La traducción de este libro es un proyecto del Foro My Adicción Perfecta. No es, ni pretende ser o sustituir al original y no tiene ninguna relación con la editorial oficial. Ningún colaborador: Traductor, Corrector, Recopilador, Diseñador— ha recibido retribución material por su trabajo. Ningún miembro de este foro es remunerado por estas producciones y se prohíbe estrictamente a todo usuario del foro el uso de dichas producciones con fines lucrativos. My Adicción Perfecta anima a los lectores que quieran disfrutar de esta traducción a adquirir el libro original y confía, basándose en experiencias anteriores, en que no se restarán ventas al autor, sino que aumentará el disfrute de los lectores que hayan comprado el libro. My Adicción Perfecta realiza estas traducciones, porque determinados libros no salen en español y quiere incentivar a los lectores a leer libros que las editoriales no han publicado. Aun así, impulsa a dichos lectores a adquirir los libros una vez que las editoriales los han publicado. En ningún momento se intenta entorpecer el trabajo de la editorial, sino que el trabajo se realiza de fans a fans, pura y exclusivamente por amor a la lectura.

Traducido y Corregido por Jesica

cabo de despedirme de Claude Bastille, cuando este se vuelve sobre sus talones en la puerta y sonríe —Golf, esta semana Grey— dice él, estrujándome en el rostro el hecho de que puede patearme el trasero en el campo de golf también. Es uno de los mejores instructores de artes marciales mixtas que hay y me entrena muy bien, claro que es de esperar, puesto que le pago bastante bien para que lo haga. A menudo me patea el trasero como es de esperarse, aunque eso signifique que aplace el darle su dinero. En su época, Bastille era un competidor olímpico. He estado entrenando arduamente con él, todos los días en los últimos dos meses, puesto que de alguna manera, tengo que canalizar mi siempre latente exceso de energía. Aunque un tiempo atrás, el solía patearme el trasero solo cinco días a la semana ya que yo tenía mi propia forma de ejercitarme en el fin de semana. Pero en estos días si solo pudiera patearle el trasero al suelo un par de veces a la semana, podría decir que tuve un día interesante. Aunque no me gusta el ritmo de golf, es el juego por excelencia de los hombres de negocios, por lo que me esfuerzo por hacerlo bien, gracias a esto muy a menudo ciertos negocios son logrados en los campos de golf.

En aquel momento y con el ceño fruncido miro fuera del piso de mi oficina en el vigésimo piso a través de los ventanales. El cielo es gris como mi estado de ánimo, desagradable. Tengo todo bajo control, pero ha sido una existencia ordinaria para mí últimamente. No he tenido una distracción en los últimos dos meses. No hay retos emocionantes y nada ha capturado mi interés. Todo está ordenado y todas mis cosas bajo control. En aquel momento suena el teléfono. — ¿Sí, Andrea? —Sr. Grey, la Srta. Anastasia Steele de parte de la Srta. Katherine Kavanagh está aquí. —Odio las sorpresas, no debí de haber accedido a darle esa entrevista a la Revista de WSU, pero por supuesto la Srta. Kavanagh fue bastante insistente, y claro ella viene de una familia importante en el mundo de los negocios, de hecho espero hacer unos que otros con su padre, a cambio de este favor. Pero entonces, ¿alguien más se presenta en lugar de ella? En ese momento mi tono se vuelve petulante hacia Andrea. —No estaba esperando a la Srta. Steele, ¡Estaba esperando a la Srta. Kavanagh! —Es la Srta. Steele quien está aquí señor— ella responde. —Muy bien, hazla pasar— digo con un gruñido. Antes de que pasara un minuto, la puerta se abre y una maraña de pelo castaño, brazos pálidos, una bolsa de mensajero, piernas pálidas vestidas con botas marrones, ruedan en el piso de mi oficina de cabeza. Aunque no me gusta la torpeza, la cortesía exige que vaya a ayudarla, así que voy y le extiendo la mano y la ayudo a volver a una posición vertical sosteniendo sus delgados hombros. A medida que se pone de pie, me encuentro con los más brillantes y tímidos ojos azules, capturando mi mirada con una descarga de electricidad que me detiene en seco. Ella me mira, mira a través de mí, como llegando a lo más profundo en mi alma, es desconcertante, como una luz llegando a lo profundo de mi ser y tirando de él hacia la superficie.

Ella parpadea, sonrojándose al notar mi cara. Hago una mueca, pero sonrío rápidamente. Siempre es lo mismo. Las mujeres reaccionan ante mi cara de esa manera, lo que yo llamo ‘lengua atada’. Extiendo mi mano, al mismo tiempo que decido divertirme con esta situación. —Srta. Kavanagh, soy Christian Grey. Espero que este bien, ¿le gustaría tomar asiento? Ella se sonroja una vez más, su piel pálida cambia a un color rosado hasta la línea de su cabello, al tiempo que sus ojos se clavan en el piso, su coleta está casi desecha luego de su caída mientras que su voz responde en murmullos y rápidamente, mientras yo recibo su pequeña mano en la mía. En aquel momento siento una nueva descarga de electricidad cruzando entre nuestros dedos al tocarnos. ¡Caray! Ella debe sentirlo también, puesto que su apariencia revela la impresión en su rostro, además de la manera en la que rápidamente retiro su mano con un leve jadeo. —La Srta. Kavanagh se encuentra indispuesta. Así que me envió a mí en su lugar, a decir verdad ella se encuentra bastante mal, mis disculpas por el cambio de último minuto Sr. Grey—. Su voz es musical y melodiosa, sus largas pestañas marcan una leve sombra sobre sus ojos azules que una vez más están clavados en el piso, de esa manera tan tímida. — ¿Y usted es? — pregunto sacando las palabras de ella. —Oh, soy Anastasia Steele. Estudio con Kate… umm… Katherine, um… la Srta. Kavanagh en WSU. Ella tartamudea y se tropieza con sus palabras. Me divierte. Hay algo en ella. Además también es morena. Nuevamente desvía su mirada de mí, y puedo ver que ella está nerviosa y extremadamente tímida en este 

WSU: Universidad Estatal de Washington Vancouver (WSUV) es de Vancouver, Washington, rama de 2 la Universidad del Estado de Washington. Aproximadamente 351 acres de WSU Vancouver (1.42 Km ) El campus se encuentra en el lado sureste de la montaña. Vista aproximadamente a ocho millas (13 km) al norte del río Columbia. Se expandió a una universidad de cuatro años completos en 2006.

momento. Ni siquiera puede mirarme a los ojos, mira a su alrededor, en cualquier dirección excepto hacia mí. Fijo mi mirada en ella, sintiendo disgusto por su indistinta vestimenta, desde su falta en forma de A, su blusa sin forma, y botas baratas. Y de repente la imagino vestida en seda y satín; no sé de dónde vino ese pensamiento siendo sincero. De hecho no puedo imaginarla como periodista con este comportamiento tímido. Es notable que no tenga ni un solo hueso de decisión en su cuerpo. Además es bastante tímida también, muy dócil, muy asustadiza… muy sumisa. Tomo una inhalación brusca. Mi mente se pregunta, y antes de que le pueda señalarle un asiento noto como mira las pinturas colgadas en mi oficina con admiración. Me siento atraído a explicarle. —Es un artista local— le digo —Trouton—. Ni siquiera sé lo que me hizo explicarle, puesto que, no lo haría normalmente, ni me hubiera importado. —Adorable— dice ella suavemente —llevando lo ordinario a Extraordinario—. Me sorprendió escuchar esas palabras salir de ella con tanta simpleza y elocuencia, ya que fue el mismo pensamiento que yo tuve al comprarlas, de alguna manera, ella también era algo extraordinario salido de lo ordinario. —Si— me encuentro a mí mismo respondiendo mientras mi mirada se fija en ella con intensidad. Ella vuelve a sonrojarse mientras en mi mente me pregunto cómo cambiaría el color su cola ante las embestidas de mis entusiastas manos. Tampoco sé de dónde vino ese pensamiento; suavemente muevo mi cabeza de un lado al otro, y la miro haciendo un intento de colocar su desactualizada grabadora compacta sobre mi lujosa mesa de café exportada, dejándola caer repetidas veces. A pesar de que considero que la torpeza es irritante, pero la de ella me parece entrañable, así que trato de ocultar mi sonrisa tras mi dedo central. ¡Qué carajo! ¿Cómo es posible que no notara esos labios?

Y ahora ella está mordiendo su labio inferior, un claro reflejo de la frustración que siente al no conseguir colocar correctamente esa antigüedad de máquina. ¡Qué no le haría a esos labios! No puedo apartar mi mirada de ellos, y mi mente se pregunta mil cosas haciéndome enloquecer. Solo quisiera acercarme y hacerla soltar ese labio para capturarlo con mi propia boca. Cierro mis ojos, y tomo un suave suspiro, cuando finalmente ella logra colocar la grabadora, y me reprimo a mi mismo en mi mente, por pensar como un adolescente mientras ella murmura una disculpa por no estar acostumbrada a la grabadora, lo que me importa un bledo; estoy demasiado absorto viendo su labio inferior. Le digo que se tome su tiempo, dándome tiempo a mi mismo para colectar mis pensamientos errantes. Una vez que la maquina empieza a gravar, la verdad me siento decepcionado con las preguntas que me hace. Son mundanas y ordinarias. ¿Por qué estoy desperdiciando mi tiempo respondiendo estas preguntas? Noto como una vez más ella se pone nerviosa, al darse cuenta de mi disgusto y decepción. Luego de escuchar mi respuesta murmura —suena como un maniaco controlador. ¡Qué carajo! Que tan en lo cierto estas bebé, si tan solo supieras. La mire con intensidad al responderle. —Oh, ejerzo control en todas las cosas Srta. Steele—. Me encantaría controlar esa boca sarcástica e inteligente ahora mismo. Y nuevamente muerde su labio inferior. Su próxima pregunta es sobre poder; por su tono puedo darme cuenta de que me encuentra arrogante. La respuesta que le di, abrió su boca por la impresión. Luego me pregunta sobre mis intereses fuera del lugar de trabajo, para “relajarme”.

Le digo una gran parte de mis intereses excepto mis dos pasatiempos favoritos, los cuales la incluyen a ella justo ahora. De hecho en aquel momento ambiciono atarla a mi cama de dosel de mi cuarto de juegos. ¡Qué demonios! ¿De dónde vino aquella imagen? Las siguientes preguntas son simples y de dominio público. Es como si no hubiese hecho su tarea antes de entrevistarme. Simplemente ¡Ridículo! Y entonces sus labios se parten para preguntar lo que ni mi familia jamás se había atrevido a preguntar; lo que está en la mente de todo el mundo, pero nadie se atrevió a pronunciar antes. — ¿Es usted homosexual señor Grey? — ¿Qué diablos? ¿Cómo se atreve? Ahora me gustaría cruzarte sobre mis rodillas y golpearte hasta la mierda si fueras mía por esa pregunta. Cambie ligeramente de color, pero me compuse a mí mismo. Respondí firmemente—: No Anastasia, no lo soy. Al menos tiene la decencia de lucir bastante avergonzada. Una vez más nerviosa. —Lo siento tanto señor Grey. Yo… ehh, la pregunta estaba escrita…— apuntando a sus notas —justo aquí. — ¿No escribiste tus propias preguntas? — ella luce bastante disgustada. —No señor Grey, Kate, emm la Srta. Kavanagh lo hizo— respondió sonrojándose. —Eso explica las preguntas. Dime, ¿Cómo fue, que tu terminaste entrevistándome, si esas son las preguntas de la Srta. Kavanagh? —Bueno, técnicamente fui obligada, ella es mi compañera de piso, y está bastante enferma.

De repente me siento mucho mejor. —Bueno en ese caso, déjame hacerte a ti unas preguntas. Es decir es lo justo después de tus preguntas especialmente personales—. El sonrojo aparece junto al nerviosismo mientras ella permanece ahí sentada. La miro directamente, sí, ¡me gusta hacerte retorcer, y someterte bebé! Ahí va otra vez mordiéndose el labio inferior. Sólo quiero acercarme más y tirar de su barbilla para qué deje de hacerlo, o también cogérmela sobre mi mesa de café... cálmate Grey, me digo a mí mismo. Me recuesto suavemente en mi silla, tocando nuevamente mi labio inferior con mi dedo mayor. Ella se ve más nerviosa aun. Ok, definitivamente no es lesbiana, y ciertamente no es inmune a mis encantos. Andrea entra rápidamente luego de tocar la puerta. —Señor Grey, su próxima cita es en dos minutos. —Cancela mi próxima cita Andrea— le digo mientras ella se congela en su lugar evidentemente tomada por sorpresa. — ¿Señor? —Te he dicho que la canceles— dije volviendo la cabeza a ella quien mantenía la boca abierta y su cara empezaba a ponerse roja. Anastasia se arreglaba para marcharse empacando sus cosas. —No quisiera alterar su horario Sr. Grey—. Al menos Andrea finalmente tiene la decencia de entender mi comando y responde —sí señor. —No tiene por qué marcharse de inmediato Srta. Steele, puedo ofrecerle un recorrido por las instalaciones si así lo desea— ella ya está lista para largarse. —Oh, no tiene que hacer eso por mí, Sr. Grey— ella balbucea. —Srta. Steele, ¿Cuáles son sus planes para después de la graduación?

—Aún no he pensado en esa parte de mi futuro Sr. Grey, solo estoy tratando de pasar mis finales por ahora. Me encuentro a mí mismo ofreciéndole un trabajo en mi compañía, yo nunca hago eso —puedes aplicar a una pasantía aquí. ¿Qué demonios está mal conmigo? Ella es demasiado joven, y claro yo tengo esa regla de nunca cogerme a mi equipo de trabajo. Pero ella no es parte de mi equipo de trabajo aun. Curiosamente ella rechaza mi oferta, ¿qué tiene de malo mi compañía? — ¿Por qué no? — le pregunto. — ¿Es obvio no? — pregunta ella como si se tratara de sentido común, tomando su bolsa y poniéndose de pie. ¡No para mí! me levanto y camino hacia la puerta sinuosamente, abriéndola para ella. No quiero que se tropiece sobre sus propios pies al salir, indicando mi intención, ella me agradece a regañadientes mientras yo sonrió. Ambas, Andrea y la interna, abren la boca como idiotas mientras yo acompaño a la Srta. Steele hacia afuera. Le pregunto si tenía una chaqueta y la interna se apresura para buscarla. Al tomarla de su mano, ayudo a la Srta. Steele a ponérsela. Mi mano esta sobre su hombro quizás un segundo más de lo que debería y siento una vez más ese choque eléctrico, así es como sé que ella también lo siente. —Adiós Anastasia— me despido. —Adiós Christian— ella responde mientras las puertas se cierran. Girando sobre mis talones, ordeno a Andrea: —Pon a Welch en la línea telefónica— un minuto después estoy en contacto con él. — ¡Welch! Quiero que hagas una revisión de antecedentes para mí.

—Sí Señor, ¿nombre? —Anastasia Steele. Lo necesito lo antes posible. —Si Señor—. Y cuelgo. Ahora a esperar. Yo no soy de esos que espera. La verdad es que creo que debería darme a mí mismo unos días, y así ver si aún la deseo entonces. Ella es tan joven, luce demasiado inexperta. Pero sería tan divertido poder enseñarle. Odio esperar. Un par de días después recibo un detallado pero nada descriptivo record de antecedentes. Tiene 21 años, trabaja medio tiempo en una ferretería, posee un índice académico de 4.0. Pero no dice nada sobre sus relaciones en el pasado, o presente. A pesar de que hace ya unos días desde la entrevista, no puedo sacármela de la cabeza. Tengo que descubrir de qué se trata esto. Llamo a mi asistente. —Andrea, resérvame en algún lugar en Portland, para mañana. —Sí señor. De verdad odio esperar, yo no soy del tipo que espera. Estoy enloqueciendo justo ahora, pero tengo que verla. Nunca antes había seguido a una mujer. Es mi primera vez. Ni si quiera sé cuál es su orientación sexual. Al menos su respuesta a mis encantos parecía positiva. ¿Y qué tal si no es soltera? Mierda, el pensamiento acaba de ocurrírseme. Solo hay una manera de averiguarlo. Si no lo está, entonces volveré y me olvidare de esta idiota aventura. Pero justo ahora, estoy volviéndome loco e impaciente por saber de ella. No puedo sacarme ese mordisqueo de su labio inferior de mi mente como si fuera un adolescente sobre excitado. Mañana, la veré nuevamente mañana.

Traducido y Corregido por Jesica

e encuentro a mí mismo como un idiota adolecente de pie frente a la ferretería Clayton. Ella trabaja el día de hoy. Tomo un respiro profundo y la localizo en aproximadamente treinta segundos. Se encuentra en la registradora mirando a la pantalla de la computadora, evidentemente concentrada en una tarea, mientras come un bagel. A veces remueve los restos de la comisura de sus labios con su lengua, otras con su dedo medio. Repentinamente me siento con el lujurioso deseo de ir y chupar los restos de comida de sus labios. Se ve tan adorable como la recuerdo, de hecho en pantalones de mezclilla y su camiseta se ve mucho, mucho mejor. Al subir la mirada dejando atrás su tarea, su respiración se acelera. Esto me hace sonreír, me alegra ver que puedo afectarla de esa manera. Eso significa que no es lesbiana. Puedo ver la sorpresa en su rostro y sus ojos azules dilatarse. —Srta. Steele, que agradable sorpresa el verla aquí.

Ella observa mi vestimenta, mi camiseta, mis botas de escalar, sus ojos se detienen un poco más de lo necesario en mis pantalones de mezclilla. Eso me complace. —Sr. Grey— ella logra respirar diciendo mi nombre casi en tono de pregunta. —Estaba en el área. La verdad necesito reponer algunas cosas— digo en forma de explicación. Y ella una vez más está mordiendo su labio inferior y sonrojándose. —Por su puesto Sr. Grey— tartamudea primero, y luego poniendo su sonrisa de empleada me pregunta — ¿en qué puedo ayudarlo? —Necesito cables— digo sonriente. Mientras mi mirada se oscurece solo puedo pensar ‘lo que podría hacerte con ellos’. Su sonrojo aparece una vez más mientras me dirige hacia los cables. Luego me ayuda a conseguir cinta pegante y soga. Es curioso que me pregunte si estoy redecorando. Mi sonrisa secreta sale a relucir. No bebe yo no redecoro. Tengo personas que hacen eso. Estos son para un distinto tipo de proyectos de HUM, los cuales probablemente nunca has probado. ¡Pero qué divertido será enseñarte! Ella se sonroja bajo mi mirada otra vez. Ella esta tan afectada por mí, como yo lo estoy por ella. Debo preguntarle algo para mantenerla interesada. — ¿Por cuánto tiempo has trabajado aquí? — aunque por su puesto ya se la respuesta a mi pregunta. Cuatro años por medio tiempo. Su respuesta es afirmativa, sus ojos mirando hacia el suelo con aquella timidez que había visto antes. Al momento me muestra dos tipos de cinta pegante y opto por la más ancha. — ¿Se le ofrece algo más Sr. Grey? — me pregunta con voz ronca y entrecortada. Si en definitiva mi presencia le afecta.



HUM: Hágalo Usted Mismo o sus siglas en ingles DIY, que significan Do It Yourself.

Y ahí estoy yo respondiéndole con el mismo tono de voz que ella había usado. Al verla cortar la soga con la eficiencia de una niña exploradora, le pregunto si alguna vez lo fue de niña mirándola con intensidad. Su respuesta inicial es sonrojarse otra vez y luego estruja sus manos nerviosamente mirando hacia abajo, y luego responde. —No Sr. Grey, las actividades organizadas en grupos no son lo mío. No me gustan ese tipo de cosas— unos segundos más tarde se atreve a espiarme a través de sus largas pestañas. Es algo frustrante el tratar de descifrarla. Así que pregunto. — ¿Y qué exactamente es lo que te gusta Anastasia? — me dirijo a ella con una voz baja y ella jadea suavemente. A decir verdad creo saber la respuesta, y apuesto a que son los libros. —Libros— murmura ella, pero su mirada dice algo más junto con su sonrojo. ¿Me atreveré a decir: Broten y Jane Austen? — ¿Qué tipo de libros? — Pregunto interesado, pero ya se la respuesta. —Los clásicos británicos, lo usual— vuelve a murmurar. Pienso que ella es de esas chicas, corazones y flores. ¿Es esto para mí? Yo no soy de los que hacen flores y corazones. Froto mi barbilla contemplando su respuesta. Pero si funciona, podríamos tener tanta diversión juntos. Me encantaría tratar. Ella cambia el curso de la conversación volviendo a su fachada de empleada. — ¿Necesita algo más Sr. Grey? Lo que necesito es que ella tenga el deseo de hablarme. Me siento seducido por ella. No puedo quitarle los ojos de encima; todo lo que hace, como se muerde el labio inferior, como retuerce sus dedos al estar nerviosa, haciéndome desear tomarla y atarle ambas manos y capturar su labio en el mío y enseñarle a esa boca sabelotodo algunas lecciones.

Entonces escuchamos a un tipo llamarla. — ¡ANA! — Un tipo bien vestido se acerca con confianza, lógicamente la conoce. ¿Sera este su novio?, siento un repentino escalofrío, y por poco siento el deseo de golpear a ese tipo hasta la madre. ¿Quién demonios es él?, ella se excusa para mi beneficio y va donde él. Yo estrecho mis ojos. Quizás fue un error el venir aquí. El la abraza, y posiciona su brazo posesivamente sobre su hombro, pero ella no es recíproca. Yo lo observo glacialmente. Quizás no están involucrados. Ella trae a ese maldito con ella, donde yo la espero de pie. —Sr. Grey este es Paul. Su hermano es el dueño de este lugar. Lo conozco desde hace un tiempo; pero raras veces se le ve por aquí ya que Paul estudia Administración de negocios en Princeton— dice ella con ojos expectantes. Lentamente dejo salir un respiro de alivio. El maldito no es el novio, solo es el hermano de su jefe. Mientras nos medimos el uno al otro silentemente, Anastasia añade —Paul, este es Christian Grey—. Le tomo un segundo darse cuenta de quién soy, y puedo ver que su hostilidad cambia a una actitud de reverencia y admiración. Si maldito, ¡ahora suéltala, y arrástrate de nuevo al hoyo del que saliste!, el me pregunta si necesito algo. —Anastasia ha sido bastante servicial— digo entrecerrando los ojos fríamente, haciéndole entender que prefiero que se marche. Finalmente el entiende el punto y se marcha. No sé porque he sentido este arrebato de celos. No estoy familiarizado con esta emoción, y me parece bastante perturbadora. ¿Por qué sentí celos, como si ella fuese mi propiedad? Ella no me pertenece. Sin embargo… Me gustaría que fuera algo mío. — ¿Existe algo más que pueda ayudarle a encontrar Sr. Grey? — pregunta ella nerviosamente y yo ignoro su pregunta. — ¿Cómo va el articulo Anastasia? — pregunto mientras ella luce sorprendida, haciendo contacto visual conmigo, no quiero irme aun, quiero que ella sienta la necesidad de hablarme sobre sí misma. 

Princeton: La Universidad de Princeton, localizada en Princeton, Nueva Jersey, Estados Unidos es una de las ocho universidades de la Ivy League. Reconocida como una de las más prestigiosas universidades del mundo, la universidad fue trasladada a Princeton en 1756, manteniendo el nombre original.

—Oh, Kate… es decir, la Srta. Kavanagh, mi compañera de piso está escribiéndolo. La verdad se encuentra devastada de que no pudo entrevistarle ella misma. Tiene el deseo de tener algunas fotos de usted también. Esta información me sorprende y me da cierta esperanza de que quizás pueda encontrar la manera de ver a Anastasia nuevamente. Ella puede ver el brillo en mis ojos. — ¿En serio? — pregunto. —Quizás mañana pueda estar disponible, me estoy quedando en la ciudad—. Pesco mi tarjeta de negocios de mi billetera y se la entrego mientras nuestras manos se tocan brevemente haciéndose presente el mismo choque eléctrico, haciéndome jadear y mis ojos oscurecerse. Tengo el mismo efecto sobre ella. —Debes llamarme antes de las 10 de la mañana. Puedo notarla agradablemente sorprendida y me concede una enorme sonrisa que hace brillar aún más sus ya de por si prominentes ojos azules, llevándolos a otro nivel. Me quita el aliento. La verdad es que ella posee una hermosa sonrisa. —Sí, lo haremos. Kate estará tan feliz— dice extasiada. Pago por mi compra mientras ella mantiene la mirada gacha, y yo aquí muriendo por que vuelva a mirarme. ¿Por qué estoy comportándome como un adolecente? Su simple toque moviéndome todo por dentro. Finalmente vuelve a mirarme al momento en que le paso mi tarjeta de crédito Amex. Nuestras miradas se interceptan. Una vez he terminado, tomo mis compras y giro sobre mis talones antes de salir. —Oh Anastasia, me alegra que fueras tu quien me entrevisto, y no tu compañera.

Deseo que sepa que me interesa, y puedo sentir como el aire se escapa de su cuerpo, ella siente lo mismo que yo. Le agrado. Al dejar la tienda tengo un renovado propósito. Esto funcionara. Taylor espera por mí en el estacionamiento. —Vámonos— digo. El me conduce hasta el Hotel Heathman. Me dirijo a mi Suite, coloco mis compras sobre una silla y me ocupo con trabajo, esperanzado de que llamara. Si no, me iré mañana mismo abandonando esta casería. Espero que llame. Voy a ejercitarme para gastar mi exceso de energía. Su sonrisa tímida permanece latente en mi retina. Necesito relajarme, me ejército durante horas. Regreso a mi habitación en el hotel para ducharme. Anastasia y sus labios siguen en mi mente. Si no llama, ¿Qué otra oportunidad para encontrarnos puedo arreglar? Mi mente trabaja sobre planes de repuesto. Nunca pierdo cuando me dispongo una misión. Pero si ella tan solo lo deseara. Ella es tan joven para lo que tengo en mente para ella. Luce tan inexperta. ¿Por qué no me ha llamado aun? ¡Maldición! Decido responder algunos correos electrónicos cuando mi teléfono suena. No reconozco el numero ¿Quién diablos será? Estoy de muy mal humor, así que respondo de manera cortante: —Grey. Una tímida, nerviosa y jadeante voz me responde. —Ummm, ¿Sr. Grey? Le habla Anastasia Steele— mi corazón se detiene por un segundo, y luego palpita cada vez más rápido mientras yo me encuentro respondiendo con una voz ronca pero con un tono suave. —Srta. Steele, que agradable escucharla— por poco llego a pensar que no llamaría. Me siento aliviado. Puedo escuchar su respiración acelerarse. Me siento entusiasmado de tener ese efecto en ella. Estoy sonriendo como un idiota.

Le digo que estoy hospedándome en el Heathman en Portland, así que decidimos hacer la toma de fotos a las nueve treinta de la mañana. Cuando ella responde—: De acuerdo, ahí lo veremos— toda agitada y excitada, siento mis ojos oscurecerse, no puedo esperar hasta mañana. —Lo espero con ansias Srta. Steele— digo con tono altamente seductor. Mi subconsciente dice “¡tú eres mía!”.

La espera a la mañana siguiente está cubierta de sueños eróticos en los que Anastasia usa medias de seda y se encuentra esposada con sus ojos azules expectantes. —Anastasia— murmuro su nombre como una súplica en mis labios. —Christian—. Ella respira, su voz es suficiente como para deshonrarme como hombre. Despierto todo sudoroso con su nombre en mis labios. Pongo mis brazos sobre mis ojos, y entonces remuevo este sentimiento de intranquilidad mirando hacia el techo. ¿Pudiera cualquier otro nombre tener el mismo efecto en mi?, algo como Janet o Marie o Angie… no lo creo. Anastasia. El nombre es una caricia en mis labios, es mágico y vivo. Me siento atraído, embrujado en su hechizo. Al despertar vuelvo al gimnasio para matar el tiempo. Luego de mi entrenamiento, tomo una larga ducha, me coloco una camiseta de cuello abierto blanca, y mis pantalones de marca en franela de color gris, colgando en la parte baja de mis caderas. Como mi desayuno rápidamente y dejo a mi cabello acomodarse a su propio gusto, dejándolo mojado.

Ella me llama, dejándome saber que están ocupando otra suite del hotel para la sección fotográfica. Taylor me espera en la puerta. La busco con la mirada tan pronto y como entro a la Suite. Allí está de pie, con unos pantalones de mezclilla de corte bajo abrazando sus curvas bien apretadas y una camiseta blanca que muestra su figura de manera hermosa. Siento su respiración acelerarse cuando su mirada captura la mía, y noto sus ojos observándome discretamente. —Srta. Steele, nos encontramos otra vez— digo extendiendo la mano para recibir su pequeña y pálida mano. Con su toque siento palpitante el mismo choque de electricidad entre los dos, y sé que ella puede sentirlo también, ya que sus parpadeos se vuelven más y más rápidos. De inmediato se sonroja acompañando a eso su respiración errática. Retira su mano demasiado rápido para mi gusto e introduce a su amiga, quien como era de esperarse, no se inmuta, es segura de sí misma y dominante, como yo. —La tenaz Srta. Kavanagh. ¿Cómo le va? — digo y le agradezco a mi estrella en mi cabeza, de que fuese Anastasia quien viniera y no ella. Es lo suficientemente bella pero no me gusta ni un poco. Entonces Anastasia introduce al fotógrafo diciendo —este es José Rodríguez, nuestro fotógrafo—. Ella le sonríe de manera amorosa y el responde a su sonrisa de igual manera pero añadiendo posesividad en sus ojos. Siento la ira construyéndose dentro de mí. ¿Este maldito es su novio? —Sr. Grey— el maldito asiente. —Sr. Rodríguez— digo glacialmente. Tomo asiento en la butaca para la sección mientras me mantengo mirando a Anastasia. Necesito saber si alguno de estos dos malditos que he conocido en estos últimos dos días es su novio. Ambos fueron posesivos con ella. Luego de 30 minutos hemos terminado. Sucede un pequeño intercambio de formalidades y agradecimientos, sobre todo entre Kavanagh y yo, cuando finalmente me giro a Anastasia preguntando — ¿caminaría conmigo Srta. Steele?

—Claro— responde ella ansiosa mientras su amiga nos observa sospechosa y el maldito fotógrafo tiene el ceño fruncido. La palabra Novio, retumba en mi cabeza. Necesito saber, yo no soy de esos que comparte. Ella tiene que ser mía. Abro la puerta para permitirle salir. — ¿Me acompañarías a un café esta mañana? — mantengo lo expectante que estoy lejos de mi mirada, pero puedo sentir su pulso acelerarse y veo su cara colorearse de un delicioso rosa pálido. Si bebé esto es una cita. Ella me dice desilusionada, que debe conducir a los demás a casa. ¡Oh yo te cubro bebé! — ¡TAYLOR! —Por favor, lleva a la Srta. Kavanagh, el fotógrafo y su asistente con todo su equipo a donde necesiten ir— entonces me giro hacia ella y digo —lo vez, todo resuelto. —Oh, Taylor no tiene por qué hacer eso Sr. Grey, yo, puedo cambiar de vehículo con Kate— ella regresa a la suite; sostiene una pequeña discusión con su amiga y regresa. —Ok, vamos por el café— dice sonrojándose rojo escarlata. Ese color en ella me hace sonreír como el Gato Cheshire. Hacemos pequeña charla en nuestro camino al elevador. Presiono el botón para llamarlo y cuando las puertas se abren una pareja que había estado besándose, se separa de un salto mirando a cualquier lado excepto uno al otro. ¿Qué será lo que tienen los ascensores? Anastasia esta sonrojada y avergonzada. Yo mantengo mi mirada en Anastasia, observando el adorable color rojizo que sube por sus mejillas una vez más, a duras penas logro conseguir ocultar mi sonrisa.



Gato Cheshire: es el gato purpura y sonriente del cuento infantil Alicia en el país de las Maravillas.

Cuando finalmente el elevador suena indicando que llegamos al primer piso, tomo a Anastasia de la mano, y camino fuera del elevador. Podemos escuchar a la pareja detrás de nosotros reírse como chiquillos al escucharme murmurar… — ¿Qué será lo que tienen los elevadores? Cruzamos la calle a una cafetería tomados de las manos y la corriente eléctrica volviéndose una constante en nuestros dedos. —Te English Breakfast, la bolsa hacia afuera— dice sorprendiéndome. Entonces nada de café… luciendo avergonzada, ella me indica que no es una de esas personas que aman el café. Cuando voy por las bebidas y algo de comer, la sorprendo observándome subrepticiamente con una que otra ocasional mordida de su labio inferior. Cuando regreso a la mesa, me encuentro con su mirada gacha, mientras parece haber encontrado algo sumamente interesante en sus nudillos mientras se sonroja. Me encantaría saber si está sonrojándose por causa mía. — ¿Un centavo por tus pensamientos? — pregunto. Ahora su sonrojo es de un color más intenso que el de la bandera China. ¡Dios! ¡Lo que me gustaría hacerte para que me digas lo que piensas! Coloco la bandeja sobre la mesa que ella eligió, y estiro las piernas al sentarme en el lado opuesto a ella, para observar ese hermoso y tímido rostro. Una vez más la coacciono para que hable: — ¿En qué piensas? Ella permanece un misterio. —Este es mi te favorito me gusta negro y suave— al decir eso, yo decido ir directo al grano y sacarme a mismo de la miseria en la que ella me ha colocado porque la verdad no puedo aguantarlo más. —Ya veo—. Digo — ¿es ese tu novio, el fotógrafo José Rodríguez? —No— ella suelta las palabras rápidamente —es solo un muy buen amigo. Más bien es como parte de la familia en realidad.

—Ya veo— digo cortando sus palabras. — ¿Y qué tal el chico de la tienda? — Si este soy yo yendo directo al punto. —No, no lo es, te lo dije ayer— me responde al momento que extraño jadeo de alivio.

doy un

— ¿Por qué preguntas? — me cuestiona ella. —Te pones nerviosa alrededor de los hombres— hago esa observación y ella vuelve a mirar los nudillos de sus puños mientras se sonroja. —La verdad te considero intimidante— me confiesa, pero me doy cuenta de que fue algo que dijo sin pensarlo puesto que al notar lo que había dicho, su sonrojo se intensifica llegándole hasta la coronilla mientras yo tomo un profundo suspiro. Mi presencia si le afecta, el solo pensarlo me complace y no puedo evitar la sonrisa que se dibuja en mi rostro. —Yo soy intimidante, pero por favor no mires hacia abajo, me gusta ver tu cara— digo, y besar esa boca junto a ese labio que has estado mordiendo. Su mirada vuelve a mí. —Quiero saber que estás pensando, eres misteriosa Anastasia. Ella luce nerviosa. Puedo notar que cada vez que se sonroja está pensando en algo, pero no sé exactamente en qué. Me pregunta si siempre hago ese tipo de observaciones personales. No sabía que lo hacía. Además, ¿no estaba ella haciendo observaciones sobre mí la semana pasada? Y entonces me sorprende diciendo que tengo poco tacto cuando quiero algo. ¡No sabes cuan estas en lo cierto bebé! —Yo siempre obtengo lo que quiero Anastasia— le digo—. En todas las cosas.

Quiero saber más de ella, y preguntarle sobre su familia. Ella hace lo mismo y me pregunta sobre la mía. Pero a decir verdad me siento más inclinado a saber sobre ella. Pero no me da tanta información como deseo. Le digo sobre mi hermana Mía, quien vive en Paris. —He escuchado que Paris es adorable— dice con un aire soñador. Le digo que en realidad es hermoso y le pregunto si jamás ha estado allí. Pero ella jamás ha salido del país. Al preguntarle si le gustaría ir, su cara se ilumina diciendo —a Paris, por su puesto. Pero es a Inglaterra donde realmente me gustaría visitar—. Apuesto a que puedo adivinar la razón. Mi dedo medio vuelve a tocar mi labio mientras la miro contemplativo y ella luce como si apenas pudiera contener la aceleración de su respiración. — ¿Por qué? — le pregunto. —Austen, Bronte, Shakespeare, Hardy. Quisiera conocer los lugares que inspiraron a mis autores favoritos— dice sin siquiera pestañar. Corazones y flores, justo como lo sospeche. Ella mira a su reloj, probablemente desea irse a estudiar para sus exámenes finales. Le ofrezco encaminarla hasta el auto de la Srta. Kavanagh. Ella me agradece el té, pero por supuesto el placer ha sido todo mío, así que sonrío. Le ofrezco mi mano y ella automáticamente la toma y en menos de un segundo ahí está, esa corriente eléctrica que es una constante entre nuestras pieles. Ambos caminamos tomados de la mano hacia el hotel, perdidos en nuestros pensamientos. Amo la manera en la que luce su trasero con esos pantalones, y sin pensarlo le pregunto — ¿siempre usas pantalones de jeans? —Mayormente— me responde confundida. Le sienta bien, muy pero muy bien. Cuando nos dirigimos al estacionamiento de la nada me pregunta — ¿tienes novia? — toda sonrojada, la razón creo es que tuvo que reunir el valor para hacerme esa pregunta en voz alta. Le dedico media sonrisa.

—No Anastasia, yo no hago eso de tener novias— le respondo suavemente. Ella luce confundida, por su puesto. El destello de un pensamiento pasa por su cara sin palabras. Posee una expresión de decepción en su cara y trata de soltar mi mano, caminando por delante y tropezando para caer de cabeza a la calle. Me encuentro gritando—: ¡Mierda, Ana! — mientras la salvo de un tirón a su mano, de que un descuidado ciclista la arroyara ajustándola a mi cuerpo lo más posible. La siento inhalar mi olor, mientras yo igualmente tomo una bocanada de su olor suave y femenino emanando de su cabello y piel. Cierro los ojos un momento susurrando en su oído. — ¿Estás bien? — Mientras la sujeto por la parte baja de su espalda con una mano, tratando de asegurarme de que está bien y no tiene arañazos en la cara con la otra. Rozo su labio inferior con mi pulgar y siento como un escalofrío recorre mi cuerpo. Su aliento se detiene. Cerramos miradas, y ella me observa con tal intensidad, su cuerpo y mirada solo gritan "bésame". Ella es adorable, y yo me encuentro luchando con mi autocontrol y la urgencia de acercarnos esa última pulgada que nos separa y besarla. Cierro mis ojos brevemente y al abrirlos, estoy determinado. Ella es demasiado joven, inocente, demasiado adorable. Ella no pertenece a mi mundo. —Deberías mantenerte alejada de mi Anastasia, yo no soy el tipo de hombre para ti— susurro. Su cara cambia por una llena de desolación, como si le hubiesen golpeado con fuerza. Es mejor que sienta que la rechazo a que luego la hiera de alguna manera peor. —Anastasia respira, te soltare ahora ¿está bien? Te dejare ponerte de pie y caminar— su cara está llena de decepción y dolor.

La veo abrir sus ojos azules tan ampliamente como sus ojos le permiten para no dejar que las lágrimas que se forman haciendo brillar sus ojos no rueden por sus mejillas. —Lo tengo— es su respuesta —Gracias Sr. Grey. — ¿Por qué? —Por salvarme— me responde casi en llanto. Estoy furioso con el imbécil que casi la arroya. —Fue culpa de ese idiota, no tuya ¿Quieres que te acompañe al vestíbulo del hotel y tome asiento contigo? —Estoy bien— dice con voz quebradiza. —Gracias por la sección fotográfica— continua como si se tratara de un último esfuerzo de su parte para no llorar. Tengo un debate interno con ciertas emociones desconocidas. Por poco le concedo una explicación, de que soy un tipo jodido, y lo que obtendría de mi la haría infeliz. Ella es del tipo de chica que espera corazones y flores, y las 50 sombras del jodido Christian Grey que soy, no hacen eso. —Anastasia… yo…— entonces me detengo con esa batalla interna en mí, deseándola, pero no queriendo lastimarla. Estoy dividido. No puedo aguantar el dolor en su rostro. — ¿Qué Christian? — me suelta, mi nombre suena a una súplica en su lengua. No, no puedo hacerle esto a ella. Tomo un pequeño respiro y le digo. —Buena suerte en tus exámenes— confundiéndola. —Gracias— me responde casi en llanto y camina en dirección opuesta, alejándose de mí. La última cosa que la veo hacer es limpiarse la cara del mar de lágrimas que rueda por sus delicadas facciones. Mentalmente me pateo a mí mismo.

¡Mierda, Mierda, Mierda! Me regreso al hotel. Necesito golpear algo, alguien, algo… estoy lleno de estas extrañas emociones que no conozco. No puedo sacarla de mi mente. La mirada, el dolor… ¡Maldición! Todo es mi culpa… Yo no hago eso de tener novias, y ella no es el tipo de chica que quiere lo mismo que yo. Estoy en un maldito acertijo y tengo un deseo desconocido, algo que me tira hacia ella, y yo no quiero hacerle daño. Ella va a salir lastimada. Es muy inocente. ¡No va a funcionar con ella! La batalla en mis cabeza me hace sentir colérico. ¿Cómo voy a saber que no funcionará si no lo intento? A la mierda esto. Me daré a mí mismo un día más. Veré si puedo encontrar una solución a esto en mi cabeza. Maldición, llamare a Claude Bastille, para que traiga su trasero a Portland. Necesito un entrenamiento serio. Mañana, esperare a mañana.

Traducido y Corregido por Jesica

o puedo sacar su rostro de mi mente. Esa mirada aplastante que tenía, y el corazón roto que podía verse en su semblante como si hubiese perdido un familiar. No me agrada lo que le dije. Pero es por su propio bien. Ella es demasiado inocente. Demasiado dulce. Se merece mucho más de lo que yo puedo ofrecerle. Pero hay algo en su presencia que me atrae hacia ella. Me siento destruido por dentro con este tornado de emociones. Simplemente no puedo introducirla mi mundo oscuro. Ella se merece algo mejor; necesita a alguien que mueva su mundo y le de corazones y flores, lo cual claramente es lo que ella desea. Pero entonces la idea de alguien más tocándola me mata por dentro. Odio este sentimiento tan extraño que me consume por dentro, pegándose a mi alma. Odio estar de esta manera. Soy cortante con todo el mundo, a tal forma que hasta Taylor quien generalmente tiene su cara de Póquer, luce incómodo. Estoy en el borde de perder el juicio. Ha pasado casi una maldita semana. Y yo me mantengo vigilándola en la distancia como un adolecente. Su rutina es ir a la universidad y luego al trabajo, mientras yo consigo a duras penas manejar mi mundo de negocios desde el hotel Heathman en Portland.

Puedo dirigir mi compañía desde aquí hasta que complete mi responsabilidad en la ceremonia de graduación en WSU, donde se supone debo participar en la entrega de diplomas de todos los graduandos. Incluyéndola a ella… Anastasia. ¿Por qué no puedo sacarla de mi mente? ¿Qué acaso soy un maldito adolecente? Diversión… necesito algo de diversión. Pero nada llama mi atención, excepto ella. Es como si su cuerpo me llamara, su espíritu, su sangre, su ser. No puedo escapar de este maldito sentimiento. Tengo que hacer algo que le demuestre que estoy interesado en ella. Pero aun así siento la necesidad de advertirle. Según me dijo, le gustan los clásicos Británicos, fue específica al mencionar a Hardy. Decido enviarle: Tess la de los D’Urbervilles, primera edición con una nota. Estoy seguro que ya lo ha leído. Quiero que mantenga su distancia, pero no la quiero lejos. Solo quiero darle una advertencia. Si me rechaza, finalmente creo que quizás podría seguir adelante… quizás… Le escribo una nota a mano:

¿Por qué no me dijiste que había peligro? ¿Por qué no me advertiste? Las mujeres saben de qué cuidarse, porque leen novelas que le hablan de estos trucos. Ordeno la primera edición del libro y la hago enviar a su casa con mi nota de advertencia, esperando que ella entienda, que ante todo le deje saber del peligro que represento, pero una parte de mí, espera fuertemente que no se intimide por la advertencia. Nunca antes había deseado tanto a alguien, nada si quiera cercano a esto, y la verdad puedo decir que he tenido bastantes mujeres. Me digo a mi mismo que pudiera elegir cualquier mujer que desee, casi cualquier mujer, pero no, yo no quiero a cualquier mujer, ¡la quiero a ella!

Quizás si puedo aguantar esto hasta su graduación y verla en ese momento, quizás entonces pueda declararle mis deseos. ¡Maldita sea estoy perdiendo mis cabales! Ella me ha hechizado en mente y cuerpo, y no quiero estar lejos de ella. Es viernes por la noche y mi hermano me acompaña para la cena en mi habitación de hotel. Elliot trajo algunas ropas para mí, dadas las circunstancias, en primera instancia no había planificado quedarme por tanto tiempo. Mi teléfono suena. Miro el identificador de llamadas y es ella. ¡Es Anastasia! Contesto el teléfono en el segundo timbre casi sin aliento, sorprendido pero suavemente pregunto—: ¿Anastasia? La verdad ella no suena muy bien que digamos. ¿Estará enferma? Inmediatamente me encuentro alerta y atento a su voz. Su voz se derrumba. —Grey…— suena como apagada… — ¿Por qué tu… (Hipo) me enviaste los libros? Inmediatamente estoy preocupado. Mi ánimo cambia a un modo protector, porque ella no se encuentra bien. Definitivamente algo malo está sucediéndole. — ¿Anastasia estas bien? Suenas apagada, extraña… Sin más se ríe de manera derrumbada otra vez. —Grey, tu eres el extraño, no yo. Definitivamente ¡Esta ebria! —Anastasia ¿Has estado tomando? — le pregunto incrédulo. —Ese no es asunto tuyo, ¿Por qué debería de… de imp… imp…— la siento batallando para completar su oración… —…Importarte? —Solo me causa curiosidad. Dime ¿Dónde estás?

Se ríe, en realidad está riéndose. — ¡En un bar! — dice como si fuera lo más obvio del mundo. — ¿En cuál? —Uh umm… es un bar en Portland. — ¿Cómo volverás a casa Anastasia? —No lo sé— escucho un hipo otra vez —encontrare la manera. — ¿En cuál bar estas Anastasia? — ¿Por qué diablos me enviaste los libros de Tess de los D… Durb… D’ Urbervilles Christian? —Anastasia…— digo tan calmado como mi ira que ha subido a punto de ebullición, me lo permite. — ¡Dime donde estas! — Mi calma plagada de enojo. —Eres tan mandón, un hombre, persona controlador… — ¿Dónde demonios estas Ana?, Dios me ayude te encontrare de una manera u otra. —Oh muy lejos de donde… donde… donde tu estas. Si lejos de Seattle. —Ana por favor, ¿Dónde estás? — ¡Buenas noches Christian! — ¡y así sin más me colgó! ¡Me colgó a mí! — ¡TAYLOR! — grito. Mi hermano parece divertirse. Nunca antes me había visto seguir a una mujer, por lo tanto todo esto es un espectáculo para sus ojos. — ¿Si señor? — pregunta al entrar a la habitación.

—Necesito que localices la ubicación del teléfono celular de Anastasia Steele, ¡Ahora! —Señor. Taylor tiene para sí mismo un pequeño centro de comandos instalado aquí con capacidad para comunicarse en el espacio, encontrar a la Srta. Steele es tarea fácil. Unos minutos más tarde tengo la localización en mis manos. Elliot abre la boca para decir algo, pero lo detengo con un gesto de mi mano. El sonríe sosteniendo sus manos hacia arriba en señal de derrota. — ¡Taylor! ¡Vámonos! — digo al momento que Elliot también toma su chaqueta, viniendo con nosotros. Lo miro de manera directa y cortante. Y él responde con una sonrisa…. — ¡Oye hermano! ¡Siempre pensé que eras gay! ¡Esto tengo que verlo! — Aprieto mis dientes pero lo dejo venir con nosotros. Nos apresuramos conduciendo durante la noche, desde el hotel hasta el bar. Llamo nuevamente a Anastasia con satisfacción a medida que aceleramos la velocidad. — ¿Hola? — responde ella algo asustada. Así es, debes estar asustada. — ¡Voy por ti! — Es todo lo que digo antes de colgar. El bar no se encuentra muy lejos así que diez minutos después de que le llamara a Anastasia, estamos allí. La encuentro rápidamente frente al bar donde el fotógrafo trata de hacer su movida con ella y ella trata sin muchos resultados de alejarlo. Quiero golpearlo hasta sacarle la mierda a ese maldito. Elliot está conmigo. —Ve por su compañera de habitación, es una linda rubia y responde al nombre de Kate Kavanagh.

— ¿Linda y rubia? ¡Será un placer! Sonríe él y sinuosamente entra al bar. — ¡Creo que la señorita dijo que No! — Digo con veneno en mis palabras apretando los dientes, mientras salgo de la oscuridad. Está tomando todo mi autocontrol el no saltar sobre él y golpearlo hasta la muerte. En ese momento el la suelta. —Grey— dice él cómo probándome. Como si fuese algo planeado, en ese mismo momento, Anastasia se inclina y expulsa todos los contenidos de su estómago sobre el concreto del patio, salpicando al maldito quien salta hacia atrás diciendo alguna cosa rara en Español. Ella apenas parece estar en condiciones de ponerse de pie. Me apresuro a sostenerla desde su cabeza, sosteniendo su cabello hacia atrás. La atraigo hacia las flores donde las salpicaduras son menores, además de que la oscuridad oculta un poco más el hecho de que sigue vomitando. —Si vas a vomitar, hazlo aquí— le digo. Ella continua vomitando por un tiempo y aun cuando todo el contenido de su estómago parece haber sido expulsado, se le nota mal. Le alcanzo mi pañuelo. Ella lo toma avergonzada, mientras que su maldito atacante, está parado junto a la puerta como un gato que ha derramado toda su leche. Él le murmura que la vera dentro y se marcha. ¡Se marcha! ¿Qué clase de amigo, primero trata de sobrepasarse con su amiga, y luego la deja al cuidado de un completo extraño? Ana está muy mal, pero encuentra la manera de disculparse. — Discúlpame. — ¿Por qué te disculpas Anastasia? — le pregunto. Mejor será que esto sea bueno. — Oh, ¿quieres la lista? La llamada telefónica, vomitar, pero más que nada la llamada— ella luce como si hubiese recibido una lección mientras tiene la mirada gacha concentrándola en sus manos.

—Todos hemos pasado por esto, en un momento u otro, quizás no tan mal como tú— al decirle eso, ella me mira como si la hubiese abofeteado. Pero sigo insistiendo. — ¿Es hábito tuyo el presionar tus límites de esta manera? No me mal entiendas, a mí me encanta presionar límites, solo que no esta clase de límites. Ella está enojada ahora y desafiante. —Nunca antes me había embriagado, y…— sosteniendo su cabeza tratando de mantener el equilibro, añade —y no tengo intenciones de hacerlo una vez más—. Al verla tambalearse, la sostengo hacia mi pecho en peligro de sus vómitos. —Ven te llevare a casa— le digo. — ¿Cómo me encontraste? — pregunta ella petulantemente. —Rastree tu teléfono. En ese momento me mira con una expresión que indica no solo su confusión, pero también cierta diversión al mismo tiempo. —Debo ir por mi bolso y mi chaqueta—. Anuncia ella, además quiere decirle a su compañera que se marchara. Le digo que mi hermano Elliot está adentro bailando con Kate. Esto la sorprende, pero de todas maneras quiere entrar. La apresuro a entrar al bar, pero no quiero que se enferme más de lo que está. Así que la llevo a la barra, pido un trago para mí y un gran vaso de agua helada para ella. La hago tomarla, tomarla toda. Puedo ver cómo me acusa de ser mandón con la mirada y la verdad, siento que eso es erótico. Ella me opone resistencia hasta con la mirada. Una vez que ella ha terminado con su agua, la acerco a mi e inhalo su olor personal, ya sé lo que es una combinación de vainilla, jabón limpio, y algo así como espacios al aire libre. De alguna manera, con su aroma personal esto se vuelve un coctel intoxicante para mis sentidos. Me cuesta trabajo mantener mis manos lejos de ella. La dirijo hacia la pista de baile moviéndonos de un lado a otro hasta alcanzar a mi hermano Elliot y a la compañera de habitación de Anastasia, Kate, quien está como las moscas sobre la miel con mi hermano, bailando, moviendo su trasero energéticamente contra él y divirtiéndose.

Ana le dice que la llevare a casa. Ella nos despide agitando su mano y sonriendo. Mientras trato de ayudar a Ana a salir del bar y con el ruido ella empieza a balancearse y antes de que me dé cuenta… — ¡Maldición! Esta de cabeza en el suelo. Esta es la tercera vez. ¿A caso siempre tendré que estarla recogiendo del suelo? De alguna manera, a pesar de que ella es bastante desafiante, odio verla caerse y lastimarse. La levanto y la llevo en mis brazos hasta el Audi. Taylor conduce hasta el hotel. Yo la llevo hasta mi suite en mis brazos como si se tratara del paquete más delicado y precioso, como si fuera una niña. Estoy hechizado con esta inocente chica, tomado completamente. Aquí esta ella en mi cama, y es como si yo no tuviera ninguna opción, en cuanto a ella se refiere, soy nada contra sus encantos. Contra esta bella durmiente. Despido a Taylor diciéndole — ¡Eso es todo Taylor! —Buenas noches Señor— me contesta y se marcha a su habitación. Luego de levantar la manta, recuesto a Anastasia en mi cama. La observo por unos minutos, horas, no lo sé. Simplemente no puedo quitarle los ojos de encima. Mi respiración se agita ante su aspecto pacifico. Me arrodillo junto a la cama y desato sus zapatos Converse. Se los quito junto a sus calcetines. Luego bajo el cierre de sus jeans y al tirar de ellos termino revelando sus largas piernas con piel perfecta. La cubro con la manta nuevamente. Tomo asiento en una silla junto a la cama y la observo dormir en posición fetal respirando lentamente. Esto me concede una enorme paz, una paz que no había sentido en mucho tiempo. Simplemente quiero treparme a la cama junto a ella, y sostenerla toda la noche. Nunca antes había tenido a alguien junto a mí, en mi cama… para dormir al menos. Esta es la primera vez. Me quito mis pantalones y mi camiseta. Me coloco una camiseta de algodón para dormir y apago las luces de las lámparas junto a la cama. Por primera vez en mi vida, duermo pacíficamente, sin pesadillas de la prostituta drogadicta que era mi madre, ni de su proxeneta. Esta vez sueño con Anastasia. 

Proxeneta: Persona que induce a otra a ejercer la prostitución y se beneficia de las ganancias económicas que se obtienen de esta actividad.

Siendo la persona mañanera que soy, despierto temprano, luego de lo que para mí fue, la noche de mejor descanso en mi vida, junto a la hermosa Anastasia. Pudiera observarla por horas, pero necesito ir a entrenar, para deshacerme de toda esta energía sexual que ella hace fluir de mí. Me pongo mis pantalones de entrenamiento y dejo un vaso de jugo de naranja sobre la mesa de noche para darle algo de vitamina C a su sistema, junto a dos píldoras de Advil. Entreno bastante duro, el sudor sale a chorros de mi cuerpo. Luego de lo que pareciera una eternidad, regreso a mi suite y toco a la puerta de mi habitación antes de entrar, solo para no hacerla sentir incomoda. Ella esta despierta, sus ojos me observan siguiendo cada uno de mis movimientos. Al notar las marcas de sudor en mi ropa, su respiración se acelera, y esa reacción causa un efecto en mí, y siento como empiezo a endurecerme. —Buenos días Anastasia— digo — ¿Cómo te sientes? —Mejor de lo que me merezco— ella susurra tímidamente, entonces me mira con sus ojos azules y brillantes. Mientras me quito la toalla de mi cuello ella me observa con intensión en sus ojos y pregunta. — ¿Cómo llegue aquí? Voy al borde de la cama y tomo asiento. Estoy lo suficientemente cerca como para tocarla, pero no lo hago. No quiero decirle que quería observarla toda la noche, mientras trataba de descifrar si ella es lo que deseo. Así que opto por la explicación más simple. —Dado que regaste todas las flores frente al bar, no quería arriesgarme a que hicieras lo mismo con los asientos de cuero del auto, así que te traje aquí en lugar de a tu casa, aquí era más cerca— digo pasivamente. Ella se muerde el labio inferior consiguiendo que mi respiración se acelere. — ¿Tú me pusiste en la cama? —Si— le contesto con mi cara de póquer.



Advil: Advil (ibuprofeno) es un medicamento antiinflamatorio no esteroideo (AINE).Funciona reduciendo las hormonas que causan inflamación y dolor en el cuerpo.

— ¿Y me desvestiste? — dice en un susurro apenas audible mordiendo ese labio otra vez. —Si— le respondo mirando directamente a sus labios. —Y, ¿nosotros… eh? — ella arquea las cejas, sonrojándose aun antes de poder bajar la mirada. —No Anastasia, estabas completamente desmayada. No me gusta la necrofilia. Prefiero a las mujeres completamente receptivas y consientes— le respondo secamente. Su cara se hace más roja al recordar y todo se refleja en su cara. Así es, ¡Soy bastante heterosexual! —Fue una experiencia bastante interesante el tenerte en mi cama. — ¿Dormiste junto a mí? —Es mi cama— digo simplemente. —Es algo que no olvidare en un tiempo— le dije…por un muy largo tiempo… Entonces Anastasia me cuestiona sobre lo que ella llama, mis tendencias de acosador. A pesar de que suena como si quisiera darme una reprimenda también luce complacida. —Deberías de estar feliz de que te acosara, porque en lugar de estar aquí, podrías haber despertado junto al fotógrafo ese, quien estaba presionando su movida contra ti anoche, de hecho de manera bastante brusca— digo recordando no muy complacido, la furia que empezó a crecer en mi pecho contra ese bastardo. —Suenas como un caballero de la corte real— dice ella. Su inocente observación me saca de mi línea de pensamiento y me regresa a mis preocupaciones. No hay nada ligero con respecto a mi bebé. Todo es oscuro y jodido.



Necrofilia: Es una parafilia caracterizada por una atracción sexual hacia los cadáveres. La palabra proviene del griego νεκρός (nekros «cadáver» o «muerto») y φιλία (filia; «amor» o «atracción»).

—Anastasia, no existe nada ligero sobre mí— le digo —quizás un caballero de la noche—. Ella me mira sin poderme creer. Le dedico una sonrisa de amargura. Es demasiado pronto para hablarle sobre mi alma oscura, o mejor dicho la falta de alma que tengo. Así que para mí beneficio cambio el tema de conversación. — ¿Comiste algo anoche? — le pregunto. Ella responde agitando su cabeza de manera negativa. Esto no me gusta nada, me siento apaleado. — ¡Anastasia, por eso vomitaste tan violentamente anoche! ¡Siempre debes comer, especialmente si tienes intenciones de tomar alcohol!— la miro exasperado. Ella parece herida pero me responde. — ¿Continuaras regañándome esta mañana? — ¿Estoy reganándote? —Definitivamente sonaste como si así fuera— me responde con aire petulante. Bueno, creo que mis palmas están picándome. —Alégrate de que es todo lo que estoy haciendo, si fueras mía no podrías tomar asiento en ese trasero tuyo por toda una semana, debido a tu comportamiento de anoche. — ¿Yo que hice? — me regaña ella a mí. — ¿Qué te pasa de todas formas?, ¿Quién te pidió que vinieras y te metieras a salvarme? Su respuesta me hace sentir extrañamente herido, una vez más otro sentimiento con el que no me encuentro familiarizado. —Te comportaste muy mal. No comiste, tomaste en exceso, y te enfermaste, podrías haber sido hasta violada por eso que llamas amigo. Te pusiste a ti misma en una posición en la que lastimarte sería muy simple. Una vez más baja su mirada, luce avergonzada. —José es mi amigo, el no se atrevería a hacerme daño. Quizás el solo se salió de línea porque había tomado mucho.

— ¡Quizás alguien debería enseñarle algunos modales! — digo apenas conteniéndome a mí mismo. ¡Quizás yo debería enseñarle una lección que nunca olvidara! Entonces alza la mirada y nuestras miradas se capturan. — ¡Eres todo un disciplinario Sr. Grey! — me suelta de repente. ¡Bebé, no tienes idea! Sonrío. — ¡Oh Ana, si tan solo supieras cuanto! — Mi sonrisa se amplía aún más. Algunas veces ella mira directamente a través de mí. Me pongo de pie y camino hacia el baño. —Voy a ducharme ahora, a menos que quieras ir primero…— le pregunto de manera inquisidora. Ella jadea y contiene la respiración. Mi cuerpo responde como lo hacen los metales a los imanes. Camino hacia ella y suavemente tiro de su labio inferior, para que lo libere de entre sus dientes. Con mi pulgar acaricio su labio inferior mientras aquella corriente eléctrica pasa entre nosotros de manera fluida y constante. Quiero tomarla y hacer lo que me plazca con ella, justo aquí, ¡Justo ahora! Pero en vez de eso digo… —respira bebé— y suelto su cara. Siento su mirada pegada a mí mientras me dirijo al baño. Estoy enganchado. Me ducho tan rápido como puedo, para no perderme ni un minuto de su compañía. Tomo la ducha más rápida de la historia de mi vida, y salgo de manera casual con una toalla atada a mi cintura. Ella ya no está en la cama, solo camina de aquí para allá admirando la suite. Su mandíbula se cae al verme, pero una vez más, a mí también me pasa lo mismo al verla casi desnuda. Una inocente mujer, quien te deja sin aliento y no sabe cuál es el alcance de su propia belleza. Ella se queda petrificada en su lugar y aprovecho para decirle que sus pantalones estaban salpicados con vómito, y apunto a las ropas limpias que hice que Taylor le comprase esta mañana. Sus ojos brillan, y ella me observa a ‘escondidas’ mientras susurra. —Tomare… umm esa ducha ahora—. Y camina hacia el baño.

Me visto con mis pantalones y mi camiseta blanca. Tomo el diario matutino para leerlo en la mesa mientras espero a que llegue el servicio de habitación con el desayuno. Diez minutos después tocan a la puerta. Servicio de habitación. Dejo que el mesero entre y coloque la comida en la mesa. Luego de despedirlo, voy hasta la puerta del baño y toco con mis nudillos, dejándole saber a Anastasia que la comida está aquí. Ella me responde un nervioso. —Ok— haciéndome sonreír. Estar junto a un hombre la pone nerviosa. Muy inexperta. De alguna manera esto me complace. Cuando finalmente sale de la habitación, el solo mirarla me roba el aliento, tan inocente. Pero mi ceño se frunce al notar su cabello todo mojado. Y siento esta urgencia de que este sana y protegerla hasta de sí misma. — ¡No secaste tu cabello! — le reprocho. —No vi la secadora de cabello— ella murmura y yo ruedo los ojos. Ella no es mía… Ella no es mía… Ella no es mía… Me corrijo a mí mismo. Por ahora… Pero me gustaría que lo fuera. —Te vez genial en ese color— me encuentro a mi mismo diciéndole mientras no puedo apartar mi mirada de ella y eso la hace sonrojarse. —Gracias por la ropa Christian— dice mordiéndose el labio. —Debo pagártelas. Hago una mueca, ¡no quiero que me pague nada! Puedo pagarlas. Siento como si debería cuidar de ella. —Deberías simplemente agradecer los regalos, elegantemente Ana—le digo firmemente. —No puedo, veras, me has dado unos libros bastante caros— dice y luego añade rápidamente —los cuales intentare devolver por su puesto, pero ropa, no lo sé, debería pagarte por ellas. Los libros, sé que no puedo pagártelos— su voz se apaga —pero al menos puedo pagar la ropa.

— ¡Puedo hacer esos gastos Anastasia, no tienes por qué pagar nada! — le digo a esta testaruda y hermosa chica frente a mí. —Sé que puedes Christian. Ese no es el punto. Me sentiría mejor pagándote, eso es todo— ella observa sus dedos como si en ellos pudieran tener las respuestas a algunas preguntas. Entonces alza la mirada y me cuestiona. — ¿Por qué me regalaste esos libros Christian? Cierro mis ojos brevemente y respiro profundo. Cuando los abro nuevamente digo —porque sentí que necesitabas una advertencia. Cuando te sostuve, me miraste suplicándome que te besara, y — digo pasando mis dedos por mi cabello en un gesto de nerviosismo. Por primera vez en mucho tiempo siento que no tengo palabras para responderle, pero ordeno mis pensamientos y le respondo —y mira, yo no soy de esos hombres que pueden ofrecer corazones y flores. Yo no hago esas cosas. Mis gustos son un poco singulares. Deberías mantenerte lejos de mí, si sabes lo que te conviene. Aunque Dios sabe, que yo no puedo mantenerme alejado de ti… Cierro los ojos tratando de comprender este condenado sentimiento. No soy bueno con esto de los sentimientos, y si yo supiera lo que es bueno para mí, yo mismo me apartaría de ella. Su proximidad es hechizante, increíble, arrastrándome como una corriente de la cual no puedo escapar. Como una antorcha al fuego. Como si su alma llamara a la mía para ayudarla a encontrar un camino al estar perdida. Aun al cerrar mis ojos puedo sentirla. Ella susurra. —Entonces, no te alejes de mí… De alguna manera siento que debo de protegerla de mis 50 sombras de porquería; no quiero verla herida. Ella es tan inocente. Como nadie que jamás había conocido, y he conocido bastantes mujeres. Cierro los ojos una vez más. — ¡Anastasia no sabes lo que estas pidiendo! — ¡Dímelo entonces! ella me urge.

—Supongo que eso significa que no eres célibe— ella murmura. Eso me saca de mis pensamientos y mis ojos se oscurecen con pasión por ella, y mi deseo se intensifica. Le dedico una sonrisa maliciosa. —No Anastasia— digo divertido. — NO soy célibe. —Oh— murmura ella y su respiración se entrecorta con deseo y puedo escuchar su corazón latiendo como el batido de las alas de un colibrí tratando de escapar de su pecho. Eso afecta a mi cuerpo, haciendo hervir mi sangre. Simplemente no puedo dejarla ir ahora. Voy a ir contra viento y marea, ¡Tengo que intentarlo!, he tomado mi decisión. — ¿Cuáles son tus planes para los próximos días Ana? — le pregunto con ojos oscurecidos de deseo. Ella me responde que trabajara hoy después del mediodía. — ¿Qué tal mañana? — le pregunto inclinándome hacia adelante. —Trabajare toda la semana y se supone que Kate y yo empecemos a empacar, porque nos mudaremos a Seattle. — ¿Ya tienen lugar? —Sí, un apartamento en el distrito de Pike Market—. Sonrío complacido, estará bastante cerca de mí. —He aplicado a unas cuantas pasantías y estoy esperando respuestas. — ¿Aplicaste para mi compañía? — pregunto. —No, no lo he hecho— ella murmura. — ¿Qué tiene de malo mi compañía? — pienso en voz alta.

Ella sonríe, — ¿Tu compañía, o Tú Compañía? — Dios, ella me gusta. Tiene una boca sabelotodo, pero como nadie que conociera antes. Ella es un respiro de aire fresco. No tiene miedo a decirme lo que piensa. — ¿Te burlas de mi Anastasia? — le pregunto de manera lasciva. Su respiración se acelera y muerde su labio inferior. Simplemente ya no lo puedo soportar. — ¡Dios como me gustaría morder ese labio! — digo en un gruñido. Su boca se abre, mientras ella jadea producto del deseo. Me gusta su respuesta. Apuesto a que ya está toda mojada de excitación. La idea me hace desearla más, pero no tanto como lo próximo que me dice… — ¿Entonces por qué no lo haces? Estoy decidido. No puedo alejarme de ella, pero aun así ella necesita saber mis términos. —Porque no te tocare hasta tener un documento firmado por ti, que diga que puedo hacerlo Anastasia— le digo sonriendo. — ¿A qué te refieres? —Es bastante literal, necesito tu consentimiento por escrito antes de tocarte. Debo mostrarte. ¿A qué hora sales del trabajo Anastasia? — le pregunto y su respuesta es automática. —A las 8— entonces le digo que podría llevarla a Seattle esta noche para aclararle todo. — ¿Por qué no puedes decirme ahora? — pregunta. —Porque disfruto de tu compañía, y no quiero que salgas huyendo de mi, aun—. Su mirada es la de alguien que trata de resolver un acertijo, y definitivamente se encuentra indecisa. Varias emociones se pasean por su rostro pero al final se ve resuelta. —Ok— dice determinada.



¿Tu compañía, o Tú Compañía?: en el segundo compañía se refiere a acompañamiento

Hago los arreglos para tener un piloto de reserva para el Charlie Tango, ya que tengo la sensación de que puede no estar de acuerdo con lo que tengo en mente para ella, en cuyo caso es posible que quiera volver a casa, y para mi decepción, este sería el final de nuestro breve encuentro. Pero estoy realmente esperando que no lo sea. —Eres muy mandón— ella observa cuando cuelgo el teléfono. Estas tan en lo cierto, y aun así no tienes idea de que tan mandón puedo ser. No tienes idea en lo absoluto. —Por alguna razón, no estoy seguro si por los nervios o por alguna clase de excitación, ella no pudo comer todo su desayuno, y por su puesto yo odio que la gente desperdicie comida y le digo que coma. No puedo evitarlo. ¿A caso no sabe ella que existen personas muriendo de hambre cada día? Cuando terminamos de comer, ella se dirige al baño para lavarse. Cuando regresa yo estoy al teléfono. Luego de unos minutos termino mi llamada y tomo su mano para caminar hacia afuera. Ella tiene algo que me atrae tanto a ella. Cuando ella está cerca de mí, puedo sentir el aire cargándose. Impacientemente presiono el botón del elevador. En un minuto o dos las puertas hacen ding y se abren. Entramos al elevador y el aire entre los dos está aún más cargado y la corriente es más pulsante e intensa entre los dos. Ella también lo siente y muerde su labio inferior. Nuestras miradas se interceptan y una vez más somos como la antorcha y las llamas. Llamaradas de pasión quemándome por dentro, y siento como empieza a crecer mi erección. — ¡Oh al diablo con el papeleo! — digo con un gruñido y la aprisiono, empujándola hacia la pared del elevador, acorralándola y sosteniendo sus manos desde sus muñecas encima de su cabeza con una mano mientras con la otra inclino su cabeza hacia atrás sosteniéndola, mientras mi lengua explora su boca.

¡Qué deliciosamente dulce exploración! Sus gemidos en mi boca, mientras nuestras lenguas danzan un tango a su propio ritmo, bailando, explorando y besando. ¡Ella me desea y yo la deseo a ella! — ¡Eres…Lo.Mas.Dulce.Que.Jamás.He. Conocido! — Me encuentro a mi mismo enunciando. He perdido mi conciencia lo suficiente como para cogérmela en el elevador, cuando de repente las puertas suenan y el aparato se detiene en su descenso en uno de los pisos, tres hombres aparentemente ejecutivos entran. Nos despegamos y al momento coloco mi cara de póquer, sin embargo, ella aun luce desarmada y deseosa. La observo desde mi visión periférica, mientras lentamente respiro profundo, exhalando la energía sexual que puse en uso. Los ejecutivos sonríen mientras salimos del elevador en el primer piso, yo tomo su mano y, murmuro para mí mismo. — ¿Qué tendrán los elevadores? Ella uso mi cepillo de dientes, puesto que su boca sabía a menta fresca, y me sonrió afirmativamente cuando le pregunte. Es única. Salimos del hotel. Estoy a su merced. Si tan solo ella supiera. De repente me siento lleno de júbilo con ella junto a mí. Solo tengo 27 años y por primera vez con Anastasia me siento joven. ¡Somos Jóvenes!

Traducido y Corregido por Jesica

bro la puerta del pasajero del Audi negro, permitiéndole a Anastasia entrar. Ella se desliza hacia adentro y yo cierro la puerta. Yo camino hacia la puerta del conductor y enciendo el motor. La observo con mi vista periférica. Puedo divisar una gran cantidad de emociones cruzando por su cara. Luce perdida. En dos ocasiones luce como si estuviera a punto de decir algo, pero se detiene a sí misma. Sin lugar a dudas está afectada por nuestro beso. Pero esto no puede volver a suceder sin premeditación. Perder el control no está en mi vocabulario. Doy reversa en el estacionamiento y deslizo el auto suavemente fuera del aparcamiento encendiendo la música. The Flower Duet de Delibes empieza a sonar. Sus ojos se iluminan y se dirige a mí. — ¿Qué estamos escuchando Christian? ¡Es hermoso! —Sí lo es. Es una pieza de Opera de Lakmé—. Le digo. Ella desea escucharla una vez más así que pongo el reproductor de MP3 en modo reproducción. Ella me pregunta si me gusta la música clásica, y así es, pero mis gustos no se limitan solo a eso.

—Mi gusto es ecléctico Anastasia. Cambia como mi humor. Clásica, moderna, coro de iglesia, tudor, de todo, cualquier cosa que combine con mi humor en el momento. ¿Qué hay de ti? — ¡Yo también…! — dice entre cortada. La próxima canción “Sex on Fire” empieza a sonar y ella muestra reconocimiento en sus facciones. Mi celular suena y yo rompo con mi buen humor para colocarme en modo de negocios. Presiono el botón del comunicador por Bluetooth en el guía del auto —Grey— digo bruscamente. Es Welch. El comenta que tengo la información que le pedí. Eso seria los detalles del contrato que deseo que Anastasia lea y esperanzadamente espero que firme en acuerdo. —Muy bien envíamelos por correo electrónico. Si no tienes nada que añadir— digo preguntándole. —No señor—. Me responde. Cuelgo el teléfono y la música vuelve. Ella me mira con esa expresión de ‘eres un mandón’ que ahora puedo reconocer cuando el teléfono vuelve a sonar, esta vez es Andrea. —El AND ha sido enviado a su correo electrónico Sr. Grey— ella me informa. —Genial. Eso es todo Andrea—. Y justo luego de colgarle, mi teléfono vuelve a sonar, esta vez es mi hermano Elliot. — ¡Hola Hermano! ¿Tuviste sexo anoche? —Hola para ti también Elliot. Estas en modo altavoz, no estoy solo en el auto— dejo salir con un jadeo exasperado. — ¿Con quién estas? — él me pregunta. Le digo que con Anastasia. Su alegría es notable en el teléfono y saluda a Anastasia como si la conociera de toda la vida. — ¡Hola Ana!



AND: Acuerdo de No Divulgación.

— Hola Elliot— ella responde tímidamente. —Kate me ha hablado mucho sobre ti, Ana— él dice y puedo sentirlo sonriéndose en el teléfono. —Espero que sea todo bueno Elliot— dice ella. —Elliot voy a dejar a Anastasia en su casa, ¿necesitas que te lleve? —Sí, claro. —Te veré pronto entonces— le digo, no quiero que coquetee con Anastasia. Siento una repentina oleada de celos. Anastasia me pregunta porque insisto en llamarla por su nombre completo y no en diminutivo, la verdad es que su nombre me gusta muchísimo. Pero supongo que es más sencillo lo que le digo, que ese es su nombre… ella puntualiza que prefiere que llame “Ana.” — ¿Eso prefieres? — bromeo con ella. Con eso la hago sonrojar como si la hubiese tocado. No me detengo a pensar en eso, ya que mi mente está ocupada pensando; debo dejarle saber que tengo reglas. A medida que nos acercamos a su apartamento, me giro hacia ella y le digo. —Lo que paso en el elevador, no se volverá a repetir sin premeditación Anastasia—. Por su puesto quiero hacer mucho más que eso, pero bajo mis propios términos. Mucho, mucho más que eso… Ella luce herida y decepcionada. Llegamos a su apartamento, y yo me estaciono. Su rostro vuelve a sonrojarse y a decir verdad ahora luce muy avergonzada. ¡Que no daría por saber que está sucediendo en su mente! La observo de manera maliciosa mientras le sonrío al caminar hacia la puerta del pasajero para abrir la puerta para ella. Ella sale del auto y murmura. —Me gusto la experiencia del elevador— sorprendiéndome y acelerando mi respiración audiblemente. Me deja parado allí, sorprendido e inmóvil por un minuto y con una mirada tímida, camina en dirección a su apartamento.

Trato de recomponer las terminaciones nerviosas que conectan mis pies a mi cerebro y acelero para alcanzarla. Entramos en su apartamento para encontrar a su compañera de habitación y a mi hermano juntos luciendo irreconocibles, sonriéndose uno al otro como idiotas demasiado animados. Su compañera me observa inquiridoramente como una madre. Me agrada su actitud protectora que tiene hacia Anastasia pero al mismo tiempo esto se contrapone con mi posesividad por Ana. — ¡Buenos días Ana querida! — dice ella, y cuando se gira para darme los buenos días, su tono se enfría bastante. Asiento diciéndole. —Srta. Kavanagh— de manera formal. Mi hermano, siempre una mariposa social, me dice que la llame ‘Kate’ entonces se gira hacia Anastasia y le dice de manera brillante. — ¡Hola Ana! — y la abraza poniéndome celoso inmediatamente. Veo a Anastasia regresarle un incómodo abrazo, mientras se muerde el labio inferior. Eso me produce cosas, especialmente cuando está siendo abrazada de manera casi intima por mi hermano, aunque sé que no se trata de eso para él. Aun así me desagrada su actitud en exceso amistosa hacia ella. —Sera mejor que nos marchemos Elliot— le apuro. —Muy bien— dice él y se gira hacia su chica y la inclina hacia atrás como si él fuese Humphrey Bogart en Casablanca, dándole un beso demasiado largo y extrañamente me molesta ver a Anastasia mirándome anhelante con sus ojos tímidos y sus largas pestañas. Cuando él se despide. —Hasta luego bebé— de Kate con una sonrisa en su rostro, esa es mi señal para irnos. Camino lentamente hacia Anastasia y tomo una hebra de cabello suelta y la coloco detrás de su oreja. Ella jadea ante nuestro contacto cargado de electricidad firmemente una vez más.

Quiero tomarla entre mis brazos, y está tomando todo mi auto control el no darle un beso que no olvidaría, dejando sus labios hinchados, recordándole que había sido yo, quien había tomado posesión de ella. Aun así, simplemente toco su labio inferior con mi pulgar. La pequeña conexión causa reacciones en mi cuerpo, excitándome con una erección. No la besare, porque si la beso, perderé el control. —Hasta luego bebé— murmuro copiando a Elliot. Ella sonríe. —Pasare por ti a las ocho—. Ella asiente y el idiota de mi hermano le lanza un beso a Kate como un idiota adolecente enamorado. Puedo ver un rastro de celos en el rostro de Anastasia antes de girarse. Si aceptas mis términos esta noche. Recibirás mucho más que un profundo beso satisfactorio, le digo en silencio con mi mente. Espera… solo espera un poco… me digo a mí mismo. En el camino al auto, Elliot sonríe de oreja a oreja. — ¡Estoy enamorado hermano, Kate es fantástica! — dice él. Yo asiento sin ninguna respuesta. Elliot quien se ha acostado con casi todas las mujeres de Seattle ¿Enamorado? Difícil de creer. Sin esperar mi respuesta, me dice — ¿Entoooooncesss? — Me mira con una clara pregunta en su rostro… — ¿Tuviste sexo? — ¡No! — respondo firmemente. —Huh—. Dice él — ¡Anoche me habías convencido de que no eras homosexual! — me dice sin ningún pudor. — ¡No lo soy! Pero ella estaba demasiado borracha, y no me gusta tomar ventaja de una chica semi inconsciente. — Con eso él sonríe… — ¿Así que hay esperanza para ustedes dos? —Quizás, es muy pronto para saber. —Te escuche decirle que la recogerás a las ocho— el me prueba.

—Si— digo cortante. —Ella ¿te gusta? Yo nunca, nunca te había visto con una chica. No le sacabas los ojos de encima. Y no creas que no lo note cuando me sermoneabas con la mirada severa esa que pones cuando la abrace—. Dice sonriendo. Aprieto los dientes. —Deja de ser mojigato Hermano, ¡Tiene mi aprobación! —Como si tuvieras opción. — Le sonrío. Entonces cambio el norte de la conversación hacia él. —Entonces… ¿Qué tal la compañera? — ¡Deliciosa! ¡Fantástica! ¡Hermosa! ¡Estoy enamorado! ¡Estoy enamorado! — respira con los ojos brillantes. — ¿Tan pronto? — le pregunto escéptico. —Bueno, hasta el momento sí. Nunca nadie me había cautivado de esa manera antes— dice seriamente. Justamente esos son mis sentimientos por Anastasia, pero no digo nada al respecto. Entonces Elliot añade — volveré a verla— mis pensamientos vuelan hacia Anastasia. No puedo esperar a que llegue la velada de esta noche. Llegamos al hotel en silencio, cada uno perdido en sus pensamientos. Tengo un montón de negocios que conducir, pero no estoy de humor para eso hoy. Tengo que ocuparme en algo, estar activo para poder lograr llegar a la noche sin enloquecer. Le envió un mensaje de texto a mi mano derecha Ros, lo que deseo que ella complete por mí. Telefoneo a mi asistente Andrea y le digo que no podrá localizarme por lo que queda del día y que tome mis mensajes. — ¿Qué planes tienes para el día hermano? — le pregunto a Elliot. — De hecho aún no he hecho planes, ¿qué tienes en mente? — el pregunta.

—Yo estaba pensando en ir de excursión al camino de Riverside. —Claro, ¡estoy de ánimos! Dice él. Va a ser una larga espera, y quiero mi mente ocupada en algo más, así como mi cuerpo ejercitado y más rejalado para poder pasar una mejor velada.

Regresamos de nuestra excursión a las 6 de la tarde. Tomo una ducha y luego de que Elliot se alista, vamos por algo de comer. Muy pronto iré a recoger a Anastasia. — ¿Vas a regresar a Seattle? — le pregunto a Elliot. Él me sonríe al responderme — ¿te quieres deshacer de mi tan rápido? De hecho si, necesito volver al trabajo. Pero regresare este sábado— asiento. — ¡Estas demasiado tenso hermano! ¡Asegúrate de tener sexo esta noche! eso te relajara un poco— me dice con la sonrisa más grande que su cara puede crear. Si el tan solo supiera, pero no es de su incumbencia. Elliot recoge las pocas cosas que trajo consigo de mi habitación y estrecho su mano diciendo… —Gracias por traer mis ropas, y por ir conmigo de excursión. —Cuando quieras hermano, valió la pena el viaje— el me dedica una sonrisa infantil golpeándome en el hombro y se marcha hacia Seattle. Taylor y yo iremos por Anastasia a su trabajo y de allí iremos al helipuerto. Llegamos temprano a Clayton’s y esperamos a que ella termine de trabajar.

Al salir por la puerta unos minutos después, son justo las ocho en punto. Inmediatamente salgo del auto y camino hacia ella sonriéndole cálidamente. Verla me quita el aliento, en sus pantalones negros de jeans, de corte bajo y su camisa de color claro. Tan simple y a la vez tan llamativa. —Buenas noches Srta. Steele— respiro suavemente. —Sr. Grey— ella me responde amablemente asintiendo. Abro la puerta trasera del auto para dejarla entrar. Ella saluda a Taylor amablemente y él le responde de igual forma. Entro al auto por la otra puerta para colocarme junto a ella y tomo su mano con la mía dándole un leve apretón. Siento la temperatura de su cuerpo subir. Le pregunto qué tal estuvo el día en el trabajo. —Muy largo— ella me responde en una voz ronca, necesitada y casi imperceptible por su bajo volumen. —Ha sido un día largo para mí también— le digo seriamente sin poder evitarlo. Ella apenas y puede respirar lo suficiente mucho menos puede preguntarme lo que hice durante el día, así que decido decirle sobre mi excursión con Elliot, mientras acaricio sus nudillos asegurándome de no tocarla en ningún otro lugar, después de todo subir las expectativas es lo mejor que puedo hacer. Siento su pulso acelerarse, los latidos de su corazón fuertes y cortos. Cuando llegamos a la localización del helipuerto, Taylor consigue aparcamiento y yo salgo del auto, voy a su lado y abro la puerta para ella ayudándola a salir del vehículo. Ella toma la mano que le ofrezco sin pensarlo. — ¿Lista? — le pregunto y ella asiente, incapaz de articular palabras, notablemente excitada y nerviosa. Taylor se va con el auto mientras yo tomo su mano y la guio al elevador, para subir al helipuerto. Mientras esperamos por elevador, el recuerdo de esta mañana flota de regreso en el aire, como una corriente eléctrica que se mantiene firmemente constante entre nuestras manos conectadas.

Las puertas suenan y se abren, acto seguido entramos. Su respiración se acelera, es seguro que también está recordando, se lo mucho que le gusto. Una pequeña sonrisa empieza a dibujarse en mí boca cuando nuestras miradas se encuentran. La tomaría aquí mismo, ahora. Pero me contengo a mí mismo. —Son solo tres pisos— jadeo roncamente, viendo la esperanza en sus ojos. Rápidamente el elevador se detiene y estamos en el techo del tercer piso. Me dirijo a la oficina y me aseguro de que todas las preparaciones y revisiones antes del vuelo fueran completadas. El viejo Joe está sentado en el escritorio, y me informa que todo ha sido completado. Le agradezco, dándole una sonrisa cálida. Anastasia luce sorprendida con este pequeño intercambio, luce curiosa. —Vámonos— digo dirigiéndome hacia Charlie Tango, con el nombre de mi compañía impreso en azul en uno de los lados: Grey Enterprises Holdings Inc. Abro la puerta para Anastasia y le ordeno —siéntate y no toques nada— regreso a mi asiento en el lugar del piloto. Me giro hacia Anastasia y la ato con el arnés de cuatro puntas. Ajusto los finales sueltos del arnés, y noto con una enorme satisfacción que esta actividad y el verla atada me excita extraordinariamente. Estoy tan cerca a ella que puedo beber el aroma de su piel. Su olor es una mezcla de vainilla, campo y mujer. Me mira sofocada y yo la observo con una sonrisa producto de su reacción apasionada, y mi mirada se vuelve más ardiente. Ella cierra sus ojos demasiado emocionada para escapar a sus deseos y conteniendo la respiración. —Ahora estas asegurada, no puedes huir— le susurró al oído. Su respiración se acelera una vez más luego de observar la manera ardiente en la que mis ojos captaban cada detalle sobre ella. —Respira Anastasia—. Digo suavemente, tocando y acariciando su mejilla. Quiero inclinarme y perderme en ella pero me abstengo a darle un suave y casto beso apenas rosando sus suaves y lascivos labios.



Grey Enterprises Holdings Inc: Grey Compañía por acciones, Incorporada.

Apunto hacia las orejeras y le digo que debe usarlas durante el vuelo. Reviso todos los sistemas antes de salir. Verificando todo, e intercambiando información con la torre de control, despego en dirección a Seattle. Veo a Anastasia un poco nerviosa, y me mira con sus ojos azules llenos de preguntas: — ¿Sabes lo que estás haciendo Christian? — ella me pregunta y yo sonrío. —Soy un piloto totalmente calificado desde hace cuatro años. Estas a salvo conmigo Anastasia— le digo, pero inmediatamente añado —al menos mientras volemos— y le guiño un ojo juguetonamente. La sonrisa que me dedica es deslumbrante, me roba el aliento. Me pregunta cuánto nos tomara llegar a Seattle. Le digo que aproximadamente una hora. Ante eso ella luce aliviada. Aparentemente le preocupa que volemos durante la noche. Le digo que estamos volando en un modelo EC135 Eurocopter; uno de los más seguros de su clase, equipado para vuelos nocturnos. —Hay un helipuerto en el edificio donde vivo, hacia allá nos dirigimos— comento. —Por supuesto— murmura ella en voz baja casi decepcionada, triste; su reacción me sorprende. ¿Por qué podría este hecho molestarle? Durante el viaje me lanza miradas furtivas, pareciera como si tratara de memorizar mi rostro, como si no le quedara mucho tiempo para verme, y quisiera recordarme. Existe una esperanza en sus ojos, un deseo. El solo pensarlo y las posibilidades me complacen, me alegran. —Me giro hacia ella ¿Estás bien Anastasia? Su respuesta es corta y precisa —sí—. Señalo a la silueta emergente de Seattle en la noche. — ¿Siempre impresionas a las mujeres de esta forma con tu helicóptero? — pregunta.

Oh, eso es lo que le ha estado molestando. Aunque en realidad no sé cómo responder a su pregunta. En realidad nunca había subido a una mujer a mi helicóptero, ella es la primera, también fue la primera en dormir junto a mí, la primera que he tenido en mi propia cama. —No, nunca había traído a una chica en Charlie Tango. Mi helicóptero quiero decir. Estas experimentando otra primera vez conmigo Anastasia— le respondo, mirándola con nuevo sentido de reverencia. — ¿Te sorprende? — me encuentro a mí mismo preguntando. —Christian, estoy sorprendida. De hecho, ¡estoy impresionada! — Ella responde. — ¿Impresionada? — Quiero saber más. Ella tiene mi atención, y sus palabras son como letanía. —Si lo estoy— ella suspira. —Eres tan, increíblemente capaz… tan… muy competente— respira. Estoy enamorado de su respuesta, y sin pensarlo le digo —bueno, gracias Srta. Steel, nuestro objetivo es complacer— y sin poder evitarlo le dedico mi sonrisa de tonto adolecente. Ella luce feliz y luego ella hace notar, como disfruto al volar. —Si— le respondo —inmensamente. Porque toma mucha concentración y control para poder volar, ¿Cómo no podría amarlo? — pero entonces le digo que me gusta aún más planear. Seattle se ve absolutamente impresionante en la luz de la noche, y veo en su mirada que le resulta romántico, aunque recuerdo con una punzada en mi interior que no hago esas cosas de romance. Vuelo a través de edificios de gran altura haciendo mi camino hacia el Escala. Unos minutos más tarde aterrizo en el techo de Escala, mi edificio.

—Estamos aquí— le digo en voz baja. En este pequeño espacio cerrado, el aire es más intenso entre nosotros. Ella se ve emocionada, nerviosa, tímida y su respiración errática me hace más deseoso por ella. Me acerco y tomo sus auriculares, quitándoselos. Desabrocho mi cinturón de seguridad, y me acerco aún más para desabrocharla a ella. Mi emoción y deseo por ella son difíciles de contener. Aprieto la mandíbula y entrecierro los ojos en un esfuerzo por contener las emociones que tengo hacia ella. La deseo, pero quiero protegerla también. —No tienes que hacer nada que no quieras hacer. Ya sabes, ¿verdad Anastasia? — le digo con fervor. En cierto modo estoy desesperado porque ella dijera que no y se fuera, porque Dios sabe que yo soy incapaz de hacerlo. Me he enganchado a ella, me hechizó con todo su ser. Si ella supiera lo mucho que la deseo... No puedo mantener el deseo y el anhelo que tengo por ella fuera mi voz o mis ojos. Entonces ella me habla con calma y con convicción: —Yo nunca haría nada que yo no quiero hacer Christian. Asiento con la cabeza y respiro un suspiro de alivio interno y digo —okay— en voz baja y apenas audible. Todavía mis ojos la miran con recelo, dividido entre mantenerla aquí, y no dejarla ir, y llevarla de vuelta a Portland, y dejarla con su inocencia intacta e ignorante de mi mundo oscuro. ¡Pero yo nunca he deseado a nadie tanto como a ella en este mismo momento! Ella me quita el aliento. Ella me mira determinada, y esos ojos azules de esperanza que rompen con el último esfuerzo de mi resistencia destrozándome y derritiéndome. Abro la puerta para salir. Me agacho y camino rápidamente a su lado, y abro la puerta envolviendo mis brazos alrededor de ella tirando de ella hacia abajo desde el helicóptero y acercándola, pegándola fuertemente contra mí. Gracias al viento en el techo, tengo que gritar para ser escuchado.

— ¡Ven! — le digo. El viento es fuerte, y tengo que arrastrarla hasta el hueco del ascensor, toco el botón. Se abre la puerta y tiro de ella. Una vez en el ascensor, coloco el código a mi Pent-house. Anastasia por su parte se queda mirando las paredes de espejos del ascensor, mirando a la reflexión infinita, los dos juntos con una expresión de admiración y asombro. Al ascensor le lleva poco tiempo llegar a mi piso y la puerta se abre. Entramos en mi recibidor, todo blanco adornado con una mesa de madera oscura, con flores frescas, haciendo una gran declaración. Mi selección de exquisitas pinturas de la Madonna y del niño que adornan las paredes. Ella mira las piezas como lo hizo con el cuadro en la pared de mi oficina en su primera visita a entrevistarme. Abro las puertas dobles y entro en el salón principal, aunque es más una declaración, que una sala de estar común. Las paredes son de doble altura y todo blanco, con las paredes de cristal exteriores que permite la entrada a un amplio balcón con vistas a la exquisita silueta de la ciudad de Seattle. Tengo un gran sofá en forma de U en el salón principal que da a la cocina abierta. La chimenea también se ilumina dando una sensación de un ambiente sensual y cálido. — ¿Puedo tomar tu chaqueta Anastasia? — Le pregunto en voz baja. Ella niega con la cabeza, ella parece tener frío todavía. Quiero calentarla, pero me distraigo a mi mismo al preguntarle si le gustaría una bebida. Ella se ve tanto confundida como divertida. Alzo las cejas un poco y le digo que me tomare una copa de vino blanco, y le pregunto si le gustaría unirse a mí. —Sí, por favor— ella responde con timidez. Yo le digo mi elección de vino blanco, y le pregunto si ella le iba bien esa opción. —Christian, yo no sé nada de vinos. Lo que decidas estaría bien— dice tímidamente. Ella es inocente y sin experiencia en todos los sentidos, mi conciencia me dice. Asiento con la cabeza, y le sirvo una copa. Ella está muy tranquila.

¿Está teniendo dudas? Una parte de mí desea que ella este dudándolo, y la otra parte la quiere, la desea más que a nada. Pero tengo que preguntar ya que esta tiene que ser su elección. —Tú estás demasiado tranquila, Anastasia, pálida, de hecho. ¿Estás bien? ¿Tienes hambre? — Pregunto a manera de sondeo. Ella niega con su cabeza. —Tienes un buen lugar aquí Christian. Muy grande— comenta ella con aire ausente. — ¿Grande? — estoy divirtiéndome. —Sí, mucho— responde. Cuando se da cuenta del piano me pregunta si toco. —Sí, toco el piano— le respondo mi mirada clavada en ella como un halcón. Estoy lleno de intensidad y deseoso, y enamorado de ella. De esta inocente niña hermosa, que es apenas consciente de su propio poder de seducción. — ¿Hay algo que no puedas hacer? — Ella comenta casi con tristeza, como si yo fuera inalcanzable. —Algunas cosas...— digo. — ¿Te gustaría sentarte Anastasia? — Le pregunto invitándola al sofá. Ella se sienta y con un brillo sonríe. Tengo curiosidad por saber lo que está pasando por su mente en este instante. Ella es tan cerrada para mí. Me esfuerzo mucho para leer su lenguaje corporal. No se parece a nadie que yo haya conocido. — ¿Qué te divierte Ana? — Comento tranquilamente sentado junto a ella lo suficientemente cerca para tocarla. Me siento hacia atrás apoyando el codo detrás de mí.

— ¿Por qué me diste los libros de Tess de los D'Urbervilles Christian? — Pregunta con atención. Ella es difícil de leer ya que su pregunta me toma por sorpresa. —Imagine que debía gustarte Hardy y yo te debía una advertencia acerca de mí mismo. Esa era la única manera que se me ocurrió. Ya sea para que pueda que no te hagas un ideal imposible, como Ángel Clare, o una degradación completa como Alec D’Urberville— murmuro lentamente la mirada vacilante con mi deseo interior cargado de sensualidad oscura. —Si sólo me ofreces dos opciones Christian, voy a tomar la degradación— me susurra mordiéndose el labio y sorprendiéndome completamente. Sus palabras y la visión de ella con el labio atrapado entre sus dientes, me quitan el aliento y tengo que tomar un suspiro audible para recoger mis sentidos. Ella me deja en completo asombro. Sacudo la cabeza y hablo con atención —por favor, ¡dejar de morder tu labio Anastasia! Me distrae completamente. No sabes lo que realmente estás pidiendo aquí— digo todavía con la esperanza de que ella diga que no. — ¿Estoy aquí o no? — dice ella determinada —Sí aquí estas— le digo incapaz de resistirme a ella más y le digo que me espere un minuto con el dedo. — ¿Me esperas un minuto, por favor? — Digo excusándome. Ella ha hecho su elección, y yo soy como masilla en sus manos. Voy a mi oficina e imprimo el acuerdo de no divulgación que mi asistente Andrea me envió por correo electrónico. Vuelvo a la sala de estar con el documento, y lo deposito en la mano de ella diciendo—: Ana, se trata de un acuerdo de confidencialidad, un acuerdo de no divulgación. Viendo quien soy, mi abogado insiste en tener uno firmado—. Miro determinado, y le digo —si vas a ir por la segunda opción, es necesario que firmes esto. — ¿Y que si no quiero firmar? —Eso estaría bien— le digo sin poder evitar un dejo de decepción en mi voz, pero me obligo a no perder el equilibrio y agrego —en ese caso, seré como Ángel Clare para ti, altos ideales, y la mayor parte del libro.

— ¿Qué es este AND? No sé lo que significa. —Simplemente quiere decir que no puedes hablar de ti y de mí, y lo que sucede entre nosotros, a cualquier persona, nada en lo absoluto...— le digo con claridad. Una gama de emociones cruza su rostro: una mirada de incredulidad, sorpresa, miedo, y finalmente, la curiosidad. —Está bien, voy a firmar— dice y me ofrece su mano para recibir la pluma de mí. Extiendo la pluma y aun no puedo ocultar mi cara de sorpresa de ella. — ¿No vas a leer en primer lugar? — Digo sorprendido. —No— dice ella determina. — ¿Por qué no? — Le pregunto. Siento la necesidad de reprenderla, esto no es una buena práctica esto ir firmando documentos sin leerlos — Anastasia, ¡siempre debes leer lo que firmas! —Bueno— dice exasperada —claramente Christian, este pedazo de papel— sostiene el contrato en la mano como un pedazo de avío no deseado para deshacerse de él. —Significa más para ti y tu abogado, a quien al parecer le has hablado sobre mí, de lo que es para mí. Yo no tenía la intención de revelar nada sobre "nosotros" a cualquiera de todos modos. Así que si firmo en este pedazo de papel, diciendo que no voy a hablar de los dos, es un punto inservible. ¡No voy a hablar! Ni siquiera a mi mejor amiga Kate— ella dice desarmándome por completo. —Buen punto bien hecho Anastasia— le digo completamente sorprendido. Ella firma su nombre en la línea de puntos de una manera exagerada, y me regresa el AND, y toma un gran trago de la copa de vino casi tomándoselo todo. Veo que ella está tratando de reunir el coraje para hablar y finalmente dice lo que piensa:

—Ya he firmado el AND, ¿significa que vas hacer el amor conmigo esta noche Christian? — Pregunta e inmediatamente se ve arrepentida y ruborizada. Mi mandíbula cae abierta completamente sorprendido por sus palabras. ¡Ella no deja de sorprenderme! Yo, Christian Grey, ¡que no me impresiono fácilmente, me veo sorprendido por las palabras de esta niña inocente! Pero ordeno mis sentidos y respondo. —No, no Anastasia. Permíteme aclarar algo. Yo no hago el amor. Jamás. Nunca lo he hecho. Cojo... duro. Además, tendrías que firmar más papeleo para llegar a eso, y además, todavía no sabes lo que te espera— le digo mirándola. —Una vez que sepas, me temo que todavía puedes correr lo más lejos posible de mí. Por lo tanto, tengo que ir al grano y mostrarte lo que quiero decir. Ven. Te mostrare mi cuarto de juegos—. Digo finalmente decidido a dejar que las fichas caigan donde caigan. — ¿Cuarto de juegos? ¿Vamos a jugar al Wii o Xbox? — Me pregunta sorprendida, y no puedo evitar soltar una risotada. Eso es lo más alejado a mi idea real. —No Ana. Ninguna de esas cosas. Ven a ver— le digo y suavemente tirándola de la mano y la llevo al pasillo y al piso de arriba donde se encuentra mi cuarto de juegos. Tomo mi llave puesto que mi cuarto de juegos permanece siempre cerrado. Tomo una respiración profunda, y decido darle una última advertencia —todavía te puedes retractarte de esto Anastasia. Si así lo deseas, te puedo enviar a donde quieras ir, mi helicóptero está en espera, o pasar la noche y volver a casa por la mañana. Decidas lo que decidas está bien. Ella me mira exasperada, y bufa. — ¡Oh solo abre la maldita puerta Christian! — desarmándome por completo y dejándome sin aliento. Abro la puerta dejándola pasar adelante.

Traducido y Corregido por Jesica

lla entra, y su mirada no me dice nada. La siento inhalar el cuero, madera y pulidor de cítricos, como si fuera un brebaje embriagador. Ella mira alrededor de la habitación amplia con profundo color burdeos oscuro, mirando los viejos pisos de madera barnizada. Luego mira a la cruz de madera con forma de X y los puños de retención que cuelgan de él. Sus ojos capturan el techo y las rejillas de suspensión que cuelgan del mismo. Ella camina más allá y toca las cuerdas, cadenas y grilletes. Camina hacia el conjunto de fustas, paletas, y látigos. Mira los cajones donde guardo varios juguetes. Abre uno mira a los contenidos y de inmediato lo cierra. Su rostro aún no da ninguna información. Examina, busca, pero sin decir nada, y no hay emoción en su cara para que yo la lea. Ella camina hacia la cama con dosel de estilo rococó tamaño King cubierta de cuero rojo. Sus ojos observan los puños, y las cadenas que cuelgan de las copas. Su mirada recorre la mesa de madera pulida larga con taburetes debajo de ella. Aún sin revelar nada y la curiosidad de lo que está pensando me está volviendo loco. Ella mira a los mosquetones en el techo.



King: Mayor tamaño estándar de cama.

Ella localiza el azote con un mango y cuentas de plástico en el extremo. Sus dedos lo acarician suavemente examinándolo. Luce curiosidad en sus ojos por primera vez. —Se llama Azote— le digo en voz baja y suave. —Hmmm...— dice mirando en estado de shock. Su mirada se desplaza a mí, y luego otra vez a mis juguetes por toda la habitación. Su rostro se ve pasivo, pero parece que hay un trasfondo de miedo, shock, y entumecimiento. —Di algo— le ordeno suavemente, rogando por alguna respuesta verbal de su parte. — ¿Existe alguien que te haga esto, o es que le haces esto a la gente? — Pregunta. Siento alivio y sonrío. —Hago esto a las mujeres que desean que lo haga con ellas— le respondo con la esperanza de que me dará, algún tipo de respuesta. —Ya veo. Parece que tienes voluntarias. No entiendo por qué estoy aquí, ni mi propósito aquí— murmura. —Porque, realmente, realmente, realmente quiero hacer esto contigo— le digo casi suplicante. Ella da un gemido audible. — ¡Oh! — Con una mirada inquisitiva. Para este momento espero que corra fuera de la habitación, pero ella camina acercándose a las paletas, y me da la mirada más triste deprimida al preguntar—: ¿Eres un sádico Christian? — Con la voz quebrada al final. —Soy un dominante Ana— le digo con la mirada intensa. —No tengo ni idea de lo que eso significa Christian, o que ni siquiera sé si es diferente a ser un sádico. Suena mal— ella susurra en un tono visiblemente deprimido y decepcionado.

—Sólo significa que tu como una sumisa, voluntariamente te entregas a mí— le digo en voz baja, casi me encuentro suplicando a que me entienda —en todas las cosas. Ella frunce el ceño, y me mira con firmeza diciendo—: Y ¿por qué diablos iba a hacer eso? — Tomándome por sorpresa. Me gusta mucho ella. A veces, cuando me mira, mira a través de mí, dentro de mí. En el alma, que hace mucho tiempo creo que he perdido. Esta oposición no es algo que me he encontrado antes, y se siente tan refrescante, tan admirable, tan desafiante. La quiero más de lo que jamás que querido nada en esta vida. ¡Jamás! —Para complacerme— le susurro con una pequeña sonrisa inclinando la cabeza hacia un lado. Su boca se abre. Parpadeo en reacción a las emociones que pasan por su cara, pero estoy contento de ver que el deseo es aún una de ellas. — ¿Complacerte? — pregunta con interés genuino. — ¿Cómo haría eso? — Respira ella. Cierro mis ojos para oír con deleite que posee una mente abierta y aquel deseo sale de sus hermosos labios. Cuando abro los ojos la miro fijamente. Es posible que aún desee unirse a mi mundo, estoy ansioso por enseñarle. —Tengo un conjunto de reglas por escrito que quiero que sigas y cumplas. — ¿Reglas? ¿Para qué? — Pregunta confusa. —Las reglas son para tu beneficio y mi placer. Cuando sigues mis reglas para mi satisfacción, te recompensaré. Pero cuando las rompas, te castigaré y aprenderás— le susurro en voz baja. Ella todavía está aquí, y no se ha escapado por lo menos. Todavía escucha.

Ella mueve su mano alrededor y pregunta: — ¿Estas cosas? ¿Qué haces con ellas? ¿Dónde encajan en tu fantasía? — Susurra. —Estas cosas son tanto recompensa y castigo como parte del paquete de incentivos. — ¿La recompensa y el castigo? — Pregunta escéptica. —Te excitas al tener el control, ¿ejerciendo tu voluntad de dominarme? — Ella está tranquila, pero con un trasfondo de miedo. —En esencia, lo que hago es ir ganando tu confianza y respeto, tú querrás que te domine. A cambio de tu sumisión, yo consigo sentir una gran cantidad de alegría y placer. Es muy simple: cuanto más sumisa seas para mí, siento mayor placer. Ella es todo negocio, lista para explorar la oferta y tal vez contraoferta. —Y de todo tu placer que veo recibirás de mi sumisión— cita — ¿Qué hay para mí? ¿Qué gano yo? — ¡Me gusta! Ella es una negociadora dura. Sé que no es mucho, y la mayoría de las veces me veo como la cáscara de un hombre, un hombre sin alma, así que no es mucho lo que recibirá, aparte de su propia alegría. Pero yo soy lo que ella va a conseguir. La miro con ojos que piden disculpas al decir—: Me ganas a mí— le digo encogiéndome de hombros. Ella me mira, evaluándome. Casi pesando si lo que está dando vale la pena por lo que ha de obtener, pero no me deja ver nada simplemente, luce pasiva. Me pongo nervioso. No quiero que se me deslice entre los dedos. Quiero desesperadamente estar con ella. La necesito. Ahora mismo. —Anastasia por favor. Eres tan difícil de leer. No sé lo que estás pensando, no me das nada. Me estás volviendo loco— me paso la mano por el pelo en un gesto nervioso y le sugiero —tal vez deberíamos ir abajo. Tú, aquí, es tan molesto para mí. No puedo pensar con claridad.

Ella me mira como si fuera peligroso, un peligro para su salud. ¡No, no! Un destello de emoción corre detrás de sus ojos, y como si fuese a saltar y salir huyendo. No quiero que me tenga miedo. Me gusta demasiado. Tal vez más de lo que es bueno para mí. Le extiendo mi mano hacia ella, pero ella luce reacia a tomarla, cuestionando, incluso asustada. —No voy a hacerte daño Anastasia, por favor— ruego con suavidad. Ella recibe mi mano e inmediatamente siento esa sacudida familiar de electricidad que pasa a través de nosotros. La guio al próximo cuarto, quiero distraerla. La llevo por el pasillo a un dormitorio. La habitación es toda blanca, junto con los muebles. Abro la puerta y le muestro la habitación —si decides hacer esto, esta será tu habitación. Sé que es todo blanco y liso en este momento, pero se puede decorar con cualquier cosa y de cualquier manera ¡si así lo quieres! — Ella se ve sorprendida. — ¿Qué quieres decir con ‘mi habitación’? ¿Esperas que me mude a vivir aquí? — dice horrorizada. En realidad me encantaría si fuera a aceptar, pero opto por modificar mi solicitud. —Tal vez no tiempo completo, pero por lo menos de viernes a domingo— le pido con cara de intermediación. — ¿Quieres que duerma aquí, en esta habitación? — Ella pregunta. —Por supuesto—. Contesto. —Es decir, no contigo, juntos— dice ella dándose cuenta del significado de esto. —No, no conmigo. Ya te lo dije, nunca duermo con nadie. Excepto claro esa vez en la que estabas totalmente fuera de ti, y completamente borracha— le digo reprochándole. Sus ojos se vuelven líneas, apretadas por una lógica ira, se les podría vendar con hilo dental, y su boca se vuelve una línea delgada. Ella continúa probándome.

— ¿Dónde dormirás tú? —Yo duermo en el primer piso, en mi propia habitación. Bajemos, estoy seguro de que tienes hambre. —En realidad no. He perdido el apetito— dice ella con un suspiro. No puedo tenerla hambrienta. —Debes comer Ana— le vuelvo a decir tomando su mano y guiándola escaleras abajo. Cuando entramos a la sala, ella se gira hacia a mí pero sin decir nada. La mirada que me da luce alarmada. No quiero que tenga miedo. —Mira Anastasia, sé que es diferente. Quizás inclusive un camino oscuro para ti. Así que por favor, solo piénsalo. Muy, muy bien. Ya que firmaste el AND, pregúntame lo que quieras. Estoy deseoso de responder cualquier pregunta que tengas— le imploro. La guio al desayunador, y la hago sentar en un banco. —Siéntate— ordeno. Ella rueda sus ojos, dándome su mirada de ‘eres mandón’ pero se sienta. — ¿Qué otro papeleo tienes? — ella dice yendo directo al grano del asunto. —Es un contrato que marca los límites Anastasia. Yo tengo mis límites, y necesito saber cuáles son los tuyos, después de todo este acuerdo es de mutuo consentimiento. Ella luce perdida. — ¿Y que si…— ella empieza a decir, tratando de colectar sus pensamientos y la sobre carga de información. — ¿Y que sí, no estoy dispuesta hacer esto? —Está bien si no quieres— digo sin dejarle ver nada de lo que siento. Y lo que siento no es muy agradable. — ¿Tendríamos algún otro tipo de relación si no acepto esto? — ella pregunta suavemente.

—No— respondo. — ¿Por qué? —Porque no estoy interesado en ningún otro tipo de relación. — ¿En serio? ¿Por qué? —Esto es lo único que me interesa. —Ya veo, ¿Cómo es que escogiste este camino? — ¿Existe realmente una razón por la que alguien sea cómo es? Es difícil de responder para mí, porque todo el mundo gusta de cosas diferentes. Algunos le gusta esto, a algunos les gusta lo otro. Esto es lo que me gusta a mí, lo que deseo. ¿Quieres comer? Ella se ve sorprendida. Pero decidida a permanecer en su curso de acción, y no es distraída por ningún desvío. — ¿Qué tipo de reglas quieres que siga? —Después de la cena, vamos a repasar el documento— le digo. —He perdido el apetito— dice en voz baja, perdida. —Tienes que comer— le digo con fuerza. Pero modifico mi rudeza preguntándole suavemente si le gustaría una copa de vino. Ella acepta el vino. Empujo la comida más cerca de ella y ella toma algunas frutas. — ¿Cuánto tiempo has estado en esta...— dice haciendo una pausa buscando la palabra apropiada para sus pensamientos —siguiendo este estilo de vida? — Termina su discurso. Le doy una pequeña sonrisa. —Un buen tiempo.

— ¿Hay un montón de mujeres que desean participar en este estilo de vida? — Ella indaga más. —Sorprendentemente un gran número— contesto secamente. Se encoge de hombros, y me desarma de nuevo. —Si hay tantas de ellas, y dado que nunca he hecho, nada relacionado con este estilo de vida, ¿por qué yo Christian? Es evidente que puedes tener una amplia selección de voluntarias—. Le doy un suspiro audible para que ella llegue al punto y corte a través de toda la basura. —Hay algo en ti de lo que no puedo escapar Anastasia. Eres diferente a cualquiera que haya conocido antes. Como una polilla a la llama, no puedo escapar de ti. Te deseo tanto, ¡no puedo evitarlo! Sobre todo ahora cuando te estás mordiendo ese labio tuyo— dije con un suspiro tembloroso, tragando saliva. Esta es la primera vez desde mi revelación, en que he visto la luz y el brillo de sus ojos. —Yo creo, que yo soy la polilla, y tú eres la llama Christian— susurra. — Seré yo la que se queme— dice por lo bajo, tanto que no sé si yo la escuché, o lo he imaginado. — ¡Come! — le ordeno. Ella levanta la mirada determinada. —No señor Grey. No he firmado nada con usted, y me aferrare a mi libre albedrío, por el momento—. Realmente me gusta. Ella va cara a cara conmigo en negociación. —Como quieras Anastasia—. Digo. Ella mira hacia abajo a sus los dedos, dándole vueltas a una pregunta en su cabeza, decidiendo que enfoque sería el mejor curso de acción. Entonces me mira a los ojos y pregunta: — ¿Cuántas mujeres? —Quince— dejo escapar.

— ¿A largo plazo, o corto plazo? —Algún tiempo largo algunas, algunas otras cortos. — ¿Heriste a alguna de estas mujeres? — Pregunta. —Sí— digo lentamente. El miedo se arrastra de nuevo a sus ojos. — ¿Qué tanto? —No mucho. — ¿Tienes la intención de hacerme daño? — dice cerrando los ojos. Estoy sorprendido por la pregunta. No quiero hacerle daño. — ¿Qué quieres decir? — ¿Quiero saber si tienes la intención de hacerme daño físicamente? Pregunta simple. —Cuando lo necesite, te voy a castigar físicamente y habrá dolor—. Ella traga saliva, sus ojos como platos. Se toma de un tiro el restante en su copa de vino. Ella me pregunta si alguna vez he sido golpeado, y eso me hace recordar el tiempo con la señora Lincoln, le respondo que sí. Muchas, pero no le digo eso. Ella se ve sorprendida. Le digo que podemos discutir esto en mi estudio, y tomo su mano. Es como la negociación de un acuerdo de negocios. Ella es una negociadora dura. Cuando nos metemos en mi estudio, le entrego el contrato con las normas sobre el mismo. Se trata de varias páginas. Sus ojos se agrandan al entender el alcance del mismo. Hay reglas de obediencia donde quiero se someta al control total de parte de mí, su Dominante de forma rápida y expeditiva. Ella participará en cualquier actividad sexual que estime conveniente yo, su Dominante… así que me dirijo a los límites fuertes sin dudarlo.

Se espera que ella duerma al menos siete horas al día. Ella mantendrá su salud comiendo de una lista prescrita de los alimentos sin comer bocadillos en el medio. Ella tendrá que usar la ropa que considere conveniente para ella, y se le asignará un presupuesto para comprar los tipos de ropa que me parezcan deseables. Se debe ejercitar cuatro veces a la semana en sesiones de una hora y el entrenador personal me reportará a mí con su progreso. Para la higiene personal y de belleza, la sumisa deberá mantenerse afeitada y prolija en todo momento en un salón elegido por mí y someterse a cualquier tratamiento que estime conveniente. La sumisa no beberá en exceso, o fumara, o tomara medicamentos, o se pondrá bajo peligro innecesario. Asimismo, no entrará en relación sexual con nadie más. Ella será respetuosa y modesta en todo momento. Si ella deja de cumplir las reglas, habrá un castigo inmediato en una naturaleza determinada por el Dominante. Ella lee el contrato con atención, mis ojos no vacilan fijos en ella. Finalmente, ella levanta su mirada hacia mí preguntando—: ¿Qué quieres decir con límites fuertes? — pregunta. Bueno, ella todavía está explorando la posibilidad. —Esos son los límites en el contrato que especifican lo que puedo hacer y lo que no haré—. Ella asiente con la cabeza. —No creo que quiera aceptar dinero para la ropa. La palabra 'pu' viene a la mente— dice casi inaudible. Yo suspiro. — ¡No, no puedes pensar así Anastasia! Quiero que estés rodeada de lujo, comprarte cosas. Y cuando me acompañes para ciertas funciones necesitarás ropa adecuada y cuestan mucho dinero y aunque consigas un trabajo, no serás capaz de pagar los tipos de ropa que me gustaría que uses. Por favor, deja que compre ropa para ti. Ella reflexiona un poco más, y responde. —Si no tengo que usarlos cuando no estoy contigo, supongo que puedo pensar en ellos como los uniformes. Está bien— asiente.

—Yo no voy a hacer ejercicio cuatro veces a la semana— dice ella determinada. —No Anastasia, es necesario. Tienes que ser fuerte para lo que tengo en mente para ti. Créeme cuando te digo que lo necesitaras. —No cuatro veces a la semana. Mi contraoferta es de tres horas— dice todo seria. —Prefiero cuatro— yo digo pasivo y determinado. —No lo creo. Dijiste que esto es una negociación, pero no me dejas negociar—. Ella tiene razón. —Buen punto bien hecho Anastasia. ¿Qué tal una contraoferta? Tres días durante una hora, y un día durante media hora...— digo. —No hay trato. Tres días, tres horas. Tengo entendido que me mantendrás ejercitada lo suficiente—. Ella me desarma de nuevo llenándome de deseo por ella al instante. Sonrío maliciosamente con alivio. —Sí, claro. Ok. Estoy de acuerdo. Creo que realmente deberías trabajar para mí. Eres una dura negociadora— le digo completamente asombrado con esta joven mujer que está negociando fuertemente conmigo, Christian Grey el clavo fuerte. —Gracias, pero no es una buena idea— sigue hacia adelante. —En cuanto a los límites— le digo entregando mis límites estrictos a ella —éstos son los míos. Mis límites son: no se puede jugar con fuego, cero incendios, no orinar o defecar, sin agujas, cuchillos, perforación o algo que deje salir la sangre, sin instrumentos médicos, sin niños o animales, sin marcas permanentes en la piel, no hay acto que implique control de la respiración, nada de corriente eléctrica, fuego.

Entonces doy vuelta y le pregunto si le gustaría añadir algo a esa lista. Ella se ve perdida y confundida. —No tengo la menor idea— murmura. — ¿Qué quieres decir? — Le pregunto. —En realidad nunca he hecho nada de eso, así que realmente no lo sé. —Ok— me corrijo — ¿hay algo que no te gusta hacer durante el sexo? Estoy seguro de que tienes tus gustos y disgustos—. Ella se sonroja y se retuerce en su asiento. Tengo que hacer que se abra a mí. Ella es muy tímida. —Anastasia, debes comunicarte conmigo y ser abiertos uno con otro por amor al cielo, si queremos que esto funcione— me declaro con ella. —No es eso— se sonroja tímidamente mirando hacia abajo a sus dedos y retorciéndolos con fuerza. —Por favor, dime— le digo, el suspenso me está matando. ¿Hay algo malo en su pasado? —Nunca he tenido relaciones sexuales, por lo que, no tengo ni idea de lo que me gustaría, y lo que no— ella finalmente murmura total y absolutamente impactante. Cierro los ojos. No, esto no está sucediendo. — ¿Nunca? — Respiro apenas para controlar mi ira. No, ella niega con la cabeza. — ¿Eres virgen? — le susurro. Ella asiente con la cabeza en sentido afirmativo enrojeciendo. Una... dos... tres... cuatro... cinco... seis... siete... ocho... nueve... diez... Respira Grey. Respiración profunda. ¡Mierda! ¡Todavía estoy enojado! — ¿Por qué diablos no me habías dicho antes? — Le grito. Ella se estremece.

Traducido y Corregido por Jesica

amino por el estudio corriendo mis manos en mi pelo doblemente exasperado. Me detengo y pregunto: — ¿Por qué Anastasia? — Camino de ida y vuelta de nuevo. — ¡Deberías haberme dicho que eras virgen! — Digo antes de ella. — ¡Bueno, lo siento señor Grey!— me regaña. —No tengo la costumbre de mencionar a todos los que conozco el estado de mi virginidad. El tema de alguna manera nunca se acercó. ¿Por qué habría de hacerlo en primer lugar? ¿O cómo debí decirlo? Apenas te conozco. ¿Qué quieres que diga? Hola Sr. Grey. Gusto en conocerlo. Mi nombre es Anastasia Steele, la virgen— dice exasperada, decepcionada y molesta a la vez bajando la mirada. Ella me pregunta en voz baja llena de culpabilidad — ¿Por qué estás enojado conmigo de todos modos? Suspiro. —Porque sabes tanto de mí ahora. Y estoy enojado conmigo mismo, no contigo. Sabía que eras inexperta, pero ¡una virgen! — ¡Oh Dios! Me siento avergonzado. Abro la boca y la cierro. Abro de nuevo y un sentimiento de pérdida de palabras me embarga. Me sucede mucho con ella.

—Te acabo de mostrar...— señalando arriba. — ¡Oh Dios mío! ¡Que Dios me perdone! Dime, ¿algún chico te dio alguna vez un beso antes de mí? — ¿Soy tu primer beso también? Ella se ve ofendida — ¡por supuesto que había besado antes! — me regaña. —Pero, ¡eres una joven muy hermosa! ¿Nadie nunca te barrió a sus pies y te reclamo? — Pregunto exasperado. —Nunca había conocido a uno que me gustara lo suficiente... Nunca he tenido mi cuento de hadas—.... murmura mirando sus pequeñas manos. — ¿Por qué sigues gritándome Christian? — Pregunta con sus inocentes ojos azules bien abiertos, herida. —No lo hago— le digo en voz baja —supuse más de lo que debería...— De repente tengo la sensación de aplastamiento. Ella puede deslizarse a través de mis dedos. Yo no quiero aprovecharme de ella. Es más inocente de lo que pensaba. — ¿Quieres irte? — le susurro. Su cabeza se mueve bruscamente hacia arriba —en realidad no. Por supuesto, si quieres que me marche, no quiero abusar de tu hospitalidad...— ella se ve herida. Yo suspiro. No quiero que se vaya. Nunca. —No— subrayo —quiero que te vayas. Me gusta que estés aquí. Y estás mordiéndote el labio— digo al darme cuenta, con voz ronca. —Mis disculpas— murmura con timidez. —No tienes que pedir disculpas Anastasia. Quiero morder ese labio... fuerte... desde la primera vez que me di cuenta—. Digo con nostalgia. Ella corta su respiración audible por el deseo. Soy masilla en sus manos. Le extiendo mi mano y ella distraídamente la toma —ven conmigo— le digo. — Vamos a corregir la situación—. Ella me mira asombrada. — ¿Qué situación?

—Tu virginidad. Voy a hacerte el amor ahora Anastasia— le digo a ella con el deseo en los ojos y en la voz. — ¿Soy una situación ahora? — dice conteniendo el aliento. —Hay una situación, pero no quiero empujar mi suerte. Quiero decir, si no quieres, nosotros no tenemos que— la miro con deseo, suplicante. Se detiene en sus pasos con curiosidad, con ambos cuestionamiento y deseo en sus ojos. —Pensé que habías dicho que no hacías el amor. Solo coges, y coges duro — traga. Sus observaciones directas me desarman y aumentar mi deseo por ella. Mi sonrisa es obscena y llena de deseo. —Tengo la intención de hacer una excepción a la regla, o tal vez combinar los dos. Pero en este momento, quiero hacer el amor contigo, mucho. ¡Quiero que esto funcione Ana! — Digo suplicando —no tienes idea de lo mucho que te he deseado y querido desde la primera vez que te vi tumbada en mi oficina—. Pero yo no quiero que ella tenga una idea equivocada de que yo soy un tipo romántico. Ella tiene que tener la información completa, y lo que puede esperar de mí. —No soy todo corazones y flores, y esto no es romance, pero es un buen comienzo para tu formación. Es un medio para un fin. Pero es un acuerdo que quiero que funcione demasiado. ¡Espero que también lo desees así! — le digo con fervor. Ella se sonroja al nacimiento del pelo con intenso color carmesí. —Pero Christian. No he hecho nada de lo que está en tu lista, y no sé nada, o no sé cómo cumplir con los requisitos en todo caso. No sé si estoy...— se sonroja más —equipada con lo que quieres. Lo que necesitas...— ella mira hacia abajo. —Oh, estas más que equipada para lo que quiero. En cuanto a las reglas. ¡Que se jodan! En este momento no me importa una mierda. Joder, te deseo y sé que me deseas o me deseabas. Dado que todavía estás aquí, supongo que todavía lo haces— oigo un suspiro audible deseoso de ella que confirma mi suposición.

— ¡Por favor, Anastasia! ¡Permíteme hacer el amor contigo! ¡Quédate conmigo esta noche! — Digo con fervor, extendiendo mi mano a la absoluta esperanza de que ella diga ‘sí’. Ella me mira estupefacta. Conmocionada. Deseosa. Pero, incapaz de moverse. Para convencerla y recordarle lo mucho que la deseo, yo la rodeo con mis brazos fuertemente, y la presiono contra mí en una acción rápida. Estoy sin aliento con su proximidad, es intoxicante, embriagadora. El deseo se derrama sobre mí mientras corro mis dedos por su cabello deslumbrante, pasando a su largo cuello. Ella baja la mirada completamente tímida, escondiendo sus hermosos ojos. Quiero verlos. De repente le halo el pelo suelto con fuerza con la mano moviendo su mirada hacia mí. Encuentro su mirada en mis ojos sin dejar que su mirada se aparte de mí. Yo quiero que ella vea el fondo de mi deseo por ella. Su expresión facial dice que me quiere. Me desea. Estamos encerrados, sin poder escapar uno del otro. Se muerde el labio con aire ausente, y me quejo bajando la cabeza hacia abajo. Con mi mano derecha libero su labio de la cautividad de sus dientes, y lo tomo con mi boca y lo chupo con fuerza pellizcándolo con los dientes. Ella gime con fuerza en mi boca, y esa es mi perdición. Empiezo a besarla con fuerza, mi lengua invadiendo su boca. Su lengua y su boca siguiendo el ritmo que yo mismo marco, y estamos perdidos en nuestro beso por un largo tiempo. Presiono mi erección contra ella de manera exigente. —Por favor, Anastasia— le suplico. —Quiero tenerte. Te necesito. Permíteme hacer el amor contigo. —Sí— susurra. Su sola palabra de aprobación me quita el aliento cerrando los ojos con alivio. Cuando los abro de nuevo, solo hay deseo, necesidad, lascivia, en todo mi ser para ella. Con su aprobación, le tomo la mano sin dejar de mirarla, para llevarla a mi dormitorio. Es bastante grande, con ventanas de piso a techo con vista a la ciudad de Seattle.

Mi habitación es muy moderna, con paredes blancas y muebles de color azul pálido. Tengo una cama de cuatro postes de madera gris. Las paredes lucen como un océano. Ella apenas da una mirada alrededor, temblando como una hoja. Su respiración es superficial como un conejo asustado. Yo quiero que se sienta a gusto. Suelto su mano para sacarme mi reloj. El cual coloco en el tocador. Luego tomo mi chaqueta, y lo pongo en la silla con cuidado y lentamente. Ella no deja de mirarme. Voy a hacer una demostración de esto, sabiendo muy bien cómo la afectará a ella. Mira a mi camisa de lino blanco y sus ojos se deleiten en mis pantalones vaqueros. Sus ojos se desplazan a mi torso y finalmente llegan a mi cabello. Dejo que mi camisa suelta sobre mis jeans, mi mirada y la suya se reúnen. Doy un paso hacia abajo y me saco los zapatos. A continuación, retiro lentamente mis calcetines. Una vez que tomo mis calcetines, me levanto y la miro. Acabo de recordar una cosa importante. Yo no quiero embarazarla en su primera experiencia. — ¿Tú no estás tomando ningún tipo de anticonceptivo verdad Anastasia? — Le pregunto dudoso. Ella se sonroja. —No— responde ella. Ya lo creo. Asiento con la cabeza. Le pregunto si ella prefiere las persianas cerradas, ella dice que no le importa. Ella está muy nerviosa, no creo que respondería de manera diferente si le preguntara si deseaba hacer el amor conmigo en el balcón. Luego exclama—: Yo pensaba que no dejabas que nadie durmiera en tu cama. Oh, tengo otras cosas en mente, y ninguna implica dormir. —No creo que vamos a dormir— le digo dándole un guiño perverso. Ella inhala fuertemente diciendo—: Oh. Ahora o nunca. La expectativa y anticipación está en el borde, y estoy a punto de explotar. Me paseo hacia ella, con los ojos en llamas. Puedo ver su expectativa y el deseo ardiente. Ella me mira a mí como me presento ante ella mirándola a los ojos. Ella es increíblemente hermosa en su inocencia.

Quiero quitar su ropa de ella partiendo desde la chaqueta. Suavemente indico mi intención, y lentamente deslizo fuera la chaqueta. Poco a poco dejándola a un lado. Mi mirada se encuentra con la suya, presas en el deseo. Estamos encerrados. — ¿Tienes idea de lo mucho que te deseo Anastasia? — Le pregunto, y puedo verla derretirse frente a mí. Soy una bola de fuego deseoso de esta hermosa chica. Ella me engañó, me hipnotizó, y me fascinó. Me quedo mirando sus hermosos ojos azules con fervor, me inclino y la beso firme y lentamente al principio. Mi beso se vuelve expectante y exigente. Cuando la suelto, su deseo ha incrementado furiosamente, y yo soy suyo. Estoy completamente, totalmente, y desesperadamente enganchado a ella. Quiero sentirla, acaricio su mejilla, sus labios y cuello completamente, haciéndome burbujear dentro de mí. Me encuentro susurrando — ¿tienes alguna idea de lo mucho que quiero hacer el amor contigo? Incluso sorprendiéndome a mí mismo. Me inclino hacia abajo y lleno de besos su mandíbula, sus labios, el cuello, mientras ella cierra los ojos en éxtasis. Me dedico entonces a sacarle la camiseta. Y ahí está ella de pie delante de mí en un sujetador de encaje de color azul claro y sus vaqueros negros, como la imagen de Nacimiento de Venus de Botticelli, pero aún más hermosa, inocente y seductora. Quiero beber en ella. Su piel es tan pálida y tan impecable, quiero besar y tocar cada centímetro de ella. Cuando hago mis intenciones claras para ella, me mira tímida abriendo mucho los ojos, la respiración aguda. La tomo por su pelo castaño oscuro, y murmuro—: Me gustan morenas—. Paso los dedos por el pelo, al acariciar sus mejillas con la punta de los dedos, siento la sacudida entre nosotros una vez más. Su atracción es inevitable. No puedo evitarlo y tomo su cabeza firme en mis manos y empiezo a besarla apasionadamente, exigentemente. Con mis labios la obligo a que mantenga los labios separados, invadiendo su boca con mi lengua. Su lengua tímida finalmente conoce y coincide con la mía en su danza. Doy un gemido con pasión. Aprieto con fuerza.

Mi mano se desplaza hacia abajo a la parte baja de la espalda empujándola cerca de mi cuerpo dispuesto a fusionarse con el suyo, y explorar su exquisito trasero apretándolo, a lo que ella da un sonido de sorpresa y de gusto. Mi erección es completa, y forcejea su salida de mis jeans. Me inclino para besarla de nuevo, ella gime en mi boca, agarra mis brazos apretándolos. A pesar de que tocar es un límite fuerte para mí, apenas tengo tiempo para pensar. Sus manos se mueven a mi pelo rápidamente y ella tira con fuerza, esto es increíble, ella es sorprendentemente cautivadora, y luego está en mi cara lista para explorar las colinas y los valles de mi rostro. La espera me está matando y yo hago mi decisión de seguir adelante. La empujo hacia la cama. Ella se queda de pie contra la cama, yo miro a su hermoso cuerpo, muevo los dedos sobre su torso, sus costados y simplemente me dejo caer de rodillas agarrando sus caderas sosteniéndola y empiezo por deslizar la lengua y los labios sobre su ombligo y en ese momento, ella da un muy audible gemido. Mis labios se mueven hacia arriba y hacia abajo y hacia los lados viajando de manera experta mordisqueando, haciéndola estremecerse. Sus manos se mueven en mi cabello, halándolo con fuerza, y es inevitablemente erótico sentir sus respuestas hacia mí de esa manera. Mi mirada no la puedo apartar de ella, a pesar de que cierra sus ojos ocasionalmente, mientras se encorva echando su cabeza hacia atrás, producto de la sobrecarga de placer que sentía, elevando mi placer aún más. Su respiración y la mía llevan el mismo ritmo y nuestros ojos, comiéndonos mutuamente. Repito el proceso. Su respiración y la mía llevan un ritmo igual, nuestros ojos ardiendo en llamas. Me inclino y tomo su pierna para desatar su agujeta y sacarle el zapato. Repito el proceso con su otro pie. Entonces remuevo sus calcetines lentamente, aun mirándola directamente a los ojos. Mis manos viajan vagamente por sus piernas deteniéndome estratégicamente en muslos acariciándola suavemente. Alcanzo su cierre, y luego de soltar el botón, deslizo el cierre hacia abajo.

Mis manos invaden suavemente el interior de su pantalón, y con mis manos expertas, lentamente deslizo su pantalón hacia abajo. Su respiración se acelera, sus ojos azules se vuelven llamaradas. Remuevo sus pantalones, y muevo sus manos sobre sus ahora desnudas, piernas. Mis manos la sostienen por la cintura y sin darme cuenta me encontraba inhalando su esencia en su entrepierna, mientras su cara lucia bastante sorprendida y excitada al mismo tiempo. No puedo evitar decirle lo delicioso que me resulta su aroma. Su sexo excitado posee un olor intoxicante. La veo casi convulsionar ante el más leve de mis toques. La empujo de regreso al colchón. La tomo del pie, obligándola a observarme mientras corro la uña de mi dedo pulgar en la planta de su pie, sabiendo el efecto que tendría en su cuerpo. Le doy una sonrisa maliciosa sin romper la fuerte e intensa mirada que sostengo a sus ojos, paso mi lengua por la planta de sus pies siguiendo el camino que había marcado antes, tomando finalmente su dedo grande entre mis labios y chupándolo con fuerza. Veo ojos rodar hacia atrás, con un gemido fuerte. Puedo hacerla correrse de esta manera. Su respuesta me hace reír. Ella esta tan lista para mí. Muevo mis manos lentamente por sus gloriosas piernas. Ahora solo lleva puesto su ropa interior. Este sin dudas es un tímido, e inocente espécimen de una hermosísima mujer frente a mí. Las palabras se escapan a mis labios. —Anastasia, eres hermosa. No puedo esperar para estar dentro de ti— suspiro. Ella se encuentra totalmente bajo mi influencia, y yo bajo la suya. Le pido que me muestre como se masturba. Para mi sorpresa, nunca lo ha hecho. Oh las posibilidades. Supongo que debemos de corregir ese problema. Desabrocho mi pantalón y bajo el cierre. La sostengo de los tobillos separando sus piernas rápidamente y subo a la cama entre sus gloriosas piernas, sobre ella. Le sostengo las piernas en su lugar para advertirla que se mantenga quieta y que respire —cálmate, Ana— y la miro con pasión. Empiezo a besar el interior de sus muslos, alcanzando su interior. Ella enloquece debajo de mí.

—Oh, bebe tenemos que enseñarte como mantenerte quieta— le digo, mientras voy cubriéndola de besos hasta su abdomen, torso y hasta sus pechos. Ella arde de deseo por mí, mientras agarra con fuerza las sabanas y yo aprovecho el momento para bajar las copas de su sostén de encaje. Sus pechos liberados, con sus pezones erectos antes mis ojos se endurecieron aún más al tomarlos con las palmas de mis manos. Libero su otro pecho al momento, e instantáneamente su otro pezón se asoma como una hermosa montaña de suave y tersa piel. Mis manos masajean sus senos y ambos nos perdemos en éxtasis. Sus pezones se endurecen bajo mis dedos. Me inclino para lamer sus pechos, jugueteando con mi lengua y luego soplándolos suavemente. Sus pezones responden endureciéndose y con los pulgares los acaricio para luego tirar de ellos. Recordar que ella nunca ha tenido un orgasmo me da una idea. Ahora simplemente quiero hacerla correrse de esta manera, bajo mi control, bajo mi mirada, hacerla tener su primer orgasmo bajo mis dedos. —Quiero hacerte correr de esta forma— le susurro. Está sin aliento y sin palabras. Su reacción me deshace. Mis dedos y lengua trabajan de manera experta en sus pezones, chupando, masajeando y rodándolos. Su espalda se arquea de placer, y me suplica. —Por favor, Christian…— dice gimiendo. — ¡Vamos bebe, córrete para mí! — le murmuro justo antes de cerrar mis dientes suavemente alrededor de su pezón, para chuparlo con fuerza, mientras con mi pulgar e índice, sujeto su otro pezón, masajeándolo y rodándolo mientras su orgasmo finalmente estalla a través de todo su cuerpo. Su reacción me excita tanto, que me muevo rápidamente hacia su boca, besando sus labios con intensidad y fuerza, mientras sus gemidos se pierden en mi boca. Mis manos viajan por sus costados y su torso, y por sus pechos. Ella responde tan bien a mi toque, y eso me complace, pero tenemos que trabajar en controlar eso y la verdad es que se que enseñarle me traerá muchos ratos divertidos.

Mis manos se deslizan alrededor de su interior de encaje. Mis dedos irrumpen a través del delicado encaje destruyéndolo en un simple y ágil movimiento. Con mis dedos medio e índice encuentro la forma de llegar a ella, tocando su clítoris mientras con la palma de mi mano cubro el resto de su sexo. Esta tan mojada y lista que la verdad no puedo esperar a estar finalmente dentro de ella. Le saco las bragas rasgadas de la cintura, me saco mis pantalones junto a mis bóxers, dejando libre mi erección. Al verla sus ojos se abren ampliamente. Mis dedos se mueven dentro de ella, sintiéndola mojada, haciéndome desear entrar en ella de inmediato. — ¡Estas increíblemente mojada Ana! ¡Oh Dios! ¡Quiero estar dentro de ti, ahora! — sus ojos se notan deseosos pero asustados al mismo tiempo al ver el tamaño de mi erección. La calmo un poco al decirle que ella se expandirá también. Pero deseo que ella me desee también, quiero hacer esto, y estar seguro de ello. Aun quiero su permiso. La deseo, quiero que ella me desee a mí. Es aquí donde ella cruzara la línea. Hacia mi lado. ¡La deseo tanto, que duele! — ¿Estás segura Ana? ¿Quieres hacer esto? —Si Christian. ¡Por favor! No me hagas rogarte…— me dice deshaciendo mi compostura. La tomo de la pierna alzándola para tener mejor acceso a ella. Rasgo el envoltorio del condón y tomándolo de la punta lo desenrollo sobre mi sexo. Mis ojos arden en los de ella —voy a cogerte fuerte ahora bebe…— le digo al momento en que entro de un tiro en ella. Ella grita involuntariamente — ¡Ahhh! — un dolor placentero. Mi erección rompe su virginidad y esta también es una primera vez para mí. Y de repente me siento lleno con una sensación desconocida hasta ahora, me siento completo y con un sentimiento de propiedad sobre ella y no puedo, no la dejare ir jamás. Ella es mía, y de nadie más. La he reclamado, mi esencia, mi hombría esta en ella, reclamándola, amándola, haciendo el amor con ella, cogiéndola.

Disminuyo la velocidad, esperando a que ella se ajuste a la sensación extraña que debe estar sintiendo al tener a alguien por primera vez dentro de ella. Muevo mi cadera hacia atrás lentamente, y luego de buscar sus ojos ella asiente, lista para recibirme nuevamente. Entro en ella una vez más, con fuerza. Ella gime expandiéndose lentamente. Nuevamente disminuyo la velocidad, mirándola a los ojos buscando su aprobación una vez más. Ella luce deseosa, y lista, quiere más. Quiero su confirmación verbal. — ¿De nuevo? — le pregunto. — ¡Si por favor! — ella suplica, y vuelvo a alejarme, giro mis caderas y entro en ella una y otra vez, reclamándola para mí, una vez más. De cada forma, en todos los sentidos. Toda. Mía. Creamos nuestro propio ritmo y pronto ella aprende a mover sus caderas para igualar mis embestidas. Me pierdo en ella, acercándome hacia su cara, la tomo por su rostro y mi boca invade la suya, besándola, sin tomar prisioneros. ¡La deseo en todas las formas posibles! Sin descanso. Nuestros cuerpos encajan perfectamente, recibiendo y dando, adorando en deseo y sexo, cubiertos en capas de sudor y calor. El placer y la tensión llegando a nuevas alturas. Estoy al punto de acabarme y ella está rigidizándose con la tensión del placer construyéndose dentro de ella. — ¡Córrete para mi bebe! — le gruño, y con eso ambos nos acabamos sonoramente. — ¡Yo… te… deseo! ¡Oh Ana! — le grito, su nombre una letanía en mis labios, y colapso sobre ella, adorando su cuerpo. A pesar de que las corrientes de placer empiezan a disminuir, tanto mi respiración como la suya siguen siendo toscas y rápidas. La beso una vez más justo en el momento en el que salgo de su interior. Ella arruga la cara e inmediatamente le pregunto si la lastime. Ella se sonroja. Mordiendo su labio inferior. —Respóndeme Ana— la coacciono. Entonces paso mi dedo encima del labio que ahora muerde, recordándole.

—Yo nunca… jamás… me había sentido tan bien, tan extasiada, antes— ella murmura tímidamente. — ¿Lo harías una vez más? — le pregunto deseoso. —Definitivamente…— ella responde. — ¿En serio? — estoy complacido. —Qué pequeña chica más demandante eres Ana— bromeo con ella. La hago girar y desabrocho su sostén. Muevo mis dedos sobre su piel perfecta. Ella nota que aun llevo mi camiseta puesta. — ¿Por qué tienes tu camiseta puesta aun? — ella indaga. No quiero que me toquen, pero no quiero sacar ese lado jodido de mí para ella a la luz. Me quito la camiseta dejándola descansar detrás de ella. Entonces le susurró al oído con deseo. —Entonces Srta. Steele, ¿Te gustaría que te coja otra vez? — mis dedos corren por ambos lados de sus senos, mientras mi otra mano cubre su sexo y mis labios hacen una hilera de besos desde su cuello, hasta sus oídos y cuello. No me acerco si quiera terminar por esta noche con ella. La sostengo en su lugar y le susurro que me la cogeré desde atrás ahora. Sostengo su pierna hacia arriba, a medida que me deslizo suavemente dentro de ella y sosteniéndola en su lugar con mi mano, mi cuerpo empieza a moverse, reclamándola una vez más. —Tú. Eres. Mía. — le digo arremetiendo dentro de ella. Con cada embestida reafirmo mi reclamo, la hago mía, y la marco con mi aroma, con mi cuerpo y mi sexo. Muevo mis dedos sobre su clítoris mientras mi sexo trabaja su magia dentro de ella. — ¿Te gusta esto? — le pregunto suavemente. Mi pulgar y mis dedos moviéndose sobre ella y su única respuesta es un gemido de placer. Una vez retiro mis dedos, la hago abrir la boca y probarse a sí misma. Al mirarla chupar sus propios jugos, un deseo se forma dentro de mí, de cogerme su boca. Le hago saber mi deseo entre embestidas. Ella esta desgastada, deseosa y sin paciencia, y yo decido hacer de esto algo lento. Me entierro en ella una y otra vez muy despacio, deliberadamente, abrumándola, volviéndola loca, dejándola deseosa de más.

¡Ella se siente tan bien! Esta lista para correrse, pero no quiero que lo haga aun. Necesito más. Aun no me saciado de ella. —Despacio bebe…— le susurro —Aun no… — ¡Por favor Christian! — ella me suplica. — ¡No bebe!, te quiero hinchada, ¡tan hinchada que recordaras que yo estaba dentro de ti, cada vez que des un paso! — le digo. — ¡Oh Por favor, me estoy deshaciendo a la deriva! — ella ruega. — ¡Que quieres bebe! ¡Dime Ana! — le digo mientras me muevo dentro de ella. — ¡Te deseo a ti! — ella gime. Eso es lo que me deshace. Acelero la velocidad, describiendo círculos con mis caderas y arremeto contra ella con más fuerza, y más y más rapidez hasta que ambos nos corremos sonoramente. — ¡Tu…Eres…Mía! — gruño al momento de llegar al clímax y con mis palabras, ella se estremece de placer y nos mantenemos conectados con las sensaciones que siguen pulsando a través de nosotros luego de corrernos. — ¡Diablos Ana! — digo completamente calmado por el placer. Mi primer vainilla, y fue mucho mejor que cualquier cosa que hubiese imaginado o esperado. Ella me deshace, esta cautivadora e inocente chica quien ahora está quedándose dormida en mis brazos, rendida por mi sexo y mi conquista de su cuerpo y alma. Ella esta rendida. Ella ha cruzado la línea, y ahora me siento posesivo con ella. Observo su pacífico y cansado rostro al dormir. Algunas emociones desconocidas escalan dentro de mí surgiendo.

¡Ella es mía! En todos los sentidos. No puedo dejarla ir ahora. Sus manos me buscan en su sueño. Yo las capturo y las sostengo con las mías. No sé por cuánto tiempo la observo dormir, pero la tristeza finalmente llega mi pecho. Ella es tan inocente. ¿Estará lista para mi mundo? Tengo una rara mezcla de sensaciones todas dirigidas a ella, justo ahora. ¿En verdad quiero mancharla como alma oscura? No sé de donde esta mezcla de emociones viene. Nunca antes me sentí de esta manera al respecto de nadie. Nunca. Lentamente coloco sus manos en la cama y suavemente me deslizo fuera cama. La cubro con la manta y finalmente me pongo mi pantalón de pijama, para luego ir lentamente hacia el gran salón Me siento en el piano, y de manera ausente empiezo a tocar una pieza de Chopin, que refleja mi triste estado de ánimo. Toco la pieza una y otra vez, pero mi ánimo no se escuda en pensamientos felices. La puedo sentir parada en la puerta, aun antes de alzar mi mirada para verla. Cuando me detengo, ella dice. —Lo lamento Christian…. yo— pausa por un momento. —No quise molestarte— agrega. —Yo debería ser quien se disculpe— le digo —te desperté. Deberías estar durmiendo— le digo reprochándola. Ella me pregunta que estaba tocando, y le digo que era una pieza de Bach. Ella desea saber por cuando tiempo he estado tocando, y le digo que empecé cuando tenía 6 años. Giro mi cabeza hacia ella — ¿cómo te sientes? —Estoy bien— ella me responde. —Ven— la tomo de la mano y la llevo de regreso a la habitación. Quito la manta de la cama y veo la sangre, la prueba de su virginidad perdida, como si fuese un gran testimonio en mis sábanas blancas. Ella se sonroja y baja su mirada. Yo sonrío, eso le dará algo en que pensar a mí ama de llaves la Sra. Jones mañana. La meto a la cama y me recuesto junto a ella. Una vez más me encuentro a mí mismo rompiendo las reglas por ella.

La abrazo en la cama y con dulzura, susurro en su oído. —Duerme, bebé, duerme— mientras ambos cerramos los ojos y quedamos dormidos profundamente, yo experimento un sueño calmado, por primera vez en mucho, mucho tiempo.

Traducido y Corregido por Jesica

esperté al momento en que las primeras luces de la mañana cubrían la silueta de los edificios de la ciudad de Seattle, tocaron mis ojos a través de las ventanas de mi habitación. Pero lo que realmente me despertó, fue el darme cuenta que Anastasia estaba ausente de mi cama. Cuando me doy cuenta de que en verdad ella no está, me siento de repente en la cama. ¿Se habrá ido sin decirme? ¿A dónde iría? Miro al rededor y localizo sus ropas, y noto como doy un respiro de alivio. ¿Cómo es posible que me acostumbrase a su presencia en mi cama, cuando solo he dormido junto a ella dos veces? Extrañamente, no he tenido pesadillas sobre la prostituta drogadicta y su proxeneta en ambas ocasiones. ¿Sera coincidencia? Me siento mucho mejor, relajado, y feliz. ¡Maldición! Ella ya se me ha metido bajo la piel. Siento la necesidad de encontrarla y sostenerla. Lentamente me levanto, me pongo el pantalón de mi pijama, aun llevo puesta mi camiseta con la cual dormí. La encuentro en la cocina, haciendo el desayuno, con mi Ipod en el bolsillo de la camisa, los audífonos cubriendo sus oídos y bailando relajadamente mientras cocinaba.

¡Es una imagen tan alegre para contemplar! Estoy completamente cautivado. Lentamente me acerco al desayunador y tomo asiento observándola. Ella no tiene idea de que estoy ahí. Ella está usando una de mis camisas, esta descalza y luce unas coletas que la hacen lucir aun ¡más joven y mucho más inocente! Doy un suspiro por lo bajo… La imagen de ella relajada y sin preocupaciones, bailando mientras bate huevos y cocina tocino me provoca un sentimiento hogareño y extrañamente también un sentimiento de comodidad en mi… de ella perteneciendo a mi cocina, con sus pies descalzos, su cabello de ‘recientemente tuve sexo’ y su juvenil energía. Cuando me ve en el desayunador, se congela en su lugar, ruborizándose. Entonces traga fuertemente retomando la compostura y despacio se saca los auriculares. Su reacción inocente causa algo en mí, quiero sonreír como un chico adolecente. —Buenos días Srta. Steele. Luces muy energética esta mañana— le digo secamente haciendo una alegoría a nuestro tango en la cama de la noche anterior. —Simplemente dormí bien— ella dice alzando los hombros tratando de esconder una sonrisa. Entonces, ¡estoy en lo cierto! —No puedo imaginarme él porqué— le digo haciendo una pausa para recordar lo relajante que fue mi sueño. —Yo también dormí muy bien, luego de que volví a la cama— le digo aun algo confundido al respecto. — ¿Tienes hambre? — dice ella, y esta simple pregunta, hecha por esta hermosa e inocente chica descalza en mi camiseta, trae consigo emociones tan poderosas, que simplemente no sabía que podía sentir. No puedo ni nombrarlas; son completamente nuevas para mí. Ella ha despertado todas estas sensaciones desconocidas en mí, que nunca supe que podía sentir, y que han salido a la superficie con una simple mirada de ella, quizás sean sus preguntas inocentes, o con un simple toque. ¿Qué es lo que tiene ella que me hunde?

Todo lo que puedo lograr decirle es, “mucha,” con una mirada intensa, a pesar de que el hambre que siento es por ella. Ella se sonroja. — ¿Huevos con tocino y tortitas? — ella me pregunta tímidamente. —Suena genial— me las arreglo para contestar. De repente ella empieza a mirar alrededor, apenas conteniendo su desesperación y rubor. —Umm no conozco el orden de tu cocina. ¿Dónde guardas los manteles? — ella me pregunta. Le sonrío. —Yo hare eso mientras tu cocinas. ¿Deseas que ponga algo de música para que continúes tú… ehhh… baile? Ella cambia de colores cual camaleón de escarlata a morado mirando a sus nudillos. Entonces para hacerse lucir ocupada empieza a batir los huevos como si fuese su propósito de vida renovado, canalizando toda su energía hacia la tarea. Es tanto entretenido como increíblemente ardiente verla de esa manera. No puedo evitar acercarme y suavemente tirar de sus coletas. —Me encantan estas— suspiro, pero con todo el deseo construyéndose dentro de mí, un par de coletas de colegiala no la protegerán de mi —pero no te protegerán— le digo al oído. Soy peligroso para ella. La escucho gemir mientras que sus movimientos de batir los huevos se detienen momentáneamente. — ¿Cómo te gustarían tus huevos? —Bien batidos y aporreados— le digo, bromeando con una sonrisa. Ella trata de esconder su sonrisa. Encuentro el cajón donde la Sra. Jones, mi ama de llaves, guarda los manteles, y tomo dos de color negro y los coloco sobre el desayunador. La observo con mi vista periférica friendo los huevos y volteando el tocino en la plancha. ¡Dios! ¿Por qué tiene esto que ser tan ardiente? ¡Mi mujer, en mi cocina! Sirvo dos jugos de naranja para ambos y empiezo a hacer café para mí. Pero a ella le gusta el té. — ¿Anastasia te gustaría algo de te? —Si por favor, si tienes— me responde.

Cuando busco en el armario para sacar un te Twinings English, ella rueda sus ojos, y estrecha los labios. —Sacaste una conclusión de antemano, ¿no crees? — ella me pregunta. — ¿Tú crees?, yo no estoy seguro de que hayamos concluido nada Srta. Steele— murmuro. Mi contrato aún permanece inexplorado, aún necesita ser firmado, y la verdad es que hemos cambiado un poco los parámetros con nuestro reciente acto. Pero hay tanto que acordar, mi mente divaga. Las negociaciones aún permanecen abiertas. Ella luce momentáneamente confundida ante lo que apunte, pero no dice nada y se gira hacia el refrigerador para sacar el jarabe de maple. Cuando se gira yo estoy en el desayunador esperando por ella. —Anastasia— le apunto a una de las butacas. —Christian— ella asiente, y sube a la butaca no sin antes notarla hacer una mueca de dolor. Esa imagen me excita muchísimo. ¡Si bebe! Es ahí donde he estado yo, donde te reclame como mía. ¡Toda mía! Nunca antes había tenido un sentimiento de propiedad de este tipo. Esta es otra primera vez para mí. — ¿Qué tan hinchada estas? — me encuentro a mí mismo preguntado mientras me siento junto a ella, mis ojos oscuros por el deseo. Ella se sonroja, cambiando de color, finalmente rueda sus ojos. ¡Dios! ¿Por qué su reacción es tan excitante? Pero aun así su respuesta me la da con un poco de irritación, supongo que por lo intima de mi pregunta. Quiero ser su primero, y el último. —Bueno Sr. Grey— ella me suelta —no tengo nada con que comparar el sentimiento, no tengo puntos de referencia— me mira y su comportamiento cambia a uno dulce y agrega — ¿te agradaría dar una disculpa? — Ella es dulce, y ardiente, y juguetona, y toda mía. Trato de evitar sonreír, pero es demasiado difícil con ella tan próxima a mí. —No— le respondo, y agrego con deseo en mi voz y mi mirada —me preguntaba si deberíamos continuar con tu entrenamiento básico.

Su tenedor se detiene en el medio del aire, mientras ella me observa sorprendida, su respiración detenida, sus ojos dilatados, y con un apenas audible gemido escapando de sus labios — ¡oh! — ¡Dios! ¿Alguna vez me saciare de sus respuestas inesperadas? Ella esta inmóvil. La coacciono —come, Anastasia—. Ella continúa mirándome con un tipo distinto de hambre en su rostro. Ella me desea. Pero adoro crear expectativa. El resultado final será mucho mejor para ambos. —Esto esta delicioso, por cierto— le digo indicando mucho más que el Omelet que ella hizo, sonriéndole. Ella toma un bocado del suyo, sus ojos en los míos, apenas comiendo, y mordiendo ese delicioso labio de manera ausente. ¡Argh! No puedo soportarlo —por favor, deja de morder tu labio Anastasia. Me distrae demasiado. Y ya que sé que no llevas nada debajo de mi camiseta, estoy mucho más distraído— le gruño. Ella libera su labio de la cautividad de sus dientes, y yo suspiro. Ella toma su bolsa de té, sacándola de la envoltura y la hunde en el agua caliente sacándola momentáneamente. Sin apartar sus ojos de su taza de té, ella me pregunta usando un tono de voz alto y excitado que a penas y puede ocultar —uhm, ¿De qué clase de entrenamiento básico estamos hablando? — puedo sentir como su respiración se acelera, a pesar de que ella trata de hacer su tono casual, y desinteresado, puedo sentir como sube la temperatura entre ambos. Ella junta sus piernas ausentemente, aumentando la presión de una pierna contra la otra para suprimir su creciente pasión y sé que en este momento ella debe sentir un tirón en su sexo. Su cuerpo es como un libro, listo para ser leído por mí, el cual he podido estudiar bastante bien en los últimos dos días. ¡Amo eso de ella! Ella trata de lucir natural y calmada. Agita el té, y sube la taza hasta sus labios para probarlo. Cierra los ojos brevemente aparentemente para recolectar sus pensamientos.

Sin bajar su taza de té la mantiene cerca de sus labios y sopla tratando de distraer su mente, y a medida que ella acerca su taza a sus labios otra vez, yo empiezo a hablar—: Bueno— empiezo —puesto que estas adolorida— recordando donde estuve, mi voz se eleva con el deseo —pensé que podríamos concentrarnos en habilidades orales. ¡Ella se ahoga con su te! Cuando logra componerse, se gira y se queda mirándome con sus hermosos ojos muy amplios, su boca abierta. Su reacción me excita más allá de lo que es posible de imaginarse, pero simplemente le palmeo la espalda para ayudarla con su ahogamiento y le acerco su jugo de naranja para que tome. No sé qué significa exactamente esa reacción. ¿Ella desea quedarse? ¿Desea irse? Espero que se quede, pero no quiero obligarla. Debe ser su decisión. Necesito confirmación de eso, así que agrego —eso si deseas quedarte Ana. Ella mira hacia mí tratando de evaluar mi expresión. No quiero mostrar ninguna emoción. La deseo demasiado, y no quiero influenciar su decisión. La deseo, y quiero ser egoísta, pero no cuando se trata de ella. Debe ser su decisión y no mi influencia. Le debo eso. Ella luce exasperada y frustrada al no poder leer mis expresiones. Cierra los ojos por un breve momento, y los abre nuevamente. Finalmente habla —me gustaría quedarme por el día de hoy Christian. Si estás de acuerdo con eso— ella dice, usando el mismo animo de la noche anterior, no queriendo desgastar su bienvenida. Entonces añade —pero debo ir a trabajar mañana. — ¿A qué hora debes ir a trabajar? — le pregunto. —A las 9 de la mañana— dice ella. —Puedo hacerte llegar a tu trabajo a las 9 a.m. — le digo y ella arruga la cara.

—Tengo que estar en mi casa esta noche, para poder cambiarme. No tengo ropa limpia aquí— ella continúa. No quiero que se vaya, especialmente por un problema inexistente como ropa. Podemos conseguirle ropa aquí. Puedo enviar a Taylor a comprarle ropas ahora mismo si ella lo desea. —Podemos conseguirte ropas aquí— le digo, porque no quiero que se vaya esta noche. La necesito aquí. La quiero aquí. ¿Qué demonios pasa conmigo? Ella lo está considerando, pero también parece preocupada por algo. Y ahí va ese delicioso labio a la cautividad de sus dientes otra vez. Es una distracción demasiado grande para mí. Estiro la mano y tomándola de su barbilla, para que libere su labio. Sé que ella está preocupándose por algo. Quiero saber qué. — ¿Qué sucede? — le pregunto. No soy de esas personas que lidia bien con la preocupación. Ella cierra los ojos y dice —necesito estar en casa esta noche. No me agrada la idea. No me gusta que me contradigan. Pero ella no ha firmado el contrato que la hará rendirse y dejar toda su voluntad sobre mis manos, así que no digo nada. Mi boca se vuelve una línea tensa en un esfuerzo de ocultar mi enojo y disconformidad. —Muy bien, esta noche entonces— le digo. —Por favor, comete tu desayuno— le ordeno. Pero ella no come. Ella no come suficiente, y eso me molesta. Le recuerdo que no ha comido nada desde la noche anterior. Ella necesita comerse su desayuno. —No tengo hambre— ella suspira. Eso no es suficiente. Ruedo los ojos concentrándome en ella. Tratando de no imponer mi voluntad sobre ella — en realidad deseo mucho que termines tu desayuno— enuncio. Tengo dificultades con la comida desperdiciada, sobre todo cuando hay tantas personas muriendo de hambre en el mundo. Yo fui una de esas personas, ¡No puedo evitarlo!

— ¿A ti que te pasa con la comida? — dice ella exasperada. Frunzo el ceño, cambiando mi cara. —Tengo problemas para tolerar ¡desperdicios de comida Anastasia! ¡Come, Ahora! — ordeno. Ella mira su comida, retoma su tenedor y empieza a comer otra vez muy lentamente. Su esfuerzo me hace feliz. Ella es como un niño pequeño a veces. Pero me alegra que ella nunca haya tenido que vivir lo que yo. Me alegra que ella nunca haya sentido hambre. Mi expresión se suaviza, con un alivio repentino. Termino mi comida primero que ella, y la observo comer. Cuando finalmente ella come lo suficiente, tomo su plato y lo retiro. Le digo que, ya que ella cocino, yo limpiaré, a pesar de que no es mi estilo el hacerlo. Me encuentro a mí mismo haciendo cosas que normalmente no haría, cuando estoy con ella. —Cuando termine, tomaremos un baño— le digo. —Oh, ok— dice ella sorprendida. Cuando suena su teléfono, ella responde la llamada. —Hola— ella responde con timidez, caminando hacia el balcón en búsqueda de privacidad. Mis ojos la siguen como un halcón, los celos creciendo dentro de mí. ¿Es el fotógrafo? O ese maldito de la tienda, ¿el hermano del propietario? Mis ojos se entrecierran. ¡Yo no comparto! Pero entonces escucho el nombre —Kate— de sus labios. Es su compañera de piso. Doy un respiro de alivio. Pero quiero asegurarme de que no le diga nada sobre nosotros. Continuo arreglando la cocina. Ella regresa al terminar su conversación. Luce dudosa. ¿Desea marcharse? —Ummm, Christian ¿El AND incluye todo? — ella ¿esta infeliz con algo? Mis ojos se entrecierran al momento de preguntar ¿Por qué? Mientras aun continúo con mi tarea. Cierro la puerta del cajón luego de poner la caja de té dentro y me giro para darle mi completa atención.

—Porque— ella respira —tengo unas cuantas preguntas— dice tímidamente bajando la mirada —tu sabes, sobre sexo. Y estaba esperando preguntarle a Kate al respecto. —Ella se retuerce los dedos y vuelve sus manos otra vez como si alguna respuesta secreta estuviera escrita en ellas. Mi mirada se suaviza, poco a poco —me puedes preguntar tus preguntas Ana. — Quiero ser su único maestro. No puedo evitarlo. —Christian, no puedo... Quiero decir, con todo respeto...— ella deriva mirando a otro lado y suspira. —Estas demasiado involucrado. Solo voy a preguntar acerca de la mecánica. Y no voy a mencionar Salón Rojo del Dolor— dice rápidamente. Eso me sorprende. Nunca pensé en mi Sala de juegos como un lugar para el dolor. — ¿Salón Rojo del Dolor? ¿Es eso lo que piensas de él? Es más que nada sobre el placer Ana. Créeme— me encuentro diciendo. Ella tiene ideas falsas, y siento que deben ser corregidas. —Además— le digo sabiendo que mi tono es más duro —tu compañera de cuarto está haciendo la bestia de dos espaldas con mi hermano. Prefiero que no le preguntes. —Yo no quiero que ella valla a correr y decirle a Elliot acerca de nuestro «acuerdo». Quiero mantener mi vida privada en privado, incluso de mi propia familia. No es asunto de ellos. Como si fuera una señal, Anastasia me pregunta—: ¿No sabe tu familia sobre tu... um, proclividad a...? — Ella deriva, por último agrega—: ¿al estilo de vida que has elegido? — ¡No por supuesto que no! No es asunto de ellos—. Me paseo hacia ella, y me paro frente a ella. Si tiene alguna pregunta, quiero ser el único para responderlas. Quiero ser su único maestro, su único instructor, único participante, el único amante que ella tenga. Levanto la mano para acariciarle la cara con los dedos. Ella baja la mirada una vez más, y quiero ver esos hermosos ojos. Quiero saber lo que está pensando. Mis dedos van a su barbilla y levanto su cara hacia arriba con bastante fuerza. Quiero que me mire a los ojos. Quiero que estemos conectados.

— ¿Qué quieres saber Anastasia? — Le pregunto atentamente. Quiero ser el que le de las respuestas. Ella se retuerce bajo mi mirada. —Nada en particular, por el momento— ella susurra apenas audible. —En ese caso, permíteme comenzar preguntándote ¿Cómo fue anoche para ti? — Quiero saber. Estoy Muy, muy interesado. Es mi primera virgen. Mi primer vainilla. Por primera vez en mi cama. Es la primera en dormir a mi lado. Primera en mi helicóptero. Es la primera en muchas cosas para mí, y quiero saber lo que ella siente por mí. Profundamente... Estoy ansioso por saber. Mis ojos son ascuas ardientes con la intención llenos de deseo. Ella tiene temor en sus ojos y susurra—: Fue bueno—. Su afirmación de alguna manera me gusta y me hace feliz. Siento una sonrisa acercándose a mis labios, pero me reprimo. —Para mí también— murmuro. —Nunca habita tenido relaciones sexuales vainilla. Es mucho más de lo que esperaba— le digo ausente —pero tal vez es porque fuiste tú. Porque yo estaba contigo para experimentarlo—. Mis dedos se arrastran por su barbilla, su línea de la mandíbula y finalmente los detengo en su labio inferior. Su inhalación es fuerte y dulce. El deseo se acumula en mí. Debo tenerla de nuevo. ¡Ahora! —Ven, vamos a tomar un baño— le digo inclinándome para besarla. Puedo sentir el deseo construyéndose en ella. Nuestro beso se profundiza. Ugh. Tengo que tenerla. La tomo de la mano, diciendo—: Ven conmigo. Por favor... La guio a mi baño principal. Suelto su mano momentáneamente para llenar la gran bañera de piedra blanca. No es sólo un baño, es un diseño en forma de huevo. Lo lleno con agua caliente y vierto un poco de aceite de baño en el agua. Una vez que he terminado la elaboración del baño, me levanto y la miro, mis ojos llenándose de deseo por ella. Ella, una chica tímida, sus ojos clavados de nuevo en el suelo.

¡Cómo me atrae, es tan cautivadora! —Anastasia— le digo para sacarla de su estado de ánimo, y extiendo mi mano hacia ella. Ella está junto a la puerta. Desconfiada. Sus brazos se envolvieron alrededor de ella como para protegerla. Sus grandes ojos azules muy abiertos. Mi mano sigue extendida hacia ella. Poco a poco se abre paso a mí. Su respiración es superficial. Finalmente llega ante mí y toma mi mano. Yo le entro a la bañera todavía en mi camiseta. —Date la vuelta frente a mí— ordeno con suavidad. Lo hace, y yo suspiro con esta belleza inocente delante de mí, que se mordía el labio de nuevo. Me quejo de deseo. —Oh Ana, sé que ese labio es delicioso ya que lo he probado, y con sinceridad, no puedo saciarme de él, pero ¿puedes dejar de morderlo? Me distraes demasiado—. Aprieto mis dientes. Su mirada cambia a uno de confusión. Suspiro —cuando muerdes tu labio, me dan ganas de cogerte, y tú estás adolorida, ¿de acuerdo? Su aliento me llena de deseo, ella suelta su labio y su mandíbula cae abierta en estado de shock, con los ojos muy abiertos. — ¡Sí! — Digo con su expresión — ¡eso es! ¡Comprendes el panorama! Tomo el iPod del bolsillo del pecho de la camiseta. Entonces agarro el dobladillo de la camiseta y se la saco y la tiro al suelo. Miro a su hermoso cuerpo. Este ‘Nacimiento de Venus’ delante de mí, más hermosa que lo que Botticelli hubiese jamás previsto y pintado. Ella se sonroja en tonos más rojos que la bandera china mirando hacia abajo. Quiero que se sienta cómoda con su cuerpo, no tímida, y desde luego no avergonzada. Es un cuerpo para ser glorificado, adorado incluso como la diosa griega Afrodita. La tomo de la barbilla obligándola a mirarme. —Oye— le digo en voz baja. —Uno nunca debe estar avergonzado de su cuerpo. Eres una mujer muy hermosa, un paquete completo. Odio verte colgar tu cabeza con vergüenza. No tienes nada de lo que avergonzarse. Y menos de mí. Por lo tanto, no lo hagas. ¿De acuerdo? — le digo en voz baja.

Yo sostengo su mano, y la ayudo a sentarse. Ella hace una mueca mientras su gloriosa parte inferior la cual he reclamado anoche, se funde en el agua haciéndola recordar su experiencia, y haciéndola sentir un poco incómoda. ¡Bien! Ella siente el dolor. Un recordatorio de dónde he estado, y yo soy el que ha reclamado derecho sobre ella. El agua caliente por fin la calma y se relaja. Observo cada uno de sus movimientos, incapaz de hacer otra cosa. Ella finalmente mira hacia arriba y con voz ronca me pregunta—: ¿Es que no me acompañaras Christian? — Sonrío. Oh, sí, lo haré. —Muévete hacia adelante— ordeno—: Me uniré a ti— le digo. Y con mucho gusto. Saco mis pantalones de pijama, y luego estoy pasando mi camisa sobre mi cabeza para subir en la bañera. Me siento detrás de ella, y pongo mis piernas sobre las de ella fijándola en su lugar. Pongo mis rodillas sobre la de ella colocando mis tobillos en la parte interior de sus piernas. Abro mis piernas, que a su vez la obligan a abrir las piernas. Ella corta su respiración haciéndome sonreír. Hundo mi nariz en su pelo bebiendo de su hermoso aroma femenino. —Hueles maravilloso Ana— le digo inhalando profundamente con el deseo construyéndose dentro de mí. Su cuerpo se sacude con temblores con su pasión naciente. Me estiro a un estante cercano que contiene sales de baño, gel de baño, champú y aceite de baño. Tomo el gel de baño y me pongo algunos chorros en la mano. Entonces mojando mi otra mano, froto mis manos creando una espuma suave. Entonces cierro mis manos alrededor de su cuello y hombros para trabajar mi camino hacia abajo. Masajeo, para trabajar mi magia en sus músculos. Ella arquea su cabeza hacia atrás de placer y gime bajo mi tacto, dándole con eso firmeza a mi erección. Sonrío de deseo por ella. — ¿Te gusta eso?— le susurró al oído. —Hmm— es la respuesta que obtengo, completamente cargada de placer.

Mi dedo se mueve hábilmente a sus costados, por debajo de sus brazos suavemente, flotando y masajeando. Mis dedos se abren camino hasta sus pechos amasándolos y dando vueltas al principio. Entonces empiezo amasar sus pezones, primero suavemente y luego expertamente alargándolos en mis dedos. Sé que esta adolorida por lo de anoche, y me encantaría estar más así, pero quiero estar en todas partes al mismo tiempo. Deslizo mi dedo en su vientre y por su ombligo. Ella toma una inhalación brusca y su respiración se hace más rápida. Puedo sentir su corazón como el de un colibrí, tratando de escapar de su pecho. Lo puedo sentir en mi propio pecho lo suficientemente fuerte. Me da una sacudida de placer como nuestra conexión proporciona una corriente constante de electricidad. Mi erección esta contra su espalda, una longitud poderosa. Ella se empuja a sí misma en contra de ella. Ella me desea. ¡Mucho! Yo puedo hacer que se venga de esta manera. El pensamiento me da un montón de ideas. ¡Me encanta enseñarle! Tomo un paño y le coloco gel de baño. Ella ya está jadeando, con las manos agarrando mis muslos firmemente recordándome la forma en que arañó las sabanas anoche, y me llena de un deseo lascivo por ella. Poco a poco y con el objetivo de tomar su sexo con el paño voy acercándome hasta cubrirla, y comienzo a frotarla lentamente a través de la toalla. Mis dedos empiezan a estimularla a través de la toalla. Su aliento se detiene un momento y luego gana velocidad, como si no pudiera obtener suficiente aire en sus pulmones. ¡Ella es muy sensible a mi tacto! A medida que la sensación sube se arquea su espalda, con la cabeza rodando en mi pecho, y su boca formando una O jadeando por más. Susurro —siéntelo bebé— en su oído mientras mis dientes atrapan el lóbulo de su oreja. Ella está en lo más alto — ¡por favor... Christian! — Sus piernas rígidas, arqueando la espalda tratando de absorber y controlar la sensación, el orgasmo se acerca y esa es mi señal para parar aquí con una sonrisa, y respirar en su oído—: Yo creo que estas lo suficientemente limpia— ella jadea. — ¿Qué? ¿Por qué? ¿Por qué te detienes? — Ella dice y me hace sonreír.

—Porque— beso su cuello —tengo otros planes para ti— susurro en su oído. —Ahora, date la vuelta. Necesito que me limpien también— digo dándole una sonrisa lasciva. Es hora de conocer y saludar. Ella se da vuelta y mira hacia mí. Mi erección está en mis manos, y veo como su boca se abre al ver el tamaño de mi miembro. —Anastasia— le digo —quiero que conozcas mi parte favorita de mi cuerpo, en la base del nombre si se quiere. Estoy muy apegado a esta parte de mi anatomía, y yo quiero que tú también lo estés. Sus pequeños movimientos mueven el agua alrededor de todo mi miembro que asoma sustancialmente su cabeza por encima del agua. Ella traga. Luego sonríe maliciosamente robándome el aliento, tomando el aceite de baño vierte un poco en la palma de su mano. Ella hace una demostración de hacer espuma de jabón en la mano, sus labios se separan, respirando con dificultad. ¡Y se muerde el labio! ¡Maldita sea! Haciéndome deseoso de sus dedos inexpertos. De repente, ella se mueve hacia adelante y coloca sus manos alrededor de mi erección, sus movimientos reflejan mis movimientos anteriores en mi longitud. Cuando sus dedos se cierran alrededor de mí, mi mano se cierran alrededor de la suya, mi aliento dando tirones en mi garganta, mis ojos se cierran. Cuando los abro de nuevo, estoy deseoso de su toque, con hambre y anhelo de ella. Mi mano se mueve junto con la de ella, y cuando ella obtiene el ritmo del movimiento, libero a mi mano de ella. —Eso es, nena— la animo. Sus dedos se mueven hacia arriba y abajo, arriba y abajo agarrando poco a poco mi sexo más fuerte, haciéndome gemir. ¡A la mierda! ¡Ella es una aprendiz rápida, y es genial! Mi cabeza se inclina hacia atrás, cierro los ojos con placer. La siguiente cosa que ella hace me toma por sorpresa por completo. Siento sus labios cerrándose alrededor de la cabeza de mi miembro y luego se mueve bruscamente hacia arriba, la observo con los ojos muy abiertos por la sorpresa.

Nunca deja de sorprenderme y me sorprende a cada paso. ¡Tan joven y tan dispuesta a aprender y participar! Estoy asombrado de ella. Mi boca se abre ligeramente con placer. Mi respiración se acelera. Se inclina hacia delante con los ojos cerrados, el pelo cayendo sobre mi virilidad mientras sus labios se cierran y empieza a chupar, su lengua corriendo y cepillando mi punta. ¡Oh Dios! Me agarro de los lados de la bañera con todas mis fuerzas, y grito — ¡Whoa... Cristo, Ana! Ella mueve la cabeza arriba y abajo, tomando mi erección completa en su boca, ¡me sorprende por completo! ¡A la mierda! ¿No tiene ningún reflejo de arcadas? ¡Ella me está cogiendo con su boca! ¡Eso está más allá de lo sexy! Mis ojos se abren, y mi respiración es difícil. Ella me empuja más y más profundo, y se mueve hacia arriba y hacia abajo. Sus muslos quedan al ras contra mis piernas. Mis manos y mis piernas se aprietan por el placer. —Oh... bebé... esto... es... Increíble...— le digo. Ella muestra sus dientes blancos alrededor de mí, haciéndome jadear — ¡Jesucristo, Ana! ¿Qué tan profundo puede ir? — le susurro. Ella vuelve a subir y su lengua experta, expertamente lame describiendo círculos y remolinos alrededor de la punta de mí, como si fuera un cono de helado. Mi deseo carnal se acumula en mí, y no puedo aguantar más. — ¡Anastasia, si no paras ahora, voy a correrme en tu boca bebé! — Gruño entre dientes apretándolos. Mis caderas se flexionan con los movimientos de su boca, y lo necesito. ¡Necesito correrme! ¡Maldita sea! Ella no se detendrá. ¡Mierda! Yo agarro su cabello mientras ella mete mi pene más profundamente en su boca, y yo me le corro con fuerza en la boca. Para mi sorpresa ella se traga todo lo que tengo que darle. Sacudidas de placer todavía cruzan, va a través de todo mi cuerpo... miro esta hermosa mujer con asombro y tengo una extraña emoción, creo que apego a esta mujer.

Creo que puede estar enamorado de ella. ¡A la mierda! ¡No! Eso no está bien. Yo no hago el amor. La pasión, el deseo, infatuación, reverencia, incluso. Pero no el amor. — ¡No es amor! — Mi subconsciente me dice. ¡Definitivamente no! ¡Christian Grey no hace el amor! Ella abre los ojos, secándose los labios con la lengua mientras yo no paro de mirarla. ¡Maldita sea! Quiero aún más. Me muevo hacia ella, sacando con mis movimientos el agua de la bañera, y capturo su boca con la mía, besándola y degustando de mí mismo en su boca. ¡La he reclamado y ahora ella me ha reclamado! ¡Estoy jodidamente perdido en ella! ¡Perdido sin ella! Cuando me alejo, estoy impresionado, y le digo—: Cristo, Ana... eso estuvo... genial, inesperado, pero muy bien—. Respiro. — ¡Tú me confundes! ¡Completamente sorprendente! — Digo con admiración en los ojos. Ella sonríe, y siento una punzada de celos. ¡Mierda! ¿Le ha hecho esto antes a algún hijo de puta? Quiero saber. — ¿Has hecho esto antes? — Pregunto especulativamente. —No—. Ella sonríe. —Tú eres mi primera vez—. Suspiro —bueno—. Digo, más que aliviado. Ella es mía en todos los sentidos, y nadie la ha reclamado, solo yo. —Entonces, otra primera vez, señorita Steele— le digo. —Te mereces una A en las habilidades orales. Ven a la cama conmigo, te debo un orgasmo. Salgo del baño envolviéndome rápidamente una toalla alrededor de mi cintura. Tomo su mano, y cuando ella se levanta de la bañera con el agua en cascada lentamente rodando desde sus pechos a su torso y las piernas, ella es como un ángel que se levanta del agua. Totalmente encantador. Tomo otro toalla mullida caliente envolviéndola en ella, y entonces no puedo contenerme y estrecharla entre mis brazos para besarla con fervor.

Mi lengua invadiendo su boca, nuestras lenguas se reencuentran y comienzan su danza. Estoy completamente cautivado por esta mujer. La deseo. La necesito. No puedo dejarla ir. No puedo saciarme de ella... Tengo que tenerla en mi vida. La miro casi rogando. —Por favor, di que sí— digo. Ella frunce el ceño sin comprender. — ¿Sí a qué? —Di que sí a nuestro acuerdo. Para ser mía. ¡Por favor, bebé! ¡Por favor, Anastasia! — Digo con fervor, suplicante. La miro a los ojos de nuevo, teniéndola en mis brazos, y empiezo a besarla de nuevo, con pasión, y poco a poco. Saboreando todo de ella. Tomo su mano y la llevó al dormitorio. Ella me sigue. Me quedo mirando la belleza ante mí. Agradezco a los dioses si existen por enviar a esta mujer a mi oficina. — ¿Confías en mí? — le pregunto de repente. Ella asiente con la cabeza, y su mirada es serena, confiada, y algo más que no se nombrar. —Buena chica— respiro, rozando su labio inferior con el pulgar. Voy a mi armario, abro el cajón donde guardo mis lazos. Localizo una corbata de seda de color plata, y tiro de ella. Vuelvo con esta en la mano. Sí, esto va a hacer un buen sistema de retención. —Pon las manos juntas delante de ti— sacando la toalla que envuelve su cuerpo fuera. Ella está delante de mí con su desnudez gloriosa como la diosa Afrodita. Cuando sus manos están ante ella, le ato las muñecas con mi corbata plateada, anudándola firmemente. Estoy excitado, y más allá salvajemente excitado y lo que es más, ella está dispuesta a ¡jugar conmigo! Tiro de la unión, notando que es segura.

Su pulso está por las nubes su corazón está tratando de escapar de su pecho. Mis dedos se deslizan por las coletas. Acaricio su pelo por un minuto y murmullo—: Te ves tan joven con estas—. Yo camino guiándola hasta que la parte interna de sus rodillas están apoyándose contra la cama. Mi toalla está fuera, la mirada en ella, mi plena expresión de deseo. — ¡Oh Ana! — Suspiro — ¿Sabes lo mucho que te deseo? — con sus ojos amplios, ella niega con la cabeza ligeramente. Cierro los ojos — ardientemente— le susurro. — ¿Qué voy a hacer contigo bebe? — le susurro bajándola a la cama. Me acuesto junto a ella y levanto sus manos por encima de su cabeza. No me gusta que me toquen, y esto mantendrá sus manos de forma segura lejos de mi torso, y también construye expectativa. Es para mí un control, y eso me excita inmensamente. —Mantén tus las manos en alto aquí, y no te muevas, ¿lo entiendes? — le imploro. Ella está sin aliento, excitada, y sin habla. —Contéstame— le ordeno. —No voy a moverlos— ella respira. —Buena chica— susurro. Mi lengua se desplaza deliberadamente por encima de mí labio superior mientras tengo mis ojos fijos en ella. Ella me observa sin aliento y con intención. Yo me acerco y le doy un pequeño pero expectante beso en sus labios. —Voy a besarte Anastasia...— en voz baja respiro —a besarte completa...— anuncio y empiezo a besar su barbilla. Ella rueda la cabeza hacia atrás y yo me dirijo hacia abajo a su garganta, besando, lamiendo, chupando. Siento su cuerpo llenarse con el placer, expectativa, y el deseo... por todas partes. Su temperatura corporal se eleva como la sangre se apresura a la superficie de su piel. Ella frota sus piernas juntas con la intensidad y el deseo. Ella gime haciéndome más deseoso. Las manos de ella se mueven hacia mi cabello. Sé que ella quiere tocarme, pero no voy a dejar que me toque. La detengo y le doy una mirada de advertencia y niego con la cabeza un firme —no.

Con mi mano coloco sus manos por encima de su cabeza otra vez. —Si mueves tus manos, voy a empezar todo... una y... otra vez— advierto tomándola del pelo. Ella quiere tocarme, pero, es mi límite fuerte. Debe mantener las manos por encima de su cabeza. Empiezo besando a partir su barbilla y el cuello otra vez. Mis manos se mueven por encima de sus pechos mientras mis labios se mueven al sur creando una ruta de acceso, besando y lamiendo. Mis labios finalmente llegan a sus pezones. Cierro los labios alrededor de uno y empiezo chupando. Ella está teniendo dificultades para mantener sus manos por encima de su cabeza, pero se las arregla. Ella está retorciéndose y parece lista para tocarme, pero le advierto y ella controla el movimiento. Mis labios finalmente llegan a su ombligo. Mi lengua se hunde en él y ella gime mientras su cuerpo se arquea. Ella está excitándome como nunca antes. —Eres increíblemente dulce Anastasia— le digo mientras mi nariz roza por encima de su abdomen. Mis dedos viajan hacia abajo por su vientre y a continuación, llegan a su vello púbico. Mi labio se desplaza hacia abajo suavemente jugando con ella. A continuación, me incorporo y capto sus piernas, y las extendiendo separándolas. Tomo su pie izquierdo después de doblarlo de la rodilla y empiezo a chupar su dedo gordo del pie observándola mirarme. A continuación, le doy un mordisco a cada dedo del pie, y sobre todo al dedo pequeño del pie, le doy un mordisco más duro y chupo. Ella casi se convulsiona con el placer. Mis labios viajan en su empeine, y mi lengua juguetea con ella. Ella a duras penas se contiene a sí misma, lista para arder en llamas, tratando de absorber toda la sensación de hormigueo a través de su cuerpo. No quiero que ella se corra con esto. Mis labios viajan abajo hasta las rodillas pero no más a fondo. Vuelvo a su pie derecho y repito el mismo proceso seductoramente. Los ojos de ella ruedan nuevamente dentro de sus parpados, su espalda arqueada, y sus gemidos la toman mientras susurra — ¡Por favor, Christian! —Todo a su debido tiempo, bebé— respiro.

Cuando mis labios llegan a las rodillas, no me detengo allí esta vez, y mis labios se mueven hacia arriba en el muslo. Empujo sus piernas aparte. Mis labios expertamente viajan arriba. Repito el proceso en su otra rodilla para subir en la otra pierna, chupando, besando, lamiendo, mordiendo suavemente. Cuando llego a su sexo, ruedo mi nariz a través de él, y soplo suavemente. Ella se retuerce de placer. Necesito que se relaje, y eso es algo que tengo que enseñarle. Espero a que se calme. Mi nariz corre por su sexo otra vez y yo inhalo su profundidad. Ella está más que excitada por mi actuación, y en voz baja pregunto — ¿sabes lo embriagadora que es tu fragancia Anastasia? — Y soplo suavemente sobre su sexo otra vez. Mis dedos tiran de su vello púbico. Me agrada, tal vez podamos mantener eso. Ella pide—: Por favor, Christian, estoy lista para ¡Arder! Oh, por favor... Sonrío. Su mendicidad es intoxicante para mí. —Me encanta cuando me ruegas señorita Steele— le digo. Yo soplo en su sexo otra vez. —Normalmente Anastasia, no siempre correspondo, ya que no es mi estilo, pero...— hago una pausa —pero me has complacido muchísimo, así que te daré un pago especial— y estaré muy contento de hacerlo. Mi lengua se empieza a mover en su clítoris de manera experta. Su primera experiencia oral y ella se arquea y convulsiona bajo mi lengua. Hago un remolino con mi lengua dando vueltas y vueltas sin parar. Ella esta rígida debajo de mi lengua y labios. Deslizo mi dedo medio en su interior, y la siento tan increíblemente mojada. ¡Oh mierda! ¡Ella esta tan lista para mí! Gimo cuando mis labios y mi lengua comienzan a moverse de nuevo. Ella está pidiendo y gritando. Por último llega al clímax. Esta es la parte del tango que bailamos juntos.

Rasgo el empaque del condón, y apretando la punta lo enrollo en mi longitud, y entro con facilidad en su interior. Sé que es doloroso para ella, pero estoy lleno de deseo por ella como yo sé que ella lo está por mí en este mismo momento. Pero no quiero hacerle daño. Quiero complacerla mientras me complace. — ¿Cómo se siente esto? — Respiro. —Bien, bien— susurra. Me pongo en movimiento lento primero, y luego ganando velocidad, rápido y dando duros empujones una y otra vez y otra vez. Los dos estamos cerca, al borde de nuevo, y yo respiro con severidad —córrete para mi bebé— en su oído, y ambos alcancemos nuestro máximo punto, explotando. — ¡Mierda! — Escapa de mis labios y mis músculos se rigidizan y luego me derrumbo sobre Anastasia. La reclamé una vez más, cubriéndola, inhalando su aroma, tanto física como emocionalmente. No quiero dejar la cercanía que tenemos el uno con el otro, yo abarcándola a ella, cubriéndola, unidos, y ella se ajusta perfectamente a mi cuerpo y conquista las profundidades de mi ser, sin saberlo. No quiero dejar nunca de estar al lado de ella. Nunca. Me quedo encima de ella, y observo esta hermosa mujer joven, mágica, estoy totalmente embaucado, mi mirada intensa, en busca de lo más profundo de ella, implorando que se quede conmigo. Siempre. —Ves lo buenos que somos juntos Ana— le digo con extrañas emociones que cursan a través de mí. Quiero que se presente a sí misma para mí. En todas las cosas. Sea mía, sin cuestionar. —Por favor, Ana. Quiero que te entregues a mí, va a ser mucho mejor. ¿Tú confías en mí Ana? ¡Te puedo llevar a lugares que ni siquiera sabes que existen! — Su expresión es deseosa, curiosa, con ganas. Me froto la cara y la nariz con la de ella. Su expresión es una de éxtasis y todavía se tambalea en la conciencia. Cuando todavía estábamos envueltos entre sí, oímos un alboroto y un ruido exterior.

—Si él está todavía en la cama, tiene que estar enfermo. Christian nunca está en la cama a estas horas. Siempre ha sido un madrugador. ¡Nunca duerme durante la mañana! — dice una voz femenina. —Sra. Grey, por favor—. Taylor suplica. —Taylor— dice una voz desdeñosa. — ¡No puedes evitar que vea a mi hijo! —Sra. Grey, por favor. ¡Él no está solo en su habitación! ¡Le imploro! — ¿Qué quiere decir con que no está solo, Taylor? —Él está con alguien. —Oh...— escucho incredulidad en su voz. Por supuesto incredulidad. Ella siempre pensó que yo era un homosexual célibe. ¡Oh, qué genial sería para demostrarle que estaba equivocada! Estoy desconcertado, pero me compongo, esto me hace gracia. ¿Mis primeras veces nunca terminaran con ella? Mi madre apareciéndose aquí está más allá de lo horrible, y eso sólo lo hace divertido. — ¡Mierda! ¡Es mi madre! — le digo, mientras salgo dentro de Anastasia. Bueno, el tiempo para otro conocer y saludar para la señorita Steele. Con mi madre en esta ocasión.

Traducido y Corregido por Jesica

uego de sentarme, ruedo el condón y lo tiro a la papelera de una clavada. Me dirijo a Anastasia que me está mirando medio sorprendida, medio horrorizada por la llegada de mi madre y puedo ver que ella está pensando en lo que mi madre pensaría de ella aquí en mi cama. Le doy una sonrisa maliciosa y le digo—: Vamos bebé, tenemos que ir a vestirnos - vas a conocer a mi madre—. Salto de la cama, y pongo mis jeans comando. Anastasia en el otro lado todavía en la cama, tratando de moverse pero sus manos están atadas. Ella finalmente se rinde y dice — Christian, no me puedo mover...— me mira desconcertada. Sonrío tan amplio como puedo, y desato sus manos, aunque me hubiera gustado jugar con ella un poco más. Más tarde tal vez... Me gusta la idea de atarla, en mi cama, es atrayente. ¡Es increíblemente caliente! Y como ella luchó para tocarme a menudo, el nudo marcado en sus muñecas de color rosa, la sola imagen es sexy como el infierno y un afrodisiaco total para mí. ¡Maldita sea! La miro por un minuto, pero no quiero tener una erección antes de ir a ver a mi madre y presentar a la mujer que tenía en la cama con ella. La beso suavemente, y sonrío.

Miro lejos y cierro los ojos por un minuto. No tengo tiempo para coger con ella otra vez... no cuando mi madre está esperando en la sala de estar. Voy a hacerla conocer a mi madre. Nunca he hecho un intento de presentar a ninguna mujer, a ninguna persona con mi familia y ella ya conoció a mi hermano y ahora esto. Ella es mi primera. Curiosamente, quiero presentar a Anastasia. También hay una noción extraña de orgullo. No es sólo mi conquista de ella. Es también algo más. Por otra parte, la he reclamado en todas las formas posibles, lo que estaría sentando en mí otro derecho sobre ella. Me gusta la idea. —Otra primera vez—: le dejo saber. Señalo los cajones donde guardo mis camisetas y le digo que hay ropa limpia allí que puede usar. Sus ojos se amplían en pánico. Como sé que soy el primer hombre en su vida, ella nunca conoció a la madre de alguien en la posición de una amante. —Tal vez debería quedarme aquí— dice ella completamente roja de vergüenza ya que mi madre casi nos encontró en el acto. —Oh, no, ¡No lo harás!— le amenazo. —Encuentra algo de mis cajones y póntelo—. Me pongo una camiseta blanca, y paso los dedos por el pelo que deja muy claro que acabo de coger, y estoy listo para saludar a mi madre, pero quiero a Anastasia allí. Tengo un deseo irresistible de presumir de ella, como mi carta bajo la manga o algo así. Niego con la cabeza por aquel sentimiento. Anastasia en cambio todavía sigue encaramada en la cama y mirándome como un conejo asustado. Preocupada. —Bebé puedes usar un saco y lucir bien. Sólo ponte algo mío y sal en cinco minutos— le digo suave y dulcemente. —Pero si no estás dentro de ese marco de tiempo, voy a sacarte a su encuentro, incluso si no tienes nada de ropa puesta— mi voz la amenaza. Ella estrecha la mirada. Señalo el cajón donde guardo las camisetas, y le digo que las camisas están en el armario. Señalo cinco minutos con mi mano derecha hacia ella con una mirada de advertencia. Maldita sea, ¡quiero que conozca a mi mamá!

Con una última mirada ahora mis ojos se suavizan, y los de ella se estrechan, y quiero ir a ella, con esa mirada es tan caliente, ardiente, en lugar de eso sonrío con ternura. Debido a que la señora Grey está esperando en la sala de estar, cuanto antes me vaya, mejor. Cierro la puerta de mi habitación detrás de mí para que ella se aliste y voy a la sala de estar. Mi madre está de pie con Taylor en la sala de estar. Cuando me ve puedo ver el brillo en sus ojos, cuestionando y muy curiosa. Camino a ella para darle un beso cortes en las mejillas. No nos tocamos. Ella entiende que no me gusta que me toquen, y ella nunca lo hace desde mi infancia. —Hola madre— le digo educadamente. —Hola Christian— dice especulativamente. Ella está inquieta y puedo adivinar por qué. Ella piensa que tengo un hombre aquí en mi cama. Qué poco me conoce cuando se trata de mi vida privada. Ella trata de continuar con indiferencia—: Bueno, no te he visto por dos semanas, y estaba preocupada por ti. Por lo tanto, he venido a ver si ¿te gustaría ir a comer conmigo? — Ella dice lo que suena como una pregunta. —Gracias madre— le digo —me hubiera gustado, pero ah, tengo planes para el día. Tengo compañía—. La curiosidad se eleva en sus ojos, pero ella es amable, y espera a que lo explique. Mi madre es una mujer impecablemente vestida que luce su vestido de jersey de punto fino de color caramelo con zapatos a juego. Ella siempre va bien arreglada y bien cuidada como siempre. Su maquillaje ligero está en su lugar, y su pelo recogido en un moño limpio como si hubiese salido del salón de belleza hace unos minutos. —Tengo a alguien especial aquí conmigo— le digo a mi madre mirándola especulativamente, examinando su expresión. —La conocerás en unos pocos minutos— le digo, cortésmente guiándola al gran sofá para sentarse. La respuesta de mi madre es automática y sorprendida, volviendo la cabeza hacia mí sus ojos llenos de emoción — ¿Ella? — dice.

Por supuesto, eso es lo que diría a sabiendas de que ella asumió que era un homosexual célibe. ¡Tengo muchas ganas de refutarla... Con la señorita Anastasia Steele en eso! No puedo esperar a ver la expresión de mi madre cuando vea a Anastasia. Como si fuera una señal, Anastasia sale de mi dormitorio vestida con su propia camisa de la noche anterior, sus jeans y sus zapatos Converse. La chaqueta está cubriendo inteligentemente las marcas de sus muñecas dejadas por mi corbata de seda. ¡Muchacha inteligente! Su pelo atado en una cola de caballo, pero ella todavía no podía disimularlo su aspecto de recién cogida. ¡Me gusta eso! Mucho... de alguna manera, tengo un cierto placer al presentarla a mi madre como si consiguiera otro reclamo sobre ella. Cuando la veo salir de mi habitación, siento un cierto deseo de ella de nuevo, y me pongo de pie para acercarme a ella y decir—: Aquí está ella— a mi madre, mi voz extrañamente teñida de orgullo y que se refleja en mi cálida y apreciativa sonrisa hacia Anastasia. ¡Dios! ¡Ella se ve maravillosa! ¿Nunca tendré suficiente de ella? Tan pronto como me levanto y vuelvo la mirada hacia Anastasia, mi madre vuelve la cabeza en dirección a la puerta de mi dormitorio, y puedo ver el brillo en sus ojos agradecidos. Pero también contienen algo de alivio oculto en ellos. Ella debe haber pensado que me quedaría solo toda mi vida. ¡Si ella supiera! Cuando Anastasia se acerca a mí, yo extiendo mi mano acercándola, y la rodeo con la mano depositándola sobre la parte baja de su espalda tirando de ella hacia mí. Los ojos de mi madre no se pierden nada, y puedo ver que ella está tomando nota de todo, en una emoción apenas contenida de transmitir su presentacion a Anastasia al resto de la familia. Veo que Elliot no la ha visto todavía para hablar de Ana y de mí, este pensamiento se calienta mis ojos, “Ana y yo”, como en "nosotros". Niego con la cabeza interiormente, y mis ojos se vuelven a mi madre para presentarlas formalmente a ambas.

—Madre, esta es Anastasia Steele. Anastasia, esta es mi madre Grace Trevelyan-Grey. Cuando mi madre le ofrece su mano a Anastasia, se comporta como una madre cuyo hijo acaba de presentar su primer chica diciendo—: Es un placer conocerte Anastasia— con toda su sinceridad a borbotones. De hecho, ella está radiante de alegría, ¡Como una madre cuyo bebé dijo su primera palabra o dio su primer paso! Bueno, en cierto modo, es mi primer paso. Conocer a una mujer en mi vida, o mejor dicho una que espero tener en mi vida por primera vez. ¡Jamás! Hay mucho que decir al respecto, y su reacción me hace feliz por dentro, pero oculto mi sonrisa. Anastasia llega y acepta la mano de mi madre y le dice—: Dra. TrevelyanGrey— reconociendo su timidez. Mi madre también se ve sorprendida por esta belleza tímida. No sé lo que estaba esperando, tal vez ¿un novio extravagante? ¡Eso le enseñara! Pero lo que encuentra en Anastasia es una impresionante belleza tímida, modesta y la Dra. Grey está más que complacida de conocerla. Para mi sorpresa, mi profesional madre, no me vengas con tonterías, se acerca a Anastasia y le dice—: Por favor, llámame Grace— yo frunzo el ceño. Ella nunca permite que alguien que acaba de conocer la llame por su nombre de pila. Ella no es fría, pero por lo general es lejana y sobre todo profesional. Luego agrega—: Normalmente soy doctora Trevelyan para mis pacientes, y obviamente mi suegra es la señora Grey. Soy Grace para mis amigos— dice y guiña un ojo ¡A Anastasia! ¿Qué pasa con ella que cautiva a todos los que conoce? Ella se vuelve y dirige a su pregunta a los dos de nosotros con los ojos encendidos de curiosidad incontenible—: Entonces, ¿cómo se conocieron? — ¡Caray madre! Yo le respondí. —Anastasia me entrevistó para el periódico estudiantil WSU. Así es como nos conocimos, estaré en la graduación para conferir grados esta semana.

— ¿También te vas a graduar esta semana Anastasia? — Mi madre se vuelve y le pregunta. —Sí— responde ella en voz baja. Su celular suena, y ella se excusa para contestar su teléfono. Mis ojos fijos en ella, los celos apenas contenidos. ¿Quién está llamando? Ella responde diciendo—: ¿Kate? — Mientras ella se aleja del salón familiar en busca de privacidad, pero no antes de que me sorprendo al escucharla diciendo—: Mira José, ahora no es un buen momento. ¡A la mierda! Que, el posible maldito violador está llamando. ¿Por qué no la dejas en paz? Mi madre está diciendo algo, pero no puedo concentrarme. Mi mente se tambalea. Ella se mueve por el balcón, y veo cada uno de sus pasos como un depredador a su presa, con los ojos entrecerrados. — ¿Christian? — dice mi madre. —Madre lo siento. ¿Qué estabas diciendo? — ¡Ella es hermosa! ¡Me gusta mucho! — Ella brota, y momentáneamente me distrae, porque nunca la he visto apenas contenerse antes. Le doy una sonrisa amable que no llega a mis ojos. —Gracias— le digo educadamente, sin dejar de mirar a Anastasia susurrando en el teléfono. Tengo que decirle que yo no comparto, y yo no quiero ver a sus otros chicos. La reclamé, y no quiero que nadie más reclame derechos sobre ella. ¡Es mía! Ella tiene que ser mía. ¡Dios! ¡No puedo contener estos celos en mí! Sólo quiero enviar a mi madre fuera y tenerla de nuevo, así recordarle que ella me pertenece. ¡Es mía! ¿Cuánto tiempo hablara con él? ¡Cuelga ya! ¡Al Carajo! ¿Qué diablos está mal conmigo?

Cuando finalmente cuelga el teléfono, lentamente exhalo un suspiro de alivio mis ojos fijos en ella. Ella camina hacia mí mientras mi madre está murmurando algo acerca de Elliot. —... En fin, Elliot llamó y me dijo que estabas en la ciudad... no te había visto por dos semanas querido. ¿Elliot llamo, no? ¿Él dijo algo acerca de Anastasia? ¿Es por eso que está aquí? — ¿Eso hiso? — Murmuro, sin dejar de mirar a Anastasia y sin mostrar emociones a ninguna de ellas. Mi cara pasiva está en su lugar. Mi madre sigue hablándome. —Como he dicho antes, yo quería ver si querías almorzar conmigo desde que estabas en la ciudad, pero veo que tiene otros planes— dice sonriendo. —No quiero interrumpir sus planes— dice recogiendo su abrigo, y se prepara para salir sin dejar de sonreír y me ofrece la mejilla para darle un beso. Beso brevemente a mi madre. —Fue genial verte madre, pero tengo que conducir de vuelta a Portland a Anastasia. —Por supuesto, querido— dice ella, luego gira hacia Anastasia con cierta apenas contenida adoración que brota de ella —Anastasia, ¡ha sido un placer conocerte! ¡Espero llegar a verte de nuevo! — Ella extiende sus manos a Anastasia sinceramente completamente brillando de emoción. Anastasia es tímida como siempre toma la mano de mi madre con una mirada de sorpresa en su rostro, ella finalmente asiente con la cabeza. Taylor viene de su oficina sabiendo que mi madre está a punto de irse, y la despide a la puerta. Lo último que escucho de mi madre es como le agradecía a Taylor cortésmente. Tan pronto como ella está fuera del alcance de mi oído, me dirijo a Anastasia para mirarla con mi ira aumentado. — ¿Así que el fotógrafo ha llamado?

Se ve un poco asustada. —Sí— ella dice con su voz es apenas audible. — ¿Qué es lo que quiere de ti? — Digo de manera uniforme, todo negocios. Si el hijo de puta estuviera aquí, yo le enseñaría una lección que no olvidaría mucho tiempo. —Él llamó para pedir disculpas— murmura —ya sabes... por lo que pasó el viernes— dice a la deriva. —Ya veo— le digo, ¿Acaso ella acepto la disculpa? ¿Eso es todo? ¿Él se disculpa, ella le perdona y todo es miel sobre hojuelas para el aspirante a violador? Justo cuando estaba recogiendo mis pensamientos para refutar una vez más, Taylor regresa y me dice que hay un problema con el envío de ayuda a Darfur. Él asiente con la cabeza a Anastasia y profesionalmente la saluda. Ella le sonríe. Mi celo nace en mí otra vez. ¡Yo no quiero que ella este sonriendo a cada hombre que ve! Aunque sea por cortesía. ¿No puede ver que ella me pertenece? ¡A la mierda! Todavía no. Pero ella necesita saberlo. Es por eso que quiero que se firme el contrato. De esa manera ella no tendrá que pensar acerca de estos temas que me están molestando. Ella sólo tiene que seguir mis instrucciones y mi ejemplo. — ¿Vive Taylor aquí? — Pregunta con lo que me saca de mis ensueños, aunque mi mirada nunca dejó de estar sobre ella. —Sí—. Digo en un tono cortante. Ella me mira desconcertada. Ya me encargaré de ella en un minuto. En este momento tengo que asistir a la empresa con la cuestión de Darfur. Tomo mi Blackberry de la encimera de la cocina, y llamo a mi mano derecha Ros. —Ros, ¿cuál es el problema?



Darfur: Es una región situada Centroafricana, Chad, Sudán del Sur y Libia.

en

el Sudán occidental,

que

limita

con

la República

Ella me dice que el problema con el envío de alimentos a través de la tierra, es que en esa área se sabe que los jefes militares mayormente buscan secuestrar los envíos de ayuda que a su vez ponen tanto la tripulación estadounidense y a los locales en peligro. Escucho a Ros mientras sigo viendo a Anastasia fijo a los ojos. Tengo que tomarla de nuevo y recordarle exactamente a quién pertenece. Ella se ve confundida, perdida y muy pequeña en mi gran salón. Ella baja la mirada otra vez, retorciéndose las manos nerviosas. La mitad de mi mente está escuchando a Ros, pero en su mayoría está ocupada mirando y pensando en Anastasia. Poco a poco regreso mi mente de nuevo a Ros cuando dice—: ¿Cuál es su orden señor Grey? —No voy a poner bien a ninguna de las tripulaciones en peligro. — ¿Quiere que intenten una ruta diferente? — me consulta. —No, cancela... Tendremos que hacer una entrega desde el aire en el lugar... —Como usted quiera, señor. —Bueno—. Digo y cuelgo mi mirada no dejó Anastasia durante un segundo. Incluso los pocos minutos en el teléfono enfocándome en algo más no ayudó a disminuir mi ira. Si Anastasia hubiese firmado el contrato, sería castigada en este momento por recibir una llamada telefónica de ese hijo de puta. Tal como es, ella aun no lo ha firmado. Por lo tanto, tiene que leer y hacerlo tan pronto como sea posible. La miro una vez más, y luego me dirijo a mi estudio para traer de vuelta el contrato impreso. Se lo entrego secamente. —Este es el contrato— le digo con firmeza—: Quiero que lo leas. Vamos a discutirlo el próximo fin de semana. ¿Puedo sugerir que hagas algo de investigación sobre lo que implica, comprenderlo mejor? — Respiro.

—Esto es, si estás de acuerdo: —consiento, pero la ansiedad se eleva en mí con la posibilidad de que ella no acepte, y mis ojos se ablandan y cuando hablo de nuevo, hay una petición escondida en mi voz —realmente espero que estés de acuerdo Anastasia... —Investigación, ¿cómo? — Pregunta. —Puedes encontrar una gran cantidad de la información en Internet—. Digo y, de repente, su cara se cae. ¿Ella no quiere llevar a cabo el acuerdo? ¿Qué tiene de malo? Su expresión facial me preocupa. ¿Y si me encuentra agobiante y decide en contra de lo que estoy pidiendo de ella? — ¿Qué pasa? — Le pregunto. —No tengo un ordenador. Le preguntaré a mi compañera de cuarto Kate si puedo usar su computadora portátil—. Oh... Puedo resolver ese problema fácilmente. Le entrego el sobre grande que contiene el contrato. Conociendo sus reservas contra los regalos que recibe digo: —Supongo que puedo prestarte uno. Consigue tus cosas, te llevare de vuelta a Portland ahora, y comeremos algo en el camino. Voy a vestirme ahora. Disculpa—. Digo. —Voy a hacer una llamada telefónica— murmura. Yo frunzo el ceño. ¿A quién va a llamar? Tengo que saber. — ¿El fotógrafo? — Le pregunto con mi mandíbula apretada con rabia apenas contenida. Ella parpadea y me mira confundida. —Sólo recuerda señorita Steele— digo bruscamente. — ¡Yo. No. Comparto! — Enuncio. Ella se sorprende, y me da una mirada de — ¿Cuál es tu problema? —. Pero no se mueve. —Sólo recuerda eso—. Digo en un tono escalofriante, de repente distante.

Vuelvo a mi habitación para vestirme, dejándola en medio de la habitación con la boca abierta con mi breve reprimenda. Pongo algunas prendas en mi equipaje de mano, ya que me quedaré en Portland para la ceremonia de graduación. Entonces me apresuro a vestirme para salir, pero todavía enojado bajo la superficie. Agarro mi bolsa y camino hacia la sala de estar. Mi mente todavía se está recuperando. Ella todavía no ha firmado el contrato. Si ella hubiese firmado, eso me hubiese dado un agarre de la situación. Pero ahora mismo, no tengo ningún control sobre ella. Eso me pone más enojado, pero hago mi mejor esfuerzo para ser amable. Ella sigue en pie, donde la dejé cuando salí por la puerta. Y esta sensación de no tener ningún control sobre sus asuntos, y ella siendo una completa desconocida a mis expectativas, deseos y demandas me hace sentir incómodo. Quiero que ella sepa mis reglas, las aprenda y las siga. Si se sale de la línea como lo hizo hoy hablando con ese hijo de puta, puedo corregir su comportamiento a través del castigo a mi satisfacción, para que aprenda a comportarse dentro de mis límites. Ya estoy a la puerta y la miro. — ¿Lista? — Le pregunto. Ella asiente con la cabeza vacilante, mis ojos entrecerrados. Me pongo mi chaqueta de cuero con unos jeans que cuelgan bajo. Veo sus ojos visiblemente evaluándome. Apruebo eso. Veo que trata de ocultar un pequeño suspiro. Para este momento ya me he calmado y no la dejo descifrar nada de mí. Ella frunce el ceño. —Mañana entonces— le digo a Taylor recordándole que debe venir y reunirse conmigo en Portland. —Sí, señor. ¿Qué vehículo va a estar conduciendo señor? — me pregunta. —El R8—. Respondo. —Buen viaje señor Grey. Señorita Steele— dice.

La extraña mirada de Taylor a Anastasia se me hace rara. Tal vez él también le ha tomado cariño en poco tiempo. Es difícil que a alguien no le guste Anastasia. Conociendo mis caminos tortuosos, Taylor puede tener sus opiniones de mi estilo de vida, pero no me importa. Es parte de mi personal. Yo soy su jefe. Taylor ha estado conmigo desde hace cuatro años. Él sabe cuáles son los propósitos de mi Salón de Juegos, y a conocido a casi todas mis sumisas. Pero también sabe que el estilo de vida de dominante y sumiso es un camino elegido. Esto me da una punzada de culpa ya que no será así para Anastasia. Ella nunca ha tenido relaciones sexuales antes y mucho menos ha estado en el tipo de relación en que estoy interesado. Taylor abre la puerta para nosotros sin dar nada más, y su expresión es plana. Llamo el ascensor. Anastasia esta reflexiva. Ella mastica algo en su mente. Ya he llegado a conocer ese lado suyo de lo mejor en el último par de días. Es una sobre pensadora. Pero no puedo dejar que sólo piense demasiado y luego decida dejarme, sin que yo pueda intervenir con mis argumentos. Tenemos que comunicarnos. Quiero que esto funcione demasiado. Necesito esto... ¡De hecho, nunca he querido, o necesitado algo más que esto antes! Siento un montón de sentimientos desconocidos a través de mi cuerpo y mi mente. Lo que sé es que quiero desesperadamente tenerla a ella. No puedo aguantar el suspenso y pregunto—: ¿Qué es Anastasia? — ¿Qué estás pensando? Ella me mira sorprendida, sé que está reflexionando sobre algo. ¡Ugh! Eso labios deliciosos vuelven al cautiverio de sus dientes de nuevo. Me quejo, y extendiendo la mano para tirar de su barbilla y para liberar ese labio. —Deja de morder tu labio Ana. ¡Oh te juro que, te voy a coger en el ascensor y no me importa una mierda quién entre con nosotros! Su mandíbula se abre y se pone roja como remolacha. reacción es tan jodidamente caliente para mí?

¿Por qué su

De repente, ella se ve más joven, más inocente y me funde por dentro. No puedo evitar sonreír ante su suavidad. Con una mirada, un rubor que cambia mi estado de ánimo de las profundidades de la desesperación y del infierno al cielo. Esta es una mujer hermosa, tal hechicera llena de magia. ¡Estoy atado a ella! Finalmente, dice. —Christian, tengo un problema— por fin tomando la decisión de hablar de lo que ha estado dándole vueltas. ¿Un problema? Soy todo oído. ¿Qué tipo de problema? — ¿Oh? — Ella tiene toda mi atención, y estoy conteniendo la respiración. Cuando llega el ascensor, la puerta se abre y la dejo entrar, pero a la espera de que me diga cuál es el problema. Presiono el nivel del suelo. Levanto mis cejas para convencerla de hablar de su problema. —Por favor, vamos— digo. —Uhm... Bueno, aquí está la cosa...— dice, y se detiene, mirando sus manos, y retorciéndose las manos otra vez como si tuvieran una pista secreta sobre cómo ayudarla a decir lo que tiene que decir. Luego encuentra resolución, y dice: —Mira. Realmente necesito hablar con Kate. Tengo que hacerle algunas preguntas sobre el sexo, y viendo que estás involucrado, no creo que sea una buena idea que yo te haga mis preguntas a ti. Veras, tú quieres que haga una lista de las cosas, y realice...— dice sonrojándose ya a la deriva, finalmente habiendo recuperando su voluntad, mis ojos son ardientes brasas que miran prestándole atención por completo, tratando de leer lo que dice y lo que omite en su expresión y palabras. —Sólo tengo que hablar con ella. No tengo puntos de referencia, no tengo experiencia, y tú no me dejas hablar con nadie más que contigo, bueno, no ayuda...— dice suplicando. —Realmente necesito su ayuda. Ya sabes, de chica a chica. Bueno, no lo sé. Pero tengo que hablar con ella... ¿Por favor? — Pregunta suplicante.

¡Oh Dios! ¿Cómo puedo decir que no a su súplica y mendicidad? Ruedo los ojos. Si es tan importante para ella, consentiré. —Está bien. Puedes hablar con ella si es necesario— le digo. Ella me exaspera a veces. Pero tengo que recordarle sobre Elliot y su compañera de cuarto. No debe mencionar nada a mi hermano. De repente siento que ella recibe esta advertencia como un puerco espín, levantando sus espinas a la defensa de su compañera de cuarto, su mejor amiga. Ella está completamente detrás de ella. Lo apruebo. ¡Ella es leal! — ¡Kate no haría eso! — la defiende. —Además, si ella me dijera algo sobre Elliot, yo no vendría corriendo para hablar de ello contigo. Niego con la cabeza. —Veras, a mí no me importa la vida sexual de mi hermano, con quien duerme con o cómo lo hace. En esencia, lo que hace no me interesa. Pero, yo soy de interés para él en el otro lado— me quejo. —Mi hermano es un bastardo entrometido, y te puedo decir que él está profundamente interesado en lo que hemos hecho hasta ahora, o lo que vallamos a hacer—. Le doy una advertencia. —Si Kate sabe lo que planeo hacer contigo, tendría mis bolas en un plato— digo en voz baja. Ella es como yo. Decidida, sin rodeos, y una trituradora de cojones. —Bueno, está bien— ella está de acuerdo y sacude la cabeza. Su respuesta me hace sonreír. Entre más pronto se someta a mí, más pronto podre decirle lo que debe hacer, en lugar de tratar de negociar un comportamiento y ¡exasperarme a cambio como ahora! Tengo muchas ganas de que firme su contrato, y pronto. —Cuanto antes tenga tu sumisión mejor, podemos dejar todo esto— digo en voz baja. — ¿Dejar de qué? — pregunta confundida. ¿Cómo podía no saber lo que está haciendo? Va en contra de mi voluntad a pesar de que seguía diciéndole que quiero ser el único para responda a sus preguntas. Quiero ser el maestro, el instructor.

Se ha firmado un acuerdo de confidencialidad para no hablar de nada a nadie, sin embargo, ella quiere ir con su compañera de habitación y hablar con ella acerca de las cosas que ella firmó que no haría. Es desesperante. Suspiro, y le digo—: ¡Así dejaras de desafiarme! Ella me mira incrédula y confundida. Me agacho y levanto su barbilla, y le planto un beso en los labios mientras las puertas del ascensor se abren. Tomo su mano y camino para salir del ascensor. Y la guio a mi R8 negro. —Lindo auto— murmura con sequedad cuando lo ve. ¿Ella se está burlando de mí? Me encanta su forma de hacer burlas. Hace alguien de mí que no puedo explicar. Me encuentro a mí mismo sonriendo. —Lo sé— le digo. Es mi otro bebé, además de Anastasia, por supuesto. No importa lo mucho que me hierve la sangre con sus desafíos, sus observaciones y su comportamiento inocente simplemente esta mujer me quita el aliento, y me siento como otro joven con ella. Sólo yo, Christian... sin el alma jodida con toda la mierda de mi pasado. Sólo un joven que lleva a una mujer joven a dar una vuelta en un día precioso, de modo simple y llanamente... Así ordinario. De repente tengo este deseo demoledor de mostrarle todo. Quiero traer el mundo a sus pies. Tomo su mano y la acompaño hasta la puerta del pasajero, abriéndola para ella. Se sube y —Whoa...— dice encontrando la altura del auto sorprendentemente bajo. Sonrío. Es un coche deportivo bebé, bajo centro de gravedad para mayor velocidad. Camino hacia el lado del conductor, abro la puerta del conductor y entro con facilidad al interior del auto. — ¿Qué tipo de auto es este? — dice. —Es un Audi R8 Spyder. En vista de que es un hermoso día, vamos a bajar la capota. Tengo un par de gorras de béisbol en la guantera. ¿Quieres sacarlas así usamos una para cada uno?

—Puedes usar las gafas de sol de allí también— agrego. Ella asiente con la cabeza. Cuando nos abrochamos los cinturones de seguridad, nos colocamos las gorras de béisbol y enciendo el auto. El reproductor de MP3 se enciende automáticamente y sale Bruce Springsteen tocando. ¡Qué hermosa canción en un día tan precioso con una mujer tan hermosa! No puedo evitar sonreír con alegría, y decir —Te va a encantar Bruce— y deslizo el auto fuera del aparcamiento y del garaje de estacionamiento del Escala. Es una hermosa mañana de mayo en Seattle. Nos dirigimos a través del tráfico. Estoy perdido en pensamientos de ella. De esta hermosa mujer sentada a mi lado. Tan cerca, pero tan lejos. ¿Qué ira a pensar sobre el contenido del contrato? ¿Podrá estar de acuerdo con mis términos? ¿Estará asustada, y correrá por las colinas? Sacudo mi cabeza ligeramente fuera de mis ensueños, y me concentro en la canción de Bruce. Conduzco el auto por la I-5 en dirección sur hacia Portland. La capota hacia abajo del convertible, el viento sopla a través de nuestras cabezas cubiertas por las gorras y gafas de sol. Cuando Bruce dice—: Puedo llevarte más alto... Oh, estoy en llamas— dirijo mi mirada a Anastasia. Ella no tiene idea de cómo esta canción es la definición de lo que siento por ella. Yo también despierto en medio de la noche con mis sábanas empapadas al experimentar pesadillas, producto de esa sensación residual de mi pasado como él describe—: como un tren de carga de itinerancia por el centro de mi cabeza— ¿y Anastasia no ha enfriando mi deseo? ¿Cómo puedo alejarme de ella? ¿No se da cuenta de lo mucho que la deseo? ¿Cómo podría alguien que apenas conozco significar tanto para mí? ¿Cómo ha logrado hacerse un espacio para ella en mi alma oscura, si es que aún tengo una, como pudo hacer espacio dentro de mí tan rápido? ¿Cómo es posible que alguien tan inocente como ella pudiera hacer eso? ¡Yo estoy ardiendo por ella! ¡Sólo si lo supiera! ¡Maldita sea! Todo lo que puedo hacer es mirarla. Estoy en el fuego, por el deseo y la necesidad de ella, mis labios forman una sonrisa.

Me acerco a ella con la mano derecha lentamente para colocarla en su rodilla, apretando suavemente. Su respuesta es automática. Tan pronto como entramos en contacto, en cualquier forma posible, la corriente empieza a fluir, y aparecen las sacudidas entre nosotros. — ¿Tienes hambre? — Le pregunto con voz ronca, con el deseo de mi voz. —No realmente— dice ella. Estoy disgustado porque casi no come nada, aunque me parece que tiene hambre por mí. Pero aun así... es una de mis reglas que ella tiene que comer bien para mantenerse saludable. Le recuerdo que debe comer. —Te llevaré a un buen restaurante cerca de Olympia—. Ella suspira, escondo una pequeña sonrisa, aprieto su rodilla otra vez, con hambre por su reacción. Y muy pronto veo como retiene el aliento. Ella quiere más. Retiro mi mano y la pongo de nuevo en el volante. Expectativa. Eso es parte de la diversión y el sexo sólo se amplifica en distintos pliegues. Es una gran herramienta para el control también. Una que he dominado muy, muy bien. Pongo mi pie en el acelerador y aumento la velocidad a través de la autopista, mientras que Anastasia me mira con un tipo diferente de hambre. Llegamos al restaurante. No es un lugar muy grande, pero un pequeño local con encanto, con sillas no coincidentes y manteles al azar. La comida sin embargo es genial, aunque también es simple. — ¿Qué tipo de alimentos que tienen aquí? — Pregunta suspicazmente. —Oh, lo que sea que puedan capturan o recolectar. Pero sabe bien— hago una cara y ella se echa a reír al ver mi expresión fingida. ¡Un sonido tan hermoso, despreocupado, y joven! ¡Me encanta! La camarera viene a tomar nuestra orden de bebidas. La camarera juega con su flequillo rubio y se ve frustrada cuando trata de llamar mi atención, pero la ignoro mi atención está en Anastasia quien sé que está discretamente tratando de observar su comportamiento y mi reacción.

¡Me agrada! Ella esta celosa, y eso hace algo en mí, provocando una erección. En vista de que Anastasia no tiene mucha experiencia en la elección de vinos, pido dos copas de Pinot Grigio, pero ella frunce los labios con desaprobación. Me frustro. Sé de vinos, y ella no. Me encuentro preguntándole de manera mordaz—: ¿Qué? Ella se estremece, baja la mirada, como herida —quería una Coca Cola dietética— susurra. No. Esa no es una buena opción. En primer lugar, tiene sacarina que causa cáncer. Y mi selección de vino es decente, y va con cualquier cosa que este lugar pueda ofrecer. Le explico. Ella asiente. Me siento sorprendido por su aquiescencia y es que ella normalmente hubiese empezado a refutarme con su propia opinión. —Le gustaste a mi madre— le digo cambiando de tema, y ella queda sorprendida por eso. — ¿En serio? — Dice ella poniéndose roja. Incluso los elogios son difíciles de aceptar para ella a pesar de que es digna de ellos. —Sí— le sonrío —mi madre siempre pensó que yo era gay, y yo creo que estaba esperando que un chico saliera de mi habitación—. Ella frunce el ceño. — ¿Por qué creería tu propia madre que eras gay? — Pregunta confusa. —Porque ella nunca me ha visto con una chica— con esto sube un poco la cabeza hacia arriba, y exclama: — ¿No conoció a ninguna de las quince? Sonrío. Ella lo recuerda. Ósea que me estaba prestando atención.

—No, ninguna de las quince. Es la primera vez— le digo. —Tú eres la primera que ha conocido. De hecho, esta semana ha sido una semana de muchas primeras veces para mí— le digo sintiendo la profundidad de lo que el pensamiento podría significar. — ¿En serio? — dice en voz baja y con inocencia. —Sí— le digo al igual en voz baja —tú eres la primera mujer con la que me he acostado. Ya sabes, dormir a mi lado de manera literal— le digo sonriendo —primera mujer con la que he tenido relaciones sexuales en mi propia cama— le digo con el deseo y el fuego en ascenso en mí —primera chica a la que le he permitido viajar en Charlie Tango, y la primera chica que le presente a mi madre. ¿Qué estás haciendo? ¡Me has embrujado por completo! — Digo desarmado, con la mirada intensa. No puedo imaginar estar sin ella, ¿incluso después de sólo este corto tiempo de conocerla? Mi subconsciente me dice que —por desgracia, no. Después de que nuestro vino llega, ella toma un sorbo como para reunir un poco de coraje para decirme algo más. Mi mirada está llena de intensidad sobre ella. —He disfrutado mucho este fin de semana Christian— susurra. Mis ojos están estrechos y siento como se me corta la respiración. ¿Cómo podía hacerme jadear con ocho palabras tan sencillas? ¿Por qué es mi nombre saliendo de sus labios tan condenadamente sexy? Se muerde el labio distraídamente. —Deja de morderte el labio Anastasia— gruño a sabiendas de que esto va a ser mi perdición con mi creciente erección, ella jadea y sus dientes liberan su labio del cautiverio. —He disfrutado inmensamente el fin de semana también— mi voz ronca. —Uhm, Christian, ¿puedo hacerte una pregunta? — Susurra como si no quisiera que otros la oigan. —Por supuesto— le digo con mi mirada en ella con atención.

Su voz baja incluso una octava más baja — ¿Qué es el sexo vainilla? — su pregunta me hace sonreír a lo ancho. —Es sólo sexo directo sin juguetes involucrados. No hay extras. Ya sabes...— Sonrío al recordar. Ella no lo sabe claro. Dándome otro placer inesperado. Yo soy el primero. —Bueno, no lo sabes. Pero eso es lo que es. —Oh— dice ella todavía especulando y dándole vueltas a algo en la cabeza. Cuando llega la comida, no hago caso a la camarera. No es que este incluso un poco interesado en ella. Como si ¿pudiera estar interesado en alguien además de Anastasia? Cuando ella sirve nuestra comida y se va, risas suaves salen de Anastasia, y ese es sin dudas el sonido más hermoso que he oído. Así sin preocupaciones, tan melódica, digna de ella. ¡Perfectamente encantadora! — ¿Christian? — Ella pregunta—: ¿Por qué no has tenido relaciones sexuales vainilla antes? ¿Siempre has sido... ya sabes, siempre has tenido tus predilecciones particulares? Poco a poco asiento con la cabeza y suspiró. ¿Cómo puedo explicar que Elena me sedujo a una edad temprana, y nunca he sabido nada más? Me mira esperando una respuesta. Finalmente voy por la verdad y digo—: La amiga de mi madre me sedujo cuando tenía quince años. Su boca se abre, y su cara se cae, triste. —Oh— dice con jadeo que escapó de sus labios. Leo sus labios decir: — ¡Dios mío! — Pero no emite ningún sonido. Su mirada cambia. —Tenía gustos singulares. Yo fui su sumiso durante seis años— me encojo de hombros. Tiempo pasado, trato cerrado. Ella sigue con la boca todavía abierta. Por una vez, su boca sabelotodo esta, sin palabras.

—Eso quiere decir, que se lo que ello implica Anastasia—. Ella sigue mirándome incapaz de digerir la noticia, es como si ella hubiese comido algo malo, y se estuviese enfermando. Ruedo la cabeza —mira Anastasia, yo no tuve la introducción normal al sexo. Su boca se encuentra con su voz finalmente. —Deja que te pregunte entonces, ¿nunca has... jamás salido con nadie en la universidad? —No— niego con la cabeza. —Pero ¿por qué no? No creo que ella realmente quiera saber la respuesta a eso. Pero ya pregunto de todos modos. — ¿Realmente quieres la respuesta a eso? — ¡Sí! — dice con firmeza. Hmm, es curiosa acerca de mí. —Yo no quería hacerlo. Ella era todo lo que quería, todo lo que necesitaba. Y además, si lo hubiera hecho, ella me habría golpeado hasta sacar la mierda fuera de mí— le sonreí con cariño en la memoria. Ella me ha golpeado tanto. Sus ojos se oscurecen con la ira, su mandíbula esta tensa, pero habla con calma. —Dijiste que era una amiga de tu madre. ¿Qué edad tenía? — ¿A dónde va con eso?, pero le respondió. —Oh, ella tenía la edad suficiente para saber mejor— le digo con una idea de último momento. Ella finalmente me hace la pregunta que la está quemando ahora. — ¿Tu todavía la vez?

—Sí— Ie digo con calma. Ella tiene decepción en sus ojos, y preocupación. — ¿Ustedes todavía... uhm... hacen...? — Arrastra sus palabras, en sus ojos podía ver su intención, y llenos de preocupación, su rostro como si fuese a vomitar. No la he visto así de enferma desde que ella dio de beber a la cama de flores en el patio delantero de ese bar. —No— niego con la cabeza. Y soy en realidad feliz de ver los celos en ascenso en su manera de pensar sobre la competencia. —Ella es sólo una buena amiga— añado. Ella a continuación, me hace la pregunta más tonta. Aún más tonta que — : ¿Es gay Sr. Grey? —Hmm. ¿Lo sabe tu madre? —Por supuesto que no—. ¿Qué está ella pensando? ¡Oh madre, una de tus buenas amigas me sedujo cuando tenía quince años, y tuvimos una relación de seis año! ¡Ahora somos buenos amigos! Mi madre no entendería la complejidad de nuestra relación. Una vez más silencio crece otra vez. Ella está pensando, pensando demasiado. Martillando sobre lo que le he dicho y aparentemente no es de su gusto. Ella toma un sorbo del vino. La comida llega, pero ella la mira como si la camarera hubiese traído un plato de estiércol. — ¿De tiempo completo? — ¿Qué? — ¿Eras su sumiso tiempo completo? Oh... —Sí, pero no la veía todo el tiempo. Era difícil. En primer lugar yo era demasiado joven y estaba en la escuela, y luego por supuesto fui a la universidad—. Ella sólo se queda mirándome, sin habla una vez más. — Anastasia, come por favor— digo.

—No tengo hambre Sr. Grey— ella dice distante. — ¡Come! — Ie digo con firmeza, lentamente, amenazando. Ella me fulmina con la mirada. Ella no parece importarle mi tono amenazante de voz. —Necesito un minuto— dice ella, y me sorprende. La verdad es que tiene razón. Ha sido un exceso de información para absorber. —Por supuesto— le concedo Ella está pensando otra vez. Pensando demasiado. No quiero que mi pasado de mierda afecte su decisión. Ella parece preocupada. Espero por ella para que hable. Ella finalmente mira hacia arriba. — ¿Sera nuestra... uhm...— tratando de encontrar una palabra correcta — ...relación como eso? — ¿Tú, simplemente dándome órdenes, y más órdenes? —Sí— le confirmo. Pero es más que eso. —Ya veo— dice rotundamente. —Es más que eso Anastasia... Al iniciar tu sumisión hacia mí, vas a querer hacer eso— digo con una voz ferviente y baja.

realmente

Ella me mira escéptica. Su cara dice: "¡Sí claro amigo!" Entrecerrando los ojos. Ella baja esos hermosos ojos azules a la mesa otra vez mirando a sus pequeñas manos, esta vez incluso sus manos no pueden moverse, está perdida. —Es un gran paso para mí— dice y toma un bocado de su comida con aire ausente. —Sé que lo es— le digo. Cierro los ojos, no quiero que se deslice entre mis dedos que decida en contra de nuestro acuerdo. Quiero que mantenga una mente abierta. Pero no puedo, no voy a influir en su decisión en un sentido u otro. Ella se merece algo mejor. Esto es todo sobre ella. Ella tiene que ser la que tome la decisión final.

—Mira Ana, tienes que hacer tu investigación, leer el contrato, e ir con tu instinto. Si tienes dificultades para entender algo, o algún concepto, estaría más que feliz de explicártelo. Voy a estar en Portland hasta el viernes. Así que si quieres hablar de ello, antes de eso quiero decir, llámame— le digo. Estoy nervioso ante esta hermosa mujer. Es inteligente, es hermosa, tiene talento y lo que es más, es una negociadora dura e inesperada de alguien que se ve sometida, pero a la vez es demasiado independiente. — ¿Me llamaras Anastasia? ¿Tal vez podamos cenar el miércoles? — Le pido. Ella no dice nada, no da nada. Esa mirada en blanco de nuevo. Ella sabe ser impasible mejor que yo en este mismo momento. ¡Mierda! ¿Y si esto no es impasible, y si ella está decidiendo en contra de nuestro acuerdo? No puedo soportarlo. Ella tiene que considerar esto por lo menos. — ¿Anastasia? — Le pregunto. —Realmente, realmente, realmente quiero que esto funcione. De hecho, nunca he querido nada tanto como quiero esto. No, cuando empecé mi compañía, no cuando he conquistado alguna otra mujer, no alguna otra adquisición. ¡Es ella! Esta mujer que he reclamado en todas formas posibles. La quiero. ¡La necesito! ¡Mis ojos están ardiendo de deseo por ella! —Di algo Ana...— mi voz está suplicando. Su pregunta me sorprende—: ¿Qué pasó con las quince? — espeta. —Esto y aquello... Todo se reduce a esto Anastasia. Éramos incompatibles— . Eso es verdad. Yo no era compatible con ninguna de ellas. Hay preocupación en sus ojos. ¿Por qué? Incredulidad. —Si no fuiste compatible con las sumisas entrenadas, y quince de ellas en eso, ¿qué te hace pensar...— dice su voz a punto de descargarse por la preocupación final ahora apenas audible — ¿qué te hace pensar que yo, que no se casi nada, puedo ser compatible contigo?

— ¡Tú lo eres! — digo con fervor. — ¡Créeme que lo sé! — Quiero que lo sepa, y me crea, porque es la verdad. — ¿Sigues viendo a alguna de ellas? — Pregunta con otra preocupación y un trasfondo de celos. Todavía le gusto a pesar de todas mis revelaciones. — ¡No Anastasia! No veo a ninguna de ellas. Soy un hombre monógamo en mis relaciones. No tengo múltiples parejas—. Yo quiero que ella sepa que ella será la única una vez tengamos nuestro acuerdo. Ella no da nada. —Ya veo— murmura. ¿Está aliviada? —Sólo tienes que hacer tu investigación, así obtendrás una mejor imagen— le digo. Ella pone su tenedor hacia abajo, terminó de comer. No puedo aguantar ya que no come. Casi no ha comido nada en los últimos dos días. No sé cómo se las arregla para funcionar sin apenas comer cualquier alimento. Esa es otra razón por la que tiene que firmar el contrato, para que pueda asegurarme de que se hace cargo de sí misma. — ¿Eso es todo lo que comerás? — Mi boca se tensa en una delgada línea. Ella no dice nada, sólo asiente con la cabeza. Yo no quiero empujar mi suerte aquí. Tengo que elegir mis batallas con ella. Y la comida en estos momentos no se encuentra en la parte superior de la lista. Yo como y limpio mi plato mientras ella se retuerce en su asiento, incómoda. Está llena de pensamientos, y sé que está analizando mi revelación, al igual que un montón de otras cosas que están pasando por su mente mientras su rostro se ensombrece y cambia. ¡Lo que daría por saber lo que está pensando ahora mismo! Sigue retorciéndose... incómoda. Esto podría atribuirse a mi conquista de ella. —Me encantaría más que nada, momento— le susurro.

averiguar lo que estás pensando en este

Y con esto ella se ruboriza a la línea del cabello. Ya veo. Eso es lo que está pensando. Donde he estado, cómo le reclamé, y me agrada saber que tengo ese efecto en ella. Le doy una sonrisa lasciva. —Puedo adivinar lo que estás pensando— susurro. — ¿Estás seguro de que no eres un lector de mentes? —No, no lo soy. Pero yo sé leer tu cuerpo. He estado leyendo tu cuerpo el último par de días ¿te acuerdas? Creo que he aprendido bastante bien—le digo sugestivamente. Quiero a esta mujer. Recuerdo nuestra experiencia también. No es sólo ella quien se ve afectada. ¡Yo también! Hago señas a la camarera para que traiga la cuenta. Pago y nos levantamos para salir. Le extiendo mi mano para recibir la suya. Cuando nuestros dedos entran en contacto, la conexión se realiza de nuevo, y la maldita corriente placentera encuentra su camino a través de nosotros. Se siente tan bien. Ella deja salir un jadeo. La llevo de vuelta al auto, abro la puerta del pasajero para ella. Ella sube y continua tranquila evidentemente pensando en todas mis revelaciones a ella esta mañana. ¡Quiero que esto funcione tan condenadamente mal! ¿Y si ella dice que no? ¿Voy a dejar que se vaya? ¿Voy a estar bien si ella está con otro hijo de puta como el fotógrafo, o el tipo de Princeton de la tienda, o alguien como ellos? Tengo que dejar que tome su propia decisión, pero me muero de celos. ¡Dios! Le doy una mirada de soslayo. La proximidad es intoxicante. El aire está cargado de electricidad, y su olor es embriagador. ¡Tan puro, casero, tan femenino, tan Anastasia! Empiezo a conducir saliendo del parqueo hacia la autopista. Hago mi turno en la calle y, finalmente, llegamos a su complejo de apartamentos, escojo un estacionamiento, y apago el motor.

Por un momento nos miramos el uno al otro sin palabras. Finalmente se recompone a sí misma y dice con una emoción desconocida, — ¿Quieres pasar Christian? — ¿Qué sentirá? ¿Deseo? —No puedo. Tengo que trabajar. Tengo demasiado trabajo amontonado— digo. Quiero, pero no puedo estar tan cerca de ella. Tengo que darle su espacio, y tengo que darme espacio. Ponerme a prueba a mí mismo. Poner a prueba mi voluntad. Tengo que saber si se trata de un deseo real, o algo más. Ella es demasiado fascinante en esta proximidad. Mi respuesta la entristece, pero ella baja la mirada de nuevo a sus manos no está dispuesta a mostrar sus emociones. ¡Maldita mujer! ¡No puedo soportarlo! Tomo su mano derecha, y tiro de ella a mis labios y beso cada nudillo de su mano haciéndola jadear. Me encuentro a mí mismo haciendo cosas que normalmente no estaría haciendo con ella. Tiene temor y adoración en sus ojos con mi gesto. Estamos encerrados nuevamente en nuestro pequeño planeta, una burbuja de los dos. Mi cerebro finalmente conecta con el resto de mi cuerpo y mis piernas encuentran su función. Salgo del auto y camino hacia el lado del pasajero. Abro la puerta, extiendo mi mano hacia ella. Ella acepta. Estoy lleno de estas emociones extranjeras de nuevo. —Gracias por este fin de semana otra vez Anastasia— respiro con fervor. — ¡Ha sido el mejor! — le digo. Sí, simplemente el mejor. Yo no recuerdo haber tenido uno mejor. ¡Jamás! — ¿Qué tal el miércoles? Te recojo del trabajo, o dondequiera que desees que lo haga...— mi voz desciende suavemente. —Miércoles entonces— dice con sencillez. Le beso la mano de nuevo. Vuelve la cabeza hacia un lado. Ella está en una confusión emocional también. Ella se ve despojada, confundida y triste. Pero ella esconde su rostro de mí, y se vuelve para alejarse sosteniendo el tope de su nariz en el aire. Me recuerda a la forma en que se fue por la calle después de la sesión de fotos. ¿Qué está mal? A medida que se aleja, se vuelve hacia mí con una idea de último momento.

—Oh, Christian— me trae de mi maraña de pensamientos—: Estoy usando tu ropa interior— y me muestra en su cintura el borde de mis calzoncillos bóxer. Mi mandíbula se abre. ¡Estoy completamente sorprendido! ¡Ella me sorprende una vez más! ¡Ella, en mi ropa interior, en mis calzoncillos es tan jodidamente caliente! Si no tuviera trabajo que hacer, y si no estuviéramos en un estacionamiento abierto, ¡me la cogería en el capó de mi coche! Ella sonríe alegremente al ver mi rostro, y se vuelve, dejándome con mi mirada, sorprendida por ella. En el momento en que logro componerme a mí mismo con el sur de mi cuerpo teniendo su propia idea, hago que mis piernas me guíen al auto, me coloco el cinturón de seguridad y salgo del estacionamiento. Me dirijo al Hotel Heathman. Taylor debe estar esperándome en el hotel. Llego al hotel y un valet se precipita hacia mí con reverencia. Lanzo las llaves a él. — ¡Sr. Grey!— saluda el portero. Tomo mi Blackberry, pulso la marcación rápida. —Sí, señor— responde Taylor. —Estoy aquí— le digo. —Sí, señor, su suite habitual está lista. Traje todo lo que pidió. —Te veré momentáneamente. Tengo que estar informado. —Sí, señor— dice Taylor. Cuelgo. Otra semana de espera. ¡A la mierda! No me gusta esperar. Y esta vez que he probado a la señorita Steele. Va a ser mucho más difícil esperar hasta el miércoles. Entro en el hotel con los pensamientos sobre Anastasia. Ya la extraño. ¡Maldita sea! ¡Odio esperar con una pasión! No es mi estilo.

Miércoles entonces. No puedo 'no' tener una manera de mantenerme en contacto con ella, no saber lo que está haciendo, con quien está hablando, el pensamiento ya me está matando. No creo que pueda rendirme con ella. No importa qué tan justo quiera ser para con ella. Ella me ha reclamado tanto como yo la he reclamado a ella. Por ahora, ¡Componte Grey! Me adentro en el edificio del hotel, a través del vestíbulo, y llego a los ascensores. Presiono el botón de llamada. El recuerdo de ella en el ascensor aún está fresco. He tomado mi decisión. Si yo no la tengo, ¡enloqueceré! ¡Soy como un joven hambriento teniendo un desayuno de todo lo que puedas comer en la casa del panqueque! Respira Grey, respira. Entro en el ascensor, y sus puertas se cierran sobre mí con mis pensamientos de Anastasia.

Traducido y Corregido por Jesica

uando llego a mi habitación, Taylor está esperando por mí, ya que he hablado con él por teléfono. —Sr. Grey— asiente con la cabeza en forma de saludo. —Taylor— le digo secamente. —Necesito que hagas un par de cosas para mí hoy. —Sí, señor. —Quiero que pidas un MacBook Pro para la señorita Steele. Lo mejor de la línea, incluso si no está disponible para el público. Con la mayor unidad de disco duro, memoria RAM, gráficos de vídeo, ya sabes lo mejor disponible, y quiero que este equipado con el Internet más rápido que exista. Incluso si tiene que viajar a los rincones más remotos de África, tiene que funcionar, debe tener todas las cosas, todo lo mejor. Diles que le configuren una cuenta de correo electrónico. Quiero que todo desde la instalación hasta la entrega se haga inmediatamente. Debe ser entregado a más tardar mañana por la mañana, incluso si tienen que volar con el equipo desde sus principales fábricas. Estoy seguro de que su fábrica en Cupertino, California puede tener lo que tengo en mente. Que trabajen toda la noche si es que deben hacerlo.

La configuración debe ser suficiente para rivalizar con la tuya— le digo sabiendo que su equipo no sólo puede controlar una nave espacial, pero también está equipada para hacer seguimiento global. —También necesita tener su cuenta de correo electrónico de configuración nueva. Quiero que su portátil sea entregado a su apartamento, y lo instalen con todo listo para usarse. —Sí, señor. ¿Algo más, señor? —Sí, también quiero que le envíes una Blackberry. El último modelo. —Sí, señor. ¿Algo más, señor? — dice. — ¿Esta Charlie Tango de vuelta en el campo de Boeing? —Lo está señor. — ¿Ha ido Gayle a ver a su hermana durante mi estancia fuera? —Sí, señor. ¿Necesita que vuelva antes? —No por el momento. Yo te haré saber. —Sí, señor. Mi mirada de "yo soy tu jefe" se suaviza solo un poco cuando digo—: Taylor, ¿cómo está tu hija? ¿Están tú y su madre, felices con la escuela a la que asiste? Sus ojos brillan con la mención de su niña. —Está muy bien Sr. Grey. Gracias por preguntar. Estamos muy contentos con su escuela. Es una de las mejores. Gracias por proporcionar su matrícula. Estamos muy agradecidos, señor—. Asiento con la cabeza. No soy bueno con las bromas. Si pago por una escuela privada de la hija de Taylor, es sólo como un beneficio para asegurarme de que él se quede a trabajar para mí.

Puedo ser un jefe exigente, un capataz de esclavos, si se quiere, un fanático del control como la Señorita Steele lo pondría, pero puedo hacer que valga la pena. Si el empleado es valioso, le recompenso a él o ella muy bien. Pero a cambio exijo cien por ciento lealtad, y yo estoy en control de ellos en todo momento. En el viejo oeste a eso se llama "caballo de marca". Debe comer, dormir, respirar, trabajar, vivir y morir por el rancho y su marca si se quiere. No espero nada menos. Si no están dispuestos a hacer eso, o no están a la altura, pateare sus culos a la calle. No tengo tiempo para dramas, ni los necesito. Llegar a donde estoy, siendo el mandamás no sucederá si no tengo el control cien por cien, cien por ciento del tiempo. No puedo olvidar ni perdonar los errores. Son costosos para mí, reflejan una mala imagen de la empresa y sin darse cuenta como soy el único dueño, propietario único, y la única persona en control, también reflejan una mala imagen sobre mí. Los errores se tratan con una acción rápida, por lo que, el que lo comete no se le olvida para la próxima vez, no se repetirá. Los buenos chicos no ganan. Taylor es un empleado escogido excepcional entre cientos, si no miles de posibles candidatos. Mide 6'3", estilo militar de pelo muy corto, la mandíbula bien definida, 215 libras de músculo con los ojos verdes y una actitud calmada. Sabe muy bien cómo se mueve, y puede conducir, volar o navegar en casi cualquier cosa, desde M-4 Sherman, un Merkava, un T54, o un Challenger, al F-22, F / A 18 Hornet, F-16 y hasta barcos anfibios. Él era un miembro de la Fuerza Delta. La Fuerza Delta es tan secreta, que incluso el Ejército ni siquiera reconoce su existencia como los de generación de armas o aviones próximos. ¡Son súper soldados! Estuvo en una de las unidades de Misiones Especiales que participaron en algunas misiones muy conocidas y otras de esas que nadie se entera, para que los seres humanos duerman tranquilos en sus casas por las noches. Es un tipo duro mi guardaespaldas y jefe de mi seguridad inmediata a los 35 años de edad. Después de haber estado en misiones de asalto, así como en misiones de rescate imposible y con éxito bajo de asalto pesado con más fuegos artificiales que el 04 de julio completadas, está bien curado, y casi nunca se pone nervioso en cualquier situación difícil.

He visto a Taylor en la acción, es rápido como una víbora, sigiloso como una sombra silenciosa, y extremadamente eficiente. No soy de esos que se ve impresionado con facilidad y me impresionó en cuanto puse los ojos en él. ¿Puede un hombre hacer todas estas cosas? Taylor puede, sólo contrato a lo excepcional. Es uno de los mejores, un diamante raro entre todas las joyas. La verdad nunca lo habría encontrado hasta que un conocido Alex Pella quien desde su empresa me vendió mi avión privado y me ayudó a escoger especialmente a Charlie Tango lo recomendó. Alex es otro hombre que es similar en su comprensión del negocio y sospecho que también es similar a mí en el resto de sus predilecciones. Uno viene a reconocer a otros "fanáticos del control" como Miss Anastasia Steele diría. Alex Pella tiene la mayor compañía privada de venta de aviones, arrendamiento y sociedades de corretaje fuera de Los Ángeles, pero tiene sus dedos en todo tipo de pasteles cuando se trata de aviones de lujos comerciales para clientes ricos como yo, realiza negocios con grandes empresas y las compañías aéreas teniendo clientes en todo el mundo desde los Estados Unidos de América, hasta América del Sur hasta Asia a Europa y África. Siempre está en su elemento donde quiera que vaya, y algunos de los lugares que visita requieren un ejército privado personal. Contrató a algunos de los antiguos miembros del equipo de Taylor, y lo habría contratado también, pero que con su frecuencia de viaje fuera del país requiriendo amplias ausencias era un problema para Taylor. Alex, es un megalómano más grande que yo, no le gustan los accesorios en sus empleados, como tener familia siendo personal de su equipo de seguridad. A pesar de currículum y habilidades impecables de Taylor, no se habría hecho la contratación de Alex en circunstancias normales sólo por tener una hija, aunque sospecho que él habría hecho una excepción para él debido a sus habilidades excepcionales si aceptaba el cargo. Cuando me encontraba explorando candidatos para llenar la posición, Taylor simplemente cayó en mi regazo hace unos cuatro años. Todo salió bien para nosotros dos. Taylor es un tipo calmado, sopesa bien los riesgos, aunque a veces puede ser sobreprotector. Él también había sido un contratista militar privado, pero quería estar cerca de su familia, aunque su matrimonio no funcionó.

Rara vez es posible para un soldado en su posición cumplir con los requisitos que sugieren tener novia, esposa, familia o un hijo, pero al trabajar para mí, esto le permite hacerse cargo de su ex y su hija también, y llega a ver a su hija a menudo. Taylor ama sus armas, y él las entiende muy bien. Pero eso es un punto en que no estamos de acuerdo. Crecer en un hogar donde las armas se aborrecían ya que mi madre siendo médico tenía que arreglar un montón de heridos de bala, me hizo aborrecerlas a mí también, de hecho yo apoyo dos iniciativas de control de armas en el estado de Washington. El control de armas es un punto en que Taylor y yo estamos profusamente en desacuerdo. Por lo general, me gustaría que él no llevara un arma, pero él negoció que la llevaría consigo cuando lo contraté. Fue su límite fuerte y ese tipo de límites yo los entiendo bien. Tenía que tener armas, y yo sabía que él se convertiría en un empleado valioso, por lo que tuve que conformarme. Dicen que la gente encuentra el amor en todo tipo de lugares extraños lo cual sin dudas es cierto para Taylor. Después de que él comenzó a trabajar para mí, él encontró el amor justo en mi cocina en la señora Jones, mi ama de llaves que es viuda. Otra empleada excepcional, unos años mayor que Taylor, pero bueno otra vez algunos hombres prefieren a su mujer mayor. La idea de encontrar el amor en lugares extraños trae mis pensamientos de nuevo a la señorita Steele. ¿Qué es lo que siento por ella? Tengo miedo de darle un nombre. Yo, Christian Grey que casi no tengo miedo de nada, tengo miedo de los sentimientos que puedo sentir por una joven inocente. ¡Lo que yo siento por ella realmente me asusta! Es como Ícaro al sol. Me va a quemar, sin embargo, no puede escapar a su encanto. —Si eso es todo lo que necesita, señor— dice Taylor sacándome de mis ensueños —voy a hacer los arreglos para la computadora de la señorita Steele— asiento con la cabeza. Él se retira.

Tengo un montón de negocios para completar hoy, así que empiezo a trabajar en mi portátil. Antes de darme cuenta, ya son las 6:00 pm voy y hago ejercicio por una hora, y luego vuelvo a mi suite a tomar una ducha rápida, y ordeno la cena con mis pensamientos de la señorita Steele. ¿Habrá leído el contrato ya? ¿Se echara a correr por las colinas? ¿Qué haría yo si no lo hace? ¿Puedo hacerlo? Necesito un plan de seguridad para convencerla. ¿Y si ella no quiere aceptar nuestro acuerdo? Yo la deseo mucho. ¡Nunca quise nada más! Después de todas estas mujeres de todos estos años, nada realmente funcionó para mi satisfacción, y sin embargo aquí está ella, un diamante en bruto, pero un diamante, no obstante, lo que algunas personas pasan toda una vida para encontrar, esta tan cerca para mí ¡dentro de mi alcance! No puedo conformarme con algo inferior después de que la he probado a ella, su sabor, me he vuelto su amante, me la he cogido y la he reclamado. "¡Ella es mía!" Gruñe mi subconsciente. Me moriría si la veo en los brazos de otra persona, la atención de otra persona que no la va a valorar como yo. Tengo que tener su cien por ciento, y no puedo hacerlo sin ella estar de acuerdo con mis condiciones. Esa es la única forma que conozco. Pero yo no puedo tenerla desafiándome. ¡No tiene sentido de auto preservación! Me di cuenta cuando se emborracho sin sentido, cuando aceptó las llamadas de ese posible violador, y sabiendo lo que siente por ella, ella todavía está en contacto con él con el pretexto de alguna amistad equivocada, y ¡ella no come! ¿Qué pasa con eso? No, una vez que haya estado de acuerdo con el contrato y tenga su firma, puedo cuidar de ella. En caso de que ella se salga de la línea, voy a disfrutar haciéndola que vuelva a ella. El pensamiento me hace sonreír. Mis manos ya están impacientes con el pensamiento y eso hace algo a mi interior, girando y tirando. Como mi cena en mi suite. Taylor entra y se aclara la garganta. — ¿Sr. Grey? —Si Taylor— le digo.

—El Ordenador portátil de la señorita Steele está siendo enviado desde Cupertino, California. Debe ser entregado temprano en la mañana a su apartamento por un técnico para su instalación listo para usarse—. Asiento con la cabeza. — ¿Y su cuenta de correo electrónico? —Ya ha sido establecida. Los detalles de la información de acceso de su cuenta de SEME ha enviado por correo electrónico a usted señor. — ¿Qué hay de la Blackberry? — Le pregunto. —La versión que ha solicitado va a ser entregada esta semana a pesar de que aún no está disponible. —Hazme saber cuándo. Eso es todo Taylor. Puedes retirarte por hoy, si lo deseas. —Buenas noches señor— dice. Asiento con la cabeza. Enciendo mi ordenador portátil y reviso mi cuenta de correo electrónico excitado como un niño en la escuela que envía a una niña su primer email. No sé lo que me pasa. ¡No puedo evitarme a mí mismo el sonreír de oreja a oreja! ¡Tengo esta sensación de paz cuando pienso en ella como si ella es todo lo que quiero, todo lo que necesito, y todo lo que deseo! ¿Será capaz de clamarse este sentir? Busco en el correo la información a su cuenta de correo electrónico y escribo un de correo electrónico para ella: _______________________________________________ De: Christian Grey Asunto: Tu nuevo ordenador Portátil Fecha: 22 de mayo de 2011 23:36 Para: Anastasia Steele

Querida señorita Steele Espero que hayas dormido bien. Me gustaría que pongas este portátil para un buen uso, como hemos discutido. Estoy deseando que llegue la cena el miércoles. Si tienes alguna pregunta antes de esa fecha puedes hacérmela llegar a través de correo electrónico, yo estaría encantado de responder a tus inquietudes.

Christian Grey CEO de Grey Enterprises Holdings Inc. _______________________________________________

Me voy a la cama y me quedo quieto. Mi mente da vueltas, pensando en Anastasia. No puedo dormir. Me agito y giro. ¿Qué diablos está mal conmigo? Esto debe ser una casualidad. Tomo mi iPad y me desplazo a través de mis libros digitales. Con aire ausente, encuentro Tess D'Urbervilles. Me desplazo por los capítulos. Ella optó por la degradación. Chica valiente... —La influencia que había pasado a Clare como una excitación del cielo no murió. Resoluciones, reticencias, la prudencia, y los miedos, retrocedieron como un batallón derrotado. Se levantó de su asiento y, dejando su cubo el cual podría ser golpeado con el pie por el animal que ordeñaba si así este lo deseaba, fue rápidamente hacia el deseo de los ojos, y, arrodillándose junto a ella, la tomó en sus brazos...

— ¡Maldición! Eso es lo que me gustaría hacer en este momento.

Cierro los ojos y luego me desplazo a través de las páginas, abro los ojos de nuevo y me detengo cuando veo que la cita que dice:

—Por lo tanto, la cosa empezó. ¿Habría percibido lo importante de esta reunión? ¿Se habrá preguntado por qué estaba condenado de ser visto y codiciada ese día por el hombre equivocado, y no por algún otro hombre, el hombre correcto, el que la deseara en todos los aspectos...

¿Soy el hombre equivocado para ella? Me gustaría ser el hombre correcto. La deseo demasiado. ¿Qué pasa si la lastimo? No físicamente, sino también emocionalmente. No está acostumbrada a mis oscuros caminos, o mi alma oscura, pero cuando la veo, veo el sol. Siento que soy joven. ¡Siento su presencia en el cuerpo y el alma! Y de alguna manera me olvido del mundo aun cuando mis cincuenta tonos de porquería siguen muy bien escondidos debajo de la superficie. Me desplazo un poco más por las páginas y veo la cita que me estremece hasta los huesos: — ¡Fuera de la sartén y al fuego!

¡Mierda! Eso no es lo que quiero hacer con ella. Pero, si lee el contrato, y lo entiende bien, ¡esto no sucederá con ella! ¡Ella es una mujer adulta, por Dios! Ella puede tomar sus propias decisiones. ¿Por qué no me reclama el sueño? ¿Prefiero tener las pesadillas cargadas de la puta que era mi madre y su horrendo proxeneta? ¡En qué posición tan dura me encuentro! — ¡Mi vida parece como si se hubiera perdido por falta de posibilidades! Cuando veo lo que sabe, lo que has leído y visto, y piensas, ¡siento lo poca cosa que soy! — ¡Oh mierda! ¡Doble mierda! ¿Qué va a pensar de mí cuando lea el contrato en su totalidad? ¿Le causare disgusto? ¿Me odiara por ello? ¿Entenderá? ¿Querrá darme la oportunidad de probar con ella?

Al desplazarme por los capítulos, leo.

—Estoy de acuerdo con las condiciones, Ángel, porque tú sabes mejor lo que mi castigo debe ser; - Solo - ¡no lo hagas más de lo que puedo soportar!

Mi respiración se corta y estoy extrañamente lleno de esperanza. Ella decidió investigar, y ella puede, sólo puede estar de acuerdo con mis condiciones. Tan sólo pensar en ella está destruyendo mi vida en pedazos y no hay una cosa pueda hacer al respecto. Cierro los ojos y abrazo a mi iPad como si fuera Anastasia, y poco a poco me dejo llevar a la deriva del sueño.

— ¡Te quiero a ti! — Susurra Anastasia con fervor, sus ojos azules en fuego. Me corta la respiración. ¿Ella me desea? Ruega mi subconsciente. ¿A mí? ¡A pesar de que estoy completamente jodido! ¡Ella me quiere! Mis manos se extienden a su cara, mi mirada fija en ella, buscando, buscando, investigando y tratando de descifrar esta joven y bella mujer. ¡Ella me quiere! ¡A mí! ¡La cáscara de un hombre que no la merece! — ¿Por qué Anastasia? — Le pregunto con atención. — ¿Por qué me quieres? — ¡Te amo Christian! — Susurra ella bajando la mirada mirando sus manos pequeñas. Mi respiración se corta, y yo soy incapaz de respirar por un minuto como si alguien aspirara todo el aire de la habitación. Cierro los ojos saboreando el momento, disfrutando de ella.

— ¿Por qué me quieres? No sabes lo jodido que estoy. ¡Tan mal que me doy asco! ¡Todos los cincuenta tonos de mí! No soy nada...— digo a la deriva. — ¡Tú NO eres nada! — Habla con fervor. —Tú eres el aire y el sol para mí. Y de alguna manera yo estaba dormida hasta que apareciste en mi vida barriéndome con tu presencia. Eres un hombre BUENO Christian— dice con un gesto de su mano —y ahora que estás aquí, en mi vida, por primera vez en mi vida, siento que estoy despierta. Por favor ¡no me envíes de regreso a la nada Christian! — suplica. ¿Cómo podía resistir cuando ella suplica de esa manera? —Anastasia— inhalo su aroma. —Yo sólo soy la cáscara de un hombre— digo con tristeza en los ojos. —No puedo darte lo que quieres. No sé cómo... No sé si soy capaz de más. Estoy muy roto por dentro. ¡Tan jodidamente roto, no hay posibilidad de arreglarme! — ¡No me importa! ¡Tomare de ti lo que me des, de todas las maneras posibles! — dice, y sus palabras son mi perdición. Cierro el último centímetro que se separa de su cara tan rápido, que en un segundo me encuentro invadiendo su boca con mi exigente beso. Yo estaba devorándola, tomándola, saboreándola, y ¡no es suficiente! Mis manos estaban por todos lados. Mi mano derecha perdida en su pelo, con los dedos enredados tirando hacia abajo, forzando a que su cabeza se incline hacia arriba, para acercarse a mí, a mi voluntad, a mi exploración y mi virilidad. ¡Agh! Me quejo. La levanto del piso sin romper el beso, sus piernas al instante están alrededor de mi torso. Eso me gusta. Yo la encamino al pie de la cama mientras que sigo besándola y acariciándola. Ella captura mi labio inferior dentro de la comprensión y el cautiverio de sus dientes. ¡Ella muerde y chupa, duro! Estoy a punto de convulsionar con esto. —Anastasia, si sigues haciendo eso— gruño ronco — ¡te voy a coger aun si quieres que te coja o no! ¿Entiendes? — ¡Me chupa con más fuerza, ignorando completamente mi advertencia! ¡Esta es una mujer, una chica exigente!

Muevo mis manos, bajando por su cuerpo y con mis manos la despojo de su camisa, deshago su sujetador, haciendo sus pechos saltar a la vida. Mis ojos ardiendo con deseo, tomo sus pechos en las palmas, bajando la cabeza capturado uno de los pezones con mis dientes mientras ella jadea con placer. La rozo con mi lengua, mis labios soplando suavemente. Arquea la cabeza, con los ojos en blanco de nuevo en sus receptáculos. Mi pulgar y dedo índice rozan el otro pezón mientras torturo placenteramente el otro pezón con mi boca. —Christian— ella grita de placer, mi nombre una palabra apenas comprensible mezclada con sus gemidos. — ¡Tómame ahora! ¡Por favor! — Ella pidió. —Todo a su tiempo bebé...— susurro. Ella mueve sus caderas contra las mías. Luego trata de tocarme en el torso con las manos moviéndose con aire ausente. Las capturo con un movimiento rápido dentro de una de las mías. —Hmm...— sonrío. Vamos a tener que hacer algo al respecto. Ahora la levanto por completo poniendo su torso desnudo sobre mi hombro y la llevo lo que falta a mi cama. Yo estoy a su lado de la cama, me arrodillo y desato sus zapatos, y saco sus calcetines. Entonces casi rasgo sus pantalones vaqueros y bragas. — ¡Arquea la espalda para mí! — Ordeno. Ella se ve confundida. — ¡Anastasia, arquea la espalda para mí! — pido de nuevo. —Está bien— susurra con anticipación. Ella se mueve hacia atrás y estirar el cuerpo sobre el colchón. La idea de que voy a estar en su interior causa que mi erección crezca. Me agacho y rozo sus pezones sólo con la punta de las uñas mientras ella jadea de placer. Mis uñas viajan expertas abajo en su torso haciendo una pausa cuando llego a su ombligo. Mis dedos describen círculos en su ombligo, con la presión suficiente para hacerle saber lo que está por venir, por lo que me desea más, me quiere, me espera y me demanda con una pasión que todo lo consume. Mis dedos se desplazan por encima de su pelvis y se detienen.

— ¡Oh, por favor! ¡No te detengas Christian! ¡Te lo suplico! — Gime. Le doy una sonrisa lasciva. —Oh bebé, el tiempo de parar ha pasado. No voy a parar, incluso si me lo pidieras...— susurro. Cubro con mi palma a su sexo y su espalda se arquea aún más. Me inclino fuertemente separando sus piernas forzando mi manera de entrar. Mis pantalones y bóxers ya están fuera, y mi erección tiene su propia idea de capturar y reclamar la señorita Steele de nuevo. Me inclino hacia abajo y aspiro su sexo como un ramo de flores raras. Su perfume particular que pasó a ser mi marca favorita... Mi lengua la saborea a gusto, y ella es deliciosa. Ella corta su respiración, arqueando las caderas a la derecha en mi boca y mi lengua expectante. Mis manos se extienden hacia abajo y las apoyo sobre aquel culo increíblemente redondo de ella. Le doy un apretón. Y mi lengua invade su interior creando sacudidas de placer a través de ella. Describo remolinos en su interior de manera experta. Entonces inserto rápidamente mi dedo índice y medio en su interior, encontrándola húmeda hasta la médula, y expandida. — ¡Christian! ¡Te lo ruego! ¡Por favor! ¡Estoy quemándome! — Ella grita. — ¡Bebé, voy a todo contigo, y no voy a parar! ¿Estás preparada para eso? — ¡Sí! ¡Cállate y cógeme! Sonrío tan ampliamente como me es posible. —Sí, señora. — ¡Abre las piernas más para mi bebé! — ella lo hace, y las abre aún más. Rasgo el condón, me lo coloco cubriendo mi longitud y entro en ella de un tirón. La tomó, tirando de ella, arqueándola, con mi densa necesidad de su sexo. — ¡Voy a hacer que estés adolorida y totalmente feliz bebé! — Digo mientras la penetro de golpe una y otra vez, reclamándola una y otra vez. De repente tiro de ella, y la giro por las piernas levantándole el culo en el aire listo para recibirme de nuevo. ¡No puedo tener suficiente de esta mujer! Inserto mi longitud en ella de nuevo, y reclamándola.

— ¡Oh bebé! ¡Esta sensación es tan profunda! ¡Tan cerca! ¡Oh mierda! — la reclamo, fundiéndome con ella como si nada fuera suficiente, me estrelló contra ella duro una y otra vez. Sus gemidos se hacen más fuertes. — ¡Córrete para mi bebé! — Grito y eso es todo lo que necesita, entonces ambos nos corremos fuertemente, quedando completamente gastados. La ruedo hacia un lado sin salir de ella, la abrazo, mientras que mis manos distraídamente viajan por los costados de sus pechos. Hay una capa de sudor entre los dos. Su mano se remonta y roza mi cara. Cierro los ojos ante su contacto, apoyándome en él. Me vuelvo para besar su mano. Siento su sonrisa cansada. —Dulces sueños Anastasia...— le digo sosteniéndola. Salgo de dentro de ella, me saco el condón tirándolo al suelo, luego me giro a tirando de las sabanas para cubrirnos, y sigo abrazándola mientras una descarga constante de electricidad pasa a través de nuestros cuerpos. Froto su cabello y aspiro su aroma profundamente. ¡Toda mujer, jabón, vainilla, y mi Anastasia! Mi mano rueda a un lado mientras me giro. Un ruido fuerte... ¡Clac! El ruido me regresa a mi cuerpo. Mis ojos se abren. ¡Maldita sea! Se me cayó el iPad en el suelo. Mi mano distraídamente comprueba a mi lado para descubrir que Anastasia no está aquí, en la cama. Miro a mi alrededor. ¿Estaba aquí anoche? Gimo al tener la realización de que no está. ¡Incluso invade mis sueños, es muy confuso! ¡Ella me ha embrujado el cuerpo y el alma! ¡Y he tenido el maldito sueño húmedo más caliente de mi vida! Mis ojos van al despertador junto a la cama. Son las 06:12 am. Ella probablemente sigue durmiendo. Me quito las sabanas de encima.

Por lo general, no es mi costumbre tomar una ducha antes de hacer ejercicio, pero dada la noche caliente que tuve con la señorita Steele, en mi sueño, una ducha está en orden y es casi un deber. "Junto con el cambio de sabanas" dice mi subconsciente. Después de mi ducha, me voy al gimnasio y corro 10 kilómetros, hago pesas y entreno tan duro como puedo para deshacerme de esta energía reprimida. Cada lugar al que me dirijo, me imagino con ella, y esto sólo amplifica lo que siento por ella, y ¡el maldito deseo sólo se llena como un río sin fin! Después de ejercitarme, me dirijo a mi habitación, y tomo otra ducha. Me pongo mis pantalones de franela gris con una camisa de marca blanca. Me coloco los calcetines y mis Converse. Mi desayuno llega y lo tomo mientras leo el Seattle Times y el Wall Street Journal. Taylor llega esperando ser informado sobre el plan del día. Cuando estoy a punto de empezar a informarle, mi Blackberry zumba con un correo electrónico entrante. Sostengo mi dedo a Taylor para que espere un minuto un poco irritado por la interrupción. Pero mi rostro cambia tan pronto lo que me toma leer quién es el remitente. —Taylor, te puedes ir. Voy a hablar contigo cuando termine con esto— digo pasivo. Él asiente con la cabeza —sí, señor. ¡Anastasia ha enviado un e-mail de su nuevo ordenador portátil para mí! Me siento nervioso al abrir el mensaje. Y empiezo a fruncir el ceño. Ella es incorregible. ¿Por qué no puede aceptar un regalo? ¿Por qué tiene que verle el diente al caballo regalado?

_______________________________ De: Anastasia Steele Asunto: Tu nuevo ordenador portátil (en préstamo) Fecha: 23 Mayo 2011 08: 18 Para: Christian Grey

Estimado Señor. Por alguna extraña razón dormí muy bien. Yo estaba bajo la impresión de que este ordenador portátil es un préstamo, ergo no es mía. Ana _______________________________

Bueno, su tono me dice que ha leído el contrato, o al menos lo miró por encima. Eso me agrada. Me encuentro casi tropezando con el carrito de comida cuando salgo disparado hacia mi ordenador portátil para escribir una respuesta. No quiero perder mi tiempo con las pequeñas teclas del Blackberry.

_______________________________ De: Christian Grey Asunto: Tu nuevo ordenador portátil (en préstamo) Fecha: 23 de mayo de 2011 08:21 Para: Anastasia Steele

El portátil está en préstamo por tiempo indefinido Anastasia. Deduzco por tu tono que has leído el contrato que te di. ¿Tienes alguna pregunta hasta el momento?

Christian Grey CEO de Grey Enterprises Holdings Inc. _______________________________

Estoy esperando con ansiedad a que me envíe una respuesta. Ella me está contactando. Eso es bueno. Ella no está corriendo a los cerros. Me da esperanzas de que esté considerándolo. Voy a enloquecer con esta espera. Unos minutos más tarde, suena mi correo electrónico de nuevo, y ella me escribe una respuesta. "¡Componte y deja de actuar como un adolescente!", mi subconsciente me regaña.

_______________________________ De: Anastasia Steele Asunto: Mentes Inquisidoras Fecha: 23 de mayo de 2011 08:24 Para: Christian Grey

Tengo bastantes preguntas señor, pero no deben tratarse en un e-mail, y usted sabe que algunos de nosotros tenemos que trabajar para ganarnos la vida ya sabe. No quiero ni necesito un portátil por tiempo indefinido, buen señor.

Hasta luego, buenos días señor Grey. Ana _______________________________

¡Oh, burlas, chica bromista! ¡Lo que me gustaría hacer para domar esa boca inteligente sabelotodo tuya! Escribo una respuesta inmediata.

_______________________________ De: Christian Grey Asunto: Tu nuevo ordenador portátil (en préstamo) Fecha: 23 de mayo de 2011 08:27 Para: Anastasia Steele

Luego, bebé. PS: Yo trabajo para ganarme la vida también.

Christian Grey CEO de Grey Enterprises Holdings Inc. _______________________________

Ella ira a trabajar pronto.

Ya he terminado con el desayuno, y estoy sentado en la mesa grande.

—Taylor— llamo. De inmediato este aparece: —Sí, señor. — ¿Cuál es el estatus de la Blackberry para la señorita Steele? —No tenemos tiempo aproximado de arribo todavía señor—. ¡Dios, él lo hace sonar como una misión de rescate! — ¿Qué pasa, no se puede producir un solo teléfono? —Este modelo aún no ha salido, señor, y éste tiene que ser enviado desde la fábrica. —Está bien— le digo secamente sintiéndome petulante. —Avísame cuando llegues a tener un tiempo aproximado de arribo y recuerda que debe tener todo puesto a punto con el e-mail, y mi información de contacto. —Como usted desee señor— dice educadamente. Asiento con la cabeza bruscamente. —Tengo la intención de ir al proyecto de cultivo de WSU hoy. Nos vemos en ½ hora en el vestíbulo— le digo, y esa es su señal para ser despedido. El resto del día es aburrido, todo negocios, manteniendo a la gente a raya en los lugares donde hago grandes donaciones. Mi mente constantemente se vuelve a la señorita Steele. Aunque yo sé que ella está en el trabajo, no sé con quién está hablando, si el hermano del dueño está todavía colgando de ella posesivamente, o el maldito fotógrafo finalmente llegó hasta ella para verla.

Estoy a punto de enloquecer. Tengo que tener contacto con ella en todo momento. Finalmente, cuando mi día de trabajo ha terminado, le envío un e-mail. Ella también debe estar pronto en casa, si no ha pasado por ningún otro lugar. Ella tiene una montaña de documentos para leer. Mejor será que ya haya llegado a casa, y empezado su estudio ya. Me apresuro a escribirle un correo electrónico. ¿Qué digo? Me pregunto en mi cabeza.

—Querida Anastasia, Te he echado de menos todo el día. No podía esperar a que llegues a casa.

¡No! ¡Tacha eso! ¡Suena como un adolescente!

—Hola Ana ¿Cómo estuvo tu día de trabajo? Me quedé pensando en ti todo el día. No podía concentrarme.

¡A la mierda! ¿Qué diablos está mal conmigo? Regla #1. Esas son las cosas que no le dices a una chica de inmediato, incluso si eso es lo que estás sintiendo. Inténtalo de nuevo:

_______________________________________________ De: Christian Grey Asunto: Trabajar para ganarse la vida Fecha: 23 de mayo de 2011 17:20 Para: Anastasia Steele

Querida señorita Steele Espero que su día de trabajo fuera genial.

Christian Grey CEO de Grey Enterprises Holdings Inc. _______________________________________________

Eso está mejor. Simple, interesado, pero no demasiado. Pulso enviar. 10 minutos... No responde todavía. ¿No ha vuelto a casa? ¿Dónde diablos esta ese Blackberry ya? ¿Están rediseñándolo desde cero? 20 minutos... Me encuentro a mí mismo caminando por toda la suite, e incomodando a Taylor. Sabe que estoy nervioso. 25 minutos... Abro la nevera. Saco el vino blanco, y me sirvo una copa, todavía paseando.

27 minutos... Mi Blackberry repica con un mensaje de correo electrónico entrante. Incluso desde el rabillo del ojo, veo a Taylor exhalar un suspiro de alivio. ¡Dios! ¡Esta mujer puede poner a todos los hombres nerviosos! ¡Incluyendo a mí equipo de seguridad que ha estado en una guerra de verdad! Taylor deja en silencio la sala al ver el alivio en mi cara después de que confirmo el remitente del mensaje. Dice lo siguiente:

_______________________________________________ De: Anastasia Steele Asunto: Trabajar para ganarse la vida Fecha: 23 de mayo de 2011 17:47 Para: Christian Grey

Estimado Señor... Tuve un muy buen día en el trabajo. Gracias por preguntar.

Ana _______________________________________________

¡Me sonrío de oreja a oreja! ¡Luego me quejo en voz alta! ¿Qué estás haciendo de mí? ¿Cómo podrían dos oraciones simples excitarme, y calentarme? ¡Argh! ¡Ana, lee el documento, fírmalo, y sácame fuera de mi miseria ya!

_______________________________________________

De: Christian Grey Tema: ¡Hacer tu tarea! Fecha: 23 de mayo de 2011 17:49 Para: Anastasia Steele

Querida señorita Steele Estoy muy contento de que hayas tenido un buen día. Pero te ruego que ¿hagas tu investigación? No se puede estar haciendo eso, mientras me envías correos.

Christian Grey CEO de Grey Enterprises Holdings Inc. _______________________________________________ Pulso enviar. ¡Menos de cinco minutos después, mi Blackberry vibra otra vez! _______________________________________________ De: Anastasia Steele Asunto: Plaga Local Fecha: 23 de mayo de 2011 17:52 Para: Christian Steele

Sr. Grey, hay una plaga local que mantiene un flujo en mi correo electrónico y me mantiene distraída de hacer la tarea en cuestión. Realmente debe ser detenido. Estoy tratando de trabajar para otra A aquí.

Ana _______________________________________________

¿Qué carajo? ¡Ella me va a quemar aquí! Sonrío tan grande que me duele la cara, si ella hubiera estado aquí, la hubiera pelado de su ropa para luego atarla y hacer de las mías con ella. Así están las cosas, ella está decidida a torturarme. Oh las posibilidades de cómo cobrármela… Anastasia bebé, no sabes lo que puedo hacerte... ¿No sabes cómo puedo hacerte rogar por mí, y burlarme con tortura de la misma forma que estás haciendo conmigo ahora? Ella está burlándose... _______________________________________________ De: Christian Grey Asunto: Impaciente Fecha: 23 de mayo de 2011 17:54 Para: Anastasia Steele

Querida señorita Steele ¿Podrías por favor dejar el correo electrónico y hacer su tarea? Cuanto antes termines de estudiar, más pronto puedo tener la oportunidad de concederte otra A. Todavía recuerdo constantemente la que te otorgue primero, ya que estaba tan bien merecida. ;)

Christian Grey CEO de Grey Enterprises Holdings Inc. _______________________________________________

Pon eso en tu pipa fúmatelo a ver si te gusta Steele. Dos pueden jugar ese juego... Otro correo... ¡Vamos! ¡Me estás matando aquí!

_______________________________________________ De: Anastasia Steele Asunto: Tema a Buscar Fecha: 23 de mayo de 2011 17:58 Para: Christian Grey

Sr. Grey, Estoy pérdida aquí en cuanto a qué tipo de línea de información debería entrar en el motor de búsqueda. Ana _______________________________________________

¡Oh! Ella necesita ayuda con su tarea. Eso es genial. Yo puedo ayudar.

_______________________________________________ De: Christian Grey Asunto: Impaciente Fecha: 23 de mayo de 2011 18:00 Para: Anastasia Steele

Querida señorita Steele Comienza con Wikipedia. Hay mucha información ahí. Y no me envíes más mensajes de correo electrónico a menos que tengas preguntas. ¿Lo tienes?

Christian Grey CEO de Grey Enterprises Holdings Inc. _______________________________________________ ¡Otro zumbido! ¡Dios! ¿Acaso alguna vez escucha? ¿Es ella en absoluto sumisa? ¿Incluso una pequeña cantidad minúscula? _______________________________________________ De: Anastasia Steele Asunto: Mandón… Fecha: 23 de mayo de 2011 18:02 Para: Christian Steele

¡Muy bien! ¡Tú eres tan mandón... oh, cierto, señor! Ana _______________________________________________

Ella está jugando con mi corazón. ¿Qué debo hacer con sus juguetonas, burlas? ¡Estoy siendo torturado aquí por una niña inocente de veintiún años! Me gustaría devolverle el favor, si en absoluto termina su trabajo. Envío una respuesta.

_______________________________________________ De: Christian Grey Tema: En control Fecha: 23 de mayo de 2011 18:04 Para: Anastasia Steele

Nena, no tienes ni idea. Tal vez sólo puedes tener cierta inclinación. Haz tu tarea.

Christian Grey CEO de Grey Enterprises Holdings Inc. _______________________________________________

Ahora vuelvo a esperar. No me gusta esperar. Trato de ocuparme con mi trabajo acumulado, pasando por la adquisición de empresas y nuevos negocios. Eso debe ocupar la mitad de mi cerebro por el momento. Me paso las siguientes dos horas y media ocupado en trabajo. Entonces me sobresalto con el zumbido de mi Blackberry. Ella tiene una pregunta. Probablemente algo surgió en su investigación. Ansiosamente abro el mensaje y simplemente ¡me quedo con la mandíbula abierta!

_______________________________________________ De: Anastasia Steele Asunto: En Shock de WSUV Fecha: 23 de mayo de 2011 20:33 Para: Christian Grey

Bien, creo que ya he visto bastante. Fue un placer conocerte.

Ana _______________________________________________

¿Qué? ¡No, No, No! Estoy doblemente exasperado, corro mis dedos por mi cabello. ¡Ella no puede dejarme sin darme una razón! Pues bien, hay una razón. Ella puede no estar lista para lo que estoy pidiendo de ella, pero yo no quiero que me lo diga en un e-mail.

¡Ella está huyendo! ¡No puedo soportarlo! ¡He tenido un día duro por no verla! Mi mente ha estado volviéndome loco y he estado volviendo loco a Taylor con mi nerviosismo. ¡Dios mío, no! ¡Siento una constricción en mi corazón, y no puedo respirar! Quiero que me diga que no a la cara, que me diga a mí que es lo que no quiere. Será mejor que valla y le recuerde que tan jodidamente bueno fue conocerme. Si ella no me quiere después de que haya terminado con ella... No, no puedo pensar en eso. Ella tiene que saber que debemos estar juntos, es bueno para ambos. ¡Bueno para los demás! Llamo usando la marcación rápida — ¡Taylor! —Sí, señor— responde después del primer timbre. —Voy al apartamento de la señorita Steele— digo un poco nervioso. Él se preocupa por el tono de mi voz. — ¿Está todo bien, señor? ¿Está la señorita Steele bien? — ¿Por qué será que todos se muestran interesados por ella? Yo hablo a través de mis dientes apretados. —Sí—. Cuelgo. Llego a su puerta en quince minutos. Hago sonar el timbre de la puerta, y responde su compañera de piso. Ella entrecierra los ojos. —Grey— dice a modo de saludo. —Señorita Kavanagh— le digo secamente. —Estoy aquí para ver a Anastasia— le digo explicando mi presencia. —Ella está en su habitación— dice y abre más la puerta para dejarme entrar tengo las llaves del coche en la mano dándole vueltas como un gesto nervioso. Poco a poco me dirijo hasta la puerta de Anastasia. En silencio la abro para no molestarla. Ella está sentada en su escritorio, con el pelo en coletas eso me detiene el aliento, con sus audífonos en los oídos escuchando su iPod y ¡estudiando el contrato que le di! Mi corazón salta con un suspiro de alivio. Ella todavía podría estar considerándolo. Pero yo todavía tengo que convencerla.

Ella siente mi presencia en la puerta, y levanta la vista de su tarea. Poco a poco se saca sus auriculares, completamente sorprendida de verme allí. —Anastasia buenas noches— le digo con frialdad al saludarla. Mi expresión está protegida, y es ilegible. Hay un volcán debajo de mí hirviendo, pero es una expresión que he dominado. Mi respiración es suave. Ella parece caliente, sudorosa de un entrenamiento. Estoy contento. Confundido, pero contento. Ella y yo podemos hacer esto funcionar. Tiene posibilidades. También esta muda. Camino unos pasos en su habitación. —Sentí que el mensaje de correo electrónico necesitaba una respuesta en persona— digo secamente. —Ah— un gemido casi inaudible escapó de su boca. Ella todavía está sin habla, atónita, y eso es bastante excitante. — ¿Puedo sentarme? — Digo señalando la cama. Su "por una vez he perdido mi boca inteligente" su expresión hace cosas dentro de mí. Tengo un brillo malicioso en los ojos. ¡Oh, nena, tengo ideas de lo que quiero hacerte! Fríamente miro alrededor. —Siempre me he preguntado cómo se vería tu habitación Anastasia— le digo. Es una habitación sencilla, funcional y acogedora. Tiene sencillos muebles de mimbre, una cama individual con un acolchado mullido. Limpio, simple y tranquilo. —Es muy sereno y tranquilo aquí— le digo con aire ausente. Ella está mirando a su alrededor buscando una ruta de escape. ¡Bebé, no eres lo suficientemente rápida para mí! ¡Podría alcanzarte dormido! ¡No vas a escapar! No hasta que te de todo lo que tengo, y luego vamos a ver si ¿todavía me quieres dejar? — ¿Cómo? — Respira sin poder terminar la frase.

Le sonrío. —Todavía estoy en la ciudad en el Heathman—. ¿Acaba de rodarme los ojos a mí? Ella niega con la cabeza, y pregunta—: ¿Quieres algo de beber? —No, gracias Anastasia— le digo educadamente, sonriendo. Su aliento está detenido. Hago mi cabeza hacia un lado. Vayamos al grano señorita Steele. —Entonces, ¿fue un placer conocerme? — Digo mirándola. No sé lo que lee en mi expresión. ¿Muestro alguna evidencia de que me ha hecho daño? Espero que no. He dominado mi temperamento para cubrir mis emociones hace mucho tiempo. Ella mira hacia abajo y ve en sus pequeñas manos. —Pensé que me enviarías un e-mail como respuesta— dice ella con aire ausente, y comienza a morderse el labio inferior. ¡Maldita sea! ¿Está tratando de torturarme aquí? Si lo está, ¡está haciendo un gran trabajo! Primero un correo electrónico diciéndome que fue bueno conocerme, como si ella no quisiera verme más, y cuando me presento aquí, ella utiliza todas sus armas de mujer inocente por completo y sin esfuerzo con la clara intención de torturarme, y ¡ahora muerde su labio inferior llamándome a que me la coja! ¡Ella sabe lo que eso me hace! ¿Por qué está tomándome el pelo? — ¿Estás mordiendo tu labio inferior a propósito? — le digo con pasión oscureciendo mi voz. Ella corta su respiración y libera el labio. —Oh, lo siento. No sabía lo que estaba haciendo— respira suavemente. En esta pequeña habitación, con su proximidad, el aire está lleno de estática, y pasión. ¡Es peor que el ascensor del Heathman! Apenas puedo contenerme. Está lo suficientemente cerca para tocarla. Me siento delante poniendo los codos sobre las rodillas, empujando mis piernas para que ella vea el afecto que ella está teniendo sobre mí. Su respiración se acelera.

¡Maldita sea! ¡No puedo soportarlo más! Me inclino hacia delante para alcanzar su pelo. Ella tiene coletas, y poco a poco las saco del cautiverio liberando su cabello que cae libre sobre sus hombros. Nuestras respiraciones se vuelven aún más rápidas. Ella parece hipnotizada mientras me embruja al mismo tiempo. Paso los dedos por su pelo. Una vez más, notando sus sudores, respiro, —Así que decidiste hacer algo de ejercicio— le digo con la aprobación y el placer en mi voz. Le coloco el pelo detrás de las orejas. Quiero saber por qué quiere dejarme. ¿Por qué se está decidiendo en contra de nosotros? ¿Soy tan malo para ella? — ¿Por qué Anastasia? — Respiro con un gran esfuerzo para ocultar mi preocupación. Mis dedos se abren camino hasta sus orejas suavemente dando vueltas frotando rítmicamente. Yo sé que ella va a sentir eso en la ingle, y su sexo. Ella inclina la cabeza sobre mis dedos distraídamente. —Sólo necesito tiempo para pensar— ella susurra, sus ojos deseosos. ¿Soy como Ícaro a gusto de encontrarse con el sol? ¿No sabe ella eso? Porque eso es exactamente lo que siento... Que no puedo escapar de su encanto. Como una polilla a la llama. ¡Estoy dispuesto a quemarme por ella! ¿No sabe ella eso? — ¿En qué quieres pensar Anastasia? — Le pregunto en voz baja. —En ti— me susurra suavemente. Le dedico una amarga sonrisa diciendo—: ¿y has decidido que fue bueno conocerme? ¿En el sentido bíblico? — Ella se sonroja recordando las cosas que hemos hecho juntos. Cómo perfectamente encajamos, encajamos en nuestro tango, y llegamos a lugares que ninguno de nosotros puede ir solo o con otra persona. Ella recuerda. ¿Y yo? No podía sacarlo de mi cabeza, ni siquiera en mis sueños. Ella cambia su tono y susurra—: Yo no sabía que estabas familiarizado con la Biblia Christian.

—Oh, yo fui a la escuela dominical Anastasia. Las cosas que puedes aprender allí...— me dejo ir. — ¿En serio? — dice secamente. — ¿Qué versión de la Biblia leíste acerca de las pinzas en los pezones y los expansores anales? Supongo que has leído la versión reformada. La mía era del tipo anticuado en comparación con la tuya. La boca inteligente de esta mujer es tan jodidamente refrescante, no puedo tener suficiente de ella. ¡Me encanta! Ella se pone de pie para mí, sin embargo se sonroja hasta el final. No puedo, no lo haré, no puedo dejarla. ¡Ella no me puede dejar! ¡Estamos tan bien juntos! Mi sonrisa es salaz y ancha. Me apoyo en su oído le susurro—: Bueno señorita Steele. Pensé que debía venir en persona y recordarte lo bueno que ha sido conocerme...— y dirijo mi nariz por su cabello y su mejilla y finalmente la coloco sobre su nariz. — ¿Qué dices a eso Anastasia? Mis ojos ardientes en los de ella, mi reto es permanente. Mis labios se separan con el deseo. Estoy tan lleno de deseo por ella, un toque de ella será mi perdición. Soy como una cobra enroscada lista para atacar. Ella me mira con deseo construyéndose en sus ojos. Ella tampoco puede escapar de mí. Estamos hechos el uno para el otro. Ella también me quiere. Oh nena, ¿qué voy a hacerte esta noche? Puedo ver en sus ojos que ella está llena de deseo reprimido en ella y está lista para saltar sobre mí, y eso me agrada muchísimo. Así que quieres atacar. Cuando ella salta en mis brazos, me muevo con rapidez y la coloco en la cama, estoy encima de ella, su cuerpo debajo de mí. Sosteniendo sus manos sobre su cabeza con una mano, y fijando su cara con la otra mientras mi boca llena de deseo invade la suya. Mi lengua es implacable, encontrando su camino en su boca, haciendo un anuncio de posesión, y declarándola mía de nuevo.

Ejerzo toda mi voluntad, todo mi deseo, toda mi fuerza en ella. Mi erección ejerce una fuerte presión sobre ella haciendo su voluntad conocida. ¡La deseo demasiado!, tengo que poseerla, me voy a quemar si no lo hago. La necesito. Esta es la única forma que conozco para mostrarle mi deseo por ella. Mi deseo por ella es tan tangible que se puede tocar. Mis ojos están ardiendo, me voy a quemar si no la tengo esta noche. La observo. Quiero que ella confíe en mí. Quiero mostrarle lo bien que podemos estar juntos. Lo que no podemos hacer solos o con otras personas, quiero que ella vea a las alturas que puedo llevarla. Miro hacia abajo con intensidad. — ¿Confías en mí Ana? — Respiro fervientemente. Ella asiente con la cabeza, sus hermosos ojos como platos. Ambos, nuestros corazones están listos para saltar de nuestras cajas torácicas y fusionarse para hacer un tango de los suyos. Tomo mi corbata de seda plateada de mi bolsillo del pantalón, la cual use para atarla la primera vez. Estoy muy apegado a esta corbata ahora. Está cargada con su olor. Me siento a horcajadas sobre ella, y ato sus muñecas de forma rápida a la cabecera de metal para que no pueda moverlas. La unión es segura. Miro fijamente. La visión de ella así, es tan erótica. Ella también está muy excitada, y yo estoy listo para reclamarla como mía de nuevo. Pero primero, ojo por ojo. Ella me hizo sufrir durante todo el día, y ahora es su turno para sufrir un rato. Me deslizo fuera de ella, y me pongo de pie junto a la cama, pero todavía tengo un inmenso deseo de cogérmela aquí y ahora. Pero tengo que ejercer control. Me siento victorioso, y aliviado de que ella aún me quiere. Puede que no sea una causa perdida después de todo. —Esto es muy bueno— murmuro, y sonrío maliciosamente. Poco a poco me agacho y sensualmente deshago sus cordones de los zapatos, y lentamente tiro de ellos. Ella sabe lo que voy a hacer. ¡Oh! ¿Qué puedo hacerte señorita Steele? Ella comienza a patear. Me detengo y sonrío.

—Oh nena, sigue adelante y lucha, porque si lo haces, te voy a atar los pies también. Y cariño, si haces un solo ruido, entonces voy a amordazarte. Mantente tranquila. Tu compañera probablemente nos escucha en este momento. Ella está desconcertada y se calma. Una vez que tomo los zapatos y sus calcetines, poco a poco y de manera eficiente la despojo de sus pantalones de ejercicio. Levanto su dulce detrás de la cama y saco el edredón y la sábana y la pongo boca arriba en la cama otra vez. ¡Oh, qué espectáculo! —Ahora bien— le digo lamiendo mis labios lentamente, y ella empieza a morderse el labio inferior de nuevo ausente por el deseo. — ¡Oh bebé! ¡Estás mordiéndote el labio otra vez! ¿Sabes lo que eso me hace...? — le digo, ella jadea y hace un sonido de deseo. Yo no meto mi dedo en los labios a guardar silencio. Entonces me quito los zapatos y los calcetines haciendo una gran demostración para ella mientras que ella está en la cama impotente, queriéndome, deseándome, y lista para saltar a mis huesos, pero no puede. Poco a poco me desabrocho el pantalón, pero me lo dejo puesto. Me quito mi camisa y la pongo a un lado. —Creo que has visto lo suficiente del espectáculo bebé— le digo, y rio, porque ella está expectante, y con ganas y perdiendo el sentido. Tiro de su camiseta hacia arriba colocándola sobre su cabeza, manteniendo la boca y la nariz abierta, pero cubriendo completamente los ojos. ¡Esto es más que caliente! Me encanta la forma en que se ve en este momento... —Esto se pone cada vez mejor. Mmm. Eres simplemente deliciosa... Voy a tomar una copa—. Digo sonriendo escabrosamente, sabiendo que ella se sorprenderá. Hago un espectáculo ruidoso al caminar por la habitación, al abrir la puerta y entrar a la sala de estar, quiero que me escuche. Su compañera de cuarto me ve semidesnudo y se sorprende. La mirada de Kate se estrecha, pero agradecida. Ella sabe que su compañera se está divirtiendo. Mi actitud es simple, sin concederle ninguna información.

—Hola Kate— le digo — ¿Tienes algún vino en la casa? Ella se ve sorprendida, pero asiente—: Sí, deberíamos tener un poco de vino blanco en la nevera. — ¿Hielo? —El congelador tiene un fabricador automático de hielo— ella sonríe, pero vuelve a su tarea. Tomo la botella de vino de la nevera, y un poco de hielo en un vaso y tomo un vaso de agua adicional y de manera pausada camino de regreso a la habitación de Anastasia. Ella sabe que estoy de vuelta porque hago un show de crujir las tablas del suelo, en el suelo del dormitorio. Una vez que regreso a la habitación, coloco mis hallazgos en la mesita de noche. Cierro la puerta y me quito los pantalones, haciendo ruido suficiente para hacerle saber lo que estoy haciendo. A continuación, dejo caer mi ropa interior al suelo. Estoy completamente desnudo. Dejo caer algunos pedazos de hielo en el vaso de agua lo suficientemente fuerte como para hacer que se oiga, y luego vierto lentamente un poco de vino bien frío sobre el vaso con hielo. Tomo el vaso en la mano, y paso por encima de la cama, sentado a horcajadas sobre Anastasia haciendo que me sienta. Su deseo está por las nubes, y no ver lo que estoy haciendo sólo está amplificando su miseria y perversidad. — ¿Tienes sed, Anastasia? — Le pregunto con voz burlona. ¡Ojo por ojo bebé! Me vas a rogar que te tome. —Sí— ella respira. Hago remolino con el vaso de vidrio con el vino en él, haciendo así que se enfríe. Ella escucha el tintineo del hielo en los lados del vaso de cristal. Entonces tomo un trago en mi boca, inclinándome, le doy un beso, vertiendo el vino frío en su boca expectante. — ¿Mas? — le susurro en su boca. Ella asiente con la cabeza. Le doy otro trago de boca a boca. Ella se retuerce de placer.

—Sé que sólo puedes tomar un poco de licor— le digo —no quiero exagerar bebé—. Y en sus labios hermosos se forma una sonrisa. Me muevo hacia abajo y me acuesto a su lado, y ahora mi erección está presionando su costado, haciendo claras mis intenciones carnales. — ¿Es esto bueno? — respiro en su oído. Ella se tensa con el deseo. Entonces tomo otro trago de vino con pequeños fragmentos de hielo, y la beso depositando el contenido en su boca. Entonces lentamente hago un camino de besos fríos en el centro de su cuerpo, lentamente, dolorosamente, a mi propio ritmo a partir de su garganta. Entonces muevo mis besos fríos hacia abajo entre sus pechos, a su torso y su vientre. Coloco un trozo de hielo en su ombligo y un poco de vino. —Ahora tienes que mantenerte quieta bebé— le susurro. —Porque si no lo haces, derramaras el vino por toda esta bonita cama— le digo lentamente. Sus caderas se flexionan de forma automática. — ¡Oh no bebe! Si derramas el vino, te castigaré. Ella gime y tira de sus restricciones. Ella está lista para rogar. Sonrío interiormente. Arrastro mi dedo índice hasta su copa del sujetador tirando hacia abajo tranquilamente, liberando y empujando el pecho hacia arriba desde los confines de la copa del sujetador. Hago lo mismo con el otro seno. Ahora los dos están expuestos para mí de forma atrayente. Tiro de ellos y los beso a cada uno de sus pezones con mis labios fríos. Ella trata de arquear su cuerpo en respuesta, pero no se supone que se derrame el vino. — ¿Qué tan bueno es esto bebé? — Respiro mientras soplo aire frío a uno de sus pezones. Tomo otro pedazo de hielo, y lo arremolino alrededor en torno a uno de sus pezones mientras empiezo a chupar el otro. Ella gime y lucha contra las restricciones, y llena de pasión y dulce tortura.

—Si se derrama el vino, no voy a dejar que te vengas Anastasia— le digo en forma de amenaza. Luego vienen los ruegos. —Oh... Por favor, Christian... Por favor, señor... Te necesito... Por favor— me ruega volviéndose loca. Sonrío. Sí bebé. Eso es lo que me hiciste sentir. Impotente, al borde de la combustión, deseoso e incapaz de conseguir lo que quería. ¡Toda esta espera, todo este querer y no tenerte! ¡Esto es lo que me haces! ¡Me torturas desde que te he conocido, y ni siquiera lo sabes! El hielo en su ombligo comienza a derretirse con el aumento de calor en su cuerpo. Ella está caliente, esta fría, es una mezcla, está deseosa. ¡Ella quiere mi sexo! Mis dedos se arrastran sobre su vientre con pereza. Su piel sensibilizada responde y su cuerpo se dobla de forma automática, y el vino se filtra a los lados de su vientre. Me muevo rápidamente limpiándola con mi lengua, seguido de besos, y chupar y morder y chupar de nuevo. —Oh bebe, te moviste. ¿Qué voy a hacer contigo? — Ella comienza a jadear, y su cuerpo no puede contener la sobrecarga sensorial. Ella se retuerce debajo de mí, y deslizo mis dedos en su lencería, y empujo con dos dedos hacia su interior. Sintiendo su sexo húmedo hasta la médula para mí es algo más excitante de lo que puedo imaginar. —Oh nena, estas tan lista— murmuro. Ella inclina sus caderas para encontrarse con mis dedos. Su deseo por mí prende un fuego dentro de mí, quiero sacudir su mundo. —Eres una chica tan codiciosa— me burlo para regañarla, y mis dedos hacen su magia rodeando su clítoris. Ella gime y levanta las caderas, y su cuerpo salta debajo de mí. — ¡Por favor, Christian! Quiero tocarte— respira. —Lo sé bebé— le digo, sabiendo lo que quiere, deseando su toque, pero no lo puedo recibir, ¡porque estoy tan jodido!

Pero no puedo detenerme a pensar en esa mierda ahora mismo. De repente tengo un inmenso deseo de tenerla, cogérmela, reclamarla, hacerla mía, clavar mi bandera en ella, ¡volverme su marca personal de placer! ¡Tanto así la deseo! La sujeto del pelo, levantándole la cabeza de la cama, cerrando la brecha entre nosotros con mi boca, metiéndome dentro de su boca. Mientras mis dedos se mueven hábilmente sobre su clítoris, mi boca refleja las mismas acciones, girando, bailando, saboreándola. Estoy perdido con esta mujer, y ¡no puedo tener suficiente de ella! Asalto de manera implacable su boca y su sexo con los dedos y la lengua. —Este es tu castigo, tan cerca pero tan lejos. ¿Es esto bueno? — respiro en su oído. Ella me atormentaba, y yo le voy a dar un poco de su propia medicina. — ¡Por favor, Christian! — Ella pide, y esa es mi perdición. — ¿Cómo voy a cogerte Anastasia? — Gruño. Todo lo que puede decir es —: ¡Por favor! — suplicando. — ¿Qué quieres Ana? — ¡Te quiero! ... ¡Y te quiero ahora! — Ella grita. Tiro nuevamente de su pelo. — Hay tan muchas maneras de hacerlo. ¿Quieres que te coja de esta manera o de esta otra, o viceversa?... Las opciones son infinitas. Tomo un condón, y lo abro. Me arrodillo entre sus piernas, y dolorosamente lento con mi ritmo, tiro de su lencería. La visión frente a mi es tan dulce, no puedo contenerme por más tiempo, me coloco el condón. Saco la camiseta de su cabeza, para que vea a lo que se enfrentara. Entonces, hago una demostración de lo que está muy cerca, pero aún está demasiado lejos de tener. — ¿Es esto bueno? — Digo acariciándome a mí mismo.

— ¡Por favor, Christian! Dije eso como una broma—. Ella aboga, pero sus ojos dicen—: ¡Sólo cógeme ya! ¿Ella me ha estado torturando con una broma? Estuve al punto de enloquecer, ¿y era sólo una broma? — ¿Una broma? — Digo suavemente de forma amenazadora. —Sí, sólo una broma. ¡Por favor, Christian! — Ella pide. — ¿Te estás riendo ahora? — Le pregunto. —No— ella gime. Decenas de emociones están pasando por mi cabeza, y estoy muy reprimido con el deseo sexual, yo era un juguete en sus manos. Bueno, ¡acabas de ganarte tu primera probada de un castigo señorita Steele! De repente empujo sus rodillas de la cama en el aire y le propino una buena bofetada en el culo tan duro como puedo. Y antes de que pueda hacer un solo sonido, me sumerjo en ella. Ella grita con la ferocidad de mi asalto. ¡La penetro una y otra vez repetidamente, mi asalto inesperado la hace correrse muchas veces! ¡Una y otra vez y otra vez! No me detengo. ¡Este es tu castigo! Ella está cansada pero sigue empujando contra mí, absorbiendo todo lo que tengo para darle... se está construyendo otro orgasmo dentro de ella a punto de venirse otra vez... una vez más... — ¡Vamos, Anastasia! ¡Una vez más! — Gruño través de mis dientes apretados, y ella se convulsiona otra vez, y culmina de nuevo con otro orgasmo demoledor, finalmente yo encuentro mi liberación derrumbándome sobre ella, mi respiración agitada. — ¿Qué tan bueno fue eso? — Pregunto con los dientes apretados. Los dos estamos en la cama jadeando y cansados. Estoy en la cima de la montaña del placer, y aunque acabo de darle castigo sexual, no puedo saciarme de ella. No he tenido mi ración de ella. Cierro los ojos, y poco a poco salgo de dentro de ella.

Me levanto de la cama de inmediato, y me visto. Subo de nuevo en la cama, y desato sus manos, y saco su camiseta fuera. Ella se reajusta su sostén, y se cubre con el edredón. Me mira completamente desconcertada y aturdida. No puedo dejar de sonreír al ver su expresión. —Eso fue muy bueno— susurra. ¡Maldita mujer! ¡Yo te di todo lo que tengo y sólo dices "muy bueno"! —Ahí está esa palabra otra vez— le digo. — ¿Qué palabra? —Bueno— le digo. — ¿No te gusta esa palabra? —Pues no, no me complace en absoluto—. Digo secamente. —Oh, no lo sé, parece tener un efecto muy beneficioso sobre ti. ¿Me pueden insultar más que eso? — ¿Soy un efecto beneficioso ahora señorita Steele? Estás hiriendo mi ego—. Digo. —Sr. Grey, no hay nada malo con su ego. — ¿Es eso lo que piensas señorita Steele? — le digo, y poco a poco me acuesto a su lado con la ropa puesta. — ¿Por qué no te gusta que te toquen Christian? — Pregunta. —Simplemente no me gusta— le digo con brusquedad, pero suavizo mi respuesta al plantar un beso en su frente. — ¿Así que el correo electrónico era tu idea de una broma? Ella sonríe y se encoge de hombros disculpándose.

— ¿Significa eso que todavía estás considerando mi propuesta? — Le pregunto. — ¿Quieres decir tu propuesta indecente señor Grey? — Pregunta sonriente, y su tono cambia a grave—: Sí, lo estoy, pero tengo problemas—. Puedo lidiar con eso. Un contrato puede ser negociado. Simplemente que no quiero que me deje por completo. —Anastasia, yo espero que tengas problemas. Estaría decepcionado si no es así. —Yo iba a escribirte un correo electrónico con estos problemas, pero un tipo me interrumpió— dijo sonriéndome tímidamente. —Coitus interruptus—. Digo, y me da una sonrisa genuina. —Sabía que tenías sentido del humor en alguna parte— dice ella. Pero mis ojos se vuelven graves. Hay cosas que son divertidas. ¡Pero que ella me deje no lo es! ¡No puedo soportarlo! Es como si rasgara mi corazón y me mirara riéndose de los resultados. —Hay cosas que son divertidas. Sin embargo, pensé que estabas diciendo 'No' sin siquiera darle ninguna consideración, sin discusión. Sin darme una oportunidad de defenderme en lo absoluto—. Mi voz baja refleja mi estado de ánimo triste, de repente. —Todavía no he tomado una decisión Christian. No lo sé todavía. ¿Me pondrás un collarín? Alzo las cejas, ella ha estado estudiando —se ve que has estado estudiando. Uhm. No sé. Nunca he puesto un collarín a nadie. — ¿Y a ti, te han puesto un collarín? — me sorprende al preguntarme eso.

—Sí— le respondo con sinceridad. Estoy en modo de divulgación completa para ella. — ¿La señora Robinson? — ¿Sra. Robinson? — Me río a carcajadas. A veces simplemente me quita el aliento con sus observaciones inocentes. Ella me sonríe. —Le diré que la llamaste así— digo. Su respuesta es sorprendida y decepcionada. — ¿Todavía hablas con ella? —Sí— ¿A dónde va con eso? Ella se ve celosa, y perturbada. —Ya veo— dice ella con voz tensa. — ¿No es curioso que el Sr. Grey pueda hablar de su estilo de vida alternativo con alguien, y a mí no se me permita hacer lo mismo? ¿Cómo lo hace? Ella acaba de saltar en el núcleo de la cuestión sin rodeos de repente. —Creo que no lo había pensado de esa manera, nunca. Pero, de nuevo, la señora Robinson es parte de este estilo de vida. Ella es una buena amiga ahora. Puedo presentarte con ella si así lo deseas. O si lo deseas, puedes hablar con alguna de mis antiguas sumisas. Podrías hablar con ellas—. Digo. Quiero hacer todo lo que esté en mi mano para ayudarla, para que la introducción a mi mundo sea fácil. Me lanza una mirada de "¿Acabas de perder todas tus canicas, de que mierda me estás hablando?" Demonios, ella no tiene que decir ni una palabra. Ella habla bastante claro a través de sus expresiones. — ¿Es esta tu idea de una broma? — Pregunta. —No, Ana. Estoy tratando de ser una ayuda.

— ¡Ahórratelo! — dice casi llorando, y molesta. —Voy a hacer mi propia investigación, gracias por ofrecer tu ayuda— ella grita, tirando del edredón cubre su cuerpo hasta su barbilla, de manera protectora. Miro a mis malditos zapatos. ¿Cómo puedo hacer que ese gran pie me quepa por la boca? Estoy sin palabras. No sé cómo disculparme. —Anastasia, yo...— estoy perdido. ¡Jodido y perdido! Ahogado. ¡Qué idiota soy! —No fue mi intención ofenderte. — ¿Ofenderme? ¡No estoy ofendida! Estoy consternada—. ¿Qué? ¿Por qué? — ¿Consternada? — ¡Quiero dejar este punto muy claro para ti Sr. Grey! No tengo ningún deseo de hablar con una de tus ex-novias, esclavas, sumisas... Elige el pronombre adecuado para ellas si eso quieres. ¡Menos aún con la pedófila! Me importa una mierda ella. ¡Así, que ahórratelo! Estoy sorprendido por la intensidad de sus emociones. Ella tiene sentimientos por mí. Ella está celosa. ¡Y eso lo hace tan jodidamente caliente! —Anastasia Steele, ¿estás celosa? — Le pregunto sin ser capaz de mantener la sonrisa de mi voz. Ella se sonroja como remolacha roja. — ¿Te quedas? — pregunta en su lugar. —No puedo, tengo un desayuno en la mañana en el Heathman. Además, te lo dije, no me acuesto con amigas, esclavas, sumisas, o cualquier persona. Lo que paso el viernes y sábado por la noche eran excepciones. No volverá a suceder—. Digo resueltamente.

Ella frunce los labios. —Está bien. Estoy cansada. Te puedes ir. Ahí está la puerta, por si no sabes cómo llegar a ella— y se gira en la cama dándome la espalda. — ¿Me está echando? — Digo divertido. — ¡Wow! ¿Te diste cuenta Sherlock? — dice burlona. Luego añade en voz baja—: Sí, eso es lo que estoy haciendo. —Esta es otra novedad para mí Ana. Nunca he sido echado de ningún lugar antes—. Digo, y añado—: ¿Tienes algo que discutir o hablar sobre el contrato? —Cielos, ¿sí que sabes cómo mostrar un buen tiempo a una chica al mencionarlo? ¡No! — dice. — ¡Dios! ¡Me gustaría darte una buena tunda! ¡Te sentirás mucho mejor y también lo haría yo! ¡Me estás volviendo loco! — digo exasperado. —No puedes decir esas cosas... Yo no he firmado nada todavía. —Un hombre puede soñar Anastasia— le digo inclinándome y agarrándola por la barbilla petulante. — ¿Miércoles? — Murmuro. —Miércoles— dice de acuerdo. —Por favor, pásame mis pantalones— ella pide. Los recojo del suelo, y digo —sí, señora— entregándoselos. Ella entrecierra los ojos lo suficientemente como para vendarle los ojos con un hilo dental, mientras se pone sus pantalones. Sale de la habitación delante de mí, caminando a través de la sala de estar, y abre la puerta para mí. Tengo una sensación de que algo está mal. — ¿Estás bien? — Me inclino acariciando su labio inferior. —Sí— responde ella en voz baja, con tristeza.

—Miércoles—. Confirmo para luego besarla suavemente. Sin embargo, siento que algo está mal. Quiero que sepa que la quiero, la deseo, la necesito. Mi beso se hace más urgente, más profundo y más exigente. Mi respiración se acelera, y la suya sigue mi ritmo. Una vez que estoy sin aliento me detengo, y pongo mi frente contra la de ella. Estoy completamente hechizado y confundido con ella, y no sé qué se apodera de mí cuando estoy cerca de ella. — ¿Qué me estás haciendo Anastasia? — Le pregunto desconcertado. —Yo podría preguntarte lo mismo a ti— susurra. La beso en la frente, una vez más, y me voy a mi auto, mirando hacia atrás una vez más. Su sonrisa no llega a sus ojos, su mirada está teñida de tristeza. Estoy inquieto. Pero, me deslizo en mi auto y parto.

Traducido y Corregido por Jesica

onduzco alejándome del complejo de apartamentos de Anastasia con la incómoda sensación de que algo no está bien en mi interior. Se veía triste. ¿Era infeliz por algo? Es difícil decir con ella, porque no comunica sus sentimientos. ¡Su estado de ánimo cambia tan rápido de caliente a frío no puedo entenderla! Ella necesita comunicarse más conmigo. Es tan voluble, por lo que es tan difícil de entender para mí. ¿O es mi propio estado de ánimo voluble lo que me hace difícil entenderla? He tenido muchas mujeres, pero nunca tuve que hacer frente a cualquiera de sus estados de ánimo, ya que yo poseía el control total sobre ellas. No tenían que pensar o analizar nada, simplemente aceptar las decisiones tomadas por ellas, renunciar a sus estados de ánimo. Una vez que firme el contrato, puedo hacerla comprender más, que le agrade más. Pero me gusta su boca sabelotodo. Me encanta como es. La forma en que me mira, la forma en que me habla con sus expresiones faciales, y su actitud.

¡Y la forma en que ella me echó! ¡NADIE, nadie me había echado antes! ¡Jamás! ¡Es tan jodidamente caliente! Si tuviera menos control sobre mis sentimientos, me daría la vuelta e iría a reclamarla de nuevo, pero tengo una reunión por la mañana, y no puedo perder el control. Pero, ¿por qué me gusta tanto? Cuando no estoy con ella, mi mente está completamente ocupada con ella, como si estuviera en mi presencia. Cuando traté de mantenerme alejado de ella, traté de no tener ningún contacto con ella, y era completamente miserable, como si una parte esencial de mí hubiese desaparecido. ¡Me di cinco días después de que la conocí, sin embargo, en cada esquina, me la imaginaba! Incluso después de que empecé a conquistarla, traté de alejarme de ella una vez más, sabiendo quién soy, sabiendo predilecciones. Sabiendo lo inocente que era, intenté protegerla de mí... Sin embargo, creo que es imposible que me mantenga alejado de su encanto. Cuando no estoy cerca de ella, me siento miserable, mezquino, nervioso y me vuelvo un ogro con cada una de las personas alrededor de mí. ¡Dios sabe que he tratado de permanecer lejos! Traté de olvidarla. Sin embargo, ella seguía tirando de mí como la luna llamaría la marea. Y cuando estoy cerca de ella, es como el sol, tan cautivante con su encanto y su gravedad. Cuando la veo, quiero tocarla. Incluso cuando toco la punta de sus dedos, estoy cautivado y soy nada más que un juguete en sus manos para hacer lo que ella quiera. ¡Si ella supiera! Me tortura la idea de que está ahí afuera para que alguien más la tome, porque tengo este terrible temor de que se escape de entre mis dedos. Pero si firma el contrato, es como si me diera su palabra, su palabra vinculante, aunque no es jurídicamente vinculante. Sería como un acuerdo entre nosotros. La única manera que entiendo, comprendo y se cómo tratar. No conozco otra manera. Yo no sé nada, de nada mas que no sea tener el control. Es lo que sé, lo que me hizo quien soy.

Pero aquí está ella impidiéndomelo, con algo tan simple como una de sus miradas... una palabra de su boca es suficiente como para hacerme olvidar todo y limpiar toda la mierda. Ella es a la vez exasperante y refrescante. Tanto veneno como antídoto al mismo tiempo... Tanto el dolor y el placer, algo que yo entiendo bien... ¡Nadie nunca me hizo sentir de esa manera! Tratar de detenerla es como tratar de contener el viento, o sostener algo con las manos engrasadas. Esto me da miedo, porque siento que podría en cualquier momento escapar de entre mis dedos. Me moriría si la pierdo, si no la poseo por completo o ¡si alguien más la reclama! Tengo un sentimiento de propiedad con ella, pero no se trata de ser dueño de ella. Está más allá de cualquier tipo de propiedad. Es la fusión de nuestras almas, siendo una entidad que nunca volverá a separarse de nuevo. Cuando la veo, veo más allá de su cara. Veo las profundidades de su alma. ¡No tengo a nadie con quien compararla, o lo que siento por ella, lo ferviente de mi deseo por ella! No es sólo la lujuria, aunque bien sabe Dios que eso siempre está presente. Está más allá que eso. ¡Me siento vivo! Siento que puedo superar cualquier cosa, enfrentarme a cualquier cosa, lograr cualquier cosa y sin embargo, estoy completamente indefenso ante ella porque esa mujer ¡Es una fuerza de vida propia! ¡Es como una brisa de primavera, pero maldita sea! ¡La siento como un tornado F5 en mi vida causando estragos en mi alma atormentada! Me temo que cualquier cosa podría hacerle daño. ¡Al igual que por ejemplo el aspirante a violador, que ella se permite llamar amigo, o el hermano de su jefe que esta sobre ella como mosca a la miel, listo para seducirla en el pasillo 7, justo entre los cables eléctricos y los accesorios de plomería, o que quizás beba alcohol hasta quedar sin sentido, o que coma un total del equivalente a tres picaduras en el transcurso de dos días!



Tornado F5: La escala Fujita-Pearson los evalúa según el daño causado, un tornado F0 ó EF0, la categoría más débil, causa daño a árboles pero no a estructuras. Un tornado F5 ó EF5, la categoría más fuerte, arranca edificios de sus cimientos y puede producir deformaciones estructurales significativas en rascacielos.

¡La idea de que ella se lastime sin mi protección, me está volviendo loco! ¿Qué fue lo que Catalina Earnshaw dijo sobre Heathcliff en Cumbres Borrascosas? "Si todo lo demás pereciera, y el permaneciera, yo todavía podría seguir siendo, y si todo lo demás se mantuviera y él fuera aniquilado, el universo sería un poderoso extraño: y yo no tomare parte de ese universo." ¡Me moriría! Por no hablar de ser parte de un universo en que ella no existe, no me gustaría estar en él. ¡Yo quiero estar donde quiera que ella esté! ¿Qué es lo que me hace que la deseo tanto? ¿Puede Catalina Earnshaw decirme? — ¡Lo que nuestras almas se hacen, la suya y la mía son lo mismo! ¡Nelly, yo soy Heathcliff! Él está siempre, siempre en mi mente, no como un placer, como tampoco yo soy siempre un placer para mí misma, pero está en mi propio ser. Eso es exactamente lo que siento por Anastasia. Ella soy yo, no porque seamos iguales, sino porque ella es mi pieza perdida. La pieza que me une, una persona completa de todos mis cincuenta tonos de mierda... ¡Ella es lo que me completa! Hasta que ella llego, con sus cinco pies y siete pulgadas de estatura a mi vida, no sabía qué era lo que le faltaba a mi vida. Ahora que la he visto, ahora que la he probado, lo he afirmado, hice el amor con ella, me la cogí, ahora no hay salida, no hay vuelta atrás para mí. Perderla estaría más allá de la tortura que mi alma ya torturada puede soportar. ¡Me gustaría saber lo que quería! Me gustaría que me hable, que me comunique lo que siente en forma más explícita. Que me platique lo que siente, para mí es como tirar sus dientes. Tengo que usar todas mis habilidades, para llegar a ese punto en que empiece a comunicarse conmigo. Siempre tengo que leer su lenguaje corporal, sus expresiones faciales, y combinarlo con sus palabras, y entonces trato de hacer sentido de ella, porque puede ser críptica. Con los pensamientos sobre ella nublando mi mente, me dirijo al Hotel Heathman. El servicio de valet, está esperando listo para aparcar el carro. Lanzo mis llaves a él.

Trato de hacer mi camino a los ascensores para llegar a mi suite después de saludar el portero. Camino a la parte posterior y pulso el botón de llamada del ascensor. Cuando las puertas se abren, entro, ¡Y aquí está otra vez en mi mente! Cierro los ojos hasta que el ascensor llega a mi piso, y no los abro hasta que el elevador suena otra vez al abrirse las puertas. Entro en mi habitación, y envío un texto rápido a Taylor para hacerle saber que estoy de vuelta, y que él puede presentarse. Él responde—: Gracias, señor. Me voy a la nevera y cojo el vino blanco, y me sirvo en una copa de cristal tallado. Tomo un sorbo de vino helado fresco, saboreándolo. Me deja un agradable sabor a medida que baja por mi garganta. Me dirijo a mi computadora portátil. Quiero enviarle un mensaje, pero sin ser dominante, simplemente mostrando el interés suficiente, así que le escribo un mensaje a Anastasia: _______________________________________________ De: Christian Grey Asunto: Esta noche Fecha: 23 Mayo 2011 23: 18 Para: Anastasia Steele

Querida señorita Steele Espero con interés recibir tus notas y contra ofertas del contrato. Hasta entonces nena, buenas noches.

Christian Grey

CEO de Grey Enterprises Holding Inc. _______________________________________________ Aspiro profundamente y camino al piano en la suite. Me siento y empiezo a tocar "Asfixia" de Chopin. Una y otra y otra vez... Repetidamente... Hasta que me pierdo en la pieza. Oigo la entrada de un mensaje de correo electrónico mientras estoy perdido en la pieza luego de unos quince minutos después de enviar el mensaje a Anastasia. ¡Sera mejor que no sea ella! Mejor será que ella este durmiendo. ¡Ella tiene trabajo mañana! Ella necesita dormir para mantenerse sana. Me dirijo a la computadora portátil en unos pocos pasos fáciles. ¡Maldita sea! ¡Es ella! _______________________________________________ De: Anastasia Steele Asunto: Problemas Fecha: 23 de mayo 2011 00: 03 Para: Christian Grey

Estimado Sr. Grey Los siguientes son mis problemas con el contrato. Tengo muchas ganas de discutir en detalle estos asuntos el miércoles durante la cena. Los números que he indicado son los números de cláusula en el contrato: 2: Esta cláusula establece que el propósito fundamental del contrato es permitir a la sumisa (yo) explore su sensualidad y sus límites. ¡Eh! ¿Cómo es esto para mi beneficio? ¿Estás en el negocio de proporcionar únicamente placer a tus sumisas? ¡Estoy bastante segura de que no es necesario que me dieras un contrato de diez páginas, para lograr ese fin! Estoy segura de que esto es para tu beneficio.

4: ¿Es este contrato una mierda genérica que das a cada sumisa? Como dice esta cláusula; que el dominante y la sumisa deben garantizar que no sufren de ninguna enfermedad sexual seria, infecciosa o potencialmente mortal y ya sabes las enfermedades de transmisión sexual en lista. ¿Sr. Grey, estás tratando de insultarme aquí? Sabes muy bien que has sido mi primera y única pareja sexual. No tomo drogas de forma recreativa o de otra manera, y no he tenido ninguna transfusión de sangre. Soy una pareja muy segura. ¿Qué dices de ti mismo señor Grey? 8: Ok. Me gusta esta, ya que puedo terminar el contrato si siento que no estás cumpliendo con los límites acordados. 9: ¿Qué demonios? ¿La Sumisa deberá servir y obedecer al dominante en todas las cosas? ¿Y, además, quieres que acepte tu disciplina sin ningún escrúpulo en absoluto? ¡Ajá! No me gusta esto. Tenemos que hablar sobre esto. 11: Esta cláusula establece que el contrato tendrá vigencia por un período de tres meses a partir de la fecha de comienzo. Prefiero un periodo de un mes de prueba, no tres. 12: ¿Me estás pidiendo ponerme a disposición del dominante desde el viernes por la noche hasta la tarde del domingo todas las semanas durante el período? No puedo comprometerme a esto cada fin de semana. Tengo una vida, o me gustaría tener una. ¿Podemos hacer tres de cada cuatro? 15.2: El dominante toma a la sumisa como suya, para poseer, controlar, dominar y disciplinar durante el plazo. Él puede usar su cuerpo en cualquier momento, en cualquier forma que considere más oportuna de forma sexual o de otro tipo. Este es mi cuerpo del que estás hablando. ¿Qué significa "o de otra manera", que implicaría?

15.5: Tengo un gran problema con esta cláusula de la disciplina en general. No deseo, ni quiero ser azotada, o castigada corporalmente. Estoy segura de que esto sería una violación de las cláusulas 2 a 5 en el contrato. Y ¿qué quiere decir "Por cualquier otra razón"? ¡Esto es malvado! Me dijiste que no eras un sádico. 15.10: Esta interesante cláusula establece que el dominante no deberá prestar a su sumisa a otro dominante. ¡Oh amigo! ¿Si creías que era ni siquiera una opción, crees que estaría de acuerdo? Sin embargo, me alegro de que esté aquí en blanco y negro. 15.14: El apéndice 1 contiene una lista de "las reglas". Ya hablaremos de eso más tarde. 15.19: Dice que la sumisa no se debe tocar o producir placer para sí misma sexualmente sin el permiso del dominante. ¿No sin tu permiso? ¿Qué hay de malo en hacer eso? Sabes que yo no tengo la costumbre de hacerlo. 15.21: La disciplina - ve 15.5 arriba. 15:22: ¡Raro! La sumisa no debe mirar directamente a los ojos del dominante, ¿salvo cuando me instruya? ¿Por qué no puedo mirarte a los ojos? 15:24: Éste dice que no debo tocarte sin tu permiso expreso. ¿No tocar? ¿Por qué no puedo tocarte?

Cuestiones regla: Sueño: Estoy de acuerdo en dormir 6 horas. No más. Alimentos - no puedes hacerme comer alimentos sólo a partir de una lista prescrita. Este tema puede romper el trato para mí. Esta regla se va, o lo haré yo. Ropa - siempre y cuando no se requiera que me ponga esas ropas cuando no estoy contigo, está bien. Voy a asumir que son uniformes. Ejercicio - Creí que habíamos acordado hasta 3 horas. El contrato dice 4 aquí.

Límites suaves: Tenemos que revisar estos. No quiero ningún tipo de puño dentro de mí. ¿Qué es una suspensión? No tengo idea de lo que eso conlleva. ¿Estás bromeando cuando dices pinzas genitales? ¡Agh! ¿Podrías por favor informarme acerca de tus arreglos para el miércoles? Yo trabajo hasta las 5 p.m. Buenas noches.

Ana _______________________________________________ ¡Oh, Dios mío! ¿Ella se quedó despierta hasta tan tarde para escribir esta larga lista? ¿Por qué tanto tiempo? ¿Por qué tiene problemas con todo esto? Ella tiene que ir a la cama. Tengo las reglas para su beneficio, y nuestro disfrute. Ella no debería estar despierta; debería estar en la cama y dormir ya.

Está en conflicto directo con la cláusula del contrato para el sueño. Ella tiene que levantarse temprano en la mañana para ir al trabajo. ¡Ella necesita ser advertida! _______________________________________________ De: Christian Grey Asunto: Esta noche Fecha: 23 de mayo de 2011 00:08 Para: Anastasia Steele

Señorita Steele Esta es una lista muy larga. ¿Por qué no te has ido a la cama?

Christian Grey CEO de Grey Enterprises Holding Inc. _______________________________________________ ¡No pocos minutos pasaron desde que envié mi mensaje, y ella responde en vez de ir a la cama! ¡Ella realmente debe ser azotada por esta transgresión! ______________________________________________ De: Anastasia Steele Asunto: Quemándose las pestañas

Fecha: 23 de mayo de 2011 00:11 Para: Christian Grey

Querido señor mío: Usted recordará que cuando estaba estudiando la lista esta tarde, me distraje al acostarme con un fanático del control que vino de paso. Buenas noches.

Ana _______________________________________________ Mi cara sonríe de oreja a oreja, mientras mi corazón se ablanda por ella. ¡Lo hizo de nuevo! Sus palabras me cautivan, me confunden y me unen a ella. Le escribo una respuesta inmediata. _______________________________________________ De: Christian Grey Asunto: Parada quemándose las pestañas Fecha: 23 de mayo de 2011 00:13 Para: Anastasia Steele

VETE A LA CAMA ANASTASIA.

Christian Grey

CEO, y Fanático del Control, Grey Enterprises Holding Inc. _______________________________________________ Toma eso y fúmatelo en tu pipa señorita Steele, digo sonriendo de oreja a oreja de nuevo. Debería ir a la cama también. Tengo un desayuno reunión temprano mañana por la mañana. Poco a poco entro en la habitación, sacándome la camisa y los pantalones dejando sólo mis bóxers puestos, voy al baño cepillo mis dientes recordando cuando la señorita Steele uso mi cepillo dental en este mismo lugar sintiéndola a ella en mi boca. Sus labios, sus pezones su cuerpo, su sexo... ¡Maldita sea Anastasia! ¡Ni siquiera puedo olvidarte por un minuto en el baño para hacer una tarea tan simple como cepillarse los dientes! Sacudiendo la cabeza camino a mi cama. Tomo mi iPod, me coloco los auriculares en los oídos comenzando a escuchar a Puccini "O mío babbino caro". Miro al techo como si estuviera sosteniendo los secretos del universo, y mi apego a Anastasia. Poco a poco cierro los ojos pensando en ella.

Estoy en el bar del Hotel Heathman tomando un Martini con aceitunas. Siento su mirada en mí antes de que pueda verla. Poco a poco vuelvo la cabeza para fijar los ojos en ella: gris a azul. Mi respiración se corta al encontrar mis ojos con los de ella. Ella esta impresionante. Tiene un vestido sin espalda de encaje negro adelante, el pelo elegantemente levantado y recogido en un moño elegante que muestra su hermoso cuello largo. El vestido apenas llega a las rodillas. Ella tiene grandes Christian Louboutins de tacón, mostrando sus elegantes piernas.

Su maquillaje es tan ligero como si su cara naciera en su elegante color. Mi subconsciente me recuerda respirar. Me pongo de pie automáticamente y mis pies comienzan a caminar hacia ella. Sin una palabra le ofrezco mi mano y también sin una palabra ella la toma. Nuestras respiraciones eran superficiales. —No te esperaba el día de hoy— dije finalmente encontrando mi voz. — ¡Sin embargo, esta es la mejor de las sorpresas Anastasia! — Digo mi mirada perforando la suya llena de pasión. Ella asiente con la cabeza y con timidez baja la mirada a nuestras manos conectadas, visiblemente jadeante. — ¿Has comido? ¿Quieres algo de beber? — Me encuentro preguntando. —No quiero comida— dice ella mientras mis ojos miran interrogantes. —Yo quisiera un poco de vino blanco, sin embargo— murmura. Sus manos tiemblan como hojas. — ¿Hay algún problema? — Pregunto con preocupación. —Estás temblando como una hoja Anastasia— mis ojos la toman por completo, tratando de descifrar su expresión. —Vamos— me toma la mano, —vamos a sentarnos—, digo con una seña a un camarero para que nos dieran una mesa privada. —No puedo quedarme mucho tiempo Christian— dice con firmeza. —Pero ya estás aquí, ¿por qué no te quedas? — Le pregunto mi corazón corriendo hasta mi garganta. —Yo...— ella deja andar, mirando sus manos. La guio a la mesa que el camarero nos lleva en un tranquilo rincón del restaurante. Mi mirada está en ella. Curioso, preocupado, ansioso. ¿Está aquí para darme una mala noticia?

— ¿Anastasia? — pregunto usando su nombre. —Christian, yo...— se interrumpe, tratando de ordenar sus pensamientos. —No puedo hacerlo... lo siento, pero es que no puedo estar de acuerdo con tus términos. Son demasiado fuertes. Muy al margen de todo lo que he imaginado para mí. No te estoy juzgando. ¡Puede ser adecuado para algunas personas, pero no para mí! ¡Quiero más... Más de mi vida... Más de mi relación... Más...! — dice. —Anastasia, yo...— esta vez me siento sin palabras. —No estoy acostumbrado a esto. No sé de otra manera. Esta es la única forma que conozco—. Estoy nervioso y molesto de que ella está a punto de deslizarse a través de mis dedos. — ¡Pero tú estás aquí! — Digo con fervor. —Usando esto—hago un gran gesto con las manos mostrando su vestido que parece como si alguien simplemente lo derramó sobre ella. Me encantaría poner mis manos en su espalda desnuda, y pasar mis dedos por sus piernas. Pero no lo hago. Mis nudillos simplemente se pasean suavemente por su barbilla, y con eso se le detiene el aliento, cerrando los ojos. —No lo hagas Christian— dice. — ¿Por qué? — le digo con fervor. — ¡Yo puedo hacer que te quedes! —Lo sé— dice —si puedes, pero me tengo que ir. Esto, lo que tenemos aquí, no es para mí. Voy a salir herida— se levanta para irse. — ¡Por favor, Ana! — ¡Es todo lo que puedo decir con voz suplicante! ¡No puedo dejar que se vaya! ¡No quiero! Me preocupo mucho por ella. ¡Yo no creo que pueda estar sin ella! —Déjame por lo menos acompañarte a tu auto— le digo. Ella asiente con la cabeza. Ella le da al valet su boleto, y estamos en silencio mientras mi mirada es intensa en ella. Quiero tocarla, amarla, abrazarla, consumirla, pero no lo hago. Doy un paso hacia ella. Ella retrocede un paso.

— ¡Por favor no lo hagas! — dice con voz pausada. — ¿Por qué no? — Exijo. —Yo no tengo permitido tocarte. ¿Por qué habría de ser diferente para ti? — Dice con una voz triste. —Ana... yo... — digo sin una manera de explicar lo que está mal conmigo. — ¡Soy cincuenta tonos de mierda bebé! No quiero que estar en ti—. Digo. —Lo sé. Tal vez esto es lo mejor— dice sin convicción. — ¿Puedo darte un beso por lo menos? — le digo. Cierra los ojos, luchando con sus emociones e impulsos. —No puedo. Porque si lo hacemos, no voy a poder salir de aquí— dice casi llorando. Estoy exasperado, preocupado y molesto. Mis dos manos las paso por mi cabello. — ¡Por favor, Ana! — Declaro en voz baja. — ¡No te vayas! ¡No me hagas esto! ¡Estamos muy bien juntos! — ¡No puedo quedarme! — ¿Por qué? — le digo con fervor, con fuerza. — ¿Por qué Anastasia? ¿Por qué no me quieres? —Debido a que me quemaras. ¡Porque me asustas con tu intensidad, con tu poder y tu riqueza, y yo sé que me dolerá! No físicamente, emocionalmente—. ¡Ella está en las lágrimas y dejándome, me deja! Ella se aleja. ¡Lejos de mí! Mis pies se quedan fijos en el suelo sin poder moverlos ni un milímetro. ¡Está a punto de salir de mi vida y mis pies malditos están congelados en su lugar sin poder moverse!

Sólo cuando soy capaz de ordenar mis pensamientos conectándolos en mi cerebro y corro detrás de ella a su carro. El valet conduce su auto lo que me sorprende de nuevo. Es viejo, no digno de ir rodando por ahí, no parece que logre salir del estacionamiento y mucho menos llegar a su casa. Ella entra en el auto y yo sigo ahí parado. — ¡Por favor, Anastasia! ¡No te vayas! — Digo con fervor. — ¡Este auto ni siquiera parece que es apto para circular! ¡Por favor, vamos a hablar! — ¡No, mira, eso mismo! ¿Cómo puedo competir contigo Christian? ¿Contigo que lo tienes todo? Tú criticas mi carro, aunque esto es todo lo que puedo pagar. ¿Cómo puedo estar en tu liga? Eventualmente te cansaras de mí y buscaras a alguien más como uno de tus juguetes nuevos, y seguirás adelante. ¡No puedo permitir que eso pase! — ¡Ana! ¡No! —Se aleja en ese cacharro con lágrimas en los ojos. Yo llamo a Taylor. — ¡Lleva el auto al frente lo antes posible! — Cuelgo. ¡No la estoy perdiendo! ¡No quiero! Yo soy el hijo de una puta drogadicta... ¿Si no hubiera sido por la Dra. Grace Trevelyan-Grey, quién sabe qué hubiera sido de mí? ¡No soy mejor que nadie! ¡Ciertamente no mejor que Anastasia! Ella no puede utilizar mi riqueza en mi contra. ¡Esto es Estados Unidos por el amor de Dios! ¡Cualquier persona que tenga suficiente ambición puede hacer algo grande! ¡Voy a traerla de vuelta! Oigo el chirrido de la SUV Audi en la oscuridad. Taylor salta para abrir la puerta del pasajero. — ¡Vamos! La Señorita Steele acaba de dejar el parqueo en un cacharro. Quiero asegurarme de que llegue a casa a salvo—. Él asiente con la cabeza sin decir palabra. El tráfico es pesado.

— ¡Ahí mismo! ¡El VW amarillo! — Señalo a Taylor. Está a unos seis coches por delante de nosotros, tratando de avanzar en el carril rápido. ¿Qué está haciendo? ¡Ese coche no podía incluso hacer 50 mph, y ella está empujando 80! No debería haberla dejado salir tan molesta. — ¡Taylor, entra en el otro carril! ¡Tal vez podamos alcanzarla de esa manera! Se está metiendo en el carril rápido—. Él asiente y avanza tres carriles y se mueve en el carril último en la autopista. Ella está ahora a ocho coches por delante de nosotros. ¿Qué está haciéndola ir tan rápido? ¡Nos esforzamos mucho, pero ella todavía sigue por delante de nosotros! ¿Por qué? — ¡Taylor! Puedes conducir un tanque, ¿pero no puedes ponerte al día con la mierda de VW de una chica? — Su rostro se pone carmesí, con los ojos fijos en la carretera, se teje en el tráfico avanzando. Finalmente volvemos al carril anterior y estamos mano a mano con su auto. Abro la ventana y le hago señas para que ella abra la suya. —Anastasia—. Digo con toda la calma posible. Sus ojos están tan llenos de lágrimas, que no sé cómo puede ver a través de ellos. — ¡Quiero que salgas de la autopista bebé! En este momento...— le digo con todo mi autocontrol y calma. — ¡Vamos, cariño! Podemos hablar... y si...— Me interrumpí. Es muy difícil dejar salir esas palabras de mis labios. —Y si todavía no me quieres, yo te dejaré ir... ¿De acuerdo? Ella no dice nada. Los ojos fijos en la carretera, las mejillas tensas con la avalancha de lágrimas, se las arregla para asentir. Ella desacelera sólo un poco. Señala para salir de la autopista. Doy un suspiro de alivio. Asiente a Taylor, que también señala para salir de la autopista. Anastasia hace su camino al carril derecho para salir por la salida más cercana. A medida que se mueve en el carril, ¡un Chevy Impala viene de la nada chocando contra ella! EL Viejo VW de Ana gira tres veces antes de detenerse en el carril derecho. El tráfico de la autopista se detiene. ¡Todo es surrealista! Mi corazón está en mi boca, me tiemblan las manos y mi cara está llena de ira, contra quien, ¡no sé!

¡Tal vez el mundo entero! ¡Tal vez con el universo por destruir mi vida tantas veces! Taylor acelera delante del coche de Ana. Me apresuro a salir antes de que este se detenga, y corro hacia el coche de Anastasia. Ella se desplomó sobre el volante, la sangre saliendo a borbotones de su sien. Ella está inmóvil. ¡Mi corazón se detiene! La puerta del coche se ha atascado, y no puedo abrirlo. — ¡Taylor! ¡Dame una mano! — Él se acerca y rompe la ventana del pasajero. ¡Usando su chaqueta arranca la puerta de sus goznes! Lo empujo fuera del camino, y saco el cuerpo sin vida de Ana del coche. Temblando, llorando. —Cariño, ¿por qué? ¿Por qué me dejas Ana? — Meciendo a Anastasia en mis brazos. Mi camisa blanca empapada de su sangre, pero no me importa. No quiero estar donde no existes. — ¡Con un demonio! ¡No sabía que iba a saltar delante de mí! — dice una voz medio borracha. Entonces su voz cambia a un tono de familiaridad repugnante: — ¡Oh! ¡Es el pequeño pedazo de mierda! ¿Cuándo vas a dejar de llorar mocoso hijo de puta? ¡Estoy harto de ti! — Levanto mi mirada, para mirar a este hombre, y ¡es él! ¡El proxeneta de la prostituta drogadicta! — ¡Espero por Dios que te deje en la calle en el frío, así que no tendré que lidiar con el llanto de un cobarde como tú pequeño mocoso imbécil! ¡Mi mente está confusa y enojada! ¡Quiero matar a ese hombre que mató a la única mujer que he amado! La cara de Taylor cambia y rápido como una cobra sorprendente levanta su codo, y salta el proxeneta de la drogadicta puta golpeándolo tan duro como era posible, y lo golpea varias veces mientras estoy aquí tirado en la autopista ¡con una Anastasia ensangrentada sollozando incontrolablemente!

Mis lágrimas fluyen hacia abajo y diluyéndose en la sangre de Anastasia en su rostro. Los paramédicos vienen y tratan de alejarla de mí. ¡Yo no la voy a dejar! — ¡Señor! ¡Debe dejar que se la lleven! —Taylor favor!

declara—: ¡Señor, por

— ¡Ella está muerta Taylor! ¡Está muerta y todo es mi culpa! ¡El proxeneta de la puta mató a mi Ana! Sollozo y sollozo... y finalmente, mis gritos me despiertan. Estoy en mi suite en el Hotel Heathman. Cierro los ojos con un suspiro de alivio. Fue una pesadilla. ¡Oh Dios! Estoy sin aliento, lleno de lágrimas, mi nariz chorreando. — ¡Gracias a Dios! ¡Gracias a Dios! ¡Gracias a Dios! ¡Fue una pesadilla! — Son las 4:40 am en el reloj. Y no quiero volver a dormir. Ésta es la peor pesadilla que he tenido. Tengo que llamar a John, así que puedo hablar con él por teléfono por lo menos. ¡Oh, demonios! Le daré esta noche. Voy a tener que hacerlo después de mi reunión. Me siento en la cama, con la cabeza entre las manos y las palabras de Heathcliff vienen a mi mente después de que esta espera toda la noche por noticias sobre el bienestar de Catalina Earnshaw, finalmente, la hallaron muerta. Cuando sostiene su cadáver grita en agonía: — ¡Y pido una oración, lo repito hasta que mi lengua se ponga rígida, Catalina Earnshaw, que tu alma no descanse mientras yo siga viviendo! Dijiste que yo te maté, atorméntame, persígueme entonces, las víctimas asesinadas persiguen a sus asesinos, creo que sé que los fantasmas vagan por la tierra. Pero quédate siempre conmigo... toma cualquier forma, ¡Vuélveme loco si quieres! Sólo no me dejes en este abismo donde no puedo encontrarte. Oh, Dios es inefable ¡No puedo vivir sin mi vida, no puedo vivir sin mi alma! No quiero que ningún daño venga a Anastasia, pero, como Heathcliff, no puedo vivir sin mi alma. Ella me devuelve mi humanidad, me da mi alma. ¡Oh, Anastasia! ¿Qué estás haciéndome?

¿Qué puedo hacer para evitar hacerte daño, para mantenerte a salvo, para mantenerte mía? Me duele el corazón cada vez que pienso en ella. Mi alma anhela tenerla. Mi mente siempre está nublada por pensar en ella como si el tiempo antes de que Anastasia no existiera. Como si yo fuera un planeta perdido que encontró su sol en ella. Como si debiéramos estar juntos. Sí, debemos estar juntos. Siempre.

Traducido y Corregido por Jesica

a que estoy despierto, y el sueño me ha abandonado, me voy a mi computadora portátil y leo último e-mail de Anastasia otra vez. Mi humor cambia con los detalles de su respuesta. Ella puede comunicarse conmigo por escrito mucho mejor de lo que lo hace cuando está hablándome directamente. Debo tener un mayor efecto en ella de lo que inicialmente pensé. Pero ya que está negociando, pongo mi cara de negocios, y escribo una respuesta: ______________________________ De: Christian Grey Asunto: Tus problemas Fecha: 24 de mayo de 2011 04:58 Para: Anastasia Steele

Querida señorita Steele He examinado a fondo tus problemas, y ahora siento la necesidad de traer a tu atención la definición de la palabra "Sumisión".

Sumisa [suhb-mis-o/a] - adjetivo 1. inclinado o listos para presentar, sin resistencia o humildemente obediencia: siervos sumisos. 2. marcada por la presentación o indicar: una respuesta sumisa. Origen: 1580-1590; submis +-o/a Sinónimos: 1. manejable, obediente, dócil, susceptible. 2. pasivo, resignado, paciente, dócil, manso, sumiso. Antónimos: 1. rebelde, desobediente. Me gustaría por favor que tomes esto en cuenta para nuestra reunión del miércoles. Christian Grey CEO de Grey Enterprises Holdings Inc. _________________________________________ ¿Qué le dices a eso señorita Steele? Quiero que se someta a mí, porque yo puedo cuidar de ella, porque puedo protegerla mientras ella explora las profundidades y las alturas de su sensualidad, su pasión, puedo llevarla a lugares que ella no sabe que existen, que su experiencia en el placer sea de una forma que ella no pensara posible. Pero eso no puede ser real si ella no se entrega a mí por completo, creando confianza entre nosotros. Esto se basa esencialmente en confiar en la persona que tiene el control. Si tú caes, yo te atrapo. Así es como funciona, tiene que dejar de lado las dudas sobre si la atrapare o no. Esto se trata de confiar en el otro. Yo quiero, no, necesito que confíe en mí para que nuestro arreglo funcione. Tengo que tener control. Es todo lo que sé, es lo que funciona para mí, y es cuando tengo orden del caos que me rodea. Decido hacer ejercicio. Corro varias millas, y levanto pesas, golpeo y pateo el saco de boxeo para salir de mi frustración durante la noche.

En las últimas dos noches, los pensamientos de la señorita Steele lograron hacer dos cosas: primero el mayor sueño húmedo que he tenido, y luego la peor pesadilla de mi vida. Es tanto veneno como es antídoto. Me confunde incluso en mis sueños. Su cautiverio, su atracción, su gravedad es ineludible. Ella me tortura con una de sus miradas, una de sus expresiones, uno de sus comentarios ingeniosos. ¿Por qué Anastasia?, ¿por qué y cómo me torturas así? Aunque amo su ingenio, y amo la forma en que me enfrenta, también me gustaría someter a esa boca sabelotodo. ¡Porque me asusta hasta la médula! Me da miedo que ella se marche, me asusta que ella pueda salir lastimada, y no tengo ningún poder para evitarlo, porque ella es como el viento. Taylor llega para entrenar, me encuentra dando golpes a la bolsa de boxeo sacándole hasta la mierda, él sabiamente no dice nada, asiente con la cabeza, y me reconoce —Sr. Grey— y comienza su régimen de entrenamiento. Una vez que termina de hacer ejercicio, le digo a Taylor que voy a volver a mi suite. — ¿Quiere que lo encuentre en su suite? —No, nos vemos abajo a las 7:30. En el restaurante— le digo. —Sí, señor— responde. Hago mi camino de regreso a mi habitación, para ducharme y ponerme unos pantalones y camisa blanca para luego ir al restaurante del hotel. Taylor está allí, poco visible pero siempre presente. Él puede parecer aparentemente desinteresados o lejano, o en busca de algo más, pero siempre esta vigilante de la gente que frecuento por negocios. Mi desayuno de negocios va sin problemas.

Una hora más tarde estoy de vuelta en mi habitación, y Taylor está en una esquina haciendo escasos movimientos en mi suite. Llamo a John Flynn. —Hola Christian— responde con confianza después del tercer tono. —John— le digo con firmeza a modo de saludo. —No te he visto esta semana. Supongo que estás ocupado— dice. Es su manera de sondear para ver de qué se trata. —Estoy en Portland— le digo. —Ajá— la interpretación: ¿qué pasa? —Voy a entregar los diplomas en la ceremonia de graduación de la WSU el próximo jueves— le digo. —Pero imagino que no has ido allí casi una semana antes y cancelado nuestra cita solo para ir a la graduación. ¿Es esta la razón por la que me llamas? —Sí— le digo con firmeza. —Christian, de todo este tiempo conociéndote como un amigo, y como paciente, nunca has sido tan cerrado a contar lo que pasa con cualquier asunto. ¿Qué está haciéndote apretar los labios ahora? —He conocido a alguien, y ella es la razón por la que estoy aquí tan temprano— le digo. Me parece oír un sonido ahogado algo parecido a asfixia. — ¿Estás bien? — sondea preocupado. —Sí— su voz suena como un chillido. Luego se aclara la garganta, y su respuesta vuelve a un tono más masculino.

—Sí, estoy muy bien Christian. Yo estaba, Ahhh... de todos modos, ¿tú decías? — dice con mucho entusiasmo en su voz, completamente interesado, lo noto puesto que no utiliza su normalmente tono profesional cuando tenemos nuestras sesiones, y dado mi estilo de vida, no veo fases de él cuando se refiere a mí. Él sabe todo acerca de mis sumisas, y que él sabe que yo soy un dominante y estoy interesado sólo en este tipo de relación, ya que es el único tipo de relación que conozco y con que tengo experiencia. —Conocí a una chica, totalmente por accidente. Ella vino a hacerme una entrevista para el periódico de la escuela WSU. ¡Ni siquiera se suponía que me entrevistaría ella! En realidad, su compañera de habitación que se suponía iba a entrevistarme, y se enfermó ya ves, con un resfriado o la gripe o alguna mierda así... ¡Y estoy muy contento de que pasara! ¡No contento de que estaba enferma, pero que ella no pudiera venir! Debido a que ella le pidió que la suplantara a su compañera de cuarto, Anastasia— dije con una reverencia inesperada en el tono de mi voz, y John deja ver que lo ha notado debido a que él hace otro sonido chirriante. Debería hacerlo más a menudo con él, ya que él nunca se ha sorprendido conmigo. —Y Anastasia, fue ella quien en realidad vino a hacerme la entrevista— dije finalmente, tomo una pausa para tomar un respiro. John o mejor dicho el Dr. Flynn como sus pacientes lo conocen, toma mi pausa como su señal para hacer una intrusión. —Me alegro de que estés más verbal conmigo ahora Christian. Y dime ¿has descubierto que esta Anastasia es otra sumisa? ¿Es una mujer que prefiere tu estilo de vida? — pregunta muy interesado. Le hubiese roto la nariz a cualquier otra persona que me haga esta pregunta, pero le pago al buen Dr. John Flynn una pequeña fortuna para preguntarme estas cosas, lo hice firmar un acuerdo de confidencialidad, por lo que no tiene miedo de preguntar, y a mí no me molesta su sondeo, al menos no si quiero que me ayude. —No, no lo es— le digo con naturalidad. Oigo otro sonido de asfixia.

—Dr. Flynn... John, ¿estás bien? ¿Debo hacer una cita contigo? Realmente prefiero que no— no me importa de todos modos, y él lo sabe, yo no soy de esos que va por ahí acomodando a los demás. Estoy acostumbrado a salirme con la mía. —Pero prefiero que no, a menos que tengas una emergencia médica, John, ya que no has dejado de asfixiarte desde que te llamé— le digo secamente. Y sigo—: ¡Porque realmente necesito hablar contigo hoy sobre esto! Acabo de tener una mala noche... pesadillas, pero esta vez Anastasia estuvo implicada. El Dr. Flynn está experimentando una sobrecarga sensorial, igual a un orgasmo freudiano con mis declaraciones. ¡Puedo sentir su cerebro aturdido por toda esta información que está recibiendo a 165 kilómetros de distancia! —No tengo ninguna intención de colgar del teléfono contigo Christian. Porque, podrías tener un gran avance. Permíteme primero entender esto muy claro. ¿No fue esta joven quien te persiguió en primer lugar? —No— confirmo. — ¿Por lo tanto, fuiste a Portland...— hace una pausa —desde Seattle para perseguir a esta joven? —Sí—. Yo digo con firmeza. —Y esta joven no comparte tu estilo de vida, tengo entendido. —Todavía no, pero me gustaría que lo haga— le digo. —Ya veo...— dice el Dr. Flynn y hace una pausa. —Sin embargo, ella está poco consciente de este estilo de vida que estás tratando de presentarle— pregunta en detalle. —No tenía ni idea. Ella es...— me corrijo —era virgen— le digo.

Otra voz ahogada seguida por una tos fuerte. Esta vez espero. No quiero causar la muerte de mi mejor terapista hasta el momento. — ¿Estás bien John? — pregunto realmente preocupado esta vez. Sonidos de tos siguen lejos del altavoz del teléfono. Oigo su voz al hablar distante en medio de un intercomunicador aun ahogando —Eleanor, ¿me traes un vaso de agua por favor? — Sigue tosiendo. Oigo la voz de su asistente en la distancia urgente. — ¡Ahora mismo doctor Flynn! — Espero. Esto podría tomar un tiempo. Todavía lo oigo toser. Duro. Pocos minutos después, la tos disminuye, y está de vuelta en el teléfono otra vez. —Lo siento Christian. Haz dado toda una revelación hoy, en todos los años de terapia que he estado proporcionándote, no pensé que oiría jamás esas palabras de ti. ¡Tú tras una virgen! — Él tiene dificultades para mantener la incredulidad fuera de su voz. —Tú eres muy particular con el tipo de parejas que elijes, y una inexperta no sumisa, virgen no se ajusta a tus estándares. Estoy muy interesado en saber lo que ha cambiado en tus circunstancias— dice. —Hemos corregido la situación. Ella ya no es virgen— le digo. —Ya veo— dice pensativo. — ¿Y qué pensó ella de tu práctica sexual intensa? —Solo hicimos el amor por ser su primera vez. No juguetes...— le digo, pero corrijo mi elección —bueno, si no tenemos en cuenta la corbata de seda de plata. Sin embargo, fue mi Primer Vainilla— le digo con calma. Empieza la asfixia de nuevo. Cuando se detiene con la explosión de la tos, digo exasperado. — ¿Crees que podamos continuar esta conversación sin que te mueras John? —Por supuesto. Es que tú nunca has revelado algún interés en tener sexo vainilla, o hacer el amor. Tienes un conjunto de reglas que requieren un seguimiento de ambas partes— dice y yo lo corto.

— ¡Y esa es la cosa! ¡Ella no encaja en mis estándares de ninguna manera! Excepto tal vez en su cabellera morena. Pero aparte de eso, aunque supuse que estaría dispuesta a ser sumisa, porque ella era todo 'sí señor', 'no señor' cuando nos conocimos y sigue siendo muy tímida, ¡no creo que haya un hueso de sumisa en su cuerpo! Y antes de que te ahogues de nuevo— le doy una advertencia—: Tengo otras revelaciones— le digo. —Estoy escuchando— dice conteniendo la respiración. —Ha dormido en mi cama tres veces conmigo. Sabes... de dormir, dormir. También hicimos el amor en mi cama. También pienso en ella cada minuto de cada día, y eso es casi todo el tiempo cuando estoy despierto. ¡Y por la noche, ella está en mis sueños! — ¡Curioso! — Pronuncia el Dr. Flynn en su acento londinense. — ¿Qué clase de sueños has estado teniendo? —La noche anterior, tuve mi mayor y mejor sueño húmedo. ¡Era tan jodidamente real! Yo ni siquiera sabía, o creía, o comprendía que se trataba de un sueño— le digo. —Muy interesante— observa y suena como si estuviera tomando sus notas habituales en su carpeta de cuero. —Adelante— me engatusa. —Ayer por la noche, fue la peor noche de mi vida en lo que se refiere a las pesadillas— le digo. —Has tenido un sueño sobre el proxeneta— me pregunta. —Sí— le digo, pero no puedo evitar contener la respiración. —Él causó la muerte de Anastasia en mi sueño, y yo estaba devastado. Se sentía como ninguna otra pérdida que jamás sentí. ¡No hay pérdida que se pueda comparar a la de perderla a ella! ¡No creo que sentiría tanto dolor y angustia, si hubiera perdido a alguien de mi familia! — le digo sintiendo culpa, apenas audible. —Te gusta— dice John rotundamente.

— ¿Esa es tu opinión profesional? — le digo secamente de manera burlona. —Eso ya me lo imaginaba—. Pero el Dr. Flynn ni se inmuta. — ¿Qué crees que sientes por ella Christian? — me pregunta. — ¡No es amor! — Digo con fervor tratando de hacerme creer en eso. —Es muy interesante que digas eso— dice el interesado. — ¿Por qué llegas a esa conclusión? — ¡Yo no me enamoro, no lo hago John! Creo que es una mezcla de gustarme, reverencia, temor, deseo, lujuria, gustarme...— digo a la deriva. —Ya dijiste eso— exclama. — ¿Qué? —Gustarme...— dice —has indicado que es de tu gusto ya dos veces— dice. ¿A dónde va con eso? —Es que me gusta. Mucho en realidad. De hecho, me encuentro pensando en ella, soñando con ella, queriéndola, deseando tenerla en una interminable constante, no, ¡a una tasa de aumento! A pesar de que ella no tiene un solo hueso obediente, o de sumisa en su cuerpo, cosa que ya estoy descubriendo— digo exasperado. —Y, sin embargo, todavía deseas estar con ella... ¡Curioso! — Dice el Dr. Flynn como si estuviera viendo a su versión favorita de "Lo mejor de Freud". —Háblame de tu pesadilla— dice. Me pregunta. —Pensé que me estaba dejando sin darme una oportunidad, la noche anterior, ella me envió un e-mail diciendo que ‘fue bueno conocerme’— le digo exasperándome en un nivel superior. — ¿Y cómo te hace sentir eso? — me pregunta, y yo ruedo los ojos, es como si fuera el eslogan favorito los psiquiatras.

— ¡Asustado! Perdido... No tengo nada para comparar la sensación. ¡Nunca me sentí así antes! — Digo con emoción. —Sin dudas, has tenido otras sumisas con los que no eras compatible, o que deseaban más de lo que puedes ofrecer, y sin embargo te separaste de todas sin escrúpulos o un segundo pensamiento. ¿Estás enamorado de esta joven? — me pregunta, y esto me toma con la guardia baja. Miro a mi teléfono incrédulo, — ¡No! — le digo con fervor. — ¡Yo no hago el amor! No puedo amar. Estoy mal por ella, pero aparentemente ¡soy incapaz de alejarme de ella! ¡Ella está igual conmigo! Es como la polilla a la llama—. Me paso la mano por el pelo antes de tomar una respiración profunda. —Pero, sin embargo, sigues diciendo esto no es amor. Tu miedo a perderla se manifiesta en tus pesadillas donde en general, el proxeneta de tu madre biológica juega un papel primordial. Él es el actor principal en la mayoría de tus pesadillas, un miedo residual de tu infancia, si se quiere, y sin embargo se las arregló para insertarse en tu mayor temor: la pérdida de esta joven mujer de la manera más profunda. Este es tu subconsciente que te dice que tendrás que cambiar tus formas derivadas de los daños que has sufrido en los años anteriores, en caso de que desees seguir estableciendo una relación con ella— dice. —Puede que tengas razón. Pero yo no estoy interesado en cualquier otro tipo de relación, a excepción de un Dominante y una sumisa— le digo con fervor. —Tus palabras pueden indicar eso, pero en verdad ya estás listo para dar cabida a sus necesidades en la relación, como hacer el amor con ella...— dice, pero lo interrumpo rápidamente. —Eso fue sólo un medio para un fin. Para que pudiéramos pasar a la siguiente etapa de su introducción— digo. — ¿Cómo se siente al respecto?

—Ella está negociando sus términos conmigo— le digo. Otra vez el sonido de asfixia. —John, ¿estás comiendo? Pareces estar ahogándote mucho. —Hipoglucemia. Comidas pequeñas y con frecuencia—. Él dice después de un corto tiempo, aclara la garganta. —Para ser honesto, haz logrado impactarme varias veces esta mañana Christian— admite con humildad. — ¡No soy yo, es ella! Incluso hace que mi equipo de seguridad se ponga de los nervios, ¡Porque siempre estoy en el borde sin saber cómo va a comportarse! — Digo exasperado de nuevo. —Vamos a llegar al meollo de la cuestión Christian. Si se tratara de cualquier otra sumisa, cualquier otra mujer, no lo habrías tolerado, porque como dices, tienes normas fijadas. Pero, sin embargo, te acomodas a los deseos de Anastasia, sus necesidades, y la dejaste negociar sus términos contigo—dice. —No tengo un nombre para este sentir todavía. Ella es como el sol, y yo soy como un planeta, incapaz de salir de su tirón...— digo sin poder hacer nada. —Sí, el amor te hace eso. L'amour est comme un sablier, quand le cœur sí remplit, le cerveau sí vide— me dice. —John— le digo secamente —El amor es como un reloj de arena, con el que llenar del corazón, te vacía el cerebro... ¿Qué, eres un filósofo ahora? Pero tengo una refutación: On n'aime que ce pu'on possède ne pas tout entire— le respondo. —Dices que "nosotros sólo amamos lo que nosotros no poseemos íntegramente". ¿Deseas poseerla? — me pregunta. —En cierta forma, sí. Pero no sé si puede ser poseída. ¿Cómo puedes contener un tornado? — Le pregunto.

—Vamos a suponer que te las arreglas para poseerla, ¿entonces qué? — me pregunta. —En primer lugar me gustaría darle unas buenas nalgadas ¡por ir desafiándome en cada esquina! — Digo exasperado. —Interesante, pero ¿crees que te está desafiando, o expresándose en sus propios términos? —Es lo mismo— le digo rotundamente. —Pero te gusta quien es. Su expresividad, su boca inteligente como antes lo expusiste. ¿Cómo te sentirías si eso desaparece? Sólo tendría una cáscara vacía y mecánica, de una mujer que una vez era Anastasia. ¿Es eso lo que deseas? — me pregunta haciéndome jadear. — ¡No! ¡Sólo estoy tratando de protegerla! ¡De ella misma! Me encanta su tenacidad y su boca inteligente, y me encantan sus habilidades de negociación, pero a veces puede ser imprudente ¡es como si no tuviera habilidades de auto-preservación! Eso es lo que estoy tratando de hacer, protegerla. Tal vez ese miedo se manifiesta en mi sueño— le digo viendo ocurrirme una epifanía. —O— dice el Dr. Flynn en su réplica —tu miedo de que algo le pase a ella es tan grande, que tu sobreprotección es perjudicial para su bienestar, y eso se manifiesta en tu sueño como una advertencia de tu subconsciente. Porque tienes la sospecha de que podrías hacerla huir, y ella puede salir lastimada como resultado— dice. Estoy en silencio. — ¡Odio tus refutaciones! — Digo finalmente sintiéndome petulante. Se ríe. —Pero la pregunta es, ¿Cómo vas a reaccionar? ¿Cómo vas a acomodarte a su personalidad? — dice. —Me gusta su personalidad. No me gusta el desafío. Sabes que me gusta el control. Yo soy un sádico jodido— le digo con amargura.

—Tú y yo estamos en desacuerdo en eso Christian. Tú no eres un sádico. Eres un joven que tuvo que soportar cosas horribles en los más formidables años de su vida. Pero no podemos vivir en el pasado, ya que no tenemos ningún control sobre lo que ha sucedido, lo que está pasado, paso. Sólo podemos mirar hacia adelante, y crear un lugar en el que desees encontrarte en el futuro: una meta, un lugar ideal personal y trabajar hacia el logro de ese ideal. El estilo de vida que tienes te fue introducido cuando eras muy joven, y no habías probado nada más, tampoco tenías ganas de hacerlo hasta que conociste a esta joven. Pero, en la última semana has intentado tantas cosas, que están fuera de tu zona de confort personal, fuera de lo que estás acostumbrado, y has descubierto que son cosas que te gustan con una joven inocente en eso. ¡Creo que esta joven te ha proporcionado la terapia que he estado tratando de administrar por los últimos dos años! Estoy sorprendido con ella. ¡Realmente me gustaría conocerla! — Dice con entusiasmo. ¡Genial! Hago una mueca con el ceño fruncido... ¡Otro admirador! ¿Ella nunca deja de sorprenderme, sorprender a otros? Ella ni siquiera tiene que hacer un esfuerzo para impresionar a todos. Siento que este aumento de los celos en mí, aunque mi subconsciente sabe que no tengo nada de qué preocuparme. Dr. John Flynn está felizmente casado y enamorado de su esposa. — ¿Te parece bien que nos encontremos la próxima semana, entonces? —Sí— le digo y cuelgo. Paso el resto del día trabajando atendiendo mis negocios, mi Blackberry no para de sonar, los correos electrónicos siguen fluyendo de Ros y mi asistente Andrea. Mi mente siempre está preguntándose qué hace Anastasia. Preocupado de con quien está hablando. ¿Podrá conocer a alguien más hoy, que moverá el suelo bajo sus pies sin tener todos mis malditos problemas? El pensamiento me hace hervir la sangre, y me paseo por la suite. —Señor, Claude Bastille está aquí— dice Taylor.

Lo miro cuestionándolo. —Me pidió que buscara un momento para entrenar con el esta semana, y me las arreglé para conseguirlo el día de hoy—. Lo miro. Él sabe que he estado nervioso y necesito un entrenamiento, y sacar fuera esta energía reprimida que no está haciendo otra cosa que acumularse en mí. Asiento con la cabeza. Claude Bastille camina con sus músculos impecables y dispuesto a trabajar, patearme el culo. Él extiende su mano —Grey— dice sonriendo. —Bastille— digo tomando su mano. —Nos vemos en el gimnasio— le digo sonriendo. Después de los horrores de la noche anterior, hoy podría ser el día en que patee su culo al suelo. Taylor me entiende tan bien, a veces no tengo que decir nada y él sabe lo que debe hacer. Él demuestra que es un empleado valioso a cada paso. Las siguientes dos horas, entreno muy duro. Aunque Bastille me patea el culo al suelo tres veces, patearle el culo dos veces me da una gran satisfacción. Después de mi entrenamiento, me doy una ducha, ordeno la cena, todavía tengo trabajo que terminar. Todavía no he recibido ninguna respuesta a mi e-mail desde la noche anterior. ¿Qué podía estar haciendo? ¿Está con alguien? El pensamiento me da envidia, tanto que quiero golpear algo y conducir a su apartamento y reclamarla. Pero puedo controlar mis impulsos. Probablemente está cenando. No quiero que me escriba antes de comer algo, ella come muy poco ya. Regreso a mi trabajo de nuevo. ¡Mi dirección de correo suena! Me apresuro a abrir el programa de correo electrónico y para mi decepción es de Ros. ¡ Dios! Soy como un adolescente que está a la espera de recibir una simple inclinación de cabeza a la chica de sus afectos. Mientras leo el mensaje de Ros sobre un astillero que estamos pensando en comprar, mi correo electrónico suena de nuevo, y esta vez se trata de Anastasia. Abandono el mensaje que estoy escribiendo a Ros, y voy al mensaje de Anastasia.

_________________________________________ De: Anastasia Steele Tema: ¿Mis problemas? ¿Qué hay de los tuyos? Fecha: 24 de 2011 Mayo 18:30 Para: Christian Grey Querido Señor ¿Se escapa a su impecable atención, que la fecha de origen de la definición que envió tan amablemente, fue de 1580-1590? ¿Puedo respetuosamente recordarle que estamos en el 2011? En los últimos 430 años, muchas cosas han cambiado, y hemos recorrido un largo camino. En retrospectiva, me gustaría ofrecer otra definición que usted debe tener en cuenta para nuestra reunión del miércoles: com • pro • miso [com-Pro-miso] sustantivo 1. Un arreglo de diferencias por concesiones mutuas, el acuerdo alcanzado por el ajuste de conflicto o en contra reclamaciones, principios, etc., mediante la modificación recíproca de las demandas. 2. El resultado de dicho acuerdo. 3. Algo intermedio entre cosas diferentes: El nivel de división es un compromiso entre un rancho y una casa de varios pisos. 4. Un peligro, sobre todo de la reputación, la exposición al peligro, la sospecha, etc.: un peligro para la integridad de uno.

Ana ___________________

¡Dios! ¿Cómo lo hace? ¡Me encanta esa boca inteligente de ella! Me encanta que esté interesada y negocie conmigo. ¡Nadie ha hecho eso! No es que permitiera que lo hagan, negociar conmigo... ¡Es ella! ¿Ella está haciendo todo esto en mí? ¿Qué está haciéndome? Escribo una respuesta de inmediato. _________________________________________ De: Christian Grey Tema: ¿Qué pasa con mis problemas? Fecha: 24 de mayo de 2011 18:33 Para: Anastasia Steele

Buen punto bien hecho, como siempre, señorita Steele. Voy a recogerte en tu apartamento a las 7:00 pm mañana.

Christian Grey CEO de Grey Enterprises Holdings Inc. ________________________________________ Su respuesta llega a mi buzón de correo electrónico en unos pocos minutos. ________________________________________ De: Anastasia Steele Asunto: Año 2011 - Las mujeres pueden conducir

Fecha: 24 de mayo de 2011 18:41 Para: Christian Grey

Querido Señor Tengo un coche y una licencia de conducir, lo que me acredita de manera legal para conducir. Prefiero encontrarte en algún lugar. ¿Dónde sugieres que nos veamos? ¿En tu hotel a las 7:00?

Ana __________________________________________ ¿Qué? ¿Por qué? Ella está planeando una ruta de escape. Si yo la recojo, entonces, ella es dependiente de mí para llevarla de vuelta. ¿Por qué está tratando de desafiarme de nuevo? Mi mano se mueve a través de mi pelo otra vez exasperado. Le escribo una respuesta. _________________________________________ De: Christian Grey Tema: Terca mujer exasperante Fecha: 24 de mayo de 2011 18:44 Para: Anastasia Steele

Querida señorita Steele ¿Podría referirse a mi e-mail del 24 de mayo 2011 enviado a las 4:58 por favor y leer la definición una vez más? ¿Alguna vez piensas que serias capaz de hacer lo que te dicen?

Christian Grey CEO de Grey Enterprises Holdings Inc. _________________________________________ Ella no es una sumisa en absoluto, a pesar de que tiene el porte de una debido a su carácter tímido. Ella me confunde tanto, desafiándome a cada paso, sin embargo, no puedo escapar de su tirón. ¿Por qué me torturas así Anastasia? ¿Por qué nunca escuchas? _________________________________________ De: Anastasia Steele Tema: Hombre intratable Fecha: 24 de mayo de 2011 18:50 Para: Christian Grey

Estimado Sr. Grey Realmente me gustaría conducir. Por favor.

Ana _________________________________________ ¿Qué tan exasperante puede llegar a ser? Ella realmente debería trabajar para mí. ¡Es una jodidamente dura negociadora! Ella me hace estar de acuerdo, pero no antes de hacerme enojar. ¡Si ella fuera mía, su delicioso trasero se vería rojo y sin dudas estaría dolorida hasta que mis manos llegaran a estar rojas por el daño! ________________________________________ De: Christian Grey Asunto: No tan intratable Hombre Fecha: 24 de mayo de 2011 18:52 Para: Anastasia Steele

Bien. Mi Hotel @ 07:00. Nos vemos en el bar de mármol.

Christian Grey CEO de Grey Enterprises Holdings Inc. _________________________________________ Incluso mis palabras escritas reflejan mi mal humor. ¡Ella me vuelve loco! Ella nunca escucha. ¡Nunca hace lo que le dicen! Y si fuera alguna otra mujer, cualquier otra sumisa de las que he tenido, la dejaría sin pensarlo.

Pero, aun la idea de dejarla, o peor aún que ella me deje, rasga mi corazón ennegrecido. Una respuesta de ella llega un momento después. _________________________________________ De: Anastasia Steele Tema: Hombre intratable Fecha: 24 de mayo de 2011 18:55 Para: Christian Grey Gracias. Ana X _________________________________________ Mi maldito corazón se derrite con su respuesta. Con un simple "gracias" y una maldita "X" para indicar su beso. ¿Qué es esto que siento por ella? ¡Agh! _________________________________________ De: Christian Grey Tema: Mujer exasperante Fecha: 24 de mayo de 2011 19:00 Para: Anastasia Steele De nada. Christian Grey CEO de Grey Enterprises Holdings Inc. _________________________________________ No puedo esperar para verla... mañana.

Traducido y Corregido por Jesica

l día siguiente, mi corazón está en mi garganta todo el día. Estoy nervioso, excitado, nervioso, feliz, ¿mencioné nervioso? Puedo ver que estoy haciendo a Taylor muy nervioso. Soy brusco y corto. Tengo que encontrar un desvío para llegar a través de este día. Quiero seguir esta noche. Quiero hacer el amor con ella. A la mierda con ella. Besarla. Sostenerla. En vista de que no tengo otra cama, y yo no estoy en Escala, ella puede tener que dormir en mi cama. ¡Sin embargo, otro descanso de mis reglas! ¡Ella es la grieta en mi armadura! Pero no hay otra cama, y no voy a dormir en el sofá cuando está en esta proximidad. Mi subconsciente dice: "¡Sigue mintiéndote a ti mismo, a lo mejor te lo vas a creer!" Lo cayo. ¿Tal vez no vamos a hacer nada de dormir, qué dices a eso? ¡Dios! Ya han pasado tres días desde que la he tenido, y me está matando... ¡siendo sólo seis millas de distancia de ella, y no saborearla, no amarla, no follarla! Exasperado, grito — ¡Taylor! —Sí, señor— aparece en el área de la sala de estar de mi suite. —Necesito un entrenamiento. Vamos a ir a correr.

— ¡Sí, señor! ¡Puedo correr a su lugar de aquí, y no voy a estar cansado cuando llego allí, y esta energía reprimida me está volviendo loco, buscando una manera de salir! Pero por supuesto que no lo haré porque ejerceré el control, y tengo que estar disparando en todos mis pistones, cuando ella llegue. ¡Así, sólo corremos y corremos con fuerza durante varios kilómetros! Cuando regresamos, me doy una ducha. Mi energía acumulada no ha disminuido. Voy a tener que ahorrar para esta noche. Me puse la habitual camisa de lino blanca y vaqueros negros, lazo negro y una chaqueta de color negro. Quiero lucir impecable, así que no voy a ser capaz de salir. Paso los dedos por el cabello, dejándolo despeinado, que le da un aire justo jodido. ¡Pon eso en tu pipa y fúmatelo Señorita Steele! Me dirijo a las escaleras para el bar del hotel. Ordeno a mí mismo un vaso de vino blanco. Estoy nervioso como nunca, y yo nunca estoy nervioso. No tengo muchas emociones. ¡Siempre me controlo y el control me da serenidad y Anastasia está creando el caos en mi alma atormentada ya! Compruebo mi reloj: 18:56 ¿Vendrá? Mi pie comienza a golpear ligeramente en un gesto nervioso en el suelo. Lo detengo. Me inclino a la barra, y tomo otro sorbo de mi vino. ¡Ella está aquí! ¡Siento su mirada en mi espalda! ¡No sé cómo! ¡Pero cuando ella está cerca, la siento como si estuviéramos conectados! Echo un vistazo alrededor todavía nervioso, y la veo de pie en la entrada del bar. ¡Ella me admira! Mi corazón se derrite, y aun cuando la veo con esa pinta. ¡Ella se ve increíble en un vestido de color púrpura! ¡Tengo que parpadear varias veces para asegurarme de que realmente está aquí! ¡Es impresionante! Le doy mi sonrisa sólo reservada para ella, esa sonrisa salaz para mostrar mi deseo, mi afecto, mi desenfreno por ella. ¡Ella está en un hermoso vestido y está usando tacones de aguja, y al diablo! ¡Tengo algo por los zapatos de tacón alto que me dan ganas de llevármela de aquí! Tal vez yo pueda. Tengo un comedor privado reservado. Camina hacia mí, y me sale de forma automática caminar hacia ella. Todo lo que puedo murmurar a ella es:

— ¡Anastasia, tienes un aspecto impresionante! — Y darle un casto beso en la mejilla. —Estás usando un vestido. Lo apruebo señorita Steele—. Yo ofrezco mi brazo y ella lo toma, y la llevo a un área de cabina privada. Hago señas al camarero, y le pregunto lo que quiere beber. Ella me da una sonrisa socarrona, y dice —voy a tener lo que estés teniendo, por favor—. Yo le pido un Sancerre, y me deslizo en frente a ella. El pensamiento de su ser agradable me da vértigo. No puedo dejar de decir —tienen una excelente bodega de vinos aquí— inclinando la cabeza hacia un lado. Cierro los ojos por un segundo para ver si me puedo escapar de su tirón, pero no, no soy capaz. Me encuentro juntando mis manos y me inclino hacia ella. Mis ojos, mi corazón está lleno de una emoción, que está listo para reventar hacia fuera de mí, derramarse por ella. Cambia nerviosamente bajo mi mirada. Ella siente la carga entre nosotros. — ¿Estás nerviosa? — Le pregunto en voz baja. —Sí— susurra. Me inclino hacia delante más allá. —Te voy a decir un secreto— me encuentro diciendo con complicidad — estoy nervioso también—. Ella parpadea sorprendida. He dominado el elemento del control durante mucho tiempo, pero el nerviosismo es una sensación dada en su presencia. Le sonrió. El camarero llega con su vino, aceitunas, y algunos frutos secos. Ella va directo al grano. —Por lo tanto, Christian, ¿cómo vamos a hacer esto? ¿Repasamos mis puntos uno por uno? — Impaciente se poner a trabajar de inmediato... —Impaciente como siempre, señorita Steele— digo.



Sancerre: Vino de origen francés.

Entonces ella dice lo más sencillo, pero lo más impactante porque creo que se está burlando de mí. ¡Y es la cosa más caliente del mundo! —Bueno señor Grey, en ese caso, voy a preguntarte: que es lo que pensabas del clima de hoy— me mira con sus grandes ojos azules con atención haciéndome sonreír. Dos pueden jugar ese juego señorita Steele. Hago un show de extender mi mano para agarrar una aceituna y el pop en la boca sin prisa. Ella está mirando mi boca, y sé exactamente lo que está pensando. Ella se retuerce en su asiento nerviosa. Cuando está deseosa de mí, enrojece y mira a sus manos. Ella debe estar muy caliente, porque se está fijando en mis labios y mi boca, su mirada es inquebrantable, incapaz de mirar lejos. Su pecho se eleva hacia arriba y abajo con el deseo, la respiración superficial, pero rápida. Ella está apretando sus piernas juntas ahora, porque ella tira accidentalmente sobre el mantel. ¡Ella me quiere, y despierta deseos que no sabía que existían en mí! Quiero nombrar eso. —Yo pensé— digo en voz baja —que el tiempo era particularmente excepcional hoy señorita Steele— sonrió con satisfacción. — ¿Estás sonriéndome señor Grey? — Pregunta incrédula. —Claro que lo estoy señorita Steele— sonrío. ¡Toma esa Anastasia! Se inclina hacia delante y susurra con fervor: —Usted sabe que legalmente ese contrato es inaplicable Sr. Grey— dice cambiando mi estado de ánimo. —Soy plenamente consciente de ese hecho señorita Steele— yo refuto. Ella se inclina hacia atrás y se cruza de brazos, cerrándose. — ¿Alguna vez ibas a decirme ese punto? — ¿Ella no confía en mí? ¿Cree que me aprovecho de ella? Yo frunzo el ceño. ¿Acaso piensa tan poco de mí? —Anastasia, ¿crees que yo te podría obligar a algo que no quieres hacer, y luego pretender tener una retención legal sobre ti? — Le pregunto con fervor en mi voz.

—Bueno... sí—. Ella responde, y curiosamente su respuesta es hiriente. ¡Yo no hago daño! ¿De dónde viene esa sensación? Dos palabras simples, sin embargo, se pegan como un cuchillo a mi alma oscura. —No piensas muy bien de mí Anastasia— dije tratando de ocultar el dolor de mi voz — ¿por qué? —Mr. Grey, no has respondido a mi pregunta. No se contesta una pregunta con otra pregunta. Suspiro. Ella se merece una respuesta. —Anastasia, la finalidad del contrato no importa si es legal o no. Representa un arreglo que me gustaría hacer contigo. Declara lo que espero de ti y lo que puedes esperar de mí en términos claros. Si no te gusta lo que ves, no lo firmes. Pero si lo hace fírmalo, y si más tarde decides que no te gusta, o que no es para ti, sólo tienes un número de cláusulas que te permiten alejarte. Incluso si hubiera alguna oportunidad de que fuera remotamente posible que fuera legal, ¿crees que te arrastraría a través de los tribunales si decides correr? Ella me mira por un momento para digerir lo que acabo de decirle, y sin apartar la mirada de mí, toma un largo trago de su vino. Quiero que confíe en mí. ¡Siempre! Yo nunca voy a aprovecharme de ella. Si hay algo que tengo es este extraño deseo de cuidarla. Tenemos que confiar el uno en el otro si queremos que este arreglo funcione. —Este tipo de relaciones, de hecho, las relaciones en general se basan en la honestidad y la confianza. Si no confías en mí para saber cómo te afecto, hasta dónde puedo ir contigo, lo lejos que te puedo llevar...— digo. Me inclino más, y miro sus ojos y digo—: si no puedes ser honesta conmigo, entonces realmente no podemos hacer esto— con fervor en mi voz. —Por lo tanto, se reduce a esto Anastasia: ¿Confías en mí o no? — Mis ojos queman en los de ella deseando que sea honesta conmigo.

Ella inclina la cabeza hacia mí y totalmente me desarma con su pregunta: — ¿Ha tenido esta discusión con, uhm... las quince? —No— le digo. — ¿Por qué no? — Ella pregunta. —Debido a que eran todas sumisas establecidas, y entendieron lo que esperaba y quería sacar de una relación. Por lo tanto, se trataba de una cuestión de puesta a punto de los límites suaves, y esos detalles. Ella niega con la cabeza. — ¿Hay alguna tienda, vas a conseguir una de estas chicas? ¿Al igual que en: sumisos RUs o Target Sumiso especial? Me río —no, no exactamente—, le respondo desarmado de nuevo. —Entonces, ¿cómo? —Anastasia, ¿es esto lo que quieres discutir o iremos al grano? — Ella traga. Una gran cantidad de emociones cruzan a través de su cara. Baja la vista hacia sus manos. Necesito distraerla de pensar demasiado. Siempre está pensando demasiado. — ¿Tienes hambre? — Le pregunto. Ella mira hacia arriba. —No— responde dócilmente. Apuesto a que no ha comido. Ella casi no come nada. — ¿Has comido hoy? — Le pregunto. —No— dice ella con una voz apenas audible. Mis ojos se estrechan. ¿Por qué está siempre evitando los alimentos? —Tienes que comer Anastasia. Podemos comer en mi suite o aquí. ¿Dónde prefieres? — Le pregunto.

—Creo que deberíamos quedarnos en las zonas comunes, para ser más neutral—. Yo le doy una sonrisa cínica apoyándome en ella. — ¿Anastasia te parece estar en un lugar público me detendría? — Digo sensualmente, en voz baja, mirándola, mis ojos están ardiendo en ascuas de deseo por ella. Ni en un millón de años. ¡Me moría por ella en los últimos tres días! Sus ojos se abren y ella se traga. —Eso espero— susurra. —Vamos— le digo —tengo un comedor privado reservado. Sin público—. Salgo de la cabina privada, y tomo su mano pidiéndole que traiga su vino. Un camarero del hotel nos lleva al comedor privado. Es una pequeña habitación de lujo con refinamiento y el encanto del mundo. El camarero saca su asiento para ella, y coloca la servilleta en el regazo. Me siento frente a Anastasia. Ella finalmente levanta su mirada hacia mí por debajo de sus largas pestañas. Cierro los ojos por un breve momento y susurro—: No muerdas el labio—. Levanta la vista sorprendida. —He ordenado a nuestra comida. Espero que no te moleste— le digo. —Eso está bien— ella asiente. Su aceptación por último me da un suspiro bien merecido de alivio. Ella puede ser susceptible, y yo le digo esto. — Ahora, ¿dónde estábamos? —El meollo de la cuestión— ella responde automáticamente tomando un sorbo de su vino. —Sí, tú tienes problemas— le digo teniendo una copia de su e-mail de mi bolsillo. —Cláusula 2. Estoy de acuerdo. Es por tanto de nuestro beneficio. Por lo tanto, voy a volver a redactar esta—. Ella me mira a parpadear. Opta por tomar un sorbo de su vino nuevo, como si la copa de vino fuera a proporcionarle el valor que perdió fuera del edificio del hotel. —En cuanto a mi salud sexual; todas mis parejas anteriores han tenido análisis de sangre, y tengo pruebas periódicas cada seis meses para todos los riesgos de salud en el contrato. Todas mis pruebas son claras. Nunca he tomado drogas, y soy vehementemente anti-drogas.

De hecho tengo una política de no tolerancia en mi empresa, e insistir en las pruebas de drogas al azar—. Su boca se abre con una cara sorprendida como si quisiera decirme "¡Lo que es un fanático del control que eres!" Continúo —nunca he tenido ninguna transfusión de sangre. Así que, ¿Estamos claros en esta cláusula? Ella asiente impasible. —La cláusula siguiente es lo que te había dicho antes. Sí, puedes irte en cualquier momento Ana. No voy a detenerte— le digo a pesar de que mi corazón se retuerce cuando digo eso. —Sin embargo, si decides irte, eso es todo. Sólo quiero aclarar este punto— dije mirándola a los ojos deseando que ella me entienda. —Está bien— contesta. Una cama de ostras llega. —Espero que te gusten las ostras— le digo en voz baja. Ella indica que ella nunca ha probado una. — ¿En serio? — Pregunto escabrosamente. —Bueno, lo único que tienes que hacer es, inclinarla y tragarla. Creo que puedes manejar eso muy bien— le digo recordando sus habilidades orales. Ella se vuelve carmesí. Sonrío en respuesta mientras rocío un poco de jugo de limón en mi ostra la inclino en mi boca. Entonces le animo a ella a hacer lo mismo. — ¿Así que, no lo mastico? — Ella pregunta tan inocente. ¡Me encanta eso de ella! Cuando ella es así, todo desaparece, toda la mierda, cada preocupación, simplemente Anastasia y yo. —No, no lo haces Anastasia— le respondo con un brillo en los ojos. ¡Se muerde el labio de nuevo! ¡Maldita mujer! ¿Está tratando de quemarme aquí? Le doy una mirada de advertencia. Ella me copia rociando jugo de limón en su ostra, inclina la cáscara y cae su ostra. Ella se lame los labios hermosos haciéndome deseoso y sin sentido, mis ojos se oscurecen. — ¿Y bien? — Le pido su opinión. —Voy a tener otra— ella responde secamente.

Estoy tan orgulloso de ella. Ella es tan abierta a probar cosas nuevas, y está dispuesta a aprender a disfrutar de ellas. Me da esperanzas en nosotros. —Buena chica— me encuentro respondiendo con orgullo. — ¿Elegiste las ostras con un propósito? Son, después de todo conocidas por sus cualidades afrodisíacas— dice ella. —No— le respondí con honestidad. ¿Cómo iba a necesitar algún tipo de afrodisíaco en su cercanía? —Ellas fueron las primeras en el menú, y yo sé que tú sabes que yo no necesito ningún afrodisíaco cerca de ti. Y también sé que tú también reaccionas de la misma manera cerca de mí— le digo, y tomo una, así que ¿dónde estábamos? —Oh, sí, Obedecer en todo. Sí, quiero que hagas eso. Necesito que hagas eso. Piensa en ello como un juego de roles Anastasia— le digo. Tengo que tener el control. Ella es demasiado desafiante, y esta es la única manera que sé cómo. —Christian...— ella me mira con miedo —me preocupa que me vayas a hacer daño. Estoy sorprendido por su preocupación. —Hacerte daño a ti ¿cómo? —Físicamente— dice ella, pero ella las miradas dicen más. — ¡Ana! — Le reprendo — ¿De verdad crees que yo haría eso? ¿Ir más allá de cualquier límite que puedas tomar? —Pero has dicho que le hiciste daño a alguien antes. —Sí, pero eso fue hace mucho tiempo. —Entonces, ¿cómo la dañaste? —Yo las suspendí desde el techo de mi cuarto de juegos. De hecho esa era una pregunta tuya o no. Eso es para lo que los mosquetones son. El juego de la cuerda, ya sabes. Una de las cuerdas estaba atada demasiado fuerte.

Ella sostiene su mano no queriendo escuchar más. —Yo no quiero saber. Yo no creo que quiera ser suspendida. No me vas a suspender, ¿quieres? —No, si no quieres. Esto puede ser un límite duro. —Está bien— da un suspiro de alivio. Ella estaba claramente aterrorizada. — ¿Pero se puede gestionar la regla obedecer? — Por favor, le ruego en el interior. Necesito esto. Tengo que tener el control. Ella me mira, tratando de descifrar mi expresión. —Voy a darle una oportunidad— susurra. —Bien— sonrío da un suspiro de alivio. —Un mes de plazo en lugar de tres es poco tiempo Anastasia. Si deseas un fin de semana, ¿podemos estar de acuerdo en reunirnos durante la semana? Creo que no puedo estar lejos de ti por tanto tiempo, y como es, apenas estoy manejándolo ahora, ¿por favor? — La miro. Su expresión cambia a una de asombro. — ¿Qué dices, te voy a dar un día de fin de semana, pero a cambio voy a buscarte un día de la semana? ¿Sería viable? —Está bien— susurra. —Además, ¿podemos probar durante tres meses Anastasia? Si no crees que es para ti, entonces puedes irte en cualquier momento. ¿Por favor? — Le pido. — ¿Tres meses? — dice como si las palabras estuvieran dejando un sabor amargo en la boca. Se ve alterada. Toma otro sorbo de su vino como un gesto nervioso. Toma otra ostra para llenar tal vez la pausa de silencio que está teniendo.

Continúo—: Lo de posesión; la terminología pertenece al principio de la obediencia. Así puedes entrar en el estado de ánimo adecuado para entender de dónde vengo. Quiero que entiendas una cosa: Tan pronto como se cruce mi umbral como sumisa, haré lo que me gusta a ti. Hay que aceptarlo y hacerlo de buena gana. Es por eso que necesito que confíes en mí. Voy a follarte en cualquier momento y en cualquier lugar, de cualquier manera que quiero. Si metes la pata, voy a enseñarte. Voy a entrenarte para complacerme. Como sé que tú no has hecho esto antes, voy a tomar las cosas con calma y vamos a edificar ciertos escenarios. Tienes que confiar en mí, y yo sé que tengo que ganarme tu confianza. Y créeme que lo haré. El 'o de otra manera' te ayudaré a introducirte en la mentalidad, es decir, todo vale— le digo con pasión. Ella sólo sigue mirándome sin decir palabra. —Ana, ¿sigues conmigo? — le susurro cálido y seductor. Cuando el camarero se acerca de nuevo, le pregunto si ella quiere más vino, pero ella opta por el agua con gas ya que ella va a manejar. —Estás muy callada Anastasia— le susurro. —Y tú eres muy locuaz Christian— susurra de nuevo. Sonrío. —Cláusula de Disciplina. Anastasia, es necesario comprender que hay una línea muy fina entre el dolor y el placer, como las dos caras de la misma moneda, no existe uno sin el otro. Yo quiero mostrarte cómo el dolor puede ser placentero. Tal vez no me crees, pero es por eso que necesito tu confianza. Habrá dolor, pero nada que no puedas manejar. ¿Confías en mí Ana? — Le pregunto con intensidad. Ella me mira cuando la llamo por su nombre, y dice—: Sí, lo hago— espontáneamente. ¡Ella confía en mí! Me siento aliviado de no creer. —Está bien, el resto son sólo detalles a continuación. —Sí, pero son detalles importantes. El camarero vuelve a emerger con la comida: bacalao negro, espárragos, puré de papas con salsa holandesa. Espero que le guste la comida.

—Hablando de comida, dice que la alimentación es un factor decisivo. —Sí— ella responde. — ¿Puedo cambiarlo para decir que vas a comer tres comidas al día? —NO— dice con vehemencia y con firmeza. —Necesito saber que no estás hambrienta Anastasia— le digo con preocupación. —Adivina, tendrás que confiar en mí— responde desarmándome por completo. La miro, y yo confío en ella. La idea me relaja. —Acepto lo de comer y dormir entonces— respondo. —Quiero saber por qué no puedo mirarte— dice ella. —Es una cosa Dom/Sum. Ya te acostumbrarás a ello—. Ella me mira incrédula. Me mira como si fuera a desafiarme en esto y pregunta: — ¿Por qué no puedo tocarte? ¿Cómo le puedo explicar que estoy jodido? —Porque no puedo— le digo con firmeza. — ¿Es por la señora Robinson? — Ella pregunta sorprendiéndome. ¡Por supuesto que no! — ¿Por qué piensas eso? — le pregunto. — ¿Crees que me traumatizó? — ¡Ella asiente con la cabeza! —No Anastasia, ella no es la razón. Además, ella no aceptaría nada de esa mierda de mí—. Ella pone mala cara. —Por lo tanto, esto no tiene nada que ver con ella, entonces...— dice con un tono de pregunta. —No. Además, no quiero que te toques a ti misma.

—Sólo por curiosidad, pero, ¿por qué? — Ella pregunta. —Debido a que Anastasia— me inclino con pasión—: quiero todo tu placer— con una voz ronca y decidida. —Tienes mucho que pensar— digo. —Sí, me diste mucho que considerar— ella está de acuerdo. — ¿Te gustaría ir a lo largo de los límites suaves? — Le pregunto. Ella se ve enferma. —No durante la cena— dice haciéndome sonreír. — ¿Está señorita Steele aprensiva? — le susurro. —Se puede decir que si—susurra de nuevo. —No has comido lo suficiente. —De hecho, he tenido suficiente— dice con sentido. Pero yo sé lo mucho que comió. Tengo un inventario mental de ella. Tres ostras, cuatro bocados de bacalao, un tallo de espárragos, y nada más. Cuando yo transmito eso a ella, ella se ve sorprendida que recuerde todo lo que ha comido. —Dijiste que podía confiar en ti— le miro a los ojos cuestionando. —Christian, no es que todos los días tenga una conversación como la que hemos tenido. Por lo tanto, te agradecería si me das un descanso, por favor— dice ella con fervor. No hay suficiente razón. Ella lo necesita para mantenerse saludable. —Yo quiero que estés en forma y saludable Anastasia— le digo. —Lo sé— murmura, mordiéndose el labio de nuevo con aire ausente. Cierro los ojos y respiro profundamente, y cuando los abro, mis ojos están llenos de deseo y necesidad. —En este momento Anastasia, lo único que quiero hacer es sacar ese vestido de ti— le digo con voz ronca. Ella traga. Su cuerpo cambia. Puedo ver el deseo en ella también.

Pero, dice —eso no sería una muy buena idea— murmura en voz demasiado baja. —No estamos solos, sin embargo— ella dice. — ¿Quieres salir? — Digo incrédulo. —Sí— susurra. Le doy una sonrisa salaz de nuevo. —Podrías ser la que abandone— le digo sugestivamente. ¡Dios! La quiero tan mal esta noche. Cuando está sentada delante de mí en ese vestido morado, con ese pelo, las piernas, y esos labios, retorciéndose, recordándome cómo se retorció con mi tacto, y la capacidad de respuesta que tiene. ¡Cómo estoy cerca de ella! ¡Me está volviendo loco! Voy a salir de mi... ¡Está cerca pero tan lejos! ¡La quiero, la necesito, aquí mismo, ahora mismo! —No estoy seguro de que soy lo suficientemente dulce Christian— susurra. ¡Oh, no estoy de acuerdo señorita Steele! ¡Te he probado, y tú eres la cosa más dulce que he tenido! —Anastasia— le digo —eres la cosa más deliciosa que he probado. —Pero Christian— dice ella con timidez —utilizas el sexo como un arma. En realidad no es justo— susurra, la mirada fija en sus pequeñas manos. Luego levanta sus hermosos ojos azules, y ve en los míos, a través de ellos. Su mirada me sorprende. Ella puede ver a través de toda la mierda que me rodea. Puede ver el verdadero yo. Mis cejas se disparan por la sorpresa. Tomo una actitud pensativa. Tiene razón, por supuesto. —Tienes razón Ana— dije mirándola—. Uno utiliza cualquier herramienta que esté disponible a su disposición. Eso es lo que conozco. Es mi herramienta, mi arma, mi tesoro, mi arsenal. ¡Pero no cambia el hecho de lo mucho que te deseo, y quiero! ¡Aquí mismo! ¡Ahora mismo! — Digo con toda mi pasión. Mi mirada nunca dejándola, veo su deseo en subida. Esto me da una idea. —Quiero probar algo— le digo en voz baja. Ella frunce el ceño, a la defensiva, cuestionándome. Poco a poco me inclino, y en voz baja y seductora digo.

—Si fueras mi Sum, no tendrías que pensar en eso. Sería muy fácil. No tienes que pensar si estuvieras tomando la decisión correcta, o si en el lugar era el lugar correcto. Todas esas decisiones se tomarían por ti. Yo, como tu Dominante, haría esas decisiones por ti. Ves Anastasia, sé a ciencia cierta lo que tú quieres, y yo quiero, en este mismo momento. Una mirada de sorpresa cruza su rostro. Ella quiere saber cómo me di cuenta. —Bebé, te puedo decir, porque, todo está en tu lenguaje corporal. Estas enrojecida por el deseo, porque eso produce como un precursor de sexo. Tus cambios de respiración para acomodar a toda la sangre corriendo a la superficie. Y ahora mismo, estás presionando los muslos juntos, porque estás tratando de reprimir tu impulso por mí. Ella me da una mirada de WTF. — ¿Cómo sabes de mis muslos? — dice incrédula. —Uno presta atención. El mantel se movió con el movimiento de tus piernas, y he aprendido a leer un cuerpo bien en los últimos años. Experiencia. Pero no me equivoco en mi conclusión, ¿no? — le digo, y ella vuelca aún más la mirada hasta sus manos. —No he terminado mi pescado— dice ella con timidez. — ¿Prefieres el pescado frío a mí? — Digo incrédulo levantando la cabeza bruscamente. Ella me mira y yo deslumbro hacia ella con deseo, necesidad, fuego y desenfreno. —Pero me dijiste que quieres que coma todo en mi plato— dice ella. ¿Le parece que me importa la cantidad de alimentos que come en este momento? ¡Estoy quemándome delante de ella! ¡Ella me está torturando! ¡Negándose! ¡Rechazándome! ¡Es a la vez muy caliente, y muy frustrante! ¡Es mi veneno y mi antídoto! Tengo que tenerla. Yo sé que ella me quiere... ¿Por qué se me puede negar?

—No peleas justamente Christian— susurra. ¡Nena, yo sé! Esto es todo lo que sé. Tengo que ganar. Está en mi naturaleza. —Nunca lo he hecho— simplemente declaro. Yo soy el dueño de mi juego. Yo sé cómo se juega, y he aprendido muy bien, por cierto. Y ella es tan inocente y con tan poca experiencia, no será capaz de resistir a lo que tengo que ofrecer. ¡Ahora mismo, quiero joderla! La tomaría sobre la mesa si concediera. Ella frunce el ceño, y sus párpados ligeramente encapotan sus ojos. ¡Va a contrarrestar la ofensiva! Toma un espárrago. ¡Luego, lentamente, y deliberadamente se muerde el labio mirándome! ¡Luego de tomar los espárragos en la mano, chupa en la boca! ¡Ella está tratando de sacarme de quicio! Intentando que caiga en mi propio juego. Mis ojos se abren. — ¿Qué estás haciendo Anastasia? — le digo con los dientes apretados. Sonríe dulcemente, y muerde con los dientes la punta del esparrago diciendo—: Estoy comiendo mis espárragos—. Mi erección sólo se disparó, y trague. Ella va a hacer que convulsione sin siquiera tocarme. Me muevo en mi asiento para dar más espacio a mi creciente erección. —Yo creo— le susurro inclinado hacia adelante —que estás jugando conmigo— le digo. Como siempre lo haces. Ella bate sus pestañas, y mira inocentemente, como una niña buena del sur, dice ella cortésmente — estoy terminando mi comida, señor Grey. El maldito camarero entra justo en ese momento, mirándome. Estoy enojado con la intrusión, y él lo sabe. Pero yo asiento a él, para que pueda recoger los platos. Anhelo por ella. Me muero de deseo, y estoy a punto de arder. Tendré que tenerla aquí, o llevarla a mi suite. No creo que lo pueda hacer en mi suite. ¡Yo podría reclamarla en el ascensor! Cuando el camarero sigue ahí, yo también podría ordenar que se vaya. Yo le pregunto si le gustaría irse. —No, gracias Christian— dice añadiendo cortésmente, y rompe por completo mi corazón —creo que debo irme—. ¡No, no! ¡Esta es una escena de mi sueño!

— ¿Irte? ¿Por qué? — Soy incapaz de ocultar mi asombro y sorpresa. El camarero corretea fuera de la habitación a toda prisa por miedo de mi reacción. —Sí, sólo tengo que irme—. ¡Mi deseo por ella está saliendo de mis poros, estoy tan desesperado por ella! —Los dos tenemos la ceremonia de graduación de mañana— dice ella con timidez. Me levanto y digo inclinándome — ¡Yo no quiero que te vayas! —Por favor, Christian, tengo que hacerlo— responde. — ¿Por qué? — ¿Por qué me deja? Tengo miedo. ¡Recuerdo esta escena, desde la más horrible pesadilla que he tenido! —Tengo mucho que considerar, que has puesto mucho en mi plato mental. Creo que necesito un poco de distancia para pensar con claridad— afirma mirando sus manos. —Puedo hacer que te quedes— amenazo como lo hice en mi sueño. ¿Es esto también un sueño? —Sé que podrías... muy fácil, de hecho...— ella me mira suplicante. Ella también me quiere, pero ¿por qué te vas bebé? ¿Por qué te me niegas? — Pero, no quiero que lo hagas. Estoy exasperado. Me paso la mano por el pelo. Luego, busco en ella. Con la intensidad de los dos últimos días que he tenido sin ella, y esa sesión que tuve con John esta mañana, le digo —Anastasia, cuando te despatarraste a través de las puertas de mi oficina, y eras tímida, y 'sí señor', 'no señor', pensé que podrías ser una sumisa. Pero ahora lo dudo, y estoy descubriendo que apenas puede ser que no tengas un solo hueso sumisa en tu cuerpo delicioso—. Estoy tenso. No sé cómo va a llevar a mi honestidad. ¿Quiero seguir persiguiéndola? Ella mira hacia abajo, y de nuevo a mí. —Puede que tengas razón Christian— dice. En ese momento tomo una decisión.

La quiero. ¡MAL! ¡Quiero tener una oportunidad con ella! ¿Por qué está toda contra mí en esto? ¿Ella no puede ver lo mucho que la deseo? —Anastasia, quiero tener la oportunidad de explorar esa posibilidad, que sí tienes esa tendencia. Podrías tener eso— murmuro. Una gran cantidad de emociones cruzan a través de su cara. ¡Yo sé que ella me quiere! Sé que me desea. Sé que no puede estar a delante de mí, conmigo, porque sabe que la atracción es inevitable, ineludible, que no vamos a ser capaces de mantener las manos fuera de sí. Pero, sin embargo, ella está optando por correr. Ella quiere "Más" como lo hizo en mi sueño. Soy capaz de leerlo en su comportamiento. Miro hacia ella, acariciando la barbilla y el labio inferior que tanto amo. —No sé de ninguna otra manera Ana. Este soy yo. Esto es lo que soy—. Susurro con fervor. —Yo sé— dice tristemente, mirada triste en su rostro. Otro momento de mi sueño. Me inclino para besarla. La quiero mucho, me estoy quemando por dentro. ¡Soy un hombre en llamas! La miro, buscando su aprobación, su permiso. Ella llega hasta el resto de nuestra distancia encontrando mis labios. Empiezo a besarla. Sus manos viajan en mi pelo torciéndolo, tirándolo, y tratando de fusionarse a sí misma en mí. Mi mano se desplaza de su nuca a su espalda, mi otra mano se desliza hacia abajo en la espalda, y estamos completamente contra el otro. Nuestras bocas y labios explorándose entre sí, abriéndose, jadeando, lenguas retorciéndose y caricias. Nos hacemos uno con el beso, la pasión aumenta. ¡La quiero! La necesito. Tengo que tenerla. Ella simplemente no puede salir. — ¿No puedo convencerte para quedarte? ¡Por favor! — Respiro entre besos. —No— dice con firmeza.

—Por favor, quédate. Pasa la noche conmigo Ana—. Digo. — ¿Y que no pueda tocarte? No puedo—. Doy un gran gemido. —Bebé, eres imposible— le digo tirando hacia atrás, y veo una expresión diferente en ella. ¡Ella está corriendo! Ella me está dejando. — ¿Anastasia? ¿Por qué suena esto como un adiós? — le digo. He estado aquí. ¡He tenido este momento antes! ¡Ayer por la noche! ¡Y murió en mí! Mi nivel de ansiedad aumenta. —Eso es porque ya me voy— dice ella no convenciéndome. Me inclino hacia abajo y digo a través de los dientes apretados — ¡eso no es lo que quiero decir, y tú lo sabes! Cierra los ojos, respira profundo. ¡Oh Dios! ¡Ayer por la noche! ¡He tenido este momento anoche! —Christian, necesito pensar. No sé si puedo hacer esto. No sé si esto puede funcionar, o si este es el tipo de relación que quiero— dice ella. Cierro los ojos. No quiero volver a la noche de ayer. No voy a perseguirla. La quiero viva. Viva, respirando, feliz. Presiono mi frente contra la de ella, y los dos nos tranquilizamos. La beso en la frente, profundamente inhalando su aroma que huele a su pelo, tratando de memorizarla, recordarla. Finalmente la libero y doy un paso atrás. —Como usted quiera, señorita Steele— digo. —Te acompañaré hasta el vestíbulo—. Ella habló de sus términos, y yo hablé de los míos. Yo no hago el amor, no hago "Más". Puede que tenga razón. Esto no puede ser para mí, o para ella. Profeso mi mano hacia ella. Le pregunto si tiene su billete de aparcamiento. Ella lo saca fuera de su bolso y me lo da a mí. —Gracias por la cena Christian— murmura.

—Siempre es un placer Anastasia— le digo, pero mi mente está disparando en todos los pistones. ¿Quiero que se vaya? ¿Sólo esta noche? ¿Qué hago? ¿A quién carajo estoy engañando? La quiero y esa es la línea de fondo. ¿Cuándo yo, Christian Grey, retrocedo ante un nuevo desafío, porque es difícil? ¡No está en mi naturaleza! Voy a ver a través de esto. No voy a dejar que se me escape. Las fronteras siempre pueden ser renegociadas. Ella levanta la vista hacia mí, como si me estuviera mirando por última vez, como si nunca fuera a verme de nuevo. ¡También me quiere! ¡Ella me quiere! ¡Tenemos que arreglar esto! ¡Tiene que trabajar! ¡Mi corazón se está rompiendo en mil pedazos! Me estoy muriendo con una nueva muerte cada segundo con la idea de que ella puede desaparecer de mi vida. ¡Incluso la idea de que, de no haber pensado en ella, al verla, su olor o escucharla es una nueva puñalada en mi corazón oscuro! Mi mirada se encuentra con la de ella, intensa, ardiente. —Dijiste que te estás trasladando este fin de semana a Seattle. Si tomas la decisión correcta, ¿puedo verte el domingo? — le digo, vacilante. Esta es la primera vez que tengo un desliz en mi control. —Ya veremos. Tal vez— ella respira. Siento alivio por un segundo, con la conciencia de que ella tendrá la mente abierta. Pero ella está temblando en su vestido. —Anastasia, hace frío ahora, ¿no tienes una chaqueta? — Le pregunto. —No— ella dice. Me quito la mía de los hombros, y se la pongo a ella. —Yo no quiero que te enfermes—. La veo momentáneamente cerrar los ojos y aspirar mi olor en la chaqueta. Mi corazón da un vuelco. ¡También me quiere! Entonces me da la sorpresa de mi vida cuando el valet conduce su auto. ¡Es el VW de mierda de mi sueño! Mi boca se abre con el shock y por la sorpresa.

— ¿Es este tu coche? — Pregunto horrorizado, aún con shock en mi cara le doy una propina al mozo. No puedo dejar de decir—: ¿Es apto para circular? — Como lo hice en mi sueño. —Sí— dice ella. ¡Qué bueno! Algo es diferente, y el sentimiento ominoso aún no me ha dejado. — ¿Pero va a llegar a Seattle con seguridad? —Por supuesto— dice ella exasperada. ¡Oh, no! ¡Aquí viene! — ¡Sé que es viejo, pero ella es mía, y mi padrastro la compró para mí, y si es apto para circular! Puedo rectificar esta situación tan fácilmente. ¡Ella no necesita estar en esta basura, una trampa mortal! ¡Me preocupo por ella, incluso si ella no estuviera conmigo! —Oh, Anastasia, podemos hacer algo mejor que esto. — ¿Qué estás tratando de decir? — dice mientras nos percatamos de ella. — ¡No puedes, no me vas a comprar un coche! — dice. La fulmino con la mirada. ¡Qué poco me conoces bebé! No quieres desafiarme en esto. Soy un hombre que siempre se sale con la suya. —Pensaremos en eso— le digo con fuerza. Abro la puerta del conductor para ella. Ella tiene que quitarse sus zapatos porque no hay apenas espacio en el piso. ¡Ok, te voy a conseguir un coche! ¡Este pedazo de mierda no es apto para circular! Mis ojos son oscuros con preocupación. ¡Si hubiera firmado su documento, no se alejaba de ese pedazo de caja de muerte móvil! ¡Tal como es, ella me ató las manos en alto, dejándome indefenso! —Maneja con seguridad— le digo en voz baja. —Adiós, Christian— dice ella con voz ronca, desesperada. “¡No, no! Esta no es la pesadilla. Ella va a estar bien,” me digo. Estaba herida y rota.

¡Está profundamente debajo de mi piel! ¡Hizo un hogar para ella a un nivel tan profundo, no puedo sacarla! ¡Ella es la que me jode la mente! ¡No puedo hacer una cosa maldita al respecto! Tanto mis manos corren por mi cabello en doble exasperación mientras observo su cacharro de coche en la distancia. Me doy la vuelta, y tengo el impulso de correr a mi habitación, pero yo arreglo mi rostro impasible, y poco a poco vuelvo a pie de los ascensores. Presiono el botón de llamada. Y su recuerdo aún está fresco aquí en este ascensor, una vez más. ¡Ella me está desafiando, está jugando en mi propio juego, y me gusta inmensamente! ¡La quiero más de lo que siempre quise nada más en mi vida! ¿Qué es eso? Me encuentro a mí mismo entrando en mi habitación, y mis pies se abren camino a mi ordenador portátil. Le escribo un mensaje. Quiero saber por qué se fue, ¿por qué ella no me quería a pesar de que he podido leer el deseo, la necesidad, el anhelo de ella? _______________________________________________ De: Christian Grey Asunto: Esta noche Fecha: 25 de Mayo de 2011 22:02 Para: Anastasia Steele

¿Por qué correr esta noche Anastasia? No entiendo. Espero fervientemente que me las arreglara para responder a todas tus preguntas a tu satisfacción completa. Sé que es mucho para digerir, y tienes mucho que pensar, pero espero sinceramente que des a mi propuesta de una seria consideración. Quiero tan mal que esto funcione. Vamos a tomar las cosas con calma. Por favor, confía en mí.

CEO Christian Grey, Gris Enterprises Holdings Inc. _______________________________________________ Tengo que encontrar una manera de convencerla. ¿Cuándo he huido de un desafío? ¡Yo sólo la quiero a ella! Este hecho no va a cambiar. La pregunta entonces es lo mucho que la quiero. ¿La quiero tanto que me gustaría ir a extremos que no había pasado antes en la búsqueda de una mujer? Una respuesta a eso. Un rotundo "¡Sí!" ¡No quise nada más antes! Sé que tiene temores. Pero es sólo porque ella no sabe las alturas del placer que puede subir. ¿Cómo puedo convencerla? Mi pesadilla casi se hizo realidad, porque tiene miedo de lo que le pido, y ella quiere más. La pregunta del Dr. Flynn es rotunda en mi mente ahora—: ¿Deseas poseerla? — Es difícil de poseer, casi imposible. Pero quiero poseerla. Reclame su cuerpo y alma mientras ella me reclamó. Pero, ¿cuánto estoy dispuesto a ceder? Ahí está esa palabra otra vez: "Compromiso". ¿Puedo cambiar los límites de mis reglas para dar cabida a un compromiso para ella? Tal vez pueda probar. ¡Para ella! ¿Qué me hace ella a mí? ¡Estoy rompiendo todas mis reglas por una mujer joven inocente! ¡La idea de que ella se ha ido, estando en posesión de otra persona, la tutela, el amor, el sexo me está matando! Me paseo de ida y vuelta en mi suite. Exasperado, frustrado sexualmente, negado, desafiado, con una negociación en descomposición, en concesión cerca, aunque estoy todavía en el modo de negociación: ¡Todo por una mujer joven cuya primera experiencia sexual es sinceramente tuya! Ella no tenía novios reales, o incluso muchos besos sospecho, sin embargo, ella tiene esta habilidad innata para confundirme. ¡A mí! A Christian Grey que niega a otros, a los que se someten a los demás. Luego de la graduación de mañana es crucial. Ella tendrá que verse conmigo. Tengo que hacer que cuente.

Espero que Anastasia me escriba de nuevo. Quiero asegurarme de que llegó a casa de manera segura en esa trampa mortal de ella. Le mando un texto: * ¿Estás en casa a salvo? * 10 minutos, no hay respuesta. Yo le envió otro texto de nuevo. * Llámame * Espero, y espero. No hubo respuesta. Yo la llamo. Ella no responde. Cuelgo. Puedo marcar de nuevo. Y una vez más, ella no respondió. ¿Llegó a casa a salvo en esa trampa mortal? Estoy nervioso. No debí dejarla ir. ¿O debería haberla seguido a su casa para asegurarme de que llegó allí con seguridad? ¡No! Eso nos lleva de vuelta a la pesadilla. Decido enviarle otro mensaje de correo electrónico: _______________________________________________ De: Christian Grey Asunto: Esta noche Fecha: 25 Mayo 2011 23:59 Para: Anastasia Steele

Anastasia, me preocupa que no llegaras a tu casa en el coche tuyo. Quiero saber si estás bien.

CEO Christian Grey, Gris Enterprises Holdings Inc. _______________________________________________

Me quedo un poco más de tiempo para pulir el discurso que tengo que dar en la graduación de mañana. Espero el correo electrónico o de texto de Anastasia, pero no consigo nada. La llamo una última vez antes de irme a la cama preocupado. Ella no responde. ¿Está bien? ¿Ha llegado a su casa o simplemente me ignora? Mientras ella haya llegado a casa, puedo ser ignorado. Mi deseo se acumula aún más por ella. Los pensamientos de ella están siempre presentes en la vigilia y el sueño. ¡Cómo me confundes Ana! Entro en el dormitorio, me quedo sólo en mis bóxers, y me tumbo en la cama mirando en el techo con los pensamientos de Anastasia.

El fotógrafo se envuelve alrededor de su cintura como la tela estática se aferra a su cuerpo. ¡Tanto irritante y como desagradable! Estrecho mis ojos, interrogándola. — ¿Por qué Ana? — Yo le pregunto con fervor. —Debido a que él está dispuesto a darme más. Más de lo que estás dispuesto a ofrecer. — ¡Ella necesita más que tu dinero y tu sexo desviado idiota! — dice el fotógrafo. No le hago caso. — ¿Qué es lo que quieres Anastasia? ¡Dime! — Ruego a ella. —Más de lo que estás dispuesto a darme Christian. ¡Más que el sexo, más que el dolor y el placer, más que un dominante que quiere poseerme! ¡Quiero un novio que me ame! —

— ¿Y crees que esa pequeña mierda te puede amar como yo? — Sus ojos se abren cuando él me mira con rencor, listo para matar. Vuelve los ojos latinos en mí y prácticamente gruñe: — ¡Por supuesto que la quiero, idiota! ¿Qué es lo que tienes que ofrecer además de lo que has dado hasta ahora? Hmm, ¿qué sería eso? Oh, sí, ¿una dosis concentrada de miseria? — Sigo ignorándolo. Me dirijo a Anastasia agarrando su brazo, deseando que ella venga a mí. — ¡Tú no me amas Christian! Sólo quieres lo que mi cuerpo puede dar. ¡Eso no es suficiente para mí! — ¿Quieres los corazones y las flores? — Le pregunto. —Sí. Y más. Quiero amor— susurra. — ¡Porque Te amo! Pero, no estás dispuesto a corresponder— su última declaración se convierte en mi perdición. Soy como Heathcliff de nuevo encontrándome declarando mi amor hacia ella con sus palabras. — ¡Si él te ama con todo el poder de su alma para toda la vida, él no podría amarte tanto como yo lo hago en un solo día! — Digo exasperado, y total — ¡Nadie puede amarte como yo puedo, y mucho menos este pedazo de mierda! —Entonces, ¿por qué nunca me lo demuestras? — dice mirándome con sus grandes ojos azules su mirada fija en la mía. La tomo en mis brazos, y nuestro beso nos consume.

Traducido y Corregido por Jesica y Giovanna AMV

a mañana me encuentra con más firmeza: ¡Anastasia Steele, vas a conseguir mi mejor pelea hoy bebé! Si quiero algo, no pierdo. ¡Y ahora mismo, no hay nada que desee más, ninguna adquisición es tan grande, ninguna empresa es tan valiosa, ninguna mujer merece la pena seguir! ¡Tengo ojos solo para ti! No voy a renunciar a finalmente a reclamar que seas mía, sobre todo ahora, cuando sé que me quieres demasiado. No puedo dejar que los detalles determinen la relación que podemos tener. Voy a poner todas mis cartas, y tener un par de trucos en mi manga. ¡Yo realmente no quiero perderla, la idea de perderla, para que pudiera deslizarse a través de mis dedos ni siquiera por un minuto, asusta la vida fuera de mí! ¡Si ella no hubiera correspondido a mis sentimientos, no me hubiera deseado con tanta fuerza como lo hago, no hubiera sido mi sol, si no me besara con tanta pasión, hiciera el amor con tanta pasión, si no tuviera esa mirada cuando me quiere en sus ojos y la tristeza cuando está dispuesta a renunciar a pesar de todo lo que ella siente por mí a causa de sus propios principios, no la habría perseguido tan fuertemente no importa lo mucho que me gustara y la deseara!

Pero ella lo hace, y no puedo escapar de su tirón. ¡Estoy con ella, lo que ella es para mí! No sólo es bella e inteligente, pero también está basada en principios. Sabe lo que quiere, lo que desea. Puede ser inexperta, pero cuando siente algo que cree firmemente, actúa con fuerza a pesar de que puede asustarse terriblemente, y va a ir a por sus principios, incluso si se rompe su corazón y el mío en un millón de piezas. ¡Esa es la cosa más sexy que he visto! Ese es mi dolor y el placer... ¡Me gusta, la quiero, le quiero, me siento muy fuerte por ella, con emociones que no estoy familiarizado con las cuales no tengo ninguna manera de nombrar! ¡Puede que no sea un caballero, pude haber nacido de una puta del crack, puedo ser un fanático del control, un conductor de esclavos, un megalómano, pero conozco y sé reconocer el honor! ¡Eso es algo que trabajo para conseguir una buena cantidad de control para lograr, es un principio con el que me crie y eso es algo que veo en ella! ¡Actúa sobre él, y estoy total y absolutamente cautivado! Es una mujer rara, y he venido a reconocer eso. Sólo alguien digno de ella puede reclamarla, y qué suerte que fui yo quien la reclamó sin entender completamente su valor, pero no puede ser contenida. ¡Quiero ser digno de ella también! Ella me hace querer ser un hombre mejor. Puede ser un tornado en mi alma, pero me encanta lo que suscita en mí, que me mantiene en mis dedos de los pies, sin saber lo que va a decir o hacer a continuación. Aunque a una parte de mí le encantaría domarla dentro de ciertos límites, diablos, a quién engaño, me encantaría domarla, y punto, pero "Compromiso" preservaría sus mejores cualidades, mientras que cincelaría sus asperezas. Voy a utilizar todas mis habilidades de negociación para lograr ese fin hoy. Resígnese Señorita Steele... ¡Porque Ana, nena, yo soy el hombre para ti! Voy y entreno con Taylor temprano en la mañana. Taylor sostiene el saco de boxeo, y golpeo y pateo la mierda de él. Sus ojos se abren en mi afán, la ira y el deseo reprimido y él sabe por qué.

— ¿Va a estar viendo a la señorita Steele hoy señor? — me pregunta tentativamente. —Sí— le digo rotundamente, a continuación, lo modifico —no es definitivo, pero lo intentaré— le digo. — ¡Buena suerte señor! — dice como si fuera a una misión de rescate en territorio enemigo. Hago una pausa por un segundo y trato de no sonreír. Golpeo la bolsa por última vez. Treinta minutos más tarde, me voy a mi habitación, pido el desayuno, y tomo una ducha. Me puse el traje de plata y lo personalicé con mi corbata de plata, que se convirtió en mi favorita en las últimas semanas. Taylor me conduce a la universidad. Cuando hago mi camino a la oficina del Canciller, Taylor susurra en voz baja, pero sigue siendo un sonido firme diciendo: Cuando me vuelvo a mirarlo, él tiene el rostro impasible de — ¡Vaya a por ella señor! — asiento con la cabeza en respuesta. ¡Esta espera le está poniendo de los nervios también! El canciller arrastra las palabras en cortesías de conversación, y me presenta al resto del personal. Me dirijo rápidamente a su alrededor y digo—: Quizás debería hacer mi camino hacia el escenario. Quiero revisar mi discurso una vez más— aunque no necesito mirar nada. Tengo muy buena memoria, y puedo recitarlo después de la primera lectura. Dirige a su Asistente para que me muestre el camino, pero yo digo—: Yo sé que la señorita Katherine Kavanagh va a dar el discurso de despedida. Si ella está cerca puede ser capaz de llevarme a donde necesito estar—. Eso sorprende al Canciller. Digo —la señorita Kavanagh es una amiga de la familia— explico a propósito. Ella viene de una población rica que no debe sorprender al Canciller que nuestras familias se conocían. Él en vez manda a su asistente para localizar Kate. El asistente regresa con ella que me da una sonrisa socarrona. ¿Qué tiene bajo la manga? —Hola Christian— ella dice educadamente e inquebrantable de mí o de la compañía. Su enfoque es intimidante pero educado, profesional y amable convence al canciller y eleva el valor de Kate una muesca en sus ojos.

—Hola Kate— le digo y ella se extiende la mejilla derecha de un gesto amable y me planta un beso amistoso, y social en ella. El Canciller, y sus Vice Rectores, así como el asistente son muy bien acogidos en este intercambio y el Canciller cortésmente con una pequeña reverencia en su voz le pregunta a Kate —señorita Kavanagh, ¿serías tan amable de acompañar al Sr. Grey a su asiento en el podio por favor? A él le gustaría revisar su discurso. —Seguramente, Canciller— dice educadamente, y está a la cabeza. Una vez que están fuera del alcance del oído, me vuelvo y le pregunto. — ¿Acaso Anastasia llego a casa ayer por la noche? — Fervientemente y preocupado. —Sí que lo hizo— dice con rotundidad. — ¿Estás segura? — Le pregunto frunciendo el ceño. —Por supuesto, la he visto esta mañana. Escuchó mi ensayo del discurso. ¿Por qué lo preguntas? — dice. —No hay razón— le digo. —Quería asegurarme de que ella llegó a su casa, pero no me llamó— le digo. Ella entrecierra los ojos con su mirada de reportero tiburón en mí, mirándome directamente a los ojos—: ¿Estás tratando bien a mí mejor amiga? ¿Verdad? — Ella pregunta con un trasfondo de amenaza. —Sí— le dije con firmeza. — ¿Por qué parecía molesta esta mañana, entonces? — Ella pregunta. — ¿Ella estaba molesta? — le digo mi voz levantándose media muesca.

—Sí que lo estaba. A pesar de que utilizó su técnica de distracción patentada, pero si vives con alguien durante cuatro años, llegas a aprender su capricho lo suficientemente bien. ¿Qué le hiciste para hacerla molestarla? — Acercando más la mirada amenazante. La miro fijamente a su vez. — ¿Qué dijo? — Pido con fuerza. — ¿Por qué te diría? — me señala su dedo derecho en el pecho. Estrecho mis ojos hacia ella. — ¡Porque yo estaba preocupado por ella en esa trampa mortal que ella llama su coche, y quería asegurarme de que llegó a su casa en una sola pieza! ¡Si fueras una buena amiga te preocuparías por su bienestar, que sería en la misma página en que estoy yo! — le dije quitando el dedo cortésmente. — ¡Oh Christian! ¡Lo siento! Por supuesto que estoy preocupada por ella conduciendo ese coche, pero tienes que entender. Ella no tiene cantidades ilimitadas de dinero, al igual que algunas personas— dice dándome una mirada mordaz. —No puedes criticarla de esa manera y hacer que se sienta mal consigo misma— dice. Pero sé que mi declaración desarmó a Kate para que ella sea locuaz como ésta sobre Anastasia, que de otro modo no sería. —Ella debe haber estado preocupada por algo, pero así es Ana— dice —yo pensé que era sólo el nerviosismo de graduación. Ella está muy cerrada cuando se trata de sus sentimientos. Ahora que lo pienso de ella, estaba desviando mi atención, y ya que estaba preocupada con mi discurso, no presté tanta atención como debería haberlo hecho. Asiento con la cabeza. Estamos en el podio ya. El auditorio está lleno de gente, y tenemos que levantar la voz para oírnos mejor. Los estudiantes y sus padres están tratando de localizar a sus asientos en el caos antes del podio. —Hazme un favor después de que se complete el inicio— le digo con firmeza. —Depende de lo que me pidas— dice ella sin pestañear.

—Déjame ponerlo de esta manera, entonces: Quiero que encuentres a Anastasia después de la apertura, y la mandes a mí— le digo con mi mirada penetrante en ella. Para su crédito, ella no vacila. — ¿Por qué debería hacer eso por ti? — Ella pregunta. —No estás haciendo esto por mí. Estás haciendo esto para tu mejor amiga que va a conseguir ser mucho más miserable, si no consigue hablar conmigo— le digo con firmeza, de manera constante, y con intención. — ¿Por qué iba ser miserable? ¿Vas a hacerle daño? — Ella pregunta amenazante, casi desafiándome. Estoy desconcertado. — ¡Por supuesto que no! — le digo. Ella está en su modo de gallina madre otra vez que he presenciado antes. — ¡Porque si le haces daño de ninguna manera Grey, voy a tener tus bolas en un plato! — dice con una amenaza maliciosa inesperada de una chica que es bonita, pequeña y no amenazante en apariencia. —SI— le digo enfatizando — ¡si no consigues que hable con ella después de la graduación, ella recibirá daño, y no por mí, ya sea! Todo va a estar en tus manos. Se supone que tengo que regresar a Seattle. Podríamos tener algo especial entre nosotros, pero ella puede sentirse amenazada de lo que soy, de mi riqueza. Quiero que ella pase a través de ellos. Pero si no lo hace— le digo al azar —voy a pasar. Soy un hombre muy ocupado Katherine, no tengo tiempo que perder— le digo sin querer dar demasiado como para huir. Ella mide lo que estoy diciéndole, y puedo ver que ella está dándole vueltas en la cabeza. —Sólo encuéntrala para mí después del comienzo— digo con firmeza. —Está bien. La llevaré a ti. Pero mi amenaza está en pie. Si le haces daño, son tus pelotas...— dice con una gran cantidad de implicación. Y el tema está cerrado. —Tenemos que esperar a que todo el mundo tome sus asientos—dice cambiando de tema.

A las once en punto el Canciller y sus Vice Cancilleres vienen y toman su asiento. Los profesores, y otros se alinean, y Katherine y yo acabamos en la última fila. Cada uno de nosotros tomamos nuestros asientos, y termina la conversación. Los estudiantes han tomado sus asientos ante nosotros en el salón de actos, mientras que los padres y amigos se sentaron en las gradas. Las voces son más fuertes y después de que todos hayan tomado sus asientos, los estudiantes se levantan y aplauden el protocolo en fila delante de ellos. Una vez que los aplausos terminan, todos nos sentamos de nuevo. Como me siento, puedo deshacer el botón de la chaqueta de traje gris de un solo pecho revelando mi corbata de plata. En caso de que los ojos de la señorita Steele me encuentren y brillen en mí, ella verá lo que quiero decir. El Canciller se levanta, se acerca al podio, y comienza el procedimiento con su discurso. Tengo los ojos lentamente, y discretamente en busca de ella en el mar de los estudiantes que están usando la misma gorra y bata. Busco por ella como un planeta perdido en busca de su sol. No es una... No, no esa morena. No ella... Exploro las caras una a una en gestión para mirar desinteresada y casual. ¡Ahí está! Nuestras miradas se bloquean. ¡Ella estaba tratando de esconderse en su asiento! ¿Por qué? Me quedo mirándola manteniendo el anhelo de mi mirada. Impasible, en blanco. Pero interrogante. Incluso desde esta distancia, sé que encontré a mi sol. Encontré mi lugar. Localicé mi alma. Ella está aquí. Es a la vez un alivio y exasperación. Ella está bien, pero no ha respondido a mis e-mails, o mis llamadas, ni tampoco los devolvió. ¿Por qué haría eso? ¿Por qué está tratando de huir de mí cuando puedo verla retorcerse en su asiento incluso cuando estoy tan lejos? Yo sé que ella me quiere a mí. ¡Puedo tener el mismo efecto sobre ella que ella tiene en mí! ¡Los dos estamos perdidos sin nosotros! En sí nos encontramos. Su mirada baja a la corbata, y tiene el efecto que yo esperaba hacer. Esto es sólo calor bebé.

Todavía tengo mis planes de reserva de Full House, Cuatro de una clase, y escalera de color. ¡Sí, tengo la intención de ganar hoy! Una pequeña sonrisa se arrastra para arriba en mis labios mientras ella se retuerce en su asiento se vuelve un poco más evidente, aunque está tratando de ocultarlo. Está recordando exactamente lo que hicimos con la ayuda de este pequeño lazo que ahora es mi arsenal improvisado favorito. Pero ella retorciéndose está haciendo su trabajo en mí, y siento que estoy consiguiendo una erección. ¡Maldita sea! Tiene que ser suprimida dada la actual compañía. Cierro los ojos tratando brevemente para escapar de su encanto. ¡Porque si me quedo mirándola, puedo también estar dando mi discurso con una tienda de campaña que empuja fuera de mis pantalones! Cuando abro los ojos, mi mirada indiferente está de vuelta con firmeza, y miro fijamente al Canciller cuya visión es segura para apagar el fuego. Cómo cambio mi mirada a las cosas ordinarias, y finalmente encuentro el objeto inanimado no peligroso en el logo de la escuela colgando justo encima de la entrada. Sería imposible para mí la mirar de nuevo sin los efectos evidentes desde que he tenido esta energía sexual reprimida durante días, mi deseo desbordante, y dado que la pasada noche junto a la señorita, no puedo correr el riesgo. ¡Nada sin tenerla, reclamándola, haciendo el amor con ella, pues a lo mejor puede venir después, por lo que siento en este momento tengo que follar en todas las formas posibles durante un día entero y la noche, sólo para apenas atenuar este maldito fuego que me está consumiendo! Así que mantengo mi mirada lejos de ella. Me aparté de mis ensueños después de oír el nombre de Katherine Kavanagh llamando a su discurso de orador. Ella cautiva a la audiencia que no me sorprende, ya que ha dominado a trabajar la multitud, es la hija de su padre. Sin embargo, todavía estoy impresionado con la entrega de sus líneas. Una vez que ha hecho su discurso, el público se vuelve loco, y ella recibe una ovación de pie, sus compañeros animándola. A continuación, el Canciller me presenta diciendo—: Ahora me gustaría presentarles a un joven empresario que ha sabido encontrar su lugar no sólo en el Estado de Washington, sino en todo los EE.UU., así como en el escenario internacional.

Él es también un importante benefactor de la Universidad Estatal de Washington. Demos la bienvenida a Christian Grey— y con esa introducción, es mi turno para dar mi discurso. Al oír mi nombre, el público presente da un aplauso cortés pero tenue. Tomo mi lugar en el podio. —Estoy totalmente agradecido y muy conmovido por los elogios otorgados a mí por el Rector en nombre de WSU. ¡Gracias! Esto me presenta una oportunidad única para hablar de la Escuela de Ciencias Ambientales en la WSU está haciendo lo que es bastante impresionante por decir lo menos. Nuestro objetivo es desarrollar métodos viables y ecológicamente sostenibles de agricultura para los países del tercer mundo, y en última instancia, ayudar a erradicar el hambre y la pobreza en todo el mundo... Voy a hablar de África, al sur del Sahara y los países de América del Sur, donde la destrucción ecológica está causando estragos, y causando el hambre. También hablo de mi propia hambre antes de que yo fuera adoptado. Esta pieza es para el beneficio de la señorita Steele. Estoy mostrándome a mí mismo a todos los demás, pero en última instancia, para decirle que soy accesible, que hay más de mí de que lo que tengo que hacer en mí, según sus propias palabras, el Salón Rojo del Dolor. Que no siempre fui rico, que lo he hecho a mi manera. Lo que tengo no era algo que heredé, pero he trabajado excepcionalmente duro para hacer que suceda. ¡Porque yo no quiero volver a ser pobre o estar hambriento otra vez! ¡Nunca! Quiero que se entienda esta parte de mi obsesión por el control, se refiere en cuanto a por qué le pido a comer y terminar lo que ella tiene en su plato. Esto es parte de mi compromiso con ella. Aunque es de registro público que soy adoptado, los detalles de mi pasado no son de dominio público; no es que si eres lo suficientemente curioso no serás capaz de averiguar, pero requiere una gran cantidad de excavación, y esta parte es mía propia para compartir. Ve señorita Steele, puedo ser abierto... estoy poniéndote parte de mi pasado oscuro desnudo para ti...

¡Este soy yo en todo mi ser jodido! Tómame como soy... Por lo general, no me gusta hablar de lo que hago por los demás. Quizás todavía estoy tratando de suprimir el hambre del niño que una vez fui, pero mi equipo me dice que es beneficioso para la universidad para encurtir la conciencia de alguien en mi posición, y se necesita dinero para traer dinero de otros donantes. Al concluir mi discurso, digo—: Este es un viaje muy personal para mí...— discretamente mirándola. Le sonrío a la audiencia al final de mi discurso, e incluso la señorita Kavanagh estalla la pelota aplaudiéndome con fervor. Finalmente ha llegado el momento de la entrega de los diplomas. ¡Pero, hay más de cuatrocientos alumnos para dar diplomas y su apellido comienza con la letra ' S ' por el amor de Dios! Más de una hora, muchos diplomas y un sinnúmero de apretones de manos más tarde, escucho su nombre, y mi corazón tartamudea por un segundo. Estoy aliviado de tenerla en mi clara vista del ojo. Mi mirada se calienta con una mirada en ella, pero sigo siendo vigilado. Ella se acerca a mí, su diploma está en mi mano. Miro hacia ella, y una vez que nuestras manos se tocan y se conectan, la descarga de electricidad empieza a correr entre sí a un ritmo creciente. —Felicitaciones, señorita Steele— digo dándole la mano, apretando suavemente. Deseando que no tuviera que dejarla ir. Me inclino un poco más en ella y le pregunto—: ¿Hay algún problema con tu ordenador portátil? — Y le doy su diploma. —No— dice ella con el ceño fruncido y confundida. — ¿Entonces estás haciendo caso omiso a mis mensajes? — Digo herido, aunque yo empujo la emoción y la escondo bien. —Sólo vi el mensaje de las fusiones y adquisiciones— dice ella confundida. Oh, ella está hablando de la dirección de e -mail que le envié anoche. ¿Por lo tanto, ella no vio los otros mensajes que he enviado?

Al ver la línea avanzar, digo. —Más tarde— y ella se mueve a lo largo de la línea. Una hora más y muchos más apretones de manos, y un buen poco de alumnos embobados y alumnas más tarde, los diplomas están entregados. Una vez que están todos hechos, me aseguro de que no le doy ninguna atención a la señorita Steele. Ella va a estar deseosa, y voy a tenerla y tendrá que rogar por el final de la noche. Los ocupantes del podio, incluido yo mismo y la señorita Kavanagh, desalojamos la etapa sin mirar atrás de ella. Una vez que hemos terminado con la ceremonia, sacudo la mano del Canciller, y me excuso a hablar con la señorita Kavanagh. — ¡Kate! ¡Necesito que vayas a buscar Anastasia ahora mismo! — Ella me mira, pero asiente con la cabeza y se mueve a buscarla. Una vez que Kate se va, estoy ocupado por el Canciller y el par del personal docente que se mueren por conocerme. Siento su mirada en mi espalda mientras camina con su compañera de piso Kate. Giro la cabeza y la veo. —Disculpen señores— murmuro a mi compañía. Le sonrío a Kate, y le doy las gracias. Sin esperar la respuesta de Kate tomo el codo de Anastasia como he quedado sin toda la paciencia que pude reunir, y camino lejos de la multitud para encontrar un lugar privado que se presenta en forma de un vestuario de hombres y yo la llevo a él, compruebo para ver si hay ocupantes, y al encontrarlo vacío, cierro la puerta. Entonces me dirijo hacia ella con toda mi frustración que se había acumulado durante la semana y el resplandor en ella: — ¿Por qué no me has enviado por correo electrónico o me enviaste un mensaje de vuelta? — Pido fervientemente. Ella me mira perpleja, y replicando.

—No he tenido la oportunidad de revisar mi ordenador portátil o teléfono celular hoy día. Sólo ha estado ocupada preparándome—. Luego, cambia el tema. —Pero de todos modos, ese fue un gran discurso Christian. —Gracias— me encuentro diciendo automáticamente cuando años de buenos modales que mis padres han arraigado en nosotros toman el relevo. —Entiendo tus problemas de comida ahora—. Aunque me alegro de que mi esfuerzo trabajó, con menos de dos pulgadas de distancia entre nosotros, me importa un bledo. Estoy doblemente exasperado corriendo las dos manos por mi pelo. ¿Es que no entiende lo preocupado que estaba por ella en esa trampa mortal de coche? Ella no llamó ni escribió, o me testeó de nuevo... ¡Fue irresponsable! ¡Yo no tenía poder sobre ella, así que tuve que averiguar a través de Katherine Kavanagh, al saber que ella estaba bien! ¡Ella me está poniendo a través del timbre, y torturándome! Me paseo un par de pasos dentro del espacio confinado, consiguiendo que mi respiración baje, y me vuelvo hacia ella una vez que siento que mi control vuelve. —Anastasia, yo no quiero hablar de mí pasado en estos momentos—. ¡Cierro los ojos con el dolor de no tenerla, no tener voz y voto en mantenerla a salvo, y ella me desafía y no ser capaz de hacer una mierda me está preocupando muchísimo! La miro con toda la intensidad de mis emociones sin sentir la necesidad de ocultarlo—: ¡He estado muy preocupado por ti! — Susurro con fervor. — ¿Por qué te preocupa? — dice confundida. ¿Ella me escuchó anoche? ¡Ella se alejó en el móvil de la muerte! — ¡Sólo porque estabas manejando una trampa mortal! ¿Necesito algún motivo más? — Pronuncio.

— ¿Qué? — dice ella con petulancia. —Wanda— se corrige a sí misma — mi coche, no es una trampa mortal. ¡José atiende mi coche regularmente! — pronuncia. ¿El aspirante a violador es también de su mecánico? ¿El hijo de puta que plagó mi pesadilla anoche? Mis ojos se enfrían. Apenas conteniéndome. Encuentro que mis celos crecen cada vez más en los límites en un segundo. —Tú dijiste José. ¿Sería el fotógrafo? ¿Tu aspirante a violador? — Digo estrechando la mirada en ella. —Sí, ese José. Sólo porque conoce bien el coche, porque lo que solía ser el coche de su madre— dice ella con rapidez para aplacar mi ira creciente. — ¡Por supuesto que sí! — le digo—. Es probablemente una antigua familia. ¡Debe de haber descendido hasta el final de su tatara-tatara-tatara abuela! ¡Ese coche es peligroso! — Me encuentro diciendo mi voz ronca con cierta emoción desconocida. —Christian, estás exagerando, yo la he conducido durante más de tres años. En realidad siento haberte preocupado. No fue intencional. ¿Por qué no me llamaste? ¿Cómo podría sentarme aquí y explicar que llamé, testeé, y envié mensajes por correo electrónico numerosas veces sin una respuesta? Tengo que tener una respuesta antes de que entre en combustión aquí en delante de ella. Estoy perdiendo el control. ¡Se resbala de mi mano, y con esta cercanía, no sé si puedo manejarlo! Tomo dos respiraciones profundas para encontrar mi centro cerrando los ojos. Me parece que perdí hasta el último bit del control en su cercanía. ¡Pero, de nuevo, su ausencia hace lo mismo y peor para mí! ¿Qué hace ella en mí de esta manera? Abro los ojos y bajo mi mirada hacia ella con toda su intensidad desnudo mi alma.

— ¡Necesito una respuesta de ti Anastasia! ¡Esta espera— cierro los ojos otra vez para escapar de su tirón —me está haciendo loco! —Oh... Christian, mira he dejado mi padrastro por su cuenta y me está esperando. —Ok. Tienes hasta mañana. Yo quiero...— le digo —no, yo necesito tu respuesta para mañana—. Digo con fervor. —Está bien. Tendré mi respuesta mañana— y ella parpadea hacia mí. Yo quiero estar seguro de que ella es seria, y no juega conmigo. Doy un paso atrás y miro. Su comportamiento me dice que ella está diciendo la verdad, me alivio. ¡Me siento relajado, ni siquiera sabía que todo mi cuerpo, desde mis pies hasta mis hombros estaban tensos! — ¿Te quedarás para las bebidas? — Le pregunto. —Oh, no estoy segura de lo que mi padrastro Ray quiera hacer—. Por primera vez desde que me relajé un poco, me doy cuenta de que su padrastro está aquí. Me gustaría conocerlo, porque eso me dará otra oportunidad de llegar a conocer a Anastasia mejor. — ¿Podrías presentarme a tu padrastro? — Le pregunto. Su mirada cae, decepcionada. —Christian, no estoy segura de si eso es una buena idea— dice ella. Esto hiere mis sentimientos más allá de la creencia y yo ni siquiera tengo la oportunidad de ocultar mis sentimientos. Pero me las arreglo para reprimir a los labios alineados duro. — ¿Te avergüenzas de mí Ana? — le susurro. — ¡No! — dice con fervor. — ¿Qué, es pues? — Pruebo. —Christian, ¿cómo puedo presentarte a él, como mi qué? 'Oye papá, aquí está el hombre que desfloro a tu hija, y ahora quiere empezar una relación BDSM con ella. ¡Conoce a mi prospectivo dominante!' ¡No llevas tus zapatos para correr! — Dice.

Me gusta estar enojado con ella, pero encuentro lo que parece una sonrisa acercándose a mis labios que sin éxito intento suprimirla. —Para que lo sepas Anastasia— le digo sonriendo —puedo correr muy rápido. ¿Por qué no te me presentas como tu amigo? Abro la puerta, y la conduzco. Caminamos de nuevo a la multitud. Me voy a quedar con el Canciller, los tres de los Vicerrectores, cuatro miembros de la facultad, y Katherine, cuando Anastasia se apresura para encontrar a su padre pasando como un murciélago salido del infierno, sorprendiendo a todos ellos que miraban fijamente detrás de ella. No seis minutos más tarde, la veo caminar del brazo de su padrastro. ¡Pero de la nada, este guapo rubio hijo de puta que está lleno de confianza en sí mismo viene, y la levanta del piso dándole vueltas a su alrededor como una niña! Katherine se da cuenta de mi mirada por el rabillo de mi ojo, pero antes de que diga nada me disculpo de mi compañía. Katherine se escabulle detrás de mí. Mi mirada fría bloqueada en Anastasia cuando el brazo del puto rubio se envuelve alrededor de ella, como el abrazo de un amante. ¡Si las miradas mataran, ese hijo de puta estaría muerto tan pronto como tocó a Anastasia! Kate está caminando a mi lado cuando estamos llegando al trío, mis ojos clavados en las manos que sujetan la cintura de Anastasia posesivamente. ¿Este hombre puede envolverse alrededor de ella como una serpiente, pero ella ni siquiera puede decir a su padre que soy su amigo? Kate me sorprende yendo a Ray, saludándolo y besándolo en ambas mejillas. — ¡Hola, Ray! — dice alegremente. Luego deja caer la bomba — ¿has conocido al novio de Ana? Christian Grey. La expresión del rostro de Anastasia no tiene precio. Ya sabes como esos anuncios... — ¡Terminando una licenciatura de cuatro años, cien mil dólares; birrete de graduación y bata, doscientos dólares, su mejor amiga presentando a su aspirante a Dom a su padre en el día de su graduación, no tiene precio!

Y esa fue la etiqueta en su expresión facial: No tiene precio. Ella estaba por debajo de la hiperventilación, como si ni siquiera tuviera tiempo para recoger su mandíbula del piso. Creo que si Ray no estuviera aquí, debía ser Katherine que debería haber tenido sus zapatos de correr. La idea hace que valga la pena la presentación. En cierto modo, me alegro de que me presentara como su novio. ¡Eso ayudaría a sacar fuera las manos posesivas del maldito de ella! Pero no lo hace. —Mr. Steele, es un placer conocerle— le digo ofreciendo mi mano al padre de Anastasia. —Mr. Grey— dice mientras su choque del shock inicial se va y desvanece. Entonces Katherine dice—: Y este es mi hermano, Ethan Kavanagh— alguna vez la mariposa social con las presentaciones. —Mr. Kavanagh— digo con frialdad. Nos damos la mano, y ya que las presentaciones sangrientas están terminadas, le extiendo mi mano a Anastasia y la llamo. —Ana, bebé, y la alejo de las garras de ese cabrón. Sin darse cuenta que su hermana me ayudó a declarar mi territorio, y, sorprendentemente, me encuentro bastante satisfecho con este nuevo título sostengo. Mentalmente probando el tamaño: Novio. El novio de Anastasia. ¡Me gusta bastante eso! Tal vez más de lo que debería... Anastasia toma mi mano tendida, y yo la tiro en mi abrazo a donde pertenece. Como si fuera una señal, Katherine dice—: Ethan, mamá y papá querían unas palabras— arrastrando a su hermano lejos cuya mirada sigue a la deriva de nuevo entre Anastasia y yo. El padrastro de Anastasia vuelve su mirada curiosa detrás de nosotros y dice—: ¿Cuánto hace que se conocen niños? — Mientras que gestiona para mirar impasible y taciturno pero conozco la mirada, como lo he dominado. Hay una montaña de preguntas, y en este momento lo que quiere saber que su hija está a salvo.

Anastasia está segura en mis brazos, mis dedos rozan su espalda desnuda en su vestido halter. Al parecer, ella se deshizo de la bata, y apruebo lo que hay debajo de mi mano, yo respondo con calma la pregunta su padrastro: —Un par de semanas más o menos ahora señor. Nos hemos conocido cuando Anastasia vino a entrevistarme para la revista estudiantil— le digo suavemente. Se vuelve hacia ella y le dice en tono acusador—: No sabía que trabajabas en la revista Ana. Nunca me dijiste— casi sospechando una mentira. —Kate estaba enferma, así que fui en su lugar— dice Anastasia, y su padre asiente con la cabeza. —Fue un gran discurso Sr. Grey— él dice, finalmente, con un tono de aquiescencia. —Gracias, señor— le respondo, y entro a matar —entiendo que eres un pescador entusiasta— y él está enganchado. — ¡Sí, me encanta la pesca! — Dice con entusiasmo. — ¿Usted pesca? —Tanto como me puedo escapar. Mi padre, mi hermano y yo queremos ir a pescar. Usted sabe, durante algún tiempo...— digo, y él sonríe conociendo el elemento de unión en la pesca. Hablamos de ganchos, y los cebos y aguas con buena pesca. Veo en mi visión periférica que Anastasia está a la vez sorprendida de lo rápido que esta unión sobrepesca y ella también está aburrida con la conversación. Ella se excusa para ir y encontrar a su compañera de cuarto. Su ausencia me da la oportunidad de hablar con ella al padrastro con más franqueza. —Por favor, señor Steele. Soy el novio de su hija. Llámame Christian— le digo, y su sonrisa se ensancha.

—Christian— lo intenta y corresponde — ¡Un hombre que sabe que su pesca está bien en mi libro! ¡Llámame Ray! — dice con sinceridad. Y eso es todo, estamos en condiciones de servidumbre. —Estoy muy contento de haber llegado a conocerlo, señor— le digo con toda mi honestidad. —Se me permite llevar una preocupación que tengo por la seguridad de Anastasia— le digo agarrando toda su atención. — ¿Su seguridad? ¿Está en algún tipo de peligro? — me pregunta con preocupación ferviente en su tono. —Creo que sí, aunque no es lo que piensas. Llegué a ver el vehículo que conduce, el otro día, y no es apto para circular. A pesar de que parece que tiene un cariño especial, porque se lo has comprado. Sé que puedo corregir fácilmente esta situación, porque nunca me lo perdonaría si algo le ocurriera a ella. ¿Así que supongo que lo que estoy preguntando es si puedo reemplazar a su actual vehículo que usted ha comprado, con un vehículo más seguro? Eso me dará una gran paz mental, y estoy seguro de que le daría una también— le digo. —Oh. Christian, que es una oferta muy generosa, pero no podría ser capaz de hacer los pagos...— dice, pero levanto mi mano para detenerlo. —Señor, no es un préstamo. Es un regalo de graduación para ella. ¿De qué serviría para mí para comprar algo que ella no necesitaría, cuando puedo darnos a nosotros la tranquilidad de saber que ella está en el tráfico de forma segura? Me preocupa mucho ella, y parece ser muy descoordinada, lo que eleva mis niveles de ansiedad cuando se trata de su conducción en ese vehículo— le digo. Cuando Ray se entera de problema de coordinación de Anastasia, él sabe lo que estoy hablando, y dice sonriendo—: En ese caso Christian, tienes mi bendición. Adelante. ¡Me podría dar un poco de paz mental, así!

— ¡Gracias, señor! Y yo le agradecería que usted no mencionara esto a ella, porque quiero hacerlo como una sorpresa para ella— le digo, y él se acerca y me da una palmadita en la espalda, aprobándolo. Ya que estamos llegando al final de nuestro tema regalo de graduación, Anastasia regresa de visitar con su compañera de cuarto. Su padrastro le pregunta dónde puede encontrar los baños, y Anastasia lo dirige. —Nos vemos luego niños. Disfruten— dice y camina en dirección a los baños. Anastasia echa un vistazo a mí, y su mirada está nerviosa. Un fotógrafo se acerca a nosotros, y me pregunta si él podría tomar una foto. Yo interiormente sonrío. Tuve tres nuevas primera vez. Conocí al padre de Anastasia, primer padre de cualquier chica, sum, esclava, o de otra manera que he conocido, y luego le pido permiso para comprar un coche para ella, y ahora, hemos tenido nuestra fotografía tomada en conjunto. Yo nunca he aparecido con una mujer en fotos antes. —Gracias, señor Grey— dice el fotógrafo, y se escabulle lejos. —Veo que has cautivado a mi padre, también...— dice Anastasia, pero en lo que me centro, es en lo que ella no lo dijo. ¿Le encanté también? — ¿También, dices? — Le pregunto alzando las cejas. Enrojece. Tímida. Pero eso no es todo. Ella enrojece más a menudo debido a que su deseo por mí que ha hecho mucha mella. Levanto su barbilla con la mano suavemente, y trazo la mejilla con los dedos. — ¿Qué estás pensando Anastasia? — Le pregunto en voz baja. — ¡Lo que yo daría por saber! — Digo con fervor, ahuecando la cara, levantando la cabeza para que nos miremos a los ojos del otro con atención. Su aliento se engancha. Aunque se trate de una tienda de campaña llena de gente, de repente, nos volvemos insensibles a todo el mundo. Es sólo Anastasia y yo. —En este momento— ella susurra—: Yo sólo estoy pensando, en esa bonita corbata— dice en un tono susurrante.

Me río con el recuerdo que esta corbata está trayendo a los dos, y le digo— : Sí, es agradable. Y hace muy poco tiempo se convirtió en mi favorita—. Ella se sonroja, más roja que la bandera china. ¡Es encantadora! ¡Ella es caliente para mí! Me quiere en este mismo momento, y quiere hacer el amor conmigo. Todo está en su mirada, y su lenguaje corporal y la forma en que está haciendo caso omiso de todo el mundo que nos rodea. La carga de entre nosotros se pone sólida, palpable, tangible. —Sabes que va a ser bueno, ¿verdad cariño? — le susurro. Ella cierra los ojos con la intensidad de su deseo por mí. —Pero yo quiero Más— susurra. Yo sé que ella quiere más. ¡Ha estado en mis sueños durante días! Ella quiere corazones y flores. —Quieres corazones y flores— afirmo, y ella simplemente asiente con la cabeza en confirmación. —Más— le digo tratando la palabra en el tamaño. Su sabor es extraño en la boca. Lo he utilizado antes, y no me gustó, yo no concedo a él. Pero con Anastasia, yo estoy aquí para hacer concesiones. No puedo escapar de su tirón. ¡Pero, no sé si puedo hacerlo! Tengo que ser honesto con ella. —Anastasia— apenas podía susurrar —bebé, eso no es algo que sé. —Yo tampoco— dice ella. Mi corazón se derrite. Ese es mi bebé... Sonrío un poco. —Nena, no sabes mucho— le digo. Y lo poco que sabe, ella lo ha aprendido en los últimos días de su servidor. —Y lo que tú sabes son todas las cosas malas— susurra. ¿Por qué iba a pensar eso? — ¿Malas? No está mal para mí— le digo sacudiendo la cabeza. —Por favor, inténtalo— le susurro desafiante, desafiándola a dar el salto, y yo le doy mi sonrisa reservada sólo para ella ladeando la cabeza hacia un lado.

Su respiración se engancha con un jadeo. Ella me mira fijamente a los ojos. Tengo miedo de que ella vaya a decir "¡No!" Y corra. ¡Por lo que mi corazón choca en mi oído! —Está bien— susurra. ¡No puedo creer lo que oí! Tomó toda mi atención por las pelotas y le miro a los ojos fijamente, tratando de no malinterpretarla. Ella traga. — ¿Qué? — Pregunto no creyendo lo que mis oídos tratando de confirmar sus respuestas. —Te dije: Está bien...— hace una pausa —lo intentaré. Nunca he sido tan feliz en toda mi vida como estoy ahora. Pero no quiero estar contento si estoy malentendiendo algo, y luego ser decepcionado. ¡Mi corazón no puede soportarlo! — ¿Estás acordando? — Pregunto con incredulidad en la voz. —Lo estoy, con sujeción a los límites suaves. Por lo tanto, mi respuesta es sí. Voy a tratar— dice en voz baja. Pero, la tercera es la vencida, y estoy entusiasmado de no creer. Este es el cumpleaños, la Navidad, y el inesperado y deseado presente, todo envuelto en uno. Automáticamente tiro de ella en mis brazos, cerrando los ojos. — ¡Cristo, Ana! Eres totalmente inesperada. Me dejas sin aliento— le digo con admiración, reverencia y admiración en la voz. ¡No sé si celebrarlo, besarla, o simplemente sacarla de aquí, haciendo mi camino con ella! ¡Estoy más que feliz! Su padrastro aparece cuando estoy enredado en mis pensamientos. ¡Cuando veo a su padrastro, estoy lo suficientemente encantado de no ser capaz de ocultar mis sentimientos que no me importa si el mismo Papa apareció para advertirme! Mis ojos brillan con una felicidad sin disfraz. —Annie, ¿podríamos conseguir algo de comer? Me muero de hambre con todo esto esperando—dice.

—Está bien— dice ella, por su parte tratando de centrarse en sí misma. Ray vuelve la cabeza hacia mí y me pregunta—: ¿Le gustaría unirse a nosotros para el almuerzo, Christian? Anastasia mira a mí con sus grandes ojos azules casi aterrada ante la perspectiva de estar bajo el escrutinio de los dos hombres de su vida. El pensamiento me hace increíblemente feliz. ¡Yo soy el hombre principal en su vida ahora! ¡Yo! ¡No creo, que un emperador que conquistó un país de sus deseos más profundos podría estar tan eufórico y alegre y follando feliz, como yo en este mismo momento! Por lo tanto, te voy a dar esto con tu padre señorita Steele. Por fin puedo asentir a estar lejos de ti sabiendo que puedo tenerte en mis brazos, a donde perteneces... —Muchas gracias, Sr. Steele, pero tengo otros planes señor. Ha sido un honor conocerlo, le digo. —Del mismo modo Christian— dice —recuerda cuidar de mi niña— dice con complicidad. Me hace sonreír. —Oh, tengo la intención, Sr. Steele—. Nos dan la mano. Vuelvo la mirada a Anastasia. Ella sólo me quita el aliento. Tomo su mano en la mía, y levanto mis labios, besando a cada uno de los nudillos con ternura, mis ojos y mi mirada son brasas con mi salacidad y deseo por ella mirando hacia los de ella. —Más tarde, señorita Steele— yo respiro en su oído lleno de promesas de lo que está por venir, y tengo la intención de cumplir esa promesa.

Taylor como siempre me encuentra tan pronto como él sabe que estoy lejos de mi compañía y su hora de ir. Toma una mirada en mi cara, y puedo ver que él da un lento suspiro de alivio, y murmura en voz baja mirando hacia el futuro sin expresión.

— ¡Felicidades señor! — como si he completado la misión de rescate sin un tirón. Asiento con la cabeza, en respuesta, todavía aturdido del vértigo. — ¿A dónde señor? — me pregunta. —Llévame de vuelta a Heathman— digo. Necesito tener el almuerzo, y el trabajo, ya que he hecho mi gran parte de la conquista de esta mañana. Lo ordeno, y me pongo a trabajar. Taylor y yo vamos a correr en la noche para hacer ejercicio. El humor de Taylor se levantó en proporción directa con el mío. ¡Dios! ¡Esta mujer puede mover su dedo meñique y llevarnos a todos los hombres! Ella será la muerte para mí. Mi hermoso veneno y antídoto... Cuando regresamos, me doy una ducha. Me visto rápidamente en mi camiseta blanca y pantalones vaqueros. Rápidamente me dirijo a mi portátil para escribir un mensaje a Anastasia. __________________________________________________ De: Christian Grey Asunto: Límites Suaves Fecha: 26 de mayo de 2011 17:23 Para: Anastasia Steele

¿Hay algo que puedas decir que yo, ya no tenga? Cada vez que desees hablar de ellos, yo estaré encantado de hablar contigo. Te veías impresionante esta noche.

CEO Christian Grey, Grey Enterprises Holdings Inc. __________________________________________________ Mierda apenas puedo contenerme. Su respuesta es instantánea. Tan pronto como suena el correo electrónico, hago clic en él me tiemblan las manos. __________________________________________________ De: Anastasia Steele Asunto: Límites Suaves Fecha: 26 de mayo de 2011 17:24 Para: Christian Grey

Puedo ir esta noche para discutir si es conveniente para ti. Ana __________________________________________________ ¿Conveniente? ¡Nena, te he estado esperando para que puedas simplemente asentir a mí por un tiempo ahora! He estado hambriento de tu afecto. ¡Si ella no sabe cómo castigar con el sexo, o si no tiene una habilidad innata, me gustaría cambiar mi nombre! Ella tiene una maestría natural, estoy a punto de explotar. Pero primero: no quiero que conduzca en esa trampa mortal o cosa, y segundo: si ella viene, ella puede salir en cualquier momento. Quiero tenerla en mis condiciones. Le escribo una respuesta de inmediato. __________________________________________________ De: Christian Grey Asunto: Límites Suaves

Fecha: 26 de Mayo de 2011 17:28 Para: Anastasia Steele Anastasia, prefiero ir a ti. Créeme cuando digo que no estoy muy contento con ese coche tuyo que conduces. Estaré contigo en breve.

CEO Christian Grey, Grey Enterprises Holdings Inc. __________________________________________________ Ya estoy vestido. — ¡Taylor¡— le llamó. —Sí señor— él aparece de inmediato. —Dos cosas. Una de ellas, llama al bar, y que tengan lista una botella de 'Bollinger Grand Année Rosé 1999' y ten la camioneta lista para llevarme con la señorita Steele en 10 minutos. Puedes dejarme fuera, y estar de vuelta a las nueve— le digo. —Sí, señor— dice y va a hacer el pedido del vino. Imprimo una copia del e-mail de Anastasia, y una copia del contrato. Las doblo, y pongo los papeles en mi chaqueta. Hago mi camino escaleras abajo para satisfacer a Taylor. ¡Qué mujer es Anastasia! Traes a los hombres a tus rodillas con una sola mirada, y sin siquiera saberlo. Me dejas sin aliento. Cierro la puerta de mi habitación y me alejo.

Traducido y Corregido por Jesica

iéntate! — Ordena apenas moviendo su pelo rubio impecablemente recortado. Ella me mira. Siempre podía sentir su mirada en mí. Mi cabeza está inclinada, estoy sentado en mis rodillas, mis dedos se separan en mis piernas, mi rostro es inexpresivo, mi cabeza suave, esperando por ella para cumplir sus órdenes. No me atrevería a mirar hacia ella, sobre todo aquí, en este lugar. Se sienta en el diván extendiendo su pie izquierdo para mí. Lo tomo obedientemente. — ¡Chupa! — Ladra otra orden. Tomo su pie con reverencia, sin pensar. Coloco su dedo gordo del pie y empiezo expertamente la felación de la manera que le gusta. Dedo gordo del pie primero, luego el segundo, a continuación, el medio. Ese es el que la despierta más, y luego se mueven en la línea. A ella le gusta el empeine lamido y mordisqueado. Los efectos de la misma bajan hasta la ingle. Ella arquea su pie, y muevo mis labios en su empeine de buena gana, sin duda. Ella se inclina hacia atrás en la silla, yo sé que aunque no me atrevo a mirar hacia ella. He estado acostumbrado a la rutina. Su pecho izquierdo se derramara fuera por ahora. —Eres bienvenido a pedir mi sum; si puedo pedir prestado el tuyo después de que estés completamente satisfecha— dice otra voz femenina. Ella no dice nada, pero debe haber consentido con un gesto en este sentido, porque veo los pies descalzos de los otros sum inclinarse y empezar a chupar su pezón. Hago una pausa por un momento, la ira creciente en mí. ¡No quiero compartirla con otro sum! Pero, ¿qué puedo hacer? Me decía a mí mismo de no pensar. Recordándomelo. Esto es para aprender a dominarme y controlarme a mí mismo, mis emociones. Cuando mi pausa se hace más larga, se da cuenta de ello. Su tono no es demasiado agradable.

— ¿Qué tenemos aquí? — dice con su voz de terciopelo. — ¿Preocupado por un poco de competencia? — Ella suena complacida. Pero no confío en su tono. Ya sabes lo que dicen, "su corteza es peor que su mordida", eso es sólo al revés con la señora Elena. Parece más tranquila, cuando más duro castiga... ¡Al igual que la vez que lo hacía vertiendo cera caliente sobre mi pecho, sabiendo cómo detesto ser tocado, ella vierte la cera caliente como mi castigo! Ella nunca tomaría ninguna mierda de mí. ¡Nunca! Dar y recibir placer y dolor son todos lo mismo para ella. Podía llegar a un orgasmo y gemir, cuando me daba azotes con vara como castigo, o para los fines de placer. En este momento no me muevo. Yo no miro para arriba. Puedo mantener mi mente en blanco. Yo soy un sumiso, y tengo que hacer lo que me dicen sin pensar. Extrae el pie lejos de mi mano helada, se desplaza en su asiento, acaricia al otro sumiso en la cabeza lo que me pone aún más celoso. No, no soy celoso. No se supone que debo serlo. Supone que no debo pensar. Ella se pone de pie sobre mí. Sacudiendo la cadena en el cuello. —Bueno, bueno... ¿Cómo he de castigarte por este delito Christian? — dice con su voz aterciopelada. Trago. Podría ser cualquier cosa. Me podría oscilar de las cuerdas, atarme en la cruz y azotarme, amordazarme, y castigarme con la vara, colgar pesos, utilice pinzas genitales... Sus opciones eran interminables. Yo no digo nada. Puedo mantener mi mente en blanco. Mi mente ya jodida espera que decrete su castigo con la mitad de miedo y medio de anticipación. Ella me puede hacer daño y todavía lo hace placentero. Soy un esclavo de ella. He tenido cinco años de experiencia, y yo he sido su sum de todo este tiempo. Venció a la mierda de mí cada vez que pensaba que salí de la línea, y lo hizo tan a menudo. Ella me hizo joderla de cualquier manera posible y algunas formas imposibles.

—Señora Stark, puede que tenga que compartir mi sum para esta sesión del castigo— le dice a la dueña del sum, quien ahora sentado sobre sus rodillas en el piso sacudiéndose desnudo y mirando la extensión de sus dedos con un rostro sereno. —Serás colgado. Creo que me gustaría suspenderte hoy...— dice ella con decisión. — ¿Qué dices a eso? — Ella pregunta con serenidad pero con una amenaza encubierta. Me quedo inmóvil y sereno. Ella da un tirón de la cadena en mi cuello, me obligó a levantar la cara para examinar su mirada. — ¡Tú me respondes cuando te haga una pregunta directa! ¿Qué dices a eso? — Sisea con una amenaza en su tono. —Sí señora— le respondo con mi mirada, finalmente, aburrida en sus ojos ansiosos. —Buen chico— dice. Yo sigo siendo el chico aquí, aunque he sido sumiso durante los últimos cinco años y un hombre de veinte años. — ¡Ahora, ponte de pie! Ordena tirando de la cadena obligándome a levantarme en mis pies. Los dos amantes entrecruzan las cuerdas de fibra alrededor de mi torso ya que estoy de pie inmóvil, atándolo haciendo rombos como baklava turco. El último bucle va alrededor de mi garganta cómodamente. Los otros en el gran salón donde la gente está aprendiendo cómo ser un sumiso y dominante, apenas levanta la vista de sus propios placeres ocupados. Me hacen acostar en una cama. Pero el extraño ángulo de la cuerda se enrolla alrededor de mi cuello obliga a mi cabeza arriba de la cama. Si tuviera que poner mi cabeza abajo, mi tráquea conseguiría ser restringida. Me expongo, pero esto es algo que yo estoy acostumbrado. Han pasado cinco años desde que he sido un sumiso. Bajan una polea por encima de la cama, girando sobre mí. Tengo las manos atadas en la espalda, y todo mi cuerpo está cubierto con cuerdas cruzándose entre sí.

Cuando me doy la vuelta, tengo que forzar mi cabeza arriba porque restringe la respiración. La polea está atada con la cuerda detrás de mí y me sacó unos tres metros por encima de la cama. Estoy abierto, expuesto y completamente indefenso, a merced de los dos amantes. De vez en cuando me comparte con otras amantes, y pide prestado sus Sums, como ella está haciendo hoy. La Señora Elena me jala el pelo hacia atrás sacudiendo la cabeza en alto. — ¿Estás bien? — me pregunta con una cara pasiva. —Sí, señora— le respondo con mi ronca voz. — ¿Cuál es la palabra de seguridad? — Ella pregunta con autoridad. —Diamond— respondo tratando de mantener mi cabeza en alto. —Bien—dice —Ama Stark va primero— dice ella como una cuestión de naturalidad. —Yo le debo, y tu placer a su satisfacción— ella me ordena. Me quedo en silencio. Ella sacude la cabeza en alto tirando de mi pelo aún más fuerte. — ¿Cuál es tu respuesta? —Sí, señora— me las arreglo para dejar salir tratando de controlar el dolor. —El Sub de la señora Stark, va a estar a cargo de las cuerdas, así que, te bajara a su nivel. ¿Entiendes? —Sí, señora— le respondí con voz ronca de nuevo. La Señora Stark se encuentra en la cama, con las piernas separadas. Quiere que la complazca, y mi ama me ordena darle placer. El Sum de la señora Stark baja la cuerda lo suficientemente bajo como para que pueda llegar a su punto de placer, mientras la señora Elena se encuentra en la dirección opuesta y me empieza a dar placer para meterme en el estado de ánimo. A medida que mi cabeza va hacia arriba y hacia abajo, mi respiración que está restringida me está dando dolor, pero por otro lado la señora Elena me está dando placer, que está haciendo me den ganas de seguir adelante. Estoy en un dilema.

Quiero parar, porque yo no quiero ser compartido con otra señora. Pero yo quiero seguir, porque la señora Elena me está dando placer. La Señora Stark está levantando su cadera y tratando de conseguir su total adeudado, pero la cuerda que se enrolla alrededor de mi cuello es la restricción de mi capacidad para dar su completo, debido a que dice que se le debía a mi señora, y también hiriendo mi cuello, constantemente tirando de él en ese ángulo extraño para conseguir la mitad de un aliento. — ¡Más rápido! — Ordena la Señora Stark no totalmente satisfecha. Estoy a punto de desmayarme, pero no quiero avergonzar a mi Ama con un sum incompetente. Pero mi respiración va más dura ya que tengo que enterrar mi cabeza en su punto de placer, y la última cosa que recuerdo es que mis ojos van hacia atrás en mi cabeza, y las luces se apagan.

—Christian, sabes que debes ser castigado— dice con calma. —No has utilizado la palabra de seguridad, y lo que es más, esto habla mal de mí, como sabes que es una de mis reglas que debes reflejar absolutamente lo mejor, sobre todo cuando estamos entre nuestra propia especie. Ella me da una de sus miradas de represión y punzantes. Yo no sé exactamente lo que está pasando por su cabeza, pero la calma de su voz no me convence ni un poco que no me castigará severamente. Porque ella puede venir con una manera creativa de conseguir su venganza, privarme de alivio y hacerse con el control total y absoluto sobre mí. Me arrodillé en el suelo. Ojalá tuviera un poco de amor para mí, más que el castigo, o la mierda. Pero ella dice que:

"¡El amor es para los tontos! Es una emoción inútil. Es un elemento de disuasión, es un fracaso humano. Es necesario controlar para dominar tu destino, y el amor lleva a ese control de las personas." Siempre me he preguntado cómo sería ser besado por Elena. Ya sabes, un beso con las emociones, con las tripas torciéndose de deseo, un beso que querrías hacer cualquier cosa por esa persona, no es que yo no lo haría de todos modos, pero, ella... ¡Ella nunca me mostró una emoción! Ella nunca las tiene para mí... —Ahora, debes tomar tu castigo— dice ella. —Sí, señora— le respondió serenamente. — ¿Sabes por qué estás siendo castigado Christian? —Sí señora. No hice uso de la palabra de seguridad, y te hice quedar mal delante de otra amante, por no satisfacerla y desmayarme— le digo. Ella me separa en la cruz. No me puedo mover, y no me gusta esa posición. Ella mueve su flog a mí alrededor lentamente, pero no me engañó. La siguiente cosa que siento son los zarcillos del flog pegándome en las joyas de la familia. Tanto doloroso y placentero. Ya estoy amordazado así que sólo puedo hacer un sonido gimiendo. Se mueve alrededor y me pega en las nalgas y hacer su camino en torno a mis joyas de nuevo una y otra vez. Luego saca un pedazo de papel, que quizá se parecería a un papel de lija muy fino. No me gusta eso, porque hace que tu piel casi despegue pero no lo suficiente. La sangre fluye a la superficie, y se siente placer, pero el dolor está en el extremo. Envuelve el papel alrededor de mi virilidad, y comienza a frotar con un brillo suave en sus ojos. — ¡Este es tu castigo Christian! ¡No me vas a desobedecer de nuevo! ¿Lo entiendes? — dice.

Asiento con la cabeza, pero los tiros de dolor a través de mí, van más allá de la cantidad de placer que puedo renunciar. Apenas puedo dar la señal con mi mano, ya que el dolor es increíble, y porque estoy amordazado y ella está completamente ocupada con su fase de castigo, me obligo a temblar, mi cuerpo para que ella se dé cuenta de mi señal con la mano. Ella despertó y sopló, finalmente se lleva a sí misma para detener el castigo. Desabrocha rápidamente todas mis limitaciones, cuando me derrumbo en el suelo en posición supina para absorber mejor el dolor. Ella camina a mí alrededor, me frota los brazos donde ella sabe que ella puede tocar. A pesar de que en realidad no me importa una mierda donde toca... ¿Me atrevo incluso a decir "no" a ella? Había venció a la mierda de mí. —Bueno, eso concluye tu castigo por uno de los delitos. Todavía no he terminado contigo Christian— dice ella, ninguna emoción, ningún consuelo en su voz. Pero es suave y melódico, hipnotizante. Me doy la vuelta la espalda. Aunque estoy dolorido de eso, es el menor de mis dolores. Fijo la mirada en ella y le digo con una voz apenas audible a través del dolor: — ¡Yo no quiero ser tu Sum nunca más! Shock llena sus ojos. — ¡Christian, es el dolor que habla, ya sabes cómo es esto! Esto te da la disciplina, esto te da un propósito, esto te da un control, y tú estás a cargo. ¡Si no aprendes a ser responsable! — dice con fervor en los ojos. Niego con la cabeza. Conozco mi límite, y conozco mis gustos. ¡Esto no es todo! Yo no quiero compartir, ni es lo que quiero compartir. Me gusta el control; no ser controlado. A partir de ahora, yo voy a ser el dominante. ¡No seré sustituido por nadie; ni siquiera por Elena! Ella no corresponde a nada de lo que siento por ella. ¡Ni siquiera me sostiene después de que ella ha infligido dolor en mí! —Cuando te sientas mejor, hablaremos. Te dejaré solo— dice, y la última cosa que veo son sus botas negras saliendo de la habitación.

Me encuentro doblado, y agarrando mis partes íntimas, tirando de las piernas en alto, como para reprimir un poco de dolor, y rodando una y otra vez. Lagrimas sacuden de mis ojos por su propia voluntad. El dolor es grande, y no hay placer en él. Me hace rodar por el suelo como la cumbre de un niño sin rumbo fijo.

— ¡Ay! — ¡Aterrizo en mi espalda de la cama en el Hotel Heathman! Mi corazón está a punto de saltar fuera de mi pecho a causa de la pesadilla que he tenido. La pesadilla es sobre el último día en que fui un sumiso para Elena, para cualquier persona. Me siento en el suelo con mi dolor al tope, en la oscuridad, tirando de mis rodillas, apoyando mis codos, mis manos cubren la cara y las paso a través de mi cabello. ¿Voy a obtener más de esta mierda jodida? ¡Ni siquiera en mis sueños, soy libre! Es por eso que tengo reglas escritas. Es por eso que soy cauteloso con las necesidades de mis socios, gustos y disgustos, así que no daño a nadie como yo estuve herido. Anastasia dijo que tenía miedo de que yo le hiciera daño. ¡Yo nunca haría eso a ella! Y ahora ella quiere corazones y flores. ¡Ni sé cómo mierda hacerlo! ¡Dios sabe lo mucho que deseo, y la deseo! ¿Qué hago? ¿Cómo me comprometo? ¿Cómo puedo hacer que funcione fuera de toda esta mierda que me nubla el día y la noche? Quiero hacer que funcione. ¡Nunca quise nada tanto, nada tan mal, tan fervientemente, con fuerza, y rotundamente! Pero cuando se trata de Anastasia, todas las apuestas están apagadas. En la esquina de mi alma oscura, que ya sé que es "más" para mí.

Nunca he sido nada más que un sum o Dom, en el último año de mi relación con Elena, y después acabamos siendo amigos porque compartimos un pasado. Pero, Anastasia es diferente. No se parece a nadie. Creo que ella le daría una patada en el trasero a Elena hasta la acera, como ya conozco su disgusto de Elena debido a nuestro pasado. Ella puede ser una niña tímida, pero hay un tigre listo para saltar. El año después de ese incidente, dejé la escuela y comencé mi propio negocio para la decepción total de mi familia. Sabía que nunca podría trabajar para otra persona, ya que sabía que no me gustaba ser un sum. Me gustaba ser mi propio maestro. He hecho una promesa ese día para estar a cargo completo de mi vida. Para no ser mandado, pero para decir a los demás lo que deben hacer. Hice objetivos y yo los he puesto en práctica. Metas a corto plazo a largo plazo. Como un jugador de ajedrez, he calculado mis futuros movimientos, cinco veces, seis pasos por delante. Juré nunca estar a la orden de otra persona, amigo o enemigo. Soy realista. Yo quería ser exitoso. ¡Mal! Yo quería ser digno del afecto de mi familia, aunque no sé si alguna vez podría sentirme a la par de ellos, siendo jodido desde mi nacimiento, estoy disgustado de mí. Me repugno y aborrezco. Tal vez es mi intento de redimir mi alma irredimible. Nada más que la música y el piano me dieron consuelo. He oído a gente en numerosas ocasiones que desean ganar la lotería, o iniciar un negocio, o heredar algo de dinero, o de algún intento de llegar a ser rico, pero ninguna de esas personas tenían metas realistas. Yo quería que mis metas sean mensurables, calculables, con una ETA que se le atribuye. Como yo ya sabía cómo tomar el control mediante la observación de ellos, con esto me refiero a mi señora y a quien consideraba prestarme, quien me controlo todos esos años. No tengo ninguna mala voluntad por Elena. Yo estoy de una manera agradecido por lo que me pensaba, lo que ella me había dado, y ser un amigo. Pero, nunca voy a volver allí de nuevo.

He aprendido a controlar mis emociones y sueños, y mi negocio para llegar a la meta, sea cual fuese el siguiente paso es para mí. Pero con todo lo que estoy sintiendo en este momento, tengo esta sensación de que no hay siguiente, donde Anastasia se refiere. ¡Ella está siempre en mi mente! En mi negocio, así como la vida personal como en mi formación, he hecho mis metas a largo plazo que deben cumplirse en los próximos cinco años, tengo algunos objetivos que va tan lejos como diez años o más. Y mis metas a corto plazo son las que me gustaría lograr o alcanzar dentro de la previsión de doce meses. Son medibles, por escrito, y flexibles. Si me las arreglo para cumplir mi meta antes de que el tiempo que imaginaba, entonces, yo bajo mi tiempo y mis expectativas. Si, sin embargo, va más lento de lo esperado; puedo cambiar las fronteras y establecer la fecha más. Yo sólo utilizo lo mejor, y espero su mejor esfuerzo. Mi plan es bueno, me las arreglo bien en mi tiempo, y estos son todo parte de mi acción reflexiva. Yo no tengo que darle un segundo pensamiento en cuanto a lo que debería estar haciendo ahora, porque ya sé lo que mis movimientos futuros deberían ser. ¿Por qué no puedo emplear cualquiera de estas habilidades en lo que respecta Anastasia? Cuando ella está cerca de mí, todas las apuestas están apagadas. ¡Cuando está lejos de mí, como ahora mismo, mi mente está constantemente ocupada con ella, como si mi cerebro no tuviera otro trabajo que hacer! Elena a arraigado en mí, que el amor es una emoción inútil. ¡Lo que siento por Anastasia no puede ser amor! Porque cuando estoy cerca de ella, encontré mi propósito. Si el amor es una emoción inútil, entonces yo no estaría sintiéndome útil. Me pierdo a menudo con ella... No sé lo que va a decir o hacer, o cómo va a responder a algo simple o complejo. Pero me encanta encontrar mi camino alrededor.

¡Me siento vivo! Respiro fácil. Encuentro mi centro. Ya no estoy perdido. El día que vino a mi oficina y se tumbó en mi piso, el cielo de Seattle era sombrío y gris, que reflejaba perfectamente mi estado de ánimo. Después de que me las arreglé para conseguir mis objetivos, no hay nada que realmente me satisface, y no tenía nada que esperar. Ninguna adquisición me hizo completo, o cumplido. ¡No hay conversaciones con Elena, o visitas a mi familia que cubrieran el agujero y cada vez mayor dentro de mí, dentro de mi alma oscura! Mis aficiones de vuelo y la navegación sólo lograron poner un curita en él. Tenía una pieza ausente en el centro de mí ser. Mi alma se había perdido, y la encontré en ella. ¿Cómo iba a dejarla ir? Ella es mi ajuste de cuentas. Ella es mi nuevo propósito. Ella es mi libertad de mi propia esclavitud. Su tornado me hace libre, aún si me causa dolor en el proceso. ¿Cómo iba a dejar ir mi alma cuando está constantemente llamándome? Ella es mi alma. Ella es mi propósito en la vida. Ella es lo que llena el abismo, este agujero negro dentro de mí. Ella es parte de mí. ¿Cómo iba a dejarla ir, cuando ella es parte de mi alma, parte de mí? Pienso en el poema de William Ernest Henley que habla perfectamente de mis sentimientos:

Invictus Más allá de la noche que me cubre, Negra como el abismo sin fin, Agradezco a los dioses si existen Por mi alma inquebrantable.



William Ernest Henley: fue un poeta inglés.

Caído en las garras de la circunstancia No he llorado ni pestañeado. Bajo los golpes del destino Mi cabeza está ensangrentada, pero erguida.

Más allá de este lugar de cólera y lágrimas Yace el horror de la sombra, Y sin embargo la amenaza de los años Me encuentra, y me encontrará sin miedo.

No importa cuán estrecha sea la puerta, Cuan cargada de castigos la sentencia, Soy el amo de mi destino: Soy el capitán de mi alma

William Ernest Henley

En este mismo momento, todo es Anastasia, y nada más.

Traducido y Corregido por Jesica

l aire es un poco frío esta noche, pero la forma en que me estoy sintiendo en este momento, ni siquiera necesito mi chaqueta de cuero. Pero años de hábito de cuidar de mí mismo, saca lo mejor de mí y salgo del coche con la botella de champán en la mano. Llamo a la puerta con un entusiasmo que no puedo ocultar. Ella abre la puerta. Mi corazón tartamudea a la vista de ella. La visión de ella es como conseguir un resquicio del cielo. —Hola— dice ella con timidez. Su mirada me recorre, y ella me aprueba. —Hola— le digo de nuevo. Ella abre la puerta un poco más, invitándome —ven por favor. —Si me permites— digo divertido. —Creí que íbamos a celebrar tu graduación. Nada mejor que un buen Bollinger— digo sosteniendo la botella de champán. —Interesante elección de palabras— responde Anastasia con significado. —Me gusta mucho tu ingenio Anastasia— le digo.

—Oh Christian, hemos empacado todo. Sólo tengo las tazas de té. ¿Serviría eso? — Ella pregunta. — ¿Tazas de té? Estarían bien— le digo. Se dirige a la cocina a buscar las tazas de té. Cuando entro en la cocina, me encuentro un paquete marrón sobre la mesa de café con una nota adjunto al mismo. Lo reconocería en cualquier lugar, porque esa misma cita por escrito en un pedazo de papel estaba en mis sueños. —Estoy de acuerdo con las condiciones, Ángel; porque tú sabes mejor lo que mi castigo debe ser; ¡Solo, no hacen más de lo que puedo soportar! Cuando ella regresa, me encuentra mirando. —Esto es para ti— dice ella con ansiedad. —Hmm, pensé lo mismo. Cita muy acertada—. Mis dedos trazan la escritura. Levanto la vista hacia ella. —Pero pensé que era D' Urberville, no es un ángel. Desde que te decidiste por la degradación— le digo con una sonrisa depredadora. —Confío en ti para encontrar algo tan apropiado. —Pero, también es mi súplica— susurra. — ¿Una súplica? — Estoy sorprendido, pero lo entiendo. — ¿Para que vaya suave contigo? — Les pregunto en voz baja. Ella asiente con la cabeza. —Anastasia, compré esto para ti— le digo tratando de no mostrar mi dolor. Quiero que acepte mis regalos. Yo no sé por qué tengo esta necesidad de cuidar de ella, darle cosas a ella. —Si aceptas, voy a ir suave contigo— le digo. —Christian, es difícil para mí aceptarlos. Son demasiado caros—dice ella con fervor.

—Esto es de lo que yo estoy hablando de Anastasia, que me estás desafiando. Me gustaría que los tengas, y ese es el fin de la discusión. En realidad es bastante simple. No tienes que pensar en esto. Como sumisa estarías agradecida por ellos. Solo tienes que aceptar lo que te compre porque me gusta cuando lo haces— le digo. —Christian, yo no era tu sumisa cuando los compraste para mí— susurra. Me preocupa que ella pudiera estar cambiando de opinión. No puedo aceptar eso. —No, no lo eras Anastasia, pero estuviste de acuerdo—. Ella da un suspiro. Su mente está tramando algún plan, y puedo verlo en su rostro. — ¿Dices que son míos para hacer lo que deseo? — Estrecho mis ojos sabiendo que tiene un esquema en la manga, pero concedo. —En ese caso, me gustaría donarlos a una organización benéfica que trabaja para Darfur, desde que te gusta ayudar a esa región del mundo. Probablemente podrían subastarlos. ¡Desde que le di los libros a ella, dejarla para llegar a ese sistema a los que no los acepte, y no me deja opinar! Estoy disgustado. Ella encuentra lagunas en mis reglas, incluso algo tan simple como el regalo que le doy, si ella no lo quiere. Me siento herido. —Si eso es lo que deseas— le digo. Mi disgusto se muestra en mis labios que están tensos como la cuerda de la cartera. Ella se ruboriza al ver mi decepción. — ¡Muy bien! Voy a pensar en ello— dice. —Anastasia, no pienses por favor. ¡No sobre esto! — le digo en voz baja. Los dos estamos tensos ahora. Ella mira hacia abajo a sus dedos. Realmente me gusta ella, mucho. Sobre todo cuando es tímida así. Hay algo que me atrae hacia ella. Extiendo mi mano y tiro de su barbilla, mirándola a los ojos con una expresión seria.

Quiero cuidar de ella, quiero hacer cosas por ella, quiero comprar sus cosas; prodigarle. Quiero que ella se acostumbre. ¡Yo me ocupo de lo que es mío! —Anastasia, te voy a comprar un montón de cosas. ¡Tienes que acostumbrarte a ello! Soy un hombre muy rico y puedo pagarlo fácilmente— le digo inclinándome hacia abajo y plantándole un casto beso en los labios. —Por favor, bebé— digo liberándola. —Me siento barata. Me hace sentir como una puta— susurra ella exasperándome. Me paso la mano por el pelo. — ¡Anastasia! No vuelvas a decir eso—. Digo con fervor—. No debes pensar así. ¡No pienses demasiado! Estás poniendo un poco de juicio moral vago en ti misma sobre la base de lo que otros puedan pensar. No quiero que pierdas tu energía en eso. Esto es porque tienes nociones preconcebidas acerca de nuestro acuerdo ya que no sabes en lo que te estás metiendo— le digo. Ella frunce el ceño, perdiéndose en sus pensamientos. Oh no... Ella está pensando demasiado de nuevo, y sus labios quedan en cautiverio de sus dientes. Extiendo la mano y ahueco su cara, y libero el labio. —Hey, para esto, ¿de acuerdo? — le digo. —Nadie puede llamarte barata. No hay una cosa que es barata de ti Anastasia. Y no quiero que vuelvas a llamar a sí misma una 'puta'. ¡Eres una dama! Siempre estás pensando demasiado. Lo que tenemos aquí son unos libros viejos que yo pensé que podrías disfrutar de tener, porque pensé que podría significar algo para ti. Eso es todo. En este caso, ten un poco de champán— le digo con afecto. Ella sonríe de nuevo a mí, y el sol está en su cara. —Eso está mejor— le susurro. Cuando abro la botella y vierto un poco de champán para su taza de té, es sorprendida por su color. — ¡Christian, es de color rosa! — dice con los ojos abiertos, asombrada. Y esa es una de las cosas que me gusta de ella. No sé cómo va a reaccionar o responder a cualquier cosa que hago, simple o compleja.

—Sí, es Bollinger Grand Année Rosé 1999, una excelente cosecha— le digo. —Una gran cosecha en tazas de té— añade haciéndome sonreír. —Sí, las tazas de té son una excelente opción. Felicitaciones por tu graduación Anastasia— digo levantando mi taza de té a la de ella, tintineando. —Gracias— dice y agrega—: ¿Debemos ir a través de los límites blandos? — dice ella haciéndome sonreír. ¿Estamos siempre ansiosos de seguir adelante señorita Steele? Ella se sonroja. Tomo su mano y la llevo hasta el sofá. —Siempre tan impaciente— digo, tirando de ella a mi lado. Pero primero quiero que tenga un poco de champán en ella. Porque, ella es siempre tan cerrada. Si quiero que sea abierta y expresiva conmigo, ella tiene que aflojarse un poco. Como dicen en América, "In Vino Veritas. Hay verdad en el vino." —Tu padrastro es un hombre muy taciturno— digo sorprendiéndola. —Aun así, te las arreglaste para que comiera de tu mano— ella responde. —Eso es sólo porque yo sé cómo pescar— le digo. —Sí, yo iba a preguntarte eso. ¿Cómo supiste que era bueno en la pesca o incluso que a él le gustaba la pesca? — Ella pregunta curiosa. —Me dijiste, en la cafetería —digo sorprendiéndola aún más. Ella parece satisfecha de que la escucho cuando habla. Ella no recuerda decirme al respecto, pero está contenta de que yo recordara. Me pregunta si he probado el vino en la graduación. Le digo, sí, pero era desagradable.

—Cuando lo probé, me acordé de ti— dice ella—. ¿Cómo llegaste a estar tan bien informado sobre el vino? — Ella pregunta. —No es porque estoy muy bien informado. Sólo sé cuál es mi propio gusto, y lo que me gusta— le digo. Lo mismo ocurre con todo lo demás en mis gustos particulares. Sólo sé lo que me gusta. Su vaso está casi vacío. Extiendo la botella animándola a tener un poco más. Ella lo sostiene, y la lleno hasta el menisco. Hablamos de su traslado a Seattle. Quiero que el champán tenga tiempo para trabajar. Ella me dice que el día siguiente es su último día en el trabajo. La semana está casi desaparecida, y ni rastro de su Blackberry, ningún ETA. Tengo que tener a Taylor encendiendo fuego debajo de ellos. Debe ser entregado mañana. —Realmente me encantaría ayudarte a mudarte, pero como es, mi hermana Mía está regresando de París y se supone que debo recogerla en el aeropuerto. Pero he oído que Elliot está listo para darles una mano a la vez durante su mudanza—. Digo. Ella sonríe—: Sí, lo está. Kate está muy entusiasmada con eso— responde. La idea de Kate la trituradora de bolas, y mi hermano Elliott, es un poco inquietante. Niego con la cabeza —extraña combinación. ¿Quién hubiera pensado? — Hago una cara involuntariamente. — ¿Qué piensas hacer para el trabajo? — Le pregunto a la espera de que el vino trabaje su magia. Pero la respuesta que obtengo me sorprende. —Tengo un par de entrevistas para pasantías— dice ella. Entrecierro mi mirada, y este poco de información extrañamente me molesta. ¿Por qué soy el último en saberlo? — ¿Cuándo ibas a decirme sobre eso? — Le pregunto. —Acabo de hacerlo— ella responde sorprendida. Taciturna como su padrastro. Es por eso que tengo el champán. Si tengo una oración de la que habla conmigo abiertamente, ella tiene que aflojar. Estrecho mis ojos en ella y le pregunto—: ¿Dónde? —Un par de editoriales— dice vagamente.

— ¿Quieres estar en el mundo editorial? — Le pregunto, ella asiente. — ¿Y bien? — Le pregunto. —Bien, ¿qué? — responde. —Oh, vamos Anastasia. Estás siendo obtusa. ¿Qué editoriales? —Entre las más pequeñas— murmura. Ella no quiere que yo sepa. ¿Por qué? —Anastasia, ¿por qué no quieres decirme? —No quiero tu influencia indebida Christian— murmura haciéndome fruncir el ceño. Ella me mira con sus ojos azules examinando mi expresión. —Oh, creo que eres tú quien está siendo obtuso— dice cambio de mi estado de ánimo y me hace reír. — ¿Yo soy obtuso? Señor, tú eres un reto. Bebe champaña y vamos a hablar de estos límites— le digo. Ella bebe hasta la última gota de su champán, y cuando le pregunto si quiere más, lo hace. Estoy contento. Sé que es un hecho de que se pone locuaz cuando bebe. Su bebida hizo que me llame la primera vez, cuando fui a rescatarla de ese bar la primera vez. Pero acabo de recordar, que ella también vomitó por todo el patio y el lecho de flores, porque tenía hambre. — ¿Has comido hoy? — Le pregunto preocupado. — ¡Sí! — Ella rueda los ojos. —Tuve una comida de tres platos con mi padrastro— dice ella con petulancia. ¡Oh bebé! ¿Acabas de rodarme los bellos ojos? Me inclino y la tomo de la barbilla, mirándola fijamente a los ojos, respiro mi amenaza muy sincera. —Bebé, la próxima vez que me ruedes esos ojos, te llevaré sobre mis rodillas—. De hecho, es una promesa. —Oh— ella respira. Deja escapar un gemido.

—Oh— reflejo. Estoy más que emocionado. Reglas querida —así comienza bebé— le digo. Debo llenar su taza otra vez, y ella engulle todo, mirando hacia mí. — ¿Tengo tu atención ahora? — Le pregunto. Ella asiente con la cabeza. —Quiero que me respondas— le digo con firmeza. —Sí, tienes mi atención— murmura. —Bien entonces— le digo —los actos sexuales. Hemos hecho la mayor parte de éstos— digo mirando la lista de límites blandos. Ella se acerca a mí en el sofá y mira hacia abajo en él. Me gusta su proximidad. ¡Mucho! Buscamos en los límites blandos, y lo que es aceptable para ella, la mayoría de los cuales hemos hecho ya. Cuando ella mira a la lista, cierra los ojos como si estuviera disgustada con lo que estamos viendo. — ¡No fisting de ningún tipo! — dice con firmeza. —Está bien— asiento — ¿alguna otra cosa a la que te opongas? —No estoy demasiado interesada en la penetración anal tampoco. No flota en mi barco— dice ella. ¡Oh no, no bebé! ¡No con lo que tienes! —Estoy de acuerdo con el fisting— le digo —pero yo realmente, realmente amaría reclamar tu culo rosado y redondo Anastasia. Pero, tenemos que esperar de todos modos. Porque, no se puede simplemente sumergirse sin una formación adecuada—. Digo. — ¿Formación? ¿Para qué? — Ella pregunta.



Fisting: Fisting o fist-fucking es un término inglés con el que se designa la práctica de la inserción braquioproctal o vaginal. Un acto sexual consistente en la introducción parcial o total de la mano en el ano o la vagina de la pareja.

—Oh bebé, necesita una preparación cuidadosa. El sexo anal puede ser muy placentero, confía en mí. Pero, si decides que no te gusta después de que lo intentemos, no tenemos que hacerlo de nuevo— le sonrío. Ella se estrecha la mirada dudando de que pudiera ser divertido. — ¿Has probado eso antes? — Ella pregunta. —Sí— le respondo. Ella jadea. — ¿Con un hombre? — ella pregunta. —No, yo nunca he tenido relaciones sexuales con un hombre. No es mi escena— respondo a su sinceridad. Ella parece un poco aliviada. — ¿Con tu...— hace una pausa con disgusto — señora Robinson? — Ella pregunta. La miro, y veo la envidia detrás de sus ojos. —Sí— le digo, pero sigo adelante. —Muy bien, los exámenes orales— me sonríe. —Recuerdo que tienes una A en eso— le digo, ella se sonroja. Drena su champán como si le diera el coraje que está tratando de conseguir a través de esta discusión. Ella podría necesitar más que valentía, si alguna vez vamos a superarlo. — ¿Más champán? — Le pregunto. —Sí, por favor— dice ella extiende su taza. Bajamos la lista de juguetes sexuales. Cuando ve tapón anal en la lista, abre los ojos como platos y arruga la nariz como si oliera algo asqueroso. — ¿Tapón anal? ¿Hace lo que creo que hace? — Ella pregunta con disgusto. —Sí. Lo mismo ocurre con esto como entrenamiento— le digo. Ella mira a la lista.

el

coito

anal.

Requiere

¿Es el uso de juguetes sexuales aceptables para la sumisa?

* Vibradores * Consoladores * Tapón anal * Otros

Ella mira a mí y me pregunta—: ¿Qué significa "otro", que implica? — Ella pide. —Bolas, huevos... ese tipo de cosas. — ¿Los huevos? ¿Qué quieres decir huevos? — Pregunta ansiosa. —No es lo que piensas. No son verdaderos huevos— le digo riendo. Su ignorancia es adorable. —Estoy muy contenta de que me encuentres divertida— dice sintiéndose herida. Eso me detiene en seco, y dejo de reír, tratando de mantener el humor de mi cara, pero soy rápido para disculparme por mi rebelión. La última cosa que voy a hacer es herir sus sentimientos: —Me disculpo señorita Steele— la miro. Ella todavía se ve herida. La miro. —Lo siento mucho Anastasia— le digo deseando que ella me crea. Ella me devuelve la mirada. — ¿Tienes algún problema con los juguetes? — ¡No! — espeta. —Anastasia— le coaxiono.

—Realmente, realmente lo siento. Si no me crees. No quería herir tus sentimientos. Nunca he tenido esta conversación con tanto detalle con nadie antes. Es sólo porque eres muy inexperta. Lo siento... ¿bien? — Esta vez mi cara es sincera y contrita. Realmente lo quiero decir. Su cara se calienta con mi sinceridad. Entonces nos movemos en el tema de la esclavitud. Ella ya ha puesto en suspensión como su límite duro. Ya que ella estará conmigo sólo por períodos cortos de tiempo, no hay necesidad de probar cosas que tendrán mucho tiempo para crear. Ella se ve en la lista de la esclavitud. Sus ojos se estrechan cuando se da cuenta de un elemento de la lista y le pregunta. —Por favor, no te rías de mí, pero ¿qué es una barra de separación? — No me gusta repetirme dos veces. Ya me he disculpado sinceramente con ella, ¿por qué duda de mí? No me gusta estar en duda. —Anastasia, ya he pedido disculpas, en dos ocasiones. Prometo no reír—. Me quedo mirándola. —Por favor, no me obligues a hacerlo de nuevo— le digo con la advertencia en mi mirada. Ella visiblemente se contrae de nuevo desde mi mirada, con su mirada que dice "mandón". —La barra de separación se utiliza para los tobillos y / o las muñecas. Son realmente divertidas— le digo. Ella se ve dudosa, pero toma mi palabra para ella. —Está bien...— dice —sobre arcadas... El elemento de náuseas. Creo que no quiero eso. Creo que me ahogo— dice jadeando. Yo sé de eso de primera mano. —Yo también estaría preocupado por eso. No quiero ahogarte— le digo. — ¿Cómo se utiliza la palabra de seguridad, si estás amordazado de todos modos? — Esto me hace pensar. Yo no quiero volver a ir tan lejos, que vaya a sentir la necesidad de mí palabra de seguridad. —En primer lugar Anastasia, espero que nunca tengas que utilizar palabras de seguridad. Pero una vez que alguien está amordazado, señales de mano se utilizan para palabras de seguridad— le digo. Ella parpadea en mi indiferencia.

—Todavía estoy nerviosa por amordazarme— dice ella con disgusto. —Está bien—. Yo digo—: Lo tendré en cuenta y tomaré nota de ello—. Entonces ella me mira con la bombilla que sube a la cabeza con tanta intensidad que está en toda su cara. — ¿Te gusta atar a los sumisos para que no puedan tocarte? — Me mira fijamente. La miro sorprendido, con los ojos muy abiertos. —Esa es una de las razones— le digo en voz baja. — ¿Es esta la razón por la que me ataste las manos? —Sí—. Digo, cayendo en silencio. — ¿No te gusta hablar de ello? — observa. —No, no lo hago. ¿Quieres otra copa? Está haciéndote valiente, y necesito saber lo que sientes por el dolor. Sus ojos se abren. Debo rellenar su taza de té, y ella toma un sorbo. — ¿Cómo te sientes acerca de recibir dolor? — Pido mirándola expectante. De repente se pone tímida, y captura el labio entre sus dientes. —Estás mordiendo el labio— le recuerdo oscuro. Ella libera el labio de inmediato, y se ruboriza mirándose las manos. —Déjame preguntarte esto: ¿Te castigaron físicamente de niña? —No— responde. —Veo— le digo —así que, en otras palabras, ¿no tienes ninguna esfera de referencia en absoluto? —No— responde. Mi mirada se suaviza. —No es tan malo como piensas. Tu imaginación es tu peor enemigo en esto— le susurro.

— ¿Tienes que hacerlo? — Ella pregunta. —Sí— le respondo con firmeza. — ¿Por qué? — Ella contesta. Es porque soy un hijo de puta jodido, me digo a mí mismo. —Todo va con el territorio Anastasia. Es lo que hago. Puedo ver que estás nerviosa por ello. Vamos a repasar los métodos— le digo. Cuando ella mira a la lista, sus ojos se abren y el aliento se le atora.

* Nalgadas * Palmadas * Azotes * Palmetazo * Mordidas * Pinzas en los pezones * Pinzas genitales * Hielo * Cera caliente * Otros tipos / métodos de dolor

Ella palidece una vez que pasa a través de los elementos de la lista.

—Decidiste en contra de las pinzas genitales lo cual está bien. Los azotes con vara duelen más— le digo. Ella se queda en blanco como hoja. —Podemos trabajar hasta eso— le digo. —O— ella arrastra las palabras —no hacerlo en absoluto— susurra. No, no... Tengo que tener esto. Tengo que tener el aspecto de dolor. Alimenta el monstruo jodido en mi interior. —Nena, esto es parte del acuerdo, pero vamos a trabajar hasta todo esto. No te voy a empujar demasiado Anastasia— le digo. —Esta cosa castigo es lo que más me preocupa— dice en voz baja. Me alegro de que me dijera eso, porque podemos trabajar hasta ciertos castigos, o dejarlo fuera por el momento. —Bueno, me alegro de que me dijiste. Vamos a mantener la paliza fuera de la lista por el momento. A medida que te sientas más cómoda con esto, vamos a aumentar la intensidad, pero empecemos lento— le digo tratando de apaciguar su preocupación. Traga saliva, pareciendo escéptica. Me inclino hacia delante y la beso en los labios. —No, eso no era tan malo, ¿verdad? — le digo. La única respuesta que pudo reunir fue un encogimiento de hombros. —Hay una cosa más que quiero hablar, y luego te llevo a la cama—le digo mi mirada intensa. — ¿La cama? — Ella pregunta parpadeando rápidamente, rubor en su cara. —Vamos Anastasia, todas las cosas que hemos estado hablando por aquí, me dan ganas de follarte hasta la semana que viene en estos momentos. Debe estar teniendo algún efecto en ti, también— y ella comienza a retorcerse en su asiento lo que me complace enormemente. — ¿Ves? — le digo—. Además, hay algo que me gustaría probar.

— ¿Algo doloroso? — Ella pregunta. —No. Deja de ver el dolor en todas partes. Es sobre todo el placer. ¿Te he lastimado todavía? — Ella se ruboriza. —No— dice. Aquí está el tiempo, quiero hacer mi compromiso, mi concesión... por Anastasia. —Bueno, entonces. Mira, el día de hoy, en la escuela, que estabas hablando de tener ganas de Más— le digo pausando. Nunca he hecho esto antes. Nunca ha encajado. ¿Quiero esto ahora? Ella me mira medio ansiosa. Tome una decisión. La tomo de la mano, y la miro a los ojos. —Fuera del tiempo que eres mi sum, tal vez podríamos intentarlo...— le digo, sin saber, de repente, ya que es algo que nunca he hecho antes. —No sé si funcionará. No sé cómo separar todo. Puede que no funcione, pero estoy dispuesto a intentarlo. Tal vez una noche a la semana. No sé— exhalo. La conmoción en su cara finalmente la deja muda por una vez. Aprovecho su silencio, y boca caída, y añado—: Tengo una condición— mirando a su expresión de asombro con cautela. — ¿Qué? — Respira, deseosa de aceptar cualquier cosa. —Amablemente acepta mi regalo de graduación para ti. —Oh— ella responde, su cara cae. Miro hacia abajo a ella, tratando de medir su reacción. Extiendo mi mano hacia ella y murmuro—: Ven— se levanta, y la llevo conmigo. Tomo mi chaqueta y cubro sus hombros. Caminamos fuera. Estoy ansioso por ver su reacción cuando ve su Audi dos puertas compacto. —Es para ti. Feliz graduación— murmuro, tirando de ella en mis brazos y besando su pelo. Me tiro hacia atrás y miro su cara. Una gran cantidad de emociones cruzar a través de ella.

Feliz, sorprendida, enojada, desesperada, confundida... Ella está pensando demasiado de nuevo. Tomo su mano en la mía y la guio por el camino hacia su flamante nuevo vehículo seguro. —Anastasia, el Escarabajo era viejo, y francamente peligroso. Yo nunca me lo perdonaría si algo te sucediera cuando es tan fácil para mí hacer lo correcto. Quiero que sea feliz. ¿Es mucho pedir? Quiero barrer frente a sus pies... ¿Por qué ella me quiere negar eso? La miro, pero ella se vuelve tímida, con la cabeza baja, luego gira al Audi rojo. —Se lo comenté a tu padrastro. Eres todo para él— me quejo. Se vuelve hacia mí con horror, mirándome. — ¿Se lo mencionaste a Ray? ¿Cómo pudiste? — De repente, ella está tan enojada, que apenas puede pronunciar las palabras. Ella mira mortificada. Ella se da vuelta para mirarme. —Es un regalo Anastasia. ¿No puedes simplemente decir gracias? — Digo exasperado. — ¡Pero Christian, sabes que es demasiado! —No para mí no lo es. Apenas hay una etiqueta de precio para mi tranquilidad— le digo. Ella frunce el ceño, sin saber qué decir. Se vuelve hacia el coche, y luego se vuelve hacia mí y dice—: Estoy feliz de que me prestes este coche para mí, al igual que la computadora portátil—. ¡Es tan condenadamente difícil conseguir que acepte cualquier cosa! Suspiré pesadamente. —Está bien. El préstamo. Indefinidamente— digo con cautela hacia ella. —No, no indefinidamente, pero por el momento. Gracias— dice ella haciéndome fruncir el ceño.

Entonces ella hace algo inesperado y muy dulce. Ella llega, y me besa brevemente en la mejilla y le dice—: Gracias por el coche, señor—. Con este gesto, ella me hace caer todas mis guardias, y despide a mi pasión como un cohete. La cojo de repente, y la levanto en contra de mi cuerpo, y una mano sosteniendo su espalda, el otro en puño en el pelo, tirándoselo. — ¡Tú eres una mujer desafiante Ana Steele! — Digo y la beso con toda mi pasión reprimida, obligando a sus labios con mi lengua, sin tomar prisioneros. Su pasión está lista para competir con la mía, y ella devuelve mi beso con toda su pasión, empujándose a sí misma en mí. Estoy listo para quemarme, y listo para tomarla allí mismo, en el estacionamiento de su edificio de apartamentos. — ¡Anastasia, está tomando todo mi autocontrol para no follarte en el capó de este coche en este momento, sólo para mostrar que eres mía, y si yo quiero comprarte un coche de mierda, te compraré un maldito coche! — gruño. —Ahora, vamos a entrar en el interior y desnudarnos— y planto un beso en bruto en sus labios. Mi enojo se está transformando, y se manifiesta en esta energía sexual cruda. Agarro su mano, y prácticamente la arrastro de vuelta a su apartamento, hago mi camino directo a su dormitorio con Anastasia a cuestas. He hecho baste lo esperado todos estos días, y estoy listo para reclamar lo que es mío una vez por todas. Enciendo la lámpara sobre la mesa. Giro, paro en seco y me quedo con ella por un momento. —Por favor, no te enojes conmigo— ella susurra con su mirada de bebé. ¿Tiene alguna idea del tipo de tornado que provoca su mirada en mí? Le doy mi mirada pasiva en virtud de la cual puedo ocultar todas las emociones. Mis ojos son fríos y calientes. Yo no digo nada. Apenas puedo contenerme de abalanzarme sobre ella en este momento. —Lo siento mucho sobre el coche y los libros— dice mirando a otro lado. Todavía estoy en silencio, todavía luchando mis emociones en su interior. —Es sólo que me asustas cuando te enojas— respira finalmente mirándome.

Yo no quiero que centro, sacudo la cabeza. Cuando fraccionadamente Ella es irresistible rabia que siento.

tenga miedo de mí. Cierro los ojos para encontrar mi cabeza como para sacudir lejos nube emocional en mi finalmente abro los ojos, la veo con la cabeza clara, y se suaviza mi mirada. Respiro hondo y trago. en este momento, y quiero centrarme en ella, y no en la

—Date la vuelta— le susurro. —Quiero sacarte de ese vestido. ¡Por último un movimiento obediente de ella! Se da la vuelta sin decir nada. Me muevo hacia ella, recojo el pelo de la parte posterior y lo coloco sobre al lado derecho de su hombro. Puedo oír su corazón latiendo como las alas de un colibrí tratando de escapar de su pecho. Pongo mi dedo índice en la nuca de su cuello, y poco a poco y deseoso, arrastro mi dedo hacia abajo, mi uña pastorea sobre su espalda. ¡Me encanta este cuerpo! Me encanta la forma en que se ve en este vestido. —Me gusta este vestido— murmuro. —Me gusta ver la piel sin defectos. Cuando mi dedo alcanza la parte posterior de su vestido halter, hasta la mitad de su columna, engancho mi dedo por debajo de la parte superior, tirando de ella cerca de mi cuerpo que hace su paso atrás en mi contra. Ella está al ras contra mí. Me inclino hacia abajo, y aspiro su cabello. —Hueles divino, Anastasia. Tan dulce— le digo mientras rozo mi nariz hacia abajo más allá de la oreja hasta el cuello y el hombro mientras me arrastro suave, encendiéndola con sensuales besos suaves. Su respiración se vuelve superficial y rápida, con el cuerpo lleno de expectativas. Mis dedos se localizan la cremallera de su vestido, y dolorosamente lento, lo bajo hacia abajo mientras mis labios besan y lamen y chupan mi camino a través de su hombro. Ella está tan deseosa; ella sigue retorciéndose bajo mi toque lánguidamente. —Tú. Bebé. Vas. A. Tener. Qué. Aprender. A. Quedarte. Quieta—. Susurro mientras beso alrededor de su nuca. Puedo tomar todo lo que pueda con el vestido y jalo de un tiro del cierre de su cuello halter, y su vestido desciende y se reúne a sus pies. ¿Sin sujetador? Oh. ¡Dios!

— ¿Sin sujetador señorita Steele? ¡Lo apruebo! — Digo. Mis manos se extienden alrededor y sus pechos, y tocan sus pezones que se endurecen con el contacto de mis dedos. Me inclino y murmuro contra su cuello. —Levanta los brazos hacia arriba, y ponlos alrededor de mi cabeza—. Ella obedece, y sus pechos se levantan y empujan a mis manos, los pezones duros. Sus dedos se tejen en mi pelo, y tiran de él con cuidado mientras tanto ruedo la cabeza hacia un lado dándome acceso a su cuello. ¡Es tan jodidamente caliente! —Mmm...— murmuro detrás de su oreja, y empiezo a extender sus pezones mientras sus dedos reflejan mis acciones dentro de mi cabello. Se está poniendo demasiado caliente para contenerse. — ¿Debo hacerte venir de esta manera? — le susurro a lo que ella arquea la espalda en señal de aprobación. — ¿Te gusta esto? ¿Verdad señorita Steele? —Mmm...— dice. —Dime— digo continuando mi tortura sensual, tirando de sus pezones suavemente. —Sí— ella respira. Tiempo para educarla. —Sí, ¿qué? — le preguntó. —Sí, señor— responde. —Buena chica— le digo apretando con fuerza haciéndola convulsionar con una sacudida de placer / dolor dejándola jadeante. Mi erección es dura y empuja dentro de ella. Ella gime más fuerte al tiempo que tira el pelo más duro. —No creo que estés lista para correrte todavía— le susurro, y aún mis manos lentas. Le muerdo el lóbulo de la oreja, tirando de ella.

—Además, me has disgustado— le digo. —Tal vez, no voy a dejarte después de todo. Mis dedos vuelven a tirar, torcer y amasar sus pezones. Ella se muele contra mi erección trasladándose de un lado a otro. Su deseo por mí me hace sonreír. Ella está siempre caliente para mí. Mis manos se mueven hacia abajo a las caderas. Conecto mis dedos en sus bragas en la parte posterior, estirándola, y mi dedo se llena de un material que los tritura. Los levanto delante de ella para que ella pueda ver. Mi mano se mueve hacia abajo a su sexo dulce, y desde atrás, no inserto el dedo. —Oh, sí. Mi dulce niña está toda lista— respiro girando alrededor de ella para que me esté mirando. Ella me pone tan condenadamente caliente, mi respiración también se acelera. Puse mi dedo en mi boca para saborearla. —Sabes tan bien, señorita Steele— digo suspirando. —Ahora, desnúdame— le ordeno silenciosamente, mirándola fijamente, con los ojos encapuchados. Ella mira hacia abajo a sus zapatos de tacón alto. Al no saber cómo hacerlo. —Puedes hacerlo— le animo suavemente. Ella parpadea rápidamente, sin saber por dónde empezar. Sus manos se extienden a mi camiseta, pero yo las sostengo y muevo la cabeza, con picardía sonriéndole. —No, no...— dije sacudiendo la cabeza, sonriendo. —No la camiseta, puedes necesitar tocarme por lo que he planeado— digo emocionado. Tomo una de sus manos y la pongo contra mi erección. —Este es el efecto que tiene en mí, señorita Steele— digo. Ella, en respuesta jadea, y flexiona los dedos alrededor de mi erección. —Quiero estar dentro de ti. Toma mis vaqueros. Estás a cargo—. Digo. Su mandíbula cae en respuesta. — ¿Qué vas a hacer conmigo? — Bromeo.

Ella pone buena cara, y me empuja hacia la cama, haciéndome reír cuando me caigo. Ella mira hacia mí, como si hubiera ganado una importante batalla. Da un tirón a uno de mis zapatos y luego los calcetines, pero su emoción, y sus problemas de coordinación la hacen un poco torpe, y que mucho más caliente. Repite el proceso en el otro pie. Estoy lleno de deseo por ella hasta el borde. ¡Finalmente conseguí que me acepte! Me siento victorioso. Ella se arrastra para arriba en la cama con las manos y las rodillas, sus pechos están muy cerca y se sienta a horcajadas sobre mí para deshacer mis pantalones vaqueros. Ella desliza sus dedos debajo de mi cintura. Sus dedos rozan mi vello púbico. Su toque no sólo me emociona, pero también me da un descanso celestial. Una paradoja. Cierro los ojos, y flexiono las caderas a su toque. —Vas a tener que aprender a mantenerte quieto señor Grey— me regaña, tirando el pelo debajo de la cintura. Su reprimenda engancha mi aliento, y sonrío a ella. —Sí, señorita Steele— me quejo, mis ojos son brasa con pasión por ella. Este es el más largo que puedo aguantar, esta espera me está matando, tengo que tenerla. ¡De lo contrario voy a explotar! — en mi bolsillo, condón— yo respiro. Ella pone su mano en el bolsillo de mi lentamente, buscando, moviéndose a su alrededor... lentamente. Y su tacto crea un pico de éxtasis. Yo abro la boca involuntariamente en el placer. Finalmente se pesca fuera los dos paquetes de preservativos, y los pone en la cadera. Sus dedos alcanzan con impaciencia el botón de mi cintura, lentamente, a tientas. Tengo la misma reacción en ella, como ella tiene en mí. —Eres tan impaciente, señorita Steele— murmuro, feliz de saber. Ella tira la cremallera hacia abajo. Trata de dar un tirón a mis pantalones abajo, pero desde que mi trasero está firmemente en la cama, es incapaz de hacerlo. Se muerde el labio con frustración, mi deseo sexual creciendo varias muescas. Frunce el ceño. ¡Se inclina, sus pechos se derraman derechos a la vista directa de mi visión mientras que el labio cautivo consigue ser torturado por sus dientes delante de mis ojos! ¡Yo sólo he tenido todo lo que puedo tomar!

—No puedo estar quieto si vas a morderte el labio— yo advierto oscuramente, a continuación, arqueo la pelvis de la cama, así puede tirarlos fuera poco. Se van los pantalones y los calzoncillos liberando mi longitud erecta. Pateo la ropa al suelo. Ella se parece a un niño en la mañana de Navidad con sus regalos favoritos ante ella. Estoy más que satisfecho con su reacción. —Ahora, ¿qué vas a hacer? — Respiro, todo deseo, toda obscenidad. Ella llega, y me toca. Su toque plantea nuestra sacudida de electricidad regular de muchos pliegues. Mi boca forma una O. Ella se inclina hacia adelante, su pelo en cascada, y ella empieza a chupar. ¡Duro! cierro los ojos con placer. —Cristo, Ana, con calma— me quejo. Estoy listo para venirme, y no quería venirme. ¡Quiero follar! —Para, Ana, para. No quería venirme—. Digo. Ella se ve decepcionada de alguna manera. —Bebé, tu inocencia y el entusiasmo son muy encantadores— jadeo. — Tú, encima... eso es lo que tenemos que hacer— le digo. Le entrego uno de los preservativos —aquí, pon esto. Ella rompe el paquete, y lo sostiene en su mano. —Aprieta la parte superior, y ruédalo hacia abajo. No quieres que entre aire en el final de esa mierda— le digo jadeando. Ella se concentra como un estudiante que está trabajando en un nuevo proyecto, por primera vez, y con mucho cuidado, y poco a poco lo rueda abajo, me está matando en el proceso. Yo voy a explotar con sólo mirarla. —Cristo, Anastasia, me estás matando aquí— me quejo. Mira a mi longitud y también ella se despierta, lamiéndose los labios involuntariamente. —Ahora— le digo murmurando—: Yo quiero estar enterrado dentro de ti—. Ella se queda mirando hacia mí, intimidada, y luego me siento de repente, así que estamos cara a cara.

—De esta manera— digo serpenteando mis manos detrás de sus preciosas caderas, levantándola ligeramente, me coloco debajo de ella, y la bajo poco a poco con facilidad en mi longitud. Ella gime cuando el largo de mi la llena por dentro. Su boca se abre en su sorpresa por la dulce sensación angustiosa, que mi cuerpo entero está proporcionándole. —Oh... por favor— susurra con placer. —Eso es, nena, siente, todo lo que soy— gruño, cerrando los ojos. Me empujo hasta el fondo, cubierto hasta el cuello, y yo la tengo en el lugar durante un tiempo para conseguir la sensación de ella. ¡Para sentir mí reclamo, mi poder, mi mujer encima de mí! "¡Ella es mía!", dice mi Dios interior. —Es profundo de esta manera— murmuro. Flexiono y giro mis caderas en un mismo movimiento rítmico, y ella grita de placer. —Una vez más— susurra, me hace sonreír. Nuestro objetivo es complacer, bebé... Ella gime de placer aún más fuerte y echa la cabeza hacia atrás, su hermoso cabello cayendo abajo. Poco a poco me hundo de nuevo en la cama. —Ahora, te mueves, Anastasia, arriba y abajo, como quieres— le digo — toma mi mano— le digo entrecortadamente, mi voz ronca. Ella agarra mis manos, y estamos conectados en muchos puntos. Empuja suavemente de mí y vuelve a bajar. En repetidas ocasiones. Me arden los ojos en anticipación salvaje. Mi respiración es entrecortada, como es la de ella. A medida que se reduce, levanto mi pelvis y reboto devuelta arriba, creamos nuestro propio ritmo. Arriba, abajo, arriba, abajo... una y otra vez. Ella jadea duro, y estoy a punto de explotar. Trabo nuestros ojos, nos miramos uno al otro mientras que nuestros cuerpos tienen su tango. Tengo maravilla en mis ojos.

Ella ha despertado algo en mí que no sabía que tenía. Es una realización absoluta: ¡No puedo vivir sin ella! Ella es mía, y ahora mismo, me está diciendo, mierda, amándome. Nunca he sido amado antes, sino por ella. La idea de esto trae para mí un placer al menisco y agarro sus caderas, cerrando los ojos, inclinando la cabeza hacia atrás, la mandíbula tensa, me vengo en silencio con asombro y lleno de emociones desconocidas; ni siquiera puedo hacer un sonido con estos extraños sentimientos que vienen sobre mí. Se desploma sobre mi pecho, abrumada. Cruzamos la línea entre hacer el amor y follar. Todo es un área gris ahora. ¿Puedo volver a volver de esa línea? ¿Si quiera quiero volver? En ese lugar, ella es mía, y yo soy de ella.

Traducido y Corregido por Jesica

medida que ascendemos, de nuestro éxtasis, y volvemos a nuestros sentidos, estoy completamente asombrado y el encantado de esta hermosa mujer con la que me reivindico en todos los sentidos de la palabra. Y ella sólo ha sido mía. ¡Lo qué la sensación es para un megalómano como yo! Apenas estoy dándome cuenta del valor de la misma en este momento. De hecho ni siquiera entiendo perfectamente, lo importante que era para mí hasta que ella se subió encima de mí buscando a tientas con el condón tratando de encajarlo en mi longitud. Me di cuenta de que ella nunca ha hecho eso por algún otro hombre. Nunca se sentó encima de otro hombre. Nunca dio placer a otro hombre. Nunca ha sido reclamada por otro hombre. Ella es mía en todo el sentido de la palabra... ¡Totalmente, absolutamente y de forma irrevocable! Mía... Ella está sobre mí, su cabeza en mi pecho, y huelo a vainilla, jabón, aire libre, y nuestro sexo en mi mujer: no hay nada más embriagador, más seductor, que tu mujer esté encima de ti completamente saciada y satisfecha, y tu enterrado y perdido en ella en el planeta...

Cierro los ojos completamente tomado por el sentimiento. Nunca me sentí así antes. ¡Nunca! Aunque tengo los ojos cerrados, ella extiende su mano en mi pecho tocándome, sintiéndome. A pesar de que desesperadamente necesito y quiero que me toque, no puedo soportar la sensación de ella. Mi mano se abalanza y agarra la de ella, se ve herida. Pero su mirada se suaviza en la mía y tiro su mano a mis labios y beso a cada uno de sus nudillos. Entonces me doy la vuelta, así que estoy mirándola. — ¡No! — murmuro, y luego la beso suavemente en los labios. — ¿Por qué no te gusta que te toquen? — Susurra, mirándome a los ojos. ¿Cómo iba a decirle que soy un monstruo? Que en la vida que tenía, mi madre era una puta del crack, o que no se sabe quién es mi padre, o que estoy jodido por su proxeneta y ella no hizo nada para protegerme. O la parte en la que ella se suicidó cuando tenía cuatro años, y tuve que vivir con su cuerpo muerto, dormir junto a su cadáver, tratando de despertarla, así ella me podía consolar, o darme de comer, o cuidar de mí durante cuatro días. ¿Cómo podía decirle que estoy irreversiblemente dañado y jodido? En cambio yo digo—: Porque soy cincuenta sombras de mierda, Anastasia. Ella parpadea hacia mí. —Tuve una introducción muy difícil en la vida. No quiero que cargues con los detalles. Simplemente no lo hagas—. Acaricio mi nariz contra la de ella, y luego tira de ella sentada. —Creo que es todo lo básico. ¿Cómo fue eso? — Digo cambiando de un tema muy incómodo. Después de todo, el sexo con Anastasia es mi tema favorito. De hecho, estoy bastante satisfecho de mí mismo por ser su único maestro. Su rostro se ve frustrado con algo de emoción que no me está diciendo. La tristeza, la curiosidad, el deseo. Ella quiere llegar a conocerme, saber más acerca de mis problemas, pero ¿cómo puedo decirle sin despertar su curiosidad, aún más acerca de mis montañas de problemas?

Entonces voy a perderla para siempre... si ella fuera a averiguar sobre la verdad detrás de mis predilecciones. Nunca puedo hablar con ella sobre eso. ¡Nunca! Ella huiría a las colinas y no volvería nunca más. No puedo perderla. Ella inclina la hermosa cabeza hacia un lado, me imita, y hace un gran esfuerzo para sonreírme. —Si imaginas por un momento que creo que me cediste el control a mí, Sr. Grey, así que no he tenido en cuenta mi promedio— dice sonriendo tímidamente a mí. —Pero gracias por la ilusión. Ella es una mujer inteligente, y al igual que creo que la distraje, ella dice algo inesperado, o hace algo inesperado. —Señorita Steele, usted no es sólo una cara bonita. Usted ha tenido seis orgasmos hasta ahora y todos ellos me pertenecen— me jacto juguetonamente. La primera mirada que cruza su rostro es sorpresa, dándose cuenta de que seguía el recuento. Ella limpia y parpadea al mismo tiempo, y su reacción me hace mirarla fijamente, me surcan las cejas con el entendimiento de que ella está escondiendo algo. Los celos se están levantando en mí. ¿Le ha dado otra persona un orgasmo que yo no sepa? Yo no creo que pueda soportarlo. Ella se supone que es sólo mía. ¿O es que ella se dio placer a sí misma? La curiosidad y los celos sacan lo mejor de mí: — ¿Tienes algo que decirme? — Le pregunto, mi voz es de repente dura. Ella frunce el ceño, luego me mira avergonzada, se vuelve carmesí. —Tuve un sueño esta mañana— que respira sin saber cómo iba a reaccionar a este tipo de información. — ¿Ah, sí? — La miro interrogante. Ella lanza su brazo sobre los ojos en la más absoluta mortificación y dice— : Yo me he venido en mi sueño.

Estoy más allá del alivio al descubrir eso. Aliviado de que nadie más la tocó. ¡Ella es toda mía! Ella no se ha tocado a sí misma o bien a sabiendas de mis reglas. Mi alivio inmediato me deja en silencio, pero también divertido. Ella mira a escondidas hacia mí desde debajo de su brazo, al verme sonreír. — ¿En tu sueño? — Le pregunto. —Sí. Me despertó— ella respira. —Estoy seguro de que lo hizo— le digo a sabiendas de cómo afecta a alguien. Si ella supiera que me dio el mejor sueño húmedo que he tenido cuando ella se mantenía a sí misma a distancia. — ¿Qué estabas soñando? — Pregunto queriendo saber lo que le dio ese orgasmo. Espero que ella estuviera soñando conmigo, ya que ahora ocupa mis mejores sueños, y a veces la idea de perderla me da las peores pesadillas. —Tu— apenas susurra. Su respuesta me alivia muchísimo. ¡Ella soñaba conmigo, un sueño erótico, lo suficientemente bueno para darle un orgasmo! — ¿Qué estaba haciendo? — Le pregunto. Esta vez, ella lanza sus dos brazos por encima de los ojos. Su vergüenza le hace ocultar su rostro como un niño pequeño. Pero no voy a ser disuadido por eso. ¡Se trata de una pieza caliente de noticias! Tengo que saber lo que estaba haciendo. —Anastasia, ¿qué estaba haciendo? No te voy a preguntar de nuevo. —Tenías una fusta— dice, el color corriendo por sus mejillas mientras sus brazos están tratando de enterrar su cara. Estoy más allá de emocionado con este poco de información. Ella me quiere, y lo que es más, desea suficientes juguetes para soñar con ellos. Le muevo suavemente sus brazos y le pregunto. — ¿En serio? —Sí—. Ella respira enrojeciendo de nuevo.

—Aún hay esperanza para ti— me quejo, completamente aliviado. —Tengo varias fustas— pensando tal vez podríamos probar una de ellas este domingo. — ¿Cuero marrón trenzado? — Ella pregunta haciéndome reír. Si ese es el deseo de tus sueños, estaría seguro de encontrar uno. —No, pero estoy seguro de que podría conseguir uno— le digo con mis ojos ardiendo de emoción y anticipación. Me inclino hacia abajo, y le doy un beso pequeño, a continuación cojo mis bóxers... Su cara se cae. Taylor habría estado esperándome afuera. Tengo que volver al hotel. Vuelve la cabeza rápidamente para el reloj de la mesilla de noche. Lee, las diez menos cuarto. Ella también sale de la cama, y rápidamente se pone sus pantalones de chándal y una camisola, y luego se sienta en la cama, con las piernas cruzadas, observándome. Mi mente se precipita hacia adelante para este domingo, y lo mucho que siempre quiero estar en ella. ¡Dios! ¡Yo podría vivir enterrado dentro de ella todo el tiempo! ¿Lo qué nos lleva a otro tema, no utiliza ningún método anticonceptivo? Desde que empezamos nuestra relación, tenemos que encontrar una forma de anticoncepción. Tengo la intención de disfrutar de ella mucho, y odio esos condones. Tengo muchas ganas de ser completamente comando. — ¿Cuándo es tu período? — Pregunto interrumpiendo sus ensueños profundos. — ¿Qué? — Ella pregunta sacudiendo la cabeza no del todo en la misma página que yo. —No me gusta el uso de estas cosas— me quejo sosteniendo el condón. Entonces lo pongo en el suelo, para liberar las manos y caer en mis pantalones vaqueros. Ella no me ha contestado todavía. Está ocupada con sus propios pensamientos. — ¿Y bien? — La pruebo de nuevo, y no me responde por alguna razón. La miro, y ella mira hacia atrás. De repente, ella se ve avergonzada. ¡Avergonzada de mí! Pero ella no debe sentir vergüenza de mí, no después de todos los actos que hemos hecho juntos.

—La semana que viene— dice finalmente la mirada fija en sus manos. —Hay que conseguir algunos anticonceptivos— le digo. No quiero dejarla embarazada. Es muy importante que resolvamos esto. Tengo la intención de pasar mucho tiempo con ella. Pero ella me mira con una cara en blanco, como si empezara a hablar en griego. La realización amanece en mí. Ella es muy joven, y no ha tenido relaciones sexuales antes de que me conociera. Es una gran posibilidad de que ella no tenga ni siquiera un GINECOLOGO. Me siento de vuelta en la cama para ponerme los calcetines y los zapatos. — ¿Tienes un médico Anastasia? — Le pregunto. Ella niega con la cabeza en respuesta me hace fruncir el ceño. Justo lo que pensaba. —Puedo tener a mi médico personal viniendo y nos vemos en tu apartamento la mañana de domingo antes de venir a verme. O puedes verlo en mi casa. ¿Qué prefieres? — Le pregunto ya que ella no tiene un médico propio, el mío se puede solucionar el problema. Ella está pensativa. —Tu lugar— responde ella en voz baja. —Está bien. Voy a dejarte saber el tiempo— digo haciendo una nota mental para tener a Andrea programando a mi médico, para que vaya a Escala. — ¿Te vas? — Me pregunta sorprendida con un trasfondo de melancolía. —Sí— le respondo. Una mirada interrogante pasa por la cara — ¿Cómo piensas volver? — Susurra en voz baja. —Taylor me recogerá— le respondo. —Puedo llevarte si quieres. Tengo un coche nuevo precioso— dice ella tomando el aliento, con su sorprendente respuesta desde que su primera reacción fue de menos acogedora.

Se las arregla para sorprenderme en cada vuelta. Vuelvo la mirada sobre ella no puedo mantener el calor fuera de ellos. —Eso me gusta más. Pero yo creo que has tenido demasiado de beber— le digo. No quiero ponerla en peligro por tener que conducir semi-intoxicada. Alguna vez la niña observadora que ella es, me pregunta—: ¿Me achispaste a propósito? —Sí— le respondo con sinceridad. Yo siempre procuro ser fiel a ella. — ¿Por qué? — Cuestiona. —Debido a que tiendes a pensar demasiado todo, y estoy convencido de que eres reticente como tu padrastro. Pero cuando llega una gota de vino en ti, te relajas y empiezas a hablar— le digo. —Yo necesito que te comuniques con sinceridad conmigo, nena. De lo contrario, si te callas, te cierras y no tengo ni idea de lo que estás pensando. In vino veritas, Anastasia— le digo. — ¿Y piensas que eres siempre honesto conmigo? — Cuestiona. —Yo trato de serlo— digo mirándola con recelo. Ella tiene que entender que, las relaciones como en la que estamos entrando, se basan en la confianza. —Esto sólo funcionará si somos honestos con los demás— le digo dispuesto a entender. Ella se ve triste, de repente. Su cara tiene una emoción oculta que no quiere que yo vea o no entienda. Finalmente, se levanta con un poco de coraje y se acerca hasta el segundo condón, ella dice—: Me gustaría que te quedaras y usaras esto— haciéndome sonreír con humor. Me gustaría mucho quedarme y utilizar ese condón y hacer todo lo que quiero, pero estoy rompiendo muchas de mis propias reglas. No puedo perder el control de esto. Tengo que estar a cargo. Voy a dejar que esta hermosa y cautivadora, encantadora mujer obtenga lo mejor de mí.



In vino veritas En el vino está la verdad.

—Anastasia, he cruzado tantas líneas aquí esta noche. Me tengo que ir. Nos vemos el domingo. Voy a tener el contrato revisado listo para ti, y entonces realmente puedo empezar a jugar— le digo con firmeza. — ¿Jugar? — dice parpadeando. Sí, cariño, jugar. Ella parece ansiosa. —Me gustaría hacer una escena contigo. Pero no voy a hacer eso hasta que hayas firmado tu contrato. De esa manera sé que estarás lista— le digo como explicación. —Oh. ¿Así que podría estirar esto, si no firmo? — Ella pregunta juguetonamente. Miro evaluando su comportamiento. Mi bebé quiere jugar. Puedo corresponder. Mis labios se tuercen en una sonrisa. —Bueno— le dije con un brillo malicioso en los ojos —supongo que podría, pero me puedo romper bajo la tensión. — ¿Romper? ¿Cómo? — Ella pregunta inocentemente, juguetonamente haciéndome asentir con la cabeza, y sonreír. —Podría ser realmente feo— le digo tomándole el pelo. Ella sonríe de nuevo en respuesta. —Feo, ¿cómo? — Ella pide en su comportamiento dulce. —Oh tu sabes, explosiones, persecuciones encarcelamiento— le digo con indiferencia.

de

coches,

secuestro,

— ¿Me secuestrarías? — Me pregunta sorprendida. —Oh sí— sonrío hacia ella. ¿Tiene alguna idea de lo mucho que la quiero, y lo cerca que estuve de romperme? — ¿Me mantendrías en contra de mi voluntad? — dice ella con voz entrecortada, elevando las temperaturas. —Oh sí— asiento con la cabeza. —Y entonces estamos hablando de Poder Total 24 /7— le digo. Ella me da una mirada en blanco.

—Me he perdido— dice ella con voz entrecortada, su proximidad es tan cerca, puedo oír su corazón latiendo... Ella no está segura si lo digo en serio. ¿Qué haría ella, si de hecho supiera que lo digo en serio? —Intercambio de Control, durante todo el día— le digo con el deseo haciendo mis ojos brillantes, el entusiasmo desbordando en mí. —Así que no tienes ninguna opción bebé— le digo burlándome. —Es evidente— dice ella con sus palabras chorreando sarcasmo, y poniendo los ojos en mí ¡Oh, gracias a Dios! Bebé, he estado esperando que este momento venga, así te daría una lección. Estoy más que emocionado y excitado con la perspectiva de castigarla. — ¿Oh, Anastasia Steele, acabas de rodarme los ojos? — Ella parece reticente. —No— chirría en un hilo de voz. —Yo creo que sí. ¿Qué fue lo que dije que haría si me rodabas tus ojos otra vez? — Pregunto triunfalmente. Me siento en el borde de la cama esperando para reclamar mi premio en forma de culo redondo de color rosa. —Ven— digo suavemente. Ella palidece. Me mira tratando de averiguar si soy serio o completamente inmóvil. —No he firmado— susurra. —Te dije lo que haría Anastasia. Soy un hombre de palabra— le digo con los ojos como brazas ardiendo. —Te voy a azotar y luego voy a follarte muy duro y muy rápido. Parece que vamos a necesitar el condón después de todo— le digo con mi mirada fija en la de ella, con una voz suave y amenazante. Ella está fija en su lugar, pero puedo ver que está indecisa con diferentes emociones. Queriendo, deseosa, necesitada, asustada. Miro a su espera para que se moviera, mis ojos están deseosos, mis manos son contracciones expectantes. Ella desenrosca sus piernas vacilantes. Lleva los ojos a la puerta, calculando su oportunidad de escapar. Pensando, sopesando sus opciones.

—Todavía estoy esperando— le digo. —Anastasia, yo no soy un hombre muy paciente— le advierto con una voz sólida y una mirada severa. Ella está jadeando, con miedo, pero también se ve muy encendida, como a mí me gusta. Poco a poco, con las piernas temblorosas se arrastra hacia mí en la cama, y está a mi lado. Le doy un suspiro de alivio. —Buena chica— murmuro—. Ponte de pie, le ordeno. Tentativamente, se pone de pie. Sostengo mi mano, y ella me deposita el condón en mi palma. Estoy tan lleno de deseo de castigarla a ella y su mierda, yo la agarro con la velocidad de una cobra, y la inclino sobre mi rodilla. Yo quería hacer eso desde el día en que ella me preguntó si yo era gay en el día de mí entrevista con ella. Con un movimiento suave, ángulo mi cuerpo de una manera de hacer que su torso descanse en la cama junto a mí. Lanzo mi pierna derecha sobre las de ella para fijarla en su lugar y planto mi antebrazo izquierdo en la parte baja de su espalda, sosteniendo su cuerpo hacia abajo, haciéndola completamente inmóvil. Es una vista hermosa de mierda, yo estoy más allá de excitado, y apenas puedo contenerme para entregar su castigo por su desobediencia, que ha estado viniendo desde el día en que la conocí. — ¡Manos arriba a cada lado de tu cabeza! — le ordeno a lo que ella obedece inmediatamente. Ahora, es el momento de leer el crimen, y el decreto y entregar el castigo por tus transgresiones. — ¿Por qué estoy haciendo esto, Anastasia? — le pregunto. —Porque te rodé los ojos— dice con una voz apenas audible. — ¿Crees que eso es educado? — Pido firmemente. —No— responde claramente.

— ¿Quieres hacerlo de nuevo? — Le pregunto. No es que ella se atrevería a intentar después de que ha recibido una dosis de este castigo. —No— responde de inmediato. —Te voy a pegar cada vez que lo hagas. ¿Lo entiendes? — Digo haciéndome muy firme y claro. Luego tiro abajo sus pantalones de chándal dolorosamente lento, haciendo gala de la misma. ¡Recuerda esto bebé! Estoy comiendo esto. Excitado, feliz, deseoso, caliente, y mis palmas están ansiosas de hacerle daño atrás, y difundir el placer del dolor. Puedo sentir el rápido aleteo de su corazón bajo mi tacto. Pongo mi mano sobre su desnudo, alabastro y delicioso trasero. Es tan dulce y suave, y muy pronto va a ser de color rojo rosado. La idea me excita más allá de la creencia. Yo la acaricio suavemente, acariciándola detrás vueltas y vueltas con la palma de mi mano para cubrir la mayor parte de la superficie, y correr con la mayor parte del dolor. Y rápido como una mordedura de serpiente, levanto mi mano y entrego su primera azotaina, tan duro como pueda. — ¡Ay! — Es su respuesta automática a su primera experiencia de dolor castigo. Ella intenta levantarse, moviéndose, pero mi mano se mueve entre los omóplatos manteniéndola con firmeza hacia abajo. Le acaricio de nuevo donde recibió el golpe. Mi respiración se excita. Esto es como el sexo para mí: el despertar, caliente, excitante, un gran cambio en el, al igual que el clímax se aproximaba, es más fuerte, más duro. La golpeo una y otra vez, en rápida sucesión. Ella no hace ningún sonido después de su primer 'ow'. Ella intenta moverse fuera de los golpes, pero no hay sonido. Sé que duele, porque mi palma duele, y eso me excita increíblemente. —No te muevas— gruño, mi voz ronca. —O te pego durante más tiempo— le advierto. Le froto para difundir la sangre que se apresura a la superficie de la piel con cada uno de mis golpes haciendo su culo de color alabastro rosa. He perfeccionado este patrón rítmico con años de práctica, acaricio, acaricio, bofetada dura. Repito. Acaricio, acaricio, doy una palmada duro.

Ella no ha hecho un pitido desde su primera sorpresa, lo que me está encendiendo aún más, sorprendiéndome con su resistencia. Si yo le pego en el mismo lugar, la tendencia natural del cuerpo es liberar algunas hormonas para adormecer el área y por eso le acaricio a extenderse la sensación, entonces no golpeó el mismo lugar dos veces seguidas: esto proporciona el máximo dolor. En mi décima bofetada ella grita de dolor. — ¡Aargh! —Estoy entrando en calor— le digo golpeando de nuevo a continuación, acariciándole suavemente. Esto hace dos cosas: la bofetada proporciona el dolor previsto, pero despierta algunas sensaciones dentro persuadiendo con caricias sensuales, un placer el dolor que da efecto, que aturde la mente. La golpeé de nuevo... Me quedo con el recuento en el interior, y disfruto del infierno fuera de su castigo; hacer una comida fuera de él. ¡Está satisfaciendo el hambre, la bestia en mí! Le acaricio suavemente de nuevo, y entrego mi golpe. Esta vez, ella grita involuntariamente una vez más. —Nadie puede oírte, bebé, sólo yo—. Y mis golpes siguen una y otra vez. Una palmada, acaricio, acaricio. Repito. Once. Doce. Cuento en mi cabeza. Sigo mi ritmo implacable. Los seis siguientes bofetadas cada una la hacen gritar haciéndome más deseoso por ella. Mi bofetada final es la décimo octava. Incluso mi mano está cantando con el dolor, y finalmente digo. — Suficiente— con voz ronca. Estoy sorprendido con la forma en que se manejó, y no lloro. —Bien hecho, Anastasia. Ahora voy a follarte— le digo con mucho deseo. Le acaricio suavemente detrás, y es de color rosa, rojo rosado. Acaricio este hermoso culo redondo de color de rosa y redondo y hacia abajo. Cuando acaricio detrás abajo, inserto rápidamente dos dedos dentro de ella, tomándola por sorpresa, mi objetivo se logra. Ella corta su respiración, ya que esto le está dando una sensación placentera después de la gran dosis de nalgadas y caricias que ella recibió. La encuentro excitada y húmeda como yo esperaba, y esperaba que me agrade aún más. Se alimenta aún más la necesidad en mí en grandes dosis.

—Siente esto. Ve cuanto a tu cuerpo le gusta esto, Anastasia. Está absorbiendo sólo para mí— le digo con temor y reverencia en mi voz. Ella me sigue asombrando a cada paso. Mis dedos se mueven dentro y fuera de la sucesión rápida haciéndola. Entonces quito rápidamente los dedos sabiendo muy bien que ahora ella está llena de deseo... por mí. —La próxima vez, voy a conseguir que cuentes. Ahora ¿dónde está ese condón? Alcanzo el condón y levanto suavemente y empujo su cara hacia abajo sobre la cama. Bajo la cremallera de mis pantalones vaqueros, rasgo el paquete del condón, y lo ruedo en mi longitud. Saco sus pantalones de chándal fuera, y la guio hasta una posición de rodillas, y, acariciando suavemente su color rojo detrás con el aumento de deseo. —Te voy a tomar ahora. Puedes venirte— murmuro. Y me lleno dentro de ella, golpeando. Ella gime en voz alta en respuesta. Me tiro hacia atrás y sigo adelante para encontrar mi ritmo golpeando en ella, con un rápido e intenso ritmo contra su rosado atractivo atrás. La mirada de ella crece mi deseo muchos pliegues. Su rostro está abajo; sus gemidos están indicando su clímax acercarse. Agarra las sabanas con los nudillos blancos, esta visión me llega al pico y la fuerza del clímax inminente aprieta mi interior, y los dos llegamos y explotamos en un intenso orgasmo, que hace temblar nuestros cuerpos. — ¡Oh, Ana! — Clamo encontrando mi liberación, firmemente sosteniéndola en su lugar, me entrego a ella. Me dejo caer, jadeando con fuerza junto a ella, y la pongo encima de mí y enterrando mi cara en su pelo, abrazándola. Estoy más que satisfecho. Encontré mi partido, que me puede satisfacer plenamente, y tomarme. —Oh, cariño— yo respiro—. Bienvenida a mi mundo—. Nos tumbamos allí, jadeando juntos, esperando que nuestra respiración se desacelere. Estoy completamente asombrado de esta mujer en mis brazos.

Ella es mi pareja perfecta en todos los sentidos de la palabra. ¿Cómo puedo dejar que se vaya? Toco suavemente su cabello mientras ella yace en mi pecho de nuevo, completamente agotada, y gastada; como a mí me gusta. Acaricio con la nariz su pelo de nuevo, inhalando profundamente. —Bien hecho, cariño— le susurro, alegría tranquila derrama de mi voz. Quiero vestirla y recojo la correa de su camisola. — ¿Es esto con lo que duermes? — Le pregunto suavemente. —Sí— ella respira adormilada. Ella se merece algo mucho mejor que eso. —Deberías estar en sedas y satenes, hermosa niña. Te llevaré de compras— le digo. —Me gustan mis sudaderas— murmura, probando y fallando en sonar irritada. Aun tratando de ser desafiante. Le beso la cabeza de nuevo. — Vamos a ver— le digo. Vamos a hacer algunas compras para ella. Nos tumbamos en unos minutos más, y ella se duerme en mis brazos. —Me tengo que ir— le digo, y me inclino hacia abajo, le beso la frente con suavidad. — ¿Estás bien? — Le pido con voz suave. Contempla mi pregunta un poco. Entonces sólo me susurra—: Estoy bien—. Me levanto de la cama. — ¿Dónde está el baño? — Le pregunto. —A lo largo del pasillo a la izquierda— ella responde. Recogiendo el otro condón, me dirijo al baño para limpiar. Lanzo los condones en el cubo de la basura en el baño y me lavo a mí mismo. Reviso el botiquín, y encuentro una botella de aceite para bebé. Esto hará el trabajo para aliviar en parte el dolor de su dolor atrás. Cuando vuelvo a la habitación, está de vuelta en sus pantalones de chándal, con la cabeza entre las manos. Ella no me mira a los ojos. Ella sólo mira hacia abajo a sus manos. —Encontré un poco de aceite de bebé. Permítanme frotarlo en el trasero— le digo.

—No. Voy a estar bien— ella responde. —Anastasia— le digo con una voz de advertencia. Finalmente se pone frente a la cama. Me siento a su lado tirando suavemente sus pantalones abajo otra vez. Arrojo a chorros el aceite de bebé en mi mano y luego froto su dolor atrás, con tierno cuidado. Por alguna razón, siento que su trasero es como un santuario de adoración. No puedo quitar mis manos de ella con reverencia ahora. —Me gustan mis manos sobre ti— me quejo. Ella asiente con la cabeza en respuesta. —Ahí— le digo finalmente después de terminar y tire de sus pantalones de nuevo. —Me voy ahora— le digo, Taylor me espera fuera durante algún tiempo. Ella se vuelve automáticamente a su mesa de lado a mirar el reloj. Decía 10:30. —Te dejaré fuera— dice en voz baja todavía sin mirarme. Tomo su mano y la llevo hasta la puerta principal. — ¿No tienes que llamar a Taylor? — Ella pregunta, aun evitando el contacto visual conmigo. Castigo hará eso en ti. —Taylor ha estado aquí desde las nueve. Mírame— respiro. Ella se esfuerza por cumplir con mis ojos, y cuando por fin lo hace, miro hacia ella con asombro. Ella es increíble, estoy en completo asombro de ella. —No lloraste— murmuro, entonces el deseo construye y ella es como el sol para mí, la agarro de repente y la beso con toda mi pasión. —Domingo— le susurro contra sus labios, y es tanto una promesa como una amenaza. La dejo en la puerta mirándome caminar por el sendero y subo al Audi SUV negro. —Señor— dice Taylor en modo de saludo. Asiento con la cabeza hacia él en la oscuridad. — ¿Heathman?

—Sí— le confirmo. Mis pensamientos son todos de Anastasia en la corta distancia de vuelta al hotel. —Taylor— le digo recordando. —Quiero que te asegures de la Blackberry se entrega a la señorita Steele mañana en el trabajo. No me importa si tienen que hacer una desde cero. —Sí, señor— dice con firmeza, y conociendo a Taylor, va carmesí porque no le gusta la insuficiencia, y aunque es una tarea sencilla, todavía no se ha cumplido. Tengo que ser capaz de ponerme en contacto con Anastasia en todo momento. No puedo dejar que algún otro hijo de puta entre y se la lleve. No puedo soportarlo. No después de que le reclamé como mía en todas direcciones, nadie la ha tenido antes. Me mataría saber que alguien la esté calentando, abrazando, maldición... El pensamiento me hace fruncir el ceño, y aprieto los dientes. — ¡Taylor, asegúrate! — le digo. Él sabe lo que vendrá después. Él tiene la capacidad de leerme. Hemos perfeccionado la comunicación silenciosa, lo cual es una de las razones por las que es mi mano derecha. Él sabe lo que hay que hacer sin tener que ser dicho, y sigue las órdenes a rajatabla. — ¡Sí, señor! ¡Incluso si tengo que construir el teléfono yo mismo, va a recibirlo mañana! —Está bien— le digo, sin embargo, me siento incómodo. Dejarla abandonada no le cayó bien conmigo. Pero no puedo romper mis propias reglas. ¿Por qué tengo este miedo, de repente, como algo que está mal, o que ella puede deslizarse a través de mis dedos? Ella está ocupando mi mente todo el tiempo, en la vigilia y el sueño. ¿Cómo es posible que alguien tan inexperta, tan inocente, tan desafiante y tan tímida sea tan cautivante? ¿Cómo iba a conquistarme en el transcurso de unas pocas semanas? Niego con la cabeza, como para vaciarla de los pensamientos de ella. Cuando llegamos al hotel, Taylor y yo salimos de la camioneta, y le da la llave al valet. Nos abrimos paso a mi suite. Rápidamente agendo con él mañana, como vamos a regresar a Seattle después de una semana de estancia en Portland.

Voy a tener que gestionar un día sin Anastasia el sábado. Eso me hace hincapié en el punto de que ella tuviera la Blackberry de Taylor, y creo que incluso si tiene que inventarla, tendrá que recibir el pedido. Él va a su habitación junto a la mía, y yo abro una botella de vino. Me sirvo una copa, y me dirijo a mi computadora portátil para escribir Anastasia un e-mail, así como para comprobar que mis mensajes llegaron en mi ausencia. Hay un mensaje de mi hermana Mía, dándome la información de vuelos que llegan de París mañana. Escribo una respuesta rápida confirmando que estaré recogiéndola. Entonces escribo un e-mail a Anastasia: _____________________________________________ De: Christian Grey Asunto: Tú Fecha: 26 de Mayo 2011 23:15 Para: Anastasia Steele

Querida señorita Steele Usted es simplemente exquisita. Eres la mujer más hermosa, inteligente, ingeniosa y valiente que he conocido. Toma un poco de Ibuprofeno, esto no es una petición. Y no conducir tu Escarabajo de nuevo. Lo sabré.

Christian Grey Gerente General, Grey Enterprises _____________________________________________

Holdings

Inc.

Por un lado quiero que se vaya a dormir, porque ella mañana está trabajando, pero en el otro lado, quiero que ella me responda, reconociendo que recibió mi mensaje, y que sé que está allí, en su pequeño apartamento, y no con alguien. Sé que el pensamiento no es razonable, yo todavía no puedo evitar la sensación de ella. El ding de mi e-mail anunciando su respuesta, suena quince minutos más tarde. Estoy ansioso como un niño de escuela obteniendo una nota de su primer amor. _____________________________________________ De: Anastasia Steele Asunto: La adulación Fecha: 26 de Mayo 2011 23:21 Para: Christian Grey

Querido señor Grey La adulación le llevara a ninguna parte, pero desde que está en todas partes, es un punto discutible. Voy a tener que conducir mi Escarabajo a un garaje para venderlo, por lo que no voy a aceptar amablemente alguna de tus tonterías sobre eso. Yo prefiero el vino tinto al Ibuprofeno.

Ana PS: Los azotes con vara es un límite duro para mí. ____________________________________________ Su mensaje me deja frustrado. ¿Por qué no puede aceptar un cumplido? ¿Acaso piensa tan poco de sí misma? ¿Por qué es que todavía pasa? Ella necesita dormir si quiere tener una noche completa de sueño reparador. Le escribo rápidamente una respuesta.

_____________________________________________ De: Christian Grey Asunto: Frustrantes las mujeres que no pueden tomar los cumplidos Fecha: 26 Mayo 2011 23:27 Para: Anastasia Steele

Estimada Sra. Steele No estoy adulándola, yo sólo estaba diciendo lo que pienso de ti. Hay que ir a la cama. Acepto su adición a los límites duros. No bebas demasiado. Taylor se deshará de tu coche y conseguirá un buen precio por él, también.

CEO Christian Grey, Grey Enterprises Holdings Inc. _____________________________________________ Suspiro y pulso enviar. Su respuesta es viva y esta vez es enloquecedora. ¿Qué está tratando de hacerme? _____________________________________________ De: Anastasia Steele Asunto: Taylor, ¿Él es el hombre adecuado para el trabajo? Fecha: 26 Mayo 2011 23:39 Para: Christian Grey

Señor mío: Me intriga que tome de buen grado el riesgo que su mano derecha conduzca mi coche, pero no va a dejar que la mujer que follas ocasionalmente, conduzca el coche a un taller antes mencionado. ¿Cómo puedo estar segura de que Taylor es el hombre para que me consiga la mejor oferta para dicho auto? He sido conocida, en el pasado, probablemente antes de conocerte, por ser una negociadora dura.

Ana _____________________________________________ Este mensaje me vuelve loco, y estoy en el sano juicio de conducir para allí, y darle todas las ramificaciones de su divagación. Estoy asumiendo que ella ha tenido demasiado champán y, a continuación, bebió vino tinto para calmar su dolor. El conocimiento de que eso es lo único que me mantiene en el hotel ahora mismo. Yo inmediatamente le escribo una respuesta. _____________________________________________ De: Christian Grey Tema: ¡Cuidado! Fecha: 26 de Mayo 2011 23:43 Para: Anastasia Steele

Estimada Sra. Steele, Estoy asumiendo que esta conversación es el vino tinto, y que has tenido un día muy largo. Aunque me siento tentado a conducir de vuelta por allí para asegurarme de que no te sientas durante una semana, en vez de una noche.

Taylor es ex - soldado y capaz de manejar cualquier cosa, desde una motocicleta a un tanque Sherman. Tú coche no presenta un peligro para él. Ahora, por favor no te refieren a sí misma como "una mujer a la que me follo de vez en cuando", porque, francamente, me da coraje, y realmente no te gustaría cuando estoy enojado.

CEO Christian Grey, Grey Enterprises Holdings Inc. _____________________________________________ Todavía estoy respirando a través de mi nariz cuando su mensaje golpea, y mi corazón salta en la boca con lo que dijo. Así que, mis temores no eran infundados. _____________________________________________ De: Anastasia Steele Tema: Cuidado tú Fecha: 26 Mayo 2011 23:57 Para: Christian Grey

Estimado Sr. Grey, No estoy segura de que me gustes de todas formas, sobre todo en este momento.

Srita. Steele _____________________________________________

¿Qué? ¿Ella no me quiere? ¿Por qué no le gusto? Rápidamente le escribo de nuevo a ella. _____________________________________________ De: Christian Grey Tema: Cuidado tú Fecha: 27 Mayo 2011 00:02 Para: Anastasia Steele

¿Por qué no te gusto? CEO Christian Grey, Grey Enterprises Holdings Inc. _____________________________________________ Yo espero ansiosamente a que me escriba de nuevo. Cuento los minutos y los segundos en el reloj. Finalmente sus golpes de respuesta de vuelta en mi buzón de correo electrónico. _____________________________________________ De: Anastasia Steele Tema: Cuidado tú mismo Fecha: 27 Mayo 2011 00:09 Para: Christian Grey

Porque nunca te quedas conmigo. _____________________________________________

Me quedo mirando la pantalla de la computadora portátil por un minuto. ¡La he molestado! Finalmente dijo lo que la ha estado molestando. Yo sabía que algo andaba mal. He tenido la sensación, pero la dejé. Pero ella no dijo nada. ¡Ella dijo que estaba bien! ¿Ella está demasiado intimidada de mí para decirme cómo se siente, excepto cuando está borracha y me está escribiendo un e -mail? Necesito que se comunique conmigo abiertamente y con claridad. Me había vestido hasta estar listo para la cama, pero me vestí rápidamente, puse mi chaqueta a rayas, y tome las llaves del coche. Envíe un texto rápido a Taylor, haciéndole saber que voy con la señorita Steele y que estaría pasando la noche en su lugar. Conduzco a su complejo de apartamentos, con los pensamientos nublando mi mente y preocupándome por ella. Aparco el coche, y rápidamente salgo. Ando el camino de piedra de su edificio y subo sus escaleras de dos en dos. Llamo a la puerta con firmeza, y en rápida sucesión. Es la compañera de piso Kate, la tritura-pelotas, que abre la puerta. Cuando me ve, su cara cambia y ella toma un tono de enojo, dispuesta a destrozar. — ¿Qué diablos crees que estás haciendo aquí? — Ella grita. —Estoy aquí para ver Anastasia— le respondo. — ¡Bueno, no puedes! — Es su respuesta. Mi corazón tartamudea. ¿Está Anastasia negándose ahora? ¿Ella cambio de opinión? ¿Ella decidió lo que tenemos es malo para ella? — ¿Por qué no puedo? — Es mi respuesta. — ¿Qué coño le has hecho a ella ahora? — me pregunta. — ¿Qué quieres decir? — Le pregunto incrédulo. —Desde que te conoció, ella llora todo el tiempo— es su respuesta. Aplasta mi corazón oscuro. No quiero que Anastasia llore. Estoy más que preocupado de que ella va a deslizarse a través de mis dedos porque ella no se comunica conmigo, y que soy muy jodido y duro con ella.

¡Tengo que verla! —Kate, no me obligues a abrirme paso— dije firmemente mirándola. — Tengo que entrar ahora a ver lo que le pasa— y empujo la puerta de par en par y entro en el apartamento. — ¡No puedes venir aquí! — Grita detrás de mí. ¡Yo enérgicamente paso en la sala de estar, y entro a la habitación de Anastasia, y aprieto el interruptor de la luz del techo encontrándola llorando en voz alta en su almohada, ella se da vuelta y mira de reojo, pero no antes de obtener una visión de los ojos hinchados rojos con lágrimas! —Jesús, Ana— murmuro. Doy vuelta el interruptor de nuevo, y me apresuro a su lado en un momento. — ¿Qué estás haciendo aquí? — Ella jadea entre sollozos. Ella es incapaz de dejar de llorar. Toco la lámpara sobre la mesa lateral. Ella entrecierra los ojos con el ataque de la luz de nuevo. Su compañera de piso Katherine viene y se para en la puerta. — ¿Quieres que eche a este imbécil? — Le pregunta a Anastasia, irradiando hostilidad termonuclear. Alzo las cejas, claramente no teniendo mucha gente hablándome a mí en esos términos, por lo menos a la cara de todos modos, aunque yo sé que soy un idiota. Pero su feroz antagonismo me hace pensar que he hecho algo terriblemente mal con Anastasia, aunque no sé qué. Anastasia sacude la cabeza ante su negativa, y su compañera de habitación pone los ojos en ella. —Sólo grita si me necesitas— dice ella suavemente para Anastasia, a continuación, vuelve su mirada venenosa a mí y susurra. —Grey, tus cartas están marcadas— señalando con el dedo bien cuidado en mí, y ella se da vuelta y tira de la puerta pero no la cierra. ¡Estoy conmovido hasta la médula, porque es evidente que he hecho algo a alguien que me importa mucho, y no tengo ni idea de lo que es! Miro hacia abajo a Anastasia con una expresión grave, mi rostro palideciendo. Llego dentro de mi chaqueta y de mi bolsillo interior y saco mi pañuelo y se lo entrego a ella.

— ¿Qué está pasando? — Pido en silencio, preocupado. — ¿Por qué estás aquí? — Me pregunta como respuesta, haciendo caso omiso de mi pregunta. Sus lágrimas cesaron de fluir, pero ella esta tan angustiada, su cuerpo se sacude con arcadas. Esto me molesta, y estoy ansioso por saber lo que he hecho, y cómo puedo modificarla. —Parte de mi función es la de cuidar de sus necesidades. Dijiste que querías que me quede, así que aquí estoy. Y sin embargo, te encuentro así—. Parpadeo en ella, completamente desconcertado. —Estoy seguro de que soy responsable, pero no tengo ni idea de por qué. ¿Es porque te pegué? Ella sale de la cama. Su mueca de dolor no escapa de mi vista. Ella se sienta y me enfrenta. — ¿Has tomado algun Advil? — Le pregunto, a lo que ella responde con un movimiento de cabeza. ¿Podrá alguna vez escuchar cualquier cosa que le pidas que haga? Estrecho mis ojos, me levanto y salgo de la habitación para encontrarla algún Advil. Me parece que Kate está ocupada con su embalaje en la sala de estar, y le pregunto si tiene algo de Advil que pueda tomar para Anastasia. Ella entrecierra sus ojos en mí, y me da un: 'si las miradas mataran’ ese tipo de mirada. —Tenemos algunos en el botiquín del baño— ella responde y agrega—: Recuerdas mi amenaza para ti Grey... ¡Es mejor que hagas esto bien! — Ella dice su resplandor no me deja. —Lo haré— digo, lleno un vaso con agua, y voy a buscar dos Advil Gelcaps para Anastasia y camino de regreso a la habitación. —Toma esto— le ordeno, y me siento suavemente en la cama a su lado, para no molestarla. Ella pone el Advil en su boca y lo persigue con el agua.

—Habla conmigo— le susurro, reprimiendo mi preocupación. —Me dijiste que estabas bien. Yo nunca te hubiera dejado si pensaba que estabas así— le digo mirándola tratando de averiguar las razones de su estado actual. Ella sólo mira hacia abajo a sus manos. ¿Qué le preocupa? No dice nada. —Supongo que cuando me dijiste que estabas bien, no estabas— le digo, al parecer golpeando el clavo, porque vuelve la cabeza. —Pensé que estaba bien— susurra sin dejar de mirar hacia abajo a sus manos. —Anastasia, no puedes decirme lo que piensas que quiero oír. Eso no es muy honesto: —la reprendo. Todas las relaciones se basan en la confianza, en especial la que estamos. De lo contrario, no funcionará. — ¿Cómo puedo confiar en todo lo que me has dicho? Ella finalmente se asoma hacia mí bajo la cascada de su pelo castaño. Yo frunzo el ceño ante ella, con una expresión sombría en los ojos. Frustración, preocupación, su estado plantea mi nivel de ansiedad haciéndome correr las dos manos por el pelo. — ¿Cómo te sentiste mientras y después de que te estaba golpeando? — Le pregunto. —No me gusta. Preferiría que no lo hagas otra vez— dice en voz baja. —No estaba destinado a gustar— le digo. — ¿Por qué te gusta entonces? — Ella pregunta mirándome. Su pregunta me sorprende. Es en parte debido a la bestia en mí que le gusta verla en ese estado, y me mostró que tengo el control total sobre ella, y que satisface una necesidad en mí y me despierta. — ¿De verdad quieres saberlo? — le pregunté. A ella no le gustara lo que voy a decir.

—Oh, confía en mí, me fascina— dice con sarcasmo goteando sus palabras. Estrecho mis ojos en ella de nuevo. —Ten cuidado— le advierto. Ella palidece. — ¿Vas a pegarme otra vez? — Me pregunta desafiante. —No, no esta noche— le respondo. No quiero hacerle daño a ella... ahora mismo. —Así que— ella me engatusa. —Me gusta el control que me da, Anastasia. Quiero que te comportes de una manera particular, y si no lo haces, voy a castigarte, y aprenderás a comportarte de la manera que deseo. Disfruto castigarte. He querido golpearte dese que me preguntaste si yo era gay—. Ella se sonroja. Recuerdo que ella se avergonzó después de que ella hizo la pregunta en el momento en que me preguntó una vez que se dio cuenta de lo que preguntaba su compañera por escrito. —Así que no te gusta como soy— dice con tristeza. ¡Eso no es cierto! Me encanta la forma en que eres. De hecho ella es un soplo de aire fresco en mi jodida vida. Me quedo mirándola, aturdido de nuevo. —Creo que eres hermosa como eres— le digo en completa honestidad. —Entonces, ¿por qué estás tratando de cambiarme? —Yo no quiero cambiarte. Me gustaría que seas cortés y sigas el conjunto de reglas que te he dado y no me desafíes. Simple— le digo. — ¿Pero quieres castigarme? —Sí, quiero. —Eso es lo que no entiendo— dice confundida. Suspiro y me paso mis manos por el pelo de nuevo completamente exasperado.

—Es la forma en que estoy hecho, Anastasia. Necesito que te controles. Necesito que te comportes de una manera determinada, y si no lo haces, me encanta ver tu hermosa piel rosa de alabastro y caliente bajo mis manos. Me enciende. Sus ojos se abren, su mirada está en algún lugar entre el miedo y reticencia. — ¿Así que no es el dolor lo que me estás haciendo pasar? — Ella pide. Trago. En realidad, tiene mucho que ver con eso. Se alimenta mi necesidad de dar dolor a ella. —Un poco, para ver si puedes tomarlo, pero esa no es toda la razón. Es el hecho de que tú eres mía para hacer lo que me parezca, el máximo control sobre otra persona. Y eso me excita. Muchísimo, Anastasia. Mira, no me estoy explicando muy bien... Nunca he tenido esto antes. Realmente no he pensado en esto en gran profundidad. Yo siempre he estado con personas de ideas afines— me encojo de hombros, casi en tono de disculpa. —Y todavía no has contestado a mi pregunta, ¿cómo te sentiste después? — le pregunto. —Confundida— ella responde. —Estabas excitada sexualmente por él, Anastasia— digo recordando. Cierro los ojos con el recuerdo fresco de lo que yo siento mi libido aumentando en mí. Cuando vuelvo a abrir los ojos, la miro fijamente con calor, la pasión ardiente. Esa mirada hace algo con ella, y siento su responder del mismo modo. Ella lo disfruta también. De hecho, hay una gran cantidad de deseo pulsando entre nosotros, sus ojos fijos en los míos con la necesidad y la pasión salvaje. —No me mires así— murmuro. Ella frunce el ceño. —Yo no tengo ningún preservativo, Anastasia, y tú lo sabes, estás molesta. Contrariamente a lo que cree tu compañera de cuarto, no soy un monstruo fálico. Por lo tanto, ¿te sentiste confundida? — Le pregunto. Ella se retuerce bajo el escrutinio de mi mirada.

—No tienes ningún problema en ser honesta conmigo por escrito. Tu emails siempre me dice exactamente cómo te sientes. ¿Por qué no puedes hacer eso en la conversación? ¿Te intimido tanto? — Ella se queda sola al azar en una esquina de su habitación. Sin mirarme, susurra su respuesta: —Me seduces, Christian. Completamente me abrumas. Me siento como Ícaro volando demasiado cerca del Sol. Su respuesta me hace jadear. —Bueno, creo que lo tienes al revés— yo respiro mi respuesta. — ¿Qué? — Me pregunta sorprendido. —Oh, Anastasia, me has hechizado en cuerpo y alma. ¿No es obvio? —Todavía no respondiste a mi pregunta. Escríbeme un e-mail, por favor. Pero en este momento, realmente me gustaría dormir. ¿Me puedo quedar? — Le pido a ella. — ¿Quieres quedarte? — me pregunta con esperanza en su voz. —Tú me querías aquí— le respondo, aunque sé todo el significado de la pregunta. La respuesta es, sí, quiero quedarme. De hecho no hay otro lugar en el planeta en el que preferiría estar de esta pequeña habitación en su pequeño apartamento, que comparte con su compañera de cuarto la trituradora de bolas. —No has respondido a mi pregunta— dice sondeando. —Te voy a escribir un e-mail— murmuro con nerviosismo. Me levanto y vacío mis bolsillos sacando mi BlackBerry, llaves, billetera y dinero. Me quito el reloj, zapatos, calcetines y los pantalones vaqueros y los pongo en una silla. Me paseo por el otro lado de la cama y me deslizo junto a Anastasia. Mi lugar feliz. —Acuéstate— ordeno. También ella se desliza lentamente bajo las sábanas, haciendo una mueca ligeramente, mirándome. Ella está sorprendida pero visiblemente feliz de tenerme en su cama quedándome con ella.

¿Cómo puedo escapar de ella? ¿No sabe que estoy enganchado? Me apoyo en un codo, Miro hacia abajo a Anastasia. —Si vas a llorar, llora en frente de mí. Por favor. Necesito saber— le digo. No siempre lo que ella sea miserable en mi ausencia. — ¿Quieres que llore? — Ella pregunta con curiosidad. —No mucho. Yo sólo quiero saber cómo te sientes. No quiero que te me deslices entre los dedos. Apaga la luz. Es tarde, y ambos tenemos que trabajar mañana. Ella se da vuelta a la mesa auxiliar apaga la lámpara, se echa hacia atrás. —Acuéstate de lado, de espaldas a mí— me quejo en la oscuridad. Poco a poco me muevo y pongo mis brazos alrededor de ella, y tiro de ella para mi pecho fusionando nuestros cuerpos. La sensación es exquisita. En este momento, ella es mía. —Duerme, cariño— le susurro inhalando su aroma celestial profundamente. Entonces los dos vamos a la deriva en un sueño pacífico.

Traducido y Corregido por Jesica

aedalus de moda dos pares de alas de cera y plumas para mí y para él mismo. Con el fin de llegar a la parte continental de la isla, me advertí varias veces para mantenerme en la trayectoria de vuelo, y no volar cerca del sol o muy cerca del mar. El sol derretirá las alas de cera y el mar conseguirá que se mojen haciéndolas pesadas. Trata las alas primero, y se queda en su trayectoria de vuelo, y lo hace en el continente. Estoy demasiado eufórico, me siento demasiado invencible. Me elevo por el cielo con curiosidad. El sol me tira a sí mismo. No puedo escapar de la belleza de ella. Estoy deslumbrado, su belleza y el calor me tiran. Estoy en marcha en piloto automático. El sol derrite mis alas primero, y no tengo plumas, simplemente agito mis brazos desnudos. Extiendo la mano y trato de mantenerme en el sol. A pesar de que hace calor, lo abrazo, espero. Yo no quiero caer lejos de ella. Me envuelvo en ella sabiendo que me quemaré. Quiero abrazarla. Me acerco al sol, esperando para ser quemado... de buena gana en eso, pero cuando llego muy de cerca a su magnífica potencia, su brillo obtiene el cegamiento y espero a que se disipe, pero entonces se convierte en Anastasia, mi salvadora. Me envuelvo en ella, fusionándome.

El calor... es sofocante, insoportable y acogedor. Siento un movimiento. Manos tirándome de ella. Voy a quejarme—: ¡No! ¡No! Manos, tomándola, tirándola lejos. Me envuelvo alrededor de ella, como una bandera de la victoria para no dejar que se aparte de mí. Entonces puntas de dedos se mueven alrededor de mi pecho. Anastasia está demasiado tratando de aferrarse a mí. Me muevo y gimo para mantenerla cerca de mí. Acaricio mi nariz en su pecho e inhalo profundamente. Mis ojos revolotean abiertos. Fue un sueño. Ella está aquí en mis brazos. El alivio me inunda. Mis ojos se encuentran con sus azules de bebé adormilado, cuando murmuro. —Buenos días— ella, parpadeando. Encuentro mi cabeza en su pecho los brazos y las piernas envueltas alrededor de ella, cubriéndola por completo, cautivándola en mis brazos, incluso en mi sueño, me hace fruncir el ceño. —Jesús, incluso en mi sueño me siento atraído por ti— le digo. Me muevo lentamente, despegando mis miembros de su cuerpo cuando consigo orientarme. Mi erección está contra sus caderas. Me doy cuenta de su reacción con los ojos abiertos, haciéndome sonreír lentamente, escabrosamente. —Hmm... Esto tiene posibilidades, pero creo que deberíamos esperar hasta el domingo—. Me inclino hacia abajo y acaricio su oído con la nariz. Ella se sonroja carmesí. —Eres muy caliente— murmura haciéndome sonreír aún más. —No estás tan mal— me quejo de nuevo a ella y me presiono a mí mismo en su contra, sugestivamente. Ella se sonroja un poco más. Me encanta la forma en que reacciona a mí. Me apoyo en el codo mirándola, divertido. Me inclino, y planto un beso suave en los labios sorprendidos. — ¿Dormiste bien? — Le pregunto. Ella asiente con la cabeza, mirándome.

—Yo también— le digo con el ceño fruncido. Contemplándola. —Sí, de hecho, muy bien— le digo. La realización de esto me sorprende, y me deja confundido. — ¿Qué hora es? — Le pregunto, y ella levanta la vista a su reloj despertador. —Son las 7:30— dice ella adormilada. —07:30... Mierda—. ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Tengo una reunión y voy a llegar tarde! Me apresuro de la cama y me arrastro en mis jeans. Ella se ve completamente divertida por ver mi comportamiento menos "en control" y me mira con esa sonrisa. Christian Grey llega tarde y nervioso. Esto nunca sucede. —Eres una mala influencia sobre mí. Tengo una reunión. Tengo que irme, tengo que estar en Portland, a las ocho. ¿Estás riéndote? — Pregunto incapaz de ayudarme a mí mismo, pero divertido por su reacción. —Sí— ella responde. Sonrío. —Se me hace tarde. Nunca llego tarde. Otra primera vez, señorita Steele—. Me pongo mi chaqueta y luego me agacho y agarro su cabeza, mis manos a cada lado. —Domingo— le digo con una promesa tácita. Me inclino hacia delante y la beso rápidamente. Agarro mis cosas de la mesa de al lado y mis zapatos en las manos. Los voy a poner en el coche. —Taylor vendrá y llevara tu Beetle. Hablaba en serio. No lo conduzcas. Nos vemos en mi casa el domingo. Te voy a enviar por email una vez—. Y como un torbellino, estoy fuera de la puerta.

Corro por la escalera dos o tres a la vez, y corro a mi coche. Una mujer mayor que lleva a su perro a dar un paseo, se detiene en seco pensando que voy a correr, pero murmuro un: —hola— incluso sorprendiéndome a mí mismo, pongo una sonrisa en su cara, y llego a mi coche. Aunque nunca llego tarde a nada, y yo debería estar nervioso y molesto por haber llegado tarde, tengo esta rapidez en mi paso, y todo lo contrario, estoy muy eufórico. Sólo hay una razón para sentirme de esta manera. Su nombre es Anastasia Steele. Pasé la noche con ella. No porque ella estaba borracha, no porque no tenía otro lugar para dormir, sino porque yo quería, porque ella quería. Me siento increíblemente descansado, y no tuve pesadillas. Incluso el proxeneta no fue capaz de llegar a mí por la noche. Cada vez que pasa la noche conmigo, tengo una buena noche de sueño. ¡Esto no puede ser un accidente! Es la tercera vez. Me meto en mi coche rápidamente, pongo mi teléfono en su soporte, me acomodo en mis zapatos, y marco a Taylor cuando estoy fuera de la plaza de aparcamiento. Él responde a la primera llamada. —Sí, señor— responde. —Taylor, estoy llegando tarde esta mañana. ¿Dónde estás? — Le pregunto. Hace una pausa durante tres segundos, y esta es la versión de Taylor de muy conmocionado. Por lo general nunca muestra sus emociones, y es pasivo como yo. —Estoy en el restaurante del Heathman señor. Sus invitados para reuniones de negocios han llegado— dice. —Ok. Mantenlos ocupados. Voy a estar en quince minutos. —Sí, señor. —Oh Taylor, ¿cuál es la ETA en el Blackberry? —La entrega está prevista para 13:00— dice Taylor con cierta satisfacción de haber resuelto este problema.

—Estoy conduciendo de vuelta a Seattle hoy. Te necesito para deshacerte del coche de la señorita Steele hoy. ¿Ya hable con el distribuidor? —Sí, señor. Se sorprendió, pero debido a que compramos tantos vehículos de ellos, estaba más que dispuesto a pagar una suma considerable de dinero. Dijo que podría tener un coleccionista que quisiera devolverle su antigua gloria— dijo Taylor con desagrado, como si una vieja trampa mortal, sin apenas moverse, puede tener cualquier valor restauración. —Está bien. Me informas después. Nos vemos en la puerta en diez. —Sí, señor— dice y me cuelga. Hago mi salida de la autopista, y conduzco por el Heathman. Vengo a una parada frente al hotel, y lanzo las llaves al aparcacoches que las toma con una gran sonrisa. Taylor espera junto a la puerta. — ¿Cuántos de ellos? — Pido sin preámbulos. —Hay cuatro personas señor. Tuve que reservar una sala de reuniones privada. Ros está aquí. Me tomé la libertad de escribirle un texto la última noche para que estuviera aquí temprano en la mañana— dice con una mirada impasible. Le doy una mirada de soslayo. Él me conoce muy bien. Cuando entro en la sala de reuniones privada, Ros ya está hablando con los clientes. Todos se levantan cuando camino. Taylor se queda junto a la puerta, mirada impasible plasmada en su rostro, que está mirando al frente, sé lo suficiente como para saber, que sus ojos y oídos están atentos. Les doy la mano a cada uno de ellos, y reconozco a Ros por un movimiento de cabeza y digo—: Ros— a lo que ella responde—: Sr. Grey. Continuamos nuestras conversaciones de negocios. Taylor ya había puesto en marcha mi computadora portátil antes de que tomara mi asiento.

Yo había oído el zumbido de mi e-mail cuando estaba hablando con Taylor en el camino aquí. Abro el mensaje que ilumina mis ojos. Es de Anastasia. Ella tomó mi consejo, y escribió sus pensamientos y sentimientos sobre temas de la noche anterior. __________________________________________ De: Anastasia Steele Asunto: Asalto y Agresión: Los efectos posteriores Fecha: 27 Mayo 2011 08:06 Para: Christian Grey

Querido señor Grey Querías saber por qué me sentía confundida después de que usted, ¿Que eufemismo debemos aplicar, azote, castigo, zurra, asalto? Pues bien, durante todo el proceso alarmante me sentí desestimada, degradada y abusada. Y para mi mortificación, tienes razón, me despertó el cual fue completamente inesperado teniendo en cuenta lo humillada que me sentía. Pero, como usted sabe muy bien, todas las cosas sexuales son completamente nuevas para mí. En cierto modo me hubiese gustado ser más experimentada y, por tanto, más preparada para entender mejor. Me quedé muy sorprendida de sentirme excitada. Lo que realmente me preocupaba era cómo me sentía después. Y eso es más difícil de articular. Usted ve, yo estaba feliz de que fueras feliz. También me sentí aliviada de que no fuera tan doloroso como pensé que sería. Y cuando yo estaba acostada en tus brazos, me sentí, saciada. Pero me siento muy incómoda, culpable incluso, sintiéndome de esa manera. No me sienta bien, y estoy confundida como resultado. ¿Responde esto a su pregunta?

Espero que el mundo de las fusiones y adquisiciones sea tan estimulante como siempre... y que no estuvieras demasiado tarde. Gracias por estar conmigo.

Ana __________________________________________ Estoy completamente aliviado al leer acerca de sus sentimientos en cuanto a la sanción que recibió. Realmente me asustó mucho la noche anterior, y que ella pudiera caer de alguna manera a través de mis dedos, no le gustaba la forma en que la estaba castigando. Ella suena completamente como Tess D' Urbervilles. Obviamente no es de extrañar ya que ella fue a la degradación. Le escribo una respuesta de inmediato. Ros es líder en la conversación, y yo estoy observando. __________________________________________ De: Christian Grey Asunto: Libera tu mente Fecha: 27 Mayo 2011 08:25 Para: Anastasia Steele

Esto es muy interesante... si exageraste ligeramente encabezamiento del título, Señorita Steele. Para responder a sus puntos: Iré con nalgadas, ya que eso es lo que era. Así que se sintió menospreciada, envilecida, abusada y asaltada, cómo muy Tess D' Urbervilles de ti. Creo que fuiste tú quien decidió sobre la degradación, si no recuerdo mal.

¿Realmente te sientes así o crees que deberías sentirte de esta manera? Hay dos cosas muy diferentes. Si así es como te sientes, ¿piensas que podrías tratar de abrazar a esos sentimientos, tratar con ellos, por mí? Eso es lo que un sumiso haría. Estoy muy agradecido por tu inexperiencia. Lo valoro, y yo sólo estoy empezando a entender lo que significa. En pocas palabras... que significa que tú eres mía en todos los sentidos. Sí, estabas excitada, que a su vez fue muy excitante, no hay nada de malo en ello. Feliz ni siquiera empieza a cubrir lo que sentía. Alegría extática se le acerca. Las nalgadas de castigo duelen mucho más que las nalgadas sensuales, de manera que es casi tan duro como es posible, a menos que por supuesto cometas alguna transgresión grave, en cuyo caso voy a utilizar algún implemento para castigarte. Mi mano estaba muy dolorida. Pero eso me gusta. Me sentía saciado, también, más que lo que podrías imaginarte. No desperdicies tu energía en la culpa, sentimientos de maldad, etc. Somos adultos y lo que hacemos a puerta cerrada es entre nosotros mismos. Necesitas liberar tu mente y escuchar a tu cuerpo. El mundo de F&A no es tan estimulante como es usted, Señorita Steele.

Christian Grey Gerente General, Grey Enterprises Holdings Inc. __________________________________________ Pulso enviar cuando asiento a un punto que Ros está haciendo para los clientes potenciales. Espero con interés. Me recuesto en mi silla. Al cabo de dos minutos, el e-mail respondido de Anastasia toma su lugar en mi buzón de correo electrónico. Mi respiración se engancha en el entusiasmo bien contenido. Muevo mi ratón y hago clic para abrirlo.



F&A: Fusiones y Adquisiciones.

__________________________________________ De: Anastasia Steele Asunto: ¡Dobles parejas! Fecha: 27 Mayo 2011 08:27 Para: Christian Grey

¿No se supone que estas en una reunión? Estoy muy contenta de que su mano estaba dolorida. Y si hubiera escuchado a mi cuerpo, yo estaría en Alaska por ahora.

Ana PD: Voy a pensar en adoptar estos sentimientos. __________________________________________ ¿No estamos luchadoras esta mañana? Sólo la forma en que me gusta. Ella juega conmigo, incluso cuando no quiere. Es increíblemente caliente, y frustrante al mismo tiempo. Su nota de posdata me da mucha esperanza, me hace suspirar con alivio. Escribo mi respuesta después de responder a una pregunta acerca de algunas cuestiones básicas con los mercados de futuros. __________________________________________ De: Christian Grey Asunto: No llamaste a los Policías Fecha: 27 de Mayo de 2011 08:36 Para: Anastasia Steele

Señorita Steele,

Estoy en una reunión discutiendo el mercado de futuros, si usted está realmente interesada. Para el registro, que estuviste a mi lado sabiendo lo que iba a hacer. En cualquier momento durante tu castigo, no me pediste que parara, ni usaste la palabra de seguridad. Eres un adulto y tienes opciones. Francamente, estoy deseando que llegue la próxima vez, mi palma está sonando con dolor. Es obvio que no está escuchando a la parte correcta de su cuerpo. Alaska es muy fría y no hay lugar para correr. Te encontraría. Puedo realizar un seguimiento de tu teléfono celular, ¿recuerdas? Ve al trabajo.

Christian Grey, Gerente General, Grey Enterprises Holdings Inc. __________________________________________ Alaska... Cariño, puedo encontrarte en el otro lado del mundo. ¡Toma esa, Señorita Steele! Ponlo en tu pipa y fúmalo. Pulso enviar. Ella no perdió el tiempo para responderme, por supuesto. Ella tiene una boca inteligente que llega a todo el camino a través de su ordenador portátil que me encantaría domar. __________________________________________ De: Anastasia Steele Asunto: Acosador Fecha: 27 de Mayo de 2011 08:37 Para: Christian Grey

¿Ha buscado terapia para tus tendencias acosadoras?

Ana __________________________________________ Y, por supuesto, esto es lo que yo esperaba que ella dijera. Sonrío, y trato de no quedar como un idiota a la gente con la que tengo una reunión de negocios. __________________________________________ De: Christian Grey Asunto: ¿Acosador? ¿Yo? Fecha: 27 Mayo 2011 08:39 Para: Anastasia Steele

Yo pago al eminente Dr. Flynn una pequeña fortuna con respecto a mis tendencias, entre ellas, acosadoras. Ve a trabajar.

Christian Grey, Gerente General, Grey Enterprises Holdings Inc. __________________________________________ Por supuesto, ella se quedará y discutirá conmigo.

__________________________________________ De: Anastasia Steele Asunto: Los charlatanes costosas Fecha: 27 de Mayo de 2011 08:41 Para: Christian Grey

¿Puedo sugerir humildemente que busques una segunda opinión? No estoy segura de que el Dr. Flynn sea muy eficaz.

Señorita Steele __________________________________________ De: Christian Grey Asunto: Segundas opiniones Fecha: 27 Mayo 2011 08:44 Para: Anastasia Steele

No es que sea asunto tuyo, humilde o de otra manera, pero el Dr. Flynn es la segunda opinión. Tendrás que apresurarte, en tu nuevo coche, poniéndote en riesgo innecesario. Creo que eso va contra las reglas. VE A TRABAJAR. Christian Grey, Gerente General, Grey Enterprises Holdings Inc. __________________________________________

¿Ella nunca me escucha? Y, efectivamente, aparece otro mensaje de ella. __________________________________________ De: Anastasia Steele Asunto: MAYUSCULAS GRITONAS Fecha: 27 Mayo 2011 08:48 Para: Christian Grey

Como soy el objeto de tus tendencias acosadoras, creo que es asunto mío, en realidad. Todavía no he firmado. Así que, olvida las reglas. Y yo no empiezo hasta las 9:30. Señorita Steele __________________________________________ De: Christian Grey Tema: Lingüística descriptiva Fecha: 27 Mayo 2011 08:50 Para: Anastasia Steele

¿Olvidar? No estoy seguro de que aparece en el Diccionario Webster. Christian Grey, Gerente General, Grey Enterprises Holdings Inc.

__________________________________________ De: Anastasia Steele Tema: Lingüística descriptiva Fecha: 27 Mayo 2011 08:53 Para: Christian Grey

Eres entre fanático del control y acosador. Y la lingüística descriptiva es un límite duro para mí. ¿Vas a dejar de molestarme ahora? Me gustaría ir a trabajar en mi nuevo coche. Ana __________________________________________ De: Christian Grey Asunto: Mujeres Jóvenes, desafiantes pero divertidas Fecha: 27 Mayo 2011 08:56 Para: Anastasia Steele

Mi palma se mueve nerviosamente. Conduce con cuidado, Señorita Steele.

Christian Grey, Gerente General, Grey Enterprises Holdings Inc. __________________________________________

La reunión ha terminado en otros treinta minutos. Pero, Ros y yo nos quedamos y repasamos algunos de los planes de negocio, y discutimos acerca de nuestros planes de adquirir un nuevo muelle en Asia para salvarnos de los gastos generales. Son aproximadamente las once en el momento en que Ros deja Seattle. También me marche pronto. Me voy a mi habitación, y por supuesto Taylor empacó todo listo para irnos. Taylor entra. —Señor, la Blackberry de la señorita Steele está en camino a ser entregado. Ella debe tenerlo dentro de la hora. Está completamente cargada, todo preparado con su información de contacto, así como con su cuenta de correo electrónico. Y he remitido su número de teléfono al suyo, señor— dice con una voz con ligero tinte de orgullo. Asiento con la cabeza. La eficiencia debe ser el segundo nombre de Taylor. —Cuando la señorita Steele deja el trabajo esta tarde, ve a recoger su coche y desaste de él. Luego vuelve en coche a Seattle. —Sí, señor— dice. Escribo otro mensaje a Anastasia. Ella será capaz de leerlo una vez que su Blackberry sea entregado.

__________________________________________ De: Christian Grey Asunto: BlackBerry PRESTADO Fecha: 27 Mayo 2011 11:16 Para: Anastasia Steele

Tengo que ser capaz de ponerme en contacto con usted en todo momento, y puesto que el formato escrito es su forma más honesta de comunicación, pensé que necesitaba un BlackBerry.

Christian Grey, Gerente General, Grey Enterprises Holdings Inc. __________________________________________ Aunque sé que ella va a enloquecer por recibir otro aparato de mí, yo quiero, no, en realidad tengo que ser capaz de ponerme en contacto con ella en todo momento. Necesito saber dónde está, cómo está, con quién está. Necesito control. Simplemente no sé de ninguna otra manera. Ella es mía, y yo soy posesivo con lo que es mío. Yo no comparto. __________________________________________ De: Anastasia Steele Asunto: Consumismo enloquecido Fecha: 27 de Mayo de 2011 13:23 Para: Christian Grey

Creo que tienes que llamar al Dr. Flynn en estos momentos. Sus tendencias acosadoras se ejecutan fuera de control. Estoy en el trabajo. Te voy a enviar un correo electrónico cuando llegue a casa. Gracias por otro aparato. No me equivoqué cuando dije que eras el consumidor final. ¿Por qué haces esto?

Ana

__________________________________________ De: Christian Grey Tema: La sagacidad de alguien tan joven Fecha: 27 Mayo 2011 13:25 Para: Anastasia Steele

Buen punto bien hecho, como siempre, Señorita Steele. Dr. Flynn está de vacaciones. Y hago esto porque puedo.

Christian Grey, Gerente General, Grey Enterprises Holdings Inc. __________________________________________ Pensando en las cosas que puedo hacer, yo no creo que quiera a mi propio médico para resolver el problema de la anticoncepción de Anastasia. Por un lado, él es un médico de sexo masculino. No quiero a otro chico mirando partes privadas de Anastasia, incluso si es un doctor. Voy a conseguir el mejor ginecólogo para ella. Andrea me ha enviado un email con la confirmación de la cita. Ella va a estar llegando a Escala a las 1:30 el sábado. Cuando el dinero no es importante, la agenda de todos se abre, y hacen tiempo para ti. Esa es una de las cosas que me encantan de tener grandes sumas de dinero. Esto hace posible la vida en tus propios términos... más el tiempo. Todas las apuestas están apagadas cuando se trata de la señorita Steele sin embargo. Le enviaré otro correo electrónico informando sobre su hora de la cita. Porque tengo que salir pronto, estoy en un apuro para ponerme en marcha. He pasado una semana aquí, y estoy ansioso por volver a Seattle para atender algunos negocios, y francamente estar en mi propia casa.

__________________________________________ De: Christian Grey Asunto: Domingo Fecha: 27 Mayo 2011 13:40 Para: Anastasia Steele

¿Quieres que te vea a la 1 p.m. el domingo? El médico estará en Escala para verte a las 1:30. Me voy a Seattle ahora. Espero que tu mudanza vaya bien, y espero con interés el domingo.

Christian Grey, Gerente General, Grey Enterprises Holdings Inc. __________________________________________ Me voy a conducir a casa. El viaje a Seattle es suave, aunque un poco largo. Quiero llegar a la ciudad antes de que estalle el tráfico de la hora punta. La música siempre ayuda. Es Kings of Leon. Su melodía es fuerte a través de los altavoces de mi R8. Más cerca... Como canta "Ella tomó mi corazón y ella se llevó mi alma," mi aliento se engancha. ¿Qué me hizo Anastasia? Murmuro junto a él las letras cuando mi corazón se contrae: “You shimmy – shook my boat, Leaving me stranded all in love on my own, Do you think of me? Where am I now?

Baby where do I sleep? Feels so good but I’m old, 2000 years of chasing taking its toll, And it’s coming closer...”

¿Acaso piensa en mí tan a menudo como pienso en ella? El miedo me agarra por sólo cantar junto la letra. Ella sacude mi barco. Dejo escapar un suspiro de alivio cuando la canción ha terminado. Las letras están en mi cabeza como un disco rayado una y otra vez. "¿Crees en mí? ¿Piensas en mí? ¿Piensas en mí Anastasia?" Sacudo la cabeza para aclararme las ideas. Para el momento en que llego a Escala, ya han pasado las 17:00, aparco que en mi lugar en el estacionamiento de Escala, y hago rápidamente mi camino a los ascensores. Golpeo en mi código, y el ascensor me lleva sin problemas a mi suite. Cuando hago mi camino a mi habitación, la señora Jones sale y me saluda. —Bienvenido a casa el señor Grey. ¿Debo conseguir su cena lista señor? —Sí. Voy a estar listo para comer en 15 minutos señora Jones—. Digo y hago mi camino a mi habitación. Dejo mi chaqueta cuidadosamente en la silla, y tomo una ducha rápida. Me pongo los pantalones vaqueros negros y camisa de lino blanco. No hay calcetines o zapatos. Me sirvo un poco de vino para sincronizarlo con el delicioso pescados que la Sra. Jones cocino. Marco el número de Anastasia. Tendría que haber dejado el trabajo ya. Pero ella no responde. Frunzo el ceño. Compruebo el tiempo. Son pasadas las 17:30. Llamo a Taylor. —Sí, señor— responde a la segunda llamada.

— ¿Dónde estás? — Le pido. —Acabo de dejar el coche de la señorita Steele, y voy a recoger el pago señor. Estoy en mi camino de vuelta al hotel para recoger el SUV ahora señor. — ¿Qué estaba haciendo la señorita Steele? —Ella y su compañera de piso parecían que estaban en el medio de la mudanza— él responde dando un suspiro de alivio. Así que ella estaba ocupada, pero en casa. — ¿Ha dicho algo? — Pido firmemente. —Ella me preguntó cuánto tiempo he trabajado para ti. — ¿Eso es todo? — Pruebo. —Sí señor. No me quedé mucho tiempo después de que ella recogió sus pertenencias del vehículo— responde. — ¿Cuándo te irás? —Debería ser capaz de salir en 30 minutos, señor— responde. —Voy a informarte sobre mañana cuando vuelvas— le digo. —Sí, señor— responde, me cuelga. Termino mi comida, y voy a mi oficina. Mi teléfono suena. Lo agarro con entusiasmo pensando que es Anastasia. — ¿Hola? — Digo sin mirar el número un poco demasiado bajo. — ¡Oh, eso es tan dulce! — Habla lenta y cansinamente Elliot. ¡Vete a la mierda! No quiero darle munición para burlarse de mí. — ¿Qué pasa Elliot? — le digo en el tono que está acostumbrado a oír.

—Nada. Estaba a punto de preguntar a qué hora Mía vuelve mañana. —Oh— le digo, y le doy la hora. —Bueno, gracias por recogerla hermano. ¡Pero, ya sabes que ahora estoy, ayudando a tu novia a trasladarse a Seattle! — dice burlonamente. — ¿Qué? ¿Cambió de opinión tu novia acerca de mudarse? — Pregunto burlándome. —Por supuesto que no. ¡Ni siquiera puedes tomar una broma hermano! — Dice—. Hey, voy a ir a su apartamento ahora mismo. ¿Cualquier cosa que quieras que le diga? — me pregunta burlón, maldito bastardo. —Nada de lo que no pueda decirle yo mismo. Gracias— digo colgando. La conversación me da envidia. ¡Él va a llegar a ver Anastasia, y no lo haré! ¡Diablos, ni siquiera puedo llegar a ella! ¡Es la tercera vez que estoy marcando, y ella no ha cogido su teléfono! ¡Es desesperante! Quiero ser capaz de llegar a ella a través del teléfono o correo electrónico. ¿Es demasiado para ella para contestar su teléfono o responder a sus mensajes? Trato de calmarme diciéndome que mañana se está mudando, y ella posiblemente empacó su portátil. ¿Pero empacó su teléfono también? Se supone que debo ir a una recaudación de fondos esta noche. Mi mente está completamente ocupada con Anastasia. Esto me dará algún tipo de distracción. Algo que hacer. Salgo de mi estudio, y busco mi lazo. Es un acontecimiento de lazo negro. Encuentro mi esmoquin y al mirar por un arco, mi mano acaricia la corbata plateada lentamente. Cierro los ojos y trato de tomar el control de mi respiración. ¿Qué ha hecho por mí en tan poco tiempo? ¿Qué me está pasando?

Yo nunca, jamás me he unido a una mujer así. Ni siquiera cuando pensaba que estaba enamorado de Elena, y por supuesto que no lo estaba. Puse mis calcetines y los zapatos. Antes de irme a mi habitación, una vez más, llamo a Anastasia. No hubo respuesta. Me paseo alrededor de la gran sala con las dos manos corriendo a través de mi pelo en la frustración. Ella dice que me va a llamar cuando llegue a casa del trabajo, y no mantiene su palabra. Marco su número de nuevo. Suena cuatro veces, y responde el buzón de voz. Esta vez le dejo un mensaje enojado: 'Anastasia, creo que tienes que aprender a manejar mis expectativas. Yo no soy un hombre paciente. Si dices que vas a ponerte en contacto conmigo cuando hayas terminado el trabajo, entonces debes tener suficiente decencia de hacerlo. De lo contrario, me preocupo, y preocuparme no es una emoción con la que estoy familiarizado, y no lo tolero muy bien. Llámame.' Cuelgo. ¡Es jodidamente frustrante! ¡Si ella estuviera cerca, me gustaría conducir allí y dejar que mi mano duela otra vez! Ahora mismo tengo que mostrar mi cara en una recaudación de fondos. Voy a llegar allí, decir mis saludos, escribir mi cheque y volver. Voy corriendo fuera de mi habitación, mi mente está ocupada con los pensamientos de Anastasia.

Son pasadas las 10:00 pm y todavía no he recibido una llamada o un mensaje de vuelta de Anastasia. La preocupación se lava sobre mí.

¿Qué pasa? ¿Por qué no me llama o me escribe? Dijo que lo haría. Algo debe haber pasado. No puedo manejar el suspenso, y le envío un e-mail de mi Blackberry: __________________________________________ De: Christian Grey Asunto: ¿Dónde estás? Fecha: 27 de Mayo de 2011 22:15 Para: Anastasia Steele

'Yo estoy en el trabajo. Te voy a enviar un correo electrónico cuando llegue a casa.' Es lo que escribiste antes. ¿Estás todavía en el trabajo o has empacado tu teléfono, BlackBerry y MacBook? Llámame, o puedo estar obligado a llamar a Elliot. Sé que está en tu casa.

Christian Grey, Gerente General, Grey Enterprises Holdings Inc. __________________________________________ Con mi mensaje enviado, digo mi adiós y guiño a las mujeres comiéndome con los ojos a pesar de que es la última cosa que quiero hacer, y dejo el edificio a toda prisa. Aflojo mi pajarita en el coche una vez que el ayuda de cámara lo lleva al frente del edificio. Conduzco a casa más rápido de lo que debería. Espero los quince segundos, la puerta del garaje se levanta, y conduzco con impaciencia. Voy a uno de mis lugares y aparco el coche. Salgo y pulso el botón de llamada en el ascensor. Nunca serán lo mismo para mí. Cada vez que entro en uno, pienso en ella.

Cierro los ojos todo el camino hasta mi ático. Una vez entro en mi habitación, suspiro, y me sirvo un vaso de vino, y tomando mi chaqueta la pongo en la silla y me voy a tocar mi piano. Siempre de alguna manera derivo de nuevo hacia la misma música triste... una y otra vez. La música es triste, y triste, y me ahoga en cierta tristeza desconocida. Mi teléfono vibra en mi bolsillo casi treinta minutos después de empezar a tocar. Esta vez puedo comprobar el identificador de llamadas. Mi corazón tartamudea por un segundo. Es Anastasia. Siento alivio lavando sobre mí. Ella finalmente llamó. —Hola— le respondo en voz baja. Ella está en silencio durante unos segundos. —Hola— finalmente responde. —Estaba preocupado por ti— le digo. —Lo sé. Lo siento No le respondí, pero estoy bien—. Me inclino hacia el piano, el alivio cubriéndome por completo, y sacándome de la asfixia. Mis ojos aún cerrados, todavía tratando de llegar a esa orilla mental, yo digo: — ¿Tuviste una noche agradable? — ¿Y sabes el tipo de tormentas que dejaste sueltas en mi alma atormentada? Sólo el sonido de tu voz me libera de mi asfixia interna y el tormento. Yo respiro lentamente. —Sí. Terminamos el embalaje y Kate y yo compartimos una comida china para llevar con José—. Cuando ella dice su nombre, siento que la marea está tirando de mí de nuevo en el océano de la asfixia. Me recuerdo a mí mismo que me está llamando, y hablándome en esa dulce voz. Ella sigue siendo mía. — ¿Y tú? — me pregunta. Respira Grey, respiro, me recuerdo a mí mismo. Finalmente, suspiro, renunciando... sólo por el momento.

—Fui a una cena de recaudación de fondos. Fue mortalmente aburrido. Me fui tan pronto como pude— le digo incapaz de mantener la tristeza y la resignación de mi voz. —Me gustaría que estuvieras aquí— susurra. — ¿De verdad? — Le pregunto en voz baja, todavía completamente triste, mi corazón apretándose. Ni siquiera me doy cuenta de cuán grande es el miedo a perderla hasta este momento. —Sí— ella respira con firmeza. Cierro los ojos dispuesto a creerle. Por último suspiro. — ¿Nos vemos el domingo? — Pido temiendo su respuesta. —Sí, el domingo— murmura. —Buenas noches— le deseó no estando dispuesto a dejarla ir. —Buenas noches, señor— ¡dice atrapándome completamente por sorpresa, ya que inhalo bruscamente, tirando de mí en tierra de la corriente de resaca, con dos simples palabras de mierda! —Buena suerte con tu mudanza de mañana, Anastasia— le digo en voz baja. Y los dos estamos colgando el teléfono como adolescentes, ninguno con ganas de colgar. —Cuelga— susurra haciéndome sonreír. —No, cuelga tú— le digo sonriendo. —Yo no quiero— dice ella haciéndome que me gustara que estuviera aquí... en mis brazos. —Yo tampoco— le digo. — ¿Estabas muy enfadado conmigo? — Ella pregunta preocupada.

—Sí— le respondí. — ¿Todavía estás? —No. — ¿Así que no me vas a castigar? — Ella pregunta preocupada. —No. Soy más un tipo de en-el-momento— le respondo. —Me he dado cuenta— comenta. —Puedes colgar ahora, señorita Steele. — ¿De verdad quieres que lo haga, señor? — dice haciendo que mi corazón deje de latir. —Vete a la cama, Anastasia— digo finalmente alivio cubriéndome totalmente. —Sí, señor— dice ella, pero de alguna manera permanecemos en línea. — ¿Alguna vez piensa que va a ser capaz de hacer lo que te dicen? — Pido entre divertido porque ella está tan afectada por mí como yo de ella, y exasperado porque ella no tiene un solo hueso obediente en su cuerpo, suspiro. —Quizás. Ya veremos después del domingo— dice ella, y finalmente cuelga el teléfono. ¿Qué voy a hacer contigo Anastasia? Peor aún, ¿qué haría yo sin ti? Poco a poco me dirijo a mi habitación con los pensamientos de Anastasia, y cinco minutos más tarde estoy en mi cama sólo en mis bóxers a la deriva en el sueño con su sonrisa tímida en mi mente.

Traducido y Corregido por Jesica

a luz del sol en mi piso de ventanales, me encuentra muy temprano. Mi mano se acomoda automáticamente a mi lado para tirar de Anastasia en mis brazos, encontrando el espacio vacío. Cuando me doy cuenta de que está en su propio apartamento gimo, y luego me volteo y compruebo la hora. Son las 6:18 a.m. Incluso la idea de Anastasia me da una erección. Pongo mi cabeza hacia atrás y gimo de nuevo. Un entrenamiento duro puede ser capaz de mantener mi energía sexual reprimida bajo control y me impide convertirme en el monstruo insoportable que terminó apretado, que es más que un mono en una piñata hasta el domingo. Me puse mi sudadera de entrenamiento y fui al gimnasio. Como si fuera una señal, Taylor se une a mí. —Buen dia, señor— dice con cansancio de ver a mi actitud herida, que se ha convertido en muy familiar en las últimas semanas. Asiento con la cabeza en respuesta.

— ¿Cómo fue el viaje de vuelta? —Tranquilo— dice, dándose cuenta del doble sentido de sus palabras, añade —ya era de noche, no había mucho tráfico. Le doy una sonrisa involuntaria.

Dos horas más tarde, estoy de vuelta en mi ático habiendo completado ocho kilómetros de carrera, levantado pesas, y utilizado el saco de boxeo con Taylor manteniéndolo en su lugar. Después de llegar a mi ático, me tomo mi ducha, y me visto. Va a ser un largo día con tener que recoger a mi hermana en el aeropuerto, que es algo que estoy deseando que llegue, ya que no la he visto en mucho tiempo. Entonces vamos a tener una cena familiar en casa de mis padres. La señora Jones tiene mi desayuno preparado en la barra de desayuno. Taylor sale después de que he terminado con mi desayuno, y quiere ser informado de las actividades del día. Le pido que tenga una botella de: Bollinger Grand Année Rosé 1999, y un globo de helicóptero que se asemeje a Charlie Tango para ser enviado a la señorita Steele y a la señorita Kavanagh al apartamento. Está tomando nota y hace una pausa durante dos segundos cuando menciono el globo del helicóptero, pero no dice nada. — ¿Desea añadir una nota señor? —Sí. Que se lea: —‘Señoritas, Buena suerte en su nuevo hogar, Christian Grey’— le digo.

— ¿Eso es todo, señor? —Sí, hasta que estemos listos para recoger a Mía en el aeropuerto. El día pasa muy rápidamente hasta la hora de ir a recoger a Mía en el aeropuerto. Estoy en mis pantalones grises y camisa de lino blanco. Puse mi chaqueta, ya que mis padres quieren que estemos vestidos para la cena correctamente. Taylor me conduce al acceso VIP en el aeropuerto Sea-Tac. Estamos justo a tiempo. Apenas tengo tiempo para conseguir un de Martini, Taylor regresa con Mía que se dirige a mí con los brazos abiertos y saltando. Los dos estamos sonriendo. He perdido a mi hermana... es decir, hasta que ella empieza a hablar sin parar. Ella golpea mi brazo, por lo que digo — ¡Ay! ¿Qué fue eso? — ¿Por qué tengo que saber que tienes una hermosa novia por mamá, y ni una palabra tuya? ¿Estabas incluso pensando en decirme? — Ella pregunta, veo a Taylor sonrojarse en mi visión periférica. —Tarde o temprano te lo hubiera dicho, pero es todavía muy reciente, le digo para explicar. — ¡Bueno, no puedes esconder algo como eso! ¡Ya sabes que todos sospechábamos que eras gay! — Ella exagera. ¡Mi hermana no tiene filtros mentales! Ella no le presta atención cuando dice cosas inapropiadas y no le importa quién lo escucha. Veo los labios de Taylor rasgarse mínimamente. Él normalmente tiene muy buen control, pero cuando se trata de Mía, nadie sabe lo que va a decir. Yo suspiro exasperado. El coche a la casa de mis padres está lleno de charla de Mía. Ella quiere saber lo que Anastasia parece, lo que hace, cuáles son sus gustos. — ¿Cuántos años tiene? — Ella pide. —Veintiuno—. Respondo. Ella sonríe y exagera de la misma manera que Elliot lo haría si los Mariners ganaran la Serie Mundial.



Mariners: Los Seattle Mariners o Marineros de Seattle es un equipo de béisbol de MLB con sede en Seattle, Washington. Juegan en laDivisión Oeste de la Liga Americana. La franquicia nació en 1977. Su estadio es el Safeco Field desde julio de 1977 a junio de 1999, su parque fue el Kingdome.

Nunca sucedió, aunque una vez en 1995, estuvo cerca, pero nunca antes, ni después. Ella exagera y chilla de alegría como si Anastasia caminara en el agua, que por supuesto no lo hace. ¡Ni siquiera es obediente! — ¡Ella es de mi edad! ¡Oh Christian! ¡Creo que Anastasia y yo seremos las mejores de las amigas! — dice ella haciéndome fruncir el ceño. ¿Qué pasa con Anastasia que la gente se enamora de ella, incluso sin conocerla? Ella es como la mujer de magia negra. No pudimos llegar a la casa de mis padres pronto sólo para salvarme de la charla sin parar de Mía. Mis padres se reunieron en la puerta, y ambos abrazaron a Mía al mismo tiempo. Todos caminamos hacia la sala. Mi papá hace sus famosos Martinis nos entrega a cada uno un vaso. Cuando estamos sentados juntos y empieza a hablar de Paris, Elliot llega. Mía corre hacia él, y él la sostiene girándola. — ¡Hermanita! ¡Te he extrañado tanto! — dice. — ¡Oh, Elliot, te he echado de menos también! — Brota Mía con entusiasmo. Sacudo la mano de mi padre, y le da un abrazo a mamá. Él viene a darme la mano y con una sonrisa maliciosa. — ¡Tu novia Ana dice hola! — me dice. Estrecho mis ojos en él, pero él me ignora. Mía brota... otra vez. — ¿Tú la has conocido? — y ella viene y me da un puñetazo en el brazo de nuevo. — ¡Idiota! ¿Por qué soy la única que nunca había oído hablar de ella hasta que mamá me dijo, o la conoció? — me regaña. —Por un lado— le digo —estabas viviendo en París, hasta hace aproximadamente una hora. Elliot se reunió con ella porque él sale con la compañera de Anastasia— le digo dándole una mirada medida.

—Oh, eso me recuerda— dice mi madre. — ¿Ambos invitaran a sus amigas a la cena que estamos teniendo en honor al regreso de Mía mañana? De esa manera todos podemos encontrarnos a ambas— dice sonriendo. —Anastasia es una chica muy dulce. ¡Estoy segura de que les encantará a todos! — le dice a la familia en general. —Sí, lo es— dice Elliot con un poco de entusiasmo extra, sonriendo, poniéndome celoso. Yo frunzo el ceño. —También estoy deseando conocer a Kate. Parece una chica tan hermosa y amorosa— agrega para el beneficio de Elliot. ¿Amorosa? No sé de dónde sacó esa idea, pero ' Tritura-Pelotas ' debería ser su segundo nombre real. Mi ceño debe haber permanecido en mi cara, porque Elliot se burla de mí otra vez. — ¡Es como pescar en un barril contigo hermano! ¡Estás tan enamorado de ella! — dice, haciendo todas las cabezas se giran hacia mí. —Sólo hemos estado saliendo por un tiempo corto. Ella es demasiado cautivante, adorable. Me gusta mucho, pero no estoy enamorado— le digo con los dientes apretados apenas contenido, a la defensiva. Mi madre reprende a Elliot —Elliot, deja de molestar a tu hermano. ¿Por qué no habría de estar enamorado de ella? Ella es una chica adorable— dice ella. Mía entrecierra sus ojos. Ella está segura de probar algo mañana. Voy a tener que estar en guardia. Después de cenar, paso tiempo con mi familia hablando de nuestra infancia, los Mariners, y los negocios. A medida que el tiempo avanza, poco a poco me levanto y le digo a mi familia que tengo una apretada agenda mañana, así que tengo que salir. Mía me da un gran abrazo, y mamá me da un beso en la mejilla, mientras mi papá y Elliot me dan la mano.

Amo a mi familia, pero sólo puedo tomar pequeñas dosis de Mía y la combinación de Elliot con las burlas y el escrutinio, ahora que sé que tengo a Anastasia en mi vida. Ellos recibirán una imagen a vista de Anastasia mañana. Cuando Taylor me lleva a casa, voy a través de mi correo electrónico. Hay uno de Elena que me pide un encuentro para el almuerzo o la cena la próxima semana. Creo que eso sería bueno para nosotros. Puedo hablarle de Anastasia. Me pregunto qué pensaría de ella. El pensamiento me hace sonreír. No se parece a ninguna de las chicas que he tenido como Sums antes. Escribo una respuesta diciéndole que podía encontrarme con ella después de que confirme mi horario con Andrea, y le mando un e-mail en respuesta. Llegamos a Escala, y es bastante tarde. He leído algunos informes de negocios, y me voy a la cama ansioso por el domingo venidero.

Me levanto temprano como de costumbre para ir al entrenamiento. Tan pronto como mi entrenamiento ha terminado, vengo y tomo mi ducha y me visto. Cuando la señora Jones me prepara mi desayuno, escribo un mensaje para Anastasia. __________________________________________ De: Christian Grey Asunto: Mi vida en Números

Fecha: 29 Mayo 2011 08:04 Para: Anastasia Steele

Si conduces necesitarás el código de acceso para el aparcamiento subterráneo en Escala: 146963. Estaciona en el espacio 5, es uno de los míos. Código para el ascensor: 1880.

Christian Grey, Gerente General, Grey Enterprises Holdings Inc. __________________________________________ ¿Cómo hace eso? Ella puede interesar y cautivarme con palabras sencillas. ¡Ahora estoy celoso de un objeto inanimado! ¡Dios todopoderoso! ¿Qué me está pasando? Pulso enviar, y me dirijo al taburete de la barra de la cocina a comer mi desayuno y beber mi café. Mi Blackberry zumba mientras me tomo un bocado de mis huevos. Es de Anastasia. __________________________________________ De: Anastasia Steele Asunto: Una excelente cosecha Fecha: 29 de Mayo de 2011 08:07 Para: Christian Grey

Sí, señor. Entendido. Gracias por el champán y el inflable de Charlie Tango, que ahora está atado a la cama. Ana

__________________________________________ De: Christian Grey Asunto: Envidia Fecha: 29 de Mayo 2011 08:10 Para: Anastasia Steele

De nada. No llegues tarde. Suertudo, Charlie Tango.

Christian Grey, Gerente General, Grey Enterprises Holdings Inc. __________________________________________ Yo estoy en mi estudio repasando las propuestas de negocio que Andrea había redactado, pero no me veo capaz de concentrarme. Anastasia está llegando hoy, y me doy cuenta que me gusta muchísimo. Esto también trae el hecho de que ella es todo demasiado nuevo para mi mundo oscuro. ¿Es esto realmente para ella? ¿Estoy siendo injusto con ella presentándole algo oscuro como esto? Me está atormentando. Yo sé que ella se lastima fácilmente. Al igual que cuando no me quedé en su casa. Me encuentro rompiendo mis propias reglas a lo derecho e izquierdo. ¿Quiero seguir rompiendo mis propias reglas? ¡Me gustan mis reglas! Trae orden a partir del caos. Pero... pero, cuando se trata de Anastasia, ella sabe que no hay reglas. Ella simplemente camina por todas las paredes de mi esmero, que he construido durante los años.

Pero entonces, quiero aprovechar el momento... con ella. Ella significa mucho para mí. No quiero verla sufrir. ¡El viernes por la noche, al verla toda destrozada, llorando, no tenía ni maldita idea! ¡Ella es demasiado reticente, y estoy muy jodido! Camino por mi estudio estimulándome, corriendo las dos manos por el pelo, exasperado. Quiero desesperadamente darle la oportunidad de decidir, y... y tal vez decir "no" a nuestra disposición. Ella se lastima con facilidad, y estoy muy pegado a mis reglas. Pero en el otro lado, el tiempo para no ponerse en peligro ya ha pasado, y yo soy su novio... para todos los efectos. Cuando pienso en ese título, mi corazón se contrae y me inundan algunas emociones desconocidas, cursando a través de todo mi cuerpo. Estoy dividido entre lo que yo sé, lo que es familiar, y lo que es desconocido, pero lo que deseo fervientemente. Lo que quiero es a ella: eso es así de simple. Pero también tengo ese deseo de protegerla, cuidar de ella... y curiosamente la amo en todos los sentidos de la palabra. ¿Podría encontrar un término medio? ¿Ella quiere estar en ese punto intermedio conmigo? Hago mi resolución: No importa lo difícil que sea, le daré la oportunidad de decidir. Ahora que sabe a lo que voy. Voy a dejar que ella decida... No sé si podría soportar que ella decidiera no hacerlo, pero voy a tener que darle la oportunidad. Ella es inocente como un niño. Me mato aquí. ¿Y si ella dice, que no quiere tener nada que ver con mi estilo de vida? ¿Puedo incluso manejar eso? ¿Puedo manejarlo si ella sale con ese fotógrafo? Ni siquiera puedo manejar la mención del nombre de José... ¡Yo no creo que pueda manejarlo con él abrazándola, besándola, maldito! ¡Maldita sea! ¡Quiero golpear algo! Compruebo la hora. Es pasada las 11 a.m. Telefoneo a la oficina de Taylor. — ¡Taylor! —Sí, señor.

—Necesito hacer ejercicio. ¡Vamos! — Hace una pausa durante tres segundos. Otra expresión de asombro de Taylor, y dice: —Voy a estar allí en cuatro minutos, señor. Esto me dará tiempo para ponerme mi sudadera. Tengo que aclarar mi cabeza. A los seis minutos exactos, Taylor y yo estamos de vuelta en el gimnasio. Caliento, y me dirijo directamente al saco de boxeo, y los ojos de Taylor se ensanchan un poco, y niega con la cabeza discretamente, pero me doy cuenta. Él sabe por qué estoy nervioso. Quiere decirme algo, pero algo en mi comportamiento le impide decir nada. —Lo voy a sostener, usted golpee señor— dice. Asiento con la cabeza. A pesar de que Claude Bastille no está aquí, todavía quiero patear el trasero de alguien. Taylor es el hombre ahora mismo para el trabajo. Taylor sabe que vendrá, y de hecho es algo que está deseando. Ha sido entrenado en las artes marciales y combate cuerpo a cuerpo, así que esto es algo que es realmente bueno. — ¡Muy bien, señor! ¡Vamos a por ello! — dice sonriendo. Sonrío de nuevo a él. Nos rodeamos el uno al otro con cansancio. Él hace el primer ataque, y en realidad es letal, pero he aprendido algunos trucos de Bastille. Y contraataco. Otros que están trabajando, detienen su entrenamiento, y ven nuestra demostración de artes marciales. En la hora siguiente, me patea el trasero dos veces al suelo, y yo lo pateo una vez. Al final de la hora, me siento mucho mejor, no es tan bueno como patear en el culo al fotógrafo, sin embargo... se arreglará. Todavía estoy preocupado de que Anastasia sólo podría decir que no a nuestro arreglo. Sin embargo, le daré la oportunidad de rechazarme hoy. Me agrada demasiado, y la sensación de querer protegerla sustituye el sentimiento de propiedad, y no asumo que esa parte es pequeña... Es más grande que cualquier cosa que he querido tener, poseer, o dominar. Yo quiero poseerla en cuerpo y alma como ella me ha poseído. ¡Soy masilla en sus manos!

Cuando Taylor y yo nos damos nuestro último saludo sobre el tatami, nos damos cuenta de que la gente nos aplaude, una ventaja inesperada; como hemos dado todo. Los dos estamos sin aliento, pero estoy mucho más relajado, y ambos estamos sonriendo. Nos damos la mano. Taylor dice —buena pelea señor. ¡Usted le dio una carrera a mi dinero! —Lo mismo digo Taylor. Cuando vuelvo a mi ático, me tomo otra ducha, y pongo mi camisa de lino blanco en la parte superior de mis jeans. Ahora puedo esperar a la señorita Steele un poco más tranquilo y relajado. Leo los periódicos dominicales de Wall Street Journal, New York Times, Los Ángeles Times, y Seattle Times. Como estoy inmerso en mi lectura, me doy cuenta de una sección en la página 8 del Seattle Times, que me engancha el aliento. Es otra novedad para mí. Hay una foto de Anastasia y yo, durante su graduación. Guardo la página para mostrársela a ella más tarde. Oigo el ding del ascensor desde mi suite abierta. Menos de un minuto después, Taylor entra con Anastasia en la gran sala, cuando estoy leyendo la sección financiera del WSJ. Levanto la vista y la veo con ese vestido púrpura que quería arrancar de ella. Mi respiración se engancha cuando la veo así. Ella es tan cautivante, me encuentro de pie y caminando hacia ella como un autómata. Sintiendo un brillo de emoción en los ojos, me paseo hacia ella sin sacarle la mirada de encima. Me siento muy emocionado de mantener una sonrisa de mi cara. Nuestros ojos permanecen trabados, y todo lo demás desaparece. Ella está inmovilizada en la entrada de la habitación. La carga entre nosotros es evidente y es cada vez más grande a medida que cierro la distancia entre nosotros. Me siento tirado a ella, como la gravedad del sol, y yo soy un planeta indefenso en órbita. Me detengo justo antes de ella.

—Hmm... ese vestido— murmuro con aprobación cuando miro hacia ella con satisfacción. Estoy muy contento de que ella esté aquí. —Bienvenida de nuevo, señorita Steele— susurro y, apretando la barbilla, me inclino hacia abajo y coloco un ligero beso suave en sus suaves labios deliciosos. Tan pronto como nuestros labios se tocan, el pulso entre nosotros se hace más fuerte, y una sacudida eléctrica pasa a través de mi cuerpo cuando siento los mismos efectos en ella porque su aliento se engancha. —Hola— susurra ruborizada. Me encanta ese color en ella. Tan inocente, increíblemente atractiva, y más allá de estar caliente me enciende. —Estás a tiempo. Me gusta la puntualidad. Ven—. Tomo su mano y la llevo hasta el sofá. —Yo quería mostrarte algo— le digo mientras estamos sentados. Le entrego el Seattle Times. El diario está abierto a la página ocho con una foto de nosotros. Soy como un niño otra vez, emocionado por algo que se relaciona con los dos, casi afirmando que somos una pareja. Ella lo mira, sus ojos se agrandaban sorprendidos. Ella revisa el título. Dice lo siguiente:

Christian Grey y una amiga en la ceremonia de graduación en la WSU Vancouver.

Le hace reír. —Así que yo soy tu " amiga " ahora— bromea. —Así es lo que parece. Y está en el periódico, así que debe ser verdad—. Sonrío.

Me siento a su lado, todo mi cuerpo entero hacia ella, metiendo una de mis piernas debajo de la otra. Alcanzándola, le meto el pelo detrás de la oreja con el dedo índice. Ella cierra los ojos con mi tacto, como si despertara de un largo sueño, vivo, toda sensación y sentimiento, esperando y necesitándolo. Yo siento lo mismo con nuestra conexión. Estoy lleno de deseo por ella. —Así que, Anastasia, tienes una mejor idea de lo que me interesa desde que estuviste aquí por última vez. —Sí— ella susurra con curiosidad en la mirada. —Y sin embargo, has vuelto— digo con admiración. Casi esperaba que no fueras a venir. Ella asiente tímidamente, hace a mis ojos arder de deseo por ella, sabiendo que ella me quiere a mí. No hay nada más caliente que una mujer que deseas que te quiera con la misma fuerza. Niego con la cabeza luchando para sacar las palabras que he practicado toda la mañana. Tengo que darle la oportunidad de decir que no, me alejo... La ansiedad regresa cuando trato de controlar el sentimiento. Tal vez puede esperar un poco más. — ¿Has comido? — Le pregunto. —No— responde ella. — ¿Tienes hambre? — Pregunto tratando de no parecer molesto. —No de comida— susurra, me captura completamente desprevenido haciendo que mis orificios nasales se abran ligeramente en reacción a su pasión. De la mujer conforme a mi corazón, ¡maldita sea! Esto va a hacer que sea mucho más difícil salir de lo que había planeado decir toda la mañana. Me inclino hacia delante y susurro en su oído. —Eres tan impaciente como siempre, señorita Steele, y sólo para contarte un pequeño secreto, así estoy yo, pero la Dra. Greene, estará aquí dentro de poco—. Me incorporo.

—Me gustaría que comieras— reprendo con suavidad. Ella se ve como si acabara de recordar que el médico está en camino. — ¿Qué puedes decirme sobre la Dra. Greene? — Ella pide. —Ella es la mejor ginecóloga en Seattle. ¿Qué más puedo decir? — Me encojo de hombros. —Pensé que estaba viendo a tu médico, y no me digas que eres realmente una mujer, porque no te creeré—. Yo sé que ella está tomando el pelo, pero le doy una mirada de no seas ridícula. —Creo que es más apropiado que consultes a una especialista. ¿No? — Digo suavemente. Y por supuesto que no quiero a otro hombre mirando sus partes íntimas, cuando me veo obligado a permanecer en la planta baja, y él está arriba con ella tocando en lugares que no quiero que ningún otro hombre toque. Ella asiente con la cabeza. Yo frunzo el ceño con el pensamiento. ¡De hecho, ni siquiera me gustaría que una mosca macho la mire, y mucho menos un ser humano varón! Me siento increíblemente posesivo hacia ella. Quiero que sólo sea mía. Sólo mis manos, mis labios, mi hombría en ella. ¡Nadie más! ¡Oh! Acabo de recordar. Tengo que invitarla a la fiesta de mi madre para Mía. Esa es otra situación incómoda para mí, porque, nunca he llevado una chica a casa de mis padres. Me siento como un niño de escuela. ¿Debo sentirme extraño por ello? —Anastasia, a mi madre le gustaría que vinieras a cenar esta noche. Creo que Elliot está pidiéndoselo a Kate, también. No sé cómo te sientes al respecto. Será extraño para mí presentarte a mi familia. Su cara se cae con mi última frase. Oh, ella me entiende mal. — ¿Te avergüenzas de mí? — dice con una voz herida. —Por supuesto que no— le digo con fervor.

— ¿Por qué es extraño entonces? — Ella pregunta con curiosidad. —Porque nunca lo he hecho antes— le digo suavemente. Luego deja caer la pelota en mí. — ¿Por qué me permite rodar los ojos, y tu si? — Estoy sorprendido, y la miro sin parpadear. —Yo no era consciente de que estaba— respondo sinceramente. —Yo tampoco, por lo general— ella me grita. La miro completamente sin palabras. Así cuando me las arreglo para reunir mis pensamientos, Taylor aparece en la puerta. —La Dra. Greene está aquí, señor— dice. Asiento con la cabeza. —Muéstrale la habitación de la señorita Steele— le ordeno. — ¿Estás preparada para algunos anticonceptivos? — Le pregunto levantándome y extendiendo mi mano hacia ella. —No vas a venir también, ¿verdad? — dice jadeando y totalmente sorprendida haciéndome reír. —Yo pagaría muy buen dinero para ver, créeme Anastasia, pero no creo que la buena doctora lo aprobaría—. Ella da un suspiro de alivio tomando mi mano, y yo la estrecho en mis brazos y la beso profunda y apasionadamente. Todas sus reacciones me quitan el aliento. Mi mano está en su pelo manteniendo su hermosa cabeza, y la tiro en contra de mí, frente contra el otro. —Estoy tan contento de que estés aquí— le susurro completamente feliz. —No puedo esperar a tenerte desnuda. La Dra. Greene camina detrás de Taylor en la habitación, alta, rubia, e impecable, vestida con un traje azul marino. Anastasia se ve un poco intimidada. Oh, esta doctora no tiene nada sobre ella. No me gustan las rubias por un lado, y en este momento, sólo estoy para Anastasia, y nadie más me importa.

El pelo largo de la Dra. Greene es arrastrado en un elegante moño. Ella parece tener unos cuarenta años. —Sr. Grey—. Ella dice sacudiendo la mano. —Gracias por venir en tan poco tiempo— le digo. —Gracias por hacer que valga la pena, señor Grey. Señorita Steele—. Ella sonríe, sus ojos fríos y evaluadores. Ella da la mano a Anastasia fríamente evaluándola y gustándole lo que ve. Parece que a Anastasia finalmente le gusta también. Tienen una simpatía inmediata. La buena doctora me da una mirada afilada. Oh, ella quiere conseguir su profesión. Tenía la esperanza de que fuera a ignorar mi presencia y comenzar su examen. ¡Maldita sea! Es incomodo por un minuto, pero me tomo mi señal. —Voy a estar en la planta baja— murmuro dejando la habitación de Anastasia. Voy a mi sala de estar, pongo mi iPod en la base de mi equipo de música, y enciendo mi música clásica y vuelvo a leer mis diarios sentado en mi sofá. Leí por un tiempo. Pero mi mente se pregunta constantemente por Anastasia. La idea de cuidar de mi mujer, me relaja. Me siento tranquilo sabiendo que ella está aquí ahora, y en mi cuidado. Cuando estoy contemplando eso, Anastasia y la Dra. Greene, caminan por el piso de arriba. Miro hacia arriba a las dos, y sonrío cálidamente a Anastasia. — ¿Ya terminaste? — Pido genuinamente interesado. Tomo el mando de distancia y apunto hacia el equipo de música bajo la chimenea que alberga mi iPod, y se desvanece el aria, pero continúa en segundo plano. Me levanto y paseo hacia Anastasia y la Doctora. —Sí, señor Grey. Cuide de ella, ella es una mujer hermosa, joven y brillante— dice la Dra. Greene sorprendiéndome por completo. Normalmente no soy fácil de sorprender. Anastasia incluso trabajó su magia en el médico sin sentido, para que me diera una advertencia indirecta así.

—Tengo la intención— murmuro, perplejo. encogiéndose de hombros, ella se ve avergonzada.

Anastasia

me

mira

—Te voy a enviar mi factura— la Dra. Greene dice secamente mientras me estrecha la mano. —Buenos días y buena suerte para ti, Ana—. Ella sonríe, sus ojos se arrugan, cuando ella se da la mano con Anastasia. Tengo a una mujer cautivadora. Ella me hace sentir orgulloso a cada paso. Taylor sale sabiendo desde el monitor, que la Dra. Greene ha caminado a través del vestíbulo, dispuesto a acompañarla hasta el ascensor. — ¿Cómo fue eso? — Le pido. —Muy bien, gracias. Ella dijo que tenía que abstenerme de toda actividad sexual durante las próximas cuatro semanas— dice Anastasia dejando caer mi mandíbula en completo shock. ¿Cómo? ¿Qué? ¿Cómo puedo administrarme sin ninguna actividad sexual durante cuatro semanas, cuando ella está a mi alcance? Pero entonces, su cara cambia, y comienza a sonreír como el gato Cheshire. — ¡Caíste! — dice. Oh, nena, te puedo conseguir enseguida, y lo sabes. Estrecho mis ojos, y ella inmediatamente se detiene. De hecho, le doy uno de mis looks más inhóspitos. Ella se ve confundida y medio asustada, la sangre drena de su cara. Pero, yo no quiero que ella se asuste, y esta vez no puedo dejar de sonreír. — ¡Caíste! — le digo sonriendo. Yo la agarro por la cintura y tiro de ella en contra de mí. —Eres incorregible, señorita Steele— murmuro, mirando hacia abajo en sus hermosos ojos azules cuando tejo mis dedos en su cabello, sosteniéndola con firmeza en su lugar.

La beso, duro, y fervientemente cuando ella se aferra a mis brazos como apoyo. Mi erección es cada vez mayor, como mi deseo por ella, y estoy listo para tomarla, pero tengo la intención de hacer eso por mucho tiempo, así que tengo que darle de comer antes de empezar a hacer cualquier otra cosa. —Por mucho que me gustaría tomarte aquí, ahora, tienes que comer y yo también, no quiero que te desmayes en mí más tarde— murmuro contra sus labios deliciosos. — ¿Eso es todo lo que quieres, mi cuerpo? — susurra. Oh bebé, quiero más que eso. Tal vez al principio era el cuerpo, pero en las últimas semanas, todo ha cambiado. —Eso y la boca inteligente— respiro. La beso de nuevo apasionadamente, y luego abruptamente, la libero, tomándola de la mano y la llevó a la cocina. Ella está tambaleándose detrás de mí. — ¿Qué es esa música? — Me pregunta sobre el aria en el fondo. —Villa Lobos, Anaria de Bachianas Brasileiras. Bueno, ¿no es así? — Le pido. —Sí— murmura en total acuerdo. La barra del desayunador ya está puesta para dos. Aprovecho la ensalada de pollo de la nevera que la señora Jones preparó antes. — ¿Ensalada César de pollo, bien contigo? — Le pregunto, y ella se ve aliviada. —Sí, bien, gracias— dice mirándome moverme por la cocina. Me doy cuenta de su contemplación de nuevo. ¿Está pensando demasiado acerca de algo? Ella no se ve en dificultades. Parece que ella tiene algunos pensamientos agradables, y quiero saber lo que está pensando de repente. — ¿Qué estás pensando? — Pregunto, tirando de ella de sus ensueños. Ella se sonroja lo que es una buena señal. Todos sus pensamientos sexuales la hacen sonrojar como he descubierto.

—Estaba viendo la forma en que te mueves—. Levanto una ceja, divertido. — ¿Y? — le digo secamente, sondeando por más información. Ella se sonroja un poco más. Qué bien, ¿eh? Pienso. —Eres muy elegante— dice ella con timidez. —Vaya, gracias, señorita Steele— murmuro sentándome a su lado. Tengo una botella de vino y pregunto — ¿Chablis? —Por favor— es su respuesta. —Sírvete ensalada— le digo en voz baja. Mi mente vuelve a la visita del médico. Tengo curiosidad por saber qué método de control de natalidad optó. —Dime, ¿Por qué método optaste? — Se ve un poco desilusionada por mi pregunta. Pero entonces se da cuenta de lo que quiero decir. —Mini-píldora— dice ella. Yo frunzo el ceño. Ella tiene que acordarse de tomarla todos los días al mismo tiempo lo que puede ser tedioso. — ¿Y vas a acordarte de tomarla regularmente, en el momento adecuado, todos los días? — Le pregunto. Su boca inteligente como siempre se hace cargo. —Estoy segura de que me lo recordaras— murmura secamente, lo que me hace gracia. —Voy a poner una alarma en mi calendario— le digo sonriendo. —Come— ordeno suavemente. Para mi sorpresa, ella limpia su plato por primera vez, y lo hace antes que yo. O estaba muerta de hambre, o está demasiado ansiosa.



Chablis: Tipo de vino francés.

— ¿Ansiosa como siempre, señorita Steele? — Pregunto sonriendo al plato vacío. Ella me mira por debajo de sus largas pestañas. —Sí— susurra, me captura con la guardia baja haciendo que mi aliento se enganche. Ni una sola palabra a nadie pronunciada, me afectó tanto como su simple 'sí' lo hace en este momento. Este es el momento en que tengo que preguntarle. Tengo que darle la oportunidad de decir 'No' a pesar de que no quiero. Porque si no le pregunto ahora, nunca voy a ser capaz de hacerlo. Entiendo toda mi fuerza de voluntad para darle esa oportunidad, que sé que ella se merece. Miro hacia ella atentamente. El ambiente entre nosotros se desplaza lentamente, evoluciona... se carga. Sé que mi mirada se oscurece, de hecho es ascua caliente humeante, y ella está encerrada y perdida en ella. Me paro, cerrando la distancia entre nosotros, y tiro de ella bajó del taburete en mis brazos donde ella pertenece. — ¿Quieres hacer esto? — Respiro, mirándola fijamente. —Yo no he firmado nada— dice ella. Y mi mente se va, '¡Joder el papeleo!' Una vez más. —Lo sé, pero me estoy rompiendo todas las reglas en estos días. — ¿Vas a pegarme? — Ella pide medio asustada. —Sí, pero no será para hacerte daño. No quiero castigarte en este momento. Si me hubieras sorprendido ayer por la tarde, bueno, eso habría sido una historia diferente— le digo con honestidad. Pero ella está sorprendida, escaldada. —No dejes que nadie trate de convencerte de lo contrario, Anastasia. Una de las razones que la gente como yo, hace esto es porque nos gusta, ya sea para dar o recibir dolor. Es muy simple. Tu no, así que pasé mucho tiempo ayer y esta mañana pensando en eso— le digo con honestidad.

Yo la pongo en mi contra, y mi erección crece presionándose en su vientre. La quiero. La necesito, la deseo en algunos, niveles profundos, básicos, elementales y sé que ella se siente así, lo que es algo que ninguno de los dos puede empezar a entender. La carga de entre nosotros está siempre presente. — ¿Llegaste a alguna conclusión? — Susurra. —No, ahora mismo, sólo quiero atarte y follarte sin sentido. ¿Estás preparada para ello? — Digo humeante. —Sí— ella respira, y yo soy todo adentro, y nada ni nadie puede detenerme de ser uno con esta mujer. —Bueno. Vamos— digo tomando su mano, dejando los platos sucios en la barra de desayuno, y subimos. Mi mente se tambalea por la excitación. Joder, quiero a esta mujer tan mal, me duele por dentro. Abro la puerta de mi cuarto de juegos, apartándome de ella para caminar a través, y una vez más, ella está en mi habitación roja. Ella inhala el olor del cuero, cítricos, madera pulida y oscura, y susurra: —Muy sensual— apenas audible. Mi postura cambia automáticamente cuando estoy en mi cuarto de juegos. Es la postura de un dominante: es más difícil y más malo. Miro hacia ella y mis ojos se calientan, lujuriosos... hipnóticos. —Cuando estás aquí, eres completamente mía— respiro, cada palabra lenta y mesurada. Quiero que entienda que yo tengo el control total en esta habitación, más que en cualquier otro lugar. Es el lugar donde ejerzo mi dominio. Quiero que entienda muy bien. No hay espacio para la boca inteligente aquí. Tiene que ser yo el que esté dominando en este lugar en particular. Yo, y solo yo. Miro a su voluntad de entender mi condición: —Para hacer lo que me parezca. ¿Entiendes? — Mi mirada es tan intensa.

Ella asiente con la cabeza, los ojos muy abiertos, su cara se sonroja cuando su corazón palpita rápidamente lejos. Bien, entonces. Ahora las reglas. —Quítate los zapatos— ordeno suavemente. Ella traga, y más bien torpemente, casi tropezando con sus propios zapatos, se los quita. Me inclino para recogerlos y trasladarlos al lado de la puerta. —Bueno. No dudes, cuando te pido que hagas algo. Ahora te voy a arrancar este vestido. Algo que he querido hacer desde hace un par de días, si no recuerdo mal. Yo quiero que estés a gusto con tu cuerpo, Anastasia. Tienes un cuerpo hermoso, y me gustaría verlo. Es una alegría para la vista. De hecho, podría mirarte todo el día, y te quiero sin vergüenza y sin pena de tu desnudez. ¿Entiendes? —Sí— susurra. —Sí, ¿qué? — Me inclino sobre ella, mirándola. —Sí, Señor— ella modifica vacilante. — ¿Quieres decir eso? — Chasqueo. —Sí, Señor— dice ella con más decisión. —Bueno. Levanta los brazos por encima de su cabeza—. Lo hace según las instrucciones, y me agacho y agarro el dobladillo. Jalo el vestido por encima de los muslos, las caderas, el vientre, los pechos, los hombros y sobre su cabeza. Me echo atrás para examinar su belleza y distraídamente doblo su vestido, no aparto mis ojos de ella como un halcón mirando a su presa. Pongo el vestido ahora plegado en un armario grande al lado de la puerta. Cuando ella se emociona, lleva su delicioso labio al cautiverio de sus dientes. Llego a tirar de su barbilla recordándole. —Estás mordiendo el labio— respiro. —Sabes lo que eso hace en mi— agrego oscuramente.

—Date la vuelta— ordeno y ella obedece inmediatamente, sin dudarlo. Desabrocho su sujetador y luego tomo las dos correas, lentamente y sensualmente las quito de sus brazos, mientras cepillo su piel con los dedos y la punta de mis uñas cuando deslizo su sostén. El no toque apenas despierta más sentidos que los contundentes, porque el cuerpo está completamente alerta, esperando, deseando, queriendo, y lista para recibir. Sé que mi contacto está mandando escalofríos por su columna vertebral, despertando cada terminación nerviosa en su cuerpo. La energía entre nosotros es tangible, palpitante, y gruesa. Me coloco detrás de ella, tan cerca que podemos sentir el calor que irradiaba el uno del otro, le estoy calentando, y ella me está calentando, calentándome por todas partes. Tiro de su pelo por lo que todo está colgando por su espalda. Agarro un puñado en la nuca, y el ángulo de la cabeza hacia un lado. Dirijo mi nariz en su cuello expuesto, inhalando hasta el final, luego de vuelta hasta su oreja. Me encanta la forma en que huele. Vainilla, aire libre, jabón y mujer. Su excitación se manifiesta también en su olor que nos lleva a un brebaje embriagador de almizcle mezclado en su propio aroma natural. Su cuerpo responde al mío, aunque no la toqué en esta proximidad, y el mío hace lo mismo. Estoy lleno de deseo carnal por ella, pero es más que eso. Hay una parte de mí que quiere consumirla, devorarla, amarla de una manera que nadie puede, ni nunca lo hará. Una parte en el fondo oscuro de mí, quiere hacer cosas que la marcarán como mía debajo de la marca de ella. Eso es lo que yo quiero y deseo de ella. —Hueles tan divina como siempre, Anastasia— susurro mientras pongo un beso suave debajo de la oreja. Ella gime. —Silencio— respiro. Quiero que sea silenciosa, completamente obediente. Completamente obediente. —No hagas ruido— le susurro. Pongo el pelo detrás de la cabeza y empiezo a trenzarlo en una trenza grande, que observo la sorprende. Ato el extremo con un lazo de pelo, y le doy un tirón, así que está obligada a volver a mi contra.

—Me gusta tu pelo trenzado aquí— le susurro. Es más fácil de manejar, que no se enganche en los diferentes juguetes que tengo en esta sala, y por supuesto que me da un punto de apoyo que me gusta. Libero a su pelo y le ordeno—: Da la vuelta—. Ella obedece inmediatamente, sin saber lo que vendrá después, su respiración superficial. Cuando la miro, no hay deseo, necesidad, así como el miedo mezclado en su expresión facial. Ella se ve aturdida, casi en estado de embriaguez; expectante. —Cuando te diga que vengas aquí, así es como te vas a vestir. Sólo en tus bragas. ¿Entiendes? — Pido firmemente. —Sí— ella responde. ¿Ya olvidando quién es el jefe? —Sí, ¿qué? — La miro con el ceño fruncido. —Sí, señor— responde, siempre aprendiendo rápido haciéndome reprimir una sonrisa. —Buena chica— le digo con pasión climatizada. —Cuando te diga que vengas aquí, espero que te arrodilles allá—. Señalo a un lugar al lado de la puerta. Quiero que ella comience a practicar. —Hazlo ahora— ordeno. Ella parpadea durante un minuto tratando de procesar lo que acabo de decir, luego se vuelve, y más bien torpemente a arrodillarse donde le dirigí. Suprimo otra sonrisa a su voluntad e inhabilidad. Otra indicación que me muestra, que ella es mía en más de un sentido; no ha realizado nada de eso para otro hombre. —Puedes sentarte sobre los talones— ordeno a lo que ella responde sentándose. —Coloca las manos y los antebrazos apoyados en los muslos. Bien. Ahora separa las rodillas. Más amplio. Más amplio. Perfecto. Mira hacia abajo en el suelo— ordeno, para que asuma la posición sumisa.

Me acerco a ella, y sus ojos son abatidos, sólo es capaz de ver a mis pies descalzos. Bien. Satisfecho con la instrucción, me agacho y agarro su trenza de nuevo, a continuación, tire hacia atrás la cabeza para que ella esté mirando hacia mí. — ¿Te acordarás de esta posición, Anastasia? —Sí, Señor. —Bien. Quédate aquí, no te muevas—. Salgo de la habitación, mientras que Anastasia está a la espera de rodillas. La idea me pone excitado. Voy a mi armario, y abro uno de los aparadores. Me quito la ropa y me pongo mis pantalones vaqueros lavados excesivamente, suaves, más viejos y rasgados, en comando dejando el botón de la parte superior abierto. También quiero aprovechar mi nuevo juguete que he comprado exclusivamente para el disfrute de la señorita Steele. Camino de vuelta a mi cuarto de juegos, sabiendo que ella está ahí en la puerta, de rodillas, y esperándome. Mi excitación se hace más grande. Respiro profundo y camino de regreso a la habitación. Cierro la puerta. Cuelgo una túnica de gofres para que ella use más tarde detrás de la puerta. Encuentro a Anastasia en la posición que la he dejado, lo que me lleva más allá de la alegría. —Buena chica, Anastasia. Estás preciosa así. Bien hecho. Ponte de pie— le digo. Ella se pone de pie, manteniendo la cara hacia abajo como si lo estuviera instruido. —Puedes mirarme— le digo en voz baja. Ella mira a escondidas hacia mí mientras miro hacia atrás con intensidad, evaluándola, pero mis ojos se suavizan por la expresión de su rostro, que es una de temor y el deseo. Ella se da cuenta de que no tengo mi camisa. Puedo ver el deseo en su querer tocarme. Sus ojos se deslizan sobre mi torso notando lentamente el botón de la parte superior abierta de mis jeans. Ella toma una respiración encontrada aumentando mi deseo por ella. —Voy a encadenarte ahora, Anastasia. Dame tu mano derecha— le digo, y ella, obediente, me da la mano.

Me dirijo a su palma de la mano, y antes de que tenga la oportunidad de parpadear, aplasto el centro de la palma con una fusta que ella ahora nota. Sé que no le duele, pero es suficiente para despertar los sentidos. — ¿Cómo se siente? — Le pregunto con curiosidad. Parpadea en mí, confundida, como si mi pregunta no se registrara. —Respóndeme— ordeno. —Está bien— dice ella con el ceño fruncido. —No frunzas el ceño—: Ordeno. Ella parpadea y trata de mirarme impasible. El ceño desaparece de su rostro. — ¿Te hizo daño? — Le pregunto. —No— dice sorprendida. —En realidad no me dolió en absoluto, tal vez una pequeña picadura, no está mal. —Esto no va a doler. ¿Entiendes? — le digo. —Sí— responde en un tono incierto, cuestionando. —Lo digo en serio— le digo tratando de convencerla. Su respiración se crece, menos profunda en el entusiasmo y la anticipación. Le muestro la cosecha. Es de cuero trenzado marrón. Sus ojos dan un tirón hasta encontrarse con los míos, y son iluminados por el fuego y un rastro de diversión. —Nuestro objetivo es complacer, señorita Steele— murmuro. —Ven—. La tomo del codo y la traslado debajo de la rejilla. Llego y desmonto los grilletes con puños de cuero negro. —Esta red se ha diseñado de modo que las cadenas se muevan a través de la red— le señalo. Su mirada sigue mi mano extendida, con los ojos ampliándose.

—Vamos a empezar por aquí, pero quiero cogerte de pie. Así que vamos a terminar por la pared de allá— le digo señalando con la fusta a donde la gran X de madera está en la pared. —Pon tus manos sobre tu cabeza— ordeno a lo que obedece de inmediato y de forma automática. Está fascinada. Me mira con asombro, emoción, entusiasmo y confianza en sus ojos. No la defraudaré. Estoy muy cerca de su cuerpo mientras aprieta los puños. Su mirada está al nivel con mi pecho mirándome. Oigo su inhalación de mi olor. Doy un paso atrás y miro fijamente. Desde que la conocí, la quería aquí, en esta posición. En este momento, ella es tan putamente caliente, apenas puedo mantener mi expresión encapuchada, salaz, la expresión carnal fuera de su mirada impotente... toda a mi merced. Pero no se trata sólo de querer tenerla en mis señas, o simplemente a su mierda, eso no es todo, aunque Dios sabe que está siempre presente. ¡Pero he esperado lo suficiente por ella para llenar mi deseo! Mi mirada se refleja ese anhelo, cuando miro a su hermoso rostro. Poco a poco camino alrededor de ella, admirándola. —Te ves muy bien atada, señorita Steele. Y tu boca inteligente, tranquila por ahora. Me gusta eso—. De pie delante de ella otra vez, engancho mis dedos en sus bragas, y a un ritmo muy lento, pero sensual, las quito abajo por sus piernas, despojándolas con agónica lentitud, pero al final del juego termino de rodillas en frente de ella. Sin apartar la mirada de la de ella, crujo sus bragas en la mano, las llevo hasta mi nariz e inhale profundamente. Sus ojos se agrandaban con asombro. Sonrío ante su reacción y meto las bragas en el bolsillo de mis jeans. Me levanto del suelo perezosamente, como un felino de la selva, y el punto final de la fusta en su ombligo, tranquilamente dando vueltas, con placer atormentarla. Tan pronto como el cuero de la fusta la toca, ella se estremece y jadea. Camino a su alrededor de nuevo arrastrando la fusta alrededor de la mitad de su cuerpo. Después de realizar una segunda vuelta alrededor de su delicioso cuerpo, chasqueo la fusta rápido como una mordedura de serpiente, y la golpeo por debajo de su trasero... contra su sexo.

Este sorprendente ataque la hace gritar de sorpresa ya que todas sus terminaciones nerviosas están atentas. Ella tira contra las restricciones. Se trata de un extraño dolor, placer dulce, una sensación indescriptible que es una primera experiencia para ella. —Tranquila— le susurró al oído frotando mi nariz mientras camino alrededor de su cuerpo de nuevo, arrastrando la fusta ligeramente superior alrededor de la mitad de su cuerpo. Esta vez, cuando la azoto contra ella en el mismo lugar, ella está lista y anticipando la sensación de ella. Su cuerpo se convulsiona en el dulce, bocado escozor, ella rueda la cabeza hacia atrás, y su boca hace una forma de O como si por un momento dejara su cuerpo. Hago mi camino alrededor de su cuerpo de nuevo, pero esta vez toco ligeramente la fusta en su pezón haciendo tirar la cabeza hacia atrás, mientras sus terminaciones nerviosas cantan. Golpeó el otro y ambos pezones se endurecen y alargan por el asalto, y ella gime en voz alta, tirando los puños del cuero. — ¿Se siente bien? — Respiro. —Sí— responde despertando. La golpeé en las nalgas esta vez como castigo. —Sí, ¿qué? — Pido firmemente. —Sí, señor— ella gime. Me detengo, y ella tiene los ojos cerrados mientras está tratando de absorber la gran cantidad de sensaciones que su cuerpo está experimentando. Muy lentamente, lanzo pequeños latigazos, mordiendo la fusta por su vientre, hacia el sur llegando finalmente a su clítoris donde el asalto la hace llorar a gritos. —Oh... ¡por favor! — Ella gime. —Tranquila— le ordeno, y golpeó su trasero de nuevo como castigo.

Y de repente, estoy arrastrando la fusta contra su sexo, a través de su vello púbico, a la entrada de su vagina. —Ve lo mojada que estás por esto, Anastasia. Abre tus ojos y tu boca— le ordeno y ella hace lo que le digo, completamente seducida. Empujo la punta de la fusta en la boca. —Ve como sabe. Chupa. Chupa bebé— ordeno y ella cierra su boca alrededor de la fusta, cuando bloqueo de nuestros ojos. Mis ojos se están abriendo por esta mujer increíble, y estoy completamente en mi propio elemento. Tiro de la punta de su boca, y doy un paso hacia adelante y la agarro y la beso con fuerza, mi lengua invadiendo su boca. Envolviendo mis brazos alrededor de ella, tiro de ella contra mí, mi pecho aplastando el suyo, sus manos sobre ella. —Oh, Anastasia, sabes tremendamente bien— respiro. — ¿Debo hacerte venir? — Le pido con voz ronca. —Por favor— ella pide. Hago a la fusta golpear su nalga. Ella grita. —Por favor, ¿qué? — Le pido con firmeza. —Por favor, señor— ella gime. Le sonrío victorioso. — ¿Con esta? — Pido llevando la fusta hasta el nivel de sus ojos. —Sí, Señor. — ¿Está segura? — La miro con severidad. —Sí, por favor, señor— ella pide. —Cierra los ojos— ordeno a lo que obedece inmediatamente.

Empiezo con pequeños azotes, moviendo la fusta contra su vientre al principio y luego me muevo hacia abajo, suaves pequeños azotes contra su clítoris, una vez, dos veces, una tercera vez, cuarta, quinta, sexta vez... Una y otra vez, hasta que, finalmente, ella pasa por completo y viene con fuerza, flaqueando débilmente. Mis brazos se envuelven alrededor de ella de inmediato su cuerpo cuando sus piernas ceden. Ella está completamente disuelta en mis brazos, su cabeza contra mi pecho. Ella está gimiendo y lloriqueando cuando las secuelas de su orgasmo recorren su cuerpo. Yo la levanto y rápidamente la muevo mientras sus brazos aún están atados por encima de su cabeza, de espaldas a la de la cruz pulida. Sólo puedo tomar tanto de verla, hago estallar los botones de mis jeans. La dejo en contra de la cruz por un breve momento y rasgo el envoltorio del condón y lo enrollo en mi longitud, luego envuelvo mis manos alrededor de sus muslos la levantó de nuevo. —Levanta las piernas, bebé, envuélvelas alrededor mío— ordeno. Ella obedece envolviendo sus piernas alrededor de mis caderas, me coloco debajo de ella, entrando en ella con un empuje, y estoy dentro, mi lugar favorito en todo el universo. Ella grita, gimiendo. Mis gemidos son sofocados por su oído. Sus brazos están descansando en mis hombros y yo confío en ella repetidamente, profundamente. Una y otra vez, por último, mi respiración se vuelve más dura cuando mi cabeza se inclina hacia abajo a su garganta. No puedo soportar más la acumulación mientras observo su orgasmo acercarse, e inevitablemente, se viene de nuevo en voz alta, y yo la sigo gritando mi liberación a través de los dientes apretados mientras mantiene su fuerza y cerca de mí. Tiro de ella de forma rápida y la dejo en el suelo contra la cruz mientras mi cuerpo está apoyando en el suyo. Le desabrocho sus esposas, y los dos nos acostamos en el piso completamente gastados. Pero todavía no he terminado con ella sin embargo...

Traducido y Corregido por Jesica

ien hecho, cariño— murmuro. — ¿Te hice daño? —No— ella apenas puede respirar una tampoco puede mantener los ojos abiertos.

respuesta;

— ¿Es lo que esperabas? — le susurro mientras ella me sostiene, mientras mis dedos empujan algunos mechones de pelo de la cara que escaparon. —Sí— responde ella cansada. —Ves, la mayor parte de tu miedo está en tu cabeza, Anastasia— le digo. Pero lo que quiero saber, es si ella querría volver a hacerlo. — ¿Lo harías de nuevo? — Pido vacilante. Hace una pausa por un momento, cansada. —Sí— ella contesta con una voz suave, y es mi perdición. ¡Yo realmente, realmente pienso, como me gusta esta mujer, con una extraña emoción, sin nombre, emoción elemental! La abrazo con fuerza.

—Bueno. Y yo— me quejo, luego me inclino y beso suavemente la parte superior de su cabeza. —Y no he terminado contigo— le digo, porque he estado esperando que ella fuera a esta habitación durante días, no semanas. Sus ojos se están cerrando cuando estoy envuelto alrededor de ella. Se da vuelta de cara en mi pecho, e inhala profundamente, pero ese movimiento me pone tenso. Ella abre los ojos y me mira. Miro hacia abajo una mirada de advertencia. —No— yo respiro con ella y ella vuelca y me mira, anhelo derritiendo mi corazón oscuro. —Arrodíllate junto a la puerta— le ordeno. De alguna manera, mi voz se enfría debido a este hecho jodido en mí. Mi límite duro es violado, y trato de ganar la compostura. Ella torpemente se levanta en una posición de pie y se escabulle hacia la puerta y se arrodilla con las instrucciones, temblorosa y cansada. Me muevo alrededor de ella, pero ella esta tan cansada, con los párpados pesados, su cabeza está caída en el sueño. — ¿Tan aburrido soy, señorita Steele? — Pido haciéndola saltar despierta. Estoy de pie frente a ella con los brazos cruzados mirando hacia ella. Cuando sus hermosos ojos azules miran hacia mí, mi mirada se suaviza. Siempre hay algo en ella, que tira de las cuerdas de mi corazón. —Levántate— le ordeno y ella con cautela sube a sus pies. La miro y mi boca arqueando hacia arriba en una sonrisa. —Estás destrozada, ¿no es así? — Le pregunto. Ella asintió con timidez, ruborizada. —Aguante, señorita Steele— le digo. Es por eso que quiero que funcione. Estrecho mis ojos en ella. —No he tenido mi ración de usted todavía. Extiende las manos delante como si estuvieras rezando—. Ella parpadea a mí tratando de ver si me escuchó bien. — ¿Orar? — Ella pregunta confusa, como si este fuera el lugar más extraño para orar. Pero finalmente hace lo que se le dice.

Tomo una abrazadera de cables y la fijo alrededor de sus muñecas, apretando el plástico. Sus ojos vuelan a los mío con el reconocimiento. — ¿Se ven familiares? — le pregunto, incapaz de ocultar mi sonrisa. Ella mira boquiabierta hacia mí, cuando picos de adrenalina se clavan en su cuerpo de nuevo. Okay, eso tiene su atención, ella está completamente despierta. —Tengo unas tijeras aquí— digo sosteniéndolas para que ella vea. —Te puedo cortar esto en un momento— le digo para tranquilizarla. Ella trata de tirar de sus muñecas, probando sus ataduras, pero mientras trata de separarlas, el plástico se clava en la carne. Mientras ella no obligue a separar sus muñecas, ella va a estar bien, de lo contrario va a cortar en su piel. —Vamos— digo tomando sus manos atadas y llevándola a la cama con dosel. Ella se da cuenta de que tiene sabanas de color rojo oscuro en ella y un grillete en cada esquina, mira hacia mí con asombro curioso. —Quiero más, mucho, mucho más— me inclino y le susurró al oído. Y su corazón comienza a golpear rápidamente de nuevo. Ella está emocionada. —Pero voy a hacer esto rápido. Estás cansada. Sujeta el poste— le digo. Ella frunce el ceño, dándose cuenta de que ella no va a estar en la cama. Separa sus manos mientras agarra el poste de madera tallada. —Baja— ordeno. —Bien. No lo dejes ir. Si lo haces, te pego. ¿Entiendes? — Le advertí. —Sí, señor— dice ella como la niña buena que es. —Bien. Me coloco detrás de ella y agarro las caderas, y luego levanto rápidamente a ella hacia atrás, así ella está inclinada hacia adelante, sosteniendo el poste.

—No lo dejes ir, Anastasia— le advertí. —Voy a cogerte duro por detrás. Sostén el poste para soportar tu peso. ¿Entiendes? —Sí— dice ella, y golpeo a través de su trasero con la mano. —Ay...— dice, y luego modifica su afirmación murmurando—: Sí, señor— rápidamente. —Separa tus piernas— ordeno y pongo mis piernas entre las suyas, y la mantengo de sus caderas, empujo la pierna derecha hacia el lado. —Eso está mejor. Después de esto, voy a dejarte dormir— le digo. Llego y froto suavemente su espalda. —Tienes tanta piel hermosa, Anastasia— respiro cuando me agacho y la beso largo en su columna, besos ligerísimos suaves. Al mismo tiempo, mis manos se mueven alrededor de su frente, las palmas de mis manos en sus pechos, y atrapo sus pezones entre mis dedos y tiro suavemente. Ella ahoga un gemido, mientras todo su cuerpo responde, volviendo a la vida una vez más para mí. Me muerdo suavemente y chupo su cintura, tirando de sus pezones, y sus manos apretando en el poste de la cama tallada. Mis manos la sueltan, y tomo un paquete de condones, y arranco en el papel de aluminio, y saco mis jeans. —Tienes un culo tan cautivador, sexy, Anastasia Steele. Lo que me gustaría hacerle a él— digo deseoso. Mis manos suavizan y forman cada una de sus nalgas, mis dedos se deslizan hacia abajo, y deslizo dos dedos en su interior. —Así mojada. Nunca decepciona, señorita Steele— susurro, y no hay señal en mi voz. —Agárrate fuerte... esto va a ser rápido, bebé— le digo agarrando sus caderas me posiciono, y me paro detrás de ella y agarro sus caderas, y luego la levanto rápidamente hacia atrás para que ella se incline hacia adelante, sosteniendo el poste.

Me acerco a ella y agarro su trenza cerca del final y la envuelvo alrededor de mi muñeca hasta la nuca con la cabeza en su lugar. Muy poco a poco, con facilidad entro en ella, tirando de su cabello, al mismo tiempo... la lleno hasta el borde. La alivio lentamente, y mi otra mano agarra su cadera, sosteniéndola con fuerza, y luego me estrelló contra ella, sacudiéndola hacia adelante. — ¡Espera, Anastasia! — Grito con los dientes apretados. Ella se agarra más fuerte alrededor del poste y empuja hacia atrás contra mí mientras yo continúo mi asalto implacable en ella una y otra vez, mis dedos clavándose en su cadera. Siento que ella está cada vez más débil con la nueva acumulación de otro orgasmo. Sigo moviéndome más o menos en contra de ella, dentro de ella, mi respiración agitada, gimiendo, gimiendo. Oigo su respiración ponerse más dura, y gimiendo su cima inevitable de otro orgasmo demoledor, cuando llego al mío, y todavía, golpeo realmente profundo. —Vamos, Ana, dámelo— me quejo mi aliento me envía sobre el borde cuando ella llega al de ella. Como ambos nos gastamos estamos tirados en el piso, Anastasia encima de mí, de espaldas a mi frente. Acaricio su oído con mi nariz—: Levanta tus manos— le digo en voz baja. Ella sostiene sus brazos, y con una sola pasada de la tijera, corto el plástico, ceremoniosamente digo. —Declaro a esta Ana inaugurada— respiro. Se ríe con mi declaración y se frota las muñecas, ya que está en libertad. Su risa me hace sonreír, es el sonido más hermoso en la tierra, porque significa que es feliz, y me hace mucho oír su risa, despreocupada y alegre. —Ese es un sonido tan hermoso— le digo con aire taciturno. Me siento culpable y triste, de repente, de que ella no es tan despreocupada como podría ser. Me incorporo súbitamente, llevándola conmigo para que una vez más esté sentada en mi regazo. —Eso es mi culpa— le digo y moviéndola de un modo que pueda frotar sus hombros y brazos que habían estado con dolor de nuestro paseo de la alegría. Masajeo suavemente. Ella se vuelve hacia mí tratando de descifrar el significado detrás de mi última lamentación.

—Que no te rías más a menudo— le digo con voz triste. —No soy muy buena riendo— murmura adormilada. —Oh, pero cuando sucede, señorita Steele, es una maravilla y una alegría para la vista— le digo con mis ojos brillantes. —Sr. Grey, eso es muy florido— murmura, apenas tratando de mantenerse despierta mientras sus ojos están caídos. —Yo diría que estás bien jodida y con necesidad de dormir— digo con un brillo travieso en los ojos. —Eso no fue florido en absoluto— refunfuña juguetonamente. Le sonrío cuando la levanto de encima de mí, de pie desnuda. Recojo mis jeans, deslizándome de nuevo en ellos. —No quiero asustar a Taylor, o la señora Jones, para el caso— murmuro juguetonamente. Me agacho para ayudarla a ponerse de pie y la llevó hasta la puerta. Detrás de la puerta está la bata gris que colgué antes. Felizmente la visto como un padre viste un niño pequeño. Ella está completamente gastada; sus miembros no tienen fuerzas suficientes para levantarse. Cuando está toda cubierta y respetable, me inclino y la beso suavemente, sabiendo que ella ha sido mía completamente, y sólo mía, me hace más allá de ponerme alegre, y me complace enormemente que se refleje en mi sonrisa. —Cama— le digo. Y la expresión de asombro en su rostro me hace sonreír... Otra expresión que no tiene precio. —Para dormir— agrego tranquilizador. La levanto y sigue acurrucada contra mi pecho a su dormitorio, donde fue examinada por el Dr. Greene hoy. Su cabeza cae contra mi pecho en el agotamiento. Retirando el edredón, la acuesto y, subo a su lado y estrechándola cerca, que es algo que quería hacer desde ayer. —Duerme ahora, preciosa niña— le susurro besando su cabello. Y cuando ella se acurrucó en mis brazos, los dos nos dejamos llevar por el sueño.

Me despierto antes que ella cuando el sol se está poniendo. Miro a su estado completamente saciado y relajado, durmiendo en mis brazos. Podría verla durante horas. Se ve tan tranquila en su sueño. Mientras trato de mover el brazo lejos de ella, se agita inquieta, como si algo le estuviera molestando. Froto su cabello, y la acaricio, la beso en la parte superior de la cabeza al instante calmándola. Ella se relaja. Se ha consolado por mi presencia, como me consuela la suya. El pensamiento me hace suspirar con asombro. Ella es mi pareja perfecta. Finalmente le libero de mis brazos, y lentamente me muevo, cubriéndola. Su brazo se mueve buscándome. Poco a poco voy hasta la puerta, y escucho su voz clara como campana: — ¡Christian, no te vayas! Empiezo diciendo—: Yo sólo estoy...— pero me doy cuenta de que ella está completamente dormida. Está hablando en sueños. —Por favor...— murmura preocupada. Se revuelve inquieta en la cama. — Te amo...— y gime, como si algo le estuviera haciendo daño. Vuelvo a la cama manteniéndome por encima de las sabanas, me acuesto a su lado. Froto su pelo de nuevo, relajándola. ¿Ella ama a qué? O más bien ¿quién? Poco a poco muevo mi brazo lejos de su torso, una vez que ella se relajó de nuevo cae en sueño profundo. Me acerco de puntillas a la puerta. Entonces oigo su voz con toda claridad... que me detiene en seco: — ¡Te amo Christian! No me dejes...— ella declara en su sueño. Mi boca está bien abierta, me siento en una silla en la esquina y la miro fijamente. ¿Qué debo hacer con esta información? ¡Ni siquiera puedo empezar a procesarlo! No soy digno de su amor... de cualquier amor. ¿Qué fue lo Elena dijo sobre el amor? "¡Que es una emoción inútil! Esto erosiona el control..." Voy a terminar rompiendo su corazón... ¡Mierda!

Confundido, eufórico, alegre, sorprendido, poco a poco dejo su habitación perdido en pensamientos para tomar una ducha y prepararme para la noche. Después de tomar mi ducha me visto, y le hago a Anastasia una bebida con jugo de arándano y Perrier. La llevo a su habitación, y la pongo sobre la mesa de su lado. Espero que ayude a darle un poco de energía y que se despierte. Despierto a Anastasia cepillándole suavemente mis labios sobre su sien y la besó con ternura, pero ella está demasiado cansada, y quiere permanecer dormida. Gime y se entierra en su almohada. —Anastasia, despierta—. Digo suavemente, engatusándola. —No— ella gime. —Tenemos que salir en media hora para la cena en casa de mis padres—. Digo divertido. Ella abre los ojos a regañadientes. Sus ojos parpadean al cielo exterior. Es el anochecer. Me inclino, mirándola fijamente. —Vamos dormilona. Levántate—. Me agacho y la beso de nuevo. —Te he traído una copa. Estaré abajo. No vuelvas a dormirte o vas a estar en problemas— amenazo, pero mi tono es suave. La beso brevemente y dejo la habitación. Tengo mi iPod atracado en mi estéreo con Frank Sinatra cantando. Estoy en mi camisa de marca de lino blanco y pantalones de franela gris colgando de mis caderas. Miro fuera de mi ventanal, mirando la silueta de Seattle en la noche que se acerca. Mi mujer está en mi casa, preparándose para ir a casa de mis padres conmigo. Es una sensación extraña, pero luego extrañamente reconfortante. Sin embargo, otra señal de que la distingue como la mía. Siento su presencia antes de verla. Ella me admira.



Perrier: Perrier es una marca francesa de agua mineral carbonatada embotellada procedente del manantial des Bouillens, conocido desde 1903 como manantial Perrier, en Vergèze, Gard.

Lo puedo sentir de la energía que sacude entre nosotros cada vez que estamos en la presencia del otro. Me doy vuelta y le sonrío. Ella está bien vestida, menos por supuesto, la ropa interior la cual se encuentra ahora en el cautiverio de mi bolsillo. Quiero que ruegue por ella. Vamos a ver cómo va a responder a mi pequeño juego. —Hola— dice ella, igualando mi sonrisa. —Hola— le digo de nuevo a ella. — ¿Cómo te sientes? — Pregunto vertiginoso, divertido. —Bien, gracias. ¿Tú? — Ella pide. No podría estar mejor. —Me siento muy bien, señorita Steele— respondo. A la espera de que ella me pregunte por sus bragas. —Frank... Hmm. Nunca te imaginé por un fan de Sinatra— dice ella con curiosidad, sorprendiéndome. Levanto una ceja en respuesta. —Gusto ecléctico, señorita Steele— murmuro, y camino hacia ella, de pie delante de ella con una mirada intensa. Me doy cuenta de que su respiración tira, cuando ve mi postura. Cuando Sinatra comienza cantando Witchcraft, trazo su cara con las yemas de los dedos hasta su cuello. Ella cierra los ojos en éxtasis. ¡De repente, quiero tenerla en mis brazos, y bailar con ella, como si no hubiera mañana! —Baila conmigo— murmuro con voz ronca. Tomo el control remoto de mi bolsillo, y subo el volumen. Ofrezco mi mano a Anastasia, y una vez más, me alegro de que ella esté aquí conmigo. Estoy con ganas de llevarla a mis brazos otra vez. Estamos embrujados entre sí, que puedo ver que mi sentimiento se refleja y es correspondido en sus ojos. Ella pone su mano en la mía extendida.

Tan pronto como su mano toca la mía, nuestra sacudida de conexión habitual comienza a correr a través. Con un renovado sentido del deseo, la pongo en mi abrazo, curvando el brazo libre alrededor de su cintura, y empezamos a bailar. Ella extiende y pone su mano libre en mi hombro, y me sonríe. Sólo somos dos personas jóvenes, juguetonas, disfrutando el momento. Giramos desde la ventana de la cocina que abarca el espacio grande, girando y girando, y girando al compás de la música. Ella sigue mi ejemplo mientras nos deslizamos en torno a la mesa del comedor, hacia el piano, y hacia atrás y hacia delante en frente de la pared de vidrio, ya que Seattle brilla en sus luces brillantes. Es la hora de las brujas, con esta mujer fascinante, en este paisaje cautivador, con una silueta de Seattle llenando completamente el fondo, mi mujer en mis brazos, bailando un tema fascinante, cantado por una voz hechiceramente aterciopelada... Ella se ríe de alegría absoluta, cautivada por todo lo que soy, no puedo ayudarme a mí mismo, pero sonrío hacia su murmullo: —No hay ninguna bruja más agradable que tú, y la beso dulcemente. —Bien, esto ha traído un poco de color a sus mejillas señorita Steele. Gracias por el baile. ¿Vamos a conocer a mis padres? —De nada, y sí, no puedo esperar para conocerlos— responde ella sin aliento. — ¿Tienes todo lo que necesitas? — Le pregunto con significado. Todavía tengo las bragas en mi bolsillo, y en espera de su mendicidad por ellas. —Oh, sí— responde dulcemente batiendo sus pestañas. — ¿Está segura? — Pruebo. Ella asiente con indiferencia bajo mi mirada intensa. Estoy completamente divertido por su despreocupación.

¿Quieres ir a la casa de mis padres en un culo desnudo? ¡Anastasia Steele, eres otra cosa! No puedo seguir más y mi cara se divide en una enorme sonrisa, y niego con la cabeza. —Está bien. Si esa es la forma en que desea jugar señorita Steele— digo cogiendo su mano, recojo mi chaqueta que está colgada en uno de los taburetes de la barra, y la llevo al vestíbulo del ascensor bajando al garaje. Cuando estamos en el ascensor, mira fijamente los movimientos de mi cara. Sé que ella no tiene nada debajo de su vestido hermoso, y me gustaría ver lo lejos que ella va a manejarse con eso. Creo que la idea es caliente. Ella va a la casa de mis padres sin nada debajo del vestido. Sabiendo lo tímida que es, apuesto a que está lamentando esa decisión ahora. Mi mente se tambalea con los tipos de juegos que puedo hacerla pasar por esta noche. ¡Oh, nena, la causante de esto y mi objetivo es jugar! Vamos a ver hasta dónde tú puedes jugar... El ascensor desciende rápidamente y sin problemas. Pero la carga usual entre nosotros se acumula de nuevo, y mi recuerdo vuelve al ascensor del Hotel Heathman. Algún día, voy a follarla en el ascensor, pero no ahora. Siento que mis ojos se oscurecen con el deseo por ella cuando bloqueamos nuestros ojos. Pero, los golpes de las puertas del ascensor se abren, y la magia todavía está colgando en el aire. Cierro los ojos y trato de sacudir las nubes lejos de mi cabeza. Hago un gesto para que salga antes que yo de los ascensores de manera caballerosa, pero no hay nada caballeroso en mis pensamientos acerca de ella. ¡Y ella lo sabe! Taylor hace subir el Audi SUV. Abro la puerta trasera para Anastasia, y ella trata de trepa en el interior tan dama como sea posible tratando de no mostrar su culo desnudo. El vestido púrpura es pegajoso, y se cuelga en la parte superior de las rodillas. De lo contrario, habría estado demasiado celoso. Aceleramos a la autopista I-5, los dos en silencio durante un rato. Mi mente es como un tornado.

Miro desde mi ventana a la ciudad oscureciendo sentado junto a la mujer que me cautivó en las últimas semanas. Ahora voy a llevarla a conocer a mi familia... oficialmente, como mi novia. ¿Qué me está pasando? Ella me gusta muchísimo. No puedo ordenar mis sentimientos por ella. En una mano, me gusta mi independencia. Me gusta mi dominio. ¿A quién le estoy mintiendo? ¡Yo amo a mi dominio, no creo que pueda renunciar a él! Me encanta mi estilo de vida... Pero entonces aquí está amenazando todo lo que he llegado a conocer y amar con su frágil, femenina, sin esfuerzo. ¡Si no estoy a su alrededor, soy miserable! Hago a todo el mundo miserable. Me encuentro a mí mismo pensando en ella cada minuto del día, y en mi sueño. ¡Tengo estas emociones sin nombre que me están volviendo loco! ¡Me pongo celoso incluso cuando alguien menciona su nombre! Como si fuera algo sagrado de lo que no deben hablar sin tener abluciones de un mes. ¿Qué hace ella en mí? Estoy perdido en mí mismo, y ahogándome en mis pensamientos. Anhelo por ella a pesar de que está sentada a mi lado. — ¿Dónde aprendiste a bailar? — Me pregunta con una voz suave, vacilante. Esto me lleva fuera de mis ensueños, pero no ahoga mi miseria. Vuelvo la mirada hacia ella, la tristeza cubre mis ojos. — ¿De verdad quieres saberlo? — le contesto en voz baja. No puedo verla bien en la oscuridad, pero la luz que pasa brilla una mirada a su rostro cayendo. —Sí— murmura a regañadientes. —La Sra. Robinson era aficionada a bailar— le digo. Ella suspira. —Debe de haber sido una buena maestra— ella responde. —Ella lo fue— digo la verdad, en voz baja. Trato de ver su rostro en la oscuridad.

Algunas emociones tristes parpadean a través, pero luego veo un atisbo de sonrisa. Sus manos se frotan las muñecas reflexivamente. Ella debe estar pensando en nuestro enlace de la tarde. Su mirada cae otra vez, y fija su vista fuera de la ventana, y se pierde en un pensamiento triste por su cuenta. No quiero que se sienta lástima por mí. Ella se preocupa por mi relación pasada con Elena. Ella es mi pasado ahora. Inhala una bocanada tartamuda como si estuviera apenas sosteniéndose sobre sus emociones. — ¡No! — murmuro. Vuelve la cabeza hacia mí. —No, ¿qué? — Ella pregunta confundida. —El pensar las cosas en exceso, Anastasia— digo, incapaz de resistirme a su atracción. Extiendo la mano, la agarro, y la llevo a mis labios y la beso en los nudillos suavemente. —He tenido una tarde maravillosa. Gracias—. Digo. Ella parpadea hasta mí, y sonríe tímidamente. — ¿Por qué utilizas una abrazadera de cables? — me pregunta susurrando haciéndome sonreírle. —Es rápido, fácil y algo diferente para que sientas y experimentes. Sé que son bastante brutales, y me gusta eso en un dispositivo de contención— le digo sonriendo. —Muy eficaz en mantenerte en tu lugar. Ella vuelca con nerviosismo mientras su mirada mira por encima de Taylor. Está impasible y sus ojos están en el camino. Taylor había conocido mi estilo de vida desde el primer día. Es mi empleado más confiable, y responsable de mi seguridad personal. Todo esto es parte del paquete que soy. Me encojo de hombros. —Todo es parte de mi mundo Anastasia— le digo, apretando su mano, y luego dejándola ir, y miro por la ventana. También ella vuelve la cabeza y mira por la ventana, perdida en sus pensamientos. Me vuelvo para mirarla. Todo lo relacionado con sus tirones y tirones en mis cuerdas del corazón. Ella se ve como si estuviera encerrada, sofocada. Siente mi mirada en ella y vuelve la cabeza para mirarme.

— ¿Un penique por tus pensamientos?—Le pregunto. Suspira y frunce el ceño. —Tan mal, ¿eh? —Me gustaría saber lo que estabas pensando— dice sorprendiéndome. Sonrío hacia ella. —Ídem, cariño— le digo en voz baja. Cómo me gustaría saber lo que estabas pensando. Por último, el paisaje cambia, y poco antes de las ocho, el Audi conduce a la entrada de la mansión de estilo colonial de mis padres. Es un lugar de ensueño. — ¿Estás lista para esto? — Le pregunto cuándo nos detenemos a la puerta. Ella asiente con la cabeza, y le doy a su mano otro apretón tranquilizador. Está nerviosa, conocer a los padres de un chico por primera vez, pero de nuevo, es la primera vez para mí también. —Es la primera vez para mí, también— le susurro y sonrío con malicia, sabiendo ahora que ella está, probablemente, lamentando no tener nada de ropa interior. —Apuesto a que desearías llevar tu ropa interior en este momento— le susurro burlándome de ella. Ella se sonroja como una remolacha. Taylor ha salido de la puerta y abre la puerta de Anastasia. Ella frunce el ceño y sonrío ampliamente a cambio, saliendo del coche. Mi madre, la Dra. Grace Trevelyan-Grey está en la puerta esperándonos. Ella está en un vestido de seda azul pálido con elegancia sofisticada. Detrás de ella está mi padre en su alto, rubio y apuesto porte. —Anastasia, ya conoces a mi madre, Grace. Este es mi papá, Carrick— presento a mis padres a ella. —Sr. Grey, es un placer conocerle— sonríe y estrecha la mano tendida.

—El placer es todo mío, Anastasia— él responde educadamente. —Por favor, llámeme Ana—. Sus ojos azules se ablandan. —Ana, qué alegría verte de nuevo— dice mamá envolviendo sus brazos alrededor de Anastasia. —Entra, querida. — ¿Está aquí? — Escuchamos un chillido desde dentro de la casa. Por supuesto que es Mía. —Eso sería Mía, mi hermana pequeña— le digo, irritado, pero con amor. La amo más de lo que me irrita. Efectivamente, Mía viene a toda velocidad por el pasillo, de pelo negro, alta y curvilínea. — ¡Anastasia! He oído hablar mucho de ti—. Ella dice abrazándola con fuerza. —Ana, por favor— murmura cuando Mía la lleva al vestíbulo. —Nunca ha traído una chica a casa antes— dice Mía con sus ojos azul oscuro iluminados por la emoción. —Mía, cálmate— mi madre le amonesta. —Hola cariño— me saluda mientras me besaba en las mejillas. Sonrío hacia ella, y estrecho la mano de mi padre. Todos nos volvemos y nos dirigimos a la sala, mientras que Mía todavía está agarrando la mano de Anastasia. Cuando entramos en la sala de estar elegantemente decorada, nos encontramos con Kate y Elliot abrazados juntos en un sofá, sosteniendo copas de champán. Cuando Mía finalmente libera mano de Anastasia: — ¡Hola Ana! — Kate sonríe radiante —Christian— asintiendo de manera cortante. —Kate— regreso formalmente. Anastasia frunce el ceño ante nuestro intercambio.

Elliot, el abusador, agarra a Anastasia en un abrazo que todo lo abarca. Yo estoy al lado de Anastasia envolviendo mis brazos alrededor de ella colocando posesivamente la mano en su cadera; extiendo mis dedos y tiro de ella para mí. Todo el mundo está mirando, a nosotros. Anastasia se siente incómoda. — ¿Bebidas? — Mi padre pregunta finalmente recobrándose después de ver la confirmación de que su hijo no es gay. — ¿Prosecco? —Por favor— Anastasia y yo hablamos al unísono. Esto es extraño. Mía palmea sus manos en nuestra respuesta sincronizada. —Están incluso diciendo las mismas cosas. Voy por ellos— dice ella, rápidamente saliendo de la habitación. Anastasia se ruboriza. Cuando ella mira hacia atrás a Kate y Elliot de nuevo, su mirada cambia. Se entristece, consigue una mirada triste y deprimida. ¿Qué ha pasado? ¿Por qué está molesta? —La cena está casi lista— dice mi madre mientras sigue a Mía fuera de la habitación. La miro fijamente, y frunciendo el ceño al ver su expresión. ¿Qué está mal? ¿Por qué está molesta? —Siéntate— le ordeno apuntando a un sofá de felpa. Ella hace lo que se le dice, cruzando cuidadosamente sus piernas. Me siento a su lado, pero no la toco. —Estábamos hablando amablemente.

de

las

vacaciones,

Ana—

dice

mi

padre

—Elliot decidió seguir a Kate y su familia a Barbados por una semana—. Cuando miramos a Kate, ella está sonriendo en absoluta delicia. — ¿Estás tomando un descanso una vez que hayas terminado tu carrera? —Pregunta mi padre. —Estoy pensando en ir a Georgia por un par de días— responde ella.



Prosecco: Es un vino blanco italiano, generalmente un vino espumoso seco o extra seco; hoy en día solo se elabora a partir de la variedad de uvas Glera, anteriormente conocidas como uvas Prosecco.

Estoy completamente sorprendido, mirando a Anastasia boquiabierto. Esto es nuevo para mí. ¿Por qué no me lo ha mencionado alguna vez? ¿Cómo puedo manejar su ausencia? ¿Ella está huyendo de mí? Ahora pienso de su mensaje para mí en su e-mail, si tuviera la mitad de la mente, habría corrido a Alaska. ¿Es esta su versión de huir? — ¿Georgia? — Murmuro interrogante. —Mi madre vive allí, y yo no la he visto en mucho tiempo— responde ella. — ¿Cuándo estabas pensando en ir? — Le pido en voz baja, apenas controlada. Mi nivel de ansiedad se ha disparado muchas veces por encima de mi límite tolerable. —Mañana, tarde en la noche— ella responde, yo estoy tratando de procesar esa información. ¡En este momento, quiero tomarla, azotarla, y follar como si no hubiera mañana! Apenas puedo contenerme en mi asiento con la compañía alrededor. Mi mirada se fija en ella. Mi hermana Mía se pasea de nuevo en la sala de estar, y en cada una de sus manos hay copas de champán llenas de Prosecco pálido rosa. — ¡A tu buena salud! — Mi padre levanta su copa. No me importa un carajo. ¡Mierda! ¡Se va! ¡Ella está corriendo! ¡Mierda! ¡Doble mierda! Apenas puedo controlar mi respiración. ¿Cómo puedo estar sin ella? — ¿Por cuánto tiempo? — Le pido con voz engañosamente suave. Es todo lo contrario. Estoy más que enojado. —No lo sé todavía. Dependerá de cómo mis entrevistas vayan mañana. Mi mandíbula se aprieta, y Kate la: Trituradora – Pelotas, consigue una expresión entrometida en su cara. ¡Mierda! ¡Me importa poco de ella ahora mismo!

—Ana se merece un descanso— dice ella fijamente a mí, el antagonismo se filtra a través de ella. — ¿Hay entrevistas? — Mi padre le pregunta. —Sí, señor, para pasantías en dos editoriales mañana— responde Anastasia. —Le deseo lo mejor de las suertes. —La cena está en la mesa— mi madre anuncia. Estamos todos. Kate y Elliot siguen a mi papá y Mía fuera de la habitación. Cuando Anastasia se prepara para seguir, la agarro del codo, llevándola a detenerse bruscamente. — ¿Cuándo ibas a decirme que te ibas? — Le pido con urgencia. Mi tono está cubriendo suavemente mi rabia apenas contenida, a punto de estallar. —Yo no me voy. Voy a ver a mi madre, y sólo estaba pensando en eso— ella responde. — ¿Qué hay de nuestro acuerdo? — Le pido con fervor. Pensé que hicimos un trato. —No tenemos un acuerdo todavía— responde. Mis ojos se estrechan, estoy listo para castigarla, pero, este no es el lugar para ello, y ella no ha firmado todavía. ¡Maldita sea! Tomo su codo, y la conduzco fuera de la habitación. —Esta conversación NO ha terminado todavía— le susurro amenazante a medida que entramos en el comedor. ¿Qué más va a llevar esta noche? Estoy molesto, tenso, irritado, confinado, y ahora mismo, me gustaría golpear la mierda fuera de ella, y su mierda por si acaso. ¡Mierda!

¡Respira, Grey, respira! Me recuerdo a mí mismo cuando tiro de la silla de Anastasia junto a la mía, mientras mis ojos siguen fijos en ella, mirándola como un halcón. No puedo dejar que se me escape, y ella está huyendo de mí. Ni siquiera iba a decirme. ¡Mierda! ¡No puedo respirar! Cierro los ojos, y cuento... muy lentamente... Uno… dos... tres... cuatro... cinco... seis... siete... ocho... nueve... diez... Aún no hay alivio... ¡Mierda! Trago. Diez de nuevo... Diez... nueve... ocho... siete... seis... cinco... cuatro... tres... dos... uno... Mi respiración es fácil. Me doy cuenta de Mía tomando asiento junto a mí, y tomando mi mano, apretándola con fuerza, sacándome de mis ensoñaciones. Le sonrío cálidamente. Alivio temporal me inunda... hasta que miro hacia atrás a Señorita Independiente de nuevo.

Traducido y Corregido por Jesica

lla mira hacia mí. Mía rompe nuestra mirada con una pregunta. — ¿Dónde conociste a Ana? — Ella pide. —Ella me hizo una entrevista para la revista de estudiantes de WSU— respondo. —La que edita Kate— añade Anastasia. Mía mira a Kate que está sentada frente a Elliot y la conversación va en la dirección de la revista estudiantil. —Vino, Ana— pregunta mi padre. —Sí, por favor— ella responde sonriendo. Mi papá llena el resto de los vasos. Anastasia echa una ojeada hacia mí, mientras me dispongo a mirarla, con la cabeza inclinada hacia un lado. Todavía estoy irritado con la revelación anterior.

— ¿Qué? — Le pregunto. —Por favor, no te enojes conmigo— susurra. —No estoy enojado contigo— le digo, pero eso no es cierto. Estoy hirviendo... loco. Ella lo sabe, y me mira fijamente. Me lee bien. Suspiro. —Sí, estoy enojado contigo—. Cierro los ojos un momento para calmar mi enojo. — ¿Enojado como palma inquieta? — Me pregunta nerviosamente con voz susurrante. — ¿Qué están murmurando? — Kate la: Tritura - Pelotas pregunta, metiendo su pequeña nariz en donde no pertenece. Anastasia se ruboriza y yo la miro haciendo que salga de nuestra conversación al tope. Estoy ocupándome de mis asuntos lo que deberías estar haciendo. —Sólo sobre mi viaje a Georgia— Anastasia responde dulcemente tratando de difundir la tensión creada entre nosotros. Kate sonríe, y algún perverso pensamiento cruza su mente. Me pregunto lo que la pequeña bruja está haciendo. — ¿Cómo estaba José cuando fuiste con él al bar el viernes? ¿Qué carajo? ¿Salió con el fotógrafo cuando ella iba a salir conmigo? ¿Estoy siendo traicionado? Yo no salgo con nadie más, ¿por qué está saliendo con el fotógrafo sabiendo cómo me siento al respecto? Sabiendo lo celoso que me pongo con ese hijo de puta... ¿Cómo podía hacerme eso a mí? ¿Cuánto más puedo manejar esta noche? ¿Va a darme un ataque al corazón, y me enviara a la tumba antes de tiempo? ¡Estoy enojado y con la palma inquieta! ¡Pensar que tengo que conocer este pedacito de información de la trituradora de bolas misma, y no de Anastasia! ¡Mierda! Mi ira es como una olla a presión. ¡Voy a explotar si no dejo salir un poco de vapor!

—Estaba bien— murmura Anastasia que confirma mis sospechas. ¡Ella se fue con él! Me inclino hacia ella, y le susurro. —Enojado y con la palma inquieta —le digo con el volcán de emociones apenas contenido. —Sobre todo ahora— le digo en un tono tranquilo y mortal. Ella se retuerce en su asiento. Mi madre vuelve a aparecer con dos platos con Gretchen detrás de ella con las bandejas. El teléfono suena, y mi padre se excusa para contestar el teléfono. Mi madre le pide a Gretchen que deje la bandeja en la consola. Mientras tanto Anastasia observa al personal con ojos inquisitivos y celosos. Entonces ella frunce el ceño y, finalmente, mira sus manos en su regazo. Mi padre vuelve de nuevo a la sala de comedor. —Llamada para ti, querida. Es el hospital— dijo a mi mamá. —Por favor, comiencen todos— mi madre invita a los huéspedes y sonríe mientras sale de la habitación. Anastasia frunce el ceño, pero ella tiene un apetito esta tarde muy probablemente causado por las actividades sexuales de esta tarde que ha hecho conmigo. Mi madre vuelve unos minutos después, y mi padre se pregunta si todo está bien a la que mi madre responde suspirando —otro caso de sarampión. —Oh no— es la respuesta de mi padre. —Sí, un niño. El cuarto caso de este mes. Si la gente sólo consiguiera que sus hijos sean vacunados— dice sacudiendo la cabeza con tristeza, y agrega—: Estoy muy contenta de que nuestros hijos nunca pasaron por eso. Nunca cogieron nada peor que la varicela, gracias a Dios. Pobre Elliot— dice mientras se sienta y sonriente a mí hermano. El ceño de Elliot es puesto en el lugar, se retuerce incómodo. —Christian y Mía fueron afortunados. Lo tuvieron tan suavemente, lo tuvieron muy levemente— a lo que Mía, se ríe y yo pongo los ojos. Elliot quiere seguir adelante lejos del tema actual.

—Entonces, ¿Viste el juego de los Mariners papá? — pregunta, y el tema se cambia. Echo un vistazo a Anastasia y ella está comiendo de todo corazón lo que me gusta. Elliot, mi padre y yo, cambiamos de tema al baloncesto. Nos gusta hablar de los deportes y los acontecimientos actuales. — ¿Cómo te estás asentando querida en tu nuevo apartamento? — Pregunta mi madre a Anastasia cortésmente sacándola de sus pensamientos. Ella habla de su mudanza, y cómo ella y Kate han estado agradecidas con Elliot por su ayuda. En ese momento, Gretchen entra en el comedor y limpia la mesa. Ella me toca mientras que pasa, y me doy cuenta que Anastasia entrecierra sus ojos en ella automáticamente. Mientras tanto Kate y Mía están hablando sobre Paris. — ¿Has estado en París, Ana? — Mía pregunta a Anastasia sacándola de sus pensamientos silenciosos. —No, pero me encantaría ir— ella responde a Mía. —Fuimos de luna de miel a París— dice mi madre sonriendo con cariño a mi padre, que sonríe a su vez. Se ven tan enamorados el uno del otro todavía. —Es una ciudad hermosa— Mía está de acuerdo con ellos, y añade, —a pesar de los parisinos. Christian, deberías llevar a Ana a París— Mía dice con firmeza. —Creo que Anastasia preferiría Londres— respondo en voz baja a su declaración. Recuerdo que me decía lo mucho que quería ver de dónde sus autores favoritos son. Se me hace difícil no tocar esta belleza a mi lado, y luego me sale este abrumador deseo de tocarla y amarla. Especialmente cuando sé muy bien que ella no tiene nada debajo de ese vestido. Pongo mi mano en su muslo. Todo su cuerpo se tensa en respuesta. ¡Ella se sonroja y se desplaza en su silla, y trata de alejarse de mí! No quiero que se me niegue.

¿Es por el fotógrafo? ¿Ella le desea en mi lugar? ¿Es por eso que se ha ido con él? Mi mano se abraza a su muslo, inmovilizándola. Ella está desconcertada, llega a su vino, en la desesperación. Quiero lo que es mío, donde quiera que esté. ¡Ella es mía! Gretchen llega con el plato principal: ternera Wellington. Nos sirve, y cuando ella está sirviendo a mi plato, Anastasia le da esta mirada venenosa a ella. Miro a Anastasia, curiosidad sin entender su reacción a la ayuda. Si le gusto, y se pone celosa de mí, ¿por qué me niega lo que es mío? — ¿Así que, que es lo que estaba mal con los parisinos? — Elliot pregunta a Mía. — ¿Es que no caen bajo tus encantos? — Él sondea sonriendo. — ¡Ugh no, no lo hicieron! — Brota Mía. Me pregunto ¿por qué? ¿Podría ser su naturaleza enérgica, o su menos discreta boca? — ¡Y el señor Floubert, el ogro para el que estaba trabajando, era un tirano dominante!— dice a lo que Anastasia responde escupiendo en su vino. Ella posiblemente está pensando en mí, pero no quiero que ella se ahogue. —Anastasia, ¿estás bien? — Le pido solícito, quitando mi mano de su muslo por el momento. En realidad es muy divertido verla responder así a los comentarios de Mía. ¡Yo estoy en su mente, entonces! Ella asiente con la cabeza, y acaricio suavemente su espalda hasta que sé que se recuperó. Sabiendo que Anastasia está comiendo sinceramente esta noche y esto me complace enormemente. Nunca la he visto a comer tan bien. Me da alegría que ella no está muriendo de hambre. Elliot se burla de mí, por mí viendo a Anastasia comer, y hago caso omiso con una broma, no me puede sacar de mi buen humor ver a mi mujer a comer.

A continuación, el postre se sirve, y es syllabub limón. Mía empieza a hablar de sus hazañas en París. Luego se empieza a hablar de lo hermoso que es Paris. — Paris est del fière de son histoire, París est merveilleuse a la tombée du jour. Grâce aux Nombreux adjectifs épicènes, souvent bien, en n'a pas à poser sí la pregunta: Paris est agréable la nuit, insoportable en été, à l' aube Magifique. Todo el mundo se vuelve hacia ella y mira a Mía como si acabara de caer en América. Bueno, cerca de... Ella cayó en francés y ni siquiera se dio cuenta. Ella nos dice que París se enorgullece de su historia, y se ve maravilloso en el atardecer, es agradable por la noche, insoportable en verano, y magnífico en la madrugada. Por supuesto, nadie en la mesa, además de mí y Mía entiende lo que acaba de decir. Somos los únicos en la familia que hablamos francés. — ¿Qu'est - ce? — Ella pregunta, confusa, después de ver mi sonrisa. Sonrío más amplio y respondo a su pregunta de ' ¿qué? '. —Rien...— le digo, “nada” sin poder contenerme y empezar a reír con fuerza. — ¿Pourquoi est- ce qui vous fait rire Christian? — dice ella, preguntándome por qué me estoy riendo, completamente confundida. Me río con más fuerza, mientras que toda la mesa de la cena nos está mirando. — ¿Pourquoi tout le monde me regarde? — dice ella preguntando por qué todo el mundo está mirando. Me río aún más fuerte, cuando todavía ni siquiera se da cuenta de que hemos estado conversando en francés. Ella me mira completamente perpleja. —Ils sont à regarder vous— le digo, tratando de decirle que miraban, mientras trataba de contener mi diversión —eh bien... Que vous parler parce français... parlons Nous Français... en ce moment— le respondo.



Syllabub: Postre frío hecho con crema dulce, espesado con gelatina y bañado con vinos, licores y jugo de fruta.

Entre ataques de risa. No me había reído así de duro en mucho tiempo. — Porque— le digo —estás hablando francés, en realidad los dos lo estamos en este momento—. Ella se sonroja, y luego se echa a reír con el resto de nosotros. —Oh, lo siento. ¡Ni siquiera me di cuenta de que estaba haciendo eso! — responde. Elliot habla de su proyecto de construcción más reciente, una nueva comunidad ecológica en el norte de Seattle. Su novia Kate se ve completamente enamorada de él, ella es brillante con una mezcla de amor y lujuria por él. Al menos no aplasta sus bolas... no en el mal sentido de todos modos. Él se da vuelta y sonríe hacia abajo a Kate, y un intercambio sin palabras apasionado pasa a través de ellos. Me doy cuenta de que Anastasia se sonroja en vergüenza. Ella suspira, y alcanza su máximo hacia mí. ¡Maldita sea! Ella se sonroja y aprieta las piernas me doy cuenta que su tobillo golpea el mío mientras que ella está tratando de reprimir su creciente pasión. Luego, lleva ese labio inferior entre los dientes. Me acerco hacia ella, y levanto la mano para tirar de la barbilla. —No muerdas el labio— murmuro con voz ronca. —Yo quiero hacer eso. Mi madre y mi hermana despejan nuestras copas de postre y hacen su camino a la cocina mientras mi padre, Katherine la tritura - pelotas, y Elliot, discuten los méritos de los paneles solares en el Estado de Washington. Participo en la conversación mientras que pongo mi mano sobre la rodilla de Anastasia. Mis dedos comienzan a viajar por su muslo. El aliento de Anastasia tira, y ella aprieta sus muslos juntos para detener la mano de viajar hasta el muslo. Oh, cariño, esta es la segunda vez que me negaste en el transcurso de la cena. Estoy rebosante de deseo sexual, y enojado, y celoso del puto fotógrafo. ¡Mi energía sexual reprimida ya me está frustrando, y ella sólo me negó cerrando sus piernas! ¡Ella puede no sólo negarme lo que ya es mío! Le doy una sonrisa.

Esto no va a ayudar a calmarme, y si enojado con mi palma inquieta antes, estoy explotando ahora mismo, y nada más que el castigo y cogerla, sepultará el sentimiento. Estoy dividido entre las emociones extrañas. ¡Por un lado, nadie se me ha negado nada antes! ¡Nunca! ¡Esta es la primera vez, alguien cerró las piernas para mí! Es a la vez muy caliente, y más allá de la frustración. Ella acaba de torturarme mordiendo el labio... No puedo soportarlo. ¡Tengo que tocarla! Tengo que saber sus terrenos sagrados son míos. Su lenguaje corporal dice que me quiere. ¿Entonces por qué ella no cede a mí? Tengo que sacarla de aquí, joderla, castigarla, y calmar mi monstruo interior. —Anastasia, ¿te doy un paseo por los jardines? — Le pregunto abiertamente, para que los otros no vayan por ahí persiguiéndonos. Sabiendo ella, ella podría decir, 'no' a mí otra vez, así que me pongo de pie para estar un paso por delante de ella. Extiendo mi mano para ella que la recibe y pone su mano pequeña y la aprieta. Tan pronto como nos tocamos, se establece nuestra conexión, y siento esta atracción exigente con ella de nuevo. Nuestras miradas se bloquean, y hay deseo inmenso en la mía, con hambre, y anhelo. Anastasia se da la vuelta, dice. —Discúlpeme— a mi papá, y me sigue fuera de la habitación de comedor. La llevo por el pasillo hasta la cocina, donde Mía y mi madre están cargando el lavavajillas. —Voy a mostrarle a Anastasia el patio trasero— le digo a mi madre inocentemente, como si voy a llevarla a conocer la propiedad. Eso es algo que un novio que está llevando a su novia a casa de sus padres por primera vez, puede hacer. Es un acto inocente. Mi madre nos sonríe cuando Mía se dirige de nuevo a la sala de comedor. Salimos al patio de losa gris iluminado por luces empotradas. Hay arbustos en macetas de piedra y una pequeña mesa con sillas de metal elegante, está situada en una esquina. Pasamos junto a ellas, y pasamos al gran jardín que conduce a la bahía. La ciudad de Seattle está en el horizonte, un abrir y cerrar de luces brillantes.

Dos barcos están amarrados en el embarcadero, y la luna de plata está en el fondo sobre el agua. Normalmente prestaría atención al paisaje, pero mi mente está muy lejos de los alrededores. Estoy más ocupado con lo que quiero hacer con la señorita Steele. Estoy tirando Anastasia detrás de mí, y sus tacones altos excavan y se hunden en la suave hierba. Ella está teniendo un momento difícil al seguirme. —Detente, por favor— me ruega cuando se tropieza. Me detengo con sus súplicas. La miro fijamente. Tengo mi cara pasiva, estoy todo lo contrario. ¡En este momento, quiero follar sus siete tonos de domingo, después de lo cual le entregue una buena dosis de nalgadas! —Mis talones. Tengo que quitarme los zapatos— dice ella. —No te molestes— le digo, y me agacho y tiro de ella por encima del hombro. Ella chilla en voz alta sorprendida, y le doy una bofetada muy duro en su trasero. —Baja la voz— gruño. En este momento, estoy más allá enfadado con ella, y estoy en el momento de entregar su castigo. — ¿A dónde vamos? — Ella respira. —Al cobertizo— chasqueo en respuesta. Ella está colgando sobre mis caderas, porque es al revés, y mi objetivo es llevarla hasta el segundo piso de la casa de botes y darle para qué. — ¿Por qué? — Ella pide. —Necesito estar a solas contigo— le respondo. — ¿Para qué? — Me pregunta como un particularmente molesto niño de dos años.

—Porque voy a pegarte y luego a joderte. — ¿Por qué? — Ella gime suavemente. —Sabes por qué— siseo. ¡Porque ella me negó lo que es mío! — ¿Pensé que eras un tipo de en -el momento? — Suplica jadeando al revés de mis caderas. —Anastasia, estoy en el momento, confía en mí. Nena, he estado esperando toda la noche para este momento, y es el tiempo para tu castigo. Atravieso la puerta de madera de la casa de botes y enciendo algunas luces de alógeno. Son fluorescente, fuertes, y zumban. La lancha está flotando suavemente en la oscuridad del agua. Pero no me detengo. Tomo las escaleras de madera hasta el segundo piso. Me detengo en la puerta para encender las luces de halógeno en la segunda planta, que son más suaves en los ojos. La habitación está decorada en un tema náutico de Nueva Inglaterra. Ahora me preguntan si me importa un carajo la decoración de este lugar, o que alberga mis trofeos. ¡No! Ni un solo trozo. Tengo dos objetivos en mente, ambos de los cuales involucra a la mujer que llevo en mi hombro como un Neandertal habría hecho hace miles de años. El mobiliario es escaso aquí, pero hay un sofá que puedo utilizar para joderla. ¡Diablos, ni siquiera necesito un sofá para hacer eso! Pongo a Anastasia en sus pies en el piso de madera. Tan pronto como sus pies tocan el suelo, sus ojos están sobre mí, llevándome en su cautiverio. Ella está hipnotizada, como estoy con su mirada... Ella es fascinante. Me mira como una presa vigilaría a su depredador. Mi respiración es dura por el esfuerzo, así como la ira. Mis ojos están ardiendo de ira, necesidad, y lujuria pura no adulterada, todo por esta mujer antes que yo.

—Por favor, no me pegues— ella susurra suplicante, tomándome completamente por sorpresa. Ella se supone que es mi sumisa. Pero, aquí está, la negociación de su castigo conmigo pidiéndome que evite las nalgadas. Mi frente se arruga, mis ojos se abren, y parpadean con su súplica inesperada. —Yo no quiero que me azotes, no aquí, no ahora. Por favor, no— ella aboga por un poco más. Estoy totalmente sorprendido y conmocionado con su reacción. Quiero pegarle, y follarla después, pero ella tira de las cuerdas de mi corazón, y me hace incapaz de hacer lo que me propuse hacer. Es como si ella rociara el fuego de la ira con su marca de extintor, me desarmar por completo. Su mano se extiende tentativamente, y sus dedos suavemente tocan mi mejilla, a lo largo del borde de la patilla, a la barba en el mentón. Su toque hace algo en mí, que calma, y cierro los ojos un momento. Mi respiración es inestable. Siento el anhelo de nuevo dentro de mí. Nada menos que tenerla calmaría mi necesidad. Debajo de toda esta rabia, hay miedo. Tan pronto como mis ojos están cerrados, inclino mi cara en su mano. Anhelo su contacto. Nada es suficiente con ella. Mi respiración se engancha en la garganta, y algo dentro de mi corazón duele, dolorosamente. Como si su mano estuviera alcanzando y apretándolo. ¡Yo la quiero, a pesar del dolor! Siento su otra mano llegando arriba, y funcionándose en mi cabello, dulcemente, suavemente. Me mima. Acariciándome como un amante. Doy un involuntario gemido apenas audible, y poco a poco abro los ojos, con cautela. En captación completa de esta mujer que me está amando con los dedos. Da un paso adelante y su cuerpo queda completamente enrasado con el mí. ¡Ella suavemente tira mi pelo, llevando mi boca a la suya, y me besa! Ella obliga a su lengua entre mis labios en mi boca. Me quejo. ¡Yo quiero esto! La abrazo, con fuerza, tirando de ella tan cerca de mí, ni siquiera una molécula de aire puede pasar a través de entre nosotros. Mis manos se encuentran su camino en el pelo. La beso de nuevo, duro y posesivo. Ella es mía. Quiero reclamar lo que es mío.

Nuestras lenguas se tuercen en un tango entre sí, devorando, consumiendo, amándose y besándose. Ella es mi alimento para el alma. No puedo vivir sin ella. Necesito una vida afirmando la experiencia con ella. Necesito saber que es mía. Me tiro hacia atrás de repente, tanto de nuestros alientos se mezclaban entre sí, desiguales. Sus manos caen a mis brazos, y la miro con una incredulidad mezclada, deseo, necesidad, pregunta, y emociones sin nombre. — ¿Qué estás haciéndome? — le susurro. Me desarma por completo, me máquina. Me deja indefenso. Me hace sentir impotente. Deja mi vida fuera de control, y tengo esta maldita sensación de que mi corazón se destroza oscuro, cada vez que pienso que te has ido. Estoy más que confuso. —Te beso— ella simplemente responde. ¿Cómo? ¿Por qué? —Dijiste que no— digo incrédulo. — ¿Qué? — dice, confundida. Ella no sabe que ha dicho 'no'. —En la mesa de la cena, con las piernas— aclaro. Realización amanece en ella. ¡Sí, eso! —Pero Christian— réplica —estábamos en la mesa de comedor de tus padres— me mira desconcertada. —Es inapropiado— se limita a establecer. Sólo tengo asombro en los ojos, con el aumento de la lujuria ahora. —Nadie me ha dicho nunca que No a mí antes—. Una sumisa nunca lo habría hecho. De hecho, si yo quería coger a una sumisa mientras mis padres estaban cenando, simplemente se habría puesto sobre la mesa y abierto las piernas para mí. Eso es lo que hace una sumisa. Sí, aquí me estaba negando, y por Dios, esta es la cosa más caliente que jamás se haya hecho a mí.

—Y tu negación, aunque exasperante, también es así, malditamente caliente— le digo al darme cuenta. Estoy lleno de admiración y lujuria por ella. Mi mano se mueve hacia abajo a su trasero. La tiro fuertemente contra mí mismo, y puede sentir mi erección completa. — ¿Estás loco y encendido porque he dicho que no? — Respira, sorprendida. —Estoy enojado porque nunca me mencionaste Georgia. Estoy enojado porque estuviste bebiendo con ese tipo que trató de seducirte cuando estabas borracha, y te dejó enferma con un completo desconocido. ¿Qué clase de amigo es ese? Y estoy loco y excitado porque me cerraste tus piernas— gruño peligrosamente, y mis manos lentamente levantan el dobladillo de su vestido. Quiero que ella sepa que la poseo, solo yo. Nadie más. Su cuerpo es mío para hacer lo que yo quiera. No ese maldito fotógrafo que trata de volver a la línea con ella. —Te quiero, y te quiero ahora. Y si no vas a dejar que te azote, lo cual mereces, te voy a follar en el sofá en este momento, de forma rápida, y para mí solo placer. No te vas a venir. Levanto su vestido, y la mitad de su culo es visible. Me mudo de repente y ahueco su sexo, y hundo uno de mis dedos dentro de ella, mientras que la otra mano le sostiene firmemente en su lugar alrededor de su cintura. Reprime un gemido de placer. —Esto es mío— le susurro entre dientes. — ¡Todo mío! ¿Entiendes? — Quiero declarar mi territorio. Soy muy posesivo con ella, el miedo se curva a través de mí, que cualquier otro hijo de puta puede entrar y llevarse lo que es mío. Mi dedo facilita la entrada y salida de su sexo, miro hacia ella, midiendo su reacción, y mirando para ver su respuesta. —Sí, todo tuyo— respira deseosamente, caliente para mí, lista para ser follada por mí. Abierto... El alivio me inunda. Cursando a través de mi torrente sanguíneo.

Mi latido del corazón y el suyo se mezclan, y corriendo el uno al otro, tratando de huir de nuestro pecho y fusionarse. En este momento, no veo nada, no siento nada, no puedo pensar en nadie ni en nada, excepto por Anastasia. Todo mi ser se ha mantenido la atención sólo para ella. Nada existe en este mismo momento, ella y yo solos. Ella me consume, me conquistó en cuerpo y alma, y tengo que tenerla. Hago mi movimiento.

Traducido y Corregido por Mayte008 y Morgana Camelot

n un instante, retiro mis dedos, descomprimo la bragueta, y la empujo hacia abajo sobre el sofá; yo encima de ella. —Las manos en la cabeza— lo digo con los dientes apretados ya que estoy lleno de deseo. Obligo a abrir sus piernas, y alcanzo el bolsillo interior de mi chaqueta y saco un paquete de condones, sin dejar de mirar hacia ella con una expresión oscura, salaz. Me encojo de hombros cuando mi chaqueta que cae al suelo. Pongo el condón en mi longitud. Luego pongo las manos en la cabeza. Ella está tan llena de deseo por mí, sus ojos no me dejan por un segundo, y una vez que estoy listo para tomarla, ella levanta sus caderas para encontrarse con mi longitud en un gesto de bienvenida, y disfrutar de esto áspero y duro. Ella también está anticipándose. Pero no me permite entrar. Con un empuje rápido, estoy completamente en su interior haciendo su gemido, y ella en el placer de tenerme en ella. Puse mis manos en las suyas sobre la cabeza, las piernas puestas para bajar. La atrapo debajo de mí, estoy en todas partes, teniendo todo de ella, consumiéndola, y no es suficiente.

Lo quiero tan mal, hasta el punto de doler. Me muevo con rapidez y furia en su interior, mi respiración es difícil en su oído, con su cuerpo que responde, da la bienvenida, con el deseo y deleitándose en la sensación. Ella se mete reuniéndonos por el empuje de forma sincronizada, una armonía perfecta. Me siento triunfante por mi conquista, y estoy en una rampa, encima a mi velocidad, y golpeo en ella una vez más en la búsqueda de mi liberación, todavía como que respiro a través de mis dientes. Me relajo sólo por un minuto, dentro de ella, mi peso soportado por ella bajo mí. Pero puedo sentirla tratando de maniobrar, y cambiar, así que también puede llegar a un clímax, pero no voy a dejarla. Quiero que este frustrada, como ella me frustra por no hablar conmigo, por negarme lo que es mío, y me hace anhelarla día y noche. La saco en un instante, mientras ella me mira con un hambre dolorosa hacia mí. Y yo con fulgor hacia ella. —No te toques. Quiero que estés frustrada. Eso es lo que me haces a mí por no hablar conmigo, porque no puedes negarme lo que es mío —siseo, mis ojos están en llamas cuando la ira está aumentando de nuevo en mí. Ella asiente con la cabeza en respuesta. Me pongo de pie, y quito el condón, y ato el extremo de la misma. Mis ojos están puestos en ella. Ella me mira, su respiración sigue siendo errática ya que no ha llegado a su clímax, y esta frustrada, aprieta sus muslos juntos, sin un alivio. Yo subo la cremallera de la bragueta, paso la mano por el pelo, y recojo mi chaqueta para arriba del piso. Cuando me vuelvo a mirar hacia ella, me siento mucho mejor, y al verla se ablanda mi expresión. —Será mejor que regresemos a la casa— le digo mientras ella se sienta, tratando de encontrar su equilibrio. Yo le entrego la ropa interior que ha estado ocupando mi bolsillo. —Aquí. Puedes ponerte estos —dije, sabiendo que ganaba. Ella los toma con solemnidad, y se los pone. En ese instante, oímos. — ¡CHRISTIAN!— Es Mía gritando mi nombre desde abajo. Me doy vuelta y miro a Anastasia con las cejas levantadas, irritado con mi hermana.

—Justo a tiempo. ¡Cristo! Ella puede ser muy irritante. Anastasia frunce el ceño hacia mí, tratando de arreglar su ropa interior, su vestido, y alisar su cabello jodido. Una vez que está en orden. —Aquí Mía— llamo a ella. —Bueno, Srta. Steele, me siento mejor por eso, pero todavía quiero pegarle a usted— le digo en voz baja. —Yo no creo que me lo merezca, Sr. Grey, sobre todo después de tolerar el ataque no provocado— dice herida. — ¿No provocado? ¡Me besaste! —Digo molesto, mirándome herido. Ella frunce los labios. —Es sólo que un ataque, es la mejor forma de defensa— susurra con fervor, con los ojos muy abiertos. — ¿Defensa contra lo que puede saber?— Pido incrédulo. —Usted y su palma nerviosa— ella responde con su boca inteligente. Inclinando la cabeza hacia un lado. Le sonrío finalmente cuando Mía sube las escaleras. — ¿Pero fue tolerable?— Pido suavemente. Ella vuelca en respuesta, — apenas— susurra. — ¡Oh, ahí estás!— Mía dice sonriendo a nosotros. —Yo estaba mostrando a Anastasia los alrededores, digo sosteniendo mi mano hacia Anastasia, mirándola con ojos intensos. Anastasia pone su mano en mí, uno prolongado, y le doy un apretón suave, y la sacudida que viene con nuestra conexión comienza a fluir. —Kate y Elliot están a punto de salir. ¿Puedes creer a esos dos? Ellos no pueden mantener sus manos fuera de sí —Mía parlotea con un disgusto falso en su expresión y mira a Anastasia y a mí.

— ¿Qué has estado haciendo aquí?— pregunta sin rodeos, siempre el futuro y el altavoz, sin filtrar que es lo que hace a Anastasia ruborizarse. Tal vez la parte del cerebro de mi hermana que censura lo que ella dice no se encuentra. —Yo estaba mostrando a Anastasia mis trofeos de remo— le digo sin perder el ritmo, y no regalar nada. Entonces me dirijo a Anastasia y digo—: Vamos a decir adiós a Kate y Elliot. Yo le tire suavemente delante de mí, y poco después mi hermana sale de la habitación, mi SWAT Anastasia, está detrás de quien está muy sorprendida por mi acción. —Voy a hacerlo de nuevo, Anastasia y pronto— le amenazo a ella en secreto en su oído, y luego la tomo en mis brazos, su frente a mi espalda, y yo beso su pelo. Cuando regresemos a la casa, Kate y Elliot están diciendo adiós a mis padres. Kate abraza a Anastasia duro, mientras yo sacudo la mano de mi hermano. Ellas susurran fervientemente el uno al otro en secreto. Después de irse fuera, me dirijo a Anastasia y le digo—: Tenemos que irnos también. Tienes dos entrevistas mañana. Mi hermana, por supuesto, abraza a Anastasia con fuerza, mientras nos despedimos. Para colmo de la vergüenza, ella dice—: ¡Pensábamos que nunca iba a encontrar a nadie!— ¡Ten un poco de confianza en mí! Pongo los ojos en mi hermana, cuando Anastasia se sonroja de nuevo más roja que la bandera china. Ella frunce los labios en mí por alguna razón. —Cuida de ti misma, Ana querida— mi madre dice dulcemente a Anastasia.

Estoy completamente tomado por esta atención otorgada a mi mujer. Es increíble cómo desarma a la gente, con poco o ningún esfuerzo en absoluto. Es injusto. Todo el mundo está engañado y cautivado por ella. Agarro la mano de Anastasia, y tiro de ella a mi lado. —No hay que asustarla o mimarla con mucho cariño— me quejo. —Christian, para de meterte con ella— mi madre me regaña. ¿Quién está tomando el pelo? Ella ya está desobediente conmigo. No tiene un solo hueso obediente, o de sumisa y no es bueno, y a pesar de todo eso, ella me ha cautivado más allá de todo lo que tiene, me cautivó. Prestar más atención a ella sería en mi perjuicio. Mi madre me quiere claramente - de lo cual, siento que no lo merezco. Estoy en mal estado, jodido, y no soy digno de su amor, pero de alguna manera, ella tiene algo de afecto por mí. Me agacho beso a su torpeza. —Mamá— le digo con reverencia. Esta es la mujer que me salvó la vida. ¿Cómo podría no reverenciarla? Pero, sin embargo, me siento indigno de todo lo que ha hecho por mí. —Mr. Grey, adiós y gracias —Anastasia dice extendiendo la mano a mi padre, y ¡este a cambio la abraza! —Por favor, llámame Carrick. Espero que nos veamos de nuevo, muy pronto Ana — dice. ¿Qué le hace a todo el mundo y cómo lo hace ella con tanta facilidad? Después nos despedimos, me dirijo a Anastasia rumbo al coche, donde Taylor ha estado esperando por nosotros. Él abre la puerta a Anastasia, y ella se desliza hacia atrás a la camioneta. Hablo brevemente a Taylor, y le pido que se ponga su iPod para tener un poco de privacidad al conversar con Anastasia. Me meto en el coche a su lado, y me enfrento a mi mujer. —Bueno, parece que a mi familia también le gustas— murmuro con asombro.

Anastasia me mira en interrogación. De repente su cara se cae con un poco de pensamiento. No sé lo que está pensando o por qué está enfadada de repente. Ella mira a la carretera, y luego se da vuelta y me mira. Estoy mirándola. — ¿Qué?— Le pido. Quiero saber lo que le preocupa. Ella está indecisa, entre diciéndome, no me dice por la forma en que me mira. Pero ella hace su decisión a favor de hablar. —Creo que te sentiste atrapado en traerme a conocer a tus padres— dice con una voz suave, vacilante. —Si Elliot no se lo hubiera pedido a Kate, tú nunca me lo hubieras pedido. Estoy totalmente indignado con sus pensamientos. Si yo no le había dado ninguna indicación de que no la quería a ella allí. Me sorprende, he inclino la cabeza mirándola. —Anastasia, estoy encantado de que hayas conocido a mis padres. ¿Por qué estás tan llena de dudas sobre ti misma? Nunca dejas de sorprenderme. Eres una mujer tan fuerte, una joven autónoma, pero tienes tales pensamientos negativos sobre ti misma. Si yo no hubiera querido que los conocieras, no estarías aquí. ¿Es así como te sentías todo el tiempo que estuviste allí? Ella toma un suspiro tembloroso. Por supuesto que me alegro de que esté aquí. Ella es mi mujer. Ella es mía en todos los sentidos de la palabra. Yo la he presentado como mi novia a los demás. La quiero aquí. Anastasia se pone ansiosa y sus ojos se mueven a Taylor a regañadientes. Niego con la cabeza, y alcanzo su cabeza. —No te preocupes por Taylor. Habla conmigo — le aseguro. Se encoge de hombros. —Sí, pensé que era así. Y otra cosa, yo sólo mencione a Georgia, porque Kate estaba hablando de Barbados. No he tomado una decisión todavía — confiesa. Sabiendo que me hace sentir mucho mejor. Estaba tan preocupado por su querer huir.

— ¿Quieres ir a ver a tu madre?— Le pido. —Sí— ella responde genuinamente. La miro. Me gusta mucho ella, y no esta otra emoción que no puedo nombrar, que está tirando en mis cuerdas del corazón a cada paso. Su ausencia durante unos días estaría más allá de lo frustrante. No sé cómo manejarlo. Quiero estar donde está. Yo hago mi decisión y le pregunto: — ¿Puedo ir contigo?— Le pregunto con sinceridad en los ojos. Ella sorprendida con la pregunta: — ¿Qué ... ehm ... No creo que sea una buena idea — dice en voz baja. — ¿Por qué no?— Pido con dolor. —Tenía la esperanza de un descanso de todo esto... la intensidad, para tratar de pensar bien las cosas— dice ella. Me quedo mirándola. ¿Ella necesita un descanso de mí? — ¿Soy demasiado intenso?— Le pregunto, a lo que ella responde y se echa a reír. — ¡Eso es sólo decir poco!— Tuerzo mis labios en una sonrisa. Es cierto que te estoy intimidando. — ¿Te estás riendo de mí Srita Steele? Pregunto juguetonamente. —Yo no me atrevería, señor Grey— responde ella con fingida seriedad. —Creo que si se te ocurre y creo que tú te ríes de mí, con frecuencia. —Usted es muy divertido— responde. — ¿Curioso?— Quiero saber qué tipo de gracioso. —Oh, sí. — Dice.

— ¿Divertido peculiar o divertido?, ja, ja. —Oh... un montón de uno y otros de otro— es su respuesta. — ¿Por qué al revés?— Le investigo más. —Te dejaré para darte cuenta de eso— responde ella medio dormida, medio despierta con una sonrisa tímida. —No estoy seguro de si puedo descifrar nada a tu alrededor, Anastasia— le digo con sarcasmo. Pero me preocupa que ella está tratando de poner distancia entre los dos de nosotros, y eso es preocupante. Ella está tratando de huir de mí. Tengo que saberlo. — ¿Qué necesitas pensar en Georgia?— Pido, silencio. —Nosotros— susurra con sencillez. Así que, mis preocupaciones no son imaginadas. La miro, impasible, pero hay una preocupación y ansiedad en mi interior. —Tú dijiste que ibas a tratar— murmuro. —Lo sé— es la respuesta simple. — ¿Tienes dudas?— Pido completamente preocupado, pero tienes que saber la respuesta. —Posiblemente— responde ella confirmando mis sospechas. Me muevo en mi asiento incómodo. Eso es malo. ¿Acaso piensa que soy malo para ella? ¿Estoy haciendo su carrera lejos de mí, a causa de este intenso deseo que tengo por ella? Necesito saber. — ¿Por qué?— Pido, silencio. Ella mira por la ventana, como si escapara de mi mirada. Nos estamos moviendo a lo largo de la carretera que se acerca al puente. Las máscaras de oscuridad en el rostro, y de nuestros pensamientos, pero no de la energía que está vibrando entre nosotros. Tengo que saber, tengo miedo a muerte que la perderé. Yo no creo que pueda soportarlo.

— ¿Por qué, Anastasia?— Le presiono por una respuesta. Se encoge de hombros, como diciendo —nada— pero —nada— no es simplemente —nada—. Siempre es —algo—. Quiero saber lo que le preocupa, lo que quiere, lo que desea, lo que no está recibiendo, por lo que puedo trabajar para arreglarlo. Sé que estoy jodido. Yo sé que ella quiere más. Quiero saber lo que significa para ella. Alcanzo la mano, y la aprieto. —Háblame Anastasia. No quiero perderte. Esta última semana... —ha sido una estela luminosa. Fue sólo la mejor semana de mi vida... Alguna vez. Era como si yo estuviera durmiendo toda mi vida, confinado en un modo particular, y ella me despertó de golpe, me trajo a la vida, y se convirtió en mi tabla de salvación. No se da cuenta que no puedo vivir sin ella. Ni siquiera me atrevo a decirle eso. Soy demasiado indigno. Estamos llegando casi al final del puente, y las lámparas de la calle ahora están encendiendo intermitentemente en las calles oscuras. Tengo una idea de la preocupación en su cara a través de la luz intermitente que brilla en su rostro. —Todavía quiero Más— susurra, y pasa su labio entre sus dientes. —Lo sé— le digo. —Voy a intentarlo. — Ella parpadea hacia mí, y me libero de la mano y alcanzo la cara que tira de la barbilla para que pueda liberar el labio inferior de la cautividad de sus dientes. —Por ti Anastasia, lo intentaré— le digo con sinceridad. Estoy completamente apegado a ella. No me puedo imaginar perderla, sin estar con ella sería como tener mi oscuro corazón arrancado. Incluso la idea es como mil cortes, y me siento como que estoy sangrando lentamente hasta mi muerte, asfixiante en mi propio dolor. Con mi declaración, se desabrocha el asiento, llega a todo, y se sube a mi regazo, tomándome por sorpresa. Ella envuelve sus brazos alrededor de mi cabeza, y me da un beso largo y duro, y yo soy arcilla en sus manos mientras respondo en un segundo. Ella me ha conquistado por completo.

—Quédate conmigo esta noche— respiro en sus labios. —Si te vas, no te voy a ver toda la semana. Por favor. —Le pido. La necesito. Mucho. Especialmente esta noche... No puedo ni siquiera empezar a imaginar no verla toda una semana. ¿Tiene alguna idea de lo difícil que es respirar y funcionar sin ella? —Sí— ella está de acuerdo. —Y voy a tratar, también. Voy a firmar tu contrato — exclama. Yo no quiero que haga eso. No es un estímulo la decisión de momento. Miro hacia ella. —Firma después de que vengas de Georgia, nena. Piensa en ello primero. Piensa en ello duro, nena —. Digo queriéndole dar cada oportunidad. —Lo haré— ella responde y viajamos abrazados en silencio durante un kilómetro y medio o dos. —Debes usar el cinturón de seguridad— le susurro con la desaprobación de mi voz, pero yo no quiero dejarla ir de mis brazos. Ella acaricia contra mí su nariz en mi garganta, y estoy en el cielo, por el momento con ella en mis brazos. En paz y serenidad. Tengo fuertes sentimientos por esta mujer en mis brazos, y no puedo nombrarlos. Son demasiado extraños, demasiado dolorosos a veces, y muy cautivadores. Me mata pensar que ella podría deslizarse a través de mis dedos. Cierro los ojos, y disfruto de este momento. Demasiado pronto, llegamos a Escala. —Estamos en casa— murmuro al oído de Anastasia. Taylor abre la puerta, y Anastasia le da las gracias con timidez. Cuando sale del coche, me doy cuenta de que Anastasia no tiene una chaqueta. ¿Es que no posee una?

Me hace molesto que las necesidades de mi mujer no son satisfechas. Estrecho mis ojos en ella, ella mira desconcertada. — ¿Por qué no tienes una chaqueta?— Pido con el ceño fruncido. Me encojo de hombros de mi chaqueta y la pongo sobre sus hombros. —Está en mi coche nuevo— responde ella bostezando, medio dormida. Su respuesta me hace sonreír. Eso demuestra su aceptación de mi regalo para ella, y tal vez ella está lentamente permitiendo que me ocupe de ella. — ¿Cansada señorita Steele?— preguntó. —Sí, señor Grey— dice tímidamente ya que no la estoy tomando del pelo. —He podido llegar de maneras nunca antes pensadas posibles hoy en día— dice ella, me hace aún más divertido. —Bueno, si realmente tiene mala suerte señorita Steele, puedo convencer a usted un poco más. — Prometo tomándola de la mano y la conduciéndola al interior del edificio. Cuando entramos en el ascensor, ella mira hacia mí. La energía en este pequeño espacio siempre se recibe palpable, y acusado de estática, incluso si está medio dormida. —Un día voy a follarte en este ascensor Anastasia, pero ahora estás cansada. Por lo tanto, creo que debemos atenernos a una cama — le digo. A pesar de que el deseo hace explosión en mí, por llevarla justo aquí, justo ahora. Con mi declaración, veo su hermoso labio en los confines de sus dientes. Me inclino hacia abajo, y capto el labio y lo libero de su cautiverio con suavidad. Chupo lentamente sobre ella, haciéndola dejar de respirar de la emoción. Ella se mueve alternativamente mediante la captura de mi labio superior en los de ella, a hacerme bromas, haciéndome gemir. ¡Mujer, te voy a tener, si lo deseas o no! Las puertas del ascensor hacen ding abiertas, y le agarro la mano y tiro de ella a través del pasillo.

Traducido y Corregido por Mayte008 y Morgana Camelot

Necesitas un trago o algo?— Le pregunto. —

No— responde ella. Genial, yo tampoco.



Bueno. Vamos a ir a la cama — le digo.

Levanta la ceja. — ¿Vas a conformarte con el simple y viejo vainilla?— Ella pregunta divertida. La polla de mi cabeza se mueve a un lado y digo—: Nada sobre el simple y viejo vainilla, es un sabor muy interesante. — ¿Desde cuándo?— sondea. —Desde el sábado pasado. ¿Por qué? ¿Esperabas algo más exótico? — pregunto. —Oh, no. Ya he tenido bastante de lo exótico para un día — responde ella. Tengo un brillo malicioso en los ojos. — ¿Estás segura? Estamos para atender a todos los gustos aquí - por lo menos treinta y un sabores —digo sonriéndole licenciosamente.

—Me he dado cuenta— responde ella con sequedad. Niego con la cabeza a sus caminos de burlas. —Vamos señorita Steele. Tiene un gran día mañana. Entre más pronto estés en la cama, más pronto te follare en ella, y más pronto podrás dormir — le digo a ella como una cuestión de naturalidad. — ¿Por qué Sr. Grey?, usted es un romántico de nacimiento — dice haciendo que me detenga en seco con su comentario sabelotodo. ¡Cómo me gusta dominarte bebé! —Señorita Steele, tiene una boca inteligente. Voy a tener que someterla de alguna manera. Venga —digo llevándola por el pasillo a mi habitación, y no tengo paciencia para dar la vuelta y cerrarlo, así que lo golpeo con el pie cerrándola. —Las manos en el aire—mando, todo negocios. Ella tiene sus brazos en el aire, y le quito el vestido con un movimiento rápido, y digo. — ¡Ta da!— Juguetonamente como un mago. Se ríe y se derrite mi corazón y aplaude. Me inclino hacia ella en respuesta. Puse el vestido en una silla. — ¿Y para su siguiente truco?— Me sondea, burlándose. —Oh, mi querida señorita Steele. Entre en mi cama —gruño— entonces te mostraré. — ¿Cree usted que por una vez yo debería jugar duro para conseguirlo?— Le pregunte con coquetería. Esto tiene posibilidades, y estoy excitado y emocionado, pero, si iba a jugar duro para conseguirlo, o huir de mí, incluso en un juego, me gustaría tener un tiempo duro. —Bueno— le digo —la puerta está cerrada. No estoy seguro de cómo vas a evitarme— agrego burlándome. —Es un hecho bebé.

—Pero soy un buen negociador— ella refuta. —Yo también— dije mirándola fijamente. Pero tengo un sentimiento de que ella no quiere coger conmigo. ¿Puedo hacerlo? — ¿No quieres follar?— Le pido. —No— ella respira. Algo dentro de mí se rompe con su respuesta. —Oh— le digo con el ceño fruncido. Respira profundo, cierra y abre los ojos por un momento y dice—: Quiero que me hagas el amor. — Su respuesta me aquieta, y la miro fijamente tratando de procesar esta información. Mi expresión se oscurece con lo que sé, lo que quiero, y lo que quiero está justo delante de mí. — Ana, yo. … — le digo, no pudo completar la frase. Dirijo mis manos por mi cabello en doble exasperación. Esto es lo que sé. Cambiar mi forma es muy difícil para mí, por no hablar de darme angustia. Pero, ¿Estar follando no es una forma de hacer el amor de todos modos? Por lo menos con Anastasia lo es para mí. — ¿Creo que nosotros lo hacemos? — Digo interrogando. —Quiero tocarte —dice ella, y tomo un paso involuntario hacia atrás. ¡No! No puedo, aunque Dios sabe que quiero que ella lo haga. Pero, es mi límite físico. Ser tocado es insoportablemente doloroso para mí, me siento como si tuviera las manos del proxeneta sobre mí, golpeando, apagando el cigarrillo en mi cuerpo. Nunca fui capaz de pasar a eso, y esta simplemente más allá de la tortura. Estoy temeroso de ella. Pero luego me las arreglo para poner mi cara pasiva y recuperarme a mí mismo, tomando el control de la situación. — ¡Oh, no señorita Steele!— Digo—. Usted ha tenido bastantes concesiones de mí esta noche. Y yo digo que no. — ¿No?— Ella pregunta decepcionada.

—No. — Reitero firmemente. —Mira, estás cansada. Estoy cansado. Vamos a ir a la cama — le digo a pesar de que eso es lo más lejos que quiero hacer en este momento. —Así que, ¿toque un límite duro para ti?— Ella pregunta. —Sí. Esta es una noticia vieja — le digo, impasible. —Por favor, dime por qué— ella pregunta. —Oh, Anastasia, por favor. Sólo tienes que arrastrar todo por ahora — le digo exasperado. ¿Cómo puedo comenzar a decirle la profundidad de mi depravación, lo jodido que estoy desde mis formidables años? —Es importante para mí— susurra. Dirijo mis dos manos por el pelo otra vez; la exasperación es galopante. Bueno, no vamos a coger esta noche. Voy a mi armario y saco una camiseta para que ella se ponga, y lo tiro a ella. Ella lo coge, confundida. —Ponte eso, y metete en la cama—cierro completamente irritado. Ella frunce el ceño, me da la espalda, se quita el sujetador, y tira de la camiseta a toda prisa. Ella deja sus bragas. —Necesito ir al baño— dice ella pidiendo permiso en un susurro. Yo frunzo el ceño, perplejo. ¿Por qué está pidiendo permiso ahora? — ¿Ahora porque estás pidiendo permiso?— Le digo. —Uhm... no. —ella responde. —Anastasia, sabes dónde está el baño. Hoy en día, en este momento de nuestro extraño arreglo, tú no necesitas mi permiso para usarlo —digo irritado. Me encojo de hombros de mi camisa, mientras ella se escabulle en el cuarto de baño. Tomo mis pantalones y boxers, y me pongo mis pantalones de pijama que cuelgan bajo. Dejo mi ropa. Finalmente voy hasta la puerta del baño, y llamo en él.

—Entra— dice con la boca llena de pasta de dientes. Me paro en la puerta divertido que ella está usando mi cepillo de dientes de nuevo. Sus ojos capturan los míos en el espejo. Ella me valora con sus ojos, y parece gustarle lo que ve. Finalmente sonrío hacia ella y voy a estar al lado de ella. Sin apartar la mirada fuera de la mía, enjuaga el cepillo de dientes, y me lo da. Tengo humor en mis ojos. —No dudes en pedir prestado mi cepillo de dientes— le digo burlándome suavemente. —Gracias, señor— responde sonriendo dulcemente, y se remonta a la habitación. Me cepillo los dientes rápidamente, y la sigo a la habitación. —Usted sabe, esto no es como lo que planee esta noche— murmuro con petulancia. —Imagínate si te digo que no me puedes tocar— dice ella, y la idea es horrible. Me subo a la cama y me siento con las piernas cruzadas. —Anastasia, te lo he dicho. Cincuenta sombras. Tuve un mal comienzo en la vida... tú no quieres esa mierda en la cabeza —. Digo. Es demasiado horrible saber. — ¿Por qué lo harías? —Porque quiero conocerte mejor— responde. —Tú me conoces lo suficientemente bien— le respondo. — ¿Cómo puedes decir eso?— Dice luchando con sus rodillas, finalmente, frente a mí. Pongo los ojos en blanco en señal de frustración. —Estás rodando tus ojos. La última vez que lo hice, terminé encima de tus rodillas — ella me responde, lo que me hace aún más frustrado. —Oh, me gustaría ponerte allí de nuevo— le digo. Sus ojos se iluminan con mi revelación. —Dime se puede— dice ella sorprendiéndome. — ¿Qué?— Pido incrédulo.

—Ya me has oído— dice con rotundidad. — ¿Estas negociando conmigo?— Digo con asombro. Ella asiente con la cabeza. —Negociar. —No funciona de esa manera, Anastasia— le contesto. —Está bien. Dime, y voy a poner los ojos en ti — dice ella haciéndome reír por su tenacidad. Ella me desarma a cada paso. Su respuesta hace que se me pase la borrachera. —Siempre tan entusiasta y ávida de información— dije mientras mis ojos arden con la especulación. Bien entonces, señorita Steele. Vamos a ver lo que podemos hacer para complacerte. Oh, sí. Deje la habitación mientras le decía—: No te vayas. Voy a la sala de juegos de forma rápida y encontrar las nuevas bolas de plata que he comprado para ella. Rápidamente me vuelvo a mi habitación, excitado. — ¿Cuándo es tu primera entrevista de mañana?— Pido suavemente. —A las dos— responde ella. ¡Grandioso! Tenemos tiempo para jugar, y una sonrisa maliciosa lenta comienza a jugar en mi cara. —Bueno— le digo. Me doy cuenta de que mi cara se está convirtiendo en el dominante Christian. Quieres la información, o quieres sexo. Podemos negociar... de esta manera. —Sal de la cama. Párate aquí — señalo a un lado de la cama. Y ella es como un murciélago del infierno, luchando para llegar al lugar. Impaciente como siempre... Miro hacia abajo a su atención. — ¿Confías en mí?

Le pregunto en voz baja. Ella asiente con la cabeza. Le extiendo mi mano, y le muestro sus dos bolas de plata redondas vinculadas con un hilo negro grueso. —Estas son nuevas— digo de manera inequívoca. Ella me mira cuestionante, sin saber lo que son. —Voy a poner esto en tu interior, y luego te voy a golpear, no para castigo, sino para tu placer y el mío— le digo, haciendo una pausa para medir su reacción con los ojos abiertos. Ella se ve sorprendida. —Entonces te jodere, y si todavía estás despierta, voy a darte un poco de información acerca de mis años de formación. ¿De acuerdo? — Le digo, pidiéndole permiso. Ella asiente con la cabeza, sin aliento. Sonrío. —Buena chica. Abre la boca — le digo. Ella lo hace. —Grande— le digo. Pongo las bolas en la boca. Ellas necesitan lubricación. —Ellas necesitan lubricación; chupa— ordeno con una voz suave, suave. Ella cierra su boca con las bolas allí lubricándolas. Se retuerce en su asiento. —No te muevas Anastasia— le advierto. Finalmente creo que las bolas están calientes y lo suficientemente lubricadas, le digo que se pare. Tomo las bolas de su boca, me muevo hacia la cama, tiro la manta a un lado, y me siento en el borde de la cama. —Ven aquí— le ordeno. Ella está de pie delante de mí. —Ahora da la vuelta, agáchate y agarra los tobillos— ordeno. Ella parpadea vacilando. Mi expresión se oscurece. —No lo dudes— le pido en voz baja. Luego tomo las bolas y las hago estallar en mi boca para algo más de lubricación. Quiero estar dentro de ella en todos los sentidos. Se inclina, se detiene los tobillos.

Su camiseta se desliza hacia arriba, dejando al descubierto su delicioso trasero. Mi mano se encuentra a su lado posterior y yo suavemente lo acaricio. Le muevo suavemente sus bragas a un lado, y poco a poco dirijo mi dedo hacia arriba y abajo de su sexo. Ella está excitada y húmeda ya. Deslizo un dedo dentro de ella y hago un círculo con mi dedo. Ella gime de placer. Mi respiración se detiene y jadeo, pero sigo repitiendo el movimiento. Nunca deja de sorprenderme lo lista que esta para mí en todo momento. Retiro mi dedo e inserto las bolas de una en una. Una vez que ambas están dentro, le enderezo sus bragas, y me inclino hacia delante y suavemente beso su hermoso derrière. Yo le ordeno a ponerse de pie, y con voz temblorosa se pone a sus pies. Agarro sus caderas para sostenerla. — ¿Estás bien?— Le pido con voz severa. —Sí— responde ella en voz baja. —Date la vuelta— le ordeno, y ella se da vuelta y me enfrenta. — ¿Cómo se siente?— Le pido. —Extraño— es su respuesta. — ¿Extraño bueno o extraño malo? —Extraño bueno— confiesa ruborizada. —Bien— le contesto, tanto aliviado y excitado. —Anastasia, me gustaría un vaso de agua. Ve a buscar uno para mí, por favor — le digo. —Y cuando regreses, te pondré sobre mis rodillas. Piensa en eso, bebe. Ella sale de la habitación para conseguir el agua. El movimiento estimula su interior. Tú ves, estas bolas se originaron en China.

Son diminutas bolas pesadas. Después de que se insertan en la vagina, producen una sensación erótica dentro de la vagina y sus tejidos sensibles circundantes con el más mínimo movimiento de las caderas o las piernas. De hecho, las geishas las utilizaban para lubricar la vagina antes de que se llevaran a cabo en un cliente. Tú puedes conseguir un orgasmo explosivo simplemente caminando por el pasillo. No son más que bolas de tamaño de mármol. Estas bolas están a punto de la sutileza y espontaneidad. Están diseñados para hacer conocer su presencia por el movimiento aleatorio y produce el clímax esperado. Hace que sea, maldita sea mucho mejor. Es como el precalentamiento del horno. Listo para funcionar. Ella regresa con un vaso de agua en su mano. La observo detenidamente, y a su expresión. Cuando ella me entrega el vaso, le doy las gracias, tomando un sorbo de agua y colocando el vaso en la mesilla de noche. Puedo ver la anticipación en ella, y la previsión es el mejor precursor de buen sexo. Vuelvo los ojos en ella. —Ven. Párate junto a mí. Al igual que la última vez. Ella se acerca furtivamente a mí, toda emocionada y excitada más allá. —Pídemelo— le digo en voz baja. Quiero que ella pida ser azotada. Su expresión satisfaga una necesidad profunda en mí. Una necesidad de hacer un castigo. Ella frunce el ceño, sin saber qué preguntar. —Pídemelo— repito en voz un poco más difícil. Ella me mira cuestionante, todavía no consigue lo que quiero decir. —Anastasia— le digo —la pregunta, porque no voy a decirlo de nuevo— le digo amenazante. Entendimiento inunda sus ojos mientras la miro expectante. Oh, se escapa de sus labios. —Me azota por favor, señor— ella susurra haciéndome desentrañar sus palabras. Cierro los ojos un momento para saborear el placer. Llego, agarro su mano izquierda, y tiro de ella sobre mis rodillas. Ella cae sobre mis rodillas, y yo la sostengo.

Puedo sentir los latidos del corazón a través de nuestra piel a la conexión de la piel. Ella se inclinó sobre mi regazo mientras su torso está en reposo en la cama. Le aliso el pelo de la cara, metiéndolo detrás de la oreja. Entonces tengo el pelo en la nuca de su cuello para mantenerla en su lugar, mientras que suavemente tiro así la cabeza se desplaza hacia atrás. —Quiero ver tu cara mientras te pego Anastasia— murmuro mientras froto suavemente su espalda. Mi mano se mueve hacia abajo entre las mejillas de su derrière, y me empuja contra su sexo sabiendo que va a mover las bolas en el interior... esto le hace gemir y yo me siento aún más emocionado. —Esto es para el placer Anastasia, el mío y el tuyo— le susurro en voz baja. Levanto la mano y la bajo con una sonora bofetada en contra de la unión de su apretado trasero y su sexo. La bofetada trae un placer de dolor. Dolor en la superficie, como la extracción de sangre a la superficie por lo que es de color rosa, tratando de absorber el asalto repentino, las bolas en la vagina, la harían seguir adelante con la bofetada, estimulándola en el interior. Hay una miríada de sensaciones que se entregan en una bofetada. Ella frota su cara para absorber todas estas diferentes sensaciones. Acaricio su trasero para ampliar la sensación, froto la palma de mi mano a través de su piel y de sus bragas. Levanto mi mano de nuevo y entrego otro golpe. Ella se queja esta vez con la sensación de difusión. Tengo un patrón. De izquierda a derecha, y luego hacia abajo. Hacer que las bolas se mueven hacia adelante. Entre cada bofetada, le masajeo, amasando, dentro y fuera. Estimulándola, haciéndola desear más, desear más. Cuando he terminado con las bofetadas, ella querría nada más que parar, para que la folle hasta dejarla sin sentido. Incluso si ella se queja, tenía y daba placer. Izquierda, derecha, y hacia abajo. Cuando le pegué abajo, gime y gime, porque las bolas se mueven dentro y le dan placer.

Yo no tengo que pegarle duro, para que esto la estimule. El último golpe hacia abajo, hace que se ponga salvaje. —Buena chica Anastasia—: Gimo mientras mi respiración se entrecorta por la excitación. Entrego dos azotes más por detrás, y luego tiro de los pequeños hilos conectados a las bolas y de un tirón hacia fuera pronto. Esto la llevaría a cabo cercano a un clímax, aumentando su deseo de ser follada. Me acuesto a su lado en la cama, sacando de la envoltura de aluminio un condón y lo extraigo. Tome el condón, pellizco la parte superior y lo ruedo sobre mi longitud. Aprovecho las manos cuando yo las saco por la cabeza, y me deslizo con facilidad dentro de ella, deslizándome lentamente y llenándola. Ella gime en voz alta, mientras su excitación es alta. —Oh, cariño— le susurro mientras me muevo hacia atrás y hacia adelante en un tempo lento y sensual. Quiero saborearla, sentirla, y perderme en ella. Como su excitación está cerca, ella aprieta a mi alrededor, y los dos nos inflamamos en un delicioso orgasmo violento, dejándonos a los dos jadeando. Lo que ella hace para mí, es increíble. Yo estoy en una dimensión diferente, más allá de cumplir. — ¡Ana!— Yo jadeo su nombre, es una letanía en mis labios. Cuando pronuncio su nombre, estoy en silencio, pero todavía jadeando por las sacudidas de placer sobre ella, mientras mis manos aún están entrelazadas en ella por encima de su cabeza. Algo jala las cuerdas de mi corazón, como si una sensación desconocida pasara a través de mí. Me recuesto finalmente y la miro con asombro. —Me gustó— susurro, y la beso. Finalmente me levanto, y la cubro con el edredón, y voy al baño. Lanzo el condón en la basura y me aseo. Tomo una botella de loción con Aloe Vera y vuelvo a la habitación. Me siento en la cama y le ordeno que se dé la vuelta. Ella lo hace. Su trasero es de color rosa como podría ser. —Tu culo tiene un color glorioso— le digo, y le masajeo con la loción. —Suelta la sopa Grey— dice ella bostezando.

—Señorita Steele, sabes cómo arruinar un momento—: Yo le reprendo. —Teníamos un trato— ella refuta. — ¿Cómo te sientes?— Le pregunto tratando de cambiar de tema. —Estafada. — No puedo eludir la pregunta. Por último suspiro, deslizo a su lado, y tiro de esta hermosa mujer con una boca muy inteligente a mis brazos. Estamos cuchareando de nuevo, y me encanta estar así con ella. La beso suavemente en su oído. —La mujer que me trajo a este mundo era una puta de crack, Anastasia. Ahora, a dormir — yo no le digo o le doy a conocer más. — ¿Era?— Pregunta de nuevo. —Ella está muerta— le contesto. — ¿Cuándo?— Ella pide de nuevo. Suspiro. —Ella murió cuando yo tenía cuatro años. Realmente no me acuerdo de ella. Carrick me ha dado algunos detalles. Sólo recuerdo ciertas cosas. Por favor, a dormir ahora. —Buenas noches Christian— finalmente se allana. —Buenas noches Ana— le digo, y ambos caemos en un sueño profundo.

Traducido y Corregido por Mayte008

e despierto con Anastasia destrozada en mis brazos. — ¡No!— Gime en sueños. — ¡No! No te vayas Christian! — Murmura. — Hey, hey... — digo frotando su cabello, tratando de calmarla. Ella se relaja bajo mi tacto. Es de noche. Puedo ver las luces de la ciudad desde las ventanas descubiertas. Encuentro mis brazos y mis piernas están cubiertas alrededor de Anastasia, la reclamo incluso en mi sueño. — ¡No te vayas por favor! Tengo miedo. Christian, Te amo... — ella gime y se estremeció en su sueño. Le beso el pelo, cerrando los ojos. Es el mejor sonido que he escuchado desde que dijo que si por primera vez ayer en su sueño. Pero, sin embargo, tengo miedo de escuchar eso. Intimidado hasta mi núcleo. Gracias a Dios, ella está dormida. Yo no creo que pueda manejar esto si estuviera despierta. Yo no puedo ser amado. No debería ser amado. Estoy contaminado. Jodido. Sucio. Indigno... — No puedo... — dice con una ingesta de un suspiro tembloroso, su brazo que se extiende a una persona invisible en la oscuridad.

—Bebe... — le susurró al oído —: Yo no voy a ninguna parte... — le digo tratando de tranquilizarla. — No me dejes. Te necesito... — susurra. Ella suspira en sueños. Ella suspira. — Nunca... — dice ella antes de ir a la deriva. — ¿Nunca te dejare? — Creo a mí mismo. — Nunca lo hare bebe. —Nunca te dejaré Christian— murmura apenas audible, pero esa sola frase me da la mayor y mejor paz y tranquilidad que he tenido en toda mi vida. El conocimiento del hecho de que ella me quiere, y no se irá de mi me consuela, me relaja como si una tonelada de carga se ha levantado de mis hombros. Estoy en el temor de esta mujer que me toma por sorpresa, incluso en sueños. Mi reloj marca las 5:16 am, pude levantarme y hacer ejercicio ya que tengo un largo día por delante. Miro su sueño. Pude verla durante horas. ¡Ella me ama! ¡A mí! Estoy más que encantado. Me encantaría saber que a partir de ella. ¡No! No quiero escucharlo de ella. Tengo demasiado miedo de la idea. No soy digno de ella... o de su amor. ¡Soy un hijo – de una - rota - puta jodida! Soy digno de nada. Ciertamente no de los gustos de ella, pero yo soy un hombre egoísta que ahora desea tener este ángel, al que estoy sosteniendo en mis brazos. ¿Cómo me siento tan afortunado de tenerla? Me muevo con inquietud. Pongo mis brazos lejos de su alrededor. Tengo que ir a trabajar fuera. Quiero seguir viéndola en su sueño ahora pacífico. Pero cuando muevo, mis brazos lejos de ella, cambia del cuerpo y se vuelve hacia mí, me busca en la oscuridad. ¡Se siente atraída a mí también! ¡Qué consuelo es saber esto! ¡Todo lo que hace tirar de mis cuerdas del corazón! Poco a poco me alejo de la cama. Me atengo a la cama, mirándola en la penumbra, con la única iluminación proviene de la ciudad, que mira con fijeza a través de mis ventanas grandes.

Ella es hermosa. Encantadora. Cautivante. Voy a mi armario y me puse mis sudores de entrenamiento. Me voy a la cama, y veo a Anastasia por última vez antes de salir para el gimnasio. Cuando llego a la planta baja para hacer ejercicio, Taylor ya está ahí. Él me mira con recelo, y se da cuenta de mi actitud calmada, y continúa su entrenamiento al reconocer mi presencia. — Buenos días, señor — dice educadamente. Asiento con la cabeza como respuesta. — Buenos días. Trabajamos a lo largo de una hora. Corro, levanto pesas y nado. Regresamos a mi ático. Me tomo mi ducha. Me pongo los pantalones negros y camisa blanca. Entro en la cocina. La señora Jones ya está ocupada en la cocina. — ¿Quiere su desayuno en este momento, señor? — No en este momento señora Jones. Voy a trabajar un poco. Usted sabe que la señorita Anastasia Steele está aquí, como le informé antes. Ella prefiere el té Twinings Inglés en la mañana en lugar de café. Voy a tener un poco de café ahora. —Ciertamente, señor. Puedo hacer el té, una vez que se despierte. Tengo su café listo, señor — dice entregándome una taza de café recién hecho. —Gracias Mrs. Jones — le digo mientras me tomo mi café. — Si la señorita Steele pregunta, voy a estar en mi oficina trabajando — le digo. — Sí, señor — responde con cortesía. Camino a mi estudio, y Taylor está presente para ser informado de las actividades del día. Repasamos el calendario, y él vuelve a su oficina.

Abro y verifico mis correos electrónicos. Hay un mensaje de mi mano derecha Ros, acerca de una empresa que estamos debatiendo entre la contabilidad y la liquidación. Ella me envió los libros de contabilidad de Pérdidas y Ganancias, y es lamentable. La llamo para discutir más a fondo. —Mr. Grey — dice a modo de saludo. — Ros, ¿qué pasa con la cuenta de resultados de la empresa que hemos adquirido el año pasado? ¿Por qué son las ganancias por cuarto trimestre consecutivo? —Es la economía señor. Ella ya estaba mal, y desde el momento en que la hemos adquirido, ha mostrado una ligera mejoría, pero no lo suficiente para recuperarse de las pérdidas. —Veo la— leve mejoría —de que estás hablando. ¡Es jodido no es suficiente! ¡La compañía es un peso muerto! A menos que sea P & L la mejora, no me interesa mantenerlo, Ros. No vamos a llevar el peso muerto... — le digo. —Sugiero que implementamos algunos cambios, y quizás reemplazamos el CFO. Tengo a alguien en mente que podría ser capaz de llevarlo a cabo por las correas del cargador. Pero, yo no sé, si va a ser suficiente. Nos puede costar un poco de dinero... — dice, mientras le interrumpo. —Mira, yo no necesito ninguna excusa más coja. Nos está costando demasiado dinero. Has que Marco me llame, dile que esto es una mierda... —Sí, señor. Además, Barney quería saber lo que piensa del prototipo, o — si usted tiene alguna sugerencia para una mejora. —Sí, dígale a Barney que el prototipo se ve bien, aunque no estoy seguro acerca de la interfaz de... — ¿No le gusta la interfaz? Viene con altas recomendaciones de nuestros ingenieros — dice ella.

— No, es que sólo falta algo... De hecho, él y su equipo, podemos intercambiar ideas... — Eso es en realidad una muy buena idea. Usted sabe que yo no soy muy técnico, pero puede hacer llegar sus inquietudes al equipo de ingeniería. Si no hay nada más, Andrea puede programar la reunión para esta tarde. —Está bien. Transfiere de nuevo a Andrea... — le digo. Siento una mirada en mí. La mirada de Anastasia. La electricidad palpable. Ella está aquí, en la habitación. Levanto la vista y la veo. Al verla nos lleva a una sonrisa lenta y sexy en mi cara. Ella me mira, sin palabras. Toma una respiración temblorosa, como si ella dejó su cordura en la puerta. Continúo mi conversación con Andrea, pero mis ojos fijos en Anastasia, sin dejar de mirarla. Es esta la visión que me hace sentir completamente vivo... — Andrea. Desactive mi horario esta mañana, pero si llega Bill que me llame. Voy a estar a las dos. Tengo que hablar con Marco esta tarde, que llevara por lo menos media hora... —Barney estaba tratando de ser programado señor. ¿Cuándo quiere verlo? — Dice Andrea. —Programa a Barney y su equipo después de Marco, o tal vez mañana, y encuentra tiempo para mí, para ver a Claude cada día de esta semana... — ¿Cuándo le gustaría ver al Dr. Flynn señor? —Dile que espere... Yo confirmo que tarde. —Sobre el envío a Darfur. ¿Quiere cualquier publicidad por ello señor? —Oh... No, no quiero publicidad para Darfur... —digo.

—Sam dice que puede haber algunos problemas con la caída de envío, señor. —Dile a Sam que lidie con eso...— le digo irritado. ¿Tengo que pensar en todo? — ¿Está consciente de un evento próximo al que está invitado, señor? —No... ¿Qué evento? —Es un baile ofrecido por la Asociación Americana de Constructores Navales el próximo sábado. — ¿Dijiste que el próximo sábado? ... Aguanta —. Digo. — ¿Cuándo vas a estar de vuelta de Georgia?— Pido a Anastasia. —Viernes— ella responde. —Voy a necesitar un boleto extra porque tengo una cita... — le digo. — ¿Le pido perdón, señor? ¿Tiene una cita? — Sí Andrea, eso es lo que he dicho, una cita, la señorita Anastasia Steele me acompañará. — Pido disculpas señor. Yo no podía oír bien. ¿Algo más, señor? —Eso es todo — le digo y cuelgo. Mis ojos no se van de Anastasia. — Buenos días señorita Steele. —Mr. Grey — dice ella con timidez. Ella está congelada en su lugar. Yo camino alrededor de mi escritorio y me paro frente a ella. Me toca suavemente la mejilla con el dorso de los dedos.

— Yo no quería despertarte, te veías tan tranquila. ¿Has dormido bien? —Me siento muy bien descansada, gracias. Sólo vine a saludar antes de que tuviera una ducha — dice ella. Ella mira hacia mí, me bebe. Me inclino y la beso suavemente. En ese instante, ella lanza sus brazos alrededor de mi cuello, y sus dedos retorciéndose en mi pelo todavía húmedo. Ella empuja su cuerpo contra el mío al ras, y me devuelve el beso con fervor, con pasión. Me quiere... ahora mismo. Su ataque me toma por sorpresa, pero, también es una bienvenida. Después de un golpe, yo respondo, un gemido en la garganta. Mis manos se deslizan en su pelo, y abajo a su espalda, ahuecando su trasero desnudo mientras mi lengua explora su boca. Me tiro hacia atrás, mis ojos están entrecerrados. —Bueno, Anastasia, el sueño parece estar de acuerdo contigo— me quejo. —Yo sugiero que vayas a tomar tu ducha, o te pondré sobre mi escritorio ahora— le digo. —Elijo la mesa— susurra con ganas. Me quedo mirándola desconcertado por un pequeño segundo. —Realmente tienes un gusto por esto, ¿no es así señorita Steele? Te estás volviendo insaciable — murmuro. —Sólo tengo un gusto por ti— susurra, me desarmar por completo. Mis ojos se agrandan y se oscurecen con el deseo, mientras mis manos amasan su trasero desnudo. — Claro que sí, sólo por mí — gruño a mi mujer, y de repente, con un movimiento fluido, yo utilizo mi brazo sobre mi escritorio, esparciendo todo su contenido - planes y papeles de mi escritorio, colocándolos en el suelo. Barro a ella en mis brazos, y me eché a bajar a través de la parte corta de la mesa.

— Lo quieres, lo tienes nena — murmuro, sacando una hoja del bolsillo de mis pantalones — mientras que desabrocha los pantalones. Pongo el condón hacia abajo a mi longitud y miro hacia ella. — Por supuesto, espero que estés lista — respiro con una sonrisa lasciva. En ese instante, le entro, llenándola mientras mantiene sus muñecas firmemente a su lado, y me pongo empujando en ella profundamente. Ella grita de placer. Esta tan húmeda ya. — ¡Cristo, Ana! Estas tan lista — le susurro de admiración. Ella envuelve sus piernas alrededor de mi cintura, y se aferra a mí de esa manera, al estar mirándola fijamente, con los ojos brillando con la pasión y la posesividad de esta mujer. Ella es mía, y quiere que yo afirme de nuevo. Me agrada. Empiezo a mover y coger impulso. Cojo profundo y duro, y ella grita de placer. Es pura lujuria, posesión pura, puro deseo carnal... y algo más debajo de todo ese exterior de espesor. Algo que viene de mi interior. Me muevo, y me muevo, deleitándome en la sensación de mi mujer. Mis labios se separan y mi respiración se incrementa a medida que me acerco a mi clímax. Retuerzo mis caderas, girando y veo que ella también está disfrutando de la sensación de saciedad también. Cierra los ojos, y arquea la espalda para mí, cuando su clímax también se está acercando. Mis golpes son en aumento, y ella gime en voz alta con la sensación de tomar sobre su cuerpo. Empujo más rápido y más duro en un ritmo rápido. Todo su cuerpo se está moviendo junto con mis movimientos y siento sus piernas rígidas a mi alrededor, mientras ella está tratando de aferrarse a la sensación. — Vamos, nena, llega para mí— le convenzo con los dientes apretados, y la necesidad en mí la envía sobre el borde. Ella grita cuando llega a su clímax, y me estrelló contra ella cuando llego a mi clímax, y finalmente en mi mejor momento, le tiro en sus muñecas y se hunden sin decir nada sobre ella. Estoy completamente tomado por ella. Ella me barre y pierdo mi razón. Cambia mis planes. Pierdo el control. Cuando estoy cerca de ella, ¡No quiero nada, pero si a ella!

— ¿Qué demonios estás haciéndome Ana? — Respiro cuando acaricio su cuello. — Me privas por completo. Tienes que confeccionar alguna magia poderosa. Libero sus muñecas, y ella pasa los dedos por el pelo mientras aprieta sus piernas alrededor de mí. —Yo soy la que se engañó, Christian— susurra. Levanto la vista hacia ella perplejo, alarmado. Estoy un poco decepcionado. Levanto la vista hacia ella, mirando. ¡De repente tengo este torrente de emociones de amor por ella, y eso me asusta! ¡No estoy familiarizado con él! ¡No sé cómo manejarlo! Esto no está bien. No es para mí... ¡No puedo amar! Ella es muy inocente, y yo no quiero que ella salga herida por mí. Pero maldita sea, la quiero. El lado egoísta de mí, dice que ella es mía en todos los sentidos de la palabra. Pongo mis manos en ambos lados de la cara y mantengo la cabeza en su lugar. — ¡Tú. Eres. Mía! —Digo con cada palabra en staccato. — ¿Entiendes? — Digo más ardientemente como un fanático. Pero también es mi súplica a ella. Quiero que se quede mía. No se vaya. No me dejes. El sentimiento que tengo por ella, está haciendo estragos en mi corazón aparte en estos momentos. Estoy completamente dividido entre lo que sé, lo que es seguro, y los deseos de mi corazón... — Sí, tuya — ella susurra devolviéndome la mirada. ¿Cómo puedo soportar estar lejos de ella casi una semana? — ¿Estás segura de que tienes que ir a Georgia? — Le pregunto. Ella asiente con la cabeza lentamente. No quiero presionarla y hacer que corra lejos de mí. Cierro mis emociones, y empujo hacia abajo, dando a luz a mi rostro impasible que me tomó años para dominar. De pronto me retiro de ella, y ella se estremece. — ¿Estás lastimada?— Pregunto cuando me inclino sobre ella preocupado.

—Un poco— confiesa. Sonrío, eso es bueno. Yo la puse de esa manera, y yo la he reclamado. Ahí es donde he estado. Haría bien en recordar eso. —Me gustas con dolor— le digo con pasión en los ojos. —Es dónde he estado, y sólo me recuerdas— digo con ardiente deseo. ¿Voy a tener suficiente de ella? Le agarro la barbilla y la beso más o menos, y luego la pongo de pie, tomo mi mano hacia ella para ayudarla a salir. Ella mira a la envoltura del condón arrancado a su lado y murmura—: Siempre preparado. — Me quedo mirando el paquete vacío que está sosteniendo en sus manos. — Un hombre puede esperar, Anastasia, soñar, incluso a veces, sus sueños se hagan realidad. — Ella se ve confundida. Yo soy un hombre que ni siquiera tenía orígenes humildes. Desde el segundo en que fui concebido, estaba jodido. Una madre de nacimiento que era una puta de crack, un padre que era uno de sus clientes lo más probable, y los constantes abusos de sus proxenetas, y ella estaba demasiado envuelta en sus propias penas, para ser una verdadera madre. ¡Además de eso se suicidó dejándome con ella muerta durante cuatro días con su cuerpo muerto, sólo para ser encontrados por su proxeneta y ser pateado en todo! Hasta que la Dra. Grace Trevelyan-Grey el angelical médico blanco, decidió adoptarme... Incluso entonces, yo era indigno de esa familia perfecta. Indigno de su amor y afecto, indigno de lo que me otorgó. Yo no tenía nada que ofrecer. No había una sola dirección para que me vaya, y fui abajo... al infierno en una canasta de mano. ¿Cómo puede un niño contaminado caber en una clase de ángeles? Lo que yo no iba a ser lo suficientemente bueno para llegar a ellos. Soñé llegar hasta ese estado... para encajar entre ellos de alguna manera. Traté excepcionalmente duro. Trabajó aún más difícil. Aprendió todo lo que puede. Luchó con todas mis fuerzas para llegar a donde estoy. Permanecí concentrado, controlado y en control. De alguna manera, con una gracia desconocida soy indigno, y estoy aquí... en la presencia de esta mujer angelical que tiene sentimientos por mí.

El temor de que ella fuese quitada de mí, es inmenso. Que de alguna manera yo podría hacerla correr lejos de mí es más que insoportable. Apago el fin de cerrar los temores hacia abajo. —Así que, en tu escritorio, ¿Ha sido tu sueño? —Pregunta secamente con humor. Sonrío una enigmática sonrisa que sólo permanece en mis labios sin tocar los ojos. Por supuesto, esta no es la primera vez que he tenido sexo en mi escritorio. Lo he tenido en numerosas ocasiones. Pero con Anastasia es diferente. Porque ella es diferente. Su cara cambia con mi expresión. Ella se convierte en incómoda, incluso celosa. — Será mejor que vaya a tomar una ducha — dice de pie y tratando de hacer un movimiento para conseguir más allá de mí. Yo no quiero que ella huyera de mí. Es insoportable. Yo fruncí el ceño y paso la mano por el pelo, exasperado. Pero tengo que estar lejos de su tirón. —Tengo un par de llamadas que hacer. Me reuniré contigo en el desayuno una vez que hayas terminado con tu ducha. Creo que la señora Jones ha lavado tu ropa desde ayer. Están en el armario — le digo. Ella se ve sorprendida. —Gracias— murmura. —Eres muy bienvenida— le digo, mi respuesta automática. Ella me da una mirada extraña. — ¿Qué?— Pido en respuesta a fruncir el ceño. — ¿Qué pasa?— Ella pide. ¿Cómo hace eso? — ¿Qué quieres decir?— Le pido. —Bueno... estás siendo más raro de lo normal. — ¿Me encuentras raro?— Pido tratando de reprimir una sonrisa. Ella se sonroja por supuesto.

—A veces— responde ella. La miro especulativamente. —Como siempre, estoy sorprendido por usted, señorita Steele— digo. Ella hace las cosas como el inesperado regalo del sexo escritorio, o me reprende a su manera. — ¿Me sorprendió?— Me pide. — Digamos que era un lujo inesperado. — Nuestro objetivo es complacer, Sr. Grey — dice ella, devolviéndome mis propias palabras, inclinando la cabeza hacia un lado. — Y por favor, me lo haces — me dice. Yo me inundo con esa emoción de nuevo, y me pone incómodo. No estoy acostumbrado a ella. Porque me hace perder el control. Perder mi razón. Con su proximidad... No quiero perder el control de esta emoción gestando dentro de mí. Es inquietante. —Pensé que ibas a tener una ducha — le digo tratando de enviar a su lugar, al bloquear esta emoción a través de la inundación. — Sí... um, te veré en un momento — dice ella y deja mi estudio confusa, y con una especie de malestar. Cuando sale de mi estudio, me hundo de nuevo en mi silla. Sostengo la cabeza entre las manos tratando de desengañarme a mí mismo, al aquí y ahora a recoger mis sentidos y mis ingenios. Ella me desarma por completo. Pero no es sólo eso. Yo respondo a ella de una manera tal que es como un planeta que tira en la órbita del sol. No veo nada más que a ella. Yo existo en ningún otro lugar, pero con ella. La única manera de escapar brevemente este encanto es tener un poco de distancia de ella. Pero cuando pongo la distancia entre nosotros, me duele por ella. Es mi enigma. Niego con la cabeza, tratando de ocuparme de otra cosa. Recojo los planos que arroje al suelo. Puse más atención a mi tarea. Por fin puedo volver a mis llamadas telefónicas para ordenar el horario de trabajo de esta tarde.

Escribo notas para la sesión de lluvia de ideas de la tarde para el prototipo que estamos diseñando. Antes de darme cuenta, casi treinta minutos han pasado desde que Anastasia salió de mi estudio. Ella debe haber terminado con su ducha por ahora, y lista para comer su desayuno. Yo desciendo de mi estudio a la cocina y oigo a la señora Jones pidiendo a Anastasia si le gustaría su té ahora. Ella responde —: Por favor — a la señora Jones. — ¿Quieres algo de comer? — Mrs. Jones le pregunta. — No, gracias— Anastasia responde para mi disgusto. — Por supuesto, tendrás algo para comer— dije, ceñudo mientras caminaba en el área de la cocina. — A ella le gustan los panqueques, tocino y huevos, señora Jones — digo. — Sí señor Grey. ¿Qué le gustaría señor? — Me pide. — Tortilla por favor, y un poco de fruta — le respondo mientras mi mirada se fija en Anastasia. Estoy en su tirón de nuevo, dentro de su órbita. — Siéntate— ordeno a ella apuntando a uno de los taburetes de la barra. Ella se sienta y me tomo el asiento junto al de ella. Me inclino y le susurro — ¿Has comprado tu billete de avión? — No, lo voy a comprar hasta cuando llegue a casa, en línea— ella responde. Si ella esperó tanto tiempo, tal vez no tiene el dinero necesario para comprarlo lo que hace esto a mi corazón. ¿Por qué no pensé en eso antes? Me apoyo un poco más y quiero preguntarle si necesita dinero para la compra del boleto. Pero se cómo es ella con la recepción de regalos, me estoy quedando sin opciones para una manera de preguntarle. Froto mi barbilla en la contemplación.

— ¿Tienes el dinero para el billete? — Puedo preguntar finalmente. — Sí — dice ella con una paciencia fingida como si estuviera hablando con un niño molesto. Levanto una ceja para reprenderla, y ella de inmediato hace las paces a sí misma. — Sí, lo creo. Gracias. Pero, yo no quiero que viaje en clase turista si puedo evitarlo. Tengo un jet que puede usar. Yo haría cualquier cosa por ella, poner todo lo que poseo a sus pies... si ella supiera. —Tengo un jet. — Puedo decir como una forma de introducción a lo que quiero decir. —No está programado para ser utilizado por tres días, está a tu disposición si así lo deseas. Ella abre la boca a mí en respuesta. Un destello de emociones pasa a través de su cara. Ira, sorpresa, diversión, choque. Finalmente ella se las arregla para suprimir todos ellos, y dice—: Ya hemos hecho claro, el mal uso de la flota de aviación de tu empresa. No me gustaría volver a hacerlo. Me siento dolido con su rechazo. Puedo hacer lo que quiera con lo que tengo. Ese es el punto de tener en la compañía de todo para mí. He trabajado muy duro para hacer lo que quiero, no para acabar de responder a otras personas. —Es mi empresa, es mi avión — le digo, sin ser capaz de mantener la voz herida de mí. ¿Por qué es que siempre se negaba a mis esfuerzos para cuidar de ella? — Gracias por la oferta. Pero, sería mucho más feliz de tomar un vuelo de línea regular. — Estrecho mis ojos, pero quiero también escoger mis batallas con cuidado con ella. Estoy tratando de no ser dominante. Así que, no digo nada más sobre el tema. Tal vez pueda actualizar su vuelo por lo menos. — Como usted desee— a continuación digo suspirando. — ¿Tienes que prepararte para tu entrevista de hoy en día? — Pido un cambio de tema.

—No— responde. — Grandioso. ¿Todavía no me vas a decir en que editoriales es que estás entrevistando? — Le pido. —No— responde ella con una sonrisa. Mis labios se curvan en una sonrisa con la respuesta de ella. Todavía puedo averiguarlo. —Soy un hombre de recursos señorita Steele— digo en ese sentido. —Soy plenamente consciente de eso Sr. Grey. ¿Vas a realizar un seguimiento de mi teléfono de nuevo? — Me pregunta con una cara completamente inocente. —Como cuestión, de hecho voy a estar muy ocupado esta tarde, así que voy a tener que conseguir a alguien que lo haga por mí— le digo sonriendo. Ella piensa que estoy bromeando, pero en una gran cantidad de asuntos, siempre que concierna a Anastasia, no bromeo. —Si puedes poner a alguien a hacer eso, tienes obviamente, un exceso de personal, Señor— afirma con serenidad. —En ese caso, voy a enviar un correo electrónico al director de recursos humanos y que ella encuentre nuestra cuenta principal— le digo tratando de reprimir una sonrisa. Después nos sirvieron el desayuno, la señora Jones nos deja para darnos algo de privacidad. Anastasia finalmente alcanza su máximo hacia mí, queriendo preguntarme algo, pero sin saber cómo abordar el tema. No puedo tomar el suspenso más. — ¿Qué es Anastasia? — Le pido. —Sabes, nunca me dijiste por qué no te gusta que te toquen. — Ah, eso. Porque es un tema que trato de evitar a toda costa. Ella mira hacia otro lado preocupada.

— Ya te he dicho más de lo que le he dicho a nadie Anastasia — respondo en voz baja. Mi mirada es impasible, estoy todo lo contrario. No me gusta hablar de esos temas, porque nos lleva a una época en la que no podía hacer nada, y no tenía control sobre lo que me pasó, ni a mí alrededor. Estoy demasiado lejos de ese tiempo, y no quiero refrescar los recuerdos horribles de nuevo que a menudo me visitan en la noche en mis sueños. Ella finalmente niega con la cabeza como para despejarla de los pensamientos que está teniendo. — ¿Va a pensar en nuestro arreglo mientras estás fuera? — Lo que pido. —Sí— ella responde con honestidad. Me mira. Esos ojos... Estoy perdido en ellos. — ¿Me echarás de menos? — Pido queriendo mucho que ella me quiera tanto como yo la quiero. Ella mira hacia mí de nuevo sorprendida por mi pregunta. ¿Por qué está sorprendida de que yo deseo que me eche de menos, o que yo quiero saber si ella me echaría de menos... realmente, realmente me falta, como la extrañare. —Sí— responde, y no veo nada más que la verdad en su respuesta. Alivio lava completamente sobre mí. — Te voy a extrañar demasiado — respondo a su respuesta sin siquiera darse cuenta. — Más de lo que sabes — respiro. Voy a tener un tiempo difícil teniendo que ser separado de ella. Su mirada se calienta con mi respuesta. Yo quiero que ella vea lo difícil que estoy tratando de conocer a su mitad, más de la mitad. Le acaricio la mejilla, y me agacho y la beso suavemente. No quiero dejarla ir, pero tiene que llegar a su apartamento para reservar su vuelo, y prepararse para sus entrevistas y las maletas para partir mañana. Voy a extrañarla mucho. La sostengo y la beso largo y duro. — Anastasia, quiero que te lleves tu MacBook, y tu Blackberry contigo. Y esto no es una petición —digo con fervor.

No puedo soportar de no estar en contacto con ella durante todo ese tiempo. Si ella no está aquí, tengo que tener algo tangible, alcanzable, al menos, escuchar su voz, o leer sus palabras. —Está bien — dice, sin un argumento que me plazca. — Tengo que ser capaz de mantenerme en contacto contigo... en todo momento — le digo. No es sólo mi necesidad de controlarla, o ser sólo el propietario, aunque esos sentimientos están siempre presentes. Tengo que cumplir con el sentimiento de conexión con ella. No puedo soportar que no esté cortado ni siquiera por unos pocos días. La idea es demasiado dolorosa. Ella finalmente recoge sus cosas para irse, y está diciendo adiós a mí aquí y ahora. —Voy a llevarte a tu coche — le digo. — Tú no tienes que hacer eso, Christian — dice ella haciéndome fruncir el ceño. —Yo no lo hago porque tengo que hacerlo, lo hago porque quiero — le contesto. ¡Caray! ¿No puedo incluso encaminar a mi mujer a su coche? Tomo su mano y golpeo las puertas del ascensor para que se abran. Estoy perdido en pensamientos de ella. ¿Y si ella se va a poner una distancia entre nosotros? No es sólo una distancia física, sino también una distancia emocional, a buscar otras posibilidades románticas. El pensamiento me está matando. Voy a extrañarla mucho. Ya estoy sintiendo que el espacio a través de entre nosotros, es menos de unos pocos centímetros. De repente tengo este enorme deseo por ella, y tiro de ella en mis brazos, capturando su cara entre mis manos. —Voy a echarte de menos — le digo con fervor.

Sus ojos se abren con mi declaración, pero ella llega y toca mi cara cuando cierro los ojos para perderme en ella, y ella capta mis labios incorporándose sobre sus dedos de los pies y me responde con un gemido profundo y la beso de nuevo, nuestras lenguas girando, mezclando mientras con mi mano izquierda la sostengo en la nuca del cuello, y con la mano derecha capto su culo y le empujo dentro de mí. Haciéndola sentir mi erección. —Voy a echarte de menos... señorita Steele — digo en sus labios, y ella gime. Las puertas del ascensor se abren, y yo tomo su mano en la mía, la mirada en ella una vez más, y su caminar hacia su auto. ¿Cómo voy a hacer el pensamiento de la semana sin ella? Una distracción... Volar, o navegar aunque nada será tan bueno, como si ella estuviera aquí... La miro con nostalgia de nuevo. —Vuelve pronto...— Susurro. —Lo haré...— dice y sonríe.

Traducido y Corregido por Mayte008

espués que sale Anastasia, yo llamo a Taylor a mi estudio. —Sí, señor— responde con cortesía. —Taylor, quiero que te enteres de en qué aerolínea la señorita Steele, va a comprar su boleto de avión. No me importa cómo lo siguas. Ya sea la sigues a través de su tarjeta de crédito o de su portátil... —dije con una mirada fija y una expresión determinada. —He creado un acceso señor a su portátil. Estoy seguro de que puedo comprobar en qué sitio va y lo que ella compra desde la aerolínea — dice con confianza. — ¡Grandioso!— Digo ya nervioso. ¿Por qué se hace tan difícil para mí, cuidar de ella? ¡Ella es mi mujer, maldita sea! ¿Por qué no debo cuidar de ella? ¿Por qué es tan reticente a la hora de aceptar mi ayuda? ¡Yo me ocupo de lo mío! —Una vez que te enteres de la línea aérea, obtener la información de vuelo, número de reserva, etc. Quiero que llames a la compañía aérea y actualices su boleto a primera clase, la pones en el asiento de la ventana, y compras el asiento junto al de ella. Quiero que ella tenga el espacio para moverse extra —digo.

Taylor es completamente pasivo, pero coge un pequeño destello de diversión en sus ojos por un segundo. —Sí, señor. ¿Algo más, señor? —Sí, necesito que me lleves al trabajo. Tengo que estar en la oficina durante un tiempo en la actualidad. Mi asistente se suponía programaría a Claude Bastilla para una sesión. Averigua cuándo lo hiso Andrea antes de que nos vayamos. Una vez que sepas cuándo, envíame un texto, y me recoges. ¡Necesito la sesión de hoy! —Puedo decir con exasperación. — Tengo reuniones, pero dile a Claude que espere. Podemos hacer ejercicio en el gimnasio de mi empresa o en Escala, dependiendo de la hora que está programado. Debemos dejar GEH, alrededor de la 1:00 pm —le digo. —Sí señor. Informaré una vez que actualice el vuelo de la señorita Steele — dice con respeto, asintiendo con la cabeza. Está a punto de salir de mi estudio, pero al ver mi estado preocupado, se vuelve hacia mí para preguntar algo. — ¿Quieres que haga un seguimiento de teléfono de la señorita Steele, señor, para localizar su paradero?— Creo en esto por un segundo. —No...— le digo, vacilante, pero agrego—: No, ella me dejó saber dónde se entrevistara una vez que lo haya hecho con ellos. No hay ningún punto, en saber hasta que ella haga el trabajo. —Sí, señor— responde, y deja mi estudio. Pienso en Anastasia, y por qué ella quiere distanciarse de mí. Voy a tener un tiempo difícil en su ausencia. ¡Mierda! Ella sólo se ha ido a menos de una hora, y ya estoy terriblemente echándola de menos. Verifico mis correos electrónicos antes de ir a trabajar. Hay uno de Elena.

_____________________________________________ De: Elena Lincoln Asunto: ¿Cena? Fecha: 30 de Mayo de 2011 10:12 Para: Christian Grey

Hola Christian. ¿Has tenido tiempo para comprobar tu horario para la cena? No te he visto en mucho tiempo. Te he echado de menos. Tu nueva Sum suena muy interesante. Me encantaría saber de ella. Llámame. Nos pondremos al día. Hasta que te vea. Elena _____________________________________________ Ahora que lo pienso de ella, ya que Anastasia se iba de la ciudad de mañana, mi horario estaría libre mañana por la noche, para que yo pudiera encontrarme con Elena para cenar mañana por la noche. _____________________________________________ De: Christian Grey Asunto: ¿Cena? Fecha: 30 de Mayo de 2011 12:48 Para: Elena Lincoln

Elena Mi horario está libre mañana por la noche. ¿Diremos 20:00 en nuestro lugar habitual? Christian Grey CEO de Grey Enterprises Holdings Inc. _____________________________________________ Pulso enviar. Mi mente se desvía de nuevo a Anastasia. Yo quiero hablar con Elena sobre ella. Anastasia me confina por completo. Ella es un enigma, una fuerza tal como la vida, la idea de perderla, me asusta del todo. Puedo hablar con Elena sobre mis sentimientos. Ella me conoce desde hace mucho tiempo, podría tener una idea, y ayudarme a clasificar estos sentimientos incómodos que tengo acerca de Anastasia. Estoy listo para ir a trabajar ya que tengo una reunión con el equipo de ingeniería. Me gusta estar en las manos y en control en todo lo que hago, ya sea mis adquisiciones de negocios, o los productos de que mi equipo está desarrollando. Yo quiero ser una parte de ella, y tendré algo que decir en todo lo que se hace dentro de mi empresa. Soy un hombre que está siempre en control, yo hago todas las nuevas decisiones. Me gusta mi autonomía mucho. Lo valoro más que nada. He trabajado muy duro para lograrlo, de hecho, en los últimos siete años, yo no tengo que dar explicaciones a nadie, e hice lo que deseaba. No quiero volver a dejar que la libertad se vaya. Pero, de nuevo, todas las apuestas están apagadas cuando se trata de Anastasia. Ella me desarma a un ritmo alarmante. Asusta a la vida fuera de mí. Yo deseo que lo haga, pero entonces, porque esta tan fuera de mi norma, lucho contra ella. Esto no puede ser bueno para mi autonomía. ¡Mierda! ¡Qué dilema en que estoy! No sé qué nombre tienen las emociones extremas que estoy sintiendo por ella. Eso es algo que he evitado toda mi vida adulta.

Pierdo toda mi razón con ella. Pero en la otra mano, se convierte en mi razón de ser... de existir. Cuando ella está cerca, eso es todo lo que veo, todo lo que quiero, todo lo que quiero experimentar. ¡Ella es mía! ¿Qué sucede si se encuentra con alguien en Georgia? ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Se irá casi una semana entera! Si fui llevado por ella en la primera vista, alguien fácilmente podría ser tomado por ella. Nunca he estado tan cerca de nadie, a este ritmo, en un corto espacio de tiempo. Me preocupa... Tan pronto como salga de la zona, algunos hijos de puta siempre se acercan a ella. Me paseo nerviosamente alrededor de mi estudio. Necesito distracción de mis preocupaciones en la actualidad. Un par de horas con Claude Bastilla debe aliviar algo de mi frustración y me proporcionara la distracción muy necesaria.

Entre mi oficina, Andrea y la fiebre del becario a sus pies. He estado perdiendo el tiempo en GEH últimamente, pero estoy siempre presente a través de otros medios, debido a mí —obsesión por el control— como la señorita Steele lo habría dicho. Soy el jefe de nuevo, a cargo de mi destino, a cargo de lo que sé. —El equipo de ingenieros y el Sr. Barney, están en la sala senior de reuniones, con sus propuestas para el prototipo— Andrea me informa. Cuando entro en la sala de reuniones, todo el mundo se apresura a sus pies.

—Damas y caballeros— les digo a propósito de saludar a todo el mundo al mismo tiempo. Barney está a la cabeza. —Señor, el equipo de ingeniería subió con una nueva interfaz de hoy, pero quería mostrarle a usted y obtener su entrada— dice. — Vamos a echar un vistazo a él — le digo mientras nos lanzamos en el pleno apogeo de la reunión. Hay algo aún desaparecido. Yo no quiero menos que un producto perfecto. Si algo vale la pena hacerlo, vale la pena hacerlo bien a la primera. Nosotros damos una lluvia de ideas sobre la forma de utilizar la energía limpia, mientras que la creación de un producto que funciona a la perfección, y es elegante. Tomo sus esquemas, y doy mi entrada. Esto no está hecho todavía - no es de mi entera satisfacción. Voy a mirar en los dibujos. Una vez que termine esta reunión, me encuentro con Marco durante treinta minutos. Entonces Ros viene para una reunión de la empresa que hemos discutido liquidar un día antes para repasar las finanzas, una vez más. Soy todo negocios, todo control, y el amo de mi destino. Me gusta eso. La idea de no ser capaz de ver a Anastasia me da una impaciencia añadida. Cuando salgo de la oficina para hacer ejercicio con Claude Bastille, son casi las cinco de la tarde. Taylor me lleva a mi gimnasio habitual, donde me encuentro con Claude. Caliento, corro, levanto pesas, y un poco de cardio. Entonces Claude y yo, entrenamos el uno al otro durante una hora... duro. Él retiene nada, y yo le doy todo lo que tengo como si mi vida dependiera de ello. La sensación de Anastasia dejando la ciudad pesa mucho sobre mí. Claude Bastille cuenta mi fervor y da una unidad adicional. — ¡Usted es un infierno sobre ruedas hoy!— Comenta. —Preparación por mis sesiones perdidas— le digo con una cara pasiva. —No lo sé. Parece como si usted tuviera este empuje extra — dice. —Bueno, gracias— le digo todavía pasivo — que significa mucho viniendo de ti— le contesto. Nos inclinamos ante sí al final de nuestro entrenamiento MMA.

— ¿Mañana, a la misma hora, entonces?— pregunta. —No, mejor que sea antes. Mi asistente te llamará para la hora — le respondo. —Como quieras Grey— responde, nos damos la mano, y salgo para el Escala. Lo primero que hago cuando salgo a mi ático, es quitarme la ropa de entrenamiento sudorosa, y tomo una ducha. Me meto en mis pantalones vaqueros y una camiseta, ya que estaré en casa por el resto de la noche. Cuando salgo de mi habitación, la señora Jones me ha puesto un lugar en la barra el desayuno. — ¿Qué le gustaría beber señor? —Sancerre por favor— le digo. —Sí, señor— dice mientras me sirve un vaso de vino. Después de que termino mi cena, me voy a mi estudio para revisar los esquemas que mi equipo de ingenieros me dio. Todavía no he tomado una decisión, ya que conocen todas mis necesidades. Yo pongo los planes en mi escritorio, y un destello repentino de las actividades de esta mañana, inundan mi mente con Anastasia en esta misma mesa, y mi corazón se contrae como desaparecido. Yo la echo de menos. Es como que si ella tomara un pedazo de mí con ella. Nunca sé lo que va a decir o hacer. Pero, por mucho que me da miedo, me encanta eso de ella, porque me mantiene alerta. No quiero sacarla de mi vida, y nunca he querido nada más de lo que yo la quiero. Atormentaba a mi cerebro, por algo que quería más. No puedo pensar en nada. No hay otras mujeres - incluso nadie estaba cerca de ella. Nunca he deseado a nadie con la profundidad y la altura de mi alma como a ella. Nunca me he sentido así por cualquier persona, y nunca había estado en el miedo a perder a alguna de las mujeres con las que había estado.

Si rompía con una de las otras mujeres, siempre habría alguien de igual o mayor valor. Nunca pude pensar de esa manera sobre Anastasia. Ella no tiene igual, porque ella localiza mi alma lo que falta, no me satisface sólo sexualmente, aunque Dios sabe, que es razón suficiente, pero ella se convierte en mi conciencia, mi razón, mi vida. La profundidad del sentimiento que tengo por ella, es más allá de lo que me imaginaba - me da miedo en mi núcleo. ¿Es esto bueno para mí, el sentirme de esa manera? Tener el control de cada aspecto de mi vida ha sido monumentalmente beneficioso para mí. ¿Podría perder el control y una joven causar que pierda lo que he adquirido a lo largo de los años? Por un breve momento, trato de pensar en un futuro sin ella, y de repente, me siento como si estuviera sangrando lentamente hasta la muerte por mil cortes... insoportablemente doloroso. ¡Incluso la idea del hipotético caso me duele hasta la médula, no puedo respirar! Sostengo mi escritorio para no perder el equilibrio. Oigo el ding familiar de mi correo electrónico. ¡Miro hacia arriba, y gracias a Dios, es de Anastasia! _____________________________________________ De: Anastasia Steele Asunto: Entrevistas Fecha: 30 Mayo 2011 18:48 Para: Christian Grey

Muy señor mío: Mis entrevistas salieron bien hoy. Pensé que tal vez quiera saber. ¿Cómo estuvo tu día? Ana _____________________________________________

Leí su sencillo mensaje una y otra vez. Contuve el aliento, y me digo que ella está a sólo unos kilómetros de distancia, todavía en la ciudad, y que está interesada en mi día, y ella me está dejando entrar a sus actividades. El alivio me inunda lentamente. Escribo mi respuesta una vez que tengo mi ingenio acerca de mí mismo.

_____________________________________________ De: Christian Grey Asunto: Mi día Fecha: 30 Mayo 2011 19:02 Para: Anastasia Steele

Querida señorita Steele Todo lo que haces me interesa. Eres la mujer más fascinante que conozco. Estoy tan contento de que tus entrevistas salieron bien. Mi mañana fue más allá de todas las expectativas. En cuanto a mi tarde, era muy aburrida en comparación. Christian Grey CEO de Grey Enterprises Holdings Inc. _____________________________________________

Pulso enviar. Su respuesta está a un golpe de vuelta, en dos minutos exactos.

_____________________________________________ De: Anastasia Steele Asunto: Mañana Agradable Fecha: 30 Mayo 2011 19:04 Para: Christian Grey

Muy señor mío: Esta mañana fue ejemplar para mí, así, a pesar del hecho de que usted estuvo extraño conmigo después del sexo impecable en su escritorio. No creas que no me di cuenta. Gracias por el desayuno. O da gracias a la Sra. Jones por mí. Me gustaría hacerte una pregunta sobre ella - sin alterarte fuera en mí de nuevo. Ana _____________________________________________ Hay dos cosas que saltan de la página para mí: El primero es el sexo impecable. ¿Con que lo está comparando? Ella no ha tenido otras parejas, ¿O las tiene ella? ¡Es mejor que no! Y su interés por la señora Jones. ¿Algo había pasado por entre ellas esta mañana? ¿Qué está haciendo su curiosidad por la señora Jones? _____________________________________________ De: Christian Grey Asunto: ¿Publicidad y tú? Fecha: 30 Mayo 2011 19:09

Para: Anastasia Steele

Anastasia Extraño, extraño: no son verbos y no deben ser utilizados por cualquier persona que quiera entrar en la edición. ¿Sexo Impecable dices? Comparado con que, ¿dígame por favor? Y ¿Qué es lo que hay que preguntar acerca de la señora Jones? Me intriga. Christian Grey CEO de Grey Enterprises Holdings Inc. _____________________________________________ Pulso enviar. Pero ella no responde instantáneamente, mientras se lo hace normalmente. Cuando llega de nuevo, me siento aliviado. Pero el título es molesto. _____________________________________________ De: Anastasia Steele Asunto: Usted y la señora Jones Fecha: 30 de Mayo de 2011 19:18 Para: Christian Grey

Muy señor mío: El lenguaje es una entidad orgánica y evoluciona y sigue adelante. No está atrapado en una torre de marfil, con costosas obras de arte con vista a la mayor parte de Seattle, con un helipuerto pegado en el techo.

Impecable - en comparación con las otras veces que tenemos... ¿Cuál es la palabra que usa? ... oh sí... jodida. En realidad la jodida ha sido extremadamente impecable y punto, en mi humilde opinión. Pero, de nuevo, tengo muy poca experiencia en ese departamento como usted bien sabe. ¿La señora Jones fue una ex-sum tuya? Ana _____________________________________________ Estoy muy sorprendido de la manera en que ella piensa de la señora Jones. Ella es una mujer respetable en todos los sentidos, que ¡No he tenido ninguna relación que no sea profesional! Por supuesto, ella nunca ha sido mi Sum! Yo nunca contrataría a alguien con que he tenido relaciones sexuales. Anastasia habría sido la única excepción a eso, sino con la forma en que está pensando, tal vez tenga que volver a evaluar la idea. Me apresuré a escribir hasta una respuesta. _____________________________________________ De: Christian Grey Asunto: Lenguaje. ¡Cuida lo que dices! Fecha: 30 Mayo 2011 19:23 Para: Anastasia Steele

Anastasia La señora Jones es un empleado valioso. Nunca he tenido ninguna relación con ella más allá de nuestro trato profesional. Yo no emplearía a nadie con quien haya tenido alguna relación sexual. Estoy completamente sorprendido de que tú lo pienses. Tú serías la única persona con la que me gustaría hacer una excepción a esa regla, porque eres una mujer joven brillante con habilidades de negociación pendientes.

Sin embargo, si tú continúas usando un lenguaje tal, voy a tener que reconsiderar esa oferta. Me alegro de que tengas una experiencia limitada. Tu experiencia seguirá siendo limitada, sólo para mí. Voy a continuación, a tomar como un impecable cumplido. Aunque, nunca sé si es un cumplido o no, cuando se trata de ti - si es tu sentido de la ironía, como de costumbre. Christian Grey CEO de Grey Enterprises Holdings Inc. Desde su torre de marfil _____________________________________________ Pulso enviar y espero a que ella respondiera. No estoy contento con sus preocupaciones acerca de la señora Jones. _____________________________________________ De: Anastasia Steele Asunto: Ni por todo el té de China Fecha: 30 Mayo 2011 19:28 Para: Christian Grey

Querido señor Grey Creo que ya he expresado mis reservas acerca de trabajar para su empresa. Mis puntos de vista sobre esto no han cambiado, no están cambiando, y no cambiarán alguna vez. Tengo que dejarte a ti mismo, desde que mi compañera Kate volvió con la comida china. Mi sentido de la ironía y yo te desean buenas noches. Me pondré en contacto contigo una vez que llegue a Georgia. Ana

_____________________________________________ Su respuesta me hace sonreír. _____________________________________________ De: Christian Grey Asunto: Incluso para Twinings Inglés. ¿Té en desayuno? Fecha: 30 de mayo de 2011 19:30 Para: Anastasia Steele

Buenas noches Anastasia. Espero que usted y su sentido de la ironía, tengan un buen vuelo a Georgia. Christian Grey CEO de Grey Enterprises Holdings Inc. _____________________________________________ Taylor llama a la puerta de mi estudio. —Entra Taylor— le digo. —Señor, he adquirido la información del vuelo de la señorita Steele— él comienza. —Está bien. ¿Has comprado su vuelo? —Sí señor. Ella ha actualizado a primera clase, y también he comprado el asiento junto al de ella, para darle…— aclara la garganta involuntariamente y crea un cuestionamiento— más margen de maniobra — dice con una cara completamente recta.

— ¿Qué asiento? —Señor, el asiento en la ventana y el de al lado de ella estarían vacíos. — ¿A qué hora se irá? —Diez y media de la tarde, señor— él pasa su tiempo en su reloj. —En un poco más de dos horas, ella debe estar en el aire. — ¡Grandioso! En cuanto a la agenda de mañana — le digo y me voy por mi horario de trabajo con él. Estoy nervioso, e irritado por alguna razón. Me doy cuenta de que estoy temblando de las piernas en un gesto nervioso. Taylor debió darse cuenta de ello. Él fríamente me pregunta—: Va a ir al gimnasio a hacer ejercicio señor. ¿Va a estar trabajando esta tarde? Yo estaba pensando en practicar algo de MMA. Si desea, podemos emparejar y trabajar juntos. Si usted tiene que trabajar esta noche y no me va a necesitar un par de horas, voy a ir y hacer ejercicio en el gimnasio, señor — dice con mucho tacto. —Me reuniré contigo en el gimnasio. Te veré en diez — despedirlo.

le digo al

—Sí, señor— dice y sale de mi estudio.

Más de una hora después, volvemos a mi ático, funcionó, mis músculos levemente adoloridos con los esfuerzos de los exigentes movimientos de MMA. Me doy una ducha, y me visto, y vuelvo a mi estudio.

Hay un montón de trabajo que tengo que pasar, por no hablar de los esquemas del equipo de ingeniería que me han proporcionado. Paso mis manos por el pelo mojado deseando que lo estuviera haciendo la señorita Steele. Hablando del diablo, mis mensajes de correo electrónico suenan familiares, y es la Señorita Steele. _____________________________________________ De: Anastasia Steele Asunto: Gestos sobre-Extravagantes Fecha: 30 Mayo 2011 21:52 Para: Christian Grey

Querido señor Grey Estoy alarmada que usted sabía que yo estaba en el vuelo y yo no soy la única que le ha proporcionado esa información. Usted sabe que su acoso no tiene límites. Esperemos que el Dr. Flynn esté de vuelta de sus vacaciones. He tenido una manicura, un masaje de espalda, y dos copas de champán, que proporcionó un muy buen comienzo de mis vacaciones. Y tengo que agradecerte. Ana _____________________________________________ Ella está un poco molesta, pero se burla y está agradecida, aunque con Anastasia, es difícil decir de qué manera está. Ella consiguió un masaje... No sé si me gusta eso. Masaje ¿eh? ¿Qué tipo de masaje? ¿Quién le estaba dando el masaje?

_____________________________________________ De: Christian Grey Asunto: Eres muy bienvenida Fecha: 30 de Mayo de 2011 21:58 Para: Anastasia Steele

Querida señorita Steele Dr. Flynn está de vuelta de sus vacaciones, de hecho tengo una cita para verlo de esta semana. ¿Quién estaba masajeándole la espalda? Christian Grey CEO con los amigos en los lugares correctos, Grey Enterprises Holdings Inc. _____________________________________________ Pulso enviar y espero a que ella respondiera. 20 minutos pasan, y no hay respuesta de vuelta de ella. ¿Está a por más masaje? ¡Cristo! ¿Cuánto tiempo se tarda en recibir un masaje en un aeropuerto? _____________________________________________ De: Anastasia Steele Asunto: Manos fuertes, capaces Fecha: 30 Mayo 2011 22:23 Para: Christian Grey

Muy señor mío: Un joven dulce y agradable me masajeo en la espalda. Sí, fue muy agradable. Tengo que dar las gracias por mi encuentro con Jean-Paul, sin la cual no hubiera encontrado con él en la sala de espera común. Así que, gracias una vez más. No estoy segura de sí voy a permitirme el correo electrónico una vez que nos quitamos, y voy a necesitar mi sueño de belleza ya que no he estado durmiendo muy bien últimamente. Ana _____________________________________________ ¿Qué carajo? ¿Qué está tratando de hacerme? Ardo instantáneamente en combustión con los celos. Bueno, ella tuvo éxito. Oh nena, te voy a dar, por el momento, ¡Pero espera que te ponga las manos encima otra vez! Yo sé lo que haría con esa boca tan inteligente suya. _____________________________________________ De: Christian Grey Asunto: Disfrútalo mientras puedas Fecha: 30 de Mayo de 2011 22:26 Para: Anastasia Steele

Querida señorita Steele Sé lo que estás tratando de hacer, y confía en mí cuando digo esto, usted ha tenido éxito en el cumplimiento de lo que me has hecho, estoy más allá de celos. Dado que ese es el caso, la próxima vez que usted vaya a viajar, lo hará en la bodega de carga, atada y amordazada, y en una caja. Créanme cuando te digo que lo atenderé en ese estado, me va a dar mucho más placer, que sólo simplemente actualizar tu boleto a primera clase.

Voy a la espera de tu regreso. Christian Grey Palma crispada. CEO, Grey Enterprises Holdings Inc. _____________________________________________ ¡Pon eso en tu pipa y fúmatelo señorita Steele! Así que, ¿quieres darme celos? probablemente no sabré de ella, hasta que regrese, pero soy un hombre paciente en este momento. Voy a esperar. Pero en cuatro minutos, me abolla un e-mail de nuevo ¿Qué demonios? ¿Está enviándome un correo electrónico a mí, durante el vuelo y arriesgando su vida, junto con las vidas de los demás pasajeros? _____________________________________________ De: Anastasia Steele Asunto: Bromear Fecha: 30 Mayo 2011 22:30 Para: Christian Grey

Christian, se ve que no tengo ni idea si estás bromeando o no. Y si estas en serio, entonces creo que me quedaré en Georgia. Las cajas son un límite duro para mí. Siento haberte puesto loco. Dime que me perdonas. Ana _____________________________________________ ¡Oh, estoy furioso con ella por su escritura en el avión! ¿Ella no valora su propia vida en absoluto? ¿Por qué está en una misión para ponerme ansioso?

_____________________________________________ De: Christian Grey Asunto: El bromear Fecha: 30 Mayo 2011 22:31 Para: Anastasia Steele ¿Cómo puedes estarme enviando un correo electrónico? ¿Estás arriesgando tu propia vida, así como las vidas de todos los demás a bordo utilizando tu Blackberry? Esta acción contraviene una de las reglas. Christian Grey CEO Dos Palmas crispadas. Grey Enterprises Holdings Inc. _____________________________________________ Pulso enviar apresuradamente. Ya he estado ansioso con su partida, y su desprecio a su propia seguridad, eleva mis niveles de ansiedad varias muescas. ¡Mujer, es mejor que no me escriba hasta que sus pies toquen el suelo con firmeza en Georgia! Me paseo por mi estudio, mientras que por ocasiones mantengo un ojo en mi buzón de correo electrónico, por las próximas dos horas enteras, casi desafiando al objeto inanimado para vomitar un mensaje de correo electrónico de Anastasia. Al igual que un enfrentamiento entre el hombre y la máquina. Y, finalmente, cuando ningún mensaje llega de ella, doy un suspiro de alivio. Ella me pone en el borde, me hace perder la razón, incluso a una distancia, ¡por comportarse de la manera en que ella lo hace, de preocuparme! ¡Yo no lo hago bien con la preocupación! No es una emoción con la que estoy familiarizado. Sólo cuando mi ansiedad se calma, puedo hacer mi camino a la cama.

¡A la mierda! ¿Qué soy yo, un niño de tres años? ¿Por qué tengo esta ansiedad de separación, entonces? Me duele el corazón saber que está en su camino al otro lado del país. Voy a mi cama a un sueño intranquilo, nublado con sueños preocupantes de Anastasia.

Traducido y Corregido por Mayte008

e despierto a un clima sombrío y lluvioso, que refleja perfectamente mi propio estado de ánimo - oscuro y sofocante. Como parte de mi rutina de la mañana, me voy al gimnasio para hacer ejercicio. Correr, levantar pesas y hacer cardio. Taylor también está allí ya. Él asiente con la cabeza y me da el saludo de —Buenos días señor Grey. Cuando me dirijo a la bolsa de boxeo, él de mala gana evalúa mi estado de ánimo con los ojos. Castigo con golpes el saco de boxeo, por lo que Taylor aún está más incómodo. Estoy monosilábico, brusco y menos agradable aun cuando vuelvo a mi ático, dejando a Taylor para hacer ejercicio un poco más. Me Quítate la ropa de entrenamiento sudorosa, y me doy una ducha a caliente, y me quedo bajo el agua hirviendo lloviendo sobre mi espalda. Los recuerdos de Anastasia en esta misma ducha me vienen a la mente espontáneamente. Ella debería haber aterrizado ya. ¿Lo hiso? ¿Me falta? ¿Me espero, o le envió un e -mail? ¿Está tomada por mí tanto como yo estoy tomado por ella? Me paso la mano por el pelo bajo la lluvia de agua caliente en la exasperación. Me lavo rápidamente a mí mismo, y salgo de la ducha, rápidamente me seco como si estuviera perseguido por los perros del infierno.

Primera orden de las cosas, es comprobar mi Blackberry. El alivio me inunda. Hay un mensaje de su llegada segura a las 5:30 PST: — Llegue a salvo a Savannah. Ana. La señora Jones me está arreglando el desayuno. Mi tortilla de costumbre. Tengo mi café y jugo de naranja. Verifico mis correos electrónicos en mi Blackberry con la esperanza de que ella me enviara un e -mail. Y ahí está: _____________________________________________ De: Anastasia Steele Asunto: ¿Te gusta asustarme? Fecha: 31 Mayo 2011 06:51 EST Para: Christian Grey

Cristian, ya ha figurado por ahora cuánto me disgusta que gastes dinero en mí. Sé que eres muy rico, pero el hecho de que estás gastando el dinero me pone incómoda. Porque me siento como si me estuvieras pagando por sexo. Por otro lado, me gusto viajar en primera clase, porque es mucho más civilizado que el turista. Por lo que te doy las gracias. ¡Lo digo en serio! Te lo agradezco. También me gustó mucho el masaje de Jean Paul, pero él era muy gay. Salí de esa parte en mi anterior correo electrónico para cerrar. Porque yo estaba molesta contigo, y realmente lo siento por eso. Pero, reaccionar de forma exagerada, como de costumbre. Realmente no se puede escribir cosas como - atado y amordazado en un cajón para mí.



Pacific Standard Time: hora del Pacífico, UTC−8:00

¿Fue realmente en serio o en broma? Tal idea me asusta... Me asusta... Por un lado estoy completamente atrapada en la marca de tu hechizo teniendo en cuenta que ni siquiera sabía que ese estilo de vida existía hasta el sábado pasado. Pero entonces tú escribes algo así de aterrador, haciéndome querer correr lejos. Lo que por supuesto no quiero, porque me perdería de ti. ¡Realmente te extrañaré terriblemente! Quiero que nuestra relación trabaje, sin embargo, todavía estoy aterrorizada de la profundidad del sentimiento que tengo para ti y del oscuro camino en que me está llevando hacia abajo. Lo que me has mostrado y me estás ofreciendo, está más allá de lo sexy y erótico, que me hace curiosa. Por otro lado estoy completamente asustada, de que tú me vayas a hacer daño, no sólo físicamente, sino también emocionalmente. ¿Y si después de tres meses, tú has tenido suficiente de mí y me dices adiós? ¿Dónde habría que dejarme si lo haces? Sé que ese riesgo existe en cualquier relación. Pero el tipo que tú ofreces, no es el tipo de relación que he imaginado de tener como mi primera. No sabes lo que es un gran salto de fe que es para mí. Me doy cuenta de que ha estado en lo cierto cuando dijiste que no tenía un solo hueso de sumisa en mi cuerpo... lamentablemente estoy de acuerdo contigo. Pero, por otro lado, realmente quiero estar contigo. Y si eso es lo que tengo que hacer para estar contigo, me gustaría probar. Aunque sabiendo cómo de no-sumisa que soy, voy a aguantar y a hacer lo que quieres que haga, y voy a terminar negra y azul, que es una idea que realmente no me entusiasma. También estoy muy contenta de que hayas dicho que intentarás Más. Lo que tú debes pensar es en lo que —Más— significa para mí, en esencia esta es la razón por la que quería tener algo de distancia entre nosotros. Tú ves Christian, me deslumbras y me ciegas tanto, que es absolutamente difícil para mí pensar claramente cuando tú y yo estamos juntos. Oh, que están llamando a mi vuelo ahora. Tengo que irme. Voy a escribir más tarde Tu Ana ____________________________________________

¡Miro mi pantalla en estado de shock! Estoy satisfecho con la cantidad de comunicación que ha rendido el que este más allá de lo que ella divulgó todo el tiempo que hemos estado juntos combinados. Estoy contento y loco a la vez, porque, sentía que tenía que tener una distancia entre nosotros para escribirme, y comunicarse conmigo abiertamente. ¿Por qué no hizo eso cuando ella estaba aquí? ¿Soy tan intimidante para ella? Leí su mensaje una y otra vez durante los siguientes cuarenta y cinco minutos. Se derrite mi corazón de que ella tenga su corazón puesto en mí. Pero, también es preocupante, que a pesar del hecho de que ella es una mujer fuerte, impresionante y hermosa, tiene tan baja autoestima cuando se trata de aceptar lo que quiero hacer por ella. ¿Por qué no debo cuidar de ella? ¿Y qué si tengo tanto dinero? ¿Va a usar eso contra mía ahora? ¡Puedo hacer lo que me dé la gana - con mi dinero que he trabajado tan duro para hacer! Después de evaluar cuidadosamente mis pensamientos, me puse a escribir una respuesta a ella. Mis sentimientos sólo se han profundizado con la comunicación abierta y el hecho de que no quiero perderla nunca, que siempre me esforzare para ser abierto con ella. Ella no sabe las longitudes en las que iría a mantener su afecto por mí. _____________________________________________ De: Christian Grey Asunto: ¡Por fin! Fecha: 31 Mayo 2011 22:31 Para: Anastasia Steele

Anastasia, ¿Sabes lo molesto que es que sólo te comunicas conmigo abiertamente y honestamente sólo cuando se pone algo de distancia entre nosotros? ¿Por qué no hacer eso cuando estamos juntos? Sí, soy rico. Hay que acostumbrarte a ello. ¿Por qué te molesta si me paso el dinero en ti? ¡Le hemos dicho a tu padre, que soy tu novio, por el amor de Dios! ¿No es eso lo que los novios hacen de todos modos? Y como el domingo, yo esperaría que aceptes lo que gasto en ti sin ningún reparo al respecto. Dicho sea de paso, dile a tu madre que soy tu novio también. Es difícil responder a tu comentario de que tú te sientes como una puta, cuando hago las cosas para ti. Sé que no es lo que dijiste, pero leyendo entre líneas, eso es lo que dio a entender. ¿Qué puedo decir y hacer para borrar y erradicar estos sentimientos de ti? ¿No es obvio para ti que yo quiera que tengas lo mejor de todo? Yo trabajo excepcionalmente duro, para que pueda pasar el dinero que gano como mejor me parezca. ¡Puedo y quiero comprar lo que desee tu corazón Anastasia! Tú puedes llamar a la redistribución de la riqueza, si quieres. Simplemente sé que nunca podría, nunca pienso en ti de la manera en que te describes, eres demasiado valiosa para mí, y estoy enojado porque así es como te consideras a ti misma. Eres una: ingeniosa, bella mujer, tan joven y brillante, pero para todo eso, lo que has dicho me hace pensar que tienes este tipo de problemas de autoestima, y yo estoy pensando en hacerte una cita para con el Dr. Flynn. Quiero disculparme por asustarte. La idea de infundir miedo en ti es aborrecible para mí. No, ¿Honestamente crees que vaya a dejarte viajar en la bodega de carga? ¡Por el amor de Dios, te ofrecí mi jet privado! Así que, sí, que era una broma, sin embargo, una pobre en vista de lo ocurrido. Sin embargo, la idea de que estés atada y amordazada me excita - y no estoy bromeando con esta declaración, es un hecho. Sé que tienes problemas sobre arcadas, así que cuando eso suceda, vamos a hablar de ello. Lo que en realidad no te das cuenta, es que en una relación Sum/ Dom, es el Sum que tiene todo el poder. No yo. Ese eres tú.

Recuerda que has dicho que no a mí en la casa de los botes. No puedo y no te toque si dices que no a mí, que es por eso que tenemos un acuerdo. Dice las cosas que debes y no debes hacer. Hay que probar cosas diferentes y tú decides que no te gusta, podemos revisar nuestro acuerdo. Eso todo depende de ti, y no depende de mí. De la misma manera, ya que no deseas ser atada y amordazada y ponerte en un cajón, no va a suceder. El estilo de vida que tengo, es algo que quiero compartir contigo. De hecho, nunca ha habido nada que yo quiera tanto como quiero esto. ¡Francamente, estoy en completo asombro de esto Anastasia! Eres tan inocente y tan dispuesta a intentarlo. Lo que me dice acerca de ti, es más de lo que nunca sabrás. Ves qué tu no completamente comprendes, que es lo que yo soy, el que está atrapado en tu hechizo, aunque lo he dicho y hecho muchas, muchas veces. Yo realmente no quiero perderte bebé. Lo que me pone muy nervioso, es que has volado claro en todo el país más de tres mil kilómetros, para llegar lejos de mí por unos días para que puedas pensar con claridad - que al parecer es algo que no puedes hacer cuando me rodeas. No puedo pensar con claridad a tu alrededor, lo recuerdas Anastasia. Pierdo la razón - que se desvanece por completo cuando tú y yo estamos juntos, si eso te da una indicación de la profundidad de mis sentimientos por ti. Entiendo tu inquietud. Yo trato de mantenerme alejado de ti si te acuerdas. Aunque sabía que eras inexperta, no sabía el alcance de lo mismo. Si lo hubiera sabido exactamente, lo inocente que eras, nunca te habría perseguido, en primer lugar. Sin embargo, todavía te las arreglas para desarmarme por completo de una manera que nadie nunca lo hiso. Un ejemplo es tu dirección de e -mail. Lo he leído y releído infinidad de veces tratando de comprender tu punto de vista. Estás preocupada por la cantidad de tiempo que tenemos en nuestro contrato. Pero tres meses es sólo un tiempo arbitrario. Podríamos hacer más de seis meses o incluso un año. ¿Por cuánto tiempo es lo que quieres que sea?

¿Qué haría que estuvieras cómoda? ¡Tienes que decirme! Sé y entiendo perfectamente que este es un gran salto de fe para ti. Tengo y quiero ganarme tu confianza, pero por la misma razón es que necesito que te comuniques conmigo cuando estoy fallando para hacer esto. En la superficie pareces tan fuerte y autónoma, pero cuando leí lo que has escrito aquí, veo otro lado de ti. Debemos y tenemos que ser guías de los demás Anastasia y sólo puedo tomar mis señales de ti. Por favor, se honesta conmigo, mientras tanto nosotros tenemos que trabajar para encontrar una manera de hacer que este arreglo funcione. Dijiste que te preocupas por no ser una sumisa. Supongo que es cierto, sin embargo, sólo quiero que asumas la actitud sumisa en mi cuarto de juegos. Ese es el único lugar que quiero que me permitas ejercer un control adecuado sobre ti, y el único lugar en que tendrías que hacer lo que te dicen. Ejemplar sería un término para describir eso. Yo nunca te pondría negro y azul. Mi objetivo es el rosa. Pero cuando estamos fuera de la sala de juegos, me gusta que me retes. De hecho, es una experiencia única y refrescante para mí, y nunca querría cambiar eso. Por favor, dime lo que quieres en términos de —más—. Voy a intentar mi mejor esfuerzo para mantener una mente abierta y voy a tratar de darte el espacio que necesitas, y me mantendré alejado de ti mientras estás en Georgia. Estoy mirando adelante a tu siguiente mensaje. Mientras tanto, disfruta en Georgia, pero no demasiado. Christian Grey CEO de Grey Enterprises Holdings Inc. _____________________________________________ Golpeé enviar después de leer mi mensaje a Anastasia. Espero que expresara todo lo que la preocupaba. Quiero que este arreglo, esta relación de —más— trabaje. Tengo sentimientos profundos por ella, y ella es mi — más— y para todos los intentos y propósitos, soy su novio.

De hecho, me encanta ese título, porque me da más propiedad sobre ella, diciendo a los demás que es mía, y que se mantengan alejados de ella. He leído su mensaje de nuevo. ¡Ella siente algo por mí! Cierro los ojos, cuando el alivio me inunda. He tenido muchas ganas de escuchar eso. Pero, por otro lado, lo que ha declarado en su correo electrónico también me asusta. ¡Mierda! Estoy lejos a menos de veinticuatro horas, y tengo este sentimiento desgarrado a mi núcleo. ¡La echo de menos de un modo desgarrador en el alma! Se trata de querer algo con el deseo más profundo que jamás podrás poseer y tener miedo y el deseo de tu corazón, porque lo que ofreces es tan fuera de la norma que estamos acostumbrados. Tengo un día de trabajo por delante. Taylor está listo en su suite de sol a oscuras y vidrios que me llevara a GEH. Me siento en la parte trasera del Audi SUV. Me doy cuenta de los ojos de Taylor a la deriva a mí en el espejo retrovisor. Miro hacia atrás en interrogación. Entonces me doy cuenta del ruido. Soy yo nerviosamente tocando en el asiento con los dedos, como los cuatro jinetes del apocalipsis. Me muevo con frialdad, mis ojos fuera de la ventana, y me obligo a dejar de tocar mis dedos como resultado de mi gesto nervioso. ¿Por qué la partida de Anastasia para una visita a su madre, tiene un efecto tan profundo en mí? Ella regresará este viernes. Entro en mi oficina grande y responsable, con más fervor que de costumbre. Veo a Andrea y el interno se inmutó automáticamente. Taylor camina detrás de mí impasible. Andrea se escabulle después de dar una breve mirada a la interna con un montón de carpetas en su brazo. Me meto en mi silla de cuero masiva detrás de mi escritorio adornado y muy caro. Andrea se presenta con su rubio y hecho pelo profesionalmente, con traje impecable digno de alguien que trabaja para mi empresa. Ella se estremece un poco con mi mirada impaciente.

—Señor, el señor Bill Shell y el Sr. Barney están ambos esperando verle esta mañana. ¿A quién le gustaría ver primero? Me quedo mirándola. Esto es inesperado. Aunque tenía la intención de ver a los dos hoy, no esperaba a ellos tan temprano. Mi mirada impasible y el silencio hacen que Andrea se inmute. Desde mi visión periférica, veo a Taylor girando su rostro hacia la dirección opuesta. Suspiro. — Barney primero — digo finalmente. — Sí, señor — dice un poco aliviada, y luego se vuelve hacia mí y le pregunto—: Se me olvidó recordarle señor. Usted tiene una cita con el Dr. Flynn hoy a las 14:00 —dice y yo asiento. Ella finalmente se escabulle lejos de mi oficina para obtener a Barney. Barney entra, asiente con la cabeza —Mr. Grey — y extiende su mano temblorosa. Veo su rostro una mueca de dolor. Oh, debo haber exprimido más duro que un apretón de manos normal. Es un día nervioso para mí con la partida de Anastasia y no puedo quitarme de encima su ausencia. Mi día continúa con una reunión tras otra. Me encuentro con Ros para el almuerzo para discutir más a fondo la empresa de peso muerto que llevamos, y que está fallando para producir ganancias. —Hemos llegado a un punto muerto Ros. El resultado final es la economía o ninguna economía, he dado con esta empresa por un año entero para recoger en sí, y hemos invertido mucho dinero en ella para salvarla de los vertederos. Ella tiene que hacer su trabajo, o tenemos que liquidarla. No es justo que a otras empresas de nuestra propiedad que están trabajando duro para apoyar algo que no está funcionando. ¡Corte suelto! Tienes dos semanas para hacer algunos cambios. ¡Si no muestra progreso, no estoy interesado en mantenerla! — Le digo. — Sí, señor — responde ella. Taylor se acerca después de comprobar su teléfono. Lo lee y susurra—: Señor, Bastille está disponible y esperando por usted en el gimnasio siempre que lo desee para ir a trabajar.

Asiento con la cabeza y le digo—: después del almuerzo. — Sí, señor — responde y asume su posición de estatua inmóvil en la esquina. Niego con la mano a Ros, y me voy a mi entrenamiento. Hoy me paso dos horas con Claude Bastilla, como soy incapaz de deshacerse de esta ansiedad que está nublando mi juicio, y hace que la gente inusualmente esta incómoda a mí alrededor. Incluso Bastille se da cuenta después de que una patada en el culo en el suelo por tercera vez. — ¡Lo que dije ayer, usted es mi hombre! ¡Es un infierno sobre ruedas esta semana! ¿Qué pasa? — Dice. —Te lo dije. Estoy compensando las sesiones perdidas — le digo. Él me mira sospechosamente, mientras mi mente se pregunta la razón principal por la que estoy en el borde y nos vamos a otra vez. La distracción de mis pensamientos lo proporciona con una abertura que necesita, y estoy en mi culo en el tatami. — ¡Tres a uno, Grey! — Dice—. ¡No me iré hasta que al menos pueda hacer mi puntuación! — Sonrío. — ¡Toma esto Bastilla! — Nos miramos al darnos el uno al otro. Me toma treinta minutos para igualar el marcador de Bastilla, pero lo consigo una vez más. Nos vamos con nuestra puntuación desigual - yo en el bando ganador y con una sonrisa de Bastilla y con un voto a lo intentamos mañana. Después de mi intensa sesión de entrenamiento, rápidamente me doy una ducha y me dirijo al Dr. Flynn. — Hola Christian — Dr. Flynn dice serenamente mirándome a propósito. — Hola John — es mi respuesta mientras tomo mi asiento habitual en el sofá de cuero. John tiene su carpeta de cuero en la mano con la pluma de tinta.

— ¿Cómo has estado? —pregunta. — Si te digo la verdad John, he estado bien desde que estabas de vacaciones, pero no desde ayer — le digo. — ¿Tiene esto algo que ver con la joven que estabas pidiendo?— pregunta. Dice John por decirlo suavemente. — Sí, así es. — Él asiente con la cabeza, y los gestos con la mano para que yo continuara. —Ella está fuera de la ciudad en este momento, y me encuentro completamente incómodo con su ausencia — le digo sorprendiéndome a mí mismo con la angustia en la voz. — ¿Cómo es eso? — ¡No sé porque John! — Digo exasperado. —Este es un nuevo concepto para mí. Me siento como que estoy teniendo una ansiedad de separación, que no tiene sentido. ¡Nunca he tenido ese tipo de sentimiento antes! Soy un hombre adulto, pero aún me encuentro poniendo a mi personal inquieto a mi alrededor, ya que el segundo se fue en mi lugar — le digo suspirando. — ¿Más de lo de siempre? — John dice haciéndome estrechar mis ojos en él, pero él no se inmuta. Me mira con expectación. Finalmente me sonrío. — Sí, más de lo normal — le digo. —Esta Anastasia está teniendo un gran efecto en ti. Estoy muy intrigado. Me encantaría conocerla — dice que es inusual para un psiquiatra decirlo, incluso si es el doctor John Flynn. — Es posible encontrarse con ella en el evento anual de caridad de mis padres la semana que viene — le digo.

—Estoy deseando que llegue. Ahora, dime por qué se fue de la ciudad. ¿Son vacaciones, familia, negocios, o algo más? —pregunta con curiosidad apenas contenida. — Ella fue a Georgia para ver a su madre, pero ese es su tema de portada — le digo mientras John levanta las cejas. — ¿Portada? —Yo sé que extraña a su madre, pero fue allí para alejarse de mí, porque ella dijo que no puede pensar con claridad a mi alrededor. — Me saco su email de mi bolsillo y encuentro la línea en la que lo declaró. — Ah, aquí — digo, cuando John entorna los ojos mucho que casi se le pueden vendar con hilo dental, se sorprendió que llevara su e-mail conmigo. — Ella dice aquí y cito—: Quiero que nuestra relación funcione, sin embargo todavía estoy aterrorizada de la profundidad del sentimiento que tengo para contigo y el oscuro camino en que me estás llevando hacia abajo. —Y esta línea siguiente cuando ella dice que — lo que tengo que pensar es en lo que — más — significa para mí, en esencia esta es la razón por la que quería tener algo de distancia entre nosotros. Tú Christian; me deslumbras y me ciegas tanto, que es absolutamente difícil para mí pensar claramente cuando tú y yo estamos juntos. — He leído con un suspiro. —Ves John, esa es la manera que me siento a su alrededor. Pierdo la razón. Soy como un hombre borracho que perdió su sentido, pero de nuevo, estoy más alerta porque ella abre los ojos a algo que nunca había experimentado antes. Me siento joven y feliz. Me siento con ella en gozo. Su ausencia me ahoga. ¡No puedo soportarlo! —Digo exasperado con la mano corriendo a través de mi pelo. John me mira con la boca abierta, y cuando me detengo a hablar se reúne a sí mismo y dice. — Hay algunas palabras clave que quiero centrar desde lo que has leído y lo que has indicado. La primera palabra es ' más. ‘Yo también soy curioso con lo que —más— significa para usted.

Todas tus relaciones anteriores habían sido estrictamente un Dom/Sum y estabas completamente convencido de que este es el único tipo de relación en que alguna vez estuviste interesado. ¿Es algo del pasado ahora? —No es en sí John. Anastasia es una mujer a la que quiero más que nada de lo que siempre quise. Ella me desea con —más— y yo le deseo. Estoy dispuesto a ceder para ella, y me encuentro a mí mismo a gusto con la parte del—más—. No estoy renunciando a lo que soy, lo que me define, y lo que me gusta. Simplemente estoy rediseñando mis líneas de batalla y límites. Un nuevo concepto que Anastasia me presentó — le digo sonriendo. — Compromiso. Estoy dispuesto a hacer eso por ella. He conocido a su padre y él me conoce a mí como su novio. Le he dicho a Anastasia que le cuente a su madre lo mismo. Su mejor amiga me conoce como su novio —dije con una mueca y esto no escapa respecto a John. —Por supuesto, mi familia la conoció, se enamoró de ella, y ella sabía que era mi novia. Me ha llegado a gustar ese título. Así que, sí, ella es mi novia, pero me gusta que sea mi Sum en mi Sala de juegos — le digo. — Y ¿estás de acuerdo con eso? —pregunta el Dr. Flynn. Pienso en esto por un minuto. — Sí. Prefiero comprometerme a perderla. Pero, también me encuentro a mí mismo a gusto con el compromiso. Es increíblemente refrescante... con Anastasia, quiero decir. — Y, ¿tienes el deseo de castigarla y hacerle daño? ¿Qué pasa con esas tendencias y cómo crees que Anastasia se ocuparía de ellos? — Esos sentimientos siguen ahí. Tengo que ir fácil con Anastasia por el momento, porque esto no es algo con lo que está familiarizada. Ella no tiene referencias. Ni siquiera tuvo una palmada cuando era niña. —Así que, ¿por qué crees que le quieres infligir dolor a ella? — Se pregunta.

— ¡Ya hemos hablado de esto en el pasado John! Yo soy un sádico. No puedo evitar esos sentimientos. Cumple con algo que estaba insatisfecho en mis años de formación. — Christian, yo no estoy de acuerdo en eso. Tú no eres un sádico. Te habían hecho cosas indecibles a ti como un niño pequeño. Sigues trabajando a través de esas cuestiones y lo que deseas hacer a la mujer, es un reflejo de lo que te han hecho a ti, en tu subconsciente, y la ira que tienes hacia tu madre biológica por no protegerte de los que infligían esos horrores a ti. En mi opinión profesional, no eres un sádico. Pero tú has sido privado emocionalmente en tus años más formidables, que a cambio te dejaron detrás emocionalmente de lo que tu edad debe justificar. En lo que se refiere al crecimiento emocional, tienes el equivalente de un adolescente, y tienes algo para ponerte al día. Después de haber sido puesto en tu forma, también te está impidiendo en su desarrollo emocional, pero lo que he visto en ti en las últimas tres semanas es muy prometedor. Esto me demuestra que tú estás dispuesto a darte una oportunidad de crecer en esa área, y que es una de las claves que le permitirán trabajar a través de los problemas que tienes — dice. —John, creo que Anastasia tiene razón sobre ti— le dije con una sonrisa maliciosa. Parece curioso — ¿de qué manera? — Se pregunta. — Ella dijo que usted es un charlatán caro — le digo sonriendo. Se ríe de esa evaluación. — Bueno, ella puede tener razón. Yo soy caro, pero en cuanto a charlatán, quién sabe, tal vez yo soy uno — dice sin dejar de reír. — Puedo ver por qué estás intrigado por ella. Estoy ansioso por conocerla — dice. Otro admirador que ni siquiera ha cumplido con conocerla. — ¿Cuando vuelve de Georgia? — Este viernes — le digo en una expresión tan triste, como si estuviera a diez años de distancia. John me mira en su curiosidad. — Paginas del Dr. Freud — tipo de camino.

—Es muy claro que la echas de menos. ¿Cómo lo llevas? — Se pregunta con simpatía en su voz. —Yo no lo sé. Quiero decir, no hacer frente así en absoluto. La echo de menos terriblemente, y tengo miedo, preocupaciones, y nostalgia —. Digo. —Los temores y preocupaciones son dos expresiones que quiero enfocar. ¿De qué tienes miedo y que es lo que te preocupa? — se pregunta. —Me temo que ella puede decidir en contra de nosotros. Me temo que una vez que ella este allá, ella decide que puede hacerlo sin mí — le digo con un enganche de mi aliento, y el Dr. Flynn lo nota y escribe algo en su carpeta de cuero. —Me preocupa que alguien pueda actuar cuando no estoy cerca. Demonios, incluso cuando estoy cerca, hay un montón de pretendientes — le digo. — ¿Tienes miedo de un poco de competencia? —Nunca me asusto de una competición. ¡Pero ella es mía! Ella no es un premio que se disputa. No cuando se trata de ella, y su afecto. No puedo manejarlo Doc. El pensamiento de otra persona con ella, es como un cuchillo que apuñala una y otra vez en mi corazón. ¡No puedo soportarlo! —Anota algunas notas más en su carpeta de cuero caro. —Christian, te conozco desde hace un par de años y he sido tu terapeuta, y tu amigo. Yo sé que eres un hombre muy fuerte. Físicamente y emocionalmente. De hecho, me atrevo a decir que estas aún nuevo emocionalmente en algunos asuntos, como te he dijo claramente a ti en el pasado. Pero, lo que he leído de ti en este momento, es que Anastasia tanto te fortalece como te debilita emocionalmente. ¿Sabes lo que eso significa? Niego con la cabeza en su evaluación contundente, pero yo le pago por su osadía no convencional. Él sonríe y añade—: L' sobre est bien faible quand on est amoureux.



L' sobre est bien faible quand on est amoureux: La sobriedad es débil cuando se está enamorado.

—Pero— refuto — esa declaración tiene un requisito de estar enamorado. Como tú dijiste, ' Uno es muy débil cuando se está enamorado, ¡pero yo no creo que estoy enamorado! — Declaro firmemente. —Tengo fuertes sentimientos por Anastasia cual soy actualmente incapaz de nombrarlos, pero no estoy enamorado, Doc. Soy incapaz de amar. —Christian, el amor no es una emoción mala. El amor es una emoción poderosa, una gran emoción, una emoción plena. L' amour fait les plus Grandes douceurs et les plus cosas sensibles infortunios de la vie — afirma. — Como usted dijo Doc — el amor hace placeres más dulces de la vida y las peores desgracias, 'Tengo miedo de las desgracias que pueden presentarse, y creo que uno puede alcanzar los placeres más dulces sin amor. —Oh, pero no estoy de acuerdo. Algunos de los placeres sólo se pueden sentir con la altura y la profundidad, sólo si uno está enamorado. Puedo ver que tú sientes la profundidad y la altura de una cierta emoción. Y estas claro que tienes miedo de este sentimiento. Pero, negando el nombre de esa emoción, no cambia el hecho de que es eso. La razón principal por la que estás negando este sentimiento, es porque te sientes indigno de ella. Pero el amor no tiene nada que ver con la justicia. Simplemente es. Déjame preguntarte esto. ¿Qué harías por Anastasia? ¿Renunciarías a tus costumbres? te has comprometido a ella, que es algo que nunca has hecho por alguien más. Les has dado su espacio para pensar, aunque la echas de menos terriblemente. Estas son las cosas que están totalmente fuera de la norma para Christian Grey. Contemplo profundo por un minuto. —Haría cualquier cosa para quedarme con ella. Para mantenerla a salvo. Para mantenerla mía. ¡Ella es mía! — Le digo. — ¿Y si ella no corresponde a tus sentimientos?



L' amour fait les plus Grandes douceurs et les plus cosas sensibles infortunios de la vie. El amor es la cosa más grande y dulce de la vida y los más sensibles infortunios.

Siento que mi corazón se constriñe. —Yo no sé si podría soportarlo. Me heriría profundamente. Pero yo haría cualquier cosa para hacerla feliz... No quiero contemplarlo Doc. Es demasiado duro para mí en este momento, sabiendo que ni siquiera está en la ciudad —digo exasperado. —C'est cela l'amour, tout donner, tout sacrificador sans espoir de retour—, afirma. —El amor es darlo todo, sacrificarlo todo para no volver jamás— murmuro a su declaración. —Pero yo no hago el amor Doc. Es una emoción inútil, un elemento de disuasión. Es algo fuera de foco. Usted sabe lo importante que es para mí tener el control. El amor se deshace del control. Así que, simplemente no es para mí. —Lo interesante sobre el amor, es que no nos pide si queremos perder el control. Esta es la definición misma del amor. Incluso los productos químicos que nuestro cuerpo libera cuando estás enamorado, son muy similares a los que uno tiene cuando haces una locura. — ¡Grandioso!— Digo burlonamente. — ¿Me estás animando a hacer casi una locura? —Os animo a escuchar tus propios sentimientos. Si no son conscientes de sus propios sentimientos, no tienes una manera de lidiar con ellos, o no se sabe cómo responder. Nuestros cuerpos y mentes nos hablan a su manera. En este momento, tu mente te está hablando. Si quieres saber lo que tiene que decir, es hasta ti Christian. ¿Cómo responder a lo que dices? Depende de ti. Nadie puede empujarnos a nosotros a caer en el amor con alguien. El tipo de electricidad, una conexión que tira, estático, el deseo y la conexión del amor más profundo, genera que no se pueda duplicar, copiar, o clonar. Es raro encontrarlo, es algo así como una vez en un acuerdo de toda la vida, pero es aún más raro tener a alguien para corresponder esos sentimientos con la misma intensidad. Por lo tanto, parte de tu terapia es aprender a escucharte, de manera efectiva si deseas ordenar tus sentimientos, pero escuchar y oír, son dos cosas diferentes. Nuestras mentes y cuerpos hablan un idioma diferente. 

—C'est cela l'amour, tout donner, tout sacrificador sans espoir de retour. Esto es amor, darlo todo, sacrificarlo sin esperanza de retorno.

Tienes que aprender a interpretar eso correctamente. En este momento te estás negando a su interpretación, porque te sientes indigno. Debes aprender a distanciarte de los sentimientos negativos. — Es más fácil decirlo que hacerlo, John — murmuro. — Ya lo sé. Pero no hace daño practicar. — Aún me parece una emoción inútil. Y todavía declaro que no hago el amor. — Vamos a estar en desacuerdo — dice sonriendo. — ¿Nos vemos la semana que viene, a la misma hora, entonces? — Sí, por supuesto — dije mirando mi tiempo. Le doy la mano, y Taylor me conduce de nuevo a Escala. En el momento en que lleguemos a Escala, son las 16:00hrs. He comprobado periódicamente mi e-mail, pero no hay ningún mensaje de Anastasia. ¿La asuste con mi mensaje? Me preocupa que lo hiciera. Quiero llamarla, o escribirle, pero no quiero salir demasiado fuerte. Se ha ido a tomar tiempo lejos de mí, con intención de poner en orden sus pensamientos. No quiero imponerme dentro de ese tiempo. Nos detenemos en el garaje de Escala, y Taylor me alcanza a medida que avanza para estacionar la camioneta. Presiono el botón para llamar al ascensor, y prosigo mi código para subir a mi ático. En este pequeño espacio besé a Anastasia varias veces. Los pensamientos de ella vienen espontáneamente, y aprietan mi corazón. ¡No puedo perderla! No puedo. ¡Quiero que trabajemos! Como estoy ocupado pensando de ella, mi Blackberry zumba haciéndome saber que recibí un e-mail. ¿Es ella?

Compruebo el mensaje y, necesito primeros auxilios a través de mí, cierro los ojos y abro el mensaje cuando mi mente lo llega a enfocar. _____________________________________________ De: Anastasia Steele Asunto: Detallado Fecha: 31 Mayo 2011 19:07 EST Para: Christian Grey

Señor, usted es bastante un escritor locuaz como su dirección de e-mail fue un testimonio de este hecho. Tengo que ir a una cena en el club de golf de Bob, y sólo para su información, estoy rodando mis ojos al pensar en ello. Puesto que usted y sus palmas prontas, está muy lejos de mi vecindad, mi trasero y yo estamos a salvo por ahora. Realmente me encantó su e-mail. Voy a escribir una respuesta cuando tenga el tiempo. Te estoy extrañando ya.

Disfrute de su tarde. Tu Ana _____________________________________________ Al ver a su mensaje me pone muy, muy relajado, como si estuviera bañado en ella. ¡Ella me echa de menos! He leído el mensaje, especialmente la línea donde ella dijo que me echaba de menos una y otra vez. Cierro los ojos y disfruto de la sensación. Luego escribo un mensaje para ella en respuesta.

_____________________________________________ De: Christian Grey Asunto: Su trasero Fecha: 31 de Mayo de 2011 16:09 Para: Anastasia Steele

Querida señorita Steele, El título de tu e-mail me está distrayendo. No hace falta decir que usted y su trasero están a salvo por el momento. Por favor, disfruta de tu cena. Y para que lo sepas, yo también te echo de menos - especialmente al trasero y la boca inteligente. La idea de que usted y su balanceo de ojos, me aclara a mí - lo que sería una tarde aburrida. Fuiste tú quien oportunamente me señaló, que yo también padezco de ese hábito desagradable. Christian Grey CEO & Ojos Rodantes, Grey Enterprises Holdings Inc. _____________________________________________ Estoy atrapado en su hechizo y momentáneamente distraído de mi nerviosismo que me ha estado inhibiendo desde que se fue de la ciudad. Pero incluso esta simple conexión a través de e-mail, alivia mi alma devastada. Me quedo mirando el monitor como si Anastasia se abriría a través de él. Mi única conexión con ella justo en el momento.

_____________________________________________ De: Anastasia Steele Asunto: Ojos Rodantes Fecha: 31 Mayo 2011 19:13 EST Para: Christian Grey

Querido señor Grey Deje de enviarme e-mails señor. Estoy muy ocupada tratando de conseguir estar lista para la cena aquí. Sabes, eres muy molesto, incluso si usted está en otro lado del continente. Y puesto que usted también sufre de la mala costumbre de girar los ojos, ¿Quién le dará unas nalgadas cuando lo haga? Tu Ana _____________________________________________ ¡Mi bebé juguetón y su boca inteligente! ¡Cómo te he echado tanto de menos! _____________________________________________ De: Christian Grey Asunto: Su detrás Fecha: 31 Mayo 2011 16:17

Para: Anastasia Steele

Querida señorita Steele, Bebe, yo prefiero mi título al tuyo en un número de maneras diferentes. ¿No es una suerte que yo soy el amo de mi destino y no se llegue a reprenderme? Hay excepciones a esta regla, por supuesto, que incluyen a mi madre de vez en cuando, y al Dr. Flynn, por supuesto. Y tú. Christian Grey CEO de Grey Enterprises Holdings Inc. _____________________________________________ Yo he revelado otro pedazo de mí mismo en este mensaje. Y que me guste o no - y que en su mayoría me gusta, y me encuentro disfrutando de ello, que Anastasia pueda y me castigará. Es refrescante. Ella hace su propio camino dentro de mi alma y mi corazón. Su respuesta viene en unos pocos minutos. _____________________________________________ De: Anastasia Steele Asunto: ¿Castigar...te? Fecha: 31 Mayo 2011 19:21 EST Para: Christian Grey

Muy señor mío: ¿Cuándo me habría arrancado el nervio para castigarlo? Usted podría estar confundiéndome a mí con otra persona y si este es el caso, es muy preocupante. La verdad es que tengo que estar lista ahora.

Tu Ana _____________________________________________

Golpeé la respuesta de inmediato. _____________________________________________ De: Christian Grey Asunto: Su trasero Fecha: 31 Mayo 2011 16:24 Para: Anastasia Steele

Querida señorita Steele, Tú me castigas todo el tiempo en la impresión. ¿Puedo cerrar la cremallera de tu vestido?

Christian Grey CEO de Grey Enterprises Holdings Inc. _____________________________________________ Realmente deseo que yo estuviera allí. Incluso ¿Se dará cuenta de lo que me hace cuando dice que se está preparando para ir a algún lugar? Pienso en desnudarle a su sujetador de encaje azul y ropa interior. Luego de ponerse un vestido... un corte bajo, vestido de espalda baja. Corto. Apenas cubriendo su trasero delicioso. ¡Argh! ¿Por qué estoy torturándome a mí mismo de esa manera?

_____________________________________________ De: Anastasia Steele Asunto: NC- 17 Fecha: 31 Mayo 2011 19:27 EST Para: Christian Grey

Preferiría que me desabrocharas mi vestido. _____________________________________________ ¿WTF? ¡Nena, no me tortures! ¡Tú no estás aquí! ¡Voy a terminar de forma instantánea de quemarme aquí! O peor aún, interrumpo mi intención de darle el espacio que desea, y salto en mi avión y llego a ti... _____________________________________________ De: Christian Grey Asunto: Cuidado con lo que deseas... Fecha: 31 Mayo 2011 16:24 Para: Anastasia Steele

Y a mí Christian Grey COE de Grey Enterprises Holdings Inc. _____________________________________________

De: Anastasia Steele Asunto: Pintando Fecha: 31 Mayo 2011 19:32 EST Para: Christian Grey

Poco a poco... _____________________________________________ ¡Mierda! ¿Qué estás haciéndome Anastasia? ¡Corro ambas manos por el pelo, pegado a mi computadora portátil como un adolescente cachondo esperando a su chica para darle un pedazo de migaja! _____________________________________________ De: Christian Grey Asunto: Gimiendo... Fecha: 31 Mayo 2011 16:34 Para: Anastasia Steele

Ojalá estuviera allí. Christian Grey COE de Grey Enterprises Holdings Inc. _____________________________________________

No lo he dicho... está en su tejado señorita Steele. ¿Qué dices a eso? Nerviosamente espero que ella respondiera. _____________________________________________ De: Anastasia Steele Asunto: Gemidos Fecha: 31 Mayo 2011 19:36 EST Para: Christian Grey

TAMBIÉN QUISIERA QUE ESTUVIERAS. _____________________________________________ Mi respiración se engancha con su respuesta. ¡Ella me quiere allí! ¡Ella me echa de menos! ¿Ella? Ella dice lo que ella siente en mayúsculas. ¿Ella quiere que vaya? Otro mensaje golpea justo después. _____________________________________________ De: Anastasia Steele Asunto: Gemidos Fecha: 31 Mayo 2011 19:36 EST Para: Christian Grey

Me tengo que ir. Más tarde bebé. _____________________________________________

¿Qué? ¡No! ¡Se estaba poniendo tan bien! ¡No me dejes colgando aquí Anastasia! ¡Argh! Incluso su ausencia en su ordenador me pone tan nervioso. ¡Vamos, nena! ¡Te he echado mucho de menos ya! Y yo estaba soñando despierto de desabrochar tu vestido... _____________________________________________ De: Christian Grey Tema: El plagio Fecha: 31 Mayo 2011 16:40 Para: Anastasia Steele

Robaste mi línea bebé. Por no hablar me dejó colgando. Disfruta de tu cena con tu familia.

Christian Grey COE de Grey Enterprises Holdings Inc. _____________________________________________ Voy y tomo una ducha fría para enfriar los efectos de la señorita Steele sobre mí en vano. ¿Qué es lo que me haces, mi mujer hermosa hechicera? Estoy en medio de la mente a volar allí ahora. Mi subconsciente me dice que ser paciente y darle el espacio que necesita. Estoy a favor de mí mismo, mis brazos en las paredes de las frías baldosas de la ducha, mi cabeza inclinada, el agua fría llueve sobre mí desde tres direcciones diferentes sin ningún efecto de enfriamiento.

— ¡Anastasia! ¡Te necesito más de lo que crees! — Murmuro y poco a poco apago el agua.

Traducido y Corregido por Jesica

sclava está en mi marcación rápida, como siempre, por supuesto. Es uno de mis salones de mayor actividad. Presiono dos números y el teléfono comienza a sonar. —Gracias por llamar a Esclava. Esta es Greta. ¿En qué puedo ayudarle? — responde Greta profesionalmente. Estoy de acuerdo. —Greta, se trata de la señora Lincoln. Necesito que envíes a Franco aquí dentro de una hora. —Estamos muy ocupados aquí hoy señora. Y Franco se reservó con algunos de sus clientes regulares por las tres horas siguientes. ¿Puedo enviar a otra persona? o ¿Estaría bien si Franco llega después de que haya terminado con todos sus clientes? —Greta— bramo firmeza. — ¿Te di alguna indicación de que quería saber el horario de Franco por las próximas tres horas? Simplemente te pedí que le enviaras por aquí. Haz lo que se te dice. No estás en condiciones de decirme qué hacer. — ¡No, señora, por supuesto que no! — Trata de responder. —NO me interrumpas cuando estoy hablando contigo. ¡Recuerda quien firma tu cheque de pago! Franco debe estar aquí dentro de una hora— le digo y puedo sentir su estremecimiento cuando ella jadea. —Sí, señora— le responde débilmente. — ¿A quién debo llamar para reemplazar a Franco, señora? — Me pregunta con voz mansa.

—Voy a enviar a alguien de aquí— le digo, y cuelgo. Christian sólo ama los cortes de pelo de Franco, y tengo una cita para cenar con él esta noche. Tengo que estar disparando en todos mis pistones esta noche. Así, Franco es el hombre para hacer mi pelo. Me levanto de mi oficina, y camino por el salón. Christian y yo poseemos algunos de los salones de belleza más exclusivos de Seattle que atienden a la crème de la crème de la ciudad. Siempre estamos reservamos con semanas de antelación y nuestros clientes pagan el precio más alto. Christian es un socio silencioso. Puedo ejecutar el negocio. —Annabel— llamo. —Sí, señora— ella responde con cortesía. —Te voy a necesitar cuando hayas terminado con tu cliente. Ven a mi oficina, por favor— le digo con frialdad. —Por supuesto, señora— responde. Me gusta el profesionalismo en mi lugar de trabajo. Quiero que mis empleados sean eficientes, profesionales, y obedientes. Me había depilado y tenía mi cuerpo limpio de cualquier tipo de pelo desde hace dos días. Nunca es una buena idea para el encerado en un día especial. Va a estar de color rojo, y antiestético. Mi cuerpo es suave y las cejas en forma adecuada. Cuando Annabel entra, yo la tengo haciendo mi manicure y pedicure inmaculadamente. Una vez que he terminado de conseguir mi manicura y pedicura hecho, Franco entra en juego. — ¿En qué puedo servirle señora Lincoln? — dice animadamente. —Hola Franco— respondo. —Quiero que me des mi corte de pelo normal, y hagas algunos retoques de color, por favor. —Sí, señora.

Franco comienza a cortar el pelo de manera eficiente, y en el estilo que me gusta. Él comienza una pequeña conversación sobre Dios sabe qué. Pero mi mente está preocupada con Christian, y el cambio en su comportamiento. Yo no estoy de humor para escuchar cualquier pequeña charla en absoluto. —Franco, baja una muesca— digo, confundiendo su pequeña mente italiana. — ¿Bajo una muesca, señora? — me pregunta en su acento italiano. —Sí. De hecho, sería mejor si lo apagas por completo—. Está confundido aún más. — ¿Apagué qué señora? — Agita su mano nerviosa. — ¡Tu voz! — le digo con intención. La mano de Franco vuela a su pecho en un gran gesto, como si hubiera roto el corazón de Italia. Su rostro una mueca. —Lo siento querido, pero estoy de mal humor hoy, y sólo quiero recoger mis pensamientos en silencio— le digo. Él es un empleado valioso, y no quería perder lo de hoy a causa de una ratonil tonta cazafotunas. Franco pone su mano que sostiene las tijeras en la cadera, y la del peine la agita en el aire cuando mueve la cabeza en un gran gesto y luego cae la mano con el peine sobre su corazón. — Bueno! Sra. Lincoln— dice la mano con el peine todavía sobre el pecho, como para calmando su rápido corazón — ¡No tienes idea, cuánto has herido mis sentimientos! — ¡Lo siento, Franco! Mi cabeza está sólo preocupada hoy— le digo tratando de salvar la situación.

—Pensé que algo estaba pasando señora— dice añadiendo — ¡Porque francamente, todos mis clientes vienen a mí por mis habilidades y mi gran personalidad! ¡Eres bellissima señora Lincoln, pero su actitud de hoy, no es tan encantadora! — dice con un golpe de su cabeza. Y gracias a Dios, él está tranquilo después de eso. —Gracias Franco— le digo después de que ha hecho el corte y el estilo de mi pelo. —Grazie señora. No entiendo por qué estoy tan nerviosa por la reunión con Christian de esta noche. Hemos tenido la cena casi cada semana durante años, sobre todo porque nos hemos convertido en socios de negocios. ¡Sé que en mi corazón! Es el cambio en la actitud y el comportamiento del Christian. Él es diferente. Es diferente esta vez. Quiero salir de dudas. Yo espero que no sea lo que yo creo que es. Sigo recordando lo que dijo en la última conversación telefónica que hemos tenido. Pero lo que me interesa es lo que no dijo. Cuando lo llamé el jueves, fue corto conmigo. Todo lo que quería hacer era programar esta cena con él. — ¡Elena, no puedo hablar contigo ahora mismo! — Dijo con brusquedad. —Lo siento. No era mi intención molestar a tus actividades de negocios Christian— le dije. —Estoy con Anastasia en estos momentos. Sólo mándame un correo electrónico si no hay nada importante— dijo. — ¡Pero es jueves! — Protesté. — ¿Y tú punto es? — dijo cruelmente. —Oh... Es que no te he visto en mucho tiempo, y me preguntaba si podíamos cenar.

—No puedo dar una fecha en este momento Elena. ¡E–mail! — dijo y me colgó. Él nunca, nunca hace eso, especialmente en un día de semana. Yo siempre había sido respetuosa de su tiempo de viernes a domingo, cuando él tenía sus sumisas, y estaba ocupado. Desde hace casi siete años, nunca se ha roto esta regla. ¡NUNCA! ¡Es la nueva Sum! ¡Lo está haciendo! Christian normalmente discute conmigo cualquier nueva Sum que obtendría bajo contrato. Él les traería por la peluquería para maquillarlas, y yo las clasificaría para él, casi desde el principio. Pero él no ha hecho esto con ésta, ni tampoco hace ninguna tentativa de demostrármela. Por error, he descubierto que tiene una nueva Sum. Realmente tengo una sensación ominosa que esta es diferente. ¡No quiero que Christian salga herido, y ella puede ser que sea una cazafotunas que quiere conseguir sus garras en él! Me preocupo por Christian. A él no le va bien con las emociones. Es lo mejor para él para estar separadas. Todos sus problemas anteriores de la adolescencia se debieron a las emociones abrumadoras que ha experimentado. Tuve que enseñarle a canalizarlos. Me tomó mucho tiempo para que mostrara el dominio sobre sus emociones. ¡No quiero que alguien ponga sus patas en él, y se aproveche de él, mostrándole una maldita emoción como el amor! ¡Lo detesto! ¿Qué hizo para mí? ¡Nada! Una vez amé a un hombre. Él también me quiso. De hecho, él me amaba negro y azul y hasta el punto de romperme la nariz y el brazo, por amar a Christian al mismo tiempo. Las emociones extremas son perjudiciales. Especialmente para la gente como Christian, porque cuando se siente algo que realmente se siente, en el fondo hasta la médula. Pero sigue siendo como un adolescente en muchos aspectos. Alguien tiene que mirar hacia fuera por él. Tocar el campo, y no tener apego emocional ha sido beneficioso para él, y eso es lo que las sumisas proporcionan para él. Él no está listo para una relación. Alguien tiene que protegerlo, y claramente no lo está haciendo a sí mismo en estos momentos. Pero yo no puedo reprenderlo, porque él no es mi Sum. Ya no más.

¡Si lo fuera, él ni siquiera se acercaba a uno de ellos... no sin golpearle la mierda fuera de él! Creo que con cariño de aquellos tiempos. Él era el mejor Sum que he tenido. Todavía podemos ir en esa dirección, pero a él le gusta dominar. Yo podría ser su Sum si deseara. Pero, yo no quiero dañar lo que tenemos actualmente. Es un agua delicada a pisar. Suspiro, y trato de aclarar mi mente. Tengo que estar disparando en todas mis pistones esta noche. Llego a nuestro habitual restaurante a las ocho menos cuarto. La reserva se ha hecho ya. Parezco regia, y las cabezas se dan vuelta. Tengo mi vestido negro, de corte bajo en la parte delantera, y de encaje. Tengo un encaje que cubre la cara. Zapatos negros y esmalte de uñas negro. Maquillaje ligero. Soy una pantera esta noche. Mi objetivo es no tomar prisioneros. ¡Vamos a ver cómo esta pequeña Sum aficionada puede igualarme! ¡Christian siempre es puntual, está cuatro minutos tarde a nuestra cita para cenar! Nunca llega tarde. Pero trato de no pensar en ello. “¡Escoge tus batallas Elena!” Me digo. Su llegada es hermosa, su actitud es de, yo soy dueño del mundo, me levanto para saludarlo. Yo sonrío cálidamente a mi ex Sum, Dom y mi amigo. — ¡Hola Christian! — le digo en voz baja para saludarlo con una sonrisa en mi cara. —Hola Elena— él respondió de nuevo a mí con una cálida sonrisa. Me inclino para besarlo en las mejillas e inclina su rostro para satisfacer mis labios a mitad de camino mientras mis manos se conectan con sus brazos. Lo libero y ambos tomamos asiento al mismo tiempo. El camarero se apresura a la mesa, y le pregunta qué nos gustaría beber. Christian, siempre el experto en vino ordena Châteauneuf -du -Pape White 2009 sin ni siquiera mirar a la carta de vinos. Después de que el camarero se escabulle, escudriño a Christian con una mirada evaluativa. Ansioso, un poco en el borde, nervioso, y algo más que no puedo poner mi dedo. Trato de observarlo todo con indiferencia.

—Pareces un poco nervioso hoy Christian. ¿Está todo bien? —Sí— me responde un poco demasiado bruscamente. —Está bien— le digo con una sonrisa en los labios. —Supuse que te gustaría hablar de ella— le digo de manera significativa, ya que no va a traer el tema. —Nunca te he visto tan nervioso...— digo, y luego me corrijo. Yo le he visto en el borde antes. Cuando eras un adolescente. ¡Eso no es bueno! —Bueno, no en tantos años. ¿Qué está pasando? ¿Se trata de la nueva sumisa? — Le pido calma. —Sí— responde con monosílabos. Mis ojos exploran su comportamiento, su lenguaje corporal, su forma de hablar, y yo trato de no perderme nada. Yo asiento con la cabeza para que él continúe. —Anastasia se fue de la ciudad. Así que estoy un poco preocupado por eso. — ¿Para siempre? Pensé que ustedes dos acababan de conocerse— digo sorprendida y su respuesta nos choca a los dos. — ¡Cielos, no! ¡No puedo soportar su ausencia ni siquiera por un día! Ha pasado menos de veinticuatro horas— dijo mirando el reloj como si estuviera contando los minutos, y con una cuenta atrás para el tiempo que va a estar de vuelta en la ciudad —y he sido más que un ogro con todos a mi alrededor. Ella fue a Georgia para ver a su madre— él dice. Alzo las cejas y lo miró de nuevo como mi Christian se ha ido, y él ha sido sustituido por este clon efusivo. ¡Estoy disgustada! ¡Puta de mierda! ¿Qué ha hecho con él? Mi objetivo es averiguarlo. —Bueno... ¿Cómo es el sexo? Supongo que está más allá de tus expectativas, si la extrañas mucho— le digo sonriendo. El sexo es siempre un tema fácil para nosotros sobre el que hablar. Después de todo, hemos hecho casi cualquier cosa bajo el sol juntos. Pensé que conocía todo de él... bueno, casi todo. Ha hecho una gran cantidad de aprendizaje propio, y me encantaría saber cuáles son.

—Es espectacular para una que es tan joven, tan inocente, tan dispuesta a aprender teniendo en cuenta que era virgen— dijo mirándome con una expresión impasible en su rostro. Mi cabeza se mueve bruscamente hacia arriba, y estoy muy sorprendida de que él realmente encontró una jodida virgen, me ahogo con el Châteauneuf -du -Pape White 2009 que estoy bebiendo. Mi reacción realmente le hace sonreír. — ¿Ella era una virgen? — Murmuro como un improperio un poco demasiado bruscamente haciéndole estrechar sus ojos grises en mí. ¡Él es tan caliente, incluso cuando está enojado! Me encantaría tener mis manos esa mandíbula tensa, y morder los lóbulos de las orejas enrojecidas. Trato de limpiar mi mente de estos pensamientos, para que pueda concentrarme en el asunto en cuestión. —Sí. ¿Es eso un problema? — me pregunta a la defensiva. —No. Pero nunca te tomé por un hombre de vírgenes. ¿Cuándo se presentó el cambio de gustos? Todas las sumisas eran experimentadas y establecidas. Dada su edad, yo había asumido que tenía menos experiencia que los demás, pero ¿Una virgen? Christian, ¿estás seguro de que puede satisfacer todas tus necesidades querido? — Pregunto suavemente tratando de controlar mi creciente pasión y la ira, todo al mismo tiempo. — ¡Nadie ha cumplido siempre con mis necesidades tanto como ella lo hace! — dice a la defensiva. — ¡Vamos! Teniendo en cuenta lo que acabas de revelar, ella era completamente inexperta en el sexo, hasta que, hace tres semanas...— digo levantando las cejas interrogante. —Sabes que se tarda años en dominar la sumisión. Te tomó años— le digo con una sonrisa de complicidad. No sólo los años, pero una gran cantidad de castigos, los azotes, zurras, correas... ¿Qué, una perra que estaba en pañales y ayer un chupete le satisface, y de repente ella es el centro de atención? Ella no sabe nada de sus necesidades. ¡Ni una sola cosa! — ¿Cómo sabes que va a satisfacer todas tus necesidades? — le digo en un susurro firme inclinándome.

—Hay necesidades que incluso una sumisa muy experimentada no puede cumplir. Necesidades oscuras...— digo, y luego me inclino hacia atrás dejando que el resto de sus pensamientos permanezcan en el aire, dejando que se hunda. Él no sabe nada de este nuevo territorio, y lo va a dañar. Lo que sí sabe le benefició de manera exponencial. ¡Los sentimientos son para los perdedores, y yo no lo entrene para ser un perdedor! Cuento hasta diez en el interior, viendo al camarero verter el vino en la mesa contigua. Miro a las flores en la mesa. Miro el arte de la pared. Hmm. Serenidad se lava sobre mí momentáneamente. La mirada de Christian se oscurece con ira creciente. — ¡No me gusta que hables en esos términos de Anastasia! ¡No me gusta! — dice, su mirada no dejando la mía. Luego casi al instante su voz se suaviza cuando comienza a hablar de la morena que actualmente está ocupando su sala de juegos. —Muchas cosas... Nunca sé lo que va a hacer, o decir, es un soplo de aire fresco en realidad. Ella es inteligente, ingeniosa, una gran negociadora— dice con la sonrisa más estúpida que jamás puso en el rostro. ¡Oh bien! ¡Añade a la lista obediente, entonces tienes un golden retriever! ¿Qué demonios le ha hecho esta ramera a mi protegido? —Nunca me he sentido tan vivo, en mi vida— dice mientras yo estoy tratando de ocuparme bebiendo el maldito vino que no saboreo nada. ¿Dónde diablos está el maldito camarero? ¡Necesito algo más fuerte! Whisky doble o vodka. Toco mi dedo nerviosamente en mi regazo. — ¡Ella me hace sentir completamente, totalmente, de manera significativa con vida! Pierdo la razón a su alrededor, pero entonces es un enigma. Ella me da un nuevo propósito, una nueva razón de ser— dice, ¡Imbécil! ¡Sí, vamos a ver cómo te sientes vivo cuando el coño virgen te drene la vida después de que ella rompa tu corazón y lo arroje en el suelo delante de ti! Le sonrío. ¡Me gusta la bofetada esa sonrisa de su maldito rostro guapo!

—Me intriga Christian. Si te gusta ella mucho, me gustaría conocerla— le digo con frialdad. ¡Déjame ver si esa ramera es tan buena como él dice que ella es! —No creo que sea una buena idea— dice con una expresión plana. ¿Por qué no? ¿Por qué no voy a conocerla? — ¿Por qué? No me digas que no quieres presentarle a tu maestra— le digo y le doy una mirada mordaz. —Ella no quiere conocerte. Creo que ella te odia por haberme introducido en el estilo de vida BDSM cuando tenía 15 años. Ella te ve como una abusadora de niños— dice sin expresión en el rostro. De hecho, pierdo el control por un minuto y palidezco, desconcertada. ¡Ella está compitiendo conmigo! ¿Qué dicen los aficionados? Ah, sí... ¡Venga sí! ¡Excepto que cuando lo haga, voy a estar limpiando el piso con ella después de que le dé una buena azotaina! — ¡Christian! ¡Sabes que no fue así! — me encuentro a mí misma diciendo a la defensiva. ¡Y el hecho de que tengo que defenderme de esa ramera me enfurece! —Había visto lo destructivo que eras para ti mismo, y con toda franqueza tus padres estaban exasperados tratando de lidiar con tu lucha, asuntos de la escuela y este estilo de vida te enseñó a ser responsable de tu propio destino. Para tener el control. Te desviaste de tus tendencias destructivas en un canal diferente, así no te hacías daño a ti mismo, pensé cómo enfocarte y ser el objetivo orientador. —Lo sé. Ella no entiende nuestra relación, y es aprensiva al respecto. Tiene derecho a su opinión— él dice. Al menos no se ha olvidado. Todavía hay esperanza para él. ¡Dios! ¡Esto es peor de lo que pensaba! —Pero, eso no es lo que sientes, ¿verdad? — Le pregunto preocupada inclinándome.

— ¿Sabes cuánto significa tu amistad para mí? Me preocupo por ti inmensamente. Tú eres la única persona que me importa mucho tanto...— le digo en una pausa. —Más que cualquier otra persona. Tu amistad es muy importante para mí Christian, y no quiero perderte. Ciertamente no a causa de una de tus sumisas— reitero. —Por favor, no te refieras a Anastasia como "una de mis Sum." Me preocupo por ti y tu amistad significa mucho para mí también. Anastasia no entiende nuestra relación porque ella no tiene un pasado jodido como yo, que estoy agradecido. No creo que podría haberlo manejado si ella tuviera un pasado— dice en realidad sacudiendo la cabeza. Lo miro, mirándolo con cuidado. Este no es mi Christian. Él es el mismo en la superficie, pero es diferente de alguna manera. ¿Qué ha cambiado? ¿Qué coño ha hecho la perra con él? Pero, desde que está aquí, y habla, quiero aprovechar y aprender lo más que pueda. Me parece que la ira crece dentro de en mí, pero ¿qué? ¿Estoy celosa de una ramera, la que está recién salida de la adolescencia? ¿Puede incluso ser un partido para mí? —Su ausencia— dice haciendo una pausa, tratando de recuperar el aliento... oh, ¡Dios mío! ¡Ha ido demasiado lejos! —Contrae mi corazón, como quien está a punto de romperlo a pedazos. ¡Y el hecho de que ella está al otro lado del país, el pensamiento de que pudiera encontrarse con otro pretendiente de allí, me hace más allá de celos! No puedo nombrar a esta emoción. ¡Es completamente ajena a mí Elena! — Termina sus pensamientos sin aliento. ¡Vete a la mierda! ¿Qué hacer? ¿Qué hacer? ¿Qué hacer? —Ya veo... Bueno, si tienes tan fuertes sentimientos por ella— dije poniendo mi mano sobre la suya sobre la mesa —y la extrañas mucho, ¿por qué no ir tras ella? Esa es la cosa lógica a hacer... ¿No crees? — Pruebo para más. Oponerse a Christian rara vez funciona. En el arte de la guerra, Sun Tzu dice: "Si conoces al enemigo y te conoces a ti mismo, no necesitas temer el resultado de cien batallas. Si te conoces a ti mismo pero no al enemigo, por cada victoria también sufrirás una derrota. Si no conoces ni al enemigo ni a ti mismo, vas a sucumbir en cada batalla."

¡Mi objetivo es llegar a conocer a esta perra! "Lucha contra tu enemigo cuando no lo sea..." Ella no está aquí, y me refiero a aprovechar cualquier herramienta disponible para el beneficio de Christian. Es como pescar en un barril con Christian, pero no cuando le dices que estás disparando. Sutil es la palabra clave aquí, en esta batalla. Y es sólo para su beneficio. Él puede ser herido, pero él estará mejor en el futuro. ¡Corte limpio! —Ella fue a Georgia— prosigue —porque no puede pensar con claridad a mí alrededor— él realmente suspira. —Yo tampoco, para el caso, pero, creo que ella tiene que evaluar sus sentimientos hacia mí, y decidir si nuestra relación funcionaría tal como es— dice. ¡Idiota! Pienso. — ¡Christian! ¡Me sorprendes! ¡Ella es tu Sum! Ella debe hacer lo que se le pidas hacer, de lo contrario, volcara su culo, y conseguirás que no obedezca adecuadamente en la forma en que un Sum debería— puedo decir con firmeza, eres un Dom, y debes actuar como tal. ¡No como un cobarde! Él reduce sus ojos en mí. ¡Eso no es bueno! — ¡Elena, no me des tu mierda Dom! ¡No necesito esa mierda, y sé mejor que tú cómo debería ser un Sum! — Él dice que con los dientes apretados, y sus palabras y actitud me hace estremecer ligeramente hacia atrás, pero retoma el control. —Pero, quiero darle el espacio que ella pidió, deseos y necesidades. Pero hoy, cuando nos estábamos enviando correos electrónicos de ida y vuelta, ella dijo que deseaba que yo estuviera allí. Creo que ella me echa de menos tanto como yo la echo de menos. Quiero que esto funcione entre nosotros... Mal. Ella no es cualquier Sum. Ella es importante para mí... Lo miro por un largo minuto y digo: —Tienes tu respuesta, entonces, si ella dijo que desea que estuvieras allí, ella quiere que vayas—. Si la perra no quiere venir, podría haber dos razones. 1. O ella realmente está preocupada y asustada de su dominación, lo que hace mi trabajo fácil, y él apareciendo en Georgia podría asustar la mierda de ella, y ella podría terminar con él.

2. Ella tiene a algún otro hijo de puta, y actualmente tiene sexo con él, o mejor aún, y eso puede explicar por qué ella seguía siendo virgen, y si ese es el caso Christian lo averiguaría. Al ser el dominante que es, y siendo el raro monógamo que es, puede romper con ella. En cualquier caso, es una situación ganar-ganar. — ¡Yo no quiero arruinar esto Elena! No quiero asustarla. No creo que pueda manejar de no estar con ella— afirma con su voz cargada de tristeza. Mi boca se abre, con los ojos como platos. ¡Oh, espero por Dios que no sea demasiado tarde para salvarlo de la destrucción! — ¡Christian Grey! ¡No puedo creerlo! ¿Estás enamorado de ella? — Dejo escapar. Me mira sorprendido, y veo sus ojos se vuelven locos de miedo que en realidad me preocupa. ¡Oh, no! ¡Me importa Christian! Yo no quiero verlo roto. Lo he visto roto antes, y el recuerdo de lo que se refiere de forma espontánea. Mis ojos se suavizan con el chico delante de mí. — ¡No! ¡No! ¡Definitivamente no! ¡Yo no hago el amor! ¡Yo no merezco su amor...! Yo... No puedo amar. Tú lo has dicho antes, es una emoción inútil—. Sacude la cabeza. —No, no puedo... Quiero decir, no creo que esté enamorado— dice, no sé si él está tratando de convencerse a sí mismo, o a mí. Estoy realmente preocupada por él. Tal vez voy a esperar hasta que él ordene todo. ¡Esto no es bueno! —Hmm...— murmuro sin sacar mi mirada de Christian —déjame reiterar la frase Christian. ¡Estás enamorado de ella! — le digo con convicción inequívoca de esta triste realidad. Él me mira desconcertado. ¡Mi pobre muchacho! — ¡No puedo estar enamorado Elena! ¡No soy bueno para ella! — Dice con miedo en su voz.

— ¡Christian! ¡Siempre eres tan duro contigo mismo con tanto autodesprecio! ¡Tienes que parar eso querido! ¡Deberías esperar que ella sea lo suficientemente buena para ti! Eres un buen partido Christian...— Le digo reprendiéndolo. —Eres guapo, rico y con talento en muchos lugares en los cuales las mujeres se interesan. ¡Eres único en tu clase! ¿Dónde iba a encontrar a alguien como tú? Mientras que puede mover la mano y encontrar cientos de Anastasias, que de hecho funcionarían para hacer tu voluntad. Puedes tener tu selección de mujeres... Es ella la que tiene la suerte de tener tu respeto querido— termino mi condena. Está superándose a sí mismo a lo largo de esta mujer, y estoy preocupada de que él va a salir lastimado. ¡Pero en cambio, Christian se enoja conmigo! — ¡Elena! ¡Yo no quiero que vuelvas a hablar de Anastasia como si fuera centavo de una docena! ¡Ella no es ninguna de esas cosas! Tengo un gran respeto por ella, y ella es una entre millones. ¡A lo largo de toda mi vida, no he conocido a nadie como ella! ¡Ni una sola persona! Es cierto que pierdo mi razón a su alrededor, pero luego...— hace una pausa y añade—: Entonces, yo también encuentro un propósito renovado con su presencia. Ella es tan preciosa para mí. Tengo este inmenso deseo de protegerla y cuidar de ella. ¡Tengo sentimientos que no puedo nombrar, y asusta la vida fuera de mí! ¡Pero, la idea de perderla es el peor miedo que he tenido en mi vida! Ni siquiera puedo manejarlo en el hipotético. Es demasiado miedo... Mi afecto por ella es el alma profunda. ¡Si esto no es una confesión de amor, yo no sé lo que es! — ¡Estas realmente enamorado de ella Christian! Te conozco mejor que nadie...— le digo, pero él me interrumpe. — ¡No que nadie! ¡Anastasia me conoce mejor! — me corrige. Finalmente Estrecho mis ojos en él y como un gesto nervioso, meto mi pelo hábilmente cortado por Franco sólo esta tarde con mi dedo índice y elegante manicura detrás de mí oreja. — ¿Mejor que yo?

¡Le pregunto incrédula, sin darme cuenta de que voy a dejar que me compare con una aficionada que ni siquiera sabía lo que un pene parecía, hace cuatro semanas! —Sabes que yo soy muy privado— me dice con una expresión impasible. — ¡Y yo te he conocido íntimamente desde que tenías quince, Christian! — Enuncio, sin ser capaz de controlar a mi creciente indignación, trato de corregir a Christian. — ¡No Elena! — me corrige—. ¡No Elena! Tú y yo éramos tan íntimos como un accidente de coche— dice y agrega—: Tú y yo comenzamos mierda cuando tenía quince años y duró hasta que cumplí veintiuno. Pero esa era la medida de la misma. Tú y yo podemos hablar de casi cualquier cosa, pero ella es la única persona que he permitido que me conozca íntimamente. Amarme, hacer el amor conmigo. Tú y yo nunca hicimos el amor. ¡Solo cogimos! — Él me mira. —Esa fue la mejor mierda...— Simplemente declaro. — ¿Puede Anastasia llegar a la altura de nuestra mierda? — Le pregunto sin rodeos. Sonríe una sonrisa orgullosa en mí afirmativamente. —Ella es mejor que todas las mujeres combinadas que me cogí— ¡Dice con una sonrisa de idiota que me gustaría limpiar! — ¡Ay! — Dije sonriendo. —Eso es duro. — Tú lo has querido. Declaro lo que veo, Elena. —Bueno, ya que tienes un gran respeto por ella Christian, y que estás enamorado de ella— digo y abre la boca para protestar de nuevo, no sé por qué razón, francamente, después de confesar lo que sientes... El punto es discutible. Sostengo mi mano para decir lo que pasa por mi corazón.

—Mira, tú serás el último en enterarte, pero puedo ver que estás enamorado de ella. Si tienes incluso una oración de que tu relación en el contexto que deseas trabajar, tienes que ir con ella. ¡Vuela por ahí! Pregúntale a tu mujer si te necesita. Al parecer, ella te dijo que te necesitaba, también. Si ella siente lo mismo por ti, no estaría molesta de verte. A menos que, por supuesto, ella tenga a alguien o algo más, que no sea el motivo, afirmó. Ve con ella. ¡Llega a tu mujer Christian! — le digo. Que las fichas caigan donde sea. Veo el cambio en su rostro. —Quiero darle el espacio que necesita, para que pueda pensar con claridad. Pero, no quiero dejar de verla— dice, pero no hay anhelo en su voz. Esto no puede ser una batalla perdida por el momento. —Oh, nene, puedo ver el deseo en tus ojos por ella. Podría, de hecho, asustarse, pero: ¿Cómo vas a saber que lo está haciendo? — Digo, y no puedo dejar de murmurarme a mí misma —O quien está encima de ella— él me mira tratando de descifrar lo que dije, pero no doy nada. Sacude la cabeza mientras levanto ligeramente las cejas y sorbo mi vino. ¡Maldita sea es mejor que el camarero me traiga algo más fuerte en estos momentos! Para mi alivio, la cara de Christian da una mirada de determinación. Entonces su Blackberry debe haber zumbado, pero no he oído nada, y él lo saca y lo mira con la misma sonrisa estúpida. ¡Yip! Es la perra que está enviando mensajes de texto. ¡Ella tiene una correa larga, todo el camino desde Georgia! ¡Ella da un tirón, y él ladra! Christian mete su teléfono de forma segura en el bolsillo de su chaqueta. — ¿Qué es? — Le pregunto tratando de parecer desinteresada. —Nada— dice sonriendo. ¡Nada, mi culo rosa rosado! — ¿Sabes cómo te llama Anastasia? — me pregunta. ¡Por supuesto! La perra, pederasta, Dominadora... la lista es interminable.

—No— dije con un poco de aprensión atando mi voz. —Nada malo o indigno espero— le digo educadamente entre gente educada. —No. Nada de los géneros. Su apodo es "Señora Robinson" — dice. ¡Oh, qué clásico! ¡El famoso puma! Le sonrío para su beneficio. —Mrs. Robinson— le digo probando el nombre. —Ella debe ser muy especial para ti Christian. Porque es la única con la que has hablado acerca de mí, o lo que hemos tenido antes entre cualquiera de tus sumisas. Aunque, obviamente, las Sum vienen y van...— le digo a mi frase colgando en el aire entre nosotros. — ¡Sí, las sumisas pueden ir y venir, pero Anastasia se queda! — responde con firmeza. Su respuesta me da una sonrisa triste. Puede que le haya perdido ya. —Ve con ella— le digo tomando un gran trago de mi vino. —Tengo la intención— dice—. ¡Ella es mía! — Lo miro con esa frase. Dos palabras simples, sin embargo, tan poderosas. Él nunca ha dicho eso sobre nadie. Ni siquiera de mi... Mía... Qué palabra tan poderosa. Me gustaría que fuera mío. —En efecto. Si ella está tratando de volver a evaluar sus sentimientos como dices que está haciendo, podría asustarse y huir. Pero, si ella te quiere tanto como le deseas, podría estar feliz de verte así. Lo que nunca sabrás hasta que lo intentes, Christian— le digo. Quiero decir algo más. Estoy muy preocupada por él, le va a doler, a romper más allá de la reparación. Pero, él es un hombre hecho y derecho, y él no es mi Sum. Esta batalla esperaré para pelearla... después que vuelva de Georgia. Adelante pequeña cazafotunas... ¡Vamos a ver quién es el luchador más fuerte!

Christian y yo nos separamos alrededor de las 9:30, y por desgracia no me nota más allá de la superficie. ¡Infiernos! Ni siquiera en la superficie. Todos los hombres en el restaurante me miran y me comen con los ojos, ya sea en secreto o abiertamente, pero no Christian, cuando hacemos nuestro camino fuera de lugar. Él ha estado aquí, pero su mente estaba en Georgia con una mujer que no es digna de él. ¿Lo he perdido ya? Yo creo que no. ¡Elena Lincoln no pierde!

Traducido y Corregido por Mayte008

uena mi Blackberry. Es mi asistente Andrea. —Grey— contestó secamente. —Señor, hay algunos problemas con el envío a Darfur. Quería informarle acerca de eso— dice ella sabiendo que mi impaciencia con conversaciones interminables. — ¿Cómo qué?— Pruebo. —Señor, los señores de la guerra interceptan los envíos, incluso si son desde el aire—dice yendo directamente al grano. —Y la entrega por tierra no es segura, tanto para el equipo local, así como para los americanos. — ¡Jodidos! No es suficiente que ellos hagan que sus propias personas sufran, ¡deben también tomar la comida fuera de la boca de los bebés! — Despotrico airadamente. —Está bien, tenemos el equipo de seguridad, mira en él y tienen a Welch para comprobar las opciones viables, para dejarlo caer el envío de forma más segura para las personas a quien está destinado. Una vez que él venga con una opción viable, dígale que me llame para conferir — le digo con firmeza.

— Sí, señor — responde ella. —Eso es todo Andrea — le digo, y cuelgo. De todos los problemas... siempre va a ser uno más. Esto va a ser un proyecto costoso, pero un cercano y querido a mi corazón. Me molesta que los niños se mueran de hambre en todo el mundo, por la sencilla razón que otra persona está disfrutando de su comida. Trabajo dos horas más antes de que consiga estar listo para salir a cenar con Elena. Mi Blackberry zumba y el remitente pone una gran sonrisa en mi cara. ¿Cómo hace eso? _____________________________________________ De: Anastasia Steele Asunto: ¿Quién eres tú, para llorar ladrón? Fecha: 31 de Mayo de 2011 22:17 EST Para: Christian Grey

Muy señor mío: Creo que fue la línea de Elliot originalmente. ¿Cómo colgando? Tu Ana _____________________________________________ Ese mensaje corto es como la luz en la oscuridad me lleva lejos de todas las demás distracciones mundanas. _____________________________________________ De: Christian Grey Asunto: Asuntos pendientes

Fecha: 31 Mayo 2011 19:21 Para: Anastasia Steele

Querida señorita Steele, Estoy tan contento de que hayas vuelto. Justo cuando las cosas se estaban poniendo muy interesantes, te fuiste tan de repente y me dejaste colgando. Elliot no es muy original. Él pudo haber robado esa línea de otra persona. ¿Cómo estuvo la cena?

Christian Grey CEO de Grey Enterprises Holdings Inc. _____________________________________________ Golpeé enviar a la espera de su respuesta con impaciencia. ¿Puedo ser más inmaduro? _____________________________________________ De: Anastasia Steele Asunto: ¿Asuntos pendientes? Fecha: 31 Mayo 2011 22:25 EST Para: Christian Grey

Muy señor mío: La cena fue satisfactoria. Usted estará muy feliz de saber que me comí todo en mi plato y sin duda mucho más de lo que debería. ¿Conseguir, ponerse interesante? ¿Cómo? _____________________________________________ ¿Por qué está jugando conmigo, incluso ahora? Cariño, ¿simplemente te olvidas de que tú me pediste que te quitara el vestido? _____________________________________________ De: Christian Grey Asunto: Definitivamente negocio inacabado Fecha: 31 Mayo 2011 19:29 Para: Anastasia Steele

¿Anastasia, estás siendo deliberadamente obtusa? Me pediste que te quitara el vestido anteriormente, que era algo que tenía muchas ganas de hacer. Yo también estoy muy contento de escuchar que estás comiendo bien.

Christian Grey CEO de Grey Enterprises Holdings Inc. _____________________________________________

Ella domina sus propias maneras de volverme loco en todas las formas posibles. Pero, soy un hombre de muchos talentos señorita Steele. Dos pueden jugar el mismo juego. _____________________________________________ De: Anastasia Steele Asunto: Bueno... siempre está el fin de semana Fecha: 31 Mayo 2011 22:35 EST Para: Christian Grey

Por supuesto que como bien. La razón realmente de que estoy comiendo es la incertidumbre que siento que me rodea. Además, yo nunca sería involuntariamente obtusa señor Grey. Estoy segura de que has trabajado esto por ahora ;) _____________________________________________ Así que, eso es lo que es... ella está jugando con mis afectos. Hmmm. __________________________________________ De: Christian Grey Asunto: No puedo esperar hasta el fin de semana Fecha: 31 Mayo 2011 19:39 Para: Anastasia Steele

Me esforzaré por recordarlo señorita Steele. Y créenme cuando lo digo bebé, sin duda voy a usar ese conocimiento para mi ventaja. En realidad estoy muy apenado al saber que yo soy el que te pone fuera de tu comida. Yo estaba bajo la impresión de que tenía un efecto más concupiscente en ti. Al menos esa ha sido mi experiencia y de lo más agradable por cierto. Estoy esperando con interés la próxima vez.

Christian Grey CEO de Grey Enterprises Holdings Inc. _____________________________________________ Ella le responde enseguida. _____________________________________________ De: Anastasia Steele Asunto: lingüística, Gimnastica Fecha: 31 Mayo 2011 22:35 EST Para: Christian Grey

Sr. Grey ¿Has estado jugando con el diccionario de sinónimos de nuevo? _____________________________________________

Puedo revisar mi tiempo, y apenas voy a llegar a tiempo, por lo que, tengo que irme para cumplir con Elena para la cena. _____________________________________________ De: Christian Grey Asunto: retumbó Fecha: 31 Mayo 2011 19:39 Para: Anastasia Steele

¿Qué tan bien me conoces señorita Steele? Voy a estar cenando con un viejo amigo ahora, así que voy a estar conduciendo. Más tarde bebé

Christian Grey CEO de Grey Enterprises Holdings Inc. _____________________________________________ Llego a nuestro restaurante de lujo exclusivo. Le entrego mi llave a los aparcacoches. Entro y saludó, me llevan a mi asiento habitual en el que Elena está esperando. Rápidamente se levanta sonriéndome cálidamente. — ¡Hola Christian!— Me saluda con una sonrisa en su rostro. —Hola Elena.

Respondo de nuevo a ella con lo que esperaba que fuera el mismo calor que me está dando, y apoyarme en ella cuando me beso en ambas mejillas, mientras sus manos se conectan con mis brazos mientras ella está besando mis mejillas. Ella me libera, y los dos nos sentamos al mismo tiempo. El camarero se apresura a la mesa, y me pregunta lo que me gustaría beber. Ordeno Châteauneuf -du -Pape White 2009 sin siquiera mirar la carta de vinos. Después de que el camarero se escabulle. Elena me escruta con la mirada en evaluación. Echa de menos nada. — Pareces un poco nervioso hoy Christian. ¿Está todo bien? — Sí— le dije un poco demasiado bruscamente. —Muy bien—dice con una sonrisa en sus expertos y formados labios. — Supuse que te gustaría hablar de ella — dice de manera significativa. — Nunca te he visto asta en el borde... — dice, y luego se corrige a sí misma. — Bueno, no en tantos años. ¿Qué está pasando? ¿Se trata de tu nueva sumisa? — Sí — le digo a sabiendas que no mucho va a escapar de su saber escrutinio. — Anastasia se fue de la ciudad. Así que estoy un poco preocupado por eso. — ¿Para siempre? Pensé que ustedes dos acababan de conocerse — dice sorprendida y mi reacción incluso me choca. — ¡Cielos, no! ¡No puedo soportar su ausencia ni siquiera por un día! Han pasado menos de veinticuatro horas — digo mirando mi reloj — y yo he sido más que un ogro con todo el mundo que me rodea. Fue a Georgia para ver a su madre — le digo. Ella levanta las cejas y me mira de nuevo como si acabara de conocerme.

— Bueno... ¿Cómo es el sexo? Juzgo que está más allá de tus expectativas, si la extrañas mucho — dice sonriendo. — Es espectacular para alguien que es tan joven, tan inocente, tan dispuesta a aprender, teniendo en cuenta que era virgen — digo mirando a Elena tratando de medir su reacción. Para mi sorpresa, ella se ahoga con su Châteauneuf -du -Pape White 2009. Su reacción me hace sonreír. — ¿Ella era una virgen? — pregunta un poco demasiado bruscamente y estrecho mis ojos en ella. — Sí. ¿Es eso un problema? — Le pido a la defensiva. — No. Pero nunca te tomé por un hombre que le gusten las vírgenes. ¿Cuándo se presentó el cambio de gustos? Todas las sumisas eran experimentadas y establecidas en los sumisos. Dada su edad, yo había asumido que tenía menos experiencia que los demás, ¿pero una virgen? Christian, ¿estás seguro de que puede satisfacer todas tus necesidades, querido? —pregunta en voz baja. Demasiado suave. — ¡Nadie ha cumplido siempre mis necesidades tanto como ella lo hace! — Le digo a la defensiva. — ¡Vamos! Teniendo en cuenta lo que acabas de revelar, ella era completamente inexperta en el sexo, hasta que…hace tres semanas... — dice alzando las cejas interrogante. —Tú sabes que tardan años en dominar la sumisión. Te tomó años — dice con una sonrisa de complicidad. — ¿Cómo sabes que va a satisfacer todas tus necesidades? — Dice en voz baja firme apoyándose. —Hay necesidades que incluso una sumisa muy experimentada no puede cumplir. Necesidades oscuras... — dice mientras se inclina hacia atrás dejando que el resto de sus pensamientos permanezcan en el aire. Mi mirada se oscurece con la creciente indignación.

— ¡No me gusta hablar en esos términos sobre Anastasia! ¡Me gusta ella! — Le digo a mi mirada. Entonces mi voz se suaviza con los pensamientos de Anastasia. —Mucho en realidad... Nunca sé lo que va a hacer, o decir, que es un soplo de aire fresco en realidad. Ella es inteligente, ingeniosa, un gran negociador — le digo con una sonrisa idiota en la cara. — ¡Nunca me he sentido en esta vida - en mi vida! ¡Ella me hace sentir completamente, totalmente, de manera significativa con vida! Pierdo la razón a su alrededor, pero entonces es un enigma. Ella me da un nuevo propósito, una nueva razón de ser. — Me intriga Christian. Pero ser inteligente, ingenioso, un gran negociador, son habilidades que uno debe estar buscando en un empleado, no en un compañero sexual. Tal vez podría ser más de un uso en tu empresa, que en tu sala de juegos. Pero, si te gusta mucho, me gustaría conocerla — dice ella con frialdad, como si me estuviera haciendo un favor. Mi boca se abre con su evaluación. — ¡No estoy buscando un empleado! — Digo con dureza. — Aunque si así lo deseara, ella sería una muy valiosa. He tenido un gran número de mujeres que no han tenido esas habilidades y un poco de potencia sexual, pero es evidente que todavía no eran compatibles. Estas son habilidades que valoro en ella, porque ella sabe cómo aplicarlas en la relación que tenemos. Y claro, al ver sus reservas, y Anastasia merece un gran respeto por ti y las dos, ustedes juntas es una mala idea — le digo con una expresión plana. — ¿Por qué? No me digas que no quieres presentarle a tu maestro — dice ella y me dio su mirada mordaz. — Ella no quiere conocerte. Creo que ella te odia por haberme introducido en el estilo de vida BDSM, cuando tenía 15 años. Ella te ve como un abusador de niños — le digo sin expresión. Elena en realidad palidece, sorprendida. — ¡Christian! ¡Tú sabes que no fue así! — Dice a la defensiva.

—Habías visto lo destructivo que eras para ti mismo y con toda franqueza, tus padres estaban exasperantes tratando de lidiar con tus peleas, problemas escolares o has olvidado que fuiste expulsado de tres escuelas diferentes dentro de un año, y se estaban quedando sin opciones y cortos de educación en el hogar, que casi no había ninguna escuela que dejar para que te asista. Así que este estilo de vida nuevo de su sum — dice enfáticamente— te ha enseñado a estar a cargo de tu propio destino. Para tener el control. Desvió tus tendencias destructivas a un canal diferente, así que no haces daño a ti mismo, pensaste cómo enfocar y ser objetivo y orientado. Yo no tenía la intención de hacerte daño de ninguna manera. Esa era la única manera en que sabía que podía canalizar tus tendencias a dejar de volar, así que puedes centrarte. No hizo ningún daño tampoco. ¡Quiero decir, te miro! ¡Las mujeres te desean, y los hombres quieren ser tú! ¡Eres más rico que la suciedad, y tan joven también! Tienes toda la vida por delante, y es sólo porque has aprendido a controlar tus tendencias destructivas, aprendiste a dejar salir el vapor, sin hacerte daño y has aprendido a concentrarte, y estar orientado a objetivos. Por supuesto, en el camino, nos divertimos. —Lo sé. Ella no entiende nuestra relación, y esta aprensiva al respecto. Es un país libre, y claramente el mundo tiene derecho a su opinión —digo. — Pero, eso no es lo que sientes, ¿verdad? — Pregunta preocupada apoyándose. — ¿Sabes cuánto significa tu amistad para mí? Me preocupo por ti inmensamente. Tú eres la única persona que me importa mucho acerca de... — dice haciendo una pausa. —Más que cualquier otra persona. No puedo enfatizar lo mucho que significa tu amistad, lo importante que es para mí Christian y no quiero perderla. ¡Ciertamente no a causa de una de tus sumisas! — Reitera enérgicamente, haciendo hincapié. — Por favor, no te refieras a Anastasia como a— una de mis sum. — Me preocupo por ti y tu amistad significa mucho para mí también. También somos socios de negocios, que ambos se benefician inmensamente.

Anastasia no entendería nuestra relación, porque ella no tiene un pasado jodido como yo, por lo que estoy agradecido. Yo no creo que podría haberlo manejado, si ella tuviera un pasado —dije sacudiendo la cabeza. Elena me observa con los ojos cuidadosamente, como si estuviera evaluando una nueva persona ante ella, es como si nunca se conocieran. Sigo hablando de mis sentimientos por Anastasia. — Su ausencia — le digo pausando, tratando de recuperar el aliento— constriñe mi corazón, como quien está a punto de rasgarlo aparte. ¡Y el hecho de que ella está lejos en todo el país, el pensamiento de que pudiera cumplir con otro pretendiente de allí, me pone más allá de celos! No puedo nombrar a esta emoción. ¡Es completamente ajeno a mí, Elena! —Digo sin aliento. —Ya veo... Bueno, si tienes tan fuertes sentimientos por ella — dice poniendo su mano sobre la mía, sobre la mesa — y la echas de menos tanto, ¿por qué no vas a por ella? Esa es la cosa lógica a hacer... ¿No crees? — Ella sondea por más. — Ella fue a Georgia, porque no puede pensar con claridad a mí alrededor. — Suspiro. — Yo tampoco, para el caso, pero, creo que ella tiene que evaluar sus sentimientos hacia mí, y decidir si nuestra relación funcionaría como está. — Digo. — ¡Christian! ¡Me sorprendes! ¡Ella es tu sum! ¡Un sum no piensa! Él o ella, simplemente hace lo que se le dice. Ella debe hacer lo que se le pide hacer, de lo contrario, a volcar su culo, y conseguir uno que obedece adecuadamente de la forma en que un sum debería — dice con firmeza, como es. Estrecho mis ojos en ella. — ¡Elena, no me des tu mierda Dom! No necesito mierda, y lo sé mejor que tú, cómo debería ser una Sum! —Digo entre dientes y me doy cuenta de que ella se estremece un poco atrás, pero recupera su control. — Pero, yo quiero darle el espacio que ella pidió, cumplir sus deseos y necesidades. Pero hoy en día, ya que estábamos en un correo electrónico de ida y vuelta, ella dijo que deseaba que yo estuviera allí.

Creo que ella me echa de menos tanto, como yo la echo de menos. Quiero que esto funcione entre nosotros... Mal. Ella no es cualquier Sum. Ella es importante para mí... Elena me mira por un largo minuto y dice—: Tú tienes tu respuesta entonces, si ella dijo que desea que tú estuvieras allí, ella quiere que vayas. Dada su inexperiencia, bueno, dada la falta de sexo que ella tenía en toda su vida, y el poco tiempo que ustedes dos han estado juntos, no crees que es aconsejable invertir en esto — hace una pausa para encontrar una palabra adecuada y añade— ... esto, no quiero llamarlo una relación, aunque supongo que puedo por la falta de una mejor expresión ... oh, sí, de acuerdo — dice ella feliz consigo misma por encontrar una palabra que estaba por debajo del estado de una relación. — ¿Crees que es conveniente invertir esta cantidad, en este arreglo en que estoy diciendo? porque estoy realmente preocupada por ti Christian, creo que se están invirtiendo emocionalmente en esta disposición y en tan poco tiempo en esto. Viendo cómo… se ha ido porque tú eres demasiado intenso para ella, y dado el hecho de que usted tú estás involucrado emocionalmente con ella — dice mientras hago una cara — ¡No me digas que no lo estas, Christian! puedo verlo en tu postura, en tu lenguaje corporal... sabes que puedo leerte como un libro. Conozco muy bien tu cuerpo dentro y por fuera — dice ella con una expresión de cariño en su rostro. —Así que, sé que estas más involucrado con ella, incluso vayas a decir que no lo estas. Eso me preocupa... Mucho en realidad. Porque, te estás moviendo en un territorio desconocido. Está fuera de tu norma. Es un territorio peligroso, porque te estás exponiendo a todo tipo de daño emocional. Y las emociones nos hacen perder el control. Lo sabes mejor que nadie. Especialmente teniendo en cuenta que ella es alguien que acabas de conocer. Tal vez sólo debe permanecer en Georgia — dice ella, y mi boca se abre. — ¿Qué demonios, Elena?— Digo exasperado —Ella es la primera mujer, que quería tener algo más que un Dom. ¡O una relación Sum! Ella me da esperanza. Ella me hace ver las posibilidades de más.

No es un número cambiante de Sums, con el que sólo tengo la puta en común, pero hay una relación estable. ¡No quiero arruinar esto Elena! No quiero asustarla. Yo no creo que pueda manejar lo de no estar con ella — declaro por la pena con la voz cargada. La boca de Elena cae abierta, con los ojos como platos. — ¡Christian Grey! ¡No puedo creerlo! ¿Estás enamorado de ella? — Ella deja escapar. La miro sorprendido, y siento que mis ojos se vuelven locos de miedo. — ¡No! ¡No! ¡Definitivamente no! ¡Yo no hago el amor! Yo no merezco su amor... yo... no puedo amar. Tú lo has dicho antes - . Es una emoción inútil — Niego con la cabeza. — No, no puedo... Quiero decir, no creo que estoy enamorado — digo sin saber si quiero convencer a Elena, o a mí mismo. — Hmm... — Dice Elena sin salir de su mirada lejos de mí — permítanme reiterar esa frase Christian. ¡Estás enamorado de ella! — Dice con una voz inequívocamente convencida - el tipo de voz que uno pronunciaría a quien está convencido de una cierta verdad, poniendo su nombre y reputación en la línea. — Pero, ¿estás seguro de que esto es bueno para ti? ¿Está seguro de que es bueno para ti, que es merecedora de ti? — dice con una preocupación genuina que ata su voz. La miro desconcertado. — ¡No puedo estar enamorado, Elena! ¡Yo soy el que no es bueno para ella! Ella es tan inocente, tan pura. Tiene un corazón de modo que no sabe nada de la oscuridad, nada desagradable que el mundo tiene para ofrecer. Tengo miedo de mancharla. ¡Ella no es como nosotros! Ella está por encima de nosotros, mejor que nosotros. Ella es como un ángel que se fijó en mí, se preocupaba por mí, y yo no quiero ser su caída — le digo con el miedo en mi voz.

— ¡Christian! ¡Siempre eres tan duro contigo mismo, siempre con tanto auto-desprecio! ¡Tienes que dejar y querer! ¡Ella debe esperar que ella sea lo suficientemente buena para ti! Eres un buen partido Christian... — me regaña. —Eres guapo, rico y con talento en muchos lugares que las mujeres nos interesa. ¡Eres único en tú clase! Y esa mierda de lo del ángel, estás exagerando. Quiero decir que hay un montón de buenas chicas de todo... ¿Por qué no todos los chicos buenos capturan la felicidad, y proporcionan felicidad a las mujeres a su alrededor? ¿Hmmm? ¡Porque, eso no es lo que quieren las mujeres! Las mujeres quieren a alguien que entienda lo que no entienden acerca de sí mismas. Todos tenemos algo oscuro en nosotros. Algo por debajo de la superficie. Cuando alguien viene instando a que… despierta sentimientos que no sabíamos que existían en nosotros. ¡Todo el mundo quiere probar el lado oscuro, pero nadie quiere admitirlo! Tú sabes que lo —light— como dices es exagerado. ¿Quién en su sano juicio no quiere sexo alucinante? ¿Quién en su sano juicio, dejaría un dios del sexo, un hombre que es más guapo que Adonis, más rico que los pequeños países en el mundo? ¿Dónde iba a encontrar a alguien como tú? Eres uno de los pocos solteros que poseen estas cualidades, ¡No sólo en este país, sino en el mundo entero! — ella dice exasperada. — Mientras que tú puedas mover la mano, encontraras cientos, infierno, miles de Anastasias a quien de hecho, ¡Presume de hacer una oferta a la carta! Puedes tener tu selección de mujeres... Es ella la que tiene la suerte de tenerte, querido — dice muy convencida de sus convicciones acerca de mí, poniéndome furioso y mi enojo sale de mis poros. — ¡Elena! ¡Yo no quiero volver a hablar de Anastasia como si no valiera algo como un centavo de una docena! ¡Ella no es ninguna de esas cosas! Tengo un gran respeto por ella, y ella es una entre millones. ¡A lo largo de toda mi vida, no he conocido a nadie como ella! ¡Ni una sola persona! ¡Lo hago, porque a ella no le importa nada mi dinero! ¡Ni siquiera puedo conseguir que acepte un presente simple sin una lucha, o con un argumento largo! Ella se ve alterada por mi aspecto, pero me ve más allá de eso. Ella lava toda esa mierda que me rodea y estoy completamente desnudo en mi alma oscura que tengo delante.

En cuanto al sexo, es más que increíble, porque nosotros, nuestros cuerpos conectamos, y nos deseamos uno al otro de tal manera, que estamos hechos el uno para el otro. La electricidad, la atracción entre nosotros es palpable, degustable, muy tangente. Es cierto que pierdo mi razón a su alrededor, y ella conmigo, pero luego... — Hago una pausa y añado— entonces, también encuentro un propósito renovado en su presencia. Ella es tan preciosa para mí. Tengo este inmenso deseo de proteger y cuidar de ella. ¡Tengo sentimientos que no puedo nombrar y asusta la vida fuera de mí! ¡Pero, la idea de perderla es el peor miedo que he tenido en mi vida! Ni siquiera puedo manejarlo en el hipotético. Es demasiado miedo... Mi afecto por ella está en el alma profundo —digo confesando. — ¡Estas realmente enamorado de ella Christian! ¡Lo que se podría decir después de esta confesión, no me puedes convencer de lo contrario! Te conozco mejor que nadie... — dice ella, pero la cortó. — ¡No mejor que nadie! ¡Anastasia me conoce mejor! —Le corrijo. Ella entrecierra sus ojos en mí, se arregla el cabello cortado por expertos, metiéndolo detrás de la oreja con un dedo bien cuidado. — ¿Mejor que yo? — pregunta incrédula. — Tú sabes que yo soy muy privado — le digo a ella con una expresión impasible. — ¡Y yo te he conocido íntimamente desde que tenías quince, Christian! — enuncia, tratando de corregir. — ¡No Elena! Tú y yo éramos tan íntimos, como un accidente de coche — le corrijo. — Tú y yo comenzamos con mierda, cuando yo tenía quince años y duró hasta que cumplí los veintiuno. Pero esa era la medida de lo mismo. Te cogí de todas las formas imaginables e inimaginables posibles, y fui sumiso para ti, y tú me dominabas. Bueno, también intercambiamos los papeles por un corto tiempo, pero, ese fue el alcance de lo mismo. Tú y yo podemos hablar de casi cualquier cosa, pero ella es la única persona que he permitido que me conozca íntimamente. Para mí, hace el amor conmigo. Tú y yo, nunca hicimos el amor. ¡Acabamos jodiendo! ¡Ni siquiera nos hemos besado! —Me mira.

— Fuiste la mejor puta...— se limita a establecer. — ¿Puede Anastasia llegar a la altura de nuestra puta? — pregunta sin rodeos. Le sonrío con orgullo. — Ella es mejor que todas las mujeres que me cogí combinadas — le digo sonriendo. — ¡Ay! — Dice sonriendo. — Eso es duro. — Tú lo has querido. Declaro a mi entender, Elena. — Bueno, ya que tienes un gran respeto por ella, Christian y que estás enamorado de ella — dice ella y yo abro la boca para protestar de nuevo. Ella mantiene su mano para decir silencio. — Mira, tú serías el último en enterarte, pero puedo ver que estás enamorado de ella. ¡Nunca, nunca, te he visto de esta manera! Si tú tienes incluso una oración en su relación, en el marco que desea trabajarlo como es debido, tienes que ir con ella. ¡Vuela ahí! Consulta a tu mujer si te falta tanto. Al parecer, ella te dijo que a ella también le haces falta. Si ella siente lo mismo por ti, no se molestara al verte, incluso si ella dice que necesita distancia. A menos que por supuesto, tenga a alguien o algo más, que no sea el motivo que afirmó. Ve con ella. ¡Llega a tu mujer Christian! — Dice. De repente siento el deseo ardiente y profundo de ver a Anastasia. La he echado de menos, y no sé si puedo permanecer lejos tres días sin este deseo ardiente que me consume todo. —Quiero darle el espacio que necesita, por lo que puedo pensar con claridad. Pero, no quiero dejar de verla —digo anhelando. — Oh, nene, puedo ver el deseo en tus ojos por ella. Ella podría, de hecho, asustarse, pero ¿cómo va a saber lo que está haciéndote? — Dice ella, y te juro que la oigo murmurar — o de quien ella está encima— pero es una voz tan ligera, que no estoy seguro de si he oído o imaginado esto.

Entrecierro mi mirada, pero ella no da nada, y bebe su vino. — Supongo que la estás llevando a cabo para que sea tu Sum, todavía, ¿Verdad? ¿No me digas, después de todos estos años, vas a cambiar tus maneras de ser con una virgen que sabe prácticamente nada sobre el sexo? Si ese es el caso, no me gusta decirte, pero tú debes estar listo para una decepción, y no me gustaría verte de esa manera Christian. ¿Sabes lo que funciona para ti? ¿Sabes lo que te beneficia? ¿Y que nos ha facilitado la liberación adecuada que ansiábamos? Tú necesitas saber si esas son las cosas que ella puede proporcionar para ti. — Todavía la quiero como mi Sum, pero estoy dispuesto a ser — Más — y darle — Más —. Eso es lo que ella quiere. Estamos aprendiendo a comprometernos con los deseos y necesidades del otro— le digo. — Si es importante para ella, es importante para mí— yo simplemente lo suelto y Elena me mira boquiabierta, como si dijera que me decidí a ser un monje célibe en movimiento al Tíbet, y vivir en reclusión en los Himalayas. Por primera vez en el transcurso de la cena, ella esta muda. Como me inunda determinación para ir a Georgia, para estar con mi mujer, mi Blackberry zumba, y es Anastasia. Abro mi mensaje rápidamente y con entusiasmo compruebo su mensaje. _____________________________________________ De: Anastasia Steele Asunto: Compañeros adecuados de cena Fecha: 31 Mayo 2011 23:57 EST Para: Christian Grey

Claro que espero que tú y tu amigo tengan una cena muy agradable. Ana

PD: ¿Es la señora Robinson? _____________________________________________ Sabiendo que Anastasia sólo ve rojo cuando Elena es el tema, me decido a responderle cuando me vaya, o tal vez no en absoluto, hasta que llegue a Georgia. No quiero alertar a Elena de nuestras conversaciones privadas, ni es lo que quiero para encender el fuego de Anastasia. Me meto con seguridad mi Blackberry en el bolsillo de mi chaqueta. — ¿Qué es?— Se pregunta Elena. —Nada— digo sonriente. — ¿Sabes cómo te llama Anastasia? —No— dice con un poco de aprensión. —No algo malo o indigno espero— responde ella. —No. Tú apodo es—: Señora Robinson— le digo. Ella sonríe a eso. —Mrs. Robinson — dice ella, tratando. —Ella debe ser muy especial para ti Christian. Porque ella es la única Sum, a quien tú le has hablado de mí, o lo que hemos tenido antes entre cualquiera de tus sumisas. Aunque, obviamente las Sums, vienen y van... — dice la frase en el aire. — ¡Sí, las sumisas pueden ir y venir, pero Anastasia se queda!— Digo con firmeza. Elena tiene una sonrisa triste en su cara, que es reemplazada rápidamente por una mirada compasiva. —Ve con ella— dice tomando un gran trago de su vino. —Tengo la intención de hacerlo. — le digo. — ¡Ella es mía!— me mira impasible durante un minuto. —En efecto. Si ella está tratando de volver a evaluar sus sentimientos como tú dices que está haciendo, podría asustarse y huir. Pero, si ella te quiere tanto como ella desea, ella podría estar feliz de verte así. Lo que nunca sabrás hasta que lo intentes, Christian — dice.

— ¿Vienes a la recaudación de fondos de mis padres, la semana que viene? — Le pregunto y cambio el tema. Si ella viene, me gustaría convencerla de que se quedara en casa, porque no quiero que Anastasia se moleste si ella está allí. — Estoy donando un pase para dos personas por un día. ¿Acaso quieres que no vaya? Yo tenía la intención de ir. — Dice especulativamente. —Yo preferiría que no. No quiero hacer que Anastasia este incómoda — le digo. — Oh — dice ella tomando otro largo trago de su vino. —En ese caso, no voy a ir — dice asintiendo con la cabeza, lo que me alivia. —Estoy un poco herida Christian — dice sonriendo. —Hemos sido más que amigos durante años, y estamos dando preferencia a una Sum que has conocido hace sólo tres semanas. Tenía la esperanza de que tú valoraras más nuestra relación — afirma. — Elena, voy a evitar cualquier cosa que pueda dañar lo que tengo con ella. Tengo que averiguar y llevarlo a cabo. En este momento, no voy a cruzar tus caminos. Tienes un lugar diferente para mí. ¨Eres Mi Amiga¨. La única amiga que tengo. Pero, es mi —Más— o el que yo quiero tener —más— con ella. Por favor, dame la cortesía de hacer este trabajo — le pregunto. — ¡Christian, por supuesto! Quiero que seas feliz. De hecho, al verte feliz me agrada. Espero que ella sepa lo que tiene entre las manos. ¡Mi única preocupación es por ti querido! ¡Eres un buen hombre, y mi mejor amigo también! Te valoro, y a nuestra relación, que no me gustaría nada ni a nadie la ponga en peligro. Tú no me vas a dejar, ¿O quieres? La miro fijamente. —Eres mi amiga Elena, y yo valoro nuestra amistad, siempre y cuando no se pierda nada de lo que tengo con Anastasia. Espero que tú respetes eso. Tenemos una historia compartida, un pasado.

Me preocupo por ti en mi propio camino. Así que, lo que tenemos son restos, pero, quiero que le des el espacio, como ella claramente no le gusta, y no interfieras con mi relación con ella. Siempre que consigas eso, no tenemos ningún problema — le agrego. Ella asiente con la cabeza.

Por el momento dejo el restaurante, es alrededor de las 9:30 y he hecho mi decisión de ir a Georgia. Después de que el valet impulsa mi coche, me quedo en el durante unos minutos, regresando el mensaje a Anastasia. Pero, las ganas de darle una sorpresa vencen mi impulso, y me detengo. Quiero que sepa que no tengo ningún interés sexual en Elena, y que mi mente sólo se centra en Anastasia. Yo sólo la quiero a ella y la deseo a ella. ¡A nadie más! La echo de menos. Realmente la extraño... Pero, quiero que mi visita sea una sorpresa para ella... espero sea una sorpresa, que no vaya a asustar la vida fuera de ella. Puse mi teléfono en la base para activar el Bluetooth. Marco a Taylor. — Sí, señor— es el saludo de contestar. — Taylor, quiero que llames a mi piloto del jet. Has que él y el co-piloto estén en modo de espera. En el momento en que llegue a casa, quiero que hagas una reserva en un hotel en Savannah. Vamos a Georgia esta noche — ordeno. Juro casi escuchar un suspiro de alivio de Taylor.

— ¡Sí, señor! — Dice un poco con demasiado entusiasmo. Colgamos. —Bebe, me deseas. Estoy listo, dispuesto y capaz de darte Más — le digo a Anastasia como si estuviera en mi presencia. Sólo espero que lo que ofrezco sea suficiente para ella.

Cuando llego a Escala, Taylor ya lleno una bolsa para mí, y él consiguió el piloto y el copiloto en espera. —Debemos ser capaces de despegar en cuatro horas señor— dice. — ¿Cuatro horas? ¡No debe tomar cuatro jodidas horas para despegar! ¡El avión no está programado para volar hasta dentro de dos días! —Digo exasperado. — Lo siento, señor. Esa es la razón por la que va a tomar cuatro horas. Debido a que el piloto está fuera de la ciudad, y está conduciendo de vuelta. Creo que sería mejor para la seguridad de todos que tengamos a nuestro piloto y el copiloto descansados antes de despegar para volar claro en todo el país. — Doy mi mirada mordaz a él, y suspiro. — ¡Muy bien! ¡Cuatro horas y ni un minuto más! — Extraño a mi mujer con una intensidad tal, que todo me vuelve loco - incluso los empleados leales.

— Sí, señor. Permítame algo de tiempo para hacer la reserva del hotel — dice. Asiento con la cabeza.

Por el momento nos quitamos, son casi las 04 a.m. del día siguiente. Yo no soy incapaz de dormir, pero trato de ocuparme en leer el e-mail de Anastasia que me envió. He memorizado la mayor parte de ello, pero me encuentro leyéndolo una y otra vez. Trato de mantenerme ocupado leyendo algunos informes de negocios, pero todavía estoy nervioso. Veo a Taylor mirándome, pero no dice nada, con el rostro impasible. En el momento en que aterrizamos en Savannah, que son las 3:00 pm hora local. Tenemos un SUV en modo de espera en el aeropuerto, y nos dirigimos a nuestro hotel. Taylor ha reservado una suite para mí, como de costumbre y es uno de los mejores hoteles en Savannah. Estoy entusiasmado con la perspectiva de ver a Anastasia, y mi entusiasmo es palpable por estar en la misma ciudad que mi mujer. La idea de la posibilidad de verla, cambia mi estado de ánimo y estoy mucho más feliz, y menos ogro. Yo sé dónde la madre de Anastasia vive. Sra. Carla Adams casada con Robert, alias Bob Adams. De hecho, lo sé todo sobre Anastasia, por su maestra de kindergarten. Tengo la intención de descansar hoy, y tal vez echar un vistazo a algunas tierras con fines de inversión. Si Anastasia se va a venir aquí, yo podría tener una razón legítima para volver con ella cuando ella está visitando a su madre aquí. Después de registrarnos en el hotel, me voy a mi habitación, y tomo una larga ducha. El clima es cálido y húmedo y pegajoso aquí.

Tengo el deseo de agarre para ver a mi mujer, pero no quiero asustarla. Voy a dejarla en paz hoy, y llamaré mañana y la sorprenderé. Necesito dormir y descansar un poco, ya que he conseguido casi sin dormir la noche anterior durante el vuelo. Aunque tengo un pequeño dormitorio en mi jet y me podía dormir allí cómodamente, los pensamientos de Anastasia y la emoción que me iba a ver, me impidió conseguir un poco de sueño. Estoy completamente agotado. Pero, lo que quiero hacer es algo especial para Anastasia, y demostrarle que estoy dispuesto a hacer — más— para ella. Quiero que ella participe en mi segundo pasatiempo favorito segundo porque quedó rebajado de la primera posición a la segunda, después de conocer a Anastasia. Volar. Pongo en la tarea a Taylor con los arreglos. Él va a informarme una vez que este programado. Finalmente me voy a dormir, a tomar una pequeña siesta después de tener un almuerzo tardío. Cuando me despierto de nuevo, son casi siete de la tarde. Todavía tengo trabajo que hacer, y ya que mi rutina es de tres horas detrás de la hora local, no quiero interrumpir mi horario regular. Tengo llamadas de Andrea y Ros. Las empresas no pueden esperar, por lo que tienden a trabajar. Me doy una ducha y me puse mis jeans y mi camisa de lino blanco. Paso los dedos por el pelo que debe someterse por el momento. Hago mi camino escaleras abajo para el restaurante del hotel. El camarero me lleva a un rincón tranquilo, y he pedido un poco de vino en primer lugar. Reviso el menú, y obtengo la lubina, arroz salvaje y espárragos con salsa holandesa y ensalada de rúcula. Mi mente sigue a la deriva de nuevo a Anastasia, y estoy emocionado, pero también preocupado sin saber cómo reaccionaría a mi presencia en Savannah. Ella vino aquí para escapar de mí después de todo, pero ella dijo que deseaba que estuviera aquí. Así que, aquí estoy. Como yo estoy comiendo mi cena, me decido a enviar último correo a Anastasia, una respuesta. Sé cómo se siente acerca de Elena, por lo que, quiero calmar su aprensión acerca de ella.

_____________________________________________ De: Christian Grey Asunto: compañeros de cena Fecha: 1 de Junio de 2011 21:41 EST Para: Anastasia Steele

Sí, tuve una cena con la señora Robinson. No es más que una vieja amiga Anastasia. Espero volver a verte. Te echo de menos.

Christian Grey CEO de Grey Enterprises Holdings Inc. _____________________________________________ Justo cuando pulso enviar en mi Blackberry, miro hacia arriba y veo a Anastasia sentada en el bar con su madre bebiendo un Cosmo. Ella nunca deja de sorprenderme. Fui yo quien quiso sorprenderla en su mañana, y me sorprendió por estar aquí con su madre tomando una copa o dos. Su madre se va a ir a un lugar, cuando ella recibe mi mensaje. Porque veo que controla su Blackberry. Su rostro se puso color rojo de remolacha con la ira. Ella escribe rápidamente su respuesta al contemplar desde mi mesa. _____________________________________________ De: Anastasia Steele Asunto: Compañeros VIEJOS de Cena

Fecha: 31 Mayo 2011 23:43 EST Para: Christian Grey

Christian, no puedes hacerme creer que ella es sólo un viejo amigo. ¿Ha encontrado otro adolescente para hundir sus colmillos en él? ¿Te has convertido en demasiado viejo para ella? ¿Fue esta la razón por la que su relación terminó? _____________________________________________ ¡Carajo! Ella está más loca, de lo que su cara roja ha demostrado, y su rabia me toma por sorpresa. Nunca he tenido que dar explicaciones a nadie en el pasado en casi siete años. Es a la vez caliente y desconcertante. Parte de ello se debe a que sé que está celosa. Pero, también estoy enervado porque me gusta mi autonomía. Y de alguna manera me encanta eso de ella. Está siendo posesiva conmigo. Como estoy mirando a Anastasia al escribir mi respuesta de nuevo a ella, su madre vuelve a la barra, y ve a Anastasia molesta. Una conversación va entre ellas, y Anastasia niega con la cabeza. Las veo pedir otra ronda de bebidas. Es hora de hacerle saber que estoy aquí. _____________________________________________ De: Christian Grey Tema: cuidado... Fecha: 1 de Junio de 2011 21:46 EST Para: Anastasia Steele

No quiero discutir esto a través de e-mails. ¿Cuántos Cosmos has bebido esta noche?

Christian Grey CEO de Grey Enterprises Holdings Inc. _____________________________________________ Cuando ella recibe mi correo electrónico en su BlackBerry, todos los desagües de color están en su cara. Su cabeza se mueve bruscamente y ella mira a su alrededor para localizarme. No pasó mucho tiempo para que me encuentre. Nuestros ojos se bloquean. ¿Ella está sin aliento? Me muevo lentamente a través de la multitud, sin apartar los ojos de ella. Estoy nervioso, enojado, emocionado, feliz, y tenso. Vamos allá. Estoy buscando a mi mujer, quien me miraba completamente sorprendida. Nuestra energía habitual tirando de nosotros otra vez, palpable. No he puesto los ojos en ella durante unos días, y estoy nervioso, y listo para tomarla en mis brazos. Pero estoy más allá nervioso por su reacción. Llego a su mesa en el bar con mi mirada aún fija en mi mujer. —Hola— ella chilla apenas audible. —Hola— le respondo, inclinándome y besando su mejilla castamente, aunque quiero hacer mucho más que eso. La he echado de menos, y aunque el alivio me inunda, también estoy nervioso cómo va a recibirme. La miro como si estuviera mirando a un animal salvaje, cuya reacción podría ir en cualquier dirección. Siento la ira saliendo de sus poros, pero su encanto sureño toma de nuevo con la empresa actual. Siento un alivio momentáneo. La quiero. ¡Dios, la quiero!

Traducido y Corregido por Mayte008

an pronto como los modales de Anastasia se hacen cargo, ella me presenta a su madre. — la

Christian, esta es mi madre Carla— dice. La reconozco de verificación de antecedentes que he realizado. Extiendo mi mano y saludo a la madre de Anastasia. Mis ojos aún en

Anastasia. Muéstrame algo nena... algo además de estar loca. Encuéntrame a la mitad del camino por favor... —Mrs. Adams, estoy encantado de conocerle — le digo sonriendo cálidamente. Puedo ver que Anastasia tiene sus hermosos ojos junto con la expresión de sorpresa con la boca abierta. No tengo la intención de tomar ningún prisionero. Su madre mira atónita, y sin palabras, en ocasiones se muestra por la señorita Steele, aunque también existe su boca inteligente. Actualmente no sé lo que me gusta más-tal vez ambas cosas. Finalmente pronuncia —Christian— y me da la mano. Nos sonreímos el uno al otro, y Anastasia entrecierra sus ojos, tanto a nosotros, y luego se vuelve hacia mí preguntando:

— ¿Qué estás haciendo aquí Christian? — Ella suena quebradiza, y mi corazón se cae a mis pies, como mi sonrisa desaparece. Pensé que ella deseaba que estuviera aquí. Mi expresión está vigilando, ella está ansiosa, nerviosa y emocionada- tal vez, pero no veo demasiado de eso con sus otras emociones, que pasan a través de su cara, especialmente con nuestra conversación anterior del Blackberry sobre Elena. —He venido a verte, por supuesto — dije mirándola impasible, guardando cuidadosamente mi ansiedad. — Me voy a quedar en este hotel — le digo por la vía de la explicación. — ¿Te vas a quedar aquí? — Dice con una voz aguda, casi chillando, completamente sorprendida. — Bueno, ayer me dijiste que querías que estuviera aquí — digo con una pausa, tratando de obtener su reacción. En busca de una aprobación. Necesito que sea feliz para mí porque estoy aquí... para verla. La he echado de menos tanto... ¿Acaso no me extraña? — Nuestro objetivo es complacer, señorita Steele — le digo en voz baja, casi con tristeza, sin una pizca de humor. Volé por todo el país por ella. Para verla. Para sentir su presencia. Para obtener una visión de su afecto... para mí... ¿Es mucho pedir? Su madre Carla, está echando un vistazo a cada uno de nosotros con ansiedad, tratando de descifrar el significado de nuestra conversación críptica. — ¿No le gustaría unirse a nosotros para una bebida Christian? — Me pregunta mientras hace olas al camarero para tomar mi pedido. El camarero aparece inmediatamente. —Voy a tener un gin tonic Hendricks si lo tiene y me gusta el pepino con él por favor. Si usted no tiene Hendricks, un Bombay Sapphire y prefiero cal con Bombay. — Anastasia me mira boquiabierta pero se recupera a sí misma y se vuelve hacia el camarero y dice: —Dos Cosmos más, por favor — entonces se da vuelta y me mira con ansiedad.

—Por favor, siéntate en una silla Christian— dice la madre de Anastasia. —Gracias Mrs. Adams — respondo cortésmente y saco una silla y me senté al lado de mi mujer. — Así pues, usted acaba de pasar a estar en el hotel, ¿dónde nosotros estamos bebiendo? — Anastasia pide tratando de mantener su voz ligera, cubriendo su angustia. — O— refutó — ustedes acaban de pasar a estar bebiendo en el hotel donde me voy a quedar. De hecho, acabo de terminar de cenar, vine aquí y te vi — le digo, mirándola fijamente, tratando de obtener una visión de bienvenida. — Me distraje pensando en su más reciente correo electrónico, y levanto la vista y ahí estás. Toda una coincidencia, ¿eh? —Digo inclinando mi cabeza hacia un lado con una pequeña sonrisa. Quería darte una sorpresa, pero como siempre, me sorprendiste por estar aquí. — Oh — ella dice—. Mi madre y yo fuimos de compras esta mañana y nos fuimos a la playa esta tarde. Decidimos tomar unos cócteles esta noche — murmura al hablarme de las actividades de su día. Me doy cuenta de la nueva camisola de seda verde que lleva puesta, se ve preciosa en ella. — ¿Tú compraste ese top? — pregunto señalando a su nueva camisola. — El color que más te conviene — le digo también al notar el bronceado que tiene en su piel hermosa. — Y has cogido un poco de sol. Estás preciosa — le digo con nostalgia a mi mujer. Estoy lo suficientemente cerca como para tocarla, y a la vez tan lejos. Ella se limpia, y por una vez, está sin habla. — Bueno, iba a hacerte una visita mañana. Pero aquí estás —digo finalmente incapaz de resistirme a su proximidad y llego a mi mujer y la tomo de la mano, aprieto suavemente mi pulgar sobre sus nudillos hacia adelante y atrás. La conexión de las manos ofrece nuestra sacudida habitual de electricidad, la corriente que está haciendo zapping entre nosotros.

No he puesto los ojos en ella por casi tres días, y me he estado perdiendo terriblemente. No hay nada en mi mente, pero para mantener y amarla y en este momento, mi cuerpo se está calentando, mi deseo se está expandiendo y quiero que me quiera, también. Su respiración se engancha a nuestra conexión, y creo que ella siente la electricidad también. Parpadea en mí, y luego sonríe con su sonrisa siempre tímida, hace que me relaje, y una sonrisa juega en los labios también. —Yo pensé que iba a sorprenderte, pero como siempre Anastasia, me sorprendo al estar aquí. Anastasia se vuelve ansiosamente a su madre que está mirándome con control, maravilla, asombro, cuestionamiento... Anastasia se queda mirando a su espalda con una conversación en silencio. Pero ella no parece descifrar lo que Anastasia está tratando de transmitir con ella. No quiero poner a Anastasia incómoda, y ahora siento que estoy molestando su tiempo con su madre. Aunque estoy más que feliz de verla, voy a tener que salir de nuevo a Seattle si ella no me quiere aquí. — No quiero interrumpir el tiempo que tienes con tu madre. Tendré que tomar un trago y luego me retiro. Tengo trabajo que hacer — le digo sinceramente. La madre de Anastasia interviene inmediatamente. —Christian, es un placer conocerte finalmente. Ana ha hablado con mucho cariño de ustedes — exclama. Esta revelación me pone muy mareado de repente. Por lo tanto, ella tiene sentimientos por mí. Le sonrío a Carla. — ¿En serio? — Pido y levanto una ceja a Anastasia con una expresión divertida con el conocimiento de que ella me quiere. Ella se vuelca en carmesí. El camarero llega con todas las bebidas, con orgullo anuncia que tenía Hendricks. Le doy las gracias en respuesta cortésmente. Anastasia bebe su Cosmo nerviosamente. — ¿Cuánto tiempo estarás en Georgia, Christian? — pide la madre de Anastasia.

— Hasta el viernes señora Adams — respondo. Tenía la esperanza de volver con mi mujer a cuestas. No puedo estar demasiado separado de ella. Estoy en mi límite. — ¿Quieres cenar con nosotros mañana por la noche, entonces? Y por favor, llámame Carla. —Su invitación me deleita. Esto me dará la oportunidad de llegar a conocer a su familia. En cierto modo, quiero ser invitado en su vida, presentarme a su familia ya como su novio, y como yo la presenté. Es importante para mí, quiero mostrar a sus relaciones, que soy el hombre que ella eligió para estar en su vida, a ser su novio, en una palabra, quiero la aceptación, la aprobación como el hombre principal - el único hombre en su vida. — Me encantaría, Carla — respondo con placer genuino. — ¡Excelente! Si me disculpan, tengo que visitar la sala de baño y empolvarme — dice a propósito para darnos algo de privacidad. Tan pronto como se levanta de la mesa, me dirijo a Anastasia. —Entonces, ¿Estás enojada conmigo por cenar con un viejo amigo? — le pido con ardor en los ojos, pero cuidado su reacción. Levanto la mano a los labios y le beso suavemente cada nudillo. La quiero y no deseo a nadie, excepto a ella. ¿Cómo podía dudar de eso? —Sí— ella responde con el deseo en sus ojos, pero aún enojados. La mirada que tira es tan condenadamente caliente. — Anastasia, nuestra relación sexual fue hace mucho tiempo — le susurro. — No quiero a nadie más que a ti. ¿No ha funcionado eso todavía bebé? — la miro con intensidad, deseando que entendiera. Parpadea en mí. — Pienso en ella como un abusador de niños, Christian — dice dejándome en blanco. No creo que Elena sea de esa manera. —Eso es muy crítico. No fue así — le susurro completamente sorprendido por su candor, liberando automáticamente la mano.

— ¿Ah, sí? — pregunta al notar mi reacción. Ella está llena de todo tipo de ira en una simple palabra. — ¿Cómo era entonces Christian? — Me sondea. Yo frunzo el ceño ante ella por completo desconcertado. Por un lado, nadie me reprendió en mucho tiempo, excepto tal vez mi madre en raras ocasiones, o el Dr. Flynn, quien me ha investigado honestamente. Pero esto viene de Anastasia y es increíblemente caliente, y exasperante. — Ella se aprovechó de una vulnerabilidad de un niño de quince años. Si hubiera sido una chica de quince años de edad, y la señora Robinson fuera un señor Robinson, que tiene un estilo de vida BDSM, ¿habría estado bien? ¿Y si fuera Mía? El pensamiento no es bienvenido haciéndome jadear, y fruncir el ceño a Anastasia. — Ana, no fue así en absoluto — le digo. Ella me mira. —Está bien, nunca abuso de mí— le digo en voz baja. Porque yo ya estaba jodido de bajar al infierno en una canasta de mano. A lo que Elena me introdujo, está mal para un adolescente normal, pero yo estaba en mi camino a la destrucción personal. Tal vez en el camino de convertirme en lo que mi madre biológica había sido. —Ella era una fuerza para el bien. Lo que necesitaba —dije explicando en tan pocas frases como fuera posible, antes de su madre llegara. — No entiendo — dice desconcertada. ¿Cómo podría? Ella no tiene un pasado jodido, por lo cual estoy agradecido, porque honestamente, no creo que pudiera manejarlo. — Anastasia, tu madre estará de regreso en breve. No me siento cómodo hablando de esto ahora. Más tarde quizá. Si no me quieres aquí, tengo un avión en estado de alerta en Hilton Head. Puedo irme— le digo. Puedo irme si no me quieren aquí. Tal vez he cometido un error al venir aquí. Tal vez ella no me ha extrañado. Tal vez ella está huyendo de mí, de verdad corriendo. La idea es bienvenida, pero tengo que ser realista. — ¡No!— Ella brota. —No te vayas. Yo no quiero que te vayas — dice con sinceridad genuina haciendo inundación del alivio a través de mí.

—Por favor... Estoy encantada de que estés aquí. Sólo estoy tratando de hacerte entender. Estoy enojada de que tan pronto como me fui, tuvieras una cena con ella. Piensa en cómo te sientes, cuando me pongo en cualquier lugar cerca de José. José es un buen amigo. Nunca he tenido una relación sexual con él. Mientras que tú y tu familia... — dice incapaz de cumplir su pena, ella se desvanece. Es como si una luz enciende una bombilla en mi cabeza. ¡Por supuesto! ¿Cómo pude ser tan estúpido? ¡Ella está celosa! Ella esta celosa de Elena, de lo que teníamos. Y esto me agrada muchísimo. ¡Ella es una diosa de ojos verdes! ¡Me encanta! — ¿Estás celosa? — Pido, mirándola atónito, y mis ojos finalmente se suavizan y se ponen cálidos. — Sí — responde ella confirmando mi sospecha. — Y enojada por lo que te hizo. — Anastasia, ella me ayudó. Eso es todo lo que diré sobre eso. Y en cuanto a tus celos, ponte en mis zapatos. No he tenido que justificar mis acciones a nadie en los últimos siete años. Ni a una sola persona. Hago lo que quiero Anastasia. Me gusta mi autonomía. Yo no fui a ver a la señora Robinson para que te molestes. Fui porque de vez en cuando tenemos una cena. Ella es un amigo y un socio de negocios — le digo. ¡Oh, mierda! Esta revelación hace que sus ojos se agranden. Evalúo con cautela su expresión. La información es bienvenida. — Sí, somos socios de negocios. El sexo ha terminado entre nosotros. Lo ha sido durante años — le digo. — ¿Por qué terminó su relación? — Ella pide. Esta es una historia larga y amarga. Mi boca se estrecha con exasperación mientras mis ojos brillan con el aumento de la ansiedad. — Su esposo se enteró — digo con sinceridad. Ella se sorprende. Puedo ver una gran variedad de emociones que cruzaban su rostro. — ¿Podemos hablar de esto en otro momento, en algún lugar más privado? Gruño.

— No creo que alguna vez me convencerás, de que no es una especie de pederasta — ella responde con petulancia. —Yo no pienso en ella de esa manera. Nunca lo he hecho. ¡Ahora eso es suficiente! — Chasqueo. Elena me amaba a su manera, y ella realmente era una fuerza del bien para mí, para salvarme de mí mismo, de mis maneras destructivas, y se preocupaba por mí de una manera que no podía. No quiero oírla que está poniendo aquí abajo. Anastasia no la entiende. ¿Cómo podría? Ella no ha estado en mis zapatos. — ¿La amas?— Ella pregunta con los dientes apretados, más allá de enojada. — ¿Cómo están ustedes dos? — Pregunta la madre de Anastasia al haber regresado. ¡Mierda! Ella regresó, y ni siquiera me di cuenta de que ella regresó con la intensidad de nuestra discusión acalorada. Anastasia pone una sonrisa falsa en su cara y a toda prisa se inclina hacia atrás en nuestros asientos, ambos mirándonos culpables de algo. Carla mira a Anastasia en interrogación. —Está bien, mamá— responde ella. Me tomo mi copa mirando de cerca a Anastasia, como hemos salido de nuestra discusión con una nota amarga. Mi expresión está protegida, y yo no quería dejarla así, pero no tenemos privacidad en estos momentos. Tal vez podamos resolver esto mañana... si todavía me quiere hablar. Anastasia se ve cansada, molesta. — Señoras, bien, las voy a dejar a su noche — le digo levantándome para marcharme, todavía anhelando a Anastasia. —Por favor, ponga estas bebidas en mi cuenta, la habitación número 612— lo digo por si acaso ella quiere venir a visitarme. Un hombre puede esperar... y espero que venga... esta noche. —Voy a llamar en la mañana Anastasia. Hasta mañana Carla. —Digo. —Oh, es tan agradable escuchar que alguien use tu nombre completo— dice Carla felizmente aprobando.

—Hermoso nombre para una muchacha hermosa— murmuro mientras le sacudo la mano extendida de Carla. Anastasia entrecierra sus ojos en su madre, como si ella está desaprobando su conducta amistosa. Me doy vuelta y beso las mejillas de Anastasia castamente. —Más tarde bebé— le susurró al oído. Mientras camino de regreso a mi habitación, me doy cuenta de lo mucho que ella y su reacción me perdí. Enojada, celosa, deseosa, conmocionada, sorprendida, y algo más. Sólo Anastasia puede embalar muchas emociones en un solo vistazo. Estoy preocupado de sus prejuicios sobre Elena, podrían obstaculizar nuestra relación, pero no debería. Ella no tiene nada de qué preocuparse, Elena, lo que tuvimos es noticia vieja. Ella es sólo un buen amigo ahora, un amigo que me importa. Entro en mi habitación, y llego a mi ordenador portátil. Tengo que conseguir a través de un montón de trabajo. Mi Blackberry zumba. Estoy esperando a Anastasia, pero frunzo el ceño cuando veo de quien se trata: Ros. —Grey aquí— le respondo. —Mr. Grey, es Ros señor — dice ella. — ¿Qué pasa?— Pido de manera cortante. —Un par de cosas. He revisado los números de la empresa que no cumplió, y nuestro departamento de finanzas está de acuerdo en que se tardará al menos dos años para la empresa, para llegar a la altura de una economía al alza, y como saben que esto no sucederá en un futuro previsible. Así, la mejor opción es vender, y nosotros vamos a tener que proporcionar indemnizaciones por despido — dice ella. Alguien llama a mi puerta. Yo no he ordenado servicio de habitaciones, pero tal vez es Taylor. Abro la puerta y para mi total shock y sorpresa, veo a Anastasia, estaba delante de mi puerta.

Parpadeo en ella tratando de asegurarme de que es lo que estoy viendo, entonces abro la puerta de par en par y hago una seña a ella para que entre en mi habitación. Vuelvo a mi conversación por teléfono con Ros, mientras mi mirada todavía está en Anastasia. — ¿Así que todas las indemnizaciones por despido concluyeron?— pido. —Sí, a partir de hoy, señor— responde ella. — ¿Y el costo?— preguntó. —El número preliminar se encuentra en decenas de millones de dólares, señor— responde ella con voz débil. Silbo entre mis dientes. —Joder... eso fue un error caro... — le digo. —De hecho, señor. No teníamos manera de preverlo. No era tan evidente que la economía tome un vuelo en picada tan rápido — responde ella. — ¿Y Lucas?— preguntó. —Está haciendo la evaluación de costo final señor— responde. Anastasia está de pie en medio de la toma del baño con el mobiliario ultramoderno en oro oscuro púrpura. Camina hacia el mini-bar, y se debe ayuda a sí misma con una bebida. Entonces entro en mi suite. Desde que está aquí, yo estoy esperando que ella tenga la intención de quedarse. Como estoy discutiendo la liquidación de una sociedad que tengo, voy al baño y lleno la bañera, mientras que le agrego aceite de baño y sales, y dejo que se impregne de espuma mientras que iluminó con velas. —El otro tema que quería comentar es el teléfono celular de energía limpia que estamos desarrollando...

El único que tenía un problema con algunos de los esquemas. Los ingenieros llegaron con los nuevos esquemas... — dice. —Sí, tienes Andrea que enviarme los esquemas. Barney dijo que había resuelto el problema... Después de encender las velas, y llenar la bañera, salgo de nuevo a la sala de estar de mi suite. Anastasia, ella misma ha se ha servido un zumo de naranja. —Sí señor. Es una buena noticia. Usted podría comprobarlo, pero está fuera de la ciudad. Aunque, si usted estaba en la ciudad, podría haber agrietado mucho más rápido, a sabiendas de su efecto sobre el equipo de ingeniería. Puede ser muy persuasivo — dice riendo—. ¿Va a estar fuera durante toda la semana, señor? Me río en respuesta. —No, voy a volver el viernes...— le digo. — ¡Grandioso! ¿Qué le llevó a Georgia? No es exactamente un lugar de vacaciones... —Hay una parcela de tierra aquí que me interesa...— respondo. —Ya veo. En cuanto a los números que hemos truncado de la liquidación... ¿Cuándo le gustaría discutir en detalle? — pide. —Sí, sobre eso, si llegan al billón me llaman... —Voy a tener que llamarle después de que cuelgue— ella responde. —No, no hoy, mañana— le digo. —Sí, señor. ¿Cree usted que Georgia tiene potencial para nosotros? —Lo voy a averiguar. Sólo quiero ver lo que este estado ofrecerá si decidimos entrar a vivir —le digo a Ros mientras mis ojos están fijos en Anastasia. Yo le entrego una copa y señalo el cubo de hielo.

—Tengo curiosidad por ver lo que se encuentra fuera— dice ella. —Si los incentivos son lo suficientemente atractivos, creo que deberíamos considerar mudarnos, aunque no estoy muy seguro acerca del maldito calor...— le digo. — ¿Qué hay de Detroit? No tiene el mismo calor, y el estado está tratando de atraer a las empresas con un gran número de empleados calificados y entrenados que están en necesidad de un trabajo. Podría ser un lugar más atractivo desde el mirador de negocios — dice ella. —Estoy de acuerdo en Detroit, tiene sus ventajas también, y es mucho más frío... —Bill sabe de Detroit mucho mejor que yo, y él tiene muchas más conexiones de allí. —Sí, llegan al billón llaman... mañana y no demasiado temprano — le digo. —Sí, señor— dice ella y cuelgo. Mi mirada sigue fija en Anastasia. No digo nada, sólo le doy una mirada curiosa. Ella consigue mi punto y decide hablar. —No has respondido a mi pregunta— murmura. —No. No lo hice —digo en voz baja, mientras mis ojos como platos, y prudente para no asustarla. —No, no has contestado a mi pregunta, ¿O no, no la amabas?— Ella explora más. Por alguna razón, me encanta que ella esta celosa. Me enciende. Su pregunta hace que intente reprimir la sonrisa y doblo mis brazos y me apoyo en la pared. — ¿Qué estás haciendo aquí Anastasia?— Le pido.

—Ya te lo he dicho—dice. Quiero ser honesto con ella en todo momento, tomo una respiración profunda y le respondo. —No. Yo no la quiero— frunzo el ceño ante ella, entre divertido y desconcertado. El alivio que lava sobre ella es evidente. Ella se hunde con el peso del mundo que despegó de ella, lo que indica la profundidad de sus sentimientos hacia mí. ¡Dios! ¡Sólo quiero tomarla, aquí mismo, ahora mismo! —Eres toda una diosa de ojos verdes Anastasia. ¿Quién lo hubiera pensado? — Le digo. — ¿Te estás riendo de mí señor Grey?— Ella me mira fijamente con sus intensos ojos. —Yo no me atrevería— digo sacudiendo la cabeza con solemnidad, pero tengo un tiempo difícil ocultando el brillo de mis ojos. Mi corazón salta y dice, ¡Esa es mi mujer! —Oh, creo que lo harías, y creo que lo haces... a menudo — dijo ella dándome la espalda a mis palabras, me hace sonreír. Cuando ve mi respuesta, sus labios se van entre los dientes de forma automática. Mis ojos se oscurecen con el deseo por ella. —Por favor, dejar de morderte el labio. Estás en mi habitación, no he fijado los ojos en ti en casi tres días, y he volado mucho para verte — le digo en un tono sensual. ¿Ella se da cuenta de lo mucho que la he echado de menos? Quiero estar constantemente en ella, sobre ella, todo de ella, cuando ella está en mi vecindad. ¿Ella se da cuenta de cómo esta separación me afectó? ¡Estoy a punto de arder aquí! Mi Blackberry zumba, pero en este momento, me importa un carajo si el mundo se va al infierno en una canasta de mano. Yo lo apago sin comprobar quién me ha llamado. Su respiración se engancha con el cambio en mi comportamiento. —Quiero a mi mujer ahora— mirada depredadora.

—Te quiero Anastasia. Ahora. Y tú me quieres. Es por eso que estás aquí —declaro los hechos. —Realmente me hizo querer saberlo— susurra a la defensiva. Pero al grano. —Ahora que lo haces, ¿Vienes o te vas?— Le pido y mi mirada está llena de deseo lascivo por ella. —Vengo— murmura, mirándome con ansiedad. —Oh, espero que sí— le digo cerrando la brecha entre nosotros. Miro hacia ella. —Estabas tan enojada conmigo— respiro. —Sí— ella responde. —No recuerdo a nadie más que mi familia, nunca estar enojado conmigo. Me gusta —digo con nada más que la verdad y el deseo en mi voz. Paso los dedos por su mejilla. Ella inhala mi olor, volviéndose a mí en más. Todo lo que puedo pensar es en esta atracción entre nosotros. Mi cuerpo se tira al de ella, queriendo combinar. Piscinas de deseo en mis ojos, con mi toque... Me agacho y dirijo mi nariz a lo largo del hombro y hasta la base de la oreja, mientras mis dedos se deslizan en su pelo suave. Cierra los ojos y automáticamente se inclina a mi tacto. Tratando de frenar su deseo por mí. —Tenemos que hablar— susurra. —Más tarde— le respondo. —Hay tantas cosas que quiero decir— murmura. —Yo también. Le planto un beso suave debajo de su oreja, mientras mis dedos se contraen en el pelo. Saco la cabeza hacia atrás, y expongo su garganta a mis besos implacables.

Me rasca la barbilla con los dientes y le beso la garganta. Mi deseo es desbordante, y soy incapaz de contenerme más. —Te deseo— respiro haciéndola gemir, y ella alcanza y agarra mis brazos. Ella debe estar en su período ahora, lo que significa que no tengo que usar un condón. — ¿Estás sangrando?— Pido a medida que continúo besándola. Ella se vuelve carmesí de vergüenza. —Sí— susurra. — ¿Tienes cólicos?— Pregunto. ¡Nena, si no lo hace, no hay nada que pueda detenerme de tenerte aquí! —No— responde ella apenas audible, rubor aún más. Me detengo y miro hacia ella. — ¿Te has tomado la pastilla? —Sí— dice ella. Ella está lista para esconderse en un agujero en el suelo, si eso fuera posible. Ella está completamente mortificada, pero yo quiero que este cómoda alrededor de mí en todas las formas posibles. Sin ningún tipo de barreras. —Entonces vamos a ir a tomar un baño— digo tirando de ella de la mano y la llevó al dormitorio. Ella apenas mira alrededor de la cama grande matrimonial, pero yo le tiro al baño, que luce de color aguamarina y piedra caliza blanca, que hace una declaración de elegante, que me podría dar una mierda por el momento ... Hay una bañera en el suelo que es bastante grande. El vapor se alza por encima de la espuma. Ella mira a las velas que encendí antes. — ¿Tienes un lazo de pelo?— pregunto. Parpadea en mí, pero busca en el bolsillo de su pantalón vaquero y saca uno para el cabello.

—Pon tu pelo para arriba— le ordeno suavemente. Ella hace lo que le preguntó respirando con ansiedad. El baño se ha llenado ya y cierro el grifo. Regreso a la primera parte del cuarto de baño y de pie detrás de ella mientras nos enfrentamos al espejo de la pared por encima de los lavabos de cristal elegantes. —Levanta los brazos hacia arriba— respiro en su oído. Ella hace lo que se le dice, y le levantó la camisola de seda verde sobre su cabeza, y ella está delante de mí en topless. Mis ojos no la han dejado ni un segundo. Llego deshago el primer botón de sus vaqueros, y la cremallera hacia abajo. —Voy a tenerte en el baño Anastasia— respiro. Me inclino y beso su cuello. Ella inclina la cabeza hacia un lado lo que me permite más acceso a su carne. Conecto mis pulgares en sus pantalones vaqueros, y lentamente y sensualmente los deslizo hacia abajo. Me hundo detrás de ella y tiro de ellos y de sus bragas al suelo. —Al salir de sus pantalones vaqueros. Ella hace lo que le dije mientras se apoya en el borde de la pileta. Está de pie delante de mí, ante el espejo desnuda. Ella mira a sí misma con los ojos abiertos, cuando estoy arrodillado detrás de ella. Le beso y luego suavemente muerdo su trasero; ella jadea de placer. Me levanto y la miro en el espejo. Ella es tímida de su mirada, y de alguna manera intenta cubrirse y evitar mirarse en el espejo. No quiero que piense que es fea, o que tiene algo para avergonzarse. Es apenas capaz de estarse quieta. Paso mi mano por su vientre, y la de ella por sí misma. — Mírate. Eres tan hermosa — murmuro. — Ve cómo te sientes — le digo mientras paso ambas manos en las mías. Puse mis dedos entre los suyos para que los dedos permanezcan extendidos, cuando pongo las manos en el vientre. Quiero que se deshaga de las inseguridades que tiene sobre su cuerpo. Que se vea a sí misma la manera en que yo la veo. Puede estar seguro de eso.

— Siente la suavidad de tu piel — le digo en voz baja, suave. Luego muevo las manos en un círculo lento, moviéndolos hacia arriba, hacia su pecho. — Siente cómo llenan tus pechos — le digo con un suspiro cuando sostengo sus manos ahuecando sus pechos. Froto suavemente sus pezones con los pulgares y otra vez haciéndola gemir cuando muerde los labios. Ella arquea la espalda y el pecho llena mis palmas. Aprieto sus pezones entre nuestros pulgares combinados, tirando suavemente a medida que se alargan más. Ella grita de placer, mientras sus ojos permanecen cerrados. Se retorcía delante del espejo, en nuestras manos. —Eso es bebé, inmediatamente— murmuro mientras guío sus manos a los lados de su cuerpo, hasta la cintura, a las caderas, ya través de su sexo. Deslizo mis piernas entre las suyas, empujo sus piernas, ensanchando su postura. Corro con las manos sobre su sexo en un cierto ritmo. Me doy cuenta de que esta criatura sensible ante mí es mi mujer. —Mira brillas Anastasia— le susurro mientras pruebo besos y mordiscos suaves a lo largo de su hombro. Ella gime y me suelta las manos y se mueve hacia atrás. —Sigue adelante— le ordeno, mirándola con diversión. Ella se frota, pero se detiene, la nostalgia perdida, incapaz de continuar, para mí lo que alimenta mi deseo por ella aún más. Me pongo mi camisa sobre mi cabeza, y me apresuró a quitarme los pantalones vaqueros. — ¿Preferirías que haga esto?— Le digo con los ojos ardientes de reunirme con ella en el espejo. —Oh, sí, por favor— ella pide. Envuelvo mis brazos alrededor de ella y tomo sus manos otra vez, y continuamos nuestro viaje sensual sobre su sexo y el clítoris. Mi erección está en ella, y mi cuerpo está a ras con el de ella.

Muerdo la nuca de su cuello y ella cierra los ojos para absorber todo, una miríada de sensaciones en su cuerpo. Me detengo abruptamente y giro a su alrededor mientras estoy dando vueltas por las muñecas con una mano, y le junto las manos a la espalda y con la otra mano, le tiro de la cola de caballo. Estamos al ras contra el otro, y yo la beso salvajemente, solo en sus labios, su boca, su lengua, la tengo en su lugar. Nuestra respiración es irregular. — ¿Cuándo iniciaste el período de Anastasia?— Le pregunto tratando de evaluar si iba a necesitar un condón o no, y espero que no. —Uhm... Ayer —murmura confundida. —Bueno— le digo, y vuelvo a su alrededor. —Inclínate y aferra la tarja bebé— ordeno y saco sus caderas hacia atrás mientras se inclina. Me agacho y tiro del cordón de su tampón con cuidado, y lo tiro en el inodoro. Esa es toda la paciencia que tengo, antes de que pueda reclamar a mi mujer, y estoy dentro de ella en un instante, piel contra la piel por primera vez. Yo saboreo esto, y me muevo con facilidad, poco a poco, empujándola. Entonces me puse un ritmo para castigar. Ella está agarrada en la tarja, jadeando, y combinando mis embestidas con empujones de su cuenta. Me inclino hacia abajo y llego a su alrededor y localizo su clítoris masajeando. Siento su acercando a su punto máximo. —Eso es bebé— muelo en ella, girando mis caderas, y llegamos a nuestro éxtasis, a nuestro clímax juntos, en voz alta, la sostengo y cierro con fuerza, y me vengo diciendo su nombre como una letanía. — ¡Oh, Ana!— Respiro en su oído, dándome cuenta de que nunca puedo tener suficiente de ella. —Oh, cariño, ¿Alguna vez tendré suficiente de ti?— Le susurro. Ella suspira con placer. Juntos nos hundimos en el suelo, y envuelvo mis brazos alrededor de ella, que se encierra en el cautiverio de mi torso y los brazos. Estamos perdidos en el otro.

—Estoy sangrando— murmura. —No me molesta—respiro, pero me doy cuenta de que podría molestarla. —Me di cuenta— dice secamente, y me tenso que ella pueda no haberle gustado la idea. — ¿Te molesta?— Le pregunto en voz baja. —No, en absoluto— ella responde, y me sonríe en respuesta. —Bueno, vamos a tener un baño— dije mientras me desenrollo de su alrededor. Ella me mira fijamente desde la cercanía, su expresión cambia. ¿Qué ha pasado? Estoy alarmado por la expresión. — ¿Qué pasa?— Pido con alarma que ata mi voz. —Tus cicatrices— susurra. ¡Oh, mierda! —No son de la varicela— dice ella. No quiero recordar por qué tengo las cicatrices, o explicar cómo fui abusado por el chulo de mi madre biológica, cómo él puso sus cigarrillos en mi cuerpo. Me lleva a un lugar inestable, un lugar oscuro en mi pasado, un lugar que no quiero estar en este momento. Lo apago. Ese es el único mecanismo de defensa que tengo por un pasado que no tengo ninguna manera de controlar o de hacerme de él. Frunzo el ceño y mi rostro se oscurece como mi boca aprieta en una línea dura delgada. —No, no lo son— me cierro en ella sin dar más detalles. Me levanto y sostengo mi mano hacia ella y la arrastro a sus pies. Su mirada tiene algo diferente. Lástima, preocupación, ansiedad... —No me mires así— digo en voz de regaño fría, y me suelto de su mano. Ella se limpia. Baja la vista hacia sus manos. — ¿Ella hizo eso?— Susurra.

Yo no digo nada porque estoy enojado. Ella me mira. Mi fulgor a su vez. — ¿Ella? ¿Mrs. Robinson, quieres decir? —Dije sacudiendo la cabeza. ¿Por qué tiene que pensar lo peor de Elena? — ¡Anastasia, ella no es un animal! Por supuesto, ella no hizo eso. No entiendo por qué sientes la necesidad de demonizarla —le digo exasperado. Los dos estamos de pie en el baño, desnudos, a dónde ir, y ningún lugar donde esconderse. Finalmente no dice nada, toma una respiración profunda y se mueve más allá de mí, entonces se mete en el agua. Poco a poco se reduce a sí misma en las burbujas. Después de lo que parece una eternidad, ella decide hablar. — Me pregunto lo que serías, si no la hubieras conocido. Si ella no te hubiera presentado su... umm, estilo de vida — susurra. Me prometí ser siempre honesto con ella, así que suspiro, y entro en la bañera frente a Anastasia. Mi mandíbula se apretó aún con los nervios y la tensión, mis ojos son fríos. También estoy sumergido en el agua, y estoy muy enojado, no la toco. Después de mirarla, impasible, no digo nada. Pero tampoco lo hace ella. Nos miramos el uno al otro, ninguno de los dos dispuestos a dar marcha atrás. No quiero pelear con ella por Elena ni por nadie. Finalmente sacudo la cabeza, y luego sonrió, y decido que la honestidad es la mejor política. —Probablemente habría seguido el camino de mi madre biológica si no hubiera sido por la señora Robinson— le digo. Le doy el crédito donde es debido, aunque sus formas podrían haber sido jodidas. Anastasia me mira desconcertada, cuestionando. —Ella me amaba de una manera que he encontrado...— Me atormentaba mi cerebro por la palabra adecuada. —... Aceptable— yo digo y encojo los hombros.

— ¿Aceptable? ¿Cómo? ¿Qué quieres decir con aceptable? —Susurra. —Sí, aceptable— dije mirándola fijamente. —Ella me distrajo de la trayectoria destructiva que encontré. Es muy difícil crecer en una familia perfecta, cuando tú no eres perfecto — le digo. Ella trata de digerir todo lo que le divulgo. — ¿Todavía te ama?— Respira, su mirada cautelosa. —Yo creo que no, no de esa manera— le digo con el ceño fruncido. No quiero que Anastasia se sienta insegura debido a Elena. —Anastasia, sigo diciéndote que fue hace mucho tiempo. Está en el pasado. Lo que no podía cambiar, incluso si quisiera, que no lo hago. Ella me salvó de mí mismo — le digo con sinceridad. —Este es un tema que nunca he hablado con nadie— le digo, y entonces me acuerdo de la excepción a esta regla. —A menos, por supuesto, al Dr. Flynn. Y la única razón por la que estoy hablando de esto ahora, es porque quiero que confíes en mí — explico. —Confío en ti, pero quiero conocerte mejor, y cada vez que intento hablar contigo, me distraigo. Hay tantas cosas que quiero saber de ti — dice y me frustra más. — ¡Oh, por el amor de Dios Anastasia! ¿Qué quieres saber? ¿Qué tengo que hacer? —Puedo decir con la frustración de mis ojos en llamas. Apenas estoy conteniendo mi temperamento. Me siento como si estuviera bajo la Inquisición española. Ella se preocupa, y baja la mirada a sus manos. —Sólo estoy tratando de entenderte Christian— susurra—: Tú eres un enigma. A diferencia de cualquier persona que he conocido antes. Pero, también estoy contenta de que me estás diciendo lo que quiero saber. Me gusta pelear. Y a nosotros nos encanta pelear. Es un enigma, refrescante. Que pone mi sangre hirviendo, me da un tipo diferente de energía. Pero en este momento, mi mirada no se fía. Ella me mira, y susurra.

—Por favor, no te enojes conmigo. —No estoy enojado contigo Anastasia. Es que no estoy acostumbrado a este tipo de conversación, este sondeo. Yo sólo voy a través de esto, con el Dr. Flynn y con... — le digo y me detengo. No quiero hablar de Elena de nuevo, que es la razón principal de mi estado de ánimo que se degenere aquí. —Con ella. Mrs. Robinson. ¿Has hablado con ella? —Ella pide, apenas conteniendo su propio temperamento. —Sí, lo sé— le respondo, a juego con la mirada. — ¿Qué pasa?— Ella explora más. Finalmente me muevo en la bañera para mirarla, cuando da vueltas el agua sobre la bañera, al suelo. —Persistente, ¿No es así?— Murmuro, un poco irritado. Suspiro. — Hablamos de la vida, el universo, el negocio. Anastasia, la Sra. R. y yo, nos conocemos. Podemos hablar de cualquier cosa. —Digo. — ¿De mí?— Susurra. —Sí— le digo mirándola con recelo. Se muerde el labio inferior. Se ve enojada. — ¿Por qué hablas de mí?— Me pregunta con petulancia. —Porque nunca he conocido a nadie como tú Anastasia— le digo. —No sé lo que eso significa. ¿Qué quiere decir Christian? ¿Cualquier persona que simplemente no firma sus documentos de forma automática, sin hacer preguntas? —Ella pide. Niego con la cabeza. Ella es persistente si nada. —Necesito consejo— le digo en voz baja.

— ¿Y tomas el consejo de la señora Pedof…?— Ella asiente haciéndome más enojado. — ¡Anastasia, ya es suficiente!— Me da la espalda con los ojos estrechándose. —O— te pondré sobre mis rodillas. No tengo ningún interés sexual o romántico en ello en absoluto. Ella es un valioso amigo querido y un socio de negocios. Eso es todo. Tenemos un pasado, una historia compartida que era monumentalmente beneficioso para mí, aunque este jodido su matrimonio. Pero ese lado de nuestra relación ha sido hace mucho tiempo. La información que he compartido con ella, amplía sus ojos. — ¿Y tus padres nunca se enteraron?— pide. —No— gruño. ¿Cómo podía ser tan estúpido? —Te lo he dicho. — Digo apenas conteniendo mi ira antes de romperse. — ¿Ya terminaste? —Por ahora— dice ella. Respiro profundo, visiblemente relajándome como si una enorme carga se hubiera levantado de mis hombros. —Bien... mi turno —murmuro y el resplandor en su forma especulativa. — No has respondido a mi e-mail. — Ella vuelca, y sacude la cabeza. —Yo iba a responder, pero ahora tú estás aquí— dice ella, de tal manera de hacer que me preocupe. — ¿Preferirías que no lo estuviera?— Respiro con una expresión impasible, con una sensación de nada. —No, estoy contenta— murmura. —Bien— sonrío aliviado. —Estoy contento de que estoy aquí también, a pesar de tu interrogatorio. Así, mientras que acepte tus preguntas sobre mí, ¿Piensas que puedes reclamar algún tipo de inmunidad diplomática, sólo porque he volado hasta aquí para verte? Yo no me lo creo señorita Steele. Quiero saber cómo te sientes — le digo.

—Te lo dije. Estoy contenta de que estés aquí. Gracias por venir hasta aquí — dice débilmente. —Es para mí un placer, señorita Steele— digo completamente aliviado, y me inclino hacia abajo y la besó suavemente. Ella responde automáticamente. Pero me aparto. Si ella me pone a través de la inquisición, puedo reciprocar un poco en especie. —No. Creo que quiero algunas respuestas primero antes de hacer nada más — le digo. Ella suspira, como lo hice yo. Resignada a la inquisición. — ¿Qué quieres saber?— Ella pide. —Bueno, para empezar, ¿Cómo te sientes acerca de nuestro aspirante a contrato?— Ella parpadea. —No creo que pueda hacerlo durante un período prolongado de tiempo. Un fin de semana de ser alguien que no soy — dice con el enrojecimiento y devuelve la mirada hacia sus manos. Le quito la barbilla, y sonrió a su gracia. —No, yo no creo que bien podrías— le digo. Ella se ve ofendida. — ¿Te estás riendo de mí?— pregunta entornando los ojos. —Sí, pero en el buen sentido— dije con una pequeña sonrisa en los labios. Entonces me inclino y la beso suavemente, brevemente. —No eres un gran sumisa— respiro cuando sostengo la barbilla, con humor, en mi mirada. Ella me mira primero sorprendida, luego se echa a reír, y me pongo a reír con ella. —Tal vez no tengo un buen maestro— dice haciéndome resoplar.

—Quizás. Pero tal vez debería ser más estricto contigo — le digo inclinando mi cabeza hacia un lado, sonriéndole. Traga saliva visiblemente. Me preocupo por ella. Mucho. Tengo sentimientos más profundos hacia ella. ¿Qué le diría si supiera que la idea de no tenerla asusta la vida fuera de mí...? La miro tratando de medir su reacción. — ¿Fue tan malo cuando te palmee? La primera vez a la que me refiero... —Ella mira hacia mí parpadeando. Toma una respiración profunda. —No, no realmente— susurra. — ¿Es más la idea contra ello?— pregunto. —Supongo. Sentí placer, cuando no se supone que lo sea. —Recuerdo que sentí lo mismo. Toma un tiempo para conseguir tu cabeza alrededor de ello. —Ella me mira sin decir palabra. —Siempre se puede usar la palabra de seguridad, Anastasia. No te olvides de eso. Y, siempre y cuando sigas las reglas, que respondan a necesidades profundas en mí, por el control y para mantenerte a salvo, entonces tal vez, podamos encontrar un camino hacia adelante — le digo. — ¿Por qué necesitas controlarme?— Ella pide. —Debido a que satisface una necesidad en mí que no se cumplió en mis años de formación— le digo. — ¿Por lo tanto, es una forma de terapia para ti?— Ella pregunta tratando de conseguir su cabeza alrededor de mi-pecho jodido. —No he pensado en ello de esa manera, pero sí, supongo que lo es— le respondo. —Pero aquí está la cosa Christian... un momento dices 'No Me Desafíes,' la próxima dices que: Te Gusta Ser Desafiado. Esa es una línea muy fina que pisar con éxito.

Miro a ella por un momento con el ceño fruncido. Ella ha estado haciendo un gran trabajo hasta ahora. —Puedo ver eso. Pero tú pareces estar haciéndolo muy bien hasta ahora — le respondo. — ¿Pero a qué costo personal? Estoy atando nudos aquí — dice señalando a su corazón. —Me gustas atada en nudos— le digo sonriendo. — ¡Eso no es lo que quise decir!— Dice enérgicamente y me salpica con exasperación. Miro hacia ella, arqueando mis cejas. — ¿Me acabas de salpicar?— Le pido. —Sí— ella responde. — Oh, la señorita Steele— digo agarrándola y tirando de ella en mí regazo mientras chapotea el agua por todo el suelo. —Creo que hemos hecho lo suficiente de hablar por ahora— le digo mientras le junto las manos a ambos lados de la cabeza y la beso profundamente. Tomo posesión completa de su boca. Me ángulo de la cabeza para controlarle la cabeza. Ella gime contra mis labios en respuesta. Podemos pelear y discutir con esto a la vez, los nervios de demolición y estar calientes, pero nada supera esto. Somos una coincidencia completa, cuando se trata de poseer uno al otro. Sus dedos se enredaron en mi pelo, me sostiene sobre ella, y también me besa con un fervor más grande, y el deseo de hacerme gemir. Yo la cambio, colocándola a horcajadas sobre mí, de rodillas sobre mí, cuando mi erección se eleva debajo de ella, listo para amarla, reclamarla, la cojo completo. Me tiro hacia atrás y la miro con los ojos entornados, lujuriosos, deseosos. Ella deja caer sus manos para agarrar el borde de la bañera, pero yo les agarro, sin saber lo que iba a hacer, tirando de ellos hacia sus espaldas. —Yo voy a tenerte ahora — le susurro y la levanto para que ella se cierne sobre mí.

— ¿Lista? — Respiro. — Sí — susurra, y la coloco sobre mí lentamente, entrando en ella, llenándola, estirándola, convirtiéndose en uno. Doblo mis caderas y ella jadea, inclinándose hacia delante, apoyando su frente contra la mía. —Por favor, deja que mis manos estén sueltas — susurra. — No me toques — le digo cuando libero sus manos, le agarro las caderas. Ella se agarra del reborde de la bañera, y empieza a moverse arriba y abajo. Despacio. Abre los ojos y me mira. La miro con la boca ligeramente abierta, mi respiración se detuvo, poco natural, cuando capturo mi lengua entre mis dientes en el placer. Estamos en la bañera, mojados, resbaladizos y moviéndonos uno contra el otro. Ella se inclina y me besa. Cierro los ojos de placer. Poco a poco, ella trae las manos a la cabeza y pasa los dedos por el pelo como si ella estuviera arreglando mi cabeza hacia atrás y profundiza el beso, me ha montado, más rápido, cogiendo un ritmo. Gime contra mi boca. Tengo las caderas, disfrutando de este placer, besando su espalda. Estamos llenos de sensaciones, siento que estoy llegando a mi vórtice, ya que nuestros movimientos se vuelven más frenéticos... estamos chapoteando por todas partes... —Eso es bebé, correcto— respiro, y ella se viene con un orgasmo apasionado, y llego al mío rápido y furioso, aplastándola encima de mí, con los brazos envueltos alrededor de ella de nuevo, cuando parece mi liberación. — ¡Ana, bebe!— Clamo. Su nombre es una invocación, una letanía, una oración en mis labios. Cuando salimos de la bañera, nos remontamos a la gran cama King; nos acostamos mirándonos cara a cara, ambas almohadas abrazaban. Tanto desnudos. No tocamos. Con sólo mirar y admirar mutuamente cubiertos por la sábana. — ¿Quieres dormir?— Le pregunto con una voz suave. Estoy preocupado. Casi siento, como estos hermosos, serenos, momentos de paz fueran robados de nosotros.

—No. No estoy cansada — dice ella. — ¿Qué quieres que haga?— Le pido. —Hablar— ella responde. Por supuesto que sí. Sonrío. — ¿Sobre qué? —Cosas. — ¿Qué clase de cosas? —De ti— responde ella en voz baja. — ¿Qué? — ¿Cuál es tu película favorita?— Oh, yo puedo responder esto. —Hoy en día, es: El Piano. — Ella sonríe de nuevo a mí. —Por supuesto, tonta de mí. Una pieza interesante, de tipo triste, que sin duda se puede jugar. Tantos logros, Sr. Grey —. Murmura ella. —Y el más grande es, la señorita Steele— digo con total convicción. —Por lo tanto, yo soy la número diecisiete— dice ella y me confunde. — ¿Diecisiete? —El número de mujeres con quien has uhm... tenido relaciones sexuales— dice ella con timidez. ¡Oh, eso! Mis labios se abren, mis ojos son iluminados por la incredulidad. —No exactamente. — ¡Ella me entiende mal! He tenido más de quince mujeres. —Tú dijiste que empezaste a los quince años— dice ella confundida.

—Me refería al número de mujeres en mi cuarto de juegos. Pensé que eso es lo que quisiste decir. No me preguntaste con cuántas mujeres había tenido relaciones sexuales —respondo. —Oh— dice ella boquiabierta, su cara se cae. — ¿Vainilla?— Ella pide. —No. Eres mi única conquista de vainilla. —Niego con la cabeza, todavía sonriéndole. —Por desgracia, no puedo darte un número. No puse muescas en un poste de la cama ni nada — le respondo. —Lo que estamos hablando de- decenas, centenas...— hace una pausa, y sus ojos crecen más salvaje. — ¿Miles de personas? —Decenas. Estamos en las decenas, por el amor de Dios — le calmo. — ¿Todas sumisas? —Sí. —Deja de sonreírme— me regaña suavemente. Trato de mantener una cara seria, pero miserablemente fallo. —No puedo. Eres graciosa. — ¿Divertido peculiar o divertido, ja, ja?— Ella pide. —Un poco de ambas cosas creo— le digo dando sus palabras de nuevo a ella. —Esa es una maldita mejilla viniendo de ti— me regaña. No puedo evitarlo, y me inclino al otro lado y beso la punta de su nariz. —Esto va a pasar Anastasia. ¿Lista? — Le digo. Ella asiente con los ojos muy abiertos y con una sonrisa tonta.

—Todos los sumisos en entrenamiento, cuando estaba entrenando. Hay lugares en los alrededores de Seattle, que uno puede ir y practicar. Aprendes a hacer lo que hago — le digo. Ella me mira sorprendida. —Oh— ella jadea. —Sí, he pagado por sexo, Anastasia. —Eso no es nada para estar orgulloso— me regaña. —Y tienes razón... Estoy profundamente conmocionado. Y no puedo darle una sacudida eléctrica. —Tú llevas mi ropa interior— le digo contradiciéndola. — ¿Eso te choqueo? —Sí— le respondí con honestidad. —No usabas tus bragas cuando fuiste a conocer a mis padres. — ¿Eso te choqueo? —Sí. —Bueno, parece ser la única manera de que pueda pasarte a ti, es en el departamento de ropa interior. —Tú me dijiste que eras virgen. Esa es la mayor sorpresa que he tenido nunca — le digo con lo que demuestra que estaba equivocada. —Sí, tu cara era para una foto, un momento Kodak— dice riendo. —Me dejaste trabajar encima de ti con una fusta— lo confieso. — ¿Eso te choqueo? — Sí. — Mi respuesta tiene su sonrisa. —Bueno — suspira — puedo dejar que lo hagas otra vez.

— Oh, yo espero que sí, señorita Steele. ¿Este fin de semana? — Le pregunto. — Está bien— ella está de acuerdo con timidez. — ¿Está bien? — Pido sorprendió una vez más. — Sí. Voy a ir al Salón Rojo del dolor otra vez. —Tú dices mi nombre. — ¿Eso te choqueo? — Me pregunta sorprendido. — El hecho de que me gusta me sorprende. —Christian — dice ella haciéndome sonreír. — Quiero hacer algo mañana — Anuncio de la emoción. — ¿Qué? — Ella pide. — Una sorpresa. Para ti —le digo en voz baja. Quiero demostrarte que puedo hacer —Más—. Ella levanta una ceja y ahoga un bostezo. — ¿Te estoy aburriendo señorita Steele? — Pido sardónicamente. — Nunca— responde. Me apoyo en todo y la beso suavemente en los labios. — Duerme bebé — le ordeno en voz baja, y apago las luces. Estoy completamente saciado, y muy tranquilo, para finalmente tener que ir a la cama con mi mujer, a la que he estado perdiendo durante los últimos tres días.

Traducido y Corregido por Mayte008 y Giovanna AMV

Christian! ¡Quiero que la fresa! — Dice mientras está llegando a un objeto invisible. En su revolverse que me despierta. — ¡No quiero la jaula!— Murmura mientras las cejas se pliegan en su sueño. El filtrar de las luces de la ciudad, juegan una magia increíble en su rostro. Me intriga. — ¡No me lo quites, Christian! Quiero que... ¡Nooo! —Gime. Froto su pelo para tranquilizarla. Tengo curiosidad por saber lo que está soñando. — ¡Shhh!— Murmuro en voz baja. Se suaviza la frente, facilita su cara. — ¿Qué? ¡No te vayas! ¡No puedo! —Ella se estremece en su sueño. — ¡Te quiero! ¡No me dejes! Tengo miedo... —Bebe... Estoy aquí. Shhh, ahora... —Yo le co-axiono. Froto el pelo, tratando de relajarla. Su brazo me busca en la oscuridad. A mi entender, se envuelve alrededor de mi cuello. Ella suspira. Es el sonido más dulce.

— ¡Me muero!— Su cara. —Me muero... Christian — murmura apenas audible. ¿Qué? ¿Por qué? —No me dejes...— susurra en su sueño. —Sólo quiero Más...— murmura tristemente. Es su temor de que me iría de ella. Lo poco que sabe, que ese es mi miedo, también. Si ella supiera, no físicamente podía salir de ella, tiene una línea directa a mi alma. —Nunca voy a...— ella se deja. —No, yo no te dejaré— murmura. Cierro los ojos y me deleito con el conocimiento, la tranquilidad de su declaración en su sueño. Ella lo dijo antes, pero cómo quiero escucharlo cuando está despierta. — ¡Quiero eso!— Extiende la mano alrededor de mi cuello. —Shhh, ahora... Relájate bebé — le susurró al oído. Froto su pelo, lentamente, a propósito. Ella se alivia y relaja. Suspiros. Sus brazos lentamente se ponen flácidos e inmóviles. Me facilidad fuera de la cama. Puedo ver por siempre así. Voy y me visto de negro, para mi sorpresa para ella hoy. La dejé dormir tanto como fue posible, pero por lo que tengo en mente para ella, tengo que despertar a mi bebé. —Anastasia— trato de convencerla de su sueño. —No— ella gime. —Vamos bebé— dije en un tono normal. —No. Déjame tocarte — ella gime. —Despierta— me convenzo más. —No— murmura mientras parpadea sus ojos por un breve segundo. Le susurro a su oído.

—Levántate bebe— con una sonrisa, y el placer sabiendo que ella está aquí conmigo en mis brazos. —Oh... no— ella gime, sus muecas faciales. —Es hora de levantarse bebé. Voy a encender la lámpara sobre la mesa — le digo en voz baja. —No— ella gime de nuevo. —Quiero perseguir el amanecer contigo— le digo besando su rostro, sus párpados, la punta de su nariz, su boca y ella finalmente la abre, sí. Ella entrecierra un poco los ojos, como la suave luz de la lámpara de mesa del lado toca sus ojos. —Buenos días amor— murmuro, y ella da gemidos haciéndome sonreír. —Tú no eres una persona mañanera— me quejo. Ella entrecierra los ojos y me mira inclinado sobre ella, sonriendo. Me divierte. —Pensé que querías sexo— refunfuña. ¿Qué? ¿Es por eso que está gruñendo? ¿Ha sido tan malo soñar conmigo que ella siente que tiene que quejarse con sexo? —Anastasia, siempre quiero sexo contigo. Es reconfortante saber que sientes lo mismo — le digo secamente, con sarcasmo. Ella me mira, pero estoy demasiado divertido para ser disuadido por su reacción. —Por supuesto que sí, pero no cuando es tan tarde— murmura. —No es tarde, es temprano. ¡Vamos! Hasta que vayamos. Vamos a salir. Voy a tomar un vale para el sexo.

—Yo estaba teniendo un sueño tan agradable— ella se queja con anhelo de algo que ha perdido. — ¿Soñar con qué?— Le pido con mi interés despierto. —Contigo— se sonroja. Oh, esa reacción agarra mi interés. — ¿Qué estaba haciendo esta vez?— Le pido. —Tratando de darme de comer fresas— dice ella. Sonrío. Creo que recuerdo que ha dicho eso. —Dr. Flynn podría tener un día de campo con eso. Arriba, y a vestirse. No te molestes con la ducha, podemos hacer esto más adelante — le digo con firmeza. Se sienta, y las sábanas acaban de caer hasta la cintura, dejando al descubierto su cuerpo desnudo. Mis ojos se oscurecen con el deseo, y si hago lo que quiero hacer en este momento, vamos a perder nuestra oportunidad de ver el amanecer. Por lo tanto, voy a tener que controlar a mi deseo. — ¿Qué hora es?— Ella pide. —5:30 de la mañana— le respondo. —Ohh— ella gime —se siente como las 03 a.m. —Nosotros no tenemos mucho tiempo. Traté de dejarte dormir el mayor tiempo posible. Ven. — ¿Puedo tomar una ducha?— Ella pide. Suspiro. —Si tienes una ducha, voy a querer una contigo, y tú y yo sabemos lo que sucederá a continuación... Nuestro día se acaba de ir. Ven. —Podemos hacer esto más adelante. Estoy totalmente entusiasmado con lo que había planeado para nosotros, lo que quiero compartir con ella. Este va a ser nuestro 'más.' Ella me sonríe a cambio.

— ¿Qué estamos haciendo?— Me inquiere. — Es una sorpresa. Te lo dije —dije sonriéndole. — Está bien— responde y trepa de la cama, en busca de su ropa. Ella las localiza en la silla junto a la cama. También he puesto un par de calzoncillos bóxer y una camiseta para ella. Ella ve la etiqueta de Ralph Lauren y sonríe. Ella se los resbala, y yo sonrió en respuesta. Mi segunda pareja de ropa interior que tiene en su poder ahora. De alguna manera, sabiendo que trae algo que esta tan íntimamente en mí, es lo que ahora lo hace sentir aún más hacia mi primera vez. Desde que me aseguré de que ella se vistiera, le digo—: Te voy a dar un poco de espacio, ahora que estás levantada — y dejo la habitación para ir a la sala de estar. Menos de diez minutos después, ella aparece cuando estoy teniendo mi desayuno. — Come— le digo. Ella no come lo suficiente. Abre la boca en mí. — Anastasia — le digo con severidad, parece que ella va a negociar. —Voy a tener un poco de té. ¿Puedo tomar un croissant para más tarde? — La miro con desconfianza y ella me da una dulce sonrisa en respuesta. — No lluevas en mi desfile Anastasia — le advertí. — Voy a comer más tarde, cuando despierte mi estómago. Cerca de las 7:30 a.m... ¿De acuerdo? Ella me mira con dulzura, y expectante... Un brillo travieso viene a los ojos mientras mi mirada en respuesta está en ella. —Quiero poner los ojos en ti — dice ella. — Por todos los medios, lo haces y harás mi día — le digo con severidad. Ella mira hacia el techo como si estuviera considerando mi amenaza.

—Bueno — dice contemplando seriamente — un tunda me despierta, supongo — dice frunciendo los labios, sopesando sus opciones. ¡Mi boca se golpea al suelo con su revelación! — Por otro lado, no quiero estar toda caliente y mojada, y el clima es suficientemente cálido — dice encogiéndose de hombros con indiferencia. Por fin tengo el suficiente sentido común para cerrar la boca y trato de mirarme disgustado, pero es evidente que en la presencia de Anastasia, no llego sin remedio. Ella es juguetona y sus palabras hacen que mi humor venga a la superficie. —Usted es como siempre, desafiante señorita Steele. Beba su té —le ordeno. Ella mira el té, y se da cuenta de la etiqueta de Twinings y una enorme sonrisa cubre su hermoso rostro. Se sienta frente a mí y me mira por un tiempo mientras se bebe un sorbo de té. Cuando he terminado con el desayuno y ella con su té, salimos de la habitación. Le lanzo una sudadera. — Ten esto— le digo, y ella me mira desconcertada. — Confía en mí — le digo sonriendo, e inclinándome y la beso rápidamente en los labios, a continuación, la cojo de la mano y nos dirigimos. Esta relativamente frío afuera, y las luces de la madrugada están llegando desde el horizonte oriental. Cuando llegamos en frente del hotel, el ayuda de cámara, me entrega un juego de llaves de un coche deportivo llamativo con una capota de lona. Anastasia se vuelve hacia mí y levanta una ceja cuestionando, a lo que respondo con una sonrisa. —Sabes Anastasia, a veces es genial ser yo — le digo con complicidad sin dejar de sonreír. ¿Cómo no iba a hacerlo? Estoy aquí con la mujer que quiero, y por la que tengo sentimientos, y estamos haciendo —más— juntos. Ella es mi esperanza, el que me permite saber que hay más en la vida, me ayuda a experimentar la vida al máximo, más allá de lo que yo esperaba. Estoy en un muy buen estado de ánimo. Abro la puerta del coche, y con una reverencia exagerada, la dejé subir dentro. Luego, voy al lado del conductor y me siento. — ¿A dónde vamos?— Ella pide.

—Ya verás— le digo sin revelar nada. Puse el coche en marcha, y nos dirigimos hacia fuera en Savannah Parkway. Programo el GPS y enciendo el iPod sincronizado con el estéreo del coche, y la pieza orquestal clásica llena el coche. — ¿Qué es esto?— Pregunta con voz dulce y curiosidad. Es una de mis óperas favoritas. —Es La Traviata. Una ópera de Verdi — respondió. — ¿La Traviata? He oído hablar de eso. No puedo pensar en dónde. ¿Qué quiere decir? —Ella pide. Echo un vistazo a su rapidez y sonrisa. —Bueno, literalmente, la mujer se fue por mal camino. Se basa en el libro de Alejandro Dumas, La dama de las camelias — le digo explicando. —Ah. Lo he leído — dice ella. —Pensé que podría hacerlo. — La cortesana condenada — dice ella, se retorcía en su asiento de cuero. — Hmm, es una historia deprimente— murmura. — ¿Demasiado deprimente? ¿Quieres elegir un poco de música? Esto está en mi iPod — le digo con una sonrisa de complicidad secreta. Toca en la pantalla en la consola entre los dos y aparece la lista de reproducción. — Tú eliges — le digo intentando, pero no para ocultar una sonrisa de complicidad. Sus dedos pasan por la lista de reproducción. Ella se desplaza hacia abajo y después de encontrar lo que ella quiere, presiona play. Britney aparece con su club-mix, ritmo techno. Bajo el volumen. No es una canción que puse en mi iPod. Fue Leila quien puso esa canción en la lista. Britney canta con voz sensual. —Toxic, ¿eh? — Pido sonriendo. — No sé lo que quieres decir — ella finge inocencia.

Doy vuelta a la música un poco más. Esto no es una canción que yo puse a mi iPod. —Yo no puse esa canción en mi iPod — le digo a Anastasia casualmente, pero la verdad, a continuación, pongo el pie en el acelerador y escondo una pequeña sonrisa, mientras ella está echada hacia atrás en su asiento a medida que viajamos a lo largo de la autopista. La veo en mi visión periférica. Ella aprieta sus manos en su regazo, la veo en movimiento de la mandíbula, apretando; ella apretando los dientes, y su estado de ánimo se cae, mientras que mira hacia fuera. ¡Oh, no! Se pregunta quién puso la canción en mi iPod. Los celos y la curiosidad rezuman de ella. Cuando Britney canta ' que... ¿quién?' Ella se ve aún más triste. —Fue Leila— le respondo a su pregunta no formulada. Se vuelve hacia mí y pregunta—: ¿Leila? —Un ex, quien puso la canción en mi iPod— respondo. Ella se sienta en una profunda reflexión, y luego me pregunta. — ¿Una de las quince? —Sí— respondí. — ¿Qué pasó con ella? —Hemos terminado— le contesto. — ¿Por qué? Suspiro. Quiero ser abierto con Anastasia, quiero que ella sepa que ella es especial por encima de cualquier otra mujer que he tenido. —Ella quería más— le digo en voz baja, introspectivo. La sentencia cuelga entre nosotros. Anastasia es la única con que he contemplado la idea de — más.

— ¿Y no lo hiciste?— Ella pide. Niego con la cabeza. —Nunca quise más, hasta que te conocí. — Yo simplemente suelto. Yo quiero que sepa que quiero más también con ella. Me encuentro a mí mismo deseando más, necesitando más, con ganas de más... pero sólo con ella. Se lo que digo. — ¿Qué pasó con las otras catorce?— Ella pide. — ¿Quieres que te de la lista? ¿Divorciada, decapitada, muerta? — Le digo en un tono casi burlón. —Tú no eres Henry VIII— dice haciendo pucheros. —Está bien. En ningún orden en particular, sólo he tenido relaciones a largo plazo con cuatro mujeres, además de Elena — declaro. — ¿Elena?— Ella pide. —Mrs. Robinson para ti — le doy media sonrisa. Recuerdo la reacción de Elena a su apodo. Su rostro se oscurece con el miedo, los celos, la ira... No sé qué más. — ¿Qué pasó con las cuatro?— Ella pregunta sacudiendo la cabeza. —Por lo tanto curiosa, tan ansiosas de información, señorita Steele— le regaño juguetonamente, pero estoy en el modo de divulgación completa en estos momentos. —Oh, Señor ¿Cuándo es tu período?— le pregunto. — Anastasia, un hombre tiene que saber estas cosas— le digo. Yo no quiero atinarle. — ¿El…?— Ella contesta. —Sí, quiero saber— le digo. — ¿Por qué? — Porque no quiero que quedes embarazada — le digo exasperado.

— ¡Yo tampoco! Bueno, no por unos pocos años todavía — dice ella tomándome por sorpresa. ¿Quiere hijos? Es demasiado temprano para visitar este tema aterrador. — Así que las otras cuatro, ¿qué pasó? — Ella presiona, ya la luz del tema anterior, este es uno que puedo responder. — Una se reunió con otra persona. Las otras tres querían - más. Yo no estaba en el mercado por más — declaro. — ¿Y las otras? — Ella presiona aún más. ¡Dios! ¡Ella debe trabajar para mí! Ella no es nada si no es convincente. — Simplemente no funcionó — le digo. Nada funcionó con el deseo de mi corazón, hasta que conocí a Anastasia. Ella mira por el coche de nuevo. ¿Qué está pensando? — ¿Hacia dónde vamos? — Ella pregunta perpleja, mirando el I- 95. — Un campo de aviación — respondo. — ¿Nosotros no vamos a volver a Seattle? — Ella jadea alarmada. Me río de su reacción. Por supuesto que no. Quiero perseguir al amanecer con ella. — No Anastasia, vamos a disfrutar de mi segundo pasatiempo favorito— le respondo. — ¿Segundo pasatiempo? — ¿Ella pregunta con el ceño fruncido? —Sip. Te dije de mi favorito esta mañana — le digo y ella me mira, examinando mi expresión. —La complacencia de la señorita Steele. Eso tiene que estar en la parte superior de mi lista. Cualquier manera que puedo conseguir para usted — le digo con todo el fervor que siento por ella. —Bueno, eso es bastante alto en mi lista de desviar, prioridades sexuales también— murmura, sonrojándose.

—Estoy contento de oírlo— murmuro hacia ella con sequedad. — ¿Por lo tanto, el aeródromo?— Ella pide. Sonrío hacia ella. Casi estamos aquí de todos modos, por lo que, sería bien que la dejara en el secreto. —Altísimo— le digo. Ella parece estar intrigada. —Vamos a perseguir la alborada Anastasia— explico. Estoy muy entusiasmado, porque voy a compartir mi segundo pasatiempo favorito con ella, y es nuestro —más—. No puedo dejar de girar y sonreírle. Mi GPS me dirige a girar a la derecha, y se convierte en un complejo industrial. Me pongo fuera de un gran edificio blanco con un cartel que decía Asociación Brunswick Elevado. Cuando enciendo el motor, me vuelvo y le pregunto—: ¿Estas lista para esto?— Con una voz de esperanza. — ¿Tú estarás volando? —Sí— le contesto. — ¡Sí, por favor!— Dice con entusiasmo y sin vacilaciones. Sonrío en su respuesta y me inclino hacia delante y beso a mi mujer. —Otra primera vez, señorita Steele— digo al salir del coche. Ella es la primera mujer con la que estoy tomando para compartir mi hobby. Doy una vuelta al coche, y abro la puerta. Ella sale y toma mi mano tendida. Yo me dirijo al edificio, para encontrar un tramo de asfalto, donde están estacionados varios aeroplanos. Taylor está de pie al lado de un hombre con la cabeza rapada y ojos salvajes. Anastasia sonríe a Taylor y él le devuelve la sonrisa a su amabilidad. ¡Bueno, no quiero que los demás, por no hablar de mis empleados, estén comiéndose con los ojos a mi mujer! —Mr. Grey, este es su piloto-de arrastre, el Sr. Mark Benson —él presenta al piloto. Nos damos la mano, y hablamos de la velocidad del viento, su dirección, y otras condiciones relacionadas con el clima.

—Hola Taylor— oigo a Anastasia murmurando tímidamente. —Señorita Steele— responde asintiendo a ella. —Ana— le oigo corregirlo a sí mismo. Luego se inclina y susurra algo que no puedo oír. Estrecho mis ojos, pero no digo nada. —Anastasia— convoco a mi mujer. —Vamos— le digo y sostengo mi mano. —Nos vemos más tarde Taylor— dice sonriendo, y él le da un rápido saludo, y se dirige de nuevo a la playa de estacionamiento. —Mr. Benson, esta es mi novia, Anastasia Steele —le presento a mi mujer al piloto. —Encantado de conocerte— murmura y se dan la mano. Benson es deslumbrado por Anastasia... ¿Dios, quien no lo es? Y sonríe. —De la misma manera— le dice. Mark Benson está a la cabeza en la pista. — ¿Con que nos remolcara Mark?— —Con un Blanik— responde. —L13 o L23— pregunto. —Usted sabe de aviones— dice con una sonrisa. — L23 señor— responde. — ¿Alguna razón en particular o prefiere sobre L13? — Usted sabe que los L13s tienen un excelente características acrobáticas señor. Quiero decir que están diseñados para el entrenamiento del planeador primario y acrobático dual. Y, por supuesto, son geniales para alzarse — dice. — He usado L23s antes— declaro como una cuestión de naturalidad, sintiéndome en mi elemento.

— Yo también los prefiero. Por un lado, es un todo de metal, dos sellos de auto-portante, planeador de alto alado. Lo he utilizado para mi entrenamiento de vuelo, acrobacias y vuelo de instrumento. ¿Con que nos remolca? — le pregunto, y Mark sonríe de oreja a oreja. — Voy a estar remolcándolo con un Towing Piper Pawnee — él dice. Yo asiento con la cabeza alegremente. Me encantan los aviones, y me encanta volar. El hecho de que estoy llegando a hacer eso con mi mujer, es como tener un orgasmo doble y no hay sexo involucrado. El avión es largo, liso y blanco con rayas de color naranja. El cable largo y blanco se une a la sola hélice Piper. — En primer lugar tenemos a la correa de su paracaídas — Mark le dice a Anastasia. — Lo haré — le interrumpo. El día que alguien le ponga correas en un arnés, ese día el infierno se congelara. Benson sonríe amablemente a mí. — Voy a buscar algo de lastre — dice Benson, y se dirige hacia el avión. — ¿Te gusta atarme cosas? — observa secamente. —Señorita Steele, no tienes ni idea. En este caso, ponte los tirantes — le digo y ella hace lo que le dicen. Ella pone su brazo sobre mi hombro. El toque me pone rígido, pero no se dio cuenta. Quiero acostumbrarme a su toque. Una vez que sus pies se meten en los bucles, saco el paracaídas, y ella coloca sus brazos por las correas de los hombros. Rápida y eficiente sujeto el arnés, y aprieto todas las correas. —No, que vas a hacer— le digo suavemente, soy todo lo contrario. El hecho de que ella se vea en ese paracaídas atada es tan condenadamente caliente. Si yo no estuviera volando, la llevaría a un lugar privado más cercano. — ¿Tienes tu lazo del pelo de ayer?— Le pregunte. Ella asiente con la cabeza.

— ¿Quieres que me lo ponga mi cabello?

—Sí— le respondí. Ella se lo pone rápidamente el pelo recogido. —Adentro. — Le ordeno ella hacia la cabina del piloto. Ella va a subir en la parte de atrás y me hace sonreír. —No, al frente. El piloto se sienta en la parte posterior — le digo. — ¿Pero vas a ser capaz de ver? —Voy a ver un montón— le digo con una sonrisa aún más amplia. Estoy muy feliz de presentarle mi hobby, algo que disfruto enormemente. El hecho de que ella está deseando que llegue, y está feliz me hace eufórico. Ella trepa dentro, y se acomoda en el asiento delantero. Me inclino, y tiro del arnés sobre los hombros, llego entre las piernas de la cinta inferior, y la hebilla en el cierre de reposo contra su vientre. Entonces ajuste las correas de sujeción. —Más allá de ser caliente— pienso para mí mismo. — Hmm... dos veces en una mañana. Soy un hombre con suerte — le susurro y la beso rápidamente. —Esto no tomará mucho tiempo... veinte, treinta minutos como máximo. Las térmicas no son tan grandes en este momento de la mañana, pero es tan impresionante allí a esta hora. Espero que no estés nerviosa— le digo. —Estoy emocionado— ella se ve, completamente feliz, sonriendo de oreja a oreja. — Bueno — dije sonriendo a su vez. De repente siento el impulso de acariciarle la mejilla, le acaricio las mejillas suavemente, luego me muevo a mi asiento. Me subo al avión detrás de ella. Mark Benson vuelve con su alegre sonrisa, él repasa las correas de Anastasia, y luego comprueba el piso de la cabina. — Sí, eso es seguro. Primera vez — pregunta.

— Sí — responde Anastasia. — Te va a encantar — dice. — Gracias, señor Benson — ella dice educadamente. —Llámame Mark — le dice. Luego se vuelve hacia mí y pregunta—: ¿Está bien? —Sip. Vamos — le digo. Estoy más que feliz de estar volando con mi mujer, tener que mostrarle algunas de mis habilidades en este departamento, es bastante emocionante. Reviso los instrumentos, y me acerco al Piper y estamos listos. Cuando se inicia una sola hélice del Piper, poco a poco nos arrastra por la pista, y ya que el cable toma la tensión, de pronto hay una sacudida hacia delante, y estamos fuera de la tierra. Marcos habla con la torre, y el Piper se acelera y nosotros detrás de él. Despegar suele ser un poco accidentado debido a que estos son aviones pequeños, y como el Piper adquiere suficiente velocidad y distancia que hay en el aire y nosotros también. — ¡Aquí vamos nena! — Grito detrás de Anastasia. Podemos escuchar el sonido del viento y el murmullo lejano de motor del Piper. Debajo de nosotros podemos ver la autopista, la salida del sol, y bosques y casas en la ciudad en expansión. Un amanecer extraordinario viene por encima del horizonte, haciendo que todo sea aún más hermoso. Esta es la — hora de oro ' del día, ¡Y el hecho de que estoy compartiéndolo con mi mujer, mi Anastasia, lo hace sólo más espectacular! Cuando llegamos a 3000 pies, Mark me permite saber nuestra altura y yo digo — lanzamiento — en la radio. Una vez que se suelta el cable, el Piper desaparece de nuestra vista, y ya no estamos siendo tirados, igual que se eleva sobre Georgia.

Yo planeo el avión y vuelvo y lo sumerjo, como nos movemos en espiral hacia el sol. Giramos en espiral y espiral hacia la luz de la mañana. Esto es mágico. — ¡Agárrate fuerte! — Grito y sumerjo de nuevo, pero esta vez no me detengo y estamos al revés mirando al suelo a través de la parte superior de la cubierta de la cabina. Anastasia chilla a gritos de alegría, veo los brazos subiendo y arremetiendo hacia delante, con las manos extendidas sobre el plexiglás para detener de caerse. Su reacción me hace reír, y los dos estamos disfrutando del momento y riendo duro. Me vuelvo el avión alrededor y estamos derechos de nuevo. — ¡Me alegro de que no haya tomado el desayuno! — Grita a mí, y yo estoy de acuerdo. — Sí, en retrospectiva, es bueno que no lo hiciste, porque yo voy a hacer eso otra vez — le digo y sumerjo el avión una vez, hasta que estemos al revés y ella se ríe y se ríe duro. Me salgo del nivel del lugar una vez más. —Hermoso, ¿no es así? — Hago un llamado a Anastasia. — Sí — ella grita. Soy sólo yo, Anastasia, el pequeño espacio confinado, la burbuja de este plano, y los cielos de Georgia sin fin, y el majestuoso temprana luz de la mañana. Si el cielo existe, estoy en ello ahora. ¿Qué más puedo pedir? — ¿Ves el palo delante de ti? Le grito a ella. —Agárrate— Quiero que ella tome el control, incluso por un poco. — ¿Qué? ¡No! —Ella dice asustada. —Vamos Anastasia. Tómalo. —Le insto vehementemente. Ella finalmente lo agarra.

—Agárrate fuerte y mantenlo estable. ¿Ves el dial central en frente? Mantén el punto muerto de la aguja — instruyo a ella. Ella hace lo que se le dice. Ella está pilotando el planeador. — ¡Buena chica!— Animo a su placer. —Estoy sorprendida de que me dejes tomar el control— grita. — Te sorprenderá lo que te dejo hacer, señorita Steele. Devuélveme a mí ahora — le digo a continuación, tomando de nuevo el control del avión. ¿Qué haría, si supiera de la profundidad de mis sentimientos por ella? ¿Estaría asustada? No tengo experiencia en eso, y la profundidad de mis sentimientos que tengo, me asusta hasta mi núcleo; desconocimiento de ello, la novedad, y el hecho de que he evitado emociones extremas durante toda mi vida adulta, hace de esta experiencia desconcertante, así como doblemente agradable. Después de tomar el control del avión de regreso de Anastasia, hice una espiral hacia abajo por varios metros, y luego puse el aeroplano listo para el aterrizaje e iniciar el descenso. Yo hablo a la torre por la radio. — BMA, esto es BGN Papa Alfa 3, entrando a la izquierda a favor del viento de la pista siete a la hierba, BMA— digo con confianza. La torre me da una confirmación para el aterrizaje. Navegamos alrededor de otro amplio círculo, acercándome lentamente al suelo. Tanto el aeropuerto y las pistas de aterrizaje son visibles y comienzo el descenso de regreso a través de la I-95. Desde el rellano me acerco, le doy Anastasia una advertencia: — Espera bebé. Esto puede estar lleno de baches. Hago un círculo una vez más y bajo más el avión, y nosotros tocamos el suelo con un breve golpe y una carrera a lo largo de la hierba hasta que el avión queda parado por completo. El avión se balancea ligeramente y cae hacia la derecha. Una vez que hemos parado, abro la tapa de la cabina, trepo fuera y estiro las piernas. Luego vuelvo a mi mujer y le pregunto — ¿Cómo fue eso? — Tan feliz como puedo estar, sonriendo como un adolescente y me inclino hacia abajo y la desabrocho.

—Eso fue extraordinario. Gracias —ella susurra muy feliz. — ¿Fue más? — Pido, con la esperanza de que se trataba. —Mucho más —respira y me doy cuenta que estoy conteniendo la respiración y dejándola ir, y no puede ayudarme, sino sonreír ante su respuesta. — Vamos — le extiendo mi mano para ella y ella trepa fuera de la cabina. Tan pronto como sus pies tocan el suelo, la agarro y la abrazo a ras de mi cuerpo. De pronto, mis manos están en su pelo, tirando de ella desde la punta de la cabeza hacia atrás, y mi otra mano viaja tranquilamente hasta la base de su espina dorsal. La beso largo y tendido con toda mi pasión, mi lengua invadiendo su boca. Mi respiración se incrementa, acelera y mi fervor aumenta, y mi erección es una tienda de campaña que intenta salir de mis pantalones. Estoy listo para tomarla entre la aeronave y la pista de aterrizaje 3. Su respuesta me deja saber que ella no le importa si me la llevo en el césped o apoyada en el avión. Sus manos se retuercen en mi pelo, y estamos anclados entre sí. Ella me quiere, ahora, y eso hace que sea más difícil para que me detenga. Finalmente me hago con el control suficiente como para romper el contacto y la mirada hacia ella. Mis ojos son oscuros con pasión salvaje, lleno de intención carnal prima, y sensualidad. Ella está sin aliento como yo. —Desayuno — apenas susurro, aunque sé, estaría bastante para mí tenerla para el desayuno, el almuerzo y la cena juntos. Ella corta su respiración como si dijera —Sexo. Aquí. ¡Sobre la hierba! — ¿Por qué pierdo mi razón con ella y ella conmigo? Pero sé que el —por qué— Ni siquiera importa. Yo no quiero volver a detenerme. Me doy vuelta y la tomo de la mano mientras nos dirigimos de nuevo hacia el coche. — ¿Qué pasa con el planeador? Ella pide. —Alguien se hará cargo de eso— le digo. Tendrán que remolcarlo. — Vamos a comer ahora — le digo. Quiero que ella, me quiera, pero necesita alimento.

—Ven — sonrío. Estoy más que feliz. ¿Quién sabía que —más— sería mucho, mucho más con ella? Caminamos así; de la mano los dos sonriendo como el gato de Cheshire, como la mañana de Navidad después de recibir tu regalo favorito. ¡Es un día perfecto! Poco después de obtener mi mujer en el coche, le pongo el cinturón, y me deslizo en mi propio asiento. De nuevo estoy fuera de la plaza de aparcamiento, y salgo de la I- 95 hacia Savannah. Su teléfono suena en el camino. Ella le da vuelta apagándolo. — ¿Qué es eso?— Le pregunto con curiosidad mirando a ella. ¿Hay alguien que le hable que ella no quiere que sepa? Ella hurga en su bolso. —Alarma para mi pastilla— murmura mientras se enjuaga inmediatamente haciéndome feliz. Ella se preocupa. Está siguiendo las indicaciones a tomar la píldora. — Bueno, bien hecho. Odio los condones — le digo y ella se vuelca aún más roja si eso es posible. Ella se da vuelta y me mira y murmura —: Me gusta que me presentaste a Marcos como tu novia. — ¿No es eso lo que eres? — Digo levantando una ceja. Ella nunca va a ser una gran sumisa, pero, a continuación, quiero más con ella. Ella es mi novia. — ¿Lo soy? Pensé que querías una sumisa — ella replica de nuevo. — Así lo hacía, Anastasia y lo hago. Pero ya te he dicho, quiero más, también — le digo, dejándola sin aliento. —Estoy muy feliz de que quieras más— susurra. —Nuestro objetivo es complacer señorita Steele— digo sonriendo mientras entro en el estacionamiento del restaurante IHOP. — ¿IHOP?

Ella sonríe hacia mí como si yo no pudiera comer nunca en International House of Pancakes. Salgo, y voy al lado del pasajero del coche, y abro la puerta. Profeso mi mano y ella la toma. Es temprano, alrededor de las 8:30 de la mañana, y un poco tranquilo en el restaurante. Uno puede oler la masa para tortitas y croquetas de patata y los limpiadores que han utilizado. La llevo a una cabina para sentarse. —Yo nunca te dije que venía aquí— dice mientras se desliza en su asiento. —Mi padre solía llevarnos a uno de ellos cada vez que mi mamá se iba a una conferencia médica. Era nuestro secreto — sonrío con cariño en la memoria. Cojo un menú, y le deslizo uno. Ella me mira con satisfacción carnal, y sé lo que quiere, es de todo menos comida. —Yo sé lo que quiero— respiro en voz baja y ronca. Ella me mira, y la miro fijamente, hablando directamente a su diosa interior. Ella mira hacia mí, como para responder a una llamada silenciosa que he hecho. —Yo quiero lo que quieras— susurra. Inhalo bruscamente. — ¿Aquí?— Pido sugestivamente levantando una ceja y sonriendo maliciosamente mientras mis dientes atrapan la punta de la lengua, en celebración efectiva a mis palabras no dichas. Pero nuestras miradas se hacen todo al hablar. Su labio inferior entra en cautiverio de sus dientes y cambia mi expresión-yo-quiero-follarla-ahora-mismo, mi mirada está creciendo más oscura. — No muerdas el labio — ordeno —. Aquí no, ahora no. — Mis ojos se endurecen. Soy como un vaso lleno hasta el menisco, una diminuta gota de su sabor me desborda, y no voy a ser responsable por mis acciones. Yo no quiero pasar el resto de la mañana en la cárcel por una acción obscena en un IHOP. —Si no puedo tenerte aquí, no me tientes — susurro con firmeza.

—Hola, mi nombre es Leandra. ¿Qué puedo hacer por ti... Er... hoy, esta mañana...? — dice mientras su voz se apaga y se tropieza con sus palabras por alguna extraña razón. Mis ojos están viendo a Anastasia y la camarera esta desconcertada, su mirada se oscurecía con los celos y la posesividad. La mujer debe estar comiéndome con los ojos a mí, pero me importa nada de eso. Ella tiene el aspecto de un león hembra cuyo compañero está en la mira de otra mujer. Está más allá de caliente, y el hecho de esto hubiera sido algo que yo haría, si ella fuera el objeto de interés, lo apruebo, y deseo follarla aún más ahora. — ¿Anastasia? — Pido incapaz de mantener ese deseo, la pasión y el interés carnal de mi voz. Ella traga y responde. —Te lo dije, quiero lo que quieras —dice en voz baja, suave, lo que aumenta mi deseo por ella diez veces. La camarera mira hacia atrás y adelante entre nosotros, y ella cambia de un color rojo tan poco natural como su pelo. — ¿Quiere que les dé un minuto más para decidir? — Ella pide. — No. Sabemos lo que queremos — digo, no puedo sacar una sonrisa de mis labios con la dualidad de lo que quiero decir. Uno para la camarera, una para mi mujer. —Vamos a tener dos órdenes de tortitas, jugos naturales con jarabe de arce y tocino en el lateral, dos vasos de jugo de naranja, un café negro con leche descremada, y un té Inglés en un desayuno, lo tiene. — Puedo decir sin tomar mi mirada fuera de Anastasia. — Gracias, señor. ¿Eso es todo? — Susurra Leandra. Los dos nos giramos y miramos hacia ella, y ella se vuelca un poco más a distancia. — Tú sabes que no es justo — dice Anastasia mirando hacia abajo en la mesa principal de formica. Sus dedos trazan un patrón sobre la mesa, y está tratando de sonar indiferente. — ¿Qué no es justo? — Pido curioso.

— ¿Cómo desarmas a las personas? Mujeres. A mí — dice en voz baja. — ¿Desarmarte? — Pido con curiosidad. Ella en realidad resopla. —Todo el tiempo — responde con sencillez. — Es sólo lo que se ve Anastasia — le digo suavemente. — No, Christian es mucho más que eso — dice con un fervor bajo. Mi frente hace pliegues al conocer el efecto en mí. — Usted me desarma totalmente, señorita Steele. Su inocencia. Corta a través de toda la mierda — le digo. — ¿Es por eso que has cambiado de opinión? — Ella pide. — ¿Cambié de opinión? — Replico confundido. — Sí - ¿Sobre... uhm... nosotros? — Acaricio mi barbilla para evaluar cuidadosamente la cuestión. ¿Qué ha cambiado acerca de nosotros? — No creo que he cambiado de idea en sí. Sólo tenemos que redefinir nuestros parámetros, volver a dibujar nuestras líneas de batalla, si se quiere. Podemos hacer este trabajo, estoy seguro. Quiero que seas sumisa en mi cuarto de juegos. Te castigaré si te desvías de las reglas. Aparte de eso... bueno, creo que todo es objeto de debate. Esos son mis requisitos, señorita Steele. ¿Qué dices a eso? — Le pregunto, señalando mi nueva proposición. — ¿Así que poder dormir contigo? ¿En tu cama? — Ella pregunta esperanzada. — ¿Es eso lo que quieres? — Le pido. — Sí — ella dice con firmeza.

—Estoy de acuerdo entonces. Además, duermo muy bien cuando estás en mi cama. No tenía ni idea — le digo con mi frente arrugada, sabiendo que el hecho de que no he tenido pesadillas, cada vez que estaba en mi cama. Ella es como mi talismán, manteniendo al Hombre de Arena y los proxenetas perpetuos a distancia. — Yo tenía miedo que me dejaras si yo no estaba de acuerdo con todo esto — confiesa en un susurro. —Yo no voy a ninguna parte Anastasia. Además... — I tratare con pensamientos no expresados . ¿Cómo podría dejarte? Yo soy el que tiene miedo de que le dejen. Yo soy el que no puede estar sin ti. No vas a creer lo que me comprometo a estar contigo. Esos pensamientos permanecen sin decir. Luego agrego. — Estamos siguiendo tu consejo, tu definición: el compromiso. L que me enviaste por correo electrónico. Y hasta el momento, está funcionando para mí. —Me encanta que quieras más— murmura con timidez. — Lo sé— le digo. Ella lo dijo lo suficiente en su sueño. — ¿Cómo lo sabes? — Ella pide. —Confía en mí. Acabo de hacerlo — le digo sonriendo a ella. Ella entrecierra sus ojos en mí, tratando de descifrar mi expresión. La camarera Leandra llega en ese momento con nuestro desayuno. Y para variar, Anastasia se come todo en su plato. La miro con aprobación, y se ve molesta que estoy feliz de que está comiendo. — ¿Puedo tratarlo?— Ella pregunta, después del desayuno. — ¿Trátame cómo?— Le pregunto. —Pagar por esta comida— dice ella. ¡Oh, no! No me gusta que mi mujer page por nada. —No lo creo— me quejo.

—Por favor. Quiero — dice ella haciéndome fruncir el ceño. — ¿Estás tratando de castrarme por completo?— Le digo. —Este es probablemente el único lugar en el que voy a ser capaz de permitirme el lujo de pagar— suplica. —Anastasia, aprecio el pensamiento. Lo hago. Pero no —le digo. Ella frunce los labios a mi respuesta. — No frunzas el ceño— le amenacé con los ojos brillando siniestramente. Yo pago la comida, y nos vamos en el coche con ella con el ceño fruncido a mí. — No seas así— le susurro en voz baja. — No estoy acostumbrado a ello. Me gusta tomar el cuidado de ti. No lluevas en mi desfile Anastasia. Sabiendo que soy el que hace las cosas simples para ti, me hace feliz. ¿De acuerdo? —Digo suavizando el golpe y beso sus labios. Ella no puede ayudarse a sí misma más que sonreír, y se desliza en el asiento del pasajero. Yo conduzco de vuelta a casa de su madre. Ella me mira como si fuera a preguntar. — ¿Cómo sabes donde vive mi madre? Pero decide no hacerlo sabiendo de mis capacidades. — ¿Quieres entrar? -pregunta con timidez. — Tengo que trabajar Anastasia, pero voy a estar de vuelta esta noche. ¿A qué hora? — Le pido. Ella se ve decepcionada. Su aspecto me hace feliz de que ella me quiere, que es feliz que estoy aquí, y no está feliz con esta breve separación, a pesar de que me va a ver esta noche. Abre los cielos sin fin en mi alma oscura. — Gracias... por los demás —. Dice. — El placer es mío, Anastasia — respondo besándola mientras me inhala. Es esta combinación embriagadora. Mi mujer en mis brazos, aquí y ahora y ella está tratando de sentir de todas las formas posibles.

—Nos vemos más tarde— dice esperanzada. —Trata de detenerme— le susurro. Me marcho de vuelta al hotel, ya que me despido parece desesperada en mi sudadera. Puedo marcar a Taylor en el camino de vuelta al hotel. —Sí, señor— responde el teléfono después del primer timbre. — ¿Dónde estás? —Estoy en el hotel señor. He tomado el cuidado de los negocios con el Sr. Benson, y tenía la reserva de hotel en uno de los salones, para sus reuniones. Los representantes de la empresa ya están aquí, señor. —Ok. Estaré allí en quince. Nos vemos en el vestíbulo — le digo. —Sí, señor— responde y me cuelga. Después de que colgué, empieza a tocar: Voi Che Sapete del 'Marriage of Figaro', y lo que una canción apropiada a la luz de lo que siento por Anastasia hace. Me dirijo al hotel con pensamientos de mi mujer, con ganas de pasar más tiempo con ella en la casa de su madre esta noche, como un hombre joven que llama a su chica. Cuando llego al hotel, le entrego las llaves al asistente, y hago mi camino hacia el vestíbulo. Taylor me espera como de costumbre. Él me informa como hacemos nuestro camino hacia la sala de reuniones, cuando zumba mi Blackberry. Sostengo mi mano hasta Taylor y le indico. —Un minuto. — Se trata de un mensaje de texto de Anastasia haciéndome sonreír como un idiota, y justo antes de que mi equipo de seguridad vea eso.

_______________________________________ De: Anastasia Steele Asunto: Elevarse en lugar de dolor Fecha: 2 de junio de 2011 10:21 CEST Para: Christian Grey

A veces, usted realmente sabe cómo hacer pasar a una chica un buen rato. Gracias, Ana X _______________________________________ Escribo mi respuesta a toda prisa, y estoy de muy buen humor con ella, lo que ocurre a menudo cuando se trata de Anastasia. _______________________________________ De: Christian Grey Asunto: Elevación en lugar de dolor Fecha: 2 de junio de 2011 10:25 CEST Para: Anastasia Steele

Voy a tomar cualquiera de las personas mayores con sus ronquidos. Tuve un buen tiempo también. Pero, de nuevo, siempre lo hago cuando estoy con usted.

Christian Grey CEO de Grey Enterprise Holdings Inc. _______________________________________ Ella regresa con una venganza. ¡Oh, está decidido! _______________________________________ De: Anastasia Steele Asunto: RONQUIDO Fecha: 2 de junio de 2011 10:27 CEST Para: Christian Grey

Yo no ronco. E incluso si lo hago, es muy descortés de su parte señalarlo. ¡No eres un caballero, señor Grey! ¡Y usted está en el sur profundo, también! Ana _______________________________________ ¿Quién dice que no me regaña o me reprende? Por supuesto que sí. A menudo. Al escribir... Pero, de nuevo, esa es una de las cosas que me gusta de ella. _______________________________________ De: Christian Grey Asunto: Somniloquía Fecha: 2 de junio de 2011 10:29 CEST

Para: Anastasia Steele Nunca he reclamado ser un caballero, Anastasia, y creo que he demostrado y apunto en numerosas ocasiones. No estoy intimidado por sus disparos capitales. Pero voy a confesar una pequeña mentira piadosa: No, no ronca, pero sí hablar. Y es completamente fascinante. ¿Qué pasó con mi beso?

Christian Grey CEO de Grey Enterprise Holdings Inc. _______________________________________ Le divulgué un secreto más. Ella ha hablado en sueños... de hecho mucho últimamente. Ha sido más que fascinante. Yo estaba descansando, más tranquilo, lo más relajante que he tenido en un tiempo muy, muy largo. _______________________________________ De: Anastasia Steele Asunto: Derrame las habas Fecha: 2 de junio de 2011 10:33 CEST Para: Christian Grey

Usted es un canalla y un sinvergüenza, y definitivamente no es un caballero. Entonces, ¿qué fue lo que dije? ¡No hay besos para usted hasta que hable! _______________________________________

Su respuesta me hace sonreír. Sé que está retorciéndose en su asiento. Pero, prefiero escucharla decir eso, que cuando está despierta y consciente. _______________________________________ De: Christian Grey Asunto: Durmiendo, hablando de belleza Fecha: 2 de junio de 2011 10:36 CEST Para: Anastasia Steele

Sería muy descortés por mi parte decirle, y ya he sido castigado por ello. Pero si te portas bien, puedo decirte esta noche. Y tengo que ir a una reunión ahora. Más tarde, bebé.

Christian Grey CEO Callado y sinvergüenza, Grey Enterprise Holdings Inc. _______________________________________ Finalmente, ahora entro a la sala de reuniones privada. Hay tres personas de la sociedad que poseen la tierra que me interesa. Después de las breves presentaciones, nos damos la mano y empezamos a hablar de negocios. Taylor está esperando junto a la puerta de pie, mirando impasible como lo hace normalmente. Debe haber recibido un mensaje, ya que me da la espalda, y abre su texto, como lo veo desde mi visión periférica. Los desagües de color abandonan su rostro cuando se blanquea. ¿Qué pasa?

Le miró especulativamente. Esta es su mirada 911. Asiento con la cabeza y sale a hablar. Pocos minutos más tarde, se entra de nuevo en la sala de reuniones. —Disculpe, señor Grey — dice y se inclina. —Ha habido problemas en Escala señor. Leila ha venido toda despeinada y de mal humor, no del todo en sus cabales, gritando y gritando y buscando. Mrs. Jones trató de calmarla, sin embargo ella cortó su muñeca en un intento de suicidio — dice mientras mi cabeza no deja escapar mirándolo sorprendido. — ¿Qué pasó? — Le digo con los dientes apretados, ansioso. —Mrs. Jones la llevó al hospital, y ahora están arreglando a levantarse. Creo que ella va a estar bien — afirma. —Dígale a la señora Jones, que se quede con ella en el hospital hasta que yo llegue. Mantenla allí. Puede que tengamos que llevarla a un hospital para enfermos mentales, y resolver su problema. Luego llame al piloto, tenga el avión listo. Vamos a volver a Seattle —digo. Entonces me dirijo a mi empresa sorprendido de que la están buscando incómodo. —Señores, pido disculpas por la interrupción. Parece que podríamos tener que reprogramar la reunión, y lo siento por eso. Pero, tengo una situación de emergencia en Seattle que me obliga a volver a casa. Espero que lo entiendan — les digo con una cara impasible. —Oh, señor Grey. Esperamos que todo esté bien — dice el señor mayor con una preocupación en su voz. —Gracias, señor Brighton. Nada de lo que no pueda ser manejado, pero es algo que requiere mi presencia. Mi secretaria se pondrá en contacto con usted. —Gracias señor— dicen, y me apresuré a salir de la sala de reuniones.

¡Leila! ¿Por qué haría algo así? ¿Qué le pasó? No he puesto los ojos en ella desde hace casi tres años, y ella se casó después de que nos separamos. Irónicamente nos separamos porque ella quería más, y yo no lo quería. Ella encontró a alguien que quería esas cosas con ella. ¿Qué cambió en su circunstancia? Taylor y yo rápidamente hacemos nuestro camino a mi habitación, y empaco mis cosas cando Taylor se pone en contacto con el piloto y el copiloto. Él nos comprueba hacia fuera del hotel, y en mi camino a Hilton Head, llamo a Anastasia para decirle que no voy a ser capaz de llegar para la cena. Pero ella no responde. No me dejo un mensaje. Si ella no me llama de nuevo, voy a llamarla una vez que regrese a Seattle. Pero suena mi Blackberry, y veo con alivio que es Anastasia. — Anastasia — le contesto el teléfono inmediatamente. —Hola— murmura con timidez. —Tengo que regresar a Seattle. Ha surgido algo. Estoy en mi camino a Hilton Head ahora. Por favor, pide disculpas a tu madre. No puedo esperar más para la cena — le digo preocupado con malestar, y todo negocios. — ¿Nada serio, espero?— Ella pregunta preocupada. —Tengo una situación que tengo que lidiar. Nos vemos el viernes. Enviaré a Taylor para que te recoja en el aeropuerto si no puedo ir yo mismo — le digo todavía enojado con Leila, casi sin poder contenerme. —Está bien. Espero que resuelvas tu situación. Ten un buen vuelo — dice con la preocupación que ata su voz. La preocupación por mí... derritiendo mi corazón, y sus preocupaciones por un breve minuto me lleva de nuevo a la superficie. —Tú también, cariño— le respiro. Esto no es como yo esperaba mi día para que fuera, pero nosotros lo tomamos como viene.

Luego cuelgo para llamar a la señora Jones, para averiguar los detalles del incidente. ¡Estoy hirviendo, loco! Y mis Cincuenta Sombras están de vuelta con una venganza.

Traducido y Corregido por Mayte008

stamos en el aire en una hora. Estoy más que enojado con Leila por intentar suicidarse. Algo debe haber sucedido. Ella era una chica muy alegre y juguetona. ¿Qué ha cambiado? Estaba casada. ¿Sigue casada? Mientras el avión se encuentra todavía en el suelo, le llamo a mi asesor de seguridad. —Welch aquí— dice. —Welch, Grey. Escucha. Tengo un trabajo importante para usted. Quiero que averigüe qué pasó con Leila. — ¿Leila señor?— —Usted tiene toda la información necesaria. El apellido se fue por Hanson, fue cuando ella estaba casada. Es una de mis ex novias. Ella vino a mi ático hoy, y trató de abrirse una vena en frente de la señora Jones. Ella la llevó al hospital, y la mantendrá hasta que yo llegue. Pero quiero saber las circunstancias que la llevaron a hacer una cosa así.

— ¿Ha estado en contacto con usted, señor? —No, no lo tiene. No he puesto los ojos en ella por casi tres años. Dos años y probablemente ocho o nueve meses. Ella se casó. Su familia vive en algún lugar al este. Pero toda esa información ya está disponible para usted en los archivos de seguridad. Quiero que entre en contacto con el marido y la familia, y que me haga saber lo que descubra. —Sí, señor. —Informa de nuevo a mí tan pronto como se entere. Quiero información, información sólida dentro de las veinticuatro horas. —Sí, señor— dice, y me cuelga. Entonces puedo llamar a la señora Jones. —Hola Sr. Grey— ella contesta el teléfono. —Mrs. Jones. ¿Dónde has tomado a Leila? —Señor la lleve al Washington Medical Center University. Es el mejor hospital de la ciudad, y tiene un centro psiquiátrico en la casa. —Está bien. ¿Cuál es su situación? —Le pido. —Su corte fue superficial. Están evaluando su estado mental. Hasta ahora, los médicos creen que ella podría haber pasado por algún tipo de trauma, pero como yo no estoy al lado de los familiares, no me dan mucha información. Sólo estoy esperando aquí, señor. —Está bien. Asegúrese de que ella permanece en el hospital hasta que yo llegue. —Voy a hacer lo que pueda, señor. Pero dado el hecho de que no estoy emparentado con ella, y si uno de sus familiares se presenta, o ella decide hacer la salida, no sé si seré capaz de detenerla — dice ella. Me paso la mano por el pelo, exasperado. Tiene razón, por supuesto.

—Gracias Mrs. Jones. Haz lo que puedas. Mantenga un ojo en ella. — Sí, señor — dice ella. Justo cuando estoy a punto de colgar, me acuerdo de la pregunta principal que quería preguntarle. —Mrs. Jones, me olvidé... ¿Cómo entro Leila, y qué dijo y qué hizo? — Oh. Ella llegó por la parte delantera, por supuesto y llamó por teléfono. Yo sabía quién era ella, así que le permití subir. Ella pidió hablar con usted completamente despeinada, le ruego su perdón señor, pero estaba bastante sucia, como si no se hubiera bañado en días, si no en semanas. Su ropa era dos tallas más grandes, y también sucia. Parecía a punto de perderse, y se angustió. Su mirada no se centró. — Cierro los ojos en el dolor. ¡Leila! ¿Qué te ha pasado? —Entonces, ¿qué pasó?— Pruebo. —Ella me preguntó dónde estaba, o si estuviera en casa. — ¿Qué es exactamente lo que dijo? —Ella dijo, '¿dónde está 'El Maestro'? a lo que respondí—: Que está fuera de la ciudad. — Entonces ella preguntó—: ¿Estás mintiendo Mrs. Jones, él no quiere hablarme?' Le dije: 'Por supuesto que no, ni siquiera está en el estado. —Y ella dijo—: Le encantó al Maestro, pero no fue suficiente, él no me amaba. Y yo le pregunté si había algo, si yo podría ayudarla con, o si necesitaba algo. Ella dijo: 'Nada, ni una cosa. El Maestro es oscuro. Demasiado oscuro. Sólo quiero su amor. No soy nadie sin él. Dijo ella y luego de en ninguna parte se produjo este pequeño cuchillo y se cortó la muñeca. Tuve que hacer frente a ella para conseguir que lo soltara de la mano, y que probablemente no fuera capaz, pero estaba demasiado débil. Ella parecía haber perdido mucho peso. Traté de darle los primeros auxilios en su casa, y luego la lleve al Washington Medical Center University señor. — Bien dicho señora Jones. Gracias por todo lo que has hecho por ella.

— Me gustaría poder hacer algo más, señor, me dijeron en el hospital cuando la registré, que no tenía parientes en el pueblo, y yo era su amiga. Pero como usted sabe, ella es un adulto, y no voy a ser capaz de hacer algo más de lo que la ley me permite hacer en cuanto a lo que se hace para ella, o los tratamientos que debe recibir. Pero yo haré todo lo posible para tratar de mantenerla aquí hasta que llegue señor. Aunque sé que ella va a recibir un poco de ayuda psiquiátrica debido a su intento de suicidio. Es sólo que no sé cuánto sin embargo. — Gracias de nuevo Mrs. Jones — le digo. Estoy completamente perdido. Alguien más está sufriendo a causa de mi jodido estilo de vida. A continuación, llamo al Dr. Flynn. —John. Christian — digo como forma de saludo. Siente la urgencia y el temblor en mi voz y me pregunta con preocupación. —Christian, ¿Estás bien? — Sí, lo estoy — le respondo. — ¿Se trata de Anastasia? — pregunta. A lo que yo le doy un suspiro de alivio. Gracias a Dios, Anastasia no es. — No, no es ella. Es Leila. — ¿Leila? — pregunta. — Sí, mi ex de hace dos y medio o tres años atrás. — ¿Qué le pasa? — Al parecer, cuando yo estaba visitando a Anastasia en Savannah, Georgia, ella se presentó en mi casa, y se abrió una vena en frente de la señora Jones. Se las arregló para someterla, y llevarla al hospital, pero ella necesitará tratamiento mental. — ¿Dónde está ahora?

— Está en el Centro Médico de Washington. —Es una de las mejores instalaciones, pero, no sé mucho acerca de su hospital para enfermos mentales. Puede estar bien y que, posiblemente, tener algunos de los mejores médicos. Pero es un hospital que por supuesto significa que no es el único dedicado a establecimientos de salud mental. — Yo quiero mejor, John. Quiero lo mejor. En este momento, ella es una chica muy enferma que está en necesidad de mucha ayuda. El hecho de que vino y haya hecho esto en mi departamento, me dice que debo haber hecho algo malo en ella. De alguna manera debo haber hecho mal a ella. ¡Han pasado casi tres años, por el amor de Dios! ¿Yo le dañe mucho, y ella espero tanto tiempo y tratar de suicidarse en mi casa? —Christian — dice con firmeza. — Ahora no es el momento de ser autocrítico. Usted no ha tenido contacto con esta joven durante casi tres años, que es decir. Casi cualquier cosa puede suceder a una persona dentro de ese marco de tiempo. El hecho de que ella vino a ti, puede ser porque ella está llorando por ayuda, y ella sabe que usted puede ser capaz de ofrecer eso. ¿Ella tiene parientes vivos que pueden arrojar una luz en sus circunstancias actuales? — Welch está mirando en ella. — Grandioso. Eso podría ayudar a explicar lo que le había sucedido, y no tengo ninguna duda de que una vez que esté fuera de la atención física, y se evalúe en psiquiatría del hospital, podemos ponerla en una institución mental adecuada para obtener de ella la ayuda que necesita. — Sí. Ella necesita ayuda. Estoy en mi camino a Seattle. Te veré cuando vuelva. Mientras tanto, asegúrale un lugar para ella en una institución mental adecuada que puede ayudarla. — Lo haré Christian. Ten un buen vuelo de vuelta a casa — dice preocupado.

— Gracias John — respondo y cuelgo. Vamos a estar en el aire y mi piloto encendió la luz del cinturón de seguridad. ¡Dios! Las próximas horas serán tortuosas. Dejé a Anastasia atrás, y Leila está tratando de hacerse daño. ¿No puedo sostener sobre un día agradable, donde suceden sólo cosas buenas? Cosas felices, como volar, como hacer el amor con mi hermosa novia a la luz de las velas, como cenar con mi novia y su familia. ¿Por qué todo tiene que tomar un giro para peor? ¡Mi subconsciente me dice que es porque estoy jodido! Por supuesto que sí, ¿qué más hay de nuevo? Tengo esta carga abrumadora sobre mis hombros, que es una culpa que ahoga, que me dice que he dañado a Leila. Que soy la causa de su dolor. ¿Por qué si no iba a venir a mí casa después de todos estos años y tratar de quitarse la vida? ¿Qué pasa si lo consigue? ¿Cómo podría vivir conmigo mismo, si ella lo logra? ¿Sabiendo que una de mis sumisas, una dulce, hermosa mujer juguetona se suicidó? Nunca la había amado, pero me preocupaba por ella, y nos lo pasamos muy bien. Ella fue una de las cuatro mujeres aparte de Elena, que tenía una relación estable Dom-Sub con ella. Ella pidió más, como Anastasia, y yo no quería. Yo no tengo esos sentimientos de agarre para ella. Yo sólo había estado interesado en ella sexualmente. Ella era una gran Sum. ¡Dios mío! ¿Qué he hecho? ¡Soy un hijo de puta... Literalmente! ¿Cuántas mujeres más he hecho daño? La culpa me está matando... Necesito saber más acerca de sus circunstancias, y proveer la ayuda que necesita. Eso es lo menos que puedo hacer para reparar cualquier daño que he causado a ella. Cierro los ojos y trato de imaginarla como la forma en que ella era y como la señora Jones le describe a ser. ¡Todo es mi culpa! ¡Todo es mi culpa! ¡Yo daño gente! No soy bueno para ellos. ¡Todo es porque estoy demasiado jodido! Tengo miedo de dañar a Anastasia. ¿Qué pasa si yo hago lo mismo con ella? ¿Qué pasaría?

El horror se hace cargo. Tengo que solucionar esto. Tengo que rectificar la situación que puede haber causado de algún modo. Me recuesto en mi asiento y dejo que el dolor me consuma. ¿Que si daño Anastasia así? ¿No se dio una especie de huir de mí, para pensar claramente en Georgia? ¿Qué pasa si la lastimo, también? Estoy jodido, después de todo. ¿Qué pasa si le causó daños excesivamente? ¿Y si ella se escapa de mí... para siempre? ¡Es la mitad de mi corazón! ¡Demonios, ella estaría tomando todo mi corazón con ella! ¡Estaría perdido sin ella! Dios, ¿qué clase de lío creé? Me paso el vuelo a casa perdido en mis pensamientos. Es la voz preocupada de Taylor, que me lleva al aquí y ahora. — ¿Señor? Señor, estamos aquí. —Levanto la vista hacia él. Mis ojos desconcertados y confundidos. Él tiene compasión en sus ojos. La preocupación incluso. ¿Para mí? Sin duda, no para mí. No soy merecedor de tales cosas. Yo daño personas. — ¿Aquí?— Le pido. —Sí, señor. En Seattle. —Gracias Taylor— le digo y me levanto serenarme. — ¿A dónde señor?— Taylor se pregunta una vez que estemos en el SUV. Quiero que me lleves a la Washington Medical Center University. —Sí, señor. Llamo a Gayle en el camino. —Sí señor Grey— ella contesta su teléfono. — Mr. Grey. ¿Sigue en el hospital? —No, señor Grey. Yo no soy — responde ella.

— ¿Por qué no?— Pido un poco de dureza. —Leila ha comprobado a sí misma fuera señor. Como yo no estoy en relación con ella, no estaba informado. Yo había estado esperando alrededor en la sala de espera. Y finalmente me fui a ver cómo estaba, pero la cama estaba todo inventado, y listo para el siguiente paciente. Así que fui a la mesa de la enfermera para averiguar dónde se la han llevado ya que estaba preocupado de que ella pudo haber sido admitido en la sala de psiquiatría. Pero la enfermera me informó que se contuvo a cabo una hora antes. ¡No tengo ni idea de dónde puede haber ido! Entonces corrí a casa para ver si ella apareciera aquí de nuevo. No sé qué más hacer, señor — ella dice. —Lo has hecho bien señora Jones. No hay nada que pudieras haber hecho. Gracias —digo colgando. Taylor me mira en el espejo retrovisor. Él sabe que Leila se ha ido. — ¿Seguimos yendo al señor hospital? —Sí. Tengo que hablar con algunos de los médicos. —Sí, señor. Puedo marcar el número del doctor Flynn. —John, Christian está aquí. — ¿Hola Christian, de vuelta en la ciudad? —Sí. Hazme un favor. Nos vemos en Washington Medical Center la University. Puede ser más fácil de obtener información sobre la condición de Leila si estás allí. —Podemos conseguir que ella consintiera en busca de ayuda médica.

—Desafortunadamente, ella esta desprotegida. Por lo tanto, no podemos obtener el consentimiento de ella — le digo rotundamente. —Haa— responde. Lo que significa que será difícil conseguir la información que necesitamos. —No creo que eso sea un problema. Tengo formulado y firmado su consentimiento. Voy a tener que enviarte un correo electrónico. —Haces que todas tus sumisas firmen esos contratos— se preguntó incrédulo. —Sí— le digo rotundamente. —Está bien— responde. —Te veré en el hospital y luego, en la admisión. A continuación, llamo a Welch. — Welch. Necesito que me envíes un correo electrónico con el formulario de consentimiento y formulario de autorización médica que Leila firmó. Usted debe tener una copia electrónica de ellos entre los archivos personales —le ordeno. — Sí, señor — responde. A los seis minutos de tiempo, tengo la documentación necesaria. 35 minutos más tarde estamos sentados frente a la cabeza del departamento de los registros médicos del paciente. Después de haber presentado los consentimientos, se libera su información médica. Nuestra siguiente parada es entrevistar al psiquiatra que evaluó a Leila. — Por desgracia, no tuvimos tiempo extenso para evaluar por completo de ella; como saben que el check out termino antes de lo esperado. El intento de suicidio fue el grito de Leila para obtener ayuda. Está pasando por algún tipo de trauma, aunque nunca dijo lo que era. El corte que se infligió a sí misma es superficial. Y el hecho de que ella llegó a su lugar para hacer que muestre su petición de ayuda de usted. ¿Está sola? ¿No tiene a nadie?

— No la he visto desde hace casi tres años. No sé la respuesta a eso. Lo último que supe es que estaba casada. — ¿Cómo era ella para usted? ¿Ella le pide algo? ¿Alguien? ¿Era próxima o no? — Esta vez fue John quien hace las preguntas. — Se veía lo que se puede esperar de un individuo angustiado deprimido. Pero, tuve poco tiempo evaluándola, como ella no coopera, y sin hablar, sólo puedo decirle los síntomas clásicos doctor Flynn. Yo realmente no creo que ella quería suicidarse — dijo solemnemente mirándome y a John. — Ella quería llamar la atención, y grito pidiendo ayuda. — ¿Qué quieres decir, que no quería suicidarse? Ella vino a mi casa, se abrió una vena, y si mi ama de llaves no hubiera tenido éxito en someterla, probablemente lo tendría —digo exasperado. —Mr. Grey. Usted tiene que entender. Si quería comprometerse y verdaderamente suicidarse, lo podría haber hecho y hubiera alcanzado su objetivo, lejos de ninguna intervención. ¡No! Ella no lo hizo. Ella vino a su casa. Quería transmitir un mensaje, y mostrar su angustia a usted. No sabemos cuál es ese mensaje, pero parece que ella sabe cómo interferir. Aparte de ser un grito de ayuda, sino que también puede ser un grito de afecto. Si usted estuvo presente cuando ella estaba tratando de suicidarse, en su forma alterada, tendría que demostrarle que te preocupabas por ella. Si no se hubiera presentado estas tendencias en el pasado, es un indicativo de que recientemente vivió a través de algún trauma. El hecho de que ella viene a su lugar y cumplir con su tendencia, me hace pensar que ella sabe, o que espera que usted le facilite la ayuda que ella busca desesperadamente. — Todavía no estoy convencido de que es así de sencillo doctor — le digo y obtengo los registros médicos disponibles y dejo el edificio. En el estacionamiento, me dirijo a John y le pido su opinión acerca de todo esto. — Estoy de acuerdo con el hecho de que ella está buscando tu atención por intento de suicidio en su lugar. Un lugar en el que había residido como su Sum. ¿Ella fue una Sum por un largo plazo, lo era no? — Asiento con la cabeza.

— Y sabiendo que tus relaciones son intensas, que sería una sorpresa para mí que ella tiene un mayor apego a ti de lo que te gustaría admitir. Las mujeres piensan de manera diferente que los hombres. —Pero, no era más que mi Sum. Teníamos un contrato. De hecho, ella era una Sum establecida, por lo que, yo no fui su primer Dom, o el último para el caso. —Una vez más Christian, no se trata de contratos. Los contratos no tienen sentimientos. La gente lo hace. Incluso si tienen un contrato de entrar en una relación. Volviendo a las tendencias suicidas. Es, posiblemente, a un paso de la verdadera intención de suicidarse. Estos son los episodios agudos si se quiere. 1/8 de estos episodios son superficiales, y 7/8 de ellos son los síntomas invisibles. Se le ha hecho consciente de los síntomas visibles. Lo que es realmente peligroso es lo que no es visible, Christian. Es como los síntomas invisibles de una enfermedad. Estas tendencias no son sólo en infligir daño a uno mismo, pero también puede manifestarse en hacer daño a otros. Por lo tanto, es posible que desee tener en cuenta, y asegúrese de localizarla. ¿Seguro que no quieres ir a la policía? — Se pregunta. —No. Ella va a retirarse y esconderse. Va a hacer mi trabajo mucho más difícil localizarla. Lo que necesita es ayuda, no estar atrapado en la cárcel sin ninguna ayuda o asistencia psiquiátrica inadecuada. —Bueno, aquí está la cosa Christian— explica. —Estas tendencias se producen cuando experimentamos— olvido de sí mismo —olvidando nuestra esencia innata, ajenos a nuestra voz interior. Desconexión, sordera, y el paciente se vuelve absorto y atrapado en una serie de cuestiones superficiales e incluso a veces mezquinas, y a veces algo muy trágico. En el caso de Leila, que no sabemos lo que provocó eso. Si conocemos la causa, podemos tener la cura, o al menos una forma de tratamiento. Cuando la personalidad se pone débil, inestable, vacilante, débil, apática, desarraigados como un árbol al agua, pierden su abastecer a sus raíces, tenemos las depravaciones.

Esto lleva a los suicidios subclínicos o potenciales en términos de muchas tendencias autodestructivas mezcladas con culpa, derrota, vergüenza, asfixia, humillación, autocompasión, miseria, lo que sea. Pero , mi otra preocupación es y esa es mi mayor preocupación, cuando un individuo está desconectado del —yo— la conciencia, la parte sana, el chequeo mental que nos dice que debemos separar el bien del mal, también puede ser desconectado. Así, los individuos también pueden cometer atrocidades innombrables como ejemplos abundan. Lamentando los padres debido al divorcio o la pérdida del empleo, o una gran pérdida financiera, o la perspectiva de algo malo, acaba matando a pequeños niños inocentes pensando que ellos están haciendo un favor al salvarlos de un mundo horrible, o con desconexión completa, sin sentimientos se adjuntan. La pérdida de este filtro mental, es extremadamente importante, ¡Por lo que su trabajo para encontrarlo es mucho muy importante! ¿Entiendes la gravedad de esto Christian? — Dice con firmeza. Asiento con la cabeza. Yo sé lo que eso significa. ¡Ella puede ser capaz de perjudicar a Anastasia! El pensamiento me pone enfermo, y la bilis se levanta en la garganta. Dr. Flynn parte después de darme la mano, y Taylor me lleva a Escala. Llamo a Barney, mi especialista en seguridad física. — Barney, Grey aquí. — Sí, señor. —Quiero que usted utilice todos sus recursos y localice a Leila Hanson. Ella estaba casada. Póngase en contacto con el marido. Su familia vivía en el este en algún lugar. Póngase en contacto con ellos. Te voy a enviar los registros hospitalarios. ¡Ella intentó suicidarse en mi lugar! — Digo con los dientes apretados apenas conteniendo mi ira. —Pregúntele a su marido lo que pasó entre los dos, por qué podría haber venido a mí, y averiguar a través de la familia si sabían algo, cualquier cambio reciente en su vida, algún trauma, cualquier problema, cualquier enfermedad, cualquier cosa que puede desenterrar. ¡No quiero piedra sin mover! Quiero que cada respuesta en detalle, y lo quiero ahora.

—Estoy llegando a ella, de inmediato— dice, y me colgó. Ahora estoy en Escala, y voy a ir a tomar una ducha como primera cosa. Quiero lavar este cansancio de encima, si es posible. Tengo miedo por Leila que podría hacerse daño, pero tengo miedo aún más que ella podría dañar a Anastasia. No puedo soportarlo. Sería del todo culpa mía. Estoy seguro de que he roto a Leila de alguna manera. Por eso volvió a Escala. Ella pidió más, y yo le gustaba, pero yo no quería más con nadie más que a Anastasia. Ella pudo haber visto mi foto con Anastasia en el periódico de su graduación. Ella sabe de este lugar, y me conoce. Si ella está siguiendo mis actividades a través de los medios de comunicación, tendrá sin duda que darse cuenta de la foto. Debido a que está fuera de mi norma de tener una foto con una mujer, teniendo en cuenta lo discreto que estoy en mis relaciones – Dom/Sum. Eso puede haberlo hecho por complemento, por lo que su crisis nerviosa es por mi culpa. Tengo que encontrarla, y conseguiré la ayuda que necesita. ¿A cuántas mujeres hice un daño de esa manera? Lava las culpas sobre mí como una noche oscura y pesada, me sofocan, incapaces de encontrar mi lugar estable; mi corazón se va estrechando. Mi pensamiento se dirige de nuevo a Anastasia. Incluso ella no podía tomar la intensidad de mis Cincuenta Sombras de Porquería, tenía que tomar unos días de descanso para ver a su madre. No quiero arruinar esto, pero tengo que resolver el problema en cuestión. Voy a la sala de estar, y la señora Jones me pregunta si estoy listo para comer. —Voy a tener que hablar con Taylor, y luego voy a estar listo para comer Mrs. Jones— le digo. —Muy bien señor— dice educadamente. En mi camino a mi oficina, mi Blackberry zumba. Molesto, lo tomo, y abro el mensaje de texto que me lleva a una media sonrisa en mi cara.

_________________________________ De: Anastasia Steele Asunto: ¿Llegada segura? Fecha: 2 de junio de 2011 22:31 CEST Para: Christian Grey

Muy señor mío: Por favor, hágamelo saber que usted ha llegado a salvo en Seattle. No he oído nada de ti, estoy empezando a preocuparme. Pensando en ti. Tu Ana. X ______________________________________ Fuera de todo este lío jodido, su mensaje es la vida, un salvavidas de vida que tira de mí para salvarme de ahogarme en mi miseria. Escribo a su mensaje inmediatamente. ______________________________________ De: Christian Grey Asunto: Lo siento Fecha: 2 de junio de 2011 19:35 Para: Anastasia Steele

Querida señorita Steele

He llegado bien a Seattle. Por favor, acepte mis disculpas por no dejarle saberlo antes. No quiero causarle ninguna preocupación, y realmente es reconfortante saber, que usted se preocupa por mí. Yo estoy pensando en ti también, y como siempre estoy mirando adelante a verle mañana.

Christian Grey CEO de Grey Enterprise Holdings Inc. ______________________________________ Es muy bueno saber de un cambio, que alguien se preocupe o se preocupa por mí. Su respuesta golpea en mensajes en pocos minutos. ______________________________________ De: Anastasia Steele Asunto: La situación Fecha: 2 de junio de 2011 22:39 CEST Para: Christian Grey

Querido señor Grey Creo que es absolutamente evidente, que me preocupo por ti profundamente. ¿Cómo puedes dudar de eso? Espero que tu —Situación— esté en la mano. Tu Ana. X PS: ¿Vas a decirme lo que dije en mi sueño? ______________________________________

Se las arregla para poner una sonrisa en mi cara a voluntad en la mayoría de circunstancias inesperadas. ¡Me encanta eso de ella! Ella me echa de menos... realmente me echa de menos. Me gustaría haberla traído de vuelta conmigo. Pero no quiero echarla a perder con la mierda que está pasando en estos momentos. ______________________________________ De: Christian Grey Asunto: Abogo a la quinta Fecha: 2 de junio de 2011 19:44 Para: Anastasia Steele

Querida señorita Steele Me gusta mucho que se preocupe por mí. La —Situación— de aquí aún no se ha resuelto. En lo que respecta a su posdata, mi respuesta es No.

Christian Grey CEO de Grey Enterprise Holdings Inc. ______________________________________ Porque me gusta oírte decirlo cuando estás despierta Anastasia. Su respuesta es inmediata.

______________________________________ De: Anastasia Steele Asunto: La situación Fecha: 2 de junio de 2011 22:47 CEST Para: Christian Grey

Espero que haya sido divertido. Porque usted debe saber que no puedo aceptar ninguna responsabilidad por lo que sale de mi boca cuando estoy inconsciente. De hecho, es probable que me entendiera mal. Sin duda, un hombre de su edad avanzada es un poco sordo. ______________________________________ Su mensaje en realidad me hace reír a carcajadas. ______________________________________ De: Christian Grey Asunto: Declararse culpable Fecha: 2 de junio de 2011 19:51 Para: Anastasia Steele

Querida señorita Steele Lo sentimos, ¿podría hablar a favor de este anciano? No te puedo oír.

Christian Grey CEO de Grey Enterprise Holdings Inc. ______________________________________ No puedo ayudarme a mí mismo, pero me burlo de ella. Vamos a ver lo que va a decir a eso. Y por un momento, me olvido de todas mis preocupaciones, sólo por ella. ______________________________________ De: Anastasia Steele Asunto: Abogar por la locura de nuevo Fecha: 2 de junio de 2011 22:53 CEST Para: Christian Grey

Me estás volviendo loca. ______________________________________ Esta respuesta me engancha el aliento. Ella me desarma y me vuelve loco, y me duele por ella todo el tiempo. ______________________________________ De: Christian Grey Asunto: Oh, yo realmente lo espero... Fecha: 2 de junio de 2011 19:58 Para: Anastasia Steele

Querida señorita Steele Tengo la intención de hacer precisamente eso en la noche del viernes. Mirando hacia adelante a ello ;)

Christian Grey CEO de Grey Enterprises Holdings Inc. ______________________________________ De: Anastasia Steele Asunto: Grrrrr Fecha: 2 de junio de 2011 23:01 CEST Para: Christian Grey

Estoy oficialmente cabreada con usted. Buenas noches. Srta. A. R. Steele ______________________________________ Incluso su ira es caliente y sexy! ______________________________________ De: Christian Grey Asunto: Gato salvaje

Fecha: 2 de junio de 2011 20:04 Para: Anastasia Steele

¿Está gruñéndome propio para gruñones.

señorita Steele? Yo también poseo un gato

Christian Grey CEO de Grey Enterprises Holdings Inc. ______________________________________ Espero a que ella respondiera. Pero ella no escribe nada. Vigilo mi monitor del ordenador y Blackberry al mismo tiempo como si uno o el otro se hablaran, o vomitaran un mensaje de Anastasia. Yo no quiero que se vaya a la cama enojada. No puedo tomarlo. ¡No después de hoy, después de una mañana perfecta, y mi salida precipitada de ella, sin llegar a decir adiós, y tener que lidiar con un camión lleno de mierda, no puedo tomarlo si ella no me está hablando! La necesito más de lo que sabe o imagina. Por lo tanto, le escribo una respuesta de vuelta. ______________________________________ De: Christian Grey Asunto: ¿Qué dijo usted en su sueño? Fecha: 2 de junio de 2011 20:19 Para: Anastasia Steele

Anastasia Prefiero escucharte decir las palabras que pronunciaste en tu sueño cuando estás completamente despierta y consciente. Esa es la razón por la que no lo diré. Vete a dormir. Tendrás que estar descansada con lo que tengo en mente para mañana.

Christian Grey CEO de Grey Enterprises Holdings Inc. ______________________________________ En tan poco tiempo, se ha convertido en una parte integral de mi mecanismo de defensa, y mi roca. Mi lugar estable, firme, sana e inocente. Ella es mi luz en la oscuridad, un ángel que lucha con el demonio dentro de mí. Ella llama por mi alma perdida, y la localiza, y soy el hombre entero otra vez, cuando ella está conmigo. Estoy distraído y nervioso. Incapaz de esperar a mi mujer. ¿No puede ser mañana ya? La extraño mucho, sobre todo ahora... Me quedo con ella de todos modos. Me quejo por mis problemas actuales.

Traducido y Corregido por Jesica

emprano en la mañana no me trae ningún alivio. Estoy funcionando en piloto automático. Levantarse, hacer ejercicio, ducharse, vestirse, comer, y atender a los problemas que puedan haber causado, o sean sometidos a la puerta de mi casa. Pero en este punto realmente no importa. Leila y yo tenemos una historia común. Ella fue una de mis relaciones a largo plazo. No puedo pensar en abandonarla en un momento de necesidad. Tengo una fuerte sensación de que soy la causa de su crisis, o al menos una gran parte de ella. ¿Por qué si no iba a venir aquí? Recordando cómo la Sra. Jones describió su aspecto desaliñado, mi corazón se contrae de nuevo. ¿Cómo llegó a eso, de ser una mujer vibrante y animada, traviesa? Todavía era todas esas cosas cuando separamos nuestros caminos, y cuando ella encontró a alguien para casarse, cuando dejé claro a ella que yo no quería "más". Nunca quise más. No hasta Anastasia. Pero Leila encontró más en la forma de un marido, ¿no? Entonces, ¿qué pasó? ¿Sabe él que ella estaba aquí tratando de cortar a sí misma? Por supuesto que no. Si supiera, estaría asistiendo a sus necesidades como un marido debe.

Llego a mi estudio después de aceptar una taza de café negro con leche descremada de la señora Jones. Presiono dos números en mi teléfono sobre el escritorio, Taylor responde: —Sí, señor. —Te necesito para una reunión informativa Taylor— le digo. —Estoy yendo señor— responde, cuelgo. —Taylor, quiero que te pongas en contacto con Welch. Averigües de donde es el marido de Leila, y hablar con él personalmente. Averigua si él todavía está con Leila y si no, averigua la razón de su separación. Cuando Welch toque bases con sus padres, quiero saber todos los detalles, por escrito. ¿Entiendes? —Por supuesto, señor— responde con firmeza. Mi Blackberry zumba, compruebo el teléfono y es Welch. Taylor da vuelta para irse, pero yo mantengo mi dedo indicándole a permanecer durante otro minuto. Esto puede ser algo que él también tiene que escuchar. —Welch, voy a ponerte en altavoz del teléfono, y quiero que Taylor escuche lo que tienes que decir. Quiero que se pongan en contacto entre tú y él, si yo no estoy disponible. Puedes llegar a él en cualquier momento, y tienes su información de contacto. —Sí, señor— responde Welch. —La razón por la que te llamo por es esto. Hace un poco más de dos meses, Leila dejó a su marido después de encontrar otro amante. Por lo que dijo su marido, ella parecía enamorada de él, y no ha tenido contacto con ella desde entonces, y él dijo específicamente que ni le importa saber de ella, después de, ejem— dijo aclarándose la garganta —y estoy citando al marido aquí, 'coger con otro hijo de puta cuando ella aún estaba debajo de él'. Así, resulta que ella ha estado con este nuevo novio durante los últimos dos meses. No sabemos quién es este novio sin embargo. Eso es lo que estoy tratando de averiguar. He tratado de llegar a la familia, pero no han respondido a sus teléfonos todavía. Voy a tratar con ellos hoy, para ver si tienen alguna información sobre su paradero o el nuevo novio que tiene en su vida. Eso nos podría dar una buena pista señor— dijo.

— ¿Estás recibiendo todo esto? — Pregunto a Taylor. —Sí, señor— responde con frialdad. —Mientras tanto, mantén los ojos y los oídos bien abiertos para ver o escuchar si está ingresada en otro hospital, o los registros de la policía, o algo nuevo que pueda mencionar su nombre hasta que la encontremos. Está obligada a salir de alguna parte. No tiene sentido que ella venga a mi casa tratando de cometer suicidio, y luego desaparezca. Ella tiene que estar en algún lugar en la ciudad. — ¿Hay amigos cercanos o conocidos que tiene en la ciudad, señor, o en las ciudades de los alrededores, que usted sepa? —No que yo sepa. Ese es ahora tu trabajo de descubrir. ¿Algo más? —Nada más señor— dice, y le recuerdo, que se mantenga en contacto con Taylor y cuelgo. —Taylor, esto es ahora tu prioridad para estudiar. Hazme saber al segundo de descubrir algo. —Por supuesto, señor— responde. Mi Blackberry zumba dejándome saber que tengo un mensaje entrante. Taylor vuelve a volver de nuevo, pero tengo mi dedo en él una vez más. El mensaje es de Anastasia. ______________________________________ De: Anastasia Steele Asunto: De vuelta a casa Fecha: 03 de Junio 2011 12:52 EST Para: Christian Grey

Querido señor Grey

Estoy una vez más instalada en la primera clase por la cual se lo agradezco. Estoy contando los minutos hasta que te vea esta noche, y tal vez torturarte la verdad acerca de mis admisiones nocturnas. Tu Ana X ______________________________________ Le escribo una respuesta rápida. ______________________________________ De: Christian Grey Asunto: De vuelta a casa Fecha: 3 de Junio de 2011 09:57 Para: Anastasia Steele

Anastasia, ya tengo ganas de verte.

Christian Grey Gerente General, Grey Enterprises Holdings Inc. ______________________________________

A continuación, giro a Taylor y le digo que me llevara a GEH en los próximos 30 minutos. Tengo mucho trabajo que hacer. Eso está por encima de los problemas inesperados surgidos debido a Leila. ______________________________________ De: Anastasia Steele Asunto: De vuelta a casa Fecha: 3 de Junio de 2011 13:00 CEST Para: Christian Grey

Querido señor Grey

Espero que todo esté bien con respecto a la “situación”. El tono de su correo electrónico es preocupante.

Tu Ana x ______________________________________ Oh, no quiero molestarla o preocuparla con mis problemas. No es algo que no puedo resolver, pero que actualmente ocupan mi mente. ¿Pero es que ella me escribe desde el interior del avión? Si es así, ¿Han salido? ¿Ella está poniendo a sí misma en peligro? Actualmente, sólo puedo tratar con una mujer que se está poniendo a sí misma en peligro, y yo especialmente no quiero que Anastasia sea la otra.

______________________________________ De: Christian Grey Asunto: De vuelta a casa Fecha: 3 de Junio de 2011 10:03 Para: Anastasia Steele

Anastasia, la situación podría ser mejor. ¿Has despegado ya? Si lo has hecho, no debes estar enviándome un correo electrónico. Estás poniéndote a ti misma, así como las vidas de otras personas en el avión en el riesgo, que es una infracción directa de la norma en cuanto a tu seguridad personal. Quise decir lo que dije acerca de los castigos.

Christian Grey Gerente General, Grey Enterprises Holdings Inc. ______________________________________ Pulso enviar. Yo no tengo la paciencia para tratar con violaciones de las reglas de hoy. Su respuesta es casi inmediata. ______________________________________ De: Anastasia Steele Asunto: Sobrerreacción Fecha: 3 de junio de 2011 13:05 CEST Para: Christian Grey

Estimado Sr. Gruñón,

Las puertas del avión siguen abiertas y la vida de todos ellos y la mía están bastante seguras. Nos retrasamos por cerca de diez minutos. Usted puede guardar su palma nerviosa por ahora.

Señorita Steele ______________________________________ Esta "situación" me está poniendo nervioso y estoy incluso brusco con mi novia. Escribo rápidamente para disculparme. ______________________________________ De: Christian Grey Asunto: Disculpas, palma nerviosa guardada Fecha: 3 de junio de 2011 10:07 Para: Anastasia Steele

Te extraño y a tu boca inteligente señorita Steele. Sólo te quiero en casa a salvo.

CEO Christian Grey, Gris Enterprises Holdings Inc. ______________________________________

No podía soportarlo si algo le pasara a ella, porque ella estaba siendo descuidada en enviarme un mensaje de texto. ______________________________________ De: Anastasia Steele Asunto: Disculpas aceptadas Fecha: 3 de Junio de 2011 13:09 CEST Para: Christian Grey

Están cerrando las puertas ahora. No escucharas ni pío de mí teniendo en cuenta de tu sordera.

Hasta luego, Ana x ______________________________________ Después de recibir su último mensaje, me dirijo a la sala, donde Taylor está esperando para llevarme. —Taylor, ¿Tienes información de la llegada de la señorita Steele? —Por supuesto, señor— responde. —Está bien. Parece que tengo más trabajo del que yo pudiera terminar hoy, así que necesito que la recojas cuando ella llegue, y tráela de vuelta a Escala esta noche.

—Por supuesto, señor— responde. Llegamos a GEH y Andrea entra detrás de mí en mi oficina para repasar mis próximas reuniones del día. Mi puto día está lleno de un incidente estresante tras otro. Justo después de Andrea, Ros entra. Con su voz ronca por el paquete y medio de cigarrillos fumado, pero corte la persecución que ella me daba por la esencia de nuestro desastre de una adquisición de una empresa que estamos tratando de liquidar ahora. —Costo, Ros, ¿Cuál es la línea de fondo en el costo? Ella mueve en su asiento, incómoda. —El número señor final es de sesenta y siete millones de dólares...— su voz es firme, pero baja. — ¿Sesenta y siete putos millones de dólares? ¿Cómo llegamos de nuevo en esa trampa de mierda? ¡Quiero todos los detalles, hasta el último centavo, y tener finanzas, mándame un extenso informe sobre el análisis de costos, de inmediato! — Ladro. —Sí señor Grey— dice ella sabiendo que es desestimada, y rápidamente hace su manera de salir de mi oficina. Presiono el intercomunicador. —Sí señor Grey— responde Andrea. —Obtén a Welch en la línea— ordeno. —Ahora mismo, señor. Dos minutos más tarde, suena el teléfono. —Sí, señor Grey— responde. — ¿Tienes alguna actualización para mí? —Sr. Grey, su marido está siendo más cooperativo. No le importa lo que le sucede a ella, me dijo que no le importa si ella se suicida, en la horca, se corta, arroja desde un puente o se dispara.

Tratamos de ser muy persuasivos. Puesto que él no se preocupa por su bienestar, tratamos de convencer información pagando por ella— dice Welch. — ¡Hijo de puta de mierda! ¿Qué le importa nada de ella? ¿Se refería a nada para él como puede ser tan duro? — Yo despotrico. —Sr. Grey, es vengativo y no ha pasado el hecho de que ella lo engañó, y salió corriendo con otro hombre del que se enamoró. Esa es la historia que podríamos recoger de los conocidos. — ¿Qué hay de la familia? —Todavía es un trabajo en progreso señor. La familia vive en el otro lado del país. Sabían que ella huyó de su marido, y que ella estaba feliz con el nuevo tipo con el que estaba. Sin embargo, los padres dijeron que la hermana podría tener más información y no pudimos entrar en contacto con ella. — ¿Saben de su paradero? —No señor. La última vez que estuvo en contacto con ellos fue después de que ella se quedó sin su marido. Nada desde entonces. —Sigue en la búsqueda. ¡Quiero que la encuentres Welch! —Sí, señor— dice con firmeza. Cuelgo. La jornada de trabajo está arrastrando con un tema tras otro, y estoy frustrado con todas las emergencias en mi puerta. Tengo una reunión tarde, y llamo a Taylor para que recoja a Anastasia en el aeropuerto. —Llévala de vuelta a Escala— reitero mi pedido anterior. —Si señor—. Él se va. Tan pronto como mi reunión ha terminado, conduzco de nuevo a Escala. Llego a mi ático alrededor de las 6:00 pm. Mi Blackberry no para de sonar.

—Sr. Grey, Welch aquí— dice Welch en modo de saludo. — ¿Tienes una actualización para mí? — Pregunto. —Sr. Grey, hemos estado buscando a su antigua dirección, antiguos vecinos y antiguos amigos y conocidos. Hasta ahora nadie la ha visto en más de tres meses. — ¿No queda ni rastro, entonces? —Ninguno señor hasta ahora. Pero vamos a seguir buscando. —Está bien. — ¿Le gustaría que yo actualice si obtenemos una información parcial? —Sí—. Entonces lo siento. Esa mirada, en mi espalda... mirándome. Ni siquiera me doy cuenta de que todo mi cuerpo estaba tenso, pero esa conexión, la electricidad de alguna manera cambia todo mi comportamiento. La tensión deja mi cuerpo, me inunda en paz cuando encuentro mi centro con los ojos de mi novia. Novia. Mi "más". Siento que el deseo intenso floreciendo dentro de mí como mi cuerpo pidiera el de ella. Miro a ella con una carnalidad sensual, mis ojos ardiendo. Ella está muda y silenciosa. Ella siente el mismo tirón. La misma atracción. El mismo deseo. Doy gracias a Dios todos los días por encontrarla, y enviarla a mí. —Quiero ser informado— le digo a Welch y apago mi teléfono sin romper la mirada con Anastasia. Ella está paralizada en su lugar a la entrada de la sala de estar. Cierro la distancia entre nosotros en pasos largos, mis ojos devorando esta belleza, como si yo no la hubiera visto en mucho tiempo, y no desde ayer. Con todas las cosas de mierda que han estado ocurriendo desde ayer, ella es como un ángel con su inocencia, su aura seductora. Mi mandíbula se tensa con el estrés, y estoy más allá de la ansiedad. Finalmente me encojo de hombros de mi chaqueta gris, luego deshacer la corbata oscura y finalmente las arrojo a las dos en el sofá mientras me dirijo a mi mujer.

Cuando llego a ella, envuelvo mis brazos alrededor de ella, atrayéndola hacia mí con fuerza y rapidez, y agarro su cola de caballo inclinando su cabeza para encontrase con mis labios. La beso como si mi vida dependiera de ello, y lo hace. Ella es mi línea de vida. Ella es mi roca, y una que me estabiliza en medio del condenado, pasado jodido, y lo que me da luz. Ella se sorprendió de mi desesperación, y la calidad primordial en mi beso. Apenas he hecho a través de este último día. Sobre todo soy un hombre, que es una isla, pero hoy es diferente, y mi necesidad de Anastasia es primordial. Mi beso lo dice todo: Te Quiero. Te Necesito. Sálvame. Ámame. Quédate Conmigo. ¡Permítanme tomar el control, así no me siento perdido más! En este punto en el tiempo, estoy eufórico que está de vuelta, que todavía me quiere, me quiere. Vierto toda la ansiedad que se ha estado gestando desde que me enteré que se iba de la ciudad, finalmente llega a un punto de ebullición. Ella empieza a besarme con igual fervor mientras tuerce y los puños de sus dedos en mi cabello. Ella me inspira como si ella quisiera devorarme, me encantaría, y me gusto en su manera sexy caliente. Arrastro mi boca de la de ella por un momento, y la miro. El relieve de su presencia es monumental. Mi corazón gira y se contrae con una emoción sin nombre. ¿El deseo, la lujuria, querer, amor? — ¿Qué pasa? — Ella respira. —Estoy tan contento de que hayas vuelto. Dúchate conmigo... ahora—. Le ordeno, eludiendo completamente la pregunta. —Sí— es su respuesta susurrante cuando la agarro de la mano llevándola fuera de la sala de estar en mi habitación y mi cuarto de baño principal. Una vez que estamos en el baño, libero su mano, y enciendo la ducha. Poco a poco me vuelvo hacia ella, y miro a esta hermosa criatura delante de mí.

—Me gusta tu falda— le digo tomando su falda demasiado corta —es muy corta— le digo. —Tienes buenas piernas. Al salir de mis zapatos, me bajo y tomo cada uno de mis calcetines, mientras mis ojos constantemente persisten en Anastasia. El hambre, el deseo que siento por ella es tangible; me adelanto. Ella refleja mis acciones por quitarse sus zapatos negros. Esto es todo lo que puedo tomar ahora mismo con su proximidad, en mi cuarto de baño. Después de todo lo que he sufrido en el último día y medio, no quiero nada más que enterrarme en ella, perder toda línea de pensamiento, olvidarme de todo, incluso mi nombre, y unirme con ella. De repente, mi paciencia se pierde y la alcanzo, apoyándola contra la pared. Empiezo besándola con toda la emoción que salía de mí, sus labios, su rostro, su cuello, sus labios mientras corro mis manos en su pelo. Su espalda está contra las baldosas de la pared fría. Me empujo contra ella en un intento de ser uno con ella, fusionarnos, para consumir y para calmar mi alma dolorida, me encuentro de nuevo saliendo de la miseria que he estado experimentando. Es como si estoy perdido en el medio del Pacífico frío durante una media de un tifón, y ella es la única cosa que promete la supervivencia y la vida, y mi línea de vida. Ella coloca sus brazos en mis brazos, y yo gimo... en voz alta, y se aprieta con fuerza. —Te quiero ahora. Aquí... rápido y duro— suspiro, y mi mano se desliza hasta los muslos empujando hacia arriba la falda. Es mi propio universo. El mecanismo de superación, la única forma que encuentro alivio con la única mujer que todo el mundo que dice que estoy enamorado. Pero, ahora mismo, no me importa lo que digan. Tengo emociones que nunca he experimentado antes, cuando se trata de Anastasia. — ¿Todavía estás sangrando? — Le pregunto. —No— responde ella mientras se sonroja. —Bien— le digo. Mis pulgares se enganchan sobre sus bragas de algodón blanco, y de repente caigo de rodillas ante la sorpresa de Anastasia y tiro de ellas. Su falda es sólo arrugada y está desnuda de cintura para abajo.

Ella comienza jadeando en la anticipación, queriendo, deseosa por mí. Mi respiración se atrapa en su respuesta. Agarro sus caderas, empujándola contra la pared de nuevo cuando la beso en el vértice de sus muslos. Agarro sus muslos y me obligo a abrir las piernas. Ella gime en voz alta mientras mi lengua hace círculos sobre su clítoris. Su cuerpo se arquea y su cabeza se inclina hacia atrás en respuesta a mis atenciones sobre su sexo. Sus gemidos cada vez más fuertes en el aumento de placer, y sus dedos se encuentran su camino en el pelo tirando duro. Vierto todo mi deseo, toda mi frustración reprimida, toda la ansiedad de mi separación causada en el último día, y los problemas incesantes que me repartieron en mí hacer el amor con la única mujer del deseo de mi corazón. Cuando mi lengua gira vueltas y vueltas sin descanso, fuerte e insistente, constantemente lamiéndola una y otra vez, mi ansiedad me deja para finalmente tener que estar con mi chica. Conozco la sensación de éxtasis que mi boca en su sexo está proporcionando es intensa. Siento su cuerpo acelerarse, y ahí fue cuando yo le libero. No quiero que se venga bajo mi lengua, pero si con la invasión de mi cada vez mayor longitud. Su respiración es irregular mientras ella está jadeando, y mirándome en protesta por no encontrar una liberación, pero nunca se materializó. No quiero que la liberación sea rápida. Quiero arrastrar esto. Me levanto rápidamente de pie y agarro la cara con ambas manos, sujetando firmemente a mi chica y la beso duro metiendo mi lengua en su boca invadiendo allí, encontrándola en un intento por hacer que el sabor de su propia excitación por mí, llegué a todos sus sentidos sabiendo que ella también me quiere en todos los sentidos posibles. Luego de bajar la bragueta liberando mi hombría y agarro la parte de atrás de sus muslos y la levanto. —Envuelve tus piernas a mi alrededor bebé— le ordeno en forma urgente, estirada, y yo expreso-quiero-joderle-ahora. Ella inmediatamente hace lo que se le dice, y yo me muevo rápidamente y bruscamente, llenando su sexo expectante. Cuando se establece nuestra conexión más deseada me hace gemir y jadear, la abrazo por detrás, mis dedos se clavaban en su carne suave, me empiezo a mover lentamente al principio tratando de tener una idea de ella, dejar que mi cerebro sepa que estoy en ella con la sensación inicial.

Entonces cojo un ritmo constante, incluso, pero como me pierdo en mi mujer, puedo acelerar más rápido y más rápido. Ella ladea la cabeza hacia atrás mientras sus piernas envueltas alrededor de los brazos sosteniendo mi cuello y mi hombría se une con ella en un tango rápido y entusiasta de relaciones sexuales, me empujo llevándonos más y más en el alto placer invasor, empujo, castigo. Subimos más y más alto ya que ninguno de nosotros puede subir más de llegar a nuestro máximo, nos movemos en una espiral intensa, un orgasmo que todo lo consume. Suelto un gruñido profundo, y entierro mi cabeza en su cuello mientras entierro mi longitud en su sexo profundo por última vez, me quejo en voz alta y de forma incoherente, ya que encuentro mi propia versión. Mi propia respiración es irregular, pero yo la beso con ternura sin romper nuestra conexión, creando otro punto de conexión. Si era posible fusionarme con mi chica, me gustaría hacer eso en este momento. También parpadea perdida en la sensación y el deseo. Finalmente me las arreglo para salir de ella y abrazarla firme cuando la coloco suavemente en sus pies en el suelo. La ducha ha estado funcionando y el agua caliente creo vapor, cubriendo los espejos creando una nube en el cuarto de baño. —Pareces contento de verme— murmura con su sonrisa tímida que tanto amo. Mis labios se elevan en una sonrisa. —Sí, señorita Steele— le digo —creo que mi placer de verle es por sí bastante. Ven... Deja que te meta en la ducha. Puedo deshacer los botones de mi camisa, eliminando los gemelos, y tirándola fuera por encima de mi cabeza, y sólo la tiro al suelo. Me quito los pantalones y boxers, también de una patada descuidada. Nunca rompiendo mi mirada de Anastasia. Empiezo deshaciendo los botones de su blusa mientras ella me está mirando fijamente con un deseo sin nombre en su mirada profunda y consumidora. — ¿Cómo fue tu viaje de regreso? — Pregunto ligeramente cuando el sexo me calmó y mi aprensión y me dejó. Ella es mi panacea universal para la mayoría de todos los problemas que tengo.

—Muy bien, gracias— ella aún murmura tratando de recuperar el aliento. —Gracias una vez más por mí actualización a la primera clase. Realmente es una forma mucho más agradable para viajar— dice sonriéndome tímidamente. —Tengo algunas noticias— añade nerviosa. Oh, oh... ¿Qué podría ser? ¿Es tan malo que se siente nerviosa de contarme al respecto? — ¿Ah, sí? — Es mi respuesta contenida. Miro con curiosidad mientras deshago el último botón de la blusa y la deslizo por sus brazos, y la tira encima de las prendas descartadas. —Tengo un trabajo— dice ella. Sigo con el indulto, no es algo tan malo como lo esperaba. Cuando las inundaciones de socorro y alivio me lavan, sonrío con ojos cálidos y suaves. —Felicitaciones, señorita Steele. ¿Ahora vas a decirme dónde? — Yo le tomo el pelo. — ¿No sabes? — Ella pregunta. Sacudo la cabeza y frunzo el ceño. ¿Por qué iba a pensar que sé de dónde sacó el trabajo? — ¿Por qué iba yo a saber? — Pregunto sondeando. —Con tus capacidades de acecho, pensé que podría tener...— se desvanece al ver la expresión mía, cuando la decepción inesperada y dolor pasa a través de mi cara. —Anastasia, no se me ocurriría interferir en tu carrera, a no ser que me lo pidas por supuesto— le digo, en verdad herido que piense tan poco de mí.

— ¿Por lo tanto, no tienes idea de qué empresa es? — Ella pregunta. —No. Sé que hay cuatro empresas editoriales en Seattle— le digo. Eso ya lo he investigado cuando ella me dijo que se iba a entrevistarse con dos editoriales. —Así que estoy asumiendo que es una de ellas. —SIP— ella exclama con entusiasmo. —Oh, la pequeña, bueno. Bien hecho— le digo inclinándome hacia adelante, besando su frente. —Una chica lista. ¿Cuándo empiezas? — Le pregunto. —Lunes— ella responde. —Eso es pronto, ¿eh? Será mejor que aprovecharte mientras pueda. Date la vuelta— le ordeno. Ella hace lo que le mando. Deshago su sujetador y descomprimo la falda. Empujo la falda y su increíblemente redondo y atractivo trasero, y al mismo tiempo un beso de su hombro. Me apoyo en ella acariciando mi nariz contra su pelo. Aspiro su aroma profundamente, como su olor es increíblemente embriagador, llevándome a un plano diferente. Aprieto sus nalgas que son dos orbes redondas. —Me intoxicas señorita Steele, y me calmas. Es esta combinación embriagadora— murmuro entre los besos que coloco en su cabello. Agarro su mano llevándola en la ducha. —Ay— ella chilla cuando el agua caliente hirviendo golpeó su piel. Sonrío hacia ella cuando las cascadas de agua hacen funcionar mi cuerpo. —Es sólo un poco de agua caliente Anastasia— le tomo el pelo. —Date la vuelta— le ordeno, y ella cumple sin decir palabra. Ella se da vuelta y mira hacia la pared. —Quiero lavarte— le digo con un intenso deseo de tocarla por todas partes con la espuma deslizándose entre mis manos y sus curvas. Alcanzo el gel de baño, chorreo un poco en mi mano. —Tengo algo más que decirte— murmura, mientras mis manos comienzan en los hombros. Siento que todo su cuerpo tenso por esta frase.

¿Qué podría ser preocupante para ella? ¿Es algo malo? ¿Se está yendo? ¿Ha llegado a una decisión en Georgia en contra de nosotros? Con su reacción, me pongo tenso, así, pero, quiero escucharla. Con la ansiedad apenas contenida, digo — ¿Oh, sí? — Pregunto en un tono suave. —Mi amigo José tiene una exposición fotográfica, se abre el jueves en Portland— ella comienza su condena, pronunciando la palabra "amigo". Mi mente se va al maldito fotógrafo que ha tenido los ojos y la lengua en mi mujer el segundo después de que la conocí. La mención de su nombre deja de forma automática mis manos sobre sus pechos. Ella misma toma con una respiración profunda. —Sí, ¿Y qué? — Le pido con firmeza no gustándome la idea de que el hijo de puta entre en la ducha, incluso en una conversación cuando los dos están desnudos e íntimos. —Yo dije que iba a ir. ¿Quieres venir conmigo? — Ella pregunta. La última cosa que quiero hacer es poner mi chica al alcance de la mano de ese hijo de puta. Pero parece que ella ha tomado la decisión de ir. Si digo que no, iría sola, incluso si yo fuera a prohibírselo sabiendo como de desobediente puede ser, y eso sería peor, y me comería todo el tiempo. Si, sin embargo, estoy allí, puedo controlar la situación. De mala gana, arreglo mi mente diciéndome ¨Compromiso Grey, compromiso¨ Eso es lo que necesita. Ella ni siquiera sabe a qué longitudes iría por estar con ella, para mantenerla a salvo, mantenerla mía, y sólo mía. Empiezo lavarla de nuevo finalmente después de decidirme a aceptar. — ¿A qué hora? — Le pregunto. —La apertura es a las 19:30— responde. Le beso la oreja.

—Está bien— le digo en voz baja. Con esta respuesta de una palabra, toda la tensión abandona su cuerpo mientras ella casi se hunde en mis manos. — ¿Estabas nerviosa por preguntarme? — Le pregunto. —Sí. ¿Cómo lo sabes? —Todo tu cuerpo simplemente se relajó Anastasia— le digo secamente. —Bueno, sólo pareces estar, uhmm... en el lado celoso— ella dice suavemente. ¡No tienes idea de querida! —Sí, lo soy— le digo sombríamente. —Y harías bien en recordarlo. Pero gracias por preguntar. Tomaremos Charlie Tango— digo teniendo el control de nuevo. — ¿Puedo lavarte? — Ella pregunta. Aunque quiero que me toque mal, no puedo soportar la idea de tener sus manos sobre mí... todavía no. —No lo creo— murmuro, y su cara se cae en dolor y decepción. La beso suavemente en el cuello tratando de aliviar la negativa, haciéndole saber que todavía la quiero. Le acaricio la espalda con el jabón. — ¿Alguna vez dejarás que te toque? Ella pregunta con nostalgia. Yo no estoy dispuesto a responder a esa pregunta todavía. Todavía, y evito la pregunta, mientras que mis manos están todavía en su trasero. —Pon tus manos en la pared Anastasia. Voy a tomarte de nuevo— murmuro al oído mientras le agarro las caderas, y la discusión es con eficacia olvidada ya que los dos estamos perdidos en nuestro éxtasis. Una vez que estamos fuera de la ducha, me envuelvo una toalla mullida calentado alrededor de mi cintura y agarro rápidamente otra y seco a Anastasia.

Pronto estamos vestidos en batas de baño y en la cocina sentados en la barra de desayuno. La señora Jones ha cocinado una excelente pasta alle vongole. Sostenido la botella de Sancerre, le pregunto a Anastasia — ¿más vino? — Mientras mis ojos brillan con tantas emociones diferentes. —Un vaso pequeño favor— responde ella. Ella finalmente reúne el coraje para hacerme la pregunta que la ha estado molestando desde hace algún tiempo. — ¿Cómo está el, uhmmm... la situación que te trajo a Seattle? — ella pregunta tentativamente haciéndome fruncir el ceño. No quiero recordar el intento de suicidio de Leila, especialmente cuando ella todavía está desaparecida, creando un posible peligro para sí misma, y posiblemente a otros. —Fuera de las manos— murmuro sin poder evitar la amargura en mi tono. —Pero no es nada de qué preocuparse Anastasia. Tengo planes para esta noche— le digo distrayéndola efectivamente. — ¿Ah, sí? — Es su respuesta interrogatoria. —Sí. Te quiero lista y esperando en mi cuarto de juegos en quince minutos— dije de pie y mirándola. —Puedes alistarte en tu habitación. Por cierto, tu vestidor está ahora lleno de ropa para ti. No quiero ningún argumento al respecto— dije entrecerrando los ojos con la intensidad que se ha criado con nuestra discusión actual, desafiándola a negarse. Por todos los medios, discute conmigo, y calmar mis manos crispadas. Ella no dice nada, y mira hacia atrás, impasible. ¡Bueno! Camino de vuelta a mi estudio.



Alle vongole: Deliciosa receta de la gastronomía Italiana de la que se pueden degustar maravillosas variaciones en todo el litoral de la Costa Toscana.

Encuentro mi iPod y mi transmisor de radio iPod y el control remoto para ello. Me voy a mi habitación, y en mi armario localizo mi suave, más lavado jeans rotos que sólo yo uso en mi Cuarto de Juegos. Me desligo de toda la ropa, excepto mis jeans. Dejo el botón deshecho en la parte superior. Poco a poco me dirijo al Cuarto de Juegos. Quiero Anastasia anticipante; cuanto más me espera, más se anticipa. Cuando llego a la pesada puerta de mi Cuarto de Juegos, rápidamente abro y cierro después de obtener una brisa a través de la habitación, e ignoro por completo a Anastasia que está sentada en su ropa interior en la posición sumisa. Me dirijo hacia el cofre junto a la puerta y coloco el iPod y el transmisor en él. Luego me paseo hacia la cama. La escena que he planeado para Anastasia hoy, me obliga a esposar las manos y los pies. Reviso los puños en los postes de la cama. Luego me paseo de vuelta a la cómoda. Abro uno de ellos y saco un guante de piel, un flogger con hilos de cuero y perlas en sus extremos, los coloco en la parte superior. Finalmente regreso de nuevo a Anastasia y me paro ante ella. Tenía la cabeza inclinada, sentada sobre sus talones, con la mano colocada en su regazo dedos extendidos, su cabello cayendo en cascadas, sólo en bragas. Ella es un espectáculo para la vista, y más allá de hermosa y excitante. —Te ves hermosa— suspiro. Ella mantiene la cabeza gacha mientras la miro fijamente. Un rubor encantador se arrastra lentamente en su cara, lo que suele suceder cuando ella está avergonzada, sintiendo mi mirada sobre ella. ¿Con qué frecuencia le digo que ella es hermosa? Ella no debería estar avergonzada de su propia belleza. Me agacho y le levanto la barbilla obligándola a encontrarse con mi mirada intensa, dispuestos a que me crea. —Eres una mujer hermosa, Anastasia— digo con fervor. —Y tú eres toda mía— murmuro cuando inundaciones de alivio con el conocimiento de que esta es mi mujer, y que ella está de vuelta aquí, conmigo, tratando de complacerme.

—Levántate— le ordeno en voz baja. Asombrado por la belleza delante de mí, me doy cuenta de que mi voz está llena de promesas sensuales. Ella temblorosa se levanta a sus pies. —Mírame— suspiro, y ella finalmente eleva sus ojos azules en mi ardiente mirada gris. La miro como su Dom, como su amo en esta sala, y yo sé que mi mirada es fría y dura, le haré-hacer-como-que-deseo-queesté-aquí con la mirada pecaminosa y su mirada en respuesta es sexy, expectante y con ganas. Su boca se abre ligeramente cuando entrecortadamente llena sus pulmones, y su lengua se desplaza hacia fuera por un segundo, en un intento para humedecer la boca seca. Una casi cruel sonrisa juega en mis labios, que yo sepa lo que quiere. Y lo que quiere de mí y lo que voy a hacer con ella. —No tenemos un contrato firmado Anastasia. Pero, ya sabes que hemos discutido límites. Quiero reiterar que tenemos palabras de seguridad, ¿de acuerdo? Su mirada cambia a una de emoción y miedo. — ¿Qué es? — Le pregunto con autoridad. Ella frunce el ceño ligeramente ante mi pregunta, y su vacilación hace que mi cara se endurezca. Ella tiene que saber y ser capaz de utilizar las palabras de seguridad que habría de necesitar. — ¿Cuáles son las palabras de seguridad, Anastasia? — Pregunto lenta y deliberadamente. —Amarillo— murmura primero. — ¿Y? — Pregunto mientras mi boca se pone en una línea dura. Tenemos más de una palabra de seguridad. —Rojo— suspira después de mi solicitud.

—Recuérdalas—. Yo advierto. Luego levanta las cejas en su expresión de escozor, lo que no está permitido en mi Cuarto de Juego. Pero mi mirada cambia a una helada y un brillo helado, y se detiene en seco, y su expresión se apodera de escozor, efectivamente deteniéndola. —No empieces con tu boca inteligente aquí, señorita Steele. O voy a follarte mientras estés en tus rodillas. ¿Entiendes? — Yo le pido con firmeza. Ella traga saliva y parpadea rápidamente, después de ser castigada con eficacia. El tono de mi voz y la amenaza que promete cambia su actitud a una de obediente. — ¿Y bien? —. Yo pregunto. —Sí, señor— murmura a toda prisa. —Buena chica— le digo, haciendo una pausa y mirándola. —Mi intención no es que debas usar las palabras de seguridad porque estás adolorida. Lo que me propongo hacerte será intenso. Muy intenso, y tienes que guiarme. ¿Entiendes? — Le pregunto. Sus ojos se abren, desconcertada. —Se trata de toque Anastasia. No serás capaz de escucharme o verme. Sólo podrás sentirme—. Digo. Ella frunce el ceño. Me vuelvo hacia el centro de música. Muevo mi mano en el frente, y la caja que contiene el equipo de música se abre por la mitad. Cuando las dos puertas se abren, revelan el reproductor de CD y sistema estéreo complicado. Lo configuro para recibir la transmisión desde el transmisor de radio que usaré vinculando el iPod al equipo de música y el sonido envolvente, y puse la canción que tengo la intención de jugar en la repetición. Anastasia sin embargo, sólo lo podrá escuchar a través de los auriculares que va a poner en sus oídos para evitar cualquier otro tipo de ruido que pueda oír intensificando la sensación.

Veo su mirada perpleja de mi visión periférica. Vuelvo atrás para mirarla de nuevo, y tengo mi-sonrisa-secreta en mi cara. —Voy a atarte a la cama, Anastasia. Pero yo voy a vendarte los ojos primero— digo revelando el iPod en la mano —no serás capaz de escucharme. Todo lo que oirás es la música que voy a tocar para ti. Ella se sorprende como siempre, y eso es una expresión me encanta de ella. —Vamos— dije tomando su mano llevándola a la cama con dosel. Ella ve los grilletes que he adjuntado a cada esquina, con metal y los puños de cuero que brillan contra el rojo que cubre la cama antigua. Ella se ve excitada y emocionada. ¡Bien! Esta es una combinación que me gusta mucho de ella. —Ponte aquí— digo dejándola frente a la cama. Me inclino y le susurró al oído. —Espera aquí. Mantén tus ojos en la cama. Imagínate tumbada aquí atada y totalmente a mi merced—. Su aliento se atora ante la idea. Voy a buscar el flog que opté por usar, y el guante peludo. Rápidamente me dirijo de nuevo a ella, y estoy justo detrás de ella. Le tomo el pelo, y tire de ella en una coleta, y empiezo a trenzar después de separarla en tres partes. —Aunque me gustan tus coletas, Anastasia, estoy demasiado impaciente por estar en ti ahora mismo. Así que tendrá que ser suficiente— le digo en voz baja. Como ya he trenzado el cabello, los dedos de vez en cuando se abren camino hacia abajo del cabello rozando su espalda. Cada toque trae una sacudida eléctrica a mi cuerpo cuando nuestra conexión se establece. Sujeto el final de su cabello con un lazo, y tiro de la trenza obligándola a dar un paso atrás en mi contra. Tiro otra vez esta vez a un lado, qué modo que inclino su cabeza hacia un lado, y me da un acceso más fácil a su cuello.

Me inclino hacia abajo y acaricio su cuello, trazando mis dientes y la lengua desde la base de la oreja hasta el hombro. Tarareo en voz baja mientras lo hago, y cierra los ojos en el placer y sé que corre por su cuerpo porque ella se estremece, y gime en silencio. —Silencio ahora— suspiro contra su piel. Levanto mis manos delante de ella mientras mis brazos están tocando los de ella. Yo le muestro el flogger que está en mi mano derecha. —Tócalo— susurro diabólicamente, queriéndola sabiendo lo que me propongo hacer. Calor cursa a través de su cuerpo cuando siento el cambio de nuestros cuerpos conectados. Extiende la mano tentativamente, y cepilla los largos mechones con los dedos. Ella siente las frondas suaves con pequeñas perlas al final. —Voy a usar esto. No te hará daño, pero traerá tu sangre a la superficie de tu piel y te hará muy sensible. — ¿Cuáles son las palabras de seguridad, Anastasia? —Uhm... Amarillo y rojo, Señor— susurra. —Buena chica. Recuerda, la mayor parte de tu miedo está en tu mente. Dejo caer el flogger en la cama, y mis manos se mueven hasta la cintura. —No vas a necesitar estas— murmuro cuando conecto mis dedos en sus bragas y las tiro hacia abajo deshaciéndome de ellas. Ella vacilante sale de ellas mientras se mantiene a sí misma en el poste de la cama. —Espera— ordeno, y la beso suavemente en su trasero y pellizcando ambas mejillas lo que tensa su cuerpo. —Ahora acuéstate. Cara arriba— le digo golpeándola con fuerza en el trasero y haciéndola saltar.

Ella se arrastra rápidamente sobre el colchón de la cama, y se acuesta mirándome. Mi mirada es impasible sin revelar nada. Mis ojos brillan de emoción apenas contenida. —Las manos sobre tu cabeza— ordeno, y ella hace lo que le pedí. Me vuelvo y vuelvo a la cómoda, y vuelvo con el iPod y la máscara de ojos. Ella tiene una mirada de anticipación en su cara. Me siento en el borde de la cama y le muestro el iPod. El iPod tiene una antena, junto con los auriculares que transmite lo que se está sonando en el equipo de música que en los retornos juga todo el sonido circulando. Ella se ve confundida, tratando de descifrar su función. —Esto transmite lo que está sonando en el iPod al sistema en la sala— le respondo a su mirada inquisitiva tocando la pequeña antena. —Puedo oír lo que estás escuchando, y tengo una unidad de control remoto para él— le digo sonriendo. De hecho tengo un mando a distancia para su libido, ya que tiene uno de los míos. Me inclino e inserto suavemente los auriculares en sus oídos, y pongo el iPod hacia abajo lejos de contacto accidental por encima de su cabeza. —Levanta la cabeza— le mando y ella obedece inmediatamente. Poco a poco le deslizo la máscara, tirando del elástico en la parte posterior de su cabeza, y ella está ahora carente de sentido de la vista. Ya que no he puesto la música, ella todavía me puede oír, aunque amortiguado porque los auriculares actúan como tapones para los oídos. Me levanto de la cama. Tomo su brazo izquierdo, suavemente lo estiro a la esquina izquierda de la cama y le pongo la esposa con los puños de cuero. Ella se ve simplemente deliciosa como esta, completamente en mis señas. Le acaricio la longitud de su brazo una vez que termino de esposar su muñeca. Me muevo hacia el otro lado y tomando su brazo derecho, esposo su muñeca derecha. Paso los dedos por encima de su brazo de nuevo sintiendo la exquisita conexión entre nosotros. Ella está llena de excitación erótica.

Luego me traslado a la parte inferior de la cama, y agarro sus dos tobillos. —Levanta la cabeza otra vez— ordeno. Ella cumple de inmediato, y la arrastro hacia abajo de la cama extendiéndola, casi tensa en los puños. De esta manera, no va a ser capaz de mover sus brazos. Expectante y rebosante de alegría hace a Anastasia gemir. Le separo sus piernas; primero me esposo su tobillo derecho y luego el izquierdo estirándola despatarrada, completamente sexy para hacer lo que quiera con ella. El hecho de que ella me da la autoridad para hacer esto, y que ella confía en mí es muy excitante. Miro a mi obra. Sabiendo que ella es mi mujer y ella es muy sexy, es a la vez impresionante y deliciosa. Me vuelvo al iPod. Siempre tengo ganas de follar con Spem In Alium, o la Motete de Cuarenta Partes, de Thomas Tallis. Un coro celestial está cantando esta pieza, y es muy relajante. La canción en sí significa. "Esperanza en cualquier otro", y es extrañamente adecuado para mí y Anastasia, porque ella me da esperanza. Es una canción de manera que ocupa la mente, y desarma y el oyente no va a ser capaz de pensar en otra cosa, en este caso le dará Anastasia una sobrecarga sensorial. Y por lo que tengo en mente para ella, yo la quiero experimentando esto con todos sus sentidos, y todo el sentido sobrecargado. Me puse el guante de piel en la mano derecha. Poco a poco y sin prisa empiezo cepillos suaves contra su cuello, corriendo lánguidamente por la garganta, a través de su pecho a un ritmo lento, sobre sus pechos, acariciándola, haciéndola híper consciente de su cuerpo. Empiezo tirando de sus pezones, alargándolos sensualmente, suavemente, rozando por debajo de ellos. Mi mano se arrastra por su cuerpo, a un ritmo pausado y deliberado, por debajo de su vientre, rodeando su ombligo, luego, con cuidado de cadera a cadera, a través de su vello púbico, entre sus piernas, a lo largo de sus muslos, hasta llegar a una pierna, y luego hacia arriba de la otra. La sensación está haciendo su conciencia de sí misma, y no es más duro que un cosquilleo suave. Mantengo mis movimientos en línea con las voces en la música.

Muevo la piel hasta sus brazos y alrededor de su cintura, finalmente completando el circuito que se remonta hasta el pecho. Sus pezones se endurecen bajo mi toque, casi florecen. Ella comienza jadeando. Cuando yo sé que ella despertó, tomo inmediatamente el guante de piel apagado, y tomo el flogger en mi mano, y dejo que las hojas fluyan sobre su piel, siguiendo el mismo camino de piel que el guante. La música continúa y se repite tantas voces angelicales en la subida del coro y la caída en una seda, el tono suave y etéreo. La gamuza suave de las frondas del flogger siguen viajando, y en el momento oportuno, cuando las voces se elevan, levanto la flogger y agudamente la tierra en su vientre. El movimiento inesperado le hace gritar: — ¡Aaagghh! — ella grita, el sonido es el resultado de la sorpresa el sentimiento proporcionado, y no de dolor. La golpeo de nuevo, esta vez más fuerte. — ¡Aah! — Ella grita de nuevo. Puedo ver que ella quiere moverse bajo la picadura del flogger, retorciéndose. Los brazos y las piernas se mantienen firmemente en su lugar dentro de las limitaciones de las esposas y los grilletes. Esta vez golpeo sus senos, y el movimiento brusco le hace gritar. Cada golpe señala a la sangre a la superficie, haciendo a su cuerpo híper sensible. Pongo cada golpe en el contrapunto perfecto a la música, que combina algo celestial con algo oscuro, tirando y llamando a los sentimientos y deseos más oscuros en su interior. Es como una unión perfecta entre mí y Anastasia, la luz y los ángeles oscuros. La sensación que se siente es completamente erótica, abordar algo insatisfecha en mí, haciéndome alto y más alto llegar a un lugar de éxtasis. La golpeé a través de su cadera, y luego me muevo en golpes rápidos sobre su vello púbico, en sus muslos, y al interior de sus muslos y hasta su cuerpo otra vez... a través de sus caderas. Sigo pasando y en tono con la música hasta que se detenga... una vez que la música comienza de nuevo, empiezo a llover las picaduras de la flogger sobre su cuerpo... y gime y se retuerce bajo las frondas. Su respiración se vuelve salvaje, sino también su cuerpo está anhelando por más, completamente alerta y con ganas, y deseosa.

La emoción en mí es lo más importante y puedo ver que apenas puede contener las suyas. Un gemido muy carnal se escapa de sus labios. Dejo caer el flogger y la cama se mueve y cambia mientras trepo sobre ella. Una vez que la canción comienza de nuevo, mi nariz y los labios toman el lugar del flogger. Corriendo por el cuello y la garganta, besando, chupando mientras hago mi camino hasta su pecho, provocando a cada pezón a su vez, como mi lengua arremolinándose alrededor de uno mientras mis dedos se burlan despiadadamente y alargan el otro... Ella gime en voz alta, la sensación es alta bajo mis toques, y abrumadora, haciéndola querer más, perderse en mis movimientos. Me muevo hacia su vientre. Mi lengua se está dando vueltas a su ombligo siguiendo mi trayectoria anterior de la piel y el flogger. Estoy besando y chupando y mordisqueando mientras hago mi camino hacia el sur de su cuerpo. Mi lengua finalmente llega al gran premio, en la unión de sus muslos. Hecha la cabeza hacia atrás y grita cerca del orgasmo. Sé que está en el borde, pero yo no quiero que se venga bajo mi lengua. Paro para que el sentimiento disminuya sólo un poco. Ella está lista para ser follada a fondo. Rápidamente me desligo de los pantalones vaqueros. Me arrodillo entre sus piernas, y le quito las esposas de su tobillo izquierdo. Ella tira de la pierna a la mitad de la cama, descansando en mi contra. Me apoyo en el tobillo opuesto, y liberándola de sus confines. Mis manos viajan rápidamente por las dos piernas, apretando y amasando, y dejando que el flujo de sangre vuelva en ellas. Entonces agarro las caderas y la levanto de la cama y su espalda ya no está en la cama. Ella arquea la espalda, completamente apoyada en sus hombros. Me arrodillo entre sus piernas, y con un movimiento rápido cerrándome estoy dentro de ella haciéndola gritar de nuevo. Yo sé que ella ya ha despertado y cerca del orgasmo, y cuando llega al borde del orgasmo todavía, y espero hasta que su temblor muera. — ¡Por favor! — grita. Agarro con más fuerza en señal de advertencia. Mis dedos se clavaban en la carne suave de su trasero mientras se encuentra jadeando.

Ella aquieta después de mi advertencia. Muy lentamente, comienzo a moverme de nuevo. Hacia adentro y hacia fuera, desesperadamente lento. La pieza coral se canta en aumento y la caída de voces, y cuando la canción toma ritmo, por lo que yo, en control por completo de mis movimientos, y los dos de nuestros sentimientos, totalmente en el tiempo con la música. —Por favor, Christian— ella pide, y también lo es mi perdición. Yo bajo su espalda sobre la cama en un movimiento rápido, estoy yaciendo sobre ella, mis manos en la cama junto a sus pechos mientras me apoyo mi peso, y le penetró. A medida que la música llega a su clímax que creamos yo caigo en un orgasmo intenso inmediatamente después de Anastasia empujando con fuerza tres veces más, después de que ella llega a su clímax. Finalmente quietos, colapso sobre ella. Cuando el sentimiento de temblor desaparece, me tire de ella, y la música se detiene después de presionar el botón de parada en el control remoto. Me estiro a través de su cuerpo deshaciendo la esposa de su derecha y luego la muñeca izquierda. Ella gime mientras sus manos están libres. Tiro suavemente de la máscara de los ojos, y luego retiro los auriculares. Ella parpadea y mira para arriba a mis ojos grises con sus ojos azules. —Hola— murmuro. —Hola, tú— ella suspira tímidamente hacia mí. Mis labios se elevan en una sonrisa, y me inclino y la beso suavemente. —Bien hecho, tú— le susurro. —Da la vuelta. Sus ojos se amplían, como si preguntara incrédula ¿'todavía quieres más'? Con ese tipo de mirada. —Yo sólo voy a frotar tus hombros.

—Oh... está bien. Ella se pone tiesa sobre su frente, muy cansada. Me siento a horcajadas sobre ella y empezando a masajear sus hombros. Ella gime en voz alta en el placer bajo mis manos expertas. Me inclino y beso la cabeza. — ¿Cuál era esa música? — Murmura, cansada, con sueño y casi desarticulada. —Se llama Spem In Alium, o Motete de Cuarenta Partes, de Thomas Tallis. —Fue...— Dijo haciendo una pausa en busca de la palabra adecuada —abrumadora. —Siempre he querido joder con ella. — ¿No es otra primera vez, Sr. Grey? —Lo es, señorita Steele. Ella gime cuando sigo a masajear sus hombros. —Bueno, es la primera vez que me han follado con ella también— murmura adormilada. —Hmm... Usted y yo estamos teniendo muchas primeras veces— declaro. — ¿Qué dije en mi sueño, Ch... Uhm, señor? — Se corrige a sí misma. Mis manos se detienen en medio de mis cuidados por un momento. —Has dicho un montón de cosas, Anastasia. Has hablado de las jaulas, y fresas... que querías más… y que me extrañabas—. Digo dejando de lado el detalle más importante.

— ¿Eso es todo? — Ella pregunta con alivio en su voz. Detengo el masaje y paso a estar a su lado, apoyo mi cabeza en mi codo, con el ceño fruncido. Quiero que lo diga cuando está coherente, despierta a mi cara. — ¿Qué piensas que le dijiste? — Le pregunto. —Que yo creía que eras feo, vanidoso, y que estabas desesperado en la cama. Frunzo el ceño aún más. —Bueno, por supuesto que soy todas esas cosas, y ahora me tienes realmente intrigado. ¿Qué escondes de mí, señorita Steele? Ella parpadea inocentemente. ¡Dilo, señorita Steele! Por favor, dímelo... cuando estoy aquí contigo. —No me estoy escondiendo nada. —Anastasia, eres una mentirosa sin esperanza— le digo. —Pensé que ibas a hacerme reír después del sexo, lo que no lo está haciendo por mí. Mis labios se elevan en una sonrisa. —No puedo contar chistes. — ¡Sr. Grey! ¿Algo que no puedes hacer? — Ella me sonríe y le sonrió a ella. —No, hago bromas desesperadas— le digo con orgullo de mí mismo y ella comienza a reír. —Soy un bromista sin esperanza, también— ella comienza a reír. —Ese es un sonido tan hermoso— murmuro, y entonces me inclino hacia delante y la beso.

—Y estás ocultando algo, Anastasia. Voy a tener que torturarte para sacártelo. La miro, y me encanta la forma en que ella está riendo, pero sigo deseando que ella me diga que se quedará. Finalmente nos quedamos dormidos, mirándonos el uno al otro, y yo la tengo en mi Cuarto de Juego. Completamente ajeno al mundo y los problemas que me está dando. Sólo yo y mi Anastasia. En este estado de completa paz, en la cima del mundo, en medio del caos y las tormentas de mi vida mostrándome experimentar esta tranquilidad momentánea, sólo mi chica y yo, juntos en la cama. Los problemas están a la espera junto a la puerta, pero en este momento, en este momento en el tiempo, no me preocupa nada, pensar en nadie, excepto Anastasia.

Traducido por Strongberry y Giovanna AMV

n sudor frío me despierta a pesar de que estoy aferrado a Anastasia y nuestro calor corporal colectivo ha aumentado. Las luces suaves en el Playroom se reflejan sobre sus rasgos suaves. Apacible, chiquilla e increíblemente inocente... Desenredo mis miembros de su torso y me muevo lentamente para no despertarla, desde que el sueño no me reclama esta noche. Agarro mis jeans y rápidamente me los pongo. No quiero que Anastasia pase la noche en la sala de juegos. La cubro con las sabanas, y la levanto de la cama para llevarla al dormitorio. Le prometí que ella puede dormir conmigo en mi habitación, y yo no voy a romper esa promesa a ella. Poco a poco me dirijo a la habitación tratando de no despertarla. Ella suspira un par de veces en su sueño, sus brazos me buscan y yo la levanto un poco más alto para que ella pueda envolverlos en mi cuello. Estoy en paz en este momento con ella en mis brazos. No estoy perdido, estoy aquí, centrado, fuerte, y tengo este fuerte deseo de mantenerla a salvo y protegerla, y amarla de forma indefinida. Una vez que me dirijo a mi habitación, cierro la puerta suavemente empujándola con mi talón. La acuesto, y ella cambia en la cama con los brazos en busca de mí como un bebé haría un padre.

¿Acaso no soy así cuando ella no está aquí? ¿Acaso no soy como un planeta perdido en busca de su sol? Sin objetivo, sin propósito, y absolutamente miserable. Me acuesto a su lado en la cama frotando su cabello, haciéndola caer en un sueño profundo. Una vez que estoy seguro de que está en el sueño REM después de observar los movimientos de sus ojos detrás de sus párpados sabiendo que ahora está soñando y en el sueño profundo. Las luces de la ciudad débilmente se filtran en el dormitorio, me levanto de la cama lentamente, y hago mi camino a la sala de estar. Son casi las 04 a.m. Me sirvo un vaso de jugo de naranja y lo termino, poniendo el vaso vacío en el lavavajillas. Camino a la pared de cristal que mira a la ciudad, con sus luces que brillan tenuemente contra la oscuridad del cielo nocturno, es un magnífico espectáculo para la vista. Lo qué Anastasia dice de mí es verdad, estoy atrapado en mi torre de marfil mirando hacia abajo a la gente pequeña debajo de mí. Me gusta aquí. Lejos de la mierda y lo malo que el mundo tiene para ofrecer, aunque Dios sabe qué hace su camino hasta aquí a menudo. Yo era una de esas pequeñas personas allí abajo. No quiero volver a estar allí de nuevo. Alguna vez. Cuando estás ahí, eres tú contra el mundo. Es una lucha dura. No sólo tengo capas sobre capas de barreras, pero también soy como un estado insular. Aún sigo lejos de los que están más cerca de mí. Anastasia es la única que me permite penetrar en la pared, e incluso la de ella había sido una limitada, una cantidad controlada. Me desconcierta y estoy agradecido con Dios cada día que ella vino a entrevistarme, ya que nunca nos hubiéramos conocido bajo las circunstancias normales, ya que nuestros caminos no se habrían cruzado nunca. Me siento triste sin embargo. Ella quiere más... más de mí. Ella quiere tocarme, y Dios sabe que quiero que lo haga. Pero tengo miedo de mi centro, y nadie.



nunca lo admitiría a ella, ni a

REM: Sueño de movimientos oculares rápidos (MOR; REM, en inglés), conocido también como sueño paradójico o sueño desincronizado o sueño D, se caracteriza por un EEG de baja amplitud y de frecuencia mixta similar al de la fase 1 del NMOR.

Tocar hace que la bilis suba en mi garganta, y me hace sentir náuseas como si estuviera siendo violado, como si volviera a tener cuatro años de edad, y estuviera en las manos del proxeneta de la puta del crack y siendo torturado, quemado, apaleado bajo sus botas. La imagen de su cinturón siempre presente en su mano venciendo a la mierda de mi madre con sus sollozos ahogados, mientras se hace a sí misma lo más pequeña posible, mientras trato de tapar mis oídos con los dedos y esa mierda del proxeneta encontrándome... siempre encontrándome con ese desagradable olor de licor barato y a cigarrillos Camel mezclados en una poción asquerosa, inclinándose sobre mí y decía con voz amenazante "ven aquí pedazo de mierda" y empezando a golpearme, apagando sus cigarrillos en mi cuerpo mientras yo grito y nadie, ni siquiera mi propia madre viene en busca de ayuda. No puedo volver a ese estado de la mente, he intentado tan duro para evitarlo, por lo difícil de superar, y siempre, siempre me encuentra en mis sueños, siempre escondido en lo más profundo de mi alma desgarrada. Me preocupa que voy a hacer daño a Anastasia o perderla o romperla de alguna manera como debo haber hecho a Leila, aunque lo que sentía por Leila estaba en ninguna parte cerca de lo que siento por Anastasia. Nunca he tenido fuertes sentimientos por Leila. Ella era sólo mi sub, al igual que mis otras sumisas, y ella lo entendía. Tuvo otros Doms antes, yo no fui su primero. Yo no tuve que explicarle a ella, o presentarla a la forma de vida. Era un estilo de vida de su elección. Ella había sido una Sum muy obediente, que realizó casi todo sin ningún escrúpulo. Ella era alegre, juguetona, sumisa y hermosa. Incluso tiene una especie de parecido a Anastasia. Pero ¿por qué entonces no acepte su deseo de más, y acepté a Anastasia? ¡Se me ocurre ahora! Leila podría ser gemela idéntica de Anastasia para todo lo que me importaba, lo único que me importaba de Anastasia estaba más allá de la superficie, aunque nadie puede dudar de que la superficie fuera simplemente exquisita. Que he tenido y conocido mujeres de gran belleza, por quienes sentí ningún deseo para cualquier tipo de apego a excepción de un breve encuentro, o una relación Dom - Sub corta.

No he sido afectado por su belleza. Era una norma mínima. Nunca he buscado una relación en la que "más" estuviera implicado. Incluso una relación a largo plazo, que empezaría después de que ella hubiera conocido todos mis criterios y aceptara todas mis condiciones sólo se limitaría a una relación Dom- Sum, y nada más. ¿Por qué entonces hago una excepción con Anastasia? ¿Por qué ella y no ninguna de las otras? ¿Por qué? ¿Por qué? Sigo rompiendo mi cerebro por la respuesta. ¿Por qué siento esta emoción sin nombre por ella, esta fuerza, este deseo por ella? Y la respuesta viene a mí en una cita de Catherine Earnshaw, que estaba hablando con su enfermera Nelly acerca de si casarse con Linton o Heathcliff:

"Me degradaría al casarme con Heathcliff ahora, por lo que nunca sabrá cómo lo amo, y no porque sea guapo Nelly, sino porque él es más yo de lo que soy yo. Lo que nuestras almas se hacen, la suya y la mía son las mismas, y la de Linton es tan diferente, como un rayo de luna por los relámpagos, o la escarcha de fuego".

Anastasia tiene un alma pura que llama a la mía, como en un intento por salvarla de la destrucción. ¿Alguien ha intentado tan duro, o de manera más eficaz? Pero Anastasia no tiene ni siquiera que intentarlo. Es algo natural para ella. ¡De lo que las almas están hechas, ahora caigo en la cuenta, la mía y la de ella son iguales! Somos el Yin y el Yang. Somos la mitad de la otra; piezas perdidas: No tienen sentido solas y juntas se completan. No soy nada sin ella. Pero, no estoy tan perdido de una causa como Catalina Earnshaw lo estaba, actuando de la misma manera que en la elección de una persona a causa de su estado, o de la belleza por sí sola. Mi alma ha sido llamada y su respuesta contestada estaba buscándola. No hay ninguna coincidencia con Anastasia. ¡Nadie!

Después de que mis ojos se abrieron a ella, se cerraron a todos los demás. La luz guía que buscaba un especial, atenuado alrededor de mi universo, después la encontré y me centré en ella a solas. No hay en mí de amar lo que otros no tienen, pero aún Anastasia tiene todo lo que quiero y amo. ¡Me refiero a todo! Yo la deseo con todo mi corazón y alma oscura. Si duele, sangro... Si trato de evitarla, estoy perdido, miserable, ansioso y en las puertas de mi propia destrucción. Si estoy en la misma ciudad con ella por no hablar de la misma casa, me acerco a ella con tal gravedad, que pierdo todo pensamiento y quiero y deseo, ir a su cercanía. Me consuela saber que existe en el mismo universo, en el mismo plano que yo hago. Cuando ella está en la misma habitación, quiero tocarla, y cuando la toco, quiero amarla, hacerla mía y reclamarla como si no hubiera mañana, y como si este fuera el único momento que tenemos. Sólo me he dado cuenta de que estoy viviendo desde que la encontré. ¡La vida sin ella sería un abismo, yo simplemente no puedo vivir sin ella! ¡Yo no puedo vivir en el umbral del infierno! ¡Pero quisiera atormentar al infierno para llegar dentro de los ojos de mi cielo! ¡Ella es mi cielo, ella es mi paz, ella es todo y más! Tal vez todos tengan razón, que simplemente este enamorado de ella. Tal vez estoy ciego a la fuerza con mis sentimientos. Si lo que Elena y el Dr. Flynn dicen es correcto, si lo que siento es amor, puede ser que sea a mi detrimento. Tengo que mantenerla dentro de los límites de mis reglas. Es lo que yo sé, y mis reglas guardan mi vida en orden, aunque no tengo ningún problema con un poco de compromiso. ¡Mierda! ¡Este es el tormento en mi cabeza entre lo que sé y lo que quiero! ¡Lo que siento por Anastasia es tan fuerte, que me da miedo! Por otro lado, conozco los resultados de no compromiso, el resultado es algo como Leila, una mujer destrozada, rota. Pero, yo les digo desde el principio que esto es lo que yo busco, y nada más. ¡Ellas lo entienden! ¡Ellas voluntariamente se comprometen a ello! Sería el pico de la falta de honradez, si tenían motivos ocultos que no sean lo que acordaron, mientras que yo siempre he sido explícito y comunicativo en todo lo que quería, y todo lo que no me gustaba.

La pesadez de estos sentimientos me ahoga de nuevo, y me encuentro yendo a mi piano para drenar toda mi miseria en remojo, tratando de ahogarme. Bajo la tapa del piano para no despertar a Anastasia y empiezo a tocar Chopin Opus 28, número 4 en mi menor. La música ha sido mi otro mecanismo de supervivencia para el tiempo más largo, desde que tenía seis años de edad. Lo que no puedo decir con palabras, lo digo con la música; dejé que mis dedos hablaran a través del piano derramando las emociones nublando mi mente, que me consume. Me puse en repetición de reproducción, y una vez que las notas pasan a través de la pieza de Chopin, empiezo otra vez en la burbuja de la pequeña luz por encima del piano que me envuelve cuando el resto de la casa está en la oscuridad, y estoy solo con mi pobre desgarradora alma miserable. Me siento perdido... perdido en mis sentimientos evité tanto tiempo que entraran en mi vida, perdido en lo que yo quiero, y perdido en sus pensamientos que luchan por aferrarse a lo que sé sin romperme a mí mismo o a los demás. ¿Cómo un hombre como yo que tiene todo, aparentemente todo puede ser tan miserable? No es tan difícil si eres un cincuenta sombras jodido para empezar, un pedazo de mierda, como el proxeneta dijo. ¡Inútil! Hay Leila que necesita mi ayuda, pero que ha perdido. También me preocupa que ella pudiera haber me inadvertidamente amenazado. Yo no creo que ella me perjudicara, pero podría hacer daño a Anastasia. ¡Maldita sea! ¿Dónde diablos está? Cuando estoy a punto de ahogarme aún más en mi miseria como un borracho que encuentra consuelo en la botella, siento su mirada tirando de mí hacia atrás a la seguridad, la inyección de la vida... esa mirada que promete solo cosas buenas, y quiero el amor, no, no puede ser amor... una especie de afecto... sí, eso es todo, afecto, y el dulce sobresalto su proximidad me está despertando en mis sentidos al aquí y ahora.

Pero, ¿pero qué hace a esta hora? Ella necesita descansar. Me encuentro con el ceño fruncido con todas las emociones que están tratando de llegar a la superficie que su presencia ahuyentó. —Deberías estar durmiendo— le regaño suavemente. —Tú también deberías— ella replica atrás justo cuando ligeramente mientras la regañaba. — ¿Me estás regañando, señorita Steele? —Sí, señor Grey, lo estoy— ella responde. —Bueno, yo no puedo dormir— dije frunciendo el ceño con irritación y enojado con mis inminentes problemas que pueden traer su problema, así que tengo toda la intención de protegerla. Ella se acerca al banco del piano, y poco a poco se escabulle a mi lado; colocando su cabeza en mi hombro desnudo a verme tocar. A medida que mis dedos se deslizan sobre las teclas del piano con pericia, y con facilidad, ella me mira hipnotizada. — ¿Qué fue eso? — Me pregunta en voz baja. —Chopin. Opus 28, número 4. En mi menor, si te interesa— murmuro en respuesta a su pregunta. Me doy vuelta y suavemente presiono mis labios contra su pelo. —No quise despertarte— digo sinceramente. —No lo hiciste. Toca otra— dice ella. — ¿Otra? —La pieza de Bach que tocaste la primera noche que me quedé. —Oh, el Marcello.

Me pongo a tocar la pieza Marcello lenta y decididamente. Eso es un pedazo triste y remolcador de todas las emociones que no puedo expresar derramándose a través de mis dedos, y una manera de dar voz a todas mis penas y mis gritos silenciosos. Las conmovedoras lentas notas tristes, tristemente llenan la sala, y nos rodean tirando de nuestros corazones, haciendo eco a través de las paredes, pero también haciéndose eco de los sonidos de los gritos de mi alma. Es mi lamento que nunca dejé escapar a través de mi propia voz. Cuando la pieza termina, abre los ojos lentamente y me pregunta: — ¿Por qué sólo tocas una música tan triste? ¿Cómo puedo decirle a Anastasia que mi alma está sangrando, llorando, tratando de llenar el vacío en mí ser y nunca ser capaz de cerrarla? Tal vez esta es mi verdad para simplemente... salir... Pero mi respuesta a ella es sólo un encogimiento de hombros mientras se sienta erguida retirando la cabeza de mi hombro y mirando hacia mí. Mi expresión es cautelosa, no quiero que descifre esta mierda en mí... No es para ella, ella es demasiado pura para esa mierda. — ¿Así que sólo tenías seis años cuando empezaste a tocar? — Ella pregunta. Asiento con la cabeza en respuesta aún más cauteloso de ver donde esta conversación va. El piano es mi primera herramienta de afrontamiento. Si hablo de ello, es posible que caiga algo de información en respuesta a su inquisición. Ella me mira con expectación, y un sentimiento cálido... ¿amor? Finalmente le ofrezco voluntariamente la información. —Me lancé en el aprendizaje del piano para complacer a mi nueva madre. — ¿Para encajar en la familia perfecta? —Sí, por así decirlo— digo con evasivas.

A mi madre perfecta le gustaba que sus hijos a sobresalieran en un instrumento musical, las lenguas y las artes marciales. Yo haría cualquier cosa para hacerla feliz. Ella me salvó de un destructor, y una vida de mierda. Ella me mostró que había otra forma de vida que no sabía que existía en mi joven vida que no solo ser abusado. — ¿Por qué estás despierta? ¿No necesitas recuperarte de los esfuerzos de ayer? — Le pregunto tratando de distraerla de su inquisición con la mía. —Son las 8:00 de la mañana para mí. Y tengo que tomar mi pastilla— dice ella. Alzo las cejas con sorpresa. Me alegro de que ella esté siendo responsable, pero también sorprendido por la elección de la hora que vivimos en la costa oeste, y ella comenzó su régimen en la hora estándar del Este. Déjaselo a Anastasia. —Recordado— murmuro impresionado. Mis labios se tuercen cuando recuerdo el régimen sensible al tiempo que se inició en una zona horaria que está a tres horas por delante de la nuestra, para lo cual tenía que tomar la píldora a las 5:00 am nuestro tiempo local. Nunca deja de sorprenderme cómo me puede dar un tirón de mi miseria con cosas simples y me distrae. —Sólo es posible empezar un proceso temporal de píldoras anticonceptivas y plazos específicos en una zona horaria diferente. Tal vez debería esperar media hora y luego otra media hora mañana por la mañana. Así, finalmente, los puedes tomar en un tiempo razonable— le digo. —Buena idea— ella respira. —Entonces, ¿qué vamos a hacer por media hora? — dice parpadeando inocentemente hacia mí. ¡Oh bebé! ¿Cómo me haces eso? —Puedo pensar en algunas cosas— sonrío, ya que siento mis ojos cada vez más brillantes con la perspectiva. Ella mira hacia mí, impasible.

—Por otro lado, podríamos hablar— sugiere. Mi frente pliega en decepción. —Yo prefiero lo que tengo en mente— le digo recogiéndola en brazos a mi regazo. —Prefieres tener sexo que hablar— se ríe mientras trata de mantener el equilibrio agarrándose de mis brazos. —Es cierto. Especialmente contigo— le digo acariciando su cabello y pongo un rastro constante de besos desde debajo de la oreja al cuello. — Tal vez en mi piano— le susurro. Siento que todo su cuerpo de aprieta en anticipación. Sólo la reacción que yo esperaba. —Quiero dejar algo claro— susurra. Me detengo un momento para escucharla antes de continuar mi asalto sensual en mi novia. —Siempre tan ávida de información, señorita Steele. ¿Que necesitas dejar en claro? — Respiro contra su piel en la base de su cuello, sin romper mis suaves besos. —Nosotros— susurra mientras cierra sus ojos. —Hmm...— tarareo — ¿Qué pasa con nosotros? — le digo, cuando detengo mi camino de besos a lo largo de su hombro. —El contrato— dice ella. Levanto la cabeza y miro hacia ella, un poco divertido, y por último suspiro. Acaricio mis dedos por su mejilla. —Bueno, creo que el contrato es discutible, ¿no? — le digo en voz baja y ronca, con la mirada suave. — ¿Discutible? — Ella pregunta. —Discutible— le digo sonriendo. Ella abre la boca con curiosidad.

—Pero estabas tan interesado. —Bueno, eso era antes. De todos modos, las reglas no son discutibles, siguen en pie— le digo con la expresión ligeramente endurecida. No voy a dejar ir mi control, o las normas que tenemos que pasar. — ¿Antes? ¿Antes de qué? —Antes de...— digo, pauso y mi expresión cautelosa está de vuelta con este territorio desconocido. —Más— le digo encogiéndome de hombros. —Oh— es su respuesta entrecortada. —Además, has estado en la sala de juegos dos veces, y no has corrido gritando por las colinas. — ¿Esperas que lo haga? — Me interroga. —Nada de lo que haces es esperado, Anastasia— le digo secamente, como ella siempre está fuera de la norma. —Por lo tanto, permíteme ser clara. ¿Sólo quieres que yo siga las reglas del contrato todo el tiempo, pero no el resto del contrato? —Salvo en el cuarto de juegos. Quiero que sigas el espíritu del contrato en la sala de juegos, y sí, yo quiero que sigas todas las reglas, todo el tiempo. Entonces sé que estarás a salvo, y voy a ser capaz de tenerte en cualquier momento que desee. — ¿Y si rompo una de las reglas? —Entonces te castigaré— le respondo. — ¿Pero no necesitaras mi permiso? —Sí, lo haré.

— ¿Y si digo que no? — Ella contesta. Miro a ella por un momento. Conociendo a Anastasia, ella puede ser un interruptor de la regla y ella va a decir que no a un castigo casi siempre. Mi expresión es un poco confusa. No voy a renunciar a mis reglas, porque ella necesita saber que tengo que tener el control en todo momento. —Si dices que no, dirás que no. Voy a tener que encontrar una manera de persuadirte— le digo. Soy muy creativo a la hora de persuadir. Ella inmediatamente se aleja de mí y está creando una distancia entre nosotros. Yo frunzo el ceño mientras mira hacia mí. Miro perplejo con su comportamiento y con miedo y cautela al respecto. ¿Está funcionando? —Así que el aspecto castigo sigue permaneciendo— dice tratando de confirmar. —Sí, pero sólo si rompes las reglas. —Voy a tener que volver a leerlas— dice ella. —Voy a buscarlas para ti— le digo al igual que el hombre de negocios que está tratando de limar los detalles de un contrato comercial. Me levanto de piano, y camino a mi estudio. Enciendo mi ordenador portátil, y abrir el archivo pdf con su contrato alterado, y pulso "Imprimir". Una vez que la impresora escupió el contrato modificado, cojo los papeles, y salgo del estudio, y de regreso a mi sala de estar donde Anastasia está de pie con una expresión confusa plasmada en su rostro. —Aquí tienes— le digo entregando el contrato que acabo de imprimir. He tachado por supuesto las líneas en las que ella no estaba de acuerdo.

REGLAS Obediencia: La sumisa obedecerá cualquier y todas las instrucciones dadas por el dominante de inmediato, sin vacilación ni reserva y de manera expedita. La sumisa estará de acuerdo con cualquier actividad sexual considerada adecuada y agradable, consideradas por el dominante a excepción de aquellas actividades que se describen en los límites estrictos (Apéndice A). Lo hará con entusiasmo y sin vacilaciones. Sueño: La sumisa se asegurará de que alcance un mínimo de ocho siete horas de sueño cada noche cuando ella no está con el dominante. Alimentación: La sumisa comerá con regularidad para mantener su salud y el bienestar de una lista prescrita de los alimentos (Anexo 4). La sumisa no merienda entre comidas, con la excepción de fruta.

Ropa: Mientras esté con el dominante, la sumisa deberá usar ropa sólo aprobada por la dominante. El dominante proporcionará un presupuesto de ropa para la sumisa, que la sumisa utilizará. El dominante deberá acompañar a la sumisa para comprar ropa sobre una base para dicho propósito. Ejercicio: El dominante deberá presentar a la sumisa con un entrenador personal cuatro tres veces por semana en sesiones de una hora, a veces de mutuo acuerdo entre el entrenador personal y la sumisa. El entrenador personal le informara al dominante el progreso de la sumisa.

Higiene personal/belleza: La sumisa se mantendrá limpia y afeitada y/o depilada en todo momento. La sumisa visitará un salón de belleza de la elección del dominante en los momentos que decida el dominante, y someterse a cualquier tratamiento que él dominante crea conveniente. Seguridad personal: La sumisa no beberá en exceso, no fumara, o tomara drogas recreativas o se pondrá en peligro innecesario. Cualidades personales: La sumisa no entrará en ninguna relación sexual con alguien que no sea el dominante. La sumisa se comportara de una manera respetuosa y modesta en todo momento. Ella debe reconocer que su comportamiento es un reflejo directo del dominante. Ella será responsable por cualquier delito, falta cometida y mala conducta, cuando no esté en la presencia del dominante. El incumplimiento de cualquiera de los anteriores, dará lugar a un castigo inmediato, cuya naturaleza será determinada por el dominante.

Ella lee cada línea con cuidado, con atención y con plena comprensión. Una vez que ha hecho la lectura, levanta la cabeza y me pregunta: — ¿Así que la cosa de obediencia sigue en pie? — Pregunta.

—Oh, sí— le digo sonriendo. La obediencia es muy importante para mí. Sin ella, no tengo control. Ella niega con la cabeza divertida, y más por costumbre que por intención, ella me rueda los ojos y me enciende como el árbol de Navidad. — ¿Acabas de rodarme los ojos, Anastasia? — Respiro con expectativa. Ella tiene esta cara OSM plasmada en su rostro. —Posiblemente, depende de cuál es tu reacción— dice ella. —Igual que siempre— le digo sacudiendo ligeramente la cabeza, y mis ojos son iluminados por la emoción de la posibilidad de nalgadas, cuando mis palmas comienzan a crisparse. Ella traga, y mira a su alrededor por distracción, o la intervención divina. —Así que...— dice ella en busca de una salida. — ¿Sí? — Le pregunto, lamiendo mi labio inferior. — ¿Quieres pegarme ahora? — dice ella. —Sí. Y lo haré— le respondo con carácter de naturalidad. —Oh, ¿de verdad, señor Grey? — me reta, sonriendo hacia mí. Ella quiere jugar. — ¿Vas a detenerme?



OSM: ¡Oh Santa Mierda!

—Vas a tener que atraparme primero— dice ella, y mis ojos se abren y sonrío, levantándome lentamente al pie de su reacción en el aumento de las apuestas. —Oh, ¿de verdad, señorita Steele? — Le pregunto. Ella está ahora detrás de la barra de desayuno, y no hay nada más entre nosotros. De hecho, yo puedo saltar sobre ella para llegar a ella. Mi adrenalina está corriendo con entusiasmo, y se muerde el labio inferior elevando el nivel de entusiasmo en mí. —Y tú estás mordiéndote el labio— yo respiro, mientras me muevo lentamente hacia mi izquierda y ella también se mueve en la dirección opuesta. —No lo harías— dice burlona. —Después de todo, pones los ojos— dice tratando de razonar conmigo. ¡Lindo! Sigo moviéndome a mi izquierda como lo hace ella. —Sí, pero acabas de subir el listón en las estacas de emoción con este juego— le digo con los ojos en llamas, y la anticipación salvaje. —Soy bastante rápida, ya sabes— dice ella con indiferencia. —Yo también— le respondo. Le acecho en la cocina. — ¿Vas a venir tranquilamente? — Le pregunto. — ¿Cómo siempre? — responde ella. —Señorita Steele, ¿qué quieres decir? — Sonrío. —Va a ser peor para ti si tengo que ir por ti— le digo. —Eso es sólo si me capturas, Christian. Y ahora mismo, no tengo ninguna intención de dejar que me captures— dice con valentía.

—Anastasia, te podrías caer y hacerte daño. Lo qué te pondrá en contravención directa de la regla número siete— le digo preocupado. —He estado en peligro desde que te conocí, Sr. Grey, con reglas o sin reglas— responde ella. —Sí, lo has estado— digo pausadamente ya que considero esta declaración. Pongo las personas en peligro, incluso si lo hago de mala gana. De pronto me lanzo por ella y ella chilla y corre por la mesa del comedor. Ella logra escapar, y ahora la mesa del comedor está entre nosotros. Estoy emocionado como un depredador, y estoy a la caza... completamente emocionado. —Desde luego, sabes distraer a un hombre, Anastasia. —Nuestro objetivo es complacer, Sr. Grey. ¿Distraerlo de qué? — Ella pregunta. —La vida. El universo— le digo agitando mi mano alrededor. —Tú parecías muy preocupado mientras tocabas— comenta. Me detengo y cruzo los brazos, divertido. —Podemos hacer esto todo el día cariño, pero lo haré por ti, y sólo va a ser peor para ti cuando lo haga. —No, no lo haré— dice ella con terquedad. Mirándome, midiéndome y preparándose para correr. —Cualquiera pensaría que no quieres que te atrape— digo. —No lo hago. Ese es el punto. Me siento sobre el castigo cómo te sientes por mí tocándote— dice ella y me detengo en seco, como si me dispararan, me descarrile. ¿Qué? ¿Cómo podría hacer eso a ella? ¿Hago algo en ella en la misma intensidad de repulsión y disgusto que se hizo para mí? ¿Por qué no me lo dijo alguna vez? Peor aún, ¿por qué diablos no recibí eso? ¡Qué idiota soy!

— ¿Eso es lo que sientes? — Susurro, toda la energía, toda la voluntad eliminada de mí, horrorizado de que yo podría ser el infractor de algo tan agresivo y detestable para ella. Siento toda la energía de mí drenando, como si yo fuera una cáscara sin vida de un hombre. Ella frunce el ceño. —No. A mí no me afecta tanto como eso, pero te da una idea— murmura, mirando ansiosamente a mí. —Oh— le digo completamente perdido. ¡Oh, mierda! ¡La he perdido, y ella estaba casi destrozada! Y su compañera de cuarto casi pateó mi culo fuera. ¡Por supuesto que sí, porque yo no sabía el daño que estaba haciéndole a ella! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¿Qué tipo de mierda soy? Yo... Yo... No sé cómo responder a esta revelación. Mi mirada se acerca a ella en blanco, desconcertado, perdido, mi boca abierta. — ¿Lo odias tanto? — Respiro con el horror interior finalmente reflejándose en mis ojos. ¡Horror! ¡De lo que he infligido a ella... a la mujer que amaba... quería! Se detiene en seco y poco a poco viene alrededor de la mesa del comedor. —Bueno... no— dice ella tratando de tranquilizarme. —No. Me siento ambivalente al respecto. No me gusta, pero yo no lo odio, tampoco. —Pero anoche, en la sala de juegos...— digo apagado. —Lo hago por ti Christian, porque lo necesitas. Pero, no sé. No me has hecho daño anoche. Eso fue en un contexto diferente, y puedo racionalizarlo internamente, y yo confío en ti. Pero cuando quieres castigarme, me preocupa que me vayas a hacer daño. ¡Oh, Dios! ¡Aquí está el quid! ¡Realmente no quiero herirla! ¡Nada más allá del límite que puede tener, pero sin embargo, eso no cambia el hecho de que lo hago!

Y en este momento, más que nada. Estoy desgarrado por dentro. Mis ojos están ardiendo como un tornado... Soy incapaz de formar palabras para expresar mis pensamientos. No sé si el tiempo se detiene o se estira, pero se siente como años antes de que pueda abrir la boca de nuevo. —Yo quiero hacerte daño. Pero no más allá de cualquier cosa que no podrías tomar—. Digo. — ¿Por qué? — Ella pide. Me paso la mano por el pelo, y me encojo de hombros. Ella correrá, y nunca volverá si ella sabe la razón. Nunca podría decirle a ella. ¡Nunca! —Lo necesito— le digo pausándome, mirándola con angustia, y cierro los ojos y muevo la cabeza. Ella continúa mirándome, sondeándome suavemente, cuestionando. —Yo no te puedo decir— le susurro. — ¿No puedes o no quieres? — Ella pregunta. —No lo haré. —Así que sabes por qué. —Sí. —Pero no me lo dirás— responde ella en busca de confirmación de su declaración. —Si lo hago, vas a salir corriendo de la habitación, y nunca querrás volver— le digo mirándola con recelo, como si yo estuviera mirando a un conejo asustado. —No puedo correr ese riesgo, Anastasia— dije con miedo, temor y la desesperación que todo lo consume de tenerla en mi vida. — ¿Quieres que me quede? — dice tratando de confirmar lo que quiero.

—Más de lo que sabes— le susurro en voz baja. Me moriría si tuviera que perderla de forma permanente. —No podría soportar la idea de perderte. Su aliento se detiene. Miro hacia ella de repente con todo el miedo y el pánico llegando a la superficie de repente. Asfixiándome con el temor de la posibilidad de perderla, está aquí con toda su fuerza. La tiro en mis brazos y la beso, y la beso con toda mi pasión y el deseo, y el amor. ¡Dios mío! ¡Creo que la amo! Ella se sorprende por mi pánico y la desesperación creciendo, y todos esos sentimientos se vierten en mi beso. —No me dejes, por favor— le ruego. —Tú dijiste—: Yo digo con mi respiración acelerándose. —Tú dijiste que no me dejarías, y me rogaste que no te dejará, en tu sueño— murmuro contra sus labios tratando de mantenerla conmigo, como el temor de que me deje sólo me consume como un niño perdido. ¡No puedo perder a Ana! ¡Me arranco mi propio corazón antes de cualquier separación permanente se interponga entre nosotros! ¡No puedo vivir sin mi corazón! ¡No puedo vivir sin mi alma! —No me quiero ir— dice en voz baja. Ella me mira con todas mis paredes abajo, y mis barreras aplanadas, como un niño desnudo con toda mi mierda desnuda... un pequeño niño que se pierde en el abismo incapaz de encontrar una luz hasta que ella entró en mi vida. Mis ojos están muy abiertos y sombríos y finalmente, muestro el sentimiento torturado que siempre me ha consumido, especialmente en la oscuridad de la noche, cuando estoy solo. Ella me mira con cariño y amor. —Muéstrame— susurra.

— ¿Mostrarte qué? — Pido incapaz de comprender. —Muéstrame lo mucho que puedes hacerme daño— dice ella, me impacta. — ¿Qué? — ¿Qué está pidiéndome? ¿Está mi mente haciendo esto? ¿Ella no me dijo que detesta tanto como detesto yo ser tocado? —Castígame. Quiero saber lo mal que puede ser— dice ella. Doy un paso lejos de ella no confiando en mis propios oídos. ¡Seguramente mi cerebro es tan jodido, que compone este tipo de mierda ahora! No puedo poner en peligro mi relación con ella en una información falsa. Estoy confundido. Quiero oírlo de su boca de nuevo, para asegurarme. — ¿Lo intentarías? — Pregunto incrédulo. —Sí. Dije que lo haría— dice ella. Parpadeo con incredulidad. ¿A qué está jugando? —Ana, eres tan confusa— le digo, lo único que se me ocurre en este momento en particular. —Estoy confundida, también. Estoy tratando de resolver esto. Y tú y yo sabremos de una vez por todas, si puedo hacer esto. Si yo puedo manejar esto, entonces tal vez…— ella dice, sus palabras se apagan. Mis ojos se abren. Creo que ella quiere tocarme, y tal vez si ella puede soportar ser azotada, y si ella está dispuesta a hacer esto por mí, te aseguro que intentaría ser tocado por ella. Pero, no estoy tan seguro de poder ser tocado por ella. Estoy un poco decepcionado. ¿Qué demonios? ¿Esta bella mujer está haciendo algo que ella detesta, por el solo hecho de que ella quiere satisfacer mis necesidades y no voy a corresponder? ¡Que me condenen si no lo haré! Por fin tengo una voluntad de hierro y determinación en todo mi ser, y dejo que ese sentimiento se asiente en mis funciones.

Estrecho mis ojos en ella, mirando a mi novia, especulativamente tratando de ponderar mis alternativas. Esto es lo que quiero, y hay algo que quiere de mí a cambio. Tomo una decisión, y de repente, aprieto su brazo en un agarre firme y giro llevándola fuera de la sala de estar y me dirijo escaleras arriba y le llevo a la sala de juegos. —Te voy a mostrar lo malo que puede ser, y puedes hacer tu propia opinión— le digo pausándome junto a la puerta. Hay una sensación de tirón en el interior que no puedo resolver. Le doy una última oportunidad para detenernos, para detenerme. — ¿Estás lista para esto? — Pregunto fervientemente, en busca de una respuesta honesta, veraz. Ella asiente con la cabeza, con los ojos firmes, con la mente hecha. Abro la puerta y, sin soltar el brazo, agarra una cinta de la estantería junto a la puerta de uno de los instrumentos de castigo, y luego la llevo al banco de cuero rojo en la esquina más alejada de la habitación. —Inclínate hacia el banco— le murmuro en voz baja. Se inclina sobre el cuero suave. Deja su bata de baño. —Estamos aquí porque dijiste que sí, Anastasia— dispuesto a entender que ella es quien toma la decisión de entrar en la sala de juegos y de ser castigada, y que es con el consentimiento de ella y nunca sin él. —Y tú huiste de mí. Voy a golpearte seis veces, y vas a contar conmigo— le digo, enumerando las razones por las que ella está aquí. Pero ella tiene que recordar lo que no debe hacer. Es por eso que la hago contar el número de azotes que recibe con el cinturón para futuras referencias. Finalmente levanto el dobladillo de su bata de baño, y acaricio suavemente su trasero, pasando la mano por todas partes en ambas mejillas y hacia abajo la parte superior de los muslos.

—Estoy haciendo esto para que te acuerdes de no huir de mí, y tan emocionante como es, no quiero que corras de mí— le susurro. Incluso en el juego, ella huyendo de mí es simplemente devastador. —Y me rodaste los ojos. Sabes lo que siento por eso— le digo con mi voz firme dominante, ya que mi personaje Dom está de vuelta con toda su fuerza, y que está completamente asociado a esta sala. Levanto la correa y aterrizo en su trasero lo más fuerte que puedo retener nada, dejando mordidas en sus nalgas. Ella grita de dolor y conmoción con la primera mordida de la correa, y toma una enorme bocanada de aire como si sus pulmones sólo se quedaron sin aire por completo. — ¡Cuenta, Anastasia! — Le ordeno. De alguna manera, con el conteo de Anastasia, es un reconocimiento de mi dominación sobre ella que es un giro enorme. — ¡Uno! — Ella me grita como si dijera: ¡Vete a la mierda Grey! La golpeo de nuevo, y su parte inferior es brillante con el ribete de la correa en su trasero en una tira larga y el sonido hace eco en la habitación. — ¡Dos! — Ella grita. Su voz eleva mi libido diez veces, hasta el límite de hacer mi respiración agitada y entrecortada. Levanto la correa y corta en la carne de nuevo. — ¡Tres! — Ella grita, y siento sus cálidas lágrimas brotando en mis pantalones de pijama, pero ella no está protestando, y tampoco me detiene. La golpeo de nuevo.

—Cinco...— dice ella con voz ahogada más que enojada o deprimida. Ella suena estrangulada, y su parte trasera es tan roja como la bandera china, pero todavía no hay palabra de seguridad fuera de ella. Aterrizo el cinturón por última vez. —Seis— susurra, cuando dejó caer el cinturón detrás de ella, tirando de ella en mis brazos con compasión y sin aliento, mientras ella soportó el castigo y lo hizo por mí. Pero ella me hace a un lado, luchando de mi alcance. —Déjame ir... no...— dice, sigue empujando y luchando para alejarse de mí. ¡Lucha contra mí! ¡Trata de huir de mí! ¡Oh Dios! ¡No! ¿Qué he hecho? — ¡No me toques! — Me sisea mientras se endereza y se me queda mirando. Estoy completamente desconcertado, mis ojos muy abiertos y asustados con el conocimiento de que ella puede cerrarse, y huir. Ella se limpia sus lágrimas con rabia de sus ojos con la parte posterior de las manos mirándome. — ¿Esto es lo que realmente te gusta? Yo, ¿de esa manera? — dice mientras se limpia la nariz con la manga de su bata de baño. Miro con recelo incapaz de hablar. — ¡Bueno, eres un jodido hijo de puta! —Ana— declaro, conmocionado. No quería traerla aquí. Pero ella quería que la trajera de todos modos. ¿Qué he hecho? ¿Por qué estuve de acuerdo, incluso después de que ella declaró que detesta ser castigada? ¿Cómo diablos me equivoco en mi relación por sí solo de esta manera? — ¡No te atrevas a decir 'Ana'! ¡Necesitas ordenar tu mierda, Grey! — dice sus últimas palabras para mí completamente enojada, amarga, desconcertada, y herida. Me di cuenta en ese momento que en realidad daño a las personas.

¡Soy malo hasta la médula! ¡Lastimo a las personas que se preocupan por mí! ¡Lastime a la única mujer que realmente me gusta! Y en este punto, ella puede estar funcionando lejos de mí. Ella agarra la manija de la puerta y en silencio la cierra detrás de ella, como derrotada. ¿Qué hago? ¡No puedo vivir sin ella! Yo... ¡Es que no puedo! Soy un tipo de mierda, mierda, que no sirve para nada, no vale nada y sin embargo quiero su cariño, quiero su amor, la necesito aquí, conmigo. Haré cualquier cosa, cualquier cosa para que se quede conmigo. Ella sólo me ha abandonado. Mis manos van a mi pelo con desconcierto, pero esta vez, me parece que mis dedos agarran y tiran de él con dureza en la desesperación. ¡Oh, Dios mío! Yo sólo... Empiezo a hiperventilar. ¡Yo sólo alejé a la única mujer que he amado! ¿Qué diablos está mal conmigo? ¡Estoy completamente, totalmente, completamente jodido! ¿Cincuenta sombras? ¡Soy la peor cosa que la puta de crack maldita dio a luz! Bueno, has hecho tu cama, ¡hijo de puta! ¡Oh, Dios! ¿Qué he hecho? ¿Puedo volver a redimirme? Estoy congelado en mi lugar sin poder moverme. ¿Qué hago? ¡Ella me odia! ¡Ella realmente, realmente me odia! ¡Por favor, Dios mío! ¡No puedo soportarlo! ¡Escúchame! ¡Ayúdame! ¡No valgo nada, pero estoy pidiendo ayuda ahora! ¡Por favor! ¡Ayúdame! ¡Sálvame de mi miseria! Ella es la única persona que he amado y me odia ahora... —Por favor— se escapa de mis labios en voz baja. —Por favor, Dios... No tengo a nadie para pedir ayuda. ¡Ayúdame! ¡Ella me dejara! Finalmente encuentro la fuerza para moverme desde el punto que estoy congelado, y lentamente camino a la puerta y giro el pomo de la puerta. Ella no está en la puerta. Me voy a mi habitación, y entro en el baño principal y recojo una botella de Advil y una botella de loción para calmar su trasero.

Entonces me encuentro a mí mismo yendo en la dirección de su habitación. Poco a poco me dirijo a la puerta y poco a poco entro en su habitación. El amanecer está sobre nosotros, pero es como si el sol se ha puesto y no vuelve de nuevo para mí. Ella se acurrucó a su lado en la cama, ya que su parte trasera está herida y está sufriendo, con la cabeza enterrada en la almohada y está llorando. Las palabras de su compañera de piso Kate vuelven a mí. — ¡Desde que te conoció, llora todo el tiempo! — Estoy desgarrado en mil pedazos. Ella realmente me odia... ¡Me odia! ¿Por qué no iba a hacerlo? Pongo el Advil y crema de árnica en la mesita de noche, y me siento en la cama que se desplaza debajo de mi peso, me subo en la cama detrás de ella, más cerca de ella, más cerca de sus sollozos implacables. —Silencio— susurro. Ella está congelada en su lugar, y se encuentra con rigidez, completamente inflexible. Mi corazón se rompe de nuevo. ¡La he roto! —No luches contra mí, Ana, por favor— le susurro. No puedo soportarlo. Suavemente, la pongo en mis brazos, enterrando la nariz en su cabello, besando su cuello. No puedo soportar la idea de perderla. ¡Es que no puedo! —No me odies— apenas puedo susurrar —por favor— respiro contra su suave piel. Mi alma duele, y estoy perdido. Ella comienza a llorar de nuevo en silencio. Sigo besándola suavemente, con ternura, pero soy cauteloso de que ella no me quiere más. Los dos nos encontramos juntos así durante mucho tiempo. Sosteniéndola, rogando en silencio que ella no me deje, que me perdone, y que deje de odiarme. ¡Sé que esto es mucho pedir, pero estoy enamorado de ella! Ella finalmente se relaja, cuando la rigidez sale de su cuerpo, y deja de llorar. El amanecer viene y se va, y las luces suaves de la mañana ceden a las luces brillantes del día cuando la mañana avanza, y todavía nos mentimos en voz baja.

—Te traje un poco de Advil y un poco de crema de árnica— digo después de un largo rato. Se vuelve muy lentamente en mis brazos frente a mí. Su cabeza está apoyada en mi brazo. Mis ojos son inflexibles de mis pensamientos y temores y vigilantes. Me mira como si estuviera mirándome por última vez. ¡Oh, no! Trato de no dar nada de distancia, en mi mirada, manteniendo mis ojos en ella sin siquiera parpadear. Llega arriba, me acaricia la mejilla y recorre con las puntas de sus dedos mi barba. Cierro los ojos y exhalo un poco ante su toque, que se ha convertido en mi salvación. —Lo siento— susurra. ¿Qué? ¿Por qué? ¿Es esto? ¿Va a decirme que esto no está funcionando? Abro los ojos y miro perplejo. — ¿Por qué? —Lo que dije— dice, alivio inundando a través de mí. Tal vez ella no se irá. Tal vez podamos resolver esto. —No me dijiste nada que no sabía— le digo con los ojos suaves. —Lo siento, te he hecho daño— le digo. Se encoge de hombros como respuesta. —Lo pedí—. Entonces me mira, traga. Esto no es bueno. —Yo no creo que pueda ser todo lo que quieres que sea— susurra. Mis ojos se abrieron un poco, y parpadeo cuando el miedo golpea hacia mí en mí. —Tú eres todo lo que yo quiero que seas— le digo. He esperado tanto tiempo por ella, para encontrarla, y de alguna manera la Divina Providencia fue lo suficientemente amable para cruzar nuestros caminos. Ahora, estoy a punto de perderla. Hay un agujero en mi pecho y no puedo soportarlo. Ella está aquí, pero a millas de distancia. Ella se ve confundida.

—No lo entiendo. No soy obediente, y puedes estar tan seguro como el infierno, que no voy a dejar que me hagas eso otra vez. Y eso es lo que necesitas, lo has dicho. Cierro los ojos de nuevo y lucho con mi mejor parte del cerebro. Acabo de darme cuenta de que estoy enamorado de ella. ¿No me obliga el amor a hacer lo que es mejor para ella, y no para mí mismo? ¿No me dijo el Dr. Flynn recientemente que, "C'est cela l'amour, tout donner, tout sacrificador sans espoir de retour." ¿Cómo yo lo entiendo ahora, y ya es demasiado tarde? "El amor es darlo todo, sacrificarlo todo para no volver jamás", y tengo que hacer lo que es mejor en su interés y en el de Christian Grey. Preparo mi mente. Tengo que dejarla ir. Hacer lo mejor para ella, sabiendo que es casi imposible de cambiar mis costumbres. —Tienes razón. Debería dejarte ir. No soy bueno para ti— le consiento completamente devastado. El amor es dar todo sin esperar nada a cambio. Le voy a dejar con mi corazón y mi alma, voy a quedar menos de lo que yo era, cuando ella me encontró. Sus ojos se abren a mi respuesta. —No me quiero ir— susurra mientras las lágrimas nadan en sus ojos de nuevo. El alivio me inunda una vez más. —Yo no quiero que te vayas tampoco— le susurro con voz cruda. Llego y frotar suavemente la mejilla y seco una lágrima que cae con el pulgar. —Volví a la vida desde que te conocí— apenas podía pronunciarlo en voz baja. Mi pulgar traza los contornos de su labio inferior. —Yo, también— susurra de nuevo. —Me he enamorado de ti, Christian— ella declara, y oyendo esto de ella, cuando ella está consciente y despierta, me derribo, y mi respiración me golpea. ¿Ella me ama? ¿A este pedazo de mierda de hombre? ¡No puede! ¡Ella no debe! ¡No soy nada! Estoy mal para ella. Mis ojos se abren con puro miedo sin diluir. ¡Esto es muy, muy malo! Es malo para ella, y malo para mí.

—No— respiro como si hubiera oído la peor de declaración en el mundo. Me siento como si la vida se apagó de mí. —Tú no me puedes amarme, Ana. No... Eso está mal— le digo completamente horrorizado. — ¿Mal? ¿Por qué está mal? — Ella pregunta. —Bueno, mírate. No puedo hacerte feliz— le digo en voz muy angustiada. —Pero, sí me haces feliz— dice ella con el ceño fruncido. —No por el momento, no haciendo lo que quiero hacer— y este es el quid de ello, porque estoy jodido, y quiero hacerle daño. Se ve triste y desesperada. —Nunca vamos a superar eso, ¿verdad? — Susurra con voz temerosa cuando la realización amanece sobre ella. Sacudo la cabeza con tristeza. Ella cierra los ojos, como si no pudiera soportar verme. ¡Yo soy un hijo de puta de mierda! ¿Por qué destruir todo lo bueno que viene a mi manera? —Bueno... Será mejor que me vaya, entonces— murmura, y hace una mueca mientras se sienta. —No, no te vayas— le digo, pánico me consume completamente. —No hay ningún punto en que me quedara—. Ella parece haber envejecido 10 años en las últimas horas, como si el peso del mundo la estuviera desgastando. Sale de la cama, y la sigo. —Voy a vestirme. Me gustaría un poco de privacidad— dice ella con voz vacía, como si alguien, robo la vida fuera de ella y me deja parado en el dormitorio. ¡Oh, Dios mío! ¿Qué demonios he hecho? ¡Ella me está dejando! ¡Ella realmente me deja! ¡No puedo respirar!

Me paseo de ida y vuelta en la sala... ¿Qué puedo hacer? ¿Cómo puedo detenerla? ¡Estoy completamente, absolutamente, irrevocablemente roto... nada puede arreglarme, pero ella! Voy a mi estudio, y marco a Taylor. Él responde a la primera llamada. Mi voz es tensa y perturba, y por primera vez en mucho, mucho tiempo, no puedo controlar mis emociones. —Taylor— le digo. Y con esta palabra, las campanas de alarma suben en él. —Ya voy, señor— y él está allí en 15 segundos exactos. Cuando él está en mi oficina ya vestido y listo para cualquier cosa. — ¿Qué está pasando señor? ¿Está bien? ¿Está la señorita Steele bien? —Ella me está dejando Taylor. Quiero que la lleves a casa— le digo, ni siquiera reconociendo la desesperación cargada en mi voz. Levanto mis muros de nuevo. —Quiero que estés preparado. Eso es todo— le digo con una voz carente de emoción. Ese es el único tipo de voz que puedo manejar. Él sale de la oficina. Tengo ropa de repuesto en mi oficina, así que me puse los pantalones vaqueros y una camiseta de color negro. Mis pies están descalzos. Vuelvo a la sala de estar, así puedo intentar persuadir a Anastasia por última vez. Suena mi Blackberry. ¡Mierda! ¡En todo el tiempo que tiene que sonar, suena ahora! Es Welch. —Señor. Tengo noticias— dice. — ¿Qué demonios es eso? — Dije con impaciencia completa.

—Hemos persuadido al marido de Leila con un poco de información acerca de ella. Ella estaba en contacto con él. Y se comunicó con él. Algo trágico le sucedió a ella, y ella le pidió que la ayudara. Pero él le dijo que se fuera a la mierda y se jodiera a sí misma, y que no le importaba lo que le pase. — ¡Él dijo que! — le grito, y veo a Anastasia entrar en la sala a través de la esquina de mis ojos, y mis gritos la hacen saltar. —Bueno, él podría habernos dicho la maldita verdad. ¿Cuál es su número? Tengo que llamarlo... Welch, esto es una verdadera mierda—. Miro hacia arriba y no le aparto mis ojos oscurecidos y melancólicos de encima. —Encuéntrala— chasqueo y presiono el botón de colgar. Anastasia se acerca al sofá y recoge su mochila, ignorándome por completo. Para mi horror absoluto, ella saca su Mac fuera de ella, y camina de vuelta hacia la cocina, colocándola cuidadosamente en la barra de desayuno junto con su Blackberry y su llave del coche. Ella se vuelve hacia mí, cuando la miro en un rostro cargado de terror completamente estupefacto. ¿Por qué me está hiriendo así? Se los di a ella... ¡No los quiero de vuelta! —Necesito el dinero que Taylor consiguió por mi Beetle— dice con una voz clara y tranquila, completamente carente de emoción, todo en piloto automático. Conozco esa voz, así acabo de usarla en Taylor. —Ana, yo no quiero esas cosas— le digo con incredulidad, casi incapaz de controlar la grieta en mi voz. —Por favor, tómalos. —No Christian. Sólo las acepté a regañadientes, y no los quiero más. —Ana, sé razonable— le regaño. —Yo no quiero nada que me recuerde a ti. Sólo necesito el dinero que Taylor consiguió por mi coche— dice respondiendo en una voz monótona.

Yo suspiro de incredulidad. Ella está tratando de arrancarme de su vida por las raíces. ¡Ella no quiere saber nada de mí! Ni siquiera un recuerdo. ¡Oh, Dios! — ¿Estás realmente tratando de herirme? — Pregunto en un susurro ferviente. —No— frunce el ceño, mirándome. El amor se encuentra todavía en sus ojos con profunda tristeza. —Yo no lo estoy— dice en un triste susurro. —Estoy tratando de protegerme a mí misma— y es la declaración que más me duele. —Por favor, Ana, toma esas cosas. —Christian, yo no quiero pelear. Sólo necesito el dinero. Estrecho mis ojos en ella, deseando soportarlo. Ella sólo mira hacia mí impasible, ni siquiera parpadea, y no da marcha atrás. Esta es la cara inflexible. No puedo obligarla. — ¿Puedes tomar un cheque? — Pregunto ácidamente. —Sí. Creo que eres bueno para eso. Estoy teniendo el peor día de mi vida. El maldito marido de Leila ha estado en contacto con ella, y él no ha dado la información. Ella está ahí afuera en algún lugar dispuesta a hacerse daño, posiblemente a otros. ¡Y mi novia, la única chica de la que me enamoro, me está dejando hoy! Acecho en mi estudio. Escribo un cheque a Anastasia de su coche. Lo pongo en un sobre, y vuelvo a salir a la sala de estar. Ella no va a creer que esta es la cantidad que Taylor consiguió, pero lo es. —Taylor consiguió un buen precio. Es un coche clásico. Le puedes preguntar. Él te llevará a casa—. Digo asintiendo con la cabeza en dirección sobre su hombro. Ella se da vuelta y ve a Taylor que estaba en la puerta, vestido con su traje, listo para ir.

—Eso está bien. Puedo llegar a mi casa, gracias— responde ella. Se da la vuelta para mirarme, y yo apenas puedo contener mi furia en los ojos. ¿Por qué ella nunca, nunca me escucha? ¿Por qué no puede tener un último gesto de mi parte? ¿Por qué Ana? ¿Por qué me haces esto a mí? ¿Por qué me dejas? — ¿Vas a desafiarme a cada paso? — Pregunto fríamente. — ¿Por qué cambiar un hábito de toda la vida? — dice dándome un pequeño gesto de disculpa. Cierro los ojos con frustración y paso mis manos por mi cabello completamente exasperado. —Por favor Ana, deja a Taylor llevarte a casa— se lo ruego. —Voy por el coche, señorita Steele— Taylor anuncia con autoridad. Tal vez ella va a escucharlo a él. Ella pensó que él era paternal. Asiento con la cabeza a Taylor, y él ha ido a buscar el coche. Ella se vuelve hacia mí. Estamos cerca de cuatro pies de distancia. Doy un paso adelante para abrazarla por última vez, sabiendo que yo no seré capaz de dejarla ir, y ella automáticamente da un paso hacia atrás, como si ella tomara mi corazón y lo estrellara en el suelo. Me detengo. Ella está huyendo de mí, y estoy totalmente angustiado. ¡Oh Dios! Ella no me quiere. Eso duele más. Le herí profundamente, y ella ni siquiera quiere mi proximidad. Dolor y agonía desgarradora se derrama de mis células, de todo mí ser, como si fuera a materializarse ante ella. Mis ojos arden de deseo y desesperación. ¡Sólo quiero correr hacia ella y abrazarla y nunca, nunca dejarla ir! ¡Déjame Ana, por favor! —Yo no quiero que te vayas— murmuro con una última súplica. ¡Por favor, bebé! No te vayas. Miro a su anhelo. Lo suficientemente cerca como para tocarla, sin embargo, no puede hacerlo, porque ella erigió muros entre nosotros.

—No puedo quedarme. Yo sé lo que quiero, y tú no puedes dármelo, y yo no puedo darte lo que necesitas— dice ella con voz desesperada. Doy otro paso adelante, pero ella sostiene su mano para detenerme. —No lo hagas, por favor—.Verla alejarse de mí, es simplemente desesperante. Ella ni siquiera puede tolerar mi toque. Me estoy muriendo como por mil cortes. —No puedo hacer esto. Ella agarra su maleta y la mochila, y se dirige al vestíbulo. La sigo, pero mantengo una distancia prudente. Presiono el botón del ascensor y las puertas se abren. Ella sube. —Adiós, Christian— murmura. —Ana, adiós— le digo en voz baja. Sólo soy un hombre roto, en dolor agonizante en este momento. Cuando aleja su mirada de mí estoy completamente destrozado, ella bien pudo haber tomado todo con ella, porque al segundo que la puerta del ascensor se cerró, mi alma me ha dejado con Ana, ya que nunca he tenido una sin ella. La única mujer que he amado me ha dejado... El aire es eliminado de mí, y con ella dejándome, se siente como si alguien apagó las luces, y tomó el sol, lejos. Me hundo en mis rodillas por completo, como un Atlas que lleva el mundo sobre sus hombros, y por primera vez en mi vida adulta, me pongo a llorar mi cabeza enterrada en mis manos. ¡Esto es enteramente mi culpa! ¡Soy uno jodido hijo de puta! ¡Una perra habría sido una cosa mejor, es peor... hijo de una puta adicta al crack! ¿Cómo nunca lavo fuera esa mierda fuera de mí, así no mancharía a nadie más? ¡He contaminado y dañado a mi bebé, a mi novia, a mi mujer, a mi único amor! Me levanto del suelo con resolución, las lágrimas aun corriendo en su propia voluntad. Yo podría tener a la señora Jones con su boca en el suelo, ¿pero qué puedo decir? Apenas puedo ver donde estoy caminando, mis ojos y mi mente completamente nublados.

Entro en la habitación y vuelvo directamente al baño de lágrimas todavía corriendo, mis sollozos desaparecen. Estuve a punto de rasgar la camisa de mi espalda, y tomo mis vaqueros. Abro el agua caliente, y camino en la ducha. Agarro un depurador en el camino y formo una espuma con gel de baño. Empiezo a fregar y lavar la suciedad del proxeneta de la puta del crack que puso en mí, y que se quedó atascado, infundido conmigo todos estos años. Me froto, me froto, me froto y me froto, implacablemente todas las marcas de cigarrillos, todos los lugares que no he permitido que Anastasia toque. ¡Me doy asco a mí mismo! ¡Me odio a mí mismo! Froto, froto, froto, froto... Mi pecho esta crudo y rojo... Luego me muevo a mis brazos y manos. ¡Estas son las manos que quieren hacer daño a Anastasia! Friego… friego... friego... friego... friego... y sigo y sigo. ¡No puedo llegar a mi espalda! Tengo un depurador con un mango en algún lugar. Salgo del agua que gotea de la ducha y jabón por todas partes, pero no me importa y compruebo uno de los armarios, y ahí está, golpeo el maldito gabinete con una fuerza tal que se vuelve un par de veces antes de que se detenga y permanezca cerrado. Enjabono el depurador, y froto la espalda una y otra y otra vez, hasta que esta cruda y dolorosa. El dolor es bueno. Estoy familiarizado con él. Todavía estoy existente, en este plano donde vive Anastasia. Yo estoy bajo el agua caliente por lo que parece para siempre, y la comprensión de que Ana me ha dejado, choca contra mí otra vez, haciéndome temblar las rodillas una vez más, y me desplomo en la ducha de espaldas a la pared, doblo mis rodillas y dejo que mi dolor me consuma cuando mi miseria va en picada, como un avión fuera de control. No veo nada, no se me ocurre nada, y no puedo reunir un pensamiento coherente a excepción de Anastasia. — ¿Sr. Grey? — Oigo una voz vacilante de la entrada. No respondo. La voz es suave, pero distante. Yo no estoy aquí. Me siento como si he dejado mi cuerpo, sólo un observador de mi propio yo desde la distancia, desde arriba; cualquier lugar, pero en el piso de la ducha. Soy como un zombie en mi propia piel.

— ¿Sr. Grey? — esta vez la voz femenina está más cerca. — ¡Oh, querido Señor! — Ahora la voz es ansiosa, preocupada y asustada. Sin duda, no es por mí... —Taylor—. Oh, la voz es fuerte ahora. — ¡Taylor! ¡Jasón Taylor! ¡Ven aquí! — ¡Que lenguaje habla esta mujer! ¿Quién es esta? Oigo pasos. No, corriendo rápidas pisadas, cada vez más fuerte, y finalmente se detienen antes de la entrada de mi cuarto de baño. Alguien entra en la ducha. ¡Qué hombre tan grosero! ¡Simplemente no entras en la ducha con otro hombre, sin invitación! — ¡Señor! ¡Señor! — Grita. —Señor, ¿me escucha? Apaga el agua y me doy cuenta de que su traje oscuro está empapado. — ¡Gayle, pásame par de toallas por favor! — Ladra una orden; eficiente como un soldado. De repente estoy siendo levantado a mis pies y una gran toalla esponjosa está envuelta alrededor de mi cintura y otra sobre mi torso. —Ve a mi oficina, y busca mi botiquín de primeros auxilios— ladra otra orden aguda. Luego responde a una pregunta que no pudo oír. —Están etiquetados. Primeros auxilios y quemaduras. Oigo pasos que corren alejándose. —Señor, le voy a sentar en la cama ahora— me habla suavemente como si estuviera hablando con un niño pequeño. Asiento con la cabeza. Él me lleva a mi cama, y hay una caja en mi almohada. Jasón está a punto de quitarla, pero se detiene.

—Esto es de la señorita Steele— dice en voz baja. Todos mis ingenios vuelven a mí corriendo con todas sus fuerzas. — ¡Es mío! — Digo tirándola fuera de las manos de Taylor como si su contacto pudiera profanar un objeto sagrado. Me abrazo a mí mismo, y los ojos de Taylor están mí con una expresión que nunca le había visto antes. ¿Es compasión? Cuando por fin puedo poner la caja en la cama, veo la parte superior de la misma.

Esto me recordó un momento feliz. Gracias. Ana

Miro la caja por un largo tiempo. Oigo un ruido extraño. Un sonido ahogado. Miro hacia arriba y Taylor y la Sra. Jones se están mirando el uno al otro con expresiones preocupadas, reflejo uno del otro. ¿Quién diablos está haciendo ese sonido? Cuando dos grandes gotas caen en la caja que contiene un kit para un planeador Blahnik L23, me doy cuenta de que yo soy el que está haciendo el sonido ahogado. Taylor se mueve incómodo en sus pies. Él asiente con la cabeza a la señora Jones y ella sale de la habitación con una mirada de preocupación en su rostro. — ¿Sr. Grey? — Taylor pregunta. —Hmm...— es todo lo que puedo decir para responder. —Tengo que administrar los primeros auxilios en usted señor— dice con rotundidad.

— ¿Para qué? —Su piel parece un poco lastimada señor. Le va a acelerar el proceso de curación. —Lo haré yo mismo Taylor— digo finalmente encontrando mi voz plana, tal vez una orden, con tono firme. Me parece oír a Taylor dejando escapar un suspiro de alivio. Si yo no puedo dejar que Anastasia me toque, le aseguro que no puedo dejar que Taylor administre en mi pecho los primeros auxilios. No es nada peor que el trasero de Anastasia de todos modos. — ¿Va a estar bien señor? — Taylor pregunta vacilante. No, creo. Yo nunca voy a estar bien sin Anastasia. — ¿Cómo estaba la señorita Steele? — Le pregunto. —Señor...— vacila. —Ella estaba... no es bueno, señor— dice lentamente. Lo miro para que me contara más. Él fue la última persona en contacto con la única mujer que he amado. ¡Quiero escuchar, no importa lo doloroso! Duda. — ¡Taylor, quiero que me digas! ¿Cómo estaba ella? ¿Cómo se veía ella? ¿Te dijo algo? Taylor me mira como si él fuera a traicionar la confianza de Anastasia si dice algo. Él está tranquilo. — ¿Taylor? — Le pregunto bruscamente. Él no se inmutó. —Ella estaba devastada, señor. Lloró y lloró todo el camino a casa. Se enrollo sobre sí misma en el asiento trasero, y gritó— él dice. Sus palabras son como apuñaladas a una herida fresca.

— ¿Le ayudaste en su casa? —Ella no quería ningún tipo de ayuda, señor... Ella sólo...— hizo una pausa mirando a otro lado —ella sólo se alejó por su cuenta poco a poco. —Gracias Taylor— murmuro. —Voy a estar en casa todo el día de hoy. Tengo este modelo de planeador para construir que Anastasia dejo para mí. Por lo tanto, no vamos al baile esta noche. Haz que la señora Jones me arregle un almuerzo ligero, por favor. — ¡Sí, señor! — dice con un poco más de entusiasmo que justifica. Taylor sale de la habitación. Tomo una de las lociones que la señora Jones trajo y la froto en el pecho. Me puse una camiseta negra y pantalón negro como para subrayar mi propia miseria. Tomando mi caja planeador Blahnik L23 en mi brazo, entro en la sala de estar. La señora Jones está ocupada preparándome un sándwich. — ¿Qué le gustaría beber señor? —Vino, por favor— le digo. Suena mi Blackberry en el desayunador. Corro para responderlo esperanzado contra toda esperanza, pensando que es Anastasia, y la Sra. Jones vuelve a mirarme también esperanzadora. —Ana— me dice sin aliento. — ¡Hola Christian! Se trata de Elena...— es la respuesta del contestador. — ¿Qué coño quieres? — Digo, mi tono cambia a fragmentos de hielo. — ¿Te llamo en un mal momento? —Pregunta.

— ¡El peor! ¡Eres la última persona con la que quiero hablar en este momento Elena! — Le gruño. — ¿Christian, te he ofendido de alguna manera? — Ella pregunta en voz baja. — ¡Si quieres saberlo! ¡Mi novia Anastasia me dejó! —Pero, ¿por qué? Pensé que estaban llevándolo tan bien...— dice. — ¿Por qué? ¡Porque, yo soy uno jodido hijo de puta! ¡Por eso! ¡Te lo dije, ella es un ángel, y yo soy el engendro del diablo! ¡Yo destruyo todas las cosas buenas! — ¡Christian, no seas tan duro contigo mismo! No era una gran Sum de todos modos. Yo sabía que no podía manejar nuestro estilo de vida. Te dije que la dejaras. ¡Mira lo que está haciéndote! Te he dicho que el amor es una emoción inútil, y consiguió que todo fuera de sí, querido...— dice, y lo que he tenido con ella una mierda. — ¡Cierra la puta boca Elena! Si necesito tu opinión, voy a preguntar por ella. Ya te lo he dicho que mi novia me dejó, y me estás diciendo que patee su culo. Bueno, ¿adivina qué? Tu deseo ha sido concedido. ¡Mi culo ha sido objeto de botadero, y nunca he estado tan miserable en toda mi vida! ¡Ella tomó el sol, lejos de ella! ¡Ella tomó mi alma! ¡Estoy perdido en un abismo! ¿Tienes alguna idea sobre el tormento que estoy pasando en este momento? ¡Por supuesto que no! ¡Nunca has amado a nadie aparte de ti! ¡Y ahora tienes la osadía de decirme que es casi buena hora ya que se ha ido! —Christian, pero... — ¡Sin peros Elena! ¡Ya he terminado con esa mierda! ¡Tengo que ordenar mi propia mierda! ¡Ella es mi vida! ¡Mi alma! ¿Cómo puedo vivir sin mi vida, sin mi alma?

— ¡Lo siento Christian! ¡No puedo soportar verte herido! — ¡Guarda tu lamento para alguien que le importe! Me tengo que ir. Mi novia me dio un modelo de planeador, y voy a tener que construirlo. ¡No me llames hasta que te llame! — Cuelgo. La señora Jones está congelada en su lugar por un momento, pero ella trae el plato de comida a la barra de desayuno, y un vaso de vino, y en silencio se aleja. Tengo un planeador para construir hoy. Y, mañana, ya sea que tenga que encontrar una manera de distanciarme completamente de Anastasia... o... pero no puedo llevar el resto de ese pensamiento. ¿Cómo puedo pensar en ella con otra persona abrazándola, tocándola, haciendo el amor con ella? Tengo un planeador para construir hoy. Eso es lo que voy a hacer. Y mañana, voy a ordenar mis cosas, y encontrar la manera de recuperar a mi novia. Todo es sombrío, y sin valor y sin ella, tal y como soy.

Traducido, corregido y diseñado en:

http://myadiccionperfecta.activoforo.com/

Christian y Anastasia - Fanfiction - Emine Fougner.pdf

There was a problem previewing this document. Retrying... Download. Connect more apps... Try one of the apps below to open or edit this item. Christian y ...

11MB Sizes 7 Downloads 438 Views

Recommend Documents

Livro 2 .Christian e Anastasia Fan Ficti - Emine Fougner.pdf ...
leitura. Não proibimos a publicação em redes sociais, blogs, sites e afins, mas. pedimos que coloquem os créditos de tradução á nossa equipe. E optem por.

Livro 3 .Christian e Anastasia- - Emine Fougner.pdf
Page 3 of 555. Page 3 of 555. Livro 3 .Christian e Anastasia- - Emine Fougner.pdf. Livro 3 .Christian e Anastasia- - Emine Fougner.pdf. Open. Extract. Open with.

Livro 3 .Christian e Anastasia- - Emine Fougner.pdf
Christian e Anastasia- - Emine Fougner.pdf. Livro 3 .Christian e Anastasia- - Emine Fougner.pdf. Open. Extract. Open with. Sign In. Main menu. Displaying Livro ...

Livro 4 .Christian e Anastasia - Emine Fougner (continuação).pdf ...
Você acha. Page 3 of 330. Livro 4 .Christian e Anastasia - Emine Fougner (continuação).pdf. Livro 4 .Christian e Anastasia - Emine Fougner (continuação).pdf.

CHRISTIAN AND ANASTASIA-BOOK I-no graphics.pdf
single decisive, emphatic bone in her body. She's too shy, too compliant, too forbearing... too. submissive. I take a sharp intake of breath. My mind is wondering, and before I can point her to. Page 3 of 531. CHRISTIAN AND ANASTASIA-BOOK I-no graphi

anastasia hanifah muliana - Groups
National Science Foundation (NSF) CAREER Award, 01/2006-12/2010. • TEES Select ..... Environment) Project Olympiad, Houston, Texas, May 3-4, 2008.

anastasia hanifah muliana - Groups
Bandung Institute of Technology, Indonesia. 1997. EMPLOYMENT HISTORY. Title. Institution. Date. Associate Professor. Department of Mechanical Engineering.

-Anastasia-1.pdf
There was a problem previewing this document. Retrying... Download. Connect more apps... Try one of the apps below to open or edit this item. -Anastasia-1.pdf.

ANASTASIA-Band4-Schoepfung.pdf
There was a problem previewing this document. Retrying... Download. Connect more apps... Try one of the apps below to open or edit this item.

ANASTASIA-Band5-WerSindWir.pdf
There was a problem previewing this document. Retrying... Download. Connect more apps... Try one of the apps below to open or edit this item.

pozo sta. anastasia-rev.28
Water is crucial to life. Sacral objects connected with water are well-known in architecture, dating back to. Egyptian times. A well is a necessity, life without water is impossible. Wells and water are a normal part of vernacular architecture. The E

the albert anastasia ep.pdf
Sign in. Loading… Whoops! There was a problem loading more pages. Whoops! There was a problem previewing this document. Retrying... Download. Connect ...

the albert anastasia ep.pdf
Loading… Page 1. Whoops! There was a problem loading more pages. the albert anastasia ep.pdf. the albert anastasia ep.pdf. Open. Extract. Open with. Sign In.

The-Christian-Story-A-Narrative-Interpretation-Of-Basic-Christian ...
The-Christian-Story-A-Narrative-Interpretation-Of-Basic-Christian-Doctrine.pdf. The-Christian-Story-A-Narrative-Interpretation-Of-Basic-Christian-Doctrine.pdf.

Christian Leadership 101
To aid your Bible study, we recommend consulting a good commentary such as .... or call USA 1-800-772-8888 • AUSTRALIA +61 3 9762 6613 • CANADA ...

Christian Growth.pdf
Galatians 1:6 I marvel that ye are so soon removed. from him that called you into the grace of Christ. unto another gospel: Grace and the Gospel of Jesus Christ are the same. thing; grace is not just one of the components of the. gospel. John 1:17 Fo

Christian Bell
America, then I was on the very bottom of the list. We were so poor that we ... leaders. Thank you in advance for your consideration and support. Sincerely yours,.

Christian Growth.pdf
Download. Connect more apps... Try one of the apps below to open or edit this item. Christian Growth.pdf. Christian Growth.pdf. Open. Extract. Open with. Sign In.

Christian Leadership 101
do in public—is important. But our ... What other questions and observations does the text prompt? ... We cleanse ourselves for service through obedience. For a.

almost christian
the nature of the whole, is a part of the whole;" the filings of gold are gold. The sea is not more really water, than the least drop; the flame is not more really fire than ...... I might instance in many things of the like nature, as charity, beaut

Christian Bell
Contact us by phone at (216) 233-8124 or e- mail at [email protected] or on- ... Business Name: ... Primary Business Address. 2832 East 124 ...

Lordship Salvation - Christian Issues
These comments apply to our present study. In order to hold .... eternal life unless these word pictures are descriptive of our lives. ..... This is an important theme.