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Proyecto compartido entre:

LIBROS DEL CIELO Y THE ENCHATED LIBRARY

Staff Moderadoras: Panchys & Mery St. Clair

Traductoras: Amy Anna Banana Deeydra Ann’ Jo larosky_3 macasolci MarMar MaryJane♥

Max Escritora Solitaria MelDemczuk Mery St. Clair Panchys Perpi27 Vane-1095 ƸӜƷYosbeƸӜƷ

♥...Luisa...♥ Eneritz Mona Rodoni DaniO Lyricalgirl Juli_Arg

Correctoras: Violet~ Paoo Juli_Arg MaryJane♥ Verito Ladypandora

Vericity Dara.Nicole18 Nats Zafiro Melii Melky2012

Diseño: Yessy

Lectura Final: SofiaGodiva

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Índice Capítulo 1

Capítulo 14

Capítulo 2

Capítulo 15

Capítulo 3

Capítulo 16

Capítulo 4

Capítulo 17

Capítulo 5

Capítulo 18

Capítulo 6

Capítulo 19

Capítulo 7

Capítulo 20

Capítulo 8

Capítulo 21

Capítulo 9

Capítulo 22

Capítulo 10

Capítulo 23

Capítulo 11

Capítulo 24

Capítulo 12

Capítulo 25

Capítulo 13

Epílogo

P

Sinopsis

uede que él haya renunciado a ella sin una pelea, pero Sawyer Vincent está demasiado lejos de superar el haber perdido a la chica que ha amado toda su vida. En lugar de renunciar a su mejor amigo y a la chica con quien pensó pasaría el resto de su vida, le dio a Ashton y a su hermano Beau su bendición. Sin embargo, acostumbrarse a ver a Ashton envuelta en los brazos de Beau no es fácil. Para complicar todo aún más, la prima de Ashton, Lana, está en la cuidad durante el verano. Dulce, amable y con voz suave, se mete debajo de su piel. Sólo el hecho de estar cerca de ella le hace olvidar todo sobre Ashton y su corazón roto. Lana es todo lo que quería que Ashton fuera, excepto que ella no es Ashton. Carece de confianza para defenderse a sí misma, la misma que Ashton lleva como una corona. Lana McDaniel ha vivido su vida bajo la sombra de su prima. Mientras que Lana luchaba con sus calificaciones, sin importar lo mucho que lo intentara, su madre elogiaba la inteligencia de Ashton. Ella no había sido bendecida con el pelo rubio y piel perfecta de Ashton, pero eso no impedía que su madre lamentara su cabello rojo natural y pecas. Pero nada de eso habría importado si Ashton nunca hubiera tenido a Sawyer Vincent envuelto alrededor de su dedo —el único chico que Lana ha querido. Una vez que Ashton dejó ir a Sawyer, Lana había estado tan segura de que él seguiría adelante. Determinada a hacer que Sawyer finalmente la vea, Lana convenció a su madre de que la dejara pasar el verano con ella. Pero Sawyer aún está enamorado de Ashton y Lana no será la chica de repunte de ningún despechado. Sin importar qué tan sabrosos sean los besos de Sawyer Vincent.

The Vincent Boys #2

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Prólogo Traducido por DaniO Corregido por Violet~

A

shton se detuvo en nuestra rama y se sentó. Hace algún tiempo, había necesitado de mi ayuda para impulsarse. Ahora, no necesitaba nada de mí. La había decepcionado de tantas maneras. Había escuchado el término corazón roto antes de siquiera entenderlo. Hasta ahora. Sentado aquí observándola, mi pecho dolía literalmente. Tomar un respiro profundo se había vuelto difícil desde el día en que salí de la iglesia y la vi con Beau. Lo había sabido. Había querido que ella me lo dijera para demostrarme que estaba equivocado. Aunque, en el fondo, lo sabía. Ashton ya no era mía. —Impresionante. Lo hiciste parecer fácil —dije lo suficientemente alto para que me escuchara. Me había enviado un mensaje de texto para avisarme que estaba afuera. Había bajado hace algunas horas para pensar. Aquí fue donde todo empezó. Era adecuado que terminara aquí también. La expresión de Ashton era ligeramente confundida. Amaba esa mirada. Era adorable. —Ya estaba aquí cuando enviaste el mensaje. —Le expliqué y una pequeña sonrisa tocó sus labios. —Oh —respondió. —¿A qué debo la visita? —Ya tenía una buena idea del por qué ella vino. Sólo quería que lo dijera en voz alta. Era tiempo de que limpiáramos los aires para bien. Levantándome, me encaminé hacia la rama donde estaba sentada, no sin antes notar la audiencia escondida en la oscuridad. Parecía que Beau también había venido a buscarme. O tal vez había seguido a Ashton. —Quería ver cómo estabas. Beau dijo que tenías una conmoción cerebral. No pude evitar reírme. Tenía una conmoción cerebral después de todo. Arrojé la roca que tenía en mi mano a través del agua. —¿Te dijo como la obtuve?

—Sí. —La culpa en su voz era evidente. Debió haber admitido que le dio una paliza a mi cabeza. De todos modos, no era su culpa. —Me lo merecía. Fui una mierda contigo durante toda la semana — Mi pecho dolió aún más. Ver a todos tratarla tan cruelmente, mientras me sentaba y no hacía nada, sería una culpa que me perseguiría durante mucho tiempo. —Um —Parecía insegura de qué decir a continuación. La había decepcionado esta semana. Me había decepcionado a mí mismo. El chico que había sido, el modo en que había reaccionado… Ese no era yo. —No debí dejarlos hacerte esas cosas. Honestamente, el que Beau sacara toda la mierda fuera de mí fue un alivio. Me había estado castigando a mí mismo. Tener a alguien que me hiriera físicamente fue una agradable liberación. —¿Qué? Ella estaba sorprendida de que me sintiera mal acerca de lo que yo había dejado que le hicieran. Maldita sea, como si eso no hiciera esto aún más complicado. Respirar se estaba volviendo cada vez más difícil. —Ash, fuiste mi chica por años. Incluso antes de eso, fuimos amigos. Los mejores amigos. No debí dejar que un bulto en el camino causara que me volviera contra ti en la manera en que lo hice. Estuvo mal. Tomaste toda la responsabilidad de algo que no era enteramente tu culpa. Fue culpa de Beau y también mía. —¿Tuya? ¿Cómo…? —Sabía que Beau te amaba. Había visto el modo en que te miraba. También sabía que tú lo amabas, más de lo que me amabas a mí. Ustedes dos tenían un vínculo secreto que yo no compartía. Estaba celoso. Beau era mi hermano y tú eras la chica más bonita que nunca había visto. Te quería para mí. Así que te invité a salir. Sin recurrir a Beau en primer lugar, ni una vez preguntándole cómo se sentía él sobre eso. Aceptaste y mágicamente, rompí el vínculo que ustedes dos tenían. Nunca volvieron a hablarse. No había más charlas hasta altas horas en la noche en el techo y ya no tenía que sacarlos de problemas. Beau era mi amigo y tú eras mi novia. Era como si su amistad nunca hubiera existido. Fui egoísta e ignoré la culpa hasta que se desvaneció. Sólo las veces en las que lo veía observándote, con esa dolorosa y necesitada expresión, era cuando la culpa se revolvía en mis entrañas. Mezclada con miedo. Miedo de que vieras lo que había hecho y corrieras a él. Miedo de perderte. Ésta era la primera vez en que expresaba la verdad en palabras. Por años la mantuve adentro. Incluso la empujé lejos cuando mi conciencia me fastidiaba. Viendo a Ashton transformar su personalidad y nunca diciendo una palabra para detenerla. Todo esto era mi culpa.

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La mano de Ashton jugó ligeramente con mi cabello y quería cerrar mis ojos y suspirar ante el inocente y pequeño toque. ¿Siempre la amaría de este modo? ¿Pasaría mi vida entera pagando por mi pecado viviendo con el dolor constante en mi pecho? —También te amaba. Quería ser lo suficientemente buena para ti. Quería ser la chica buena que te merecías. Escuchándola decir que quería ser lo suficientemente buena para mí, me recordó una vez más por qué lo nuestro no había funcionado. Ella había sido perfecta desde el primer día que la conocí pero le dejé creer que esperaba más. —Ash, eres perfecta en el modo en que eras. Fui yo el que te permitió cambiar. Me gustó el cambio. Era una de las muchas razones por las cuales me atemorizaba perderte. En el fondo, sabía que un día ese espíritu libre que habías reprimido lucharía por liberarse. Sucedió. Y el hecho de que sucedió con Beau, no me sorprende al final. —Lo siento, Sawyer. Nunca quise lastimarte. Hice un desastre de las cosas. No vas a tener que mirarnos a Beau y a mí estando juntos. Estoy saliendo de las vidas de ambos. Puedes tener de vuelta lo que perdiste. Cuándo Beau no vino desde el bosque maldiciendo como un marinero, supe que estaba muy lejos como para escucharnos. Alcancé y agarré la mano de Ashton. Yo era el único que podía convencerla de que no necesitaba hacer eso. Era tiempo de dejarla ir. —No hagas eso Ash, él te necesita. Sacudiendo su cabeza, me dio una sonrisa triste. —No, eso es lo que quiere él también. Hoy, a duras penas, me reconoció. Solamente me habló cuando les estaba diciendo a todos los demás que tenían que dejarme en paz. Ella en verdad no tenía ni idea. —No durará mucho. Nunca ha sido capaz de ignorarte. Ni siquiera cuando sabía que estaba observándolo. Justo ahora, está lidiando con muchas cosas. Y está lidiando con ellas solo. No lo alejes. Bajándose de la rama, Ashton se elevó en las puntas de sus pies y envolvió sus brazos alrededor de mi cuello, por lo que sabía era la última vez. —Gracias. Tu aceptación significa el mundo para mí. Pero ahora, él te necesita. Eres su hermano. Sólo seré un estorbo entre ustedes mientras arreglan sus asuntos. El dolor era casi insoportable. Inclinándome, jugué con un mechón de su cabello. Había estado fascinado con su perfecto color dorado desde que teníamos cinco años. Siempre me había recordado a una princesa de

un cuento de hadas, incluso cuando jugaba con anzuelos de hígado de pollo. Había perdido a mi princesa pero su recuerdo valía cada oscuro y doloroso rincón de mi corazón. —Incluso aunque estaba equivocado en tomarte, sin tener en cuenta los sentimientos de Beau, no puedo arrepentirme. Tuve tres maravillosos años contigo Ash. Esa era mi despedida. Beau estaba esperando ahí afuera a que me alejara. Era su tiempo ahora. Yo había arruinado mi tiempo por completo. Dejando caer su cabello retrocedí, dando la vuelta hacia el bosque, y dirigiéndome hacia mi hermano.

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1 Traducido por Amy Corregido por paoo

Seis meses más tarde…

L

o había pensado mucho antes de venir pero no podía seguir evitando todas las fiestas en el campo. Ya era hora de empezar a actuar como si Beau y Ash estando juntos no me molestara.

—Aquí, hombre. —Ethan empujó un vaso rojo de plástico lleno de cerveza en mi mano. Frunciendo el ceño, empecé a devolvérselo—. Bébetelo. Lo necesitas. Demonios, lo necesito nada más de verlos a los tres. Estaba agradecido de que habló lo suficientemente bajo como para que nadie más pudiera oírlo. Podía sentir a todo el mundo mirándome a escondidas. Estaban esperando ver cómo reaccionaba. Habían pasado seis meses desde que perdí a Ash por mi hermano. Era más fácil verlos juntos ahora pero, normalmente, mantenía la distancia. Esta era la primera vez que había tenido que presenciar como Ashton se acurrucaba entre las piernas de Beau mientras mi caliente hermano besaba su cuello, mano, cabeza y cualquier cosa a la que pudiera acercar los labios mientras hablaba con los demás. Ethan tenía razón; necesitaba beber. Al tocar el vaso con los labios, incliné la cabeza hacia atrás y tomé un trago muy largo. Cualquier cosa que me distrajera de la caliente-sesión delante de mí, estaría bien. —Sigo sin creer que ustedes dos no van a la misma universidad. Siempre pensé que los firmaban como a un paquete. —Toby Horn casi sonaba decepcionado porque había decidido firmar en la Universidad de Florida en lugar de Alabama, como todos esperaban. Beau y yo habíamos estado planeando jugar para Crimson Tide desde que teníamos cinco. Pero cuando Florida me ofreció una beca completa, preferí tomarla. Necesitaba

la distancia. Ashton se dirigía a Alabama con Beau y simplemente no podía hacerlo. —Florida le ofreció un dulce trato. No puedes culparlo por tomarlo — explicó Beau. Él estaba enterado. Nunca lo mencionó pero sabía que iba a Florida. Había cuidado durante mucho tiempo no restregarme en la cara su relación con Ashton, pero desde la graduación no se molestó más. Cada vez que lo veía últimamente estaba envuelta en sus brazos y él la miraba con esa ridícula expresión de adoración que siempre reservó solo para ella. —Alabama no puede manejar a dos chicos Vincent. Necesitaba compartir el amor —contesté, centrando la mirada en Toby antes de tomar otro trago de la cerveza. —Sin embargo, será raro no tenerte alrededor. —Maldita sea, ¿Por qué ella tenía que hablar? ¿No podía sentarse allí tranquilamente y dejar que Beau la toqueteara? Oír la voz de Ashton hacía imposible no levantar los ojos y mirarla. La inclinación triste en sus labios carnosos hizo que un viejo y familiar dolor comenzara en mi pecho. Solo ella podía llegar a mí de esa manera. —Vas a sobrevivir. Además, ustedes tendrían que parar por aire para notar algo. —Sonaba como un idiota. Ashton retrocedió ante mi comentario sarcástico, lo cual era solo otro golpe en mi contra. —Cuidado, Sawyer. —La amenaza en la voz de Beau era inconfundible. El silencio cayó sobre el grupo. Todos se centraron en nosotros dos. La ira parpadeaba en la mirada de Beau y eso me molestó. ¿Qué hice para que se enojara? Él tenía a la chica. —¿Por qué no te calmas? —le respondí—. ¿Ahora no está permitido que hable con ella? Beau agarró a Ashton de la cintura y la movió lejos de él mientras se levantaba. —¿Tienes algún problema, Sawyer? Ashton se puso de pie, echó los brazos alrededor del cuello de Beau y comenzó a rogarle que me ignorara. Diciéndole que no quise decir eso. Los ojos de Beau nunca dejaron los míos mientras llegaba detrás de su cuello para desenganchar a Ashton. Dejando el vaso en mi camioneta, di un paso hacia él. Esta era la pelea que necesitaba. Contener la agresión era tan malditamente difícil a veces. Ashton, sin embargo, no estaba de acuerdo. Se agarró de los hombros de Beau y saltó, envolviendo las piernas firmemente alrededor de su cintura. Si verla envuelta a su alrededor no me enfureciera tanto, me habría reído de su determinación de que no peleáramos. Ella había estado

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tratando con nosotros desde que éramos niños y sabía exactamente cómo detenernos de llegar a los golpes. Lanzarse a sí misma en la línea de fuego era la única manera. Diversión iluminó los ojos de Beau mientras su gruñido enojado se convirtió en una sonrisa de satisfacción y miró de mí a Ashton. —¿Qué estás haciendo, bebé? —preguntó en un tono lento que odiaba. Lo había estado usando en las chicas desde que llegamos a la pubertad. —Esa es la manera de distraerlo, Ash —dijo Kayla Jenkins desde el regazo de Toby. Más abucheos y silbidos comenzaron, Beau le estaba sonriendo como si ella fuera la persona más fascinante en el mundo. Eso era todo. Tenía que irme de aquí. —Vamos a buscar algo para comer, muero de hambre —sugirió Ethan y Jake North asintió. —Tú conduce —gritó Ethan y se metió en el asiento del copiloto de mi camioneta. Sin mirar otra vez a Ash y Beau, caminé alrededor y me subí. Si él la llevaba a su camioneta, lo perdería. Irme era la mejor idea.

Jewel coqueteaba descaradamente con el camarero. Conocía su juego y estaba a dispuesta a apostar que él también. El plan brillante de mostrar el escote y batir las pestañas mientras se reía no era la idea más original. Porque no podía ser feliz con su soda mientras esperábamos por una mesa. El viaje de diez horas que había tenido con ella, desde Alpharetta, Georgia, al sur de Alabama, fue mi cuota de tiempo de calidad con mi amiga de la infancia y vecina de al lado. Jewel y yo crecimos y nos convertimos en dos personas completamente diferentes, pero los recuerdos de la infancia de alguna forma nos impedían separarnos. Sin embargo, Jewel solo podía ser soportada en pequeñas dosis. —Vamos Lana, muéstrale a él esos pechos fabulosos que finalmente decidiste compartir con el mundo —susurró Jewel, mientras su mirada se quedaba en el chico ocupado con las bebidas de otro cliente. Sacudiendo la cabeza ante la ridícula petición, tomé mi soda y le di un sorbo. Estaba contenta con mi soda. Si ella quería hacerse la tonta con la esperanza de conseguir una bebida alcohólica, estaba bien, pero no me iba a unir a ella. Lo último que necesitaba era ser capturada con una a solo treinta minutos de la casa de mis tíos. Mi tío era un predicador Bautista y si se enteraba de que estaba bebiendo alcohol, no había manera de que me dejara quedarme con él y su familia por el verano. —Eres una aguafiestas, Lana —gimió Jewel y miró mi bebida como si fuera ofensiva. Realmente no me importaba si estaba molesta. Solo quería cenar y luego ir a casa de mis tíos. El espectáculo de las luces traseras de Jewel iba a ser un gran acto de bienvenida. —No te entiendo, Lana. Vas y estás toda hermosa y finalmente decides hacer alarde de lo que tu mamá… Bueno, tal vez no tu mamá, porque Dios sabe que no es atractiva… ¿Qué hay de hacer alarde de lo que la suerte te dio? ¡Nada! ¡Eso es! Te compras una nueva, sexy, linda ropa y finalmente consigues un peinado que resalta cada pelo de tu cabeza, pero nunca coqueteas. Es como si hubieras decidido que era tonto. Los chicos ahora se dan cuenta de ti, Lana. Voltean a verte pero tú simplemente los ignoras. Este era un sermón familiar. La volvía loca que no me tirara a cualquiera que mirara en mi dirección. No estaba a punto de decirle la razón. Esa clase de información podía hacerla peligrosa. Iba a encontrar una manera de arruinarlo todo. Quizás no querría, claro, pero lo haría. Su ruidosa boca siempre parecía traer un mundo de problemas.

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—Te dije que no estoy interesada en salir con chicos por ahora. Nos acabamos de graduar. Quiero un verano para prepararme para la universidad, disfrutar estar lejos de mi madre loca y solamente… relajarme. Jewel suspiró y bajó la cabeza para mordisquear su pajilla mientras se centraba en el pobre camarero que tenía que estar ansioso de que nos sentáramos en una mesa. —Todavía puedes venir conmigo, ya sabes. Pasar de vivir con el predicador e ir de fiesta todo el verano en la playa. A Corey le encantaría que te unieras a nosotros. El piso de su padrastro tiene tres dormitorios y una vista sensacional del océano. Un verano saliendo con una Jewel borracha y sus amigos, no era atractivo, en absoluto. Tenía mis planes y hasta ahora todo lo que había puesto en movimiento estaba ocurriendo, sin problemas. Sin embargo, no podía dejar de estar nerviosa sobre el siguiente paso. Era el más crucial. Tener un cabello naturalmente rojo oscurecido con un profundo color cobre y con un estilo atractivo en vez de hacia atrás en una cola de caballo y una trenza había sido el paso uno. Cuanto más oscuro el rojo hacía mi pálida piel casi delicada. Luego, la limpieza de mi armario había sido el siguiente paso. Puse en bolsas todas y cada una de las piezas de ropa que poseía y las dejé caer en un local comercial. Mi madre se había horrorizado pero después de que vio el estilo de ropa con el que pensaba reemplazarla, fue un gran apoyo. A diferencia de la mayoría de las madres, ella me quería ver en shorts que mostraran la mayor parte las piernas y tops ajustados que enfatizaran mis pechos copa C. Jewel quería enseñarme a maquillarme, pero, amablemente, me negué y me dirigí al mostrador de Clinique en Macy donde me enseñaron, entonces me compré todo lo que utilizaron. A pesar de que nunca había sido de las que se maquillaban tenía que estar de acuerdo con que le hacía cosas sorprendentes a mis ojos. Cerré la puerta de mi habitación y me quedé mirando con fascinación durante horas después de que me maquillaran. Convencer a mi madre que me dejara pasar el verano con mis tíos había sido un poco más difícil. Mi prima, Ashton, me ayudó enormemente en esa parte. Habló con su madre, que luego habló con la mía. Nuestras madres son hermanas y una vez que mi tía convenció a mi madre que Ashton de verdad quería que viniera a pasar nuestro último verano antes de la universidad, juntas, había estado tan emocionada que momentáneamente olvidé el último paso del plan. La razón por la que me hice moderadamente atractiva y pedí quedarme el verano con mi prima. El objetivo parecía tan simple pero cuando me permití pensara en ello, se me hizo increíblemente complicado. Conseguir que un chico caiga

perdidamente enamorado de ti no es fácil. Especialmente cuando ha estado enamorado de tu prima por tanto tiempo como puedes recordar.

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2 Traducido por ƸӜƷYosbeƸӜƷ Corregido por Juli_Arg

H

ay que frenar el mal genio, hombre. Si alguien puede ganarle a Beau... serias tú, pero aún te irías caminando con una paliza —anunció Ethan mientras me salía a la carretera a un camino de tierra que llevaba de nuevo sobre el terreno. —Han pasado seis meses, hermano. ¿Por cuánto tiempo vas a estar enojado por esto? —preguntó Jack desde el asiento de atrás. ¿Por qué era asunto de ellos? Ninguno sabía lo que era una relación seria. Los dos han tenido tantas chicas durante nuestros cuatro años de instituto que ni siquiera puedo nombrarlas todas. Explicarles que había planeado mi vida con Ashton desde que tenía doce años no era exactamente fácil. Así que en su lugar, me incliné y encendí la radio para ahogar todo su interrogatorio. —Puedes poner la música que quieras, pero la realidad es que tienes que dejar esto. Es tu primo y tu mejor amigo. Una chica no puede interponerse entre eso. No por mucho tiempo. —Ethan me veía desde el asiento del pasajero. Sé que esperaba una respuesta pero no le di ninguna. Su comentario acerca de que Beau era mi primo fue un recordatorio de que nadie me conocía realmente, excepto Beau y Ash. No era mi hermano. Era mi hermano, pero una vez que Beau descubrió la verdad de su madre, decidió mantener esa información bloqueada donde estaba el resto de su vida. No quería reclamarle a mi papá que era su hijo y no podía culparlo. No es como si mi papá hubiese hecho algo para ayudar en su casa para su crianza. Beau no tenía nada más que desprecio por mi padre, nuestro padre. Decidió recordar al hermano de nuestro padre como su papá. Él había sido el único que Beau había conocido. Aunque cuando murió, Beau iba en primer grado, había sido un buen recuerdo para Beau, a diferencia de su padre real.

—¡Oye!, te pasaste, Hank‟s —anunció Ethan señalando con su dedo hacia el restaurante de hamburguesas donde normalmente solíamos comer. —No voy a Hank‟s. —Fue mi única respuesta. Ellos fueron los que saltaron a mi camioneta. Si no les gustaba mi necesidad de salir de Grove, entonces podían caminar al pueblo cuando llegáramos a donde me dirigía. —¿Estás dejando Grove? —preguntó Jake. —Sip. Ethan suspiró y se echó hacia atrás en el asiento. —Quizás paremos en Florida antes de que detenga esta maldita camioneta. —¿Florida? Me estoy muriendo de hambre y una hamburguesa de Hank‟s hubiese solucionado eso —gruñó Jake. Bajando la velocidad, me orillé y miré a Jake. —Eres bienvenido de bajarte y caminar de regreso. Sus ojos se estrecharon y lentamente negó con la cabeza. —No, hombre, no importa. Estoy bien. Volví al camino e ignoré el intercambio entre los chicos. Los dos pensaban que curaba un corazón herido. Bueno, tenían razón, nadie dijo una palabra hasta que estacioné la camioneta en el estacionamiento de Wings. Había manejado unos veinte kilómetros hacia el sur hacia el próximo pueblo lo suficientemente grande para restaurantes decentes. —Me hubieses dicho que venías a Wings. Me hubiese callado. —Jake dio un emocionado grito de alegría mientras abría de par en par la puerta de la camioneta y salía. Este era un lugar en el cual nunca había comido con Ash. No había muchos lugares en los que no tuviese un recuerdo con ella, así que mis opciones eran limitadas. Esta noche, necesitaba sacármela de la cabeza y enfocarme en mi futuro, o al menos en mi verano. —Voy a comerme mi peso en algunas alas —dijo Ethan en respuesta a la emoción de Jake acerca de mi elección del restaurante. Al menos los había hecho felices. No es que importe. Abriendo la puerta, entré y me paré en el puesto de camareras. Una chica alta con largo cabello rubio recogido hacia atrás en una cola de caballo, me sonrió con un brillo apreciativo en sus ojos, que solía conocer. Era un hábito para mí ignorar esa mirada en los ojos de otras chicas por tanto tiempo que automáticamente lo dejaba pasar. Esta noche, no iba a hacer eso. Era momento de comenzar a flirtear en respuesta. Lancé una sonrisa que sabía que era muy impresionante porque era la que Ashton siempre me comentaba.

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—Tres por favor —le dije y vi sus ojos marrones volviéndose más grandes y parpadeaba varias veces. No era excepcionalmente guapa pero verla ponerse toda sonrojada era una buena palmada a mi ego. —Oh… um, bien… si… uh —balbuceó, buscando los menús y en su lugar tirándolos al suelo. Me agaché a su lado para ayudarle a recogerlos. —Lo siento. No soy normalmente tan torpe —explicó con dos manchas de color rojo brillante tiñendo sus mejillas. —Entonces, ¿Sólo soy yo? —bromeé. Una nerviosa risita brotó de ella y me di cuenta que no lo lograría. No me gustaban las risitas. Ash no se reía así. Entregándole los menús, me levanté de nuevo y cambié deliberadamente mi atención a otra parte. No necesitaba coquetear con ella. Se haría una idea equivocada. —Bien, um, por aquí. —La escuché decir. Tanto como Ethan y Jake rápidamente la siguieron. Comencé a seguirlos cuando mi mirada detuvo su apreciación indiferente de la barra para enfocar a una mujer que felizmente dejaría que se riera tontamente todo lo que ella quisiera. El pelo castaño le caía por la espalda y se enroscaba en los extremos. Dos piernas muy largas se hallaban desnudas y cruzadas mientras se sentaba en el taburete plateado sin respaldo con sandalias de tacón alto colgando de la punta de un pie muy delicado. No había visto el rostro de ella todavía, pero desde atrás, era una roba miradas. Potencial mayor. —¿Vienes o qué? —gritó Jake pero no voltee mi cabeza para ver cuán lejos habían ido o donde se iban a sentar. En vez de eso, me quedé congelado viéndola. La voz alta de Jake captó su atención y se volteó de su asiento y miró por encima de su hombro hacia él. La tez cremosa estaba salpicada de pecas. Normalmente, no era un fan de un montón de pecas, pero la mirada sensual de sus ojos verdes y henchidos, casi irreales labios, hacían que todo funcione. Empezó a darse la vuelta después de ver de qué iban los gritos cuando se congeló y sus ojos se encontraron con los míos. Sorpresa, placer, y ansiedad juntos revolotearon en su cara mientras me estudiaba. Era fascinante. El camarero vino detrás de ella y dijo algo y lo miró a él. —Sawyer, hombre, vamos —llamó Ethan esta vez. Apartando mi mirada de la pelirroja, hice mi camino hacia la mesa donde la mesera esperaba con nuestros menús. —Sawyer, espera. —Una familiar voz me detuvo.

La incredulidad se apoderó de mí mientras me daba la vuelta para ver a la bonita pelirroja haciendo su camino hacia mí. Una falda vaquera corta dejaba varios centímetros por encima de sus rodillas mientras me abría camino hasta su cuerpo, apreciando la vista. El top blanco que llevaba atado a la cintura en una especie de nudo flojo y pequeños destellos de estómago plano y liso se asomaba mientras se movía. Por último, me las arreglé para desviar mi objetivo del impresionante escote para verle la cara. Una pequeña sonrisa tiró de sus labios abultados y el reconocimiento me golpeó. De ninguna maldita manera. —¿Lana? —La incredulidad en mi voz era inconfundible. La última persona que esperaba ver era a la prima de Ashton. El hecho de que era la chica a la que le eché un vistazo era incluso más impactante. —Sawyer —respondió con una gran sonrisa en su cara. —¿Qué estás haciendo aquí? —pregunté, pensando más algo así como ¿qué demonios te pasó? No lucía en lo absoluto como la chica que había visto hace siete mese atrás. Esa chica había sido dulce, remilgada y correcta. Esta que se encontraba en frente de mí era una fantasía sexual andante. —Comiendo —dijo en broma y me di cuenta de que yo sonreía. Una sonrisa real, no una forzada, por primera vez en meses. —Sí, bueno, creo que capté eso. ¿Me refiero a qué haces aquí, en el sur Alabama? —Presionó sus labios y luego sacó su lengua y, nerviosamente, pasándola por ellos. Mmmm… no me importaría probar esos labios tampoco. —Me estoy quedando con Ashton este verano. Mi amiga va camino a la playa, así que me dejará allí en casa de Ash después que comamos. Ash. Maldición. ¿Tenía que mencionar a Ashton? Mi buen humor se evaporó y una vez más forcé una sonrisa. Vio por encima de mi hombro hacia la mesa a la que me dirigía y frunció el ceño. —¿Ya consiguieron una mesa? —Puso una mirada frustrada hacia donde la mesera estaba—. Imagínate —murmuró. Seguí su mirada y vi a la rubia viéndonos con un ceño irritado en su propia cara. —¿Qué está pasando? —pregunté, regresando mi atención a Lana. Suspiró y me miró. —Hemos estado esperando por una mesa por lo menos hace quince minutos. Ah. La mesera nos había dado su mesa. Podía arreglar ese problema. —Trae a tu amiga y siéntate con nosotros. —Lana dio una brillante sonrisa. —Bien, gracias. Ya vuelvo.

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Miré mientras ella se daba la vuelta y caminaba hacia el bar. Su trasero era imposible de no mirar mientras sus caderas se balanceaban de lado a lado. Maldición, Lana lucía bien.

—OhDiosmio, ¿Acabas de flirtear con ese bombón? Diablos chica, cuando decides hacer alarde disparas alto. —El asombro en la voz de Jewel me dieron ganas de reír. Sin embargo, el hecho de que me sentía como si estuviera a punto de vomitar mantuvo el humor a raya. Sawyer me registró. Sus ojos habían examinado lentamente mi cuerpo. Había hecho una pausa en mis tetas. Sentí la necesidad de avivarme a mí misma con la estúpida montaña bajo mi beber. Sentí la necesidad de abanicarme con el estúpido portavasos bajo mi bebida. —Lo conozco. Y nos sentaremos con él y sus amigos —anuncié buscando mi bolso y soda. —¿De verdad? Jewel chilló alegremente, agarrando su bolso del asiento a su lado y poniéndose de pie. La bufanda que ella llamaba camisa mostraba todo su estómago plano. De la barra en su ombligo brillaban dos pequeños diamantes de imitación en los extremos causaban que los ojos se concentraran inmediatamente en la piel expuesta. El pantaloncito corto que usaba a lo Daisy Duke hacía que mi minifalda luciera clásica. La chica hacía voltear cabezas cuando caminaba por ninguna otra razón más que su cuerpo en exhibición. —Vamos —espeté y me dirigí hacia Sawyer que se encontraba parado justo donde lo dejé, esperando por nosotras. Sus ojos se dirigieron a Jewel y le vi evaluarla de la misma manera que había hecho conmigo. Un mórbido nudo se formó en mí estómago y luché contra el impulso de empujarla detrás de mí. No quería que él hiciera esa lenta caminata sexy por su cuerpo con la mirada. —Está tan malditamente sexy —siseó Jewel a mi lado. Sacó su pecho y la cosa esa que hacía agitando su largo cabello rubio sobre el hombro, acababa de pasar. Se preparaba para dar rienda suelta a sus habilidades con Sawyer. —Él no, Jewel. Elige a uno de los otros. Simplemente no él. —Traté de sonar como si no estuviera suplicando pero no hubo enmascaramiento de la desesperación en mi voz. Oí un pequeño jadeo junto a mí. —Él es la razón por la que tú… —Su voz se apagó mientras su mente daba vuelvas en lo que acababa de descubrir—. Oh, guau. Lo entiendo. No voy a robarlo.

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No, pero ella todavía se veía bronceada, rubia, libre de pecas, y con buena práctica en el mundo de los hombres. Esas eran todas las cosas que a Sawyer le gustaban. Cuando lo alcanzamos, sabía que tenía que hacer una presentación por más que lo odiara. ¿Por qué simplemente no la dejé en el bar para que coqueteara con el mesonero y pretender como si ni siquiera existiera? La mirada apreciativa de Sawyer se hallaba cerrada en Jewel y a pesar de que ella había prometido que no coquetearía, estaba arraigado en ella. La chica no podía evitarlo. —Hola, soy Jewel —arrastró las palabras con una voz sexy que me hacía tener ganas de abofetear su estupidez. —Es un placer conocerte, Jewel —respondió, tomando su mano en la suya y… ¿Acaba de apretarla?—. Soy Sawyer. Un viejo amigo de Lana. El hecho de que hicieron sus propias introducciones no pasó desapercibido para mí. No podía abrir la boca, con miedo de que soltara el gruñido enojado que vibraba en mi pecho. Por el momento, realmente odiaba a Jewel. Iba a pasar el verano con un chico que se supone era su novio pero ¿Ella desataba todos sus encantos para conseguir a Sawyer? ¿Una aventura de una noche? Me estremecí ante el pensamiento. Podría matarla si se atrevía. —¿Lana? —La voz de Sawyer me arrancó de mis pensamientos viciosos y parpadeé varias veces para aclarar mi cabeza. —Um, sí, lo siento —respondí. —Está cansada del viaje —explicó Jewel, cubriéndome. No había duda que sabía que estaba mal. —Pregunté que si quieres que te lleve a casa de Ashton después que comamos, así Jewel no tendrá que hacerlo. Oh, me ofrecía un aventón. Jewel tendría que irse. Si, por favor. —Eso sería genial. Gracias. —Traté de mantener la emoción fuera de mi voz. Una sonrisa de satisfacción apareció en sus labios y quería llegar a más y sentirlos. A ver si eran tan suaves como parecían. ¿Qué extraño es eso? Sawyer abrió el paso y otros dos chicos sonreían hacia nosotros. Se podía ver la curiosidad sorpresiva en sus ojos. —Chicos, es Lana, la prima de Ash, y su amiga Jewel. Esperaban una mesa y me ofrecí compartir la nuestra. —Sawyer se volvió hacia nosotras—. El chico a la izquierda es Ethan y el chico a la derecha es Jake.

Ethan tenía una bonita sonrisa y el pelo corto y oscuro. Era apenas lo suficientemente largo para dar la vuelta a algunos mechones en la parte delantera. Sus ojos de color marrón oscuro parecían cálidos y divertidos. Me gustó al instante. Tenía que escoger un lado del semicírculo para deslizarme y parecía el menos amenazador de los dos. Tomando un rápido vistazo a Jake, vi que absorbía el estómago desnudo de Jewel con su mirada. Los rizos rubios que se asomaban fuera de su gorra de béisbol eran lindos, pero el brillo sexual en sus ojos grises era un poco desconcertante. —Jewel —dijo Sawyer, señalando que se deslizara al lado de Jake. Me moví hacia el lado de Ethan. Me sentí bastante agradecida; no tendría que sentarme al lado de Jake. Luego vi que Sawyer se deslizó detrás de Jewel y mi estómago cayó. Tenía que elegir un lado y sin un segundo pensamiento, había elegido el de Jewel. Su oferta de llevarme hasta la casa de Ashton ahora parecía sin importancia. Lo había hecho para ser considerado porque así es como él era. No porque se sentía atraído hacia mí o siquiera interesado. Era una idiota. —No sabía que Ash tenía una prima —dijo Ethan a mi lado. Retiré mis ojos de Sawyer mientras se deslizaba con Jewel y me enfoqué en el chico a mi lado. Al menos él no lucía molesto de estar conmigo, en vez de Jewel. —Um, sí, soy la única. Vivo en Georgia y suelo visitarla una vez al año, a lo mucho. Una fácil sonrisa salió de sus blancos dientes perfectamente rectos. Me gustaban buenos dientes en los chicos. Ethan no era difícil de mirar tampoco. Sus oscuros ojos resaltaban con unas largas pestañas. —Así que, ¿Te quedas mucho tiempo? —Todo el verano —respondí. La sonrisa de Ethan parecía aprobarlo y asintió con la cabeza. —Genial —respondió, luego levantó su mirada a la camarera que acababa de acercarse. —¿Qué puedo ordenarles para beber? —preguntó metiendo un mechón de pelo marrón detrás de la oreja y forzando una sonrisa que no alcanzó sus ojos. —Coca cola —anunció Ethan, luego miró la mía casi vacía—. Que sean dos. —Ordenó por mí. Me gusto eso. Ningún chico había ordenado por mí. Me hizo sentir extrañamente especial. —Un destornillador para mí —dijo Jewel como si fuera a salirse con la suya. La fulminé con la mirada y me dio una pequeña sonrisa.

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—Identificación —respondió la mesera y esta vez sonreí mientras Jewel inmediatamente lucía de arrogante a irritada. —No la tengo conmigo —respondió en tono molesto. —Apuesto a que no —murmuró la mesera. —¿Estás diciendo que no parezco de veintiuno? —preguntó Jewel como si estuviese asombrada de que alguien siquiera hiciera esa pregunta. Porque, por supuesto, una chica de dieciocho podría pasar por una de veintiuno fácilmente. Lo que sea. —Sí, eso es lo que estoy diciendo —dijo la mesera sin expresión. Jewel abrió su boca para discutir, sin duda, y sabía que necesitaba meterme y pararla, antes de que nos despacharan a todos. —Sólo tráigale una cola dietética, por favor —le dije a la mesera con una sonrisa de disculpa y luego envié una mirada de advertencia a Jewel. Carraspeó y cruzó los brazos sobre el pecho en un puchero. Por suerte, no tiene mucho en el camino de su escote, por lo que Sawyer no estuvo mirando de reojo hacia su camisa mientras empujaba sus pequeños senos con su postura ridícula. Todos los demás ordenaron sus bebidas. Sawyer se inclinó para susurrarle algo a Jewel, que la hizo reír y decidí que tenía que centrarme en el menú y simplemente salir de esto. No sé por qué había esperado algo diferente. —Lo manejaste bien —susurró Ethan, abriendo su menú junto a mí. Me asomé por encima de él y sonreí. —Gracias. Sucede mucho. Sonrió y estudió su menú. Yo hice lo mismo.

3 Traducido por Vane-1095 Corregido por Juli_Arg

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i la chica reía una vez más, arrancaría en pedazos mi servilleta y la lanzaría a mis oídos. Maldita sea, era molesta. La primera vez que la había visto pensé que podría distraerme de Ashton esta noche, pero había estado tan equivocado. Lo único que lograba era ponerme nervioso. Si su mano se deslizaba sobre mi muslo otra vez, terminaría empujándola hacia Jake. Una suave risa llamó mi atención y volví mi atención a Lana. Sonreía alegremente a lo que sea que Ethan le estuviera diciendo. Había estado hablando con ella en un tono susurrado durante toda la comida. Eso era una rejilla de mis nervios también. Desde que se había sentado junto a él, había atrapado toda su atención. Era como si el resto de nosotros ni siquiera estuviéramos en la maldita mesa. —Parece como si estuviera interesada en tu amigo —dijo Jewel, obviamente notando dónde mi atención se enfocó. —Hmmm. —Fue mi única respuesta. —¿Cuánto tiempo hace que conoces a Lana? —preguntó. Pensé en los días de sus colas de caballo de color naranja brillante y piernas flacas con las rodillas nudosas y me di cuenta que ella había recorrido un largo camino. Esas pecas que una vez la habían hecho poco atractiva, ahora, de algún modo, mejoraban su aspecto. —Desde que éramos niños. Siempre tenía que ocuparme de ella con Ash y Beau. La atormentaban. —¿Beau? —preguntó Jewel. Al parecer, Lana no había hablado mucho sobre Ashton a su amiga. Si lo hubiera hecho, sabría exactamente quién era Beau. —Mi her-uh primo —contesté.

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Lana echó su cabeza hacia atrás y soltó una carcajada real esta vez. No es que estuviera tratando de ser silenciosa, sino que se encontraba profundamente encantada de algo y no le importaba que la oyera. Los largos sedosos rizos castaños rozaron el borde de la mesa y me pregunté cómo reaccionaría si envolvía uno de esos mechones alrededor de mi dedo. —¿Crees que es gracioso, eh? —replicó Ethan sonriendo como un idiota por haberla hecho reír tanto. Lana asintió con la cabeza, extendió la mano y le apretó el brazo. — Sí, lo hago. Lo siento —dijo, tratando de mantener la enorme sonrisa fuera de su cara. El lenguaje corporal de Ethan decía que no le importaba en absoluto mientras se inclinaba hacia su tacto y empezaba el maldito susurrar otra vez. Los dos se perdieron en su propio pequeño mundo. —Normalmente no es buena con los chicos. La ponen nerviosa — señaló Jewel. No se veía nerviosa para mí. Aunque tuve que concordar, la Lana que recordaba era tranquila y reservada. ¿Qué había cambiado aparte del hecho de que había pasado de mediocre a hermosa en unos pocos meses? Jake le dijo algo a Jewel que robó su atención a él. Finalmente, un poco de alivio. Tal vez ella tantearía su muslo ahora y me dejaría solo. Lana tomó su copa y sus ojos se encontraron con los míos. Hizo una breve pausa y luego me sonrió. Realmente tenía una sonrisa agradable. Y esas pecas… demonios, eran lindas. —¿Disfrutando tu cena? —pregunté. Echó un vistazo sobre Ethan que seguía mirándola como un perrito enfermo de amor. Había conseguido envolverlo en su dedo meñique con bastante rapidez. —Sí, gracias —respondió, y luego tomó un sorbo de su bebida. Esos exuberantes labios envueltos alrededor de la pajilla y tuve que tragar saliva para no gemir. ¿Cómo la pequeña Lana McDaniel había llegado a ser tan hábil en las formas de seducir a un hombre? —Lana mencionó que la llevaríamos de paseo donde Ashton —dijo Ethan y arrancó mi mirada de Lana y su pajilla para fulminarlo con la mirada. Por qué lo miraba, no estaba seguro. Él no había hecho nada malo. Había entretenido a Lana y se aseguró que se sintiera cómoda en la mesa. Obligando a mi rostro a relajarse, asentí. —Sí, pensé que ya que íbamos por ese camino, podría llevarla y Jewel podría continuar en dirección a la playa.

Ethan parecía un poco demasiado contento. —Buena idea — respondió con una sonrisa y se reclinó para decirle algo a Lana que la hizo sonreír. Pagar por la comida y salir de ahí había sido mi prioridad número uno. Me encontraba listo para enviar a Jewel en su camino. Chicas quienes no habían tenido pista de molestarme. Firmé el recibo y metí mi tarjeta de debito de vuelta a mi billetera. —Aquí —dijo Jewel en un tono lastimero mientras le entregaba a la mesera su recibo y un billete de veinte dólares. —Ethan, no. —La voz de Lana rompió a través de mis pensamientos y la miré mientras le fruncía el ceño a Ethan que le sonreía de vuelta. —Necesito salir. Iré al baño antes de alcanzar la carretera otra vez — dijo Jewel. Me puse de pie y la dejé, pero no podía apartar los ojos de Lana y Ethan que parecían estar discutiendo, o al menos Lana parecía estar discutiendo, Ethan disfrutando de sí mismo. —Esos dos están haciendo atragantarme —murmuró Jake, saliendo de la cabina—. Además, ¿Por qué diablos él iría y pagaría por la comida de la chica si sólo la conoció? No es como si fuera una cita. ¿Había pagado por su comida? ¿Por qué no se me había ocurrido eso? Era una cosa educada por hacer. Era la prima de Ash. Debería haber pagado. Excepto, que había estado tan concentrado en alejar a Jewel que no había pensado en otra cosa. —Vamos E, apurémonos. —Jake no trató de ocultar su fastidio. Debió haber golpeado con Jewel. Lana rápidamente se deslizó fuera de la cabina y se levantó. Ethan se hallaba justo detrás de ella con su pequeño bolso rojo en la mano. —Olvidaste esto —dijo mientras caminaba detrás de ella. Lana le dedicó una sonrisa y le dio las gracias. Dirigiéndome hacia la puerta, no miré atrás para ver si alguien me seguía. Tenía que salir y conseguir un poco de aire fresco antes de tirarme sobre alguien por absolutamente ninguna razón.

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Sawyer lucía tranquilo. Traté de no mirarlo mientras él e Ethan llevaban mis cosas desde el coche de Jewel y las cargaban en la parte trasera de la camioneta. Parecía tener prisa por irse. Tal vez Jewel se había puesto un poco demasiado espesa con él y estaba dispuesto a alejarse de ella. El pensamiento me hizo sonreír. Le eché un vistazo a través del velo de mi pelo, me di cuenta de que se había relajado desde que habíamos llegado a la camioneta. Ethan le había ofrecido a Jake el asiento delantero y dijo que se sentaría conmigo en la parte de atrás, pero Sawyer había dicho que él no me arrastraría en la parte trasera de la camioneta. Yo realmente no consideraba la cabina extendida como “arrastrarme” en un cómodo asiento trasero, pero no había argumentado. Su ceño enojado me hizo trepar en el asiento delantero. Por suerte, había parecido calmarse una vez que los dos se metieron en la parte de atrás. —Puedes cambiar de estación si quieres —dijo Sawyer, mirando en mi dirección. No había estado prestando ninguna atención a lo que había en la radio. Estaba más preocupada tratando de averiguar por qué era tan hosco de repente. No me acostumbraba ver a Sawyer así. Normalmente era todo sonrisas y cortesía. Este debe ser el Sawyer después de Ashton. La idea me hizo triste. —Ah, hombre, no dejes que elija. Es una chica. Tomará algo de alguna banda de mierda de chicos —se quejó Jake desde el asiento trasero—. Umph, ay, qué diablos —espetó. Me volví para ver a Ethan mirándolo. Si sólo le gustara a Sawyer, como obviamente a Ethan. Por otra parte, Ethan estaba más en mi liga. —Tengo muchas ganas de dejarla arrastrarse hacia allá y golpearte —dijo Sawyer con un tono divertido en su voz. —Está bien, creo que E molió mis costillas. Ya me callo. ~*~ El resto del viaje fue bastante tranquilo. No había mucha conversación a excepción de Sawyer preguntándome si me sentía cómoda. Había girado la ventilación de aire para mí y había preguntado por cerrarlo

si tenía frío. Había cambiado las estaciones varias veces y siempre me preguntaba si me gustaba la canción. Este era el Sawyer del que estaba acostumbrada. El atento y amable. No el tipo malhumorado que había presenciado toda la noche. Cuando Sawyer entró en el camino de tierra, sabía que se apartaba de los baches sobre el terreno, busqué en los coches aparcados por el coche de Ashton o la camioneta de Beau. No me encontraba lista para presenciar a Ashton con tantos chicos Vincent aún. Si Sawyer seguía colgado de ella podría llegar a matarme. —Los veré más tarde. Seguiré adelante y llevaré a Lana donde Ash. Ethan se aclaró la garganta llamando mi atención de los vehículos estacionados a él. —Uh, puedo llevarla —dijo en un tono cauteloso mientras miraba a Sawyer. Sawyer, por otra parte, incluso no se había girado para mirarlo. —Tengo esto, Ethan —respondió con una fría y dura voz. Ethan desvió la mirada de mí a Sawyer, y luego dejó escapar un suspiro de derrota, abrió la puerta y salió. Una vez que había cerrado la puerta, Sawyer se respaldó y se volvió. Me sentía silenciosamente emocionada que quisiera llevarme a donde Ashton, pero el persistente recuerdo de que probablemente lo hacía con la esperanza de verla, entumeció mi alegría. En lugar de torturarme con diferentes escenarios en mi cabeza, me decidí a preguntarle acerca de Ashton. —Así que, ¿Cómo van las cosas entre ustedes tres? —No tenía que entrar en detalles. Sabía que entendía exactamente de quién le hablaba. Se tensó, luego dejó escapar un suspiro y ladeó la cabeza hacia un lado y cortó sus ojos hacia mí. —¿Me creerías si te dijera que lo llevamos muy bien? —La sonrisa triste en su rostro me rompió el corazón. —No —le contesté. Dejó escapar una pequeña risa y pasó una mano por su oscuro pelo. —Sabías acerca de ellos la última vez que estuviste aquí, ¿No es así? Recuerdo ese momento en la fiesta de campo. Algo había estado fuera por completo de ese escenario. Para empezar, no eras el tipo de Beau y Ashton no se habría enojado tanto si él hubiera coqueteado contigo porque habían reparado sus vallas. —Sacudió la cabeza—. Supongo que eras la única razón por la que creí esa historia. No te creía una mentirosa. Siempre supe que esa mentira volvería a atormentarme. Cuando Sawyer había encontrado a Ashton y Beau teniendo una pelea de enamorados, porque Beau había seguido a Ashton al bosque para poder besarla, no podía soportar la idea de que Sawyer descubriera la verdad de

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esa manera. Así que le mentí y le dije que Beau se había pegado a mí y Ashon no creía que fuera lo suficiente bueno para mí. Le dije después a Ashton que tenía que escoger o dejarlos ir, porque lo que le hacía a Sawyer estaba mal. —Lo siento —le contesté. Porque así era. Sawyer asintió. —Seah, yo también. El resto del camino a casa de Ashton estuvo muy tranquilo. No me preguntó si yo estaba cómoda y no encendió la radio. ¿Por qué había abierto mi gran boca? Recordándole sobre mi parte en el engaño de su primo y su novia había sido una estupidez. —El coche de Ash está aquí, pero dudo que esté en casa. Se encontraba con Beau en el campo temprano. Asentí con la cabeza y cogí el pomo de la puerta. Había dicho lo suficiente esta noche. Tenía que salir de su camioneta antes de decir cualquier otra cosa estúpida. —Espera, Lana. —Las manos de Sawyer y sus dedos se enroscaron alrededor de mi brazo. Fríos golpes de su piel caliente y áspera salieron de toda mi piel. —Uh, sí. —Me las arreglé para decir. —Mira, fui un idiota. Lo siento. No es tu culpa. Esa mierda con Ash y Beau, nada de esto fue tu culpa. Sólo necesitaba una salida para ventilar y eras la única persona alrededor. Me equivoqué. —Hizo una pausa y me miró fijamente—. ¿Me perdonas? La mirada sincera en sus ojos me derritió. Era como un dulce cachorro herido. Ashton había estado loca al haberlo herido. Quiero decir, ¿Quién hace eso? Era tan perfecto. ¿Cómo se puede herir a alguien tan increíblemente perfecto? —Sí, por supuesto. Una sonrisa iluminó su rostro y me apretó el brazo y luego me dejó ir. —Uf, muchas gracias. Ambos bajamos de la camioneta y me encontré con él al otro lado para conseguir mi equipaje que estaba levantando de la parte trasera y dejándolo en el camino de entrada. —Te ayudaré. No levantes cosas pesadas —dijo Sawyer mientras alcanzaba la última bolsa. Yo no solía empacar tanto, pero ahora que llevaba maquillaje y peinaba mi cabello y tenía un armario real, tenía unas cuantas piezas de equipaje. —Gracias.

—No pensé que eras de las chicas que llevan un montón de bolsas — observó. Me encogí de hombros. —Las cosas cambian. —Me agaché a recoger mis cosméticos y bolsas de artículos de tocador. Eran los dos más pequeños. —Sí, lo hacen, no lo hacen. —Su mirada se dirigió a la casa y sabía que miraba hacia la ventana de Ashton. Era todo sobre ella. —Es una idiota… para lo que vale la pena. —Hubiera abofeteado mi mano sobre mi boca si no las hubiera tenido ya llenas. No podía creer que acababa de decir eso. Sawyer volvió su atención a mí. Sus oscuras cejas arqueadas por la sorpresa y estaba segura de que mis mejillas se encontraban de un brillante rojo. —¿Eso crees? Bueno, no podría exactamente negarlo ahora. Así que asentí. Sawyer dio un paso más cerca de mí y mi corazón latía tan fuerte contra mi pecho que sentí la necesidad de tomar aire. Sus ojos verdes me estudiaron con atención. Era como si me mirara por primera vez. Sus ojos se posaron en mi boca y contuve el impulso de lamerme los labios nerviosamente. —¿Crees que soy una mejor opción que Beau? Él es el malo, sabes. El peligroso. A las chicas les gustan los chicos malos. —Su voz se redujo a un murmullo. Me estremecí cuando dio un paso más cerca, sus ojos nunca dejando el estudio de mis labios. Había pasado un tiempo desde que me volví a aplicar brillo labial. Me pregunté si se hallaban secos. Obligándome a mantener la calma, respondí: —No todas las chicas. —Hmmm… Levantó una mano y corrió suavemente la yema de su dedo pulgar sobre mi labio inferior. Me imaginé mentalmente mordiéndole el pulgar y tirando de él a mi boca para chuparlo, pero no lo hice. En su lugar, simplemente dejé de respirar. —Son tan suaves como parecen… tal vez más —susurró, luego bajó la cabeza y antes de que pudiera tomar una respiración relajante, tenía su boca sobre la mía. Forzando el oxígeno a mis pulmones a través de mi nariz, dejé caer las bolsas de mis manos y me agarré de sus brazos para no perder la conciencia debido al hecho contundente de que estaba siendo besada por Sawyer Vincent. Sus manos se instalaron en mi cintura y apretaron la piel desnuda que tocaban suavemente. Creo que pude haber gemido cuando tomó mi

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labio inferior en su boca para chuparlo. Antes de que pudiera tirarme por completo a él, se había ido. Mareada y completamente sorprendida, perdí el equilibrio y extendí la mano para tomar el lateral de la camioneta. —Guau. —La mano de Sawyer se disparó para estabilizarme. Ahora, eso fue vergonzoso. Tomé una respiración para calmarme y alcé mis ojos, una vez que los enfoqué otra vez, para mirar a Sawyer. En lugar de tener una expresión pasmada, como estaba segura yo tenía en mi cara, fruncía el ceño. —No debería haber hecho eso, Lana. Lo siento. Me sentía molesto y sólo no pensé. —Alcanzó mis dos pesadas maletas y se dirigió a la puerta principal sin tener que esperar a que yo respondiera. Esa no había sido la manera en la que había imaginado nuestro primer beso. Y créeme, que había estado fantaseando con ese beso durante años. La mayor parte de mi vida. Aunque el beso en sí era perfecto, al final estaba muy por fuera de curso. De pronto, la ira tomó el lugar de la decepción y agarré los bolsos y lo seguí. Cómo se atreve a besarme así, disculparse y marcharse. —Eso es… La puerta principal se abrió terminando mi oración, que era probablemente una buena cosa desde que estaba a punto de dejarlo tenerlo. —Lana, cariño, estás aquí. —La tía Sarah me miró mientras abría la puerta mosquitera. Disparándole a Sawyer una mirada enojada, pasé junto a él y entré a la casa.

4 Traducido por Mona Corregido por Violet~

E

sto no podía estar bien. Mentalmente me maldije por haber hecho un movimiento tan estúpido. Abrí de un tirón la puerta de mi camioneta, comencé a subir al interior, cuándo la camioneta de Beau se estacionó detrás de mí. Perfecto. No era lo que necesitaba ahora mismo. Necesitaba envolver mi cabeza alrededor de aquel estúpido beso con Lana. No enfrentarme a Beau y Ash. La puerta de la camioneta de Beau se abrió de golpe y él salió con un gruñido enojado en su rostro. ¿Cuál era su problema? —Es mejor que tengas una maldita buena razón para estar estacionado en la entrada de Ash. Adaptarme a Beau siendo un troglodita sobre una chica, era casi tan difícil como verlo con Ash. Beau no era celoso, hasta que Ashton se había hecho suya. Ahora, él era un maldito lunático. —Solamente dejé a Lana —Contesté, encontrando su fulminante mirada enojada. No me asustaba de su estúpida mierda de hombre rudo. Yo había estado en más peleas con él de las que podía contar. Mi respuesta obviamente lo confundió porque levantó una ceja y luego se giró para mirar a Ash mientras ella se lanzaba detrás de él sobre el lado del conductor. —¿Ella está aquí? —Chilló Ash, saltando antes de que Beau pudiera atraparla—. Recuerdas, te dije que Lana venía esta noche. —Desplegó una sonrisa luminosa hacia Beau, a continuación frunció el ceño y me miró. — ¿Por qué... cómo la encontraste? Ash era adorable cuando estaba confundida. —Estaba cenando en el Wings cuando nos detuvimos para comer. Me ofrecí a darle un aventón y salvar a su amigo del viaje.

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El ceño de Ashton se convirtió en una sonrisa de nuevo. Me gustaba hacerla sonreír, siempre. —¡Gracias! Estoy tan contenta de que te encontraras con ella. —Ash se dio vuelta y envolvió sus brazos alrededor de Beau y puso un beso rápido y ruidoso sobre sus labios antes de liberarlo y retroceder—. Tengo que verla. No la he visto en meses. Llámame más tarde. Beau agarró su mano y giró la palma hacia arriba antes de besarla y luego lamerla. Asqueroso, no quería ver esto. —Sí, te llamaré cuando me acueste en la cama. —Su voz bajó hasta que fue mucho más profunda que lo normal y juro que oí el suspiro de Ashton. Ya había visto más de lo que quería. Comencé a subir a mi camioneta. —Sawyer, espera. —La orden de Beau me detuvo. Realmente solo quería marcharme, pero estaba bloqueándome, por lo tanto no podía escaparme exactamente. Ashton corrió al interior y una vez que cerró la puerta, Beau giró su mirada hacia mí. —Sobre esta noche. No hagas esto otra vez. Ya han pasado seis meses y Ashton hace todo lo posible para ser amable contigo. Hablas con ella de esa manera otra vez y te voy a patear el trasero. Sospecho que esto no era una disculpa, sino una amenaza. Pero él tenía razón, había sido un imbécil con Ashton. No quería presionar a ninguno de ellos. Ambos me conocían mejor que nadie. Habían sido mis mejores amigos toda la vida. Compartimos un secreto y compartimos recuerdos. Esto formó un vínculo tan importante que yo había renunciado a Ash sin dar mucha pelea con el fin de conservarla. —Tienes razón. Fui un imbécil. Me disculparé con ella la próxima vez que la vea. Beau pareció apaciguado. Sus ojos se desplazaron de nuevo a la ventana de su dormitorio ahora iluminada. Ella y Lana estarían dentro conversando y me preguntaba si tenía algo más por lo que pedir disculpas la próxima vez que la viera. Porque si Lana le contaba sobre ese beso, entonces Ash podría estar molesta. No porque besé a Lana, sino porque yo había sido un completo idiota después. —Bueno —Beau comenzó a entrar en su camioneta y se detuvo—. ¡Eh tú!, ¿Quieres ir a jugar billar? —¿La tía Honey está trabajando? —Sip. Eso significa cerveza gratis. Asentí. —Muéstrame el camino.

Apenas había llegado a la puerta cuando Ashton entró corriendo y chillando. Había hecho un trabajo rápido para conseguir pasar por delante de sus padres, y sus preguntas concernientes a mis padres, hasta su habitación. Cerró la puerta y se dio la vuelta hacia mí, sonriendo alegremente. —Estoy tan contenta de que estés aquí. Su largo cabello rubio colgando suelto bajo su espalda y su bronceado dorado ya eran perfectos. ¿Cómo lo hizo? Ha sido verano por cuánto tiempo, ¿Una semana? Compartimos los mismos ojos verdes. Eso era todo. Cuándo era más pequeña, la había odiado. No porque ella fuera mala, sino porque parecía una muñeca Barbie. Para desquitarme, había sido yo quien era mala. —Yo también. —Contesté cuando ella se dejó caer sobre la cama al lado mío. Alejarme de mi madre y sus interminables quejas sobre mi papá fue un gran alivio. Ellos estaban oficialmente divorciados hace tres meses, pero todavía despotricaba contra él diariamente. —Vamos a tener tanta diversión. El cumpleaños de Kayla Jenkins es mañana por la noche y tendrá una enorme fiesta en su casa. Hace una cada año. Te va a encantar y llegarás a conocer a todo el mundo. —Entonces, Beau y yo hemos estado hablando de una excursión. Tal vez durante una semana a Cheaha. Vamos a invitar a Sawyer, ya que el senderismo es lo suyo, y algunas otras personas. Tú, desde luego, vienes también. Después, Leann está en la playa todo el verano en la casa de verano de su abuela. Así que le dije que nosotros llegaríamos a visitarla una semana. —Forzar una sonrisa era difícil pero de algún modo me las arreglé. Empujando la reacción de Sawyer a nuestro beso, tan lejos de mi mente como pude, puse todo mi interés en hablar con Ashton. —Todo eso suena muy divertido. Estoy para lo que sea. —Le aseguré. Inclinándose hacia adelante ella tocó mi cabello y estudió mi rostro. Entonces su rostro se rompió en una enorme sonrisa. —Llevas maquillaje y tu cabello está más oscuro y... —Ella estudió mi falda y top—, tienes ropa con estilo. —Decidí que es hora de un cambio —Respondí, incapaz de reprimir mi sonrisa.

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—Bien, luces caliente. Ashton se levantó y comenzó a quitarse las botas vaqueras que había estado usando con un vestido de verano negro que apenas llegaba a la mitad de sus rodillas. Era como si Dios hubiera decidido probar su mano haciendo algo perfecto y escogió a Ashton como su experimento. —Sawyer dijo que te trajo a casa. ¿Cómo está él? ¿Quiero decir, está de buen ánimo? No estaba segura de cómo me sentía sobre Ashton todavía preocupándose por Sawyer. No había esperado esto cuando planeé pasar el verano aquí. Habían pasado seis meses desde la ruptura. ¿La gente normal sigue adelante en seis meses, verdad? Quiero decir, ella está con Beau ahora. ¿Todo no debería ser agua pasada? —Él, uh, está bien. —Bien, también esto era una mentira pero quería protegerlo de ella. Él no querría que Ashton supiera que él todavía estaba afectado por ella y Beau. Soltó un suspiro y se dejó caer de nuevo sobre la cama plegando sus piernas debajo de ella y frente a mí. —Bueno. Él y Beau tuvieron una especie de intercambio de palabras en el campo esta noche. Tuve que saltar en los brazos de Beau para impedirles que se hagan pedazos. Es por eso que él se marchó y terminó en Wings. No los había visto pelear desde que éramos niños. Seguramente, no se peleaban por Ashton todavía. —¿Qué sucedió? —Pregunté, sabiendo que probablemente no quería escuchar esto. —Cosas estúpidas. A Beau no le gustó el modo en que Sawyer me habló. No era gran cosa pero Beau se molestó de verdad y pasó a la defensiva. Todavía no han encontrado la manera de manejar el que yo esté en medio. La última vez que yo había estado sentada en su cama hablando de los chicos Vincent, le había dicho que ella tenía que dejarlos ir a ambos. Incluso entonces, yo sabía que ella no sería capaz de hacerlo. Ellos eran una parte importante de su vida. Beau, sobre todo. —¿Sawyer está teniendo citas? —Pregunté, tratando de sonar tan casual como era posible. Ashton dejó salir una risa corta. —Yo quisiera. Esto era extraño. Él era magnífico, talentoso, atlético, amable y divertido, ¿Cómo alguien como él pasó seis meses sin que alguna chica lograra engancharlo en una cita? —¿Ni siquiera una cita?

Ashton se encogió de hombros y tiró las rodillas hasta su barbilla, envolviendo sus brazos alrededor de la parte delantera de sus piernas. — Creo que tal vez una o dos citas. No estoy segura. No le pregunté, realmente. Sawyer todavía actúa extraño a mí alrededor y Beau se pone muy territorial si menciono a Sawyer. No le gusta que hable mucho de él. Qué triste para Sawyer. Ashton había sido una parte importante de su vida, desde que ellos tenían doce años. Ahora, él no podía realmente hablar con ella nunca más, sin Beau permanentemente sobre ellos. Tanto como quería que Sawyer superara lo de Ashton, no me gustaba la imagen en mi cabeza. Sawyer, solo, me molestaba. Él no se merecía esto. Había sido tan bueno con ambos. Welcome to the Jungle comenzó a sonar y Ashton alcanzó su celular de la mesa al lado de la cama. —Tú no puedes estar ya en la cama. —Ronroneó Ashton en el teléfono. Tenía que ser Beau. —¿En serio? Oh, bien, bueno está bien. Me alegra que los dos estén juntos. —Mis oídos reaccionaron y estudié mis uñas tratando de aparentar como si no estuviera completamente curiosa sobre esta conversación. —Te amo también. Sé cuidadoso y recuerda que él no bebe mucho, así que llévalo a casa seguro. —¿Estaba Sawyer tomando? ¿Con Beau? Ashton sonrió. —No, yo te amo más. Oh, por favor. —Lo mantendré al lado de mi almohada. Llámame tan pronto como llegues a casa. —Sí, nos estamos poniendo al día. —Levantó sus ojos para sonreír alegremente hacia mí. —Bien, te amo, ¡Adiós! Dejó caer el teléfono en su regazo y soltó un suspiro feliz. —Sé que no te gusta cómo fueron las cosas y que Sawyer fuera lastimado, pero amo tanto a Beau, Lana. Lo haría todo de nuevo si yo tuviera que hacerlo. Odié lastimar a Sawyer, yo realmente lo hice. Nunca he sido tan feliz. Beau es maravilloso. —Su voz fue toda soñadora y luché contra el impulso de hacer rodar mis ojos.

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5 Traducido por Anna Banana Corregido por paoo

A

ún no podía entender por qué estaba aquí. Claro, había estado en las fiestas de cumpleaños de Kayla desde el séptimo grado, pero eso había sido porque Ash quería venir. Este año, lo que Ash quería ya no importaba, ¿Así que por qué rayos estaba aquí? Spill Canvas sonaba por los altavoces. La piscina tenía varias luces estroboscópicas de diferentes colores que venían desde un balcón de arriba, haciendo que el agua azul fuera de un color rosado, púrpura, verde y amarillo. Hamacas rodeaban la piscina junto con antorchas tiki. El año pasado, Jake había chocado con una de ellas y un paraguas estalló en llamas. Antes de que el fuego se saliera de control, Beau había recogido el paraguas y lo lanzó a la piscina. Nos reímos de ello durante semanas. Me dirigí hacia el bar improvisado justo fuera de la casa de la piscina, lo que básicamente consistía en tinas grandes de metal llenas de hielo y tragos. Si iba a poder soportar la noche, necesitaba alcohol. Mucho alcohol. —¡Sawyer! ¡El hombre ha llegado! —dijo Ryan Mason arrastrando las palabras. Ya estaba borracho. Eso no era sorpresa. Los chicos Mason eran los dueños de la tierra en donde teníamos nuestras fiestas de campo. El hermano de Ryan las había comenzado años atrás. Asentí en su dirección y cogí una cerveza Corona que estaba escondida bajo los cubos de hielo. —Eso es amigo, bebe. Ya no tienes que impresionar a la hija del predicador, ¿Verdad? —gritó Ryan desde el centro de la piscina. Estaba en un flotador con una chica que estaba seguro asistió a nuestra escuela. No respondí a su estúpido comentario. Como si a Ash le importara eso. Diablos, ella me dejó por Beau. Abrí la cerveza, después arrojé la tapa

a la bandeja de bebidas, y tomé un largo trago. El frío líquido no me hizo sentir mejor, pero al menos sabía bien. Caminé de regreso a la casa con la esperanza de encontrar un televisor para poder ver ESPN Sports Center, solo había hecho unos pasos antes de que las puertas se abrieran y entraran Ashton, Beau y Lana. Ah, rayos, me hubiera quedado en casa. Ashton saludó con la mano a Kayla y tiró de Lana hacia donde estaba descansando con otras chicas. Los ojos de Beau se encontraron con los míos y caminó hasta llegar a mi lado. Sus dos manos estaban metidas en los bolsillos delanteros de su pantalón. —Nunca imaginé que llegarías a esto —dijo Beau a modo de saludo. Encogiéndome de hombros, levanté la Corona en mi mano: —Cerveza gratis. Beau sonrió y asintió con la cabeza. Cerveza gratis era definitivamente algo que sí entendía. Sus ojos no dejaron a Ash mientras charlaba alegremente con las otras chicas. La pequeña tela que llevaba sobre su bikini dejaba poco a la imaginación. Nunca se vistió de esa manera cuando estábamos juntos. Probablemente otro de sus intentos de ser perfecta para mí. Qué mierda. —Más vale que sea Lana a la que estás viendo —advirtió Beau. Observé a Lana y me sorprendí al verla en un par de shorts cortos. Sus piernas no eran tan bronceadas, pero eran largas y exactamente igual a las de Ashton. El color crema pálido parecía delicado. Pasé mi mirada por su cuerpo y aprecié la forma en que las caderas sobresalían de la pequeña cintura completamente visible en el top que llevaba sobre el bikini. Era extraño que tuviera tantas pecas en la cara. El resto de su cuerpo parecía tan perfectamente suave. —Creo que le gustas. —Las palabras de Beau irrumpieron mis pensamientos y retiré la mirada de la cabeza de Lana, llena de rizos oscuros color cobre y miré a mi hermano. —¿Qué? —Lana preguntó por ti esta noche. Sobre si estarías aquí. —Beau sonrió—. Creo que puede tener un enamoramiento por el mariscal de campo. Volví mi atención hacia Lana en el mismo momento que ella se volvió sobre su hombro y nuestros ojos se encontraron. Se quedó quieta, como si estuviera en shock de que haya estado mirando en su dirección. La prima de Ashton no era fea para los ojos y era muy dulce. Tomé otro trago de la Corona mientras jugaba con la idea de despejar mi mente de Ash con Lana.

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—Te lo dije —dijo Beau en tono divertido. Tal vez él tenía razón. La boca de Lana se alzó en una pequeña sonrisa y recordé lo suave que sus labios se sintieron bajo los míos. Había sido un beso espectacular. —Vamos, busquemos algo más fuerte que una cerveza. Ya es hora de que te olvides de Ash antes de que terminemos partiéndonos la mierda otra vez. Beau se dirigió hacia la casa de la piscina y de mala gana alejé mi mirada de Lana, la cual habíamos estado sosteniendo por más tiempo del que esperaba, para seguir a mi hermano.

Beau apretó la mano en la parte de atrás de la espalda de Ashton de una forma territorial mientras la dirigía hacia las escaleras. Vi como ella luchó entre el deseo de ir con su novio y su deber de quedarse conmigo. —No puedo dejar a Lana —susurró Ashton. Beau se le aferró la cintura y tiró de ella hacia su pecho. Sus ojos ni una sola vez dejaron de mirar el rostro de Ashton. —Lana es una chica grande y no le importa si te robo por unos minutos… o más. —Retiró sus ojos color avellana de Ashton y me sonrió—. No te importa, ¿Verdad, Lana? Como si fuera a molestar a Beau Vincent al admitir que no quería quedarme sola. Sacudiendo la cabeza, forcé una sonrisa. —Um, no, claro que no. Vayan, eh, a hacer lo que sean que vayan a hacer. Beau volvió la mirada hacia Ashton. —Por favor, ven conmigo. —Su voz se redujo y sus ojos se oscurecieron de manera suplicante. No había manera de que Ashton fuera a negarse ahora. —Está bien —susurró ella sin darme un segundo vistazo. Vi como Beau la condujo hasta las escaleras. Seguramente no iba a tener sexo con él en la casa de Kayla. Sacudiendo la cabeza, me dirigí de vuelta al exterior. Quizás Sawyer estaría a solo y tomaría valor para ir a hablar con él. Antes de llegar a la puerta, Sawyer entró. Sus ojos parecían un poco vidriosos y su cabello, perfectamente estilizado, ahora estaba desordenado. Lo observé mientras buscaba por la habitación hasta que sus ojos me encontraron y se detuvieron. Una pequeña y malvada sonrisa se le formó en los labios y se dirigió hacia mí. ¿O estaba tambaleándose un poco? —Oye Lana, ¿Qué haces tan sola? Me tragué el nudo nervioso que se me formó en la garganta, mientras estaba de pie, tan cerca de mí, que su brazo tocaba el mío. —Uh, bien, Ash y Beau se fueron —señalé hacia las escaleras sin ser capaz de decirle lo que habían ido a hacer. Su sonrisa divertida se convirtió en una expresión de enfado mientras enfocó la mirada hacia las escaleras como si fueran algo

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repugnante. Genial, lo enfadé nuevamente sobre el asunto de Beau y Ashton. Una cálida mano se cerró alrededor de la mía y chillé en sorpresa. Sawyer rió entre dientes y entrelazó los dedos con los míos. —Vamos, pequeña y dulce Lana. Puedes venir a entretenerme ya que has sido abandonada a tu suerte. Además, he estado observando esas largas y sexys piernas toda la noche. Haces que esos shorts se vean muy bien. Lo miré boquiabierta mientras me llevó a un sofá vacío. ¿Sawyer dijo que mis piernas eran sexys? No tuve tiempo de pensar en su declaración ya que me estaba sentando en su regazo. Enterró la cara en mi pelo y respiró con fuerza. —Maldita sea, hueles muy bien —murmuró. Deslizó una mano alrededor de mi cintura y la extendió sobre mi vientre desnudo, mientras que con la otra envolvió un mechón de mi cabello alrededor de su dedo. —Se siente como la seda —susurró y pasó mi pelo sobre sus labios. Después de la sorpresa inicial, mi corazón comenzó a latir fuertemente. Esto era lo más cerca que había estado a un chico, y el hecho de que era Sawyer me aterrorizaba y emocionaba a la vez. Deslizó la nariz hasta mi hombro y luego comenzó acariciarme el cuello. No pude evitar el escalofrío que me recorrió cuando su cálido aliento me tocó el oído. Luego la mano en mi estómago se deslizó un poco y me volvió para quedar frente a frente. —Te sientes tan bien, Lana. Me haces olvidar todo lo demás — murmuró mientras ahuecaba la parte de atrás de mi cabeza y suavemente guió mi boca a la suya. La misma hambre intensa que sentí la última vez que habíamos hecho esto me consumió. Su lengua salió, lamió mi labio inferior, y gruñó. Sawyer Vincent gruñó mientras lamía y probaba mi boca. Me acerqué más a él y pasé las manos por sus rizos oscuros con la esperanza de que este beso no terminara tan abruptamente como el anterior. Cuando su lengua entró en mi boca, fue mi turno de gemir en su boca. Sabía como algo oscuro y peligroso. Con cautela, toqué su lengua con la mía. Sus dos manos se aferraron a mi cintura y me sentó a horcajadas sobre él antes de pasarme las manos por la espalda para tirar de mí con fuerza contra su pecho. Su boca abandonó la mía y comencé a protestar hasta que comenzó un desfile de besos a través de mi mandíbula para suavemente mordisquear el lóbulo de mi oreja antes de deslizar sus labios hasta mi cuello. Me moví ansiosamente cuando un calor se agrupó en mi vientre y un hormigueo extraño comenzó entre mis piernas.

—Oye, Saw, busca una habitación, hombre —gritó una voz fuerte, irrumpiendo a través de mi mente nebulosa y me tensé, alejándome de la calidez del cuerpo de Sawyer. ¡Me había olvidado completamente de que estábamos en la sala de estar! Había otras personas alrededor de nosotros. Mi cara estaba ardiendo. Deslicé la vista hacia Sawyer, que me observaba con una sonrisa divertida. —No te hagas la tímida conmigo ahora, Lana —arrastró las palabras, apretando mis costados con sus manos. —¡Sawyer! ¿Qué estás haciendo? —exclamó Ashton detrás de mí y me bajé de su regazo como si hubiera estado haciendo algo malo. —Bueno, Ash, estoy haciendo exactamente lo que parece que estoy haciendo —dijo Sawyer. —¡Con Lana! —Síp, bebé, lo estaba. Tu prima es una pequeña cosa tan dulce. Y no se estaba quejando. Estoy muy, muy seguro que ella estaba disfrutándolo tanto como yo. Gritos y silbidos vinieron desde alguna parte de la casa. Parecía que no podía hacer otra cosa que mirar a Sawyer en estado de shock. —Ella está fuera de tus límites. ¿Me oyes? No te atrevas a usarla… —¿Usarla? ¿En serio, Ash? ¿Crees que es eso? Porque, bebé, no lo es. Puedo sentirme atraído a otras chicas. Eso sí es posible. —El tono complacido en su voz era inconfundible. ¿Por qué estaba tan contento? —Eso no es lo que quise decir —casi gritó Ashton. Sawyer levantó las cejas con incredulidad. —¿En serio? Porque así parece y suena desde aquí, cariño. —Ya basta, Sawyer. —La voz de Beau me sobresaltó y me volví para verlo entrar en la habitación. Oh, Dios mío, estaba enfadado. —Esta vez no fui yo, hermano. Ella comenzó. —Sawyer no sonaba preocupado en lo absoluto por el hecho de que Beau parecía a punto de lastimar a alguien. —Y si no te callas la borracha boca lo voy a terminar. —La voz de Beau era fría y nítida. Sawyer no estaba borracho, ¿O sí? Me quedé mirándolo y parecía tranquilo. Cuando mi padre llegaba a casa borracho gritaba y estaba enfadado. Sawyer era dulce y suave, o lo había sido antes de ser interrumpidos.

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—Vamos, Lana, tenemos que irnos —exigió Ashton desde su lugar al lado de Beau. La mano de Sawyer se aferró a la mía. —No te vayas —dijo en un susurró suplicante. Eso fue todo lo que necesité. Había venido aquí por una sola razón; para obtener la atención de Sawyer Vincent. No estaba dispuesta a irme ahora que la tenía. —Quiero quedarme un rato más, si eso está bien —respondí, esperando que Ashton no se enfadara. No era como si tuviera alguna razón para estarlo. —Pero él… —No es de tu incumbencia —dijo Sawyer, interrumpiendo a Ashton. La ira brilló en los ojos verdes de Ashton y Beau tiró de ella hasta que quedó contra su lado y le susurró algo. Pareció relajarse un poco para después asentir con la cabeza. —Está bien. Quédate. Pero no dejes que Sawyer te lleve a casa. Beau y yo volveremos por ti cuando estés lista. Solo tienes que llamarnos. Asentí con la cabeza. Sawyer no prometió llevarme a casa de todos modos. Eso sonaba como un buen plan. —Me alegro de que ustedes dos se vayan. Lana y yo necesitamos una habitación —dijo Sawyer, poniéndose de pie inestablemente y tirándome hacia él. Las risas de la audiencia que habíamos atraído fueron el pinchazo que necesitaba. Forzando la mano fuera de su agarre, mentalmente maldije blanca y el rubor que sabía estaba cubriéndome el rostro y cuello. Sawyer sí estaba borracho. Realmente deseaba que lo estuviera insinuarle a todo el mundo a nuestro alrededor que íbamos a hacer un dormitorio, era algo que el Sawyer que yo conocía no haría.

mi piel Tal vez porque algo en

—Sabes, creo que me voy con Ash y Beau —le contesté, con la esperanza de enmascarar la humillación en mi voz. —Espera. No. ¿Qué hice? —La voz herida de niño pequeño de Sawyer casi me detuvo. Pero sus palabras insinuantes de que íbamos a retirarnos a una habitación, y hacer Dios sabe qué, mientras estábamos en un cuarto lleno de gente escuchando, me mantuvo dirigiéndome hacia Ashton. —Vamos —susurró Ashton, acercándome a su lado y llevándome hacia la puerta. —Alguien sobrio llévelo a casa o me llaman para venir por él —dijo Beau como despedida antes de seguirnos. —¡No estoy borracho! —declaró Sawyer en voz alta.

Después la puerta se cerró y tuve que luchar contra las lágrimas.

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6 Traducido por larosky_3 Corregido por MaryJane♥

E

staba borracho. Solo había estado borracho una sola vez en mi vida y fue el día que descubrí lo de Ashton y Beau. Estaba casi seguro de que estaba más ebrio ahora, de lo que había estado ese día. Mi estómago giró y me incliné por tercera vez y vomité en los arbustos frente al patio de Kayla. Sudor frío corría por mi cara, descansé las manos en mis rodillas y cerré los ojos rezando para no desmayarme en mi vomito. ¿Por qué demonios había tomado? Todo lo que recordaba era ponerle un poco de ron a una o más de mis Coca-Colas. Quizás hubiera parado de agregarle Coca-Cola después de un momento y hubiera seguido solo con el ron… no, esperen, cambié a vodka. Nos habíamos quedado sin ron. Mi estómago palpitó otra vez, pero no quedaba nada para que saliera. Retrocediendo, me incliné contra los ladrillos fríos y deje que la briza me refrescara. —Toma esto, estúpido idiota. Abrí los ojos para ver la expresión molesta de Beau antes de que presionara una helada botella de plástico en mi mano. Bajando la vista, vi que me había traído agua. El gusto del alcohol regurgitado no era atractivo. Debería agradecerle por venir al rescate, pero simplemente no podía. Abriendo la botella, tomé un gran sorbo e instantáneamente me sentí mejor. —Toma un poco más, luego ven, voy a llevarte a casa. Su actitud mandona me estaba poniendo nervioso. No era de repente el buen hermano, o primo por lo que sabía la gente. Solo porque tenía a Ash no lo hacía el inteligente. —¡Vete, Beau! —gruñí y tomé más agua.

—Le prometí a Ash que no metería un poco de sentido en ti esta noche. No me hagas romper esa promesa. Rodando los ojos, lo empujé del lado de la casa donde había estado descansando y lo pasé de camino a mi camión. Ya no estaba ebrio. Acababa de expulsar cada gota de alcohol en mi cuerpo en los arbustos de los Jenkins. —No hagas esto Sawyer. Tomaste demasiado y estás listo para desmayarte. Déjame llevarte a casa. Deteniéndome, di la vuelta y lo miré. —¿Por qué? Todo lo que hago es molestar a Ash. No puedo dejar de mirarla. De quererla. ¿Por qué mierda quieres ayudarme? Beau dejó escapar un suspiro y me devolvió la mirada. —Porque eres mi hermano. Eso era lo esencial de la cuestión. Seguro que no le había importado que fuera su hermano cuando robó a mi chica. Técnicamente, había pensado que era su primo pero siempre fuimos cercanos como hermanos. —Pensé que habíamos terminado con esto, Sawyer. Me diste tu bendición. Le diste a Ash tu bendición y te marchaste. ¿Qué está mal? ¿Qué estaba mal? Todo estaba mal. Se quedó con mi chica. Se quedó con la universidad a la que quería ir. Se quedó con todo lo que quería en la vida. —Nada —murmuré dándome la vuelta y me dirigí de vuelta al camión. —Sawyer, literalmente te voy a forzar a entrar a mi camión si tengo que hacerlo —Beau no sonaba enojado, solo sincero. Esta noche, no estaba para manejar un uno a uno con él. Estaba más que seguro de que perdería y probablemente tendría algunos moretones para probarlo. —Está bien. Llévame a casa. ~*~ Luego de que Beau me dejara, tomé una larga ducha y me metí en la cama. Por suerte, ninguno de mis padres se levantó para checarme. Una vez que puse las sabanas sobre mi cintura, miré al techo y repetí el ataque que había tenido Ashton en mi mente. Había estado enojada. ¿Por qué? ¿Por qué me estaba enganchando con Lana en público? Todo lo que hicimos fue besarnos. De seguro, fue un beso caliente y la piel de la chica era increíble para tocar. Su cabello olía a una flor suave y antes de que

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fuéramos interrumpidos por la estúpida demanda de Jake de que nos consiguiéramos una habitación, había estado pensado lo mucho que quería probar la piel de su cuello. Su pulso se había acelerado bajo mis labios y era embriagador. No era nada que hubiera experimentado antes. Ashton había puesto fin a las cosas. Había estado bufando como loca. Incluso un poco demasiado loca. ¿Estaba…celosa? ¿Podía estarlo? No había salido con nadie desde la ruptura. Nunca me había visto con otras chicas y ciertamente no liándome así. Pero… celosa… quizás. Una pequeña sonrisa levantó las esquinas de mi boca y alcancé mi celular. Yo: Por favor dile a Lana que lo siento por emborracharme y ser un idiota. Apreté enviar y esperé por la respuesta de Ashton. Sonó, casi de inmediato. Sonriendo, me senté y leí. Ashton: Sí, lo fuiste. Le diré. Solo aléjate de ella. Estaba celosa, no le gustaba que estuviera interesado en otra. Ashton quería a los dos hermanos Vincent cautivados por ella. Bueno, esto podía terminar siendo muy divertido. Yo: No puedo hacerlo Ash. De verdad me gusta. Casi pensé que no iba a contestar cuando el teléfono se iluminó y leí su texto. Ashton: No la quiero lastimada. Me reí solo; la conocía mejor. Ella no quería compartir mi amor. Malcriada mezquina. Yo: No la lastimaría. Quiero pasar tiempo con ella. ¿Puedo tener su número? Ashton: No esta noche. Me acosté sonriendo, pensando que Ash acababa de volver este juego demasiado divertido para dejarlo.

—¿Lana? —la voz de Ashton rompió mi batalla interna de si debía quedarme o volver a casa. —Sí —contesté, deseando poder fingir que estaba dormida. Ashton abrió la puerta de la habitación de huéspedes donde mi tía había insistido que durmiera en vez de en el colchón extra en la habitación de Ashton, donde normalmente dormía. Me senté y la observé caminar hacia mí retorciendo las manos. Ese único gesto nervioso me dijo que esto era sobre Sawyer. No algo de lo que quisiera hablar. Al menos no esta noche. —Um, ¿Te… uh, te gusta Sawyer? ¿Qué tan ciega podía ser una persona? Ashton siempre ignoró al mundo alrededor suyo. Tenía su pequeña burbuja y no se preocupaba por nada que no la afectara. Ahora, estaba invadiendo su burbuja y se estaba dando cuenta de cosas que debería haber notado hace años. —Sí, un poco. Sus perfectamente bronceados hombros se sacudieron con un suspiro y asintió. —Lo supuse. Se sentó cuidadosamente en el borde de la cama. Estudie su cara y me pregunté si su preocupación era por ella, por mí, o posiblemente por Sawyer. —Sawyer no era el mismo esta noche. Sabes eso. —Levantó la mirada para encontrar la mía y solo vi tristeza. No celos o ansiedad. Solo estaba triste. —Lo sé. Ni siquiera me di cuenta de que tomó. Pensé que eso era cosa de Beau. —Normalmente no lo hace. Esta noche era un lado de Sawyer que nunca vi. Era muy parecido a Beau. O al menos parecido a como Beau solía ser. Sus palabras hicieron encajar todo. El rompecabezas que Sawyer había creado cayó en su lugar. Había actuado como Beau cuando quería a Ashton y no la tenía. Un pequeño dolor comenzó en mi pecho y desgraciadamente me era muy familiar. Era el mismo dolor que sentía cuando veía la tierna, devota mirada que Sawyer le daba a Ashton cada vez que la miraba. Lo que había sido seguido. —Tiene sentido —murmuré más para mí que para Ashton.

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En vez de preguntar a lo que me refería, ella asintió y miró desesperadamente la pared azul pálido frente a ella. Al menos lo entendió y no tuve que deletreárselo. Sawyer estaba lidiando con no tener a Ashton, bebiendo y actuando. Habían pasado seis meses por Dios. ¿Cuánto tiempo necesitaba? —Me mandó un mensaje esta noche. —¿Quién? —Asumí que estaba hablando de Sawyer pero con Ashton nunca sabías a que chico Vincent se refería. —Sawyer. Preguntó por ti. Quería que te dijera que lo lamenta. Mi estúpido corazón se aceleró y traté de mantener la cara serena. Me recordé a mí misma que probablemente estaba más preocupado en los sentimientos de Ashton que en los míos. —Oh —Fue la única respuesta que pude dar. —No sé cuáles son sus motivos Lana. Digo, eres hermosa y él es un chico. Entiendo que esté interesado. —Pero también estas preocupada de que me esté usando para llegar a ti —terminé por ella. Ashton puso su labio inferior entre sus dientes e hizo una mueca. Sip, sonaba mal en voz alta. Pero era la verdad. —El Sawyer que conozco, el que amaba, no es calculador y cruel. Pero el Sawyer que conocí nunca se hubiera emborrachado en una fiesta ni se hubiera liado con una chica en público. Mierda, estoy segura de que hiciste más con Sawyer en ese sillón que yo en los tres años que salimos — Ashton soltó una dura risa—. Básicamente tenía que rogarle por más que unos pocos besos. Era tan controlado. Esta noche, cuando bajé y los vi y bueno…sus manos… —balbuceó. Sabía exactamente donde habían estado sus manos y recordarlo calentaba mi cara. —Creo que lo que estoy tratando de decir es ten cuidado. No sé lo que trama y no quiero creer que te está usando para llegar a mí. Solamente no creo que el haría eso. Sinceramente, si tú y Sawyer se vuelven pareja estaría feliz por los dos. Es un chico maravilloso. Solamente no era “mi chico”… ¿Entiendes? No sabía que decirle. Estaba sorprendida de que estuviera tan bien con Sawyer siguiendo adelante. Seguro, Beau estaba bueno, pero si Sawyer fuera mío estaría devastada viéndolo seguir adelante. —Quiere tu número. No se lo di. No sabía lo que querías que hiciera. —Dáselo —respondí rápidamente.

Ashton rió y asintió antes de pararse. —Bueno, está bien. Estoy feliz por saber dónde estás parada. —El tono de broma en su voz era un alivio. Ella realmente estaba bien con esto. —Este verano…venir aquí…no fue solo para pasar tiempo contigo antes de la universidad. Ashton sonrió y levantó las cejas. —No puedo creer que me estés diciendo que un chico Vincent te trajo a Grove, Alabama y no yo. Encogiéndome de hombros, le devolví la sonrisa. —Son difíciles de resistir. —Ni me lo digas. ~*~ Me paré en la ventana y miré a Ashton saltar a los brazos de Beau y besar su cara como si no lo hubiera visto la noche anterior. Era un poco grotesco. Él estaba sin camisa y cubierto de sudor. Volteó su gorra de baseball, sucia, de la universidad de Alabama, hacia atrás, antes de agarrar el rostro de Ashton y apoderarse de sus labios. Sacudiendo la cabeza, me alejo de la gran demostración pública de afecto que están compartiendo con toda la calle. Ella había estado limpia cuando salió y ahora tenía el sudor de Beau Vincent por toda su ropa. Sin mencionar el césped pegado a su cuerpo. Sería mejor que su papá no llegara a casa para un almuerzo temprano. Eso no iría bien. El corto clip de Tell him de Colbie Caillat me dijo que tenía un mensaje. Corriendo a la cómoda donde había dejado el teléfono, lo agarré y mi corazón se aceleró antes de leerlo. Sawyer: Es Sawyer. Lamento lo de anoche. Déjame compensarte. Estoy sacando el bote hoy. Ven conmigo, por favor. Ni siquiera me di tiempo para pensarlo. Rápidamente escribí. Yo: Está bien. ¿Cuándo? Actuar difícil sería la mejor forma de manejar esto, si en verdad le gustara. Pero no estaba segura. Si solo era un arma para usar contra Ashton tenía que cambiarlo. Hacerlo verme. Sawyer: ¿Puedes estar lista en una hora? Yo: Sí Sawyer: Lleva un traje de baño. Preferiblemente, el bikini que llevabas puesto la noche anterior.

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Tuve que tomar un tranquilizante sorbo de aire y releer el mensaje varias veces antes de responder. Yo: De acuerdo.

7 Traducido por Panchys & Mery St. Clair Corregido por Verito

L

ana abrió la puerta en el momento en que me detuve en el camino de entrada de Ash. Necesitaba arreglar el lío que había hecho la noche anterior, así que, en vez de disfrutar de la vista de sus largas piernas cremosas, exhibidas en esos minúsculos pantalones cortos, rojos, salté de la camioneta y caminé alrededor de la parte delantera de la cabina para poder abrir la puerta y ayudarla a entrar. Una tímida sonrisa jugó en sus carnosos labios mientras la encontraba en el otro lado de mi camioneta. Sí, tenía esperanza. Incluso después de la hazaña que había hecho la noche anterior, ella se vio afectada por mí. La culpa se instaló en mi estómago cuando miré fijamente sus confiados ojos. —Hola —su acento de Georgia no estaba mal. Nunca me había dado cuenta de que Lana tenía una voz sexy. —Me alegro de que me hayas perdonado lo suficiente como para venir conmigo hoy. Encogió uno de sus delicados hombros pequeños. Unas pocas pecas adornaban la suave piel que estaba exponiendo con la camiseta sin mangas. No había notado esas la noche anterior y las ganas de besar a cada una de ellas me impactaron. —No hay mucho que perdonar. Te comportaste como un idiota, pero estabas borracho. Debería haber estado prestando más atención. No pude contener la risa. Lana McDaniel me había llamado un idiota. —Eso es muy considerado de tu parte —contesté. —Mmmm... Tal vez sea así.

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Abrí la puerta de la camioneta y extendí la mano para tomar la suya mientras entraba a la cabina. Los pantalones cortos subieron incluso más arriba en sus piernas y, en mi mirada apreciativa, noté una solitaria peca increíblemente cerca de la curva de su trasero. Mi corazón se aceleró y me obligué a parar de comérmela llevando los ojos a su espalda. Inseguro acerca de si mi voz iba o no a traicionarme, no le dije nada mientras cerraba la puerta y volvía hacia el lado del conductor. Una vez que nos dirigimos hacia el embarcadero, miré a Lana. —Aún recuerdas el wakeboard1, ¿No? —Había pasado horas enseñándole cómo navegar un verano, cuando estábamos en la escuela secundaria, mientras que Ash y Beau la abucheaban desde el barco. Una pequeña sonrisa tiró de sus labios y me pregunté si estaba recordando ese día también. Habíamos sido nosotros en contra de Ash y Beau. Por una vez, sentí como si tuviera un equipo. Siempre era yo tratando de controlarlos a los dos, pero ese día, había tenido una compañera. Por supuesto, había querido a Ash como mi pareja. Ese fue el verano antes de que todo cambiara. El verano antes de convertirme en mariscal de campo y conseguir a Ash. —Sí, creo. Es como una bicicleta... ya sabes ¿Una vez que aprendes nunca se olvida? Los chicos iban a disfrutar esto un poco demasiado. Si no necesitara un ayudante y un conductor auxiliar estaríamos haciendo esto solos hoy. Pero el esquí y el embarque, con sólo dos personas, no era seguro. Alguien tenía que estar vigilando el corredor y luego, si yo quería subir, y lo haría —sobre todo con Lana, entonces necesitaba otro conductor. —Mmmm... Tal vez un poco. Te puede llevar varios intentos si estás oxidada —respondí finalmente. Lana dejó escapar un pequeño gemido y reprimí una risa. Había tenido más dificultades para aprender a subirse a los esquís y luego el wakeboard casi la había hecho caer. Siempre he admirado su determinación, sin embargo. Ella no se había dado por vencida. —Si estamos esquiando y navegando, otros estarán allí ¿Verdad? Asentí con la cabeza, notando la pequeña decepción en su voz. Me quería solo. Me gustó eso, mucho. —¿Estará Ethan allí? Mi pequeño momento de placer se evaporó.

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Es un deporte acuático en el cual se desliza sobre el agua encima de una tabla siendo arrastrado, con una cuerda llamada palomier, por una lancha.

—¿Ethan? Uh, probablemente. —Bueno mierda. Había olvidado su pequeño episodio de unión en Wings. Ethan no había estado en la fiesta de anoche. Él no sabía nada de nuestra pequeña demostración pública de afecto. No, espera... probablemente sabía. Eso era un digno chisme. Alguien tenía que haberle dicho a estas alturas. —Oh, qué bueno. Voy a tener por lo menos otro amigo ahí. Diablos, no. Tendría que tirar a Ethan a un lado sin que ella lo notara y asegurarme de que entendiera que Lana estaba fuera de sus manos. Una vez más, la culpa comenzó a tirar de mí y me empujó. Claro, Ethan podría ser más sincero acerca de su interés en Lana, pero ella estaba aquí sólo por el verano. Luego nos dirigiríamos todos a la universidad. Si alguien iba a tener una aventura de verano con ella, ese iba a ser yo. Fin de la historia. No hay razón para la culpa. Esto era un medio para un fin. Además, tomé un rápido vistazo por encima a Lana, no era como si no me gustara su compañía. Ella era hermosa, inteligente y divertida. Además, estar con ella iba a volver loca a Ashton. Tal vez, incluso enviarla de vuelta a mis brazos… ahí estaba esa maldita culpa otra vez. Necesitaba una cerveza. Eso siempre ayudó a limpiar mi conciencia.

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Mi celular sonó y rápidamente lo saqué de mi bolsillo. Era Ashton. Le había enviado un mensaje de texto diciéndole que iría a navegar con Sawyer hoy. Ella debió haber pensado que sería mejor llamarme en vez de responder por texto. —Hola —dije, intentando no mirar a Sawyer. Conducía, pero podía sentir sus ojos sobre mí. —¿Irán ustedes dos solos? Porque sí es así, no es seguro. Beau y yo podemos ir, también. De ninguna manera quería a Ashton cerca de Sawyer hoy. Necesitaba llamar su atención y cuando Ashton está cerca, él solo la tenía en mente. —No, vamos a esquiar. Otros vendrán, también. Es seguro. —Si es Ash dile que ella y Beau son bienvenidos si quieren venir — dijo en voz alta. Genial. —Dile que gracias, pero si ya van con otras personas, probablemente será más divertido sin Beau y Sawyer y yo juntos… —su voz se desvaneció. —De acuerdo, se lo diré. —Está noche Beau y yo iremos a la playa a comer unas pinzas de cangrejo y luego iremos a escuchar tocar a Little Big Town en el muelle. Ethan tiene otros dos boletos y estaba preguntándose si tú querías ir, ya sabes… con él. ¿Ethan? Giré la cabeza para así poder mirar por el rabillo a Sawyer. Miraba el camino, pero sabía que toda su atención se centraba por completo en mi conversación con Ashton. Me molestaron las razones detrás de su interés, así que decidí que dos podían jugar este juego. —Claro, me encantaría ir esta noche. Estoy a punto de ver a Ethan, así que se lo diré yo misma. La cabeza de Sawyer se volvió para mirarme y yo le lancé una sonrisa inocente y me despedí de Ashton antes de colgar. —Ashton y Beau ya tienen planes para hoy. Sin embargo, dijo que te diera las gracias. —Si quería saber sobre Ethan, tendría que preguntar. —¿Qué quería que le dijeras a Ethan? Abrí mi boca para responder de manera casi automática, pero la cerré rápidamente. Esto no era de su incumbencia. Sólo porque me lo preguntó, no significa que tenga de decírselo. La vieja Lana le habría soltado todo lo que él quería saber. Esta Lana no haría eso. Esta Lana no

era un cachorrito enamorado…de acuerdo, quizás lo era, pero él no tiene por qué saberlo. —Si hubiera querido que supieras los detalles de mi conversación, hubiera puesto a Ashton en altavoz —respondí finalmente. —Auch. Yo sólo preguntaba. Quizás fui un poco borde con mi comentario. Quería gustarle a Sawyer y me invitó a esquiar con él. —Lo siento. No era nada de tu incumbencia. No quise sonar tan grosera. Sawyer no respondió y el silencio envolvió la camioneta. Cuando Sawyer se detuvo en el estacionamiento de los botes, decidí que ya había pasado el tiempo suficiente para decidir cómo manejar su silencio. Pasar el día en un bote con un Sawyer molesto no sonaba divertido. —Lamento haber sido tan grosera. No era nada importante, la verdad. Sawyer apagó el motor y se volvió para encontrarse con mi mirada. Me estudió por un momento, y luego finalmente asintió. —De acuerdo. No debí haber metido mi nariz en tus asuntos. Pensaba que éramos amigos. No creí que te molestaría que preguntara. Grandioso. Ahora me sentía tan inferior como la suciedad en el fondo de mis zapatos. —Somos amigos. No sé porque te respondí así. Supongo que me avergonzó todo el asunto. —Lo cual era en parte cierto. Frunció el ceño, lo cual lo hizo ver ridículamente sexy. —¿Por qué Ash te pediría decirle algo embarazoso a Ethan? Perfecto. Me coloqué a mí misma contra la pared. No podía responderle tan grosera otra vez. No me gustaría que estuviera todo hosco y callado por mí. El mejor movimiento sería mentir. —Nunca he tenido una cita antes. Ethan me preguntó si quería ir con él a un concierto esta noche. O le pidió a Ashton que me preguntara si yo quería ir con él. —O quizás debería decir toda la verdad y quedar como idiota. ¡Genial! Necesitaba mejorar en mis habilidades de mentirosa. Abrí mi boca para mentir, pero en su lugar salió la verdad. Me obligué a no hacer una mueca y tomé la manija de la puerta. La sorpresa en los ojos de Sawyer fue humillante. Yo tenía dieciocho años y nunca había tenido una cita. Era triste. Y ahora Sawyer sabía lo patética que era. —Espera —la mano de Sawyer salió disparada y me agarró el brazo para detenerme antes de que saltara de la camioneta.

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Suspirando, me giré para ver dentro de sus simpáticos ojos, pero no encontré exactamente simpatía o asombro. En cambio, él parecía… frustrado. Bueno, esto es interesante. —¿Te gusta Ethan? Sí, me gustaba Ethan. Era amable, atento, divertido, dulce, y se sentía atraído por mí. No había una ex novia que no pudiera superar en mi camino. Pero él no era Sawyer. Asentí, no dije nada más. En cambio, esperé. Sawyer abrió la boca para decir algo, pero luego la cerró y cerró los ojos con fuerza antes de sacudir la cabeza y dejar libre mi brazo. —No importa. Vamos. Él abrió su puerta y salió. Daría cualquier cosa para saber lo que iba a decir antes de detenerse hace un momento. Pero la conversación ya había terminado. Su curiosidad había sido saciada y yo tenía un día entero para insistir en el hecho que no maté la oportunidad que tenía con él. Ethan era su amigo y después del lío con Beau, dudaba que Sawyer hiciera alguna vez un movimiento con la chica de su amigo.

8 Traducido por ♥...Luisa...♥ Corregido por MaryJane♥

S

i Ethan susurraba en su oído una vez más, iba a lanzar su culo del maldito barco. La única razón por la que había conseguido mantenerse en él tanto tiempo era porque Lana no parecía tan contenta con sus intentos de ligar. Ella no se reía y sonreía como lo había hecho en el restaurante. En cambio, parecía un poco tensa por algo. ¿Había decidido a la luz del día que Ethan no era tan interesante? Dios, lo esperaba. No la quería por las razones correctas y eso lo hacía muy difícil y egoísta y calculador. Lana era tan malditamente dulce y de ninguna manera quería hacerle daño. Si Ethan la hacía feliz, no estaba seguro de que pudiera interponerme en el camino sólo para recuperar a Ash. —¿Debería advertir a E para que dé un paso atrás? —La voz de Jake interrumpió mis pensamientos y aparté la mirada de Lana y Ethan, centrándome en conducir la embarcación. —¿De qué? —le pregunté con voz aburrida. Jake soltó un bufido —De la mirada asesina que estás lanzándole. ¿Desde cuándo Jake decide comenzar a prestar atención al mundo que lo rodea? Sacudiendo la cabeza, me di la vuelta y observé a Kayla y Toby. Habían estado ahí tratando de superarse por más de veinte minutos. Si no hacia un giro brusco e inesperado, ambos se mantendrían durante otros veinte minutos. Necesitaba una distracción. —Espera, estoy a punto de hundirlos —le dije en voz alta. Mis ojos encontraron inmediatamente a Lana y ella tenía un férreo control sobre el costado de la embarcación mirando a Kayla y Toby con un gesto de preocupación.

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Llevando el volante duramente a la izquierda envié a Kayla y Toby a volar por el aire. Podía oír su grito y Toby gritaba algo muy cercano a "Hijo de Pu…" antes de caer al agua con un golpe fuerte. —¡OH MI DIOS! ¿Están bien? —preguntó Lana hacia mí, con una expresión de horror. Ellos estaban bien. Yo conocía el camino y el lugar correcto para hundir a alguien fuera de su wakeboard. Todos habíamos estado haciendo esto desde que éramos niños. Los dos sabían cómo aterrizar con seguridad después de una buena hundida. Señalé en el agua donde Kayla y Toby habían aterrizado. Lana regresó en su asiento para ver que ambos habían resurgido y estaban bien. Kayla estaba sosteniendo su tabla y Toby la besaba mientras ella reía en voz alta. Vi los hombros de Lana relajarse. —Esa es la forma en que a Saw le gusta decir a alguien que su tiempo ha terminado —dijo Ethan, sonriéndole con una ridícula expresión en su rostro que mostraba lo mucho que le gustaba. Estaría haciéndole un favor al chico alejándola de él. Estaba haciendo un imbécil de sí mismo. Lana se volvió a mirarme con esos grandes ojos verdes. Tuve que tragar saliva, porque sus ojos eran tan parecidos a los de Ashton. —No creo que quiera un turno. Riendo, di un codazo a Jake. —Tómalo —No voy a conducir. Voy a ir por ahí contigo —le informé. Lana desvió la mirada temerosa de mí a Jake que ya estaba al volante. Ella no confiaba en él más de lo que confiaba en mí. —Um, no lo sé. Tal vez... Ethan tal vez podría conducir —sugirió. El ceño frustrado que llevaba porque yo era quien estaba a punto de salir con Lana fue remplazado por una sonrisa de satisfacción. Ella confiaba en él y a él le gustaba, por supuesto que lo hacía. —Lo que sea —dijo Jake, tomando su bebida y dejándose caer de nuevo en el banco donde había estado tumbado antes de que le hubiese pasado el volante. Ethan se acercó, tomó el volante, y apagó el motor para que Toby y Kayla pudieran subir de nuevo. Estiré la mano y agarré el wakeboard que Toby me estaba entregando. —Podrías simplemente habernos dado un gesto para que lo dejemos ir —se quejó Toby cuando llegó a Kayla y la ayudó a trepar fuera de la tabla de buceo. —Pero eso fue mucho más divertido de ver —le contesté, tomando el chaleco salvavidas de Kayla y entregándoselo a Lana—. Este es el único que te quedara. El resto es muy grande.

Lana lo tomó y se estremeció cuando el agua fría goteó de la chaqueta y entró en su piel caliente. —En realidad, eso no es cierto. Él tiene uno mucho mejor escondido debajo de los asientos, pero es de Ash. Se lo dio a ella por su cumpleaños un año, junto con la mejor wakeboard, al menos para las chicas. Pero no deja que nadie más lo use, aunque… —No, nena —interrumpió Toby mientras empujaba suavemente a Kayla hacia el fondo de la embarcación. No me atrevía a mirar a Lana. Prefería más que ella no supiera nada de las cosas de Ash. Las tenía todavía escondidas debajo del asiento del banco. Y no estaba dispuesto a dejar que otra persona las utilizara. Ver que otra persona se las ponía, sería otra puerta cerrada. Esto había sido algo que Ash y yo hacíamos juntos. Había estado tan emocionada cuando le conseguí la nueva tabla. Incluso habíamos yacido en el agua y flotado en ella esa noche mientras llovían besos sobre mi cara y me decía lo maravilloso que era. Antes, cuando todavía había sido mía. —Aquí está tu chaleco —llamó Jake mientras me lanzaba mi chaleco agradablemente seco. Atrapándolo mientras se estrellaba contra mi pecho, rápidamente me lo puse y eché mi tabla en el agua. —¿Simplemente salto en él? —preguntó Lana desde el trampolín, mirándome con el ceño fruncido de preocupación. Nadé hacia ella: —Siéntate —le dije. Lo hizo rápidamente, sin quitarme los ojos de encima. La cogí por la cintura y la ayudé a entrar al agua. —Eeeep, hace frío —chilló ella y sus manos me apretaron los brazos con fuerza. Su labio inferior tembló un poco y no pude detenerme. La hice llevar un chaleco salvavidas frío y húmedo porque era demasiado bebé para sacar el de Ashton. Lo menos que podía hacer era calentar sus labios. Se tensó al momento en que mi boca tocó la de ella, pero sólo brevemente. Sus dos manos se deslizaron lentamente por mis brazos y a mi pelo mientras yo la sostenía por la cintura atrayéndola hacia mí. El pulsar pequeños besos inocentes en la esquina de su boca sólo mojó mi apetito. Tomé una pequeña probada de su labio inferior, su boca se abrió en un grito pequeño, me lancé adelante. Necesitaba sentir la suave presión de sus labios contra los míos. Enredé la lengua con la de ella mientras la apretaba contra mí, sus manos en puños en mis cabellos mojados. Sí, esto era bueno. Esto era muy bueno. Deslizando mi mano por su cadera saqué ventaja para envolverla alrededor de mi cintura. Un gemido un poco suave escapó de ella cuando la V entre sus piernas se abrió y se apretó contra la prueba de que estaba disfrutando un poco. Ah, diablos esto era mejor que bueno.

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—¿Podrías dejar de manosearla en público? —El tono molesto de Jake me recordó que teníamos un barco lleno de gente detrás de nosotros consiguiendo un vistazo desde muy cerca. Me aparté y el gemido pequeño, frustrado de Lana me hizo pensar que en realidad me importaba un comino que nos vieran. Pero sus ojos se enfocaron y miró por encima del hombro para ver a nuestro público curioso. Sus mejillas se volvieron de color rosa brillante mientras agachaba la cabeza. Mechones de su cabello rizado se habían soltado del moño descuidado en el que se había sujetado el pelo una vez que habíamos llegado al barco. Tragó saliva, nerviosa, con los músculos de su garganta moviéndose detrás de la suave piel pálida de su cuello. —Quiero besar ese lugar... ahí mismo —murmuré mientras corría la yema del pulgar sobre el lugar donde su pulso latía fuertemente. Era tan sexy como era delicada. —Oh —respondió ella sin aliento. —¿Van a subir o no? —llamó Toby detrás de nosotros. Fruncí el ceño ante el pelotón de gente entrometida que había traído con nosotros. Su pregunta no merecía una respuesta. Busqué la tabla que había arrojado por la borda y me moví junto a Lana —¿Te acuerdas de cómo funciona esto? Tomando una respiración profunda Lana asintió y desenvolvió sus piernas de mi cintura provocándome un gemido. Había estado disfrutando de la calidez prohibida. El destello de sorpresa en sus ojos hacía muy difícil para mí no tirarla de regreso. —Sí, creo que sí —respondió ella. Me volví para tomar la tabla y alcé mis ojos al ver a Ethan mirándome. Le di un gesto de disculpa y me moví para asegurarme de que Lana estaba atada en la tabla correctamente antes de que Ethan pusiera en marcha el barco. —Se ve enojado —dijo Lana, estudiando a Ethan mientras yo nadaba a revisar su posición. —Sí, así es. —¿Crees que nos va a hundir? Negué con la cabeza. Ethan estaba enojado, pero no era estúpido. Lana había confiado en él. No quería joder eso. Además, le sacaría la mierda a golpes si la asustaba. Estaba bastante seguro de que él también lo sabía. —¿Está bien ajustado? ¿Te sientes encerrada?

Ella asintió y me dio una sonrisa nerviosa.

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¿Qué demonios había pasado? Mi cuerpo seguía hormigueando y ni siquiera podía pensar en las sensaciones extrañas que sucedían en mi um... área privada. Querido Dios, había estado a punto de hacerlo con Sawyer allí mismo en el agua delante de todos. —¿Estás lista? —preguntó Sawyer a mi lado. Asentí con la cabeza y esperé. Había pasado un tiempo, pero sabía lo que se sentía cuando estaba tirando de la cuerda justo la cantidad correcta. El motor en el barco volvió a la vida y Ethan salió disparado, lo que también había estado esperando. Cuando Kayla y Toby habían ido por primera vez me había asegurado de prestar atención a todo lo que hacían. Kayla saltando la estela y volando en el aire no era algo a lo que iba a darle una oportunidad, pero todavía observé con atención. Una vez estuve arriba, a salvo y sin tratar de lanzarme hacia adelante, al agua, me atreví a echar un vistazo a Sawyer. Estaba sonriéndome con su aprobación y me apretó el pecho. Era tan hermoso. Cerró el espacio entre nosotros y me concentré en no perder el equilibrio recordándome que sabía lo que estaba haciendo. Sólo tenía que concentrarme en no moverme a la izquierda o a la derecha. —Tienes esto —Me sonrió Sawyer y luego se había ido. Miré mientras él salía, saltando la estela y volando aún más alto en el aire de lo que Kayla había hecho antes de volver hacia abajo y sonreír como un niño pequeño mientras el grupo en el barco gritaba y gritaba. Ni siquiera me balanceé hacia la derecha. No me cabía duda de que caería si lo intentaba. Di rápidas ojeadas a Sawyer mientras él seguía haciendo trucos en su lado de la embarcación. Mis brazos estaban ardiendo y aferrarse era cada vez más difícil. Mordiendo mi labio inferior, traté de lidiar con el dolor. —¿Te arden los brazos? —Sawyer me llamó mientras se ponía a mi lado. Asentí con la cabeza, odiando poner fin a su diversión. —Suelta la cuerda a la de tres —respondió y empezó a contar. Los dos soltamos nuestras cuerdas cuando él dijo tres y se hundieron lentamente en el agua. —Bájate de tu tabla —dijo Sawyer mientras él permanecía en su posición. Iba a ir otra vez sin mí. No me sentía tan mal ahora por necesitar haber parado.

El barco regresó a nosotros por el tiempo en que desataba la tabla de mis pies. —Dale a Toby la tabla, luego ven aquí —instruyó Sawyer y yo hice lo que me dijo. Tal vez necesitaba ayuda con algo. —¿Vas otra vez? —gritó Jake desde su lugar en el barco. Sawyer asintió. —Sí, sus brazos estaban ardiendo. Toby tuvo el tablero en sus manos y una vez que lo dejó a salvo en el barco, nadé a Sawyer. —Siéntate en mi regazo y a horcajadas. Envuelve tus piernas alrededor de mi cintura y agárrate bien fuerte —dijo Sawyer con una sonrisa maliciosa en sus ojos. —¿Qué? ¿Por qué? —Tartamudeé confundida. Soltó la cuerda con una mano y me indicó que me acercara — Vamos, Lana. Envuelve esas largas piernas alrededor de mi cintura. No dejaré que te hagas daño. Confía en mí. Un grito y aplausos me distrajeron y me volví a mirar hacia atrás en el barco. Kayla estaba muy contenta. —¡Hazlo, Lana! He visto a Sawyer hacer esto con Ash muchas veces. —grito Kayla. Me volví a Sawyer —Pero Ash puede hacer trucos. Yo no puedo. —Todo lo que tienes que hacer es agarrarte fuerte a mí. Envuelve tus piernas y brazos alrededor de mí y yo me encargo del resto. La emoción y el miedo lucharon entre sí cuando me rendí y deslicé mis piernas alrededor de su cintura y envolví mis brazos alrededor de su cuello. —Hmmm... Esto es bueno —susurró Sawyer en la curva de mi cuello. Mi corazón comenzó a correr por una razón completamente diferente cuando el barco se puso en marcha. Apreté mi agarre sobre él y hundí mi cara en su hombro. Una risa sexy y caliente vibró dentro de su pecho. Nos levantamos y avanzamos antes de que pudiera pensar en otra cosa. Mis piernas se cerraron sobre su cintura con tanta fuerza que la excitación fuerte que había sentido antes, estaba ahora firmemente presionada contra mí. —Ah, diablos —susurró en mi oído y pasé a preguntarme si pesaba demasiado o me aferraba demasiado apretado. —Por favor, Lana, no te muevas. No puedo concentrarme cuando haces eso.

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Tomé una respiración y me aparté para mirarlo. El brillo ardiendo en sus ojos envió mi cuerpo a un frenesí caliente. —¿Te hago daño? —logré hilvanar. Sawyer negó con la cabeza y me dio un beso en la frente. —No de la forma que piensas. Espera, te voy a pasear un poco más. Lo apreté de regreso y me obligué a mantener los ojos abiertos mientras giraba a la izquierda. En el momento en que estuvimos en el aire Di un grito ahogado de placer. Era tan liberador. Entonces estábamos de vuelta en el agua con tanta facilidad que no era aterrador en absoluto. —¿Te gusta? —preguntó con la boca pegada a mi oído para que no tuviera que gritar. —Fue divertido —le aseguré. —Bueno, porque vamos más alto esta vez —respondió él y salíamos a la derecha y en el aire tan rápidamente que mi estómago revoloteo salvajemente. —Oh, guau —suspiré al aterrizar en la tabla. —Es increíble, ¿Verdad? Luego desaceleramos y nos hundimos en el agua. —Gracias por confiar en mí —dijo, mientras nos sentamos en el agua para esperar que el barco volviera a buscarnos. —Gracias por el paseo.

9 Traducido por Rodoni Corregido por MaryJane♥

T

an pronto como Lana cerró la puerta de la casa de Ashton, saqué mi teléfono del bolsillo y marqué a Beau. —Sí —contestó al tercer timbrazo.

—Necesito un boleto para ese concierto de esta noche. Voy contigo. Beau no respondió de inmediato, luego dejó escapar un suspiro. —La Pequeña Señorita Lana ya te está afectando, ¿Eh? El recuerdo de cómo se sentía su cintura envuelta en mis brazos me inundó y tragué duro: —Sí, lo está. —Ash la emparejó con E esta noche. Lo sabes, ¿Verdad? Mi sangre hirvió. Sí, lo sabía, pero yo detendría eso. Ethan sólo quería a Lana durante el verano. Se dirigía a UT en el otoño y Lana se dirigía... bueno, no sabía a dónde se dirigía Lana, pero ella iría a la universidad también. Sí, quería poner a Ash celosa, pero la idea de pasar tiempo con Lana se volvía cada vez más atractiva, ya que, por algún motivo, me hacía olvidar. Cuando estaba con ella, no pensaba en Ashton. —Ella estuvo conmigo hoy. Me lo debes, Beau. La entretuve mucho. Tengo que estar allí esta noche. —Ash se enojará. No confía en tus motivos y no estoy muy seguro de que yo lo haga. —Has visto a Lana. ¿Qué ves allí que no te guste? ¿Por qué razón la querría, además de que es sexy como el infierno y está disponible este verano? Necesito una distracción. Creo que será bueno para todos nosotros. Beau se quedó en silencio por un momento.

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—El concierto ya vendió todo, pero Ash le dio a Leann dos entradas y pidió un relevo en la playa para ir con nosotros. Su cita la canceló esta noche y busca a alguien que vaya con ella. No querrá darte el billete como su cita, pero estoy bastante seguro de que te lo venderá. —Todavía tengo su número. Voy a llamarla. Gracias. —No esperé a que respondiera antes de colgar y desplazarme a través de mis contactos buscando el nombre de Leann. ~*~ Ashton decidió que condujéramos en vehículos separados, dado a que Beau y yo conducíamos camionetas y Ethan manejaba un Jeep. No me gustó ese plan, porque me dejaba con Leann, y Lana, a solas con Ethan. No era la combinación que yo estaba buscando. Así que ofrecí usar el Mercedes Crossover de mamá. Nadie podría argumentar que eso no era una idea mejor. Excepto Ethan, quien no entendía mi propósito. Lo habíamos enviado con Beau, quien en retribución, consiguió que Ashton aceptara. Le había empezado a preguntar a Beau si tomaría el asiento de atrás para que Ethan y Lana estuvieran más cerca de mí, pero la idea de Beau escondido en la parte de atrás, lejos de todos, con Ashton, hizo que mi pecho doliera. No creo que pudiera soportarlo. Entonces, me quedé en silencio mientras Ethan rápidamente tomó la fila de atrás sujetando la mano de Lana mientras ella se metía en el carro. El dolor de pensar en Ash y Beau se apagó instantáneamente por el rojo vivo de los celos. Los ojos de Ethan se posaban en el trasero de Lana, el cual apenas se ocultaba en ese vestido. —Creo que acabas de gruñir —susurró Leann mientras pasaba junto a mí y abría la puerta del pasajero. Aparté mi mirada de Ethan mientras él se movía al lado de Lana, entré al carro. Sería un largo viaje de media hora. —Todavía con el ceño fruncido —se burló Leann a mi lado. Le lancé una mirada que sólo le causó una risa. —En realidad, pensé que nunca superarías a Ash. Estoy sorprendida —dijo en voz baja y luego bajó el espejo retrovisor para mirar a Ethan y Lana. —Si ayuda, no creo que a ella le guste —dijo, y luego levantó el espejo hacia arriba. —Encuentra algo que quieras escuchar. —Fue mi única respuesta a sus entrometidos comentarios.

Leann chasqueó la lengua sonriendo antes de inclinarse al frente y explorar los canales de radio. —Sabes, Ethan es un buen tipo. No tiene segundas intenciones. Rechinando mis dientes, negué con la cabeza y le lancé una mirada de advertencia. —Solías ser un muy educado, un buen tipo, Sawyer Vincent. Has cambiado… mucho. Ajusté el espejo retrovisor para que Lana estuviera directamente delante de mis ojos. Ella me miraba. La furiosa frustración se desvaneció cuando me dirigió una sonrisa tímida. Guiñando, eché un vistazo de vuelta en la carretera y decidí que el auto sería el único lugar donde Ethan la alejaría de mí. Que estuviera seguro que la disfrutaría sólo aquí. —¿Es a Ash o a Lana a quien estás checando? —preguntó Leann a mi costado. Descubrí que me olvidé de Ashton. Mi estómago se hizo un nudo. ¿Qué estaba ocurriendo? Ash estaba justo detrás de mí, sentada al lado de Beau. Levanté la mano y ajusté el espejo a tiempo para ver reír a Ash y apoyar su cabeza sobre el hombro de Beau. El dolor familiar volvió. Sus ojos se levantaron y se encontraron con los míos. La risa que había estado brillando se desvaneció y una tristeza en cuestión surgió en su rostro. Echaba de menos esos ojos riendo por mí. Agarrando el volante más duro, centré mi atención en la carretera en lugar de la chica que siempre amaría o a su prima, quien me lanzaba una oleada de lujuria cada vez que se acercaba. —Es posible que quieras ajustar el espejo —La suave advertencia de Beau llegó detrás de mí. Si tan sólo pudiera odiarlo. Porque lo deseaba. Tanto. Buscándolo, arreglé el espejo de modo que no podía ver a ninguna de las chicas y me concentré en la canción que Leann había elegido, Break Your Little Heart2 por All Time Low. Era muy conveniente.

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Break Your Little Heart: Romper Tu Pequeño Corazón, en español.

—Me alegro de que hayas venido conmigo esta noche —dijo Ethan, apoyándose un poco en mí. Aparté mis ojos de la cabeza de Sawyer. —Gracias por invitarme —respondí, esperando que la decepción en mi voz no fuera evidente. Cuando Ashton me dijo que Sawyer compró el boleto extra de Leann y organizó todo para que fuéramos juntos, esperaba que hubiera sido por mí, no por ella. Luego él entró al auto y fijó su espejo retrovisor para poder verme y mi corazón dio un vuelco. Pero en unos segundos lo ajustó para poder ver a Ashton. No había estado mirándome cuando me guiñó un ojo... había estado buscando a Ashton. Beau lo notó, también. Ethan miró hacia Sawyer y suspiró. —No estoy seguro de por qué está haciendo esto. Lo lamento, pero parece que esta noche seremos testigos de más drama de los chicos Vincent. Sawyer nunca superará a Ashton, a pesar de que ella obviamente ya lo hizo. Las náuseas que siguieron a sus palabras no me sorprendieron. Había estado pensando lo mismo, pero escucharlo de alguien más era duro. Estaba tan segura de que Sawyer me había notado hoy. Podía sentir su atracción hacia mí. Pero entonces, ¿Qué sabía yo sobre los chicos y el sexo? No sabía nada. Si algún chico tenía su entrepierna presionando entre las piernas de una chica probablemente tendría una erección. De lo que he escuchado hablar de chicos, no podían evitarlo. Suspirando, me escabullí de vuelta en mi asiento y crucé mis piernas. Mis esperanzas de que esta noche fuera sobre mí, se habían ido. Ethan merecía algo mejor que yo ansiando llamar la atención de Sawyer. Después de todo era Ethan, no Sawyer, quien pagaría por mi comida y mi boleto. —Nunca he ido a un concierto antes —dije queriendo cambiar de tema. Los ojos de Ethan se iluminaron. —¿En serio? Entonces, yo soy tu primero —dijo moviendo las cejas burlonamente. No podía dejar de reír. —Supongo que lo eres —le respondí en un tono coqueto que había estado practicando en casa, sola en mi habitación, pero nunca lo usé con un chico.

Abrió mucho los ojos por un segundo y luego cerró la pequeña distancia entre nosotros y deslizó su mano sobre mi muslo para tomar mi mano entre las suyas. Y lo dejé. ¿Por qué no habría de hacerlo? Para cuando llegamos al restaurante junto a la playa, ya había tenido tiempo para superar suficientemente mi decepción y divertirme un poco. Si tendría que ver a Sawyer mirando a Ashton toda la noche, posiblemente terminaría en el cuarto de baño, con la necesidad de vomitar. Justo ahora, sin embargo, yo estaba bien. —Te encantará este lugar. Tienen las mejores ostras fritas para chicos —informó Ethan mientras nos dirigimos hacia los escalones que conducían al restaurante. —O podrías comerlas crudas. —La voz de Sawyer tan cerca de mi oído me sobresaltó. Alejando mi atención de nuestro destino, me giré para mirar a Sawyer caminando a mi lado. Me lanzó una atractiva pequeña sonrisa—. Voy a compartir mi docena contigo. —¿Docena? —pregunté, todavía deslumbrada por el tentador olor de su colonia y el ligero roce de sus dedos cuando tocó los míos. —Ostras crudas —respondió en una voz cansina y perezosa. —Oh, yo nunca he comido una antes. No estoy segura de querer — Mi voz sonó sin aliento y afectada por él. Era débil en lo que a Sawyer se refiere. —Te voy a enseñar exactamente cómo hacerlo, así lo haces lento y suave, es agradable —Su voz se desvaneció hasta volverse ronca. Quería sentir un poco de aire, porque de pronto hacía mucho, mucho calor aquí afuera. La brisa del mar no hacía nada para refrescarme. —Oh —Fue todo lo que pude decir como respuesta. —Si ella quiere ostras, yo conseguiré ostras para ella —respondió Ethan en un tono molesto, recordándome que estaba a mi otro lado. —Sólo me ofrecí a compartir mi comida, E. No hay necesidad de molestarse —respondió Sawyer, sin quitarme los ojos de encima. Sus dedos suavemente se entrelazaron con los mío y luego trazó una caricia hasta el interior de mi brazo. Tuve que apretar los dientes para no hacer un embarazoso sonido causado por la deliciosa sensación de su toque. Ethan abrió la puerta y luego me acercó más a él, puso la mano en mi espalda para dirigirme dentro el restaurante. Se estaba poniendo entre mí y Sawyer. Lo cual sólo me hizo sentir culpable. Casi me había derretido en un charco a los pies de Sawyer mientras yo estaba en una cita con Ethan. —Tengo que ir al tocador. Lana, ven conmigo —dijo Leann, mientras me agarraba del brazo y me llevaba al baño, lejos del resto del grupo.

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En cuanto la puerta se cerró detrás de mí, Leann se dio la vuelta. —Guau, nena. ¿Necesitas echar un poco de agua fría a tu rostro? Creo que hasta yo tengo que refrescarme después de lo que fui testigo. Dejando escapar un gemido, me cubrí la cara con mis manos. Genial, todo el mundo lo había notado. ¿Por qué Sawyer me hacía esto? Estaba a su entera disposición. Era ridículo. Quería poner a Ashton celosa conmigo y que ella cayera directamente a sus brazos. ¡UGH! —Lo siento —dije finalmente a través de mis manos. Leann rió entre dientes. —¿Por qué te disculpas? Tú no has hecho nada. Sawyer Vincent es caliente, Lana. Él nunca había hecho eso, y quiero decir nunca, lo que yo acabo de presenciar, nunca. Ni siquiera con Ashton. No puedo creer lo que acabo de ver. Quiero decir, el chico siempre ha sido muy educado y respetuoso. Nunca fue sexy. Me refiero a sexy. No sabía que pudiera serlo. Pero, diablos, juro que tengo que echar un poco de hielo en mi blusa. Siempre pensé que era muy lindo, pero que no podía competir con Beau en cuando a su sensualidad... bueno. Pero guau-ohguau, él es ardiente. Hubiera saltado a sus pies si me lo hubiera dicho a mí, y eso que no tengo novio. Dejé caer mis manos y dejé que las palabras de Leann fueran hundiéndose en mi cabeza. —Piénsalo. ¿Lo viste alguna vez tocar o mirar a Ashton de una forma que insinuase que quería estar a solas con ella? No, no lo hiciste. Porque nunca ocurrió. Actuaba como si ella fuese una monja y él el sacerdote. Pero contigo, en este momento, —Leann agitó la mano hacia mí y sonrió con picardía—, estaba CALIENTE. —¿En serio? —le pregunté con incredulidad. —¡Sí, de verdad! La pregunta es... ¿Qué estás haciendo con Ethan? Porque él es un buen tipo. No quiero verlo sufrir y parece que realmente le gustas. Sacudiendo la cabeza, me acerqué al fregadero. —No sé, quiero decir, yo no le gusto de esa manera, ni nada. Es un buen tipo y parece interesado en mí y pensé… —Mi voz se fue apagando. Ethan era su amigo y no estaba segura, de ser honesta, por qué pensé que ir a una cita con Ethan sería una buena idea. —Pensaste que Sawyer se pondría celoso. Me di cuenta de eso. Somos mujeres, Lana. Esto ocurre cuando un dios, como Sawyer Vincent, da rienda suelta a su poder sobre nosotras. Aléjate de Ethan suavemente. No le hagas daño, ¿De acuerdo?

Asentí, y levanté la mirada para ver mi reflejo en el espejo. ¿Quién era esa chica que me regresaba la mirada? ¿Ya no la conocía más? No sólo se veía diferente, actuaba completamente diferente. —No voy a hacerle daño. Me aseguraré de que él lo entienda, y no le haré caso a Sawyer esta noche. Leann asintió. —Bien. La puerta detrás de mí se abrió y Ashton entró, mordiéndose el labio inferior entre los dientes mientras miraba entre Leann y yo. —Tuve que intervenir un poco, pero creo que todo está mejor ahora —le informó Leann mientras caminaba tentativamente al baño. —Oh, está bien —Ella me observó un momento—. ¿Tú estás bien? —Sí. Estoy bien. —Sawyer es diferente con ella, Ash —dijo Leann sin rodeos. —Lo sé. Lo noté. —Creo que más de lo que él se ha dado cuenta. Ashton miró a Leann y puso una pequeña sonrisa en sus labios. —¿Eso crees? Leann asintió. —Sí. Ashton tomó mi mano y la apretó. —Vamos, volvamos antes de que uno de ellos diga algo malo y todo el infierno se desate.

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10 Traducido por Rodoni

¿

Corregido por Juli_Arg

Qué demonios fue eso? —preguntó Ethan tan pronto como Ashton estuvo fuera de la audiencia. —¿Ash yendo al baño? —arrastré las palabras en un tono aburrido.

Ethan comenzó a ponerse de pie y me gruñó. —Siéntate —ladró Beau por lo bajó, y Ethan se sentó de nuevo en su silla—. Sabes lo que quiso decir, Sawyer. —Él sabe que me gusta, Lana. Diablos, estuvo con nosotros todo el día en el barco. Estaba conmigo. Conmigo. Ella quiere estar conmigo. Lo puedes ver en toda su cara. No es mi culpa que la invitaras a salir y sea demasiado buena para rechazarte. Ethan dejó escapar un suspiro de frustración. Sabía que yo tenía razón. —Todavía estás enamorado de A… —se calló cuando Beau volvió su mirada furiosa hacia él. —No, no estoy enamorado de Ash. Ella ha cambiado y yo estoy tratando de hacer lo mismo. Pero te estás poniendo en mi camino. —¿Tienes que coquetear con ella en mi cita? ¿Podrías al menos dejarme disfrutar esta noche con ella? Sacudiendo la cabeza, tomé la Coca-Cola que la camarera había colocado delante de mí. —¿Y dejarla pensar que no me importa que esté contigo? No puedo hacerlo. Necesita saber lo que quiero. Beau se aclaró la garganta y se levantó. —Hola, bebé. —Tiró de la silla a su lado para que Ashton se sentara.

Volví la cabeza para ver como Lana se acercaba a la mesa, desplazando su mirada de mí a Ethan. Había tomado estratégicamente el lugar al final de la mesa cuando Ethan se había sentado, dejando el lugar al lado extremo abierto para Lana. —Supongo que el asiento no es para mí —dijo Leann en un tono divertido, cuando me pasó para ir a sentarse en el otro lado de Ashton. Lana acercó su silla y se sentó, poniendo distancia entre Ethan y yo. Deslizando mi silla, cerré la distancia entre nosotros hasta que mi muslo estuvo descansando contra el de ella. —Hola —dije en voz baja, mientras me miraba a través de la cortina de cabello que nos separaba. Extendí la mano y aparté su sedoso cabello, que bloqueaba mi vista, detrás de su oreja—. Ahí, eso está mejor. Su postura se tensó. —¿Vas a comer las ostras conmigo? —le pregunté, inclinándome para ver su menú, en lugar de abrir el mío. —Oh, yo, uh… —tartamudeó y Leann dejó escapar un fuerte suspiro. —Bájale un poco, ¿Quieres? La chica está tan estresada que ni siquiera puede hablar. No quité mis ojos de Lana. —¿Te estoy poniendo nerviosa? Lana alzó los ojos para encontrarse con mi mirada. Una pequeña sonrisa de disculpa se asomó en sus labios. El rosa pálido de brillo labial que usaba los hacían parecer aún más rellenos de lo normal. Me incliné y olí un pequeño aroma a frambuesa. —Un poco —respondió en voz baja. Se encontraba en una cita con Ethan y yo le hacía pasar un momento difícil, no parecía estar cómoda. El sentimiento de culpa que acompañó y ese conocimiento me impidió inclinarme y tomar un pequeño bocado de esos labios con sabor a frambuesa. —Lo siento. Voy a detenerme —dije en voz baja, lo suficiente para que sólo ella pudiera oírme. La voz de Ashton se escuchó en el fondo, mientras intentaba llamar la atención lejos de Lana y de mí. —Gracias —respondió, y luego volvió la mirada al menú en frente de ella. Deslicé mi silla hacia atrás a una distancia adecuada, me negué a mirar en su dirección mientras ordené mi comida y tenía una conversación con todos. Hice mi mejor esfuerzo en no dejar que mi mirada permaneciera mucho tiempo en ella o bajar la voz cuando le hablaba directamente. Incluso pude comer una comida entera mientras veía a Beau besar la

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mano de Ashton, su hombro desnudo y contemplarla cada vez que tenía la oportunidad. —Ese es el Sawyer que recuerdo. Me pregunté a donde habías ido — susurró Leann mientras caminaba a mi lado en el muelle. Ash y Beau hicieron su camino, Ethan y Lana venían detrás de nosotros. No me di la vuelta para comprobarlos. No estaba seguro de poder controlarme si lo veía tocándola de alguna manera. —¿Qué quieres decir? —le pregunté sólo porque necesitaba una distracción. —El caliente y cachondo Sawyer es nuevo. Nunca te he visto tratar a una chica como si quisieras comértela a la primera oportunidad. Fue... interesante. —¿Crees que Lana me tiene caliente y cachondo? Leann soltó una carcajada. —Sé que Lana te tiene caliente y cachondo. Si la chica moviera su dedo en tu dirección, la tendrías contra la primera superficie dura que encontrarás. Detuve mis pasos y miré a Leann. —¿Qué? —No actúes como si no supieras de lo que estoy hablando. Quieres a esa chica. La dulce, primorosa y bien portada Lana, y es sexy y se está metiendo bajo tu piel. Nunca hiciste eso con Ash. Ni una sola vez te vi mirarla como si la desearas. Era tu trofeo o posesión y estabas muy orgulloso de ella, pero nunca puso tu cuerpo a cocinarse a fuego lento. Apretando la mandíbula, fulminé con la mirada a Leann. —No tienes idea de lo que estás hablando. Amé a Ashton con locura. Ella era mi mundo. Planeé mi futuro en torno a ella. Nunca fue un trofeo o posesión. El hecho de que no la tratara como un pedazo de culo caliente no significaba que no fuera mi razón de vivir. La respetaba. Nunca la traté con nada menos que respeto. No estoy en peligro de enamorarme de alguien como Lana. Es una distracción. Claro, la trato de manera diferente, ella es diferente, pero es sólo por diversión. Los ojos muy abiertos de Leann mientras miraba de derecha a izquierda me alertaron que no noté el hecho de qué levanté la voz. Volví la cabeza hacia la derecha y vi a Ashton y Beau mirándome. La expresión de Beau era todo menos contenta y Ash parecía estar a punto de llorar. Pues bien, al diablo. Lana.

Volviendo la cabeza hacia la izquierda, vi los grandes ojos verdes de Lana brillando, con lágrimas no derramadas mientras me miraba. Ethan me miraba con una expresión asesina. —Lana —comencé a ir hacia ella, y sacudió la cabeza hacia mí y se volvió para salir corriendo. Di un paso para perseguirla cuando Ethan se puso delante de mí. —No. No voy a dejar que le hagas esto. Pensé que quizás eras sincero y estuve dispuesto a darme por vencido y dejar que la tuvieras. Pero no es así. Si la quisieras no hubieras sido capaz de gritar eso sabiendo que te iba a oír. —¡Fuera de mi camino, Ethan! —Lo empujé, cuando una gran mano se cerró sobre mi hombro. —Tienes que dejarlo que vaya tras ella. Ya has hecho suficiente. — Beau no me dejaba ir. Tendría que pelear con él primero y eso sólo nos llevaría a los dos a la cárcel. Aplastado por la derrota, me di vuelta y caminé hacia el coche. Una vez que el concierto inició y Beau se distrajo, fui a buscarla. Me gustaría solucionar este problema. Tenía que hacerlo. La mirada de dolor en sus ojos fue más doloroso de lo que hubiera imaginado.

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—Lana, espera —llamó la voz de Ethan detrás mí. Por mucho que no quisiera que me viera llorar por Sawyer, no podía seguir huyendo de él. Era mi cita. Lentamente, me detuve y me apoyé contra la pared de ladrillo fuera de los baños. Ethan se detuvo frente a mí y la expresión de preocupación en su rostro me hizo sentir aún peor. —Lana, lo siento. —¿Por qué? No has hecho nada más que cometer el error de invitarme a salir en una cita. —Extendió la mano, tocó un lado de mi cara, y me secó las lágrimas con el dedo. —Nada sobre invitarte a salir fue un error. Dejé escapar una risa triste. —Sí, claro. —Lo digo en serio —suspiró y dejó caer la mano para agarrar una de los mías—. Noté hoy en el barco que te gusta Sawyer. El resto de la población femenina en Grove tiene una cosa para Sawyer, a excepción de Ash, así que no fue un gran problema. Todavía quería mi oportunidad. No esperaba que Sawyer encontrara una manera de invitarse. Había sido tan estúpida como para creer que él vino aquí por mí. Fue triste, cuan engañada había estado. —Soy una idiota —susurré a través del nudo en la garganta. —No, eres inteligente, hermosa y divertida. Le sonreí y limpié el resto de las lágrimas de mi cara. —Gracias. —¿Estarás bien? —Sí, sólo necesito un poco de tiempo a solas. Si eso está bien. Ethan asintió. —Claro, te veré de nuevo en nuestros asientos. —Está bien. Me lavé la cara con agua fría en el fregadero y me sequé con una toalla de papel. Mi maquillaje se había ido y las pecas que trabajé tan duro por cubrir destacaban como un letrero de neón contra mi rostro enrojecido. Tenía maquillaje en el bolso, pero lo había dejado en el coche.

Sawyer probablemente lo había cerrado, pero la gente del sur de Alabama rara vez cierra sus vehículos. Necesitaba caminar y dejar de pensar en las cosas. Podría revisar el coche y darme un tiempo para que mi cara roja volviera a su palidez natural. Busqué la línea D y me caminé hasta que vi el parachoques del Mercedes de la madre de Sawyer. Zigzagueando entre los autos, no noté la puerta abierta del coche hasta que Sawyer estuvo justo en frente de mí. —Lana —dijo en un tono de sorpresa. Asegurándome, comencé a girarme para volver corriendo al baño y llorar un poco más, porque él era tan perfecto que dolía mirarlo. —Lana, por favor, no te vayas. Tengo que hablar contigo. —Ya has dicho lo suficiente —Lana. —Sawyer me tomó del brazo y con firmeza pero suavemente me dio la vuelta y me hizo retroceder hasta que estuve contra la puerta del auto—. Necesito que me escuches —declaró y tomó mi rostro entre sus manos, frotando suavemente mis mejillas con las yemas de sus pulgares. —Soy un idiota —comenzó y luché contra el impulso de asentir con la cabeza, concordando—. No quise decirlo de esa manera. Ni siquiera sé si era por ti o como me haces sentir. —¿En serio? Porque ten por seguro que sonó así —escupí —Leann me acusó de no haber querido a Ashton. Dijo que yo pensaba que era una posesión o trofeo. Me enfureció. —Cerró los ojos y dejó escapar un suspiro de frustración—. Contigo, las cosas son diferentes. No estoy seguro de lo que siento cuando estoy contigo, siento algo que nunca he sentido antes. Me gustas. Tanto. Me sorprende y me asusta como el infierno. Quizás no soy bueno para ti. Quizás lo que siento está mal. Porque yo amaba a Ashton. Ella era todo lo que necesitaba... pero nunca sentí el deseo incontrolable de tenerla debajo de mí. —Su voz se desvaneció—. Nunca inventé excusas para conseguir que envolviera sus piernas alrededor de mí sólo para que yo pudiera presionarla contra mí. Nunca. —Tragó duro—. Nunca pensé en estar dentro de ella. Me olvidé de respirar mientras me miraba a los ojos. Lucía dividido entre el miedo y la nostalgia. El chico dulce del que me había enamorado hace años se hallaba allí, pero por debajo de la otra persona en la que cambiaba. —No soy bueno para ti. No sé por qué me haces desearte tanto. Me enojé conmigo mismo cuando dije todo eso. Estaba enojado porque te quiero de una manera que nunca antes había experimentado. Antes, sólo quería sobresalir en fútbol y la escuela. Quería que mis padres estuvieran orgullosos de mí. Pero ahora, quiero otras cosas también. Me conduces en una dirección que no puedo entender.

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Me puse de pie de puntillas y detuve sus palabras con mis labios, pero antes de que pudiera jalarme contra de él, di un paso atrás y rompí el beso. —Gracias por explicármelo —respondí mientras sus ojos buscaban en mi rostro una respuesta a por qué le había besado y me alejé tan de prisa. —Sé que amabas o amas a Ashton. Te vi crecer adorándola. Es sólo que... No estoy segura de poder manejarlo. Estás coqueteando conmigo un momento y al siguiente o tienes mal humor o arranques de ira por Ashton y Beau. —Muy bien —dijo Sawyer mientras se agachaba y entrelazaba sus dedos con los míos—. No estoy listo para cualquier tipo de relación, pero me gustaría disfrutar de este verano. Antes de que llegaras a la ciudad, no estaba seguro de si estaría aquí hasta agosto. Ahora que estás aquí, no me quiero ir más. Me gustaría disfrutar de este último despreocupado verano contigo. Eso no era exactamente lo que había esperado cuando decidí venir aquí este verano, pero era mucho más de lo que pensé tener. Quizás Sawyer encontraría la manera de seguir adelante. Además, necesitábamos tiempo para llegar a conocernos el uno al otro sin Ashton entre nosotros. —Me gustaría eso también.

Los ojos de Ashton se abrieron con sorpresa cuando nos vio a Lana y a mí caminando hacia ellos, juntos. Se encontraba de pie delante de Beau con sus protectores brazos envueltos a su alrededor. Alejé mi atención de ella y dejé de tratar de leer sus expresiones faciales. Eso era algo que tenía que dejar de hacer. La cabeza de Beau se volvió para ver qué miraba Ashton, y arqueó las cejas y sacudió la cabeza una vez antes de volver a ver el escenario donde Little Big Town cantaba Boondocks. —Vine con Ethan —dijo Lana a mi lado. —Lo sé. —Pero eso no significaba que me gustase. Su pequeña mano agarró la mía y la apretó antes de soltarla rápidamente y caminar hacia Ethan, quien finalmente notó que había regresado. Su gesto de preocupación pasó de ella a mí, y la molesta mirada que me lanzó no me pasó desapercibida. No le gustó que volviera conmigo. No podía culparlo. Odiaba ver el rostro enrojecido por el llanto de Lana. La acompañé hasta el cuarto de baño después de que ella recuperara su bolso del coche. Había entrado para ocultar una buena dosis de adorables pecas. No la seguí. Esta era la cita de Ethan. La única. Porque él era mi amigo y realmente necesitaba distanciarme un poco de Lana después de la conversación que tuvimos en el coche, pasaría el resto de la noche hablando con Leann y disfrutando de la música. Leann me observó mientras me abría camino a su lado. Antes de que pudiera abrir la boca y decir veinte preguntas que no eran de su incumbencia, le informé: —¿No quiero hablar de ello? Cerró la boca y me lanzó una mala mirada antes de centrar su atención en lo que Ethan le decía a Lana. No me permití ni siquiera mirar hacia ellos.

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11 Traducido por perpi27 Corregido por Juli_Arg

L

a música suena en algún lugar a la distancia mientras giro en círculos, buscando. Justo antes de girar por un precipicio enorme y desplomarme a mi muerte, mis ojos se abrieron de golpe. Me quedé mirando el techo. La música era mucho más fuerte ahora. Colbi Caillat me hacía saber que tenía una llamada telefónica. Gimiendo, tomé mi teléfono en la almohada a mi lado. Me había ido a dormir con la esperanza de obtener un texto de Sawyer, pero nunca llegó. ¿Por qué mi madre llamaba a las siete y media de la mañana? —¿Mamá? —Hola cariño, siento despertarte, pero quería llamarte antes que tu estúpido padre. Tienes que escuchar esto de mí y no de él. No tiene absolutamente ni una gota de compasión por los demás. Sólo va alrededor de gente dolida haciendo lo que su culo sienta que quiere hacer. Hombre egoísta. No te ha llamado, ¿Verdad? Porque si ya ha llamado, me voy a saltar a un avión y volar a Nueva York a darle una patada en el… —Mamá, ¿Podrías decirme qué está pasando, por favor? —Me había levantado y me senté, mientras mi madre divagaba sobre mi padre. Ese era su pasatiempo favorito. El buscar nombres para mi papá. —Lo siento. Me dejé llevar —suspiró en el teléfono—. Tu papá se va a casar de nuevo Lana, con esa puta. Me sentía preparada para esto, tal vez no tan pronto, pero sabía que él se había mudado para estar cerca de una mujer que había conocido en un viaje de negocios. Tenía la esperanza de verlo una semana este verano si encontraba tiempo en su horario. Sonaba patético que esperara que pusiera lápiz en el tiempo para mí, pero era mi padre. Hasta el año pasado,

había vivido en mi casa. Lo odiaba al principio, pero con el tiempo quería una relación con él, otra vez. —Está bien —comencé, tratando de filtrar cuidadosamente mis palabras mientras hablaba con mi madre. Se vuelve loca si alguna vez lo defiendo. No me gustaba que me recordara que me había dejado, cada vez que trataba de defenderlo. Debido a que tenía razón. Él me había dejado, pero me amaba. Sabía que lo hacía. Me lo había dicho el día que firmó los papeles del divorcio, que se había quedado con ella hasta que yo había crecido. Había estado pensando en dejarla en el momento en que estuvieron en la universidad, pero sucedieron cosas y había tenido que aplazarlo. Había dicho que nada de esto era por mi culpa. Me amaba y se sentía orgulloso de mí. Necesitaba creer eso. Me aferré a eso por la noche cuando me acosté en la cama y escuché a mi madre llorando y gritando mientras tiraba cosas a través de su dormitorio. —Sabíamos que era serio cuando se mudó allí para estar con ella. ¿Cuándo planea casarse? —¡Por supuesto que no esperaba que tu padre de cuarenta y siete años se casara con esa puta de veintitrés años de edad! ¿Qué pensará la gente? Está arruinando nuestra reputación. La gente de este pueblo se enterará y hablarán. No serás capaz de caminar por la ciudad sin gente susurrando a tu espalda. Esto nos va a arruinar, Lana. ¡Sólo nos va a arruinar! ¿Veintitrés? Me estremecí. ¿Qué pensaba mi papá estando comprometido con una joven tan sólo cinco años mayor que yo? Eso fue... bruto. Mi madre siguió disparatando y llamando a mi papá con diferentes nombres cuando me senté allí mirando a la pared frente a mí. El mensaje: "El hogar es donde está el corazón" se leía en una pintura enmarcada y colgada en la pared azul pálida burlándose de mí. ¿Hogar? ¿Qué era hogar ahora? ¿La casa de mi madre, donde nunca hubo paz? ¿El apartamento de mi padre en Manhattan? Tenía alrededor de 500 metros cuadrados y estaba a punto de mudarse con su esposa de edad universitaria. Lágrimas picaron mis ojos mientras el olor del café flotaba por el pasillo. Podía oír a mis tíos charlando alegremente en la cocina y friendo tocino en el horno. Este era un hogar. Uno como nunca había conocido. —¿Me has oído Lana? Me sacudí a mí misma fuera de la fiesta de lástima que tenía, me aclaré la garganta. —Mamá perdón, ¿Qué decías? —Él quiere que vueles a Nueva York para estar en la boda. ¿Puedes creer eso? Mi bebé en Nueva York. Le dije que de ninguna manera. No te gustaría estar en su ridícula boda. Pero insistió en que hablaría contigo

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primero. Mantente preparada para esa llamada hoy. La fulana quiere que seas la dama de honor. Ni siquiera la conoces. —Está bien, mamá. Gracias por hacérmelo saber. Tengo que irme. Te llamaré más tarde. Ashton está esperándome para ir a correr por la mañana. —Mamá se tragó mi mentira y caí hacia atrás contra la almohada cuando terminé la llamada. ¿Podría estar esto más jodido? El teléfono de la casa sonó y escuché a mi tía contestarlo. No tenía que adivinar para saber que era mi madre diciéndole a mi tía todo lo que acababa de decirme. Si mi madre mencionaba la mentira que le había dicho acerca de ejercitar con Ashton, sabía que mi tía me cubriría. Ella me entendía. Siempre lo había hecho. Me acurruqué hacia abajo en las sábanas y cerré los ojos. Por ahora, podía fingir que esto era mi hogar. Que tenía un lugar seguro y feliz. Al entrar en la cocina, varias horas más tarde, el leve olor a tocino todavía llenaba el aire. Ashton se encontraba junto al mostrador en su pijama y su cabello revuelto mientras me servía una taza de café. —Buenos días —le dije, deteniéndome junto al gabinete para servirme una taza de café. —Oh, es mi compañera de correr temprano por la mañana. —El tono burlón de su voz me hizo sonreír. —Uh, sí, lo siento. Necesitaba una excusa para colgar el teléfono. Ashton se echó a reír y me entregó la taza de café. —No te preocupes. Mamá te cubrió de acuerdo con la nota que nos dejó. —Señala la nota tirada en el mesón. Estiré la mano y la recogí. Buenos días, Niñas Espero que hayan disfrutado de su carrera por la mañana temprano. Tengo que decir que cuando Caroline me llamó esta mañana y dijo que ustedes dos iban a correr, me sorprendí un poco. Podría haber jurado que había pasado por las dos puertas y estaban cerradas herméticamente. Pero no se preocupen, no compartí esa información con mi hermana. Cree que ambas disfrutaron de una agradable larga caminata antes de entrar a la casa a comer un poco de tocino y huevos fritos. Con Amor, Mamá. Sonreí para mis adentros y dejé la carta. —¿Cómo es que tu mamá logra ser tan fresca y la mía es una psicópata loca? —le pregunté, tomando un sorbo de mi café oscuro.

Ashton ni siquiera niega las tendencias insanas de mi madre. Me da una mueca triste y se encoge de hombros. —¿Por qué tu mamá llamó tan temprano esta mañana? Rodé mis hombros y puse mi taza hacia abajo. Realmente no quiero hablar de esto, pero sabía que hablar con alguien que no fuera mi mamá haría mi decisión más fácil. —Papá se va a casar. Los ojos de Ashton se abrieron como platos y se inclinó sobre el mostrador apoyada en los codos y me estudió un momento. Sabía que trataba de medir mi reacción a esta noticia. —Esperabas esto, ¿No? —preguntó vacilante. —Sí, lo esperaba. Pero no tan pronto, y tal vez no con una niña tan sólo cinco años mayor que yo. Su boca se abrió. —¿Tío Nolan está comprometido con una de veintitrés años? Sonaba ridículo cuando lo dijo en voz alta, también. Mi padre no era un hombre atractivo. Claro, yo lo amaba, pero era viejo y calvo. Por no hablar de que tenía una barriga. —Loco, ¿Eh? —Sí, muy loco... ¿Estás bien? ¿Va a llamar? No estaba segura de si había estado alguna vez bien. Aún cuando mis padres vivían en casa. Peleaban constantemente. La mayoría de mis recuerdos mientras crecía tenían una escena de ellos donde mi madre le gritaba a mi papá. —Estoy bien. Se supone que hoy llamará. Su novia... quiere que yo sea su dama de honor. Ni siquiera la conozco. Creo que voy a preguntarle si puedo ser su padrino de boda. Creo que podría usar un esmoquin. Ashton dejó escapar un largo suspiro y luego caminó alrededor de la mesada de pie a mi lado. Envolvió su brazo alrededor de mi cintura y la apretó. —Cuando quieres hablar, maldecir o incluso llorar, estoy aquí. Mis ojos se llenaron de lágrimas y tragué el nudo en la garganta. No me gusta que la gente piense que soy débil. Nunca había sido una persona que comparta sus emociones. Las conservaba en mi interior. Tratando con ellas por mí cuenta. Pero saber que había alguien allí que me cuidaba, significaba mucho. Más de lo que nunca sabría. Apoyé la cabeza contra la de ella y miré hacia el patio en silencio. No había mucho más que decir. Sólo tener a alguien a mi lado hizo las cosas mucho más fácil.

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Beau: ¿Qué días tienes que estar en prácticas?

Florida para las

Yo: Tres días a la semana a partir de julio. Beau: Bama es lo mismo. Realmente sólo nos dieron hasta junio para hacer ese viaje de acampar. Yo: Estoy listo cuando lo estés. Beau: ¿Hablaste con Lana? Yo: No, hoy no. Acabo de regresar de la casa de campo, entrenando. Beau: Ash va a pasar la mañana con ella. Tiene algo de mierda con sus padres. Bajé la mirada al último texto de Beau. Lana me hacía estar molesto y ansioso. No estoy seguro de que eso me gustara. No tenía tiempo para nada más que una aventura de verano. Yo: Voy a llamarla. Gracias. Beau: Ten cuidado con ella. No respondí. Esto no era asunto suyo. Cuando había estado con Ashton, él había estado más involucrado de lo que debería haber estado, pero me gustaba dejarlo pasar, porque Ash era una parte de su vida también. Pero Lana... no era su preocupación. Lancé el teléfono en la cama, me dirigí al baño para una ducha. Había planeado un día en el que podía tener a Lana toda para mí de todos modos. Había sido mi inspiración mientras corría arriba y abajo de las gradas, cien veces. —¿A dónde vas, cariño? Mi madre llamó desde su oficina cuando pasé en mi camino hacia el garaje. Tenía la esperanza de colarme por ella sin tener que responder a sus preguntas. Había estado molesta cuando Ashton había roto conmigo. Había estado aún más molesta cuando se enteró de que Beau había sido mi remplazo. Habíamos pasado mucho tiempo juntos en consejería. Habíamos tenido que lidiar con la falta de honradez de mi padre y encontrar una manera de enfrentar la verdad sin necesidad de destrozar nuestra familia. Todavía quería que papá se acercara a Beau pero él no lo haría. No había manera de que Beau diera el primer paso. Tenía un montón de bien merecida amargura en su interior en lo que a mi padre involucraba.

—Me dirijo a recoger a Lana, te acuerdas de la prima de Ashton de Georgia. Nos vamos a Mobile para hacer algunas compras de equipo de campamento y tal vez ver una película o algo así. Mamá levantó la cabeza y frunció el ceño. —¿No es Lana la hija de la hermana loca de Sarah? No sabía mucho acerca de la mamá de Lana, salvo que Ashton no era una fan. Encogiéndome. Metí mis manos en los bolsillos. —Lana no está loca. Eso es todo lo que importa. —Hmmph... Bien, no te pongas demasiado apegado. La manzana no cae lejos del árbol. La voz de mi tía Honey sonó en mis oídos cuando no hace mucho tiempo había dicho lo mismo de mi papá y Beau. Con el ceño fruncido, respondí: —Sí, me di cuenta cuando me enteré de que papá era infiel y luego mintió al respecto a los que se suponía que quería. La espalda de mi madre se puso erguida. Odiaba la mirada herida que había puesto en sus ojos. No se merecía mi ira. Había sido una víctima. —Lo siento, mamá… —No debería meterme en tus asuntos. Tienes razón. Ve a divertirte. Disfruta este verano. Todo cambia en el otoño. Hay un gran mar por ahí, con una gran cantidad de peces y ahora tú y Ashton están separados. Es hora de comenzar a probar la variedad. Mamá había amado a Ashton. Creo que incluso podría haber elegido nuestros patrones de porcelana en un punto. Al oírla decir que tenía que empezar a "probar la variedad" fue un gran paso para ella. Crucé la habitación y me incliné para darle un beso en la parte superior de su cabeza. —Te amo —le dije antes de volver a salir. —También te amo, cariño —respondió.

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12 Traducido por Jo Corregido por MaryJane♥

N

o, papi. No es que no quiera estar aquí. Quiero. Es sólo que nunca he estado en la ciudad de Nueva York y nunca he conocido a Shandra. Me sentiría más cómoda si pudiera traer a alguien conmigo.

—Puedes traer a cualquiera menos a tu madre. No quiero tener que lidiar con ella. Sí quiero que hagas tiempo para pasar con Shandra. Ella realmente quiere llegar a conocerte. Tenemos noticias especiales para ti. —¿Noticias especiales? Papá se aclaró la garganta y, cubrió el receptor de su teléfono, y habló en una amortiguada voz a alguien más. ¿Qué otras noticias podría tener? Ya me había lanzado la bomba del matrimonio. Seguramente, no se estaban mudando a Alpharetta. Eso sería desastroso. Mi madre no sería capaz de dejarme salir de la casa sin pensar que todos los demás están hablando sobre ella o teniéndole lástima. —Shandra quiere que siga y te diga. De esa manera podrás estar preparada cuando llegues. —Bien… —respondí esperando con un nudo enfermizo en mi estómago. —Vas a ser una hermana mayor —respondió. Su emoción era inconfundible. —¿Qué? ¿Cómo? ¿Shandra tiene un hijo? —Nada más tendría sentido. ¿Por qué creería que estaría emocionada por un medio-hermano que nunca tendría oportunidad de conocer? —No, Shandra no tiene un hijo, todavía. Tú sabes cómo. Tienes dieciocho años, Lana. Sabes cómo se hacen los bebés… ¿No? Asumí que tu madre te explicó eso…

—YO SÉ cómo se hacen los bebés papi. Lo que no entiendo es… espera… ¿Está embarazada? —pregunté con horror. ¿Mi papá había embarazado a alguien? ¡Tenía casi cincuenta! ¿Cómo podían hacer eso los viejos? ¡Ugh! Asco. Iba a ser como el abuelo del niño. Papá se rió entre dientes en el teléfono. —Sí, Shandra está embarazada. Planeamos casarnos esta navidad. Ella ama la navidad en Nueva York pero bueno, el bebé estará acá para la navidad así que en lugar de esperar decidimos ir adelante y tener una boda veraniega. Estaba sin palabras. ¿Cómo respondía alguien a este tipo de noticias? Me hundí en los escalones de la puerta de atrás de la casa de Ashton y apoyé mi frente en mis rodillas. Mi papá continuó con su charla sobre la boda y los planes del bebé. Se mudarían de Manhattan a Nueva Jersey para que pudieran comprar una casa. Yo no tendría una habitación pero podía compartir la pieza del bebé cuando fuera a visitar. Me dijo que era bienvenida cuando quisiera. —¿Lana? —La voz de Sawyer era una distracción bienvenida. Levantando mi cabeza, subí la mirada a Sawyer quien estaba en frente de mí con un preocupado ceño fruncido. Me pregunté cuanto había escuchado. —Papi, tengo que irme. Mi, uh, amigo acaba de llegar y tenemos planes. Te devolveré la llamada después cuando haya decidido qué hacer. —Vas a venir, sin embargo… —No estoy segura papi, tengo que irme ahora. Te llamaré cuando sepa. —Apreté el fin de la llamada antes de que pudiera decir algo más. No podía levantarme para irme todavía; necesitaba un momento. —¿Estás bien? —preguntó Sawyer, bajándose a mi lado cuando era obvio que no iba a levantarme pronto. Empecé a asentir con mi cabeza y terminé sacudiéndola en un “no” en su lugar. Su brazo se envolvió alrededor de mis hombros y me atrajo a su lado. Esa pequeña oferta de consuelo causó que mis ojos se llenaran de lágrimas. Enterré mi cabeza en la curva de su brazo, e intenté silenciar el sollozo que no pude controlar. Sawyer no intentó darme ninguna palabra de ánimo o sin sentido. En su lugar, me sostuvo más fuerte y dejó caer pequeños besos en mi cabello, sien y frente mientras lloraba en sus brazos. Nunca había llorado realmente en alguien antes. Abrirme a compartir mis emociones era nuevo para mí. La parte de mí que estaba sorprendida por este comportamiento fue empujada a un lado mientras absorbía todo el consuelo que podía obtener. Este sería breve pero mientras lo tenía, lo tomaría.

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Luego de varios minutos, me las arreglé para controlar mis lágrimas. Levantándome, limpié mi rostro. Por suerte, mi papá me había llamado antes de que tuviera la oportunidad de maquillarme. Me hubiera humillado si hubiera corrido todo el rímel por toda la camiseta polo blanco de Sawyer. —¿Quieres hablar sobre eso? Compartir con Sawyer cómo mi papá tenía embarazada de veintitrés años no era algo que haría demasiado para mí. No quería ver la lástima en sus mirara. Prefería la lujuria o la atracción. Si me tuviera capaz de lidiar con eso.

una prometida alguna vez. Era ojos cuando me lástima, no sería

—No —respondí, sentándome y revisando cuán mojada había dejado su camiseta. —Me secaré —me aseguró con una sonrisa. Todavía podía ver la preocupación en sus ojos mientras buscaba mi rostro. Parte de mí quería que supiera todo sobre mí. Excepto que una parte más grande sabía que nunca me miraría igual si supiera cuan patética era mi vida realmente. —Gracias. Sawyer se inclinó hacia adelante y dio un suave beso en cada esquina de mi boca antes de cubrir mi boca con la de él. No intentó hacer que me abriera para él. En su lugar, lo mantuvo suave y dulce. —Mmmmm… he estado pensando en esos dulces labios toda la mañana —susurró contra mi boca. Fundirse contra él era fácil e inevitable. No parecía que pudiera tener suficiente de Sawyer. Él se alejó, mucho antes de que quisiera que lo hiciera y corrió su mano por mi cabello antes de envolver varios rizos alrededor de sus dedos—. ¿Por qué no vas a terminar de arreglarte ya? Estoy ansioso de tenerte toda para mí por el día. Mis piernas de pronto estaban en completo orden de trabajo de nuevo. Me puse de pie y le sonreí hacia abajo. —Dame diez minutos. Sawyer se levantó y comenzó a seguirme adentro cuando se detuvo. —Em, sí, eh, creo que sólo esperaré en la camioneta si eso está bien. Ashton no estaba adentro. Se había ido con Beau hace una hora pero sabía por qué no quería entrar. Debía haber montones de recuerdos en esta casa que no estaba listo para revisitar justo ahora. —Bien, no me demoraré —le aseguré.

Entrar al camino de tierra que llevaba al campo parecía una mala idea. Acababa de pasar el día con Lana, completamente solos. Le habíamos comprado un saco de dormir, mochila y algunos suministros para nuestro campamento. Luego, en lugar de ver una película me convenció para dieciocho hoyos de mini golf. Había sonado como una idea estúpida pero escuchar la risa de Lana y verla pavoneándose alrededor cuando había hecho un hoyo en uno, había sido más entretenido que cualquier película. —No había estado en uno de estos desde… —Se fue callando, mordiendo su labio inferior. La última fiesta de campo en la que Lana había estado, había cubierto a Beau y a Ashton. Cuando la realización de que Lana había sabido sobre que Beau y Ash habían estado tonteando a mis espaldas y no me dijo, había estado decepcionado. Siempre había pensado que estaba en mi equipo. No era su culpa. Había seguido adelante lo suficiente ahora para ver eso claramente. Alcanzando a través del asiento, sostuve su mano. —La última vez fue cuando Beau y Ash estaban tonteando a mis espaldas. A pesar de que los cubriste esa noche no era tu culpa. Sin preocupaciones, bien. Ella dejó que su labio inferior se liberara de sus dientes y apareció rojo e hinchado. Bueno, infiernos, eso era sólo demasiado tentador. Dejé ir su mano, deslicé mi mano entre sus muslos, y la acerqué hacia mí. —Así está mejor. Estabas demasiado lejos —susurré antes de inclinar mi cabeza para que pudiera tirar de su labio inferior en mi boca y suavemente succionarlo. El sonidito de sorpresa que hizo me tuvo acercándola más. Dejé que mi mano se deslizara más lejos entre sus piernas desnudas y apreté la suave piel de su muslo en mi mano. Lana presionó su pecho contra el mío e hizo un sonido de súplica en su garganta. Levantando su pierna, la llevé sobre mi rodilla y deslicé mi mano un poco más arriba dentro de su muslo. Su respiración se desordenó y me di cuenta de que mi corazón estaba acelerándose mientras más cerca estaba del borde de su ropa interior. —No, no lo hagas —dijo Lana jadeando mientras me daba un suave empujón rompiendo el beso. Rápidamente deslizó su pierna de mi rodilla y cerró sus piernas. Había estado muy cerca a hacer algo que no había hecho sino una vez en mi vida; había estado en el séptimo grado y un poco confundido con el por qué Nicole quería que tocara su ropa interior.

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—Lo siento —dije, sentándome atrás en mi asiento y concentrándome en los árboles en frente de mí en lugar de ver si estaba enojada conmigo o peor, aterrada. Necesitaba contener mi palpitante corazón primero. Había estado tan cerca y ella había estado tan cálida. —No lo sientas. Yo sólo… nunca he hecho algo así antes y me puse un poco nerviosa. No estoy segura de que esté lista para eso. Su pequeña mano cubrió la mía y mi puño duro se relajó bajo su toque. —Yo tampoco —respondí, finalmente girándome a encontrar su mirada. Sus ojos se agrandaron con sorpresa. —Tú tampoco… ¿Qué? Dejé salir una risa entre dientes y giré mi mano para que nuestras palmas estuvieran tocándose. Luego entrelacé mis dedos a través de los de ella. —Nunca he hecho algo como eso antes. A menos que cuentes el séptimo grado cuando Nicole nos encerró en el armario de Kayla durante un juego de girar la botella y me forzó a tocar su ropa interior o le diría a toda la escuela que estaba demasiado asustado para besarla. Una pequeña risa burbujeante escapó de la boca de Lana y llevó su mano libre sobre ella para evitar reír en voz alta. Sonreí y apreté su mano. Era una historia graciosa. —Déjame contarte, lo que casi hicimos voló ese muy extraño y perturbador recuerdo fuera del agua. Esta vez la risa fue demasiado alta para cubrirla con su mano y la alcancé y quité su mano de su boca. —No lo hagas. Me gusta escucharte reír. Y es un infierno de historia graciosa. Así que la risa es esperada. —No puedo creer que Nicole te haya amenazado —dijo ella, todavía riendo suavemente. —¿En serio? ¿Conoces a Nicole? Estaba determinada a perder su virginidad antes de la secundaria si fuera posible. Creo que Beau puede que la haya ayudado a cumplir esa meta en nuestro año de octavo grado. —Oh, mi… Su risa se desvaneció y una expresión seria llena de pensamientos la reemplazó. —¿Qué está pasando por esa cabeza tuya ahora? Una sonrisa forzada inmediatamente apareció en sus labios. —Nada, lo siento. —Miró hacia afuera a la fogata en la distancia entre los árboles de nuez—. ¿Listo para salir? Era muy cerrada en un montón de cosas. Mientras más no me quería decir, más quería saber sobre ella.

Su teléfono comenzó a cantar alguna sensiblera canción de amor que había escuchado antes en la radio y buscó en su cartera y lo sacó. En lugar de contestarlo, rápidamente lo apagó y lo deslizó de vuelta adentro del bolsillo de su cartera. —¿Nadie importante? —pregunté, queriendo que compartiera algo, cualquier cosa conmigo. Ella sacudió su cabeza y alcanzó la manilla de la puerta. —Nop. Nadie a quien no pueda llamar más tarde. Miré mientras saltaba de mi camioneta antes de salir por mi lado. Lana McDaniel contenía todo muy cerca. Me preguntaba si alguna vez realmente sabría lo que estaba pensando. ~*~ Sentado en la parte trasera de la camioneta de Jake con Lana ente mis piernas, estaba satisfecho. Ash acurrucada en el regazo de Beau no estaba siquiera en mi radar. Me las había arreglado para hablar con todos, Beau incluido. Discutimos futbol, universidad, y nuestro campamento sin ningún problema. Fue agradable. Lana era agradable. No, Lana era más que agradable. Tenerla en mis brazos hacía todo soportable. —Cabezas arriba, Kyle y Nic acaban de aparecer —dijo Ethan, antes de tomar otro trago de su cerveza. Nicole no había estado mucho alrededor desde que Beau y Ash se habían enrollado. Se me había insinuado algunas veces. Una vez, había estado tentado de llevarla a mi camioneta una noche y sólo joderla. Superarlo. Pero no podía hacerlo. No quería que mi primera vez fuera con Nicole en la parte trasera de mi camioneta en una fiesta de campo. Había esperado todo este tiempo, podía esperar más. Ash iba a ser mi primera y última. Pero ese plan ahora había terminado. Me imaginé que algún día la chica correcta iba a venir y cuando eso pasara el lugar no sería importante. Sólo si fuera con la persona sin la que no podía vivir. —Está viniendo hacia acá —dijo Kayla con aire de suficiencia. La chica amaba el drama. Con Nicole alrededor el drama tenía que seguir. —¿Quieres irte, nena? —le preguntó Beau a Ashton, comenzando a moverse para que pudiera levantarla. —No. No tengo miedo de Nicole, Beau. ¿Qué va a hacerme? ¿Hmmm? —Beau se rió entre dientes y se inclinó y le dio un beso en la nariz a Ashton. Mi pecho dolió sólo levemente con la visión de ellos. Nada como en los tiempos en el pasado cuando había sido incapaz de respirar profundamente cuando él la besaba. —Bueno, miren a los chicos Vincent. Llevándose bien. Ambos de ustedes acurrucados con chicas. Nadie intentando golpear al otro. Parece

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que Sawyer siguió adelante, Ash. —Nicole arrastró las palabras mientras me pestañeaba y paseaba para detenerse en frente de Lana que estaba en su camino. —Ya que has superado tu depresión por Ashton, ¿Por qué no salimos una noche y nos divertimos? Lana se tensó en mis brazos. Un relámpago protector me atravesó y la atraje contra mí más fuerte, poniendo mis manos en sus caderas. — Tendré que pasar, Nic. Ya encontré a alguien con quien pasar el tiempo este verano. Nicole sonrió mientras dejaba que su mirada viajara arriba y abajo por Lana como si no estuviera impresionada. —Puedes hacerlo mucho mejor. —Estoy en desacuerdo. —Necesitas a alguien con experiencia luego de malgastar todos esos años con la hija del predicador. Escuché a Ashton ordenarle a Beau que se calme y que la ignore. —No me gusta la mercancía gastada. Tengo estándares, tú sabes. La risa de sorpresa de Lana me tuvo sonriendo como un idiota. Amaba hacerla reír. Se relajó y se inclinó contra mí cuando apreté mi agarre en ella. Saber que la hacía sentir segura y sin amenazas era un sentimiento embriagador. —Una vez los chicos Vincent eran la cosa más caliente alrededor. No estás aprovechando tu potencial. Ambos son aburridos. Un día ansiarás esa emoción que te perdiste. —me gruñó Nicole antes de tirar su cabello castaño oscuro sobre su hombro y caminar hacia Kyle, quien se había parado silencioso mientras la observaba insinuárseme. —Vamos Kyle, tengo suficiente de este lugar. —Caminó a su lado y Kyle me lanzó una mirada de disculpas antes de seguirla. —¿Por qué la sigue? —preguntó Ashton mientras se alejaban. —Porque es sexo fácil —replicó Jake.

13 Traducido por macasolci Corregido por MaryJane♥

S

i vas a dormir en la carpa de Beau, entonces ¿Quién va a dormir conmigo? No quiero dormir sola en una carpa. Hay osos negros en las Montañas Cheaha. Sé que es un hecho porque lo googleé.

Ashton me lanzó una sonrisa descarada por encima del hombro. —Bueno, estoy segura de que podrías compartir una carpa con Sawyer. No tengo dudas de que él preferiría compartirla contigo que con Jake. Me dejé caer en su cama y gemí con frustración. Compartir una carpa con Sawyer sería difícil. Habíamos estado en dos citas desde la fiesta del campo y ninguna de esas veces habíamos hecho algo más que besarnos. Luego de que le pusiera freno a su mano subiendo lentamente por mi muslo, él las había mantenido alejadas de mi cuerpo. —No se ha ofrecido y yo no le voy a preguntar. ¿Puedo conseguir una cerradura para mi carpa? Ashton rió y lanzó otro par de shorts en su cama para empacarlos. —Los osos no pueden abrir la cremallera de las carpas, Lana. —Bueno, los psicópatas con motosierras que vagan por el bosque en busca de chicas jóvenes que estén solas para cortarlas en pedazos, sí pueden —respondí. —¡No hay psicópatas con motosierras! No puedo creer que jamás hayas acampado. Es seguro, Lana. Lo prometo. —Es fácil para ti decirlo. Tú estarás acurrucada a salvo en los brazos de Beau Vincent. Estoy más que segura de que él podría enfrentarse a un oso negro —murmuré.

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Ashton sacó una mochila roja grande de su armario, muy similar a la azul real que Sawyer me había ayudado a elegir. La emoción por nuestro inminente viaje me hacía desear poder compartir su alegría. Pero cada vez que trataba de emocionarme, visiones de osos negros, serpientes y motosierras perseguían mis pensamientos. —Deja de fruncir el ceño. Estarás bien. Conseguiré a alguien con quien puedas compartir la carpa. No vas a estar sola. Alcanzando el pequeño bikini azul que Ashton había tirado sobre la cama, lo agarré y levanté una ceja con sorpresa. —Así que, ¿Supongo que tu mamá no ha visto este? Ashton rodó los ojos y me lo arrebató de las manos antes de echarle una mirada a la puerta para asegurarse que aún estuviera cerrada. —No, no lo ha hecho. Lo compré para este viaje. —Apuesto que lo hiciste —bromeé. Ashton frunció el ceño. —Shhhh... ¿No recuerdas todo lo que tuve que rogar para poder hacer que esto pasara? Lo único que nos salva es el hecho de que Sawyer va a estar allí y ellos creen que tú y yo compartiremos una carpa. Y puede que haya omitido el hecho de que Beau estará allí. —¡Ashton! ¡No lo hiciste! ¿Qué pasa si le preguntan a su madre? — pregunté horrorizada. —Eso no va a pasar. Mis padres y Honey Vincent no son exactamente amigos. —De acuerdo, si tú lo dices —respondí mientras mi celular me avisaba que tenía un nuevo mensaje. Sawyer: ¿Qué estás haciendo? Yo: Viendo a Ash empacar. Sawyer: ¿Por qué no estás empacando tú? Yo: Porque estoy estresándome por los osos negros que van a comerme mientras duermo. Sawyer: ¡JA! Ningún oso negro va a comerte. No les gustan las pelirrojas. Estás a salvo. Yo: Muy gracioso. Resulta que me enteré que no son muy exigentes y que hay un montón en Cheaha. Sawyer: Neh, jamás he visto uno allí. Yo: Bueno, están allí. Googléalo. Sawyer: Yo te mantendré a salvo.

Yo: Tal vez durante el día, pero a la noche cuando esté sola en mi carpa vendrán a por mí. Sawyer: ¿Sola en tu carpa? Um, no. Estás en mi carpa. Levanté la cabeza para ver a Ashton mirarme mientras me mandaba mensajes ida y vuelta con Sawyer. Estaba divertida, por decir lo menos. —Bueno, ¿Qué está diciendo? —Que voy a compartir su carpa con él. Ashton levantó sus cejas. —Te lo dije. Yo: ¿Estás seguro? Sawyer: Infiernos, sí que estoy seguro. ¿Por qué crees que voy a este campamento? Yo: Um... ¿Porque te gusta dormir en el duro suelo rocoso y ser perseguido por osos? Sawyer: Graciosa. Lleva tu pequeño y lindo trasero a tu habitación y empaca. Yo: Sí, señor. —Oh, la de poca fe —dijo Ashton en una voz cantarina mientras me levantaba y metía mi celular en el bolsillo de mis shorts. —Sí, sí, tú lo sabes todo —respondí. —¿Vas a ir a empacar ahora? —Sí, supongo que necesito ponerme a hacer eso. Sin embargo, ¿De verdad tenemos que irnos temprano en la mañana? —Me temo que sí. Es un viaje de cinco horas y luego necesitamos caminar hasta nuestro lugar para instalar el campamento y colocar las carpas antes de que el sol se ponga. ~*~ Aún estaba oscuro afuera cuando Sawyer llegó en la Suburban de su papá. Tenía lugar para ocho. De esta manera podíamos ir todos juntos. Yo había empacado tanta ropa como pude en mi mochila. Ashton me había asegurado que había duchas en el terreno que podíamos usar. No iba a meterme en agua infestada por serpientes para lavarme.

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—Buen día, guapa —dijo Sawyer mientras salía a trompicones por la puerta. Nos habíamos quedado dormidas y no había habido tiempo para hacer café. Mis ojos se centraron en el vaso de plástico en su mano mientras me lo alcanzaba. —Lo tomas solo, ¿Verdad? —Ven aquí —dije agarrando un puñado de la camiseta negra que él llevaba puesta hasta que estuvo lo suficientemente cerca para que pudiera besarlo. Le di un beso muy sonoro en los labios antes de agarrar el vaso de sus manos—. Eres mi héroe. —Si voy a recibir ese tipo de saludo puede que empiece a aparecer cada mañana con un vaso de café en la mano —dijo Sawyer arrastrando las palabras en una voz sexy mientras deslizaba su mano alrededor de mi cintura. —Tenemos que cargar el auto. Aléjate de la chica, mandilón, y ven a echar una mano —se quejó Jake mientras tomaba mi mochila y mi bolsa de dormir del porche y se dirigía con ellas a la Suburban. Sawyer se echó a reír y agarró un bolso extra de lona que Ash y yo habíamos empacado con algunas pocas cosas que no pudimos meter en nuestras mochilas. Me miró y levantó una ceja en forma de pregunta. —Las mochilas no tenían lugar suficiente. Además, no es todo mío. Tanto Ashton como yo necesitábamos unas pocas cosas más —expliqué. —Estás rompiendo una regla de campamento pero porque luces increíblemente ardiente en esos pequeños shorts de senderismo, lo pasaré por alto. Me puse la taza humeante de café en los labios para esconder la tonta sonrisa en mi rostro. ¿Quién hubiera sabido que Sawyer Vincent podía ser tan bueno coqueteando? —¿Qué es esa bolsa? —exigió Toby mientras Sawyer se lo lanzaba para que pudiera atarlo al techo del auto. —Ash y Lana tenían unas pocas cosas que no entraban en sus mochilas. Cállate y átalo —respondió Sawyer y se volvió a mí con una sonrisa arrogante. —Kayla intentó hacerlo y le hice llevarlo de vuelta adentro —se quejó Toby. —No es nuestra culpa que seas un novio apestoso, Toby. Ahora átalo —dijo Beau en un tono de disgusto mientras se acercaba desde la parte trasera de la Suburban. Caminé hacia la camioneta para subirme y me detuve porque no estaba segura de sí debería asumir que iba a viajar al frente con Sawyer.

Busqué por el patio a Ashton, pero todavía estaba oscuro y la luz del porche solo iluminaba parte del patio. —Así que, ¿Eres la nueva chica de Sawyer? —preguntó una voz desconocida detrás de mí. Me di la vuelta para ver a una chica de baja estatura con una cabeza llena de cabello rubio pálido que sobresalía en rizos salvajes hacia todas partes. Sus ojos eran de un azul brillante. Tan sorprendentes que tenían que ser lentes de contacto. Tenía un bronceado dorado que no coincidía con el pálido color de su cabello, en absoluto. Pero era realmente bonita. —Um, sí, bueno no. Sólo somos amigos —respondí. Ella rodó los ojos. —No son sólo amigos. Sawyer no besa a sus amigas. Si lo hiciera, yo estaría en la fila esperando mi turno. He sido su amiga desde preescolar y no me ha besado ni una vez. —Oh —fue la única respuesta que encontré para ella. Era demasiado temprano y yo no había terminado el café todavía. Mis capacidades verbales eran escasas. —Soy Heidi. Kayla es una de mis mejores amigas. Fuimos animadoras juntas los cuatro años de la secundaria. Jake y yo tenemos una cosa de a veces sí, a veces no. Ahora mismo, es sí. —Me guiñó el ojo y tomó un sorbo de su termo. —¿Vas a entrar? Creo que Jake y yo iremos a la parte trasera. —Hizo una pausa y miró alrededor—. A menos que Beau y Ash la tomen. No creas que estoy interesada en la maratón amorosa de Beau Vincent durante todo el camino. —¿Van a sentarse cuatro personas en la parte trasera? ¿No va a estar atestado de gente? Heidi frunció el ceño como si acabara de caer en la cuenta. —Oh, supongo que no podemos sentarnos todos en parejas. Ahora, realmente no estaba segura de dónde debería sentarme. Sawyer vino desde atrás y abrió la puerta del pasajero. —Vas a sentarte aquí conmigo. Si tengo que conducir todo el camino, al menos merezco que me entretengas. Eso respondía a mi pregunta. Heidi echó la cabeza hacia atrás para mirar a Toby y Jake atar cosas al techo de la Suburban. —Entonces, ¿cómo vamos a sentarnos? Estoy lista para meterme y no sé dónde sentarme.

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—Ash y yo iremos atrás. Alguien tendrá que viajar allí con nosotros si vamos a entrar todos —le informó Beau mientras abría la puerta y ayudaba a Ash a meterse. —Jake tú vas atrás con Beau. Heidi puede sentarse con Kayla y yo en el medio —señaló Toby. —¿Por qué tengo que quedarme atrapado en la parte de atrás con Beau? ¿Por qué no puedes ir tú? —espetó Jake. —Porque Kayla es mi novia. Heidi es tu compañera para follar — respondió Toby, bajándose del techo y comprobando las correas una vez más con un fuerte tirón. —¡Oye! ¡No me llames así! —gritó Heidi. Toby se encogió de hombros. —Lo siento, Heidi. Los llamo como los veo. Si ustedes dos alguna vez lo hacen exclusivo, me aseguraré de cambiar de opinión. —Lo que no puedo creer es que acabaras de decir follar en el patio del pastor —Jake sonrió mientras daba la vuelta al vehículo hacia nosotros. Sawyer se inclinó y me susurró al oído: —Van a discutir sobre esto por unos minutos más. Adelántate y entra. Sostuvo mi mano y me ayudó a subir. Amaba cómo me hacía sentir especial cuando hacía pequeñas cosas como esa. —Pararé en un Starbucks y te conseguiré más café tan pronto como salgamos de Grove —me prometió antes de cerrar la puerta.

Lana estaba sosteniendo la nueva taza de café cerca de su nariz, oliéndola a su antojo. Yo había decidido conducir a través de Mobile sólo para poder encontrar un Starbucks. Ella estaba mucho más despierta y alerta que cuando había salido tambaleándose de la casa más temprano en una nube de sueño. Había querido acurrucarme contra ella y llevarla de vuelta a la cama, pero no era algo que pudiera hacer. Había trazado una línea entre nosotros físicamente y yo estaba tratando de mantenerme detrás de esa línea. Pero cuanto más tiempo pasábamos juntos, se hacía cada vez más difícil. —¿Por qué el café de Starbucks huele mejor que cualquier otra cosa que puedes hacer en casa? —preguntó ella, con sus ojos en mi dirección mientras pestañeaba coquetamente. Si no fuera por el hecho de que ya sabía que la chica no tenía idea de cómo coquetear, pensaría que lo hacía a propósito. Cuanto más la conocía más me daba cuenta de que en realidad no tenía idea de lo tentadora que era. —Es un juego mental. Hacen un excelente trabajo de marketing — respondí, buscando mi taza y tomando un largo trago antes de volver a ponerla en el apoya-vasos. —Mmmm... No lo sé. He intentado comprar el café marca Starbucks en la tienda y hacerlo en casa, pero no huele igual. Comencé a responderle, pero Jake gritó: —No hay suficiente lugar en este asiento para mí y para Beau. Estamos apretados. Heidi y yo necesitamos intercambiar los lugares. —Beau, sólo pon a Ash en tu regazo y muévanse —respondí, echándole un vistazo a Lana que me estaba mirando con sorpresa en los ojos. Guiñándole un ojo, busqué su mano. —¿Qué pasa? —pregunté. Sólo sacudió la cabeza y me devolvió la sonrisa. —¡AH! Dios, así está mucho mejor —gruñó Jake en voz alta—. Tírame mi almohada, Heidi. Voy a tener que ir a dormir. Con Ash en el regazo de Beau esto va a terminar yéndose de las manos muy pronto y preferiría no mirar. Mi estómago se tensó ante sus palabras pero sólo por un segundo. No me había molestado sugerir que Ash se sentara en el regazo de Beau, pero la idea de que él la tocara todavía me llegaba. Entrelazando mis dedos

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con los de Lana, me centré en el camino y el hecho de que ella estaría acurrucada a mi lado por las próximas tres noches. ~*~ Las carpas estaban todas puestas y el fuego ardía brillantemente para cuando el sol se puso en las montañas Cheaha. Las chicas habían subido a los baños a ducharse. Habíamos tenido que instalar el campamento más cerca de lo que yo prefería de la casa de baños públicos, pero Ashton había hecho un mohín cuando sugerí que nos moviéramos otro kilómetro. Beau había bajado todo de sus manos y sin mirarme ni a mí ni a nadie había comenzado a instalar el campamento. Ash jamás me había hecho un mohín cuando quería que las cosas fueran a su manera. Fue extraño ver su posición en una opinión. Fue incluso más extraño ver a Beau rendirse ante alguien tan fácilmente. Ella realmente era diferente con él. No se rendía ante su voluntad y le preguntaba lo que él quería primero. La pequeña niña de espíritu libre que le gustaba arrojar globos de agua a los autos, envolver los patios en papel higiénico, y salir a hurtadillas por la ventana de su habitación para ir a consolar al pobre hijo de la camarera, estaba de vuelta. Sólo había necesitado a Beau para ayudarla a encontrarse otra vez. Un nudo se formó en mi garganta al darme cuenta de que era mi culpa que ella se hubiera perdido a sí misma. Me alejé de la luz de la fogata y me metí en la oscuridad para observar la naturaleza sombría que nos rodeaba. Presionando una mano contra mi pecho, me froté duro para alejar la emoción punzante allí. Justo cuando pensaba que las cosas se estaban poniendo mejor con cómo me sentía acerca de Ashton, siempre pasaba algo que me enviaba en espirales de vuelta al dolor. Por supuesto, se estaba poniendo más fácil y no era ni de cerca todo lo que había sido al principio, pero no se había ido del todo. Temía que jamás lo hiciera. Ashton siempre sería mi más grande error. No porque la hubiera amado, sino porque la había perdido. —¿Estás bien? —La voz de Beau rompió el silencio a mí alrededor. Dejando caer la mano de mi pecho, la metí en mi bolsillo y asentí sin darme la vuelta para mirarlo. —¿Qué estás haciendo aquí afuera? ¿Alejándote de los quejidos de Jake? —Sólo miro los alrededores —respondí. Beau se detuvo a mi lado. Podía verlo observar en la misma dirección que yo desde mi visión periférica. —Pareces feliz con Lana. Ash dijo que le gustas mucho.

Podía escuchar la silenciosa advertencia en su voz. Si hería a Lana, hería a Ashton y Beau no estaría bien con eso. —Lana es genial. Conoce mi postura. Agosto llegará pronto y yo me iré a Florida y ella se irá...a dondequiera que vaya a ir. Beau giró la cabeza para mirarme. —¿Ni siquiera sabes a dónde irá a la universidad? —No. Jamás ha salido a colación. Beau sacudió la cabeza. —Una vez, hace no mucho tiempo, tú eras el hermano bueno. Eras cuidadoso con los sentimientos de los demás. Era jodidamente ridículo lo atento y amable que eras. Has cambiado, hombre. No puedo creer que esté diciendo esto pero extraño a ese chico. Él era alguien a quien siempre admiré. No podría estar más orgulloso de mis decisiones, pero siempre estuve tan condenadamente orgulloso de las tuyas. La ira que había surgido se fue al instante, con esa última oración. Beau se dio la vuelta y volvió al campamento dejándome allí para pensar en lo que había dicho. Saber que él estaba orgulloso de mí hacía que me ardieran los ojos. Eso era algo que jamás había imaginado que admitiría mi duro y cabrón hermano.

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14 Traducido por Mery St. Clair & Eneritz Corregido por LadyPandora

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e senté en mi saco de dormir, revisando los mensajes que aparecieron por arte de magia cuando llegamos a los saunas. La cobertura en este páramo no era muy buena. Pero había Wi-Fi en el sauna, lo cual era sorprendente y de alguna manera divertido. Sawyer, Beau y Toby seguían apagando la fogata y asegurándose de que todos nuestros suministros quedaran guardados de forma segura por la noche. Nos habíamos sentado alrededor de la fogata y asamos salchichas y malvaviscos. Sawyer había traído un par de cosas frías en una nevera, pero tuvimos que comernos todo esta noche, porque para mañana el hielo se habría derretido y la comida se arruinaría. Yo ni siquiera quería pensar en lo que tendríamos mañana por la noche para comer. Papá: Necesito que me llames. Papá: Por favor, llámame, cariño. Tu teléfono no da señal. Papá: Llamé a casa. Sarah me dijo que estabas de campamento. Cuídate y llámame lo antes posible. Aún no estaba lista para hablar con él. Lo llamaría una vez que volviera a casa de Ashton. Pero en ese momento necesitaba más tiempo. Mamá: No tienes que ir a Nueva York. Mamá: ¿Por qué no me dijiste que esa zorra estaba embarazada? Mamá: NO quiero que vayas allí. Tu padre está jodiéndote la vida completamente. Tan sólo ignóralo. Por mí, puede irse al infierno. Mamá: ¡No lo llames! Sarah dice que llamó preguntando dónde estabas. ¡Y no me dijiste que estabas saliendo con Sawyer Vincent! Estoy tan emocionada por ti.

Por fin me las había arreglado para hacer algo tan bueno como Ashton. Mi madre adoraba a Ashton y la mayor parte de mi vida tuve que escuchar lo perfecta que era y cómo debería intentar ser más como ella. No era de extrañar que yo fuera tan odiosa con ella cuando éramos niñas. Sacudiendo la cabeza, borré el resto de sus mensajes sin ni siquiera leerlos. Jewel: ¿Decidiste que hacer con respecto a la universidad o al menos hablaste con tu padre sobre el dinero? Jewel: Puedes ignorarme, pero cuando estés atascada en Alpharetta en tu primer año, mientras todos viven una experiencia real universitaria… ¡Desearás haber hecho algo! Ella tenía razón. Tenía que hablar con papá sobre el dinero que necesitaba. Conseguí una pequeña beca, pero si asistía a una universidad de fuera del estado, necesitaría ayuda financiera. Ya había sido aceptada y mi inscripción pagada. El problema era que, debido a los ingresos de mi padre, yo no podía conseguir mucho dinero extra. No solicité préstamos a tiempo y ahora necesitaba ayuda. La puerta de la tienda se abrió y Sawyer entró sonriéndome. —¿Me esperabas? Mi corazón dio un vuelco y todas las preocupaciones escolares se alejaron. —Sí. —Primero tenía que matar todos esos osos hambrientos que rodeaban la tienda —bromeó. Comencé a replicar cuando él tiró de la camisa sobre su cabeza y su pecho bien definido estuvo a centímetros de mi rostro. Tragando saliva, me concentré en respirar correctamente. Sus abdominales eran tan perfectos que parecían irreales. O sea, ya lo había visto sin camisa antes, pero nunca tan de cerca. Sus pantalones cortos colgaban de sus caderas. Incluso sus caderas estaban definidas. El ligero rastro de vello oscuro bajando desde su ombligo hasta debajo de la cinturilla de sus pantalones cortos hizo que tragara saliva. De pronto hacía mucho calor en la tienda y necesitaba que alguien me echara agua fría o un poco de aire. —Lana. —La voz de Sawyer interrumpió mis pensamientos y levanté los ojos de su tentador vientre plano para encontrarme con su mirada. Oh, Dios mío. Lamiendo mis labios nerviosamente, intenté pensar en una respuesta, pero Sawyer me recostó y cubrió mi boca y mi cuerpo en cuestión de segundos. Sus labios eran más suaves que la mirada que había estado en sus ojos. Jadeé cuando su pecho desnudo rozó la fina tela de mi blusa de tirantes y la lengua de Sawyer entró en mi boca, probándome y volviéndome loca.

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Necesitaba sentirlo. Deslizando mis manos por sus brazos, lo sentí flexionarse bajo mi tacto. Me gustó el poderoso sentimiento que venía con el conocimiento de que yo podía afectarlo con sólo un roce y continué mi exploración por su musculosa espalda. Rocé sus deliciosos abdominales con mis uñas, provocándole un gemido. Su boca dejó la mía y comenzó a besar un camino por la línea de mi mandíbula hasta mi cuello. Cuanto más se acercaba a mi pecho, mi respiración se hacía más pesada. Manteniéndose sobre mí con un brazo, su otra mano trazó el cuello de mi blusa con su dedo mientras me observaba de cerca. Sabía que estaba esperando mi permiso para ir más allá, y aunque sabía que no debería dejarlo ir más lejos, no pude decirle que no. El brillo de necesidad en sus ojos era imposible de negar. Por miedo a que mi voz no funcionara, me incliné hacia su roce como respuesta. Sus ojos se abrieron con sorpresa, luego una mirada vidriosa los cubrió mientras bajó su cabeza. Mantuvo sus ojos en los míos hasta que su boca llegó a mi escote, justo debajo de la línea del cuello. Sus ojos verdes retuvieron mi atención mientras su lengua salía y dio un pequeño lametazo a la hinchazón de mi pecho, después trazó un camino a lo largo de mi blusa hasta que se encontró con el pliegue que había entre mis pechos. Una mano grande se deslizó debajo de mi blusa y recorrió un rastro caliente por mi estómago, hasta que se detuvo debajo de mi sostén. Algo parecido a un gemido se me escapó y fue todo el estímulo que Sawyer necesitó. Su mano se deslizó sobre el encaje de mi sujetador y se encontró con el broche del frente que él rápidamente soltó. Cerré los ojos con fuerza mientras sentí mis pechos liberarse. Nadie me había tocado así antes. Cuando su mano callosa cubrió mi seno derecho, casi grité. La sacudida directa hasta el pequeño dolor entre mis piernas me sorprendió. Me quitó la blusa lentamente por arriba de mi cuerpo. Si yo iba a detenerlo, ahora sería un buen momento. Abrí mis ojos y comencé a decir algo, pero sus pupilas dilatadas y su expresión asombrada me detuvieron. En cambio, me levanté un poco y subí mis brazos mientras él se deshacía de mi blusa y sostén. Lo había hecho. Mi primera vez en topless frente a un chico. Y no era cualquier chico. Era el único con quién me imaginé haciendo esto. Cada fantasía que jamás he conjurado sobre Sawyer Vincent tocándome no hacía justicia a la realidad. —Lana —susurró, mirándome. Me removí, abriendo las piernas para que él pudiera descansar entre ellas y su erección presionó directamente sobre el dolor entre mis muslos. —Oh Dios mío —gemí en voz alta y la boca de Sawyer estuvo sobre la mía. Sus besos dulces y lentos se habían ido y consumía mi boca con una urgencia salvaje. Mi cuerpo luchó contra el suyo como si tuviera una mente propia y esta vez, Sawyer gimió. Sus dos manos cubrieron mis pechos desnudos. Rodó cada pezón entre su pulgar y el índice, enviando

mi mundo en una espiral fuera de control. Su boca ahogó mi respuesta hacia él, pero en ese momento no me importó. Era como si alguien hubiera encendido fuegos artificiales dentro de mi cuerpo. Me aferré a él, temerosa de que el miedo me hiciera caer en algún lugar del que ya no pudiera regresar. El dolor se convirtió en un placer que no sabía que existía. Mientras regresaba lentamente a la tierra, noté dos cosas. Sawyer ya no tocaba mi pecho. Sus manos se encontraban a ambos lados de mi cabeza, en el saco de dormir, debajo de mí y con los puños apretados. Su cabeza estaba enterrada en la curva de mi cuello y hombro. Sawyer estaba respirando profundo y firme. Su cuerpo estaba tenso sobre el mío y yo cuidadosamente desenvolví mis piernas alrededor de él, donde me había aferrado a su cintura. Sawyer no se movió ni se relajó. La preocupación y la vergüenza ante mi reacción a lo que habíamos estado haciendo comenzaron a incrementarse. ¿Se encontraba bien? ¿Yo acababa de tener un orgasmo? Su cálida boca presionó un beso en mi cuello y me estremecí debajo de él. —No —exigió en un susurro. Me quedé quieta, al instante preocupada por haber hecho algo mal. Nos quedamos allí un par de minutos más en silencio, y mi preocupación comenzó a crecer. Al final, él levantó lentamente la cabeza y luego soltó su mortal apretón del saco de dormir, se quitó de mí con cuidado de no poner cualquier presión entre mis piernas. La humillación se apoderó de mi cuando lo vi tomar mi blusa de tirantes. Sin decir nada, dejé que me vistiera. La colocó sobre mi pecho desnudo y estómago, y luego rápidamente se apartó y se sentó de nuevo en su saco de dormir. Yo había hecho algo mal. Mi estómago se sentía enfermo. —Lo siento —susurré. Sawyer levantó la cabeza para poder mirar en mi dirección, pero yo rehuí a su mirada. No podía. —¿Qué? —preguntó con una voz profundamente ronca que nunca le había oído utilizar. Cubriendo mi rostro con mis manos para que no pudiera ver las lágrimas en mis ojos, respondí: —No sé porque hice esto. Lo lamento tanto. No fue mi intención… Sawyer se puso frente a mí, apartando mis manos de mi rostro y forzándome a mirarlo. —¿Lo sientes, Lana? ¿Entiendes algo de lo que ha pasado? Me encogí de hombros y negué con la cabeza.

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Sawyer dejó escapar una pequeña risa y tiró de mí hacia su regazo. —Este ha sido el momento más increíble de mi vida. No lo sientas. Por favor —dijo en el mismo tono bajo y sexy que usó antes. Lo estudié un momento. —Pero… no lo entiendo. Sawyer se inclinó y besó la punta de mi nariz, para luego besar cada uno de mis párpados. —Déjame explicártelo, entonces. Acabo de tener a una hermosa chica que confió en mí lo suficiente para permitirme tocarla y verla en una manera en que nadie más lo ha hecho. Esto no es como cualquier cosa que haya experimentado antes. Ella es impresionante y me respondió. Ella me quería. Yo fui quien hizo que perdiera el control. Oh. Pero… —Pero actuaste tenso o molesto cuando yo reaccioné de esa manera y te apartaste como si no quisieras tenerme cerca. Sawyer rió entre dientes. —Lana, usé cada gramo de auto control que pude encontrar para no quitarte esos pantaloncillos cortos e ir a un lugar donde ninguno de los dos está listo aún. Por un momento, todo lo que vi era rojo y estuve cerca de hacerlo. Lo que tú pensaste que era molestia era yo esforzándome para recuperar la jodida calma. La dureza que aún podía sentir bajo mi trasero mientras estaba sentada en su regazo me dijo que él no se había calmado del todo. —Pero tu aún estás… —Mi voz se desvaneció y una sonrisa torcida apareció en su rostro. —Sí, bueno, dudo que pueda deshacerme de esto sin un baño extremadamente frío, lo cual creo que deberé hacer en un minuto. Oh, guau. Sabía lo suficiente de chicos para saber que les dolía un montón si una chica lo excitaba y no hacía… que se liberara. El dolor que yo sentí había sido tan intenso que me rompió en un millón de piezas. No podía imaginar el verme obligada a quedarme en ese estado sin tener un final. Me abrazó mientras yo me aparté un poco. —Yo podría… ayudarte. —Ofrecí en silencio y el cuerpo de Sawyer se tensó por mis palabras. —¿Qué? —Yo podría ayudarte con tu… necesidad de liberarte. Quiero decir, es mi culpa que estés así. Yo puedo… quiero decir, quiero ayudarte.

—Ah, mierda —murmuró, cubriéndose el rostro con la mano y frotándola con fuerza—. Lana, no puedes decirme cosas como estás justo ahora. —¿Por qué? —Por qué hace que me duela más sólo con imaginarlo. Bajándome de su regazo, no levanté mis ojos para ver cuál era su reacción. En cambio, tomé una profunda respiración y alargué mi mano hasta el botón de sus pantaloncillos. Su mano agarró la mía. —Oh, no. No te dejaré hacer eso. —Quiero hacerlo. Sawyer sacudió la cabeza. —No, Lana. Iré al baño y arreglaré esto. Apartando su mano con más fuerza de lo requerido, continué bajando sus pantaloncillos. —Oh, Dios —gimió cuando tiré de ellos hacia abajo. Levantó sus caderas y pude tirar de ellos lo suficiente. Yo estaba subiéndome a un poderoso viaje. Ver a Sawyer Vincent completamente fascinado por todo lo que yo hacía era sexy, sin mencionar divertido. Alejé los nervios, la reservada Lana que gritaba en mi cabeza que no podía tocar a un chico allí, se esfumó. Llevé mi mano hacia sus calzoncillos y sentí su cálida y sedosa erección. —Santa mierda —exhaló Sawyer con una profunda voz que envió un estremecimiento a través de mi cuerpo.

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Abrí mis ojos cuando el calor de la luz de la mañana golpeó la tienda. Los acontecimientos de anoche se apoderaron lentamente de mí y el cuerpo pegado a mi lado me hizo sonreír. Anoche, Lana McDaniel sacudió mi mundo. Cuando estuvo en mis brazos, yo estaba muy, muy seguro de que nunca nada me había puesto tan caliente. Pero luego, la expresión de asombro en su cara con la boca ligeramente abierta de sorpresa mientras suavemente usó sus manos para darme una liberación fue la cosa más absolutamente sexy que había visto jamás. Tirando de ella con más fuerza contra mi pecho, inhalé el aroma dulce y sutil de su champú y cerré los ojos. —Buenos días —dijo tan aturdida que se dio la vuelta en mis brazos hasta que estuvo frente a mí. La tímida sonrisa en su rostro dijo que sabía que anoche había hecho de mí un hombre muy feliz. —Buenos días —murmuré en voz baja antes de besar su boca. Retrocedió y se tapó la boca para impedirme hacer nada más. —Aliento mañanero. Tengo que lavarme los dientes —explicó mientras mantenía la mano sobre su boca. —Estoy seguro de que huele tan dulce como el resto de ti —le aseguré, agachando la cabeza y besando su cuello antes de oler su piel lo suficientemente fuerte como para hacerla reír. Yo no era de risitas tontas, pero esa risita era sexy y rara. Me gustó. Mucho. —Hay que levantarse. Tenemos que encontrar la cascada. Hará un calor del infierno en pocas horas y debemos estar cerca del agua fría para refrescarnos cuando aumente el calor. —La voz de Jake resonó en el campamento. Lana se apartó de mí y se sentó. Me di la vuelta sobre la espalda y la miré mientras recogía sus cosas para prepararse. Esbozó una sonrisa hacia mí mientras alcanzaba la cremallera de la tienda. Me percaté de que la noche anterior habíamos tirado su sujetador y me senté y la cogí del brazo. —No puedes ir así por ahí —dije con una voz más exigente de lo que había previsto. La idea de Jake o alguien más viendo su sujetador en la tienda envío una posesiva sacudida a través de mí. De ninguna jodida manera. —¿Así cómo? —Frunció el ceño, mirando mi mano en su brazo.

Cogí el sujetador y lo agité delante de ella. —Necesitas ponerte esto. Levantó la ropa en sus brazos. —Me pondré el traje de baño bajo la ropa. No necesito ponerme el sujetador hoy. —Uh, sí, lo necesitas. No saldrás de esta tienda de campaña con las tetas cubiertas tan sólo por ese pedazo fino de algodón. Una sonrisa asomó en sus labios y me arrebató el sujetador de las manos.

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15 Traducido por MaryJane♥ Corregido por Juli_Arg

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a cascada se encontraba sólo a unos ocho kilómetros, lo que era algo bueno porque si tenía que oír a Heidi quejarse un minuto más, iba a enloquecer.

Fui en busca de Lana y la encontré sentada en una roca a través del agua, junto a Ashton. Me paré ahí y las observé. Las risas de Ashton siempre me hicieron sonreír. Oyéndola reírse sobre el agua, hablando felizmente con Lana hace que las cosas se sientan bien. Ashton había tenido mi corazón por tanto tiempo que después de su traición la habría aceptado de nuevo sin lugar a dudas, si ella preguntaba. Por mucho que amara a mi hermano. Mis ojos se trasladaron a Lana quien hablaba ahora. Su expresión feliz me hizo sentirme como un rey. Ella había estado de un humor excelente esta mañana. Saber que era por mí, fue agradable. El recuerdo del toque de Lana por la noche, excedía cualquier cosa que hubiera experimentado alguna vez con Ashton. No estaba seguro de cómo sentirme acerca de eso. Ashton me poseía. Habría removido cielo y tierra para hacerla feliz. Era diferente con Lana. Disfrutaba su compañía y estar con ella era estimulante. Pero sabía cómo se sentía el amor y lo que sentía por Lana ni se acercaba. Era más intenso pero sólo físicamente. La idea de dejarla en agosto no dolió de la forma en que lo hizo cuando pensaba en Ash estando tan lejos. —Es un pedazo de trasero caliente. Si te aburres y quieres intercambiar compañeros de tienda solo déjame saber. —Sacudí mi cabeza para mirar con furia a Jake cuando estuvo de pie sonriendo burlonamente con su atención enfocada en Lana. —¿Qué acabas de decir? —exigí, elevándome por encima de Jake sólo a unos centímetros. Empuñé mis manos preparadas para patear su trasero si se atrevía a repetir su crudo comentario. —Guau Saw, cálmate amigo. Sabes que no hablaba de Ash, ¿Cierto? —Jake levantó sus manos y se alejó de mí. 


—Sé de quién estás hablando y sugiero que quites tus pervertidos ojos de ella. No está disponible para cualquiera. —Bien, bien, bien, ¿Qué diablos hiciste Jake? No estoy seguro de haber visto a Sawyer tan dispuesto a golpear a alguien antes, aparte de mí —dijo Beau en un perezoso tono divertido. —Cállate Beau —dije sin mirarlo. —No sé. Se ha vuelto loco. Sólo hice un comentario sobre Lana. La última vez hablaba de que ella era una jodida “distracción”. No sabía que se pondría todo territorial —contestó Jake, mirando por encima de mi hombro a mí hermano. Podría ver el pedido de apoyo en sus ojos y esto me hizo enojar más. —Él tiene razón hermano. Déjalo. Has estado refiriéndote a Lana como una distracción por más de una semana. Si cambiaste de idea, entonces querrías hacérselo saber a todo el mundo. Odiaba cuando Beau tenía un buen punto. Él era el Neandertal. No yo. Se suponía que él no era razonable. Tirando de mi camisa encima de mi cabeza, la tiré en la tierra rocosa y salté al agua. Necesitaba estar junto a Lana. Era la única cosa que iba a calmar la violenta tormenta dentro de mí.

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Quería un baño antes de dormir. Me sentía exhausta. Hoy había sido una explosión, pero entre el calor, nadar y caminar, apenas podía mantener los ojos abiertos. Puse mi teléfono en el estante pequeño sobre el fregadero del balneario para ser limpiado. Ash dijo que su cabeza dolía y quiso recostarse unos minutos antes de venir a tomar una ducha. Heidi y Kayla dijeron que estaban demasiado cansadas para caminar aquí y ducharse, lo cual pensé, fue grosero. Decidieron que el agua de la cascada era baño suficiente para ellas. Había sudado en nuestra caminata de regreso y sabía que ellas también pero no era mi asunto. Si querían acostarse sucias, entonces que así sea. Caminando aquí sola con osos, serpientes y el psicópata de la motosierra, había tomado mucha valentía de mi parte. También me sentía ansiosa de volver a Sawyer. La esperanza de que pudiéramos tener una noche similar a la anterior había estado en la vanguardia de mis pensamientos todo el día. Ashton había mencionado mi tonta sonrisa y había sido imprecisa con mi respuesta acerca de por qué estaba tan mareada. Sin embargo, estaba bastante segura que ella sabía exactamente por qué. Después de terminar mi ducha, me sequé y me puse mi camiseta, sin sujetador esta vez y los shorts rosados a rayas que había traído para dormir. Estaba oscuro y tuve que traer mis suministros y mi ropa sucia conmigo. Podría sujetar esos delante de mi camisa. Sawyer nunca notaría que salí de la tienda sin sujetador. Su reacción posesiva a mí saliendo de la tienda sin uno esta mañana, me había sorprendido. Nadie había sido alguna vez posesivo conmigo. Tal vez la respuesta correcta hubiera sido mantenerme firme y forzarlo a aceptar que era mío. Pero no lo hice. Quería ser querida. Recogiendo mi teléfono, noté todas las llamadas perdidas y los mensajes de texto. Suspirando, avanzando a través de ellos vi que papá había llamado dos veces. Mi madre había llamado quince veces y luego habían dejado varios mensajes de texto. Tendría que llamar a uno de ellos luego. Mamá me mantendría en el teléfono por siempre y yo en realidad quería regresar a la tienda. Así que, me conecté con mi papá y esperé cuando el teléfono timbró. —Finalmente. ¿No hay recepción allí? Te llamé varias veces. —Hola, papá. Lo lamento, pero sí, la recepción es muy mala aquí.

—Me alegra que finalmente recibieras mis mensajes y llamaras. Necesito hablarte acerca de la boda. Hubo un cambio de planes. —Bien. —La abuela de Shandra vive en la costa en Carolina del Sur. Es rica y su casa es un punto histórico. Se lo ha ofrecido a Shandra para usarlo para la boda. Desde que Shandra no pudo tener su boda de Navidad en New York, decidió que una boda de verano en la costa era más apropiada. Quiero que sea perfecto para ella. ¿Especial, sabes? —Hizo una pausa esperando una respuesta. No respondí. —¿Aún estás ahí? —Sí papá, estoy escuchando. —Oh, bien, bien. Esto va a costar un poco más de lo que habíamos planeado. Además, los miembros de la familia que su abuela insistió deberán asistir, están volando de todas partes. La casa estará abarrotada. Aún insegura de lo que él quería decirme, aparte de sus planes matrimoniales, lo cual, no creí era una cuestión urgente, esperé. —Simplemente no hay espacio para ti en la casa. No puedo hacer a la abuela de Shandra darte una habitación cuando ha sido tan generosa. Además, el costo del viaje realmente ajusta mi presupuesto. Traerte y pagar por tu alojamiento no es posible. Quiero decir, te quiero allí, pero no puedo permitirme el lujo de llevarte. Me apoyé contra la pared y cerré mis ojos. Lágrimas fluyeron por mis ojos y las limpié furiosamente. No lloraría por esto. No lo haría. —Bien —dije a través de mi garganta obstruida. —Así que entiendes, ¿Verdad? Se gastaba su dinero en una boda para una chica con la que estaba a punto de iniciar una nueva familia. No podía conseguir el dinero para traer a la hija que tenía para estar con él en su gran día. Por mucho que doliera, esto era algo con lo que podía vivir. Sabía, sin embargo, la realidad de lo que me decía era mucho más. Una nueva esposa, nueva vida, una gran boda, un nuevo bebé... mi papá no iba a ayudarme con la universidad. Ni siquiera tenía el valor de preguntar. Si tuviera que estar desilusionada y decepcionada por él una vez más, no estaba segura de poder afrontarlo. —¿Lana? —Sí, bien, papá. Entiendo.

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—Sé que lo harás. A Shandra le preocupaba mucho que esto te disgustara. Le dije que no eres como Caroline y esto no sería un gran problema para ti. —Tengo que irme. No quiero agotar toda mi batería. —Claro, por supuesto. Bien, diviértete y disfruta tu verano. Tal vez pueda ir a verte en otoño. ¿Por qué universidad te decidiste finalmente? Iría a la universidad local. Mi papá tenía una nueva familia. —Tengo que irme, papá —contesté y colgué. Lágrimas se derramaban por mi cara y sentí mi dura determinación de no dejar que mi mamá o papá me lastimaran nunca más, desvanecerse. ¿Cuánto más tenía que soportar antes de derrumbarme? Contener todo esto me comía viva. Necesitaba alguien que me escuchara. Alguien que me sostuviera mientras llorara. Sólo necesitaba alguien que se preocupara por mí. No por ellos. Por una vez, necesitaba que fuera sobre mí... necesitaba a Sawyer. Salpiqué agua en mi cara y sequé todas las lágrimas. No quería contestar alguna pregunta sobre mi manera de encontrarlo. Era el único con el que quería hablar sobre esto. Agarrando mi bolsa, metí mi teléfono dentro y me dirigí a la puerta. El cuidaría de mí. Escucharía. Justo cuando entraba al camino que conducía a nuestro campamento, Sawyer venía rápidamente hacia mí. Alivio se apoderó de mí en el momento en que lo vi. Pero no duró. La expresión seria en su rostro me sorprendió. —Sawyer —comencé y se apresuró al balneario. —No tengo tiempo ahora, Lana —me dijo. Aturdida, me quedé congelada en mi lugar. En segundos, él corría hacia el balneario con un paño mojado en su mano. Una determinación en su mandíbula. Sus ojos se apartaron de mí. Cuando se apresuró, extendí la mano y agarré su brazo. Empezaba a asustarme. —¿Qué pasa? —pregunté. —Lana vete. No puedo hablar contigo ahora. Ash me necesita. Cuando sus palabras registraron en mi cabeza, alejé mi mano de él. No ofreció una explicación o disculpa. En lugar de eso, salió corriendo, dejándome parada ahí, sola. Mis emociones estaban destrozadas así que intenté razonar que realmente algo iba mal con Ashton. El pánico me envió corriendo detrás de él. Me detuve en el momento en que vi a Sawyer agacharse detrás de Ashton y suavemente tirar de su cabello. Estaba enferma. Sawyer limpió su boca y entonces dobló el trapo cuidadosamente y empezó a lavar su pálido rostro.

—Te tengo Ash. Está bien —murmuró cuando puso su cabeza débilmente contra su pecho. Los celos me cubrieron como una ola, aunque sabía que estaba enferma. No me gustó verlo tan dulce y protector con ella. Dando un paso hacia delante, pregunté: —Ash, ¿Estás bien? Sawyer levantó la cabeza pero no encontré su mirada. No estaba segura de poder. Ella levantó su cabeza y dejó salir un suspiro. —Tengo migraña. Demasiado sol, pero Beau llevó el auto a la tienda más cercana para traerme medicina para el dolor. —¿Puedo hacer algo? —pregunté. 
 —La tengo, Lana. Puedes ir a la tienda. —La exigente voz de Sawyer cortó a través de mi ya roto espíritu. No podía estar aquí y ver esto. Ash estaba enferma pero estaba en buenas manos. Los chicos Vincent cuidaban de ella. —Bien. —Logré responder y me volví para caminar hacia la tienda. Parada fuera de ésta, odié la idea de entrar. Los recuerdos de la noche pasada seguían allí. Necesitaba olvidarme de esos recuerdos. Mi vida estaba bastante fuera de control. No necesitaba la ayuda de Sawyer Vincent para romper mi corazón. Mi papá hacía un gran trabajo solo. Había amado a dos hombres en mi vida y no había sido suficiente para ellos. Nunca sería su primera opción. Una lágrima fresca rodó por mi cara. Antes de que alguien pudiera verme llorar, abrí la tienda y me arrastré dentro. Moviendo mi saco de dormir a la esquina más lejana de la tienda lo más lejos posible de Sawyer, Me enrollé dentro de él y lloré. Lloré porque mi papá no me quería. Lloré porque mis sueños de la universidad se habían resbalado de mis dedos y lloré por permitirme creer que Sawyer posiblemente pudiera enamorarse de mí. ~*~ Me desperté temprano y vi a Sawyer. Dormía profundamente dormido en su saco. El dolor que me había infligido anoche no me había facilitado el sueño. Agarrando mis cosas, salí de la tienda silenciosamente. No quería estar allí cuando el despertara. —Te levantaste temprano. —Jake se arrodilló sobre el fuego añadiendo algunos leños recientes. Pasando la mano por mi cabello tímidamente, asentí. —Tengo café, ¿Quieres? mostrándome una cafetera.

—preguntó

Jake,

levantándose

y

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—¿Cómo hiciste esto? —pregunté, caminado hacia él. Casi podía oler el café. —Traje una cafetera conmigo. Usando la electricidad del balneario — explicó, vertiendo algo de este en una taza de styrofoam. —Tendrás que beberlo negro. No tengo crema o azúcar —dijo tendiéndome la taza. —Siempre lo bebo negro —contesté, tomando un pequeño sorbo. Jake levantó sus cejas. —¿En serio? Eso es caliente. Rodando mis ojos, me volví para caminar a balneario y vestirme. —¿Qué? ¿No consigo un gracias? Miré por encima de mi hombro. —Gracias. Sonrió malignamente y agitó su cabeza. —Sabes, siempre será así. Él nunca seguirá realmente. Ella siempre será la única. Me detuve y tomé una respiración profunda como el cuchillo que él había hundido en mi estómago y lo retorció causándome demasiado dolor como para moverme. —No estoy siendo malo. Sólo estoy siendo honesto. Pierdes tu tiempo. Con una inclinación de mi cabeza, obligué a mis pies a moverse. Necesitaba irme. No más verdad. Tuve demasiado de eso en las últimas doce horas. Necesitaba un descanso.

16 Traducido por Max Escritora Solitaria Corregido por Vericity

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o había jodido magníficamente. Los viejos hábitos tardan en morir y mi necesidad de ayudar a Ash y protegerla era un hábito muy viejo. Anoche cuando Beau me había dejado con ella, pidiéndome que la cuidara, mientras iba a buscar los medicamentos para el dolor, había tomado una mirada a su rostro pálido y entré en pánico. Necesitaba ser el que aliviara su dolor. Simplemente tocó un interruptor en mí. Cuando Beau había regresado y ella se había acurrucado en sus brazos mientras él la sacudía y la tranquilizaba, la realidad de la situación se apoderó de mí. Había sido un suplente. No se había aferrado a mí de esa manera. Nunca volvería a hacerlo. Ella era de Beau. Abriendo la tienda y viendo a Lana acurrucada muy lejos de mi saco de dormir, como pudo, me dijo todo lo que necesitaba saber. Había visto lo que yo no, ayer por la noche, hasta que fue demasiado tarde. Sólo veinticuatro horas antes había estado tocando y besando su cuerpo en lugares que nos había dado nuestra primera verdadera experiencia con el placer. Había estado tan tentado a alcanzarla y tirar de ella contra mí mientras dormía pero sabía que mi contacto no sería bienvenido. Había sido brusco y grosero con ella cuando preguntó sobre Ashton. Mirando hacia atrás, sabía que no había querido que me viera cuidando de Ash. Quería que desapareciera para que no me viera tratándola con una ternura que nadie más había sacado alguna vez de mí. Este fue mi momento secreto con Ash. Mi paso atrás en el tiempo cuando se había girado en mis brazos. Lana estando ahí, había causado sensaciones en mí que no entendía. Con Lana de pie con los ojos abiertos y herida, hizo que la estuviera pasando mal. Eso enloqueció mi cabeza. Ella había estado fuera de la tienda cuando me desperté y me ignoró desde entonces. No sabía qué decirle. ¿Cómo le explicaba lo de anoche? ¿Cómo podía hacer eso mejor? Desde que comenzamos nuestra caminata

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esta mañana había estado al frente del grupo como una mujer decidida a escapar. No la recuperé. Se había negado a hacer contacto visual conmigo durante el desayuno y era demasiado cobarde para obligarla a reconocerme. —¿Por qué no pude quedarme atrás en el camping con Ash y Beau? —se quejó Heidi detrás de mí. —Debido a que Ash se está recuperando de su migraña de anoche y Beau se hace cargo de ella. Confía en mí, quieren privacidad. Al menos, sé que Beau lo hace. —Jake se rió entre dientes. —Está enferma, Jake. No va a follar a Beau en el suelo duro de una tienda de campaña —susurró Heidi. —¿Quién dijo que ella iba a ser la que estuviera en el suelo? — respondió Jake. Escuchar hablar de la vida sexual de Ash y Beau era algo para lo que no estaba de humor. Apresuré el paso hasta que estaba a sólo unos pasos detrás de Lana. Los pantalones cortos que llevaba se aferraban a su culo con fuerza con cada zancada larga que daba. Había tenido mi mano en ese pequeño dulce trasero sólo la otra noche. Estaba teniendo mis dudas de que tendría alguna vez esa oportunidad de nuevo. La idea me molestaba. No, no estaba de acuerdo con eso. No estaba dispuesto a dejar que se fuera. Agosto no estaba aquí todavía. No estaba preparado para alejarme de ella. —¿Vas a hablarme alguna vez de nuevo? —pregunté. Hizo una pausa antes de continuar su caminata cuesta arriba. —Por supuesto. ¿De qué quieres hablar? —respondió con voz aburrida. —Lana, por favor, más despacio y habla conmigo —declaré. Ella no se detuvo. Es más, tomó su velocidad. Si hacía esto, iba a echarse a correr. —No hay nada de qué hablar Sawyer. Sólo prefiero caminar. Alcanzándola agarré su mano y ella se detuvo. Trató de arrebatarla de nuevo y me mantuve firme. —Suéltame —gruñó, finalmente elevando los brillantes ojos verdes a los míos. El dolor en ellos debilitó mis rodillas. Ah, maldita sea. ¿Qué demonios había hecho? —Por favor, Lana, por favor, habla conmigo —le rogué, acortando la distancia entre nosotros.

—Sigan caminando amigos. No hay nada que ver. Dejemos que Sawyer intente limpiar el lío que ha hecho —anunció Jake para que los demás pasaran por delante de nosotros. Una vez que habían llegado lo suficientemente lejos, dejé que Lana tirara su mano libre de mi agarre. —Está bien. Habla —dijo ella, cruzando los brazos protectoramente sobre su pecho. —Ayer por la noche... —empecé tratando de pensar en cómo podría explicarle esto sin que fuera peor. —Te voy a ayudar ya que pareces haber perdido las palabras. Anoche, Ashton se enfermó y tuviste una excusa para sostenerla y cuidar de ella. Fuiste en modo proteger-y-confortar a Ashton. Nada o nadie más te importaba porque la amas. Te necesitaba y tú estabas allí para ella sin problemas. No me dejaste ayudarla porque no podías soportar la idea de perder la oportunidad de abrazarla. —Eso no es todo. Estar atento a ayudar Ashton es un hábito. Lo he estado haciendo durante casi toda mi vida. Ese tipo de hábito es difícil de romper. Lana dejó escapar una risa dura. —¿En serio? Bueno si no es esa una linda ordenada manera de envolver todo lo que acabo de decir. —Lana dio un paso hacia mí, apuntó con un dedo en mi pecho y me pinchó con él—. Estoy cansada de ser la segunda o tercera opción. Tengo suficiente de eso en mi vida. Ayer por la noche necesitaba a alguien también. Necesitaba a alguien que me escuchara. Demasiado malo, nadie quiera ser el hombro donde Lana pueda llorar. A nadie le importa que Lana necesite a alguien a quien le importe. Sus ojos brillaban con lágrimas no derramadas y mi pecho quedó tan apretado que parecía que estaba a punto de quebrar y abrirse. —Esto se acabó. Olvídalo. Ya he terminado —escupió Lana, luego se dio la vuelta y comenzó a alejarse. Actuando rápidamente, la alcancé y envolví mi mano alrededor de su brazo. —¿Qué pasó anoche? ¿Por qué me necesitabas? Sus hombros se soltaron y tiré de ella contra mi pecho y la abracé ya sea si me quisiera o no. —Déjame ir, Sawyer. —Su voz se quebró. —No. Ahora dime lo que quieres decir con todo eso. Otro sollozo se liberó y negó con la cabeza airadamente. —NO. No quieras exigir respuestas. No le digo a la gente mucho. Mantengo mis emociones en mi interior. Pero anoche, yo quería decirte a tí. —Dejó salir

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una corta risa triste—. Pensé que podría tener a alguien que quisiera escuchar. Alguien a quien le importara. Pero estaba equivocada. —No, no lo estás. Me importa. Quiero que hables conmigo. —Demasiado tarde —gruñó, tirando contra el dominio que tenía sobre ella. —Estaba equivocado anoche, Lana. Lo siento mucho. Por favor, perdóname. Por favor, por favor perdóname. Nunca volverá a suceder. — Hice una pausa, sin saber si estaba listo para desnudar mi alma a ella. —Tienes razón. No va a suceder de nuevo. Porque he acabado con tratar de hacer que la gente se preocupe de mí. No debería tener que trabajar muy duro para conseguir que aquellos que amo me amen de vuelta. Nadie más tiene que tratar tan malditamente duro. Nadie. Sólo yo. Sólo Lana McDaniel. Ya basta. Si soy tan difícil de querer entonces no necesito a nadie. Me las he arreglado sola por mucho tiempo. Estoy en pro de volverme loca! Si era posible que el dolor de alguien más rompiera tu corazón, entonces Lana acababa de romper el mío. La emoción me quemaba la garganta como apreté mi dominio en ella. Quería entrar en su cabeza. Estaba tan cerrada y me preguntaba por qué. Ahora lo sabía. No confiaba en nadie lo suficiente como para dejarlos entrar —hasta ayer por la noche. Había decidido que podía dejarme entrar, y ¿Qué había hecho? Había lanzado su confianza en su rostro. Dios, era el mayor idiota del mundo. —Lo siento —dije en voz baja, presionando un beso en su sien—. ¿Me perdonas? ¿Puedes confiar en mí para ponerte en primer lugar? Juro que lo que pasó anoche nunca volverá a suceder. Era la primera vez que había tenido para hacer frente a algo así desde la ruptura. Cuando Beau regresó y Ashton se revolvió en sus piernas y brazos con desesperación por estar cerca de él, no me dolió en la manera en que pensaba que sería. Simplemente dio una palmada en mi razón. Ella no me necesita más. No era mía para protegerla. Podía seguir adelante. Había llegado el momento. Anoche fue un cierre que necesitaba. —Me detuve y agarré los hombros de Lana y la volví para mirarme. Sólo sus hinchados ojos rojos me habrían enviado cerca de mis rodillas—. Esto es nuevo para mí. Estoy aprendiendo cómo tener una relación con alguien que no sea Ashton. Cometí un error horrible. Era como una recaída. Pero tú... —La alcancé y puse su pelo humedecido por las lágrimas que habían hecho su camino con libertad, detrás de su oreja—. Tú tocas un lugar dentro de mí que Ashton nunca tocó. Siento cosas por ti que nunca sentí por ella. La amé por un tiempo muy largo. No puedo evitar el hecho de que todavía quiero estar allí cuando me necesite. La próxima vez que haya que tomar una decisión te elegiré primero. Te puedo prometer eso. Lana buscó por mi cara como si estuviera esperando más. No estaba seguro de qué más podía decir.

—No es fácil ser siempre el segundo mejor. Pronto, voy a ser el tercer mejor con mi padre. Sigo siendo empujado por la lista con él. Tal vez eso me hace egoísta pero sólo necesito que haya alguien a quien pueda correr. Anoche estaba corriendo hacia ti. —Hizo una pausa y tragó saliva—. Uno pensaría que después de los rechazos con los que he lidiado en mi vida, debería estar acostumbrada a ello. Pero no es nada fácil. En realidad no. Te hace cauteloso. Te hace cuidadoso de no hacerte ilusiones. Tenía mis esperanzas contigo. Va a ser difícil para mí entregar esa clase de confianza otra vez. Esto no significa que no podemos vernos todavía este verano. Sólo significa que tenemos que dar unos pasos hacia atrás. Aceleramos la otra noche en la carpa. Ahora, necesitamos retroceder. Ella me estaba perdonando. Podría ganar su confianza de nuevo. Se había abierto a mí de nuevo y estaría dispuesto a ello. Me gustaría estar allí cuando me necesitara. —Muy bien —contesté. Deslicé un dedo por debajo de su barbilla e incliné su cabeza hacia atrás—. Necesito besarte ahora. —Está bien —susurró mientras mis labios tocaban los de ella.

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Beau había empacado los campamentos y atado en la parte superior de la Suburban, cuando llegamos al campamento. Dijo que Ashton necesitaba dormir en una cama decente esta noche y todos íbamos a ir a un hotel y luego volver a casa por la mañana. Nadie discutió con él. Creo que todos estábamos listos para una cama de verdad de todos modos. Yo casi suspiré de alivio. Le dije a Jake que se sentara al frente con Sawyer y que me sentaría en la parte de atrás junto a Ashton. No estaba preparada para pasar más tiempo con Sawyer en estos momentos. Lo había perdonado, pero mi corazón todavía estaba herido. Ashton había entendido y había llegado a mí y me había cogido la mano mientras me deslizaba a su lado. Había sido un viaje tranquilo. Estábamos en el más cercano y accesible hotel y los chicos estaban tomando nuestras habitaciones. No estaba segura de si iba a compartir la habitación con Sawyer o si se esperaba que consiguiera la mía. Tenía suficiente para conseguir mi propia si la necesitaba. No había razón para ahorrar para la universidad de mis sueños. Mi papá había disparado esa esperanza hacia abajo. Sentada en el lobby del hotel, esperaba con las otras chicas. Todavía estaba sucia de nuestros días al aire libre y quería una ducha. Por no mencionar que estaba agotada física y emocionalmente. Sawyer se acercó a mí con su mochila y la mía colgando sobre sus hombros. —¿Necesitas conseguir algo de la bolsa de lona que Ash y tú compartían? —Um ... sí. Supongo. ¿Compartimos una habitación? Sawyer parecía preocupado mientras cerraba la corta distancia entre nosotros. —Pensé que estábamos bien. No te sentaste a mi lado, pero pensé que querías verificar a Ash. —Eso está bien. Me estaba preguntando. Puedo conseguir mi habitación propia si es necesario. Sawyer se acercó y metió la mano en la mía. Le dejé enhebrar sus dedos con los míos. —Te quiero conmigo. Asentí con la cabeza y forcé una sonrisa. Se inclinó y me dio un beso en la frente.

—Voy a arreglar esto. Lo prometo. Vas a confiar en mí otra vez — susurró antes de enderezarse de nuevo y llevarme hacia el ascensor. Nos las arreglamos todos para conseguir habitaciones en el mismo piso. Sawyer deslizó la tarjeta llave en la puerta de la habitación 314 y la abrió. Tendió la mano para mí para que entrara primero. La habitación era más espaciosa que la mayoría de los hoteles en los que me he alojado pero entonces él había estado determinado que estuviéramos alojados en el Marriott en vez del motel de bajo precio al otro lado de la calle. Una cama de gran tamaño posaba en el centro de todo. —Una cama —le dije, mirando hacia él. —No tenían ningunas dobles disponibles. ¿Está bien? —Claro —le contesté y tomé mi mochila todavía en su hombro—. ¿Puedo tomar una ducha primero? La deslizó por el brazo y me lo entregó. —Por supuesto. Tómate tu tiempo. Voy a pedirnos algo de cenar. —Está bien, gracias. Volví a entrar en el baño. —¿Lana? —Su voz sonaba triste. Odiaba hacerlo sentir triste, pero no tenía la energía para hacer algo sobre ello. Estaba drenada. —¿Sí? —pregunté y me volví para mirar hacia atrás a él. Me recordaba a un niño perdido. Su rostro perfecto estaba preocupado. —Lo siento. —¿Por qué? —Por ser un idiota —respondió. —Ya te he perdonado, Sawyer. Se veía derrotado. —¿Lo haces realmente? —Mi perdón no hace que mi corazón duela menos. Toma un tiempo sanar. No esperé su respuesta. Cerré la puerta detrás de mí y abrí la ducha.

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17 Traducido por Panchys Corregido por Dara.Nicole18

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a luz del sol entraba a raudales por la ventana y un brazo me abrazó fuertemente mientras una pierna me había clavado en la cama. Sawyer se había acurrucado contra mi espalda en algún momento de la noche anterior. Me había comido la hamburguesa que había pedido para mí y unos cuantos bocados de pastel de chocolate antes de acurrucarme tan lejos de su lado de la cama como era posible y quedarme dormida al instante. Todavía estaba de mi lado, pero Sawyer estaba apretado contra mí. Estaba aferrado a mí, como una especie de salvavidas. Extendí la mano para mover su brazo para poder levantarme e ir al baño. —No lo hagas. Por favor, sólo déjame abrazarte un poco más — murmuró en mi pelo. —Estás despierto —contesté —Mmmmhmmm y estoy disfrutando. Por favor, sólo un poco más de tiempo. Sonreí por primera vez desde el incidente de Ashton. —Todavía puedes disfrutar sin mí —bromeé. Se quedó inmóvil durante un segundo antes de acurrucarse aún más cerca de mí y mover su mano para que su palma cubriera mi estómago desnudo donde mi camiseta se subió en mi sueño. —No puedo disfrutar sin ti. Tú eres lo que estoy disfrutando — susurró con profunda voz soñolienta mientras tomaba un pequeño mordisco en mi oreja. —Ah —chillé y se rió entre dientes, enviando escalofríos a través de mis brazos por la calidez de su aliento haciendo cosquillas en mi oreja y el cuello. —Te extrañé mucho —respondió en un tono más serio.

No me fue necesario señalar que había estado con él durante tres días. Sabía lo que quería decir. Mental y emocionalmente, he estado a la defensiva desde ayer. Mi pecho no duele esta mañana y puedo respirar profundamente otra vez. Tal vez fue el hecho de que los grandes brazos de Sawyer estaban envueltos alrededor de mí y me dieron un falso sentido de seguridad. —¿Puedo ir al baño, por favor? —pregunté, haciéndole cosquillas en el brazo con las uñas. —¿Me prometes volver? Había planeado saltar en la ducha y prepararme. Sin embargo, por mucho que odiara admitirlo, le había echado de menos. —Sí, si eso es lo que quieres. —Lo quiero —murmuró en mi oído y presionó un suave beso en la sien.

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—Trae la pequeña botella de enjuague bucal contigo —grité cuando escuché la puerta del baño abrirse. Lana caminó alrededor de la cama y me entregó la botella de enjuague bucal. —Aquí tienes. Lo abrí y tomé un trago. Luego la agité antes de tragarla. —¡No acabas de tragar eso! Sonriendo, extendí la mano, tomé su pequeña cintura y tiré de ella hacia abajo encima de mí. —Creo que lo hice. Probablemente necesito un boca a boca para salvarme de la intoxicación —bromeé inclinándome y tomando un mordisco de su labio inferior. —Boca a boca no te salvará de envenenamiento. Necesitas un lavado de estómago —me informó mientras le daba a un lado de la boca. —Mmmmm... bueno eso suena como un montón de trabajo. Voy a pensar en ello más tarde. —Puse mis manos en sus rizos desordenados y traje su boca a la mía. Justo cuando ella abrió la boca para dejarme entrar, el teléfono de Lana comenzó a cantar. Se apartó del beso. Necesitaba este beso. Necesitaba la tranquilidad de que no había perdido esto... sea lo que sea que teníamos entre nosotros. —No contestes —rogué, llegando a besarla en la barbilla. Riendo suavemente se acurrucó de nuevo en mis brazos y me dejó el sabor de su boca con pasta de dientes con sabor a menta. Pero en cuanto el teléfono dejó de sonar se puso en marcha de nuevo. Lana levantó la cabeza y miró su teléfono con el ceño fruncido. Luché contra el impulso de agarrar el teléfono y tirarlo contra la pared para que se callara. —Puede que sea una emergencia —dijo, y solté mi agarre sobre ella y la dejé arrastrarse fuera de mí y comprobar su teléfono. La expresión tensa que se apoderó de su rostro me había hecho sentarme y comprobar que la estaba molestando. Porque era evidente que no era una llamada bienvenida. Mamá - apareció en la pantalla. Lana se deslizó fuera de la cama. —Tengo que tomar esto. Sólo va a seguir llamando hasta que lo haga. —Hola mamá. —Su voz sonaba cansada en lugar de preocupada por la determinación de su madre para hablarle en el teléfono. Lana caminó

alrededor de la cama y se dirigió al cuarto de baño. Una vez que la puerta estaba en su lugar, tiré la almohada al otro lado de la habitación y mascullé una maldición. No me estaría dejando fuera si yo hubiera estado allí para ella. Estaba dispuesto a apostar que ella había ido a decirme qué mierda sus padres la estaban haciendo pasar la otra noche. No tendría que preocuparme acerca de cómo solucionarlo. Sabría lo que era necesario hacer. —¡No MAMÁ! —Oí su voz levantarse y salté de la cama para ir a escuchar a la puerta. Estaba invadiendo su privacidad, pero ella estaba disgustada. Tenía mis razones. Era una maldita buena razón. —No quiero que lo llames. No quiero que le preguntes. Ha avanzado, mamá. Se está consiguiendo a sí mismo una nueva familia ahora y nosotras somos su pasado. Sólo deja pasar esto. Voy a resolver todo esto. Sólo tienes que dejar en paz. Por favor. ¿Estaba hablando de su papá? —Mamá, soy una adulta. No puedes seguir tratando de tomar todas mis decisiones por mí. Yo soy la que tiene que hacerlo ahora. Así que por favor, retrocede. Me aparté de la puerta y me acerqué a la ventana con vistas a las montañas que habíamos dejado la noche anterior. ¿Por qué me importa tanto saber sus problemas? No era como si fuéramos una pareja real. Me tenso mientras que la realización viene a mí. No tenía ningún derecho sobre Lana. Si Ethan o alguien le pedía salir de nuevo, yo no podía detenerla de decir sí. Alguien más podría tocar la piel suave y lisa en sus brazos, sus muslos, el estómago de ella, su... oh, demonios no. Tenía que arreglar esto y rápido. Esto era más que una aventura ahora. Claro, íbamos a ir por caminos separados en agosto, pero en este momento, no quería compartir. No sería capaz de compartir. Estaba muy muy seguro de que sacaría los brazos de otro hombre de su cuerpo si lo veía tocarla. La puerta del baño se abrió y salió Lana. Una sonrisa forzada tocó sus labios mientras sus ojos se encontraron con los míos. —¿Todo bien? —pregunté, con la esperanza que me dijera lo que estaba pasando en su vida. En cambio, sólo se encogió de hombros. Maldita sea. —Lana, escucha, tenemos que hablar de algo —comencé a caminar al otro lado de la habitación, así podía tocarla en caso de que fuera necesario mendigar. Ella negó con la cabeza. —Si esto es una mala noticia realmente no creo que pueda manejar eso ahora mismo. Dame un par de horas antes, por favor.

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Bueno, diablos, si el dolor en su voz no me rasgó en dos. La puse contra mi pecho y la sostuve allí. Estaba tiesa como una tabla al principio, pero seguí masajeando su espalda y besando la parte superior de su cabeza hasta que se relajó y envolvió sus brazos alrededor de mi cintura. —No es malo. Sin embargo, es sensible a la vez —expliqué. Inclinó la cabeza para mirarme. —¿Tiempo sensible? —Mucho. Al igual que una persona puede perder una extremidad si se sale de la línea. Lana se retiró y el ceño fruncido, era adorable. —¿Qué demonios estás hablando, Sawyer? —El hecho de que quiero... no, necesito, para nosotros que seamos exclusivos hasta que nos separemos para ir a la universidad. Lana hizo una pequeña „o‟ con la boca y luego asintió lentamente. — Está bien. Eso suena como un buen plan. Pero ¿Por qué alguien perdería una extremidad? Tracé su labio inferior con el dedo —Porque si alguien te toca, le tendría que arrancar la extremidad ofensiva. Una pequeña burbuja de risa se le escapó y luego mordió mi dedo. Sus ojos me sonrieron juguetonamente como una gatita. —Así que quieres jugar rudo, ¿Verdad? —La recogí y la tiré en la cama antes de cubrir su cuerpo con el mío.

El viaje de vuelta a Grove fue rápido pero me dormí casi todo el camino. Jake no había estado feliz cuando Sawyer le informó que estaba sentada en la delantera. Me sentí mal por eso, pero me gustó saber que Sawyer me quería cerca de él. Todo el mundo había cargado su equipaje en sus coches he ido. Ashton había ido incluso dentro para irse a la cama. Todavía estaba muy débil. Sawyer tomó mis maletas y las puso en la puerta de la casa, y luego se volvió hacia mí. —Ven conmigo por un tiempo —dijo, tirando de mí de nuevo al porche y cerró la puerta detrás de mí. —¿No estás cansado de tanto conducir? Negó con la cabeza y me levantó en su contra. Mis tíos no estaban en casa, pero podrían llegar en cualquier momento. No estaba segura de lo que pensarían de esto. —Está bien. Déjame ir a ver a Ash y estaré de vuelta. —Voy a esperar aquí —respondió, soltando mi mano para que pudiera correr hacia el interior. Llamé suavemente a la puerta de Ashton, luego asomé la cabeza dentro. Estaba acurrucada ya por debajo de las sábanas. Cerré la puerta con suavidad, me dirigí de nuevo a Sawyer. —¿Está bien? —preguntó cuando salí. —Sí. —Bien. Vamos. Apoyó su mano en mi espalda y me llevó hacia la Suburban. —Lo primero es lo primero, tengo que ir a buscar mi camioneta de la casa. Quiero que seas capaz de sentarte lo suficientemente cerca de mí para que yo te pueda tocar si quiero. Sonriendo para mí, me metí adentro. ~*~

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Había estado en la casa de Sawyer con Ashton antes. Nosotros éramos más jóvenes y nunca entré. Estábamos más que nada nadando en el lago detrás de su propiedad. Caminar por la puerta principal con la mano apretada firmemente en la suya, era un poco estresante. Sus padres no estaban en casa y me convenció para entrar. —Por aquí —indicó para que vaya por delante de él por una escalera que conduce a lo que parecía el sótano. —¿Por qué vamos por aquí? —pregunté, mirando hacia él por encima de mi hombro. —Esta es mi cueva. Vamos. —Me animó. Su cueva... mmmm. Caminé el resto del camino por las escaleras y me detuve en el fondo insegura de qué puerta abrir. Había dos. Una a mi derecha y otra a mi izquierda. Sawyer se acercó y giró la perilla de la puerta de la derecha y luego metió la mano y accionó un interruptor. Las luces se encendieron y me quedé maravillada cuando entré en la habitación. Era enorme. Dos grandes sofás de cuero negro en el medio de la habitación delante de un televisor de pantalla plana enorme que colgaba de la pared. Un refrigerador carmesí con el logo de la Universidad de Alabama en el exterior, en el lado izquierdo de la habitación una encimera de mármol negro, completa con un lavabo a la izquierda de la nevera. En la otra pared, estantes y mostradores llenos de trofeos se extendían desde el suelo hasta el techo. Camisetas de fútbol enmarcados puestos en medio de los trofeos. Bajo la televisión había una larga mesa negra angosta completa con una Xbox y una Wii. Las fotos también llenaron la superficie. Todos ellas cuidadosamente enmarcadas. La madre de Sawyer tenía que haberlo hecho. No me podía imaginar lo que era realmente enmarcar fotos. —¿Tienes sed? —preguntó, acercándose a la nevera y abriéndola—. Parece que Loretta llegó esta semana. Está equipada. ¿Coca-Cola, Mountain Dew, Gatorade azul o agua embotellada? —¿Loretta? —pregunté confundida. —El ama de llaves. Ella hace todas las compras de comestibles también. —Oh. —¿La gente tenía realmente amas de casa que hacían sus compras de comestibles? Qué extraño. —Mmm, agua está bien. —Caminé hacia las estanterías y empecé a leer las placas de los trofeos. JMV3 parecía ser el premio más popular que había recibido.

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Jugador Más Valioso.

—Aquí tienes —me entregó el agua y volvió su atención a los estantes—. Mamá lo hizo. Ella quería un lugar para que todo esto se mostrará. En realidad trató de convertir uno de los dormitorios de invitados en un “Santuario Sawyer” como mi padre lo llamó. Se negó a dejarla y le sugirió que los pusiera aquí abajo. Estuve de acuerdo con él sólo porque sería algo oculto. —Hay un montón de ellos —contesté, tomando un sorbo de agua. —Sí, los hay —Asintió con la cabeza hacia el sofá—. Ven siéntate conmigo. Podemos encontrarnos una película de alquiler en iTunes. Lo seguí hasta el final de una de las seccionales de cuero. Puso su Gatorade abajo, se estiró, tomó mi agua y la dejó al lado de la suya. —Ven aquí. —Su voz se convirtió en ese susurro ronco que hizo que mi corazón latiera más rápido. Dejé que me tirara hacia abajo sobre su regazo. —He estado pensando en esta boca todo el día —confesó antes de cubrir mis labios con los suyos. Lamí su labio inferior y la abrió para mí dejándome probarlo tranquila. La suave presión de su boca era perfecta y me hizo marearme un poco. Sus manos se deslizaron hasta mis muslos hasta que ambas manos ahuecaron mi trasero. Uno de sus dedos recorrió el borde de mi ropa interior. —Me gusta mucho esta falda —murmuró contra mis labios. Realmente me gustó demasiado en este momento. Mi respiración era corta en pequeños jadeos mientras deslizaba una mano en el borde de mi ropa interior y mi trasero desnudo estaba siendo acariciado por una mano mientras que la otra mano se deslizó lentamente por mi muslo mientras se cambiaba más cerca de mi cara interna del muslo. Yo sabía cuál sería su siguiente paso. Lo que no sabía era si iba a dejarlo ir tan lejos. Entonces gimió en mi boca mientras sus dedos tocaron el interior de mi muslo y mi pierna se abrió por sí misma. El beso se volvió frenético rápidamente, ya que ambos luchamos para calmar nuestra respiración. Su mano avanzó más y más alto hasta mí ahora muslo expuesto. En el segundo en que su dedo rozó la parte externa de mi ropa interior, me sacudí en su agarre y algo muy cercano a declararme chirriaba en la garganta. Sawyer se retiró y su respiración acelerada me hizo sentir un hormigueo de placer. Me encantó saber que le hice esto. Me besó en el cuello hasta que encontró la curva de mi hombro. Se quedó muy quieto. Su cálido aliento bañó mi pecho y cuello. Su mano se movió lentamente de nuevo. Un solitario dedo se deslizó dentro del borde de mis bragas y se puso en contacto directo. Murmuró algo en contra de mi cuello, pero no pude concentrarme lo suficiente como para entender. Mi cerebro estaba en una nube de niebla y mi corazón estaba a punto de golpear fuera de mi pecho. La urgencia de moverme contra la mano que ahora ahuecó la entrepierna de mis bragas era fuerte. Pero esperé

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mientras él movió su dedo más adentro y suavemente bordeaba los pliegues. —Ohohohmidios —me las arreglé para dejar salir en un canto sin aliento. —Dios, estás tan caliente —susurró con voz tensa mientras empezó a besar el lugar donde había enterrado su cabeza en mi cuello. Cuando deslizó su otra mano sobre mi pierna y la puso aún más abierta antes de llegar abajo y tirar de mis bragas a un lado mientras él me acariciaba suavemente. —Eso es, nena —alentó mientras me aferraba a él llamándolo por su nombre y con ganas de nunca acabar. Cuando por fin pude recuperar el aliento, sus dedos me dejaron y me tiró las bragas en su lugar, y luego estaba acurrucada en sus brazos mientras susurraba cosas contra mi cuello entre besos y mordiscos pequeños. Sawyer finalmente levantó su cabeza de la ahora piel sensible a lo largo de mi cuello, donde él había amado a fondo. —Eso fu.... eso fue... maldito —susurró antes de reclamar mi boca para otro beso. Después de un largo beso pausado, Sawyer se tumbó en el sofá y me metió de nuevo en su contra—. Vamos a ver esa película ahora —dijo con voz burlona. ~*~ Habíamos ido a buscar algo de comer donde Hank, entonces salimos al campo. No hubo fiesta anoche. Sawyer se aprovechó de la situación y trajo una manta grande para nosotros y nos tumbamos de espaldas bajo las estrellas. Señalé diferentes constelaciones y trató de poner sus manos bajo diferentes partes de mi ropa mientras fingía escucharme. Ha sido perfecto. —Yo también —contesté, sonriendo hacia él. Bajó la cabeza para besarme suavemente y susurró: —Vamos a ver si no te puedo enseñar cómo hacer una voltereta en esa cuerda. Sacudiendo la cabeza, ahogué una risita. —De ninguna manera. Has intentado una vez y acabé con diez puntos de sutura en la cabeza. Sawyer pasó la mano suavemente sobre la parte posterior de mi cabeza, donde me había cortado en una roca cuando me entró el pánico a los diez años de edad. Cuando Sawyer había dicho: “Suelta la cuerda, ahora” me había tomado unos segundos para obedecer. Esos pocos segundos fueron la diferencia entre mí aterrizando en el agua profunda y aterrizar en el borde de la orilla. Nunca he intentado esa vuelta de nuevo.

—Prometo que no dejaré que te lastimes en este momento. Además, yo tenía como diez. Aspiré a enseñar cosas a la gente. Estoy mucho mejor ahora. —Me apretó la mano y se la llevó a los labios antes de llevarme hacia el lago. Risas y chillidos viajaron a través del agua fuerte y clara. Al menos una veintena de personas ya estaban aquí. Esto se supone que es el último partido en el lago antes de que todos se fueran a la universidad. Nunca había estado aquí con alguien más que Sawyer, Ashton y Beau. Las chicas estaban tiradas en el muelle, chicos subían al árbol para hacer trucos peligrosos dando volteretas de la cuerda y ni una persona tenía una cerveza en la mano. Era un milagro. —¿Realmente no vas a ir a esa cuerda conmigo? Voy a sostener la cuerda, tú te sostienes de mí y nada de vueltas. —¿Prometes no voltearla? —pregunté, mirando en su rostro alguna señal de una mentira. —Lo prometo —me aseguró alcanzándome por el dobladillo de mi camisa y tirando de él. Se detuvo y lo sostuvo en la mano mirando el bikini que sólo había comprado porque Jewel me rogó que lo hiciera. No era algo que normalmente usaría pero pensé que si iba a venir a la fiesta del lago de Sawyer Vincent como su cita tenía que ser capaz de mantener su atención, incluso con las otras chicas en bikini corriendo. Especialmente Ashton. Cuando había visto el bikini rojo que había sacado para usar, supe que tenía que dar un paso en mi juego. —Uh, ¿Considerarías ponerte esta camisa de nuevo? —preguntó mientras empezaba a ponerla de nuevo sobre mi cabeza. Extendí la mano y lo detuve: —No, Sawyer, para. Dio un paso más cerca y frunció el ceño hacia mí. —No hay mucho de este traje de baño, Lana. Miré a mí alrededor y tomé nota de todos los trajes de baño que las otras chicas estaban llevando. El mío no era siquiera uno de los más exhibicionistas. Volviendo mi atención hacia él, tomé la camisa de su mano. —Se llama bikini, Sawyer. Si miras a tu alrededor verás que hay un montón de ellos. Las chicas tienden a usarlos cuando nadamos. —Mi voz destilaba sarcasmo. —Estoy consciente de eso, Lana, pero no me gusta la idea de todo el mundo viendo mucho de ti. Esta cosa apenas cubre tus pechos. Tengo miedo incluso a ver cuánto de tu culo sexy se muestra. Oh. Estaba celoso.

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—Mi trasero está cubierto. —Me di vuelta y salí de mis pantalones cortos azules con el trasero mirando en su dirección. —Ah, diablos —gruñó y extendió la mano y tiró de mí hacia él—. ¿Podrías por lo menos no hacer esa cosa saltarina con sólo esos pedacitos de tela tapándote? No pude evitarlo, me reí. —¿Crees que esto es divertido? —susurró, apoyando las manos en mi cintura. —Creo que es divertido —contesté, dándome la vuelta para darle un beso en los labios carnosos. Él realmente estaba muy contento con este bikini—. Vamos, pensé que íbamos a hacer volteretas en la cuerda. Su ceño se profundizó: —No sé si eso es una buena idea. Una de esas pequeñas tiras de material se puede caer en el impacto. Rodando los ojos, lo tomé de la mano y tiré de él hacia el árbol —No seas ridículo, Sawyer. Vamos. Murmurando entre dientes, me siguió hasta el árbol. Se fue detrás de mí con las manos en mi trasero. No estaba segura de si me estaba ayudando a levantarme o tratando de ocultarlo. De cualquier manera, fue lindo. Una vez que nos dirigimos hacia fuera sobre el extremo y un chico que no conocía tiró de la cuerda hacia Sawyer, me di cuenta de que podría haber hablado demasiado pronto. Esta era terrible desde aquí arriba. —No mires hacia abajo —dijo Sawyer mientras se aferró a mi cintura y se puso delante de mí para que pudiera agarrar la cuerda. Se agachó—, ponte firme aferrándote a mis hombros y luego envuelve tus piernas alrededor de mi cintura. Estudié su espalda y me pregunté si sería un problema si me iba de vuelta por el árbol seco. Sawyer me miró. —Vamos, Lana. Yo me encargo. Vas a estar bien. No estaba tan segura de la parte “bien”, pero me di por vencida e hice lo indicado. Sawyer se puso de pie y envolví mis brazos alrededor de su cuello y cerré los ojos. —Toma uno de tus brazos y ponlo bajo mi brazo. Si lo haces de esta manera vas a ahogarme hasta la muerte —me informó con tono divertido. No había pensado en eso. Supongo que podría ser una mala idea. Agarré con fuerza el hombro con una mano mientras deslizaba la otra bajo el brazo. Estiré los brazos hasta que pude apretar mis manos, apretando mi agarre en el cuerpo de Sawyer

—Perfecto. Ahora espera bebé, porque aquí vamos. —Y estábamos en el aire sobre su última palabra. Abrí los ojos justo a tiempo para verlo soltar la cuerda y los cerré de nuevo, chillando mientras nos desplomábamos hacia el agua. El agua del lago no estaba tan fría como esperaba cuando nos dejamos caer en ella. Estaba muy agradecida. Solté a Sawyer y pateó las piernas, empujando mi camino de regreso hacia la superficie. Fue entonces cuando me di cuenta que la parte de abajo del bikini se había deslizado por debajo de mi trasero. Inclinándome y tirando hacia arriba, estaba contenta de que Sawyer no sabría que había estado parcialmente en lo correcto de que mi traje de baño se saldría durante el impacto. La cabeza de Sawyer salió unos segundos después de la mía y él estaba sonriendo como un idiota. —¿Qué? —pregunté Me guiñó un ojo y se acercó y me tiró contra él. —Puedo ver muy bien bajo el agua —murmuró y la comprensión cayó sobre mí. Le di una palmada en el brazo y se echó a reír y luego me dio un beso rápido en los labios. —¿Quieres ir de nuevo? —preguntó con una sonrisa.

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18 Traducido por ♥...Luisa...♥ Corregido por Nats

T

ras una semana de citas con Lana —ya fuera en mi casa, en la fiesta de campo, o en Hank‟s— era el momento de llevarla a un sitio bonito. Nunca se quejaba y estaba abierta a todas las sugerencias. Incluso el otro día cuando le pregunté si quería ir conmigo a escoger cosas para mi dormitorio había ido alegremente. Por supuesto, tuve que frenar sus ideas de decoración. Era un chico y nuestras cortinas y colchas no tenían por qué coincidir. Sólo necesitaba algo lo suficientemente oscuro para tapar el sol en las mañanas en que llegara realmente a dormir. Hoy, decidí sorprenderla con un viaje a Nueva Orleans. Era un viaje de dos horas a partir de Grove. La única información que le había dado era que tenía que llevar un vestido y zapatos cómodos. El restaurante al que le llevaría en la noche era muy fino para los pantalones cortos y requería un aspecto un poco más elegante. Caminaríamos un buen rato por las calles también. Y por mucho que amara sus piernas en tacones, no creí que fuera a agradecerme no haberla advertido sobre la caminata. No podía pensar en un momento en que hubiese estado tan ansioso de ver a alguien. Se quedó dormida en mis brazos la noche anterior y tuve que colarme por la ventana de la habitación de Ashton que Beau había usado muchas veces cuando éramos niños. Pulse el botón de la puerta del garaje y comencé a retroceder cuando mis ojos se posaron en Ashton de pie delante de su Jetta, detrás de mí. Abrí la puerta de mi camioneta, salí y caminé hacia donde estaba de pie. Las lágrimas corrían por su rostro y sus hombros se sacudían por los sollozos. ¿Qué demonios? —Ash, ¿Qué pasa? ¿Lana está bien? —Mi corazón se contrajo. ¿Por qué más estaría Ash en mi casa llorando como si alguien hubiese muerto?

Dios, por favor dime que Lana estaba bien. Sólo la había dejado en su cama hace unas horas. Estaba bien. —Ash, dime qué te pasa ahora. —Sentí un nudo en la garganta y me resistí a la tentación de agarrar sus hombros y sacudirla. Necesitaba que hablara. —Lana está bien —sollozó y tomé un trago profundo de aire mientras el pánico se moderaba. No se trataba de Lana. Pude calmarme. —Gracias a Dios —suspiré. —Es él... Beau… él… —Se echó a llorar de nuevo. —¿Beau está bien? —pregunté y ella empujó el móvil de Beau en mis manos. —Lee el mensaje —se lamentó. ¿Leer el mensaje? Sacudiendo la cabeza, miré al móvil de Beau. El mensaje que molestaba a Ashton ya estaba abierto en la pantalla. Sugar: Ey, sexy. La pasé increíble bailando contigo la semana pasada. Y me debes un juego más de pool. Fue injusto y lo sabes. Me distrajiste. Así que encuentra otra noche fuera de esa bola y cadena tuyas y trae tu magnífico culo de vuelta a la barra el fin de semana que viene cuando esté de vuelta en la ciudad. XOXO. Alcé los ojos para encontrarme con los rojos e hinchados de Ashton y en lo único que pude pensar fue exactamente en que iba a matar a mi hermano.

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Sawyer: No puedo ir. No sé si has hablado con Ash, pero Beau la engañó y me necesita. Tengo que ir a golpear su lamentable culo y luego ver qué puedo hacer para calmarla. Estaba fuera de mi casa esta mañana berreando a moco tendido. Releí el mensaje de Sawyer por tercera vez antes de dejar finalmente el móvil. No sé qué me sorprendió más: Que Beau engañara a Ash o que Sawyer me abandonara para solucionar sus problemas. Podría por lo menos haber llamado. Tal vez pedirme ayuda con Ash. No hizo ninguna. Porque eso era lo que estaba esperando. Durante todo este tiempo, fui sólo un relleno mientras lo hacía. Beau le había servido a Ashton en bandeja de plata y no era tan estúpida como para pensar que había una posibilidad de aferrarse a él. La amaba. Yo sólo le gustaba. Era la aventura de verano. Ella era la chica con la que quería pasar la eternidad. Recogiendo mi móvil de nuevo, encontré el número de Jewel y pulsé llamar. —Ya era hora de que me llamaras. ¿Cómo te va con el Sr. Caliente y Sexy? —No me va. Tengo que irme. ¿Puedo ir allí? —Uh-oh. Eso no suena bien. Por supuesto, puedes venir aquí. ¿Tengo que ir a por ti? Porque no podría estar hasta un poco antes de la noche. Tengo planes con este salvavidas fabulosamente caliente. Tiene el mejor culo que he visto nunca, y el pelo un poco largo, pero puedo pasarlo por alto. —No, conseguiré que alguien me lleve. Nos vemos en unas horas. Gracias, Jewel. —No problem, chica. Nos vemos pronto. Colgué y marqué un número más. —Hola. —El tono cauteloso de Ethan me dijo que sabía quién estaba llamando. —Ey, Ethan, es Lana y tengo un gran favor que pedirte, pero te lo pagaré. —Uh, está bien—Necesito un viaje a la playa.

~*~ Ethan se detuvo en el estacionamiento de los apartamentos donde se alojaba Jewel. Su coche estaba aparcado a la izquierda del edificio, así que sabía que había encontrado el lugar correcto. —Sé que dijiste que no querías hablar de ello, pero necesito saber algo, Lana. Sawyer enloquecerá cuando se entere de que te has ido y es mi amigo. Indignada por el apuro en el que había puesto a Ethan, metí la mano en mi bolso, saqué cinco billetes de veinte dólares y se los entregué. —No quiero tu dinero. Sólo algún tipo de explicación. —Beau y Ash ya no están juntos, y Sawyer está ocupado consolándola y ayudándola a cuidar su corazón roto. Eso es todo lo necesitas saber. Ethan frunció el ceño. —¿Estás segura de eso? No puedo pensar en ninguna mujer que haya sido capaz de girar la cabeza de Beau Vincent lejos de Ash. Ha estado enamorado de ella desde que éramos niños. —Bueno, créelo. Supongo que consiguió lo que quería y siguió adelante. Por suerte, tiene al otro chico Vincent enamorado de ella para recoger los pedazos. Si es inteligente, agarrará a Sawyer y no lo dejará ir. Su amor por ella es inquebrantable e incondicional. —Los he visto a ti y a Sawyer en el campo y fuera de la ciudad. Para mí parecía que había superado completamente a Ash. Te miraba con tal brillo depredador en sus ojos, que tenía miedo de hablar contigo. Mi corazón se rompió un poco más y mantuve el dolor lejos. No haría esto. Sawyer Vincent no me rompería. Era más fuerte que esto. —Bueno, las apariencias engañan. No quiero hablar de ello, Ethan. Por favor, sólo toma el dinero, así no me sentiré culpable por pedirte que me trajeras hasta aquí después de cómo fueron las cosas entre tú y yo. Odio haber estado tan cegada por Sawyer y no darte una oportunidad. Aprendí la lección. Ethan tomó el dinero que estaba empujando. —Lo aceptaré, si eso hace que te sientas mejor, pero no quiero. Me incliné y le di un beso en la mejilla. —Gracias por estar ahí cuando necesitaba a alguien. No tienes ni idea de lo raro que es para mí. Abrí la puerta y salté fuera del Jeep. Metiendo la mano en el asiento trasero, empecé a coger mi equipaje cuando Ethan se acercó y me sostuvo las dos maletas. —Lo tengo —dijo, antes de volverse y dirigirse a los apartamentos. —¿Qué piso? —preguntó cuando se detuvo al lado de los ascensores.

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Le seguí por detrás, llevando mis cosméticos y mi bolsa de baño. — El del fondo, ese mismo de ahí. —Señalé al 103 justo cuando la puerta se abría y salía una Jewel chillando: —¡Estás aquí, estás aquí! Ah, y trajiste de Wings a uno de los hermosos contigo. —Me alegro de verte de nuevo, Jewel —dijo Ethan cortésmente dejando mi equipaje fuera de la puerta y retrocediendo para dejarme pasar. —Tú también, uh. —Ethan. Su nombre es Ethan. —Correcto. —Chasqueó los dedos como si lo tuviera en la punta de la lengua. —Bueno, Ethan, ¿Quieres entrar? Tendremos fiesta esta noche. Te invito a quedarte a dormir. Ethan miró a Jewel y luego a mí, y negó con la cabeza. —No, debo irme. Tengo planes esta noche, pero gracias. —Awww, que pena. —Jewel hizo un mohín. Era tan obviamente falso, que no sé por qué lo intentó. A menos, por supuesto, que pensara que parecía creíble. —Cuídate, Lana —dijo Ethan con una expresión de preocupación. —Tú también, Ethan. Gracias de nuevo. —Asintió y se dirigió hacia su Jeep. Una vez en él y lejos del estacionamiento, Jewel me agarró del brazo y me tironeó. —Entra. Cuéntame todo sobre Grove mientras me hago un sandwich. Recogí mi equipaje y lo llevé dentro. —¿En qué habitación me quieres? —Al final del pasillo, tercera puerta a la izquierda. Tienes la mejor vista del mar desde esa habitación. No te acuestes en la cama todavía. Tenemos que quitar y lavar la colcha y las sábanas. Sólo Dios sabe a lo que está acostumbrado ese cuarto durante una de nuestras fiestas. Rastreramente, hice una nota mental para ir a comprar un poco de spray Clorox y limpiar el lugar.

19 Traducido por DaniO Corregido por Violet~

G

olpeando la puerta del remolque de Beau mentalmente lo maldije. ¿Tuvo que tener a Ashton tan malditamente mal y alejarla de mí para qué? La había perdido en siete meses. ¿Cuán estúpido podía ser un hombre?

—¿Qué demonios Sawyer? —demandó Beau mientras abría la puerta fulminándome con la mirada como si tuviera motivos para estar molesto. Lo empujé al pasar y arrojé su teléfono en la mesa de café donde una vez había jugado Go Fish a las dos de la madrugada con Beau mientras esperábamos que su madre llegara del trabajo. —Mejor que tengas una verdadera buena razón por esto Saw — gruñó azotando la puerta detrás de él. —Ash tenía tu teléfono —Le repliqué. Beau bajó la mirada a su teléfono en la mesa y luego la posó de nuevo en mí. —¿Entonces? La falta de preocupación fue mi primer indicio de que teníamos un gran malentendido en nuestras manos. —Te llegó un mensaje… de una chica —continué y esperé que él se viera preocupado, culpable o algo similar. Seguía viéndose confuso. La inocencia de su expresión perdida me dijo todo lo que tenía que saber. Beau no había engañado a Ash. Gracias a Dios. Tal vez no era demasiado tarde para que Lana y yo fuéramos a Nueva Orleans hoy después de todo. Levanté el teléfono y se lo entregué. —Lee el mensaje de Sugar.

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Entonces como si una luz abandonara los ojos ensanchados de Beau mi momento de alivio fue remplazado por incredulidad. —¿Sugar me envió un mensaje? ¿Y Ash lo leyó? —Sí, tú estúpido imbécil. ¿¡Para el momento no has aprendido que cuando ENGAÑAS eres ATRAPADO!? Maldita sea. Beau, ¿Cómo pudiste hacer esto? Ella te ama. Ash es un completo desastre. La encontré en mi cochera llorando a lágrima viva esta mañana. El rostro de Beau se tornó pálido y agarró un par de descoloridos jeans, se metió en ellos y se dio la vuelta corriendo hacia la puerta. Lo seguí. —¿Qué demonios estás haciendo? —¿Dónde está, Saw? ¿Dónde está Ash? —gritó mientras corría hacia su camión. —No te diré dónde está. La has destruido Beau. Beau se detuvo y me acechó con una enojada mueca en su rostro —Sugar es mi jodida TÍA. La hermana menor de mi madre. Ahora dime dónde está mi chica antes de que saque toda la mierda de ti —Su voz se había tornado de una fría amenaza a un gruñido. —¿Desde cuándo tienes una tía llamada Sugar? El nombre de la hermana menor de la Tía Honey es Janet —Le grité de vuelta. No estaba seguro de lo que estaba tratando de hacer aquí. Yo era su hermano por-elamor-de-Dios. Conocía su árbol genealógico. —Sí, bueno el nombre de mamá es Paula, pero ese no es el nombre que usa, ¿Cierto? —¿A Janet le dicen Sugar? —pregunté con alivio. —¡SÍ! Ahora, ¿Dónde demonios está mi chica? —Está en casa. Ve. —repliqué y Beau se dio la vuelta y corrió hacia su camión. Rugió con vida y se dirigió a la carretera. Sólo esperaba que no atropellara a nadie en su camino hacia la casa de Ash, porque estaba dispuesto a apostar que no se detendría si lo hiciera. Hundiéndome en las escaleras, saqué mi teléfono del bolsillo y le envié un mensaje de texto a Ash. Yo: No es lo que parece. Beau va de camino hacia allá. Escúchalo. Pasa que la tía Honey tiene una hermana menor, su nombre es Sugar. Dile a Lana que se aliste, voy de camino a recogerla. Ashton: Oh no. Hice un desastre. Lo siento tanto Sawyer.

Yo: No es gran cosa. Se arregló bastante rápido. Espera a Beau. Se marchó de aquí a tu casa como si estuviera prendido en llamas. Ashton: Está bien. Decidí no enviarle un mensaje a Lana. Tenía el presentimiento de que probablemente estaba en problemas gracias al último mensaje que le había enviado. No explicaba las cosas bien, pero estaba apresurado por encontrar a Beau y calmar a Ashton. Aparecerme y explicarle las cosas parecía una mejor idea. Beau me encontró en la puerta principal de Ashton cuando llegué allí. La expresión seria en su rostro me sorprendió. Seguramente, él había sido capaz de arreglar las cosas con Ashton. ¿Ella no le creyó? —Hey, ¿Está todo bien? —Le pregunté, caminando por las escaleras. —Eso depende de ti —replicó Beau. —¿Qué? —Ash está molesta, pero no conmigo. Está molesta consigo misma. Correr hacia ti cuando pensó que la había engañado fue su primera reacción. Siempre hemos sido nosotros tres. Ella no pensó en acudir a alguien más. Sólo dedujo que tú sabrías cómo repararlo. Siempre arreglaste los desastres en los que nos metíamos. Estoy advirtiéndote ahora que si la culpas, levantas tu voz o siquiera fulminas con la mirada a Ashton cuando entres a la casa y escuches lo que ella tiene para decirte, te hundiré. Se molestó. Actuó por instinto. Lo que pasó como consecuencia no es su culpa. —¿Qué demonios quieres decirme Beau? —pregunté, empezando a sentirme ansioso mientras lo empujaba en mi camino hacia la casa. Ashton estaba en la cocina con sus ojos hinchados y rojos, mordiendo su labio inferior. —¿Qué está mal con ustedes dos? —pregunté confundido—. Sólo estoy aquí por Lana. Cualesquiera que sean los otros problemas que tienen entre ustedes, estoy fuera. Arréglenlos por ustedes mismos. —Ohnoohnoohno —empezó a murmurar Ashton. Sus preocupados ojos se elevaron para observar a Beau pidiendo ayuda. —Sólo dásela, Ash —La confortó Beau gentilmente. —¿Darme qué? —demandé. Luego mis ojos notaron el pedazo de papel colgando de su mano derecha. Caminé hacia ella y le arrebaté el papel. Perfecta escritura a mano cubría la hoja en lo que parecía ser una carta. Dejando caer mis ojos al final de la página donde se encontraba la firma de Lana mi corazón dejó de

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latir. Nononononono, por favor, Dios, no, rogué silenciosamente mientras empecé a leer. Ashton, Déjame comenzar diciendo gracias. Este verano necesitaba un escape de la locura que es mi vida. Me ayudaste a hacer eso posible. Necesitaba hablar sobre mi papá y cómo me sentía y estuviste ahí para mí. Nunca nadie ha estado ahí para mí antes. Saber que a alguien le importaba fue más valioso para mí de lo que puedes imaginarte. Pero, cometí un error al abrirle mi corazón a alguien a quién claramente nunca podría sentirse de la misma manera hacia mí. Sabía que Sawyer te amaba. Lo he sabido desde que éramos niños. Sólo pensé que quizás simplemente atrayendo su atención por un corto período de tiempo sería suficiente. No lo fue. He crecido con dos padres que ni una vez pensaron sobre mí en las decisiones que tomaban. Mis sentimientos no eran algo que les concerniera y tal vez eso es mi culpa porque nunca lo dije. Sólo empujé el dolor y la ira en mi interior. Quería ser fuerte porque sabía que ellos eran débiles. Estoy cansada de ser fuerte. Estoy cansada de ser la segunda mejor. Necesito a alguien que me ame. Permanecer en Grove no es una opción posible para mí. Me dejé a mí misma esperar por mucho. He estado destrozada muchas veces. No puedo estar en un lugar cercano a… alguien que eventualmente me destruirá. Por favor, diles a tus padres gracias de mi parte. Lamento no haberme quedado para las despedidas y explicaciones pero creo que entiendes por qué tuve que irme. Tuviste al chico Vincent correcto todo este tiempo. No lo des por sentado esta vez. Él te ama de una manera en la que espero algún día inspirar en alguien. Él daría el mundo por ti. Cuando tienes a alguien así de especial, de increíble que te ama, no lo dejes ir. Ésta es tu segunda oportunidad de atesorar lo que has tenido toda tu vida. Sawyer siempre fue el chico Vincent por el que valía la pena luchar. Él es el especial. Con amor, Lana —¿Ella no dijo hacia dónde se fue? ¿Fue a casa? ¿Cómo llegó allí? — Me iba a derrumbar. Lágrimas se acumulaban en mis ojos y tragué el nudo en mi garganta. No tenía tiempo para llorar como un maldito bebé. Tenía que encontrar a Lana, AHORA. Doblando el papel pulcramente, lo guardé en mi bolsillo y saqué mi teléfono.

Su teléfono iba directamente al correo de voz. Mierda. —¿Intentaste llamarla? ¿Has llamado a su madre? —Le pregunté a Ashton mientras intentaba con su número de nuevo. —No le levantes la voz. Sé que estás molesto, pero recuerda mi advertencia. Y para recordarte, no eres tan malditamente especial. Debe estar ahí fuera. Me importaba una mierda la advertencia de Beau. Necesitaba encontrar a Lana. —No estoy elevando mi voz. Necesito encontrar a Lana —grité, fulminándolo con la mirada, mientras golpeaba mi puño contra la chimenea de ladrillo. El dolor no era suficiente para adormecer la agonía de mi pecho. —¡Sawyer, detente! Estás sangrando. Beau, haz algo —La voz preocupada de Ashton sonaba como si estuviera viniendo de un túnel. —¿DÓNDE ESTÁ? —rugí, golpeando mi puño contra la pared tratando de detener las lágrimas que nublaban mi visión. Tenía que encontrarla. Me necesitaba. Oh Dios, ella me necesitaba. Presionando las palmas de mis manos contra el ladrillo, agaché mi cabeza y dejé que las lágrimas corrieran libremente. La había perdido. No podía perderla. Estaba tan destrozada y yo ni siquiera lo sabía. Quería encontrar al idiota de su padre y golpear su rostro hasta que ese dolor dentro de mí, de las palabras en su carta, disminuyera. ¿Cómo podían ellos pasarla por alto? ¿Cómo podía alguien pasarla por alto? —Sawyer, la encontraremos —dijo Ashton, mientras que un pequeño sofocado sollozo se le escapaba—. Beau, está llorando. No puedo soportar esto. Haz algo —rogó. —¿Por qué no nos das un minuto Ash? —replicó él. Oí a Beau susurrarle y besarla antes de que sus pisadas se desvanecieran por el pasillo. —Hombre, tienes que recuperar el jodido control lo estás perdiendo y esa mierda no ayudará en nada. Además, tienes a Ash en lágrimas. Él no tenía ningún derecho a decirme cómo lidiar con esto. La había perdido tratando de ayudarlo a él. Me alejé de la pared y caminé lejos mientras limpiaba la prueba del fracaso, de mi rostro. —Mira hermano, lo entiendo. La amas. Conozco ese sentimiento bastante bien. Pero llorar como un jodido cabrón no hará ni una pizca de bien. Tenemos que encontrarla. Les toca a chicos grandes hacer eso. ¿Crees que puedes secar el pozo y ayudarme a pensar en esto?

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Me congelé y dejé caer mis manos a mis costados. ¿Qué acababa de decir? Dándome la vuelta lo observé. —¿Acabas de decir que “la amo”? Beau rodó sus ojos y cruzó los brazos sobre su pecho mientras se encaminaba hacia el marco de la puerta. —¿En serio, Saw? ¿Tienes que preguntarme eso? —Sacudió su cabeza como si yo fuera el idiota más grande del planeta—. Déjame preguntarte algo. Cuando perdiste a Ash… ¿Lloraste? Sé que nos golpeamos y gritaste un montón. Pero, ¿Lloraste? —No. Beau asintió. —Eso pensé. Porque aunque amabas a Ash, ella no era la indicada. Cuando caes por la chica a la que le perteneces, ella será la única que tiene el poder de hacerte llorar.

20 Traducido por MarMar Corregido por Zafiro

N

o voy a decirte dónde estoy, mamá —repetí por quinta vez.

—¡Lana Grace McDaniel! Sólo tienes dieciocho años. Es peligroso que viajes por tu cuenta. ¡Soy tu madre! Necesito saber dónde estás. Ven a casa. Sólo, dónde sea que estés, vuelve a casa. Ashton ha llamado tres veces, y ese Sawyer… —No. No quiero oír eso. No me importa. Solo, por favor, mamá, si quieres hablar conmigo no lo menciones a él o a Ashton, ¿De acuerdo? —Pero ellos… —Colgaré el teléfono y lo desconectaré. ¿Me entiendes? Escuché la inhalación brusca. Nunca le había hablado de esa forma, pero estaba cansada. Nunca me escuchaba. Intentaba controlarme. No más. Tenía dieciocho años pero me sentía mucho mayor. Siempre me sentí así. —Está bien —soltó. —Ahora, si no hay nada más que quieras decir, tengo que irme. Te llamaré pronto. Créeme cuando te digo que estoy completamente a salvo. Es todo lo que necesitas saber. —Si esto es por sobre tu padre… —No, mamá, no es sobre él. Ya no. Mis decisiones son sobre mí. De ahora en adelante lo que haga, no tendrá que ver con lo que tú o papá hagan o digan. El silencio de mi madre era tan extraño, que me pregunté si había colgado el teléfono. Esa definitivamente sería una primera vez. Entonces, escuché un profundo suspiro. —De acuerdo —dijo finalmente.

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—De acuerdo —respondí. —Te amo, Lana. Lo sabes, ¿Verdad? No, no lo sé. En realidad, no. No estaba segura si mamá comprendía el concepto de amar a alguien más que a sí misma. —Seguro, mamá. Te amo también —dije finalmente. Había hecho bastante en cuanto a honestidad para una conversación. La amaba, y no estaba segura de que ella pudiera manejar más verdades. Terminando la llamada, me anticipé y apagué mi teléfono antes de lanzarlo sobre mi gran maleta. No es que pensara que mi mamá era lo suficientemente inteligente como para rastrearme o algo. No estaba segura si ella habría tenido en cuenta ese método para encontrarme. Supuse que si lo mantenía apagado, a menos que estuviera reportándome, entonces estaría a salvo. Tal vez debería conseguir uno de esos teléfonos descartables y usarlo para llamar de ahora en adelante. Recuerdo un episodio de la serie CSI dónde ese método funcionó. Sacudiendo la cabeza ante mi propia maquinación para mantenerme escondida de mamá, me acerqué a la gran ventana en el medio de la pared izquierda. Jewel no había bromeado con lo de la vista. Podía ver la piscina a mi izquierda, ya que estábamos en el último piso, pero hacia el frente no había más que playas de arena blanca y el Golfo de México. Podría quedarme aquí el resto del verano. Resolver algunas cosas. Sanar. Luego volver a Alpharetta y enfrentar mi futuro. Tal vez pueda conseguir un trabajo o dos que paguen bien. Ahorrar durante dos años y luego asistir a la Universidad de Georgia. No es mi primera opción, pero es mejor que quedarme en casa y asistir a la universidad comunitaria. Sería más accesible ir a la universidad estatal que ir a Florida. Sonriéndole a mi estupidez, pensé en todas las cosas que vendí en eBay una vez que escuché la noticia de que Sawyer había firmado con Florida. Me imaginé que si podía ahorrar suficiente dinero, mi padre podría ayudarme. Había aplicado, fui aceptada, y había usado la pequeña beca que había recibido del club local de damas del que mi madre era parte para pagar la matrícula. Aún así necesitaba mucho más. No es que importara. Nunca podría lograrlo ahora. Tal vez era la forma que tenía el destino de intervenir y arreglar mis estúpidos planes. No se suponía que fuera a la Universidad de Florida. No se suponía que estuviera con Sawyer. —Oye, chica4, deja de mirar a la hermosa playa con esa triste expresión y ponte tu ardiente, pequeño bikini rosa y ven a tomar algo de sol conmigo.

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En español, en el original

Me di vuelta para ver a Jewel de pie en la puerta. Su largo cabello rubio estaba levantado en una cola alta, y vestía un bikini verde lima, que hacía que su bronceado pareciera incluso más oscuro. —¿Qué hay de tu cita? ¿Qué sucedió contigo y Heath? Creí que estaría pasando el verano aquí contigo. —Cuando me dijo sobre su cita con el salvavidas, había estado tan enfocada en respirar a través de mi corazón roto que no había procesado su comentario. Ella ondeó su mano como si estuviera ahuyentando una mosca. — Me atrapó con un jugador de vóleibol que, parece, juega en un equipo profesional. Tan ardiente, Lana, y quiero decir tan ardiente. Y valió taaaanto la pena. Heath volteó y se marchó. Era lo mejor. Ya habíamos exprimido todo lo bueno de la relación. Tiempo de seguir adelante. Así era Jewel. Ella podía ir de chico en chico y nunca mirar a atrás. Cualquier chico que quisiera estar en una relación seria con ella, estaba pidiendo problemas. Jewel no podía hacerlo. Sin embargo, podía ser una amiga. Quizás no la mejor amiga del mundo, pero era la única que en realidad había tenido. Ahora mismo, era un salvavidas. —Deja cambiarme y me encuentro contigo ahí afuera en unos minutos —le dije. Asintió y se alejó, cuando pensé en mi mamá. —Oye, Jewel —la llamé. Se dio la vuelta y me miró con esa expresión despreocupada que usaba siempre como una corona. —¿Sí? —No le digas a mi papá o mamá que estoy aquí si llaman, ¿De acuerdo? Jewel asintió. —No te preocupes. Yo también querría esconderme de ellos si fueran mis padres. —Y si Ashton llama… No quiero que ella lo sepa, tampoco. Los ojos de Jewel se abrieron en sorpresa. —Guau, ¿En serio? ¿Qué ha hecho la prima siempre perfecta que tanto amas? Puedo ir y tomarla de su bonito cabello rubio si es necesario. Ella es demasiado remilgada para mi gusto, de todos modos. Sacudiendo mi cabeza no pude evitar sonreír. Sí, Jewel podría coquetear con el chico que te gustaba, y vestirse como una zorra para confesarse esperando tentar al cura, pero ella cuidaría tu espalda en una pelea si la oportunidad se presentara. —Ashton no me hizo nada. Aún la amo, solo necesito distanciarme de Grove y de todos allí. Jewel frunció sus labios como si quisiera preguntar más y tratara de evitarlo, entonces finalmente asintió. —Lo entiendo. No le diré a una maldita alma que pregunte sobre ti que te he visto. Listo. Ahora pon tu

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alegre trasero en un bikini y úntate algo de bloqueador solar porque Dios sabe que no necesitas una peca más. ~*~ No poder usar mi teléfono apestaba. Necesitaba leer algo mientras me acostaba en la playa. Mi teléfono tenía la aplicación Kindle en él. No tenía un libro de verdad conmigo, y todo lo que Jewel tenía eran revistas que no estaba de humor para leer. Ya sabía que todos esos artículos sobre “Cómo hacerlo” no funcionaban. Había probado la mayoría. Jewel me saludó felizmente cuando me vio a través de sus calientes lentes de sol de aviador color rosa. Tenía una buena organización allí. Dos sillas de playa y una gran sombrilla, la cual ya estaba inclinada dando sombra enteramente sobre una silla vacía. Ella estaba tomando los rayos del sol con una revista en su regazo y un gran vaso huracán en su mano. —¡Luces bien, Lana banana! —gritó y luego silbó. Estaba más allá de estar avergonzada por los comentarios de Jewel. Me senté en la silla bajo la sombra, apoyé mi cabeza hacia atrás y suspiré. Esto era agradable. La brisa, el sonido del océano… —Toma un sorbo. Tiene jugo de naranja, jugo de piña, refresco de jengibre y vodka. Es increíble. Había comenzado a negarme cuando tomé el vaso y pensé, qué diablos. Tomando un sorbo de la preparación de sabor tropical, noté que era realmente buena. Podría fácilmente bebérmela toda. Pero no lo hice. Necesitaba todos mis sentidos conmigo ahora mismo. Beber para alejar los problemas es una cosa de débiles. Le devolví la bebida a Jewel —Rico. Gracias. Jewel comenzó a ponerse de pie. —Quédatela, iré a preparar otra. —No gracias. No quiero beber, al menos no por ahora. Jewel frunció el entrecejo antes de tomar la bebida y volver a sentarse. —¿Vas a contarme que sucedió? No, probablemente no. —No quiero hablar de eso —respondí. Jewel suspiró. —Está bien, de acuerdo. Pero te lo advierto, voy a dejar que la respuesta vuele por un momento. Eventualmente, vas a contarme que sucedió en Grove.

Me parece justo. Ella me había dado una salida y no estaba haciendo ninguna pregunta. Cuando estuviera preparada, se merecía una explicación. El teléfono en su regazo comenzó a cantar Circus de Britney Spears. Era el tema de Jewel. Miró al teléfono, y luego a mí. —Es tu mamá. Estaba preparada para esto. —Contesta. Actúa como si no tuvieras idea. Jewel sonrío. Le encantaba la idea de poder mentir. Era ridículo, pero amaba cómo la hacía sentir. —¿Hola? Estuvo en silencio por unos momentos. Mi mamá probablemente estaba hablando a mil por minuto. —Así que, espere… ¿Está perdida? ¿Ha hablado con ella? —Jewel me lanza un guiño. Era buena en esto. —Oh, guau. No, no ha llamado ni nada. ¿Debo intentar llamarla? Puedo ver si atiende mis llamadas y me dice dónde está. Era realmente buena. Diablos, casi creo que no tenía idea de que yo había dejado Grove. —¿Apagado? Auch. ¿Quién se cabreó en sus cereales? —Cubrí mi boca con mi mano en asombro. Ella acababa de decir cabreó mientras hablaba con mi madre. —Extraño, Sra. Mac, pero no, no me ha llamado. Esperaba que lo hiciera, pero no he sabido nada todavía. Le dejaré saber si lo hace. Mi madre odiaba Cuando Jewel la llamaba Sra. Mac. En realidad, mi madre odiaba a Jewel. Esta llamada la debe estar molestando sobremanera. —Debo colgar, Sra. Mac. Lo siento, pero mi salvavidas está aquí y es delicioso, ¿Sabe? La llamo si me entero de algo —susurró y luego colgó su teléfono. Lo chequeó dos veces para asegurarse de que había colgado antes de sonreírme. —Vamos, dilo. Hice un gran trabajo en esa llamada. Si no estuviera tan entumecida por dentro, me hubiera reído. —Sí, estuviste increíble. Nunca estaré segura si me estás diciendo la verdad de nuevo, porque eso fue completamente creíble. Estoy casi convencida de que no me has visto o escuchado de mí. Jewel río tontamente y se recostó en su silla. —Lo que sea, eres la única persona en la tierra que lee a través de mis mentiras. Prefiero llamarlo actuación. Creo que debería mudarme a Hollywood. Sería genial

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en la pantalla grande. O solo en un programa de la CW5… ooooooh. Podría aparecer en Crónicas Vampíricas y seducir a Damon fuera de su enamoramiento por Elena. Luego, podría hacer una de esas escenas de desnudo que tanto le gustan hacer a él. Cerré mis ojos mientras ella seguía hablando sobre un desnudo Damon y lo increíble que luciría en la televisión.

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CW: (CBS - Warner Network), es una cadena estadounidense de televisión.

Tres días y nada. Ni siquiera su madre pudo encontrarla. Estaba vacío. Nada importaba ya. No quería salir de la cama. La única cosa que me mantenía en pie era la esperanza de que tal vez hoy llamara. Quizás hoy la encontraría. No podía dormir. Cada noche yacía en mi cama mirando al techo, repasando todas las cosas desconsideradas que le había hecho. Ella había sido condenadamente dulce, también. No la merecía, pero ella me quería. A mí. A nadie más. Incluso después de que la llamé una distracción, me perdonó. Cuando necesitó a alguien que la escuchara y abrazara, yo la empujé lejos para ayudar a Ashton mientras vomitaba. También me había perdonado por eso. Diablos, todo lo que ella había hecho este mes era perdonarme por mi estupidez. No estaba seguro de si podré concentrarme lo suficiente la próxima semana, cuando tenga que ir a Florida para la primera semana de prácticas. ¿Cómo podría dejar Grove sin saber si Lana estaba bien, sin poder abrazarla y decirle cuánto lo sentía? ¿Cómo podría irme sin ser capaz de decirle que estaba enamorado de ella? Tomando lo primero que estaba al alcance de mi mano, un portarretratos cualquiera, lo lancé a través de la habitación y rugí de frustración. Lo que sea para poder liberar el miedo, dolor, y el sofocante sentimiento de pérdida revolviéndose dentro de mí. —Has hecho un hoyo en el yeso. Tu mamá no va a estar muy contenta con eso, supongo —dijo Beau arrastrando las palabras, mientras me giraba y lo miraba de pie en la puerta observándome. —Como si me importara un carajo —gruñí enojado. Beau se encogió de hombros. —Solo digo que tal vez quieras golpear tu puño sobre paredes de concreto ya que no puedes romperlas. Pero, de nuevo, necesitas esas manos funcionando para la próxima semana. Florida va a necesitar a su elegido chico de oro si quieren tener alguna oportunidad de ganar el fondo Tide en algún momento de los siguientes cuatro años. Sabía que intentaba distraer mi mente de Lana, pero era inútil. No estaba de humor para discutir sobre la ayuda financiera del fútbol universitario con él. En este momento, me importaba una mierda quién ganara qué. Solo quería que Lana volviera. Bajé en el sofá detrás de mí para sentarme, y dejé que mi cabeza se apoyara en el negro cuero. —Debo encontrarla, Beau —el tono desesperado de mi voz no me pasó desapercibido.

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—Lo haremos. Sólo nos tomará algo de tiempo. La chica no quiere ser encontrada. Es inteligente. Cubrió todas sus huellas. No podía haber cubierto todo. Alguien tenía que haberla ayudado. Pero, ¿Quién? —No puede haber desaparecido así cómo así. No es como si Grove tuviera algún maldito taxi para parar. Diablos, ni siquiera puede llamar uno, porque no existen. Hay al menos cincuenta kilómetros hasta la estación de bus más cercana. ALGUIEN tuvo que haberla ayudado. Esa es la pista faltante. Beau se sentó en el sofá frente a mí. —Su mamá llamó a esa amiga suya de la playa, ¿Cierto? Asentí, cerrando mis ojos. Había conocido a Jewel. No había forma que hubiera dejado todo tan rápidamente para venir a Grove a recoger a Lana. No había forma. Incluso si ella lo hubiera querido, no habría podido lograrlo. —Ella no ha oído nada de Lana. Su mamá dijo que estaba segura. Habló con Jewel ella misma y la chica no tiene idea. Tampoco estaba realmente preocupada por eso. Beau frunció su ceño. —¿A su amiga no le importó que estuviera desaparecida? —No conoces a Jewel. Está interesada en chicos y fiestas. Esas son sus preocupaciones. Pasé una comida entera tratando de mantener sus manos lejos de mi pene. Créeme. La chica es poco profunda. —Sólo porque es una chica fiestera no quiere decir que no sea leal a sus amigas. Tú estuviste cuánto tiempo con ella, ¿Una comida? No creo que sea tiempo suficiente para juzgar las lealtades de una persona. Te molestó, pero Lana no parece ser una chica que soportaría a alguien que no tuviera buenas cualidades. Es condenadamente precavida. Si llama a Jewel amiga, entonces hay cosas de Jewel que no sabes. Beau tenía un punto. —¿Sabes? Tienes razón. —Me puse de pie y tomé mi teléfono. Ahora tenía el número de la mamá de Lana en marcación rápida. —¿A quién llamas? —preguntó Beau, mientras se inclinaba y apoyaba sus codos en sus rodillas. —A la mamá de Lana. Necesito el número de Jewel. Beau asintió —Ahora estás pensando. Después de conseguir el número de Jewel, y asegurarle a la mamá de Lana que la llamaría si descubría algo, colgué rápidamente y marqué el número que me dio.

—¿Hola? —Una brillante y alegre voz contestó después del tercer tono. —¿Jewel? Habla Sawyer Vincent —contesté. —Oooooh, bueno, ¿No es una sorpresa? No recuerdo haberte dado mi número, Sawyer Vincent. ¿Me extrañas tanto que te tomaste la molestia de conseguirlo? —susurró. Beau estaba equivocado acerca de esto. Ya estaba asqueado. Ahora la chica tenía mi teléfono y la oportunidad de molestarme todo lo que quisiera. —Uh, sí, bien, esperaba que pudieras ayudarme… —Lo que quieras, estoy segura que puedo complacerte. Soy muy talentosa con mis manos… y boca. Ella no sabía cómo reconocer una pista. Estaba seguro de eso. —¿Has hablado con Lana recientemente? ¿Te ha llamado? Sé que su mamá te llamó y no sabes nada, pero estoy desesperado. Necesito encontrarla. Si hay algo que sepas por favor, por favor dímelo. La necesito. Por favor. —Dejé de suplicar y recé porque esta llamada telefónica no haya sido en vano. —Uh, guau. Um, ¿Qué diablos sucedió entre ustedes dos? Es decir, su mamá llamó y estaba preocupada, y creí que tal vez Lana había huido por culpa de su papá o algo así. He estado esperando que me llame, pero no lo ha hecho aún. ¿Es tu culpa? ¿La lastimaste? El pequeño rayo de esperanza que había tenido, se había extinguido. Sabía que Lana no había huido hacia Jewel. Además, era imposible. ¿Quién la habría llevado hacia Jewel? Esta chica de verdad no tenía idea. —Necesito hablar con ella. Necesito verla. Si te llama, o tienes idea de dónde pueda estar, ¿Podrías, por favor, llamarme? Te pagaré por las molestias, sólo déjame saber si tienes alguna idea. No la estoy buscando por su madre, lo estoy haciendo por mí. Solamente por mí. —Deeeee acuerdo, Sawyer Vincent. Te puedo asegurar que te dejaré saber si surge algo. Pero, diablos, tengo curiosidad ahora. ¿La pequeña Lana Banana finalmente se acostó con algún chico? Espero que sí, porque la chica estaba camino a caducarse. Agarrando mi teléfono con fuerza, intenté controlar la necesidad de insultarla. La única razón es que no podía quemar este puente. —Sólo llámame si sabes algo, ¿De acuerdo? —repetí. —Seguro, sexy. Pero, mientras, podrías visitarme. Me haría muy feliz. Me estoy quedando en los condominios Kiva Dunes en West Beach. Unidad 103. Mi habitación es la más alejada en la esquina, mirando directamente al agua en vez de mirar a la piscina. —La rechacé mientras ella arrastraba las palabras. La chica no tenía ni idea.

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—No, gracias. Sólo dime si sabes algo. Gracias. —Terminé la llamada antes de que ella pudiera decirme lo feliz que podría hacerme. —¿Y bien? —preguntó Beau. —No sabe nada. Tu suposición de que ella pudiera tener cualidades que valieran la pena, estaba fuera de rumbo. —Huh —fue su única respuesta.

21 Traducido por Deeydra Ann’ Corregido por Violet~

L

a música pulsaba frente a mi ventana y los extraños que no conocía, llenaban el área de la sala de los apartamentos cada vez más fuerte. Creería que por tratarse de un condominio la gente de las otras unidades se quejarían. Pero, aparentemente, esto era un centro de fiesta. Los altavoces en la piscina explotaban música para bailar. Podía oír el mismo ruido yendo por mi cabeza. El lugar entero estaba alocado. No era un gran edificio. Tenía, al menos 30 unidades y, según Jewel, todos eran utilizados por sus propietarios. No eran alquilados. Cerré las cortinas para darme un poco de privacidad. Tres personas diferentes ya habían llamado a mi puerta. Después del segundo golpe, dejé de atender. Tipos borrachos con chicas igualmente borrachas, buscando un lugar para tener desagradables, sin protección y enfermamente infestadas relaciones sexuales. Temblando ante el pensamiento, fui al baño privado al lado de mi habitación. Estaba agradecida por esa pequeña área de paz. —Abre esta puerta ahora mismo, Lana —gritó Jewel mientras golpeaba la puerta de mi habitación. Genial, ya estaba borracha y me iba a forzar a la fiesta. Suspirando, me dirigí a abrir la puerta y terminar con esto. Sólo quería un largo baño caliente. Abriendo de un tirón la puerta, empecé a decirle que no estaba interesada cuando me interrumpió pasándome de largo y cerrando la puerta detrás de ella. La cerró con seguro y se giró para mirarme. —¿Qué DEMONIOS le hiciste a Sawyer Vincent? —demandó con una mirada de asombro en su rostro. No quería hablar de Sawyer. —Te dije que no quiero hablar sobre él.

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—Bueno, vas a tener qué, porque acabo de exponer mi trasero por ti mientras el chico me rogó y suplicó que lo llame si oía algo sobre ti o si tenía alguna idea de donde podrías estar. ¿Había llamado a Jewel? —¿Cuándo? ¿Justo ahora? ¿Te llamó? —pregunté confundida. —SI, me llamó. Sexy acento sureño y todo. Te digo, era lamentable. LA-MEN-TA-BLE. ¿Qué hiciste? ¿Puedes darme lecciones? Porque, chica, debiste haber sacudido su mundo. Hundiéndome sobre la cama detrás de mí, subí la mirada hacia ella y sacudí mi cabeza. ¿Por qué me llamaría? Él tenía a Ashton ahora. ¿No podía simplemente ser feliz? ¿Por qué iba a estar rogándole a Jewel por ayuda? Por el amor de Ashton. Esa era la única cosa que tenía algún sentido. —¿Qué dijo exactamente? —pregunté. Jewel apoyó una mano en su cadera y negó con la cabeza. —Oh no. Tú no consigues hacer las preguntas primero. Yo las hago. Yo pregunto y tú respondes. Entonces, y sólo entonces, te diré lo que se dijo entre nosotros. Demonios. —Por favor, no me hagas hacer esto. No quiero hablar sobre él. —No más súplicas. He tenido mi cuota de la noche, muchas gracias. Ahora, habla. Sólo pensar en él me puso ansiosa. ¿Cómo se suponía que iba a hablar de él? Poniéndome de pie, empecé a caminar frente a la cama. Podía hacer esto. Quería saber qué le dijo a Jewel y qué le había dicho ella porque, si a Jewel se le escapó algo, necesitaba hacer maletas y marcharme. No quería que mi mamá o Ashton se aparecieran aquí. —He estado enamorada de Sawyer Vincent desde que era una niña. Él ha estado enamorado de Ashton por el mismo tiempo. Rompieron hace unos siete meses porque ella se enamoró de su primo, Beau. No me preguntes por qué, porque no puedo entenderlo. Sawyer es perfecto. Beau es... bueno, Beau es un bárbaro... pero él esta locamente enamorado de Ashton. —Espera, ¿Estos dos chicos están enamorados de Ashton? — preguntó Jewel. —Sip. Siempre lo han estado —contesté, luego respiré hondo antes de continuar—. Pensé que una vez que Sawyer tuviera tiempo para superar a Ashton, entonces yo intervendría y haría un movimiento. Tratar de llamar su atención. —La lastimada y dolorosa risa que se me escapó rayaba en un sollozo. Odié mi debilidad cuando mencioné su nombre.

—Hice toda esta cosa del cambio de imagen con la esperanza de atraer a Sawyer. De todos modos, estaba bien dejar el pasado para mí, dejar de lucir como un ratón. Lo hice porque quería ser una chica que pudiera llamar la atención de Sawyer. Y funcionó. Me notó. Pero no fue suficiente. —Por favor, Dios, haz que eso sea suficiente para ella. No quería hablar más sobre esto. —Está bien, así que si eso no fue suficiente, entonces ¿Por qué el chico me pedía que lo ayudara a encontrarte? Porque por la forma en que sonaba, conseguiste mucho más de lo que piensas —aseguró Jewel. Iba a tener que contárselo todo o terminaría asumiendo la cosa equivocada y le diría a él dónde estaba. —Estoy seguro que lo hizo. Porque cuando Ashton quiere algo, Sawyer moverá montañas para dárselo. —Ella está con Beau, ¿Cierto? —preguntó Jewel. Girándome para que las lágrimas que picaban en mis ojos estuvieran ocultas, negué con la cabeza. —No. Beau la engañó. Estaba realmente sorprendida porque él está tan completamente enamorado de ella, pero ella tenía pruebas. Tan pronto como se enteró, corrió hacia Sawyer. Me dejó como si estuviera en llamas y la dejó correr directamente a sus brazos. —Sorbiéndome la nariz, sequé las lágrimas que habían logrado escapar antes de mirar de vuelta a Jewel. —¿Quieres decir que él está desesperado por encontrarte porque a Ashton le molesta que te fueras? Lo único que pude hacer fue asentir. —Maldición —murmuró Jewel, y luego una enfadada mueca vino a su rostro—. Voy a golpear su carita bonita. —Jewel, no. No culpes a Ashton. Nada de esto es su culpa. No puede controlar el hecho de que Sawyer la ama. Fueron una pareja durante tres años. Él es su lugar seguro. —Esto apesta. Lo sabes, ¿Cierto? —El disgusto en su rostro casi me hizo sonreír. Casi. —Sí, lo hace. Pero entré en esto. Tomé una oportunidad. — Encogiéndome de hombros, me acerqué para sentarme a su lado en la cama—. Ambas sabemos que era el momento de comenzar a tomar riesgos. Me he caído y quemado, pero aprendí de ello. Jewel envolvió su brazo alrededor de mi hombro y atrajo mi cabeza contra su hombro. —Ah, maldición. Esto apesta. —suspiró—. No le diré nada. Rogó y suplicó que lo llamara si escuchaba de ti o si pensaba en algún lugar en donde pudieras estar. Dijo que “necesitaba” encontrarte. Me equivoqué con

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su tono ansioso. Me imaginé que lo habías envuelto alrededor de tu dedo y te habías enojado con él y lo dejaste tambaleándose. No me di cuenta que estaba tratando de aliviar algo de la culpa de otra chica. Ella puede ser tu prima, pero no soy su fan. Sólo digo. Nos sentamos en silencio por un rato. Finalmente, me incorporé. —Gracias por mentir. Tengo plena confianza en tus habilidades de actuación. Jewel sonrió. —¿Así que quieres huir a Los Ángeles conmigo? Podríamos sacudir esa ciudad. Tú y yo. Una verdadera risa logró salir y yo negué con la cabeza. —No justo ahora. Tal vez algún día, pronto. —Sal de aquí y diviértete. Olvida todo. Toma una de mis bebidas tropicales. Tengo una que hago con ron de coco que es para morirse. No estaba lista. —¿Dame unos días más? —Claro, cariño.

Sawyer siempre fue el chico Vincent por el que vale la pena luchar. Él es el especial. Volví a leer la última línea por lo que parecía ser la centésima vez. Hice las maletas y me dirigí a Florida. Había pasado más de una semana, y nada de Lana. Ninguna señal de ella. Ningún mensaje. Su teléfono todavía iba directamente al correo de voz. Ella había llamado a su madre de nuevo para registrarse, pero el número era desconocido y no había sido capaz de rastrearlo. Todo lo que sabía era que estaba viva. Esa pequeña cantidad de conocimiento me impidió perder la cabeza. Vivía por esas llamadas de su madre contándome lo que Lana había dicho. Era mi única conexión con ella y, aunque no era un fan de sus padres, estaba empezando a tener un extraño tipo de afecto por su madre loca. Ella amaba a Lana, incluso si apestaba demostrándoselo. La mujer era definitivamente controladora, pero Lana estaba haciendo un número de ella ahora mismo, y estaba dispuesto a apostar que la relación cambiaría para mejor y para siempre. Doblando la nota que Lana le había dejado a Ash, los pliegues desgastados donde la había abierto y leído y luego doblado de nuevo, me la metí en el bolsillo. No iba a ninguna parte sin ella. Tenerla cerca de mí me recordaba cuando la encontré, podía solucionar esto. Ella lo había entendido mal y era mi culpa. Si hubiera abierto los ojos y darme cuenta de que estaba enamorado de la chica, esto no habría pasado. Desafortunadamente, Lana no lo sabía. Pensaba que aún amaba a Ash. —Sawyer, ¿Estás listo? —llamó mi papá desde el recibidor. No estaba listo. No quería dejar Grove. ¿Y si ella regresaba y yo no estaba? Además, ¿Cómo demonios se suponía que voy a concentrarme lo suficiente para lanzar una pelota de fútbol? Esta semana sería un desastre. —Ya voy, papá —grité de regreso. Tomé mi teléfono, así podría ver de nuevo la foto que Ash me había enviado de nuestro viaje a las montañas. Lana había estado caminando por las rocas hacia la cascada en Cheaha, y Ash había tomado una foto mientras ella miraba hacia atrás, riendo. Era la única foto que tenía de ella. La había impreso y enmarcado para poder mantenerla junto a mi cama. Algunas noches, mirándola fijamente, era la única cosa que me permitió seguir. Puse el teléfono en mi bolsillo. Tenía mi nota y mi foto. Eso tendría que sacarme a través de los próximos días. Cuando llegué a la base de la escalera, Ethan estaba de pie en el recibidor, hablando con mi papá. Sus ojos se encontraron con los míos y algo se sentía apagado. Había algo que me faltaba.

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—¿Ethan? Él arrastró sus pies. —Hola Sawyer, yo, uh, olvidé que te marchabas hoy. Yo no había estado en una fiesta, o en cualquier otro lugar para el caso, desde que Lana me dejó. —Sí, la práctica está iniciando. —He venido a pedirte algo, pero puede esperar hasta que regreses. —Estás aquí ahora, bien podrías preguntar. —Dios lo ayude si me preguntaba si Lana estaba disponible. Me gustaría romperle su maldito cuello. —Uh, es sobre Lana... —empezó. Miré hacia mi papá. —¿Puedes darnos un segundo, papá? Frunciendo el ceño, mi padre asintió y tomó una de mis maletas antes de salir. —¿Qué pasa con Lana? —pregunté, escuchara la advertencia en mis palabras.

asegurándome

de

que

Ethan suspiró. —No estoy seguro de cómo preguntar esto... —comenzó. —Yo escogería cuidadosamente mis palabras, hermano —contesté. Asintió. —Sí, estoy recibiendo eso fuerte y claro. —Aclarando su garganta, movió sus pies de nuevo—. ¿Tú, uh, la amas? A Lana, quiero decir. El hecho de que había sentido la necesidad de aclarar que estaba preguntando sobre Lana me enojó. No me gustaba que la compararan con Ashton. Ella era mucho más de lo que había tenido con Ashton. No había comparación. —Sí. —solté. —Quiero decir, ¿La amas más que...? —No lo digas, joder —gruñí. Ese era un acantilado por el que Ethan no quería caer. Los ojos de Ethan se abrieron con sorpresa. —De acuerdo. Lo entiendo. —Retrocedió y se dirigió hacia la puerta. —¿Eso es todo lo que querías decirme? ¿Averiguar si Lana estaba disponible? ¿Sabes que ella me dejo, no? Nadie puede encontrarla. Ethan tragó con dificultad y sacudió la cabeza lentamente. —Uh, no, quiero decir que escuché algo. No estaba seguro.

—Me tengo que ir, si eso es todo lo que necesitabas. Ethan se giró y salió hacia la puerta principal. —Buena suerte en Florida. Yo, uh, nos vemos cuando vuelvas. Esperando oír hablar de eso. El resto de nosotros vamos a tener que vivir a través de ti y Beau ahora. Desde que nuestros días de fútbol se acabaron. Su voz seguía siendo tensa, pero podría decir que estaba tratando de calmarme. Si fuera un buen amigo, me disculparía. Justo ahora, no podía. Lo haría la próxima vez que lo viera. Deslizando la mano en mi bolsillo, rocé la carta de Lana suavemente entre mis dedos. Tenía que encontrarla.

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22 Traducido por Mel Demczuk Corregido por Melii

M

is pecas estaban empeorando. El protector solar no estaba ayudando en lo absoluto. Claro, mi piel no estaba roja, pero mis pecas se estaban bronceando. No es algo que quería, pero aún así es una buena terapia. Acostada aquí en mi área segura de sombra, me hace sentir como si me estuviera escondiendo del mundo. Me estaba ocultando de todos los que tenían el poder de hacerme daño. Lástima que era una cosa pasajera. Tendría que salir al final del mes y regresar a Alpharetta y mi madre. No quiero pensar en eso. Frente a ella, después de esconderme durante más de un mes, sería difícil. Siguió tratando de hacerme hablar con Sawyer. Siempre terminaba cortándole el teléfono. Pensé que finalmente se detendría. Tal vez cuando recibamos la invitación de la boda de Ashton en unos pocos años por fin dejará de lado sus esperanzas de que Sawyer Vicent estaba interesado en mí. Mi estómago dolió y luché contra la sensación enferma que los pensamientos me instigaban. —¿Lana? —Una voz familiar interrumpió mis pensamientos y miré alrededor para encontrar a Ethan de pie detrás de la silla en la cual Jewel descansa. Ella no estaba aquí hoy. Se fue a derrochar dinero en comprar zapatos. —¿Ethan? —Respondí sorprendida. No esperaba verlo de nuevo. —Oye, uh, lo siento por venir pero no pude localizarte por teléfono en estos días. Oh. Trató de llamarme. Eso me sorprendió —Está bien. ¿Quieres sentarte? Bajó la mirada a la silla a mi lado y pensó en ello un minuto antes de caminar alrededor y tomó asiento. Debe tener la intención de quedarse un rato.

—Entonces, ¿Qué es eso? ¿Hay algo que quieras decirme? Ethan no se recostó en la silla, se sentó al borde frente a mí, con los codos apoyados en las rodillas. Su cabeza estaba bajo la sombra de la sombrilla y la expresión seria en su rostro me preocupaba. Si se trataba de Sawyer, no estaba preparada para eso. —Tú, uhm, ¿Te estás divirtiendo? —preguntó. —Sí, pero tengo la sensación de que no condujiste simplemente una hora y media para preguntarme si me estaba divirtiendo. Ethan rió y negó con la cabeza —No, no lo hice. —No lo creí. —Se trata de Sawyer. —No importa. Calla, Ethan. Me retracto. No quiero saber lo que tienes para decir —alcancé mi bolso y comencé a ponerme de pie—. Si quieres visitarme, hablar del tiempo y probar una de las bebidas tropicales de Jewel, eres más que bienvenido. Pero no voy a hablar de Sawyer. —Espera. No te vayas —suplicó, poniéndose de pie conmigo. —¿Vas a ignorar mis deseos? —pregunté. Sus hombros se hundieron y negó con la cabeza —No. No voy a tocar el tema. Sentada de nuevo, puse mi bolso a mi lado nuevamente, y metí la mano dentro para tomar una barra de granola. Agarré una extra y se la di a Ethan, quien también volvió a sentarse. —Aquí tienes una barra de granola. Extendió la mano hacia esta y me dio una sonrisa débil. —Gracias. Nos sentamos en silencio y comimos nuestras barras de granola. Una vez terminada la mía, me volví a mirarlo. Su cara era de preocupación y casi le pregunto si Sawyer estaba bien. El temor de que Sawyer pueda estar herido o enfermo batallaba con el temor de que Ethan me dijera algo que no pudiera manejar. —Así que, ¿Cuándo te vas a la universidad? —pregunté, tratando de pensar en otra cosa que no sea Sawyer. —El próximo mes ¿Y tú? Odiaba tener que admitirle esto a alguien. Sin embargo, era el momento en el que me enfrentaba a los hechos. —No estoy segura. Tuve un cambio de planes debido a la repentina falta de dinero de mi padre. Así que iré a la universidad local los siguientes dos años. Tengo que averiguar que hacer después, pero tengo tiempo, mucho de él. —La amargura de pronunciar las palabras en voz alta se asentó en mi boca.

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—Guau, lo siento, Lana. Siempre te imaginé yendo a una liga Ivy6 o algo así. —Nop, no yo. —Me había estado preocupando por otras cosas que mi educación. Mala jugada. —¿Has hablado con Ash? —preguntó. —No quiero hablar de ella tampoco, si no te importa. Y la respuesta es no. Estaba decidido a hablar de Sawyer conmigo. ¿Quería saber si era seguro invitarme a salir? Seguramente, no quería dar otro intento desorganizado. Yo había sido una horrible cita. —Beau no la engañó —soltó rápidamente. ¿Por qué esa noticia dolía? ¿Por qué diablos me importaba que Sawyer hubiera sido ignorado una vez más por debajo de Beau? Si Beau no la había engañado entonces Ash estaba todavía con él. Ella estaba locamente enamorada de él. ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? No debería importarme que Sawyer esté solo. No debería importarme que obtuviera lo que se merecía. No debería. Eso no importa. Si no es este momento, habrá un siguiente y un siguiente y un siguiente y cada vez. Sawyer irá corriendo de vuelta a ella, esperanzado, esperando, rompiendo su corazón y el mío en el proceso. —Mejor tampoco hablemos de Beau, está bien. En realidad no hablemos de nadie de Grove, excepto tú —respondí con un tono severo del cual me sentía culpable por utilizar. Ethan no era más que agradable. —Solo pensé que te gustaría saberlo —respondió removiéndose en su asiento. —No importa. Cerré esa puerta. O más bien se cerró de golpe en mi cara y me fui después de añadir un candado. —Sabes, a veces las cosas no son lo que parecen —comenzó él y levanté mi mano para detenerlo. —Para. No sé porque estás aquí. Pero si Sawyer te llevo a esto o Ashton, te pido como amiga que lo dejes. Ethan dejó escapar un suspiro de cansancio —Nadie sabe dónde estás. Guardé tu secreto. Así como lo prometí. Solo pensé que podría venir a explicar un par de cosas por ellos. —¿Por qué? ¿Por qué explicar algo por ellos? Si no me equivoco, tú estabas interesado en mí y Sawyer llegó y se abalanzó y me llevó lejos de tu alcance. ¿Estoy equivocada acerca de eso? 6

Liga Ivy: es una conferencia deportiva de la NCAA (Asociación Nacional Atlética Colegial) de ocho universidades privadas del noreste de los Estados Unidos.

Ethan dejó escapar una fuerte carcajada y negó con la cabeza —No, tienes razón. —Está bien, entonces ¿Por qué estás aquí tratando de ayudar a Sawyer a aclarar las cosas? —Porque es mi amigo —respondió —Y tú también. Era un chico adorable. Bendigan su corazón, no tenía ni idea en lo que se estaba metiendo. Esto no se puede solucionar. —Bueno, entonces necesitas mejores amigos —murmuré. —Sawyer nunca fue detrás amigos podrían estar interesados. contigo, no me gustó, pero sabía llegado de una manera que nadie como él.

de ninguna chica que creyera que sus Cuando actuó de la manera que lo hizo que algo era diferente. Debiste haberle más lo hizo porque no estaba actuando

—Yo era un medio para volver a Ashton —respondí con amargura. —Tal vez al principio lo eras, Lana. Lo pensé también en un punto. Ahora sé que eso cambio. Se convirtió en algo más. —No lo suficiente. Lo que sea en lo que se convirtió, no fue suficiente. Nadie será capaz de competir con ella. —Las lágrimas atascadas en mi garganta simplemente me molestaron. No iba a llorar de nuevo. —No hay competencia —dijo en voz baja y me negué a llorar delante de él. —Solo vete, Ethan, por favor. —Giré mi cabeza lejos de él y cerré mis ojos. Tras un minuto de silencio, le oí levantarse y marcharse. Lágrimas silenciosas corrían por mi rostro mientras las palabras: “No hay competencia” se repetían una y otra vez en mi cabeza.

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No había estado en casa a la hora que Beau me llamó. Me pidió que me reuniera con él abajo en el bar para una partida de billar. He tratado de decirle que sólo quería tomar una ducha de agua caliente, dos Tylenol y meterme a la cama. Me dolía el cuerpo. ¿Cómo diablos no quería acurrucarse y dormir también? Además, ¿Qué pasa con Ashton? ¿No quería ir a verla? En el estacionamiento de grava, busqué por la camioneta de Beau, Lo encontré por el otro extremo del edificio. El Jeep de Ethan estaba justo al lado. Tenía que disculparme con él de todos modos. Salí de mi camioneta y me dirigí a la puerta. Era una noche tranquila, pero entonces no vino mucha gente al bar un miércoles. De jueves a domingo eran los días de más trabajo aquí. Solo había estado un par de veces con Beau, pero había pasado por el lugar varias veces, sabía qué noches tenían el aparcamiento lleno. —Bueno, si no es mi sobrino favorito —gritó tía Honey detrás de la barra. Asentí con la cabeza en dirección a ella. —Hola, tía Honey. —¿Quieres una cerveza? Puedo decirte que probablemente la necesitarás. ¿Qué diablos significaba eso? Empecé a decirle que no, y entonces pensé que si no podía tomar una ducha caliente y analgésicos, una cerveza era la siguiente mejor opción. —Sí, gracias. —Ve con los muchachos. Te están esperando. Te llevaré una cerveza en apenas un segundo. —Sí, señora —le contesté. —Te dije que no me llames señora. Me hace sonar como la madre de alguien —bromeó y me dio un guiño. Ella realmente era una persona especial. Me dirigí a Beau, que se apoyaba en el borde de una mesa de billar con los tobillos cruzados y un jarro escarchado de cerveza en la mano. Era la expresión en su rostro la que me advirtió que esto no se trataba de un encuentro amistoso. Yo estaba aquí por un propósito. Deslizando mi mano en mi bolsillo, sostuve la carta de Lana entre mis dedos. Recordando sus palabras me ayudó a tranquilizarme. Si se trataba de una mala noticia, necesitaba un recordatorio de que ella estaba allí y que me amaba.

—¿Qué pasa, Beau? —exigí al momento en el que estaba lo suficientemente cerca. —Tengo algunas respuestas para ti que vas a querer. Pero tienes que permanecer calmado mientras consigues esas respuestas. Mi corazón se aceleró y me congelé. —¿Lana? Beau asintió —Si, Lana. —¿Sabes dónde está? —Sí, lo sé. Pero esa no es mi historia para contar —Beau giró su cabeza y seguí su mirada hacia Ethan parado a unos metros de nosotros. —Sigue E, antes de que lo pierda. Ethan dirigió su mirada de mí hacia Beau y puede ver el miedo en sus ojos. —¿Qué sabes? —me dirigí hacia él, dispuesto a sacudirlo hasta que me dijera lo que sabía. La mano de Beau se cerró sobre mi hombro y me detuvo. —No vas a obtener sus respuestas si lo lastimas —se volvió hacia Ethan—. Ethan, dile. Te lo dije, no voy a dejar que rasgue tus pelotas. Mi corazón comenzó a latir fuerte y la sangre hervía en mis venas. La idea de que Ethan tenga algo que ver en la desaparición de Lara estaba haciendo que se me haga difícil tomar tranquilas respiraciones estables. —Es mejor que hagas esto rápido, E, porque va a explotar en un segundo y estoy adolorido como la mierda de esta semana. Realmente no quiero tener que detener esto —instó Beau. —Está bien, sí. Um, bueno, verás Sawyer, recibí una llamada de Lana. —¿Por qué demonios te está llamando? —pregunté, dando otro paso hacia Ethan que retrocedió un paso. —A la mierda con eso E —gruñó Beau mientras su mano se tensó en mi hombro. —No. Antes. Me llamo antes. El día en que Ash pensó que Beau la había engañado. Me llamó ese día y me dijo que necesitaba un favor. Me dijo que no podía quedarse más aquí y que necesitaba mi ayuda. La recogí… —¿Dónde está? —bramé y dando un paso más en su camino. Las dos manos de Beau se cerraron sobre mis hombros. —Tranquilo, hermano —advirtió. —Señor ten piedad de este muchacho. Bebe la cerveza y relájate. La muchacha está a salvo y si dejaras que el chico hable, descubrirás dónde

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se encuentra. —la tía Honey se paró frente a mí empujando un jarro de cerveza en mi mano—. Toma, sujeta esto. De esta manera solo puedes golpearlo con un puño. —Vamos, mamá. Lo tengo bajo control —dijo Beau detrás de mí. —Mmm, no lo parece. Pero espero que tengas razón. No voy a pagar ninguna reparación si se pelean aquí —respondió ella. Dejando la cerveza en el borde de la mesa de billar, no aparté mis ojos de Ethan. Él sabía dónde estaba ella. Él SABÍA dónde estaba. —La llevé al bloque de apartamentos de su amiga en la playa. Ella no estaba allí. Había llamado a Jewel... espera. ¿Él la había llevado allí? —¿Has visto a Jewel? ¿Realmente entró al apartamento? —pregunté, con la esperanza de que había sido engañado por esa estúpida amiga de ella. —Sí, llevé sus maletas a la puerta. Jewel salió chillando y toda contenta de verla. Luego regresé —comentó Ethan. Las palabras que dijo enviaron una llamarada de furia posesiva. Me salí del agarre de Beau y me acerqué amenazante hacia Ethan —¿Qué significa eso? ¿Volviste? —No tan rápido. No ha terminado. No lo jodas ahora —gruñó Beau, enganchando sus brazos en los míos desde atrás y jalándome hacia atrás. Ethan se limpió la frente nerviosamente y tragó saliva. —Escucha hombre, no lo sabía. Creí que te habías ido. No sabía cómo te sentías con respecto a Lana. El sábado, cuando fui a tu casa para hablar contigo sobre Lana fue la primera vez que me di cuenta que había cometido un gran error al ayudarla a escapar. Así que volví. Iba a arreglarlo. Ella no me escuchaba. Demonios, ni siquiera podía decir tu nombre. —¿Estaba allí? ¿Cuándo fuiste? —retrocedí. Necesitaba saber. Tenía que llegar a ella. —Está ahí. En el bloque de apartamentos. La unidad de apartamentos 103. Kiva Dunes —gritó y empezó a correr hacia la puerta. Entonces, las palabras de la conversación con Jewel regresaron a mi mente. —Mientras tanto, puedes venir a visitarme. Te haría muy feliz. Me voy a quedar en el bloque de apartamentos Kiva Dunes en West Beach. Unidad 103. Mi habitación está en la esquina mirando directamente al agua en lugar de las ventanas que dan a la piscina. —La perra loca no estaba tan loca después de todo. Apostaría mi culo que la habitación era de Lana. Jewel estaba tratando de decirme sin delatar a Lana. Beau estaba en lo cierto. Lana era cuidadosa de a quien dejaba acercarse. Jewel era una

tremenda mentirosa, sin embargo. Le había creído totalmente. La rubia tonta realmente me confundió. Llegué a la puerta de mi camioneta y me di cuenta que mis manos estaban temblando. Sabía dónde estaba Lana. E iba a recuperarla.

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23 Traducido por Lyricalgirl Corregido por Zafiro

N

o podía quedarme en esta habitación ni una noche más. Por supuesto, tampoco quería salir a ese salvaje desorden. Antes de que esto fuera demasiado lejos, cerré la puerta de mi habitación y me dirigí hacia la ventana para escapar. No quería que nadie se pusiera cómodo en mi cama mientras yo estaba fuera. No creo que alguien intentara entrar por la ventana. Había permanecido encerrada por dos semanas. Ahora todos sabían que mi habitación estaba fuera de límites. Asegurándome de que nadie viera mi escapada, fui hacia el agua. Solo daría una larga caminata para estirar mis piernas y respirar el aire limpio del océano y luego volvería a esconderme. Tal vez no estaría tan inquieta esta noche. Comenzando a trotar, aparté al fondo de mi mente todos esos recuerdos que suelen asaltarme cuando dejo caer mis defensas. Me imaginé huyendo lejos de todo eso. Dejándolo en el pasado mientras mi cabello volaba detrás de mí. Lágrimas silenciosas caían por mi rostro mientras intentaba olvidar… un recuerdo a la vez.

Este lugar era como una casa de fraternidad. No me gustaba eso. No me gustaba nada. Comencé a tocar la puerta cuando la música palpitó a través de las finas paredes. Algunas chicas en bikinis se inclinaron sobre la barandilla del segundo piso y gritaron lo que querían hacerme si simplemente subía. Negando con la cabeza, me dirigí hacia el cuarto de la esquina que daba al mar. Un chico tenía a una chica presionada contra la pared del edificio y yo estaba más que seguro de que tenían sexo. Esta mierda había rodeado a Lana por dos semanas. Mataría a Ethan cuando regresara a casa. Ella no pertenecía aquí. Si alguien la había tocado… me detuve a mí mismo. No podía hacer esto. Tenía que ganármela de nuevo. Si me ponía todo cavernícola, ella lucharía contra mí. Al doblar la esquina la ventana que daba al océano me saludó. Miré las otras ventanas de esta unidad y todas daban a la piscina. Esta tenía que ser la habitación de Lana. Toqué y esperé pero no hubo nada más que silencio. Las luces estaban apagadas. ¿Realmente podría estar en algún lugar de ese salvaje montón de gente? Me agaché y pensé que debía revisar y ver si la ventana estaba cerrada. No lo estaba. Nada inteligente, Lana. ¿No sabía que no debía dejar las ventanas sin cerrar? Cualquiera podría haber entrado. No quería pensar en ello. Debía concentrarme. Empujando la ventana para abrirla, entré en la habitación y el dulce olor de su perfume llenó la habitación. Jewel me había dirigido directamente hacia Lana, pero yo no noté las señales. La habitación estaba vacía. Eché un vistazo a la puerta y noté que estaba cerrada. Así que, ella escapó por la ventana. No se encontraba en esta fiesta. Regresaría. Solo tenía que esperar. Estaba cerca. Sentándome en la cama, me estiré y tomé una almohada. Sosteniéndola contra mi nariz, inhalé. Dios, extrañaba este olor. Enterrando mi cara en su aroma, me senté mirando la ventana… esperando.

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Las lágrimas se habían secado en mi rostro mientras volvía al condominio. Había corrido por más de una hora. Mis pulmones ardían y mis piernas probablemente se sentirían como gelatina mañana. No estaba muy en forma, así que esto dolería. Abriendo mi ventana, entré para encontrarme con alguien sentado en mi cama, en la oscuridad. Naturalmente, grité —Lana, soy yo. —Las manos de Sawyer estaban en mis brazos instantáneamente. Sawyer… Sawyer estaba aquí. Me quedé congelada, intentado decidir si me había desmayado por correr y esto era un sueño. —No quería asustarte. Lo siento. —Las palabras “lo siento” me sacaron de mi estupor brumoso y me sacudí de su agarre y alejándome rápidamente de él, hacia la puerta. —Lana, por favor no. Por favor, escúchame. No me dejes fuera. No tienes idea… —¿No tengo idea? ¿Yo? Sí, tengo una idea. Quiero que te vayas. ¿Me entiendes? VETE. Yo. No. Quiero. Verte —gritaba, pero sabía que nadie me escucharía por sobre el ruido de afuera. —Lana, por favor. —Me suplicó Sawyer y caminó hacia mí vacilantemente. Cerré los ojos y crucé mis brazos protectoramente sobre mi pecho. Odiaba como el sonido suplicante de su voz me tiraba hacia él. —Si alguna vez sentiste aunque sea una pizca de algo por mí, te irás y me dejarás seguir adelante —susurré con fuerza. Cuando no respondió, me dividí entre la alegría de que se marchaba, porque eso significaba que sintió algo por mí, sin importar cuán pequeño fuera, el alivio de que no estaría aquí para presenciar cómo me derrumbaba en el suelo, y la agonía porque verlo me destrozaba. Escuché el ligero sonido de papel y abrí mis ojos lentamente para ver a Sawyer en el mismo lugar mirando a una desgastada carta en sus manos. Comenzó a leer: “Cometí el error de abrirle mi corazón a alguien que claramente nunca podría sentir lo mismo por mí. Sabía que Sawyer te amaba. Lo he sabido desde que éramos niños. Pensé que, quizás, atraer solo su atención por un corto periodo de tiempo sería suficiente. No lo fue.”

Sentí como si mi pecho fuera a explotar. Tenía la carta que le dejé a Ashton. Oh, por Dios. Él levantó la mirada del papel y me miró directamente con dolor en sus ojos y también algo más… —Amé a Ashton una vez. Fue mi amor de la infancia. Ella era todo lo que conocía, pero cuando me dejó, no lloré. Cuando te fuiste, lloré como un bebé. Dejé de respirar mientras él bajaba la mirada de nuevo al papel en sus manos. “He crecido con dos padres que ni una sola vez pensaron en mí para las decisiones que tomaron. Mis sentimientos no eran algo que les preocupara y tal vez eso es mi culpa porque nunca lo dije. Sólo empujé el dolor y la ira dentro de mí. Quería ser fuerte porque sabía que ellos eran débiles. Estoy cansada de ser fuerte. Estoy cansada de ser la segunda mejor. Necesito a alguien que me ame” —dejó de leer y me miró fijamente una vez más—. No deberías nunca y quiero decir, nunca, ser la segunda opción de nadie. Cualquiera que no te vea como el increíble regalo que eres, es un ciego bastardo. Volvió a bajar los ojos al papel y comenzó a leer nuevamente. “Permanecer en Grove no es una opción posible para mí. Me permití esperar demasiado. He estado rota demasiadas veces. No puedo estar en un lugar cerca de… alguien que eventualmente me destruirá” —sus ojos verdes se levantaron para encontrarse con los míos, y las lágrimas que brillaban en ellos me dejaron sin aliento—. Si te pierdo por ser el estúpido ciego que he sido, entonces voy a ser el único que se destruyó. Siguió leyendo: “Tuviste al chico Vincent correcto todo el tiempo. No lo des por hecho esta vez. Él te ama de una manera en la que espero algún día inspirar en alguien. Daría el mundo por ti. Cuando tienes a alguien así de especial, de increíble que te ama, no lo dejas ir. Esta es tu segunda oportunidad de atesorar lo que has tenido toda tu vida. Sawyer siempre fue el chico Vincent por el que valía la pena luchar. Él es el especial” —Sawyer dobló lentamente el papel y lo frotó con su pulgar como si fuera algo precioso y luego lo guardó de regreso en su bolsillo. —Ashton no tenía al chico Vincent correcto. Lo sé porque ahora entiendo realmente cómo se siente el amor. Del tipo que te consume. El amor que tiene el poder de romperte. Tiene el poder de completarte. Cuando leí esta carta, estaba en la sala de Ashton, luego de arreglar las cosas entre ella y Beau, que era todo lo que quería hacer, no más. Ellos pertenecen juntos. Siempre se han pertenecido. Ahora lo entiendo. No porque ella lo eligió a él, sino porque tú me elegiste a mí. Antes de ti, estaba perdido. Pensé que Ashton era lo que se suponía que iba a ser mi vida. Dejar ir la zona de comodidad que nuestra relación representaba fue

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difícil. Entonces llegaste a mi vida como una luz estallando en medio de la oscuridad. Hiciste que todo tuviera sentido —dio un paso más cerca de mí y luché contra la urgencia de lanzarme a sus brazos. —Lana. Pienso en ti cada minuto de cada día. Cuando estoy contigo, mi mundo está completo. Cuando te toco, entiendo el sentido de mi vida. Cuando te perdí, quedé completamente destrozado. Soy. Tuyo. Una lágrima rodó por mi rostro y cayó por mi barbilla. No era suficiente. Esta vez necesitaba más. Sawyer tomó mi mano y me atrajo más hacia él. Quería derretirme en sus brazos, pero no podía. —Te amo, Lana. Te amo tanto. Todo en ti. La forma en que tus labios se curvan cuando sonríes, la peca justo debajo de tu perfecto pequeño trasero, la forma en que tu risa envía una descarga de calidez a través de mis venas, cómo tu tacto me enciende. Te amo y pasaré el resto de mi vida asegurándome de que sepas que eres mi número uno. Siempre serás mi número uno. Eso era. Eso fue suficiente. Era todo lo que necesitaba escuchar.

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C

razy Girl de The Eli Young Band me despertó de un sueño muy bueno. Estirándome, sentí los brazos de Sawyer apretándose a mí alrededor.

—Crazy Girl, ¿Sabes que te amo? —La canción siguió sonando y me giré para mirar a Sawyer tomando mi teléfono. —¿Por qué mi teléfono está encendido y por qué estás cantando una canción country? —Le pregunté aturdida mientras él miraba la pantalla y luego bajaba la mirada a la mía. —Es tu mamá. Habla con ella o se preocupará. Lo miré boquiabierta. —¿Mi mamá? Pero... —Anoche tomé el teléfono de tu bolso y lo encendí. Encontrarte tenía a mi adrenalina bombeando, luego calmarme me fue difícil. Cambié tu tono a una canción que me recuerda a ti. —Bajó su boca a la mía y cantó: —¿Te he dicho últimamente, que te amo como un loco, nena? —A la vez que mi timbre del teléfono. No podía enfadarme con él mientras hacía algo como esto. Sawyer cantando en plena mañana era jodidamente dulce. Incluso si fuera su culpa que mi mamá me llamara. Suspirando, le quité el teléfono y respondí: —Hola, mamá. —Oh, Lana, encendiste tu teléfono de nuevo. Me alegra. ¿Significa que volverás a casa? Me muero por verte. —No, no volveré a casa. Al menos, no todavía —Me encontré con la inquisidora mirada de Sawyer preguntándome qué iba a hacer. No estaba muy segura de si sería bienvenida a la casa de tía Sarah después de haber escapado de esa manera—. En realidad, no sé lo que haré. —¿Por qué estás haciendo esto? ¿Es por culpa de Sawyer? Le puedo decir que... —Mamá, no se trata de Sawyer —le contesté, alcanzándolo y pasé la mano por su cabello desordenado. —Él es perfecto. Simplemente no sé aún cómo terminaré mi verano.

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Sawyer frunció el ceño y sus brazos se apretaron a mí alrededor como si fuera a desaparecer en el aire. —Espera, ¿Acabas de decir que Sawyer es perfecto? Pensé que estabas enojada con él. Quiero decir, estoy de acuerdo contigo, es un chico encantador. Hemos hablado mucho las últimas dos semanas y creo que realmente te ama. El chico ha estado tan preocupado. Me llamó todo el tiempo para ver si sabía algo de ti. Cada vez que llamaste, lo llamé de inmediato y le conté que te encontrabas bien. Oh, no. No quise decirte eso. No te enfades conmigo, cariño. Él estaba muy preocupado. Sonreí hacia él. —Puede ser muy persuasivo. Lo entiendo. —Es buen partido, Lana. Es de familia rica e irá a la universidad de Florida, también. Me sorprendí cuando me contó que consiguió una beca por el fútbol. Eso es perfecto. —No, mamá, no lo es. Papá no podrá ayudarme. —Decirlo nunca fue más fácil. —Tonterías. Sí, te ayudará. La pensión alimenticia que me da cada mes ayudará a pagar los gastos. Además, venderé la casa y compraré una más pequeña. Esta es demasiada grande para mi sola. —Mamá, no, te encanta la casa y no creo que entiendas cuánto costarán los libros y los gastos de manutención... —No soy idiota, Lana. Investigué durante todo este tiempo. Todavía recibes tu correo y tuve que pagar algunos honorarios más, pero conseguí pagar el primer trimestre. Me estoy conteniendo para comprar cosas para tu dormitorio hasta que llegues a casa, quiero que me ayudes. —Lana, ¿Qué pasa? —Sawyer se sentó rápidamente y me levantó en sus brazos. —¿Es ese Sawyer? ¿Estás de nuevo en Grove? —preguntó mi madre, mientras yo daba unas palmaditas silenciosas en el pecho de Sawyer para calmarlo. Se me llenaron los ojos de lágrimas escuchando a mi madre y él entró en pánico. —Sí, es Sawyer. Él, uh, me encontró anoche —le contesté al teléfono mientras sonreía a Sawyer, quien me observaba precavidamente con el ceño fruncido. —¿Te encontró? ¿Dónde estás? ¿Cómo te encontró? —He estado con Jewel todo el tiempo. Ella me cubrió y honestamente, no tengo ni idea de cómo me encontró, a menos que... —Me detuve antes de que terminara ese pensamiento. No quería tener que explicar todo esto a mi madre y ella quería saber. Yo estaba bastante segura de quién me delató. Ethan era el único en Grove que sabía a donde hui.

—Oye, mamá, te llamo más tarde. Tengo que resolver algunas cosas hoy, pero te llamaré pronto. Déjame hablar con Sawyer, de acuerdo, y gracias, te amo. —También te amo, Lana. Desconecté el teléfono y lo puse a mi lado antes de arrastrarme encima de él. —Así que, ¿Cómo le sacaste a Ethan mi paradero? ¿Y aún está vivo? Sawyer rió y me movió para que yo quedara a horcajadas sobre él. —Sí, sigue respirando. En realidad, lo dejé completamente ileso. Salí corriendo de allí tan rápido como tuve tu ubicación, ni siquiera dije adiós. —Bueno, ahora dime cómo lo conseguiste —contesté, pasando mis manos por su pecho desnudo. Extrañé tocarlo. —Sólo me lo dijo —dijo en un susurro ronco. Su atención se centró en mis manos mientras trazaba círculos alrededor de sus pectorales muy firmes. —Sintió culpa, supongo —murmuré antes de inclinarme para darle un beso en la contusión sobre sus costillas—. ¿Esos feos jugadores de fútbol te han hecho daño? —musité, dejando un rastro de besos a través de su abdomen y de vuelta a su pecho. —Aja, te puedo mostrar otros lugares que me duelen mucho — suspiró, pasando las manos por mi espalda para acariciar mi trasero. —Umm, bien, sólo déjame terminar besando estos golpes y seguiré con los otros luego —susurré. —Por favor, tómate tu tiempo —gruñó, deslizando sus manos dentro de mis bragas. —Todavía no me has contestado cómo conseguiste sacarle mi lugar de escondite a Ethan —le recordé mientras me deslizaba por su cuerpo para poder besarlo justo debajo de su ombligo. —Oh, bebé. —Se arqueó hacia mí, luego tomó una respiración entrecortada—. —¿Quién es Ethan? —preguntó en voz baja y profunda. Levanté mis ojos para encontrarme con su mirada fascinada. —¿Recuerdas a Ethan? Tu amigo que te contó de mí. —Le recordé, antes de lamer suavemente la piel justo encima de su bóxer. —Oh, joder —gimió, enredando sus manos en mi cabello. Decidí dejar pasar el asunto de Ethan. Me divertía mucho ver al chico que amaba venirse en mis brazos. Deslizando un dedo por la

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cinturilla de su bóxer, me incliné hacia él y le susurré al oído: —¿Hay moretones allí que necesiten mis cuidados? —Oh, sí, muchísimos —gruñó.

—Papá —dije como saludo cuando toqué la puerta de su oficina y entré. Mi padre estaba sentado detrás de un enorme escritorio de caoba que mandaron traer de algún sitio al que él y mamá visitaron. No recordaba los detalles. —Sawyer —respondió, levantando la mirada de los papeles sobre su escritorio—. —¿Cómo estuvo la práctica? —Bien. Aprenderé mucho este año. Ser una camiseta roja fue una decisión inteligente. —Papá asintió. —Beau tuvo una buena semana, también. Lo están entrenando en la línea ofensiva. —Me volvía loco que nunca preguntará sobre su otro hijo. El que ignoraba. El que nunca reclamó. Papá frunció el ceño y volvió a mirar sus papeles. —Eso es bueno. Tu primo siempre ha sobresalido como un receptor. —¿Te refieres a mi hermano? Beau no es mi primo. Él es mi hermano. —Nunca obligué a mi papá a hacerle frente a esto. Estuve tan enojado con Beau por salir con Ashton cuando todo esto salió, que no dije nada. Si Beau no quería lidiar con esto, entonces yo pensé ¿Por qué tengo que hacerlo yo? Pero no era justo. La farsa que mi padre vivía no era justo. Se aclaró la garganta, se quitó las gafas y se recostó en su silla para nivelar su mirada en mí. —¿Quieres hablar sobre eso? ¿De esto se trata? —Sí, lo es. Quiero hablar de eso. —No me quebré. Mantuve mi nivel de tono. Gritar no me llevaría a ninguna parte. —Beau es biológicamente mío, sí. Pero no lo críe. No amé a su madre. Tu tío lo hizo. No yo. No veo a Beau como mi hijo. Mi sobrino, sí. —Pero es tu hijo. Su padre murió cuando tenía seis años. Necesitó un padre durante doce años y no hiciste nada. Ni una sola vez cuidaste de él. Ni una sola vez le dijiste que estabas orgulloso de él. Ni una sola vez hiciste su vida más fácil. —Dejé que mi voz se elevara más y más. —¿Decirle que estaba orgulloso de él? ¿Por qué? ¿Por ser un perdedor? ¿Por llegar a la práctica de fútbol con resaca? ¿Pasar el rato en los bares? ¿De qué diablos se supone que debo estar orgulloso, eh? Por favor, dime eso.

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Mis manos se volvieron puños y tomé una respiración profunda. Estaba tan cerca de atacar a mi propio padre. —Se quedó con la tía Honey, quien lo dejó en casa solo cuando era sólo un niño. Si no hubiera vivido en un parque de casas rodantes donde la gente trafica con drogas y Dios sabe qué más, tal vez él sería mejor. Pero no lo hizo. Cometió errores. Tuvo que aprender las cosas de la manera difícil. Tuvo que aprender todo de la manera difícil. Porque TÚ NO ESTABAS ALLÍ. —Apunté mi dedo hacia mi papá y gruñí—. Beau se enderezó. Obtuvo una beca de fútbol en la UNIVERSIDAD DE ALABAMA, por el amor de Dios. Encontró una manera de hacer dinero para poder comprarse una camioneta. Ama a su mamá y se hace cargo de ella, aunque ella no hizo nada para ganarse su ayuda. ¿Por qué? Porque la ama. Ella es todo lo que ha tenido. Él se hizo a sí mismo y se ha vuelto un buen hombre. Estoy muy orgulloso de llamarlo mi hermano cada vez que lo veo. Y TÚ NO HICISTE NADA. Ni una maldita cosa. Nada. —Terminé y me giré para salir de su oficina. No quiero quedarme aquí. No bajo este techo. No con él. —Tienes razón —gritó la voz de mi padre detrás de mí y me detuvo y cerré los ojos con fuerza antes de volverme para mirarlo. —No estuve allí. Dejé que se las arreglará por su cuenta. Tenía miedo de que tu madre lo supiera. Tenía miedo de que este pueblo lo supiera. No quería perder esta vida que había construido. Sin embargo, te equivocas en una cosa. Fui a ver cómo estaba. ¿Por qué crees que te escabullías para sacarlo de sus problemas o te quedabas con él cuando estaba solo? ¿Creías que eras bueno guardando el secreto? No lo eras. Cuando te ibas, yo te seguía. Los observé a ambos. Vi cómo le resolvías los problemas, lo sacaste de líos y te quedaste a su lado cuando estaba solo. Yo estuve siempre allí. Me sentí orgulloso de ti por estar ahí para él cuando yo no lo estaba. No estoy orgulloso de mí mismo, Sawyer. Viviré con este remordimiento por el resto de mi vida. Sin embargo, me siento orgulloso de Beau. Se ha convertido en el hombre que siempre esperé que fuera. Es más duro debido a la vida que vivió. Él es más fuerte por los bordes, pero es un buen chico. Mi padre se inclinó y abrió un cajón de su escritorio que siempre cerraba con llave y sacó un enorme bloc de notas y la colocó sobre la mesa. —Adelante, echa un vistazo. Me acerqué y abrí el bloc para ver fotos de Beau cuando era un bebé. Fotos de nosotros con nuestros cascos de fútbol cuando éramos niños. Cada página mostraba recuerdos de la vida de Beau. Cada artículo en el que él fue mencionado había sido cuidadosamente recortado y colocado en las páginas. Después fui a la última página, vi una foto de Beau practicando en el campo del estadio Bryant-Denny la semana pasada

durante la práctica. Levantando la mirada, miré fijamente a mi padre y vi a un hombre que no sabía que existía. —Fui a ver sus prácticas la semana pasada. Los dos me hicieron sentir orgulloso. Sacudiendo la cabeza, tratando de digerir todo esto, me dejé caer en la silla detrás de mí. —¿Por qué no se lo dices? Si tienes todo esto, es porque lo quieres. Tienes que cuidarlo. ¿Por qué no haces algo al respecto? Él te necesita, también. —Me odia y no lo culpo —dijo mi padre, tomando la carpeta y colocándola de nuevo en el cajón. —Claro que sí, te odia. Eres su padre y piensa que no le importas. —Conoces a Beau. Mejor que nadie. ¿De verdad crees que me escucharía? ¿Qué me perdonaría? —Papá, no tiene que perdonarte. No tienes por qué gustarle. Pero tiene que saber que lo amas. Que estás orgulloso de él. Todo lo que tienes que hacer es decírselo. Cómo lo maneje o lo tome no es lo importante. Lo que es importante es que lo sepa. Lo importante es que se lo digas. Papá se sentó en su escritorio y ninguno de los dos habló. No había nada más que decir.

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M

i madre estaba sentada en el sofá de la tía Sarah, bebiendo té, cuando Sawyer y yo entramos en la sala de estar.

—¿Mamá? —Mi tía y mi tío me habían recibido de nuevo y me aseguraron que les alegraba que volviera a salvo. No conocían los detalles, pero entendían que tenía mucho que hacer con mis padres. —Lana. —Me sonrió y luego le sonrió a Sawyer—. Hola Sawyer. —Hola, Sra. McDaniel —respondió cortésmente. —No sabía que vendrías de visita —dije, tratando de averiguar lo que ocurría. —Hay papeles que debes firmar y pensé que podíamos hacer las compras para tu dormitorio —explicó. Aún no le había contado a Sawyer sobre Florida. Tenía miedo de que mi madre estuviera siendo demasiado optimista y al final no funcionara. —Oh, bueno, está bien —interrumpí, tratando de pensar cómo sacar a Sawyer de aquí antes de que mamá dijera algo más acerca de la universidad. —¿Estaría bien si yo voy también? Lana me ayudó a escoger mis cosas para el dormitorio, así que es justo que yo le ayude con el suyo — Sawyer arrastró las palabras en tono divertido mientras se sentó en el sillón de mi tío. —Por supuesto. ¡Sería maravilloso! ¿No sería hermoso, Lana? — preguntó mi madre demasiado entusiasta. ¿Cómo saldría de esta? —Mamá, tenemos que asegurarnos de que todo está bien antes de comprar cosas para el dormitorio. Quiero decir, todavía hay una

posibilidad de que esto no funcione y que me quede en casa dos años e ir a la universidad comunitaria. ¿Y si la casa no se vende? Sawyer se incorporó desde su posición relajada y se inclinó hacia delante. —¿Qué? ¿Por qué no funcionaría? Pensé que ya era un hecho. — Dirigió la pregunta a mi madre, como si no supiera de qué diablos hablaba ella. —Sawyer... —comencé, pero mi madre me interrumpió. —Es Sawyer —Me tranquilizó—. Lana, la casa se vendió. Tengo dinero suficiente como para pagar los cuatro años de tu educación y comprarme un apartamento de buen tamaño en la playa. Así que cuando te vayas y me dejes por Florida, me mudaré bastante cerca de mi hermana, para cuando necesite un poco de compañía. Dijo Florida. ¿Pensará Sawyer que yo lo perseguía? ¿Sofocándolo? Nerviosa, me obligué a mirarlo a los ojos. Él sonrió abiertamente y se levantó y se acercó a mí. Puso sus manos alrededor de mi cintura y me tiró contra él e inclinó la cabeza para susurrarme al oído: —¿De verdad crees que estaría tan entusiasmado con la universidad si pensara que no estarías allí? —Lo sabías. —Solté un suspiro de alivio. —Sí, lo sabía. Y si por un segundo intentas echarte atrás de seguirme a Florida, yo personalmente te secuestraré y te llevaré allí conmigo —bromeó, y luego dejó un rastro de besos por mi cara hasta que su boca se cernió sobre la mía—. No te perderé de nuevo. Estás conmigo. Te quiero a mi lado. Siempre.

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Ayudé a Sawyer a escaparse de práctica esta mañana, por una chica. No podía dejar de sonreír. Yo era el que normalmente se escapaba de los entrenamientos. Fue un buen cambio que él no asistiera. No podía imaginar por qué querría ir de compras con Lana y su mamá. Aquella mujer era dura. Por no mencionar que hablábamos de compras. ¿Quién va de compras con su hija? Por otra parte, Ash nunca me pidió que fuera de compras con ella. Si me lo pidiera, iría. Corriendo por las gradas, desaceleré el ritmo. Este había sido mi recorrido número cien de arriba a abajo. Ya era hora de pesas. Cuando llegué a la parte baja, me sequé la frente con la toalla y tomé un largo trago de la botella de agua que en la parte baja de las gradas. —Hola, Beau. —dijo una profunda voz familiar detrás de mí, no era una que me importaba. Dejando el agua, me colgué la toalla sobre el hombro y me di vuelta para enfrentar a Harris Vincent, mi tío/padre biológico. —Sawyer no está aquí —contesté y me dirigí hacia el campo. —No vine para ver a Sawyer. He venido a verte —dijo Harris y me detuve. ¿Yo? ¿Quería hablar conmigo? ¿Su pequeño secreto? Me giré. —¿Qué? —Fue la única respuesta que salió de mí. Me quedaría aquí a escuchar lo que tenía que decir, sólo por una única razón... Sawyer. —Yo, eh, vi tu práctica la semana pasada. Te veías bien allá afuera. ¿Mi práctica? ¿De qué diablos hablaba? Tuve prácticas en Tuscaloosa. Seguramente, él no quiso decir eso. —He venido a verte. Vas muy bien. Dando un paso hacia él para que pudiera oírme gritarle, pregunté: —¿Fuiste a mi practica en Bryant-Denny? ¿Por qué hiciste eso? —El hombre ni siquiera fue al hospital cuando me rompí la clavícula en la liga de béisbol. No era exactamente activo en mi vida. —Fui a ver a mis dos hijos en sus prácticas de la semana pasada. Me quedé helado. Él me llamó su hijo. Comencé a sacudir la cabeza. —No, no, no vuelvas a decir eso. Yo. No. Soy. Tú. Hijo. Tenía que alejarme de este hombre. Él era el padre de Sawyer, no quería hacerle daño. Pero, maldita sea, si volvía a llamarme hijo.

—Eres mi hijo. No te merezco, pero eres mío. Me puedes negar. Puedes odiarme y tienes todo el derecho. —Maldita sea, claro que lo hago —grité. —Eso no cambia el hecho, estoy orgulloso del hombre en que te has convertido. El hombre en que te has convertido, sin ninguna ayuda de mi parte. Estaba tomando fuertes jadeos de aire. ¿Qué estaba haciendo? ¿Por qué me hacía esto? —¿Orgulloso de mi? ¿Por qué? ¿Porque puedo jugar al fútbol? ¿Porque estoy jugando en tu alma mater? Porque eso es sólo una mierda. Harris negó con la cabeza. —No, no lo estoy porque juegues en el mismo campo de fútbol que yo jugué alguna vez. Aunque, eso me hace sentir un poco orgulloso no lo puedo evitar. Pero este es sólo un breve momento en tu vida. El hombre que resultas ser es lo que me hace sentir orgulloso. Has hecho malas elecciones y tomaste el camino equivocado, pero también fuiste lo suficientemente fuerte como para salir de ese camino y encontrar uno que te lleve a alguna parte en la vida. El mundo quería llamarte un perdedor, pero eras mucho más fuerte de lo que ellos pensaban. Te has defendido. Elegiste la vida que querías y luchaste por ella. Incluso cuando el resto del mundo no pensaba que harías algo de provecho. Demostraste que se equivocaban. Eso, hijo, es de lo que estoy orgulloso de ti. Quería gritar con todos mis pulmones lo injusto que era el momento. Necesité a este hombre cuando era pequeño y me encontraba asustado. ¿Pero ahora? No lo necesito ahora. —Un hombre sabio me dijo una vez que no hace falta que me perdones. No hace falta que te guste. Pero necesitas saber que te quiero. Que estoy orgulloso de ti. Es todo lo que necesito decirte. Como lo manejes o lo tomes no es lo importante. Lo importante es que lo sepas. —Me hizo un gesto breve y las líneas de preocupación y expresión de derrota cuando se dio la vuelta para irse hizo que algo dentro de mi pecho se quemara. No lo entendía, no tenía por qué sentirlo. No ahora mismo. —Harris —le grité a su forma en retirada. Se detuvo y se volvió para mirarme. —¿Sí, Beau? Tragué nerviosamente, inseguro de cómo decir esto exactamente. Porque sus palabras no hicieron esto mejor. No solucionaron el pasado. —No sé qué hacer con esto aún. Nunca sabré que hacer con esto. — Me detuve cuando un recuerdo vino a mí, de Harris de pie en la valla

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durante uno de mis juegos en el instituto, como él bien había dicho— de mi entrenador después de sacarme de un juego. Había perdido esa práctica porque mi mamá se enfermó de gripe y la lleve a Urgencias en Mobile. Al centro de salud más cercano. Cuando llegué a la práctica, el entrenador me envió a las bancas. Cada vez que miré hacia la valla durante ese partido, Harris estuvo allí, con los brazos cruzados frente a su pecho como si estuviera montando guardia sobre algo o alguien. —Ese partido, en el instituto cuando me castigaron por perder la práctica anterior. Yo fui relegado a la banca. Entonces, después de que el entrenador regresara de una discusión muy acalorada contigo, él me puso en el juego. —Me detuve y estudié su rostro y vi la respuesta en su expresión—. Le obligaste a que me metiera en el juego, ¿No? Harris me dio una sonrisa triste. —No fue tu culpa tener que llevar a tu madre a ver a un médico. Fue una decisión injusta por parte del entrenador Madison, y yo le recordé lo imprudente que era dejar a su gran receptor en el banco. Eso no corrigió todo lo malo. Pero me hizo saber que a veces, aunque yo no me diera cuenta, él estaba al pendiente de mí. Solamente que yo no lo sabía. Hubo otros casos en mi vida cuando las cosas parecían ir mal y luego todo estuvo bien sin ninguna explicación. ¿Fue siempre él? —El entrenador no era un gran fan mío —contesté. Harris levantó una ceja. —Bueno, no eras exactamente el chico más confiable en el equipo. Dejé escapar una breve carcajada. —Jugué con resaca tan bien como lo hice sobrio. La sonrisa en su rostro no era algo que yo estuviera acostumbrado a que fuera dirigida a mí. —Probablemente lo hiciste. —Concordó. Nos miramos el uno al otro como si tuviéramos miedo de que todo volviera a lo habitual en cuando él se fuera. —Mira, hijo —aclaró la garganta—, o Beau, si es así como prefieres que te llame. Si quieres ir a comer algo alguna vez, o tomar una copa, o lo que sea... sólo llámame. Estaré allí. Se dio la vuelta y empezó a alejarse cuando no respondí. Antes de que llegue demasiado lejos, grité: —Puedes llamarme hijo, si así lo quieres.

Epílogo Traducido por Mery St. Clair Corregido por Melii

Cuatro años después…

V

en aquí, hermosa —grité mientras abría mis brazos y Lana corría el campo hacía mí. Vestía su blusa azul de tirantes con el logo de los Cocodrilos de Florida en el frente. Sabía que atrás decía Vicent #10. La mandé a hacer para ella antes de mi primer juego de la temporada. Ella gritó y saltó a mis brazos. —¡Lo hiciste! ¡Lo lograste! —Repartió besos por todo mi rostro y disfruté de cada minuto mientras la sujetaba con mis manos, acunando su apretado trasero. —Bueno, tuve algo de ayuda —bromeé. Riéndose, pasó sus manos por mi cabello sudado y besó mi frente. —Estoy asqueroso, bebé. Ella se echó hacia atrás y bajó la mirada hacia mí, y una sonrisa apareció en sus carnosos, perfectos labios. —Sí, lo estás. Algo le causó gracia, pero no tuve idea de qué. Parecía estar a punto de reírse de algo. Luego tomó mi rostro y presionó esos labios contra los míos y no me importó nada más. Sólo quería esto. —Felicidades, hermanos —gritó la voz de Beau y abrí los ojos mientras Lana dejaba ir mi boca. La deslicé hacia abajo contra mi cuerpo mientras me giraba para ver a mi hermano caminando hacia mí con su uniforme rojo y blanco. Ashton se encontraba a su lado vistiendo una camisa casi idéntica a la de Beau. —Gracias, hombre. Jugaste bien. Esa atrapada al finar fue irreal. Tuve que mantenerme por los laterales.

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Beau se echó a reír y sacudió la cabeza. —Les advertí que a pesar de que les hemos ganado durante los últimos tres años, el mejor mariscal que yo conocía comenzaría a jugar este año. Ashton soltó a Beau para abrazar a Lana. Era nuestro cuarto año en la Universidad de Florida. Ashton y Lana hablaban varias veces a la semana. Beau y yo nos las arreglábamos para vernos en las vacaciones cuando volvíamos a casa. Beau incluso ha ido a la cena de navidad los últimos dos años. Cuando llamó a nuestro padre “Papá” antes de regresar a la escuela después de esas primeras vacaciones de invierno, pensé que papá se pondría a llorar. No sé lo que ocurrió durante esa noche, pero lentamente Beau y papá habían encontrado maneras de remendar lo que estaba roto. Beau tenía la intención de proponérsele a Ashton durante el partido del campeonato universitario de este año. Los Cocodrilos de Florida contra la Marea Roja se enfrentarían una vez más esta temporada. Además de nosotros, ningún equipo había estado cerca de ganarle a su equipo. El plan era que nuestros padres vendrían, incluso la tía Honey, cuando el equipo de Alabama se enfrentara a los Cocodrilos en el campeonato. —¿Te casarías conmigo, Ashton Sutley Gray? —Aparecería en la enorme pantalla del marcador unos minutos después de que el juego terminara. Tuve que escuchar durante horas los planes de Beau. Él quería que fuera perfecto. Estiré mi brazo y tomé la mano izquierda de Lana para besar el diamante corte marqués que ahora descansaba en su dedo anular. Nuestro compromiso, el mes pasado, no tuvo una enorme planificación, sólo lo anuncié en los noticieros de las diez. Después de haber ganado mi primer juego como el mariscal titular de Los Cocodrilos de Florida, me aseguré de que todos los medios compitieron por mi atención y fui directamente, esperé hasta que Lana hizo su camino hacia mí. El asistente de entrenador había guardado el anillo y me lo dio hasta que el juego terminó. Ella corrió a mis brazos como siempre lo hacía después de un partido, pero esta vez, en lugar de cargarla, me puse de rodillas. Nunca olvidaré la mirada en su rostro o la manera en que sonó cuando dijo: —Sí. Ya no éramos yo, Beau y Ash contra el mundo. Tenía a Lana y ella era la número uno en mi equipo.

Fin

Abbi Glines Abbi Glines puede ser encontrada saliendo con estrellas de rock, paseando en su yate los fines de semana, haciendo paracaidismo o surfeando en Maui. Está bien, quizá ella necesita mantener su imaginación sólo enfocada en su escritura. En el mundo real, Abbi puede ser encontrada acerrando a niños (que siempre suelen aparecer que no le pertenecen a ella) a todos sus eventos sociales, escondida bajo las sábanas con su MacBook con la esperanza de que su marido no la descubra viendo a Buffy en Netflix de nuevo, y escabulléndose a Barnes & Noble para pasar horas perdida en libros.

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