LUIS FERNANDO PALMA ROBLES, Cronista Oficial de Lucena (Córdoba) LOS FRANCISCANOS DESCALZOS DEL CONVENTO LUCENTINO DEL VALLE HASTA EL SIGLO XIX Resumen: Estudio de las fundaciones conventuales en Lucena durante el Antiguo Régimen. Palabras clave: Lucena, Franciscanos Descalzos Summary: Study of convents fundation in Lucena in the Old Regime. Key words: Lucena, discalced Franciscans.

Fundaciones conventuales tridentinas En las fundaciones conventuales que se llevaron a cabo en Lucena durante el Antiguo Régimen podemos considerar dos etapas. Una primera, que comienza en los años centrales del Quinientos, esto es, desde la celebración del concilio de Trento y que podemos cerrar con la fundación conventual de las Carmelitas Descalzas, en la Plaza Nueva, siendo entonces el señor de Lucena don Enrique de Aragón, IV marqués de Comares, VI duque de Cardona y V duque de Segorbe, fallecido en 1640. En poco más de sesenta años tienen lugar las fundaciones masculinas de franciscanos observantes, hospitalarios, dominicos y carmelitas descalzos, y las femeninas de dominicas, franciscanas clarisas y carmelitas descalzas. De poco antes de la muerte de don Enrique data la fundación conventual de las agustinas recoletas, debido a la generosidad del doctor don Martín Fernández de Bruselas, presbítero que fue de esta ciudad. Fundaciones conventuales en la etapa de Medinaceli La segunda etapa es la que podemos llamar de Medinaceli, puesto que las fundaciones coinciden con los primeros años de la unión entre las casas de Comares y Medinaceli, por el matrimonio de doña Catalina Antonia de Aragón, VII marquesa de Comares, VIII duquesa de Segorbe y IX duquesa de Cardona, y don Juan Francisco de la Cerda y Enríquez de Ribera, VIII duque de Medinaceli. En este período tiene lugar el establecimiento en nuestra ciudad y las subsiguientes fundaciones conventuales de los Mínimos de San Francisco de Paula y la del Valle de franciscanos descalzos, que ocurren en los años finales del seiscientos, primeros del setecientos. La ermita de Nuestra Señora del Valle: intento de fundación carmelitana Consta que en 1537 existía ya la ermita de Nuestra Señora del Valle, como pone de manifiesto la documentación que transcribimos seguidamente:

XII CURSO DE VER ANO “EL FR ANCISCANISMO EN ANDALUCÍA” PR IEGO DE CÓR DOBA, 2006

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Volvieron a hablar del oficio que bajo juramento presentaron los regidores Juan Ruiz Valdivia y Juan de Espinosa acerca de lo que hacía un mes, poco más o menos, el alcalde mayor pidió a fray Juan de Talavera: que le mostrase la licencia del Sr. marqués en la que le autorizaba, como pretendía, a cercar y plantar de viña un pedazo del ejido que está cerca de Nuestra Señora del Valle, no pudiendo hacerlo por decir que sólo la tenía de palabra, ante lo que el alcalde mayor [Diego Cerrato] dijo que “sin tenella no usar dello”, decidiendo el tal fray marchar de inmediato a la villa de Espejo para obtenerla y, ya era sabido, que habiendo vuelto de Espejo hacía más de diez días proseguía en su obra sin dar muestras de la licencia. Al no exhibir el fraile la licencia, envió el cabildo un alguacil con peones para desbaratar y allanar todo lo que el referido fray Juan de Talavera había efectuado1. En el testamento otorgado el 9 de mayo de 1548, ante Fernando Ruiz, por parte de Juan Bocanegra, éste manda una limosna “al clérigo que está en Nuestra Señora del Valle”2 . Según Roldán y Cárdenas, la ermita del Valle había sido erigida por Fernando Alonso del Valle, indicando en su obra, escrita a finales de la primera mitad del siglo XVIII, que la ermita se “había edificado a los principios del siglo próximo”3, esto es, del XVII. Debe ser un lapsus de Roldán, quien por otra parte guarda parentesco con Fernando Alonso del Valle, a través del apellido Chacón de Rojas. Por otra parte, en 1537 nos encontramos con que Fernando Alonso del Valle tiene en arrendamiento las carnecerías públicas de Lucena4, situación que presupone un aventajada situación económica. Roldán indica que Fernando Alonso del Valle hizo construir la ermita de Nuestra Señora del Valle “por voto que hizo a la Soberana Reina de los Ángeles en un notabilísimo peligro que en dicho sitio tuvo del cual fue repentinamente libre”5. Parece ser que a finales del quinientos se hicieron obras de cierta consideración en la ermita, como se deduce del testamento de Juan Álvarez, antepasado de los Álvarez de Sotomayor, otorgado en 1583, donde manda diez reales para la obra de Nuestra Señora del Valle6. En 1599 hay intención de que los frailes carmelitas descalzos efectúen su fundación conventual en Lucena en la ermita de Nuestra Señora del Valle. La promotora de este establecimiento monacal es la condesa de Prades, doña Ana Enríquez de Cabrera y Mendoza, 1

Archivo Histórico Municipal de Lucena (AHML), Actas capitulares, 1537-1-29.

2

Fernando Ramírez de Luque, Tardes divertidas y bien empleadas por dos amigos en tratar de la verdadera historia de su patria Lucena, 1794-1808, edición en Biblioteca Lucentina, Lucena 1998, p. 83. 3 Gerónimo Antonio Roldán y Cárdenas, Antigüedad de Lucena contra la opinión que la hace modernamente edificada, 1751, edición en Biblioteca Lucentina, Lucena 1993, p. 71. En 1624 vivía un Licenciado Fernando Alonso del Valle, presbítero, vecino de Lucena, y otro homónimo, labrador vecino en la calle Antón Martín de Espejo en 1635. Ápud Manuel Nieto Cumplido, Catálogo del Archivo del Seminario de San Pelagio de Córdoba, Instituto de Estudios Andaluces, Córdoba 1977, pp. 44 y 80. 4

AHML, Actas capitulares, 1537-6-19.

5

G. A. Roldán y Cárdenas, ibídem.

6

Archivo Histórico Provincial de Córdoba, Protocolos Notariales de Lucena, Protocolo de Martín Xuárez, 1583-5-30, leg. 2177-P.

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ya viuda de don Luis Fernández de Córdoba, heredero del marquesado de Comares, éste fallecido en 1596. El convento que se pretendía fundar habría de llamarse de “Nuestra Señora del Valle y San José”. Era deseo y compromiso de doña Ana dar sitio suficiente y adecuado para que alrededor de la ermita los padres carmelitas pudiesen labrar casa para su convento y una huerta para su servicio7. Sin embargo, poco después se abandona la idea de que el establecimiento carmelitano masculino en Lucena se lleve a cabo en la ermita de Nuestra Señora del Valle. Transcribimos, a propósito, lo siguiente: Entró el contador y secretario Lope de Gálvez y dio una carta de mi señora la condesa para el dicho cabildo, por la que su señoría se remite a la creencia del dicho contador, el cual propuso de parte de su señoría que, como el cabildo sabrá, su señoría por su devoción ha determinado de fundar un convento de frailes carmenitas [sic] descalzos en esta villa, sobre lo cual tiene hecho asiento con el General de la dicha orden y las licencias necesarias para la dicha fundación del Consejo de Su Majestad y señor obispo de Córdoba y aunque en ellas se señala para sitio el de la ermita de Nuestra Señora del Valle, después ha parecido que es incómodo y tiene otros inconvenientes para no hacerse allí el dicho convento y al duque, mi señor8, le parece así y en una carta que escribió al dicho contador, su fecha en Barcelona a 8 de junio próximo pasado, que mostró en este cabildo en un capítulo de ella dice en lo que toca al monasterio vuelvo a decir que la señora condesa cumpla su voto haciendo el convento donde le pareciere con que no sea en Nuestra Señora del Valle por las causas que arriba digo y ajustándose su señoría con esta voluntad y orden del duque mi señor le ha parecido que el sitio más cómodo para hacer el dicho convento es entre Santa Marta y el Maquedano. Y para que tenga efecto pide a los señores Justicia y Regimiento nombren personas del cabildo que juntamente con la parte del duque mi señor y los religiosos de la dicha orden que ya están en esta villa en una casa alquilada vean el dicho sitio y señalen el que fuera necesario para iglesia, casa y huerta de manera, que los religiosos puedan tener buena comodidad para mejor servir a Nuestro Señor y que la villa reciba el beneficio de su doctrina y buen exemplo porque con este intento su señoría se ha movido a hacer la dicha fundación alargándose a más de lo que sus necesidades permitían. El dicho alcalde mayor [Lic. D Andrés Guillén], por sí y en nombre del dicho cabildo, habiendo visto las cartas del duque mi señor y de mi señora la condesa y, oída la relación de contador Lope de Gálvez de parte de su señoría, dijo que es cosa justa se haga y cumpla lo que su señoría manda acerca de la fundación del monasterio de los frailes carmenistas [sic] descalzos en la parte y lugar donde lo tiene referido el dicho contador y por 7 8

Archivo Histórico Nacional, Clero, libro 3.023.

Se trata de don Diego Fernández de Córdoba, conocido como “El Africano”, III marqués de Comares y duque consorte de Cardona y de Segorbe, por su matrimonio con doña Juana Folc de Cardona y Aragón.

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ser como es cosa tan del servicio de Dios Nuestro Señor y del aumento de su culto divino y del buen decoro de esta villa y para la reformación de sus vecinos y moradores y así en la conformidad de lo que su señoría manda atento a que dicho sitio es concejil, de un acuerdo de todos los regidores y jurados presentes de unánime voluntad dijo que para señalar el sitio del dicho monasterio en el dicho lugar concejil y para todo la a ello necesario y dependiente que nombraba y nombró por comisarios a Pedro Andrés Rando y Antón Gómez Salvador, regidores, para que juntamente con su merced vean por vista de ojos el dicho lugar concejil y con asistencia del dicho contador Lope de Gálvez por la parte del duque y del vicario del dicho convento o de la persona que nombraren los religiosos de él por ante mí el presente escribano [Jerónimo de Morales] se señale y amojone y deslinde el sitio que pareciere más cómodo en el dicho lugar concejil para la fundación del dicho convento y que todo lo que se hiciere se vaya escribiendo por auto9. Y efectivamente allí, entre Santa Marta y el Maquedano, se establecieron los padres carmelitas descalzos en Lucena. Aunque no se especifican en el fragmento capitular transcrito los inconvenientes que existían para establecer esa fundación carmelitana masculina en la ermita de Nuestra Señora del Valle, es posible que se tratara de una falta de acuerdo con los hermanos de la cofradía de Nuestra Señora del Valle, cofradía fundada, como se indica más adelante, en 1575. Las fundaciones conventuales lucentinas masculinas de la segunda mitad del quinientos se llevaron a cabo siempre en una ermita preexistente o en sus inmediaciones: Los franciscanos observantes, en la de la Madre de Dios; los hospitalarios de San Juan de Dios, junto a Nuestra Señora de la O; los dominicos, en Santa Catalina, y los carmelitas, en la proximidad de Santa Marta. Lo mismo se puede aplicar en el caso de las llevadas a cabo a finales del seiscientos y principios del setecientos: la de los mínimos, en la ermita de San Francisco de Paula, erigida en fecha cercana a esta fundación, y la de los franciscanos descalzos, en Nuestra Señora del Valle. La cofradía de Nuestra Señora del Valle en sus primeros años La fecha de fundación de la cofradía de Nuestra Señora del Valle que da Ramírez de Luque es la de 6 de febrero de 157510. El mismo autor nos refiere que la cofradía de Nuestra Señora de la Cabeza estuvo residiendo en la ermita del Valle desde mayo de 1589 hasta 161611. Referencias a la cofradía de Nuestra Señora del Valle en las postrimerías del quinientos las encontramos entre la documentación municipal. De 1593 es la que sigue: Se vio una petición que dieron los hermanos de Nuestra Señora del Valle a mi señora la condesa en que piden un rincón que se hace a las 9

AHML, Actas capitulares, 1600-8-5.

10

F. Ramírez de Luque, op. cit., p. 90.

11

Ibídem, p. 89.

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espaldas de la capilla para lo cercar y lo proveído por mi señora. Y visto, se acordó que el alcalde mayor [licenciado Juan Fernández] y Juan Recio y Martín de Luque, regidores, lo vean y resultando no haber perjuicio se le dé licencia para cercarlo12. Otra, muy cercana en el tiempo aunque estrictamente perteneciente al siglo XVII, reza así: Que atento que en este cabildo se dio una petición por los hermanos de Nuestra Señora del Valle para que les diese licencia para cercar el pozo que está detrás de la casa porque en él echan piedras y otras cosas, por lo cual no se pueden servir del agua, se acordó que Pedro Andrés Rando y Gabriel Muñoz Curado, regidores, vean el dicho pozo y señalen por do se puede cercar y por do señalaren, los hermanos lo cerquen, con condición que cada [vez] que el cabildo le pareciere pueda quitar la cerca y que se vuelva en el ser que agora está13. Según se desprende de la documentación manejada, la cofradía fue desde su fundación y durante gran parte del siglo XVII la encargada del mantenimiento y conservación de la ermita. Es curioso observar cómo en los años 80 y 90 del seiscientos no aparece la hermandad de Nuestra Señora del Valle, como hemos visto en los casos anteriores, en las solicitudes municipales relacionadas con la ermita del Valle. En diciembre de 1680 es el presbítero Juan Muñoz de Escamilla, como mayordomo de la iglesia y ermita de Nuestra Señora del Valle, quien presenta un inventario de las alhajas y cosas que en la ermita se han gastado y perdido a causa de la convalescencia que en ella habían hecho los enfermos de la peste de los años 1679-1680. Establecimiento de los franciscanos descalzos en el Valle Los duques de Medinaceli y marqueses de Comares don Juan Francisco y doña Catalina Antonia, ya nombrados, habían hecho promesa de fundar un convento de franciscanos descalzos en la ciudad de Lucena. En la primavera de 1693 se llevan a cabo obras en la ermita del Valle, según se desprende de una solicitud municipal efectuada por el maestro cantero Juan Martin, obras que podemos relacionar con esa primera fundación de franciscanos descalzos en nuestra ciudad. Esta fundación, como ya indicó en estos mismos cursos el padre Hermenegildo Zamora, no llegó a madurar, puesto que por una Real Ejecutoria de Carlos II tenía que demolerse lo ya edificado y que los frailes marchasen de Lucena. Es probable que esta situación fuese originada por las protestas de las demás comunidades lucentinas que harían valer una Real Provisión, de 1607, conseguida por el guardián del convento de franciscanos observantes para que no se fundaran más conventos 12

AHML, Actas capitulares, 1593-12-30.

13

AHML, Actas capitulares, 1602-2-15

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de frailes en Lucena14, tras haberse establecido en nuestra ciudad a principios del seiscientos los carmelitas descalzos. La oposición al establecimiento en Lucena de los franciscanos descalzos por parte de los franciscanos observantes no se dio únicamente en nuestra ciudad. Villegas Ruiz ha estudiado semejante oposición dada en Loja en los primeros años del seiscientos15. En 1697 muere la marquesa-duquesa doña Catalina de Aragón, señora de Lucena. Entonces el provincial de los franciscanos descalzos le recuerda al nuevo señor de Lucena e hijo de doña Catalina y don Juan Francisco, la promesa efectuada por sus padres. Este nuevo señor de Lucena, don Luis Francisco de la Cerda y Aragón, virrey de Nápoles, le manifiesta al padre provincial que cumpliría, en cuanto la atención a las deudas heredadas se lo permitiera, con la promesa paterna. Esta promesa había sido hecha con motivo de la caída de un primo de los marqueses-duques desde una ventana a la calle16. El marqués duque don Luis Francisco, virrey de Nápoles, fue en un principio defensor de la causa de Felipe V de Borbón en la guerra de sucesión. A partir de 1707 las relaciones con el monarca fueron paulatinamente enfriándose17. En 1711 muere sin sucesión en circunstancias no muy claras en el castillo de Pamplona, donde había sido encarcelado por haber sido el causante del fracaso de un acuerdo estratégico con Holanda. Quien se encargó de cumplir con la promesa hecha de fundar un convento de franciscanos descalzos en Lucena fue la esposa del marqués duque don Luis Francisco, el encarcelado y muerto en Pamplona: doña María de las Nieves Téllez-Girón, que era hija del V duque de Osuna. Ya a principios de 1703, esta señora, doña María de las Nieves, manda una carta al contador mayor de la casa de Comares-Medinaceli en Lucena, don José Antonio de Carrión y Dávila, quien a su vez como era entonces norma ejercía el cargo de alférez mayor en nuestro Ayuntamiento. En esa carta le manda que exponga a la cofradía de Nuestra Señora del Valle su deseo de llevar a cabo una fundación franciscana en la ermita de la misma advocación, en la ermita del Valle, con el fin de cumplir la antecitada promesa de sus suegros, pidiéndole al mismo tiempo a los hermanos de la referida cofradía que le hiciesen cesión de la ermita y del solar que tenían junto a ella18. Es entonces cuando seis franciscanos descalzos llegan a Lucena y hacen su residencia , desde enero hasta junio de ese año, en una casa de la calle Corralás –vía citada en los antiguos padrones como “Corralazo y frailes”- concretamente en el nº 19. Don Francisco Antonio Tenllado indica en sus anotaciones que la casa referida estaba en su tiempo dividida en dos y que entonces formaba una sola desde la casa de la calle Jazmín nº 2 hasta la calle Corralás nº 21. Y –sigue diciendo Tenllado- en la sala baja que hay entrando a la derecha por la puerta grande de la 14 Hermenegildo Zamora Jambrina, O.F.M., “Turbulentos incios en la fundación del hospicio de N.ª S.ª del Valle en Lucena, según documentos del Archivo de la Provincia Bética”, en Manuel Peláez del Rosal (dir.), IX Curso de Verano El Franciscanismo en Andalucía. Priego de Córdoba, 2003, CajaSur, 2004, p.325. 15 Manuel Villegas Ruiz, “El convento franciscano descalzo de Loja a la luz de una crónica del siglo XVIII”, en Manuel Peláez del Rosal (dir.), IV Curso de Verano El Franciscanismo en Andalucía. Priego de Córdoba, 1998, CajaSur, 2000, pp.416-420. 16

H. Zamora, op. cit., pp. 325-326.

17

José Calvo Poyato, Guerra de Sucesión en Andalucía, Excma. Diputación Provincial, Córdoba, 1982, pp. 100 y ss. 18

H. Zamora, op. cit., pp. 325-326.

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casa que en tiempo de este cronista local no tenía número, establecieron los franciscanos descalzos su primera iglesia u oratorio, pintando en la pared al fresco una imagen de San Francisco de Asís en el pasaje de la impresión de las cinco llagas. Y añade Tenllado que en esa casa estuvieron hasta que se trasladaron a la ermita del Valle19. En un libro cobratorio de las memorias del convento lucentino de franciscanos de la Madre de Dios, franciscanos observantes, del año 1793, hemos localizado una anotación donde se nos habla de la memoria fundada por doña María Francisca Rodríguez “en las casas de la calle Corralás señalando como aclaración que esas “casas fue el hospicio que tuvieron nuestros religiosos antes de la fundación de este convento”20. Al indicar “nuestros religiosos” puede tratarse de una imprecisión, si es que se refiere a los franciscanos descalzos; pero si la expresión es precisa, exacta, esto es, que “nuestros religiosos” son los frailes observantes de Madre de Dios, pudiera colegirse que los franciscanos observantes llegaron a Lucena tiempo antes de la fundación de su convento en la ermita de la Madre de Dios, de la que se da como fecha oficial la de 1558, estableciéndose en esa casas de la calle Corralás, mientras que se formalizaba la fundación; al igual que, como ya hemos visto, hicieron los seis descalzos en 1703, como una avanzadilla en su fundación conventual. Por otra parte esta calle de Corralás se llama en el padrón de la moneda forera de 1579, calle “Frailes” y en el eclesiástico de 1700 la encontramos denominada como calle “Corralazo y Frailes.”21 La cesión por parte de la hermandad de la ermita y solar en los primeros años del siglo XVIII, a la que se ha hecho referencia, para el establecimiento de la nueva fundación de franciscanos descalzos no fue difícil, ya que entonces presidía la hermandad don Juan González de Castro, que era el contador segundo de la casa de Comares-Medinaceli. La cofradía puso una serie de condiciones relativas a sus cultos y otras actividades que habría de seguir llevando a cabo en la ermita. Igualmente se obtuvieron las licencias pertinentes, tanto civiles como eclesiásticas. El 20 de junio de 1703 el obispo de Córdoba, cardenal D Pedro Salazar, había concedido su licencia para la fundación del convento22. La oposición a esta fundación conventual vino, como era de esperar, de las otras comunidades ya establecidas en nuestra ciudad, apelando a la Real Ejecutoria ya citada. En septiembre de 1703 la parte del marqués duque consigue del Ayuntamiento lucentino su consentimiento para que se lleve a cabo la referida fundación conventual23. Quiere el duque que la advocación sea la de San Bernardino de Siena, santo franciscano considerado el mejor predicador de su tiempo. De hospicio a convento El corregidor de Lucena, en un acto de malabarismo político, para complacer a los duques interpretó las cláusulas de la ejecutoria en el sentido de que no permitían el establecimiento de un nuevo convento, pero sí podían los franciscanos descalzos instituir 19

Archivo de la familia de don Francisco Antonio Tenllado y Mangas (1809-1874), leg. 125.

20

Archivo de la Provincia Bética Franciscana, códice nº 84, Callejero o libro cobratorio de las memorias de este convento de Madre de Dios de Lucena por su procurador Fr. Pedro Fernández Cabeza, p. 84. 21

Archivo Parroquial de San Mateo de Lucena (APSML), Padrones eclesiásticos, 1700.

22

H. Zamora, op. cit., pp. 326-327.

23

AHML, Actas Capitulares, 1703-9-17.

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un hospicio. El marqués duque manifiesta al padre provincial de los descalzos en agosto de 1704 que se efectúe la fundación como hospicio, no como convento24. Sobre esto ha publicado el padre Zamora en su trabajo ya citado y por tanto aquí no se va a indicar nada más al respecto. En marzo de 1705 ya estaban establecidos los franciscanos descalzos en el Valle, pues en esa fecha el presidente del hospicio, Fr Francisco del Rosario, pide licencia al cabildo municipal para plantar una alameda en el ejido del Valle, “vía recta desde la salida de esta ciudad a dicho hospicio”, lo que se le concede25, atravesando incluso una era26. En 1713 ya ha noticias de la compra de unos solares y casas destinadas por los frailes a enfermería. Estas propiedades se sitúan entre las calles Ancha, Zamora y Tabernillas27 (hoy Flores de Negrón), esto es, lo que luego sería residencia de las escolapias y más recientemente de las madres filipenses. Estas noticias proceden de la solicitud que hicieron los frailes para quedar exentos del pago de los impuestos municipales correspondientes a esa compraventa. En 1714, un año después, el Ayuntamiento concede licencia para ejecutar la obra del cuarto que necesita el hospicio de franciscanos descalzos para enfermería en los solares de la calle Flores, aduciendo que En atención a hallarse dicho hospicio distante de la ciudad, en tiempo de enfermedad le es de gran peso e incomodidad a los enfermos la asistencia de la medicina y mayormente en tiempo de invierno28. Este fue el primer paso que dan los descalzos en su intento de establecer en el núcleo urbano. Precisamente poco después, en mayo de 1715, el ya nuevo duque de Medinaceli y marqués de Comares don Nicolás de Córdoba y de la Cerda, da licencia para trasladar la fundación del hospicio desde el Valle a la calle Ancha-Flores, debido a lo incómodo, distante e insalubre del edificio del Valle29. Tras una serie de vicisitudes, consecuencia de la oposición de las demás órdenes religiosas, estudiadas por Zamora, los franciscanos descalzos desisten de su traslado a la calle Ancha, al parecer con el pacto más bien implícito de tolerar la denominación de “convento” en lugar de “ hospicio”. En enero de 1722 el presidente del hospicio de San Bernardino presenta un memorial al Ayuntamiento donde dice que es manifiesta la oposición de los carmelitas a su establecimiento en el interior de la ciudad y que también es manifiesta la resistencia que los propios franciscanos descalzos habían presentado a la oposición de los carmelitas. Reconocía en su escrito el presidente de los franciscanos descalzos haber perdido la batalla. Y ahora lo que querían los franciscanos descalzos era obtener del duque licencia para 24

H. Zamora, op. cit., p. 327.

25

AHML, Actas Capitulares, 1705-3-30.

26

AHML, Actas Capitulares, 1705-4-20.

27

AHML, Actas Capitulares, 1713-3-2.

28

AHML, Actas Capitulares, 1714-4-23.

29

H. Zamora, op. cit., p. 327.

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proseguir la construcción en el sitio del Valle y que para ello habían conseguido su patronato del convento. En este escrito piden los franciscanos descalzos la protección y amparo del Ayuntamiento lucentino en esta construcción y en particular el establecimiento de una alameda desde el convento hasta la entrada de la ciudad, cuidada por el Ayuntamiento, para –dicenLa hermosura de dicho convento, para el alivio de los religiosos en el estío y para desahogo de los que se hallaren y salieren a divertirse a aquel campo. El Ayuntamiento accede y manda publicar un bando con las penas correspondientes para que ninguna persona “sea osado a quebrar dichas plantas” 30 . El historiador local don Fernando Ramírez de Luque indica en su obra que los franciscanos descalzos o alcantarinos fundaron como hospicio en la ermita de Nuestra Señora del Valle en 1713 y que en 1716, queriéndose establecerse en el interior de la población, fundaron la casa llamada Hospicio en la calle Ancha. Como otras comunidades se opusieron, extendieron la estrecha casa que tenían inmediata a la ermita del Valle, ampliaron la iglesia, formalizando el convento y haciendo delante de él un atrio de buenas proporciones31. La beatificación de Juan de Prado. Uso de los términos guardián y convento Cuando en febrero de 1729 los franciscanos descalzos de Lucena32 se dirigen a la Corporación municipal pidiéndole su participación en las fiestas con motivo de la beatificación del franciscano descalzo san Juan de Prado33, quien firma la solicitud es fray Juan de San Antonio como guardian del convento de San Bernardino del Valle (sic), y la Corporación acuerda hacer fiesta en el convento de San Bernardino por esa beatificación. Nótese que se emplean en el escrito los términos guardián y convento. Fray Juan manifiesta lo que sigue: Que habiendo obtenido su Religión de la Santa Sede decreto de beatificación de su glorioso hermano y primer provincial de esta provincia San (sic) Juan de Prado, en demostración de su culto tiene prevenido que en esta próxima primavera se dé principio a las solemnes festividades de su beatificación ; 30

AHML, Actas Capitulares, 1722-1-24.

31

Fernando Ramírez de Luque, op.cit., p. 75.

32

Como es sabido, en el siglo XVIII los franciscanos descalzos tenían en Andalucía dos provincias: la de San Diego y la de San Pedro Alcántara. Los frailes del convento lucentino del Valle pertenecían a la primera de ellas. V. Antonio Luis Cortés Peña, “Las órdenes mendicantes en Andalucía a finales del Antiguo Régimen”, en Actas de los II Coloquios de Historia de Andalucía, Andalucía Moderna, Publicaciones del Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Córdoba, Córdoba, 1983, pp. 275-276. 33 La provincia de San Diego de franciscanos descalzos se había creado en el primer cuarto del seiscientos y fue su primer ministro Juan de Prado, quien, conocedor de las dificultades que existían para la expansión del Evangelio y de las penalidades que los cristianos sufrían en Marruecos, marchó a esas tierras africanas donde fue martirizado en medio de las llamas en 1636. La provincia consiguió de Benedicto XIII su beatificación en 1728. V. Juan Croisset, Año Cristiano, Gaspar y Roig Editores, Madrid, 1852, tomo II, día 24 de mayo p. 386. Juan de Prado se representa iconográficamente con el hábito de la Orden, ceñido con cordón blanco, siendo su atributo, además de la palma del martirio, un puñal hundido en el pecho o en la cabeza. V. Juan Ferrando Roig, Iconografía de los Santos, Ed. Omega, Barcelona, 1950, p. 160.

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y deseando coronarlas con los cultos de esta Ciudad, suplica rendidamente que, siendo de su complacencia, sea servida esta Ciudad de obsequiar al santo (sic) con su asistencia y demostraciones cristianas y generosas (…) La Ciudad, esto es, la Corporación municipal acordó hacer fiesta en el convento de San Bernardino por la beatificación, nombrando por comisarios a los señores regidores don Luis de Guzmán y Torres y don Juan Navajas Cossío, a quienes se les encomendó hacer el preciso gasto y elegir al predicador más conveniente34. El mayordomo de propios, Alonso Tenllado Navarrete, anota en sus cuentas la cantidad empleada del caudal municipal en la fiesta que costeó la Ciudad el 3 de mayo en el convento de San Bernardino con motivo de la beatificación del referido franciscano descalzo35. En el cuaderno de obvenciones de los señores curas de la parroquia de San Mateo correspondiente al año 1729 se lee que el martes 3 de mayo hubo procesión general en el convento del Valle por la beatificación del Sr. S. Juan de Prado36. A partir de entonces se generaliza la denominación “convento” en lugar de “hospicio” y “guardíán” en lugar de “presidente” . Ante las protestas de las otras comunidades por el uso de esas denominaciones, argumentan que se trata de una simple cuestión de régimen interno. Este simple cambio de denominación llevaría más tarde a la consideración de la comunidad de franciscanos descalzos como una fundación conventual igual que las demás. El patronato de Comares-Medinaceli en la segunda mitad del siglo XVIII El patronato del marquesado de Comares y ducado de Medinaceli sobre el convento se pone de manifiesto en diferente documentación. Traemos a estas páginas dos ejemplos. El escribano don Fernando Ramírez del Valle da un testimonio, fechado en Lucena el 22 de agosto de 1778, donde manifiesta haber sido requerido por el apoderado y contador mayor de la casa de Comares-Medinaceli, don Ramón Nicolás Degrest. Ambos, escribano y funcionario ducal, se dirigieron a un lugar contiguo al convento donde se estaban construyendo algunos dormitorios y habitaciones, de orden del padre guardián fray Miguel López de los Ángeles. La referida obra se estaba llevando a cabo valiéndose de los materiales de otra antigua que no se había concluido en la inmediatez del convento de franciscanos descalzos. Por estar el convento, como hemos ya apuntado, bajo el patronato del marqués-duque cualquier intervención en la fábrica conventual había de estar autorizada por el mencionado señor mediante la oportuna licencia. En esta ocasión se carecía de ésta y además se estaban utilizando materiales propiedad de la casa del patrono. El contador Degrest puso de manifiesto al padre guardián que mientras se obtenía por parte de la comunidad el correspondiente permiso, se suspendiese la obra y uso de los materiales que se estaban empleando. Fray Miguel y otros religiosos conventuales presentes respondieron que estaban dispuestos a que la construcción quedase en suspenso, hasta tanto no se consiguiese 34

AHML, Actas capitulares, 1729-2-21.

35

AHML, Actas capitulares, 1729-5-23.

36

APSML, Obvenciones, 1729.

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la pertinente autorización, la cual, por otra parte, ya había solicitado la comunidad de franciscanos descalzos. En su consecuencia, el padre guardián ordenó al maestro mayor de albañilería, Francisco Ramírez García, perteneciente a la dinastía lucentina de ese apellido tan destacada en el gremio de la construcción, se detuviesen inmediatamente los operarios en su trabajo. Y así se hizo, “soltando la herramienta y bajándose de los andamios los que estaban en lo alto”. Verificada la suspensión descrita, el contador del marqués-duque mandó a Ramírez y a su cuadrilla de albañiles que siguieran en la referida obra y con utilización de los materiales de la obra antigua que ya ha sido mencionada: De lo cual, dicho Reverendo Padre Guardián y demás religiosos de su comunidad dieron repetidas obsequiosas gracias a dicho Sr. Excmo [marqués-duque], por la caridad con que siempre les ha atendido, y en su consecuencia, referido maestro y operarios siguieron en su ministerio37. El patronato al que nos venimos refiriendo se encuentra igualmente documentado en el último decenio del setecientos. Se trata en esta ocasión de la escritura de donación del retablo e imagen de san Francisco, situados en el lateral del evangelio del templo alcantarino o de franciscanos descalzos. El núcleo del documento está fechado en 23 de diciembre de 1792. En él se nos cuenta cómo el Rvdo. P. fray José de Bocanegra de Concepción, lector jubilado de Sagrados Cánones y Comisario Visitador del Orden Tercero de Penitencia en el convento de franciscanos descalzos; don José Francisco de Amaro, ministro de citado Orden Tercero; don Rafael de Giles y Leiva, pro-ministro; don Pedro Pineda y García, secretario; don Bernardo Jorge Hurtado y don Juan Beato, discretos, a consecuencia de su ferviente devoción a la imagen de san Francisco y del deseo de aumentar la devoción al seráfico padre por parte de los fieles, con las limosnas de éstos habían hecho un retablo para su colocación “en la capilla mayor, en un sitio que hay proporcionado por bajo del colateral del lado del evangelio”. El patronato del convento pertenecía por entonces a don Luis María Fernández de Córdoba de la Cerda y Gonzaga, XVII señor de Lucena, XII marqués de Comares y XIII duque de Medinaceli. Los terciarios precitados habían solicitado con anterioridad de don Luis María la pertinente licencia, que le fue concedida en San Lorenzo el 11 de noviembre de aquel año. En ella se especifica que tendría que quedar “puerta a un lado de dicho retablo y altar de Nuestro Padre San Francisco, por donde entren a la iglesia y salgan a ella los religiosos, como ahora sucede”. Igualmente el marqués-duque dispone que el padre comisario, ministro y demás terciarios hicieran donación a la iglesia del convento del Valle del retablo y de la imagen de san Francisco de Asís, sin reserva de dominio alguno ni patronato particular, puesto que el único patronato que existía era el que correspondía al marquesado de Comares y ducado de Medinaceli. La donación referida la aceptó el contador mayor y apoderado especial del marqués-duque, a la sazón don José Rodríguez de Taboada, al mismo tiempo que se tiene por unido el patronato de dicho Señor San Francisco, su capilla, retablo y demás expresado el perteneciente a dicho señor Excmo. para siempre y que corra bajo su protección, con lo 37

Archivo Ducal de Medinaceli, Comares, leg, 38, número 27.

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que se aumentará su culto y excitará la devoción de los fieles38. Este retablo y altar de san Francisco de Asís, cuando en 1835 el templo de Nuestra Señora del Valle, de frailes alcantarinos, pasó a propiedad de la Iglesia, por su condición de bien perteneciente al clero regular y a raíz de la desamortización, quedaron inventariados pormenorizadamente en los siguientes términos: Colateral derecho (…) Altar segundo: En él se halla la imagen de San Francisco de Asís de talla estofada, el retablo imitando jaspe, de hechura romana. En lo alto hay un nicho con la Virgen del Reposo. En la parte inferior una urna vacía. Una cruz. Cuatro candeleros de madera. Un atril. Dos tablillas para el lavabo y último Evangelio. Un hule, unos manteles. Un cornialtar. Una lámpara pequeña de metal. Cuatro cuadros pequeños de lienzo pintura antigua. En el arco toral, un púlpito de hierro39. Breves notas sobre el convento en los primeros años del siglo XIX Las casas de la calle Ancha, propias de los franciscanos descalzos, siguieron siendo utilizadas como enfermería. En la guerra de la Independencia se utilizaron como almacén de víveres para el suministro de la tropa. En agosto de 1814 el guardián del convento, fundándose en una orden de Fernando VII, pide se le restituya a su comunidad la repetida casa hospicio, calle Ancha, dejándola libre de las especies y artículos que había en ella pertenecientes a la Provisión, a lo que accede la Corporación. El convento lucentino del Valle de franciscanos descalzos, de acuerdo con el espíritu de los decretos napoleónicos de Chamartín (diciembre,1808) y de la supresión de comunidades religiosas de José I (agosto, 1809), fue suspendido durante la guerra de la Independencia, siendo utilizado por los franceses. Sobre el convento lucentino de franciscanos descalzos en el siglo XIX, nos ocuparemos, si Dios quiere, en el próximo curso. La cofradía de Nuestra Señora del Valle y los escribanos y procuradores Para terminar unas consideraciones en torno de la cofradía de Nuestra Señora del Valle, en su época decimonónica. A la cofradía de Nuestra Señora del Valle pertenecieron los escribanos de número y reales, así como los procuradores. Pocos días antes de las fiestas de la Virgen del Valle de 1816 estas corporaciones profesionales cuyos miembros lo eran también de la hermandad religiosa solicitan del entonces Ilustre Ayuntamiento de Lucena el famoso carro triunfal, fuente de ciertas polémicas, que el cura Ramírez de Luque había ideado y costeado para María Santísima de Araceli. La petición fue atendida según el tenor del siguiente acuerdo, fechado el 3 de septiembre: Vista por la Ciudad la respuesta que ha dado don Fernando Ramírez de Luque, cura beneficiado más antiguo de estas Iglesias y conformidad que presta en ella, acuerda el Ilustre Ayuntamiento que mediante a que es su deseo que el carro triunfal de que habla el anterior memorial tenga el 38 39

Ibídem, número 28.

Inventario que comprende la iglesia, ornamentos y vasos sagrados del convento de San Bernardino de Sena, franciscos descalzos de la ciudad de Lucena, 1835. Copia mecanografiada.

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uso debido a su particular erección, ya que juzga arreglada la solicitud de los hermanos de la Ilustre Cofradía de María Santísima Nuestra Señora del Valle que se venera en su iglesia extramuros de esta ciudad, cuyo sitio es muy proporcionado y cómodo para el uso del citado carro, desde luego lo cede completamente para que como dueña dicha cofradía use de él con toda amplitud y lo destine al culto de la expresada Soberana imagen que está a su cargo sin limitación y al efecto se le entregue con todos sus adornos al hermano tesorero, sin reservación de cosa alguna, según y en los términos que proponen los suplicantes40. No hay que olvidar que el cura Ramírez estaba muy vinculado a los escribanos. Su padre, don Fernando Ramírez del Valle, de quien ya hemos hecho mención, había sido nombrado en 1771 escribano mayor del Cabildo lucentino.

Portada del impreso “Epítome de la heroica vida...” 40

AHML, Actas capitulares, 1816-9-3.

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Beato San Juan de Prado

San Francisco de Asís. Iglesia del exconvento de Nuestra Señora del Valle (Lucena)

EL FRANCISCANISMO EN ANDALUCÍA

MANUEL PELAEZ DEL ROSAL DIRECCIÓN Y EDICIÓN

EL FRANCISCANISMO EN ANDALUCÍA PASADO Y PRESENTE DE LAS COFRADÍAS Y HERMANDADES FRANCISCANAS ANDALUZAS CONFERENCIAS DEL XII CURSO DE VERANO (Priego de Córdoba, 25 a 28 de julio de 2006)

CÓRDOBA 2007

A.H.E.F Sede de Priego de Córdoba MANUEL PELAEZ DEL ROSAL (Ed) “El Franciscanismo en Andalucía” XII Curso de Verano (2006) Primera Edición Julio 2007 Páginas: 490 pags; tamaño 17 x 24 cm; resolución: 150 - 200 ppp. Composición: María Isabel García de la Puerta Tipografía:

Texto realizado en tipo Times New Roman 10, notas y cabeceras en 8 pts. Papel: Estucado de 80 grs. Encuadernación: Rústica, cosido con hilo vegetal y cubierta plastificada Motivo de la cubierta: Columna del claustro del antiguo convento de San Francisco de Priego de Córdoba (en proceso de rehabilitación) Motivo de la contracubierta: Estado de la cubierta este, en 1979. ISBN: 978-84-933977-7-6 Depósito Legal: CO-1088-2007 © MANUEL PELÁEZ DEL ROSAL © A.H.E.F. Impresión: Digital Asus, S.L. Sor Ángela de la Cruz, 3 14014 - Córdoba Teléfono 957 270 200 E-mail: [email protected] IMPRESO EN ESPAÑA - PRINTED IN SPAIN