran todas las pequeñas. Mientras tanto estaremos llegando a la puerta Kimon y con días de ventaja a cualquiera que nos este siguiendo. Es perfecto. —Uh-huh—, dijo Elena leyendo. —Probablemente podremos reunirnos con Matt mañana, quizás hasta esta misma noche, todo dependiendo de qué tipo de inconveniente nos causen ellos. —Uh-huh. —Pero primero quería preguntarte: ¿Crees que sea una coincidencia que nuestra ventana este rota? Porque yo siempre pongo salas en ellas por la noche y estoy seguro. —Se paso una mano sobre su frente—. Estoy seguro que lo debí haber hecho anoche, también. Pero algo las paso y quebró la ventana y se fue sin

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dejar rastro. Por eso fue que compré toda esta gasolina. Si se trata de algo con árboles, los volare de vuelta a Stonehenge* Y a mitad de los inocentes residentes del estado, Elena pensó sombríamente. Pero ella estaba en tal estado de shock que no mucho podía lograr hacer superar este. —¿Qué estás haciendo ahora? —Damon claramente estaba listo para pararse e irse. —Desasiéndome de algo que no necesito. —Elena dijo, y vacío el sanitario, observando los rasgados pedazos de su diario girar en redondo una y otra vez antes de desaparecer. —Yo no me preocuparía por la ventana, aunque, —ella dijo, volviendo a entrar en la habitación y poniéndose los zapatos—. No te pongas de pie por un minuto, Damon. Tengo que hablar algo contigo. —Oh, vamos. Puede esperar hasta que estemos en la carretera, ¿O no puede? —No, no puede, porque tenemos que pagar por esa ventana. La rompiste anoche, Damon. Pero no recuerdas haberlo hecho, ¿O lo recuerdas? Damon se quedo mirándola. Ella podía decir que su primera tentación fue reírse. Su segunda tentación, que fue a la que cedió, fue pensar que ella estaba loca. —Estoy hablando en serio, —ella dijo, una vez que él se puso en pie y empezó a pasearse alrededor de la ventana con un semblante distinto como de querer ser un cuervo volando por fuera de ella. —No te atrevas a irte a ningún lado, Damon, porque hay más. —¿Hice más cosas que no recuerdo? —Damon se recostó contra la pared en una de sus viejas y arrogantes posturas—. ¿De pronto destrocé unas cuantas guitarras y tuve la radio encendida hasta las 4 am? —No, no necesariamente cosas de< anoche, —Elena dijo, apartando la mirada. No podía mirarlo—. Otras cosas, de otros días< —Como que quizás he estado tratando de sabotear este viaje todo el tiempo, —él dijo, su voz concisa. Miró al techo y suspiró pesadamente. —De pronto lo he hecho sólo para estar a solas contigo< —Cállate, Damon. ¿De dónde había venido eso? Pues, ella lo sabía, claro. De sus sentimientos respecto a la noche anterior. El problema era que ella también necesitaba resolver otras cosas —seriamente—, si es que él las tomaba así. Tendrían que pensar en esto, esta podría ser una mejor forma de seguir abordando el tema. —Piensas que tus sentimientos sobre Stefan pues, ¿Han cambiado en algo recientemente? —Elena preguntó. —¿Qué? 89

—Piensas< —Oh, esto era tan difícil mirando a sus negros ojos del color del espacio infinito. Especialmente cuando anoche ellos habían estado llenos de miles de estrellas—. ¿Piensas que has llegado a pensar en él de forma diferente? ¿En honrar sus deseos más de lo que solías hacerlo? Ahora Damon estaba examinándola abiertamente, justo como ella lo examinaba a él. —¿Estás hablando en serio? —Completamente, —ella dijo, y con un esfuerzo supremo, mando sus lagrimas dentro donde debían estar. —Algo si paso anoche, —él dijo. Él estaba mirando fijamente su rostro—. ¿Cierto? —Algo paso, sí, —Elena dijo—. Fue< fue m{s un< —Ella tenía que dejar salir su respiración, y con eso casi paso todo. —Shinichi! Shinichi, ¡che bastardo! ¡Imbroglione!* ¡Ese ladrón! ¡Voy a matarlo lentamente! —De repente Damon estaba por todos lados. Estaba a su lado, sus manos en sus hombros; al minuto estaba gritando por la ventana palabras indescifrables, luego estaba de vuelta, sosteniéndole ambas manos. Pero sólo una palabra le importaba a Elena. Shinichi. El kitsune con su pelo negro, con mechas escarlata, quien los había hecho ceder tanto sólo por la locación de la celda de Stefan. —¡Mascalzone! Maleducato*. —Elena perdió el hilo de las maldiciones de Damon otra vez. Entonces era verdad. La noche anterior le había sido completamente robada a Damon, arrebatada de su mente tan simple y completamente como el intervalo cuando ella había usado Las alas de Redención y las Alas de purificación en él. El momento que él había acordado. Pero anoche ¿Qué otras cosas había estado el zorro tomando? Para cortar entera una tarde y una noche y esta tarde y noche en particular, implicaba que< —Él nunca apagó la conexión entre mi mente y la suya. Él todavía puede entrar en cualquier momento que elija. —Damon por fin había terminado de maldecir, y paró de moverse. Él estaba sentado en el sofá opuesto a la cama con sus manos colgando entre sus rodillas. Lucia singularmente desesperado. —Elena, tienes que decirme. ¿Qué me quito anoche? ¡Por favor! — Damon lucía como si pudiera caer de rodillas en frente de ella, sin melodrama—. Si< si< fue lo que pienso< Elena sonrió, aunque lagrimas seguían cayendo por su cara—. No fue< lo que cualquiera pensaría, exactamente, supongo, —ella dijo. 90

—¡Pero
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—Nos gustaban los chicos y nosotras a ellos, y ya teníamos reputaciones. Entonces sólo hablábamos de cualquier cosa que tuviéramos ánimo de hablar. Algo de eso pudo haber sido cierto, pero un montón lo podrías tomar con doble sentido< y claro por supuesto sabes cómo hablan los chicos< —Damon lo sabía. Él asintió. —Bien y bastante rápido todo el mundo estaba hablando de nosotras como si hubiéramos hecho todo con todos. Ellos incluso escribieron cosas al respecto en el periódico y en el anuario y en las paredes de los baños. Pero nosotras teníamos un pequeño poema, también, y a veces incluso escribíamos nuestra firma en él. ¿Cómo iba? —Elena en su mente dio un vistazo a uno, dos años o más atrás. Después recito: —Sólo porque lo hayas oído, no lo hace cierto, sólo porque lo hayas leído, no lo hace ser así. La próxima vez que lo oigas, podría ser sobre ti. No creas que puedes cambiar sus mentes, sólo porque lo sabes –¡Lo sabes! Cuando Elena terminó, miró a Damon, repentinamente sintiendo la urgente necesidad de llegar a Stefan—. Ya casi llegamos, —ella dijo—, apresurémonos. Notas del Traductor: 1 [*] Stonehenge: es un monumento megalitico tipo cromlech de la ciudad de bronce, en el condado de Whiltshire, Gran Bretaña a unos trece kilómetros al norte de Salisbury. 2 [*] ¡Shinichi, che bastardo! ¡Imbroglione!: En italiano ¡Shinichi, que bastardo! ¡Tramposo! 3 [*] ¡Mascalzone!Maleducato: En italiano ¡bribón! Descortés.

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11 Traducido por Lapay Corregido por Ginabm Arizona era caliente y árido, un estado como Elena había imaginado. Ella y Damon condujeron directamente a la estación de esquí de Juniper, y Elena no estaba deprimida, sino sorprendida, al ver que Matt no estaba registrado. —No puede haberle llevado más tiempo que a nosotros llegar aquí, —dijo ella, en cuanto les hubieron mostrado sus habitaciones—. ¡A menos—oh, Dios, Damon! A menos que Shinichi lo haya agarrado de algún modo. Damon se sentó en una cama y miro a Elena sombríamente—. Supongo que esperaba que no tuviera que decirte esto, que él tendría la cortesía de decírtelo él mismo. Pero he estado rastreando su aura desde que nos dejó. Lo he estado recibiendo cada vez m{s lejos, en la dirección de Fell’s Church. A veces, una mala noticia cuesta un rato asimilarla. —¿Quieres decir, —dijo Elena—, que no va a aparecer por aquí? —Quiero decir que, a vuelo de cuervo, no está todo lo lejos de dónde nosotros dejamos los coches en Fell’s Church. Fue en esa dirección. Y no regresó. —¿Pero por qué? —Exigió Elena, como si la lógica pudiera conquistar el hecho de algún modo—. ¿Por qué iba a irse y dejarme? Sobre todo, ¿Por qué iría a Fell’s Church dónde est{n busc{ndolo? —En cuanto a por qué se largaría: creo que él tiene una idea equivocada acerca de ti y de mi o tal vez la idea correcta un poco temprana, —Damon levantó sus cejas a Elena y ella le tiró una almohada a él—, y decidió dejarnos algo de privacidad. En cuanto a por qué Fell’s Church< —Damon se encogió de hombros—. Tú lo conoces desde hace más tiempo que yo, pero incluso yo puedo decir que él es del tipo galante. El perfecto caballero gentil sin miedo y sin reproche. Si tuviera que adivinar, yo diría que él fue a sufragar los gastos de Caroline. —Oh, no, —dijo Elena, yendo a la puerta que sonó como si llamaran—. No después de que le dije y le dije. 93

—Oh, sí, —dijo Damon, asumiendo una posición en cuclillas leve—, incluso con tu sabio consejo zumbándole en las orejas. La puerta se abrió. Era Bonnie. Bonnie, con su figura menuda, su pelo de fresa rizado, sus espirituales ojos castaños muy abiertos. Elena, en un estado de no creer el testimonio de sus propios ojos, y todavía no haber superado la discusión con Damon, cerró la puerta en sus narices. —Matt va a ser linchado, —Elena casi gritó, vagamente molesta por un golpeteo que había en alguna parte. Damon se incorporó. Pasó a Elena en el camino hacia la puerta, y dijo—, creo que será mejor que te sientes—, y la sentó poniéndola en una silla y la sostuvo allí hasta que ella dejo de intentar levantarse de nuevo. Después él abrió la puerta. Esta vez llamaba Meredith. Alta y esbelta, con el pelo cayendo en oscuras nubes sobre sus hombros, Meredith con la intención de seguir llamando hasta que la puerta se abriera. Algo pasó dentro de Elena, y encontró que su mente podía girar alrededor de más de un tema a la vez. Eran Meredith. Y Bonnie. ¡En Sedona, Arizona! Elena brincó de la silla dónde Damon la había puesto y echo sus brazos alrededor de Meredith, diciendo incoherentemente—, ¡Viniste! ¡Viniste! ¡Supiste que no podía llamarte, para que vinieras! Bonnie bordeó el abrazo y le dijo a Damon en voz baja—, ¿Vuelve a besar a cada persona que conoce? —Desgraciadamente, —dijo Damon —no. Pero prepárate a ser exprimida hasta la muerte. Elena se volvió hacia él—. ¡Oí eso! ¡Oh, Bonnie! Apenas puedo creer que estéis aquí las dos. ¡Quería hablar contigo tanto! Entretanto, ella estaba abrazando Bonnie, y Bonnie estaba abrazándola, y Meredith estaba abrazando a ambas. Sutiles señales de La hermandad del velociraptor estaban pasándose velozmente de una a otra al mismo tiempo—una ceja arqueada aquí, una leve inclinación de cabeza allí, el ceño fruncido y el encogimiento de hombros que termina con un suspiro. Damon no lo sabía, pero él había sido acusado, juzgado, absuelto, y restaurado de impuestos—con la conclusión de que la vigilancia extra fuera necesaria en el futuro. Elena salió primero—. Te debes de haber encontrado con Matt, que tenía que decirte sobre este lugar. —¡Lo hizo, y vendió el Prius y reservamos habitación en la carrera y los boletos de avión y hemos estado esperando, pero no quisimos expulsarlo!— dijo Bonnie jadeantemente. 94

—No creo que hubiera sido hace apenas dos días que compraste tus boletos— , Damon preguntó al techo con cansancio mientras apoyaba un codo en la silla de Elena. —Déjame ver— empezó Bonnie, pero Meredith dijo rotundamente—, Sí lo fue. ¿Qué? ¿Ocurre algo? —Estábamos intentando mantener las cosas ligeramente ambiguas para el enemigo, —dijo Damon—. Pero resulta, que probablemente no le importaba. No, pensó Elena, porque Shinichi puede entrar dentro de tu cerebro siempre que quiera y tratar de quitarte tus recuerdos y lo único que puedes hacer es intentar combatirlo. —Pero si significa que Elena y yo debemos comenzar en seguida a prepararnos. — Continuó Damon—. Yo tengo que hacer un recado primero. Elena debe empaquetar. Toma tan poco como sea posible, sólo lo esencial, pero incluye comida para dos o tres días. —¿Has dicho< partir ahora? —Bonnie respiró, y luego se sentó bruscamente en el suelo. —Tiene sentido, si ya hemos perdido el elemento de sorpresa, —contestó Damon. —No puedo creerlo, las dos vinieron a decirme adiós mientras Matt vela por la ciudad, —dijo Elena—. ¡Eso es tan dulce! — Sonrió radiantemente antes de sumarlo a su propia mente. —Bien. —Bueno, todavía tengo un recado, —dijo Damon, agitando la mano sin darse la vuelta—. Digamos que vamos a salir de aquí dentro de media hora. —Tacaño, —se quejó Bonnie, cuando la puerta se cerró detrás de él—. Nos podía haber dado sólo unos minutos para hablar antes de que empaquemos. —Yo puedo empacar en menos de cinco minutos, —dijo Elena tristemente, y luego se enredó en la frase anterior de Bonnie—. ¿Antes de que empaquemos? —No puedo empacar en absoluto sólo lo esencial, —Meredith estaba preocupándose calladamente—. No podría guardar todo en mi móvil, y no tengo ni idea de cuándo podré recargar las baterías. ¡Tengo una maleta hecha de papel! Elena estaba mirándolas de un lado a otro nerviosamente—. Um, estoy bastante segura que soy yo quien se supone que está empacando, —dijo ella—. ¿Por qué soy la única que iba< verdad? —Otra mirada de un lado a otro. —¡Como si te permitiéramos irte a otro universo sin nosotras! —Dijo Bonnie—. ¡Nos necesitas!

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—No otro universo; sólo otra dimensión, —dijo Meredith—. Pero el mismo principio se aplica. —¡Pero no puedo permitirles venir conmigo! —Por supuesto que no, soy mayor que tú, —dijo Meredith—. No permites que yo haga nada. Pero la verdad es que tenemos una misión. Queremos encontrar a Shinichi o la bola de la estrella de Misao si podemos. Si pudiéramos hacer lo que pensamos, podríamos detener la mayoría de las cosas que pasan en Fell’s Church inmediatamente. —¿La bola de la estrella? —Dijo Elena inexpresivamente, mientras en alguna parte en las profundidades de su mente, una imagen intranquila se revolvió. —Te explicaré después. Elena estaba agitando su cabeza—. ¿Pero—dejaste a Matt para tratar con todo lo sobrenatural que está sucediendo? ¿Cuándo él es un fugitivo y se tiene que esconder de la policía? —Elena, incluso la policía est{ asustada en Fell’s Church ahora y francamente, si lo pusieran en custodia en Ridgemont podría ser el lugar más seguro para él. Pero no van a hacer eso. Él está trabajando con la Señora Flowers y juntos son buenos; son un equipo sólido. —Meredith se detuvo para respirar, y parecía estar considerando cómo decir algo. Bonnie lo dijo por ella en una voz muy baja. —Y yo no era buena, Elena. Había empezado, bueno, empecé a ponerme histérica y ver y oír cosas que no estaban allí. O por lo menos para imaginar y tal vez hacerlos realidad. Me estaba asustando de mi mente, y creo que estaba poniendo a las personas realmente en peligro. —Matt también es práctico para hacer eso. —Ella se secó los ojos—. Sé que la Dimensión Oscura es bastante mala, pero al menos no voy a ser capaz de poner casas llenas de personas inocentes en peligro. Meredith asintió—. Estaba allí todo< mal con Bonnie. Aun cuando no hubiéramos querido venir contigo, yo habría tenido que alejarla de allí. No quiero ser demasiado dramática, pero creo que había demonios tras ella. Y que desde que Stefan se ha ido, Damon puede ser el único que puede mantenerlos lejos. ¿O quizá tu puedes ayudarla, Elena? ¿Meredith< demasiado dramática? Pero Elena podía ver los temblores finos corrían bajo la piel de Meredith, y el ligero lustre de transpiración en la frente de Bonnie que estaba humedeciendo sus rizos. Meredith tocó la muñeca de Elena—. Nos hemos ido sin permiso ni nada. Fell’s Church es una zona de guerra ahora; es verdad, pero no dejamos a Matt sin aliados. Como es lógico, al igual que la Dra. Alpert, ella es la mejor doctora que 96

hay en el país. Y hasta podría convencer a alguien que Shinichi y los Malach son reales. Pero además de todo eso, los padres se han hecho cargo. Los padres y psiquiatras y sabuesos de la prensa. Y hacen casi imposible trabajar abiertamente, sin embargo Matt no está en desventaja. —Pero en sólo una semana< —Echa una mirada al periódico del domingo de esta semana. Elena tomó el Ridgemont Times de Meredith. Era el periódico más grande en el {rea de Fell’s Church. En el titular de la portada leyó:

¿POSESIÓN EN EL SIGLO 21? Bajo el titular había muchas líneas de impresión gris, pero lo que realmente llamo su atención era una fotografía de la lucha de un trió de muchachas, las cuales parecían estar sufriendo convulsiones o contorsiones imposibles para el cuerpo humano. Las expresiones de dos de las muchachas simplemente eran de dolor y terror, pero fue la tercera muchacha que helo la sangre en las venas de Elena. Su cuerpo estaba jorobado de modo que su cara estaba al revés, y estaba mirando a la cámara directamente con sus labios detrás de sus dientes. Su ojos—no había otra manera de decirlo—eran demoniacos. No se deshacían en su cabeza o con estaban malformados, ni nada. Ellos estaban brillando rojo asustadizamente. Estaba todo en la expresión. Elena nunca antes había visto unos ojos que le hicieran enfermar del estómago. Bonnie dijo en voz baja—, ¿Alguna vez cuando resbalas tienes esa sensación como, ‘Oh, cielos, allí va todo el universo´? —Constantemente, desde la desaparición de Stefan, —dijo Meredith—. Sin ánimo de ofender, Elena. Pero el punto es que todo esto ha pasado en sólo un par de días; desde el momento en que los adultos supieron que realmente sucedía algo se reunieron. Meredith suspiró y se pasó los dedos con uñas perfectamente cuidadas por el pelo antes de continuar—. Esas chicas son lo que llama Bonnie poseídas en el sentido moderno. O tal vez poseídas por Misao—La mujer kitsune tiene que hacer eso. Pero si pudiéramos encontrar esas cosas llamadas bolas de estrellas—o incluso una—podríamos obligarles a limpiar todo esto. Elena soltó el periódico para no ver esos ojos mirando al revés en los suyos. —Y mientras todo esto está pasando, ¿Qué hace tu novio en la crisis? Por primera vez, Meredith parecía genuinamente aliviada—. Él puede estar de camino mientras hablamos. Yo le he escrito sobre todo lo que está pasando, y él 97

realmente fue el que me dijo que alejara a Bonnie de allí. —Ella dio una mirada de disculpa a Bonnie que simplemente alzó sus manos y miro a los cielos—. Y en cuanto acabe con un trabajo en una isla llamada Shinmei no Uma, él vendr{ a Fell’s Church. Este tipo de cosas es la especialidad de Alaric, y no se asusta fácilmente. De este modo aún cuando nosotras nos ausentáramos por semanas, Matt tendrá apoyo. Elena movió las manos en un gesto similar al de Bonnie—. Hay sólo una cosa que es mejor que sepas antes de empezar. Yo no puedo ayudar a Bonnie. Si cuentas conmigo para hacer cualquiera de las cosas que hice cuando luchamos contra Shinichi y Misao la ultima vez, bueno yo no puedo. Lo he intentado una y otra vez, tan duro como puedo, para hacer todos los ataques de alas. Pero no lo he conseguido ni una vez. Meredith dijo despacio—, bien, entonces, Damon sabe algo quiz{< —Tal vez sí, pero, Meredith, no lo empujes en este momento. No ahora mismo. Lo que él sabe con certeza es que Shinichi puede llegar y tomar sus recuerdos—y quién sabe, quizá incluso poseerlo de nuevo< —¡Ese kitsune mentiroso! —Bonnie escupió, sonaba casi propietaria. Como si, pensó Elena, Damon fuera su novio—. Shinichi juró que no sería< —Y él juró que saldría de Fell’s Church solo, también. La única razón por la que yo tengo alguna fe absoluta en las pistas que Misao me dio sobre la llave del zorro, es que ella me estaba provocando. Ella nunca pensó que nosotros haríamos un trato, y ella no estaba tratando de mentir o ser demasiado lista, creo. —Bien, por eso estamos aquí contigo, para salvar a Stefan, —dijo Bonnie—. Y si tenemos suerte, para encontrar las bolas de estrellas que nos permitirán el control de Shinichi. ¿No? —¡De acuerdo! —Dijo Elena con fervor. —De Acuerdo, —dijo Meredith solemnemente. Bonnie asintió—. ¡La hermandad del velociraptor para siempre! Ellas pusieron sus manos derechas unas encima de otras de forma rápida, formando una rueda de tres radios. Recordó a Elena los días en que había cuatro rayos. —¿Y qué sobre Caroline? —Preguntó ella. Bonnie y Meredith se consultaron entre sí con los ojos. Entonces Meredith agitó su cabeza—. No quieres saber. En realidad, —dijo ella. —Puedo aguantarlo. Realmente, —dijo Elena en casi un susurro—. ¿Meredith, he estado muerta, recuerdas? Dos veces. Meredith todavía estaba agitando la cabeza—. Si no puedes mirar esa foto, tú no debes oír hablar de Caroline. Nosotras fuimos a verla dos veces< 98

—Tú fuiste a verla dos veces, —interrumpió Bonnie—. La segunda vez yo me desmayé y me dejaste en la puerta. —Y comprendí que podía haberte perdido para siempre, y me he disculpado< — Meredith se interrumpió cuando Bonnie le puso una mano en el brazo y le dio un pequeño empujón. —Sin embargo, no fue exactamente una visita, —dijo Meredith—. Yo corrí hacia el cuarto de Caroline por delante de su madre y la encontré dentro de su nido—no importa lo que es—comía algo. Cuando me vio, ella simplemente se río tontamente y siguió comiendo. —¿Y? —Dijo Elena, cuando la tensión consiguió ser demasiada para ella. —¿Qué era? —Creo, —dijo Meredith yermamente—, que eran gusanos y babosas. Ella los estiraba y los estiraba y ellos se retorcían antes de que ella los mordiera. Pero eso no era el peor. Mira, tenías que haber estado allí para apreciarlo, ella sólo me sonrió, y dijo con una voz gruesa, ‚¿Un bocado?‛ y de repente mi boca estaba llena con eso—y retorciéndose estaban bajando por mi garganta. Así que yo estaba me enfermé, allí mismo en su alfombra. Caroline sólo empezó a reírse, y yo corrí de nuevo abajo y recogí a Bonnie y corrí fuera y nunca regresamos. Pero< a mitad de la ruta de acceso a la casa, me di cuenta que Bonnie estaba ahogándose. Ella tenía gusanos y esas cosas—en la boca y la nariz. Yo se CPR; me las arregle para sacar la mayoría de ellos fuera antes de que ella se despertara vomitando. Pero< —Es una experiencia que realmente preferiría no tener de nuevo—. La misma falta de expresión en la voz de Bonnie dijo más que cualquier tono de horror. Meredith dijo—, he oído que los padres de Caroline se han ido de esa casa, y no puedo decir que los culpo a ellos. Caroline tiene dieciocho años. Todo lo que puedo agregar en esa clase de oración es que de algún modo la sangre del hombrelobo gane en ella, porque eso parece ser menos horrible que el malach o eso demoniaco por lo menos. —Pero si no gana< Elena descansó la barbilla en sus rodillas—. ¿Y la Señora Flowers puede hacer frente a esto? —Mejor que Bonnie, si puede. La Señora Flowers se alegra de tener a Matt alrededor; como te dije, ellos son un equipo sólido. Y ahora que finalmente ha hablado a la humanidad del siglo veintiuno, yo creo que le gusta. Y está practicando el arte constantemente. —¿El arte? Oh< —Sí, así es como ella llama la brujería. Yo no tengo ni idea si ella es buena en él o no, porque no tengo nada con que comparar su< o con< 99

—¡Sus cataplasmas trabajan como la magia! —Dijo Bonnie firmemente así como Elena dijo—, sus sales de baño hicieron el trabajo ciertamente. Meredith sonrió débilmente—. Lástima que ella no está aquí en lugar de nosotras. Elena agitó su cabeza. Ahora que había reconectado con Bonnie y Meredith sabía que nunca podría entrar en la Oscuridad sin ellas. Ellas eran más que sus manos; eran tanto más que ellas< y aquí estaban, cada una preparada para arriesgar su vida por Stefan y por Fell’s Church. En ese momento, la puerta se abrió. Damon entro, llevando un par de bolsas de papel castaño en una mano. —¿Así que todos dijimos adiós? Muy bien —Preguntó. Él parecía tener problema para mirar a ambas visitantes, así que él miró con especial dureza a Elena. —Bueno en realidad no. No de esa forma—, dijo Elena. Ella se preguntó si Damon sería capaz de tirar a Meredith por la ventana cinco pisos. Lo mejor era llegar a él, poco a poco.... —Porque nosotras vamos con ustedes, —dijo Meredith, y Bonnie dijo—, Nos olvidamos de empacar, sin embargo. Elena se deslizo rápidamente entre Damon y las demás. Pero Damon apenas miró fijamente el suelo. —Es una mala idea—, dijo muy suavemente. —Una muy, muy, muy mala idea. — ¡Damon, no las influyas! ¡Por favor! Elena ondeó ambas manos hacia él en un gesto de urgencia, y Damon levantó una de sus manos en un gesto de negación—y de alguna manera sus manos razaron a lolas de él, y se enredaron. Un choque eléctrico. Pero uno bueno, pensó Elena—aunque ella realmente no tenía tiempo para pensarlo. Ella y Damon estaban intentando separar sus manos desesperadamente, pero no parecían ser capaces de hacerlo. Pequeñas ondas de choque estaban corriendo por la palma de Elena y fluyendo a través de su cuerpo. Finalmente, se desenredaron trabajosamente y los dos se volvieron, al unísono culpable, para mirar a Bonnie y Meredith que estaba mirándolos fijamente con los ojos enormes. Los ojos sospechosos. Ojos que permanecían en las caras diciendo — ¡Ajá! ¿Qué tenemos aquí? —Hubo un momento largo donde nadie se movió o habló. Entonces Damon dijo serio—, esto no es ningún viaje de placer. Nosotros vamos porque no hay otra opción. —No sola, ella no, —dijo Meredith en un tono neutro—. Si Elena va, todas nosotras vamos. 100

—Sabemos que es un lugar malo, —dijo Bonnie—, pero vamos definitivamente contigo. —Además, tenemos nuestra propia agenda, —agregó Meredith—. Una manera de limpiar Fell’s Church del daño que Shinichi ha hecho—y todavía está haciendo. Damon sacudió la cabeza—. No entiendes. No te gustará, —dijo herméticamente. Él asintió con la cabeza hacia su móvil—. No hay energía eléctrica en ese país. Incluso poseer uno de esos es un delito. Y el castigo para casi cualquier delito es tortura y muerte. —Él avanzó un paso hacia ella. Meredith se negó a retroceder, sus oscuros ojos fijos en él. —Mira, no se dan cuenta de lo que tiene que hacer sólo para entrar, —dijo Damon con tristeza—. Primero, se necesita un vampiro—y tienen la suerte de tener uno. Entonces tendrán que hacer toda clase de cosas que no les gustar{n< —Si Elena puede hacerlo, nosotras podemos hacerlo, —Meredith interrumpió en voz baja. —No quiero herir a ambas. Voy a entrar porque es por Stefan, —Elena dijo a toda prisa, hablando en parte a sus amigas y en parte a lo más profundo de su ser, que las ondas de choque y pulsos de electricidad habían alcanzado por fin. Tal fusión extraña, pulsátil dulzura por algo que había comenzado como un shock. Tal susto feroz por simplemente tocar la mano de otra persona< Elena trataba de apartar sus ojos de la cara de Damon y sintonizar de nuevo en el argumento de que estaba pasando. —Están entrando por Stefan, sí, —Meredith estaba diciéndole—, y nosotras vamos contigo. —Te estoy diciendo, que no les va a gustar. Vivirás para lamentarlo, es decir, si vives, —Damon estaba diciendo esto con su expresión oscura. Bonnie simplemente miró fijamente a Damon con sus ojos castaños y suplicando los alegatos en su pequeño rostro en forma de corazón. Tenía las manos entrelazadas en la base de la garganta. Ella se parecía a un cuadro en una tarjeta de Sellos, pensó Elena. Y esos ojos merecían la pena de mil argumentos lógicos. Finalmente, Damon volvió a mirar a Elena—. Probablemente esté llevándolas a la muerte, ya sabes. A ti, te puedo proteger. Pero a ti y Stefan, y a tus dos amigas adolescentes< no puedo. Oírle hablar así era un shock. Elena no había pensado bastante en eso. Pero ella podía ver la determinación en la mandíbula de Meredith y la manera en que Bonnie había subido un poco los dedos de los pies para intentar parecer más grande.

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—Creo que ya se ha decidido, —dijo ella en voz baja, consciente que su voz era agitada. Hubo un momento largo cuando ella miró fijamente a los ojos oscuros de Damon, y de pronto mostró su sonrisa de 250 kilovatios a todas ellas, y casi la apago antes de que hubiera empezado, y dijo—, ya veo. Bien, en ese caso, yo tengo otro mandado. No puedo regresar por un buen rato, por lo que siéntete libre para usar el cuarto< —Elena debe venir a nuestro cuarto, —dijo Meredith—. Yo tengo mucho material para mostrarle. Y si no podemos tomar mucho con nosotros, tendremos que revisarlo todo esta noche< —Entonces digamos que nos encontramos aquí en la madrugada, —dijo Damon—. Vamos rumbo a la puerta del Demonio desde aquí. Y recuerden no traer dinero; no es nada bueno allí. Y esto no son unas vacaciones, pero se harán una idea pronto. Con un gesto elegante, irónico, él le dio su bolsa a Elena. —¿La puerta del Demonio? —Dijo Bonnie cuando fueron al ascensor. Su voz agitada. —Silencio, —dijo Meredith—. Es sólo un nombre. Elena deseó no saber tan bien cuando Meredith estaba mintiendo.

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12 Traducido por ANDRE_G Corregido por Chole_ann Elena revisó los bordes de las cortinas buscando señales del amanecer. Bonnie estaba acurrucada, dormitando en una silla al lado de la ventana. Elena y Meredith habían estado levantadas toda la noche, y ahora estaban rodeadas por dispersos listados, periódicos e imágenes de internet. —Ya se ha extendido por fuera de Fell´s Church, —Meredith explicó, señalando un artículo de uno de los periódicos—. No sé si está siguiendo líneas caídas, o está siendo controlado por Shinichi< o si sólo está moviéndose por sí solo, como un parasito. —¿Trataste de contactar a Alaric? Meredith observo la silueta durmiente de Bonnie. Habló suavemente. —Esas son las buenas noticias. Llevo muchísimo tiempo tratando de encontrarlo, y por fin lo he logrado. Llegará a Fell´s Church en poco tiempo, sólo que antes tiene una parada más por hacer. Elena tomó aliento —¿Qué puede ser más importante que lo que está pasando en el pueblo? —Ese es el motivo por el cual no le hablé a Bonnie de su llegada. Ni tampoco a Matt. Sabía que ellos no lo entenderían. Pero a ti te daré la oportunidad de adivinar qué clase de leyendas está siguiendo en el lejano este. — Meredith fijó sus oscuros ojos en Elena. —No sería< lo es, ¿Cierto? ¿Kitsune? —Si, e irá a un antiguo pueblo que se supone que ellos han destruido< justo como Fell´s Church está siendo destruido. Ahora nadie vive allí. Ese nombre `Unmei no Shima´ significa la Isla de la Muerte. Tal vez en ese lugar encuentre algo importante sobre los espíritus zorros. Él está haciendo alguna clase de estudio multicultural en forma independiente con Sabrina Dell. Ella tiene la edad de Alaric, pero ya es una reconocida antropóloga forense.

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—¿Y no te dan celos? —Elena dijo incomoda. Era difícil hablar de asuntos personales con Meredith. Hacerle preguntas siempre se sentía como ser una entrometida. —Pues, —Meredith inclinó hacia atrás su cabeza—. No es como si tuviéramos un compromiso formal. —Pero nunca le has dicho a nadie todo esto. Meredith bajó su cabeza y le dio una rápida mirada a Elena—. Lo he hecho ahora. —Dijo. Por un momento las chicas se quedaron sentadas en silencio. Luego Elena dijo en voz baja—, El Shi no Shi, los Kitsune, Isobel Sitou, Alaric y su Isla de la Muerte pueden no estar relacionados. Pero si lo están, voy a descubrir cuál es su relación. —Y yo te ayudare, —Meredith dijo en forma simple—. Pero había pensado que después de graduarme< Elena no podía soportarlo más—. Meredith, lo prometo, tan pronto como tengamos de vuelta a Stefan y el pueblo se halla calmado, conseguiremos a Alaric con planes de la A a la Z. —Ella dijo, se inclinó hacia delante y besó la mejilla de Meredith—. Esa es una promesa de hermana velociraptor, ¿Está bien? Meredith pestañeo dos veces, tragó una vez, y susurró—, está bien. —Luego repentinamente, era la misma persona eficiente de siempre. — Gracias, —dijo—. Pero limpiar el pueblo podría no ser un trabajo tan fácil. Se está volviendo un caos masivo. —¿Y Matt quería estar en medio de todo esto? ¿Solo? —Preguntó Elena. —Como dijimos, él y la Sra. Flowers son un sólido equipo, —Meredith dijo en vos baja—. Y ha sido su elección. —Bueno, —Elena dijo secamente—, al final, podría resultar ser la mejor elección. Volvieron a los informes. Meredith recogió varias fotos de guardianes Kitsune de santuarios en el Japón. —Dice que usualmente son descritos con una `joya´ o llave—. Ella sostenía una imagen de un kitsune con una llave en la boca a la entrada del Santuario Fushimi. —Aja, —dijo Elena—. Parece que la llave tuviera dos alas, ¿Cierto? —Exactamente lo mismo pensamos Bonnie y yo. Y las `joyas´< pues, míralas de cerca. —Elena lo hizo y su estomago se sacudió. Sí, son como los universos `globo de nieve´ que Shinichi usaba para crear trampas indestructibles en el Viejo Bosque.

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—Descubrimos que son llamadas hoshi no tama, —dijo Meredith—. Y eso se traduce como `bola astral´. Cada kitsune pone una cantidad de su poder dentro de una, junto con otras cosas, y destruyendo la bola es una de las pocas formas de matarlos. Si encuentras la bola astral de un kitsune, puedes controlar el kitsune. Eso es lo que Bonnie y yo queremos hacer. —¿Pero, como las encuentras? —Elena preguntó entusiasmada con la idea de controlar a Shinichi y Misao. —Sa< —Dijo Meredith, pronunciando la palabra `sah´ como un suspiro. Luego sonrió con una de sus raras sonrisas brillantes—. En japonés, eso significa: Eso me pregunto; hmm; sin comentarios; dios mío, cielos, realmente no sabría qué decir—. Vendría bien tener una palabra de esas en español. A pesar de sí misma, Elena sonrió. —Pero, entonces, otras historias dicen que un kitsune puede morir a causa del Pecado de Arrepentimiento o por armas benditas. No sé que es el Pecado de Arrepentimiento, pero< —Ella hurgó en su equipaje, y sacó un antiguo pero aún útil revolver. —¡Meredith! —Era de mi abuelo es uno de un par. Matt tiene el otro. Están cargados con balas bendecidas por una sacerdotisa. —¿Qué sacerdotisa bendeciría unas balas? Por amor de Dios, —demandó Elena. La sonrisa de Meredith se debilitó—. Una que ha visto lo que está pasando en Fell´s Church. ¿Recuerdas como Caroline logro que Isobel Saitou fuera poseída? ¿Y lo que Isobel se hizo a si misma? Elena asintió—. Lo recuerdo—. Dijo tensionada. —Entonces, ¿Recuerdas que te dijimos que Obaasan la abuela Saitou solía ser doncella de un santuario? Eso es ser una sacerdotisa japonesa. Ella bendijo las balas para nosotros, bueno, y especialmente para matar a los kitsune. Deberías haber visto lo espeluznante que fue el ritual. Bonnie casi se desmaya otra vez. —¿Saben como sigue Isobel? Meredith meneó su cabeza lentamente—. Mejor pero< no creo que todavía sepa siquiera sobre Jim. Eso va a ser muy difícil para ella. Elena trató de contener un escalofrió. No le esperaba nada más que tragedia a Isobel aunque se mejorara. Jim Bryce, su novio, había pasado sólo una noche con Caroline, pero ahora tenía el síndrome Lesch-Nye*, o al menos eso decían los doctores. En la misma espantosa noche en que Isobel se había perforado en todas partes del cuerpo, y cortado su lengua volviéndola bífida, Jim, un apuesto jugador, estrella de 105

basquetbol, se había comido sus dedos y labios. Elena opinaba que los dos habían estado poseídos y que sus heridas eran sólo más razones por las cuales los gemelos kitsune debían ser detenidos. —Lo haremos, —dijo en voz alta, dándose cuenta por primera vez que Meredith le cogía la mano como si Elena fuera Bonnie. Elena pudo enseñarle una sonrisa débil pero determinada a Meredith—. Liberaremos a Stefan y detendremos a Shinichi y Misao. Tenemos que hacerlo. Esta vez fue Meredith la que asintió. —Hay más, —dijo finalmente—. ¿Quieres oírlo? —Necesito saberlo todo. —Bueno, cada fuente que he consultado coincide en que kitsune posee chicas y luego lleva a los chicos a la destrucción. Cada tipo de destrucción depende de dónde busques. Puede ser tan simple como aparecer como la quimera y guiarte a una ciénaga o a un acantilado, o tan difícil como el cambio de forma. —Oh, sí, —Elena dijo fuertemente—. Sabía eso por lo que les paso a ti y a Bonnie. Ellos pueden lucir exactamente como otra persona. —Sí, pero siempre con un pequeño defecto si tienes la agudeza para notarlo. Nunca pueden hacer una réplica perfecta. Pero pueden llegar a tener nueve colas, y entre más colas tengan, más buenos son en todo lo que hacen —¿Nueve? Magnifico. Ni siquiera hemos llegado a ver uno con nueve colas. —Bueno, puede que lleguemos a hacerlo. Se supone que son capaces de cruzar libremente de un mundo a otro. Oh sí. Y están encargados especialmente de la Puerta —Kimon— entre las dimensiones. ¿Quieres adivinar que significa esto? Elena la miro fijamente—.Oh, no. —Oh, sí. —¿Pero por qué nos llevaría Damon todo el camino a través del país, sólo para entrar por una Puerta Demonio que es dirigida por espíritus zorro? —Sa< Pero cuando Matt nos dijo que se dirigían a un lugar cerca de Sedona, eso fue lo que nos decidió a Bonnie y a mí. —Genial. —Elena pasó sus manos por su cabello y suspiró—. ¿Algo más? —Preguntó sintiéndose como una banda de goma que se ha estirado al límite. —Solamente esto, que realmente debería —hornear tus galletas— después de todo lo que hemos pasado. Algunos de ellos son buenos. Kitsune, me refiero. —¿Algunos de ellos son buenos< buenos qué? ¿Buenos luchadores? ¿Buenos asesinos? ¿Buenos mentirosos? 106

—No, en serio, Elena. Algunos de ellos se supone que son algo así como dioses y diosas que te hacen pruebas, y si tu pasas te recompensan. —¿Crees que deberíamos contar con encontrarnos uno de esos? —No realmente. Elena puso su cabeza en la mesa de café en donde los listados de Meredith estaban dispersos—. Meredith, hablando en serio, ¿Cómo vamos a enfrentarnos a ellos cuando pasemos esa Puerta Demonio? Mi poder es tan confiable como una batería baja. Y no son sólo kitsune; son toda clase de demonios y vampiros ¡Viejos, también! ¿Qué vamos a hacer? Ella alzó la cabeza y miró profundamente a los ojos de su amiga, aquellos ojos oscuros a los que ella nunca había sido capaz de clasificar de color. Para su sorpresa, Meredith en vez de lucir grave, le lanzó la lata de una cola de dieta y sonrió. —¿Todavía no tienes un Plan A? —Pues< quiz{s sólo una idea. Nada definido todavía. ¿Y tú? —Unas cuantas que podrían clasificar para Plan B y C. Así que lo que vamos a hacer es lo que siempre hacemos< dar lo mejor y caernos todo el tiempo y cometer errores hasta que tú hagas algo brillante que nos salve a todos. —Merry. —Meredith pestañeo. Elena sabía porque ella no había usado ese diminutivo para Meredith por más años de los que podía recordar. A ninguna de las chicas le gustaban los nombres de mascotas ni los usaban. Elena se puso muy seria, sosteniendo la mirada de Meredith—. No hay nada que deseé más que salvarlos a todos – todos – de esos bastardos kitsune. Daría mi vida por Stefan y por todos ustedes. Pero< esta vez podría ser otro el que reciba el disparo. —O la estaca. Lo sé. Bonnie lo sabe. Hablamos al respecto cuando estábamos volando hacia acá. Pero seguimos contigo Elena. Tienes que saberlo. Todos estamos contigo. Sólo había una forma de responder a eso. Elena tomó la mano de Meredith entre las suyas. Luego suspiró, y, como sondeando un dolor de muela, trato de cambiar el tema—. ¿Está Matt – estaba – bueno, como estaba Matt cuando se fueron? Meredith miro de reojo. A Meredith no se le pasaban muchas cosas. —Se veía bien, pero< distraído. A veces tenía unos lapsos en los que él sólo se quedaba mirando a la nada, y no te escuchaba si le hablabas. —¿Les dijo por qué se había ido? —Pues< algo así. Dijo que Damon te estaba hipnotizando y que tú no estabas< no estabas haciendo todo lo que podías para pararlo. Pero él es un chico y los chicos se ponen celosos. 107

—No, él tenía razón sobre lo que vio. Es solo que yo he llegado a conocer un poco mejor a Damon. Y a Matt no le gusta eso. —Um–hm. —Meredith la miraba con los ojos entre cerrados, apenas respirando, como si Elena fuera un pájaro que no debía ser perturbado o podría volar lejos. Elena se rió—. No es nada malo, —ella dijo—. Al menos no lo creo. Es solo que< de cierta forma Damon necesita más ayuda incluso que Stefan cuando llegó a Fell´s Church. Meredith alzó sus cejas, pero todo lo que dijo fue—, Um–hm. —Y< yo creo que Damon realmente se parece m{s a Stefan de lo que deja ver. Las cejas de Meredith permanecían arriba. Elena finalmente la miró. Abrió su boca una o dos veces y sólo se quedo mirándola. —Estoy en problemas, ¿O no lo estoy? —Dijo en forma desamparada. —Si todo esto viene de menos de una semana de viaje en carro con él< entonces, sí. Pero tenemos que recordar que las mujeres son la especialidad de Damon. Y él piensa que está enamorado de ti. —No, él realmente está< —Empezó Elena, y luego retuvo su labio inferior entre sus dientes—. Oh, Dios, es Damon de quien estamos hablando. Estoy en problemas. —Sólo esperemos a ver qué pasa, —Meredith dijo en forma sensata—. Él definitivamente también ha cambiado. Antes, él sólo te habría dicho que tus amigas no podían venir, y eso era todo. Hoy él se detuvo y escuchó. —Sí. Yo sólo tengo que< que estar en guardia de ahora en adelante. —Elena dijo, un poco insegura. ¿Cómo se suponía que iba a ayudar al niño dentro de Damon sin acercarse a él? ¿Y cómo iba a explicarle a Stefan todo lo que podría llegar a necesitar hacer? Ella suspiró. —Probablemente todo irá bien, —Bonnie murmuró dormida. Meredith y Elena se giraron a mirarla y Elena sintió un escalofrió subir por su columna. Bonnie estaba sentada, pero sus ojos seguían cerrados y su voz era confusa—. La verdadera pregunta es: ¿Qué dirá Stefan respecto a esa noche en el motel con Damon? —¿Qué? —La voz de Elena era lo suficiente filosa y alta para despertar a cualquiera. Pero Bonnie no se inmutó. —¿Qué pasó, qué noche, en qué motel? —Meredith demandó. Como Elena no contestó inmediatamente, ella cogió su brazo y la giró para que quedaran cara a cara. 108

Elena por fin miró a su amiga. Pero sus ojos, ella sabía, no revelaban nada. —¿Elena, de qué está hablando? ¿Qué pasó con Damon? Elena mantenía su cara perfectamente sin expresión, y uso una palabra que recién había aprendido esa noche—. Sa< —¡Elena, eres imposible! No vas a dejar a Stefan después de salvarlo, ¿O vas a hacerlo? —¡No, claro que no! —Elena estaba herida—. Stefan y yo somos el uno del otro para siempre. —Pero aun así pasaste una noche con Damon en la que algo pasó entre los dos. —Algo< supongo. —¿Y ese algo fue? Elena sonrió disculpándose—. Sa< —¡Se lo sacare a él! Lo pondré a la defensiva< —Puedes hacer un Plan A, Plan B y todo lo demás, —dijo Elena—. Pero no servirá de nada. Shinichi se llevó sus recuerdos. Meredith, lo siento< no sabes cuánto. Pero juré que nadie lo sabría jamás—. Miró arriba a la chica más alta, sintiendo las lagrimas inundarle los ojos. ¿No podrías, sólo por una vez, dejarlo de esta manera? Meredith se hundió en su asiento—. Elena Gilbert, el mundo es afortunado de que sólo exista una como tú. Eres la< —Ella se detuvo, como decidiendo decir las palabras o no. Luego dijo—, es hora de ir a la cama. El amanecer está por llegar y también la Puerta Demonio. —¿Merry? —¿Ahora qué? —Gracias. Notas del traductor: 1 [*] Lesch Nye: También conocido como el síndrome Nyhan, es una enfermedad hereditaria. Tiene síntomas como gota severa, poco control muscular y retardo moderado. También puede llegar a presentarse comportamiento de automutilación (caracterizados por morderse la boca o los dedos).

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13 Traducido por xxxDaRkGiRlxxx Corregido por Ginabm

La puerta de Damon. Elena miró sobre su hombro hacia el asiento trasero del Prius. Bonnie estaba parpadeando adormilada. Meredith había conseguido dormir mucho menos, pero había oído muchas más noticias alarmantes. Estaba mirando como una hoja de afeitar, aguda, afilada, y preparada. No había nada más que ver excepto a Damon con sus bolsas de papel en el asiento cercano, conduciendo el Prius. Afuera de la ventana, un árido Arizona que debería cegar su camino a través del horizonte. No había nada excepto niebla. Era aterrador y desconcertante. Habían tomado un pequeño camino por la carretera 179 y gradualmente la niebla se había infiltrado enviando zarcillos de bruma alrededor del auto y finalmente engulléndolo por completo. Le parecía a Elena que habían sido deliberadamente cortados del ordinario mundo de McDonald’s y Target para cruzar la frontera de un lugar que no estaban destinados a conocer, mucho menos a ir. No había tráfico en la otra dirección. Nada en absoluto. Y tan difícil como era, Elena se asomo a la ventana. Era como tratar de ver a través del movimiento rápido de las nubes. —¿No vamos demasiado rápido? —Bonnie preguntó, rodando sus ojos. —No. —Damon dijo—. Sería `una increíble coincidencia´ si alguien más estuviera en la misma carretera al mismo tiempo que nosotros. —Luce demasiado como Arizona. —Ella dijo desilusionada. —Puede ser Arizona, por lo que sé. —Damon replico. —Pero no hemos cruzado la puerta aún, y esto no es cualquier sitio en Arizona en el que podrías accidentalmente entrar. La ruta siempre ha sido un poco complicada y llena de trampas. El problema es que nunca sabes a que te estás enfrentando. 110

—Ahora escuchen. —Él agregó mirando a Elena con una expresión que ella había llegado a conocer. Significaba: No estoy bromeando, estoy hablando contigo como un igual; estoy hablando en serio. —Te has vuelto muy buena en mostrar sólo un aura de tamaño humano, —Damon dijo—, pero eso significa que si puedes aprender una cosa más antes de entrar, puedes de hecho utilizar tu aura, hacer que haga algún bien cuando quieras, en vez de sólo esconderla, hasta que parezca fuera de control y levante tres mil libras en carros. —¿Como qué clase de bien? —Como lo que te voy a mostrar, primero que todo relájate y déjame controlarlo. Luego poco a poco reduciré el control y tú lo tomarás al final y serás capaz de mandar tus poderes a tus ojos, y ver mucho mejor, a tus oídos, y oír mucho mejor, a tus miembros y moverte mucho más rápido y preciso. ¿Está bien? —¿No pudiste habérmelo dicho antes de salir a esta pequeña excursión? Él le mostró una salvaje e imprudente sonrisa que, la hizo sonreír también. Incluso sin saber por qué—. Hasta que no me mostraste que también sabías controlar el poder de tu aura a través del camino, el camino hasta aquí, no pensé que estuvieras lista —él dijo sin rodeos—. Ahora lo sé. Hay cosas en tu mente sólo esperando para ser desbloqueadas. Lo entenderás cuando las desbloqueemos. Y lo haremos ¿Con qué? ¿Un beso? Elena pensó sospechosamente. —No, no y esa es la otra razón por la que tienes que aprender esto. Tu telepatía se te está saliendo de las manos. Si no aprendes como dejar de proyectar tus pensamientos, nunca pasaras el puesto de control en la puerta como humana. Puesto de control, eso sonaba siniestro. Elena asintió con la cabeza y dijo—. Está bien, ¿Qué hacemos? —Lo que hicimos antes. Como dije, relájate. Trata de confiar en mí. Él puso su mano derecha justo a la izquierda de su esternón. Sin tocar su ropa o su profundo top dorado. Elena pudo sentirse sonrojándose y se preguntó que estarían pensando Bonnie y Meredith acerca de esto, si estaban mirando. Y luego Elena sintió algo más. No era frio; no era cálido, pero era algo como el extremo más lejano de ambos. Era puro poder. La hubiera noqueado si Damon no hubiera estado sosteniéndola por el brazo con la otra mano. Ella pensó que él estaba usando su propio poder, preparándose para hacer algo. Algo doloroso. ¡No! Elena trató, vocal y telepáticamente, de decirle a Damon que el poder era demasiado, que dolía. Pero Damon ignoró sus suplicas así como ignoró las lagrimas que salpicaban sobre sus mejillas. Su poder estaba liderando al de Elena ahora, dolorosamente a través de su cuerpo. Estaba en su corriente sanguínea, 111

drogando su propio poder detrás de él como la cola de una cometa. Estaba forzándola a llevar el poder a diferentes partes de su cuerpo y dejándolo construirse ahí, no dejándola exhalarlo, no dejándola seguir adelante. —Voy a estallar. Todo este tiempo sus ojos habían estado fijos en Damon trasmitiendo sus sentimientos por él: desde indignante ira, al shock del dolor agonizante, y ahora< su mente estalló. El resto de su poder fue circulando, sin causar ningún dolor. Cada respiración que ella dio le agrego más poder, pero simplemente circulando por su corriente sanguínea, sin aumentar su aura, pero incrementando el poder dentro de ella. Después de dos o tres respiros más entendió que lo estaba haciendo sin esfuerzo. Ahora el poder de Elena no estaba simplemente resbalando suavemente dentro de ella, mirando desde afuera como cualquier otro humano. Estaba también llenándose de estallidos de algunos nodos inflamados dentro de ella. Y donde lo hizo, cambio las cosas. Se dio cuenta que estaba mirando a Damon con ojos entornados. Él pudo haberle dicho como se sentiría esto. Antes de dejarla ir a ciegas. ¿Eres realmente un bastardo total no? Elena pensó e increíblemente, ella pudo sentir a Damon recibiendo el pensamiento, y pudo sentir su respuesta automática, que era de placentero acuerdo más que otra cosa. Luego Elena lo olvidó en el despertar de un nuevo entendimiento. Ella comprendió que podía mantener circulando su poder dentro de ella, e incluso construyéndolo cada vez más alto, preparándola para una verdadera explosión, y sin mostrar nada de lo que pasaba en la superficie. En cuanto a los nodos< Elena miró alrededor de ella a lo que pocos minutos antes había sido un desierto estéril. Eran como balas de luz atravesando sus ojos. Ella estaba deslumbrada; estaba cautivada. Los colores parecían venir a la vida en una dolorosa gloria. Sintió que podía ver mucho más lejos de lo que nunca había podido, siguiendo y siguiendo a través del desierto, y al mismo tiempo pudo distinguir las pupilas de Damon en su iris. ¿Por qué? Ambas eran negras, pero de diferentes tonos de negro, pensó. Por supuesto que van de la mano. Damon nunca tendría iris que no complementaran sus pupilas. Pero el iris era más aterciopelado, donde sus pupilas eran más sedosas y brillantes. Y aun es un aterciopelado que puede mantener luz dentro de él—. Casi como una noche estrellada —Como esas bolas de estrella de Kitsune que Meredith me había dicho. 112

Justo ahora esas pupilas eran amplias e inflexibles en su cara como si Damon no quisiera perder un momento de su reacción. De repente la esquina de su labio se arqueó para una leve sonrisa. —Lo hiciste. Aprendiste como canalizar tu poder a tus ojos. —Él habló en un pequeño susurro revelador que ella nunca pudo haber detectado antes. —Y a mis oídos —ella susurró de vuelta. Oyendo la increíble sinfonía de pequeños sonidos a su alrededor, arriba en el aire, un murciélago chilló con una frecuencia demasiado alta para que cualquier oído humano lo notara. En cuanto a los granos de arena alrededor de ella formaban un pequeño concierto como si golpearan las rocas y rebotaran con un pequeño silbido antes de caer al suelo. —Esto es increíble, —le dijo a Damon oyendo la satisfacción de sí misma en su telepática voz. —¿Y ahora puedo hablarte de esta manera en cualquier momento? —Ella debería tener cuidado con eso, la telepatía amenazaba con revelar más de lo que pudiera querer enviar al destinatario. —Será mejor tener cuidado, —Damon agregó, confirmando sus sospechas. Enviaba más de lo que pretendía. —Pero Damon ¿Puede Bonnie hacer esto, también? ¿Puedo tratar de mostrarle? —¿Quién sabe? —Damon respondió en voz alta, haciendo a Elena parpadear—. Enseñar a los humanos como usar su poder no es exactamente mi fuerte. —¿Y qué hay acerca de los diferentes poderes de mis alas? ¿Seré capaz de controlarlos ahora? —Acerca de eso no tengo ni idea. Nunca he visto nada como eso. —Damon miró pensativo y luego sacudió su cabeza—. Creo que necesitas alguien con más experiencia que yo para aprender a controlar eso. —Antes de que Elena dijera algo mas, él agregó—, mejor regresamos con las otras, ya estamos cerca de la puerta. —Y supongo que no debería usar la telepatía entonces. —Bueno es un regalo bastante obvio< —¿Pero me enseñaras luego cierto? ¿Todo lo que sepas sobre controlar el poder? —Tal vez tu novio debería hacer eso. —Damon dijo rudamente. Él tiene miedo, Elena pensó tratando de mantener sus pensamientos escondidos debajo de una pared de ruido, así Damon no los percibiría. Él sólo está asustado de revelar demasiado así como yo con él.

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—Está bien —Damon dijo cuando Elena y él alcanzaron a Bonnie y Meredith—. Ahora viene la parte difícil. Meredith lo miró—. ¿Ahora viene
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—Mientras yo actuó como su maestro, —Damon dijo, encontrando una sonrisa gloriosa que se había ido casi antes de que estuviera ahí—. Ustedes tres son mis esclavas. Hubo un largo, largo silencio. Elena miró la pila entera de objetos con un gesto—. No haremos eso. —Ella dijo simplemente—. No lo haremos, debe haber otra manera. —¿Quieres rescatar a Stefan o no? —Damon demandó de repente. Había un calor abrasador en sus ojos oscuros, los cuales tenía fijos sobre Elena. —¡Por supuesto que quiero! —Elena retrocedió, sintiendo calor en sus mejillas—. ¡Pero no como una esclava, arrastrada detrás de ti! —Esa es la única manera en que un humano entre en la dimensión oscura, — Damon dijo rotundamente—. Atadas o encadenadas, como propiedad de un vampiro, de Kitsune o de un Demonio. Meredith sacudió su cabeza—. Nunca nos dijiste< —¡Les dije que no les iba a gustar! Ni siquiera mientras le respondía a Meredith, los ojos de Damon dejaron a Elena. Debajo de su aparente frialdad. El parecía estar suplicándole que entendiera, ella pensó. En los viejos días ella creyó, que él sólo se apoyaría holgazaneando contra la pared levantaría sus cejas y diría: —Esta bien yo tampoco quería ir de todos modos. ¿Quién se une al picnic? Pero Damon no quería que se fueran, Elena comprendió. Él estaba desesperado por que fueran. Él sólo no conocía ninguna manera honesta de convencerlas. El único modo que él conocía era< —Tienes que hacernos una promesa Damon. —Ella dijo mirándolo directamente a los ojos–. Y tiene que ser antes de que decidamos ir o no. Ella podía ver el alivio en sus ojos. Incluso si para las otras chicas su rostro parecía perfectamente frio e impasible. Ella sabía que él estaba agradecido de que ella no estuviera diciendo que su decisión previa era definitiva, y que eso era todo. —¿Qué promesa? —Damon preguntó. —Tienes que prometer, dar tu palabra, que no importa que decidamos ahora o en la dimensión oscura, tú no tratarás de influenciarnos. No nos pondrás a dormir con tu control mental o empujarnos a hacer lo que quieras. Tú no usaras ningún truco vampiro en nuestras mentes. Damon no sería Damon si no argumentara—. Pero, mira, supón que en algún momento ustedes quisieran que hiciera eso. Hay algunas cosas para las que sería mejor estar dormidas. —Entonces te diremos que cambiamos de idea y te liberaremos de la promesa, ¿Ves? No hay lado malo. Sólo lo tienes que prometer. 115

—Está bien. —Damon dijo aún sosteniendo su mirada—. Juro que no usaré ninguna clase de poder en sus mentes; no las influenciaré en ninguna forma. Hasta que me lo pidan. Les doy mi palabra. —Bueno. —Elena rompió el contacto con la más pequeña de las sonrisas y un asentimiento de cabeza. Y Damon le dio un casi imperceptible asentimiento de vuelta. Ella se dio vuelta para encontrarse con la mirada interrogativa de Bonnie. —Elena. —Bonnie susurró, jalando su brazo—. ¿Ven un segundo ok? Elena difícilmente podía ayudar. Bonnie era tan fuerte como un poni. Elena fue, echando una mirada impotente por encima de su hombro a Damon como ella lo había hecho antes. —¿Qué? —Ella susurró cuando Bonnie finalmente dejó de jalarla. Meredith había ido también, pensando que podría ser un asunto de la hermandad. —¿Bien? —Elena. —Bonnie estalló como si no pudiera contener las palabras por más tiempo—. La manera en que tú y Damon actúan, es diferente de cómo solía ser. Ustedes no< Quiero decir ¿Qué paso realmente cuando ustedes estuvieron solos? —No es el mejor momento para eso. —Elena susurró—. Estamos teniendo un gran problema en caso que no lo hayas notado. —Pero< ¿Qué tal si? Meredith tomo la frase sin terminar, empujando un mechón oscuro fuera de sus ojos—. ¿Qué tal si a Stefan no le gusta? Como ¿Lo que pasó con Damon cuando ustedes estuvieron solos en el hotel esa noche? —Ella finalizó citando las palabras de Bonnie. La boca de Bonnie se abrió —¿Qué hotel? ¿Qué noche? ¿Qué paso? Ella casi grito causando que Meredith tratara de calmarla siendo mordida por su molestia. Elena miró primero a una y luego a la otra de sus dos amigas. Las dos amigas que habían venido a morir con ella si era necesario. Ella podía sentir su aliento volverse pequeño. Era tan injusto, pero< —¿Podemos discutir esto después? —Ella sugirió tratando de trasmitirles con sus ojos y sus cejas: ¡Damon puede oírnos! Bonnie brevemente susurró—, ¿Qué motel? ¿Qué noche? ¿Qué
Bonnie suspiró—. Está bien, entonces lo averiguaré por mí misma. —Ella dijo—. Ustedes pueden pensar que no puedo pero lo haré. —Está bien, está bien pero ¿Alguien tiene algo útil que decir acerca de esas cuerdas de Damon? —¿Cómo que le diremos donde atarnos? —Meredith sugirió en voz baja. Bonnie estaba sosteniendo la longitud de la cuerda. Ella corrió una pequeña y clara mano sobre esta—. No creo que esto haya sido comprado con ira. —Ella dijo, sus ojos marrones perdidos, y hablando con un tono un poco misterioso que siempre usaba cuando estaba en trance—. Veo un chico y una chica sobre un mostrador en una ferretería, y ella está riendo de lo que dice el chico. Te apuesto lo que quieras a que vas a ir a la escuela el próximo año a ser arquitecta, y la chica lo mira con ojos llorosos y dice sí, y... —Y es todo el espionaje psíquico que me interesa oír hoy. —Damon había regresado hasta ellas sin hacer ruido. Bonnie saltó violentamente y casi suelta la cuerda. —Escuchen, —Damon dijo duramente—. Sólo a unos cuantos metros está el cruce final. O usan esto y actúan como esclavas o no entran a ayudar a Stefan nunca. Eso es todo. Silencio. Las chicas consultaron entre sí con sus ojos. Elena sabía que su propia expresión decía claramente que ella no estaba pidiéndole ni a Bonnie ni a Meredith ir con ella. Pero que ella misma iría si fuera necesario arrastrándose en sus manos y rodillas detrás de Damon. Meredith miró directamente a los ojos de Elena, lentamente moviendo su cabeza y asintiendo, dejando escapar su aliento. Bonnie estaba asintiendo ya resignada. En silencio, Bonnie y Meredith dejaron a Elena atar sus muñecas enfrente de ellas. Elena entonces dejo que Damon atara su muñeca y paso una cuerda larga entre ellas como si fueran prisioneros encadenados. Elena pudo sentir un rubor que venía de bajo su pecho a quemar sus mejillas. Ella no podía encontrarse con los ojos de Damon, no de esta manera, pero ella supo sin preguntar qué Damon estaba pensando en cómo Stefan lo había echado como un perro, enfrente de la audiencia. Más Matt. Vengativo, canalla. Elena pensó tan fuerte como pudo en dirección de Damon. Ella sabía que la última palabra lo heriría más. Damon estaba orgulloso de sí mismo por ser un `caballero´. —Pero los `caballeros´ no van a la dimensión oscura. —Dijo la voz burlona de Damon en su cabeza. —Está bien. —Damon agregó en voz alta y tomó la cuerda en la mano. Él empezó a caminar rápidamente dentro de la oscuridad de la cueva, las tres chicas amontonadas y tropezando detrás de él. 117

Elena nunca olvidaría ese breve viaje, como ella sabía que ni Bonnie ni Meredith lo harían. Caminaron a través de la entrada poco profunda de la cueva y a través de la pequeña entrada en la parte de atrás, que se abría como una montaña. Les tomó algunas maniobras a las tres para poder entrar. El otro lado de la caverna se ensanchó nuevamente, y ellos estaban en una larga cueva. Por lo menos eso era lo que los sentidos mejorados de Elena le decían. La niebla se había vuelto eterna y Elena no tenía idea hacia dónde se dirigían. Sólo unos pocos minutos después un edificio erguido apareció en la espesa niebla. Elena no sabía que había esperado de la puerta del Demonio, posiblemente puertas de ébano talladas con serpientes y con incrustaciones de joyería, tal vez una tosca y colosal piedra erosionada, como las pirámides egipcias. Tal vez incluso una especie de campo de energía futurista que parpadeaba y destellaba con un laser azul violeta. Lo que vio en cambio lucía como un almacén destartalado, o alguna clase de lugar para el mantenimiento y transporte marítimo de mercancías. Había un corral vacío cercado con alambres de púas. Apestaba y Elena estaba agradecida de que Damon no hubiera canalizado sus poderes a su nariz. Luego había gente, hombres y mujeres con ropa fina, cada uno con una llave en la mano, murmurando algo antes de abrir una puerta a un lado del edificio. La misma puerta—pero Elena podría apostar cualquier cosa que ninguno de ellos se dirigía al mismo lugar, si las llaves eran como la que ella brevemente había `pedido prestada´ de la casa de Shinichi una semana antes más o menos. Una de las mujeres lucía como si fuera a un elegante baile de mascaras, con orejas de Zorro mezclado dentro de su largo y abultado cabello. Fue solamente cuando Elena vio debajo de los tobillos del vestido el roce de una cola de zorro que comprendió que la mujer era un Kitsune haciendo uso de la puerta del demonio. Damon precipitadamente—y no muy gentilmente—las dejo al otro lado del edificio, donde una puerta con las bisagras rotas se abría a un cuarto en mal estado que extrañamente parecía más largo desde adentro que de afuera. Todo tipo de cosas estaban siendo canjeadas o vendidas aquí. Muchos parecían que tenían que ver con el comercio de esclavos. Elena, Meredith y Bonnie se miraron entre sí, con ojos entrecerrados, obviamente había gente trayendo esclavos desde el exterior considerando la tortura y el horror en un día de trabajo. —Pasaje para cuatro, —Damon dijo al hombre caído de hombros pero corpulento que estaba detrás del mostrador. —¿Tres salvajes de una? —Los ojos del hombre devoraban lo que podía ver de las tres chicas, volviéndose a Damon sospechosamente. 118

—¿Qué puedo decir? Mi trabajo también es mi hobby. —Damon lo miró directamente a los ojos. —Si bueno< —El hombre se rió—. Últimamente hemos recibido uno o dos por mes. —Ellas son legalmente mías, no secuestradas. Arrodíllense. —Damon añadió casualmente a las tres chicas. Fue Meredith quien lo consiguió y cayó al suelo como una bailarina de Ballet. Sus oscuros y grises ojos estaban enfocados en algo que nadie más que ella podía ver. Luego Elena de alguna manera logro desenredar la única cuerda de las demás. Ella enfocó su mente en Stefan y pretendió que estaba arrodillada para besarlo en su prisión. Parecía funcionar, ella estaba agachada. Pero Bonnie estaba de pie. La más dependiente, la más suave, el miembro más inocente del trió encontró que sus rodillas se habían vuelto solidas. —¿Pelirrojas, eh? —El hombre dijo, mirando a Damon fuertemente como si hiciera una mueca—. Tal vez sería mejor que le compres un pequeño susto a esa. —Tal vez, —Damon dijo herméticamente. Bonnie sólo lo miró sin comprender, miró a las chicas en el suelo y luego se arrojó en una posición postrada. Elena pudo oír sus sollozos en voz baja. —Pero he encontrado que una voz firme y una mirada desaprobatoria en realidad funcionan mejor. El hombre se rindió y se dejo caer de nuevo—. Pasaje para cuatro, —él gruñó y estiró la mano para jalar la cuerda de una sucia campana. Para entonces Bonnie estaba llorando en justa humillación, pero nadie pareció darse cuenta excepto las otras chicas. Elena no se atrevía a tratar de consolarla telepáticamente, eso no encajaría con —el aura normal de una chica humana— y quién sabe qué clase de trampas y o dispositivos pudieran estar escondidos aquí. Además el hombre las desnudó una y otra vez con sus ojos. Ella sólo deseaba poder llamar uno de sus ataques de alas, aquí mismo en esta habitación. Eso borraría la cara de satisfacción del hombre. Un momento después algo más la borró completamente, como si ella lo hubiera deseado. Damon se inclinó contra el mostrador y le susurró algo que transformó el taimado rostro del hombre en un color verde enfermizo. ¿Oíste lo que le dijo? Elena le comunicó a Bonnie utilizando sus ojos y cejas. Los ojos de Meredith se arrugaron, posicionando su mano enfrente del abdomen de Elena, luego hizo un giro como un movimiento rasgado. Incluso Bonnie sonrió. Luego Damon las dejo esperar fuera de la estación, sólo habían estado unos pocos minutos cuando la nueva visión de Elena vio un barco deslizándose silenciosamente a través de la niebla. Se dio cuenta que el edificio debía estar en la orilla del rio. Pero incluso con el poder dirigido únicamente a sus ojos ella apenas 119

pudo darse cuenta donde la tierra no reflexiva daba paso a las aguas brillantes, e incluso con el poder dirigido solamente a sus oídos ella apenas podía escuchar el sonido rápido y profundo del agua corriendo. El bote se detuvo, de alguna manera. Elena no podía ver ninguna ancla caer o nada que pudiera sujetarlo. Pero el hecho era que si se había detenido y el hombre caído de hombros puso en el suelo la palanca que permaneció en su lugar mientras abordaba: primero Damon y luego su grupo de esclavas. A bordo, Elena observó a Damon que sin palabras ofrecía seis monedas de oro al barquero. Dos por cada humano que presumiblemente no iban a volver. Por un momento ella estaba perdida en el recuerdo de ser muy pequeña, de tener sólo tres años o menos, y estar sentada en el regazo de su padre mientras él le leía un maravilloso libro ilustrado acerca de los mitos griegos. Hablaba sobre el barquero, Caronte, que tomaba los espíritus de los muertos sobre el rio Estigie a la tierra de los muertos. Y después que su padre le dijera que los griegos ponían monedas en aquellos que morían para que ellos pudieran pagar al barquero<. ¡No hay regreso de este viaje! Ella pensó de repente violentamente. ¡No hay escape! O puede que sí, pero realmente muertos. Curiosamente fue el horror la que la salvó de ese pantano de terror. Sólo cuando ella levanto la cabeza, tal vez para gritar, la figura oscura del barquero se apartó de sus funciones brevemente, como si mirara atrás a sus pasajeros. Elena escuchó los gritos de Bonnie y a Meredith temblando, ella estaba buscando su bolsa en la cual estaba su arma lo cual era frenéticamente ilógico. Incluso Damon parecía no ser capaz de moverse. El alto espectro en el bote no tenía rostro. Tenía profundas depresiones donde sus ojos deberían estar, un hueco profundo por boca y un agujero triangular donde su nariz se debería haber asomado. El horror sobrenatural del mismo, sobre el hedor proveniente de los corrales de depósito, fue simplemente demasiado para Bonnie, y ella se dejo caer a los lados flácidamente contra Meredith, en un desmayo. Elena, en medio del terror, tuvo un momento de revelación. En el oscuro, húmedo y goteante crepúsculo, ella había olvidado parar de usar todos sus poderes al máximo. Ella estaba indudablemente más capacitada para ver el rostro inhumano del barquero que por ejemplo Meredith. Ella también podía oír cosas. Como el sonido de los mineros muertos hace mucho tiempo picando la roca sobre ellos, y el chillido de enormes murciélagos, o cucarachas o algo dentro de los muros de piedra a su alrededor. Pero ahora, Elena de repente sintió cálidas lágrimas en sus mejillas congeladas, cuando ella comprendió que había subestimado a Bonnie durante el tiempo que la había conocido acerca de los poderes psíquicos de su amiga. Si los sentidos de Bonnie estaban permanentemente abiertos a la clase de horrores que Elena estaba 120

experimentando ahora, no era de extrañar que Bonnie viviera en el miedo. Elena se prometió a si misma ser más tolerante la próxima vez que Bonnie vacilara o comenzara a gritar. De hecho Bonnie merecía alguna clase de premio por haber mantenido la cordura hasta aquí, Elena decidió, pero ella no se atrevió a hacer más que mirar a su amiga, quien estaba completamente inconsciente y se juró a si misma que de ahora en adelante Bonnie podría encontrar una defensora en Elena Gilbert. Esa promesa y la calidez de esta ardía como una vela en la mente de Elena, una vela que ella imaginó sostenida por Stefan, la luz de esta bailando en sus ojos verdes y jugando sobre los planos de su cara. Era lo suficiente para no perder la cordura por el resto del viaje. Para cuando el bote se había acoplado, en un lugar un poco más transitado que en el que habían embarcado. Las tres chicas estaban en un estado de agotamiento provocado por el terror prolongado, y el suspenso desgarrador. Pero no habían usado realmente el tiempo para pensar en las palabras —Dimensión oscura— o imaginar el número de formas en que esta se pudiera manifestar. —Nuestro nuevo hogar —Damon dijo sombríamente. Al verlo en vez del paisaje, Elena comprendió por la tensión en su cuello y sus hombros, que Damon no se estaba divirtiendo. Ella había pensado que él estaría en su propio y particular paraíso. Este mundo de humanos esclavos y tortura por entretenimiento, cuya única regla era la auto-conservación del ego individual. Ahora ella comprendía que había estado equivocada. Para Damon este era un mundo de seres con poderes tan grandes o mejores que los de él. Iba a tener que averiguar las cosas aquí entre ellos, solo como cualquier chiquillo travieso en la calle, excepto que no podía permitirse el lujo de cometer errores. Ellos necesitaban encontrar una manera no sólo de vivir, sino de vivir en el lujo y mezclarse con la alta sociedad, si iban a tener alguna posibilidad de rescatar a Stefan. Stefan. No, ella no podía permitirse el lujo de pensar en él en este momento. Una vez que empezara ella estaría desecha y empezaría a exigir cosas ridículas, como que ellos hicieran un rodeo a la prisión, sólo para mirarlo como un chico de secundaria que había chocado con un chico mayor que sólo quería ser conducido a `su casa´ para ser adorado. Y luego, ¿Qué planes harían para la fuga de la cárcel después? El plan A era: No cometas errores, y Elena se aferraría a eso hasta que encontrara uno mejor. Así fue como Damon y sus `esclavas´ llegaron a la —Dimensión Oscura— a través de la puerta del demonio. La más pequeña necesitaba ser revivida con agua en la cara antes de que pudiera levantarse y caminar.

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Traducido por: Karol Corregido por (Traducción) AndreaN Corregido por ZarahFandy

Corriendo detrás de Damon, Elena trató de no mirar hacia la izquierda o la derecha. Ella podía ver mucho de lo que a Meredith y Bonnie debía haberles parecido oscuridad sin rasgos distintivos. Había depósitos a cada lado, los lugares donde los esclavos eran, obviamente, traídos para ser comprados o vendidos o transportados más tarde. Elena podía oír los quejidos de los niños en la oscuridad y si ella no hubiera estado tan asustada, ella misma se hubiese precipitado a buscar a los niños que estaban llorando. Pero no puedo hacer eso, porque soy una esclava ahora, ella pensó, con el sentido de shock que corría por sus huellas dactilares. Ya no soy un verdadero ser humano. Soy un pedazo de propiedad. Ella se encontró otra vez mirando fijamente la parte de atrás de la cabeza de Damon y preguntándose cómo diablos ella se había metido a sí misma en esto. Ella entendió lo que es ser un esclavo, de hecho, pareció tener un entendimiento intuitivo de ello que la sorprendió, y esto no era una cosa, buena de Ser. Esto significaba que ella podía ser... bueno, que cualquiera podía hacer algo con ella y que no era asunto de nadie más que de su dueño. Y su dueño (¿Cómo se había metido en esto otra vez?) De todas las personas, era Damon. Él podía vender a las tres chicas —Elena, Meredith y Bonnie— y estar fuera de aquí en una hora con los beneficios. Ellos se apresuraron por el área del puerto, las muchachas con sus ojos en sus pies para evitar tropezarse. Y luego ellos estaban en la cima de una colina. Por debajo de ellos, en una especie de formación con forma de cráter, estaba una ciudad. Los barrios bajos estaban en los bordes, y llenos de gente casi hasta donde estaban de pie, pero había una verja de alambre en frente de ellos, que los mantuvo 122

aislados de lo que le permitía una visión panorámica de la cuidad. Si ellos todavía estuvieran en la cueva por la que ellos habían entrado, esto habría sido la mayor caverna subterránea imaginable, pero no se encontraban bajo tierra. —Ocurrió en algún momento durante el viaje en Ferry. —Dijo Damon—. Lo hicimos bien, un giro en el espacio, por ejemplo. —Trató de explicar y Elena trató de entender—. Ustedes entraron a la Puerta del Demonio, y cuando salieron ya no estaban en la Dimensión de la Tierra, si no en otra completamente diferente. Elena sólo tenía que mirar el cielo para creerle. Las constelaciones eran diferentes. No había ni una Osa menor o mayor, ninguna estrella del norte. Luego estaba el sol, era mucho más grande, pero mucho más tenue que el de la tierra, y nunca dejó el horizonte. En ningún momento se mostró ni la mitad del día y la noche, términos que, como Meredith señaló, habían perdido su significado racional aquí. Al acercarse a una puerta hecha de tela metalizada que finalmente los dejó fuera del área de retención de esclavos, fueron detenidos por lo que Elena se enteró después, era un Guardián. Ella se enteró de que en cierto modo, los Guardianes eran los gobernantes de la Dimensión Oscura, aunque ellos mismos procedían de otro lugar lejano y era casi como si se hubieran ocupado de forma permanente de este pequeño lugar del Infierno, tratando de imponer orden ante el rey de los Tugurios y los señores feudales que dividieron la ciudad entre ellos mismos. Esta Guardiana era una mujer alta con el cabello del mismo color del de Elena –verdadero dorado— con un corte cuadrado hasta los hombros, y ella no le prestó atención a Damon para nada, pero de inmediato le pregunto a Elena, que era la primera en la línea detrás de él. —¿Por qué estás aquí? Elena estaba contenta, muy contenta, de que Damon le hubiera enseñado a controlar su aura. Se concentró en que si bien su cerebro zumbaba a una velocidad supersónica, preguntándose cuál era la respuesta correcta a esa pregunta. La respuesta que los dejaría libres y conseguiría que no los devolvieran a casa. Damon no nos entrenó para esto, fue su primer pensamiento. Y su segundo fue, no, porque él nunca ha estado aquí antes. Él no sabe cómo funciona todo aquí, sólo algunas cosas. Y sí parecía que esta mujer iba a intentar interferir con él, él tal vez podría volverse loco y atacarla, una colaboradora vocecita en el subconsciente de Elena añadió. Elena duplicó la velocidad de sus intrigas. La Creatividad para mentir una vez había sido una especie de especialidad suya, y ahora ella dijo lo primero que se le vino a la cabeza y levanto un pulgar: —Aposté con él y perdí. 123

Bueno, sonaba bien. La gente perdía todo tipo de cosas cuando apostaba: plantaciones, talismanes, caballos, castillos, botellas de genios. Y si resultaba no ser una razón suficiente, siempre puede decir que eso fue sólo el inicio de su triste historia. Lo mejor de todo, fue que, en cierto modo, era cierto. Hace mucho tiempo había dado su vida por Damon, así como por Stefan y Damon no había cumplido exactamente con lo de pasar la página como ella lo había solicitado. La mitad de una página, tal vez. Un prospecto. La Guardiana la miraba fijamente con una mirada confundida en sus ojos azules. La gente había mirado a Elena toda su vida, ser joven y muy hermosa significaba que se tenía que inquietar sólo cuando la gente no la miraba. Pero la mirada confundida también tenía un poco de preocupación. ¿La mujer alta estaba leyendo su mente? Elena trató de añadir otra capa de ruido blanco en su mente. Lo que surgió fueron unas pocas líneas de una canción de Britney Spears. Ella aumentó el volumen psíquico. La mujer alta puso dos dedos en su cabeza como alguien con un repentino dolor de cabeza. Luego miró a Meredith. —¿Por qué... estas aquí? Por lo general, Meredith no miente en lo absoluto, pero cuando lo hizo ella lo trató como un arte intelectual. Afortunadamente, ella nunca trato de arreglar algo que no estaba roto—. Lo mismo me pasó a mí. —Dijo con tristeza. —¿Y tú? —La mujer estaba mirando a Bonnie, quien se veía como si se fuera a enfermar de nuevo. Meredith le dio un pequeño codazo a Bonnie. Luego la miró de manera dura. Elena la miró a su vez más intensamente, sabiendo que Bonnie tenía que murmurar—. Yo, también. —Y Bonnie era buena diciendo ‚yo también‛ después de que Meredith había jugado su posición. El problema era que Bonnie estaba también en trance, o tan cerca de él que no importaba. —Almas Sombrías. —Dijo Bonnie. La mujer parpadeó, pero no en la forma en que parpadeas cuando alguien dice algo totalmente insensible. Ella parpadeó con asombro. Oh, Dios, Elena pensó. Bonnie tiene su contraseña o algo así. Ella puede hacer predicciones o profecías o lo que sea. —¿Almas< sombrías?— La Guardiana dijo, mirando de cerca a Bonnie. —La ciudad está llena de ellas. —Bonnie dijo miserablemente. Los dedos de la Guardiana bailaban sobre lo que parecía una computadora de bolsillo. —Lo sabemos. Este es el lugar al que vienen. —Entonces ustedes deberían detenerlas. 124

—Sólo tenemos una jurisdicción limitada. La Dimensión Oscura es gobernada por una docena de señores, que tienen matones para hacer cumplir sus órdenes. Bonnie, pensó Elena, tratando de cortar la bruma mental de Bonnie aún a costa de que la Guardiana la oyera. Esta es la policía. Al mismo tiempo, Damon se hizo cargo. —Ella es igual que las otras. —Dijo—. Excepto que es psíquica. —Nadie preguntó su opinión. —Explicó la guardiana, sin siquiera mirar en la dirección de Damon—. No me importa qué clase de pez gordo eres allá abajo. — Ella apartó la cabeza con desprecio de la ciudad de las luces—. Detrás de esa vaya estás en mi territorio. Y le estoy preguntando a la pequeña pelirroja: —¿Lo que él está diciendo es verdad? Elena tuvo un momento de pánico. Después de todo lo que había pasado, sí Bonnie lo arruinaba ahora< Esta vez Bonnie pestañeó. Cualquier cosa que ella estaba tratando de comunicar, ya sea que era cierto que ella era igual que Meredith y Elena, o que era cierto que era psíquica, había que considerar que Bonnie era una mentirosa terrible cuando ella tenía demasiado tiempo para pensar en las cosas, pero ésta la pudo decir sin vacilación. —Sí, eso es verdad. La Guardiana miró a Damon. Damon miró hacia atrás como si él pudiera hacerlo toda la noche. Era un campeón en apartar la mirada. Y la Guardiana hizo señas en la distancia. —Supongo que incluso una psíquica puede tener un mal día, —dijo, y luego agregó para Damon—. Cuida de ellas. ¿Sabes que todos los psíquicos tienen que tener Permiso? Damon, con su mejor forma de gran señor, dijo: —Señora, no se trata de psíquicas profesionales. Ellas son mis ayudantes privadas. —Y no soy una señora, estoy instituida como ‚Su jueza‛. Por cierto, las personas adictas a las apuestas por lo general llegan a extremos horribles aquí. Ja, ja, Elena pensó. Si ella supiera qué tipo de apuestas todos estamos haciendo... bueno, probablemente estaríamos en una peor situación que la que Stefan está ahora. Fuera de la valla había un patio. Había literas aquí, así como rickshaws* y una pequeña carreta. Ni carruajes, ni caballos. Damon consiguió dos literas, una para él y Elena y otra para Meredith y Bonnie. Bonnie, todavía mirándose confusa, miraba fijamente al sol. —¿Quieres decir que nunca termina de levantarse? 125

—No. —Dijo Damon con paciencia—. Está fijo ahí, no se levanta. Hay un crepúsculo perpetuo en la Ciudad de la Oscuridad. Verán más a medida que avanzamos. No toques eso, añadió, mientras Meredith se trasladó a desatar la soga alrededor de las muñecas de Bonnie antes de que ninguno de ellos subiera a la litera. —Ustedes dos puedes sacarse las cuerdas en la litera si bajan la cortina, pero no las pierdan. Todavía son esclavas, y tienen que llevar algo simbólico alrededor de sus brazos para que lo demuestren, incluso si es sólo un juego de pulseras. De lo contrario me meto en problemas. Oh, tienen que ir con velo en la ciudad. —Nosotras ¿Qué? —Elena rápidamente le lanzó una mirada de incredulidad a él. Damon sólo le devolvió una sonrisa de 250 kilovatios y antes de que Elena pudiera decir otra palabra, sacó gasas de telas transparentes de su bolso negro y las repartió. Los velos eran de un tamaño que podía cubrir un cuerpo entero. —Pero sólo hay que ponerlo sobre la cabeza o atarlos en el cabello o algo. — Dijo Damon con desdén. —¿De qué está hecho? —Meredith preguntó, sintiendo el material ligero a la luz, sedoso, era transparente y tan delgado que el viento amenazaba con azotarlo de sus dedos. —¿Cómo podría saberlo? —¡Es de un color diferente del otro lado! —Bonnie descubrió, dejando que el viento transformará su velo verde claro en plata brillante. Meredith sacudió una profunda seda violeta dramáticamente en un misterioso azul oscuro salpicado con una miríada de estrellas. Elena, que había estado esperando su propio velo azul, se encontró mirando a Damon. Tenía en la mano un pequeño cuadrado de tela en un puño cerrado. —Vamos a ver lo bien que lo he conseguido. —Murmuró, asintiendo con la mano más cercana a él—. Adivina qué color. Solamente otra chica pudo haber notado los ojos negros endrinos y puros, las líneas talladas en la cara de Damon, o tal vez la naturaleza, de la perversa sonrisa más salvaje y más dulce que nunca, como un arco iris en medio de un huracán. Pero Elena también notó la rigidez del cuello y la espalda. Lugares donde la tensión se acumulaba. La Dimensión Oscura ya estaba tomando su peaje en él, psíquicamente, así como él se burlaba. Ella, por curiosidad se preguntó, ¿Cuántos sondeos de poder él tiene que bloquear cada segundo? Estaba a punto de ofrecer su ayuda a abrirse al mundo natural, cuando le espetó. —¡Adivina! —En un tono que no era el de una sugerencia. 126

—¿Dorado?—Elena dijo al instante, sorprendiéndose a sí misma. Cuando llegó a tomar el cuadrado dorado de su mano, un placentero, poderoso sentimiento de corriente eléctrica se disparo desde su palma hacia arriba por su brazo, parecía pinchar directamente a través de su corazón. Damon se aferró a sus dedos brevemente cuando ella tomó el cuadrado y Elena descubrió que todavía podía sentir la electricidad musical en sus huellas dactilares. La parte inferior de su velo se alzo blanca y espumosa como si tuviera diamantes. Dios, tal vez se trataban de diamantes, pensó. ¿Cómo lo podría saber con Damon? —Tu velo de novia, ¿Tal vez? —Murmuró Damon, con los labios en su oído. La cuerda alrededor de las muñecas de Elena había estado muy floja y acarició el tejido diáfano con impotencia, sintiendo las joyas diminutas sobre el lado blanco, y fresco al toque con sus dedos. —¿Cómo sabías que necesitaría todo esto? —Elena preguntó, con el espíritu prácticamente adolorido—. No sabías todo, pero pareces saber suficiente. —Oh, investigue en bares y otros lugares. He encontrado algunas personas que han estado aquí y que han logrado salir de nuevo, o que los han sacado a patadas. —La salvaje sonrisa de Damon se hizo aún más salvaje—. De noche mientras estabas durmiendo. En una pequeña tienda oculta, conseguí estos. Él asintió a su velo, y añadió—. No tienen que llevar esto sobre su cara ni nada. Presiónalo sobre tu cabello y se adherirá a él. Elena lo hizo, colocando la parte dorada por afuera. Le llego a los talones. Ella tocó su velo, y vio las posibilidades seductoras de este, así como también vio las desdeñosas. Si tan sólo pudiera quitarse estas malditas cuerdas de sus muñecas< Después de un momento, Damon se refugió en el personaje del maestro imperturbable y dijo: —Por el bien de todos, debemos ser estrictos sobre estas cosas. Los señores de tugurios y la nobleza que dirigen este lío abominable que ellos llaman la Dimensión Oscura saben que hay sólo dos días de distancia para la revolución, y si añadimos algo a la balanza van a hacer un Ejemplo Público con nosotros. —Está bien. —Dijo Elena—. Aquí, toma mi cuerda y me acostaré en la litera. Pero no tenía mucho sentido la cuerda, ni una sola vez ambos estuvieron sentados en la misma litera. La llevaban cuatro hombres, no hombres grandes, sino flacuchentos, y todos de la misma altura, lo que hizo un viaje tranquilo. Si Elena hubiera sido una ciudadana libre, nunca habría permitido que la llevaran cuatro personas que (suponía) eran esclavos. De hecho, ella habría hecho un alboroto ruidoso y grande acerca de eso. Pero esa charla que había tenido con ella misma en los muelles la había calado. Ella era una esclava, incluso si Damon no le había 127

pagado a nadie para comprarla. Ella no tenía derecho a hacer un gran alboroto ruidoso sobre nada. En el carmesí, maloliente, lugar en el que estaban, ella podía imaginar que su escándalo, incluso podría hacer que los problemas con la basura se les imputaran a sus propietarios y hacer que el dueño o a quien sea que dirijiera el pequeño lugar de la basura fuera castigado, como si eso fuera su culpa. El mejor plan A por ahora: Mantener la boca cerrada. No había mucho que ver de todos modos, ahora que habían pasado sobre un puente con olor a mal tugurios y callejones llenos de casas en ruinas. Las tiendas comenzaron a aparecer, al principio gruesos barrotes de piedra sin pintar, a continuación, edificios más respetables, y de repente fueron abriéndose paso a través de un bazar. Pero incluso allí el sello de la pobreza y el cansancio apareció en muchas caras. Elena había esperado, en todo caso, una peste negra, antiséptico, con los vampiros de la ciudad sin emociones y los demonios de ojos de fuego caminando en las calles. En su lugar, todas las personas que vio parecían ser humanos, y vendían cosas—desde medicamentos hasta alimentos y bebidas—que los vampiros no necesitan. Bueno, tal vez los kitsune y los demonios los necesitan, Elena pensó, temblando ante la idea de que un demonio deseara comer. En las esquinas de la calle estaban chicas y chicos ligeramente vestidos con harapos y una cara dura, y macilentas personas que tenían pancartas patéticas de: UN RECUERDO POR COMIDA. —¿Qué quieren decir? —Elena le preguntó a Damon, pero éste no contestó inmediatamente. —Así es como los seres humanos libres de la ciudad pasan la mayor parte de su tiempo. —Dijo—. Así que recuerda que, antes de empezar a ir en una de sus cruzadas< Elena no estaba escuchando. Ella miraba a uno de los titulares de dicha pancarta. El hombre estaba terriblemente flaco, de barba rala y dientes malos, pero lo peor era su mirada de desesperación vacante. Cada cierto tiempo se mantenía firme y con una mano temblorosa en la que había una pequeña pelota que él equilibrada con la palma de la mano, murmuraba: —Un día de verano cuando yo era joven. Un día de verano por una moneda de diez-geld. —Tan a menudo como que no había nadie cerca cuando dijo eso. Elena se quitó su anillo de lapislázuli que Stefan le había regalado y lo sostuvo delante de él. No quería molestar a Damon al salir de la litera, y tuvo que decir: —Ven aquí, por favor. —Mientras mantenía el anillo hacia la barba del hombre.

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Oyó, y llegó a la litera con la suficiente rapidez. Elena vio algo que se movía en su barba, piojos, quizás, y se obligó a mirar al anillo mientras decía—, tómalo, rápidamente, por favor. El viejo miró el anillo como si fuera un banquete—. No tengo cambio. —Se quejó, con lo que levantó la mano y se limpio la boca con la manga. Parecía a punto de caer al suelo inconsciente. —¡No quiero cambio! —Dijo Elena a través de la inflamación enorme que se formó en su garganta—. Tome el anillo. Dese prisa o lo dejaré caer. Él se lo arrancó de los dedos, mientras los porteadores comenzaron de nuevo a caminar hacia delante. —Que los Guardianes le bendigan, señora. —Dijo él, tratando de mantener el trote del portador de basura—. ¡Escúcheme quien quiera! ¡Ellos te bendecirán! —En realidad no debiste. —Le dijo Damon a Elena cuando la voz se apagó detrás de ellos—. Él no va a conseguir una comida con eso, ya lo sabes. —Tenía hambre. —Elena dijo suavemente. No podía explicar que le recordaba a Stefan, no ahora—. Era mi anillo. —Agregó a la defensiva—. Supongo que vas a decir que lo va a gastar en alcohol o drogas. —No, pero él no obtendrá comida con él, tampoco. Él va a tener un banquete. — Bueno, tampoco tanto<. —En su imaginación. Él va a tener un orbe con el polvo del recuerdo de algún viejo vampiro en un viejo festín romano, o alguien con un recuerdo de una ciudad moderna. Luego, el lo va a recordar y recordar una y otra vez hasta que lentamente se muera de hambre. Elena estaba horrorizada—. ¡Damon! ¡Rápido! Tengo que volver y buscarlo< —No puedes, me temo. —Perezosamente, Damon levantó una mano. Tenía un agarre firme en su cuerda—. Además, él está muy lejos. —¿Cómo puede hacer eso? ¿Cómo puede quien sea hacer eso? —¿Cómo puede un paciente con cáncer de pulmón negarse a dejar de fumar? Pero estoy de acuerdo en que esos orbes pueden ser las sustancias más adictivas de todas. Échale la culpa a los kitsune por llevar sus bolas de estrellas aquí y convertirlas en la forma más popular de obsesión. —¿Bolas de estrellas? ¿Hoshi no tama*? —Murmuró Elena. Damon la miró, quedando igualmente sorprendido. —¿Tú sabes de ellas? —Lo único que sé es lo que Meredith ha investigado. Ella dice que los kitsune eran a menudo representados con llaves. —Ella le levantó las cejas a él—. O con bolas de estrellas. Y que los mitos dicen que pueden poner una parte o todo su poder en la pelota, así que si la encuentras, puedes controlar a los kitsune. Ella y 129

Bonnie quieren encontrar las bolas de estrellas de Misao o de Shinichi y tener control sobre ellos. —Quédate quieto, mi inmóvil corazón. —Dijo Damon dramáticamente, pero los próximos segundos él era todo negocios—. ¿Recuerdas lo que dijo ese viejo? ¿Un día de verano por comida? Estaba hablando de esto. Damon agarró el pequeño mármol que el anciano había dejado caer sobre la litera y se lo dio a Elena para que ella sostuviera el templo. El mundo desapareció. Damon se había ido. Las imágenes y los sonidos—sí, y los olores—del bazar se habían ido. Ella estaba sentada sobre césped verde que ondeaba con una brisa ligera y estaba mirando un sauce llorón que se inclinó con una corriente que era cobriza y profunda, de color verde oscuro al mismo tiempo. Hubo algunos dulces en el aire ¿Madreselva, Fresia? Algo delicioso que la movió cuando ella se echó hacia atrás para contemplar la imagen de las nubes blancas perfectas rodando en un cielo azul zafiro. Se sentía< ella no sabía cómo decirlo. Se sentía joven, pero en algún lugar de su mente sabía que ella era incluso más joven que esta personalidad extranjera que se había apoderado de ella. Aún así, se sentía emocionada de que era primavera y cada hoja verde-oro, cada pequeña caña elástica, cada ingrávida nube blanca parecía estar bien con ella. De pronto, su corazón latía con fuerza. Ella había captado sólo el sonido de unas pisadas detrás de ella. En un alegre momento ella estaba de pie, con los brazos extendidos con la inmensidad de su amor, la devoción salvaje que ella sentía por esta< ...¿Esta joven? Algo dentro del ámbito del verdadero usuario de su cerebro parecía caer de nuevo en el desconcierto. La mayor parte de ella, sin embargo, estaba catalogando las perfecciones de la chica que se había deslizado ligeramente en el césped ondeante: Los oscuros rizos agrupados en el cuello, los ojos verdes debajo del arco de las cejas, la piel lisa brillante de sus mejillas mientras ella se reía con su amante, fingiendo huir con los pies tan ligeros como los de un elfo. Perseguida y perseguidor ambos cayeron juntos en la alfombra suave del largo césped... y entonces las cosas rápidamente se pusieron tan calientes que Elena, la mente distante en el fondo, comenzó a preguntarse cómo demonios haces para detener una de estas cosas... Cada vez que ella puso la mano en su sien, a tientas, fue capturada y besada sin aliento por< Allegra... que era la chica, Allegra. Y Allegra era ciertamente hermosa, especialmente a través del visor especial de estos ojos. Su suave piel cremosa<

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Y luego, con un shock tan grande como el que había sentido cuando el bazar desapareció, apareció de nuevo. Ella era Elena, que viajaba en la litera con Damon, había una cacofonía de sonidos a su alrededor y mil olores diferentes, también. Pero ella estaba respirando con fuerza y parte de ella todavía estaba retumbando como John, que había sido su nombre en `el amor de John por Allegra´. —Pero yo todavía no entiendo. —Estuvo a punto de chillar. —Es simple. —Dijo Damon—. Pones una bola de estrellas vacía del tamaño que deseas en tu templo y piensas en el momento que quieras grabar. La bola de estrellas hace el resto. Él hizo caso omiso de su intento de interrupción y se apoyó hacia adelante con malicia en esos ojos negros insondables suyos—. ¿Tal vez tú tienes un día de verano especialmente cálido? —Dijo, y agregó sugestivamente—, Estas literas tienen cortinas que se pueden cerrar. —No seas tonto, Damon. —Dijo Elena, pero los sentimientos de John la habían prendido un poco, como al pedernal y la yesca. Ella no quería besar a Damon, se dijo con severidad. Quería besar a Stefan. Pero hace un momento había estado besado a Allegra, y no parecía un argumento tan fuerte como pudo serlo. —No creo. —Empezó a decir, todavía sin aliento, mientras Damon llegaba a ella—. Que ésta sea una muy buena< Con un golpe suave en la cuerda, Damon le desató las manos por completo. Él podría haber desatado ambas muñecas, pero Elena inmediatamente se dio media vuelta, manteniéndose a sí misma con esa mano. Necesitaba el apoyo. En estas circunstancias, sin embargo, no había nada más significativo—o m{s< emocionante, que lo que Damon había hecho. No había corrido las cortinas, pero Bonnie y Meredith estaban detrás de ellos en su propia litera, fuera de vista. Ciertamente fuera de la mente de Elena. Ella sintió cálidos brazos a su alrededor, e instintivamente se acurruco en ellos. Ella sintió una oleada de puro amor y apreciación por Damon, por su entendimiento de que ella nunca podría hacer esto como una esclava lo hace con un maestro. Nosotros dos somos insuperables, ella oyó en su cabeza, y recordó que al calmar la mayor parte de sus capacidades psíquicas ella había olvidado fijar el volumen en el punto bajo para éste. Oh, bien, puede ser que aprenda con la pr{ctica<. Pero ambos disfrutamos con la adoración, ella respondió telepáticamente, y sintió la risa de él en sus labios mientras él admitía que eso era verdad. No había nada más dulce en su vida en estos días que los besos de Damon. Podía estar así, a 131

la deriva por siempre, olvidar el mundo exterior. Y eso era algo bueno, porque ella tenía la sensación de que había demasiada depresión en el exterior y no mucha felicidad. Pero si ella siempre podía volver a esto, esta acogida, esta dulzura, este éxtasis... Elena se alejo de un tirón en la litera, arrojando su peso hacia atrás tan rápido que los hombres cargándolos casi cayeron en una pila. —Bastardo. —Susurró venenosamente. Todavía estaban psíquicamente enredados, y ella se alegró de ver que a través de los ojos que Damon ella era como una Afrodita vengativa: su cabello dorado elevado y dando latigazos tras ella como una tormenta, sus ojos brillando violetas en su furia elemental. Y ahora, lo peor de todo, esta diosa volteo su cara lejos de él—. Ni un día. — Dijo—. ¡No pudiste mantener tu promesa ni un solo día! —¡No lo hice! ¡No te Influencie, Elena! —No me llames así. Tenemos una relación profesional, ahora. Yo te llamo 'Maestro'. Tú puedes llamarme 'esclava' o 'perro' o lo que quieras. —Si tenemos una relación profesional de maestro y esclava. —Dijo Damon, sus ojos peligrosos—. Entonces yo puedo ordenarte que< —¡Inténtalo! —Elena levantó los labios en lo que realmente no era una sonrisa. —¿Por qué no lo haces, y ves lo que sucede? Notas del Traductor: 1 [*] Rickshaw: Quiere decir, 'carruaje cuya fuerza la constituye un hombre'. Consiste de un cochecito ligero, de dos ruedas, abierto o cerrado, pero arrastrado por una persona, que va a pie o en una especie de bici taxi. Se utiliza mucho como un tipo de taxi en las calles superpobladas de las ciudades del tercer mundo. 2 [*] Hoshi no Tama: Del japonés, Bolas de estrella, Algunas historias los identifican como joyas mágicas o perlas. Cuando no está en forma humana o poseyendo a un ser humano, un kitsune mantiene la pelota en su boca o la lleva en su cola. Las joyas son un símbolo común de Inari, y las representaciones sagradas de los zorros de Inari sin ellas son raras. Una creecia es que cuando el kitsune cambia de forma, el hoshi no tama guarda una porción de su poder mágico. Otra tradición es que la perla representa el alma del kitsune; el kitsune morirá si se separa de ella por mucho tiempo. Aquellos que obtengan la pelota podrían ser capases de intercambiar una promesa de que el kitsune los ayude a cambio de que se la devuelva.

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Traducido por Darkgirl Corregido por chole_ann

Damon claramente decidió arrojarse a la misericordia de la corte, y la miró de manera lastimera y un poco desequilibrada, como si pudiera hacer cualquier cosa que quisiera. —Yo realmente no trate de influenciarte. —Él repitió pero luego precipitadamente agregó, —tal vez debería cambiar el tema por un momento y contarte más sobre la bola de estrellas. —Eso, —Elena dijo con su voz más fría—, sería muy buena idea. —Bueno la bola hace grabaciones directamente de tus neuronas, ¿Vez? Todo lo que has vivido esta ahí en algún lugar de tu mente, la bola de estrellas sólo lo saca afuera. —¿Así que puedes siempre recordar y mirarlo una y otra vez como una película? —Elena dijo jugueteando con su velo, para esconder su cara de él, y pensando que ella debería darle una bola de estrellas a Alaric y Meredith antes de su boda. —No. —Damon dijo, un poco sombrío—. No de esa manera. Porque en primer lugar, el recuerdo se va de ti, es un juguete de Kitsune del que estamos hablando ¿Recuerdas? Una vez que la bola de estrellas ha tomado un recuerdo de tus neuronas, no recuerdas nada acerca de ese evento. En segundo lugar, la ‚grabación‛ de la bola de estrellas gradualmente falla con el uso, con el tiempo, con otros factores que nadie entiende. Pero la bola se nubla y las sensaciones se van perdiendo hasta que sólo es una esfera de cristal. —¡Pero ese pobre hombre estaba vendiendo un día de su vida. Un día maravilloso! —Tú lo viste. —Sí. —Una vez más Elena vio el rostro demacrado y ceniciento del viejo hombre. Ella sintió algo como hielo caer por su espina al pensar que él alguna vez había sido el sonriente, alegre y joven John que ella había experimentado. —Oh, qué triste, —ella dijo y no estaba hablando acerca de recuerdos. 133

Pero, por una vez, Damon no había seguido sus pensamientos—. Si —él dijo—, hay mucho de pobre y viejo aquí. Ellos mismos trabajaron para buscar su libertad o tuvieron un generoso dueño que murió< y aquí es donde terminaron. —¿Pero la bola de estrellas está hecha sólo para gente pobre? La gente rica puede viajar a la tierra y ver un día soleado por ellos mismos, ¿Cierto? Damon río sin mucho humor—. Oh, no, ellos no pueden, muchos de ellos están confinados aquí. —Él dijo confinado demasiado casual. Elena aventuro. —¿Demasiado ocupados para ir de vacaciones? —Demasiado ocupados, demasiado poderosos para pasar a los guardias que protegen la tierra de ellos. Demasiado preocupados acerca de que harán sus enemigos cuando ellos se hayan ido, demasiado deteriorados psíquicamente, demasiado notorios, demasiado muertos. —¿Muertos? —El horror del túnel y la niebla con olor a cadáver, parecían estar listos para envolver a Elena. Damon destelló una de sus perversas sonrisas. —¿Olvidabas que tu novio es de mortius? ¿Sin mencionar tú honorable maestro? La mayoría de la gente cuando muere, va a otro nivel que este más alto o más bajo, este es el lugar para los malos, pero, este es el nivel superior. Más abajo bueno, nadie quiere ir ahí. —¿Cómo el infierno? —Elena respiró —¿Estamos en el infierno? —Más como el limbo, por lo menos es donde estamos. Luego está el otro lado. — Él asintió hacia el horizonte donde seguía el bajo sol. —La otra ciudad puede ser a dónde vas de vacaciones de la otra vida. Aquí sólo lo llaman el otro lado. Pero puedo contarte dos rumores. Oí de mis informantes, que lo llaman la corte celestial. Y ahí el cielo es azul cristalino y el sol es siempre creciente. —La corte celestial< —Elena olvidó que ella estaba hablando en voz alta, ella supo instintivamente que era la clase de corte con reinas, caballeros y brujas, no una como un tribunal de justicia. Sería como Camelot. Sólo decir las palabras trajo un dolor de nostalgia, no recuerdos, pero un sentimiento del tipo que tienes en la punta de la lengua. Esos recuerdos que están justo detrás de la puerta. Era una puerta, sin embargo, estaba seguramente cerrada y Elena pudo ver a través de la cerradura filas de más mujeres guardianes, altas, de cabello dorado y ojos azules, y una de tamaño infantil entre las mujeres adultas levantó la mirada penetrante, y desde muy lejos, encontró la mirada de Elena directamente. El desorden se extendía fuera del bazar dentro de los barrios, por lo cual Elena lanzó miradas rápidas a cada lado de ella, escondiéndose en su velo.

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Ellos parecían como cualquier tugurio, barrio o favela, sólo que peor. El cabello de los niños se había vuelto rojo por el sol, esta multitud estaba alrededor de la litera de Elena, cuyas manos estaban tendidas en un gesto de significado universal. Elena sintió un desgarro en su interior, ella no tenía nada de valor para darles. Ella quería construir casas aquí, asegurarse que esos niños tuvieran comida, agua limpia, educación y un futuro al que aspirar. Ella no tenía ninguna idea de cómo darles ninguna de esas cosas, sólo los vio garabatear con tesoros como su chicle de frutas, su peinilla, su cepillo de dientes, su brillo de labios, su botella de agua y sus aretes. Damon sacudió la cabeza, pero no la detuvo hasta que ella comenzó a jugar con el lapislázuli y el pendiente de diamantes que Stefan le había dado. Ella lloraba mientras trataba de desenganchar el cierre, cuando de repente el último pedazo de soga alrededor de su muñeca se aflojó. —No más —dijo Damon—. No entiendes nada. No hemos ni siquiera visto propiamente la ciudad. ¿Por qué no le echas un vistazo a la arquitectura, en vez de preocuparte por mocosos que son propensos a morir de todos modos? —Eso fue frío —dijo Elena. Pero ella no podía pensar en ninguna manera para hacerle entender y estaba demasiado enojada con él para intentarlo. Sin embargo, dejo de jugar con la soga y miro más allá de los barrios bajos como Damon había sugerido. Allí ella pudo ver una silueta impresionante, con edificios que parecían estar hechos para toda la eternidad. Hecho de piedras que lucían de la forma en que las pirámides Egipcias y las torres de los templos mayas deberían haber lucido cuando eran nuevas. Todo sin embargo estaba coloreado de rojo y negro, por un sol ahora oculto por hoscos bancos de nubes carmesí. Ese enorme sol rojo le dio una mirada diferente al aire para diferentes estados de ánimo. A veces parecía casi romántico, reflejándose en un gran rió en el que Elena y Damon habían pasado, tomando miles de pequeñas olas moviéndose lentamente. Otras veces, lucia exótico y ominoso, mostrándose claramente en el horizonte como un presagio monstruoso, tiñendo los edificios, no importa cuán magnífico el color de la sangre fuera. Cuando se apartó de los camilleros, bajo a la ciudad donde los inmensos edificios estaban. Elena pudo ver su sombra, larga, negra y amenazante lanzada delante de ellos. —Bueno ¿y qué estas pensando? —Damon parecía estar tratando de aplacarla. —Sigo pensando que luce como el infierno. —Elena dijo suavemente—. Odio vivir aquí.

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—¿Ah, pero quién ha dicho que debemos vivir aquí, mi princesa de la oscuridad? Vamos a casa, donde la noche es de terciopelo negro y la luna brilla, convirtiendo todo en plata. Suavemente Damon trazó un dedo desde su mano, subiendo por su brazo hasta su hombro, que envió un estremecimiento interior a través de ella. Ella trató de sostener el velo como una barrera contra él, pero era demasiado transparente, aún lucia esa brillante sonrisa para ella, deslumbrando a través de un diamante salpicado de blanco, como la concha de una almeja, por supuesto, porque la luz estaba precisamente del lado de su velo. —¿Este lugar tiene una luna? —Ella preguntó, tratando de distraerlo. Ella tenía miedo, miedo de él, miedo de sí misma. —Oh si, tres o cuatro, creo, pero son muy pequeñas y por supuesto el sol nunca baja así que de todos modos no puedes verlas. No es rom{ntico< —Él le sonrió nuevamente, despacio esta vez. Elena miró hacia otro lado. Y ella vio algo en frente de ella que capturó toda su atención. En un lado de la calle un carro se había volcado, derramando grandes rollos hechos de madera y cuero. Había una mujer delgada con mirada hambrienta, unida al carro como una bestia, que estaba tirada en el suelo, y un hombre alto y enojado de pie sobre ella azotando su cuerpo desprotegido con una lluvia de golpes. El rostro de la mujer se giró hacia Elena. Ella estaba contorsionada en una mueca de angustia, como si tratara ineficazmente de rodar dentro de una bola, sus manos sobre su estomago, estaba desnuda de la cintura para arriba, pero como el látigo azoto en la carne, su cuerpo desde la garganta a la cintura estaba cubierto por una capa de sangre. Elena sintió como el poder de sus alas crecía, pero de algún modo no vendría. Ella hubiera querido con toda la energía de su fuerza vital, que algo, cualquier cosa, pudiera liberar la presión de sus hombros, pero no era bueno. Tal vez tenía algo que ver con usar los restos de brazaletes de esclavos. Tal vez era Damon, tras de ella diciéndole con voz enérgica que no se involucrara. Para Elena sus palabras no eran más que la puntuación de su ritmo cardíaco golpeando en sus oídos. Ella tiró fuertemente la cuerda de sus manos, y luego salto de la litera, en seis o siete pasos ella estaba junto al hombre con el látigo. Él era un vampiro, sus colmillos alargados a la vista de sangre ante él, pero nunca detuvo los azotes. Él era demasiado para que Elena pudiera manejarlo pero< Con un paso más Elena estaba junto a la mujer, con ambos brazos arrojados en señal de protección y desafío, la soga colgaba de una de sus muñecas.

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El propietario de la esclava no estaba impresionado. Él ya estaba preparado lanzando su próximo latigazo que hirió a Elena en la mejilla y al mismo tiempo abrió una gran brecha en su top de verano, cortando a través de la camisola y apuntando debajo de la carne, a medida que se quedaba sin aliento, la cola del látigo corto a través de su jean como si el Denim fuera mantequilla. Lágrimas se formaron involuntariamente en los ojos de Elena, pero ella las ignoró, ella había logrado no hacer ningún sonido más que el inicial grito. Y ella aún seguía donde inicialmente había aterrizado en protección. Elena pudo sentir el viento del látigo en su blusa hecha jirones, mientras que el velo sin tocar se agitaba tras de ella, como si pudiera proteger a la pobre esclava que se había desplomado contra el carro en ruinas. Elena aún estaba desesperadamente tratando de traer cualquier clase de alas. Ella quería pelear con verdaderas armas, y ella las tenía, pero no podía forzarlas para salvar a la pobre esclava tras de ella. Incluso sin ellas, Elena supo una cosa. El bastardo en frente de ella no volvería tocar a su esclava, no a menos que cortara a Elena en piezas primero. Alguien paró a mirar, y alguien más salió de un local corriendo. Cuando los niños que habían estado persiguiendo la litera de Elena la rodearon llorando, una multitud se acerco. Al parecer era algo para ver, un comerciante golpeando a su gastada propiedad. La gente alrededor debía haber visto eso diariamente. Pero ver a esta nueva hermosa chica con sus ropas rotas. Esta chica con cabellos como seda dorada, bajo un velo dorado y unos ojos que probablemente le recordaban a muchos un cielo azul casi olvidado, eso era otra cosa. Por otra parte la nueva chica era obviamente una nueva esclava de la barbarie, que había claramente humillado a su maestro, desgarrando las cuerdas de sus manos y estaba ahora con su velo sagrado convertido en una burla. Un terrible teatro callejero. El dueño de la esclava se estaba preparando para otro golpe, levantando su brazo y preparándose para bajarlo, unas pocas personas en la multitud gritaron; otros murmuraban indignantemente. El nuevo sentido de escucha de Elena aumentó tanto que pudo oír los susurros. Una chica como esta no debió ser destinada a los barrios pobres, ella debió ser destinada al corazón de la ciudad. Su aura sola es capaz de demostrar eso. De hecho con ese cabello dorado y esos vividos ojos azules. Ella debería haber sido un guardián del otro lado ¿Quién sabe? El látigo que había ascendido nunca bajo, antes de que pudiera, un relámpago negro se produjo, puro poder, que envió a la mitad de la multitud a dispersarse. 137

Un vampiro, joven en apariencia y vestido con ropas del exterior, se había abierto camino entre la chica dorada y el propietario de la esclava, o más bien apareció sobre el dueño de la esclava. La multitud no se movió, la chica sintió el pulso de su corazón en respuesta a él. Él era el dueño de la chica seguramente y ahora él se encargaría de la situación. En ese instante Bonnie y Meredith llegaron a la escena, ellas estaban sentadas en su litera, decorosamente cubiertas con su velo. Meredith con un azul medianoche estrellado y Bonnie en un suave y pálido verde. Ellas podían haber sido una ilustración de las noches de Arabia, pero en el momento en que ellas vieron a Damon y Elena, ellas saltaron indecorosamente de la litera, a estas alturas la multitud era tan densa que para pasar a través de esta era necesario usar codos y rodillas, pero en sólo unos segundos ellas estaban alrededor de ella, con manos desafiantes, al final las cuerdas colgaban provocadoramente libres, y los velos flotaban en el viento. Cuando ellas llegaron a Elena, Meredith grito. Los ojos de Bonnie se abrieron como platos y se quedaron de esa manera. Elena entendió que era lo que estaban viendo, sangre que caía fluidamente del corte en su pómulo, y su blusa que seguía abierta por el viento, desgarrada y cubierta con sangre. Una pierna de sus jeans rápidamente se torno roja, y la elaborada protección de su sombra era una figura mucho más lamentable ahora. Cuando Meredith levantó el diáfano velo de Elena, para ayudarla a mantener su blusa cerrada, una vez más envuelta en la decencia, la mujer levantó su cabeza para mirar a las tres chicas con los ojos en silencio de un animal cazado. Detrás de ellas, Damon dijo suavemente—, estoy disfrutando esto completamente—, mientras que él levantaba al hombre pesado por el aire con una mano. Luego apretó su garganta como una cobra y hubo un grito espantoso que seguía y seguía. Nadie trato de interferir, y nadie trato de compartir a la esclava del propietario o de armar una pelea. Elena, escaneó las caras en la multitud, se dio cuenta porque. Ella y sus amigas se habían acostumbrado a Damon, o tan acostumbradas como podían estar a ese medio domesticado aire de ferocidad. Pero estas personas estaban teniendo una primera mirada del hombre joven vestido todo en negro, de mediana estatura y delgada constitución, que compensaba su falta de musculatura con una gracia flexible y mortal, esto fue reforzado por el Don que de alguna manera dominaba todo el espacio a su alrededor, así sin esfuerzo él se convirtió en el foco de la multitud, de la manera que una pantera negra se habría convertido en el foco si 138

estuviera caminando perezosamente en una calle llena de gente, incluso aquí donde la amenaza y el mal aspecto eran simplemente comunes, este joven exudaba la calidad de peligro que mantenía a la gente al margen de su línea de visión y aún más de su camino. Mientras tanto Elena, Meredith y Bonnie buscaban alrededor por alguna clase de asistencia médica, o al menos algo limpio que pudiera cerrar sus heridas. Después de un minuto ellas comprendieron que nada iba a aparecer, así que Elena acudió a la multitud. —¿Alguien conoce a algún doctor? ¿A un curandero? —Ella gritó, la audiencia apenas la miró. Parecían reacios a involucrarse con una chica que obviamente había desafiado al demonio vestido de negro que ahora retorcía el cuello del propietario de la esclava. —Así que todos piensan que está bien. — Elena grito, oyendo la pérdida de control, el disgusto y la furia en su propia voz—. ¿Qué un bastardo como ese esté azotando a una mujer muerta de hambre y embarazada? Hubo unas pocas miradas bajas, algunas dispersas respuestas diciendo—, ¿Él era su maestro, cierto? —Pero un hombre joven que había estado apoyado en un carro, se enderezó—. ¿Embarazada? —Él respondió—. Ella no luce embarazada. —¡Bueno, lo está! —Bueno, —el hombre joven dijo suavemente—. Si eso es cierto él sólo está perjudicando su propia mercancía—. Él miró nerviosamente donde Damon estaba, ahora sobre el hombre muerto, cuyo rostro mostraba una muerte espantosa en una cara de agonía. Esto aún dejaba a la mujer sin ayuda, ella tenía miedo de morir. —¿Nadie sabe dónde puedo encontrar un doctor? —Ahora había rumores de varios tonos en los miembros de la multitud. —Podemos obtener más información si les ofrecemos algo de dinero. Meredith estaba diciendo. Elena inmediatamente alcanzó su pendiente, pero Meredith fue más rápida, desabrochando un lujoso collar de amatista de su cuello y sosteniéndolo en su mano. —Esto va para quien nos muestre donde hay un buen doctor primero. Hubo una pausa donde todos parecían estar evaluando la recompensa y el riesgo—. No tienen una bola de estrellas, —una voz en un silbido dijo, pero una gran voz gritó—, eso es suficiente para mí. Un niño, si un genuino chiquillo de calle, se lanzó al frente de la multitud, cogió la mano de Elena y señaló diciendo. —El Doctor Meggar, arriba de la calle, son sólo a unos pocos bloques: podemos caminar. 139

El niño estaba envuelto en un viejo vestido hecho girones, pero eso podría ser únicamente para mantenerse cálido, porque él o ella estaba también usando un par de pantalones. Elena no pudo ni siquiera imaginar si era hombre o mujer, hasta que el chico le dio una inesperada y dulce sonrisa y susurro—, soy Lakshmi. —Soy Elena —dijo ella. —Mejor nos apuramos Elena —Lakshmi dijo—. Los guardianes llegaran pronto. Meredith y Bonnie alcanzaron a la mujer aturdida, pero ella parecía tener demasiado dolor como para entender si trataban de ayudarla o matarla. Elena recordó como la mujer se había acurrucado en la sombra del propio cuerpo de Elena. Ella puso una mano en el ensangrentado brazo de la mujer y dijo rápidamente. —Est{s segura ahora, vas a estar bien. Ese hombre, tu< tu maestro, está muerto y te prometo que nadie te hará daño de nuevo. Lo juro. La mujer la miró con incredulidad, como si lo que Elena estuviera diciendo fuera imposible. Como si vivir sin ser golpeada constantemente, incluso con toda la sangre Elena pudo ver viejas cicatrices, algunas de ellas como cables, en la piel de la mujer, era algo demasiado distante de la realidad como para creer. —Lo juro. —Elena dijo de nuevo, sin sonreír, pero sombríamente. Ella entendió que esta era una carga que ella estaba tomando de por vida. Esta todo bien ella pensó, y comprendió que desde hace algún tiempo ella había estado enviando sus pensamientos a Damon. Se lo que estoy haciendo, estoy lista para una responsabilidad como esta. —¿Estás segura? —La voz de Damon vino a ella tan incierta como si alguna vez la hubiera oído—, porque estoy seguro como el infierno que no me voy a hacer cargo de la vieja bruja cuando te canses de ella, ni siquiera estoy seguro de estar preparado acerca de lo que sea que vaya a costarme haber matado al bastardo con el látigo. Elena volteó para verlo. Él estaba serio, Bien. —¿Entonces porque lo mataste? —Ella lo retó. —¿Estás bromeando? —Damon dio un golpe con vehemencia y veneno en su pensamiento—. Él te hizo daño. Debí haberlo matado lentamente. —Él agregó, ignorando a uno de los camilleros, que estaba arrodillado al lado de él, preguntando que hacer a continuación. Los ojos de Damon estaban en la cara de Elena, en la sangre que aún brotaba de su corte il figlio de cafone*, Damon pensó, sus labios retirándose para mostrar sus dientes, mientras miraba el cadáver, tanto así que incluso el camillero se escabulló con manos y rodillas.

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—¡Damon, no lo dejes ir! Tráelo aquí ahora mismo. —Elena comenzó, y luego hubo una especie de jadeo universal alrededor de ella. Ella continúo con sus pensamientos—. No dejes al camillero ir. Lo necesitamos para llevar a esta pobre mujer al Doctor. ¿Y, por qué todo el mundo me está mirando? —Porque eres una esclava, y has hecho cosas que una esclava no debería hacer, y ahora estas dándome, a tu maestro, ordenes—. La voz telepática de Damon era severa. —No es una orden. Es< mira cualquier caballero ayudaría a una mujer en un momento de angustia, ¿Cierto? bueno somos cuatro aquí y una está más angustiada de lo que tú quieres ver. No, son tres. Creo que necesito unas suturas y Bonnie está a punto de colapsar. Elena estaba nombrando metódicamente los puntos débiles, y sabía que Damon sabía que ella lo estaba haciendo. Pero él ordenó a los grupos de camilleros recoger a la esclava y ayudar a las chicas. Elena se quedó con la mujer y terminó en una litera con las cortinas cerradas alrededor. El olor de la sangre era un sabor cobrizo en su boca, haciéndola querer llorar. Incluso aunque ella no quisiera mirar de cerca las heridas de la mujer. Había sangre sobre la litera. Ella se encontró quitándose la blusa y la camisola y poniéndose la blusa de nuevo para así poder usar la camisola para sostener el corte diagonal a través del pecho de la mujer. Cada vez que la mujer levantaba unos ojos asustados color castaño oscuro Elena trataba de sonreír alentadoramente. Ellas estaban en el fondo de algún lugar, una trinchera de comunicación, donde una mirada y un toque significaban más que palabras. No mueras Elena estaba pensando No mueras, tienes algo por que vivir. Por tu libertad, y por tu bebé. Y tal vez algo de lo que ella estaba pensando atravesó a la mujer, porque ella se relajó contra los cojines de la litera, sosteniendo la mano de Elena. Notas del traductor: * il figlio de cafone: Es un expresión italiana que no tiene traducción explicita pero es un insulto algo así como ordinario, basto o patán.

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Traducido por LadyG Corregido por AndreaN y Ginabm

—Su nombre es Ulma, —dijo una voz y Elena bajó la mirada para encontrar a Lakshmi sosteniendo la cortina con sus pequeñas manos sobre su cabeza—. Todo el mundo conocía al viejo Drohzne y sus esclavas. Él las golpeaba hasta que se desmayaban y después esperaba que ellas recogieran su silleta* y lo cargaran. Él mata cinco o seis al año. —Él no mató a esta. —Murmuró Elena—. Él tuvo su merecido. —Ella apretó la mano de Ulma. Ella estaba vastamente aliviada cuando la camada paro y Damon apareció, justo cuando ella estaba a punto de regatear con uno de los de la camada para que llevaran a Ulma en sus brazos al doctor. Sin tener en cuenta su ropa, Damon de algún modo transmitió desinterés incluso mientras recogía la mujer—Ulma—y asintió a Elena para que lo siguiera. Lakshmi daba brincos a su alrededor y los dirigió hacia un patio de diseño intrincado de piedra y después bajó por un vestíbulo con algunas puertas sólidas y respetables a la vista. Finalmente, ella toco una y un hombre de aspecto acabado con una cabeza gigante con barba de días abrió la puerta cautelosamente. —¡No tengo nada de Ketterris aquí! ¡No Hexen, no Zemeral! ¡Y no hago hechizos de amor! —Entonces, aclarando levemente su visión, pareció enfocarse en el pequeño grupo—. ¿Lakshmi? —Traemos una mujer que necesita ayuda. —Dijo Elena cortamente. —Está embarazada también. Eres un doctor, ¿Verdad? ¿Un sanador? —Un sanador con habilidades limitadas. Sigan, sigan. El doctor los estaba apresurando a un cuarto trasero. Ellos lo siguieron, Damon aún llevando a Ulma. Una vez que llegaron, Elena vio que el sanador 142

estaba en una esquina que se veía como un santuario lleno de cosas, con un poco de vudú que el doctor puso allí. Elena, Bonnie y Meredith se miraron nerviosas, pero entonces Elena escuchó agua cayendo y se dio cuenta de que el doctor estaba en la esquina porque había una vasija con agua allí, y el sanador estaba lavando sus manos cuidadosamente, doblando sus mangas hasta sus codos y haciendo muchas burbujas. El puede llamarse a sí mismo ‚sanador‛ pero al menos sabe de higiene, Elena pensó. Damon había puesto a Ulma en lo que se veía como una mesa de exámenes con una sábana blanca. El doctor le asintió. Después sacó una bandeja con instrumentos y uso la ropa traída por Lakshmi para limpiar los cortes y controlar la hemorragia. Él también abrió varios cajones de los que saco varias bolsas con olores fuertes y subió a una escalera para agarrar hierbas que estaban por el techo. Finalmente abrió una caja y sacó un pellizco de pabilo, él mismo. —Por favor, apresúrese. —Dijo Elena—. Está perdiendo mucha sangre. —Y usted no ha perdido poca. —Dijo el hombre—. Mi nombre es Kephar Meggar... y esta debe ser la esclava de él amo Dhrozne, ¿Verdad? —Él los miro, de algún modo como si tuviera gafas, pero no tenía—. ¿Y ustedes deberían ser esclavas también? —Él estaba mirando la ropa que Elena aún llevaba, después a Meredith y Bonnie, ambas luciendo lo mismo. —Sí, pero... —Elena paró. Pero era una infiltrada. Ella casi dice: ‚pero no en realidad; es sólo para cumplir con la convención.‛ Ella lo resolvió diciendo—: Pero mi amo no es como el de ella. Eran muy diferentes, pensó. Damon no tenía el cuello roto, por un lado. Por otro, no importaba cuan vicioso y mortal fuera, él jamás golpearía a una mujer, mucho menos haría algo como lo que habían hecho a esta. Él parecía tener una clase de bloqueo interno contra eso, a excepción de cuando estaba poseído por Shinichi y no podía controlar sus músculos. —¿Y aun así Drhozne les permitió traer a esta mujer con el sanador? —El pequeño hombre no parecía convencido. —No, estoy segura de que no lo hubiese permitido. —Dijo Elena secamente— . Pero por favor... esta sangrando y va a tener un bebé... Las cejas del doctor Kellar se alzaron y cayeron. Pero sin pedirle a nadie que saliera mientras la trataba, sacó un viejo estetoscopio y escuchó atentamente el corazón y los pulmones de Ulma. Olió su respiración y después gentilmente palpó 143

su bajo abdomen bajo el camisón sangrado de Elena, todo con un aire profesional, antes de poner en sus labios una botella café, de la que ella bebió pequeños sorbos, después se sentó hacia atrás, sus ojos moviéndose cerrados. —Ahora, —dijo el pequeño hombre—. Está descansando cómodamente, necesita unos pequeños puntos claro, y tu puedes usar unos también, pero creo que es lo que decida tu amo. —El doctor dijo la palabra amo con un tinte de disgusto—. Pero casi les puedo prometer que no morirá. Sobre su bebe no sé. Puede venir con marcas como resultado de esto... marcas de estrías, tal vez... o puede estar perfectamente bien. Pero con comida y descanso. —Las pestañas del doctor Meggar subieron y bajaron otra vez, como si le hubiera gustado decírselo al amo Drohzne—. Deberá recuperarse. —Hágase cargo de Elena primero, entonces, —dijo Damon. —¡No, no! —dijo Elena, alejando al doctor de un empujón. Él parecía agradable, pero al parecer por esos lados amo era amo... y Damon era más amo e intimidante que muchos. Pero no en ese momento, para Elena. A ella no le importaba ella misma en ese momento. Ella había hecho una promesa, las palabras del doctor podrían decir que ella podía manejarlo. Eso era lo que importaba. Arriba y abajo, arriba y abajo, las cejas del doctor se miraban como dos orugas en hilos elásticos. Una estaba un poco mas caída que la otra. Claramente, el comportamiento que estaba viendo era anormal, incluso para ser castigado. Pero Elena sólo supo de él lejanamente, así como de Damon. —Ayúdela —dijo con vehemencia... y vio las cejas del doctor elevarse como si quisieran alcanzar el techo. Ella dejó su aura escapar. No completamente, gracias a Dios, pero una ráfaga definitivamente se había descargado, como un destello de movimiento iluminando la habitación. Y el doctor, quien no era vampiro, sólo un ordinario ciudadano, lo había visto. Lakshmi lo había visto; incluso Ulma se retorció inquieta en la mesa de examen. Voy a tener que ser mucho más cuidadosa, Elena pensó. Ella dio una rápida mirada a Damon, quien estaba a punto de explotar, el mismo lo pudo notar. Muchas emociones, mucha sangre en la habitación y la adrenalina de haber matado aún empujando en su flujo sanguíneo. 144

¿Cómo sabía ella todo eso? Porque Damon no estaba bajo su perfecto control tampoco, se dio cuenta. Ella estaba sintiendo cosas directamente de su mente. Lo mejor es sacarlo de aquí rápido. —Vamos a esperar afuera. Dijo ella, agarrando su brazo, para la obvia impresión del doctor Meggar. Esclavas, incluso las más bellas, no actuaban así. —Vayan y esperen en el patio, entonces —dijo él, cuidadosamente cuidando su rostro y voz sobre lo que pasaba entre Elena y Damon—. Lakshmi, dales algunas vendas para que puedan detener la hemorragia de la joven. Después regresa; puedes sírveme de ayuda. —Sólo una pregunta, —él agregó cuando Elena y los otros iban saliendo—. ¿Cómo supieron que estaba embarazada? ¿Qué clase de hechizo puede decir eso? —Ningún hechizo. —Dijo Elena simplemente—. Cualquier mujer al verla debería saberlo. —Ella vio a Bonnie darle una mirada herida, pero Meredith seguía inescrutable. —Ese horrible esclavizador... Drogsie... o como sea... estaba dándole latigazos por el frente —dijo Elena—. Y mira sus profundidades. —Ella hizo una mueca al ver dos cicatrices cruzar el esternón de Ulma. —En cualquier caso una mujer protegería sus pechos, pero ella estaba protegiendo su barriga. Eso quiere decir que está embarazada, y que es lo suficientemente avanzado para que pueda estar segura. Las cejas del doctor cayeron y se juntaron, y después miraron a Elena como si se elevaran sobre gafas. Entonces él asintió levemente. —Toma algunas vendas y detén tu propia sangre. —Él dijo a Elena, no a Damon. Aparentemente, esclava o no, ella se había ganado alguna clase de respeto. Por otra parte, Elena parecía haber perdido terreno con Damon—o al menos, el había cortado su mente de la de ella deliberadamente, dejándola mirando hacia un gran muro en blanco. En la sala de espera del doctor, el movió una mano hacia Bonnie y Meredith. —Esperen

aquí

en

esta

habitación,

—dijo...

no,

ordenó—.

No

se muevan hasta que el doctor regrese. No dejen a nadie pasar la puerta de entrada... pongan llave y manténgala así. Bien, Elena viene conmigo a la cocina... que es la puerta trasera. No quiero ser molestado por nadie a menos que una horda enojada quiera incendiar la casa, ¿Entendido? ¿Ustedes dos? Elena pudo ver a Bonnie soltando—: ¡Pero Elena aún está sangrando! 145

Y Meredith estaba llamando `al consejo´ con sus ojos requiriendo una inmediata rebelión de la hermandad Velociraptor. Todas sabían el plan A: Bonnie se lanzaría a los brazos de Damon, sollozando y besándolo apasionadamente, lo que fuera mejor en la situación, mientras Elena y Meredith venían ambos lados y hacían... bien, lo que fuera que tuviera que hacerse. Elena, con un destello en sus ojos, prácticamente había vetado eso. Damon estaba enojado, si, pero ella podía sentir que era más con Dhrozne que con ella. La sangre lo estaba agitando, si, pero él estaba acostumbrado a controlarse en situaciones sangrientas, y ella necesitaba ayuda con sus heridas, que habían empezado a doler realmente desde que había escuchado que la mujer que había salvado estaba bien e iba poder tener a su bebé. Pero si Damon tenía algo en mente, ella quería saber que era... ahora. Con una última mirada tranquilizadora a Bonnie, Elena siguió a Damon hacia la puerta de la cocina. Estaba bloqueada. Damon la desbloqueó y abrió; Elena la bloqueó. Después ella miro a su `Amo´. Él estaba en el fregadero, metódicamente bombeando agua y con una mano apretada sobre su frente. Su cabello caía sobre sus ojos humedecido. No parecía importarle. —Damon dijo —Elena dudando—. ¿Estás bien? Él no respondió. ¿Damon? Intento telepáticamente. No fui herido. Soy lo suficientemente rápido. Pude haber matado a ese bastardo de Dhrozne con una descarga de poder. Pero nunca imaginé que terminarías herida. Su voz telepática estaba cargada con la más oscura amenaza imaginable y una extraña, casi gentil, calma, como si quisiera mantener toda la ferocidad y rabia alejadas de ella. Ni siquiera pude decirle, ni siquiera pude enviarle las palabras para decirle que era. No podía pensar. Él era un telépata; él pudo haberme escuchado. Pero no tenía las palabras. Sólo pude gritar, en mi mente. Elena sintió un poco de mareo, un poco más del que ya estaba sintiendo. Damon estaba sintiendo esta angustia ¿Por ella? ¿Él no estaba enojado con ella por haber roto flagrantemente las reglas en medio de una multitud, tal vez rompiendo su tapadera? ¿No le importaba verse hecho un desastre? —Damon— dijo ella. 146

Él la sorprendió hablando en voz alta—No...: No importa. No es tu culpa. Tú ni siquiera me habrías permitido hacerlo... —¡Pero debí saber que no preguntarías! Pensé que ibas a atacarlo, a saltar sobre sus hombros y estrangularlo, y yo estaba listo para ayudarte, a tumbarlo como dos lobos a un gran bulto. Pero tú no eres una espada, Elena. Como sea que pienses, eres un escudo. Debí saber que tomarías el siguiente golpe por ti misma. Y por mi culpa, tú fuiste... su mirada fue hacia la mejilla de ella e hizo una mueca. Después pareció controlarse—. El agua esta fría, pero es pura, tenemos que limpiar esas heridas y detener la hemorragia ahora. —Supongo que no hay Magia Negra por estos lados. —Dijo Elena, medio bromeando. Esto iba a doler. Damon, sin embargo, empezó a abrir los armarios. —Aquí —dijo, él después de mirar tres, triunfantemente sacó una botella medio llena de Magia Negra—. Algunos doctores la tienen como medicina y anestésico. No te preocupes; voy a pagarle bien. —Entonces creo que deberías beber un poco también —dijo Elena audazmente—. Ven, nos hará bien a los dos, y tampoco sería la primera vez. Ella sabía que la última frase impactaría en Damon. Sería un modo de regresar algo de lo que Shinichi se había llevado. Voy a traer de regreso todos sus recuerdos de algún modo, Elena decidió, haciendo lo posible por cubrir sus pensamientos de Damon con ruido sano. No sé cómo voy a hacerlo, tampoco sé cuándo voy a tener la oportunidad, pero lo haré, juro que lo haré. Damon había llenado dos copas largas con el rico, oloroso vino y estaba ofreciéndole uno a Elena. —Sólo un sorbo al principio —dijo él, sin poder evitar caer en el rol de ser instructor—. Es de un buen año. Elena sorbió, después simplemente tragó. Estaba sedienta y el Clarion Loess de Magia Negra no tenía alcohol—como tal—en él. Ciertamente no sabía como el vino común. Sabía como la remarcablemente refrescante agua de manantial saborizada con dulces e intensas uvas aterciopeladas. Damon, se enteró, había olvidado saborear también, y cuando él le ofreció una segunda copa, ella acepto deseosa. Su aura se ha calmado bastante, ella pensó, mientras él levantaba la gasa húmeda y empezaba a limpiar la herida gentilmente siguiendo la línea de su 147

mejilla. Esa había sido la primera en dejar de sangrar, pero ahora él necesitaba que la sangre volviera a fluir, para limpiarla. Con dos copas de Magia Negra en la cabeza y sin haber comido desde el desayuno, Elena se encontró relajándose contra el respaldo de su silla, dejando su cabeza apoyarse y cerrando sus ojos. Ella perdió el rastro del tiempo, mientras él masajeaba los cortes. Y ella perdió el estricto control de su aura. Cuando ella abrió sus ojos fue en respuesta a no escuchar ruido alguno, ni estímulos visuales. Hubo una explosión en el aura de Damon, una de repentina determinación. —¿Damon? Él estaba de pie delante de ella, su oscuridad destellando como una sombra, alta y ancha y casi hipnotizarte. Definitivamente casi daba miedo. —¿Damon? —Llamó otra vez. —No lo estamos haciendo bien —dijo él, y sus pensamientos fueron de una vez a su desobediencia como esclava, y las infracciones menos serias de Bonnie y Meredith. Pero su voz era como terciopelo oscuro, y su cuerpo respondió con más precisión que su mente. La estremeció. —¿Como... lo hacemos bien? —Preguntó, y después cometió el error de abrir sus ojos. Se encontró con que él estaba parado delante ella mientras estaba sentada en la silla, acariciando—no, sólo tocando—su cabello tan suavemente que ni siquiera lo había sentido. —Los vampiros saben cómo encargarse de heridas —dijo él confiadamente, y sus grandes ojos parecían sostener su propio universo de estrellas y sostenerla—. Podemos limpiarlas. Podemos hacerlas sangrar nuevamente... o detenerlas. Me he sentido así antes, Elena pensó. Él me ha hablado así antes, aunque no lo recuerde. Y yo... yo estaba tan asustada. Pero eso fue antes de... Antes del motel. Esa noche cuando le había dicho que corriera y no lo había hecho. La noche que Shinichi lo había tomado, justo como lo había tomado la primera vez que habían bebido de la Magia Negra. —Muéstrame. —Susurró Elena. Y ella sabía que algo más susurraba en su mente, también, diferentes palabras. Palabras que ella jamás habría dicho si por un momento hubiera pensado en ella como esclava. Susurrando, soy tuya... Allí fue cuando ella sintió que unos labios rozaban los suyos. 148

Y entonces ella sólo pensó ¡Oh! Y Oh, Damon... hasta que él se movió para tocar su mejilla gentilmente, manipulando químicos para primero detener el flujo de sangre y después cuando las impurezas habían sido barridas suavemente, para detener la sangre y curar la herida. Ella podía sentir ahora su poder, el poder oscuro que él había usado en miles de peleas, para infligir cientos de heridas mortales, siendo sostenido en control para concentrar esta simple, cómoda tarea, de curar la marca en la mejilla de una chica herida. Elena pensó que era como ser acariciada por pétalos de rosa de Magia Negra, los fríos y suaves pétalos llevándose gentilmente el dolor, hasta que tembló de gusto. Y entonces paró. Elena sabía que había bebido demasiado vino. Pero esta vez no se sentía enferma. El supuesto vino suave se le había subido a su cabeza, haciéndola sentir achispada, todo había tomado la calidad de un sueño irreal. —Vas a terminar de curarte bien ahora —dijo Damon, nuevamente tocando tan delicadamente su cabello que ella apenas podía sentirlo. Pero esta vez pudo sentirlo, porque había enviado dedos de poder para conocer la sensación y disfrutar cada momento. Y una vez más el beso—muy suavemente—sus labios apenas rozándolos. Cuando su cabeza cayó atrás, sin embargo, él no la siguió, incluso cuando, decepcionada, ella intentó aplicar presión tras su cuello. Él simplemente esperó a que Elena pensara... lentamente. No deberíamos estar besándonos, Meredith y Bonnie están en la siguiente puerta. ¿Cómo me meto en situaciones como esta? Pero Damon ni siquiera está intentando besarme... y se supone que deberíamos estar —¡Oh! Sus otras heridas. Realmente dolían ahora. ¿Qué clase de persona ha desarrollado un látigo como ese? Pensó Elena, ¿Con un azote delgado y afilado que corta tan profundamente que ni siquiera duele al principio—o no tanto... pero que se pone peor con el tiempo? Y sigue sangrando hasta que el doctor me pueda ver... Pero su próxima herida, la que ahora quemaba como fuego, estaba diagonal sobre su cuello. Y la tercera estaba cerca a su rodilla... Damon empezó a levantarse, para conseguir otra gasa para humedecer y limpiar las heridas con agua. Elena lo hizo retroceder. —No. —¿No? ¿Estás segura?

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—Sí. —Todo lo que quiero hacer es limpiar... —Lo sé. —Ahora lo hacía. Su mente estaba abierta a ella, todo el poder turbulento corriendo clara y tranquilamente. Ella no sabía porque la había abierto así, pero lo había hecho. —Pero déjame decirte, no puedes andar donando tu sangre a algún vampiro moribundo; no des muestras a nadie. Es peor que la Magia Negra... —¿Peor? —Ella sabía que él estaba haciéndole un cumplido, pero no entendía. —Entre más bebes, más quieres beber. —Repuso Damon, y por un momento Elena vio una turbulencia es esas aguas calmas—. Y entre más bebas, más poder absorbes —agregó seriamente. Elena se dio cuenta que jamás había pensado en ese problema, pero lo había. Ella recordó la agonía que fue absorber su propia aura antes de aprender a mantenerla en su sistema circulatorio. —No te preocupes, —agregó él, aún serio—. Se en quién estás pensando. —Él se movió otra vez para agarrar la gasa. Pero sin querer, él había hablado mucho, había ido demasiado lejos. —¿Tu sabes que estoy pensando? —Dijo Elena suavemente y ella se sorprendió de lo peligrosa que salió su voz, como suave relleno de pisadas de tigresa—. ¿Sin preguntarme? Damon intentó hablar con tacto. —Bueno, yo asumo... —Nadie puede saber que estoy pensando —dijo Elena—. Hasta que lo diga. Ella se movió y lo hizo arrodillarse para que la mirara, dudosamente. Hambrientamente. Entonces, así como ella lo había hecho arrodillarse, fue ella quien lo dirigió hacia su herida. Notas del Traductor: 1 [*] Silleta: Silla en la que esclavos alzan a sus reyes.

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Traducido por Cowdiem Corregido por Andy Parth

Elena volvió al mundo real lentamente, luchando durante todo el proceso, ella hundió sus uñas en la chaqueta de cuero de Damon, y se encontró preguntándose brevemente si removerla ayudaría, y luego su estado de ánimo fue destruido nuevamente por ese sonido, ese golpe afilado e imperativo. Damon elevó sus manos y gruñó. Somos un par de lobos, ¿Cierto? Pensó Elena. Peleando con dientes y uñas. Pero, otra parte de su mente agregó, eso no está deteniendo el golpeteo. Él advirtió a esas chicas< ¡Esas chicas! ¡Bonnie y Meredith! ¡Y él había dicho que no interrumpieran a menos que la casa se estuviera quemando! Pero, el doctor, oh, Dios, ¡Algo le sucedió a esa pobre y miserable mujer! ¡Ella está muriendo! Damon estaba gruñendo aún, un rastro de sangre en sus labios. Era sólo un rastro, porque su segunda herida se había sanado justo al mismo tiempo que la primera, la que cruzaba su pómulo. Elena no tenía idea de cuánto tiempo había pasado desde que había tirado de Damon para que él besara este corte. Pero ahora, con la sangre de ella en las venas de él y el placer de él interrumpido, él era como una pantera salvaje en sus brazos. Ella no sabía si debía detenerlo o calmarlo sin usar su poder crudo en él. —¡Damon! —Ella dijo en voz alta—. Ahí afuera, esos son tus amigos. ¿Lo recuerdas? Bonnie y Meredith y la sanadora. —Meredith —Dijo Damon, y de nuevo sus labios se retiraron, exponiendo largos caninos terroríficos. Él aún no estaba en la realidad. Si él veía a Meredith ahora, él no estaría asustado, Elena pensó y, oh si, ella sabía cómo su lógica y pensativa amiga ponía a Damon intranquilo. Ellos veían el mundo por ojos demasiado diferentes. Ella lo molestaba como una piedra en el zapato. Pero justo

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ahora él podría lidiar con esa incomodidad en una forma que dejaría a Meredith como un cuerpo mutilado. —Déjame ir a ver —dijo ella, cuando el golpeteo volvió ¿No pueden parar eso? ¿Acaso ella no tiene suficiente con lo que lidiar? Los brazos de Damon solamente se apretaron alrededor de ella. Ella sintió un golpe de calor, porque ella sabía que, incluso mientras él la retenía, él estaba frenando gran parte de su fuerza. Él no quería aplastarla, como podría si él usara una décima del poder de sus duros músculos solamente. La marea de sentimientos que pasó por ella la hicieron cerrar sus ojos brevemente, inevitablemente, pero ella sabía que tenía que ser la voz de la razón aquí. —¡Damon! Ellas podrían estar advirtiéndonos o Ulma podría haber muerto. Mencionar la muerte le llegó. Sus ojos eran rendijas, la luz rojo sangre proveniente de las persianas de la cocina lanzaban barras color escarlata y negro por su rostro, haciéndolo lucir más guapo y mas demoníaco que nunca. —Tú te quedarás aquí —dijo Damon categóricamente, sin ninguna intención de ser maestro o un caballero. Él era una bestia salvaje protegiendo a su pareja, la única criatura en el mundo que no era competencia o comida. No había forma de discutirle, no en este estado. Elena se quedaría. Damon iría a hacer lo que sea que necesitara hacer. Y Elena se quedaría por todo el tiempo que él pensara necesario. Elena de verdad no sabía de quién eran estos últimos pensamientos. Ella y Damon aún estaban intentando separar sus emociones. Ella decidió observarlo y sólo si él de verdad se salía de control< Tú no quieres verme fuera de control. Sentir su paso de instinto animal puro, al frio y perfecto dominio mental era aun más terrorífico que sólo el animal. Ella no sabía si Damon era la persona más sana que ella había conocido alguna vez o sólo la más capaz de cubrir su fiereza. Ella sostuvo su destruida blusa uniéndola y miró como él se movía con una gracia no forzada hacia la puerta y luego, súbitamente, violentamente, la arrancaba casi de las bisagras. Nadie calló; nadie había estado escuchando su conversación privada. Pero Meredith estaba de pie, deteniendo a Bonnie con una mano, y con la otra mano levantada, lista para golpear de nuevo. —¿Si? —Dijo Damon en tono glacial—. Pensé que te dije< 152

—Lo hiciste, y hay —dijo Meredith, interrumpiendo a este Damon en un inusual intento de cometer suicidio. —¿Hay qué? —Damon gruñó. —Hay una multitud ahí afuera amenazando con quemar todo el edificio. No sé si están enojados por lo de Drohzne, o por que tomamos a Ulma, pero están enfadados por algo, y tienen antorchas. No quería interrumpir el `tratamiento’ de Elena pero el Dr. Meggar dijo que ellos no lo escucharían a él. Él es un humano. —Él solía ser un esclavo. —Bonnie añadió, liberándose del asfixiante agarre que Meredith tenía en ella. Ella miró a Damon con unos ojos castaños tormentosos, las manos estiradas—. Sólo tú puedes salvarnos —ella dijo, traduciendo el mensaje de sus ojos en voz alta, lo cual significaba que las cosas eran realmente serias. —Muy bien, muy bien. Iré a ocuparme de ellos. Ustedes cuiden a Elena. —Por supuesto, pero< —No. —Damon se había vuelto irresponsable con la sangre, y los recuerdos que aún le impedían a Elena formar una frase coherente, o él de alguna forma, había superado todos sus miedos con Meredith. Él puso una mano en cada uno de sus hombros. Él era sólo una y media o dos pulgadas más alto que ella, así que no tuvo problemas sosteniéndole la mirada—. Tú, personalmente, cuida a Elena. Las tragedias suceden a cada minuto del día: imprevistas, horribles y letales tragedias. No quiero ninguna sucediéndole a Elena. Meredith lo miró por un largo momento, y por una vez no consultó a Elena con sus ojos antes de responder una pregunta que la involucrara. Ella simplemente dijo—: Yo la protegeré. —En una voz baja que sin variación la caracterizaba. Por su posición, por su tono, uno podía casi escuchar la silenciosa adición del, `con mi vida’ y ni siquiera parecía melodram{tico. Damon la dejó ir, saliendo por la puerta, y sin dar una mirada atrás desapareció de la vista de Elena. Pero su voz mental era clara en la mente de ella: Tú estarás a salvo si hay alguna forma de salvarte. Lo juro. Si hay alguna forma de salvarla. Maravilloso. Elena trató de golpear su cerebro. Meredith y Bonnie estaban mirándola fijamente. Elena tomó un aliento profundo, siendo automáticamente envuelta por un momento de los viejos años, cuando una chica llegando de una cita caliente podía esperar un largo y serio interrogatorio. Pero todo lo que Bonnie dijo fue—, tu rostro ¡Se ve mucho mejor ahora! 153

—Si —dijo Elena, usando los dos lados de su blusa para amarrar un top improvisado alrededor de ella—. Mi pierna es el problema. Nosotros no, no terminamos aún. Bonnie abrió su boca, pero la cerró determinadamente, lo cual viniendo de Bonnie era un despliegue de heroísmo similar a la promesa de Meredith a Damon. Cuando ella la abrió de nuevo fue para decir—, toma mi bufanda y anúdala alrededor de tu pierna. Podemos doblarla por la mitad y amarrar un arco por el lado que está herido. Eso mantendrá presión en ella. Meredith dijo—, creo que el Dr. Meggar ha terminado con Ulma. Quizá él puede verte. En la otra habitación, el doctor estaba nuevamente lavando sus manos, usando una enorme bomba para obtener más agua para la palangana. Había paños teñidos de un profundo rojo en una pila y un olor que Elena estaba agradecida que el doctor hubiera camuflado con hierbas. También en una silla enorme y cómoda a la vista estaba sentada una mujer a quién Elena no conocía. El sufrimiento y el terror pueden cambiar a una persona, Elena sabía, pero ella nunca se había dado cuanta de cuanto, ni cuanto el alivio y la liberación de un dolor podían cambiar un rostro. Ella había traído con ella a una mujer que se acurrucó hasta que era del tamaño de un niño en la mente de Elena, y cuyo delgado y devastado rostro, retorcido en la agonía y un implacable terror, le había parecido como una clase de dibujo abstracto de un viejo duende. Su piel había sido de un desagradable color gris, su delgado cabello había parecido escasamente suficiente para cubrir su cabeza, y aun así había colgado en mechones similares a las algas. Todo en ella gritaba que ella había sido una esclava, desde las barras de acero en sus muñecas, su desnudo, herido y sangriento cuerpo, hasta sus desnudos pies amarillentos. Elena nunca podría haberte dicho el color de sus ojos, porque parecían tan grises como el resto de ella. Ahora Elena fue enfrentada por una mujer que estaba quizá a principio o mediados de los treinta. Ella tenía un rostro estilizado, atractivo y de alguna forma aristocrático, con una nariz fuerte y patricia, ojos oscuros y penetrantes, y hermosas cejas como las alas de un pájaro en vuelo. Ella se estaba relajando en la silla, con sus pies arriba de un otomano, lentamente cepillando su cabello, el cual era oscuro con ocasionales vetas de gris que le daban un aire de dignidad a la simple bata azul que ella estaba usando. Su rostro tenía arrugas que le daban 154

carácter, pero por sobre todo uno sentía una anhelante ternura hacia ella, quizás por el delicado bulto en su abdomen, donde ella ahora descansaba una mano. Cuando ella hacia esto, su rostro completo florecía con color y todo su aspecto brillaba. Por un instante Elena pensó que ella debía ser la esposa del doctor o el ama de llaves y ella estuvo tentada de preguntar si Ulma, los pobres restos de un esclava, había fallecido. Luego ella vio lo que una manga de la bata azul profundo no podía ocultar completamente: un trozo de un brazalete de hierro. Esta mujer oscura y delgada era Ulma. El doctor había hecho un milagro. Un sanador, él se había llamado a sí mismo. Era obvio que, tal como Damon, él podía sanar heridas. Nadie que haya sido azotada como Ulma lo había sido, podía haber llegado a este estado sin alguna magia poderosa. Tratar de simplemente curar el desastre sangriento que Elena había traído habría sido obviamente imposible, y aun así el Dr. Meggar la había sanado. Elena nunca había experimentado una situación como esta, así que ella volvió a las buenas maneras que se habían arraigado en ella como una virginiana. —Es un gusto conocerla, señora. Soy Elena —dijo ella, y estiró su mano. El cepillo cayó en la silla. La mujer estiró ambas manos para tomar la de Elena. Esos ojos oscuros y penetrantes parecieron devorar el rostro de Elena. —Tú eres —ella dijo, y luego, sacando sus pies de la otomana, ella se arrodilló. —¡Oh, no señora! ¡Por favor! Estoy segura que el doctor le indicó que descansara. Es mejor que se siente tranquila ahora. —Pero eres tú. —Por alguna razón, la mujer parecía necesitar confirmación. Y Elena estaba dispuesta a hacer cualquier cosa para tranquilizarla. —Lo soy —dijo Elena—. Y ahora pienso que debería sentarse de nuevo. La obediencia fue inmediata, y aun así había cierta clase de luz festiva alrededor de todo lo que Ulma hacía. Elena lo entendió después de sólo unas pocas horas de esclavitud. Obedecer cuando uno tiene una opción era completamente diferente de obedecer porque la desobediencia puede significar la muerte. Pero aunque Ulma se sentó, ella estiró sus brazos. —¡Mírame! Querida serafín, diosa, guardiana, lo que sea que eres: ¡Mírame! ¡Después de tres años de vivir como una bestia me he convertido en humana de nuevo, por ti! Viniste como un ángel de luz y te paraste entre el látigo y yo. —Ulma comenzó a llorar, pero 155

parecían ser lágrimas de alegría. Sus ojos buscaron el rostro de Elena, deteniéndose en el pómulo herido—. Pero tú no eres un guardián; ellos tienen magia que los protege y ellos nunca interfieren. Por tres años, ellos nunca interfirieron. Vi a todos mis amigos, mis compañeros esclavos, caer bajo su látigo y su rabia. —Ella negó con la cabeza, como si fuera físicamente incapaz de decir el nombre de Drohzne. —Lo siento tanto-tanto< —Elena estaba atormentada. Ella miró hacia atrás y vio que Bonnie y Meredith estaban de igual forma afectadas. —No importa. Oí que a tu pareja lo mató en la calle. —Yo le dije eso —Lakshmi dijo orgullosamente. Ella había entrado en la habitación sin que nadie lo notara. —¿Mi pareja? —Elena se tambaleó—. Bueno, él no es mi< quiero decir, él y yo< nosotros< —Él es nuestro amo —dijo Meredith francamente, detrás de Elena. Ulma aún estaba mirando a Elena con su corazón en los ojos—. Cada día, oraré para que tu alma ascienda desde aquí. Elena estaba asombrada. —¿Las almas pueden ascender desde aquí? —Por supuesto. El arrepentimiento y las buenas obras lo lograrán, y las oraciones de otros son siempre tomadas en consideración, creo. Seguro que no hablas como un esclavo. Elena se preguntó, ella trató de pensar en una forma de decirlo delicadamente, pero estaba confundida y su pierna dolía y sus emociones estaban alborotadas—. Tú no suenas como< bueno, como lo que habría esperado de un esclavo —ella dijo—. ¿O estoy siendo sólo una idiota? Ella podía ver las lágrimas formarse en los ojos de Ulma. —¡Oh dios! Por favor, olvida lo que pregunte. Por favor< —¡No! No hay nadie más al que preferiría decirle. Si deseas escuchar como llegué a este estado de degradación. —Ulma esperó, mirando a Elena, era claro que hasta el menor deseo de Elena era una orden para Ulma. Elena miró a Meredith y Bonnie. Ella no podía escuchar más ruidos de gritos afuera en la calle y el edificio ciertamente no parecía estar en llamas. Afortunadamente, en ese momento, el Dr Meggar entró nuevamente. —¿Todos se han conocido ya? —Él preguntó, sus cejas trabajando en oposición ahora, una arriba, la otra abajo. Él tenía los remanentes de una botella de Magia Negra en su mano.

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—Si —Elena dijo—, pero sólo me estaba preguntando si deberíamos estar tratando de evacuar o algo. Aparentemente hay una multitud< —La pareja de Elena les va a dar algo en que pensar —Lakshmi dijo saboreándolo—. Todos ellos han ido al lugar de encuentro a resolver los problemas de la propiedad de Drohzne. Apuesto que él va a arrancar unas pocas cabezas y estar{ de vuelta pronto< —Él añadió alegremente, no dejando dudas de quien era él—. Desearía ser un chico para poder ver. —Tú fuiste más valiente que los chicos; tú fuiste la que nos guió aquí. —Elena le dijo. Luego ella consultó a Meredith y Bonnie con los ojos. Sonó como si la multitud se hubiera movido hacia otro lado, y Damon era un maestro de sacarse a sí mismo de las multitudes. Él podría incluso< necesitar luchar, para sacarse a sí mismo el exceso de energía de la sangre de Elena. Una multitud podría ser en realidad buena para él. Elena pensó. Ella miró al Dr. Meggar. —¿Estar{ mi< estar{ nuestro maestro bien, lo cree? Las cejas del Dr. Meggar se elevaron y bajaron. —Él probablemente tenga que pagarle a los parientes del viejo Drohzne un precio de sangre, pero no debería ser muy alto. Luego él puede hacer lo que quiera con la propiedad del viejo bastardo —dijo él—. Diría que el lugar más seguro para ti justo ahora es aquí, lejos del lugar de encuentro. Él continuó para reforzar esa opinión sirviéndoles vasos, vasos de licor, que Elena notó, era vino Magia Negra—. Bueno para los nervios —él dijo y tomó un sorbo. Ulma le dedicó su hermosa y acogedor sonrisa a él, mientras el pasaba con la bandeja—. Gracias< gracias y gracias —ella dijo—. No los aburriré con mi historia< —¡No, cuéntanos; cuéntanos por favor! —Ahora que no había un peligro inminente para sus amigos o Damon, Elena quería escuchar el cuento. Todos estaban asintiendo. Ulma se sonrojó un poco, pero comenzó lentamente—. Nací en el reino de Kelemen II —ella dijo—. Estoy segura que eso no significa nada para nuestros visitantes pero mucho para quienes lo conocimos y a su indulgencia. Estudié bajo la supervisión de mi madre, quien se convirtió en una diseñadora muy popular de moda en fábricas. Mi padre era un diseñador de joyería casi tan famoso como ella. Ellos tenían un estado en las afueras de la ciudad y podían costear una casa al igual que todas las riquezas que sus clientes más ricos, pero eran cuidadosos de no 157

mostrar la verdadera extensión de su riqueza. Yo era la joven Señorita Ulma, no Ulma la bruja. Mis padres hicieron lo mejor para mantenerme lejos de la vista, por mi propia seguridad, pero< Ulma, la señorita Ulma, Elena pensó, se detuvo y tomó un trago de su vino. Sus ojos habían cambiado; ella estaba viendo el pasado, y tratando de no intranquilizar a sus oyentes. Pero justo cuando Elena estaba a punto de pedirle que se detuviera, al menos hasta que ella se sintiera mejor, ella continuó. —Pero a pesar de todos sus cuidados< alguien< me vio de todos modos y pidió mi mano en matrimonio. No Drohzne, él era sólo un peletero de las tierras lejanas, y yo nunca lo vi hasta hace tres años atrás. Este era un lord, un general, un demonio con una reputación terrible, y mi padre rechazó su petición. Ellos vinieron por nosotros en la noche. Tenía catorce cuando sucedió. Y así es como me trasformé en esclava. Elena se dio cuenta de que estaba sintiendo el dolor emocional directamente desde la mente de la señorita Ulma. Oh, mi dios, lo hice de nuevo, ella pensó, rápidamente tratando de apagar sus sentidos psíquicos. —Por favor, no tienes que contarnos esto. Quiz{ en otro momento< —Quisiera decírtelo, a ti, para que entiendas lo que has hecho. Y preferiría decirlo sólo una vez. Pero si no deseas escucharlo< La cortesía estaba en guerra aquí. —No, no, si tú quieres< adelante. Y y-yo sólo quería que supieras lo mucho que lo siento. —Elena miró hacia el doctor, quien estaba esperando pacientemente en la mesa por ella con la botella café en sus manos—. Y si no te importa, quisiera poder sanar ¿Mi pierna? —Ella estaba al tanto de que si ella había dicho la última palabra dubitativamente, preguntándose como algún otro ser podía tener el poder de sanar a Ulma de esta forma. Ella no se sorprendió cuando él negó con la cabeza—. O coserla, preferentemente, mientras hablas, si no te importa —ella dijo. Tomó varios minutos para sobreponerse al shock y la angustia de la señorita Ulma por haber dejado a su salvadora esperando, pero al final Elena estaba en la mesa y el doctor la estaba animando a beber de la botella, la cual olía a jarabe para la tos de cereza. Oh, bien, ella podría de la misma forma probar con la versión de la dimensión oscura de los anestésicos, especialmente desde que las puntadas estaban unidas al dolor, Elena pensó. Ella tomó un sorbo de la botella y sintió la

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habitación tambalearse a su alrededor. Ella desechó el ofrecimiento de un nuevo sorbo. El Dr. Meggar desabrochó la arruinada bufanda de Bonnie, y luego comenzó a cortar sus jeans empapados en sangre hasta la rodilla. —Bien, ustedes son muy buenos escuchando —dijo la señorita Ulma—. Pero ya sabía que ustedes eran buenos. Nos ahorraré a todos los detalles dolorosos de mi esclavitud. Quizá es suficiente con decir que fui pasada de un amo a otro a través de los años siempre como esclava, siempre yendo más abajo. Al final, como una broma alguien dijo, `dénsela al viejo Dorhzne. Él estrujará el último uso de ella si es que alguien puede’. —¡Dios! —Dijo Elena, y deseó que todos lo atribuyeran a la historia y no al dolor de la solución desinfectante que el doctor estaba esparciendo sobre la carne hinchada. Damon era mucho mejor en esto, ella pensó. No me había dado cuenta cuan afortunada era antes. Elena trató de no hacer muecas mientras el doctor comenzaba a usar su aguja, pero su agarre en la mano de Meredith se apretó hasta que Elena estuvo asustada de quebrar sus huesos. Ella trató de aflojar el agarre, pero Meredith apretó de vuelta fuerte. Su larga y suave mano era casi como la de un chico, pero más suave. Elena estaba agradecida de poder apretar tan fuerte como quisiera. —Mi fuerza me había estado abandonando en el último tiempo —dijo la señorita Ulma suavemente—. Pensé que era eso —en esta parte ella uso una expresión particularmente cruda para su dueño— que estaba llevándome a la muerte. Luego me di cuenta de la verdad. —Al mismo tiempo el resplandor cambio en su rostro, tanto que Elena pudo ver de la forma en que ella se debería haber visto cuando estaba en la adolescencia y tan hermosa que un demonio la exigiría como esposa—. Supe que una nueva vida se agitaba dentro de mí y supe que Drohzne la mataría si tenía la oportunidad< Ella no pareció reconocer las expresiones de asombro y horror en los rostros de las tres chicas. Elena, sin embargo, tuvo la sensación de que ella estaba a tientas a través de una pesadilla, en el límite de una oscura grieta, y que ella tendría que seguir avanzando a tientas en la oscuridad, alrededor de traicioneras e invisibles fisuras en el hielo de la dimensión oscura hasta que ella encontrara a Stefan y lo liberara de este lugar. Esta casual referencia a la abominación no era el primero de los pasos alrededor de la grieta, pero era el primero que ella había reconocido y contaba. 159

—Las mujeres jóvenes son muy nuevas acá —dijo la señorita Ulma, mientras el silencio se mantenía y mantenía—. No quise decir nada fuera de lugar< —Nosotros somos esclavos aquí —replicó Meredith, tomando un trozo de la cuerda—. Creo que mientras más aprendamos mejor. —Tu amo< nunca había visto a nadie tan rápido para luchar contra el viejo Drohzne antes. Mucha gente chasqueó sus lenguas, pero esos fueron sólo los más atrevidos los que lo hicieron. Pero tú amo< —Nosotros lo llamamos Damon —dijo Bonnie intencionadamente. Fue justo hacia la cabeza de la señorita Ulma—. El amo Damon ¿Crees que él quiera mantenerme? Después que él pague el precio de sangre a los parientes de Drohzne, él tendrá el derecho de elegir primero entre las propiedades de Drohzne. Yo soy uno de los pocos esclavos que él no había matado. —La esperanza en el rostro de la mujer era casi dolorosa para Elena. Fue sólo entonces que ella se dio cuenta conscientemente cuanto tiempo había pasado desde que ella había visto a Damon. ¿Cuánto tiempo deberían tomar los asuntos de Damon? Ella miró a Meredith ansiosamente. Meredith entendió exactamente lo que esa mirada significaba. Ella negó con la cabeza incapaz de hacer algo. Incluso si ellas le dijeran a Lakshmi que las llevara al lugar de encuentro, ¿Qué podrían hacer? Elena se tragó una mueca de dolor y sonrió a la señorita Ulma. —¿Por qué no nos cuentas de cuando eras una niña? —Ella dijo.

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Traducido por Nancy Corregido por Rubrix

Damon no hubiera pensado que un viejo loco sádico que azotó a una mujer en pedazos por no ser capaz de tirar de un carruaje destinado a un caballo tendría algún amigo. Y el Viejo Drohzne, de hecho, podía no tener ninguno. Pero ese no era el problema. Tampoco, curiosamente, fue el asesinato el tema. El asesinato era un asunto cotidiano en torno a los barrios bajos y el hecho de que Damon había iniciado y ganado una pelea no era una sorpresa para los habitantes de estas callejuelas peligrosas. La cuestión radica en hacer frente a un esclavo. O tal vez fue más profundo. La cuestión radicaba en cómo Damon trataba a sus propios esclavos. Una multitud de hombres—todos los hombres, y mujeres, Damon advirtió— se habían reunido de hecho, en frente del edificio medico, y se habían hecho con antorchas. —¡Vampiro loco! ¡Un vampiro loco anda suelto! —¡Conducirlo aquí para que se haga justicia! —¡Quemen el lugar así ellos no saldrán! —¡Los ancianos dicen que lo traigan ante ellos! Esto parecía tener el efecto deseado en la multitud, limpiar las calles de la gente más decente y dejando solamente el tipo sanguinario que había estado rondando a cabo suelto, y estaban más que contentos por la pelea. La mayoría de ellos, por supuesto, eran vampiros. La mayoría de ellos eran vampiros en forma. Pero ninguno de ellos, Damon pensó, mostrando una sonrisa de diamante brillante alrededor del círculo que se cerraba sobre él, tuvo la

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motivación de saber que la vida de tres niñas humanas jóvenes dependía de él—y que una de ellos era la joya de la corona de la humanidad, Elena Gilbert. Si él, Damon, se rompiera en pedazos en esta lucha, las tres niñas llevarían una vida de infierno y degradación. Sin embargo, incluso esta lógica no parecía que le ayudara a prevalecer mientras Damon era pateado y mordido, de la cabeza a los pies, golpeó y apuñaló con puñales de madera del tipo que corta la carne de vampiro. Al principio pensó que había una oportunidad. Varios de los más jóvenes y más aptos vampiros cayeron presa de sus golpes rápidos de cobra—y su repentino strafes* de Poder. Pero la verdad era que simplemente había demasiados de ellos, pensó Damon, mientras le presionaba el cuello a un demonio cuyos dos colmillos largos ya habían cortado el brazo casi a través del músculo. Y luego se llegó un enorme vampiro, claramente en formación, con un aura que hizo que Damon sintiera la bilis en la parte posterior de la garganta. Uno se hundió con un pie en la cara, pero él no se quedó abajo, él se acercó, se aferró a la pata de Damon y permitió a varios vampiros más pequeños con estacas de madera que se las lanzaran y lo paralizaran. Damon sintió consternación negra mientras sus piernas salieron de debajo de él. —Maldita luz del sol, —dijo con la raspada boca llena de sangre, mientras otro con colmillos, un demonio de piel roja le dio un puñetazo en la boca. —Váyanse todos al infierno... al más bajo. Eso no fue bueno. Dully, sigue luchando, sigue utilizando grandes franjas de poder para mutilar y matar a tantos como él podía, Damon se dio cuenta de esto. Y entonces todo se convirtió en un sueño confuso, no como el sueño de Elena, a quien le pareció ver constantemente de reojo, llorando. Pero de ensueño en una febril sensación de pesadilla. Ya no podía usar sus músculos de manera eficiente. Su cuerpo fue maltratado e incluso mientras sanó sus piernas, otro vampiro anotó un gran corte en su espalda. Se sentía más y más como si estuviera en una pesadilla donde no podía moverse más que en cámara lenta. Al mismo tiempo, algo en su cerebro estaba susurrando que descansara. Sólo descansa... y todo habrá terminado. Finalmente, le dieron un bajón al número, y alguien apareció con una estaca. —Buena liberación de los nuevos desperdicios —dijo el portador de la estaca, su aliento apestaba a sangre rancia, con la cara mirando de lasciva grotesca, usando 162

los dedos leprosamente—buscando abrir la camisa de Damon, para no hacer un agujero en la camisa de seda fina. Damon escupió sobre él y la cara le cambio a una esculpida duramente. Perdió el conocimiento por un momento y luego, lentamente, volvió el dolor. Y el ruido. La multitud jubilosa de vampiros y demonios, embriagados por la crueldad, estaban haciendo una pisada fuerte, una rítmica danza improvisada en torno a Damon, riéndose a carcajadas, rugiendo con risa mientras empujaron las estacas imaginarias, trabajando ellos mismos en un frenesí. Entonces fue cuando Damon se dio cuenta de que en realidad iba a morir. Fue un logro impresionante, a pesar de que había sabido que este mundo era mucho más peligroso que el que él había dejado hace poco, e incluso en el mundo humano que se había escapado de la muerte por un pelo más de una vez. Pero ahora no tenía amigos poderosos, no tienen debilidades para explotar en la muchedumbre. Se sentía como si los segundos de pronto se extendieran en minutos, cada uno de un valor incalculable. ¿Lo que era importante? Decirle a Elena... —¡Ciéguelo Primero! ¡Consigan ese palillo que arde! —¡Tomaré las orejas! ¡Que alguien me ayude a sostener su cabeza! Decirle a Elena... algo< algo... lo siento... Se dio por vencido. Otra idea estaba intentando penetrar en su conciencia. —¡No te olvides de noquear sus dientes! ¡Le prometí a mi novia un collar nuevo! Pensé que estaba preparado para esto, pensó Damon lentamente, cada palabra que viene por separado. Pero... no tan pronto. Pensé que había alcanzado mi paz... pero no con la persona que importaba... sí, que importara más. Él no se dio tiempo para pensar en ese tema más. Stefan, el envió en la más poderosa pero clandestina expulsión de poder que podría manejar en su estado brumoso. ¡Stefan, me oyes! Elena ha venido por ti, ¡Ella podrá Salvarte! Ella tiene poderes que a mi muerte aflorarán. Y yo soy... soy... En ese momento hubo un tropiezo en la danza a su alrededor. El silencio descendió sobre los borrachos juerguistas. Unos pocos de ellos a toda prisa inclinaron la cabeza o la mirada.

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Damon se quedó inmóvil, preguntándose qué podría haber parado la frenética multitud en medio de su rebeldía. Alguien estaba caminando hacia él. El recién llegado tenía el cabello largo y bronce colgando por separado en rebeldes enredos hasta su cintura. Estaba desnudo hasta la cintura, también, la exposición de un cuerpo fuerte que cualquier demonio envidiaría. Un pecho que parecía como si hubiera sido tallado en piedra reluciente de bronce. Bíceps exquisitamente esculpidos. Abdominales, un perfecto paquete de seis. No había ni una onza de grasa en su cuerpo de altura leónica. Vestía pantalón negro sin adornos con músculos debajo de ellos ondeando a cada paso. A lo largo de un brazo desnudo tenía un tatuaje vivo de un dragón negro comiendo un corazón. Tampoco estaba solo. Sostenido sin correa, estaba un hermoso y asombrosamente inteligente perro del futuro negro que estaba en una firme posición de alerta cada vez que se detenía. Debería haber pesado cerca de doscientas libras, pero no había un gramo de grasa en él, tampoco. Y en un hombro llevaba un halcón grande. No estaba encapuchado como la mayoría de las aves de caza. Tampoco estaba de pie en nada acolchado. Se aferró al hombro desnudo del joven de bronce, clavando sus tres garras en la parte delantera y el envío de pequeños arroyos de sangre por el pecho. Él no parecía darse cuenta. No fueron uniformes, estaban secos, aparte de los arroyos frescos, sin duda, de sus viajes anteriores. En la parte posterior, una garra hizo un solo rastro rojo. Un absoluto silencio había caído sobre la multitud y los últimos demonios entre el hombre alto y la figura sangrienta en el suelo habían salido súbitamente y a toda prisa de su camino. Por un momento, el hombre león estaba en calma. No dijo nada, no hizo nada, no emitió ningún rastro de Poder. Entonces asintió con la cabeza al perro, que se veía muy acolchado y olfateó los brazos sangrantes de Damon y la cara. Después de eso olfateó la boca y Damon podía ver el vello subir a su cuerpo. —Buen perro —dijo Damon soñadoramente mientras la humedad de la nariz fría le hizo cosquillas en la mejilla.

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Damon sabía que este animal en particular no se ajustaba al estereotipo popular de un —buen perro— Más bien, era un perro del infierno que estaba acostumbrado a tomar vampiros por el cuello y sacudirlos hasta que de sus arterias brotaba sangre a seis metros de altura en el aire. Ese tipo de cosas podía mantenerlo tan ocupado, que tener una estaca resbalando en su corazón podía parecer una buena idea de último momento, Damon reflexionó, manteniéndose inmóvil. —Arretez*—le dijo el joven de pelo de bronce. El perro obediente, dio marcha atrás, sin apartar lejos sus ojos brillantes de Damon, que nunca llevó sus ojos a los ojos de él hasta que estuvo a unos tres metros de distancia. El joven de cabellos de bronce miró brevemente a la multitud. Luego dijo con vehemencia a nadie en particular—: Laissez-le seul.*—Claramente, los vampiros no necesitaban una traducción y empezaron a tomar distancia inmediatamente. Los desafortunados fueron los que no se retiraron lo suficientemente rápido y aún estaban allí cuando el joven de bronce volvió a mirar a su alrededor sin prisa. En todas partes que veía, se encontró con los ojos bajos y cuerpos rastreros, congelados en el acto, pero al parecer ahora convertidos en piedra, en un intento de no llamar la atención. Damon se encontró relajado. Su poder estaba volviendo, lo que le permitía hacer las reparaciones. Se dio cuenta de que el perro iba de un individuo a otro, olfateando a cada uno con interés. Cuando Damon fue capaz de levantar de nuevo la cabeza, sonrió débilmente al recién llegado—. Sage. Piensa en el diablo. La breve sonrisa de El hombre de bronce era sombría—. Ustedes me felicitan, mon cher. ¿Lo ves? Estoy ruborizado. —Yo debería haber sabido que podrías estar aquí. —No hay espacio infinito para pasear, tirano mon petit. Aunque tenga que hacerlo solo. —Ah, la compasión. Pequeños violines están tocando. —De repente Damon no podía hacerlo más. Simplemente no podía. Tal vez era por querer estar con Elena antes. Tal vez fue porque este mundo horrible lo deprimía indescriptiblemente. Pero cuando volvió a hablar, su voz era completamente diferente—. Nunca supe que podía sentirme tan agradecido. Has

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salvado cinco vidas, aunque no lo sabes. A pesar de cómo te tropezaste con nosotros... Sage se agachó, y lo miró con preocupación. —¿Qué es lo que ha sucedido? —Dijo en una voz grave—. ¿Es que te pegaste en la cabeza? Ya sabes: las noticias viajan rápido aquí. He oído que llegaste con un harén. —¡Eso es verdad! ¡Lo hice!— Las orejas de Damon atraparon un susurro del sonido en el borde de la calle donde había caído en una emboscada. —Si tomamos las chicas de rehenes las torturamos. Los ojos de Sage se reunieron brevemente con los de Damon. Claramente, había oído el susurro también. —Saber —le dijo al perro—. Sólo el altavoz. — Sacudió la cabeza, una vez, en la dirección del susurro. Al instante, el perro negro saltó hacia adelante, y más rápido de lo que le tomó a Damon describirlo en su propia mente, había hundido sus dientes en la garganta de la insinuación, volcó sobre él una vez, causando una grieta singular, y saltó hacia atrás, arrastrando el cuerpo entre sus piernas. Las palabras: ¡Je vous ai informé au sujet de ceci!* azotaron como una oleada de energía que hizo que Damon hiciera una mueca de dolor. Y Damon pensó, sí, se lo dije a ellos antes, pero no creían en las consecuencias. —Laissez lui et ses amis dans la paix!* Mientras tanto, Damon se estaba levantando lentamente, muy complacido de aceptar la protección de Sage para él y sus amigos. —Bueno, eso sin duda lo logrará —dijo— ¿Por qué vienes y te tomas una copa de amistad conmigo? Sage lo miró como si se hubiera vuelto loco—. ¿Sabes la respuesta a eso? Es no. —¿Por qué no? —Ya te dije: no. —Eso no es una razón. —La razón por la que no volveremos a tomar una copa amistosa... Mon ange... es que no somos amigos. —Hicimos algunas estafas juntos. —Il y a longtemps.* —De repente, tomó una de las manos de Damon, donde había un rasguño profundo y sangriento, que Damon no había encontrado en el

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momento de la curación. Sage bajó la mirada, la carne se volvió de color rosa, y la curó. Damon dejó que Sage le siguiera sosteniendo la mano por un momento y, a continuación, no sorpresivamente, se había recuperado. —No hace tanto tiempo atrás —dijo. —¿Lejos de ti? —Una sonrisa sarcástica se formó en los labios de Sage—. Contamos el tiempo de forma muy diferente, tú y yo, mon petit tyran.* Damon estaba lleno de alegría confundida. —¿Qué es una copa? —¿Junto con tu harén? Damon intentó imaginarse a Meredith y Sage juntos. Su mente se resistió—. Pero te has hecho responsable de todos modos —dijo rotundamente. —Y la verdad es que ninguna de ellas es mía. Le doy mi palabra—. Sintió una punzada cuando pensó en Elena, pero su palabra era verdad. —¿Responsable de ellas?— Sage parecía estar racionando acerca de eso también—. Te comprometiste a protegerlas, entonces. Pero yo sólo heredare tu compromiso si tú falleces. Pero si te mueres... —El hombre alto hizo un gesto de impotencia—. Tienes que vivir, para salvar a Stefan y Elena y a los otros. Yo diría que no, pero te haría infeliz. Así que voy a decir que sí< —Y si no rindes, te juro que volveré para cazarte. Sage lo miró por un momento—. No creo que nunca haya sido acusado de ser incapaz de rendir anteriormente —dijo—. Pero por supuesto eso fue antes de convertirme en vampiro. Sí, pensó Damon, la reunión del harén y Sage sería extremadamente interesante. Por lo menos lo sería si las chicas descubrieran quien era realmente Sage. Pero tal vez nadie les diría. Notas del traductor: 1[*] Strafes: Palabra alemana que significa ametrallar de baja altura, bombardear, atacar con alta potencia de fuego, bombardear de baja altura 2 [*] Arretez: Significa detenerse en francés. 3[*] Laissez-le seul: Significa Déjenlo Solo en francés. 4[*]Je vous ai informé au sujet de ceci!: Del francés, Le informe respecto a esto. 5[*] Laissez lui et ses amis dans la paix!: Del frances, Dejenle a él y a sus amigos en paz. 6 [*] Il y a longtemps: Del francés, Hace Mucho tiempo. 7[*] Mon petit tyran: Del francés, mi pequeño tirano.

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Traducido por misspynk Corregido por AndreaN y Ginabm

Elena muy pocas veces había sentido un alivio como el que sintió cuando escucho a Damon tocar la puerta del Dr. Meggar. —¿Qué pasó con el punto de encuentro? —Ella preguntó. —Nunca logré llegar ahí. —Damon explicó acerca de la emboscada, mientras los otros estudiaban a Sage con diferentes grados de aprobación, gratitud o mero placer. Elena se dio cuenta que había tenido demasiada Magia Negra cuando se sintió lista para desmayarse en varios momentos, aunque estaba segura que el vino había ayudado a Damon a sobrevivir el ataque de la turba que de otra forma lo habría matado. Ellos por turno explicaron lo más brevemente posible la historia de Lady Ulma. La mujer al final se veía blanca y tiritaba. —Eso espero, —ella dijo en forma tímida a Damon—. Que cuando heredes la propiedad del viejo de Drohzne< —Ella se detuvo para tragar—, decidas mantenerme. Yo se que las esclavas que trajiste contigo son hermosas y jóvenes< pero yo puedo ser muy útil como costurera o algo así. Es sólo mi espalda la que perdió su fuerza, no mi mente< Damon estuvo perfectamente quieto por un momento. Después él se acercó a Elena que resulto estar al lado de él. Él extendió la mano, separó el último lazo de cuerda que había estado cayendo desde la muñeca de Elena, y la tiró duro a través de la habitación. Se movió como una serpiente—. Cualquiera que tenga uno puede hacer lo mismo, en lo que a mí concierne, —él dijo. —Salvo el tirar. —Meredith dijo rápidamente, viendo las cejas del doctor chocar tan pronto como vio los vasos de vidrio rompibles apilados a lo largo de las 168

paredes. Pero ella y Bonnie no perdieron tiempo en perder ningún vestigio de cuerda que aún se arrastraba. —Tengo miedo de que las mías sean< permanentes —dijo Lady Ulma, tirando la tela lejos de su muñeca exponiendo las pulseras de hierro soldado. Miro avergonzada por ser incapaz de obedecer a su nuevo primer comandante. —¿Te importaría un momento de frio? Tengo suficiente poder para congelarlos tanto que se destruirían —dijo Damon. Hubo un suave sonido de Lady Ulma. Elena pensó que nunca había oído tanta desesperación en un sonido humano—. Podría permanecer con la nieve hasta el cuello por un año con tal de no tener estas cosas horribles, —dijo la señora. Damon puso sus manos en ambos lados del brazalete y Elena pudo sentir el golpe de poder que emanó de él. Hubo un sonido agudo. Damon movió sus manos y terminó con dos separados trozos de metal. Luego él lo hizo de nuevo en el otro lado. La mirada de Lady Ulma hizo sentir a Elena más humilde que orgullosa. Ella hubiera salvado a la señora de la terrible degradación. ¿Pero cuántos más seguían así? Ella nunca lo sabría o sería capaz de salvarlos a todos si supiera cómo. No con el poder en el estado en que se encontraba. —Yo creo que Lady Ulma debería tener un descansó, —dijo Bonnie frotándose la frente bajo sus rizos rojizos—, y Elena también. Deberías haber visto cuantos puntos necesito en su pierna Damon. ¿Pero qué podemos hacer? ¿Ir en busca de un hotel? —Usen mi casa —Dijo el Dr. Meggar, con una ceja arriba y la otra abajo. Obviamente se había enredado en la historia, arrastrado por su poder, belleza y brutalidad. —Todo lo que pido es que no destruyan nada, y si es que ven un sapo, no lo besen o maten. Hay muchas mantas, sillas y sillones. El no tomaría un solo eslabón de la pesada cadena de oro que Damon trajo para usar como ingreso en el intercambio. —Yo< por derecho debería ayudarlos a todos a alistarse para dormir — murmuró débilmente Lady Ulma a Meredith. —Tú eres la más dañada de todos, tú deberías quedarte con la mejor cama, — Meredith respondió tranquila—, y te ayudaremos a entrar en ella. —La cama m{s cómoda<. est{ en la antigua habitación de mi hija, —titubeó el Dr. Meggar con un manojo de llaves—. Ella se casó con un portero; como odie 169

verla partir. Y esta joven señora, la señorita Elena, puede tener la antigua recamara nupcial. Por un instante el corazón de Elena se encontró abatido con sentimientos encontrados. Ella tenía miedo, si ella estaba segura de que fue miedo lo que sintió, de que Damon pudiera tomarla en sus brazos y hacer la suite nupcial de ellos. Pero por el otro lado< En ese momento Lakshmi miró con incertidumbre—. ¿Quieres que me vaya? — Preguntó. —¿Tienes algún lugar al cual ir? —Elena preguntó. —La calle, creo. Usualmente duermo en un barril. —Quédate aquí. Ven conmigo; una cama nupcial suena lo suficientemente grande para dos personas. Tú eres una de nosotros ahora. La Mirada que Lakshmi le dio a ella fue pura estupefacta gratitud. No por darle un lugar donde quedarse, entendió Elena. Sino por la declaración—. Eres una de nosotros ahora. —Elena podía entender que Lakshmi nunca había sido parte de un grupo antes. Las cosas estuvieron calmadas casi hasta el `amanecer´ del día siguiente, como los ciudadanos de la cuidad lo llamaron, aunque la luz no hubiera variado en toda la noche. Esta vez un tipo diferente de multitud se había congregado fuera del complejo del doctor. La mayoría formada por hombres de edad avanzada vistiendo batas gastadas limpias, pero había también unas pocas mujeres. Eran guiados por un hombre de cabello gris que tenía un extraño aire de dignidad. Damon, con Sage como apoyo, se dirigió fuera del complejo del doctor y le habló. Elena estaba vestida pero aún tranquila arriba en la suite nupcial. Querido diario: Oh, Dios, ¡Necesito ayuda! Oh, Stefan te necesito. Necesito que me perdones. Necesito que me mantengas sensata. Tanto tiempo junto a Damon y estoy completamente emocional, lista para matarlo, o… o… no lo sé. ¡¡¡No lo sé!!! Somos como silex* y yesca* juntos. ¡Dios! ¡Somos como gasolina y un lanzador de llamas! Por favor escúchame, ayúdame y s{lvame… de mi misma. Cada vez que él dice solo mi nombre…

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—Elena. La voz detrás de Elena la hizo saltar. Ella cerró el diario y se dio vuelta. —¿Sí Damon? —¿Cómo te sientes? —Oh, bien. Incluso mi pierna esta m< O sea, estoy bien del todo. ¿Cómo te sientes tú? —Estoy< lo suficientemente bien —él dijo y sonrió y era una sonrisa verdadera, no un gruñido cambiado en último momento en algo diferente o en intento de manipular. Era una sonrisa sí, bastante preocupada y triste. Elena de algún modo no se dio cuenta de la tristeza hasta que lo recordó después. Ella simplemente de pronto sintió como que no pesaba nada; como que perdió el control y que podría estar a kilómetros antes de que alguien pudiera impedirlo, kilómetros de distancia, quizás tan lejos como las lunas de este lugar insano. Ella le esbozó una sonrisa temblorosa a él. —Está bien. —Vine a hablarte, —le dijo—, pero< primero. En algún momento, de alguna manera, Elena estaba en sus brazos. —Damon< no podemos continuar<—Se trato de zafar gentilmente—. De verdad no podemos continuar haciendo esto, tú lo sabes. Pero Damon no la dejo escapar. Había algo en la forma en que la tomaba que por un lado la aterrorizaba y por el otro lado la hacía querer llorar de alegría. Ella forzó de vuelta las lágrimas. —Está bien —dijo Damon suavemente—. Llora. Tenemos la situación en nuestras manos. Algo en su voz aterrorizó a Elena. No era ni la mitad de alegría que había tenido un minuto atrás, sino que sonaba completamente aterrorizada. Es porque él tiene miedo, ella pensó de pronto con asombro. Ella había visto a Damon

enojado,

pensativo,

frio,

burlón,

seductor,

incluso

sometido

y

avergonzado, pero ella nunca lo había visto asustado de nada. Ella difícilmente podía pensar en el concepto. Damon< aterrorizado< por ella. —¿Es por lo que hice ayer, cierto? —Ella preguntó—. ¿Ellos me van a matar? Ella estaba sorprendida con la calma que lo dijo. Ella no sintió nada excepto una vaga angustia y deseó lograr que Damon no tuviera más miedo. 171

—¡No! Él la tomo con la longitud de su brazo, mirándola—. Por lo menos no sin matarme a mí y a Sage y a toda la gente de la casa también, si los conozco bien. Se detuvo como si le faltara el aire, lo que era imposible, Elena se recordó a sí misma. Él está jugando, ella pensó. —Pero eso es lo que ellos quieren hacer —ella dijo. Ella no sabía porque estaba tan segura. Quizás estaba agarrando algo telepáticamente. —Ellos han< hecho tratos— Damon dijo tranquilamente—. No es un caso del Viejo Drohze realmente; creo que hay asesinatos por aquí todo el tiempo y el ganador se lo lleva todo. Pero aparentemente durante la noche, palabras de lo que has dicho se han ido divulgando. Esclavos de los estados cercanos se están negando a obedecer a sus amos. Todo este suburbio está sumido en el caos y tienen miedo de lo que pasaría si los otros sectores escuchan algo acerca de esto. Algo tiene que hacerse lo más pronto posible o toda la Dimensión Oscura podría explotar como una bomba. Incluso mientras Damon hablaba, Elena podía escuchar los ecos de lo que había sido informado por la Asamblea que había llegado a la puerta del Dr. Meggar. Ellos estaban también aterrorizados. Quizás esta era el comienzo de algo importante, pensó Elena, su mente estaba inmersa es sus propios pequeños problemas. Incluso muerta, sería un precio muy alto a pagar para liberar las miserables personas de sus demoniacos amos. —¡Pero eso no es lo que pasaría! —dijo Damon, y Elena se dio cuenta que estaba proyectando sus pensamientos. Existía una genuina angustia en la voz de Damon—. Si nosotros hubiéramos planeado las cosas, si existieran líderes que se quedaran aquí y supervisaran la revolución, si pudiéramos encontrar líderes lo suficientemente fuertes para hacerlo entonces habría una oportunidad. En cambio, todos los esclavos están siendo castigados, en todos los lados en que la palabra fue difundida. Están siendo torturados y matados por una mera sospecha de simpatía por ti. Sus dueños están dando ejemplos por toda la cuidad. Y sólo está empezando a empeorar. El corazón de Elena que había estado inmerso en un sueño de hacer una verdadera diferencia, se vino abajo y miro aterrorizada a los ojos negros de Damon—. Pero tenemos que terminar eso. Incluso si tenemos que morir< Damon tiro de ella acercándola a él—. Tú, Bonnie y Meredith.

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Su voz sonó ronca—. Muchas personas las han visto juntas. Muchas personas las ven a ustedes tres como las problemáticas. El corazón de Elena se puso helado. Tal vez la peor cosa que ella podía ver desde el punto de vista económico de los esclavos era que si con un incidente de esa insolencia quedaba impune y la palabra se extendió< el cuento crecería en el relato. —Nos hicimos famosos durante la noche. Seremos las leyendas del mañana, —ella murmuró, mirando en su mente una ficha de domino derrocando a otra golpeando a otra, hasta que la cadena caía diciendo la palabra `heroína´. Pero ella no quería ser una heroína. Ella sólo había ido para traer a Stefan de vuelta. Y mientras ella podía enfrentarse a ellos con su vida para detener que los esclavos fueran torturados y matados, ella misma mataría a cualquiera que tratara de ponerle las manos encima a Bonnie o Meredith. —Ellos se sienten de la misma manera —dijo Damon—. Ellos escucharon lo que la congregación tenía que decir—. Él agarro sus brazos como si fuera una abrazadera. —Una joven llamada Helena fue golpeada y colgada esta mañana por tener un nombre similar al tuyo. Ella tenía quince años. Las piernas de Elena cedieron, como tantas veces lo habían hecho en los brazos de Damon< pero nunca por esta razón. Él fue con ella. Esta era una conversación que tenías sentado en una tarima descubierta—. ¡No fue tu culpa Elena! ¡Tú eres lo que eres! ¡Las personas te aman por lo que eres! El pulso de Elena palpitaba frenéticamente. Todo estaba mal< pero ella lo hizo peor, no pensando, imaginando que su vida era la única en riesgo, actuando antes de evaluar las consecuencias. Pero en la misma situación lo haría de nuevo. O< con vergüenza, ella pensó, haría algo por el estilo. Si supiera que habría puesto a todos los que quiero en peligro le habría rogado a Damon que rogara a ese gusano propietario de los esclavos. Comprarla por un precio escandaloso< si tuviéramos el dinero. Si el sólo hubiera oído< si otro golpe de l{tigo no hubiera matado a Lady Ulma< De pronto su cerebro se puso duro y frio. Ese es el pasado. Este es el presente. Trata de Manejarlo. 173

—¿Qué podemos hacer? —Se trató de liberar y sacudir a Damon; ella estaba así de frenética—. ¡Debe haber algo que podamos hacer! No pueden matar a Bonnie y Meredith, ¡Y Stefan morirá si no lo encontramos! Damon la apresó con más fuerza. Él mantenía su mente protegida de la de ella, Elena se dio cuenta. Esto podía ser bueno o malo. Podía ser que existiera una solución que se mostraba reacio a mostrarle; o puede que significara que la muerte de las tres —esclavas rebeldes— sería la única cosa que los líderes de la cuidad aceptarían. —Damon. —Él la sostenía demasiado fuerte como para poder liberarse, cosa por la cual Elena no le podía ver el rostro. Pero ella lo visualizaba y podía también tratar de localizarlo directamente de mente a mente. —Damon existe algo, cualquier forma en la que podamos salvar a Bonnie y Meredith tienes que decírmelo. Tienes que hacerlo. ¡Te lo ordeno! Ninguno de los dos tenía ánimo de encontrarlo divertido o incluso darse cuenta de que los esclavos les estaban dando órdenes a sus dueños. Pero al fin Elena escuchó la telepática voz de Damon. Ellos dicen que si te llevo de vuelta ahora al joven Drohze y te disculpas, puedes ser perdonada con seis golpes con esto. De algún modo Damon creó una caña flexible de alguna madera pálida. Ceniza probablemente, pensó Elena, sorprendida de lo calmada que estaba. Es la única substancia igualmente efectiva para todos: incluyendo a los vampiros, incluso los más antiguos, que ellos tienen sin lugar a dudas aquí. Pero tiene que ser público, para que puedan empezar los rumores del otro lado. Ellos piensan que el alboroto terminara, si tú, la que empezó la desobediencia, admites tu posición de esclava. Los pensamientos de Damon eran pesados y también el corazón de Elena. ¿Cuántos de sus principios serían traicionados si ella hacia esto? ¿Cuántos esclavos condenaría ella a servir por el resto de sus vidas? De pronto la voz mental de Damon estaba enojada. No vinimos aquí para reformar la Dimensión Oscura, le recordó, con un tono que hizo a Elena contraerse de dolor. Damon la sacudió ligeramente. Vinimos a rescatar a Stefan, ¿Recuerdas? Ni que decir, que nunca tendremos la oportunidad de hacerlo si tratamos de hacer de Espartaco. Si empezamos una guerra que sabemos que no podemos ganar. Ni los guardianes pueden ganarla. Una luz llego a la cabeza de Elena. 174

—Por supuesto —dijo ella—. ¿Por qué no pensé en esto con anterioridad? —¿Pensar que cosa antes? —Dijo Damon desesperado. —Nosotros no luchamos< ahora. Todavía no he dominado mis poderes básicos, mucho menos las Alas del Poder. Y de este modo ellos ni siquiera se preguntarían por ellos. —¿Elena? —Volveremos. Elena le explicó con entusiasmo—. Cuando pueda controlar todos mis poderes. Traeremos aliados con nosotros, fuertes aliados que encontraremos en el mundo humano. Podría tardar un año pero algún día volveremos para terminar lo que empezamos. Damon se encontraba mirándola como si se hubiera vuelto loca, pero no importaba. Elena podía sentir el poder a través de ella. Esta era una promesa, pensó, que mantendría incluso si la mataba. Damon tragó—. ¿Podemos hablar del presente ahora? —Preguntó. Fue como si hubiera golpeado los ojos de un buey. El presente. Ahora. —Sí. Sí, por supuesto. —Elena miró el palo de ceniza—. Por supuesto que lo haré Damon. No quiero que nadie más sea herido por mi culpa antes de que esté lista para luchar. El Dr. Meggar es un gran curador. Si me permitierá regresar a él. —Honestamente no lo sé —dijo Damon, manteniendo su mirada—. Pero si se una cosa. Tu no sentirás un solo golpe, te lo prometo —dijo rápida y sinceramente, poniendo muy grandes sus ojos negros—. Me asegurare de eso; todo será canalizado lejos. Y no veras ningún rastro de marcas por la mañana. Pero< — terminó mucho más delicado—, te tendrás que arrodillar para pedirme perdón, porque soy tu dueño y también ante ese sucio, escrofuloso, abominable viejo. — Las maldiciones de Damon lo hicieron dejar llevarse por un momento en italiano. —¿Ante quién? —Ante el líder de los suburbios y posiblemente ante el hermano mayor de Drohzne también. —Bueno. Diles que me disculparé ante todos los Drohnes que quieran. Diles rápido, en caso de que perdamos nuestra oportunidad. Elena podía ver la mirada que él le dio, pero su mente estaba vuelta al interior. ¿Dejaría ella que Bonnie y Meredith hicieran esto? No. ¿Permitiría que le 175

pasara a Caroline si de cualquier modo pudiera detenerlo? Tampoco. No, no, no. Los sentimientos de Elena acerca de la brutalidad hacia niñas y mujeres siempre habían sido extremadamente fuertes. Sus sentimientos a la ciudadanía de segunda clase mundial de mujeres se habían vuelto extraordinariamente fuertes desde que volvió del más allá. Si ella había sido devuelta al mundo con un propósito, ella decidió ayudar a liberar niñas y mujeres de la esclavitud que muchas de ellas ni siquiera podían ver, y eran parte de eso. Pero esto no sólo se trataba de propietarios de esclavos viciosos y de hombres y mujeres sin rostro oprimidos. Se trataba de Lady Ulma y de mantenerla a ella y a su bebe seguros< y era por Stefan. Si ella cedió, ella sólo sería una esclava imprudente que causó un pequeño escándalo en la carretera que fue firmemente puesta en su lugar por las autoridades. De lo contrario, si su grupo fuera examinado< si alguien descubriera que estaban aquí para liberar a Stefan< Si Elena fue la que causo que el orden llegara: Había que mover el grupo a una mayor seguridad, deshacerse de esta tonta llave kitsune< Su mente se encontraba llena de cólera con imágenes de las formas en que Stefan podía ser castigado, podía ser alejado, podía perderse si este incidente de los suburbios tomara proporciones indebidas. No, ella no abandonaría ahora a Stefan por luchar en una guerra que podría no ser ganada. Pero que ella tampoco olvidaría. Volveré por todos ustedes, prometió. Entonces la historia tendría un final distinto. Se dio cuenta de que Damon aún no se había ido. Él la estaba mirando con el ojo fijo de un águila—. Ellos me enviaron a traerte, —dijo tranquilo—. Ellos nunca pensaron en un no como respuesta. —Elena pudo sentir la rabia feroz de su furia contra ellos y le tomó la mano y la apretó. —Yo volveré contigo en el futuro, por los esclavos, —él dijo— Tú lo sabes, ¿no es verdad? —Por supuesto—, dijo Elena, y su beso rápido se convirtió en uno largo. Ella no había absorbido lo que Damon había dicho sobre canalizar el dolor. Ella sentía que se trataba sólo de un beso lo que debía soportar, pero luego Damon le acarició el cabello; el tiempo no significo nada hasta que Meredith llamó a la puerta.

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El amanecer rojo sangriento se había vuelto extraño, casi de ensueño en el momento en que Elena fue llevada a una estructura abierta donde los señores a cargo de los suburbios se encontraban sentados sobre una pila de multas como cojines gastados. Las botellas y frascos de cuero con joyeros llenos de Magia Negra iban y venían, el único vino que los vampiros podían realmente disfrutar, fumando en pipas de agua y eventualmente escupiendo las sombras oscuras. Esto fue a pesar de la multitud de gente reunida atraída por la palabra de un castigo público de una linda y joven niña. Elena había estado ensayando sus líneas. Ella fue marcada, amordazada, esposada de manos antes de que la venta ambulante y de que las autoridades escupieran. El joven Drohze estaba sentado en una especie de sofá incomodo y dorado y Damon se encontraba entre él y las autoridades, luciendo tenso. Elena nunca se había encontrado tan tentada de improvisar su parte desde su obra escolar, cuando ella había lanzado una maceta a Petruchio e hizo caer la casa en la última escena de La Fierecilla Domada. Pero esto era un negocio mortal muy serio. La libertad de Stefan y la vida de Bonnie y Meredith podrían depender de eso. Elena movió la lengua dentro de su boca, que estaba muy seca. Y extrañamente ella encontró los ojos de Damon, el hombre con el palo levantándolo. El parecía estar contando con su coraje e indiferencia, sin usar para nada la telepatía. Elena se preguntaba si él había estado antes en una situación similar. Ella fue pateada por uno de los acompañantes que le recordó donde se encontraba. Le habían prestado un atuendo apropiado, descartado del ropero de la hija casada del Dr. Meggar. Era color perla en el interior, lo que significaba que se veía malva a la luz carmesí del sol. Lo más importante, usado sin su enagua color malva, descubierta de la cintura a la espalda, dejando la espalda de Elena completamente desnuda. Ahora de acuerdo con la tradición, se arrodillo frente a los ancianos, y se inclino hasta que su frente descansó en una vistosa y muy sucia alfombra a los pies de los ancianos, pero muchos pisos más abajo. Uno de ellos la escupió. No estaban emocionados, ni

agradecidos. Le decían obscenidades, y

lanzaban misiles, en su mayoría con forma de basura. La fruta era muy preciada 177

aquí para pensar en desperdiciarla. El excremento seco sin embargo no lo era y Elena encontró las primeras lágrimas aflorando cuando se dio cuenta con lo que estaba siendo apedreada. Coraje e indiferencia, se dijo a sí misma, sin atreverse a mirar a Damon. Ahora, cuando el público había tenido su tiempo de juego debido, uno de los ancianos que fumaba una pipa de agua se levantó. Leyó palabras de un arrugado pedazo de papel que Elena no pudo entender. Pareció ser eterno. Elena, en sus rodillas, con la frente contra la sucia alfombra, sintió como si se encontrara asfixiada. Finalmente el pedazo de papel fue guardado y el joven Drohze se levantó, y describió en una voz alta, casi histérica y en un extravagante idioma, la historia de una esclava que atacó a su propio amo (Damon, Elena se dio cuenta mentalmente) para liberarse de su supervisión y atacó a la cabeza de su familia (el viejo Drohze, pensó Elena) y su pobre forma de vida, su transporte, y su desesperanzada, insolente, perezosa esclava; y como todo esto ha dado lugar a la muerte de su hermano. Para los oídos de Elena, en principio, el parecía estar culpando de todo esto a Lady Ulma porque ella había caído bajo su cargo. —Ustedes todos saben a qué esclavo me refiero, ella no se molestaría en apartar una mosca caminado delante de sus ojos, —el gritó alentando al publico atraído, que respondió con nuevos insultos y poniendo un renovado desuello* sobre Elena, ya que Lady Ulma no se encontraba ahí para ser castigada. Finalmente el joven Drohzne terminó de contar como esta atrevida mujerzuela (Elena) quien, vistiendo pantalones como hombre, había atrapado al hermano de su dueño y logro llevar toda esta valiosa propiedad más allá de su persona (¿Todo por mi misma? Se preguntó irónicamente Elena); y lo había llevado a la casa de un curandero sospechoso (Dr. Meggar) que se negó a darle la espalda de esclavo original. —Yo sabía cuando oí esto que nunca más vería a mi hermano o a su esclavo de nuevo —el lloró lamentándose, cosa que de alguna manera había sido capaz de mantener en todo el relato. —Si el esclavo hubiera sido tan flojo, te habría alegrado, —dijo un chistoso de la multitud. —No obstante, —dijo un hombre gordo cuya voz hizo recordar a Elena al irresistible Alfred Hitchcock: la fúnebre pronunciación y las mismas pausas antes

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de las palabras importantes, que servían para poner el ambiente más sombrío y todo el negocio más serio de lo que alguien habría hasta ahora pensado. Este era un hombre con poder, se dio cuenta Elena. La grosería, el desuello, la venta ambulante y escupir habían quedado en silencio. El gran hombre era sin lugar a dudas la equivalencia local de un padrino en estos dolorosamente pobres residentes de los suburbios. Su palabra podía ser la que determinara el destino de Elena. —Y desde entonces, —él decía lentamente, rechinando cada cuantas palabras de forma irregular, un dulce color dorado salía de un recipiente reservado para sí mismo—, el joven vampiro Damon a compensado y aún más generoso, también lo hizo por toda la propiedad dañada—. Aquí hubo una larga pausa y miro al joven Drohze.─ Por eso, su esclava, Elena, que empezó todo este problema no será incautada y puesta en pública subasta, pero hará su humilde obediencia y rendición, aquí, y por su propia voluntad, recibirá el castigo que ella sabe en qué consiste. Elena se encontró a si misma aturdida. Ella no sabía si es que era por todo el humo que flotaba debajo de ella antes de arrodillarse, pero las palabras `ser puesta en pública subasta´ la pusieron en shock hasta el punto de casi desmallarse. Ella no tenía idea de que algo así pudiera ocurrir, y las imágenes que se vinieron a su mente eran extremadamente poco placenteras. También se dio cuenta de su nuevo alias, y también Damon. En realidad fue afortunado, pensó, sería bueno que Shinichi y Misao nunca hubieran oído acerca de esta pequeña aventura. Notas del Traductor: 1[*]Silex: también llamada pedernal, usado para encender fuego por su capacidad de crear chispas al chocarse con otra pieza de igual o mayor dureza 2 [*]Yesca: materia muy seca y fácilmente inflamable. 3 [*]Desuello: Quitar la piel del cuerpo de una persona o un animal, o de alguno de sus miembros

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Traducido por Darkgirl Corregido por chole_ann

Pandemonium*. Elena levantó su cabeza, confundida. Si se suponía que debería ser la esclava arrepentida por más tiempo. Los líderes de la comunidad estaban todos murmurando el uno con el otro, apuntando con sus dedos, levantando las manos. Damon había restringido psicológicamente al padrino, quien parecía considerar su participación en la ceremonia, como si esta hubiera concluido. La multitud estaba ululando animada. Parecía como si fuera a haber otra pelea. Esta vez entre Damon y el hombre del Padrino, especialmente el llamado Clewd. La cabeza de Elena parecía un remolino. Ella pudo escuchar únicamente frases desarticuladas. —Sólo seis golpes y prométeme qué podre dirigirlo. —Damon estaba gritando. —¿Realmente crees que esa pequeña lacayo dirá la verdad? —Alguien más probablemente Clewd—estaba gritando en respuesta. ¿Pero el Padrino no era exactamente ese también? ¿Sólo un poco más grande, más atemorizante e indudablemente el lacayo más grande quien informaba a alguien de más rango que él y que no nublaba su mente fumando drogas? Elena pensó y luego agachó la cabeza cuando el hombre gordo miró hacia a ella. Ella pudo oír a Damon nuevamente, esta vez claramente por encima del alboroto. Él estaba de pie junto al Padrino. —Yo había creído que incluso aquí habría algún honor una vez que la negociación fuera hecha.

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Su voz hizo obvio que él ya no pensaba que las negociaciones fueran posibles y que él estaba a punto de seguir con el ataque. Elena se tensó, horrorizada. Ella nunca había oído tal amenaza abierta en su voz. —Espere. —Fue un tono displicente el que utilizó el Padrino, pero causó un momento de silencio en la multitud. El hombre gordo, habiendo quitado la mano de Damon de su hombro, giró la cabeza hacia Elena. —Yo no me involucro, por mi parte y en cuanto a la participación de mi sobrino Clewd. Diarmund o quien quiera que seas, eres libre de castigar a tu propia esclava con tus propias herramientas. Inesperada y sorpresivamente, el viejo estaba cepillando algunos pequeños pedazos de su barba dorada y hablando directamente a Elena. Sus ojos eran viejos, cansados y sorpresivamente exigentes. —Clewd es un maestro en azotes, ya sabes. Él tiene su propio y pequeño invento. Él lo llama Bigotes de Gato y un latigazo puede sacar la piel desde el cuello hasta la cadera. Muchos hombres mueren después de diez golpes, pero me temo que él estará decepcionado hoy. Luego expuso unos dientes sorprendentemente blancos, el padrino sonrió. Él extendió hacia ella el plato de dulces de oro que había estado comiendo. —Tal vez quieras probar uno antes que tu castigo continúe. Con miedo a probar uno y con miedo de no hacerlo, Elena tomó un de las piezas irregulares y se lo metió en la boca, sus dientes crujían agradablemente, ¡La mitad de una nuez! Eso eran los dulces misteriosos, sumergido en una especie de jarabe de limón con trozos de ají, o algo así cubriendo el dulce con todas esas cosas doradas y comestibles. ¡Ambrosía! El padrino le decía a Damon—. Has tu propia disciplina chico. Pero no seas negligente con ella y enséñale como cubrir sus pensamientos, ella tiene demasiado ingenio para ser desperdiciado aquí en estos barrios de burdeles. Pero entonces, ¿Por qué no creo que ella quiera convertirse en una famosa cortesana en absoluto? Antes que Damon pudiera contestar o Elena pudiera admirar su genuflexión, él se había ido, acompañado por un criado hacia el único coche con caballos. Elena había sido vista en los barrios pobres. Para entonces la discusión de los líderes cívicos, impulsados por el joven Dorhzne, había llegado a un repentino acuerdo.

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—Diez latigazos y ella necesita las sogas y tú deberías dárselas. —Ellos dijeron—. Pero nuestra palabra final es diez. El hombre que negociaba contigo ya no tiene poder para argumentar. Casi por casualidad, uno levantó un mechón de pelo de una cabeza sin cuerpo, absurdamente coronada con hojas polvorientas, en anticipación al banquete después de la ceremonia. Los ojos de Damon estallaron con verdadera rabia con los objetos a su alrededor vibrando. Elena pudo sentir su poder como la cría de una pantera contra una correa. Ella sintió como si estuviera hablando contra un huracán que devolvía cada palabra de nuevo a su garganta. —Yo estoy de acuerdo. —¿Qué? —Se acabo Da< Maestro Damon. No m{s gritos. Yo estoy de acuerdo. Ahora, ella se postro en la alfombra antes que Dorhzne, hubo un repentino lamento de mujeres y niños jugando a tirar bolitas animadamente—algunas veces al mal—sonriente propietario de la esclava. La cola de su vestido se extendía tras ella como un vestido de novia, la falda de perla haciendo a la enagua un color burdo brillante en la eterna luz roja. Su cabello había caído libre de su moño, formando una nube alrededor de sus hombros tanto que Damon tuvo que dividirlo con sus manos. Él estaba temblando de rabia y Elena no se atrevió a mirarlo, sabiendo que sus mentes se precipitarían juntas. Ella fue la que se acordó de decir su discurso formal ante él y el joven Dorhzne, así que está completa farsa no tendría que ser restablecida. Dicho con sentimiento. Su profesora de teatro la Señora Courtland había siempre censurado a la clase. Si no hay sentimiento en ti no habrá ningún sentimiento en la audiencia. —¡Maestro! —Elena dijo en una voz que era lo suficientemente fuerte para ser oída por encima del lamento de las mujeres. —Maestro, no soy más que una esclava, no soy apta para enfrentarle. Pero he traspasado la ley y acepto mi castigo amablemente, si amablemente< si yo le restauro, usted tendrá su respeto devuelta el cual usted había disfrutado antes de mi maldad inusitada. Le ruego castigue a esta esclava desgraciada que yace como despojos descartados en la ruta de su gracia.

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El discurso, que ella había gritado en un tono invariable vidrioso era de alguien que había aprendido cada palabra de memoria, no había necesitado realmente más de cuatro palabras. —Maestro ruego su perdón. —Pero nadie habría reconocido la ironía que Meredith había puesto o lo habría encontrado divertido. El padrino lo había aceptado y el joven Dorhzne ya lo había escuchado una vez. Y ahora era el turno de Damon. Pero el joven Dorhzne no había terminado aún. Sonriendo a Elena el dijo. —Aquí es donde debe estar señorita. Pero quiero ver primero esa varilla de cenizas antes de que lo use. —Un tropiezo para Damon. Unos pocos silbidos y golpes a los cojines alrededor de ellos (llenando el aire con polvo color rubí) le satisfago pues la barra era todo lo que incluso el pudiera desear. Con la boca visiblemente aguada, se instaló en el sillón de oro, viendo a Elena de pies a cabeza. Y finalmente el momento había llegado. Damon no podía postergarlo por más tiempo. Lentamente como si cada paso fuera parte de una obra que no había ensayado adecuadamente, se deslizo junto a Elena para conseguir un ángulo. Finalmente, la multitud reunida se inquietó, las mujeres mostraban signos de perderse en la bebida y no en lamentos. Él tomo su lugar. —Pido perdón, mi maestro. —Elena dijo sin ninguna expresión en su voz. Si él mismo se lo hubiera permitido. Ella pensó. Él ni siquiera hubiera recordado su necesidad. Ahora, en efecto era el momento. Elena supo lo que Damon le había prometido. Ella también supo que muchas promesas se habían roto ese día. Por un lado diez era casi el doble seis. Ella no estaba esperando esto. Pero cuando el primer golpe vino, ella supo que Damon no era de los que rompía promesas. Ella sintió un ruido sordo, un entumecimiento y luego una humedad que la hizo levantar la cabeza mirando a través de las celosías por encima de ellos entre las nubes, era desconcertante darse cuenta que la humedad era su propia sangre, derramada sin dolor, corriendo por su lado.

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—Hazla contarlos, — el Joven Dorhzne dijo en un gruñido y Elena dijo—: Uno. Antes que Damon pudiera responderle. Elena seguía contando con la misma voz clara y si afección. Ella no estaba aquí, en este mal oliente y horrible canal en absoluto. Ella estaba tumbada con los codos en el suelo apoyando su cara y mirando los profundos ojos de Stefan, esos ojos verdes de primavera, que nunca serían viejos, no importando cuántos siglos él acumulara. Ella estaba soñadoramente contando con él y diez sería la señal para saltar y empezar la carrera. Estaba lloviendo suavemente, y Stefan le estaba dando ventaja, y pronto, muy pronto iba a enfrentarse con él y salir corriendo por el verde y exuberante paisaje. Ella haría esta una carrera justa y realmente pondría sus músculos en ello, pero Stefan, por supuesto la atrapa. Luego caen en la hierba juntos, riendo y riendo como si estuvieran histéricos. En cuanto a los sonidos vagos y lejanos de miradas maliciosas y de gruñidos de borrachos, incluso estos fueron gradualmente cambiando. Todo tenía que ver con algún tonto sueño con Damon y una varilla de cenizas, en el sueño, Damon se movía lo suficiente para satisfacer al público más exigente, y luego el látigo, que Elena pudo oír en el silencio incrementándose, sonaba más que suficiente y la hizo sentir nauseas cuando comprendió que era el sonido de su propia piel quebrándose pero ella no sentía más que los torpes golpes arriba y abajo de su espalda, y Stefan estaba levantando su mano para ¡Besarla! —Siempre seré tuyo —Stefan dijo—. Nos pertenecemos cada vez en tus sueños. Siempre seré tuya Elena le dijo, sabiendo que él podía entender el mensaje. No seré capaz de soñar contigo todas las noches, pero siempre estoy contigo. —Siempre, mi ángel. Estoy esperando por ti. —Stefan dijo. Elena escuchó su propia voz diciendo—: Diez—, y Stefan besó su mano nuevamente y se fue, intermitente, desconcertada y confundida por la irrupción repentina de ruidos, se sentó con cautela, mirando alrededor. El joven Dorhzne estaba inclinado sobre si mismo lleno de furia, decepción y con tanto licor que ni siquiera él podía mantenerse en pie. Las quejumbrosas mujeres hace rato se habían quedado en silencio, asombradas. Los niños eran los únicos que aún seguían haciendo ruido, subiendo y bajando en las juntas,

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susurrando unos entre otros y corriendo como si Elena les hubiera echado un vistazo en su camino. Y luego con una total falta de ceremonia, esta había acabado. Cuando Elena se levantó, un círculo completo giro alrededor de ella y las piernas se le doblaron, Damon la atrapó y llamó a uno de los pocos jóvenes consientes que estaba inclinados hacia él—. Denme una capa—. No fue una petición y el mejor vestido de los hombres, que parecía haber estado en los barrios bajos, le arrojó una capa negra, bordeada con un azul verdoso y dijo—: Quédatela. La actuación estuvo maravillosa, ¿Es un acto de hipnotismo? —Ninguna actuación. —Damon gruñó, en una voz que detuvo a los otros merodeadores de los barrios bajos en el acto de sacar sus tarjetas de visitante. —Tómalas, —Elena susurro. Damon tomó una tarjeta con una mano de mala gana. Pero Elena se forzó a lanzar su cabello sobre su cara y a sonreír suavemente con pesados párpados al joven hombre que sonrió tímidamente en respuesta. —Cuando a< actúes de nuevo< —Lo escucharas. —Elena respondió. Damon ya estaba llevándola al Doctor Meggar, rodeados por los inevitables chicos tirando de sus capas. Fue entonces cuando a Elena se le ocurrió preguntarse porque Damon había pedido una capa a unos desconocidos cuando de hecho él ya llevaba una.

—Ellos deben tener la ceremonia en alguna parte, ahora que hay muchos de ellos. —La Señora Flowers dijo en un gentil tono de angustia cuando Matt y ella se sentaron a tomar un té herbal en la sala de la pensión. Era la hora de la cena, pero aún había un poco de luz afuera. —¿Ceremonias para qué? —Matt preguntó. Él no había pasado por la casa de sus padres desde que había dejado a Elena y Damon más de una semana atrás, de vuelta en Fell`s Church, él se detuvo en la casa de Meredith, que quedaba a las a fueras de la ciudad, y ella lo convenció de ir primero a la casa de la Señora Flowers. Después de la conversación que los tres habían tenido incluida Bonnie, Matt había decidido que lo que era mejor era volverse `invisible´. Su familia estaría más segura si nadie se enteraba que él aún estaba en Fell`s Church. Él viviría en la 185

pensión, pero ninguno de los chicos que estaban causando problemas lo notaria, luego con Bonnie y Meredith a salvo y reuniéndose con Damon y Elena, Matt podría ser alguna clase de agente secreto. Ahora él casi deseaba haber ido con las chicas. Tratando de ser un agente secreto en un lugar donde los enemigos parecían ser capaces de oír y ver mejor de lo que tú podías, como también moverse mucho más rápido, no había resultado ser de tanta ayuda como había parecido. Él pasó leyendo la mayor parte del tiempo en los blogs de Internet que Meredith había indicado, buscando pistas que les pudieran ser de alguna ayuda. Pero él no había leído nada acerca de la necesidad de una ceremonia. Él giró hacia la Señora Flowers cuando ella preocupadamente tomó su té. —¿Ceremonias para qué? —Él repitió. Con su suave y blanco cabello, su gentil y distraído rostro y sus amigables ojos azules, la Señora Flowers lo miró como la mayoría de las ancianas inofensivas en el mundo. Ella no era una bruja de nacimiento, o una jardinera por vocación, ella sabía tanto acerca de hierbas toxicas y magia negra como magia blanca y plantas medicinales. —Oh, para hacer generalmente cosas desagradables. —Ella respondió tristemente, quedándose con la vista fija en las hojas de té en su tasa. —Ellos se reúnen como en una asamblea, tú sabes, para lograr que todo el mundo trabaje. Probablemente también hacen algo de magia negra ahí. Parte de ello es chantaje y lavado de cerebro, se puede decir que todos los nuevos son convertidos en culpables para así poder asistir a las reuniones. Ellos pueden ceder y ser plenamente iniciados< esa clase de cosas. Muy desagradable. —¿Pero qué clase de desagradable? —Matt persistió. —Realmente no lo sé, cariño. Nunca he ido a una de esas. —Matt lo consideró. Eran casi las 7:00, que era el toque de queda para los menores de dieciocho años. Los dieciocho parecían ser la edad máxima para que un chico pueda estar o ser poseído. Por supuesto no era un toque de queda oficial. El departamento del Sheriff parecía no tener ninguna idea como tratar con la curiosa enfermedad que se estaba generando en las jóvenes de Fell`s Church. ¿Escarmentaban los chicos? Era la policía la que estaba asustada. Un joven Sheriff había regresado llorando de la casa 186

de Ryan enfermándose luego de ver como Karen Ryan había mordido la cabeza de sus ratones y lo que habían hecho con el resto de ellos. ¿Los encerraban? Los padres no lo permitirían, no importa cuán malo fuera el comportamiento de sus hijos o cuan obvio era que sus hijos necesitaban ayuda. Los niños que eran llevados a la siguiente ciudad para una cita con el psiquiatra se sentaban recatadamente y hablaban calmada y lógicamente< por los quince minutos completos de la cita. Luego, en el viaje de regreso ellos tomaban venganza, repitiendo todo lo que sus padres decían en perfecta mímica, haciendo sonidos reales de animales, manteniendo conversaciones con ellos mismos con lenguajes asiáticos o incluso recurrían al escalofriante cliché de hablar hacia atrás. Ni la disciplina ordinaria o ninguna ciencia médica parecían tener la respuesta al problema de los niños. Pero lo que más asustaba a los padres era cuando sus hijos e hijas desaparecían. Desde el principio se asumió que los niños iban al cementerio, pero cuando los adultos trataron de seguirlos a una de esas reuniones secretas, ellos encontraron el cementerio vacío, incluso en la cripta secreta de Honoria Fell, los niños parecían simplemente haber< desaparecido. Matt pensó que tenía la respuesta para esta adivinanza. Ese matorral de el viejo bosque aún estaba cerca al cementerio, cualquiera de los poderes de purificación de Elena no habían llegado tan lejos, o el lugar era tan malévolo que había resistido su limpieza. Y, como Matt sabía bien, los viejos bosques estaban completamente bajo el control de Kitsune. Podías dar dos pasos dentro del matorral y pasar el resto de tu vida tratando de salir. —Pero tal vez soy lo suficientemente joven para seguirlos. —Él le dijo a la Señora Flowers—. Se que Tom Pierler va con ellos y es de mi misma edad. Y también quien empezó todo esto: Caroline se lo pasó a Jim Bryce, quien se lo paso a Isobel Saitou. La señora Flowers miró abstraída—. Deberíamos preguntarle a la abuela de Isobel por más de esas Salas Sintoístas* contra el mal que ella bendijo. —Ella dijo— . ¿Crees que podamos hacerlo en algún momento, Matt? Pronto creo que tendremos que prepararnos para una barricada, eso me temo. —¿Es eso lo que dicen las hojas de té?

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—Si, cariño, y ellos están de acuerdo con lo que mi pobre cabeza dice también. Tal vez quieras contarle a la Doctora Alpert para que pueda sacar a su hija y nieta fuera de la ciudad antes de que sea muy tarde. —Le daré el mensaje, pero creo que va a ser difícil que Tyrone deje a Deborah Koll. Él está muy apegado a ella, hey tal vez la Doctora Alpert pueda sacar a los Koll también. —Tal vez ella pueda. Eso significaría menos niños por los que preocuparse. —La Señora Flowers dijo, tomando la taza de té de Matt para ver en ella. —Lo haré. —Fue extraño, Matt pensó. Él tenía tres aliadas ahora en Fell`s Church y todas eran mayores de sesenta. Una era la Señora Flowers , aún vigorosa para levantarse todas las mañanas a tomar un paseo y arreglar sus jardines; otra era Obassan, confinada a una cama, pequeña y del tipo muñeca, con su cabello negro amarrado en un moño, quien estaba siempre lista con la experiencia que ella había tenido como doncella de santuario; y la última era la Doctora local de Fell`s Church la Doctora Alpert, quien tenía cabello gris, piel morena oscura y un absoluto pragmatismo acerca de todo, incluida la magia. A diferencia de la policía. Se reusó a negar lo que pasaba en frente de ella, e hizo su mejor esfuerzo para aliviar los miedos de los niños así como también aconsejar a los horrorizados padres. Una bruja, una sacerdotisa y una doctora. Matt reconoció que tenía todas las bases cubiertas, especialmente desde que Caroline, la paciente original en este caso, había sido poseída por zorros o lobos o ambos. —Iré al encuentro esta noche. —Él dijo firmemente—. Los chicos han estado susurrando y comunicándose todo el día. Me esconderé en la tarde en algún lugar, donde pueda verlos ir al matorral. Luego los seguiré, en cuanto Caroline o, Dios nos ayude, Shinichi o Misao no estén con ellos. La señora Flowers le sirvió otra taza de té—. Estoy preocupada por ti Matt, cariño. Me parece que es un mal día para malos presagios. No es la clase de día para arriesgarse. —¿Su madre tiene algo que decir acerca de esto? —Matt preguntó, genuinamente interesado. La madre de la Señora Flowers había muerto hace algún tiempo, a inicios de 1900, pero eso no la había detenido de comunicarse con su hija. —Bien, eso justamente es algo. No he oído una palabra de ella en todo el día. Lo intentaré sólo una vez más. La señora Flowers cerró los ojos, y Matt pudo ver la textura crepé de sus párpados moviéndose como si ella estuviera buscando a 188

su madre o tratando de entrar en trance o algo así. Matt bebió su té y finalmente empezó a jugar con su celular. Al final la Señora Flowers abrió sus ojos y suspiró. —Querida Mamá (ella siempre la llamaba así, con el acento en la segunda silaba). Ella esta reacia hoy. No puedo llegar a ella para que me dé una respuesta clara. Ella dice que la reunión será muy ruidosa y luego silencio. Y está claro que ella piensa que será muy peligroso. Creo que mejor voy contigo querido. —¡No, no! Si su madre piensa que es peligroso, yo ni siquiera lo intentaría—. Matt dijo. Las chicas lo despellejarían vivo si algo le pasaba a la Señora Flowers, él pensó. Mejor jugar seguro. La señora Flowers se sentó de nuevo en su silla, pareciendo aliviada—. Bueno, — ella dijo por último—. Yo mejor me voy a deshierbar. Tengo musgo que cortar y secar también. Y arándanos que deben estar listos ya. Cómo vuela el tiempo. —Bueno usted ha cocinado para mí todo este tiempo —Matt dijo—. Desearía que me dejara pagarle el alojamiento. —¡Nunca me lo perdonaría! Eres mi invitado, Matt. Al igual que mi amigo, eso espero. —Por supuesto. Sin usted, estaría perdido. Y sólo tomaré un paseo a las afueras del pueblo. Necesito quemar algo de energía. Desearía< Se quedó callado de repente. Él había empezado a decir que deseaba poder disparar algunos aros con Jim Bryce. Pero Jim nunca volvería a disparar nunca, jamás. No con sus manos mutiladas. —Sólo saldré a tomar un paseo —él dijo. —Sí —dijo la Señora Flowers—. Por favor, Matt cariño, ten cuidado. Recuerda llevar una chaqueta o un corta vientos. —Sí, señora. —Eran comienzos de Agosto, con calor y humedad suficiente para caminar alrededor vestido con traje de baño. Pero Matt había sido educado para tratar a las ancianas de una cierta manera, incluso si eran brujas y en muchos casos tan agudas como un cuchillo X—acto que deslizó en su bolsillo antes de salir de la mansión. Entonces él salió y luego tomó un lado de la ruta bajando por el cementerio. Ahora, si él sólo fuera ahí, donde el suelo se sumergía bajo el arbusto, en el viejo bosque mientras nadie en el camino pudiera verlo desde ningún ángulo.

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Él se apuró escondiéndose, tratando de no hacer ningún ruido, agachándose bajo las lapidas. Manteniéndose alerta por cualquier cambio en el canto de los pájaros, lo que indicaría que los chicos estaban llegando. Pero el único cantó de aves era el chillido estridente de los cuervos en el matorral y él no vio absolutamente a nadie, hasta que se deslizo en su escondite. Luego se encontró cara a cara con una pistola, y tras de esta, la cara del Sheriff Rich Mossberg. Las primeras palabras del Sheriff parecían venir enteramente de rutina como si alguien hubiera jalado una cuerda en una muñeca parlante del siglo veinte. —Matthew Jeffrey Honeycutt, queda arrestado por violación y agresión en contra de Caroline Beula Forbes. Tiene el derecho de permanecer en silencio. —Al igual que usted —Matt susurró—. ¡Pero no por mucho tiempo! ¿Oye a esos cuervos todos croando a la vez? ¡Los chicos están llegando al viejo bosque. Y se están acercando! El Sheriff Mossberg es de los que no paran de hablar hasta que no han terminado, así que para ese momento él estaba diciendo—: ¿Entiendes estos derechos? —¡No, Señor! ¡Mi ne komprenas Dumbtalk! Un ceño apareció entre las cejas del Sheriff—. ¿Es eso alguna jerga Italiana que tratas de echarme? —Es Esperanto. ¡No tenemos tiempo! Ahí est{n< y, ¡Oh, Dios, Shinichi está con ellos! La última oración fue dicha en el más bajo de los susurros, Matt bajo la cabeza, mirando entre la mala hierba en las afueras del cementerio. Si era Shinichi, de la mano con una pequeña niña de casi doce años. Matt la reconoció vagamente: ella vivía arriba de Ridgemont. Ahora, ¿Cuál era su nombre? ¿Betsy, Becca
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conejitos‛. Matt sintió su boca secarse. Era una agonía observarlos andar al matorral del bosque, como ver ovejas subiendo por una rampa al matadero. Él tuvo que elogiar al Sheriff por no tratar de dispararle a Shinichi. Eso realmente hubiera desatado el infierno pero entonces, justo cuando la cabeza de Matt había caído en alivio y el último niño entró al matorral, él levantó la cabeza, el Sheriff Mossberg se estaba preparando para levantarse. —¡No! —Matt agarró su muñeca El Sheriff se soltó—. ¡Tengo que ir! ¡Él tiene a mi sobrina! —No la matara. Ellos no matan a los niños. No sé por qué, pero no lo hacen. —Escuchaste que clase de inmundicia les estaba enseñando. Él cantará en un tono diferente cuando vea una pistola Glock semiautomática encaminada a su cabeza. —Escuche —Matt dijo—. Usted tiene que arrestarme, ¿Cierto? Yo demando que usted me arreste. ¡Pero no valla dentro de ese bosque! —Yo no veo ningún bosque propiamente dicho —el Sheriff dijo con desdén. —Apenas hay espacio en esos robles para que todos esos niños se sienten. Si quieres ser de utilidad en la vida, puedes agarrar uno o dos de los pequeños cuando se echen a correr. —¿A correr? —Cuando me vean, ellos van a escapar probablemente en todas las direcciones, pero algunos de ellos tomaran el camino que usaron para volver. —¿Así que vas a ser de alguna ayuda? —No, Señor. —Matt dijo despacio y firmemente—. Y< y, mire< mire. Le ruego no valla ¡Allá! ¡Créame, se de lo que estoy hablando! —No sé qué clase de droga tengas puesta, chico, pero de hecho no tengo tiempo para hablar más. Y si tratas de detenerme de nuevo, —él levantó la Glock para apuntar a Matt—, te citaré por otro cargo, tratar de obstruir la justicia ¿Entendiste? —Sí, entendí —Matt dijo, sintiéndose cansado. Él se desplomó de nuevo en el escondite cuando el oficial haciendo un pequeño ruido se deslizó y siguió el camino hacia el matorral. Luego el Sheriff Rich Mossberg se dirigió a los árboles y se perdió del campo de vista de Matt. Matt se sentó en el escondite y sudó por una hora. Él estaba teniendo problemas manteniéndose despierto cuando hubo un movimiento en el matorral y Shinichi salió, liderando a los niños cantando y riendo. 191

El Sheriff Mossberg no salió con ellos. Notas del traductor: * Pandemonium; en este caso se puede referir a la capital del infierno *SINTIOISMO: a veces llamado shintoísmo, [2] es el nombre de una religión nativa de Japón. Involucra la adoración de los kami o espíritus de la naturaleza.

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Traducido por evelin Corregido por Ginabm

La tarde después del `Escarmiento´ de Elena, Damon obtuvo una habitación en el mismo complejo en donde el Dr. Meggar vivía. Lady Ulma se quedó en la oficina del doctor hasta que Sage, Damon y el Dr. Meggar la habían sanado completamente. Ahora, ella nunca hablaba de cosas tristes. Les contó demasiadas historias sobre su niñez hasta que ellos sentían que caminarían alrededor y reconocerían cada habitación, aunque era inmensa. —Supongo que ahora es el lugar de ratas y ratones, —ella dijo con nostalgia como conclusión de una de sus historias. —Y de arañas y polillas. —Pero, ¿Por qué? —dijo Bonnie, sin ver las señales que tanto Meredith y Elena le estaban dando para que no preguntara. Lady Ulma alzó la cabeza para mirar al techo—. Por causa del General Verantz. El demonio de mediana edad que me vio cuando yo tenía sólo catorce años. Cuando él tenía el ejercito atacó mi casa, ellos mataron a cada ser viviente que encontraron adentro, excepto a mí y a mi canario. Mis padres, mis abuelos, mis tías y tíos< mis hermanos y hermanas más jóvenes. Incluso mi gato que estaba durmiendo en el asiento de la ventana. El General Verantz me trajo delante de él, justo como estaba, en mi camisón y descalza, con mi cabello despeinado y salido de su malla, y al lado de él estaba mi canario con el paño de noche fuera de su jaula. Todavía estaba vivo y saltando tan alegre como siempre. Y eso hizo que todo lo que ocurrió pareciera peor de alguna manera, e incluso más como un sueño. Es difícil de explicar.

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—Dos de los hombres del General me tenían cuando me llevaron ante él. En realidad me estaban sosteniendo para que no pudiera correr, sin embargo. Yo era tan joven, y todo sucedió de prisa. Pero recuerdo exactamente lo que el general me dijo. Él dijo: `Le dije a este pájaro que cantara y el cantó. Les dije a tus padres que quería darte el honor de ser mi esposa y ellos se negaron. Ahora, mira a tu alrededor. ¿Ser{s como el canario o como tus padres?’ Y él señaló hacía un oscuro rincón de la habitación. Por supuesto, las únicas luces eran las de las antorchas y ya habían sido apagadas por ser de noche. Pero había la suficiente luz para ver que había un montón de objetos redondos, con paja o hierba alrededor de ellos. Al menos eso fue lo primero que pensé, en verdad. Era tan inocente y creo que la conmoción tuvo que haberle hecho algo a mi mente. —Por favor, —dijo Elena, acariciando suavemente la mano de Lady Ulma—. No tiene que continuar con esto. Nosotras entendemos< Pero Lady Ulma no pareció escuchar las palabras. Ella dijo—, y luego uno de los hombres del general levantó una especie de coco con la paja trenzada en la parte superior. Él la hizo girar casualmente, y de repente vi lo que era en realidad. Era la cabeza de mí madre. Elena se atragantó involuntariamente. Lady Ulma miró a las tres chicas con los ojos fijos y secos—. Supongo que piensan que soy muy insensible para hablar de estas cosas sin romper en llanto. —No, no< —Elena comenzó a decir rápidamente. Ella estaba temblando, incluso después de controlar sus sentidos psíquicos por lo menos a su alcance. Espero a que Bonnie no se desmayara. Lady Ulma estaba hablando de nuevo—. La guerra, la violencia casual y la tiranía son todo lo que he conocido desde mi inocente niñez que fue aplastada en ese momento. Ahora, es la bondad lo que me asombra, lo que hace que mis ojos se derramen con lágrimas. —Oh, no llores, —Bonnie le rogó, extendiendo sus brazos alrededor de la impulsiva mujer—, por favor no llores. Nosotras estamos aquí para ti. Mientras tanto, Elena y Meredith estaban frunciendo el ceño la una a la otra y se encogieron de hombros rápidamente. —Si, por favor no llores, —Elena se acercó, sintiéndose vagamente culpable, pero estaba decidida a intentar el Plan A—. Pero cuéntanos, ¿Por qué la propiedad de tu familia terminó en tan mala condición?

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—Fue por la culpa del general. Él fue enviado a tierras lejanas para luchar en guerras sin sentido. Cuando él se fue se llevo la mayor parte de su comitiva, incluyendo a los esclavos que estaban en su dominio en ese momento. Cuando se fue, tres años después de que hubiera atacado nuestra casa, yo estaba a su servicio y no fui elegida para ir con él. Tuve suerte. Su batallón fue aniquilado; los miembros del hogar que fueron con él fueron capturados o asesinados. No tenía ningún heredero y su propiedad volvió a la Corona (La realeza), no tenía ningún uso para ellos. Ha permanecido desocupada durante muchos años, y fue saqueada muchas veces, sin duda, pero con su verdadero secreto, el secreto de las joyas, sin descubrir< hasta donde yo sé. —El secreto de las Joyas, —Bonnie susurró, claramente poniendo la frase en mayúscula, como si fuera una novela de misterio. Ella todavía tenía un brazo alrededor de Lady Ulma. —¿Cuál secreto de las joyas? —Dijo Meredith con más calma. Elena no podía hablar por el delicioso escalofrió que estaba corriendo a través de ella. Esto era como ser parte de un juego mágico. —En la época de mis padres, era común ocultar la riqueza en alguna parte de la propiedad, y sólo los propietarios conocían el escondite. Por supuesto, mi padre, como diseñador y comerciante de joyas, tenía mucho más que ocultar que la mayoría de personas. Él tenía una maravillosa habitación que parecía algo así como la cueva de Aladino. Era su taller, en donde guardaba sus joyas en bruto, así como las piezas terminadas que habían sido encargadas o las que diseñaba para mí madre que simplemente estaban fuera de su imaginación. —¿Y nadie las ha encontrado? —Dijo Meredith. Había sólo el más mínimo matiz de escepticismo en su voz. —Si alguien lo hizo, nunca he oído hablar acerca de eso. Por supuesto, podrían haber obtenido la localización con el tiempo, pero el general no era un vampiro meticuloso ni paciente o un zorro, en cambio era un demonio bruto e impaciente. Asesinó a mis padres mientras se paseaba por la casa. Nunca se le ocurrió que yo, una niña de catorce años, podría compartir lo que sabía. —Pero lo hiciste< —Bonnie susurró, fascinada, tomando la historia a donde tenía que ir. —Pero lo hice. Y lo hago ahora. Elena tragó saliva. Todavía estaba tratando de mantener la calma, estaba tratando de ser más como Meredith, para mantener la cabeza fría. Pero justo 195

cuando abrió la boca para ser la de la cabeza fría, Meredith dijo—, ¿Qué estamos esperando? —Y se puso de pie. Lady Ulma parecía ser la persona más tranquila allí. Ella también parecía un poco aturdida y casi tímida. —¿Quieres decir que debemos de pedir a nuestro amo una audiencia? —¡Quiero decir que deberíamos salir y obtener esas joyas! —Elena exclamó—. Aunque, sí, Damon sería una gran ventaja si hay algo que necesite ser levantado. Sage, también. —Ella no podía entender porqué Lady Ulma no estaba emocionada. —¿No lo ves? —Dijo Elena, con su mente acelerada—. ¡Puedes tener a tu esposo de vuelta! Nosotros podemos hacer nuestro mejor esfuerzo para arreglar la habitación en la forma en que era cuando estabas pequeña. Quiero decir, si eso es lo que tú quieres hacer con el dinero. Pero me encantaría, por lo menos ver la cueva de Aladino. —Pero< bueno, —Lady Ulma parecía de repente angustiada—. Tenía la intención de pedirle al Amo Damon otro favor< aunque el dinero de las joyas podría ayudar con eso. —¿Qué es lo que quieres? —Elena dijo lo más gentilmente que pudo—. Y no necesitas llamarlo Amo Damon. Él te libero hace días, ¿Recuerdas? —Pero seguramente eso fue solo una< una celebración moment{nea— Lady Ulma todavía lucia perpleja—. Él no lo hizo oficial en las Oficinas del Servicio o algo parecido, ¿Verdad? —¡Si él no lo hizo es porque no lo sabía! —Gritó Bonnie al mismo tiempo que Meredith dijo—: En realidad no entendemos muy bien el protocolo. ¿Es eso lo que tiene hacer y que necesitas? Lady Ulma parecía sólo ser capaz de asentir con la cabeza. Elena se sintió humilde. Ella supuso que esta mujer, una esclava por más de veintidós años, debe pensar que encontrar la libertad es algo verdaderamente difícil. —Damon quería decirlo cuando dijo que todos estábamos libres, —ella dijo, de rodillas junto a la silla de Lady Ulma—. Él no sabía todas las cosas que tenía que hacer. Si tú nos dices, nosotras podemos decírselo y así todos podemos ir a tu antigua propiedad. Ella estaba a punto de levantarse de nuevo, cuando Bonnie dijo—, algo está mal. Ella no estaba tan feliz como lo estaba antes. Tenemos que encontrar que es.

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Abriendo sus percepciones psíquicas un poco, Elena podía decirle a Bonnie que tenía razón. Ella se quedo donde estaba, arrodillada al lado de la silla de Lady Ulma. —¿Qué es? —Dijo, porque la mujer parecía desnudar su alma cuando Elena hacía las preguntas. —Tenía esperanza, —Lady Ulma dijo lentamente—, que el Amo Damon podría comprar< —Ella se sonrojó, avanzó poco apoco con dificultad—. Podría encontrar en su corazón la bondad para comprar un esclavo m{s. El< el padre de mi hijo. Hubo un momento de perfecto silencio y luego las tres chicas hablaron, Elena adivino, tratando desesperadamente de hacer lo que ella misma estaba trabajando en no hacer, lo cual era no mencionar que ella había asumido que Old Drohzne era el padre. Pero, por supuesto, él no podría ser. Elena se regañó a sí misma. Ella estaba feliz sobre el embarazo, y ¿Quién podría estar feliz de tener un hijo con un monstro repugnante como Old Drohzne? Además, él no tenía ni idea de que ella pudiera estar embarazada y no le importaba. —Podría ser más fácil decir que hacerlo, —dijo Lady Ulma, cuando el murmullo de lástima y preguntas se había calmado un poco—. Lucen es un joyero, un hombre famoso que crea piezas que< que me recuerdan a las de mi padre. Él será costoso. —¡Pero tenemos la cueva de Aladino para explorar! —Bonnie dijo alegremente. —Quiero decir, tendrás suficiente dinero si vendes las joyas, ¿Cierto? O ¿Necesitas más? —Pero esas son las joyas del Amo Damon, —dijo Lady Ulma, pareciendo horrorizada—. Incluso si él no se da cuenta de cuando heredo todo lo de la propiedad de Old Drohzne, él pasa a ser mi dueño y el dueño de mis bienes< —Tienes que obtener tu libertad y entonces tomaremos las cosas con un paso a la vez, —dijo Meredith con la voz más firme y racional. Querido Diario, Bueno, estoy escribiéndote todavía como una esclava. Hoy liberamos a Lady Ulma, pero se decidió que Meredith, Bonnie y yo deberíamos seguir siendo `las asistentes personales´. Esto se debe a que Lady Ulma le dijo a Damon que parecería extraño y anticuado si no tiene hermosas chicas como cortesanas. 197

En realidad hay un lado positivo en esto, el cual es que como cortesanas necesitamos tener todo el tiempo ropa bonita y joyas. He estado vistiendo el mismo par de jeans desde que el bastardo de Old Drohzne cortó el par que vestía cuando llegue a este lugar, así que puedes imaginar que estoy emocionada. Pero, en verdad, no sólo es por la ropa bonita que estoy emocionada. Todo lo que pasó desde que liberamos a Lady Ulma y fuimos a su vieja propiedad ha sido un maravilloso sueño. La casa estaba descompuesta y obviamente se había convertido en casa de animales salvajes que la utilizaban como baño y como habitación. Incluso encontramos las huellas de lobos y otros animales en el piso de arriba, lo que nos dirigió a la pregunta de que si los hombres lobo viven en este mundo. Al parecer, lo hacen y algunos en posiciones muy altas en virtud de diversos señores feudales. Tal vez a Caroline le gustaría probar unas vacaciones aquí para aprender acerca de hombres lobo reales, sin embargo, ellos dicen que odian a los humanos tanto que ni siquiera tendrían humanos o vampiros (que una vez fueron humanos) como esclavos. Pero de vuelta a la casa de Lady Ulma. Sus cimientos son de piedra y esta forrada interiormente con madera dura, así que la estructura base está bien. Las cortinas y la tapicería están colgando hechas trizas, por supuesto, es un poco espeluznante entrar con antorchas y verlas colgando por encima y alrededor de ti. Sin mencionar las gigantes telarañas. Yo odio las arañas más que nada. Pero entramos, con nuestras antorchas pareciendo como las más pequeñas versiones de ese gigante sol carmesí que siempre se cierne en el horizonte, tiñendo todo el exterior de un color a sangre y cerramos las puertas y encendimos fuego en la gran chimenea en lo que Lady Ulma llamaba El Gran Salón. (Creo que es el sitio donde comes o haces fiestas, tiene una enorme mesa a un lado del estrado y una habitación de trovadores encima de lo que debe ser la pista de baile. Lady Ulma dijo que este también es el lugar en donde los criados duermen en la noche (El Gran Salón, no la galería de trovadores). Luego subimos las escaleras, en donde vimos, lo juro, varias docenas de habitaciones con camas de dosel muy grandes que van a necesitar nuevos colchones, sabanas, colchas y cortinas, pero no nos quedamos mirando a nuestro alrededor. Había murciélagos colgando del techo. Nos dirigimos al taller de la madre de Ulma. Era una habitación muy grande en donde al menos cuarenta personas podían sentarse y coser la ropa que la madre de Lady Ulma diseñaba. ¡Pero aquí está la parte emocionante! Lady Ulma fue a uno de los armarios de la habitación y quitó toda la ropa hecha añicos y apolillada que había en el. Apretó algunos lugares en la parte posterior del armario y la ¡Deslizó hacia afuera! Dentro había una estrecha escalera que se dirigía hacia abajo. 198

Me quedé pensando en la Cripta de Honoria Fell y me preguntaba si algún vampiro sin hogar podría haber establecido su residencia en la habitación del piso de abajo, pero sabía que era una tontería porque había telarañas dentro de la puerta. Damon todavía insistía en que él bajaría primero porque tenía la mejor visión en la oscuridad, pero pienso que en realidad sólo tenía curiosidad de ver que era lo que había debajo. Cada una de nosotras lo seguimos, una a la vez, tratando de ser cuidadosas con las antorchas y… bueno, no puedo encontrar las palabras correctas para lo que descubrimos. Tan solo por unos pocos minutos estuve decepcionada porque todo en la gran mesa estaba lleno de polvo en vez de ser brillante, pero entonces Lady Ulma comenzó gentilmente a limpiar las joyas con una paño especial y Bonnie encontró sacos y paquetes que los vertió – y fue como si estuviera vertiendo un arcoíris. Damon encontró un armario en donde había cajones y cajones de collares, brazaletes, anillos, tobilleras, orejeras, narigueras. Horquillas y adornos para el cabello. No podía creer lo que estaba viendo. Vertí una funda y encontré que tenía un puñado de gloriosos diamantes blancos deslizándose a través de mis dedos, algunos de ellos tan grandes como la uña de mi pulgar. Vi perlas blanca y negras, las dos más pequeñas que combinaban a la perfección y vi también grandes y maravillosas formas: casi tan grandes como albaricoques con brillos de color rosa, dorados y gris sobre ellos. Vi zafiros del tamaño de cuarzos, como estrellas que podías ver casi desde el otro lado de la habitación. Sostuve puñados de esmeraldas, ópalos, peridotos, rubíes, amatistas, turmalinas, y un montón de lapislázuli en beneficio del vampiro discriminatorio, por supuesto. Y la joyería que ya estaba hecha era tan hermosa que hacia doler mi garganta. Sé que Lady Ulma había llorado un poco, pero creo que fue parte de la felicidad mientras todos nosotros la elogiábamos por las joyas. En días ella había pasado de ser una esclava a ser una mujer increíblemente rica, que posee una casa y todos los medios para mantenerla. Decidimos que aun si ella se va a casar con su amante, era mejor comprar a Damon para mantenerlo tranquilo y callado o podríamos jugar a `El Jefe de la Casa’ mientras que estemos aquí. Durante ese tiempo trataremos a Lady Ulma como de la familia y pondremos a el joyero Lucen a trabajar de nuevo hasta que nos vayamos, cuando él y Lady Ulma puedan tomar calmadamente el lugar de Damon. Los señores feudales no son demonios, pero son vampiros y ellos tienen menos objeción en tener humanos de su propiedad. ¿Te he contado sobre Lucen? ¡Él es un maravilloso artista con las joyas! Tiene una ardiente necesidad de crear, en sus primeros días como esclavo creaba con el barro y la maleza, imaginando que estaba haciendo joyas. Luego tuvo suerte y fue el aprendiz de un joyero. Él sintió lastima por Lady Ulma y también la amó durante mucho tiempo, es como 199

un pequeño milagro que ellos realmente sean capaces de estar juntos, y lo más importante, como ciudadanos libres. Teníamos miedo de que a Lucen no le gustara la idea de comprarnos como esclavos y no liberarnos hasta que nos fuéramos de aquí, pero él nunca pensó que podía ser libre, a causa de su talento. Él es lento, amable, agradable, con una pequeña barba y ojos grises que me recordaban a los de Meredith. Y también está demasiado asombrado de ser tratado con tanta decencia y por no trabajar todo el día aunque él hubiera aceptado cualquier cosa sólo para que se le permitiera estar cerca de Lady Ulma. Supongo que él era aprendiz cuando su padre era joyero y estuvo enamorado de ella todos estos años, pero creía que nunca, nunca, nunca podría ser capaz de estar con ella, porque ella era una joven de calidad y él era un esclavo. ¡Ahora están tan felices juntos! Cada día Lady Ulma parece más hermosa y joven. Ella le pidió permiso a Damon para tinturarse el cabello de negro y él le dijo que se lo podía tinturar de rosado si ella quería, y ahora se ve increíblemente hermosa. No puedo creer que pensé en ella como una vieja bruja, pero eso es lo que la agonía, el miedo y la desesperanza te hacen. Cada una de esas canas era por ser esclava, sin bienes, sin tener ni voz ni voto en su futuro, sin seguridad, sin capacidad incluso para mantener a sus hijos, si los tenía. Olvidé contarte de la parte en que Meredith, Bonnie y yo siendo —asistentes personales— por un tiempo. Podemos emplear muchas mujeres pobres que se ganan la vida cosiendo y Lady Ulma realmente quiere diseñar y mostrarles como hacer nuestra ropa más fina. Le dijimos que ella se podía relajar, pero dice que toda su vida ha fantaseado con ser una diseñadora como su madre y ahora está muriendo de ganas de hacerlo, con tres tipos de chicas completamente diferentes para vestir, me muero de ganas de ver lo que va a surgir: ella ya empezó a dibujar y mañana el hombre que vende las telas vendrá y ella seleccionará los materiales. Mientras tanto Damon ha contratado cerca de doscientas personas (¡De vedad!) para limpiar la propiedad de Lady Ulma, para acondicionar las nuevas cortinas, para renovar el sistema de plomería, pulir los muebles que se mantenían en buen estado y poner unos nuevos en donde las cosas habían caído. Oh, y plantar flores y arboles en los jardines y poner fuentes y ese tipo de cosas. Con toda esa gente trabajando, deberíamos ser capaces de movernos por la casa en solo unos días. Todo esto sólo tiene un propósito, aparte de hacer que Lady Ulma sea feliz. Es también que Damon y sus —asistentes personales— sean aceptados por la alta sociedad mientras la temporada de bailes comienza este año. Porque he mantenido lo mejor para el final. Tanto Lady Ulma como Sage podían inmediatamente identificar las personas en los acertijos que Misao nos dio. Simplemente eso probaba lo que pensé antes, Misao nunca 200

imagino que íbamos a llegar hasta aquí o que podíamos entran a los lugares en donde ellos habían ocultado las dos mitades de la llave del zorro. Pero hay una manera más fácil para ser invitado a las casas que necesitamos entrar. Si somos los más nuevos y ricos (¿Verdad?) y si circulamos la historia de que Lady Ulma ha estado restaurando el lugar que le pertenece por ley, de esa manera todo el mundo querrá saber de ella, seguramente nos invitarían a fiestas. ¡Y así es como nos meteríamos en dos propiedades que necesitamos visitar para buscar las mitades de la llave que necesitamos para liberar a Stefan! Y somos demasiado afortunados, porque esta es la época del año cuando todo el mundo empieza a hacer fiestas y los dos grupos familiares que queremos visitar van a tener celebraciones anticipadas: una es una gala y la otra es una velada de primavera para celebrar el florecimiento de las flores. Sé que mi escritura en este momento es débil. Estoy debilitándome yo misma al pensar que en realidad vamos a buscar las dos mitades de la llave del zorro que nos permitirá que Stefan salga de su prisión. Oh, diario, es tarde, y no puedo, no puedo escribir sobre Stefan. Estar aquí en la misma ciudad con él, saber la dirección de su prisión y todavía no ser capaz de verlo, mis ojos están tan borrosos que no puedo ver lo que estoy escribiendo. Quiero dormir un poco para estar lista para mañana correr de un lado a otro, supervisando y observando la propiedad de Lady Ulma florecer como una rosa, pero ahora temo que voy a tener pesadillas con la mano de Stefan desliz{ndose fuera de la mía…

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Traducido por Lina Maria Corregido por V!an*

Esa "noche" ellos se instalaron, escogiendo la hora mientras las otras propiedades que pasaban estaban oscurecidas y en silencio. Elena, Meredith, y Bonnie eligieron cada una, una habitación en el piso superior como dormitorio, una al lado de la otra. A pocos pasos estaba un lujoso cuarto de baño, con suelo de mármol de color azul claro y blanco y una bañera única en forma de un gigante rosa, plenamente lo bastante grande como para nadar en ella, caldeada por carbón vegetal, con un criado de aspecto alegre para atenderla. Elena estuvo encantada con lo que sucedió después. Damon compró varios esclavos silenciosamente, en una venta privada de un comerciante respetable, y luego los liberó a todos sin demora y les ofreció salarios y tiempo libre. Casi todos los antiguos esclavos estaban muy felices de aceptar quedarse, y sólo unos pocos optaron por irse o escaparse, en su mayoría mujeres en busca de sus familias. Los otros se quedarían y se convertirían en el personal de Lady Ulma una vez que Damon, Elena, Bonnie, y Meredith se fueran tras la liberación de Stefan. A Lady Ulma, se le dio una habitación de ‚mayor categoría‛ en el primer piso, aunque Damon casi tuvo que usar la fuerza bruta para instalarla en ella. Él mismo eligió una habitación que era una oficina de día, ya que no era probable que él pasara gran parte de la noche en la casa de todos modos. Hubo una ligera vergüenza por eso. La mayoría del personal sabía de los métodos de los amos vampiros, y las chicas jóvenes y las mujeres que venían a coser o que vivían en la propiedad y cocinaban y limpiaban parecían esperar algún

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tipo de lista para ser llevada a cabo, con cada uno de ellos tomando turnos para ser donantes. Damon le explicó esto a Elena, quien suprimió la idea antes de que esta pudiera ponerse en práctica. Ella podría decir que Damon estaba esperando un flujo constante de chicas, que van desde unas en plena floración a las de mejillas rojas y grandes pechos, que estarían encantadas de ser "barrenadas" como barriles de cerveza por los bonitos brazaletes y adornos de eran dados tradicionalmente. Elena igualmente suprimió la idea de cacería de alquiler. Sage había mencionado que había incluso rumores de una posible conexión externa: un curso de formación muy avanzada para Navy SEALs (grupo de operaciones especiales de la armada de los Estados Unidos). —Y ellos pueden salir con el único grupo de operaciones especiales vampiro del mundo—, Elena había dicho sarcásticamente, frente a un grupo de esclavos hombres esta vez—. Ellos pueden salir y morder a los tiburones. Ciertamente, ustedes chicos pueden ir a cazar algunos seres humanos como un par de lechuzas cazando ratones, sólo no se molesten en volver a casa después, porque las puertas serán bloqueadas< permanentemente—. Ella sostuvo la mirada de Sage hasta que su expresión se convirtió en una dura mirada y él se había ido apresuradamente a hacer alguna otra cosa alrededor de la propiedad. A Elena no le importo que Sage casualmente se fuera a vivir con ellos. Y después de escuchar como Sage había salvado a Damon de la multitud que lo emboscó en el camino hacia el Lugar de Encuentro, ella había determinado en su propia mente que si Sage alguna vez quería su sangre, se la daría sin vacilar. Después de unos días, cuando él se había quedado cerca a la casa próxima a la del Dr. Meggar y luego se trasladó con ellos al complejo de la Señora Ulma, ella se había preguntado si su aura atenuada y la reticencia de Damon no lo privaban de algo que él debería saber. Así que ella le había arrojado más y más indicios a él, hasta que una vez cuando él se había doblado en dos, y luego, con lágrimas de risa (¿pero habían sido solo de risa?) en los ojos, se había acercado a ella y le había dicho que los estadounidenses tenían un dicho, ¿no? Puedes llevar un caballo al agua, pero no puedes obligarlo a beber. En su caso, dijo, podrías llevar a una pantera negra gruñendo su habitual imagen mental icónica de Damon— al agua, si tenías chuzos eléctricos para arrear ganado y un elefante ankusha, pero después serías un tonto al darle la espalda. Elena se había

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reído hasta que ella también lloró, pero todavía se comprometió a que si él quería su sangre, una parte razonable era suya. Ahora simplemente se sentía feliz de tenerlo cerca. Su corazón estaba demasiado lleno ya, con Stefan, Damon e incluso Matt, a pesar de su aparente renuncia a que ella está en peligro de ser atraída por otro vampiro, no importa cuán fatalmente buenos ellos fueran. Ella estimaba a Sage como amigo y protector. Elena se sorprendió de lo mucho que llegó a contar con Lakshmi conforme cada día transcurrió. Lakshmi había empezado como una especie de ardilla, desempeñando el cargo que nadie quería, pero progresivamente, ella se había convertido en la dama de compañía de Lady Ulma y en la fuente de información de Elena acerca de este mundo. Lady Ulma estaba todavía oficialmente en cama, y tener a Lakshmi lista en cualquier momento del día o de la noche, para enviar mensajes, era maravillosamente conveniente. También ella era alguien a quien Elena podría hacer preguntas por las que de otro modo ella obtendría una mirada, como si estuviera loca. ¿Ellos necesitaban comprar platos o la comida era servida en un trozo de pan seco, que actuaba como una servilleta para los dedos manchados de grasa también? (los platos habían sido introducidos recientemente, junto con los tenedores, que estaban de moda ahora.) ¿A cuánto el hombre y la mujer domésticos tenían derecho en salarios (lo cual tenía que ser calculado desde cero, ya que ningún otro de la casa pagaba a sus esclavos un impuesto, solamente vistiéndolos con un uniforme de almacén, y permitirles uno o dos "días de fiesta", al año)? Joven como era, Lakshmi era honesta y valiente y Elena estaba preparándola para convertirse en la mano derecha de Lady Ulma, después de que Lady Ulma llegue a estar lo bastante bien para ser la Señora de la casa.

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Traducido por ANDRE_G Corregido por rubrix

Querido diario: Es la noche previa a la velada de nuestra primera fiesta o más bien gala. Pero no me siento con muchos ánimos de gala. Extraño demasiado a Stefan. También he estado pensando respecto a Matt. De cómo se marcho, tan furioso conmigo, sin siquiera mirar hacia atr{s. Él no entendió como yo podía… preocuparme por… Damon, y aun así seguir amando tanto a Stefan que se siente como si mi corazón se estuviera haciendo pedazos. Elena bajó el lapicero y dirigió una mirada nostálgica a su diario. El mismo corazón roto se manifestó con un dolor físico en su pecho, que la hubiera llegado a asustar de no haber estado segura sobre que se trataba. Extrañaba a Stefan de forma tan desesperada que difícilmente podía comer, apenas lograba conciliar el sueño. Él era como una parte de su mente que estaba prendida en fuego constantemente, como un miembro fantasma que nunca se iría. Ni siquiera escribir en su diario podía ayudarla esta noche. De lo único que ella podía escribir era sobre tentadores, dolorosos recuerdos del tiempo que ella y Stefan habían compartido. Que tan bueno había sido aquel entonces en que tan solo con girar su cabeza ella sabía que lo vería, ¡Que privilegio había sido eso! Y ahora se había ido, y en su lugar la torturaba la confusión, la culpa y la ansiedad. ¿Qué le estaría pasando, justo ahora, cuando ella ya no tenía el privilegio de girar su cabeza y verlo a él? ¿Estaban ellos< lastim{ndolo? 205

Oh, Dios, si tan solo< Si tan solo lo hubiera hecho cerrar todas las ventanas de su cuarto en la pensión< Si tan solo hubiera sospechado m{s de Damon< Si tan solo hubiera adivinado que él tenía algo en mente esa última noche< Si tan solo< si tan solo< Se volvió un estribillo latente al mismo ritmo de su corazón. Se encontró a si misma sollozando, sus ojos cerrados fuertemente siguiendo el ritmo y apretando los puños con rabia. Si continúo sintiéndome así —si dejo que me aplaste lo suficiente— me convertiré en un punto infinitésimo del espacio. Me aplastaría convirtiéndome en nada e incluso eso sería mejor que necesitarlo tanto a él. Elena alzó su cabeza< y miro hacia abajo a su propia cabeza, descansando sobre su diario. Ella jadeo. Una vez más, su primera reacción fue pensar que estaba muerta. Y luego, lentamente –porque estaba aturdida por tantas lagrimas- se dio cuenta que lo hizo otra vez. Estaba fuera de su cuerpo. Esta vez ni siquiera fue consciente de haber decidido hacia dónde dirigirse. Estaba volando, tan rápido que no podía decir por qué camino se dirigía. Era como si estuviera siendo arrastrada, como si ella fuera la cola de una cometa que estaba siendo jalada rápidamente hacia abajo. En cierto punto se dio cuenta, horrorizada, de que estaba pasando a través de los objetos, y entonces giró como si estuviera al final del látigo en el juego de Crack the Whip* y fue catapultada al interior de la celda de Stefan. Ella todavía estaba sollozando cuando aterrizo en la celda, insegura de tener forma solida o gravedad, y sin darle importancia por el momento. La única cosa que tenía tiempo para ver era a Stefan, muy delgado pero sonriendo en su sueño y entonces ella fue tirada sobre él, más bien en su interior, todavía estaba llorando mientras rebotaba, tan ligera como pluma, y Stefan se despertó. —¿Oh, no podrían dejarme dormir en paz siquiera por un par de minutos?─, Stefan dijo con brusquedad, y añadió unas cuantas palabras italianas que Elena nunca había tenido razones para escuchar.

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Elena inmediatamente encajo con las Bonnies, sollozando tan fuerte que no podía escuchar –no podía siquiera escuchar– cualquier consuelo que se le estuviera ofreciendo. Ellos le estaban haciendo cosas horribles a él, y estaban usando su imagen, la de Elena, para hacérselas. Era todo demasiado horrible. Estaban acondicionando a Stefan para que la odiara. Ella se odiaba a sí misma. Todos en el mundo entero la odiaban. —¡Elena! ¡Elena, no llores, amor! Débilmente, Elena se levantó, teniendo una visión anatómica a través del pecho de Stefan antes de volver a encontrarse sollozando, tratando de secar su nariz en el uniforme de prisionero de Stefan, que lucía como si solo pudiera ser mejorado por cualquier cosa que ella pudiera hacerle. Ella no podía, por supuesto; justo como no podía sentir el brazo que trataba de rodearla gentilmente. Ella no había traído su cuerpo con ella. Pero lo había hecho, de alguna manera, trajo sus lágrimas, y una fría voz, dura como alambre de cable en su interior, dijo, ¡No las desperdicies, idiota! Usa esas lágrimas. Si vas a llorar, llora sobre su rostro o sus manos. Y, por cierto, todo el mundo te odia. Incluso Matt te odia, y a Matt le agrada todo el mundo, la pequeña cruel y productiva tú se encendió y Elena le dio paso a una fresca gala de sollozos, notando distraídamente el efecto de cada lágrima que caía. Cada gota volvía rosada la piel blanca que estaba debajo de ella y el color se esparcía en ondas a su alrededor, como si Stefan fuera una piscina, y ella estuviera reposando en él, agua en agua. Excepto que sus lágrimas caían tan deprisa que parecía una tormenta en la Laguna Wickery. Y eso solo la hizo pensar en la vez que Matt había caído dentro de la laguna, tratando de rescatar una pequeña niña que había caído atravesando el hielo, y en como Matt la odiaba ahora. ─No lo hagas, oh, no lo hagas, no lo hagas, precioso amor─, Stefan rogo, tan sincero que cualquiera creería que en verdad lo sentía. ¿Pero cómo podía? Elena sabía cómo debía estar luciendo, con el rostro hinchado y manchado por llorar: ¡ningún —precioso amor— aquí! Y él tendría que estar loco para querer que parara de llorar: las lágrimas estaban dando vida nueva a cualquier parte de su piel que tocaran y quizás la tormenta en su interior se había mejorado, porque su voz telepática sonaba fuerte y segura. 207

Elena, perdóname ¡Oh, Dios, dame solo un momento con ella! ¡Un solo momento! Entonces podre aguantar cualquier cosa, incluso la verdadera muerte. ¡Solo un momento para poder tocarla! Y quizás Dios si miro hacia abajo por un momento en misericordia. Los labios de Elena cerniéndose y temblando sobre, los de Stefan, como si de alguna manera pudiera robar un beso como este al igual que lo hacía cuando él aún dormía. Pero por un solo instante a Elena le pareció sentir cálida carne debajo de los suyos y el latigazo de las pestañas de Stefan contra sus parpados mientras ella abría sus ojos sorprendida. Ambos se congelaron instantáneamente, con los ojos ampliamente abiertos, ninguno de ellos lo suficientemente tontos para hacer el más mínimo movimiento. Pero Elena no pudo contenerse, mientras el roce de calor de los labios de Stefan enviaba un roce de calor por todo su cuerpo. Se sumergió en el beso, y, mientras mantenía su cuerpo cuidadosamente en la misma posición, sintió sus ojos desenfocarse y sus parpados caer cerrados. Al mismo momento en que sus pestañas rozaron algo con substancia, el momento llegó apresuradamente a su final. Elena tenía dos opciones: podía chillar y enloquecerse telepáticamente ante Il Signore** por tan solo haberles dado lo que Stefan había pedido, o podía reunir su coraje y sonreír y tal vez consolar a Stefan. Su mejor naturaleza salió a flote y cuando Stefan abrió sus ojos, ella estaba recostada sobre él, pretendiendo estar descansando sobre sus codos y sobre el pecho de él, sonriéndole mientras trataba de ordenar su cabello. Aliviado, Stefan le sonrió de vuelta. Era como si él pudiera enfrentar cualquier cosa, mientras ella no estuviera herida. ─Ahora, Damon habría sido practico— lo tanteo. ─El me habría dejado llorando, porque al final, su salud sería la cosa más importante. Y habría orado por< ─Ella paro y finalmente se empezó a reír, lo cual hizo sonreír a Stefan. ─No tengo ni idea ─Elena dijo finalmente. ─No creo que Damon rece. —Probablemente no —dijo Stefan─. Cuando éramos jóvenes y humanos la sacerdotisa del pueblo caminaba con un bastón que él parecía disfrutar más usándolo en jóvenes chicos delincuentes que como una fuente de soporte. Elena pensó en el niño delicado encadenado a la inmensa y pesada roca de los secretos. ¿Era la religión una de las cosas encerradas, puesta allí detrás de puertas secretas cerradas una tras otra, como un caracol hasta que casi todo lo que le importe este en el interior? 208

No se preguntó eso de Stefan. En su lugar, ella dijo, bajando el tono de su — voz— al más pequeño susurro telepático, el disturbio en forma más descubierta a las neuronas del receptivo cerebro de Stefan: ¿Qué otras cosas prácticas se te ocurren en las cuales Damon podría haber pensado? ¿Cosas relacionadas con una fuga? —Bueno< ¿para una fuga? La primera cosa que se me viene a la mente es conocer tu camino en la ciudad. Fui traído aquí con los ojos vendados pero desde que ellos no tengan el poder de apagar la maldición de los vampiros y volverlos humanos, todavía tengo todos mis otros sentidos. Diría que es una ciudad del tamaño aproximado a Nueva York y Los Ángeles combinados. —Una ciudad grande —Elena destaco, tomando notas en su cabeza. —Pero por fortuna los únicos pedazos que nos interesan están en la sección suroeste. La ciudad supuestamente está regida por los Guardianes pero ellos son del Otro Lado y los demonios y los vampiros de esta parte hace tiempo notaron que las personas les temen más a ellos que a los Guardianes. Ahora se encuentra establecido con más o menos doce a quince castillos feudales o estados, y cada uno de esos estados tiene el control de una considerable parte de tierra a las afueras de la ciudad. Ellos cultivan determinados productos y los intercambian por tratos hechos aquí. Por ejemplo, son los vampiros quienes cultivan el vino Magia Negra Clarion Loess. —Ya veo —dijo Elena, que no tenía ni idea de que estaba hablando, excepto por el vino Magia Negra. —Pero lo único que realmente necesitamos saber es como llegar al Shi ni Shi, tú prisión. —Eso es cierto. Bueno, la forma más fácil seria encontrar el sector kitsune. El Shi ni Shi es un conjunto de edificios, con el más grande —el único que no tiene cumbre, aunque esta es curva, y ustedes puede que no sean capaces de verla desde el nivel del suelo. —¿El que parece un coliseo? —Elena interrumpió entusiasmada. —Tuve una especie de vista panorámica de la ciudad cuando venia hacia aquí. —Bueno, la cosa que parece un coliseo es un coliseo —Stefan sonrió. Él realmente sonrió; ahora, se está sintiendo lo suficientemente bien como para sonreír, Elena se regocijo, en silenció. —Así que para llegar hasta ti y sacarte de aquí, nosotros solo tenemos que pasar por la parte inferior del coliseo a la puerta de vuelta a nuestro mundo—, 209

Elena dijo— Pero para liberarte hay ciertas cosas que necesitamos conseguir y esas cosas lo más probable es que estén en diferentes partes de la ciudad—. Trato de recordar si alguna vez le describió o no a Stefan la llave de los zorros gemelos. Probablemente era mejor no hacerlo si es que ya no lo había hecho. —Entonces yo contrataría a un guía nativo —Stefan dijo inmediatamente—. Realmente no sé nada respecto a la ciudad, a excepción de lo que los guardias me dicen y no estoy seguro de si debo confiar en ellos. Pero las pequeñas personas –las ordinarias– probablemente sabrán las cosas que tú quieres saber. —Esa es una buena idea— dijo Elena. Ella trazó diseños con un dedo transparente sobre el pecho de él—. Creo que Damon realmente planea hacer todo lo que esté en sus manos para poder ayudarnos. —Lo honro por haber venido— dijo Stefan, como si estuviera descifrando las cosas—. Él está cumpliendo su promesa, ¿cierto? Elena asintió. En lo más profundo de su consciencia flotaban los pensamientos: Su palabra conmigo de que cuidaría de ti. Su palabra contigo de que cuidaría de mí. Damon siempre cumple su palabra. —Stefan —ella dijo de nuevo, en la parte más profunda de la mente de él, donde podían compartir información –o eso esperaba ella– en secreto—, en serio, deberías haberlo visto. Cuando hice Alas de Redención y cada cosa mala que lo había vuelto rudo o lo había hecho cruel se deshizo. Y cuando hice Alas de Purificación y toda la Piedra que cubría su alma se hizo pedazos< No creo que alcances a imaginar cómo se puso. Él estaba tan perfecto y tan renovado. Y después cuando lloró< Elena pudo sentir al interior de Stefan tres capas de emoción que seguían una a la otra casi en forma instantánea. A pesar de todo lo que Elena le estaba contando, incredulidad porque Damon pudiera llorar. Luego, convicción y asombro mientras absorbía las imágenes y los recuerdos de ella. Y finalmente, la necesidad de consolarla mientras ella observaba un Damon atrapado para siempre en su penitencia. Un Damon que nunca volvería a existir. —Él te salvo —Elena susurro—, pero no se salvaría a sí mismo. Ni siquiera trataría de negociar con Shinichi y Misao. Él solo les dejo quitar todos sus recuerdos de aquel momento. —Tal vez duela demasiado. —Si —dijo Elena—, bajando deliberadamente sus barreras para que Stefan pudiera sentir el dolor que la nueva y perfecta criatura que ella había creado, sintió 210

al enterarse que había cometido actos de crueldad y traición que –bien, harían estremecer al alma más fuerte. —¿Stefan? —Creo que él debe sentirse muy solo. —Sí, ángel. Creo que tienes razón. Elena pensó esta vez en hacer un buen trato antes de aventurarse—, ¿Stefan? No estoy segura de que él entienda que es ser amado y mientras él pensaba su respuesta, ella estaba nerviosa. Entonces el dijo otra vez en forma suave, muy suave, —Si, ángel. Creo que tienes razón. Oh, ella sí que lo amaba. Él siempre entendía. Y siempre era más valiente, galante y confiado cuando ella más lo necesitaba. —¿Stefan? ¿Puedo quedarme de nuevo esta noche? —¿Es de noche, precioso amor? Puedes quedarte, a menos que ellos vengan a llevarme a algún lugar—. De repente Stefan estaba muy solemne, sosteniéndole la mirada—. Pero si ellos vienen, me prometes que entonces te irás, ¿lo harías? Elena miro directamente a sus ojos verdes y dijo, —Si eso es lo que tú quieres, lo prometo. —¿Elena? Tú mantienes< ¿tú mantienes tus promesas?— De repente sonó somnoliento, pero el tipo adecuado de somnolencia, no de desgaste, sino de alguien que ha sido renovado y se está desvaneciendo en un perfecto sueño. —Las mantengo cerca de mí —Elena susurro—. Pero a ti te mantendré cerca, pensó. Si alguien venia a herirlo, sabrían lo que un oponente incorpóreo podía llegar a hacer. Por ejemplo, ¿Qué tal si ella solo entraba en sus cuerpos y lograba hacer contacto por un instante? ¿Por el tiempo suficiente para retorcer un corazón entre sus bonitos dedos blancos? Eso sería algo. —Te amo, Elena. Estoy tan contento< besado< —¡No es la última vez! ¡Ya lo veras! ¡Lo juro!— Ella derramo sobre él nuevas lágrimas curativas. Stefan sólo sonrió gentilmente. Y entonces estaba dormido. En la mañana, Elena despertó en su majestuosa habitación en casa de Lady Ulma, sola. Pero ella tenía otro recuerdo, como una extinta rosa, para guardar en su interior, en su propio lugar especial. Y en algún lugar, profundo en su corazón, ella sabía que estos recuerdos podrían llegar a ser algún día lo único que tendría de Stefan. Ella podía imaginar que estos frágiles recuerdos, de dulce aroma, serían algo de que agarrarse y conservar – Si Stefan nunca regresaba a casa. 211

Notas del Traductor 1 [*] Crack the Whip: Juego de niños que consiste en formar una fila tomados fuertemente de las manos, de manera que, cuando el primero se echa a correr, la fila, ondeando como una serpiente, comienza a moverse de prisa. El cuento del juego es que, entre más rápido va la fila, más probable es que los últimos terminen en el piso. De ahí que inglés se llame "crack the whip", es decir, romper el látigo. 2 [*] Il Signore: En italiano ‚El Señor‛

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Traducido por: Misspynk Corregido por: ZarahFandy

—Oh, yo solo quiero dar un pequeño vistazo—. Gimió Bonnie, mirando el prohibido bloc de dibujo, en el cual Lady Ulma dibujo su vestuario de alta costura para la primera fiesta, donde algunas piezas cuadradas de rollos de tela de raso brillante, seda ondulada, muselina transparente, y suave y costoso terciopelo. —¡Tendrás la última prueba en una hora esta vez con los ojos abiertos! Elena se echó a reír─. Pero no podemos olvidar que esta noche no es hora de jugar. Vamos a tener que bailar algunos bailes, por supuesto< —¡Por supuesto!— Repitió Bonnie en éxtasis—. Pero nuestro objetivo no es encontrar la clave. La primera mitad de la doble clave del zorro. Sólo deseo que existiera una bola de estrella que muestre el interior de la casa de esta noche. —Bueno, todos sabemos bastante sobre ello, podemos hablar de ello y tratar de imaginarlo─. Dijo Meredith. Elena, que había estado jugueteando con el balón de estrellas de la otra casa, ahora puso sigilosamente el nublado globo y dijo: — Está bien. Tengamos una lluvia de ideas. —¿Puedo idear, también?─, una voz baja y modulada preguntó desde la puerta. Todas las chicas se voltearon, esbozando al mismo tiempo una sonrisa para saludar a Lady Ulma. Antes de tomar una silla, le dio a Elena un abrazo particularmente cordial y un beso en la mejilla, y Elena no pudo evitar la comparación de la mujer que habían visto con el doctor Meggar a la elegante dama que había ahora. Entonces, ella no había sido más que piel sobre huesos, con los ojos de una tímida criatura salvaje bajo una gran tensión, con una bata de casa común, con las zapatillas de levantar de hombre. Ahora, a Elena le recordaba una matrona romana, con su rostro tranquilo y comenzando a llenarse bajo una corona de 213

trenzas brillantes oscuras contenidas por peines de piedras preciosas. Su cuerpo fue llenando, también, especialmente el vientre, aunque conservó su gracia natural mientras tomaba asiento en un sofá de terciopelo. Ella llevaba un vestido coloreado azafrán de seda cruda, con una enagua color durazno y brillante. —Estamos tan entusiasmados sobre la prueba de esta noche—. Dijo Elena, con la cabezada hacia el bloc de dibujo. —Estoy tan excitada como un niño, yo misma—. Admitió Lady Ulma. —Sólo deseo poder hacer por usted un décimo de lo que usted ha hecho por mí. —Usted ya lo ha hecho—. Dijo Elena— Y si podemos encontrar las llaves del zorro sólo será porque usted nos ayudó mucho. Y no puedo decirle cuánto significa para mí—. Ella terminó casi en un susurro. —Pero usted nunca pensó que yo podría ayudarle cuando desafió la ley por un esclavo devastado. Usted simplemente quiso salvarme y usted ha sufrido mucho por ello—. Respondió Ulma silenciosamente. Elena cambió incómodamente de posición. El corte que atravesaba su cara había dejado sólo una cicatriz delgada blanca a lo largo del pómulo. Una vez cuando ella había vuelto por primera vez a la Tierra desde el mas allá ella habría sido capaz borrar la cicatriz con un simple baño de poder. Pero ahora, aunque ella pudiera canalizar su Poder por su cuerpo, y usarlo para (mejorar) sus sentidos, ella no podía hacerlo obedecer a su voluntad de cualquier de otra forma. Y alguna vez, ella pensó, imaginando a la Elena que había estado de pie en el estacionamiento del instituto Robert E. Lee y babeando sobre un Porche, ella habría considerado estropear su rostro, la gran calamidad de su vida. Pero con todos los elogios que había recibido, con Damon llam{ndola ‚herida blanca de honor‛ y su certeza de que esto significaría tan poco para Stefan como una cicatriz sobre su pómulo significaría para ella, ella había encontrado que no podía tomarlo muy seriamente. Yo no soy la misma persona que fui una vez, pensó ella. Y estoy orgullosa. —No importa—. Dijo ella, ignorando el dolor bajo su pierna que aun palpitaba de vez en cuando. —Hablemos del Ruiseñor de Plata y su gala. —De acuerdo —dijo Meredith— ¿Qué sabemos de ella? ¿Cómo perdimos la pista de nuevo, Elena?, Misao dijo si me dice que una de las mitades estaba dentro 214

del instrumento de plata del ruiseñor, ¿te daría eso alguna idea? o algo así─. Repitió Elena obedientemente. Todos sabían de corazón las palabras pero era parte del ritual, cada vez que lo discutieron—. ¡Y el Ruiseñor de Plata, es el apodo de Lady Fazina Darley y todos en la Dimensión Oscura lo saben!— Exclamó Bonnie, aplaudiendo con sus pequeñas manos con un verdadero placer. —De hecho, desde hace mucho ha sido su sobrenombre, dado a ella cuando vino por primera vez aquí, y empezó a cantar y tocar en sus arpas encadenadas con la plata—. Lady Ulma se empezó a poner en seria. —Y las cuerdas del arpa necesitan estar sintonizadas, y son sintonizadas con claves—. Bonnie siguió con entusiasmo. — Sí—. Meredith, en cambio, habló despacio y cuidadosamente—. Pero no es un arpa sintonizada con una clave lo que estamos buscando. Se ven así. Dejó en una mesa a su lado un objeto hecho de arce pálido suave que parecía una T muy corta o, tomado del otro lado, como un árbol agitando en con gracia en forma horizontal una rama corta—. Lo obtuve de uno de los s jugadores que Damon contrato—. Bonnie con ojos de altanería en la clave sintonizada—. Podría ser un arpa sintonizada con clave lo que estamos buscando—. Insistió— Puede ser usado para ambas cosas, de alguna manera. —No veo cómo—. Dijo Meredith tenazmente—. A menos que de alguna manera cambien de forma cuando las dos mitades se unen. —Ah, mi, sí. — Dijo Lady Ulma, como si Meredith acababa de hacer una proposición obvia—. Si ellas son las mitades mágicas de una sola llave, ellos casi seguramente cambiarán cuando las dos mitades se unan. —¿Ve usted?— Bonnie dijo. —¿Pero si ellos pueden ser cualquier tipo de la forma, entonces cómo demonios sabremos cuándo los encontremos?— Elena preguntó con impaciencia. Todo lo que a ella le importaba era saber lo que costaría salvar a Stefan. Lady Ulma se calló, y Elena sintió mal. Ella odiaba usar palabras duras o incluso parecer apenada delante de la mujer que había vivido una vida de tal sometimiento y horror desde su temprana adolescencia. Elena quiso que Lady Ulma se sintiera segura, que fuera feliz. —De todos modos—. Ella dijo rápidamente—. Sabemos una cosa. Está en el instrumento de plata del Ruiseñor. Entonces lo que sea que este en el interior del arpa de Lady Fazina tiene que serlo.

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—Oh, pero< —Empezó Lady Ulma, y se detuvo antes de que las palabras salieran. —¿Qué es esto? — Elena preguntó gentilmente. —Ah, nada en absoluto. — Dijo Lady Ulma a toda prisa. —¿Quiero decir, quisiera ver usted sus vestidos ahora? Esta última prueba es solo para estar seguros de que cada puntada esta perfecta. —¡Oh, nos gustaría! — Bonnie gritó, haciendo al mismo tiempo una zambullida en el bloc de dibujo, mientras Meredith hizo sonar una campana que trajo apresurado a un criado en venir otra vez al cuarto de costura. —Sólo deseo que el amo Damon y Lord Sage acuerden en dejarme crear algo de vestir para ellos—. Dijo Lady Ulma tristemente a Elena. —Ah, Sage no va. Y estoy segura de que a Damon no le importa siempre que usted le diseñe una chaqueta negra de cuero, una camiseta negra, pantalones negros, y botas negras, todo exacto como las que lleva todos los días. Él estaría feliz usarlo entonces. Lady Ulma río—. Bien, habrá suficientes estilos de vestir fantásticos en la noche que podrían cambiar su parecer en el futuro. Ahora dibujemos las cortinas para las ventanas de alrededor. Esta gala va a ser en el interior, solo con luz de gas, así que se verán los verdaderos colores. —Me pregunto por qué dir{ ‚interior‛ en las invitaciones. — Dijo Bonnie─. Pensé que podía ser por la lluvia. —Es por el sol. — Dijo Lady Ulma sobriamente. Aquella luz odiosa carmesí, cambiando de cada azul a púrpura, de cada amarillo a marrón. — Ves, nadie llevaría azul o verde en una fiesta exterior, ni siquiera usted, con aquel pelo color fresa que lo pide a gritos. —Lo entiendo. Puedo ver como teniendo ese sol a diario te puede deprimir después de un tiempo. —Me pregunto si podrás. — Murmuro Lady Ulma, y después agrego de prisa—, Mientras esperamos voy a mostrarles que es lo que he creado para tu alta amiga. ¿Quién duda de mí? —¡Oh, sí por favor!—. Bonnie tendió el bloc de dibujo. Lady Ulma lo ojeo hasta que llegó a una página que parecía complacerla. Cogió plumas y lápices de colores como un niño ansioso de jugar con sus queridos juguetes de nuevo.

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─Aquí está ─dijo, usando los lápices de color para añadir una línea aquí y una curva allá, pero sujetando el libro para que las tres niñas pudieran ver el diseño. —Oh, Dios mío—. Exclamó con asombro Bonnie, e incluso Elena sentía sus ojos cada vez más grandes. La chica en el dibujo era definitivamente Meredith, con su pelo la mitad para arriba y la mitad recogido, pero con un vestido-¡un vestido! Negro como el ébano, sin tirantes, apegado a la larga delgada figura, perfectamente dibujado, haciendo hincapié en las curvas, realzado en la parte superior, por lo que Elena aprendió se llamaba escote de "Novia": uno que hizo ver a Meredith como un corazón de San Valentín. Se pegaba al cuerpo hasta las rodillas donde se ensanchaba de nuevo. —Un vestido de sirena—. Explicó Lady Ulma, satisfecha con su boceto al fin. —Y aquí está—.

Agregó mientras varios costureros entraron, reverentemente

sosteniendo el vestido milagroso entre ellos. Ahora las chicas pudieron ver que el material era de terciopelo negro salpicado con pequeñas manchas rectangulares de oro metálico. Parecía la medianoche de casa, pensó Elena, con un millar de estrellas fugaces en el cielo. —Y con él, usted usará estos largos pendientes de *ónix (* ónix: es un mineral considerado como piedra semipreciosa) negros con dorados, estos ónix negro y peines de oro son para mantener su pelo para arriba, y brazaletes y anillos que combinan hechos por Lucen justo para este atuendo—. Lady Ulma continuó. Elena se dio cuenta de que en algún momento Lucen entro en la habitación. Ella le sonrió, y entonces sus ojos se detuvieron en la bandeja de tres niveles que sostenía. En la bandeja superior, sobre un fondo marfil, dos ónix negro y pulseras de diamantes, también un anillo con un diamante que la hicieron estar a punto de desmayarse. Meredith miraba alrededor del cuarto como si se hubiera tropezado con una discusión privada y no sabía cómo escaparse. Entonces ella miró otra vez del vestido, a las joyas y a Lady Ulma. Meredith no era de las que perdía la compostura fácilmente. Pero después de un momento ella simplemente fue a Lady Ulma y la abrazó con ferocidad, luego fue donde Lucen y con mucho cuidado puso su mano sobre su antebrazo. Era claro que ella no podía hablar. Bonnie estudiaba el bosquejo con los ojos de un conocedor ahora. —¿Aquellas pulseras fueron hechas justo para este vestido, verdad?—. Ella dijo con un aire de complicidad. Para la sorpresa de Elena Lady Ulma pareció 217

incómoda. Entonces ella habló despacio—. La verdad es
Para la sorpresa de Elena, Lady Ulma asintió con solemnidad. —Mi amiga costurera ha enviado hoy a una sacerdotisa para bendecir todas las prendas y evitar que sean víctimas de vampiros, por supuesto. ¿Si cumple con su aprobación?—. Vio a Elena asentir con la cabeza. —Siempre que no pongan a Damon fuera del camino—. Adhirió bromeando, y sintió que el tiempo se congelaba mientras Meredith y Bonnie volteaban sus ojos hacia ella, esperando encontrar algo en la mirada de Elena que la distanciara. Pero Elena mantuvo su expresión neutra, Lady Ulma continuó: — Naturalmente, las restricciones no se aplican a su Maestro a Damon. —Naturalmente—. Dijo Elena con sobriedad— Y ahora para la más pequeña belleza que va a la gala—. Lady Ulma estaba diciendo a Bonnie, que se mordió el labio, sonrojándose. —Tengo algo muy especial para usted. No sé cuánto tiempo he estado anhelando para trabajar con este material. He trabajado por ello en un escaparate año tras año, sólo para comprarlo y crear algo con él. ¿Lo ves? Y el siguiente grupo de costureras se presentaron, sosteniendo un pequeño, ligero traje entre ellos, mientras Lady Ulma levantó un croquis. Elena ya estaba mirando con asombro. El material era gloriosa-increíble pero sobre todo glorioso como había sido agrupado. La tela era un vivido pavo real verde-azul, con la más asombrosa costura para representar un patrón de los ojos de pavo real destellando de la cintura. Los ojos marrones de Bonnie se habían ampliado de nuevo. —¿Esto es para mí?— Respiraba, casi con miedo de tocar el material. —Sí, y vamos a acicalar tu cabello hacia atrás hasta que te veas tan sofisticada como tu amiga. Adelante trata. Creo que te gusta la forma en la que resulto este vestido—. Lucen se había retirado y Meredith ya se encontraba cuidadosamente cubierta con el vestido de sirena. Bonnie comenzó felizmente a desnudarse. Resultó que Lady Ulma tenía la razón. Bonnie amo la forma en la que se veía esa tarde. Justo ahora estaba recibiendo los toques finales, como un spray delicado de limón y agua de rosas; fragancia hecha justo para ella. Ella se paro frente a un gigante espejo de plata, justo minutos antes de ser escoltadas a la entrada de la gala dada por Fazina, la misma Ruiseñora Plateada.

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Bonnie se volteo un poco, mirando el vestido sin tirantes, lleno-bordeado con temor. Su corpiño fue hecho o pareció ser completamente hecho de los ojos de plumas de pavo real, dispuestas en un ramillete que se unía en la cintura, mostrando lo pequeña que era. Había otro ramillete de largas plumas que apuntaban hacia abajo desde la cintura, por delante y atrás. La espalda tenía una pequeña hilera de plumas en sentido contrario de la seda esmeralda. En el frente, bajo en largo ramillete apuntando hacia abajo, un diseño hecho en plata y oro, de estilizadas plumas onduladas, todas al revés, iban hasta abajo del traje, que estaba bordeado con un brocado de oro fino. Y si esto no era suficiente, Lady Ulma había hecho un abanico con ojos de pavo real puestos en una manija de jade de esmeralda, con una borla de jade* que tintinea suavemente con una borla de tintineante suavidad, y de esmeralda en el inferior. Alrededor del cuello de Bonnie un collar de jade que hacia juego, incrustado con esmeralda, zafiro y lapislázuli. Y alrededor de ambas muñecas muchos brazaletes de jade con esmeralda que sonaban cada vez que se juntaban, símbolo de su esclavitud. Pero los ojos de Bonnie podían difícilmente permanecer en ellas, y no podía tener un odio hacia las pulseras. Pensaba en cómo un peluquero especial había venido a "planchar" los rizos color fresa de Bonnie hasta que, oscurecidos hasta un tono verdaderamente rojo, quedaron totalmente planos contra su cráneo y mantenidos en el lugar con sujetadores de jade y esmeralda. Su rostro con forma de corazón nunca se había visto tan maduro, tan sofisticado. Por los parpados esmeralda y los ojos oscuros con kohl, Lady Ulma había agregado un vivido labial rojo y por una vez había roto su regla y hábilmente, enarbolando la brocha, había añadido toques aquí y allá de colorete de modo que la piel translúcida Bonnie se viera como si ella constantemente coloreaba algún elogio. Los pendientes de jade tallados delicadamente con campanas de oro dentro completaron el conjunto, y Bonnie se sintió como si ella era fuera Princesa del Oriente Antiguo. —Es realmente un milagro. Usualmente, me veo como un duendecillo tratando de vestirse como animadora o florista—. Confió ella, besando a Lady Ulma una y otra vez, encantada de darse cuenta que el labial se mantuvo en sus labios en vez de transferirse al cuello de su benefactora.

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—Pero hoy me veo como una joven mujer. — Ella habría seguido balbuceando, incapaz de detenerse a sí misma a pesar de Lady Ulma ya estaba tratando de sacar discretamente las lágrimas de sus ojos, salvo que en ese momento Elena entró y jadeó. El vestido de Elena ya estaba terminado para la tarde y todo lo que Bonnie había visto era el bosquejo. Pero de alguna manera no había logrado transmitir lo que este vestido haría por Elena. Bonnie se pregunto secretamente si Lady Ulma había dejado demasiado a la belleza natural de Elena y esperaba que Elena estuviera tan emocionada con su propio vestido como todos habían parecido estar respecto del de Bonnie y Meredith. Ahora Bonnie lo entendió. —Se llama vestido de diosa—. Explicó Lady Ulma en el silencio atónito del cuarto, cuando Elena entro, y Bonnie vertiginosamente pensaba que las diosas que habían vivido en el monte Olimpo, sin duda habrían querido vestirse de esta manera. El truco del vestido estaba en su misma simpleza. Estaba hecho de seda blanca como la leche, con plisado delicado en la cintura (Lady Ulma llama el plisado irregular apretado "fruncido"), que sostenía dos paneles de corpiño simples que forman una V en la línea del cuello, luciéndose la piel de flor de melocotón de Elena entre ellos y detrás de ellos. Estos paneles fueron sostenidos en los hombros por dos broches de oro tallado embutido con nácar y diamantes. Desde la cintura, la falda caía directamente en pliegues, de seda hasta el final del nuevo diseño de las delicadas sandalias de oro, nácar y diamante. Un vestido tan simple, pero magnifico en la chica correcta. En la garganta de Elena, un collar exquisitamente diseñado de oro y nácar con la forma estilizada de una mariposa incrustada con tantos diamantes multicolores que parecían arder como fuego de cada vez ella se movía y recogían la luz. Ella lo uso sobre el pendiente de lapislázuli y diamante que Stefan le había dado, ya que había rechazado rotundamente quitárselo. Esto no importó. La mariposa cubría completamente el pendiente. Sobre cada muñeca Elena llevó un amplio brazalete

de oro con nácar

incrustado con diamantes, creaciones que ellos habían encontrado en el cuarto de joyas secreto, obviamente hechos para combinar con el collar. Y eso fue todo. El cabello de Elena había sido cepillado, cepillado y cepillado hasta que caían las ondas sedosas de oro colgando por debajo de sus hombros a la 221

espalda, y llevaba un toque de lápiz labial de color de rosa. Pero su rostro, con espesas pestañas negras y cejas ligeramente arqueadas, y justo ahora se veía la excitación en sus labios color rosa ligeramente separados y habían traído color a sus mejillas, habían quedado completamente solos. Pendientes que eran sólo cascadas de diamantes que se asomaban al mirar sus trenzas doradas. Ella los va a volver locos esta noche, Bonnie pensó, mirando el atrevido vestido con envidia, pero no de celos, en su lugar deleitándose con el pensamiento de la sensación Elena causaría. Lleva el vestido más simple de nosotros, pero aun así nos pone a mí y a Meredith en la sombra. Sin embargo Bonnie nunca había visto a Meredith verse mejor o en forma más exótica. Ella tampoco había sabido lo impresionante que era la figura de Meredith, a pesar de gran variedad de ropa de diseñador de su amiga. Meredith se encogió de hombros cuando Bonnie le dijo eso. Ella tenía un abanico, también, negro lacado, que plegó. Ahora lo abrió y lo plegó de nuevo, tocándose la barbilla con aire pensativo. —Estamos en las manos de un genio─, dijo simplemente—. Pero no podemos olvidar por lo que realmente estamos aquí. Notas del Traductor: 1 [*] ‚No lo llames un traje de sirena; ella ser{ una sirena‛: En el original ‚Don’t call it a mermaid dress; she’ll be a siren‛, Existen diferencias, Mermaid es mitad mujer, mitad pez y Siren es una mujer seductora. 2 [*] Kohl: es una mezcla de hollín y otros ingredientes, usada principalmente por las mujeres de Oriente Medio, Norte de África, África subsahariana y Sur de Asia, y en menor medida por los hombres, para oscurecer los párpados y como máscara de ojos. 3 [*] Jade: Comprende dos materiales de aspecto similar pero son minerales diferentes Jadeita y Nefrita. Es fibrosa, no es totalmente lisa, vista con aumentos se aprecian pequeñas cavidades y hoyuelos. En colores verde manzana, lavanda y blanca .

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Traducido por AndreaN Corregido por chole_ann

—Tenemos que concentrarnos en salvar a Stefan—. Elena estaba diciendo en el cuarto que Damon había tomado para sí mismo, la vieja biblioteca en la mansión de Lady Ulma. —¿En que más me concentraría?—. Damon dijo, nunca quitando sus ojos del cuello de ella con sus ornamentos de madreperla* y diamantes. De alguna manera el vestido blanco—leche servía para enfatizar la estilizada y suave columna del cuello de Elena y Elena lo sabía. Ella suspiro. —Si pensáremos que lo dices en serio, entonces todos podríamos relajarnos. —¿Te refieres a estar tan relajados como lo estás tú? Elena se dio a sí misma una sacudida interna. Damon tal vez parecía estar completamente absorbido con una cosa y una única cosa, pero su sentido de auto preservación se aseguraba de que él estaba constantemente en guardia, y veía no solo lo que él quiere ver sino todo lo que está a su alrededor. Y era verdad que Elena estaba casi insoportablemente emocionada. Dejo a los otros pensar que era por su maravilloso vestido y era un maravilloso vestido, y Elena estaba profundamente agradecida con Lady Ulma y sus ayudantes por hacerlo a tiempo. Por lo que Elena estaba realmente emocionada, era, sin embargo, era la posibilidad—no, la seguridad, se dijo a si misma firmemente—de que esta noche ella iba a encontrar la mitad de la llave que les permitiría liberar a Stefan. El pensamiento de su rostro, de verlo en carne y hueso era< era aterrador. Pensando en lo que Bonnie había dicho cuando ella estaba dormida, Elena se 223

acercó por comodidad y comprensión, y de alguna manera se dio cuenta de que en vez de sostener la mano de Damon, ella estaba en los brazos de Damon. La pregunta real es: ¿Qué dirá Stefan acerca de esa noche en el motel con Damon? ¿Qué dirá Stefan? ¿Qué había que decir? —Estoy asustada —escuchó, y un minuto demasiado tarde, reconoció su propia voz. —Bueno, no pienses en eso —dijo Damon— eso solo hace las cosas peores. Pero mentí, Elena pensó. Ni siquiera lo recuerdas, o también estuviste mintiendo, entonces. —Pase lo que pase, prometo que todavía estaré por ahí para ti—. Damon dijo suavemente—. Tienes mi palabra de eso, de todos modos. Elena podía sentir su aliento contra su cabello—. ¿Y lo de concentrarse en la llave? Si, si, pero no me he alimentado con propiedad hoy. Elena empezó, luego se apretó más cerca de Damon. Por solo un instante ella no solo sintió un hambre asoladora, sino un dolor agudo que la desconcertaba. Pero ahora, antes de que pudiera localizarla en el espacio, se había ido, y su conexión con Damon había sido cortada abruptamente. Damon. —¿Qué? No me cierres fuera de tu mente. —No lo hago. Solo dije todo lo que tenía que decir, eso es todo. Sabes que he estado buscando la llave. ─Gracias─. Elena lo intento de nuevo─. Pero no puedes simplemente morir de hambre. ¿Quién dice que me estoy muriendo de hambre? Ahora la conexión telepática con Damon estaba de regreso, pero algo estaba faltando. Él deliberadamente estaba sosteniendo algo consigo, y concentrándose en agredir sus sentidos con algo más que hambre. Elena podía sentirla arrasándolo, como si él fuera un tigre o un lobo que se había ido por días—por semanas—sin matar nada. La habitación hizo un lento giro a su alrededor.

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—Esta< bien — ella susurro, sorprendida de que Damon era capaz de sujetarla y sostenerla en absoluto, con sus adentros desgarrándolo de esa manera─. Lo que sea
Notas del Traductor: 1 [*] Madreperla: La madreperla, también llamada nácar, es una sustancia orgánica—inorgánica, ya consolidada, dura, blanca, brillante y con reflejos irisados o iridiscentes. Forma la capa interna del caparazón de muchos moluscos, razón por la que diversas de estas especies lo segregan de manera considerable para reparar sus caparazones dañados o para cubrir determinados objetos dentro de ellos, mecanismo que es utilizado por los recolectores de perlas, para administrar a unos determinados moluscos piezas en el interior que saben cubrirán con el nácar, convirtiéndolos en perlas u otros objetos valiosos nacarados. 2 [*] Ruiseñor: El ruiseñor (Luscinia megarhynchos) es un pequeño pájaro paserino otrora clasificado como un miembro de la familia Turdidae, pero ahora generalmente considerado parte de la familia de las "cazamoscas", Muscicapidae. Junto con otras pequeñas especies europeas, a veces es tachada en inglés de chat.

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27 Traducido por Sheilita Belikov Corregido por Ginabm

Elena se sentía confiada y un poco mareada cuando salieron hacia la gala del Ruiseñor de Plata. Sin embargo, cuando los cuatro llegaron en palanquines[1]— Damon con Elena, Meredith con Bonnie (Lady Ulma tenía prohibido por su médico ir a cualquier fiesta, mientras ella estuviera embarazada)—a la casa palaciega de la Honorable Lady Fazina, ella fue golpeada con algo como terror. La casa era un verdadero palacio, en el mejor de los tradicionales cuentos narrados, ella pensó. Minaretes[2] y torres se elevaban sobre ellos, probablemente pintados en azul y dorado lujoso, pero se volvían lavanda por la luz del sol, y se veían casi más ligeros que el aire. Como complemento de la luz del sol, habían encendido antorchas a ambos lados del camino para los palanquines hasta la colina y algún producto químico había sido añadido—o un poco de magia utilizada— para que sus luces brillaran en diversos colores de modo que cambiaran de dorado, a rojo, a morado, a azul, a verde, a plateado, y estos colores brillaban de verdad. Le quitaron el aliento a Elena, como las únicas cosas que no estaban teñidas de rojo en todo el mundo que ella podía ver. Damon había traído una botella de Magia Negra con él y estaba casi demasiado alegre—sin hacer un intento de juego de palabras, Elena pensó. Cuando su palanquín se detuvo en la cima de la colina, Damon y Elena se ayudaron a salir y bajaron a un pasillo que dejaba fuera gran parte de la luz del sol. Por encima de ellos colgaban delicados e iluminados faroles de papel, algunos más grandes que el palanquín en el que habían estado hace un momento, iluminaban brillantemente y fantasiosamente de manera que le daba un aire festivo y alegre a un palacio de otro modo tan magnífico que era un poco intimidante. 226

Pasaron por fuentes iluminadas, algunas de las cuales tenían sorpresas— como la fila de ranas mágicas que constantemente saltaban de nenúfar[3] a nenúfar: plop, plop, plop, como el sonido de la lluvia sobre un tejado, o una enorme serpiente dorada que se enroscaba entre los árboles y sobre las cabezas de los visitantes, remontando de allí al suelo y luego volviendo a los árboles otra vez. Por otra parte, el suelo era a su vez transparente con todo tipo de clases mágica de peces, tiburones, anguilas, y delfines retozando, mientras que en el fondo azul oscuro muy por debajo surgía la figura de una ballena gigante. Elena y Bonnie corrieron rápidamente sobre esta parte del camino. Estaba claro que la propietaria de este lugar podía permitirse cualquier tipo de espectáculo que su corazón deseara, y que por encima de todas las cosas que a ella le gustaban principalmente estaba la música, porque en cada zona, una espléndidamente—a veces extrañamente—vestida orquesta estaba tocando, o podría ser sólo un famoso solista, cantando en una alta jaula dorada de tal vez veinticinco pies sobre el suelo. Música... música y luces por todas partes... Elena misma, aunque emocionada por las imágenes, sonidos, y gloriosos olores procedentes de las grandes hileras de flores así como de los invitados, tanto hombres como mujeres, sintió un ligero temor como una pequeña piedra en su estómago. Ella había pensado que su vestido y diamantes eran tan exquisitos cuando había salido de la propiedad de Lady Ulma. Pero ahora que estaba aquí en la de Lady Fazina... bueno, había demasiadas habitaciones, demasiadas personas, tan fantasiosamente y finamente vestidas como ella y sus hermanas —asistentes personales.— Tenía miedo de que—bueno, que aquella mujer por allí, goteando joyas desde su exquisito diamante de tres niveles y tiara de esmeraldas hasta su fino circulo de diamantes en los dedos de los pies, hiciera a su propio cabello sin adornos lucir desaliñado o ridículo, en tan magnífico evento. ¿Sabes cuántos años tiene ella? Elena casi saltó al escuchar la voz de Damon en su cabeza. ¿Quién? Elena replicó, intentando al menos mantener su envidia—su preocupación—fuera de su voz telepática. ¿Y estoy proyectando eso en voz alta? Añadió con alarma. No todo eso en voz alta, pero nunca está de más sintonizarlo abajo. Y sabes perfectamente —quién—: esa jirafa que estás mirando, Damon respondió. Para tu información, ella es unos doscientos años mayor que yo, y está tratando de parecer 227

de alrededor de treinta, lo que es diez años más joven de cuando se convirtió en un vampiro. Elena parpadeó. ¿Qué quieres decir? Envía un poco de Poder a tus oídos, sugirió Damon. ¡Y deja de preocuparte! Elena obedientemente aumentó ligeramente el Poder hasta que consideró que los nodos reventarían en sus oídos, y las conversaciones de repente se hicieron audibles a su alrededor. ...Oh, la diosa de blanco. Ella es sólo una niña, pero que figura... ...Sí, la única con el cabello dorado. Magnífica, ¿no?... <.Oh, por Hades, mira esa chica... ...¿Has visto al príncipe y la princesa de allí? Me pregunto si ellos harían un intercambio... o—o—¿hacer un cuarteto, querida? Esto se parecía más a lo que Elena estaba acostumbrada a oír en las fiestas. Le dio más confianza. También, cuando ella le permitió a sus ojos barrer con más audacia a través de los opulentamente vestidos que alardeaban, le hizo sentir un repentino incremento de amor y respeto por Lady Ulma, que había diseñado y supervisado la construcción de tres gloriosos vestidos en tan sólo una semana. Ella es un genio, Elena le informó a Damon solemnemente, sabiendo que a través de sus enlaces mentales iba a ver a quién se refería. Mira, Meredith ya tiene una multitud a su alrededor. Y... y... Y ella no está actuando como Meredith en absoluto, Damon terminó, sonando un poco inquieto. Meredith no parecía inquieta en lo más mínimo. Ella tenía su cara vuelta deliberadamente para mostrar un perfil clásico a sus admiradores, pero no era el perfil de cabeza fría y serena de Meredith Sulez en absoluto. Era el de una chica sensual y exótica, que lucía como si pudiera muy bien ser capaz de cantar la Habanera de Carmen[4]. Ella tenía su abanico abierto y estaba agraciada y lánguidamente abanicándose. La suave pero cálida iluminación interior hizo a sus hombros y brazos desnudos brillar como perlas sobre el vestido de terciopelo negro, lo que la hacía parecer aún más misteriosa y sorprendente de lo que fue en casa. De hecho, ya parecía haber afectado a un devoto en el corazón; él estaba de rodillas ante ella con una rosa roja en la mano, con tanta prisa tomó de uno de los arreglos que una espina lo pinchó y la sangre brotaba de su pulgar. Meredith no parecía haberse dado cuenta. Tanto Elena como Damon lo sentían por el joven, que era rubio y extremadamente guapo. Elena sintió lástima... y Damon sintió hambre. Ciertamente parece haber salido de su caparazón, Damon aventuró. 228

Oh, Meredith nunca sale realmente, Elena respondió. Todo es dramatización. Pero esta noche creo que son los vestidos los que lo están haciendo. Meredith está vestida como una sirena, y por lo tanto está actuando toda sensual. Bonnie está vestida como un pavo real y... mira. Ella cabeceó hacia el largo pasillo que conducía a un salón enorme en frente de ellos. Bonnie, vestida con lo que parecían verdaderas plumas de pavo real, tenía una multitud de sus propios seguidores—y eso es justo lo que estaban haciendo: siguiéndola. Todos los movimientos de Bonnie eran ligeros y similares a un pájaro y sus brazaletes de jade tintineaban juntos sobre sus pequeños y redondeados brazos, sus pendientes repicaban con cada movimiento de su cabeza y sus pies parecían brillar en sandalias doradas frente a su cola de pavo real. —Sabes, es extraño—, murmuró Elena, cuando llegaron a la gran habitación y el último sonido fue silenciado para que pudiera escuchar la voz física de Damon. ─No me di cuenta, pero Lady Ulma diseñó nuestros vestidos en los diferentes niveles del mundo animal. —¿Hm?—

Damon

estaba

mirando

su

garganta

otra

vez.

Pero

afortunadamente en ese momento un hombre apuesto vestido con ropa formal de la Tierra—esmoquin, faja, etcétera—vino con Magia Negra en copas plateadas de gran tamaño. Damon la bebió de un solo trago y tomó otra del camarero que se inclinó con gracia. Entonces él y Elena se sentaron en el exterior de la fila de atrás, incluso si era una grosería para su anfitriona. Necesitaban ser libres para maniobrar. —Bueno, Meredith es una sirena, que es el más alto nivel, y está actuando como una mujer fatal. Bonnie es un pájaro, por lo que es la siguiente clase más alta, y ella está actuando como una chica atractiva: ve a todos los chicos que se presentan mientras ella sigue riendo. Y yo soy una mariposa—así que supongo que seré una chica social esta noche. Contigo a mi lado, espero. [5] —Qué... lindo, —dijo Damon pesadamente—. Pero, ¿qué te hace pensar que se supone que eres una mariposa? —Bueno, los diseños, tonto—, dijo Elena, y levantó su abanico de madreperla, oro y diamantes y le dio un golpecito con la pequeña mariposa que sobresalía en la frente. Luego lo abrió para mostrarle un dibujo magistral del mismo diseño que su collar en la parte frontal, decorado con diminutos puntos de diamante, oro, y madreperla donde no serían estropeados por los pliegues. —¿Lo ves? Una mariposa —dijo, sin disgustarse con la imagen. 229

Damon trazó el contorno con un largo y estilizado dedo que le recordaba tanto al de Stefan que le dolía la garganta, y se detuvo en seis líneas estilizadas sobre la cabeza. —¿Desde cuándo las mariposas tienen pelo? —Su dedo se trasladó a dos líneas horizontales entre las alas—, ¿O brazos? —Esas son las piernas—, Elena le dijo, divertida—. ¿Qué tipo de cosa con brazos y piernas y una cabeza tiene seis pelos y alas? —Un vampiro borracho—, sugirió una voz por encima de ellos y Elena miró hacia arriba, sorprendida al ver a Sage—. ¿Puedo sentarme con ustedes?— Preguntó—. No pude conseguir una camisa, pero mi hada madrina evocó un chaleco. Elena, riendo, se deslizó sobre un asiento para que él pudiera tomar el asiento del pasillo al lado de Damon. Él estaba mucho más limpio que cuando ella lo había visto por última vez trabajando en la casa, aunque su pelo todavía estaba en largos rizos salvajes e indomables. Notó sin embargo, que su hada madrina lo había perfumado con cedro y sándalo, y lo había provisto de jeans Dolce & Gabbana y chaleco. Él lucía... magnifique[6]. No había ni rastro de sus animales. —Creía que no ibas a venir—, le dijo Elena. —¿Puedes decir eso? ¿Vestida como estás en blanco celestial y dorado? Mencionaste la gala; tomé tu deseo como una orden. Elena se rió. Por supuesto, todo el mundo la trataba de forma diferente esta noche. Era el vestido. Sage, murmuró algo sobre su latente heterosexualidad, juró que la imagen en su collar y abanico era un fénix. El demonio muy cortés a su derecha, que tenía la piel de color malva profundo y pequeños cuernos blancos enrollados, presentó respetuosamente que para él se veía como la diosa Ishtar, quién lo había aparentemente enviado a la Dimensión Oscura hace algunos milenios por tentar a las personas contra los perezosos. Elena hizo una nota mental para preguntarle a Meredith si tentarlos significaría comer perezosos[7], que sabía que era algún tipo de animal salvaje que no se movía mucho alrededor, o algo más. Entonces Elena pensó que Lady Ulma había llamado al vestido —un traje de diosa—, ¿no lo hizo ella? Sin duda era un vestido que sólo podías vestir si tu cuerpo era muy joven y muy cercano a la perfección, porque no había manera de acomodar corsetería en el o incluso cubrir para minimizar una característica poco favorecedora. Las únicas cosas bajo el vestido eran el propio físico joven y firme de

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Elena y un conjunto de ropa interior muy ligera y de suave encaje color carne. Ah, y un atomizador de perfume de jazmín. Así que me siento como una diosa, pensó, dándole las gracias al demonio (que estaba de pie e hizo una reverencia). La gente estaba tomando sus asientos para la primera actuación del Ruiseñor de Plata. Elena tuvo que admitir el deseo de ver a Lady Fazina, y además, era demasiado pronto para intentar un viaje al baño—Elena ya había notado que los guardias estaban situados en todas las puertas. Había dos arpas sobre un estrado en medio de un gran círculo de sillas. Y de pronto todo el mundo se puso de pie y aplaudió, y Elena no hubiera visto nada, si Lady Fazina no hubiera elegido caminar por el mismo pasillo que Elena y Damon habían tomado. Tal y como estaba, se detuvo justo al lado de Sage para agradecer el estruendo de aclamación, y Elena tuvo una visión perfecta de ella. Era una encantadora mujer joven, quien para sorpresa de Elena parecía apenas de más de veinte años, y era casi tan pequeña como Bonnie. Esta criatura diminuta obviamente tomaba su nombre artístico muy en serio: estaba completamente vestida con un traje largo de malla plateada. Su cabello era plateado metálico también, peinado a gran altura en el frente y muy corto en la espalda. La cola de su vestido estaba apenas unida a ella, por dos sencillos ganchos en los hombros. Flotaba horizontalmente detrás de ella, en constante movimiento, mas como un rayo de luna o una nube que como material real hasta que llegó a la tarima central y se subió, luego caminó una vez alrededor del arpa alta al descubierto, momento en el que la parte suspendida de la capa cayo suavemente y con gracia en el suelo en un semicírculo a su alrededor. Y entonces vino la magia de la voz del Ruiseñor de Plata. Comenzó tocando el arpa alta, que parecía aún más alta en comparación con su pequeño cuerpo. Ella podía hacer que el arpa entonará bajo sus dedos, engatusándola para clamar como el viento o hacer música que parecía descender del cielo en glissandos [8]. Elena lloró durante toda su primera canción, a pesar de que la cantaba en una lengua extranjera. Era tan penetrantemente dulce que a Elena le recordó a Stefan, en los tiempos que habían estado juntos, comunicándose únicamente por las más suaves palabras y toques... Sin embargo el instrumento más impresionante de Lady Fazina era su voz. Su pequeño cuerpo podía generar un volumen extraordinario cuando así lo quería. Y mientras cantaba una canción conmovedora, una canción de menor tonada tras 231

otra, Elena pudo sentir su piel brotando en piel de gallina, y un temblor en sus piernas. Sentía que en cualquier momento podía caerse de rodillas cuando las melodías llenaban su corazón. Cuando alguien la tocó por detrás, Elena se estremeció violentamente, trayéndola demasiado rápido del mundo de fantasía que la música había tejido a su alrededor. Pero sólo era Meredith, quien a pesar de su propio amor por la música hizo una sugerencia muy práctica para su grupo. —Estaba diciendo, ¿por qué no empezamos ahora, mientras todos los demás están escuchando?— Susurró. —Incluso los guardias están fuera de ello. Acordamos de dos en dos, ¿no? Elena asintió—. Sólo echaremos un vistazo alrededor de la casa. Incluso podemos encontrar algo mientras todo el mundo todavía esté aquí, escuchando, durante casi una hora más. Sage, tal vez podrías en cierto modo hacer un enlace entre los dos grupos, telepáticamente. —Sería para mí un privilegio, Madame. Los cinco se pusieron en camino hacia la mansión del Ruiseñor de Plata. Notas de Traductor 1. Palanquín.- Es una especie de silla de manos prolongadas y cerrada con ventanas y portezuela en que se transportaba a una o dos personas. Constaba de dos varas que se colocaban sobre dos caballerías situadas una delante y otra detrás o bien eran agarradas por porteadores que la sostenían a pulso. La litera se utilizaba para el transporte de personas por vías y caminos, en especial, los montañosos. http://2.bp.blogspot.com/_rNMOlewSvvM/SrkLS8PFiI/AAAAAAAADXU/pG7jhMMWi18/s400/litter2.jpg 2. Minaretes.http://metexisnoesis.files.wordpress.com/2008/12/minaretes-1.jpg 3. Nenúfar.http://fichas.infojardin.com/foto-acuaticas/nymphaea-nenufar-blanco.jpg 4. La Habanera de Carmen.- Carmen es una ópera compuesta por Georges Bizet, y la Habanera es uno de los temas del primer acto. 5. Cuando Elena explica lo de que los vestidos están diseñados en el mundo animal, hay un juego de palabras, al referirse a Meredith como una sirena usa la palabra mermaid(sirena) y después usa siren(mujer fatal pero también traducible como sirena). En Bonnie usa la palabra bird(pájaro) pero al explicar vuelve a usar bird pero esta vez traducido como chica atractiva. Cuando habla de sí misma como mariposa usa butterfly, pero la segunda vez se traduce como chica. El juego de

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palabras viene de que pueden tener diferentes significados depende en el contexto en el que se usen. 6. Magnifique.- magnifico en francés. 7.- Perezoso.- http://www.forojovenes.com/usuarios/amelia-2440-fotos-la-16-foto73-perezoso.jpg 8.- Glissando.- es un efecto sonoro consistente en pasar rápidamente de un sonido a otro haciendo oír todos los sonidos intermedios posibles según la característica del instrumento.

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Traducido por Dham-Love Corregido por V!an*

Ellos caminaron directo por las puertas de guardia. Pero rápidamente, descubrieron que casi todos estaban escuchando a Lady Fazina, en cada habitación del palacio que estaba abierta al público, un camarero vestido de negro, con guantes blancos, estaba listo para dar información, y para mantener vigiladas las posesiones de su Lady. La primera habitación que les dio algún tipo de esperanza fue el Salón de Harpery de Lady Fazina, un salón dedicado exclusivamente a la exhibición de arpas, desde las antiguas, redondas, instrumentos de una sola cuerda, indudablemente tocada por individuos similares a cavernícolas, a altas, doradas, orquestarles arpas como la que Fazina estaba tocando ahora, la música sonaba en todo el palacio. Magia, pensó Elena de nuevo. Ellos parecían usar magia en lugar de tecnología. —Cada tipo de arpa tiene una llave única para afinar las cuerdas—, susurró Meredith, mirando a lo largo del salón. En cada lado la línea de arpas marchaba a la distancia. —Una de esas llaves podría ser la llave. —¿Pero cómo sabremos?— Bonnie se abanicaba suavemente con su abanico de plumas de pavo real. —¿Cuál es la diferencia entre una llave de arpa y una llave de zorro? —No sé. Y nunca he escuchado que una llave sea guardada en un arpa, tampoco. Sonaría mucho en la caja de resonancia cada vez que el arpa cambiara un poco, — admitió Meredith. Elena se mordió el labio. 234

Era una pregunta tan simple y razonable. Ella debería sentirse consternada, debería estar preguntándose cómo podrían encontrar una pequeña mitad de una llave en ese lugar. Especialmente considerando que la pista que tenían estaba en el instrumento Silver Nightingale, de repente parecía absurdo. —No creo —dijo Bonnie un poco vertiginosamente—, que el instrumento sea su voz, y que si bajamos por su garganta< Elena se giró para mirar a Meredith, quien estaba mirando al cielo o a lo que estuviera encima de esta espantosa dimensión. —Yo sé —dijo Meredith—. No más bebidas para el cerebro de pájaro aquí. Aunque supongo que es posible que entregue pequeños silbatos de plata, o instrumentos como favores – todas las grandes fiestas acostumbran a hacer eso, tú sabes darte un regalo. —Cómo —dijo Damon en un tono cuidadosamente sin expresión—. Podrían ellos poner la llave en uno de los favores para una fiesta que iba a ser dada por lo menos dos semanas después, ¿y como ellos pueden tener la esperanza de recuperarla? Misao también pudo haber dicho a Elena, ‘Tiramos la llave’. —Bien —comenzó Meredith—, no estoy para nada segura que ellos esperaban que las llaves fueran recuperadas, ni siquiera por ellos. Y Misao pudo haber querido decir ‘Tú deberías buscar entre toda la basura la noche de esa gala’ o alguna otra fiesta en la que Fazina se presenta. Yo imagino que ella es solicitada para presentarse en muchas otras fiestas, también. Elena odiaba discutir, incluso aunque ella fuera una campeona de discutir. Pero ella era una diosa esta noche. Nada era imposible. Si solo ella pudiera recordar< Algo como un rel{mpago blanco golpeo su cerebro. Por solo un instante un instante ella estaba de vuelta, luchando con Misao. Misao estaba en su forma de zorro, mordiendo y rasguñando y gruñendo como respuesta a la pregunta de Elena acerca de dónde estaban las dos mitades de la llave del zorro ‚Como si pudieras entender las respuestas que te podría dar. Si te digo que una está dentro del instrumento Nightingale de plata, ¿te daría eso algún tipo de idea?‛ Sí. Esas habían sido las palabras exactas, las palabras reales que Misao había dicho. Elena escuchó su propia voz, repitiendo las palabras claramente ahora. Y luego ella sintió algo como un arco de rayos dejar su mente—solo para encontrarse con otra no muy lejos. La siguiente cosa que ella supo fue que sus ojos 235

estaban abiertos en sorpresa porque Bonnie estaba hablando en esa forma vacía y sin tono que ella siempre hacía cuando realizaba una profecía: —Cada mitad de la llave de zorro está formada como un solo zorro, con dos oídos, dos ojos y un hocico. Las dos llaves del zorro son en oro y cubiertas con piedras preciosas y sus ojos son verdes. La llave que buscan todavía está en el instrumento de Plata Nightingale. —¡Bonnie!— dijo Elena. Ella podía ver que las rodillas de Bonnie estaban temblando, y sus ojos estaban desenfocados. Luego éstos se abrieron y Elena vio como su confusión surgía para llenar todo ese vacío. —¿Qué está pasando?— dijo Bonnie, mirando alrededor para ver a todos mirándola a ella. —¿Qué—qué paso? —¡Nos dijiste como lucían las llaves de zorro!—. Elena no pudo evitar gritar esa exclamación con alegría. Ahora que ellos sabían cómo lucían podrían liberar a Stefan; ellos podrían liberar a Stefan. Nada detendría a Elena ahora. Bonnie había ayudado a mover ésta búsqueda a un nivel completamente diferente. Pero mientras ella estaba temblando de alegría con la profecía, Meredith, a su manera ecuánime, se estaba encargando del profeta. Meredith dijo en voz baja. —Ella probablemente se va a desmayar. ¿Podrían por favor
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—De acuerdo. ¿Qué tal si Bonnie, Sage y yo tomamos esta habitación, y dos de nosotros distraemos al mayordomo, mientras el tercero busca en las arpas las llaves?— sugirió Meredith. —Perfecto. ¡Vamos a hacerlo!— dijo Elena. El plan de Meredith probó ser más difícil en práctica de lo que sonaba. Incluso con las dos gloriosas jóvenes en la habitación y un tipo en la habitación, el mayordomo seguía dando vueltas en pequeños círculos y capturando a uno u otro de ellos sosteniendo o manipulando algún arpa. Naturalmente, la manipulación estaba estrictamente prohibida. Esto ponía a las arpas fuera de entonación y podía dañarlas fácilmente, especialmente desde que la única manera de estar absolutamente seguros que una pequeña llave de oro no estaba en la caja de sonido del arpa era sacudir el arpar y escuchar el traqueteo. Peor, cada una de las arpas tenía su propio rincón, con una luz completamente espectacular, un cuadro extravagante pintado detrás de él (la mayoría de ellos eran retratos de Fazina tocando el arpa en cuestión) y una cuerda roja de terciopelo en frente que decía— No entrar—, como una clara señal. Al final Bonnie, Meredith y Sage recurrieron a Sage para influenciar al mayordomo para ser totalmente pasivo algo que él podría hacer por tan solo unos minutos, o el mayordomo se daría cuenta de las lagunas en el programa de Lady Fazina. Luego ellos buscarían frenéticamente en cada arpa mientras el mayordomo se quedaba de pie como una figura de cera. Mientas tanto Damon y Elena vagaban por el palacio, buscando por el resto de la mansión que estaba fuera de límite de los visitantes. Si ellos no encontraban nada, pretendían seguir buscando en las habitaciones disponibles mientras continuaba la gala. Era un trabajo peligroso, este robo dentro y fuera de la oscuridad, acordonado- y a veces sellando habitaciones: extraña y peligrosamente peligroso para Elena. De alguna manera, parecía que el miedo y la pasión estaban más estrechamente relacionados con lo que ella había se había dado cuenta. O por lo menos, parecía de esa manera con ella y Damon. Elena no podía ayudar notando y admirando pequeñas cosas sobre él. Él parecía ser capaz de escoger cualquiera de las cerraduras con un pequeño y simple implemento que sacaba dentro de su chaqueta de cuero negro, la manera en que otras personas producían plumas estilográficas, y él tenía una manera tan

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rápida, y graciosa de sacarlos y ponerlos de nuevo dentro. Economía de movimiento, ella sabía, obtenida de vivir alrededor de cinco siglos. También, nadie podía discutirlo: Damon parecía mantener su cabeza en cada situación, lo que los hacía una buena pareja ahora cuando ella estaba caminando alrededor como una diosa que no podía ser obligada por las reglas de los mortales. Esto fue reforzado incluso por los sustos que tuvo: figuras que parecían guardias o centinelas asomándose hacia ella resultaban ser osos de peluche, un pequeño armario, y algo que Damon no le permitió más que una mirada lucían como un humano momificado. Damon no se amedrentaba por ninguna de ellas. Si tan solo pudiera canalizar algo más de Poder en mis ojos, pensó Elena, y las cosas inmediatamente se iluminaros. ¡Su poder la estaba obedeciendo! ¡Dios! Tendré que ponerme este vestido por el resto de mi vida: me hace sentir tan
Elena pudo haber adivinado las noticias por la postura de Bonnie, incluso si no las hubiera sabido por el silencio de Sage. Pero las noticias eran peor de lo que Elena se pudo haber imaginado: no solo ellos tres no habían encontrado nada en el Salón de las Arpas, sino que finalmente habían recurrido por interrogar al mayordomo, que podría hablar, si no se moviera, bajo la influencia de Sage. —Y adivina que nos dijo —dijo Bonnie—, y agregó antes que cualquiera pudiera lanzar una palabra, —Esas arpas son limpiadas y ajustadas cada día. Fazina, tiene, un ejército entero de sirvientes para ellas. Y todo, todo lo que no pertenece al arpa será reportado. ¡Y nada ha sido reportado! ¡Sencillamente no está allí! Elena sentía rehuir de dios omnisciente a humana desconcertada.─ Estaba preocupada que fuera así— admitió ella con un suspiro— Hubiera sido muy fácil de la otra manera. De acuerdo, Plan B. Charla con los invitados de la gala, trata de mirar en cada habitación que esté abierta al público. Traten de deslumbrar al consorte de Fazina e intenten obtener información. Mira si Misao y Shinichi han estado aquí últimamente. Damon y yo seguiremos buscando en las habitaciones que se supone deben estar cerradas. —Eso es muy peligroso —dijo Meredith frunciendo el ceño—. Tengo miedo de cual podría ser el castigo si te atrapan. —Tengo miedo del castigo que podría ser para Stefan si no encontramos esa llave esta noche—. Elena replicó en breve, giro sobre sus tacones, marchándose. Damon la siguió. Buscaron en cuartos oscuros interminables, ahora sin siquiera saber si buscaban un arpa o algo más. Primero Damon verificaría si había un cuerpo que respirara dentro de la habitación (podría haber un guardia vampiro, por supuesto, pero no había mucho que hacer al respecto), luego el abría la cerradura. Las cosas estaban trabajando sin problemas hasta que llegaron a una habitación al final de un largo pasillo que daba hacia el oeste, Elena hace rato se había perdido en el palacio, pero ella podía decir sin equivocarse dónde era el oeste, era donde el sol hinchado colgaba. Damon había abierto la cerradura de esa habitación y Elena había comenzado con impaciencia. Ella busco en la habitación, que contenía, frustrantemente, una foto de un arpa enmarcada en plata, pero con nada tan abultado como la mitad de la llave de zorro dentro de ésta, cuando ella había usado cuidadosamente su abre cerraduras para desenroscar el respaldo.

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Era mientras ella ponía la pintura de nuevo en la pared donde ambos habían escuchado un golpe. Elena dio un salto, rezando para que ninguno de los sirvientes de seguridad vestidos de negro que rondaban el palacio hubiera escuchado el ruido. Damon rápidamente puso su mano en su boca y puso el encendedor en la oscuridad. Pero ambos lo escuchaban ahora
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permitirse
Elena no podía desperdiciar su tiempo preguntándose que estaba mal con Damon. Ella encendió el Poder de su propio escuchar y comenzó a escuchar hacia las puertas antes de entrar. Mientras estaba escuchando una nueva idea se solidifico en la mente de Elena, y detuvo a Damon en un pasillo a oscuras y le trató de explicar qué clase de habitación estaba buscando. Lo que, actualmente, sería llamado ‚oficina en casa‛ Damon, familiarizado con la arquitectura de la gran mansión, la llevo, solo después de unos cuantos falsos comienzos, en lo que era claramente el salón de escritura de su señoría. Los ojos de Elena estaban ya tan agudos como los de él mientras buscaban la luz de una simple vela en la penumbra. Mientras Elena se frustraba después de buscar un escritorio con notables compartimientos para los cajones secretos, y no encontrar nada, Damon estaba revisando el pasillo. —Escuche alguien afuera —él dijo— Creo que es hora de irnos. Pero Elena seguía buscando. Y mientras sus ojos recorrían rápidamente la habitación ella vio un pequeño escritorio para escritura con una silla anticuada y una colección de varios lapiceros, desde los antiguos hasta los modernos, haciendo alarde así mismos por sus elaborados detalles. —Vamos a irnos mientras esto este despejado —Murmuró Damon impaciente. —Sí, —dijo Elena distraída— de acuerdo< Y luego ella lo vio. Sin vacilar un instante ella camino por la habitación directo al escritorio y tomo un lapicero con una pluma brillante de plata. No era una auténtica pluma de ave, por supuesto; era una pluma estilográfica hecha para parecer elegante y antigua con una pluma. El lapicero en si mismo estaba curvado para encajar en su mano, y la madera se sentía cálida. —Elena, no me siento muy< —Damon, shhh

—dijo Elena, ignorándolo, demasiado absorta en lo que

estaba haciendo para escuchar. Primero: trató de escribir. Sin funcionar. Algo estaba bloqueando el cartucho, mientras todo el tiempo su corazón clamaba en sus oídos y sus manos estaban temblando. Seguía moviéndose lentamente
Se acababa de encajar en la parte más ancha del lapicero. La tenía en su mano y estaba volviendo a armar el lapicero antes de que pudiera darle una buena mirada. Pero luego
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Elena dejó salir un suspiro ¡Rápido! Dónde, ¿Dónde estará segura? Ella se estaba dando cuenta que la única falla del vestido de diosa era que no había absolutamente ningún lugar para ocultar algo. Ella tenía que hablar con Lady Ulma sobre eso la próxima vez. —Abajo, abajo en el bolsillo de mis jeans—, dijo Damon, pareciendo tan urgente y temblando tanto como ella lo estaba. Cuando él la hubo atascado lo suficientemente profundo en los recovecos de sus jeans Armani él la cogió de ambas mano. —¡Elena! ¿Te das cuenta? Lo hemos conseguido. ¡En verdad lo hemos conseguido! —¡Yo sé!—. Las lágrimas se escapaban de los ojos de Elena y toda esa música de lady Fazina parecía estar coordinada en una genial, y perfecta nota. —¡Lo hicimos juntos! Y luego de alguna manera como la que ellos se estaban acostumbrando, Elena estaba en los brazos de Damon, deslizando sus propios brazos bajo su chaqueta para sentir su calor, su solidez. Ella no se sorprendió también, de sentir una doble perforación en su cuello cuando ella lanzo su cabeza hacia atrás: su amada pantera había sido solo un poco domesticada, y necesitaba aprender unas cuantas cosas básicas de la etiqueta de las citas; como por ejemplo besarte antes de la mordida. Él había dicho que estaba hambriento antes, ella recordaba, y ella lo había ignorado, demasiado embelesada por el lapicero de plata para juntar las palabras. Pero ella las puso juntas ahora, y entendió excepto porque él parecía estar tan excepcionalmente hambriento esta noche. Tal vez
¡Está haciendo daño! ¡Está haciendo daño! ¿Estás herido? Muéstrame, dijo Elena instantáneamente. ¡NO! Él te esta lastimando. ¡Puede matarte! Hushhh Hushhh Ella trató de acunarlo. ¡Tenemos que hacer que nos escuche! De acuerdo, dijo Elena. Ella en verdad se estaba sintiendo extraña y débil. Pero ella volvió, y junto con el niño, gritaron casi sin voz: ¡Damon! ¡Por favor! ¡Elena dice que pares! Y un milagro sucedió. Ambos ella y el niño podían sentirlo. El aguijón de colmillos un poco retirado. La parada del flujo de energía de Elena hacia Damon. Y luego, irónicamente, el milagro empezó a alejarla del niño, con quien ella en verdad quería hablar. ¡No! ¡Espera! Ella trató de decirle a Damon, aferrada a las manos del niño tan duro como podía, pero ella estaba siendo catapultada de nuevo a la conciencia como un huracán. La oscuridad se desvaneció. En vez de eso había una habitación, demasiado brillante, su única vela brillaba como una luz exploradora de policía y apuntaba directamente hacia ella. Ella cerró sus ojos y sintió el calor y la pesadez de la corporeidad de Damon en sus brazos. —¡Lo siento! Elena, ¿puedes hablar? No me di cuenta cuanta< Había algo extraño con la voz de Damon. Luego ella entendió. Los colmillos de Damon estaban por fuera. ¿Qué? Todo estaba mal. Ellos habían sido tan felices, pero ahora su brazo derecho se sentía mojado. Elena se apartó de Damon por completo, mirando sus brazos. Ella deslizo detrás de Damon y tiró de la chaqueta de cuero negro. En la luz brillante ella podía ver su camisa negra de seda marcada línea tras línea de parcialmente seca, o simplemente sangre humana. —¡Damon!— Su primera reacción fue horror sin un toque de culpa o entendimiento. —¿Qué paso? ¿Te metiste en una pelea? Damon, ¡dime! Y luego algo en su mente la presentó con un número. Desde que había sido una niña, ella había sido capaz de contar. De hecho, ella había aprendido a contar hasta diez antes de su primer cumpleaños. Por lo tanto, ella había tenido diecisiete

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años de aprender para contar el número de irregulares, profundas y todavía sangrantes cortadas en la espalda de Damon. Diez. Elena miro hacia sus brazos ensangrentados y al vestido de diosa, que ahora el vestido del horror porque su pureza blanca estaba empañada con un brillante rojo. Rojo que debió haber sido su sangre. Rojo que debió haberse sentido como espadas en la espalda de Damon mientras el canalizaba el dolor y las marcas de la Noche de su Disciplina hacia él. Y él me había llevado todo el camino a casa. El pensamiento vino nadando desde la nada. Sin una palabra al respecto. Yo debí haber sabido< Y él no se había curado todavía. ¿Alguna vez se curaría? Allí fue cuando comencé a gritar en todas las frecuencias.

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Traducido por AndreaN Corregido por rubrix

Alguien estaba intentando hacer que su bebida saliera de su copa. El sentido del olfato del olfato de Elena era tan agudo que ella podía probar lo que estaba en la copa desde antes—vino de Magia Negra. ¡Y ella no quería eso! ¡No! Ella lo escupió. Ellos no podían obligarla a beber. —Mon enfant,* es por su propio bien. Ahora, bébalo—. Elena volteo lejos su cabeza. Sintió la oscuridad y el huracán corriendo para tomarla. Si. Eso estaba mejor. ¿Por qué no la dejaban en paz? En las muy oscuras trincheras* de la comunidad, un pequeño niño estaba con ella en la oscuridad. Ella lo recordaba, pero no recordaba su nombre. Ella abrió sus brazos y él fue hacia ellos y parecía que sus cadenas eran más ligeras de lo que habían sido< ¿Cuándo? Antes. Eso era todo lo que ella podía recordar. ¿Estás bien? Ella le susurro al niño. Aquí abajo, profundamente en el corazón de la comunidad, un susurro era un grito. No llores. No lágrimas, él le rogo, pero las palabras le recordaron a ella algo que no podía soportar pensar, y puso sus dedos en sus labios, gentilmente silenciándolo. Demasiado ruidosa, una voz de afuera llego retumbando. —Entonces, mon enfant, has decido convertirte en un vampire encore une fois.* ¿Es eso lo que está pasando? Ella le susurro al niño. ¿Estoy muriendo de nuevo? ¿Para convertirme en vampiro? ¡No lo sé! El niño lloro. No sé nada. Él está molesto. Yo tengo miedo. 247

Sage no te lastimara, ella prometió. Él ya es un vampiro, y tu amigo. No de Sage< ¿Entonces de quién tienes miedo? Si tú mueres de nuevo, yo estaré encadenado de nuevo. El niño le mostro una lamentable foto de si mismo cubierto por pila tras pila de pesadas cadenas. En su boca, amordazándolo. Fijando sus brazos a sus lados y sus piernas a la pelota. Además, las cadenas estaban agregadas para que en cualquier lugar en que posaran en el suave pecho del niño, la sangre fluyera. ¿Quién haría algo así? Elena lloro. Lo hare desear nunca haber nacido. ¡Dime quién va a hacer esto! El rostro del niño estaba triste y perplejo. Yo lo haría, él dijo tristemente. Él lo haría. Él/Yo. Damon. Porque nosotros te hemos matado. Pero si no es su culpa< Tuvimos que hacerlo. Tuvimos que hacerlo. Pero tal vez yo muera, el doctor dice que< Hubo una cadencia determinada de esperanza en la última frase. Eso decidió a Elena. Si Damon no estaba pensando con claridad, entonces tal vez ella no estaba pensando con claridad, razono lentamente. Tal vez< tal vez ella debería hacer lo que Sage quería. Y el Dr. Meggar. Ella podía distinguir su voz como a través de una espesa neblina. —cielos, estuviste trabajando toda la noche. Dale la oportunidad a alguien más. Si< toda la noche. Elena no había querido despertar de nuevo, y había tenido una poderosa voluntad. —¿Tal vez cambiemos de lados? — Alguien—una chica—una chica joven— estaba sugiriendo. Pequeña de voz, pero también con una fuerte voluntad. Bonnie. —Elena< es Meredith. ¿Puedes sentirme sosteniendo tu mano? —hubo una pausa, luego mucho ruido, emocionado—. Hey, ¡Ella apretó mi mano! ¿Lo vieron? Sage, dile a Damon que llegue aquí rápido. A la deriva< —
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Elena tenía dos pensamientos acerca de esto. Uno era que si ella bebía algo más de lo que sea, ella podría explotar. El otro era que ella no iba a hacer ninguna estúpida promesa. Ella intento hablar pero le salió una especie de susurro. —Dile a Damon—que no apareceré al menos que el libere al niñito. —¿Quién? ¿Cuál niñito? —Elena, dulzura, todos los niños pequeños del estado son libres. Meredith: — ¿Por qué no dejamos que ella le diga a él? Dr. Meggar: —Elena, Damon esta justo aquí en el sofá. Ustedes dos han estado muy enfermos, pero van a estar bien. Aquí, Elena, podemos mover la mesa de examinación para que puedas hablar con él. Aquí, está listo. Elena intento abrir sus ojos, pero todo estaba ferozmente brillante. Tomo un respiro y lo intento de nuevo. Todavía era demasiado brillante. Y ella ya no sabía cómo oscurecer su visión. Ella hablo con sus ojos cerrados a la presencia que sentía en frente de ella: — No puedo dejarlo solo de nuevo. Especialmente si tú vas llenarlo de cadenas y amordazarlo. —Elena —Damon dijo con voz temblorosa—, no he llevado una buena vida. Pero no he mantenido esclavos antes, lo juro. Pregúntale a cualquiera. Y yo no le haría eso a un niño. —Lo harías, y sé su nombre. Y conozco todos sus actos de gentileza, y de amabilidad, y de buena naturaleza< y miedo. El bajo retumbe en la voz de Sage, —
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Notas del Traductor 1 [*] Mon enfant: Del Francés, hija mía. 2 [*] Trinchera: En el ámbito militar, se denomina trinchera a las excavaciones en las cuales los sitiadores se ponen al abrigo de los fuegos de la plaza. 3 [*] un vampire encore une fois: Del francés, un nuevo vampiro. 4 [*] un peu: Del francés, algo. 5 [*] Très bon, mon enfant! Maintenant: Del francés, ¡Muy bien, hija mía! Ahora.

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0 3 Traducido por: Cyely Divinna Corregido por: ZarahFandy

Matt observó a la Señora Flowers repasar la placa del Sheriff Mossberg, sosteniéndola ligeramente con una mano y pasando los dedos sobre ella con la otra. La tarjeta de identificación de Rebecca, la sobrina del Sheriff Mossberg. Le había parecido totalmente una coincidencia, cuando Matt se había topado con ella hace unos días. Luego se había dado cuenta de que llevaba una camisa de hombre como vestido. La camisa era la familiar camisa de un Sheriff del excitante curso. Luego había visto la insignia que lo comprobaba. Se podría decir muchas cosas sobre el Sheriff Mossberg, pero no podía imaginarlo perdiendo su tarjeta de identificación. Matt se había olvidado de todo sentido de la galantería y le arrebató la pequeña placa de metal antes de que Rebecca pudiera detenerlo. Había tenido una sensación de malestar en su estómago y había ido empeorando desde entonces. La expresión de la Señora Flowers no estaba haciendo nada para consolarlo. —No estaba en contacto directo con su piel—. Dijo en voz baja—. Así que las imágenes que recibo son confusas. Pero, oh, mi querido Matt—, Sus párpados se levantaron—, Tengo miedo─. Ella se estremeció, sentada en su silla junto a la mesa de la cocina, donde dos tazas de leche y especias estaban intactas. Matt tuvo que aclararse la garganta al sentir la leche hirviendo en sus labios. —Usted cree que tenemos que salir en su búsqueda. —Debemos—. Dijo la Señora Flowers. Ella negó con la cabeza, con sus suaves y tenues rizos blancos, con tristeza—. Querido, mamá es más insistente, y yo puedo sentirlo también, hay un gran disturbio en este artefacto.

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Matt sintió la más mínima sombra de orgullo tiñendo su temor de haber obtenido el "Artefacto", y entonces pensó, sí, robar placas de las camisetas de niñas de doce años de edad, es realmente algo para estar orgulloso. La voz de la Señora Flowers vino de la cocina. —Será mejor llevar puesto varias camisas y suéteres, así como un par de estos —salió hacia los lados a través de la puerta de la cocina, sosteniendo varios abrigos largos, al parecer del armario delante de la puerta de la cocina, y varios pares de guantes de jardinería. Matt se levantó para ayudarla con los brazos cargados de abrigos y luego le entró una tos conforme lo rodeaba un olor a naftalina y algo más picante. —¿Por qué—me siento—como si fuera Navidad? Dijo, conteniendo la tos entre cada pocas palabras. —Oh, es la receta de preservación de la tía abuela Morwen—. La Señora Flowers respondió—. Algunos de estos abrigos son de la época de mi madre. Matt le creyó—. Pero aún está caliente afuera. ¿Por qué debemos usar todos estos abrigos? —Para protegernos, querido Matt, ¡para protegernos! Esta ropa tiene ataques de tejidos en el material para protegernos del mal. —¿Hasta los guantes de jardinería? Le preguntó, vacilante. —Incluso los guantes—. La Señora Flowers dijo con firmeza. Hizo una pausa y luego dijo en voz baja—: Y será mejor que recojas algunas linternas, querido Matt, porque esto es algo que vamos a tener que hacer en la oscuridad. —¡Estás bromeando! —No, por desgracia, no lo hago. Y debemos hacer una cuerda para atarnos juntos. Bajo ninguna circunstancia debe entrar en la espesura del viejo bosque esta noche. Una hora después, Matt seguía pensando. No había tenido ningún apetito por la cena de berenjena asada au Fromage de la Sra. Flowers, y las ruedas en su cerebro simplemente no dejaban de girar. Me pregunto si así es como se siente Elena, él pensó, cuando ella estaba armando Planes A, B y C. Me pregunto si alguna vez siente que es estúpido hacerlo. Sintió un endurecimiento alrededor de su corazón, y como si hubieran pasado trescientos mil años desde que se alejo de ella y Damon, se preguntó si había hecho lo correcto.

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Tenía que estar en lo cierto, se dijo. Le dolió lo peor, y eso es la prueba de lo mismo. Las cosas que realmente duelen son las que son correctas. Pero yo sólo quería decirle adiós.... Pero si le hubiera dicho adiós, nunca la habría dejado. Acéptalo, imbécil, para Elena solo eres el mayor perdedor del mundo. Desde que se encontró con un novio que le gustó más que tú, que has estado trabajando como si fueras Meredith y Bonnie para ayudarla a retenerlo y mantener alejado al chico malo. Tal vez deberías poner un pequeño negocio que ponga en venta camisetas diciendo: ‚Yo soy un perro. Sirvo de la princesa Ele<‛ ¡Smack! Matt se levantó de un salto y aterrizó en cuclillas, algo que fue más doloroso de lo que se ve en las películas. Se escucho un tintineo seguido de un ¡smick! Se soltó uno de los postigos en el otro lado de la habitación. Esa primera explosión tuvo realmente que haber sido un golpe, sin embargo, el exterior de la pensión estaba en muy mal estado, y los postigos de madera se veían libres de las huellas del invierno. ¿Pero en realidad fue sólo una coincidencia? Matt pensó, tan pronto como su corazón había dejado de galopar. ¿Esta era la casa de huéspedes donde Stefan había pasado tanto tiempo? Tal vez de alguna manera todavía quedaban restos de su espíritu en torno, sintonizados en lo que la gente pensaba en el palacio. Si es así, Matt acababa dar un golpe sólido al plexo solar, de la forma en que sentía. Lo siento, amigo, pensó, casi diciéndolo en voz alta. No era mi intención enviar a la basura a tu chica. Está bajo mucha presión. ¿Enviar a la basura a su chica? ¿Enviar a Elena a la papelera? Demonios, él sería el primero en noquear a cualquiera que enviara a Elena a la papelera. ¡Siempre que Stefan no utilizara sus trucos de vampiro al estar frente a él! ¿Y qué era lo que Elena siempre decía? No se puede ser demasiado elaborado. No se puede hacer muchos sub-planes, ya que, de la misma manera en que Dios hizo una concha alrededor de un cacahuete, su gran plan podía tener algunos defectos.

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Por eso Elena también trabajaba con tanta gente como fuera posible. Entonces, qué pasaba si los trabajadores C y D nunca necesitaban participar. Ellos estaban allí, si se les necesitaba. Pensando en esto, y sintiendo la cabeza mucho más clara de lo que había estado desde que había vendido el Prius y le había dado el dinero a Bonnie y Meredith para los boletos de avión, Matt se fue a trabajar. —Y luego dimos un paseo por la finca, y vimos el huerto de manzanas, el huerto de naranjos, y el jardín de los cerezos—. Bonnie le dijo a Elena, que estaba acostada, mirándose pequeña e indefensa, en su cama con dosel, en la que habían sido colocados paneles de puro polvo de oro, ahora detenidos por pesadas borlas en varios tonos de oro. Bonnie estaba sentada cómodamente en una silla tapizada de oro que se encontraba junto a la cama. Tenía los pequeños pies descalzos sobre las hojas. Elena no era una buena paciente. Quiso levantarse, insistió. Quería ser capaz de caminar. Eso le haría más bien que toda la harina de avena y carne y la leche y las visitas cinco veces al día del Dr. Meggar, que había venido a vivir a la finca. Ella sabía que todos realmente tenían mucho miedo, sin embargo. Bonnie había soltado a todos un llanto largo y penetrante como un aullido en una noche cuando la pequeña pelirroja había estado de guardia a su lado. —T-tu le gritaste a todos los vampiros y ellos te escucharon y Sage nos recogió a Meredith y a mí como a dos gatitos, uno debajo de cada brazo, y corrió hacia donde venían los gritos. P-pero para entonces ¡había llegado tanta gente primero! Estabas inconsciente, pero también lo estaba Damon, y alguien dijo, ‚¡Ellos han sido atacados y creo que est{n muertos!" Y todos decían: "¡Llamen a los G-guardianes!‛ Y entonces me desmayé, un poco. —Shhh—. Había dicho Elena amablemente con astucia—. Toma un poco de Magia Negra te hará sentir mejor. Bonnie había tenido algo. Y poco más. Y entonces ella se había seguido adelante con la historia. —Pero Sage debe de haber sabido algo, porque dijo: "Aquí, soy un médico, y yo voy a examinarlos‛. ¡Y realmente le habrías creído por la forma en que lo dijo! —Y luego los miró a los dos, y supongo que él sabía de inmediato lo que sucedido, porque dijo: "¡Traer un coche! Tengo que llevarlos con mi colega el Dr. Meggar‛. Y Lady Fazina vino y dijo que podría tener uno de sus carros, y que solo lo devolviera o lo que sea. Ella es taaaaan blanca como la nieve, la llaman la mujer de 254

las nieves. Y entonces, entonces, se fueron sólo en el transporte y, ¡oh mi Dios Elena! ¡Moriste! ¡Dejaste de respirar dos veces! Y Meredith y Sage seguían haciendo la RCP contigo. Y yo recé tanto, fue tan duro. Elena, estaba de lleno en la historia por ahora, la había abrazado, pero Bonnie mantuvo las lágrimas que regresaban. —Y llamamos al Dr. Meggar como si fuera a explotar la puerta y le contamos y él te examinó y dijo: "Ella necesita una transfusión‛ .Y dije: ‚Tome mi sangre‛. Porque recuerdo que en la escuela las dos dimos sangre a Jody Wright ya que éramos prácticamente las únicas que podríamos hacerlo porque teníamos el mismo tipo ¿recuerdas? Y entonces el Dr. Meggar me dio dos cuadros listos como esos y dijo ‚Bonnie cierra el puño‛ Y yo estaba tan asustada que apenas podía sostener todavía la aguja, pero lo hice. ¡De alguna manera! —Y te di un poco de mi sangre. Y, mientras tanto, ¿sabes lo que Meredith hizo? Dejó que Damon la mordiera. Ella realmente lo hizo. Y el Dr. Meggar envió el transporte de regreso a la casa para pedir a los funcionarios un bono porque los había atendido aquí y el transporte volvió lleno. Y no sé cuantas mordidas dio Damon, ¡pero fue mucho! El Dr. Meggar dijo que era la mejor medicina. Y Meredith, Damon y todos nosotros hablamos y convencimos al Dr. Meggar para venir aquí, me refiero a vivir, y la Señora Ulma va a convertir el edificio en que estaba viviendo en un hospital para los pobres. Y después de eso siempre, hemos estado tratando de que te pongas bien. Damon estaba muy bien la mañana siguiente. Y lady Ulma, Lucen y él, quiero decir fue nuestra idea, pero él lo hizo, envió esta perla a Lady Fazina, era una a la que su padre nunca había encontrado un cliente lo suficientemente rico como para comprarla, porque es tan grande, como un buen puño, pero irregular, es decir con vueltas y revueltas, y brilla como la plata. La pusieron en una gruesa cadena y se la envió a ella. Los ojos de Bonnie se habían abierto de nuevo. —Porque ella cuido de ti y de Damon. Su carro salvo sus vidas — Bonnie se había inclinado hacia delante para susurrar—. Y me dijo Meredith—es un secreto, pero no de ti—que haber sido mordida no es tan malo. ¡Vaya!—, Y Bonnie, como un gatito, había bostezado y se había estirado—. Me gustaría ser mordida la próxima vez —había dicho casi con melancolía, y agregó rápidamente—. Pero necesitabas de mi sangre. La sangre humana, pero la mía en especial. Supongo que lo saben todo sobre los tipos de sangre que hay aquí porque pueden probar y oler las diferencias—. Luego le dio un pequeño salto y dijo—: ¿quieres la llave en forma 255

de medio zorro? Estábamos tan seguros de que todo había terminado y nunca lo encontraríamos, pero cuando Meredith fue al dormitorio con las mordeduras, y la promesa de que era todo lo que hizo, Damon se lo dio y le pidió que lo guardase. Y así lo hizo y cuidó muy bien de ella y está en un pequeño cofre que Lucen hizo de algo que parece plástico, pero no lo es. Elena había admirado la media luna, pero aparte de eso no había nada que hacer en la cama, solo hablar y leer libros clásicos o enciclopedias de la Tierra. Ni siquiera los dejaban a Damon y ella en la misma habitación. Elena sabía por qué. Tenían miedo de que ella no sólo hablara con Damon. Ellos tenían miedo de que ella se acercara a él y sintiera su olor familiar y exótico, compuesta por bergamota italiana, mandarina y cardamomo, y que miraría a esos ojos negros que podían contener universos dentro de ellos, y que sus rodillas se volvieran débiles y despertara el vampiro. ¡No sabían nada! Ella y Damon habían hecho con seguridad el intercambio de sangre durante semanas antes de la crisis. Si no había nada que lo llevara fuera de la cordura de nuevo, con el mismo dolor de antes, iba a comportarse como un perfecto caballero. —Uhm— Dijo Bonnie, al oír esta protesta, empujando una pequeña almohada por ahí con sus uñas pintadas de color plateado—. Quizás no les diga que ustedes han estado intercambiando sangre tantas veces desde que comenzaron. Eso podría hacer que se fueran "¡Ajá!" O algo así. Ya sabes, leo algo en él. —No hay nada que leer. Estoy aquí para recoger a mi amado Damon y Stefan me está ayudando. Bonnie la miró con el ceño fruncido y la boca igual, pero no se atrevió a decir ni una palabra. —¿Bonnie? —¿Hum-hum? —¿Acabo de decir lo que yo pensaba que dije? —Hum-hum. Elena, con un solo movimiento, reunió un montón de almohadas y las depositó en su rostro—. ¿Podrías por favor decirle al chef que quiero otro filete y una gran vaso de leche?— Pidió con voz ahogada por debajo de las almohadas—. Yo no soy así.

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Matt tenía un nuevo coche chatarra. Él siempre fue capaz de poner sus manos en uno cuando realmente lo necesitaba. Y ahora él estaba conduciendo, a trancas y barrancas, a la casa de Obaasan. La casa de la señora Saitou, se corrigió rápidamente. Él no quería pisar desconocidas costumbres culturales, no cuando estaba pidiendo un favor. La puerta de Saitou, fue abierta por una mujer que Matt nunca había visto antes. Era una mujer atractiva, vestida de manera muy dramática en una amplia falda de color escarlata—o tal vez en unos muy amplios pantalones de color escarlata—se paro con los pies tan separados que era difícil de saber. Llevaba una blusa blanca. Su cara era sorprendente: dos franjas de pelo liso negro, y una pequeña hilera de mechones que llegaban a sus cejas. Pero lo más sorprendente de todo en ella era que llevaba una larga espada curva, apuntando directamente a Matt. —H-Hola─. Dijo Matt, cuando la puerta se abrió para revelar esta aparición. —Esta es una buena casa. — La mujer respondió— Esta no es una casa de espíritus malignos. —Nunca pensé que lo fuera. Dijo Matt, retrocediendo a nivel que la mujer avanzaba. —Honesto. La mujer cerró sus ojos, parecía estar buscando algo en su propia mente. Luego, abruptamente, bajo la espada—. Dices la verdad. No vienes con mala intensión. Por favor entra. —Gracias. Dijo Matt. Nunca había estado tan feliz de que una mujer mayor lo aceptara. —Orime. — Dijo una delgada y débil voz desde el segundo piso. — ¿Es uno de los chicos? —Si, Hahawe. Llamo la mujer en la cual Matt no podía dejar de pensar como ‘la mujer de la espada’. —Envíalo arriba ¿Por qué no? —Por supuesto, Hahawe. —Ha ha<. Quiero decir ¿Hahawe?— Dijo Matt, volviendo una risa nerviosa en una frase desesperada cuando la espada volvió a su estomago— ¿No Obaasan? La mujer espada sonrió por primera vez— Obaasan significa abuela. Hahawe es una manera de decir madre. Pero a madre no le importara en absoluto si usted la llama Obaasan; es un saludo amistoso para alguien de su edad. 257

—De acuerdo. Dijo Matt, haciendo todo lo posible para parecer como todo un chico amistoso. La señora Saitou le hizo un gesto por las escaleras y él se asomo en varia habitaciones antes de encontrar una con un largo futón en el centro exacto de un piso desnudo, y en él a una mujer que parecía tan pequeña y una muñeca para no ser real. Su cabello era tan suave y negro como el de la mujer espada abajo. Estaba puesto o arreglado de alguna forma en la que caía alrededor de ella como un halo mientras yacía en la cama. Pero las oscuras pestañas en las pálidas mejillas estaban cerradas y Matt se pregunto si había caído en uno de esos sueños repentinos de las personas mayores. Pero luego de forma abrupta, la mujer parecida a una muñeca abrió los ojos y sonrió. —¡Pero si es Masato-chan!─ Dijo, mirando a Matt. Mal comienzo. Si ella ni siquiera reconocía que ese chico rubio no era su amigo japonés de hace algo de sesenta años< Pero a continuación ella estaba riendo, con sus pequeñas manos enfrente de su boca —Yo sé, yo sé —dijo— Tú no eres Masato. Él se convirtió en un banquero, muy rico. Muy grueso. Especialmente de la cabeza y el estomago. Ella le sonrió de nuevo—. Siéntate por favor. Puedes llamarme Obaasan si quieres, u Orime. Mi hija fue llamada por mí. Pero la vida ha sido dura para ella, como lo fue para mí. Ser una doncella del santuario y una samur{i
—Y algunas balas. Yo acabo de llenar mis bolsillos—, dijo Matt, avergonzado, mientras derramaba una mezcla de diferentes calibres en el borde de su cubierta de futón—. Incluso encontré oraciones en la web sobre cómo deshacerse de ellos. —Sí, has sido muy exhaustivo. Bien. Obaasan miro las copias que había impreso de las oraciones. Matt se retorció, sabiendo que solo había estado corriendo la lista de asuntos pendientes de Meredith, y el crédito realmente le pertenecía a ella. —Voy a bendecir primero las balas y luego escribiré más amuletos. Ella dijo. —Pon los amuletos donde pienses que necesiten más protección. Y, bueno, supongo que tú sabes qué hacer con las balas. —Sí, Señora Matt busco en sus bolsillos por los últimos, y los puso en las manos extendidas de Obaasan. Luego ella coreo una larga y elaborada oración, sosteniendo sus pequeñas manos sobre las balas. Matt no encontró la fórmula mágica del escalofriante conjuro, pero sabía que como psíquico era un fracaso, y que Bonnie probablemente había visto y oído cosas que él no podía. —¿Debo apuntar a alguna parte de ellos en particular?

Matt preguntó,

mirando a la anciana y tratando de seguir a lo largo de sus propias copias de oraciones. —No, cualquier parte del cuerpo o de la cabeza funcionara. Si le cortas una cola, lo harás más débil, pero también, lo harás enfurecer—. Obaasan hizo una pausa y tosió, una tos seca de anciana. Antes de que Matt pudiera ofrecerle y traerle algo de tomar, la Señora Saitou entro con una bandeja y tres tazas de té en pequeños cuencos. —Gracias por esperar─.

Dijo amablemente, mientras se arrodillaba de

manera fluida para servirlos. Matt encontró con el primer sorbo que el humeante té verde era mucho mejor de lo que había esperado de sus pocas experiencias pasadas en restaurantes. Y luego vino el silencio. La Señora Saitou se sentó mirando la taza. Obaasan se echo luciendo blanca y encogida bajo la cubierta del futón, y Matt sintió una tormenta de palabras acumulándose en su propia garganta. Finalmente, aunque el sentido común le estaba aconsejando que no hablara, él hablo—. Dios, siento mucho lo de Isobel, Señora Saitou. ¡Ella no se merece nada de esto! Solo quería que supiera que yo—yo lo siento, y que voy a conseguir al kitsune que esta el fondo del asunto. ¡Le prometo, que lo conseguiré!

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—¿Kitsune? —Dijo bruscamente la Señora Saitou, mirándolo como si estuviera loco. Obaasan miraba con lastima desde su almohada. Entonces, sin esperara a recoger las cosas del té, la Señora Saitou se levantó de un salto y salió corriendo de la habitación. Matt se quedo sin habla. — Yo< yo. Obaasan hablo desde su almohada—. No estés muy angustiado. Mi hija, a pesar de ser sacerdotisa, es muy moderna en su perspectiva. Ella probablemente te diría que los kitsune ni siquiera existen. —¿Incluso después<. me refiero como ella piensa que Isobel? —Ella piensa que hay influencias malignas en esta ciudad, pero de lo común, del tipo humano. Ella piensa que Isobel hizo lo que hizo por el estrés bajo el que estaba, tratando de ser una buena estudiante, una buena sacerdotisa, una buena samurái. —¿Quieres decir, que la Señora se siente culpable? —Ella culpa por gran parte de eso al padre de Isobel. Es un ‚hombre de salario‛ all{ en Japón —Obaasan guardo silencio— No sé porque te he dicho todo esto. —Lo siento— Dijo Matt apresuradamente— No estaba tratando de fisgonear. —No, pero te preocupas por otras personas. Deseo que Isobel hubiera tenido un niño como tú en lugar de su hija. Matt pensó en la lastimosa escena que había visto en el hospital. La mayoría de las cicatrices de Isobel acababan invisibles bajo su ropa, presumiendo que ella había aprendido a hablar otra vez. Valientemente, el dijo. — Bueno, todavía estoy en el juego. Obaasan le esbozo una sonrisa, y luego coloco su cabeza atrás en la almohada. No, Matt se dio cuenta que era una apoyo de madera para la cabeza. No lucia muy cómodo. —Es una gran pena cuando tiene que haber conflicto entre una familia humana y un kitsune —Ella dijo— Porque hay rumores de que uno de nuestros antepasados tomo a una esposa kitsune. —¿Qué dijo? Obaasan rio de nuevo ocultándose detrás de sus puños.— Mukashi-mukashi, o como le dices, hace mucho en los tiempos de leyenda, un gran Shogun se molesto con todos los kitsune por los daños que hicieron en su propiedad. Por muchos largos años ellos estaban en todo tipo de bromas, pero cuando él sospecho que arruinaron las cosechas del campo, eso fue todo. Él despertó a todo hombre y 260

mujer de sus casas, y les dijo que tomaran palos, flechas, piedras, azadones y escobas, y que expulsaran a todos los zorros que tenían guaridas en sus propiedades, incluso los que estaban entre el ático y el techo. Él iba a tener solo a todos los zorros que mató sin piedad. Pero la noche antes de que lo hiciera, tuvo un sueño en el que una hermosa mujer venia y decía que ella era la responsable de todos los zorros en la finca — Y— dijo ella— Si bien es cierto que hacemos mal, lo pagaremos con el consumo de las ratas y ratones así como los insectos que realmente estropean las cosechas. —¿No estás de acuerdo en pagar tu enojo sólo conmigo y ejecutarme a mí en lugar de todos los zorros? Yo vendré en la madrugada para escuchar tu respuesta. —Y cumplió su palabra, la más hermosa de los kitsune, llego en la madrugada con doce hermosas doncellas como asistentes, eclipsándolo todas ellas así como la luna brillante hace con una estrella. El Shogun no podía decidirse a matarla, y de hecho pidió su mano en matrimonio y se casó con ella y las doce asistentes fueron sus doce vasallos más leales también. Y se dice que ella siempre fue una esposa fiel, y le dio muchos niños tan feroces como Amaterasu la diosa del sol, y tan hermosa como la luna, y que esto continuó hasta que un día el Shogun se encontraba de viaje y paso de matar accidentalmente a un zorro. Corrió a casa para explicar a su esposa que no había sido intencional, pero cuando llegó encontró a su familia en duelo, pero su esposa ya lo había dejado, con todos sus hijos e hijas. —Oh, qué pena—. Murmuró Matt, tratando de ser cortés, cuando su cerebro le dio un codazo en las costillas—. Espera. Pero si todos se fueron... —Veo que eres un joven atento. La delicada anciana se echó a reír. —Todos sus hijos e hijas se habían ido... excepto la más joven, una niña de belleza sin par, a pesar de que era sólo una niña. Ella dijo: ‚Te amo demasiado para dejarte, querido padre, aunque tenga que usar una forma humana durante toda mi vida". Y así es como se dice que son descendientes de un kitsune. —Bueno, estos kitsune no solo causan daño o arruinan los cultivos. Matt dijo. —Están dispuestos a matar. Y tenemos que luchar. —Por supuesto, por supuesto. No quería molestarte con mi pequeña historia—. Obaasan dijo— Voy a escribir en los amuletos para ti ahora. Matt estaba esperando cuando la Señora Saitou apareció en la puerta. Puso algo en la mano. Él miró y vio la misma caligrafía que Obaasan le había dado. Salvo que era mucho más pequeña y escrita sobre... —¿Un post-it? Matt preguntó, desconcertado. 261

La Señora Saitou asintió. — Es muy útil para golpear en el rostro de los demonios o las extremidades de los árboles o algo así—, Y, como él la miró con completo asombro añadió—. Mi madre no sabe todo lo que hay que saber de todo. También le entregó un puñal robusto, más pequeño que la espada que ella todavía estaba llevando, pero muy útil, Matt inmediatamente se cortó con él. — Pon tu fe en tus amigos y en tus instintos─. Dijo. Un poco aturdido, pero sintiéndose alentado, Matt se dirigió a la casa del Dr. Alpert.

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Traducido por +DaRkGiRl+ Corregido por Virtxu

—Me estoy sintiendo mucho mejor— le dijo Elena al Doctor Meggar. ─Me gustaría dar un paseo alrededor de la propiedad. —Trató de no rebotar arriba y abajo en la cama—. He estado comiendo carne y bebiendo leche e incluso ese vomitivo aceite de hígado de bacalao que envió. También tengo una muy firme comprensión de la realidad: Estoy aquí para rescatar a Stefan y el pequeño niño dentro de Damon es una metáfora de su inconsciente, él cual la sangre que compartimos me permite ver. —Ella rebotó una vez, pero luego se levantó a buscar un vaso de agua—. Me siento como un cachorrito feliz tirando de la correa. — Exhibió los nuevos diseños en sus brazaletes de esclavo: Plateado con lapislázuli insertado en fluidos diseños. —Si muero de repente, estaré preparada. Las cejas del doctor Meggar subieron y bajaron. —Bien, no puedo encontrar nada malo con tu pulso o tu respiración, y no veo cómo una agradable caminata por la tarde pueda dañarte. Damon ciertamente se levantó y caminó. Pero no le des a Lady Ulma ninguna idea. Ella aún necesita meses de recuperación en cama. —Ella tiene un pequeño escritorio muy bonito hecho de bandejas de desayuno —explicó Bonnie haciendo un gesto para mostrar el tamaño y la anchura—. Y diseña ropa. —Se inclinó hacia delante con los ojos muy abiertos—, ¿y sabes qué? Sus vestidos son mágicos. —No esperaría menos de ella —gruñó el doctor Meggar. Pero en el siguiente momento Elena recordó algo desagradable. —Incluso cuando obtengamos las llaves —dijo—. Tendremos que trazar la fuga de la cárcel. —¿Qué es una fuga? —Preguntó Lakshmi animadamente

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—Esto es como< tenemos las llaves de la celda de Stefan, pero aún necesitamos descubrir como entrar a la prisión y cómo vamos a sacarlo a escondidas. Lakshmi frunció el ceño. —¿Por qué no te pones en la fila y lo sacas por la puerta? —Porque —dijo Elena con paciencia—, ellos no nos dejaran llevárnoslo. — Ella redujo sus ojos cuando Lakshmi puso sus manos en su cabeza—. ¿Qué estas pensando Lakshmi? —Bueno, primero dijiste que tendrías la llave en la mano cuando fueras a prisión, luego actúas como si no os fueran a dejar salir de la prisión. Meredith movió su cabeza desconcertada. Bonnie puso una mano en su frente como si le doliera. Pero Elena se inclinó lentamente. —Lakshmi —dijo ella, muy despacio—. ¿Me estás diciendo que si tenemos la llave de la celda de Stefan, es básicamente un pase de entrada y salida de prisión? Lakshmi se iluminó. —Por supuesto —dijo ella—. De otro modo, ¿para qué serviría una llave? Ellos podrían encerrarlo en otra celda. Elena difícilmente pudo creer la maravilla de lo que acababa de oír, así que inmediatamente empezó a tratar de encontrar los puntos débiles. —Eso significaría que podemos ir directamente de la fiesta Bloddeuwedd a la prisión y simplemente sacarlo. —Ella dijo esto con todo el sarcasmo que pudo poner en su voz—. Podemos simplemente mostrar nuestra llave y ellos nos dejaran sacarlo. Lakshmi asintió con entusiasmo. —¡Sí! —Dijo alegremente, el sarcasmo había pasado directamente sobre su cabeza—. ¿Y no se enfaden, vale? Pero me pregunto porque nunca han ido a visitarlo. —¿Podemos visitarlo? —Seguro, si concretan una cita. Para entonces Bonnie y Meredith habían vuelto a la vida y estaban secundando a Elena en cada lado. —¿Qué tan rápido podemos enviar a alguien a hacer una cita? —Dijo Elena a través de sus dientes ya que estaba tomando todo su esfuerzo poder hablar, su peso completo descansaba en sus dos amigas—. ¿A quién enviamos para hacer una cita? —Susurró ella. —Yo iré —dijo Damon desde la oscuridad carmesí tras de ellas—. Iré esta noche< dame cinco minutos.

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Matt pudo sentir que tenía su más enojada y obstinada expresión. —Vamos —dijo Tyrone, luciendo divertido. Ellos estaban preparando un viaje al matorral. Esto significaba ponerse abrigos llenos de naftalina y usar una cinta adhesiva para fijar los guantes al abrigo. Matt ya estaba sudando. Pero Tyrone era un buen chico, pensó. Matt salió de la nada y dijo. ─¿Hey, Sabes, esa cosa rarísima que viste con el pobre Jim Bryce, la semana pasada? Bueno todo está conectado con algo incluso más extraño—algo sobre Espíritus de zorros y el Viejo Bosque, y la señora Flowers dice que si no descubrimos que está pasando, vamos a estar en serios problemas. Y la señora Flowers no es solo la vieja loca de la pensión, incluso aunque todos lo digan. —Claro que no está loca—. La brusca voz de la doctora Alpert había salido por la puerta. Se quitó su bolso negro—aún había una doctora en la ciudad, incluso aunque la ciudad estuviera en crisis—se dirigió hacia su hijo. —Theoplila Flowers y yo nos hemos conocido desde hace mucho tiempo y la señora Saitou, también. Ellas siempre están ayudando a las personas. Es su naturaleza. —Bien—. Matt había visto una oportunidad y decidió aprovecharla. —La señora Flowers es la única que necesita ayuda ahora. En verdad, realmente necesita ayuda. —¿Entonces qué estás haciendo aquí Tyrone? Levántate y ve a ayudar a la señora Flowers—. La doctora Alpert se quitó el cabello de su cara con sus dedos, luego quitó el cabello negro de su hijo afectuosamente. —A eso iba, mamá. Nos estábamos yendo cuando llegaste. Tyrone viendo la nefasta historia de miedo de Matt sobre el coche, se ofreció cortésmente a conducir a la casa de la señora Flowers en su Camry. Matt, asustado por terminar reventando en cualquier momento, estuvo feliz de aceptar. Estaba agradecido de que Tyrone fuera el capitán del equipo de futbol del próximo año de la escuela Robert E. Lee. Ty era la clase de chico con el que siempre podías contar—como prueba estaba su inmediata oferta para ayudar hoy. Él era bueno en deportes y absolutamente recto y limpio. Matt no podía ayudar, pero si ver como 265

las drogas y la bebida habían arruinado no solamente los actuales partidos, sino el espíritu deportivo de los otros equipos en el campus. Tyrone también era la clase de chico que mantenía su boca cerrada. Ni siquiera había llenado de preguntas a Matt mientras conducían a la pensión, pero dio un silbido lobuno, no precisamente por la señora Flowers, sino por el amarillo brillante Modelo T que ella estaba conduciendo en el viejo establo. —¡Whoa!─ dijo él, saltando fuera para ayudarla a cargar unas bolsas de comestibles, mientras sus ojos recorrían el Modelo T ─¡Este es un Ford Sedan Modelo T. Este podría ser un bello coche si< —se detuvo abruptamente y su bronceada piel morena, tomo un dorado brillo por el atardecer. —¡Oh, querido, no te sientas avergonzado por el coche amarillo! —Dijo la señora Flowers, permitiéndole a Matt llevar otra bolsa de comida hacia la cocina del jardín y hacia la cocina de la casa—. Ella ha servido a la familia por casi cien años, y ha acumulado oxido y daños. ¡Pero va a casi treinta millas por hora en carreteras pavimentadas! —Agregó la señora Flowers, hablando no solamente con orgullo sino con el respeto de alguien al que le debía algunos viajes a toda velocidad. Los ojos de Matt se encontraron con los de Tyrone y Matt supo que había un solo pensamiento compartido flotando en el aire alrededor de ellos. Restaurar a la perfección el dilapidado, deteriorado, pero aún hermoso carro que pasaba la mayor parte de su tiempo en un establo. —Podemos hacerlo— dijo Matt sintiendo que la señora Flowers como representante debía ser quien primero hiciera la oferta. —Seguro que podemos— dijo Tyrone soñadoramente—. Ella ya está en un doble garaje< no hay problemas acerca del espacio. —No tendremos que quitarle el armazón< ella realmente rueda como un sueño. —¡Estas bromeando! Podemos limpiar el motor aunque: tenemos que mirar las conexiones, los cinturones, las mangueras y el resto de cosas. Y< —Los ojos oscuros relucieron repentinamente—. ¡Mi padre tiene una poderosa lijadora! ¡Podemos quitar la pintura y volver a pintarlo del mismo amarillo! La señora Flowers habló repentinamente —Eso es lo que querida Mama estaba esperando que dijeras, jovencito —dijo ella y Matt recordó sus modales lo suficiente para presentar a Tyrone.

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—Ahora, si hubieran dicho, vamos a pintarla borgoña o azul o cualquier otro color, estoy segura que ella hubiera objetado —dijo la señora Flowers al empezar a hacer sándwiches de jamón, ensalada de patatas y una gran olla de frijoles cocidas. Matt observó la reacción de Tyrone a la mención de Mama, y estaba complacido: hubo un momento de sorpresa, seguido por una expresión como agua calmada. Su madre había dicho que la señora Flowers no era una anciana loca: por lo tanto ella no era una anciana loca. Un gran peso cayó de los hombros de Matt. Él no estaba solo con una frágil anciana a la que proteger. Tenía un amigo el cual de hecho era un poco más grande, y estaba seguro de que podía confiar en él. —Ahora ambos, cojan un sándwich de jamón, y haré la ensalada de patatas mientras comen. Sé que los jóvenes< —La señora Flowers siempre hablaba de los hombres como si fueran una especie de flor—. Necesitan abundante comida antes de ir a la batalla, pero no hay razón de ser formal. Vamos a hacer las cosas como se deben hacer. Ellos obedecieron felizmente. Ahora se preparaban para la batalla, sintiéndose listos para enfrentarse con tigres desde que la idea de postre de la señora Flowers había sido un pastel de nueces dividido entre los chicos, con inmensos vasos de café, que aclaraba el cerebro como una poderosa lijadora. Tyrone y Matt se dirigieron en el vehículo de Matt al cementerio seguidos por la señora Flowers en su Modelo T. Matt había visto lo que los arboles podían hacer a los coches y él no iba a someter al Camry de Tyrone a la perspectiva de un arañazo. Caminaron hacia la colina donde Matt y el Sargento Mossberg se habían escondido, cada uno de los chicos dándole una mano a la frágil señora Flowers para ayudarla a cruzar el terreno áspero. Una vez perdió el equilibrio y hubiera caído pero Tyrone clavó sus zapatos DC en la colina y permaneció como una montaña cuando ella se apoyó en él. —Oh, mi< Gracias, Tyrone cariño —murmuró ella y Matt supo por ese ‚Tyrone cariño‛ que había sido aceptado en el grupo. El cielo estaba oscuro excepto por una línea escarlata cuando ellos trataron de ocultarse. La señora Flowers tomó la insignia de Sheriff un poco torpemente, debido a los guantes de jardinería que estaba usando. Primero lo sostuvo en su frente, luego ella despacio la retiró, aún sosteniéndola al nivel de sus ojos. —Él estuvo aquí, luego se inclinó y se puso en cuclillas —dijo agachándose en lo que era de hecho el sitio exacto del escondite. Matt asintió, sabiendo fuertemente lo que estaba haciendo, y la señora Flowers dijo sin abrir los ojos—, Sin ayuda, Matt 267

cariño. Él oyó a alguien detr{s de él< y giró desenfundando su arma. Pero solo era Matt y ellos hablaron en susurros por un momento. Luego repentinamente se levantó. La señora Flowers se levantó repentinamente y Matt se dio cuenta las alarmantes pequeñas sacudidas en su delicado y viejo cuerpo. —Él se fue caminando, a grandes zancadas, hacia el matorral. Ese maligno matorral. Ella se acercó al matorral tal y como el Sheriff Mossberg había hecho cuando Matt lo había observado. Matt y Tyron se apresuraron hacia ella, listos para detenerla si mostraba cualquier síntoma de querer entrar en el viejo bosque. En cambio ella caminó alrededor, con la placa sostenida a la altura de sus ojos. Tyrone y Matt asintieron entre sí y sin decir nada, cada uno tomó uno de sus brazos. De esta manera bordeaban las orillas del matorral, con Matt primero, la señora Flowers después y Tyrone el último. En un momento comprendió que eran lagrimas lo que caían de las mejillas marchitas de la señora Flowers, por último la frágil anciana se detuvo, sacó un pañuelo de seda—después de uno o dos intentos—limpio sus ojos con un jadeo. —¿Lo encontró? —Preguntó Matt, incapaz de mantener su curiosidad por más tiempo. —Bien< veremos. Kitsune parece ser un muy, muy buen ilusionista. Todo lo que vi pudo haber sido una ilusión. Así que< —Exhaló un suspiro—, uno de nosotros tendrá que entrar en el bosque. Matt tragó. —Ese seré yo, entonces. Fue interrumpido. —Hey, olvídalo, hombre. Tú conoces sus dones, o lo que quiera que sean. Tienes que sacar a la señora Flowers fuera de aquí. —No, no puedo arriesgarme, te pedí que vinieras aquí y si resultaras herido< —Bien, ¿qué voy a hacer aquí afuera, entonces? —Demandó Tyrone. —Esperen mis corazones —dijo la señora Flowers, sonando como si estuviera a punto de llorar. Los chicos se callaron inmediatamente. Y Matt se sintió avergonzado de sí mismo. —Conozco una forma en que los dos pueden ayudarme, pero es muy peligrosa. Peligrosa para los dos. Pero quizás si solo lo hacemos una vez, podemos bajar el riesgo de algún peligro y aumentar nuestra oportunidad de encontrar algo. —¿Qué es? —dijeron Tyrone y Matt casi simultáneamente.

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Unos minutos después, estaban preparados. Estaban tendidos lado a lado. Mirando la pared formada por los altos árboles y los enredados arbustos del matorral. Ellos no solo estaban amarrados juntos, sino que también tenían los Postit de la señora Saitu situadas alrededor de sus brazos. —Ahora cuando diga ‚tres‛ quiero que ambos busquen y excaven en el suelo con sus manos. Si sienten algo, sosténganlo y jalen, si no sienten nada muevan su mano un poco y luego sáquenla tan rápido como puedan. Y por cierto... —añadió tranquilamente—, si sienten algo tratando de cogerlos o inmovilizar su brazo, griten, pelen, pateen y chillen, lo ayudaremos a salir. Hubo un gran, gran minuto de silencio. —Así que básicamente, piensa que hay cosas alrededor en el suelo y en el matorral y debemos buscarlas solo tanteando a ciegas —dijo Matt. —Sí— dijo La señora Flowers. —Está bien —dijo Tyrone y una vez más Matt lo miro con aprobación. Él ni siquiera había preguntado: ‚¿Qué clase de cosas podrían cogernos dentro del bosque?‛. Ahora estaban en posición y la señora Flowers estaba contando ‚Uno, dos tres‛ y entonces Matt metió su mano tan lejos como pudo y barrió con su brazo mientras buscaba a tientas. Oyé un grito junto a él. —Lo tengo. —Y luego instantáneamente—: ¡Algo me está cogiendo! —Matt sacó su propio brazo fuera del matorral antes de ayudar a Tyrone. Algo se lanzó hacia ellos, pero éste golpeó un Post- it y cayó, como si le hubiera pegado con una pieza de Poliestireno. Tyrone estaba pateando salvajemente y ya había logrado sacar sus hombros. Matt lo sujetó por la cintura y usó toda su fuerza para tirarlo hacia atrás. Hubo un momento de resistencia—y luego Tyrone salió volando como si hubiera liberado como un corcho. Había rasguños en su cara y cuello, pero en ningún lugar dónde el abrigo lo había cubierto o dónde los Post-it estaban. Matt sintió el deseo de decir ‚Gracias‛. Pero las dos mujeres que habían hecho los amuletos estaban lejos, y se sintió estúpido diciéndoselo al abrigo de Tyrone. En cualquier caso, la señora Flowers palpitaciones y agradecimientos suficientes para los tres. —Oh, querido Matt cuando esa gran rama salió, pensé que tu brazo estaría roto< por lo menos. Gracias al querido señor que la mujer Saitu hizo esos increíbles amuletos. Y, Tyrone cariño, por favor toma un trago de esta cantimplora< 269

—Uh, yo realmente no bebo mucho< —Solo es limonada caliente, mi propia receta, cariño. Si no fuera por ustedes dos chicos, no hubiéramos tenido éxito. Tyrone, encontraste algo, ¿Si? Y luego fuiste atrapado y nunca te hubieras liberado si Matt no hubiera estado aquí para salvarte. —Oh, estoy seguro que él hubiera podido salir —dijo Matt apuradamente, porque sería vergonzoso para alguien como Tyreminator admitir que necesitaba ayuda. Tyrone sin embargo, dijo sobriamente. —Lo sé, gracias Matt. Matt sintió que se sonrojaba. —Pero no conseguí nada después de eso —dijo Tyrone disgustado—. Sentí como una pieza de una vieja pipa o algo así. —Bien, echemos un vistazo —dijo la señora Flowers seriamente. Giró en la luz el objeto que Tyrone había sacado dificultosamente del matorral. El primer pensamiento de Matt fue que era un gigante hueso de perro. Pero entonces una forma demasiado familiar le hizo mirarlo de cerca. Era un fémur. El hueso más grande del cuerpo, el de la pierna. Y aun estaba, blanco, fresco. —No parece ser de plástico —dijo la señora Flowers en una voz que parecía muy lejana. No era de plástico, Matt pudo ver donde las pequeñas marcas se habían curvado hacia arriba. No era un hueso de perro< Bien era real. Un hueso real de la pierna de un humano. Pero eso no fue la cosa más horrible: eso no fue lo que envió a Matt espirales de oscuridad. El hueso estaba pulidamente limpio, marcado con las huellas de docenas de dientes.

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Traducido por ANDRE_G y rpbellamy Corregido por Loo

Elena irradiaba felicidad. Se había acostado contenta, y al despertar volvía a estarlo, serena por saber que pronto, pronto visitaría a Stefan, y entonces después de eso, seguramente muy pronto, podría llevarse a Stefan lejos de allí. Bonnie y Meredith no estaban sorprendidas cuando quiso ver a Damon para tratar dos asuntos: uno, quiénes deberían ir y dos cómo se iba a vestir. Lo que si las sorprendió fueron sus elecciones. —Si no hay problema—, comenzó a decir lentamente, trazando con su dedo alrededor de la gran mesa en uno de los salones cuando todos se reunieron a la mañana siguiente. —Me gustaría que solo me acompañaran unas pocas personas. Stefan ha sido maltratado—, continuó —Y él odia verse descompuesto ante otras personas. No quiero humillarlo. Ante esto, hubo una especie de sonrojo grupal. O tal vez fue un arrebato grupal de resentimiento, luego un sonrojo grupal de culpabilidad. Con las ventanas del lado oeste levemente abiertas, para que una roja luz matutina callera sobre todas las cosas, era difícil de decir. Solo había algo cierto, todos querían ir. —Así que espero— dijo Elena, girándose para mirar a los ojos a Meredith y a Bonnie, —que ninguno de ustedes se sienta herido si no los elijo para venir conmigo. Eso le decía a ambas que estaban fuera, Elena pensó cuando vio al entendimiento florecer en ambos rostros. La mayoría de sus planes dependían en como reaccionaran sus amiga ante esto.

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Meredith dio el primer paso en forma cortes. —Elena, has pasado por el infierno, literalmente, y casi mueres haciéndolo, para llegar a Stefan. Llevaras contigo a las personas que puedan hacer lo mejor. —Nos damos cuenta que no es un concurso de popularidad—, añadió Bonnie, tragando, porque intentaba contener el llanto. Ella realmente quería ir, pensó Elena, pero lo entiende—. Stefan puede sentirse más avergonzado ante una chica que ante un chico—, dijo Bonnie. Y ni siquiera agrego ‚aunque nosotras jam{s haríamos algo para avergonzarlo‛ Pensó Elena, yendo hacia ella para darle un abrazo, sintiendo el suave cuerpecito como pájaro de Bonnie entre sus brazos. Luego se giro y percibió el calor de Meredith y sus delgados brazos, y como siempre sintió que algo de su tensión había sido drenada. —Gracias —dijo ella—, después se limpió las lágrimas de sus ojos—. Y están en lo cierto, creo que sería más difícil enfrentar a chicas que a chicos en la situación en la que él se encuentra. También sería más difícil enfrentar amigos que ya conoce y ama. Así que me gustaría pedirle a las siguientes personas que me acompañaran: Sage, Damon y el Dr. Meggar. Lakshmi brinco tan interesada como si hubiera sido elegida —¿En qué cárcel se encuentra?— Preguntó, en forma cuidadosa. Damon le respondió. —En el Shi no Shi. Los ojos de Lakshmi se pusieron redondos. Por un momento miro fijamente a Damon, y luego estaba andando a pasos agigantados fuera de la puerta, su voz temblando flotaba tras de ella: —¡Tengo tareas por hacer, maestro! Elena se giró para mirar directamente a Damon. —¿Y a que se debe esa pequeña reacción? — preguntó en un tono que hubiera congelado lava a treinta metros de distancia. —No lo sé. Realmente, no lo sé. Shinichi me mostró caracteres kanji* y dijo que se pronunciaban ‘Shi no Shi’ y que significaba ‘la Muerte de la Muerte’, como el levantamiento de la maldición de la muerte de un vampiro. Sage expreso. —Oh, mi pequeño confiado. Mon cher idiot*. Para no conseguir una segunda opinión< —Realmente, lo hice. Le pregunté en una biblioteca a una dama japonesa de mediana edad si el romaji, esas son las palabras japonesas escritas en nuestras cartas, significaba la Muerte de la Muerte. Y ella dijo que sí. —Y te giraste sobre tus talones y saliste de allí—, dijo Sage. 272

—¿Cómo lo sabes?— Damon se estaba empezando a enojar. —Porque, mon cher, esas palabras tienen muchos significados. Todo depende de los caracteres Japoneses que se hayan usado previamente, lo cual no le mostraste. —¡No las tenía! Shinichi las escribió en el aire para mí, en humo rojo. —Luego en alguna clase de enojo y angustia: ─¿Qué otras cosa significa? —Bueno, pueden significar lo que tú dijiste. También puede ser ‘la nueva muerte’ o ‘la verdadera muerte’ o incluso ‘Los Dioses de la Muerte.’ Y de acuerdo al modo en que Stefan ha sido tratado< Si las miradas fueran estacas, Damon ya se habría ido. Todo el mundo lo miraba con fuertes ojos acusadores. Él se giró como un lobo acorralado y les enseño sus dientes en una sonrisa de 250 kilovatios. —En cualquier caso, no imagine que fuera algo remotamente placentero—, dijo él. —Solo pensé que lo ayudaría a librarse de la maldición de ser un vampiro. —En cualquier caso—, repitió Elena, luego dijo— Sage, si fueras y te aseguraras de que nos dejen entrar cuando lleguemos, te estaría enormemente agradecida. —Considérelo hecho, Madame. —Y, déjenme ver, quiero que todos vistan algo un poco diferente para ir a visitarlo. Si todo está bien, iré a hablar con Lady Ulma. Podía sentir las miradas desconcertadas de Bonnie y Meredith en su espalda mientras se retiraba. Lady Ulma estaba pálida, pero con ojos brillantes cuando Elena fue escoltada al interior de su habitación. Su libreta de bocetos estaba abierta, esa era una buena señal. Solo tomo unas pocas palabras y una mirada sincera antes de que Lady Ulma dijera firmemente. —Podemos tenerlo todo hecho en una o dos horas. Es solo cuestión de llamar a la gente adecuada. Lo prometo. Elena apretó su muñeca, en un gesto muy cortés—. Gracias. Gracias. ¡Fabricante de milagros! —Y entonces yo estoy como en alguna clase de penitencia—, dijo Damon. Él estaba parado justo fuera de la puerta de Lady Ulma cuando Elena salió, Elena sospecho que él había estando fisgoneando.

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—No, eso nunca se me ha llegado a ocurrir—, dijo ella. —Solo creo que si tú y los otros chicos usan ropa de esclavos hará que Stefan tenga menos conciencia de su propio estado. ¿Pero por qué pensarías que querría castigarte? —¿No lo haces? —Estas aquí para ayudarme a salvar a Stefan. Has ido a través de< Elena tuvo que detenerse y buscar en sus mangas por un pañuelo limpio, hasta que Damon le tendió uno de seda negra. —Muy bien—, dijo él— no ahondaremos en eso. Lo siento. Pienso en cosas para decir y solo las digo, sin importar que tan poco probables piense que sean, considerando la persona con quien estoy hablando. —¿Y es que nunca escuchas otra pequeña voz? ¿Una voz que dice que las personas pueden ser buenas, y pueden no estar tratando de herirte?—. Elena preguntó llena de sabiduría, preguntándose qué tan cargado de cadenas se encontraría ahora el niño. —No lo hago. Tal vez. A veces. Pero, como esa voz generalmente está equivocada respecto a este torcido mundo, ¿por qué debería prestarle atención? —Quisiera que algunas veces solo lo intentaras— Elena murmuró—. Entonces, estaría en una mejor posición para discutir contigo. A mí me gusta justo esta posición, le dijo Damon telepáticamente y Elena lo notó, ¿cómo era que esto pasaba una y otra vez? Que se habían envuelto en un abrazo. Peor aún, ella estaba usando su atuendo matutino , un largo camisón de seda y una bata encima del mismo material, ambos en el tono más pálido de azul perlado, el cual se tornaba violeta a los rayos de la eterna puesta de sol. A mí también me gusta, admitió Elena y sintió olas de perplejidad atravesar a Damon desde la superficie hasta el interior de su cuerpo, profundamente dentro de ese insondable abismo que se podía observar al mirar sus ojos. Solo estoy tratando de ser honesta, añadió, casi atemorizada de su reacción. No puedo esperar que nadie sea honesto si no lo soy yo. No seas honesta, no seas honesta. Ódiame. Despréciame, Damon le suplicó, al mismo tiempo que acariciaba sus brazos y las dos capas de seda, que eran lo único que se interponía entre las manos de él y su piel. —¿Pero, por qué? Porque no puedes confiar en mí. Soy un lobo retorcido, y tú eres un alma pura, un cordero blanco como la nieve recién nacido. No debes dejar que te hiera ¿Por qué deberías herirme? 274

Porque podría, no, no quiero morderte, solo quiero besarte, solo un poco, de esta forma. Había revelación en la voz mental de Damon. Y la besaba tan dulcemente, y siempre sabía cuando iban a ceder las rodillas de Elena y la recogía antes de que pudiera caer al suelo. Damon, Damon, ella pensaba, sintiéndose a sí misma dulce porque sabía que le estaba dando placer, cuando de repente comprendió. ¡Oh! Damon, por favor déjame ir, ¡en este justo momento tengo un ajuste de atuendo! Profundamente

colorado,

lentamente,

de

forma

obediente

la

bajo,

agarrándola antes de que se pudiera derrumbar, y la volvió a poner en pie. Creo que justo ahora, yo también debería ir a un ajuste, le dijo fervorosamente mientras salía tropezando del salón, al principio errando la puerta. No un ajuste – ¡una prueba de atuendo! Elena le grito, pero nunca supo si la había llegado a escuchar. Estaba satisfecha, aunque la había soltado, sin realmente comprender nada excepto que ella estaba diciendo que no. Esa no podía considerarse una gran mejoría. Luego se apuró hacia el cuarto de Lady Ulma, el cual estaba repleto con toda clase de personas, incluyendo dos modelos masculinos, los cuales habían sido vestidos con pantalones y largas camisetas. —La ropa de Sage—, dijo Lady Ulma, asintiendo hacia el tipo alto, —y la de Damon—. Asintiendo hacia el tipo más bajo. —¡Oh, son perfectas! Lady Ulma la miro con la más ligera duda en sus ojos. —Estas están hechas de genuina estopa—, dijo ella. —La más humilde, y baja ropa en la jerarquía de los esclavos. ¿Estás segura de que ellos la usaran? —Ellos la usaran o no irán, —dijo Elena de forma rotunda y le guiño el ojo. Lady Ulma se rió. —Buen plan. —Sí pero< ¿Qué piensas respecto a mi otro plan? — Pregunto Elena, realmente interesada en la opinión de Lady Ulma, aunque esta se ruborizo. —Mi querida benefactora, — dijo Lady Ulma. —Solía ver a mi madre mezclar tal clase de atuendos< después de que cumplí trece, por supuesto, y me decía que siempre la hacían feliz, porque le estaba trayendo regocijo a dos de una misma vez, y que el propósito no era otro que el disfrute. Se lo prometo, Lucen y yo terminaremos enseguida. Ahora, ¿no debería estar usted preparándose? 275

—¡Oh, sí, oh, realmente la amo, Lady Ulma! Es tan divertido que entre más personas amas, ¡mas deseas amar! — Y con eso Elena salió corriendo de vuelta a su habitación. Sus doncellas la estaban esperando con todo listo y preparado. Elena tomó el más rápido y eficiente baño de su vida, estaba nerviosa, y se encontró a sí misma en un sofá en medio de un sonriente grupo de ojos entusiasmados, cada una haciendo hábilmente su trabajo sin interferir en el de las demás. Había una depiladora, por supuesto, de hecho una en cada pierna, una para sus axilas y otra para sus cejas. Mientras estas mujeres y las mujeres con las cremas suavizantes y los ungüentos estaban trabajando, creando una fragancia única para Elena, otra estaba pensativa analizando su rostro y su cuerpo como un todo. Esta mujer tocó las cejas de Elena para oscurecerlas, y dio tono dorado a sus parpados con un cosmético de pintura metálica antes de usar algo que añadió al menos un cuarto de pulgada a las pestañas de Elena. Luego extendió los ojos de Elena con una línea horizontal. Finalmente, de manera cuidadosa, volvió los labios de Elena un rico color rojo brillante que de alguna forma daba la impresión de estar continuamente fruncidos para un beso. Después de esto, la mujer roció el más ligero matiz de color sobre todo el cuerpo de Elena. Finalmente, un muy largo canario de diamante que había sido enviado desde la mesa de trabajo de joyas de Lucen había sido firmemente fijado en su ombligo. Fue mientras los peluqueros estaban mirando el último de los rizos en su frente que las dos cajas y una capa de de color escarlata vino de las mujeres de Lady Ulma. Elena dio las gracias a todas sus damas de honor y esteticistas sinceramente, les pagó un bono que provocó una gran algarabía, y entonces les pidió que la dejaran sola. Cuando las vio vacilar, ella lo pidió de nuevo, educadamente, pero en un tono más fuerte. Se fueron. A Elena le temblaban las manos mientras sacaba el traje que Lady Ulma había creado. Era tan decente como un traje de baño, pero parecía como joyas estratégicamente colocadas en jirones de tul dorado. Todo coordinado con los diamantes canarios: de la cadena de oro para las pulseras a los brazaletes de oro quedaba claro que, por muy cara que fuera la vestimenta de Elena, ella seguía siendo una esclava. Y eso fue todo. Iba vestida de tul y joyas, perfumes y pinturas, para ver a su Stefan. Elena se puso el manto escarlata muy, muy cuidadosamente para evitar 276

arrugar o manchar nada por debajo, y deslizó sus pies en unas delicadas sandalias de oro con tacones muy altos. Corrió escaleras abajo y llegó justo a tiempo. Sage y Damon vestían capas bien cerradas, lo que significaba que estaban vestidos con los trajes de arpillera debajo. Sage tenía el carruaje de Lady Ulma preparado. Elena recolocaba sus pulseras de oro a juego en las muñecas, odiándolas porque estaba obligada a llevarlos, lo suficiente para que quedaran en contra de la piel blanca en su capa escarlata. Damon le tendió una mano para ayudarla a entrar en el coche. —¿Voy a viajar en el interior? ¿Eso significa que no tengo porque usar
cerrada; con símbolos extraños por encima; la gente avanzaba hacia ella de diversas formas, dando a conocer un destino antes de poner la llave y abrir la puerta. En otras palabras: una puerta dimensional. Aquí mismo en la cárcel de Stefan. Sólo Dios sabía cuántos guardias caerían sobre ellos si trataban de usarla, pero era algo a tener en cuenta. Los guardias en las plantas inferiores del edificio Shi no Shi, dentro de las cuales había definitivamente un calabozo, tuvieron una clara y desagradable reacción ante Elena y su grupo. Eran alguna especie más pequeña de demonio -duendes, tal vez, pensó Elenay les daban a los visitantes un mal rato, sobre todo. Damon tuvo que sobornarles para que se le permitiera el acceso a la zona donde estaba la celda de Stefan, para entrar solo, sin un guardia por cada visitante, y para permitir a Elena, una esclava, entrar para ir a ver a un vampiro libre. E incluso cuando Damon les había entregado una pequeña fortuna para superar estos obstáculos, se rieron e hicieron sonidos guturales con sus gargantas. Elena no se fiaba de ellos. Estaba en lo cierto. En un pasillo donde Elena sabía, por sus experiencias extra corporales, que deberían haber girado a la izquierda, siguieron recto sin embargo. Pasaron cerca de otro grupo de guardias que casi se derrumbó de la risa. ¡Oh, Dios! ¿Nos están llevando a ver el cadáver de Stefan? Elena se preguntó de repente. Entonces fue Sage quien realmente le ayudó. Le tendió un brazo y la sostuvo hasta que fue capaz de controlar sus piernas de nuevo. Siguieron caminando, internándose profundamente en lo que era ahora un sucio y maloliente calabozo con suelo de piedra. Entonces, bruscamente giraron a la derecha. El corazón de Elena empezó a latir rápidamente. Decía mal, mal, mal, incluso antes de llegar a la última celda de la fila. La celda era completamente diferente de la vieja celda de Stefan. Estaba rodeado, no con barrotes, sino por una especie de alambrada llena de florituras delimitada por unas lanzas afiladas. No había forma de pasar una botella de Magia Negra. No había forma de colocar la botella para verter el líquido en una boca que esperase en el otro lado. No había lugar, incluso, para conseguir pasar a través un dedo o la boca de una cantimplora para que pudiera chupar. Y la propia celda no estaba mugrienta, pero estaba vacía de todo 278

menos de un Stefan tumbado boca arriba. Sin alimento, sin agua, sin cama para ocultar cualquier cosa, sin paja. Sólo Stefan. Elena lanzó un grito y no tenía idea de si gritaba palabras o simplemente un angustioso sonido sin forma. Se lanzó hacia la celda, o lo intentó. Sus manos se agarraron a espirales de acero tan afiladas como cuchillas que causaron que la sangre brotara al instante donde quiera que hubiera tocado, y entonces Damon, que tenía las reacciones más rápidas, la retiró hacia atrás. Y luego sólo la empujó más lejos y la miró. Se quedó mirando con la boca abierta a su hermano menor, un hombre joven con la cara gris, esquelético, respirando a duras penas, que parecía un niño perdido en su arrugado, raído y manchado uniforme de prisionero. Damon levantó la mano, como si hubiera olvidado la barrera que había alrededor, y Stefan se estremeció. Stefan parecía no saber o no reconocer a ninguno de ellos. Miró más de cerca en la afilada valla las gotas de sangre que habían quedado donde Elena la había agarrado, inhaló, y luego, como si algo hubiera penetrado en la niebla de su desconcierto, miró a su alrededor débilmente. Stefan miró a Damon, cuyo manto se había caído y, a continuación, su mirada vagó como la de un bebé. Damon hizo un sonido de ahogo, se volvió y, golpeando a cualquiera que hubiera en su camino, corrió en sentido contrario por la esquina. Si esperaba que suficientes guardias lo siguieran para que sus aliados pudieran liberar a Stefan, estaba equivocado. Unos pocos le siguieron, como monos, gritando insultos. El resto se quedó donde estaba, detrás de Sage. Mientras tanto, la mente de Elena, se revolvía maquinando planes. Finalmente se volvió hacia Sage. —Utiliza todo el dinero que tenemos, más esto—, dijo ella, y buscó bajo su manto su collar de diamantes canarios, más de dos docenas de piedras del tamaño del pulgar —y me avisas si necesitamos más. Consígueme una media hora con él. ¡Veinte minutos, como poco! — mientras Sage comenzaba a sacudir la cabeza. —No te andes con rodeos con ellos, sea como sea consigue por lo menos veinte minutos. Ya se me ocurrirá algo si me mata. Después de un momento Sage la miró a los ojos y asintió. —Lo haré. Luego Elena miró al Dr. Meggar suplicante. —¿Tiene algo, existe algo que pueda ayudar?

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El Dr. Meggar bajó las cejas, a la par que los lados internos de las mismas subían. Era una mirada de tristeza, de desesperación. Pero luego frunció el ceño y le susurró: —Hay algo nuevo, una inyección que se dice podría servir para ayudar en casos graves. Podría intentarlo. Elena hizo lo posible por no caer a sus pies. —¡Por favor! ¡Por favor, inténtelo! ¡Por favor! —No va a ayudar más allá de un par de días —¡No hace falta! ¡Lo habremos sacado para entonces! —Está bien. Sage ya había arreado a los guardias, diciendo: —Soy un comerciante de joyas y hay algo que todos ustedes deberían ver. El Dr. Meggar abrió su bolsa y sacó de él una jeringa. —Aguja de madera—, dijo con una sonrisa pálida mientras la llenaba de un líquido rojo procedente de un frasco. Elena había cogido otra jeringa y la examinaba con avidez a la vez que el Dr. Meggar convencía a Stefan para que, por imitación, pusiera el brazo en alto en los barrotes. Por fin Stefan hizo lo que el Dr. Meggar quería, sólo para saltar con un grito de dolor cuando la jeringa se hundió en el brazo y el líquido inyectado empezó a escocer. Elena miró al doctor con desesperación. —¿Cuánto le ha puesto? —Sólo la mitad. No pasa nada, la llené con el doble de la dosis y la empujé tan fuerte como pude para introducir el –dijo un término médico que Elena no reconoció en él. — Yo sabía que le dolería más inyectando así de rápido, pero he logrado lo que quería. —Bien— dijo Elena con entusiasmo. —Ahora quiero que llene la jeringa con mi sangre. —¿Sangre?— El Dr. Meggar miró consternado. —¡Sí! La jeringa es suficientemente larga como para pasar por los barrotes. La sangre goteará por el otro lado. Él la podrá beber mientras sale. ¡Esto podría salvarlo!─ dijo Elena cada palabra con sumo cuidado, como si le hablara a un niño. Desesperada, quería transmitirle su significado. —Oh, Elena—. El médico se sentó, con un tintineo, y sacó una botella escondida de Magia Negra fuera de su túnica.

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—Lo siento mucho. Pero es bastante difícil para mí conseguir sangre de una vena. Mis ojos, niña, están arruinados. —Pero ¿no lleva gafas? —No son buenas para mí. Es una afección complicada. Pero hay que ser muy bueno para encontrar realmente una vena, en cualquier caso. Para la mayoría de los médicos es muy complicado, para mi es imposible. Lo siento chiquilla. Pero hace veinte años que no soy capaz de tener éxito en algo así. —Entonces voy a encontrar Damon y dejarle que abra mi aorta. No me importa si me mata. —Pero a mí sí. — Esta nueva voz proveniente de la celda brillantemente iluminada que había delante de ellos hizo que el médico y Elena levantasen la cabeza bruscamente. —¡Stefan! ¡Stefan! ¡Stefan! — Indiferente de lo que la afilada valla pudiera hacerle a su carne, Elena se inclinó para tratar de agarrar sus manos. —No —Stefan susurró—, como si estuviera compartiendo un secreto precioso. —Pon tus dedos aquí y aquí, encima de los míos. Esta cerca es sólo un acero con un tratamiento especial que adormece mi poder, pero que no puede romper mi piel. Elena puso sus dedos allí y allí. Y entonces ella estaba tocando a Stefan. Realmente lo tocaba. Después de tanto tiempo. Ninguno de los dos habló. Elena escuchó al Dr. Meggar levantarse y arrastrarse silenciosamente hacia Sage, suponía. Pero su mente estaba llena de Stefan. Ella y él simplemente se miraron entre sí, temblando, temblando con lágrimas en sus pestañas, sintiéndose muy jóvenes. Y muy cerca de la muerte. —Dices que siempre te hago decirlo primero, así que te voy a desconcertar. Te amo, Elena. Lágrimas cayeron de los ojos de Elena. —Esta mañana yo estaba pensando cuántas personas hay para amar. Pero en realidad es porque sólo hay uno que ocupe el primer lugar—, le susurró de nuevo a él. —Uno para siempre. ¡Te amo, Stefan! ¡Te quiero! Elena se apartó por un momento y se secó los ojos de la forma en que todas las chicas inteligentes saben hacerlo sin arruinar su maquillaje: poniendo los

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pulgares debajo de las pestañas inferiores e inclinándose hacia atrás, sacando las lágrimas y convirtiéndolas en infinitesimales gotas en el aire. Por primera vez podía pensar. —Stefan —susurró—. Lo siento mucho. Perdí tiempo esta mañana para vestirme, bueno, para arreglarme y mostrarte lo que te espera cuando salgas. Pero ahora... Me siento como... Ahora no había lágrimas en los ojos de Stefan, tampoco. —Enséñamelo —le susurró él con entusiasmo. Elena de pie y sin teatralidad, se quitó el manto con un movimiento de hombros. Cerró sus ojos, su pelo con cientos de rizos en el flequillo, pequeñas y tenues espirales que fluían pegadas alrededor de su cara. Sus párpados dorados, el maquillaje resistente al agua, todavía mantenían su brillo dorado. Su única vestimenta, los jirones de tul de oro con joyas añadidas para que se viera decente. Su cuerpo entero iridiscente, la perfección de la flor de la primera juventud que nunca podría ser igualada o recreada. Hubo un sonido como un largo suspiro, y luego silencio, Elena abrió los ojos, aterrada de que Stefan hubiera muerto. Pero él estaba de pie, agarrándose a la puerta de hierro como si pudiera arrancarla para llegar hasta ella. —¿He conseguido todo esto?— susurró. —Todo esto es para ti. Todo para ti—, dijo Elena. En ese momento se oyó un sonido suave detrás de ella y se volvió para ver dos ojos brillando en la oscuridad en la celda de enfrente de Stefan. Notas del Traductor 1 [*] Caracteres Kanji: Los kanji (literalmente «carácter han») son los sinogramas utilizados en la escritura de la lengua japonesa. Dentro del proceso de consolidación del lenguaje japonés, a la par de un desarrollo de alfabeto silábico, se adoptó el sistema ideográfico chino para expresar la lengua. Los kanji son utilizados para expresar sólo conceptos, a cada Kanji corresponde un significado y se usa como determinante de la raíz de la palabra. Algunos Kanji: http://totallysweettattoos.com/images/design-gallery/kanji-tattoo-designs/kanji-charactersmeaning.gif. 2 [*]Mon Cher idiot: Orginal en francés: mi estimado o mi querido idiota.

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Traducido por Daniela Corregido por V!an*

Para su sorpresa, Elena no sentía odio, solo determinación de proteger a Stefan si pudiera. Y entonces vio que en la celda que asumió estaba vacía, pero en realidad había un Kitsune. El Kitsune no se parecía en nada a Shinichi o Misao. El tenía un largo, largo cabello blanco como la nieve, pero su cara era joven. Estaba vestido de blanco de pies a cabeza, con una túnica y pantalones de algún material que fluía, sedoso y con su cola, que era muy esponjosa, prácticamente llenaba la pequeña celda. También tenía orejas de zorro que giraban a un lado y otro. Sus ojos eran dorados como fuegos artificiales. Era hermoso. El kitsune tosió de nuevo. Luego produjo de su larga cabellera, pensó Elena, una muy pequeña y fina bolsa de piel. Elena pensó, la bolsa perfecta para la joyería perfecta. Ahora el Kitsune tomo lo que pretendía ser una botella de magia negra (era pesada y era deliciosa), y lleno la pequeña bolsa con ella. Después tomo una PRETEND jeringa (la sostuvo como el Dr. Meggar lo había hecho y la golpeteo para sacarle las burbujas) y la lleno de la pequeña bolsa. Finalmente, inyecto el líquido de la jeringa en su propio BARS y oprimió su pulgar, vaciándola. —Yo puedo alimentar tu vino de magia negra—, Elena entendió. Con su pequeña bolsa yo puedo sostenerlo y llenar la jeringa. El Dr. Meggar podría llenar la jeringa también. Pero no hay tiempo, así que yo lo hare. —Yo....— empezó Stefan.

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—Tú vas a beber lo más rápido que puedas—. Elena amaba a Stefan, quería escuchar su voz, quería llenar sus ojos con él, pero había una vida que salvar, y esa era la suya. Ella tomo la pequeña bolsa con agradecimiento al kitsune y dejo su manto en el suelo. Ella estaba tan concentrada en Stefan como para recordar como vestía. Sus manos querían temblar, pero ella no las dejaba. Ella tenía 3 botellas de magia negra aquí: ella, en su manto, en el del Dr. Meggar, y en algún lugar, en SU capa, La de Damon. Entonces con la eficiente delicadeza de una máquina, repitió lo que el kitsune le había enseñado una y otra vez. Clavar, jalar la palanca, presionarla atreves de las barras y arrojar a chorros. Una y otra vez. Después de como una docena de estos. Elena desarrollo una nueva técnica, la catapulta. Llenando la pequeña bolsa con vino y sosteniéndola desde arriba hasta que Stefan tuviera la boca en posición, y entonces, todo de un solo movimiento, golpeando la bolsa con su palma e introduciendo una buena cantidad en la boca de Stefan. Eso dejo las barras pegajosas, dejo a Stefan pegajoso; esto nunca hubiera funcionado si el acero fuera filoso para él, pero de hecho forzó una sorprendente gran cantidad por su garganta. La otra botella de vino de magia negra la había puesto en la celda de Kitsune, que tenía barras regulares. Ella no sabía cómo agradecerle, pero cuando en cuanto pudo, volteo hacia él y le sonrió. Él estaba tomando el vino directamente de la botella, y tenía una expresión de que todo estaba cool en su cara, parecía como si eso lo complaciera. El final vino demasiado rápido. Elena escucho la voz de Sage venir, — ¡No es justo! ¡Elena no estaba lista! ¡Elena no había tenido suficiente tiempo con él! Elena no necesitaba que un yunque cayera sobre su cabeza. Empujo la ultima botella de magia negra hacia la celda de kitsune, volteo por última vez hacia él y le regreso su pequeña bolsa, pero con el diamante canario de su ombligo dentro. Esa era la joya más grande que le quedaba y vio como él la volteaba con sus uñas largas y luego se levanto e hizo una pequeña reverencia hacia ella. Hubo un momento en el que se sonrieron brevemente y Elena comenzó a limpiar la bolsa del Dr. Meggar y la jalo hacia su capa roja. Después volteo hacia Stefan, temeroso en su interior nuevamente, jadeando: —Lo siento mucho. No quería que esto fuera una visita médica. —Pero tú viste la oportunidad de salvar mi vida y no la pudiste dejar pasar. 284

A veces los hermanos son muy parecidos. —¡Stefan, no! Oh, ¡Te amo! —Elena—. Él le beso sus dedos, presionados contra las barras Entonces, los guardias: —No, por favor, por favor, ¡no se la lleven! por piedad, ¡denos un minuto más!, ¡solo uno! Pero Elena tuvo que dejar ir sus dedos para tomar su saco. Lo último que vio de Stefan fue que el golpeaba las barras con sus puños y gritaba, —¡Elena, te amo! ¡Elena! Entonces Elena fue arrastrada fuera del pasillo y las puertas se cerraron entre ellos. Elena se hundió. Algunos brazos la rodearon para ayudarla a caminar. ¡Ella se enfureció! si Stefan estaba siendo puesto nuevamente en su vieja celda como ella suponía, justo ahora lo estarían obligando a caminar. Y estos demonios no hacían nada gentilmente, ella sabía muy bien esto. El probablemente estaba siendo obligado como un animal con cosas de madera filosas. Elena también podía caminar. Cuando se acercaba al lobby del shi no shi, miro a su alrededor. —¿En donde esta Damon? —En el entrenamiento—, Sage respondió con su voz más gentil. —Necesitaba un poco de tiempo. Parte de Elena decía, —¡Yo le daré tiempo! ¡Tiempo de gritar por última vez antes de que le arranque la garganta!— pero el resto de ella estaba muy triste. —No pude decir nada de lo que quería decir. Quería decirle lo mucho que Damon lo siente; y como Damon ha cambiado. Él ni siquiera recuerda que Damon estuvo aquí... —¿Te hablo?— Sage parecía asombrado. Los dos, Sage y Elena, caminaron al final de las puertas de mármol del edificio de los dioses de la muerte. Ese era el nombre que ella había escogido para ese lugar en su mente. El carro estaba en la acera de enfrente de ellos, pero nadie se metió. En vez de eso, Sage gentilmente dirigió a Elena a poca distancia de los demás. Ahí puso sus largas manos en sus hombros y hablo, todavía con voz suave. —Mon Dieu, hija mía, pero no quiero decirte esto. Es solo que tengo que. Me temo que incluso si logramos sacar a tu Stefan de la cárcel para el día de la fiesta de la dama Bloddeuwedd, eso seria, sería muy tarde. En 3 días él ya estará... 285

—¿Esa es tu opinión médica?— Elena dijo filosa, mirado hacia él. Ella sabía que su cara estaba arrugada y pálida y él le tendría lastima, pero lo que ella quería era una respuesta. —No estoy diciéndolo médicamente —dijo lentamente— solo soy otro vampiro. —¿Solo otro vampiro viejo? Las cejas de Sage se levantaron. —Ahora, ¿qué te hizo pensar eso? —Nada. Lo siento si me equivoque. Pero, ¿podrías por favor traer al Dr. Meggar? Sage la miro por un rato mas, entonces fue por el doctor. Los dos hombres regresaron. Elena estaba lista para escucharla. —Dr. Meggar, Sage solo vio a Stefan al principio, antes de que le dieras esa inyección. La opinión de Sage es que él morirá en 3 días. Por los resultados de la inyección, ¿estás de acuerdo? El Dr. Meggar la miro y ella pudo ver el brillo de sus lágrimas en sus ojos. — Eso es...posible...solo posible que si él tiene suficiente fuerza de voluntad, él podría seguir vivo para entonces. Bueno más o menos... —¿Sería distinto si te dijera que él tomo tal vez una tercera parte de una botella de magia negra esta noche? Los dos hombres se quedaron mirándola. — ¿Estás diciendo...? —¿Esto es tu nuevo plan? —¡Por favor! Olvidándose de su capa, olvidándose de todo, Elena tomo las manos del Dr. Meggar. —encontré la manera de meter eso en su sistema, el estará, más o menos vivo hasta la fiesta de Bloddeuwedd. ¿Eso es lo que quieres no? Elena se hundió hacia atrás, incapaz de resistir besar sus manos mientras se soltaba. — Y ahora vamos a decirle a Damon las buenas noticias— dijo ella. En el transporte, Damon seguía mirando arriba, su perfil delineado por un cielo color rojo sangre. Elena entro y cerró la puerta detrás de ella. Sin expresión alguna, él dijo, —¿Se termino? —¿Termino?— Elena no estaba tan densa, pero imagino que era importante que Damon pensara claramente lo que estaba preguntando. —¿Él esta... muerto?— Damon dijo extrañamente, pellizcando el puente de su nariz con los dedos.

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Elena alargo el silencio durante unos latidos. Damon debió haber sabido que Stefan no iba a morir, morir durante la próxima media hora. Ahora que no obtenía una respuesta directa de su muerte el levanto la cabeza. —¡Elena, dime! ¿Qué paso?— exigió, con urgencia en la voz. — ¿Mi hermano esta muerto? —No—, Elena dijo suavemente —pero morirá en unos pocos días. Era coherente esta vez, Damon. —¿Por qué no hablaste con él? Había un dibujo casi palpable en el marco de Damon. —¿Qué debo decirle que realmente importe?— pregunto con dureza. —Oh, lo siento, casi te mato— Oh, espero que dures unos pocos días más? —Cosas como esas, tal vez, si te olvidas del sarcasmo. —Cuando yo muera—, Damon dijo tajante, —Voy a pelear sobre mis dos pies. Elena lo golpeo en la boca. No había mucho espacio para obtener un buen golpe, pero puso tanto poder en el movimiento como pudo sin romper el transporte. Enseguida, hubo un largo silencio. Damon tocaba

su labio sangrante,

acelerando su curación, tragando su propia sangre. Finalmente dijo, —¿Nunca se te ocurrió que eras mi esclava, verdad? ¿Que soy tu amor? —¡Si quieres vivir en una fantasía, es tu problema!, dijo ella. —Yo, tengo que liderar el mundo real. Y por cierto, enseguida que huiste, Stefan no solo estaba de pie, sino riendo también. —Elena—...en una rápida nota alta. —¿Hallaste un modo de darle sangre?— él tomo su brazo tan fuerte que dolía. —No sangre. Un poco de magia negra. Con dos de nosotros ahí, se habría ido dos veces más rápido. —Había 3 de ustedes ahí. —Sage y el Dr. Meggar tuvieron que distraer a los guardias. Damon alejo su mano. —Ya veo—, dijo él, sin expresión. —Entonces yo le falle nuevamente. Elena lo miro con simpatía. —Tu estas completamente dentro de la bola de piedra ahora, ¿verdad? —No sé de qué estás hablando 287

—La bola de piedra en la que clavas cualquier cosa que pueda herir tus sentimientos, incluso te ahogas a ti mismo dentro de ella, debe estar muy lleno ahí dentro. Katherine debe estar ahí, supongo, encerrada en su propia pequeña cámara. Ella recordaba la noche en el hotel —Y tu madre, por supuesto. Debería decir la mamá de Stefan. Ella es la madre que conociste. —No... mi madre....— Damon ni siquiera pudo formar una oración coherente. Elena sabía lo que él quería. Él quería ser sostenido y calmado y que le dijeran que estaba bien...solo ellos dos, debajo de su saco con su brazo tibio sosteniéndolo. Pero eso no iba a pasar. Esta vez ella se negaba. Ella había prometido a Stefan que esto era por él, solamente. Ella pensó. Y mantendría esa promesa, aun si no podía seguirlo al pie de la letra, por siempre. Como la semana pasaba, Elena era capaz de recobrarse del dolor de ver a Stefan. Aunque ninguno de ellos podía hablar al respecto, salvo con exclamaciones ahogadas, ellos escucharon cuando Elena dijo que aun había un trabajo por hacer, y que si eran capaces de hacerlo bien, podría irse a casa pronto...mientras no lo hicieran, a Elena no le importaba si iba a casa o se quedaba en la dimensión obscura. ¡Casa! sonaba como el paraíso, incluso pensando que sabia por Bonnie y Meredith, de primera mano, que infierno era ahora Fell´s Church para ellas. Pero de algún modo cualquier cosa seria mejor a esta tierra con luz de sangre. Con un tipo de esperanza e interés en ese lugar, ellos eran de nuevo capaces de sentir placer del vestido que Lady Ulma había hecho para ellos. El diseño fue perseguido alguna vez por la dama para disfrutar durante su descanso oficial, y Lady Ulma había trabajado duro en su libro de dibujos. Desde la fiesta Bloddeuwedd sería una aventura de interior/exterior, los tres vestuarios debían ser cuidadosamente diseñados para ser atractivos bajo la luz de las velas y bajo los rayos del rojo cielo. El vestido de Meredith era azul obscuro metálico, violeta a la luz del sol, y mostraba un lado completamente diferente de la alarmante chica con el ajustado vestido de sirena con el que había asistido a la fiesta de Fazina. Que de alguna manera le recordaba a Elena algo que una princesa egipcia usaría. Una vez más, dejo los hombros y brazos descubiertos de Meredith, pero la angosta y modesta falda que caía en líneas rectas hacia sus pies, y la delicadeza de las cuentas de zafiro que adornaba el estraple de sus hombros que le daba un look muy modesto. 288

Ese look se acentuaba con su cabello, que Lady Ulma dicto que estaba desgastado, y su rostro que apenas tenía maquillaje excepto por el Kohl alrededor de sus ojos. En su cuello un collar hecho de óvalos muy largos y afilados formaban el elaborado collar. También combinaba gemas azules en su muñeca y sus dedos. El vestido de Bonnie era una inteligente y pequeña invención: hecho de material plateado que monto en un color pastel del matiz de la iluminación y el color del ambiente. En el color de la luz de la luna adentro, se veía como un suave rosa veraniego, casi el color fresa del cabello de Bonnie, cuando estaba afuera. Brillaban su cinturón, collar, brazalete, aretes y anillos de piedras blancas ovaladas que combinaban. Los rulos de Bonnie estaban apilados cuidadosamente y alejados de su rostro, en una masa desastrosa pero acomodada, dejando relucir su piel rosada a la luz del sol y un poco pálida adentro. Una vez más, el vestido de Elena era el más simple y llamativo. Tenía un brillo rojizo, el mismo color bajo el sol rojo sangre o dentro con las lámparas de gas. Era más un corte bajo, que le daba una cremosidad a si piel con la oportunidad de un brillo dorado a la luz del sol. Limpiamente ajustado a su figura, estaba levantado de un lado para que pudiera bailar o caminar. La tarde de la fiesta de Lady Ulma el cabello de Elena había sido cuidadosamente cepillado, en una maraña que lucía como titanio por fuera y dorado en el interior. Su joyería que iba desde un recuadro de diamantes al final de su collar, hasta diamantes en sus dedos, muñecas y uno en su antebrazo, además de una gargantilla de diamantes que cabía sobre el collar de Stefan. Todo esto era rojo como rubíes en la luz del sol, pero ocasionalmente dejaba ver otro color, como un puñado de fuegos artificiales. Los espectadores, Lady Ulman prometió, quedaran asombrados. —Pero no puedo usar estas—. Elena protesto. —Tal vez no vuelva a verte después de ir por Stefan... ¡Y después vamos a estar corriendo! —Lo mismo con nosotras—, Meredith dijo suavemente, mirando a cada chica en sus colores de interior de azul plateado, opal y rojizo. —Todas usamos más joyas que jamás hayamos usado adentro o fuera... ¡y tal vez las pierdas todas! —Y ustedes tal vez las necesiten todas— Lucen dijo bajito. —Más razones para que cada una de ustedes use todas las joyas que pueda cargar e intercambiar por transporte, Protección, comida, cualquier cosa. Es sencillo...pueden usar una piedra como pago, y las joyas no son sino de buen gusto, para cualquier coleccionista. 289

—Además de que, todas son de alta calidad— Lady Ulma agrego. —Son las más perfectas en su tipo que pudimos conseguir en tan poco tiempo. A eso punto, las tres chicas habían alcanzado su límite y apresuraron a la pareja...Lady Ulma en su enorme cama, con su libreta de dibujos siempre a su lado, y Lucen parado a su lado...y acariciando y besando gentilmente deshaciendo los bellos trabajos que fueron hechos en sus rostros. —Son como ángeles para nosotros, ¿sabían?— sollozo Elena. —¡Como padrinos o ángeles! no sé cómo decir adiós. —Como ángeles— lady Ulma dijo, limpiando una lagrima de la mejilla de Elena. Entonces tomo a Elena, diciendo — ¡mira!— y haciendo referencia a su comodidad en su cama, con un par de miradas, a la joven dama atenta a sus deseos. Lady Ulma había señalado la ventana con la cabeza, fuera de ella, se veía una pequeña nube de humo, junto con unos árboles de ciruela, con fruta balanceándose en sus ramas, y con un ademán de manos señalo el jardín, orquídeas, campos y bosques. Luego tomo la mano de Elena y la paso sobre su suave abdomen. —¿Ves?— dijo casi en un susurro. —Ves todo esto... ¿recuerdas como me encontraste? ¿Cuál de nosotras es un ángel ahora? A las palabras. —¿Cómo me encontraste?— Le mano de Elena había subido a cubrir su rostro...como si no soportara el recuerdo. Enseguida estaba abrazando y besando a Lady Ulma nuevamente y el vergonzoso desmaquillado comenzó. —El Maestro Damon fue lo suficientemente amable como para comprar a Lucen—, dijo Lady Ulma, —y tu tal vez no lo puedas imaginar, pero—...entonces miro a la callada chica, con pocas joyas pero los ojos llenos de lagrimas...—Siento hacia él, lo que tú sientes por Stefan—, Se había sonrojado y tapando la cara con las manos. —Él alimentara a Lucen hoy—, dijo Elena, dejando caer sus rodillas para descansar su cabeza en la almohada de Lady Ulma. —Y dándote el estado irrevocablemente, ha tenido un abogado...un procurador, dijiste....trabajando en los papeles toda la semana con un guardián, no han terminado, e incluso si ese odioso general regresa, no podría tocarte, tienes tu casa por siempre. 290

Más llanto. Más besos. Sage, que inocentemente había caminado por el pasillo, silbando, después de caminar con su perro, paso por la habitación de Lady Ulma y se escabullo dentro. —¡Los vamos a extrañar también!—Elena chillo. —¡Oh, Gracias! Ese día más tarde, Damon había cumplido todas las promesas hechas a Elena, además de darles un gran bono a los miembros del Staff. El aire se lleno con confeti metálico, pétalos de rosa, música y llantos a la despedida de Damon, Elena, Bonnie y Meredith, todos lloraban camino a la fiesta Bloodeuwedd y se fueron para siempre. —Ahora que lo pienso, ¿por qué Damon nos libero?—Pregunto Bonnie a Meredith mientras montaban hacia la mansión Bloddeuwedds. —No entiendo porque debíamos ser esclavas para entrar a este mundo, pero ya entramos. ¿Por qué no hacernos chicas honestas? —Bonnie, ya somos chicas honestas—, Meredith le recordó. —Y creo que la intención era que nunca fuéramos esclavas del todo. —Bueno digo: porque no nos libera para que todos sepan que somos chicas honestas, Meredith, y tú lo sabes. —Porque no puedes liberar a alguien que ya es libre, por eso. —Pero él pudo ir a la ceremonia —Bonnie resistió. —¿O es tan difícil liberar a un esclavo aquí? —No se— dijo Meredith, suspirando después del interrogatorio. — Pero te diré porque creo que no lo hace. Creo que porque de este modo él es responsable de nosotros. Digo, no es como si las esclavas no puedan ser castigadas...ya lo vimos con Elena —Meredith callo mientras se estremecían ante el recuerdo. —Pero, los amos son los que pueden perder la vida por eso. Recuerda, querían castigar a Damon por lo que Elena hizo. —¿Entonces lo hace por nosotros? ¿Para protegernos? —No lo sé....supongo—, Dijo lentamente —¿Entonces....supongo

que

nos

hemos equivocado

con

él?—Bonnie

generosamente dijo —lo hemos estado en lugar de lo has estado Meredith siempre había sido la más resistente del grupo de Elena ante el encanto de Damon. —Yo....creo— dijo Meredith de nuevo. — ¡Como sea parece que todos han olvidado que Damon fue el que ayudó a los gemelos Kitsune a poner aquí a Stefan! y Stefan no hizo nada para merecerlo. 291

—Bueno, claro que es verdad— dijo Bonnie, sonando aliviada de no haber estado equivocada y extrañamente anhelante al mismo tiempo. ─Todo lo que Stefan siempre quiso para Damon fue paz y silencio— continuo Meredith, como si hubiera mucho más que decir. —Y Elena— añadió Bonnie automáticamente. —Si, si...y Elena. ¡Pero todo lo que Elena quería era a Stefan! Digo...TODO lo que Ella quería...—La voz de Meredith se apago. La oración no parecía funcionar en el verbo presente ahora. Intento otra vez. —Todo lo que Ella quiere ahora es... Bonnie solo la miro sin poder decir nada. —¡Bueno, lo que sea que quiere! Meredith concluyo y estremeció —Ella quiere que Stefan sea parte de eso. Y no quiere que alguno de nosotros deba quedarse aquí...en este...este pequeño infierno. En la litera junto a ellas todo estaba muy callado. Bonnie Y Meredith estaban tan acostumbradas ahora a viajar en LITTERS cerrados que ni se habían dado cuenta que otro palanquín estaba escuchando claramente sus palabras llevadas por el aire caliente de la tarde. ¿En la segunda litera?, Damon y Elena miraban seriamente las cortinas tejidas que aleteaban abriéndose. Ahora, Elena, Con la necesidad de algo que hacer, soltó el cordel y la cortina callo en su lugar. Fue un error. Esto encerró a Elena y Damon en un oblongo de brillo rojo surrealista, en el cual las palabras que acababan de escuchar parecían ser validas. Elena sintió su aliento venir lentamente, su aura estaba deslizando. Todo se deslizaba a los lados. ─¡Ellas no creen que yo solo quiero estar con Stefan! —Cálmate, — Dijo Damon. —esta es la última noche, para mañana.... Elena levanto una mano para que se callara. —Para mañana habremos hallado la llave, obtenido a Stefan y estaremos lejos de aquí—, Damon dijo de todos modos. Mala suerte, pensó Elena. Viajaron en silencio hasta la mansión Bloddewedd. Para su sorpresa, Elena no noto que Damon había estado temblando por un largo rato. Fue rápido, un temblor involuntario lo que la alerto. —¡Damon! ¡Dios....dios mío!— Elena estaba afectada, perdida, no por palabras, sino por las palabras adecuadas. 292

—¡Damon mírame! ¿Por qué? ¿Por qué?, Damon repitió en la única voz que él sabía no temblaría, quebraría o rompería. Porque...has pensado en lo que le está pasando a Stefan mientras tú vas a una fiesta con tu ropa esplendida, llevada para beber el vino más fino y bailar....mientras que el... mientras que el...el pensamiento quedo sin terminar. Esto es lo que necesito para ser vista en público, pensó Elena, conforme llegaban el largo camino hacia la casa Bloddwedd. Ella intento usar todos sus recursos antes de que las cortinas se hundieran y ellos pudieran salir a buscar la segunda parte de la llave.

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Traducido por rpbellamy Corregido por Ginabm

—No pienso en esas cosas—, Elena contestó de la misma manera en la que Damon había hablado y por la misma razón. No pienso, porque si lo hago me volveré loca. Pero si me vuelvo loca, ¿de qué le serviría a Stefan? Yo no podía ayudarlo. En cambio puedo bloquear todo con paredes de hierro y mantenerlo alejado a cualquier precio. —¿Y puedes manejar eso?— Damon preguntó, su voz temblando ligeramente. —Yo puedo, porque tengo que hacerlo. ¿Recuerdas al principio, cuando estábamos discutiendo sobre las cuerdas alrededor de las muñecas? Meredith y Bonnie tenían dudas. Pero ellas sabían que yo llevaría esposas y que me arrastraría hasta ti después si eso era lo que tenía que hacer—. Elena volvió a mirar a Damon en la oscuridad carmesí y añadió: —Y te has traicionado a ti mismo una y otra vez, ya sabes—. Puso los brazos alrededor de él para tocar la espalda cicatrizada, de modo que él no tuviera ninguna duda sobre lo que quería decir. —Eso fue por ti—, Damon dijo con dureza. —En realidad no —respondió Elena—. Piensa en ello. Si no hubieras accedido a la Disciplina, podríamos haber corrido fuera de la ciudad, pero nunca podríamos haber ayudado a Stefan después de eso. A fin de cuentas, todo, todo lo que has hecho, lo has hecho por Stefan. —Yendo al grano, yo fui el que puso Stefan aquí en primer lugar—, dijo Damon con cansancio—. Me imagino que estamos más o menos como ahora. —¿Cuántas veces, Damon? Tú estabas poseído cuando dejaste que Shinichi te convenciera—, dijo Elena, sintiéndose agotada—. Tal vez necesitas ser poseído de nuevo, sólo un poco, de manera que recuerdes cómo se siente.

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Cada célula en el cuerpo de Damon parecía flaquear lejos de esta idea. Pero en voz alta sólo dijo: —Hay algo que todo el mundo se ha perdido, ya sabes. Acerca de la historia arquetípica de cómo dos hermanos se mataron entre ellos de forma simultánea, y se convirtieron en vampiros debido a que habían flirteado con la misma chica. —¿Qué?—, dijo Elena bruscamente, sorprendida a pesar de su cansancio. —Damon, ¿qué quieres decir? —Lo que he dicho. Hay algo que todos hemos perdido. Tal vez incluso Stefan ha perdido. La historia se contó una y otra vez, pero nadie lo capta. Damon había vuelto la cara. Elena se acercó a él, sólo un poco, por lo que podía oler su perfume, que era esencia de rosas en la noche. —Damon, cuéntamelo. ¡Cuéntamelo, por favor!—. Damon comenzó a girar hacia ella< y fue en ese momento que el ascensor se detuvo. Elena tuvo sólo un segundo para secarse la cara, y las cortinas fueron corridas. Meredith les había contado todo el mito de Bloddeuwedd, que ella había conseguido de un mundo de cuentos. Todo sobre cómo Bloddeuwedd fue hecha con flores y traída a la vida por los dioses, y cómo ella había traicionado a muerte a su marido, y como castigo, había sido condenada a pasar cada noche desde la medianoche hasta el amanecer como un búho. Y, al parecer, había algo que las leyendas no mencionaban. El hecho de que había sido condenada a vivir aquí, desterrada de la Corte Celestial en el crepúsculo de color rojo oscuro de la Dimensión Oscura. A fin de cuentas, era lógico que sus fiestas comenzaran a las seis de la tarde. Elena descubrió que su mente saltaba de un tema a otro. Ella aceptó una copa de Magia Negra de un esclavo mientras sus ojos vagaban. Todas las mujeres y la mayoría de los hombres en la fiesta llevaban vestimenta inteligente que cambiaba de color en el sol. Elena se sentía bastante modesta, después de todo, todo más allá de las puertas parecía ser de color rosa, o rojo, o del color del vino. Apurando su copa de Magia, Elena se sorprendió un poco al encontrarse adoptando una conducta automática de fiesta, saludando a gente que había conocido a principios de semana con besos en la mejilla y abrazos, como si los hubiera conocido desde hace años. Mientras tanto ella y Damon se abrieron camino hacia la mansión, a veces con, a veces contra la marea de gente en constante movimiento. Se componía de un conjunto blanco (rosa) de empinadas escaleras de mármol, que lucía en ambos lados bancos de delfinios* de un glorioso

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(violeta) y rosas (rojas) rosas silvestres. Elena se detuvo aquí, por dos razones. Una era la de obtener una copa nueva de Magia Negra. La primera ya le había dado un brillo agradable, aunque por supuesto todo brillaba constantemente aquí. Ella esperaba que la segunda copa le ayudara a olvidar todo lo que Damon le había planteado en la basura excepto la llave y ayudara a recordar por lo que había tenido que preocuparse originalmente, antes de que sus pensamientos hubieran sido secuestrados por la conversación con Bonnie y Meredith. —Creo que la mejor manera es simplemente preguntarle a alguien—, le dijo a Damon, que de repente y en silencio estaba a su lado. —¿Preguntar qué?— Elena se inclinó un poco hacia el esclavo que acababa de suministrarle una copa fresca. —¿Puedo preguntarle dónde está el salón de baile principal de la Señora Bloddeuwedd?— El esclavo uniformado se sorprendió. Luego, con la cabeza, hizo un gesto a su alrededor. —Esta plaza, bajo el dosel, recibe el nombre de El Gran salón de baile—, dijo, inclinándose sobre la bandeja. Elena lo miró fijamente. Luego miró a su alrededor. Bajo un dosel gigante –que a ella le parecía semipermanente con preciosas linternas entre sombras que se vieron realzadas por el sol-, el césped suave se extendía cientos de yardas por todos lados. Es más grande que un campo de fútbol. —Lo que me gustaría saber<— Bonnie estaba preguntándole a una huésped, una mujer que había estado claramente en muchos de los asuntos Bloddeuwedd y conocía el camino alrededor de la mansión. —
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—Eso es todo, se puede ver a través de esa pared—. La mujer estaba diciendo la verdad. Se podía ver a través de la pared, porque las paredes eran de vidrio, una tras otra, lo que permitía a Bonnie ver lo que parecía ser una ilusión hecha con espejos: habitación iluminada tras habitación iluminada, todas llenas de gente. Sólo la última habitación en la planta baja parecía estar hecho de algo sólido. Ese debía de ser el salón Blanco. Pero a través de la pared de enfrente, donde el huésped estaba señalando -oh, sí. Había un toldo. Recordaba vagamente cruzándolo. La otra cosa que recordaba era< —¿Ellos bailan en el césped? ¿En ese enorme campo de hierba? —Por supuesto. Todo esto es especialmente cortado y laminado para que esté bien liso. Tú no vas a tropezar con una mala hierba o con montículos de tierra. ¿Estás segura de que te sientes bien? Estás tan pálida. Bueno -se rió la invitada- tan pálida como cualquiera que puede ver con esta luz. —Estoy bien—, dijo Bonnie aturdida—. Simplemente estoy... bien. Las dos partes se reunieron más tarde y se contaban unos a otros acerca de los horrores que habían desenterrado. Damon y Elena habían descubierto que el suelo del salón de baile al aire libre era casi tan duro como una roca, cualquier cosa que había sido enterrado allí antes que el suelo fuese alisado por pesados rodillos se habría convertido sin problemas en algo así como cemento. El único lugar en el que se podía cavar era alrededor del perímetro. —Deberíamos haber traído un adivino—, dijo Damon—. Ya sabes, alguien que usa una horquilla de madera o un péndulo o un poco de ropa de una persona desaparecida para situarlo en el área correcta. —Tienes razón—, dijo Meredith, con su tono claramente subiendo—. ¿Por qué no traemos a un adivino? —Porque yo no conozco ninguno—, dijo Damon, con su dulce y feroz sonrisa de barracuda. Bonnie y Meredith habían descubierto que el suelo de la sala de baile en el interior era de roca, de un hermoso mármol blanco. Había docenas de arreglos florales en la sala, pero todo lo que Bonnie había conseguido agarrar con su pequeña mano (tan discretamente como era posible) eran simplemente las flores cortadas en un jarrón de agua. Nada de tierra, nada que pudiera justificar el uso del término —enterrados dentro—

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—Y además, ¿por qué Shinichi y Misao guardaron la llave en el agua que sabían que iba a ser eliminada en unos días?—, Bonnie preguntó, frunciendo el ceño, mientras que Meredith agregó—, Y ¿cómo encontrar una tabla suelta en el mármol? Así que no podemos ver cómo podría ser enterrado allí. Por cierto, lo he comprobado y el Salón de Baile Blanco ha estado aquí durante años, así que no hay posibilidad de que lo hubieran arrojado bajo las piedras de construcción tampoco. Elena, bebiendo ya su tercera copa de Magia Negra, dijo: —Está bien. La manera en que vemos esto es: una sala eliminada de la lista. Ahora, ya tenemos la mitad de la clave, mira lo fácil que era. —Tal vez eso fue sólo para tomarnos el pelo—, dijo Damon, levantando una ceja—. Para levantar nuestras esperanzas antes de hacerlas trizas por completo... aquí. —Eso no puede ser—, dijo Elena desesperadamente, mirándolo a él. —Hemos llegado tan lejos, más allá de lo que Misao nunca imaginó que podríamos. Podemos encontrarlo. Vamos a encontrarlo. —Está bien—, dijo Damon, de repente muy serio—. Si tenemos que hacernos pasar por el personal y usar los picos en el suelo ahí afuera, lo haremos. Pero primero, vamos a recorrer toda la casa por dentro. Eso pareció funcionar bien la última vez. —De acuerdo—, dijo Meredith, por una vez mirándole a él directamente y sin desaprobación—. Bonnie y yo haremos los pisos de arriba y tú puedes hacer los que hay bajando las escaleras, quizá también puedes hacer algo con el salón Blanco de Vals. —Está bien. Se pusieron a trabajar. Elena deseó poder calmarse. A pesar de las tres copas de Magia Negra oscilando en su interior, o quizá debido a ellas, estaba viendo algunas cosas en las nuevas luces. Pero ella debía mantener su mente en la búsqueda y sólo en la búsqueda. Ella haría cualquier cosa -cualquier cosa- se dijo, para obtener la clave. Cualquier cosa por Stefan. El salón olía a flores y estaba adornado con grandes y opulentas flores en medio de una vegetación abundante. Los arreglos permanentes fueron colocados para proteger un área alrededor de una fuente en un rincón íntimo donde las parejas podían sentarse. Y, aunque no había una orquesta visible, la música se vertía en el salón de baile, exigiendo una respuesta del susceptible cuerpo de Elena. 298

—No creía que supieras bailar el vals—, dijo Damon de pronto, y Elena se dio cuenta de que había estado oscilando en el tiempo al ritmo, con los ojos cerrados. —Por supuesto que sí— respondió Elena, un poco ofendida—. Todos nosotros fuimos a las clases de la Sra. Hopewell. Ese era el equivalente de la escuela de protocolo en Fell’s Church—, añadió, viéndole el lado divertido y riéndose de sí misma—. Pero a la señora Hopewell le encantaba bailar, y nos enseñó todos los bailes y movimientos que creía elegantes. Eso fue cuando yo tenía unos once años. —Supongo que es absurdo pedirte que bailes conmigo —dijo Damon. Elena le miró con unos grandes y desconcertados ojos. A pesar del corto vestido escarlata, no se sentía como una sirena irresistible esta noche. Ella estaba demasiado forzada a sentir la magia en la tela tejida, la magia que ahora se dio cuenta de que le estaba diciendo que era una llama bailarina, un fuego elemental. Suponía que Meredith se estaba sintiendo como una corriente tranquila, fluyendo con rapidez y de manera constante a su destino, pero chispeante y brillante todo el camino. Y Bonnie -Bonnie por supuesto, era un duende del aire, lo que significaba bailar con la ligereza de una pluma en ese vestido opalescente, apenas sujeta a la gravedad. Pero bruscamente Elena recordó ciertas miradas de admiración que había visto dirigirse hacia sí misma. Y ahora de repente ¿Damon era vulnerable? Sin embargo, ¿no imaginaba que ella quisiera bailar con él? —Por supuesto que me encantaría bailar—, dijo ella, dándose cuenta con un choque leve, que no había notado antes que Damon llevaba una corbata blanca impecable. Por supuesto, esta era la única noche en la que se lo podrían impedir, pero lo hacía parecer como un príncipe de sangre. Sus labios se arquearon levemente con el título. De la sangre... oh, sí. —¿Estás seguro de que sabes cómo bailar el vals?— le preguntó. —Una buena pregunta. Empecé a practicar en 1885, ya que tenía fama de ser desenfrenado e indecente. Pero depende de si se está hablando del vals campesino, el vals vienés, el vals de la vacilación, o< —Oh, venga, o vamos a perder otro baile—. Elena le agarró la mano, sintiendo pequeñas chispas como si hubiera acariciado la piel de un gato por el camino equivocado, y tiró de él entre la multitud balanceándose.

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Otro vals comenzó. La música inundó la sala y levantó a Elena casi fuera de sus pies, del mismo modo que los pequeños vellos en la parte posterior de su cuello se erizaron. Su cuerpo sintió un cosquilleo entero como si hubiera bebido algún tipo de elixir celestial. Era su vals favorito desde la infancia: con el que había crecido. El vals de La Bella Durmiente de Tchaikovsky. Pero una pequeña parte de su mente no pudo evitar el emparejamiento de las dulces y dramáticas notas que vinieron después del vibrante y electrizante inicio, junto con las palabras de la versión cinematográfica de Disney: Te conozco, yo bailé contigo una vez en un sueño... Como siempre, hicieron brotar lágrimas de sus ojos, hacían que su corazón cantara y que sus pies quisieran volar en lugar de bailar. Su vestido no tenía espalda. La mano cálida de Damon estaba en su piel desnuda allí. Ahora sé, algo le susurró a ella, por qué se decía que este baile era desenfrenado e indecente. Y ahora, por cierto, Elena se sentía como una llama. Estábamos destinados a estar así. No recordaba si era un presupuesto histórico de Damon o algo nuevo que él estaba apenas susurrando a su mente ahora. Como dos llamas que se unen y se funden en uno. —Eres buena —le dijo Damon, y esta vez sabía que le estaba hablando y que era en el presente. —No hace falta que seas condescendiente conmigo. ¡Estoy muy contenta ya!— Elena se echó a reír de nuevo. Damon era un experto, y no sólo en la precisión de los pasos. Bailó el vals, como si todavía fuera desenfrenado e indecente. Él la guiaba de forma firme, de un modo que la fuerza humana de Elena no podía romper. Pero era capaz de interpretar las señales sobre lo que ella quería y él la obligó, como si se tratara de danza sobre hielo, como si en cualquier momento fueran a girar y saltar. El estómago de Elena se fue derritiendo y arrastrando al resto de sus órganos internos con él. Y nunca se le ocurrió pensar ni una sola vez lo que sus amigos de la secundaria, rivales y enemigos hubieran pensado de su pasión por la música clásica. Estaba libre de rencor mezquino, de la vergüenza mezquina sobre las diferencias. Ella pasaba de las etiquetas. Ella deseó poder volver atrás para demostrar a todos que nunca le había importado. El vals terminó demasiado pronto y Elena quería apretar el botón de rebobinado y hacerlo desde el principio otra vez. Hubo un momento justo cuando cesó la música, donde ella y Damon se miraron el uno al otro, con la exaltación de 300

igualdad y la añoranza y la< Y entonces Damon se inclinó sobre su mano—. Hay más en el vals que simplemente mover los pies—, dijo, sin levantar la vista hacia ella—. Es un balanceo elegante que se puede poner en los movimientos, una llama saltando de alegría y unidad con la música, con un compañero. No es una cuestión de habilidad. Muchas gracias por concederme el honor. Elena se rió porque quería llorar. No quería dejar de bailar nunca. Quería un tango con Damon, un tango de verdad, de la clase de la que se supone que tienes que contraer matrimonio antes. Pero había otra misión< una misión necesaria que tenía que ser completada. Y, cuando se giró, había una entera multitud de otras cosas delante de ella. Hombres, demonios, vampiros, criaturas salvajes. Todos ellos querían un baile. La espalda del esmoquin de Damon estaba alejándose de ella. —¡Damon! Él se paró pero no se dio la vuelta. —¿Sí? —¡Ayúdame! ¡Necesitamos encontrar la otra mitad de la clave! Pareció llevarle un momento evaluar la situación, pero lo comprendió. Volvió hacia ella, y cogiéndola de la mano dijo en una clara y cantante voz—, esta chica es mi< asistente personal.

No deseo que ella baile con nadie excepto

conmigo. Hubo un murmullo inquieto. El tipo de esclavos que iban a bailes de este tipo no eran por lo general del tipo al que se le prohibía interactuar con desconocidos. Pero en ese momento hubo una especie de frenesí en el lado de la habitación, finalmente presionando hacia el lado opuesto donde Damon y Elena estaban. —¿Qué es?—, preguntó Elena, la danza y la clave olvidadas. ─¿Quién es?, preguntaría más bien—, contestó Damon—. Y yo respondería: nuestra anfitriona, Lady Bloddeuwedd. Elena se encontró apiñándose a otras personas para obtener una visión de la más extraordinaria criatura. Pero cuando pudo ver a la chica sola en la puerta de la sala de baile, se quedó sin aliento. Ella estaba hecha de flores... Elena recordaba. ¿Qué aspecto tendría una chica hecha de flores? Ella tenía la piel como el más ligero rubor rosa en una flor de manzano, Elena pensó, mirando descaradamente. Sus mejillas eran ligeramente de rosa un poco más profundo, como una aurora de color rosa. Sus ojos, enormes en su rostro 301

perfecto y delicado, eran del color de los delfinios, con fuertes pestañas negras que los hacían caer medio cerrados, como si caminara siempre en medio de un sueño. Y tenía el pelo de un rubio pálido, del color de las prímulas, cayendo casi hasta el suelo, enroscado en trenzas que se incorporaban en otras trenzas más gruesas hasta que la masa entera se reunía justo por encima de sus delicados tobillos. Sus labios eran rojos como amapolas, medio abiertos e invitando. Y de ella se desprendía un olor que era como un ramo de todas las primeras flores de la primavera. Caminaba como si se sacudiese en la brisa. Elena sólo podía recordar estar en pie, mirando tras esta visión como las docenas de otros visitantes a su alrededor. Sólo un segundo más para beber de esta belleza, su mente imploraba. —Pero ¿qué lleva puesto?— Elena se oyó decir en voz alta. Ella no podía recordar ni un impresionante vestido o una idea brillante de la piel flor de manzano a través de las muchas trenzas. —Una especie de bata. ¿Qué de qué está hecho? Flores—, apuntó Damon con ironía—. Llevaba un vestido hecho de cada tipo de flor que he visto. No entiendo cómo se mantenían donde estaban, tal vez eran de seda y cosidas entre sí— Él era el único que no parecía deslumbrado por esta visión. —Alucinaría si ella hablase con nosotros, aunque fuese sólo unas pocas palabras— dijo Elena. Estaba deseando oír la delicada y mágica voz de esa chica. —Lo dudo— respondió un hombre entre la multitud. —Ella no habla mucho, al menos hasta la medianoche. ¡Anda! ¡Eres tú! ¿Cómo estás?— —Muy bien, gracias— contestó Elena educadamente, y entonces rápidamente dio un paso atrás. Reconoció a su interlocutor como uno de los hombres jóvenes que habían forzado sus cartas con Damon al final de la noche de la ceremonia del Padrino, la noche de su Disciplina. Ahora sólo quería alejarse discretamente. Pero había también muchos de los hombres, y estaba claro que no iban a dejar que ella y Damon se fueran. —Esta es la chica que te hablé. Ella entra en trance y no importa como sea marcada; ella no se siente nada<— —
Bloddeuwedd para pedirle este encuentro? Le hablé de tu acto y estaba muy interesada en verlo. Bueno, una excusa descartada, Elena pensó. Pero por lo menos se amable con estos jóvenes. Ellos podrían ser útiles de alguna manera más tarde. —Me temo que no puedo hacerlo esta noche—, dijo, en voz baja, de modo que ellos se callaron—. Voy a pedir disculpas a Lady Bloddeuwedd directamente, por supuesto. Pero simplemente no es posible. —Sí, lo es—. La voz de Damon, justo detrás de ella, asombrándola. —Es muy posible, a menos de que alguien encuentre mi amuleto. —¡Damon! ¿Qué estás diciendo? —¡Silencio! Lo que tengo que decir. —Desafortunadamente, hace alrededor de tres semanas y media perdí un amuleto muy importante. Se parece a esto—. Fue a buscar la mitad del amuleto de zorro y dejó a todos echar una buena ojeada. —¿Es así como sueles hacer el truco?—, preguntó alguien, pero Damon era demasiado inteligente para eso. —No, mucha gente me vio hacer el acto una semana o así y lo hice sin él. Este es un amuleto personal, pero parte de él está perdido, yo simplemente no siento que estoy haciendo magia. —Parece un pequeño zorro. ¿Pero tú no eres un kitsune? —Alguien demasiado inteligente para su propio bien, pensó Elena – preguntó a continuación. —Puede parecértelo a ti. En realidad es una flecha. Una flecha con dos piedras verdes en la punta. Es un< encanto masculino. Una voz femenina en alguna parte de la multitud, dijo: —¡No pienso que necesite ningún encanto más masculino del que ya tiene ahora mismo!—. Y hubo risas.

Notas del Traductor 1[*] Delfinio: es un género de cerca 250 especies de plantas anuales, bienales o perenes florales, de la familia Ranunculaceae nativas a través del Hemisferio norte y también de la alta montaña tropical del África.

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Traducido por roux maro Corregido por: ZarahFandy

—Sin embargo —los ojos de Damon adquirieron un brillo acerado, sin el amuleto de mi asistente no voy a poder hacerlo. —Pero, ¿podrás? Digo, ¿estás diciendo que has perdido tu amuleto aquí? —Eso es un hecho. Fue durante los preparativos de la fiesta Damon lanzó una hermosa y evocadora sonrisa a los jóvenes vampiros y luego se puso serio. —No tenía idea que tendría su ayuda, yo estaba pensando la manera de conseguir su colaboración. Así que eche un vistazo alrededor para ver cómo el lugar seria distribuido. —No me digas que fue antes de que el césped fuera segado, dijo alguien con preocupación. —Por desgracia, sí. Percibí un mensaje psíquico, que me dijo que el amuleto está enterrado en algún lugar, por aquí. Hubo un coro de exclamaciones de la multitud. Entonces se oyeron voces individuales destacando las dificultades: la piedra, la hierba aplastada, los múltiples arreglos florales de los salones de baile, la huerta y los jardines de flores, que ni siquiera habíamos revisado todavía, pensó Elena. —Me doy cuenta de lo difícil que será encontrarlo, dijo Damon. Cogió la mitad de la llave del zorro, de nuevo en la mano y hacerla desaparecer perfectamente al pasarla cerca de la mano de Elena, que estaba lista para recibirla. Ahora tenía un lugar especial para él. La Señora Ulma lo había visto. Damon estaba diciendo: 304

—Esto es por lo que simplemente dije que no al principio. Pero ustedes me presionaban, y ahora les he dado la solución. Hubo algunas quejas más, pero entonces la gente comenzó a caminar en grupos de dos o tres, hablando de los mejores lugares para comenzar a buscar. Damon, van a destruir motivos de Bloddeuwedd, protesto Elena en silencio. —Bien. Vamos a ofrecer como recompensa todas las joyas que tienes de las tres muchachas así como mi oro. Pero si cuatro personas no pueden hacerlo, tal vez mil sí. Elena suspiró. —Todavía deseaba que tuvieran la oportunidad de hablar con Bloddeuwedd. No sólo para conversar con ella sino, para hacerle algunas preguntas. Te refieres a la razón de ¿por qué, una flor hermosa como ella tiene que proteger a Shinichi y Misao? La respuesta telepática de Damon fue breve. Bueno, vamos a buscar en las habitaciones de arriba Allí es por donde iban a empezar. Encontraron una sala de cristal, las escaleras eran muy difíciles de localizar, todas las paredes eran transparentes, y difíciles de subir. Buscaban las escaleras para subir al segundo piso. Elena tropezó con el primer escalón. —Ah —dijo, mirando el escalón con el que había tropezado, provocándole una herida sangrante en la espinilla. —Bueno, puede ser invisibles, pero no lo son. —No son absolutamente invisibles. Vio la expresión de los ojos de Damon sabía lo que significaba. Ella había estado haciendo lo mismo, pero en estos días se preguntó cuál de ellos tenía más sangre del uno u otro: ¿él o ella? —No te esfuerces, puedo ver los escalones —dijo—. Sólo cierra los ojos. —¿Mis ojos? Antes de que pudiera preguntarle por qué, ella se dio cuenta de por qué y antes de que ella pudiera gritar él la cogió contra su cuerpo caliente y sólido. Lo único sólido en aquel lugar. Se dirigió hacia las escaleras sosteniendo su vestido con el fin de que no se manchara con las gotas de sangre que se derramaban de la herida.

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Para alguien que tiene miedo a las alturas, se trataba de un paseo salvaje, terrible incluso aunque sabía que Damon estaba en plena forma y no dejaría que se cayese y estaba segura porque él podía ver por dónde iban Sin embargo, se dejo llevar y se relajo, ya que nunca habría conseguido ir más allá del primer escalón. Como estaban las cosas, ella no se atrevió a moverse mucho por si desestabiliza a Damon. Ella sólo podía lamentarse y tratar de aguantar. Cuando, después de un buen rato, llegaron arriba, Elena se preguntó como volvería a bajar, o si ella se iba a quedar allí para el resto de su vida. Se enfrentaron a Bloddeuwedd, la criatura inmortal más encantadora que Elena había visto. Fascinante... pero extraña. ¿Tenía un guirnalda de flores de primavera a lo largo de su pelo?¿Su rostro en realidad tenia la forma de un pétalo de flor de manzano, en floración? —Estás en mi biblioteca privada —dijo. Y, como si un espejo se hubiera agrietado, Elena dejo de sentir fascinación hacia Bloddeuwedd. Los dioses la habían hecho de flores... pero las flores no hablaban. La voz de Bloddeuwedd era monótona y plana. Se arruinó completamente la imagen de la niña de las flores. —Lo sentimos —dijo Damon—. Naturalmente, nos dejo sin aliento. —Pero nos gustaría hacerte algunas preguntas. —Si piensas que yo te ayudaré, no lo haré, -dijo la muchacha de las flores en el mismo tono nasal─. Odio a los humanos. —Pero yo soy un vampiro, de lo cual ya te habrás dado cuenta. Damon estaba empezando a expresarse con encanto, cuando Bloddeuwedd le interrumpió. —El que fue una vez humano, siempre será humano. —Le pido perdón. Que Damon perdiera el control no sería lo más adecuado en este momento, pensó Elena, tratando de mantenerse detrás de él. Era tan claramente sincero sobre su desprecio por los seres humanos que Bloddeuwedd se tranquilizo —¿Qué quieres? —Sólo si habías visto últimamente uno de los dos kitsune, son hermano y hermana, y se llaman a sí mismos Shinichi y Misao. 306

—Sí. —¿Qué sabes de ellos? —Los ladrones entraron en mi casa por la noche. Yo estaba en una fiesta. Volví pronto de la fiesta y casi los atrapo. Aunque los Kitsune son difíciles de atrapar. —¿Y dónde...? Damon tragó. —¿Dónde estaban? —Corriendo por la escalera principal. —Y ¿te acuerdas cuando los vistes? —Fue la noche de los preparativos de esa fiesta. Cuando prepararon el césped para construir el pabellón. Elena pensó, que esa noche habían pasado cosas raras. Luego recordó...de nuevo. La luz era siempre la misma. Pero su corazón latía rápido. Shinichi y Misao sólo podría haber estado aquí por una razón: para dejar la mitad de la llave de zorro. Y tal vez la dejaron caer en el gran salón de baile, pensó Elena. Ella vio como todo el exterior de la biblioteca giraba, casi como un planetario gigante, de modo que Bloddeuwedd podía escoger uno y meterlo en un aparato para que la música se oyera en varias habitaciones. —Disculpa —dijo Damon. —Esta es mi colección privada —dijo con frialdad Bloddeuwedd apoyada en la colección de la serie gloriosa del pájaro de fuego. —¿Significa que ahora nos vamos? —Significa que ahora voy a matarte.

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Traducido por Por LadyG Corregido por Ginabm

─¿Qué?— gritó Damon por encima de la música, después agregando: ─Corre... ¡Huye!─, telepáticamente a Elena. Si fuera sólo la vida de Elena, ella estaría lo suficientemente alegre de morir aquí con la tormentosa belleza de Firebird[1] a su alrededor, que tener que enfrentar esos empinados e invisibles escalones, sola. Pero no sólo era su vida. Era la de Stefan también. Aún así, la señorita florecida no se veía particularmente amenazadora, y Elena no pudo convocar suficiente adrenalina para intentar pasar ese espantoso camino. Damon, vamos los dos. Tenemos que buscar El Gran Salón de baile afuera. Sólo tú eres lo suficientemente fuerte... Una duda, Damon preferiría pelear que enfrentar ese enorme, e imposible verde campo afuera, pensó. Pero Bloddeuwedd, a pesar de las palabras, estaba girando alrededor de ellos ahora, para que ella, en el borde de algún camino invisible, pudiera encontrar exactamente el orbe que quería. Damon levantó a Elena en sus brazos y gritó: ─Cierra los ojos. Elena no solo cerró los ojos, sino que levantó sus manos sobre ellos también. Si Damon la iba a llevar, ella no iba a ayudar de manera gritando: —¡Cuidado!— mientras lo hacía. Las sensaciones por si solas eran enfermizas. Damon saltaba paso a paso como una cabra. Él apenas parecía tocar los escalones mientras bajaba y Elena se preguntó—repentinamente—si algo iba tras ellos. Si era así, ella necesitaba saberlo. Ella empezó a levantar sus manos y escucho a Damon a medio susurro-gruñido: — ¡Mantenlos cerrados!—. En una voz con la que a nadie le gustaría discutir. 308

Elena hecho un vistazo por entre sus manos, se encontró con los ojos exasperados de Damon y no vio nada siguiéndolos. Ella volvió a cerrar sus manos y rezó. ─Si fueras una esclava, no durarías un día aquí, lo sabes─. Damon la informó, tomando un último salto en el espacio y luego dejándola en un invisible—pero de bajo nivel—suelo. ─No lo habría querido─. Envió ella fríamente. ─Lo juro, preferiría morir. ─Ten cuidado con lo que prometes─, Damon deslumbro una sonrisa brillante hacía ella repentinamente─. Podrías terminar en otra dimensión intentando cumplirla. Elena ni siquiera intento ganar ventaja. Estaban fuera, libres y corriendo por la casa de vidrio bajando al piso inferior un poco difícil a su modo de ver, pero soportable y finalmente saliendo por la puerta. En el césped del Gran Salón de baile encontraron a Meredith y Bonnie... y Sage. De hecho él también estaba de traje blanco, aunque su chaqueta le apretaba en sus hombros. Sage no parecía percatarse en eso. Saber estaba al lado de su amo, mirando a Elena con ojos que eran seriamente de animal, pero sin malicia. —¡Gracias a Dios regresaron!— chilló Bonnie, corriendo hacía ellos. —Vino Sage y tiene una maravillosa idea. Incluso Meredith estaba emocionada. —¿Recuerdan cuando Damon dijo que deberíamos haber traído un adivinador? Bien, ahora tenemos dos—. Ella giró hacía Sage —Díselo, por favor. —Como regla, no llevo a estos dos a fiestas—. Sage se inclinó para rascar el cuello de Saber. —Pero un pajarito me contó que podrían estar en problema—. Su mano fue luego a acariciar a Talon, despeinando levemente las alas del halcón. —Entonces, dites-moi por favor: Sólo ¿cuánto han estado tocando la media llave que poseen? —La he tocado esta noche y la noche que la encontramos—, dijo Elena. —Pero Lady Ulman la tocó y Lucen creó un cofre para ella y todos la hemos tocado. —Pero, ¿fuera del cofre? —Yo la he mirado y sostenido una o dos veces—. Dijo Damon. —¡Eh bien! El olor a kitsune debe ser más fuerte en ella. Y los kitsune tienen un olor muy distintivo. 309

—Entonces quieres decir que Saber...— la voz de Elena fue de pura debilidad. —Puede olfatear cualquier cosa que huela a kitsune. Mientras que Talon tiene muy buena visión. Ella puede volar y buscar el destello de dorado en caso que esté a plena vista en algún lugar. Ahora muéstrenles lo que deben buscar. Elena servicialmente levantó la mitad del anillo en forma creciente para que Saber lo olfateara. —¡Voilà! Ahora Talon, echa un buen vistazo—. Sage estaba probando alejarlo, supuso Elena, para probar la óptima visión a distancia de Talon. Después cuando regresó él dijo: —¡Commençons!—[2] y el perro negro explotó lejos, con la nariz en el suelo mientras Talon se elevaba en lo alto haciendo círculos. —Entonces, ¿crees que los kitsune han estado por este suelo?— preguntó Elena, mientras Saber iba y venía, con su nariz aun sobre el suelo y entonces repentinamente giró hacia en medio de los escalones de mármol. —Pero seguramente estuvieron aquí. ¿Ves como Saber corre, como una pantera negra, con su cabeza abajo y su cola recta? ¡Tiene un negocio entre manos! Esta caliente por la esencia. Se de alguien más que siente lo mismo, pensó Elena mientras miraba a Damon, quien estaba parado con sus brazos cruzados, inmóvil, tranquilo como un manantial, esperando cualquier noticia del animal. Sucedió que ella miró a Sage en ese mismo momento, y vio una expresión en su rostro que, tal vez era la misma que tenia ella un minuto atrás. Él la miro lo que hizo que se sonrojara. —Pardonnez -moi, Monsieur—. [3] dijo ella mirando rápidamente a otra parte. —¿Parlez-vous Français, Madame?—[4] —Un peu—[5] dijo Elena humildemente—una condición inusual en ella. —No puedo mantener una larga conversación. Pero me encantó ir a Francia—. Ella estaba por decir algo más cuando Saber ladró una vez, cortamente, para atraer la atención y después se sentó derecho en la curva. —Ellos vinieron o se fueron en carruaje o litera—. Tradujo Sage. —Pero ¿qué hicieron en la casa? necesitamos un rastro en camino contrario—. Dijo Damon, mirando a Sage con algo como cruda desesperación. —Está bien, está bien. ¡Saber! ¡Contremarche!—[6] El perro negro dio vuelta al instante, poniendo su nariz en el suelo como si le ofreciera la más grande delicia, y empezó a correr de un lado a otro por el césped

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que formaba —El gran salón de Baile—. Ahora convirtiéndose en una mina de hoyos mientras la gente cavaba con palas, picas e incluso cucharas. —Los kitsune son duros de atrapar—. Susurró Elena al oído de Damon. Él asintió mirando su reloj. —Espero que lo seamos también—. Murmuró de regreso. Hubo un corto ladrido de Saber, el corazón de Elena saltó en su pecho. —¿Qué?— gritó—, ¿Qué es?— Damon la sobrepaso, agarró su mano y la llevó en su despertar. —¿Qué encontró?— Elena soltó un grito apagado en lo que llegaban simultáneamente. —No lo sé, no es parte del Gran Salón—. Respondió Meredith. Saber estaba sentado orgullosamente frente a una cama, de altas y apiñadas hortensias[7] de color lavanda (violeta profundo). —No se ve como que lo estén haciendo muy bien—. Dijo Bonnie. —Y no está bajo ningún salón de baile tampoco—. Dijo Meredith, parándose al lado de Saber y mirando hacia arriba—. Solo es la biblioteca. —Bueno, se algo con seguridad—, dijo Damon— vamos a tener que cavar entre este parche de flores y no le voy a pedir amablemente a la señora ojos de albarraz[8] ahora-tengo-que-matarlos sin ningún permiso. —Oh, ¿crees que sus ojos son Albarraz? porque estaba pensando en campánulas[9], rahtah—. Dijo un invitado tras Bonnie. —¿En realidad ella dijo que tenía que matarlos? Pero, ¿por qué?— otro invitado cerca a Elena preguntó nerviosamente. Elena los ignoró. —Bien, pongámoslo de este modo. Ciertamente a ella no le va a gustar. Pero es la única pista que tenemos. Excepto, supongo, si los kitsune la hubieran querido dejar aquí, pero después se la llevaron en un vagón, agrego sin voz a Damon. —Entonces eso significa que el show puede dar inicio—. Chilló uno de los pequeños seguidores de vampiros, dirigiéndose a Elena. —Pero no tengo mi amuleto de regreso—. Dijo Damon rotundamente, poniéndose frente a Elena como un muro impenetrable. —Pero lo tendrás en minutos, seguramente. Mira, ¿no pueden algunos de esos tipos rastrear con el perro por dónde quiera que hayan venido esos chicos malos, y de qué propiedad vinieron? ¿Y mientras tanto podemos seguir con el show? 311

—¿Saber puede hacer eso?— preguntó Damon —¿Seguir el carruaje? —¿Que tenga un zorro dentro? Pero por supuesto. De hecho, puedo ir con ellos—, dijo Sage tranquilamente —Podría asegurarme de que ese par de enemigos sean capturados si están del final del camino. Muéstramelos. —Sólo hay formas ahora que conozco.— Damon levantó dos dedos hacia la sien de Sage —Pero por supuesto, tienen más formas, posiblemente infinitas. —Bueno, no son nuestra prioridad. El amuleto lo es. —Sí—, dijo Damon —Incluso si no ves un soplo de ellos, trae la mitad de la llave y corre de regreso. —¿Entonces? Incluso más importante que la venganza—. Dijo Sage suavemente, sacudiendo su cabeza con asombro—. Bueno, nos desearé buena suerte. ¿Alguien del tipo aventurero quiere venir conmigo? Ah, bien, cuatro—muy bien, cinco, Madame—es suficiente. Y él se había ido. Elena miró a Damon, quien estaba mirando atrás con los ojos muy, muy en blanco. —¿Realmente esperas que yo haga—eso—otra vez? —Todo lo que necesitas hacer es pararte allí. Me voy a asegurar de que pierdas tan poca sangre como sea posible. Y si quieres parar podemos tener una señal. —Sí, pero ahora lo entiendo. Y no puedo soportarlo. Su rostro se enfrió repentinamente. Haciéndola callar. —No eres requerida para soportar nada. Además, ¿no es suficiente si digo que es un justo trato por Stefan? ¡Stefan! El cuerpo de Elena tuvo una especie de cambio elemental. —Déjame compartirlo—. Suplicó ella, y sabía que estaba suplicando y sabía lo que Damon iba a decir. —Stefan te va a necesitar cuando salgamos. Sólo asegúrate de que vas a poder soportar eso. Para. Piensa. No estrelles su cabeza, el cerebro de Elena le dijo. Esta presionándote. No dejes que te presione. —Puedo soportar ambas —dijo ella— Por favor, Damon, no me trates como si fuera—una de tus de-una-noche [10], o incluso como tu Princesa de la Oscuridad. Háblame como si fuera Sage. —¿Sage? Sage es el más frustrante, astuto< 312

—Lo sé, pero tú hablas con él. Tu solías hablar conmigo, pero ya no. Escúchame. No puedo soportar estar en este escenario otra vez. Gritaré. —Ahora estas actuando. —¡No! estoy diciéndote que va a pasar, a menos que me amordaces. Voy a gritar. Y gritar. Como si pudiera gritar por Stefan. No puedo evitarlo. Tal vez me estoy rompiendo... —Pero, ¿no lo ves?— repentinamente él se había dado la vuelta y agarrado las manos de ella. —Estamos casi en el final. Tú, que has sido la más fuerte de todos no te puedes romper a llorar ahora. —La más fuerte...— Elena estaba sacudiendo su cabeza —Pensábamos que estábamos allí, a punto de entendernos el uno al otro. —Está bien—, sus palabras vinieron como lascas de mármol ahora—¿Qué tal si hacemos cinco? —¿Cinco? —Cinco azotes en vez de diez. Prometeremos hacer los otros cinco cuando el amuleto esté de regreso, pero huiremos cuando lo encontremos. —Tendrías que romper tu palabra. —Si hay que hacerlo. —No— dijo ella rotundamente —No digas nada. Yo les diré. Soy una mentirosa y traidora y siempre juego con hombres. Veremos si finalmente puedo usar mis talentos para algo bueno. Y no hay punto para intentarlo con las otras chicas —agregó mirando hacia arriba—Bonnie y Meredith tienen vestidos que se caerían si llegaras a azotarlas. Sólo yo tengo la espalda desnuda— ella hizo una pirueta en su puesto para mostrar como su vestido sólo se unía en la parte más alta del cuello mientras la espalda estaba descubierta en forma de V hasta la parte más baja. —Entonces estamos de acuerdo—. Damon tenía una esclava rellenando su copa y Elena pensó: vamos a ser el acto más achispado de la historia, si nada más. Ella no pudo evitar temblar. La última vez que había sentido un temblor inferior había sido cuando Damon había tocado con su cálida mano su espalda desnuda mientras bailaban. Ahora ella sintió algo mucho más frio, sólo una corriente de aire tal vez. Pero llevo a su mente a pensar en su propia sangre corriendo abajo por cada lado.

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De repente, Bonnie y Meredith estaban a su lado, formando una barricada entre ella y la multitud incrementándose de curiosos excitados. —Elena, ¿qué está pasando? ellos dicen que una bárbara humana tiene que ser azotada—. Empezó Meredith. —Y ustedes sólo supieron que debía ser yo—. Completó Elena —Bien, es verdad. No veo como pueda salir de esta. —Pero, ¿qué hiciste?— preguntó Bonnie frenéticamente. —Ser una idiota. Dejar que algunos vampiros de fraternidad pensaran que era alguna especie de acto de magia—. Propuso Damon, con su rostro aun lúgubre. —Es un poco injusto, ¿no? —preguntó Meredith— Elena nos contó sobre la primera vez. Suena como si hubieran saltado a la conclusión que era un acto todo por ellos. —Debimos haberlo negado entonces. Ahora estamos atrapados en eso─, dijo Damon rotundamente. Después, como si estuviera haciendo un esfuerzo—, Oh, bien, tal vez conseguiremos por lo que hemos venido, de todos modos. —Así es como supimos—algún idiota vino corriendo escaleras abajo gritando sobre un amuleto con dos piedras verdes. —Es en todo lo que podemos pensar—. Elena explicó cansinamente—, Vale la pena si Damon y yo hacemos esto si podemos encontrar la otra mitad de la llave —No tienen que hacerlo— dijo Meredith —Podríamos irnos. Bonnie la miró —¿Sin la llave del zorro? Elena sacudió la cabeza. —Ya hemos pasado por eso. La decisión unánime fue hacerlo de este modo —ella miro alrededor— ¿Ahora dónde están los chicos que tanto querían ver? —Mirando en el campo—que solía ser una pista de baile— repuso Bonnie—, O consiguiendo palas—muchas de ellas— para el compendio del jardín de Bloddeuwedd. ¡Ow! ¿Por qué me pellizcas, Meredith? —Oh, cielos, ¿un pellizcó? Yo quería era hacer esto< Pero Elena ya estaba dando zancadas tan lejos, como ansiosa como Damon por acabar con eso. Medio terminar. Sólo espero que él recuerde cambiarse a su chaqueta de cuero y jeans [11] negros, pensó. En traje blanco la sangre< No dejare que haya sangre. El pensamiento fue repentino y Elena no supo de dónde provino. Pero en lo más profundo de su ser, ella pensó: Él ha sido lo suficientemente castigado. Él

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estaba temblando en la litera. Él pensó en el bienestar de otra persona de minuto a minuto. Es suficiente ahora. Stefan no querría que él saliera más lastimado. Ella elevo su mirada para ver las pequeñas lunas deformes de la Dimensión Oscura visibles sobre ella. Esta vez la rendición que hacía a ellas era rojo brillante, una pluma brillando en la huraña luz carmesí. Pero ella se entregó a ella sin reversa, cuerpo y alma, y descansó en el respetuoso manantial de sangre eterna que era el ser mujer. Y después ella supo que tenía que hacer. —Bonnie, Meredith, miren: somos un triunvirato [12]. Sólo tenemos que intentar compartir esto con Damon. Ninguna se veía entusiasmada. Elena, la cual su orgullo había sido roto desde el primer momento en que había visto a Stefan en esa celda, se arrodillo frente a ellas en el suelo de mármol. —Se los suplico. —¡Elena, deja de hacer eso!—. Meredith lanzó un grito apagado. —¡Por favor lev{ntate! Oh, Elena<─ Bonnie estaba a un respiro de las lágrimas. Y entonces, fue el pequeño y suave rostro acorazonado quien giró hacía la marea —Intentaré enseñarle a Meredith como. Pero, de algún modo, nosotras al menos vamos a compartirlo entre las tres. Abrazos. Besos. Un murmullo entre cabellos de fresa—. Sé lo que ves en la oscuridad. Eres la persona más valiente que conozco. Y entonces, dejando a una sorprendida Bonnie atrás, Elena fue a convocar espectadores para su propia azotada.

Notas del traductor [1] Ave de fuego: nombre de la suite de Bloddeuwedd. [2] Comencemos. [3] Discúlpeme, señor. [4] Habla francés, señora. [5] Un poco. [6] A contramarcha. [7] Flores hermosas, con corola rosa o azulada, que va poco a poco perdiendo color hasta quedar casi blancas. Originarias de Japón. [8] En el original viene pegado: Ojos de Albarraz, se refiere a flores en formas de espigas color lavanda.

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[9] O también llamadas campanillas, flores con forma de campanas. Entre las más conocidas se encuentra la llamada Estrella de Belén. [10] Se refiere a chicas con las que Damon comparte una noche y después deja. —Sus víctimas— [11] llamados vaqueros en España, también llamados jeans [12] magistratura de la antigua Roma compuesta por tres personas conocidas como triunviros y, por extensión, cualquier ejercicio del poder compartido por tres gobernantes. En este caso serian las tres chicas, la hermandad —velociraptor—

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Traducido por rpbellamy Corregido por Lorena

Elena había sido atada, como en una película de serie B que pronto será estrenada, de pie contra una columna. Excavar en el campo todavía era una manera de ganar tiempo mientras los vampiros que la habían alojado devolvían un palo para cenizas que ellos habían traído, y permitían a Damon examinarlo. Damon se estaba moviendo a cámara lenta. Tratando de encontrar puntos de conversión. Esperando el traqueteo de las ruedas de coche que le dirían que el transporte estaba de regreso. Actuando rápido, pero sintiéndose por dentro tan lento como si estuviera medio resfriado. Nunca he sido un sádico, pensó. Siempre he tratado de dar placer, salvo en las peleas. Pero yo debería ser quien estuviera en esa celda de la prisión. ¿No se da cuenta Elena de esto? Es mi turno bajo el látigo ahora. Él se había cambiado para llevar su ‚ropa m{gica‛, tom{ndose el tiempo que se atrevió, sin mirar, como si quisiera aplazar esto. Y ahora, en algún sitio había entre seiscientas y ochocientas criaturas, esperando a ver derramarse la sangre de Elena, para mirar la espalda de Elena cortada y milagrosamente curada de nuevo. Está bien. Estoy todo lo preparado que podré estar alguna vez para hacer esto. Él entró en su cuerpo, en el ahora de lo que estaba sucediendo. Elena tragó. ‚Compartir el dolor‛ había dicho, sin tener la m{s remota idea de cómo hacerlo. Pero ahí estaba ella, como un sacrificio atado a una columna, mirando la casa de Bloddeuwedd y esperando los golpes. Damon estaba dando a la multitud un discurso de introducción, hablando tonterías y haciéndolo muy bien. Elena encontró una ventana en particular de la casa a la que mirar. Y entonces se dio cuenta de que Damon ya no estaba hablando. Un toque de la vara en la espalda. Un susurro telepático. 317

¿Estás lista? Sí, dijo ella de inmediato, sabiendo que no lo estaba. Y entonces escuchando, contra el silencio, un rumor en el aire. La mente de Bonnie flotando entre la suya. La mente de Meredith fluyendo como un arroyo. El golpe fue un simple cachete, aunque Elena sintió la sangre derramarse. Podía sentir el desconcierto de Damon. Lo que debería haber sido un corte de espada fue una simple bofetada. Dolorosa, pero soportable, definitivamente. Y una vez más. El triunvirato repartió el dolor antes de que la mente de Damon pudiera recibirlo. Mantén el triángulo en movimiento. Y un tercero. Faltan dos. Elena se permitió pasear la mirada por la casa. Hasta el tercer piso, donde Bloddeuwedd tendría que estar furiosa por ver en lo que su fiesta se había convertido. Falta uno. La voz de un invitado volviendo a ella. —Esa biblioteca. Tiene más orbes que la mayoría de las bibliotecas públicas, y<— con su voz cayendo por un momento —
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Aunque hubo aplausos y vítores por todas partes, nadie había pensado desatar las muñecas de Elena, por lo que se puso de pie apoyada en la columna, mirando fijamente la biblioteca. Y entonces el mundo se congeló. Todo a su alrededor era música y movimiento. Ella era el punto de quietud en un universo girando. Pero tuvo que empezar a moverse, y rápido. Tiró fuerte de sus ataduras, hiriéndose a sí misma. —¡Meredith! ¡Desátame! ¡Corta las cuerdas, rápido!— Meredith obedeció a toda prisa. Cuando Elena se giró, sabía lo que iba a ver. El rostro de Damon, aturdido, medio resentido, medio humilde. Era demasiado bueno para ella, en ese momento. Damon, necesitamos llegar a la< Pero luego fueron sepultados por un motín. Simpatizantes, aficionados, escépticos, vampiros pidiendo un ‚chupito‛, personas con los ojos desorbitados que querían asegurarse de que la espalda de Elena era real, cálida y no tenía marcas. Elena sintió demasiadas manos en su cuerpo. —¡Alejaos de ella, maldita sea!— Fue el rugido salvaje de una bestia primitiva defendiendo a su compañera. La gente se apartó de Elena, sólo para rodear... muy lenta y tímidamente..., a Damon. Muy bien, Elena pensó. Voy a hacerlo sola. Puedo hacerlo sola. Por Stefan, yo puedo. Ella se abrió paso entre la multitud, aceptando de ramos de flores arrancadas a toda prisa por sus admiradores y sintiendo más manos en su cuerpo. —¡Hey, realmente ella no tiene marcas!— Por fin, Meredith y Bonnie le ayudaron a salir, sin ellas nunca lo habría logrado. Y luego se fue corriendo, corriendo a la casa, sin molestarse en usar la puerta que estaba cerca del lugar donde Saber ladró. Pensó que, de todos modos, ya sabía lo que había allí. En la segunda planta pasó un minuto sintiéndose desconcertada antes de ver una delgada línea roja en la nada. ¡Su sangre! Mira, ¿para cuantas cosas será buena? En ese momento puso de relieve el primero de los escalones de vidrio para ella, con el que había tropezado antes. Y en ese momento, acunada en los brazos fuertes de Damon, no había sido capaz de imaginar siquiera el rastreo de estos escalones. Ahora canalizaba todo el Poder que tenía en los nódulos de sus ojos y las escaleras se iluminaron. Todavía era aterrador. No había asideros en ambos lados, y ella estaba mareada por la emoción, el miedo y la pérdida de sangre. Pero se forzó a seguir para arriba, y arriba, y arriba. 319

—¡Elena! ¡Te quiero! ¡Elena! Podía oír el grito, como si Stefan estuviera junto a ella ahora. Arriba, arriba, arriba... Le dolían las piernas. Sigue adelante. No hay excusas. Si no puedes caminar, cojeas. Si no puedes cojear, te arrastras. Se arrastraba cuando finalmente llegó a la cima, al borde del nido de la lechuza Bloddeuwedd. Por lo menos todavía era la bonita, aunque de aspecto insulso. Elena se dio cuenta al fin de lo que estaba mal con las miradas de Bloddeuwedd. No tenía la vitalidad de los animales. Ella era, en el fondo, un vegetal. —Te voy a matar, lo sabes. No, era un vegetal sin corazón. Elena miró a su alrededor. Podía ver el exterior desde aquí, aunque en medio estaba la cúpula hecha de estantes y de estantes sobre los estantes de los orbes, así que todo estaba extrañamente distorsionado. No había lianas colgando aquí, ninguna muestra flagrante de flores exóticas y tropicales. Pero ella ya estaba en el centro de la habitación, en el nido de búho de Bloddeuwedd. Bloddeuwedd no estaba cerca de él, estaba en el artilugio que le permitía llegar a sus esferas de estrellas. La clave sólo podía estar enterrada en ese nido. —No quiero robarte—, prometió Elena, respirando con dificultad. Incluso mientras hablaba, arrojó dos armas en el nido. —Los kitsune nos jugaron una mala pasada a las dos. Me robaron algo y guardaron la clave para encontrarlo en tu nido. Estoy tomando de vuelta lo que dejaron aquí. —¡Ja! ¡Tú, sierva humana! ¡Bárbara! ¡Te atreviste a violar mi biblioteca privada! La gente de fuera está cavando mi hermoso salón de baile, mis flores preciosas. ¡Crees que vas a salir de nuevo esta vez, pero no lo harás! ¡Esta vez vas a morir! Era una voz muy diferente a la monótona, nasal, pero aún con tonos como con los que habían saludado a Elena antes. Esta era una voz potente, una voz pesada... una voz acorde con el tamaño del nido. Elena levantó la vista. No podía procesar lo que vio. ¿Un abrigo de piel enorme con un estampado muy exótico? ¿La espalda de un enorme animal disecado? La criatura de la biblioteca se volvió hacia ella. O, mejor dicho, su cabeza se volvió hacia ella, mientras que la espalda se mantuvo completamente inmóvil. 320

Giraba la cabeza hacia los lados y Elena sabía que lo que estaba viendo era una cara. La cabeza era aún más horrible e indescriptible de lo que podría haber imaginado. Había una especie de ceja que caía desde el borde de uno de los lados de la frente hacia abajo, hacia la nariz (o lo que debería haber sido la nariz) y luego volvía a subir. Los rasgos eran como una gigantesca frente en forma de V y debajo, dos enormes ojos redondos de color amarillo que a menudo parpadeaban. No había nariz o boca como la de un ser humano, pero en cambio había un enorme y cruel pico negro curvado. El resto de la cara estaba cubierta de plumas, en su mayoría blancas, convirtiéndose en un moteado gris en la base, donde parecía estar el cuello. También eran de color gris y blanco dos salientes que se disparaban desde la parte superior de la cabeza, como los cuernos de un demonio, pensó Elena salvajemente. Luego, con la cabeza sin dejar de mirarla, el cuerpo se volvió hacia Elena. Era el cuerpo de una mujer robusta, cubierto de plumas blancas y grises, vio Elena. Las garras asomaban por debajo de las plumas más bajas. —Hola— dijo la criatura con una voz chirriante, el pico abriéndose y cerrándose, mordiendo las palabras. —Soy Bloddeuwedd, y nunca permitiré que nadie toque mi biblioteca. Yo soy tu muerte. Las palabras ¿no podemos por lo menos hablar de ello en primer lugar? estaban en la boca de Elena. No quería ser una heroína. Realmente no quería enfrentarse a Bloddeuwedd mientras buscaba la clave que debía de estar aquí, en alguna parte. Elena seguía tratando de explicarse frenéticamente mientras palpaba la parte interior del nido, cuando Bloddeuwedd extendió las alas que se extendían por la sala y fue hacia ella. Y luego, como un relámpago, algo se movió rápidamente entre ellas, dando un grito estridente. Era Talon. Sage debía de haber dado las órdenes halcón cuando él la dejó. El búho pareció encogerse un poco mejor para atacar, pensó Elena. —Por favor, deja que me explique. No lo he encontrado todavía, pero hay algo en tu nido que no te pertenece. Es mío y de Stefan. Y el kitsune lo escondió la noche en que los ahuyentaste fuera de tu propiedad. ¿Te acuerdas de eso? Bloddeuwedd no respondió durante un momento. Luego se demostró que tenía una simple y única filosofía que aplicaba a todas las situaciones. —Tú pones los pies en mis aposentos privados. Tú mueres—, dijo ella, y esta vez, cuando se precipitó por Elena, Elena podía oír el repiqueteo de su pico.

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Una vez más algo pequeño y brillante se sumergió en Bloddeuwedd, apuntando directamente a los ojos. El gran búho tenía que prestar atención a Elena con el fin de hacerle frente. Elena se dio por vencida. A veces sólo se necesitaba ayuda. —Talon— exclamó ella, sin tener mucha idea de si Talon podía entender algo del lenguaje humano. —Trata de mantenerla ocupada, ¡sólo un minuto! Mientras los dos pájaros se precipitaban, giraban y gritaban a su alrededor, Elena trató de buscar con los brazos, a la vez que se agachaba cuando era necesario. Pero ese gran pico negro siempre estaba demasiado cerca. Una vez le hirió en el brazo, pero Elena se encontraba con la adrenalina alta, y apenas sintió el dolor. Siguió buscando sin pausa. Por último, se dio cuenta de lo que debería haber hecho desde el principio. Ella cogió un orbe de su soporte transparente. —Talon— gritó ella. —¡Aquí! El halcón se lanzó en picado hacia ella y hubo un chasquido. Pero después, Elena todavía tenía todos los dedos y el hoshi no tama había desaparecido. Ahora, Elena verdaderamente había escuchado un grito de rabia de Bloddeuwedd. El búho gigante fue tras el halcón, pero era como un humano tratando de pegar a una mosca, a una mosca inteligente. —¡Devuelve ese orbe! ¡No tiene precio! ¡No tiene precio! —Vas a recuperarlo tan pronto como encuentre lo que estoy buscando—. Elena, loca de terror y empapada en hormonas, subió hasta el fondo del nido y comenzó a buscar en la parte inferior de mármol con los dedos. Dos veces Talon la salvó dejando caer orbes con estrépito al suelo, mientras el enorme búho Bloddeuwedd se dirigía a por Elena. Cada vez, el ruido del choque provocaba que la lechuza se olvidara de Elena y tratase de atacar al halcón. Entonces Talon arrancó otro orbe y lo lanzó a gran velocidad bajo la nariz de la lechuza. Elena estaba comenzando a tener la sensación de pesadilla de que todo lo que había sabido tan sólo una media hora antes estaba equivocado. Se había apoyado en el poste del dosel, agotada, mirando a la biblioteca y a la doncella que la habitaba y las palabras simplemente fluyeron en su mente. La sala del Orbe de Bloddeuwedd... La sala del universo de Bloddeuwedd... La sala de las esferas estelares de Bloddeuwedd... El salón de baile de Bloddeuwedd.[1] 322

Dos maneras de tomar las mismas palabras. Dos tipos muy diferentes de habitaciones. Fue justo cuando estaba recordando esto que sus dedos tocaron metal. Notas del traductor [1] Juego de palabras: star ball room (sala de las esferas estelares), ballroom (salón de baile)

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Traducido por Corregido por V!an*

—¡Talón! ¡Uh, garra!— Elena gritó y empezó a correr tan rápido como pudo para salir de la habitación. Esta era la estrategia. ¿Podría el búho volverse más pequeño a fin de poder pasar a través de la puerta o destruiría su santuario con el fin de mantenerse encima de Elena? Fue una buena estrategia, pero al final dio lo mismo. El búho se encogió para pasar a través de la puerta, y luego volvió a un tamaño gigantesco para atacar a Elena mientras corría escaleras abajo. Sí, echó a correr. Con todo su poder canalizado en los ojos, Elena saltó de escalón a escalón como Damon había hecho antes. Ahora no había tiempo para el miedo, no había tiempo para pensar. Sólo hubo tiempo para darle la vuelta en sus dedos a un pequeño objeto duro, en forma de media luna. Shinichi y Misao lo habían echado dentro su nido. Debía haber una escalera, o algo de cristal que incluso Damon no podía ver, en el macizo de flores donde Saber se había detenido y ladrado. No, Damon lo hubiera visto, por lo que debían de haber traído su propia escalera. Es por eso que su rastro terminó ahí. Subieron hacia arriba para entrar en la biblioteca. Y destrozaron las flores del arriate, por lo que las nuevas flores no estaban tan bien. Elena sabía por la tía Judith, desde su infancia, que las flores trasplantadas requerían un tiempo para revivir y animarse de nuevo. Salto... salto... salto... Yo soy un espíritu de fuego. No puedo perder el paso. Soy fuego elemental. Salto... salto... salto. Y a continuación, Elena estaba mirando a ras del suelo, tratando de no dar un salto en él, pero prisionera de su cuerpo ya estaba saltando. Se cayó lo suficiente fuerte para que un lado se le adormeciera, pero seguía sujetando la preciosa media luna en la mano como si le fuera la vida en ello.

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Un pico gigantesco se estrelló contra el cristal, donde ella había estado un momento antes de que se deslizara. Las garras le rasgaron la espalda. Bloddeuwedd todavía estaba detrás de ella. Sage y su grupo de robustos y jóvenes hombres y mujeres vampiros avanzaban a la velocidad de un perro que corría. Saber podría guiarles, pero sólo tan más rápido como pudiera ir él mismo. Afortunadamente pocas personas parecían querer iniciar una pelea con un perro que pesaba tanto como ellos -que pesaba más de lo que muchos de los mendigos y los niños con que se encontraron cuando llegaron al bazar. Los niños se agolparon alrededor del carro, deteniéndose más lejos. Sage se tomó el tiempo de intercambiar una joya cara por una bolsa llena de cambios pequeños y dispersó las monedas detrás de la carroza por el camino, dejando a Saber campo libre. Pasaron docenas de puestos de venta y cruces de calles, pero Saber no era un sabueso ordinario. Él tenía poder suficiente para confundir a la mayoría de los vampiros. Con quizás sólo uno o dos de las moléculas clave pegadas a su membrana nasal podía cazar a su objetivo. Mientras otro perro podría ser engañado por uno de los cientos de similares pistas kitsune que se iban encontrando por el camino, Saber examinó y rechazó cada una de ellas por no tener la forma correcta, el tamaño o la estructura. Llegó un momento, sin embargo, en el que incluso Saber parecía derrotado. Se puso de pie en el centro de una encrucijada de seis calles, haciendo caso omiso del tráfico, cojeando ligeramente, y yendo en círculos. No parecía poder elegir un camino. No puedo, amigo, pensó Sage. Hemos llegado tan lejos, pero está claro que pasaron de largo. No hay manera de subir o cavar... Sage vaciló, mirando alrededor de la rueda de color carmesí de las carreteras. Y entonces vio algo. Directamente frente a él, pero a su izquierda había una perfumería. Debía de vender cientos de fragancias, y miles de millones de moléculas de olor eran deliberadamente liberadas en el aire. Saber estaba ciego. No ciego en sus penetrantes y líquidos ojos oscuros. Pero sí donde realmente importaba, estaba adormecido y cegado por los miles de millones de olores que eran arrastrados hasta la nariz.

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Los vampiros en el coche estaban llamando para continuar o regresar. Ellos no tenían sentido de la aventura real. Sólo querían un espectáculo. Y, sin duda, muchos tenían esclavos que estaban grabando la paliza para que pudieran disfrutar de ella en el ocio en casa. En ese momento un destello de azul y oro hizo que Sage se decidiera. ¡Un guardián! Eh, bien... —¡Detrás, Saber! La cabeza y la cola de Saber se inclinaron mientras Sage elegía al azar una de las direcciones y corría junto al vampiro rápidamente para salir de la vía pública y entrar en otra calle. Pero entonces, milagrosamente, la cola se elevó de nuevo. Sage calculó que no podría haber ni una molécula de olor del kitsune registrada en las fosas nasales de Saber ahora...Excepto el recuerdo del olor... que todavía estaba allí. Saber estaba una vez más en modo de caza, con la cabeza hacia abajo, la cola recta, todo su poder e inteligencia concentrados en una sola meta y un objetivo único: para encontrar otra molécula que hiciera juego con el recuerdo en tres dimensiones que tenía en su mente. Ahora que él no estaba cegado por el olor punzante de todos los aromas diferentes concentrados, fue capaz de pensar con más claridad. Y pensando, se deslizó alerta entre las calles, causando una conmoción tras él. — ¿Qué pasa con el coche? —¡Olvídate de los vehículos! ¡No pierdas de vista a ese tipo con el perro! Sage, tratando de mantenerse al ritmo de Saber, sabía cuándo una persecución estaba a punto de terminar. ¡Tranquillité! pensó para Saber. Apenas susurró la palabra también. Nunca había estado seguro de si sus amigos los animales eran telépatas o no, pero a él le gustaba creer que lo eran, actuando como si no lo fueran. ¡Tranquillité! se dijo. Y así, cuando el enorme perro negro de oscuros ojos brillantes y el hombre subieron las escaleras de un edificio particular destartalado, lo hicieron en silencio. Entonces, como si hubieran dado un agradable paseo por el campo, Saber se sentó y miró a Sage a la cara, riendo jadeante. Abrió y cerró la boca en una parodia silenciosa de un ladrido. Sage esperó a que los vampiros jóvenes les alcanzasen antes de abrir la puerta. Y, como él quería el elemento de sorpresa, no llamó. En su lugar, lanzó un puño con el poder de un martillo atravesando la puerta y buscó a tientas candados, cadenas y cerrojos. No notó ninguno. Él encontró el pomo.

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Antes de abrir la puerta y entrar en quién sabe qué peligro, les dijo a quienes estaban detrás de él, —Todo botín que obtengamos es propiedad del Maestro Damon. Yo soy su hombre al cargo y sólo a través de las habilidades de mi perro hemos llegado tan lejos. Hubo acuerdo, oscilando entre los gruñidos y la indiferencia. —De la misma manera—, dijo Sage, —sea lo que sea el peligro que está ahí, me enfrento a ello en primer lugar. ¡Saber! ¡AHORA!. Irrumpieron en el cuarto, casi arrancando la puerta de sus bisagras. Elena gritó involuntariamente. Bloddeuwedd acababa de hacer lo que Damon no haría, y había marcado su espalda con surcos ensangrentados con sus garras. Pero mientras Elena logró encontrar la puerta de cristal hacia el exterior, podía sentir otras mentes hinchándose para ayudar a sostenerla, para levantarla y compartir un poco el dolor. Bonnie y Meredith fueron abriéndose paso a través de enormes fragmentos de vidrio para llegar a ella. Gritaban al búho. Y Talón, heroicamente, estaba atacando desde arriba. Elena no pudo soportarlo más. Tenía que ver. Ella tenía que saber que esta cosa metálica que ella había cogido del nido de Bloddeuwedd no era sólo un poco de asquerosa basura. Lo tenía que saber ahora. Frotando el trozo pequeño de metal contra el nefasto vestido escarlata, se tomó un momento para mirar hacia abajo, para ver la carmesí luz del sol brillando contra oro y diamantes y dos orejitas dobladas hacia atrás y dos ojos brillantes de alexandrita verde. Una copia de la primera mitad de la clave de zorro, pero mirando hacia el otro lado. Las piernas de Elena casi cedieron bajo ella. Estaba sujetando la segunda mitad de la clave de zorro. A toda prisa, pues, Elena sacó su mano libre y hundió sus dedos en el bolsillo fabricado cuidadosamente detrás de la inserción del diamante. Ocultaba una pequeña bolsa, especialmente cosida allí por Lady Ulma. En ella estaba la primera mitad de la clave de zorro, devuelta allí tan pronto como Saber y Talón habían terminado con ella. Ahora, mientras empujaba la segunda mitad de la clave en el bolsillo junto a la primera, se desconcertó al sentir movimiento en la bolsa. ¿Eran las dos piezas de la clave de zorro, convirtiéndose en una? Un pico de color negro se estrelló contra la pared a su lado.

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Sin pensarlo, Elena se agachó y rodó para escapar. Cuando sus dedos volaron hacia atrás para asegurarse de que la bolsa estaba amarrada y segura, se sorprendió al sentir una forma familiar descansando en el interior. ¿No es una clave? ¡No es una clave! El mundo giraba salvajemente en torno a Elena. Nada importaba, no el objeto, no su propia vida. Los gemelos kitsune los habían engañado, había tratado como a tontos a los humanos idiotas y al vampiro que se habían atrevido a enfrentarse a ellos. No había ninguna clave de zorro doble. Sin embargo, la esperanza se negaba a morir. ¿Qué era lo que Stefan solía decir? Mai dire mai nunca digas nunca. Sabiendo la oportunidad que estaba teniendo, sabiendo que era una tonta por cogerlo, Elena empujó con el dedo otra vez en la bolsa. Algo fresco se deslizó sobre un dedo y se quedó allí. Miró hacia abajo y por un momento se detuvo ante la visión. Allí, en su dedo anular, brillaba un anillo de oro con diamantes incrustados. Representaba dos zorros abstractos entrelazados, enfrentándose el uno al otro en ambos sentidos. Cada zorro tenía dos orejas, dos ojos de alexandrita verde y una nariz puntiaguda. Y eso era todo. ¿De qué le serviría una baratija como esta a Stefan? No guardaba ningún parecido con las claves de doble a la que se veían en las imágenes de los santuarios kitsune. Como tesoro, sin duda valía la pena un millón de veces menos de lo que ya había soportado para conseguirlo. Y a continuación, Elena notó algo. Una luz brillaba en los ojos de uno de los zorros. Si ella no hubiera estado mirando tan de cerca, o si no hubiera estado ahora en el Salón de baile Blanco de Vals, donde los colores se muestran tal y como son, ella no lo habría notado. Pero la luz brillaba en frente de ella mientras giraba la mano hacia los lados. Ahora estaban brillando los cuatro ojos. Brillaban exactamente en la dirección de la celda de la prisión de Stefan. La esperanza se elevó como un ave fénix en el corazón de Elena, y le cogió volando en un viaje mental salir de este laberinto de habitaciones de vidrio. Estaba sonando el vals de Fausto. Lejos del sol, profundo en el corazón de la ciudad, era donde Stefan estaba. Y ahí es donde la pálida luz verde de los ojos de los zorros estaba brillando.

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Cabalgando alto sobre la esperanza, volvió al anillo. La luz se apagó de los ojos de ambos zorros, pero cuando giró el anillo de forma que el segundo zorro estuvo en línea con la celda de Stefan, parpadeó. Señales secretas. ¿Cuánto tiempo podría haber tenido un anillo como ese sin hacer nada si no hubiera sabido realmente dónde estaba la cárcel de Stefan? Mucho más del que a Stefan le habrían dejado vivir, probablemente. Ahora sólo tenía que sobrevivir el tiempo suficiente para llegar hasta él.

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Traducido por LadyG Corregido por rubrix

Elena camino entre la multitud sintiéndose como un soldado. No sabía por qué. Tal vez porque ella había pensado en una misión y había logrado completarla y mantenerse con vida y traer de vuelta el botín. Tal vez porque presentaba heridas honorables. Tal vez porque encima de ella había un enemigo que aún iba tras su sangre. Pensándolo bien, ella pensó, será mejor sacar a todos estos no combatientes de aquí. Podemos mantenerlos en una casa segura bueno, unas cuantas docenas de casas seguras y— ¿En qué estaba pensando? casa de seguridad era frase de libro. Ella no era responsable de estas personas—idiotas, en su mayoría, que habían presenciado, babeando, y observado cómo le daban una paliza. Pero, a pesar de eso, tal vez debería sacarlos de aquí. —¡Bloddeuwedd! —Exclamó dramáticamente y señaló a la silueta volando en círculos que había arriba— ¡Bloddeuwedd está libre! ¡Ella me hizo estos! —Señaló las tres laceraciones en su espalda— ¡Ella irá tras de ustedes también! Al principio la mayor parte de las exclamaciones enojadas parecían por el hecho de que tuviera nuevas marcas. Elena no estaba de humor para discutir. Sólo había una sola persona con quién quería hablar. Manteniendo a Bonnie y Meredith tras ella, lo llamó. ¡Damon! ¡Damon! ¡Soy yo! ¿Dónde estás? Había tanto tráfico telepático que ella dudaba que él la oyera. Pero finalmente, ella cogió un débil: ¿Elena? ... Si... Elena, espérame. Piensa en que me sostienes físicamente, y nos llevaré a una frecuencia diferente. ¿Sostener a una voz? Pero Elena imaginó aferrarse a Damon con fuerza, con fuerza, mientras ella físicamente sostenía a Bonnie y las manos de Meredith. 330

¿Ahora puedes oírme? Esta vez la voz fue más clara, mucho más fuerte. Sí. Pero no puedo verte. Pero yo te veo. Voy a — ¡CUIDADO! Demasiado tarde, los sentidos de Elena le advirtieron de una sombra enorme que caída en picada desde arriba. Ella no podía moverse lo suficientemente rápido para salir del camino de un pico del tamaño de un lagarto. Pero Damon pudo. Saltando desde alguna parte, las agarro a ella, Bonnie y Meredith en una gran abrazo y saltó otra vez, golpeando la hierba y rodando. ¡Oh, Dios! ¡Damon! —¿Hay alguien herido? —preguntó en voz alta. —Estoy bien—, dijo Meredith en voz baja, con calma—. Pero sospecho que te debo mi vida. Gracias. —Bonnie, —preguntó Elena. ─Estoy bien. —Quiero decir, estoy bien. Pero Elena, tu espalda... Por primera vez, Damon fue capaz de dar vuelta a Elena y ver las heridas en su espalda. —¿Yo... hice eso? Pero... pensé... —Bloddeuwedd lo hizo—, dijo Elena bruscamente, mirando hacia arriba a la forma circular en el cielo de color rojo oscuro—. Ella apenas me tocó. Tiene garras como cuchillos, como el acero. Tenemos que irnos, ¡ahora! Damon puso ambas manos en sus hombros. —Y volver cuando las cosas se hayan calmado, querrás decir. —¡Y nunca volver! ¡Oh, Dios, ahí viene! Algo fuera de la esquina de su ojo se convirtió en el tamaño de bola de béisbol en un instante, de voleibol en un segundo, y de tamaño humano en un momento. Y luego todos se estaban dispersando, saltando, rodando, tratando de escapar, con excepción de Damon, quien agarro a Elena y gritó: ─¡Esta es mi esclava! ¡Si tiene algún problema con ella, primero va a discutir conmigo! —Y yo soy Bloddeuwedd, creada por los dioses, condenada a ser una asesina todas las noches. Te voy a matar primero, y después me la comeré ella, ¡la ladrona! —Bloddeuwedd llamó con voz ronca—. Dos mordidas es todo lo que bastará. ¡Damon, tengo que decirte algo! —Pelearé contigo, pero mi esclava está fuera de esto. 331

—Primer bocado; ¡aquí voy! ¡Damon, tenemos que irnos! Un grito de dolor y furia primitiva. Damon estaba de pie ligeramente agachado con una enorme pieza de vidrio como una espada en su mano y grandes gotas de sangre negra goteaban de donde había —¡oh, Dios! − Elena pensó— ¡le sacó un ojo a Bloddeuwedd! —¡Todos van a MORIR! ¡TODOS! Bloddeuwedd se descargó sobre un vampiro al azar directamente debajo de ella y Elena gritó como el vampiro gritó. El pico negro lo había alcanzado por una pierna y lo estaba levantando. Pero Damon fue corriendo hacia delante, saltando, cortando. Con un grito de furia, Bloddeuwedd lo llevó al cielo otra vez. Ahora todos entendían el peligro. Dos otros vampiros se apresuraron a tomar su compañero de Damon, y Elena se alegró de que sus amigos no fueran responsables de otra vida. Había demasiado en sus manos ya. Damon, me voy ahora. Puedes venir conmigo o no. Yo tengo la llave. Elena envió las palabras en la frecuencia que estaba más o menos sola, y ella lo envió sin dramatismo. Ella no tenía espacio para el drama. Había sido despojada de todo, excepto de la necesidad de llegar a Stefan. En esta ocasión, ella supo que Damon la oyó. Al principio pensó que Damon estaba muriendo. Que de alguna manera Bloddeuwedd había regresado y rasgado todo su cuerpo, como con una lanza hecha de luz. Entonces se dio cuenta que el sentimiento era de éxtasis, y dos pequeñas manos de niño alcanzaron la luz y se aferraron a ella, lo que le permitió tirar de un delgado, harapiento, pero genuinamente risueño niño a la libertad. Nada de cadenas, pensó ella vertiginosamente. Ni siquiera llevaba pulseras de esclavo. —¡Mi hermano! —dijo él— ¡Mi hermano pequeño va a vivir! —Bueno, ese es un buen pensamiento, —dijo Elena con voz temblorosa. —¡El va a vivir! —Una pequeña línea de ceño apareció —¡Si te das prisa! ¡Y cuidas bien de él! Y... Elena puso dos dedos sobre sus labios, muy suavemente. —No tienes por qué preocuparte por nada de eso. Sólo sé feliz. El niño se echó a reír. —¡Lo haré! ¡Lo soy! 332

—¡Elena! Elena salió del—bien, se suponía que era un deslumbramiento, a pesar de haber sido más real que muchas de las otras cosas que había experimentado recientemente. —Elena —Damon estaba tratando desesperadamente de contenerse. —¡Muéstrame la llave! Lentamente, majestuosamente, Elena levantó la mano. Los hombros de Damon se tensaron, por—algo—cayeron. —Es un anillo, —dijo con voz sorda. El lento y majestuoso no había funcionado con él en absoluto. —Eso es lo que yo pensaba al principio. Es una llave. No te estoy preguntando, o viendo si estás de acuerdo conmigo, te lo estoy diciendo. Es una llave. La luz de sus ojos apunta a Stefan. —¿Qué luz? —Te la mostraré más adelante. ¡Bonnie! ¡Meredith! Nos vamos. —¡USTEDES NO, SI YO DIGO QUE NO! —¡Cuidado! —Gritó Bonnie. La lechuza estaba buceando otra vez. Y de nuevo, en el último segundo, Damon reunió a las tres chicas y saltó. El pico del búho no golpeó la hierba ni fragmentos de vidrio, pero si los escalones de mármol. Este se agrieto. Hubo un grito de dolor y otro mientras Damon, ágil como una bailarina, redujo el ojo bueno al pájaro gigante. Se montó en un derecho corte por encima de ella. La sangre comenzó a llenar el ojo. Elena no podía aguantar más. Desde que empezaron en este viaje con Damon y Matt, había sido un vial llenado de ira. Gota a gota, con cada nuevo atentado, que la ira se había llenado y llenó el frasco. Ahora su furia estaba a punto de llenar hasta los topes. Pero entonces... ¿qué pasaría? Ella no quería saberlo. Ella tenía miedo de que no sobreviviera. Lo que sabía era que ella no podía ver más dolor y sangre y angustia ahora. Damon realmente disfrutaba de la lucha. Bien. Lo Dejaría. Ella iría hacia a Stefan así tuviera que andar todo el camino. Meredith y Bonnie guardaban silencio. Conocían a Elena en este estado de ánimo. Ella no estaba haciendo el tonto. Y ninguna de ellas quería quedarse atrás.

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Fue exactamente en ese momento que el carruaje vino haciendo estruendo hasta la base de las escaleras de mármol. Sage, que obviamente sabía algo sobre la naturaleza humana, la naturaleza demoníaca, la naturaleza vampírica, y varias clases de la naturaleza bestial, saltó del carro con dos espadas desenvainadas. También lanzó un silbido. En un momento en que una sombra—una pequeña— vino disparada desde el cielo. Por último, lentamente, estirando cada pierna como un tigre, vino Saber, que de inmediato hizo atrás sus labios para mostrar un número asombroso de dientes. Elena saltó hacia el coche, encontrando la mirada de Sage. Ayúdame, pensó con desesperación. Y sus ojos lo dijeron claramente: No tengas miedo. A ciegas, llegó detrás de ella con ambas manos. Una pequeña, de huesos finos, ligeramente temblorosa estaba hundida en la suya. Una mano delgada, fría, dura como un muchacho, pero con dedos largos y afilados agarró la otra. No había nadie aquí en quien confiar. Nadie a quién decir adiós o dejar mensajes de despedida. Elena trepó en el carro. Se metió en el asiento de atrás, lo más lejos del frente, para dar cabida a los seres humanos y los animales. Y entonces llegaron, como un alud. Ella había arrastrado Bonnie con ella, y Meredith las había seguido, de manera que cuando Saber saltó a su lugar de costumbre, desembarcó con tres suaves vueltas. Sage no había perdido un momento. Con Talón sujeto en la muñeca izquierda, dejo sólo espacio suficiente para el salto final de Damon—y que si fue salto. Resquebrajada y rota, exudando líquido negro, el pico de Bloddeuwedd se estrelló en el final de la escalera de mármol en la que Damon había estado de pie. —¡Direcciones! —Gritó Sage, pero sólo después de que los caballos se dirigían a galope— hacía algún lugar, cualquier lugar, lejos. —Oh, por favor no le permitas lastimar a los caballos, —jadeó Bonnie. —Oh, por favor no dejes que rasgue este techo como el cartón, —dijo Meredith, de algún modo capaz de ser irónica aun cuando su vida estaba en peligro. —Instrucciones, ¡s'il vous plait! —Rugió Sage. —La cárcel, por supuesto —jadeó Elena. Sintió que había pasado un largo tiempo desde que había sido capaz de obtener suficiente aire.

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—¿La prisión? —Damon parecía distraído — ¡Sí! La cárcel, pero entonces, — agregó, levantando algo así como una funda de almohada llena de bolas de billar —Sage, ¿qué son éstos? —¡Despojos! ¡Provisión! ¡Botín! ¡Saqueo! —A medida que los caballos se balanceaban en una nueva dirección, la voz de Sage se fue haciendo más y más alegre — ¡Y miren alrededor de sus pies! —¿Más fundas de almohada...? —Yo no estaba preparado para un botín tan grande esta noche. ¡Pero las cosas salieron bien de todos modos! A estas alturas, Elena se sentía como una de las fundas de almohada por sí misma. El caso era, en efecto, clarísimo. Brillantes hoshi no tama. Bolas de estrellas. Memorias. Valían... ¿Sin valor? —No tienen precio... aunque por supuesto no sabemos lo que hay en ellos. — la voz de Sage cambió sutilmente. Elena recordó la advertencia de —prohibido las esferas— ¿Qué, en el nombre del sol amarillo, podrían prohibir aquí abajo? Bonnie fue la primera en recoger un disco y ponerlo en su sien. Lo hizo tan rápidamente, con el parpadeo, los movimientos de pájaro, que Elena no pudo detenerla. —¿Qué es? —Elena quedó sin aliento, tratando de sacar el balón de estrellas desde la distancia. —Es... poesía.... Poesía no puedo entender. —dijo Bonnie de mal humor. Meredith había recogido también un astro brillante. Elena fue por ella, pero una vez más era demasiado tarde. Meredith se sentó como si estuviera en trance por un momento, luego hizo una mueca y colocó la esfera hacia abajo. —¿Qué? —Preguntó Elena. Meredith negó con la cabeza. Ella tenía una expresión delicada de disgusto. —¿Qué? —Elena casi gritó. Entonces, como Meredith puso el balón estrella a sus pies, Elena se abalanzó sobre él. Ella dio una palmada a su propia sien y de inmediato estaba vestida con cuero negro de pies a cabeza. Había dos grandes hombres frente a ella, sin mucho del tono muscular. Y ella podía ver toda su musculatura porque estaban completamente desnudos a excepción de trapos que

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llevaban como mendigos. Pero no eran mendigos—parecían bien alimentados y aceitunados y era claramente una actuación cuando uno de ellos humillaba, —Hemos traspasado sin autorización. Nosotros pedimos perdón, ¡Oh maestro! Elena estaba por tomar la esfera de su sien (se pegan con cuidado, si se pone un poco de presión allí) y dijo: —¿Por qué no utilizar el espacio otra cosa? Otra cosa fue de inmediato a su alrededor. Una niña, con ropa pobre, pero no saqueando. Ella estaba aterrada. Elena se preguntó si se estaba controlando. Y Elena era la chica. Porfavornodejesquemeatrapeporfavornodejesquemeatrape— —¿Dejar que te atrape qué? —Elena preguntó, pero era como estar viendo una película o personaje de un libro mientras se dirigían a una casa solitaria en una tempestad aullante y la música se había vuelto escalofriante. La Elena que andaba con miedo no podía oía a la Elena que hacía preguntas prácticas. No creo que quiera ver cómo va a terminar eso, decidió. Ella dejó bola de estrella de nuevo a los pies de Meredith. —¿Tenemos tres sacos? —Sí, señora, sí, señora, tres sacos llenos. Oh. Eso no funcionó muy bien. Elena estaba abriendo la boca de nuevo cuando Damon añadió en voz baja: —Y un saco vacío. —¿En serio? ¿Los tenemos? Entonces vamos a dividirlos entre nosotros. Algo—prohibido—va en un saco. Cosas curiosas como la lectura de poesía de Bonnie entra en otro. Cualquier noticia de Stefan—o nosotros—va en el tercero. Y cosas agradables, como los días de verano, van en el cuarto. —dijo Elena. —Creo que estas siendo optimista, —dijo Sage— Para esperar encontrar un orbe con Stefan tan rápidamente. —Todo el mundo, ¡silencio!, —dijo Bonnie frenéticamente —Se trata de Shinichi y Damon hablando con ella. Sage se puso rígido, como si hiciera un rayo desde el cielo de tormenta, entonces sonrió. —Hablando del diablo —murmuró. Elena le sonrió y apretó la mano antes de tomar otra bola.

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—Este parece ser algún tipo de materia jurídica. Yo no lo entiendo. Un esclavo debe tomarla porque puedo ver a todos ellos. —Elena sintió que los músculos de su rostro se contraían con el odio a la vista—incluso en una especie de sueño—de Shinichi, el kitsune que había hecho tanto daño. Tenía el pelo negro, a excepción de unos flecos en los bordes irregulares, lo que hizo que pareciera como si hubiera sido sumergido en lava al rojo vivo. Y entonces, por supuesto, Misao. La hermana de Shinichi supuestamente. Este balón de estrellas debe haber sido hecho por un esclavo, porque podía ver a los dos gemelos y un hombre de aspecto de abogado. Misao, Elena pensó. Delicada, respetuosa, comedida... demoníaca. Su pelo igual a Shinichi, pero lo llevaba arriba y hacia atrás en una cola de caballo. Tú podías ver la parte demoníaca si ella levantaba los ojos. Eran efervescentes, de oro, ojos risueños, igual que su hermano, los ojos que nunca habían tenido un lamentar—Excepto tal vez por no vengarse lo suficiente. No tenían ninguna responsabilidad. Encontraban la angustia divertida. Y entonces sucedió algo extraño. Los tres de las figuras en la sala de repentinamente se volvieron y miraron directamente hacía ella. Directamente a quién hizo la esfera, Elena se corrigió, pero todavía era desconcertante. Fue aún más desconcertante cuando continuó avanzando. ¿Quién soy yo? Elena pensó, un sentimiento medio loco de ansiedad. Luego intentó algo que nunca había hecho antes, o visto u oído hablar de que se realizara. Ella cuidadosamente extendió su poder en el ser de todo el orbe. Ella fue Werty, una especie de secretaria del abogado. Él/ella tomaba notas cuando se trataba de cosas importantes para hacer. Y a Werty definitivamente no le gustaba cómo iban las cosas en este momento. Los dos clientes y su jefe, estaban cerrándolo de una manera que nunca habían hecho antes. Elena se retiró de la oficinista y puso el balón a un lado. Ella se estremeció, sintiendo como si hubiera estado sumergido en agua helada. Y luego algo se estrello contra el techo. Bloddeuwedd. Incluso con su pico paralizado, el búho enorme arrancó un poco del techo del transporte. Todo el mundo gritaba y nadie daba un buen consejo. Saber y Damon le habían hecho daño: Saber elevándose directamente los tres pasos de donde estaba 337

sentado arremetiendo contra los pies de Bloddeuwedd. Lo había roto y

un

sacudido antes de dejarse caer de regreso en el carruaje, donde casi se sale de espaldas. Elena, Bonnie y Meredith agarraron porciones de la anatomía canina que pudieron alcanzar, y remolcando el enorme animal en el asiento trasero de nuevo. —¡Sal zumbando de encima! Denle su propio asiento — se lamentó Bonnie, mirando a los jirones de su vestido color perla donde Saber había arrancado a través del material de gasa. Había dejado marcas rojas en su camino. —Bueno —dijo Meredith—, la próxima vez vamos a solicitar enaguas de acero. — ¡Pero realmente esperemos que no vaya a haber una próxima vez, de todos modos! Elena rezó con fervor para que ella tuviera razón. Bloddeuwedd paso rozando en desde un ángulo más bajo ahora, sin duda con la esperanza de quebrar algunas cabezas. —Todo el mundo agarre madera. ¡Y las esferas! Desechen las esferas mientras ella se acerca a nosotros. —Elena esperaba que la vista de los globos de estrellas... la obsesión de Bloddeuwedd... pudiera disminuir su rendimiento. Al mismo tiempo, Sage gritó: —¡No desperdicien las bolas de estrellas! ¡Tiren cualquier otra cosa! Además, ya casi estamos allí. ¡Duro a la izquierda y luego directamente! Las palabras le dieron a Elena nueva esperanza. Tengo la llave, pensó. El anillo es la llave. Todo lo que tengo que hacer ahora es conseguir a Stefan—y llevarnos a todos a la puerta con el ojo de la cerradura. Todo en un solo edificio. Estoy prácticamente a casa. La redada llego aún más baja. Bloddeuwedd, ciega de un ojo, con sangre en el otro, y su sentido del olfato bloqueado por su propia sangre seca, estaba tratando de carnero al transporte y darle el golpe de gracia. Si se las arregla, vamos a estar muertos, Elena pensó. Y cualquiera que todavía este retorciéndose como gusano en el suelo, ella podrá agárralo. —¡ABAJO! —Ella gritó la palabra tanto en lo vocal y telepáticamente. Y entonces algo como un avión voló tan cerca de ella que se sentía mechones de pelo jalados, atrapados en sus garras. Elena escuchó un grito de dolor desde el asiento delantero, pero no levantó la cabeza para ver lo que era. Y eso era bueno, pues si bien el transporte de repente golpeó a su fin, al instante siguiente, un pájaro de la muerte dando vueltas, salió

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abrasador en el mismo curso. Ahora Elena necesita toda su atención, todas sus facultades, para evitar este monstruo que estaba zumbando aún más bajo. —¡El carruaje, ella está terminando! ¡Fuera! ¡Corre! —la voz de Sage vino gruñendo a ella. —Los caballos —gritó Elena. —¡Terminado! ¡Fuera, maldita sea! Elena nunca había oído antes jurar a Sage. Dejó caer el tema. Elena no sabía cómo ella y Meredith consiguieron salir, cayendo unos sobre otros, tratando de ayudar a conseguir y sólo en sus modos. Bonnie ya había logrado salir, para virtud del entrenador tras haber tocado un poste y haberla enviado a volar. Por fortuna, la había enviado a una plaza de trébol rojo feo pero elástico, y ella no fue herida de gravedad. —Ahhh, mi pulsera... no, ahí está, —gritó, agarrando algo brillante del trébol. Ella echó una mirada cautelosa hacia arriba en el carmesí de la noche. —¿Y ahora qué hacemos? —¡Nosotros corremos! —Dijo la voz de Damon. Él vino alrededor de los restos de la esquina donde habían caído en un montón. Había sangre en su boca, en su previamente blanca inmaculada garganta. Eso le recordó a Elena las personas que bebían la sangre de vaca así como la leche por nutrición. Pero Damon bebía solamente de los humanos. Él nunca se rebajaría a equino sangre... Los caballos todavía están allí y también Bloddeuwedd, una voz áspera explicó en su cabeza. Si ella habría jugado con ellos, habría dolor. Esta manera fue rápida. Fue... un capricho. Elena le tomó las manos, jadeando. —¡Damon! ¡Lo siento! —FUERA DE AQUÍ, —fue Sage rugiendo. —Tenemos que llegar a Stefan, —dijo Elena, y agarró a Bonnie con su otra mano — Ayúdame guía, por favor. No puedo ver el anillo muy bien. —Meredith— ella confiaba, llegará al edificio Shi no Shi por sus propios medios. Y luego fue una pesadilla de correr y encogerse y falsas alarmas por una sacudida Bonnie. Dos veces el horror de lo alto vino rozando directamente hacia ellas sólo para estrellarse justo en frente de ellas, o un poco al lado, rompiendo la madera y por igual el camino de baldosas, levantando nubes de polvo. Elena no sabía sobre todos los búhos, pero Bloddeuwedd se abalanzó con un ángulo en su presa, a continuación, abrió sus alas y se dejó caer en el último momento. Parte de 339

lo peor sobre la lechuza gigante fue su silencio. No hubo susurros que los advirtiera de dónde podría estar. Algo en sus propias plumas amortiguaba el sonido, por lo que nunca se sabía cuándo iba a caer al lado. Al final, tuvieron que arrastrarse a través de todo tipo de basura, tan rápido como que pudieron, sosteniendo madera, vidrio, algo de repente sobre sus cabezas, cuando Bloddeuwedd hizo otro pase. Y todo el tiempo Elena estaba tratando de usar su poder. No era un poder que hubiera utilizado antes, pero podía sentir su nombre de la configuración de sus labios. Lo que no sentía, no podía forzar, era la conexión entre las palabras y el poder. Soy inútil como heroína, pensó. Soy patética. Deberían haber dado este poder a alguien que supiera cómo controlar tales cosas. O, no, deberían habérselos dado a alguien y entonces que alguien le hiciera un curso sobre cómo usarlos. —Oh, no. —¡Elena! — basura volaba delante de ella, pero luego esta se cortaba la izquierda y de alguna manera conseguía caer alrededor de ella. Y entonces ella estaba en el suelo y mirando a Damon, quien la había protegido con su cuerpo. —Gracias —susurró. —¡Vamos! —Lo siento —susurró ella y le tendió la mano derecha, con el anillo en esta, para que él lo tomara. Y luego se dobló, fuerte por los sollozos. Ella podía oír el aleteo de Bloddeuwedd justo encima de ella.

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Traducido por LadyG Corregido por ZarahFandy

Matt y la señora Flowers se encontraban en el búnker—la adición a la casa que el tío de la señora Flowers había puesto en la parte posterior para la carpintería y otras aficiones. Este había quedado totalmente en el olvido incluso más que el resto de la casa, siendo utilizado como un espacio de almacenamiento para las cosas que la señora Flowers no sabía dónde poner, tales como el catre del primo Joe y ese sofá viejo que no había hecho juego con ningún otro mueble del interior. Ahora, en la noche, ese era su refugio. Ningún chico o adulto de Fell´s Church había sido invitado en su interior jamás. De hecho, a excepción de la señora Flowers, de Stefan—quien había ayudado a mover los muebles grandes a este, y ahora Matt, nadie había entrado en el tiempo que la señora Flowers podía recordar. Matt se aferró a esto. Había estado leyendo, lento pero seguro, el material que Meredith había investigado y un precioso fragmento había significado mucho para él y la señora Flowers. Por esa razón no había dormido en la noche, cuando las voces vinieron. Los kitsune eran considerados a menudo como una especie de primos de los vampiros occidentales, seduciendo a hombres elegidos (la mayoría de los zorros adoptaban forma femenina) y se alimentaban directamente en su espíritu o chi, el espíritu de la vida, sin la intermediación de sangre. Esto puede dar pie a que éstos estén regidos por normas similares a los vampiros. Por ejemplo, ellos no pueden entrar en las viviendas sin invitación... Y oh, las voces... Él estaba profundamente feliz de haber dicho a Meredith y Bonnie que fueran a la casa de la señora Flowers antes de ir a las propias. Las chicas lo habían convencido de que sólo estaría poniendo en peligro a sus padres si hacía frente a el 341

linchamiento que le esperaba, dispuestos a matarlo por presuntamente haber agredido a Caroline. Caroline parecía haberlo encontrado en la pensión de inmediato, de todos modos, pero nunca traía a nadie de la horda con ella. Matt creía que tal vez era porque eso habría sido inútil. Matt no tenía idea de lo que podría haber ocurrido si las voces hubiesen pertenecido a esos antiguos amigos que hace mucho tiempo había invitado a su casa mientras él estaba en esta. Esta noche... —Vamos, Matt —La voz de Caroline, un lento y seductor ronroneó. Esta sonaba como si estuviera acostada, hablando en la grieta bajo la puerta—. No seas tan aguafiestas. Sabes que tienes que salir en algún momento. —Déjame hablar con mi mamá. —No puedo, Matt. Te lo dije antes, está en formación. —¿Para ser como tú? —Se necesita mucho trabajo para llegar a ser como yo, Matt. —De repente el tono de Caroline no siguió siendo coqueto. —Ya lo creo —murmuró Matt, después añadió—: Le haces daño a mi familia y lo vas a lamentar más de lo que te puedes imaginar. —¡Oh, Matt! Vamos, seamos realistas. Nadie va a lastimar a nadie. Matt lentamente abrió las manos para mirar lo que había sostenido entre ellas. Era el viejo revólver de Meredith, lleno de balas bendecidas por Obaasan. —¿Cuál es el segundo nombre de Elena? —Preguntó... no en voz alta, a pesar de que habían sonidos de música y el baile en el jardín de la señora Flowers. —Matt, ¿de qué estás hablando? ¿Qué estás haciendo ahí, un árbol genealógico? —Hice una pregunta sencilla, Care . Elena y tú han jugado desde que eran prácticamente bebés, ¿verdad? Entonces, ¿cuál es su segundo nombre? Una ráfaga de actividad. Cuando Caroline finalmente respondió él pudo oír claramente el susurro forzado, como Stefan había oído hace mucho tiempo, apenas un golpe antes de sus palabras. —Si todo lo que te interesa es jugar, Matthew Honeycutt, voy a ir encontrar a alguien más con quien hablar. Prácticamente podía oír cómo se alejaba irritada.

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Pero sentía ganas de celebrar. Él se permitió una galleta entera y la mitad de una taza de jugo de manzana casera de la señora Flowers. Nunca supusieron que podían quedarse encerrados allí para siempre, sólo con los suministros que tenían, así que cada vez que Matt salía del búnker traía tantas como podía encontrar que pudieran ser útiles. Un encendedor de barbacoas y laca para el cabello equivalían a un lanzallamas. Tarro tras tarro de las deliciosas conservas de la señora Flowers. Anillos, lápiz en caso de que lo peor pasara y terminara con dientes puntiagudos. La señora Flowers se volvió en su sueño en el sofá. —¿Quién era ese, Matt querido? —le preguntó. —Nadie en absoluto, señora Flowers. Puede volver a dormir. —Ya veo, —dijo la señora Flowers en la voz dulce de vieja.—. Bueno, si en todo caso ‚nadie‛ vuelve puedes pedirle el nombre de su propia madre. —Ya veo, —dijo Matt con su mejor imitación de la voz de ella y luego ambos se echaron a reír. Pero por debajo de su risa tenía un nudo en la garganta. Él había conocido a la señora Forbes hacía mucho tiempo, demasiado. Y tenía miedo, miedo de que fuera la voz de Shinichi llamando. Entonces iban a estar en problemas para siempre.

—Ahí está, —gritó Sage. —¡Elena!—, gritó Meredith. —¡Oh, Dios!, —Gritó Bonnie. Un instante después, Elena fue arrojada, y algo cayó encima de ella. Débil, oyó un grito. Pero era diferente a los demás. Fue un sonido ahogado de dolor puro como el pico de Bloddeuwedd que se clavaba en algo hecho de carne. En mi, Elena pensó. Pero no había dolor. ¿No... en mi? Se oyó un ruido por encima de la tos. —Elena.... vete.... mis escudos.... no soportarán. —¡Damon! ¡Iremos juntos! Duele... 343

Fue la sombra de un susurro telepático y Elena sabía que Damon no creía que ella había alcanzado a escuchar. Pero ella estaba circulando su poder cada vez más rápido, hecho con el engaño, preocupándose sólo de conseguir que sus seres queridos estuvieran fuera de peligro. Encontraré un camino, le dijo a Damon. Yo te llevaré al ascensor de incendios. Él rió a eso, dando a Elena alguna esperanza de que no se estuviera muriendo. Ahora Elena desearía haber tomado al Dr. Meggar en el coche con ellos para poder usar sus poderes de curación en los heridos... ...Y luego ¿qué? ¿Dejarlo a la misericordia de Bloddeuwedd? Él quiere construir un hospital aquí, en este mundo. Él quiere ayudar a los niños, que sin duda no merecen todos los males que he visto en ellos al visitarlos... Ella hizo esos pensamientos a un lado. No era el momento para un debate filosófico sobre los médicos y sus obligaciones. Era el momento de correr. Alcanzando tras ella, se encontró dos manos. Una manchada de sangre entonces fue más lejos, dando las gracias a su difunta madre de todas las clases de ballet, todo el yoga para niños, y ella agarró la manga por encima de ella. Y luego se puso de espaldas y tiró. Para su sorpresa arrastro a Damon con ella. Ella trató de poner su peso en hombros, pero eso no funcionó. Entonces ella incluso logró dar un tambaleante paso hacia adelante, y otro... Y entonces Sage estaba allí recogiéndolos a ambos y ahora se dirigían al vestíbulo del edificio del Shi no Shi. —¡Todo el mundo, fuera! ¡Fuera! Bloddeuwedd viene tras nosotros y va a matar todo en su camino! —Elena gritó. Fue la cosa más extraña. No había tenido la intención de gritar. No había formulado las palabras, salvo quizás en las más profundas partes de su subconsciente. Pero ella les había gritado en el vestíbulo ya de por si frenético y éste había alcanzado el grito. Lo que ella no esperaba era que empezaran a correr, no hacía la calle, sino hacia abajo, hacia las celdas. Debía haberlo supuesto, por supuesto, no lo había hecho. Y entonces ella sintió que ella, Sage y Damon iban abajo, abajo en la forma que la noche anterior... ¿Pero era realmente el camino correcto? Elena sujetó una mano sobre la otra y vio, a juzgar por la luz de zorro, que necesitaban ir a la derecha. 344

—¿CUÁLES SON ESAS CELDAS A LA DERECHA? ¿CÓMO PODEMOS LLEGAR? —Le gritó al joven caballero vampiro a su lado. —Eso es aislamiento y trastornos mentales, —gritó el caballero vampiro a su espalda—. No vayas por ese camino. —¡Tengo que hacerlo! ¿Necesito una llave? —Sí, pero.... —¿Tienes una llave? —Sí, pero... —¡Dámela ahora mismo! —No puedo hacer eso, —se lamentó en una forma que le recordó a Bonnie en sus más difíciles momentos. —Muy bien. ¡Sage! —¿Madame? —Envía a Talon a que picotee los ojos de este hombre. ¡No me dará la llave de la celda de Stefan! —¡Tan bien como hecho, madame! —¡Es... espera! Yo he ca... cambiado de opinión. ¡Aquí está la llave! —El vampiro pescó a través de un manojo de llaves y le entregó una a ella. Se parecía a las otras llaves de su anillo. Demasiado parecidas, la mente sospechosa de Elena dijo: —¡Sage! —¡Madame! —¿Puedes esperar hasta que pase con Saber? Quiero que él desgarre fuera el ya-sabes-que de este tipo si me ha mentido. —¡Por supuesto, madame! —E...e...espere —jadeó el vampiro. Era evidente que estaba completamente aterrorizado—. Puede... puede que le haya dado una llave incorrecta... es esta... luz... —Dame la llave correcta y dime todo lo que necesito saber o tendré que hacer retroceder el perro y hacer que te mate — dijo Elena, y en ese momento, hablaba en serio. —A... aquí. —Esta vez la llave no se parecía a una tecla. Era redonda, ligeramente convexa, con un agujero en el centro. Al igual que una dona sobre la que se ha sentado un policía, dijo una parte de la mente de Elena, y ella empezó a reír histéricamente. 345

Cállate, le dijo a su mente bruscamente. —¡Sage! —¿Madame? —¿Puede Talon ver al hombre que estoy sosteniendo por los cabellos? Ella tenía que ir de puntillas para alcanzarlo. —¡Pero, por supuesto, madame! —¿Puede recordarlo? Si no puedo encontrar Stefan quiero que le muestre el poder de Saber para seguirle la pista. —Uh... ah... lo tengo, madame. Una mano, con sangre goteando de la muñeca, levantó un halcón en lo alto, al mismo tiempo que hubo un choque en la parte superior del edificio. El vampiro estaba casi sollozando. —Gire a la de...derecha y a la próxima nuevamente a la derecha. Utilice la lla...llave en la ranura a la altura de la cabeza que los llevará al pasillo. Puede haber guardias allí. Pero si...si usted no tiene una llave de la celda individual que quiere... lo siento, pero... —¡La tengo! ¡Tengo la llave de la celda y sé que hacer después de eso! Gracias, has sido muy amable y servicial. —Elena soltó el pelo del vampiro—. ¡Sage! ¡Damon! ¡Bonnie! Pueden buscar un pasillo, bloqueado, que vaya a la derecha. Entonces no se dejen arrastrar. Sage, sostén a Bonnie y haz que Saber ladre como loco. Bonnie, sostén a Meredith delante de los chicos. ¡El pasillo conduce a Stefan! Elena no sabía qué tanto de ese mensaje habían escuchado sus aliados, enviado por la voz y la telepatía. Más adelante, oyó un sonido que a sus oídos era como coros de ángeles cantando. Saber ladraba locamente. Elena nunca habría podido detenerse por sí sola. Estaba en un río furioso de personas, y el río furioso la llevaba directamente a través de la barrera hecha por cuatro personas, un halcón, y un perro de aspecto rabioso. Pero ocho manos la alcanzaron mientras era arrastrada—y un gruñente y chasqueante hocico saltó delante de ella para dividir la multitud. De algún modo ella era chocada, magullada, sostenida, empujada, y, agarrándose y siendo agarrada, pero fue forzada hasta llegar a la pared derecha. Sage estaba buscando en esa misma pared con desesperación. —¡Señora, la ha engañado! ¡No hay cerradura aquí! 346

La garganta de Elena fue oprimida. Ella se preparó a gritar: —Saber, al canalla. Pero entonces, justo debajo de ella, la voz de Bonnie dijo: —Por supuesto que sí. Es la forma de un círculo. Y Elena lo recordó. Más pequeño que los guardias. Al igual que los duendes o los monos. Tamaño de Bonnie. —¡Bonnie, toma esto! Empújalo en el agujero. ¡Ten cuidado! Es el único que tenemos. Sage dirigió inmediatamente a Saber a ponerse de pie y gruñir justo por delante de Bonnie en el túnel, para mantener la corriente de pánico de demonios y vampiros empujándola. Con cuidado, solemnemente, Bonnie tomó la llave grande, lo examinó, ladeó la cabeza, la giró en sus manos—y lo colocó en la pared. —¡Nada está pasando! —Trata de girar o empujar... Hubo un clic. La puerta se abrió. Elena y su grupo cayeron más o menos en el pasillo, mientras Saber estaba entre ellos y el rebaño palpitando, ladrando y mordiendo y saltando. Elena, tendida en el suelo, con las piernas entrelazadas con las de quie-sabequien, tenía ahuecada una mano alrededor de su anillo. Los ojos del zorro brillaban en línea recta y un poco hacia la derecha. Estaban brillando a una celda delante ellos.

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Traducido por rpbellamy Corregido por Melo

—Stefan— gritó Elena y sabía que sonaba como una loca cuando gritó. No hubo respuesta. Ella estaba corriendo. Siguiendo la luz. —Stefan! Stefan! Una celda vacía. Una momia amarillenta. Una pirámide de polvo. De alguna manera, inconscientemente, sospechaba de una de estas cosas. Y cualquiera podría haber causado que ella corriera a pelear con Bloddeuwedd con las manos desnudas. En cambio, cuando llegó a la celda de la derecha, vio a un joven hombre fatigado, cuyo rostro mostraba que había perdido toda esperanza. Levantó

un

brazo

enjuto

hasta

los

huesos,

rechazándola

a

ella

completamente. —Me dijeron la verdad. Tú fuiste enviada por ayudar a un prisionero. No soy más susceptible a los sueños. —¡Stefan!— Ella cayó de rodillas. — ¿Tenemos que pasar por esto cada vez? —¿Sabes con qué frecuencia te recrean, perra? Elena se sorprendió. Más allá del estado de shock. Pero en el momento siguiente, el odio había desaparecido de su rostro.

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—Por lo menos puedo llegar a mirarte. Tuve... Yo vi una imagen. Pero se la llevaron, por supuesto. La cortaron, muy lentamente, haciéndome ver. A veces me hacían cortarla. Si yo no lo cortaba, ellos< —¡Oh, querido! ¡Stefan, mi amor! Mírame. Escucha la prisión. Bloddeuwedd lo está destruyendo. Porque he robado la otra mitad de la clave de su nido, Stefan, y yo no soy un sueño. ¿Ves esto? ¿Alguna vez te han mostrado esto?—ella extendió la mano con el doble anillo de zorro sobre el mismo. —Ahora, ahora, ¿dónde lo pongo? —Estás caliente. Los barrotes son fríos, —dijo Stefan, agarrando la mano y hablando como si estuviera recitando un libro para niños. —¡Aquí!— lloró triunfalmente Elena. Ella no necesitaba quitarse el anillo. Stefan estaba sosteniendo su otra mano, y el bloqueo funcionó como un sello. Lo colocó directamente en un hueco circular en la pared. Entonces, cuando no pasó nada, ella la giró a la derecha. Nada. Izquierda. Los barrotes de la celda lentamente comenzaron a levantarse hacia el techo. Elena no podía creerlo y, por un instante, pensó que estaba alucinando. Entonces, cuando se giró bruscamente a mirar al suelo, vio que los barrotes estaban realmente al menos a unos cuantos pies sobre él. Miró en ese momento a Stefan que estaba de pie de nuevo. Ambos cayeron de rodillas.

La necesidad de tocarse era tan grande que ambos se habrían

agachado y reptado como serpientes si hubiera sido necesario. Los puntales horizontales en los barrotes les hicieron imposible mantener las manos unidas mientras se izaban. A continuación, los barrotes estaban sobre la parte superior de la cabeza de Elena y estaba abrazando a Stefan— ¡tenía a Stefan en sus brazos!— horrorizada de sentir huesos bajo sus manos, pero abrazándole, y nadie podía decirle que se trataba de una alucinación o un sueño, y si ella y Stefan tenía que morir juntos, morirían juntos. Nada importaba excepto que no estarían separados otra vez. Cubrió la poco familiar y huesuda cara con besos. Con una extraña, no creciente, salvaje barba, porque a los vampiros no les crecía la barba a menos que ellos la tuvieran cuando se convirtieron en vampiros. Y entonces había otras personas en la celda. Personas buenas. Personas riendo y llorando y ayudándola a crear una refugio provisional con mantas apestosas de la celda de Stefan, y nadie gritó cuando los piojos saltaron hacia ellos

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porque todos sabían que Elena se giraría y les rasgaría la garganta como Saber. O más bien, como Saber, pero en versión mujer. Pero como la Sra. Courtland siempre había dicho, con sentimiento. Para Saber era sólo un trabajo. Entonces de alguna manera, las cosas habían empezado a desconectarse. Elena estaba viendo el amado rostro de Stefan y agarrando sus despojos y corriendo —él no pesaba nada— rápidamente por un pasillo diferente de aquel en el que ella había peleado, respaldado, empujado y luchado por mantenerse a flote en su propio camino.

Aparentemente, todos los salmones de Shinichi habían

elegido el otro pasillo. Sin lugar a dudas, había un lugar seguro para ellos al final de ese lado. Y mientras Elena se estaba preguntando cómo podría haber un rostro tan puro, y guapo y perfecto, incluso cuando parecía casi como un cráneo, aún así estaba pensando, puedo correr y agacharme. Y se inclinó sobre Stefan y su cabello haciendo un escudo alrededor de ellos, se suponía que ellos dos estaban en su interior. El mundo exterior quedó aislado, y ellos estaban solos, y le dijo al oído: —Por favor, necesitamos que seas fuerte. Por favor, para mí. Por favor, para Bonnie. Por favor, para Damon- Por fa< Ella habría ido nombrándolos a todos ellos, y probablemente una y otra vez, pero era ya demasiado. Después de su largo sufrimiento, Stefan no estaba de humor para llevarle la contraria. Su cabeza se elevó, Elena sintió algo más que el dolor de costumbre porque estaba en un ángulo incorrecto, y se alegró de que Stefan haya alcanzado una vena abajo en su longitud y la sangre corría en su boca en una corriente constante. Tuvieron que ir un poco más despacio, o Elena habría tropezado, la cara de Stefan era marrón como la de un demonio, pero todavía estaban corriendo. Alguien más los guiaba. Luego, repentinamente se detuvieron. Elena, con los ojos cerrados y bloqueando su mente a Stefan, no habían levantado su vista al mundo. Pero en un momento se movían de nuevo, y había una sensación de amplitud alrededor de Elena por lo que se dio cuenta de que estaban en el vestíbulo y que tenía que asegurarse de que todo el mundo se enterara. Está a nuestra izquierda, lanzó a Damon. Está cerca hacia el frente. Es una puerta con todo tipo de símbolos por la parte superior.

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Creo que estoy familiarizado con las especies, Damon envió de vuelta con sequedad, pero incluso él no podía ocultarle dos cosas. Una era que se alegraba, estaba realmente contento de sentir la felicidad de Elena, y saber que era él, principalmente el que lo había provocado. Lo otro era simple. Que si había una posibilidad de elegir entre su vida y la vida de su hermano, él daría su propia vida. Por el bien de Elena, por su propio orgullo. Por Stefan. Elena no se paró mucho a pensar sobre estas cosas secretas que no tenía derecho a saber. Ella simplemente los abrazó, dejó que Stefan los sintiera en toda su cruda vitalidad, y se aseguró de que no había comentarios para decirle a Damon que Stefan no sabría. Los ángeles cantaban en el cielo para ella. Mágicos pétalos negros de rosa se fueron esparciendo alrededor de su cuerpo. Hubo un vuelo de palomas y ella sentía sus alas. Estaba feliz. Aunque no estaba muy segura. Ella sólo lo supo cuando entró en el vestíbulo, eran muy afortunados de que la Puerta Dimensional estuviera del lado que estaba. Bloddeuwedd había destruido metódicamente el otro lado hasta que se había derrumbado en un montículo que no era más que madera astillada. La contienda entre Elena y Bloddeuwedd podría haber comenzado como una pelea entre una anfitriona que pensó que su huésped había roto las normas de convivencia y un invitado que sólo quería salir corriendo, pero se había convertido en una guerra a muerte. Y dada la forma en que vampiros, hombres lobo, demonios y otras gentes aquí en la Dimensión Oscura habían reaccionado, se había creado una sensación. Los Guardianes tenían las manos llenas por mantener a las personas fuera del edificio. La calle estaba cubierta de cadáveres. ¡Oh Dios, la gente! ¡Pobre gente! Elena pensó, cuando al fin entró en su campo visual. En cuanto a los guardianes, estaban manteniendo este lugar limpio y luchando contra Bloddeuwedd en su nombre —que Dios los bendiga por eso, pensó Elena, imaginando que era únicamente un hall de entrada cuando trataban de correr con Stefan por el suelo. Así las cosas, estaban solos. —Ahora necesitamos tu llave de nuevo, Elena, —dijo la voz de Damon, justo por encima de ella. Elena suavemente levantó a Stefan de su garganta. —Sólo un momento, mi amor. Sólo será un momento. Mirando la puerta, Elena estuvo confundida durante un rato. Había un agujero, pero nada ocurría cuando puso el anillo en él y empujó, presionó o lo giró 351

a la derecha y a la izquierda. Por el rabillo del ojo vio una sombra oscura sobre ella, la consideró irrelevante, y luego vino gritando hacia a ella como un bombardero en picado, unas garras de acero llegaron hasta ella. No había techo. Las garras de Bloddeuwedd lo habían arrancado metódicamente. Elena lo sabía. Porque de alguna manera ella vio de pronto el conjunto de la situación, no sólo la parte de ella, sí no como si fuera alguien ajeno a su cuerpo, alguien que entendía muchas cosas más de lo que la insignificante Elena Gilbert hubiera hecho. Los Guardianes estaban aquí para evitar daños colaterales. Ellos podrían o no detener a Bloddeuwedd. Elena sabía eso también. Toda la gente corriendo por el otro pasillo había estado haciendo lo que la presa de un búho hace normalmente. Habían estado corriendo por el fondo de su madriguera. Había una enorme caja fuerte allí. De alguna manera, Elena lo sabía. Pero ahora, de forma borrosa pero definitiva, Bloddeuwedd vio lo que ella había estado persiguiendo en primer lugar, los ladrones de nidos, los que le habían sacado uno de sus enormes y redondos ojos naranjas de largo alcance y le habían cortado tan profundamente el otro ojo que estaba lleno de sangre. Elena podía sentirlo. Bloddeuwedd podía ver que eran ellos los que habían causado que se rompiera su pico. Los criminales, los salvajes, los que ella haría pedazos poco a poco, lentamente, un miembro a la vez, cambiando de uno a otro, agarrando cinco o seis con un juego de pinzas, incluso hasta que los viera incapaces de correr por la falta de extremidades, retorciéndose debajo de ella. Elena podía sentirlo. Debajo de ella. En este momento... estaban directamente debajo de Bloddeuwedd. Una Bloddeuwedd paloma. —¡Saber! ¡Garra!— gritó Sage, pero Elena sabía que no habría ninguna distracción ahora. No habría nada excepto matar y desgarrar, poco a poco, y haciendo eco a los gritos de la pared del vestíbulo. Elena podía ver la imagen.

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—No se abrirá, maldita sea—, gritó Damon. Estaba manipulando la muñeca de Elena para mover la llave en el agujero. Pero no importa cómo tirara o empujara, no pasaba nada. Bloddeuwedd estaba casi sobre ellos. Ella aceleró, arrojando imágenes telepáticas antes que ella. Los nervios estirándose, las articulaciones agrietándose, astillando los huesos... Elena lo sabía. ¡NOOOOO! La rabia de Elena se desbordó. De pronto vio todo lo que necesitaba saber en una dramática epifanía. Pero ya era demasiado tarde para Stefan dentro de la puerta, así que lo primero que gritó fue —¡Alas de protección! Bloddeuwedd, apenas a seis metros de distancia, se estrelló contra una barrera que un misil nuclear no podría haber perjudicado. Chocó contra ella a la velocidad de un coche de carreras y con la masa de un avión de tamaño medio. El horror hizo explotar el pico primero contra las alas de Elena. Eran de un verde claro en la parte superior, salpicada de centelleantes esmeraldas, y el sombreado en un amanecer rosado cubierto de cristales en la parte inferior. Las alas envolvían a seis personas y dos animales, y no se movieron ni un milímetro cuando Bloddeuwedd se estrelló contra ellos. Bloddeuwedd se había convertido a sí misma en algo así como un animal atropellado. Cerrando los ojos y tratando de no pensar en la doncella que había sido hecha de flores (¡y que había matado a su marido! Elena se dijo desesperadamente) con los labios secos y la humedad corriendo por sus mejillas, se volvió hacia la puerta. Colocó el anillo. Se aseguró de que estuviera alineado. Y dijo: —Fell’s Church, Virgina, Estados Unidos, La Tierra. Cerca de la casa de huéspedes, por favor. Era bien entrada la medianoche. Matt estaba durmiendo en el catre del bunker, mientras que la señora Flowers dormía en el sofá, cuando de repente se despertó por un golpe. —¿Qué demonios?— La señora Flores se levantó y miró por la ventana, que debería haber estado oscura.

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—Sea cuidadosa señora —dijo Matt automáticamente, pero no pudo evitar añadir: —¿Qué es eso?— Como siempre, esperando lo peor y asegurándose de que el revólver con las benditas balas estaba listo. —Es... luz—, dijo la señora Flowers sin poder hacer nada. —No sé qué más decir al respecto. Es luz. Matt podía ver la luz, arrojando sombras sobre el suelo de su búnker. No hubo ningún sonido de trueno, ni se había producido desde que se había despertado. Precipitadamente corrió para reunirse con la señora Flowers en la ventana. —¿Alguna vez tú
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ley... La puerta se abrió, revelando una pequeña habitación de madera similar a un ascensor. Sage dijo en voz baja: —¿Puedes llevarlos a los cuatro, en caso de que tuvieras que luchar también?— Y después de un segundo para desentrañar lo que esto significaba, tres gritos de protesta, en tres tonos diferentes de voz femenina, surgieron. —¡No! ¡Oh, por favor, no! ¡Oh no, nos dejen!— Bonnie suplicaba. —¿No vienes a casa con nosotros?— dijo Meredith, directamente desde el hombro. —Te pido que lo hagas y ¡hazlo rápido!— dijo Elena. —Que mujer tan dominante—, murmuró Sage. —Ah, bueno, parece que el Gran Péndulo ha oscilado otra vez. Yo soy sólo un hombre. Obedezco. —¿Qué? ¿Significa que vas a venir? —, exclamó Bonnie. —Esto significa que yo voy, sí. —Suavemente, Sage cogió el agotado cuerpo de Stefan en sus brazos y entró en el pequeño cubículo dentro de la puerta. A diferencia de las primeras llaves que Elena había utilizado el día de hoy, ésta parecía funcionar más como un ascensor activado por voz... esperaba. Después de todo, Shinichi y Misao sólo necesitaban una clave para ellos. Así, varias personas podrían ir al mismo lugar al mismo tiempo. Eso esperaba. Sage dio una patada hacia atrás a la antigua cama de Stefan. Algo repicó sobre el suelo. —Oh, —Stefan lo alcanzó en vano. —Es mi diamante Elena. Lo encontré en el suelo después de... —Hay mucho más acerca de dónde vino eso—, dijo Meredith. —Es importante para él—, dijo Damon, quien ya estaba dentro. En lugar de aglomerarse en el interior del ascensor, en la pequeña habitación que podría desaparecer en cualquier momento, que quiz{ se hubiera ido a Fell’s Church antes de que pudiera volver atrás, él salió al vestíbulo, miró de cerca el suelo, y se arrodilló. Entonces, rápidamente, se agachó, se levantó y se apresuró a entrar en el cuartito de nuevo. —¿Quieres sujetarlo o lo hago yo? —Sujétalo... por mí. Cuídalo. Cualquiera que conociera la trayectoria de Damon, especialmente con respecto a Elena, o incluso con un viejo diamante que había pertenecido a Elena,

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habría dicho que Stefan tenía que ser un loco. Pero Stefan no estaba loco. Apretó la mano con su hermano que sujetó el diamante. —Y lo agarraré fuerte por ti, —dijo con una leve sonrisa, irónica. —No sé si alguien está interesado—, dijo Meredith, —pero hay un solo botón en el interior de este artilugio. —¡Apriétalo!—, Exclamaron Sage y Bonnie, pero Elena gritó más fuerte, —¡No, espera! Había visto algo. Al otro lado del vestíbulo, los Guardianes habían sido incapaces de detener a un solo ciudadano, al parecer desarmado, de entrar a la sala y cruzar la habitación con un movimiento agraciado y completamente tranquilo. Él parecía medir más de un metro ochenta de estatura, vestido con una túnica blanca y bombachos, que hacían juego con sus largos cabellos blancos, las orejas alerta como las de un zorro, y una larga cola que ondulaba detrás de él. —¡Cierra la puerta!— Gritó Sage. —¡Dios mío!— Bonnie respiraba agitadamente. —¿Puede alguien decirme qué demonios está pasando?— gruñó Damon. —No te preocupes. No es más que un compañero de prisión. Un hombre silencioso. ¡Oye, fuera de aquí, también!— Stefan sonreía y eso era suficiente para Elena. Y el intruso le estaba ofreciendo algo que—bueno, no podía ser lo que parecía, pero estaba bastante cerca ahora y parecía como un ramo de flores. —Ese es un kitsune, ¿no?— Meredith preguntó, como si el mundo se hubiera vuelto loco a su alrededor. —Un prisionero—, dijo Stefan. —Ladrón—, gritó Sage. —¡Silencio!—, Dijo Elena. —Probablemente puede oír incluso si no puede hablar. Para entonces, el kitsune estaba sobre ellos. Se encontró con los ojos de Stefan, miró a los demás y le tendió el ramo, que estaba sellado en una envoltura de plástico y algún tipo de largas pegatinas con inscripciones de aspecto mágico. —Esto es para Stefan, —dijo. Todo el mundo, incluyendo a Stefan, se quedó sin aliento. —Ahora tengo que tratar con algunos tediosos guardianes—. Suspiró. —Y tú debes presionar el botón para hacer que la habitación se vaya, preciosa —dijo a Elena. Elena, que había estado momentáneamente fascinada por el batir de una cola alrededor de unos pantalones de seda, de repente se puso roja. Estaba recordando 356

ciertas cosas. Ciertas cosas que le habían parecido muy diferentes... en un calabozo solitario... en la oscuridad de una noche creada artificialmente. Oh, bueno. Lo mejor era poner buena cara. —Gracias— dijo, y pulsó el botón. Las puertas comenzaron a cerrarse. —¡Gracias de nuevo!—, agregó, inclinándose ligeramente hacia el kitsune. — Soy Elena. —Yo soy< Yoroshiku La puerta se cerró entre ellos. —¿Es que te has vuelto loca?—, exclamó Sage. — ¡Aceptando un ramo de un zorro! —Tú eres el que parece conocerle, señor Sage—, dijo Meredith. — ¿Cómo se llama? —¡No sé su nombre! ¡Me consta que me robó las tres quintas partes del Tesoro del Claustro de Sena! ¡Sé que él es experto, pero experto en hacer trampas en las cartas! ¡Ahhhhhh! El último no fue un grito de rabia, sino un grito de alarma, porque la pequeña habitación se estaba moviendo hacia los lados, hundiéndose hacia abajo, casi parando, antes de reanudar el movimiento uniforme anterior. —¿De verdad nos llevar{ a Fell’s Church?—, preguntó Bonnie tímidamente, y Damon pasó un brazo alrededor de ella. —Nos llevará a algún lugar—, prometió. —Y luego ya veremos. Somos un equipo de supervivientes muy preparado. —Lo que me recuerda< —dijo Meredith— Creo que Stefan se ve mejor. Elena, que había estado ayudando a amortiguar el movimiento del ascensor dimensional, lo miró rápidamente. —¿De verdad? ¿O es sólo la luz? Creo que debe ser la alimentación—, dijo con ansiedad. Stefan estaba sonrojado y Elena presionó los dedos sobre sus propios labios para que dejaran de temblar. —No, amor—, dijo sin voz. —Cada una de estas personas ha estado dispuesta a dar su vida por ti—o por mí—por nosotros. —Estoy sana. Todavía estoy sangrando. Por favor, no la desaprovechemos. Stefan murmuró, —Voy a parar el sangrado. —Pero cuando se inclinó sobre ella, bebió como Elena sabía que haría. 357

Traducido por Cristina Corregido por Ginabm

A estas alturas Matt y la señora Flowers no podían ignorar más las luces cegadoras. Tuvieron que salir a la calle. Pero cuando Matt abrió la puerta había
Se oían voces. —Está bien—, decía Elena, mientras se inclinaba hacia abajo— Ahora toma mis manos. ¡Pero la forma en que ella estaba vestida! Un trozo de escarlata que mostraba todo tipo de arañazos y cortes en sus piernas. En la parte superior, bueno, los restos de la bata cubierta de lo que sería un bikini. Y llevaba las más grandes, y más brillantes joyas de fantasía que Matt había visto nunca. Más voces, pasando a través del shock de Matt. —Ten cuidado, ¿Si? Voy a subirlo —Yo puedo salir por mí mismo. — ¡Sin duda que fue Stefan! —¿Ves? — Se regocijó Elena. — ¡Dice que puede salir solo! —Oui, pero tal vez un pequeña ayuda —Este no es momento para el machismo, hermanito. Y eso, pensó Matt, palpando el revólver, fue Damon. Benditas balas... —No, yo quiero hacerlo yo mismo- ¿de acuerdo?—lo consigo. ¿No? —¡Ahí está! ¡Tú ves! Esta mejor cada segundo! —Canto Elena feliz. —¿Dónde está el diamante? ¿Damon? — Stefan parecía ansioso. —Lo tengo seguro. Relájate. —Quiero mantenerlo. Por favor. —¿Más de lo que yo quiero que me abraces? —Preguntó Elena. Hubo una falta de definición y, a continuación Stefan estaba recostado en sus brazos, mientras ella decía: —Tranquilo, tranquilo. Matt miró. Damon estaba justo detrás de ellos, casi como si él pertenecíera a ellos. —Me voy a ver el diamante, — dijo rotundamente. —Tú ve a tu chica. —Disculpen—Lo siento, pero... ¿podría alguien por favor levantarme? ¡Y eso fue Bonnie! Bonnie, sonaba quejumbrosa, pero no tenía miedo o estaba infeliz. ¡Bonnie riendo! —¿Tenemos todos los sacos de las bolas de estrellas? —Tenemos todas las que encontramos en esa casa─. Y eso fue Meredith. Gracias a Dios. Todos habían logrado salir. Pero a pesar de sus pensamientos, sus ojos se establecieron de nuevo en una figura, que parecía ser el supervisor de las cosas, uno con el pelo de oro. 359

—Necesitamos las bolas de estrellas, porque cualquiera de ellas podría ser<— estaba comenzando Bonnie cuando gritó — ¡Oh, mira! ¡Mira! ¡La señora Flowers y Matt! —¿Ahora, Bonnie?, ellos apenas podrían esperar por nosotros—, puntualizo Meredith. —¿Dónde? Bonnie, ¿dónde? — Exigió Elena. —Si es Shinichi y Misao disfrazados voy a< ¡hey Matt! —¿Qué alguien por favor me diga dónde? —¡Allí mismo, Meredith! —¡Oh! ¡La Sra. Flowers! Um... Espero que no la despertáramos. —Nunca he tenido un despertar más feliz—, dijo la señora Flowers solemnemente—. Puedo ver lo que han vivido en el lugar oscuro. Y sus—er
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Hubo risas en esto, risas que Matt no entendía. Meredith estaba usando, bueno, tenía que ser bisutería, pero aún se veía como acerca de valer unos cuantos millones de dólares de zafiros. Stefan tomó la mano de Meredith. Allí estaba el mismo flash de luz suave. Y luego Meredith dio un paso atrás diciendo: —Gracias. La respuesta baja de Stefan fue: —Gracias, Meredith. — El vestido azul de Meredith estaba por lo menos en una sola pieza, observo Matt. Bonnie, cuyo vestido había sido cortado, tenía una luz de estrellas—Y cintas de colores, levanto la mano. —¡Yo también, por favor! —Stefan le tomó la mano, y ocurrió de nuevo. — ¡Gracias, Stefan! ¡Oooh! ¡Me siento mucho mejor! ¡Odiada comezón! —Gracias, Bonnie. Yo odiaba pensar que me estaba muriendo solo. —¡Otros vampiros, cuidan de sí mismos!, — Dijo Elena, como si hubiera un portapapeles y estuviera revisando las partidas fuera. —Y, Stefan, por favor— elevó sus manos hacia él. Se arrodilló delante de ella, le besó las dos manos, luego estuvo envuelta en una luz blanca y suave. —Pero sigo necesitando de un baño... — dijo Bonnie suplicante, como el nuevo vampiro—el ajuste de altura de uno y Damon había despertado un brillo de cada luz de la luna alrededor de ellos mismos. La Sra. Flores tomó la palabra. —Hay cuatro bañeras que trabajan en esa casa: en la habitación de Stefan, en mi habitación, en las habitaciones a cada lado de Stefan. Sean mis huéspedes. Pondré algunas sales de baño en un momento. —Y luego agregó, sosteniendo sus brazos a un harapiento, sangrado y sucio montón de ellos: —Mi casa es suya, queridos míos. Hubo un coro de apasionados. —Gracias. —Voy a organizar un turno. Para la alimentación de Stefan, quiero decir. Si las chicas están dispuestas, — añadió Elena rápidamente, mirando a Bonnie y Meredith. —Él no necesita mucho, sólo una poca cada hora hasta la mañana. Elena todavía parecía muy tímida con Matt.

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Matt era muy tímido con ella. Pero él dio un paso adelante, con las manos vacías levantó para demostrar que era inofensivo. —¿Es una regla de que sólo las chicas? Debido a que tengo sangre, también, y estoy sano como un caballo. Stefan rápidamente lo miró. —No hay ninguna regla acerca de las chicas solamente. Pero no tienes por qué. —Yo quiero ayudarte. —Muy bien, entonces. Gracias, Matt. La respuesta adecuada parecía ser: ‚Gracias, Stefan‛, pero Matt no podía pensar en nada hasta que: —Gracias por cuidar de Elena. — Stefan sonrió. —Gracias a Damon por eso. Él y los demás todos me ayudaron entre sí. —También paseé perros, al menos en Sage hace< —dijo Damon con malicia. —Oh, eso me recuerda. Debo utilizar el truco de—desparasitando a mis dos amigos. ¡Saber! ¡Talon! —Y agregó un silbido que Matt nunca podría haber imitado. En cualquier caso, Matt estaba operando en un sueño. Un perro enorme, casi tan grande como un caballo, al parecer, y un halcón salieron de la oscuridad. —Ahora — dijo el vampiro en forma, y una vez más la luz brilló suave. Y luego: —Si no te importa, prefiero dormir afuera de las puertas con mis amigos. Estoy agradecido por todas sus bondades, señora, y mi nombre es Sage. El halcón es Talon y el perro, Saber. Elena dijo: —El baño de Stefan para Stefan y para mi, y el baño de la señora Flowers para las chicas. Ustedes muchachos pueden resolver las cosas por su cuenta. —Yo —la señora Flowers dijo gravemente—, estaré en la cocina, haciendo bocadillos—. Se fue. Fue entonces cuando Shinichi se levantó del suelo por encima de ellos. O mejor dicho, cuando levantó su rostro. Era claramente una ilusión, pero una terrible y maravillosa. Shinichi en realidad parecía estar allí, un gigante, tal vez apoyo al mundo sobre sus hombros. La parte de su cabello negro mezclado con la noche, pero las puntas de color escarlata hicieron un halo alrededor de su cara en

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llamas. Habiendo venido de una tierra que estaba dominada por un sol gigante rojo, noche y día, era un espectáculo extraño. Los ojos de Shinichi estaban rojos, así como dos pequeñas lunas en el cielo, y se centró en el grupo en la casa de la señora Flowers. —Hola —dijo— ¿Por qué, se ven tan sorprendidos? No deberían. Realmente no podía permitir que vuelvas a aparecer sin antes decirles 'hola'. Después de todo. Ha sido un largo tiempo, para algunos de ustedes —dijo la cara gigante, sonriendo— También, por supuesto, hay que participar en las festividades— ya que salvaron a Stefan, e incluso lucharon con un pollo de gran tamaño para hacerlo. —Me gustaría ver que lucha con Bloddeuwedd, uno a uno, y busca una llave secreta de su nido, al mismo tiempo—. Bonnie comenzó con indignación, pero se detuvo cuando Meredith le apretó el brazo. Sage, por su parte estaba murmurando algo acerca de lo que su propio— pollo de gran tamaño, Talon, le haría si Shinichi fuera lo suficientemente valiente como para mostrarse en persona. Shinichi ignoró todo esto. —Oh, sí, y la calistenia mental que tenía que pasar. En verdad formidable. Bueno, nunca más vamos a cometer un error como la metedura de pata, de la idiota de mi hermana, al darles

alguna pista y mucho menos una pista que

pudieran entender. Yo podría decir ahora—de soslayo ¿por qué no me trague la llave en primer lugar?, ¿eh? —Es un farol, — dijo Meredith rotundamente. —Nos subestimaron, así de simple. —Tal vez, — dijo Shinichi. —O tal vez era algo completamente distinto. —Perdiste —dijo Damon— Soy consciente de que puede ser un concepto totalmente nuevo para usted, pero es verdad. Elena ha ganado mucho más control sobre sus poderes. —Pero ¿van a trabajar aquí? — Shinichi sonrió misteriosamente. — ¿O de repente desaparecen a la luz de un sol amarillo pálido? ¿O de verdad en el fondo de las tinieblas? —No deje que él la confunda, señora —gritó Sage—¡Y nuestros poderes vienen de un lugar al que él no puede entrar!

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—Oh, sí, y el renegado. El Rebelde, el hijo rebelde. Me pregunto... ¿Cómo te estás llamando a ti mismo esta vez? ¿Jaula? ¿Rabia? Me pregunto lo que estos niños van a pensar cuando se enteren de quién eres en realidad —No importa quién sea —gritó Bonnie—. Lo sabemos. Sabemos que es un vampiro, pero que puede ser gentil y amable y él nos ha salvado más de una vez. —Cerró los ojos, pero se mantuvo firme contra el viento de la risa de Shinichi. —Así Señora — Shinichi se burló, —crees que has ganado 'Sage'. Pero me pregunto si conoces lo que en ajedrez llamamos un ‚gambito‛ ¿Si? ¿No? Bueno, Estoy segura de que tu amiga intelectual estará encantado de informarle. Hubo una pausa. Luego Meredith dijo, sin expresión alguna—, Un gambito es cuando un jugador de ajedrez sacrifica algo, por ejemplo, un peón, deliberadamente, sólo para obtener algo más. Una posición en el tablero de ajedrez que quiere, por ejemplo< —Sabía que serías capaz de decírselo. ¿Qué piensas de nuestra táctica en primer lugar? Otro silencio, y luego Meredith dijo: —Supongo que quiere decir que nos ha devuelto a Stefan para lograr algo mejor. —Oh, sí sólo tenía el pelo de oro
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—Qué si se habla aquí y ahora significa la guerra inmediata, —dijo Damon. —Y usted sabe, es extraño, pero tengo la sensación de que has venido aquí esta noche para negociar. Esta vez la risa de Shinichi fue realmente un vendaval, y Damon tuvo que saltar detrás de Meredith para impedir que se golpeara con el agujero que se había hecho al ascender. —Muy valiente —tronó Shinichi de nuevo, sonaron cristales rotos en algún lugar de la casa de la señora Flowers—. Pero no puedo irme aun. Yo todavía dejare una sinopsis de los premios que todavía tienen que buscar antes de que su pequeña compañía pueda mirarme a los ojos. —Creo que ya las tienes. Y no eres bienvenida en torno a este hogar—. dijo la señora Flowers con frialdad. Pero la mente de Elena seguía trabajando. Incluso aquí de pie, a sabiendas de que Stefan la necesitaba, ella estaba buscando las razones detrás de esto: el segundo gambito de Shinichi. Debido a que ella estaba segura de que se trataba de—una. —¿Dónde están las fundas de almohadas? —dijo con una voz aguda que asusto y desconcertó a la mitad del grupo, y produjo miedo al resto. —Tenía una, pero luego decidí aferrarme a Saber en su lugar. — dijo Sage. —Tuve una, en el fondo del agujero, pero la abandoné cuando alguien me sacó—. Bonnie. —Todavía tengo una, aunque yo no entiendo lo de buena< —comenzó Damon. —¡Damon! — Elena se volvió hacia él. —¡Confía en mí! Tenemos la tuya y Sage ¿Es seguro lo que le está sucediendo a Bonnie en el agujero? En el momento en que ella había dicho ‚confiar en mí‛ Damon había vertido su funda de almohada en la parte superior de Sage, y ya había saltado en el agujero, que todavía tenía una luz tan brillante como para hacer daño a los ojos de cualquier vampiro. Pero Damon no hizo ninguna denuncia. Él dijo: —Es seguro que la tengo ahora, ¡no, espera! ¡Una raíz! ¡Una raíz de condenados se curva alrededor de una de las bolas de estrellas! ¡Que alguien me lance un cuchillo, rápido! Mientras todos los demás se estaban golpeando los bolsillos buscando los cuchillos, Matt hizo algo que Elena no podía creer. Primero miró a los seis metros 365

de hoyo profundo al mismo tiempo que apuntaba con el revólver, ¿no es
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—¡Tú recuerdas! —gritó Bonnie:— ¡Recuerda Meredith! —Se interrumpió, mirando a la chica alta. —¡La hierba! Meredith, que había estado examinando la bola de estrellas con una expresión extraña, ahora tiró el revólver a Damon y trató con la mano libre de arrancar la hierba que se había torcido alrededor de sus pies y hasta los tobillos ya. Pero incluso mientras lo hacía, la hierba parecía dar un salto hacia arriba y agarrar la mano, que le vinculaba a

sus pies. Y ahora estaba brotando, creciendo,

compitiendo por su cuerpo hacia la bola que sostenía en el aire. Al mismo tiempo, se apretó alrededor del pecho, forzando a salir el aire de sus pulmones. Todo sucedió tan rápido que sólo cuando ella gritó, — ¡Que alguien tome la bola!,— los demás saltaron en su ayuda. Bonnie fue la primera en llegar allí, desgarrando con sus uñas en la zona verde que le apretaba el pecho de Meredith. Pero cada hoja era como el acero, y no podía siquiera arrancar una de ellas. Ni Matt podría o Elena. Mientras tanto, Sage estaba tratando de levantar a Meredith de la tierra, sin tener más éxito que el resto. La cara de Meredith, claramente visible en la luz todavía brillando con el agujero, en blanco. Damon le arrebató la bola de estrellas de las manos justo antes de que la vegetación enmarañada corriera por el brazo para llegar a ella. Luego comenzó a moverse, literalmente, más rápido de lo que el ojo humano pudiera seguir, sin detenerse en ningún lugar el tiempo suficiente para alcanzar cualquier instalación. Pero aún así, la hierba alrededor de Meredith se apreto. Ahora su cara se volvía azul. Sus ojos estaban muy abiertos, la boca abierta por el aire que no venia. —¡Ya basta!— Elena le gritó a Shinichi. —¡Le daremos la bola de estrella! ¡Sólo tienes que dejarla ir a ella! —¿SOLO? — Shinichi bramó de risa. —MEJOR MIRE POR SUS PROPIOS INTERESES ANTES DE PEDIRME UN FAVOR. Salvajemente, Elena miró a su alrededor y vio que la hierba había envuelto casi por completo las rodillas de Stefan, que estaba demasiado débil para moverse tan rápidamente como los demás. Y él nunca había hecho un sonido para llamar la atención sobre sí mismo. —¡No!— grito Elena desesperada, casi ahogando la risa Shinichi. —Stefan! ¡No! — Incluso sabiendo que era inútil, se arrojó sobre él y trató de rasgar la hierba

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fuera de su delgado pecho. Stefan simplemente le dio el más leve de las sonrisas y sacudió la cabeza con tristeza. Entonces fue cuando Damon se detuvo. Mantuvo la bola de estrellas para arriba hacia el rostro de Shinichi. —¡Toma!, — Gritó. — ¡Toma la bola, maldita sea, pero deja que los dos se vayan! Esta vez el vendaval de risa de Shinichi seguía y seguía. Una espiral de hierba creció desde un punto junto a Damon y un instante después se había formado un puño horrible, peludo verde, que casi había alcanzado la bola de estrellas. Pero< —Todavía no, queridos míos—, jadeó la señora Flores. Ella y Matt habían llegado sin aliento de la parte trasera de la pensión Matt cojeando mucho, y ambos tenían lo que parecía notas Post-it en sus manos. La siguiente cosa que sabía Elena, fue que Damon se movía a una velocidad feroz de nuevo, lejos de la hierba, y Matt fue con algo del papel a la hierba verde que cubría a Stefan, mientras que la señora Flowers hizo lo mismo con la hierba de Meredith. Como Elena miraba con incredulidad, la hierba parecía derretirse, extinguiéndose en hojas de color pajizo que caían al suelo. Un instante después, tenía la mano de Stefan. —Vamos a entrar, queridas mías—, dijo la señora Flowers— Podre ayudar a los heridos, por supuesto. Meredith y Stefan estaban tomando grandes respiraciones jadeantes. Pero Shinichi tenía la última palabra. —No te preocupes — dijo, con una extraña calma, como si se diera cuenta de que había perdido por ahora. —Yo me voy a ir pero volveré muy pronto. ¡Usted no sabe cómo utilizar ese tipo de poder de todos modos! Y además, yo voy a decirles lo que has estado escondiendo a tus llamados amigos. Sólo uno de tus tantos secretos, ¿verdad? —Al diablo con tus secretos, — gritó Bonnie. —El lenguaje, el lenguaje Qué tal esto: Uno de ustedes ha mantenido un secreto durante toda su vida, y lo está haciendo incluso ahora. Uno de ustedes es un asesino, y no estoy hablando de un vampiro, o una muerte misericordiosa, ni nada de eso. Y luego está la cuestión de la verdadera identidad de Sage, ¡buena suerte en su investigación allí! Uno de ustedes ya ha tenido su memoria borrada, y no son Damon o Stefan. ¿Y el beso que robo en secreto? Y luego está la cuestión de 368

lo que sucedió la noche del motel, que parece que nadie puede recordar, pero Elena sí. Podrías preguntarle algo acerca de las teorías sobre Camelot. Y entonces< Fue entonces cuando el sonido tan fuerte como un vendaval de tamaño gigante interrumpió la risa de Shinichi. Causó daños en el rostro en el cielo, dejándolo caído ridículamente. Entonces el rostro desapareció. —¿Qué fue eso? —¿Quién tiene la pistola? —¿Qué tipo de arma podía hacer eso con él? —Una bendición a balazos, — dijo Damon con frialdad, mostrándoles el revólver, apuntando hacia abajo. —¿Significa que hiciste eso? —¡Bien por Damon! —¡Olvídate de Shinichi! —Él es un mentiroso cuando le conviene, que te puedo decir. —Creo que, —dijo la señora Flowers—, que pueden retirarse a la pensión ahora. —Seee, y vamos a ir a buscar nuestros baños. —Sólo una última cosa. — La fuerte voz de Shinichi, parecía venir de todas partes a su alrededor, desde el cielo, y la tierra. —Realmente vas a amar lo que tengo en mente para ti. Si yo fuera tú, empezaría a negociar por la bola de estrellas AHORA. —Pero su risa se apagaba y el sonido apagado femenino detrás de él era casi como llorar, como si Misao no pudiera evitarlo. —¡TE VA A ENCANTAR! — Shinichi insistió en un rugido.

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43 Traducido por Sheilita Belikov Corregido por V!an*

Elena tenía una sensación que no podía describir. No era decepción. Era... alivio. Por lo que parecía la mayor parte de su vida había estado buscando a Stefan. Pero ahora lo tenía de vuelta otra vez, enteramente a salvo y limpio (él se había dado un largo baño mientras ella insistía en restregarlo suavemente con todo tipo de cepillos y piedras pómez, y luego una ducha, y luego una ducha bien estrecha con ella). Su cabello estaba secándose en su sedosa y oscura melena un poco más larga de lo que él generalmente la mantenía que ella supiera. Él no había tenido energía para frivolidades como mantener el cabello corto y limpio antes. Elena entendía eso. Y ahora... no había guardias o kitsunes alrededor para espiarlos. No había nada para retenerlos el uno del otro. Habían estado juguetones en la ducha, chapoteando entre sí, Elena siempre asegurándose de mantener los pies sobre el protector antideslizante y lista para tratar de soportar el peso larguirucho de Stefan. Pero no podían ser juguetones ahora. El rociador de la ducha había sido muy útil, también al ocultar las lágrimas que seguían fluyendo por las mejillas de Elena. Ella podía oh, querido cielo contar y sentir cada una de sus costillas. Él no era más que huesos y piel, su hermoso Stefan, pero sus ojos verdes estaban vivos, brillantes y bailando en su pálido rostro. Después estaban vestidos con ropa de dormir simplemente sentados en la cama por un rato. Sentados juntos, ambos respirando Stefan había adquirido la costumbre de estar cerca de los seres humanos tanto y, recientemente, de tratar de ganarse la pequeña cantidad de alimentación que recibía en sincronía, y ambos sintiendo el otro cuerpo caliente al lado de ellos... era casi demasiado. Entonces, 370

casi tentativamente, Stefan buscó a tientas la mano de Elena, y la agarro, sosteniéndola entre las suyas, dándole la vuelta con admiración. Elena engullía y engullía, tratando de comenzar una conversación, se sintió a si misma prácticamente irradiando felicidad. Oh, no quería nada más, pensó, aunque sabía que pronto iba a querer hablar, y celebrar, y un beso, y alimentar a Stefan. Pero si alguien le hubiera preguntado si hubiera aceptado sólo eso, estar sentados juntos, comunicados por el tacto y sólo el amor, ella lo habría aceptado. Antes de que ella lo supiera, estaba hablando, las palabras salían como burbujas de la melaza, sólo que estas fueron burbujas de su alma. —Pensé que de alguna manera me podía perder este momento. Que he ganado tantas veces, y que esta vez algo me enseñaría una lección y tú... no lo haces. Stefan seguía maravillado sobre su mano, inclinándose diligentemente para besar cada dedo por separado. —¿Llamas 'ganar' a morir en dolor y en la luz solar para salvar mi indigna vida y la de mi hermano aún más indigna? —Llamo a esto en cierto modo mejor que ganar, —Elena admitió—. Cada vez que conseguimos estar juntos es ganar. En cualquier momento incluso en esa mazmorra... Stefan hizo una mueca, pero Elena tenía que terminar su pensamiento. —Incluso allí, mirando tus ojos, tocando tu mano, sabiendo que estabas mirándome y tocándome y que estabas feliz bueno, eso es ganar, en mi libro. Stefan levantó los ojos hacia ella. En la luz tenue, el verde parecía repentinamente oscuro y misterioso—. Y una cosa más—, él susurró. —Porque soy lo que soy... y porque tu gloria no es esa gloriosa nube dorada de cabello, sino un aura que es... inefable. Indescriptible. Más allá de cualquier palabra... Elena había pensado que estarían sentados y simplemente se mirarían el uno al otro, ahogándose en los ojos del otro, pero eso no sucedió. La expresión de Stefan había decaído y Elena se dio cuenta de cuán cercano a la sed de sangre y a la muerte todavía estaba en realidad. Apresuradamente, Elena movió su pelo húmedo a un lado de su cuello, y entonces se echó hacia atrás, a sabiendas de que Stefan la agarraría.

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Lo hizo, pero a pesar de que Elena inclinó la barbilla hacia atrás, él la inclinó hacia abajo con sus dos manos para mirarla. —¿Sabes cuánto te amo?— él preguntó. Su rostro entero estaba enmascarado ahora, enigmático y extrañamente apasionante—. No creo que lo sepas─, susurró— He visto y observado cuán dispuesta estas a hacer cualquier cosa, cualquier cosa para salvarme... pero no creo que sepas cuánto ese amor se ha ido acumulando, Elena... Exquisitos escalofríos bajaron por la espalda de Elena. —Entonces será mejor que me muestres —ella susurró— Si no, no podría entender lo que quieres decir. —Te voy a mostrar lo que quiero decir—, Stefan susurró de vuelta. Pero cuando se agachó fue para besarla suavemente. Los sentimientos dentro de Elena porque esta criatura hambrienta quisiera besarla en vez de ir inmediatamente por su garganta, alcanzaron un apogeo que no podía explicar en pensamientos o palabras, sino sólo atrayendo la cabeza de Stefan para que su boca descansará sobre su cuello. —Por favor—, dijo ella— Oh, Stefan, por favor. Entonces sintió los rápidos dolores sacrificiales, y luego Stefan estaba bebiendo su sangre, y su mente, que había estado revoloteando como un pájaro en una habitación iluminada, ahora veía su nido y a su compañero y se abalanzó hacia arriba y arriba y hasta al fin alcanzar la unidad con su más amado. Después de eso no había necesidad de cosas torpes como las palabras. Se comunicaban en pensamientos tan puros y claros como gemas relucientes, y Elena se alegró porque toda la mente de Stefan estaba abierta a ella, y nada en ella estaba amurallado u oscuro y no había rocas de secretos o niños encadenados y llorando... ¡Qué! oyó exclamar a Stefan sin voz. ¿Un niño encadenado? ¿Una roca del tamaño de una montaña? ¿Quién podría tener eso en su mente? Stefan se interrumpió, sabiendo la respuesta, incluso antes de que el pensamiento fulminante de Elena pudiera decírselo. Elena sintió la ola verde claro de su compasión, condimentada por la justa cólera de un hombre joven que ha pasado por las profundidades del infierno, pero no se ha contaminado por el terrible veneno negro del odio de hermano a hermano. Cuando Elena terminó de explicar todo lo que sabía acerca de los procesos mentales de Damon, dijo: ¡Y no sé qué hacer! He hecho todo lo posible, Stefan, yo

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lo he lo he incluso amado. Le di todo lo que no era solamente tuyo. Pero no sé si ha hecho la más mínima diferencia. Llamó a Matt en lugar de Mutt, Stefan interrumpió. Sí. Me... di cuenta de eso. Hubiera seguido pidiéndoselo, pero nunca parecía importar. Importa de esta manera: te las arreglaste para cambiarlo. No mucha gente puede. Elena lo envolvió en un fuerte abrazo, se detuvo, pensando que era demasiado estrecho, y lo miró. Él sonrió y sacudió su cabeza. Ya lucía como una persona en lugar de un sobreviviente del campo de muerte. Debes seguir usándola, dijo Stefan sin voz. Tu influencia sobre él es más fuerte. Lo haré sin Alas ficticias, Elena prometió. Entonces le preocupó que Stefan pensara que ella era demasiado presuntuosa o estuviera demasiado encariñada. Pero una mirada a Stefan fue suficiente para asegurarle que ella estaba haciendo lo correcto. Se aferraron el uno al otro. No fue tan duro como Elena había imaginado que sería—darle a Stefan otros seres humanos para desangrar. Stefan tenía un pijama limpio, y lo primero que dijo a los tres donantes fue: —Si se asustan o cambian de opinión, sólo díganlo. Puedo oír perfectamente, y no estoy en sed de sangre. Y de todos modos, probablemente sienta si no están disfrutándolo antes de hacerlo, y me detendré. Y finalmente gracias, gracias a todos. He decidido romper mi juramento esta noche porque todavía hay algunas pocas probabilidades de que si me duermo sin ustedes no despierte mañana. Bonnie estaba horrorizada e indignada y furiosa. —¿Quieres decir que no pudiste dormir todo ese tiempo porque tenías miedo de...? —Me quedé dormido de vez en cuando, pero gracias a la fortuna gracias a Dios siempre desperté de nuevo. Hubo momentos en los que no me atrevía a moverme para conservar energía, pero de alguna manera Elena seguía encontrando maneras de venir a mí, y cada vez que vino, me trajo algún tipo de sustento. Él le dio una mirada a Elena que envió a su corazón fuera de su pecho y a gran altura en la estratosfera.

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Y entonces ella estableció un horario, de acuerdo con el cuál Stefan se alimentaría a cada hora sobre la hora, y entonces ella y los otros dejaron a la primera voluntaria, Bonnie, sola, para estar más cómoda. A la mañana siguiente. Damon ya había salido a visitar a Leigh, la sobrina del vendedor de antigüedades, que parecía muy contenta de verlo. Y ahora él estaba de vuelta, mirando con desprecio a los dormilones que estaban distribuidos por toda la pensión. Fue entonces cuando vio el ramillete. Estaba profundamente sellado bajo las salas amuletos para ayudar a atravesar la brecha dimensional. Había algo poderoso allí. Damon inclinó la cabeza hacia un lado. Hmm... ¿Me pregunto qué? Querido diario: No sé qué decir. Estamos en casa. Ayer por la noche cada uno de nosotros tomó un largo baño... y yo estaba medio decepcionada, porque mi cepillo favorito de mango largo para lavar la espalda no estaba allí, y no había ninguna bola de estrellas para hacer música de ensueño para Stefan y ¡el agua estaba TIBIA! Y Stefan fue a ver si el calentador de agua estaba encendido hasta el tope y ¡se encontró con que Damon iba a hacer la misma cosa! Excepto que no podían porque estamos en casa otra vez. Pero me desperté hace un par de horas durante unos minutos para ver la vista más bella del mundo... un amanecer. Rosa pálido y verde espectral en el este, con la noche todavía llenando de oscuridad el oeste. Entonces un rosa más intenso en el cielo y los árboles completamente envueltos en nubes de rocío. Luego una gloria brillante desde el borde del horizonte y rosado oscuro, crema, e incluso un color melón verde en el cielo, por último, una línea de fuego y en un instante todos los colores cambiaron. La línea se convirtió en un arco, el cielo del oeste era del más intenso, más intenso azul, y luego en lo alto llegó el sol trayendo luz y calor y color a los árboles verdes y el cielo comenzó a convertirse en azul celeste solamente denotando celestial, aunque de alguna manera, tengo la sensación de un escalofrío delicioso cuando lo digo. El cielo se convirtió en una gema, celeste, azul cerúleo y el sol dorado comenzó a verter la energía, el amor, la luz y todo lo bueno sobre el mundo. ¿Quién no sería feliz de ver esto mientras Stefan la sostenía?

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Nosotros los que tenemos tanta suerte como para nacer en la luz quienes lo vemos todos los días y nunca pensamos en eso, estamos bendecidos. Podríamos haber nacido con almas sombrías que viven y mueren en la oscuridad carmesí, ni siquiera sabiendo que en algún lugar hay algo mejor.

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Traducido por AndreaN Corregido por Rubrix y V!an*

Elena fue despertada por un grito. Ella ya se había despertado una vez por su increíble felicidad. Ahora ella estaba despierta de nuevo—pero ciertamente esa era la voz de Damon. ¿Gritando? ¡Damon no grita! Poniéndose una bata, ella salió por la puerta brillando y bajo las escaleras. Voces altas—confusas. Damon estaba arrodillado en el piso. Su rostro era blanco azulado. No había una planta en el cuarto que podría estar estrangulándolo. Envenenado, fue la siguiente cosa que pensó Elena e inmediatamente sus ojos se precipitaron alrededor del cuarto para ver una bebida derramada, un plato tirado, cualquier señal de que el veneno haya hecho esto. No había nada. Sage estaba palmeando a Damon en la espalda. Oh, Dios, ¿Podría haber estado ahogándose? Pero eso era idiota. Los vampiros no respiraban, excepto para hablar y construir Poder. ¿Pero entonces qué estaba pasando? —Tienes que respirar—, Sage estaba gritando en el oído de Damon. —Toma un respiro, como si fueras a hablar, pero entonces aférrate a él, como si estuvieras buscando tu Poder. Piensa en tu interior. ¡Pon esos pulmones a trabajar! Las palabras solo confundieron a Elena. —¡Eso!— Lloro Sage— ¿Lo ves? —Pero solo duro un instante. Luego necesito hacerlo de nuevo. —Pero, si, ¡ese es el punto!

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—¿Te estoy diciendo que me estoy muriendo y te ríes de mí?— Grito un despeinado Damon—. Estoy ciego, sordo, mis sentidos están descompuestos, ¡Y tú te ríes! Despeinado, pensó Elena, y molesto por algo. —Bueno —Sage parecía al menos estar tratando de no reírse—, además, mon petit chou1, ¿no deberías haber abierto algo que no estaba direccionado para ti? —Puse salas alrededor de mí antes de hacerlo. La casa estaba segura. —Pero tú no estabas< ¡Respira! ¡Respira, Damon! —Se veía completamente inofensivo< y yo lo admito< que todos íbamos a abrirlo anoche— ¡cuando nos cansamos mucho
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Era como si Stefan hubiera empezado a escalar una serie de escalones, y cada uno lo levantaba a un nivel m{s alto de furia que el anterior. Y aquí, en la cima< —¡TE MATO!— Stefan grito. —Tomaste— ¡Mi humanidad! Él me la dio a mí— ¡y tú la tomaste! —¿Tú me matas? Yo te mato, tú— ¡tú bastardo! Había una flor en el medio. Una rosa negra, mas grande de la que he visto jam{s. Y olía< celestial< —¡Se fue!— Matt reporto, trayendo el ramillete. Él lo desplego. Había un agujero en el centro del arreglo de flores mixtas. A pesar del agujero, Stefan corrió hacia él, y metió su rostro dentro del ramillete, aspirando en grandes respiraciones de aire pesadas. Él siguió aspirando y chasqueando sus dedos y cada vez una luz florecía de entre sus dedos. —Lo siento, amigo—, dijo Matt—. Pero creo que ya se fue. Elena podía verlo todo ahora. Ese kitsune< él era uno de los buenos, como en las historias que Meredith les había contado. O al menos lo suficientemente bueno para simpatizar con la dura situación de Stefan. Y también, cuando había sido liberado, había hecho un ramillete—los kitsune podían hacer cualquier cosa con plantas, aunque seguramente eso era una gran hazaña, algo como encontrar el secreto de la juventud eterna< convertir vampiros en humanos. Y después de que Stefan había soportado y soportado y soportado y debería finalmente haber obtenido su recompensa< justo ahora< —Voy a regresar—, grito Stefan— ¡Voy a encontrarlo! Meredith dijo calladamente—, ¿Con o sin Elena? Stefan se detuvo. Levanto la vista hacia la escalera, y sus ojos encontraron los de Elena. Elena< Lo haremos juntos. —No—, grito Stefan— Nunca te hare pasar a través de eso. No iré después de todo. ¡Solo voy a asesinarte!—. Él se abalanzo sobre su hermano. —He estado ahí, he hecho eso. Además, yo soy el que va a matarte, ¡bastardo! ¡Me quitaste mi mundo! ¡Soy un vampiro! ¡No soy un< una creativa maldición< humano! —Bueno, ahora lo eres—, dijo Matt. El apenas no se estaba riendo en voz alta. —Así que digo que mejor te acostumbres a ello.

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Damon salto sobre Stefan. Stefan no se aparto. En un instante ahí había una bola de golpes, patadas, puñetazos, y maldiciones en italiano que lo hacían sonar como si ahí hubiera al menos cuatro vampiros peleando con cinco o seis humanos. Elena se sentó impotente. ¿Damon< humano? ¿Cómo iban a lidiar con esto? Elena levanto la vista para ver a Bonnie cuidadosamente había seleccionado una bandeja con toda clase de cosas que sabían bien para los humano, y que indudablemente lo había hecho para Damon antes de que él se hubiera puesto histérico. —Bonnie—, Elena dijo calladamente—, no se lo des todavía. Él solo te lo tirara. Pero tal vez después< —¿Después no lo tirara? Elena hizo una mueca de dolor. —¿Cómo Damon lidiara con ser humano?—. Se pregunto a sí misma en voz alta. Bonnie miro la bola de maldiciones y escupitajos de la furia vampiro/humano. —Yo diría que< pateando y gritando todo el camino.— Justo entonces la Sra. Flowers salió de la cocina. Ella tenía un inmenso montón de esponjosos waffles apilados en muchos platos encima de una bandeja. Ella vio la bola rodante y maldiciente que eran Stefan y Damon. —Oh, Dios mío—, ella dijo— ¿Algo salió mal? Elena miro a Bonnie. Bonnie miro a Meredith. Meredith miro a Elena. —Se< podría decir que si—, jadeó Elena. Y luego ellas tres dieron paso a eso. Tormentas y tormentas de risas desesperadas. Perdiste un poderoso aliado, dijo una voz en la mente de Elena. ¿Lo sabes? ¿Puedes prever las consecuencias? ¿Hoy, justo cuando has regresado de un mundo de Shinichis? Ganaremos, pensó Elena. Tenemos que hacerlo. Notas del traductor: 1 [*] mon petit chou : Del francés, mi pequeño repollo.

Fin… 379

En el libro final de esta apasionante saga< Midnight El grupo de amigos sobrevivientes de Fell’s Church regresa para encontrar que su ciudad está en ruinas. Meredith hace un descubrimiento aterrador en su investigación y Bonnie tiene una experiencia extra-corporal que podría explicar toda la violencia que está sucediendo. Matt le hace frente a Caroline, mientras, Elena debe enfrentar la pregunta más importante de su vida: ¿A quién realmente pertenece? ¿A Stefan o a Damon? - Sinopsis traducida por AndreaN Sobre la autora… L.J Smith L.J. (Lisa Jane o Ljane) Smith es una autora americana. Ha escrito más de dos docenas de libros para un público ‚joven-adulto‛ y combina varios géneros como terror, ciencia ficción, fantasía y romance. Vive en ‚Bay Area‛ en California, pero es muy feliz en una pequeña cabaña cerca del Parque Nacional Point Reyes, que tiene miles de árboles, playas para pasear y muchos lugares para correr. En su página web: www.ljanesmith.net podréis encontrar historias de algunos de sus viejos personajes así como pequeños párrafos de sus próximos libros. Ha escrito tres trilogías, dos series y dos novelas. Los personajes de sus libros suelen ser caracterizados por personas inusualmente bellas, humanas y sobrehumanas, la mayoría jóvenes o al menos con apariencia juvenil. Normalmente siempre hay conflictos entre el bien y el mal, la luz y la oscuridad, envolviendo al personaje principal y personajes ambiguos que intentan seducir a la heroína a la oscuridad, terminando llevándole a sí mismo a la luz renaciendo como un héroe. Libros Anteriores de la saga: The Vampire Diaries: >Despertar (1991) >Conflicto (1991) >Furia (1991) 380

>Invocacion (1992) The Return: >Nightfall (2009) >Shadow Souls (2010) >Midnight (Proximamente 2010)

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sueños para no morir. Además, un final inesperado.... Segundo libro de la Saga The Return. Page 3 of 381. 6. T.R - Almas Oscuras.pdf. 6. T.R - Almas Oscuras.

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