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director• e • antonlo vlgo redacción• calle 7 r.o 546 • 2• e· la plata •
A~OENTINA
•e ruega no doblar ne pas pller •· v. p. nlcht blegen please don't fold
ensueflo /produc to plástic o/ literari o prod. mecánic a./ 196 O i 8 / anónimo / siglo XX.
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BUSCASE para recomponer:/ directores de museos y escuelas de bellas artes, historiadores de arte, estetas y artistas, s/ recompensa /w . c . edit. la plata/.
oposición mcc~nico/ manual en busca de equilibrio/ 1950 i 8 / e - vigo /
taco de madera/ disefto: elena. comas compos. y dia.gra.m. /e - a.. vigo / 1960 i 8
experiencia nº 10001 ! 2 b
otto von maschdt / • Ja plata • 1950 i 8.
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Tres o cuatro claveles, cinco rosas y algún sexto jazmín antes que la fantasía cientifi· ca altlsonara los prismas de la cibernética, habian aterrizado en los campos de gracia de la li· teratura las primeras y más desopllantes máquinas de opaco terror. Pamplinas recreativas o futuros juguetes psicoanalíticos, es os cristaleros automáticos quedaron a la intemperie. Su venta fué prohibid 11 por los fakires profesionales, los poetas ch ir· les, los rufianes budistas y los flacos psíquicos, hasta que en el olvidado resplandor de un re cuerdo de infancia, llegó -pantalón color cana ·io, botas negras y casaca de satén celeste a zlp· per- el Ingeniero surrealista Mlchel Carrouges. Con sus llaves mitol6gicas, desarmó, pulió los mecanismos oxidados, volvió a armar los artefactos, lubrificó con aceite onírico, y los puso en march;:i sincronizados en el minuto de pavor que abrió su libro "Les machines célibataires". ¡C6mo decibelean ahora a cartuchos de gas y carca!adas! Entre pelo y pluma febril de eternidad creciente, ahí el chisp.izo de los cortocircuitos de pimienta psicol.lgica ilumina los seductores engranajes de Franz Kafka (En la colonia peniten· ciaría); las hélices machacacerebros ( Ubu, rey), la coronaci6n de zafiros de una polución noctur na (Faustroll), el the perfect sex act is a cocoa wonder (Le surmale), todas ceruleas calamidades de Alfred Jarry; las mágicas bujías de quita y pon en los parques de ajedrez de Raymond Roussel (Locus Solus, Impresiones de Afrlca); el erótico fuselaje platinado (La Eva futura), ruido re~ebral de Villiers de L' lsle Adam, y a laz fantasiosa nieta de la emperatriz de la lavanda, Greta Garbo, y cuñada del plumero de melusina de los dioses: la umbilical Marylin Monroe; el r eoantlno piolín de besos, círculo concéntrico del vidrio telepático (Viajes en Caleidoscopio) de Irene H illel·Erlanguer; el encendido conjuntivo de la recién c;isada que onaniza en fogata azul a sus amantes trémulos (La mariée mise a nue par ces céllbatalres, méme) de Marce! Duchamp. Esas máquinas, modelos únlcoa, funcionan en su textualidad siniestra gasificando el hu· mor negro de sus creadores, pero destart;iladas aún como las inocentes y estrafalarias de SWI FT, Lasswitz, o, todavía de Wells. Son
máquinas
inmortalea:
condescienden a la realidad.
¡Cuidado! OSWALDO DELYS
a testifica: Oswaldo Delys
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contesta: "EL PIBE CIGOE!IAL',
Un profesor de filosofía y letras -'...'ds. saben: de leer lo anterior, díjole a De lys:
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la muerte ccn medias nylon- desp:iés
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-Vd. va muy lejos. No payasee. Advierta que c:1alquier mortal, puede, sin dificultad al gu 0 a, desarmar una butaca y quitarle el reileno fofo y los resortes descuajeringados, pero la tarea de reconstruirla es algo que no tod cs los demiurgos pueden hacer.
"EL PISE CIGtl'Er\l'A L"
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Después le habló del inerable nombre de Dios, del Golem y un rabino, del homúnculo, de Fausto, de Arquitas, de Dédalo, de L'eonardo. Justo llegué yo cuando le decía algo del univerco. ¡El universo! Bah ... ¡Gran parque de diversiones! Le escupí la cara al profesorcito. Le grité: Adónde vas, caimán; si serás ganso. ¡Qué querés vos, che! No te has enterado que hay otras máquinas, sucesivamente tiamantes, condruídas para jabonar ia reaiidad, y que ya funcionan implaca-ble-men-te. Te las nombro, unas pocas: el Homeóstato, de Ross-Asbhy, que un arañazo más y te sw lanta el marot~: la U NIVAC, la ENIAC y otras calculadoras que ¡paf! y te metieron un número grandote, el GOOL; o el torno pensante, por ejem;:ilo, de W. Schmidt, que le silbás La Cumparsita y él te fabrica cojinetes, como vos con una mina; las tortugas, que le dicen, ELMER, CORA, ELSlE de un tipo que entiende de nervios, Grey-Walter, ¡flor de despelote a más tardar! Y otras, viejo, todas cibernéticas. Te imaginás cuando no haya más jueces, rábulas, profesores, barbilindos, todos mamíferos políticos y manden en el mundo los técnicos y las máquinas. ¡Me la contás! Miralo al pebete ése, von Braun; te fabricó la V-2 para los nazis; los demás fueron en cana, él está con los yankies tirando cohetes a la Luna. ¿De qué democracia me hablan? ¿Te imaginás, che? Bueno, chau.
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