Egipt logía

Egiptología 2.0 / Nº 2 – Enero de 2016 (Revista online gratuita).

V

2.0

El arte del periodo de Amarna.

José Manuel Galán: ‘’ Me conformaría con haber sido el escriba que escribió Sinuhé’’.

Museo Arqueológico de Ibiza y Formentera.

Textos sagrados. Estatuaria de la reina Hatshepsut. 1 | P á g i n a | Egiptología 2.0

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Egiptología 2.0 ©

Moisés González Sucías

Egiptología 2.0 es una revista on-line gratuita y sin ánimo de lucro de carácter egiptológico.

Edición Moisés González Sucías (Barcelona). Jordi Romera Sevillano (Diseño gráfico y maquetación). www.ushebtisegipcios.es ISSN: 2444-6254 Colaboradores

Su periodicidad es trimestral y tiene como objetivo compartir y divulgar de forma didáctica y amena el arte, la historia y la cultura del antiguo Egipto, publicando las noticias de relevancia, artículos de investigación, estudio de piezas, información sobre exposiciones, eventos, novedades editoriales… etc.

Sandra Pajares Sotillo

Una revista orientada a la difusión de información rigurosa sobre Egiptología, especialmente aquélla vinculada al ámbito español e hispanohablante.

Bartomeu Egea Resino Mª Isabel Cubas Contreras Laura Huertas López Marian Romero Gil Heródoto de Halicarnaso

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Gerardo P. Taber Fotografía de portada: Relieve policromado de Akenatón y Nefertiti. Neues Museum, Berlín (fuente: SCH).

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Presentación …..4____-

En el Imperio Nuevo egipcio (desde la reunificación de Egipto gracias a Amosis en el año 1550 a.C. hasta el año 1070 a.C. cuando llegan al poder los reyes libios), tras el reinado del faraón Amenofis III se produce una ruptura que afectará a todos los ámbitos de la historia de Egipto (religión, historia, literatura, arte…). Se trata de un paréntesis, pues después todo volvió a la normalidad, pero el reinado de Amenofis IV supuso un brusco cambio en la religión y en la producción artística egipcia. Amenofis IV rompe en primer lugar con la tradición religiosa. Se aleja del politeísmo tradicional egipcio y elige a Atón, el dios sol, como único dios. Es entonces cuando cambia su nombre por Akenatón y cuando se produce el cambio de estilo artístico hacia uno que predique y difunda la nueva religión defendida por el faraón. En el sexto año de su reinado traslada la capital de Tebas a Aketatón, una nueva ciudad cercana a la actual Amarna, planeada por el mismo faraón y construida para el dios Atón.

Coloso del faraón Ramsés II. Templo de Ramsés II, Abu Simbel (fuente: Alberto Lázaro).

Tras la muerte del faraón, el arte de Amarna y todos los cambios introducidos fueron proscritos, la ciudad de Amarna abandonada y el culto politeísta retomado. Pero no todo cambió de la noche a la mañana y existen obras artísticas posteriores a Akenatón que nos muestran la influencia que los cambios amarnienses tuvieron en el arte posterior, como el trono encontrado en la tumba de Tutankamón, cuyo estilo iconográfico sigue siendo el de Amarna.

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Gracias a todas las personas que desinteresadamente han colaborado con el

SUMARIO 5. Entrevistas - José Manuel Galán: ‘’Me conformaría con haber sido el escriba que escribió Sinuhé’’. 13. Testimonios del pasado - Estatua sedente de Kefrén.

José M. Galán en Lúxor (Rosa M. Tristán).

16. Arte - Arte del Periodo Amarna. 27. Textos religiosos - Los textos sagrados del antiguo Egipto. 34. Colecciones - Museo Arqueológico de Ibiza y Formentera. 39. Escultura - Estatuaria de la reina Hatshepsut.

Akenatón (Wikimedia Commons).

44. Arquitectura - Medinet Habu, el templo de Ramsés III. 52. Personajes - Khaemwaset, el primer egiptólogo. 62. Mujer en el antiguo Egipto - Nefertari, la amada esposa de Ramsés II.

Papiro de Hunefer (Wikimedia Commons).

71. Exposiciones - Osiris. Misterios sumergidos de Egipto / Cleopatra y la fascinación de Egipto. 83. Novedades editoriales. 84. Especiales - Explorando KV62. 90. Noticias.

Papiro de Hunefer (Wikimedia Commons).

Templo funerario de Ramsés III (SFEC_AEH_).

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Khaemwaset (Siepel).

Entrevistas José Manuel Galán: ‘’Me conformaría con haber sido el escriba que escribió Sinuhé’’. Marian Romero Gil

José Manuel Galán en Lúxor. Al fondo, el Valle de los Reyes (fuente: Rosa M. Tristán).

__________________________________________________________________________________________________ Nacido en Madrid en el año 1963. Estudió Historia Antigua en la Universidad Complutense de Madrid, licenciándose en 1986. Al año siguiente, se marchó a Estados Unidos a estudiar Egiptología, gracias a una beca que le concedió la propia universidad americana Johns Hopkins (Baltimore). Allí estudió seis años con los profesores Hans Goedicke y Betsy Bryan entre otros, doctorándose en junio de 1993. En el año 1994, gracias a una beca Alexander von Humboldt, estuvo estudiando e investigando en el Ägyptologisches Institut de la universidad de Tübingen (Alemania). En enero de 1995 se incorporó al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (Madrid) como "investigador contratado", adscrito al Instituto de Filología. En el año 2000 ganó las oposiciones para ser Científico Titular del CSIC.

Su tesis doctoral fue publicada en 1995 dentro de la prestigiosa serie alemana de monografías de Egiptología Hildesheimer Ägyptologische Beiträge, con el título "Victory and Border: Terminology related to Egyptian Imperialism in the XVIIIth Dynasty". En castellano, ha publicado los libros "Cuatro Viajes en la Literatura del Antiguo Egipto", CSIC, Madrid, 1998 (2ª ed. revisada en el 2000), y "El imperio egipcio: Inscripciones (ca. 1550-1300 a. C.)", Trotta, Madrid, 2002. Además, es autor de una treintena de artículos de investigación, publicados en las revistas internacionales más prestigiosas de la especialidad, como son: Journal of Egyptian Archaeology (Londres), Journal of Near Eastern Studies (Chicago), Chronique d'Égypte (Bruselas), Zeitschrift für Ägyptische Sprache (Leipzig-Berlin), Studien zür altägyptischen Kultur (Hamburgo), etc. Recientemente lo hemos podido ver en Televisión Española, en el documental ‘’Buscando a Djehuty, entre

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momias, tumbas y jeroglíficos’’, aunque, otros tuvieron la suerte de ver su estreno en la sala Cineteca de Madrid. José Manuel, bienvenido¡

luego mostrar a la gente la escritura que es un tema que no está tratado y queríamos que las personas lo conocieran. ¿Desde qué empezasteis la primera campaña, teníais la idea de hacer este documental?

Hola, ¿qué tal? ¿Por qué este título, ‘’Buscando a Djehuty, entre momias, tumbas y jeroglíficos’’? Uff bueno lo de “En busca de Djehuty…” es un título que me gusta mucho que creo que refleja bien pues, lo que creo que es la arqueología. Yo escribí un libro hace ya unos años, creo que en 2006, con National Geographic y RBA que se llamaba “En busca de Djehuty, crónica de una excavación arqueológica en Lúxor” y buscando título para el documental, me salía una y otra vez este título, y Javier Trueba y Tito Latova, que son con quien he hecho este documental, también les gustaba, y luego yo insistí también en ponerle un subtítulo “…Entre momias, tumbas y jeroglíficos” por un lado, aludiendo al libro de Ceram “Dioses, tumbas y Sabios”, que es un libro clásico, con el que muchos han comenzado su interés por la arqueología, el antiguo Oriente y el Antiguo Egipto en concreto, pues emulando este “Dioses, tumbas y sabios” pues “ Momias, tumbas y jeroglíficos” y luego yo creo que estos tres nombres definen muy bien la idea de este documental. Las momias hacen referencia al carácter aventurero del documental y yo diría lo más entretenido, las tumbas hacen alusión al patrimonio histórico-cultural que es algo importante dentro de un proyecto de excavación arqueológica, el amor y el cuidado por el patrimonio histórico-cultural, y luego el tercer ingrediente, jeroglíficos, hace alusión a las letras que es lo que a mí siempre me ha atraído del Antiguo Egipto. Djehuty ha sido el gran escriba de la reina Hatshepsut, su monumento funerario es un monumento a las letras escritas y nosotros en el documental hemos querido incidir en esto, en las letras. Otros grandes documentales suelen pasarlas por alto y se fijan en la grandiosidad de las pirámides, del templo de Karnak, de las tumbas del Valle de los Reyes y nosotros hemos querido incidir en la escritura, porque como muy bien dijo Javier cuando fuimos al preestreno en la Cineteca de Madrid, la idea era ver que podíamos aportar nosotros con este documental, ya que, documentales de Egipto se han hecho muchísimos, algunos muy buenos de National Geographic, Discovery Chanel, la BBC y nosotros nos preguntamos ¿Qué podemos ofrecer? Pues nosotros podemos ofrecer el mostrar cómo es la excavación, como es allí el día a día, tratar de transmitir a los telespectadores que es lo que se siente cuando se escava, el ambiente con los trabajadores, con el lugar, y

No que va, ni muchísimo menos, lo que es curioso y que ya no me acordaba, porque entre otras cosas tengo ya muy mala memoria y es que nosotros empezamos a filmar desde el primer día. Cuando montamos el equipo por primera vez, por aquel entonces la fotografía la llevaba una chica que hacía egiptología que era Ana de Diego y que estaba haciendo su tesis doctoral sobre biografías de la dinastía XVIII, sabía sacar unas fotos fenomenales y también filmar, entonces compramos una cámara grande que era muy buena, una Canon y empezamos a filmar que sale en el documental la apertura del primer día, y tenemos un montón de cintas grabadas desde el primer día hasta ahora, que cuando empezamos a hacer este documental con Javier Trueba y su mujer, lo primero que hicimos fue remasterizar las antiguas cintas y pasarlas a formato digital. Al hacer esto hemos podido utilizar imágenes de archivo casi desde el primer día y ha sido una suerte, y ha sido muy chulo y muy impactante aunque uno de los problemas de ese documental ha sido principalmente que teníamos tanto grabado, que seleccionar los clips para montar la película, nos llevó mucho tiempo porque tuvimos que visionarla toda, y es que eran decenas y decenas y decenas de horas grabadas. Pero lo bueno es que nos ha sobrado mucho material y podríamos hacer una miniserie de tres capítulos ¿Y no os lo habéis planteado? Sí, tenemos esa idea a ver si Televisión Española se embarca en el proyecto, ya que a raíz del éxito de este documental y de los índices de audiencia que se comprobarán en unos días, pues podemos embarcarnos en hacer un poco más, porque por ejemplo de la tumba de Hery no ha salido apenas nada, y tiene unos relieves muy bonitos, de otra tumba que descubrimos de época ‘’ramésida’’ tampoco ha salido nada, tenemos filmado el descubrimiento del ataúd de Iker que eso lo grabamos desde el comienzo y ya está digitalizado, tenemos un montón de temas que han quedado fuera necesariamente de este documental y que tendrían juego en una serie más larga. ¿Cómo ha sido trabajar con Latova?

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Javier Trueba y José

La verdad es que ellos lo hacen todo muy fácil, en realidad la idea que teníamos los tres es que la excavación en ningún momento se tenía que interrumpir, pero como la idea era mostrar cómo era la excavación , se tenía que filmar sin parar al excavador, sin parar a los trabajadores y sin iluminación especial, no hay ninguna escena forzada para filmar, entonces, para bien o para mal, sale todo como es, y en ese sentido ha sido todo muy fácil , además ahora con las cámaras modernas abultan poquísimo , se adaptan muy bien a la falta de luz y se puede filmar realmente sin entorpecer la acción y eso es lo que hemos tratado en el documental, que fuera algo así, muy fresco, muy vivo, pero la idea era mostrarlo como un documento de la vida real. Y el día del estreno en Cineteca ¿Cómo lo viviste? Bueno el problema es que siempre te llegan comentarios positivos, tu familia, tus amigos, conocidos, a todo el mundo le gusta, yo creo que lo bueno que tiene el documental es que está construido de manera que no te aburres, que se te hace corto, porque se va saltando de un tema a otro, nosotros somos conscientes de que el espectador se puede perder un poco, pero nuestra intención no es que el espectador supiera donde está en cada momento sino que sintiera el gusto de la excavación, del polvo, del lio que tenemos ahí montado y de la confusión que realmente existe y sacar sensaciones y sentimientos más que información exacta que eso lo puede sacar a través de artículos y entonces la narración va saltando de un sitio a otro de la excavación y desde luego lo que conseguimos es que el telespectador no se aburra en ningún momento y bueno ¿eso es bonito también verdad? Bueno ahora vamos a hablar de la excavación, cuando empezasteis ¿pensabas que esta excavación podía dar tanto de sí como ha dado? No, nosotros empezamos de una manera muy modesta, teníamos entre manos solo la tumba de Djehuty y de Hery, la tumba de Hery no se veía la entrada y la tumba de Djehuty era un vertedero del poblado moderno, veíamos que el proyecto tenia potencial porque ya solo las propias paredes de las tumbas de Djehuty y de Hery eran un tesoro y merecían estudiarlas e investigarlas, lo que no sabíamos es que excavando fuera nos íbamos a encontrar tanto material, tantos enterramientos de distintas épocas y todo lo que se ha ido produciendo en estos catorce años del proyecto Djehuty no podíamos sospecharlo, pero yo creo que es un buen ejemplo de tesón, de espíritu combativo y de no achantarte y bueno, fuimos un poco insensatos un poco valientes y yendo

paso a paso, poco a poco como los trabajadores egipcios que van portando canastos y van muy lentos y parece que no hacen nada pero, al cabo de dos semanas dices ¡caramba pero lo que hemos bajado! Esto un poco igual, la excavación va lenta, pero después de catorce años dices “Uff parece mentira todo lo que hemos hecho y lo que hemos conseguido”. La verdad es que también hemos tenido mucha suerte, el terreno es muy rico en materiales por distintas razones y la verdad es que ha sobrepasado con creces nuestros mejores sueños. ¿Cuáles han sido los resultados de la campaña de este último año? Bueno este último año enero-febrero de 2015 estuvimos excavando en lo que nosotros llamamos el sector diez, es el área que estaba por debajo de las casas del poblado moderno de Dra Abu el-Naga, donde hace ya varios años comenzó a salir a la luz parte de la necrópolis de la dinastía XVII fundamentalmente, ahí es donde hemos encontrado el ataúd de Neb, material relacionado con el príncipe Ahmose-Sapair con el príncipe Intefmose y el año pasado excavamos en este sector y entre otras cosas descubrimos un doble pozo que había sido muy robado en la antigüedad, prácticamente los ladrones habían acabado con todo, pero no con el cien por cien, encontramos al fondo de la cámara sepulcral de uno de los pozos dos arcos en perfecto estado con un conjunto de veinte flechas preparadas para disparar incluso hoy en día, la fecha no la tenemos muy clara pero, probablemente el enterramiento oscile entre la dinastía XIII y la dinastía XVII pero el conjunto de arcos y flechas es realmente espectacular, junto a ellas encontramos una tela de lino que envolvía siete de las flechas y un pequeño tarrito de alabastro y justo al lado del pozo encontramos una enorme tumba excavada en la roca, no podemos ver el final porque los escombros colapsan el fondo del todo pero por lo que podemos ver, por lo que podemos andar son 18 metros, es una tumba muy grande, luego el pasillo central tiene una sala lateral que conduce a una cámara sepulcral que no es la principal y en esa cámara sepulcral secundaria, en principio encontramos dos grandes bloques de piedra que contienen el principio del nombre de un Rey que por desgracia se ha perdido pero eso ya nos indica que tenemos entre manos algo de la familia real o del Rey. Por la cerámica que encontramos a la entrada de la excavación y que estudia una chica de Alicante, una ceramista que se llama Zulema Barahona, podemos fechar esta en la dinastía XIII, lo que quiere decir que este miembro de la familia real o tal vez un reyezuelo haya que fecharlo en la dinastía XIII pero, todavía tenemos

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(Fig. 1) José Manuel Galán en el interior de la tumba de Hery (fuente: El Mundo).

que ser cautos porque no hemos empezado siquiera a excavar el interior , solo hemos recorrido la parte que se puede ver, y todavía ni siquiera hemos terminado de excavar la entrada, así que habrá que esperar un par de años para tener más datos. Además de estos hallazgos, en el sector sur, por encima de la tumba de Djehuty, encontramos la fachada y el patio de entrada a una tumba también importante que es de un personaje que se llama Djehuty-Nefer que fue supervisor del tesoro bajo Tutmosis III y que probablemente fue sucesor de Djehuty en ese cargo, puesto que este fue supervisor del tesoro bajo la reina Hatshepsut, y encima encontramos la tumba del supervisor, bajo Tutmosis III. Esta tumba ya la habían descubierto Champollion y Rosellini en 1829 pero poco tiempo después volvió a enterrarse y se volvió a perder. Rosellini se llevó a Italia las jambas de la puerta de entrada y el dintel y hoy se encuentran expuestos en el museo de Florencia pero, como ellos mismos dicen en su cuaderno de notas, no excavaron en el interior. Entonces nosotros hemos vuelto a localizar esta tumba de este personaje importante y el año que viene “inshallah” vamos a excavar el interior que tiene como un metro y medio de escombro. La tumba ha sido saqueada, pero a lo mejor cuando quitemos ese escombro de su interior pues podamos encontrar restos

de su decoración original o algún otro objeto que pudiera haber pertenecido a este personaje Djehuty-Nefer que ahora entra en nuestra película. Y dime, ¿Qué sientes cuando entras en una estancia que ha estado cerrada durante miles de años? Bueno la idea es mantenerte lo más frio y lo más tranquilo posible, cuando entras lo que haces es observar todo muy despacio, tener mucho cuidado donde pones el pie o la mano y en realidad con los ojos y los sentidos tratar de captar la mayor cantidad de información posible, al menos en mi caso no es que se te acelere el corazón ni te falle la respiración, yo creo que más que nada es que la curiosidad te lleva a ser muy observador y luego también a ser muy responsable de no meter la pata y tocar algo que puedas estropear o dañar algún tipo de información que luego pueda resultar vital. Hay que ir muy muy despacio, anotándolo todo muy bien para no perder nada de información, entonces te pesa más la responsabilidad que la emoción. Por lo que tú me estas contando, ¿los arqueólogos os podéis considerar un poquito detectives? Si, una excavación es como cuando un grupo de policías irrumpen en la escena de un crimen, se trata de ir

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recogiendo indicios, que te permitan reconstruir lo que ha pasado, el problema es que a medida que vas entrando en la escena del crimen, pisando, tocando cosas, vas destruyendo pruebas, por eso tienes que ir con mucho cuidado y de no mover nada, de no tocar nada antes de haberlo registrado todo. Hoy tenemos la suerte de que con las cámaras digitales puedes ir tomando infinidad de fotografías, tomar notas por supuesto, pero por muchas fotografías que tomes mucha información se te pierde, para eso tienes que tomártelo con calma, ir despacio, ir anotando todo con el mayor cuidado posible, efectivamente como los policías en una escena de un crimen, eso es una comparación bonita por qué, la arqueología es una actividad que destruye y entonces antes de destruir la escena tienes que anotarlo todo bien igual que el paralelismo lo puedes hacer cuando escribes un artículo científico que tienes que componer el texto como si fuera un texto jurídico y entonces tienes que medir las palabras para que sean exactas, pues ahí es muy importante el escribir bien, el tener un dominio del lenguaje que utilizas para hacer referencia a lo que tu estés argumentando con precisión, claro no es lo mismo una palabra que otra, escribir lleva mucho tiempo también porque hay que ser muy muy preciso con las palabras entonces es verdad que nosotros somos primero un poco policías y luego un poco “legulillos” o personas del legado. ¿Son fundamentales las nuevas tecnologías para interpretar esas pistas o incluso para buscar algo en una tumba? Las nuevas tecnologías son una herramienta fenomenal que nos puede ayudar más allá de lo que nos hubiéramos imaginado hace unos cuantos años pero, hay que insistir que se trata solo de una herramienta. Ahora yo creo que estamos en una época en que tanto en la educación de los niños en los colegios, como nosotros los mayores se le da excesivamente importancia a la tecnología. La tecnología sin el hombre detrás no es nada. Sin la inteligencia del hombre detrás no es nada. Es como saber idiomas, si tú eres tonto y sabes inglés, pues dirás tonterías en inglés pero el hecho de saber idiomas no te hace más listo, si sabes Photoshop, Ilustrator, hacer páginas web, tener bases de datos, eso son herramientas, pero luego la inteligencia del humano tiene que estar detrás, lo digo esto porque por ejemplo en los proyectos de investigación hay muchas veces que el ministerio te da dinero para comprar una maquina pero te rechaza el contratar a un estudiante o a un becario y dices, entonces ¿Cómo manejo esta máquina?

No me sirve de nada sin nadie detrás. Es como un movimiento de péndulo tenemos que volver un poco hacia atrás y darle prioridad al factor humano por encima de la tecnología y en los colegios, lo digo porque mi mujer es profesora, se está insistiendo mucho en la tecnología y se está dejando de lado el leer o el que los chicos aprendan a escribir y es primero aprender a leer y aprender bien a escribir y luego aprender a utilizar los ordenadores, no al revés y como todo es un movimiento pendular. Ya en Francia justo recientemente, ha habido una corriente de volver a los dictados porque claro, luego nos encontramos que la gente ya mayorcita no sabe escribir bien, no sabe hacer lectura comprensiva de un texto y creo que eso es fundamental, sin eso las nuevas tecnologías no sirven para nada. Antes has nombrado cuando compra el ministerio alguna máquina, ¿la excavación cómo se financia? Nosotros desde el principio empezamos apostando por la financiación privada, cuando empezó el proyecto Djehuty hace ya quince años, nos financió Telefónica Móviles durante cinco años, luego nos pasó a financiar Caja Madrid y ahora nos financia Unión Fenosa Gas y gracias a ellos hemos podido trabajar los últimos años, y esperemos que sean muchos más y les estamos muy agradecidos, además tenemos una pequeña subvención del Ministerio de Educación , Cultura y Deporte de la Secretaria de Cultura y recientemente, este año 2015, nos ha empezado a financiar también el ministerio de competitividad, que es donde se encuentra la Secretaria de Estado de Investigación, entonces combinamos la subvención privada de Unión Fenosa Gas con la pública de los dos Ministerios . Creo que esa es una combinación genial, porque cada financiación te permite cosas distintas y la combinación de ambas es muy beneficiosa, a mí me da mucho dolor de cabeza porque tengo que estar pidiendo dinero y justificando gastos pero, gracias a esas financiaciones, sigue el proyecto Djehuty adelante. ¿Tenéis muchas expectativas para la campaña de 2016? Pues la arqueología siempre te lleva la contraria y basta que tú quieras una cosa para que ocurra lo contrario, basta que pienses que hay un área con mucho potencial para que no encuentres nada y por otro lado donde piensas que no va a haber nada salta la sorpresa. Mi hipótesis es que 2016 va a ser mejor que 2015. Tenemos a la vista tres pozos funerarios y uno de ellos tiene muy buena pinta porque, desde época antigua no se ha tocado y eso quiere decir que ha sido saqueado en época antigua pero no en época moderna y probablemente

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tendremos restos funerarios de su primer ocupante que será de época antigua, puede que de la dinastía XVII, a su lado hay otros dos pozos que también se libraron de los ladrones de la época moderna y también nos van a dar sorpresas, luego además tenemos el interior de la tumba de Djehuty-Nefer, y luego está la entrada de la tumba gigante de la dinastía XIII, donde hemos encontrado gran cantidad de cerámica en perfecto estado y lo que me gustaría encontrar es parte de las jambas y de las inscripciones de la entrada que nos aporten el nombre

del propietario, sea un Rey, un príncipe o un alto dignatario de la dinastía XIII. Yo tengo muchas esperanzas puestas en esa tumba. Además Salima Ikram con Xisco Bosch y Megan seguirán estudiando las momias de ibis y halcones que encontramos en la cámara sepulcral de Hery, los restauradores seguirán sacando grafitis de la tumba de Djehuty, en fin, yo creo que va a ser una campaña buena y llena de sorpresas.

(Fig.2) José Manuel Galán y su capataz, Ali Farouk (fuente: Rosa M. Tristán).

Nos has hablado de la tumba de la dinastía XIII que dices que es tan grande, crees que pueda tener más información que una tumba pequeñita o no tiene nada que ver? Bueno el tamaño de la tumba te da idea de la importancia del personaje propietario de dicha tumba. En la dinastía XI, XII y XIII los altos dignatarios hacen tumbas muy grandes que luego en la dinastía XVII son utilizadas como fosas comunes, se ve en el documental al final, una tumba de la dinastía XI reutilizada en la XVII y donde se encontraron como una fosa común casi cien cuerpos humanos, en este caso no parece ser así, es decir, que no fue utilizada para re-enterrar a nadie en la

dinastía XVII. La estructura pudiera ser del segundo periodo intermedio y la cerámica nos dice que es de la XVIII. Volviendo a tu pregunta, el tamaño te da información de la importancia del primer propietario, pero luego si lo que vas buscando es información histórica es verdad que no tiene nada que ver, hay tumbas pequeñitas con un montón de información como la tumba de Iker de la dinastía XI con arcos y flechas y un ataúd muy bonito inscrito y a lo mejor en esta tumba grande no encontramos nada significativo de información histórica pero, yo creo que esa tumba tiene potencial y eso que tenemos evidencias de que fue visitada en 2004 cuando todavía el poblado de Dra Abu el-Naga estaba en pie, uno de sus habitantes, sabemos

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perfectamente quien, a través de un agujero, entraba en la tumba, lo que pasa es que como está llena de escombros los ladrones modernos no tienen posibilidad de mover esos escombros, entonces van buscando cosas en superficie, pero no tienen medios para excavar un pozo dentro de la tumba, pero aun así pensamos que tiene potencial. ¿Queda mucho por entender en el Antiguo Egipto? Lo bueno del Antiguo Egipto es que son 3000 años de historia y por la sequedad del terreno se conserva la cultura material de una forma excepcional, eso hace que tengamos ataúdes en muy buen estado, con los ataúdes tenemos inscripciones, tenemos lino y tenemos una serie de objetos que en otros medios no se hubieran conservado y que en Egipto se conservan perfectamente. Esos objetos no solo son bonitos para llevarlos a un museo, sino que nos aportan información histórica sobre un periodo, una época, la economía, la sociedad y el individuo también. Por eso a pesar de tanta información que tenemos de Egipto, a la vez tenemos también grandes lagunas y por ejemplo los periodos intermedios es donde tenemos la necesidad de obtener más información. Por suerte en la zona donde estamos excavando obtenemos información de los tres periodos intermedios y eso es lo que nos está permitiendo hacer aportaciones mayores que otros proyectos. Eso es lo bonito del Antiguo Egipto, todo lo que sabemos y todo lo que nos queda por saber. Ahora hay algo de lo que tenemos que hablar y es algo que nos tiene en vilo y son las afirmaciones que ha hecho Nicholas Reeves sobre que pueda estar la tumba de Nefertiti detrás de una de las paredes de la tumba de Tutankhamon, ¿tú qué opinas sobre esto? ¿Crees que Nefertiti está allí? Yo a mis estudiantes les digo que una hipótesis es una posibilidad de la que tienes indicios razonables que por tanto es plausible, razonable y pues tú lo argumentas como una posibilidad, cuando no tienes indicios, no es una hipótesis, es un sueño de una noche de verano, que puede estar muy bien, e incluso puede ser verdad. En el caso de Nicholas Reeves es un caso muy raro porque es un gran egiptólogo , sabe muchísimo de Tutankhamon, es autor de un libro que todos usamos, y además él ha estado excavando en el Valle de los Reyes, conoce Tutankhamon y conoce el Valle de los Reyes mejor que nadie, pero teniendo esto en cuenta, hace unos años, Nicholas afirmaba que la tumba de Nefertiti estaba en otro lado y de echo eso le costó un enfrentamiento con Hawas y le quitaron el permiso de excavación en el Valle

de los Reyes hace unos años, ahora viene diciendo que la tumba de Nefertiti está detrás de la de Tutankhamon, bueno, pues puede ser,¿ pero cuáles son los indicios? Bueno es que cuando se ha escaneado las paredes se han visto unas grietas que pudieran ser las grietas de una puerta, que pudieran dar a una cámara detrás, que pudieran ser una tumba, que pudiera ser la de Nefertiti. Y dices a ver, ¡por una grieta en la pared dices que está la tumba de Nefertiti! Hombre, a lo mejor pues sí, todos jugamos a la lotería en Navidad, pero está basado en tres suposiciones: en que la grieta sea una puerta, la puerta sea una cámara, esa cámara sea una tumba, y esa tumba sea la de Nefertiti. Lo que es increíble es la pegada que ha tenido en los medios de comunicación esas declaraciones, que las hizo a un periódico no egiptológico que se llama ‘’The Economist’’, y en el que en esa entrevista él acaba diciendo: “si esto fuera verdad seria genial, increíble, y si no es verdad, una pena” Hombre….un científico no puede decir eso, eso como si yo digo que la campaña que viene voy a descubrir la tumba del rey Ahmose, será genial y si no la descubrimos pues mala suerte, eso es un sueño de una noche de verano. Lo mismo tiene razón pero el procedimiento científico no es ese. Lo científico es ir despejando las incógnitas una a una, primero vamos a ver si esa grieta es una puerta, luego si esa puerta da a una cámara, luego si esa cámara es una tumba, y luego ya veríamos quien pudiera ser, pero no me saltes tres incógnitas antes de haber despejado la primera, así no operan los científicos, entonces ¿por qué actúa así Nicholas Reeves? Bueno, a lo mejor es que necesita financiación, a lo mejor es que quería anticiparse a una posible investigación de otros investigadores, a lo mejor es que está buscando un puesto estable dentro del mundo académico, no lo sé, habrá que preguntárselo a él. Una última pregunta y es que yo sé que a ti te gusta mucho la escritura en el Antiguo Egipto y sé que si tu hubieras vivido en aquella época te hubiera gustado ser escriba, pero ¿te hubiera gustado ser alguien especial, o en alguna época en especial? Hombre yo creo que como a todos los que nos gusta la literatura del Antiguo Egipto, me conformaría con haber sido el escriba que escribió Sinuhé ya con eso me valdría, o también el escriba que escribió el papiro Westcar. A todos los que nos gusta Egipto nos gustaría asomarnos por una ventanita y ver como se vivía de verdad, me gusta la literatura pero tampoco me hubiera importado subirme en uno de los barcos de Hatshepsut e ir hacia el país de ‘’Punt’’ ¡y volver para contarlo claro! O haberme ido en la caravana de Herkhuf al país del ‘’Jam’’ tampoco

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hubiera estado mal, lo que no hubiéramos querido ser nadie es alguno de los trabajadores que participó en la construcción de la gran pirámide pero las otras opciones sí. Pues José Manuel Galán, muchísimas gracias, y te deseamos a ti y a todo el equipo del proyecto Djehuty muchísimos éxitos. Muchísimas gracias a vosotros y a todos los que siguen el proyecto Djehuty porque todo lo que hacemos nosotros no tendría sentido sin vosotros.

Sobre el Autor Marian Romero Gil, Directora, productora y presentadora del programa de radio: ‘’Las enseñanzas de Maat’’, donde podrás encontrar todo tipo de temas relacionados con el antiguo Egipto. Todo ello de la mano de Marian Romero Gil y su equipo de colaboradores. El programa se emite todos los domingos a las 20:00 horas, en: http://portalzona.com/maat.html Media http://xn--lasenseanzasdemaat-t0b.es https://www.facebook.com/LasEnsenanzasDeMaat/ timeline https://twitter.com/marian_egipto?lang=es http://www.ivoox.com/podcast-ensenanzasmaat_sq_f146256_1.html

__________________________________________________________________________________________________ En Busca de Djehuty. Entre momias, tumbas y jeroglíficos. Lo que se inició como un modesto proyecto para estudiar la tumba de Djehuty, perteneciente a la XVIII Dinastía, se ha transformado a lo largo de estos últimos años en el descubrimiento de una gran necrópolis, utilizada desde el año 2000 a.C. por los egipcios de la XI Dinastía, hasta época grecorromana, en el siglo II a.C. Un reducido espacio donde se acumulan casi 2.000 años de historia y que ha ido revelando sus secretos poco a poco, a lo largo de 13 campañas arqueológica que no paran de dar sorpresas. El documental ‘’En busca de Djehuty: entre momias, tumbas y jeroglíficos’’, es un relato de un viaje al pasado, una búsqueda de las huellas del gran escriba real Djehuty, supervisor del tesoro y de los trabajos de la reina Hatshepsut, la primera mujer que rompió normas y tradiciones hasta coronarse como reina faraona del Alto y Bajo Egipto durante 22 años, en la dinastía XVIII, en torno al año 1470 a.C. La cinta de 55 minutos toma como punto de partida a la figura de Djehuty y en su búsqueda van apareciendo otros personajes de distintas épocas, ocurren hallazgos inesperados y descubrimientos singulares que han sido filmados en directo y que consiguen que el espectador viva en primera persona la excavación de un yacimiento arqueológico del antiguo Egipto. Javier Trueba, director junto con José Latova de este documental, se vió claramente contagiado de la pasión con la que Manuel Galán y su equipo viven las investigaciones. “Fue un gran acierto y mucha suerte poder rodar en directo hallazgos tan importantes. Esto nos ha permitido hacer algo completamente distinto y se nota.” 12 | P á g i n a | Egiptología 2.0

Testimonios del pasado Estatua sedente de Kefrén Moisés González Sucías

Estatua sedente del faraón Kefrén (fuente: Arqueomus).

__________________________________________________________________________________________________ Diorita; Altura: 168 cm, anchura: 57 cm; Guiza, Templo del Valle de Kefrén; Excavaciones de A. Mariette (1860); IV Dinastía, reinado de Kefrén (2520 – 2494 a.C.). Sala 42. 10062 - CG 14. Museo de Antigüedades egipcias (El Cairo, Egipto). La pieza fue hallada en el año 1860, por el egiptólogo francés Françoise Auguste Ferdinand Mariette (1821 1881), en una fosa enlosada del Templo del Valle, Guiza y representa a Kefrén, cuarto faraón de la dinastía IV, reinando de c. 2547 a 2521 a. C.

En la Lista Real de Abidos lo titulan Jafra y en la Lista Real de Saqqara Jaufra. El Canon Real de Turín da 20 años de reinado. Manetón lo denomina Sufis II y le asigna 66 años de gobierno. Hijo de Jufu y Henutsen; estaba casado con Meresanj III, hija de Kauab y depositaria de los derechos dinásticos, con Jamerernebty I, madre de Menkaura, y con Jamerernebty II. Heródoto relata que Kefrén era hermano de Keops, reinó 56 años y que en su época todos los templos

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(Fig. 1) Parte superior de la estatua sedente del faraón Kefrén (fuente: Historia Universal Salvat).

estaban cerrados al culto y Egipto se encontraba en la mayor indigencia, siendo detestado por los egipcios. Según Heródoto mandó erigir la segunda pirámide de la meseta de Guiza, datada cerca de 2520 a. C (Altura 143,5 Dispone de cámara Real con sarcófago de granito rosado, donde Giovanni Battista Belzoni encontró, en 1818, unos huesos de vaca. También se le adjudica la Gran Esfinge, el templo funerario, el Templo del Valle, una pirámide subsidiaria, cinco fosos de barcos y la calzada procesional. Ordenó construir la tumba de Jamerernebty I en Guiza, próxima a la pirámide.

m, base 215,25 m, pendiente 53º 7’ 48”), de la que quedan el núcleo pétreo y restos del revestimiento original, en piedra caliza, cerca del vértice, y una hilada, de granito, en la zona inferior. Inmensamente conocida desde su descubrimiento, esta estatua sedente del faraón Kefrén representa la apoteosis de la calidad escultórica de los artistas de la corte aplicada a la sublimación de la divinidad real. El faraón aparece representado en un trono cúbico labrado enteramente con símbolos de realeza: delante, las garras de un león y ‘’protomes’’, y a los lados, el símbolo del ‘’sema-tauy’’, el emblema de ''unión de las dos tierras'' (el Alto y el Bajo Egipto) representado por

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las plantas de papiro y por el loto anudado alrededor del jeroglífico de la tráquea. El propósito de la estatua era legitimar y celebrar la autoridad universal del soberano, de la que el trono era

una de las expresiones más poderosas, como garante de la estabilidad y la unidad del país. El concepto se realza aún más por la presencia del dios-halcón Horus, que protege la cabeza del rey entre sus alas para subrayas la perfecta simbiosis del hombre y el dios.

(Fig. 2) Detalle del emblema sema-tauy ‘’unión de las dos tierras’’ representado por plantas de papiro (fuente: Arqueomus).

Kefrén quiso ofrecer un signo inequívoco de la función que los dioses le habían asignado y a cuyo mundo pertenecía por la creación de una serie no especifica de reproducciones idénticas de esta estatua (23 de las cuales se hallaron en el templo funerario) para ilustrar la síntesis de poder terreno y celeste.

La figura del faraón parece, por tanto, reflejar la luz de su propia esencia divina, un efecto sabiamente subrayado por el verde oscuro veteado de blanco de la diorita.

La estatua desborda los límites formales de una simple escultura y se convierte en un mensaje en sí misma, como un jeroglífico en tres dimensiones tallado en piedra. La habilidad del escultor logró convertir una pieza de complejo contenido ideológico en una obra maestra. Como sucede a menudo, la elección de la piedra fue un factor determinante en el éxito de la ejecución; en este caso, una piedra de alta calidad como la dura y compacta diorita era un material idóneo para crear volúmenes plenos pero no pesados, suavizando el volumen (Fig. 3) Detalle del dios-halcón Horus protegiendo la cabeza tridimensional mediante un pulido perfecto de las del faraón (Fuente: Historia Universal Salvat). superficies. 15 | P á g i n a | Egiptología 2.0

Arte El arte del periodo de Amarna Heródoto de Halicarnaso

Las dos hijas de Akenatón (fuente: Wikimedia Commons).

__________________________________________________________________________________________________ ¿Qué es el periodo de Amarna? Se conoce como el periodo de Amarna, amarniense o amárnico a la breve sub etapa de la Historia del Antiguo Egipto desarrollada entre el 1347 y el 1336 a.C., correspondiendo a la mayor parte del reinado de Amenhotep/Amenofis IV (1352-1336 a.C.), y en el contexto cronológico del Reino o Imperio Nuevo (aprox. 1550-1069 a.C.).

traslado: pasó a llamarse Akenatón, que literalmente significa "aquel que actúa efectivamente en bien de Atón (el dios)", mientras que la ciudad se traduce literalmente como "Horizonte de Atón". Las causas que propiciaron este revolucionario cambio no están del todo claras, aunque podemos aludir grosso modo dos: religiosas y políticas. Por una parte, Amenofis IV quería establecer el centro neurálgico del culto al dios Atón (el disco solar viviente) en un territorio totalmente casto, en el sentido de que no hubiera sido utilizado para el culto a cualquier otra divinidad en cualquier tiempo pasado. Sin embargo, las motivaciones políticas que subyacen bajo esta medida son más complejas de interpretar, si bien es verdad que se hallan en torno al primer lustro de reinado pre-amarniense de Amenofis IV

Se caracteriza principalmente por el establecimiento de la capitalidad egipcia en un territorio totalmente virgen hasta el momento, fundando y construyendo una ciudad desde cero. Esta nueva capital se conoce en la actualidad por el nombre de Amarna, aunque originalmente se llamó "Akhetaton", en relación al cambio de nombre que el propio Amenofis IV efectuó al llevar a cabo este 16 | P á g i n a | Egiptología 2.0

(Fig. 1) Plano numerado del yacimiento arqueológico de Amarna (fuente: Shaw, 2014. Historia del antiguo Egipto).

(1352-1347 a.C.). Básicamente, hay que mencionar la gran oposición a la que tuvo que hacer frente este faraón

a propósito de su programa de construcción de templos en Karnak. El que una gran porción de los ingresos

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estatales destinados a proyectos constructivos religiosos se dedicaran al culto a Atón y no a Amón habría hecho

que el soberano egipcio se ganara el rechazo de los influyentes sacerdotes de Tebas o la propia Karnak.

(Fig. 2) Cronologías de los soberanos egipcios de la XVIII Dinastía (fuente: Shaw, 2014. Historia del antiguo Egipto).

Las representaciones pre-amarnienses Al comienzo de su lustro de reinado pre-amarniense, las representaciones de Amenhotep IV lo muestran con el estilo tradicional egipcio, muy similar al utilizado para representar tanto a Tutmosis IV (1400-1390 a.C.) como a Amenhotep III (1390-1352 a.C.). Sin embargo, poco tiempo después de su ascenso al trono, el faraón pasó a ser representado con un rostro delgado y largo, con mejillas protuberantes y labios gruesos, cuello delgado, pechos casi femeninos, vientre redondo, caderas anchas, muslos gruesos y piernas largas y flacas. Esta tipología de representaciones tan rupturistas no solo abarcaba al propio faraón, sino que se extendía a los

demás miembros de la familia real, es decir, Nefertiti y sus hijas. Sin embargo, el estilo artístico amarniense no es del todo exclusivo del periodo de Amarna. Los primeros antecedentes de este nuevo arte aparecen en Tebas a finales del reinado de Amenhotep III, padre y antecesor de Akenatón. Lo más probable es que esto se deba a la propia influencia que el hijo ejercía sobre su padre, tanto por su condición de corregente en los últimos tiempos como por sus intervenciones como príncipe heredero. Entre las obras de este periodo recordamos algunas representaciones de Amenhotep III o de la reina Tiye que muestran algunos rasgos amarnienses, como los signos de una incipiente vejez.

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(Fig. 3) Estatua de Amenhotep III en compañía del dios Sobek (fuente: Wikimedia Commons).

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A pesar de la particular forma en que Akenatón se representaba a sí mismo, a su familia, y en menor grado, al resto de los seres humanos en los monumentos, hay que decir que hasta cierto punto reflejaba su verdadero aspecto físico, si bien es verdad que partimos de una visión algo caricaturesca. A través de las inscripciones estudiadas podemos conocer que fue el mismo soberano quien instruyó a sus artistas en el nuevo estilo, afectando no solo a la figura humana, sino a la interacción de los distintos personajes de una escena. Las escenas de la

familia real muestran una intimidad nunca antes vista en ninguna de las manifestaciones del arte egipcio, exhibiendo abrazos y besos bajo los benéficos rayos de Atón, cuyo amor domina toda la creación. Otro rasgo característico del estilo amárnico que vemos desde estos primeros tiempos es su extraordinario sentido del movimiento y la velocidad, con una libertad de expresión artística cuya influencia perduraría en el arte egipcio durante siglos.

(Fig. 4) Una de las estatuas preamárnicas de Amenhotep IV, con el estilo tradicional egipcio (fuente: Wikimedia Commons).

Arquitectura pre-amarniense y amarniense Del mismo modo que las primeras representaciones de Amenhotep IV siguen el estilo tradicional egipcio que podemos ver en sus dos antecesores más directos, sus primeras construcciones también emplearon los grandes sillares clásicos de arenisca en las paredes de los templos. Sin embargo, como sucedió en el primer caso, éstos tampoco tardaron en ser reemplazados, tanto en Tebas como en Amarna, por bloques mucho más pequeños, los llamados "talatat". Con sus dimensiones fijadas de 60x25 centímetros, eran lo suficientemente pequeños como para ser transportados por un solo hombre, lo que en la

práctica hacía mucho más sencilla la construcción de grandes edificios en un espacio de tiempo relativamente corto. No obstante, este nuevo sistema constructivo fue abandonado tras el periodo de Amarna, quizá porque se había descubierto que los relieves tallados en muros construidos con estos bloques pequeños no soportaban el paso del tiempo tan bien como los muros tradicionales. La especie de ‘’damnatio memoriae’’ a la que fueron sometidos Akenatón y la familia real después del periodo amarniense también se manifestó en el desmantelamiento de las edificaciones construidas con estos "talatats".

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(Fig. 5) Bloques talatat agrupados en un templo de Karnak (fuente: Wikimedia Commons).

La relativa "relajación" que caracteriza al estilo artístico amárnico se refleja también en el plano de la ciudad de Akhetaton, al menos en cuanto a los barrios residenciales se refiere. Pese a que se trata de una ciudad de nueva planta, no fue construida siguiendo una rígida cuadrícula ortogonal, como sí fue el caso de la

ciudad de ‘’Kahun’’ fundada en el Reino Medio. La disposición urbanística de Amarna se asemeja a un grupo de pequeños poblados reunidos en torno a casas grandes y pequeñas (dependiendo del grado de riqueza y categoría social de sus dueños), agrupadas de forma flexible y con sus respectivos edificios subsidiarios, como silos de grano, cuadras, cobertizos y talleres. La ciudad se desarrollaba a lo largo de una arteria principal, la Vía Real, que corría de norte a sur en paralelo al río Nilo. Partiendo de su límite septentrional, encontramos sucesivamente los distintos barrios y monumentos de la ciudad: "Aduana", Ciudad Septentrional, Palacio Norte, Suburbio Norte, Barrio Central, "Templo del Río", y Maruaton. Un rasgo exclusivo que hallamos en esta ciudad es que muchas de estas viviendas contaban con su propio pozo, lo que las hacía independientes del río Nilo para su suministro diario de agua. Por estas razones, se puede decir que Akhetaton da la impresión de ser una ciudad que hubiera crecido con el paso del tiempo, y no como resultado de una cuidada planificación.

(Fig. 6) Reconstrucción en 3D del aspecto que debía tener parte de la ciudad de Amarna (fuente: Amarna 3D Project).

Como resulta evidente, los templos y palacios de Amarna son completamente distintos a los que podemos encontrar en cualquier otra ciudad egipcia, ya que están estrechamente relacionados con las nuevas ideas religiosas promovidas por Akenatón. Por este motivo, era el propio rey el que los diseñaba y planificaba en colaboración con los arquitectos y artistas que trabajaban cumpliendo sus designios. Cabe destacar que Akenatón y su familia vivían a cierta distancia de la ciudad principal, en lo que hoy se conoce como el Palacio Ribereño Norte. Para comunicar la residencia real con la ciudad central, se construyó una larga y espaciosa

avenida, una especie de "camino real" que recorría en línea recta los tres kilómetros y medio que separaban ambos sitios. Ya en la ciudad central, sabemos de la existencia de al menos dos palacios (uno para las ceremonias estatales y otro como palacio de trabajo) y dos grandes templos dedicados al culto al dios Atón. Por un lado, el Gran Templo de Atón era el equivalente amárnico del gran recinto de Amón-Ra en Tebas, constando de varios edificios distintos, e incluyendo una estructura con una piedra "benben", es decir, el símbolo sagrado del sol. Por otro lado, el segundo templo era mucho más pequeño, y se encontraba inmediatamente

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al sur del palacio de trabajo del rey, pudiendo ser el equivalente a los tradicionales templos de millones de

años puesto que habría tenido la función de ser la capilla funeraria de Akenatón.

(Fig. 7) Dibujo de una escena en la que ya se ha representado a Akenatón y Nefertiti al estilo amárnico (fuente: Shaw, 2014. Historia del antiguo Egipto).

Otra diferencia fundamental entre los templos amárnicos y los tradicionales es que los primeros eran a cielo abierto. Un templo tradicional típico comenzaba con un pilono y un patio abierto con peristilo, seguido por una sucesión de patios y habitaciones que se van haciendo más pequeñas y oscuras de forma gradual a medida que penetramos en el edificio.

estatuas que se encuentran en los templos ‘’atonianos’’ eran representaciones de Akenatón y los miembros de la familia real, además de que hubo un deliberado esfuerzo por crear las menores sombras posibles. En lo que se refiere al culto, el faraón adoraba a su dios en patios abiertos repletos de una gran cantidad de pequeños altares, sobre los cuales se realizaban ofrendas a Atón.

La imagen del dios se guardaba en un santuario en la habitación más profunda del templo, por lo que la mayor parte del tiempo permanecía en la más completa oscuridad. En contraposición, el dios de Akenatón estaba allí para que todo el mundo lo viera, por lo que no necesitaba una imagen de culto. De hecho, las únicas

Este contraste entre la oscuridad de los templos tradicionales y la luminosidad de los ‘’atonianos’’ es fácilmente comprensible si tenemos en cuenta que la luz era el aspecto más esencial de Atón, al ser el dios de la luz que emergía del disco solar y mantenía vivos a todos los seres.

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(Fig. 8) Reconstrucción del aspecto que debía tener uno de los templos de Atón de Amarna (fuente: Amarna 3D Project).

Los relieves amárnicos En Akhetaton hallamos un nuevo estilo artístico de relieves, los llamados relieves a hueco, cuyas figuras no sobrepasaban la superficie de la piedra. El objetivo de esto era obtener imágenes que pudieran ser plenamente resaltadas por la gran cantidad de luz solar que invadía los templos amárnicos. En cuanto a la iconografía de estos relieves, es reseñable la transformación que se produce desde las imágenes estereotipadas cargadas de

divinidad y escenas del más allá de los relieves tradicionales hasta las escenas de la vida cotidiana e íntima de todos los miembros de la familia real de los relieves amarnienses. Por eso desaparece de los motivos iconográficos toda huella del futuro, del más allá y de la muerte, apareciendo solo si la escena es funeraria, como en el caso de los funerales de algunas princesas. En este caso concreto, se representa a las figuras con todo el dramatismo del momento que están viviendo, mostrando el dolor que están sufriendo sin ningún pudor ni abstracción. Más a nivel general, los casos más representativos de este cambio se observan, por ejemplo, en las escenas del faraón en fiestas, tomando el fresco bajo un pabellón, jugando con sus hijas, o comiendo un muslo de ave. En relación al pasado religioso egipcio, se procura disipar cualquier imagen que pueda recordar a otras figuras divinas que no sean Atón. Éste no es una divinidad antropomorfa, sino la representación simbólica y conjunta de la luz solar: el disco solar es sencillamente representado (ya que solo se decora con el ‘’úreo’’, el símbolo de la realeza egipcia), y de él parten los rayos solares, algunos de los cuales terminan en unas minúsculas manos que sostienen el "ankh", los bienes y gracias que la divinidad da a los reinantes.

(Fig. 9) Relieve de la Familia Real bendecidos por los rayos solares de Atón (fuente: Carla Santos).

Las representaciones de las reinas de Akenatón Una de las características más notables del Periodo de Amarna es la extraordinaria relevancia que se le dio a la figura de la reina Nefertiti, la "Gran Esposa Real" de Akenatón desde antes de su llegada al trono. Hasta el

momento Nefertiti había dado a luz seis hijas y ningún hijo, y a pesar de que nunca perdió su posición principal como "Gran Esposa Real", por aquel entonces apareció en escena una segunda esposa para Akenatón, Kiya, quizá la madre de Tutankhamon. La influencia de Nefertiti era tal que, probablemente debido a sus celos

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hacia esta segunda esposa, consiguió que cayera en desgracia en torno al 1340 a.C., desapareciendo su nombre de manera muy repentina de los monumentos. Al mismo tiempo, el magnífico ajuar funerario preparado para ella, incluido un espléndido ataúd humanoide, fue adaptado para otra persona de la familia real.

Oficialmente, se desconoce la razón por la que la reina Kiya, la "esposa muy amada del rey", cayó en desgracia, pero muchos investigadores lo atribuyen a la reina Nefertiti, por el odio y los celos que le tendría al no haber sido ella la que le proporcionara un heredero varón a Akenatón.

(Fig. 10) Fragmento de una escena en la que aparece representada Kiya (fuente: Wikimedia Commons).

La reina es mayormente famosa por la extraordinaria belleza que se le atribuye, inmortalizada en los espléndidos bustos encontrados en el estudio del escultor Djehutymose en Amarna, y que constituyen uno de los tesoros artísticos más importantes del Antiguo Egipto. Este artista infundió a los bustos de Nefertiti una serena y delicada dulzura, una noble juventud, una perfección estética en resumen irrepetible en otros bustos egipcios. A la reina Nefertiti se la encuentra en todo tipo de monumentos referidos a todos los ceremoniales

oficiales, y en igualdad de rango junto a su esposo. Tal es la igualdad de poder que existía entre ambos que en la actualidad contamos con una excepcional representación de la reina masacrando al enemigo, una tipología iconográfica siempre reservada exclusivamente al soberano. La reina no solo está presente en las ceremonias oficiales, sino en todos los aspectos de la vida cotidiana, de la corte y de la muerte incluso, ya que en las cuatro esquinas del sarcófago de Akenatón aparece Nefertiti como protectora del faraón difunto.

(Fig. 11) Busto de Nefertiti (fuente: Wikimedia Commons).

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Las representaciones de las hijas de Akenatón y Nefertiti

sacerdote Meryra y en una pintura de la residencia real de Amarna.

Akenatón y Nefertiti tuvieron seis hijas, tres antes del Periodo de Amarna (Merytaton, Meketaton y Ankhsenpaaton) y tres durante éste (Neferneruaton, Neferneferure y Setepenre). La primogénita, Merytaton, se convirtió en reina al ser la esposa del efímero corregente de Akenatón, Esmenkhkara (1338-1336 a.C.), pero moriría poco después, al igual que Neferneferure o Setepenre. En cambio, Ankhsenpaaton se casó con su hermanastro, el joven Tutankhaton, cambiándose ambos el nombre por el de Ankhsenamon y Tutankhamon al abandonar Amarna. De ella existen numerosas representaciones provenientes de la escultura y los bajorrelieves de Amarna, siendo abundantes también las posteriores en la que se presenta como reina al lado de su esposo. Por otra parte, Neferneruaton aparece en Amarna en imágenes de la tumba de Panehesy, sacerdote de Atón, en la del

Sin duda, uno de los más sobresalientes atributos de la escultura amarniense, sobre todo en lo que a los bustos de las princesas se refiere, es la extrañamente alargada forma del cráneo (conocida técnicamente como ‘’dodicocefalia’’), foco que ha suscitado numerosas y variadas discusiones desde que fueron encontradas. Durante años se ha hablado de una enfermedad hereditaria, pasada de Akenatón a sus hijas, pero hoy esta hipótesis está mayormente abandonada a favor de otra mucho más plausible: la enfatización de los rasgos genéticos. De este modo, la moderada ‘’dodicocefalia’’ de esta familia real (verificada, por ejemplo, en el cuerpo de Tutankhamon y en el de la tumba KV55 que se piensa que podría ser el propio Akenatón) se convierte en un rasgo a exagerar a la hora de representarse en relieves, pinturas o esculturas para simbolizar y subrayar la filiación.

(Fig. 12) Busto de alguna de las hijas de Akenatón (fuente: Wikimedia Commons).

El fin de un sueño La ciudad de Akhetaton debía ser el inicio de un nuevo mundo, el comienzo de la mayor época de esplendor de Egipto, pero lo cierto es que fue abandonada después de unos 15 o 16 años sin volver a ser ya nunca más ocupada. Esto es uno de los factores clave que ha permitido la conservación de la ciudad tal y como era en el momento

de su abandono, a pesar de todas las destrucciones, saqueos y reutilizaciones a los que se ha visto expuesta por el paso del tiempo: los templos de piedra fueron utilizados como canteras, mientras que los edificios construidos en ladrillos de arcilla se fueron disolviendo paulatinamente. Afortunadamente, gran parte de las obras del periodo de Amarna se conservan actualmente. Las del final de la época amarniana ya muestran una

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voluntad de retorno a los antiguos cánones estéticos, no observando los excesos caricaturescos de la simbología real del estilo de Amarna en su apogeo. A pesar de que el estilo artístico amarniano desapareció con la muerte de Akenatón y el abandono de Amarna, algunas de sus características sobrevivieron en los artistas de tiempos posteriores, como el tratamiento de los ropajes. Después del paréntesis que supuso la época del periodo de Amarna, el arte egipcio regresó al estilo antiguo. De hecho, los artistas que trabajaron durante el reinado del último soberano de la XVIII Dinastía, el general Horemheb (1323-1295 a.C.), respetaron estrictamente las reglas del antiguo canon artístico, volviendo a estar de moda las antiguas representaciones de reyes presentando ofrendas a los dioses, y llevando a cabo procesiones litúrgicas. Nuevas generaciones de artistas ocuparon sin duda los puestos de sus padres y maestros, de tal modo que al desenfado de las posturas y a la libertad de ejecución del estilo de Amarna le sucedió un cierto formalismo y dureza de delineado que veremos muy claramente en las esculturas y pinturas de los faraones ramésidas. Aunque desde antes de llegar éstos se inició un proceso para condenar al olvido al breve periodo de Amarna protagonizado por Amenofis IV y su familia real, lo cierto es que hoy en día constituye uno de los periodos más apasionantes de estudiar de toda la Historia de la milenaria civilización del Nilo.

Bibliografía SHAW, Ian (2014). Historia del Antiguo Egipto. Editorial La esfera de Libros, Madrid, pp. 359-380. DAMIANO, Maurizio (2006). Antiguo Egipto. El esplendor del arte de los faraones. Editorial Electa, Madrid, pp. 198-235. MICHALOWSKI, Kazimierz (1991). El arte del antiguo Egipto. Editorial Akal, Madrid, pp. 203-253. DONADONI, Sergio (2001). El arte egipcio. Ediciones Istmo, 1ª edición en 1981. Madrid, pp. 287-336. STEVENSON SMITH, William (2000). Arte y arquitectura del antiguo Egipto. Ediciones Cátedra, 1ª edición en 1958. Madrid, pp. 273-312.

(Fig. 13) Escena íntima entre Tutankhamon y Ankhsenamon, muestra de la pervivencia de algunos rasgos del estilo de Amarna (fuente: Wikimedia Commons).

Sobre el Autor Herodoto de Halicarnaso nació en Tenerife en 1990, mostrando desde pequeño su afición por el conocimiento de lo sucedido en el pasado. Se licenció en Historia por la Universidad de La Laguna en 2013, mostrando interés sobre todo por la historia antigua de Egipto y Próximo Oriente, la Historia del Siglo XX, la creación de la imagen real en la edad moderna, y la Historia militar antigua y contemporánea. Desde febrero de 2014 lleva el blog "Historiae", en el que trata de enseñar la Historia de la Humanidad, independientemente del nivel de conocimientos del lector, y de una forma en la que se trata de combinar el rigor, la profesionalidad y la veracidad, con la sencillez, la amenidad y la visualidad. Además, es redactor habitual en la sección de Historia de la web "Que Aprendemos Hoy". https://historiae2014.wordpress.com/ https://www.facebook.com/groups/394312347417 735/ https://twitter.com/HistoriaeBlog

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Textos religiosos Los textos sagrados del antiguo Egipto Lucia Inés Merino

Fragmento del Papiro de Hunefer (fuente: Wikimedia Commons).

__________________________________________________________________________________________________ En su afán por alcanzar la vida eterna, los antiguos egipcios eran enterrados acompañados por una serie de fórmulas que, a modo de guía, los ayudaban a alcanzar la inmortalidad.

Thot, el dios responsable de guiar a las almas a través del inframundo, era también quien según la tradición les había obsequiado la escritura inspirando las fórmulas mágicas que los acompañaban en este viaje.

(Fig. 1) Thot (fuente: Wikimedia Commons).

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Desde la V dinastía hasta la época romana podemos distinguir tres períodos en el desarrollo de la literatura funeraria egipcia: Los Textos de las Pirámides El primer período corresponde a los Textos de las Pirámides (Imperio Antiguo). Se trata de una colección de aproximadamente 750 inscripciones que fueron grabadas en las paredes de las tumbas de reyes y reinas, a partir de la V Dinastía. Son considerados el conjunto más antiguo de textos religiosos de la humanidad que se han encontrado hasta ahora.

(Fig. 2) Textos de las pirámides (fuente: SCH).

Estos textos describen los rituales de inhumación del rey y su ascensión, que culmina cuando el dios solar lo recibe en Heliópolis. El objetivo de estos rituales era ayudar al difunto a obtener la protección de los dioses para sortear los peligros que se le presentaban después de la muerte y asegurarle la resurrección instruyéndolo en las fórmulas (“palabras para ser dichas”) que debía

pronunciar para que se le permitiera ingresar a los diversos estados del inframundo. Están escritos enteramente en escritura jeroglífica. Los más antiguos fueron hallados en la pirámide de Unis, último rey de la V Dinastía. También se encontraron textos en las pirámides de los reyes de la VI Dinastía Teti, Pepi I, Merenra, Pepi II y de algunas de sus esposas, y en la del rey de la VIII Dinastía, Ibi. Todas ellas se encuentran en Saqqara. La estructura de los textos no responde a una secuencia narrativa, sino que se trata de leyendas, de diversos extractos sobre la creación, alusiones mitológicas, las luchas entre Horus y Seth y consideraciones sobre la inmortalidad. Aparecen grabados en columnas verticales sobre las paredes y en las columnas de las salas y en los corredores y en muchos casos se conservan sus colores originales. Aunque se cree que no tienen un orden secuencial la distribución parece ajustarse al recorrido del oficio fúnebre, es decir, su lectura comienza desde la entrada de la pirámide y hacia el interior (teoría ritualista) aunque también es posible que fuera en sentido inverso (teoría mitológica). La función de los textos de las pirámides es doble; por un lado tienen, como ya vimos, un sentido ritual para ser recitados en ocasión de los funerales del rey, pero también tienen una función mágica dado que los egipcios consideraban que la palabra tenía un sentido realizativo, es decir, su pronunciación o su escritura aseguraban que lo que se decía se hiciera realidad.

(Fig. 3) Pirámide de Unis (fuente: Wikimedia Commons).

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Los principales temas de los Textos de las Pirámides son: - La transformación en ‘’akh’’, a partir de la unión entre el ‘’ka’’ (fuerza vital) y el ‘’ba’’ (esencia individual) que debe producirse luego de la muerte para que el individuo alcance la inmortalidad.

Este Unis volará como un pájaro y se posará como un escarabajo. Volará como un pájaro y se posará como un escarabajo en el asiento vacío del barquero que está en tu barca, Oh Ra”.

- La ascensión del rey al cielo.

(TP 267, Pyr. 365 a - 366 c)

“Que se coloque para él una escalera hacia el cielo, para que pueda ascender a través de ella al cielo.

Si bien se trata de un corpus definido, en distintas pirámides se han encontrado variaciones en las fórmulas, como podemos observar en la siguiente imagen que compara versos del Himno Caníbal grabados en las pirámides de Unis y de Tetis.

El ascenderá sobre el humo de la gran incensación.

(Fig. 4) Versos del Himno Caníbal (fuente: Uned).

En este texto el rey devora a sus antepasados, los dioses ancestrales, para asimilar sus cualidades: “El cielo está tormentoso; se oscurecen las estrellas. Las bóvedas (celestes) se estremecen; tiemblan los huesos del dios-tierra. Los planetas se quedan quietos, cuando ven que Unis aparece en gloria, poderoso, como un dios que vive de sus padres, que se nutre de sus madres. Unis es el señor de la astucia, cuya madre ignora su nombre. La gloria de Unis está en el cielo; su poder está en el Horizonte como su padre Atón, que lo ha creado. Cuando lo creó, él (Unis) ya era más fuerte que él.

(…) La serpiente-guía de Unis está en su frente, atenta a los espíritus cuya llama consume. El cuello del Unis está sobre su tronco. Unis es alguien preparado, que convoca a sus espíritus; (…) Porque es Unis quien hará justicia en compañía de “Aquel cuyo nombre está oculto” el día del asesinato de “Los Más Antiguos” Unis es el señor de las ofrendas, quien ata la cuerda y quien se prepara su propia comida. (…) Es Khonsu que mata a los señores, quien los estrangula para Unis

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y extrae para él lo que hay dentro de sus cuerpos, porque él es el mensajero a quien Unis envía para anularlos, es Shesmu quien los despedaza para Unis y quien cocina para él una parte de ellos en sus calderos. Unis es quien come su magia y engulle sus espíritus;

Los grandes (espíritus o poderes) son su alimento por la mañana, los medianos son su alimento de la tarde, los pequeños son su alimento nocturno, los hombres y mujeres ancianos son su combustible (…)” Los Textos de las Pirámides fueron descubiertos en el año 1880 por Auguste Mariette, un egiptólogo de origen francés empleado en el Museo del Louvre.

(Fig. 4) Auguste Mariette, fotografiado por Nadar en 1861 (fuente: Wikimedia Commons).

Los Textos de los Sarcófagos El segundo período corresponde a los Textos de los Sarcófagos (Imperio Medio, Dinastías IX-XIII). Reciben este nombre porque fueron encontrados inscriptos en el interior de sarcófagos de madera. La mayor parte de estos textos está en escritura jeroglífica, aunque se encontraron algunos fragmentos en escritura hierática. Son de inspiración solar y osiríaca, dado que el lugar central lo ocupan Osiris y el juicio de los muertos. Su origen se encuentra en los textos de las

pirámides, pero incluyen nuevas creencias propias de este período en el que la prerrogativa de la resurrección se había extendido también a la nobleza, como vemos en esta fotografía del sarcófago del canciller Najty de la Dinastía XII, hallado en Asiut. Sobre la derecha de la imagen podemos ver claramente el par de ojos que se pintaba en la pared este del sarcófago a la altura de la cabeza del difunto para que pudiera ver la salida del sol y resucitar con él.

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Otra diferencia que encontramos con respecto a los textos de las pirámides es lo que el historiador Carlos García Zamacona califica como la aparición de una responsabilidad moral en la visión del más allá, basándose en las referencias al juicio por las acciones del difunto, visión que se basa en el concepto de ‘’Maat’’ (orden, rectitud, norma). El mito del barquero celestial se transforma así en un encantamiento funerario, dado que el uso de la barca es imprescindible para llegar al Más Allá. (Fig. 5) Sarcófago de Najty (fuente: Wikimedia Commons).

(Fig. 6) Ofrenda de Maat por Sethi (fuente: Transoxiana).

Se han encontrado cerca de 250 ataúdes distribuidos por todo Egipto, con textos tanto en el exterior como en el interior, como puede apreciarse en la siguiente imagen

correspondiente al sarcófago de Sepi, un jefe de ejército de la Dinastía XII.

(Fig. 7) Sarcófago de Sepi (fuente: Wikimedia Commons).

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En el interior de cada uno de los sarcófagos se han identificado tres registros diferentes: una fórmula de ofrendas, un friso decorado con imágenes de objetos personales del difunto y los textos de los sarcófagos propiamente dichos. El libro de los muertos El tercer período corresponde al Libro de los muertos, conocido como Libro de la Salida al Día (Imperio Nuevo y Período Tardío). Estos textos, al igual que los anteriores, constituyen una colección de fórmulas funerarias con el objetivo de guiar al muerto en su viaje por el inframundo

(‘’Duat’’) escritos en escritura jeroglífica o hierática pero utilizan como soporte rollos de papiro depositados junto a la momia dentro del sarcófago. Son invocaciones y ceremonias para ayudar al difunto a superar el juicio de Osiris. Su origen se encuentra en los Textos de las Pirámides que posteriormente, como ya vimos, derivaron en los Textos de los Sarcófagos, durante el Imperio Medio. En esta escena del ejemplar del Libro de los Muertos encontrado en la tumba del escriba Kha en Deir elMedina, lo vemos junto a su esposa Merit presentándose ante Osiris.

(Fig. 7) Escena de la tumba de Kha (fuente: National Geographic).

Si bien no se han encontrado dos papiros iguales, en líneas generales son cerca de 190 capítulos de fórmulas ilustradas con dibujos. Podemos mencionar como ejemplos al papiro de Ani, al papiro de ‘’Nebseni’’ y al papiro de ‘’Nu’’, que se encuentran actualmente en el Museo Británico. El papiro de ‘’Ani’’ es la versión más completa que se ha encontrado y está compuesto por tres capas de papiro, dividido en seis secciones con una longitud de entre 1,5 y 8 metros cada una. Su longitud total es de 23,6 metros. Los títulos, encabezados y epígrafes están escritos en tinta de color rojo. El famoso capítulo 125 del papiro de ‘’Ani’’ hace referencia al pesaje del corazón y aparece por primera vez en los reinados de Hatshepsut y Tutmosis III, 1475 a. C. Está titulado “Fórmula para entrar en la sala de la doble Maat” y relata la presentación del difunto ante

(Fig. 8) Fragmento del papiro de Ani (fuente: SCH).

Osiris para poner a prueba su corazón en la balanza de la justicia. Este capítulo contiene 42 declaraciones de inocencia, conocidas como “confesión negativa” que debía recitar ante el tribunal enumerando los actos inmorales no cometidos.

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Los papiros encontrados constituyen una selección muy variada de textos, lo que demuestra que no se trataba de

un corpus único, como podemos ver en las siguientes imágenes:

(Fig. 9) Fragmento del papiro de ‘’Ani’’. Capítulo 125 del Libro de los muertos (fuente: Wikimedia Commons).

(Fig. 10) El Juicio de Osiris representado en el Papiro de ‘’Hunefer’’ (fuente: Wikimedia Commons).

La trascendencia del hombre, la posibilidad de alcanzar la vida eterna por parte de quienes han sido justos en su vida, implica que la muerte era considerada por los antiguos egipcios un renacimiento; la vida terrena era un lugar de paso en el camino hacia la verdadera vida, la que se ganaba por merecimiento ante el tribunal de la justicia. De esta manera y al igual que el sol sale cada día, el difunto podía renacer y acceder a los lugares celestes en los que reinaban Ra y Osiris cuyo mito de

muerte y resurrección les ofrecía una esperanza cierta de vida tras la muerte física. “Cuando la indiferencia o la ignorancia mantienen al espíritu alejado de toda inquietud, el misterio, a pesar de existir, permanece como algo inexistente.” González Pecotche, Carlos. Diálogos. Buenos Aires. Editorial Logosófica, 1998.

Bibliografía

Sobre el Autor

GARCÍA ZAMACONA, Carlos (2006). Un corpus funerario egipcio: los textos de los sarcófagos. http://revistas.uned.es

Lucía Inés Merino nació en Buenos Aires, Argentina, en el año 1968.

KEMP, B. J. (2008). El Antiguo Egipto. Anatomía de una civilización. Crítica. Barcelona. MARTÍN-ALBO, Miguel (2013). Historia de Egipto. Día a día en el Antiguo Egipto. El Ateneo. Buenos Aires. PARRA, José Miguel (2011). El antiguo Egipto. Marcial Pons Historia. Madrid.

Es profesora de Historia y abogada, graduada en la Universidad de Buenos Aires. Con más de 20 años de experiencia docente, casada y madre de tres hijos, es una apasionada por el antiguo Egipto lo que la ha llevado a realizar numerosos estudios de posgrado sobre el mundo faraónico en la Universidad Autónoma de Barcelona y en la Universidad de Manchester, entre otras reconocidas instituciones educativas.

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Colecciones Museo Arqueológico de Ibiza y Formentera Bartomeu Egea Resino

Amuletos en forma de ojo, representación del ojo de Horus u ojo lunar ‘’Udjat’’ y del ojo de Re u ojo solar ‘’Jht’’ (fuente: MAEF, fotomontaje: Bartomeu Egea).

__________________________________________________________________________________________________ Es la isla de Ibiza, el origen contrastado de la mayor parte de un, característico, material arqueológico depositado en varios museos y colecciones, de clara iconografía egipcia, fueron objetos de intercambio y comercio en la antigüedad, principalmente utilizados como símbolos de prestigio y carácter religioso, pero en especial como objetos con propiedades apotropaicas y profilácticas. Los podemos encontrar especialmente en exposiciones museísticas de la Mediterránea occidental y fueron obtenidos en excavaciones realizadas en la isla, siendo estos hallazgos realizados en mayor número en el ámbito funerario y en menor en hábitats o santuarios. Nos referimos a los “Amuletos”.

iconografía, en el material, en la técnica de manufactura y probablemente en su propósito, a los imitados. Flinders Petrie en su obra de referencia: ‘’Amulets’’ (1914), cuantificaba en 275, la cantidad de tipos de amuletos documentados, no es esta la variedad de los que han sido hallados en Ibiza, que podríamos restringir, entre escarabeos y amuletos a unos 45, siendo ellos mismos o incorporando en su iconografía, la mayoría, representaciones de divinidades egipcias. De ellos hablaremos a continuación, posteriormente nos acercaremos brevemente a: “La Isla de Ibiza” (1) y a los facilitadores de esta iconografía egipcia: “Los Fenicios”.

La discusión sobre la procedencia de su manufactura, nos habla del propio Egipto y de lugares como Naucratis, en el delta del Nilo, para importaciones realizadas entre los siglos VII-VI aC. Coincidiendo varios autores, en que para siglos posteriores (IV-III aC.), se trataría de una producción de ámbito fenicio del levante mediterráneo, sin descartar su fábrica en talleres de ámbito feniciopúnico occidental. Los más tardíos, considerados como pseudo-egipcios o de imitación respetan en su (Fig. 1) Museo Arqueológico de Ibiza y Formentera (fuente: Bartomeu Egea).

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Museo Arqueológico de Ibiza y Formentera Este Museo fue creado en 1907, gracias a la colección reunida por la Sociedad Arqueológica Ebusitana que, desde su fundación en 1903, había excavado en diversos lugares de Ibiza y Formentera (principalmente en las necrópolis del Puig des Molins, Sa Barda y Ses Torres, y los santuarios de la Illa Plana y Des Culleram) El contenido de la actual exposición permanente abarca más de tres mil años de historia de las Pitiusas, desde los primeros pobladores hasta la conquista catalana de 1235.

Es esta institución la depositaria de 265 de los 704 amuletos con iconografía egipcia documentados en “Amuletos de iconografía egipcia procedentes de Ibiza” (2014), verdadero Corpus que nos ayuda a conocer otras colecciones y museos cercanos poseedores también de estos tesoros arqueológicos. La muestra de Escarabeos aunque no disponemos de una exhaustivo estudio actualizado, es muy importante, tanto en calidad como en su número.

(Fig. 2) Escarabeos, reproducción de la forma del escarabajo pelotero ‘’Scarabeus Sacer’’, en egipcio asociado a la idea de resurrección de los muertos ‘’Kheperer’’ (fuente: MAEF, fotomontaje: Bartomeu Egea).

(Fig. 3) Amuletos representando a la cobra egipcia ‘’Naja Haje’’, Uto la señora de las llamas que lanzaba fuego contra los enemigos del rey, la terrible diosa de Buto en el Delta, protectora del rey del Bajo Egipto ‘’Ureo o Uraeus’’ (fuente: MAEF, fotomontaje: Bartomeu Egea).

Ibiza. I-Busim Hasta mediados del siglo XX se aseveraba que la isla de Ibiza había estado deshabitada hasta la llegada de los fenicios en el siglo VIII a.C. pero el descubrimiento de las pinturas rupestres de la cueva de Ses Fontanelles, junto

a la existencia del monumento megalítico de Ca na Costa, en Formentera, hicieron cambiar esta opinión. Actualmente se especula cómo habría sido la población prehistórica isleña (Pretalayótica 1300 a.C.), pues no eran baleáricos como los habitantes de Mallorca y Menorca creadores de la cultura talayótica.

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(Fig. 4) Localización de la isla de Ibiza como asentamiento fenicio (fuente: WikiLingua).

Los fenicios llegan a la isla en el siglo VIII a.C. y se establecen en el poblado de ‘’sa Caleta’’ (del que quedan restos arqueológicos). El 654 a.C. fundan la ciudad en el

Puig de la Vila y establecen su necrópolis en el Puig des Molins, que tiene más de 3000 hipogeos.

(Fig. 5) Poblado ‘’Sa Caleta’’ (fuente: Ayuntamiento de Ibiza).

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(Fig. 6) Necrópolis fenicio-púnica de Puig des Molins (fuente: Ayuntamiento de Ibiza).

Normalmente los fenicios establecían colonias en la costa para comerciar con los pueblos indígenas pero no ocupaban el territorio del interior. Esto no ocurre en Ibiza, que fue fuertemente poblada por los fenicios, presentando restos importantes en muchos puntos de la isla. La isla, sin recursos naturales salvo las salinas que ya se empiezan a explotar, presenta gran valor estratégico y es comercialmente muy importante. Los fenicios ponen a la isla el nombre de I-busim cediendo en el siglo V a.C. su control a Cartago, poblamiento que fue importante pues se han encontrado 4.000 tumbas púnicas en el cementerio de Puig de Molins. Durante la Segunda Guerra Púnica (finales del siglo III aC.) Ibiza pasa a manos de Roma mediante pacto y recibe el estatus de federada. Hasta época imperial conserva las costumbres y tradiciones y la seca con moneda propia. Importancia Dentro de la colonización fenicia del Mediterráneo, Ibiza, fue una escala fundamental desde las metrópolis de oriente y como tal el poblamiento por los fenicios de la isla constituyó un hito muy importante para su desarrollo, con este establecimiento, controlaron todo el Mediterráneo occidental y los accesos al estrecho. Además de contar con una posición inmejorable para comerciar con los indígenas del litoral e interior de la costa peninsular. Aspecto documentado por la gran cantidad de material fenicio aparecido en estas costas,

desde los saladares de Guadalentín (Murcia) hasta la zona de Castellar (Cataluña). Fenicios. Punicus Los fenicios eran un pueblo surgido de las migraciones semíticas desde Mesopotamia. Fenicia, la cuna de la civilización fenicio-púnica, se extendía a lo largo del levante mediterráneo, en la costa oriental de este mar. Su territorio comprendía desde la desembocadura del río Orantes al norte, hasta la bahía de Haifa al sur, una región llamada antiguamente Canaán. El nombre étnico que se daban los fenicios a sí mismos era: Cananeos o Hijos de Canaán. Los griegos los llamaron phoínikes, (rojos, púrpuras), muy probablemente por los apreciados tintes de color púrpura con que comerciaban. De phoíniks derivó el término “fenicio”, pudiendo fácilmente ser una etimología popular derivada del etnónimo pōnīm, gentilicio de Put. Este término denominaba estrictamente la región costera de Canaán, y muchos de los pueblos fenicios lo utilizaban como sinónimo. Derivando de él las formas latinas poenus y punicus. La cultura fenicia no nos ha dejado firmes huellas físicas de su existencia. Sin embargo, a diferencia de otras, ha aportado un importante legado cultural a las civilizaciones posteriores; entre éstas, crear un importante vínculo entre las civilizaciones del mar Mediterráneo, los principios comerciales y el alfabeto.

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(Fig. 7) Semis de la seca de Ebusus con la inscripción ‘’YBSHM’’ (fuente: Wikimedia Commons).

Breve nota etimológica de Ibiza Los Fenicios nombraron a la isla como I-Busim que significa la isla del pino, Diodoro de Sicilia describió su nombre en griego Pityussa como abundante en pinos. Ebusus, ya en periodo romano correspondería al nombre del puerto de la colonia ebusitana, a la que llamaron Bibliografía BAQUÉS ESTAPÉ, Llorenç (1974-75). Escarabeos egipcios de Ibiza. Ampurias 36-37, pág. 87-146. FERNÁ NDEZ GÓ MEZ, J. H. ; PADRÓ PARCERISA, J. (1986). Amuletos de tipo egipcio del Museo Arqueológico de Ibiza. Trabajos del Museo Arqueológico de Ibiza, 16, Ibiza. FERNÁNDEZ, Jordi H.; PADRÓ, Josep (1982). Escarabeos del Museo Arqueológico de Ibiza. Trabajos del Museo Arqueológico de Ibiza y Formentera. LÓ PEZ GRANDE, M. J.; VELÁ ZQUEZ BRIEVA F. (20112012). Amuletos-placa de iconografía egipcia: el modelo vaca/udjat en el ámbito fenicio-púnico. Cuadernos de Prehistoria y Arqueología de la Universidad Autónoma de Madrid (CuPAUAM) 37-38 Vol. II, 509-523. LÓPEZ-GRANDE, M.J.; VELÁZQUEZ, F.; FERNÁNDEZ, Jordi H.; MEZQUIDA, A. (2014). Amuletos de Iconografía Egipcia procedentes de Ibiza. Museu Arqueològic d’Eivissa. Eivissa. PADRÓ, Josep (1986-89). Divinidades Egipcias en Ibiza. I-V Jornadas de Arqueología Fenicio-Púnica. Ibiza. Museu Arqueològic d’Eivissa. ROMÁN y CALVET, J. (1906). Los Nombres e importancia arqueológica de las Islas Pythiusas. Barcelona.

Insulae Pityusae, pues a diferencia de las islas mayores de Menorca y Mallorca, las llamadas Gimnesias no tenían poblamiento indígena o talayot. La leyenda YBSHM hallada en las monedas ibicencas, a partir del siglo II a.C. y en escritura púnica, se interpretó de manera errónea en el pasado como “Isla de Bes”. http://www.maef.es/index.php?option=com_conte nt&view=article&id=43&Itemid=29&lang=ca Consulta: 16 de octubre de 2015. Museu del Puig des Molins. http://www.maef.es/index.php?option=com_conte nt&view=article&id=31&Itemid=22&lang=ca Consulta: 16 de octubre de 2015. Museu Dalt de la Vila. http://egipte.org/wordpress/?page_id=710 Consulta: 18 de octubre de 2015. Imágenes Sobre el Autor Bartomeu Egea (Barcelona 1953), después de una larga trayectoria empresarial, dedica toda su atención al estudio del antiguo Egipto, estudia prehistoria e historia antigua y etnoarqueología, colabora habitualmente en blogs y foros que promuevan el conocimiento de la egiptológica, así como en docencia, acercando el AE a los escolares. Desde 2005 administra el sitio web: egipte.cat, donde a manera de repositorio gráfico, recopila el legado, que del antiguo Egipto, exista en la Mediterránea occidental. http://egipte.org https://www.facebook.com/egipte-org-ProjecteUemot-62080254459/timeline https://twitter.com/projecteuemot https://instagram.com/projecte_uemot

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Escultura La estatuaria de la reina Hatshepsut Laura Huertas López

Hatshepsut entronizada, Metropolitan Museum of Art, New York (fuente: JAL, 2012).

__________________________________________________________________________________________________ Hay varios elementos que hacen de la figura de la reina Hatshepsut una mujer enigmática, como es el hecho de que gobernó durante dos décadas, llevó a cabo una intensa actividad constructiva y mandó una expedición al lejano y exótico país del ‘’Punt’’. Son muchos los enigmas que se abren paso a través de las evidencias que nos llegan de su época y su persona, y uno de ellos tiene que ver con la representación de su figura en estatuas. En el transcurso de su reinado fue representada progresivamente como una figura masculina, añadiendo paulatinamente rasgos físicos de hombre a sus estatuas y elementos simbólicos propios de los faraones, como la barba postiza. A lo largo de la historiografía se han dado diferentes interpretaciones para explicar este fenómeno, lo que ha estado siempre ligado a la visión propia de nuestra civilización, fenómeno conocido en historia como “presentismo”. No obstante, a partir de las evidencias disponibles se han llegado a otras conclusiones que cambian por completo el concepto que se ha tenido tradicionalmente de este hecho en la estatuaria de la reina.

La mayor fuente de imágenes a lo largo de la estatuaria de Hatshepsut procede de su templo de Deir el-Bahari, donde todas son de tipo osiríaco, y de las que Tefnin hizo un estudio cronológico en torno al estilo a través de una clasificación de las estatuas con respecto a su distribución en el templo. Diferenció las cuatro situadas dentro del santuario, las diez emplazadas en los nichos del muro de la terraza superior, y las veintiséis de la parte frontal del pórtico de la terraza superior, a partir de lo que pudo establecer su hipótesis de que el embellecimiento del templo se inició desde la la zona interna, más importante para los rituales, hacia la zona exterior. Las estatuas del santuario osiríaco presentan un color amarillo, que se usaba tradicionalmente para las imágenes femeninas, lo que según Roehrig puede significar que en este momento, aunque Hatshepsut hubiera adoptado los títulos de rey, decidió mantener su feminidad en las representaciones. A partir de entonces la reina iría masculinizando paulatinamente sus imágenes, como se puede observar en los santuarios de

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Karnak y Gebel Sisileh así como en el mismo templo de Deir el-Bahari, en cuyas estatuas sedentes se aprecia la transformación final a un aspecto masculino. Los primeros rasgos de diferenciación en este proceso iconográfico son la individualización del aspecto de Hatshepsut, pues anteriormente aparecía con rasgos físicos similares a los de sus precedentes; y la combinación de rasgos femeninos con los símbolos masculinos del poder real. Como afirma Vandier, el aspecto facial de la reina se representa en un principio con rasgos finos y femeninos, un rostro alargado con forma triangular, la boca pequeña y la nariz recta (Vandier, 1958, p.300), que más adelante adopta unos pómulos más amplios, con un mentón a veces estrecho, a veces apuntado, con unas cejas altas que se arquean ligeramente sobre los ojos almendrados, la nariz ligeramente aguileña, los labios más finos y la expresión más seria; así aparece en las estatuas osiríacas del muro de la terraza superior de Deir el-Bahari y en las esfinges masculinizadas. El estudio de la iconografía de la reina a lo largo de su vida política, desde el gobierno de Tutmosis II, cuando ejercía como reina consorte, pasando por la regencia de Tutmosis III y su etapa como soberano, ha demostrado que toda la estatuaria en la que aparece como hombre se fecha después de que fuera coronada faraón. De las imágenes sedentes, en dos es representada como mujer, apareciendo en la más antigua únicamente con atributos

femeninos, portando el tocado ‘’khat’’ y ostentando su titulatura de reina; y en la más reciente con el símbolo masculino del tocado nemes. Las tres restantes son probablemente las más tempranas de las que presentan a Hatshepsut como hombre (Roehrig, 2006, p.158 y 159, fig. 65). Por otro lado la estatua de caliza del museo metropolitano de Nueva York, de la época de la coronación, presenta inscripciones que la refieren como mujer y la muestra ya con todos los atributos masculinos aunque con el torso claramente femenino, el rostro delicado, una nariz prominente, el pecho andrógeno y sin la barba divina (Roehrig, 2006 p.158 y 172, fig. 96; Ratie, 1979 p. 124 y 125). En la imagen de granito de este mismo museo aparece con el tocado nemes, un torso definido y unas inscripciones que la refieren como mujer pero con los títulos reales principales en masculino, mientras que en la estatua de diorita tenemos un ejemplo de apariencia completamente masculina. La iconografía de Hatshepsut como hombre ha sido interpretada por Roehrig como una aplicación del icono masculino en sus manifestaciones como soberano, a pesar de que el pequeño número y el tamaño menor de las representaciones de la reina como mujer indican que los aspectos masculinos fueron sustituyendo a los femeninos (Roehrig, fig. 66-67, 160). Todas las estatuas de Hatshepsut estaban pintadas, las fabricadas en piedra dura solo parcialmente y las demás completamente, con decoraciones añadidas en dorado (Ratie, p. 127).

(Fig. 1) Estatua de la reina como hombre en granito, Roehrig, 2006, p. 168 (fuente: Metropolitan Museum of Art, New York).

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Las representaciones de Hatshepsut como mujer se ubicaban principalmente en las residencias privadas pero también en el interior de los santuarios, como es el caso del templo del Este, donde aparece junto a Amón. Estatuas femeninas destacables son la acéfala de Leyden, en granito negro, donde la reina porta un faldellín largo plisado, un collar ancho, un corselete con tirantes, sus manos reposan en sus rodillas, el pecho aparece poco marcado y el vientre pronunciado; en la acéfala del

Louvre aparece también con un faldellin largo plisado, un corpiño con tirantes, joyas, el pecho también poco marcado, al contrario que el vientre, las manos sobre las rodillas y una peluca tripartita. De todos estos elementos este último es típicamente femenino (Vandier, p.301,) mientras que otros son portados también por las imágenes de Amón, tales como los tirantes, el faldellín largo plisado y el corselete con tirantes.

(Fig. 2) Estatua en granito de la mujer como reina, Roehrig, 2006, p. 171 (fuente: Metropolitan Museum of Art, New York).

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Hatshepsut fue representada como esfinge en numerosas ocasiones, siendo además la primera mujer que disfrutó de este privilegio, seguida de Meritre Hatshepsut (la primera esposa de Tutmosis III), Tiyi (la esposa de Amenhotep III) y Mutnodjemet (esposa de Horemheb) (Dodson y Hilton, pp.131-153). Winlock afirma que sesenta pares se situaban en el camino que conducía a la puerta del templo de Deir el-Bahari, de las que tres, hechas en granito, se encontraron en la terraza inferior, conservándose dos en Berlín y un gran número de ellas en el museo metropolitano de Nueva York. En

este último se conserva una representación de la reina como esfinge en un relieve de caliza, en el que aparece frente a un cartucho que contiene su nombre de coronación, Maatkare (Winlock, 2001, pp. 170-173, Roehrig, 2006, pp.164-167). A su vez, en Roma se conserva una esfinge que contiene el cartucho de Tutmosis III, y que quizás represente a Hatshepsut (de lo contrario se trataría de Meritre Hatshepsut) donde aparece portando una peluca hathórica (Ratie, 1970, p.129).

(Fig. 3) Relieve de Hatshepsut como esfinge frente al cartucho que lleva su nombre de coronación: Maatkare, Roehrig, 2006, p. 167 (fuente: Metropolitan Museum of Art, New York).

Como Hatshepsut llevó a cabo una intensa actividad las representaciones de Hatshepsut en las paredes de constructiva a lo largo de todo Egipto, su estatuaria se este templo, solo han sobrevivido dos, ambas asociadas repartió por todos estos templos y santuarios, como es al santuario de Kamutef, de las que una representa a la el ejemplo de sus seis colosos de cuarcita y caliza, reina con Amón-Re Kamutef y la otra con dicha divinidad emplazados junto al octavo pilono del templo de Karnak, y Tutmosis III. En las pinturas de la TT 73, de Amenhotep, de las que dos fueron totalmente destruidos y dos uno de sus oficiales, la reina aparece en siete ocasiones perdieron el rostro debido a la ‘’damnatio memoriae’’. diferentes con diversas divinidades como Amon, Atum, De las que sobrevivieron a este proceso, dos de las Ueretekau, Thot, Knum, Satis y Anukis, pues en la XVIII estatuas situadas en la entrada representaban Dinastía, hasta Tutankamón, era común representar a los originariamente a la reina, pero posteriormente su reyes flanqueando la entrada y en el vestíbulo de las identidad fue sustituida por la de Tutmosis II como una tumbas (Dodson e Ikram, 2008, p.85) aunque aquí dedicación a su padre por parte de Tutmosis III. De todas 42 | P á g i n a | Egiptología 2.0

también las imágenes de la reina y las inscripciones están borradas. Con todo esto, unido a los textos, se ve que Hatshepsut enfatiza a través de sus representaciones su cercanía a los dioses así como la aceptación de estos hacia su reinado. La reina se hace representar como un hombre cuando su papel en el gobierno de Egipto es el de soberano. Esto supone una serie de rasgos estereotipados desde su esencia en la evolución de la iconografía y la simbología del poder egipcio, por lo que no podría considerarse un modo de legitimación sino simplemente la adaptación a un nuevo aspecto político de ella misma. Esto queda apoyado por el hecho de que en las inscripciones siempre se la refirió como mujer, a pesar de que su titulatura fuera escrita en masculino (Roehrig, 2006, pp. 161-163). Mientras que al principio de su reinado, Hatshepsut se representaba en una iconografía muy similar a la de su padre Tutmosis I, al final de su reinado su estatuaria era más parecida a la que tendría su sobrino Tutmosis III durante su gobierno (Tefnin, 1974, pp.13-14), lo que podemos observar claramente en las representaciones de la capilla roja en el templo de Karnak, construida entre

Bibliografía VANDINER, J. (1958). egyptienne, Vol. III, Paris.

los años XVI y XVII. Aquí, Tutmosis aparece haciendo ofrendas al dios Amón-Min e interviniendo en la fiesta del valle, siendo lo interesante el hecho de que las inscripciones referidas a él aparecen en femenino en algunos casos (Ratie, 1979 p.189). Un ejemplo concreto del parecido entre los rostros de las estatuas de Hatshepsut y su sobrino Tutmosis III se conserva hoy en el museo británico -BM 986- en el que los rasgos faciales de los ojos, la boca y la nariz son a veces casi exactos, apareciendo esta última más prominente en el caso de Tutmosis. Con todo esto, es muy posible que la explicación más aproximada a estos elementos sea el hecho de que Tutmosis III, usurpara la iconografía de la reina después de su desaparición, fenómeno bastante frecuente en el Antiguo Egipto. Vemos entonces a través de la variedad de representaciones de la reina a lo largo de su reinado la adaptación de la misma a los estereotipos del poder, siempre intentado representar los arquetipos que formaban parte de la ideología faraónica. Esto más que a una cuestión de sexos, respondía a una cuestión de orden cósmico y preservación de lo determinado por lo dioses, la Maat.

Sobre el Autor Manuel

d'archéologie

MARUÉJOL, F. (2007). Thoutmosis III et la corégence avec Hatchepsout, (Pygmalion Ed.), París. RATIÉ S. (1979). La Reine Hatchepsout, sources et problèmes, Leiden. ROEHRIG C.H. (2006). Hatshepsut: from queen to pharaoh, Nueva York. WINLOCK H.E. (2001). In search of the woman pharoah Hatshepsut. Excavations at Deir el-Bahari. 1911-1931, Londres. DONDSON A. y IKRAM, S. (2008). The tomb in ancient Egypt, Londres. TEFNIN R. (1974). “A propos d'une tête royale du Musée d'Aberdeen”, Chr d'Eg, XLIX, pp. 13-14.

Laura Huertas López, nacida en Algeciras en 1991, estudió la carrera de historia en la Universidad de Sevilla, donde realizó varios cursos en lengua egipcia con el egiptólogo José Miguel Serrano y en magia en el antiguo Egipto con Antonio Morales. Especializada en historia del antiguo Egipto con el trabajo de fin de grado sobre Hatshepsut, se marchó a Liverpool a estudiar el máster en investigación en Egiptología, donde actualmente se encuentra especializándose en administración política durante el reinado de Hatshepsut. https://www.youtube.com/channel/UCkgDVOO3QT a8A0vRJtQPgPg https://www.facebook.com/Lauraegiptologia?fref=t s https://twitter.com/NiloLaura?lang=es

DODSON A. y HYLTON D. (2005). Las familias reales en el Antiguo Egipto, Oberon, Madrid. 43 | P á g i n a | Egiptología 2.0

Arquitectura Medinet Habu, el templo funerario de Ramsés III Sandra Pajares Sotillo

Primer Pilono (fuente: Wikimedia Commons).

__________________________________________________________________________________________________ Situado en la orilla oeste de la antigua Tebas, Medinet Habu es bien conocido por el templo funerario de Ramsés III, de la Dinastía XX. Además de la Casa de

Millones de Años del monarca, el emplazamiento cuenta con otras edificaciones de períodos tanto posteriores como y anteriores a este, lo que nos da una pista de la importancia del lugar.

(Fig. 1) Vista aérea del complejo de Medinet Habu (fuente: Egiptoforo).

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Este emplazamiento, conocido como Djamet, fue el lugar donde, según la cosmogonía hermopolitana, descansaba la Ogdóada. Esta cosmogonía relataba cómo, tras dar origen a la creación del Universo, estos 8 dioses primigenios (4 parejas de dioses masculinos, en forma de rana, y femeninos, en forma de serpiente), se retiraron a este lugar para reposar eternamente. Debido a esta tradición el emplazamiento era de gran importancia desde tiempos anteriores a Ramsés III. En el Reino Medio se construyó aquí una capilla sobre la que más tarde Hatshepsut y su sobrino Tutmosis III, Dinastía XVIII, edificaron un pequeño santuario conocido como Dye-ser Iset, “el lugar es venerable”, pensado como capilla-reposadero para la barca sagrada de Amón. Con la construcción de Ramsés III se pretendió unir esta nueva edificación con la de Hatshepsut y Tutmosis III, con lo que se conseguía añadir valor mágico al templo funerario del monarca. Aquí se llevaban a cabo importantes celebraciones, como la “Fiesta del Décimo Día”, en la que cada diez días

la imagen de Amón, que residía en el templo de Lúxor, era trasladada hasta Medinet Habu. Además de esta festividad, en la orilla occidental del Nilo tenía lugar otra importante celebración, la “Bella Fiesta del Valle”, en la cual las imágenes de Amón-Ra, Mut y Khonsu eran llevadas en procesión hasta la orilla oeste, una vez allí visitaban los santuarios de los dioses que se encontraban en el lugar, así como los templos de los faraones que, una vez fallecidos, habían sido divinizados. Conectado al Nilo mediante un embarcadero, el complejo de Medinet Habu se convirtió en un importante foco administrativo, incluso tras la muerte del faraón. Además de los elementos que se describirán a continuación contaba con jardines, talleres, estanques, oficinas, almacenes, viviendas para sacerdotes, etc. Posee también un lago sagrado y un nilómetro, y tenía su propio tribunal y cuerpo de policía. En este lugar se refugiaron parte de los trabajadores de Deir el-Medina, acosados por saqueadores durante el Tercer Período Intermedio (1069-747 a.C.).

(Fig. 2) Planta del complejo de Medinet Habu (planimetría: Sandra Pajares).

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La entrada al complejo Situada al este, y frente al embarcadero, la entrada edificada en Medinet Habu está inspirada en las fortalezas asiáticas, conocidas como ‘’migdol’’, características por sus dimensiones y decoración. Gracias a esta entrada, y a la muralla de 19 m de altura y 10 de espesor, se consigue que el recinto de Medinet Habu sea una auténtica fortaleza. En la decoración de la entrada vemos tanto al monarca aplastando a los enemigos de Egipto, como al dios Ptah,

el cual tendría el papel de intermediario entre quienes no podían acceder al interior del templo, “escuchando” sus plegarias, y el dios Amón, a quien debía trasladar los ruegos de los fieles. Sobre esta construcción existían unas estancias que, por la decoración que representa a Ramsés III acompañado de jóvenes mujeres, se cree fueron utilizadas como harén. Puede que fuera en este lugar donde se llevase a cabo el intento de asesinato de Ramsés III por parte de algunas de las mujeres de la corte.

(Fig. 3) Vista del migdol de entrada (fuente: Wikimedia Commons).

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Capillas de las Divinas Adoratrices A la izquierda de la entrada encontramos estas edificaciones dedicadas a las Divinas Adoratrices. Estas mujeres se convirtieron en delegadas del rey en el Alto Egipto durante las Dinastías XXV y XXVI. Todavía puede verse un “aviso a los vivos” grabado en sus muros, donde

se solicitaba un pensamiento respetuoso hacia a estas importantes mujeres, a cambio del cual ellas concederían un hálito de vida a quien las hiciera revivir de esta manera. De estas capillas la que mejor se conserva es la de Amenerdis I.

(Fig. 4) Capillas de las Divinas Adoratrices (fuente: Aldokkan).

El Pequeño Templo

Palacio Real

Situado a la derecha de la entrada este templo fue fundado durante la Dinastía XVIII, sobre una edificación del Reino Medio. El núcleo de esta construcción es obra de los monarcas Hatshepsut y Tutmosis III, aunque el nombre de la reina fue sustituido posteriormente por los de Tutmosis I y Tutmosis II.

Esta edificación, situada al suroeste del primer patio del templo funerario, se construyó con ladrillos de adobe. De dos plantas y dimensiones modestas, los espacios que componen este palacio se dividen en zonas públicas, donde el monarca recibiría visitas y recepciones, y zonas privadas. El palacio se encontraba conectado al templo a través de la ventana de las apariciones, lugar donde el monarca seguía las ceremonias y entregaba galardones y regalos a sus oficiales.

Hasta la época grecorromana este pequeño santuario fue objeto de ampliaciones y remodelaciones, y actualmente representa el edificio más antiguo que se conserva en Medinet Habu. Una inscripción en sus muros relata cómo la construcción se realizó sobre el lugar de enterramiento de la Ogdóada de Hermópolis. Este templo, de alguna manera, protegía el lugar de enterramiento de estos 8 dioses. Otro grabado sobre sus muros representa los pasos del ritual de fundación de un edificio sagrado, que son: elegir el terreno de construcción; tensar el cordel; cavar una zanja que lleve al ‘océano de energía primordial’; labrar la primera piedra e incensar el templo.

Es probable que en este lugar el monarca residiera durante las festividades que se llevasen a cabo en el templo. También una falsa puerta, en lo que se cree fue la sala del trono, convertiría el palacio en una “mansión regeneradora”, en la que el monarca, ya difunto, pudiese acceder a participar en los rituales y festivales que se llevasen a cabo en el templo. Por las inscripciones posteriores al reinado de Ramsés III que existen en una de las salas del palacio, se deduce que los reyes-sacerdotes de la Dinastía XXI habitaron este palacio de manera oficial.

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(Fig. 5) Templo funerario de Ramsés III (fuente: SFEC_AEH_).

El templo funerario de Ramsés III Sin duda el edificio protagonista del emplazamiento. Dedicado a Ramsés III (1194-1163 a.C.), monarca de la Dinastía XX y último gran faraón del Reino Nuevo, fue conocido como el “Templo de User-Maat-Re Meriamón (nombre que tomó Ramsés III al acceder al trono) Unido Eternamente a la Posesión de Amón en la Tebas Occidental”. Es el mayor de los templos funerarios que queda de la antigua Tebas. El edificio de Ramsés III representa, en su trazado y forma, un buen ejemplo del prototipo de templo evolucionado del Reino Nuevo. Para su diseño se siguió el esquema del Ramesseum de Ramsés II, situado a poco más de 1 km de distancia.

decisión de dedicar a este monarca una capilla en el interior de Medinet Habu. La decoración exterior del templo muestra a Ramsés III en escenas militares, escenas de caza, expediciones, etc., así como un calendario con las festividades religiosas. Conozcamos ahora los espacios que forman este templo. Primer pilono Con unas dimensiones de 24 m de altura y 63 de ancho, en él aparece representado Ramsés III derrotando a los libios y a los ‘pueblos del mar’, quienes atacaron Egipto durante su reinado. Presenciando y acompañando al faraón en estas escenas de batalla encontramos a las divinidades Ra-Horakhty y Amón.

Además de tomar el templo de Ramsés II como referencia para el suyo propio, otra muestra de la veneración que tenía Ramsés III por su antepasado es la 48 | P á g i n a | Egiptología 2.0

(Fig. 6) Primer pilono (fuente: Aldokkan).

Primer patio Este espacio, de 34 x 32 m, también relata en su decoración batallas del monarca, mostrando la huida de Egipto de los enemigos libios, así como una celebración de la victoria con desfile de prisioneros incluido.

En el lado norte del patio existían 7 pilares osiríacos, y 8 columnas de capiteles campaniformes en el lado sur flanqueaban la ventana de las apariciones del palacio real.

(Fig. 7) Primer patio y segundo pilono (fuente: Aldokkan).

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Segundo pilono

columnas en los otros dos laterales.

Con 16 m de altura, algo más pequeño que el primero, a ambos lados del acceso por este pilono antiguamente encontraríamos dos colosos del monarca.

Tras los pilares osiríacos del fondo del patio, que dan paso al interior del templo, existen 8 columnas papiriformes. Este pórtico se encuentra algo más elevado respecto al patio.

La decoración de este pilono muestra una presentación de cautivos a las divinidades Amón y Mut. Segundo patio Este espacio, de 38 x 41 m, también poseía 8 pilares osiríacos, en esta ocasión en dos de sus lados, y 5

La decoración de este espacio representa escenas de batalla, así como escenas religiosas, estas últimas en honor a los dioses Sokar y Min, mostrando adoraciones a las divinidades y procesiones de la barca sagrada.

(Fig. 8) Pórtico del segundo patio que da acceso a la zona interior del templo (fuente: Aldokkan).

Primera sala hipóstila Esta sala la formaban 24 columnas de las que quedan pocos restos. Rodeándola encontramos varias estancias: la capilla consagrada a Ramsés II divinizado; la capilla consagrada a Ramsés III divinizado; una sala de ofrendas; una cámara del tesoro y una capilla dedicada a PtahSokar-Osiris. Segunda sala hipóstila A continuación de la anterior, en esta sala la decoración estaban representados los campos de Ialu y las Siete Vacas del Libro de los Muertos. Tercera sala hipóstila Conduce al santuario y contiene las capillas de Amón,

Mut y Khonsu, además de la destinada a la barca sagrada. Estas capillas dedicadas a la tríada tebana, situadas al fondo del templo, tienen en la parte posterior una gran falsa puerta por donde el espíritu del monarca podría entrar en el templo y presenciar los ritos que en él se llevasen a cabo. Cerca de esta parte del templo, la más sagrada del mismo, existía un pequeño patio solar en la zona norte, cerca del santuario, así como dependencias para el culto a Ramsés III en la zona sur. En esta zona del templo existen una serie de cámaras ocultas que pudieron servir para guardar los tesoros más importantes del santuario.

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(Fig. 9) Pórtico del segundo patio. En esta imagen pueden apreciarse los colores que aún se conservan de la decoración original del templo (fuente: Aldokkan).

Bibliografía

Sobre el Autor

CASTEL, Elisa. ‘’Medinet Habu. El gran templo de Ramsés III’’. Revista Historia National Geographic. 2007, n. 41, p. 32-41.

Sandra Pajares se licenció en Arquitectura Superior mostrando especial interés por la Historia de la Arquitectura. El antiguo Egipto es su mayor pasión, lo que le ha llevado a realizar diversos cursos sobre el mundo faraónico (especialmente sobre su arte).

JACQ, Christian (2010). Egipto visto desde el cielo. Madrid: Lundwerg. KEMP, Barry J. (2008). El Antiguo Egipto. Anatomía de una civilización. Barcelona: Crítica. WILDUNG, D. (2001). Egipto, de la prehistoria a los romanos. Köln: Taschen. WILKINSON, Richard H. (2002). Los templos del antiguo Egipto. Barcelona: Destino.

Creadora del blog “Bajo las arenas de Kemet” donde analiza y estudia la Arquitectura del antiguo Egipto. Especializarse en esta materia y un futuro Máster en Egiptología son dos de sus grandes metas. https://bajolasarenasdekemet.wordpress.com https://www.facebook.com/Bajo-las-arenas-deKemet-962643477111733/timeline/ https://twitter.com/BajoArenasKemet?lang=es

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Personajes Khaemwaset, el primer egiptólogo Gerardo P. Taber

Cabeza de estatua de Khaemwaset (fuente: Wikimedia Commons).

__________________________________________________________________________________________________ Al escuchar el vocablo ‘’egiptólogo” por lo general éste se asocia a la imagen de un intrépido explorador, quien se interna en las arenas interminables del desierto para descubrir una tumba -llena de tesoros- que había permanecido oculta por milenios. Se imagina a este egiptólogo vestido a la usanza “oriental”: enfundado, del cuello a los tobillos, en una galabeya de lino, con un turbante en la cabeza y calzando unas cómodas babuchas. Este personaje invariablemente suspenderá sus actividades para el merecido afternoon tea ya que en realidad es un educado Lord británico. También lo imaginamos, en épocas más recientes, con un atuendo tipo “Indiana Jones”: usando un sombrero fedora, chaqueta o chaleco con innumerables bolsillos llenos de los más exóticos instrumentos, pantalones igualmente colmados de compartimientos y calzando unas botas “todo terreno”. Este personaje también terminará sus actividades en el pub más cercano porque, si bien no es precisamente un Lord, sigue estando relacionado con las costumbres británicas. Pero, ¿en realidad así es un egiptólogo? ¿qué es lo que hace un egiptólogo? ¿todos

los egiptólogos son británicos? Para tratar de responder estas cuestiones, en un principio se puede recurrir a la definición que proporciona la Real Academia Española: Egiptólogo, ga. 1. m. y f. Persona versada en egiptología.

Esta referencia, evidentemente, no es de mucha ayuda, ya que per se no explica la complejidad del trabajo de un egiptólogo. Por tal motivo me permito la licencia de proporcionar otra definición, indudablemente más laxa que completa: un egiptólogo -efectivamente- es una persona versada en egiptología. Por lo general, es un profesionista de alguna de las ramas de las ciencias sociales: como antropología o historia (en todas sus especializaciones) que se avoca a realizar estudios temáticos y regionales cuyo corpus constituye precisamente a la propia egiptología; disciplina académica que se encarga del estudio de la organización social, historia, lenguaje, literatura, religión, arte y demás aspectos de la cultura que surgió y se desarrolló en Egipto, y en zonas aledañas, en el período de tiempo comprendido entre su prehistoria (5300-4000 a.C.) 52 | P á g i n a | Egiptología 2.0

hasta los inicios de la cultura copta (400-500 d.C.). En la tradición académica europea la egiptología es considerada más como una disciplina histórica y filológica; mientras que en la tradición británica y americana se considera como una rama de la arqueología. En ambos casos, las posiciones teóricas y metodologías de la historia son parte fundamental de su discurso. Ya que la egiptología estudia todos los aspectos y contextos de la cultura del antiguo Egipto, se auxilia de otras disciplinas como: geografía, geología, botánica, arquitectura, epigrafía y paleografía, entre muchas otras. En este sentido, la egiptología es multidisciplinaria, interdisciplinaria y transdisciplinaria. De tal manera, podemos encontrar egiptólogos de todas las nacionalidades, tallas e idiosincrasias; aunque los dos estereotipos descritos al principio sí que llegaron, y llegan a existir. Sin embargo, todas estas definiciones hacen alusión a un tipo de académico que surgió en las postrimerías del siglo XVIII e inicios del XIX. En ese caso, otras preguntas pueden formularse: ¿antes de esas fechas existían egiptólogos? y ¿quién fue el primer egiptólogo? Las respuestas a estas interrogantes pueden encontrarse en el mismo Egipto faraónico, en el siglo XIII a.C., época en que vivió un personaje llamado Khaemwaset. La

cuya transliteración es: ḫ´ m w3st, su transcripción: khaem-waset que puede traducirse como: “(quien) aparece en gloria en Tebas”; ya que ḫ´ significa “aparecer en gloria”, m es la preposición “en” y w3st significa “la poderosa” nombre original de la ciudad de Tebas, que actualmente se conoce como Lúxor. Desde muy pequeño Khaemwaset acompañó a su padre, Ramsés II -cuando este último aún era corregente del faraón Sety I, quien gobernó del 1290 al 1279 a.C. y que fue abuelo del príncipe- en varias campañas militares. Alrededor del año 13 del reinado de Sety I se sofocó una rebelión en las tierras de Kush (en el actual Sudán). Aunque para esas fechas Khaemwaset debió ser un niño de unos tres o cuatro años de edad, se le representó en uno de los relieves del templo de Beit el-Wali, en Nubia, como un valeroso joven a bordo de un carro de guerra tirado por unos esbeltos caballos a todo galope (ver

pregunta natural que el avezado lector puede formular es: ¿quién fue ese tal Khaemwaset y qué relación tiene con la egiptología, aparte de su nombre, que tiene toda la pinta de ser del antiguo Egipto? Khaemwaset fue el cuarto hijo del faraón Ramsés II y de la reina Isetneferet, quienes vivieron durante la dinastía XIX, del Reino Nuevo. Ramsés II “el grande” gobernó el país del Nilo del 1279 al 1213 a.C. Su largo reinado fue una época de esplendor, gracias a las enérgicas políticas hacía el exterior e interior del Estado, las cuales favorecieron la economía y el desarrollo de las artes. Se considera que Khaemwaset nació alrededor del año 1270 a.C. y que murió a una edad avanzada, tan sólo unos pocos años antes que su padre. En realidad, Khaemwaset fue designado como el príncipe heredero, entre los años 50 y 55 del reinado de Ramsés II; pero su muerte colocó en el trono a su hermano menor Merenptah, quien fue el hijo decimotercero del longevo faraón. Merenptah también fue un hombre mayor cuando subió al poder y sólo gobernó del 1213 al 1203 a.C. El nombre del príncipe Khaemwaset es -como el de muchos antiguos egipcios- un vocablo compuesto. Los jeroglíficos que típicamente componen su nombre son:

figura 1). Más tarde, cuando Ramsés II ya era el señor del país del Nilo, se emprendieron importantes campañas bélicas, como la del año 5 de su reinado, para frenar la expansión de los hititas hacia el reino de Mitanni (en la actual Siria). Khaemwaset estuvo presente en la célebre batalla de Kadesh, a orillas del río Orontes, y en otros asedios de ciudades de la región. Para ese entonces, el príncipe debió contar con unos 15 o 16 años de edad y figura en los relieves del gran templo de Abu Simbel conduciendo a los hijos capturados de los generales y jefes hititas ante el faraón y los dioses egipcios. Más tarde, acompañó a su padre en otras campañas militares y se tiene registro, en uno de los relieves del templo funerario de Ramsés II, conocido como el Ramesseum, que en el año 10 del reinado del mencionado monarca, combatió -junto a algunos de sus hermanos- en la toma de la fortaleza hitita de Dapur (ver figura 2).

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(Fig. 1) Detalle de un relieve del templo de Beit el-Wali en donde se figura el príncipe Khaemwaset, quien porta un arco, en un carro de guerra. 1250 a.C. Facsímile en yeso moldeado y policromado por Joseph Bonomi por comisión de Robert Hay en 1825 para el British Museum. Londres, UK (fuente: Hans Ollermann).

(Fig. 2) Detalle del relieve de un muro de la sala hipóstila del templo Ramesseum en donde se figuran los hijos de Ramsés II, entre ellos Khaemwaset, luchando contra los hititas. 1265-1260 a.C. Arenisca tallada. in situ, Orilla oeste de Lúxor, Egipto (fuente: Egyptaja).

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Con una carrera militar tan prestigiosa, lo más lógico es considerar que este príncipe seguiría al servicio de las armas, compartiendo y beneficiándose de la gloria que su padre procuraba al país del Nilo. Sin embargo, el llamado de Khaemwaset fue de otro tipo -podría decirse hoy en día de carácter espiritual e intelectual-. Al regresar a Egipto, después de las numerosas incursiones punitivas en tierras asiáticas, el príncipe se trasladó al Bajo Egipto alrededor del año 16 del reinado de Ramsés II, contando con unos 26 o 27 años de edad. Su objetivo fue la milenaria ciudad de Menfis, donde se convirtió en sacerdote sem al servicio del templo del dios Ptah, que en ese entonces estaba dirigido por el wr ḫrp ḥmww (ur-

kherep-hemuu) el “Gran Jefe de Artesanos” (título del sumo sacerdote del templo de Ptah) de nombre Huy. Durante este período, Khaemwaset se dedicó activamente a los servicios de la liturgia y estuvo a cargo de los rituales funerarios de varios toros Apis en el Serapeum. En el año 30 del reinado de Ramsés II, Khaemwaset fue convocado para anunciar y tomar parte del primer ḥb sd (heb-sed) el “Jubileo Real” de su padre; función que retomó en varias ocasiones a lo largo de los años. El príncipe continuó en el servicio del clero (ver figura 3), como sacerdote sem, por varios años y probablemente tomó a su cargo varios de los trabajos de remodelación y ampliación del templo de Ptah.

(Fig. 3) Escultura del príncipe Khaemwaset como sacerdote con peluca arcaizante y barba falsa sosteniendo un objeto de culto indeterminado. 1250 a.C. Basalto tallado y pulido. Musées Royaux d’Art et d’Histoire, Núm. E.6721. Bruselas, Bélgica (fuente: Atelier Kräftner y Kunsthistorisches Museum Wien, en: Seipel, 1992: 295.

Como sacerdote sem, uno de los principales deberes de Khaemwaset era realizar los rituales funerarios necesarios para que las esencias espirituales de los difuntos pudieran reconocer su cuerpo embalsamado, su tumba y sus ofrendas desde el Más Allá. De tal manera es seguro que el príncipe oficiara ceremonias en las necrópolis de Menfis -que comprenden las zonas de las

actuales Guiza, Abusir, Saqqara y Dahshur-. Probablemente, después de terminar sus servicios religiosos, el príncipe emprendía largas caminatas entre las innumerables tumbas en forma de mastabas y de inmensas pirámides que habían construido sus antepasados. Más que una práctica macabra -como alguno que otro personaje de estrechez mental

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contemporánea pudiera aducir- pienso que Khaemwaset tenía un vivo interés por conocer más sobre la historia de su cultura. Recordemos que para él las emblemáticas pirámides que los faraones de la dinastía IV del Reino Antiguo mandaron a erigir en la meseta de Guiza ya tenían más de 1250 años de antigüedad. Me gusta imaginar a Khaemwaset recorriendo durante largas horas las silenciosas inmediaciones de las necrópolis menfitas; observando detenidamente las capillas destinadas a las ofrendas y leyendo las inscripciones en los muros de las edificaciones para conocer la vida y logros de esos importantes personajes, cuyas esencias espirituales ahora se encontraban en el i3rw (iaru) el “campo de los juncos” en el reino de Osiris. Imagino a Khaemwaset accediendo a los templos funerarios de los reyes de antaño y maravillándose al descubrir que esos monarcas, que se mencionaban en las listas reales de su época como los antecesores divinos de su padre, no eran un ardid político para legitimar la llegada al trono de la

dinastía XIX; en realidad habían existido y aún se podía sentir su presencia a través de sus monumentos funerarios, destinados a proclamar por toda la eternidad que ellos habían sido la encarnación del dios Horus y que seguían ayudando, desde el plano divino, a que el país del Nilo se mantuviese en m3’t (Ma'at) el “orden, verdad y justicia”. El avezado lector podrá considerar que las anteriores líneas sólo son escenas oníricas del autor de estas líneas; pero éstas se encuentran inspiradas en evidencias que el propio Khaemwaset dejó en las tareas que emprendió. Un ejemplo interesante que muestra la admiración y respeto que sentía por sus antepasados, es el texto que mandó grabar en una escultura del príncipe Kawab, quien fuera hijo del faraón Khufu de la dinastía IV, quien gobernó del 2509 al 2483 a.C. y que mandó a erigir la célebre “gran pirámide” de Guiza. La inscripción se extiende a lo largo de las caras izquierda, posterior y derecha del trono donde se asienta Kawab (ver figura 4) y reza:

(Fig. 4) Inscripción de la escultura del príncipe Kawab. 2509-2483 a.C. (texto de Khaemwaset c. 1250 a.C.). Diorita tallada y yeso incrustado en la inscripción. Museo de Antigüedades Egipcias. Núm. JE 40431. El Cairo, Egipto (fuente: Steven R. Snape, 2009: 471.

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(1) Por el Gran Jefe de Artesanos, sacerdote sem, hijo del rey, Khaemwaset (2) … que esta estatua del hijo del rey Kawab, (3) quien la recogió de lo que había sido puesto (aparte) en (4) … amado de su padre, el rey del Alto y Bajo Egipto, Khufu. (5) (el sacerdote sem e hijo del rey, Khaemwaset) decretó… (6) lugar en Menfis, (él) hace libaciones a los dioses en compañía de los excelsos espíritus akh (7) ante la capilla del ka de Rosetau, tan grande (8) es su amor por lo antiguo y por los nobles que estuvieron antes, (9) junto con la excelencia que todos ellos hicieron, en verdad (10) millones de veces. Este legado (¿?) como toda la vida, estabilidad (salud) debe multiplicarse (11) ofrendando… …(Kha)emwaset (12) después que él reestableció todos los rituales de este templo (13) que habían caído en desuso… de los hombres. (14) Él excavó un lago frente al noble templo en proceso (15) que se acordó a su deseo, hizo existir canales de pureza, para pureza (¿?) para traer libaciones (16) del reservorio (¿?) de Khafra, haciendo para él 'dotado de vida'. (cfr.: Snape, 2009: 472).

Como puede apreciarse, entre las fórmulas protocolarias y la titulatura, Khaemwaset declaró que rescató y restauró varias obras de “los nobles que estuvieron antes”. El príncipe no se dedicó sólo a las esculturas, como la de Kawab, sino que emprendió un vasto programa que incluyó varios monumentos del Reino Antiguo como: el templo solar del faraón Neuserra (2402-2374 a.C.), la mastaba del faraón Shepseskaf (2441-2436 a.C.) y las pirámides de los faraones Djoser (2592-2566 a.C.), Userkaf (2435-

2429 a.C.), Sahura (2428-2416 a.C.) y Unis (2321-2306 a.C.) entre otros. Tan sólo hace falta considerar el tiempo, esfuerzo y recursos materiales que Khaemwaset invirtió en la documentación, planeación y gestión de estas empresas. Por tales motivos también se le ha otorgado el sobrenombre de: “el príncipe arqueólogo” porque, efectivamente, realizó labores -en su propio contexto- de este carácter. Al respecto, Bernadette Menu menciona:

...este personaje egipcio residente de la ciudad de Menfis y siendo sumo sacerdote del dios Ptah, desarrolló una actividad de “arqueólogo-historiador”, buscando en viejos escritos en las bibliotecas reales y de los templos, donde se guardaba el conocimiento de Egipto desde los tiempos de las primeras dinastías. El príncipe restauró inscripciones antiguas ilegibles en monumentos casi en ruinas. De este modo revivía el recuerdo de los faraones de los tiempos pasados y lo asimilaba al nuevo periodo en que vivía Egipto durante el Imperio Nuevo. (Menu, 1998: 46). Un dato que no debe ser pasado por alto es que la actividad “arqueológica” de Khaemwaset se encuentra atestiguada por lo menos desde el último periodo en que se desempeñó como sacerdote sem. Sin embargo, alrededor del año 45 del reinado de Ramsés II el “príncipe arqueólogo”, que para ese entonces ya contaba con unos 55 o 56 años de edad (ver figura 5) fue promovido al grado de sumo sacerdote del templo de

Ptah. Evidentemente, este nombramiento le otorgó más facilidades para efectuar sus obras, pero es relevante hacer notar que ya estaba dedicado a rescatar la memoria de su pueblo antes de obtener un cargo político importante. Esto puede interpretarse como una muestra de su genuino interés por conocer la historia de sus antepasados, en contraposición con acciones que sólo buscasen el proselitismo político o religioso.

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(Fig. 5) Escultura del príncipe Khaemwaset sosteniendo dos estandartes; uno muestra el topónimo de Abydos. 1250 a.C. Conglomerado de arenisca tallada. Obsequio de Samuel Sharpe al British Museum, Núm. EA 947. Londres, UK (Fuente: Trustees of the British Museum).

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Los últimos años de Khaemwaset transcurrieron en su amada Menfis, en donde siguió ostentando el cargo wr ḫrp ḥmww. Al parecer continuó con sus trabajos “arqueológicos” hasta su muerte; la cual ocurrió probablemente poco después del año 55 del reinado del longevo Ramsés II, cuando el “príncipe arqueólogo” contaba con unos 65 o 66 años; edad bastante avanzada para la esperanza de vida del mundo antiguo. Su tumba aún no ha sido localizada aunque probablemente fue sepultado en Saqqara “…quizá bajo su santuario en lo alto de una colina entre Abusir y Saqqara.” (Dodson & Hilton, 2004: 171). Aunque mucho tiempo se pensó que su sepulcro era un sarcófago hallado en el interior del Serapeum por Auguste Mariette entre 1851 y 1853, el

cual contenía una figura antropomorfa elaborada de resina, así como varias joyas y ushabtis (ver figura 6) con el nombre y títulos del príncipe Khaemwaset. Sin embargo: “No hay testimonios para el enterramiento en el Serapeum de Saqqara que se ha propuesto con frecuencia y, en realidad, su momia era la de un toro sagrado.” (ibídem: 285). Por otra parte, a finales del siglo pasado, las excavaciones arqueológicas realizadas por la Universidad de Waseda de Japón en el norte de Saqqara localizaron los restos de lo que pudo haber sido el ḥwt k3 “el recinto del ka” de Khaemwaset. Habrá que esperar a que estos trabajos continúen y a que se reúnan más datos para determinar cuál es el lugar de eterno reposo de este importante personaje.

(Fig. 6) Ushabtis del príncipe Khaemwaset 1224 a.C. Basalto y arenisca tallados con restos de policromía. Musée du Louvre. Paris, Francia (fuente: Hans Ollermann).

Trascendencia de Khaemwaset Las obras del “primer egiptólogo” hicieron eco más allá de su tiempo ya que fue recordado como un personaje sabio, aún por los propios egipcios de la antigüedad. Su historia se funde en la literatura mitológica, en donde protagonizó una serie de relatos de carácter mágico que se conocen por textos, escritos en demótico, del período romano de Egipto (30 a.C.-395 d.C.) es decir, 1500 años después de su época. En estas historias es llamado “Setne Khaemwaset” siendo el vocablo setne una

corrupción del término ‘’setem’’ que se utilizaba para designar a un integrante del clero de Ptah. Uno de los relatos narra como el “príncipe arqueólogo”, tras un arduo trabajo de investigación en las bibliotecas de los templos, descubre que un “papiro mágico” se encuentra oculto en una tumba de la necrópolis de Menfis del otrora príncipe Naneferkaptah. Cuando Khaemwaset, después de localizar y “excavar” la tumba, se dispone a tomarlo las esencias espirituales del propietario del sepulcro, así como las de Ahwere y Merib -la esposa y el pequeño hijo de Naneferkaptah- se

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aparecen y le advierten que el papiro contiene dos poderosos conjuros escritos por el mismo Thot, el dios de la sabiduría. Las animas le advierten a Khaemwaset sobre el peligro de recitar las fórmulas mágicas del papiro y le narran la historia de cómo lo consiguió Naneferkaptah y que al hacer esto, cayó sobre él un castigo divino que hizo que perdiese todas sus posesiones y a todos sus seres queridos. La historia narra que Khaemwaset no hizo caso de la advertencia y tomó el “papiro mágico”. Los siguientes días tuvo visiones terribles que le advertían sobre el lúgubre destino que le esperaba si se empecinaba en conservar los conjuros de Thot. Khaemwaset comprendió que había incurrido en una acción poco digna y restituyó el papiro a la tumba de Naneferkaptah y, para redimirse, también llevo a Menfis los cuerpos embalsamados de Ahwere y Merib desde la lejana ciudad de Coptos, para que así toda la familia pudiese estar reunida en la eternidad. Otra historia narra el nacimiento y educación de SaOsiris, hijo de Khaemwaset y su esposa Mehusekhe, quienes se alegraron de su llegada, ya que sólo habían engendrado a dos hijas. Desde muy pequeño el niño demostró una inteligencia vivaz y grandes aptitudes para la magia. A la edad de 12 años fue convocado al palacio

de Ramsés II por su padre para resolver un acertijo con el que un cacique nubio había desafiado a la corte del farón: leer una carta sin romper el sello que la mantenía cerrada. Ante el asombro de todos, Sa-Osiris leyó la misiva sin problema y en el proceso se reveló que el cacique nubio era en realidad el hechicero Sa-Neheset, quien había azotado a Egipto siglos atrás y que fue derrotado por Sa-Paneshe, un poderoso mago de la corte de los faraones de antaño. En ese momento, Sa-Osiris reveló que en realidad él era Sa-Paneshe y que había regresado del Más Allá para defender nuevamente al país del Nilo. La historia narra el enfrentamiento entre estos magos, quienes hacen gala de prodigiosos hechizos y poderosos encantamientos. Al final, el hechicero nubio es nuevamente derrotado y Sa-Osiris/Sa-Paneshe desaparece tras completar su misión. Khaemwaset queda desconsolado al perder a su único hijo, aunque después vuelve a engendrar a otro varón al que también nombra Sa-Osiris en honor al poderoso mago que crió como si fuera su hijo. La primera historia se encuentra registrada en un papiro con el Núm. 30646 que actualmente se conserva en el Museo de Antigüedades Egipcias en El Cairo y la segunda en un papiro con el Núm. EA 10822 en el British Museum en Londres (ver figura 7).

(Fig. 7) Papiro con parte del ciclo de historias de Setne Khaemwaset. c. 100 d.C. Tinta negra sobre papiro. British Museum, Núm. EA 10822. Londres, UK (fuente: Trustees of the British Museum).

Conclusiones A lo largo de las páginas precedentes traté de exponer una breve semblanza de Khaemwaset la cual, evidentemente, dista mucho de ser una biografía completa. Al lector que le interese conocer más sobre la vida de este personaje le pueden resultar muy útiles las referencias bibliográficas al final de este artículo. Por último, tan sólo me queda agregar una breve reflexión

sobre el quehacer de este “príncipe arqueólogo” del Egipto faraónico. El ser humano cuenta con una característica inherente que se manifiesta, en todo lugar y momento, que se conoce como “curiosidad”. Este comportamiento inquisitivo impulsa a buscar información y también ha ayudado a generar -en distintos puntos del orbereflexiones intelectuales que han planteado cuestionamientos ontológicos que se pueden expresar

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en las célebres preguntas fundamentales de la humanidad: ¿quién soy, de dónde vengo y adónde voy? Estas interrogantes -y sus respuestas particulares para cada contexto- se encuentran presentes en todas las culturas de la antigüedad y se pueden vislumbrar tanto en los textos sagrados hebreos, en la literatura sapiencial sumeria y babilónica de Mesopotamia y también en la del Egipto faraónico; en los Veda y en los Avesta persas, en los escritos de Confucio y Lao-Tze en China y en las predicaciones de los Tīrthankaras y del Buda Siddhartha Gautama en la India. Asimismo, se encuentran en los poemas épicos de Homero y en las tragedias de Eurípides y Sófocles, así como en los tratados filosóficos de Platón y de Aristóteles de la antigua Grecia; y también tienen lugar en los poemas de Nezahualcóyotl en el México prehispánico. Las mencionadas interrogantes tienen su origen en la necesidad que tiene el género humano en dar sentido a su existencia. Para tal efecto, en muchos casos, el hombre busca reconocerse en las obras de sus antecesores. De tal suerte, el origen de prácticas parecidas a la arqueología y a la historia pueden tener su origen en la más remota antigüedad. Para este caso, me Sobre el Autor Gerardo P. Taber realizó sus estudios de arqueología en la Escuela Nacional de Antropología e Historia de México y se ha especializado en el estudio de las culturas del medio oriente y el Mediterráneo antiguo, con especial interés en el Egipto faraónico. Ha impartido numerosas conferencias y cursos sobre el arte, la religión y la escritura del Egipto faraónico. También fue investigador de diversas exposiciones internacionales. Es autor del libro Medu Netscher, las palabras divinas que fue aceptado en los acervos de la Bibliotheca Alexandrina en Egipto en el año de 2008. Actualmente desempeña su labor como investigador del Museo Nacional de las Culturas de México, en el área de investigación y curaduría del Egipto faraónico y el Mediterráneo antiguo y se encuentra trabajando en el proyecto Kemet en Anáhuac, que busca analizar y contextualizar las obras faraónicas que se encuentran en México. Bibliografía BARD, KATHRYN A. 2007. An Introduction To The Archaeology Of Ancient Egypt. Ed. Wiley-Blackwell. Hoboken, New Jersey, USA. CASTEL RONDA, Elisa. 1998. Los sacerdotes en el antiguo Egipto. Ed. Aldebarán. Madrid, España.

gusta imaginar a un anónimo Homo sapiens que deambula por los bosques de Europa a finales del período pleistoceno -hace unos 14.000 a 12.000 años antes del presente- y que encuentra fortuitamente algún artefacto manufacturado, como una punta de lanza o un hacha de mano, elaborada por algún Homo neanderthalensis. El mencionado Homo sapiens tal vez se preguntó: ¿cuándo y quién hizo este objeto, por y para qué? Precisamente esas son las preguntas que la egiptología, arqueología e historia contemporáneas aún buscan responder; con el objetivo de comprender como el género humano ha resuelto, a través del tiempo, sus necesidades materiales e ideológicas y cómo éstas han sido expresadas a través de sus obras. En este sentido, creo que el ejemplo de la labor de Khaemwaset puede servirnos hoy, más de 3280 años después de su época, como un refrescante testimonio que nos permita reflexionar sobre las diferencias y similitudes entre los pueblos; lo cual considero esencial para intentar comprender el caótico y beligerante mundo contemporáneo.

GARDINER, Alan Henderson. 1957. Egyptian Grammar. Being an Introduction to the Study of Hieroglyphs. (Tercera edición revisada, publicado originalmente en 1927 por Clarendon Press). Ed. Griffith Institute. Oxford, United Kingdom. GOMAÀ, Farouk. 1973. Chaemwese, Sohn Ramsés' II. Und Hoherpriester von Memphis. Col. Ägyptologische Abhandlungen N. 27. Ed. Wiesbaden & O. Harrassowitz. Wiesbaden, Deutschland. JAMES, Thomas Garnet Henry. 2002. Ramesses II. Ed. Friedman/Fairfax & Edizioni White Star S.r.l. New York, USA & Vercelli, Italia. LICHTHEIM, Miriam. 1980. Ancient Egyptian Literature Volume III. The Late Period. Col. UCLA Series, Issue 12 of Near Eastern Center. Ed. University of California Press. Oakland, California, USA. MENU, Bernadette. 1998. Ramsès II. Souverain des souverains. Col. Découvertes Gallimard N. 344, Série Histoire. Ed. Éditions Gallimard. Paris, Francia. PÉREZ-ACCINO PICATOSTE, José Ramón. 2006. “De los nombres de Egipto: transcripciones, contradicciones y aspiraciones.” en: Boletín de la Asociación Española de Egiptología. N. 16. Ed. Asociación Española de Egiptología. Madrid, España. pp. 121-134.

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La mujer en el antiguo Egipto Nefertari, la amada esposa de Ramsés II María Isabel Cubas Contreras

Escultura de Nefertari, con su nombre grabado en un cartucho, situada junto a la colosal estatua sedente de Ramsés II, en Abu Simbel (fuente: Wikimedia Commons).

__________________________________________________________________________________________________ El faraón Ramsés II (1279-1213 a.C.), al igual que otros reyes egipcios, contó con una Casa ‘’Jeneret’’ (o harén) en el que vivían sus numerosas esposas e hijos, y ya estaba casado con dos mujeres antes de ascender al trono a los veinticinco años; la primera de ellas fue Iset Nofret (también conocida como Isis La bella), aunque sería su segunda esposa, Nefertari, quien siempre ocuparía un lugar destacado en el corazón del rey y en el gobierno de Egipto, hasta su muerte.

Como muestra de su predilección por ella tenemos las numerosas representaciones de la Gran Esposa Real en los relieves y estatuas que Ramsés mandó realizar durante su reinado, especialmente en los monumentos del Alto Egipto. Otra prueba más de esto la encontramos en el hecho de que Iset Nofret no aparezca representada en los templos de Abu Simbel, aunque sí aparezcan algunos de sus hijos.

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(Fig. 1) Nefertari en su tumba del Valle de las Reinas (fuente: Wikimedia Commons).

El origen de Nefertari La procedencia de la reina Nefertari aún permanece en el misterio, a la espera de un hallazgo arqueológico que nos desvele la verdad sobre su árbol genealógico.

Otros, opinan que sería una mujer de la nobleza, probablemente tebana. Sin embargo, la primera opción parece poco probable, y más tratándose Ramsés II del miembro de una familia recién llegada al trono, que necesitaría la legitimación mediante el matrimonio con una mujer de sangre real, como hiciera Horemheb con Mutneyemet, hermana de Nefertiti. La segunda opción no explicaría el silencio que existe sobre sus orígenes, como si se intentara ocultarlos deliberadamente. Al fin y al cabo, no sería la primera reina que no procediera de la realeza; su propia suegra, Tuya, procedía de una familia de militares.

(Fig. 2) Cartucho de la reina (fuente: Egipto al Descubierto).

No obstante, los egiptólogos han elaborado diversas teorías; así, tenemos a los que creen que esta mujer procedería de una familia de origen humilde, como es el caso del francés Christian Jacq (“Las egipcias”, 2000).

Entonces, ¿Por qué Nefertari es una "huérfana histórica"? Existe una tercera opción: Nefertari sí procedía de la familia real; en concreto, de la polémica familia real de Amarna.

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(Fig. 3) Akhenatón y Nefertiti instauraron el culto a Atón, por lo que fueron considerados herejes por los reyes posteriores (fuente: Wikimedia Commons).

La principal defensora de esta hipótesis es Teresa Bedman, que en su obra “Nefertary, por la que brilla el sol” nos habla de lo conveniente que fue para los recién llegados al trono desposar al príncipe heredero Ramsés con la última superviviente de la antigua familia real: Nefertari Merit-en-Mut (La más bella, amada de Mut).

hay indicios de que, a pesar de no conseguir tener un hijo varón, Horemheb y Mutneyemet sí llegaron a tener una hija, de nombre Tanedjemi (cuya tumba, QV 33, se encuentra en el Valle de las reinas). Sería precisamente esta misteriosa mujer la madre de Nefertari y Gran Esposa Real de Sety I.

Pero Bedman va un paso más allá y nos plantea la posibilidad de que Nefertari fuese también hija de Sety I y, por tanto, hermanastra de Ramsés. Según la egiptóloga

(Fig. 4) Tanedjemi, QV33 (fuente: Bedman, Teresa. 2007. ‘’Reinas de Egipto, el secreto del poder’’. Alianza editorial).

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Cuando Sethy I se convirtió en el único rey de Egipto era un hombre maduro, en la plenitud de su vida, por lo que parece difícil que Mut Tuya (madre de Ramsés II) fuera su primera y única consorte. Es más, durante este reinado ella nunca llevó el título de Gran Esposa Real, ni siquiera el de Esposa, y sólo se la conoce por el de Madre del rey que le fue dado por su hijo Ramsés II cuando éste subió al poder, así como los dos títulos anteriores. (...) Ramsés II (...), por ser hijo de una mujer que solamente tenía el título de Ornamento Real, no estaba destinado a ocupar el trono. (...) Sethy I (...), procuró la fórmula para respaldarle y que, a su muerte, pudiera ser coronado rey del Alto y Bajo Egipto, sin discusión alguna. Para ello había reservado para el príncipe heredero a (...) su hija preferida (Nefertari). Nefertary, por la que brilla el sol (Teresa Bedman).

(Fig.5) Árbol genealógico de Nefertari, según Bedman (fuente: el templo de Seshat).

Por tanto, a pesar de considerarla idónea para transmitir la legitimidad a los recién llegados al trono mediante su supuesto matrimonio con Sety I, la Gran Esposa Real Tanedjemi fue deliberadamente borrada de la historia por su vinculación con los considerados herejes de Amarna.

Los defensores de esta hipótesis sobre el origen de Nefertari se basan, entre otras cosas, en el hallazgo en 1904 en su tumba de un pequeño pomo de fayenza azul, que habría formado parte de un cofre, y que llevaba el cartucho del faraón Ay (supuesto bisabuelo de Nefertari, y nada menos que suegro del rey hereje Akhenatón).

(Fig.6) Pomo con el cartucho del rey Ay (fuente: Wikimedia Commons).

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Otro dato interesante que nos aporta la autora, que aunque no pruebe nada por sí solo resulta cuanto menos curioso, es el hecho de que en una inscripción de la sala III de su tumba en el Valle de las Reinas, Nefertari es llamada la del pelo bermejo. Como se sabe desde la década de los setenta, cuando se realizaron unas

pruebas de ADN a la momia de Ramsés II, él también fue pelirrojo. El rojo era un color asociado al dios Seth, del cual tomaba su nombre el propio faraón Sety, ¿Es posible que éste también tuviera ese color de cabello, que habría transmitido a sus descendientes?

Mientras Osiris se asocia al color negro (...), Set es recordado por el rojo, color nefasto y peligroso. Gracias a los resultados obtenidos en los exámenes de su momia, podemos decir que Ramsés poseía una cabellera pelirroja (...) que le convertía, ante todo, en <>. El gran faraón de Egipto, Ramsés II (Bernadette Menu). En cuanto al lugar de nacimiento de la reina Nefertari, Bedman baraja tres posibilidades: la corte de Tebas (lo que confirmaría el origen tebano que le dan otros egiptólogos); el palacio de Mi-Ur (a la entrada del oasis de El-Fayum), o la ciudad de Nen Nesu (la llamada Heracleópolis Magna por los griegos). Uno de estos tres lugares pudo ser el que viera venir al mundo en torno a 1299 a.C. a la Princesa Hereditaria, la amada de Mut, la que había sido hecha bella, Nefertary. Los hijos de Nefertari

Meri-Atum: Nació ya en el reinado de su padre, fue el sexto hijo varón. Llegó a ser Sumo sacerdote de Ra en Heliópolis y murió en el año 47 de reinado. Meri-Ra: el décimo hijo varón. Para estos hijos habidos con la reina, Ramsés II reservó importantes funciones en el gobierno de Egipto: ellas, como reinas; ellos como sumos sacerdotes, militares de alto grado y por supuesto el trono, que fue pasando de unos a otros a medida que fallecían, ya que Ramsés II vivió unos noventa años.

Casada desde su adolescencia con el príncipe heredero, al igual que Iset Nofret, Nefertari le dio varios hijos e hijas a Ramsés, tanto antes como después de su ascenso al trono (el número varía, aunque al menos fueron entre seis y ocho): Amonherjepshef: el primogénito, príncipe heredero hasta su muerte en torno al año treinta de reinado de su padre. Tuvo el título de “General de los ejércitos”. Paraherunemef: Tercer hijo varón de Ramsés y el segundo de los nacidos de Nefertari. Participó en la batalla de Kadesh y fue condecorado como “Valiente del ejército” y llegaría a ser el “Primer oficial de carros”. Murió joven, entre los años veinte y veintiocho de reinado. Meritamón: Gran Esposa Real de su padre tras la muerte de su madre, fue la cuarta de las hijas del faraón y primera de Nefertari. Murió al final del reinado de su padre. Sus títulos fueron “Cantora de Amón”, “Superiora del harén de Amón” y “La que toca el sistro para Mut”. Nefertari: el nombre de su madre en Abu Simbel no se conserva, pero parece probable que fuera hija de esta reina. Nebet-taui: el nombre de su madre tampoco se conserva, pero fue una Gran Esposa Real. Henut-taui: Fue Gran Esposa Real de su padre.

(Fig. 7) Meritamón, hija y Gran Esposa Real de Ramsés II (fuente: Jean-François Bradu).

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El papel político y religioso de Nefertari Al igual que otras reinas antes que ella, la participación de Nefertari en la política extranjera fue muy importante. Tras el conflicto con los hititas, que desencadenó en la célebre batalla de Kadesh (1274 a.C.) y varios años de tensión entre la corte hitita y la egipcia, Nefertari participó en las negociaciones para alcanzar la

paz entre ambos imperios mediante el envío de cartas con su homóloga hitita Puduhepa, esposa de Hattusil III. Junto con estas misivas las reinas intercambiaban regalos, como tapices o joyas, y sus deseos de que todo marchase bien en sus respectivos reinos.

Naptera (Nefertari), reina de Egipto, a Puduhepa, reina del país de Hatti: Aquí, hermana mía, impera la paz (…) en tu país haya paz. Mira, he oído que tú, mi hermana, me has escrito para interesarte por mi paz y que escribes por nuestras relaciones pacíficas y por las relaciones fraternales que unen al gran rey, el rey de Egipto, con el gran rey, el del país de Hatti, su hermano. Que Shamash y Teshup eleven su cabeza y Shamash te dé paz y te procure lo mejor y garantice una buena fraternidad entre el gran rey, el rey de Egipto, y el gran rey, el rey del país de Hatti, su hermano, por toda la eternidad. Carta de Nefertari a Puduhepa.

(Fig. 8) Coronación de Nefertari por Hathor e Isis, Abu Simbel (fuente: Wikimedia Commons).

La presencia de Nefertari en los grandes actos y ceremonias religiosas comienza desde el primer año de reinado de Ramsés, pues la reina participó ya en los ritos de la ceremonia de coronación; también estuvo presente junto a su esposo en Abydos con motivo del nombramiento de Nebunenef como Sumo sacerdote de Amón, en las celebraciones de la fiesta de Opet, o en los festivales en honor al dios de la fecundidad Min. De todas estas ceremonias nos ha quedado constancia gracias al afán de Ramsés II por representar, en relieves y estatuas, a su reina participando en estos importantes

actos religiosos; así, podemos verla en Karnak, Lúxor o el Ramesseum. Abu Simbel Los templos de Abu Simbel se sitúan en la antigua Nubia. El mayor estaba dedicado a los dioses Amón, Ptah, Ra y al propio Ramsés divinizado. Cerca de este se encuentra el llamado templo pequeño, el cual está dedicado a la diosa del amor Hathor y a la propia Nefertari.

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Mientras que en el templo grande predominan las estatuas de Ramsés (la reina y sus hijos son representados a un menor tamaño), en el templo Dos estatuas de Nefertari son custodiadas por otras cuatro de Ramsés; junto a ellos, en menor tamaño, los

pequeño vemos uno de los pocos casos en Egipto en que la reina es representada del mismo tamaño que el rey. hijos e hijas de los reyes acompañan a sus padres desde hace tres mil años.

(Fig. 9) Templo pequeño de Abu Simbel, dedicado a Hathor y a Nefertari (fuente: Ägypten fotos und Informationen).

Ambos templos fueron finalizados e inaugurados en algún momento del año veinticuatro de reinado de Ramsés II (1255 a.C.). Precisamente es este año la fecha más alta que tenemos para datar la vida de Nefertari. Este dato, unido a la presencia de la princesa Meritamón en el séquito real que viajó hasta Nubia y su participación en las ceremonias de inauguración de ambos templos, ha llevado a pensar a los egiptólogos que para entonces o bien Nefertari ya habría fallecido, o bien estaría enferma y habría pedido a su hija que la sustituyese.

solamente Nefertari aparece rindiendo culto a los dioses, en su camino hacia la eternidad.

Aunque no se sabe el lugar ni el momento exacto de la muerte de Nefertari, probablemente se produjo antes del año treinta de reinado de Ramsés, cuando la reina tendría entre cuarenta y cincuenta años. La tumba de Nefertari Para la que había sido su compañera durante más de veinte años de reinado, el faraón mandó construir la más hermosa tumba del Valle de las Reinas (QV 66), muy cerca de la de su madre Tuya (QV 80). En ella, el mayor constructor de Egipto, omnipresente a lo largo y ancho del país del Nilo, cedía el protagonismo a Nefertari, pues Ramsés no aparece representado, ni mencionado;

(Fig. 10) Nefertari es guiada por Horus, Valle de las reinas (fuente: Wikimedia Commons).

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(Fig. 11) Tumba de Nefertari, QV 66 (fuente: Wikimedia Commons).

En resumen, aunque el origen de esta reina sigue siendo un misterio y hay tanto partidarios como detractores para cada una de las distintas hipótesis que se han planteado sobre sus progenitores, de lo que no hay duda es del importante papel que tuvo Nefertari en la política y en el corazón de uno de los reyes más famosos del antiguo Egipto.

Aunque Ramsés sobrevivió a su primera Gran Esposa Real otros cuarenta años más y, finalmente, el heredero al trono sería Merenptah (hijo de Iset Nofret), tras la muerte del resto de sus hermanos mayores, Ramsés II dejó constancia de su predilección por Nefertari en una inscripción en piedra en Abu Simbel; en esta podemos seguir leyendo más de tres mil años después: Nefertari, por la que brilla el sol.

¡Qué hermosa era Nefertari! Ramsés la admiraba mientras ella dirigía los ritos de consagración de una nueva capilla dedicada a la diosa lejana. Ella, dulzura de amor, aquella cuya voz concedía la alegría y no pronunciaba ninguna palabra en vano, ella, que llenaba el palacio de su perfume y su gracia, ella que sabía ver el bien y el mal sin confundirlos jamás, se había convertido en la adulada soberana de las Dos Tierras (...). Parecía pertenecer al universo de las diosas, donde juventud y belleza nunca se apagan. Ramsés. La dama de Abu Simbel (Christian Jacq).

(Fig. 12) Ramsés y Nefertari, Abu Simbel (fuente: Wikimedia Commons).

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(Fig. 13) Nefertari en su tumba del Valle de las Reinas (fuente: Wikimedia Commons).

Bibliografía

Sobre el Autor

BEDMAN, Teresa. 1999. Nefertary, por la que brilla el sol. Ed. Alderabán. España, Madrid.

Mª Isabel Cubas Contreras nació en la localidad toledana de Talavera de la Reina en 1989.

BEDMAN, Teresa. 2007. Reinas de Egipto, el secreto del poder. Ed. Alianza editorial. España, Madrid.

Su afición por el antiguo Egipto comenzó desde pequeña y fue lo que la llevó a estudiar la licenciatura en Historia en la Universidad de Alcalá de Henares entre 2007 y 2012.

JACQ, Christian. 2000. Las egipcias. Ed. Planeta. España, Barcelona. MENU, Bernadette. 2005. El gran faraón de Egipto, Ramsés II. Ed. RBA. España, Barcelona. ESTRADA LAZA, Fernando. "Nefertari, aquella por la que el sol brilla". Historia National Geographic. 2006, nº 31, pp. 32-43. CASTELLANO, Nuria. "La tumba de la reina Nefertari". Historia National Geographic. 2015, nº 141, pp. 2437.

Actualmente es bloguera de ‘’El templo de Seshat’’, dedicado al mundo del antiguo Egipto, y del blog de reciente creación ‘’La gaceta de Menfis’’, donde se pueden encontrar las últimas noticias egiptológicas. Además es colaboradora esporádica en el blog sobre Historia Universal ‘’Historiae’’. http://eltemplodeseshat.blogspot.com.es https://www.facebook.com/eltemplodeSeshat?fref= nf

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Exposiciones Osiris. Misterios sumergidos de Egipto Moisés González Sucías

Cartel promocional de la exposición (fuente: Institut du monde árabe, París).

__________________________________________________________________________________________________ Grandes esculturas realizadas en granito rosa, pequeñas estatuas de bronce, lámparas de aceite, amuletos, cuencos y platos para hacer ofrendas y piezas de oro...Un espectacular tesoro del antiguo Egipto procedente de las legendarias ciudades Thonis-Heraclión y Canopus que ahora sale de su letargo para verse en la exposición itinerante: ‘’Osiris, los misterios sumergidos de Egipto’’ que podemos visitar hasta el próximo 31 de enero en el Instituto del Mundo Árabe de París. El objetivo de esta exposición es hacer revivir a los visitantes uno de los grandes mitos de la civilización egipcia: los misterios de Osiris. Osiris, hijo de la tierra y el cielo, fue arrojado primero al Nilo y luego despedazado en 14 trozos por su hermano Set. Isis, hermana y esposa de Osiris, fue recuperando los fragmentos esparcidos por todo Egipto aunque jamás halló el falo. Por la magia de su verbo la viuda resucitó a Osiris el tiempo suficiente

para concebir a Horus, quien acabaría derrotando al asesino de su padre. Por primera vez en la historia, se celebra una exposición sobre los misterios de Osiris y se exponen los numerosos objetos descubiertos relacionados con esta ceremonia secreta e iniciática. Las ciudades que los últimos avances tecnológicos y los buzos tratan de recuperar, albergaron entre sus muros destacados santuarios dedicados a Osiris por los que desfilaban peregrinos en busca de curas milagrosas. Sabemos desde el descubrimiento de la estela del Decreto Canópico en 1881 que las celebraciones de los misterios de Osiris se llevaban a cabo en el templo de Amón-Gereb en la ciudad de Heraclión. También se menciona una procesión náutica de la deidad desde ese templo hasta su santuario en Canopus, donde sabemos que existía un vínculo místico relacionado con Osiris. Una extraordinaria exposición

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(Fig. 1) Escultura de una reina egipcia (fuente: Pierre Acole).

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que ocupa una superficie de unos 1.100 metros cuadrados y acerca al público por primera vez objetos hallados por la expedición que han sido restaurados recientemente para la ocasión junto a obras de excepcional calidad cedidas por museos de El Cairo y Alejandría. De algunas de estas piezas no se tenía constancia hasta ahora y proporcionan información sobre las navegaciones sagradas de Osiris. Por ejemplo, se muestran barcazas ceremoniales votivas, que reproducen el navío de la deidad y que se depositaban en la parte inferior del canal sagrado, gracias a ellas, podemos seguir la ruta divina. En total, más de 290 piezas integran una exposición que trata de recrear el viaje de la expedición con imágenes en vídeo de las dos ciudades congeladas bajo las aguas. Entre las joyas figuran una lámpara de aceite empleada en la ceremonia, restos de sacrificios de animales, amuletos y 110 cucharones de bronce grabados con el ojo de Horus y usados para reunir las partes del cuerpo mutilado de Osiris. Destaca también el jardín del templo de Amón-Gereb dónde el sacerdote de Osiris fabricó una estatuilla del dios hecha de sedimentos del canal sagrado

mezclados con semillas de cebada. Tanto ThonisHeraclión como Canopus serán excavadas durante muchos años. Son lugares extremadamente importantes para la Historia egipcia y su estado de conservación puede aportar datos relevantes. Durante siglos, la historia se olvidó de Thonis-Heraclión y Canopus. Las ruinas de ambas ciudades dormitaron sumergidas en la bahía de Abukir, a unos 30 kilómetros al noreste de la decadente Alejandría. Desde el siglo VIII d.C. una gruesa capa de arena y sedimentos fue cubriendo sus tesoros hasta borrarlos de la memoria. Una fatídica sucesión de catástrofes naturales (incluidos un terremoto y varios maremotos) las condenaron a permanecer olvidadas bajo el lecho marino. Su hallazgo hace más de 15 años bajo las aguas del Mediterráneo fue uno de los acontecimientos más importantes de la Egiptología reciente. Franck Goddio, el arqueólogo francés que dirigió el rescate, aún conserva frescas las instantáneas de aquella jornada del año 2000 en la que los templos y los puertos de Thonis-Heraclión recuperaron todo su esplendor.

(Fig. 2) Esculturas de Iisis y Osiris (fuente: EFE).

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Una de las piezas recuperadas en el año 2000 fue la ‘’naos’’ del templo de Amón-Gereb. Sus inscripciones ayudaron rápidamente a identificar el lugar, así como la gran losa de diorita situada en una pared del monumento repleta de jeroglíficos. Fue esta última pieza la que dio el nombre egipcio de la ciudad, Thonis, resolviendo un enigma que había durado dos milenios. Heraclión y Thonis eran la misma villa (Thonis era su denominación egipcia y Heraclión la griega). Desde entonces Goddio, convertido en estandarte mundial de la arqueología submarina, no ha dejado de recuperar la inmensidad de restos que albergan los vestigios de esta villa y de la cercana Canopus descubierta en 1997. Situada a dos kilómetros al este del actual puerto de Abukir, Canopus se extiende a lo largo de 150 metros. De las profundidades han emergido columnas de granito rojo, bloques de piedra caliza, joyas y monedas del período bizantino. Conservados por casi dos metros de arena de profundidad se hallan los cimientos de un muro de 103 metros que habría rodeado un templo de grandes dimensiones. Ambas ciudades conocieron tal prosperidad que dejaron en segundo plano la fundación

de Alejandría por parte de Alejandro Magno en el 331 a.C. El historiador griego Heródoto relata en el siglo V a.C. la existencia de un gran templo en Thonis-Heraclión que primero visitó Hércules y más tarde Helena junto al príncipe Paris antes de que estallara la guerra de Troya. Cuatrocientos años después, también fue visitada por el geógrafo griego Estrabón. Las excavaciones de la última década, que suelen realizarse antes del periodo estival, han ido desenterrando los fragmentos escritos que habían sobrevivido al naufragio. Algunas veces los fragmentos descubiertos, una vez interpretados, ayudan a dirigir los emplazamientos de la excavación, otras, los resultados del trabajo arqueológico proporcionan nueva información sobre los ritos que ni siquiera habían sido documentados. Sus campañas han recuperado del fondo marino un auténtico tesoro. La base de datos del proyecto tiene inventariados más de 16.000 objetos, entre los que figuran monumentos o estatuas de grandes dimensiones y fragmentos de cerámica. A menudo, alguna de esas pequeñas piezas, pueden proporcionar una información muy valiosa sobre el yacimiento.

(Fig. 3) Estatuilla de Osiris en bronce y barco votivo en plomo sumergidos en la bahía de Abukir (fuente: Christoph Gerigk).

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Sumergirse en busca de esos restos arqueológicos es una tarea costosa y aparatosa. No se trata sólo de enfundarse una escafandra y aventurarse en un océano de posibilidades sino que además antes de iniciar las exploraciones, el equipo que dirige Goddio, examina los textos antiguos y explora el lugar con la ayuda de un buque dotado de un magnetómetro capaz de crear mapas magnéticos del fondo marino y arrojar pistas fundamentales sobre ubicación, orientación y tamaño de las piezas enterradas. Un sónar de barrido lateral, un equipo de barimetría multihaz y un sistema de

posicionamiento por satélite DGPS, que corrige los datos recibidos a través de GPS y aporta la ubicación de los restos arqueológicos en aguas poco profundas. Una vez trazado el mapa electrónico, se efectúan sondeos de pruebas, que si cosechan resultados positivos, conducen a la excavación arqueológica definitiva. Es entonces cuando emerge la magnitud del yacimiento. Cada año que pasa, la exploración revela que el sitio arqueológico se extiende mucho más de lo que imaginábamos al principio. Goddio piensa que no se ha descubierto más del 5% de Thonis-Heraclión y Canopus.

(Fig. 4) Diosa Tueris (fuente: Pierre Acole).

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Dos vehículos controlados remotamente, bautizados como ‘’Jules y Jim’’, son la clave de unas inmersiones que pueden llegar a durar ocho horas. Están equipados con cámaras y una burbuja de plástico para acomodar a un piloto y un pasajero. Las naves pueden alcanzar los 1.000 metros de profundidad y cuentan con brazos mecánicos provistos de una pinza y una ventosa para recoger objetos. Después del rastreo, se desarrolla una minuciosa tarea de catalogación en la que se incluyen la ubicación exacta y muestras de restos de flora y fauna de la época que ayudan a datar los hallazgos así cómo dibujos del emplazamiento en el que fueron descubiertos.

grúas. Una vez allí, son confinadas en un tanque de desalinización para evitar el deterioro. Unos días después, se colocan en agua dulce que se renueva continuamente. Dependiendo del material, se someten a un proceso diferente de limpieza y retirada de sedimentos. Los metales, por ejemplo, reciben un baño de tratamientos químicos. El precursor de la arqueología submarina, irradia pasión cuando se le pregunta por los resultados de la última campaña en Thonis-Heraclión, un enclave donde se han encontrado una red de canales y un puerto, que hasta el nacimiento de Alejandría, era la puerta de entrada obligatoria para los navíos procedentes del mundo griego.

Cada nueva campaña plantea una gran cantidad de preguntas. En la actualidad, el equipo está siguiendo la pista de un antiguo templo que existía mucho antes que el santuario de Amón-Gereb.

La campaña que acaban de cerrar ha sido realmente interesante. Las excavaciones que han llevado a cabo en el canal sagrado alrededor de la barca ceremonial, han sacado a la luz, platos de ofrendas, 700 anclas antiguas, instrumentos rituales que muestran la importancia de las ofrendas al dios y el rastro de 60 naufragios cuyas fechas oscilan entre los siglos VI a.C. y II d.C.

Actualmente Goddio, compagina la búsqueda submarina de las dos ciudades con la excavación del ‘’Portus Magnus’’ de Alejandría. Desde 1992, la misión está reconstruyendo la geografía del puerto oriental de la villa y sus alrededores, hogar de templos y edificios de la época ptolemaica. Cumpliendo las recomendaciones de la Unesco, la mayoría de las piezas se dejan en el lecho marino. Sólo unas pocas son trasladadas a tierra firme mediante

En los próximos años, la misión explorará la zona de la ciudad donde se ubica el asentamiento más antiguo y excavaran el norte de la urbe donde han descubierto restos muy prometedores de un monumento de grandes dimensiones.

(Fig. 5) Diosa Apis (fuente: Pierre Acole).

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77 | P á g i n a | Egiptología 2.0 (Fig. 6) Dios Hapi (fuente: Pierre Alcole).

Exposiciones Cleopatra y la fascinación de Egipto Sandra Pajares Sotillo

Cartel promocional de la exposición (fuente: web exposición Cleopatra).

__________________________________________________________________________________________________ Desde el pasado 3 de diciembre podemos disfrutar en Madrid de la exposición “Cleopatra y la fascinación de Egipto”. Ubicada en el Centro de Exposiciones Arte Canal, en ella 80 museos nacionales e internacionales, como el Musei Vaticani de Ciudad del Vaticano, el Brooklyn Museum de Nueva York o el Museo Arqueológico Nacional de Madrid, así como colecciones privadas de varias partes del globo, han cedido sus fondos para una exposición que se compone de más de 400 piezas. En declaraciones a la prensa Martín Almagro-Gorbea, arqueólogo e historiador y uno de los comisarios de la misma junto con Giovanni Gentili, comenta qué nos vamos a encontrar en esta visita: “(…) la figura de esta reina es muy mal conocida porque apenas hay datos y, los que hay, son deformados por enemigos suyos. Entonces, lo que se va a encontrar es que las piezas, el ambiente, va a hablar directamente de lo que era Cleopatra”.

La exposición se divide en 7 ámbitos que, gracias a audiovisuales, textos explicativos, piezas de muy diverso tipo y un recorrido que nos acompaña y se funde con el espacio del centro de exposiciones (muy sugerente gracias a sus arcos de ladrillo de más de 7’5 m de altura que un día fueron uno de los depósitos de agua de la ciudad) nos dan a conocer a la reina, así como el momento histórico en el que vivió, y la influencia que tuvo tanto en las artes plásticas como escénicas. A continuación, haremos un recorrido por los ámbitos en que se estructura la exposición: Egipto, tierra del Nilo Una reproducción de la puerta de un templo egipcio nos adentra en este primer espacio. En él, dándonos la bienvenida dos esfinges, nos encontramos con alusiones al paisaje nilótico, como una bandada de pájaros que parece echar a volar con nuestra llegada.

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(Fig. 1) Vistas generales de la exposición (fuente: Carlos Montero).

Los Ptolomeos, reyes de Egipto En este ámbito conoceremos un poco mejor a estos personajes que llegaron a Egipto de la mano de Alejandro Magno, así como la ciudad que éste fundó en Egipto, Alejandría, explicada en un magnífico audiovisual. También nos encontraremos con el

madrileño templo de Debod, donde un vídeo nos explica las fases de su construcción y una reproducción de la capilla de Adikhalamani, a escala 1:1, nos mostrará sus relieves coloreados y las traducciones de la escritura jeroglífica que existen en la ella.

(Fig. 2) Retrato de reina ptolemaica, s. II a.C., Egipto. Calcita. Galerie Cybéle, París (fuente: Sandra Pajares).

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La última reina de Egipto Este espacio nos adentra en la vida de Cleopatra y la relación que tuvo con los influyentes hombres con los que se relacionó tanto sentimentalmente, con las figuras

de César y Marco Antonio, como políticamente, con Ptolomeo y Augusto. Un impresionante audiovisual nos hace ser partícipes de la llegada de la reina a Tarso, en el viaje que realizó para presentarse ante Marco Antonio.

(Fig. 3) Retrato de Augusto, s. I d.C., Mármol. Fondation Gadur pour l’Art, Ginebra (fuente: Sandra Pajares).

Egipto en Roma A la muerte de Cleopatra, en el año 31 a.C., Roma se hace con el control de Egipto. En este ámbito conoceremos cómo, lejos de ignorar el pasado de la tierra de los

faraones, la entrada de Roma en Egipto hace que esta se sienta atraída por el país del Nilo, tanto cultural como social y religiosamente.

(Fig. 4) Estatua de Serapis en su trono. Finales s. II d.C., Pozzuoli, Italia. Mármol. Museo Archeologico Nazionale, Nápoles (fuente: Sandra Pajares).

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Cleopatra, inspiración de artistas Una muestra de pintura y escultura nos hace comprender la influencia que tuvo la reina en las artes ya

que, incluso mucho después de su muerte, Cleopatra se convirtió en un icono para muchos artistas que dedicaron sus obras a imaginar y recrear a la mítica reina de Egipto.

(Fig. 5) Cleopatra de Girolamo Masini. Florencia, 1840 – 1885. Mármol. Galleria d’Arte Moderna di Roma Capitale, Roma (fuente: Sandra Pajares).

Cleopatra y las artes escénicas Esta sala, estratégicamente ubicada, sorprende al visitante que se adentra en ella. El cambio escenográfico de luces y colores hace que salgas de la antigüedad en la que te sumerges durante todo el recorrido anterior, para

adentrarte en el mundo del cine y del teatro. Vestidos, atrezo, fotografías, etc., nos presentan la figura de Cleopatra como la de una auténtica diva.

(Fig. 6) Vestuario de la película ‘’Cleopatra’’, 1963. De Joseph L. Mankiewicz (fuente: Sandra Pajares).

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(Fig. 7) Imágenes del Proyecto Djehuty (fuente: Sandra Pajares).

La fascinación de Egipto en España Como colofón del recorrido, una pequeña muestra acompaña al visitante al final de la exposición mostrándole y haciéndole recapacitar de la influencia que el antiguo Egipto ha tenido, y tiene, en nuestro país.

Aquí veremos, entre otras cosas, los primeros objetos egipcios que llegaron a la Península Ibérica allá por el I milenio a.C.

(Fig. 8) Modelo de escultura con busto de soberano. Inicios de la época ptolemaica, s. IV a.C., Caliza. Fondazione Museo delle Antichità Egizie, Turín (fuente: Sandra Pajares).

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Novedades editoriales La vida cotidiana en en antiguo Egipto

Los Hicsos y su conquista de Egipto

Autor: Parra Ortiz, José Miguel

Autor: Javier

Año: 2015

Martínez

Babón,

Año: 2015

Editor: La esfera de los libros

Editor: Dstoria

ISBN: 978-84-906047-0-0

ISBN: 978-84-941455-4-4 PVP: 24 € El campesino que cultivaba en las orillas del Nilo recibía la visita regular del recaudador de impuestos, quien necesitaba del escriba para que nada se le escapara y todos pagaran lo que debían, de lo cual rendía cuentas al visir. Éste era el responsable de hacerse cargo de todo en nombre de su señor, el soberano de la Dos Tierras, el faraón, a quien informaba en profundidad y a diario de lo que sucedía en el país. Soldados, esclavos, sacerdotes, reinas, madres, estudiantes, embalsamadores, criminales… la sociedad egipcia era un mosaico complejo de hombres, mujeres y niños. El día a día a orillas del río era un ciclo en el que se relacionaban un montón de piezas que de algún modo encajaban las unas con las otras, manteniendo en pie la estructura social de aquellos que vivían bajo la atenta mirada del dios Amón Ra. José Miguel Parra nos ofrece en este libro una reconstrucción lo más cercana posible a la realidad cotidiana de lo que fue una de las culturas más apasionantes de la historia: la faraónica. José Miguel Parra Ortiz es Doctor en Historia Antigua por la Universidad Complutense de Madrid (1997), con una tesis sobre las pirámides egipcias, especialista en el mundo faraónico, sobre el que ha publicado varias monografías. Además de ser coordinador y autor de un importante manual sobre la materia: El Egipto faraónico. Sociedad, economía y política. Traducido a varias lenguas europeas, ha impartido seminarios en diferentes universidades españolas (Castilla-La Mancha, Murcia, UNED) y es un destacado conferenciante que también colabora en radio y televisión. Miembro del Proyecto Djehuty, ha estado excavando siete años en las tumbas de Djehuty y Hery en la orilla occidental de Lúxor y publica asiduamente en diferentes revistas españolas (National Geographic Historia, La Aventura de la Historia e Historia y Vida).

El Segundo Período Intermedio fue una fase de la historia egipcia que comprende las cinco dinastías que van desde la XIII a la XVII. A pesar de que se prolongó en el tiempo durante unos dos siglos y medio, se trata de una de las épocas peor documentadas. Sin embargo, la escasez de fuentes no implica que no se trate de un período fascinante, puesto que ocurrió algo que hasta entonces era inimaginable para los egipcios: tras casi milenio y medio de desarrollo político y cultural, en el que había habido momentos de esplendor alternados con otros de crisis, e incluso guerras civiles, buena parte de Egipto fue dominada por una saga de dirigentes de origen asiático que son conocidos con el nombre de hicsos. En este libro, el profesor Javier Martínez Babón nos presenta una síntesis sobre el estado de la cuestión, desde el punto de vista histórico, de lo que fue el Segundo Período Intermedio egipcio, y se adentra en el debatido origen de los hicsos, su procedencia geográfica, su impacto, y su dominio de Egipto. Javier Martínez Babón es licenciado y doctor en historia por la Universitat Autònoma de Barcelona, Magister Artium en egiptología por la Eberhard-Karls-Universität de Tubinga. Actualmente forma parte de la misión arqueológica que está trabajando en el templo de Millones de Años de Tutmosis III en la orilla occidental de Lúxor, bajo la dirección de la Dra. Myriam Seco. Ha publicado libros y artículos sobre diversos aspectos de la historia del Egipto faraónico, entre los que destacan el ejército y el armamento.

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Explorando KV62 ________________________________________________________________ ___

Jordi Romera Sevillano / Moisés González Sucías

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Todo empezó con las imágenes de alta resolución elaboradas por la empresa española Factum Arte, del sepulcro del faraón. Unas fotografías realizadas con la finalidad de crear una réplica exacta de la tumba del joven rey, que previniera a la original, de la ingente cantidad de visitas turísticas que recibe diariamente y así preservarla y prevenir su deterioro. El proyecto empezó a gestarse en el año 2009 con la colaboración de la Universidad de Basilea, la Sociedad de Amigos de las Tumbas Reales de Egipto y the Foundation

for Digital Technology in Conservation, con un presupuesto superior a los seis millones de libras. Tras varios años de trabajo, en 2011, la réplica estaba lista para viajar al país de los faraones. No fue hasta 2012, tras la llamada primavera árabe, que acabó con la expulsión del poder del presidente Mubarak, y la época turbulenta que siguió, que la copia exacta de la tumba llegó a El Cairo. Finalmente en mayo de 2014 empezaron los trabajos para ubicarla en la entrada del Valle de los Reyes junto a la casa del descubridor de la tumba original, Howard Carter.

(Fig. 1) Montaje de la copia de la tumba de Tutankhamon (fuente: EFE).

Las fotografías realizas en alta resolución por la empresa Factum Arte, fueron publicadas en su web y permitieron al egiptólogo británico Nicholas Reeves estudiarlas con detalle. Fruto de esa inspección meticulosa, El egiptólogo publicó el pasado verano un breve estudio donde explicaba que había podido detectar en la textura de la pared norte y la pared oeste, la huella de dos puertas de sendas estancias, que fueron emplastecidas y pintadas de modo que no pudieran detectarse a simple vista. Lo más interesante es que a este estudio realizado por Nicholas Reeves, se suma el que hace dos años publicó el Instituto Getty de Conservación, donde se explicaba que la decoración de la pared norte de la tumba estaba realizada con una técnica diferente a las demás. Las paredes este, oeste y sur, constan de una capa de pintura blanca sobre la que se dio otra de pintura amarilla, sobre la que se pintaron las figuras. En cambio, las figuras de la

pared norte se pintaron directamente sobre un fondo blanco y, después, este se rellenó de amarillo. Lo cual sugiere claramente que fue realizada en un momento posterior a las otras tres. Recopilando todos estos datos, Reeves sugirió la hipótesis de que tras esa pared norte continuaba el largo pasillo de una tumba real de finales de la época amárnica. Dada la relación entre Nefertiti y Tutankhamón, el egiptólogo británico consideraba que muy bien pudiera tratarse de la tumba de la esposa de Akenatón. Reeves exponía que la tumba estaba explorada sólo parcialmente. De hecho, su planteamiento parte de las reflexiones con las que ya trabajó Carter en su momento para probar que se trataba de una tumba real a pesar de su reducido tamaño, tales como la proporción y

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distribución de las estancias. Pero Reeves iba más allá. Comparando la estructura de otras tumbas reales femeninas del mismo periodo, afirmaba que la tumba seguía originalmente una estructura en ‘’L’’ que gira

hacia la derecha, con cierta disposición y número de habitaciones de almacenaje laterales y la presencia de un corredor y un pozo con un muro de pantalla que aísla la cámara sepulcral del anterior.

(Fig. 2) Nicholas Reeves (fuente: Khaled Desouki).

En una tumba de estas características se hizo enterrar Nefertiti, presumiblemente con un inmenso ajuar, que quizá haría pequeño y pobre el de Tutankhamon. No mucho tiempo después, su sucesor moriría de modo tan

inesperado que no habría tenido tiempo de iniciar una tumba para sí mismo. La solución entonces fue, siempre según Reeves, la adaptación de la tumba de Nefertiti para acomodar este nuevo enterramiento.

(Fig. 3) Localización de las dos cámaras ocultas (fuente: Daniel Martínez y Víctor Nieto).

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Para hacerlo, el arquitecto egipcio habría utilizado la parte anterior de la tumba, para el enterramiento de Tutankhamon, de modo que KV62 se convierte así en una tumba en la que se han realizado dos enterramientos reales en secuencia, primero el de Nefertiti, en la parte más profunda, de existencia hipotética y dimensiones desconocidas pero probablemente análogas a otras similares y, posteriormente, el de Tutankhamon, en lo que sería un pasillo de acceso al que se le habrían añadido varias cámaras laterales de almacenaje, una de las cuales Reeves cree haber identificado. Pero porqué el egiptológico británico pensaba en Nefertiti?

Reeves opina que la decoración del muro norte de la cámara sepulcral de Tutankhamon, el que daría paso a la parte desconocida de la continuación de KV62, es anterior al enterramiento de este último y, por lo tanto, en ella no se representa al joven rey difunto. Argumenta, con ejemplos y paralelos, que el monarca muerto representado es precisamente Nefertiti y, quien cumple los ritos funerarios no es otro que Tutankhamon mismo, y no su sucesor Ay, como se venía pensando. No es raro, Nefertiti probablemente llegó al trono, al menos como co-regente, y es más que probable que reinara con el nombre de Smenkhare, el escurridizo personaje que asume el control a la muerte de Akenatón.

De la reina no se conoce ni su final ni su enterramiento.

Nefertiti embarazada por Osiris (Izquierda) y su Ka (derecha).

Nefertiti como faraón (Derecha) y la diosa Nut (Izquierda).

Tutankhamon (Derecha) en la ceremonia de apertura de la boca de la momia de Nefertiti (Izquierda).

(Fig. 4) Interpretación de la escena según Nicholas Reeves (fuente: Factum Arte).

Tras la publicación del estudio realizado por el egiptólogo británico, las autoridades egipcias, le invitaron a presentar las grandes líneas de su teoría y participar en un examen preliminar, junto al ministro de antigüedades y un comité de expertos.

y arañazos en ambos muros, similares a los que fueron hallados en la puerta de entrada a la tumba de Tutankamón, cuando Howard Carter la descubrió en 1922. Esto hacía presagiar que los muros oeste y norte de la tumba podrían ocultar dos cámaras.

Reeves aterrizo en el país de los faraones a finales de septiembre, con la finalidad de probar su teoría y examinar la tumba junto al equipo de especialistas y el propio ministro de antigüedades. al-Damati, adelantó que este estudio preliminar a la tumba del joven faraón, en el valle de los Reyes, sería seguido por otras medidas como el uso de un geo-radar japonés. Durante la primera jornada de exploración de Reeves, se detectaron marcas

El pasado 21 de octubre, la Comisión Permanente de Antigüedades de Egipto, accedió al uso de radar en la tumba para poder confirmar la presencia de las dos cámaras que según Reeves permanecen ocultas. En un comunicado, el responsable gubernamental señaló que la comisión acordó dar el permiso para el uso de este tipo de tecnología, después de confirmar que no afectaba al estado de los muros interiores del sepulcro del joven

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faraón. Además, la comisión confirmó también que estos trabajos contribuirían a descubrir la verdad, sin necesidad de realizar intervenciones que pudieran dañar o perjudicar el estado de conservación de KV62. A primera hora de la mañana del jueves 5 de noviembre, se inició la primera de las dos jornadas de exploración a través de termografía por infrarrojos de la tumba. Hasta el lugar se desplazó un reducido grupo de medios de comunicación y una comitiva del ministerio de

Antigüedades egipcio encabezada por Mamduh alDamati. Tras las dos jornadas de exploración de la tumba, el instrumental utilizado, reveló la presencia de un área con una temperatura diferente a otras zonas del muro norte. El examen se prolongó hasta el sábado 7 de noviembre, tal y como explicó al-Damati a los medios de comunicación presentes.

(Fig. 5 y 6) Nicholas Revves y al-Damati junto al equipo de expertos en el interior de la tumba de Tutankhamon (fuente: Supreme Council of Antiquities).

A través de esta técnica se midió la radiación de energía que emite la tumba. Las imágenes capturadas por los sensores de la cámara, desvelaron que existen puntos fríos y corrientes de aire desconocidas hasta ahora, que podrían guiar el descubrimiento de nuevas estancias.

El jueves 26 de noviembre, se realizaron nuevos análisis en la tumba de Tutankamón, estos trabajos de exploración que se prolongaron durante dos días, fueron llevados a cabo por un sofisticado radar. El objetivo era sondear los muros de la tumba de Tutankamón para verificar la posible existencia de espacios ocultos.

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El examen de radar al que fue sometido el enterramiento del faraón niño, arrojó resultados preliminares alentadores e intrigantes. En una rueda de prensa celebrada el sábado 28 de noviembre en la casa - museo de Howard Carter, el

especialista japonés Hirokatsu Watanabe, afirmó tras la exploración, que había algo tras las paredes norte y oeste de la cámara funeraria. Aunque de momento, nadie podía confirmar qué se esconde realmente detrás. El radar analizó las paredes a cinco centímetros de distancia.

(Fig. 7 y 8) Hirokatsu Watanabe y Nicholas Revves junto al equipo de expertos en el interior de la tumba de Tutankhamon (fuente: Supreme Council of Antiquities).

La exploración con radar comenzó durante el atardecer del jueves 26 de noviembre, el especialista japonés Hirokatsu Watanabe, se dirigió antes a la cercana tumba KV5 para probar el equipo adaptado para la ocasión. Verificado su correcto funcionamiento, se inició el escaneado de los muros norte y oeste (donde la hipótesis de Reeves sostiene que se esconden dos oquedades), una labor que repitió durante la jornada siguiente. Watanabe afirmó que había un espacio hueco detrás de la pared y que así lo marcaba el radar. La pesquisa más prometedora se hallaba en el muro norte, donde la transición de roca sólida a no sólida, a un material artificial, es inmediata. Hay una línea vertical,

recta y precisa que se corresponde con la línea del techo. Parece sugerir que la antecámara continúa a través de una cámara funeraria que sirve como pasillo. Los resultados obtenidos por el escáner serán analizados en el país nipón durante todo un mes. Una vez recibidas las conclusiones, el equipo capitaneado por Reeves acordará el próximo paso. En los próximos meses se seguirán realizando nuevos estudios, exploraciones y, se analizará el modo de poder ver las posibles cámaras. Parece que se pretende acceder realizando un orificio desde el anexo, donde no hay pinturas, e introducir una pequeña cámara.

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Noticias El pasado mes de octubre se inició la restauración de la máscara funeraria de Tutankamón, cuyos trabajos estaban previstos que se alargaran hasta finales de año. ‘’Desde su descubrimiento, la pieza no ha sido estudiada de forma científica y completa, por eso, esta es una oportunidad única para redescubrirla’’, explicaba el

codirector del equipo científico egipcio-alemán que se encarga de la restauración, Tariq Taufiq. Según el responsable egipcio, los estudios se basarán en analizar los materiales y las técnicas utilizadas para fabricarla, así como el papel funerario y religioso de la misma. También se analizarán los textos que hay en ella, así como todos los materiales de los que está compuesta.

(Fig. 1) Detalle de la barba donde pueden apreciarse los restos de ‘’epoxy’’ utilizado (fuente: Abc).

"Hasta el momento, todo lo que esconde esta máscara son secretos, por lo que esta oportunidad permitirá estudiarla con exactitud", explicó Taufiq, que espera que las labores de restauración terminen a finales de este año.

La pieza sufrió daños durante unas obras realizadas en 2014 para cambiar la iluminación del Museo Egipcio, en circunstancias que aún no han sido aclaradas y que desataron una gran polémica.

(Fig. 2) Christian Eckmann durante el proceso de restauración (fuente: El País).

La barba de la máscara del joven faraón se desprendió accidentalmente y los conservadores del museo decidieron pegarla con resina "epoxy".

Los trabajos de restauración consistirán en retirar la barba para eliminar los restos de ‘’epoxy’’, y posteriormente, montarla de forma correcta.

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Los trabajos empezaron el pasado 10 de octubre con la eliminación mediante raspadores de madera del "epoxy". El segundo paso consistió en el calentamiento gradual del material adhesivo hasta alcanzar los 50 grados, momento en el que se convierte en un material blando, para facilitar su desprendimiento y retirar así la barba. El codirector alemán del equipo científico, Christian Eckmann, comentó, durante la rueda de prensa en la que se anunció el inicio de la restauración, que su equipo todavía no había desarrollado el método con el que volver a fijar la barba, ya que era necesario saber la situación exacta una vez retirada para tomar una decisión. "Cuando lo sepamos, desarrollaremos una idea (de cómo restaurarla), la presentaremos ante el comité científico y decidiremos cómo hacerlo. Hay varios modos de hacerlo,

por supuesto", señaló el experto alemán, que indicó que estas tareas podrían durar un par de meses. El equipo de restauración egipcio-alemán, presidido por al-Damati, está compuesto por tres expertos: conservadores, científicos y egiptólogos de cada país, además de 14 ayudantes de nacionalidad egipcia. Por el momento, la máscara permanece en la cámara 55 del Museo Egipcio, donde recibirá todos los tratamientos mencionados, antes de volver a exhibirse al público, previsiblemente a comienzos del año 2016. Es la cuarta vez que la máscara funeraria de Tutankamón es retirada de su vitrina desde que fue descubierta por el egiptólogo británico Howard Carter en 1922. Después de que saliera a la luz el incidente, Alemania ofreció su ayuda a Egipto para restaurar la valiosa pieza y el pasado septiembre entregó 50.000 euros (56.330 dólares) a las autoridades egipcias.

(Fig. 3) La máscara durante el proceso de raspado del ‘’epoxy’’ (fuente: EFE).

Tras el proceso de restauración de ocho semanas, el pasado 16 de diciembre, la máscara funeraria de Tutankhamon volvió a recibir a los visitantes en el Museo Egipcio de El Cairo. Al inicio de la restauración, financiada por Alemania, se temió que el daño fuera irreversible dada la agresividad del ‘’epoxy’’, resina que penetró en la barba de la máscara y que no es soluble, por lo que los usuales métodos de restauración resultaban inútiles. El primer reto –explicó el director del equipo egipcio/alemán de restauración, Christian Eckmann– fue separar ambas piezas, para lo que utilizaron pequeñas varillas de

madera con las que cuidadosamente rasparon durante cuatro semanas el pegamento, tras calentar ligeramente la resina. Según el restaurador, ‘’las varillas de metal quedaron descartadas para no dañar el oro de la máscara’’. Una vez separadas, el equipo retiró del interior de la barba las distintas capas de pegamento utilizadas desde que en 1946 se pegó por primera vez y que habían penetrado en la barba hueca. Finalmente y tras un delicado proceso, devolverla a su lugar, pero ‘’de manera reversible’’, el principio básico de

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toda restauración, añadió Eckmann. Con cera natural de abeja –fácil de eliminar si fuera necesario–, el equipo germano/egipcio colocó la perilla de nuevo en la barbilla del faraón mediante un tubo interno, también de oro, que unía ambas piezas. Sin embargo, no es la perilla del pequeño faraón lo que atrae ahora la atención de los egiptólogos, sino sus orejas perforadas. Según hipótesis del investigador británico Nicholas Reeves, que actualmente busca la tumba de Nefertiti tras las paredes de la cámara funeraria de Tutankamón, el hecho de que la máscara cuente con lóbulos perforados para pendientes indica que estaba pensada para ser llevada por una mujer. Y esa

mujer, insiste Reeves, podría ser Nefertiti, la hermosa madrastra del faraón. La repentina muerte de Tutankamón tras un brevísimo reinado forzó a que se reciclaran para él la tumba y el ajuar destinado a otra persona, probablemente alguien cercano al monarca. Con la vista fija en las paredes norte y oeste de la tumba descubierta por Carter en Luxor, Reeves defiende que esa máscara fue diseñada para la hermosa reina Nefertiti y luego reutilizada por su hijastro. A las orejas perforadas, «típicamente femeninas» durante la XVII Dinastía, añade que el cartucho con el nombre de Tutankamón fue superpuesto encima de un nombre anterior. ‘’Es Nefertiti’’, insiste el egiptólogo.

(Fig. 4) La máscara expuesta nuevamente tras la restauración (fuente: AFTP).

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Con cerca de 4.500 años de antigüedad, las pirámides de Egipto continúan guardando secretos entre sus piedras. Sin embargo, un proyecto para escanear estos mausoleos iniciado el 25 de octubre ha comenzado a revelar parte de sus incógnitas. El equipo de expertos internacionales que comenzó a escanear la pirámide de Keops, en Guiza, ha encontrado diferencias de temperatura en varios bloques de piedra, lo que indica que hay ‘’algo detrás’’. ‘’Esto muestra que hay algo detrás, es algo nuevo’’, dijo en declaraciones a varios medios de comunicación el ministro egipcio de Antigüedades, Mamduh al-Damati, En concreto, se trata de tres bloques de piedra con una temperatura seis grados mayor que los otros, lo que es ‘’mucha diferencia’’, según Helal, que, sin embargo,

que añadió que ‘’la investigación determinará lo que es exactamente’’. En una rueda de prensa celebrada junto a la cara este de la pirámide de Keops, el ministro realizó este anuncio junto al vicepresidente y cofundador del Instituto para la Preservación e Innovación en Patrimonio, Hani Helal, y el experto francés Jean Claude Barré, ambos en el equipo del proyecto ‘’Scan Pyramids’’. Por su parte, Helal precisó que la tecnología de termografía infrarroja permitió descubrir e identificar ‘’un área localizada en la base (de la pirámide) con una temperatura más alta que el resto’’. tampoco se atrevió a adivinar el motivo de esta anomalía.

(Fig. 5) Pirámide de Keops (fuente: Antonio Santana).

‘’No sabemos qué es, podría ser otro material, cualquier cosa, tenemos que comprobarlo con otros científicos’’, añadió. Además, el ‘’escaneado’’ con esta tecnología infrarroja permitió identificar también tres puntos calientes en el medio de la pirámide, a una cierta altura, también con una temperatura mayor que el resto.

Tras haber escaneado la parte este de la pirámide de Keops, la próxima etapa pasa por instalar una cámara termográfica fija, que grabe todos los días durante un año, para identificar exactamente el perfil de esta área y las diferentes anomalías que se pudieran dar con los cambios estacionales. ‘’Trataremos de identificar qué son esas anomalías y lo que pueden contribuir a saber cómo se construyeron las pirámides’’, comentó Helal.

En ese caso, ‘’seguramente es que tengan aire caliente que esté saliendo’’, señaló Helal. 93 | P á g i n a | Egiptología 2.0

(Fig. 6) Anomalías térmicas detectadas a nivel del suelo en la cara este de la Gran Pirámide (fuente: Philippe Bourseiller / HIP Institute, Facultad de Ingeniería de El Cairo).

Por el momento, estos son los primeros pasos de una iniciativa cuyos resultados se conocerán próximamente. ‘’Podría ser mañana o dentro de un año’’, señaló Helal, también profesor de ingeniería de la Universidad de El Cairo. En principio, está previsto que durante 2016 este grupo de expertos egipcios, canadienses, franceses y japoneses viaje a las profundidades de estas construcciones de 4.500 años de antigüedad para desvelar los secretos que esconden. El objetivo principal de este trabajo es avanzar hacia la fórmula que permitió a los constructores de la época colocar las pesadas y enormes piedras, una sobre otra, y elevarlas hasta 150 metros de altura. Para desentrañar sus secretos, se utilizarán cuatro innovadoras técnicas no

invasivas que no dañarán las antigüedades, y se hará uso de nuevas tecnologías, como los drones y la termografía infrarroja. Asimismo, también se aplicará la técnica de detección de muones (partículas de energía que penetran los objetos), a través de la cual se puede descubrir si hay cámaras ocultas. Además, se usará la fotogrametría y el láser en todo el área de Dahshur y Guiza para hacer una reconstrucción en 3D de sus monumentos, pirámides, templos y la esfinge. Durante la presentación del evento, se insistió en que son técnicas ya utilizadas anteriormente, como en volcanes activos y en la central nuclear de Fukushima, en Japón.

94 | P á g i n a | Egiptología 2.0

(Fig. 7 y 8) Presentación de los resultados (fuente: Khaled Desouki).

El 16 de noviembre se celebró el 113 aniversario del Museo egipcio de El Cairo. Una institución que custodia la mayor colección de objetos de la época del Antiguo Egipto. Actualmente posee más de 136.000 piezas clasificadas de diferentes épocas de la historia egipcia: Tinita, Imperio Antiguo, Imperio Medio, Imperio Nuevo, Tercer Período Intermedio, Tardío, Helenístico y Romano, destacando por encima de otros museos no solo por la

cantidad, sino también por la importancia de muchas de ellas. El ministro de Antigüedades, Mamdouh al-Damaty, saludó a los visitantes con el tradicional “Bienvenidos a Egipto”, mientras se llevaba a cabo la celebración frente al Museo, en el corazón de la capital, El Cairo, donde los funcionarios, músicos y artistas superaban en número a los turistas.

(Fig. 9) Vista general de la planta baja del museo (fuente: Supreme Council of Antiquities).

‘’Siempre tenemos novedades en lo que se refiere a las antigüedades’’, dijo al-Damaty.

También podemos encontrar esculturas, pinturas o sarcófagos de los Imperios Antiguo, Medio y Nuevo.

En la actualidad, la planta baja alberga una amplia colección de papiros y monedas. Los numerosos papiros son generalmente pequeños fragmentos, debido al deterioro sufrido en los últimos dos milenios.

En el piso superior se encuentra el tesoro de Tutankamón y la continuación cronológica de la exposición permanente, donde pueden apreciarse

95 | P á g i n a | Egiptología 2.0

objetos de las últimas dinastías. La colección finaliza con la muestra de varias piezas del periodo romano.

mantenido en almacenamiento debido a la falta de espacio para exhibirlas.

El funcionario anticipó que el nuevo Gran Museo de Egipto, en construcción, abrirá parcialmente en mayo del 2018.

Alrededor del 30% de las piezas del Museo (unas 120.000 piezas) están almacenadas y una gran cantidad de ellas pendientes de ser documentadas, concluyó al-Damaty.

El complejo, que se construye junto a las pirámides de Giza desde hace 13 años y se suponía que abriría este año, debe completarse para noviembre del 2022.

El descubrimiento de una muralla faraónica del Imperio Medio (1539-1075 a. C.) el pasado mes de noviembre en el delta del Nilo, podría arrojar luz sobre la que fue la capital del antiguo Egipto al final de esa época, informó.

El complejo albergará la colección completa de tesoros de Tutankamón, así como otras piezas que se han

(Fig. 10) Exterior del Museo egipcio de El Cairo (fuente: Antigo Egipto).

Una de las noticias más relevantes del trimestre, es sin duda alguna, el descubrimiento de la tumba de un sacerdote del dios Amón Ra, de hace unos 3.000 años, salió a la luz intacta en la antigua Tebas (actual Lúxor) gracias a las excavaciones de una misión española, que permitirán desentrañar los misterios sobre las prácticas funerarias de la época. Se trata de ‘’un hallazgo digno de los inicios de la arqueología’’, aseguró el director de la misión, Francisco Martín Valentín, tras la apertura oficial del enterramiento en la ciudad meridional egipcia de Lúxor.

españoles por un tiempo a los albores de la arqueología. ‘’Es difícil encontrar tumbas y sarcófagos intactos. Son acontecimientos históricos, muy relevantes’’, subrayó Valentín. El sarcófago de Anj-ef-Jonsu se encuentra en un excelente estado de conservación y posee una rica policromía, que representa escenas del sacerdote adorando a diferentes dioses como Osiris, Anubis, Nefertum o la diosa Vaca Hathor. ‘’Es magnífico’’, dijo un emocionado Valentín, que al mando de la misión del Instituto de Estudios del Antiguo Egipto realiza su séptima campaña.

Las numerosas excavaciones realizadas en Tebas desde el siglo XIX hacen que cada vez sea más complicado Un total de 28 profesionales, entre ellos egiptólogos, encontrar un enterramiento intacto y es frecuente que arqueólogos, restauradores, antropólogos, arquitectos y el sarcófago esté vacío, sin la momia. No es el caso de la epigrafistas, trabajan este año en la tumba del visir tumba del sacerdote Anj-ef-Jonsu, escriba de la ofrendas Amen-Hotep Huy, la más grande de la necrópolis tebana. del dios Amón Ra en el emblemático templo de Karnak, Fue durante unas excavaciones en la zona noroccidental cuyo descubrimiento transportó a los expertos 96 | P á g i n a | Egiptología 2.0

del patio de este enterramiento donde el pasado día 18 los expertos españoles dieron con el sarcófago de Anj-efJonsu. ‘’Hacia las 11.30 descubrimos que había un hueco

de unos dos metros de longitud y encontramos que en la roca madre de la tumba del visir habían excavado un enterramiento antropomorfo’’, relata Valentín.

(Fig. 11) Francisco Martín Valentín y Teresa Bedman frente al sarcófago de Anj-ef-Jonsu (fuente: IEAE).

Levantaron las losas de piedra y hallaron el sarcófago, que ahora debe ser estudiado y restaurado por el equipo español para posteriormente ser exhibido en un museo. En la apertura, hoy, de la tumba estuvo presente el ministro egipcio de Antigüedades, Mamduh al-Damati, quien destacó las ‘’buenas condiciones y estado de conservación’’ del sarcófago. Por su parte, el presidente de la Dirección Suprema de Antigüedades, Sultan Eid, explicó en un comunicado que el ataúd de madera está decorado con escritura jeroglífica y representa al sacerdote con una barba trenzada, los brazos cruzados sobre el pecho y en cada mano una flor de papiro. Anj-ef-Jonsu vivió en la ciudad de Tebas durante la dinastía XXII, hacia el año 900 a. C. y, como escriba y miembro del clero del dios Amón Ra en el templo de Karnak, se dedicaba a contabilizar las ofrendas divinas, explica el arqueólogo español. En aquella época, Tebas era un Estado teocrático que controlaba Egipto en colaboración con los faraones libios, que tenían su capital y residencia en el norte del país.

quien apunta que estos religiosos se enterraban de ‘’forma distinta’’ cubriendo, por ejemplo, la tumba con losas de piedra. Buscaban un sitio de prestigio, como la tumba del visir Amen-Hotep Huy, y un rincón para que el sarcófago estuviera cerca de un muro del templo o de otro enterramiento de importancia. Gracias tanto a que el enterramiento está intacto como a las particularidades de este sarcófago, su descubrimiento va a proporcionar «muchas informaciones sobre las prácticas funerarias de la época», agregó el experto español. Mientras tanto, continuarán las excavaciones en el patio de la tumba del visir Amen-Hotep Huy, que fue gobernador de Egipto durante los reinados de Amenhotep III y Amenhotep IV. El patio de este enterramiento, ubicado en el área de Al Asasif en la ciudad de Lúxor, es tan grande que fue usado como necrópolis durante unos 200 años. En él, la misión española encabezada por Valentín y Teresa Bedman, hallaron en 2014 el sarcófago y la momia de una cantora (sacerdotisa) del dios Amón, de hace unos 3.000 años.

‘’Hubo un incremento del número de sacerdotes, que normalmente eran de origen libio’’, según Valentín, 97 | P á g i n a | Egiptología 2.0

La misión comenzó este año el 7 de octubre y se prolongará hasta mediados de diciembre, centrada en excavar junto a la fachada de la capilla, en un área de unos 18 por 50 metros. Los expertos españoles no dudan

del potencial de esta zona y vaticinan que antes del fin de la misión puede haber ‘’más resultados y sorpresas’’.

(Fig. 12) Detalle del sarcófago de Anj-ef-Jonsu (fuente: IEAE).

El arqueólogo Alain Zivie descubrió en noviembre de 1996 una tumba que en un primer momento se pensó era la de Maia, la nodriza del faraón Tutankhamon muerto a los 19 años, en 1324 a.C., sin embargo, el pasado 20 de diciembre, el egiptólogo francés afirmó que ésta era en realidad la de su hermana, la princesa Meritatón, relanzando conjeturas sobre la madre del monarca fallecido hace 3.000 años. En una conferencia de prensa organizada por las autoridades egipcias, Zivie se expresaba, para anunciar la próxima apertura de la tumba al público. En el exterior de la tumba, en la necrópolis de Saqara, a 20 km al sureste de El Cairo, Zivie declaraba: Maia no es otra que “su hermana, o medio hermana de Tutankhamon”, o sea, la princesa Meritatón, hija de Akenatón y Nefertiti. Análisis de ADN revelaron en 2010 que Tutankhamon era hijo del faraón Akenatón, célebre por introducir el

monoteísmo en Egipto con el culto al Dios del sol, Atón. Sin embargo, estas mismas pruebas excluyeron que Tutankhamon fuera hijo de Nefertiti, la influyente esposa de Akenatón, célebre por su legendaria belleza. El egiptólogo se basa en esculturas murales que muestran a Tutankhamon con su nodriza, en la tumba de Maia. Lo primero es que, se parecen demasiado, mismo mentón, ojos, existen características familiares, es algo voluntario, Interpretamos que Maia se encuentra sentada en el trono real, y él está sentado sobre ella, transmitiéndole realeza, indicó el investigador. Zivie se refiere también a representaciones similares que describen la muerte de la segunda hija de Akenatón, la princesa Maketatón, en la tumba del faraón en Tel el Amarna, en la provincia de Menia, al sur de El Cairo. “Hay una mujer que amamanta a un pequeño bebé, y esta mujer que siempre está presentada como una

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(Fig. 13) Interior de la Tumba de Maia (fuente: SCA).

nodriza es la princesa Meritatón”, en tanto que el lactante podría ser el propio Tutankamón. Además, para Zivie, la madre de Tutankamón sería “Maketatón, la segunda hija de Akenatón y de Nefertiti, o bien la hija mayor, Meritatón”. La momia de Meritatón nunca se halló. Las autoridades no excluyen que haya sido enterrada en una cámara secreta en la tumba de Tutankamón, en el Valle de los Reyes.

¿Podría ser quien buscamos detrás de los muros de la tumba de Tutankamón?, se cuestionó el ministro de Antigüedades de Egipto, Mamduh al-Damati. Para el arqueólogo británico Nicholas Reeves, quien abrió el debate sobre esta cámara secreta, es Nefertiti quien se encuentra allí enterrada.

(Fig. 13) Relieve del interior de la Tumba con la representación de Maia (fuente: SCA).

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Egipt logía V. 2.0. Egiptología 2.0 / No 2. – Enero de 2016 (Revista online gratuita). El arte del periodo de. Amarna. José Manuel Galán: ''Me. conformaría con haber sido. el escriba que escribió. Sinuhé''. Museo Arqueológico de. Ibiza y Formentera. Textos sagrados. Estatuaria de la reina. Hatshepsut. Page 1 of 100 ...

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